Poesias Liricas, Precedidas De Un Prólogo Por Teodoro Guerrero
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Poesias liricas, precedidas de un prólogo por Teodoro Guerrero. Caballero y Valero, Victor, 1838-1874. Habana, Impr. del Tiempo, 1862. https://hdl.handle.net/2027/chi.087791894 Public Domain, Google-digitized http://www.hathitrust.org/access_use#pd-google We have determined this work to be in the public domain, meaning that it is not subject to copyright. Users are free to copy, use, and redistribute the work in part or in whole. It is possible that current copyright holders, heirs or the estate of the authors of individual portions of the work, such as illustrations or photographs, assert copyrights over these portions. Depending on the nature of subsequent use that is made, additional rights may need to be obtained independently of anything we can address. The digital images and OCR of this work were produced by Google, Inc. (indicated by a watermark on each page in the PageTurner). Google requests that the images and OCR not be re-hosted, redistributed or used commercially. The images are provided for educational, scholarly, non-commercial purposes. Eoo University of Chicago Library CEAV " Besidesthe nan toic this bookaso treats o Subject Wo. Onage Suject No. On Aage f Cl Class Boo University of Chicago Library CEAW ti — Besidesthe main topic this bookalso treats o Subject No. Onage Suject Wo. Onage _ - To LRRARY - - • · " * . .. *". * POESIAS. IIIIIII S, Pº «O EsIAs ILIRI CA PE)|)AN|)E|NP.00) POR EL SIR, D, TEODORO GUERRIERO, HABANA. IMPRENTA DEL TIEMPo, CALLE DE CUBA N°71, ANTEs 37, 1862, Al Sl, ), VIENTE DE LARAIRI, covevo, fan sido, to» que &n. m espinos. poco» red. amigo, Uly á fa vez con la ondad, ta ta 0. me fan fuecido fanqueza, te cavactetizan ta de un el cau. teafad que tonto poteccion padre ño de un feumano, m “je, solo, fuéano, abandonado, sin ma» caudal que afan el mundo á luchando con fa» que ofece pov apuendev, dificultade» el 11, ¿? incierto», on timon ni unfo en pocoso fos que po eagan, de maucándome fa uta de fa cida. U. me ha seucido enéfico favo, de saloacion» de un puesto da á conocev (Deseo una ocasion, podev que se me puesente hawa en to íntimo de mi cotazon. et cauño fa guatitud que pov 0. guado contentoumue con uecouda. 110facove», 6(ciéntua» tonto, tengo que de mi» anhelo ta coleccion que fago pobwe. al efecto, que pumeva LLC, 6da, teve el nombre de LOO- en la ota de al fuente hewoo. amistad me fonvo. LCL, O-10 0. cuya poteccion le admitiv esta muesta del cauño que pwo CDignese 0U pequeña su «econocido esa, amigo /'ictaº,6°alallero //aleo. PRÓL0G0. I. Jóven poeta, ¿adónde vas? He aquí lo que parodiando al célebre Lamennais me ocurre preguntar á Victor Caballero y Valero al empe zar mi pequeño viaje de exploracion por las páginas de este nuevo libro. Porque un viaje y no un prólogo es lo que voy á ofre cer á los lectores de las poesias del mas fecundo y en tusiasta vate que vieron los nacidos y verán los veni deros. Um prólogo requiere por lo ménos autoridad, y yo no la tengo mas que en mi casa. Un prólogo es la trompeta de un Mentor que impone al público á voz en grito el mérito indisputable de un libro. Todavía no he visto un libro malo, á juzgar por el in troito de firma agena que el autor pide á alguna pluma acreditada. VIII Un prólogo no es mas que un portero de salon que anuncia á los visitantes que entran, con sus. títulos y merecimientos, para darlos á conocer con toda su impor tancia. Con decir que el autor tiene mucho talento y citar al gunos trozos, siempre muy escojidos, y por supuesto re mover los huesos á algunas celebridades, para hacer com paraciones, cata un prólogo completísimo, al autor con tento, y el libro algo mas abultado, lo cual le da mas valor al ménos por el volúmen. Pero el público sabe ya á que atenerse en esto de pró logos, que miéntras mas buenos son mas hacen palide cer las obras que intentan recomendar. Un prólogo bueno al frente de un libro malo—permí taseme la comparacion—es una caja de pasas, cuya pri mera capa encuentra excelente el comprador; pero ape nas separa esta no halla mas que basura. Y, sin embargo, lo que se compra no es la primera capa. Si penetramos en la conciencia de Hartzenbusch, él que ha escrito tantos prólogos, nos dirá que algunas ve ces ha sucumbido á exijencias fuertes; pero esta debili dad de su buen carácter no ha añadido un quilate al né rito de las obras ensalzadas. Porque el que habla no es el crítico que juzga, sino el amigo que sucumbe. ¿Puede todo el talento de un grande hombre, por mu cho que se esfuerce, hacer producir espigas á una mata infecunda? El dirá: ¡ved el grano! pero el público que tiene bue nos ojos, aunque no se atreva á desmentir á su autori dad, se encojerá de hombros, guardándose bien de caer en el lazo que le tienden. Por el contrario, el libro bueno no necesita de prólo go; adonde está la luz se admira sola, sin que el dedo la señale. En los libros malos con prólogos buenos no puede de cirse que el pabellon cubre la mercancía. IX Despues de todo lo expuesto comprenderá Caballero porqué no he querido escribir un prólogo á sus poesías. Además, aunque mi opinion fuera tenida en algo, el público no me daria crédito; sabe que aprecio al poeta y no vería en mis elogios mas que un tributo de amistad. Pero Caballero ha anunciado que el libro llevaria un prólogo mio y no tengo otro remedio que situarme á la puerta para decir á los lectores: despues de hacer un via je por sus páginas me ha deleitado su contenido. Creo que á los lectores les sucederá lo mismo y en vez de detenerlos á la puerta, lleno de la mayor buena fé les digo: ¡adelante II, Jóven poeta, ¿adónde vas? Vuelvo á repetir mi pregunta, y no para contener al poeta en su carrera, que esto sería difícil atendido á que marcha por la senda de las letras impulsado por una fuer za motriz irresistible, sino para leer en su corazon y ana lizar su entusiasmo sin límites. ¿Adónde vas?—¿Pretendes hoy escalar el templo de la Fama por el amor que profesas á las Musas? Repara que el caballo Pegaso está cojo y no conse guirás mas que dar tropezones para llegar tarde ó nun ca al Parnaso, aunque hayas bebido la sacra inspiracion en la fuente Helicona. Descubierto el vapor y el telégrafo todo marcha en el siglo con una velocidad increible; una reputacion se ha ce hoy en una semana ó no se hace nunca. El estudio que doma la imaginacion y morijera los ins tintos no tiene ya su verdadero prestigio, porque el vul go se paga mas del pulmon que grita para pregonar las propias alabanzas, que de la voz débil que produce la in cesante laboriosidad del que pretende paulatinamente formarse una reputacion. - X Esto es una gran verdad y no del dia; Horacio lo ase guró ya: audaces fortuna juvat. Alquila una hora siquiera las cien trompetas de la Fa ma para aturdir al mundo, y conseguirás mas producto que escondiéndote en un rincon para esperar á que los ojos miopes de la humanidad se fijen en los débiles pero verdaderos rayos de tu luz. La modestia es una vírgen pudorosa que se oculta por vergüenza á los séres de la tierra. Y si eres modesto ¿qué alcanzará tu pobre libro? Vivir olvidado en la anaqueleria de Charlain, como yacen los cadáveres en las fosas de los cementerios. En cambio ¿no has leido las lápidas de los nichos? Hasta los muertos se cuelgan veneras ostentosas en los lujosos mármoles para detener á los que pasan por la mansion del silencio. Desde su rincon sepulcral yritan para fijar la atencion. Allí tambien. en el terreno de la igualdad, hay cate gorias, hay nombres que la vanidad impone. Y si esto hacen los muertos ¿qué no han de hacer los vivos, hambrientos de publicidad? La publicidad no es mas que el filon de una mina que se explota. ¿Adónde vás?—¿Intentas vivir del fruto de tus tareas literarias?—Rompe entónces tu lira ó cúbrela para siem pre con el manto del olvido. Tienes fé, tienes entusiasmo, tienes amor al arte, y no podrás decidirte á hundir tu ira en el cieno. Cambia tu pluma de poeta por la vara de medir del comerciante; deja tu modesto gabinete y lánzate al mue lle, en pos de una fortuna; allí correrás mucho, pero hay en lontananza un punto de parada que te ofrece descanso y un porvenir seguro. Recoje los frutos de los ingenios agenos, que á fuer za de exhibirlos á la codicia del mundo te proporciona rán dulzuras que no puede producirte tu ingenio, estéril en lo positivo, pues no produce mas que flores de muerto. XI Flores que solo brillan en el círculo de las letras, ce - menterio que ya nadie visita. Busca en él á nuestros hermanos y solo encontrarás sus nombres inscritos en lápidas que cubren hoyas vacias. Los cuerpos andan por el mundo, asendereados, bus cando el pan de cada dia, en el rincon de una oficina, en el cuarto bajo de algun diario político, ó refugiándose en las alturas de una bohardilla para esconder su miseria, Cuando llegues á España no preguntes por las glorias contemporáneas, cuyos versos repetiste en tus primeros años, animándote en tu vocacion: esos poetas ya no existen.