El Neobarroco
EL NEOBARROCO EDITORIAL EDITORIAL Si bien el barroco en el viejo mundo abarcó todas las disciplinas del arte, la música, la pintura, la poesía, e incluso la arquitectura que elevó así su modo de concebir hasta los cielos con sus catedra- les, y con ello impregnó además la urbe de su sentido, el hábitat del género humano vuelto barroco, y allí quedó acompañando el devenir, los tiempos de ese lector que urde paso a paso su incalculable laberinto con un barroco a cuestas; en nuestra América con nuestras catedrales de segundas a san- gre y fuego, un mestizaje atónito desde lo invisible compone su mundo, arma sus notas musicales, sus palabras hasta la desmesura Sor Juana, Trilce, en paracaídas los poemas, una substancia que nace en los bordes y los lindes y compone y recompone explicándose tan igual y tan distinto las REVISTA SIMPSON 7 | NUMERO CUATRO REVISTA brutas montoneras, el despojo y los finados asomados tras las pircas de suelos criminales, adonde, adonde, aquí, adonde usted pise las palabras escarbando la tierra, ejércitos profesionales, hacien- das y bananeras, el carbón sucio como acciones en subasta, en lo recóndito de silicosis, la mujer, el 3 hombre, acampados en la miseria, el hilo de una historia perdida en vertientes subalternas, allí las cordilleras de los espíritus, un canto que surge de las hondonadas y se instala irrigando campos y ferias, punto y contrapunto, verso y verso, ocupando los desiertos artificiales del progreso como féretro que cruje y resquebraja en el alma de una cueca, barrocos de sorpresa, la multitud y
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