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Rábitas y Al-Monastir(es) en el norte y levante de la península de Al-Andalus

Francisco Franco Sánchez Unive؟¡itat d ’Alacant

A. Introducción der y vigilar la frontera contra los infieles». Consistía el en acudir a las fortalezas de la frontera a prestar un La importancia de la institución islámica del ribat servicio militar.3 Una abundante literatura piadosa, que viene determinada desde la misma doctrina púdica- se hace remontar al Profeta, exhorta a los musulmanes a da por el Profeta Mahoma. Así, hay cinco preceptos participar en la guerra santa, como uno de los preceptos básicos que todo creyente debe cumplir para ser con- fundamentales del .4 ­aunque, algunos autores han Pero, bien pronto, desapareció la posibilidad prácti ؛,sidei^do buen musulmán expresado que el sexto bien podría ser el yihad. Según ca de acudir a la guerra santa en su sentido primero y se afirma en los tratados religiosos el yih a d es la cumbre estricto, bien porque las autoridades legales encargadas de la perfección en la práctica musulmana, de modo que de organizarla se desentendían, bien porque las fronteras morir cuando se realiza es el camino más directo para quedaban lejos, etc. Para poder seguir cumpliendo este ir al Paraíso. También se le ha calificado como el mejor precepto fundamental, surgieron las rábitas. Éstas reúnen servicio que se le puede hacer a la comunidad de los las condiciones para poder realizar el obligado yih a d : creyentes, habiendo que resaltar la doble implicación de originariamente estuvieron situadas en las fronteras, salvación personal y patriotismo que supone tal precepto [M. Epalza, 1989, 234].2 3. M. DE Epalza ha resaltado que en la institución del ribat la En los primeros tiempos del Islam hubo una iden­ «salvación personal y patriotismo colectivo se unen sin nin­ tificación simple entre la expansión del imperio y la gún desequilibrio en la espiritualidad musulmana, donde la guerra por la religión, pero bien pronto los musulma­ política, con sus normas islámicas, es uno de los pilares de la religión» [1988, 234]. nes tuvieron que dedicarse a consolidar sus fronteras. 4. Entre los escritores occidentales, el magrebí Ibn Marzüq (s. Mahoma, según los hadices, aconsejó para ese momento XIV) recogió en su Musnad una serie de hadices del Profeta una manera peculiar de hacer el yihad: el ribat [O liv er que exhortaban a realizar el yihad: «Se nos ha transmitido de Asín, 1928, 359]. Etimológicamente significa «profesar Aba Hurayra: ‘Se le preguntó al Enviado de Dios: «¿Qué obra en una institución musulmana implantada para defen- es mejor?». respondió: «Creer en Dios y su Enviado”... vol­ vió a Preguntársele: «¿Y después?». Respondió: «La Guerra Santa» (...) Dijo el Enviado de Dios: «Dios ha asegurado a a^da), aquel que sale (a combatir) por Dios «y no le mueve (otro؛) Los cinco pilares del islam son: profesión de fe .1 ala), limosna (zaka), ayuno (del mes de rama^n, deseo) que combatir por mí, y porque tiene fe en Mí y cree en؟) oración Sobre ello remiti­ Mis Enviados», que le hará entrar en el Paraíso o le devolverá .(ووط) awm), y peregrinación a La Meca؟ mos a la clara exposición de Pareja F. M. et alii: Islamología, a la casa de la que salió, con la recompensa y el botín que Madrid, ed. Editorial Razón y Fe S. A., 1952-1954, pp. haya conseguido» Viguera, 1977, 320-321, en otro lugar de la 529-546, también en Pareja, F. M.: La religiosidad musul­ obra dice Ibn Marzuq: «Y tomándolo de Salman: ‘Oí decir al mana, Madrid, Editorial Católica (Col. Biblioteca de Autores Enviado de Dios: «El ribat de un día y de una noche por Dios Cristianos, n° 374), 1975, pp. 51-77. es mejor que el ayuno de un mes; y si muere se le cuenta el tra­ 2. El yihad, traducible en un primer momento como guerra santa bajo que estaba haciendo, otorgándosele su recompensa, que­ también puede adoptar otras formas, además de la militar, espe­ dando a salvo de los dos ángeles-jueces’. (...) Y tomándolo de cialmente para las moeres: el problema lo solventan los teó­ ‘Utman: «El Enviado de Dios dijo: ‘El ribat de un día por Dios logos musulmanes recordando un hadiz del Profeta en que se es mejor que mil días en obras semejantes que se emprendan en dice que el yihad de las moeres está en satisfacer a sus maridos el propio domicilio (...) Los hadices y tradiciones referentes al [Epalza, 1988, 234; 1989]. Sobre las excelencias de la muerte capítulo son muy numerosos. El ribat de vigilancia (del enemi­ en combate por el Islam hay una abundantísima literatura pane­ go) por Dios son de las mejores acciones que pueden llevarse gírica, que se remonta a los hadices del Profeta. a cabo» Ídem, pág. 330. F rancisco F ranco Sánchez terrestres o marinas -zonas en teoría expuestas a toda serie de ellas, pero no da más datos sobre sus orígenes clase de ataques- y había una organización que enseña­ o cronología. ba al mismo tiempo la mística de la defensa patriótica Siguiendo a j. Oliver Asín, M. Epalza afirma que del territorio musulmán y el cumplimiento de todos los a estas comunidades de musulmanes se las conoció en demás preceptos islámicos. Aunque generalmente al un principio como M onastir, nombre greco-latino que hablar del ribat se hable de «monjes» o de «conventos», ha originado la denominación de m onasterio como no pueden compararse los miembros de las Abitas con una residencia religiosa de monjes cristianos, tanto en los integrantes de instilaciones monásticas cristianas; no Oriente, como en Occidente. En el ámbito islámico, la se tr^ta de monjes musulmanes, puesto que la rábita es denominación alude a esta institución profundamente una fórmula puramente islámica, que une una actividad musulmana, difundida por Occidente desde el Monas® religiosa trascendente, espiritual y política, patriótica y de Tunicia: son los munastir(es), ribat(s) o m bita(s). «El militar, y porque, en ocasiones, los que acuden a ellas doblete tunecino «Ribat de Monastir» no indica más que ,una yuxtaposición onomástica de dos términos árabes ؛.también lo hacen con sus familias j. Oliver Asín [1928, 365-371], aporta una serie que aluden a la misma realidad, aunque en épocas dife­ de valiosos datos sobre la evolución del ribat en la rentes: hasta el siglo X I fAl-Munastír^, y desde el siglo Península Ibérica. En su criterio, las rábitas más anti­ XI ^iba^ Rabita)» [Epalza, 1989]. Esta diferencia en guas serían las de la frontera noreste con los cristianos, o cuanto a la denominación de la institución será un pri­ Marca Superior de Al-Andalus, mencionando como hue­ mer elemento de juicio a la hora de intentar una datación llas evidentes de esta institución islámica la presencia de de las mismas en Al-Andalus. sendos topónimos: Rápita en la provincia de Lérida y Posiblemente ha de retrotraerse desde el siglo XIII Rábita, cerca de Albarracín. Conforme va desplazándose -que propone j. Oliver Asín- a finales del s. X -comien­ la frontera hacia el sur por la presión de los cristianos, zos del XI el momento en que las rábitas se transforman encontramos una Rábida en Salamanca y, en el siglo X, en meros lugares de retiro espiritual, no quedándole de ؛.otras dos en Talavera y Toledo. En el siglo XI, con la militares más que el espíritu inicial de la institución entrada de los almorávides, parece tener esta institución Por el contrario, los que querían participar del auténtico un momento culminante, fruto de las doctrinas religio­ yih a d acudían a hacer el ribat a las diversas fortalezas sas de estos pueblos magrebíes, cuyo mismo nombre de las fronteras.’ murabit, tiene el significado de m oradores del ribat; por Como primera conclusión podemos afirmar que ello prolifer^ron las rábitas en la Península. Siguiendo a la rábita es el lugar donde se reúnen unos piadosos j. Oliver Asín, los almohades afirmaron su dominación musulmanes que desean cumplir con el precepto de la también en estos bastiones, aunque la frontera con los guerra santa. Aunque el yiha d tenga un carácter militar, cristianos se desplazaba cada vez más al sur. el carácter de la rábitas es más bien de tipo espiritual, Finalmente, es difícil -en su opinión- f^jar la época por lo que no forman parte del sistema defensivo militar en que la rábita tomo la apariencia puramente religiosa y las murallas que rodean el enclave son para su propia en el Islam andalusí. Posiblemente en el siglo XIII, la defensa. En un principio están ubicadas en las fronteras influencia religiosa oriental había ya obrado su influjo del Islam y en los cruces de caminos, allí donde hay agua transformador de esta institución, cuyo carácter religio­ y posibilidad de cultivo en sus alrededores. so-militar desaparecerá pronto. Convertidas entonces en eremitorios, vivirán en ellas algunos morabitos, en 6. De las fuentes árabes no parece poder deducirse un carácter torno a la tumba de un santo devoto, perdurando durante militar de las rábitas posterior al siglo XI. Más bien, al con­ largo tiempo en el reino de . Por tanto, para j. trario, cuando se las cita, se hace de pasada, aludiendo a la Oliver Asín el avance de la frontera entre musulmanes y estancia de algún asceta o místico de renombre en las mismas; no hay más que comprobarlo en las Vidas de santones andalu­ cristianos es el elemento de juicio ante quem decisivo a ces (op. cit.) u otras obras de M. Asín Palacios. Las personas la hora de su datación. Menciona también la existencia que las habitaban eran quienes podían ser más beligerantes de rábitas en las costas de Al-Andalus y enumera una por su influencia religiosa y política, como ejemplo sirva el caso estudiado por V. Lagardere: «La tanqa et la révolte des Murldun en 539 H./1144 en al-Andalus», Revue de l ’Occident 5. Epalza, 1989, 234. Aunque el papel de la mujer dentro de las Musulman et de la Méditerranée, Aix-en-Provence, n°. 35/1, rábitas es controvertido, Al-Bakrl (que acaba su obra en el 460/ 1983, pp. 157-170. 1068) habla de la existencia una rábita femenina en Monastir, 7. Numerosos son los ejemplos que podemos encontrar en las Marçais, g. «Note sur les en Berbérie», Mélanges fuentes árabes sobre este particular: desde las abundantes d ’histoire et d ’archéologie de l ’Occident Musulman, Argel, noticias del Muqtabis de Ibn Hayyan que aluden a los cuerpos 1957, vol. I, pp. 23-36. M ar^, m., 1989, pág. 200. Igualmente de tropas formadas por voluntarios que se unían al resto de los Ibn ‘Arabl cita a varias mujeres como renombradas ascetas ejércitos califales cuando se declaraba la aceifa veraniega con­ A s^ Palacios, M.: Vidas de santones andaluces. La «Epístola tra los cristianos, hasta el paradigmática historia de Abu cAbd de la santidad» de Ibn 'Arabl de Murcia, Madrid, ed. Hiperión, Allah Muhammad Ibn Tahir, Al-Qaysl, conocido por el Mártir 1981, 2°. ed., 201 pp. de Tudmir, recogida en la nota 44. R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus 97

Ya he mencionado la primitiva denominación como la costa y el interior levantinos y finalmente aludiendo M onastir de las rawabit (plural de rábifa), o rábitas en a las rábitas cercanas a ciudades. En un segundo punto castellano, pero en la documentación también encontra­ se intentará esbozar una datación cronológica de estas mos interferencias semánticas con las zawáyá (plural de rábitas conocidas. záwiya). Eran estas últimas uno o un grupo de edificios construidos alrededor del sepulcro de un santo venerado. Estas construcciones servían de residencia a los devotos, 1. Las rábitas del norte de Al-Andalus de escuela coránica y de hospedería gratuita para los via­ jeros. Se trata de otra manifestación comunitaria de la vida El norte, o Frontera Superior de Al-Andalus, límite religiosa islámica, aunque las zawáyá se diferencien de las con los cristianos, es toda ella, por definición, una zona rábitas sobre todo, por la ausencia del espíritu de yihad, de ribát. La palabra árabe tagr, frontera, etimológica­ por su construcción,8 inmediata a la tumba de un santo, y mente significa «labios», «dientes», [Epalza, 1987, 12­ su carácter más bien místico-ascético. De todos modos, 13] imagen político-militar que refleja la idea de abertura como señala Torres Balbás [1948, 161] no es extraño que del cuerpo del mundo musulmán al exterior. Estos tugur se confundan los tres términos en las fuentes árabes. En (plural de tagr), son los confines por donde se puede el siglo XIV aún era mayor la cercanía semántica, según temer una invasión, puesto que están al descubierto, Ibn Marzüq (m. 781/1379) parece ser que en el Mágreb son plazas fronterizas, ciudades de guerra, fortalezas.11 se designaba como záwiya a las rábitas, reservándose el Los habitantes de esta amplia región del noreste y del término ribát, para los lugares de reunión comunitaria de Ebro, denominada At-Tagr Al-Aclá (Marca o Frontera sufíes.9 En Al-Andalus esta confusión semántica se obser­ Superior), tenían una clara conciencia de su situación va tardíamente en el Reino de Granada.10 geopolítica, lo cual influía en su carácter y hasta en la manera de ver la religión, que ha sido calificada por M. de Epalza como Islam de frontera; a grandes rasgos, se B. D istribución geográfica caracterizaba éste, por la conciencia de ser tagr, por su tradicionalidad religiosa, la continua referencia ortodoxa Seguidamente vamos a exponer los datos que hemos y por su fidelidad a los orígenes del Islam y a la doctrina encontrado sobre la presencia de ribat(s) en la Frontera jurídica maliki. Superior y en el Sarq Al-Andalus, denominaciones con La vecindad directa de su territorio con el de los fran­ que los musulmanes designaron al noreste y Levante cos y los condados catalanes, con Navarra y la región de la península Ibérica respectivamente. La siguiente de Alava y los castillos, suponía una continua predis­ exposición primeramente se atendrá al criterio espacial, posición a la guerra, y «transformó la zona fronteriza dividiéndose por áreas geográficas: el norte peninsular, superior en una base militar cuyos habitantes asumieron todas las cualidades de la lucha valiente en medio de 8. En las zawáyá más completas había un pequeño oratorio con una naturaleza montañosa y abrupta» [Epalza, 1987, su mihráb, el sepulcro de algún santo musulmán, una sala para 21]. la enseñanza religiosa, y una o varias habitaciones destinadas a alojamiento de huéspedes, estudiantes y peregrinos; también Hacia estas zonas fronterizas del noreste y del rico y era frecuente la existencia de un cementerio destinado a las poblado valle del Ebro, se dirigían piadosos musulma­ personas piadosas que querían beneficiarse eternamente de la nes procedentes de todo Al-Andalus, especialmente los cercanía de la baraka del santo. Torres Balbás, 1948, 447. del interior, a ejercer el yihád, sirviendo en ribat en sus 9. Dice Ibn Marzüq: «estas záwiya-s son las que en Oriente se fortalezas. Esta afluencia de inmigrantes y, sobre todo, designan con los nombres de ribat (plural rubüt) y de janaqa (plural jawaniq). Janaqat es (otra) denominación de ribat, el elevado desarrollo económico de la región desde el siendo palabra extranjera (persa). Ribat, en terminología de siglo VIII, irá creando un entramado de fortalezas y los alfaquíes, significa la dedicación exclusiva a la guerra asentamientos urbanos que contribuirán a ir cerrando santa y a la vigilancia (de las fronteras). Entre los sufíes el sistema defensivo fronterizo [C orral, 1987, 28-34]. designa el lugar donde uno se recluye para consagrarse al por el peligro que suponía la vida en la frontera, sus culto de Dios» [Viguera, 1977, 339]. En el Mágreb, según parece, desde el siglo XIV se reservó el antiguo término de habitantes estaban en constante yihad; debido a esto y ribát para las florecientes agrupaciones de místicos sufíes, a lo parco de la documentación sobre la conquista de mientras que designó los tradicionales lugares de reti­ la región, casi no se conoce la existencia de rábita algu­ ro para la realización del yihád. Parece ser que en Al-Andalus na. Aunque toda el área era zona de tagr, se sabe que la presencia de rábitas en las que sus moradores se hallaban los devotos que acudían a la guerra santa gustaban de sometidos a una regla como en Oriente fue escasa, ver Asín Palacios, M.: El Islam Cristianizado. Estudio del «sufismo» establecerse por un tiempo o definitivamente en algunas a través de las obras de Abenarabí de Murcia, Madrid, ed. determinadas fortalezas; éstas formaban parte de la fron- Hiperión, 1981, 2a ed., pp. 139-140. 10. Ver al respecto la ponencia al primer congreso de las rábitas de M. Espinar y J. Abellán (también recogida en el presente 11. Dozy, Reinhardt: Supplément aux Dictionnaires Arabes, volumen). Leiden, 1881, y reimpresión en Beirut, 1968, t. I, pág. 159. 98 F r a n c isc o F r a n c o S á n c h e z

Mapa con la ubicación de las rabita-s al-munastir-es identificaos en el norte y levante de Al-Andalus R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus tera, sin caracterizarse por ello del resto de las defensas. Sabemos además de la existencia de una Rápita en Eran puestos de ribát, de carácter militar, en los que la provincia de Lérida en el término de Vallfogona de estos piadosos musulmanes realizaban el yihád, y se Balaguer. Aunque Vallfogona aparezca en las fuentes diferenciaban estos establecimientos de las rábitas del árabes como fortaleza, tras ser conquistada, en el acto de resto de Al-Andalus por su función defensiva al servicio donación hecho por el conde Ermengol IV de Urgel, al del estado califal, frente a la esencialmente espiritual y Monasterio de Ripoll en 1091, figura con el nombre de privada de las segundas. Rápita [Bramón, 1989]. Según P. Madoz esta población Posiblemente la más valiosa de las noticias docu­ tiene su iglesia «situada en una altura aislada que se mentales es la que nos proporciona el M uqtabis de encuentra al O, a distancia de medio cuarto de hora, Ibn Hayyan,12 quien en el año 937 menciona un hisn sobre la que hay también una casa denominada casti­ Al-Munastir. Esta fortaleza estaba en un lugar fronte­ llo (...) le cruzan los caminos que dirigen a Balaguer, rizo que no hemos podido localizar, inmediato al reino Lérida y Agramunt.» [1849, XIII, 372-3]. Su ubicación cristiano de Navarra. Por su ubicación en medio de no quedaba le^s de la línea fronteriza de Balaguer y de unas tierras de habla vasca o latina, es posible que Ibn Barbastro. Hayyan lo denomine «Al-Munastir de los árabes» para También en la Marca Superior se pueden encontrar evitar cualquier tipo de confusión con un monasterio las huellas toponímicas de una serie de derivados de A l- cristiano. Es de notar también la mención explícita de la M unasttr. se trata de los diversos Almonacid de la geo­ erección de esta fortaleza por los califas omeyas, con el grafía española. Además del Almoster tarraconense cita­ fin de atacar a los disidentes Banü Qasi. Sin duda, hay do, en el noreste peninsular se conocen. Almonacid de la de Almunia de doña Godina) y Almonacid de .ز.que identificar este Al-Monastir, con un puesto de ribát Sierra (p de Belchite), ambos en la actual provincia .ز.avanzado en la frontera. la Cuba (p El resto de los datos que poseemos sobre otras rábi­ de Zaragoza. tas de la Marca Superior no son tan explícitos. Así, las Toda esta zona y el valle del Ebro ^ e de ribát, aun­ conocidas más al norte por la toponimia (ambas en la que sólo haya quedado la huella de esto en las escasas provincia de Barcelona) son las de Rebato, hoy barrio noticias y topónimos mencionados. No son muchos los de la localidad de Abrera (Baix Llobregat), y La Rápita, datos históricos o los toponímicos, pero con un estudio municipio del Alt Penedes cercano a Santa Margarita más documentado y pormenorizado de las diversas i els Monjos, ésta situada en las inmediaciones de la fuentes cristianas se podrá ir completando nuestro cono­ Vía Augusta y del río Foix [Oliver A sín, 1928, 367; cimiento sobre el particular. B ramón, 1989]. Mas al sur, al norte de Tarragona, a pocos Km. de Reus y tampoco lejos de la Vía Augusta, nos encontra­ 2. Las rábitas del litoral mediterráneo mos con la asociación entre una Rápita en L’Albiol y unos pocos kilómetros más al sur un Almoster, curioso El largo perímetro de costas del Levante peninsular doblete toponímico que alude al mismo fenómeno.13 ofrece una serie innumerable de ensenadas y refugios que era necesario vigilar estrechamente para evitar inva­ siones que pudieran llegar hasta la Vía Augusta y, por ella, a cualquier lugar de la Península. Es la situación 12. La mención de este topónimo se hace precisamente en el ambiente de la aceifa o guerra santa anual del califa contra los disidentes y cristianos del norte. En este caso, refiere Ibn 14. Las costas fueron consideradas como fronteras, y, desde un Hayyan que en el año 326/937, como epílogo de la expedición principio, se aprovechó la red de fortalezas y el sistema que que acabó con la toma de Zaragoza «An-Nasir quiso concluir bizantinos y visigodos articularon en el sureste. Este sistema esta campaña como la había empezado, haciendo la guerra tenía su eje en la Vía Augusta romana (o Gran Calzada como santa al infiel, por lo que convocó a la gente a luchar en el la denominaron los árabes), que transcurría casi paralela a la país de Pamplona, de los vascones, enemigos de Dios, el más costa desde los Pirineos hasta el sur de Valencia; relacionadas cercano y dañino a la Marca de Zaragoza. El general Nayda con ella, había una serie de fortificaciones interiores y otras se situó en la retaguardia para protegerlos, al frente de desta­ en el borde marino. En esta línea costera había integradas camentos de caballería, haciendo etapas cortas para comodi­ una serie de fortalezas, que vigilaban la costa continuamen­ dad y seguridad, hasta pasar por la fortaleza de Al-Munasffr, te y avisaban, mediante un complejo sistema de alimaras o llamada ‘de los árabes’, en el confín del país de Pamplona, fogatas a las torres atalayas vecinas, para extender la noticia que los califas omeyas habían guarnecido con árabes contra del peligro; de este modo se podía articular rápidamente la los Banü Qasi, en la época en que los hubieron de sufrir, defensa de la costa [Oliver Asín, 1928, 496-514]. Este siste­ pero que luego había pasado a manos de los cristianos, que ma defensivo islámico articulado en torno a la Vía Augusta ha Dios destruya», Chalmeta, 1979, pág. 421, y traducción en sido estudiado por Ma. Jesús Rubiera en numerosos estudios: Viguera, 1981, pág. 313-314. 1985, 1985a, en «Los precedentes geopolíticos musulmanes 13. Según D. Bramón, 1989, en L’Albiol fueron entregados del Señorío de Villena», Congreso de Historia del Señorío de los restos de una fortificación islámica en 1158 a Joan de Villena, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses / CSIC, Martorell a condición de reconstruirla. 1987, pp. 357-360, y con Míkel de Epalza en Xàtiva musul- F rancisco F ranco Sánchez 00ل geoestratégica que M. J. Rubiera [1985, 1985a] y M. En esta zona también fronteriza, ai final del Ebro y Epalza [1987, 1989] han definido como de «frontera al pie del Monsiá estuvo la rábita de Kastali, inmediata Esta noticia del ’؛.marina».14 Los musulmanes no olvidaban que por ella a unas importantes frentes artesianas invadieron la Península y acontecimientos posteriores geógrafo del s. XII Al-Id«sí, ha sido identificada por passim] con Sant Carles de la ,؛espías abbasíes, ataques normandos, peligro fatimí, Félix Hernández [939) etc.) contribuyeron a recordarles que el Mediterráneo Rápita; esta denominación le fue otorgada en el siglo aunque seguía siendo un mar islámico, no era plena­ XVIII y en ella se recoge la función original del enclave. mente un camino de unión y de paz. Por ello, también No entraremos en más pormenores, por ser éste el tema las costas fueron consideradas como fronteras, y, desde de otra de las ponencias del presente Congreso. un principio, se asentaron rábitas en esta zona de peligro Al sur de la importante rabita de San Carlos, entre teórico; esta particularidad revalorizaba la importancia ésta y Valencia el Llibre dels Feits del rey en Jacme lo de estos núcleos de retiro espiritual. Conqueridor sitúa una rabita de Moncofa, ubicable en En las Baleares, zona marina por excelencia, en el el actual Moncófar, prácticamente a mitad de camino litoral sur de la isla de Mallorca, bastante apartado de la entre Tortosa y Valencia [Hernández Jiménez, 1939, ciudad o m adína de Mallorca encontramos el topónimo 328]. En opinión de Félix Hernández, no pueden haber de Sa Ràpita (a unos 10 Km. al sur de Campos y a 3 Km. sido muchas las fundaciones análogas existentes en ese al este de S’Estanyol) que nos informa de la presencia trecho del litoral. de estos edificios de retiro también en esta parte insular En la ciudad de Valencia también hay una serie de del levante o Sarq Al-Andalus. Sería de un gran interés referencias a la existencia de rábitas cercanas. Las más revisar la documentación de tiempos de la conquista explícitas son las del Llibre del Repartiment, en donde cristiana para poder obtener más datos sobre esta singu­ se hace mención de dos rábitas costeras. Primeramente lar rápita balear 15. cuando se otorga título de posesión «A Sang de Lloris, En la Frontera Superior, Tortosa era un núcleo una torre o rápita, situada junt al mar i al Guadalaviar, musulmán de vital importancia estratégica, puesto que es diu rápita de l’Oració, amb vuit jovades con­ que controlaba un obligado vado del Ebro por el que tigües a ella». Una segunda referencia, más escueta, transcurría la Vía Augusta, y por su carácter de ciudad cuando se ad^dica «la vinya del mar i la rápita que hi cercana a la costa y expuesta a sus peligros. Por eso ha ju n t a ella» y una tercera que dice «A Pere Capdebou, Tortosa se encontraba entre dos fronteras a la vez: la una vinya junt a la rápita menor, situada al costat del terrestre, frente a los cristianos del norte (que debían mar, i dues jovades alli mateix» [Ferrando, 1978, pasar obligadamente por ese vado si querían ir hacia epígrafes n°. 554, 2301, 650]. No sabemos si las tres tierras meridionales) y la marítima,16 por lo cercano referencias aluden a una o dos Abitas, pero parece ser de su emplazamiento a la desembocadura del Ebro. que la segunda y tercera están refiriéndose a una rábita Por esa conflictiva situación en enero de 941 los habi­ m enor. Esto indicaría la presencia de otra mayor, que ­a la desembo سا ن tantes de la extrema Tortosa pidieron al califa que les podría tratarse de la torre situada eximiera de impuestos, porque «estaban cerca de un cadura del Turia (primera referencia); Torres Balbás la duro enemigo cuyo daño sufrían». El califa les librará localiza en Villanueva del Grao, en el actual puerto de de los azaques y limosnas extraordinarias [Viguera, Valencia [1948, 169]. Es interesante la presencia inme­ 1981, 352]. diata de viñas, que algún día pudieron pertenecer a la denominada rábita menor. Además de estas dos fundaciones, de excelente ubi­ cación frente al mar, el historiador Escolano menciona la mana (segles VIII-XIII), Xàtiva, ed. Ajuntament, 1988, 202 presencia de otras rábitas en el cementerio de los moros, pp., Míkel de Epalza: «La costa mediterránea como frontera extramuros de la ciudad.18 militarizada del Islam», Al-Andalus y el Mediterráneo, Ed. R. López Guzmán, Barcelona, ed. El Legado Andalusí / Lunwerg ؛-as importantes fuentes arte ؛Estaba asentada 7. a rábita junto a ل Editores, 1995, pp. 57-65, y finalmente he recogido amplias sianas Itinerari del rey en Martí؛ referencias al tema en mi publicación Francisco Franco de San Pedro, citadas por e 12-1911, ؛Sánchez: Vías y defensas andalusíes en la Mancha Oriental, de l ’Institut d ’Estudis Catalans, Barce (Anuari ,ona as؛ Humano؛؛rey acude a e y a؛ pág. Martín e؛ Alicante, ed. Instituto de Cultura Juan Gil Albert / Generalitat 158) cuando e a؛-itar de San Juan en que fue conver ؛Valenciana (Textos Universitarios), 1995, 402 pp. monasterio de Orden mi ؛Epalza, M. de: «‘Sa rápita’ de Campos a Mallorca. Topònim tida a rábita originaria. También son detalladamente descritas .15 araboislàmic i document històric», Homenatge a Joan Veny, en un manuscrito árabe de Argel del siglo XVI [Herná^®ez Barcelona, ed. Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1998, ,J^^énez ,1939 [.329 18. Escolano refiere que por las cercanías del cementerio de los 18. 16. Epalza, M.: «Tortosa, un lloc estratègic a Al-Andalus», D(T), moros, situado extramuros, se encontraban «tantas pequeñas Tortosa, pp. 13-14 y con Bernabé Pons, L F.: «Alcanar i mezquitas, que habitavan Santones i Morabitos para rogar la seua regió a l’època musulmana», I Congrés d ’Història por sus difuntos, intervención del diablo que como mona- d ’Alcanar, Alcanar, ed. Ajuntament, 1990, pp. 59-67. quería que los suyos remedasen las ermitas de los siervos R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus 101

Al sur, a coita distancia de Gandía, estaba la rábita de rábita. Al-cüdrl (m. 1085) describiendo el tramo final Bairén, ubicada a unos 2 Km. de Gandía, en el castillo de del río Segura habla de un lugar (mawdi ‘) denominado San Juan, en una importante elevación rodeada de acequias y Al-Mudawwar.22 El topónimo árabe, que alude a la idea el retroceso de las aguas. de paraje «rodeado» por un meandro del río Segura, ha ٣ actualmente alejado de la costa E n la Crónica de Jaume I , se a^^ma que en el siglo XIII sido también recogido por Al-IdrIsI (s. XII), Ad-Dimasqi podían llegar las galeras hasta ella [Torres Balbás, 1948, (s. XIV) y en la correspondencia diplomática en árabe 169]. de los reyes de Granada.23 Este genérico Al-Mudawwar, Siguiendo por la costa meridional, encontramos que en otros Almodóvares hispanos lleva implícita tanto otra rábita en Denia. Fue fundada en el s. XI por Aba la idea de «rodeado de murallas» como la de «rodeado l-Mulárrif de Elvira, discípulo de Ibn Abï Zamanïn, al por un río», ha sido identificado por M. Epalza con retorno de su Peregrinación a la Meca. Estaba ubicada en el actual paraje de la Redona, rodeado por la orilla las estribaciones finales del Montgó, junto al mar, en el izquierda del Segura y enfrente del castillo medieval paraje tradicionalmente conocido por Les Rotes (a unos de Guardamar. Por otro lado A. García Menárguez, en 2,5 Km. al sureste de Denia). Según parece, su funda­ base a los datos arqueológicos, lo ubica un poco más dor plantó en derredor una arboleda, posiblemente para hacia el interior, sobre unos cerros, conocidos hoy como procurarse medios de subsistencia.19 Esta rábita podría la Inquisición grande (30SYH027188) y la Inquisición ser la mencionada en 1242 por el Llibre del Repartiment chica (30SYH020188), donde aparecen restos de hábitat de Valencia, cuando se otorga en Denia «l ’hort d ’Hamo continuado desde el periodo tardorromano.24 Abenbaca Beb Alcohol, que està entre el rafal i la ràpi­ El dato más valioso nos lo transmite el autor orien­ ta», en el año 1242 [Ferrando, 1978, n°. 2167]. tal Yaqüt (ha. 575-626/ha. 1179-1229). En su obra En nuestro cabotaje hacia el sur, hallamos un elemen­ geográfica, tras exponer largamente la organización to toponímico difícil de localizar, se trata la presencia del religiosa de la ciudad de Monastir, en Tunicia, afirma topónim o Morra de Roabit, en la zona costera de Jávea, que «hay otro Al-Munastir en el Levante de Al-Andalus identificable con rubayt, la rabitilla [Rubiera & Epalza, (Sarq Al-Andalus), entre Alicante (Laqant) y Cartagena 1984, 54; Román & Epalza, 1983, 182]20. (Qartayanna)»25. Como ha apuntado M. Epalza [1989], no hay más referencias hasta que nos encontramos esta comparación en el topónimo, también implica una con la rábita recientemente hallada bajo las dunas de similitud en la funcionalidad de ambos Munastir(es). Esta Guardamar del Segura (30SYH062207)21, en las inme­ noticia se viene a complementar con la presencia de una diaciones del litoral y de la gola del Segura. Las noticias lápida conmemorativa de la fundación de una mezquita que nos han llegado por las fuentes árabes sobre este en el mes de muharram del año 333 H. (24 agosto-22 lugar no indican explícitamente la existencia de una septiembre 944 de J.C.). Fue encontrada en 1897 en un paraje conocido por La Mezquita, cercano a La Fonteta, de Jesús» [Torres Balbás, 484]. Más que a rábitas, parece los dos en las dunas del Guardamar del Segura.26 referirse a la presencia de o záwiyas habitadas por ascetas, inmediatas a los sepulcros de santos musulmanes del 22. Al-'üdrI, edición árabe de A. M. Al-AhwänI, Madrid, 1965, cementerio extramuros de la urbe. Hay que aclarar el equívoco en que incurre Torres Balbás, 23. Sobre las fuentes árabes ver Epalza, 1989; Barceló, C.: [1948, 169], ante la presencia de un barrio denominado dels «Almodóvar, una población en la Cora de Tudmir sepultada hòmens de Ràpida, o districte dels de Tarragona, dels jueus i en las dunas de Guardamar del Segura», Saitabi, Valencia, dels de la Rapita, barrio de Ràbita (sic.), etc, en el Llibre del XXXV, 1985, pp. 59-71, y la reinterpretación de las mismas a Repartiment. Se trata de un barrio situado contiguo y al oeste la luz de otros hallazgos arqueológicos de la cuenca del Segura de la mezquita aljama valenciana (hoy Catedral), en donde se de García Menárguez, A.: «Sobre la localización del topóni­ asentaron los hombres provenientes de Ràbita (actual Sant mo Almodóvar en la desembocadura del Segura», Sharq Al- Carles de la Ràpita), en Tarragona. Numerosas referencias Andalus. Estudios Arabes, Alicante, n°. 6, 1989, pp. 149-157. hay al reparto de tierras y casas a estos hombres y en el citado 24. Epalza, 1989, y del mismo autor «Al topónimo Guardamar. barrio. El hecho explica estas alusiones sin aparente congruen­ GUARDAMAR (“Río de las dunas”), VALDEMORO (“Río cia que aparecen en el Repartiment [F errado, 1978; entradas Amargo”) y MESLEÓN («Posada de las Fuentes»): tres n°. 934, Libro III, f. 12v, 58 v]. Dos parcas referencias hablan topónimos árabes romanceados», en la Revista del Instituto de también de la barriada de Rabati y del barri de Rabatin, aun­ Estudios Alicantinos, Alicante, n°. 29, 1980, pp. 205-214, y n°. que no creo que aludan a ninguna rábita [ídem, 1189, 866]. 38, 1983, pp. 89-99. 19. j. Ribera y Tarragó: «Un monasterio musulmán en Denia», 25. Yäqüt: M u‘yam al-buldän, ed. ár. de Ferdinand Wüstenfeld: Disertaciones y Opúsculos, Madrid, vol. II, 1928, pp. 202­ Jäcüt’s geographisches Wörterbuch, Leipzig, ed. Brockaus, 204 y del mismo autor «Les Ròtes», en Opúsculos Diversos, 1866-1873, vol. IV, pág. 661; ed. ár. de Muhammad AmIn Al- Tetuán, 1952, pp. 37-38. Sobre la importancia de Denia como Jänayi; Ahmad Ibn Al-AmIn As-SinqItI, y otros, El Cairo, centro de islamización y como importantísimo foco cultural 1901, vol. 8, pág. 175. Traducción de G. 1Abd Al-Karim: La ver Rubiera, 1985. España musulmana en la obra de Yäqüt (s. XII-XIII), publi­ 20. Ver nota 19. cado en las Cuadernos de Historia del Islam, Granada, n°. 6, 21. Incluyo entre paréntesis las coordenadas de localización de 1974, pág. 292. Epalza, 1989. los topónimos según los Mapas del Servicio Geográfico del 26. La lápida fue traducida y publicada por F. Codera. «Inscripción Ejército. árabe de Guardamar», Boletín de la Academia de la F rancisco F ranco Sánchez 0? ا

El texto de la lápida habla de la fundación de una en que han pervivido sus muros entre las dunas; en tercer mezquita el año 944 por un personaje cuyo nombre es lugar, porque gracias a la lápida fundacional, y a las par­ aún hoy oscuro: desde un principio fue identificado cas noticias transmitidas por las fuentes árabes, se puede como Ahmad Ibn Bahlül (o Buhlül) «Ibn Bint Al-Watiq deducir una precisa cronología de los restos arqueológi­ bi-l-llah»; las palabras entrecomilladas pueden inter­ cos, lo cual supone la posibilidad de fechación tanto del pretarse como una locución piadosa relacionada con el conjunto, como de los diversos hallazgos (especialmente fundador (el «que confía [totalmente] en Dios», «que cerámicos) que en él se encuentren.30 pone su [total] confianza en Dios»), o como un título, Desde el año 1984 en que comenzaron las excava­ en cuyo caso podría ser el descendiente lejano de un ciones de la rábita de Guardamar han salido a la luz una soberano ‘abbasí oriental.24 Tanto F. Codera como É. serie de restos arquitectónicos de muros de veintiuna al coinciden en leer Ahmad Ibn Bahlül bn mezquitas y otras salas diferentes; forman un recinto de؟Lévi-Proven ¿?; el investigador francés piensa que la fórmula es una planta almendrada, con tres hileras de mezquitas orienta­ frase piadosa y -con F. Codera- lo relaciona con las dos das al sur, cada una con su y su . Todas ellas noticias (años 302/914-5 y 313/925-6) del Bayán de Ibn son de reducidas dimensiones, como si de celdas indivi­ ‘Idaff que lo sitúan como zabazoque de Córdoba entre duales se tratase,31 menos una mayor (M-VT), en la hilera 915-925 (en época de ‘Abd Ar-Rahman III).25 C. Barceló central, que bien pudiera ser la mezquita comunitaria.32 ha proporcionado la lectura como Ahmad Ibn Bahlül bn Esta disposición es bastante similar a las descripciones Tábit «el que confía en Dios» [1989, 184], y tras un estu­ legadas por Ibn Yubayr, viajero del siglo XII, sobre las dio más directo la ha precisado con posterioridad como rábitas orientales.33 Ahmad Ibn Buhlül Ibn Zarb. Descarta además tanto la posibilidad de que este personaje fundador pudiera rela­ ­os trabajos arqueo؛ Ver Azuar Ruiz, R.: «Primera noticia de .30 cionarse con el zabazoque cordobés por aparecer éste en lógicos realizados en el yacimiento islámico de las dunas de otras fuentes como Ahmad Ibn Habíb Ibn Buhül, como Guardamar del Segura: una posible rábita de época califal», la posibilidad de la filiación directa con los ‘ abbasíes Sharq Al-Andalus. Estudios Arabes, Alicante, 2, 1985, pp. orientales.29 125-136; id.: «Una rábita califal en las dunas de Guardamar (Alicante)», Actas del I Congreso de Arqueología Medieval Excavado desde diciembre de 1984 por Rafael Azuar, :¿،Española, vol. III. Andalusí, Zaragoza, 1986, pp. 505-525; i se trata de un hallazgo material único por varios aspectos: «El posible Al-Monastlr de las dunas de Guardamar del Segura en primer lugar, por ser los primeros restos de una rábita (Alicante)», Les Illes Orientals d ’Al-Andalus i les seves rela­ que se han encontrado y excavado en el Mediterráneo, cions amb el Sharq Al-Andalus, Mágrib i Europa cristiana fuera de los conocidos de Monastír y Susa; en segundo (ss. VIII-XIII), Palma de Mallorca, 1987, pp. 265-309. Ver igualmente sobre las cerámicas encontradas en el yacimiento lugar, por el relativamente buen estado de conservación Gut^rrez Lloret, S.: Cerámica paleoandalusí del sur de Alicante (siglos VII-X), Alicante, 1988, 294 pp. 31. Según el granadino IBN Abi Zaman^: «Los del ribat deben Historia, Madrid, vol. 31, pp. 31-33, y revisada posteriormente estar vigilantes y para ello, rezar; pero cada uno por sí y no al: Inscriptions arabes d ’Espagne, París- juntos. No es malo que levanten la voz. También es bueno que؟por É. LÉvi-Proven Leiden, 1931, n° 95, pp. 93-94, y reestudiada por C. Barceló, el rezo se haga entre todos los soldados», apud. Oliver As^, 1989, pp. 183-185, y con posterioridad en Carmen Barceló: 1928, 370. La escritura árabe en el País Valenciano. Inscripciones monu­ 32. Ver el libro de conjunto sobre La rábita califal de las dunas de mentales, Valencia, ed. Universidad de Valencia, 1998, n° 3, Guardamar (Alicante). Cerámica, epigrafía, fauna, malaco- pp. 128-130. fauna (Alicante, 1989, ed. Diputación Provincial, 215 pp.), 27. Codera leyó además «Ibn Bint», por lo cual relaciona a este pp. 17 y ss. En él se publica la Memoria de Excavaciones personaje con el califa ‘abbasí Abü Ya‘far Harán Al-Watiq entre 1984-1987 (Azuar Ruiz, R.; Borrego Colomer, M.; bi-llah (que gobierna 227/842-232/847). Según Ibn Hazm Gut^rrez Lloret, S.; Sara^ova Zozaya, R.), un estudio ;.Ruiz, R ألde Córdoba una rama de esta familia se asentó en Cairuán al de la cerámica aparecida en el mismo (AZUA servicio de la dinastía aglabí, con la que estableció numero­ G ut^rrez Lloret, S.), de los restos de fauna aparecidos en sos lazos de parentesco, para luego pasar a instalarse en Al- las excavaciones (Benito Iborra, M.) y de los de malacofau- Andalus, siendo honrada por ‘Abd Ar-Rahman III. Su llegada na (Rico Alcaraz, L.; M a rt^ C a n ta rlo , c.) de la lápida podría haber coincidido con la caída del imperio aglabí en fundacional y de los graffiti encontrados en las paredes de manos de los fatimíes. Por ello no es de extrañar que el omeya algunas de las mezquitas (Barceló, c. y Bernat i Roca, M., ‘Abd Ar-Rahman III los acogiera tan bien, olvidando los González Gozalo, E.; Serra i Barceló, j.), acabando con conflictos tradicionales entre omeyas y ‘abbasíes, en los que las Conclusiones de su Director de Excavaciones y con una se interponían frecuentemente los aglabíes. Ambos se unirían panorámica sobre la vida en los Ribáts de Ifrlqiya (M ar^, en alianza contra el enemigo común: los fatimíes norteafri- M.). Aunque en este volumen están recogidos los últimos canos. Coherentemente con esta interpretación, sería lógico, hallazgos e investigaciones al respecto, -según comentó el por tanto, que unos años después un piadoso miembro de esta Director de la excavación en las conferencias de presentación familia oriental fundara una rábita en la costa mediterránea del libro- al continuarse las prospecciones arqueológicas, para defender Al-Andalus del peligro fatimí [Epalza, 1989]. siguen apareciendo nuevas mezquitas y estructuras. al: Inscriptions arabes, op. cit., p. 94. 33. Aunque en Oriente en el siglo XII las rábitas descritas por este؟É. LÉvi-Proven .28 29. Barceló, C.: La escritura árabe, op. cit., p. 129-130. Lee bn viajero setabense se hubieran convertido en moradas de sufíes Zarb en lugar de bn Bint, y de bn Tábit. y místicos, es especialmente reveladora la descripción de la R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus 103

Su periodo de utilización queda bien delimitado en A s-Si ‘b, rábita de la Garganta, sobre el mar, cuyo empla­ el tiempo: por una parte, la lápida fundacional aporta zamiento exacto es desconocido [POCKLINGTON, 1989, la fecha del 333 H. (24 agosto 944-12 agosto 945 J.C.) 328 y 331]. Posiblemente se esté refiriendo el poeta a la como la de su construcción o restauración; por otro lado, gola, o estrechamiento que forman dos elevados montes el punto final del hábitat debió ser en el siglo XI, en que a la entrada del puerto de Cartagena, lo cual hace tan se abandona de modo repentino y no por causas violen­ seguid su rada; en la cumbre de uno de estos dos bastio­ tas, puesto que el mobiliario cerámico apareció in situ, nes estaría con toda probabilidad esta rábita. Como dato habiendo únicamente en el interior de los edificios una de interés el siguiente topónimo que menciona es el de la Balsa, después de la cual ve la Q ubaybat ,^؟ahr§-؟capa de arena sobre la que hay restos del derrumbe de A los muros [Azuar, 1989, 208]. Estos derrumbamientos Ibn Táhir, o pequeño mausoleo de I^n Tahir Pensamos en opinión de su excavador, bien pudieron ser una de que estos tres topónimos que cita Hazim A l-Q a^anní las múltiples destrucciones habidas en las regiones de (608-684/1211-1285) como cercanos en su viaje estarían Murcia y Orihuela a causa de una serie de terremotos relacionados entre sí: próximos a la rábita en lo alto del devastadores acaecidos a lo largo del año 440 H./ 16 monte, estarían su balsa y el mausoleo de un personaje junio 1048-5 junio 1049 J.C., según refiere Al-cUdrI perteneciente a una poderosa familia murciana (que bien [Azuar, 1989, 213]. C. Barceló, en base al estudio de pudo ser su fundador). los graffiti árabes aparecidos en los muros de varias de También menciona el cartagenero un lugar conocido las mezquitas afirma que su realización corresponde al por Ad-D ayr, el Monasterio. Según POCKLINGTON [1989, siglo XII [Barceló, 1989, 194-195]. 332] sería el posible antecedente islámico del posterior Siguiendo la costa levantina y más al sur de la Monasterio de San Ginés de la Jara, caso interesante de rábita de Guardamar, volvemos a encontrar referencias perduración del culto religioso: cristiano, islámico y nue­ de otro en Cartagena. En la obra poética de Hazim Al- vamente cristiano, en un mismo lugar.35 Es de resaltar la Qartayannl.34 en el siglo XIII es mencionada la rábifat relación de cercanía de este A d-D ayr con un Al-M anár, o faro, torre vigía, indicio también de la inmediatez de ambos puntos a la costa, y con la Fuente de Tawba. rábita de Mosul: «En las cercanías, como a una milla también, Siguiendo A l-Q a^anní con la descripción poética se encuentra la fuente bendita que lleva su nombre [de Jonás]. de Cartagena, cita una Az-Záw iya, topónimo que ha sido (...) En esta colina hay un gran edificio, es un ribat que com­ identificado por L Torres Balbás como la Punta de la prende muchas estancias, celdas (maqasir), salas de ablución Azohía36, cabo al oeste de Cartagena, desde el que se y canales de distribución de aguas (saqiyat). El conjunto está divisa el cercano Puerto de Mazarrón y su bahía. cerrado por una sóla puerta. En medio del edificio hay un habitáculo, ante el que pende un velo, tras el que una noble Es importante resaltar la ubicación de estos tres puerta, adornada enteramente con incrustaciones, lo cierra. enclaves en el borde mismo de la costa mediterránea, Se dice que fue el lugar en que Jonás - Dios lo bendiga y le en privilegiados enclaves litorales. Difícil es apuntar la salve- realizó su estación adorante y, que el mihrab de este cronología de su origen, debido a lo heterogéneo de los aposento, se dice que fue la estancia en la que se consagraba a topónimos con que son conocidos y al diferente tipo de prácticas piadosas. Este habitáculo está rodeado de cirios, tan grandes como si fuesen troncos de palmera. Cada noche del edificios a los que se alude. viernes las gentes salen hacia el ribat para dedicarse en él a No tenemos más noticias sobre otras rábitas costeras, las prácticas piadosas. Alrededor de este ribat hay numerosas lo que no quiere decir que no hubiera ninguna hasta las aldeas (...) Pasamos la noche del viernes 26 de safar en este rábitas de Almería. En el cabo de Gata estaría la rábita ribat bendito, después fuimos por la mañana a la fuente bendi­ ta, bebimos su agua, nos purificamos en ella e hicimos la ora­ ción en la mezquita que está contigua». Edición árabe Rihlat Ibn Yubayr, Beirut, ed. Dar At-Turat, 1415, 276 pp. (pp. 188­ 190), traducción de F. M aíllo Salgado, Felipe: Ibn Yubayr. Granada, 1933, vol. I/1, pp. 81-103 (pág. 92); Vallvé, 1972, A través del Oriente. El siglo XII ante los ojos, Barcelona, 166. Pocklington, 1988, ha realizado una nueva y fructífera Ediciones del Serbal, 1988, 431 pp. (pp. 278-279). Hay otras revisión de los topónimos de este texto, elaborando un inte­ interesantes descripciones, como las de las rábitas respectivas resante mapa del Campo de Cartagena sobre la base de las de la ciudad de Ra’s Al-‘Ayn, pp. 195-197 de la ed. árabe y fuentes árabes y de la época de la conquista cristiana. pp. 286-287 de la trad. Es interesante cómo repite en numero­ 35. Tras la conquista cristiana, Alfonso X funda un monasterio sas ocasiones que en los dominios de Saladino «cada uno de de agustinos aprovechando la devoción ya existente. Torres estos monumentos está dotado de determinados legados píos Fontes, J.: «El Monasterio de San Ginés de la Jara en la (awqaf) [consistentes] en huertos, tierras blancas [de cultivo] Edad Media», Murgetana, Murcia, XXV, 1965, pp. 39-90, y y viviendas (...) Cada mezquita, cuya construcción se empren­ Pocklington, Robert: «Antecedentes mozárabes y musulma­ de, o madraza o cenobio (janqa) reciben awqaf del sultán que nes del culto a San Ginés de la Jara», Cartagena de Iberia, t. asegure su mantenimiento así como el de sus moradores y el IV, 1986, pp. 187-190, y con el mismo título en la Historia de de sus administradores. Estos son también eternos títulos de Cartagena, Murcia, ed. Mediterráneo, 1988. gloria», pp. 320-321. 36. Torres Balbás, 1948, 486. Coincide con él también Torres 34. García Gómez, E.: «Observaciones sobre la maqsüra Fontes, J.: «El Monasterio de San Ginés de la Jara en la Edad de Abü-l-Hasan Hazim al-QartayannI»; Al-Andalus, Madrid- Media», pp. 43-45. 104 F rancisco F ranco Sánchez de cAm ras,37 al final de la Sierra de Gata e inmediata al Chinqueyr,39 Según P. Madoz este Almonacid era un paraje denominado Al-Funt, la Fuente, en el cual desem­ pueblo desaparecido, a una legua de Segorbe, el cual barcó el rey de Aragón cuando acudió a la conquista de daba nombre al valle homónimo.4“ Es muy interesante la Almería. Ha sido localizada por M. Epalza en el lugar asociación toponímica entre este Almonacid y el cercano que ocupa actualmente al caserío costero de La Fábrica. Pico de la Rápita, pues nos habla de la convivencia de Sería la rábita más al sur de lo que los musulmanes lla­ ambas denominaciones en Al-Andalus [Epalza, 1989]. maron Sarq Al-Andalus o levante peninsular. Pueblo y valle, inmediatos al castillo de Segorbe, esta­ Una noticia transmitida por Ibn cIdarI nos dice que ban ubicados junto al mismo camino que comunicaba Al-Hakam II acudió al puerto de Pechina (a Almería) Teruel con Valencia (actual carretera N-234). en el 353 H./964 J.C., once años después del ataque de Más al sur, en Benissa, en la montaña alicantina, la flota fatimí a Almería (en 955), para supervisar las hay sendos topónimos conocidos como Barranco y la importantes obras de defensa que había ordenado hacer Casa de La Rápita (31SBC417863) [Román & Epalza, en él, visitar el ribat de Qabfa en la costa almeriense y 1983, 89] que aluden a la existencia de una antigua conocer la situación de los habitantes de la comarca.38 rábita. Ha sido estudiada por M. j. Rubiera [1987], En nuestra opinión, más que la rábita mencionada, lo quien ha seguido la interesante historia de los B a ^ cIsá, que revisaría fue la línea de torres costeras defensivas familia que dió notables alfaquíes. Asentados desde la que protegían del enemigo la costa almeriense; además conquista musulmana en Xérica, posiblemente en los de interesarse por los problemas de sus súbditos alme- siglos XI-XII, llevados de su celo islamizador fúndaron rienses, el califa acudió a la ya famosa rábita de cAmrus, una rábita en Benissa. La finalidad sería islamizar más como un piadoso musulmán más. profundamente esta zona de la montaña alicantina entre Además de la famosa rábita mencionada, inmediatas los puertos de Moraira y Calpe. a la misma Almería había, cuando menos, otras dos: la No hemos encontrado otras referencias a la presencia rábita cercana al mar en que fue enterrado Sulayman de rábitas en este área interior del levante peninsular, Ibn Jalaf Al-Bayl, el famoso teólogo y cadí del s. XI, aunque sí que ha quedado reflejada en la toponimia y el ribat del Jusayni, anejo a la puerta más importante peninsular restos de la existencia de otros edificios reli­ de Almería, la de Pechina, hacia el interior [Torres giosos, como zawiyas o mezquitas.4' Balbás, 1948, 168 y 170, n. 2] A unos 15 Km. de Orihuela, en el límite de su térmi­ no municipal, a unos 21 Km. de Murcia, en las estriba­ ciones la sierra de Escalona y en las inmediaciones de 3. Las rábitas del interior del Sarq Al-Andalus la raya divisoria provincial con Murcia hallamos sendos Puerto de Rebate (30SXH0328508) y Casas Rebate Después de la Frontera Superior y las costas, tam­ (30SXH019874 y 30SXH014872) [Madoz, 1983, II, bién encontramos alusiones a la existencia de rábitas por otros topónimos y datos diversos en la zona interior del 39. Ferrando, 1978, referencias n°. 295 y 2182 «...A Berenguer, Sarq Al-Andalus. bisbe de Barcelona, el castell d ’Almonesir i tota la seua Siguiendo de norte a sur, como la conquista cristia­ Valí», y n°. 1215 «A Eiximén Almoravit, l ’Alquería que está na, J. Oliver A sín [1928, 365] menciona la existencia junt a Almonasir i s ’anomena Xinquer amb forns i molins». Referencias n°. 296 y 1450 del manuscrito estudiado por de un topónimo Rábita cerca de Albarracín, en un lugar Cabanes Pecourt, M. D.: Libre del Repartiment del Regne estratégico de la sierra y a poca distancia de las pinturas de València, Zaragoza, ed. Anubar, 1979, 297 pp. rupestres de los Toricos del Navazo. 40. Madoz, 1982, I, 118. Del valle de Almonacid, al pie de la También se encuentran las huellas toponímicas de los sierra de Espadán, dice Madoz que comprendía los pueblos derivados de Al-Munastir, los diversos Almonacid de la de Almonacid, que le daba nombre, Ahir, Malhet, Algimia de Almonacid, San Juan y Torre Somera. geografía española. En el Sarq Al-Andalus se conocen: 41. Las zawiyas, han dejado huellas evidentes en la toponimia Almonacid del Marquesado (p. j. de Belmonte), en la en catalán de la montaña alicantina. Así se encuentran en el provincia de Cuenca, y un A lm onesir que aparece en Municipio de Adsúbia/L’Atzúvia [Madoz, 1983, I, 5; Román el Llibre del Repartiment de Valencia. Jaume I otorga & Epalza, 1983, 15], en la Partida de les Adsúbies de Finestrat en varias ocasiones el castrum Almonesir con todo su [Rubiera & Epalza, 1984, 53; Roman & Epalza, 1983, 164], y en el que fue poblado de moriscos conocido por L ’Atzúvia, valle, y la alqueriam que est juxta Almonesir et vocatur en la Vall d’Alcalà [Rubiera & Epalza, 1984, 54; Madoz, 1983, I, 5; Roman & Epalza, 1983, 29], abandonado tras la 37. También conocida como ribat de Qabta, Torres Balbás, 1957, expulsión de estos en 1609. También en la montaña alicantina ­z, 1939, 331. El nombre lo toma del hay otros topónimos que evidencian la existencia en el pasa®؛؛Hernández Jim ;427-8 a, arabización del latino Capitum, desig­ do de culto islámico: es el caso de la partida de L’oratori en؛.cabo de Gala o Qab nación de cabo geográf¡co, Epalza, 1988, 233. Benasau (Rubiera & Epalza, 1984, 62) y el cabezo y partida 38. Ver Torres Balbás, 1957, 233; García Antón j.: «Contribución de la Mesquita en Beniardà (Rubiera & Epalza, 1984, 53); al conocimiento de Almería en el s. XII», Estudios de Historia y aunque no pensamos que deban asimilarse a rábitas, sí es posi­ Arqueología Medievales, Cádiz, 1984, p. 16. ble que se correspondan con zawiya-s tardías. R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus 105

90]. En una sii^ación de altura privilegiada, desde este ascético a las afueras de Murcia, pero no conocemos si punto se divisa en los días claros, no sólo las vegas media en una rábita o en una casa particular.44 La imprecisión y baja del Segura, sino una amplísima faja costera y del de las fuentes árabes es pareja en lo que concierne a mar adentro. Al pie de este puerto o elevación sobre la la residencia y aprendizaje del místico Ibn cArabi, que m ontaña hay dos Casas Rebate, cercanas entre sí e inme­ nació y recibió su primera formación en Murcia; a esta diatas ambas al escaso curso del río Nacimiento. ciudad acude en el mes de ramadán del 1198, pero no se Finalmente, en la sierra de Carrascoy, al noroeste de sabe más sobre su juventud o sobre esta estancia.45 Lo Cartagena y a 883 m. sobre el nivel del mar, también mismo cabe decir del místico Ibn Sabcin, originario del cita Vallvé [1972, 166] la existencia de una Fuente de valle de Ricote, en donde se formó en gramática y adab, la Rápita. aunque no tenemos más noticias sobre su estancia en su tierra natal.46

4. Las rábitas urbanas C. E nsayo de datación cronológica Dentro del «espacio religioso» periurbano, las fuen­ tes diversas nos muestran la presencia de rábitas y de Tras la exposición de esta relación de noticias y datos oratorios musulmanes, aunque estos tenían tendencia toponímicos heterogéneos se pueden elaborar una serie a formar conjuntos urbanos aparte, en zonas rurales de primeras conclusiones que, articuladas bajo el eje y montañosas, donde servían de centro de animación cronológico, seguidamente expondremos. religiosa mral y de movilización social.42 Por ello, no es 1. Los puestos de ribat más antiguos serían los de la extraño que la documentación diversa, especialmente la Marca Superior. Tras la conquista islámica fue articulado de época de conquista mencione estas rábitas al hacer los un sistema administrativo y militar, en el cual, ya en el diversos repartos. siglo VIII, quedaron configuradas las diferentes marcas Así, entre la diversa documentación de la conquis­ fronterizas. Aunque, como ha quedado dicho, todas las ta catalano-aragonesa, L. Torres Balbás, recoge la cita Marcas eran consideradas lugares de ribat, entre éstos en la carta puebla de Borriana de una rapita; apunta hay algunos que han dejado una huella toponímica la existencia de las citadas por Escolano extramuros a evidente. Los Almonacid o Al-Munastir de la Marca la ciudad de valencia, y anota la presencia en la urbe Superior seguramente estuvieron entre los puestos de de Xàtiva, según su Repartimento, de una rapitam en ribat más antiguos, y lo mismo cabría decir del corres­ 124243 [torres balbás, 1948, 166]. Es una pena que L. pondiente a A lgim ia de Alm onesir cercano a Segorbe, o Torres Balbás no dé más detalles sobre la ubicación de del Almonacid conquense. Todos ellos estarían influidos las mismas. A las parcas referencias anteriores hay que añadir la presencia en las cercanías de la ciudad de Elche de dos topónimos de interés: el Camino y la Travesía de la 44. Abu ‘Abd Allah Mu^ammad Abll-Husam IbnTahir, Al-Qaysl, conocido por el Mártir de Tudmir, era un musulmán murciano Rápita (30SXH991388), aciualmente conocidos como del que pertenecía a una acaudalada familia. Hizo la Peregrinación Cementerio Nuevo [Román & E palza, 1983, 155 Y 160]. a la Meca, ganándose la vida trabajando en of¡cios diversos, .bita islámica, que entre ellos el de copista. A su vuelta, en el año 376 H./987 J.C؛Aluden ambos a la presencia de una r estaría a unos 2 ’5 km. de la ciudad; se emplazaba sobre una fijó su residencia en su tierra natal, a las afueras de Murcia; ligera elevación sobre el camino que venía desde Aspe. hacía vida eremítica en una choza que se construyó de ramas de árbol, cultivando un pequeño huerto de cuyos frutos y Dentro de la tónica general que supone la falta de verduras se alimentaba. Salió en varias ocasiones en aceifa noticias y datos sobre las Abitas, tampoco sabemos son con el ejército de Almanzor. En 379 H./989 j. C. se trasladará seguridad si cerca de la ciudad de Murcia hubo alguna defmitivamente a la frontera para hacer constantemente el otra que la de Guardamar del Segura. Sabemos que el ejercicio del ribat, f¡jando su residencia para ello en Talavera; Mártir de Tudmir en 377 H./987 J.C. vivía de modo montaba su caballo propio, que se había traído a propósito para el ribat. Murió mártir en el combate, dando la cara al enemi­ go y sin volverle la espalda, el año 379 H./990 J.C. Según lo recoge Al-Maqqar! [apud. Oliver As^, 1928, 24] de la obra 42. EPALzA, M. de: «Espacios y sus funciones en la ciudad árabe», de Ibn Al-FaradI: Ta ’rij culama’ Al-Andalus, ed. Ibrahlm Simposio Internacional sobre la Ciudad Islámica. Ponencias Al-AbyárI, El Cairo, 1966, n° 1351, y QAdI ‘IyAd: Tartib al- y comunicaciones, Zaragoza, ed. Institución «Fernando el madarik, Rabat, 1383/1965-1983, vol. VII, pp. 203-4. Católico», 1991, pp. 9-23. Sobre la presencia de rábitas en 45. Según M. A s^ Palacios, Murcia fue el foco de una escuela las inmediaciones de las ciudades ver Torres Balbás, L.: sufí de gran indujo religioso y político en el periodo almohade, Ciudades hispanomusulmanas, Madrid, Instituto Hispano­ El Islam Cristianizado. Estudio del «sufismo» a través de la Árabe de Cultura, 1985, pág. 237. obras de Abenarabí de Murcia, Madrid, ed. Hiperión, 1981, 43. No he hallado en Xàtiva entre la toponimia menor alusión a pág. 84. rábitas. En cambio en Canals hay una Casa La Rapeta, en el 46. Lator, Esteban: «Ibn SabTn de Murcia y su Budd al-carif», llano, a unos 1,5 Km. de la ciudad (30SYJ1410705) Al-Andalus, Madrid-Granada, n°. 9, 1944, pp. 371-405. 106 F rancisco F ranco Sánchez por la referencia al espíritu y al prestigio en el mundo este sistema pudiera haberse implantado en la Península islámico del famoso ribát de Monastír [Epalza, 1989]. Ibérica tal cual, por la complejidad del mismo y por la Las noticias expuestas muestran varios momen­ enorme extensión de las costas mediterráneas. Por tanto, tos históricos: un primer momento, de época emiral, las rábitas costeras, con las pocas noticias que tenemos marcado por unos asentamientos musulmanes al norte hasta el momento, creemos que se deben entender como de Zaragoza: la rápita de Lérida y Al-Munastir citado enclaves esencialmente espirituales. El sistema visigo­ por l^n Hayyan; este último, según noticia del propio do-bizantino heredado y perfeccionado por los musul­ cronista, a mitad del siglo X ya estaba ocupado por los manes andalusíes estaba articulado en torno a la Vía cristianos. Un segundo momento, de época omeya, esta­ A ugusta [Rubiera, 1985, 44] que, paralela a la costa, ría al sur de Zaragoza, y en ella integrados Almonacid tomaba contacto con el mar en unos puertos concretos; de la Sierra y Almonacid de la Cuba, cercanas a las éstos sí que estaban bien protegidos. Tampoco parece importantes poblaciones de Calatayud y Daroca. En que en Al-Andalus hubiera un sistema como el que en el sus orígenes habría que situar una corriente migratoria s. XIV los meriníes instauraron en el Mágreb, enfrente de piadosos musulmanes que, deseosos de cumplir el de la Península Ibérica.48 precepto del yihád, acudirían a estas fortalezas a reali­ Los datos cronológicos que aportan las fuentes de la zarlo. Las fechas ante quem que dan idea de su posible época de conquista cristiana bien poco pueden servirnos, perduración pueden ser las de la conquista de Zaragoza, puesto que lo único que nos informan es de la presencia en 1118, o las de Daroca y Calatayud, en 1120. de rábitas en ese preciso momento, en el periodo final El Almonacid del Marquesado conquense y la del dominio islámico en cada zona. Algimia d ’Almonesir castellonense, cercanos a impor­ Las rábitas costeras, más que un sentido puramente tantes centros urbanos como Huete y Uclés o Segorbe, militar, debieron tener una parte importante en la isla- posiblemente hayan de situarse como los núcleos espiri­ mización del Sarq Al-Andalus, siendo más un fermento tuales asociados a los mismos. religioso que puestos de defensa militar del litoral al 2. Pocos más datos cronológicos nos han llegado estilo de los ribáts de Siria descritos por Al-Muqaddasi. sobre las rábitas costeras. Unicamente se conoce la El origen de esta islamización hay que ponerlo en el lápida fundacional de la rábita de Guardamar, en el año 909: entonces se consolida en el Mágreb un peligro año 944-5, por las fuentes cristianas se tiene referencia que venía gestándose desde un siglo atrás y acabó con ­la dinastía aglabí49: los fatimíes. Se trataba de un impe اde la existencia de la rábita de Sant Carles en el 097 [Hernández J^énez, 1939, 331], y de la rábitat As-Si ‘b rio religiosamente heterodoxo, puesto que eran shiíes, de Cartagena en el siglo Xlll. Las dos fechas últimas poseían un califa propio50, un espíritu muy expansivo indican un origen seguramente bastante anterior. y, sobre todo, estaban demasiado cerca, enfrente de las A pesar de la importante descripción que Al- costas andalusíes51. El Mediterráneo era un camino que Muqaddasí, geógrafo oriental del siglo X, de los ribát que estaban integrados en el co^unto de la frontera y torres vigías, que si se encienden fuegos en sus partes altas (la marina y el funcionamiento del sistema bizantino- señal) se continúa (en todos) en una sola noche o incluso en parte omeya de defensa de la costas sirias,47 no parece que de una noche, y esto en una distancia que las caravanas tardan dos meses aproximadamente en recorrer. En cada atalaya hay 47. «Hay para una varios ribat junto al mar, en los cua­ hombres a sueldo, que vigilan y miran, escrutando el mar No les se toca el añafil cuando hacia ellos se hacen a la vela los aparece ninguna nave en el mar, en dirección a tierras musulma­ navios de los cristianos ... Tócase, pues, el añafil cuando ata­ nas, sin que el aviso aparezca en estas atalayas, advirtiendo a la layan sus barcos; y enciéndese la almenara próxima a aquel gente de todo el litoral» Viguera, 1977, 330. Hay que resaltar que ribat, si es de noche, o levántase en ella una humareda, si es de no menciona la presencia de rábitas integradas en este sistema. día. Desde cada ribat hasta la alcazaba hay un cierto número 48. Cfr. nota 47. de alimaras guarnecidas de gente, y dispuestas de tal modo, 49. Dachraoui, Fahrat: Le Califat fatimide au Maghreb 296­ que se enciende primero la almenara próxima al ribat, después 362/909-973. Histoire politique et institutions, Túnez, Societé la siguiente y luego la otra, y no pasa mucho rato sin que se Tunisienne de Di^usion, 1981, pp. 64-115. toque el añafil en la alcazaba y se redoble el tambor sobre 50. Esto suponía el abrogarse su legitimidad islámica como su torre, avisando a voces de qué ribat se trata, y salga la únicos defensores legítimos de la comunidad musulmana. gente con las armas y la fuerza y se formen los batallones...», Epalza, M.: «Problemas y re^exiones sobre el califato en al- Oliver Asín, 1928, 499. Andalus», Revista del Instituto de Estudios Islámicos, Madrid, El sistema de atalayas costeras del Mágreb que -según XXI, 1981-82, y en Anuario de Historia del Derecho Español, noticia Ibn M arzüq- fue reacondicionado y perfeccionado Madrid, ed. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1983, pp. por el meriní Abü l-Hasan, en el siglo XIV seguía rigiéndose 569-581; «Fonction du Califat dans la communauté islamique: por estos mismos principios, a pesar de los cuatro siglos que le cas d’Al-Andalus», Islam Communitaire (Al-Umma). separan estos textos: «Construyó este mawlá atalayas y torres Concept et Realités, París, ed. Labor et Fides, Publications vigías (en número) que no había conocido jamás ninguna Orientalistes de France, 1985, pp. 47-66. época, júzguese, por ejemplo, que desde la ciudad de Safi, 51. Epalza, M. de: «Costas alicantinas y costas magrebíes: el límite de la zona sedentarizada, hasta la parte de Argel, límite espacio musulmán según los textos árabes», Sharq Al-Andalus. del Mágreb Central y comienzos de Ifriqiya, hay tantas atalayas Estudios Arabes, Alicante 3, 1986, 25-31; 4, 1987, 45-48. R ábitas y A l -M onastir (es) en el norte y levante de la península de A l-A ndalus 107 los hacía demasiado cercanos como para no preocuparse XIII esta mixtificación semántica se acentúa progresi- especialmente por las costas. M. Epalza ha demostrado vam ente.54 en numerosas publicaciones lo que supuso esta nueva Al hablar de la Rápita de Benissa, ya quedó dicho reestructuración costera: gran reforzamiento de la marina cómo su fundación en el siglo XI se debiería al piadoso y de las fortificaciones del litoral; también se impusieron deseo de islamizar los núcleos de la montaña alicantina. otra serie de medidas que se mostraron tan eficaces o La existencia de otra zaw iya en la localidad de Benifato, más contra el peligro fatimí: se trata del aceleramiento identificada como la de los Síd Bono abonaría esta y profundización en la islamización de las poblaciones hipótesis.55 A pesar de la conquista cristiana, la zawiya costeras, con el fin de que tuvieran bien claro dónde originaria de Benifato siguió siendo un lugar donde ares y moriscos piadosamente. No hayزestaba la ortodoxia y dónde la heterodoxia.52 acudían los mudé El peligro fatimí no era sólo teórico. No es casual que que olvidar tampoco la presencia de un poblado morisco las atarazanas de Tortosa fueran inauguradas en el año llamado L’Atzúvia (catalanización de zawiya), en la Vall 333 H./944-945 J.C.,53 que en el mismo año se constru­ d’Alcalá, que quedó desierto tras la expulsión de estos.56 yera el Al-Munastir de Guardamar y que una flota sici- liana-fatimí atacara Almería (el puerto de Pechina) en terísticas, sino (...) en Salé, al Oeste de la aljama mayor. Y no 344 H./955-956 J.C., once años después [Epalza, 1989; he visto ninguna más de esa clase, habitadas por gente que allí Torres Balbás, 1957, 424-425]. De la importancia que se compromete a vivir, con unas características peculiares»; se está re£riendo a las rábitas en las que viven los ascetas bajo una el estado cordobés daba a esta frontera marina es mues­ regla. Viguera, 1977, 340. tra la visita de A l-Hakam II en el 353/964 a Alm ería para 55. Esta familia de místicos musulmanes está bien documentada revisar las fortificaciones del litoral. por las fuentes, y el más antiguo de sus miembros se conoce 3. Sobre las rábitas urbanas y las zaw iyas, tanto por su lápida funeraria, datada en Valencia el 24 de mayo urbanas como del interior del Sarq Al-Andalus, prác­ de 1061. Este foco religioso de Benifato perduró ^oreciente hasta que con la conquista catalano-aragonesa los Síd Bono ticamente la única documentación que poseemos es la tuvieron que emigrar a Granada. Fundaron allí una rábita que proveniente de la toponimia y de las fuentes de conquis­ se hizo muy famosa, hasta que hubieron de marchar nueva­ ta. El problema terminológico para poder diferenciar mente al Mágreb. A pesar del dominio cristiano, la zawiya ambas manifestaciones de la religiosidad islámica es originaria de Benifato siguió siendo un lugar donde acudían prácticamente irresoluble, puesto que la documentación los mudéjares y moriscos piadosamente, Franco, 1988, y Franco Sánc^z, F. «Andalusíes y magrebíes en torno a los que nos ha llegado es demasiado tardía y desde el siglo Síd Bono/a de Guadalest y Granada», Actas del II Coloquio Hispano-Marroquí de Ciencias Históricas «Cultura, Ciencia y Sociedad», Granada, 6-11 noviembre 1989, Madrid, ed. 52. Fruto de esta islamización y culturización del siglo X, surgirán I.C.M.A. / Al-Andalus’92, 1992, pp. 217-232. en la centuria siguiente múltiples focos culturales y una pléya­ 56. Las circunstancias recuerdan las noticias del cronista Luis de de letrados y sabios por todo el Sarq Al-Andalus. Epalza, Mármol Carvajal, quien al hablar de los moriscos de Granada, Míkel de: «Notas sobre el lingüista Ibn Sídah y la historia Jaén y Murcia af¡rma que celebraban también en el campo la de Denia y su comarca», Revista del Instituto de Estudios (Ir, vendimia؟pascua de los alaceres o alerces (del árabe ‘a Alicantinos, Alicante, 33, 1981, pp. 161-172; «Importancia de en el mes de septiembre, durante el cual, abandonando sus la historia árabe de Denia», Dianium, Denia, 1, 1982, pp. 45­ residencias habituales de la ciudad, iban a la montaña con el 89; «El esplendor de al-Andalus, reflejo del esplendor fatimí fin de «hacer la pasa», distrayéndose allí con bailes y zambras, en el siglo XI/V», Actas del IV Coloquio Hispano-Tunecino Mármol Carvajal, L: Historia de la rebelión y castigo de los (Palma de Mallorca), Madrid, ed. IHAC, 1983, pp. 79-82. moriscos del reyno de Granada, Madrid, vol. I, 1797, segun­ 53. Se conserva en el muro exterior de la catedral de Tortosa da impresión, cap. X, pp. 34-35. Torres Balbás, Leopoldo una inscripción que conmemora la fundación por cAbd Al- (1950): «Contornos de las ciudades hispanomusulmanas», Rahman III de las atarazanas en el 333 H. / 24 agosto 944-13 Al-Andalus, Madrid-Granada, vol. XV/2, recientemente ree­ al, E.: Histoire de l ’Espagne؟agosto 945 J.C. LÉvi-Proven ditado en Obra dispersa. I. Al-Andalus. Crónica de la España Musulmane, vol. II, lám. XVII. musulmana, Madrid, ed. Instinto de España, vol. IV, 1981, pp. 54. El problema llega a ser irresoluble cuando se intenta diferenciar 293-344 (pp. 447-448). entre rábitas y zawiyas en el reino de Granada, ver Seco De En el mismo sentido se cita que un alcalde de casa y corte Lucena, Luis: «De toponimia granadina (sobre el viaje de Ibn llevó a cabo una averiguación en 1609, tocante a la expulsión, Battuta al Reino de Granada)», Al-Andalus, Madrid-Granada, según la cual estaba probado que aún por entonces los moris­ XVI, 1951, pp. 74-85; Villanueva, Carmen: «Rábitas grana­ cos de Granada, Murcia y Jaén ayunaban dorante el Ramadán dinas», Miscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos, Granada, y celebraban la Pascua de los alaceres o alerces por todo el vol. III, 1954, pp. 79-86, y más recientemente Martínez Ruiz, mes de septiembre; durante éste, dejando las casas que habita­ Juan: «Edificios religiosos musulmanes en la Granada morisca ban la mayor parte del año, moraban en otras que poseían tras (Lingüística e historia)», Actas del III Simposio Internacional las sierras, rodeadas de viñas; allí, so pretexto de hacer la pasa, de Estudios Moriscos. Las prácticas musulmanas de los moris­ dejaban transcurrir el tiempo sin oir misa, entre bailes y zam­ cos andaluces (1492-1609), Zaghouan, ed. Ceromdi, 1989, pp. bras en los que aparecían ataviados con los más vistosos trajes 121-137. En el s. XIV escribió el magrebí Ibn Marzuq: «las y aderezos de que disponían; a los hijos que engendraban en zawiya-s en el Mágreb, son los lugares destinados a acoger dichos lugares los llamaban dichosos y bienaventurados. El día a los que llegan y dar de comer a los viajeros necesitados. del año nuevo celebraban otra Pascua, llamada del «Granon», En cuanto a los ribat, según la acepción de este término en y comían trigo cocido con leche, en memoria de haber sido Oriente, no he visto igual en el Mágreb, con sus mismas carac- 108 F rancisco F ranco SÁNCHEZ

Finalmente, es muy difícil poder aportar una cronolo­ Ferrando i Francés, Antoni (ed.) (1978): Llibre del gía para las diferentes rábitas extramuros de Valencia, Repartiment de València, València, Vicent García Xàtiva o Murcia, o la más lejana de Elche, todas ellas Editors, S. a., 1978, 571 pp. importantes ciudades que parece contaban con su propia Franco Sánchez, Francisco (1988): «Identificación de rábita. j. Oliver Asín propone la fecha del siglo XIII la i^mba de los Síd Bono en Benifato (Alicante)», como referencia para el fenómeno de la pérdida del Sharq Al-Andalus. Estudios Árabes, Alicante, n°. 5, sentido religioso-militar de las rábitas; en ese momento 1988, pp. 181-186. kallü؛pasarían a ser eremitorios, ubicados generalmente cerca Hernández Jiménez, Félix (1939): «El ribat de Ka de las ciudades [Oliver A sín, 1928, 371]. en la provincia de Marmaria», Al-Andalus, M adrid­ Granada, ed. C.S.I.C., n° IV/2, 1939, pp. 317-332 Madoz, Pascual (1849): Diccionario Geográfico-esta- B ibliografía dístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid. Azuar Ruiz, Rafael (1989): «Conclusión», La rábi- Madoz, Pascual (1982): Diccionario Geográfico-estadísti- ta califal de las dunas de Guardamar (Alicante). co-histórico de Alicante, Castellón y Valencia, Valencia, Cerámica, epigrafía, fauna, malacofauna, Alicante, ed. Instiiución Alfonso el Magnánimo, 2 vols. ed. Diputación Provincial, pp. 207-215. Marín, Manuela (1989): «La vida en los ribat de qiya», La Rábita califal de las dunas de؟Barceló, Carmen (1989): «Los epígrafes árabes de Ifr Guardamar», La rábita califal de las dunas de Guardamar, Alicante, ed. Museo Arqueológico de la Guardamar (Alicante). Cerámica, epigrafía, fauna, Diputación Provincial, pp. 199-207. malacofauna, Alicante, ed. Diputación Provincial, Oliver Asín, Jaime (1928): «Origen árabe de rebato, pp. 183-195. arrobda y sus homónimos. Contribución al estudio Barceló, Carmen (1998): La escritura árabe en el País de la historia medieval de la táctica militar y de su Valenciano. Inscripciones monumentales, Valencia, léxico peninsular», Boletín de la Real Academia ed. Universidad de Valencia, 2 vols Española [de la Lengua], Madrid, ed. Real Academia Bramón, Dolors (1989): «De les ràpites avui catalanes: Española, vol. XV, pp. 347-395 y 496-542 la institució islàmica del ribat», Antistiana. Butlletí Pocklington, Robert (1988): «Toponimia islámica Informatiu, La Ràpita, ed. Grup d’Estudis Rapitencs, del campo de Caitagena», Historia de Cartagena, novembre 1989, 5 pp. Murcia, ed. Mediterráneo, pp. 319-340. Chalmeta, p.; Corriente, f., Subh, m. (eds.) (1979): Román del Cerro, José Luis; Epalza, Míkel de Al-Muqtabis, Madrid, Instinto Hispano-Arabe de (1983): Toponimia mayor y menor de la provincia de Culera / Facultad de Letras de Rabat, 580 + 19 pp. Alicante. Listado por municipios, Alicante, Caja de C orral Lafuente, José Luis (1987): «El sistema urba­ Ahorros Provincial, 289 pp. no en la Marca Superior de Al-Andalus», Tvriaso, Rubiera, M*. Jesús; Epalza, Míkel de (1984): Los nom ­ Tarazona, Centro de Estudios Turiasonenses, vol. bres árabes de Benidorm y su comarca, Alicante, VII, pp. 23-64. ed. Ayuntamiento de Benidorm / Universidad de Epalza, Míkel de (1987): «El Islam aragonés, un Islam Alicante, 65 pp. de frontera», Tvriaso, Tarazona, Centro de Estudios Rubiera, M*. Jesús (1985): Villena en las calzadas Turiasonenses, vol. VII, pp. 9-21. romana y árabe, Alicante, ed. Universidad de Epalza, Míkel de (1988): «Constii^ción de rábitas en la Alicante / Ayuntamiento de Villena, 62 pp. costa de Almería: su función espinal», H om enaje a Rubiera, M*. Jesús (1985a): La Taifa de Denia, Alicante, j . a . Tapia Garrido, Almería, pp. 231-235. ed. Institut «Joan Gil Albert» de la Diputación Epalza, Míkel de (1991): «Al-Munastîr d’If^qiya et Provincial, 172 pp. Al-Munastîr de Xarc Al-Andalus», Actes du VII Rubiera, M*. Jesús (1987): «La rápita de Benissa», Colloque Universitaire Tuniso-Espagnol sur «Le 1987. Millenari Benissa, Benissa, ed. Diputació Patrimoine andalous dans la Culture arabe et Provincial d’Alacant, 3 pp. Espagnole», Túnez, ed. Université de Tunis, pp. DE Slane, W. Mac Guckin (1842): «Description de 95-106 l’Afrique par l^n Haucal (I)», Journal Asiatique, París, febrero y marzo 1842, pp. 153-196 y 209-

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٠■ LA RABITA EN EL ISLAM ESTUDIÓS INTERDISCIPLINARES

Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita Universitat d'Alacant 2004 L a r à b it a e n el isl a m E st u d io s Interdisciplinares

Congressos internacionals de Sant Carles de la Ràpita (1989, 1997)

Edición de las Actas a cargo de Francisco Franco Sánchez Dirección Científica de los Congresos a cargo de M íkel de Epalza

Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita Universitat d’Alacant 2004 L a r á b i t a e n e l i s l a m . E s t u d i o s I nterdiscipli ^ a r e s C ongressos Internacionals de Sa n t Carles d e la r á p it a (1989, 1997)

Edición de las Actas a cargo de F ra n cisco F ra n co Sá n ch ez Dirección Científica de los Congresos a cargo de M^kel d e E palza

Autores

J. A bellán P érez K. F ilali A. M. A l -A bbadi F. F ra n co Sá n ch ez J. A lu bu d i A. H. G a fsi Slam a C. B iarnés A. G a rcía Sa n ju á n D. B ra m ó n J. A. G ó m ez Sa n ju á n M. I. C a ler o Secall A. G o n zá lez P rats R. C am pa illa C. G o zalbes C ravioto P. C a n o Á vila M. M arín H. C a tarin o V. M a rtínez E n a m ora do P. C a rles i G uàrdia C. M a rtín ez Salv a d o r A. C ervera L. M illá n J. C h eikha J. N ieto M oreno A. C u rto i H om edes M. P érez Tello F. D achraoui J. F. P ita rch L ópez M. d e E palza S. A. Sa lem M. E spinar M oreno M. S. Z biss

Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita Universitat d’Alacant 2004 © los autores Edita: Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita - Universitat d’Alacant Preimpresión: £ Espagra/ic Impresión: Imprenta Dassoy I.S.B.N.: 84-609-3080-7 D. L.: T -l.660-2004 Índice

Presentació del llibre...... XIII

I. Estudis generals / Estudios generales

Ahmad Mujtar A l- A b b a d i 1. Acerca del Rebato...... 3 Míkel d e E p a l z a 2. La Rápita islámica: Historia Institucional...... 5 Míkel d e E p a l z a 3. Los estudios sobre las rábitas en la actualidad (1998)...... 29 Kamel F i l a l i 4. Processus du ribat dans la conception du . Des guerriers de la foi aux Marabouts fondateurs de tribus...... 43 Carmen M artínez Salvador 5. El ribat en al-Andalus. Enclaves militares y centros de transmisión mística (siglos IX-XI d. C.)...... 49 Francisco Franco Sánchez 6. La economía de las rábitas...... 59 Jemaa C h e ik h a 7. Les ribàts d’après les livres de tabaqàt...... 81 Alejandro García Sanjuán 8. Rábitas y ribats en el Micyar de al-Wansarïsï (m. 914/1508)...... 83 Joaquín Nieto M oreno - Manuel Pérez Tello 9. Testimonio del Movimiento Mundial Murabitún ...... 91

II. Estudis regionals i locals / Estudios regionales y locales

Francisco Franco Sánchez 10. Rábitas y Al-Monastir(es) en el norte y levante de la península de Al-Andalus ...... 95 Manuela M a r í n 11. El ribát en Al-Andalus y el Norte de Á frica...... 111 Dolors BRAMON 12. La Ràpita del Cascall al delta de l’Ebre ...... 117 Josep F. Pitarch López 13. Alguns aspectes sobre el territori de la rápita del Cascall al voltant de l’any m il...... 125 Paco Carles i Guàrdia 14. La toponímia i els espais d’època àrab a l’àmbit territorial de la Ràpita del delta de l’Ebre en el segle X I. 129 José Antonio Gómez Sanjuán 15. El ribat de Casteli...... 145 Albert C urto i Homedes 16. Recerques arqueològiques sobre la regió tortosina a l’època islàmica. Estat de la qüestió...... 153 XII

G r u p d ’E st u d is R a pit e n c s 17. Petita història d’un poble. La Ràpita del Penedès ...... 161 Alfredo González Prats 18. El conjunto arqueológico de las dunas de Guardamar (Alicante): El yacimiento islámico de La Rábita Califal y el yacimiento fenicio de La Fonteta...... 165 Míkel d e E p a l z a 19. «Sa Ràpita» de Campos, a Mallorca, topònim araboislàmic i document històric...... 173 Manuel Espinar M oreno - Juan A bellán Pérez 20. Las rábitas en Andalucía. Fuentes y metodología ...... 181 Manuel Espinar M oreno 21. Las rábitas de las tierras granadinas en las fuentes documentales. Arqueología y toponimia...... 211 Pedro C a n o Á v i l a 22. Noticias de la Rábita de Alcalà la Real (Jaén)...... 231 Ma Isabel Calero Secall - Virgilio M artínez Enamorado 23. Ràbitas y zubias malagueñas...... 237 Juan Abellán Pérez 24. Las rábitas de la fachada atlántica gaditana...... 255 Helena C a t a r i n o 25. Breve sinopse sobre topónimos Arrábida na costa portuguesa...... 263 Carlos Gozálbes Cravioto 26. Rábita y záwiya en la Ceuta medieval: Similitudes y diferencias...... 275 Ferhat D a c h r a o u i 27. Le rôle des ribats dans le gihad maritime en Ifriqya au moyen âge ...... 281 Mustafá Slimane Z b is s 28. Les ribats de Monastir...... 289 Abdelhakim Gafsi Slama 29. Des autres al-Monastir en Tunisie?...... 295 Roberto C a m p a illa 30. Un ribat islámico in Sicilia Orientale...... 299 As-Sid Abdelaziz S a le m 31. Las rábitas de Alejandría...... 309 Jasim A lu b u d i 32. Las rábitas, zawiyas y takyas bagdadíes e Ibn SacId ...... 315

III. Homenatge a Valeri Boet: Valeri, amb la mar als u lls...... 347

IV. Rübita-s, ribat-es y al-munasffr-es. Bibliografía comentada con una introducción historiográfica Francisco Franco Sánchez ...... 351

Los estudios número 2, 7, 9, 10, 11, 12, 15, 16, 17, 20, 22 y 27 ya fueron publicados en las Actas del I Congrés de les Ràpites de l ’Estat Espanyol de Sant Carles de la Ràpita (ver sus referencias exactas en la bibliografía final). Se reproducen con algunos cam­ bios mínimos y tras haber sido corregidas las erratas que contenían. Los otros veinte son trabajos inéditos presentados al II Congrés Internacional sobre «Ràpites, Ribats i Almonastirs». ^٠ ^٠٠٠١٠٠٠٠٠٠٠^ ٠ ٠

Ajuntament de Sant Carles de la Ràpita

Universitat d’Alacant Universidad de Alicante