<<

111111222222 HHHHHHOOOOOOMMMMMMBBBBBBRRRRRREEEEEESSSSSS SSSSSSIIIIIINNNNNN PPPPPPIIIIIIEEEEEEDDDDDDAAAAAADDDDDD Una obra maestra que habla de los pr e- juicios del hombre y de su incansable afán por encontrar la verdad.

FICHA TÉCNICA:

Título original: 12 Angry Men Nacionalidad: EEUU Año: 1957 Dirección: Sidney Lumet Guión: Reginald Rose (basado en su obra para televisión) Producción: Reginald Rose y Henry Fonda Dirección de Fotografía: Boris Kaufman Montaje: Carl Lerner Dirección Artística: Robert Markell Música: Kenyon Hopkins Reparto: Henry Fonda ( Jurado Nº 8 ), Lee J. Cobb (Jurado Nº 3 ), Ed Begley ( Jurado Nº 10 ), E.G. Marshall ( Jurado Nº 4 ), Jack Warden ( Jurado N º 7), Martin Balsam ( Jurado Nº 1 ), John Fiedler ( Ju- rado Nº 2 ), Jack Klugman ( Jurado Nº 5 ), Edward Binns ( Jurado Nº 6 ), Joseph Sweeney ( Jurado Nº 9), George Voskovec ( Jurado Nº 11 ), Robert Web- ber ( Jurado Nº 12 ), Rudy Bond ( Juez ), James A. Kelly ( Guardia ), Billy Nelson ( Escribano ), John Sa- voca ( Acusado ) Duración: 95 min. (B/N)

SINOPSIS:

En un juicio, y tras escuchar todas las pruebas y testimonios, un jurado popular compuesto por una docena de personas tiene que decidir si absuelve o condena a muerte a un joven, acusado de haber matado a su padre con una navaja. Tras el proceso, l os doce miembros del jurado son encerrados para deliberar sobre la inocencia o culpabilidad del acusado. Su vere- dicto ha de ser por unanimidad ya que, en caso de que le declaren culpable, el encausado será condenado a la silla eléctrica. Inicialmente, todos están de acuerdo en su veredicto de culpabilidad, menos uno de ellos, que tratará de convencer a sus otros once compañeros de que reconsideren su decisión.

HOJA INFORMAT IVA

Nº 53

Enero 200 5

COMENTARIOS:

Tras una trayectoria televisiva de casi diez años, el estadouniden se Sydney Lumet debutó como director cinematográfico con el aclamadísi- mo largometraje Doce Hombres . Basada en una obra creada para la televisión por Reginald Rose en 1954 (el propio Rose elaboraría el guión de la película), Doce Hombres Sin Piedad es una de esas cintas que, por su tema, su acción, su desenlace y su realización, resulta de difícil clasificación dentro del hermético y usual ordenamiento por géne- ros del cine. A caballo entre el drama judicial y el suspense, esta pelícu- la, de innegab le aire teatral, se ha convertido en un cierto paradigma del trabajo cinematográfico bien hecho, como acreditan sus tres nomi- naciones al Oscar (entre ellas a la Mejor Película) y su éxito de crítica y público a lo largo del tiempo. Dos años después de su emisión televisiva (que tuvo lugar a principios de 1954) en el programa Studio One de la CBS , Henry Fonda le planteó a Reginald Rose la posibilidad de adaptar la obra al cine, co-produciendo ambos el proyecto. El propio Fonda eligió a Sidney Lumet , un director que había hecho televisión y teatro (de hecho Lumet creó en 1947 uno de los primeros talleres Off-Broadway , donde se realiza- ban espectáculos de vanguardia), y contrató a un grupo de actores sólidos, con él mismo a la cabeza del reparto, para la adaptación cinematográfica. Pese a que el filme llegó a dar millones de dólares en todo el mundo , se rodó con un presupuesto muy bajo (sólo costó unos 350.000 dólares) y en sólo 19 días. Esta paradoja, para muchos milagro- sa, fue posible gracias a la eficaz combinación de talentos ya apuntada: el de un buen autor, el de un realiza dor con oficio, el de once oscuros pero grandes actores y el de una estrella llamada Henry Fonda , nada menos. El primero de estos cuatro pilares, Reginald Rose , realizó un soberbio ensayo sobre la condición huma- na, con sus luces y sombras, en el que acierta a retratar, a través de unos diálogos ma- Reginald Rose, el autor gistralmente concebidos, la realidad íntima de una amplia y diversa galería de personajes de la obra, realizó un tipo. Este hecho, meritorio en sí mismo, habría resultado, no obstante, insuficiente si no se hubiera combinado con la capacidad de once formidables actores secundarios (otro de soberbio ensayo sobre la los pilares) y la de uno de los más aclamados actores de la historia de Hollywood (el ter- condición humana, con cer apoyo), para caracterizar, de una forma magistral, profunda y llena de matices, a los sus luces y sombras . diferentes personajes y sus respectivas formas de ver la vida. La muestra que se nos pre- senta abarca desde el supuesto buen ciudadano, pilar de la comunidad, que esconde bajo su superficie a un individuo lleno de prejuicios e ideas preconcebidas (un característico ejemplo del WASP , White Anglo-Saxon People , encarnado por Lee J. Cobb ), hasta el típico exponente de hombre abierto y tolerante (interpretado por Henry Fonda ), al que muchos tachan de "liberal" en tono despectivo. Entre estos dos extremos antagónicos, figura toda una tipología humana que incluye el hombre salido del arrabal que debe enfrentar los prejuicios de los demás, el hombre culto e ilustrado cuya aparente superioridad moral e intelectual se derrumba ante su propia complacencia, el hombre viejo que demuestra más sentido común que cualquier otro de la sala, el hombre aficionado a los depo rtes que sólo quiere acabar el trámite cuanto antes para ver a su equipo... , todos ellos sin nombre y sólo identificables por los números que les han sido asignados. Finalmente, pero no en último lugar, está la labor de Sydney Lumet , cuya lúcida direc- ción, a modo de contrafuerte, sirvió para apuntalar esta soberbia construcción cinematográfica. Ante el handicap que supone el hecho de que la historia tenga lugar dentro de un sólo escenario, Lumet desarrolla un manejo de la cámara tan ágil que parece como si la sala de deliberaciones cambiara para reflejar el paso del tiempo, casi ajustado al tiem- po real. Así, apoyado en la dirección de fotografía de Boris Kaufman , Lumet solventa con maestría semejante corsé inicial (impropio de una cinematográfica), usando diversas lentes y ángulos de cámara para transmitir una creciente sensación de claustrofobia y crispación. En suma, nos encontramos ante una obra maestra que habla de los prejui- cios del hombre y de su incansable afán por encontrar la verdad a través de la razón frente al instinto EL PONENTE : JUAN FERNANDO LÓPEZ AGUILAR

MINISTRO DE JUSTICIA. Nacido el 10 de junio de 1961 en Las Palmas de Gran Canaria. Licenciado en De- recho por la Universidad de Granada y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense. Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia. Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Catedrático Jean Monnet de Derecho e Integración Europea. Master of A. Law & Diplomacy por la Fletcher School of Law & Diplomacy de Massachussetts. Ha sido asesor parlamentario de varios Ministros de Justicia y Director General del Gabinete de l Ministro en los ministerios de Administraciones Públicas y de Educación y Ciencia. Fue elegido Diputado por Las Palmas, en las elec- ciones de marzo de 2000. Asimismo es autor de numerosos libros y trabajos de su especialidad.

“Doce Hombres sin Piedad es una reflexión acerca de la presunción de inocencia, en los límites de las razones y motivos de la justicia ”. Juan Fernando López Aguilar