Antonio Avitia Hernández

Las Bolas Surianas: Históricas, Revolucionarias, Zapatistas y Amorosas de Marciano Silva.

México, 2005

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I.- Esos Corridos que se llaman Bolas.

En la mayoría de las civilizaciones del mundo, los artistas populares han creado un buen acervo de lírica narrativa, histórica y de ficción que, independientemente del nombre genérico que reciban (poema épico, saga, cantar de gesta, huehuetlatolli, itoloca, balada o corrido entre otros) tiene como objeto el relato y el canto en verso de la historia o los mitos y fantasías, como parte del imaginario colectivo de las culturas en que se generan. En el caso específico de las civilizaciones que han habitado el territorio de Mesoamérica, la composición de lírica narrativa ha sido práctica común desde la época prehispánica con la particularidad, entre los primeros pueblos, de que se usaba, para la construcción de los poemas, de lo que se conoce como metros trocaicos, en los cuales la irregularidad y disparidad en la cantidad de silabas entre verso y verso es la constante. El arribo de los europeos, con los tiempos del dominio de los peninsulares criollos y castas coloniales, trajo consigo el intento de imposición hegemónica de los metros europeos octosilábicos del romance, en la creatividad constructiva de la lírica narrativa de los novohispanos mestizos e indígenas. Entre el siglo XIX y el XX la evolución de la música, los instrumentos y las formas, así como la adopción de múltiples ritmos y estructuras melódicas y poéticas abrieron un amplio abanico de posibilidades creativas y de interpretación. Entre los estudiosos del folklore mexicano se ha suscitado una apasionada polémica por determinar la paternidad y el origen indígena prehispánico o europeo de la abundante lírica narrativa mexicana. Sin embargo, los intentos por dar carta de naturalización a los múltiples y diversos estilos y formas de creación de lírica narrativa que se producen en cada periodo de la historia del país, incluyendo la prehispánica, y en cada porción regional del territorio nacional, que muestran grandes diferencias entre si, de acuerdo a sus específicas necesidades y configuraciones culturales, resulta tarea

2 forzada y sin ningún posible logro en sus comprobaciones, al intentar unificar o dar clasificación integrada a creaciones como el romance, el corrido, el itoloca y el huehuetlatolli y sus derivados que, aunque pertenecientes a un mismo género, son de diferente familia. Al echar un somero vistazo al acervo de la lírica narrativa histórica mexicana, se hacen evidentes las diferencias formales de métricas, rimas y construcciones poéticas, así como de los sonidos musicales y las dotaciones instrumentales en la interpretación. De igual manera, se hacen evidentes las diferencias en el uso de los vocablos y de la lengua en general. Al no existir relación previa a la conquista entre las civilizaciones americanas y las europeas, las expresiones culturales, como la lírica narrativa de unos y otros tampoco tuvo relación alguna y sólo la paulatina vinculación de americanos, europeos y demás elementos étnicos que integran la multirracialidad mexicana producirían la creación de las expresiones culturales propias de cada región del país. Resulta interesante como en la mencionada polémica que se suscitó entre la cuarta y novena década del siglo XX, había quienes, como el folklorista Vicente T. Mendoza y sus seguidores, en la propuesta de una tesis hispanista sobre el origen de la lírica narrativa mexicana, aseguran que el corrido es un producto derivado directamente del romance español y que la métrica de su construcción en general; es y debe ser octosilábica, al tiempo que el estudioso Celedonio Serrano Martínez y sus seguidores, en su propuesta al respecto del mismo tema, adoptando una versión indigenista, aseguran que el origen directo del corrido es el de los cantos guerreros prehispánicos de los náhuas y otras étnias prehispánicas nacionales. Por su parte Ángel María Garibay Kintana, en una meditada integración evolutiva de ideas, sobre las formas de lírica narrativa que en Mesoamérica han sido, aseguraba que: “El cotejo de los cantos guerreros con los anales, crónicas y códices daría una excelente visión histórica, como actualmente lo hace el corrido, en coincidencia con los acontecimientos y en estrecha relación con el público escucha, transformándose en un valioso modo de comprensión de la poética histórica popular mexicana” (ÁNGEL MARÍA GARIBAY KINTANA. Historia de la Literatura Náhuatl, México, Ed. Porrúa, Colección Sepan Cuantos #626, pp.218, n.1.)

3 Entre hispanistas e indigenistas hubo quienes se pronunciaron por la tesis del origen mestizo del corrido y otros más por una más lógica y coherente opción teórica que implica el origen múltiple, regional y plural de las composiciones poéticas narrativas y musicales llamadas corridos, al ver su carácter multiforme, polimétrico y polirrítmico, así como la diversidad de nombres con que, de acuerdo a su forma y región productora se designa a las composiciones poético narrativas mexicanas, a saber: tragedias, mañanas, bolas surianas, recuerdos, versos, danzas, saludos y corridos, entre otras. Abusando de la paciencia del lector y haciendo un símil taxonómico. Así como los tlacoyos, los totopos, las tlayudas, las tortillas, las pellizcadas, los sopes, las gorditas, a pesar de sus diferencias de forma, contenido y sabor, son genéricamente tortillas de maíz y no panes de trigo. De la misma manera, esas composiciones poéticas que se cantan y que se llaman: tragedias, mañanas, corridos, bolas surianas, recuerdos, saludos, versos y danzas, independientemente de su diversidad de forma, dotación instrumental, métrica y ritmo, son genéricamente corridos. De acuerdo con lo anterior y tomando en consideración que una buena cantidad de composiciones de lírica narrativa no tienen música propia , nunca la tuvieron, o la que se usa para su interpretación corresponde a otra composición, se puede decir que el corrido es un género lírico narrativo de temática múltiple, que puede ser cantado o no, y que es usado para narrar historias reales o ficticias que expresan el punto de vista del bando, o las ligas, afectivas o ideológicas a que está afiliado el autor y cuya construcción obedece a la creatividad del mismo y a las formas poéticas populares que prevalecen en la región donde se produce. La bola suriana es un caso especial en el terreno de la lírica narrativa mexicana, por su construcción poética, su métrica, su ritmo, su dotación instrumental y su música que se diferencia de las demás que se producen en el país.

La Región de las Bolas Surianas.

Se desconoce a ciencia cierta el origen de la palabra bola en su acepción musical, aunque Catherine Heau afirma que: “se trata de una derivación del término bolera que, a comienzos del siglo XIX, designaba un aire musical bailable parodiado por los partidarios de la independencia, quienes le cambiaban la letra para acomodarles otras

4 alusivas a la lucha contra los españoles” (CATHERINE HEAU. “El corrido y la Bola Suriana”, en: Estudios sobre las culturas Contemporáneas, Vol. II, #6, p.101) Los estados donde se localiza la mayor producción de bolas son: Morelos y Guerrero, siguiéndoles sus circunvecinos: Oaxaca, Puebla, Estado de México y Michoacán. “Su extensión geográfica coincide con la mayor parte del territorio de lengua náhuatl y corresponde a los principales bastiones del zapatismo” (Ibíd. P.102). Vicente T. Mendoza reconoce que la bola suriana no corresponde a su tesis hispanista y en su opinión “En los estados del centro: Puebla, México, Hidalgo, Tlaxcala y Morelos, el corrido se manifiesta en formas muy diferentes; acepta otros metros literarios y en consecuencia otros compases, resultando de esto que el corrido en dicha zona se ve influido por otra música y otra literatura, europeas ambas, que difieren del origen español del género que tratamos” (VICENTE T. MENDOZA. El Romance Español y El Corrido Mexicano, Estudio Comparativo, p-153). Al externar su opinión Mendoza no acepta la posibilidad de las influencias indígenas, pero tampoco nos informa de qué influencias europeas se nutre la bola suriana. Dada su construcción poética, que no corresponde a la del romance y que no tiene nada que ver con las formas más usuales de poesía hispana y su sonido musical no europeo, según Armando de María y Campos, para la bola suriana: “es fácil considerar que sus fuentes de origen son los cantos de los verdaderos dueños de la tierra, cualquiera que sea la tribu a la que hayan pertenecido.(ARMANDO DE MARÍA Y CAMPOS. La Revolución Mexicana a Través de los Corridos Populares, Tomo I, p.52) y no es remoto el hecho de que la bola sea la forma más antigua de corrido mexicano. La bola sigue siendo cultivada en algunos pueblos del estado de Morelos, en las ferias y en las tertulias llamadas reuniones o juntas que los corridistas realizan para mostrar sus habilidades musicales, literarias y narrativas. De acuerdo con Mario Colín: “La bola es un corrido que generalmente alcanza una extensión de treinta o sesenta estrofas o versos, como los llaman los trovadores y juglares de aquellas regiones. Los corridos de esta especie se estructuran con dos clases de estrofas, ambas de cuatro versos, y de rimas cruzadas perfectas, las más de las veces. La primera, que los corridistas llaman canto, se ordena en la forma siguiente: primero y tercer verso de doce sílabas, con hemistiquios de seis y seis de cinco o bien de cinco y siete; segunda y cuarta, de ocho

5 sílabas, únicamente. En cambio, la segunda, se integra con cuatro versos octosilábicos y se llama descante. Ahora bien, estos dos tipos de estrofa que alternan a lo largo de la composición en el orden del canto y descante, son inalterables e invariables en los cantos de esta especie, y les dan con la combinación metroestrófica señalada, un sello particular a este grupo de corridos que reciben el nombre genérico de bolas” (MARIO COLÍN. El corrido Popular en el Estado de México, p79) En el contexto de las formas de construcción poética del sur del país se puede catalogar que existen tres tipos de bolas: la sencilla, la doble y la mixta. “Las bolas sencillas se estructuran con dos tipos de estrofas diferentes, por cuanto al metro en que están hechas se refiere. Ambas constan de cuatro versos con rima alterna o cruzada, las más de las veces consonante, regular o perfecta, aunque también emplean la asonante, irregular o imperfecta. La primera estrofa de cada bola que, tanto los corridistas o trovadores como los publicistas y cantadores de corridos, denominan canto es de metro quebrado, es decir que el primer y tercer versos son dodecasílabos, con hemistiquios de seis sílabas cada uno. En cambio los versos segundo y cuarto son octosílabos (...) la segunda estrofa se llama descante, porque ofrece alguna variante musical en la melodía con que se canta, consta de cuatro versos octosílabos. (...) Las bolas dobles están formadas por estrofas de ocho versos cada una y las, mixtas combinan estrofas de cuatro y ocho versos (CELEDONIO SERRANO MARTÍNEZ. La Bola Suriana, pp.19 y20) La interpretación musical de las bolas, al parecer, ha mantenido su manera tradicional desde el siglo XIX, gracias a las reuniones o juntas de trovadores que conservan sus parámetros y códigos de interpretación y los transmiten a los noveles cantantes. Los instrumentos que se utilizan para acompañar el canto de la bola son: el bajo quinto, que es un instrumento cordófono de punteo con forma de guitarra panzona de sonido grave. El sonido del bajo quinto obliga a la gravedad en el canto, este a su vez, no corresponde a los parámetros europeos del canto y su melodía recuerda a los sonidos de los cantos indígenas con sus notas alargadas y lastimeras. La melodía de la bola, como la de toda canción corresponde en su variedad, al número de sílabas que contenga la composición en sus dos primeras cuartetas u octetos: de 44 a 48 sonidos o notas para la bola sencilla, de 88 a 98 notas para la bola doble y de 76 a 80 notas

6 para la bola mixta. Al tener una rica melodía en el canto, los intérpretes de las bolas se lucen como instrumentistas con variaciones a la misma melodía del corrido que entonan entre canto y descante o entre descante y canto. Antes de la existencia de los contenedores fonográficos (discos de acetato, cilindros, casetes, cartuchos, videos, cintas magnetofónicas y discos compactos) el almacenamiento, registro, reproducción y difusión de las creaciones musicales sólo se podía realizar por la vía de la escritura o de boca a oído y, en México, como en otros países, la hoja suelta, también conocida como hoja volante, era., y aún hoy es, una muy efímera manera de conservar y difundir las noticias testimonios, manifiestos, protestas, panfletos, libelos, cuentos, chismes, poesías y canciones, entre otros. Sin embargo, la hoja suelta, al estar escrita, sólo es accesible en su interpretación a aquellos que están alfabetizados, y es allí donde radica lo interesante del asunto. Aún cuando la lectura de las hojas sueltas estaba limitada a los muy pocos lectores que había a finales del siglo XIX y principios del XX, la difusión de boca a oído, de las melodías y entonadas por los trovadores, también llamados publicistas, en el estado de Morelos, era de una asimilación sorprendente. Cabe hacer notar que las hojas sueltas (generalmente manufacturadas en papel de china de colores llamativos) en las que se imprimían los corridos y las bolas surianas, casi nunca incluían la partitura o la guía musical mínima de la melodía con que se debía interpretar el corrido, cosa que además sería de completo inútil dado el analfabetismo musical de la mayoría de los intérpretes populares. Lo interesante es que, a pesar de todos esos inconvenientes y limitaciones; los colores, la versificación y las ilustraciones que acompañaban a las composiciones lograron imponerse en el gusto y preferencia del público, como en su momento lo hizo la historieta. En diversas ciudades del país, las imprentas populares tiraron las hojas sueltas con los corridos en los que los vates, alababan o condenaban las hazañas o fechorías de los bandidos, hacían la detracción y la denuncia de las injusticias, daban fe exacta de los terribles sucesos y las catástrofes, al tiempo que hacían que la gente bailara las derrotas y cantara las traiciones. En el caso de las bolas surianas, las ciudades que mayormente se encargaron de su tiraje fueron: Cuernavaca y Cuautla, Morelos; Acapulco, Chilpancingo y Tixtla, Guerrero y Tezuitlán y Puebla, Puebla.

7 La hoja suelta u hoja de papel volante, como su nombre lo indica, se hace volar y puede terminar en el retrete, en la sudorosa envoltura de una torta de tamal, entre la colección de un intérprete, en el boyler de leña o en algún afortunado caso, como parte de un fondo reservado de una biblioteca pública o como parte del acervo de un estudioso del folklore. De allí el hecho de que una gran cantidad de hojas sueltas, verdadero tesoro de la menospreciada y desdeñada cultura popular, se haya perdido junto con sus versos, ideas y creatividad. En un punto de vista diferente sobre la difusión de las bolas surianas, Vicente T. Mendoza aprovechó para describir y calificar las formas poéticas de los trovadores surianos de la siguiente manera: “Los trovadores populares, que hacen de su canto una profesión son considerados por nuestro pueblo como hombres de mundo. Han tratado a mucha gente, han recorridos casi todo el país de feria en feria, de poblado en poblado, tres días aquí y tres allá; van repitiendo al rasgueo de su vieja guitarra sucesos y acontecimientos salientes que constituyen una novedad para esas regiones apartadas en donde la prensa es un lujo. En muchos casos han sido testigos presenciales de los hechos que relatan y, como consecuencia, son también ellos quienes dan forma e interés al relato. Entre este tipo de divulgadores de la lírica popular los hay que han contribuido de una manera efectiva a aumentar el acervo de literatura y música, especialmente de corrido. Así encontramos verdaderas colecciones impresas firmadas por autores, entre los que aparecen Refugio Montes, Federico Becerra, Fausto Ramírez, Samuel Margarito Lozano, Juan Montes y otros que, aunque no son productores de los más típicos corridos (letra y música), si han contribuido, en gran manera, a formar colecciones actualmente impresas. Estos individuos, seguramente trovadores trashumantes, difunden la música de su región, pero no así los textos que la acompañan; pues han dado lugar a la aparición de un género semiculto de literatura, el cual se distingue a simple vista, por alejarse insensiblemente del metro octosílabo del romance y contener citas y frases completamente ajenas al pueblo anónimo, verdadero creador del corrido. Véase, si no, el siguiente ejemplo: Júpiter te haga feliz cual a Sísifo Endimión, Y el destino te conduzca al progreso del amor, La inmunda sangre de Medusa te dé más perfección

8 Y Ariman te reciba en el harén de aquel inmenso horror. En otras ocasiones introducen un estilo que ya no se usa en nuestra época: los esdrújulos, que estuvieron en boga a mediados del siglo pasado: Aunque me falta para el verso práctica Y a la vez inspiración dulcísima, Vengo a poner ante tu planta mágica La cruel pasión de mi existencia mísera” (VICENTE T. MENDOZA. Op. Cit., pp.144 a 147) Por su parte Octavio Paz (padre) también emitió su opinión sobre la construcción poética de las bolas surianas: “En el sur, se usan mucho los corridos, en versos algunas veces completamente cojos, pero los trovadores le buscan su música, propia de la región, con lo que así no se nota el defecto literario (OCTAVIO PAZ (padre). “El Cantor del Sur II”, pp. 1) Resulta interesante como algunos académicos mexicanos de la primera mitad del siglo XX y otros estadounidenses contemporáneos al referirse al folklore del sur del país, descalifican específicamente a la bola suriana por el hecho de que su construcción estrófica no corresponde a la tesis hispanista de que el corrido, en lo que se refiere a métrica, rima y música, es descendiente directo, casi criollo, del romance español. Aunque, si se analizan los versos que Octavio Paz llama chuecos se observará que estos corresponden a las musicalidades propias de los prehispánicos y que, aunque no tienen símil con las formas europeas, Ángel María Garibay Kintana los comparaba con las irregulares métricas trocaicas europeas. Así el sonsonete octosilábico peninsular no era preferido por los trovadores y poetas del sur. Es evidente pues que existe un prejuicio en la descalificación de la bola suriana como especie de corrido. Unidos en un informal gremio, en el que la competencia por la excelencia en la composición y la interpretación era la regla imperante, los trovadores, también llamados jilgueros, daban su respeto al talento y a la creatividad en esa actividad restringida al ámbito local, casi de cofrades, abierto a las propuestas creativas dentro de sus propios formatos regionales y que imponía sus propias reglas rituales y costumbres y que se diseminaba y difundía en cantinas, ferias, fiestas, reuniones, plazas, jardines, y actos públicos.

9 Ingenios y Trovadores.

El acto creativo depende en mucho del contexto social en el que el artista se desarrolle. La relación entre clase social y artista se hace más evidente cuando el arte que producen los creadores populares es descalificado o desdeñado por los artistas vinculados a las élites económicas y de poder, bajo los argumentos de sentido estético y de valores de belleza con parámetros ajenos a la cultura que los produce. La bola suriana del estado de Morelos, en tanto forma de expresión artística popular, se comenzó a generar desde la segunda mitad del siglo XIX, con la narración épica de las hazañas de los bandidos llamados Plateados entre los que destacan la Bola Suriana de Lorenzo Caspeta, compuesta por Marciano Silva Peralta y el relato de la aprehensión y muerte del último de los Plateados, en la Bola Suriana de Prisco Sánchez original de Joselito Mariaca. El canto de las hazañas de los bandidos morelenses y la existencia y acciones de los mismos correspondía a una rebeldía primitiva, producto del malestar social creado por una escenografía estatal en la que la propiedad comunal iba siendo paulatinamente absorbida por el acaparamiento de tierras en la generación del sistema de haciendas y la consiguiente proletarización y peonaje acasillado de los pobladores de las comunidades.

El Ingenio Dominante.

Erigido como estado el 7 de junio de 1862, Morelos experimentó una gran transformación en sus procesos de producción durante las tres últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX. Los antiguos trapiches movidos por tracción animal o por fuerza hidráulica, fueron paulatinamente abandonados para dar paso al importante avance tecnológico de los molinos y centrífugas impulsados por vapor. Los antiguos arados egipcios que surcaron las tierras del estado desde el siglo XVI, comenzaron a ser substituidos por los arados de acero de manufactura inglesa y estadounidense y por los primeros tractores de vapor. El avance tecnológico incrementó la producción y el momento coyuntural no pudo ser mejor, ya que los grandes ingenios azucareros brasileños sufrían una crisis de la que nunca se recuperarían. Las plantaciones cañeras de la isla

10 de Cuba, a su vez, sufrían las destructivas consecuencias de la guerra de independencia, esta situación creó una gran demanda de azúcar en el mercado internacional, al no ser cubierta por los principales proveedores tradicionales. De manera incontrolada el precio del azúcar se incrementaba, sobre todo en el mercado estadounidense. La situación fue propicia para que los ingenios mexicanos de Veracruz, Colima, Campeche, el sur de Jalisco, la tierra caliente de Michoacán y, en especial, Morelos cubrieran la demanda externa. Los ingenios se modernizaban y la mano de obra libre, las obras de infraestructura y de insumo productos así como las vías de comunicación eran requeridas para cubrir la oquedad que la ausencia del dulce brasileño y la guerra de independencia cubana generaban. De esta manera, las vías de los ferrocarriles comenzaron a cruzar los cañaverales y los pueblos del estado de Morelos y como resultado de toda esta movilización la producción de azúcar en el estado de Morelos, entre 1870 y 1908 se sextuplicó. El dulce, la caña, el molino, las fábricas, los rieles y los capitales financieros, paulatinamente, fueron desplazando las formas de vida los usos y las costumbres de las comunidades morelenses. En la batalla por la apropiación de los terrenos comunales para transformarlos en cañaverales, los pueblos perdieron sus fundos y ejidos, y hasta los predios privados de los campesinos fueron absorbidos por hacienda plantación y por el ingenio. Las leyes de desamortización de bienes permitieron el remate de las tierras públicas, eclesiásticas y comunales. Aunque supuestamente deberían adquirirlas los campesinos arrendatarios y usufructuarios, estos, en la mayoría de los casos, no podían cubrir el importe de los impuestos de traspaso de dominio, y debían ceder ante compradores con mayores recursos. En ocasiones, las tierras tenían hipotecas previas, cuya liquidación tampoco estaba dentro de las posibilidades de los campesinos. La apropiación masiva de los bienes terrenales morelenses era también favorecida por la corrupción de los funcionarios, por la legislación favorecedora de la inversión de capitales con las grandes exenciones de impuestos, por sistemas ilícitos de

11 endeudamiento, así como por el ejercicio cotidiano de la violencia física del que hicieron abuso los latifundistas. Aún cuando no había muchos ingenios, su modernización hacía que la capacidad de molienda fuese mayor y todas estas circunstancias hicieron del estado de Morelos, después de Hawai y Puerto Rico, la tercera región azucarera de importancia mundial. La depauperación y la proletarización de los comuneros y el ejercicio de la violencia institucionalizada fueron los ingredientes que sazonaron el caldo de cultivo que en 19l0 favorecería el movimiento revolucionario regional morelense encabezado por Emiliano Zapata.

La Difusa Vida de Marciano Silva.

De Marciano Silva Peralta lo único preciso es la vaguedad y lo contradictorio de los datos de su biografía. Las autoridades y los pobladores de Tilzapotla, municipio de Puente de Ixtla, en el estado de Morelos se adjudican el honor de ser los coterráneos del trovador. Esta información aparece también asentada en una placa conmemorativa que se encuentra en una casa de la calle de Ignacio Maya, en la ciudad de Cuautla, Morelos, la placa en cuestión reza lo siguiente:

MARCIANO SILVA cantador – cronista zapatista morelense de la Revolución del Sur nació en Tilzapotla, Puente de Ixtla, en 1849 vivió y murió en esta casa el 6 de febrero de 1944 sus restos reposan en el Panteón Municipal de esta ciudad.

12 H. H. Cuautla, Morelos, 17 de mayo de 1999. MOVIMIENTO NACIONAL PLAN DE AYALA.

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Aunque hay quienes aseguran que Marciano Silva nació en la Hacienda de Treinta, municipio de Tlaltizapán, el testimonio de doña María de Jesús Franco Silva, nieta de Marciano, nos aclaró que su abuelo fue oriundo de Tilzapotla. Con respecto a la fecha de nacimiento del compositor existen de nuevo datos encontrados. La placa conmemorativa citada indica que Marciano Silva nació en 1849 y que murió en 1944 lo cual quiere decir que, al morir, el cantante contaba los noventa y cinco años de edad. Sin embargo, el acta de defunción indica que don Marciano Silva falleció a los ochenta y siete años de edad lo que implicaría que el año de su nacimiento se remitiría a 1857. De nuevo el testimonio de doña María de Jesús Franco nos aclara que su abuelo, al morir tenía más de noventa años. No se sabe que hombre y mujer, de apellidos Silva y Peralta, respectivamente, fueron los padres del compositor y tampoco se sabe específicamente qué actividades desarrolló durante toda su vida, aparte de la composición y la interpretación de bolas surianas. Se supone que Marciano silva vivió y laboró, junto con sus progenitores y, tal vez, con sus hermanos, en la mencionada hacienda de El Treinta. Los primeros y tal vez los únicos años en que Marciano silva asistió a una escuela fueron en la Hacienda de El Treinta. Según Catherine Heau, estos: “le han dejado algunos rudimentarios conocimientos de la Biblia, de la historia antigua y de la mitología clásica” occidental (CATHERINE HEAU. Para discutir sobre el corrido, p. 21). Esto explicaría el hecho de que, en muchas de las composiciones de Marciano Silva se haga alusión a personajes mitológicos y deidades de la Grecia Clásica, ante lo que habría que preguntarse si su público haría las correspondientes relaciones con los personajes y situaciones que Silva usó, sobre todo en sus símiles poéticos. En una injusta descalificación, Lola Elizabeth Boyd aseguró que: “Marcianito Silva, cantor de las glorias del zapatismo, no sabía él mismo escribir y, al ver que otro apuntaba la letra de sus composiciones, dejaba de cantar; como consecuencia, estas se han perdido casi en su totalidad” (LOLA ELIZABETH BOYD. Emiliano Zapata en las Letras y el Folklore Mexicano, pp.119 a 120). Al ver la cantidad de hojas sueltas publicadas que tienen el crédito de autor de Marciano Silva se puede verificar que el medio fundamental de comunicación de Silva fue la escritura, labor que desarrolló hasta los últimos días de su vida. Al respecto doña María de Jesús Franco Silva nos

15 dice: “Mi abuelito tenía una libreta grande de pasta gruesa que se perdió, porque la empeño mi tío, pero él salía al patio a escribir y me decía: - no me muevas ni me hables- y él a puro escribir y escribir, eso era lo que hacía, a eso se dedicaba. (...) Llegaba mucha gente a que les enseñara, casi siempre personas mayores, él se salía al frente de la calle. Había un amate con sus raizotas afuera de la tierra y allí se agarraba y se sentaba y allí cantaba, para muchos amigos... muchos amigos, abajo del amate se ponían a cantar” (MARIA DE JESÚS FRANCO SILVA/ Antonio Avitia, Cuautla, Morelos, 2002) De la formación musical de Silva no se tiene referencia alguna y se puede suponer que, de entre los trovadores morelenses, logró Silva obtener los conocimientos de ritmo, armonía y composición poética del formato de bolas surianas, danzas y recuerdos sureños que explotaría en la redacción e interpretación de sus propios corridos y canciones. Se ha consignado que Silva participaba activamente en las reuniones de corridistas durante las ferias regionales, o en los días de tianguis (mercado semifijo) que eran aprovechados por los trovadores para intercambiar experiencias, opiniones, creaciones e ideas en el muy regional arte de tañer el bajo quinto y entonar las décimas, corridos, saludos, recuerdos y bolas. Todo ello, según el trovador Miguel Bello Moreno era el gusto, esa entrega vital y creadora al canto que gozan quienes; con ganas y por el puro placer musical, invirtiendo vida e ingenio, fuera del sistema de mercado, desarrollan sus talentos creativos e interpretativos. De acuerdo con el crédito asentado en una buena cantidad de hojas sueltas y la referencia que dan los corridistas en sus composiciones, se puede deducir que el trovador Juan Montes ejerció una fuerte influencia entre la sociedad de los poetas populares morelenses, de manera tal que, a su muerte, ocurrida en 1901, varios corridistas publicaron sus laudatorios versos en honor al ingenio de Juan Montes. Marciano Silva compuso dos corridos en homenaje a su maestro Juan Montes, para entonces Silva podría tener entre 52 y 44 años de edad. Si se toma en cuenta la data del suceso narrado en la Bola Suriana de Lorenzo Caspeta, cuya hoja suelta ostenta el crédito de Marciano Silva, y en la que se canta la forma en que Caspeta, acusado de pertenecer a la banda de Nicolás Parras (¿Páez?), fue fusilado por los policías montados dirigidos por Manuel Alarcón, el 4 de febrero de 1879, se puede inferir que Marciano Silva es compositor y publicista de

16 bolas surianas desde los treinta años de edad. Es decir, desde la octava década del siglo XIX. Aunque también se puede suponer que la primera composición de tipo histórico conocida de Marciano Silva es el Corrido de Maximiliano de Austria, que también tiene impreso el crédito de Silva. Celedonio Serrano Martínez y Catherine Heau adjudican a Silva una versión del famoso Corrido del Descarrilamiento de Temamatla. Ocurrido el 28 de febrero de 1895 y publicado en hoja suelta por la Imprenta Popular de Antonio Vanegas Arroyo, con grabados de José Guadalupe Posada. Aunque en el mencionado corrido no se consigna quién es el autor, si se cotejan las características poéticas del mismo se puede asegurar que si pertenece a Silva y el hecho de que no apareciese su crédito en la hoja suelta obedece a que entonces apenas se empezaba a hablar de derechos autorales y que el escamoteo y el plagio eran prácticas comunes. De cualquier manera, en estas composiciones ubicadas en el siglo XIX y principios del XX, se descubre a Silva como émulo de Homero y de manera afortunada su talento narrativo y poético sería aprovechado para la relación de la historia versificada y cantada de la Revolución Zapatista, cuando ya estaba en la plenitud de la vida, es decir cuando contaba con más de cincuenta años de edad. Así, mientras que Montes El de la Guaripa y Raymundo Muros componían sus tragedias en el estado de Durango, Marciano Silva, Federico Becerra, Joselito Mariaca y Juan Montes, entre otros, componían e interpretaban las bolas del sur. En el Bajío se cantaban los corridos y en los límites de Zacatecas, Jalisco, Nayarit y Durango se iniciaba la composición de esos melódicos corridos conocidos como mañanas. Era evidente que, en diversas regiones del país, se generaba la producción de formas propias y originales de lírica narrativa, mientras que en el sur de los Estados Unidos de América y en Sudamérica, los corridos, las milongas, los repentes, y otras formas de lírica narrativa conformaban paulatinamente el acervo de los folklores nacionales , con las canciones narrativas populares que, en sus contenidos, respondían a los diversos grupos de poder y de resistencia, así como a las diversas ideologías.

17 La Irreconocible Imagen de Marciano Silva.

Si los datos de la biografía de Marciano Silva, como hemos visto, son algo confusos. Durante un tiempo, su imagen lo fue otro tanto. Catherine Heau nos describe a Marciano Silva como: “Un hombre maduro, de tez morena, no muy alto, de nariz casi borbónica y rasgos salidos, con los pómulos salientes y nada gordo” (CATHERINE HEAU. “Para discutir sobre el corrido..., Op. Cit. P.21) Por su parte Valentín López González y el Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana refieren que, después de 1912, Marciano Silva quedó inválido, aunque estas fuentes no ofrecen detalle del tipo de invalidez o discapacidad que supuestamente sufrió el llamado Cantor del Sur. Heau, en su artículo Para discutir sobre el corrido, López González, en su libro Los Compañeros de Zapata y Carlos Barreto Mark, en su texto Los Corridos de Marciano Silva, apoyan la razón de su dicho, con respecto a la imagen de Marciano Silva, en términos iconográficos presentando una fotografía en la cual, al centro, vestido de manta, con un bajo quinto en las manos y con las piernas cruzadas aparece el que ellos en una lamentable confusión, consideraron que era Marciano Silva, aunque al momento de su cotejo con la nieta del cantor ésta negó que, el trovador de la mencionada foto, fuese su abuelo y para aclararnos la duda, el cantor tepozteco Miguel Bello Moreno identificó al de la imagen como Federico Becerra, otro cantante y compositor de bolas surianas, contemporáneo de Marciano Silva (MIGUEL BELLO MORENO/ Antonio Avitia, Tepoztlán, Morelos, octubre de 2002)

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Lo interesante de la fotografía presentada por Heau, López y Barreto es que (independientemente de la confusión por la identidad de Marciano Silva, con la de Federico Becerra) en el extremo derecho de la imagen aparece el célebre compositor de música sinfónica nacionalista Silvestre Revueltas. Con respecto a la descripción literaria de la imagen de Marciano Silva, el licenciado Octavio Paz (padre), nos dice, en 1929, que Marciano Silva es: “un viejecito de piocha completamente cana, de calzón blanco, guaraches y sombrero de petate” (OCTAVIO PAZ (padre) El Cantor del Sur II, p.1) En el entendido de que Octavio Paz (padre) militó en las filas del Ejercito Libertador del Sur y fue secretario de Emiliano Zapata, es más probable que haya conocido personalmente a Marciano Silva Peralta. Lo cual haría que describiera el detalle de la piocha, ese tipo de barba terminada en punta que cubre únicamente la barbilla, que no

19 luce Federico Becerra, y que éste, más bien luce abundante bigote, seña particular que no pasaría desapercibida para ningún fisonomista. Afortunadamente la investigadora Luz María Robles logró localizar una foto en la cual aparece la verdadera imagen de Marciano Silva. Esta foto fue exhibida durante la Exposición ¡Vuela, vuela palomita...!, Un Panorama del Corrido que, bajo la dirección del etnomusicólogo José Luis Sagrado Castillo, estuvo montada de junio a octubre del año 2000, en la Galería Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares, de la ciudad de México. A partir de ésta imagen se hizo más fácil el localizar otras dos fotografías de El Cantor del Sur.

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Los Cantos de la Guerra.

Antes del inicio de la Revolución de 1910, Marciano Silva componía, bolas surianas y canciones de amor que daban fe se su talento creativo y de su habilidad como poeta narrador. Sin embargo, en su entorno, la condición de explotación, depauperación, despojo, proletarización y represión que sufría la mayoría de los habitantes del estado de Morelos, durante el proceso de implantación de sistemas de producción capitalista eficiente, con miras a la generación de mercancías agrícolas, específicamente de azúcar, con la aplicación de tecnologías avanzadas que no contemplaban la suerte de la población proletarizada y que propiciaba grandes desigualdades entre las distintas clases sociales. En un ambiente en el que veinte familias eran las propietarias y poseedoras de la tierra morelense y en el que el acceso al poder estaba también limitado a este pequeño círculo. Como en casi todo el país, se inició la integración de partidos y clubes políticos. De diversas banderas, algunos de ellos de ideología anarquista.

22 La constante represión directa a los grupos y movimientos democráticos de oposición, por parte de la dictadura porfirista y sus representantes estatales , volcaron la violencia contenida en la guerra revolucionaria que, durante más de diez años, asoló al país y en especial al estado de Morelos. Emiliano Zapata, reconocido como el dirigente natural, político, militar y administrativo de la Revolución y del Ejército Libertador del Sur, con las banderas y consignas de: ¡Tierra y Libertad! y ¡La tierra es del que la trabaja! y en la pugna por el retorno a la propiedad comunal en el territorio morelense, contra el sistema de propiedad de las haciendas, participó casi desde el principio en la guerra revolucionaria convocada por Francisco I. Madero y, sin obtener la satisfacción de las demandas populares que encabezaba, continuó la larga y sufrida guerra popular de los comuneros morelenses hasta el momento de su asesinato, ocurrido en 1919, resistiendo durante todo ese tiempo el paso de las múltiples parcialidades y facciones militares y políticas que desfilaron, en el reacomodo de los grupos de poder del país. En la narración poética de las acciones de la guerra zapatista fue donde los trovadores, publicistas, jilgueros y cantores morelenses se lucieron, al hacer la crónica cantada de la lucha del pueblo morelense, tomando, en la mayoría de los casos, el partido del Ejército Libertador del Sur. Marciano Silva Peralta fue de los compositores que mayormente se destacaron en el trabajo comprometido de la factura de esa lírica narrativa que, durante casi todo el siglo XX, fue el recuerdo melódico de una guerra popular que nunca se terminó por completo. Marciano Silva tuvo una estrecha relación con Emiliano Zapata, y Octavio Paz (padre) nos relató los pormenores del momento en que El Cantor del Sur, en su calidad de corridista, se dio de alta en el Ejército Libertador del Sur: “El día 12 del mes de mayo, por la noche, se presentó Zapata frente a Cuautla, pero antes de poner sitio a la plaza, por considerar demasiado serio el asunto y para despertar entusiasmo mayor entre sus jefes, los convocó a una junta en Yecapixtla, donde estableció su Cuartel General para discutir el plan de operaciones que debería adoptarse. Terminada la junta se presentó ante Zapata un hombre como de sesenta años de edad, de piocha entrecana, de calzón blanco, camisa del mismo color y sombrero de petate, llevaba en la mano un bajo. Al verlo don Emiliano Zapata lo

23 saludó con gran gusto, pues ya lo conocía. Era Marciano Silva, que ya nunca se iba a separar de su lado. -¿Qué andas haciendo, Marciano? -Vengo a incorporarme con usted, Jefe. -Pero tú sólo eres tocador de bajo. ¿También sabes echar bala? .Ya lo verá usted, Jefe, cómo a la hora de la hora, pelearé contra los pelones, y en los ratos de descanso alegraré a ustedes con mis corridos. -Muy bien, Marciano, te acepto con todo gusto, y tienes que cantar en tus corridos los principales hechos de la Revolución. -Si, Jefe, a los que les tengo más ganas de echarles un corrido son a los orgullosos del Quinto de Caballería. Ellos solos se han bautizado con el nombre de El Quinto de Oro, pues dicen que son muy valientes. -Dime, ¿Quiénes mandan en la plaza de Cuautla?-. Preguntó Zapata. -El Quinto lo manda el Coronel Munguía; hay otro cuerpo de infantería mandado por un coronel y los Rurales del Estado están bajo las órdenes de Gil Villegas, que dicen que es muy bravo y muy peleador. -Está bien - repuso zapata- es bueno que nos vayamos a descansar para estar listos para mañana temprano que vamos a empezar la guerra contra Cuautla. La gente de Zapata había tomado sus posiciones, según lo acordaron en la junta, poniéndose alrededor de dicha plaza y ocupando cada jefe el lugar que le fue designado. La noche era hermosísima, el cielo completamente despejado, estaba cuajado de estrellas, y la luna arrojaba sus plateados rayos sobre el campamento zapatista, en donde se habían encendido grandes fogatas, y reinaba un silencio absoluto. De repente, en medio del silencio de la noche, se dejó oír un canto que provenía de la torre de la iglesia de Cuautla, y que decía así:

Nosotros somos condecorados, los más valientes de la Nación; no pistoleros como esos vagos huamuchileros sin instrucción.

24 Nosotros somos condecorados, los más valientes de la Nación; y el azote de los malcriados que se han lanzado a la rebelión. (...)

Al oír Marciano Silva el canto de los federales, se levantó presuroso, y sentándose sobre una piedra, cruzó la pierna, y pulsando su bajo, improvisó el corrido siguiente:

Lo que es el Quinto Regimiento, nunca pierde, si. Dirán con gran satisfacción, cuando a Morelos dispusieron los rebeldes sitiar en esta ocasión.

Pobres pelones, tal vez pensaban que aquí los indios habían de huir; tan sólo al lucir sus armas y oír el toque de su clarín; pobres pelones del Quinto de Oro a otros cuenten que por aquí nomás tres piedras, porque la fama que hay en zapata no tiene fin.

Adiós Quinto de Oro afamado. mi pueblo llora tu proceder, en otras partes habrás triunfado; pero aquí en Cuautla, no sé por qué nos prometiste el ampararnos; pero corriste ¡qué hemos de hacer! los calzonudos te corretean porque Zapata tu padre es.

25 (OCTAVIO PAZ (padre). El Cantor del Sur II, p. 1 y 8.)

A partir de la composición dedicada a El Quinto de Oro, la relación entre Emiliano Zapata y Marciano Silva es estrecha y de compromiso, de causa común y con la parcialidad correspondiente, en las composiciones, a favor del Ejército Libertador del Sur. Al respecto, Catherine Heau cita una carta localizada en el Archivo General de la Nación, en la cual, Marciano Silva se dirige a Emiliano Zapata, haciendo evidente la estrecha relación entre el caudillo y el compositor:

“Muy Señor mío. Tengo el honor de remitirle adjuntamente con ésta tres composiciones de cinco que me indica usted, que son: Las Huachas, La Fuga de un Tirano y la Canción de los Federales; no le envío a usted La Captura de Cartón en Chilpancingo, ni los Versos de Maya a consecuencia de que el día seis que bajé a Jojutla, obtuve unos datos interesantes, tanto de la muerte de Maya como de Cartón en Chilpancingo y voy a reformar esas dos composiciones, en lo sucesivo si usted las necesitare, estaré pronto a remitírselas como también al señor Paulino Martínez, si juzgare conveniente ponerlas en su valiente periódico, quedo como siempre esperando vuestras órdenes. Marciano Silva, 20 de octubre de 1914 (CATHERINE HEAU. Así Cantaban la Revolución, p.137)

Como se puede deducir del texto de la misiva, Zapata le encargaba a Silva, copias de sus composiciones. No se puede deducir que le marcase o sugiriera los temas de sus bolas o la tendencia política o ideológica del contenido de sus escritos, sin embargo se observa un gran respeto al talento y a la creatividad del vate, por parte del jefe popular del Ejército Libertador del Sur. En la carta también podemos ver que Marciano Silva es un investigador que no pierde oportunidad de incluir detalles de relevancia en sus composiciones. De hecho, lo sobresaliente de una buena cantidad de bolas surianas compuestas por Silva es, precisamente, la narración en detalle; como investigador protagonista, acucioso e involucrado con la guerra, de diversas acciones militares y políticas del Ejército

26 Libertador del Sur y de sus principales jefes, así como de las atrocidades, crueldades y desmanes que, por parte de las diversas facciones agresoras, sufrió el pueblo morelense, durante los aciagos años de la Revolución.

A la muerte de Zapata, Silva continuó componiendo las bolas narrativas sobre el paso de las diversas facciones políticas y acciones militares de los descendientes políticos del Caudillo del Sur.

27 En los últimos años de su vida, Silva recibía una pequeña pensión como veterano de la Revolución y compartía la vida con sus descendientes, en su casa de la Colonia Emiliano Zapata, de Cuautla, Morelos. Tras sufrir una embolia, ya en la quinta década del siglo XX, hizo el intento de que se le atendiera en la ciudad de México y, no satisfecho con el servicio recibido, decidió regresar a Cuautla, para gozar del cariño de su entonces pequeña nieta María de Jesús. El 7 de febrero de 1944, después de una larga y creativa vida, sin gran difusión Marciano Silva Peralta falleció. Como se ha señalado, la dificultad de conseguir, compilar, conservar y reproducir los materiales generados por el talento de Marciano Silva ha provocado que muchas de sus composiciones no puedan ser conocidas. Al tiempo que se ha generado una suerte de cuentos, consejas y mitologías alrededor de su figura, lo cual ha dificultado, en mayor cuantía, el acceso a la obra del Cantor del Sur. En este trabajo, a continuación, se hace una recopilación, hasta donde ha sido posible, de ese material poético, narrativo, no oficial, no archivado, no compilado y disperso que significa una rica e importante fuente para la redacción de la historia popular del estado de Morelos y la muestra fehaciente del desarrollo de la lírica narrativa suriana como parte inherente, aunque desdeñada, del folklore mexicano. A cada una de las composiciones transcritas se les ordenó cronológicamente, de acuerdo a los sucesos que relatan, y se les incluyó un texto adicional, que ubica la historia narrada en su tiempo y espacio históricos, abundando los pormenores, detalles y datos específicos sobre los sucesos y personajes a que se refiere la bola o corrido. De la misma manera se incluyen las bolas y canciones sentimentales y amorosas del compositor.

28 II.- Bolas Históricas (1810 a 1910).

En Pro de Hidalgo (fragmento) Canto: El año diez de octubre fecha mísera, fue publicado un cruel edicto en la metrópoli, en contra Hidalgo por su Señoría Ilustrísima: Monseñor Francisco de Lezama y Beaumont.

Descante: Digno arzobispo que se mezcló en la política, lo cual no hacían Jesucristo y sus apóstoles, pues su decreto fue una oposición ridícula al gran libertador al gran libertador (CELEDONIO SERRANO MARTÍNEZ. El Corrido Mexicano no Deriva del Romance Español, p.133)

El documento al que se refiere esta composición de Marciano Silva es el que expidió la Inquisición de México, el 13 de octubre de 1810, para condenar la Revolución de Independencia iniciada por Don Miguel Hidalgo y Costilla, el 15 de septiembre de 1810.

Historia de Maximiliano de Austria

Maximiliano de Austria, si tu suerte deploro

29 desde el regio sepulcro donde se halla tú ser, no culpo a mi patria, que un pueblo siempre se honra cuando sacude el yugo que le oprime a la vez.

Aunque te había ofendido el país de los aztecas, para que lo vinieras tal vez a conquistar; te pasó lo que a Ciro ante los más agetas: buscando una corona y solo encontró un puñal.

Al ir don José Hidalgo y don Ángel Iglesias, don José María Landa y Antonio Escandón, no fueron a ofrecerte más que una tumba regia que Estrada te llevará con Velázquez de León.

El sueño que soñaste en Miramar un día: de aquel sublime anciano que te fue a saludar fue el fantástico ángel de Escobedo que había de anunciarte el paso que habías de dar.

Quisieron que un monarca de origen extranjero, rigiera con sus leyes los destinos del país; rendidos a las plantas de Napoleón Tercero, lograron que viniera la Patria a gobernar.

Hallándose del clero superior, por entonces, hicieron venir de Austria la muerte destructora los ayes lastimeros se oyen de muchos hombres que por salvar su patria volaron a la gloria.

Reunidos los traidores en un grande concilio, a dieciséis de junio en el sesenta y tres, allá en su condiciones quisieron traer consigo

30 el poder absoluto de un príncipe a la vez.

La Ley del tres de octubre que dictó el ministerio en el sesenta y cinco que es un negro borrón que vuestras frentes cubren, y que llenan de duelo los veintisiete estados que forman la Nación.

Eso hizo que los héroes, poseídos de amor patrio, miraran con desprecio surgir la Intervención; eso hizo que los belgas, franceses y austriacos marcharan a su reino cubierto de baldón.

Así como aquel mártir anciano de Dolores, quiso verter su sangre por vuestra libertad, así Benito Juárez venció a los opresores que a nuestros patrios lares conquistado habían ya.

Aunque creo no se olvida la muerte tan gloriosa de aquel héroe invencible que en Puebla sucumbió fue un hombre de alma digna Ignacio Zaragoza que por la patria insigne la muerte desafió

Ahí el digno patriota, señor Porfirio Díaz, Berriozabal y Tapia, Negrete y La Madrid a Laurences derrotan con mucha bizarría, haciendo que su fuerzas retirara de allí.

Quedan como testigos, el cerro de Loreto y el de Guadalupe, donde Francia perdió quince oficiales dignos, varios hombres dispersos y muertos en campaña: ciento sesenta y dos.

31 Ese día tan glorioso para los mexicanos, tembló la antigua Francia y la Corte de París; a los héroes victoriosos del día cinco de mayo en gratitud la Patria le rinde ofertas mil.

La acción de San Jacinto y de Santa Isabel nos ponen en contacto del arrojo marcial que Naranjo y Treviño llegaron a ejercer en unión de Escobedo, patriota militar.

La sangrienta batalla que hubo en Santa Gertrudis donde se distinguieron Flores y Mariscal donde el valiente Rocha con gran valor destruye las fuerzas de Olvera en la Oriental.

El dos de abril, en Puebla, fue Don Porfirio Díaz vencedor de Trungeque y de Noriega también, su fama lleva en alas su valor y energía con que la santa causa supo al fin defender.

A principios de mayo, Querétaro se hallaba sitiado por las fuerzas de nuestra fiel Nación donde Maximiliano a la sazón estaba, con el general Méndez, con Mejía y Miramón.

El día quince de mayo, pensó el general Vélez tomar a viva fuerza el Puente de La Cruz con el cuerpo nombrado de Supremos Poderes llegó a lograr su empresa con mucha exactitud

Mejía, Maximiliano y Miguel Miramón, a un consejo de guerra fueron por sus hazañas

32 y fueron fusilados los tres allá en unión, en mayo diecinueve, cerro de Las Campanas.

Los restos del ilustre Maximiliano de Austria con rumbo hacia su tierra salieron muy veloz en un precioso buque llamádose Navarra sin su fiel compañera, sin vida y sin honor.

Adiós Maximiliano, real vástago de Viena, adiós bella Carlota, sublime emperatriz, adiós princesa ilustre de los monarcas belgas, mi corazón deplora vuestra muerte infeliz.

En fin, patriotas héroes, ya voy a terminar, perdonen si he ofendido vuestra reputación, yo, cual grato ante ustedes he querido ensalzar el mérito que gozan por toda la Nación.

¡Gloria al valiente Juárez y a Ignacio Zaragoza! y a todos los que se hallan allá en otra mansión, sus nombres inmortales de México en la historia existirán por siempre con gran veneración. FIN. (Hoja suelta de la colección de hojas sueltas de la Biblioteca del Colegio de México, s.l., s.p.i., s.f.,).

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35 En esta composición, Silva se declara partidario de la República y del Gobierno liberal, al relatar algunos pormenores de la Intervención Francesa, el fusilamiento del emperador Maximiliano de Habsburgo y la caída del Segundo Imperio.

Duelo de Lorenzo Caspeta

Doblen, doblen las tristes campanas, doblen, doblen sus tristes clamores, se acabaron las glorias ufanas que de luto se vistan las flores.

Sin consuelo me encuentro afligido, ¿a quién triste mis quejas daré? ya se fue a la mansión del olvido, un amigo a quien tanto estimé.

En el año del setenta y nueve, el día cuatro del mes de febrero, ay amigos según se comprende, sucedió un accidente muy fiero

Un día martes muy de cosa cierta, ya la gente se había horrorizado al saber que Lorenzo Caspeta en la noche lo habían agarrado.

En la Feria de La Candelaria ya sin duda lo andaban velando, lo agarraron en una jugada, a donde él estaba barajeando.

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¡Ah, qué plan tan bueno le pusieron! como él nunca jamás pensaría que él hallándose por sus terrenos cayó en manos de Manuel García.

Desconfiándole por su hombradía, de ese modo pensaron agarrarlo, ese jefe de la infantería, de ese modo trató de asegurarlo.

Al llegar junto a los soldados, se agachaban a verle la cara por supuesto iban bien disfrazados, para que este no lo maliciara.

Al decirle: “Se da usted por preso”, sus pistolas muy bien le afianzaron y al verlo que estaba indefenso con sus rémitos lo amenazaron.

Ya Lorenzo, ya no pudo menos, que rendirse y luego así al instante, lo amarraron muy bien de las manos y le decían: “Camine por delante”.

Al momento de que lo sacaron, caminó sin temor, luego, luego, le jugaron el primer engaño, al llegar a la iglesia del pueblo.

Siendo que iban por la calle recta,

37 retroceden rumbo hacia el oriente, dieron vuelta detrás de la iglesia y tomaron rumbo hacia el poniente.

Lo sacaron al campo de afuera, que por nombre tenía El Zapatero, con tormentos querían que dijera, quienes son sus demás compañeros.

No pudieron lograr ese intento, pues Lorenzo no confesó nada y por eso con crueles tormentos, lo sacaron hasta La Cañada.

Le decían con furor y firmeza: “Este es uno de los de los de Nicolás Páez, lo colgamos a hoy si no confiesa, a dónde se hallan todos los demás”.

“No soy de esos que con amenazas se proponen a hablar por hablar,

soy muy hombre y no tengo embarazo, estoy impuesto a sufrir y callar”.

Por momentos García se alejaba, con su gente andaba inspeccionando y nomás dos soldados dejaba, para que lo estuvieran cuidando.

Siendo un hombre de revolución, que a donde quería hacia plaza de bueno,

38 esa noche con gran compasión, lo agobiaba muchísimo el sueño.

“Si algo debo, Señor Comandante, con la vida les he de pagar, no me pase usted más adelante para mí está bueno este lugar”.

Injuriado le dijo García: “Nomás eso le va a pasar a usted aguardemos que aclarezca el día, caminamos para Yautepec”.

Al momento que al pueblo llegaron, sus dolientes tuvo a su favor, con García nada de esto arreglaron, porque estaba lleno de rencor.

“Ya conmigo no tienen nada que ver, allá el jefe verá si lo escapa, al momento van a saber de él ya fue el parte para Cuernavaca”.

Al momento que el parte llegó, quedó impuesto don Manuel García, pero a nadie le comunicó, según la orden lo que contenía.

Para no atormentar a las personas, lo sacaron muy disimulado, al llegar a donde están unas lomas, caminando pues lo han fusilado.

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¡Ay Lorenzo, quién te lo dijera! que pronto te habías de acabar, un día martes a las once y media la existencia te habían de quitar.

Según vengo yo haciendo reflejos, has dejado tu sangre regada, en el fondo de un camino viejo, arribita del salto del agua.

¡Ay entonces su afligida madre! considérenla, cómo estaría, angustiada y llena de pesares ¡ay qué triste y desgraciado día!.

Le formaron una casa en lora, sus dolientes que lo acompañaban esperando nomás hasta qué horas daban la orden que lo levantaran.

Se acabaron los hombres valientes, muy famosos que había de lo bueno, de la Hacienda de ese San Vicente, de Lorenzo nos queda un recuerdo.

Les encargo a todos mis amigos, que le recen cada año siquiera, en memoria récenle un sudario porque ya está debajo de tierra.

40 (hoja suelta, sin fecha, sin pie de imprenta y sin lugar de publicación, de la colección personal del etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo. Existe otra versión manuscrita en la colección de manuscritos y hojas sueltas del corridista Miguel Bello Moreno)

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Después de que el territorio del estado de Morelos fue segregado del Estado de México, el veterano de la Guerra de Reforma, Manuel Alarcón, recibió el cargo de Jefe de Rurales o Policía Federal Montada de los distritos de Yautepec y Tetecala. Al momento del triunfo de la rebelión que puso a Porfirio Díaz en la silla presidencial, Alarcón aliado de Díaz, fue ascendido a Jefe Estatal de Rurales de Morelos y sus oficiales llevaron a cabo el trabajo de perseguir a los forajidos, y darles muerte donde se encontraran y no fueron pocos los bandidos que, en el estado de Morelos, siguieron el ejemplo levantisco de la banda de Los Plateados. Uno de los oficiales de Alarcón, Manuel García, se enfrentó al apoyo popular de que gozaba el bandido Nicolás Páez y por esta situación la localización y aprehensión de Páez, se tornó difícil para García y se prolongó por espacio de varios años. En el Corrido Duelo de Lorenzo Caspeta, se cantan los detalles de la aprehensión y fusilamiento de Caspeta, por parte de los hombres de Alarcón, toda vez que Caspeta, fue acusado de pertenecer a la banda de Páez, el hecho ocurrió el 4 de febrero de 1879. Llama la atención en la narración, la forma entrañable en que Marciano Silva habla de Caspeta como su amigo personal. Con respecto a la métrica irregular del corrido, al comparar la hoja suelta con el manuscrito de Miguel Bello podemos suponer que muchos de los errores, adendas y posibles omisiones sean debidos al oficio del editor de las hojas sueltas de quien no tenemos noticia.

Bola del Descarrilamiento de Temamatla Canción Popular.

Escuchen señores, ésta triste historia que traigo en el pensamiento de lo que pasó en Temamatla con el descarrilamiento.

El corazón se entristece

42 tan sólo al considerar que muchos quedan sin padres en este mundo a llorar.

El jueves veintiocho, del mes de febrero, del año noventa y cinco, todos en Ameca, para la estación iban con gran regocijo.

Eran las doce del día y luego, luego al momento, silbó la locomotora y se puso en movimiento.

Diez coches jalaba la locomotora número cincuenta y cuatro, y el maquinista era un extranjero, causa de tanto quebranto.

En los coches de tercera venían con mucho contento, pues nadie podía advertir que era el último momento.

Todos con gozo venían admirando aquel bello panorama sin comprender que la hora fatal estaba ya muy cercana.

Cuando al llegar a Tenango, kilómetro cuarenta y dos el tren salió de la vía

43 causando un estruendo atroz.

Tres coches quedaron, de los de tercera, toditos hechos pedazos, y por donde quiera nomás se veían cabezas, piernas y brazos.

A las tres supo el gobierno todo lo que aconteció: luego a las demarcaciones sus órdenes pronto dio.

Luego que la empresa también se informó de lo que allí había ocurrido, al punto ordenó partiera veloz el tren llamado de auxilio.

El Ministerio de Guerra también sus órdenes dio, y el cuerpo militar con puntualidad cumplió.

Cerca de las nueve llegó el tren de heridos espacioso y con precaución, pues todos lanzaban tan tristes gemidos que partían el corazón.

Los inspectores subieron declaración a tomar, pero no la consiguieron, porque todo era llorar.

44 “¡Dios mío, mi pierna!”, “¡Ay mi cabeza!” “¡Jesús, mi brazo, me muero!” y otros gritaban: “¿Dónde están mis padres? yo ver a mis padres quiero”.

Pero todo era imposible; se entristece en corazón pues de toditos los muertos hecho estaba ya un montón.

Cerca de las diez, cuarenta camillas salieron de la estación, el cuadro era triste, tan triste en verdad, que inspiraba compasión.

Hombres, mujeres y niños en un continuo penar, en camillas los llevaban al Hospital Militar

Todita la noche, en el hospital, practicantes y soldados, alistaban camas para recibir a todos los desdichados.

Y tan luego que llegaban, con muchísima atención a todos les practicaban su primera curación.

Cuarenta y cinco eran los heridos que allí fueron auxiliados,

45 y sesenta y dos toditos los muertos que quedaron destrozados.

La sociedad alarmada asegura con firmeza, que de tan terrible hecatombe tiene la culpa la empresa.

Familias enteras, en triste orfandad, sin protección han quedado; pero grandes sumas, para protegerlas, en México se han juntado .

Funciones de beneficio en los teatros anunciaban para auxilio de las víctimas que más lo necesitaban.

En fin, ya señores, lo que aconteció lo llevo ya relatado; y sólo deseo que a los que murieron, Dios los haya perdonado.

Aquí se acaba cantando la historia del sufrimiento, que en Temamatla causó el gran descarrilamiento. (hoja suelta, de la Imprenta Popular de Antonio Vanegas Arroyo, con grabados de José Guadalupe Posada, sin fecha)

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La construcción de Ferrocarril Interoceánico, tenía el propósito de unir al Océano Pacífico con el Golfo de México, con una línea que cruzara el territorio nacional, con terminales en los puertos de Acapulco y Veracruz. El tramo de México a Veracruz, con 547 kilómetros de vías se inauguró el 23 de mayo de 1892, mientras que la línea de México a Acapulco suspendió el tendido de vías en Puente de Ixtla, Morelos, y únicamente avanzó 198 kilómetros. En esta última línea, el veintiocho de febrero de 1895, entre Tenango y Temamatla, Estado de México, ocurrió un descarrilamiento que involucró a cinco vagones del tren, repletos de pasajeros que habían concurrido a las fiestas religiosas y al carnaval de Amecameca.

50 En el lamentable accidente hubo 100 muertos y muchos heridos. Desde hacía algún tiempo, las catástrofes eran tema preferido por los compositores para narrar en sus bolas y corridos. Mario Colín y Catherine Heau, le adjudican a Marciano Silva la composición de la Bola del Descarrilamiento de Temamatla.

Trágico Fin de Juan Montes

Si tal vez no le fuera molesto tomaré parte en vuestra alegría, voy a hablarles del fin tan funesto que Juan Montes tuvo en una orgía

Bien sabéis que en el Estado libre de Morelos fue un gran trovador, en su verso fue bello y sublime aplaudido por hombres de honor.

En el pueblo de Tlalquitenango el catorce del mes de febrero, su destino le había señalado de su vida el trance postrero.

Fue un día miércoles por la mañana a las ocho según se imagina se puso a tomar de buena gana, con personas que eran de su estima.

Entre ellos don Jesús Montaño que más tarde debían darle muerte,

51 sin saber su desgraciada suerte, también ahí se hallaba tomando.

Cuando al fin los vapores del vino por completo llegó a trastornarlos, un enojo entonces intervino entre Juan y don Jesús Montaño.

La cuestión comenzó en la cantina de la señora Petra Morales, sin embargo continuó la riña y a otra tienda se fueron parciales.

Al llegar a la nueva cantina del señor Margarito Arellano; prosiguió de nuevo la contienda entre Juan y don Jesús Montaño.

Tú serás un cantor distinguido por personas de alta aristocracia, pero al menos no quedo vencido, y haré que pierdas tu elegancia.

Presumiendo ser buen caballero ante el vulgo don Jesús Montaño, dio a guardar su machete cañero al señor Margarito Arellano.

Entre poco trató de acostarse ya Morfeo lo tenía sumergido, y Juan Montes salió así a sentarse

52 a la puerta con varios amigos.

Al volver de su sueño tirano su machete pidió sin tardanza diciéndole al señor Margarito Arellano que ya se iba derecho a su casa.

Al salir Montaño para afuera don Juan Montes volvía a referir lo que allá en la cantina primera le había dicho siempre varonil.

Al momento se volvió con fiereza y dos golpes mortales le dio, una vez hecha aquella vileza al momento su fuga emprendió.

Primer golpe aseguran el hecho en el cráneo le dio aquella fiera el segundo ha visto el pescuezo cerca de la clavícula izquierda.

“Anda ingrato cobarde me heriste” “¡Ay!”, le dijo con rectitud “De mi parte muy bien puedes irte, soy diez veces más hombre que tú”.

Los amigos de su estimación trataron de seguir a Montaño, para ver si adquirían su aprehensión pero ya no pudieron lograrlo.

53 Al mirarlo en tan mísero estado uno de ellos allí lo paró, a su casa trató de llevarlo pero al fin éste se le negó.

Yo las gracias te doy fiel amigo solamente te pido un favor, si preguntan quién me ha lastimado no les digas lo que sucedió.

Diciendo estas palabras tomó así el rumbo de Tlalquitenango de este mundo al fin se despidió pues estaba muy presto a dejarlo.

Al llegar al crucero de la vía de la excavación de Huatecalco, ahí fue su lecho de agonía porque hasta allí pudo haber llegado.

Dos amigos que muy de mañana pasaban por Tlaltizapán, al encontrarlo le preguntaron quién lo había llegado a lastimar.

Les responde con grande energía: “A mí ninguno me ha lastimado, sino el tren pasó en su travesía y por desgracia conmigo ha chocado”.

Uno de ellos se quedó a cuidarlo y el otro fue a Tlaltizapán,

54 a dar parte para que en el acto lo viniesen de allí a levantar..

Mientras esto pasaba hacia el cielo sus plegarias don Juan dirigía al Eterno, con amor sincero estas tristes palabras decía:

“Si ésta vida mi Dios que me diste un cobarde al fin me la quitó si por mi alma en la cruz padeciste en tus manos la encomiendo yo”.

Entre tanto llegó la justicia tan luego como lo inspeccionaron oficiaron así todo aprisa a Jojutla lo que había pasado.

Remitirlo a Jojutla de Juárez los jueces así lo dispusieron donde se hicieron sus funerales el catorce del mes de febrero.

Se acabó su misión en la tierra de un amigo a quien tanto estimé se acabó con su vida sincera toda la honra de Chapultepec.

Me despido amable concurrencia me despido con grande dolor, si acaso me ha sido imposible si tal vez me ha faltado la ciencia

55 me dispense la plana mayor. (hoja suelta de la colección particular de José Luis Sagredo Castillo. Op. Cit.).

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58 De entre los maestros creadores de las bolas surianas del siglo XIX, destaca Juan Bautista Montes, quien, según los testimonios de los últimos trovadores, marcaba la línea en las formas poéticas que usaron los publicistas en el estado de Morelos. De gran sensibilidad poética y adicto al alcohol, Juan Montes murió durante una riña que tuvo lugar el 13 de febrero de 1901, como lo narraron varios saludos y bolas, algunos de ellos como los que se transcriben y reproducen, compuestos por Marciano Silva. De la obra poética de Juan Montes se desconoce casi todo. Toda vez que son pocas las hojas sueltas que se han localizado con su rúbrica y que los trovadores contemporáneos de Montes olvidaron sus rimas. Sin embargo, la cantidad de composiciones en honor a Juan Montes denota la gran ascendencia que éste tenía entre los trovadores morelenses.

Laureles y Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán

Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles un homenaje con el más crecido afán, a los obreros y estudiantes que como héroes llenos de gloria sucumbieron con Serdán.

Hagan recuerdos del dieciocho de noviembre, año por gracia de mil novecientos diez cuando con sangre se escribió en páginas breves una epopeya muy gloriosa en honra y prez.

Cuando Madero bajó a hacer su propaganda, se adhirió en Puebla mucha gente a su favor, los que sinceros exigían en su demanda otro gobierno que no fuera el dictador.

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Varios obreros y estudiantes se afiliaron al candidato con el más crecido afán y como jefe del Partido designaron al invencible señor Aquiles Serdán.

Mucio Martínez cuando tuvo la noticia hizo sobre ellos una cruel persecución, porque el gobierno clerical y porfirista había triunfado en su burlesca reelección.

El día dieciocho al nacer el nuevo día, Miguel Cabrera con una orden imperial llegó a la casa de Serdán y le exigía que se le abriera, pues traía orden de catear.

Carmen Serdán al oír las amenazas abrió la puerta, más la entrada les negó, y entonces él como un esbirro del Tetrarca sin respetar el bello sexo la golpeó.

En ese instante salió Aquiles iracundo, y al darse cuenta que a su hermana maltrataba le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo preso en un cuarto ordenó que se dejara.

Pocos minutos después de aquella escena llegaron tropas federales y gendarmes para entrar a aquella casa tan famosa donde se hallaba un conjunto de Titanes.

Quince patriotas mexicanos se aprestaban

60 para luchar contra dos mil ¡oh qué heroísmo! los que en la lucha desigual no se fijaban ni los llenaba de pavor el cruel destino.

En un balcón hacia la calle apareció Carmen Serdán portando un rifle con firmeza, la que ante un grupo de curiosos expresó de esta manera, con un acto de nobleza.

“¡Vengan esclavos a pelear su libertad que aquí en la casa tengo parque y carabinas, sublime herencia que a sus hijos dejarán de bienestar, no de baldón no de ignominia.

Diciendo esto, y haciendo el primer disparo, y abrióse el fuego sobre aquel bello edificio, tomando luego las alturas los sicarios para poder bien dominarlos a toditos.

La primer víctima fue Máximo Serdán, y así siguieron sucumbiendo uno por uno, hasta que el fuego extinguióse, porque a par de los patriotas no quedaba ya ninguno.

Al penetrar la soldadesca a aquella casa sólo encontraron los despojos inmortales que sucumbieron en defensa de una causa como esforzados y valientes liberales.

Luego pusieron una estrecha vigilancia, y un gendarme cerca ya de la oración, vio una figura y disparóle sin tardanza,

61 sin ver quien era quiso hacer la ejecución.

Era Serdán, el bravo Aquiles, que salía de su escondite buscando una salvación, era un apóstol que más tarde se uniría a su partido contra su reelección.

Salud, obreros y esforzados estudiantes, que en unión del bravo Aquiles sucumbieron, como coplero permitidme que les cante esta epopeya donde de gloria se cubrieron.

Duerman en paz en sus tumbas silenciosas, caros hermanos, estudiantes y obreros glorificados como Ignacio Zaragoza y ensalzados por un hijo de Morelos.

Carmen Serdán que igual a Leona Vicario te hiciste grande por tu arrojo sin igual, a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos las mexicanas vuestro nombre a venerar. (hoja suelta publicada por Eduardo Guerrero, s/l, s/f.)

62

63 Entre octubre y noviembre de 1910, el comerciante poblano Aquiles Serdán, como jefe del Club Liberal luz y Progreso, afiliado Partido Antirreeleccionista, junto con sus adeptos, hermanos y amigos; principalmente los hermanos Rousset, comenzaron, de manera secreta y clandestina, el acopio de armas y parque para iniciar la Revolución antiporfirista, el 20 de noviembre de 1910. En el ámbito regional poblano, la promulgación del Plan de San Luis, por Francisco I. Madero, incitando a la revolución por la democracia, había agudizado la represión, la vigilancia y la persecución a los grupos de oposición, por parte de del gobernador del estado Mucio Martínez, con la acción directa de los hombres bajo las órdenes de Joaquín Pita, jefe militar de la zona. A mediados de noviembre, los planes secretos de Serdán y sus correligionarios fueron descubiertos por los esbirros de Mucio Martínez y lo que a continuación sucedió fue cantado en la composición de Marciano Silva: Laureles y Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán que fue la primera composición que hizo Silva con temática revolucionaria. Posteriormente el compositor se uniría a las fuerzas del Ejército Libertador del Sur. El sacrificio de los hermanos Serdán y sus seguidores se considera como el inicio formal de la Revolución Maderista.

64 III.- Bolas Zapatistas

El Quinto de Oro

Lo que es Quinto Regimiento nunca pierde, no decían los de ese Batallón, cuando a Morelos dispusieron los rebeldes sitiarlos en la ocasión sobre las torres y azoteas se veían alegres, haciendo alarde de instrucción porque pensaron que entrarían pero muy breve toditos en montón.

Nosotros somos disciplinados, decían con grande satisfacción, no pistoleros como estos vagos huamuchileros sin instrucción, nosotros somos condecorados los más valientes de la nación y el azote de los malcriados que se han lanzado a la rebelión.

Lo que es aquí no se pasean como allá en Chiautla no, con música y fina atención; porque los hombres que defienden esta plaza, son de purito León lo que es aquí con la ametralladora basta para hacerles su recepción, y si no corren ya verán lo que sacan

65 los indios en la ocasión.

Pobres pelones, tal vez pensaban que aquí los indios iban a huir, nomás al ver relumbrar las armas o al oír los toques de su clarín, pobres pelones, del Quinto vayan y cuenten a otros que por aquí nomás tres piedras, porque la fama que hay en Zapata no tiene fin.

Era imposible que perdieran nombre y fama, no los rebeldes de esta región, porque llevaban a la Reina Soberana, si de nuestra fiel nación; por eso siempre cuando en campaña. Si decían con grande veneración: “¡Viva la Patria!, ¡Viva la Guadalupana! y muera la reelección”

Adiós el Quinto de Oro afamado, mi pueblo llora tu proceder pues prometiste el ampararnos y al fin corriste, qué hemos de hacer en otras partes habías triunfado, por aquí en Cuautla no sé por qué los calzonudos te corretearon porque con ellos tan sólo tres. (hoja suelta, sin fecha, sin píe de imprenta y sin lugar de publicación, de la colección particular del etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo)

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Bola de la Toma de Cuautla por Zapata

Noble presidente don Porfirio Díaz, te fuiste para la Europa, dejaste esta tierra regada, a fe mía, con sangre de mil patriotas. por tu cruel gobierno y tiranía

67 el pueblo al fin te despoja de aquel gran imperio que ejercías, contemplándolo un idiota

Fuiste protector sublime de los valientes hispanos, y padrastro, el más temible, de los indios mexicanos sin embargo, fuiste libre, siendo responsable a tanto, mientras más grande es el crimen más gracia encuentra el culpado.

Sin duda pensabas que era hereditaria la silla presidencial, y que de ella dueño te había hecho Tejada cuando venciste a la par del sufragio libre también te burlabas y la ley electoral, frente a las casillas ponías fuerza armada para al fin poder triunfar.

Hasta que el pueblo aburrido, llego a empuñar el acero, guiado por un fiel caudillo que es don Francisco I. Madero, un hombre noble y benigno que vino a salvar al pueblo del fango en que estaba hundido más de treinta años, recuerdo.

68 Don Francisco I. Madero apareció en Chihuahua como el Mesías prometido, diciéndole al pueblo: “Levántate y anda yo siempre seré contigo”, entonces el pueblo, cual Lázaro anda y al notarlo don Porfirio se llena de miedo y a París se lanza Corral, buscando un abrigo.

Aquel espectro salió ensangrentado y altivo, diciéndole a don Porfirio: “Traidor, tu día se ha cumplido, recuerda que te pedían justicia y no diste oído, a esa voz que te decía: -Velardeña y Tehuitcingo-“.

“Tú has sido la causa que muchas familias se encuentren en la miseria; huérfanos, afligidas viudas, sin un albergue siquiera, pues dejas la Patria convertida en ruinas con el furor de la guerra, mi pluma no alcanza a escribir estas líneas que requiere la tragedia”.

“Por ti fueron bombardeadas muchas ciudades hermosas, entre la heroica Cuautla de Morelos tan preciosa tierra bendita inmolada

69 por la mano caprichosa de aquellos que ambicionaban la reelección afrentosa”.

Don Eduardo Flores, jefe del distrito y toda la aristocracia como porfiristas juzgaron preciso la defensa de la Plaza, para mayor gloria llevaron al Quinto, el furor de otras comarcas, pero allí tres piedras nomás con los indios huarachudos de Zapata.

Ciertas personas decían que si Emiliano Zapata entraba le ahorcarían ¡Oh, qué lujosa bravata! necios, tal vez no creían que en esas horas infaustas caía don Porfirio Díaz del poder y de la gracia.

Don Eduardo Flores quiso, aunque cobarde, contrarrestarle a Zapata; decía en sus furores que había de matarlo pero no daba la Plaza; confiaba en sus hombres del quinto indomable que tenía supremacía, don Eduardo Flores es el responsable de la destrucción de Cuautla.

Cuautla hermosa de Morelos

70 porqué es tan grande tu castigo, tus edificios, suburbios todos los miro destruidos, tu Palacio de Gobierno en cenizas convertido, es la venganza de un pueblo bastante tiempo ofendido.

Culpa la imprudencia de tus nobles hijos que en un leguaje altanero, decían con frecuencia que el gran don Porfirio valía por veinte Maderos a esa sentencia se habían adherido los más valiente iberos, y otros individuos que por conveniencia protegían aquel gobierno.

Creían los privilegiados porfiristas de esa tierra que el pueblo sería burlado otra vez como con Leyva, hoy los rifles en la mano tenían por votos la guerra y por casillas tomaron del gobierno las trincheras.

El trece de mayo, qué gusto tenían, algunos ricos del pueblo, porque los rebeldes tal vez entrarían como un rebaño al degüello; pobres porfiristas tal vez no creían que el triunfo era de Madero

71 y que sus palacios pronto quedarían consumidos por el fuego.

Las soldaderas gritaban: “¡Viva el Quinto regimiento!, el asombro de Chihuahua, Sonora y otros encuentros, el Quinto de Oro es de fama, no como ustedes, niguentos, ahí verán, patas rajadas, les servirá de escarmiento”.

“Entren, muertos de hambre, indios calzonudos, huamuchileros idiotas, vamos aprobar que aquí Guanajuato y nomás puro Guanajuato, sin hacer alarde estamos seguros que la plaza no nos tocan, si desengañarse quieren, huarachudos, entren a traer su derrota”.

“¡Viva la Guadalupana!”, gritaban los insurgentes, “Que es la Reina Soberana, de los indios de Occidente”, ¡Viva el héroe de Chihuahua! ¡Muera nuestro presidente! pelones del Quinto, salgan si son muy valientes”.

Llegó el diecinueve de mayo glorioso para los libertadores

72 y el Quintillo de Oro, siendo tan famoso corrió de sus posiciones, aunque para ellos fue vergonzoso, por tener tanto renombre salieron corriendo aquellos colosos por donde el Sol se pone.

“Morelos”, dijo un soldado que iba ya retrocediendo: “Más vale morir parado y no sucumbir corriendo”, el Quinto dijo al contrario: “Vale más un tiro huyendo y no frente a un triste cuadro recibir cinco certeros”.

Por el rumbo hacia el poniente, camino del hospital, salió esa falange de bravos leoneses tratando al fin de escapar; como era probable ese punto inerme se encontraba en realidad pues no creía nadie de los insurgentes que corriera un militar.

Yo como idiota no entiendo ese triunfo que asegura El Imparcial escribiendo se hagan noticias impuras; dicen que salió venciendo el Quinto de Oro en su fuga si así se triunfa corriendo

73 yo soy un héroe sin duda.

Dice El Imparcial que sólo tres muertos tuvo el gobierno aguerrido y de los demás suman cuatrocientos entre muertos y heridos; ¡Qué barbaridad! si de esos sucesos yo no fuera fiel testigo tendría que aceptar ese triunfo incierto como un hecho positivo.

La prueba es que unos salieron disfrazados de señoras, otros como limosneros fingiendo humildad de sobra; otros al fin sucumbieron en tan funesta maniobra, y los restantes corrieron ese es un triunfo de moda.

Por fin han peleado con mucho denuedo los de tilma y de Huarache, sobrenombres vagos que le puso al pueblo el periodista Fernández; el calzón le ha dado al pantalón ejemplo de valor en este lance, y el botín realzado noble y caballero perdió en compañía del traje.

Según la ley constituida por el demócrata Juárez, no hay jerarcas en la vida,

74 toditos somos iguales; el ropaje es una insignia de aparentes cualidades, es nobleza por encima y por dentro necedades.

¡Oh grandes Aquiles de la raza azteca! quisiera ser un Homero, y en poesías sublimes cantar las proezas de vuestros hechos guerreros; mas mi pluma humilde sólo se concreta a ensalzarlos con esmero, pues este que escribe no es un gran poeta sino un pobre parrandero.

En el altar de los siglos se ponga esta inscripción con letras de oro esculpido para que lea la nación: “Sufragio libre efectivo y muera la reelección, que es lo que nos ha traído sangre, fuego y destrucción”. (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Así cantaban la Revolución, pp. 275 a 282)

75

76 A principios de 1911, en el sur del país, surgieron varios grupos revolucionarios maderistas que paulatinamente se fueron integrando bajo las órdenes de los principales jefes regionales; Emiliano Zapata, en el estado de Morelos y, en el estado de Guerrero, los hermanos Ambrosio y Rómulo Figueroa, entre otros. Desde el 14 de marzo de 1911, Emiliano Zapata se había adherido al Plan de San Luis, en Villa de Ayala, Morelos. Debido a algunos enfrentamientos entre zapatistas y figueroistas, el 22 de abril de 1911, los jefes de las dos fuerzas firmaron un convenio limitando el campo de sus acciones a sus propios estados. Después de ocupar las poblaciones de Chiautla, Jantetelco y Cuautlixco, entre otras, Zapata decidió el ataque a la ciudad de Cuautla, Morelos. Cuautla estaba defendida por el Quinto Regimiento de Caballería, bajo las órdenes del general Eutiquio Munguía. Para la toma de Cuautla, Zapata puso sitio a la plaza e inició los ataques el día 12 de mayo y los combates y escaramuzas se prolongaron hasta el día 19, fecha en que el Quinto Regimiento abandonó Cuautla, con destino a Cuernavaca, Morelos. La toma de Cuautla por Zapata fue uno de los principales factores militares que decidieron la caída de Porfirio Díaz. Tanto El Quinto de Oro como la Bola de la Toma de Cuautla por Zapata, son corridos compuestos por Marciano Silva. Como ya se refirió anteriormente, fue en esta acción cuando Silva se dio de alta en las tropas revolucionarias de Zapata. Sobre la épica composición de El Quinto de Oro Octavio Paz nos dice que: “Los federales para engañar a los zapatistas y demostrarles que estaban enteros empezaron a entonar desde la torre de la iglesia sus famosos corridos con frases injuriosas para sus contrarios; estos, a su vez en la misma forma. Tal parecía que se encontraban en un torneo de ingenio y no en una horrible batalla que se había estado sosteniendo”. (OCTAVIO PAZ –padre-, El Cantor del Sur, primera parte, p.7)

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Bola de la historia del Pronunciamiento del General Emiliano Zapata. El día 30 de abril de 1911 o La Traición de Federico Morales

Atención te pido, público sensato, voy a dar mi explicación, aquí en esta historia que yo les redacto en mi mal pronunciación.

Voy a dar un pormenor citando lo positivo, porque ya enterado estoy como también persuadido.

El jefe Zapata no estando conforme después de haber conquistado, se salió de Cuautla según los informes pensando en los resultados.

Se fue rumbo a Anenecuilco que era su tierra natal, porque conoció el peligro, pues lo iban a traicionar.

Estando en su casa aunque no tranquilo pensando en lo que sería el nuevo gobierno quiso perseguirlo

78 por su grande bizarría.

Porque era un hombre valiente nuestro general suriano, querían políticamente por completo exterminarlo.

Llegó la noticia, según se declara, al pueblo de Anenecuilco, que luego al momento él se retirara que iban a formarle sitio.

Mandó tocar las campanas nuestro invicto general : “Vamos de nuevo a campaña la defensa es natural”.

En aquel momento se reunió su pueblo para ver lo que pasaba y les dio a saber que el nuevo gobierno asesinarlo trataba.

“Yo no ambiciono la silla ni tampoco un alto puesto,

siento a mi Patria querida verla en tan cruel sufrimiento”.

Hablóle a su hermano con toda firmeza y le dijo en el momento: “Rendir yo mis armas sería una tristeza, sólo ya después de muerto”.

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“Esta política es falsa, la tengo bien conocida, quieren que entregue las armas para quitarnos la vida”.

Respondió don Eufemio con acento fijo y un valor sin segundo: “Ya no condesciendas, bajo el armisticio, ya ves los pagos del mundo”.

“Levantémonos en armas vamos de nuevo a sufrir, las conferencias dejarlas hasta vencer o morir”

“Hoy lo que interesa es otra providencia a lo que el tiempo depare, para recibir de la Omnipotencia lo que del cielo mandare”. “Saldremos, después veremos qué descubra el firmamento, al fin después volveremos si nos da lugar el tiempo”.

Día treinta de agosto dieron ese grito, todos de conformidad: “¡Viva nuestra Patria y este requisito de paz, tierra y libertad!”.

“Vámonos a padecer vamos de nuevo a sufrir,

80 traidor nunca lo he de ser por mi Patria he de morir”.

Salieron de Ayala rumbo a Chinameca donde se reunieron todos pidieron permiso con toda presteza para jugar unos toros.

Dos días de toros jugaron nos quedan como recuerdos y un hombre vil por trasmano mando un parte a Morelos.

“Aquí en esta hacienda se encuentra Zapata si lo quieren agarrar, tiene cuarenta hombres, pero mal armados ahora se han de aprovechar”.

“Fórmenle una entretenida sin dársela a maliciar, denle todo lo que él pida que su día se va a llegar”.

Pusieron violento el parte a Morales, puesto por la Presidencia: “A traerme a Zapata se va usted al momento, se halla en san Juan Chinameca”.

“Con mucho gusto lo haré, ahora sí no se me escapa, hoy mismo le traigo a usted

81 la cabeza de Zapata”.

Con seiscientos hombres marcho entusiasmado queriendo igualar al viento pero sólo Dios, que es dueño de lo creado no le concedió su intento.

Como a las once del día por Santa Rita pasaron, dos hombres iban de guía al punto donde llegaron. Hacia una rejilla donde dispusieron dividirse por la altura, y por La Cañada, doscientos se fueron, los demás por La Herradura.

Sin saber que el general había puesto su avanzada, al píe de un buen tecorral les preparó su emboscada.

Cuando les mandaron el: “¡Alto, quién vive!”, “Figueroa”, todos gritaron, con un par de bombas, luego los reciben para comenzar la loa.

Diez eran los zapatistas contrarios seiscientos fueron, pero sus grandes conquistas con valor las defendieron.

De cada descarga de los zapatistas

82 diez o doce se tumbaron, porque ya su gente estaba bien lista y bien muertos los dejaron.

Los bombazos resonaban sin cesar cada momento, los zapatistas peleaban haciéndoles muchos muertos.

Cuando el general se hallaba gustando con don Santiago Posadas, llegó la noticia que el gobierno había dado que a la hacienda se acercaban.

Se montó en su buen caballo paso a paso se fue yendo, con unos cinco soldados se quedó reconociendo.

Cuando el general divisó al gobierno que se acercaba al poniente, echó mano al rifle, se apeó muy sereno, con cinco les hizo frente.

Lo rodearon cuatrocientos pero no se acobardó, le hicieron fuego al momento y entre ellos se revolvió.

A pocos momentos de que tirotearon Zapata se despidió, haciéndoles fuego con tres se quedaron

83 a los cerros se internó.

Dicen que los derrotaron porque así corrió la voz, pero sólo a tres mataron contrarios sesenta y dos.

De testigo pongo aquí al siglo veinte como certero y seguro, para que noticie el hecho presente de lo pasado y futuro.

De Zapata estos recuerdos quedaron siempre grabados, en todo el plan de Morelos y los pechos mexicanos. (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., pp. 289 a 294)

84

85 Al triunfo de la Revolución Maderista, el presidente interino Francisco León De la Barra inició el licenciamiento de las tropas revolucionarias en el país. En el estado de Morelos, las presiones de los hacendados locales, obligaban al gobierno al desarme y licenciamiento de las fuerzas revolucionarias de Emiliano Zapata, mientras éste se obstinaba en la exigencia del cumplimiento del artículo tercero del Plan de San Luis, que implicaba la realización de una reforma agraria en el país. Luego de algunas conferencias entre Francisco I. Madero y Emiliano Zapata, se inició el licenciamiento de los zapatistas, en junio de 1911 y se dio a Zapata, de manera no oficial, el cargo de Comandante de Policía Federal en el estado de Morelos, cargo que Zapata nunca ejerció. Al no obtenerse el desarme de la totalidad de las partidas zapatistas del estado de Morelos, los ataques de la prensa de la ciudad de México se incrementaron argumentando la inestabilidad del nuevo gobierno, mientras Francisco León De la Barra enviaban al Trigésimo Segundo Batallón de Infantería, bajo las órdenes del general Victoriano Huerta, para hacer campaña contra los jefes zapatistas no licenciados de Morelos. De la misma manera, el 11 de agosto, De la barra suspendió la soberanía del estado de Morelos. Por su parte, Zapata, tratando de regresar a su comunitaria vida cotidiana, contrajo matrimonio en julio, pero fue sistemáticamente atosigado por sus enemigos locales, quienes, después de la toma de Cuautla, veían en él al principal y más peligroso jefe revolucionario de Morelos. Con la promesa del retiro de tropas federales del territorio estatal, Zapata logró convencer a los jefes insumisos en el sentido de deponer las armas con fecha del 22 de agosto. Sin embargo, las tropas federales de Victoriano Huerta y las fuerzas auxiliares irregulares guerrerenses de Ambrosio Figueroa, continuaron hostigando y ocupando posiciones en tierra morelense, por lo que Zapata se vio obligado a huir a Anenecuilco. El 30 de agosto de 1911, en Villa de Ayala y Chinameca, Zapata sufrió el ataque de las tropas auxiliares irregulares guerrerenses de Federico Morales y Silvestre Mariscal. Según John Womack: “Federico Morales, agente de Figueroa, lo había hecho mal y lo había dejado escapar. Tratando de atrapar a Zapata dentro de los muros de la hacienda de Chinameca, estúpidamente había ordenado una carga contra la guardia

86 de la puerta del frente. Zapata había oído los disparos, y como conocía el terreno de la hacienda, se había escapado del edificio principal y había echado a correr por los cañaverales que quedaban atrás del mismo” (JOHN WOMACK. Zapata y la Revolución Mexicana, p.118). De la hacienda de Chinameca, Zapata huyó aparentemente al estado de Puebla. Sin embargo, su destino real fue la sierra de Morelos en donde recomenzó su forzada rebelión. Los gobiernistas auxiliares irregulares guerrerenses de Ambrosio Figueroa, por su actitud poco definida con respecto al bando al que pertenecían, fueron conocidos por los zapatistas como los colorados. La bola suriana de la Historia del Pronunciamiento del General Emiliano Zapata. El día treinta de agosto de 1911, también conocida bajo el nombre de La Traición de Federico Morales, compuesta por Marciano Silva, fue objeto del escamoteo en su crédito de autor por la imprenta de Eduardo Guerrero y en la hoja suelta más conocida que difunde el corrido aparece la firma de alguien cuyas iniciales son G. M.. Sin embargo se ha podido verificar la autenticidad de la autoría original de Silva Peralta en la bola transcrita. El 25 de noviembre de 1911, Emiliano Zapata y sus principales generales expidieron el Plan de Ayala, documento en el que, desconociendo al gobierno de Francisco I. Madero, daban legitimidad documental y sentido agrarista a la lucha de los campesinos revolucionarios morelenses. El movimiento zapatista, bajo la bandera del Plan de Ayala, pronto se extendió a los estados aledaños de: Puebla, Guerrero, México y Tlaxcala. Durante todo el lapso que Madero duró en el poder, las guerrillas zapatistas se mantuvieron en pie de guerra y, al momento del golpe de estado, de febrero de 1913, en el que se derrocó y asesinó a Francisco I. Madero, y que instauró al gobierno usurpador de Victoriano Huerta, las hostilidades contra los zapatistas se incrementaron considerablemente por lo que la reacción natural de los campesinos fue en el sentido de una más eficiente organización de las guerrillas.

87 El Rebelde

Soy rebelde del estado del estado de Morelos que proclamo las promesas de San Luis soy rebelde lucharé contra Madero porque al fin nada ha llegado a cumplir.-

Con mi Winchester, mi caballo y dos cananas y de escudo la Virgen del Tepeyac, he de hacer que se respete el Plan de Ayala, o sucumbo cual valiente liberal.

Mi baluarte es la montaña, no lo niego; y mi nombre zapatista ha de ser; ante un grupo de pelones no me arredro, mientras tenga Treinta-Treinta he de querer.

Mas en fin, si la muerte me es adversa y en el campo sucumbiere por desgracia, moriré pero exclamando con firmeza: “Vivan las huestes del sur, viva Zapata!” (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., p. 297)

Soy Zapatista del Estado de Morelos o Himno Zapatista

Soy zapatista del estado de Morelos porque proclamo el Plan de Ayala y de San Luis; si no le cumplen lo que al pueblo le ofrecieron,

88 sobre las armas los hemos de hacer cumplir.

Para que adviertan que al pueblo nunca se engaña ni se le trata con enérgica crueldad; si semos hijos, no entenados, de la Patria, los herederos de la paz y libertad.

Sublime general, patriota guerrillero, que peleó con gran lealtad por defender su patrio suelo.

Espero que ha de triunfar por gracia del Ser Supremo, para poder estar en paz en el estado de Morelos. (LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA y Col.. Encuentro Regional de corridistas, Tixtla, 1994, cantado por Jesús Peredo Flores y Luz María Robles Dávila)

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90 Corrido de Marciano Silva

Soy el rustico cantor de las montañas que al acorde de mi destemplada lira, voy cantado de los héroes las hazañas y del déspota tirano la ignominia.

Soy del sur ignorado publicista que sin gracia ni cultura en la ocasión, voy cantado del tirano la injusticia y ensalzando el patriotismo de un campeón.

No es el rifle el que manejo con destreza ni la brida del intrépido corcel, es la pluma mi cañón y mi estrategia y mi verso la metralla, a mi entender.

Son las armas con que lucho en el presente y con ellas lucharé sin descansar, combatiendo a los tiranos que imprudentes sólo anhelan el nacional. (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., p.299)

Las tres composiciones anteriores se caracterizan porque no son del tipo narrativo sino más bien descriptivo y de arenga. Soy Zapatista del Estado de Morelos, se transformó el himno del Ejército Libertador del Sur y fue la pieza musical que dio identidad a los revolucionarios seguidores del Plan de Ayala, a partir del momento en que fue proclamado por Emiliano Zapata.

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Bola de la Toma de Chinameca

Por ahí va la bola, señores ahí va, va con la segunda vuelta. Diré cuando entraron los libertadores a ese San Juan Chinameca.

Es corta mi entonación, mi dialecto es muy corriente, pero me figuro que en toda ocasión lo claro es lo más decente.

Este fue un pedido de unos tres mil pesos, en seguida les diré contestó Carriles, luego en el momento: “Tres mil balas les daré”.

“No le hace que sea valiente, puede venir cuando él quiera que yo también cuento con un brazo fuerte y que es la espada primera”.

Luego que Zapata tuvo la noticia de dicho administrador montó su caballo recorrió sus fuerzas y las órdenes les dio.

No fue pa’ menos el susto por lo que se apercibía, porque ya los muertos no hallaban sepulto y en cajones se escondían.

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Luego que llegaron al punto de honor, nombre: La Piedra Encimada, al mentado Enríquez, le ha dado un temblor que ‘onde meterse no hallaba.

Zapata muy enojado, lleno de mucho furor gritó con imperio: “¡Vengan con un hacha y túmbenme éste portón!”.

El pobre del maquinista en tan cruel retiro uno se le dirigió: “Tumbe uste´ el portón o le pego un tiro”, de inmediato el tren rompió.

Tembló la tierra en esa hora Zapata entró en ese piso;

“Busquen a Carriles que se pasa la hora de que cumpla lo que he dicho”.

Ahí lo buscaron arriba y abajo echando la disciplina lo fueron a hallar que estaba apurado con la cocinera encima.

¡Viva Emiliano Zapata!

93 ¡Viva su juez y opinión! porque se ha propuesto morir por su Patria como héroe de la nación (ARTEMIO CRUZ LEÓN. Con su Permiso...Voy a Cantar un Corrido, Cassette CH02, cantado por Raúl Osorio)

94 El 19 de julio de 1913, Emiliano Zapata atacó la hacienda de San Juan Chinameca, según el periódico El Independiente, en represalia porque el pueblo de Villa de Ayala había sido destruido por las fuerzas del Ejército Federal, dirigidas por el general Juvencio Robles. La autoría de la Bola de la toma de Chinameca, ha sido adjudicada, por varios investigadores, a Marciano silva, aunque no se tiene un documento u hoja suelta que nos lo corrobore de manera fehaciente. Sin embargo, en la versión que se transcribe, aunque parece incompleta, se nota el estilo poético narrativo de Silva Peralta.

Danza de los Voluntarios

¡Oh, cuánta dignidad se vende por doquier! ¡Oh, cuánto hombre traidor se apresta a combatir! a un pueblo que a la para reclama su deber: las promesas de San Luis.

Por ciento cincuenta fierros marcha así a la frontera a combatir a ese pueblo que pelea su libertad sin ver que en su propio suelo de la Patria se congela la sangre que por Madero se derramó sin piedad.

¿Dónde está el pundonor, dónde está la igualdad, el patriotismo fiel que debemos seguir, el paternal amor que nos debe guiar para que seamos feliz?.

Yo creo que a la Madre Patria amarla deben sus hijos y defenderla entusiasta de cualquier intervención; no es por amor a la Patria, sólo nos lleva un capricho, porque es una grande falta de patriotismo y unión.

95 No hay bárbaro que diga: “¡Voy a defender a la Patria!” y sus honrados talleres cambien por el fusil; ¿qué potencia vecina sobre ella se destaca, para salvar al país? Hablando con más franqueza, no es por amor a la Patria, según lo hacen por fuerza, marchar al campo de honor; es la grande conveniencia de vivir sólo en la holganza porque el trabajo les cuesta miles gotas de sudor.

Hermanos contra hermanos sucumben sin cesar, maldito sea el dinero que los lleva a la lid; maldito el mexicano que por un vil metal pues se apresta a combatir.

También llamo antipatriotas a esos viles voluntarios que sobre el pueblo se arrojan como Caín sobre Abel; yo también nombro antipatriotas a esos malos mexicanos que de un pueblo se mofan siendo hijos de ella también. (CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p. 24)

Una vez que el gobierno de Francisco I Madero había sido derrocado y éste había sido asesinado, el gobierno usurpador de Victoriano Huerta, aliado de los hacendados y de los industriales del país, determinó como una de sus prioridades la de acabar con el foco insurreccional que representaba el Ejército Libertador del Sur. Una de las tácticas preferidas para menguar la fuerza de las comunidades morelenses fue el reclutamiento de conscriptos voluntarios para que prestaran servicios militares en otras partes del país. El reclutamiento voluntario al que, en términos de condena, le canta Marciano Silva, tuvo poco éxito. Posteriormente el general Juvencio Robles optó por realizar levas, o conscripciones forzadas, de centenares de campesinos y jornaleros, lo que, en lugar de restar fuerza al movimiento zapatista la incrementó, toda vez que los posibles soldados federales

96 forzados, preferían unirse al Ejército Libertador del Sur, antes que vestir el entonces despreciado uniforme del Ejército Federal.

El Exterminio de Morelos o Danza de Juvencio Robles

Dios te perdone Juvencio Robles, tanta barbarie, tanta maldad, tanta ignominia, tantos horrores, que has cometido en nuestra entidad; de un pueblo inerme los hombres corren y después de esto van a incendiar, qué culpa tienen sus moradores que tú no puedas al fin triunfar.

Si es que a Emiliano Zapata buscas, allá en los montes lo encontrarás marcha a los campos contra él y lucha y así de gloria te cubrirás; deja a los pueblos, no tienen culpa, ya no los mandes exterminar, el que es valiente nunca ejecuta, hechos tan viles como el actual.

Lo que es Cartón y Rasgado en suma en nuestro estado nunca podrán vencer a Neri, que es la figura más formidable que hay en el plan; saben muy bien los sitios que ocupa, al fin se animan pero no van,

97 y como prueba les diré algunas de sus hazañas en realidad.

Llegan a un pueblo que abandonado sus habitantes dejaron ya, tiran balazos, por si emboscados los zapatistas llegan a estar; si este saludo no es contestado entonces entran a incendiar; triunfan los leales de un pueblo aislado al cual dejaron sin un hogar.

Los zapatistas llegan a un pueblo y son en número regular, mandan un parte luego al gobierno más inmediato sin dilatar: “Aquí se encuentran los bandoleros, pueden venirlos a exterminar”, el bravo jefe responde luego: “Cuentos de viejas, qué van a estar”.

Pero si saben que ya se fueron y que muy lejos deben estar, entonces marchan, pero ligeros, con sus cañones a bombardear; las pobres casas son los guerreros con quienes van a contrarrestar y las mujeres que sin remedio se llevan como un trofeo marcial.

¡Cuántos pacíficos ha matado Cartón en su cruel avilantez!

98 cuando algún pueblo llega a incendiar y en sus hogares encuentra a alguien, luego en su parte pone el menguado: “Hónrome participar a usted que as zapatistas he derrotado quité caballos y armas también”.

Son nuestros pueblos sólo unos llanos, blancas cenizas, cuadros de horror, tristes desiertos, sitios aislados, donde se agita sólo el dolor; fúnebres restos que veneramos como reliquias de nuestro amor, donde nacimos, donde nos criamos y alegres vimos la luz del Sol.

Adiós, Cartón y Juvencio Robles, adiós Rasgado, bravo adalid, llévenle a huerta sus batallones y su estrategia tan infeliz, díganle que ya no hay poblaciones ni bandoleros qué perseguir, sólo Zapata y sus escuadrones siempre dispuestos a combatir.

Bravos guerreros, hijos de Esparta, que al fin se honraron con acabar, pero a los pueblos, porque a Zapata ni la razón han podido dar; quemar a un pueblo creo que no es gracia, matar inermes es cosa igual, dejar familias en la desgracia,

99 eso no es honra de un militar.

Cuántas familias se hallan llorando en tierra extraña sin un hogar, y por su pueblo siempre anhelando sin que ese instante pueda llegar; cuántas familias peregrinando de pueblo en pueblo siempre andarán hasta que el cuelo diga: “Hasta cuándo”, a sus hogares se volverán.

Soldados viles que habéis jurado ser la defensa de la Nación, ya no exterminen a sus hermanos y alcanzarán su salvación; negros Caínes cual inhumanos tened un rasgo de abnegación, quiero se dignen cual mexicanos, oír los clamores de la razón. (Hoja suelta de la imprenta Popular de Eduardo Guerrero, sin fecha, México. Colección de hojas sueltas de la Biblioteca del Colegio de México, sin paginación)

El Exterminio de Morelos

¡Oh, caros hijos del estado de Morelos, a qué terrible situación habéis llegado! El exterminio se enseñorea en nuestro suelo por una turba miserable de soldados.

Son nuestros pueblos convertidos en cenizas por u ejemplo cruel y bárbaro a la vez,

100 y perseguido cual los pobres israelitas, hasta que venga a libertarnos un Moisés.

Huerta a la vez quiso seguir su mismo ejemplo y te mandó al incediador Juvencio Robles; para no dar a esas promesas cumplimiento mandó arrasar toditas nuestras poblaciones.

Al contemplar mi rico estado en exterminio no puedo menos que expresar con voz doliente: “Juvencio Robles, sin cesar yo te maldigo, maldito seas en este mundo para siempre”.

“¿Qué has alcanzado con quemar nuestra comarca y perseguir a los neutrales fugitivos? Sólo salir avergonzado ante Zapata, Ya que juraste entregarlo vivo o muerto”

“Tu prometiste según tu plan de campaña hacerle guerra sin cuartel al zapatismo, y vemos que ahora sólo diriges tus armas a los pacíficos inermes, ¡Qué heroísmo!”.

“Grandes remesas de pacíficos mandabas a la Metrópoli por su negra desdicha, a cuyos hombres sin cesar los denunciabas como avanzados en las fuerzas de zapatistas”.

“¡Cuántas personas de ese modo arrebataste de sus hogares sin tener ningún delito! ¡Cuántas esposas, cuántas infelices madres, llorando viven por la ausencia de sus hijos!”

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“El hombre vil siempre es cobarde en sus empresas porque carece de valor en lo absoluto; si llega a herir es a mansalva y si no acierta sólo la mísera venganza es su recurso”.

“Más tu estrategia que no ha sido más que un mito, sólo a los hombres indefensos se aplicó, reconcentrándolos primero a los distritos para incendiar luego sus pueblos, ¡Qué dolor!”.

“Como ninguno obedeció tales mandatos fueron cruelmente por doquiera perseguidos aquellos hombres indefensos a balazos llevando algunos sus esposas y sus niños”.

“Aquellos seres fugitivos se lanzaban hacia los montes y los bosques más espesos, buscando abrigo a tan injustas represalias de que eran víctimas en aquellos momentos”

“¡Oh, qué dolor era escuchar allá en los bosques aquel incógnito llorar de las criaturas, y el clamor de aquellas madres que a sus voces unían el llanto, la tristeza y la amargura!”.

“Aquel continuo navegar en las montañas sufriendo, humildes, la intemperie de los cielos, llevaban niñas y decrépitas ancianas sin encontrar a su tormento algún consuelo”.

“Eran las cuevas los santuarios silenciosos

102 donde llegaban a albergarse aquellos seres, gratos asilos que ocultaban los despojos de aquellos pueblos incendiados por infieles”.

“Al recordar tu proceder yo me estremezco Juvencio Robles, hombre vil, cruel y menguado; y si hay alguien que me desmienta yo protesto y así lo harán todos los hijos de mi estado”.

“-El zapatismo está concluido-, le dijiste, al viejo Huerta con muchísima eficacia; sólo unos quedan y ésos voy a perseguirles, pronto tendrá usted la cabeza de Zapata”.

“Sólo unos quedan y es don Francisco Mendoza Jesús Navarro y don Eufemio Zapata, Lorenzo Vázquez y el señor Vicente Rojas, Ignacio Maya, cuyo mérito se ensalza”.

“Agustín Cásarez, Marcelino Rodríguez, don Carlos Torres, Primo Sol, y enseguida Pioquinto Galis, Franco Pliego que invencibles Se han distinguido cual Marcelino Alamirra”.

Zacarías Torres, don Cleofás y José Hernández, Efrén Mancilla y señor Vicente Aranda y don Francisco Alarcón, y el indomable y distinguido señor Concepción Baranda”.

Joaquín Camaños, Fidel Arcos y Vaquero Juan Alatorre y Margarito Ortiz se escriba; Cesáreo Burgos y Silvino que sinceros

103 al Plan de Ayala han consagrado su vida”.

“Eusebio Jáuregui y trinidad tenorio digo y el invencible coronel Camilo Duarte y Bardomiano González, que un día unidos con Everardo irán al templo de Marte”.

“El impertérrito Amado Salazar y Mauro Neri y el coronel Octaviano, don Román Silva y Constancio Farfán, Samuel Bautista e Isauro Toledano”.

“Aunque ya algunos de estos jefes, por desdicha, El Imparcial ha fusilado en sus columnas, vuelven de nuevo a renacer sus cenizas, como el fénix volvió a tomar su figura”.

El zapatismo se halla en toda su grandeza, nada le han hecho los soldados herodianos: sólo las casas acabó con su estrategia el señor Robles, y a infinitos ciudadanos.

Tierra sagrada de Morelos, dios me inspira para cantarte mi dolor y así loo haré; y cual fantasma sobre ti, nueva Palmira, a contemplar sólo tus ruinas llegaré.

Adiós hermoso y rico estado de Morelos, tierra bendita que en su seno me arrulló; yo te dirijo desde mi amargo destierro aquestos ritmos cual humilde trovador.

104 (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., pp. 302 a 305)

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109 Corrido a Zapata o Un Pobre Mexicano

Un pobre mexicano escribe humildemente la historia de unos héroes de quienes voy a hablar, sus nombres son sagrados de: Francisco Mendoza, Emiliano Zapata, a quien sujeto está.

Mendoza es el modelo de los jefes que operan por todo el sur y centro de México a la vez, por eso en los estados de Morelos y Puebla hay orden y respeto pa’ todo hombre de bien.

Los jefes Marcelino Rodríguez y Galindo, Espinoza y Camaño, Baranda y Primo Sol; Ignacio Maya y otros, Francisco y José Mozo Eduardo y Cleofás Torres lucharon con valor.

Soldados aguerridos que luchan y sucumben por defender la Patria que está en vuestro deber; a los libertadores que amor patrio sentimos a derrotar a Huerta, ¡Vamos!, no hay qué temer.

A todos los traidores que han sido voluntarios que acompañan a Huerta y a todo su escuadrón,

aquí los conquistamos aunque seamos hermanos que digan que zapata proclama la sinrazón.

Justicia y ley reclama, detesta la ignominia

110 de un gobierno tirano con que nos rige ya; al toque de campanas ¡Vámonos a las filas todos los mexicanos que quieran libertad!

Se oyen silbar los cuernos, despierta la mañana concédenos, te ruego, tu santa bendición tú que eres protectora, Virgen Guadalupana, a todo hijo de México que ama vuestra Nación.

Todos los mexicanos digan: “¡Viva Zapata! ¡Viva también Mendoza y todos los demás! ¡Que muera el mal gobierno de Victoriano Huerta! ¡Que muera o que renuncie, queremos ya la paz!”.

“¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad y el Plan de Ayala! que se dio a conocer, que goce nuestra Patria de paz, tranquilidad y la nueva reforma resuene por doquier”

Una corona ofrezco de mirtos y de rosas, jazmines y laureles, guirnaldas, flores mil,

a los libertadores de la nueva reforma esta canción a ustedes yo les envío aquí. (LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA. Op. Cit., cantado por Margarita Vázquez Ramírez y Moisés Vázquez Moreno)

111

La guerra zapatista fue sostenida por las comunidades y poblados pequeños del estado de Morelos, lugares de donde provenían la mayoría de los combatientes dados de alta en el Ejército Libertador del Sur. Dado que, para el Ejército Federal Huertista, era muy difícil combatir a las guerrillas zapatistas en el terreno de las armas, toda vez que, en su táctica de guerra de guerrillas, los zapatistas aparecían y desaparecían al amparo de la sierra del estado de Morelos. Durante los años de 1912 a 1913 y parte de 1914, el general Juvencio Robles y sus subalternos Luis G. Cartón y Alberto T. Rasgado optaron por combatir a los zapatistas cortándoles sus fuentes de abastecimiento, con la destrucción y quema sistemática de las cosechas, con la reconcentración de la población y con el incendio de los poblados que simpatizaban o ayudaban a los guerrilleros zapatistas. La sensibilidad de Marciano Silva nos da los detalles del terrible periodo del exterminio del estado de Morelos, en las tres bolas surianas antes transcritas.

Historia de la Derrota y Muerte del General Luis Cartón Cuando Cayó en Chilpancingo en Manos del General Ignacio

Maya

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Nobles patriotas, que en las montañas, fuisteis del pueblo la admiración, cuando escondido entre las cabañas, se oía feroz el rugir del cañón.

El hombre idiota, de mala saña, que fue el terrible Luis G. Cartón, tirano fue, de malas entrañas, pagaste todo en esta ocasión.

“¡que viva Huerta, muera Zapata!” decían los juanes sin vacilar, que un pueblo junto, esa es la Patria, y con sus armas debe ganar.

Sin duda tú fuiste para Huerta un hombre raro en esa ocasión, tal vez pensabas que en la revuelta, ya acabarías con tu batallón.

Pero Zapata que estaba alerta, mirando siempre al usurpador, tuvo razón y noticia cierta que al sur bajabas sin dilación.

Hubo una junta en San Pablo Hidalgo, de varios jefes en esa vez, de allí se fueron a pozo colorado donde en un antes era cuartel.

Estando el jefe y muchos soldados,

113 que se encontraban en esa vez, de allí se fueron para otro lado donde adelante yo explicaré.

En Chilpancingo, según se dice, los generales se creían rey, que eran cartón, Ponciano Benítez y el conocido Juan Poloney.

Y se soñaban que eran felices y resollaban más peor que un fuelle y los pelones, esos belitres, decían: “Bandidos, vengan a comer buey”.

Así gritaban los pobres juanes, sobre las casas de la ciudad, rompiendo el fuego, todos iguales, Cartón gritaba con vanidad: “Muera Zapata, no creo que gane, porque no tiene capacidad, ¡Que viva Huerta! Porque si sabe regir un pueblo y gobernar”.

El general Encarnación Díaz, rumbo a la plaza se dirigió, cuando Vicario veloz corría, para salir de la población.

Los zapatistas todos decían: “Alto ahí!, ¡quién vive! ¡Soy sólo yo!, y les decía: “¡Viva Chón Díaz!” y con engaños de allí salió.

114

Ya derrotados los cartonistas, el sitio aquel querían romper, con sus cañones y dinamitas para Acapulco querían correr.

Pero avisados los zapatistas que se encontraban en esa vez, pues de antemano ya estaban listas, todas las fuerzas a acometer.

Todos corrieron por el camino, haciendo fuego sin descansar, logró la empresa y el cruel destino, que a los traidores debe esperar.

Cartón tirando tras el incendio, se parapeta en un tecorral, cuando a balazos es sorprendido y enfurecido hizo fuego más.

Ya había pisado según la raya que en esa guerra preso cayó, quedando en manos de Ignacio Maya, a quien su espada luego entregó.

“No crea usted jefe que yo me vaya, sólo le pido me haga un favor, que entierre a mi hijo que en la campaña, hace un momento muerto cayó”.

“Vaya a enterrarlo”, Maya le dijo,

115 “Permiso tiene en esta ocasión, luego que dé sepultura a su hijo, vamos a hacer su presentación”.

A ver a su deudo, con ojos fijos, luego le dijo: “Moriré yo, porque sepulcro hoy te prodigo yo soy tu padre, adiós hijo, adiós”.

“Mi general mi alma está muy grata y benevolencia siempre esperé, yo quiero ver a jefe Zapata que conocerlo siempre ansié”.

“¿Usted es Cartón, el jefe de Cuautla?”, “Mi general, no lo negaré”, “Pues sepa usted que yo soy Zapata el que por los montes lo buscaba a usted”.

“Usted ha quemado a muchos pueblos y a indefensos usted mató porque le pagan un triste sueldo hacen horrores sin compasión”.

“Si usted no se acuerda, yo se lo acuerdo, de aquellas leyes que usted dictó, cuando toditos los de Morelos, para sus filas usted mandó”.

“Yo quemé todo lo que usted dice, porque me mando mi superior, eché las levas no porque quise,

116 que así lo exige la ley de hoy”.

“A generales la ley nos dice que en una guerra es mejor morir que ser vencido y así rendirse al enemigo, como hice yo”.

“Mi general quiero me conceda en el momento mi libertad, quiero ir al centro y hasta que pueda pedir más armas y aparentar”.

“Luego yo mismo les haré la guerra y con empuje podré ganar, cuando usted sepa que por mí queda la Ciudadela y La Capital”.

“Está muy bueno lo que usted dice y el nuevo plan que usted pensó, mañana libre lo dejaremos y ya de acuerdo estaré yo”.

“Ya me despido me voy sereno, muy satisfecho de su razón”, “General Díaz, llévelo al pueblo mañana libre sale Cartón”

Ya aleccionados los generales lo internaron en la prisión y el les decía: “Si son legales quiero que me tengan buena opinión”.

117 No les hacían caso a sus vocablos que a ellos mismos los invocó: “Mi centinela, favor de hablarle; dígale al jefe que le hablo yo”.

Rompió la aurora del nuevo día en que esperaba salir Cartón y a sus guardias él les decía: “Ya no me tengan en la prisión”.

Si no era cárcel donde existía, estaba lejos de la versión, y los soldados bien se reían de lo ocurrido en la ocasión.

Llegando el jefe con voz muy fuerte: “Salga usted fuera, señor cartón, vamos marchando rumbo al oeste que así lo exige la situación”.

Llegó al punto donde la muerte ya lo esperaba sin dilación, y así lo quiso la infausta suerte y allí morirá sin vacilación.

“Oiga usted jefe, dijo Zapata que se me diera mi libertad, pues yo he ofrecido que por mi Patria la vida diera y es la verdad”.

“Ya de antemano traigo una carta que me han mandado con brevedad,

118 deque usted muera y que se cumplan las duras leyes de autoridad”.

“Si muero siempre yo ya he cumplido con los deberes de mi misión”, “Párese al frente que hay cinco tiros para el descanso de su intención”.

“Fórmenle cuadro, vénganse cinco, preparen armas sin dilación ¡Vivan las fuerzas de Chilpancingo! ¡Que muera Huerta!, ¡También Cartón!”.

Se oyó el descargue de muchas armas, cuando Cartón dejo de existir, también a Benítez muy de mañana, le había tocado ya sucumbir.

Quinientos hombres que en la campaña se han avanzado todos al fin, les dieron libres en las montañas porque a su tierra se querían ir.

Se vino el jefe para Morelos, a ver las fuerzas de su región, y a pocos días quedó Guerrero sin fuerzas de la Federación.

Se vino Olea también de miedo porque decían: “Ahí viene Chón”, y con tres mil juanes poco más o menos

119 se marchó al norte sin precaución.

Ya me despido ciudad de Iguala, Cuautla, Morelos, feliz unión; digan: “¡Que viva el Plan de Ayala y el jefe de la Revolución!”.

“¡Que muera Huerta, en mala hora, y los que fueron de su opinión, muera Carranza porque no cumple con los ideales de la Revolución!”. (CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit. pp.16 a 18)

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La toma de la importante plaza de Chilpancingo, Guerrero fue cuidadosamente preparada por Emiliano Zapata con varios meses de antelación. El 12 de marzo de 1914, Zapata y sus jefes: Julián Blanco y Jesús Salgado establecieron cuartel en Tixtla, con cinco mil hombres, mientras que la ciudad de Chilpancingo estaba defendidas por mil cuatrocientos soldados bajo la órdenes del general Luis G. Cartón. Zapata había previsto el asalto a Chilpancingo para el día 26 de marzo. Sin embargo, los generales zapatistas: Encarnación “Chón” Díaz e Ignacio Maya, en una indisciplinada pero afortunada acción lograron ocupar la plaza de Chilpancingo el 23 de marzo de 1914. El general Cartón logró escapar de Chilpancingo pero fue aprehendido, junto con su segundo Juan A. Poloney y varios oficiales federales más, en un poblado llamado El Rincón, a unos sesenta kilómetros al sur de Chilpancingo. La mayoría de las tropas federales, en su calidad de conscriptos y soldados involuntarios de leva, fueron puestas en libertad y muchos de ellos, de inmediato se afiliaron a las tropas del Ejército Libertador del Sur. Como Cartón y Poloney habían sido actores protagonistas del exterminio del estado de Morelos, fueron juzgados, de manera sumaria, y fusilados en la plaza pública de Chilpancingo, junto con los oficiales a quienes se les comprobó su participación como incendiarios en las campañas contra los zapatistas. El fusilamiento de Cartón tuvo lugar el seis de abril de 1914 y Marciano Silva no perdió la ocasión para escribir y cantar la bola suriana respectiva.,

Despedida a Don Victoriano Huerta o La Fuga de un Tirano

122 Se fue don Victoriano, para la vieja Europa, como Mamá Carlota, buscando a Napoleón, también don Aureliano Blanquet, cosa chistosa, decía con voz medrosa: “Adiós, mi fiel Nación”.

Dejaron a la Patria vistiendo negro luto, llorando en los sepulcros su mísera orfandad donde a la vez descansan mil de héroes difuntos que el proyectil injusto mandó a la eternidad.

Los valientes no corren, señor don Victoriano y usted y don Aureliano violaron ese honor nunca el valor se esconde en pechos mexicanos, sólo huyen los tiranos por miedo al vencedor.

Dijiste que en dos meses vencerías a Zapata, y la alta aristocracia creyó tal pretensión pues cueste lo que cueste la paz se hará en la Patria, y al fin con tus petacas marchaste a otra Nación.

Te fuiste, ¡Oh, qué vergüenza!, sin valor ni arrogancia, sin honra ni esperanza, a un destierro fatal y con La Marsellesa te reciba la Francia, ilustre Sancho Panza del suelo occidental.

Allá en la vieja Europa, asilo de mendigos, se ocultan los bandidos no sé por qué razón no hay ley que desconozca tal vez como es debido, a hombres corrompidos a quien dan protección.

Ahora esos caudillos y jefes voluntarios

123 que fieles te ayudaron en tu obra criminal quedan comprometidos y al fin abandonados, ¡Pobres decepcionados! de ejemplo servirán.

La sangre inmaculada que se vertió cruelmente, de seres inocentes sacados de su hogar irán cual un fantasma con voz triste y doliente al Viejo Continente tu sueño a perturbar.

Adiós, don Victoriano, funesto presidente al fin, impunemente, te fuiste muy en paz por siempre los tiranos, por influencia o por suerte, se burlan de la muerte y del Código Penal.

Te fuiste a tierra extraña, lejos del Reino Azteca, Llevando en tus maletas con mucha precaución. tus planes de campaña y esa grande estrategia, con que vendida dejas a la Revolución.

Saluda a Félix Díaz y a Mondragón de paso, y dales un abrazo, en prueba de amistad por su obra tan impía que los llevó al fracaso, funesto Cuartelazo para la humanidad.

El pueblo mexicano, con alegría sincera, saludan por doquiera tu desaparición funesto marihuano, aborto de la tierra, Dios quiera que no vuelvas aquí a nuestra Nación. (CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit. pp.21 y 22)

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Con las derrotas sufridas por el Ejército Federal Huertista, en las batallas de: Torreón, Zacatecas y Guadalajara, la legitimidad de la dictadura huertista, sustentada en las armas, dejó de existir. El 15 de julio de 1914, el general Victoriano Huerta renunció a la presidencia de la República, dejando como sustituto al licenciado Francisco Carbajal. Al asumir el poder, Carbajal inició las negociaciones de rendición del Ejército Federal, ante los triunfantes Ejércitos Revolucionarios. La rendición de Carbajal se realizó mediante los Tratados de Teoloyucan. El 10 de agosto, Carbajal renunció a la presidencia y el 15 del mismo mes, el general Álvaro Obregón, con las tropas revolucionarias del noroeste del país, hizo su entrada a la ciudad de México. Marciano Silva, aprovechando la métrica de la canción Adiós Mamá Carlota compuso su corrido de La Fuga de un Tirano, festejando la derrota del gobierno usurpador. Sin embargo, todavía estaba muy lejos el fin de la guerra zapatista.

Danza de las Huachas

Siendo enemigos a nuestra causa los federales en la ocasión,

127 las de mi pueblo se han vuelto huachas y hasta suspiran por un pelón, que porque tienen bastante plata y a muy buen precio le dan su amor ya también dicen:”¡Muera Zapata! ¡Viva el gobierno que es lo mejor!”.

Pero nosotros, ¡Oh, cruel desgracia!, porque les damos sólo un tostón, nos hacen menos las muy ingratas y a ellos les brindan su corazón, alguna vieja no ha de ser huacha y ha de brindarme tal vez su amor, y si me dice: “¡Viva Zapata” “¡Viva Zapata!”, le diré yo.

Lindas mujeres que en dulce calma dan sus acaricias a un federal siendo que riegan con sangre hermana nuestro sufrido pueblo natal, sin duda deben no tener alma y si la tienen es muy fatal no les conmueve el llanto que exhalan, varias familias sin paz ni hogar.

Si es que me niegan vuestras caricias porque mi traje no es de rural, pueden borrarme ya de su lista, pues por sentido no me he de dar, soy y prefiero ser zapatista y no un verdugo y cruel militar

128 que a hombres inermes la vida quitan cuando los llegan a derrotar.

Hay morelenses interesables sin patriotismo y sin compasión que a los verdugos de nuestros lares rinden gustosos su adoración, hasta unas jóvenes muy notables se han vuelto huachas en la ocasión, pero esas sólo con oficiales, porque son huachas de grande honor.

Muy orgullosas las catrincitas versan con ellos sin vacilar, el uniforme, creo, las hechiza o la arrogancia del militar, más si mañana, por cruel desdicha, sus napoleones de aquí se van, quedan las huachas, suerte maldita, sin las caricias de su galán.

Al fin pasó como se esperaba, sus pobres juanes se fueron ya, y unas quedaron hasta preñadas y otras llorando su soledad, y ahora esos niños que a luces salgan a quién le nombrarán de papá al cruel destino que presenciaban los tiernos goces de la mamá.

Si algún paisano, tal vez por chanza, les declaraba su amor legal,

129 le contestaban: “¡Huy, qué esperanza que as un zapatista llegase a amar!. Yo pertenezco a la aristocracia y mi adorado es un militar, y aunque en mi pueblo me llamen huacha, ¡Yo soy huertista, no liberal!”

¡Bravo, que vivan las nuevas huachas!, pues pertenecen ya a un escuadrón y aquí en Morelos se han dado de calta, en contra de la revolución, dicen que allá les provoca basca los de huarache tilma y calzón, porque no tienen bastante plata, como los juanes de un batallón.

Qué quieren que haga, queridas huachas, pobre he nacido, pobre he de ser, y si por pobre me dan de baja allá en sus filas, qué hemos de hacer, algún día Venus me dará de alta entre las ninfas de su vergel y entonces vayan con dios las huachas que no quisieron darme cuartel.

Y cuando quiera que a mi me quieran voy a vestirme de munición, mi pantalón y mi cartuchera, mi chaquetín y mi Rémington y entonces, viejas, nomás tres piedras ya con mi chaco seré un pelón, y me darán sin ninguna espera

130 lo que hoy me niegan en la ocasión.

Muy de mañana tendré mi sueldo y con mi huacha saldré veloz a cualquier tienda donde ligeros nos echaremos una de a dos, aunque de piojos traiga un cencerro, flaca y greñuda y yo pelón seré su viejo, con grandes cuernos, será mi huacha feliz unión. (CATALINA H. DE JIMÉNEZ, Op. Cit. pp.257 a 259)

La Danza de las Huachas, en tono satírico, describe el comportamiento de sobrevivencia de algunas mujeres morelenses, a las que se les acomodó el mote de huachas, por el hecho de que alternaron con las tropas federales. Como era de esperarse, la situación de las huachas se tornó difícil, al momento en que los huertistas abandonaron los territorios dominados por el Ejército Libertador del Sur.

Corrido de Ignacio Maya

Que se cubra de negros crespones el Ejército Libertador, y sus armas que se empabellonen, demostrando a la vez su dolor.

Que se cubra el estado de luto, por la muerte de un gran general, las campanas toquen a difunto anunciando el momento fatal.

131 Se acabó ya la primera espada, que el caudillo tenía a su favor, se acabó el valiente Ignacio Maya combatiendo en los campos de honor.

De su muerte gloriosa hay testigos, que al pasar de este mundo a la historia sucumbió pero llevó consigo al sepulcro una nueva victoria.

Como solamente en Cuernavaca, les quedaba en todito el estado, dispusieron tomar esa plaza, por medio de un sitio prolongado.

Porque ya el valiente Pedro Ojeda, al pedirle fiel su rendición le había dicho a Zapata que fuera a tomarla sin más dilación.

Entonces se sintió aquella plaza, con un sitio retirado al fin, donde el hambre y la sed sin tardanza por fuerza los haría sucumbir.

Después de no tener resistencia, Pedro Ojeda lleno de pavor, se alejó de aquella fortaleza faltando a su palabra de honor.

Hacia el sur dirigió su salida con el fin de poder escapar,

132 mas sus huestes fueron perseguidas y diezmadas en lance fatal.

Entonces el valerosos Maya, que era el genio de la guerra altiva se arrojó sobre de aquella escuadra que en desorden huía fugitiva.

En unión de unos cuantos valientes, por delante marchó sin demora combatiendo con valor ingente aquel bravo guerrero sin par.

Mil cadáveres dejó en su fuga, Pedro Ojeda sin más compasión, armamento, cañones y mulas y de parque buena dotación.

Con qué heroísmo el invencible Maya se batió cual un bravo campeón y sus jefes que lo acompañaban en aquella gran persecución.

Ya la aurora del triunfo veía a su límpida frente llegar, cuando una bala cruel lo impedía, la existencia le vino a quitar.

De un noble corcel cayó a tierra, al sentir aquel golpe mortal, y momentos después muerto queda, aquel bravo guerrero sin par.

133

Según nota que tuve del hecho llegó el fin de su vida postrera, cerca del pueblo de Coatetelco, en el punto de La Nopalera.

Allí fue en donde murió aquel coloso que en distintas campañas se vio, un día viernes catorce de agosto fecha triste en que al mundo dejó.

De allí fue su cuerpo trasladado, para el pueblo de Tlaltizapán, donde al fin se encuentra sepultado como varios muy bien lo sabrán.

Duerme en paz valiente Ignacio Maya, mientras que en este mundo fatal, triste llora el coronel Juan Vara recordando tu nombre inmortal.

Si en compañía tuviste esa gloria, en alteza los hombres de honor, tus hazañas son pruebas notorias que doquiera salías vencedor.

Se acabó el que brindaba laureles al líder de la revolución, se acabó también Felipe Neri, dos espadas de gran pundonor.

134 Entre de esas dos grandes figuras debemos también colocar a don Marcelino Casarrubias, que en campaña no tuvo rival.

Esos hombres de honor intachable con su heroísmo, constancia y valor, es muy justo que al fin les consagre un recuerdo siquiera de honor.

Al Eterno pido en mis plegarias nuestro digno reposo a la vez, nobles mártires del Plan de Ayala, vuestro premio será de honra y prez. (hoja suelta sin pie de imprenta, sin fecha y sin lugar de publicación, de la colección del etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo)

135

136 Ignacio Maya nació en Iguala, Guerrero, pero creció en San Juan Chinameca. En 1911 se incorporó a las fuerzas rebeldes antiporfiristas que operaban por su lugar de residencia. Al momento en que se proclama el Plan de Ayala, Maya se encontraba ya en estado rebelde, combatiendo a las tropas federales pero sin estar bajo el mando de Zapata, aunque de inmediato se incorporó al Ejército Libertador del Sur. En 1923, Maya fue comisionado por Emiliano Zapata para operar la guerra en el estado de Guerrero. El 16 de marzo de 1914, Ignacio Maya recibió de Zapata el grado de general de brigada, en Tixtla, Guerrero. El general Ignacio Maya, se destacó durante el sitio y toma de la ciudad de Chilpancingo, al vencer y capturar a diversos oficiales del Ejército Federal Huertista, como Benítez, Cartón y Maldonado. En el Corrido de Ignacio Maya, Marciano Silva nos relata la forma en que Maya murió durante el sitio de Cuernavaca, ciudad donde se refugiaba el último reducto huertista, a pesar de que el propio Victoriano Huerta ya había huido del país. El deceso de Maya tuvo lugar cuando el general zapatista intentaba capturar al general federal Pedro Ojeda, al momento en que éste, junto con sus tropas, evacuaba la capital de Morelos, el 13 de agosto de 1914.

Bola Doble del Sitio de Tlaltizapán

Voy a recordar del trece de agosto del mil quinientos veintiuno, en que a conquistar vino el asqueroso Cortés a este suelo puro, fue Tenochtitlán, el sitio luctuoso que contempló, taciturno, una mortandad que llenó de gozo al trono ibero y de orgullo.

Después de cuatro centurias, según poco más o menos,

137 volvió otra vez esta espuria fecha escrita a sangre y fuego, allí Cortés, cruel tortura, aquí Carrión, dio un degüello, año dieciséis ¡Qué injuria! trece de agosto recuerdo.

A la hermosa Villa de Tlaltizapán, en domingo por desdicha, llegaron las fuerzas del sur a atacar a los bravos carrancistas, el triunfo obtuvieron, no hay ni qué dudar, según corrió la noticia, pero después de esto no tardó en llegar el refuerzo a toda prisa.

Por el Amate Amarillo entró un refuerzo a la lucha, y a poco llegó otro auxilio procedente de Jojutla y un fuego cruel y nutrido, se oía en tan gran disputa quedando allí el enemigo, vencedor en su obra justa.

Las tropas del sur dejaron el sitio, batiéndose en retirada con la prontitud de aquel que indeciso, ve su esperanza frustrada, con mucha quietud, por rumbos distintos, se fraccionó muy animada a echarse otro albur, cuando ya expeditos

138 para el caso se encontraban.

Al retirarse Zapata, con sus fuerzas liberales, quedó dueño de la plaza, Carrión, esto fue loable, en venganza de las bajas que le hicieron al cobarde,

tocó a un degüello salvaje, demostrando su barbarie.

Ávido de sangre, Carrión, altanero, mandó que, con arma en ristre, dos horas fatales dieran de degüello a los pobres infelices, que como neutrales, vivían en el pueblo, sin prever el fin tan triste que el cielo implacable tenía para ellos, al son de alegres repiques.

Cuatrocientos sucumbieron. según rindieron informes, entre los cuales murieron : mujeres, niños y hombres, sin culpa ahí perecieron , gran número de varones, entre un dolor tan acerbo y muy grandes estertores.

Esa cruel falange de bárbaros tingos, fraccionáronse en guerrillas,

139 por todito el pueblo matando a los niños de diez años para arriba, mujeres y hombres eran conducidos por la tropa fratricida, y luego en la calle tenían su exterminio, quedando al punto sin vida.

Como brutos los lanzaban a la calle sin piedad, arrastrando los sacaban, ¡Ay, qué cruel barbaridad! ahí los sacrificaban con la más negra crueldad, sin que sus ruegos hallaran algún gesto de piedad.

Algunas mujeres caían de rodillas pidiendo al cielo clemencia, los hombres rogaban, al ver las cuchillas que usaban con gran violencia, los niños lloraban buscando una mano humilde pa’ su defensa, más los herodeanos reían como Atilas, sin ninguna condolencia.

Hubo un desgraciado Atila, sin sentimientos humanos, que él sólo quitó la vida a cincuenta y dos paisanos, y así este cruel asesino, que lo apodaban El Bendo, al degollar a un vecino,

140 decía: “¡Soy estupendo!”.

Unos abrazaban sus pobres criaturas al ver a los herodeanos, pidiendo con llanto, angustia y ternura, perdón a aquellos tiranos, unos encontraban por clemencia, burlas, y por perdón, un sarcasmo, y una muerte infausta, con grande premura, niños, mujeres y ancianos.

Carrión, en su sed de sangre, guiado por una venganza, tocó a degüello el infame, haciendo horrible matanza, más creo que el cielo implacable, lo premiará sin tardanza, llevándolo a los umbrales del infierno, es mi esperanza.

Las calles estaban cubiertas de muertos insepultos a la vez, sólo se veían inmundos espectros y una horrible fetidez, sepulcro no hallaban, todo era un pretexto, ¡Oh, que necia estupidez! pues las represalias en el cuerpo yerto demuestran avilantez.

Ese es el valor civil que demuestran los tiranos, correlones en la lid,

141 cuando luchan palmo a palmo, y valientes como un Cid, con inermes ciudadanos, pues, sin temor a morir, mataron muchos hermanos.

Esos son los hijos que la Madre Patria, en su seno un día arrulló y con un prolijo amor entusiasta, su ilustre nombre les dio, cuyos beneficios pagan los jerarcas con un premio de rencor, crueles asesinos, viles cual tetrarcas, sin clemencia ni pundonor.

La humanidad en su mente, triste este caso deplora, y juzgo que eternamente lo grabará en su memoria, del mes de agosto, el día dieciocho, fecha infeliz y notoria, por siempre los guardará, en sus páginas la historia. (CELEDONIO SERRANO MARTINEZ. La Bola Suriana, pp.92 a 96)

Vilezas del Carrancismo en Tlaltizapán por Clotilde Sosa, un vil Nerón, el trece de agosto del año de mil novecientos dieciséis

142 La ley mosaica se halla vigente porque el Eterno la autorizó: ojos por ojo, diente por diente, dijo a aquel pueblo que libertó. Si estos preceptos guardas prudente sin infringirlos cual mando yo, serás dichoso, si no cruelmente te aplicaré la ley del terror.

Escrito está que el que a hierro mata también así a hierro muere, porque la ley de Dios baja para el infractor aleve aunque sea un grande monarca o un semidiós con sus leyes tendrá que sellar su causa con sangre en páginas breves.

Clotilde Sosa, cruel, inhumano se hizo notable cual un Nerón matando inermes conciudadanos, quemando casas sin compasión, mas la justicia llegó temprano para ese insecto, ¡Qué admiración!, tal es el premio de los tiranos cuando se sueñan un Napoleón.

Dionisio Carrión, en suma, por una venganza cruel tocó a degüello en furia matando a hombres sin temer, en Tlaltizapán no hay duda,

143 en el año dieciséis, cuatrocientos se murmura hizo desaparecer.

Cirilo arenas reconociendo la justa causa si más temor, vuelve a las armas contra el gobierno como patriota y hombre de honor, al fin lo cubre de gloria el cielo y triunfa de Dionisio Carrión en un combate que al fin tuvieron contra el gobierno de la Nación.

Clotilde Sosa a la vista quiso dar un escarmiento a los bravos arenistas, pero en su tal pensamiento fue el de labrar su desdicha, pues su triunfo fue funesto, que lo llevó a toda prisa en un tranvía casi yerto.

Vivan los hombres que en hora buena se hallan luchando en la ocasión, el muy patriota cirilo arenas que por un rasgo de abnegación sigue la causa que otros no aprueban por una falta de convicción, para sus jefes honra suprema, para el caudillo fiel ovación.

Silos bravos que circundan

144 al feroz don Venustiano obraran con más cordura vendría la paz que anhelamos, ya no correría sin duda más sangre de vuestros hermanos, en esta guerras espurias por la ambición de un tirano.

Sigan luchando como valientes mostrando al mundo con dignidad que sois soldados y que defienden la honra de un pueblo y la libertad que por las Patria lucha es prudente, quien por persona es un tenaz, sin raciocinio y sólo pretende matar sin tregua a la humanidad.

No desmayéis en la lucha, soldados libertadores, que vuestro triunfo se escucha según ligeros rumores, nuestra misión es muy justa y creo que merecedores alcanzaréis sin disputa una corona de flores. (CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Así Cantaban la Revolución, pp. 368 a 370.)

La población del estado de Morelos que había sufrido: represión, matanzas, exterminio y reconcentraciones, durante los periodos del porfirismo, maderismo y huertismo. De igual manera tuvo que sufrir durante la campaña de guerra del bando constitucionalista / carrancista, contra el convencionista / zapatista, al que estaba afiliado el Ejército Libertador del Sur. Así, las tropas carrancistas de los generales Pablo González y

145 Joaquín Amaro se esmeraron en la campaña militar contra los zapatistas del estado de Morelos y sus aliados civiles y pacíficos. Para 1916, los zapatistas ya no podían ofrecer combates formales e iban abandonando sus posiciones, hasta que, derrotados en su cuartel general de Tlaltizapán, se vieron obligados a remontarse para continuar la lucha de guerrillas, en medio de graves conflictos y depuraciones internas, al tiempo en que se sucedía la defección de una buena parte de sus efectivos. El coronel zapatista Marciano Silva, sin armas pero con bajo quinto, nos dice en sus bolas de: El Sitio de Tlaltizapán y Vilezas del Carrancismo en Tlaltizapán por Clotilde Sosa, un vil Nerón, el trece de agosto de mil novecientos dieciséis, cómo, en la fecha que menciona el título, se suscitó el degüello masivo de: hombres, mujeres, ancianos y niños en Tlaltizapán. Aún cuando no se pudo cotejar la exactitud del dato, no mencionado en los partes de guerra de la historia oficial; el investigador John Womack nos da la relación de dos sucesos similares ocurridos en Tlaltizapán. El primero lo ubica a mediados de junio de 1916, fecha en que resultaron muertas 283 personas y se cree que ésta es la matanza a que hace referencia Marciano Silva, ya que Womack no especifica la fecha exacta del suceso, además de que el protagonista del genocidio es Dionisio Carreón (Carrión en los corridos), gobernador militar constitucionalista del estado de Morelos. La otra matanza acaecida en Tlaltizapán tuvo lugar el 30 de septiembre de 1916 y se ejecutor fue el general Jesús Guajardo, en esta segunda matanza sucumbieron ciento ochenta residentes de Tlaltizapán. De cualquier manera, tanto los textos de Womack como los corridos de Silva coinciden en que la persecución y represión de los constitucionalistas competía en crueldad y saña con la de sus antecesores huertistas, maderistas y porfiristas.

Desastre de los Carrancistas en Nepantla. Bola

El día veinticuatro de agosto por fecha, en el año dieciséis, que atacó Nepantla con mucha bravura y muchos puntos a la vez éste fue un asalto de grande estrategia, según por lo que se ve,

146 pobres carrancistas tuvieron su noche de San Bartolomé.

Aunque muy sucintamente les narrare esta historia, hablando explícitamente lo que traigo en mi memoria, hecho de armas eminente, con que se cubren de gloria, hombres de un valor ingente y de fama tan notoria.

Everardo González y Vicente Rojas puestos en combinación, a los carrancistas una cruel derrota infringieron con valor, estos bravos jefes de veras patriotas y de un estricto pundonor, sus hechos marciales sin pasión elogia un humilde trovador.

Siete trenes muy ligeros venían de la heroica Cuautla, con armas, parque y guerreros para auxiliar a Nepantla, los que capturados fueron puestos sin mayor tardanza a los rigores del fuego, del furor y la venganza.

Allí el general Tomás García y el jefe José Contreras, al ver a los ferros dejaron la vía libre para que pudieran entrar hasta el sitio que ellos pretendían, mientras sus huestes ligeras, el último ferro de los que venían, volaron con fe certera.

Cerca del puente de Adtipa, según poco más o menos, quedó ese tren carrancista consumido por el fuego, tomando un dique a la vista, por lo cual los otros ferros quedaron en una estricta prisión y luego quemados fueron.

Quedaron los trenes a disposición de las fuerzas liberales y como retenes, parque y un cañón, comestibles y cereales, muchos hombres fieles muertos en la acción y otros corrieron cobardes, a darle a sus jefes, sin más dilación cuenta de un hecho innegable.

147 Allí Everardo González fue el ínclito vencedor, con sus bravos generales que lucharon con valor, nunca de un triunfo hace alarde, ni teme al campo de honor, porque en su pecho indomable nunca ha reinado el pavor.

Pasemos al fuerte, lugar que se encuentra cerca de Tlacotitlán, a donde Vicente Rojas sus estrategia despliega con grande afán con unos valientes al lugar se enfrenta, pero la suerte fatal los hizo imprudentes por la fortaleza que es difícil de tomar.

Allí Guillermo Rodríguez e Ismael Cruz y también Julio Villegas, lucharon cual invencibles con valor, gloria y sin tregua, aunque se quedó intangible dicho lugar se comprueba de que corrieron los viles, ganando quien lo creyera.

Y luego a otro día pensaron, el darles de improviso un asalto mas cuando llegaron a aquel, edificio no encontraron ni un soldado, se conjeturaron que, en la noche misma, de miedo pelaron gallo, con guachas y fardos, según por lo dicho, a Yecapixtla llegaron.

En La Herradura atacaron a Antonio Beltrán con grande valor y hazaña, radiante peleaba sin vacilar, unido a la fuerza armada de otro bravo general, Gregorio Rivero una espada valiente y muy liberal.

En vano mandaron un tren en auxilio a salvar a La herradura, se fue rechazando con varios heridos y algunos muertos a Ozumba, fue tan acertado el plan convenido que en dichos jefes figura el laurel plateado, con que se adornan por su bravura.

De allí marcharon a Ozumba, buscando un triunfo completo, pero la suerte fue espuria, porque fracasó el proyecto,

148 si con la mayor premura de Ameca salió el refuerzo, sin embargo se rumora que les hicieron muchos muertos.

En fin se quitaron, con mucha eficacia tres bravos destacamentos, que fue La Herradura, El Fuerte y Nepantla y siete trenes a un tiempo que dirían los bravos de la heroica Cuautla, que había llegado el momento de que abandonaran esa linda plaza con el Quinto Regimiento .

Si los constitucionalistas llegaran a comprender, que por sus iniquidades han de llegar a perder, respetaran propiedades, porque a mi mal comprender dice un adagio notable: “La razón vence al poder”.

Pero su bravura es matar gallinas, guajolotes y borregos y dejar desnudas miles de familias sin albergue y sin consuelo, acciones impuras que la historia escribe en los años venideros y la Patria, en suma triste y afligida, les dé su baldón por premio.

En fin, mis pobres cantares, dedico por simpatía, a los bravos generales que lucharon con bizarría secundando los ideales del Plan de Ayala a fe mía ¡Viva Everardo González, Beltrán y Tomás García!. (Hoja suelta, sin lugar de publicación, sin pie de imprenta y sin fecha. De la colección de manuscritos y hojas sueltas del corridista Ángel Bello Moreno, de Tepoztlán, Morelos).

149

En la segunda mitad del año de 1916, el Ejército Libertador del Sur contaba con alrededor de cinco mil hombres, repartidos en diversos contingentes guerrilleros, como los que comandados por Vicente Rojas y los hermanos: Everardo y Bardomiano González, quienes operaron en los límites de los estados de México y Morelos, además de que, a menudo penetraban en importantes poblados de los alrededores de Cuautla. En el corrido del Desastre de los Carrancistas en Nepantla. Bola, se relata la acción casi de sabotaje, del incendio de siete trenes militares constitucionalistas, por parte de la guerrilla de Everardo González y Vicente Rojas, en San Miguel Nepantla, Estado de México, así como la continuación de la acción en Ozumba y Amecameca, Estado de México, el 24 de agosto de 1916. En el momento del resurgimiento de las guerrillas zapatistas en Morelos y el Estado de México, los asaltos y voladuras de trenes se hicieron cosa cotidiana, por esta razón, algunas guerrillas zapatistas fueron señaladas, por la prensa nacional, como partidas de bandoleros del orden común

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Danza de Álvaro Obregón

Adiós Álvaro Obregón, general de generales, no corras bravo campeón, detén a tus carranclanes: ¿por qué te arredra el cañón siendo un caudillo indomable, si México es tu ambición, por qué lo dejáis, cobarde?

Te vas pero a la vez dejas la capital en la miseria cruel que es triste contemplar; familias sin tener ni un pedazo de pan y muertas de hambre y sed ¡Jesús! qué iniquidad.

No vuelvas a esta región en donde Zapata impera, adonde por convención triunfante va por doquiera; y con la Constitución que te sirve de bandera, te juzgará la Nación en un consejo de guerra.

La ilustre sociedad te cubra de baldón y el clero en su pesar te envíe su maldición por tanta iniquidad, fingido Napoleón, la historia te dará el nombre de ladrón.

Adiós Álvaro obregón, anda dile a Venustiano que ya a Veracruz llegó el Ipiranga deseado que se despida veloz de México y sus aliados que de nada le sirvió llevarse el sillón dorado. Ya corren y se van los yaquis en el tren, bello Tenochtitlán no volverán a ver a esa plaza infernal que se mostró tan cruel matando sin piedad y robando a la vez. (CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit., p. 34)

151

En 1917, después de promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por el Congreso Constituyente de Querétaro, convocado por Venustiano Carranza, el general Álvaro Obregón Salido, dejó la capital del país y se retiró, de manera aparente, a la vida privada y a los negocios en Navojoa, estado de Sonora. Se llegó a rumorear que, como vencedor de la División del Norte y uno de los principales jefes del Ejército Constitucionalista, Obregón se opondría a Carranza en su ascensión al poder presidencial, sin embargo, para 1919 el llamado Manco de Celaya ya estaba de regreso en la ciudad de México listo para contender por el poder político.

Las Hazañas de los Yaquis en Morelos

Adentro rifleros vamos al combate, a dar grandes muestras de nuestro valor, no les causen miedo los míseros yaquis ni el ligero toque de su cruel tambor.

Que el silbar de los cuernos les cause coraje, que hundidos los pechos les cause furor, pelearles debemos, vengar el ultraje que han hecho en los pueblos de esta región.

No digan los yaquis que aquí, en nuestro estado, todos carecemos de valor civil, y a todos escape vamos dispersados cuando al fin furiosos los vemos venir.

Inmundos salvajes vienen engañados, por eso se meten sin miedo a morir porque aunque les maten no les da cuidado; dicen que en su tierra van a revivir.

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Adentro, muchachos, que la muerte es dicha, cuando por su Patria se llega a morir, “Adentro”, nos dice el jefe Ayaquica Cabrera y Alfaro, con voz varonil. Él muy enojado, jefe que hay en lista señor Camarillo, bravo paladín que bien les ha dado a los carrancistas, con el muy valiente señor Bravo Gil.

El muy invencible señor Caraveo y el señor Arenas con su división , mandaron los yaquis en tren de recreo para las cavernas del viejo Plutón.

Aunque en Xochimilco fue su gran trofeo, poco agradecidos de tal excursión, Álvaro, cacique de aquellos soldados, creo que podrán darles una explicación.

El día veinticuatro de agosto por fecha, fueron a batirse a San Juan Amecac con los guajolotes, gallinas culecas, cabras y borregos, qué barbaridad.

Los pobres marranos no hacían resistencia, los gallos volaban queriendo escapar y ellos airados decían con violencia: “De estos zapatistas ni uno ha de quedar”.

Cargando con burros, vacas y cereales, todo cuanto hubo en ese lugar,

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se fueron contentos de aquellos lugares que al fin les cubrieron de necesidad.

Tal es el inmundo proceder infame, de su lema horrible es constitucional, creo que Dios Padre quedaría desnudo si de su alto trono llegara a bajar.

Por dios Venustiano, cambia de experiencia, diles a tus militares que no vayan a matar los pobres marranos, vacas y gallinas, y los guajolotes en lance fatal.

Diles que los jarros no son zapatistas; ollas y cazuelas, también el comal, semillas en grano, rebozos y platos, viejos mantequeros, también nixtamal.

Cambia de estrategia y de disciplina, lleva a tus legiones al cuerpo de honor y no así a los pueblos a matar gallinas, o a hombres indefensos sin ningún temor.

Tu quieres por fuerza sentarte en la silla, tu que no conoces lo que es pundonor, pídele a Zapata y a francisco Villa, que te den ejemplo de buen senador. (CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit. p. 23)

En uno de sus múltiples cambios de facción, el general Marcelo Caraveo se unió, en 1918, junto con sus fuerzas de soldados yaquis sonorenses, a la rebelión de Félix Díaz

154 y después volvió a defeccionar, firmando el Manifiesto al Pueblo de México que Emiliano Zapata expidió el 18 de abril de 1918. Para estas fechas la autodefensa en los pueblos del estado de Puebla era una práctica muy común, sin distinción del bando al que pertenecieran los atacantes. En este contexto, a fines de abril de 1918, Marcelo Caraveo tuvo un enfrentamiento contra los pobladores de San Juan Amecac, Puebla. Según Womack: “Los vigilantes del pueblo de Amecac dispararon contra un escuadrón de aliados felicistas de Caraveo. Los relatos que más tarde se hicieron de lo que había ocurrido exactamente no coincidieron. Los de Amecac dijeron que cuando se negaron a entregarle al oficial de las tropas intrusas, la comida y los pastos que habían pedido, éste había ordenado a sus tropas que se apoderaran de lo almacenado en los edificios municipales. Las autoridades locales, entonces, se defendieron; se hicieron disparos, cayeron hombres de ambos lados y los felicistas huyeron perseguidos de cerca por los campesinos. El desdichado oficial alegó que cuando él y sus hombres llegaron pacíficamente a Amecac, oyeron observaciones como estas: -Ahora vienen pocos, acabemos con ellos-. Mientras comía con el ayudante municipal, dijo, oyó disparos, salió corriendo y vio que los aldeanos estaban dando muerte a sus hombres. No sabía cuántos había perdido” (JOHN WOMACK, Zapata y la Revolución Mexicana, p.300). A raíz de ese encuentro, Zapata optó por enviar a Caraveo en misión al estado de Guerrero. Por su parte Marciano Silva, confundiendo a los felicistas con constitucionalistas satirizó la acción en el Corrido de Las Hazañas de los Yaquis en Morelos, que, como se puede deducir, pudo haberse llamado de Las Hazañas de los Yaquis en Puebla. En el caso del general Marcelo Caraveo, éste siguió practicando la costumbre que lo hizo famoso, de cambiar de facción y, defeccionando del Ejército Libertador del Sur, se anexó, a fines de 1918 a las fuerzas rebeldes anticonstitucionalitas, patrocinadas por los magnates petroleros, de Manuel Peláez, en la región de Las Huastecas.

Duelo del General Emiliano Zapata

A los presentes por favor yo les suplico que me permitan un momento su atención,

155 aunque sin técnica en el arte, ni principio, voy a cantarles una rústica versión.

Es una historia, la más triste por su estilo, donde se narran episodios dolorosos, donde se ve la recompensa de un caudillo, que tuvo de u hombre el más traidor y alevoso.

Allá en el año diecinueve, ¡Oh, qué desgracia!, el diez de abril, a la una y media, hora funesta, un hombre alevoso asesinó al jefe Zapata, allá en la Hacienda de San Juan de Chinameca.

Lo asesinó por traer el nombre de bandido, según la prensa en sus columnas declaraba, pero la causa de su crimen fue y ha sido, porque pedía para los pobres tierra y agua.

Cero que la tierra se formó por ley escrita para el servicio de la pobre humanidad, mas los iberos, por derecho de conquista, se apoderaron de ella y nuestra libertad.

Hastiado entonces de sufrir, el bajo pueblo, se rebeló contra el señor Porfirio Díaz, acaudillado por don francisco I. Madero, parea acabar con tan funesta tiranía.

Madero al pueblo le ofreció con frenesí que sí triunfaba lo hacía digno y acreedor de las promesas que traía el Plan de San Luis, pero pronto la reacción se levantó.

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Entonces fue cuando un humilde hijo de Ayala, en San Miguel Anenecuilco, digno y fiel, alzó esa límpida bandera que rodaba, tinta en la sangre del noble mártir aquel.

Le refutó su acción tan vil y miserable, que hizo a los pueblos que entusiastas lo seguían, y el juramento que firmó allá en Ciudad Juárez, manchando el acta sólo por galantería.

Peleó con Huerta y el muy pérfido Carranza, queriendo hacerles que cumplieran sus promesas pero estos hombres, liados en la plutocracia, por tierra y agua le mandaron bayonetas.

Pablo González y Jesús H. M. Guajardo, eran expertos en el modo de matar con traición, porque en la lid fueron menguados, en prueba de ello se los voy a declarar.

Para acabar con los purísimos ideales, que el gran Suriano traía escritos en la mente, premeditaron en hacerse unos rivales mostrando al vulgo que se odiaban, pero a muerte.

Muy bien hicieron su papel, pues a Guajardo, mandó González a encerrar en la prisión, para hacer creer que se le había subordinado y que lo odiaba con justísima razón.

Cuando Zapata tuvo nota de este asunto,

157 mandó a Guajardo una amistosa invitación para que al fin lo secundara y, todos juntos, dieran el golpe más funesto a la reacción.

Guajardo entonces le escribió que se encontraba dispuesto al fin en secundarlo en tal empresa, si bajo palabra de honor le aseguraba, el darle ciertas garantías a él y a su fuerza.

Zapata entonces contestóle sin malicia: “Le otorgo a usted toditas esas garantías y le concedo el mismo grado en la milicia hasta ponerlo de más alta jerarquía”. “Más lo que quiero que me aprehenda a Victoriano y me lo mande sin demora a este cuartel, pues los traidores de la vida no son dignos y es muy preciso que yo me entienda con él”.

Pero Guajardo, siendo al fin su compañero, cincuenta y nueve voluntarios de él entrega y en un paraje que nombran Mancornadero, allí los pasan por las armas sin más tregua.

Viendo Zapata el hecho aquel que hizo Guajardo, creyó sincera su adhesión y su falsía y le otorgó grado y poder a un vil menguado, que solamente exterminarlo pretendía.

Después marcho a tomar a Jonacatepec, para granjearse de ese modo más su afecto, donde tan sólo un simulacro creo que fue, porque en tan fuerte tiroteo no hubo ni un murto.

158

De allí marchó más orgulloso que un esparta, a Tepalcingo, cual ilustre vencedor, y a su encuentro le salió el jefe Zapata, condecorando su estrategia y su valor.

Entre mil vítores del pueblo y alevoso, entró Guajardo a Tepalcingo con el jefe y según datos, después de un gran reposo, marchó Guajardo a Chinameca con su gente.

Como Zapata fue invitado por Guajardo, a Chinameca tuvo que ir al otro día, para tratar ciertos asuntos reservados y entregarle algo de parque que traía.

Marchó del Agua de los Patos, según cuentan , a Chinameca, con su escolta muy temprano, donde llegó según a las siete cuarenta, el diez de abril, un triste jueves desdichado.

Ciento cincuenta eran los hombres que traía, pues no pensaba en la más mínima traición, y el vil Guajardo con seiscientos no podía, darle la muerte, cara a cara, en la ocasión.

Allá en el cuarto contigua hacia la hacienda, Guajardo y otros, con el jefe se reunieron, para tratar con mucho tacto y más prudencia, todos los planes que tenían contra el gobierno.

Para no errar hizo correr la voz espuria,

159 de que el gobierno se acercaba muy veloz y guarneció sin dilación bosques y alturas y las alturas, demostrando su valor.

Zapata entonces tomó la Piedra Encimada y al separarse, el vil Guajardo, le decía: “Usted me ordena si salgo con avanzadas de puro infante o mejor caballerías”.

“No puede ser, porque hay inmensos alambrados y son obstáculos a las caballerías, para que el éxito se logre y sea ganado, mejor le ordeno salga con infantería”.

Cesó la alarma y todo quedó tranquilo, a su calvario se acercaba el redentor, ya de aquel drama, el acto daba aturdido, el último acto de barbarie y de dolor.

Comisionó Guajardo, al capitán Castillo, para que fuera a traer al jefe, en nombre de él, recomendándole que fuera muy cumplido, en invitarlo para que fuera con él.

Después de un rato pidió el jefe su caballo y diez de escolta para que fueran con él y se lanzó para el cuartel, donde Guajardo, muy impaciente lo esperaba ya a comer.

Cuando tuvieron la noticia que llegaba, luego se oyó el toque de honor muy entusiasta,

160 la guardia vil y veleidosa presentó armas, para después hacerle fuego, ¡Qué desgracia!.

Al apagar su última nota los clarines, se oyó el fragor de una tristísima descarga, cayó Zapata, el que luchó siempre invencible, con su asistente y otros que le acompañaban.

Esa no es honra militar, alguien le dijo, no son soldados de opinión los que así matan, matar a un hombre sin hablarle es un delito con que a la digna sociedad necio se ultraja.

Tened el fallo de la Historia, que algún día, os llamará seres indignos de la Patria, que haber trocado el pundonor y la hidalguía, premeditando alevosía, miedo y ventaja.

Murió Zapata, el luchador inexorable, a quien ni el oro ni la plata deslumbró, de sus caudillos quién tal vez podría imitarle, allá la Historia lo dirá tal vez, o no.

Cuando Guajardo vio su traición realizada, mandó al momento atravesarlo en su caballo, para que a Cuautla, sin demora, lo llevara, a recibir los parabienes de don Pablo.

Qué de atenciones le brindó Pablo González, cuando del cuerpo del Suriano le hizo entrega, cincuenta mil pesos fue el precio miserable, que la nación tuvo que darle a ese pantera.

161

Varias familias, con su llanto, demostraron su gratitud y su cariño hacia Zapata, que, como Cristo, llegó al fin de su jornada, por libertar de la opresión a nuestra raza.

Guachos y guachas se paseaban por las calles, en un estado de ebriedad, diciendo al pueblo: “Hoy si, bandidos, se les acabó su padre, si no lo creen, allá en el palacio irán a verlo”.

Sobre su tumba, allá en Morelos, se halla un ángel, mostrando un libro a la pobre humanidad, donde se lee, con un afecto delirante: “La tierra es libre para todos, dicho está” FIN. (CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p.25)

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164 Historia De La Muerte del Gran General Emiliano Zapata

Después que aquel apóstol, don Francisco I. Madero, del Plan de Ciudad Juárez ingrato se burló, al ver hecho un despojo y caído por el suelo ese estandarte hermoso que repudió altanero, un pobre campesino, al fin lo levantó.

Ese fiel campesino fue el inmortal Suriano, que indómito peleaba por el Plan de San Luis, al ver que su caudillo había ya claudicado, alzó valiente y digno ese pendón sagrado, siguiendo con las armas luchando hasta el morir.

Fue Emiliano Zapata, el hombre sin segundo, que ante la plutocracia su diestra levantó, fue un ángel de la Patria, un redentor del Mundo, que por su humilde raza duerme el sueño profundo, en los brazos de Vesta por voluntad de Dios.

Al ver la tiranía que, contra los aztecas, los blancos dislocaban, siguió a un falso líder, tiró a Porfirio Díaz después siguió con Huerta, peleó con bizarría contra las hordas necias del infeliz Carranza donde llegó a caer. Como los propietarios, de este jirón de tierra, compraban los gobiernos con oro nacional, para que el proletario nunca libre se viera, teniendo un solo amo y una sola miseria ganando en los ingenios un mísero jornal.

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Por eso es que Carranza le dio a Pablo González el mando de las fuerzas del sur sin vacilar, para que, de Zapata, murieran los ideales pues vio que de ese esparta sólo podría salvarle, por tener más astucia que valor militar.

Hombre de mucho ingenio él y Jesús Guajardo, para esgrimir el alma de la más vil traición pues de pronto se hicieron unos improvisados, rivales al extremo que dispuso don Pablo de que al fin se arrastrara a Guajardo en la prisión.

Luego salió de Cuautla la cándida noticia, que Guajardo y don Pablo se odiaban con furor, entonces Emiliano, sin pérdida, lo invita creyendo que el pirata, constitucionalista, como al fin resentido obraría en su favor.

Guajardo le contesta, que dispuesto se hallaba a secundarlo siempre, si el perdón le ofrecía, Zapata, en su respuesta, tan fiel entusiasmada

dijo: “Con esta fecha queda garantizada, su vida y a presente su misma jerarquía”.

“Después de esto le ordeno, que sin pretexto alguno, me aprehenda a Victoriano por ser un vil traidor, y me lo mande luego, pero muy bien seguro pues soportar no puedo a ese falaz perjuro, que ha pisoteado indigno su palabra de honor”.

166 Pero Guajardo, a trueque de Bárcenas, le entrega sesenta voluntarios de su brigada de él, contestándole al jefe que su orden no se lleva a efecto estrictamente, porque según las pruebas, que Bárcenas fue enviado en comisión tal vez.

Y este acto de barbarie alucinó a Zapata y lo hizo caer al fondo de la credulidad, aliándose a un infame que, atraído por su audacia, premeditó los planes de alevosía y ventaja para acabar al golpe de una traición falaz.

Después, viendo el efecto que produjo en Zapata, aquella ocasión funesta le dijo con placer: “Con el mayor respeto, le pido a usted por gracia, que me otorgue el derecho de tomar una plaza, y esa plaza en cuenta es Jonacatepec.

Zapata contestóle: “Le otorgo a usted la gracia y puede usted tomarla con mucha precaución”, pero aquel hombre noble no vio que era una farsa, de cómicos histriones, pagados por Carranza, para que el Plan de Ayala muriera en su extensión.

El fuego fue nutrido, por una y otra parte, en ambos combatientes mostrábase el furor pero, lo más lucido que, que en tan cruel desastre ni un muerto, ni un herido resultó en el combate, los proyectiles siempre obraban a favor.

De ahí, como un esparta, marchó hacia Tepalcingo, después de un simulacro que cruel premeditó,

167 y el general Zapata, aquel digno caudillo, sobre su encuentro marcha, con gusto, a recibirlo felicitando grato, su indómito valor.

En medio de alborozo y vítores del pueblo, entró el jefe y Guajardo, con gran satisfacción, después de un fiel reposo, Guajardo fue el primero que marchó presuroso, cual Napoleón Tercero, a San Juan Chinameca, fraguando su traición.

Guajardo al separarse del gran jefe suriano a San Juan Chinameca, con gusto lo invitó, para obsequiarle parque que traía de antemano, pero en su negra faz, sólo se veía el engaño, envuelto en su siniestra política de horror.

Al otro día Zapata, marchó hacia Chinameca, con ciento cincuenta hombres de escolta nada más, donde lo esperaba Guajardo, con firmeza, un viernes por desgracia, el diez de abril por fecha, con seiscientos dragones para su acción falaz.

Del Agua de los Patos, según las referencias, llego el jefe Zapata con una escolta fiel, según ligeros datos, a las siete cuarenta, en un pequeño cuarto contiguo hacia la hacienda, Guajardo y otros jefes se reunieron con él.

Para no errar el golpe, Guajardo urdió la espuria noticia que: el gobierno se acercaba veloz, ocupan luego entonces sus hombres las alturas, los barrancos y bosques, con la mayor premura,

168 tapando las salidas, con mucha precaución.

Zapata remontóse a la Piedra Encimada, mientras el vil Guajardo su gente disponía, todavía el Iscariote le dijo que ordenara si es que salía al galope llevando una avanzada de gente de a caballo o pura infantería.

“Hay muchos alambrados y la caballería, en tales circunstancias, no se podrá batir, mejor lleve soldados de pura infantería, que el éxito ganado será por su hidalguía, mientras yo, a retaguardia, me quedo a combatir”.

Después cesó la alarma, quedó todo tranquilo era el último acto, de aquel drama fatal, mandó que lo invitaran el coronel castillo, para que le entregara el parque prometido, aquel noble espartano marcho sin vacilar.

Le dijo a su asistente: “Vé y tráeme mi caballo, que el coronel me llama a su cuartel de honor”, con diez de sus jinetes se fue a ver a Guajardo, pues siempre los valientes no temen al menguado porque su escudo de armas sólo es el pundonor.

Cuando tuvieron nota que el general llegaba la banda de clarines le dio el toque de honor la guardia presurosa, al verlo presentó armas, después se oyó la odiosa y fúnebre descarga, cayendo el invencible Zapata, ¡Oh, qué dolor!.

169 Guajardo se soñaba con ser un Alejandro, cuando vio al suriano tendido hacia sus pies, mandó que atravesaran su cuerpo en un caballo, para que lo llevaran, como un trofeo alcanzado, a Cuautla y se premiara su negra avilantez.

Al ver Pablo González llegar al vencedor, trayendo al que luchaba constante y varonil, ¡Oh!, cuántas atenciones al fin le prodigó, condecorando innoble su astucia y no el valor, porque su limpia espada nunca supo medir.

Varios hombres lloraron al ver el triste fin, del hombre que luchaba por el bien nacional, las mujeres trocaban en rabia su gemir, al ver la declarada traición de un hombre vil, que hablarle cara a cara no pudo en lance tal.

Los guachos altaneros vagaban por las calles, burlándose falaces del pueblo espectador: “Hoy sí, hijos de Morelos, ya se acabó su padre, bien pueden ir a verlo e identificarlo, Guajardo en tal combate peleando lo mató”

Zapata fue el bandido por la alta aristocracia, mas a la vez ignoro su criminalidad, en un panteón lucido, un ángel se destaca, trayendo así, en su mano, un libro lee entusiasta: “La tierra para todos y el don de libertad”.

El año diecinueve, el mes de abril por fecha,

170 murió el jefe Zapata, como bien lo sabrán, del modo más aleve, en San Juan Chinameca, a la una y media breve, de esa tarde siniestra, dejando una era grata así a la humanidad. (Corridos Zapatistas, Disco INAH # 26, cantado por Mauro e Ignacio Vargas)

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El diez de abril de 1919 el general Emiliano Zapata, jefe del Ejército Libertador del Sur, fue asesinado en la hacienda de San Juan Chinameca, en el estado de Morelos y su corridista oficial, el coronel Marciano Silva, compuso su Duelo del General Zapata y la Historia de la Muerte del Gran General Emiliano Zapata. En sus corridos bolas, Marciano Silva nos relata como los constitucionalistas, al no poder acabar con el movimiento zapatista, en forma directa, prepararon una complicada traición, dirigida por el general Pablo González y protagonizada por el general Jesús M. Guajardo, quien, ganándose la confianza de Zapata y valiéndose de hábiles engaños, logró separar al jefe suriano de sus tropas y lo emboscó en el casco de la hacienda, pudiendo así darle muerte. Se considera que las versiones de corridos de Silva, son las que dan una mayor cantidad de detalles sobre el suceso. La muerte dé Zapata es el suceso sobre el cual se ha compuesto una mayor cantidad de corridos, de forma que existen más de treinta corridos localizados que tratan el tema. Incluso un corrido de Emiliano Zapata fue ilustrado en un mural, por el pintor Diego Rivera, en los corredores del edificio de la Secretaría de Educación Pública, en el centro de la ciudad de México.

Las Comadritas

“Sólo vengo a noticiarle comadrita, unas notas que en la calle recogí, que los bravos y temibles carrancistas, ésta noche se pelaron ya de aquí”.

“No es posible, los constitucionalistas son tan hombres y no corren en la lid, ya usted sabe cuando a pelear se dedican con las vacas no se arredran, eso si”.

“Pues anoche se pelaron comadrita,

173 según dicen unas viejas por ahí, porque dicen que don Venus necesita del auxilio de sus tropas que hay aquí”.

“Pues entonces fue más gloria en los huertistas que buscaron pleno día para partir, aunque Rojas los batió, según noticias, cinco días no dieron tanto qué decir”.

“Unos dicen que porque su presidente fue llamado a las regiones de Satán, y otros no, que su villa se halla al frente de sus tropas en Tenochtitlán”. “Lo cierto es que se pelaron comadrita, como huerta y sus legiones, eso sí, y de noche, para que los zapatistas no los vieran y los fueran a batir”.

“Qué vergüenza que, por lauros de conquista, sólo llevan el letrero y dice así: Pobres rupas vengan sobre las cenizas de sus bravos compañeros a gemir”.

“No ‘aste visto comadrita, en las trincheras, unos papas que escribieron a la vez estos bravos, antes de pegar carrera cuyo bravo contenido dice así:

La brigada que aquí en esta plaza impera en unión de los de Jonacatepec, cuenta ya con cien mil hombres en la guerra para el triunfo de su causa ha de ser”.

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“Ya nos vamos, porque así se nos decreta, no por miedo, pues tenemos que volver y entonces, ¡ay de aquellas hordas necias!, les haremos una guerra sin cuartel”.

“Le interrumpo comadrita su contesta pero el miedo también me infunde a la vez,

amenazan para ver si se amedrenta el rival a quien tratan de ofender”.

“¿y se firman esos jefes, comadrita?”, “Por supuesto, comadrita, uno es Mariel, un Maicón o maricón, según noticia, un Guanaco, un lechuga o betabel”.

“Un don Eusebio Galindo o ciega y otras mulas que vinieron de alquiler, a cargar lo que en los pueblo, por desdicha, encontraban a los pobres sin temer”.

“Una cosa me sorprende, comadrita, es el ver esas columnas tan insanas, asquerosas muertas de hambre que no tienen más que el robo como sostén de compañía”.

“Comadrita, dicen que a don Venus lo sostienen millonarios que le envían dinero y armas”, “Pues entonces comadrita se comprende que es un hombre criminal que no tiene alma”.

175 “Si usted viera cómo destruían las casas y rajaban sus maderas de a montón y en palacio vendían leña sus guachas tres palitos por dos reales o tostón”. “Vendían palos, vendían cucharas y tazas, vendían carne de ternera o de lechón, ya ve usted fueron soldados y piratas, comerciantes y mendigos de ocasión”.

“Ya tan sólo nos dejaron la existencia, y desnudas, comadrita, sin comer, con el pube fuera o en presencia de las lúbrigas miradas de otro ser”.

“Pero el cielo les dará su recompensa, eso si, ya comenzaron a perder, ya usted vio lo que sufrieron allá en Treinta, en Jojutla y Cocoyoc la última vez”.

“Y se van agradecidos de esta tierra, donde al fin, nada tuvieron qué desear, con Zapata y don Zeferino Ortega, Jorge Méndez y con Constancio Falfán”.

“De Morelos hacia el norte, allá en la sierra, con Everardo y con Antonio Beltrán, los llenaron de pavor en mil tragedias y si vuelven sólo el polvo encontrarán”.

“Me despido comadrita, porque es tarde, ahí mañana seguiremos la cuestión, no sea que el diablo que me halle su compadre

176 y me juzgue carrancista en excursión”.

“Yo mejor para comadrita y no un cobarde y no un sobrenombre de un ser sin reputación, zapatista y aunque al vulgo no le cuadre, aunque viejas no cambiamos de opinión”. (CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., pp. 31 y 32.)

A modo de chisme de comadres, esta bola suriana de Marciano Silva nos cuenta cómo, en el mes de abril de 1920, los leales carrancistas salieron del estado de Morelos para apoyar a su líder contra la Rebelión de Agua Prieta, organizada por los enemigos políticos de Carranza integrados en el denominado Grupo Sonora y dirigido por el general Álvaro Obregón Salido. Sin embargo, algunos carrancistas habían entrado ya en componendas con Obregón para anexarse a la Rebelión de Agua Prieta y desconocer al gobierno de Carranza. El corrido hace mención del general Francisco P. Mariel, quien acompañó a Venustiano Carranza en su huída de la ciudad de México, al momento en que las fuerzas triunfantes del Grupo Sonora hacían su arribo a la Capital de la República. Mientras los carrancistas salían del territorio zapatista, algunos jefes zapatistas también se afiliaron al Plan de Agua Prieta

Corrido de Jesús Capistrán y Maurilio Mejía

Hoy amigos la suerte es contradictoria, cuando el hombre no tira bien sus medidas, queda escrito en los anales de la historia lo que le hombre pueda ser en esta vida.

Es muy lógico que el hombre sea patriota, guerrillero y de muy buenas condiciones, que se gane las presillas y carlotas con sus hechos, pero en buenas condiciones.

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Pero el hombre que traiciona a su bandera es muy poco militar y no es patriota, ser lo lleva la ambición de las monedas, son muy raras las personas y muy pocas.

En la historia están grabados los traidores, los que dicen: “Soy patriota”, y no lo son, sugestionan sus personas y por cobres nada le hace que se pierda el pundonor.

Ante el vulgo es afrentoso que Maurilio que se entablen relaciones con don Pablo, que recuerden que González fue el cuchillo y el verdugo fue Jesús M. Guajardo.

Ni el rumor de las espadas han podido, ni secciones de cañones que emplazaron , sólo Jesús Capistrán y usted Maurilio sin más réplica al gobierno se pasaron.

Que nos duele tanta sangre que ha corrido por el bien de nuestros pueblos mexicanos, todavía con eso, señor don Maurilio, se transmite un carrancista y vil tirano.

Si Zapata reviviera y los viera todos los que han traicionado el Plan de Ayala, desearían que se los tragara la tierra y de vergüenza no le querrían dar la cara.

Rancho Nuevo, Chinameca, es un testigo,

178 allí fue donde sucumbió nuestro caudillo, el apóstol que teníamos más querido, que el suriano nunca olvida su sentido.

Los valientes nunca corren a rendirse, el que no ama Dios ni Patria es un tirano, los presente sólo están para decirles que muy pronto verá usted su desengaño.

La historia ha de condenar a los infieles, como premiará a los que han sido leales, los que no se acobardaron con las muelles, los que firmes sostuvieron sus ideales.

Adiós Maurilio Mejía, ya me retiro, a Jesús Capistrán dará un abrazo, el que su mano le extiende a su enemigo, pues, de seguro, sólo le espera el cadalso. (CATALINA H. DE JIMÉNEZ. OP. Cit., pp. 392 a 393)

Maurilio Mejía, a la sazón, sobrino de Emiliano Zapata, fue uno de los principales jefes del Ejército Libertador del Sur. Sin embargo, en 1920, él y el jefe zapatista Jesús Capistrán se unieron al Ejército Nacional oyendo las voces del Plan de Agua Prieta y las promesas de progreso personal de Álvaro Obregón. Sin Emiliano Zapata, los adictos al Plan de Ayala no tenían la suficiente fuerza de cohesión ni de convicción y paulatinamente se irían disgregando.

Duelo a Venustiano Carranza

Duerme en paz Venustiano Carranza en esa lóbrega y olvidada mansión

179 donde todo mortal va y descansa, a donde muere todita ambición. De mí no esperes ninguna alabanza, mas tampoco esperes un baldón, porque en pechos nobles no hay venganza, solamente un eterno perdón.

Te lanzaste a una tierra desierta y eclipsóse tu límpida gloria, son los rayos del Sol cuya fuerza que alumbrando vino desde Sonora el señor Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles recobran los ideales de un pueblo que dejas con sus fueros violados y sin honra.

Ya tu administración era odiosa y la opinión pública resentida te gritaba con voz imperiosa: “No queremos por jefe a Bonilla”, mas al ver tu actitud caprichosa subleváronse llenos de ira

varios jefes y la mayor tropa siendo el trágico fin de tu vida.

Pues los jefes de mayor influencia desconociendo a vuestros poderes rebeláronse por tu imprudencia declarándote enemigo cruel, y tú al ver las tristes consecuencias que traiba tu mal proceder,

180 te lanzaste de la presidencia como Huerta, para no volver.

Los soldados que en tu travesía te servían ahí de custodio, mas al ver el peligro que corrían te dejaron en cruel abandono pues Herrero, aguerrido porfía con justicia y sin ella en el fondo le pusieron término a tu vida en el pueblo de Tlaxcalantongo.

Cuando fuiste a la vez sorprendido en la triste choza donde dormías no tuviste soldado ni amigos, según lo ha declarado un guía. Ya no hay pruebas de honor en peligro, solamente don Tomás mejía, le ofreció al archiduque afligido el morir en su fiel compañía.

Pues Herrero, ya bien comprendía que al hacer frente a vuestros soldados lo tendría que derrotar Murguía, por ser corto el número de aliados, en tal caso la cuestión perdería y por eso pensó cual soldado sorprender el sitio donde dormías como al fin quedó verificado.

Al hacer la primera descarga exhalaste un grito doloroso,

181 era que una pierna perforada tenías ya, por un treinta furioso, y Verlanga, en horas tan amargas te gritaba con acento medroso: “¿Qué le pasa mi jefe Carranza?”, y se lanzó de aquel sitio horroroso.

Cuando supo Mariel tal desgracia se lanzó hasta el lugar del suceso y otros jefes de mayor importancia con el fin de trasladar tu cuerpo para México a donde descansa, y tuviste un asiento predilecto ya hoy debajo de ese pedestal descansa en dolores tus fingidos restos.

No fue Herrero el que te dio muerte obsequiándole una tumba fría, fueron hombres de tu gabinete que a tu administración corrompía, que Verlanga y Cabrera imprudentes y Bonilla que tú al fin consentías que lo hicieras un gran presidente sin la gracia del pueblo, a fe mía.

Ante el pueblo tú te hiciste odioso, creo que el pueblo con gran hidalguía te sabrá perdonar generoso tu conducta tan mala e impía, cuyo ejemplo servirá para otros que embriagados en su jerarquía niegan que hay un Todopoderoso

182 que castiga las obras impías.

Duerme en paz, duerme en paz, noble anciano, allá en esa mansión donde moras que olvidados quedan tus agravios y en tu muerte ninguno se gloria. Basta que seamos mexicanos de una tierra feliz y notoria descendientes de Nicolás Bravo, cuyo nombre se enlaza en la historia. (CATALINA H. DE GIMÉNEZ . Op. Cit., pp. 394 a 397)

El 21 de mayo de 1920, en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla, fue asesinado don Venustiano Carranza, una vez que las tropas leales a su gobierno habían sido derrotadas por los adictos al Plan de Agua Prieta. Los restos del Varón de Cuatro Ciénegas fueron trasladados a la ciudad de México y se les inhumó en el Panteón de Dolores, el 25 de mayo, del mismo año. A fines de 1920, el general expelaecista Rodolfo Herrero, presunto asesino de Venustiano Carranza fue puesto en libertad, por no haber pruebas en su contra. Existe la versión de que Carranza, al verse perdido en el ataque de Herrero a Tlaxcalantongo, prefirió suicidarse. A partir de la muerte de Venustiano Carranza, la legitimidad de Álvaro Obregón, como jefe político del país, fue indiscutible, dando paso a la irresistible hegemonía del Grupo Sonora.

Charla de Comadres. Época de Adolfo De la Huerta

“¡Ay, comadre!, ¿cómo le ha ido de revuelta?”. “De los Diablos, ya usted ve la situación, ni tres años disfrutamos paz completa cuando viene ya una nueva rebelión,

183 ya usted ve al señor Adolfo De la Huerta, se cree un patriota liberal, de convicción, quiere hacerse presidente por la fuerza, porque cuenta con el clero y la reacción”.

“Y también con esos ferrocarrileros, comadrita, ¿qué no ha visto la visión? Pues se han puesto ya una placa en el sombrero con su nombre como prueba de adhesión, se han llevado varios trenes, muy ligeros, para darle a los rebeldes protección, tumban puentes ellos mismos, ni de creerlo, y alarman a todita ala región”.

“Eso es nada, si le cuento comadrita, que yo he visto varios hombres de opinión, que lucharon con Zapata, el agrarista, y hoy se han puesto a defender a la reacción, ¡Qué desgracia en nuestros hombres, qué desdicha! Y ¡qué buscan con esta transformación?”

“El dinero y los ascensos, comadrita, ha de hacerlos que se vendan a Plutón”.

“La ambición hacia el dinero es la desgracia de infinitos mexicanos a la vez, pues por ella ha claudicado nuestra raza de sus leyes sacrosantas y su fe. La ambición es una herencia de la Patria la dejó en su expedición Hernán Cortés, ya usted vio cómo vagaban los piratas, conquistando de los mares al través”.

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“¿Y la paz ya no vendrá con estas cosas?”. “Si es que siguen los disturbios como van, no hay más paz que conformarnos con nuestra hoja de servicios comadrita , y nada más, el cinismo y el descaro es prenda propia que algunos traen de su tierna mocedad, y aunque vemos la elegancia de la ropa, bajo de ella sólo hay pura vanidad”.

“Y en verdad que era un partido abrumador, el De la Huerta, comadrita, sin mentir, “Si, es muy cierto, pero gallos de cartón, que de pico lo hacían todo, yo los vi, con sus aliados calzonudos a morir

a él lo abandonaron. ¡Qué dolor!, esos valientes compañeros de fifí”.

“Antes eran del gobierno muy aliados y enemigos de cualquier revolución, hoy difaman de Obregón porque es agrario, y agraristas nunca han sido ni lo son, mas se sirven de la tierra y el arado para hacer buenas cosechas, sin pasión, es la pera que, aunque no es de su agrado, pero van comiendo de ella en la ocasión”.

“¡Ay!, comadre, si es que sigue la revuelta, va a agobiarnos la más triste situación, nos veremos en una ruina completa, muertas de hambre y sin ninguna protección”,

185 “No se acuite comadrita, que a la fecha va perdiendo gran terreno la reacción, pues me dicen que ya Adolfo De la Huerta, las espaldas ha enseñado el correlón”.

“¡Ay qué bueno! Comadrita, me despido, son las once y tengo que dar de comer”. “Las haremos, no se vaya, que el marido si la quiere que la aguarde, ¿qué ha de hacer?”. “pues entonces comadrita, ya me animo, que las sirvan y brindemos con placer”. “Yo...por Calles...”. “Yo por Álvaro tan digno”. “¿Y por Huerta?”. “Que la choque su mujer”. (CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit., pp. 35 y 36)

En un reacomodo de fuerzas, al interior del Grupo Sonora, en septiembre de 1923, Adolfo De la Huerta se levantó en armas contra Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, apoyado por treinta y seis generales en una rebelión por demás desorganizada que fue rápidamente sofocada, tanto así que se le conoció como La Revolución sin Cabeza. En el corrido antes trascrito, Marciano Silva, en su probado estilo de chismes de comadres, nos da su punto de vista y filiación con respecto a la Rebelión Delahuertista.

Corrido del General Gabriel Mariaca

Alza tu frente, estado libre de Morelos, tiende tu vista alrededor de tu entidad, ya no hallarás hombres valientes en tu seno, sólo cobardes ante sacra libertad.

De aquellos hombres que pelearon sin ideal y que quisieron defenderte sin valor,

186 siempre venciendo la traición a los cobardes para que fueras el primero en la Nación.

Haré un recuerdo del gran general Zapata, que por el pueblo a la tumba en (ilegible) en compañía de otros jefes de gran fama, que en sarcófago su cama ahora en paz.

Pero es en vano tanta sangre que ha corrido, para quitar la esclavitud de nuestro estado, ahora el gobierno militar se ha convertido en un error, porque así lo ha decretado.

Ya se han ido acabando los caudillos por una infamia que les lleva a la traición , hombres inertes convertidos en esbirros para huir lejos de la persecución.

Año inoportuno de novecientos veintitrés, según los datos que yo voy a referir, de una traición, la más infame en esta vez, que entre nosotros los hombres va a existir.

Lunes funesto, no quisiera recordar, seis de diciembre, a las nueve de la noche, en una casa fue aprehendido un general, hombre valiente y respetado por su nombre.

Nadie pensaba en aquella vil traición, si las celadas que tenían para aquella hora, iban pensando en aquella vil traición el señor Cruz y el señor Zamora.

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Al dirigirse José Cruz hacia su lecho, estas palabras le dirige al general: “Traigo la orden para que se dé usted por preso, y en el momento me va usted a acompañar”.

En aquel acto se levanta el general, para cumplir aquella orden que llevaba, mas, sin pensar lo que le fuera a pasar, dio su pistola al capitán primero Almaya.

Luego que vieron que ya estaba desarmado, lo encaminaron para afuera del zaguán y se lo llevan en un coche custodiado hacia el sur de Cuernavaca Chipitlán .

Llegando al punto que tenían tal vez pensado, para acabar con un valiente liberal, luego, al momento, se aparecen los soldados y le conducen para aquel trance fatal.

“Óigame Cruz, quiero me escuche unas palabras, quiero saber, ¿por qué voy a ser fusilado?, seguir quisiera el hilito de mi causa, moriré porque así Dios lo ha estimado”.

A sus preguntas José Cruz le respondió: “No tengo culpa general, yo soy mandado, sólo cumplo una orden de De la O, y en el momento va uste’ a ser fusilado”.

“Hasta que al fin se les cumplió lo que deseaban,

188 ahora disponga como se le dé la gana, morir es fuerza, me conviene y no pensado, que a quien tanto le serví me ha traicionado”.

Se oyó el descargue de aquel vil asesino donde acabaron con la vida de un (ilegible) sólo las aves atestiguan con sus cantos y el Ser Supremo, el que moriste con valor. Después de muerto recogieron el cadáver y se lo llevan, en un coche, a sepultar, allí en presencia de la justa Patria madre, fue presentado ante el cuartel general.

“Ya están cumplidas sus órdenes general, ahora usted diga lo que debemos hacer”, (ilegible) “Y que esto quede en silencio hasta la vez”.

En paz descanse, general Gabriel Mariaca, hombre magnánimo de gran reputación, aunque se tarde vengarán su sangre amada y castigar de los culpables la traición.

Ya ni oigo el trino de las aves en los campos, ya ni las flores embelesan con su olor, sólo el silencio que quedó entre los hombres, y en esa infamia te moriste con valor.

A Dios le pido que tu alma sea recibida, y en descanso para siempre se hallará, pues fuiste mártir que luchaste entre la vida, en compañía de tu pueblo liberal.

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Perdón le pido a todo el público presente, que disimule esta mi corta versión, si en algo he errado les suplico me dispensen y ante sus plantas soy de ustedes servidor. (MIGUEL BELLO MORENO, Colección de manuscritos y hojas sueltas de corridos y bolas surianas, facilitada por él mismo, recogido por Antonio Avitia, en Tepoztlán, Morelos, en 1988)

El general Gabriel Mariaca nació en Santa Rosa Treinta, en el estado de Morelos y en 1910 formó parte de las fuerzas maderistas del general Modesto Rangel. Al momento del pronunciamiento agrarista de Emiliano Zapata, en contra de Francisco I. Madero, Mariaca permaneció en las filas del Ejército Libertador del Sur con grado de coronel. En 1916, a la muerte del general Rangel, Mariaca tomó el mando de sus fuerzas y fue ascendido a general de brigada, por el general Genovevo De la O. Las tropas de Mariaca participaron el sito de Tlaltizapán y, cuando Zapata fue asesinado, Mariaca formó parte de la junta de jefes y generales que nombró como sucesor del general Zapata a Gildardo Magaña. Al triunfo del Plan de Agua Prieta y del Grupo Sonora, Mariaca se dio de alta en el Ejército Nacional, como parte de la División del Sur y se le comisionó para que comandara la guarnición de la ciudad de Cuernavaca, Morelos. El 11 de diciembre de 1923, Gabriel Mariaca fue detenido por las fuerzas de los generales José Cruz Rosas , José Zamora y Benigno Abundez, entre otros, quienes, por orden del general Genovevo De la O, le dieron muerte en el trayecto a Chipitlán, Morelos. El supuesto motivo del asesinato de Mariaca fue su inminente adhesión a la ya fracasada Rebelión Delahuertista.

Plutarco Elías Calles

Salud al candidato del pueblo proletario, que en lances necesarios se apresta a defender,

190 las flores del aplauso le brinda el pueblo ignaro y que arda el incensario en honra de su ser.

Con júbilo se escriba, y en letras inviolables, el nombre de Elías Calles con grande frenesí, el hombre sin mancilla, la brújula incansable, que lleva los ideales de nuestro porvenir.

Tal vez el cura Hidalgo, desde su excelsa gloria, transmitió a su memoria su soberano ideal, su límpido calvario, su inmarcesible historia, su inspiración notoria, para poder triunfar.

¡Alerta mexicanos!, luchemos con el hombre que en su alma nunca esconde una traición falaz, cual buenos ciudadanos marchemos hacia donde las urnas no responden por la elección audaz.

El porvenir que busca el incansable obrero y el campesino en cueros se debe conquistar, igual como en la Rusia, veremos con anhelo, henchido nuestro suelo, de gloria y bienestar. Abajo burocracia abajo potestades los señoríos feudales y su dominación, gritad: “¡Viva Zapata y Plutarco Elías Calles, y el sonorense que es Álvaro Obregón!”.

Que sea la Ley Agraria la que impere y domine, en todos los confines de nuestra fiel Nación, no cual la pobre Italia, que sin consuelo gime, nos venga un Mussolini, sin alma y compasión.

191 Sigamos de la Rusia sus rígidas lecciones, con las oposiciones que engendra el rico audaz, que cesen las disputas, aquí en nuestras regiones, mueran las ambiciones y al fin reine la paz.

La tierra es el rezago de esa pobre familia, que al fin se le deriva la pobre humanidad y siendo de este espacio, la dueña primitiva, se encuentra, ¡qué ignominia!, en mísera orfandad.

Su voz, triste y doliente, jamás fue percibida por esas camarilla que tenían el poder, sólo el terrateniente, por gracia inmerecida, su voz era atendida, sin réplica y doquier.

El ángel de la Patria por ella siempre vele y haga que prospere, allá en su porvenir,

para que nuestra raza, en condición se eleve, en un sentido breve y deje de sufrir.

El pueblo será un niño, que a nueva vida salga, sonriendo en los umbrales de su transformación, siempre que los destinos de México se hallen, en manos de Elías Calles y de Álvaro Obregón. (CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p.33) En este corrido se hace elogio y propaganda política a la candidatura del general Plutarco Elías Calles, quien tomó posesión del Poder Ejecutivo Federal, el primer día de diciembre de 1924, en el Estadio Nacional, para el cuatrienio que concluyó en 1928. Marciano Silva, en su composición, expresa las esperanzas del proletariado morelense, una vez que, de acuerdo con la propaganda, los socialistas de Calles ocuparan el poder y la reforma agraria fuese una realidad.

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IV.- LIRA VARIA Y AMOROSA.

La Bola de la Aristocracia

“¡Ay, niña de mi alma, si vieras qué modas se están usando hoy en día! Realmente profanas, como allá en Gomorra, en la ciega idolatría. No creas que difamo, son cosas notorias que se miran, día con día en distintas damas, niñas, señoritas”.

“Si aquellos tiempos pasados volvieran hoy al presente, se quedarían admirados, de ver tantos alicientes que el bello sexo ha inventado en su descarriada mente, para atraer con agrado la atención del pretendiente”.

“Hay señoritas de la aristocracia y también de otras esferas, que se hacen por moda las enaguas altas, para mostrarse hechiceras, salen sin demora al paseo entusiastas sin llenarse de quimeras, tan fascinadoras y llenas de gracia

193 con media pierna de fuera”.

“Si es que a la vez se critica, es con justicia sincera; esas costumbres malditas que nos trae la culta escuela. Ese vestir significa que ya los hombres no imperan y que a la vez necesitan de estímulos para verlas”.

“Eso fue inventado allá por Sodoma cuando los hijos del pueblo habían encontrado las leyes y formas que a todos dio el Padre Eterno. Pero aquí es en vano, los hombres se glorían de ser muy enamorados; aunque la miseria les sea muy notoria y anden muy mal forjados”.

“Es una cosa inaudita ver las costumbres groseras que se ponen a la vista de la juventud primera. Contradanzas de israelitas me parecen en su esfera o en los salones de artistas, alambristas de primera”.

“Hay unas doncellas de la clase baja que también se hallan en boga, y aunque sea sin medias, pobres y descalzas,

194 también les gusta la moda. Salen muy serenas, con rumbo a la plaza, muy galantes como todas, mostrando unas piernas tan prietas y flacas y chamagosas de sobra”.

“El pudor se fue al olvido, la virtud se halla doliente, el recato fue vencido por tanto y tanto aliciente con que el sexo femenino se bate furiosamente, desafiando al masculino a un combate inconveniente”.

“En la más humilde hay mayor jactancia, según por lo que se ha visto; hacen imposibles por seguir la usanza de sus modas al capricho. Usan de escarpines, zapatillas blancas formando un contraste inicuo, más bien irrisibles, que no de alabanza, por su ser tan desprovisto”.

“Me refiero a las trigueñas que usan zapatillas blancas, rojas o negras las medias y el traje hasta las medias zancas, cuyo contraste es la seña de la impudicia que avanza con la libertad más plena, degradando la elegancia”.

195

“A unas, por ventura, les hace algo gracia dicha moda de vestir; su fina cintura, sus piernas torneadas y su andar bello y sutil. Otras, qué locura, sus piernas delgadas, sus medias nadando al fin; flacas esculturas de piedra, y no mármol, se creen un querubín”.

“Si lo que habían de ocultar por modestia o por virtud, en obsequio a la moral, no lo hacen, ¡Qué ingratitud! Vendrá tiempo, a su pesar, que llegue la senectud y entonces mal desearán su profana juventud”.

“Hay unas que tienen, desde la pretina, en torno de las enaguas, un listón de razo, desde el cual se miran mil tiras que van colgadas, que al andar se extienden flotantes encima cual lindo paracaídas, cruzan el ambiente de esta triste vida como misteriosas hadas”.

“¡Cuánto ha traído el presente para el fanatismo humano! el glorioso siglo veinte, que en la actualidad cruzamos.

196 Nuevas modas, nueva gente, nuevas costumbres miramos; y al fin quedarán vigentes en la tierra que pisamos”.

“Ahora los vicarios del globo terráqueo cumpliendo con la virtud, predican a diario a sus feligreses de Cristo la excelsitud. Pero los profanos hacen sus quermeses mostrando su juventud hechos tan mundanos, con lo que degradan a aquel que murió en la cruz”.

“Los paganos, por ejemplo, siendo idólatras y moros; en las puertas de sus templos y en un sitio, el más notorio, ponen al Dios del silencio, anunciando el letra de oro el mayor abatimiento y el más estricto decoro”.

“Pero hoy los pastores de Cristo se alejan de su divina misión, dejando pérdidas sus fieles ovejas en la cruel prostitución. Católicas damas, muchachas y viejas, en su cruel profanación, ya mero desnudas, como Eva se muestran para infundir tentación”.

197 Me despido pesaroso, moderna generación, pues creo que, por revoltoso, me tendrán en la ocasión. Lo que hago, muy generoso, una seria reflexión: al Dios Todopoderoso por su justa indignación. (CELEDONIO SERRANO MARTÍNEZ. La Bola Suriana, pp.184 a 188)

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Corrido del Solterito

Cuando estaba con mis padres de solterito me tenían bien planchadito con mis dos mudas, ahora me parezco a judas tan hilachento como gato de convento por los rincones.

Remendado mis calzones con pita floja y esto es lo que acongoja y el ser casado ya me veo muy apurado no hallo qué hacer, loco me quiero volver ¡ay, no hay remedio!

Ahora triste me quejo al cielo y a mi fortuna, las estrellas y la luna son mi esperanza, lo que gano no me alcanza para mis hijos y hago miles sacrificios, suerte tirana.

Me levanto de mañana y me persigno voy agarrando camino y aunque no quiera se me quita la flojera con trabajar, ya quedé como un charal, voy para viejo.

Mi padre me dio un consejo que era bonito el andar de solterito muy bien planchado con mi sombrero de lado por las esquinas saludando a las catrinas ¡adiós chulitas!

Tirándoles florecitas y sin cuidado pero ahora ya soy casado por mi torpeza

200 piensen bien con la cabeza y no se casen para que la vida pasen feliz sin pena.

La mujer anda piojosa peor si es dejada, no le sirven a uno pa’ nada yo se los digo por eso hoy les aconsejo a mis aparceros que vivan siempre solteros y a toda reata.

Bien vestidos y con plata y entre flores si quieren tener amores, dice un refrán: “Traten a comer con pan y andar la bola agarrándola de la cola y dándose un vuelo”.

Porque el que tiene dinero es apreciado pero si lo ven pelado ni quien lo quiera, no le quisieran ni hablar las jovencitas sólo que vean moneditas son halagüeñas.

Se vuelve muy pedigüeñas como le he visto pélense bien el Jalisco con las mujeres gocen bien de sus placeres toda la plebe y antes que la muerte llegue yo ya me voy.

Para que ya no me vea en un convento, allí me meteré adentro de sacristán, ello que todos dirán que soy monjito pero allí estaré gordito como buen mozo.

Ya no andaré chamagoso con las monjitas las agarraré a toditas, pero al pasito si nos halla el padrecito yo le diré que me dieron de comer carnita cruda.

201

Y si la suerte me ayuda me voy pasando hasta llegar al fandango con mis amigos con esto ya me despido, les he cantado la vida de ser casado es muy penosa.

Adiós todita la broza de mi clientela al compás de mi vigüela yo ya me voy ya les doy la despedida con ligereza aunque me cause tristeza en el corazón.

Sólo un consejo les doy, que no se casen para que la vida pasen con distracción, dispensen mi narración yo les suplico adiós mis fieles amigos, ¡adiós, adiós! (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas )

202

Gracioso el Alba

Gracioso el alba que embellece al territorio el lindo suelo de la Patria Mexicana, también los pájaros saludan muy ufanos con esos cantos alboreando la mañana.

Hermosa aurora nos alumbra en el oriente, con el reflejo de aquel astro luminoso, yo soy un ser, de los aztecas descendiente, que me engrandezco al mirarme suelo hermoso.

Miro en los árboles su estado corpulento y las bellezas de los frutos que producen y los aromas que despiden por el viento en un paraíso nuestra tierra se reduce.

También las flores que el rocío las engalana las del otoño y también de primavera siempre se encuentra en sus tintes muy ufanas incomparable es igualar en su belleza.

Hermosa azteca te amaré hasta la muerte y como dueños hoy los dos de este paraíso con una cítara mi amor vengo a ofrecerte ante tus ojos porque amargas horas paso.

Vengo por fin ante la faz de tu existencia como holocausto a ofrecerte mi cariño para que tú, como juez, me des sentencia

203 y me destines según sea mi merecido.

Hace algún tiempo que tus huellas he seguido como una sombra espiritual, no de este mundo, comprenderás que por tu amor mucho he sufrido y me perdones mi amor si te importuno.

Y si existieran esos genios que, en un antes, que el grande sabio Salomón los destruyera me entregaría yo a uno de ellos por amarte y regalarte los tesoros que quisieras.

Hoy no existe nada de eso en este tiempo de aquella magia no te ofrezco nada, nada, muy natural es sólo mi ofrecimiento sólo dedico a tu frente una guirnalda.

Bajo este cielo, hermosa azteca, eres nacida y yo he nacido en esta tierra bendita pues para mí esta es la tierra prometida que Dios eterno ofreció a los israelitas.

Hace algún tiempo que he querido así explicarte los sentimientos de mis avergonzado vengo hoy a declararte que eres la dicha y la reina de mis amores.

Que el Dios de Abraham conserve siempre tu existencia y tu hermosura como virgen venerada para que así pueda alcanzar correspondencia

204 y sea el alivio y el consuelo para mi alma. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

205

Corrido a Amalia

Ayer con impaciencia se me hizo pesaroso me vino a la memoria recuerdo que pasó, recuerdo puramente de un ser tan generoso que aún siendo inocente en mi alma se grabó.

Sería sólo en mi infancia un cuadro de misterio, en ella me extasiaba soñándome feliz, veía unos amantes reír y otros tan serios parece que sufrían, así lo comprendí.

Yo era tan pequeño que todo lo veía, a mi me parecía a un tiempo terminar, pero no se, en mi mente todito lo imprimía sería para servirme de un método sin par.

Cuando dieciocho abriles cumplidos ya de vida me exigió el destino amar a una mujer, la veía tan hermosa, tan virgen, tan querida, que me robó la calma, la dicha y el placer.

Entonces dominado por tales ilusiones que refrenaba en breve mi fuerza con ardor, pensé que ayer veía y ahora son pasiones que en memorables horas recuerdan a mi amor.

Amarla más no puedo, dejarla, mucho menos, aún cuando ya no existe conmigo en el hogar quisiera con él fugarme a otros terrenos,

206 con ella en el mismo acto volver a mi lugar.

Buscando la manera de remediar mis males, contraer un matrimonio con ella prometí, pero mis esperanzas de todas fueron tales que se desvanecieron porque me ofendió así.

Por una cruel venganza busque en otra abrigo, creyendo que olvidada por siempre podría ser de mí, pero en vano, mentira es lo que digo, porque hasta ahora me encuentro en duro padecer.

No se cómo has podido, Amalia de mi vida, quitarme el pensamiento, robarme el corazón bien te has apoderado de un pecho desvalido que aun siendo tu culpable me robas la razón.

Es tan indispensable la suerte que hoy espero tal vez hasta mi tumba allá descansaré, allá será mi llanto y si posible fuera aun estando ya muerto, de allí te adoraré.

De nada me doy cuenta, siento que un mármol frío me pesa en el cerebro que mi alma destruyó, no entiendo qué es mundo, será mi desvarío creo que ya no hay otro hombre que sufra más que yo.

Te mando en despedida, de un corazón que es grato, que amar siempre ha sabido con incansable ardor, adiós, adiós, no olvides que he sido yo en mi trato constante y sin segundo más nunca fui traidor.

207 (BIBLIOTECA DEL COLEGIO DE MÉXICO, Colección de Hojas Sueltas de Imprentas Populares).

208

Corrido a Ignacia

Oyes Ignacia, quiero que escuches mis súplicas, voy a decirte cual es mi ilusión frenética, aunque carezco de práctica y política, yo te suplico que conmigo seas benéfica.

Quiero que escuches de mis labios este prólogo que te dirige el autor de este facsímile, dijo minerva saca copias del catálogo y con cuidado a esa jovencita escríbele.

Yo he venido al compás de hermosa cítara a dirigirle a tu deidad mis tristes cánticos, por el mandato de Minerva que es magnífica que me permitas la licencia de cantártelas.

No las desoigas jovencita rosa nítida, antes acógelas te lo ruego por tus méritos nunca te muestres que al hablarte seas tan tímida, porque es muy justo que comprendas un pretérito.

Mi pecho se halla sumamente tristísimo porque al mirarte en mi corazón enérgico, al ver tu talle tan bello y tan purísimo que tanto me encanta tu rostro angélico.

Deja que mire ese rostro color de ópalo, porque sin verte yo me encuentro muy atónito, abre mi pecho y mi corazón colócalo

209 sobre tu seno, pero allá en lo más recóndito.

Cuando mi cuerpo se halle puesto en un sarcófago y que mis restos se hallen bajo una lápida, tu nunca olvides visitar a un sitio sólido, que allá estará tu trovador, niña simpática.

Y cuando mi alma llegue a ese momento crítico y que mis restos se transformen en un ánima si tu cariño para mi ha sido lícito, a mi sepulcro regarás con una lágrima.

En fin, Ignacia, voy a terminar mis páginas que en bellas trovas te entoné al pie de la música y como que eres tan benévola y magnánima, yo te suplico que conmigo seas benéfica.

Adiós modelo de virtud, termina mi ópera, me voy y parto a la mansión del Polo Ártico y si me buscas y no me hallas en la atmósfera, vete si quieres que he de estar en el Antártico. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

210

Mis Recuerdos a Florencia

¡Oh, cuánto sufro en el mundo tirano! mi vida ha sido un terrible martirio ¡Oh, Dios Cupido, por piedad tu mano! me des te ruego, o ven en mi auxilio.

Me ayudarás a luchar con frecuencia contra el dolor que a mi pecho conmueve

211 pues según veo para mi no hay clemencia el cielo injusto castigarme quiere.

Si porque yo amo con delirio santo a esa mujer que impaciente me tiene, tampoco es justo que yo sufra tanto y que en mi pecho esa mancha quede.

Si yo me quejo es con cierta justicia, contra ese ser que ocasiona mis males porque ella usando de infame malicia y atormentar más y más mis pesares.

Razón no tienes de tal impaciencia que entre tu mente se encuentre impregnada porque al contrario recuerda Florencia que de mi pecho tu has sido apreciada.

Tu te has fijado en tu orgullo tan necio y por calumnias dejaste de amarme pero más tarde sabrás qué es desprecio y sentirás lo que es un cruel desaire.

Bien sabe Dios que mi amor era tuyo, toda mi vida te ofrecí me acuerdo pero tu, ingrata falaz, con orgullo me despreciaste y olvidarte no puedo.

Y entonces tu tendrás que arrepentirte y maldecir tu desgraciada suerte y cuando casos lleguen a ocurrirte recordarás de quien supo quererte.

212

En fin, me voy, relicario de mi alma triste, muy triste, llorando tu ausencia, sólo esperando que apagues la llama abrumadora de mi amor Florencia.

Si alguna vez fracasare mi anhelo y en un cadalso yo llego a encontrarme, sólo te ruego que ele envíes al cielo una plegaria por quien supo amarte. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

213

¡Diana!

Quiera el cielo coronar tu frente con la aureola de virtud y paz mientras febo plácido sonriente luz de gloria pone ante tu altar

si de homero, aquel sabio elocuente la memoria llegare a alcanzar cual los genios sabios del oriente dulces trovas te vendría a cantar.

Pero inepto al expresar lo que siente el corazón me conformo con mostrar ante todo mi opinión.

Tan sólo a felicitar vuestro nombre en la ocasión me ha traído la voluntad que engendra la estimación. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

214

Impulsado por la Estimación, Saludo

Impulsado por la estimación que les tengo a los hombres de gusto me presento a esta bella reunión a cantarles de amor mi tributo.

Mi ansiedad sólo está en saludarles porque creo que así es mi deber en sentido como me declaro creo que ustedes sabrán comprender.

No interrumpo ninguna pregunta con respecto a la tranquilidad, porque veo que en razones muy justas hoy toditos se encuentran en paz.

215

Por lo tanto se ensancha mi vida y quisiera en recuerdo de amores coronarles sus frentes erguidas con laureles y ramos de flores.

Yo quisiera traerles un nardo los perfumes de la chuparrosa, para ver si podía engalanarlos y cantarles en poseía o en prosa.

Aún así la sirena del mar, siendo ella la reina del canto perdería la virtud de cantar por oír estos rústicos cantos.

Son tan suaves y dulces los cantos que de ustedes he venido a escuchar , he quedado de todo embriagado porque todos se encuentran en paz.

Así quiero saber comprenderles aunque inútil, como al fin lo soy, el placer que he tenido al hallarme con ustedes en esta ocasión.

Más en fin, soy transeúnte y por eso me despido, pues voy de camino, otra vez en reunión cantaremos hasta ver el placer concedido.

Ya me voy porque no puedo menos

216 mi destino lo permite así, conque adiós, caballeros, nos vemos, adiós bellas flores de un jardín. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

217

Presagio de Amargura

¡Oh! Cuánto sufro por quererte, vida mía desde la hora en que yo te conocí, mientras lucho con mis penas, ¡Oh María! ni un recuerdo tan siquiera harás de mí.

Con qué anhelo quise amarte, ángel divino, y entregarte mi inocente corazón, pero el cielo quiso que nuestro cariño se tornase en inocente desilusión.

Mas si el cielo nos separa algún día de esta tierra donde yo te conoció, tú en mi pecho vivirás siempre, ¡Oh María! igualmente tú te acordarás de mí.

Mi alma herida por este terrible presagio, antes de ceso yo quisiera para mí, que me dieras por piedad un tierno abrazo y un beso para acordarme de ti.

No te olvides de aquellos ricos laureles ni del bardo que ahí te iba a contemplar desde lejos cuando triste a los dinteles, de tu puerta salías a divagar.

No hay momento más amargo y doloroso en la vida que es el darse un triste adiós,

218 sentimiento que se expresa con los ojos porque vienen tristes lagrimas de amor. (JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)

Saludo Olímpico o Saludo a una Joven Científica

He llegado con júbilo, impávido al dintel de tu morada espléndida, sólo espero de ti el beneplácito para hablarte con dialecto gráfico.

Es muy cierto que soy muy estólido ante el público no tengo mérito, siempre busco un lugar astrológico y dispensen mi pobre talento.

219

No seré para ti un gran filósofo ni en la vida persona científica, sólo soy, jovencita un satélite soy un astro extenso en la bóveda

y si al templo voy como un católico dirán todos que soy un hipócrita, no hagas caso que eso es de la física yo te quiero con todito el ánimo.

Soy Saturno, un planeta sin límite que ilumina allá en lo recóndito, soy poeta y carezco de título y el conjunto me dice lacónico.

Me despido, dirán que soy lírico se los digo por medio de ópera, soy jilguero que habita en lo sólido y mi canto se extiende en la atmósfera. (LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA. Encuentro Regional de Corridistas, Tixtla, 1994, cantado por Abel Nava Vargas y Felipe Neri Flora)

220

Corrido de Marciano Silva Autor.- Federico Becerra

Horas tan tristes que a mi corazón lastiman por la noticia tan atroz que recibí, de un fiel amigo, persona de alta estima, Marciano silva que ha dejado de existir.

Su gran musa ha enmudecido para siempre no volveremos a encontrarla ya jamás, a dios le pido su descanso humildemente y en su gloria inaccesible goce en paz.

221

Seis de febrero fue la fecha en que murió el gran versista y poeta de Morelos, recuerdos gratos para siempre nos dejó él, como vate, fue la honra en nuestro suelo.

No hay quien se acuerde ni mencione ya su nombre del paladín de las hazañas de Zapata, para el olvido la memoria de los hombres que en otro tiempo le sirvieron a su Patria.

Como poeta fue la honra de Morelos y luchador de los ideales libertarios, como hombre grato le consagro mis recuerdos y así lo harán los compañeros de mi estado.

La triste fecha del año cuarenta y cuatro con letras de oro en mi memoria escrito está, sólo recuerdos en el alma hechos muy gratos del gran versista que en su tumba duerme en paz.

No volveremos a encontrar a don Marciano por más que ufanos lo busquemos por doquiera, salió de viaje y tal vez sería de Arcano el separarse de este mundo de miserias.

Todos sus cantos de renombre los conservo y los publico con ahínco y voluntad porque nacieron de la mente de un cerebro que fue versista y trovador en realidad.

Ahora resultan trovadores por doquiera

222 y cantadores afamados de cartel, y Salomones que prosiguen en sus huellas soñando grato ese su indigno proceder.

Esos modernos han querido superar aquellos hombres que estudiaron en colegio, y al mismo tiempo no han sabido respetar a las lumbreras que nacieron de talento.

Pero en mi mente para siempre vivirán aquellos hombres de saber y de elocuencia, que fueron la honra y que supieron respetar porque pudieron ser la llave de la ciencia.

Nunca jamás olvidaré que don Marciano fue distinguido entre los grandes trovadores, mi gratitud que fui por él condecorado hoy lo deploro en mis humildes renglones.

Fui publicista y lo seré mientras yo viva y sus cantares en mi mente los conservo, sus dignos versos y aquellas hermosas rimas como un santuario las consagro como debo.

Tal vez mañana, que en el mundo ya no exista porque la parca traicionera me arrebate, en grandes páginas su historia quede escrita por un humilde trovador escaso de arte.

Jamás olvido que fui bastante estimado y sus afectos siempre a mí consagró, hoy que no existe don Marciano

223 me encuentro solo como Friano en la ocasión.

Solo he quedado y con tristeza me despido a esta plegaria aquí le doy su conclusión,

estos renglones los dedico a un fiel amigo que fue poeta y un grande trovador.

Suplico entienda el auditorio que me escucha lo que en mis versos he venido a publicar, soy el autor y mi lugar sólo lo ocupan mis publicistas en el arte de cantar.

Aquí termina ya por fin mi triste historia sabrán ustedes que no soy un soñador, sólo dedico este recuerdo a la memoria de un hombre ilustre que en Morelos sucumbió. (Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana, Tomo IV, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, pp. 544 a 555)

224 FUENTES.

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227 ÍNDICE

Página I.- Esos corridos que se llaman bolas______2

La región de las bolas surianas______4 Ingenios y trovadores______10 El ingenio dominante______10 La difusa vida de Marciano Silva______12 La irreconocible imagen de Marciano Silva______18 Los cantos de la guerra______22

II.- Bolas Históricas (1810-1910)______29

En pro de Hidalgo______29 Historia de Maximiliano de Austria______29 Duelo de Lorenzo Caspeta______36 Bola del descarrilamiento de Temamatla______42 Trágico fin de Juan Montes______51 Laureles y Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán______59

III.- Bolas Zapatistas______65

El Quinto de oro______65 Bola de la toma de Cuautla por Zapata______67 Bola de la historia del pronunciamiento del general Emiliano Zapata. El día 30 de abril de 1911 o La traición de Federico Morales______78

228 El rebelde______88 Soy zapatista del estado de Morelos o Himno Zapatista______88 Corrido de Marciano Silva______91 Bola de la toma de Chinameca______92 Danza de los voluntarios______95 El exterminio de Morelos o Danza de Juvencio Robles______97 El exterminio de Morelos______100 Corrido a Zapata o un pobre mexicano______110 Historia de la derrota y muerte del general Luis Cartón cuando cayó en Chilpancingo en manos del general Ignacio Maya______112 Despedida a don Victoriano Huerta o La fuga de un tirano______122 Danza de las huachas______127 Corrido a Ignacio Maya______131 Bola doble del sitio de Tlaltizapán______137 Vilezas del carrancismo por Clotilde Sosa, un vil Nerón, el trece de agosto del año de mil novecientos dieciséis______142 Desastre de los carrancistas en Nepantla. Bola.______146 Danza de Álvaro Obregón______151 Las hazañas de los yaquis en Morelos______152 Duelo del general Emiliano Zapata______155 Historia de la muerte del gran general Emiliano Zapata______165 Las comadritas______173 Corrido de Jesús Capistrán y Maurilio Mejía ______177 Duelo a Venustiano Carranza ______179 Charla de comadres. Época de Adolfo De la Huerta______183 Corrido de Gabriel Mariaca______186 Plutarco Elías Calles______190

IV.- Lira varia y amorosa______193

La bola de la aristocracia______193 Corrido del solterito______200

229 Gracioso el alba______203 Corrido a Amalia______206 Corrido a Ignacia______209 Mis recuerdos a Florencia______211 ¡Diana!______214 Impulsado por la estimación, saludo.______215 Presagio de amargura______218 Saludo olímpico o saludo a una joven científica______219 Corrido de Marciano Silva (autor Federico Becerra)______221

Fuentes______225

230