OBRAS COMPLETAS • IDIOMA i

ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS ii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA iii

ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS

I • IDIOMA II • POLÍTICA III • RELIGIÓN Y MORAL IV • ATENEO

SAN JUAN DE 2008 iii iv ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Eladio Rodríguez Otero, Obras Completas, Idioma ©

Primera Edición: 2008

Editores: Sucesores de Eladio Rodríguez Otero © Directores: Josefina Marxuach de la Cuétara Vda. de Rodríguez Otero Eladio Rodríguez Marxuach

Diagramación: Marcos R. Pastrana Fuentes

Dirección postal: Miguel Juan Rodríguez Marxuach Apartado 16636 San Juan, Puerto Rico 00908-6636

Correo electrónico: [email protected] Página web: eladiorodriguezotero.com

Composición fotográfica de la portada, fotografías de la mascarilla y mano: Josefina Rodríguez Marxuach

Reservados todos los derechos. La reproducción parcial o total queda rigurosamente prohibida por cualquier medio o procedimiento. Que- dan autorizadas citas breves siempre que se reconozca al autor y la obra. Cualquier otro uso requiere el consentimiento por escrito de los Editores.

Obras completas (Tomos I al IV) ISBN-13: 978-0-9795080-1-1 ISBN-10: 0-9795080-1-0

Idioma (Tomo I) ISBN-13: 978-0-9795080-2-8 ISBN-10: 0-9795080-2-9

Rodríguez Otero, Eladio Eladio Rodríguez Otero, Obras Completas, Idioma

1. Puerto Rico – Ateneo Puertorriqueño, Cultura, Historia, Idioma, Iglesia Católica, Independencia, Moral, Nacionalismo, Obispos ca- tólicos, Patriotas, Política, Próceres, Religión. 2. Estados Unidos- Colonialismo, Política Exterior. 3. Colonialismo-Estados Unidos, Puerto Rico. 4. Imperialismo-Estados Unidos

Impreso en Colombia-Printed in Colombia Por D’vinni OBRAS COMPLETAS • IDIOMA v

AGRADECIMIENTOS

Los Editores agradecen primeramente al Creador de todas las Patrias terrenales el haber sostenido nuestros trabajos editoria- les hasta la culminación de esta obra; además, agradecen a Ro- berto Beascochea Lota los conceptos iniciales relacionados con el ordenamiento de los documentos, a Isis B. Pagán Peña la cla- sificación de gran parte de los mismos, a Marcos R. Pastrana Fuentes la transcripción gráfica y los trabajos de diagramación, a Joanne Veve Ortiz el apoyo brindado a los Editores y, final- mente, a José Francisco Cadilla Bernal por la última revisión de los textos. vi ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA vii

ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS

TABLA DE CONTENIDO

Agradecimientos ...... v Dedicatoria ...... xi Datos biográficos y foto del autor ...... xiii Courage—The Supreme Merit, por Harold Lidin...... xvii En la muerte de Rodríguez Otero, por José Ferrer Canales ...... xix Carta de condolencia, por Rubén Berríos Martínez ...... xxi Mascarilla y mano del autor ...... xxiii Prólogo a las Obras Completas, por Eladio Rodríguez Marxuach ...... xxv Prefacio al tema del Idioma, por Eladio Rodríguez Marxuach ...... xxxiii

IDIOMA

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Idioma y status ...... 3 Trece años después ...... 7 Las escuelas privadas y el inglés...... 11 Una petición absurda ...... 16 Idioma y conciencia nacional ...... 20 El idioma del Club Rotario ...... 24 vii viii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

El idioma de nuestra industria turística ...... 28 El inglés: ¿Cuándo debe comenzar a enseñarse? ...... 32

PONENCIAS

La significación y trascendencia de la obra de Germán de Granda Gutiérrez...... 39 La reforma lingüística: una obra inconclusa en el sistema escolar de Puerto Rico ...... 51

DISCURSOS

En ocasión del Primer Congreso Hispanoamericano de Lexicografía ...... 65 Industrialización y cultura ...... 71

PALABRAS Y DECLARACIONES

Objeta escuelas católicas enseñen en el idioma inglés...... 83 Dice la enseñanza en inglés crea problema de conciencia en colegios católicos...... 86 Comenta declaraciones del Padre Stueve ...... 89 Dice en dos escuelas de la UPR el inglés es el idioma oficial ... 91 Cuestiona validez encuesta sobre la enseñanza en inglés..... 94 Pide al Colegio de Abogados que intervenga en caso del idioma ...... 97 Afirma estadidad destruiría nuestra identidad e idioma: plantea tesis a Luis Ferré ...... 99 Palabras de presentación en la disertación del Presidente del Ateneo, don Luis Manuel Rodríguez Morales, sobre la enseñanza en las escuelas privadas ...... 107 Invita al Secretario de Instrucción a estudiar el Informe del Colegio de Abogados sobre las consecuencias de la inmigración y exhorta a que se legisle a favor del vernáculo ... 113 Ante la tumba de José de Diego ...... 116 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA ix

Se opone gobierno ayude escuelas privadas que no enseñan en el idioma vernáculo y que practican el discrimen social y racial ...... 122 Recalca carácter cultural del Primer Congreso Hispanoamericano de Lexicografía ...... 124 Impugna declaraciones del Secretario de Instrucción ...... 126

CARTAS

Al Reverendo Padre Bernard C. Stueve, Superintendente Arquidiocesano de Escuelas Católicas ...... 133 Contestando al Reverendo Padre Bernard C. Stueve, Superintendente Arquidiocesano de Escuelas Católicas ...... 135 Al Lcdo. Enrique Campos del Toro ...... 136 A S.E.R. Mons. Fremiot Torres Oliver refutando expresiones de que Puerto Rico es un país bilingüe y bicultural ...... 138 Al señor Roberto de Jesús Toro ...... 141 A don Francisco Leal Insúa, refutando el concepto de convivencia honrosa entre la cultura hispano-puertorriqueña y la anglosajona ...... 143 Al hermano Feliciano Merino ...... 146 Al señor Frank Becerra ...... 148 Al Lcdo. Alfonso L. García Martínez ...... 149

ENTREVISTAS El Presidente del Ateneo y el idioma ...... 153

GESTIONES COLECTIVAS

CARTAS PÚBLICAS

La enseñanza en inglés en las escuelas católicas de Puerto Rico ...... 161 Piden enseñanza en UPR sea preferentemente en español..... 170 A monseñor Félix Ríos Turrado y a Sister Immaculate, O.P., directores de la Academia San José, de Villa Caparra: sobre la enseñanza en inglés ...... 172 x ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Segunda carta pública a monseñor Félix Ríos Turrado y a Sister Immaculate, O.P., directores de la Academia San José, de Villa Caparra: sobre la enseñanza en inglés...... 176 Al presidente de la Universidad Católica de Puerto Rico, monseñor Theodore E. McCarrick: sobre los principios educativos, las normas de la Iglesia y la enseñanza en inglés en las escuelas católicas ...... 180 Al gobernador Ferré: sobre el idioma en Puerto Rico...... 186 Segunda carta al Gobernador Ferré: sobre el idioma en Puerto Rico ...... 189

TELEGRAMAS A Teodoro Moscoso: sobre reacción de los senadores Clayton Powell y James Roosevelt a las declaraciones del Secretario de Instrucción sobre la enseñanza en el vernáculo ...... 197

ÍNDICE ONOMÁSTICO ...... 199 ÍNDICE ANALÍTICO ...... 209 TABLAS DE CONTENIDO DE LOS OTROS TEMAS ...... 219 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xi

DEDICATORIA

A la Nación Puertorriqueña, con el anhelo de que, en un cercano día, sus hijos nutran sus raíces, vivan su presen- te y proyecten su futuro fundamentados en la trilogía de aquellos amores que formaron los sueños y desvelos de Eladio Rodríguez Otero: Dios, Patria y Familia.

Los Editores

xi xii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xiii

Eladio Rodríguez Otero 1919-1977

DATOS BIOGRÁFICOS

Eladio Rodríguez Otero nació el 9 de mayo de 1919 en Río Pie- dras, Puerto Rico. Fueron sus padres Eladio Rodríguez Portela y Carmen Otero Salgado. Contrajo matrimonio en diciembre de 1951 con Josefina Marxuach de la Cuétara, procreando seis hijos: Eladio, Josefina, Carmen Teresa, María Isabel, Miguel Juan y María del Pilar. Murió el 1 de mayo de 1977 en San Juan de Puerto Rico. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Hawthorne, de Río Piedras, graduándose de la Escuela Superior de la Univer-

xiii xiv ELADIO RODRÍGUEZ OTERO sidad de Puerto Rico en el 1935. Obtuvo el grado de Bachiller en Artes de la Universidad de George Washington en 1939, y el de Bachiller en Derecho de la Universidad de Puerto Rico en 1942. Hizo dos maestrías en la Universidad de Harvard. La pri- mera en Derecho, en 1943, y la segunda en Artes, con especia- lización en Ciencias Políticas, en 1947. Catedrático Asociado en Ciencias Políticas de la Universi- dad de Puerto Rico de 1947 a 1948, y del Colegio Universitario del Sagrado Corazón, de 1948 a 1949. Ejerció su profesión de abogado del 1948 al 1961. Fue Presidente del Centro Católico de la Universidad de Puerto Rico de 1941 a 1942, y delegado de los Universitarios Católicos de Puerto Rico, Santo Domingo y Haití ante los Congresos de la Con- federación Iberoamericana de Estudiantes Católicos y de Pax Romana celebrados en Bogotá, Colombia, en julio de 1941. Participó activamente como escritor en la vida intelectual, cul- tural y política de Puerto Rico iluminando las conciencias de sus compatriotas e impactando la opinión pública con sus discursos, declaraciones y artículos periodísticos. Perteneció, entre otras, a las siguientes organizaciones e instituciones, donde ocupó los siguientes cargos: sub-Director de la revista cultural universitaria Criterio (1936); redactor del semanario universitario SER (1941); miembro fundador de la Junta Directiva de la Unión Pro Defensa de la Moral Natural (1951); miembro fundador de la Directiva de la Sociedad Obis- po Arizmendi Pro Defensa del Idioma (1962); miembro funda- dor del Comité Permanente Pro Obispos Puertorriqueños (1962- 1965); co-fundador y primer vice-Presidente del Congreso Puer- torriqueño Anticolonialista (1962-1965); miembro de la Junta de Gobierno del Instituto Puertorriqueño de Cultura Hispáni- ca (1965-1971); miembro de la Junta de Gobierno del Ateneo Puertorriqueño desde 1965; Presidente del Comité Pro Defen- sa del Idioma (Ateneo; 1967); y Presidente del Ateneo Puerto- rriqueño desde 1967 hasta su fallecimiento en 1977; miembro de la Comisión del Colegio de Abogados sobre el Impacto Eco- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xv nómico y Social de la Inmigración en Puerto Rico (1966-1967); miembro de la Junta de Directores del Museo de Bellas Artes de Puerto Rico (1966); Presidente de la Organización Puerto- rriqueña de Inversiones y Servicios, Inc. (OPIS), 1966; miembro fundador y de la Junta de Directores de la Sociedad Bolivariana de Puerto Rico (1969); miembro correspondiente del Instituto de Estudios Históricos Mirandino de Venezuela (1969); miem- bro del Instituto de Literatura Puertorriqueña (1970); miembro de la Comisión de la Revista del Colegio de Abogados (1971); miembro de la Junta de Directores del Instituto de Estudios Ju- rídicos del Colegio de Abogados de Puerto Rico (1971); asesor del Comité de Historia y Cultura de la Asociación Médica de Puerto Rico (1972-1976); consejero de la Asociación Puertorri- queña de la UNESCO (1973-1977); Académico Electo de la Aca- demia Puertorriqueña de la Lengua Española (1976); miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico. Abogado, catedrático, escritor, intelectual católico, líder cí- vico y cultural, empresario, al fallecer en 1977, a los 57 años, su cuerpo fue expuesto en capilla ardiente en el Ateneo. Allí, en la sede de la Institución que tanto amó, innumerables personali- dades y representantes de diversas organizaciones de la nación le brindaron últimos honores con sentidas guardias de honor. La misa de su sepelio, co-celebrada por varios sacerdotes1, fue presidida por el Obispo de Caguas, monseñor Rafael Grovas Félix. Entre los honores póstumos que recibió cabe mencionar el Premio de Honor del Ateneo Puertorriqueño así como la En- comienda de Isabel la Católica por parte del Gobierno de Espa- ña. Luego de su muerte fueron muchos los panegíricos sobre su

1 Por los padres Juan José Santiago Asenjo (Superior de la Orden de la Compañía de Jesús en Puerto Rico, en 1977), Jorge Ambert Ri- vera, Rafael Torres Oliver (Misionero Redentorista encarcelado el 3 de agosto de 2001 por la llamada Corte Federal —Tribunal del régi- men colonial norteamericano en Puerto Rico— durante los actos de desobediencia civil pacífica en Vieques), Vicente R. Pierino, Juan L. Pedraz, y Venard Kansush. xvi ELADIO RODRÍGUEZ OTERO persona en la prensa del país2. Por su calidad poética citamos unas líneas de uno de éstos, escrito por el senador Justo Méndez, el cual, en su artículo titulado Corona para un amigo, escribió:

No fue abatido en su vuelo de águila por el aguijón de la envidia. A medida que arreciaba la lucha por mantener inclaudicable los principios de libertad en la Docta Casa, cre- cía su imagen como si hubiese recibido las aguas bautisma- les de un apostolado del Culebrinas. Hoy ya no puedes volver a pisar la tierra de tu Patria. Ami- go Eladio, hoy, eres parte de la memoria de recuerdos que poblan sus cielos de gloria, hoy más que verbo, eres luz en el firmamento de su historia. ¡Dichosos los hombres que como tú, pueden llevarse al infinito un poco de su Patria! Nadie muere si alguien le recuerda. Aquella tarde, llena de luces en que bajabas por última vez la ladera cubierta de flores de tu eminencia de puertorriqueño, un silencio profundo, de apretada majestad, de dolor y de tristeza iba detrás de ti como ofrenda de un pueblo agradecido3.

2 Véase dos de éstos y una carta de condolencia que reproducimos luego de los datos biográficos, págs. xvii, xix, xxi. 3 , 26 de mayo de 1977. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xvii

COURAGE—THE SUPREME MERIT

Por Harold Lidin*

“Courage is the supreme merit of a man. Courage is the supreme virtue of a man, and it is cultivated as a virtue is cultivated and it can be lost as every virtue can be lost...” Courage, the late Nationalist Party leader Pedro Albizu Campos said in a memorable 1936 graveside eulogy, “is what enables a man to stride firmly and serenely through the shadows of death.” Much graveside praise was rendered to Eladio Rodríguez Otero at his funeral last week. He was applauded for his sacrifices in behalf of the Ateneo, for his life-long defense of Puerto Rican cultural values. The plaudits were deserved. But I wonder how well they caught the uniqueness of Eladio. Somebody could have quoted Albizu on courage. It could be said, tritely but correctly, that Eladio “had the courage of his convictions.” This cliché, though, fails to convey much about Eladio’s brand of courage. His courage was the sort that is specially hard for the wealthy man, for the educated man, for the formal man. It is the courage to be willing to be mocked. I almost wrote: “The courage to play Don Quijote.” That statement too would have its justification; for Eladio looked like Quijote at times. When he helped organize the Christian

* Periodista. xvii xviii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Action Party in 1960, in a challenge to the Popular Democratic Party juggernaut, Eladio was tilting with windmills. But Eladio was no Quijote, not essentially. The man Cervantes created was an incompetent, a dweller in a dream world. Eladio was very much a man competent in this world. As a lawyer and scholar he merited respect. As a businessman he won the envy of the island’s auto dealers. As a land dealer, Eladio more than matched the wheeler-dealers that scampered about Puer- to Rico in the Operation Bootstrap heyday. The rare in Eladio was that he could participate in all this: in the bartering, in the bickering and in the windfalls; and then, at a given moment, Eladio could set all this aside, pick up a lance, mount a charger and gallop off to do battle in behalf of some cause. Sometimes Eladio would fall from his charger, some of the ri- vals with whom he jousted were overwhelming. But if the Lords and Ladies in the stands snickered, or if the boys back at the banks thought him quijotesque, Eladio had his own priorities and he held to them. Some times his convictions carried him into the most unlikely of conflicts: it was Eladio, the devout Catholic, who co-directed the rough, the embarrassingly public campaign in fa- vor of appointing local clergy as the Catholic bishops of Puerto Rico. A later conflict, the battle he joined with the Marxists in 1972, in his memorable De Diego Day1 speech, may have been one of the most difficult actions Eladio ever ventured. Not philosophi- cally, for he had no Socialist past to recant; and he could defend himself dialectically. But in tackling the Socialists, Eladio knew he was warring upon an important sector of the pro-independence forces; and this knowledge could have been profoundly depress- ing. For no cause was closer to Eladio’s heart than the indepen- dence of Puerto Rico, unless it was the Catholic Church. That Eladio involved himself in internecine strife over both causes was a measure of his integrity, of his courage. The San Juan Star, 11 de mayo de 1977.

1 Nota de los Editores: Véase en el tema de Política bajo Palabras, “Celebración del 107 Aniversario del Natalicio de José de Diego” con fecha de 16 de abril de 1973, pág. 461. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xix

EN LA MUERTE DE RODRÍGUEZ OTERO

Por José Ferrer Canales*

Ante la muerte se deponen todas las diferencias. La muerte nos iguala, nos acerca. Vemos con ella, más allá de nuestras máscaras y nuestros límites, para destacar lo esencial y defini- tivo y para ofrendar los laureles merecidos. Martí, que nos habla sobre la muerte como de la almohada, tiene una página que evoco en esta trágica hora: Tres héroes. Define allí la libertad —a la que se acercó Eladio Rodríguez Otero—, como el derecho de todo hombre “a ser honrado y a pensar y hablar sin hipocresía”. Evoco esa página también porque después de decirnos el Apóstol que Bolívar, Hidalgo y San Martín son sagrados, afir- ma que los hombres no son más perfectos que el sol: “El sol tiene manchas” —dice. “Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz”. Y nosotros somos agradecidos. Yo le canto a la luz que había en Eladio Rodríguez Otero. Desde su perspectiva, defendió con su palabra escrita y con su verbo, sus ideas, su pensamiento. Le escuché citar nombres

* Catedrático.

xix xx ELADIO RODRÍGUEZ OTERO que lo emocionaban: el del Papa Juan XXIII, que representa la visión ecuménica de la vida; el del reverendo, doctor Martín Lutero King, que encarna los derechos civiles; el del Mahatma Gandhi, manojo de huesos, alma encendida por la libertad de su India; el de Albert Schweitzer, que es la dación total, la en- trega generosa; los del Patriarca, Betances, del héroe moral Hostos, y del poeta lírico y cívico, José de Diego, quienes sim- bolizan la legítima aspiración de entera libertad, independen- cia y soberanía para nuestra patria puertorriqueña. Eso es no- ble siembra. Metafóricamente, eso es luz que agradecemos. Entre los problemas de nuestra cultura, consistentemente defendió la enseñanza en el vernáculo, en español. Frente a los que propugnan aquello que José Enrique Rodó llamó hace tres cuartos de siglos nordomanía, frente a los que quieren la desnacionalización, la ruptura del genio del alma nuestra, Eladio Rodríguez Otero defendió con inteligencia, saber peda- gógico y pasión de justicia, el sacramento de la palabra hispáni- ca con los matices puertorriqueños, hispanoamericanos. Duele ver caer en plena juventud, vigor y entusiasmo a un ciudadano consagrado a una causa en la que cree. Duele que no hayamos podido leer los libros que nos había prometido. Porque puso corazón, experiencia, armas intelectuales al ser- vicio de su esperanza, porque murió en la trinchera de sus ideas y en el suelo de nuestro Puerto Rico —sin evasiones suicidas— cumpliendo el deber de la inteligencia, dada a solucionar los graves problemas de la patria y en lucha contra la colonia, deja- mos conmovidos —estremecidos—, la flor de nuestra grati- tud, los laureles de nuestro agradecimiento junto al nombre que —más allá de toda polémica—, queda con relieve inmarcesible en la historia de la cultura nacional: Eladio Rodríguez Otero. No hay duda: ¡vibrará ese nombre junto a los de Tapia y Elzaburu!

El Mundo, 4 de mayo de 1977. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxi

CARTA DE CONDOLENCIA

6 de mayo de 1977

Sra. Josefina Marxuach Vda. de Rodríguez Otero e hijos Santurce, Puerto Rico

Estimada doña Josefina, Eladio, Josefina, Carmen Teresa, Ma- ría Isabel, Miguel Juan y María del Pilar:

Es ahora, luego que la pena por el fallecimiento de su queri- do esposo y padre estoy seguro se ha trocado por el recuerdo y el consuelo de saber que vivió bien, que les escribo esta carta; de haberlo hecho antes, sólo hubiera logrado añadir al inmen- so dolor de ustedes mi profundo pesar. Cuando me enteré el lunes en Aibonito de la tragedia ya era muy tarde para estar con ustedes, pero les aseguro que el Dios de la iglesia de Aibonito, en el que tanta fe puso Eladio, recogió una plegaria sincera. En la lucha por nuestra libertad hay una virtud que sobre todas descolla, la constancia. Y Eladio mantuvo su ideal desde sus años de estudiante. De muy pocos puede decirse eso en nuestra patria.

xxi xxii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Son contadas las familias puertorriqueñas que tienen el re- cuerdo que ahora está en ustedes para siempre. Son muy afor- tunados en haber tenido como esposo y padre a un hombre que recogió la bandera de De Diego y dio la lucha por nuestro lenguaje, que es nuestra alma, y por la puertorriqueñización de nuestra religión al lograr, casi solo, el nombramiento de una jerarquía criolla, hecho que tiene enormes proyeccio- nes sicológicas de gran raigambre patriótica. Ya quisieran los más preclaros de nuestros hijos tener dos coronas como las anteriores. Mantuvo además Eladio una recia templanza de carácter que indicaba la naturaleza inquebrantable del ideal. Pudo haber medrado a la sombra del árbol de las prebendas coloniales con suma facilidad, al igual que muchos de sus contemporáneos, pero el esposo y padre de ustedes no estaba sujeto al mercado colonial. Me honré con su amistad y nada más justo que su familia hoy lo sepa ya que el trajín de nuestras vidas no me permitió una mayor intimidad para poder comunicárselo a él personal- mente. Quiero además decirle a ustedes que este puertorriqueño que lleva en su corazón el mismo fuego libertario y eterno que alum- bró el de su padre, es también su amigo y servidor y está hoy más que nunca a su entera disposición.

Su compatriota,

Rubén Berríos Martínez*

* Presidente del Partido Independentista Puertorriqueño. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxiii

Mascarilla y vaciado de la mano de Eladio Rodríguez Otero, realizado por el escultor Tomás Batista.

xxiii xxiv ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxv

PRÓLOGO A LAS OBRAS COMPLETAS

“Esa concatenación de milagros que es mi vida”... así resu- mió Eladio Rodríguez Otero su existencia a un buen amigo1 suyo, el cual comprendió a cabalidad el profundo pensamiento que contenía dicha expresión. Milagro también fue para Puer- to Rico la vertical y diestra pluma de Rodríguez Otero por haber sido –cual voz en el desierto– la voz bravía de un laico católico en un país –una cultura y un mundo– que podríamos decir que ha ido rechazando y aniquilando el sustrato católico de sus cimientos. Inmerso, como estamos todos, en esa reali- dad que Hilaire Belloc denominó “el nuevo paganismo”2, y re- chazando de plano, sin ambages, la vorágine relativista del mundo contemporáneo, el autor, no obstante, ahondando en las centenarias raíces de nuestra nación, se proyectó hacia el futuro con entusiasmo y confianza. Fue su voz la del profeta que denuncia, pero, a su vez, aquélla que cifra esperanza en un

1 Según me lo comentó, en varias ocasiones, el catedrático José Fran- cisco Cadilla Bernal. 2 Un devastador paganismo, porque contrario al paganismo anterior a la Revelación, que buscaba la Luz abriéndose camino desde las sombras, este nuevo paganismo constituye un rechazo a la Luz, a la Revelación. Véase: Essays of a Catholic, por Hilaire Belloc, Capítulo I, “The New Paganism”, Tan Books, 1992, pág. 3.

xxv xxvi ELADIO RODRÍGUEZ OTERO futuro providencialmente dirigido. Aguijón para todos los sec- tores del actual panorama puertorriqueño: los que no logran reconocer el suicidio cultural que implicaría la estadidad federada para nuestra nación; los que no reconocen la indigni- dad del presente estado colonial y el atolladero económico al cual aceleradamente nos conduce; los que promueven una li- bertad patria basada en el respeto a los derechos colectivos pero no al de los derechos individuales y naturales; final- mente, los que, dignificados con vestiduras eclesiásticas, pien- san que el resto de los mortales no habremos de diferenciar entre la virtud de la Prudencia y la de la Fortaleza.3 No nos sorprende, por tanto, tomando en consideración lo anteriormente señalado, que, estando en adición la voz de nues- tra gesta libertaria —con anterioridad y con posteridad a su muerte— casi toda en manos de las fuerzas izquierdizantes del país, y habiéndolas Rodríguez Otero confrontado y derrotado en el Ateneo, no nos sorprende la determinación de estas fuer- zas de intentar opacar y esconder la obra4 y figura de Eladio Rodríguez Otero. Toca a las futuras generaciones redescubrir su gesta, que, como laico y líder sumamente activo en los asun- tos públicos de nuestra nación, es única en la historia del cato- licismo puertorriqueño. Única por el tesón, la ortodoxia, la inclaudicabilidad y, sobre todo, la valentía con la que defendie- ra tajantemente sus ideales, los cuales siempre fundamentó en sólidos principios católicos. Como certeramente captara el dis- tinguido periodista Harlod Lidin: “For no cause was closer to Eladio’s heart than the independence of Puerto Rico, unless it was the Catholic Church.”5 Sin restarle importancia a la fun- ción que desempeñan los partidos políticos, observará el lector que el escenario del autor no fue el de la política partidista. Se

3 y 4 [Por ser estas notas extensas se han colocado al final del prólogo.] 5 Véase, en el tema del Idioma, en la pág. xvii, el panegírico sobre el autor escrito por Harold Lidin titulado: “Courage –The Supreme Merit.” OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxvii lanzó al ruedo de la cosa pública con sus escritos en la prensa del país y con sus discursos, ponencias y ensayos en las múlti- ples actividades culturales en las cuales participaba. El escritor comprendió que su existencia había sido una con- catenación de milagros; así podríamos, de igual manera, ima- ginar nuestra existencia nacional. ¿No constituye un verdade- ro milagro el haber sobrevivido como nación latinoamericana a pesar de todavía ser colonia –van más de cien años– del im- perio más poderoso que haya conocido la Humanidad? ¿No constituye un milagro el haber podido preservar nuestra cultu- ra ante situación tan adversa? ¿No es un milagro el espíritu que unió a nuestro Pueblo en el reclamo de sus derechos cuan- do hizo valer, con patriótico empeño, el respeto a su integridad nacional en Vieques y Culebra? Como en ocasiones nos dijese Rodríguez Otero, nuestra na- ción tendrá que tomar, en un futuro cercano, uno de los dos rumbos que se le presentan ante su dilema existencial: el de los que afirmamos nuestra nacionalidad, queriendo que florezca hasta el máximo de sus posibilidades (ya sea en la asociación con soberanía o la independencia), o el de los que, por desgra- cia, quieren truncar su crecimiento llegando al extremo... ¡de negarla! Rogando a Nuestra Señora de la Providencia que, cual especialísima intercesora, nos envíe tanto el espíritu unitario como los líderes con los carismas necesarios para que se sigan suscitando los milagros que nos han permitido y nos permiti- rán, con la ayuda de Dios, preservar nuestra identidad, queda- mos confiados en que la presente obra ayudará a todos los puer- torriqueños a caminar, providencialmente, por esa ruta en la cual Eladio Rodríguez Otero ofrendase sus luchas y su vida: ¡La de nuestra afirmación católica y nacional!

Eladio Rodríguez Marxuach xxviii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Notas

3 Véanse los artículos periodísticos “La Iglesia, los Obispos y la política” y “¿Quiénes realmente ‘hacen política’?”, los cuales aparecen en el tema de Religión y Moral; págs. 52-60 en dicho tema. Del segundo artículo citamos las siguientes palabras:

Resumamos: todos los obispos y sacerdotes del mundo, sin excepción, consciente o inconscientemente, directa o indirecta- mente, con el silencio o con la acción, hacen política. Intervie- nen en la política en el sentido fundamental de afectar con su actitud, positiva o negativa, el gradual desarrollo de la justicia y la libertad de los hombres y los pueblos. Pocos son, sin embar- go, los que, como don Helder Cámara, hacen la política correc- ta: la que tiene por meta la realización, en la vida colectiva, de los grandes ideales cristianos.

4 Los Editores de las Obras Completas hemos dividido la mis- ma en cuatro temas –un tomo por cada tema– los cuales hemos denominado: Idioma, Política, Religión y Moral, Ateneo. No he- mos pretendido publicar todo y cada escrito de Eladio Rodríguez Otero de forma exhaustiva. Sí se ha publicado sustancialmente toda su obra, seleccionando, en ocasiones, lo mejor de su pluma y lo que hemos entendido más relevante para nuestro país. Así las hemos editado, ya que, por lo general, las obras que recopi- lan todo lo escrito por un autor resultan abrumadoras. Tal es el caso, por ejemplo, con los trabajos de los cursos universitarios, los cuales no hemos incluido por tener éstos un carácter y estilo académico un tanto circunscrito a temas y condiciones muy particulares.

Simultáneamente con la primera edición de Eladio Rodríguez Otero, Obras Completas hemos publicado, del mismo autor, el libro titulado Función del Ateneo en el proceso histórico de Puerto Rico; reflexiones sobre un tema vital, libro inédito de Rodríguez Otero producto del posterior desarrollo del discurso pronunciado por él en el Ateneo Puertorriqueño el 29 de junio de 1971, en ocasión del acto conmemorativo del 95 Aniversario de la Fundación de dicha Institución. El discurso ha sido inclui- do en las Obras Completas. El libro inédito no se ha incluido en las Obras Completas para evitar las repeticiones que hubiesen existido de publicarse juntos ambos trabajos y, a su vez, para OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxix preservar las sustanciales aportaciones que, en el desarrollo del tema, logró posteriomente el autor, así como para preservar el carácter inédito del libro. xxx ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxxi

PREFACIO AL TEMA DEL IDIOMA

Causa inquietud que todavía, en los albores del Siglo XXI, surjan personas que afirmen, como un hecho incuestionable, que el uso del idioma español en nuestra patria es algo que jamás dejará de ser una realidad, ya que, según éstas, el idioma se conserva en Puerto Rico “por sí mismo” o “por sí solo”. Sostener que las lenguas no mueren, o no puedan ser des- plazadas, cuando los Pueblos no las aman y defienden, es des- conocer la historia de la Humanidad. Todavía más, es desco- nocer las luchas que, en defensa de nuestra lengua, libraron tantos hombres y mujeres de nuestra nación. He aquí, pues, una recopilación, para la presente y futuras generaciones, de las aportaciones que, a esa lucha, con su ver- bo y pluma, realizara Eladio Rodríguez Otero. Si bien es un hecho histórico que Rodríguez Otero lideró im- portantes campañas en defensa de nuestro idioma —algunas de éstas inconclusas, a la espera de ser culminadas1— creo rele- vante señalar que siempre defendió nuestro idioma, aún en los más mínimos detalles de su quehacer. Nos decía que el idioma se defiende al escogerse el nombre cuando se establece un negocio propio, cuando se escoge el nombre de un edificio o de una urbanización, cuando se imprime una dirección en un papel timbrado e incluso vía la virtud de la perseverancia.

1 [Por ser esta nota extensa se ha colocado al final de este Prefacio.]

xxxi xxxii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

El lector se preguntará: ¿qué tiene que ver la perseverancia con la defensa del idioma? Recuerdo que, siendo yo un joven, mi padre tenía su oficina en el piso 18 del edificio del Banco Popular, en Hato Rey. Casi diariamente, de camino a la misma, se topaba en el pasillo con un norteamericano que lo saludaba simpáticamente en inglés, diciéndole: “Good morning”. Mi pa- dre también le saludaba amigablemente, diciéndole: “Buenos días”. Así pasaron bastantes años. Para sorpresa y agrado de mi padre, cierto día el norteamericano le saludó por primera vez en español, saludo que siguió dando en ese idioma desde aquel momento. Luego del feliz desenlace, al relatarme la anéc- dota, no me la narraba de manera jactanciosa, sino con la ale- gría de saber que (siendo nuestra patria una nación hispano- americana) las cosas, la lógica, el mutuo respeto, habían llega- do a su lugar. ¡Cómo sería el mundo si los Pueblos poderosos respetaran la cultura de todos los Pueblos! Esperemos que ese respeto pueda ser realidad, en un futuro cercano, pero, en lo que llega ese día, arreciemos la defensa de nuestro idioma, la cual es obligación de todos. Sin claudicar ante falsas y acarameladas teorías de amabilidad y cortesía, recorde- mos las certeras y vigentes palabras de Eladio Rodríguez Otero:

Nunca podrá encarecerse suficientemente la defensa y pro- tección que debemos darle a nuestro idioma. Es nuestra úl- tima trinchera. Ningún puertorriqueño que se precie de serlo puede asumir ante la suerte de nuestro idioma una actitud de frívola despreocupación. Y mucho menos plantearse la duda, como ya lo hacen algunos, muchos de ellos personas de buena voluntad, inteligentes y tituladas, de si después de todo da lo mismo que sea uno u otro nuestro idioma, como si la lengua fuese algo extrínseco a la personalidad, como si no fuese parte tan irremplazable de cada ser humano como lo es su propio corazón.2

2 Véase bajo Ponencias, en el tema de Política, “La personalidad cul- tural de Puerto Rico y el status político”, con fecha de 31 de julio de 1965, pág. 499. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxxiii

Ciertamente constituye una heroica victoria para los puerto- rriqueños el haber podido conservar nuestro idioma, bajo con- diciones muy adversas, luego de más de 100 años de coloniaje norteamericano. Pero si bajamos la guardia ante aquellos que, desconociendo nuestra historia y nuestras luchas, pretenden hacernos creer que el idioma se defiende “por si solo”, corre- mos el riesgo de perder “nuestra última trinchera”.

Eladio Rodríguez Marxuach

1 He aquí algunos de los proyectos inconclusos, en defensa del idio- ma, que el autor dejase en agenda para las próximas generaciones, en virtud de claros razonamientos sustentados tanto en la lógica como en la justicia y la necesidad, (Las citas han sido tomadas de las páginas que se indican en el tema del Idioma.):

Otro aspecto de señalada importancia ... es la recomendación para que “se legisle con el fin de armonizar la política educativa de las instituciones de enseñanza privada ... con la política y ob- jetivos educativos del gobierno de Puerto Rico”, y para que “el Departamento de Instrucción revise su política de acreditación de las escuelas privadas a los fines de lograr una mayor vincula- ción y supervisión sobre dichas instituciones”. Estas recomenda- ciones tienen como propósito principal el proteger a alrededor de 50,000 niños puertorriqueños de los nocivos y perturbadores efectos de la enseñanza de los conocimientos en un idioma que no es su vernáculo. Todo ello sin detrimento de que el inglés se enseñe, con especial énfasis, como idioma. Invito al señor Secretario de Instrucción Pública a estudiar, con detenimiento, el informe que acaba de adoptar el Colegio de Abogados de Puerto Rico, principalmente en el aspecto del idioma y de la personalidad cultural puertorriqueña, porque —digámos- lo con absoluta franqueza— no es posible que se siga permi- tiendo, por razones que nada tienen que ver con la ciencia pe- dagógica, que en nuestro país existan dos sistemas educativos en abierto conflicto en cuanto a sus métodos y propósitos, como lo son el de la escuela pública, que enseña en el vernáculo, y el de la mayor parte de las escuelas privadas que, en clara oposición a la cultura puertorriqueña y a las normas pedagógicas univer- xxxiv ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

salmente reconocidas, se obstinan en mantener la enseñanza de los conocimientos en un idioma que no es el vernáculo de sus estudiantes. Una vez más el Colegio de Abogados le señala al gobierno del Estado Libre Asociado el camino que conduce a las más funda- mentales reivindicaciones puertorriqueñas (págs. 114-115).

¿En qué otros países existe un sistema educativo en el cual se enseñe obligatoriamente un idioma extranjero desde el primer año de escuela elemental? Contestación: En ninguno. Segunda: ¿Es Puerto Rico la excepción por razones pedagógicas y cultura- les o por razones políticas? Si somos la excepción por razones de superioridad pedagógica y cultural, entonces sería deber moral nuestro comunicarle la buena nueva al resto del mundo para que nos imite; si, por el contrario, somos la excepción por razones de inferioridad pedagógica o política, entonces sería nuestro deber moral y patriótico completar la reforma iniciada en 1949 para situar todo nuestro sistema escolar en concordancia con las normas educativas que rigen y han regido siempre en los demás países (págs. 56-57).

Rechazamos la alegación de que son los padres de familia quie- nes han impuesto ese sistema a la escuela católica. Lo que la gran mayoría de los padres, por razones obvias, demanda en este sen- tido de la escuela (pública o privada, católica o no católica) es que enseñe bien el inglés. Ningún padre bien informado puede exigir que, para el propósito de enseñar bien un idioma diferente al materno, la escuela adopte y mantenga un sistema que, por el hecho de lesionar gravemente el idioma materno, jamás se ha establecido, para dicho propósito, en ningún país del mundo, in- clusive en los Estados Unidos. pág. 167.

Es gloriosa la tradición educativa de la Iglesia Católica y, en los últimos siglos han brillado, como precursores y fundadores de los modernos sistemas de enseñanza, figuras tan ilustres como Santa Ángela Merici, San Ignacio de Loyola, San José de Calasanz, San Juan Bautista de La Salle —considerado como el padre de la moderna pedagogía—, Santa Magdalena Sofía Barat, y el Beato Marcelino Champagnat. Es doloroso que, contando con tales an- tecedentes, nuestra escuela católica, que pudo y debió haber sido no sólo la colaboradora sino la iniciadora del movimiento que llevó a la adopción del español como idioma de la enseñanza en Puerto Rico, mantenga una posición contraria al régimen peda- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxxv

gógico vigente en la escuela pública y cuya aplicación a todo el sistema educativo de Puerto Rico es de vital importancia para la formación de nuestros niños, el porvenir de la cultura puertorri- queña y el bienestar de la religión misma (pág. 167-168).

No hay razones que puedan justificar esta situación anómala y contraria a los mejores intereses de nuestros niños, de Puerto Rico, y de la misma Iglesia, situación que entendemos es única en los anales de la catolicidad (pág. 166).

No es la voluntad de los padres de familia, ni la de los maes- tros, ni la del Secretario de Instrucción Pública, ni la del Gober- nador, ni la de las Cámaras Legislativas, ni la de los sacerdotes, ni la de la jerarquía eclesiástica, ni la del Colegio de Cardenales, ni la del mismísimo Papa, lo que determina el idioma en que deba enseñarse a los niños en Puerto Rico o en cualquier otro país; lo que determina el idioma de la enseñanza es un simple hecho: la lengua vernácula de los estudiantes. Y es que en este asunto coin- ciden el sentido común y la ciencia pedagógica. Sobre esta mate- ria no cabe tener opiniones propias ni caben diferencias de crite- rio entre intelectuales y no intelectuales, feligreses o no feligre- ses, padres de familia o maestros, ricos o pobres, católicos o no católicos, cristianos o gentiles. Es por estas razones que a los ni- ños de Francia —tanto en las escuelas públicas como en las pri- vadas— se les enseña en francés, que a los de Alemania se les enseña en alemán, que a los de Estados Unidos se les enseña en inglés, que a los del Japón se les enseña en japonés, que a los de China se les enseña en chino, a los de Suecia se les enseña en sueco y, a los de Puerto Rico, en español, excepto a los niños de la Academia San José y otras escuelas privadas que, como ésta, se empeñan en dar la espalda a la realidad cultural puertorriqueña, a la ciencia pedagógica y al sentido común (pág. 178).

...de acuerdo con las directrices de la Santa Sede, los sacer- dotes, misioneros y maestros, en el mundo entero, enseñan en el idioma de los educandos, aún en aquellos casos en que dicho medio lingüístico no es tan siquiera un idioma de los considera- dos de importancia universal (págs. 89-90).

[Con relación al problema todavía existe, en muchas escuelas priva- das donde si ya por fin las clases se conducen en español, los textos todavía son en inglés; contrario a las normas universales de enseñanza.] xxxvi ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Le incluyo fotocopia del anuncio publicado por la importante casa editora norteamericana McGraw-Hill Book Company. ... durante los próximos dos años ya estarán listas las traduc- ciones al español de los textos avanzados del idioma inglés para que, así, se haga realidad, en todos sus aspectos, la enseñanza en el vernáculo en las escuelas privadas de Puerto Rico en las cuales todavía se enseña en un idioma que no es el vernáculo de los estudiantes (págs. 146-147). OBRAS COMPLETAS • IDIOMA xxxvii

IDIOMA xxxviii ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 1

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS 2 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 3

IDIOMA Y STATUS

Siempre resulta revelador observar los esfuerzos que reali- zan los líderes estadistas1 del país cuando tratan de conciliar su prédica de integración política a los Estados Unidos con su alegado interés en que se conserven el idioma y la cultura de Puerto Rico. Fueron ingentes los esfuerzos que hicieron en las vistas sobre el tema socio-cultural, celebradas por la Comisión de Status, para convencer a los delegados norteamericanos de la posibilidad de armonizar la estadidad y la cultura puertorri- queña. Como un elemento de prueba presentaron no menos de quince testigos, y, entre ellos, hasta una joven estudiante de escuela superior, de Morovis, quien habló y cantó en español e inglés en una demostración de ambivalencia cultural, ejemplo de lo que –según los estadistas– llegarían a ser los niños de Puerto Rico si adviniésemos a la estadidad. Los miembros norteamericanos de la Comisión contempla- ron, seguramente con una mezcla de curiosidad y extrañeza, el

1 Nota de los Editores para toda la obra sobre la palabra estadista: Es uso y costumbre en Puerto Rico utilizar el término estadista (en vez de estadoísta o estadidista) no como significativo de ser una “persona versada en los nego- cios concernientes a la dirección de los Estados, o instruida en materias de política”, sino para así designar, a los que favorecen la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos de América bajo la condición de estado federal. 3 4 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO desfile de los testigos asimilistas que decían ser tan america- nos como ellos, a la vez que hacían protestas de lealtad a su propio idioma y cultura. ¡Pero sucedió lo inevitable! Llegó el informe de la Comisión, y, con éste, el golpe de gracia a la pretensión estadoísta. A pesar de que en el informe se le da un tratamiento eufemístico al problema de la estadidad en relación con el idioma y la cultura puertorriqueñas, la Comi- sión no pudo menos que diferenciar nuestro caso del de Hawaii, subrayando su peculiaridad. “Hay una cuestión cultural rela- cionada con la estadidad. Si Puerto Rico se convierte en un estado se dará el caso de que se incorpora a los Estados Unidos un área (sic) con una cultura característica y homogénea”, afir- ma la Comisión. Y después de decir en passant que no cree que la estadidad “requiera necesariamente la entrega del idioma español” y el “abandono de un rico patrimonio cultural”, ma- nifiesta que, si Puerto Rico se decidiese algún día por la estadidad, esta determinación deberá revelar el deseo de “for- mar parte integral de la nación americana”. “La estadidad —concluye la Comisión— necesariamente envolverá una adap- tación de idioma y cultura (de parte de Puerto Rico) con el resto de los estados federados de la Unión”. No creo que pueda haber duda —ni aún en la mente de los estadistas más ingenuos— de la “adaptación” cultural, a que se refiere el informe de la Comisión, querer decir, entre otras cosas, que los norteamericanos ya residentes, así como los que viniesen a residir a Puerto Rico (y lo harían por docenas de millares si entrásemos en la Unión) se negarían a reconocer el español como idioma de Puerto Rico (tal y como lo hace la gran mayoría de ellos, en la actualidad, en el Estado Libre no soberano) y fácil- mente lograrían que el inglés se impusiese como idioma de la Legislatura, de los tribunales, de la Rama Ejecutiva y de la ense- ñanza en todas las escuelas. Muestra anticipada de que ello sería así es la declaración no ya de un inmigrante norteamericano, sino de un líder estadoísta puertorriqueño, el señor Luis A. Ferré, quien, en El Mundo del 13 de julio pasado, acusa al Tribunal OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 5

Supremo de Puerto Rico de “estrechez de interpretación” al “pro- hibir el uso del inglés en nuestros procesos judiciales”. A pesar de la intensa lucha sostenida por la representación estadista en el seno de la Comisión para lograr que ésta usa- ra un lenguaje extremadamente cuidadoso en la parte del informe que trata el tema del idioma y la cultura en relación con la estadidad —a fin de que no se destacara la incongruen- cia de esta fórmula de status con nuestro idioma y nuestra cultura— no fue posible soterrar lo que es del todo evidente: que la estadidad necesariamente supone —si no la entrega o liquidación total de nuestro idioma y nuestra cultura— la subordinación de éstos al idioma nacional y a las formas cul- turales de los Estados Unidos. Así mismo, sin ambages, lo expresó un destacado miembro de la Comisión, el senador Henry M. Jackson, al afirmar, en su declaración suplementa- ria al informe de la Comisión, que: “Una condición previa a la estadidad tiene que ser la del reconocimiento y aceptación del inglés como idioma oficial”. Y el líder del grupo de congresistas que favorece la estadidad para Puerto Rico, el representante Leo O’Brien, al comentar las declaraciones del senador Jackson, reveló el pobre concepto que le merece el idioma de los puerto- rriqueños al comparar nuestra situación con la de Hawaii, en donde —dice— “hay una diversidad de dialectos y, sin embar- go, es Estado” (, 6 de agosto de 1966). El propio senador Jacob K. Javits, en una declaración suplementaria destinada a restarle efecto a las diáfanas manifestaciones del senador Jackson, dijo: “La cuestión de un idioma oficial, o idiomas oficiales, surgirá naturalmente y requerirá zanjarse al tiempo en que la estadidad pueda establecerse... La capaci- dad bilingüe en Puerto Rico está creciendo a tal ritmo que irá aminorando su importancia (la de cuál sería el idioma ofi- cial) con el correr del tiempo”. En otras palabras, afirma Javits, que cuando la estadidad pueda establecerse el inglés será el idioma principal de los puertorriqueños y, por lo tanto, no hay que adelantarse a hacer ahora declaraciones impolíticas 6 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO como las del senador Jackson. Lo cual confirma lo dicho por los señores Muñoz Marín, Negrón López, y Moscoso, en su declaración suplementaria, la cual lee como sigue: “El Con- greso no admitirá a un estado en la Unión hasta que esté convencido de que el inglés es el idioma predominante de su pueblo”. Hay que acreditarle a la Comisión del Status, entre otras cosas, el haber alertado de esta forma a los puertorriqueños respecto a las destructoras consecuencias culturales que, para nuestro pueblo, conllevaría la estadidad. Le ha rendido así al país un servicio análogo al que acaba de hacerle a Puerto Rico el gobernador Sánchez Vilella al declarar que la venta de em- presas puertorriqueñas a intereses extranjeros y la sustitución de capital puertorriqueño por capital norteamericano, de con- tinuar al presente ritmo, podría transformarnos en una “socie- dad de conductores de taxis y ‘botones’ de hoteles” (El Mundo, 9 de agosto de 1966).

El Mundo, 16 de agosto de 1966. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 7

TRECE AÑOS DESPUÉS

En su edición del 17 de septiembre, el diario The San Juan Star comentó editorialmente la noticia de que la importante firma norteamericana Eli Lilly & Company establecerá en Puer- to Rico dos plantas para manufacturar productos farmacéuti- cos con una inversión total de quince millones de dólares. En el editorial se da por sentado que en dichas plantas, así como en la Commonwealth Oil, la Phillips Petroleum, y en todas las industrias de alto nivel tecnológico y científico que se establez- can en el país, el idioma de los procesos industriales deberá ser el inglés. El personal puertorriqueño que solicitare empleo en esas industrias localizadas en nuestro suelo, y no en los Esta- dos Unidos, tendría que adaptarse al idioma inglés o, de lo con- trario, como es de suponerse, no conseguiría trabajo en dichas empresas. La presunción del editorialista del San Juan Star es total- mente errónea. En todas partes del mundo el idioma de los procesos industriales es el del país en que radican las plantas. El español es el idioma de la industria, la ciencia, la tecnolo- gía, las finanzas, y el comercio, en todo el mundo hispánico. Si la empresa Lilly, o la Commonwealth Oil, o la Phillips Petroleum, establecieran plantas en España, Colombia o Costa

7 8 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Rica, el español se utilizaría en todos sus procesos industria- les. Sería el francés si las establecieran en Francia, Guadalupe o Martinica. No hay razón alguna para que se pretenda variar esta norma universal en el caso de Puerto Rico. Ya en el 1953 don Luis Muñoz Marín advirtió en un discurso pronunciado ante el magisterio del país y titulado El estilo de vida puertorriqueño: “Creo que estamos cerca del preciso mo- mento histórico en que si no tomamos comando deliberado del proceso cultural, a base de examinar cómo es y de exami- narnos sobre cómo debiera ser, se puede malograr la persona- lidad puertorriqueña... y perder la personalidad un pueblo es perder su vida aunque subsista y se multiplique y mejore en técnicas y saberes la de sus individuos”. Es evidente que estamos viviendo el momento histórico que hace trece años vio don Luis Muñoz Marín en su memorable discurso. ¿No es suficiente prueba de ello el que alrededor de cincuenta mil alumnos puertorriqueños de instituciones edu- cativas privadas, incluyendo sus niveles universitarios (que prácticamente componen la élite socio-económica del estudian- tado del país), reciban su formación intelectual en un idioma que no es su vernáculo? ¿No constituye prueba corroborativa el que los estudiantes de medicina y odontología de la Univer- sidad de Puerto Rico también reciban la enseñanza de todas las materias en el idioma inglés? ¿No es de público conoci- miento la marcada tendencia a subordinar, y aún a suplantar, el español en la actividad profesional, cívica, financiera y mer- cantil? ¿No son ostensibles las serias y crecientes dificultades que, para expresarse en su lengua, experimentan no sólo los puertorriqueños legos sino hasta los mismos universitarios y profesionales? ¿Es que también vamos a permitir que, a cam- bio de ganarse la vida en fábricas que radican en su propia tierra, millares de puertorriqueños tengan que renunciar en su trabajo al uso de su propio idioma? En relación con este asunto es pertinente el recordar uno de los principios morales propugnados por Juan XXIII en su inmortal OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 9 encíclica Pacem in Terris: El principio de que toda ayuda eco- nómica que una nación rica (o sus intereses privados) le ofrez- ca a una menos afortunada (ya sea a su gobierno o directa- mente a su pueblo) no debe ir acompañada por la intención de predominio cultural, o de ninguna otra índole, de suerte que se “respeten con gran esmero las características propias de cada pueblo y sus instituciones tradicionales y se abstengan de cual- quier intento de predominio”. Esta norma moral deberá apli- carse con tanto mayor rigor en casos en que, como el que nos ocupa, se trata de inversiones de capital hechas con fines ex- clusivos de lucro. Volviendo a lo expresado por don Luis Muñoz Marín, no debe- mos olvidar que en el 1948, cinco años antes de que el ex-Gober- nador expresara su preocupación por el futuro de nuestra per- sonalidad cultural, ya el eximio poeta Pedro Salinas nos había advertido: “Si los síntomas de desnaturalización inútil de la lengua, tan perceptibles y en aumento, no mueven a la acción, y se deja suelta a su propensión, al abandono de toda norma, considerando que no hay que hacer nada, adoptando la posición que yo llamo panglossista, es muy probable que a la lengua de Puerto Rico le esperen, en un futuro próximo, daños irreme- diables”. (Discurso de graduación de 1948 en la Universidad de Puerto Rico, titulado Aprecio y defensa del lenguaje.) Ante tan elocuentes hechos y claras palabras: ¿Qué espera- mos los puertorriqueños para actuar? ¿Qué razones puede ha- ber para que no asumamos, sin más tardanza, lo que don Luis Muñoz Marín llamó el “comando deliberado de nuestro proce- so cultural”? El Instituto de Cultura Puertorriqueña, la Universidad de Puerto Rico, el Departamento de Instrucción Pública, la Admi- nistración de Fomento Económico y el Departamento de Co- mercio deben aunar esfuerzos para realizar un estudio sobre el presente estado de la personalidad cultural puertorriqueña en todas las fases de la actividad social de nuestro pueblo. La in- tervención de estas entidades gubernamentales, así como la 10 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO acción oficial que se tome para implantar las recomendacio- nes del estudio, contribuiría poderosamente a evitar que conti- núe el proceso de erosión y desplazamiento de nuestro idioma y formas culturales. En la celebración del último aniversario del Estado Libre Asociado, el juez Abe Fortas, del Tribunal Supremo de los Es- tados Unidos, en representación del Presidente Johnson, pro- nunció un discurso en el que atribuyó gran importancia a la completa autonomía que, según él, disfruta Puerto Rico en sus presentes relaciones con los Estados Unidos. Si tal autonomía existe, el Estado Libre Asociado está gravemente obligado a hacerla efectiva para detener el proceso de destrucción cultu- ral de nuestro Pueblo.

El Mundo, 3 de octubre de 1966. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 11

LAS ESCUELAS PRIVADAS Y EL INGLÉS

¿Sabía usted que hay todavía millares de escolares en Puerto Rico que reciben la enseñanza de Aritmética, Geografía, Historia, Ciencia y otras asignaturas en el idioma inglés? Tal cosa parecerá increíble, pero es una realidad. Se calcula que en las escuelas privadas alrededor de 50,000 alumnos puer- torriqueños cursan estudios bajo este plan de enseñanza. Esta cifra representa alrededor del 7% de toda la población escolar. Pero no es sólo al criterio numérico al que debemos recurrir para evaluar lo que esta situación representa para el país. Hay que destacar el hecho de que la mayoría de esos 50,000 escola- res provienen de las clases acomodadas y por ello es natural suponer que en el futuro ocuparán posiciones de importancia en la vida de nuestro pueblo. Su influencia social será, por con- siguiente, mucho mayor que la que ejercerían por su simple proporción cuantitativa. Hecha esta pertinente observación, procede la pregunta: ¿Por qué los directores de estas escuelas privadas –en su gran mayo- ría denominadas católicas– insisten en usar para la enseñanza de todas o casi todas las asignaturas un idioma que no es el vernáculo de los estudiantes? ¿Qué les motivará para insistir en el empleo de este método educativo? ¿Hay razones de tipo

11 12 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO pedagógico o cultural, o de otra clase, que respalden su acti- tud? Veamos. No tienen el respaldo del Secretario de Instrucción Pública, que hace valer para la escuela pública –al igual que lo hicieran sus antecesores en el cargo, desde 1949– la enseñanza en el idio- ma de los escolares, por considerarla la única pedagógicamente correcta. No tienen el respaldo de los educadores o pedagogos. No se conoce, en Puerto Rico ni en ninguna otra parte del mundo, un solo educador o pedagogo que favorezca la enseñanza en un idioma que no sea el vernáculo. Desde las advertencias de Plutarco para evitar la corrupción del idioma griego, hasta las enseñanzas de Nicholas Murray Butler, Michael West, Stanley Hall, James Johnnot, y F.C. Woodward, norteamericanos; Marcel Prevost, francés; S.S. Laurie, escocés; Charles Balby, suizo; Henry Newbolt, y H. A. Fisher, ingleses; y de los puerto- rriqueños José Padín, Mariano Villaronga, Rubén del Rosario, Jorge Luis Porras Cruz, Antonia Sáez, Ismael Rodríguez Bou, Ángel Quintero Alfaro, y el actual Secretario de Instrucción Pública, doctor Ramón Mellado, todos los educadores han re- pudiado el absurdo pedagógico de usar como medio de ense- ñanza un idioma que no sea la lengua materna de los alumnos. No tienen dichas escuelas el respaldo de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, que invariablemente se ha manifes- tado a favor de la enseñanza en español. No tienen el respaldo de ninguna asociación internacional ni nacional de educadores. Es significativo el que la Asocia- ción Nacional de Educación de los Estados Unidos haya lo- grado que el Gobierno Federal de dicha nación destine mi- llones de dólares para proveer enseñanza en español, en sus escuelas primarias, a todos los alumnos cuyo vernáculo sea ese idioma. No tienen el respaldo de sistemas educativos similares exis- tentes en otros países que pudieran ofrecer como ejemplo. Invitamos a los directores de estas escuelas a que muestren un OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 13 solo caso de otro país (excepto en comunidades en donde el vernáculo es un mero dialecto o no es una lengua literaria) en que la enseñanza se imparta en un idioma distinto al de los alumnos. No tienen el respaldo de la Iglesia Católica. Bastará con leer el Decreto Ad Gentes sobre la actividad misionera de la Iglesia y la Declaración Gravissimum Educationis sobre la educación cristiana de la juventud, aprobados por el Concilio Vaticano II, para percatarse del valor que en el proceso educativo reconoce la Iglesia a los idiomas y culturas nacionales. No tienen, por supuesto, el respaldo de los Obispos de Puer- to Rico, quienes siempre se han negado a endosar este método de enseñanza. No tienen el respaldo de la Asamblea Legislativa. Tampoco lo tienen del Partido Popular, del Partido Independentista, del Partido Unión Puertorriqueña, del Partido Auténtico Soberanista, del Partido Nacionalista, del Movimiento Pro In- dependencia, y ni aún lo tienen del Partido Nuevo Progresista. Y no tienen, por último, el respaldo del sentido común, que claramente señala como contrario a la naturaleza la instruc- ción en un idioma extraño. Pero el lector se preguntará: ¿Entonces, cómo es posible que se persista en mantener semejante absurdo? Más aún, ¿cómo es posible que estas escuelas pretendan conseguir ayuda económi- ca del estado, a la vez que contravienen su correcta política edu- cativa? Alegan muchos de sus directores que son los padres de los alumnos quienes les imponen este tipo de enseñanza. Ante tal defensa procede contestar que un educador no puede renun- ciar a los principios más elementales de la pedagogía para com- placer los deseos arbitrarios de quienes, por motivos ajenos a la enseñanza, le causan –sin tener conciencia de ello– tan grave daño intelectual a sus hijos. En las cuestiones relativas al méto- do de instrucción son las normas de la ciencia pedagógica las que deben prevalecer y no la voluntad de los padres. A lo que sí tienen éstos perfecto derecho es a exigir que la escuela enseñe a 14 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO sus hijos, y con corrección, uno o varios idiomas distintos del vernáculo. Ahora bien, ¿es cierto que la mayoría de los padres exigen que la enseñanza se conduzca en inglés? Por respeto a la inte- ligencia de éstos siempre he puesto en duda tal cosa. Lo que realmente desean es que sus hijos aprendan, entre otras materias, buen inglés –a lo cual no se opone nadie en Puerto Rico– no a que se les enseñe Aritmética, Historia y demás asignaturas en inglés. En Suecia, Dinamarca, Suiza, Holanda, y otros países, muchas personas dominan el idioma inglés, aprendido “en la forma co- rrecta” como asignatura, a la vez que reciben la enseñanza de todos los conocimientos en el idioma de su país. Sobre este tema el educador puertorriqueño doctor Pedro A. Cebollero, quien por varios años fue decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Puerto Rico, dijo lo siguiente en su libro La política lingüístico-escolar de Puerto Rico, publi- cado en 1945: “El uso del vernáculo está íntimamente ligado al desarrollo de la personalidad del niño. La privación de oportu- nidades para utilizarlo con satisfacción y la sustitución total o parcial del vernáculo por otro idioma, constituyen obstáculos para la integración de la personalidad del niño, cuya consecu- ción eficaz es una de las principales funciones de la educa- ción”. “La alegación —continúa Cebollero— de que todas las asignaturas de la escuela deben enseñarse en inglés, con el fin de proveer práctica en este idioma, equivale a admitir que el sistema educativo de Puerto Rico no existe principalmente sino para los fines de enseñar el inglés, más bien que para dotar al niño puertorriqueño de una educación completa. Para com- prender lo absurdo de esta tesis, bastará imaginarse cómo re- cibiría cualquier comunidad norteamericana la proposición de que todas las asignaturas del programa se enseñasen en fran- cés o en español, con el fin de que los niños practicaran el idio- ma extranjero objeto de su estudio”. “El intento de subordinar todas las actividades escolares al propósito de enseñar inglés, usando este idioma como vehículo —concluye Cebollero— es OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 15 la negación de todos los principios de la educación moderna” (págs. 117, 122, y 166). Recientemente se dio a conocer un plan del Secretario de Instrucción para establecer en nuestras escuelas públicas la enseñanza en inglés a los alumnos provenientes de los Estados Unidos, cuyo idioma vernáculo es dicho idioma, actuación que reafirma la posición pedagógica válida. Ahora bien, basándose en el mismo principio: ¿por qué el Secretario de Instrucción no formula un plan para que se enseñe en español a los alum- nos de nuestras escuelas privadas? Es hora ya de asegurarle a estos escolares el natural derecho a recibir su formación intelectual de la manera más favorable a la integración de su personalidad como estudiantes y como puertorriqueños.

El Mundo, 13 de junio de 1971. 16 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

UNA PETICIÓN ABSURDA

El pasado 19 de noviembre, en ocasión del acto celebrado en La Fortaleza para conmemorar el Descubrimiento de Puerto Rico, el gobernador Hernández Colón se reafirmó en la defen- sa de nuestro idioma y cultura nacional. He aquí uno de los párrafos sobresalientes de su discurso:

Son muchas las vicisitudes que ha sufrido nuestra len- gua materna. Pero afortunadamente ya en Puerto Rico te- nemos conciencia de que debemos conservarla y defenderla a cualquier precio. Nos alegra y satisface mucho el que este esencialísimo elemento de nuestra cultura nacional se haya fortalecido mucho gracias a que, entre otras medidas, res- tablecimos el uso del español en nuestras escuelas y tribu- nales de justicia y a que creamos el Instituto de Cultura Puer- torriqueña, que tanto ha hecho por despertar en nuestro pueblo la conciencia de sus raíces históricas y culturales (énfasis nuestro).

Felicité personalmente al señor Gobernador por sus patrió- ticas palabras. Aprovecho ahora la oportunidad para hacerlo públicamente.

16 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 17

Nunca antes un Primer Ejecutivo puertorriqueño se había expresado tan clara y rotundamente en defensa de lo que, con toda propiedad, él designa como nuestra cultura nacional. En un país como Puerto Rico, en donde la triste confusión produ- cida por setentiséis años de subordinación política, económica y cultural ha llevado a muchos a identificar el concepto de na- cional con lo norteamericano, las palabras del gobernador Hernández Colón, en franco reconocimiento y apoyo de nues- tra personalidad colectiva, merecen el aplauso de todo aquel que lleve a orgullo el ser puertorriqueño. ¡Cuán distante nos parece ahora la presente época de aqué- lla en que se forzaba la enseñanza en inglés en las escuelas públicas y en que hasta se llegó a estimular la producción poé- tica en dicho idioma! (en el Ateneo Puertorriqueño, por ejem- plo, se celebró en 1930 un certamen de poesía bilingüe, bajo el patrocinio del entonces gobernador Teodoro Roosevelt, hijo). Ahora bien, por más lejana que en muchos sentidos esté aque- lla época, lo cierto es que Puerto Rico se encuentra aún en medio de una dura contienda por conservar su perfil nacional. Y esto, no sólo en lo político y en lo económico, sino también en lo cultural. La realidad es que nuestra cultura está sometida cons- tantemente a las extraordinarias e injustas presiones que se derivan del status colonial. Antes de 1940 —por sólo mencionar un pequeño detalle— las normas oficiales obligaban a nuestros policías a llevar en sus uniformes la identificación de “Insular Police”. ¿No sería absur- do, además de ridículo, que regresáramos a aquella época? Sin embargo, ¿no debiera parecernos a todos también absurdo y ridículo el que nuestros barberos coloquen en sus negocios, no sólo de la Avenida Ashford, sino desde Fajardo hasta Cabo Rojo, letreros que dicen “Barber Shop”? Es imperativo transformar la mentalidad de todos los puertorriqueños que creen añadir un codo a su estatura sustituyendo su idioma por uno que no es el suyo. Tenemos que deshacernos de este mito. Si queremos llegar a la plena afirmación de nuestros valores nacionales 18 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

—y ello sin desprecio de la riqueza cultural que representan el inglés y todos los grandes idiomas del mundo— tenemos que orientar a nuestros compatriotas para que destruyan las cade- nas del complejo de inferioridad que les lleva a hacer hasta el ridículo en el empleo innecesario y extravagante del idioma inglés. No necesitamos mucho esfuerzo para dejar demostrado que no exageramos al hacer las anteriores afirmaciones. ¿Cuál es el idioma predominante en el proceso de industrialización de Puerto Rico? ¿En las finanzas? ¿En la actividad económica en general? Y aun en el campo cultural, ¿no representa una regre- sión la “Inter American University” con su política oficial a fa- vor del desacreditado concepto del bilingüismo? Sabido es que, por razón de la realidad que vivimos, con frecuencia se hace necesario que además del español se em- plee el idioma inglés, principalmente en los campos de activi- dad antes mencionados. Pero esto nunca justificará la supre- sión del español en las comunicaciones escritas de dichas acti- vidades bancarias, financieras e industriales La última muestra de la increíble tendencia a eliminar el empleo de nuestro idioma en el ámbito de la actividad econó- mica se ha puesto de manifiesto en el negocio de seguros. En El Mundo del 21 de diciembre pasado apareció la noticia de que algunas compañías aseguradoras que operan en el país están presionando al Comisionado de Seguros de Puerto Rico para que se les exima del requisito de traducir al español gran parte de los contratos de seguros que estas compañías hacen en Puerto Rico. Pregunto: ¿El mero hecho de que se formule semejante peti- ción, ¿no es prueba adicional de las arbitrarias presiones a que se encuentra sometido el idioma español en Puerto Rico? No me parece que sea necesaria mucha sabiduría para con- cluir que, por más plausibles que sean las palabras pronuncia- das por el gobernador Hernández Colón el 19 de noviembre pasado, Puerto Rico no podrá resistir por muchos años más la OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 19 avalancha asimilista norteamericana. A menos que actuemos rápidamente y nos dispongamos a reclamar y obtener del Con- greso la restitución al Gobierno de Puerto Rico de los poderes de soberanía que Estados Unidos conquistó por la fuerza en 1898. Sólo con esos poderes en manos de nuestro pueblo podre- mos ordenar juiciosamente nuestra economía y proteger con efectividad nuestro idioma y cultura. Sólo así evitaremos que se convierta, con el transcurso de los años, en añoranza de algo que dejó de existir, la histórica sentencia dictada en 1965 por el Tribunal Supremo de Puerto Rico, de la cual citamos a con- tinuación: “Es un hecho no sujeto a rectificación histórica que el vehículo de expresión, el idioma del pueblo puertorri- queño —parte integral de nuestro origen y nuestra cultura his- pánica— ha sido y sigue siendo el idioma español”. Esperamos que el Comisionado de Seguros, en cumplimien- to de la política oficial expresada por el Gobernador, por el Tribunal Supremo y, en repetidas ocasiones, por nuestra Asam- blea Legislativa, rechazará la absurda pretensión de las com- pañías de seguros de ignorar, en el texto de sus pólizas, nada menos que el idioma del país de donde derivan parte de sus beneficios económicos. ¡Y nada menos también que el idioma de los propios asegurados!

El Mundo, 28 de diciembre de 1974. 20 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

IDIOMA Y CONCIENCIA NACIONAL

Después de setentisiete años de casi absoluta hegemonía de Estados Unidos sobre Puerto Rico todos los puertorriqueños coinciden con firmeza en que el español debe mantenerse como nuestro idioma, no importa cuál fuere el destino político final del país. Es fácil hacer esta afirmación. Pero lo cierto es que hasta hace escasamente cinco años la misma no hubiese correspon- dido con la realidad. Fue necesario que los estadoístas escala- ran el poder político para que se convencieran, en frase de ellos mismos, de que “el idioma no es negociable”. Don Luis A. Ferré, al poco tiempo de haber tomado las rien- das del gobierno, y luego de fracasar en los diversos intentos que hizo para darle carta de normalidad a la comunicación en inglés entre puertorriqueños, tuvo que haber experimentado la sensación de que la muralla del idioma es realmente impene- trable. “Con el idioma hemos topado” seguramente se diría don Luis, parafraseando el célebre dicho de Cervantes. He aquí el origen de la “estadidad jíbara” y, con ella, del rotundo viraje dado por el Partido Nuevo Progresista a la política de asimila- ción cultural que en 1898 había iniciado el doctor José Celso Barbosa.

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Son muchas las tribulaciones que ha pasado y continúa pa- sando el alcalde Carlos Romero Barceló por haber expresado ingenuamente sus verdaderos sentimientos asimilistas de me- nosprecio a nuestra cultura e idioma. Hemos ganado, pues, la más importante batalla de la prime- ra etapa de la lucha que conducirá finalmente al total gobierno de Puerto Rico por los puertorriqueños. Debiéramos erigir un gran monumento para honrar a todos los que a lo largo de tantos años, y a costa de innumerables sacrificios, hicieron posible la salvación y triunfo final del idioma español en Puer- to Rico y, con ello, la supervivencia de la puertorriqueñidad. Del mismo modo que en la gesta militar de Bolívar no hu- biese podido producirse el triunfo de Ayacucho sin Carabobo y Junín, en esta batalla nuestra de carácter tan eminentemen- te civil, el triunfo del idioma tenía que preceder a todo el pro- ceso político que nos conducirá a la plena consolidación de la patria y la nación puertorriqueña. “El idioma no es negociable” afirman terminantemente los independentistas, populares, estadoístas, socialistas y marxis- tas. No existe un solo puertorriqueño que levante su voz para tomar excepción de lo que, por fin, después de setenticinco años, es el sentir colectivo de Puerto Rico. Sentir que ya había sido expresado, el 30 de junio de 1965, por nuestro Tribunal Supremo, en forma también terminante y definitiva. He aquí las palabras del tribunal: “Es un hecho no sujeto a rectificacio- nes históricas que el vehículo de expresión, el idioma del pue- blo puertorriqueño —parte integral de nuestro origen y cultu- ra hispánica— ha sido y sigue siendo el idioma español. En lo que llevamos del siglo XX el reclamo continuo ejercido por esta raíz y realidad de nuestra formación cultural y étnica ha hecho prevalecer el español, sin merma ostensible, en las ma- nifestaciones más íntimas y representativas de nuestra vida diaria: el hogar, la escuela, la religión, los negocios, la litera- tura, la política, las relaciones obreras y las actividades gene- rales de gobierno... El medio de expresión de nuestro pueblo 22 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO es el español y ésa es una realidad que no puede ser cambiada por ninguna ley”. Pero no debemos exagerar el verdadero alcance del triunfo logrado. Porque una cosa es defender el idioma como patrimo- nio esencial de una nación y otra el considerarlo como impor- tante elemento cultural de una mera comarca o región, o de un conglomerado humano. Para los independentistas el idioma es inseparable del con- cepto de nación. Así piensa también la gran mayoría de los populares. Los estadoístas, sin embargo, sólo consideran el idio- ma español como valioso elemento cultural que debe conser- varse dentro del ámbito nacional norteamericano. Hay un pequeño grupo de destacados dirigentes del Partido Popular cuya visión y concepto del idioma es muy parecida al que de éste tienen los estadoístas. Defienden el idioma español en Puerto Rico con la misma mentalidad con que lo hacen, dentro de los Estados Unidos, las minorías nacionales tales como los mexicanos y los puertorriqueños que allí residen. Estos dirigentes populares defienden el español no como el idioma de una nación —Puerto Rico— sino como el de un grupo nacional o cultura minoritaria dentro de los Estados Unidos. En este aspecto de su visión política dichos dirigentes proceden del mismo modo que los estadoístas. No parecen, por otro lado, tener cabal conciencia de lo que hacen. Pero la verdad es que la gran mayoría de los puertorrique- ños —populares, autonomistas e independentistas— aman y defienden nuestro idioma con plena convicción de que es un elemento vital e inseparable de la nación puertorriqueña. Con la conciencia de que Puerto Rico es un pueblo con tradición histórica y características propias y definidas, con el conven- cimiento de que tenemos un destino colectivo que no se iden- tifica con España, ni con los Estados Unidos, ni con ningún otro país. Con la seguridad de que para cumplir con ese desti- no el pueblo puertorriqueño necesita el apoyo de una verda- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 23 dera autonomía política, ya sea en la independencia o en un régimen —no importa su nombre— que reconozca a los puer- torriqueños plenos poderes para gobernarse a sí mismos. No basta, por tanto, con defender el idioma en Puerto Rico como lo hacen los mexicanos o los neoricans en los Estados Unidos. Aquello es, por supuesto, encomiable. Pero sólo repre- senta el clamor de un grupo, de una minoría nacional —no de una nación— en su justo afán de reafirmar su identidad dentro de la federación norteamericana. El pueblo puertorriqueño es una nación, no una minoría nacional o grupo cultural. Así piensa y siente la mayor parte de nuestros compatriotas. Así espero que algún día no muy lejano lleguen a pensar y sentir los votantes estadoístas y algunos di- rigentes del Partido Popular, cuya visión de Puerto Rico ape- nas ha rebasado la época en que Rosendo Matienzo Cintrón pudo decir, con profunda amargura, que Puerto Rico sólo era una muchedumbre. Debe llenarnos de júbilo el saber que ya no hay puertorrique- ños que consideren como algo inevitable, y mucho menos de- seable, la suplantación de nuestro idioma por una lengua foránea. Hemos dado un paso decisivo en nuestro desarrollo como Pue- blo. Redoblemos nuestros esfuerzos para dar el segundo paso: que todos nuestros compatriotas consideren y sientan nuestro idioma como una de las más valiosas y auténticas expresiones de la personalidad nacional puertorriqueña.

El Mundo, 24 de mayo de 1975. 24 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

EL IDIOMA DEL CLUB ROTARIO

Nadie podrá negar que durante los setentisiete años que lle- vamos de régimen norteamericano los puertorriqueños hemos rechazado todos los intentos realizados para destruir la uni- dad lingüística de Puerto Rico. Son muchas las ocasiones en que, en su lucha por romper las ataduras del coloniaje, nuestro pueblo se ha replegado para evitar una abierta confrontación con Washington. La enorme desigualdad de fuerzas nos ha obligado entonces a recurrir al tipo de resistencia que hemos dado por llamar “la pelea monga”. Pero hay algo con lo que los puertorriqueños nunca hemos transigido, sin importarnos las consecuencias. Me refiero al propósito de que nuestro pueblo abandone el uso general y cotidiano de su idioma, esa gran fuerza vital que ha hecho po- sible la supervivencia de Puerto Rico. Hasta la fecha no ha sido posible lograr —y estoy seguro que no lo será jamás— que los puertorriqueños se comuniquen entre sí mediante otro idioma que no sea el español. No fueron pocos los esfuerzos que durante los primeros cua- renta años de este siglo hicieron los directores de la escuela pú- blica —y los que después realizaron los dirigentes de muchas escuelas privadas— para tratar de lograr que los estudiantes

24 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 25 adoptaran el idioma inglés como medio de comunicación en- tre ellos durante algunos períodos de clase. Pero fracasaron rotundamente. Tampoco fueron pocos los esfuerzos que en el mismo sentido hizo el ejército de los Estados Unidos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Y también fracasa- ron. De igual manera se han frustrado todas las tentativas rea- lizadas por los anexionistas —desde la época del doctor José Celso Barbosa hasta la de don Luis Ferré— para lograr que los puertorriqueños usaran indistintamente entre sí el español y el inglés. Por supuesto que este “adelanto” se consideraba paso indispensable para el eventual uso del inglés como idioma “na- cional” de Puerto Rico. Ante esta política de asimilismo cultural, ¿cómo podía reac- cionar de distinta manera un pueblo con plena conciencia de que posee como idioma propio una de las cinco lenguas más importantes del mundo? Por ello tiene que haber sorprendido a todos los puertorri- queños la noticia de que el Club Rotario de San Juan ha reafir- mado la exigencia del uso exclusivo del idioma inglés en los actos y deliberaciones de dicha sociedad. Así, sin ninguna inhi- bición, lo hizo saber su Presidente al protestar públicamente por la violación que del Reglamento del Club había hecho un orador cuando se dirigió en español a su matrícula. La razón aducida por el Presidente para tratar de justificar tan increíble disposición reglamentaria es muy poco convin- cente. Alega que, aunque el idioma oficial de todos los clubes rotarios de Puerto Rico es el español, en el de San Juan se em- plea el inglés porque una proporción considerable de su matrí- cula se compone de norteamericanos. Cabe la pregunta: ¿Cuántos de dichos socios residen en Puerto Rico? Si son residentes, como seguramente lo son en su in- mensa mayoría, es de esperarse que aprendan el idioma del país en donde viven. Si no están dispuestos a aprenderlo, ¿por qué no organizan un Club Rotario para personas de habla in- glesa, ya sean residentes o transeúntes? En esta forma, el Club 26 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO cumpliría con el cometido de las sociedades cívicas y organiza- ciones de residentes de lengua extranjera que existen en Nueva York, París, México, Buenos Aires, y en todas las grandes ciu- dades del mundo. Es importante que los Directores del Club Rotario mediten sobre las anteriores preguntas. Como puertorriqueños ellos tie- nen una responsabilidad social y cultural que cumplir ante nues- tro pueblo. Y mal pueden descargar esa responsabilidad si el más antiguo e importante de sus clubes permite que se excluya de sus deliberaciones el idioma de los puertorriqueños. Francamente, yo no creo que los Directores del Club Rotario de San Juan hayan dado seria consideración a este asunto. Ellos han heredado una regla que seguramente fue puesta en vigor hace muchas décadas, cuando la calle de La Fortaleza pasó a llamarse Allen Street, el Campo del Morro se denominaba Fort Brooke, y se mantenía —desde 1898— como nombre oficial de la isla, Porto Rico. Pero los Directores, como puertorriqueños que son, tienen la obligación de reafirmarse con orgullo en sus valores históricos y culturales. Al igual que lo han hecho casi todos sus demás compatriotas. La verdad es que, más que extraño, resulta inconcebible que a estas alturas de nuestro desenvolvimiento como pueblo toda- vía exista este rezago colonialista tan característico de los pri- meros años que siguieron al 1898. Y resulta más inconcebible todavía cuando pensamos que no existe dirigente u organiza- ción política, cultural o social alguna en Puerto Rico —inclu- yendo a los dirigentes y a las organizaciones anexionistas— que aplauda la absurda norma, cuya vigencia acaba de ratifi- car, respecto de sus miembros, el Club Rotario de San Juan. Han sido frecuentes las ocasiones en que el Gobernador, la Asamblea Legislativa y el Tribunal Supremo de Puerto Rico, haciéndose portavoces del sentir colectivo de nuestro pueblo, han expresado que –sin menoscabo del conveniente aprendiza- je del inglés– el idioma de los puertorriqueños es y seguirá sien- do el español. Y hasta los tozudos y reaccionarios miembros OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 27 norteamericanos del Comité Ad Hoc acaban de reconocer que el idioma español no debe proscribirse en el Tribunal de Esta- dos Unidos en Puerto Rico. No tengo la más mínima duda de que represento el sentir de la casi totalidad de los puertorriqueños al afirmar que el Club Rotario de San Juan no debe insistir en mantener en vigor su anacrónica norma de excluir el español como medio de comu- nicación en sus reuniones. Así lo espera la casi totalidad de sus socios puertorriqueños y, estoy seguro, no pocos de sus miembros norteamericanos. Así lo espera el país.

El Mundo, 2 de agosto de 1975. 28 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

EL IDIOMA DE NUESTRA INDUSTRIA TURÍSTICA

¿Conoce usted algún país cuyo idioma nacional esté casi totalmente excluido como medio de comunicación escrita en su industria turística? La contestación a esta pregunta no re- sultará difícil. Especialmente para aquéllos que hayan viaja- do por el extranjero. En ninguna parte del mundo el idioma de la propia nación se excluye o cede el primer puesto, que lógicamente le corresponde, en su industria turística y en to- das las actividades del país. Por supuesto, nadie intenta en esta forma hacerle difícil la vida a los turistas. Todo lo contrario. Porque aquéllos que sa- len de su tierra a conocer otras lo que precisamente desean es venir en contacto con idiomas y culturas diferentes a la suya. Afortunadamente es una excepción el tipo de turista, de chata mentalidad, que pretende encontrar, en los países que visita, sus mismos patrones culturales. Cualquier persona que haya viajado por España —país tu- rístico por excelencia— habrá observado cómo en muchos lu- gares se emplean a veces hasta más de cinco lenguas. Pero tam- bién habrá visto que el idioma español siempre encabeza to- dos los mensajes y comunicaciones escritas.

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Es triste, muy triste, la contestación a la pregunta que inicia esta columna. Porque, al igual que en tantas otras cosas, no- sotros resultamos ser la excepción a la regla. Puerto Rico es el único país del mundo que en su industria turística emplea —por lo menos como medio de comunicación escrita en casi todos sus hoteles— un idioma que no es el suyo. Ese idioma es el inglés. Yo no sé qué pensarán sobre este particular los españoles, venezolanos, colombianos, dominicanos, mexicanos y muchos millares de hispanoparlantes que visitan anualmente Puerto Rico. Pero evidentemente les será chocante el uso exclusivo del inglés en la industria turística de un país que piensa, habla y siente en español. Esta situación, evidentemente anormal, acusa una grave fa- lla cultural y resulta ser, además, perjudicial para nuestros in- tereses económicos. ¿Cuál es la clave que pueda explicar tan extraña anomalía? A fin de encontrarla tenemos que retrotraer- nos a la fundación del Hotel Caribe Hilton hace veintiséis años. Cuando se estableció este hotel, pionero de nuestra industria turística, la tendencia en Puerto Rico era a identificar turismo con turismo norteamericano. Para esa fecha —1949— ya Puerto Rico había logrado res- catar, entre los valores que sufrieron el embate de la invasión política y cultural norteamericana a partir de 1898, muchos elementos fundamentales de su vida colectiva. Reimplantada la enseñanza en español en su sistema escolar público, y próxi- mo a crearse el Instituto de Cultura Puertorriqueña, el país marchaba hacia la plena afirmación de su personalidad na- cional. La organización de la industria turística se basó, sin embar- go, en presuposiciones no sólo erróneas sino completamente fuera de lugar desde el punto de vista de las realidades y pers- pectivas contemporáneas de la economía y del turismo mun- dial. La industria de turismo se había iniciado en Puerto Rico bajo la consigna de que debía mostrarse al turista no la verda- 30 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO dera personalidad del país sino su progreso en el camino de la norteamericanización. La presuposición era un verdadero ab- surdo: que mientras más se pareciera Puerto Rico a un estado norteamericano, mayor cantidad de turistas arribaría a nues- tras playas procedentes de Estados Unidos. Planteado en esta forma, nuestro turismo no era en realidad sino un sistema de promoción del anexionismo. Es de justicia reconocer, sin embargo, que, en medio de tan notable confusión, la apertura del Aeropuerto Internacional de Isla Verde fue ejemplo de sensatez en lo tocante a la política lingüística oficial. Son tres los idiomas oficiales presentes en todos los avisos del terminal aéreo: el español, el inglés y el francés. Sólo se destaca en el aeropuerto, como desconcertan- te excepción a la regla, la Oficina de Turismo, identificada ex- clusivamente en el idioma inglés. Hace algunos días el señor Thomas Zeisel, gerente general del hotel Holiday Inn, expresó en la prensa del país que, para el próximo verano, la mayor parte de los huéspedes de dicho ho- tel provendrán de México, Colombia y Venezuela. Con anterio- ridad, la Oficina de Turismo anunció la probable celebración en Puerto Rico, durante 1976, de una importante reunión de agentes de viajes de la América Latina. Cabe la pregunta: ¿Cómo se sentirán los turistas hispanoparlantes en un hotel localizado en un país de habla española que, como idioma de comunica- ción escrita, emplea casi exclusivamente el idioma inglés? Es evidente que la industria turística de Puerto Rico, para lograr un mayor desarrollo, tendrá que efectuar una reorientación de algunos de sus objetivos. Y uno de ellos es que debe ser factor afirmativo de nuestra cultura y personalidad nacional. En esta forma atraerá más turistas de Estados Uni- dos y ampliará sus horizontes, muy especialmente los de la América Latina y Europa. Nunca he cambiado impresiones sobre el tema de esta co- lumna con el actual Director de Turismo, el buen amigo Rober- to Bouret. Pero me basta conocer las nuevas orientaciones que OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 31 bajo su dirección se le han fijado a nuestra industria turística para deducir que este importante campo de nuestra vida eco- nómica y cultural está en muy buenas manos. El crecimiento de Puerto Rico hacia su propia afirmación como pueblo debe expresarse en todas las fases de su actividad social. Confiamos en que la industria turística, rectificados sus errores iniciales, se transformará en factor de creciente impor- tancia, no sólo en el orden económico sino también en la esfe- ra cultural.

El Mundo, 10 de enero de 1976. 32 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

EL INGLÉS: ¿CUÁNDO DEBE COMENZAR A ENSEÑARSE?

Nadie podrá negar que la casi totalidad de los escolares de Puerto Rico terminan sus estudios sin un buen conocimiento de los idio- mas español e inglés. Bastará oír la conversación de la generali- dad de nuestros compatriotas para advertir, de inmediato, la po- breza de su vocabulario, su encogida y vacilante expresión, así como los muchos errores sintácticos en que incurren. Al así escucharlos vienen a nuestra mente las palabras del insigne poeta Pedro Salinas: “¿No nos causa pena, a veces, oír hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las palabras, que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante no- sotros, avanza a trompicones, dándose golpazos, de impropie- dad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme seme- janza de lo que hubiera querido decirnos?”. Es muy triste admitirlo, pero, ¿no es cierto que las palabras del poeta Salinas son aplicables a un sector muy considerable de nuestros compatriotas? Por otra parte, nadie osará decir que los puertorriqueños –por el hecho de ser puertorriqueños– nacen con una natural inclinación a no aprender bien ningún idioma, ni tan siquiera su idioma materno. ¿Dónde está, pues, el secreto, la causa de esta extraña y anómala situación?

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Hace medio siglo un puertorriqueño de admirable cultura, desbordante talento y muy acusado sentido común, el ilustre don Epifanio Fernández Vanga, dijo lo siguiente: “Para apren- der inglés debemos conocer antes suficientemente nuestro idio- ma. ¿Cuándo es que, como promedio, nuestras generaciones tienen las nociones bastantes o el conocimiento suficiente de nuestro idioma nativo para emprender el estudio de una len- gua extranjera? Decididamente, y hablando en términos peda- gógicos —concluía Fernández Vanga— después que han ter- minado toda la instrucción elemental”. El doctor Pedro A. Cebollero, decano por muchos años de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Puerto Rico, pro- puso en 1945 que la enseñanza del inglés comenzara en el cuarto grado de primaria. Antes que Fernández Vanga y Cebollero expresaran sus cri- terios sobre la materia, el doctor Nicholas Murray Butler, emi- nente educador norteamericano y ex-Presidente de la Univer- sidad de Columbia, Nueva York, había defendido las mismas ideas pedagógicas. Y una autoridad en asuntos educativos, el profesor Carlos Balby, de la Suiza francesa, había dicho: “El estudio de una segunda lengua es estéril mientras no se haya removido en todas las direcciones la lengua materna, como a un terreno nuevo; si, por el contrario, el alemán, el inglés, el latín o el griego, llegan a su hora, es decir, no llegan temprano, encontrarán el terreno admirablemente preparado y, por las muchas diferencias que los distinguen del idioma materno, incitarán a un mejor conocimiento de éste”. Hay verdades que se proyectan invariables a través de los siglos. Hace dos mil años decía Plutarco: “Las personas que se asocien con el niño deberán hablarle en lengua griega, porque, si se le acostumbra a la conversación con gente de lengua bár- bara (extranjera), adquirirá, del trato con ellos, manchas que nunca más se borrarán de su espíritu” (énfasis nuestro). Butler, Balby, Fernández Vanga, y Cebollero no hicieron otra cosa que recoger, en sus escritos, esa certera verdad que expresara 34 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Plutarco hace dos mil años. Verdad que ha guiado y guía los sistemas de enseñanza de todos los pueblos del mundo con una sola excepción: Puerto Rico. ¿Por qué tiene que ser Puerto Rico la excepción? ¿Por qué? ¿Hasta cuándo vamos a penalizar a los escolares puertorrique- ños con un sistema de enseñanza que impone el aprendizaje de una lengua foránea desde el primer grado? Pero hay motivos para sentirnos esperanzados. Y para con- fiar en que, en un futuro próximo, nuestro sistema escolar se pondrá a tono con lo que es norma universal en el campo de la pedagogía. En un seminario sobre “Contacto de Lenguas” recientemen- te celebrado en la Universidad Católica de Puerto Rico, el doc- tor Luis Osvaldo Zayas, director del Departamento de Estu- dios Hispánicos de dicho centro docente, dijo: “No se debe en- señar inglés hasta después del sexto grado, de manera que, desde el Kinder hasta dicho grado, los estudiantes profundizarían en el vernáculo y, luego, a partir del séptimo, comenzarían a apren- der el inglés, ya que entonces tendrán la base profunda de la estructura lingüística del vernáculo”. En ese mismo seminario el filólogo alemán Gunther Haensch estuvo de acuerdo con la posición del doctor Zayas. Expresó que “para aprender una lengua extranjera primero es necesa- rio dominar a profundidad la lengua vernácula y que la mejor edad para comenzar a aprender una lengua extranjera es a los doce años”. Óigase bien esto: ¡a los doce años! En 1949 se puso fin, en el sistema escolar público de Puerto Rico, al absurdo sistema que empleaba el inglés como medio de enseñanza. Comprendo el por qué, en esa fecha, el gobierno de Puerto Rico no se sentía con el poder necesario para redon- dear la reforma del sistema educativo del país. Han transcurrido treintiséis años desde aquella memorable reforma. ¿No es tiempo ya de completarla, estableciendo el grado en que –de acuerdo con los principios pedagógicos y no OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 35 por razones políticas– deba ponerse al alumno puertorriqueño en contacto con el idioma inglés? Por el bien del aprendizaje de su propio idioma. Y por la conveniencia, además, de su ade- cuado conocimiento del idioma inglés.

El Mundo, 9 de octubre de 1976. 36 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 37

PONENCIAS 38 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 39

LA SIGNIFICACIÓN Y TRASCENDENCIA DE LA OBRA DE GERMÁN DE GRANDA GUTIÉRREZ

Ponencia leída por el Presidente del Ateneo Puertorriqueño en el foro celebrado en dicha institución el 19 de febrero de 1969. La misma sirvió de prólogo a la segunda edición del libro “Transculturación e interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporáneo”, de Germán de Granda Gutiérrez.

Se me ha pedido que analice en el breve término de veinte minutos las implicaciones políticas del libro Transculturación e interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporáneo (1898- 1968) del profesor Germán de Granda Gutiérrez. Aunque el tema sería más bien propio para una extensa conferencia, no podía declinar la invitación para participar en este acto. El mismo constituye un reconocimiento a su autor, ese distingui- do profesor español que vino a nuestra patria con el propósito de dictar una cátedra, y que, al cabo de un año de residencia y de actividad docente entre nosotros, conmovida su sensibili- dad moral e intelectual ante el drama de nuestro pueblo, nos regala este valioso libro, que surge en un momento crítico de

39 40 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO nuestra historia política1 como poderoso alegato en defensa del derecho de Puerto Rico a su existencia nacional. Debemos darle gracias a don Germán de Granda porque al escribir esta obra, en alto espíritu de hermandad hispana, fue más allá del cumplimiento de los deberes que le imponía su cargo. Y además, porque, al expresarse sobre nuestra situa- ción con entera libertad, honradez y valor, salva la responsabi- lidad histórica de la Madre Patria en un momento de grave peligro que vive esta parte de la Hispanidad que es Puerto Rico. Ya era tiempo de que sobre nuestro caso hablara un español, con y justicia, por los muchos que, ¡increíblemente!, se han manifestado y se manifiestan en favor de la asimilación cultural y política de nuestro pueblo, o sólo hablan sobre ello a medias, o sencillamente callan. ¡Gracias, pues, a De Granda, por haberle rendido este gran servicio a la verdad, a Puerto Rico, a España y a todo el mundo hispánico! Antes de proseguir creo necesario señalar que no me pro- pongo hacer una alabanza incondicional de su libro. No estoy de acuerdo con todos sus enfoques e interpretaciones; sin em- bargo, comparto su tesis fundamental y sus conclusiones, par- ticularmente la que señala que el más grave de los males que aquejan en este momento a la personalidad nacional puerto- rriqueña es el deterioro del idioma, empobrecido en el léxico y perturbado en la sintaxis. Me parece admirable el que una persona que hace muy pocos años vino por primera vez en contacto con nuestros problemas haya logrado, en tan corto término, tan profundo entendimiento de los mismos. Por otra parte estimo del todo conveniente que las conclusiones a que llega el autor en materia lingüística sean sometidas a corrobo- ración mediante un estudio científico complementario. Desde

1 En las últimas elecciones generales celebradas en Puerto Rico, el 5 de noviembre de 1968, resultó triunfante, aunque por pluralidad de votos (sólo obtuvo el 45% del total de votos emitidos), el partido polí- tico que postula la incorporación de Puerto Rico a los Estados como miembro de la federación norteamericana. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 41 que en 1948 Tomás Navarro Tomás publicara El español en Puerto Rico, no se ha hecho una investigación abarcadora sobre el estado de la lengua en el país. Sólo se han producido estudios referentes a problemas específicos. Esa investigación a fondo se hace necesaria no sólo porque ya han transcurrido veintiún años desde la publicación de la obra –veintiún años que en esta materia representan muchísimo más tiempo pues coinciden con la etapa de más profundo cambio social y cul- tural que se ha producido en Puerto Rico desde el 1898– sino porque Navarro Tomás circunscribió su estudio a la pobla- ción campesina, que era entonces la clase más importante en nuestra estructura social y la cual ha sido desplazada en sig- nificación e influencia por la creciente clase media, tan estre- chamente vinculada al actual desarrollo industrial del país. Como muy bien afirma este gran filólogo en su prólogo a la segunda edición (1966) de la referida obra: “Está por realizar- se el plan ideal que abarque el estudio del español de toda la isla en sus centros urbanos y en sus barrios campesinos y que señale sus distintos niveles entre ancianos, adultos y jóvenes, entre personas instruidas, semicultas e iletradas, y entre hom- bres y mujeres. La fisonomía, las tendencias, la vitalidad o de- cadencia y la firmeza o inseguridad de la lengua hay que bus- carlas en la entrelazada comunicación y convivencia de esos grupos sociales”. Hechas estas consideraciones iniciales procederemos a ana- lizar las implicaciones políticas de la obra cuya discusión nos reúne aquí esta noche. En primer término es de justicia manifestar que, antes de publicarse este libro, autores puertorriqueños y extranjeros habían abordado –algunos de ellos con acierto y brillantez– el gran tema de nuestro pueblo: el derecho de la nación puerto- rriqueña a dirigir su propia vida y a proyectarla en la historia. Basta con ojear las notas al calce y la bibliografía incluidas en la obra de De Granda para comprobar el hecho. Pero también es de justicia consignar que nadie había concebido su estudio, 42 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO como lo hace nuestro autor, a base de un análisis de la situa- ción del idioma desde el 1898 hasta el presente. Esta obra debe situarse a la altura de los penetrantes ensayos que componen los libros Insularismo, de Antonio S. Pedreira, y Prontuario Histórico de Puerto Rico, de Tomás Blanco —profunda inter- pretación de nuestro desarrollo como pueblo— así como del revelador estudio de los esposos Diffie, Puerto Rico: A Broken Pledge, (Puerto Rico: Una promesa incumplida), trabajos que tuvieron marcada influencia en la gestación de una era política que tiene sus raíces inmediatas en la década del treinta, se ini- cia en 1940 y termina el 5 de noviembre de 1968. Surge, pues, este libro de singular importancia en el preciso momento en que comienza una etapa, tal vez decisiva, en la lucha por la supervivencia nacional puertorriqueña. Está en orden advertir que el término transculturación se emplea en esta obra en su correcto sentido sociológico: la gra- dual sustitución o desplazamiento de una cultura por otra. Ha- cemos esta aclaración porque algunos usan el término en forma errónea, al equipararlo con el concepto de enriquecimiento cul- tural que describe el proceso normal y deseable de interacción entre pueblos que se tratan como iguales. A base de ese concep- to del término transculturación comienza De Granda por adver- tir dos épocas o etapas en el proceso de transculturación de Puerto Rico: el período que corre desde la invasión norteamericana hasta la ascensión al poder del Partido Popular Democrático en 1940 y el que transcurre desde esa fecha hasta el presente. Las dife- rencias fundamentales entre una y otra época las resume el au- tor de la siguiente forma:

1. “La velocidad del proceso de transculturación isleña no es constante desde 1898 hasta hoy, sino desigual. Muy lenta de 1898 a 1940, y, en cambio, acelerada en los años posteriores a esta última fecha”. 2. “También ha sido desigual la amplitud del fenómeno de transculturación en los dos períodos. Entre 1898 y 1940 sólo OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 43

fue afectado por él un sector relativamente reducido de la sociedad puertorriqueña: la incipiente clase media urbana y, en menor proporción, el proletariado azucarero. Entre 1940 y el momento actual, en cambio, prácticamente toda la comunidad es afectada por la transculturación, excepto dos grupos sociales marginales y progresivamente decrecien- tes: la élite intelectual humanista y algunos núcleos de la población campesina montañesa adscrita a las subculturas del café y del tabaco”. 3. “La profundidad de la transculturación isleña también ha variado entre 1898 y 1940 y desde esta fecha en adelante. En la primera etapa, grosso modo, quedó reducida la pene- tración del proceso a las esferas económica y política, to- cando sólo de modo tangencial lo sociocultural. En la se- gunda, la transculturación está afectando de lleno la esfera de la conducta y de los valores culturales”. 4. “La profundidad, amplitud y velocidad de la transculturación posterior a 1940 han producido un estado de desintegra- ción social y de anomía sicológica cuyas manifestaciones son cada vez más perceptibles”.

“Todos los síntomas —continúa De Granda— que evidencian sicológica y socialmente la presencia de un estado de ‘anomía’, concomitante normal de las etapas avanzadas del proceso de aculturación, se hallan presentes en el Puerto Rico actual. Ac- titud creciente de inseguridad, de incertidumbre, de ansiedad, impotencia existencial, pasividad y hastío como rasgo distinti- vo del “men” puertorriqueño, irresponsabilidad y escapismo como secuela de un sentimiento de inferioridad colectiva, es- tado de dependencia sicológica y existencial, minusvaloración de la propia imagen, frustración espiritual y soledad, son as- pectos diferentes de la caracterización interna, síquica, del puer- torriqueño proletario o, incluso, del perteneciente a la clase media”. Hasta aquí las palabras de De Granda. La prueba más elocuente de que hasta 1940 el proceso de transculturación no había afectado a nuestro pueblo lo 44 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO suficientemente como para poner en peligro su propia existen- cia, la constituyeron los acontecimientos del trienio 1937-1940, que llevaron al poder político a un partido dirigido por un gru- po de hombres y mujeres que creían no sólo en la justicia so- cial, sino también en la independencia como solución final al problema político de Puerto Rico.2 La demostración más clara de que desde 1940 hasta el presente el proceso de transcultura- ción ha conducido a nuestro pueblo a un estado peligrosamen- te cercano a la desintegración social y al desorden sicológico nos la ofrece el resultado de las últimas elecciones, aún hacién- dose abstracción del hecho de que en ellas influyeron notable- mente cuestiones de liderazgo y de continuismo político aje- nos a nuestros problemas fundamentales. La primera conclusión de tipo político a que llegaremos en este análisis es la de que mientras se mantenga el presente régi- men colonial, o sea, mientras el poder para tomar las decisiones fundamentales que afectan a Puerto Rico resida en los Esta- dos Unidos, no podremos detener el proceso de transcultura- ción, y con él la eventual desintegración de nuestra sociedad. No importa que los funcionarios coloniales sean puertorri- queños en vez de norteamericanos y que se nos permita tocar nuestro himno a continuación del de los Estados Unidos, o flo- tar nuestra bandera al mismo nivel de la norteamericana, la co- lonia seguirá siendo colonia, con todas sus realidades y conse- cuencias indeseables para nuestra vida de pueblo. Los hechos históricos confirman esta tesis. Es cierto que durante las primeras décadas del siglo la dirección de Instruc- ción Pública estuvo encomendada a norteamericanos, quienes en su inmensa mayoría y sin reparos de clase alguna manifes- taban que la educación tenía como principal propósito el americanizar a los puertorriqueños. Sin embargo, en esa épo- ca nuestra puertorriqueñidad era mucho más robusta de lo que

2 El Partido Popular Democrático, fundado y dirigido por Luis Muñoz Marín. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 45 es hoy. Ni los mismos anexionistas de entonces ocultaban su ardiente amor por el suelo que los vio nacer. Así, un Virgilio Dávila, alcalde de Bayamón, exclama en uno de sus poemas: “¡Yo no tengo más patria que Puerto Rico, no quiero más ban- dera que su bandera!” Cierto que el reestablecimiento del espa- ñol como idioma de la enseñanza en las escuelas públicas se logró después de 1940 —para ser preciso, en 1949— mediante disposición administrativa del Secretario de Instrucción Pú- blica, pero también es verdad que fue después del 1940 que se redobló en las escuelas privadas, cada vez más numerosas, el uso del idioma inglés como lengua escolar, con la aquiescencia del gobierno del Partido Popular. Es pertinente señalar al res- pecto que su dirigente máximo, Luis Muñoz Marín, por razo- nes de supuesta conveniencia política, manifestó que estas es- cuelas podían enseñar en inglés, a diferencia de la escuela pú- blica que enseña en español, alegando especiosamente que los padres deben tener libertad para escoger el idioma de la ense- ñanza de sus hijos. Es verdad que antes de 1940 no teníamos un Instituto de Cultura3 que fomentara, como lo ha hecho, y en tan magnífica forma, el conocimiento y difusión de nuestros valores cultura- les; sin embargo, nuestra pequeña clase media y nuestro gran proletariado de entonces eran mucho más puertorriqueños que lo que lo son 30 años después. Es también verdad que antes de 1940 no contábamos con la impresionante producción editorial sobre temas nacionales que ahora tenemos, ni habíamos desa- rrollado las artes plásticas, el teatro ni la música al nivel a que las hemos llevado 30 años después; sin embargo, la influencia de estos magníficos movimientos culturales no ha logrado re- ducir en forma perceptible la despuertorriqueñización de una

3 El Instituto de Cultura Puertorriqueña, organismo oficial del Gobierno de Puerto Rico, fue establecido por ley en el año 1955 para conservar, promover, enriquecer y difundir los valores del patrimo- nio histórico-cultural de nuestro pueblo. 46 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO parte considerable de nuestro pueblo. Como muy bien afirma De Granda, “antes de 1940 coexistía una personalidad indivi- dual y social normal con un estado general de miseria, mien- tras que después de esa fecha, a una relativa prosperidad eco- nómica y a un cierto ‘liberalismo’ político corresponde una personalidad puertorriqueña, individual y colectivamente tur- bada, neurótica, insegura y, en resumen, enferma”. No importan, repito, las variaciones en el grado de poder local, no importa —para recordar una acertada frase pronun- ciada en 1936 por Luis Muñoz Marín— que la colonia sea con cadena corta o con cadena larga. Si los puertorriqueños no te- nemos el poder de fijar nuestros propios aranceles de aduana, ni de establecer relaciones diplomáticas con otras naciones; si no podemos evitar que la metrópoli envíe nuestros hijos a sus guerras; si no está en nuestras manos determinar quiénes son las personas que deben o no entrar a nuestro territorio; si care- cemos de autoridad para dirigir y ordenar el desarrollo de nues- tra industria, economía y comercio; si no controlamos nues- tras comunicaciones con el exterior ni tenemos pleno dominio sobre las internas; si no podemos, en fin, tomar nuestras pro- pias decisiones sobre los asuntos que nos atañen como pueblo, aunque el Gobernador y los miembros del gabinete, los sena- dores, los representantes y el Jefe de la Policía sean puertorri- queños, no podremos subsistir como nación. ¿Cómo vamos a sobrevivir si, precisamente, esos poderes de que carecemos son utilizados por el Gobierno de los Estados Unidos, que injusta- mente los detenta, para fomentar la irrestricta penetración en nuestro país de las fuerzas económicas y culturales de la na- ción más rica, poderosa y expansiva del mundo? ¿Qué le ocu- rrirá, no a un país del tamaño y población de Puerto Rico, sino, por ejemplo, a Colombia, con una población ocho veces mayor que la nuestra y un territorio ciento veintiocho veces más ex- tenso, si para acelerar el crecimiento económico en su territo- rio y aumentar así, en forma más rápida, el ingreso per cápita de sus habitantes, se le ocurriese aceptar como propia la ciu- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 47 dadanía norteamericana, colocar al país bajo el dominio del Congreso de los Estados Unidos y abrir sus fronteras, sin limi- taciones, a las fuerzas económicas y culturales de esta nación? Después de transcurrido algún tiempo no hay duda de que a cambio de la entrega del país aumentarían los sueldos y salarios (que por supuesto jamás llegarían a ser comparables con los de Estados Unidos) y también aumentaría, por consiguiente, el in- greso per cápita de los colombianos. ¿Pero no sería esto impul- sar —siguiendo el modelo de Puerto Rico— la gradual desinte- gración de la nación colombiana, al promover, no el progreso de Colombia, sino el progreso de una economía extranjera en Co- lombia? ¡Absurda forma sería ésta de procurar el desarrollo eco- nómico de un pueblo a cambio de convertirlo en una legión de consumidores sin propósito nacional alguno; a cambio de la entrega de su soberanía política, a cambio de destruirle su pro- pia identidad, su propia personalidad, su propia vida! ¡Y pensar que se ha tenido y se tiene la osadía de proponernos como ejem- plo de relaciones políticas con los Estados Unidos a ser imitado por las naciones hermanas de Hispanoamérica! Hablar, por lo tanto, en forma vacilante, tímida e imprecisa, de un posible crecimiento político de Puerto Rico a base de las recomendaciones que puedan hacer al gobierno de los Estados Unidos unos Comités Ad hoc —comités conjuntos de norteame- ricanos y puertorriqueños dominados por mayorías de los pri- meros y cuyas funciones, casi dos años después del llamado Plebiscito de 1967, son poco menos que un misterio— signifi- ca no haberse percatado de que el momento histórico que vivi- mos exige la confrontación total con las fuerzas asimilistas que conducen el país hacia su entrega definitiva. ¿No está ya meridianamente claro, como dice De Granda, que todos los esfuerzos que ha hecho o pueda hacer el Estado Libre Asocia- do para proteger la personalidad puertorriqueña “no han podi- do ni podrán contrarrestar los resultados de una estructura económica en manos americanas; de una sociedad cuyas nor- mas y valoraciones calcan miméticamente las americanas; de 48 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO una tecnología, una industria y un comercio procedentes casi en su totalidad de los Estados Unidos”? Resulta, pues, evidente que aunque se transfiriesen algunos poderes políticos al pueblo puertorriqueño, si éstos no fueran precisamente aquéllos que le habilitaran para tomar las deci- siones fundamentales sobre sus procesos económicos, cultura- les y sociales, la transculturación y el desplazamiento conti- nuarían en forma más intensa para llevarnos eventualmente a la desintegración como pueblo. ¿No es suficiente prueba de que vivimos a merced de voluntades ajenas el hecho de que un hombre desconocido para los puertorriqueños, y residente fuera de nuestro territorio, como lo es Mr. Thomas W. Gleason, di- rector de las uniones marítimas de los Estados Unidos, pueda ordenar el virtual bloqueo comercial de Puerto Rico, tal como el que recientemente sufrimos, con graves pérdidas y trastor- nos para nuestra economía? Ningún país puede subsistir si no elimina a tiempo las causas generadoras de su propia disolu- ción. Nada que no sea la transferencia de la soberanía a Puerto Rico, llámesele como se le llame al sistema político resultante, podrá darnos el poder necesario para eliminar el peligro que se cierne sobre nuestra existencia misma. Este libro de Germán de Granda duele, y duele profunda- mente. Es cierto que al terminar de leerlo podemos correr el riesgo de caer en aquel trance depresivo que hizo exclamar al poeta Luis Muñoz Rivera:

Borinquen, la cenicienta, no puede romper su cárcel, porque faltan, vive Cristo, mucho nervio en su carácter, mucho plomo en sus colinas y mucho acero en sus valles, porque en sus campos no hay pueblo; porque en sus venas no hay sangre.

Pero también es cierto que este libro puede y debe servirnos de estímulo y acicate para despertar nuestra voluntad, activar OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 49 nuestras fuerzas y hacer que en forma resuelta nos pongamos de pie. ¡Ya es tiempo de que hagamos realidad el patriótico anhelo de Betances, de De Diego y de AIbizu Campos! ¡Ya es tiempo de que nos enfrentemos al problema de nuestra super- vivencia colectiva con la firme e inquebrantable determinación de resolverlo! Es verdad que la inmensa mayoría de los puerto- rriqueños (aun de aquellos que militan en el partido anexionista) desean, en mayor o menor grado, conservar su propia identi- dad cultural. Pero también es cierto que desde que se fraguó nuestra personalidad nacional, a principios del siglo pasado, los puertorriqueños han vivido, en su gran mayoría —primero bajo España y después bajo Estados Unidos— entregados a un anormal y peligroso dualismo sicológico-político: en lo cultu- ral –bajo ambas metrópolis— puertorriqueños; en lo político, anteriormente españoles y, desde 1898, norteamericanos. La experiencia que tuvo Puerto Rico bajo el dominio español du- rante el siglo pasado nos impulsó a la lucha por la libertad política a pesar de que dicho régimen, como es evidente, no podía conducir a la disolución de nuestra cultura. La experien- cia ha comprobado que, bajo los Estados Unidos, este dualis- mo, este ser y no ser, nos llevará eventualmente a la desapari- ción como pueblo hispanoamericano. ¡Pero aún estamos a tiempo para salvarnos! Todavía la ma- yor parte del propio liderazgo anexionista, incluso aquellos pocos que por desgracia han perdido los sentimientos y la con- ciencia puertorriqueña, saben que no tienen fuerza en el país para lograr el reestablecimiento de la enseñanza en inglés en las escuelas públicas; ni para transformar el Instituto de Cultu- ra Puertorriqueña en un mero centro de actividad folklórica; ni para abolir la autonomía universitaria; ni para introducir el inglés como idioma de las cámaras legislativas, la rama ejecu- tiva y los tribunales de justicia. Aún no ha llegado el momento en que los anexionistas se sientan con poder para suprimir la participación de Puerto Rico, como nación con representación propia, en las jornadas deportivas internacionales, o diluir a 50 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO los puertorriqueños en la delegación olímpica de los Estados Unidos, al igual que fue diluido el Regimiento 65 de Infante- ría4 en el ejército de los Estados Unidos. Que estamos a tiempo todavía lo comprueba el hecho de que el español fue el idioma usado en la ceremonia de toma de posesión de don Luis A. Ferré, primer gobernador puertorriqueño asimilista. Los anexionistas saben que la gran mayoría de los que les favorecieron con sus votos en las pasadas elecciones se consi- deran puertorriqueños y no desean que se les trate culturalmente como norteamericanos. Aun aquellos que, vícti- mas del complejo colonialista, redactan en inglés los anuncios de sus negocios, todavía hablan en español y se sienten puerto- rriqueños. De que lo anteriormente dicho corresponde a la rea- lidad lo comprueba el hecho de que el actual Comisionado Residente de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos (sin derecho a votar e incluso sin derecho propio a hablar en ese cuerpo legislativo), un connotado anexionista y asimilista, ha insinuado que el proceso de norteamericanización cultural que haría posible la estadidad tomaría no menos de un cuarto de siglo. Los que desean la asimilación de Puerto Rico por los Estados Unidos han fijado a este proceso un plazo de 25 años. Fijemos nosotros, los que queremos seguir siendo puertorriqueños, un plazo mucho más corto para poner fin, de una vez y para siem- pre, al peligro de extinción que desde hace 70 años se cierne sobre nuestra nacionalidad. Hagamos un esfuerzo por dar a co- nocer a todo el país la gravísima situación que denuncia este libro de Germán de Granda. Su mensaje de alerta sacudirá nues- tra conciencia puertorriqueña y ayudará a disponerla para la acción colectiva que ponga fin, en nuestra patria, al presente régimen de subordinación política, cultural y económica, que amenaza con destruir nuestra existencia como Pueblo.

4 Unidad del ejército norteamericano integrado casi exclusiva- mente por compatriotas nuestros. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 51

LA REFORMA LINGÜÍSTICA: UNA OBRA INCONCLUSA EN EL SISTEMA ESCOLAR DE PUERTO RICO

Ponencia leída el 24 de enero de 1975 ante el Congreso de la Len- gua, la Cultura y la Educación, auspiciado por el Instituto de Lexicografía Hispanoamericana y la Universidad de Puerto Rico en el Recinto Universitario de Mayagüez, Puerto Rico.

Es un hecho de carácter histórico que, poco después de la ocupación militar de Puerto Rico por los Estados Unidos en 1898, recobrada la serenidad luego de la confusión y el aturdi- miento que produjo aquel violento acontecimiento, las fuerzas representativas de la puertorriqueñidad se reagruparon para oponer firme resistencia al proceso de asimilación política, eco- nómica y cultural abiertamente iniciado por el nuevo sobera- no. Tres cuartos de siglo han transcurrido desde entonces. Na- die podría negar que, durante esos largos años, Puerto Rico ha realizado el milagro, no sólo de sobrevivir —que ya eso de por sí es mucho— sino de afirmarse en su personalidad nacional, de enriquecerla, de levantar con orgullo la bandera representa- tiva de sus valores históricos y culturales, en fin, de decirle a la nueva metrópoli, y al mundo entero, que ha rechazado la ruta

51 52 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO que conducía a su disolución y que se encamina, resuelto, a afirmar plenamente en la historia su personalidad colectiva. La prueba más rotunda de ello es que, al presente, ninguna entidad política, cultural o social puertorriqueña aceptaría la subordinación de nuestro idioma al idioma de la metrópoli, subordinación que fue acatada durante los primeros cuarenta años del siglo, no sólo por las esferas del gobierno local sino por destacadas personalidades así como por diversas organi- zaciones culturales, cívicas y sociales. Ésta es una realidad que debe complacer, no sólo a los puer- torriqueños sino a todo el mundo hispánico, así como a los hombres amantes de la justicia: el que a pesar de no tener po- deres soberanos en el ámbito político, el Gobernador, la Asam- blea Legislativa y el Tribunal Supremo de Puerto Rico, hayan defendido y defiendan el derecho y la determinación del país a continuar siendo lo que por su historia y su naturaleza es: una nación hispanoamericana. La primer gran demostración que dimos, en la lucha por la conservación y el enriquecimiento de nuestra personalidad nacional, fue el rechazo de aquel absurdo sistema que impo- nía la enseñanza en inglés de todas las materias en la escuela pública. Rechazo que alcanzó trascendencia internacional en los verbos resonantes de José de Diego y de Pedro Albizu Cam- pos, y que —después de una dura y larga batalla frente a po- derosas fuerzas, tanto en Puerto Rico como en Washington— culminó, en 1949, con la implantación de la enseñanza en el idioma nacional de Puerto Rico, y, ello, por decreto admi- nistrativo del entonces Secretario de Instrucción Pública, doctor Mariano Villaronga, decreto inalterado hasta nues- tros días. Han transcurrido veintiséis años, casi una generación, des- de la reforma de 1949. Mucho se ha progresado desde enton- ces en la producción de libros de texto en español, así como en la traducción, principalmente del inglés, de numerosas obras necesarias para la buena marcha de nuestro sistema educativo. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 53

Pero, a pesar de la reforma de 1949, hay todavía millares de escolares puertorriqueños que reciben la educación en inglés en muchas escuelas privadas que se obstinan en impartir la enseñanza en dicho idioma. El problema tiene vastas repercu- siones culturales. No se trata —como podrían pensar los dis- tinguidos visitantes de España, Hispanoamérica y Estados Uni- dos, que nos honran con su presencia en este Congreso— de cuatro o cinco liceos en donde los hijos de las personas de ha- bla inglesa, radicados temporeramente en Puerto Rico, reci- ben la instrucción en esa lengua. Esto, naturalmente, nos pare- cería muy razonable, pues no habríamos de negar a ellos, so pena de cometer una grave injusticia, el derecho que reclama- mos para nuestros propios hijos. Se trata, por el contrario, de todo un sistema de educación privada, cuya matrícula ascendía en 1974 a 99,765 alumnos, o sea, casi el 14% del total de 713,166 escolares que en ese año recibían la enseñanza en las escuelas públicas de Puerto Rico. Un sistema escolar en el cual no es obligatoria —como lo es en las escuelas públicas desde 1949— la enseñanza en el idioma materno de los estudiantes. Con la especial circunstancia de que los alumnos que concurren a estos planteles educativos pertenecen a la clase media alta o a la clase rica, por lo cual, inevitablemente, ejercerán en el futuro una gran influencia en nuestros asuntos políticos, económicos y culturales. Muchos pensarán —es lógico suponer— que si se hiciera obligatorio, en el sistema escolar privado, el empleo del co- rrecto principio pedagógico de la enseñanza en español, la re- forma de 1949 quedaría finalmente completada. Y que, natu- ralmente, sólo restaría, a1 igual que en todos los países del mun- do, mejorar la calidad de la enseñanza para lograr el desarrollo integral de la personalidad del alumno y así atender a las nece- sidades de la sociedad en que éste se desenvuelve. Es lamentable tener que afirmar que la anterior conclusión no sería válida, porque siempre subsistiría, tanto en la escue- la pública como en la privada, una realidad pedagógica que 54 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO constituye uno de los errores fundamentales de la educación en nuestro país, y causa principal de la mediatización que se refleja en el habla del puertorriqueño promedio. Bastará con escuchar la conversación de la generalidad de nuestros compatriotas para uno percatarse de la pobreza de su vocabulario, de su tímida y vacilante expresión, de los muchos errores sintácticos en que incurren. El gran poeta y mentor Pedro Salinas, en su célebre discurso pronunciado en 1944, en ocasión de la cuadragésima colación de grados de la Universi- dad de Puerto Rico, nos decía: “¿No nos causa pena, a veces, oír hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las pala- bra, que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante nosotros, avanza a trompicones, dándose golpazos, de impro- piedad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme semejanza de lo que hubiera querido decirnos?”.1 Bastará con escuchar el habla de los españoles, colombia- nos, cubanos, e hispanoamericanos en general, para uno ad- vertir que poseen mayor fluidez, más rico vocabulario, más co- rrección sintáctica, más seguridad en la expresión, que los puer- torriqueños. Todos sabemos que cuando estos últimos participan en asam- bleas o reuniones con españoles o hispanoamericanos, los que más se destacan —en términos generales, repito— por su ca- pacidad para comunicar oralmente con la mayor claridad y efectividad sus ideas, no son precisamente los puertorriqueños. Esto que hemos expresado es innegable, es el reconocimiento de un hecho. Y, por supuesto, no para que de ello surja una pre- sunción de inferioridad por parte nuestra. Ya dije antes que por haber conservado, nuestro idioma y cultura, nuestra personali- dad nacional en medio de las más adversas circunstancias histó- ricas —no empece ciertas deformaciones y enquistes, resultado inevitable de 76 años de intenso proceso de transculturación—

1 Pedro Salinas, Aprecio y defensa del lenguaje, Ediciones La Torre, Universidad de Puerto Rico, 1964, pág. 16. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 55 por ese solo hecho, repito, debemos sentirnos orgullosos. Se trata de lo que, con toda propiedad, podemos llamar el triun- fo de la resistencia puertorriqueña. Quiero reiterar, sobre el particular, lo que expresamos ante el Primer Congreso de Lexi- cografía Hispanoamericana en la sesión celebrada en el Ate- neo Puertorriqueño el 3 de diciembre de 1969: El idioma es- pañol es dos veces nuestro. Primero, por herencia. Segundo, porque no sólo lo hemos sabido defender y retener frente a violentos y persistentes ataques, sino porque lo hemos enri- quecido con nuestras aportaciones literarias y lexicográficas. Es y seguirá siendo el idioma nacional de Puerto Rico como resultado no del azar histórico, sino de la voluntad de lucha, de la decisión inquebrantable de este pueblo de no rendir ja- más su más preciosa posesión. Pero por más orgullosos que podamos estar los puertorrique- ños ante el resultado positivo de tantas luchas y esfuerzos, no por eso debemos ignorar el hecho señalado anteriormente: los demás hispanoamericanos y los españoles —hablando siem- pre en términos generales— poseen mayor dominio del idioma español, especialmente en su uso oral. Pues bien, intentemos encontrar la causa fundamental de esta situación que indudablemente debe corregirse para bene- ficio no sólo de Puerto Rico, sino de toda la Hispanidad. Excluiremos de nuestro análisis el efecto que indudablemente tienen, en el habla de los puertorriqueños, los factores de natu- raleza extra-escolar; entre otros, la prensa, la radio y la televi- sión. La limitada extensión de esta ponencia no nos permite adentrarnos en la consideración del mal empleo del idioma en dichos medios de comunicación. Pero, además, esta deficien- cia es ciertamente, y en gran medida, un efecto del problema fundamental que procederemos a examinar ahora. ¿Cuál es el factor determinante de que los puertorriqueños no alcancen el grado de dominio de su idioma materno —par- ticularmente en su aspecto oral— característico en españoles e hispanoamericanos? 56 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Antes de ofrecer la contestación a la pregunta, procedere- mos a situar, en su adecuada perspectiva, otras posibles causas del problema. En Puerto Rico, al igual que en España e Hispa- noamérica se emplea el español como medio de enseñanza en todos los niveles educativos, con excepción de un sector en las escuelas privadas. Claro está, la anormalidad pedagógica de la enseñanza en inglés, vigente todavía en muchas escuelas pri- vadas, en buena medida tiene que ser causa de la pobreza ex- presiva que hemos señalado. Igualmente ocurre con los libros de texto. Todavía no hemos llegado al punto en que los libros que se usan en la enseñanza en Puerto Rico —desde la elemen- tal hasta la universitaria— sean todos escritos originalmente en español o traducidos correctamente a dicho idioma. Pero aunque no deben descartarse estos factores en el análisis del problema que es objeto de estas consideraciones, ninguno de ellos tiene, a nuestro juicio, la trascendencia del que vamos a señalar a continuación. Señores, trataremos de demostrar brevemente que la causa fundamental de la señalada mediatización lingüística de los puertorriqueños, repetimos, particularmente en el aspecto oral, es el hecho de que, tanto en la escuela pública como en la pri- vada, todos los escolares vienen en contacto con un idioma que no es el materno desde el momento mismo en que inician sus estudios primarios. Comencemos el análisis del problema formulándonos dos preguntas. Primera: ¿En cuáles otros países existe un sistema educativo en el cual se enseñe obligatoriamente un idioma ex- tranjero desde el primer año de escuela elemental? Contesta- ción: En ninguno. Segunda: ¿Es Puerto Rico la excepción por razones pedagógicas y culturales o por razones políticas? Si somos la excepción por razones de superioridad pedagógica y cultural, entonces sería deber moral nuestro comunicarle la buena nueva al resto del mundo para que nos imite; si, por el contrario, somos la excepción por razones de inferioridad pe- dagógica o política, entonces sería nuestro deber moral y OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 57 patriótico completar la reforma iniciada en 1949 para situar todo nuestro sistema escolar en concordancia con las normas educativas que rigen y han regido siempre en los demás países. Ante la segunda pregunta, si Puerto Rico es la excepción por razones pedagógicas o culturales, o si realmente se trata de una derivación de un régimen de inferioridad política, escu- chemos a los que deben tener la palabra final en esta materia; prestemos atención a los pedagogos. Dice Nicholas Murray Butler, ilustre presidente que fuere de la Universidad de Columbia, Nueva York, y una de las más no- tables autoridades en la ciencia educativa: “Si un niño de tierna edad tiene la desgracia enorme de que se le facilite un poco (ob- servemos que el doctor Butler dice “que se le facilite un poco”, no que se le obligue, tal cual es el caso en Puerto Rico) el cono- cimiento de una lengua extranjera, a expensas, como es de ri- gor, de un mayor y mejor conocimiento de su lengua materna, y el chorro espontáneo y generoso de su nativa energía mental se encuentra devuelto hacia adentro, en lugar de seguir bro- tando naturalmente hacia afuera, el resultado probabilísimo es un caos intelectual, originador de daños incalculables que impedirá que en la vida mental del niño ocurran un millón de cosas buenas” (énfasis nuestro).2 “El estudio de una segunda lengua —dice el profesor Carlos Balby, de la Suiza francesa—, es estéril mientras no se haya removido en todas las direcciones la lengua materna, como a un terreno nuevo; si, por el contrario, el alemán, el inglés, el latín o el griego, llegan a su hora, es decir, no llegan temprano, encontrarán el terreno admirablemente preparado y, por las muchas diferencias que los distinguen del idioma materno, in- vitan, incitan, e impulsan a un mejor conocimiento de éste”.3

2 Epifanio Fernández Vanga, El Idioma de Puerto Rico y el idioma escolar de Puerto Rico, Editorial Cantero Fernández y Co., Inc. San Juan, Puerto Rico, 1931, pág. 78. 3 Op. cit., pág. 97. 58 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

El profesor Stanley Hall, de la Universidad de Clark, Esta- dos Unidos, autoridad tan relevante como el doctor Butler, expresa lo siguiente: “Dejadme decir de paso, una vez más, que los niños deben vivir y desarrollarse solamente en la atmósfera de su lengua materna, y en ella solamente pensar, si es que pre- tendemos influirle solidez y profundidad en su espíritu, y uni- dad y firmeza en su carácter” (énfasis nuestro).4 Señores, la inteligencia, cuando se esgrime en defensa de la verdad, siempre se proyecta luminosa y rectilínea a través de los siglos. Hace dos mil años decía Plutarco: “Las personas que se asocien con el niño deberán hablarle en lengua griega, por- que, si se le acostumbra a la conversación con gente de lengua bárbara, adquirirá, del trato con ellos, manchas que nunca más se borrarán de su espíritu”.5 Hasta aquí las conclusiones que sobre el tema representan el pensamiento de las autoridades. No escapan a nuestro cono- cimiento recientes estudios realizados en los Estados Unidos y en el Canadá que parecen confligir con la tesis sostenida por Butler, Balby, Hall, y tantos otros pedagogos, tesis que sigue teniendo aceptación y aplicación universal. Evidentemente las referidas investigaciones lingüísticas sólo tienen vigencia en lo referente a grupos o minorías nacionales, pero no al sistema educativo general de toda una nación.6 Procede entonces que contestemos la segunda pregunta que antes nos formuláramos: ¿Al exigir desde el primer grado la enseñanza de un idioma que no es el vernáculo de los estudian- tes, es Puerto Rico la excepción por razones pedagógicas o cul- turales, o lo es por imperativo político? Me parece que tanto

4 Op. cit., pág. 98. 5 Ibíd. 6 Me refiero a los estudios e investigaciones realizadas por Roberto Ladó, Wallace Lambert, y Theodore Anderson, sobre el aprendizaje simultáneo del vernáculo y una lengua extranjera, tanto en Canadá como en los Estados Unidos. Véase, al efecto, la Revista Internacional de Educación, Primavera de 1962, págs. 11 a la 33. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 59

Butler, Balby, como Hall, han respondido claramente que las razones no son de carácter pedagógico; se trata pura y llana- mente de una anormalidad originada por un hecho político. Está, pues, en orden que nos planteemos una tercera pre- gunta: ¿Si por razones educativas y culturales —y para benefi- cio tanto del aprendizaje de su idioma materno como de cual- quier otra lengua— no debemos poner en contacto a los esco- lares a muy temprana edad con ningún otro idioma que no sea el suyo, cuándo, a qué edad, deberá iniciarse a los puertorri- queños en el aprendizaje del inglés? El doctor Pedro A. Cebollero, decano por muchos años de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Puerto Rico, pro- puso, en 1945, que la enseñanza de dicho idioma comenzara en el cuarto grado de primaria.7 Ya desde 1926 el ilustre escri- tor, licenciado Epifanio Fernández Vanga, quien luego forma- se parte del Consejo de Educación Superior, nos decía: “Para aprender inglés debemos conocer antes suficientemente nues- tro idioma. ¿Cuándo es que, como promedio, nuestras genera- ciones tienen las nociones bastantes o el conocimiento sufi- ciente de nuestro idioma nativo para emprender el estudio de una lengua extranjera? Decididamente, y hablando en térmi- nos pedagógicos —concluía Fernández Vanga— después que han terminado toda la instrucción elemental”.8 Y el doctor Ángel Quintero Alfaro, ex-Secretario de Instrucción Pública de Puerto Rico, ha manifestado recientemente que “el inglés obligatorio en los primeros años es contraproducente”. 9 Como hemos visto, el único punto con respecto al cual difie- ren los entendidos en el tema es en cuanto al de la edad en que debe el estudiante iniciarse en el estudio de una lengua extranje- ra sin que se le dificulte su aprendizaje ni sufra daño su idioma

7 Pedro A. Cebollero, La política lingüístico-escolar de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico, pág. 130. 8 Epifanio Fernández Vanga, op. cit., págs. 102-103. 9 Diario El Nuevo Día, San Juan, Puerto Rico, 4 de enero de 1975, pág. S-8. 60 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO materno. Pero no hay la menor discrepancia en que el estudio no debe comenzar durante los primeros años de la vida escolar. Hasta aquí los expertos en la materia. Podríamos continuar agregando testimonios de los más capacitados de ellos en todo el mundo, corroborativos de las mismas conclusiones que he- mos citado. Nos parece, sin embargo, que ha quedado clara- mente demostrado que, en este campo, como en tantos otros, nuestro país es la excepción a la regla. Preguntamos: “¿Cómo es posible que en la avanzada etapa en que se encuentra, en el mundo entero, el proceso de desco- lonización, todavía se insista en que Puerto Rico continúe siendo la excepción a la regla? No hay razón de orden alguno que justifique el que prolon- guemos, en el ámbito educativo, lo que a todas luces es grave- mente lesivo para nuestro pueblo, lo que obviamente es el re- sultado de una intolerable imposición contraria a las normas de enseñanza mundialmente reconocidas. Hasta que no resol- vamos este problema, la generalidad de los puertorriqueños continuará exhibiendo su evidente vacilación expresiva. El día en que los idiomas extranjeros se enseñen en Puerto Rico siguiendo las normas pedagógicas fundamentales que en esta materia se aplican en los demás países del mundo, de se- guro que empezaremos a observar en nuestros compatriotas un mejor dominio no sólo de su idioma nacional, sino también del inglés, o de cualquier otro idioma extranjero. No quiero afirmar con esto que la aplicación de dichas nor- mas, a manera de fórmula mágica, resolvería todos los proble- mas de nuestro sistema pedagógico. Por supuesto que no. Pero si logramos alcanzar la meta propuesta habríamos eliminado un obstáculo cuya presencia impide realizar el mejoramiento de la educación puertorriqueña. Y no se nos diga que esta proposición es objetable porque haya millares de puertorriqueños que antes de finalizar su edu- cación primaria emigran hacia Estados Unidos en busca de trabajo. Aparte de que el sistema educativo de una nación no OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 61 puede estar supeditado, en sus objetivos fundamentales, a los problemas de ningún sector en particular, lo cierto es que las necesidades de los emigrantes podrían satisfacerse mediante la enseñanza de cursos intensivos de inglés, preparados para atender a sus especiales urgencias. Con seguridad que en esta forma estarían en mejor situación para emigrar a los Estados Unidos, en cuanto al conocimiento del idioma inglés se refiere, que si hubiesen de valerse de los cursos regulares que de dicha lengua se imparten anualmente en los primeros grados de las escuelas públicas de Puerto Rico. Al dar comienzo estas palabras expresé el orgullo que debe- mos sentir todos los puertorriqueños por el triunfo obtenido en 1949 al implantarse en la escuela pública la enseñanza en nuestro idioma. Pero, como dije antes, el hecho de que reco- nozcamos lo mucho que representó y representa aquel triunfo, no nos debe hacer olvidar que, en esta materia, sólo estamos a mitad del camino. Y mucho menos afirmar, como hacen algu- nos, que el problema está resuelto. El sistema educativo de Puerto Rico debe colocarse a la altu- ra del desarrollo ascendente que ha tenido, y tiene, el país en su ruta hacia la total afirmación de su personalidad como pue- blo hispanoamericano. Y la verdad es que no lo situaremos a esa altura hasta que nuestra escuela sea plenamente puertorri- queña. Lo cual no podrá lograrse mientras, entre otras cosas, no hagamos posible, para nuestros compatriotas, el mejor do- minio posible de su propio idioma.

El Mundo, 25 de enero de 1975. El Mundo, 1 y 8 de febrero de 1975. 62 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 63

DISCURSOS 64 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 65

EN OCASIÓN DEL PRIMER CONGRESO HISPANOAMERICANO DE LEXICOGRAFÍA

Discurso pronunciado en el acto celebrado en el Ateneo Puer- torriqueño el 3 de diciembre de 1969.

Hace algunas semanas se reunieron en San Juan, ante la esta- tua de Cristóbal Colón, los representantes de los organismos cul- turales y oficiales del país, para conmemorar la gesta del 12 de octubre; luego, hace sólo unos días, para celebrar el aniversario del Descubrimiento de Puerto Rico. Esta noche, 476 años des- pués del primer 19 de noviembre, se congregan en nuestra más antigua institución cultural, el Ateneo, los delegados al Primer Congreso Hispanoamericano de Lexicografía que se celebra en San Juan. Aquí, en el estrado presidencial, y en las primeras filas de la platea, nos honran con su presencia los representantes de las Academias de la Lengua de la Madre Patria, de veinte países hermanos, y los de nuestro propio país. ¡A todos ustedes, ilustres visitantes, va nuestro cálido y afectuoso saludo de bienvenida a ésta, la casa por excelencia de la cultura puertorriqueña! Este Congreso de Lexicografía reviste singular importancia. Bastará conocer sus propósitos para darse cabal cuenta de ello.

65 66 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Integran su temario el estudio de las normas para la acepta- ción de voces y acepciones autóctonas de palabras castellanas por las Academias Hispanoamericanas y ordenación del mate- rial recogido por las Academias y sus comisiones lexicográficas; la organización de un Instituto Lexicográfico Hispanoameri- cano para el estudio de los americanismos y la elaboración de un Diccionario de los mismos; la aportación de las lenguas in- dígenas americanas al idioma español, y los problemas del vo- cabulario científico y técnico. Ingente es la labor propuesta en este temario cuyo estudio y discusión han emprendido ya las diversas comisiones designa- das por el Congreso. Pero si grande es la trascendencia que habrá de tener para el mundo de habla española esta histórica jornada cultural, mayor es la significación que tiene ya para la nación puertorriqueña. Hace 71 años que el destino histórico nos arrancó abrupta- mente del resto del mundo hispánico, situándonos en una ór- bita cultural extraña y ajena a nuestra personalidad de pueblo. Durante todos esos años —casi tres cuartos de siglo— Puerto Rico ha vivido en un estado de directa subordinación a los va- lores políticos, culturales y morales de otro país y sometido a un intenso y sistemático proceso de transculturación en todos los órdenes de su vida. El proceso de desplazamiento de nuestro idioma y cultura ha sido certeramente descrito por el distinguido filólogo espa- ñol y buen amigo de Puerto Rico don Germán de Granda Gutiérrez, en su obra Transculturación e interferencia lingüísti- ca en el Puerto Rico contemporáneo (l898-1968). Dicho proce- so, que hasta el año 1940 tuvo, ostensiblemente, el patrocinio oficial, se ha extendido e intensificado desde entonces median- te la acción de múltiples organismos e instituciones hasta lle- gar a constituir una verdadera penetración masiva de las fuer- zas socio-económicas norteamericanas. Por eso, el que, 71 años después de aquel aciago acontecimiento, nos hayamos podido reunir en San Juan para tratar sobre el tema de la lengua espa- ñola —el más fuerte de los muchos vínculos que nos unen— es OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 67 algo que puede calificarse de milagro. Sí señores: el milagro producido por el amor, la lealtad y la devoción de Puerto Rico al idioma que le legó España. Este pueblo ha librado y libra, en este momento, una recia lucha por conservar su lengua, que es como decir por conser- var su vida. Lucha incesante, aislada, y, las más de las veces, silenciosa e inadvertida, que ha tenido y tiene por ámbito la escuela, la oficina, la industria y el ejercicio de las profesiones, y que, prácticamente, abarca toda la actividad social. Así, día tras día, mes tras mes, año tras año, nuestros padres, al igual que nuestros abuelos, hubieron de oponer un NO a las nume- rosas e insistentes tentativas de suplantación de nuestro idio- ma, de la misma manera que nosotros hemos respondido y mil veces responderemos con un rotundo NO cuantas veces se re- pita la tentativa. No se trata, pues, de que los puertorriqueños hayamos conservado nuestro idioma español debido a que su pérdida es “antropológicamente imposible” como alguien ha dicho hace pocos días. La verdad es que hemos conservado el idioma porque así lo hemos deseado y querido, y porque para lograrlo hemos luchado con valor y tesón. Como tan acertada- mente ha afirmado el gran filólogo Tomás Navarro Tomás: “Es error poner confianza en que la lengua, por su propia virtud, salvará obstáculos y dificultades, para cumplir, como suele de- cirse, el destino que le esté reservado. La lengua no tiene otro destino que aquel a donde le conducen las gentes que de ella se sirven”. Y como con igual justeza ha dicho el ilustre Director de la Real Academia Española de la Lengua, don Dámaso Alonso: “En Puerto Rico es donde ha estado en más peligro que en parte alguna (salvo en Filipinas) nuestra lengua. La de- cisión de los puertorriqueños, su entusiasmo y su constancia han sabido salvar el idioma de sus padres”. Hago ahora una pausa en este acto memorable para recor- dar a los compatriotas que ofrendaron lo mejor de su corazón y de su inteligencia en la defensa de nuestro idioma, y, parti- cularmente, al más grande adalid puertorriqueño de la lengua castellana, al excelso poeta, tribuno incomparable, honra de 68 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO este Ateneo, del que fue digno presidente: el Caballero de la Raza, el inmortal José de Diego. Detengámonos también, por un momento, para recordar los nombres de aquellos ilustres exponentes del idioma y de la cul- tura hispánica que, durante las cuatro primeras décadas del siglo, nos visitaron o convivieron con nosotros, y cuya presen- cia y actividad en el país constituyeron un gran estímulo en medio de nuestro angustioso aislamiento. Vienen a mi memo- ria los nombres de José Santos Chocano, Francisco Villaespe- sa, Eduardo Marquina, Tomás Navarro Tomás, Gregorio Mar- tínez Sierra, Concha Espina, Samuel Gili Gaya, Manuel García Blanco, José Vasconcelos, Américo Castro, Fernando de los Ríos, Federico de Onís, Ángel Valbuena Pratts, Rufino Blanco Fombona, Alejandro Casona, Max Henríquez Ureña y Gabriela Mistral, a quienes las letras y la lengua de Puerto Rico deberán siempre reconocimiento y gratitud. La firme determinación puertorriqueña de conservar el idio- ma nacional no ha podido impedir, sin embargo, los deplora- bles efectos del proceso de transculturación. Como muy bien afirma el Secretario Perpetuo de la Real Academia Española de la Lengua, don Rafael Lapesa, “El mero hecho de que al español se le llame en Puerto Rico ‘el vernáculo’ o ‘la lengua vernácula’ habla ya de las condiciones de inferioridad a que está sometido allí frente al inglés”. Y, para agravar nuestra si- tuación, han advenido recientemente, a posiciones de influen- cia y poder, puertorriqueños que, consciente o inconsciente- mente, menosprecian nuestro idioma y nuestros valores cultu- rales, y rinden pleitesía al idioma y a la cultura que identifican con la riqueza y el poder material. Estas personas afirman, entre otras cosas, que la ciencia y la tecnología no deben enseñarse en español en nuestras escuelas y plantas industriales, y que el comercio y la actividad económica deben conducirse en inglés. Los que así se expresan son los asimilistas, víctimas del proce- so de aculturación iniciado en 1898, y desarraigados ya del mun- do cultural hispano-puertorriqueño; son los que propugnan el OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 69 llamado bilingüismo, que en nuestro caso resulta ser verdadera antesala de la asimilación cultural; (señores, hay que decirlo con entera franqueza, el único bilingüismo que existe en Puerto Rico es la lucha entre el inglés que quiere imponerse y el español que quiere salvarse); son los mismos que nos han asignado el desai- rado papel de puente entre dos culturas; los que no se preocu- pan porque Puerto Rico pueda tener el trágico destino de Nuevo México; los que han llegado a afirmar que Estados Unidos es nuestra nación; son, en fin, nuestros afrancesados. Pero al igual que ocurrió con aquéllos, quedarán orillados en la marcha de la historia cuando llegue —como habrá de llegar en breve térmi- no— la hora de la justicia para este pueblo y, con ella, el fin de la incertidumbre para el futuro del idioma español en Puerto Rico. Ante esas actitudes antipuertorriqueñas —que increíblemente comparten también personas que por su filiación nacional y por su posición rectora debieran hacerse solidarias con la cau- sa de la hispanidad en Puerto Rico— ante esas actitudes res- pondemos con las palabras del propio Tribunal Supremo de Puerto Rico expresadas en su histórica sentencia del 30 de ju- nio de 1965: “Es un hecho no sujeto a rectificaciones históricas que el vehículo de expresión, el idioma del pueblo puertorri- queño —parte integral de nuestro origen y nuestra cultura his- pánica— ha sido y sigue siendo el idioma español. En lo que llevamos del siglo XX el reclamo continuo ejercido por esta raíz o realidad de nuestra formación cultural y étnica ha hecho prevalecer el español, sin merma ostensible, en las manifesta- ciones más íntimas y representativas de nuestra vida diaria, el hogar, la escuela, la religión, los negocios, la literatura, la polí- tica, las relaciones obreras y las actividades generales de go- bierno”. Hasta aquí las palabras de nuestro Tribunal Supremo. No se trata, por tanto, de que los puertorriqueños —como eufemísticamente dicen los asimilistas— “conservaremos” o “no olvidaremos” el idioma español, tal cual si se tratara de conser- var algo inerte o estático en un museo histórico o de recordar sentimentalmente algo que perteneció al mundo de nuestros 70 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO mayores. Frente a los que intentan el desplazamiento de nues- tro idioma y cultura, y a los que aspiran a establecer en el país una llamada “fusión de dos culturas”, frente a esas dos actitu- des afirmamos nosotros: ni lo uno ni lo otro; el idioma español es nuestro idioma y a él no renunciaremos jamás, ni en todo ni en parte, porque es tan idioma nacional en Puerto Rico como lo es en España, México, Argentina, o en cualquier otro país hispanoamericano. Lo cual no excluye, en forma alguna, el aprendizaje de otro u otros idiomas que nos pongan en contac- to directo con otros mundos culturales; aprendizaje conveniente no sólo a Puerto Rico sino a cualquier país del mundo, inclusi- ve los Estados Unidos. Señores académicos, recordad que Puerto Rico es frontera del idioma español en América. Dios deparó a esta tierra el alto privilegio de haber sido de las primeras en el nuevo mundo en escuchar el noble y sonoro idioma de Castilla; Dios también nos ha dado el no menos alto privilegio de conservarlo y defenderlo con nuestros afanes, nuestras luchas, nuestros sacrificios. Es por lo tanto nuestro, no sólo por herencia, sino por conquista. Mi- rad en el ejemplo de Puerto Rico —y lo decimos sin vanaglo- ria— lo que pudo o podría ser angustia, dolor y lucha en las naciones que representáis. Recordad las palabras que constitu- yen el lema de la Academia Puertorriqueña de la Lengua: RAIZ, SAVIA, HONOR. Que este Primer Congreso Hispanoamericano de Lexicografía tenga, como resultados, el robustecer aún más nuestras comunes raíces histórico-culturales, el renovar la savia del idioma, que es como decir remozar la vida misma de nuestra cultura y mantener en alto su honra, su lustre y su decoro.

El Mundo, 6 de diciembre de 1969. Diario Ya (Madrid), 6 de diciembre de 1969. Isla Literaria, números 4–5, de diciembre de 1969–enero 1970. Memorias del Primer Congreso Hispanoamericano de Lexicogra- fía, 26 nov.–5 dic. de 1969, en San Juan de Puerto Rico, publi- cado por la Academia Puertorriqueña de la Lengua. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 71

INDUSTRIALIZACIÓN Y CULTURA

Discurso pronunciado en la Convención Anual de la Asociación de Industriales de Puerto Rico, celebrada el 1ro de octubre de 1976 en el Hotel Cerromar, en Dorado, Puerto Rico, el 1 de enero de 1976.

Para explicar lo que es la cultura puertorriqueña hay que par- tir de la idea universal de la cultura. En la mentalidad popular este concepto se ha venido identificando con las letras y las artes o con la urbanidad y el refinamiento de las costumbres. Es evi- dente que abarca mucho más: la filosofía, la teología y todo lo que el hombre ha realizado en orden a explicarse el universo en que vive. Abarca también todas las demás cosas ideadas para dominar la naturaleza y hacer la vida humana más feliz y pla- centera: el derecho, la medicina, la técnica, el comercio, la in- dustria, entre tantas otras creaciones de la inteligencia humana. Las manifestaciones culturales del más alto nivel intelectual, como la filosofía, la ciencia, la literatura, y no pocas de las bellas artes, constituyeron, hasta hace poco más de cincuenta años, patrimonio especial del limitado grupo de personas que constituían los cua- dros directivos de la sociedad y del estado. El poder económico y político, y el poder intelectual, coincidían en la misma elite. 71 72 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

En el curso de los últimos cincuenta años, no obstante, esa situación ha sido alterada por tres grandes revoluciones: la ex- tensión del sufragio a todos los ciudadanos, la instrucción obli- gatoria universal, y los espectaculares avances y realizaciones de la ciencia y la tecnología. Estos desarrollos han traído como consecuencia el estado democrático moderno, armado de po- deres políticos y técnicos inmensos, desconocidos por los esta- dos del pasado. El ensanchamiento de la educación popular no ha logrado, sin embargo, salvar el desnivel cultural existente entre los estamentos directivos de la sociedad y la gran masa de los ciudadanos. A esta inconveniente, por no decir peligrosa, división entre la multitud, por un lado, y los intelectuales, por el otro, se ha añadido, además, el distanciamiento entre éstos y los políticos y tecnócratas. Por tecnócratas entiendo aquellas personas alta- mente especializadas en algunas de las ramas de la ciencia apli- cada, pero casi totalmente desligadas de los afanes intelectua- les, éticos y estéticos que caracterizan el nivel humanista de la cultura. Nos enfrentamos, pues, a un grave problema. Nada más per- judicial para la sociedad que esta separación entre la esfera práctica y la esfera especulativa de la cultura. Debe causarnos honda preocupación el hecho de que un dirigente político o un productor de televisores, por ejemplo, considere a Cervantes o a Bach como algo extraño a su mundo mental y afectivo, o de que un amante de la literatura o de la música clásica mire con indiferencia, cuando no con menosprecio, la actividad política o los procesos técnicos que han hecho realidad ese formidable invento que es la televisión. Resulta sumamente peligroso para la vida social esa disociación entre el mundo político y econó- mico y los altos valores de la cultura. No se trata, por supuesto, de exigir que el poder político y económico esté en manos de los intelectuales, sino de evitar que los altos valores del espíritu dejen de orientar las decisio- nes que surgen del ejercicio de esos poderes. Ni tampoco exigir OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 73 que los políticos, financistas e industriales sean hombres de letras. De lo que se trata es de tener conciencia de que todos los valores humanos, desde el más encumbrado pensamiento de un Toynbee o un Ortega y Gasset hasta la más utilitaria pieza de metal producida por el más humilde de los hojalateros, cada uno en su rango, se ayudan y complementan para formar una sociedad más perfecta y feliz. Hechas estas observaciones preliminares, abordamos ahora el tema particular de esta breve disertación: el de la cultura puertorriqueña. Dentro de la inmensa variedad de culturas que hay en el mundo, Puerto Rico está adscrito a una de ellas, la comúnmente llamada cultura occidental; dentro de la cultura occidental, Puerto Rico constituye una cultura nacional con caracteres bien definidos. Toda cultura nacional es el resultado de múltiples factores, y entre ellos los preponderantes son la historia y la geografía. Puerto Rico pertenece al Nuevo Mundo y, dentro de él, al mun- do tropical y antillano. Puerto Rico es, además, una isla y una isla montañosa. Esto en lo tocante a la geografía. En cuanto al acontecer histórico se refiere, tenemos una pre-his- toria taína. Los indios aborígenes dejaron marcada su huella en nuestro vocabulario, en nuestras artes populares, en nues- tra sangre. Puerto Rico tiene, además, una historia española que luego se convirtió en una historia propiamente puertorriqueña. La aportación española es definitiva: nos abrió las puertas de la historia, fijó nuestro carácter, y moldeó nuestra cultura. Con España nos vino la religión cristiana, la lengua castella- na, el derecho y el sentido jurídico, las letras, las ciencias, las artes, las tradiciones, el sentido de la vida. Bajo España se intro- dujo la esclavitud negra, y la aportación africana a nuestra raza, a nuestra sicología y a nuestro folklore es de suma importancia. En el siglo XIX —que es el siglo de nuestra formación como pueblo— todos estos elementos, inextricablemente fun- didos, crearon la cultura puertorriqueña y forjaron el alma de 74 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO nuestro pueblo. De un pueblo que, a pesar de presentar gran- des analogías con Santo Domingo, Venezuela y Cuba, para no citar sino a los países más próximos, es distinto de éstos y marcadamente más distinto del pueblo cuyas primeras avan- zadas llegaron a Puerto Rico el 25 de julio de 1898 como resul- tado de la Guerra Hispanoamericana. ¿Qué éramos en 1898? Voy a repetir aquí lo que expresé en julio de 1965 en las vistas que celebrara en San Juan la Comi- sión de Estados Unidos y Puerto Rico para el estudio de nues- tro status político: “Éramos alrededor de un millón de perso- nas, ocupábamos un territorio claramente definido, hablába- mos uno de los grandes idiomas universales. Constituíamos una sociedad cuatro veces centenaria, con características pro- pias; nos habíamos manifestado en los diferentes campos de la cultura; habíamos luchado por la obtención de nuestros dere- chos civiles y políticos, y, con el logro de la Carta Autonómica en 1897, empezábamos a proyectar nuestras energías creado- ras para completar el perfil de nuestra personalidad nacional. Y fue en ese momento que surgieron en el horizonte los buques de guerra de una nación casi totalmente desconocida para nuestro pueblo, que reclamaba, en su ímpetu avasallante, el dominio de nuestro territorio y la dirección de nuestro espíritu”. Hagamos una pausa para reflexionar sobre la naturaleza del dominio que Estados Unidos reclamaba en relación con Puer- to Rico. Pretendía no sólo el dominio de nuestro territorio y de nuestra economía; reclamaba también el dominio de nuestro espíritu. Inglaterra, en su larga historia colonial, nunca pretendió trans- formar en ingleses a los pueblos de su Imperio que ni cultural ni étnicamente que lo eran. Nación de vasta experiencia política, no desconocía que lo que más resiente un pueblo (más que la pérdida de sus bienes materiales) es que se le trate de imponer una transmutación de su ser, de su personalidad, de su identidad. Pero Estados Unidos, pueblo joven, con el ímpetu irrefrena- ble de la temprana juventud, y falto de experiencia en el trato OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 75 con otras naciones, intentó hacer con Puerto Rico lo imposi- ble: la transmutación de nuestra personalidad. No dispongo en esta ocasión del tiempo necesario para ha- cer la historia del proceso de transculturación iniciado en Puerto Rico en 1898. Una de sus primeras manifestaciones la consti- tuyeron el cambio oficial del nombre de Puerto Rico a Porto Rico y la eliminación del escudo que, en 1511, nos había otor- gado Fernando el Católico. Pero el proceso de transculturación tuvo como principal instrumento la escuela pública, en donde el idioma español quedó relegado a la categoría de una simple asignatura. Todos sabemos que ante la firme resistencia cultu- ral de nuestro pueblo, el proyecto de transformarlo espiritual- mente terminó en un verdadero fracaso. Puerto Rico, pues, pasó victoriosamente por el más difícil de sus momentos históricos: el momento en que, abrumado por una gravísima estrechez económica, sin poder político alguno frente a Estados Unidos, puso a prueba el vigor de su raíz cul- tural, la fuerza de su espíritu. Y por ello, porque supo salir vic- torioso de tan enormes presiones, Puerto Rico tiene actualmente una mayor conciencia de su identidad como nación que la que tenía al comenzar el presente siglo. He dicho identidad como nación. Y me parece haberlo ex- presado con toda propiedad. Puerto Rico evidentemente es una nación, o sea, una sociedad natural de hombres a los que la unidad de territorio, de origen e historia, de cultura, costum- bres e idioma, ha inclinado a la comunidad de vida y le ha creado la conciencia de un destino común. Es cierto que jurí- dicamente no tiene personalidad internacional y que sólo dis- fruta de limitados poderes en el orden de la soberanía interna. Pero a pesar de ello, la identidad nacional de Puerto Rico re- sulta tan palpable para cualquier observador, como podría serlo la identidad nacional de la República Dominicana o la de Cos- ta Rica. No es como creen algunos, equivocadamente, un pue- blo con apegos, lealtades y sentimientos meramente regiona- les, como los de la comunidad que componen los habitantes 76 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO del estado de Texas o el de Georgia. Además de una nación, y por razones históricas, geográficas y culturales, Puerto Rico es, también, parte integrante de la comunidad de pueblos his- panoamericanos. Como tan acertadamente expresara el Hono- rable Gobernador de Puerto Rico, don Rafael Hernández Co- lón, el 19 de noviembre de 1973, en el acto de develación de la estatua de Simón Bolívar en San Juan: “Ya hemos dicho en repetidas ocasiones que Puerto Rico es una nación latinoame- ricana, que Puerto Rico se afirma en sus raíces, que quiere se- guir siendo, cada vez en una forma mejor, lo que siempre ha sido y lo que nunca dejará de ser”. A pesar de haber quedado atrás la época en que, política- mente, se trató de transformar la personalidad puertorrique- ña, hay diversos factores que afectan marcadamente esa iden- tidad en el presente. Uno de ellos es la actividad industrial. Como cuestión de hecho, esta actividad no constituyó pro- blema alguno durante los primeros cuarenta o cincuenta años de la presencia de Estados Unidos en Puerto Rico. El régimen azucarero tuvo marcados efectos económicos y sociales en nuestro pueblo, pero nunca representó una amenaza para el idioma y la cultura puertorriqueña. No podemos decir lo mis- mo, sin embargo, del programa de industrialización iniciado en el país después de la Segunda Guerra Mundial. Este plan, determinado casi exclusivamente por la presencia de capital y técnica procedente de los Estados Unidos, ha sido la causa de lo que nos parece propio denominar el segundo proceso de transculturación de nuestro pueblo en lo que va de siglo. El primero —como anteriormente vimos— fue el intento oficial de asimilación, realizado principalmente a través del sistema escolar público. Este segundo proceso no obedece, como el primero —hay que decirlo—, a ningún plan precon- cebido para alterar y eventualmente desplazar nuestros pa- trones culturales. Se trata solamente de las consecuencias cul- turales de un intenso programa de industrialización, promo- vido por el gobierno de Puerto Rico, en el que intervienen OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 77 principalmente intereses económicos de los Estados Uni- dos radicados en el país. Muchas de estas fuerzas económicas —con más marcado acento al principio de este proceso de industrialización que en el presente— han venido conduciendo sus operaciones en Puer- to Rico con casi los mismos criterios funcionales que emplean, para los mismos propósitos, en el estado de Massachusetts o en el de North Dakota. No porque tengan a menos nuestro idio- ma y cultura. Emplean casi idénticos criterios operacionales porque, por las razones que fueren, se trasladan de Estados Unidos a Puerto Rico bajo la errónea presuposición de que, a todos los efectos, desplazarse de aquella nación a nuestro sue- lo es igual o casi igual que trasladarse de Chicago a San Fran- cisco o de Tampa a Los Ángeles, hecha excepción, por supues- to, de las variantes establecidas por el clima y por un régimen económico diferente. Es del todo importante señalar aquí que este problema cul- tural atañe no solamente a la mayor parte de las empresas in- dustriales norteamericanas presentes en nuestro territorio. Ata- ñe también a gran parte de los propios industriales puertorri- queños, quienes, por insensibilidad ante el fenómeno o por considerarlo inevitable, adoptan para sus empresas los mis- mos patrones culturales que les son naturales a dichas opera- ciones en los Estados Unidos. Se trata principalmente —como dije antes— de un proble- ma de falta de sensibilidad, que, no dudamos, está determina- do en gran parte por el carácter eminentemente abstracto y racional de la industria y de la actividad económica en general, y a la que, por otra parte, ha contribuido bastante la falta de iniciativa, por parte de las agencias del Gobierno de Puerto Rico, en suministrar a los industriales orientación adecuada sobre la cultura nacional de Puerto Rico. La cultura, como dije al comenzar estas palabras, incluye no sólo las letras y las artes. Incluye también las ciencias natura- les y las ciencias aplicadas. No debe constituir la aspiración de 78 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO ningún hombre, y mucho menos de todo un pueblo, el conocer las humanidades en su idioma nativo y, las ciencias y la técni- ca, solamente en un idioma que no es el suyo, o, lo que es peor, en un patois formado por la anárquica mezcla de dos lenguas distintas, que, en nuestro caso, sería la trágica jeringonza que es el Spanglish. No se trata, por supuesto, de oponerse a que los puertorrique- ños conozcan en el idioma inglés la terminología científica y técnica propia de los modernos procesos industriales. Se trata de que, además de conocerla, y de conocerla bien en el idioma inglés, se enfrenten al reto que para ellos, como puertorrique- ños, representa el de también conocerla —y conocerla bien— en su idioma, en el idioma español, en el idioma de Puerto Rico. No estamos ajenos a la realidad de que el problema de la invasión del idioma español por palabras y términos extranje- ros en el campo de la ciencia y la tecnología no es exclusivo de Puerto Rico. Reconocido es el hecho de que la producción científica y tecnológica de las naciones anglosajonas y eslavas —mucho más avanzada que la de los países de lengua espa- ñola— genera neologismos que España e Hispanoamérica se ven en la imperiosa necesidad de adoptar e incorporar a su idioma. Este problema no es reciente. Hace nada menos que sesentiséis años —en 1910— se comenzaron en Buenos Aires los trabajos para crear los organismos especializados que pu- diesen encontrar métodos adecuados para enfrentarse al pro- blema del ingreso al idioma español de vocablos extranjeros de carácter científico, sin afectar la morfología, la prestancia y la fonética de nuestro idioma. Existe, pues, con respecto a este asunto un problema que es común a todo el mundo de habla española. Pero tenemos que destacar la circunstancia de que en el caso de Puerto Rico —debido a las especiales condiciones políticas en que vivimos— la seriedad del mismo se agudiza. Hasta el punto de que no han faltado quienes hayan sugerido que ante la supuestamente inevitable realidad, los puertorri- queños, desdoblando su personalidad, deben disponerse a acep- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 79 tar, casi como un ideal, el estudio y empleo del español para las letras y las artes, y del inglés para las ciencias exactas y la tec- nología. Tal proposición podría ser aceptable para un pueblo que tu- viese como lengua un mero dialecto, o para una nación de es- casa población y cuyo idioma no se hablara en ninguna otra parte del mundo, pero no para un pueblo como el nuestro, po- seedor de uno de los grandes idiomas universales —hablado hoy por 250 millones de personas en ambos hemisferios— que tiene a orgullo su rica herencia cultural española y que cada día cobra más conciencia del enorme avance que realizan Es- paña e Hispanoamérica en todos los campos del saber y la cul- tura, especialmente en el de la ciencia y la tecnología. A ustedes, pues, industriales de Puerto Rico, me dirijo, así como al señor Director de la Compañía de Fomento Industrial y al señor Secretario de Instrucción Pública, para que conjun- tamente con la Asociación de Industriales de Puerto Rico, y en beneficio de la personalidad cultural puertorriqueña, asuman, en el más importante campo de actividad económica del país, el de la manufactura, la defensa de nuestro idioma y de nues- tro patrimonio cultural. Viene al caso en este momento el recordar con orgullo algo que ocurrió a principios de siglo. Todos los libros de texto usa- dos en las escuelas provenían entonces de los Estados Unidos y, por supuesto, resultaban totalmente exóticos para los niños puertorriqueños. ¿Cómo afrontar tan serio problema?, se pre- guntaron los educadores puertorriqueños. Muy pronto encon- traron la única solución: escribir, producir libros de inspira- ción y texto puertorriqueños. Y personalidades del relieve de Manuel Fernández Juncos, José González Ginorio y Braulio Dueño Colón, entre otros, se enfrentaron a la situación con la única fuerza capaz de vencer las más grandes dificultades, con la fuerza del pensamiento, del sacrificio y del trabajo. Fernández Juncos y González Ginorio se dieron a la tarea de escribir los textos, en español y de acuerdo con criterios puertorriqueños; 80 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Dueño Colón se asignó la tarea de componer la música para las canciones escolares. Esos tres ilustres puertorriqueños tendie- ron, así, el puente que hizo posible la transmisión y perpetua- ción del idioma español en nuestra escuela. Ellos nos dieron el ejemplo y establecieron la pauta que, en otros ámbitos de acti- vidad, nosotros debemos seguir. A la esforzada labor de ustedes, industriales del Puerto Rico de hoy —a su profundo sentido de civismo— deberá en gran medida Puerto Rico la conservación de su idioma en el ámbito de la ciencia y la tecnología, que significa nada menos que la conservación de su integridad cultural, de su alma nacional, de su unidad lingüística como Pueblo con personalidad propia.

El Mundo, 2 de octubre de 1976. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 81

PALABRAS Y DECLARACIONES 82 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 83

OBJETA ESCUELAS CATÓLICAS ENSEÑEN EN EL IDIOMA INGLÉS

El licenciado Eladio Rodríguez Otero opina que representa “un grave problema” el sistema prevaleciente en colegios cató- licos, considerados como de la mejor calificación académica, según el cual la enseñanza se imparte en el idioma inglés desde el cuarto grado en adelante, incluyendo la enseñanza de reli- gión e historia sagrada. En declaraciones que remite a El Mundo, el licenciado Ro- dríguez Otero sostiene que “esta grave situación nunca ha de- bido existir, ya que hace veinte años que la escuela pública puer- torriqueña resolvió el problema de la enseñanza en inglés de la única forma en que, de acuerdo con las más autorizadas y uni- versales normas pedagógicas, puede ser resuelto: restableciendo la enseñanza en el vernáculo”. El texto de las declaraciones del licenciado Rodríguez Otero es el siguiente:

Hace muchos años que la inmensa mayoría de los padres que tenemos nuestros hijos matriculados en las escuelas ca- tólicas de Puerto Rico nos confrontamos con un grave pro- blema. Por disposiciones de las autoridades educativas

83 84 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

eclesiásticas, cuyo rigor se acentúa año tras año, en aque- llos colegios católicos considerados como de la mejor cuali- ficación académica, con notables excepciones, la enseñan- za se imparte en el idioma inglés desde el cuarto grado en adelante, incluyendo la enseñanza de religión e historia sa- grada. Este sistema de enseñanza, implantado sin consultar a los padres —que en esta materia, como en otras, tenemos un clarísimo derecho natural a manifestar y a hacer valer nues- tros legítimos deseos— necesariamente nos plantea un grave problema de conciencia. El problema a que nos referimos es el siguiente: si, en vista de la situación descrita, retiramos a nuestros hijos de la escuela católica y les enviamos a la escuela pública, los pri- vamos de recibir la enseñanza de la religión; y si, por el con- trario, los enviamos a la escuela católica, sabemos que en ella no van a recibir en español siquiera la enseñanza del catecismo y la historia sagrada, con el consiguiente empo- brecimiento y deterioro de su formación y de su cultura como puertorriqueños. El asunto es más grave de lo que parece a primera vista, porque atañe a una matrícula escolar de millares de niños, los cuales, por razón de su nivel económico y social, consti- tuirán en el futuro buena parte del liderato del país en las esferas culturales, profesionales, políticas y económicas. Grave situación, la cual nunca ha debido existir, ya que, hace veinte años, la escuela pública puertorriqueña resolvió el pro- blema de la enseñanza en inglés de la única forma en que de acuerdo con las más autorizadas y universales normas peda- gógicas puede ser resuelto: restableciendo la enseñanza en el vernáculo. Durante veinte años han tenido la oportunidad de resolverlo las autoridades educativas eclesiásticas en la misma forma en que lo hizo la escuela pública sin tener que esperar a que el planteamiento del asunto tuviese que llevar- se ante la opinión pública del país. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 85

Lejos de nuestra intención está el afectar la buena ense- ñanza del inglés en la escuela católica. Coincidimos, con la generalidad de los educadores y de los padres de familia de Puerto Rico, en que es necesario enseñar bien el inglés a los puertorriqueños, por razones obvias, y en que, la mejor for- ma de lograr este propósito, es enseñando el inglés como asig- natura, utilizando preferiblemente profesores norteamerica- nos para ello. De esta manera nuestros niños no solamente aprenderán buen inglés, sino que adquirirán un cabal cono- cimiento de su propia lengua sin detrimento sicológico o cultural alguno. Esperamos que las autoridades eclesiásticas examinen cui- dadosamente la situación que planteamos, la cual, por su pro- pia naturaleza y por el número de personas a quienes afecta, trasciende el plano puramente privado para crear un serio problema cultural al pueblo de Puerto Rico.

El Mundo, 16 de junio de 1962. 86 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

DICE LA ENSEÑANZA EN INGLÉS CREA PROBLEMA DE CONCIENCIA EN COLEGIOS CATÓLICOS

El licenciado Eladio Rodríguez Otero, al contestar las mani- festaciones hechas por el Secretario del Arzobispo de San Juan, padre José M. Aguilar, reafirma que no existe colegio católico alguno, con la excepción del Colegio de las Madres, del Sagra- do Corazón, en donde toda la enseñanza, desde el cuarto grado en adelante, no se imparta en inglés, relegando el español a mera condición de asignatura. A la alegación del padre Aguilar en el sentido de que con esto no se plantea un problema de conciencia y sí un problema edu- cativo, el abogado, industrial y líder católico, señor Eladio Ro- dríguez Otero, contesta diciendo que sí se les crea “un serio problema de conciencia a los padres de familia que deseamos que nuestros hijos reciban una sólida educación católica sin verlos afectados en su formación cultural como puertorriqueños”. El texto completo de sus declaraciones dice como sigue:

En declaraciones publicadas en El Mundo del 19 del co- rriente, el secretario del señor Arzobispo de San Juan, Padre José M. Aguilar, contesta mis recientes manifestaciones

86 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 87 sobre el problema que plantea el uso del idioma inglés como medio de enseñanza en las escuelas católicas de Puerto Rico. Por vía de refutación a mis declaraciones, afirma el padre Aguilar que “es falso que en las escuelas católicas se enseñe en inglés por disposición intencional de las autoridades ecle- siásticas”. Me permito preguntarle al padre Aguilar si leyó cuidadosamente mis manifestaciones, pues en ellas ni siquiera se insinúa tal cosa. Lo que sí afirmé, y ahora reafirmo, es que no existe en Puerto Rico un solo colegio católico entre aque- llos considerados como de mejor cualificación académica (con la notable excepción del Colegio de las Madres, del Sa- grado Corazón), en donde toda la enseñanza, desde el cuarto grado en adelante, no se imparta en el idioma inglés, y en donde el español no esté relegado a la mera condición de asignatura. Admite el padre Aguilar que incluso la doctrina cristiana se enseña en inglés en muchas escuelas católicas, manifes- tando enseguida, para nuestra sorpresa, que la enseñanza impartida en un idioma distinto del vernáculo “no plantea un problema de conciencia, pues lo que está a la vista es un problema educativo”. Es principio fundamental de la Iglesia Católica el recono- cimiento de los derechos naturales del hombre y, entre ellos, se destaca el que tienen los niños a ser educados en su idio- ma materno. La negación de este derecho plantea no sólo un problema educativo, sino un serio problema de conciencia a los padres de familia que deseamos que nuestros hijos reci- ban una sólida educación católica sin verlos afectados en su formación cultural como puertorriqueños. Niega categóricamente el padre Aguilar que el sistema de enseñar todas las asignaturas en inglés se haya establecido en nuestras escuelas católicas sin consultar a los padres de familia. Invitamos al padre Aguilar a que revele públicamente dónde, cuándo y cómo se verificó esta consulta. Estamos se- guros de que, de haberse efectuado tal consulta, la inmensa 88 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

mayoría de los padres se hubiese decidido por el sistema pe- dagógico que impera en las escuelas católicas de todos los países del mundo, con excepción de Puerto Rico.

El Mundo, 20 de junio de 1962. El Imparcial, 21 de junio de 1962. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 89

COMENTA DECLARACIONES DEL PADRE STUEVE

En sus declaraciones públicas en El Día del 28 del corriente, el Reverendo Padre Bernard Stueve, Superintendente de las Escuelas Católicas de la Arquidiócesis de San Juan, manifies- ta que el sistema de enseñanza en inglés prevaleciente en gran parte de las escuelas católicas de Puerto Rico se debe no a una política intencional, sino a una situación de hecho: las religio- sas profesoras en su mayoría no saben español, y, por ello, no pueden enseñar en este idioma. Las declaraciones del Padre Stueve tienen gran importancia: en ningún momento rebate los argumentos que en pro de la enseñanza en español expusi- mos en nuestra carta pública a los señores Obispos de Puerto Rico, recientemente publicada en la prensa. De acuerdo con sus manifestaciones se trata, pues, de una cuestión de hecho y no de una política intencional. Acepta así el portavoz oficial arquidiocesano de las escuelas católicas el principio de que la enseñanza debe ser en español, que es el idioma del país y de los niños que asisten a esas escuelas. Me extraña que el Padre Stueve no se enfrente a la situación proponiendo un remedio posible: que las profesoras aprendan el idioma de los estudiantes. Me extraña, digo, porque al Padre Stueve debe constarle que, de acuerdo con las directrices de

89 90 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO la Santa Sede, los sacerdotes, misioneros y maestros, en el mundo entero, enseñan en el idioma de los educandos, aún en aquellos casos en que dicho medio lingüístico no es tan siquiera un idioma de los considerados de importancia uni- versal. Prueba de ello: la Congregación de Hermanos Maristas, fundada por el Beato Marcelino Champagnat,1 cuenta en el mundo con 720 centros de enseñanza, ubicados en 250 dióce- sis y 52 naciones repartidas por todo el mundo. Educan en los mismos a 250,000 alumnos, en más de 20 lenguas principales: español, francés, portugués, italiano, inglés, gaélico, alemán, danés, flamenco, irlandés, griego, chino, árabe, turco, y en las siguientes lenguas indígenas: lingala y swahili (Congo), basuto (Basutolandia), malgacho (Madagascar), vitiano (Islas Fidji), samoán (Islas Samoa), boer (Transvaal) y maorí (Nueva Zelandia). (Véase la obra “Enseñanzas espirituales del Beato Marcelino Champagnat”, Crónicas de los Hermanos Maristas, Editorial Luis Vives, Zaragoza, Prólogo I, p. 6.) Los profesores católicos de Basutolandia, Madagascar, o de las Islas Samoa (entre otros países), por su propia voluntad, y sin que haya tenido que llevarse a cabo ninguna protesta por los indígenas, respetando los principios pedagógicos, enseñan a los niños de esos países en el idioma vernáculo. En Puerto Rico el Superintendente de las Escuelas Católicas de la Arquidiócesis de San Juan, frente a la protesta surgida, ame- naza con el retiro de los profesores porque se les indica que deben saber el idioma de Puerto Rico. ¡Increíble! Pregunta: ¿Acaso los puertorriqueños no nos me- recemos la misma justicia que se imparte a los nativos de Madagascar y de Basutolandia?

El Imparcial, 3 de julio de 1962.

1 Con posterioridad a este escrito, fue canonizado. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 91

DICE EN DOS ESCUELAS DE LA UPR EL INGLÉS ES EL IDIOMA OFICIAL

El licenciado Eladio Rodríguez Otero, comentando las ma- nifestaciones que hizo el Rector de la Universidad sobre la enseñanza en español en nuestro primer centro docente, se- ñala que hay dos escuelas profesionales cuyo idioma oficial y de trabajo es el inglés. Estas dos escuelas, según alega el licenciado Rodríguez Otero, son la de Medicina y la de Odontología. El texto de sus manifestaciones sobre este asunto dice como sigue:

Según manifestaciones del Rector de la Universidad de Puerto Rico publicadas en El Mundo del día 6 del corrien- te, “no ha habido variación alguna del acuerdo del Conse- jo Superior de Enseñanza del 23 de septiembre de 1942, recomendando que la enseñanza en la Universidad se haga preferentemente en la lengua española”. También afirma el Rector que los profesores puertorriqueños de la Univer- sidad cumplen con su responsabilidad de adiestrarse bien en su propio idioma para dar sus clases. Mucho me extraña que el rector Benítez haga tales afir- maciones, cuando a él, más que a nadie, debe constarle el

91 92 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

hecho de que por lo menos hay dos escuelas profesionales en la Universidad de Puerto Rico, las Escuelas de Medicina y de Odontología, cuyo idioma oficial y de trabajo es el inglés, tolerándose excepcionalmente el uso del español. El catálogo oficial de la Escuela de Medicina correspon- diente al año académico 1962-63, redactado totalmente en inglés, en su página 55 dice: “Although all formal instruction throughout the School of Medicine is in English, all communication with patients is in Spanish.” Efectivamente, tal como dice el catálogo, toda la actividad académica de dicha Escuela se conduce en el idioma inglés; clases, conferencias, discusiones, reuniones y otros actos. Este uso exclusivo del inglés es tanto más sorprendente si se considera que la inmensa mayoría de los profesores y la casi totalidad de los estudiantes son puertorriqueños. To- dos los textos, por supuesto, están escritos en inglés, y co- nocemos el caso de una obra médica, escrita y publicada originalmente en español por un autor argentino, de la cual no se utiliza la edición española, sino la traducción inglesa. En la Escuela de Odontología existe la misma situación. Su idioma oficial y de trabajo es el inglés. Todas las clases, conferencias, reuniones y demás actos se conducen en dicho idioma, a pesar de que, al igual que en la Escuela de Medici- na, la inmensa mayoría de los profesores y la casi totalidad de los alumnos son puertorriqueños. Las minutas de la reunión celebrada el 8 de octubre de 1959 por la facultad de la Escuela de Odontología, documen- to mimeografiado publicado en inglés, en su página 5 dice lo siguiente: “It was brought into discussion whether lectures should be given in English or in Spanish. It was agreed that both languages should be kept alive in the class-room. Lectures should be given in English, an if a student does not understand a certain phase of the lecture the professor can then further explain it in Spanish.” OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 93

El Manual del Laboratorio de Prótesis de 1958-59, en su página 3, dice lo siguiente: “It is the policy of the teaching staff in this section to make the laboratory a pleasant place in which to work and to maintain friendly relationship with the students. Circulate freely in an orderly manner, conferring in English (énfasis del texto) with your fellow students on problems that may arise pertaining to the various projects.” Como puede verse claramente, la imposición del uso del in- glés no se limita aquí a las comunicaciones orales y escritas entre profesores y estudiantes, sino que se extiende a la mis- ma conversación entre los estudiantes. ¿No cree el señor Rector que los hechos expuestos demues- tran claramente que el idioma español está excluido de dos escuelas profesionales de la Universidad de Puerto Rico? ¿No cree que en las Escuelas de Medicina y de Odontología no se ha dado cumplimiento a la norma dictada por el Con- sejo Superior de Enseñanza, en el sentido de que “la ense- ñanza en la Universidad se haga preferentemente en la len- gua española”? Hace veinte años el Rector habló sobre la responsabilidad que tienen los profesores puertorriqueños de adiestrarse bien en su propio idioma para dar sus clases. ¿Cómo podrán los profesores de las Escuelas de Medicina y de Odontología des- cargar esta obligación si una regla vigente, conocida y per- mitida por el Rector, les impone el uso exclusivo del inglés como medio de enseñanza? Señor Rector, es elemento importante para la conserva- ción de la personalidad puertorriqueña el que las Escuelas de Medicina y de Odontología se integren al ámbito cultural del país.

El Mundo, 10 de julio de 1962. El Imparcial, 11 de julio de 1962. 94 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

CUESTIONA VALIDEZ ENCUESTA SOBRE LA ENSEÑANZA EN INGLÉS

Afirmando que “no se puede citar un solo pedagogo local o extranjero que sostenga que el medio natural y razonable de enseñanza es el usar como medio de instrucción una lengua que no es la materna” y que “es por eso que la encuesta hecha por la oficina del Superintendente de Escuelas Católicas no tiene valor científico alguno”, el licenciado Eladio Rodríguez Otero cues- tiona la validez de la referida encuesta. El texto completo de las declaraciones del licenciado Rodríguez Otero lee como sigue:

En El Mundo del 12 del corriente aparece el resultado de la encuesta llevada a cabo por la oficina del Superintendente de Escuelas Católicas de la Arquidiócesis de San Juan, que dirige el Reverendo Padre Bernard C. Stueve. El Padre Stueve informa que el 90 por ciento o más de los padres de familia quieren que se intensifique la enseñanza del inglés. Ahora bien, nadie discute si debe o no intensifi- carse la enseñanza del inglés. Lo que se discute es si para intensificar la enseñanza del inglés es o no indispensable que el medio de instrucción sea dicho idioma. En todos los países del mundo —parece que Puerto Rico es la excepción— el medio de enseñanza es la lengua materna.

94 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 95

En Alemania la lengua materna es el alemán, y el medio de enseñanza es el alemán. Dígase lo mismo del francés en Fran- cia, del inglés en los Estados Unidos, del italiano en Italia, y así por el estilo. Es corriente la afirmación, por parte de los que desean la enseñanza en inglés, de que este idioma se habla en todos los países del mundo. Pero a nadie se le ocurriría pensar que ello sea así porque en dichos países la enseñanza se imparta en inglés. Más aún, ese hecho demuestra precisamente todo lo contrario: demuestra que se puede aprender bien el inglés sin necesidad de que éste sea el medio de enseñanza. No puede alegarse que por razón de que los puertorrique- ños somos ciudadanos de los Estados Unidos y porque la len- gua de los norteamericanos es el inglés, también tiene que ser el inglés el idioma de los puertorriqueños. Ése sería un argumento de carácter político, no de carácter pedagógico. Nadie niega que a los puertorriqueños les conviene saber inglés, y saberlo bien, y que esto les convendría aún en el caso de que el país fuese políticamente independiente. Pero de ahí a concluir que en Puerto Rico el medio de enseñanza deba ser el inglés va un gran trecho. Por otro lado, a los padres de familia compete el derecho de escoger la enseñanza que prefieran para sus hijos. Pero para que usen razonablemente ese derecho es imprescin- dible ilustrarlos adecuadamente. A los padres de familia les compete el derecho de velar por la salud corporal de sus hijos, y la obligación de procurársela. Pero cuando un hijo se enferma, los padres acuden razonablemente a un perito en materia de salud, a un médico, para que le cure y les aconseje sobre cómo cuidar de su salud corporal. De igual manera, para que los padres de familia usen razona- blemente su derecho paterno sobre la educación de los hi- jos, es imprescindible que conozcan y tengan en cuenta el parecer de los peritos en materia de enseñanza, esto es, los pedagogos. 96 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Ahora bien, no se puede citar ni un solo pedagogo, local o extranjero, que sostenga que el método natural y razonable de enseñanza es usar, como medio de instrucción, una len- gua que no sea la materna. Es por eso que la encuesta hecha por la oficina del Superintendente de Escuelas Católicas no tiene valor científico alguno. A los padres de familia no se les dio la oportunidad de oir y sopesar el parecer de los peri- tos en la materia: los pedagogos.

El Imparcial, 19 de septiembre de 1963. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 97

PIDE AL COLEGIO DE ABOGADOS QUE INTERVENGA EN CASO DEL IDIOMA

Afirmando que “la resolución del Tribunal Supremo que de- clara permisible el postular indistintamente en español o inglés en los tribunales del Estado Libre Asociado de Puerto Rico es un pronunciamiento de profunda trascendencia en nuestra vida de pueblo”, el licenciado Eladio Rodríguez Otero hace un llama- miento al Presidente del Colegio de Abogados, Abreu Castillo, para que se solicite legislación en defensa de nuestro idioma.

La resolución del Tribunal Superior que declara permisi- ble el postular indistintamente en español o en inglés en los tribunales del Estado Libre Asociado —dice Rodríguez Ote- ro— es un pronunciamiento de profunda trascendencia en nuestra vida de pueblo, y de prevalecer, afectará adversamente la personalidad cultural de Puerto Rico. Todos los puertorriqueños tenemos conciencia de que nues- tro idioma es elemento esencial de nuestra nacionalidad, de nuestro modo de ser como pueblo. En su defensa estamos todos moralmente comprometidos. El propio juez que dictó la resolución, el Hon. Daniel López Pritchard, al declarar con lugar la solicitud hecha por el abogado norteamericano

97 98 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Robert H. Rout, afirma que él simpatiza con la posición asu- mida por el fiscal Carlos Noriega —quien sostiene que sólo debe permitirse postular en español— pero que la ley de 1902 es tan clara que no le queda más camino que conceder lo pedido por Rout. Como puertorriqueño y como miembro del Colegio de Abo- gados de Puerto Rico, hago un llamamiento a su presidente, el compañero Abreu Castillo, y a la Junta de Gobierno de la institución, para que, en defensa de nuestro idioma, plan- teen a las Cámaras Legislativas la urgente necesidad de en- mendar la ley de 1902. Un estatuto aprobado hace 61 años, casi en las postrimerías del régimen militar norteamericano, no debe servir de base para que se atente hoy contra nuestra integridad cultural. Creo, además, que el Colegio debe insistir en que no se admita al ejercicio de la profesión en Puerto Rico a abogado alguno que no demuestre un adecuado conocimiento del idio- ma de nuestro país.

El Imparcial, 11 de octubre de 1963. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 99

AFIRMA ESTADIDAD DESTRUIRÍA NUESTRA IDENTIDAD E IDIOMA: PLANTEA TESIS A LUIS FERRÉ

El licenciado Eladio Rodríguez Otero plantea al líder esta- dista Luis A. Ferré una serie de argumentos que considera “con- cluyentes” para comprobar que “la estadidad destruiría nues- tro idioma y nuestra identidad de pueblo”. El abogado basa su tesis en el caso de los territorios de ori- gen hispánico que ingresaron como estados en la federación norteamericana —entre otros, Nuevo México, Texas y California. “Me propongo también demostrar”, dice el licenciado Rodrí- guez Otero, en forma concluyente, “que contrariamente a lo que desea y defiende don Luis Ferré, la estadidad haría obligatoria para los puertorriqueños la enseñanza en inglés de todas las asig- naturas en las escuelas públicas y privadas de nuestro país, rele- gando nuestro idioma a la mera condición de simple asignatura”. La tesis del licenciado Rodríguez Otero es la siguiente:

Desde el día en que conocí personalmente a don Luis Ferré —hace cerca de siete años— he tenido por él gran afecto, respeto y admiración. Afecto, por su sencillez y calor huma- no; respeto, por ser persona que ha dedicado gran parte de

99 100 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

su vida a los ideales políticos que honradamente considera ser los más beneficiosos para nuestro pueblo; admiración, por su obra ejemplar en el orden cultural y económico. Discrepo profundamente de mi querido amigo don Luis Ferré en cuanto a la solución que él propugna para resolver nuestro status político. Las repetidas veces que hemos trata- do personalmente este tema —y siempre lo hemos hecho con el mayor respeto y consideración mutuas— hemos consigna- do nuestra gran discrepancia a pesar de nuestras afinidades en otros campos del pensamiento y de la actividad social. Creo con firmeza que nuestro pueblo debe encaminarse ha- cia una meta que le proporcione el mayor grado de libertad política y seguridad económica dentro de un marco de estre- chas y singulares relaciones con los Estados Unidos, de fra- ternal vinculación con Hispanoamérica y de sincera amistad con los demás pueblos del mundo. Y esa meta no puede al- canzarla sino con la independencia. La independencia que han obtenido ya casi todas las sociedades civilizadas del orbe y que, en reciente fecha, obtuvieron Jamaica, Trinidad y has- ta la diminuta isla de Malta. Pero, a pesar de que sus ideales políticos son tan antagónicos a los míos, creo firmemente en la sinceridad de don Luis Ferré al propugnar la estadidad como fórmula para la solución de nuestro problema de sta- tus. Precisamente porque creo en la absoluta sinceridad de don Luis Ferré es que escribo estas líneas para llamar su aten- ción y la del pueblo de Puerto Rico hacia un aspecto vital de la lucha que siempre ha tenido que sostener nuestro pueblo para liberarse de todas las formas de colonialismo.

Ferré favorece la enseñanza en español

Estoy seguro que causó sorpresa a todos los puertorri- queños el enterarse de que don Luis Ferré favorece la ense- ñanza en español en las escuelas públicas de nuestro país OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 101

(véase el San Juan Star del 16 de septiembre pasado), así como sus declaraciones en el sentido de que la estadidad no afectaría en forma negativa a nuestro idioma y a nuestra per- sonalidad cultural. Me propongo demostrar que estas afir- maciones son totalmente erróneas, contrarias a la realidad de lo ocurrido en el caso de los territorios de origen hispáni- co que ingresaron como estados en la federación; norteame- ricana; entre otros, Nuevo México, Texas y California. Me propongo también demostrar, en forma concluyente, que con- trariamente a lo que desea y defiende don Luis Ferré, la estadidad haría obligatoria para los puertorriqueños la ense- ñanza en inglés de todas las asignaturas en las escuelas pú- blicas y privadas de nuestro país, relegando nuestro idioma a la mera condición de simple asignatura. Veamos.

Lo que ocurrió en Luisiana

El territorio que hoy ocupa el Estado de Luisiana estaba habitado por un pueblo orgulloso de su cultura francesa y es- pañola. A pesar del deseo de sus habitantes de conservar su identidad cultural, Luisiana sucumbió ante la férrea política de asimilismo y de uniformidad lingüística de los Estados Unidos. La ley habilitadora (“Enabling Act”) que permitió al pueblo del territorio de Orleans convertise en estado, dice en parte: “Y que después de la admisión del mencionado territo- rio de Orleans como un estado de la Unión, las leyes que dicho Estado pueda pasar serán promulgadas y todos sus registros serán conservados, y todos sus procedimientos, escritos judi- ciales y legislativos llevados a cabo en el idioma en el cual las leyes y los procedimientos, escritos judiciales y legislativos de los Estados Unidos son en la actualidad publicados y llevados a cabo” (léase, en inglés). La Constitución del Estado de Luisiana en 1864, en su título XI, Artículo 142, dispuso que “las clases en las escuelas comunes (léase públicas) serán lle- vadas a cabo en el idioma inglés”. 102 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Los casos de California y Texas

El caso de California es también un ejemplo de lo que, con toda seguridad, le ocurriría a Puerto Rico si se conviertiese en estado de los Estados Unidos. Es cierto que su Constitu- ción de 1849, un año después de haber sido conquistada de México, consignaba que “todas las leyes, decretos, reglamen- tos y disposiciones que, debido a su naturaleza, deban ser publicadas, lo serán en inglés y en español”. Sin embargo, esa misma Constitución, en la Sección 24 del Artículo 4, dispone ahora lo siguiente: “todas las leyes del Estado de California, y todos los escritos oficiales, y los procedimien- tos ejecutivos, legislativos y judiciales serán llevados a cabo, conservados y publicados solamente en inglés (‘in no other than the English language’)”. En corto término el bilingüis- mo de California sucumbió ante la fuerza arrolladora del idio- ma oficial: el inglés. En el Estado de California existen disposiciones legales que requieren el uso exclusivo del inglés, bajo sanciones pu- nitivas en casos de incumplimiento, en los procedimientos ante los tribunales, en los colegios electorales, en las escue- las públicas y privadas y aún cuando la enseñanza se lleve a cabo en el hogar por una persona particular (Véase: Licen- ciado Alfonso L. García Martínez, “Idioma y Derecho en Puer- to Rico”, Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, vo- lumen XX, número 3, Mayo de 1960). Los exponentes del asimilismo cultural del Estado de Texas llegaron al colmo al disponer que “cualquier juez o funciona- rio electoral... que ayude a un votante en un idioma que no sea el inglés será multado en una suma que no será menor de $200 ni mayor de $500 o encarcelado por un periodo no me- nor de dos meses ni mayor de doce meses o ambas penas” (Artículo 225 del Código Penal de Texas). OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 103

El ejemplo de Nuevo México

El caso de la población de origen hispano del Estado de Nuevo México, que actualmente compone la mitad de la po- blación total de dicho estado, es quizás el más trágico entre todos los grandes núcleos hispánicos que han sufrido las vi- cisitudes de la estadidad. El discrimen en contra de los niños de descendencia española llegó allí a tales extremos que la Legislatura se vio precisada a enmendar la Constitución del estado incorporándole un artículo, el número XII, Sec. 10, que lee como sigue: “Los niños de descendencia española del Estado de Nuevo México jamás serán privados del derecho y privilegio de admisión y asistencia en las escuelas u otras instituciones educativas del estado y jamás serán clasifica- dos en escuelas separadas, sino que para siempre gozarán de perfecta igualdad con los otros niños (léase norteamerica- nos) en todas las escuelas públicas e instituciones educacio- nales del estado, y la legislatura proscribirá castigo para la infracción de esta sección”. ¡Dios libre a los niños puertorri- queños del día en que tengan que ser protegidos del discrimen ejercido contra ellos por personas de otro origen en las es- cuelas de su propia tierra! La influencia de los habitantes de lengua inglesa en el Es- tado de Nuevo México no guarda proporción con su número. A pesar de que sólo componen la mitad de sus habitantes, dominan el comercio, la banca, la industria, la política, las profesiones, las instituciones religiosas, la educación y las organizaciones cívicas. Véase Harper, Córdova & Overg, Man and Resources in the Middle and Río Grande Valley, University of New Mexico Press, 1943. Desde que se produjo la conquista de Nuevo México por las tropas de los Estados Unidos, el plan fue el de imponer el inglés y relegar el español a un plano doméstico y folklórico. Con la adopción de la estadidad en 1912 se consumó dicho plan. De ello dan fe Manor & Harvey en su libro New Mexi- 104 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

co, Land of Enchantment; Michigan State University Press, cuando afirman: “La ley estatal dice que el español puede enseñarse desde el quinto hasta el octavo grado, pero aún así muchas escuelas no lo enseñan”. Y en el mismo libro afirman que “un porcentaje mínimo de la población an- glosajona ha aprendido español. El inglés ha llegado a ser la lengua dominante en las actividades escolares, comerciales y sociales”. ¿Qué queda de la cultura, de la personalidad hispánica de Nuevo México después de haber sido conquistado en 1848 y admitido como el estado número cuarentisiete en 1912? Esta pregunta la contesta el doctor Joaquín Ortega, de la Escuela de Asuntos Interamericanos de la Universidad de Nuevo México, cuando dice, refiriéndose a su cultura española: “New Mexico still possesses utilizable cultural residues” (Nuevo México todavía posee residuos culturales utilizables), (Véase Carey McWilliams, North from Mexico, Monthly Review Press, New York, 1961).Aunque parezca increíble, de la cultura y personalidad hispánica de Nuevo México, ¡sólo quedan resi- duos! ¡Solamente residuos!

La carta de Franklin D. Roosevelt

Lo que ocurrió en Nuevo México, Texas y California como consecuencia de su incorporación como estados a los Esta- dos Unidos es asunto que seguramente conoce don Luis Ferré. ¿Cómo es posible, pues, que don Luis le pida a los puertorri- queños que soliciten la estadidad, que aboguen por su pro- pia liquidación en todas las esferas de su vida como pueblo? No puedo concebir que don Luis Ferré quiera el mal para sus compatriotas ni que desee la destrucción de su propio país. Como dije antes, creo firmemente en su sinceridad y en su honradez. Quizás lo único que aparentemente expli- que la anómala situación en que se ha colocado el líder esta- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 105

dista ante su pueblo es que él crea que los ejemplos de Nuevo México, Texas y California pertenecen al pasado; que los di- rigentes de los Estados Unidos, al cabo de los años, han aban- donado la política totalitaria en materia cultural y que, por lo tanto, el advenimiento de Puerto Rico como estado de la Unión ocurriría bajo una nueva era de respeto a la diversidad cultural y de absoluta igualdad en la ciudadanía de los Esta- dos Unidos. Si éste es el caso, podemos traer a la atención de don Luis Ferré que, en el 1937, un liberal como Franklin D. Roosevelt cursó una carta al doctor José M. Gallardo, en oca- sión de nombrarlo Comisionado de Instrucción Pública de nuestro país, recordándole que, en el desempeño de sus fun- ciones educativas, nunca debía olvidar que el inglés era el idio- ma oficial de los Estados Unidos y de Puerto Rico.

La opinión de los congresistas

Cabe la posibilidad de que, a pesar de la carta del presi- dente Roosevelt, don Luis Ferré piense que desde 1937 hasta el presente la mentalidad de los congresistas y demás gober- nantes de Estados Unidos ha variado y que, por lo tanto, a Puerto Rico no se le impondría el requisito de la asimilación cultural para ingresar como estado de la Unión Americana. Ahora bien, un despacho de Prensa Unida, proveniente de Washington y publicado en El Mundo del 25 de septiembre pasado, hace escasamente unos días, bajo el título de “Pre- ocupa congresistas énfasis Ferré a enseñanza en español”, le cierra al líder estadista la única posibilidad de explicar su extraña posición al pueblo de Puerto Rico. Según el despa- cho, varios congresistas afirmaron que: “...la estadidad sólo ha sido concedida en aquellas áreas donde la población está considerada como suficientemente adaptada a la vida polí- tica y social norteamericana” y que “esos lazos íntimos (la estadidad) no pueden existir a menos que no compartan (Puerto 106 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Rico y Estados Unidos) un mismo idioma”. Los propios congresistas de Washington le han llamado la atención a don Luis Ferré y le dicen que para llegar a ser estado, Puerto Rico tiene que ser norteamericano no sólo en el orden político-jurídico sino también en el lingüístico-cultu- ral. Quienes dicen esto no son los congresistas que en 1848 obligaron a Luisiana a renunciar a su lengua y a su identidad cultural como requisito para convertirse en estado; los que lo dicen son los congresistas de 1964, son los amigos del propio líder estadista y posiblemente los mismos que intervendrían en la admisión de Puerto Rico como estado. Éstos son los que le advierten, con absoluta sinceridad y franqueza, a don Luis Ferré, que, para ser estado, tenemos que transformarnos culturalmente en norteamericanos; que para ser estado, ¡tene- mos que estar dispuestos a dejar de ser puertorriqueños!

Pregunta a don Luis Ferré

En vista de la prueba concluyente que he aportado para probar la tesis de que la estadidad destruiría nuestro idioma y nuestra identidad de pueblo, y en vista también de que el distinguido líder estadista continúa diciéndole a los puerto- rriqueños que él favorecería la enseñanza en el vernáculo en las escuelas públicas en la eventualidad de que Puerto Rico se convirtiese en estado y que la estadidad no tendría efectos perjudiciales a nuestra personalidad cultural, con el mismo afecto, el mismo respeto y la misma admiración personal que he sentido por don Luis Ferré desde el día en que le conocí, le formulo la siguiente pregunta, ¿Por qué insiste el distin- guido líder estadista en mantener una posición que carece en absoluto de fundamento?

El Mundo, 6, 13 y 27 de octubre de 1964. El Imparcial, 10 de octubre de 1964. The San Juan Star, 16 de octubre de 1964. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 107

PALABRAS DE PRESENTACIÓN EN LA DISERTACIÓN DEL PRESIDENTE DEL ATENEO, DON LUIS MANUEL RODRÍGUEZ MORALES, SOBRE LA ENSEÑANZA EN LAS ESCUELAS PRIVADAS

De todos los problemas con que actualmente se confronta Puerto Rico el más grave es el de su idioma y cultura, que es como decir el de su identidad, el de su propio ser. Es histórica- mente cierto que la lucha por la supervivencia y desarrollo de la identidad puertorriqueña comenzó mucho antes del 1898, como se demostró en forma dramática en la célebre reunión de Arizmendi y Power en 1809. Durante todo el siglo XIX qui- simos afirmar y afirmamos nuestro yo frente a España, que ya era, para los puertorriqueños, un pueblo, una nación distinta, no empece la esencial comunidad de idioma y cultura. Pero esta pugna entre España y la nacionalidad puertorriqueña, que entonces cristalizaba, nunca pasó de ser una lucha por la afir- mación de una modalidad, de una distinta manera de ser den- tro de la gran familia de la hispanidad. Fue en 1898 cuando empezó la verdadera batalla, la radical confrontación entre las formas de vida de la nación puertorri- queña y la del gigante en ciernes, que luego habría de conver- 107 108 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO tirse en el más grande poder que ha conocido la historia. Nadie podía llamarse a engaño. Casi desde el preciso instan- te en que las fuerzas militares de los Estados Unidos tomaron posesión de nuestro país, se hicieron públicos sus propósitos e intenciones en relación con Puerto Rico. El presidente McKinley, en sus instrucciones al primer gobernador civil, Mr. Allen, le dijo que su misión más importante era “preparar a los puertorriqueños para la estadidad lo más rápidamente posi- ble”. Esto implicaba, desde luego, un previo proceso de americanización masiva. Desde el 1898 hasta la terminación de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, los principales medios utilizados con el pro- pósito de suplantar nuestro idioma y cultura fueron: la activi- dad oficial, la escuela pública, y las instituciones religiosas. En la escuela pública se impartía la enseñanza en el idioma inglés, relegándose al español a la condición de mera asignatura, en contravención de los más elementales principios pedagógicos. En esta escuela, ¡aunque parezca increíble!, se inducía a los es- tudiantes puertorriqueños a menospreciar su idioma vernáculo y su propia cultura. La escuela pública fue, por lo tanto, el prin- cipal instrumento en el implacable proceso de transculturación a que ha sido sometido nuestro pueblo, desde la histórica fecha en que el General Miles proclamó la llegada de la libertad a nues- tras playas. Fue esta escuela, antipedagógica, anticultural y an- tipuertorriqueña, que enseñaba a sus estudiantes a despreciar la cultura de sus mayores, la que llevó a don Epifanio Fernández Vanga a decir que en esas aulas se enseñaba a los niños puerto- rriqueños a violar el cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Los otros medios utilizados en el proceso de asimilación cultural desde el 1898 hasta principios de la década del 40, fue- ron la política oficial del gobierno local de darle preferencia al idioma inglés en todo lo posible y las instituciones religiosas, católicas y protestantes, utilizadas con la aquiescencia o in- consciencia de sus directores, para lograr propósitos que evi- dentemente no eran de naturaleza apostólica. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 109

Como era de esperarse, el proceso de asimilación dejó sentir sus efectos en el deterioro del idioma y la cultura de Puerto Rico. Pero, debido a la alta densidad poblacional, y a la disper- sión de los habitantes por toda la zona rural, no era fácil asimi- lar las masas obreras y campesinas, sobre todo cuando no as- cendían a 5,000 los norteamericanos residentes en Puerto Rico y cuando ni los inversionistas de la industria azucarera, ni sus representantes, hacían sentir su presencia en el pueblo puerto- rriqueño. Es un hecho histórico innegable que la mayoría del pueblo de Puerto Rico resistió, con mayor o menor éxito, con menor o mayor consciencia, los intentos de asimilación cultural. Y en general puede decirse que sus dirigentes, en todos los campos de la actividad política, social y cultural, se opusieron a la acti- vidad disociadora de nuestra personalidad de pueblo. Entre ellos, José de Diego —desde la tribuna política, la presidencia de la Cámara de Representantes, del Ateneo Puertorriqueño, y desde la cátedra— se destacó como la figura cimera de la resis- tencia puertorriqueña frente a los intentos de desplazamiento cultural. Entre las asociaciones profesionales cupo el honor y la gloria a la Asociación de Maestros de Puerto Rico de dirigir la gran lucha que culminó, tras múltiples vicisitudes y tenaces batallas, en el decreto de 1949, promulgado por el entonces Comisionado de Instrucción Pública, don Mariano Villaronga, que estableció, en forma definitiva, la enseñanza en el verná- culo en las escuelas públicas de Puerto Rico. La segunda etapa en el proceso para desplazar el idioma y la cultura puertorriqueña comenzó después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, hace alrededor de veinte años. El terreno estaba ya abonado, la confusión estaba sembrada, la profunda desunión entre los puertorriqueños era un hecho. La gran revolución científica, tecnológica e industrial, que se pro- dujo después de la Segunda Guerra Mundial, ha hecho posible la acelerada expansión a Puerto Rico de las poderosas fuerzas 110 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO económicas e industriales de los Estados Unidos. Esas fuerzas vienen acompañadas, por la inmigración a la isla, de un gran número de norteamericanos que ya alcanzan la respetable ci- fra de 75,000. A éstos hay que sumar la llegada de aún mayores contingentes de emigrantes puertorriqueños los cuales, en su mayor parte, regresan a su país de origen transformados cultu- ral y sicológicamente en seres marginales; no son ni puertorri- queños ni norteamericanos. Alguien los ha llamado nuestros mozárabes. Es un hecho significativo que algunos de estos inmigrantes marginales han sido escogidos en los últimos años para ocupar posiciones claves en el periodismo y en la activi- dad financiera e industrial del país. La expansión económica norteamericana, y la llegada de los inmigrantes, se inició en un momento en que Puerto Rico no tenía, como no tiene aún, los poderes para controlar y ordenar esas influencias en orden a la protección y resguardo de sus propios intereses. El proceso de suplantación cultural ya ha llegado a las ma- sas. La fuerza campesina está prácticamente destruida. Son claramente visibles los dramáticos efectos del proceso iniciado en 1898. Y en el ámbito del idioma vemos cómo el comercio, la ciencia, la industria y la tecnología, en fin, el progreso mate- rial, se identifica casi exclusivamente con el idioma inglés, mien- tras que el español se asocia más bien con la literatura, la poe- sía; en fin, con las actividades representativas del llamado or- den “no productivo”. Las escuelas privadas crecen significativamente en número y se extienden por todo Puerto Rico. De meras escuelas o liceos privados de escaso impacto social han llegado a constituir todo un sistema de educación en donde cursan estudios, actualmen- te, alrededor del 10 por ciento del total de los estudiantes puer- torriqueños; es decir, unos 70,000 alumnos. Estas escuelas privadas, tanto católicas como protestan- tes, tuvieron su origen en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial y, su gran desarrollo, después de esa contien- da, cuando los dirigentes religiosos, ya en su inmensa mayoría OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 111 norteamericanos, asumen la doble misión de hacernos buenos cristianos y transformarnos en “buenos americanos”. La ma- yor parte de estas escuelas privadas —principalmente las que dirigen religiosos y religiosas procedentes de los Estados Uni- dos— han representado y aún representan —a pesar de la re- ciente elevación de naturales del país a las posiciones de máxi- ma responsabilidad eclesiástica— una fuerza dirigida en gran medida a lograr la transculturación de la elite puertorriqueña. Su actividad uniforme y tenaz constituye uno de los elementos más poderosos en el proceso de desplazamiento de la persona- lidad cultural puertorriqueña. Sobre estas escuelas es que nos hablará esta noche el Presidente del Ateneo Puertorriqueño. El Ateneo, por su propia razón de ser, está comprometido a usar todos sus talentos y todas sus energías para defender el idioma y la cultura a la cual quisieron, Dios y la historia, que perteneciéramos. Consciente de esa responsabilidad, y fiel a su misión cultural, el pasado mes de diciembre la Junta de Go- bierno de la Institución acordó desarrollar un plan de activida- des en defensa de la lengua. Como parte importante de ese plan se acordó auspiciar la celebración de una serie de coloquios sobre el problema de la lengua en Puerto Rico. Ya ocuparon esta tribuna la doctora María Teresa Babín, quien habló sobre La Lengua y la Escuela Pública; el señor José Santori Coll, so- bre El Idioma y los Deportes; el doctor Rafael Navarro Cádiz, sobre El Idioma y las Escuelas de Medicina y de Odontología de la Universidad de Puerto Rico. En próximas ocasiones ten- dremos la oportunidad de escuchar al doctor Ismael Rodríguez Bou, a la doctora Sylvia Viera, al arquitecto Gabriel Ferrer Amador, al licenciado Alfonso García Martínez, a la doctora Margot Arce de Vázquez, al doctor Luis Nieves Falcón, y a la licenciada Nilita Vientós Gastón. Esta noche tendremos el placer de oír al Presidente del Ate- neo Puertorriqueño y Director del Archivo General de Puerto Rico, don Luis Manuel Rodríguez Morales, graduado de la Universidad de Puerto Rico y de la Universidad Católica de 112 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

América de Washington, Instructor de la Universidad de Puerto Rico, Presidente de la Sociedad Arizmendi Pro Defensa del Idio- ma desde su fundación en 1962, y miembro de la Junta de Di- rectores del Instituto Puertorriqueño de Cultura Hispánica. Autor de obras literarias e históricas, ha participado activa y destacadamente en la defensa del idioma y la personalidad cultural puertorriqueña. Como Presidente del Comité pro Defensa del Idioma del Ate- neo, me place grandemente poner en el uso de la palabra, en este histórico recinto, baluarte de nuestro idioma, a uno de sus más destacados defensores. Con ustedes, para disertar sobre el tema “La enseñanza en las escuelas privadas”, don Luis Ma- nuel Rodríguez Morales.

Junio de 1967. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 113

INVITA AL SECRETARIO DE INSTRUCCIÓN A ESTUDIAR EL INFORME DEL COLEGIO DE ABOGADOS SOBRE LAS CONSECUENCIAS DE LA INMIGRACIÓN Y EXHORTA A QUE SE LEGISLE A FAVOR DEL VERNÁCULO

El Presidente del Ateneo Puertorriqueño, licenciado Eladio Rodríguez Otero, en declaraciones hechas a la prensa, invita al Secretario de Instrucción Pública a “estudiar con detenimiento” el informe que, recientemente, adoptó el Colegio de Abogados sobre las consecuencias de la inmigración en Puerto Rico, “prin- cipalmente en el aspecto del idioma y de la personalidad cultu- ral puertorriqueña”. Refiriéndose a aquella parte del informe que condena la en- señanza de los conocimientos en un idioma que no es el ver- náculo de los estudiantes, tal como ocurre en gran parte de las escuelas privadas, el presidente del Ateneo Puertorrique- ño afirma que “no es posible que se siga permitiendo —por razones que en nada tienen que ver con la ciencia pedagógi- ca— que en nuestro país existan dos sistemas educativos en abierto conflicto en cuanto a sus métodos y propósitos, como lo son el de la escuela pública y el de gran parte de la escuela privada”.

113 114 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

El texto completo de las declaraciones del licenciado Rodrí- guez Otero lee como sigue:

El Colegio de Abogados de Puerto Rico aprobó por unani- midad, en su última Asamblea anual, el estudio realizado por una de sus comisiones especiales, de la cual me honro en formar parte, sobre el impacto de la inmigración en Puerto Rico. Igual respaldo de la asamblea merecieron las recomen- daciones hechas por dicha comisión, la cual preside el dis- tinguido compañero Lorenzo Lagarde Garcés. El extenso y minucioso estudio, cuya preparación tomó alrededor de año y medio, obra principal de un grupo de ex- pertos puertorriqueños dirigidos por el catedrático de eco- nomía de la Universidad de Puerto Rico, doctor Antonio J. González, analiza las consecuencias de la llegada a nuestro país, con propósito de establecer aquí su residencia, de mi- llares de forasteros, principalmente norteamericanos, cuba- nos y dominicanos. Todas las fases de la actividad social su- jetas al impacto de la inmigración, desde la económica hasta la cultural, fueron sometidas a estudio científico por la co- misión. Era lógico esperar que una de las recomendaciones del grupo investigador fuese el recomendar al gobierno del Esta- do Libre Asociado que recabe del Congreso de los Estados Unidos la transferencia, al pueblo de Puerto Rico, del poder para reglamentar la inmigración. Esa recomendación, basa- da en la premisa de que no es posible ordenar eficazmente el desarrollo económico, social y cultural de un pueblo sin con- trolar la entrada de extranjeros a su territorio, tiene, ahora, el respaldo unánime del Colegio de Abogados de Puerto Rico. Otro aspecto de señalada importancia, entre los muchos que contiene el documento sobre los efectos de la inmigra- ción en Puerto Rico, es la recomendación para que “se legis- le con el fin de armonizar la política educativa de las institu- ciones de enseñanza privada (dirigidas en número extraor- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 115

dinario por inmigrantes) con la política y objetivos educati- vos del gobierno de Puerto Rico”, y para que “el Departa- mento de Instrucción revise su política de acreditación de las escuelas privadas a los fines de lograr una mayor vincula- ción y supervisión sobre dichas instituciones”. Estas reco- mendaciones tienen como propósito principal el proteger, a alrededor de 50,000 niños puertorriqueños, de los nocivos y perturbadores efectos de la enseñanza de los conocimien- tos en un idioma que no es su vernáculo. Todo ello sin detri- mento de que el inglés se enseñe, con especial énfasis, como idioma. Invito al señor Secretario de Instrucción Pública a estu- diar, con detenimiento, el informe que acaba de adoptar el Colegio de Abogados de Puerto Rico, principalmente en el aspecto del idioma y de la personalidad cultural puertorri- queña, porque —digámoslo con absoluta franqueza— no es posible que se siga permitiendo, por razones que nada tienen que ver con la ciencia pedagógica, que, en nuestro país, existan dos sistemas educativos en abierto conflicto en cuanto a sus métodos y propósitos, como lo son el de la escuela pública, que enseña en el vernáculo, y el de la ma- yor parte de las escuelas privadas, que, en clara oposición a la cultura puertorriqueña y a las normas pedagógicas uni- versalmente reconocidas, se obstinan en mantener la ense- ñanza de los conocimientos en un idioma que no es el vernáculo de sus estudiantes. Una vez más el Colegio de Abogados le señala al gobierno del Estado Libre Asociado el camino que conduce a las más fundamentales reivindicaciones puertorriqueñas.

El Mundo; El Imparcial; 11 de septiembre de 1967. 116 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

ANTE LA TUMBA DE JOSÉ DE DIEGO

Palabras pronunciadas ante la tumba de José de Diego en oca- sión del homenaje ofrecido al prócer por el Ateneo Puertorrique- ño el 16 de abril de 1968 en el Centésimo-Segundo Aniversario de su Natalicio.

Nos reunimos una vez más ante la tumba de José de Diego para reiterar, en el centésimo-segundo aniversario de su natali- cio, nuestro respeto, nuestra admiración y nuestro afecto a aquél que consagró su vida entera a la defensa de su patria. Venimos en representación del Ateneo Puertorriqueño, la más antigua institución cultural del país, en cuya tribuna obtuvo brillantes triunfos como orador y conferenciante, y la cual presidió du- rante los dos años previos a su muerte. Desde el Ateneo libró De Diego valientes batallas en defensa del idioma, de la cultu- ra, de la personalidad puertorriqueña . No hemos venido a hablar con la muerte. Hemos llegado has- ta aquí no sólo a depositar laureles sobre este mármol, sino a buscar inspiración ante un hombre que por su grandeza moral, logró proyectar su personalidad en lo infinito. Venimos a salu- dar a un hombre que sacude aún la conciencia puertorriqueña con la gesta de su verbo; que hace vibrar a jóvenes y mayores

116 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 117 con la fuerza de su prosa y la belleza de sus poemas; un hombre el cual, por sus limpias y elevadas ejecutorias, es ejemplo a se- guir por todos nosotros y por los que nos sucedan. Hemos veni- do a saludar a uno de los grandes de la historia puertorriqueña.

José de Diego, defensor ilustre de nuestra cultura

En este 16 de abril de 1968 —cincuenta años después de ha- ber rendido el prócer la jornada de su vida— es forzoso que hagamos un recuento de la situación en que se encuentra la puertorriqueñidad, principalmente en su aspecto cultural. Tocó a José de Diego, durante varias décadas, ser el adalid de las fuerzas que tan gallardamente lucharon por la conservación y enriquecimiento de nuestra herencia cultural hispánica. Se en- frentó resueltamente a la imposición del idioma inglés como medio para impartir los conocimientos a los estudiantes puer- torriqueños. Denunció esta actividad anticultural y antipedagógica, la cual, en violación del unánime criterio de los educadores puertorriqueños, norteamericanos, y de todo el mundo, ha perturbado el proceso de la enseñanza en Puerto Rico durante setenta años. La denunció con vehemencia en el foro político, con los más claros argumentos desde la Cátedra y la Legislatura, con brillantez y elocuencia desde la tribuna del Ateneo Puertorriqueño. Describió De Diego las intenciones políticas de quienes insis- tían en el uso del inglés como medio de enseñanza, con palabras que tienen hoy perfecta aplicación a los que aún pretenden de- fender tan absurdo sistema: “Hay que matar el lenguaje glorioso de los descubridores, hay que extirpar el pensamiento hispano, hay que extinguir, con la lengua española, el espíritu de la tradi- ción, de la historia, de todos los nexos que ligan al pueblo puertorriqueño con la nación-madre, con las naciones her- manas de América”. Y al abordar este tema, tan cercano al sentimiento y al corazón, expresó: “He querido tratar con una 118 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO sonrisa de desprecio la contemplación de las garras que se cier- nen sobre esta infeliz tierra sometida, pero, al llegar aquí, los labios se contraen, los ojos se nublan, se eleva el tórax y se crispa la diestra como si apretase el puño de una espada...”.

Cincuenta años después de la muerte del prócer

Cincuenta años después de la muerte de este ilustre paladín de la libertad, de la lengua y de la raza, ante su tumba nos preguntamos: ¿Ha variado fundamentalmente la situación puer- torriqueña? ¿Somos los dueños de nuestro propio destino? Es lamentable y doloroso tener que responder a esas preguntas en la negativa. Todos reconocemos que aunque el gobierno local ejerce algunas funciones delegadas por Washington, es el Congreso de los Estados Unidos, cuerpo legislativo que no nos representa, el poder soberano en Puerto Rico. Setenta años des- pués de la llegada del General Miles a la bahía de Guánica, los puertorriqueños no disfrutamos en la actualidad ni siquiera de los derechos colectivos que nos reconoció la Carta Autonómica concedida por la monarquía española el 25 de noviembre de 1897.

La escuela pública puertorriqueña

En el aspecto cultural podemos afirmar con satisfacción que ya ha sido definitivamente rebasada la época en que por un fiat del presidente de los Estados Unidos se designaba a un funcio- nario extraño a nuestra idiosincrasia y cultura para dirigir la política escolar en Puerto Rico. Y con orgullo podemos decir que, por gestión directa del pueblo puertorriqueño, la ense- ñanza en las escuelas públicas, desde el año 1949, se imparte en el idioma materno de los estudiantes. No quiere esto decir que la escuela pública del presente sea la escuela propugnada por José de Diego. No. El sistema actual OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 119 sólo representa una etapa de progreso en el camino hacia la estructuración de una escuela genuinamente puertorriqueña, escuela que sólo podrá lograrse a plenitud cuando el gobierno de Puerto Rico esté totalmente en nuestras manos. Pero no por ello debe restársele mérito al noble intento que han realizado y realizan las autoridades educativas para darle un propósito autóctono a nuestro sistema escolar.

La escuela privada y el idioma de la enseñanza

Pero si bien todo esto puede en justicia decirse de la escuela pública, ¿puede afirmarse otro tanto de la escuela privada? Hay que recordar que en la época en que vivió José de Diego prácti- camente no existían escuelas particulares. El desarrollo del sis- tema escolar privado —principalmente el auspiciado por los dirigentes de la Iglesia Católica— se inicia precisamente alre- dedor de la fecha de la muerte del apóstol y es el resultado directo de la mentalidad de una jerarquía no puertorriqueña que, independientemente de sus intenciones, no tuvo reparo en someter a nuestros escolares a un abierto proceso de trans- culturación. En otras palabras, y como veremos más adelante, uno de los principales propósitos de esta escuela era, y sigue siendo, ¡aunque parezca increíble!, la transformación cultural de los escolares puertorriqueños. A medida, pues, que la escuela pública ha ido dando señales de cobrar conciencia patria, gran parte de las escuelas privadas, dirigidas aún por el personal y dependientes de las estructuras creadas bajo el régimen de los Obispos norteamericanos, se han ido reafirmando en su orientación americanizante. Continúa el empleo de maestros procedentes de Estados Unidos que llegan a Puerto Rico con desconocimiento casi absoluto de nuestro idio- ma y cultura. Continúa la enseñanza en el idioma inglés de la aritmética, de las ciencias sociales, de la historia, en fin, de to- das o casi todas las materias; en no pocos casos la utilización de textos en inglés para la enseñanza del francés, del latín y de 120 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO otros idiomas europeos, y, por sorprendente que pueda parecer, la enseñanza en inglés ¡hasta de la misma religión! Continúa también, para el aprendizaje de casi todas las materias, el uso irrestricto de textos redactados en inglés preparados para la en- señanza de escolares norteamericanos, utilizándose, en su se- lección, el mismo criterio que se emplea en los Estados Unidos.

Magnitud del problema

Como alguien podría preguntarse si el número de escolares sometidos a este antipedagógico sistema de enseñanza justifi- ca nuestra preocupación, señalamos que no se trata de un mero puñado de estudiantes. Se trata, según las estadísticas, de alre- dedor de cincuenta mil niños y jóvenes puertorriqueños. Es cierto que la población escolar total del país es de un poco más de setecientos mil alumnos. Pero no debemos olvidar que la matrícula de la escuela privada proviene mayormente de la clase rica y de la alta clase media. Debe suponerse que de ella sal- drán los futuros dirigentes puertorriqueños de las más impor- tantes esferas en la actividad social. Alguien podría preguntarse también: ¿No habíamos dicho antes que esta escuela, de la cual puede afirmarse que vive casi al margen de la realidad cultural del país, fue creada y desarro- llada por dirigentes eclesiásticos norteamericanos? ¿No tene- mos ahora Obispos puertorriqueños? Ésta es la pregunta que tantas personas se han venido for- mulando, y, cada vez con mayor frecuencia, sin acertar a com- prender el porqué de la inacción de los actuales prelados ante el grave problema de una escuela que, bajo el signo de la Igle- sia, opera con los mismos métodos antipedagógicos y la mis- ma orientación asimilista que la caracterizaba anteriormente. Sobre todo, después de las sabias normas que, en defensa de las culturas autóctonas, han sido dadas por Juan XXIII, Paulo VI y el Segundo Concilio Vaticano. Pero no hemos venido hoy aquí a culpar a nadie por la situa- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 121 ción que hemos señalado. Sabemos de las serias dificultades con que se enfrentan los más altos dirigentes de estas escuelas —tanto católicas como protestantes— para lograr los cambios deseables en su orientación cultural y social. Tenemos fe en que este sistema escolar privado logrará —al igual que lo ha logrado en gran medida el sistema escolar público— reorientar su tra- yectoria para que sirva, así, al propósito de hacer de Puerto Rico la patria de todos los que hemos nacido en esta tierra.

Nuevos rumbos para la escuela privada

Debemos señalar, al efecto, que, según recientes informaciones de prensa, la jerarquía puertorriqueña se propone realizar un es- tudio socio-religioso sobre cuáles son los rumbos que debe tomar la Iglesia ante la realidad puertorriqueña. Es de suponerse que en el examen que, como parte de dicho estudio, se ha de hacer de la problemática de las escuelas católicas, se incluya, como tema de superior importancia, la cuestión del idioma de la en- señanza y la orientación cultural de estos centros educativos. No pretendemos, dado el carácter de este acto, hacer una revisión, ni tan siquiera panorámica, de la situación de peligro por la cual atraviesa nuestro idioma y en general de la perso- nalidad cultural puertorriqueña. Sabemos que son muchas las fuerzas que militan en forma activa en contra de nuestra iden- tidad de pueblo. Precisamente porque tenemos conciencia de ello hemos venido hoy aquí a decirle a José de Diego, a nombre del Ateneo Puertorriqueño, que esta institución, inspirada en su ejemplo, continuará su lucha —como sabemos que seguirá luchando la mayoría de nuestro pueblo— para lograr que nues- tra cultura patria, venciendo las fuerzas que ponen en peligro su existencia, se afirme para siempre en la presente y en las futuras generaciones de puertorriqueños.

El Imparcial, 13 de mayo de 1968. El Siglo (Bogotá), 28 de abril de 1968. 122 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

SE OPONE GOBIERNO AYUDE ESCUELAS PRIVADAS QUE NO ENSEÑAN EN EL IDIOMA VERNÁCULO Y QUE PRACTICAN EL DISCRIMEN SOCIAL Y RACIAL

El Secretario de Instrucción Pública se ha manifestado par- tidario de que se enmiende la Constitución de Puerto Rico “para que el Estado pueda brindar ayuda directa a las escuelas priva- das... sin intervenir en la filosofía educativa de las mismas”. Apoyamos en principio esta ayuda a las escuelas privadas. El derecho primario a la educación de los hijos reside en sus padres y son éstos quienes deben decidir si los envían a las escuelas públicas o a las privadas. Si optan por las últimas tie- nen también, como consecuencia, derecho a recibir el apoyo económico del Estado. Ahora bien, ¿qué ha querido decir el Secretario de Instrucción Pública al manifestar que la ayuda a las escuelas privadas debe darse “sin intervenir en la filosofía educativa de las mismas”? Si con esta frase sólo significa que el Departamento de Ins- trucción Pública no intervendrá en los conceptos religiosos o filosóficos que informen la instrucción impartida en las escue- las privadas, apoyamos su proposición. Parece, sin embargo, que el Secretario quiere decir que el Gobierno debe proveer

122 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 123 ayuda económica a todas las escuelas particulares, indepen- dientemente de que las mismas enseñen o no en el idioma es- pañol o practiquen o no el discrimen racial y social. A esto, naturalmente, hay que oponerse, no sólo por razones de carácter humano, científico y pedagógico, sino por el hecho de que tal ayuda sin condiciones constituiría una abierta viola- ción de los mismos principios que el Departamento de Instruc- ción Pública, y su titular, están comprometidos a mantener en nuestro sistema escolar: la ausencia de discriminación racial y social y el mantenimiento de la enseñanza en el idioma de los estudiantes. Ésta es la posición correcta, que defienden las máximas autoridades educativas del mundo y que, invariable- mente, ha sostenido la Asociación de Maestros de Puerto Rico. El proveer a todas las escuelas privadas ayuda económica sin condiciones equivaldría a ayudar, con fondos públicos, a entidades que violan los principios de igualdad racial y social, y las normas racionales de la enseñanza consignados en la Cons- titución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y en los re- glamentos del Departamento de Instrucción Pública, princi- pios y normas que expresan el sentir y la voluntad de la abru- madora mayoría de nuestro pueblo. Medite, pues, el señor Secretario de Instrucción Pública si su proposición de ayuda económica, sin condiciones, para to- das las escuelas privadas, no significaría la colaboración posi- tiva con una “filosofía educativa” que, tal como se manifiesta en muchas de ellas, es radicalmente contraria a los principios sociales y pedagógicos que, como Secretario de Instrucción Pública de Puerto Rico, viene obligado en todo momento a de- fender y sostener.

El Imparcial, 27 de junio de 1969. The San Juan Star, 30 de junio de 1969. 124 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

RECALCA CARÁCTER CULTURAL DEL PRIMER CONGRESO HISPANOAMERICANO DE LEXICOGRAFÍA

El senador por el Partido Nuevo Progresista, don Justo Méndez, ha hecho manifestaciones públicas en las que afirma que el acto recientemente celebrado en el Ateneo Puertorri- queño por el Primer Congreso Hispanoamericano de Lexico- grafía fue uno de tono político. Como Presidente del Ateneo, entidad coauspiciadora del acto, me veo en la obligación de rechazar la acusación del senador Méndez. El acto del Ateneo, al igual que los demás celebrados por el Congreso de Lexicografía, revistió un carácter eminentemente cultural. El tema tratado fue el presente y futuro del idioma español en América y específicamente en Puerto Rico. Ahora bien, no es posible discutir este tema en abstracto sin entrar en consideraciones sobre los elementos sociopolíticos necesaria- mente vinculados al problema de la lengua. Pretender que se hable sobre este tema sin enmarcarlo en la realidad que vive Puerto Rico es tan irreal como pretender aislar el problema universitario de los hechos sociales y políticos del país. Asistí como invitado a la recepción que ofreció el Goberna- dor en honor de los delegados al Congreso de Lexicografía. El

124 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 125 señor Ferré, al dirigirse a la concurrencia, expresó su criterio de que Puerto Rico debe convertirse en “puente entre las dos Américas”. Esta opinión, que ciertamente se funda en una con- vicción política, no fue compartida por muchos de los que es- tábamos allí. ¿Se le ocurriría al senador Méndez afirmar que el Gobernador convirtió por ello el acto social en uno de carácter político? Por otra parte, cuando el senador Justo Méndez y sus com- pañeros anexionistas hablan sobre el tema del idioma, ¿lo ha- cen acaso aislándolo de sus naturales implicaciones sociopolí- ticas? ¿No se han dado últimamente a afirmar que nuestro idio- ma y cultura no sufrirían daño alguno con la anexión de Puer- to Rico a la Unión federal norteamericana? ¿No prueba esto que es imposible separar totalmente la cuestión cultural de la cuestión política? El Ateneo ha sido —y esperamos que siempre sea— la tribu- na libre por excelencia de Puerto Rico. Es foro que, por natura- leza, debe excluir toda pretensión de censura o limitación de la expresión del pensamiento, elemento indispensable de su fun- ción cultural. Esta libertad intelectual hizo posible la celebra- ción del acto efectuado en su recinto por el Congreso de Lexicografía y es la que garantizaría la libre expresión del se- nador Méndez en cualquier ocasión en que ocupase la tribuna de la Docta Casa.

El Mundo, 10 de diciembre de 1969. El Imparcial, 11 de diciembre de 1969. 126 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

IMPUGNA DECLARACIONES DEL SECRETARIO DE INSTRUCCIÓN

Acabo de leer las palabras pronunciadas por el Secretario de Instrucción Pública, doctor Ramón Mellado Parsons, ante la conferencia anual del Distrito Rotario de Puerto Rico. No me sorprende, dada su conocida mentalidad anexionista, que el titular de Instrucción haya defendido en su discurso el proceso de americanización que ha tenido lugar en nuestro país desde 1898 hasta el presente. Lo que sí me sorprende es que a estas alturas todavía trate de ocultar sus ideas asimilistas tras una pantalla de palabras, frases y conceptos de naturaleza socio- cultural. Después de hacer un superficial análisis comparado de las aportaciones que, a la personalidad puertorriqueña, han he- cho las culturas hispánicas y anglosajonas –en el cual identifi- ca con los Estados Unidos la idea de progreso económico y científico– el doctor Mellado concluye que lo que ha ocurrido en Puerto Rico, en lo que va de siglo, es un proceso de “enlace” entre dos culturas que ha tenido como consecuencia “el enri- quecimiento” de la nuestra. El Secretario de Instrucción llama a este desarrollo el proceso de “transculturación”, en acentua- da contraposición a la connotación de asimilismo que a dicho

126 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 127 término da el doctor Germán de Granda en su libro “Transculturación e interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporáneo (1898-1968)”. A la luz de tan peculiar tesis debemos concluir que constitu- ye un factor de “enriquecimiento” de nuestra cultura la ense- ñanza que –en violación de los más elementales principios pe- dagógicos– se imparte en inglés a alrededor de 50,000 escola- res puertorriqueños que cursan estudios en nuestras escuelas privadas (no debemos olvidar que el doctor Mellado es un de- cidido partidario de que el Estado ayude económicamente a estas escuelas que violan la norma pedagógica de la enseñanza en español, enseñanza que él, como Secretario de Instrucción, viene obligado a defender y sostener en las escuelas públicas). El titular de Instrucción tendría también que concluir que en- riquece la cultura puertorriqueña el empleo casi exclusivo del idioma inglés en los procesos industriales de la gran mayoría de las fábricas que operan en el país, el uso generalizado, y no pocas veces exclusivo, de ese idioma en el comercio y las finan- zas, y la presencia en nuestro medio de más de 60,000 norte- americanos que, en su casi totalidad, ni hablan ni les interesa aprender nuestro idioma, sino imponer –como de hecho impo- nen– el suyo. ¿Diría también el Secretario de Instrucción que es factor de enriquecimiento de nuestra cultura el uso exclusivo del idioma inglés (salvo en los casos de imposibilidad de comunicación) en toda la esfera del Gobierno de Estados Unidos en el país? ¿Y qué opinaría de la presencia en nuestro territorio de millares de compatriotas que, después de sufrir el proceso de asimila- ción cultural en los Estados Unidos, al regresar a la isla se con- vierten en ejemplo del puertorriqueño a ser imitado por los que aquí quedaron rezagados sin haber tenido el “beneficio” de ese intenso proceso de asimilación? ¿Cómo calificaría el doctor Mellado la interferencia anormal del idioma inglés en toda nuestra vida, causa principal del empobrecimiento del léxi- co, de la deformación de la sintaxis y de la evidente limitación 128 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO expresiva del puertorriqueño promedio, así como la existencia de cierta prensa cuyo contenido se nutre principalmente de calcos y malas traducciones de lo que se publica en Estados Unidos? ¿Consideraría el Secretario de Instrucción motivo de enriquecimiento de la cultura puertorriqueña el proceso de aca- paramiento de nuestro comercio, industria, agricultura y mi- nería, por capitales y empresarios norteamericanos, así como los múltiples factores que propician el desplazamiento y la asi- milación de lo autóctono por lo norteamericano y que consti- tuyen, por tanto, elementos disolventes de nuestra personali- dad de pueblo? El doctor Mellado parece aquietar su conciencia al señalar y denunciar el hecho de que, durante las primeras décadas del siglo, la americanización fue hecha a “todo trance” y en forma “artificial”, mientras que ahora el “proceso de enriquecimiento cultural opera naturalmente”. Supongo que el doctor Mellado lo que querrá decir es que al iniciarse el proceso de asimilación en el 1898 se necesitaron gobernadores y secretarios de Instruc- ción procedentes de Estados Unidos para adoctrinar a los “nati- vos”, cosa que no es necesaria ahora, pues los propios dirigentes puertorriqueños, ya “transculturados”, se han encargado de com- pletar la tarea que habrá de llevarnos al ideal supremo: la final transmutación de los puertorriqueños en norteamericanos. Pero lo más increíble de toda esta tesis de “enriquecimiento” y de “enlace” cultural defendida por el titular de Instrucción es su afirmación de que tal “evolución cultural” se ha hecho “a base de la acción selectiva de los puertorriqueños”. En otras palabras, los puertorriqueños, enfrentados a varias alternati- vas, libremente hemos escogido el camino que conduce a la negación de nuestra propia personalidad. ¡Por amor de Dios, señor Mellado Parsons! ¿No sabe usted que los puertorrique- ños nunca hemos tenido poder político para tomar las decisio- nes fundamentales que han afectado nuestra vida cultural, so- cial y económica? ¿Desconoce usted que la ciudadanía norte- americana– el factor de mayor influencia en todo el proceso de OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 129 asimilación– le fue impuesta a los puertorriqueños por el Con- greso de los Estados Unidos a pesar de la oposición de nuestra Cámara de Delegados y del propio Comisionado Residente en Washington? ¿No está enterado usted de que Estados Unidos gobernaba hasta hace pocos años a Puerto Rico a través de sus Secretarios de Guerra y del Interior? ¿No es de su conocimien- to que el Congreso de los Estados Unidos tiene facultades omnímodas sobre Puerto Rico? ¿Cómo es posible que todo un Secretario de Instrucción Pública –en manifiesto desconoci- miento o menosprecio de los hechos históricos y de nuestra realidad política constitucional– afirme que el proceso de asi- milación de nuestro pueblo, que él llama “evolución cultural”, se ha realizado “a base de la acción selectiva” de los puertorri- queños? ¿Estaría el doctor Mellado también dispuesto a afir- mar que el proceso de desplazamiento y asimilación que ha conducido al desafortunado pueblo hispánico de Nuevo Méxi- co a convertirse en los peones, sirvientes y ayudantes de los dueños angloamericanos de ese estado, es el producto de una “evolución cultural” basada en “la acción selectiva” de los nati- vos de ese territorio? Hablemos con franqueza, doctor Mellado. Usted sabe muy bien que no es posible el logro total de sus “ideales” anexionistas y asimilistas sin que se restablezca en todas las escuelas públi- cas y privadas de Puerto Rico la enseñanza de todas las mate- rias en el idioma inglés. Tengo base para afirmar que tanto usted como el gobernador Ferré creen que ya estamos lo sufi- cientemente “preparados” como para que se implante la ense- ñanza en inglés de las ciencias y las matemáticas en el sistema escolar público del país y de que, para ello, sólo esperan el re- sultado de las próximas elecciones. Hable usted con claridad, señor Secretario, y diga también lo que piensa sobre esta mate- ria. El pueblo puertorriqueño tiene derecho a saber hacia dón- de pretenden conducirlo sus actuales dirigentes.

Bohemia, 1-7 de junio de 1970. 130 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 131

CARTAS 132 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 133

AL REVERENDO PADRE BERNARD C. STUEVE

26 de septiembre de 1963

Reverendo Padre Bernard C. Stueve Director Arquidiocesano de Escuelas Católicas Arzobispado de San Juan

Estimado Padre Stueve:

Seguramente usted habrá leído en la prensa las declaracio- nes que recientemente he hecho sobre la encuesta respecto de la enseñanza en inglés en las escuelas católicas, efectuada en- tre los padres de los estudiantes por la oficina que usted dirige. En dichas declaraciones, de las que le incluyo un recorte, sos- tengo que no procede una encuesta o votación, ni siquiera en- tre los padres de familia, sobre una materia que es de carácter esencialmente pedagógico y científico, y mucho menos cuan- do las personas consultadas carecen de la debida ilustración sobre el tema en discusión. Créame, Padre, que en toda esta jornada en defensa de la utilización del idioma vernáculo como vehículo de enseñanza en las escuelas privadas, y en la que han participado diferentes

133 134 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO personas y entidades, a todos nos ha guiado un propósito cons- tructivo en el orden educacional, propósito cuya realización entendemos es de suma conveniencia para la Iglesia, para Puer- to Rico, y aún para los Estados Unidos. Todos estamos plenamente conscientes de la imposibilidad de cambiar súbitamente la práctica de la enseñanza en inglés, debido a las múltiples dificultades de orden práctico que ha- bría que afrontar para ello. Por otra parte, nadie, absolutamente nadie, niega el principio de que la enseñanza debe conducirse en el vernáculo. La única causa por la cual se ha prolongado este debate público ha sido la ausencia de un reconocimiento expreso de dicho principio por parte de las autoridades esco- lares católicas. Hecho este reconocimiento, simultáneamente con el señalamiento de las dificultades de orden práctico que habría que superar para darle vigencia, y con la formulación de planes encaminados a lograr la gradual transformación del sistema, el debate público no tendría ninguna razón para con- tinuar, ya que se habría llegado a un entendido justo y satisfac- torio para todos. ¿No cree usted, Padre, que no debe posponerse más la ter- minación de este debate? ¿No cree que tal vez podría obtenerse, del señor Arzobispo, una declaración pública concebida en los términos arriba expresados? Mucho me interesaría conocer sus reacciones y comentarios a mis observaciones, que hago movido del mejor espíritu y con la esperanza de que puedan ayudar a una pronta terminación de todo este problema.

Le saluda respetuosamente,

Lcdo. Eladio Rodríguez Otero OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 135

CONTESTANDO AL REVERENDO BERNARD C. STUEVE

3 de octubre de 1963

Reverendo Bernard C. Stueve, S.M. Superintendente Arquidiocesano de Escuelas Católicas Arzobispado de San Juan

Estimado Padre:

Acuso recibo de su carta del 27 de septiembre pasado. Afirma usted: “As I understand it, you ask that there be a public acknowledgment of the principle that teaching in the vernacular is better than teaching in a second language per se”. Permítame indi- carle que lo que yo he sugerido es una declaración pública de las autoridades eclesiásticas en que se afirme el principio de que la enseñanza debe impartirse en el idioma vernáculo. No puede interpretarse mi carta en el sentido de que creo que la diferencia entre la enseñanza en el vernáculo y la enseñanza en cualquier otro idioma consiste en que la primera es mejor que la segunda, y en que ésta pueda ser en alguna circunstancia mejor per accidens. La ense- ñanza en un idioma que no es el vernáculo es siempre nociva, per se.

Respetuosamente, Lcdo. Eladio Rodríguez Otero 135 136 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

AL LCDO. ENRIQUE CAMPOS DEL TORO

11 de octubre de 1963

Lcdo. Enrique Campos del Toro First Federal Savings

Estimado don Enrique:

Le acompaño un recorte del llamamiento que he hecho al Colegio de Abogados de Puerto Rico para que intervenga en el caso del idioma. Estamos presenciando la rápida desintegración cultural, so- cial y económica de los puertorriqueños. Nuestro sistema judi- cial, que hasta la fecha había más o menos resistido todos los embates de la ola de americanización que sigue invadiendo a nuestro país, ahora se ve amenazado por las pretensiones de un abogado norteamericano que alega, con redomada menta- lidad colonialista, que una ley de 1902 le autoriza a postular en un idioma distinto al de los puertorriqueños. Creo firmemente que debemos resistir con absoluta determi- nación este intento de desfigurar la integridad de nuestro idio- ma. Tengo la esperanza de que el compañero Abreu Castillo y la Junta de Gobierno de la Institución darán los pasos necesarios

136 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 137 para iniciar el movimiento que logre la enmienda de la antipuertorriqueña ley de 1902. Pero en caso de que los directores del Colegio no se tomen el interés que la situación amerita, un grupo de abogados debiéramos gestionar la celebración de una asamblea extraordinaria para considerar esta grave situación. Mucho me agradará cambiar impresiones con usted para unir esfuerzos ante tan grave problema para nuestro país.

Cordialmente suyo,

Lcdo. Eladio Rodríguez Otero 138 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

A S.E.R. MONS. FREMIOT TORRES OLIVER REFUTANDO EXPRESIONES DE QUE PUERTO RICO ES UN PAÍS BILINGÜE Y BICULTURAL

17 de mayo de 1966

S.E.R. Mons. Fremiot Torres Oliver Obispo de Ponce Obispado Ponce, Puerto Rico

Excelencia Reverendísima:

El diario El Mundo del 13 de mayo del presente publica un comunicado sobre la creación del Instituto Intercultural de Comunicaciones de la Universidad Católica de Puerto Rico. En dicha nota de prensa se citan las siguientes palabras de su Ex- celencia en relación con la organización del Instituto: “Los ca- tólicos puertorriqueños realizan (sic) que el Señor nos ha co- locado en una posición excepcionalmente ventajosa tanto en lo geográfico como en la naturaleza bilingüe y bi-cultural de

138 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 139 nuestra Isla para la promoción de la comprensión y coopera- ción hemisférica” (énfasis del suscribiente). No objeto los propósitos que animan al Instituto Intercultural de Comunicaciones de la Universidad Católica de Puerto Rico. Por el contrario, creo que toda actividad que fomente el enten- dimiento y la comprensión entre las naciones –como la del Insti- tuto Intercultural– debe alegrar a todos los hombres de buena voluntad. Objeto, sin embargo, muy respetuosamente, a que el señor Obispo de Ponce, hablando a su nombre y a nombre de todos los Obispos de Puerto Rico afirme como un hecho incontrover- tible que nuestro país es de “naturaleza bilingüe y bi-cultural”. Creo que ésta es una manifestación claramente errónea. Puer- to Rico no es bilingüe ni bi-cultural. Como muy bien dijera la ilustre educadora y ya fallecida, doctora Antonia Sáez, “No hay tal cosa como pueblos bilingües, y si se apura el vocablo, no hay individuos bilingües. Ser bilingüe implica poder emplear con igual maestría y para todos los usos dos o más lenguas, incluso poder crear con ellas. Aunque haya excepciones, la ex- cepción no excluye la regla”. “Hay pueblos que, aunque constituyen una comunidad polí- tica ejemplar, Bélgica, Suiza –pertenecen a diversas comunida- des lingüísticas. En ellos la gran masa poblacional sólo domi- na su vernáculo y en él recibe en la escuela toda su instruc- ción”. (Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, julio-sep- tiembre, 1962, número 16). El eminente filólogo español don Samuel Gili Gaya dijo también en la citada Revista (abril-junio, 1959, número 3): “...no llamo bilingüe al que sabe dos lenguas, sino al que las vive desde dentro a partir de la infancia, como resultado de su educación, de su ambiente social. Una cosa es saber dos o más idiomas como un conocimiento superpuesto en la men- te, y otra es vivirlos desde que comienzan a fundarse en el alma individual las relaciones permanentes entre pensamien- to y lenguaje”. 140 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Evidentemente, si nos guiamos por los criterios de tan ilus- tres autoridades, Puerto Rico no es bilingüe ni bi-cultural. So- mos, sencilla y llanamente, un pueblo que, como todos y cada uno de los pueblos del mundo, posee su propio idioma –y en nuestro caso, uno de los más importantes– y que conoce, en forma limitada, otro idioma: el inglés. Y por más que se subra- ye la influencia de lo norteamericano en la cultura puertorri- queña, me parece que es forzar la realidad decir que somos un pueblo bi-cultural. Pero mi objeción no se circunscribe solamente a lo anterior- mente expresado. Su Excelencia convendrá conmigo en que su expresión solamente es compartida por un sector de la minoría que favorece la estadidad como finalidad política para nuestra patria. Los puertorriqueños que creen en el desarrollo del Esta- do Libre Asociado por caminos que no conducen a la estadidad, así como los que creemos en el derecho de nuestro pueblo a su independencia, en paz y amistad con los Estados Unidos y to- dos los pueblos del mundo, no compartimos el criterio de Su Excelencia sobre la naturaleza cultural de nuestro pueblo. No discuto el derecho de todos y cada uno de los puertorri- queños, desde el más humilde hasta los que ostentan las más dignas representaciones, a sustentar el criterio que su concien- cia le indique como el correcto en materia de orientación políti- ca final para nuestro país. Pero como en el caso que nos ocupa Su Excelencia no habló en su carácter personal sino a nombre de su Diócesis y de todos los otros Obispos de la Isla, es decir, a nombre de todos los católicos de Puerto Rico –incluyendo a este humilde servidor– me siento en la obligación moral de expresar- le mis reparos en relación con sus declaraciones. Reciba Su Excelencia el testimonio de mi profunda estima- ción en Cristo.

Lcdo. Eladio Rodríguez Otero OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 141

AL SEÑOR ROBERTO DE JESÚS TORO

8 de junio de 1966

Sr. Roberto de Jesús Toro Banco de Ponce Ponce, Puerto Rico

Estimado Roberto:

Hace varias semanas recibí una magnífica publicación ilus- trada del Banco de Ponce que contiene el informe anual de la Institución. A fines del pasado mes de mayo también recibí un estado de situación del primer trimestre del presente año. Te felicito sincera y calurosamente por la brillante labor que has realizado en la presidencia del Banco, de la cual dan testimonio las cifras relativas a los beneficios de operacio- nes obtenidos así como a la situación económica general de la empresa. Me permito, sin embargo, llamar tu atención hacia un pun- to sobre el cual de antemano sé que estamos de acuerdo pero que a veces –por su aparente intrascendencia– parece ser un factor incontrolado en muchas instituciones puertorriqueñas.

141 142 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Me refiero al idioma utilizado en dichos informes anuales y trimestrales. Ambos están impresos solamente en inglés. Estoy enteramente de acuerdo con que la comunicación, tan- to verbal como escrita, entre el Banco de Ponce y los Estados Unidos, por razones obvias, tiene que efectuarse –con muy con- tadas excepciones– en el idioma de los Estados Unidos. Sé que estarás enteramente de acuerdo conmigo en que toda comuni- cación verbal o escrita, entre puertorriqueños, debe de efec- tuarse en español, no importa el grado de conocimiento que del inglés tengan las personas concernidas o su localización geográfica. Sé que coincidimos en el criterio de que, por razo- nes de orden práctico, hay algunas ocasiones en que –debido al gran número de norteamericanos residentes en Puerto Rico que no conocen nuestro idioma– es necesario usar aquí las dos lenguas, teniendo, claro está, el cuidado de que aparezca en primer puesto nuestro idioma. No tengo la menor duda de que el carácter monolingüe de las publicaciones a las cuales me he referido –y que han moti- vado esta carta– no obedece a política oficial de la empresa. Por ser ello así es que hago este planteamiento al amigo y no al Presidente del Banco de Ponce, suplicándote que sólo veas en mi intervención el deseo de cooperar con una institución tan nuestra y a la cual me unen tantos vínculos afectivos. Te reitero mis parabienes por el éxito alcanzado y mi inva- riable estimación personal.

Eladio Rodríguez Otero OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 143

A DON FRANCISCO LEAL INSÚA REFUTANDO EL CONCEPTO DE UNA HONROSA CONVIVENCIA ENTRE LA CULTURA HISPANO- PUERTORRIQUEÑA Y LA ANGLOSAJONA

19 de octubre de 1966

Sr. don Francisco Leal Insúa Director de Mundo Hispánico Avenida de los Reyes Católicos Ciudad Universitaria Madrid, España

Estimado señor Leal Insúa:

La edición de Mundo Hispánico del pasado mes de agosto incluye una entrevista hecha por el señor Nivio López Pellón al amigo y colega Ernesto Juan Fonfrías bajo el título de “Puerto Rico, hispanismo sin claudicación”. En dicho escrito el señor Fonfrías afirma que en Puerto Rico hay “una convivencia honrosa” entre la cultura hispánico-puer- torriqueña y la norteamericana “en cultivo de los valores his- pánicos, en lengua, cultura y tradiciones de fronteras propias,

143 144 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO sin que se tropiecen, maculen ni orillen los de la lengua ingle- sa, que nuestra es en habla y convivencia”. Bastará con la siguiente exposición de hechos para demos- trar que las manifestaciones del señor Fonfrías no se ajustan a la realidad puertorriqueña. Primero: Alrededor de cincuenta mil estudiantes que com- ponen las tres cuartas partes de la élite socio-económica del país estudian matemáticas, ciencias, historia, en fin, todas o casi todas las materias, en el idioma inglés, desde la escuela primaria hasta los niveles universitarios. El idioma español se les enseña como asignatura. Esto ocurre en gran parte de las escuelas y universidades privadas: católicas, protestan- tes y laicas. En no pocas escuelas católicas, muchas de ellas regentadas por religiosas norteamericanas, hasta la misma doctrina cristiana se enseña en inglés, utilizándose catecis- mos y Biblias en lengua inglesa. Nada han hecho las autori- dades educativas oficiales para transformar este sistema pri- vado de enseñanza contrario a los más elementales princi- pios de la pedagogía y gravemente perjudicial a la cultura puer- torriqueña. Segundo: En las facultades de Medicina y Odontología de la Universidad de Puerto Rico se imparten todos los conocimien- tos en el idioma inglés y, por supuesto, todos los textos están redactados en dicho idioma. Se alega que el inglés es el idioma de las ciencias y que no se consiguen textos adecuados en espa- ñol. En las demás facultades la enseñanza se conduce casi en su totalidad en el vernáculo pero la mayor parte de los textos son de lengua inglesa . Tercero: El uso del inglés en los niveles medio y alto de la actividad financiera, comercial e industrial es ya de tal magni- tud que dentro de una década, de continuar el presente régi- men de subordinación política, el inglés se habrá convertido en la lengua de dichas actividades. En un nivel más amplio pue- de decirse que el español está prácticamente orillado en los ró- tulos y avisos comerciales de empresas de alguna importancia, OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 145 principalmente en los núcleos urbanos. Basta con viajar por el país para confirmar esto. Cuarto: El actual proceso de industrialización (que en su mayor parte es una extensión de la economía de los Estados Unidos en Puerto Rico) ha servido como instrumento eficaz para sustituir gradualmente nuestro idioma por el de los inversionistas, empresarios y técnicos norteamericanos. Quinto: Son notables las dificultades que tiene el puertorri- queño promedio, y aún los mismos profesionales y universita- rios, para expresarse en su propio idioma. Los hechos expuestos son conocidos por el amigo Fonfrías y por todos los residentes en nuestro país. Resulta por lo tanto increíble que él afirme que la cultura hispano-puertorriqueña y la anglosajona mantengan en Puerto Rico “una convivencia honrosa”. Es cierto que las ramas ejecutiva, legislativa y judicial del gobierno local utilizan el español como medio de comunica- ción oral y escrita, y que el vernáculo es el idioma de la ense- ñanza en las escuelas oficiales, primarias y secundarias, pero, por otro lado, este mismo gobierno no actúa para resolver la grave situación anteriormente descrita . Mucho lamento que Mundo Hispánico haya hecho circular por los países de habla española una versión tan claramente errónea sobre el estado cultural de Puerto Rico.

Le saluda con toda consideración,

Eladio Rodríguez Otero 146 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

AL HERMANO FELICIANO MERINO

24 de agosto de 1967

Hermano Feliciano Merino Colegio Marista* Guaynabo, Puerto Rico

Estimado Hermano:

Le incluyo fotocopia del anuncio publicado por la importan- te casa editora norteamericana McGraw-Hill Book Company (330 W 42nd Street, New York, New York). El anuncio informa que esta casa ha traducido al español, y se propone seguir traduciendo, muchos de los más importan- tes textos escolares de lengua inglesa. El propósito principal

* Nota de los Editores: Un grupo de padres católicos puertorriqueños, entre los que se encontraba el licenciado Eladio Rodríguez Otero, intere- sados todos ellos en que sus hijos recibieran una enseñanza católica de excelencia, pero en el vernáculo, promovieron y ayudaron a establecer colegios católicos comprometidos con dicha filosofía educativa. Véase, en este mismo tema, la declaración con fecha de 3 de julio de 1962, pág. 90, y la carta pública con fecha de 26 y 28 de junio de 1962, pág. 168.

146 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 147 es hacer posible que los varios millones de estudiantes norte- americanos cuyo vernáculo es el idioma español (inmigrantes mexicanos, puertorriqueños, y cubanos principalmente) pue- dan aprender los conocimientos fundamentales en su idioma vernáculo. Me permito sugerirle que se comunique con la casa McGraw- Hill para que le suministre el catálogo general de los libros traducidos al idioma español. No dudo que durante los próximos dos años ya estarán listas las traducciones al español de los textos avanzados del idioma inglés para que, así, se haga realidad, en todos sus aspectos, la enseñanza en el vernáculo en las escuelas privadas de Puerto Rico en las cuales todavía se enseña en un idioma que no es el vernáculo de los estudiantes. Tal y como le prometí hace varias semanas, muy pronto le avisaré sobre el intercambio de impresiones con altos funcio- narios de la Secretaría de Instrucción Pública del gobierno de Puerto Rico en torno a los libros de texto escolares. Como siempre, me es muy grato remitirme a sus órdenes,

Lcdo. Eladio Rodríguez Otero

Enviada también al Hermano Enrique, Director del Colegio De La Salle. 148 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

AL SEÑOR FRANK BECERRA

11 de septiembre de 1967

Sr. Frank Becerra Asociación de Amigos de la Avenida Ashford Condado Santurce, Puerto Rico

Estimado amigo:

Hace algunos días leí en la prensa del país la noticia sobre la constitución de un comité de ciudadanos que hará un estudio sobre los problemas de la Avenida Ashford. Aprovecho la ocasión para referirme a uno de los asuntos de mayor importancia en relación con dicha avenida: el del idioma. Precisamente sobre este asunto la Sociedad Arizmendi Pro Defen- sa del Idioma se dirigió el 13 de febrero del presente año a varios funcionarios del gobierno de Puerto Rico cursándoles un telegra- ma del cual le incluyo fotocopia y que se explica por sí mismo. Le agradeceré que haga llegar este mensaje a los demás miem- bros del Comité que usted tan dignamente preside. Se suscribe su amigo de siempre, Lcdo. Eladio Rodríguez Otero 148 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 149

AL LCDO. ALFONSO L. GARCÍA MARTÍNEZ

22 de enero de 1974

Lcdo. Alfonso L. García Martínez Hato Rey, Puerto Rico

Mi querido Alfonso:

Te felicito calurosamente por la magnífica carta en defensa de nuestro idioma que enviastes a don José Luis Carrión, Pre- sidente del Banco Popular. Estas iniciativas privadas muchas veces tienen más efecto positivo que las de carácter público. Precisamente estos días volveré a hacer unos acercamientos a Luis Torres Oliver y a Ángel Luis Olivencia –los dos directores del Banco (de) Economías– para solicitar su intervención en defensa del idioma español en relación con el funcionamiento de dicho banco, el más antiguo de Puerto Rico.

Un fuerte abrazo de,

Eladio Rodríguez Otero

149 150 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 151

ENTREVISTAS 152 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 153

EL PRESIDENTE DEL ATENEO Y EL IDIOMA

¿Qué perspectivas le ve usted al Instituto de Lexicografía?

ERO: Magníficas. Para uno darse cuenta de su extraordi- naria importancia en el presente y futuro de nuestra lengua, basta con señalar que su función primordial será la de reali- zar el estudio comparado de las aportaciones léxicas de cada una de las academias nacionales hispanoamericanas, con el fin de establecer las áreas lingüísticas de cada vocablo. Este Instituto será el brazo derecho de la Real Academia Españo- la en su ingente labor de incorporar al caudal general de la lengua española las palabras que reúnan un mínimo de condi- ciones para ser admitidas en el Diccionario común a fin de crear —como tan acertadamente ha dicho el Secretario Perpe- tuo de la Real Academia, don Rafael Lapesa— un gran “cor- pus” lingüístico hispánico, en el que ninguna voz legítima pue- da sentirse extraña. Constituye un gran honor para Puerto Rico el que se le haya escogido como sede de este Instituto. Ello ha sido posible gra- cias a la ingente labor realizada por el académico don Ernesto Juan Fonfrías.

153 154 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

¿Está “nuestro español” en decadencia?

ERO: No. El español de Puerto Rico no está en decadencia. Lo que le ocurre es que se encuentra seriamente amenazado por la extraordinaria presión e interferencia del idioma inglés. Cuando hablamos de que un idioma está en decadencia más bien nos referimos a las lenguas que languidecen por la pérdi- da de su propia vitalidad, o, si se quiere, de su propia razón de ser. Por supuesto, éste no es el caso del idioma español en Puer- to Rico o en parte alguna del vasto territorio en que lo hablan alrededor de 200 millones de personas. Podría decirse que todos los idiomas están sujetos a interferencias y presiones procedentes de otros idiomas. Interferencias y presiones normales, inevitables, e incluso de- seables y enriquecedoras. Pero en Puerto Rico —dada su anor- mal situación de subordinación política, económica y cultural a los Estados Unidos— más que interferencia lo que existe es una peligrosa pugna entre el español y el inglés, en todas las esferas de la actividad social, con sus inevitables consecuen- cias, tan claramente observables, de empobrecimiento del léxi- co, sustituciones injustificadas, distorsión de la sintaxis y timi- dez expresiva.

¿Por qué y a qué se debe el concepto pesimista que prevale- ce en el extranjero sobre el español de Puerto Rico?

ERO: Indudablemente se debe a la situación de subordina- ción política que vive Puerto Rico. Me parece natural que los que observan a nuestro país desde afuera, en especial desde España e Hispanoamérica, teman, al igual que nosotros, que el español vaya perdiendo terreno ante el desmedido influjo del idioma de la metrópoli. Por supuesto, como ocurre casi siempre, hay quienes —generalmente por falta de información, o por error— llegan a conclusiones muy equivocadas, como, por ejemplo, que los OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 155 puertorriqueños no hablan español o que hablan una especie de lingua franca o papiamento. Creo muy afortunado para Puerto Rico y el mundo de habla española que el filólogo español Germán de Granda haya es- crito su obra Transculturación e interferencia lingüística en el Puerto Rico contemporáneo (1898-1968), libro que ha circula- do mucho por España e Hispanoamérica y del cual el Ateneo Puertorriqueño prepara actualmente una segunda edición. La lectura de este valioso libro —de gran utilidad para los propios puertorriqueños— dará a los españoles e hispanoamericanos una clara comprensión del proceso de desplazamiento cultural que ha tenido y tiene lugar en Puerto Rico desde el 1898.

¿Está el Ateneo en plenitud, o lleva una vida lánguida?

ERO: Ni lo uno ni lo otro. El Ateneo está en pleno período de reorganización, reactivación y reevaluación de los métodos y formas que emplea para cumplir con su fundamental objetivo: fomentar y enriquecer la cultura en Puerto Rico. Esto incluye desde el reexamen de la forma en que lleva su mensaje a nues- tro pueblo hasta su reorganización administrativa, el mejora- miento de sus servicios bibliotecarios, la restauración total de su valiosa colección de pinturas, la reconstrucción de su edifi- cio y la adquisición de nuevo mobiliario y equipo. Transcurrirán algunos años antes de que podamos afirmar que el Ateneo cumple a plenitud sus nobles y elevados propósi- tos. Pero estoy firmemente convencido de que esa meta debe y puede alcanzarse.

El Imparcial, 15 de febrero de 1970. Isla Literaria, febrero-marzo de 1970. 156 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 157

GESTIONES COLECTIVAS 158 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 159

CARTAS PÚBLICAS 160 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 161

LA ENSEÑANZA EN INGLÉS EN LAS ESCUELAS CATÓLICAS DE PUERTO RICO

A sus Excelencias Reverendísimas monseñor Jaime Pedro Davis, Arzobispo de San Juan, monseñor Jaime Eduardo McManus, Obis- po de Ponce, y monseñor Alfredo Méndez, Obispo de Arecibo.

Excelentísimos y Reverendísimos Señores Obispos: Varios de los suscribientes somos padres de estudiantes ma- triculados en escuelas católicas de Puerto Rico. Todos somos católicos practicantes, interesados en la actividad educativa y en la vida cultural del país. Como tales nos dirigimos a SS. EE. RR., en su carácter de directores natos de nuestro siste- ma de escuelas católicas, para elevar a su consideración un serio problema, existente en dichas escuelas, que perjudica gravemente la formación de sus alumnos y el orden cultural en Puerto Rico.

La enseñanza en inglés en las Escuelas Católicas

En gran parte de las citadas escuelas, especialmente en aqué- llas consideradas como de mejor cualificación académica, se utiliza el idioma inglés como medio de enseñanza. El uso del

161 162 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO inglés abarca en ellas desde el cuarto o quinto grado de enseñan- za primaria hasta el último año de enseñanza secundaria, y com- prende todas las asignaturas, inclusive la doctrina cristiana y la historia sagrada. Esta situación afecta a una proporción muy alta del total de 42,000 escolares matriculados en las escuelas católicas, y quienes, por la clase social y económica a la que en su mayoría pertenecen, están llamados a constituir parte impor- tante del liderato cultural, político y económico del país. Este sistema de enseñanza en inglés, vigente hoy en gran parte de las escuelas católicas, es el mismo que, con variantes de escasa importancia, funcionó en las escuelas públicas de Puerto Rico desde 1898 hasta 1949. En este último año, y como culminación de un prolongado movimiento de protesta que fue expresión del sentir unánime y espontáneo de nuestro pueblo, y en el que se destacaron nuestros más distinguidos pedago- gos, intelectuales y dirigentes culturales, la Secretaría de Ins- trucción Pública adoptó en las escuelas públicas el uso del es- pañol como medio de enseñanza. No se trató entonces, ni hasta la fecha se ha tratado, por parte de las autoridades educativas del Gobierno de Puerto Rico, de extender tal reforma pedagógica a las escuelas privadas, a pesar de que tal actuación entraría en la esfera de los poderes legales del Gobierno. Esta tolerancia se ha debido tal vez al propósito de intervenir lo menos posible en la escuela privada, o a la espe- ranza de que ésta adoptara en su propio ámbito, por libre y es- pontánea decisión, idéntica reforma. Las razones que determi- naron el cambio en la escuela pública eran y son igualmente válidas para justificar el cambio en las escuelas privadas. ¿Cuá- les son estas razones? Citemos algunas de las expresadas por varias autoridades educativas de prestigio internacional.

Razones pedagógicas para le enseñanza del español

“Es en torno de la lengua aprendida en el regazo de la ma- dre que gira la entera vida del sentimiento, la emoción y el OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 163 pensamiento”. —“Las palabras deben estar bien arraigadas en la vida para ser vivas; y como no tenemos dos vidas sino sólo una, así sólo tenemos un idioma: todos los otros idiomas que podamos adquirir son subsidiarios de la lengua materna, y su principal valor en la educación de la juventud consiste en que ayudan a destacar el carácter de la propia lengua como medio lógico de pensar, a comprenderla como pensamiento y a sentir- la como arte literario” (S.S. Laurie, pedagogo escocés, citado por don Epifanio Fernández Vanga en su obra El idioma de Puerto Rico y el idioma escolar de Puerto Rico, San Juan, 1931, págs. 97-98, 83 y 97). Confirma la opinión que acabamos de transcribir la autori- dad del pedagogo norteamericano F. C. Woodward, quien, a lo dicho por su colega escocés, agrega: “La lengua vernácula ja- más debe ser considerada en las escuelas como una asignatura subalterna o alternable con otras. Por virtud de ser la lengua materna, su conocimiento y su estudio son un requisito previo, una condición preliminar para emprender cualquier otra clase de estudios; todos los otros estudios están supeditados a ella; ella se reserva el derecho de coordinarlos y dirigirlos a todos. Decir que el conocimiento de la lengua materna es un requisi- to previo, indispensable, para el éxito en el estudio de todas las demás asignaturas es casi tan axiomático como decir que un hombre, para caminar, necesita tener piernas” (obra citada, págs. 107-108). Estos puntos de vista han sido consagrados, en forma ofi- cial, en el Informe redactado por una comisión de expertos nombrada por Sir H. A. L. Fisher, Presidente de la Junta de Edu- cación de Inglaterra. Luego de realizar una amplia investiga- ción acerca de la posición que, en el sistema educativo inglés, ocupaba el idioma del país, la Comisión llegó, entre otras, a las siguientes conclusiones: “Uno de los hechos más obvios, y que debemos tener en cuen- ta, es que la educación en el idioma vernáculo es, para todo pueblo, una cuestión del más vital interés; y que tal educación, 164 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO por su misma naturaleza, debe tener precedencia sobre todas las demás ramas del saber. Es una verdad evidente que hasta que un niño no ha adquirido cierto grado de dominio sobre su propia lengua no puede hacerse posible ningún progreso edu- cativo. Si el progreso de un niño en el estudio de la aritmética, la historia o la geografía se detiene, el niño quedará atrasado solamente en ese aspecto, pero podrá subsanar la deficiencia más tarde. Pero la deficiencia en el lenguaje significa una defi- ciencia de medios de expresión y del mismo pensamiento... El lenguaje vernáculo, pues, no sólo no es materia de importan- cia inferior, o tiene la misma categoría que las demás ramas de la educación, sino que es el fundamento y requisito indispen- sable de todas las demás”. “Se nos podría objetar —agrega la Comisión— que aunque el conocimiento de la lengua materna es una condición previa necesaria para nuestra educación, ése es un conocimiento que puede darse por descontado en los alumnos, porque forma parte de ellos como el aire que respi- ran y el terreno que pisan. Este punto de vista ha sido rechaza- do no solamente por personas versadas en literatura, sino tam- bién por los numerosos hombres prácticos y de negocios que hemos consultado”. Y termina la Comisión diciendo: “Insisti- mos acerca de la necesidad fundamental del conocimiento del idioma vernáculo para el desarrollo completo de la mente y de la personalidad de los niños, e insistimos en la verdad funda- mental de que el uso del idioma vernáculo no se adquiere es- pontáneamente, sino que es un arte, una de las bellas artes, y debe ser enseñado como tal” (obra citada, págs. 115 y 116). El educador puertorriqueño Pedro A. Cebollero, quien por varios años fue Decano de la Facultad de Pedagogía de la Uni- versidad de Puerto Rico, escribe lo siguiente en su libro La po- lítica lingüístico-escolar de Puerto Rico, publicado en 1945: “El uso del vernáculo está íntimamente ligado al desarrollo de la personalidad del niño. La privación de oportunidades para utilizarlo con satisfacción, y la sustitución total o parcial del vernáculo por otro idioma, constituyen obstáculos para la OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 165 integración de la personalidad del niño, cuya consecución efi- caz es una de las principales funciones de la educación”. “La alegación —continúa Cebollero— de que todas las asignatu- ras de la escuela deben enseñarse en inglés, con el fin de pro- veer práctica en este idioma, equivale a admitir que el siste- ma educativo de Puerto Rico no existe principalmente sino para los fines de enseñar el inglés, más bien que para dotar al niño puertorriqueño de una educación completa. Para com- prender lo absurdo de esta tesis, bastará imaginarse cómo recibiría cualquier comunidad norteamericana la proposición de que todas las asignaturas del programa se enseñasen en fran- cés o en español, con el fin de que los niños practicaran el idio- ma extranjero objeto de su estudio”. “El intento de subordinar todas las actividades escolares al propósito de enseñar inglés, usando este idioma como vehículo —concluye Cebollero— es la negación de todos los principios de la educación moderna” (págs. 122, 166 y 117).

Actitud de los dirigentes de las escuelas católicas de Puerto Rico

La esperanza de que las escuelas católicas adoptaran tam- bién la enseñanza en español quedó frustrada. Oponiéndose a los dictados de la ciencia pedagógica, al sentir del pueblo puer- torriqueño, y, lo que es más grave aún, a la propia tradición católica de respeto a los idiomas vernáculos, las escuelas cató- licas (con notables excepciones), no sólo han mantenido la en- señanza en inglés, sino que la han intensificado aún más, e incluso han llegado a enorgullecerse de un sistema de ense- ñanza que constituye “la negación de todos los principios de la pedagogía moderna”. Este tipo de escuela convierte paulati- namente el inglés en la lengua de la cultura, al paso que el español se va reduciendo a la categoría de idioma propio para uso fa- miliar, popular y folklórico. En este proceso de sustitución de nuestra lengua por el inglés ya se perfila una segunda y aun una tercer etapa. En 166 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO opinión de algunas religiosas profesoras de colegios católicos, incluso la enseñanza de todas las asignaturas en inglés resulta insuficiente para lograr el propósito de que los niños aprendan un inglés impecable. Ya hay entre esas religiosas quienes tra- tan de influir en los padres de los alumnos para que hablen entre sí y con sus hijos en inglés, en su propia casa, a fin de proveer condiciones más favorables para la mayor proficiencia de los niños en ese idioma. La cosa va más lejos todavía. Ante- riormente mencionamos el hecho de que en muchos colegios católicos se enseña en inglés hasta el catecismo y la historia sagrada. Pues bien, ya puede observarse a estudiantes de nues- tras escuelas católicas utilizando misales en inglés. Y reciente- mente un reducido, pero significativo, grupo de alumnos de un colegio en Santurce (estudiantes que siempre han residido en Puerto Rico) solicitaron del confesor (un sacerdote de habla hispana) que les confesara en inglés.

Una posición insostenible

No hay razones que puedan justificar esta situación anómala y contraria a los mejores intereses de nuestros niños, de Puerto Rico, y de la misma Iglesia, situación que entendemos es única en los anales de la catolicidad. El mantenimiento de la enseñan- za en un idioma distinto del vernáculo no se puede apoyar en los principios y tradiciones de la Iglesia, cuya vocación es universal; ni en las directrices de los Sumos Pontífices, que son claramen- te favorables al respeto, protección y estímulo que obispos, mi- sioneros, religiosos y seglares deben a las culturas e idiomas autóctonos; ni en norma o disposición alguna de la Jerarquía Católica de Estados Unidos, pues ésta no tiene jurisdicción sobre Puerto Rico; ni en la necesidad de acatar alguna norma del Gobierno de los Estados Unidos, pues no existe ley alguna del Congreso de los Estados Unidos relativa al idioma que deba usarse en las escuelas, públicas o privadas, de Puerto Rico. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 167

Los padres católicos no han pedido ese sistema

Rechazamos la alegación de que son los padres de familia quienes han impuesto ese sistema a la escuela católica. Lo que la gran mayoría de los padres, por razones obvias, demanda en este sentido de la escuela (pública o privada, católica o no ca- tólica) es que enseñe bien el inglés. Ningún padre bien infor- mado puede exigir que, para el propósito de enseñar bien un idioma diferente al materno, la escuela adopte y mantenga un sistema que, por el hecho de lesionar gravemente el idioma materno, jamás se ha establecido, para dicho propósito, en nin- gún país del mundo, inclusive en los Estados Unidos. “El uso de un idioma extraño como vehículo” —dice Cebollero— “se justifica cuando el vernáculo no permite la expresión de con- ceptos científicos o sociales, por la escasez de expresiones ade- cuadas, como ocurre en algunas tribus de África. No existe si- tuación escolar alguna en el mundo en la que se intente usar un vehículo extraño para la educación cuando el vernáculo es un idioma tan rico como el español” (obra citada, pág. 116). Según estadísticas aportadas por el mismo pedagogo, Francia fue la única potencia que, en sus antiguas colonias africanas, impuso su propio idioma (el francés) como medio de enseñan- za en las escuelas. El uso del vernáculo fue respetado por Bél- gica e Inglaterra en el Congo, Kenya, Uganda, y Tangañica. Cree- mos que merece por lo menos igual respeto la lengua en que hablaron los Reyes Católicos, Alonso Manso, y Juan Ponce de León, Santa Rosa de Lima, Sor Juana Inés de la Cruz,Cervantes, Santa Teresa, Diego de Torres Vargas, Fray Iñigo Abbad, Ra- món Power, y Juan Alejo de Arizmendi.

La tradición educativa de la Iglesia

Es gloriosa la tradición educativa de la Iglesia Católica, y en los últimos siglos han brillado, como precursores y fundadores 168 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO de los modernos sistemas de enseñanza, figuras tan ilustres como Santa Ángela Merici, San Ignacio de Loyola, San José de Calasanz, San Juan Bautista de La Salle —considerado como el Padre de la Moderna Pedagogía— Santa Magdalena Sofía Barat, y el Beato Marcelino Champagnat.1 Es doloroso que, contando con tales antecedentes, nuestra escuela católica, que pudo y debió haber sido no sólo la colaboradora sino la inicia- dora del movimiento que llevó a la adopción del español como idioma de la enseñanza en Puerto Rico, mantenga una posi- ción contraria al régimen pedagógico vigente en la escuela pú- blica y cuya aplicación a todo el sistema educativo de Puerto Rico es de vital importancia para la formación de nuestros ni- ños, el porvenir de la cultura puertorriqueña y el bienestar de la religión misma.

El derecho natural de los padres

Si los padres de familia no han expresado antes su protesta ante esta situación ha sido por el temor a que la misma pudie- se interpretarse como acto de irreverencia contra la Jerarquía Eclesiástica y los religiosos o religiosas que regentan la mayor parte de los colegios católicos. Pero no hay ni puede haber tal cosa en un movimiento enderezado a solicitar, de las autorida- des eclesiásticas, el reconocimiento y garantía de un clarísimo derecho natural: el de exigir que la escuela utilice para la ense- ñanza el idioma de los padres y sus hijos. Entendemos que el derecho de los padres a exigir esto es tan evidente como el que tienen a demandar de la escuela, pública o privada, que respe- te y reconozca su fe religiosa. El mismo derecho lo tienen, por supuesto, las familias de habla inglesa residentes en Puerto Rico.

1 Con posterioridad a este escrito fue canonizado. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 169

Petición

En atención a lo anteriormente expuesto solicitamos respe- tuosamente, de Sus Excelencias Reverendísimas, que se dig- nen tomar las providencias necesarias para hacer posible la adopción, por parte de las escuelas católicas de Puerto Rico, del español como medio de enseñanza. Nuestra petición es legítima: solicitamos que, en nuestra pro- pia tierra y de acuerdo con los principios y tradiciones de la Igle- sia Católica, se nos reconozca el derecho de utilizar para la ense- ñanza, en nuestras propias escuelas, nuestro propio idioma.

Respetuosamente,

Lcdo. Eladio Rodríguez Otero Dra. Antonia Sáez Dr. Alberto Cibes Viadé Ana Elisa Lavandero de Ramírez Lcdo. Alfonso L. García Martínez Lcdo. Roberto Beascoechea Lota Ing. Carlos Lázaro García Dr. Virgilio Fossas Pedro Juliá Pasarell Pilar Combas de Juliá Julia Combas Guerra Lcdo. Raúl Tirado Rodríguez Lcdo. José Quiñones Elías Jorge Pérez Otero Pedro Virella Rojas

El Mundo, El Imparcial, 26 y 28 de junio de 1962. The San Juan Star, 4 de julio de 1962. 170 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

PIDEN ENSEÑANZA EN UPR SEA PREFERENTEMENTE EN ESPAÑOL

El Movimiento iniciado hace algún tiempo en favor de que la enseñanza se imparta en español en las escuelas de Puerto Rico ha sido extendido hasta la Universidad. En un mensaje público que dirigen catorce personas al rector Benítez solici- tan que se ponga en vigor el acuerdo del Consejo Superior de Enseñanza del 23 de septiembre de 1942 recomendando que “la enseñanza en la Universidad se haga preferentemente en la lengua española”. El mensaje está firmado por las siguientes personas: Los licenciados Eladio Rodríguez Otero, Roberto Beas- coechea Lota, José S. Alegría, Alfonso L. García Martínez, Raúl Tirado Rodríguez, J.J. Bravo Abreu, José Quiñones Elías y Emilio Rodríguez Colón. Firman también los doctores Pedro Muñoz Amato, Héctor M. Dávila Alonso, Antonia Sáez, Virgilio Fossas, Rafael Nava- rro Cádiz y Jorge Muñoz. Otras firmas en el documento son las de Luis M. Rodríguez Morales, Lilianne Pérez-Marchand de Marín, Lorenzo Homar, Jorge Pérez Otero y Mario Torres. El texto del mensaje dirigido al Rector dice como sigue:

170 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 171

Para la conservación de nuestro idioma se requiere el es- fuerzo común de todas las instituciones educativas, públicas y privadas, en los diferentes niveles de la enseñanza. De acuer- do con el principio de que en cada país la lengua vernácula debe ser el medio de comunicar los conocimientos, solicita- mos de usted que ponga en vigor, en todas las escuelas profe- sionales de la Universidad de Puerto Rico, el acuerdo del Con- sejo Superior de Enseñanza del 23 de septiembre de 1942 recomendando que “la enseñanza en la Universidad se haga preferentemente en la lengua española”. También sería de interés público, y de sana influencia educativa en esas escue- las, que reafirmara usted sus declaraciones, hechas en la ci- tada reunión del Consejo, sobre la responsabilidad que tie- nen los profesores puertorriqueños de adiestrarse bien en su propio idioma para dar sus clases.

El Mundo, 5 de julio de 1962. 172 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

A MONSEÑOR FÉLIX RÍOS TURRADO Y A SISTER IMMACULATE, O.P., DIRECTORES DE LA ACADEMIA SAN JOSÉ, DE VILLA CAPARRA: SOBRE LA ENSEÑANZA EN INGLÉS

En reciente edición del San Juan Star aparece la noticia de que el Departamento de Instrucción Pública ha elogiado la Academia San José, de Villa Caparra, por ser la primera escue- la en Puerto Rico “specifically built to match the curriculum” (sic). En la información no se consigna, sin embargo, el hecho de que en la Academia San José la enseñanza se imparte en un idioma que no es el vernáculo de los estudiantes, en el idioma inglés, cosa que ciertamente no puede contar con la aproba- ción del Secretario de Instrucción Pública, señor Cándido Oliveras, quien recientemente reafirmó la posición que su De- partamento mantiene en esta materia al declarar que: “La nor- ma pedagógica establecida por el Departamento de Instrucción Pública de Puerto Rico es que debe usarse el vernáculo como medio de enseñanza tanto en las escuelas públicas como en las privadas” (El Imparcial, 3 de julio de 1964). Dirigimos a ustedes esta carta pública en su carácter de directores de la Academia San José, por ser ésta una de las más destacadas escuelas privadas del país que aún mantienen 172 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 173 un sistema de enseñanza reñido con principios pedagógicos universalmente válidos; reñido con la cultura puertorriqueña y reñido también con los principios y tradiciones educativas de la Iglesia Católica. Hace dos años un grupo de ciudadanos católicos dirigió a los entonces prelados de San Juan, Ponce y Arecibo, los seño- res obispos Davis, McManus, y Méndez, una carta pública en la que se afirmaba: “El mantenimiento de la enseñanza en un idioma distinto del vernáculo no se puede apoyar en los prin- cipios y tradiciones de la Iglesia, cuya vocación es universal, ni en las directrices de los Sumos Pontífices, que son clara- mente favorables al respeto, protección y estímulo que obis- pos, misioneros, religiosos y seglares deben a las culturas e idiomas autóctonos; ni en norma o disposición alguna de la Jerarquía Católica de los Estados Unidos, pues ésta no tiene jurisdicción sobre Puerto Rico; ni en la necesidad de acatar norma alguna del Gobierno de los Estados Unidos, pues no existe ley alguna del Congreso de los Estados Unidos relativa al idioma que deba usarse en las escuelas públicas o privadas de Puerto Rico”. Los principios expuestos en la referida carta pública jamás fueron desmentidos, impugnados o controvertidos por perso- na o autoridad alguna. Son principios que ni entonces, ni ahora, ni nunca, podrán ser negados por nadie. En la referida carta se apoyaba, como apoyamos ahora, la intensificación de la enseñanza del inglés en nuestras escuelas privadas y pú- blicas, dado la especial importancia que este idioma tiene para los puertorriqueños. Están en orden, por tanto, las siguientes preguntas: ¿Por qué razón sigue utilizando la escuela que ustedes dirigen un sistema de enseñanza que, según la autoridad de los más dis- tinguidos pedagogos de Puerto Rico, de Estados Unidos, y de todo el mundo, constituye un obstáculo para la integración de la personalidad del niño; que produce una grave deficiencia 174 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO de medios de expresión y que significa la negación de los más elementales principios de la educación? ¿Por qué razón la Academia San José insiste en mantener un método que ha sido reprobado por el Secretario de Instrucción Pública, por la Asociación de Maestros y por toda la intelectualidad del país? ¿Qué razones puede tener la Academia San José para seguir utilizando un método que amenaza con reducir nuestro idio- ma a la mera categoría de lengua para usos domésticos, popu- lares y folklóricos? ¿Qué razones puede tener para contradecir y descartar en esta forma las normas de respeto a las culturas autóctonas preconizadas por Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII y el Pontífice reinante? ¿Qué razones tiene la Academia para rechazar, en el orden educativo, el espíritu de universalidad que ha motivado a los Padres del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo a propug- nar incluso la utilización de lenguas vernáculas en los ritos y ceremonias de la sagrada liturgia? Con todo el respeto y cordialidad preguntamos a usted, Mon- señor Ríos: ¿Cómo se recibiría en España la propuesta de que en sus escuelas se enseñasen en inglés todas las materias? Con todo respeto y cordialidad preguntamos a usted, Sister Immaculate: ¿Cómo se recibiría en los Estados Unidos la pro- puesta de que en sus escuelas se enseñasen en español todas las asignaturas? Apelamos a su sentido de equidad, a su responsabilidad intelectual y a sus sentimientos cristianos para que reflexio- nen sobre lo que significa en el orden de la justicia, en el orden de la cultura, y en el orden de la caridad, el método de enseñanza que para niños puertorriqueños mantiene la Aca- demia San José, de Villa Caparra, y le invitamos a meditar sobre las siguientes palabras vertidas por el Secretario de Ins- trucción Pública en sus recientes declaraciones: “La norma de emplear el vernáculo como medio de enseñanza es buena no sólo para las escuelas públicas de Puerto Rico sino también OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 175 para las escuelas privadas. Abrigamos la esperanza de que con- tinúen mermando las excepciones en la aplicación de esta co- rrecta norma pedagógica”.

Doctora Antonia Sáez Licenciado José Paniagua Serracante Doctor Alberto Cibes Viadé Licenciado José A. Bravo Abreu Licenciado Eladio Rodríguez Otero Doctor José Manuel Lázaro Doctora Margot Arce de Vázquez Licenciado Roberto Beascoechea Lota Doctor Rafael Navarro Cádiz

El Mundo, 17 de julio de 1964. 176 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

SEGUNDA CARTA PÚBLICA A MONSEÑOR FÉLIX RÍOS TURRADO Y A SISTER IMMACULATE, O.P., DIRECTORES DE LA ACADEMIA SAN JOSÉ, DE VILLA CAPARRA: SOBRE LA ENSEÑANZA EN INGLÉS

Con fecha de 14 de julio pasado dirigimos a ustedes una car- ta pública en la que les suplicábamos reflexionar sobre lo que significa el método de enseñanza en inglés que, para niños puertorriqueños, mantiene la Academia San José, de Villa Ca- parra, y les invitábamos a considerar las recientes palabras del Secretario de Instrucción Pública: “La norma de emplear el vernáculo como medio de enseñanza es buena no sólo para las escuelas públicas de Puerto Rico sino también para las escuelas privadas”. Ha transcurrido alrededor de un mes desde la publicación de nuestra carta sin que, hasta la fecha, se haya justificado, ante la opinión pública, el mantenimiento, en la Academia que ustedes dirigen, de un sistema de enseñanza reñido con los más elementa- les principios pedagógicos, así como con la cultura puertorriqueña y con los principios y tradiciones educativos de la Iglesia Católica. En defensa del sistema que rige en la Academia San José han aparecido, sin embargo, en El Mundo del 28 de julio, unas

176 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 177 declaraciones del licenciado Jorge Luis Córdova Díaz que pre- tenden exonerar de responsabilidad intelectual y moral a los directores de la Academia, manifestando que los únicos respon- sables del sistema que en ella impera son los padres de los alum- nos en virtud del derecho natural absoluto que tienen sobre la educación de sus hijos, derecho absoluto que, según el licen- ciado Córdova Díaz, está reconocido por la iglesia y debe pre- valecer sobre la ciencia pedagógica, las opiniones de las auto- ridades en la materia, y la experiencia educativa universal. Según el amigo Córdova Díaz la voluntad omnímoda de los padres de familia, y el dinero con que éstos contribuyen al sos- tenimiento del plantel, son los factores determinantes del sis- tema educativo de la Academia San José y deben serlo en todas y cada una de las escuelas privadas de Puerto Rico. Como con- secuencia, los directores y el profesorado de la Academia San José quedan reducidos a la condición de meros administrado- res, sin tener siquiera el derecho de hacer valer, en el desempeño de su función educativa, la más elemental y universal de las nor- mas que rigen el proceso de la enseñanza: la transmisión de los conocimientos en el vernáculo de los estudiantes. Parece increíble, pero, de acuerdo con la tesis del licenciado Córdova Díaz, el hecho de la paternidad, o la condición de con- tribuyente al sostenimiento de una escuela, confiere una auto- ridad tan extensa en materia pedagógica que, ante ella, tiene que doblegarse la ciencia de los doctos y profesionales en la materia, quienes, en ese caso, se supone que sean Sister Immaculate y el cuerpo de profesoras del plantel. Estamos se- guros de que ni usted, monseñor Ríos, ni usted, sister Immaculate, aceptarán como válida esta defensa de la Acade- mia San José, pues la aceptación de la misma significaría, por parte de ustedes, la claudicación no solamente de la responsa- bilidad educativa sino del propio oficio pedagógico. No es cierto —como sugiere el amigo Córdova Díaz— que la Iglesia enseñe que los padres pueden educar a sus hijos a su pleno arbitrio. La Iglesia condena la intervención irrazonable 178 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO del Estado en la educación y también condena las pretensio- nes irrazonables de los padres sobre sus hijos. La Iglesia no admite ninguna clase de totalitarismo; ni el del Estado ni el de los padres. El derecho educativo de los padres no puede ser absoluto o despótico. Véase al efecto la Encíclica de Pío XI Divini Illius Magistri. No es la voluntad de los padres de familia, ni la de los maes- tros, ni la del Secretario de Instrucción Pública, ni la del Gober- nador, ni la de las Cámaras Legislativas, ni la de los sacerdotes, ni la de la Jerarquía Eclesiástica, ni la del Colegio de Cardena- les, ni la del mismísimo Papa, lo que determina el idioma en que deba enseñarse a los niños (en Puerto Rico o en cualquier otro país); lo que determina el idioma de la enseñanza es un simple hecho: la lengua vernácula de los estudiantes. Y es que en este asunto coinciden el sentido común y la ciencia pedagó- gica. Sobre esta materia no cabe tener opiniones propias ni diferencias de criterio entre intelectuales y no intelectuales, fe- ligreses o no feligreses, padres de familia o maestros, ricos o pobres, católicos o no católicos, cristianos o gentiles. Es por estas razones que a los niños de Francia —tanto en las escue- las públicas como en las privadas— se les enseña en francés, que a los de Alemania se les enseña en alemán, que a los de Estados Unidos se les enseña en inglés, a los del Japón se les enseña en japonés, que a los de China se les enseña en chino, a los de Suecia se les enseña en sueco y, a los de Puerto Rico, en español, excepto a los niños de la Academia San José y otras escuelas privadas que, como ésta, se empeñan en dar la espalda a la realidad cultural puertorriqueña, a la ciencia pedagógica y al sentido común. Una pedagogía desvinculada del sentido común y de la reali- dad cultural conduce a aberraciones increíbles, como el hecho de que la Academia San José presentara, hace algún tiempo, en el auditorio del Colegio de Ingenieros de Puerto Rico, la obra teatral La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en una versión inglesa que representaron alumnos puertorriqueños OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 179 de dicha escuela para un público de habla española. Lo que este hecho significa, dentro de la realidad cultural del país, so- lamente puede medirse en términos de comparación, como, por ejemplo, el que en Londres o en Boston estudiantes ingle- ses o norteamericanos, actuando para un público de habla in- glesa, representasen una obra de Shakespeare traducida al es- pañol. ¡Increíble! Como hemos probado, los argumentos ofrecidos por el li- cenciado Córdova Díaz en defensa de la enseñanza en inglés son totalmente inválidos. Por tanto, apelamos otra vez al sen- tido de equidad, a la responsabilidad intelectual y a los senti- mientos cristianos de usted, monseñor Ríos Turrado, y de usted, sister Immaculate, para que mediten lo que significa en el orden de la justicia, la cultura y la caridad, el método de enseñanza que, para niños puertorriqueños, mantiene la Aca- demia San José, de Villa Caparra.

Lic. Eladio Rodríguez Otero Dra. Margot Arce de Vázquez Lic. Roberto Beascoechea Lota Lic. José Paniagua Serracante Lic. Antonio R. Barceló, hijo Dr. Rafael Navarro Cádiz Lic. José A. Bravo Abreu Dr. Alberto Cibes Viadé Lic. Alfredo Álvarez Linares

El Mundo, 20 de agosto de 1964. 180 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

AL PRESIDENTE DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PUERTO RICO, MONSEÑOR THEODORE E. McCARRICK: SOBRE LOS PRINCIPIOS EDUCATIVOS, LAS NORMAS DE LA IGLESIA Y LA ENSEÑANZA EN INGLÉS EN LAS ESCUELAS CATÓLICAS

Monseñor Theodore E. McCarrick Presidente de la Universidad Católica

Estimado monseñor McCarrick:

En sus recientes manifestaciones publicadas en El Mundo vuelve usted a soslayar los planteamientos que le hiciéra- mos en nuestras últimas declaraciones. Como Presidente de la Universidad Católica de Puerto Rico debería usted dar a conocer su criterio sobre el sistema educativo vigente en gran parte de nuestras escuelas católicas, que en contraposición a los más elementales principios pedagógicos, las encíclicas papales y las normas promulgadas por el Concilio Ecuméni- co Vaticano Segundo , así como a la política educativa del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, persisten en enseñar matemáticas, ciencias, historia, religión, y, en fin, todas las

180 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 181 asignaturas, en inglés, o sea, en un idioma que no es el verná- culo de los puertorriqueños. (No nos referimos a la enseñanza del inglés sino a la enseñanza en inglés. En Puerto Rico nadie se opone a la enseñanza del inglés. Creemos como usted que “mientras más idiomas sepa una persona y más culturas co- nozca, más completa será su preparación”. Esta es una razón más no sólo para que nuestros escolares aprendan el idioma inglés, sino también para que aprendan español aquellos de sus profesores o profesoras que ignoran esta lengua.)

¿Qué se quiere decir con bilingüismo?

Como Presidente de la Universidad Católica también de- bería usted aclarar si el bilingüismo que usted propugna es el adecuado conocimiento por nuestro pueblo de un idioma que no es su vernáculo —sobre lo cual no habría desacuer- do— o la artificial equiparación de los dos idiomas, verda- dera antesala de la subordinación del español al inglés, como en el trágico caso de la población hispánica del estado de Nuevo México. En la eventualidad de que usted respaldara la aplicación a Puerto Rico de cualquiera de estas dos últimas acepciones del bilingüismo, debería usted igualmente aclarar cómo puede conciliarse su posición con las normas católicas respecto a la conducta que eclesiásticos, religiosos y seglares deben obser- var en relación con la cultura autóctona del pueblo en el cual viven o ejercen su apostolado. Según el Concilio Vaticano Segundo (artículo 21 del Decreto sobre la Actividad Misione- ra de la Iglesia) este apostolado debe expresarse “en el am- biente de la sociedad y la cultura patria, según las tradicio- nes de la nación” (es decir, en nuestro caso, Puerto Rico). “Tienen —sigue diciendo el Decreto— que conocer esa cultu- ra, sanearla y conservarla... y perfeccionarla en Cristo, para que la fe cristiana y la vida de la Iglesia no sean ya extrañas a la sociedad en que viven, sino que empiecen a penetrarla y transformarla”. Y refiriéndose específicamente a los misione- 182 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO ros, expresó el Papa Pío XI, hace ya más de cuarenta años, en su encíclica Rerum Ecclesiae, del 28 de febrero de 1926: “Entre las cosas que el misionero debe tener bien en cuenta, la prime- ra es evidentemente la lengua del pueblo a cuya salvación se va a consagrar. No debe, pues, contentarse con un conoci- miento superficial de dicha lengua, sino que debe poseer tal conocimiento que le permita hablarla de un modo expedito y correcto...”

Las normas de la Iglesia

Preguntamos a monseñor McCarrick: ¿No incurren en la vio- lación de estas normas de la Iglesia las escuelas católicas de Puerto Rico que aún se resisten a adoptar el método correcto de la enseñanza en el vernáculo? Preguntamos además: ¿No está en franca contradicción con dichas normas la actitud de las profesoras y los profesores religiosos procedentes de los Es- tados Unidos que persisten en negarse a aprender nuestro idio- ma? Se plantea una pregunta mucho más general: ¿Cree acaso monseñor McCarrick que Puerto Rico debe ser el único país en el mundo donde no se apliquen las normas pontificias y conci- liares que hemos señalado? Si así lo estima, debe dar a conocer al país las razones sobre las cuales fundamenta su posición. Llama la atención el hecho de que el Presidente de una insti- tución universitaria que lleva el nombre de Puerto Rico dedi- que gran parte de su actividad al empeño de resolver los pro- blemas hemisféricos, y hasta mundiales, mientras elude el plan- tearse uno de los problemas fundamentales del país en el cual dicha universidad está ubicada: el de la defensa y enriqueci- miento del idioma y la personalidad cultural puertorriqueña. Estos valores no se defienden con el solo hecho de invocar —como con tanta frecuencia se hace— el ilustre nombre de nuestro primer obispo: don Alonso Manso. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 183

Mentalidad preconciliar

Dice usted que no tiene certeza de que seamos sinceros en nuestros planteamientos y que sólo buscamos publicidad. Pre- guntamos: ¿Con qué autoridad se erige usted en juez de nues- tras intenciones? Nos asombra que, recién llegado al país y ocu- pando un cargo de tanta responsabilidad, asuma actitudes olím- picas propias de eclesiásticos de mentalidad preconciliar, y se permita formular públicamente, y con tanta ligereza, juicios sobre personas que, además de ser puertorriqueños por naci- miento, formación, dedicación y afecto, no son desconocidas en Puerto Rico. Alega usted que el grupo suscribiente le cursó hace algún tiempo una comunicación privada, y que recibimos una carta suya instándonos a ir a Ponce a sostener un inter- cambio de ideas. Lamentamos mucho vernos obligados a ne- gar su afirmación. Este grupo jamás ha intercambiado comu- nicaciones privadas de clase alguna con usted. Lamentamos, además, tener que decir que constituye un recurso muy poco intelectual, y contrario al diálogo cristiano, el que usted lleve la controversia al terreno personal y a detalles que, aunque fue- sen ciertos, resultarían absolutamente nimios e insustanciales mientras elude los temas del debate.

La cultura de Puerto Rico y el prestigio de la Iglesia

En cuanto a la invitación que ahora nos hace, de visitarle, pero “sin publicidad ni ruidos”, queremos manifestarle que aún cuando agradecemos mucho la misma, lo que está en discu- sión no es materia privada ni mucho menos secreta, sino de carácter eminentemente público cuyo análisis objetivo y sere- no, sin personalismos, tiene nuestro pueblo derecho a conocer para su mejor ilustración y provecho. Creemos, por tanto, que lo adecuado sería que el intercambio de ideas se realizara en foro público a celebrarse en la propia Universidad Católica, en el Ateneo Puertorriqueño, en el Colegio de Abogados, o en 184 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO cualquier otro lugar que tuviese usted a bien escoger. Segura- mente convendrá con nosotros en que este foro tendría que responder al espíritu de renovación reinfundido a la Iglesia por Juan XXIII, y mantenido y desarrollado por Paulo VI. Re- cordamos, al efecto, que, instruyendo a los católicos sobre cómo deben conducirse en su diálogo con los no católicos en el cam- po económico, social y político, aconsejó el autor de la magna encíclica Pacem in Terris: “Muéstrense hombres capaces de va- lorar con equidad y bondad las opiniones ajenas”. Si estas vir- tudes deben informar nuestro diálogo con los no católicos, ¿con cuánta mayor razón no deberán inspirar la confrontación de ideas entre los mismos de la Iglesia? Tenemos fe en que la discusión serena y desapasionada ayu- dará a resolver el problema planteado según lo exigen la for- mación integral de nuestra juventud, el desarrollo cultural de Puerto Rico, y el prestigio de la Iglesia.

Con nuestra mayor consideración,

Licenciado Eladio Rodríguez Otero Licenciado Rodolfo Cruz Contreras Licenciado Roberto Beascoechea Lota Licenciado José Quiñones Elías Doctor Rafael Navarro Cádiz Licenciado Alfredo Álvarez Linares Licenciado José Paniagua Serracante Licenciado Héctor Ramos Mimoso Licenciado Antonio R. Barceló, hijo Doctor Alberto Cibes Viadé Licenciado Rubén Berríos Martínez Doctora Margot Arce de Vázquez Doctora Isabel Gutiérrez del Arroyo Catedrática Aida Negrón de Montilla Catedrática Teresa Amadeo Gely Licenciado Jorge Segarra Olivero OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 185

Licenciado José A. Cestero Licenciado Álvaro Calderón, hijo Licenciado Manuel Martín Maldonado Licenciado Emilio A. Soler Mari Ingeniero Carlos Lázaro García Arquitecto Gabriel Ferrer Amador Doctor Néstor Manuel Rodríguez Catedrático Aristalco Calero Licenciado Juan Enrique Soltero

El Mundo, 26 de mayo de 1967.

185 186 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

AL GOBERNADOR FERRÉ: SOBRE EL IDIOMA EN PUERTO RICO

26 de febrero de 1969

Hon. Luis A. Ferré Gobernador de Puerto Rico La Fortaleza San Juan, Puerto Rico

Estimado señor Gobernador:

Según información publicada en el diario The San Juan Star del 22 de febrero pasado usted utilizó el idioma inglés en el discurso que el día anterior pronunciara ante la matrícula del Capítulo puertorriqueño de la Sociedad Americana de Inge- nieros Mecánicos. Estamos seguros que nadie se opone a que el Gobernador de Puerto Rico, o cualquier otro puertorriqueño, se comunique en el idioma inglés, o en cualquier otro idioma que no sea el español, con personas que desconocen nuestra lengua. La ca- pacidad de muchos puertorriqueños para comunicarse en más de un idioma, además de enriquecernos culturalmente, nos

186 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 187 permite el poder ejercitar más perfectamente la tradicional hospitalidad que siempre nos ha distinguido. Pero una cosa es utilizar el conocimiento de otro idioma para facilitar el diá- logo y practicar la cortesía, y otra, muy distinta, el usarlo en la forma en que, según la referida noticia, lo empleó usted en la ocasión mencionada. La prensa informó que el gobernador de Puerto Rico, actuando en su carácter oficial, se dirigió a un grupo de profesionales puertorriqueños haciendo uso del idio- ma inglés. Como cuestión histórica es pertinente señalar que es ésta la primera vez que un Gobernador puertorriqueño emplea el idioma inglés para comunicarse con otros puertorriqueños. ¿Se le ocurriría al presidente de los Estados Unidos, o al de Venezuela, dirigirse a un grupo de compatriotas en un idio- ma que no fuere el de sus respectivos países? ¿Qué razón hay para desviarse de la norma natural y universal de todos los pueblos? Antes y después de las elecciones, usted siempre ha sosteni- do que el idioma y la personalidad cultural puertorriqueña no sufren detrimento bajo el actual status político y no lo sufrirán ni aún bajo la estadidad. No podría alegar usted ahora que, como gobernador, cuenta con respaldo público para tomarse una iniciativa que a todas luces conflige con lo que han venido practicando hasta ahora los Gobernadores puertorriqueños, y con la política pública del Estado Libre Asociado, claramente enunciada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico, en su his- tórica sentencia del 30 de junio de 1965, en la cual declaró: “Es un hecho no sujeto a rectificación histórica que el vehículo de expresión, el idioma del pueblo puertorriqueño —parte inte- gral de nuestro origen y nuestra cultura hispánica— ha sido y sigue siendo el idioma español”. Respetuosamente protestamos de esta actuación suya como gobernador de Puerto Rico por considerarla lesiva a nuestro idioma y personalidad cultural. 188 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Reciba usted el testimonio de nuestra más alta consideración,

Lic. Eladio Rodríguez Otero Presidente del Ateneo Puertorriqueño

Rodolfo Cruz Contreras Presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico

Félix J. Torres Rosado Presidente de la Sociedad de Autores Puertorriqueños

El Mundo, 18 de marzo de 1969. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 189

SEGUNDA CARTA AL GOBERNADOR FERRÉ: SOBRE EL IDIOMA EN PUERTO RICO

11 de marzo de 1969

Hon. Luis A. Ferré Gobernador de Puerto Rico La Fortaleza San Juan, Puerto Rico

Estimado señor Gobernador:

Hemos recibido su comunicación del 4 del corriente en res- puesta a nuestra carta del 26 de febrero pasado, en la que pro- testábamos que usted se hubiera dirigido en el idioma inglés a la matrícula del Capítulo de Puerto Rico de la Asociación de Ingenieros Mecánicos de los Estados Unidos. Antes de contestar los argumentos que en defensa de su acti- tud expone usted en su carta, es importante dejar claramente sentado que en el caso de los ingenieros mecánicos no se trata- ba de una convención o asamblea de las que con frecuencia celebran en San Juan grupos norteamericanos profesionales o de negocios. En situaciones como éstas, por supuesto, a nadie

189 190 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO se le ocurriría dirigirse a la concurrencia en un idioma que no fuera el inglés. Son precisamente tales ocasiones las que ponen de manifiesto la conveniencia de que los puertorrique- ños conozcan otros idiomas. En el caso que nos ocupa se tra- taba de una asamblea de puertorriqueños en la cual estaban presentes, como invitados, algunos norteamericanos. Es ésta la clase de acto en que usted considera de rigor dirigirse en inglés a la concurrencia para cumplir con la “buena educa- ción” y “la cortesía y hospitalidad que es proverbial de nues- tro pueblo”. Ahora bien, ningún visitante medianamente educado espera ni exige (a no ser que crea en la imposición de una cultura sobre otra) que, en las asambleas o reuniones celebradas en el país que visita y a la que concurre con carácter de invitado, se deje de utilizar el idioma de dicho país y, en su lugar, se emplee el del visitante, por razón de que éste ignora el idioma del pue- blo que le brinda hospitalidad. En tales ocasiones, para satisfa- cer las exigencias de la cortesía, basta con dirigirle a los hués- pedes algunas palabras en su propio idioma y, si se estima ne- cesario, proveerles de traducciones. Ésta es la norma que rige en todos los países del mundo, inclusive en los Estados Uni- dos, y no existe ningún motivo válido para que no se aplique también en Puerto Rico. Nadie debe apelar a la virtud puerto- rriqueña de la hospitalidad para pretender justificar la viola- ción del derecho de Puerto Rico a mantener su idioma y su cultura en el mismo nivel de dignidad que se le reconoce a otros idiomas y culturas. A esta norma deben atenerse tanto los ora- dores como los anfitriones de los actos. Usted no parece percatarse, además, señor Gobernador, de que si su criterio fuese válido habría que aplicarlo en todos los casos en que coincidieran las circunstancias que señala, es decir, la presencia de norteamericanos que no conocen nues- tro idioma en algún acto o asamblea en el que todos los de- más concurrentes entienden el inglés. Habría que aplicarlo, por ejemplo, en actos celebrados en La Fortaleza y en algunas OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 191 alcaldías, en las asociaciones profesionales, en reuniones de industriales y financieros, en cátedras y actos universi- tarios, y en muchas otras ocasiones. ¿Quién se atrevería afirmar que el acto de su toma de posesión como goberna- dor de Puerto Rico, por el hecho de haberse conducido ex- clusivamente en español, constituyó una demostración de descortesía y falta de hospitalidad para con los numerosos invitados norteamericanos presentes en el público a quienes no se les extendió el privilegio de escuchar, en su idioma, las pala- bras allí vertidas por medio del sistema de traducción simul- tánea? El segundo argumento aducido por usted es el de que tanto el inglés como el español son idiomas oficiales de Puerto Rico y que, como consecuencia, “es propio y adecuado que tenga uno la libertad de escoger, de acuerdo con las circunstancias”. Señor Gobernador, no es cierto que tanto el inglés como el es- pañol sean idiomas oficiales de Puerto Rico. No existe ninguna disposición legal al respecto. El texto de la ley de 21 de febrero de 1902, en la que con toda seguridad funda usted su asevera- ción, no dispone tal cosa. Esa ley se refiere únicamente al em- pleo indistinto de los dos idiomas en los procedimientos de las ramas ejecutiva y judicial de Puerto Rico. Y después de haber dictado nuestro Tribunal Supremo su histórica sentencia de 30 de junio de 1965, que reafirma el uso exclusivo del español en todos los procedimientos judiciales del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, y en vista de la práctica —hasta ahora constan- te— en el Gobierno de emplear únicamente el idioma español en sus Ramas Ejecutiva y Legislativa, así como en la esfera municipal, dicha ley de 1902 es ciertamente una de muy dudo- sa vigencia, aparte de que ningún estatuto puede cambiar o alterar la realidad cultural e histórica de que el idioma del pue- blo puertorriqueño es el español . Es interesante notar que en su carta no menciona usted en absoluto la referencia que en la nuestra hicimos de la citada

191 192 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO sentencia del Tribunal Supremo, en la cual nuestro más alto tribunal para todos los fines prácticos dejó sin efecto la ley de 1902 al manifestar: “En lo que llevamos del siglo XX el recla- mo continuo, ejercido por esta raíz y realidad de nuestra for- mación cultural y étnica, ha hecho prevalecer el español, sin merma ostensible, en las manifestaciones más íntimas y repre- sentativas de nuestra vida diaria: el hogar, la escuela, la reli- gión, los negocios, la literatura, la política, las relaciones obre- ras y las actividades generales de gobierno; el medio de expre- sión de nuestro pueblo es el español y ésa es una realidad que no puede ser cambiada por ninguna ley”. Al tratar de defender su “libertad” para hablarle en inglés a un grupo de puertorriqueños conocedores de dicho idioma, al amparo de la mencionada ley, adopta usted una posición simi- lar a la que en el citado litigio asumió la parte perdidosa, el licenciado Robert H. Rout. Alegaba dicho abogado norteame- ricano que bajo la citada ley el tenía el derecho o “la libertad” de escoger el idioma inglés para postular ante los tribunales del Estado Libre Asociado, ya que no conocía bien el español, mientras que el juez, los abogados y los funcionarios de dichos tribunales conocían el inglés, además del español. Ningún puertorriqueño, y mucho menos si es gobernador, tiene el derecho de invocar la libertad personal para escoger indistintamente el idioma que ha de utilizar en sus manifesta- ciones públicas. En los asuntos que atañen al bien común de un pueblo, las actuaciones de los gobernantes deben regirse no por sus preferencias personales, sino por el interés colectivo que ellos representan. Considere usted, señor Gobernador, la responsabilidad his- tórica en que incurriría de no desistir de su actitud en esta materia. Porque lo que usted pretende establecer como norma es que, siempre que se celebre en Puerto Rico una reunión o asamblea de puertorriqueños conocedores del idioma inglés OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 193 en que haya invitados norteamericanos que desconozcan el español, los puertorriqueños cedan, en su propia tierra, su de- recho a hablar en su propio idioma. Por las anteriores razones nos ratificamos en nuestra respe- tuosa pero firme protesta por su actuación y le invitamos a desistir de una actitud que le causa grave daño a Puerto Rico.

Le saludan atentamente,

Lic. Eladio Rodríguez Otero Presidente del Ateneo Puertorriqueño

Lic. Rodolfo Cruz Contreras Presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico

Félix Torres Rosado Presidente de la Sociedad de Autores Puertorriqueños

El Mundo, 18 de marzo de 1969. 194 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 195

TELEGRAMAS 196 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 197

A TEODORO MOSCOSO: SOBRE REACCIÓN DE LOS SENADORES CLAYTON POWELL Y JAMES ROOSEVELT A LAS DECLARACIONES DEL SECRETARIO DE INSTRUCCIÓN SOBRE LA ENSEÑANZA EN EL VERNÁCULO

Sr. Teodoro Moscoso Alliance for Progress State Department, Washington DC

Las manifestaciones del Secretario de Instrucción Pública Oliveras reafirmando la política educativa de Puerto Rico, ini- ciada en 1949, de que la enseñanza en las escuelas del país debe impartirse en el vernáculo y, el inglés, enseñarse como asignatura, han provocado una violenta reacción por parte de los congresistas Clayton Powell, Presidente del Comité de Edu- cación y Trabajo de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y James Roosevelt, habiendo llegado Powell a amena- zar con el retiro de fondos federales para nuestros programas educativos. Entendemos que le toca al pueblo de Puerto Rico, única y exclusivamente, el decidir su política educativa y que

197 198 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO los pronunciamientos de dichos congresistas constituyen una negación de los más elementales principios democráticos y una intromisión indebida en la vida cultural de nuestro pueblo. Nos dirigimos a su excelencia, en su carácter de Director del Pro- grama de la Alianza para el Progreso, instándole a que inter- ponga sus buenos oficios para evitar que se derroten en Puerto Rico los principios de respeto a los pueblos hispanoamerica- nos propugnados por el presidente Kennedy y que inspiran di- cho programa.

Dr. Pedro Muñoz Amato Dra. Piri Fernández de Lewis Lcdo. Roberto Beascoechea Lota Dr. Héctor M. Dávila Alonso Lcdo. Eladio Rodríguez Otero Lcdo. Abrahán Díaz González Dra. Monelisa Pérez Marchand Lcdo. José Quiñones Elías Dr. Rafael Navarro Cádiz

Telegrama, 17 de julio de 1962. El Imparcial, 18 de julio de 1962. OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 199

IDIOMA ÍNDICE ONOMÁSTICO A Álvarez Linares, Alfredo; 179, 184 Abbad y Lasierra, Iñigo; 167 Amadeo Gely, Teresa; 184 Abreu Castillo; 97, 98, 136 América; 117 Academia de Artes y Ciencias de América Latina; 30 Puerto Rico; xv Anderson, Theodore; 58 Academia San José, de Villa Ca- Arce de Vázquez, Margot; 111, 175, parra; 172, 174, 176, 177, 178, 179, 184 Arecibo; 173 179 Argentina; 70 Academia Puertorriqueña de la Len- Arizmendi y de la Torre, Juan Alejo gua Española; xv, 70 de; 107 Academias de la Lengua; 65 Arquidiócesis de San Juan; 89 Actividad Misionera de la Iglesia; 181 Arzobispado de San Juan; 133, 135 Ad Gentes; 13 Arzobispo de San Juan; 134, 161 Administración de Fomento Econó- Asamblea Legislativa de Puerto Rico; mico; 9 13, 19, 26, 52 Aeropuerto Internacional de Isla Ver- Asociación de Amigos de la Avenida de; 30 Ashford; 148 África; 167 Asociación de Industriales de Puerto Aguilar, José M.; 86, 87 Rico; 71, 79 Aibonito; xxi Asociación de Maestros de Puerto Albizu Campos, Pedro; xvii , 49, 52 Rico; 12, 109, 123, 174 Alegría, José S.; 170 Asociación Nacional de Educación de los Estados Unidos; 12 Alemania; 178 Asociación Puertorriqueña de la Allen Street; 26 UNESCO; xv Allen, Charles; 108 Ateneo Puertorriqueño; xiv, xv, xxviii, Alliance for Progress; 197 17, 39, 55, 65, 109, 111, 113, 116, Alonso, Dámaso; 67 117, 121, 124, 125, 155, 183

199 200 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Avenida Ashford; 17, 148 Cámara, Helder; xxviii Ayacucho; 21 Cámaras Legislativas de Puerto Rico; 98, 178 B Campo del Morro; 26 Babín, María Teresa; 111 Campos del Toro, Enrique; 136 Bach, Juan Sebastián; 72 Canadá; 58 Balby, Carlos; 12, 33, 57, 58, 59 Carabobo; 21 Banco de Ponce; 141, 142 Carrión, José Luis; 149 Banco Popular; xxxii, 149 Carta Autonómica; 74, 118 Barbosa y Alcalá, José Celso; 20, 25 Casona, Alejandro; 68 Barceló Martínez, Antonio R., hijo; Castilla; 70 179, 184 Castro, Américo; 68 Basutolandia; 90 Catholic Bishops of Puerto Rico; xviii Batista, Tomás; xxiii Catholic Church; xviii, xxvi Bayamón; 45 Cebollero, Pedro A.; 14, 33, 59, 164, Beascoechea Lota, Roberto; v, 169, 165, 167 170, 175, 179, 184, 198 Centro Católico de la Universidad de Becerra, Frank; 148 Puerto Rico; xiv Bélgica; 139, 167 Cervantes y Saavedra, Miguel de; Belloc, Hilaire; XXV xviii, 20, 72, 167 Benedicto XV; 174 Cestero, José A.; 185 Benítez Rexach, Jaime; 91, 170 Champagnat, Beato Marcelino; 90, Berríos Martínez, Rubén; xxii, 184 168 Betances Alacán, Ramón Emeterio; Chicago; 77 xx, 49 China; 178 Christian Action Party; xvii Blanco Fombona, Rufino; 68 Cibes Viadé, Alberto; 169, 175, 179, 184 Blanco Géigel, Tomás; 42 Club Rotario de San Juan; 25, 26, 27 Bogotá; xiv Código Penal de Texas; 102 Bolívar, Simón; xix, 21, 76 Colegio de Abogados de Puerto Rico; Borinquen; 48 xiv, 98, 113, 114, 115, 136, 183 Boston; 179 Colegio de Cardenales; 178 Bouret, Roberto; 30 Colegio de Ingenieros de Puerto Rico; Bravo Abreu, José A.; 170 175, 179 178 Buenos Aires; 26, 78 Colegio de las Madres del Sagrado Corazón; 86, 87 C Colegio Marista; 146 Caballero de la Raza; 68 Colegio Universitario del Sagrado Cabo Rojo; 17 Corazón; xiv Cadilla Bernal, José Francisco; v, xxv Colombia; xiv, 7, 30, 46 Calasanz, San José de; 168 Colón, Cristóbal; 65 Calderón, Álvaro, hijo; 185 Combas de Juliá, Pilar; 169 Calero, Aristalco; 185 Combas Guerra, Julia; 169 California; 99, 101, 102, 104, 105 Comisión del Status; 3, 6 Cámara de Delegados de Puerto Rico; Comisionado de Instrucción Pública; 129 105, 109 Cámara de Representantes de Puer- Comisionado de Seguros de Puerto to Rico; 109 Rico; 18, 19 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 201

Comisionado Residente de Puerto Decano de la Facultad de Pedagogía de Rico en Washington; 50,129 la Universidad de Puerto Rico; 164 Comité Ad Hoc; 27, 47 Departamento de Comercio de Puer- Comité de Educación y Trabajo de la to Rico; 9 Cámara de Representantes de los Departamento de Estudios Hispáni- Estados Unidos; 197 cos de la Universidad Católica de Comité de Historia y Cultura de la Puerto Rico; 34 Asociación Médica de Puerto Departamento de Instrucción Públi- Rico; xv ca; 9, 115, 122, 123, 172 Comité Permanente Pro Obispos Díaz González, Abrahán; 198 Puertorriqueños; xiv Diego y Martínez, José de; xx, xviii, Comité Pro Defensa del Idioma del xxii, 49, 52, 68, 109, 116, 117, 118, Ateneo Puertorriqueño; xiv, 112 119, 121 Commonwealth Oil; 7 Diffie, B. y J.; 42 Concilio Vaticano Segundo; 13, 120, Dinamarca; 14 180, 181 DIOS; xxi Condado; 148 Director Arquidiocesano de Escuelas Congo; 90, 167 Católicas; 133 Congreso de la Lengua, la Cultura y Director de la Compañía de Fomen- la Educación; 51 to Industrial; 79 Congreso de los Estados Unidos; 19, Director de la Real Academia Espa- 47, 50, 166, 173 ñola de la Lengua; 67 Director de Turismo; 30 Congreso Puertorriqueño Anticolo- Director del Archivo General de Puer- nialista; xiv to Rico; 111 Congresos de la Confederación Ibe- Director del Programa de la Alianza roamericana de Estudiantes Cató- para el Progreso; 198 licos y de Pax Romana; xiv Distrito Rotario de Puerto Rico; 126 Consejo de Educación Superior; 59 Divini Illius Magistri; 178 Consejo Superior de Enseñanza; 91, Don Quijote; xvii, xviii 93, 170, 171 Dueño Colón, Braulio; 79, 80 Constitución de Puerto Rico; 122 Constitución del Estado de Luisiana; E 101 Ediciones La Torre; 54 Córdova Díaz, Jorge Luis; 177, 179 Editorial Cantero Fernández y Co., Costa Rica; 7, 75 Inc.; 57 CRISTO; 48, 140, 181 Editorial Luis Vives; 90 Criterio, Revista Cultural Universita- El Imparcial; 5 ria; xiv Eli Lilly and Company; 7 Cruz Contreras, Rodolfo; 184, 188, 193 Elzaburu y Vizcarrondo, Manuel de; xx Cruz, Sor Juana Inés de la; 167 Encomienda de Isabel La Católica; xv Cuba; 74 Escuela de Asuntos Interamericanos Culebra; xxvii de la Universidad de Nuevo Méxi- co; 104 D Escuela Hawthorne, de Río Piedras; Dávila Alonso, Héctor M.; 170, 198 xiii Dávila, Virgilio; 45 Escuela Superior de la Universidad Davis, Jaime Pedro; 161, 173 de Puerto Rico; xiii 202 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

España; xv, 7, 22, 28, 40, 49, 53, 56, García Blanco, Manuel; 68 67, 70, 73, 78, 107, 154, 155, 174 García Lorca, Federico; 178 Espina, Concha; 68 García Martínez, Alfonso L.; 102, Estado Libre Asociado de Puerto 111, 149, 169, 170 Rico; 10, 47, 97, 114, 115, 123, 140, Gravissimum Educationis; 13 180, 187, 191, 192 Georgia; 76 Estados Unidos; 3, 4, 5, 7, 10, 15, 19, Gili Gaya, Samuel; 68, 139 20, 22, 23, 25, 30, 44, 47, 48, 49, 50, Gleason, Thomas W.; 48 51, 53, 58, 60, 61, 69, 70, 74, 75, 76, Gobernador de Puerto Rico; 16, 19, 77, 79, 95, 100, 101, 102, 103, 105, 26, 46, 52, 76, 125, 178, 186, 189- 108, 109, 111, 118, 119, 120, 126, 192 127, 128, 129, 134, 140, 142, 145, Gobierno de los Estados Unidos; 46, 154, 167, 173, 174, 178, 182 166, 173 Essays of a Catholic; xxv Gobierno de Puerto Rico; 19, 77, 162 Europa; 30 Gobierno Federal; 12 González Ginorio, José; 79 F González, Antonio J.; 114 Facultad de Pedagogía de la Univer- Granda Gutiérrez, Germán de; 39, sidad de Puerto Rico; 14, 33, 59 40,41, 43, 46, 47, 48, 50, 66, 127, 155 Facultades de Medicina y Odontolo- Grovas Félix, Rafael; xv gía de la Universidad de Puerto Guadalupe; 8 Rico; 92, 93, 111, 144 Guánica; 118 Fajardo; 17 Guaynabo; 146 Fernández de Lewis, Carmen Pilar Guerra Hispanoamericana; 74 (Piri); 198 Gutiérrez del Arroyo, Isabel; 184 Fernández Juncos, Manuel; 79 Fernández Vanga, Epifanio; 33, 57, H 59, 108, 163 Haensch, Gunther; 34 Fernando el Católico; 75 Haití; xiv Ferré Aguayo, Luis A.; 4, 20, 25, 50, Hall, Stanley; 12, 58, 59 99, 100, 101, 104, 105, 106, 125, Harper, Córdova & Overg; 103 129, 186, 189 Hato Rey; xxxii,149 Ferrer Amador, Gabriel; 111, 185 Hawaii; 4, 5 Ferrer Canales, José; xix Henríquez Ureña, Max; 68 Filipinas; 67 Hermanos Maristas,Congregación First Federal Savings; 136 de; 90 Fisher, H.A.L.; 12, 163 Hernández Colón, Rafael; 16, 17, 18, 76 Fonfrías Rivera, Ernesto Juan; 143, Hidalgo, Miguel; xix 144, 145, 153 Hispanidad; 40, 55 Fort Brooke; 26 Hispanoamérica; 47, 53, 56, 78, 79, Fortas, Abe; 10 100, 154, 155 Fossas, Arturo Virgilio; 169, 170 Holanda; 14 Francia; 8, 167, 178 Homar Gelabert, Lorenzo; 170 Hostos Bonilla, Eugenio María de; xx G Hotel Caribe Hilton; 29 Gallardo, José M.; 105 Hotel Cerromar, Dorado; 71 Gandhi, Mahatma; xx Hotel Holiday Inn; 30 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 203

I L Iglesia Católica; 13, 87, 119, 121, 166, La Fortaleza; 16, 26, 186, 189, 190 167, 173, 176, 177, 184 La Salle, Juan Bautista de; 168 Inglaterra; 74, 167 Ladó, Roberto; 58 Instituto de Cultura Puertorriqueña; Lagarde Garcés, Lorenzo; 114 9, 16, 29, 45, 49 Lambert, Wallace; 58 Instituto de Estudios Históricos Lapesa, Rafael; 68, 153 Mirandino de Venezuela; xv Laurie, S.S.; 12, 163 Instituto de Estudios Jurídicos del Lavandero de Ramírez, Elisa; 169 Colegio de Abogados; xv Lázaro García, Carlos; 169, 185 Instituto de Literatura Puertorrique- Lázaro, José Manuel; 175 ña; xv Leal Insúa, Francisco; 143 Instituto Intercultural de Comunica- Legislatura; 117 ciones de la Universidad Católica LEY DE DIOS; 108 de Puerto Rico; 138, 139 Ley habilitadora (“Enabling Act”) del Instituto de Lexicografía Hispano- Estado de Luisiana; 101 americana; 51, 66, 153 Lidin, Harold; xvii, xxvi Instituto Puertorriqueño de Cultura Lima, Santa Rosa de; 167 Hispánica; xiv, 112 Londres; 179 Instrucción Pública; 44 López Pellón, Nivio; 143 Inter-American University; 18 López Pritchard, Daniel; 97 Islas Fidji; 90 Los Ángeles; 77 Islas Samoa; 90 Loyola, San Ignacio de; 168 Italia; 95 Luisiana; 101

J M Jackson, Henry M.; 5 Madagascar; 90 Japón; 178 Madre Patria; 40, 65 Javits, Jacob K.; 5 Malta; 100 Manor & Harvey; 103 Jefe de la Policía de Puerto Rico; 46 Manso, Alonso; 167, 182 Jerarquía Católica de los Estados Marquina, Eduardo; 68 Unidos; 166 Martí, José; xix Jerarquía Eclesiástica de Puerto Martín Maldonado, Manuel; 185 Rico; 168 Martínez Sierra, Gregorio; 68 Jesús, Santa Teresa de; 167 Martinica; 8 Jesús Toro, Roberto de; 141 Marxists; xviii Johnnot, James; 12 Marxuach de la Cuétara, Josefina Johnson, Lyndon B.; 10 Vda. de Rodríguez Otero; v, xiii, Juan XXIII; xx, 8, 120, 174, 184 xxi Juliá Pasarell, Pedro; 169 Massachusetts; 77 Junín; 21 Matienzo Cintrón, Rosendo; 23 K McCarrick, Theodore E.; 180, 182 Kennedy, John F.; 198 McGraw-Hill Book Company; 146- Kenya; 167 147 King, Martín Lutero; xx McKinley, William; 108 204 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

McManus, Jaime Eduardo ; 161, 173 Obispo de Ponce; 138, 139, 161 McWilliams, Carey; 104 Obispos de Puerto Rico; 13, 89, 139 Mellado Parsons, Ramón; 12, 126-129 Oficina de Turismo; 30 Méndez, Justo A.; xv, 124, 125 Olivencia, Ángel Luis; 149 Méndez, Alfredo; 161, 173 Oliveras, Cándido; 172, 197 Merici, Santa Ángela de; 168 Onís, Federico de; 68 Merino, Feliciano; 146 Operation Bootstrap; xviii México; 26, 30, 70, 102 Organización Puertorriqueña de In- Michigan State University Press; 104 versiones y Servicios, Inc. (OPIS); Miles, Nelson A.; 108, 118 xv Mistral, Gabriela; 68 Ortega y Gasset, José; 73 Monthly Review Press, New York; 104 Ortega, Joaquín; 104 Morovis; 3 Osvaldo Zayas, Luis; 34 Moscoso, Teodoro; 5, 197 Otero Salgado, Carmen; xiii Movimiento Pro Independencia; 13 Mundo Hispánico; 143, 145 P Muñoz Amato, Pedro; 170, 198 Pacem in Terris; 9, 184 Muñoz Marín, Luis; 5, 8, 9, 44, 45, Padín, José; 12 46 Padres del Concilio Ecuménico Vati- Muñoz Rivera, Luis; 48 cano Segundo; 174 Muñoz, Jorge; 170 Pagán Peña, Isis B.; v Murray Butler, Nicholas; 12, 33, 57, Paniagua Serracante, José; 175, 179, 58, 59 184 Museo de Bellas Artes de Puerto París; 26 Rico; xv Partido Auténtico Soberanista; 13 Partido Independentista Puertorri- N queño (PIP); 13 Navarro Cádiz, Rafael; 111, 170, 175, Partido Nacionalista de Puerto Rico; 179, 184, 198 13 Navarro Tomás, Tomás; 41, 67, 68 Partido Nuevo Progresista (PNP); 13, Negrón de Montilla, Aida; 184 20, 124 Negrón López; 5 Partido Popular Democrático (PPD); New York; 146 13, 22, 23, 42, 44, 45 Newbolt, Henry; 12 Partido Unión Puertorriqueña; 13 Nieves Falcón, Luis; 111 Pastrana Fuentes, Marcos R.; iv, v Noriega, Carlos; 98 Paulo VI; 120, 184 North Dakota; 77 Pedreira, Antonio S.; 42 Nueva York; 26, 33, 57 Pérez Marchand, Monelisa; 198 Nueva Zelandia; 90 Pérez Otero, Jorge; 169, 170 Nuevo México; 69, 99, 101, 103, 104, Pérez Marchand de Marín, Lilianne; 181 170 Nuevo Mundo; 73 Phillips Petroleum; 7 Pío XI; 174, 178, 182 O Plutarco; 12, 33, 58 O’Brien, Leo; 5 Ponce; 138, 141, 173 Obispo de Arecibo; 161 Ponce de León, Juan; 167 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 205

Popular Democratic Party; xviii R Porras Cruz, Jorge Luis; 12 Ramos Mimoso, Héctor; 184 Porto Rico; 26, 75 Real Academia Española; 153 Powell, Clayton; 197 Recinto Universitario de Mayagüez; 51 Power y Giralt, Ramón; 107, 167 Rector de la Universidad de Puerto Premio de Honor del Ateneo Puerto- Rico; 91 rriqueño; xv Regimiento 65 de Infantería; 50 Prensa Unida; 105 República Dominicana (Santo Do- Presidente de la Junta de Educación mingo); 74, 75 de Inglaterra; 163 Rerum Ecclesiae; 182 Presidente de la Sociedad de Auto- Revelación; xxv res Puertorriqueños; 188, 193 Revista del Colegio de Abogados de Presidente de la Universidad Católi- Puerto Rico; xv, 102 ca de Puerto Rico; 180, 181 Reyes Católicos; 167 Presidente del Ateneo Puertorrique- Río Piedras; xiii ño; 111, 188, 193 Ríos, Fernando de los; 68 Presidente del Colegio de Abogados Ríos Turrado, Félix; 172, 174, 176, de Puerto Rico; 97, 188, 193 177, 179 Providencia (Nuestra Señora de la); Rodó, José Enrique; xx xxvii Rodríguez Bou, Ismael; 12, 111 Prevost, Marcel; 12 Rodríguez Colón, Emilio; 170 Primer Congreso Hispanoamericano Rodríguez Marxuach, Carmen Tere- de Lexicografía; 55, 65, 70, 124, sa; xiii, xxi 125 Rodríguez Marxuach, Eladio; iv, xiii, Primera Guerra Mundial; 25 xxi, xxvii, xxxiii Puerto Rico; xiv, xviii, xx, xxv, xxvi, xxix, Rodríguez Marxuach, Josefina; v, xiii, xxxi, xxxii, 3, 4, 5, 7, 8, 9, 10, 11, 12, xxi 14, 16, 17, 18, 20, 21, 22, 23, 24, 25, Rodríguez Marxuach, María del Pi- 26, 29, 30, 31, 32, 34, 39, 40, 41, 42, lar; xiii, xxi 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, Rodríguez Marxuach, María Isabel; 53, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 65, 66, xiii, xxi 67, 68, 69, 70, 71, 73, 74, 75, 76, 77, Rodríguez Marxuach, Miguel Juan; 78, 79, 80, 83, 85, 87, 88, 89, 90, 94, iv, xiii, xxi 95, 97, 98, 100, 102, 105, 106, 107, Rodríguez Morales, Luis Manuel; 108, 109, 110, 111, 113, 114, 115, 111, 112, 170 118, 119, 121, 124, 125, 126, 127, Rodríguez, Néstor Manuel; 185 129, 134, 138, 140, 141, 142, 143, Rodríguez Portela, Eladio; xiii 145, 146, 147, 148, 149, 153, 154, Romero Barceló, Carlos; 21 155, 161, 162, 165, 166, 168, 169, Roosevelt, Franklin D.; 105 173, 174, 176, 177, 178, 181, 182, Roosevelt, James; 197 183, 186, 187, 189, 190, 191, 192, Roosevelt, Teodoro, hijo; 17 193, 197, 198 Rosario, Rubén del; 12 Q Rout, Robert H.; 98, 192 Quijote; xviii Quiñones Elías, José; 169, 170, 184, S 198 S.S. Laurie; 12, 163 Quintero Alfaro, Ángel; 12, 59 Sáez, Antonia; 12, 139, 169, 170, 175 206 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Salinas, Pedro; 9, 32, 54 Suecia; 14, 178 San Francisco, ciudad de; 77 Suiza; 14, 33, 57, 139 San Juan Star; 7 Sumos Pontífices; 166, 173 San Juan de Puerto Rico; xiii, 57, 59, Superintendente Arquidiocesano de 65, 66, 74, 76, 173, 186, 189 Escuelas Católicas; 90, 94, 135 San Martín, José Francisco de; xix Sánchez Vilella, Roberto; 6 T Santa Sede; 90 Tampa; 77 Santori Coll, José; 111 Tangañica; 167 Santos Chocano, José; 68 Tapia y Rivera, Alejandro; xx Santurce; 148 Texas; 76, 99, 101, 102, 104, 105 School of Medicine; 92 Territorio de Orleans; 101 Schweitzer, Albert; xx The New Paganism; xxv Secretaría de Instrucción Pública; Tirado Rodríguez, Raúl; 169, 170 147, 162 Torres Oliver, Luis; 149 Secretario de Instrucción Pública; 12, Torres Oliver, Fremiot; 138 15, 45, 52, 59, 79, 113, 115, 122, Torres Rosado, Félix J.; 188, 193 123, 126, 127, 128, 172, 174, 176, Torres Vargas, Diego de; 167 178, 197 Toynbee; 73 Secretario del Arzobispo de San Transvaal; 90 Juan; 86 Tribunal de Estados Unidos (del ré- Secretario Perpetuo de la Real Aca- gimen colonial norteamericano) demia Española ; 68, 153 en Puerto Rico (Corte Federal); xv, Secretarios de Guerra y del Interior 27 de los Estados Unidos; 129 Tribunal Superior; 97 Segarra Olivero, Jorge; 184 Tribunal Supremo de los Estados Segunda Guerra Mundial; 25, 76, Unidos; 10 108, 109, 110 Tribunal Supremo de Puerto Rico; 4, Ser, Semanario Universitario; xiv 19, 21, 26, 52, 69, 97, 187, 191, 192 Shakespeare, William; 179 Sister Immaculate; 172, 174, 176, U 177, 179 Uganda; 167 Sobre la Actividad Misionera de la Igle- Unión Americana; 105 sia, decreto, 181 Unión Pro Defensa de la Moral Na- Socialists; xviii tural; xiv Sociedad Americana de Ingenieros Universidad Católica de América, de Mecánicos, Capítulo de Puerto Washington; 111 Rico; 186, 189 Universidad Católica de Puerto Rico; Sociedad Bolivariana de Puerto Rico; 34, 183 xv Universidad de Clark; 58 Sociedad Obispo Arizmendi Pro De- Universidad de Columbia; 33, 57 fensa del Idioma; xiv, 112, 148 Universidad de George Washington; Sofía Barat, Santa Magdalena; 168 xiv Soler Mari, Emilio A.; 185 Universidad de Harvard; xiv Soltero, Juan Enrique; 185 Universidad de Puerto Rico; xiv, 8, 9, State Department, Washington; 197 51, 54, 92, 93, 111, 114, 171 Stueve, Bernard C.; 89, 94, 133, 135 University of New Mexico Press; 103 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 207

V W Valbuena Pratts, Ángel; 68 Washington, gobierno de; 24, 52, 106, Vasconcelos, José; 68 118 Venezuela; 30, 74, 187 West, Michael; 12 Veve Ortiz, Joanne; v Woodward, F. C. ; 12, 163 Vientós Gastón, Nilita; 111 Vieques; xv, xxvii Z Viera, Sylvia; 111 Zaragoza; 90 Villaespesa, Francisco, de; 68 Zayas, Luis Osvaldo; 34 Villaronga, Mariano; 12, 52, 109 Zeisel, Thomas; 30 Virella Rojas, Pedro; 169 208 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 209

IDIOMA ÍNDICE ANALÍTICO

Ateneo Puertorriqueño: El Ateneo, puertorriqueños por el Congreso por su propia razón de ser, está de los Estados Unidos a pesar de comprometido a usar todos sus ta- la oposición de nuestra Cámara de lentos y todas sus energías para Delegados y del propio Comisio- defender el idioma y la cultura a nado Residente en Washington... la cual quisieron, Dios y la histo- 128-129 ria, que perteneciéramos. 111 Complejo de inferioridad: ...puer- Bilingüismo: 5; 18; ...el único bilin- torriqueños que creen añadir un güismo que existe en Puerto Rico codo a su estatura sustituyendo su es la lucha entre el inglés que quie- idioma por uno que no es el suyo. re imponerse y el español que 17; ...que ... lleva a hacer ... el ridí- quiere salvarse... 69; En corto tér- culo en el empleo innecesario y mino el bilingüismo de California extravagante del idioma inglés. 18; sucumbió ante la fuerza arrolla- ...han advenido recientemente, a dora del idioma oficial: el inglés. posiciones de influencia y poder, 102; 138; Puerto Rico no es bilin- puertorriqueños que, consciente o güe ni bi-cultural. Como muy bien inconscientemente, menosprecian dijera la ilustre educadora y ya nuestro idioma y nuestros valores fallecida, doctora Antonia Sáez, culturales, y rinden pleitesía al “No hay tal cosa como pueblos bi- idioma y a la cultura que identifi- lingües, y si se apura el vocablo, can con la riqueza y el poder ma- no hay individuos bilingües. Ser terial. 68; ...vemos cómo el comer- bilingüe implica poder emplear con igual maestría y para todos los cio, la ciencia, la industria y la tec- usos dos o más lenguas, incluso nología, en fin, el progreso mate- poder crear con ellas”. 139, 181 rial, se identifica casi exclusiva- Ciudadanía: ...la ciudadanía norte- mente con el idioma inglés... 110 americana– el factor de mayor in- Consecuencias de la estadidad: fluencia en todo el proceso de asi- ¡Dios libre a los niños puertorri- milación– le fue impuesta a los queños del día en que tengan que

209 210 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

ser protegidos del discrimen ejerci- como el nuestro, poseedor de uno do contra ellos por personas de otro de los grandes idiomas universa- origen en las escuelas de su propia les... 78-79; En todos los países del tierra! 103; ¿Qué queda de la cultu- mundo —parece que Puerto Rico ra, de la personalidad hispánica de es la excepción— el medio de en- Nuevo México después de haber señanza es la lengua materna. 94; sido conquistado en 1848 y admiti- para que los padres de familia do como el estado número usen razonablemente su derecho cuarentisiete en 1912? 104; ...para paterno sobre la educación de los llegar a ser estado, Puerto Rico tie- hijos, es imprescindible que co- ne que ser norteamericano [estado- nozcan y tengan en cuenta el pa- unidense] no sólo en el orden polí- recer de los peritos en materia de tico-jurídico sino también en el lin- enseñanza, esto es, los pedagogos. güístico-cultural. /...para ser estado, 95; ...no se puede citar ni un solo tenemos que transformarnos pedagogo, local o extranjero, que culturalmente en norteamericanos; sostenga que el método natural y que para ser estado ¡tenemos que razonable de enseñanza es usar, estar dispuestos a dejar de ser puer- como medio de instrucción, una torriqueños! 106 lengua que no sea la materna. 96; Correcta pedagogía: ¿Cuál es el fac- ...no es posible que se siga permi- tor determinante de que los puer- tiendo, por razones que nada tie- torriqueños no alcancen el grado nen que ver con la ciencia peda- de dominio de su idioma mater- gógica, que, en nuestro país, exis- no —particularmente en su aspec- tan dos sistemas educativos en to oral— característico en españo- abierto conflicto en cuanto a sus les e hispanoamericanos?, 55; métodos y propósitos, como lo son ...cuándo, a qué edad, deberá ini- el de la escuela pública, que ense- ciarse a los puertorriqueños en el ña en el vernáculo, y el de la ma- aprendizaje del inglés? / “Para yor parte de las escuelas privadas, aprender inglés debemos conocer que, en clara oposición a la cultu- antes suficientemente nuestro ra puertorriqueña, y a las normas idioma.” 59; Hasta el punto de pedagógicas universalmente reco- que no han faltado quienes hayan nocidas, se obstinan en mantener sugerido que ante la supuesta- la enseñanza de los conocimien- mente inevitable realidad, los tos en un idioma que no es el ver- puertorriqueños, desdoblando su náculo de sus estudiantes. 115; personalidad, deben disponerse a ...todos los otros idiomas que po- aceptar, casi como un ideal, el es- damos adquirir son subsidiarios tudio y empleo del español para de la lengua materna ... /...“la edu- las letras y las artes, y del inglés cación en el idioma vernáculo es, para las ciencias exactas y la tec- para todo pueblo, una cuestión del nología. Tal proposición podría más vital interés; y que tal educa- ser aceptable para un pueblo que ción, por su misma naturaleza, tuviese como lengua un mero dia- debe tener precedencia sobre to- lecto, o para una nación de esca- das las demás ramas del saber”. sa población y cuyo idioma no se 163-164; “El lenguaje vernáculo, hablara en ninguna otra parte del mundo, pero no para un pueblo pues, no sólo no es materia de im- OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 211 portancia inferior, o tiene la mis- Y es que en este asunto coinciden ma categoría que las demás ramas el sentido común y la ciencia pe- de la educación, sino que es el fun- dagógica. Sobre esta materia no damento y requisito indispensable cabe tener opiniones propias ni di- de todas las demás”. 164; “Para ferencias de criterio entre intelec- comprender lo absurdo de esta tuales y no intelectuales, feligre- tesis, bastará imaginarse cómo re- ses o no feligreses, padres de fa- cibiría cualquier comunidad nor- milia o maestros, ricos o pobres, teamericana la proposición de que católicos o no católicos, cristianos todas las asignaturas del progra- o gentiles. 178 ma se enseñasen en francés o en Cultura nacional: 16-17 español, con el fin de que los ni- El absurdo de no favorecer la en- ños practicaran el idioma extran- señanza en el vernáculo: 11-15; jero objeto de su estudio”. 165; Re- ...rechazo de aquel absurdo siste- chazamos la alegación de que son ma que imponía la enseñanza en los padres de familia quienes han inglés de todas las materias en la impuesto ese sistema a la escuela escuela pública. 52 católica. Lo que la gran mayoría El Idioma: Deberíamos erigir un de los padres, por razones obvias, gran monumento para honrar a demanda en este sentido de la es- todos los que a lo largo de tantos cuela (pública o privada, católica años, y a costa de innumerables o no católica) es que enseñe bien sacrificios, hicieron posible la sal- el inglés. Ningún padre bien infor- vación y triunfo final del idioma mado puede exigir que, para el español en Puerto Rico y, con ello, propósito de enseñar bien un idio- la supervivencia de la puertorri- ma diferente al materno, la escue- queñidad. / “El idioma no es ne- la adopte y mantenga un sistema gociable” afirman terminante- que, por el hecho de lesionar gra- mente los independendistas, po- vemente el idioma materno, jamás pulares, estadoístas, socialistas y se ha establecido, para dicho pro- marxistas. No existe un solo puer- pósito, en ningún país del mun- torriqueño que levante su voz para do, inclusive en los Estados Uni- tomar excepción de lo que, por fin, dos. 167; No es la voluntad de los después de setenticinco años, es padres de familia, ni la de los el sentir colectivo de Puerto Rico. maestros, ni la del Secretario de 21; ...fuerza vital que ha hecho Instrucción Pública, ni la del Go- posible la supervivencia de Puer- bernador, ni la de las Cámaras Le- to Rico. 24; ...el idioma español es gislativas, ni la de los sacerdotes, nuestro idioma y a él no renun- ni la de la jerarquía eclesiástica, ciaremos jamás... 70 ni la del Colegio de Cardenales, ni Escuelas católicas: 83; 84; 86; Es la del mismísimo Papa, lo que de- principio fundamental de la Igle- termina el idioma en que deba en- sia Católica el reconocimiento de señarse a los niños (en Puerto Rico los derechos naturales del hombre o en cualquier otro país); lo que y, entre ellos, se destaca el que tie- determina el idioma de la ense- nen los niños a ser educados en ñanza es un simple hecho: la len- su idioma materno. La negación gua vernácula de los estudiantes. de este derecho plantea no sólo un 212 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

problema educativo, sino un serio San José de Calasanz, San Juan problema de conciencia a los pa- Bautista de La Salle —considera- dres de familia que deseamos que do como el Padre de la moderna nuestros hijos reciban una sólida pedagogía— Santa Magdalena educación católica sin verlos afec- Sofía Barat, y el Beato Marcelino tados en su formación cultural de Champagnat. Es doloroso que, como puertorriqueños. 87; 88; contando con tales antecedentes, ...de acuerdo con las directrices de nuestra escuela católica, que pudo la Santa Sede, los sacerdotes, mi- y debió haber sido no sólo la cola- sioneros y maestros, en el mundo boradora sino la iniciadora del entero, enseñan en el idioma de movimiento que llevó a la adop- los educandos, aún en aquellos ción del español como idioma de casos en que dicho medio lingüís- la enseñanza en Puerto Rico, man- tico no es tan siquiera un idioma tenga una posición contraria al de los considerados de importan- régimen pedagógico vigente en la cia universal. 89-90; 96; 110; 121; escuela pública y cuya aplicación 133; ...lo que yo he sugerido es una a todo el sistema educativo de declaración pública de las autori- Puerto Rico es de vital importan- dades eclesiásticas en que se afir- cia para la formación de nuestros me el principio de que la enseñan- niños, el porvenir de la cultura za debe impartirse en el idioma puertorriqueña y el bienestar de vernáculo. 135; 144; 146; 161; la religión misma. 167-168; 169; 162. La esperanza de que las es- 180 cuelas católicas adoptaran tam- Estadidad jíbara: 20 bién la enseñanza en español que- Identidad nacional: ...el idioma es dó frustrada. Oponiéndose a los inseparable del concepto de na- dictados de la ciencia pedagógica, ción. /...Puerto Rico es un pueblo al sentir del pueblo puertorrique- con tradición histórica y caracte- ño, y, lo que es más grave aún, a la rísticas propias y definidas, con el propia tradición católica de respe- convencimiento de que tenemos to a los idiomas vernáculos, las un destino colectivo que no se escuelas católicas (con notables identifica con España, ni con los excepciones), no sólo han mante- Estados Unidos, ni con ningún nido la enseñanza en inglés, sino otro país. 22; ...la industria turís- que la han intensificado aún más, tica de Puerto Rico ... debe ser fac- e incluso han llegado a enorgulle- tor afirmativo de nuestra cultura cerse de un sistema de enseñanza y personalidad nacional. 30; ...el que constituye “la negación de to- más grave de los males que aque- dos los principios de la pedagogía jan en este momento a la perso- moderna”. 165; 166; Es gloriosa nalidad nacional puertorriqueña la tradición educativa de la Igle- es el deterioro del idioma, empo- sia Católica, y en los últimos si- brecido en el léxico y perturbado glos han brillado, como precurso- en la sintaxis. 40; ...Puerto Rico res y fundadores de los modernos tiene actualmente una mayor con- sistemas de enseñanza, figuras tan ciencia de su identidad como na- ilustres como Santa Ángela ción que la que tenía al comenzar Merici, San Ignacio de Loyola, el presente siglo. / ...la identidad OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 213

nacional de Puerto Rico resulta los Estados Unidos, de fraternal tan palpable para cualquier obser- vinculación con Hispanoamérica vador, como podría serlo la iden- y de sincera amistad con los de- tidad nacional de la República Do- más pueblos del mundo. Y esa minicana o la de Costa Rica. No meta no puede alcanzarla sino con es como creen algunos, equivoca- la independencia. 100 damente, un pueblo con apegos, Inmigración: ...no es posible orde- lealtades y sentimientos mera- nar eficazmente el desarrollo eco- mente regionales, como los de la nómico, social y cultural de un comunidad que componen los ha- pueblo sin controlar la entrada de bitantes del estado de Texas o el extranjeros a su territorio... 114 de Georgia. 75-76; Además de una La verdad ampara: ...la inteligencia, nación, y por razones históricas, cuando se esgrime en defensa de geográficas y culturales, Puerto la verdad, siempre se proyecta lu- Rico es, también, parte integran- minosa y rectilínea a través de los te de la comunidad de pueblos his- siglos. 58 panoamericanos. 76; Todos los Lengua materna: 33; 57; 163 puertorriqueños tenemos con- Lengua vernácula: ...“para aprender ciencia de que nuestro idioma es una lengua extranjera primero es elemento esencial de nuestra na- necesario dominar a profundidad cionalidad, de nuestro modo de la lengua vernácula”. 34 ser como pueblo. En su defensa Lucha cultural: ...“perder la perso- estamos todos moralmente com- nalidad un pueblo es perder su prometidos. 97; De todos los pro- vida...” 8; “El intento de subordi- blemas con que actualmente se nar todas las actividades escola- confronta Puerto Rico el más gra- res al propósito de enseñar inglés, ve es el de su idioma y cultura, que usando este idioma como vehícu- es como decir el de su identidad, lo –concluye Cebollero– ... es la ne- el de su propio ser. / Pero esta pug- gación de todos los principios de na entre España y la nacionalidad la educación moderna”. 14-15; puertorriqueña, que entonces cris- ...Puerto Rico se encuentra aún en talizaba, nunca pasó de ser una lu- medio de una dura contienda por cha por la afirmación de una mo- conservar su perfil nacional. 17; dalidad, de una distinta manera de ...nuestra cultura está sometida ser dentro de la gran familia de la constantemente a las extraordina- hispanidad. 107 rias e injustas presiones que se Idioma materno: 32; 33; 53; 56; 59 derivan del status colonial. 17; Idioma nativo: 33; 59 ...los puertorriqueños coinciden Incompatibilidad del idioma espa- con firmeza en que el español ñol y la estadidad: 3-6 debe mantenerse como nuestro Independencia: Creo con firmeza idioma... 20; El idioma no es ne- que nuestro pueblo debe encami- gociable... 21; ...hemos rechazado narse hacia una meta que le pro- todos los intentos realizados para porcione el mayor grado de liber- destruir la unidad lingüística de tad política y seguridad económi- Puerto Rico. 24; ...mientras el po- ca dentro de un marco de estre- der para tomar las decisiones fun- chas y singulares relaciones con damentales ... resida en los Esta- 214 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

dos Unidos, no podremos detener conservado el idioma porque así el proceso de transculturación... lo hemos deseado y querido, y por- 44; ...determinación del país a que para lograrlo hemos luchado continuar siendo lo que por su his- con valor y tesón. 67; ...surgieron toria y su naturaleza es: una na- en el horizonte los buques de gue- ción hispanoamericana. 52; El rra de una nación casi totalmente idioma español es dos veces nues- desconocida para nuestro pueblo, tro. Primero, por herencia. Segun- que reclamaba, en su ímpetu ava- do, porque no sólo lo hemos sabi- sallante, el dominio de nuestro te- do defender y retener frente a vio- rritorio y la dirección de nuestro lentos y persistentes ataques, sino espíritu. / Hagamos una pausa porque lo hemos enriquecido con para reflexionar sobre la natura- nuestras aportaciones literarias y leza del dominio que Estados Uni- lexicográficas. /...el idioma nacio- dos reclamaba en relación con nal de Puerto Rico como resulta- Puerto Rico. Pretendía no sólo el do no del azar histórico, sino de dominio de nuestro territorio y de la voluntad de lucha, de la deci- nuestra economía; reclamaba sión inquebrantable de este pue- también el dominio de nuestro blo... 55; ¿En cuáles otros países espíritu. / ...lo que más resiente un existe un sistema educativo en el pueblo (más que la pérdida de sus cual se enseñe obligatoriamente bienes materiales) es que se le tra- un idioma extranjero desde el pri- te de imponer una transmutación mer año de escuela elemental? de su ser, de su personalidad, de Contestación: En ninguno. ... ¿Es su identidad. /...Estados Unidos, Puerto Rico la excepción por ra- pueblo joven, con el ímpetu irre- zones pedagógicas y culturales o frenable de la temprana juventud, por razones políticas? 56; ...Puer- y falto de experiencia en el trato to Rico ha vivido en un estado de con otras naciones, intentó hacer directa subordinación a los valo- con Puerto Rico lo imposible: la res políticos, culturales y morales transmutación de nuestra perso- de otro país y sometido a un in- nalidad. 74-75; ...el proceso de tenso y sistemático proceso de transculturación tuvo como prin- transculturación en todos los ór- cipal instrumento la escuela pú- denes de su vida. 66; Este pueblo blica, en donde el idioma español ha librado y libra, en este momen- quedó relegado a la categoría de to, una recia lucha por conservar una simple asignatura. 75; Fue en su lengua, que es como decir por 1898 cuando empezó la verdade- conservar su vida. / ...nuestros ra batalla, la radical confrontación abuelos, hubieron de oponer un entre las formas de vida de la na- NO a las numerosas e insistentes ción puertorriqueña y la del gigan- tentativas de suplantación de te en ciernes, que luego habría de nuestro idioma, de la misma ma- convertirse en el más grande po- nera que nosotros hemos respon- der que ha conocido la historia. dido y mil veces responderemos 107-108; El presidente McKinley, con un rotundo NO cuantas veces en sus instrucciones al primer go- se repita la tentativa. /...hemos bernador civil, Mr. Allen, le dijo que su misión más importante era OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 215

“preparar a los puertorriqueños dos Unidos en Puerto Rico) ha ser- para la estadidad lo más rápida- vido como instrumento eficaz mente posible”. Esto implicaba, para sustituir gradualmente nues- desde luego, un previo proceso de tro idioma por el de los inversio- americanización masiva. / Desde nistas, empresarios y técnicos nor- el 1898 hasta la terminación de la teamericanos. 145; Pero en Puer- Segunda Guerra Mundial, en to Rico —dada su anormal situa- 1945, los principales medios uti- ción de subordinación política, lizados con el propósito de suplan- económica y cultural a los Esta- tar nuestro idioma y cultura fue- dos Unidos— más que interferen- ron: la actividad oficial, la escue- cia lo que existe es una peligrosa la pública, y las instituciones reli- pugna entre el español y el inglés... giosas. 108; ...cupo el honor y la 154; Nadie debe apelar a la virtud gloria a la Asociación de Maestros puertorriqueña de la hospitalidad de Puerto Rico de dirigir la gran para pretender justificar la viola- lucha que culminó ... en el decre- ción del derecho de Puerto Rico a to de 1949 ... que estableció, en mantener su idioma y su cultura forma definitiva, la enseñanza en en el mismo nivel de dignidad que el vernáculo en las escuelas públi- se le reconoce a otros idiomas y cas de Puerto Rico. / La segunda culturas. 190 etapa en el proceso para despla- Minorías de los Estados Unidos: zar el idioma y la cultura puerto- No basta ... con defender el idio- rriqueña comenzó después de la ma en Puerto Rico como lo hacen terminación de la Segunda Gue- los mexicanos o los neoricans en rra Mundial ...[con] la acelerada los Estados Unidos. / El pueblo expansión a Puerto Rico de las po- puertorriqueño es una nación, no derosas fuerzas económicas e in- una minoría nacional o grupo cul- dustriales de los Estados Unidos. tural. 23 109-110; La expansión económi- Momento histórico: ...el momento ca norteamericana, y la llegada de histórico que vivimos exige la con- los inmigrantes, se inició en un frontación total con las fuerzas momento en que Puerto Rico no asimilistas que conducen el país tenía, como no tiene aún, los po- hacia su entrega definitiva. 47; ¡Ya deres para controlar y ordenar es tiempo de que nos enfrentemos esas influencias en orden a la pro- al problema de nuestra supervi- tección y resguardo de sus propios vencia colectiva...! 49 intereses. 110; Hablemos con Neoricans: ...emigrantes puertorri- franqueza ... no es posible el lo- queños los cuales, en su mayor gro total de sus “ideales” anexio- parte, regresan a su país de ori- nistas y asimilistas sin que se res- gen transformados cultural y si- tablezca en todas las escuelas pú- cológicamente en seres margina- blicas y privadas de Puerto Rico les: no son ni puertorriqueños ni la enseñanza de todas las materias norteamericanos. Alguien los ha en el idioma inglés. 129; El actual llamado nuestros mozárabes. 110 proceso de industrialización (que Peligrosa disociación: Resulta su- en su mayor parte es una exten- mamente peligroso para la vida sión de la economía de los Esta- social esa disociación entre el 216 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

mundo político y económico, y los evitar que la metrópoli envíe nues- altos valores de la cultura. 72 tros hijos a sus guerras; si no está Peligroso dualismo: ...los puertorri- en nuestras manos determinar queños han vivido, en su gran quiénes son las personas que de- mayoría ... entregados a un anor- ben o no entrar a nuestro territo- mal y peligroso dualismo sicoló- rio; si carecemos de autoridad gico-político... / La experiencia ha para dirigir y ordenar el desarro- comprobado que, bajo los Estados llo de nuestra industria, economía Unidos, este dualismo, este ser y y comercio; si no controlamos no ser, nos llevará eventualmente nuestras comunicaciones con el a la desaparición como pueblo his- exterior ni tenemos pleno domi- panoamericano. ¡Pero aún esta- nio sobre las internas; si no pode- mos a tiempo para salvarnos! 49 mos, en fin, tomar nuestras pro- Reforma escolar, inconclusa: pias decisiones sobre los asuntos ...¿por qué el Secretario de Ins- que nos atañen como pueblo, aun- trucción no formula un plan para que el Gobernador y los miembros que se enseñe en español a los del gabinete, los senadores, los re- alumnos de nuestras escuelas pri- presentantes y el Jefe de la Policía vadas? 15; ...confiar en que, en un sean puertorriqueños, no podre- futuro próximo, nuestro sistema mos subsistir como nación. 46; escolar se pondrá a tono con lo Ningún país puede subsistir si no que es norma universal en el cam- elimina a tiempo las causas po de la pedagogía. 34; ...hay to- generadoras de su propia disolu- davía millares de escolares puer- ción. Nada que no sea la transfe- torriqueños que reciben la educa- rencia de la soberanía a Puerto ción en inglés en muchas escue- Rico, llámesele como se le llame las privadas que se obstinan en al sistema político resultante, po- impartir la enseñanza en dicho drá darnos el poder necesario para idioma. El problema tiene vastas eliminar el peligro que se cierne repercusiones culturales. 53; El sobre nuestra existencia misma. sistema educativo de Puerto Rico 48; Cincuenta años después de la debe colocarse a la altura del de- muerte de este ilustre paladín de sarrollo ascendente que ha tenido, la libertad, de la lengua y de la y tiene, el país en su ruta hacia la raza, ante su tumba nos pregun- total afirmación de su personali- tamos: ¿Ha variado fundamental- dad como pueblo hispanoameri- mente la situación puertorrique- cano. 61 ña? ¿Somos los dueños de nues- Soberanía: Sólo [con la soberanía] tro propio destino? / Setenta años en manos de nuestro pueblo po- después de la llegada del General dremos ordenar juiciosamente Miles a la bahía de Guánica, los nuestra economía y proteger con puertorriqueños no disfrutamos efectividad nuestro idioma y cul- en la actualidad ni siquiera de los tura. 19; Si los puertorriqueños no derechos colectivos que nos reco- tenemos el poder de fijar nuestros noció la Carta Autonómica conce- propios aranceles de aduana, ni de dida por la monarquía española el establecer relaciones diplomáticas 25 de noviembre de 1897. 118 con otras naciones; si no podemos Subordinación del idioma español OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 217

por parte de las empresas nor- píritu dejen de orientar las deci- teamericanas: 7-10 siones que surgen del ejercicio de Subordinación política: ...presente esos poderes. 72 régimen de subordinación políti- Vernáculo: 8; 12; 34; 58; 68; 83; 87; ca, cultural y económica ... ame- 90; ...¡aunque parezca increíble!, naza con destruir nuestra existen- se inducía a los estudiantes puer- cia como Pueblo. 50 torriqueños a menospreciar su Valores del espíritu: No se trata, por idioma vernáculo y su propia cul- supuesto, de exigir que el poder tura. 108; 111; 113; 115; 133; 135; político y económico esté en ma- 144; 146; 147; 163; 164; 166; 167; nos de los intelectuales, sino de 171; 173; 174; 176; 178; 182; 197 evitar que los altos valores del es- 218 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 219

TABLAS DE CONTENIDO DE LOS OTROS TEMAS TOMO DE POLÍTICA

Prefacio al tema de Política por Eladio Rodríguez Marxuach...... xv

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS Ante la victoria (En torno a la Guerra Civil Española)...... 3 La enseñanza de nuestra historia ...... 6 El mensaje de Martí ...... 8 Consideraciones sobre Juan Jacobo Rousseau ...... 10 La democracia y el método de la violencia ...... 15 En defensa de la Democracia ...... 19 Lo que no se dice sobre nuestro desarrollo económico ...... 23 La fórmula fallida ...... 35 Muñoz Marín y los aranceles ...... 41 El ingreso per cápita colonialista ...... 46 La cuestión de las minas ...... 50 La razón de la soberanía ...... 53 El regreso a la seguridad y tranquilidad ...... 63 El juramento de la bandera ...... 66 ¿Subsidio para las escuelas privadas? ...... 71 ¿Ciudadanos o súbditos? ...... 76 Puerto Rico: portaviones nuclear ...... 81 Los norteamericanos emigran ...... 86 Los micronesios rechazan el ELA ...... 90 ¿Existe la democracia en Puerto Rico? ...... 94 Puerto Rico: ¿Nación o Pueblo? ...... 99 ¿Son respetables todas las fórmulas de status? ...... 105 Las causas de la violencia...... 111 La ciudadanía: caso de conciencia ...... 116

219 220 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Puerto Rico y la Carta de Paulo VI ...... 122 Los opositores de la autonomía ...... 127 Lo más importante ocurrido en Puerto Rico en la última década ...... 132 Voto presidencial, ¿paso a la asimilación? ...... 135 El heroísmo de Joaquín Parrilla ...... 138 Los 100 abogados y la ciudadanía puertorriqueña ...... 142 La Fortaleza: entrega de un símbolo ...... 148 Independencia, igualdad y libertad ...... 154 Unión con Estados Unidos significa subordinación total ...... 158 El Partido Independentista Puertorriqueño y la democracia ...... 162 Posiciones inaceptables sobre status ...... 166 Los opositores de la autonomía ...... 170 La tristeza de Eugenio María de Hostos ...... 174 La destrucción de un mito ...... 178 El día de Jorge Washington ...... 182 El episodio de míster Hoyt ...... 186 ¿Cuál es nuestra nación? ...... 190 El resurgir de la intolerancia ...... 194 El doctor Cruz y su concepto de nación ...... 198 ¿De quién será nuestro petróleo? ...... 202 ¿Cómo debe llamarse el PIP? ...... 206 La resistencia puertorriqueña ...... 210 Nuestro complejo de pequeñez ...... 214 Desempleo y ocupación: el caso de Cuba ...... 218 El anacronismo de Romero Barceló ...... 222 Nuestro subdesarrollo político ...... 226 El piquete de la extrema izquierda contra la familia Ferré...... 230 Hacia la Asamblea Constituyente ...... 234 La carta de Benítez a Kissinger ...... 238 Crecimiento de la conciencia nacional ...... 242 Conciencia nacional: idea y realidad ...... 247 Puerto Rico y las Naciones Unidas ...... 251 El secuestro del Grito de Lares ...... 255 Hacia la culminación puertorriqueña ...... 259 Puerto Rico - EEUU: ¿Quién ayuda a quién? ...... 263 Las intervenciones de Maurice Ferré ...... 267 El triunfo de Culebra ...... 271 Los activistas de izquierda y la pena de muerte ...... 275 Romero Barceló y nuestra bandera ...... 279 Sobre brujas y pelucas ...... 283 Tres grandes frustraciones ...... 287 El asimilismo de la izquierda ...... 291 El valor de nuestra bandera ...... 295 El colmo del asimilismo ...... 299 La crisis: reto a la imaginación ...... 303 El caso Hoyt: réplica a Benítez ...... 306 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 221

Asignaciones de EEUU: ¿ayuda o aportación? ...... 310 Asignaciones de EEUU: realidad y fantasía ...... 314 La apertura hacia Venezuela ...... 318 La caja de resonancia marxista ...... 322 Los enemigos de la libertad...... 326 La ciudadanía puertorriqueña ...... 330 ¿Se debe reglamentar la escuela privada? ...... 334 ¿Deben prohibirse los ?...... 338 La letra de nuestro himno ...... 341 Bicentenario y asimilismo ...... 344 Los bonos puertorriqueños ...... 348 La arrogancia del presidente Ford ...... 352 Una confrontación histórica ...... 356 La intromisión del presidente Ford ...... 360 Hacia la reafirmación de Puerto Rico ...... 365 ¿Hay sobrepoblación en Puerto Rico? ...... 369 La gesta de Puerto Rico ...... 373 El éxito de Las Navieras ...... 377 La cultura como arma política...... 382 Interdependencia y colonialismo ...... 386 Las elecciones: ¿Serán plebiscitarias? ...... 390 La razón moral de las Naciones Unidas ...... 394 Al rescate de nuestra agricultura ...... 398 2 de noviembre: la gran decisión ...... 402 Allende: ¿Socialismo con libertad? ...... 406 Taínos, negros y españoles ...... 410 Los extremos políticos en Puerto Rico ...... 414

PALABRAS La última gestión patriótica de Gilberto Concepción de Gracia: su petición al obispo Parrilla...... 421 147 Aniversario del Natalicio de Román Baldorioty de Castro ...... 426 Betances en el 142 Aniversario de su Natalicio ...... 431 Tributo a José de Diego ...... 435 103 Aniversario del Natalicio de José de Diego ...... 439 Don Antonio Ayuso Valdivieso ...... 446 En ocasión del 97 Aniversario del Natalicio de don Pedro Albizu Campos ...... 451 Vigencia de Baldorioty de Castro ...... 456 Celebración del 107 Aniversario del Natalicio de José de Diego ...... 461

DISCURSOS Descolonización y justicia económica: retos fundamentales del momento histórico puertorriqueño ...... 469 222 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

PONENCIAS El caso de Puerto Rico ante el Congreso de los Estados Unidos, tesis planteada al Congreso Anticolonialista ...... 489 La personalidad cultural de Puerto Rico y el status político ...... 499

I. PUERTO RICO EN EL 1898 ...... 501

II. EL RÉGIMEN COLONIAL NORTEAMERICANO: SU PRIMERA ETAPA (1898-1952) ...... 503

III. LA ESTADIDAD Y LA PERSONALIDAD CULTURAL PUERTORRIQUEÑA ...... 505 A. La estadidad desde el lado norteamericano: los hechos socioculturales ...... 505 B. La estadidad desde el lado norteamericano: la actitud de los dirigentes ...... 507 C. La estadidad y el pluralismo cultural ...... 569 D. La estadidad vista por los anexionistas puertorriqueños ...... 510 IV. EL RÉGIMEN COLONIAL; SU SEGUNDA ETAPA: EL ESTADO LIBRE ASOCIADO NO SOBERANO...... 515 A. La labor puertorriqueñista del Estado Libre Asociado...... 516 B. La situación real de la cultura ...... 517 C. El caso de la escuela privada ...... 518 D. La norteamericanización de las profesiones ...... 521 E. Las actividades militares ...... 524 F. La incomunicación con el mundo hispanoamericano ...... 525 G. La Iglesia Católica y la norteamericanización ...... 526 H. La actividad económica colonial y sus efectos culturales ...... 528 I. El deterioro de la personalidad puertorriqueña bajo el Estado Libre Asociado ...... 529 J. La crisis moral y cultural de Puerto Rico ...... 532 V. EL PRESENTE ESTADO DE NUESTRA PERSONALIDAD CULTURAL: MIRADA AL FUTURO ...... 535

NOTAS...... 539

El Proyecto de Plebiscito: por qué no debe ser aprobado ...... 541

ENSAYOS La independencia: análisis histórico y visión del futuro. De las generaciones del miedo a la generación de la libertad ...... 553 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 223

CARTAS PÚBLICAS Dice PAC no debe prestarse a legitimar Plebiscito propuesto por gobernador Muñoz Marín ...... 595 Carta pública al señor Arzobispo de San Juan, monseñor Aponte Martínez, sobre el repique de campanas el 4 de julio ...... 600

DECLARACIONES En torno a la conferencia de Vincenty en la UPR ...... 609 Catedrático ve peligros para la UPR en proyectos 23, 24 y 25...... 611 Espérase reunión de profesores para tratar decisión Junta UPR ...... 614 Alegan no existe normalidad en UPR ...... 617 Después de las elecciones del 4 de noviembre de 1948 ...... 619 Muñoz trata de dividir a católicos ...... 620 Refuta tesis religiosa de Muñoz Marín ...... 622 Dice el resultado de los comicios fue rechazo a la Estadidad ...... 624 Ve en Estadidad “fórmula de muerte” ...... 627 Censura a Antonio Luis Ferré por relegar status ...... 630 Afirma que el plebiscito perpetúa Statu Quo ...... 634 Llama “aventura antipatriótica” gestiones del Dr. Álvarez Silva ...... 636 Afirma soberanistas van ganando fuerza ...... 638 Alega SIP sólo recibió versión oficial coloniaje ...... 640 Comenta declaraciones del Dr. Mellado sobre los propósitos fundamentales de la educación en Puerto Rico ...... 643 Ve necesario crear otro grupo político independentista ...... 646 Urge pesquisa abogados sobre juramento bandera ...... 648 Le aclara al gobernador Ferré los conceptos de patria y nación ...... 651 Ve destitución del rector Díaz González como retroceso ...... 654 Salvador Allende tiene derecho a pedir la independencia para Puerto Rico ...... 657 Objeta el matiz político de las fiestas del 450 Aniversario de San Juan ...... 659 “No se nos ha ofrecido opción justa y digna” ...... 661 Tradición del 12 de octubre amenazada por ley 88 ...... 664 La Fortaleza es puertorriqueña ...... 666 Mis diferencias con el PIP ...... 668 El nuevo rumbo ideológico del Partido Independentista Puertorriqueño...... 670 Ya pasó el riesgo de que Castro pudiese exportar su revolución ...... 672 224 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Sobre la abusiva práctica de establecer piquetes de protesta frente a las residencias privadas ...... 674

ENTREVISTAS Un frente para derrotar al partido de Ferré ...... 679 Discrepo de Fidel y de Mari Brás ...... 687 Insta formar partido independentista que represente ideal social-demócrata en Puerto Rico ...... 692

CARTAS Y TELEGRAMAS A Francisco Díaz Marchand: sobre estudios para el concepto de concesiones recíprocas de derechos de ciudadanía ...... 701 A Ramón Mellado: sobre titular que la prensa dio a sus declaraciones ...... 703 A la Reverenda Madre Rosa Arzuaga: sobre juramento a la bandera americana en el Colegio de las Madres, del Sagrado Corazón ...... 705 Al Secretario de Instrucción Pública: sobre juramento a la bandera americana en las escuelas privadas ...... 707 A Clemente Pereda: debemos poner nuestra confianza en Dios y en la Patronade la Nación Puertorriqueña ...... 709 A monseñor Luis Aponte Martínez: sobre el repique de campanas el 4 de julio ...... 711 A Rubén Berríos Martínez: al ser encarcelado por su defensa de la Isla de Culebra ante bombardeos de la Marina de Guerra de los Estados Unidos ...... 713 Correspondiéndole la invitación al gobernador Luis A. Ferré: sobre el problema de los actos de violencia política en Puerto Rico ...... 715 Al gobernador Luis A. Ferré: sobre el problema de los actos de violencia política en Puerto Rico; (continuación) ...... 717 Carta de Declaración Conjunta del Gobernador de Puerto Rico, Hon. Luis A. Ferré, y el licenciado Eladio Rodríguez Otero: sobre el problema de los actos de violencia política en Puerto Rico; (continuación) ...... 719 A don Juan de Jesús Medina: sobre la unidad de los independentistas ...... 721

GESTIONES COLECTIVAS CARTAS PÚBLICAS Mensaje cursado a don Luis Muñoz Marín con relación al Plebiscito ...... 727 Acusan al senador José Arsenio Torres de querer plebiscito colonial ...... 729 Puerto Rico: U.S. Colonial Possession...... 734 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 225

DECLARACIONES

Fijando responsabilidades: destacados líderes del Partido Independentista Puertorriqueño analizan los sucesos ocurridos en Puerto Rico durante la semana del 30 de octubre de 1950 ...... 741 Grupo de 13 ciudadanos exhorta a unión de puertorriqueños ...... 749 Grupo “Unión Puertorriqueña” impulsaría un proyecto pro “ ELA con soberanía” ...... 753 Grupo instituye aquí “Congreso Anticolonialista”: ...... 758 Dice solución de status deberá estar basada en soberanía ...... 761 Congreso Anticolonialista laborará hasta lograr la solución del status de Puerto Rico ...... 763 Llamamiento a las Naciones Unidas y a los Estados Unidos de América para evitar la repetición de una injusticia ...... 766 Congreso Anticolonialista hace pronunciamiento sobre informe del status ...... 777 Congreso Anticolonialista apela a las Naciones Unidas para que gestione soberanía para el ELA ...... 784 El caso de Puerto Rico: un “Plebiscito que no es plebiscito” ...... 788 Manifiesto Soberanista dirigido al Pueblo de Puerto Rico ...... 796 Organizan en San Juan la Fundación Juan XXIII ...... 820

CARTAS Y TELEGRAMAS Grupo puertorriqueño expone al Papa falta soberanía de la Isla ...... 825 Al Secretario General de las Naciones Unidas, solicitando traspaso Castillo del Morro al Gobierno de Puerto Rico ...... 827 Al señor Turner Catledge, director ejecutivo del New York Times: sobre carta del senador Luis Muñoz Marín ...... 831 Al Presidente de México, solicitándole se incluya a Puerto Rico en pacto antinuclear...... 834 Al Presidente de la República Dominicana, solicitándole excuse palabras absurdas de Muñoz Marín ...... 837 Al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, agradeciéndole decisión de incluir a Puerto Rico en zona del tratado anti-nuclear ...... 839 Al Presidente del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, ante falsas afirmaciones del gobierno de los Estados Unidos ...... 841 Al Presidente de las Naciones Unidas, advirtiéndolo del falso Plebiscito ...... 845 Al Presidente de los Estados Unidos, rechazando el falso Plebiscito ...... 847 226 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Al Presidente de los Estados Unidos, urgiéndole a poner en práctica los postulados de la república norteamericana ...... 849 Catedráticos, escritores y profesionales católicos protestan por declaraciones del Arzobispo de Santa Fe, monseñor James P. Davis, al manifestarse partidario de la anexión de Puerto Rico ...... 852 A monseñor Antonio del Giudice, Nuncio de Su Santidad: sobre repique de campanas el cuatro de julio ...... 854 Al Presidente de los Estados Unidos, solicitándole se restaure la validez de la ciudadanía puertorriqueña ...... 856 Al senador William J. Fulbright, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, sobre tratado antinuclear ...... 860

ÍNDICE ONOMÁSTICO ...... 863 ÍNDICE ANALÍTICO ...... 889 TABLAS DE CONTENIDO DE LOS OTROS TEMAS ...... 971 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 227

TOMO DE RELIGIÓN Y MORAL

Prefacio al tema de Religión y Moral por Eladio Rodríguez Marxuach ...... xiii

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS A nuestros compañeros universitarios ...... 3 Los nuevos intelectuales ...... 5 Los de mente moderna y su tolerancia ...... 8 La opinion pública ...... 12 Yo soy católico ...... 16 Contestando a dos compañeros universitarios ...... 21 Materialismo ...... 24 Femineidad y virtud...... 29 Rousseau y el liberalismo ...... 33 El movimiento Yocista...... 37 La visita de Paulo VI a las Naciones Unidas ...... 44 La Iglesia, los obispos y la política ...... 52 ¿Quiénes realmente “hacen política”? ...... 56 El aborto: el debate sobre la liberación de las leyes ...... 61 La subordinación moral ...... 64 Las Casas: precursor de los Derechos Humanos ...... 67 El Día de los Inocentes ...... 72 El proyecto de la enseñanza religiosa...... 76 Pornografía y moral pública ...... 80 Negación de la Navidad: en torno a los materialismos marxista y capitalista ...... 85 El presidente Ford y el derecho a la vida ...... 89 La estadidad: legalización del aborto ...... 93 Otra vez: La estadidad y el aborto ...... 97

PONENCIAS Y DISCURSOS Los candidatos a la gobernación y el voto de los católicos ...... 103 La socialización en la encíclica Madre y Maestra ...... 124 Exhorta rechazar violencia ...... 134 Centenario de la Abolición de la Esclavitud en Puerto Rico ...... 139

CARTAS PÚBLICAS, DECLARACIONES, TELEGRAMAS Y ENTREVISTAS Contesta a los opositores del Plan Gallardo para la enseñanza religiosa ...... 167 Cree protestantes no deben temer ...... 172 228 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Aboga por eliminar el laicismo escolar ...... 175 Insta acción contra leyes eugenésicas ...... 178 Unión Pro Defensa de la Moral Natural llevaría caso ante Tribunal ...... 180 Alega medida creando sistema de instrucción pública laica en Puerto Rico es desorientadora ...... 182 Acusa a juez de una actitud anticatólica ...... 184 Villares se excomulga ...... 186 Sobre la escuela católica y la Constitución, refuta cuestión que planteó el Lic. Jaime Benítez ...... 188 Pide acción contra el laicismo ...... 191 Dice PIP hizo promesa de enseñanza religiosa ...... 194 Refuta opinión del gobernador Muñoz Marín sobre la Carta Pastoral ...... 196 Revela Iglesia estuvo lista a avenencia, informan Muñoz rechazó gestión ...... 199 Felicita al papa Paulo VI por la encíclica De la Vida Humana ...... 201 Rechaza exhortación de biólogo a católicos de Puerto Rico...... 202 Expresa indignación por expresiones racistas del señor Warfel ...... 204 Sugiere celebrar Sínodo de la Iglesia Católica en Puerto Rico ...... 206 Carta Pública al gobernador Ferré; lo exhorta a desistir de plan neomaltusiano ...... 209 Sugiere a los Obispos de Puerto Rico el organizar marcha en contra del aborto ...... 212 Felicitación a monseñor Fremiot Torres Oliver por defender principios de la Iglesia ante plan del Gobierno para el control de la población ...... 213 Acuerdo y desacuerdo con monseñor Parrilla ...... 214 Considera injusto que los Estados Unidos implante la práctica del aborto en Puerto Rico ...... 217 Insta al Gobierno a actuar contra la pornografía ...... 220 Denuncia, en carta pública, plan del gobierno del gobernador Hernández Colón para detener el crecimiento de la población mediante programa masivo de esterilización ...... 223 Frente de resistencia contra el control poblacional (entrevista en la “Revista Avance”) ...... 226

GESTIONES COLECTIVAS

CARTAS PÚBLICAS Y DECLARACIONES Declaran que continúan las violaciones a la Moral Natural; sostienen gobierno apoya esterilización ...... 235 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 229

Nueva asociación declara combatirá violación de los derechos naturales. La Unión Pro Defensa de la Moral Natural emite Manifiesto. Atacan práctica de esterilizaciones ...... 239 Sobre esterilizaciones: Unión Pro de Defensa de la Moral Natural dice no podrán desviar atención del pueblo ...... 243 Sobre Programa de Esterilizaciones; Unión Pro Defensa de la Moral Natural: semanario católico contesta al doctor Pons ...... 246 Católicos piden Constitución prohiba las esterilizaciones. Solicitan proscriban propaganda neomaltusiana. Señalan violaciones a principios de la Moral Natural ...... 250 La Unión Pro Defensa de la Moral Natural y la nueva Constitución de Puerto Rico ...... 253 Destacan progreso de lucha antimaltusiana ...... 256 Al Comisionado de Salud: exigen a Pons muestre el récord de esterilizaciones ...... 258 Unión Pro Defensa de la Moral Natural rechaza tesis de que Estado debe tener preponderancia exclusiva en Educación ...... 260 Afirman ninguna persona que respete principios de Moral Natural puede ratificar, en referéndum, la Carta de Derechos ...... 263 Constitución vulnera los Derechos Naturales, afirman líderes de la UDMN ...... 266 Principios UDMN coinciden con los de los Obispos de Puerto Rico ...... 269 UDMN afirma que se impone renuncia del Secretario de Salud ...... 272 Respaldan manifestaciones del obispo McManus ante los abusos del poder público ...... 274 53 católicos protestan ante el Vaticano declaraciones del obispo McManus manifestándose partidario de la anexión de Puerto Rico ...... 277 Profesores de la Universidad de Puerto Rico y profesionales dicen: “Allí está la Iglesia donde están los Obispos. Obedecemos a nuestros legítimos pastores”...... 279 A los Excelentísimos y Reverendísimos señores Obispos de Puerto Rico: nuestro homenaje de admiración y gratitud ...... 288 Carta pública al Delegado Apostólico para Puerto Rico ante declaraciones que desfiguran la realidad del catolicismo puertorriqueño ...... 291 Carta pública al Arzobispo de San Juan: sobre el proceso de suplantación de la personalidad cultural de los estudiantes puertorriqueños en las escuelas católicas 230 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

dirigidas por religiosos y religiosas procedentes de los Estados Unidos ...... 305 Carta pública a los Obispos de San Juan, Ponce, Arecibo y Caguas: sobre el plan para el control de la natalidad del gobernador Ferré ...... 310 El Programa de Control de la Natalidad y la doctrina de la Iglesia Católica ...... 314

CARTAS Y TELEGRAMAS A Miguel Angel García Méndez y todos los senadores y representantes para que incorporen a las leyes de Puerto Rico varios principios morales ...... 319 A monseñor Luis Aponte Martínez: aclarando la errónea interpretación de la prensa de la carta de los veinticinco católicos ...... 321 A los miembros de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña: sobre el plan del gobernador Ferré para el control de la natalidad ...... 323 Cablegrama cursado por cincuenta miembros del Colegio de Abogados al Presidente del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, su Excelencia Salim Ahmed Salim, respecto al grave problema que plantea para Puerto Rico la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos sobre el aborto ...... 326 A monseñor Luis Aponte Martínez y otros obispos: pidiendo intervención para impedir plan de esterilización por parte del Gobierno ...... 329

CAMPAÑA PRO OBISPOS PUERTORRIQUEÑOS

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS El colonialismo eclesiástico en Puerto Rico (La situación de la Iglesia en Puerto Rico) ...... 335 ¿Hacia dónde van nuestros Obispos? ...... 340

DECLARACIONES Y CARTAS Pide el nombramiento de obispos puertorriqueños. Manifiesta que permanencia de obispos americanos en diócesis es anacrónica ...... 347 Con relación a la solicitud de obispos nativos, cita un artículo del obispo Sheen publicado en The Register ...... 350 Insta dirigirse a Santa Sede para pedir obispos nativos ...... 353 Carta al padre Julio R. de Escobar, S.J., sobre la formación de los sacerdotes puertorriqueños e importancia de que los Obispos sean puertorriqueños ...... 357 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 231

Tacha de gratuitas y falsas las afirmaciones del semanario El Debate ...... 360 Reafirma que el semanario El Debate falta a la verdad. Discrepa de monseñor McManus ...... 363 El trasfondo histórico y la significación de la elevación del señor Arzobispo de San Juan al Colegio de Cardenales ...... 366 Al señor Andrew Viglucci por considerar al arzobispo Aponte Martínez como cardenal norteamericano ...... 370 Contestación al señor De la Cruz Hermosilla sobre las ideas políticas de los Obispos de Puerto Rico ...... 372

GESTIONES COLECTIVAS

DECLARACIONES Se sienten satisfechos con declaraciones de Roma ...... 379 Crean Comité Pro Obispos Puertorriqueños ...... 382 Comité Pro Obispos Nativos envía carta pública a cardenales y reyes ...... 384 ¿Por qué queremos obispos puertorriqueños? ...... 386 Comité insta al Papa a que se nombren obispos puertorriqueños ...... 391 Expresan júbilo ante designación del Obispo Auxiliar de San Juan ...... 394 Comité Pro Obispos Puertorriqueños niega intenciones políticas ...... 396 Disuelven Comité Pro Obispos Puertorriqueños ...... 398

CARTAS Y TELEGRAMAS Piden al Papa designación de obispos puertorriqueños ...... 401 Comité Permanente Pro Obispos Puertorriqueños al padre Guillermo Gaudreau, Rector de la Orden Redentorista, sobre la formación de los seminaristas puertorriqueños ...... 406 Observaciones en torno a la formación cultural de los candidatos a obispos en Puerto Rico ...... 409 Comité Pro Obispos Puertorriqueños agradece a SS Paulo VI la designación de prelados y felicita a los nuevos obispos ...... 411 A Su Santidad Paulo VI agradeciendo el nombramiento de obispos autóctonos y el primer cardenal puertorriqueño ...... 413

ÍNDICE ONOMÁSTICO ...... 415 ÍNDICE ANALÍTICO ...... 431 APÉNDICE ...... 483 TABLAS DE CONTENIDO DE LOS OTROS TEMAS ...... 493 232 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

TOMO DE ATENEO

Prefacio al tema del Ateneo por Eladio Rodríguez Marxuach ...... ix

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS El Libertador en Vieques ...... 3 Los noventicinco años del Ateneo...... 6 Defensa y elogio de José Julián Acosta ...... 11 Confrontación ideológica en el Ateneo ...... 15 Los 99 años del Ateneo ...... 18 Reafirmación del Ateneo ...... 22 Símbolos para un Centenario ...... 26 Perfil de Samuel R. Quiñones ...... 30

DISCURSOS Clausura de los Juegos Florales en celebración del 450 Aniversario de la Ciudad de San Juan, capital de Puerto Rico...... 37 El Ateneo Puertorriqueño: examen del pasado y perspectiva del futuro ...... 43 La libertad de prensa en Puerto Rico ...... 74 Elogio a Tomás Blanco ...... 88 Ateneo: ¿Templo de una sola ideología? ...... 97 En el Centenario del Ateneo ...... 128 Acto de Clausura del Año del Centenario del Ateneo Puertorriqueño ...... 145 PALABRAS Homenaje a don Emilio S. Belaval ...... 153 Simón Bolívar y Puerto Rico...... 158 Homenaje a don Jesús Figueroa ...... 165 Lares y el Ateneo Puertorriqueño ...... 170 Juan Ponce de León, fundador del Pueblo Puertorriqueño ...... 176 En ocasión de los Certámenes del Ateneo en el Festival de Navidad ...... 179 In Memoriam de don Ramón Menéndez Pidal ...... 185 Homenaje del Ateneo a José M. Lázaro ...... 189 En el 186 Aniversario del Natalicio de Simón Bolívar ...... 194 In Memoriam del doctor Guaroa Velázquez ...... 198 En honor a Andrés Salvador Vizcarrondo y Ortiz de Zárate ...... 202 La escultura de Betances de don Pablo Serrano...... 205 Homenaje a Román Baldorioty de Castro...... 208 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 233

Homenaje a Simón Bolívar ...... 213 Bolívar en la Isla ...... 216 Homenaje a Luisa Géigel de Gandía y a Guillermo Silva ...... 219 Condecoración a Concha Meléndez ...... 223 Ante la tumba de José de Diego ...... 228 Homenaje a los doctores Juan Augusto y Salvador Perea ...... 236 El Premio de Honor del Ateneo (doña Margot Arce de Vázquez, doña Concha Meléndez, don Lidio Cruz Monclova, don Evaristo Ribera Chevremont y don Augusto Rodríguez)...... 243 Homenaje póstumo a don Emilio S. Belaval ...... 248 En ocasión de la develación de un óleo de María de las Mercedes Barbudo ...... 254 En el Centenario del Natalicio de Jesús María Lago ...... 257 Premio de Honor del Ateneo con carácter póstumo a don Emilio S. Belaval ...... 265 La Galería de Puertorriqueños Ilustres, del Ateneo ...... 270 Premio de Honor al poeta Juan Antonio Corretjer ...... 276 El impacto de la radio y la televisión en la educación, la cultura y la vida puertorriqueña ...... 281 A cien años del natalicio de Ramón Ruiz Arnau ...... 286 En el Quinto Centenario del Natalicio de fray Bartolomé de las Casas ...... 300 Ante el féretro de don Luis Antonio Miranda ...... 304 Final de una Jornada ...... 307 Al ser reelecto Presidente del Ateneo Puertorriqueño ...... 312 El Ateneo y la clase médica ...... 314 Los Premios de Honor del Ateneo (Vicente Géigel Polanco, Francisco Matos Paoli y Samuel R. Quiñones)...... 318 La muerte de un poeta: Evaristo Ribera Chevremont ...... 322 Proclamación del Año del Centenario del Ateneo ...... 325 Apertura de las Jornadas del Centenario del Ateneo ...... 330 Clausura de las Jornadas del Centenario del Ateneo ...... 333 Luis Lloréns Torres: Poeta Nacional...... 336 El futuro del Ateneo Puertorriqueño ...... 340 Tres imágenes de Betances ...... 345 Develación del monumento a Elzaburu ...... 349 Reconocimiento y elogio de España ...... 352 Jesús María Sanromá: 60 años después ...... 357 Catorce maestros artesanos ...... 363 Jesús María Sanromá en el Teatro Tapia...... 365 Donación de un busto de Hostos ...... 368

CARTAS, TELEGRAMAs Y DECLARACIONES Propone que el Día de Acción de Gracias sea el 19 de noviembre...... 375 234 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO

Al Alcalde de Culebra, Honorable Ramón Feliciano: sobre su gallarda lucha frente a las pretensiones de la Marina de Guerra de los Estados Unidos ...... 378 A Ricardo Alegría, Director Ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña: reconociendo labor de dicho Instituto...... 380 Al Primer Ministro de la Unión Soviética, Leonidas Brezhnev: invocando principios humanísticos ...... 382 A Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español: sobre los derechos del Pueblo Vasco a su libre determinación...... 383 Carta al presidente Richard Nixon al declararse “La Fortaleza” monumento de los Estados Unidos ...... 385 Al Presidente de los Estados Unidos: solicitando indulto para cinco nacionalistas ...... 386 Llamamiento con motivo de la apertura del Año del Centenario de la Abolición de la Esclavitud en Puerto Rico ...... 387 Al gobernador Rafael Hernández Colón: sobre la celebración del Día de la Raza ...... 391 Al alcalde Carlos Romero Barceló: sobre el aprecio a la verdad histórica y la escultura del indio taíno ...... 393 Al senador Henry M. Jackson: en relación con las manifestaciones que hiciera en San Juan sobre la cultura puertorriqueña ...... 395 A su Excelencia Salim Ahmed Salim, Presidente del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas: sobre voto histórico en la ONU ...... 396 A los Presidentes de México, Colombia, Venezuela, y Panamá: sobre propuesta de estadidad para Puerto Rico ...... 397

GESTIONES COLECTIVAS

CARTAS Y TELEGRAMAS Al gobernador Luis A. Ferré: sobre los monumentos históricos ...... 403 Carta al Relator de las Naciones Unidas: sobre Puerto Rico, el Ateneo, y la ONU ...... 404

ÍNDICE ONOMÁSTICO ...... 409 ÍNDICE ANALÍTICO ...... 429 TABLAS DE CONTENIDO DE LOS OTROS TEMAS ...... 485 OBRAS COMPLETAS • IDIOMA 235 236 ELADIO RODRÍGUEZ OTERO