El tráfico caravanero visto desde La Jara

ÁXI' I. 1·:. NII :LS IO X'''

tmSUMEN llmv cou ld lile y in rorm ;¡houl 1h e macro-organiz.ation ol" lréldc . .t\ parlieulartypeoi'site. th c longoccu¡Jution Se ;trgumcnl- ll)!gcsling tila! simil¡¡r sil es may ll:we hccn an lo. ojomntrs. como vía ¡xmt inves ti gar lemas vincu­ imporl- tthj éc l ~ stt cll as !hose ment ioned bdore. Thcsc del t\ILiplanotlc l.ípez (1\>losí. Go li\·ia), sc proponen poinls :1re illustrated through lile discussion of algunos corrc latus rcferenles al contenido. es tructu ­ mcll;teological examples rrom th e circum-Puna ra y loca lización de es le 1ip ode sitios, cli sc ulicndo las suharc¡¡ , idenl i fying so me o r thc prohlcms lhaLallorcl e- ri tu ; des de los ;trrieros. pl an­ 1.:1 fonnulaci1'1n de modelos de complementariedad tea ndo l;t posibilidad de que es te tipo de sitio haya ljlll' cnfalii'illl l;¡ impori:IIICia dcill·Mico i1 lmga dis­ sidn también 1111 compone 111 e importante en la m ga­ l:tiiCi clonos en el rcgistro arqueológico. tanto los rela­ cionados a la subsistencia. como aquellos a los que 11 is argued IIUtl llle sl tH.I y or ;utcienl c;¡r;¡v¡¡n ca m psi les :11 ri hui m os caníctcr ritu él l o sunt ll él rio, desde el Perío• nr jorwws. could he a very prnduclivc way of do Temprano ilasla la llegada dcllnka. Su po pulari­ apprnaching v; trious lopics relaled lo lile rolc or dad hil ll eg¡¡do incluso a opan 1r en esléls latituues al prchistnric tr;¡d e in lhc pol it ica l CCOllO ill y o!' !h e modelo arcll i pié lago o de cont rol ve rtical (M urra Soulh-Cenl ral !\mies. [3;¡sed on el hno;~rc h aeo lo g ic;¡l 11 J7?.). que anterionnenlc ps nrga nizalivlilul" lnic,rdi >c iplitl>, T iJc;¡ r;¡ - l l t¡i ve rsid

.B> de la soc iedad en ln omía política en distintas épocéts y reg iones de 1: nt cmlcmos qu e la ctn oarqueo log ía aspira a generar los t\ndes Cen tro-S ur. l ·:sta rorma de in dagación no conoci mient o sobre las relaciones genem/es entre es nucv;t: cntrt: los ves tigios rdctcionados direc tl:l sec· ;tnlucológicas que pud ieron as umir los lu gares de cilÍn J'u¡; rl!cDgid A varo a (Sud l .íp¡;z) y al r¡;

340 fuera de ellos). los cmav

34 1 La .lant Diada curan las palas de los animales heridos y se reemplazan sus calzados]: se amarran los anima­ Actividades les en grupos de 1-6 por sus cuellos para evitar que esctpen: a medida que se cargan son libera­ 1.a secuencia 1ípica de acl ividades en los campamen­ dos. tos diarios de ll ~u neros actuales de I3olivia es la Par/ida. siguiente (aclividalles quL~ ocurren só lo ocasional­ mente enln.: corchetes: para mayores delallcs ver Nielsen, 11JlJ 7a: también Concha Comreras, 1075: Lecnq. I!J88 : Molina Rivero. s/1': Wesl 198 1) : En condiciones normales. las caravanas de llamas av;umtn entre 15 y 25 km por día. 1:x cepcionalmenle Oe.1·co ry,a: la !ropa se mantiene concentrada en pueden recorrer distancias algo más largas (hasla35- un lugar mientras se desatan las cargas: los hullos 40 km). pero es lo significa reducir el tiempo necesa ­ son apilados alrededor formando hileras simples rio pant la alimentación de la !ropa, v.gr., las 3-4 a modo de parapetos: se recoge n y cueni

    1 Si la jornada ha sido mu y l:trga. se prepar:t y juuutus diurius. 1\ menos que los luga res apios para const 1111 e r{tpidamenle un;¡ mczclél de harina los­ pernoclar sean muy escasos. sin emhmgo, la distan­ lada con agua l'ría para reponer energías!. ei:t entre punlosdecliv;unenle utilizados pant ~ tcam­ Reco/ecciiÍn de aguil y leiitt. par en rulas ul i li1.adas regularmente es considerable­ [Si queda tiempo de lu1. y hay población cercana. mente menor. /\sí. por ejemplo. en los 115 km que se aprovech;¡ para ot'ren:r la mercancía y concre­ se pman Cerrillos (S ud Upcz) de , donde los tar algunas lntnsacciones; en ocasiones poblado­ lugares :tptos pélnl pcrnocléir son relali vamente abun­ res locales se ace rcan a lajara a indagar sobre los dan les. hemos localiza do con ayuda de informantes productos transponados 1. unajamna cada 8 km. 1Si se !eme una es tampida o pre vée algún peligro, Son varias las causas de es le l'cnórneno. Primero, se amarran parle de la s llamas por sus cuellos cad: t ll"mero preliere diferentes lttgares para anun­ formando un círculo cerrado a cuyo interior se par. 1: s1as prel'crencias son heredadas de generaci(m ubica el re sto de la tropa l. en ge neraciún y. puesto que es habitual que los Pre¡)(tmcirín r co nsu11to de illilllenlos: p:tra la miemhros de la carav> para hecho abre una posibilidad interesante para la ar­ proteger las palas de las llamas o sogas p

    142 dctcncrse con ma yor l"rcl'IJCnci:t. /\ sí. en sus viajes" t:ullo por sus L'!liHiiciones cspccíl'icas, sino por su Tarija. muchos !lameros de 1.í pe;.ti encn una secuen­ posiciún en la rula. Tal es el caso de sitios inmed iata­ cia de parad:1s prevista para la ida y una difcn.: nte mente inmcdi"""nenlc "nles Ílllimn, al gunos anieros cueJWlll que Hnliguwncnlc de ingresa r a

    r~ IIlicn cs tar de los ;mima les es el criterio deci si V() :llmolllelllo de eleg ir sitios p>) : 1~ sl

    343 rogon es de rac iUra exlx;diliva, por lo ge neral só lo prepara ción y consumo de alimentos: rocas que­ tre s pi edras donde se asienta la olla. madas y rracturadas por el fuego, conte nedores ( l;1tas de co nserva. fragmentos de cerámica. vi­ Como se ad vierte , se !rala en todos los casos de drio. aluminio. pl {¡stico). bolséis de nylon. res tos rasgos preca rios. Sospechamos. incluso, que algu­ vege tal es (díse> (relieves tes bajo las cuales operan la caravanas. l ~ ntre ellas po sitivos. elevados. ce rca nos a pasos o cumbres) y cabe mencionar: ( 1) lél necesidad de minimi·¡ar la << cam po >> (lugares llanos y abiertos). donde l;¡s con­ camidad y volumen de objetos transportados: (2) las diciones climúticas (principalmente el viento) son diricult;¡dcs para obtener Clrtcl";lctos o llléllerias pri­ m{¡s ;1d ve rsa s ( 14 de 20 casos). Es tos cwnpamentos mas par<1 reponer pérdidas o roturas o sa ti sracc r son también los que os tentan mayores índices de neces idades imprevista s duraJliC las tra vesías y el) el rcocup;¡ci(Hl. tomando el número de rogones como uso relati va mente va ri<1bl e de rutas y paraderos, los indicador de es te fcnúmcnn, con va lore s promedio que además so n compartidos con otros grupos inde­ de 5 pam ,, rilo>>. 2.3 pam << Campo >> y 1.7 para pendientes. lu que limita la declividad del almace­ << quebrada >> . naj e y el desmrollo de ini"rac structura a lo largo de la Pa sa ndo a los desec hos. lo m{is notable de los ruta como respues ta a es tos problema s. l)e hecho. desca rt es úscos (camélido y ovino) es su ;lltísimo leiia es el único desec ho útil que hemos podido oh­ CS I;Jdo de rragmcntac i(J n, lo que dificulta la identifi­ se rvar cnjaranus (s(J io en algUiws). p1incipalmen1e cación de los elementos. Esto es el re sultado de porque su e le rccolectarsc m{is de la necesa ria para vmios procesos qu e hemos ten ido oportunidad de asegurarse de que no ralle durante la preparación de obse rvar en c; ¡mpwnentos. p.cj .. la sistemática rrac ­ aliment os. tura de los hu esos largos para extraer la médula o el 1, os pocos elem ent os qu e se descartéln son consumo de los elementos de mayor tam

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    t drél. Teniendo en cuenta los elementos identificados. consumo mediante el trál'ieo (Khazanov J 984). Si cabe apuntar que todas las pélrtes csq ucletarias se ¡¡grcgamos a esto el cmúc lcr rclati vwnenle perecede­ encuentran reprcse nwdas. excepto pelvis (tal ve ;, ro de los productos animales, cabe concluir que sólo un error de muestreo), lo que concuerd<1 con la ;il gun;¡s de estas soc iedades pueden generar registros respuesta más frecuen te de nuestros informantes. en :1rqucolúgicos dominados por artefactos de otros cuanto a que no se seleccionél n partes específi cas grupos (Ormc, 1981 :263 ). para llevar como alimento al viaje. sino que se tom > . Dado lo reducido de las mu es tra s. sin lllClliO de determinar arqueológicamen te la identi­ embargo, no parece apropiado buscar mayores len­ dad de los antiguos caravaneros andinos. Considére­ denciéls en estas cifras. se el ejemplo de la cerámica. que continúa siendo T. os fragmentos de cerámica, loza, aluminio. LlllO de los indicadores de filiación cu ltural más plástico y vidrio, corresponden a recipientes que comúnmente empleados en arqueología (Drowméln, pueden ser clasificados en cuatro clases funcionales: 1CJ<)4:242) a pesar de los problemas mctoclológicos transporte de agua (bidones), procesamiento de ali­ q uc carac terizan su uso con este 11 n (p.ej., i\ lclenderl'er mentos (ollas). consumo (platos/bowls) y ceremo­ y Stan ish, 1903:2). No parece haber al fareros en tre nial (botellas de alcohol). Siempre que hemos pani­ los !lameros de Sud Upcz.: lodos nuestros informan­ cipéldn de comidas en joras hemos observado que les declaran obtener su cerámica entre los olleros de cada arriero cocina sus propios alimentos, por lo que la (Juchr;nla de Talina ([3crquc. Chagua, Casiras), hay tantas ollas en el fogón comocomens> (336). Si esto es así, re sulta muy impro­ una comida para varios comensales. Ciert amente. bable que la cerámica haya actuado como << diacrítico existen varios fact ores adicionales que podrían neu­ social>> (sensu Sehortman y Urhan. llJ87:64). afir­ tralizar esta tendencia y que debcrí> que viven en las (o de los elementos manipulados) son producidos ciudades y periódicamente visitan sus campamen­ por los llamcros, sino que son ob tenidos a través ele tos . 1. os propios Twarcg son en ccunbio expertos en viajes de caravanas a diversos destinos, o más rccien­ la confccci(m de sogas, alforjas. cantimploras. lúti­ lerncnle, son traídos a 1.ípcz desde considerable gos. monturas y otros objetos confeccionados en distancia por camioneros o vendedores en bicicleta pelo de camello o cabra y en cuero. Sobre lodo las (Niclsen, 1997a) . No creemos que sea és te un fenó• bolsas y monturas de este último material es tán meno reciente o un producto de la glohalización. ricamente ornamentadas con disciíos polícromos sino que scilala una característica de los pastores distintivos (Nicolaiscn, 1007). Tal vez. los sobrios andinos y. en general, de todos los pueblos con una co lores naturales y disctlos a rayas de los tex tiles marcada especialización pastoril , los que invariable­ ll;uncros dcscmpei\en este papel de diacríticos socia­ mente obtienen gran parte de su crgología y bienes de les entre los caravaneros ac tuales del altiplano sur

    346 andino, como quii'.{ts lo hic ieron Jos tocados, petos y s uh y~ tccn a la orgwlii'.ación de sus áreas de vivienda 111/CIIS en el p>del mundo isl{unico medieval, cuyodise­ infi"({). J>or supuesto. estas úreas no constituyen iio in variablemente incluye un pmio central con necesariamente espaeios físicos discretos, pu­ acceso restringido (donde se concentra In tropa al diendo desarrollélrse varias acciones en el mismo llegar). rodeado enteramente dehnbitaciones, celdéls lugar. o simples << nichos» abiertos hncia él , donde se élloja Li> (G parini y Margolies. 1977: 186), la forma mqui­ n su imprunla arqueológict (dislribución de rasgos y leclúnica b{tsica de los I0111.pus del sistema vial In ka desechos). La organii'.ación espacial de los célm­ (llyslop, 1984:282). pamcnlos (como de o1ros si tios) depende tanlo de La localización de las prácticas rituales en los ractores runcionalcs. incluyendo aquellos vincula­ campamentos. en cambio. pertenecería ni segundo dos a la organintci(HJ socia l del ll"Mico, como << Cul­ tipo dL: va riable. Así, los f.:.o1vokos v c/iíol/as en las turales», en el se ntido otorgado por 13ounlicu al jams llamcras se realiza n al nacicnle de las demás concepto de lw!Jitus. << sislema de estructuras ac ti vidades (dirección de la salud y la vida), posicio­ internalii'.adas. esquemas de percepción, concepción nwniento homólogo al de los snhumcrios en la casa y acciún comunes a lodos los miembros de un mismo durante la ceremonia de In par! ida (Nielsen. l >. La asociadas a sitios residenciales del Alto Salado propia singularid

    347 frecuencia al este («adelante»), donde se preparan y a) Organización de una Jara típica. consumen los alimentos y se permanece por la noche hasta la hora de dormir conversando, reparando alguna pieza del equipo o confeccionando sogas o abarcas para las llamas. Aquí es donde se produce la mayoría de los escasos desechos. Cuando hay para­ petos, éstos están siempre abiertos al este y protegen el fogón, no el área de descanso; el viento puede ser tan intenso en algunos casos que resulta imposible cocinar sin algún reparo. Si hay parapetos, los dese­ chos también tienden a concentrarse al este, hacia donde se los arroja o barre al acondicionar el fogón para su reutilización, llegando a formar a veces pequeños basureros. En las jaras donde se kowa y realizan ofrendas a los Mallkus (ver infra), estas actividades tienen lugar siempre al naciente. Las llamas duermen cerca, pero fuera de estas áreas, sueltas o amarradas según el caso. Antes del anoche­ cer son echadas a pastar en los alrededores de la jara, b) Organización de una vivienda típica en Sud Upez. controlando regularmente que no se alejen de la vista. Durante nuestro viaje, no buscamos leña más allá de un radio de ca. 300m. del campamento y, por lo general, contamos con agua dentro de un radio similar, aunque en una ocasión la vertiente más ® próxima se encontraba a un kilómetro de !ajara. 5 La organización de la jara presenta estrechas 7 homologías con la de la casa del llamero (Figura 1; cf. Lecoq 1988:196). El patio de la vivienda sirve para cargar y descargar la tropa al partir o al regresar; lo rodean por tres lados los cuartos y despensas que 8 almacenan las pertenencias del arriero, donde ade­ más e duerme; la cocina diurna o llantera se encuen­ tra siempre fuera de esta U, preferentemente «al frente» y «a la izquierda» (dirección de la mujer); los corrales y dormideros están alrededor de la casa, los 5 5 altares y otros puntos de referencia ritual al naciente. Este esquema se modifica ligeramente en los paraderos que cuentan con corrales o estructuras en Figura 1: Organización espacial de jaras y U, los que son aprovechados tanto para facilitar la viviendas de !lameros: 1 = área de carga/descar­ carga/descarga como para proteger el fogón si es ga; 2 = cargas apiladas/lugar de descanso del necesario (ver Figura 2c). Aún en estos casos, sin arriero; 3 = «fogonero»; 4 =patio/lugar de embargo, el almacenaje de carga+reposo y el carga/descarga de tropas; 5 = despensas/dormito­ fogonero+actividades asociadas continúan ocupan­ rios; 6 = llantera o cocina diurna; 7 = cocina do lugares diferenciados dentro del espacio delimi­ nocturna; 8 = sala o cabildu. tado por el corral o U.

    Expectativas Arqueológicas más la incidencia de procesos naturales de forma­ El propósito de este apartado es sintetizar las conse­ ción y de lo que Dewar y Mac Bride ( 1992:230) cuencias de las observaciones hasta aquí descriptas denominan «procesos de mediano plazo», responsa­ para la arqueología de los lugares donde pernoctan bles de la variabilidad en la ubicación espacial de las las caravanas. Para ello, es preciso considerar ade- actividades y en el contenido de los conjuntos entre

    348 a) anillo de residuos b) parapeto con basurero

    \ . \ ' / ' '4·------·(! ¡/!!)

    e) corral con residuos d) corral con refugio

    • fogón ® sahumerio

    / muro de pirca seca área de carga/descarga --' 5m ~ fogón barranca -'- - Figura 2: Estructuras arqueológicas' de jaranas recurrentemente utilizadas. sucesivos eventos de ocupación. Estos procesos son redundancia espacial (sensu Brooks y Yellen, 1987:68) particularmente difíciles de precisar actualís­ o reocupación de localidades. En la medida en que ticamente, puesto que su operación típicamente ex­ lugares específicos sean repetidamente utilizados por cede las escalas temporales de la observación varias tropas para acampar, la acumulación de los etnográfica. residuos generados tenderá a formar concentraciones Manteniendo constantes otros factores, la visibili­ visibles o «Si tios» . Por el contrario, si la redundancia dad arqueológica de las jaranas depende del grado de es baja, los desechos formarán distribuciones de muy

    349 baja densidad a lo lar go de la ruta, difíciles el e cl etectm, dos por ca da arriero: quizás algunas el e es tas locali­ y más aún de interpretar, sobre todo si se considera lo dades comenzaron siendo utilizadas como jaranas limitado que son los desGu·tcs producidos en cada LIII O por el aLracti vo que ejercía la posibilidad de reusru· de estos eventos. estructuras abandonadas, cuya configuración origi­ La principal véu·iahlc que incide en la redundancia nal puede haber quedado completam ente borrada espacial ele los crunpamentos es la concentración rela­ por sucesi vas modi ricaciones. Estas a lternaLi vas acon­ ti va el e las condiciones ravorables para pernoctar a lo sc_ jan ciert a prudencia al tratar de ubicar ciert os sitios largo el e la ru ta . En un ex tremo ¡xxlríamos situm en categorías funcionales de un sistem a de asenta­ algunos secLores del altipl

    350 irnrosibk que algunos de ellos que esta estructura no excluye la presen­ dikrcntes situaciones y entornos. clt: dos grupos de cia de otros fogones y desechos fuera de este sector. factores antagónicos. l)or una parte. la congruencia es fa vorccida por l

    l..:: n síntesis. cabe generaliza r que el carúcter pre­ ccuio de los rasgos presentes y la variabilidad de 2 C lar

    35 1 las es tructuras de sitio rcsullanles tienden a ser Villazón (rula de arriba), o en K 'a ipa, la serranía más «difusas» y lípi ca mcnlc desprovistas de depósitos elevada del viaje. que se para dos tramos del sinuoso cs lrali ficados. recorrido del Río San .1 uan del Oro: las terceras se distribuye n so bre la Serranías de C u·donalcs y Sama. .Janmas d e OcupaciiÍn Prolongada el ú llimo cord {J n monlaíios o qu e se atraviesa ant es de ini ciar el desce nso al valle de Tarija. En los viaje s a lmg n de es tas loca lidades es tá léunbi6n vinculada uno o dos días enteros (e L L ec oq , 108R: 1R5 -1 86: a <1s pcc tos de la reproducción social y cullural de los Wesl, l lJR 1: 70). Esws paradas ¡ ~ rmil e n que la ca ra ­ !lameros como un grupo di fe renciado. En primer vana rec upere fu erzas y ~ e organice para conli nuar la lugar, se 1ra1 <1 siempre de parajes desolados en la marcha. 1. os liamos descansa n, abrevan y pas tan visión del val listo. ve rdaderas ínsulas que recrean el du ra nte lodo el día en lugar de la s dos o !res horas de entorno allifllánico de origen ele la ca ravana, un luz al final de cada j ornada. 1. os arrieros les rev isa n ambiente familiar que no es severamente disputado sus palas, curando las heridas con orín y selx1 y reno­ por los pobl adores loca les . Con frecuclll"ia conver­ vando sus ca lzados. También ellos descansa n. dur­ ge n a es tos lu gares vati as ca ra va nas khainmulo. En miendo. cocinamlo y comiendo va rias veces durant e ta les cnsns. los arrieros pu eden coc in arjunlos y pasa r el día. Reparan su ropa y abarcas o algún element o hor: 1s con versa ndo. i nlc rcam biando in formac ión que del equ ipo que neces ite manlcnimicnlo (p. ej .. cos ta­ puede ser crucial pma el éxito de los viajes (p.ej .. le s. sogas). L ns haces de paja que envuel ve n los sobre oporlunidmlcs de intercambio o el6xilo de las bloqu es de sa l (e vi tando da iiar el lomo de los Wlill1<1- cosec has en di v erso~ lu ga res) o jugando cien os les) deben ser habilualmenle compuestos o renova­ juegos, como la palomeada, similar a las bochas uli- dos . Si se lranspona ca rne fresca , é.sta es desplegada 1i zamlo piedras blancas. al so l para favorece r su co nscrvaci(Hl. Se ve nli lan y Los !lame ros tic Upcz. al menos, se apropian ordenan los erec tos personales y se prepara vellón o ritualmente de es tos si tios. rea lizando ceremonias o hilo par a facilitar la fabricación de sogas durante la kowokos de di versa en vcrgadurn (ver Nielsen, 10

    ¿;:?1 }~··- .. ,_.,." 8 -··

    ~-···- 9 ,.··"'· ..._ ...

    ~PabloSan de Lipez

    (.;) Vl Población Actual (.;) o • .Jarana @ Kowako Menor ® Kowako Mayor Ruta de Abajo Ruta del Medio 21" 2::!"- Ruta de Arriba ~1

    Ruta "Corta" al Vall• 15 km Cantón Cerrillos óó" D 1 Figura 3: Principales rutas de caravanas desde Lípez al Valle de Tarija mostrando la ubicación de las jaranas diarias (círculo relleno) y las de ocupa­ ción prolongada (kowako mayor y menor). gado e in volucra un escenario especial, v.gr. , una que estar». Y efectivarnente estaban. lncluían una serie cumbre próxima a !ajara. Allí se encuentran los altares rasgos alineados de oeste a este: parapeto para proteger delllamero, que todo viajero sabe encontrar e interpre­ a los participantes durante la ceremonia, mesas de tar. Los arrieros que tuvimos oportunidad de acompa­ piedra (tantas como arrieros participan en la ceremo­ ñar hasta el valle de Tatija en 1995 reconían aquella ni a), un grupo de lajas con formas que recuerdan la ruta por p1imera vez. Aún así, al arribar a la jarana de silueta de la ll ama (una caravana en «miniatura»), un Yuraj Cruz (situada en una hoyada alta si ngularizada fogón y vru·ias hileras de piedras de hasta un metro de mediante grandes apachetas mru·cando sus dos vías de alto y vru·ios metros de longitud que representan los acceso) donde debían descansar y realizar sus «cos­ «deseos» del atTiero en el viaje (Figura 4a). Salvo el tumbres», no dudaron en buscar los altares en las último rasgo mencionado, estos altares son muy seme­ colinas circundantes. Al expresar mis dudas sobre el jantes por su contenido y di stribución al utilizado para éxito de esta búsqueda, la respuesta fue clru·a: «ti enen Espíritu (Figura 4b), un a ceremonia celebrada e n

    a) Altar de caravanas en Yuraj Cruz.

    5

    b) Altar de Espíritu 3 en Tres Cerrillos. ' .··. ·.. .. ·-'- ·.. · ®' ~ 4 5

    Figura 4: Organización espacial de altares de caravanas y de Espíritu: 1 = parapeto/reparo; 2 =mesas; 3 = rebaFío de llamas en miniatura; 4 =fogón; 5 = << Mallkus»; 6 =hileras de piedras o «deseos» delllamero.

    354 Cerrillos para Pentecostés sobre la cumbre de Tres yen ( 1) circunambul> del año y pedir protección incinerar J¡:¡s ofrendas (kicliimsy l'irauiios); (6) repaitir para el ganado durante el invierno (Nielsen s/1). el contenido de los costales en miniatura entre los l ,a mesa del kowako. que reproduce a su vez la que presentes: (7) inllorar J¡:¡ caravana en miniatma y la se monta en el palio de la casa durante la ce remonia de carga o << deseos»: (S) coquear y beber en los cencerros. J¡¡ partida. combina los objetos que representan la Esta secuencia ele acciones es casi la misma que en la arriería (cencerros y sogas). la actividad pastoril ceremonia de la partida. en laque se sahúma, se invoca (kiclliro.l y «rimes» de lana con las que marcan las la protección de los Espíritus ele las Montruias, se orejas del ganado) y la agricultura clel valle (coca y incinenmlas mismas ofrendas, se inflonmlos animales costales cnminiaLuraconlcniendo maíz y harina). Allí para el viaje y se bendice la carga (Niclscn, 1997a). cst<Ín mlem<Ís la bebida (:.-.ingani. alcohol), infallahleen Todas estas homologías refuerzan los vínculos entre lsibilidades para explorar aspectos de la identidad ele nes de Gunélidos conreccionadas con tujtuca (grasa los llameros, acturutdo como << sign<'!luras» que permi­ clcl vientre de la llama) y l!olllpaqa (hw-ina ele maí:.• ten relacionar algunas de las piezas dispersa<; que blanco). De es te modo, la mesa delllamero reúne en conforman los sistema~ de asentamiento de determi­ eiiitual y su parafernalia. los productos de las diversas nados grupos caravaneros. eco1.onas andinas que el v i~Jje de caravanas reúne en la S wn:utdo los elementos hasta aquí reseñados. [Xl­ es fera económica. Aunque prilclicas semejantes no demos alirmar que las jaranos de ocupocil)n pro­ han sido informadas en otras descripciones ele los long

    355 mente di ~ po nibl e para ejcmplilica r los puntos hasta o de los oasis de la zona atacameiia. !lasta hace poco, aquí considcwdos. Primero. porquecomodebcquedar también era inlensamenle transitada por arrieros de claro a est a al!ura de l trabajo. las c;u·avanas en trún­ Upcz o del ex tremo septctHrional de la Puna de .lujuy sito ge neran muy pocos desechos. Sólo en condi­ que acudí:u t a diversas localidades ele la cuenca de ciones excepcionales pu ede n llegar a conformar si ­ /\tac:11na y del Río 1, oa en busca de productos agríco• tios arqueológicos reconocibles y, m{is raramente las. Los datos proccdcntes de asentamientos sedenta­ aí111 . sitios clolat.lns de una csLruclura interna lo sufi­ rios a ambos lados ele! macizo cdro Negro o (iris Pulido o casi Pulido y con puntas mtlmcnle utilizada en forma temporaria para la caza y de proyec til lriangu1 arcs afx:duncul

    1.<1 excepcil.lll es l . nle considerada más tardía (Yavi-Chicha. C hilpe. 4 l .os materi a les «ls ls e ncerradus e n negro y de pucos conc lu yente. pero sugiere que los g rupos tempranos con d iseii os re ticulados de n1

    ' ; ¡ ;'

    \ \ Laguna Celeslc Q i \ _.) ' ~Al}..'C""'

    ' ., \ \

    CHILE ..... -"" .....

    ...... , \ - 20 km '- -·---- -$-sitios con cerámica Mallku-Hedionda * sitios con cerámica Yavi-Chicha

    0 sitios con otras cerámicas O "sepulcros"

    Figura 5: Sitios tardíos o con componentes tardíos en la Reserva Eduardo A varoa.

    de tráfico. Si esto es así, la distribución de algunos de 1998) y la Puna nororiental-Sierra de Chichas estos materiales podría brindar una primera aproxi­ (Krapovickas, 1983; Raffino et al., 1986) respectiva­ mación a la configuración de algunas de estas redes. mente. Lo primero que salta a la vista es la segrega­ En la Figura 5 se muestra la distribución de sitios ción espacial que ostentan estos grupos, con sólo dos conteniendo cerámica de los Grupos Mallku-He­ sitios (S il ala 3 y Con·ales de Huayllajara Oeste) dionda y Yavi-Chicha. Elegimos estas dos cate­ incluyendo ambas clases cerámicas. Si nuestra inter­ gorías porque son claramente identificables, son pretación de estos yacimientos como antiguas jaranas relativamente abundantes en las muestras y existe es correcta, estaríamos en presencia de dos redes de una idea al menos aproximada de su áreas de origen, tráfico diferenciadas: una al norte, marcada por la v.gr.,NorLípez(Arellanoy Berberián, 1981 ;Nielsen, dispersión de alfarería Mallku-Hedionda, que coin-

    358 '/'oh/o 2: Coracteri~ ti cos generales de los silios con ocupaciones /ardías de lo RIJ'A.

    At·q/ Ctas. Cobre Ccr:ímica 1nstL Líticos Re oc. Tipo Total Di n~rs A/C Puntas Ott·os

    ll'III.¡JWIIOS c!COIIlj)Oilell le IOU/to l. l .aguna Colorad a 2 REC X X 242 4 u o X p :2 . Silala 3 '! X 163 3 0.4 X 1 J 3. /\gua s Ca lientes REC X X 191 3 X 2 PJ 4. 1!u ayllajara REC X X 327 4 O.R 4 4 ."i . Corrales de 11 uallajara O REC X 196 6 1.7 X 3 p 6. ( ~ or r alcs de 1luallajant E Rt :C X 122 2 O.."i p

    tardíos 7. Lstancia Don L ucas •) X X 126 3 0.2 2 p X. [,aguna Verde 1 •) X X X 2 e 9. Wirasoka •) X X 3 11 ."i 0.9 2 1O. Laguna Wirasoka par X 17 1 2 0.7 2 .1 1 l . /\hra de R. Blanco O par 25 4 12. Rincón de Pampa .Jma 1 R.LC X 103 (i X .1 13./\bra t.l e R. B lanco 1 ~ par X X 92 ."i X 14 . Vega de Pampa .Jara 2 par X 242 3 0.7 2 l."i.Polqucs .J ara 1 •) X 173 J 0.4 2 16. Pcflitas Glaucas par 22 2 17. Lag u ni ta Pampa ') X 1 .1 IX. Silala 2 •) X 3 .r 1

    tardíos cl

    /\rquitcc turafl·ipo:? =presencia incierta de <·trL¡uit ectura debido a rcocupaciones: R.EC =recintos. arquitectura permanente o semi permanent e: par= pampetos , arquitectura dc uso tntnsitorio: TAM =tambo Jnka. Ce rám ica: 1\/C = cuocicnte entre formas abiertas y cerradas (bordes. bases y asas exclusi va mente.). X= atributo presente cn muestras no probabilísti c ts. Rcocupaeiún: tipo de rcocu paciún actual o suhac tual del sitio. P = puesto pastoril: .1 = j arana: e= campamen to minero.

    359

    M

    IS I'Q DU I{J' YU TL co CH MH YC 11\. l. 1, aguna Colnmda 2 7 2 X 2

    2. Silala ~ 2 l X

    ~. /\guas Calientes 2 1 5 4. lluayllajara 12 2 1 X :'i. Corrales Huayllajara O 2 6 X 2 8 1

    6. Corrales 11 uayllajara 1 - ~ 3 1 7. 1:s tancia Don 1. ucas 5 2 3 8. Laguna Verde 1 X X

    otques 1 20_ Campament o del 1nk a 2 6 1 X '_Y _1' -, 21. Rincún de Pampa Jara 2 - 1 1 22. Paltnrkho 1 1

    2~. Vega de 1. agu ni ta 2 1 l 24_ Choj lla 7 3 11 25 . Guayaqucs 6 8 18 26. l .agu nita 1 12 1 27. Río de /\guas Ca lien tes X 3

    Grupos cerámicos: IS =Isla: P(J = l>uqui : I)U = l)upont (Interior Negro Pulido): RP =Rojo Pulido/Pintado: YlJ = Yura: TL = Taltllpe: CO =Colla: C ll = Chilpe: NI ll = Nlallku-Ilcdiomla: YC = Yavi-Chicha: 1K= In ka. X= se omite la rrecuencia por encontrmse prese nte en mues tras discriminadas.

    cidiría con las rutas etnogrúl'icas entre Nor Lípcí'. y bajando del lado chileno res pecto a la existenc ia, en los Ríos Loa y Sa l;¡do. otm ;11 sur. correspondient e a époc;¡s tardías, de una discontinuidad entn.: la zona l;¡ distrihuciún de ccr;írn ica Yavi-Chicha, que afl;¡ r­ del Sa lado-! .oa Superior (1 :ase Toconcc). con rnar­ ca ría las rutas actuales entre la C uenca del Río San e

    36 1 J'o/)/o 4: Min em!es iderllificodos en 11111 estms de co lm~ procedentes de 14 sitios de lo RI~A

    sitio atacamita cdsocola cai"IJOnato de Cu Estancia Don l .uca s X Laguna Verde 1 X Abra de Río Blanco (2) X X Polques .1 ara X X Rincón de Pampa .Jara 1 X Rincón de Pmnpa Jara 2 X X Guayaques (2) X l .ag unita X Choj llas X Wirasoka X Aguas Calientes (4) X 1-luayllajara X Corralca Huayllajara X Silala 2 X Silala 3 X

    Nota: se indica entre paréntesis cuando se procesó m;ís de una mue stra.

    existentes en 1.ípez , cuyos pobladores aparentemen­ te (Abras de Chaksa , Río Amargo y Río Blanco. te también estu vieron reg ularmeme involucrados en Figura 5), de rasgos que los lugareiíos llaman <>. cobre se encuen tran vinculadas a paraderos de cara-

    362 vanas con petroglifos en los alrededores de San 6), la asociación de mineral y cuentas, aparece en Pedro de Atacama (L. Núñez, comunicación perso­ pasos montañosos asociados a importantes caminos nal 1998), a sitios de muros y cajas y apachetas en el «de herradura» que dan acceso al valle del Río Alto Loa (Berenguer, 1995: 193) y en paskanas aso­ Grande y a los principales valles orientales (p.ej ., ciadas a geoglifos en la zona de Tarapacá (Núñez, Abras de Sepulturas, Cosmate y Chasquillas), a 1976: 180). También al oriente de los Andes se han veces acompañada de trozos de ceniza volcánica y registrado contextos similares en los últimos años. roca caliza de forma cilíndrica (como «preformas» En la Quebrada de Humahuaca, por ejemplo (Figura para la fabricación de cuentas) y pequeñas esferas de

    QUEBRADA DE HUMAHUACA

    Jujuy- Argentina

    15 km

    Figura 6: Asentamientos tardíos y posibles vestigios de caravanas en la Quebrada de Humahuaca.

    asentamiento tardlo (ca.J200-1430 d. C.) Á apachetas concentraciones de cobre y cuentas O* posibles jaranas de ocupación prolongada: l. Chayamayoc; 2./nca Cue va; 3.Kollpayoc; 4. El Portillo; 5.Aiero Cianzo; 6.EI Durazno.

    363 piedra de ca. 1 cm de diámetro (Abra del Pueblo tentativamcnte. se aproximarían a esta definición en 1Nie lsen, JlJ~9:49 1). También se encuentran en cum­ la (Jucbrada de 1lumahuaca: Inca Cueva (op.cit.), bres de mediana o baja allura en el propio ámbito de Chayamayoc (Fernúndez Diste! 1983b), Kollpayoc la (Juehrada. como en lo~ Cerros Agua Colorada y (Nieben ct al., s/l). El Pnrlillo (Fernánclez, 1CJ97) , .luire. En una de la s cumbres del Cerro Negro de /\!ero Cianzo (] ·hnán<.lez Diste l. 1984) y tal vez El llumahuaca, hacia el ~ur del si tio de petroglifos con Dura1.11o (Madram, 1966). Todas esta s localidades o motivos de caravanw; descripto por Fernández Diste! sitios poseen pictografías atribuiblcs al Grupo C ( 11 J6lJ), realizwnos un hallazgo similar de mineral y (Período Tardío) definido ¡x¡r Aschcro ( 1979), inclu­ cuentas. asociado a un fragmento de kero con dise­ yendo mot ivos que podrían vinculmse altrMico de iios <<1 sla» en negro sobre rojo (líneas paralelas en caravanas, como las hileras de llamas, a veces con campos trian-gulares) y un pequeiio círculo empe­ indicación de detalles de la forma y coloración del drado o pavimento de lajas de alrededor de 1 m de vellón, aladas o no. a veces conducidas por antropo­ di{unetrn. Ra sgos como éste se presentan en gran morfos. y antropomorfos con detalles de indumen­ número en Mayo Puncu un sitio recientemente loca­ tariH. r~ stos lugares cuentan con cursos de agua per­ li;.adn por Mamani ( ICJCJR) al occidente de la Laguna manente y excelentes recursos para el pastoreo. de Pozuelos, CCITil de Rinconada, aparentemente Todos ellos están, además, asociados aalgunasde las vinculado también al ccrcmonialismo caravanero principales rutas de acceso al flrnbito de la Quebrada: (Nielsen y Ma1nani JlN7). Recientemente Zahurlín desde el norte por la ()uebrada de 1,a Cueva (Cha­ ( 1WJR:ó3) ha registrado para la 1.ona de Casabindo yamayoc): desde el NO por A1.t1l Pampa-Abra del algunos casos de mineral de cobre y cuentas en abras /\llar-1 lornaditas o por los Ríos Vizcarra-Yakoraite o cumbres, aislados o asociados a apachetas. ( Kollpayoc): desde el oeste por E l Porti llo-(Juebrada 1, a aparición de un ceremonial propio del Céu-<1- del Arenai-Yakoraitc: desde el noreste por Abra de \'anem en épocas tardías podría denotar el surgi­ í'.cnta-1\bra de Cianzo (Alero Cianw): desde el este miento de grupos o sectores socia les especializados por FIDuntzno-Abra Colorada o üunpo de la Lagu­ en clli-Mico y dotados de una identidad di fercnciada . na-! :1 Alf~lrcito-Tilc;mt. La importancia de estas Anteriormente sugerimos que. si lascmava nas preh is­ rutas queda adicionalmente testimoniada por el uso prtnicas hi cieron uso de puntos de apoyo logístico continuado de la mayoría de ellas en época lnka, an:ílogos :1 las actuales jarwws de ocupación pro­ cuando incluso albergan asentcunien tos (fortalezas, longnda. estos si tios serían particularmente favora­ guamiciones) que parecerían haber actuado como bles para investigardirectamente a estos grupos. L> (nort e) ha sido cercado que la mayoría el e las veces , estas cl os clases de uso mediante un autiguo corral de pl anta irregular que (si es tún efec tivamente se paradas) generan sitios posee un pequeiío recinto cuadrado (ca. 1.5 x 1,5 m) difcrenciables. Por razones ele espacio no podemos en su interior. 1g noramos si esta estructura es contem­ ex playarnos en este punto, pero los estudios poránea con las pinturas. aunque encontrarn os algu­ etn oarqueolúgicos (Nielse n , 1996b, s/f; Tomka, 1994: nos frag mentos de cerámica ordinaria, comparable a Yacohaccio et al., 1998) indican que los puestos la prehispiu1i ca por su tex tura. Ce rca del alero. y en pas toriles de uso temporario deberían diferir arqueo­ ttxla la margen sur de la veg a hay gnUJd es rocas y lóg icamente de las jaranas de ocupación prolongada ac umulaciones ele ellas que forman pequeños úmhi­ que hemos descripto. Aquellos poseerían mayor tos reparados en sus intersticios. Aün no hemos ca nticlacl (y diversiclacl) de desechos que podtian concluido el relev

    365 llores uc la í'.ona agrícola de Va lle Grande (Río rra n son cruciales para que. m e di a n! ~ el ritual, la Grande de San .1 uan), donde mis compaiíeros concu­ jarono se conviert a en casa ci d arriero. Una de las rrieron a ¡cambalachear ! durante los uías de descan­ vías para csc lmcccr esta s all ~ rn a ti vas interpretati vas so . l.~ n (JI! ima inswncia . se trata de un a cues tión r~ s idir ía, nu evament~ , en la pos ibilidad de id ~ ntifi ­ empírica, que debería ser evaluada en cada caso con ca r arqueolúgicamente jaranas asociada s. la evidencia peninentc. l.:n cualquier caso. se trata el e Como lo sugerimos ant ~ ri o rm c ntc.las caract erís- un punto de gran irHerés. ya que alude a las relaciones 1i cas de los si ti os o de sec hos ritu a l~ s. su distribución entre las caravanas y las sociedades locales (o sec to­ y sus homologías con ot ros ves tigios similmes o res de ellas) cu yos territori os aniculan o at nwics an : asoc iados a s itios funcionalment e diferentes. po­ su inves tigación desde es te punto de vista podría drían brindar importantes indicios sobre la identidad brindar inform ac ión rdevanle para evaluar aquellos de los propios cara vaneros o sobre la ex istencia de aspec tos de los modelos ca ra va neros relati vos a la grupos dil'cre nlcs ~n co nt rol de ciert as rutas o circui­ inserción soc ial de los arrieros (p.ej., la posibilidad los . 1~ s im por1 an1 e notar. que las unid acl~s espaciales de un control de es la acl iv i dad por pan e de 61ites definidas IX) r es te ti po de indicadores (suponiendo, I<.X:éllcs o los presuntos con nietos en torn o al conlrol claro cs 1í1. que en c i ~ rta s 6pocas operaron como de rutas). diacríticos sociales) no s onn ecesé tri a m e nt ~ isomorfas Pu ede también cues tionarse la relac ión entre el con la s que surge n del análisis del ori gen y distribu­ arte rupestre y e l caravaneo. /\schero por ej emplo, ci(m de los hi ~ n~s transportados o de los ~ n se r es manifies ta reservas respec to a es ta interpretación utili;.ados y descnrt ;Kios en los u unpamcntos ( p. ~j ., para los molivos del Grupo e de Inca Cueva bas;í n­ cobre, cení mica. lílico) . En otras tXilélhras . un mismo dose en el contenido de las represe ntaciones: gru po d~ arrieros pu c d ~ ser r ~s p o n sa hl c del movi­ mien to regular de bi ~ n es dil'crent cs en circuitos << ... camélidos ag rupados, alineados o en con­ discrelos, mie mras que va rios grupos con identida­ juntos con escenas de cópulas. personajes des di fe rentes pueden ~s t a r invo lucrados en el dcs ­ femeninos y masc ulinos posiblemente en­ pl :m uni ~ nl o del mismo producto. Retomando el mascarados, con arqueros y rilas de anlro­ ejemplo clnog rál'ico. los llamcros de Sud 1-Í I'leí'. pomorlús, couslituyen diferentes aspectos que opcnu1 actualmente va rios circuitos de trúlico inde­ lleva n a la considerac ión de un modelo p ~ ndi e nt es en su trazado y en los productos interprcl> ( 1970:442. 6nfa­ como de Pampa 1\ullagas, en twllo que la cerámica sis original) d ~ las comunidades olleras de la quebrada ele Talina tienen una wnplia distribución que abarca no sólo el Cabe r ~co rcl ar , sin embargo, que los caravaneros altiplano de Lípcz. sino gran part e del va lle del Río son siempre pas tores. quienes se tra sladan con su San Juan. puna /\rgentina y has ta G u ~ no s 1\ires. cos mología. Como lo manifeslamos en la primera comprometiendo mültiples agentes y mec

    366 en el Alto l .oa-Salado (Sinclairc, 1094). Quid ts los hasta podría argumcn t; u·sc. que la ambigüedad es «se pulcros» y pa vimentos descriptos anteriorment e precisa mente un as pe cto csce ncial de este tipo de dcmuest rcn tam hi én en el futuro tener distribuciones prúc tica s y rel aciones (1 fodder. 109 1: Tille y, 1993). acotad as. l ~ s casi innecesario mencionar la impor­ Pl ant e n eltH lan¡ucol<'lg ica l'u e l'in(l nciada por Weu ner­ ignorados. y genere nuevas pn.:g unlas. Ci rcn 1;O IJndat ion ror /\nlJJropologica l Rescarch. Na ti ona l Sc i enc~ h )l tn d~ tli o n (lJS/\) y la Univcrsily Agradecimie ntos or /\rim na (Tucson ). Ta mbién agmdt:I..CO a /\ndrea 1; uchs por la confecc ión de la Figura 4. htny en deuda. ante lodo. con los !lameros de Cerrillos por su amistad y paciencia. La inves tiga-

    B IJILIO< ; RAFI A

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    ALFARO.L. Arte Rupestre en la Cuenc:1 del Río 1'Jl)4 Asentamientos. Caravaneros y T r:íl'i• 1'>7'13 Doncellas (Provincia de .J ujuy. Repú­ l'O de Larga Di stanc ia en el Norte de blica Argentina). Relaciones de la C hil e: 1·: 1 Caso de Santa Bárbara. l ~ n Sociedad A rgentina d e Antropolo­ De C osta a Selva. cdiLado por M. E. gía X II: 12J- 14f>. Albeck. pp. 17-50. lnsLituto lnterdis- A I.DEN DER 1' I ~ R . M . S. y C. S'I'AN IS II. Do mesti e Archi - cipliuario Tilcara. Tilc<1ra. 11 )9~ tecture. l louseho ld Archaeo logy. :llld 1IJ<)5 Impacto del C'arav:meo Prehisp<Ínico the Past in thc So uth-Central Andes. Tardio en Sanla Bárbara. Alto l .oa . l: n l}om est ic A rchitecturc, E thni­ Actas dl'l X 111 Con!.\ rcso Na c io nal city, a nd Complem entarity in t he de A rqueología C hile na. Tomo!: 1X5 - Sout h-Ccntral A nd l'S. editado por 202. Antol'agasta. M. S. Aldenderl'er. pp. 1- 12. Uni­ 13ER I ~ NGll i ~ I U . : A.DI ~Z A: A . ROMÁN y A. LLACIOS- lowa City. versity or lowa l'ress. Jl)X6 T I ~ RA . La Secuencia de Myriam Ta- AR I ~ I. LANO, .J . y 1~. E.13ERI3ER!ÁN. Mall ku: El Seiiorío IT agó para San Pedro de Atacamn: Un 1981 l'ost-Tiwanaku del Altiplano Sur de Test por Termo luminiseeneia. Revis­ 13 o livia (Provincias No r y Sur l.ípez­ ta C hilena de A utro polo¡!,Ía 5: 17-54. Dplo. de Potosí). Bulletin d e I'Institut Samiago. Francais d'Etudes And incs 10( 1- 130! J J~D II i ll . 1'. Outlineof a Theoryufl'ractice. C' am- 2):5 1-84 ll)77 bridge Univcrsity Press. Cmnhridge. 1\SC'I-II ~ RO . C. A . Aportes :11 l ~s tudio del Arte )~upestre 13ROOKS. A. S. y J. 1: . YEI.I.I·: N. The Preservation ol' 1')7') ck lnc<~ Cueva- l . J o rnadas de Ar­ 19X7 Activ ity Arca;; inthe Archaeo logieal ll ll cología del Noroeste A rgentino. Record: l ~ thn o;,¡ rch:~e o l og ical ami pp. W2-407. Universidad del Salva­ Archaco logical Work in Northwest dm. 13 u en os Aires. Ngamiland. 13 o tswan:~. En lVlethod 131 ~ R I ~ NGlii'~R. J. llorros. Identidad e lnteracc iü n enl· l a nd Thcor y for A c tiv ity A r ca 19'):1 Desierto Chileno Antes y Después del Rcsearch . editado por S. Kenl, pp. Colapso de Tiwanaku . l:n Gorros, 6~-1 Columbia University l'ress. Identidad y Prestigio en l os A ncles: 06. GurTos, T urha ntcs y Diad em as. pp. New Yo rk. 41-64. Musco Chileno de Arte Preco­ 13ROWMAN. D. 1.. New l.igln on Andcan T iwanaku . lombino. Santiago. ll)XJ Amer-ican Scientist W:408-419.

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