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512 El arte parietal paleolítico de la cueva de Askondo (Mañaria, Bizkaia) rock art in Askondo’s cave (Mañaria, Biscay)

Diego Gárate Arkeologi Museoa / Museo Arqueológico de Bizkaia. Calzadas de Mallona, s/n. 48006 (España) [email protected] Joseba Ríos-Garaizar Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). Paseo Sierra de Atapuerca, s/n. 09002 Burgos (España) [email protected]

Resumen: Una prospección visual desarrollada en la cueva de Askondo a inicios del 2011 permitió localizar una serie de evidencias de arte parietal paleolítico. Hasta el momento, el conocimiento arqueológico de la cavidad era prácticamente nulo, por lo que se puso en marcha un proyecto de estudio del arte parietal y una evaluación del yacimiento arqueológico. En la actualidad, tras una primera fase de estudio todavía en curso, se han detectado alrededor de una docena de figuras animales pintadas en rojo y una serie de grabados. Además se ha puesto en evidencia una interesante secuencia arqueológica y paleontológica en el vestíbulo de la cavidad y se ha recuperado una punta de tipo Isturitz fuera de contexto.

Palabras clave: Askondo, arte parietal, Gravetiense, golfo de Vizcaya, caballo, punta de Isturitz

Abstract: A visual prospection developed in the cave of Askondo at the beginning of 2011 resulted in the discovery of a series of evidences of paleolithic rock art. Up to now the archaeo- logical knowledge of the cavity was practically null, for that reason a rock art study program and an archeological evaluation were started up. At present, after a first stage of this ongoing project, we have detected a dozen of animal figures painted in red and a series of engravings. Beside that an interesting archeological and paleontological sequence has been revealed in the entrance of the cave, and a Isturitz type bone point has been recovered out of context.

Keywords: Askondo, rock art, , , horse, Isturitz type point.

Localización, antecedentes y descubrimiento

La cueva de Askondo se sitúa en el barrio de Urkuleta perteneciente al municipio de Mañaria en Bizkaia. La boca se abre en la falda W del monte Asko, en las estribaciones de las calizas infracretácicas entre el macizo de Eskubaratz y del Unzillaitz, en el sector oriental de la

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Figura 1. Localización de la cueva de Askondo en el extremo oriental de la cornisa cantábrica.

cornisa cantábrica. Se trata de una zona interior, cercana a la divisoria de aguas que une el Cantábrico oriental y la llanada alavesa mediante pasos de montaña de menos de 700 m de altitud (fig. 1).

El nombre de la cavidad viene dado del caserío cercano, a una cota ligeramente más alta respecto al valle inferior por el que discurre el arroyo Urkuleta en el que se encuentra la ermita de San Lorenzo o Sailleunta.

Durante el siglo XX, la cavidad ha sufrido diversas afecciones que han alterado profun- damente su estado. Un elemento determinante, en este sentido, fue la actividad extractiva de una cantera cercana, hoy en día en desuso, pero que destruyó una parte importante de la entrada a la cueva en un momento indeterminado de la mitad de la centuria citada. Otro factor que ha supuesto una alteración irreversible de la cavidad, y de su posible yacimiento, es la acción de furtivos cuyas catas jalonan toda la cavidad de principio a fin, es decir los 300 m de desarrollo, aunque fundamentalmente a partir de la zona media hacia el final de la misma (fig. 2).

La primera incursión de carácter científico, realizada por Gálvez Cañero (1912), permitió localizar escasos restos arqueológicos. En 1963 se localizan dos cráneos de Ursus spelaeus (Fernández, 1977) y, a partir de entonces, se da inicio a la destrucción incontrolada del yaci- miento paleontológico mediante actuaciones furtivas. El sencillo acceso también ha facilitado la antropización reciente del lugar desde el vestíbulo que está enormemente alterado por la acción humana (grafitis, cuerdas de escaladas, escombro, cristales, tornillos en las paredes, etc.). Fruto de estos accesos incontrolados se recuperó en 1985 un fragmento de punta de Isturitz en la parte media de la galería, que ha sido cedida al Arkeologi Museoa de Bilbao.

Durante una visita a la cavidad el 9 de enero de 2011, con la intención de valorar su potencial arqueológico y el grado de afección de la cantera abandonada (la cueva había sido catalogada como yacimiento destruido en la Carta Arqueológica de Vizcaya de 1982), los abajo firmantes junto a Ander Ugarte localizamos una serie de evidencias parietales de aspecto indu- dablemente paleolítico.

Su autentificación se fundamentó en criterios tafonómicos independientes a los mera- mente estilísticos. En primer lugar las pinturas muestran un alto grado de deterioro, con

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Figura 2. Plano de la cavidad con el sector decorado indicado (GEMA espeleologi taldea, 1999).

pérdidas importantes de materia colorante, presentando además en algunos casos densas colo- nias de líquenes. Sin embargo, son más definitivas las formaciones de espeleotemas que recu- bren algunos de los motivos pintados y grabados, así como el hueso hincado del que habla- remos más adelante. El caso más evidente es el primer caballo del panel V, que presenta al menos dos puntos en los que gruesas costras de calcita totalmente fosilizadas se superponen a las líneas de pintura. La formación y posterior fosilización de los espeleotemas es un proceso que sucede en lapsos de tiempo relativamente dilatados y certifican la antigüedad de las figuras. En este mismo panel hay otros puntos en los que es posible observar restos de pigmento completamente recubiertos por costras estalagmíticas. Asimismo, en el panel III hay una serie de grabados que muestran una densa pátina y pequeñas formaciones de calcita en el interior de los surcos grabados.

Intervención arqueológica: estudio del arte parietal y valoración del yacimiento

El descubrimiento de un nuevo conjunto de arte parietal paleolítico fue comunicado de manera inmediata a las autoridades correspondientes para su salvaguarda. Una vez protegido, se diseñó junto al Servicio de Patrimonio Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia, un programa de estudio de la cavidad que consistió en la prospección y documentación del arte parietal y en la evaluación del potencial arqueológico del yacimiento.

Los trabajos de campo se han desarrollado durante el segundo semestre del año 2011 y actualmente se está procesando la información obtenida. Para ello se ha contado con la finan-

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Como se tratará de manera extensa más adelante, el estudio del arte ha permitido loca- lizar una decena de representaciones figurativas –mayoritariamente caballos, también una mano humana– y cerca de una treintena de restos dispersos de colorante, puntos, manchas, líneas, etc. Además, también se ha identificado un hueso hincado en la pared que ha podido ser datado mediante C14-AMS, ofreciendo así una datación relativa para el conjunto artístico que ofrece unas características muy homogéneas y comparables con otros conjuntos cantábricos atribuidos al Paleolítico superior inicial y medio.

La excavación se desarrolló en dos puntos, uno situado a la altura del Panel I, en la parte conservada más exterior de la cueva, y otro en la zona de penumbra junto al panel V (fig. 2).

En la zona exterior (sondeo U7) se excavó una secuencia de 1,20 m de profundidad hasta que se alcanzó un lienzo inclinado de pared. En esta secuencia se distinguen cuatro grandes ciclos sedimentarios, un episodio de formación de una gruesa (20 cm) costra estalágmitica que se corresponde con el suelo de gours de la entrada; un episodio corto de sedimentación de arcillas en cuya base se localiza una capa de costra degradada de color blanquecino; un amplio nivel de unos 60 cm de espesor formado por lechos de limos y arenas intercalados por costras ferruginosas totalmente estéril; por último un nivel de arcillas marrones con clastos en el que se ha recuperado fauna, fundamentalmente oso de las cavernas, así como restos de herbívoros, algunos con evidencias de intervención antrópica.

El sondeo de la zona interior (O13) fue excavado hasta 1,20 m, los primeros niveles (1-5) de la secuencia se corresponden grosso modo a los descritos en U7. En la base de la secuencia excavada no se alcanzó la roca madre (fig. 3). Un sondeo mecánico realizado junto a esta zona ha revelado que la secuencia sedimentaria alcanza en este punto, al menos, 6,60 m de profundidad. De techo a muro los niveles recuperados son:

1: Costra estalagmítica de unos 10 cm de espesor, de color anaranjado formada por suce- sivas laminaciones. 2: Arcillas grisáceas con abundantes carbones, fragmentos de madera degradada y huellas de rubefacción en algunos puntos. El espesor máximo es de 10 cm, la arcilla rellena huecos que perforan la costra infrayacente (3). Se han recuperado algunos restos dentales humanos, fauna y pequeños fragmentos de cerámica. 3: Costra estalagmítica de unos 10 cm de espesor, de color blanco, muy degradada. En algunos puntos está horadada por goteo, por la circulación del agua y por la acción antrópica. 4: Espeso nivel formado por lechos de arena y limos, con algún clasto calizo o fragmento de espeleotema caído del techo y formación de costras ferruginosas. Tiene entre 20 y 25 cm de espesor y es prácticamente estéril. 5: Nivel de unos 10 cm de espesor, se trata de una brecha de clastos perfectamente imbricados con una escasa matriz arcillosa. Se han recuperado abundantes restos de

1 Prospección y documentación del arte parietal (D. Garate); Análisis artístico interno y contextualización (D. Garate); Sondeo arqueológico (J. Ríos-Garaizar); Análisis de la cultura material (J. Ríos-Garaizar); Análisis de la macrofauna (P. Castaños); Análisis de la microfauna (X. Murelaga); Análisis de los restos humanos (A. Gómez-Olivencia); Análisis geoarqueológico (E. Iriarte); Análisis paisajístico y territorial (A. García-Moreno); Análisis radiocarbónico (Beta Analytic); Análisis Ur/Th (A. Pike, D. Hoffmann); Análisis por racemización (J. E. Ortiz, T. Torres).

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Figura 3. Secuencia estratigráfica del vestíbulo de la cueva de Askondo.

oso, así como restos de herbívoros algunos con huellas de acción antrópica (huesos quemados, fracturas por percusión). Además se ha recuperado un retocador de hueso. 6: Nivel de unos 10 cm de espesor formado por un sedimento marrón verdoso con gravas milimétricas y nódulos ferruginosos. El material recuperado está compuesto fundamentalmente por restos de oso de las cavernas. 7: Nivel de unos 5 cm de espesor, formado por gravas de color rojizo sin apenas clastos y con fragmentos de espeleotema. Hay restos de oso de las cavernas. 8: Nivel de unos 8 cm de espesor, continúan las gravas rojizas pero aumenta el número de clastos. Los restos de oso de las cavernas son abundantes y están bien conser- vados. 9: Se separa del anterior por una costra ferruginosa, el sedimento está formado por gravas y pequeños nódulos ferruginosos, tiene un color verdoso y la proporción de cantos y fragmentos de espeleotemas aumenta considerablemente. Hay abundantes restos de oso de las cavernas, algún resto de herbívoro y algún resto de sílex. 10: Nivel de unos 8 cm de espesor. Está formado por limos de color gris verdoso en cuyo interior se distingue un fino lecho de arenas negruzcas con abundantes restos de huesos en distintos grados de calcinación y lascas y laminillas de sílex, algunas de las cuales remontan entre sí. Bajo este lecho de arena continúa la matriz verdosa pero con más clastos, fragmentos de costra y restos de oso de las cavernas. Un

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hueso calcinado ha sido datado en 31.440 ± 190 BP (C14-AMS, Beta-303670; 36.502- 35.241 cal. BP). 11: Nivel de unos 5 cm de espesor. Se trata de una brecha de clastos centimétricos de caliza y costra, con sedimento de color oscuro por el contenido en materia orgánica, abundantes gravas y restos de fauna, especialmente oso de las cavernas, algunos de los cuales aparecen en posición anatómica. Se han recuperado también restos de industria lítica entre los que destaca una lasca de arenisca y un fragmento de lasca de lutita tobácea. 12: Nivel de unos 5 cm de espesor. Se trata de una brecha compacta de clastos calizos y costras algunas en incipiente estado de dolomitización que descansa sobre un nivel de limos grises. Aparecen restos de oso de las cavernas y de herbívoros, así como industria lítica, escasa, de aspecto antiguo. 13: Nivel de limos y arenas de color grisáceo de unos 2-3 cm de espesor. Debajo aparecen un sedimento con nódulos y costras ferruginosas y fragmentos de espeleotemas frac- turados in situ. Por debajo hay un nivel marrón amarillento con gravas y fragmentos de costra con abundante fauna de herbívoros y un fragmento de cristal de roca tallado.

Una evaluación preliminar de la secuencia permite situar los niveles más profundos (11-13) en un momento indeterminado del Paleolítico Antiguo (Inferior o Medio), el nivel 10 parece corresponderse con una ocupación efímera del Auriñaciense, tal vez evolucionado. Los niveles 6-9 se corresponden con una desocupación de la cueva que es frecuentada sólo por osos de las cavernas. El nivel 5 muestra nuevas evidencias de presencia humana, probablemente del Paleolítico superior inicial, tal vez contemporáneas al momento de ejecución de las pinturas (se sitúa a unos 2 m por debajo de las pinturas del panel V). Posteriormente hay una fase de abandono total de la cueva probablemente por la inundación de la misma. La última ocupación de la cueva se da en un momento indeterminado de la prehistoria reciente y estos restos quedan sellados por una última fase de inundación que forma una espesa costra estalagmítica que se corresponde con el suelo actual de la cueva.

Punta de Isturitz

Se trata de un fragmento de punta realizado sobre hueso (fig. 4). La fractura es reciente y afecta a la parte distal de la pieza. Presenta una forma ahusada, de bordes paralelos en la zona central y convergentes en la proximal. La sección es también ahusada, con los extremos muy aguzados (Dimensiones: 96 x 25 x 10: a 2 cm de la punta 13 x 9, a 4 cm 20 x 10; ángulo punta 25º, 30º, laterales: derecho 80º, izquierdo: 80º, peso: 14,8 g). La pieza muestra huellas tecnológicas provocadas por el ranurado, el raspado y el biselado. Es interesante señalar que el interior esponjoso sólo se elimina en la parte apuntada. Presenta asimismo serie de incisiones carac- terísticas en el tercio proximal poco profundas sobre la cara plana y más profundas sobre los laterales (entre 5 y 2,7 mm de longitud). La pieza no muestra huellas de uso visibles en el extremo apuntado.

Puntas semejantes se han encontrado en otros yacimientos cantábricos. La más conocida es la recuperada en el cercano de Bolinkoba. Es muy semejante a la de Askondo tanto morfo- lógica como tecnológicamente. En este caso los bordes son convergentes y no tan ahusados (sección ovalada) como en la anterior. Las muescas laterales y las incisiones de la cara superior son más netas. Otros ejemplares son los de Aitzbitarte III, muy semejante a la de Askondo, con bordes paralelos, y la de Usategi, que se diferencia de las anteriores por las muescas laterales (Mújica Alustiza, 1983).

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Figura 4. Fragmento de punta de Isturitz.

Descripción del dispositivo gráfico parietal

Las evidencias parietales detectadas en la cueva de Askondo se localizan en el primer tramo de la cavidad, muy próximas a la entrada actual. No parece que la entrada original se alejase en exceso de la actual por lo que la mayoría de las evidencias parietales quedarían en una zona de penumbra, característica que se repite en algunos de los conjuntos rupestres estilísti- camente cercanos –La Pasiega B, Altamira, Cualventi, Salitre, La Haza, Fuente del Salín, etc.– (Garate, 2010).

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I) El primer panel se encuentra expuesto a la luz solar y a los efectos erosivos exógenos. La pared está muy alterada por el hollín producido por una hoguera a pie del panel. En él se detectan, al menos, dos grandes figuras rojas completas de caba- llos y una tercera de menor tamaño, pero todas ellas muy desvaídas:

I.1) Caballo rojo completo orientado a la izquierda. Se conserva el morro relleno de tinta plana, la línea del lomo, grupa, arranque de las dos patas traseras y línea del vientre. Las patas delanteras parecen omitidas para dejar espacio a la figura de caballo situada en un plano inferior. Una mancha de hollín producida por una hoguera reciente impide conocer el tren delantero. I.2) Caballo completo muy similar al anterior, con la misma orientación y a menor altura. Se conserva también parte del morro en tinta plana, la línea del lomo, la grupa ligeramente rebajada. Se intuyen restos de las patas traseras, del vientre y de la línea del pecho. La mancha negruzca de hollín y los desconchados han deteriorado la imagen. I.3) Caballo completo orientado hacia la derecha. Presenta un relleno interior total de tinta plana. El estado de conservación es muy lamentable debido al despren- dimiento de lajas de caliza de la roca soporte con colorante adherido, siendo muy difícil su lectura.

II) Sobre la misma pared, a escasos metros hacia el interior, se encuentra un segundo panel decorado. Como el anterior, se encuentra muy expuesto a todo tipo de erosión y la materia colorante conservada apenas es visible:

II.1) Cabeza de caballo rojo orientado a la izquierda. Presenta la crinera, el morro, el ojo y el arranque del pecho.

III) El tercer panel se encuentra frente al anterior, en una zona de penumbra a unos 6 m de la entrada actual. Se compone de un prótomo de caballo rojo enfrentado a una cabeza de la misma especie: III.1) Caballo incompleto pintado en rojo y orientado a la izquierda. Se ha represen- tado el morro curvado a modo de bec du canard, el ojo, las orejas paralelas, la línea del pecho y la crinera mediante trazo ancho (fig. 5). No se represen- taron otras partes anatómicas ya que no se conserva ningún otro resto de pigmento por mínimo que sea. Una sigla espeleológica reciente recubre parte de la crinera. Todas las convenciones están sobradamente representadas en el arte paleolítico, siendo uno de los «modelos gráficos» mejor definidos (Guy, 2006; Pigeaud, 2007; Petrognani, 2009). III.2) Cabeza de caballo muy desvaída y enfrentada a la anterior.

IV) El siguiente panel se encuentra seguido al anterior, algo más resguardado en el límite entre la sala estrecha de la boca actual y el vestíbulo amplio posterior. Dando al vestí- bulo se observa una cabeza roja de caballo muy perdida, otro posible caballo grabado y tres agrupaciones de grabados no figurativos: IV.1) Prótomo de caballo rojo orientado a derecha y conformado por el morro alar- gado, el ojo, las orejas y el arranque de la crinera. IV.2) Posible representación de caballo grabada con trazo fino de profundidad variable, orientado hacia la derecha. Se identifica la línea cérvico-dorsal, el vientre y restos de las extremidades inferiores.

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Figura 5. Caballo pintado en rojo (III.1) junto a la sigla de la cavidad (imagen digitalmente tratada).

IV.3) Tres agrupaciones de líneas rectas verticales de trazo ancho y poco profundo. V) El último panel localizado se corresponde con la pared situada frente a la entrada al vestíbulo, todavía en una zona de penumbra y a unos 15 m de la entrada actual. Es una pared plana y muy calcitada en la que los restos de materia colorante se encuen- tran muy diluidos en la costra. De izquierda a derecha se distinguen restos de un caballo, dos trazos pareados, una mano positiva y una línea curva, todo en rojo. En el extremo derecho del panel se detectan otros restos dispersos de colorante, embe- bidos en la calcita, que sugieren la pérdida de varias figuras originales. Por otro lado, sobre la misma pared izquierda y ya al final del vestíbulo, cabe señalar la presencia de un hueso hincado y calcitado: V.1) Caballo de color rojo y orientado a derecha. Se observa una línea cérvico-dorsal poco sinuosa, una línea ventral y restos muy desvaídos del tren trasero, de la crinera y de la cabeza. Un gran desconchado ha afectado al pecho y a las patas delanteras. V.2) Dos trazos pareados horizontales en rojo (fig. 6). V.3) Restos de una mano positiva en rojo. Se observan los dedos y parte de la palma de la mano derecha (fig. 6). V.4) Línea curva roja dispuesta en oblicuo. Parece tratarse de parte de una figura animal perdida por la calcificación de la roca soporte. V.5) Restos dispersos y actualmente informes de colorante rojo.

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Figura 6. Mano positiva y trazos pareados pintados en rojo.

En la misma pared, a escasa distancia de la grafía anterior y a una altura considerable –unos 2 m sobre el suelo actual de la cueva–, se ha localizado un hueso de animal –diáfisis de cérvido– hincado en una oquedad de la pared (fig. 7). La parte superior del hueso está cubierta por una capa de calcita. Dicho tipo de evidencia, poco común, aparece normalmente asociado a la acti- vidad gráfica –Astigarraga, Isturitz, Altxerri, Gargas, etc.–, siendo un fenómeno mayoritariamente pirenaico (Clottes, 1997). Una pequeña muestra ha sido extraída para su datación en el labora- torio de Beta Analytics ofreciendo un resultado de 23.760 ± 110 BP (C14 AMS, Beta - 303671) cali- brado a 2 sigmas según la curva IntCAL 09 en 28.954-28.035 cal. BP (Reimer et al., 2009).

Valoración artística y contexto regional El conjunto parietal de la cueva de Askondo presenta una serie de características muy homo- géneas y coherentes que lo hacen fácilmente definible y comparable con otros yacimientos a escasa regional e incluso global:

– El sector decorado se concentra en el área de penumbra de la cavidad, a poca distancia de la entrada y de la posible zona de habitación. Los paneles se distribuyen a escasa distancia entre ellos conformando grupos de parejas o tríos de animales pero, en ningún caso, paneles de gran desarrollo iconográfico. – Las representaciones animales son de carácter monotemático, siendo el caballo el único taxón presente. Al menos en cuatro casos se ha representado completo –quizás también

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Figura 7. Diáfisis de cérvido hincada en la pared.

un quinto del que se conserva el tren delantero–, mientras que en otros tres casos se reducen al prótomo del animal. Una línea cérvico-dorsal muy embebida en la calcita parece formar parte de una representación animal más completa, hoy en día perdida y cuya determinación no es posible. – Las representaciones ideomorfas son escasas. En concreto una mano derecha en posi- tivo y una serie de trazos pareados dispuestos en horizontal. Manchas y algún punto aislado completan el dispositivo gráfico. – La técnica mayoritaria es la pintura roja aplicada mediante trazos anchos continuos. En casos muy concretos se recurre al punteado digital. Los grabados están realizados mediante trazo ancho y poco profundo para las líneas verticales y trazo más fino y profundo para el posible caballo. – Los caballos son grafías de gran tamaño, entre los 1,50 y los 2 m para los ejemplares más completos. El estado de conservación impide una lectura precisa de los atributos estilísticos, principalmente de las extremidades, pero en cualquier caso se trata de animales con el contorno delimitado y escasos detalles internos. Se recurre a rellenos parciales de la cabeza en dos casos y a un relleno total en un tercero. El ojo se ha representado en tres casos, al igual que las orejas mediante líneas rectas paralelas. La curvatura del morro de uno de los caballos, a modo de bec du canard, es el conven- cionalismo más específico del conjunto.

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Todas las evidencias cuentan con paralelos muy claros en el arte graveto-solutrense de Europa occidental, ofreciendo una sólida coherencia interna. En concreto, el caballo con el morro de tipo bec du canard es un verdadero fósil guía datado en varias cuevas francesas, espa- ñolas y portuguesas desde el Gravetiense hasta el Solutrense. Los trazos pareados son también un tema que caracteriza el arte de la región cantábrica en esas mismas cronologías (La Lloseta, Tito Bustillo, Castillo, La Garma, Peña Candamo, etc.). Las manos están muy presentes en los conjuntos parietales del gravetiense francés –con algunos casos en el Auriñaciense y en el Solutrense– donde han sido objeto de dataciones por C14-AMS y, en menor medida en la cornisa cantábrica donde se han datado indirectamente por contextos asociados. A escala regional es notable la afinidad con las cuevas de Altamira y de La Pasiega B, que son conjuntos con una mayoría de caballos rojos aplicados mediante trazos anchos y marginal- mente punteados –bóvidos y cérvidos en menor medida–, de gran tamaño, con rellenos de tinta parciales e incluso totales, dispuestas en parejas y junto a la entrada de la cavidad. En ambas se han señalado manos positivas rojas asociadas a dichas figuras aunque en el segundo caso su identificación no es segura. Todas las características citadas se repiten en la cueva de Askondo, como hemos descrito. La práctica de introducir huesos y/o industria ósea en las grietas de las paredes es espe- cialmente recurrente en contextos antiguos. Así se ha datado, directa e indirectamente, en los casos de Gargas –Gravetiense– (Clottes, Valladas, Cachier, Arnold, 1992) y quizás ligeramente anterior –Auriñaciense– es el caso de Altxerri (Altuna, 1996). En todo caso, se trata de una prác- tica muy asociada a la actividad artística, con la que comparte los espacios en la mayoría de los casos. Todas las características mencionadas apuntan hacia un marco cronológico amplio entre el Paleolítico superior inicial y medio, sin que se pueda precisar a partir de la mera compara- ción, ya que parece que algunos temas, convenciones y actividades concretas datan de periodos distintos y dilatados en el tiempo. Afortunadamente, en el caso de la cueva de Askondo contamos con una datación obtenida para el hueso hincado en la pared: 23.760 ± 110 BP. Dicho elemento se localiza junto a las muestras de arte parietal y ha sufrido los mismos procesos tafo- nómicos de formación de costras estalagmíticas. La asociación de actividad artística y huesos hincados es constante y prácticamente sistemática, por lo que es razonable suponer la contem- poraneidad de ambas acciones. Siendo así, Askondo es uno de los pocos conjuntos cantábricos premagdalenienses que ofrecen una datación precisa, más allá de las grandes horquillas apor- tadas por la datación de costras –bien sea por Termoluminiscencia, bien sea por U/Th–. Su importancia es determinante, máxime cuando se trata de un arte mayoritariamente en pintura roja o grabado, lo que limita sus posibilidades de datación.

Discusión El conjunto parietal localizado en Askondo, aunque modesto por su reducido número de grafías y a pesar del mediocre estado de conservación de las mismas, es de gran importancia desde el punto de vista del conocimiento del arte rupestre del Cantábrico oriental, especialmente en rela- ción con las ocupaciones gravetienses en este territorio. El de Askondo es uno de los pocos conjuntos con arte rupestre Paleolítico localizados en las provincias más orientales del cantábrico. La cueva decorada se encuentra en la zona interior y viene a cubrir un espacio geográfico en el que se tiene constancia de un pobla- miento paleolítico más o menos intenso (Bolinkoba, Atxuri, etc.), aunque poco estudiado, y en el que hasta el momento no se conocía ninguna cueva decorada (se había señalado una posible figura roja en la cueva de Atxuri, pero su destrucción por parte de una cantera y la ausencia de documentación detallada impiden corroborarlo).

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El conjunto presenta una serie de convencionalismos gráficos como el bec du canard, la mano positiva o los trazos pareados que son característicos del Paleolítico superior inicial y medio y de un amplio ámbito geográfico que abarca toda Europa occidental. Otros como la presencia de huesos hincados son más propios al ámbito pirenaico, en esta misma cronología mientras que otros, como la representación recurrente de caballos en parejas, son más propios de la cornisa cantábrica.

Estas apreciaciones estilísticas quedan reforzadas por la datación obtenida a partir del hueso hincado, que sitúa el conjunto en un Gravetiense avanzado, dato fundamental para avanzar en la estructuración de la actividad gráfica parietal durante los primeros periodos del Paleolítico superior cantábrico para los que la información cronológica precisa es realmente escasa.

Durante los últimos años se había alimentado la idea de la existencia de un «espacio vacío» para el País Vasco en lo que se refiere a la dispersión del arte parietal pre-magdaleniense cántabro-pirenaico, alegándose un posible déficit de investigación en la zona (González-Sainz, 2004; Garate Maidagan, 2009). Los últimos hallazgos de pinturas atribuibles al Solutrense –quizás Gravetiense– en Praile Aitz y en Astigarraga, a los que ahora añadimos Askondo, parecen apuntar en este sentido. Casualmente estas dos últimas cuevas presentan varios elementos comunes (trazos pareados y huesos hincados, aunque en la primera no existe arte figurativo –animales–). Es decir, Askondo supone la principal muestra de que en el País Vasco también hubo arte parietal en momentos anteriores al Magdaleniense.

Esta evidencia se une a los crecientes avances que se están produciendo en el conoci- miento del Gravetiense en el Cantábrico oriental gracias a la excavación de nuevos yacimientos y a la revisión de conjuntos ya conocidos (Antoliñako Koba, Aldatzarren, Aitzbitarte III, Bolinkoba, Ametzagaina, etc.). Los aportes en ámbitos como la cronología, la caracterización ambiental, la tecnología lítica, las estrategias de subsistencia o la gestión del territorio están produciéndose de manera constante tal y como ha quedado demostrado en el presente congreso, lo cual sin duda ayudará a mejorar el conocimiento del devenir de las sociedades gravetienses. En Askondo la asociación del conjunto rupestre con evidencias de ocupación de la cueva en dos momentos del Paleolítico superior inicial abre asimismo un interesante pano- rama para la integración de los comportamientos simbólicos y artísticos con los datos arqueo- lógicos más mundanos para el conocimiento de estas sociedades.

Agradecimientos

Los autores quieren agradecer a la Diputación Foral de Bizkaia por financiar y dar cobertura a las investigaciones desarrolladas en la cueva de Askondo, al equipo de excavación y a todo el equipo de investigadores que participan o colaboran en el proyecto.

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Bibliografía

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Pensando el Gravetiense: nuevos datos para la región cantábrica en su contexto ... | Págs. 512-525