LA BIBLIOTECA N° 7 | Primavera 2008

ÍNDICE

3 Editorial

Diálogos 10 • Beatriz Sarlo: “Encuentro más percepción de verdad en la literatura que en la etnografía”. Por María Pia López y Sebastián Scolnik 26 • Juan Molina y Vedia: “La ciudad es la huella”. Por María Pia López y Sebastián Scolnik 40 • Sandro Mezzadra: “Las migraciones van configurando otro espacio latinoameri- cano”. Por Sebastián Scolnik e Ignacio Gago

Ensayos y crónicas urbanas 54 • La pampa como el mar. Por Graciela Silvestri 72 • Estampas de la decepción. Por Adrián Cangi 88 • Ficciones de lo habitar. Sobre arquitectura, ciudad y cultura. Por Pablo Sztulwark 102 • El santuario de Cromañón. Por Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg

Imágenes en la ciudad 114 • La ciudad y sus otros. Por Eduardo Rinesi 124 • Figura en un mapa de la ciudad. Por Miguel Vitagliano 146 • Barrios pespunteados. Por Guillermo Korn 154 • Historia de dos ciudades y un país. Por Hernán Sassi 162 • La redención por la máquina. Por Pablo Gianera 172 • La Revista de América: caleidoscopio urbano-modernista. Por Margarita Martínez 184 • como mito peronista. Por H.G. 192 • Colectivo peronista. De los barrios al centro. Por Roberto Baschetti 200 • Grotesco, crisis y obsesiones arltianas. Por Jorge Quiroga

Variaciones sobre la ciudad 214 • Cuadrantes de la ciudad de Buenos Aires. Por Horacio González 222 • Soñar un puerto y despertar en un barrio. Notas sobre . Por María Pia López y Ezequiel Grimson 242 • Tensiones entre los procesos de recualificación cultural urbana y la gestión de la diversidad cultural. Por Mónica Lacarrieu 254 • Clasificaciones espaciales urbanas y política en Buenos Aires. Por Alejandro Grimson 272 • La construcción del escenario público y las políticas urbanas. Por Jaime Sorín

Intermezzo 280 • Elogio de la amistad (a Nicolás Casullo). Por Ricardo Forster 286 • Una conversación interrumpida. Por María Pia López y Nicolás Casullo

Palabras dadas 292 • Peregrinaciones de Juan Bautista Alberdi. Por Oscar Terán 304 • Subjetividad y política en la sociedad massmediática. Por Nicolás Casullo

Siluetas 322 • Salvadora Medina Onrubia. Montajes alrededor de una autora. Por Vanina Escales 336 • Ensayo, crítica y peronismo. A propósito de “Perspectivas de una economía na- cional” de John William Cooke. Por Sebastián Artola 360 • Camila O’Gorman. Entre federales y unitarios. Por Mario Tesler

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Tesoros 374 • Múltiples imágenes del progreso. Fotografía y transformaciones del mundo ma- terial a fines del siglo XIX. Por Verónica Tell 402 • La Nación y los combates por la lengua. Por Fernando Alfón

Labor bibliotecológica 434 • Perspectivas del control de autoridades en la biblioteca nacional de argentina: pasado, presente y futuro. Por Elsa Barber 448 • ¿Qué piensan los usuarios de las bibliotecas? Por Mercedes Patalano 468 • La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional: un breve recorrido por nuestra colec- ción. Por José Luis Boquete Salgado

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Editorial Políticas del libro: hacia la bibliografía nacional

Suele citarse como elogiable antecedente de la elaboración de una bibliografía nacional, en Argentina, al importante y raro trabajo de Alberto Navarro Viola, los Anuarios bibliográficos, que cu- bren los años de 1880 a 1886. Se trata de una contribución efectiva a un registro completo y razonado de todo lo que en un período dado se ha publicado en el país. Sin duda, es un esfuerzo singular. Este bibliófilo, filólogo, etimólogo y crítico literario de la generación del 80 intentó construir un proyecto bibliográfico que hoy debe volver a considerarse. Los intereses culturales de Navarro Viola explican que su afán de bibliografista apareciera como una verdadera relación entre todas esas dimensiones del conocimiento, desde el estudio de la lengua hasta lo que hoy llamaríamos teoría literaria. La profesora Susana Romanos de Tiratel, en uno de sus trabajos sobre la bibliografía nacional,1 indica que el esfuerzo de Navarro Viola es artesanal. No disentimos con esta calificación, pero nos gustaría señalar los rasgos de actualidad que poseía este valioso experimento. El intento de clasificar toda la producción escrita y publicada de esos años se rige por un rigor estadístico y descriptivo no- table. Pero el autor agrega un comentario preciso y sugerente de muchas piezas bibliográficas. No sólo no abandona el esfuerzo de comentarlas ateniéndose muy estrictamente a su contenido, sino que tampoco se priva de destacar fragmentos o insertar alguna mención orientadora. No hemos hecho más que una rápida consulta de estos volúmenes, pero vale la pena señalar que este estilo bibliográfico tiene todas las características de lo que hoy sería una catalogación producida por medios automatizados que registraran las variadas dimensiones de un libro. Conserva el espíritu de exhaustividad aunque, por supuesto, no se plantea todos los campos en que la bibliotecología contemporánea –hasta llegar al actual sistema RDA– describe sus múltiples tipos de materiales y relaciones. Sin embargo, su descripcionismo riguroso, que sigue el camino clásico de las ciencias catalogadoras, mantiene tan alta tensión con su objeto, que se percibe el propósito inevitable de que a partir de la descripción específica de cada caso, se llegue a una consideración cualitativa sobre todas las consecuencias que produce la existencia de un libro en el conjunto cultural de la época. En este sentido, al trabajo de Navarro Viola hay que ponerlo en conjunción con la contemporánea obra arqueológica de Florentino Ameghino en cuanto a la importancia genealógica de los elementos a ser descriptos, a su vez capaces de formar parte de una totalidad en movimiento (en el caso de Ameghino, como se sabe, de una teoría de la evolución de la materia). En el mencionado trabajo de Susana Romanos se indica también la existencia de otros proyectos de bibliografía nacional, como el del ingeniero Federico Birabén, que con espíritu latinoamericano y no poco de utopismo científico, hacia 1910, formuló el proyecto de trazar el cuadro bibliográfico na- cional que tuvo diversos inconvenientes respecto a su localización física –era postulada, en un primer momento, la Universidad de Buenos Aires– y una década después, no tiene mejor suerte la propuesta de Cisneros Malbrán que, como la anterior, se basaba en criterios internacionales de catalogación y creación de oficinas bibliográficas nacionales, en este caso, situadas en la Universidad Nacional de Córdoba. Otros intentos no menos considerables tuvieron lugar en la década del 40, pero tampoco conocieron un destino próspero. Expresiones muy consistentes del pensamiento bibliotecológico ar- gentino siguen preguntándose hasta hoy por qué no pudo instituirse un nivel institucional adecuado, en una localización adecuada, para realizar la empresa de la bibliografía nacional. Una fácil respuesta, que surge espontáneamente, lleva a postular el mal funcionamiento de las instituciones del depósito

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legal. De inmediato, esto suele relacionarse con la inexistencia de una coordinación por parte de la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso y el Archivo General de la Nación, además de las instancias nacionales que atienden el derecho de autor y la Cámara Argentina del Libro, desde 1982 el organismo destinado a registrar el ISBN. Nada de esto deja de ser cierto; las deficiencias son conocidas desde hace décadas y las han seña- lado ilustres bibliotecarias argentinas, como Josefa Sabor, y en conocidos trabajos. Llama la atención, entonces, la persistencia del problema. La vacilación para solucionarlo no tiene que ver con descono- cimiento o inhabilidad, sino con un dilema de orden conceptual. Hay que admitir que no poseemos una definición apropiada de lo que es la bibliografía nacional y los recursos críticos, conceptuales, técnicos y administrativos que reclama. No es consuelo que muchos países estén en situación similar, por más que algunos de ellos, como Brasil, cuenten con la ventaja de que la oficina nacional de depósito legal se halla instalada en la propia Biblioteca Nacional. Volvamos entonces a Navarro Viola. ¿Por qué fue posible la publicación de ese Anuario hace más de un siglo y hoy no se encuentra una efectividad ni una obra similar en un momen- to de abundancia de recursos tecnológicos? Ciertamente, un universo bibliográfico más restringido y la persistencia de la alianza clásica entre artes bibliotecarias e intereses intelectuales de la esfera crítico- cultural, hacían más practicable la tarea hacia finales del siglo XIX. ¿Entonces, se llegaría hoy a la bibliografia nacional, ese antiguo fetiche de la bibliotecología de la era de las naciones, apelando a poderes tecnológicos semejantes a los que nos presentan las expe- riencias de condensación y uso que provocan el i-pod o el mp3? Tenemos la impresión de que es tan fácil llegar a la bibliografía nacional a partir de una actividad clasificatoria a la luz del RDA o el FRBR –sistemas de descripción y relaciones estructurales que llevan el arte bibliotecológico a la altura de la teoría de la información–, como igualmente inadecuado dejar de lado el aspecto que precisamente llamaríamos artesanal, que una acción de esa índole debería tener. En este caso, se trataría de una artesanía bibliotecaria que desde luego debería incluir una oficina con ese nombre, vinculada a los dispositivos legales del depósito legal, para hacerlos viables de un modo más calificado. Una realidad institucional de esta índole debe existir, pues, en el orden de la organización bibliotecaria argentina, y cuya sede debería hallarse en la Biblioteca Nacional, precisa- mente el lugar al que tanto se le demandó esta instancia y que –nos duele este autoreconocimiento– está en mora para realizarla. Sin embargo, al hablar de “artesanía”, no sólo se trata de darle a la bibliografía nacional un funda- mento institucional razonable, de rango y visualización apropiada, sino de reinstaurar a nivel adecua- do los intereses que llamamos crítico-culturales en torno a la realidad, historia y significados del libro. Desde luego, la historia del libro excede la historia de las naciones. Y ese es quizás el plano máximo en que se la excede. Hay libro antes de las naciones y lo habrá después de ellas. Pero hay una historia nacional del libro, que se comporta de inmediato como uno de los linajes vertebrales de una historia nacional. Es una historia alusiva a la institución cultural originaria, hecha de horizontes intelectuales, tecnologías de la imprenta y relaciones entre poderes seculares y religiosos, y de cualquiera de ellos con la voluntad de expandir el conocimiento o con la voluntad de limitar o hacer cesar esa voluntad. Por eso, una bibliografía nacional debe tener tanto de una energía abarcadora absoluta –todo elemento que cae en la esfera de sus intereses y definiciones debe ser amparado– como un sentido de iniciativa intelectual surgido de la capacidad activista de la institución bibliográfica nacional. Ésta, como una Biblioteca, no debe esperar que arriben a ella los materiales indicados, sino indicar e indicarse a sí misma como ella puede ir al encuentro de esos materiales. Las bibliotecas –sobre todo las que están singularizadas en la historia institucional del país, y la Biblioteca Nacional privilegia- damente– son ámbitos de iniciativa investigativa, de toma de sobre la cultura nacional

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que no pueden consistir en que la bibliografía nacional sea un catálogo meramente deducido de un catálogo general, por exhaustivo que sea. A la bibliografía nacional hay que prepararla, configurarla, señalarla e interpretarla. Quizás, e insospechadamente, retomando en algunos aspectos la aventura intelectual de Navarro Viola. Este año la Biblioteca Nacional dio a conocer en un voluminoso libro el listado completo de todas las publicaciones del Centro Editor de América Latina (CEAL). Fruto de un intenso trabajo, encarado por Judith Gociol y colaboradores, registra la totalidad de lo publicado por el Centro Editor con entradas por colección, título de la publicación e índice de autores.2 Sus notas para-textuales, entrevistas a los editores, algunas imágenes escogidas y breves comentarios de los seleccionadores, acercan a la publicación a lo que podría ser un modelo de bibliografía nacional razonada –absoluta- mente inclusiva, pero también con señalamientos críticos–, capaz de reunir un aspecto descripcionista con un necesario acompañamiento de raíz crítica: es decir, el comentario preciso de carácter histórico, relacional y genealógico. Las direcciones en que hoy se moviliza la nueva epistemología bibliotecaria –impulsada por bi- bliotecarios de la American Library Association, la Library of Congress, la British Library y comités de catalogación de Australia y Canadá–, luego de años de trabajo y constantes reajustes de significados, nos permiten comprender el importante grado de abstracción al que ha llegado este trabajo, avalado por IFLA, la Federación Internacional de Asociaciones Bibliotecarias, una organización con más de siete décadas de actividad y un importantísimo volumen argumental construido con incesantes inter- venciones alrededor de la universalización de normas provenientes de la tensión entre tecnologías y cultura, en este caso, los grandes legados bibliotecológicos de la Antigüedad. La impresión que produ- cen estos conjuntos estructurales es que toman en su máximo nivel lo que llamaríamos la estructura teórica de la cosa –el objeto significativo irreductible– en sus múltiples manifestaciones relacionales y en sus variadas apariciones. Estos sistemas no examinan sus evidentes correlatos filosóficos. Si nos empeñáramos en un ras- treo un tanto diletante, encontraríamos en ellos ciertos climas spinozianos, remotas semejanzas con las teorías de lenguaje de Wittgenstein, retazos del estructuralismo y la fenomenología. Pero todo al servicio de la creación de un sistema informacional atravesado por una compleja red epistémica. Las nociones de ítem, manifestación, expresión y obra que estos procedimientos han definido para las sucesivas presentaciones de las entidades a ser consideradas –también llamados metadatos, lo cual revela que se retoma de alguna manera lo que la lingüística de los años 60 llamó metalenguaje– nos muestra el nivel de abstracción de esta teoría general de los significados, aplicada al orbe de bibliotecas mundiales, que a su vez se transforman en agentes sustanciales de un replanteo general de la cultura clásica heredada. Un gran interés tienen estas experiencias, a las que apenas les señalamos su escasa vocación por investigar las fuentes filosóficas a las que implícitamente aluden, pues no en vano se trata de conocimientos que interesaron sobremanera a Leibniz o a Kant, por no decir, como es obvio, a Borges. Todo ello debería ser un estímulo más –y no al contrario– para cotejarlas con la historia del pensamiento bibliotecológico, que se superpone, en una medida que no es fácil de calificar en su real importancia, con la historia del conocimiento humano en el punto vital. Es el de la coalición de los saberes clasficatorios y sistematizadores con los saberes humanísticos y filosóficos. Es útil para reafirmar el modo en que se dio esta vinculación, abordar el libro de Roberto Casazza, publicado por la Biblioteca Nacional.3 El punto de la bibliografía nacional es imprescindible para tratar la cuestión. Sistemas relacionales de categorización de toda la obra intelectual humana –como el RDA–, son una herencia de anteriores pensamientos utopísticos en torno al reconocimiento de la potencialidad transformadora del pensa-

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miento humano y el ideal de sistematizarlo acabadamente, en grandes estructuras funcionales y prag- máticas. Nuestros países están relativamente al margen de esta discusión vital y reciben de tanto en tanto las indicaciones de cómo ponerse al día, lo que es un rasgo no exactamente simpático de lo que sin duda es un experiencia fundamental que debe ser estudiada y retomada desde lo que ya ha trans- mitido, como su riqueza propia, la bibliotecología latinoamericana. Diferenciemos las realizaciones eximias del universalimo cognoscitivo (y las discusiones de estos comités bibliotecarios lo son) de los estilos de prédica con los que a veces actúan. Estos estilos están desprevenidamente tapizados con mo- dismos que pertenecen a las retóricas bibliotecarias un tanto pastorales o de pequeños campanarios, imbuidas de una tradición específica del pensamiento, absolutamente legítima pero que no alcanza el necesario universalismo cultural que, sin embargo, vemos en sus genuinos y compartibles propósitos de trabajar con todo el conocimiento humano. Por eso, el tema de la bibliografía nacional es oportuno para tratar con énfasis culturales propios esta gran cuestión de las relaciones de las bibliotecas nacionales latinoamericanas con el patrimonio édito de sus países, tanto en el aspecto legal como en el intelectual. Sostenemos que hay que encararlo también como parte de la discusión sobre el destino de las bibliotecas nacionales y sus artesanías cultu- rales. ¿Qué es una bibliografía nacional? Desde luego, es todo el movimiento bibliográfico sincrónico y diacrónico que pertenece a la historia de la editoriación, de la lectura y de la escritura édita –y si se quiere: no-édita también, en tanto tenga estado de consideración pública–, por lo que debe aceptarse que es una columna esencial de la cultura de un país en su registro escrito y publicado. Ese yaci- miento de perspectiva contemporánea y trasfondo histórico, sin embargo, debe ser no sólo obtenido con el resguardo de las instituciones destinadas a recabarlo, sino también investigado en sus tenden- cias, encrucijadas y genealogías, siendo un instrumento fundamental del desarrollo de colecciones. Esta expresión, traducción del inglés Collections development –no haremos cuestión de nombres aquí– que suele reemplazar no necesariamente con ventaja, las viejas denominaciones de la tradición clásica como adquisición, canje y donaciones –incluido el depósito legal–, se halla notablemente atendida por el despliegue inteligente de la bibliografía nacional. Este concepto aún hay que constituirlo con ma- yor precisión, dándole una posibilidad operativa en la renovación de las bibliotecas nacionales. Nos referimos a que una biblioteca nacional debe seguir buscando, aún, su nivel específico y localización en el conjunto de las acciones que justifican esencialmente su tarea. Como concepto esencial del pro- cedimiento bibliotecológico de un país, es una deuda aun pendiente. Decirlo en esta revista incluye compromisos y acciones inmediatas.

Horacio González Director Biblioteca Nacional

NOTAS

1. Romanos de Tiratel, Susana, “La bibliografía nacional argentina: una deuda pendiente”, en Revista La Biblioteca, Biblioteca Nacional, N° 1, 2005. 2. Más libros para más. Colecciones del Centro Editor de América Latina, J. Gociol y colaboradores, Ediciones Biblioteca Nacional, 2008. 3. Casazza, Roberto, El futuro bibliotecario. Hacia la renovación del ideal humanista en la tarea bibliotecaria, Ediciones Biblioteca Nacional, Colección Ensayos & Debates, Buenos Aires, 2006.

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Diálogos Las transcripciones de una con- versación, por más fieles que pretendan ser nunca pueden re- cuperar los tonos, las cadencias de la voz, los silencios. Restitu- yen las palabras, siguen su ritmo, unas veces vertiginoso y otras, pausa- do y reflexivo. Pero hay algo de la gestualidad y de la modulación que se pierde en la reproducción. Ademanes de la charla que sólo pueden recrearse imaginando la escena y los rasgos de sus personajes. En esta sección presentamos tres diálogos sobre la ciudad. Tres for- mas distintas de pensarla, cada una con su itinerario, sus preocupa- ciones y sus inflexiones. Distintas formas de habitarla pero también de relatarla. Trayectos que van de la literatura a la política, de la arquitectura a los movimientos sociales, de las migraciones a los flu- jos dinerarios. Una ciudad que se debate entre las frustraciones y los deseos colectivos. Una Buenos Aires que se reconoce diferente a como fue pensada en sus orígenes, se sabe heterogénea y fragmentada, se imagina distinta, pero se asimila a los rasgos universales. Beatriz Sarlo ha creado un estilo singular para elaborar los pro- blemas del campo cultural y político. Articuló un conjunto de re- flexiones en el que la ciudad aparece como un escenario en el que se desenvuelven los dramas y desafíos del presente. La estudió en su vocación moderna de los años veinte, la describió en los noventa como conjunto de imágenes que anunciaban una incipiente lógica posmoderna, y en esta conversación, analiza las formas en que lo urbano aparece en la literatura contemporánea. Desde las perife- rias en donde se engendró la cultura del aguante, hasta los estilos en que la narrativa fue dando cuenta de las transformaciones ba- rriales y sus modos de vida. Interrogar la ciudad es indagar sobre la propia condición en la que se habitan, padeciendo y disfrutando, sus movimientos y conmociones. Juan Molina y Vedia ha logrado, a partir de una experiencia in- tensa, enriquecer el pensamiento arquitectónico nutriéndolo con los afluentes más diversos. Escudriñó los legados, exploró la literatura, indagó la filosofía y se comprometió con las luchas políticas, logran- do enriquecer con matices las concepciones sobre el espacio y sus for- mas de ocuparlo. Aquí nos ofrece una visión renovada de las formas en las que el mercado codifica las prácticas sociales, rediseñando el territorio. Su relato se compone de anécdotas, observaciones y lúci- das inferencias, haciendo del optimismo una hipótesis posible. Sandro Mezzadra ha recorrido un camino intelectual acompañado por la original atmósfera que se desarrolló alrededor de las luchas obreras en la Italia de los setenta. Ellas brindaron un repertorio conceptual que estimuló la imaginación teórica aun cuando sus divulgadores insistan en convertirlos en dogma. Mezzadra ha ela- borado las condiciones de vida en las metrópolis globales, las migra- ciones, la vida en las periferias urbanas, las formas del trabajo y de explotación de la cooperación colectiva y también las luchas que en ellas se despliegan. Aquí analiza especialmente las maneras en que se articulan los distintos planos –global y local– y las características culturales de la valorización capitalista actual y los dispositivos de control de lo público y captura de las innovaciones. Los estilos son diferentes, pero las preocupaciones se rozan e interfie- ren hasta alcanzar la perplejidad. 10

Entrevista Beatriz Sarlo: “Encuentro más percepción de verdad en la literatura que en la etnografía” Por María Pia López y Sebastián Scolnik Las transformaciones urbanas de una época nos inducen al desafío de ensayar modos ex- presivos capaces de dar cuenta de sus efectos. ¿Cómo pensar, entonces, la radicalidad de los cambios de una ciudad en su ser específico, sin recaer una y otra vez en la generalidad de las teorías de la época? Bajo el signo de estas pre- ocupaciones, Beatriz Sarlo traza un panorama de la narrativa contemporánea que, según su parecer, construye imágenes más densas y pre- cisas que el ensayo urbanístico y etnográfico, a menudo condescendiente y reticente a la imagi- nación. Si bien las nuevas producciones litera- rias condensan la experiencia a partir de relatos fragmentarios, a diferencia de las proyecciones más abarcadoras que podían encontrarse en las observaciones de un Roberto Arlt, no por ello renuncian a su pretensión expresiva respecto a las situaciones que ofrece el presente. Sarlo nos visitó una tarde en la Biblioteca Nacional ofreciéndose a esta sugerente con- versación. En ella va recorriendo, con tono pausado y riguroso, los problemas y aporías de una ciudad que aún persevera, con sus matices y sus planos simultáneos, como ma- teria viva para el pensamiento, como interro- gación sobre la condición intelectual y como indagación respecto a su identidad cultural. LA BIBLIOTECA Diálogos N° 7 | Primavera 2008

La Biblioteca: Desde Una moderni- do en el espacio público de la ciudad, dad periférica venís sosteniendo la por qué alguien que no es de Buenos idea de que ciertas formas culturales Aires iría a una disco de Congreso to- van generando interpretaciones so- das las noches, qué es lo que significa bre las transformaciones efectivas de el sonido de la disco para una mujer la ciudad. En los años 20 y 30, que es que es muy jo- el período en que vos trabajás esto, ven y que habita Tengo la sensación que la lite- hay mucha literatura que acompaña un colchón de ratura de hoy está muy atenta esa transformación; la acompaña, la ruido muy agre- a la ciudad de Buenos Aires; adelanta, la imagina antes de que se sivo como es el que, cuando uno va buscan- esté realizando. La impresión es que de la zona de do imágenes de la ciudad, la ahora es más difícil encontrar lite- Congreso, donde literatura es un lugar particu- raturas tan fuertes en el sentido de vive. En esa mis- larmente denso donde se las ir adelantando las transformaciones ma antología, un encuentra. Cuando uno em- urbanas o de ir generando una ima- relato de Romina pieza a buscarlas aun en auto- gen sobre ellas. Un primer tema para Paula sigue el iti- res que uno había leído bien conversar, entonces, sería el siguien- nerario de una ci- pero que no había visto en esa te: qué relación ves hoy en la pro- clista por Parque perspectiva, cuando uno em- ducción de interpretaciones sobre la Centenario y pieza a buscarlas, comprueba ciudad en la literatura, y no sólo en aledaños, mos- que allí están. Quizá no son la literatura, sino también en la fo- trando formas imágenes totalizantes como tografía y el cine, porque quizá hay diferentes de la las de Roberto Arlt en la déca- otras artes que tienen más capacidad percepción, olo- da del 20 ó 30. Ni teorías de la de pensar esta transformación... res, ruidos, con- ciudad como en Borges. figuraciones... Se Beatriz Sarlo: Tengo la sensación que podría decir que es una cosa muy he- es una literatura que está muy aten- cha, que en los últimos años muchos ta a la ciudad de Buenos Aires; que, escritores se propusieron hacer itine- cuando uno va buscando imágenes rarios. Hay un blog, que me parece de la ciudad, la literatura es un lugar excelente, de un francés que se llama particularmente denso donde se las Francis Grossmann, que consiste sólo encuentra. Cuando uno empieza a en itinerarios. Él sigue una cuadra ge- buscarlas aun en autores que uno había neralmente en el Quartier Latin y la leído bien pero que no había visto en va recorriendo puerta por puerta, en esa perspectiva, cuando uno empieza lo que hay ahora y en lo que hubo en a buscarlas, comprueba que allí están. la medida en que él pueda retroceder Quizá no son imágenes totalizantes en sus recuerdos; no lo que hubo en como las de Roberto Arlt en la década una dimensión histórica sino en sus del 20 ó 30. Ni teorías de la ciudad recuerdos, lo que allí funcionaba an- como en Borges. tes del hoy. Se construye una especie Para dar un ejemplo, el libro que or- de mapa de historia presente. ganizó Juan Terranova, Buenos Aires Después, recordando los textos de este escala uno en uno. Se encuentran ahí libro, hay uno de Marina Mariasch que algunas percepciones fuertes y yo diría sigue el itinerario de una chica cheta originales. Hay un cuento de Cecilia de Belgrano durante una mañana, por Pavón que tiene que ver con el soni- medio de la producción bajtiniana del

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lenguaje belgranense tanto en la narra- Yo no creo que la ciudad esté ausente en ción de la chica como en los diversos un poema como el que alguna vez vere- personajes que ella va cruzando en el mos sobre papel como “Tomas para un lapso que toma el relato. documental” de García Helder, que es Bueno, se me podría responder que un poema mítico para mi generación. Terranova lo que hizo es una antolo- Es un poema que hace ya diez años que gía sobre Buenos Aires, que podría ser se está escribiendo en diversas versiones una antología que dejara a sus lectores y del que no he podido todavía con- sin imaginario sobre la ciudad, podría seguir una versión definitiva, porque ser una lectura probablemente no exista. Punto de vis- Hay una insistencia en la ciu- que decepciona- ta publicó algunos tramos pero todos dad porque, si bien desde un ra a sus lectores, sabemos que ninguna de las versiones punto de vista social, econó- que traicionara que circularon es final, que el poema mico, administrativo, no po- sus mandatos. Y va creciendo. Es un itinerario que, en demos encerrar Buenos Aires yo creo que no, lo que conocemos, arranca por Berisso dentro de sus límites históri- que más que una y llega hasta Constitución; y también cos, desde un punto de vista de antología es un lo que leímos en sus libros anteriores, identidad cultural sí podemos libro construido como El Guadal. seguir hablando de Buenos que realmente Algunas percepciones poéticas son Aires dentro de esos límites. cubre fragmentos extremadamente agudas. Yo esta- Administrativa y políticamen- significativos. ba leyendo nuevamente Pseudo, de te es absurdo que Buenos Aires Algunas de las Gambarotta. Allí se incluye un poe- y los cordones que la rodean aventuras de Aira ma corto donde los chinos se dan no sean una única región me- son completa- nombres argentinos, algo que sucede tropolitana, con transportes mente urbanas, en todos los supermercados de barrio combinados, hospitales en red, como La villa, o en los clubes, donde los chinos se etcétera. Pero desde el punto por un lado, que dan nombres argentinos. Gambarotta de vista del perfil cultural, la llega hasta la villa percibe eso. Los chinos disputan por ciudad de Buenos Aires sigue del Bajo Flores, el nombre de Diego. El que narra el siendo una unidad. o La guerra de poema elige llamarse Pseudos. Estos los gimnasios o la cambios de nombre tienen una his- del delivery en Flores (Las noches de toria muy larga. Todos conocemos Flores creo que se llama). Aira tam- los Romeros llegados de Siria o del bién instala aventuras completamente Líbano, que acá se apodaron Romero urbanas en una ciudad real, represen- no sabemos por qué razón. En el nor- tada de una manera hiperrealista en el te argentino los sirios libaneses que se comienzo, aunque después la trama apellidaron Pérez o las diferentes gra- se desmadra, como suele suceder con fías de los Gelman y Gilman y Segal y las tramas de Aira. Un escritor como Sigal, etcétera. Es decir es una historia Oliverio Coelho, bien joven, en sus que recorre la Argentina del siglo XX primeros textos escribe una ciudad y, con los chinos, da otra vuelta por- completamente imaginada, una ciu- que es más brusca pero buscando una dad casi de ciencia ficción; y luego, en aproximación, por qué los Huan se Ida, trae una especie de versión rea- llaman Juan y los Lu se llaman Luis..., lista expresionista de Buenos Aires, de buscan una aproximación fonética que trazo muy marcado... los árabes no pudieron elegir, porque a

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los Romero les dijeron “desde hoy te en nombre de la identidad cultural no llamás Romero” y vaya a saber cómo trascienda sus límites históricos, pero se llamaba el bisabuelo árabe de los la identidad cultural está ahí, en el in- Romero de Salta o de Corrientes. terior de ese pentágono que es la ciu- Estos textos me hacen pensar en una dad. Esa identidad es la que interpela a insistencia sobre lo urbano... los escritores, y atrae a los turistas. Es interesante: las guías de turismo de LB: Cuando decís que falta una visión Buenos Aires eventualmente pueden más global de la ciudad, podemos recomendar un viajecito al Tigre, pero pensar en Las islas de Gamerro donde la mayoría son paseos sostenidos por lo sí está esa idea de atravesar la ciudad que se piensa que es la cultura porteña, componiendo los fragmentos. la nueva y la vieja, que incluye lo que me interesa y lo que no me interesa, BS: Efectivamente, además Las islas como los lugares de tango que no me tiene un primer capitulo anticipato- interesan y otros lugares que pueden rio porque Gamerro ya ve completo interesarme. Puerto Madero: Las islas es del 98, si Los escritores son conscientes de esa no me equivoco. Tiene la imagen de identidad cultural y no se puede pensar un edificio puro cristal donde todo es a la ciudad en la literatura en términos visible, desde el techo hasta la plan- administrativos, que son obligatorios ta baja porque todos los pisos son de cuando se encara el transporte o la red transparentes, la luz los atraviesa, re- de hospitales. fractándose. Gamerro está mirando a lo Roberto Arlt: Puerto Madero com- LB: De todas maneras, cuando vos pleto, como Roberto Arlt, cuando veía escribías sobre la literatura y los es- una demolición en la calle Corrientes, critores de los años 20, en general ya imaginaba una Corrientes ensan- ellos partían de una suerte de vacío chada, es decir la suponía completa. respecto a la identidad en el cual, a Hay una insistencia en la ciudad por- través de diversas estrategias, cada que, si bien desde un punto de vista uno elaboraba su propia situación social, económico, administrativo, no literaria sobre la ciudad por venir y podemos encerrar Buenos Aires den- sobre los cambios que se iban ope- tro de sus límites históricos, desde un rando en la ciudad. Hoy también punto de vista de identidad cultural sí parece haber una suerte de vacío podemos seguir hablando de Buenos respecto de esa identidad cultural Aires dentro de esos límites. Admi- dado por cierta perplejidad que se nistrativa y políticamente es absurdo produce por las transformaciones que Buenos Aires y los cordones que de la ciudad. Transformaciones de la rodean no sean una única región Buenos Aires ligadas a su relación metropolitana, con transportes com- con el mercado mundial, a la con- binados, hospitales en red, etcétera. versión de ciertos barrios que eran Pero desde el punto de vista del perfil obreros o populares en nuevos ba- cultural, la ciudad de Buenos Aires si- rrios chic o a la moda, y también por gue siendo una unidad. la presencia de ciertas formas so- Tiene una identidad cultural interna ciales que componen una nueva si- muy fuerte, lo cual no quiere decir que tuación inédita: la visibilidad de las

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corrientes migratorias, por un lado, la violencia fría, la violencia enfriada y la presencia de la marginalidad y por la desesperación, por el uso de la la pobreza en niveles desconocidos droga, por lo que sea. para la historia de la ciudad. Quizá Después podemos seguir hablando de por esa vía haya un nuevo vacío, una la violencia, pero hay otra cuestión im- nueva situación capaz de convocar a portante que me interesa: la inmigra- una nueva fuerza literaria. ción. Yo creo que Buenos Aires vivió ¿Hay en la literatura actual un cierto el gran momento inmigratorio que realismo de la “recorrida” que no se arranca en 1870, se detiene un poco en anima a crear una imaginación ca- la guerra del 14 y luego vuelve a crecer paz de postular un nuevo proyecto hasta mediados de la década del 20, de ciudad? donde ésta era una ciudad fuertemente inmigratoria, donde había mayoría de BS: No sé si a la literatura se le pue- extranjeros respecto de su población, de pedir más de lo que se le pide al más que en Nueva York en determina- tiempo en que esa literatura se escribe, do momento. Después tuvo inmigra- ¿no? Quizás uno podría decir que los ciones puntuales: tuvo la inmigración escritores verdaderamente geniales son cultural y política de los españoles al aquellos que pueden dar un salto sobre final de la guerra civil, tuvo una inmi- su tiempo. Pero, en efecto, la literatura gración de posguerra, del hambre de muestra lo que capta de las maneras más la posguerra, más reducida, y durante figuradas y de las maneras más laterales, todo el siglo XX fueron entrando las digamos. Lo que capta es la ciudad con migraciones internas y de los países la- las transformaciones que acabás de des- tinoamericanos, que son migraciones cribir, por ejem- en algunos aspectos parecidas, no diría Hoy las inmigraciones están plo capta una culturalmente parecidas, pero que al- organizadas como colectivi- zona de la ciudad guien groseramente puede confundir. dad, algunas de ellas son muy violenta. Fabián Las diferencias son totales, pero gro- importantes y hay una esqui- Casas puede cap- seramente podrían ser confundidas y na de Buenos Aires que separa tar una zona de la se les aplica el mismo tipo de racismo Koreatown de donde comienza ciudad violenta, u aunque con intensidades diferentes. lo que va a ser la zona boliviana Osvaldo Aguirre Hoy esas inmigraciones están organiza- de Buenos Aires, que es como en la Rosario de das como colectividad, algunas de ellas una bisagra. Se lo comprueba Rock and roll. Un son muy importantes y hay una esquina un sábado o domingo a la ma- cuento extraor- de Buenos Aires que separa Koreatown ñana, en la feria de comidas, dinario, que está de donde comienza lo que va a ser la donde no hay un solo coreano en la muy bue- zona boliviana de Buenos Aires, que comiendo fricase, ni un boli- na antología de es como una bisagra. Se lo comprue- viano que cruce hacia territo- Terranova, trans- ba un sábado o domingo a la mañana, rio coreano, no se mezclan. curre en el barrio en la feria de comidas, donde no hay del Bajo Flores un solo coreano comiendo fricase, ni y en el borde de “Koreatown”. Es de un boliviano que cruce hacia territorio Leonardo Oyola y muestra una violen- coreano, no se mezclan. Éstas son mi- cia urbana desatada y fría. No es la vio- graciones notables, no es que haya tan- lencia pasional que uno podría suponer tos coreanos en Buenos Aires, porque en otro momento de la literatura, sino entran y salen, muchos de ellos usan

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a Argentina como plataforma, esto ha nida. No digo que carezca de proble- sido bastante estudiado. Supongamos mas. Es de esos barrios pobres donde que haya 12.000, no es una comunidad uno puede ver el domingo a la tarde gigantesca, pero es una comunidad que puertas abiertas a la calle, cosa que no por primera vez da la impresión de que se puede ver en ningún otro barrio ha ocupado un barrio relativamente de Buenos Aires. Avenida Caseros de homogéneo. Impresión que los histo- comienzo a fin está todo, todo, todo riadores no tienen respecto del Buenos cerrado, ni una puerta abierta a la ca- Aires de 1920, cuando Villa Crespo era lle. No digo que todas las puertas es- un barrio mezclado, donde podía haber tén abiertas en barrio Charrúa, pero 40% o 50% de judíos pero no más. se puede ver alguna puerta a la calle, Hoy es un barrio más bien pobre, de vida de calle, ahora algunos están ensa- gente a la que le ha ido relativamente yando, dos chicas aquí, tres chicas allá, mal. Bueno, no ahora que se está gen- ensayan para la fiesta de la Virgen de trificando, se está palermizando. Viví Copacabana, el segundo domingo de hace unos años en Villa Crespo y puedo octubre. Es un barrio que funciona. jurar que era un barrio pobre. Me fui La feria boliviana del barrio de Liniers antes de que se gentrificara. es otra experiencia fuerte; no sólo la O sea que Buenos Aires no tuvo barrios feria con sus productos, con sus tor- muy homogéneos en su pasado. Esto tas de casamiento, sus películas, sus solía repetirlo el historiador Leandro discos, sus restaurantes, sino que está Gutiérrez. Los inmigrantes se fueron rodeada, como sucede en todos los lu- distribuyendo. En la zona de El Cano gares de concentración de inmigran- a pocas cuadras de Álvarez Thomas, tes, por las empresas de turismo que hacia la década del 20, había algo que venden los pasajes en colectivo o en se llamaba “La pequeña Calabria”, ómnibus para ir a visitar a los familia- unas cuantas manzanas, pero cualquier res a sus lugares de origen. núcleo étnico se iba diluyendo, porque En Buenos Aires los inmigrantes se vuel- además visualmente esa inmigración ven visibles como fenómeno de ciudad. peninsular podía diluirse con más fa- cilidad. Lo que groseramente se llama LB: En este momento de Buenos portación de cara. Mientras que si uno Aires se está pensado en una lógi- va hoy a Villa Charrúa, en Charrúa al ca, como decía Mongin, de los post 1900, en cuanto llega ahí ve que es un urbano, en donde las ciudades con barrio boliviano, puede haber argen- poca capacidad de integración se tinos porque ya hay hijos y nietos de van fragmentando bajo la forma de bolivianos nacidos acá y porque es un guetos. Así como este barrio man- asentamiento de muy largo alcance, tiene formas culturales propias, en pero es un barrio boliviano de origen otras zonas, en villas, hay una gue- nacional, de origen étnico, de conser- tificación muy marcada que presen- vación de costumbres, y la biblioteca ta otras formas de ciudadanización. de su sociedad de fomento se llama La ciudad ya no produce ciudadanía Marcelo Quiroga Santa Cruz, que es necesariamente. un nombre emblemático, no de hoy sino de la década del 60. Comunidad BS: Estoy totalmente de acuerdo, el muy autoorganizada, muy autososte- Barrio Charrúa es de una comuni-

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dad que se estabilizó. Del otro lado ran, extirparlas. Cacciatore dio una de Avenida Cruz, se bordea la can- Solución Final: la construcción de lo cha de San Lorenzo, y se llega a la que Oscar Ozslack llamó la “ciudad Villa 1-11-14, una extensión diabó- blanca”. Se sentó y dijo “yo como lica donde mantener la condición de intendente de la Ciudad de Buenos ciudadano es utópico e imposible. La Aires voy a pasar a la historia si dejo a diferencia es que Buenos Aires sin villas”. No hubo otro La ciudad es, o quizá haya Villa Charrúa proyecto desde nuestro lado, desde el sido –ya no sé qué tiempo ver- es una villa con lado de la democracia, desde el lado de bal elegir– uno de los aparatos manzanas, con la política, desde el lado de una idea más eficaces para la ciudada- pasillos regula- de justicia, sea ella cual sea, que tuvie- nización, pero no es inexora- res, construccio- ra centralidad y concentrara recursos. ble. Por ejemplo, la villa mi- nes de ladrillo, Y a mí todos los discursos federalistas seria no produce ciudadanía o no digo que sean sobre las villas miseria me parecen dis- produce una ciudadanía muy las mejores con- cursos ciegos. Ahí está Argentina, vi- intermitente, es decir produ- diciones habita- viendo en esos cordones que rodean ce ciudadanía política en tér- cionales, pero ni Buenos Aires está Argentina. No hay minos electorales cada cierto siquiera se llama ninguna provincia que pueda decir tiempo. De repente produce villa, es barrio, es que prefiere trenes bala o puentes o no ciudadanía cuando una rei- un barrio obrero. sé qué cuando tiene ciudadanos naci- vindicación desborda y lleva a Cuando uno va a dos en esa provincia que están vivien- esa gente más allá de los lími- la 1-11-14 y mira do como villeros en el conurbano; y en tes dentro de los que vive. hacia los pasillos ninguna parte de la nación se puede que conducen al ignorar la presencia de sus inmigran- interior de la villa ya ahí es imposible tes. La Patagonia no puede decir “no la idea misma de ciudadanía. somos responsables de los inmigrantes La ciudad no tuvo, en un cuarto de bolivianos”. Además de ser un juicio siglo, ningún proyecto serio para inte- inmoral, implicaría que somos una grar a sus pobres. Creo que el proble- nación que no tiene continuidad ju- ma de las villas miseria es el problema rídica en términos territoriales. No es nacional número uno, no un proble- un tema sólo de Buenos Aires. Aceptar ma de la ciudad de Buenos Aires ni del eso es disolver el concepto de nación área metropolitana, sino un problema en un mal federalismo. nacional. Allí llega gente de todas las provincias e inmigrantes que llegan LB: ¿Qué sería una ciudad sin ciu- a la ciudad de Argentina donde más dadanos? Si buena parte de las fran- servicios creen que pueden tener, pero jas metropolitanas o que rodean la llegan a la República Argentina y de- ciudad, las grandes urbes contem- ben ser recibidos por ella. poráneas, tanto acá como en las pro- Ese problema número uno exige la vincias argentinas y en las grandes concentración de recursos intelectua- ciudades de América Latina, por lo les, políticos, económicos. En los úl- menos, no tienen los llamados de- timos treinta años, en realidad hubo rechos ciudadanos. ¿Cómo descri- un solo proyecto para las villas miseria bir, entonces, esas presencias que que fue el de Cacciatore: erradicarlas, no pueden consignarse meramente tirarlas más allá, donde no molesta- como ciudadanos y que constituyen

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de cierta forma, fuerzas productivas, los requisitos que tiene para mí la económicas, afectivas, culturales y idea de pertenencia, que es una idea lingüísticas que también dotan de de igualdad de derechos, de igualdad vitalidad a la ciudad? de interpretaciones, que provienen de una concepción clásica de lo que es la BS: Las ciudades y las naciones son ciudadanía. Entiendo que puede haber aparatos para producir y para impe- otras definiciones. Lo que Maffesoli dir que se produzca ciudadanía. La caracteriza como tribus urbanas, no familiaridad semántica entre ciudad y son sólo tribus de desplazados, que al ciudadano es muy fuerte en la filoso- no poder acceder a un tipo de iden- fía política, pero la ciudad no produce tidad como compensación adoptan ciudadanía sino bajo ciertas condicio- otra, que no necesariamente puede ali- nes, bajo otras condiciones no produce nearse en un sentido de más progreso ciudadanía. Se puede vivir en ciudad, y más justicia. sin por eso participar en un proceso No soy celebratoria, como es casi que incluya la ciudadanía. siempre celebratoria la etnografía ar- La república, por un lado, debe ser el gentina, que va a visitar a una minoría espacio donde se producen ciudada- y si comen banana es por la identidad, nos en términos políticos, y la ciudad, si comen manzana es por la identidad el espacio que los produce en términos y si comen mandarina es por la iden- más experienciales, culturales. Las cla- tidad. Es decir, la etnografía construye ses peligrosas europeas nunca fueron un modelo circular autocomplaciente, consideradas ciudadanas y para ir al bien pensante: si se hace algo es por la caso inglés, toda la lucha obrera del identidad y si se tiene identidad, siem- siglo XIX fue el lentísimo camino que pre se hace algo... No, yo no pienso recorrió una clase, que vivía en ciuda- que todo sea igual des, para alcanzar ciudadanía. y aburridamen- Pero ser un etnógrafo intere- Entonces la ciudad es, o quizá haya te circular; para sante escribiendo con lo que sido –ya no sé qué tiempo verbal ele- mí ciudadanía es los franceses llaman la lengua gir– uno de los aparatos más eficaces igualdad de de- de madera, con una lengua para la ciudadanización, pero no es rechos y no tener completamente tipificada, es inexorable. Por ejemplo, la villa mise- que arreglarse con imposible. ¿Qué sería de The ria no produce ciudadanía o produce las basuras que les Uses of Literacy si Hoggart una ciudadanía muy intermitente, es dejan los demás, no lo hubiese escrito bien? La decir produce ciudadanía política en sean materiales escritura es el problema de la términos electorales cada cierto tiem- o simbólicas. Ya etnografía argentina, junto po. De repente produce ciudadanía sabemos que la con una insistencia monótona cuando una reivindicación desborda y gente se arregla en la circularidad a la que se ve lleva a esa gente más allá de los límites como puede para impulsada no por el relativis- dentro de los que vive. vivir, pero ciuda- mo sino por la conciencia de lo Esto por un lado. Por otro lado, hay danía es igualdad correcto, de lo decible... que reflexionar, pero a mí no me cabe, de derechos. La sobre las formas variadas de ciudada- etnografía argentina es verdaderamen- nía contemporánea; en cierto tipo de te irritante en ese sentido, por eso yo culturas, la idea de pertenecer a un encuentro más percepción de verdad ámbito no pasa necesariamente por en la literatura que en la etnografía.

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Hace poco leí Villa Celina, una serie está esa cuestión, también la de la ética de cuentos de Juan Diego Incardona, del etnógrafo que es relativista, y cree donde el tema ficcional y teórico es el que su deber es encontrar bueno todo aguante. No digo que sea un escritor lo que existe (como el doctor Pangloss genial, pero habla del aguante de una de Voltaire). Todo lo que encuentre manera mucho más compleja que todo tiene que ubicarse en su armónico lu- lo que he leído en la etnografía cultu- gar, como si la cultura fuera el “Clave ral argentina. Se lo ve funcionando, bien templado”; por eso tiembla frente lo toma en su barrio Villa Celina, lo a temas como las violaciones sexuales y toma en la banda de rock de su barrio, el incesto en los sectores populares. cuenta cómo el aguante es la constitu- Además, ciertas formas de la produc- ción de la comunidad misma ahí en la ción de conocimiento social necesitan inmediatez de la experiencia... de la escritura. La etnografía tiene una tradición de buena escritura, no hay LB: Da la sensación que la diferen- buen etnógrafo que no escriba bien. cia con la etnografía cultural es que Michael Taussig, sobre el chamanismo; en el caso de Juan Incardona, por lo Philippe Descola, autor de Las lanzas menos en esos cuentos, parece partir del crepúsculo, un libro sobre los jíbaros, de una experiencia que está narran- tiene por supuesto la ideología relativis- do con muchos rasgos autobiográ- ta del etnólogo, ya que el etnólogo no ficos. Las ciencias sociales, muchas va al campo a juzgar, pero sabe descri- veces, actúan con culpa frente a esos bir con sentido de lo concreto y su pro- fenómenos. Con la culpa de ir des- sa no está muerta. No es lo mismo ser de afuera y mostrar cuán toleran- etnógrafo que demógrafo, si sos demó- te y cuán desprejuiciadas son para grafo no necesitás tanto de la escritura. tratarlo. Es decir que la lógica entre La necesitás si sos economista con una distancia y pertenencia juega en des- gran visión, Keynes o Galbraith, pero si medro cuando la distancia es asumi- sos un economista técnico no necesa- da con culpa. riamente tenés que escribir bien, puede ser un plus que escribas bien. BS: Lo que vos decís es cierto, pero Pero ser un etnógrafo interesante es- entonces si ahora llega un marciano cribiendo con lo que los franceses a esta mesa y me dice: “¿Qué puedo llaman la lengua de madera, con una leer sobre el aguante?”, le recomiendo lengua completamente tipificada, es Incardona. Si me dice: “¿Qué teoría imposible. ¿Qué sería de The Uses of puedo leer sobre la mezcla cultural en Literacy si Hoggart no lo hubiese es- Brasil?” le voy a recomendar Roberto crito bien? La escritura es el problema Schwarz o Roberto Da Matta. Y si de la etnografía argentina, junto con quiere leer clásicos a Gilberto Freyre, una insistencia monótona en la circu- a Antonio Candido o a Lévi-Strauss... laridad a la que se ve impulsada no por Pero si el marciano me pregunta sobre el relativismo sino por la conciencia de el aguante, le recomiendo Incardona lo correcto, de lo decible... y le digo: “Mirá, con eso te volvés a Marte y das seminarios sobre el aguan- LB: Eso que vos decís (que en general te”. Está la cuestión de la mala con- ocurre) quizá no sea así con un libro ciencia que vos decís, efectivamente sobre el Abasto de María Carman.

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En él, por momentos, hay una asun- BS: Yo creo que además hay gente en ción subjetiva tan fuerte por parte de los movilizados por Cromañón, porque la autora en la relación que establece yo eventualmente he hablado con al- con el trabajo de investigación, que gún familiar, que es capaz de una cierta logra hacer otra cosa. Al menos en plasticidad entre la cuestión del aguan- ciertos momentos. te y la reivindicación de justicia. Hay

BS: A mí no me gustó mucho. De to- das maneras, ese libro sobre el Abasto es un libro unitario, es un libro de co- mienzo a fin, que tiene un plan de ex- posición, que ha sido pensado. Pero yo me fijaría por ejemplo en la cantidad de “testimonio” oral que ella incorpo- ra y la que incorpora un libro como el de Descola. Hay más “testimonio” en el de Carman, menos confianza en que el etnógrafo no sólo puede sino que está obligado a describir y a tomar la palabra. La idea de que yo no puedo hablar por el otro es una idea mortal (y mortalmente aburrida, un cepo de la imaginación etnográfica). Si no podés que considerar qué es lo que pasa en Beatriz Sarlo, hablar por el otro, entonces no hablés, la ciudad con lo que han armado en la por Paola Rizzi pasáme los CD donde lo grabaste. calle Bartolomé Mitre. La masa de pa- dres y el aguante que rodea Cromañón, LB: La cuestión de la cultura del más los pequeños partidos políticos aguante, el trabajo de Incardona, que hacen lo suyo, porque hay un local etcétera, es algo que emergió con de cada partido con padres dentro de mucha dramaticidad después de lo ellos, vuelve inaudibles otras voces que de Cromañón. Hasta qué punto se estarían dispuestas, sin bajar el reclamo hacía difícil pensar algo, decir algo de justicia, a considerar la tragedia en sobre Cromañón cuando hacerlo el marco de la sociedad y de la ciudad. podía verse como un juicio a las per- Hace un tiempo yo le decía a una ma- sonas que habían sido víctimas de dre de Cromañón que los que pueden la situación. Pero al mismo tiempo pensar son los que tienen experiencia Cromañón ponía en escena una ne- política anterior –y esto es una gene- gación de derecho en el sentido más ralización–, los que han tenido una ex- puro. Quizás las dificultades que tu- periencia en el peronismo de los años vimos todos para pensar Cromañón 70 o en el Partido Comunista. Esos y tienen que ver con la dificultad de padres tienen la capacidad de pensar tratar nuevas formas culturales con más allá de su tragedia. La madre esta- categorías que por un lado no sean ba preocupada porque, en ese momen- prejuiciosas y culpabilizadoras, pero to, según su percepción habían salido que por ello no porten la restricción de la prensa (era antes del comienzo de la propia culpabilidad... del juicio oral). Yo le decía que ellos

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tienen entre sus posibilidades realizar BS: Con la destitución de Ibarra, con la el gran acto para volver a la prensa: cual yo estuve de acuerdo, no tuvieron abrir Mitre. Abren Mitre y vuelven a la poco. Quiero decir, para una tragedia prensa. Además se reconcilian con los no hay reparación, pero una vez que uno vecinos, se recon- dice eso, hay que reconocer que obtuvie- La distancia que siento respecto cilian con la ciu- ron algo y bastante más rápido que mu- de Modernidad periférica resi- dad, hacen una chas otras víctimas de tragedias argenti- de en que mi hipótesis sobre la cosa decente no nas. Tuvieron la destitución de Ibarra. Argentina del momento en que apropiándose del Como escribí apoyando la destitución, escribía (no del momento sobre espacio público puedo decir: lograron muchísimo y muy el que escribía) estaba equivo- y molestando la rápido. ¿Qué grupo de víctimas tuvo cada. Si el libro está equivo- vida de todos los eso? Prácticamente pegada al hecho, la cado, eso lo tendrá que decir que van a trabajar destitución de quien era considerado el otro, pero la hipótesis sobre el cruzando Mitre. responsable político de un sistema co- presente de la escritura, que yo Ella me dijo que rrupto de control de Buenos Aires. tenía al escribirlo, estaba equi- estaría de acuerdo Ellos tuvieron eso y ahora tienen el vocada. No la hipótesis sobre en hacer eso, pero juicio. El resultado del juicio será lo los años 20, que eso lo diga que era imposible que digan los jueces, pero es un juicio otro, pero sí sobre mis condi- plantearlo. No se en regla y en forma con todos los ex- ciones de enunciación. Los 90 puede ni empezar pedientes, con el local que se adecua me sacaron rápidamente de esa a pronunciar esa a lo que ellos pedían, etcétera. Estar ensoñación halagadora. frase. Claro, eso moralmente con las víctimas no obli- es el aguante. Si ga a suscribir sus tácticas, ni mucho esa frase es impronunciable, el aguan- menos sus ideas. te siempre es en términos inmediatos, siempre es en términos de mi comuni- LB: Otra cuestión para pensar la dad. A alguien que está en el aguante ciudad contemporánea es en qué no le vas a decir: “pensá en el espacio desfasaje pensarla. Porque, revisan- público de otro” que no vive en Celina, do tus libros, el de La modernidad sino que viene desde la General Paz cru- periférica y Escenas de la vida zando Buenos Aires, porque el aguante posmoderna, parece que están pen- piensa en términos de Gemeinschaft. sando a Buenos Aires en desfasajes Hubiera sido una cosa extraordinaria, con procesos universales. Con la para iniciar el juicio, que los padres idea de paradojas en Escenas y con abrieran Mitre, que fueran los padres, la idea de periferia en el libro sobre hicieran un acto, sacaran el altar y la modernidad. Hoy comentaste abrieran la calle. Pero para eso tienen que estabas escribiendo un libro. Si que pasar cincuenta años después de tuvieras que escribir sobre Buenos un acto traumático. Aires hoy, ¿qué procesos universales pensarías como centro y con que ca- LB: Tiene que pasar tiempo pero tegorías pensarías lo que no se ajusta también tiene que desplegarse una a ese centro? Si es que seguís pensan- idea de justicia reparadora de algún do con la idea de desfasaje... tipo que permita que la forma con- memorativa no esté tan en el centro BS: Buena pregunta, debería poder de la ciudad... responderla, pero no estoy segura.

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¿Por qué no estoy segura de responder libro sobre Buenos Aires, me dije que una pregunta como esa? Yo tenía las no necesariamente tengo que tener cosas muy claras cuando escribía La una hipótesis fuerte; que puedo escri- modernidad periférica, había habido bir a partir de registros y de hipótesis modernidad ya, además era la década menos unificadoras. de 1980 y creía que se abría una opor- Además las hipótesis fuertes que co- tunidad nueva. Ese libro está escrito nozco me parecen banales: que la en un momento muy optimista de ciudad está globalizada, que la ciudad mi vida. Terminaba la dictadura, ve- está mundializada, que todos somos nía un gobierno como el de Alfonsín globales y locales, etc. Es así, pero que iba a procesar a las Juntas, y por no van mas allá, se repiten buscan- más que las cosas no fuesen como me do ejemplos diferentes, de Calcuta a gustaban, era un momento en que Comodoro Rivadavia. La ciudad está Argentina parecía salir del atolladero. más globalizada que cuando Evita se Lo que me impulsaba en ese libro era compraba los trajes de Dior y se los la idea de que había una segunda vuel- traían en barco, o cuando Victoria ta para la Argentina, cosa que cuando Ocampo tenía el primer sweter Chanel escribí Escenas de la vida posmoderna a rayas porque estaba de casualidad en ya no pensaba. París en ese momento. Más globali- La distancia que siento respecto de zada que eso está, pero no me resulta Modernidad periférica reside en que muy productivo hablar de la televisión mi hipótesis sobre la Argentina del y de Internet y de que todos somos momento en que escribía (no del ciudadanos globales que bailan con momento sobre el que escribía) estaba música global mientras que en África equivocada. Si el libro está equivoca- se mueren globalmente, etc. Ya sé do, eso lo tendrá que decir otro, pero que hay edificios inteligentes donde la hipótesis sobre el presente de la es- te comunicás con Marte rápidamen- critura, que yo tenía al escribirlo, esta- te y que todo parece diseñado, más ba equivocada. No la hipótesis sobre que por Apple, por William Gibson. los años 20, que eso lo diga otro, pero Quien me resulta más interesante, que sí sobre mis condiciones de enuncia- es Appadurai, sin embargo no me des- ción. Los 90 me sacaron rápidamente lumbra. Me parece el más interesante, de esa ensoñación halagadora. el más matizado, que se fija en los de- Después recordé que una vez Sepp talles. Y además cuando uno empieza a Gumbrecht, que es un tipo muy pa- leer mucha bibliografía sobre ciudad es radójico y muy inteligente, me dijo de una recursividad infernal, es como que yo parecía defender una perspec- si repitieran bloque de discursos y las tiva moderna pero que el enfoque de citas trasmigran de libro a libro. Sobre Escenas de la vida posmoderna es el de gentrificación: bla, bla, bla, bla, enton- alguien que se ha dado cuenta de que ces vienen los globalizados. Sobre los no puede sostener esa perspectiva, y barrios privados: bla, bla, bla; sobre los por tanto describe más de lo que ana- nuevos barrios culturales, bla, bla, bla; liza, alguien que se decide por el re- sobre las elites, que son las nuevas pro- gistro. Me quedé pensando, no sabía tagonistas, pero no las elites tradicio- qué hacer con esa frase de un tipo que nales sino las que desayunan en Malas admiro. Hoy, escribiendo un nuevo Artes, bla, bla, bla. Lo que se dice de

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un barrio de Manchester se puede de- compara cómo se vio a los extranjeros cir de un boliche donde hacen diseño en el siglo XX y cómo se ve a los ex- gráfico en San Telmo; conociendo la tranjeros en el siglo XXI; me intereso bibliografía, después de hacer una es- por las experiencias con las lenguas del pecie de paréntesis para decir que aun- extranjero, todo lo que escribió Rojas... que no me resulte muy productiva voy y cómo es en este momento, cuando la a leerla toda, decidí mas bien mante- ciudad vuelve a tener barrios con car- nerme en un registro de observador teles en lenguas extranjeras y caracteres y que el libro que estoy escribiendo indescifrables. tuviera ese registro, con algunas ideas más definidas (una de ellas la conside- LB: Más allá del cansancio con la bi- ramos antes: que Buenos Aires es una bliografía, la descripción de lo que unidad cultural, pese a que dispara- estás haciendo recuerda dos textos. tadamente se conserve como unidad Uno es el de Mike Davis sobre Los administrativa). El primer capítulo Ángeles, que intenta salir por afuera presenta las dos formas fundamentales de lo que son las categorías globales hoy de la mercancía en la ciudad, el e ir a una narración de determina- shopping center, al que vuelvo después dos procesos y que son analizados en de Escenas, porque cuando yo escribía esa narración. El otro, un texto de en el 94, el shopping center era Alto Marcelo Cohen sobre Once, que es Palermo y nada más. Del otro lado, los un texto hermoso. Es la descripción ambulantes a los que tengo fotografia- de Once y la mercancía de Once. Lo dos, conocidos, hablados... Los am- que vos decías recuerda a esos dos bulantes, que ofrecen la forma nueva libros porque hacen una suerte de de circulación de la mercancía. En el seguimiento de un proceso suspen- medio alguien podría hacer un estudio diendo la jerga con la que el urba- sobre los supermercaditos chinos, o los nismo suele describirlo. que venden quiniela o los maxikioscos, pero esas formas no tienen la pregnan- BS: Sí, suspendiendo la jerga. Ha- cia que proviene de la coexistencia y blando de Once... hay un momen- la articulación del shopping center y el to en que el proyecto deliberado se cuentapropismo ambulante. Enton- convierte en un obstáculo. Una no- ces eso es una hipótesis, las mercan- vela respetable de Mariano Siskind, cías que atraen circulan de esos dos Historia de Abasto tiene un proyecto modos en la ciudad. En el resto es lo tan programático que impide ver... conocido, considerando por otra parte Es demasiado minucioso, como si que el supermercado adopta creciente- se tuviera miedo de olvidar algo. La mente la disposición del shopping. El omisión es necesaria en todo registro. supermercado no es sino un capítulo En realidad, el registro se sostiene por del shopping; el que se va a construir omisión, del mismo modo en que el ahora en Puerto Madero es un super- relato se sostiene por elipsis. mercado boutique que tiene que tener Mike Davis efectivamente marca un características de lujo. giro. Y tiene buena escritura. A partir Éstas son mis ideas, admito que son de él se escriben centenares de libros so- ideas débiles pero me permiten des- bre Los Ángeles como ciudad difícil de cribir con intensidad. Otro capítulo entender, nuevo caos, ciudad del futu-

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ro, ciudad global, ciudad multiétnica, para conjurar la idea de que no cito a las ciudad catastrófica, etc. En cualquier personas que me desprecian. momento, Los Ángeles le gana a París en metros de biblioteca. Edward Soja LB: Volviendo a un tema anterior: recurre a la idea de Aleph para pen- contra lo que decías sobre Escenas sar Los Ángeles, lo cual indica, por lo de la vida posmoderna, tiene la con- menos, una falta de familiaridad con sistencia de un libro moderno. Al el relato de Borges, o una confianza utilizar la idea de escena, pasabas a extrema en que él, Soja, puede hacer analizar el estallido, lo fragmenta- lo que quiere con un objeto fantástico rio... Sin embargo, las categorías que inventado por otro. Pero el fenómeno usás y las distancias que proponías que me parece más interesante es el de eran muy modernas. En ese sentido, la literatura, la insistencia con la que la pregunta sería ¿cómo asumir la aparecen fragmentos de ciudad en la distancia que uno tiene como inte- literatura contemporánea. lectual con ciertos fenómenos de la ciudad contemporánea?¿Elegís el ca- LB: Antes de la compilación de mino de exponerla teóricamente, de Terranova que mencionaste, o explicitarla o de eludir esa distancia? Abasto, o Villa Celina, está el mode- lo de Fogwill... atravesar la ciudad y BS: Lo que decís de Escenas... está ver las contradicciones. Vivir afuera bien. El capítulo de los intelectuales y es una novela sobre la ciudad. el arte, es más moderno imposible. Y mi postura sobre la vanguardia sigue BS: No sé porqué Fogwill no aparece siendo la misma que cuando escribí en este libro, quizá porque estoy bus- Escenas... Respecto de entender lo con- cando la ciudad de los últimos diez temporáneo: de lo que no entiendo, no años, que no es la de Vivir afuera... hablo. No quiero hacer visiones turís- O, a lo mejor, porque he escrito sobre ticas de la cuestión. Si no entiendo las otras novelas de Fogwill y, sin darme culturas juveniles, los floggers, lo que cuenta, busqué textos sobre los que no sea, no puedo hablar. No tengo nin- hubiera escrito. guna superstición, pero no puedo ha- blar. Además tiene que haber un cierto LB: ¿Cómo ves la idea de “isla urba- interés que me conduzca. Un interés na” que usa Josefina Ludmer para que me conduzca a los shoppings, por analizar la literatura contemporánea? ejemplo, cuya magnitud e influencia es descomunal en mi vida y en la de BS: La verdad es que no conozco lo todas las personas. Hay cosas de las que Ludmer está haciendo sobre ciu- cuales no puedo hablar por cuestiones dad. Leí en Internet, y en reportajes, obvias: no podría hacer una etnografía reflexiones no que no son precisamente de la noche de chicos de 20 años de sobre ciudad, sino sobre cómo los dis- Buenos Aires, salvo que vaya con un cursos pasan directamente a la literatu- casco de exploradora como si fuera al ra y no se puede ya hablar de ficción y Amazonas, demostrando bien que soy no-ficción. Pero no vi el artículo sobre una etnógrafa. Hay ciertos objetos que ciudad, y voy a buscarlo ya mismo. En quedan realmente fuera de mi campo. todos mis libros cito a Josefina Ludmer, Pero mi problema de entender lo

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contemporáneo no es exactamente sensación de que la conozco muy bien, que yo no entienda a un chico de 16 y sé muy bien qué es lo que no conoz- años, el problema es si yo no entiendo co... Ahora, si me decís Gran Buenos una novela que esté siendo publicada Aires, no, ahí yo parto de esa hipótesis en este momento, o no entiendo una fuerte de la identidad cultural, de que música contemporánea culta, que es la ciudad tiene su identidad cultural, de la que yo puedo hablar, como el que es la que estudio. O sea, es cierto jazz, que esté siendo inventada en este eso que decís, pero me preocupa en el momento. Si no entendiera eso, ahí plano de las ideas o del arte más que tendría un problema. Si yo no hubie- en esto de la cantidad de simultaneida- ra entendido la primera película de des que uno no puede abarcar. Para mí Bruno Dumont, sentiría que he de- envejecer sería dejar de ser contempo- jado de entender. Pero no me pasa lo ráneo de lo que se está produciendo en mismo con un “emo”, no me intere- las ideas, en el arte, en política. sa... Hay ciertas cosas que nunca voy Si yo tuviera que decir cuál es la angus- a poder estudiar, pero mi problema es tia de una persona que se vuelve vieja, dejar de ser contemporánea de lo que como es mi caso, es no ser contempo- siempre fui contemporánea. Yo no ránea de las ideas y de la producción fui contemporánea tampoco del últi- estética. Cuál será el día en que yo mo hippie de Buenos Aires, porque crea entender (porque a lo mejor no andaba en otra cosa, porque lo mío entiendo) y, en verdad, no entienda. era la vanguardia y la política y no el Eso sí me resulta incómodo. Pero per- hippismo, y eso nunca fue un proble- derme alguna de las simultaneidades, ma. O sea, mi problema tendría que no tanto. ver con aquellos objetos que, como Posiblemente crea que conozco muy vos dirías, muy modernamente son bien Buenos Aires y no sea así... pero los objetos centrales de mi vida. en este recorrido de Buenos Aires que es como de notas al pie de página, voy LB: Pero la ciudad siempre fue la por segunda o tercera vez a lugares, y existencia simultánea de cosas no si- me reafirmo que es quizá lo único que multáneas. Hay momentos en los que sé: yo soy una persona de cabotaje, una somos simultáneos de más fenómenos intelectual de cabotaje. En este sentido de una ciudad que otros momentos. no hago más que continuar una tra- Cuando una ciudad se está trasfor- dición de intelectuales argentinos. Mi mando aceleradamente uno puede no cosmopolitismo es el de esos intelec- tener simultaneidad con grandes por- tuales a los que no les alcanza para ser ciones de la ciudad. En ese momento, cosmopolitas, no les alcanza para ser ¿cómo asumir la distancia? intelectual es fuera de los límites, fue- ra de Buenos Aires, o de Argentina y BS: Sí, esa distancia existe. Quizá yo Brasil, digamos. tenga la sensación de que conozco muy Pero el cabotaje también tiene una bien Buenos Aires y esté equivocada; ventaja, te da la certeza de que vos es- estoy chequeando la ciudad de nuevo, tás muy parada en un terreno. Nunca como cuando uno hace un trabajo y tuve la aspiración de superar ese ca- luego revisa las notas al pie de página botaje, y ya hoy sería imposible. Yo, para no olvidarse de nada... Tengo la siend o al mismo tiempo cosmopolita

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de una manera tradicional, hablando LB: ¿Naciste en Buenos Aires? y escribiendo en dos idiomas además del castellano, conocí el mundo muy BS: Sí... por eso digo, ¡cabotaje total! tarde, salí al mundo después de los 40 Cuando encontré la fórmula intelec- años. No siendo nacionalista, en mí es tual del cabotaje, creo que encontré una marca muy fuerte la argentinidad. mi definición; porque yo trataba de Por eso la idea de que me esté perdien- encontrar una definición... y cuan- do algo de Buenos Aires no es una idea do encontré “intelectual de cabotaje” que me persiga. dije: soy eso.

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Entrevista Juan Molina y Vedia: “La ciudad es la huella” Por María Pia López y Sebastián Scolnik

El pensamiento sobre la ciudad puede com- ponerse de distintos elementos: la vivencia personal, las anécdotas, las observaciones, la historia, la literatura y las diferentes ma- nifestaciones culturales. Todos ellos concu- rren, en el relato delicado y pausado de Juan Molina y Vedia, como si se tratase de una fusión de dimensiones superpuestas que le dan fuerza a la experiencia sensible. Un con- junto de imágenes, colores, sabores, charlas y gestos que se dan cita sin jerarquías a la hora de narrar la ciudad y sus sinsabores. Molina y Vedia advierte los problemas, traza una mirada hacia el pasado arquitectónico de la ciudad, reflexiona sobre las implican- cias de la sociedad mediática y sus deriva- ciones mercantiles, turísticas y publicitarias, que colonizan la subjetividad y el espacio. Una mirada cruda que no por ello desdeña las posibilidades de fundar un nuevo opti- mismo. En el arte de urdir una nueva eco- nomía del tiempo, capaz de sustraerse de las obviedades del presente, parecen jugarse las fuerzas convocantes de nuevas resistencias. LA BIBLIOTECA Diálogos N° 7 | Primavera 2008

La Biblioteca: ¿De qué modos, o con rrando los límites aparentemente con- qué materiales se hace una historia cretos del edificar. de la ciudad? Porque vos decís que Advertimos entonces que el vivir y el hay buenos arquitectos, grandes construir ocurren simultánea e inevi- obras que valorar, pero también, tablemente desde el principio de los en tus libros y en algunos escritos, tiempos, y que el espacio y el tiempo tomás otras cosas que no son obras son los del vivir. Cuando uno vive o arquitectónicas sino obras literarias un grupo de gente ha vivido en un o textos políticos; entonces, ¿cómo cierto lugar, deja en él huellas de cómo pensarías que se constituye una his- lo armó, dónde conversó, dónde tomó toria de la ciudad? sombra o durmió la siesta. Cualquier grupo que se reúne construye espacios, Juan Molina y Vedia: La manera en por más que allí no haya paredes. que yo empecé a entender la arqui- En el año 1957 nos llegó un texto de tectura en los años 50, que es la época Heidegger, Construir, morar, pensar; pero de Contorno y todo aquello que ocu- también llegó por el grupo de Contorno. rría por entonces, nos llevó a dar un Alguien que sabía alemán, Kurt Hacker, giro muy radical con respecto a lo que lo tradujo y pudimos tenerlo en los talle- habitualmente era considerado como res confirmando algo que ya sospechá- arquitectura. La arquitectura consis- bamos; algo en realidad muy simple: la tía en hacer objetos, edificios, cosas unidad de vida y espacio. duras; y nosotros nos dimos cuenta Después llegó al aula un día María Fux, que el estudio de los objetos indepen- adelantada de la danza moderna en dizado de la vida que ocurría adentro nuestro medio, y bailó para nosotros de ellos, y de quienes los habían pro- en el Taller, construyendo espacios sin ducido, era un error. A partir de allí paredes, espacios aéreos, dinámicos, empezamos a tomar la arquitectura rítmicos, arquitectónicos, en suma. desde un lugar distinto. Ahí ya descubrimos que entre el espacio Por ejemplo, nos interesaba Roberto y la vida hay una relación muy directa. Arlt, que aparece ahí junto con el tan- Espacio sin vida es inconcebible. go. Eran cosas que yo usaba en mis cla- Que la arquitec- ses buscando entender más a fondo las tura tuviera una Cuando uno vive o un grupo de viejas casas de barrio en sus dimensio- miope mirada gente ha vivido en un cierto lu- nes emotivas y, por cierto, sus esquinas era un compo- gar, deja en él huellas de cómo y calles tan llenas de escenas que eran el nente más de una lo armó, dónde conversó, dón- aire de aquellos tiempos, los años 40. cultura muerta, de tomó sombra o durmió la Repasar imágenes edificadas escuchan- una cultura de siesta. Cualquier grupo que se do tangos fue una experiencia que ocu- repetidores de reúne construye espacios, por pó las aulas en La Plata en la década catálogos que do- más que allí no haya paredes. del 60 y que se prolongó en una serie minaba todos los de programas por Radio Universidad; ámbitos de la cultura oficial. eran un atisbo de esa sospecha: lo edi- Los escritores, los poetas y los músicos ficado debía verse tomando dimensio- nos dan los textos que producen los nes emotivas e imaginarias en las que lugares. El tango en el Río de la Plata, el ancho, largo y alto de las figuras se el jazz en Nueva Orleans, creaciones fundía con armonías musicales bo- populares, continuas y anónimas.

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Buscando en cierta medida ordenar Agosti, Silvio Frondizi y muchos más esas ideas emprendimos estudios de en aquellos fines de los 50. historia de la cultura en los que pu- diéramos incluir a la arquitectura y el LB: ¿Esa posición tuya es hoy mi- urbanismo como algo que no era inde- noritaria? ¿Hay momentos de la ar- pendiente y autista. quitectura en los que esto esté más En el 64, cuando llegué de un año de presente? ¿O los arquitectos suelen trabajo en Cuba, Ismael Viñas nos dio construir de espaldas a esos modos un curso, a Rodolfo Livingston y a mí, de vida que alimentan las obras? de historia argentina. Eran noches in- olvidables en las que bebíamos sus pa- MyV: Lo que es dominante es la ado- labras mientras íbamos conjeturando ración a los objetos. El rating sigue los temas inevitables de urbanismo y ahí, aunque no sé qué tamaño tendrá arquitectura que debían corresponder la minoría de la que formamos parte, a los rumbos generales. Los temas cen- porque no nos ocupamos de medirla ni trales de arquitectura no dependían de de fomentar las pasiones por el “éxito”. caprichos de arquitectos, ni tampoco Porque, hablando de la arquitectura del sus lenguajes formales; eran parte de siglo de Discépolo, el tema publicitario las transformaciones de la coloniza- ocupó totalmente la escena e hizo de ción capitalista; sistemas portuarios, los objetos un fin en sí mismos, aquello ferroviarios, grandes depósitos, sím- que llama la atención. bolos centrales del nuevo poder eco- Los arquitectos, como tantos otros en nómico, dominio de los territorios el mundo del arte, están metidos en conquistados con su cuota de violen- las reglas del consumo y tienen que so- cia y sangre. El complejo “Nacimiento meterse a la publicidad, a lo que en ese de las naciones modernas” de Ismael momento se usa, lo que atrae más gente Viñas nos guiaba en la historia general y llena el Luna Park o estadios gran- y nosotros apuntábamos en nuestros dísimos. Ellos tienen que clavar en las cursos a producir una historia de la pantallas del colectivo aquello de lo que arquitectura que dejara de ser autis- sus seguidores conversarán mañana en ta, que dejara de ser una colección de somnolientos viajes a sus trabajos. modelos formales meramente sólidos, Es cierto, somos una minoría. Pero no proporcionados y bien construidos. Se somos tan minoría como lo que la pu- trataba de una Historia general acom- blicidad hace creer. Lo que pasa es que pañada por una historia de la arquitec- la gente que piensa de este modo o lleva tura y el urbanismo. La cultura general esta práctica tiene menos prensa. Uno se aparecía oxigenando el conocimiento da cuenta cuando viaja, encuentra que especializado. Eran medidas contra hay tipos que han hecho una cantidad la miopía académica peligrosamente de obras pensadas más bien en este senti- inclinada a esquemas inmóviles, jerár- do y sin embargo, aparecen minoritaria- quicos, dogmáticos y omnipotentes. mente. Pero hay que tener en cuenta el Entonces, a los datos que Viñas nos fenómeno mediático. La televisión hace daba sobre cómo estaba armado el el rating, pero si uno pudiera ver real- país, podíamos agregarle otras versio- mente qué pasa en la cabeza de la gente nes: Milcíades Peña, Jorge Abelardo y rearmar alguna contraofensiva publici- Ramos, Hernández Arregui, Héctor taria, las cosas cambiarían totalmente.

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Creo que todo es muy artificial, es ciera ser que lo que se trata es pro- una democracia muy artificial; porque ducir esos modos de vida antes del para contar cuántos son los que real- objeto; pareciera no tratarse de una mente quieren algo y los que no, antes operación posterior. se hace una campaña en que se gasta tanto dinero y la pregunta que se hace MyV: Exactamente. La Revolución no tiene una contestación verdadera, Industrial inventa un procedimiento sino artificial. Es decir: se fabrica a los en el que la ciencia multiplica sus al- consumidores desde chiquititos, desde cances de manera inusitada e intermi- que están frente a la pantalla. nable, produce una cosa de una escala Lo bueno que tenía la magia en la manual multiplicada sin límite por la época de Tuñón, de los circos viejos, mecanización, y lo que costaba muchí- era el milagro del tipo que hace tram- simo esfuerzo y tiempo resulta de libre pa... Ahora las trampas y las mentiras reproducción en otra escala. Un cam- se hacen verdaderamente, no para que bio radical conducido por un poder creas algo o te diviertas con la manera hegemónico nunca antes conocido, de trastocar las cosas. La mentira se usa gobernado por las leyes del mercado ahora de una manera muy cruel. de la competencia primero colonial, Los números son polvaredas astrales, hoy global, con nuevas formas de es- son sueños del viejito Blanqui, tan clavitud y también nuevas formas de preso como estaba. la vieja presencia del amo. De repente, hace sesenta o setenta LB: Adorno decía que las masas piden años, para fabricar un dentífrico usabas lo que quieren y reclaman obstinada- una cantidad de dinero y para vender- mente la ideología que las esclaviza... lo otra. Y esto para cualquier objeto. Ahora se ha dado vuelta la cosa: se usa MyV: Evidentemente ese Adorno no cualquier cantidad de dinero, el no- era ni de Racing ni de Independien- venta y nueve por ciento, para crear te, no era partícipe de dos esclavitudes al consumidor y el uno restante para propias de Avellaneda también incura- fabricar el objeto. bles que, a su modo, hablan de lo mis- Fabricar sueños es de lo que se ocupa mo (“el esclavo alegre”). La esclavitud toda la generación de mis hijos. Todos bien producida da ese resultado, las trabajan en fabricar sueños: produc- técnicas de esclavitud son cada vez más tores de televisión, curadores de arte, perfectas. Creo que la industria que ha comunicadores. triunfado es la fábrica de sueños, que Hoy la gente prefiere no tomar en sus fabrica un tipo que compra lo que vos manos su vida, prefiere que se la fa- querés vender; ése es el objetivo princi- briquen toda, prefieren la rapidez del pal: primero se fabrica el sueño y luego delivery a la cocina, perdiéndose así el el producto que viene a llenarlo. gusto por la cocina, como escribí en un artículo (“Delivery y cocina”). En otro LB: Esto introduciría para la arqui- artículo que titulé “Crítica de la razón tectura un problema, porque si su gratis” me referí al diario La Razón que tarea siempre fue interpretar modos te dan gratis en el tren, como una píl- de vida para luego producir una es- dora, al pasar. Al viajar en tren a La pacialidad acorde con él, hoy pare- Plata observaba que los vagones, vistos

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al entrar, eran como una sala de tera- reloj que declara kilómetros de reco- pia intensiva, donde estaban todos con rridos que nunca han existido. Y todo auriculares y todos leyendo las mismas porque hay un déficit de caminata y noticias de La Razón. Ya en la cuarta se acercan los by pass y los sofisticados estación, te dabas cuenta que lo único quirófanos. Este programa de vida do- gratuito era el que estaba leyendo: gra- minante merece revisarse para encon- tis somos nosotros, nuestro tiempo y trar aquello que no es necesario. no La Razón. También conjeturaba una escena en LB: Cuando vos hacés esa crítica a donde uno fuera a comprar un televisor la hiperartificialización de las socie- e hiciera una negociación anotando la dades, ¿lo hacés pensando que hay cantidad de horas que uno se ofrecía a retorno de esa artificialización, o ver publicidades en ese aparato que es- planteas que hay un nuevo modo de taba comprando y el comprador, com- subjetividad que finalmente hay que prensivo, le daba cuotas a Garbarino, ver de qué manera se despliega? y no al revés, por- El tema que hay que atacar, fun- que le estaba ven- MyV: Frente a eso “me declaro gusa- damentalmente, es la ideología diendo cinco mil no”, no tengo respuesta. Siento que del turismo como mercancía, la horas de su vida soy optimista y busco a optimistas. fabricación del turista, el mer- para ver publici- Creo que en un 99% estoy equivocado cadito en hecho para dades, y entonces y que seguramente voy a perder. el turista. Esa es una manera de el que tiene que No me molesta perder, y a eso me degradar un lugar, degradando pagar es el fabri- lleva a conocer a los “exitosos” sean a los turistas también. cante de televi- mayoría o no. sores. Garbarino Creo que lo que hay dentro de cada es- es en realidad el comprador y debe clavo es un tipo libre, aunque también pagarnos, y el llamado cliente es el en cada dictador o tirano hubo un “comprado” aunque discepolianamen- bebé inocente llorando en su cuna. Lo te parezca natural lo contrario. Estás artificial es lo esclavo, pero todos esta- todo el tiempo ofreciendo tu tiempo y mos esclavizados. Yo también estoy a no te lo pagan. Encima se dan el lujo las 3 de la mañana viendo avisos y me de decirte que te dan plazos. pregunto qué es lo que estoy hacien- En fin, la recuperación del tiempo do. Sin embargo, estamos pensando propio es un problema central y mu- que hay salvación, que hay que hacer chísima gente lo siente. Así se ven algo. Y además eso nos pone bien, nos grupos moviéndose a ritmos orienta- resulta saludable creer que las cosas se les en plazas insólitas, dejando avasa- pueden resolver. A lo mejor por eso lladoras bicicletas fijas y descansando soy optimista... en pausas de pilates, o escenas de yoga buscando quizá los atardeceres LB: En tu último libro, Potreros, ese de los viejos patios de Borges, junto lugar de libertad se encuentra en el al porrón y al aljibe con el canto del pasado, en el potrero de la infancia. puntual zorzal florido. ¿Hay modos de vida actuales, en re- Y se ponen una bicicleta fija en el li- lación a la ciudad, que te parezcan ving, una bicicleta a la que se le ha su- que son fuerzas alentadoras de ese primido el espacio y le han metido un optimismo?

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MyV: Yo creo que hay esquirlas de que merecen miradas antropológicas felicidad, pedacitos, cosas... A ve- tanto como cualquier modelo de cul- ces las noto en la manera en que me turas extinguidas. trata alguien en la ciudad, en alguna El tema que hay que atacar, funda- sonrisa; pero son esquirlas, cositas mentalmente, es la ideología del turis- sueltas que son muy fugaces. Es muy mo como mercancía, la fabricación del raro que haya fisuras en la decaden- turista, el mercadito en La Boca hecho cia actual, pero las hay. para el turista. Esa es una manera de Y si uno va caminando alerta, si cree degradar un lugar, degradando a los que puede ser interesante dar una turistas también. vuelta manzana, uno puede ver cier- Es terrible que un tipo tenga que es- ta cosa en una flor, en una sonrisa, en quilar ovejas, cuando ya no se hace más algo que conversa el vigilante con una eso, para un alemán que va a mirarlo. mucama, si uno busca esas cosas chi- Son escenas absurdas. Te obligan a quititas... queda abierto a la sorpresa, vivir artificialmente, en un mundo de al ejercicio de la admiración del que máscaras sin misterio, vacías como el habló Cioran. mercado VIP. A nosotros nos pareció El hecho de que acá haya habido barrios ridículo, ya en los 50, en los 80 y 90, de tanos, gallegos, vascos, turcos, pro- el formal y las colecciones de vincianos y también sus más lejanos in- rebaños de turistas adormecidos por gleses y alemanes, deja una textura única sufridos guías que van llenando el va- de convivencias, con sus luces y sus som- cío que fue transformándose en lo cen- bras, que sigue viviendo entre el apuro tral del enterteinment globalizado. del hoy con sus gigantografías y sus dia- rias noticias de sangre y perversión. LB: Hace un par de meses relataste la Aun así, acorralado, casi sin fuerzas, dificultad de reciclar el edificio para el barrio y el potrero suelen aparecer El Hogar Obrero. Decías algo que pa- en un gesto amistoso, en una caricia recía muy interesante para pensar el verbal, en una mirada en una esquina problema de la reversibilidad y la irre- cualquiera. El recuerdo de ese potrero versibilidad de los procesos, en el sen- está ahí. Está acorralado pero no liqui- tido en que hay algo que no se puede dado, sigue vivo. reciclar de ese edificio de Rivadavia... La calle Florida, por ejemplo: en un momento yo pensé que había que MyV: Sí, cuando vimos ese edificio, y estudiar, en la época en que todos se antes, cuando proyectamos conjuntos volcaban a lo étnico y estudiaban a los de viviendas, estábamos frente a una indios, pensé que había que estudiar especie de enigma que es el siguiente: a cualquiera de los tipos que está en cómo imaginar la vida futura en un or- la calle Florida, estudiarlos como se ganismo que fue apto para otra situa- estudia a un aborigen, con sus ritos, ción –la vida cooperativa– que hoy no sus cosas... Por ejemplo tenés el café, existe más, ya que todo fue cambiando que es el lugar en donde los solitarios durante los años que acompañaron la buscan compañía; son todos solos que decadencia de El Hogar Obrero. Ha- están juntos. Los ritos del asfalto de las blamos de la aparición de nuevos colec- muchedumbres de la calle Florida tie- tivos con un alto grado de disolución nen sus tribus, sus mitos, sus rutinas, de vínculos vecinales, una convivencia

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de vecinos que se ignoran mutuamen- que resultó utópica por la fuerza de los te y están encerrados en sus aventuras hechos, mucho más utópica que su su- personales, y del estallido del antiguo puesta pertenencia a “lo obrero”. vínculo cooperativo que se ha produci- Y la arquitectura no puede edificar do junto con el estallido de la vieja coo- edificios para una forma de vida social perativa soñada por Juan B. Justo en las que no existe. De modo que es relati- primeras décadas del siglo XX. vamente escaso lo que se puede hacer Es imposible imaginar hoy cómo el para recuperar hoy esa maravilla ar- conjunto de habitantes, rearmado des- quitectónica. No hay aquella manera pués de la crisis, querrá convivir una de habitar colectiva, cada inquilino o vez destruida la idea cooperativa ori- propietario es un mundo separado, el ginal propia de otros tiempos y que se conjunto ya no tiene soporte real. vuelve en impracticable por la mudan- Los lavaderos comunes en el nivel 11, za de tiempos y costumbres. la mitad de los 22 totales, están aban- Todo lo que fueron servicios comu- donados hace largo tiempo; el bloque nes, socializados, fue paulatinamente de antiguas oficinas o consultorios so- anulado: enormes salas de calderas bre calle Rosario, el médico iba de su oxidadas en sus casa a atender sin salir a la calle, están La metamorfosis de Kafka decía enormes sótanos, semidestruidas. Esa otra idea incon- todo lo que ahora sabemos: los sistemas de hela- clusa de Juan C. López de crear un arquitectos no trabajamos en deras centrales, sistema de microcines ligado a restau- formas, sino en metamorfosis. lavaderos comu- rantes y al McDonald’s, que quedó de Y las metamorfosis tienen, hasta nes en el nivel del los años 70, y mil modos más de de- algún punto, una relación con piso 11 abando- cadencia que sería interminable nom- el que produce la metamorfosis nados. Todo ha brar, hacen temeraria cualquier idea pero la deja inconclusa, por- sido reemplaza- de reciclar ese edificio. que es siempre abierta como el do: estufas indi- Vida y arquitectura aquí, como es camino del conocimiento. Se viduales de tiro inevitable, siguen siendo insepara- trata de algo que continúa mo- balanceado que bles. En las viviendas tradicionales de dificándose con ingredientes perforan bárba- aquellos años de sueños cooperativos y complejos imposibles de dete- ramente las per- planificadores, otro modo dominante ner y fijar. Uno hace un pedazo fectas fachadas era el de las viviendas tradicionales de de algo que empezó alguien y originales; cables clase media porteña. Nada ideales, es- que van a seguir después otros en marañas in- pantosamente jerárquicas y machistas, autores que desconocemos. La discernibles que en las que los chicos no podían entrar arquitectura es un ejercicio de cuelgan como al living, o casas que tenían los sillo- metamorfosis. telarañas. Todo nes con fundas para que no se ensu- denuncia un ciaran. Había una vida aparentemente “sálvese quien pueda” propio del nau- ordenada, con una cantidad enorme fragio de una idea cooperativa defini- de complementos de la vivienda, que tivamente muerta, no como idea sino eran los hoteles alojamientos: la vida como realidad. doble. Era un aparente orden, en los Fue un organismo pensado por años 50. Un orden de fachada, lo que Bereterbide y Vladimiro Acosta en los hoy es “imagen”. La alfombra con la años 40 sobre ideas de Juan B. Justo mugre pateada debajo. de los años 10 para una vida urbana Las viviendas se proyectaban en esa

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época con la idea de la casa del doc- Los arquitectos trabajamos como los tor, que tenían la chapa de bronce músicos. Hacer música es combinar que decía “médico”, con mucama los sonidos de las diferentes teclas de lustrando apariencias. un piano. Las teclas de la arquitectura Nosotros decíamos que empezaban son el color, las con Luis XIV, con el estilo francés, y formas, el aire, lo Los arquitectos tenemos una es- terminaban en Juan Moreira, con el que hará la gente cala que es la arquitectura pero gallinero en el fondo. Eso las hacía más en y con sus espa- que siempre va acompañada humanas después de todo. Una escala cios. Cuando uno con otra que es el urbanismo. que empezaba en Francia, pasaba por hace una obra de España en la cocina y terminaba criolla arquitectura la compone con todo eso: en el fondo. Y las visitas podían llegar con el tipo que va a vivir, con sus cos- hasta cierto punto... tumbres, con el clima. En esa época lo que predomina es la Una palabra que estoy usando desde radio, y después aparece la televisión, hace unos años y que quiero inves- que además no la tenían todos. Lue- tigar más es la “cocina” de la arqui- go llegará la computadora, Internet y tectura. La arquitectura tiene mucho todo lo que vivimos hoy. de cocina, como los escritores y los Los espacios virtuales avanzan, las di- pintores, en el sentido en que hay un mensiones mentales se hacen comple- universo de ingredientes y el que va a jas, oscuras, las ventanas se cambian componer o proyectar tiene que hacer por pantallas por las que nos invaden combinaciones. Vos hacés algo y eso mundos artificiales; empezamos a pre- sigue, alguien lo recibe y lo utiliza. Y ferir vivir encerrados. están las recetas y también los toques Los que van a tener que entender eso, que pueden distinguirla, el mensaje si es que algo se puede entender, son del que cocinó. mis hijos; yo no lo voy a entender. Ésta es una sociedad en la que hay un LB: Sin embargo, hay una tensión en bombardeo de información constante, la arquitectura cuando pensamos la sin márgenes, sin pausas, que ahora ciudad. La cocina tiene algo efímero. son publicidades. Cocinás, comés, o cocinás para otros La metamorfosis de Kafka decía todo lo y comen. Pero la arquitectura, al te- que ahora sabemos: los arquitectos no ner esa permanencia, esa materiali- trabajamos en formas, sino en metamor- dad que es la de la ciudad, también fosis. Y las metamorfosis tienen, hasta se pone en relación con la historia. algún punto, una relación con el que Juegan la metamorfosis y la transfor- produce la metamorfosis pero la deja mación permanente, pero al mismo inconclusa, porque es siempre abierta tiempo se disputa con la tradición y como el camino del conocimiento. Se lo ya existente... trata de algo que continúa modificán- dose con ingredientes complejos impo- MyV: Puede seguirse esa línea dejan- sibles de detener y fijar. Uno hace un do para otro momento el tema de “la pedazo de algo que empezó alguien y inmortalidad del locro” que nos daría que van a seguir después otros autores mucho trabajo, pero se entiende el que desconocemos. La arquitectura es tema que se propone. El tipo que más un ejercicio de metamorfosis. insistió en eso –la permanencia– fue

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un italiano, como corresponde, Aldo son tipos que tienen una presencia del Rossi, que estuvo acá en los 70 y que pasado, en lo que está construido en ha escrito muchísimo, siempre a par- el territorio, completamente distinta tir de la idea de que la arquitectura a la nuestra. Nuestra arquitectura es “es la escena fija de las ceremonias hu- la de la pampa, Hudson, un tipo con manas”. Es decir, la arquitectura es lo prismático mirando a los pájaros antes que queda después de que pasó la ce- de que existiera la agricultura, antes de remonia. Ver un edificio de Palladio, que existiera el campo, en 1850. Canto en Vicenza, que es la ciudad de él, es General de Pablo Neruda habita esa emocionante. El teatro Olímpico, la idea. América es algo así como el lugar Villa Rotonda, su propia casa, son co- que está vacío, que no quiere decir que sas que duran centenares de años. no tiene nada, sino que tiene la posibi- Los arquitectos tenemos una escala lidad de todo. Ésa es la diferencia cla- que es la arquitectura pero que siem- ve con la vieja Europa. Hay gente que pre va acompañada con otra que es cuando dice vacío se imagina “nada”, el urbanismo. no se imagina la totalidad de posibili- Había un arquitecto, Louis Kahn, dades, el hecho de estar todo abierto. que fue reconocido tardíamente, Me parece muy lógico que el italiano cuando ya era muy grande, que estaba tenga esa tendencia a pensar en lo eter- en Estados Unidos y era de Estonia. no y que los americanos tengamos un Él decía que la arquitectura se hace fuego muy distinto, del campo abier- para que dure décadas y el urbanis- to, del todo es posible; una eternidad mo para durar siglos. Una inversión menos pesada, dejada para “después”, en una autopista es una marca cuya menos tenebrosa. perspectiva es que dure siglos. Acá vivimos en una ciudad que es muy Hay una conciencia de ese juego que curiosa. Es la conjunción de tipos que los filósofos no han podido resolver llegaron de allá con otros que estaban entre lo permanente y lo efímero. Lo acá; un europeo que estaba en América fugaz pero intenso, El Aleph de Borges. se transformaba completamente. Eso Empiezan a discutir eso los griegos, me gusta en los estudios de Arciniegas, con la tortuga, el infinito, los plató- que piensa la influencia que América nicos, Demócrito... Son concepciones tuvo en los europeos. que tienen que ver con la muerte. Son También el cubano Alejo Carpentier cosas que encierran un enigma como el ha visto lo mismo, la influencia de lo nacimiento y la muerte. Hubo muchí- nuevo sobre lo pasado, algo como un simos filósofos arquitectos, y en el si- flujo histórico inverso al habitual. glo XV y XVI era bastante más común La arquitectura colonial española o que esas dos dimensiones estuvieran portuguesa en América hace cosas que ligadas. Los utopistas, por ejemplo, no hacía allá. No son absolutamente inventaban una ciudad y de repente se independientes pero tampoco son de- les ocurría darle forma, construirla o pendientes. La periferia, el borde, es el más modestamente dibujarla o descri- alimento principal de toda moderni- birla en textos. dad, de todo cambio. “La arquitectura es la escena fija de las vicisitudes humanas”, decía Aldo LB: Esto que señalás puede relacio- Rossi. Él era italiano, y los italianos narse claramente con lo que dice José

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María Arguedas sobre el Cusco, sobre la historia, con las tradiciones cultu- el nuevo Cusco. Es algo muy intere- rales y con distintas especificidades, sante: dice que los españoles intentan se cualifican como un resto que pue- tirar abajo el viejo Cusco, que es el de dar lugar al “artificio” turístico. centro del Imperio de los Incas, pero Es decir, ese resto, que es tradición para levantar el nuevo Cusco tienen cultural y singularidad, es conver- que contratar obreros que eran in- tido en atractivo turístico. ¿Ves esta dios y que tenían un saber sobre la forma homogénea de las metrópolis forma de construir que era precolo- globales o te parece que hay una dis- nial. Aunque el plan era europeo, las puta alrededor de esas diferencias? manos eran indias, entonces la arte- sanía que construye el Cusco es una MyV: Creo que la homogeneidad, que artesanía que expresa, en el fondo, se podría llamar idiotización universal una cosmovisión americana. exagerando un poco, tiene un factor común: apurar a la gente para que no MyV: Yo trabajé en Arequipa en el tenga tiempo de darse cuenta de lo 67. Las cachiporras de la policía del 66 que está viendo, le están diciendo o me proyectaron hacia Perú. Nos que- está escuchando. Es la creación de la damos sin trabajo y nos fuimos para atención distraída, a partir de la enor- Perú. Arequipa tiene una piedra blan- me cantidad de información que te da muy fácil de trabajar. Es una piedra tiran por segundo. Es una aceleración rosada o blanca. La ciudad está hecha artificial de la gente. Entonces, como con esa piedra y con manos indígenas, están todos acelerados, cada vez la idea y con una grandiosidad extraordinaria, que se juega es que te estás perdiendo que son restos de una religión que tuvo algo. Si pensás, algo falló en la cam- una potencia secularmente unificadora paña publicitaria. Tenés que limitarte y que consiguió religar toda una canti- a escuchar entregado tal y como antes dad de cosas, que luego siguió religan- los niños soportaban la cucharada de do otras tomando diferentes culturas laxante propinada por el adulto, cir- pero dándoles el eje de simetría, metá- cunstancial verdugo. fora del poder y la sumisión. Se trataba Ahora, por otro lado, yo veo las cosas de usar el saber indio sobre la base de que toman de Internet. Cuando veo otra concepción: que el indio haga lo por ejemplo a mis hijos, es fenomenal que quiera pero con el eje de simetría todo lo que encuentran cuando quieren que venía de Europa. buscar algo interesante. Hay una rique- za detrás de la pantalla capaz de ganarle LB: Continuando con la imagen que a la idiotización, porque hay muchas vos ponías del tren conectado por cosas valiosísimas que también se con- el aparatito del mp3 y por el diario siguen con gran facilidad y al alcance La Razón, y también retomando de cualquiera. Cumbres y abismos se la cuestión de permanencia, suele encuentran disponibles por igual. planterse que lo que hay entre las distintas ciudades globales es una LB: Volviendo un poco a la relación especie de isomorfismo o analogía entre lo global y lo pintoresco en la que produce variaciones. Pero esas ciudad, y pensando cómo funciona variaciones, que tienen que ver con ahí lo singular en relación a la circu-

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lación mercantil y de ciertas tecnolo- población de la villa seguía ocupan- gías, quisiéramos preguntarte por un do, en nuevos conjuntos colectivos, caso particular que estamos trabajan- los espacios laterales, como de hecho do para la revista: Puerto Madero. puede comprobarse hoy aunque sin Allí se presenta con claridad la cues- ningún plan ni apoyo. Todo trabaja- tión de tomar los restos de un pasado do a pulmón y en contra de la presión relativamente fracasado –un puerto para expulsar a la población, que aún que nunca funcionó– para ponerlo resiste de mil maneras las presiones bajo una lógica que es la de la ciudad inmobiliarias imaginables. hipermodernizada, la ciudad de los Ese anteproyecto solidario fue recha- altos ejecutivos que trabajan para las zado por Perón, en Olivos, pocos días empresas de la zona ¿Cómo ves ese antes del enfrentamiento en Plaza tipo de situaciones urbanas, Puerto de Mayo y la violenta expulsión de Madero y el Abasto, las dos grandes Montoneros en una polémica aún remodelaciones de los 90? por aclarar. Perón nos dijo: “Esos bo- livianos, mejor que saquen sus docu- MyV: Nosotros hemos hecho estu- mentos o los vamos a echar a todos”. dios de esas cosas varias veces. Marcos Y ni quiso ver el proyecto que llevaba Winograd es un arquitecto que estudió para presentarle el arquitecto Carlitos mucho el tema del Abasto, y un alum- Levinton junto con un grupo. Es una no nuestro hizo un trabajo, hace un versión para ajustar y revisar de una año, en el que estudió Puerto Madero época llena de puntos oscuros, en la y la Villa 31 como dos espectáculos que la figura de López Rega no puede que son mirados por la clase media olvidarse y no puede obviarse para en- desde el otro lado de la avenida Alem. contrar explicaciones creíbles. En ese trabajo es muy interesante des- Ilusos, imaginábamos usar los ingresos cubrir cómo las cosas van tomando por las publicidades de los bordes de la posición y cómo queda la tripleta clase Autopista para financiar las viviendas media, ejecutivos y excluidos, no tan sociales propuestas. excluidos, porque están organizados, En los últimos tiempos en el taller he- tienen grados de organización comple- mos trabajado el problema de las vi- jos. Esa villa tiene varias historias, yo llas y nos hemos encontrado siempre participé de algunas. En la última épo- con punteros y amenazas, con una si- ca de Perón, cuando ya era presidente, tuación no de excluidos sino de gente iban a hacer la autopista y decían que que está organizada y representada por la villa había que sacarla porque por punteros, y gente que tiene influen- ahí iba a pasar la traza. Una vez más, cias. También hay muchos luchado- la expulsión de los pobres. Tema que res verdaderos, pero están sometidos aún subsiste después de centenares de a presiones y violencias complejas alternativas nada gloriosas que esperan difíciles de manejar. Ese territorio, el alguna explicación todavía ausente. de las villas, no es un territorio mera- Con Osvaldo Cedrón, arquitecto mente desorganizado, quizá hay una y amigo, y un grupo numeroso de organización oculta o varias fuerzas en gente, nos encerramos un mes en la lucha por la hegemonía. En muchos Municipalidad e hicimos un proyec- casos no hemos podido seguir adelan- to en el que pasaba la autopista y la te con proyectos –salvo uno, que fue

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en Avellaneda–, en la villa El porvenir: multinacionales del petróleo que que- toda solidaridad era sospechosa. rían otra cosa. Yo estudié ese plan con Yo trabajé en el tema de villas en bastante cuidado. Publiqué Mi Buenos Río Gallegos en 1957, y mi proyec- Aires herido a fines del siglo pasado to fracasó porque un general compró donde analizo estas cuestiones. casas prefabricadas en Francia, en un negociado, y yo había hecho un pro- yecto con gremios del lugar, cemen- to de Comodoro Rivadavia y todo un trabajo de enfoque regional con la Secretaría de Obras Públicas. Este general compró esas casas, lo denun- ciaron, y las casas que ya estaban en el puerto, volvieron para Francia. Y en Río Gallegos no quedó ni el pro- yecto que yo había hecho ni este otro de las prefabricadas francesas. Yo me acababa de recibir y esa primera expe- riencia me sirvió para ver confirmadas algunas ideas vagas que tenía de lec- turas desordenadas de Carlos Marx y de discusiones diversas. Eran los años críticos de las discusiones del grupo Contorno y del impacto de la Revolu- ción Cubana, que ocupó mi trabajo durante el año 1963, inmediatamen- te después de la crisis de los cohetes. Hay una ciencia que es el urbanismo, que nace a principios del siglo XX, y se revela como un imposible. Querer coordinar el caos urbano se demostró imposible, con lo cual la palabra pla- neamiento se dejó de usar. Los dos planes quinquenales de Perón fueron el último atisbo... Después hubo un plan del Consejo Nacional del Desarrollo en los años 60 y 70, hecho con aseso- El desastre ferroviario que vivimos aho- Juan Molina y Vedia, por Mariano Lamotta ramiento francés, que se trataba de un ra acompaña al desastre industrial y to- plan ferroviario y de autopistas. Se hizo dos los demás desastres. No es nada fácil sólo el de autopistas negándosela la haber retrocedido tanto y poder armar idea básica del plan que era la cuestión algo en la ciudad, y eso vale para enten- ferroviaria. Se suprimió en beneficio der los limites con los que se encuentran del predominio del petróleo y las auto- los políticos y gobernantes al entrar el pistas. Ese plan lo hizo el CONADE; siglo XXI, pero también para ver nues- pero ya en los años 70, era sabido que tros propios límites. El caos ha tomado el gobierno estaba trabajando con las el poder. El caos está en el poder.

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La concepción de planeamiento de “Yo cuesto X dólares”. Hay otra ver- este desorden la estudiaron los fran- sión que explica el por qué no viajó, su ceses en los primeros años del siglo supuesto “comunismo” y los tonos de XX; el urbanismo como nueva ciencia la década infame. entró en La Sorbona en 1916. Mike Y allá le dieron el ministerio de Salud Davis en La ciudad de cuarzo y tam- de Río, magnífica obra, y Niemeyer bién en Ciudades muertas termina de continuaría con la serie de Pamphulla demoler esas ficciones científicas, esos junto al entonces gobernador de Minas proyectos tan minuciosos como ino- Gerais, Juscelino Kubitchek, preludio perantes. Hay planificación pero es la de Brasilia al filo de los 60. También planificación de las súper empresas, Montevideo impresionó a Le Corbusier, de los monopolios financieros. Ellos menos atado a ideas académicas rígidas. planifican todo, no hacen nada que Brasil era más moderno que Buenos no hayan programado antes. Hasta los Aires. San Pablo y Río iban delante de derrumbes de las bolsas mundiales. Buenos Aires respecto a la moderniza- ción, siempre. San Pablo estaba en el LB: ¿La construcción de Brasilia es el 53 veinte años delante de Buenos Aires sueño del urbanista? Hacer una ciu- en cuanto a modernización; puertas de dad de la nada, en pleno desierto... ascensores de apertura automática, cru- Además, el relato que hace Niemeyer ce vehiculares semaforizados eran sor- trata la construcción como el presa para los porteños. Tenía la Bienal momento del comunismo, de la fra- de San Pablo, con Picasso, Walter ternidad obrera, en donde los traba- Gropius, Alvar Aalto, mientras que jadores van generando comunidad. la Facultad de Buenos Aires recién en Es pensar la utopía en el desierto... 1956 accedió a incorporar las ideas mo- dernas mantenidas fuera de los cursos MyV: Lo pensó alguien que acá sería oficiales atados al neoclacisismo desde un desarrollista, pero Brasilia es una principios de siglo. casa de gobierno, no es una ciudad. La Le Corbusier era conocido por to- ciudad es algo que está en las afueras. dos fuera de las aulas. Lo había traí- Brasilia es como un country pero de do Amigos del Arte en 1929 y no la gobierno... Esto no quita el hecho de Facultad de Arquitectura. Cuando yo que los brasileños hayan tenido a tres fui a Brasil, Brasilia no estaba cons- tipos. Uno es Lucio Costa, que es el truida todavía. Había todo un requeri- que promueve a Le Corbusier. Cuan- miento en Brasil para salir de la costa y do llega Le Corbusier, primero hace pasar al interior. Lo que pasa es que la el Ministerio de Salud de Río. Acá no fuerza económica en Brasil es la nues- hace nada, está en 1929 y Victoria le tra multiplicada por veinte. Acá nun- da la casa a Bustillo, después de que Le ca hubo una posibilidad así. Alfonsín Corbusier le hiciera varios bocetos. quiso hacer Alfonsinia y no pudo, Mi viejo, que estudiaba arquitectura no tuvo fuerzas para hacerlo. Dardo en esos años, contó que los alumnos, Rocha hizo La Plata creyendo que iba deslumbrados por el “maestro” que a hacer la capital de Argentina y que había estado en el 29, le mandaron un iba ganar las elecciones, y como perdió telegrama a Brasil que decía: “Estamos quedó como capital de la provincia de desesperados”. Corbu les respondió: Buenos Aires. Los gobernantes nues-

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tros siempre prefirieron escaparse an- quiátricos no está pulido ni pensado. tes de que los persigan, entonces nun- Es gente muy pobre y la van a echar; ca hicieron un centro de gobierno. los quieren repartir por hospitales, no Durante los años 30 para la 9 de Julio está nada claro. hubo varios proyectos. Hacer cuatro Pero a las municipalidades no se les ministerios de un lado, cuatro del otro puede pedir claridad, porque Buenos y la casa de gobierno. Otros urbanistas Aires es eso: lo oscuro. propusieron Parque Centenario como Un millón de metros cuadrados de bu- espacio de gobierno porque es más cén- rócratas, que es lo que piensan hacer. trica. Estaba la idea de modificar Plaza A las 7 de la tarde se van y quedan los de Mayo y poner todos los ministerios, guardianes, las vigilancias. ¿Para qué le pero nunca estuvieron todos juntos en sirve al barrio eso? un solo lugar, y cada ministerio, a su Me preguntaban, al iniciar el inter- vez, tiene oficinas en mil lugares... El cambio por lo materiales con los que manejo de la política argentina desde se hace la historia de la ciudad y los Buenos Aires es organizado a escondi- modos con que se hace. Como vemos, das y lleno de tipos que vienen desde el conviene reconocer que estamos perdi- interior a ocupar lugares acá. dos pero con esperanzas insistentes en Ahora Macri hizo un concurso para las rebeldías contra lo establecido, con- hacer todo el Gobierno de la Ciudad tra lo que tiene “rating” y éxito, contra echando al Borda y al Moyano, que la miopía y la sordera que tantos recha- es otro tema muy crítico que estamos zamos aún perdiendo en la lucha. estudiando. Es muy equivocado como El tema es “El oficio de vivir” (Pavese dixit). plan urbano, porque el plan de los psi- La ciudad es la huella.

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Entrevista Sandro Mezzadra: “Las migraciones van configurando otro espacio latinoamericano” Por Sebastián Scolnik e Ignacio Gago

Sandro Mezzadra pertenece a lo que, a me- nudo de manera simplificada, se ha conoci- do como el legado de la autonomía operaria italiana. Investigador de temas relacionados con la conformación de las nuevas metrópo- lis globales, especialmente en lo referido a las modificaciones que producen las migra- ciones en la escena urbana y en la constitu- ción de una nueva fuerza de trabajo global, Mezzadra reflexiona en este diálogo sobre las derivas de la ciudad y sus luchas; una trama urbana cuyo signo característico es la ambivalencia: entre el espacio que fomenta la tolerancia y libertad como forma de es- timular el desarrollo de una nueva “clase creativa” y la proliferación de discursos de orden y “tolerancia cero” capaces de estabi- lizar lo social frente a la incertidumbre con- temporánea; entre la apertura a la creación de lo público como espacio común y la cap- tura y codificación de las innovaciones; en- tre la constitución de un espacio regional y la proliferación de nuevas fronteras. Es en el terreno que surge de esta ambigüedad don- de se juega la potencialidad de una nueva imaginación política radical. LA BIBLIOTECA Diálogos N° 7 | Primavera 2008

La Biblioteca: Las más recientes in- bales comunes. Pero en cada “ciudad vestigaciones y ensayos sobre las ciu- global”, como dice Saskia Sassen, que dades contemporáneas suelen partir fue la que introdujo este concepto a de la distinción entre las metrópolis principios de la década del 90, hay un ligadas a las formas sociales fordistas desacople entre este nivel de represen- y las actuales “ciudades globales”. tación entre un poder que quiere re- ¿Cómo caracterizás sus diferencias? presentarse como global, y las formas de vida muy he- Sandro Mezzadra: En los últimos terogéneas que El Estado nacional, en su his- veinte o veinticinco años se produjo hacen posible toria de los siglos XIX y XX, una modificación muy profunda en la la reproducción siempre planteó el espacio forma misma de la metrópoli. Hoy, ésta misma de este geográfico y social sobre el que no aparece vinculada de una manera es- poder. Ése es un ejercía su poder de una ma- trecha al Estado nacional. Sin embar- rasgo común a las nera homogénea. El concepto go, hay que subrayar que éste no es un metrópolis globa- de ciudadanía exprime esta fenómeno totalmente nuevo porque si les, aun cuando la tensión hacia la igualación bien las grandes capitales del siglo XIX medida y la pro- del espacio y también de las y XX, París y Nueva York, para tomar porción de este formas de vida. La metrópoli las más emblemáticas, se desarrollaron enlace entre una vinculada a este proyecto de ligadas a una imagen referenciada en dimensión más nacionalización del espacio y la el Estado nacional, estas ciudades pro- homogénea de ciudadanía es planteada como dujeron un imaginario que iba mucho representación de algo homogéneo tendencial- más allá de sus fronteras. un poder global, mente a través de las formas Hoy diría que este fenómeno se muestra vinculada al capi- del trabajo. La ciudad contem- de una manera más nítida en la medida tal financiero y a poránea no es más un espacio que el tipo de poder que está desarrollán- la producción de con estas características. dose en las metrópolis contemporáneas un imaginario, se tiene rasgos globales. Si hoy tomamos la enlaza con formas de vida muy hetero- forma de la metrópoli más influyente, géneas. Diría que éste es un concepto vemos que tiene rasgos homogéneos en que se puede utilizar, de manera abs- el nivel global: el poder que se representa tracta, para diferenciar entre distintas en la ella tiene un alcance global. metrópolis globales.

LB: De alguna manera, siguiendo tu LB: De manera que las diferencias razonamiento, podemos decir que podrían pensarse por el grado de ar- las ciudades son los espacios con- ticulación al mercado global... cretos donde se juega el diagrama capitalista de poder global. Tenien- SM: Por el grado de articulación y por do en cuenta esta analogía entre las el espacio tomado por la representa- geografías urbanas, ¿cómo pueden ción del poder global, por un lado, y distinguirse las ciudades si el poder por las experiencias de vida heterogé- global se presenta bajo una modali- neas y concretas por otro. Sin embar- dad homogénea? go, hay que subrayar que esta forma de la metrópoli no se puede pensar de SM: Bueno, no es totalmente homo- manera abstracta, sin la convergencia géneo, es algo que tiene “rasgos” glo- de prácticas e imaginarios sociales que

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hacen al devenir metrópoli. Sin esa de las formas de vida. La metrópoli convergencia no puede pensarse la re- vinculada a este proyecto de nacio- lación global del espacio urbano. En nalización del espacio y la ciudadanía este sentido, la articulación de ese nivel es planteada como algo homogéneo homogéneo del poder global y el nivel tendencialmente a través de las formas heterogéneo de las formas de vida, no del trabajo. La ciudad contemporánea es algo contingente. Es algo que define no es más un espacio con estas carac- la forma misma de la metrópoli. terísticas. Los estudios poscoloniales subrayaron desde el principio en qué LB: Pero también el espacio con- medida lo que en la metrópoli colo- flictivo... nial aparecía como un proyecto de homogeneización que se realiza sobre SM: Sí, claro, lo define pero de una el espacio, las formas de vida y las con- manera conflictiva. No hay metrópoli diciones jurídicas heterogéneas en las que no se juegue al interior mismo de colonias. Es más, la propia implanta- este campo de tensión dado por esta ción de los estándares metropolitanos contradictoria convergencia entre di- ha producido nuevas condiciones de námicas heterogéneas y representacio- heterogeneidad en el plano de la or- nes del nivel del poder transnacional ganización urbana. Si tomamos como que se quiere homogéneo. Ésta quizá punto de partida la idea de la condi- pueda ser una definición de metrópoli, ción poscolonial, donde ciertos rasgos de manera un tanto esquemática, con de la ciudad colonial van a emerger y la que podríamos trabajar. manifestarse, podremos comprender las ciudades actuales. LB: En los últimos tiempos hay una serie de intervenciones, que a veces LB: ¿Qué rol juegan las migracio- corren el riesgo de ser propagadas nes tanto en la constitución de esa como modas académicas, que inten- geografía social diversa, como en la tan dar cuenta del escenario comple- resistencia a la articulación al mer- jo y heterogéneo de las ciudades. Nos cado global? referimos a los denominados “estu- dios poscoloniales”. ¿Reconocés en SM: La migración juega un papel ellos cierta productividad teórica? fundamental en toda la historia de la constitución de espacios metropolita- SM: Creo que estos aportes sirven de nos. Todas las ciudades más impor- mucho, aun cuando no haya que to- tantes de Europa han sido formadas marlos dogmáticamente. Permiten dar por movimientos migratorios, por cuenta de la diferencia entre la me- ejemplo desde el campo a la ciudad. trópoli global y la ciudad ligada a las Esa movilidad migratoria siempre ha formas modernas. El Estado nacional, sido ambigua. Por un lado, si mirás en su historia de los siglos XIX y XX, la historia de las ciudades migratorias siempre planteó el espacio geográfico y en el siglo XIX, en condiciones de in- social sobre el que ejercía su poder de dustrialización y urbanización acele- una manera homogénea. El concepto rada, los migrantes son los sujetos que de ciudadanía exprime esta tensión ha- van a sufrir las condiciones más duras cia la igualación del espacio y también de vida en la ciudad. Pero, al mismo

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tiempo, el crecimiento del espacio ur- por la flexibilización y precarización bano fue acompañado por una utopía del mundo del trabajo. Por lo tanto, que veía en ese espacio la conquista de hablamos de un cambio radical en la la libertad. La relación entre ciudad y condición migrante de las ciudades migración ha sido muy ambivalente europeas. Pero también hay que tomar en el marco histórico. Ninguna me- en cuenta que cambiaron los proyectos trópoli contemporánea está exenta de de los migran- ser marcada por la realidad migratoria. tes: hoy hay, por La relación entre ciudad y mi- Yo creo que Buenos Aires es una bue- ejemplo, nuevas gración ha sido muy ambiva- na demostración de este hecho y de la formas de mi- lente en el marco histórico. medida en que la migración produce gración circular Ninguna metrópoli contempo- heterogeneización del espacio. Lue- o temporaria. Se ránea está exenta de ser marca- go podemos retomar en la charla la trata, en general, da por la realidad migratoria. cuestión del Bajo Flores, por ejemplo. de prácticas de Yo creo que Buenos Aires es La relación entre crecimiento urbano movilidad dife- una buena demostración de y migración es una relación que hay rentes respecto a este hecho y de la medida en que analizar específicamente según la situación plan- que la migración produce he- las condiciones particulares de cada teada en el fordis- terogeneización del espacio. ciudad. Sin embargo, hay algunas co- mo. En el cruce sas que se pueden decir, fundamen- entre la modificación del mundo labo- talmente la importancia que tiene la ral de los migrantes, con las políticas migración en asegurar las condiciones migratorias y la transformación de los de reproducción material de ese poder proyectos y las prácticas de movilidad homogéneo y global del que hablába- de los migrantes, la migración adquiere mos. Sasskia Sassen, en su libro sobre rasgos nuevos. Estas características se las ciudades globales, sostenía que hay pueden observar en cualquier ciudad dos personajes que marcan significa- europea donde, por un lado, alrededor tivamente la ciudad contemporánea: de la migración se arman procesos de por un lado, el profesional metropo- guetificación, pero, por otro lado, la litano, y por otro, el trabajador mi- migración produce una práctica mate- grante que hace todos los trabajos que rial y simbólica de mestizaje que está posibilitan la reproducción material en la raíz de la productividad de las de la vida social de la ciudad. metrópolis europeas. Se puede tomar una experiencia sin- gular y muy diferenciada, como la ex- LB: Decías antes que estos rasgos de periencia europea, donde la migración diferencia constituyen la producti- jugó un papel fundamental en la trans- vidad del espacio social contempo- formación del espacio metropolitano. ráneo en las ciudades. La pregunta Para comprenderla, es necesario anali- sería entonces por el lugar de la crí- zar los cambios en la composición del tica. Si durante el mundo industrial movimiento migratorio de los últimos fordista, la crítica tenía por función años. Durante el fordismo, la migra- prioritaria poner de manifiesto la di- ción tenía un rol muy importante en ferencia respecto a la homogeneidad la reproducción de la fuerza de trabajo del mundo disciplinario moderno, en el terreno de la industria. Hoy la que conformaba una geografía ur- situación de la migración está marcada bana de características uniformes,

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hoy esa heterogeneidad es la parte Me parece que el problema consiste sustantiva de la producción de poder en pensar y experimentar planos de global. Entonces, ¿qué es la crítica en convergencia y de traducción de las este nuevo contexto que describís? diferencias que sean distintos de los planos que constituye el “capital glo- SM: Yo no sé si lo que decís de la crí- bal”. Hay que pensar que cada punto tica en la época fordista lo comparto de encuentro, para usar una imagen totalmente. Me parece que la crítica de Marx, entre los recorridos subjeti- no apuntaba fun- vos que se arman dentro de esta hete- Hoy hay que tomar en cuen- damentalmente rogeneidad y las formas de captura y ta que la heterogeneidad del a poner de relie- traducción del poder del capital, es un espacio metropolitano es la ve la producción encuentro potencialmente conflictivo condición de producción de de heterogenei- y contradictorio. Para mí hay que pen- riqueza, de imaginario, de dad, sino de una sar una política radical y nueva den- cultura a nivel metropolita- homogeneidad tro del espacio metropolitano en dos no. Entonces, yo creo que la alrededor de la planos distintos, aun si hay que pensar función de la crítica no puede clase obrera que su articulación. Por un lado, un plano restringirse a una sencilla valo- se enfrentaba di- que es más difuso horizontalmente, rización de las diferencias; ése rectamente a la donde cada encuentro potencialmente es el piso del que se parte. Para homogeneidad se puede transformar en una produc- mí, el punto más importante, producida y re- ción de lucha, o de bienes comunes y, para decirlo de una manera un presentada por por otro lado, un plano desacoplado poco abstracta, es pensar una el capital. Por lo del anterior que produzca una conver- forma en la que las diferencias menos, en la tra- gencia entre esos recorridos capaces de de base pueden producir dis- dición de pensa- elaborar una imagen y una realidad positivos de traducción en un miento crítico en más rica del espacio metropolitano. lenguaje que no sea el hablado la que yo me ubi- por el “poder global”. co, ésta ha sido LB: Te decía esto respecto a la críti- la manera domi- ca, en referencia a cómo se pensaron nante de pensar la crítica a la ciudad las políticas emancipatorias del lla- fordista. Hoy hay que tomar en cuen- mado Tercer Mundo, caracterizadas ta, como vos señalabas antes, que la por el antieuropeísmo, o un antico- heterogeneidad del espacio metropoli- lonialismo. Pero también en Europa tano es la condición de producción de y Estados Unidos proliferaron en riqueza, de imaginario, de cultura a ni- las décadas pasadas las luchas de las vel metropolitano. Entonces, yo creo “minorías” contra la norma, que se que la función de la crítica no puede constituían como un elemento fun- restringirse a una sencilla valorización damental de las resistencias. Si antes de las diferencias; ése es el piso del que se trataba de “la imaginación contra se parte. Para mí, el punto más impor- el poder” hoy vemos que es el poder tante, para decirlo de una manera un el que aparece estimulando la ima- poco abstracta, es pensar una forma en ginación para lograr apropiarse de la que las diferencias de base pueden más valor. Este fenómeno se vuelve producir dispositivos de traducción en un problema para la política crítica, un lenguaje que no sea el hablado por para la crítica cultural y sus lenguajes el “poder global”. innovadores. El poder mismo parece

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jugarse hoy en la capacidad de modu- sión muy fuerte entre estos dos tipos de lar esos gestos que lucen radicales. interpelación para seguir utilizando este concepto althusseriano. Un ejemplo SM: Yo creo que éste es un punto que concreto de esta tensión es Bologna, tenemos que profundizar y comple- donde la universidad es una de las “em- jizar. Por un lado, está el hecho que presas” clave en el modelo de desarro- subrayé antes y vos retomás ahora: que llo de la ciudad. En los últimos años el el poder parece producirse a través de una interpelación de la diferencia. Pero también hay situaciones, momentos, planos retóricos y materiales en los cua- les se produce una interpelación de otro tipo, una interpelación muy vinculada a un tipo de código de orden. Por eso me parece especialmente importante poner de relieve este plano, porque en este momento Italia está siendo muy marcada por esta segunda modalidad de interpelación. Está el ejército patru- llando las calles y además hay alrededor del tema de la heteronormatividad un ataque muy fuerte que es liderado por sectores del Estado, del sistema político, intendente de Bologna, que es un tipo Sandro Mezzadra los medios y la Iglesia católica en contra que fue secretario general de uno de los de las conquistas históricas del movi- sindicatos de izquierda, la CGIL, desa- miento feminista. Los últimos tiempos rrolló todo un conjunto de medidas y han estado signados por estas retóricas, retóricas inscriptas en el paradigma de que no son solamente retóricas. No creo la seguridad y la “tolerancia cero”. Estas que esto tenga que ver únicamente con medidas golpearon a los migrantes pero Italia. La idea de “tolerancia cero” se también a los estudiantes de la univer- produjo en un lugar como Nueva York sidad, sobre todo a aquellos que no son y luego se difundió en todo el mundo de Bologna, que viven solos y a la no- sin distinción entre primero, segundo, che toman cerveza en la calle hasta las tercero o cuarto mundo. Acá hay un 3 de la mañana. Este tipo de políticas ejemplo bastante claro de lo que antes derivó en un hecho muy llamativo: la señalaba como dos formas de la interpe- universidad de Bologna, en los últimos lación. Por un lado, hay que hacer pro- años perdió gran cantidad de estudian- liferar las diferencias. La “clase creativa” tes. La universidad tuvo que pagar un necesita un medio ambiente metropoli- precio muy alto para cambiar la imagen tano adecuado para esta proliferación, y transformar el ambiente de la ciudad marcada por un mundo de diferencias a través de estas retóricas y medidas. y tolerancia como en el caso de los com- portamientos sexuales en la metrópoli. LB: Pareciera, de una manera muy Por otro lado aparece la retórica del or- esquemática, que la interpelación den, la seguridad, la “tolerancia cero”. a la diferencia queda más del lado Siempre hay, potencialmente, una ten- del capital financiero y global, y la

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apelación al orden queda del lado de que la cultura metropolitana pasa a los gobiernos locales. En este nivel, tener como un lugar preponderante. el de los Estados nacionales, ¿hay Acá en Buenos Aires, hace un tiem- distinciones claras entre gobiernos po, había un eslogan que decía “ac- conservadores y progresistas? titud Buenos Aires” como marca de una forma de ser “libre”, “toleran- SM: Muy poca; el gobierno de Bologna te” muy vinculada al desarrollo cul- de hecho es de centroizquierda. Toda tural de la ciudad, que es muy vasto. esta ideología securitista produce efec- Esta forma de ser, expresada en ese tos muy concretos en la vida pública de eslogan, le agregaría a la ciudad una una metrópoli. Pero también en la ima- cualidad que la volvería atractiva gen que, como veníamos diciendo, es tanto para las inversiones relacio- algo muy concre- nadas con lo que habitualmente se Hay que poner en relación “ac- to. Pero volviendo denomina “industrias culturales” o titud Buenos Aires” con estos a la cuestión de la bien para captar los flujos turísticos. nuevos circuitos de produc- diferencia, si bien La singularidad cultural e histórica ción y circulación que definen es cierto este tipo aparece, en este caso, del lado del realmente lo que es hoy el ca- de estímulos del estímulo de la diferencia y de la in- pitalismo. ¿Cómo podemos poder, no signifi- corporación de la crítica como una nosotros elaborar una crítica a ca en modo algu- dinámica inmanente al despliegue esta nueva situación? Me parece no que el tipo de capitalista global. Sería como una que un aspecto central es plan- reivindicaciones a invitación a venir a Buenos Aires a tear el tema de las condiciones las que te referiste disfrutar de su cualidad crítica en y los sujetos de la producción no juegue ningún términos culturales. de la “actitud Buenos Aires”. papel en la diná- La “actitud Buenos Aires” no mica contempo- SM: Esto, que me parece muy inte- es producida por su gobierno. ránea. Esas luchas resante, no es totalmente nuevo. Las Es producida por el conjunto siguen siendo ciudades de las que hablaba –París del de prácticas culturales que ca- fundamentales, siglo XIX, o la Nueva York del siglo racterizan la cotidianidad de pero hoy hay que XX– siempre han sido caracterizadas la vida en Buenos Aires. En el pensarlas de una por esta idea de libertad que mencio- momento en que el gobierno de manera distinta nabamos antes. Hay una relación es- Buenos Aires captura este con- a como lo hacía- trecha, tanto desde el punto de vista junto de prácticas y las traduce mos en el pasado; histórico como desde el punto de vista en un afiche que dice “actitud esas luchas tienen teórico entre espacio metropolitano y Buenos Aires” actúa un meca- que articularse libertad. Ése es un punto muy impor- nismo clásico de explotación. en un plano de tante que siempre hay que tomar en convergencia más cuenta. Por otro lado, creo que hoy amplio sin restringirse a pelear contra la esta concreción cultural de la libertad interpelación al orden y la seguridad. Se tiene que ser analizada también bajo trata de plantearse también el problema el prisma de lo que significa produc- de la interpelación a la diferencia como ción metropolitana actual. Cuando re- nueva forma de control social. cién, hablando de Bologna, decía que la metrópoli tiene que ser un espacio LB: A partir de allí se abre todo un de tolerancia y cosmopolitismo para terreno para pensar el nuevo papel atraer inversiones de las industrias

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llamadas “creativas”, me refería a mu- una lógica de captura. Si planteamos chas investigaciones y teorías sobre la el problema de la producción mate- denominada “clase creativa” que des- rial de la “actitud Buenos Aires”, de criben el hecho de que esta clase, para la imagen de la metrópoli, planteamos ser realmente productiva, necesita de justamente un tema que habría que un ambiente metropolitano de liber- abordar en los dos planos de los que tad. En la promoción de cada metró- hablaba antes. Cómo cada una de estas poli global, o que pretende serlo, este prácticas que anima cada uno de estos tema es central. Un buen ejemplo de sujetos, se encuentra con el gobierno esto es Singapur, que es una ciudad- de Buenos Aires en su intento por estado, donde la cultura nacional es capturar esas prácticas y traducirlas al muy conservadora. Sin embargo, en la afiche, pero también cómo podemos promoción del estilo de vida metropo- producir nosotros algo parecido al afi- litano para el exterior, lo que siempre che de “actitud Buenos Aires” pero en es subrayado en los afiches publicita- un sentido totalmente distinto. rios del gobierno municipal es este aire de libertad y tolerancia. Entonces hay LB: Como si se tratase de un terreno que poner en relación “actitud Buenos común donde se reproduce la ope- Aires” con estos nuevos circuitos de ratoria mercantil global, o la insti- producción y circulación que definen tución de una lógica alternativa de realmente lo que es hoy el capitalismo. lo público. Te quería preguntar por ¿Cómo podemos nosotros elaborar una el problema de las fronteras. Porque crítica a esta nueva situación? Me pa- esa “actitud Buenos Aires” lleva con- rece que un aspecto central es plantear sigo, en forma más o menos velada, el tema de las condiciones y los sujetos una segmentación del espacio de la de la producción de la “actitud Buenos geografía urbana. Como si hubiese Aires”. La “actitud Buenos Aires” no diferencias admisibles, políticamen- es producida por su gobierno. Es pro- te correctas, e inadmisibles, diferen- ducida por el conjunto de prácticas cias peligrosas. Esta segmentación culturales que caracterizan la cotidia- produce, paradójicamente, una es- nidad de la vida en Buenos Aires. En pecie de fascinación por el peligro, el momento en que el gobierno de por las zonas “oscuras”, por la es- Buenos Aires captura este conjunto tética “tumbera” ligada a los com- de prácticas y las traduce en un afiche portamientos carcelarios, o ciertos que dice “actitud Buenos Aires” actúa códigos callejeros, presentados como un mecanismo clásico de explotación. peligrosos, pero de los cuáles se ex- Porque el trabajo vivo de los sujetos traen ciertos rasgos estereotipados que cotidianamente van produciendo que producen cierta fascinación. y reproduciendo la riqueza y la vitali- dad cultural del espacio metropolitano SM: Sí, esto no pasa sólo en Buenos es expropiado sin ninguna remunera- Aires. Me venía a la cabeza el ejemplo ción a cambio; en un nivel bastante de las banlieues, en la periferia de París, abstracto se reproduce el esquema de donde se ve muy claramente lo que vos explotación de Marx. Pero se podría describís como estética de lo peligro- agregar que el mecanismo de explota- so. Por un lado, las banlieues son más ción parece funcionar, en este nivel, en que periferias, son los márgenes en los

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que hay fronteras muy nítidas que ni LB: Te quería preguntar en referen- siquiera desde el punto de vista de un cia a eso: ¿cuáles son las lógicas que se plan de transporte de París pueden establecen a partir del contacto de los ser trazadas en el mapa. Pero por otro migrantes con esas dinámicas cultu- lado si mirás los desarrollos cultura- rales de las que hablábamos? ¿Se tra- les, en el sentido amplio del término, ta de formas auto guetificadas o, por de los últimos diez años, las banlieues el contrario, hablamos de mezclas e no son más mar- hibridaciones culturales del espacio? Otra cosa importante, me gen o periferia; ¿En qué medida las vidas migrantes parece, es la posibilidad de pro- son el centro. La se rehacen en el contacto con una me- ducir mapas de creación de es- música que es- trópoli de arribo, o cuán cerradas se pacios transnacionales hechos cucha la mayoría mantienen sus costumbres respecto desde abajo, en una situación de los jóvenes en al nuevo espacio que se habita? como la latinoamericana, bajo Francia es pro- el movimiento de los flujos ducida a partir SM: Bueno, hay toda una retórica de migratorios. Estas dinámicas de la condición hibridación y mestizaje, que se desa- van configurando otro espacio de las banlieues. rrolló a partir del multiculturalismo y latinoamericano. Es otro pro- Pero también los estudios poscoloniales durante los ceso de integración y heteroge- la novela negra últimos veinte años. Yo creo que esta neización. El desafío consiste tuvo un impulso retórica es bastante peligrosa porque es en pensar desde abajo un cruce muy grande en muy unilateral. En muchos casos pare- entre integración y diferencia- los últimos años ce que esta hibridación se produce de ción, que es cualitativamente tomando como manera automática y siempre es posi- distinto a los procesos de inte- referencia a las tiva. Yo no creo que sea así para nada. gración mercantiles. banlieues y a par- Pero, al mismo tiempo, creo que todos tir del desarrollo los análisis que han sido producidos de una escritura de unos jóvenes de alrededor de las culturas híbridas, tie- esos barrios. Ahí hay un ejemplo de lo nen algo importante para decir sobre el que vos planteabas como estética de lo tema de tu pregunta. La impresión que peligroso, pero también de la produc- tengo es que la reacción de los migran- tividad de espacios que en el imagina- tes a las condiciones muy duras que rio aparecen como improductivos. enfrentan cuando van a vivir a las me- trópolis, si las analizamos desde el pun- LB: Lo que coloca a esos espacios to de vista de las prácticas culturales, es como centros de la productividad una reacción muy heterogénea y muy social y por tanto de una polítiza- compleja. Esas prácticas constituyen un ción potencial... campo de tensión donde seguramente aparece la posibilidad de un repliegue SM: Sí, no son espacios donde no pasa y un cierre de las formas de vida de ori- nada como dicen las retóricas públicas gen de los migrantes frente a la dureza respecto a la osciosidad de los jóvenes. de las condiciones que enfrentan. Las Los conservadores dirán que no tienen prácticas culturales pueden cumplir ganas de trabajar y los progresistas que aquí un papel de fortalecimiento de la no pueden trabajar (risas). No son es- guetificación. Pero, al mismo tiempo, pacios vacíos, como no es un espacio estas prácticas culturales tienen puntos vacío el Bajo Flores. de apertura. En ellos hay que trabajar

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para desarrollar su ambivalencia. Otra económica y monetaria europea. Lógi- cosa que cabe señalar es que estas prác- camente está en contradicción con una ticas de auto guetificación no son mo- apertura o un proceso democrático dos en los que se expresa una esencia radical. Mi impresión con respecto a originaria de los migrantes: esas prác- América Latina es que existe este pro- ticas son híbridas, producidas por un ceso que vos llamaste neodesarrollis- proceso de mestizaje. Pero estas mez- mo, pero también me parece que se ha clas no son inmediatamente procesos producido un proceso de apertura que positivos y progresistas. También hay va más allá de las fronteras nacionales, que decir que en las prácticas de cierre la constitución de un bloque regional más duro hay posibilidades de produ- capaz de participar de otra manera cir aperturas. en el proceso de globalización. Este fenómeno me parece bastante alenta- LB: Con respecto a lo que conta- dor a mediano plazo. Lo que se trata bas de Italia, del resurgimiento de de poner en el centro del análisis y la ciertas retóricas de orden ligadas al reflexión crítica, no es tanto el regreso Estado nacional, te quería preguntar al Estado nacional, sino las distintas si notás un cierre respecto a la ima- formas de articulación, concretas o vir- ginación política que se abrió en las tuales, entre espacio nacional y proce- últimas décadas. En América Latina sos de integración que configuran una hay una cantidad de gobiernos pro- articulación transnacional de poder. gresistas o de izquierda radical, que en cualquier caso, producen un ima- LB: Ahora bien, ese espacio trans- ginario de recuperación del Estado nacional cuando no es elaborado nacional, a menudo pensado como políticamente desde abajo, por un una suerte de neodesarrollismo que movimiento social y cultural acti- plantea un retorno de la soberanía vo, puede volver bajo la forma de nacional como hipótesis. ¿Ves al- nuevas fronteras. Un nuevo orden guna relación entre el discurso del productivista y economicista que orden que plantea la vuelta a una garantice nuevas formas de sujeción cierta identidad cultural ligada a la de los procesos regionales a la lógica soberanía estatal, y estos discursos de los poderes globales. El ejemplo de cambio que plantean retomar la más concreto que se nos aparece es cuestión del Estado como centro de el de los agronegocios, una dinámica la transformación política? De un global que vuelve como frontera po- lado un orden expulsivo y limitante, lítica, cultural y de control del espa- de otro, un orden inclusivo y repara- cio geográfico y las poblaciones. dor. Pero ambos plantean un regreso a ciertas capacidades estatales vulne- SM: Sí, porque los procesos de in- radas por el proceso globalizador. tegración, cuando son manejados exclusivamente por arriba son, otra SM: En Europa este proceso de regre- vez, maneras de heterogeneización so al Estado nacional no es un proceso muy profunda del espacio integrado. unívoco. No se trata, como parece a Hay integración y heterogeneización simple vista, de un proceso que entre al mismo tiempo. Esto se ve muy bien en contradicción con la integración en Europa. Allí el proceso de integra-

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ción bajo un lógica mercantil, neoli- idea de inclusión social progresiva y beral, produjo y sigue produciendo con una integración extensiva en las nuevas fronteras. Tanto adentro del figuras clásicas de la ciudadanía. Un espacio europeo como hacia afuera, énfasis excesivamente unilateral en en la medida en que cambia el senti- este sentido juega un papel negativo do de lo que es una frontera misma. en la medida en que bloquea la ima- En América Latina también puede ginación política que es necesario de- empezar a verse algo parecido. Desde sarrollar más allá de los conceptos de este punto de vista emerge el límite inclusión y exclusión. Todo el proble- más profundo de la imaginación del ma de las fronteras, su multiplicación llamado neodesarrollismo, dado que y su carácter móvil y aleatorio, es algo este planteo no logra enfrentarse al que me parece que es muy importante proceso de multiplicación de fronte- desarrollar para estimular esta imagi- ras vinculadas a los movimientos de nación teórica y política más allá de la integración regional. oposición entre inclusión y exclusión. Otra cosa importante, me parece, es la posibilidad de producir mapas de LB: Buena parte de la reivindica- creación de espacios transnacionales ción de los movimientos de lucha hechos desde abajo, en una situación de migrantes tanto en Europa como como la latinoamericana, bajo el mo- en Estados Unidos, pasa por la rei- vimiento de los flujos migratorios. vindicación del derecho. De alguna Estas dinámicas van configurando manera es un planteo que busca la otro espacio latinoamericano. Es otro inclusión... proceso de integración y heterogenei- zación. El desafío consiste en pensar SM: De alguna manera, pero no ne- desde abajo un cruce entre integra- cesariamente se restringe a esto. Por- ción y diferenciación, que es cualita- que la reivindicación de los derechos, tivamente distinto a los procesos de en Estados Unidos como en Europa, integración mercantiles. Es uno de los ha sido y sigue siendo una reivindica- desafíos teóricos y políticos más gran- ción de papeles. Alrededor de esto se de tanto para América Latina como pueden decir dos cosas distintas que para Europa. Ni el neodesarrollismo apuntan en la misma dirección: por estrecho en latinoamérica, ni el regre- una parte los papeles son la condición so al Estado en clave conservadora de para seguir desarrollando formas de Europa, que también fue propuesto vida que no necesariamente son inte- con otra orientación por la izquierda, gradas a la norma del código de seguri- pueden enfrentarse a este desafío. dad. Son las condiciones para disfrutar de la movilidad. La ausencia de pape- LB: Esto plantea problemas a la hora les es una condición muy sensible para de pensar la “inclusión social”, que la guetificación y para la reducción del es uno de los pilares de los nuevos espacio de movilidad. Estas formas de gobiernos del continente. vida heterogéneas no necesariamente pueden describirse bajo la premisa de SM: Sí, a mí se me representa como la inclusión social. Por otra parte está un tema problemático el planteo de la cuestión de que los papeles, que en una democracia sobre la base de una principio parecen una cosa muy banal

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y burocrática, tienen que ver con algo la situación en Latinoamérica es muy que no es tan banal; lo que Hannah diferente a la de Europa. Allí las tra- Arendt llamó “el derecho a tener de- diciones vinculadas a los procesos de rechos”. Con esto quiero decir que lucha y politización de la izquierda los papeles tienen que ver más con las se acabaron. Lo diría de una mane- condiciones de posibilidad para la ad- ra muy drástica y radical. Lo que si- quisición de los derechos que con el gue existiendo es una memoria muy hecho de ser uno de los derechos. Una fragmentaria de lo que han sido las reivindicación tan básica como la de Casas del Pueblo o la Cámara del los papeles, es algo que en principio Trabajo. Por ejemplo, en los procesos abre las posibilidades y el lenguaje de de lucha vinculados al trabajo preca- los derechos confrontándolos con sus rio, puede aparecer un fragmento de propios límites. Claro que son reivin- estas tradiciones de lucha, como las dicaciones ambivalentes, en la medida formaciones de Cámaras del Trabajo en que pueden configurar una situa- o cooperativas como las que se daban ción en la que el derecho es el objeti- a principios del siglo XIX en el viejo vo, pero también pueden operar una movimiento obrero. También podés apertura de la ciudadanía más allá del encontrar en la ciudad un lugar que concepto de inclusión social. todavía se llama “Casa del Pueblo”. Allí se pueden cruzar o reactivar tra- LB: Si cambian los sujetos sociales, diciones culturales vinculadas a la productivos y políticos; si se trans- historia de la izquierda. Yo diría que forman las ciudades y sus formas la situación en los países europeos es de habitarlas, ¿cuál es el lugar de ésta. Me parece que el problema no es las tradiciones políticas y cultura- recuperar las tradiciones, sino verlas les pretéritas? como un gigantesco archivo donde se pueden recuperar fragmentos y reac- SM: Es una pregunta que no tiene tivar dentro de un diagrama de poli- una respuesta general. Yo creo que tización nuevo.

51 Ensayos y crónicas urbanas Los modos de existencia de la ciudad, tanto en sus alusiones históricas, como en su vertigi- nosa extrañeza cotidiana, re- quieren formas de invención en el lenguaje. Una narrativa que esté a la altura de expresar sus peculiaridades, sus costumbres, sus formas productivas y mercan- tiles, sus movimientos de ocupación del espacio, sus delimitaciones territoriales y sus sensibilidades. Probablemente el ensayo y la crónica hayan brindado los mejores textos para pensar la urbe. El primero lo logra cuando puede eman- ciparse de la tutela de las burocracias de la lengua. La normaliza- ción de la escritura, la prescripción de las categorías y la corrección en las citas son las formas del control que debe enfrentar el ensayo. Sin embargo, él también debe luchar contra sí mismo cuando su preocupación estilística desacopla las palabras de la vida. La crónica también reconoce sus acechanzas. Los relatos de un pe- riodismo mediatizado que envuelve los acontecimientos en pátinas estereotipadas: costumbrismo de rentabilidad turística, personajes confirmados en sus lugares sociales, geografías catalogadas de an- temano y fisonomías abonadas por el prejuicio. Cuando la crónica logra desembrazarse de sus derivaciones más banales, encuentra un campo fértil para narrar los matices, dejarse atrapar por la singularidad y rehacerse en la experiencia del encuentro inédito. En esta sección ofrecemos un conjunto de ensayos y crónicas. Graciela Silvestri recupera los diarios de viajeros de la pampa. En ellos en- cuentra los fundamentos de las concepciones predominantes con las que se pensó la ciudad. Un naturalismo que chocaba con el incipien- te ritmo urbano que abrazaba el ideal cosmopolita. En esa tensión se desenvolvía el arte, la arquitectura y las letras de la época. Adrián Cangi reconstruye un conjunto de estampas. Los personajes arltianos, habitantes de las brumas callejeras que luchan por una salvación; la decadente, teratológica y errante ciudad de Martínez Estrada; las fuerzas vitales que se sobreponen a la fatalidad de la técnica vislumbradas por Witold Gombrowicz; el vértigo urbano que describe Néstor Perlongher y que arroja la propia sensibilidad a fuerzas impersonales; y el telurismo redentor de Carlos Astrada, son retratados como figuras de la decepción. Pablo Sztulwark realiza un ejercicio crítico sobre las formas en las que la arquitectura quedó subsumida en las técnicas del marketing empresarial. Si el diseño del espacio siempre tuvo una relación con las formas en que se ocupó y con la producción de sentido que en él se desplegó, hoy los deseos y aspiraciones sociales son modulados de forma tal que se adaptan a los modelos de vida que fueron elabora- dos de antemano. Por esta vía, la arquitectura queda atrapada en un profesionalismo esteticista. El santuario que rememora a las víctimas de Cromañón, es visita- do por Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg, con el propósito de investigar las subjetividades de una generación menos comprendida que juzgada. Sus relaciones con el mundo del rock y con el universo adulto, son interrogadas en esta crónica que piensa sobre los efectos de la tragedia y sus ambivalentes reverencias santorales. 54

La pampa como el mar Por Graciela Silvestri

Las pasiones que el “vacío” pampeano ha incitado en la imaginación literaria deter- minaron las diversas maneras en que fue pensado el país. Tanto en la construcción de su identidad y sus relatos fundadores –a menudo inspirados en las imágenes precur- soras de los diarios de los viajeros–, como en la pregunta por las formas de vida que deambulaban al ritmo caótico de la urbe porteña. El arte como la arquitectura han sido testigos de las dificultades para expre- sar la inmensidad desértica que dominó las tempranas percepciones. Graciela Silvestri historiza, con sutileza, esta tensión entre un naturalismo proveniente de la “pampa literaria” y una ciudad verti- ginosa que, con aspiraciones cosmopolitas, encontró en el Río de la Plata su propia sen- sibilidad “sublime” capaz de obrar como prolongación de las geografías pampeanas y que hoy se ofrece como un paisajismo libra- do a los destinos mercantiles. De Darwin a Sarmiento, de Hudson a Martínez Estrada y de Florencio Escardó a Leopoldo Marechal, se van configurando los trazos de un roman- ticismo literario que encuentra en las inter- venciones arquitectónicas de Le Corbusier y Amancio Williams un diálogo posible y esmerado, cuya armonía utópica no cesa de reaparecer y de sentirse amenazada. LA BIBLIOTECA Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008

Todo viento es marítimo, y toda la vacuidad, la monotonía–, se identi- ciudad, aun la más continental, en las ficaba con el asombro, aquel estado del horas de viento es marítima. ...El viento alma en el que todos sus movimientos se del desierto también es marítimo, y el suspenden con cierto grado de horror.3 de la estepa es marítimo. Ya que más De ello se deducía su gran poder, el allá de cada estepa y de cada desierto que lejos de ser producido por el razo- está el mar, el más allá del desierto, el namiento, lo anticipa, y nos arrebata más allá de la estepa. El mar es aquí con una fuerza irresistible.4 Desde fines unidad de medida (de inmensidad).1 del siglo XVIII, la nueva categoría de Marina Tsvietáieva “lo pintoresco” permitió mediar entre ambos extremos, incorporando ecléc- ticamente lo fragmentario, lo rústico, I. Epítomes de lo sublime lo fugaz, lo extraño. Como su nombre lo indica, deriva de lo que era posible Muchos años después de su viaje en de ser pintado, de un tipo de represen- el Beagle, Darwin se preguntaba por tación de la imagen basado más en la qué la imagen de las amplias planicies sugestión del color que en la armonía patagónicas –un ámbito ilimitado sin del contorno. árboles, sin montañas, sin color– lo No sólo aquellos dedicados al arte y las había acompañado, con tal fuerza, en letras, sino también los viajeros que se el recuerdo. La pregunta es retórica: enfrentaban con tierras desconocidas así descripta, la Patagonia extraandina –diplomáticos, comerciantes, natura- es epítome de lo sublime, y lo subli- listas–, leyeron los ámbitos del nuevo me no es asunto de gracia y equilibrio, mundo a través de sino de temor y temblor. Formado en estas claves estéti- Desde fines del siglo XVIII, la estos criterios del gusto, Darwin ima- cas. Por supuesto, nueva categoría de “lo pinto- ginó ante el paisaje patagónico un gran los criollos no fue- resco” permitió mediar entre romance geológico que, según sus pa- ron ajenos a estas ambos extremos, incorporan- labras, arroja luz sobre el “misterio de maneras de ver e do eclécticamente lo fragmen- los misterios”, el origen de las especies.2 interpretar. Todos tario, lo rústico, lo fugaz, lo Detengámonos por un momento en necesitaban metá- extraño. Como su nombre lo esta categoría clásica, cuya redefini- foras, lenguajes y indica, deriva de lo que era ción moderna jugó un papel funda- normas que per- posible de ser pintado, de un mental no sólo en la filosofía estética, mitieran situar en tipo de representación de la sino también en la literatura y las ar- el árbol del cono- imagen basado más en la su- tes visuales. La versión que Edmond cimiento –racio- gestión del color que en la ar- Burke propuso en su Philosophical nal y sensible– tan monía del contorno. enquiry (1757), orientada a la recep- inusuales escenas. ción sensible de los “cuadros de la Resultaría imposible imaginar la trayec- naturaleza”, diferencias claves entre lo toria de lo que llamamos paisaje (que sublime de lo bello. Proporción, razón alude simultáneamente al fragmento y gracia eran cualidades de la belleza, “natural” y a su representación) sin im- cuyo su efecto psicológico era el amor. plicar su percepción estética, aunque En cambio, la pasión causada por lo esta dimensión se oculte en las ciencias sublime –hallado en los ámbitos en y técnicas actuales, que intercambian que primaban la vastedad, el silencio, paisaje por morfología ambiental. Sus

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efectos, que todavía eran reconocidos De paisajes trataremos en este artícu- en la época de Darwin, son tan pode- lo, o más precisamente: de la manera rosos que tiñen hoy, sin ser explicita- en que cierta sensibilidad común para dos, los discursos públicos vinculados a interpretar los ámbitos geográficos cuestiones ambientales y urbanas. Mu- fue fijada en paisajes convencionales, chas acciones po- representativos de “la Patria”, como Mientras los periodistas gráfi- líticas se derivan, postales enviadas a través de genera- cos exhiben tomas de la fábri- sin que lo advirta- ciones. De todos los paisajes posibles, ca acercándola idealmente a la mos claramente, elegimos centrarnos en la pampa, cuya ciudad, un arquitecto ya ideó de la percepción interpretación en clave sublime, asen- la forma de ocultar la fábrica de los valores de tada en la primera mitad del siglo XX, con las mismas técnicas pai- tal o cual ensam- fue extendiéndose inadvertidamente sajísticas que hubiera utiliza- ble, natural o arti- para comprender el sur. do Capability Brown. Todos ficial, considerado saben que la vista convence de como paisaje. una manera que no convence- Baste pensar en el II. La pampa como el mar ría una fórmula científica. reciente episodio de Gualeguaychú: Sin duda el paisaje a través del cual en la idílica escena del río, la fábri- se representó más asiduamente ca que asoma en la distancia perturba Argentina es el paisaje pampeano. No antes la mirada convencional que su extraña, porque la pampa es el ámbito articulación con vagos y no probados en que se extiende la ciudad primada, efectos futuros. Mientras los periodis- Buenos Aires. tas gráficos exhiben tomas de la fábrica Esta pampa interpretada por los porte- acercándola idealmente a la ciudad, un ños constituye, para recurrir a la defi- arquitecto ya ideó la forma de ocultar la nición clásica del género pictórico, un fábrica con las mismas técnicas paisajís- paisaje con figuras que le dieron senti- ticas que hubiera utilizado Capability do (escasas y antiguas figuras: gauchos, Brown. Todos saben que la vista con- malones y ombúes). Pero cuando in- vence de una manera que no convence- dagamos en el pasado inmediato, ría una fórmula científica. notamos que tal “pampa” sólo recien- Es notable la persistencia, en el senti- temente es tratada en singular. ¿Nos do común, de estas nociones del gusto referimos, acaso, a la campaña del que fueron descriptas en el siglo XVIII. siglo XIX, más acá del Salado? ¿A los Todavía hoy, las Cataratas del Iguazú se vastos espacios que se confundían con nos representan como sublimes; los valles las planicies patagónicas en su común cordobeses, como pintorescos; los lagos negatividad, que permanecieron casi del sur, como bellos. Pero si definimos los desconocidos para la civilización hasta paisajes no como naturaleza dada sino la conquista del desierto? ¿O al campo como construcciones de la imaginación, transformado por el alambrado, por el es posible historizarlos, desarmando su trigo, por los pueblos pujantes de las aparente inmovilidad, desarmando in- primeras décadas del siglo XX? cluso la inmovilidad de su fruición. La Seleccionando o cancelando las dife- historia de los paisajes implica tanto las rencias geográficas, sociales e histó- transformaciones del referente como los ricas, primó en la cultura argentina cambios en la percepción social. una versión genérica de la pampa que

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reunió simbólicamente los muy distin- escenas posibles, la pampa fue resumi- tos motivos en una imagen poderosa, da en su paralelo con el mar. sublime, como corresponde a la idea Pero el mar de la pampa es el Río de de Nación que por entonces se con- la Plata, y este río será la clave de este solidaba. No alude a la pampa real, en paisaje, de esta ciudad. Un río que es caso que tal unidad geográfica fuera un mar; un río “sin orillas”; un mar un hecho, sino a un vago espíritu que a la vez salado y dulce; sin la transpa- permanecería más allá de accidentes, rente belleza del contrastes y transformaciones. Caribe ni el ver- No extraña que fuera en el ámbito Pero mientras otros paisajes repre- deazul de la costa literario donde se construyó la clave sentativos encontraron rápidamen- Atlántica. Pero para representar “el paisaje pampea- te sus paralelos, no resultó sencillo su amenazante no”, ya que el código lingüístico es construir el ámbito pampeano como tranquilidad, y el abstracto y sólo sugiere sin fijar una paisaje nacional, ya que una mirada pardo ambiguo única presencia. Cada cual puede ima- no educada en estos valores lo consi- de sus aguas mez- ginar libremente el referente al que deraría simplemente chato y aburrido. cladas, recuerda aluden las palabras. Pero además, las La inmensidad y la vacuidad no bas- turbias e inescru- letras constituían el único medio con taban para sugerir futuros imperiales tables antigüeda- cierta densidad al que podía apelar la y pasados heroicos o insondables. Y des. El río es tan cultura rioplatense: ésta fue (y tal vez las imágenes establecidas de lo subli- equívoco –y por sigue siendo) una cultura textual, no me natural eran muchas, aludiendo a ello amplio en visual. Y este rasgo resulta fundamen- sentidos contradictorios: esta pampa su significación– tal para comprender la construcción no debía, sin duda, presentarse con los como la pampa. simbólica del paisaje pampeano. colores mórbidos de la decadencia, ni a través de los torbellinos caóticos con que el desierto, atravesado por la ima- III. Ciudades letradas ginación romántica, había sido imagi- nado. En los bordes de la bienvenida No extraña que fuera en el ámbito lite- civilización, la pampa productiva la rario donde se construyó la clave para anunciaba, pero decantaba en escenas representar “el paisaje pampeano”, ya pedestres, de escaso interés para quie- que el código lingüístico es abstrac- nes pretendían leer en este paisaje la to y sólo sugiere sin fijar una única cifra de un destino glorioso. presencia. Cada cual puede imaginar Debía hallarse una forma sublime; libremente el referente al que aluden pero lo sublime, como notaron quienes las palabras. Pero además, las letras se inspiraron en Burke, carece de for- constituían el único medio con cierta ma en sentido clásico. No es armónico, densidad al que podía apelar la cultu- porque no se cierra armónicamente: ra rioplatense: ésta fue (y tal vez sigue vive del conflicto. Es reacio al cálcu- siendo) una cultura textual, no visual. lo, a la división geométrica, al registro Y este rasgo resulta fundamental para icónico. Es reacio a la medida –que comprender la construcción simbólica permite comparar, ponderar, evaluar del paisaje pampeano. racionalmente. La medida de lo Subli- Adolfo Prieto publicó, hace más de me es metafórica, como lo es la medida una década, un libro de gran impor- del mar, con el que tan frecuentemente tancia para el tema que nos ocupa.5 Se la pampa fue comparada. De todas las analizaban en él los inicios de la litera-

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tura nacional, que otorgaba un lugar dos llanuras bien distintas: el poderoso providencial al peso del ambiente so- desierto y la fértil y promisoria campa- bre la psicología colectiva, refiriendo ña, abierta a la civilización. Recién ha- sus inicios a las crónicas de los viajeros cia principios del siglo XX se establece ingleses (comerciantes, marinos, natu- como motivo excluyente la imagen ralistas) educados unificada de la pampa. Físicamente Buenos Aires, la en la sensibilidad Desde Güiraldes, Borges y Martínez ciudad de la pampa, coexiste romántica. En Estrada, hasta la literatura actual, se re- con ella sin penetrarla. Pero la este marco, el producen de distintas formas los mis- llanura penetra a la ciudad y Facundo (deudor mos tópicos que conformaron el canon está presente en la urbe conti- de la ilustración pampeano: la extensión de la cuadrí- nua y persistente. Dos inmensi- borbónica y del cula hispana vinculada con la infinitud dades la flanquean: la pampa y romanticismo de la llanura; el suburbio urbano leído el Río de la Plata... al río nada literario francés en paralelo con el “desierto”; el secreto puede convenirle menos que el tanto como de la del río que espeja la pampa, entendido nombre clásico de camino que sensibilidad an- por pocos espíritus. El médico Floren- anda. No es una vía para irse, glosajona exten- cio Escardó resumió estas caracterís- sino una patria para quedarse... dida en los textos ticas en su Geografía de Buenos Aires es casi un río de tierra y los bar- de viajeros) es, (1945): Físicamente Buenos Aires, la cos que lo cruzan no lo navegan: indudablemente, ciudad de la pampa, coexiste con ella lo transitan... El río no admite la pieza maestra. sin penetrarla. Pero la llanura penetra navegantes, requiere rastreado- El Facundo no a la ciudad y está presente en la urbe res. Como la pampa. sólo puede com- continua y persistente. Dos inmensi- prenderse en la dades la flanquean: la pampa y el Río serie literaria, sino también en su cali- de la Plata... al río nada puede conve- dad socio-geográfica, como repertorio nirle menos que el nombre clásico de de los paisajes típicos de una nación camino que anda. No es una vía para en ciernes; paisajes que modelan las irse, sino una patria para quedarse... es costumbres, las formas de habitar, las casi un río de tierra y los barcos que formas de gobernar. Sarmiento, no lo cruzan no lo navegan: lo transitan... es redundante aclarar, no conocía la El río no admite navegantes, requiere pampa cuando escribió sobre ella: en rastreadores. Como la pampa.6 una cultura letrada, la experiencia no Tales tópicos eran moneda corriente parece necesaria. hacia mediados del siglo pasado, tanto El peso del Facundo no se agota con el como para que Leopoldo Marechal, en tiempo, y el esfuerzo por leer la geo- su Adán Buenosayres, imaginara iróni- grafía y condensarla en paisajes-cifras camente el encuentro nocturno de un del “ser nacional” continúa en las dé- grupo de amigos con el “espíritu de la cadas siguientes, basándose en tópi- tierra”, corporizado en el fantasma de cos inspirados por este ensayo inicial, un gliptodonte, uno de aquellos big pero especificados en su relación con sloths cuyos huesos se encontraban, las formas modernas de habitar, cuya pocos años antes, en las proximidades modernidad no debía cancelar el “es- de Buenos Aires. píritu” de la pampa. La inspiración en En las primeras décadas del siglo XX, el Facundo es sin embargo muy vaga, el paisaje en que resonaban malones, ya que Sarmiento presentaba al menos cautivas, gauchos y huesos fósiles, una

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pampa literaria alejada de las transfor- nalmente, nacimos mezclados. En las maciones efectivas, reunió el pasado primeras décadas del siglo XX, los remoto y la esperanza de otro futuro espíritus educados nada querían saber contra el incómodo presente metro- de él. La literatura da el paso decisivo, politano, multitudes de inmigrantes a la vez conservador y vanguardista, que lenta pero inexorablemente as- convirtiendo las pampas en una pampa cendían en la escala social. La pampa literaria; evitando así enfrentarse con literaria estaba plagada de inflexiones el mundo incierto, crasamente mate- secretas, tan secretas como los giros rial, de la ciudad real; definiendo lo idiomáticos locales, expulsando así a que fuera propio a partir del someti- los parvenú (como llamaba Alberto miento a las claves que ellos mismos Prebisch, el arquitecto –pionero del construyeran. Pero, ¿qué arquitectura movimiento moderno local– a los merecería a la vez los calificativos de inmigrantes exitosos). Años más tar- “criolla” y “moderna”, el adjetivo que de, aun para personajes progresistas nadie querría, por entonces, soslayar? como Escardó, la convención poseía En la época de entreguerras coinciden ya una fuerza independiente de los las aspiraciones modernistas –en la motivos que la inspiraron –aunque la vertiente estrictamente formal, no so- ironía de Marechal ya pone en jaque cial, del modernismo– con la reacción la reincidencia del tema. ante el presente metropolitano. Pero, tratándose de paisaje, no habla- mos sólo de representación. La elite criolla reconocía la potente inspira- IV. La arquitectura de la ción ecléctica de los inmigrantes eu- pampa porteña ropeos que literalmente construyeron la arquitectura de Buenos Aires; su Las versiones literarias del paisaje identidad, si algo como esto existe, es pampeano han sido suficientemente bien ajena a gauchos y malones y mu- tratadas como para que se abunde so- litas. El Teatro Colón; la Casa Rosada; bre ellas. Más escasos son los estudios el Congreso Nacional; la Avenida de iconográficos, y casi invisibles los po- Mayo, son obras de arquitectos ita- cos trabajos dedicados a las relaciones lianos y españoles, con aspiraciones concretas entre la invención de esta de realizar obras universales, no “ar- “pampa” y las elecciones históricas de gentinas”. Contra esto debían oponer la arquitectura de la ciudad. Es que fue no sólo palabras, aunque las palabras complicado, para las artes visuales y las guiaron las acciones. artes de la construcción, madurar un El patrimonio urbano ecléctico de lugar común producido en sede litera- Buenos Aires –y de otras ciudades ria: lo que se podía narrar o describir contemporáneas de la pampa, como con palabras, no resultaba fácil de pin- La Plata–, es de los más notables del tar, menos de edificar. mundo en su género. Pero sólo re- La arquitectura es a la vez la más con- cientemente se ha iniciado su pues- creta y la más abstracta de las artes. Su ta en valor, cuando la nostalgia tiñe abstracción descansa en la medida y nuestra mirada y los parámetros de la proporción, y la pampa se presenta integración y mestizaje son acepta- inconmensurable, ilimitada; los ma- dos con entusiasmo por quienes, fi- teriales de construcción, aun los más

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modernos, reclaman como la piedra fi- viejo casco de la ciudad y eliminando jeza, permanencia y estabilidad. Nada el Puerto Madero (que ya era enton- más complicado de representar a través ces considerado obsoleto). de estos medios que la idea sublime de Esta línea costera obsesionó durante la pampa como el mar. años a los porteños, y sobre ella se su- Así, arquitectura y urbanismo tardaron ceden los planes urbanos que conti- décadas en enfrentar la ciudad capital núan la inspiración lecorbusierana. Es y su “ámbito natural” –la pampa cons- que la costa resume el encuentro en- truida por los literatos–, para adecuar tre “pampa” y río, motivos que se es- sus productos tanto a los requerimien- pejan mutuamente en su sublimidad. tos prácticos como a la seducción de Pero, ¿qué hacer con Buenos Aires, la los tópicos poéticos. ciudad caótica que se extiende entre Un paso decisivo para los caminos de ambas vastedades? ¿Cuál sería la ar- la ciudad se halla en las propuestas que quitectura que la ciudad pampeana Le Corbusier dejó para Buenos Aires debería adoptar para hacerse eco de la en su visita a Sudamérica, en 1929. La dimensión natural? idea principal fue sugerida por la pampa Un croquis de Amancio Williams literaria que le presentó a Le Corbusier expresa de manera sintética la conti- el entorno social con el que estaba nuidad ciudad-pampa-río que buscaba vinculado (recor- Le Corbusier, subrayando un lími- En más de un sentido, el paisa- demos que sus te artificial, una forma en el informe je de la pampa sublime es una relaciones fue- borde costero. Williams lo hace, como idea literaria más que una ex- ron con Victoria Le Corbusier, a través de la tipología periencia, una idea que coloca Ocampo, con que aún es epítome de la modernidad, a la pampa más allá del poder Alberto Prebisch, de la racionalidad y del artificio hu- terrenal. La consistencia ma- con los González mano moderno: el “rascacielos”. Pero temática de los productos de Garaño, coleccio- Williams fue más allá de esta genera- Williams adquieren, en este nistas de icono- lidad en sus proyectos concretos. Si la marco, una dimensión poética. grafía nacional, perfección técnica de sus propuestas todos activos par- sugiere progreso sin concesiones, la ticipantes del entorno martinfierrista, unicidad incontaminada de sus ar- condensado luego en la revista Sur). tefactos convoca el silencio y sugiere La propuesta de Le Corbusier consis- grandeza, más allá de las dimensiones tía en salvar la diferencia entre el río concretas de la arquitectura, que ja- y la ciudad real a través de una pla- más iguala el monumento natural. Es- taforma de hormigón armado que se tos atributos le permiten medirse con proyectaba sobre el agua. En esta pla- el paisaje, entendido literariamente taforma –el suizo ubica allí la “ciudad como sublime. de los negocios”– diseña rascacielos, Lo sublime, dijimos, puede declinar- formalizados como perfectos prismas se en distintas formas. El ímpetu de vidriados, sin alusiones al rascacie- Williams responde a la versión clásica: los norteamericano. Así, la ciudad no al sublime dinámico, en el que el bloqueada, sin esperanza, sin cielo y bloque espacio temporal se disuelve, sin arterias se abriría al ancho río, el cuyo epítome es el mar tempestuoso, mar.7 El esquicio inicial se concentró sino al sublime matemático, repre- en la línea de la costa, acentuando el sentado por el cielo estrellado sereno,

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quieto, insondable, eterno, como el ras como “mancha de aceite”, y en- enigmático Río de la Plata. Pampa, río gullía todo lo que a ella se resistía. Y y cielo –el cielo vacío de la Cruz del sin embargo la práctica abonada por Sur– construyen su paisaje. Williams, la de resumir en una idea Amancio Williams sabía que el paisaje clara todo el desarrollo posterior de un pampeano no tolera rugosidades, acci- proyecto autorre- dentes, colores. Como escribió décadas ferencial, rigió los La intervención de Puerto después Juan José Saer, la pampa es el caminos de la dis- Madero, sin embargo, no lo- lugar que representa mejor la tierra de creta arquitectura gró su cometido de articular nadie transparente en el interior de la porteña, así como ciudad y río en un paisaje co- cabeza en la que silogismos estrictos y las propuestas mún, como tampoco lo logró callados se concatenan.8 En más de un de Le Corbusier la reserva, ni los planes de los sentido, el paisaje de la pampa subli- tuvieron des- sucesivos gobiernos municipa- me es una idea literaria más que una cendencia en los les de recrear un rosario verde experiencia, una idea que coloca a la sucesivos planes a lo largo de la costa. Un caos pampa más allá del poder terrenal. La urbanos. de infraestructura vial, proyec- consistencia matemática de los pro- La costa siguió tos parciales nunca concluidos, ductos de Williams adquieren, en este siendo el lugar edificios aislados y promesas marco, una dimensión poética. más recurrido en de parque, separan la Buenos Pero este saber, que permitió a la experimenta- Aires cotidiana del río al que Williams colocar en relación sus obras ción de la arqui- Le Corbusier pensaba abrir la con el paisaje ideal –y que lo sitúan tectura argentina, ciudad sin esperanzas. Parecie- en un lugar central en la cultura ar- como si en ella ra que la vocación abstracta de quitectónica argentina– fue en otros se hallara la cla- la arquitectura porteña –tan sentidos trágico, porque impidió que ve material de sensible a la Idea que preten- Williams negociara –en el sentido po- la metáfora pai- dió determinar de una vez y lítico de la palabra: discurso y acción– sajística, el lugar para siempre el futuro– cons- para concretar sus proyectos. Algunos en que pampa y tituyó un límite para pensar la ejemplos notables, como el de las río se interrogan transformación de lo real. bóvedas-cáscara, utilizadas en diversos m u t u a m e n t e . proyectos, fueron sólo materializadas Algunos proyectos recientes testimo- para exposiciones temporarias. La nian la larga duración de esta forma de culta reconstrucción que de estas bó- comprender el paisaje costero. Tal es vedas realizó hace pocos años Claudio el caso de la contenida intervención en Vekstein en la costa de Vicente López Ciudad Universitaria (Alberto Varas, acierta en el emplazamiento que el ar- Claudio Ferrari y Daniel Becker). quitecto hubiera deseado: entre los al- Parte del programa consistía en la tos pastizales, con el horizonte del río. creación de un memorial que recuerda Las bóvedas jamás son fotografiadas a las víctimas de la dictadura militar, con gente: su sentido sólo emerge en frente al mismo río en el que sus cuer- el silencio que una escena evocadora pos fueron desaparecidos. En este caso, de la pura naturaleza puede otorgar. la arquitectura elige recordar eludien- La metrópoli real no se adecuaba al do anécdotas y acentos dramáticos, espíritu poético de Williams: inmensa acentuando el espacio despojado, mi- para los parámetros europeos, crecía diéndose en su rigor con el horizonte caóticamente más allá de sus fronte- de agua. El proyecto es consciente del

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significado del límite: propone (como continuar la trama amanzanada, de Le Corbusier, como Williams) una acentuar la mezcla de actividades, en construcción dura para la costa, que concordancia con las ideas del “urba- continúa el paseo, también severo, de nismo estratégico” español–9 no rom- la avenida Costanera Norte. Tal opción pió con la tradición lecorbusierana, ya (la marca humana midiéndose con la que las propuestas del maestro suizo naturaleza, pero indicando las dife- también consolidaban el centro y la rencias con ella) línea de la costa, desatendiendo el cre- Mientras la pampa argentina fue arduamente cimiento de la ciudad hacia el interior se encuadra en los términos de discutida en los del territorio. lo sublime, la pampa uruguaya últimos años, La intervención de Puerto Madero, lo hace en las redes de la gra- marcados por sin embargo, no logró su cometido cia y la variedad, en tonos tan una sensibilidad de articular ciudad y río en un paisa- tranquilos como tranquilo es que podemos lla- je común, como tampoco lo logró la el movimiento apenas insinua- mar ecologista. reserva, ni los planes de los sucesivos do de las dunas costeras. De esta inflexión gobiernos municipales de recrear un en clave biológi- rosario verde a lo largo de la costa. Un co-ambientalista existen otros testi- caos de infraestructura vial, proyectos monios, escasamente cultivados por parciales nunca concluidos, edificios la arquitectura local. Es el caso de la aislados y promesas de parque, sepa- reserva de Buenos Aires, un amplio ran la Buenos Aires cotidiana del río espacio frente a la ciudad que, desti- al que Le Corbusier pensaba abrir la nado originalmente a parque público, ciudad sin esperanzas. Pareciera que la fue cubriéndose espontáneamente de vocación abstracta de la arquitectura vegetación paranaense, y declarado en porteña –tan sensible a la Idea que 1985 como área de protección. Desde pretendió determinar de una vez y la perspectiva costera, el primer pla- para siempre el futuro– constituyó un no de pastos altos sobre el fondo de límite para pensar la transformación torres creó un inesperado e inusual de lo real. efecto: como si observáramos un pai- saje posnuclear, en rigor, también, sublime. Por cierto, los defensores de V. Una pampa pintoresca: Uruguay la reserva hablaron en nombre de la naturaleza, no de la percepción esté- El contraste con la orilla uruguaya tica ni de la historia: ninguna marca permite pensar que la interpretación queda, en este consuelo verde, de la de ámbitos similares puede consoli- siniestra operación en el lugar en épo- dar paisajes bien distintos. Geográfi- cas de dictadura. camente, Montevideo comparte con La reserva ecológica no puede menos Buenos Aires los amplios horizontes; que relacionarse, en oposición drástica, comparte la chatura general –aunque con la pieza urbana más exitosa, Puerto la ondulación de la pampa anterior es Madero. Aunque la construcción del acentuada, del lado oriental, por sua- nuevo barrio implicó una vuelta de ves cuchillas–; comparte la ausencia tuerca sobre muchos presupuestos de árboles y toda otra vegetación ori- modernistas –como la voluntad de ginaria que no sea pastos y matorrales; preservar los almacenes del puerto, de comparte el mismo río ancho como el

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mar, aunque a los montevidanos les Julio Vilamajó, dedicado constructor, tocó la mejor costa, una bahía limpia afín al ornamento y al detalle, y sensible de arena fina y blanca. a una relación pragmática con el sitio Pero no fueron las leves variaciones en que bien podría ser comprendida den- las condiciones geográficas las que lleva- tro de las categorías de lo pintoresco. En ron a comprender y representar los te- otras palabras, mientras la pampa ar- rritorios orientales en términos radical- gentina se encuadra en los términos de mente distintos a los porteños. Mientras lo sublime, la pampa uruguaya lo hace Archivo Fototeca “Benito Panunzi”

en Argentina la definición del carácter en las redes de la gracia y la variedad, en sublime de las pampas y del río remite a tonos tan tranquilos como tranquilo es la grandeza y el poder –es decir, a cierta el movimiento apenas insinuado de las idea de destino político–, el pequeño dunas costeras. Uruguay optó por subrayar la modes- Este carácter amable del paisaje uru- tia de sus paisajes; por convertirlos en guayo fue rápidamente asumido por ámbitos verdes y floridos a través de los poderes públicos desde que en plantaciones intensivas; por aprovechar Uruguay se estabilizó, a principios del los pocos accidentes del terreno para siglo XX, un sistema político moder- otorgarle variedad, por radicalizar el ca- no y democrático. Y en la perspectiva, rácter público de sus parques, sus calles, abonada durante siglos, de ligar un sus costas. Aunque Le Corbusier visitó carácter ambiental a un destino políti- Montevideo en el mismo año en que co, lo pintoresco –y no lo sublime– co- visitó Buenos Aires, y fue mejor recibi- rrespondía a un sistema igualitario. Es do por sus colegas arquitectos, su peso notable que esta elección responda tan histórico en la arquitectura y el urbanis- fielmente a las ideas que Sarmiento te- mo uruguayo no fue tan determinante nía de la pampa futura: quien tan po- como lo fue en la Argentina. Si el héroe derosas imágenes había dejado sobre la de la arquitectura moderna porteña es pampa-desierto, pretendía transformar Amacio Williams, el de Montevideo es en un jardín pintoresco el escaso capi-

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tal de belleza de la campaña más acá VI. Ciudades actuales y del Salado, preservando la variedad to- paisajes míticos pográfica; plantando árboles exóticos; multiplicando los castillitos al “estilo Buenos Aires y Montevideo, más allá de ninguna parte”. La pampa como un de sus diferencias, comparten un des- enorme parque coincidía con su idea tino territorial similar: concentran, de civilización.10 incluyendo su extensión extramuros, Este carácter es testimoniado por la la mayor población de ambos países. inflexión que la misma disciplina ar- El conglomerado urbano de Buenos quitectónica tomó en la Universidad Aires reúne más de 14 millones de de la República en sus momentos habitantes, aunque la férrea división iniciales, ligando íntimamente urba- política implica una diferencia abis- nismo y paisajismo. Las fuentes acadé- mal –en bienes, recursos, y en calidad micas apelaron tanto al regionalismo urbana consecuente– entre los que norteamericano como a la vieja tradi- viven “dentro” (unos tres millones ción del jardín hispano-árabe, con una de habitantes permanentes, cifra es- amplitud ecléctica que las vanguardias table desde la década del treinta) y porteñas y sus herederos rechazaron los que viven “fuera”. Las diferencias de manera mili- socioespaciales se han acentuado, en Es el celeste montevideano, tante. No extraña la medida en que nunca se resolvió su medio tono que concuerda entonces, com- políticamente una autoridad de pla- con la vocación de una ciudad parando la costa neamiento para el conjunto. que nunca pretendió otro fu- de Montevideo En el caso de Montevideo, esta fran- turo que el de crear un ámbito con la de Buenos ja territorial que comprende ámbitos amable para todos, ricos y po- Aires, que quie- urbanos, rurubanos y rurales, consti- bres, ciudadanos y extranjeros. nes habían tra- tuye sólo el 5% de la superficie total Si el Uruguay de principios de bajado en la del país, pero está ocupada por el 70% siglo apostó a la mezcla ecléc- construcción del de su población permanente, más un tica de todos los mundos para paseo costanero, 90% del turismo receptivo, lo que co- lograr la felicidad (ese destino como funciona- rresponde al mayor flujo de personas, esquivo y en apariencia abs- rios municipales, información y consumo energético de tracto, pero tan presente para en las décadas de Uruguay. En otras palabras, Uruguay los inmigrantes que para lo- entreguerras, lo es un país costero: redobla, podría- grarlo llegaron a estas costas), convirtieran en mos decir, el tipo de hegemonía que ¿por qué ahora nos resulta im- una rambla dis- el litoral argentino posee sobre el país. posible de pensar? frutada por todos Aunque el contraste entre el centro los sectores socia- urbano y su conurbación no es dra- les, en total continuidad con el tejido mático como en Buenos Aires, supone urbano. La rambla anuda un vasto te- otros problemas a nivel nacional, que rritorio, más allá de los límites legales se agravan como se agravan todas las de la ciudad; y no es un dato de menor cuestiones en los países periféricos: el importancia que Montevideo, y su Uruguay de hoy ya no es el país pu- continuación hacia el este, constitu- jante de mediados del siglo XX. Aun- yan desde las últimas décadas del siglo que los criterios distributivos se man- XIX un ámbito turístico privilegiado y tienen, poco queda por distribuir. Su promovido por el Estado. ilustrado afán por transformar el país

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entero con plantaciones exóticas apa- sa, con la misma potencia que poseyó rece en entredicho con el actual avance en su momento el motivo pintoresco? de las ciencias biológicas y los cambios Éstas son las preguntas de fondo que de sensibilidad relacionados. se hacen los arquitectos Capandeguy, En manos de un gobierno de izquier- Spreechman y Aguiar en La ciudad da en las últimas décadas, Montevideo celeste.11 Los arquitectos uruguayos enfrentó esta complicada situación ce- trazan otro escenario posible, en un rrándose sobre sí misma, siguiendo la marco de acuerdo sobre el sentido po- experiencia de la Bologna eurocomu- lítico y social que las transformaciones nista de los años setenta, en la que la no deben traicionar (en este caso: la preservación histórica se articuló con distribución equitativa de la calidad la voluntad de evitar la gentrificación espacial). Se trata del reconocimiento del centro intervenido. Redobló así su de esta nueva entidad “metapolitana” tradición pública y social; recalificó la que es Montevideo: un ámbito de ciudad tradicional, haciendo eje en la límites difusos que contesta el clá- preservación del patrimonio; amplió el sico dualismo campo/ciudad. Ello uso intensivo de la costa con inteligen- implica oportunidades: basándose tes negociaciones de apertura de tramos en leyes ambientales que revisan los privatizados. Pero la recentralización presupuestos ecológicos anteriores, de la ciudad no logró orientar un nue- alteran la mirada tradicional; aceptan vo equilibrio regional. Y –por diversos las dinámicas contemporáneas dentro motivos que no se resumen en la debi- de los límites de la tradición pública lidad económica– son escasos los ejem- uruguaya; actualizan la problemática plos arquitectónico o urbanísticos de naturaleza-artificio, elaborando pro- calidad, como lo fueron la excepcional gramas y exploraciones proyectuales costanera sur de Juan Scasso, la Faculta colectivas, que desde su misma defini- de Ingeniería de Vilamajó abriéndose ción promueven significados plurales al mar –aquí el río de la Plata es llana- para los nuevos paisajes. Su horizonte mente “mar”–; o el proyecto paisajís- se desplaza así desde el mítico pasado tico-arquitectónico de Punta Ballenas, hacia otro futuro posible. desarrollado por el inmigrante catalán Pero tan importante como las conside- Antoni Bonet, radicado en aquellos raciones objetivas es la elaboración de años en Argentina. Es que, con todo la metáfora de la ciudad celeste, porque el aprecio que merece la conmovedo- ella es la que permite pensar un nuevo ra resistencia de Montevideo ante los paisaje que a la vez se ancla en valo- vientos de las “ciudades globales”, el res comunes. El “celeste” no remite al pecado uruguayo contemporáneo con- cielo en abstracto (el cielo esférico y siste en ignorar que aquel tiempo idíli- perfecto al que apuntaba, con volun- co ya ha terminado. tad tomista, Amancio Williams). Es el celeste montevideano, su medio tono ¿Es posible afrontar el cambio y al que concuerda con la vocación de una mismo tiempo mantener ciertos va- ciudad que nunca pretendió otro fu- lores que la sociedad ha consagrado? turo que el de crear un ámbito amable ¿Cuál sería el paisaje que podría re- para todos, ricos y pobres, ciudadanos unir las demandas actuales con esta y extranjeros. Si el Uruguay de princi- tradición tan reciente como podero- pios de siglo apostó a la mezcla ecléc-

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tica de todos los mundos para lograr “originarias” en el sentido occidental la felicidad (ese destino esquivo y en de la palabra –enraizamiento a un lu- apariencia abstracto, pero tan presente gar– y menos en el sentido delirante para los inmigrantes que para lograrlo de presentarlas, con afán territorial, llegaron a estas costas), ¿por qué ahora como “argentinas” o “chilenas”. Hoy, nos resulta imposible de pensar? la pertenencia nacional –en acepción moderna– se ve amenazada por las inversiones inmobiliarias de podero- VII. Hacia el sur sos consorcios; y miles de turistas son convocados por la misma seducción Capandeguy y Sprechman son tam- que experimentó Darwin ante es- bién autores de proyectos para la tos parajes, más que por sus atribu- Patagonia, y resulta de interés que la tos activos, por su carácter de última misma visión, a la vez modernizadora frontera de la civilización. y atenta a las características del paisaje Esta Patagonia se erige, en la imagi- “típico”, haya nación de los arquitectos uruguayos, El “paisaje” fue así atravesado por sido propues- como alternativa a la ciudad global: muchas perspectivas, sin fronte- ta en las cos- como posible jardín global, trabajado ras disciplinares o institucionales tas del ex- no sólo en las áreas paisajísticas reco- preestablecidas –recordando, tal tremo sur de nocidas por el turismo internacional, vez, lo ambiguas que eran estas Sudamérica. sino también en los ámbitos desange- fronteras en el siglo XIX, cuando Sus proyec- lados que Darwin describió. Un oxí- otros habitantes y otros viajeros tos –como moron, el de presentar estas tierras atravesaron los mismos lugares–, los situados inhóspitas como paraíso futuro. y relacionando esta apertura con en Uruguay– Creo que considerar un desierto como un espacio de fronteras materia- parten de la jardín traduce uno de los aspectos más les lábiles e inciertas. Como si se globalización novedosos de la sensibilidad contem- dijera: pensar, proyectar o cons- como dato, poránea ante el paisaje, a la vez que la truir un paisaje no puede quedar lo que im- anuda con la vieja tradición romántica en manos de un grupo o una dis- pensadamen- de lo sublime que hemos descripto para ciplina exclusiva. te se adecua las pampas. Pero en este caso se trata a la historia de un sublime gozoso: otro oxímoron de la Patagonia, en sí misma global, para la sensibilidad romántica, aunque no nacional: la construyeron viaje- no para la versión clásica (Longino in- ros franceses, italianos, británicos, cluía poemas de Safo como modelo de chilenos, argentinos, y muchos sin sublimidad). El paraíso jardinero que nacionalidad definida, como Wiliam se imagina es tranquilo, placentero, Henry Hudson, argentino por na- albergante de toda variedad, incluso cimiento, norteamericano por des- de la monotonía, de la vacuidad, de cendencia, inglés por adopción. La lo radicalmente distinto. Se acerca a Patagonia era tierra de nadie hasta lo bello en el tópico del amor: pero la avanzado el siglo XIX: y aunque sabe- utopía actual no consiste en amar sólo mos que el genitivo oculta a quienes lo bello canónico; se ama lo diferen- realmente vivían allí –los pueblos hoy te, lo disminuido, lo difícil, lo ajeno. denominados originarios– también La novedad de este tópico está basada sabemos que esas naciones no eran en la extensión de los objetos pasibles

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de ser considerados desde el punto de siglo XIX, cuando otros habitantes y vista estético, una sensibilidad que no otros viajeros atravesaron los mismos descarta hoy ningún material para sus lugares–, y relacionando esta apertura ideaciones y apreciaciones. con un espacio de fronteras materiales En este sentido, una de las experiencias lábiles e inciertas. Como si se dijera: más interesantes sobre la Patagonia ex- pensar, proyectar o construir un pai- traandina fue planteada para las ciu- saje no puede quedar en manos de un dades costeras de Trelew y Rawson en grupo o una disciplina exclusiva. el laboratorio internacional Patagonia/ El valle del Chubut está flanqueado Otra, organizado por los arquitectos por grandes barrancas que condu- Lina Streeruwitz, Leandro López y cen a la meseta Marina Villabeitía.12 Llamará la aten- desierta; por el Si la Patagonia, por diversos ción la toponimia de la zona elegida río se arriba a la motivos, es objeto contemporá- para la experimentación, en la que se costa. En ella, la neo de proyectos que avanzan cruzan nombres indígenas con otros arena es gris os- sobre su multiplicidad, ilu- poco hispánicos. Es que a mediados curo, mientras minando otros ámbitos, acer- del siglo XIX arribaron a estas costas la zona contigua cándonos otra Patagonia, la comunidades galesas que pretendían al valle, apenas Antártida (tematizada hoy por construir una Nueva Jerusalén, un jar- transformada, es la divulgación científica, ante dín, un paraíso. A pico y pala crearon, seca y ventosa; la los problemas ecológicos de la en el valle del río Chubut, canales y vegetación, dice Tierra) permanece en nuestra caminos, plantaron álamos, cultivaron Hudson –que es- imaginación representada por trigo, y todavía hoy podemos disfru- cribe a fines del motivos genéricos, emblemas, tar de sus dulces y tortas de manteca, siglo XIX– “es convenciones que la integran y escuchar los Eisteddfod (Eistevod, en quemada por el en un único, vasto y blanco es- versión local: tradicionales certámenes calor hasta redu- pacio, en apariencia virgen, ho- de canto y poesía).13 Ésta fue una de cirla a cenizas”, mogéneo y ahistórico. las áreas elegidas para el estudio, y sin y la descripción duda su historia se engarza con la idea aún parece adecuarse.14 Así, a pocos de jardín a la que aludimos. pasos de ciudades como Trelew, que La contribución de este laboratorio se nada posee de característico, sólo se hizo visible en diversos planos. Por un percibe desolación y pobreza. lado, si se pretende afrontar los desa- La contribución del laboratorio fue fíos del desarrollo eludiendo ingenuas importante, sobre todo, en el valor miradas pastorales, pero sin ceder al evocador de sus propuestas: se trataba desván de la historia estos atributos de pensar este espacio hostil abriéndo- únicos, el laboratorio acertó en con- lo a nuevas miradas, discutiendo con vocar no sólo a arquitectos y artistas, la noción de vacío, plano y sin atribu- a científicos y técnicos, sino también tos con que solía presentarse el país del representantes de asociaciones civiles, viento. La opción fue la de abandonar de los poderes públicos locales, de la estos lugares comunes para indagar el universidad. El “paisaje” fue así atra- sitio “a la altura” de los pastos –que vesado por muchas perspectivas, sin así observados ya no constituyen sólo fronteras disciplinares o institucionales matorrales quemados–; de los colores preestablecidas –recordando, tal vez, lo de la arena –que del “no color” inicial ambiguas que eran estas fronteras en el pasa a adquirir tonos variados y suges-

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tivos–; o de los gestos básicos de habi- hacer posible la vida. El desafío estriba tación, como el nicho construido sin en multiplicar las posibilidades y op- herramientas en la playa ventosa, que ciones de vida sin cancelar la experien- remeda la forma de protección de los cia de un paisaje que había motivado pingüinos del lugar. Al incluir los si- impresiones tan profundas como las tios de la inmigración galesa, irrumpe relatadas por Darwin y Hudson: un una historia que se encuentra por fuera paisaje en el que se puede reencontrar de la consagrada por el relato estatal: nuestra alma animal. por ejemplo, los canales abiertos por Tanto en el caso de Spreechman y los inmigrantes, mucho antes de que el Capandeguy, como en el laboratorio Estado argentino interviniera en estos reciente realizado en Trelew (prose- espacios, son reutilizados en algunos guido en Comodoro Rivadavia el año proyectos como marcas fundantes. siguiente), el movimiento poblacio- No se trata, sin embargo, de una idí- nal, incluido el del turismo, se acep- lica apuesta a la intangibilidad. En ta como un hecho conformante de la principio, lo que para los viajeros o Patagonia de hoy. La sustancia de sus turistas puede ser sugerente e inspi- asentamientos es el movimiento perpe- rador, no lo es para el habitante de tuo. ¿Debo recordar que el movimiento la Patagonia: es necesario defenderse también fundó las grandes ciudades de del viento, de la crueldad del invier- Sudamérica, carentes de toda forma no, mejorar las comunicaciones para estable en el sentido europeo? Es así Archivo Fototeca “Benito Panunzi”

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que, en estas experiencias, las pregun- marinos y pingüinos en primer plano, tas sobre “los paisajes” del sur cuestio- cree adivinar en los hielos el rostro de nan todas las evocaciones clásicas de la una mujer, que sólo gracias al título palabra forma: las “raíces”, lo origina- del cuadro –“La esfinge antártica”– rio, la “identidad”, lo siempre igual e identificamos con el mito griego. Las inmóvil. En todo caso, estos conceptos blancas extensiones no hablaban aún son sometidos a la misma historicidad, por sí mismas, y estas interpretaciones al mismo movimiento, que se percibe han quedado en el olvido, sin integrar- en ese fondo natural que sólo es in- se en una cultura más generalizada que móvil en una perspectiva genérica. El la del especialista en artes visuales.15 paralelo con el mar adquiere aquí otras El mundo antártico argentino careció valencias que las que ofreció el paisaje de la diversidad de perspectivas que literario pampeano. enriquecieron otros espacios de similar dificultad para trasponerlos en represen- Si la Patagonia, por diversos motivos, taciones productivas, como las pampas es objeto contemporáneo de proyectos o la Patagonia. En gran medida porque que avanzan sobre su multiplicidad, no fue vivido: pero sabemos que no se iluminando otros ámbitos, acercán- trata sólo del desconocimiento o de la donos otra Patagonia, la Antártida casi imposiblidad de vida humana per- (tematizada hoy por la divulgación manente. Las pampas, recordemos, no científica, ante los problemas ecológi- eran conocidas por Sarmiento cuando cos de la Tierra) permanece en nuestra escribió Facundo. imaginación representada por motivos El problema de la Antártida argentina genéricos, emblemas, convenciones es que, a diferencia de los otros paisajes que la integran en un único, vasto y tratados, su dimensión simbólica que- blanco espacio, en apariencia virgen, dó relacionada con el poder militar, homogéneo y ahistórico. el dominio territorial y un relato es- Pero este mundo también posee una colar de la Nación. Fueron las fuerzas historia –y no sólo una historia natu- armadas, en efecto, las encargadas de ral–, apenas advertida en el caso del tramitar las diversas dimensiones del sector “argentino”. Las exploraciones territorio presuntamente incorporado nacionales hacia estas costas deshabita- al país –que Chile también reclama–: das se inician a principios del siglo XX, la corporación monopolizó las tareas cuando la corbeta Uruguay realizó el científicas, geográficas y también re- “primer viaje al Polo”, llevando a bordo presentativas durante casi todo el siglo a los pintores Malharro y Bixio quienes, XX. Así, las relaciones entre los paisajes sin desmedro del registro fotográfico, antárticos y el progreso tecnológico- estaban allí para captar el sentido de los militar, coronando barcos y aviones paisajes que se les presentaran. solitarios con una bandera, quedaron Nada memorable, sin embargo, nos como un clisé de propaganda: carece ha dejado de esta expedición Martín de la densidad, la amplitud icónica y la Malharro, que con tanta sensibilidad apertura que otros paisajes proponen. trató otros paisajes argentinos: su pin- Fijan un sentido único. cel impresionista no acierta en la repre- Esta imagen convencional fue un arma sentación de estos espacios inmensos y poderosa en los conflictos recientes, des- vacuos. En uno de sus óleos, con lobos de Malvinas hasta los hielos continenta-

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les, motivos geográficos representados de la Plata, o la Patagonia en aparente como “puertas” de la supuestamente crescendo de explotación productiva infinita riqueza de la región polar. Los ya no constituyen espacios verosímiles creativos publicitarios no han desde- para albergar la pureza mítica de la ar- ñado este poder: ¿quién se resiste a la quitectura de Williams. bandera celeste y blanca, sobre el fondo En otros sentidos (y sobre todo, por de los hielos (una última “naturaleza la fecha de realización), la Ciudad en virgen”), aunque ella se figure para pro- la Antártida es ejemplo de los peligros mover una marca de detergente? de la abstracción moderna, entregada Ninguna apreciación de la Antártida a la creencia de que la sublimidad es escapa al peso de su infinita blancura. inherente a los ámbitos, y no construi- Lo blanco evoca, según las conocidas da por los hombres en un complejo páginas de Moby Dick, todo lo más diálogo con ellos; desdeñando las cir- honroso y puro, aunque “oculta en la cunstancias históricas para subrayar, intimidad de la idea un algo ilusorio, en la operación artística, lo sublime, que produce más terror al espíritu que aquello que, lejos de ser producido por el rojo sangre”. Todos los atributos de el razonamiento, lo anticipa, y nos arre- lo sublime, derivados de la psicolo- bata con una fuerza irresistible. Fácil- gía estética del siglo XVIII, culminan mente, estas imágenes grandiosas se en la perfección de los hielos del mar prestan para la manipulación política. austral; la identidad aparente entre Aun más en casos como éste, en el que lo representado y el referente parece se nos convence de que es la Naturale- completa e inmóvil. za, por vía del Genio, la que habla –no De esta imagen rotunda y convencional el arte, no la literatura, no la razón, ni se alimenta la Ciudad en la Antártida siquiera el sentimiento humano evoca- propuesta por Amancio Williams en dor del lugar. 1980, originada en una consulta del Por suerte, nadie iría hoy a la guerra gobierno militar; la distancia cualitativa obedeciendo al llamado de los hielos entre este proyecto y los otros proyec- eternos –algo se aprende de la histo- tos a los que aludimos testimonia, en ria–; y los relatos escolares han empa- gran medida, lo que sucede cuando la lidecido. Pero no han sido elaboradas evocación del paisaje se reduce a gestos otras representaciones más allá de la ampulosos y reiterados. La arquitec- divulgación de los temas científicos li- tura de la Ciudad en la Antártida está gados con esta reserva mundial; otros generada por la nada, acentuada en las paisajes esperan ser construidos como perspectivas por el negro de la noche motivo cultural. Es que todavía man- eterna. La Antártida pareciera ofrecerse tenemos, con esta tierra-agua del sur, como el no-lugar ideal, una vez que la la idea de inevitabilidad –de Destino– transformada pampa, el transitado Río que sugiere la pura naturaleza.

NOTAS

1. Marina Tsvietáieva, Natalia Goncharova, retrato de una pintora, Minúscula, Barcelona, 2006, p. 11. 2. Charles Darwin, The voyage of the Beagle, London, Dent & Sons, 1945. La idea de romance geológico la he tomado del excelente trabajo de Adolfo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina. 1820-1850, Sudamericana, Buenos Aires, 1996.

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3. Edmond Burke, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, Tecnos, Madrid, 1987, p. 42. 4. Ibid. 5. Adolfo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina. 1820-1850, op. cit. 6. Florencio Escardó, Geografía de Buenos Aires, Losada, Buenos Aires, 1945. 7. Le Corbusier, Precisions, sur un état present de l’architeture et de l’urbanisme (París, 1939), citado de la tra- ducción publicada en Le Corbusier. Conferencias, obras, testimonios, separata publicada por la Sociedad Central de Arquitectos, Buenos Aires, 1979. 8. Juan José Saer, La ocasión, Alianza Editorial, Buenos Aires, 1988, p. 15. 9. En 1985, la Municipalidad de Buenos Aires realizó un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona. En 1989, un siglo después de la habilitación parcial del Puerto Madero, se creó la Corporación Puerto Madero, y en 1990, los catalanes Joan Busquets (arquitecto) y Joan Alemany (economista), diseñaron un plan estratégico para el área. En 1991-92, producto de un concurso público de ideas, el plan fue revisado por los ganadores de los tres primeros premios (arqs. Borthagaray, Doval, Carnicer, García Espil et al). Este último fue el plan maestro que se puso en marcha. 10. Sarmiento se expresa en diversos artículos en El Nacional acerca de estos temas. Para ampliar el sentido de la relación civilización-estética pintoresca en Sarmiento, cf. Silvestri, G., “El Riachuelo como paisaje”, Punto de Vista N° 57, abril 1997, pp. 11-20. 11. Diego Capandeguy, Thomas Spreechmann, César Aguiar,La ciudad celeste (un nuevo territorio para el Uruguay del siglo XXI). Taller Spreechmann/Farq./UDELAR/Fundación Colonia del Sacramento, Montevideo, 2006. 12. Para un comentario más extenso sobre la experiencia, cf: Lina Streeuwitz, “Proyectos para otra Patagonia”, revista Block N° 7, Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires, julio de 2006. 13. Cf. Fernando Williams, Entre el desierto y el jardín. Viaje, literatura y paisaje en la colonia galesa de la Patagonia. Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural. IDAES-UNSAM, Buenos Aires, 2006, mimeo. 14. William Henry Hudson, Días de ocio en la Patagonia, El elefante blanco, Buenos Aires, 1997. 15. Para una crónica del viaje de la corbeta Uruguay, cf. Manuel Bernárdez, La nación en marcha, Buenos Aires, Talleres Heliográficos de Ortega y Radaelli, 1904.

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Estampas de la decepción Por Adrián Cangi

La tensión entre el plano doméstico y la metrópoli, entre la tierra y la urbe, entre la técnica, sus automatismos sociales y aprisio- namientos espirituales, y la promesa de una vida emancipada, pueblan estos registros y preocupaciones heterogéneas: un Roberto Arlt que elabora una antropología de perso- najes que brotan de las brumas callejeras. Fi- guras humanas que emergen de los fondos y las profundidades de una cotidianeidad cruel y que, desplegando las pasiones bajas, pro- curan una salvación. Un Martínez Estrada que vislumbra una ciudad teratológica y de- cadente, emancipada de la tierra, en la que la vida se transforma en una errancia caótica. Un Witold Gombrowicz que desde su condi- ción de extranjero, rescata las fuerzas vitales de la ciudad que se sobreponen a los desig- nios de la técnica. Un Néstor Perlhonger que encuentra en la poesía, la forma expresiva de un vértigo sensible que se entrega a fuerzas impersonales. Un Carlos Astrada que, des- de un telurismo redentor, advierte sobre las potencias “proteicas” que debe enfrentar la vida artificial de las ciudades. Trazos que son reunidos por Adrián Cangi para confeccionar los rasgos del desencanto en la ciudad. LA BIBLIOTECA Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008

Con un texto de extrema luci- expuso en Las grandes urbes y la vida dez: “Domus y la Megalópolis”, del espíritu que esta especie nueva Jean-François Lyotard culmina su re- resulta independiente de la riqueza flexión sobre el objeto de la moderni- propia de sus habitantes. No se trata dad en Lo Inhumano. Sostiene que “el de la hipertrofia del burgo sino de un único pensamiento, aunque abyecto, dominio administrado bajo la domi- objetivo, rechazante, capaz de pensar nación del ritmo abstracto, la razón el fin de la domus, es tal vez el que dineraria y la automatización de la di- sugiere la tecnociencia”. Apelando a visión del trabajo. Dominio de la téc- los efectos de la tecnociencia, como nica capaz de almacenar, mediatizar agente de aceleración de la Historia, lo que sucede y conservar lo sucedido. Lyotard afirmará que la mónada do- La gestell, como principio de posibili- méstica estaba todavía casi “desnuda”, dad ilimitado, revela que la metrópo- como decía Leibniz; era un medio lis no es ciudad sino urbs, convertida demasiado pequeño de memorizar y en su propio movimiento en orbs. La practicar, de inscribir. Se descompone profecía de Spengler en La decadencia a medida que se forma la gran mó- de Occidente se ha cumplido: “la gran nada, más compleja, que Heidegger ciudad es un mundo, es el mundo”. El nombra como gestell. La megalópolis visionario de la metrópolis, como lla- definida por la gestell heideggeriana mara Adorno a Spengler, imaginaba –que concentra la esencia de la técnica masas de desarraigados que se despla- moderna como útil o esqueleto– per- zarían errantes por el océano de flu- mite desocultar la trágica estratigrafía jos, como los cazadores prehistóricos, de la descomposición de la domus en donándonos la figura paradójica de la la metrópolis, de la morada en el útil experiencia moderna: el nómade in- o esqueleto. Metrópolis se ha impues- telectual. Spengler percibía de modo to como el nombre del objeto de la negativo y regresivo el aparecer de un modernidad, debido a su carácter de nuevo hombre primitivo que habita- extrema concentración y exhibición ba en todas esas lujosas ciudades de de lo técnico. Quien dice metrópolis masa planetaria. Adorno le recono- está nombrando el corazón de la do- cía su carácter profético en tanto sus minación técnica, donde su concepto enunciados se presentan como formas generador ha sido el principio de po- cumplidas. sibilidad ilimitado en la configuración Tönnies supo captar dos vías psíquicas de modalidades urbanas y perceptivas. diferentes y antagónicas que se enfren- Tal objeto fue previsto por Baudelaire taban: la pequeña ciudad de provincia en El pintor de la vida moderna, que y las grandes urbes, la comunidad agra- encontraba en la segunda parte del si- ria y la sociedad capitalista, de modo glo XIX su novedad, como contorno similar a cómo Simmel establecía el presente, efímero, fugaz y contingen- problema. La oposición Gemeinschaft- te, que en su más extrema transitorie- Gesellschaft zanjaba el problema de la dad posibilitaba la percepción de la comunidad. Gemeinschaft definía a concentración del “spleen” urbano. la comunidad rural dominada por la Anticipaba de esta forma que todos costumbre, por el ritmo uniforme de los efectos técnicos tienen su fuente las sensaciones, por la insistencia de de energía en la metrópolis. Simmel la emotividad y el sentimiento. Tales

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cualidades desaparecen ante la inmi- constituyente poblada de una multi- nencia de la Gesellschaft impulsada por plicidad de estímulos superficiales que la mutación febril de las sensaciones, configuran la reserva necesaria frente al por el conocimiento racional que de- embotamiento de los sentidos. Lo im- termina la personalidad como arma de personal se transforma en pura visibili- defensa exclusiva. En el antagonismo dad iluminada cosechando en las zonas radicalizado por Tönnies y Simmel mal iluminadas el fervor de las tramas entre comunidad sociales subterráneas. Entre la luz y la Estampa es el nombre de toda rural y metrópo- oscuridad, el anonimato es la marca específica fisonomía histórica. lis, la imposibili- de la subjetividad. Pero los vínculos de Trazaremos en estas estampas dad entre una y la sociedad cerrada, de la comunidad de la decepción imágenes espec- otra vía psíquica familiar, se liberan en los juegos de la trales del habitar que se detienen y emocional pasa emergencia imprevista. El peligro re- en el intervalo entre esquele- por la represión sulta inseparable de las prácticas de la to y devastación en la historia de la experiencia libertad. La metrópolis no preexistía argentina. La novela, el ensayo, sensible a favor oculta en la ciudad que el carácter re- el diario y el poema son convo- del entendimien- ducido, familiar y tradicional de la vida cados para el trazo de los con- to abstracto. del burgo o de la más antigua polis no tornos de Buenos Aires a través Al disolverse la podía ni transparentar ni dejar entre- de los nombres propios de Arlt, protección senti- ver. De ahí el sueño catastrófico de la Martínez Estrada, Gombrowicz mental o los lazos experiencia del ente extrañísimo, don- y Perlongher. Contornos y fi- emotivos, crece la de indiferencia y peligro se unían con guras del aturdimiento técnico extrañeza de los el anonimato del perderse en la ciudad, confrontados por Astrada al unos y los otros, en el que la vida del espíritu se ofre- numen de la tierra. junto a una exis- cía como cosa que siente. Como cosa, tencia flotante, al mismo tiempo mítica y abstracta, sin raíces y anónima. Ese “ente extra- que genera un sistema autopoiético, ñísimo”, la metrópolis, segrega nuevas donde lo múltiple de la vida coincide dimensiones psíquicas y sensibles: el con lo múltiple de la objetividad, en cinismo, el nerviosismo, la indolencia una progresión de relaciones en la que y la neurastenia. la necesidad se ha convertido en azar. La subjetividad moderna queda mo- Las técnicas más refinadas de la vida delada por la objetividad milimétrica metropolitana manifiestan y revelan el del tiempo y del cálculo. En el domi- mito; de ellas depende el desencanto de nio trágico de la experiencia extrañísi- la utopía metafísico-política de la idea, ma nuevas figuras toman la escena: el de la justicia y de la ley, aquel orden extranjero, el aventurero, el derrocha- necesario permeable de la conciencia dor, el avaro, el fanático, la coqueta, y abierto a la realización por parte de el coleccionista, el pobre. La metró- la voluntad. En la metrópolis, la polis polis nos enfrenta con un testimonio privada de su encanto, se desvela como desgarrador de la experiencia, donde lo abstracto que, a través de numerosas la proximidad espacial de la velocidad metamorfosis, se somete a la existencia de los intercambios de tráficos y mer- de un lenguaje del ente extrañísimo, a cancías crea una distancia espiritual. la vez a-histórico y primordial. La estrechez espacial se vuelve distan- La abstracción de la multiplicidad cia espiritual, creando una paradoja elemental ha devenido ley en la gran

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ciudad creando una forma polivalente los nombres propios de Arlt, Martínez como máscara de las relaciones de pro- Estrada, Gombrowicz y Perlongher. ducción que vehiculizan la vida. Abs- Contornos y figuras del aturdimiento tracta se muestra la metrópolis a causa técnico confrontados por Astrada al de la infinita indeterminación de lo numen de la tierra. infinito. El carácter absoluto de tal in- determinación de lo infinito del “aho- ra” parece ininteligible. De ahí que la Primera estampa: forma de vida metropolitana pueda ser la gusanera humana alcanzada a través de la intuición de una imagen. Imagen de su paradójica La narrativa de Arlt desconoce la fe- totalidad abstracta e indeterminada, licidad. Se funda en la insatisfacción, siempre en riesgo de ser una patria di- el fastidio y la humillación. El filo del solvente. Tal imagen ya no es un sue- odio atraviesa el alma de sus personajes. ño sino la precariedad misma como Una gentuza descolorida de conductas relación sin sustancia ni trascendencia, impuras convive con el sufrimiento de donde la hostilidad e inhospitalidad Erdosain, la figura emblemática. ¡Qué son determinantes del desencanto, colección! Elsa, Barsut, el Astrólogo, en el que se juega la comunidad más el Rufián, la Coja, Ergueta, la Bizca. allá de la imaginación utópica y sus Conjunto de fenómenos que andan recaídas ideológicas en una defensa de por un mundo que da asco con la sen- la ciudad humana. De cara al riesgo, sación de caminar sobre su angustia: entre el don que se pone en juego en “gente fatigada, fantasmas apenas des- las relaciones y la ley donde conver- piertos que apestaban la tierra con su gen todas las aperturas individuales, la grávida somnolencia, como en las pri- metrópolis está envuelta en el aura del meras edades los monstruos perezosos mito. Sus héroes, el arquitecto y el he- y gigantescos”. La inmundicia cotidia- rrero, son los bastiones de la construc- na es el espacio urbano donde reinan ción. A través de la raíz hundida en el estos monstruos. Su ley es contrahe- omphalos de la tierra, la urbs se con- cha, endemoniada, perversa y repug- vierte en mundus. Y si quiso consagrar nante. ¿Qué significa afirmarse en ese el axis mundis a la comunicación entre mundo? ¿Es posible, en un espacio de mortales y divinos, su destino profano violencias descarnadas, encontrar una la redujo a objeto, como máquina de fuerza para no vagar como un muerto? habitar, donde la sacralidad cósmica Erdosain es un desesperado, su alma pretende sólo estar garantizada por el temblorosa y desdichada alcanzará la carácter cósmico de la técnica. afirmación de sí encarnando la cruel- Estampa es el nombre de toda específi- dad del mundo. Su cuerpo experimen- ca fisonomía histórica. Trazaremos en ta el último temblor en la tristeza. Ser estas estampas de la decepción imáge- movido por una pasión triste también nes espectrales del habitar que se de- transforma el mundo de la comunidad tienen en el intervalo entre esqueleto urbana. Arlt nos coloca en las antípodas y devastación en la historia argentina. de quienes luchan por la vida y nos en- La novela, el ensayo, el diario y el poe- frenta a los que viven en una voluntad ma son convocados para el trazo de los de vacío, a los monstruos que buscan contornos de Buenos Aires a través de el reconocimiento público por impul-

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so de destrucción. Erdosain elige ser el culencia extrema y hace del estilo de enemigo de la sociedad antes que vivir Arlt una singularidad expresiva radical. como una “nada para todos”. Prefiere Movidos por una ambición atroz, sus el alma triste y el cuerpo desgarrado “bandoleros sobresaturados de civiliza- a ser un hombre liso como una som- ción y escepticismo” atraviesan la ciu- bra. La densidad de estos monstruos dad. En esa nube de gas venenoso, los opone el ejercicio de la crueldad al su- personajes, accionados por la pasión plicio infinito del abandono de Dios. vehemente de salvarse, ejercen profe- Erdosain, crucificado, exclama: “Padre siones indefinidas y cometen todas las ¿por qué me has abandonado?, y ante canalladas imaginables. Actos bárbaros un Dios en eterno silencio, blasfema: y ultrajantes que son el reverso de los “Canalla, te hemos llamado y no has sueños vedados e imposibles. Estos venido”. Esta acción desata una cruel- monstruos a tientas en las tinieblas nos dad irreversible y liberadora. Es el mo- exponen la “vida puerca” donde sólo mento de la máxima afirmación de sí. el crimen puede afirmar la existencia, Erdosain decide destruir ese mundo como “sólo el mal afirma la presencia de castrados, deformados y perversos del hombre sobre la tierra”. Por eso el tomado por una violencia inmemorial amor es reducido a una “cosa negra” y que atraviesa su cuerpo. Asesina a la la sexualidad a una práctica repugnan- Bizca y revienta su pecho con un tiro te. El mundo creado por Arlt es una certero. Caer siempre más abajo es la inmundicia cotidiana concentrada, trayectoria que Arlt impone a la litera- donde reina el excedente. Su destino tura argentina. La crueldad no deja lu- es una escatología en la que pobreza gar para juegos en las alturas, sólo para y suciedad son inseparables de perver- una inmersión en los restos. El dispo- sión advenediza. sitivo del lenguaje es monstruoso y El advenedizo obsesionado por el poder estratigráfico. Voces múltiples y yuxta- y la propiedad ha escandido la ciudad puestas, destilan en busca de saberes de los márgenes. La ciudad que describe Arlt una arqueología Saberes ocultistas e hipnóticos imagi- vive una ruptura entre pasado de pasiones como nados como una potencia expresiva y presente en la que se ha des- una acumulación capaz de alterar el poder de dominio plomado lo universal y racio- amorfa de solilo- de la comunidad que se confunde con nal de un orden de valores y de quios confesiona- la propiedad. La misma obsesión mue- principios capaz de orientar la les desgarrados, ve a Silvio Astier en El juguete rabioso vida. No habrá en esta estampa de angustiados y a la logia de Los siete locos: cualquier ficcional una pacificación entre monólogos inte- fracaso del delito rastrero espera por polis y metrópolis, sino un des- riores, de diálo- el triunfo de una violencia técnica en- arraigo fundacional que estabi- gos dramáticos caminada a desmontar cualquier fun- liza las imágenes del exilio. y hablas mesiá- damento metafísico. Los bajos fondos nicas. Tal dispo- y el milagro tecnológico se mezclan sitivo es la expresión violenta de una como un excedente inmoral en benefi- afección que modela una interioridad cio de los gestos fallidos. El ocultismo trágica. Aberración discursiva inse- inmoralista sostiene los lazos subterrá- parable de la condición prodigiosa y neos de la sociedad secreta, para la que abyecta de los personajes. Esta con- la decadencia es una determinación junción provoca al lector con una tru- de los personajes que sólo conciben la

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innovación como fusión de ingeniería originada en un mito que se despereza social y cita bíblica. Son los restos de sobre la técnica mesiánica. Tal mito es saberes de una ciudad de las migajas la muerte violenta en la que la ciudad los que constituyen las habilidades de se funda hundiéndose. Si hubiera al- los “cínicos bandoleros”. De cara a los guna salvación, ésta sólo se conquista restos y de espaldas a la ley, entre el ani- mal y el hombre, el cínico es aquel sin saber prestigioso que desde los bordes de la ciudad interroga a las ficciones de prestigio. Entre el empirismo crítico y las ensoñaciones escapistas, la gusanera humana –nombre de la Buenos Aires de Arlt– avanza hacia un “misticismo industrial”. Técnica y ciudad se con- funden con el saber práctico popular macerado entre pobreza y materiales surgidos del paisaje, entre una ciencia esotérica y una técnica al alcance del zaguán. Esto les permite a los perso- najes delirar con el “batacazo”: sueño imaginario como mezcla de decaden- cia y delirio técnico. Las cavilaciones urbanas de Arlt sólo pueden pensarse como una dialéctica en suspenso don- de el desencanto urbano, inhabitable e inhóspito, pesa como un laboratorio de la catástrofe que funde mito y moder- nidad técnica. Resulta tentador pensar que Arlt como Benjamin no oponen la metrópolis a la polis, la técnica al mito, sino que producen correspon- dencias y mezclas entre el mundo de la técnica y el universo arcaico simbólico de la mitología. El “siempre ya sido” del “ahora” que irrumpe en el presente y que excede al lenguaje, es pensado por Benjamin como discontinuidad histórica o salto en el pasado. Tal salto anima a la sociedad secreta del crimen que Arlt imagina como poseedora de las huellas del mito genésico de la ciu- en la suerte de una fuga. La imagen de Néstor Perlongher dad como herencia de Caín. Ciudad Caín reconstruye la ciudad como una construida sobre un crimen cometi- nueva patria del exilio: la de Silvio, do en común. Habitar la ciudad para Erdosain y el Astrólogo que compar- éstos personajes lleva la impronta de ten el “siempre ya sido” del “ahora”, una condición precaria ligada al exilio, como una actitud en la que se mezclan

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el ejemplar espanto de una verdad in- un instante antes de la angustia que lle- memorial con el coraje enloquecido, la va hasta el fondo, hasta los prostíbulos crítica radical con el abandono impo- inmundos. Erdosain sueña con Brasil tente. La ciudad que describe Arlt vive y la fascinadora geografía que describe una ruptura entre pasado y presente en depende de una rica y triste señorita la que se ha des- que desde su Rolls Royce descubra, Martínez Estrada aborda la ciu- plomado lo uni- de una sola mirada, el amor brujo que dad moderna describiendo un versal y racional promete su cuerpo. Esto es lo que él drama del que las figuras que de un orden de espera: que le prodiguen una fortuna, construye resultan determina- valores y de prin- que le resuelvan su divorcio y que con das como efectos. Escritura del cipios capaz de un yate resplandeciente le ofrezcan ma- estupor que cala debajo de la orientar la vida. trimonio pasional y arenas blancas. El seguridad utópica del progre- No habrá en esta sueño es fulgurante y cuando se reti- sismo técnico para describir estampa ficcional ra, la resaca de la embriaguez es pesa- un estado del desencanto. De una pacificación da. “Era más fácil detener la tierra en Radiografía de la pampa a La entre polis y me- su marcha que realizar tal absurdo”. cabeza de Goliat se presenta trópolis, sino un Todo termina en un infierno conoci- una iconografía del drama co- desarraigo funda- do: Erdosain paga otra prostituta y se mún como política del gesto y cional que estabi- marcha a otro prostíbulo a gastar el estratigrafía de ciudades. liza las imágenes dinero robado. El sueño de Brasil es del exilio. recurrente. “En otras épocas ­–dice el La Buenos Aires por la que deriva Astrólogo– para nosotros hubiera que- Erdosain no promete futuro a los de dado el refugio de un convento o de abajo, sólo trayectorias forzadas hacia un viaje a tierras desconocidas y ma- la deseada embriaguez exterior. Es ne- ravillosas. Hoy usted puede tomar un cesario irse de la “gusanera humana” sorbete a la mañana en la Patagonia y porque la desesperación mata y la có- comer bananas a la tarde en el Brasil”. lera violenta el alma. ¿Irse cómo? Los Brasil es una versión concentrada del mezquinos soportan el existir delictiva- sueño de África, lugar al que, años más mente. El delito es el golpe de suerte, el tarde, llegaría Arlt como periodista del “batacazo”, que salvaría a Erdosain evi- diario El Mundo. Viaje que dio lugar tando la caída hacia el fondo. “¿Robar? a su obra de teatro África y a los rela- ¿Cómo no se le había ocurrido antes?” tos de El criador de gorilas. Textos que El delito es para estos personajes como agudizan las descripciones estilizadas la alegría del inventor: una fuerza del de escenarios naturales que, como chis- azar que puede cambiar las cosas ins- pazos de luz en un mundo de deformi- tantáneamente. También hay un “irse” dades, ya anidaban en los sueños de Los que es el sueño del “cafishio” que espe- siete locos. Puede pensarse que, cuando ra ser descubierto por la mujer rica que el edificio social se desmoronaba, Arlt repare en él y le prometa un exterior dejó lugar para bordados al abrir una exótico. “Y la simplicidad de este sueño entrada al exotismo. Ese llamado irre- se enriquecía con el nombre Brasil que, sistible de una diferencia imposible de áspero y caliente, proyectaba ante él traducir. El sueño de Brasil y de África, una costa sonrosada y blanca, cortan- como marca de intensidad, estalla en do con aristas y perpendiculares al mar escenas en que un cuerpo se entrega a tiernamente azul”. El sueño sólo dura los otros. La Coja recuerda: “... cuán-

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tas veces había caído desnuda entre los reposa muda y quieta, dentro o deba- brazos de un desconocido y le había jo de las otras”. Iglesia y cárcel son las dicho: ¿No te gustaría ir a África?”. El matrices de la iconografía del cautive- exotismo es un afuera aurático y quien rio del ergástulo cerrado al mundo. De lo nombra cree en la seducción hip- las capas de ciudades afloran figuras nótica de ese fetiche. Estos personajes forjadas en la atrocidad, que arrojan sueñan un mundo que desconocen y el perfil de los que asumen y soportan del cual no pueden absorber ninguna el carácter representativo: el cartero, el energía duradera, sólo les queda un chofer, el vigilante, el poeta, el tilin- nombre vacío en las fronteras de una go, el canillita, el tasador, el vendedor, exaltación estéril. La Buenos Aires del el jugador, el payaso, el sobreviviente, 30 que Arlt describe es una tierra ago- como personajes que destilan tal mi- biante de perturbados, enloquecidos, croscopía. El espíritu de la descripción malditos, endemoniados y violentos. de la Buenos Aires del 30 y del 40, en- Vencidos que cuando pueden soñar cuentra su drama en el cansancio de lo hacen con lejanías secas de energía las máscaras o de las ficciones imita- vital, para volver irreparablemente a la tivas, que han desplazado su drenaje angustia que los envuelve. Sentirse en de un fervor dionisíaco disfrazado de un lugar lejano y extraño a la “ciudad carácter religioso hacia la decadencia canalla”, a sus escenarios industriales, de las pasiones de la vida ordinaria del requiere un deseo que el agobio de estos entretenimiento urbano. personajes no puede producir. El tono El siglo XX, para Martínez Estrada de las novelas de Arlt es el de “una lo- es la historia de un único y domi- cura que aullaba a todas horas”, donde nante principio: la decadencia, como la vida se desangraba bajo el simulacro el nombre de la del ornamento dinerario y la agitación disolución de la Martínez Estrada critica las de oscuros temores urbanos. experiencia trági- ficciones que imitan la fuerza ca que ha virado trágica con un ojo puesto en hacia la farsa. La “la humilde belleza de lo au- Segunda estampa: decadencia de la téntico”, aunque ésta sea con- la cárcel de los espectros máscara trágica siderada pieza desgastada de la se inicia con la maquinaria urbana. Autentici- Martínez Estrada aborda la ciudad “grosería”: “las dad que se dice como trance de moderna describiendo un drama del máscaras dejaban metamorfosis que la máscara co- que las figuras que construye resultan de pronto la cri- bija y que relega a lo inauténtico determinadas como efectos. Escritura sálida” y “volvían a la careta como táctica y posti- del estupor que cala debajo de la segu- a disolverse en la zo, como fatiga y decepción. ridad utópica del progresismo técnico masa gris de la para describir un estado del desencan- población”. La metamorfosis, como to. De Radiografía de la pampa a La potencia del cambio trágico, transfor- cabeza de Goliat se presenta una icono- ma en la gran ciudad “el gesto por la grafía del drama común como política mueca”, “la pirueta por el esguince”, del gesto y estratigrafía de ciudades. el poder de mutación dramático por Estratigrafía que describe los fenóme- el refugio de los espectros. El fin de nos de conformación y deformación las alegorías que atraviesan la antigua que emergen de una “ciudad atroz que ciudad carnavalesca sobreviven en los

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modos insípidos del los espectado- trance de los gestos ha mutado a favor res que no prometen cambio alguno. de la torpeza de la careta despótica. A Cuando muere la máscara y con ésta la luz de la segregación de las caretas el carnaval como época gloriosa, “que- o de los simulacros, lo inmenso de la dan máscaras dispersas, náufragos de metrópolis queda reducido a un enfla- la catástrofe. Espectros. Sólo existen quecido carácter social y psicológico. para la galería fo- Tal carácter carece de unidad, produ- El desarraigo de la vida y el tográfica de los cido por fuerzas divergentes, arrojan- triunfo de fuerzas ciegas y abs- diarios y revistas; do un problema espiritual: ¿existe una tractas alcanzan en la experien- viven una vez al cohesión de orden trascendental que cia metropolitana la razonable año en una pose agregue y destine? Buenos Aires visto irracionalidad de su objeto que eterniza el como un fenómeno de sugestión vive mismo. El flujo y reflujo del papel, con ros- como una “cabeza decapitada” que ex- movimiento autodeterminado tros y nombres trae los bienes de la tierra y los divi- de la técnica metropolitana, verdaderos”. Su dendos del capital. Nace madura con creadora de un ritmo mecánico reverso lo com- la plenitud de sus formas y las huellas de la vida, convierte a sus ha- ponen los pobres de sus yerros. Yerros morales y demo- bitantes en seres groseros, que que en una gama gráficos convertidos en divinidad del han abandonado su condición infinita alcanzan saber y del poder. Entidad cívica que moral en las formas plebeyas la soledad y an- surge hipertrofiada geográficamente de la cultura. gustia inacabable sin remordimientos ni sobresaltos del e inagotable. Los sueño de muerte que la ha parido. sueños de la vigilia de los ciudada- Cabeza que crece sobre una extensión nos satisfechos se sostienen sobre los que ha quedado exánime chupándose restos de una civilización poblada de la sangre del cuerpo. Sobre la tensión incógnitos fantasmas: los náufragos metrópolis-nación, Martínez Estrada sin salvavidas que parecen sombras de expurga el escepticismo de un obstá- humanidad inclinadas sobre los tachos culo: un país enjuto, anémico –econó- de basura. La muerte de la máscara re- mica, política y poéticamente pensado surge como coreografía de simulacros, como desierto– cediendo su cuerpo a como un “mundo de abortos inmorta- la cabeza monstruosa. Imagen teratoló- les” que pueblan la ciudad como sobre- gica que afirma, no obstante, el poder vivientes degradados de una comparsa de la ciudad hipnótica. Ciudad, a estas sin disfraz, de una farsa transparente. alturas es el nombre de la enfermedad Martínez Estrada critica las ficciones nerviosa definida por la velocidad téc- que imitan la fuerza trágica con un ojo nica, de un “arrebato cinético que no puesto en “la humilde belleza de lo au- tiene profundidad ni intensidad”. Ésta téntico”, aunque ésta sea considerada es una agitación superficial que fuga pieza desgastada de la maquinaria ur- hacia el advenir como vértigo que vi- bana. Autenticidad que se dice como bra sobre la geología de la pampa. La trance de metamorfosis que la máscara ciudad, a la luz de la velocidad, no es cobija y que relega a lo inauténtico a un fenómeno sino la relación entre los la careta como táctica y postizo, como fenómenos. Es el medio donde el po- fatiga y decepción. La fiesta de los lo- der es inseparable de la riqueza y la ri- cos es reemplazada en la metrópolis queza inseparable de la velocidad. Ésta, por la de los estrategas, el fondo del para Martínez Estrada, es el tempo de

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la ciudad. No obstante, el progreso es limetrada, “el sentido vital del hombre un mito porque se afirma en los estra- está en las minucias”. En éstas hay que gos que arrastra consigo. La visibilidad descubrir el ritmo singular en un tiem- nerviosa de la ciudad no permite una po general que se extiende para todos. visión de largo alcance, el ir y venir sin Cuando la metrópolis parece haber ton ni son se ha vuelto percepción del consumido, incluso los más pequeños mundo de lo inmediato. residuos de la es- Martínez Estrada como Spengler avi- peranza utópica Si bien la hora de Buenos Aires va la tensión entre fuerzas cósmicas y y los habitantes es la tarde, la hora de la pampa fuerzas espirituales. Lo intempestivo de la ciudad han como gran metáfora del desierto, de Nietzsche, que aflora en Spengler, perdido el senti- Martínez Estrada busca las fuer- define el pensar de Martínez Estrada: do de la realidad zas vitales de la noche cósmica en la ciudad es sinónimo de cultura, y en una microsco- la que la ciudad se sumerge. ésta, premisa de civilización. La gran pía del tiempo, ciudad es el destino inevitable de una Martínez Estrada reclama la insisten- cultura, su fase senil, su esclerosis. En cia de un devenir orgánico entendido la morfología de los ciclos históricos como impulso vital. Devenir de la de la cultura, Martínez Estrada intenta existencia nómada que reconquista sus salvar el pasado, la interpretación his- oscuros e inmemoriales derechos sobre tórica y la evidencia de la desolación la existencia histórica y biológica: “es presente de la vida. Si la pampa es el como si del tiempo general y abstracto escenario de una teratología social es cayéramos de golpe en el nuestro pro- porque la lógica vitalista de una natu- pio”. El ergástulo cerrado al mundo, raleza viviente nos conduce de la casa prisionero de la cautividad diabóli- a la ciudad, de la cultura a la civiliza- ca de la estratigrafía urbana, impulsa ción, en la que el devenir histórico de una propensión a la demolición y a la tales formaciones tiene escrito su ocaso fuga. En La cabeza de Goliat se afir- en el futuro. Entre arraigo a la tierra y ma que “el estado natural del hombre desarraigo metropolitano, el vitalismo no es el salvajismo, aunque tampoco enfrenta la abstracción espiritual. El lo sea el urbanismo”. Hay algo más habitante de la metrópolis es un nó- que el instinto depredador construido mada espiritual desde el momento en saludablemente como trampa contra que la civilización representa el triunfo la fiera peligrosa. Hay algo más que de la ciudad que se emancipa de la tie- la crueldad del cautiverio ortopédico. rra, encontrando su fin en esa victoria. Ese estado entre el azar y el acaecer se El desarraigo de la vida y el triunfo de puede enunciar con la fórmula: morar fuerzas ciegas y abstractas alcanzan en es errar. Por encima de toda miseria la experiencia metropolitana la razona- espiritual que afirma que en una so- ble irracionalidad de su objeto mismo. ciedad todo huye, se favorece un ideal El flujo y reflujo del movimiento au- y un ansia de lo inalcanzable: las po- todeterminado de la técnica metropo- tencias de expresión hacen de la bo- litana, creadora de un ritmo mecánico hemia el digno valor del orgullo, que de la vida, convierte a sus habitantes como existencia fantasmal resiste ante en seres groseros, que han abandonado el desvanecimiento. Si bien la hora de su condición moral en las formas ple- Buenos Aires es la tarde, la hora de la beyas de la cultura. Ante una vida mi- pampa como gran metáfora del desier-

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to, Martínez Estrada busca las fuerzas que la vergüenza les ahoga junto con vitales de la noche cósmica en la que el orgullo nacional mal herido, con la la ciudad se sumerge. “Buenos Aires sensibilidad de la dignidad mal heri- extrae energías para nuevas luchas en da y probablemente con envidia y un que casi está sin aliados. Las volunta- doloroso sentimiento de inferioridad”. des que en el ímpetu del día procuran Del mismo modo que desmonta el la victoria de sus propios intereses, baile de antifaces del intelectual pola- ahora reciben, en el sueño de la noche, co crispado que critica a Buenos Aires, un influjo de total unidad. Así Buenos afirma que en nuestra ciudad “sólo el Aires trabaja silenciosamente contra pueblo es aristócrata” y “únicamente la las potestades del caos”. juventud es infalible”. Una forma pre- coz y fácil se impone en la ciudad a la lentitud y al esfuerzo sin permitir que Tercera estampa: una jerarquía de valores se cristalice. un impulso que se disuelve “¡Y es eso tal vez lo que más me atrae de la Argentina!”, dice Gombrowicz. Gombrowicz describe Buenos Aires, Tal percepción nos describe sin repug- bajo el signo de la recuperación eco- nancia, sin indignación, sin condena, nómica en la presidencia de Frondizi, sin vergüenza. Tal vez, una percepción como un estado de ánimo al margen de un poco excesiva pero sostenida en la toda retórica patética. Peregrinaciones idea de que no hemos vivido la forma argentinas muestra su agudeza inme- cristalizada, de que no hemos experi- diata, auténtica, privada, demasiado mentado su drama. El estado del alma paradójica como la disposición de un que nos determina, señala el novelista, espíritu que no se deja apresar por la es una protesta contra la mecanización excitación de las formas. En el capítulo del espíritu. ¿Qué engendra nuestro titulado “Buenos Aires” resulta inolvi- espíritu a la mirada del extranjero? dable la crítica a Una blandura de indefinición que no El vitalismo creador se opone a aquel que habla ha encontrado ni programa ni dureza. la denostada santidad intelectual desde arriba, so- Dirá, entonces: “¡Es que aquí todo im- de una Buenos Aires agobiante e bre todo si éste pulso se disuelve!”. íntima, poblada por una huma- es europeo, más Mirando como quien dice “me pareció nidad productiva: gastada, ago- aun si en el mo- ver”, recorre la ciudad con el pavor del tada, desesperada y degradada. vimiento de la crimen europeo a sus espaldas y el he- conversación la chizo ante la “inferioridad” que libera pobreza y la miseria de repente em- lo todavía no formado. Afirma: “A mí piezan a embellecerse. Crítico sagaz de me hechizaba la oscuridad de Retiro”, la mentira que se oculta bajo el nom- descripta en su novela Transatlántico. bre del progreso, la modernización y Ahí se veía la juventud en sí, gallarda la civilización. Se pregunta frente al en el florecer y carente de cualquier periodista polaco que lo entrevista en esperanza. Tal juventud demoníaca, un café de Avenida de Mayo: “¿Qué vulgar y proletaria, constituía el fon- es lo que no les puedo perdonar? ¡La do del estilo de una patria anterior a vergüenza! Ellos tienen vergüenza, no la degradación. Retiro es el nombre son capaces de hablar de esas cosas de la vida floreciente y degradada que tranquilamente, con naturalidad, sino aventuró a Gombrowicz en sus pere-

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grinaciones por las zonas peligrosas sentencia se dice en Gombrowicz so- de la ciudad, donde la belleza nace de bre el fondo urbano de la confusión abajo como el estilo. La elección del lúcida de la geografía, fresca y liviana, testimonio de impotencia, equivoca- que recorta el panorama irreconocible ción y suciedad son preferidos por el y fantasmagórico en su enredo. narrador antes que la elaborada cultu- Gombrowicz recorre su memoria ra. El vitalismo creador se opone a la de miseria entre Corrientes 1258 y denostada santidad intelectual de una Tacuarí 242, donde se cobijaba el más Buenos Aires agobiante e íntima, po- diverso pobrerío, con la distancia jus- blada por una humanidad productiva: ta de aquel que gastada, agotada, desesperada y degra- estando cerca y Para urdir un territorio se re- dada. Hastiado ante la cursilería del fundido con lo quiere una íntima relación entre Parnaso entrega su cuerpo sin reden- nuestro miró de poesía y política, para alcanzar ción, ajeno a la literatura política bajo lejos. Desde el los ritmos de fondo y descubrir el signo del proletariado y a la de ins- viento oceáni- la insistencia del elemento dio- piración europea. En Diario argentino co, que abría el nisiaco como secreto soporte dirá: “Contemplemos el rostro del desierto marí- social. Se trata de experimentar hombre culto contemporáneo: es timo destino a lo inasimilable en la simpatía demasiado categórico. Asustado por Europa, dejaba por las mezclas y en la experien- no saber aflojar sus tensiones”. En el tras de sí una in- cia de una historia de vida. pensamiento de Gombrowicz se trata timidad salvaje de producir una reacción: un movi- y alegre, vivida con milagro y gracia. miento de lo mayor a lo menor como Recordaría un país no poblado y poco reducción antropológica para percibir dramático del que restaba la imagen el mundo, para multiplicar las viven- de un perfil de la ciudad. “Se inicia cias en diferentes sentidos. Escribir la marcha, se aleja la costa y la ciu- sobre una ciudad, experimentar una dad emerge, los rascacielos con len- ciudad como lo hace el novelista, sólo titud se superponen unos a otros, las se sospecha a la luz de la frase final de perspectivas se desdibujan, confusión Ferdydurke: “Huyo con mi facha en entera de la geografía; jeroglíficos, las manos”. Hasta las últimas conse- adivinanzas, equivocaciones...”. En- cuencias esta actitud espiritual sólo tre la línea y la mancha, Buenos Aires mira a Buenos Aires en la grandeza es un amor a última vista: tan precisa de la pequeñez, grandeza de la magia como una línea que dibuja un perfil humana macerada en la diversión, el y tan inmadura como una mancha exceso y el afecto. A lo largo de Diario en devenir. Vale aclarar que tal amor argentino insiste la pregunta capital: no deja de preguntarse: “¿Qué fue lo ¿es Buenos Aires existencialmente in- que me sedujo en esta pampa fastidio- definida? Tal vez, pueda decirse que sa y en sus ciudades eminentemente es un intervalo indeciso, demasiado burguesas? ¿Su juventud? ¿Su ‘infe- excéntrico, carente de acción de au- rioridad’? ¡Ah, cuántas veces me fre- tocreación. Es el resultado de un ca- cuentó en la Argentina la idea, una de rácter: “El argentino auténtico nacerá mis ideas capitales, de que ‘la belleza cuando se olvide de que es argenti- es inferioridad’!”. Detrás, queda una no... La creación no se deja deducir canción macerada en su amado Retiro de lo que previamente existe”. Tal y cantada por los marinos del rela-

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to “Los acontecimientos a borde del corrió la ciudad como una exaltación Brig Banbury”: “Bajo el cielo azul de de la pasión, como un pacto encarnado Argentina / donde los sentidos beben tan ardiente como personal, liberando hermosas muchachas...”. Delante, na- en su distancia justa un magnífico ar- vegan hacia Europa: ¡las ilusiones!, ¡los senal de agudeza crítica en la lucha por espejismos!, ¡las falsas asociaciones! la libertad. Al desmontar la hegemonía La percepción de Gombrowicz de la de lo abstracto en todas sus formas y ciudad de Buenos Aires es la medida cualquier figura, Buenos Aires es la de su actitud, el contorno de su carác- descripción, dirá: “de cómo me imagi- ter, la concreción de su espíritu. No se no mi existencia (...) únicamente desde trata de una pincelada abstracta sino de el punto de vista de mi ‘yo’”. En ese un cuerpo encarnado cuyas intuiciones vivir por cuenta propia, en contacto son un saber directo de las relaciones con la vida, “todavía se puede evitar ser y las descripciones más profundas son el engranaje de una máquina”. ¡Hay datos referidos a los modos de habitar. espacios enormes para que el hombre Bajo la fórmula cree para sí mismo su vida! El antropólogo cartografía las “el existencialis- “percepciones balbuceadas, la mo es la subjeti- iridiscencia de las profundida- vidad”, entre la Cuarta estampa: des” de la ciudad como con- novela y el diario, el flujo de los suburbios densaciones instantáneas del ve en la acción del circuito emocional. El poeta di- sujeto la actitud Perlongher se pregunta en el poemario giere los restos como una mate- que corresponde Parque Lezama: “(...) cómo urdir un rialización del mundo, como el a lo real, como territorio / cuyas fronteras fueran tan primero y último amor en la im- libre voluntad lábiles que dejasen penetrar / el flujo pronta de su grafía escurridiza. ajena a deberes de los suburbios”. El territorio que morales. Gesto el poeta busca urdir no se define por que lo distingue de Sartre por su exceso sus límites urbanos sino por sus po- de intelectualismo y la decadencia de blaciones móviles entre espacios, por su sensibilidad. Sin embargo, descri- los flujos de los suburbios que dinami- be los afectos como la libertad de una zan la conformación de encierro de la experiencia tan fundamental como ar- ciudad. La “suspensión” y el “éxtasis” bitraria, retomada por Sartre, como la ambulante de los cuerpos resultan una facultad de crear valores. El prefacio a fisura en la experiencia de la cotidia- Diario argentino resulta conmovedor: nidad sedentaria. En Poética urbana, “¡prefiero mantenerme al margen!”, Perlongher afirma que “el movimiento de las ambiciones, de la grandeza del de la deriva tiene algo del movimiento Parnaso literario. Ni humillado, ni nómade”. “Pensar (o tal vez delirar) la despreciado, ni rechazado, vivió la ciudad no podría limitarse a las cons- ciudad anegado en la vida, dentro de trucciones físicas que conforman su la existencia como un acto vital. Dice espacio, ni a una sociología conven- Gombrowicz: “¡Quiero ser práctico!, cional de sus poblaciones; habrá ne- necesito algo que me ayude a vivir cesariamente de disponerse a captar como cualquier hombre de la calle”. A las tramas sensibles que la urden y la vivir, o sea, a existir convertido en el escanden...”. Una vocación empírica movimiento mismo. Gombrowicz re- y una práctica del deseo disponen un

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cruce entre poesía y antropología, para sistente. Las tensiones y los cruces del producir una inserción “en” la ciudad deseo crean composiciones comuni- de los 70 y 80, en franca oposición con tarias de relaciones inestables ajenas a una antropología “de” la ciudad. la identidad representativa. Un fondo Para urdir un territorio se requiere una nietzscheano frente a la cultura urba- íntima relación entre poesía y políti- na moderna le permite, en oposición a ca, para alcanzar los ritmos de fondo la negatividad crítica de Spengler, ver y descubrir la insistencia del elemento en el “nómade intelectual” una posibi- dionisiaco como secreto soporte social. lidad libertaria más que una figura re- Se trata de experimentar lo inasimila- gresiva. Se trata, ble en la simpatía por las mezclas y en dirá el poeta, “de Con la más brillante faceta la experiencia de una historia de vida. mantener la luci- del paisaje, una lírica telúrica Una poética-política requiere captar las dez en medio del como la de Carlos Astrada en experiencias de extravío, las sensaciones torbellino, desli- Tierra y figura, se sustrae a las inestables, las invenciones impersona- zándose al mismo dilaceraciones de la inquietud les. Tal poética se define por “el resto tiempo por las histórica, a las imágenes de la sensible” o “el objeto furtivo del deseo”. aguas erizadas”. decepción de la metrópolis. El poeta no privilegia el progresismo Perlongher como Las potencias existenciales pri- de la ciudad moderna, su elocuencia Debord, ve la marias de la tierra, como una democratizadora, sus lógicas de secula- deriva como una remisión al origen o su reden- rización y el panegírico de la técnica. técnica sensible ción épica revivificante, como Busca calar en los lazos emotivos disuel- de paso a través una proyección teleológica, tos por las modalidades racionales de la de ambientes va- ponen a la ciudad de cara a “la experiencia metropolitana. No pone el riados. Quien de- poderosa y prosaica técnica”, acento en la comunidad-identidad sino riva no establece aquella de la “proteica esen- en la espacialidad-territorialidad. Se in- con el territorio cia”, anterior a los propósitos teresa por el carácter inventivo de las una relación ex- utilitarios del hombre. que llama: “territorialidades itineran- tensa sino por el tes”, en las que se juegan las modali- contrario exploratoria e intensiva; se dades de la intensidad de las relaciones sumerge con el cuerpo en las sensacio- como válvula de escape de la región nes de la ciudad, en las “vibraciones de moral. Para urdir un territorio es preci- lo urbano” que “involucran al cuerpo so alcanzar los códigos inestables de las invisible”; no atraviesa un territorio trayectorias marginales, movidas por el desde una autoconciencia compren- deseo sin equivalencia al capital, dis- siva sino que busca la dimensión in- puestas al don de la abolición disiden- conciliable de la sensación; se pierde, te. Perlongher actúa en la positividad mezclando y confundiendo los rum- que anida en los comportamientos per- bos prefijados, abierto al azar de las versos y en la tolerancia de las ficciones composiciones inestables. Perlongher de la ley. Escribe: “En la calle, todos se se distancia de Debord cuando éste rozan: no parece haber otra alternativa considera la acción del azar como con- que tolerarse”. La ciudad que practica servadora y limitada a variantes del há- e imagina integra el don de la toleran- bito. El poeta dirá: “quien se pierde, cia al ensanchamiento de las ficciones pierde el yo”. Se abre al nosotros como de la ley, la hostilidad del malandraje a un estar con-juntos. Pero tal nosotros a la hospitalidad de una bohemia re- supone un límite impersonal en el “se”

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como un todos y nadie y una frontera mundo, como el primero y último personal en el “yo” como una sola per- amor en la impronta de su grafía es- sona que también sigue siendo nadie. curridiza. La física de la ciudad que Nosotros es el “ser varios” de una rela- propone posee el desencanto de la ciu- ción de proximidad siempre inestable, dad como proyecto técnico finalista y porque “con” no es nada: no es sus- la afirmación de las comunidades de la tancia ni en-sí-para-sí. El azar abre el vibración sensorial, que encuentran en “con” y el “entre”, como el medio de la el momento extático, un instante sin existencia sensible y del sentido, siem- finalidad. A la repetición negativa del pre desmantelándose, siempre abierto. hábito opone el salto en la cualidad y Quien se pierde es una singularidad el afecto de la existencia. El azar sus- finita, en el límite, entre el afuera y el cita un desorden histérico contra toda adentro, entre el don y la ley. El azar, regularidad que desarticula la celda para Perlongher, es el intervalo entre de un yo aislado. La apuesta por una lo personal y lo impersonal, donde se sensualidad más allá de la conciencia disuelven las exigencias del cálculo y e intencionalidad declara la búsqueda del conocimiento de la conciencia y la de una fuerza de la sensación que se intencionalidad. Debord privilegia la efectúa afectando el plano imaginario. deriva en su unidad, como un dejarse La poesía, como excedente antropoló- llevar y su contradicción necesaria: la gico y gesto político se presta a la tarea dominación de las variaciones psico- de captar los climas inestables y de in- geográficas por el conocimiento y el ventar los campos de fuerza del sustra- cálculo de sus posibilidades. El cono- to pasional. La ciudad es la envolvente cimiento y el cálculo reenvían a un yo, donde los cuerpos en la “contorsión” que sólo renuncia por un tiempo a las y el “contagio” se abren al exceso. La razones de desplazarse o actuar del tra- lucidez de Perlongher lo lleva a aler- bajo o el entretenimiento. Perlongher tar que lo dionisiaco puro, librado a sí atraviesa la metrópolis explorando con mismo, es un veneno, pues acarrea el el cuerpo la efervescencia social. En aniquilamiento de la vida. El sustrato el poema “Nostro Mundo” describe que libera también destruye, Tal vez, la fuerza de “los que brincan en un dirá el poeta, el arte sea capaz de hacer éxtasis / de frenética suspensión”. In- participar de la experiencia de la em- miscuirse en la fuerza del vértigo supo- briaguez sin que eso implique ser por ne conocer con “el cuerpo que yerra, ella destruido. A la luz del desencan- conocer en / con su desplazamiento”. to, Perlongher sostiene que las tramas Tal conocimiento es una conexión emocionales son un tipo de conduc- con las vibraciones de lo urbano, que ta mágica en el terreno de los actos el poeta denomina: “mediúmnico”. Es inútiles y sin embargo, iniciadoras decir, un conocer sensible como trán- del gesto político. La intensidad que sito y trance corpóreo. destila la deriva supone la dispersión El antropólogo cartografía las “percep- de la libido en el goce perverso, que ciones balbuceadas, la iridiscencia de moviliza la energía en tanto moneda las profundidades” de la ciudad como viviente y logra integrarla en el circui- condensaciones instantáneas del cir- to de los intercambios. Deseo y capital cuito emocional. El poeta digiere los se cruzan en el territorio, en un movi- restos como una materialización del miento donde uno hace fugar al otro.

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La gesticulación satírica de este doble Astrada articula la pregunta por la li- movimiento conduce a la disolución bertad en la oposición entre naturaleza del ego narcisista de la individualidad e historia, entre sujeto implicado en el moderna en los flujos sensoriales de las mundo ontológicamente y sujeto devo- redes colectivas. De este modo, el poe- rado por el panegírico técnico. El im- ta impulsó el lado nocturno, aunque pulso de la creación en la continuidad radiante, del cuerpo del deseo ajeno a material se juega en una cultura nueva los populismos y a la miopía progre- y muy vieja a la vez, inaugurando una sista. La agudeza de su ensayo político dimensión histórica entre repetición y de intervención por los derechos de la retorno. El dilatado lago artificial de ciudadanía, señala la búsqueda de es- Rumipal, que Astrada exhibe como pacios ocasionales de libertad para el ejemplo, revela el retorno del “reflejo deseo en los circuitos metropolitanos. de las estrellas” y la repetición artificial “represada para la luz”. Entre la repe- tición y el retorno se pone en juego la Quinta estampa: metamorfosis de las fuerzas que en sus futuro anterior o el llamado pliegues cambian exentas del olvido de Rumipal del sujeto. Algo intemporal de las po- tencias proteicas anuncia un poder tan Con la más brillante faceta del paisaje, creador como devastador al que toda una lírica telúrica como la de Carlos mundanidad artificial debe enfrentar, Astrada en Tierra y figura, se sustrae a o bien bajo el nombre del cataclismo las dilaceraciones de la inquietud his- o bien bajo la impronta del accidente. tórica, a las imágenes de la decepción Involucrados en la naturaleza como do- de la metrópolis. Las potencias existen- minio de explotación histórica, no hay ciales primarias de la tierra, como una de ésta una imagen pura como libertad remisión al origen o su redención épica pretérita. Siempre será una tarea poé- revivificante, como una proyección te- tica, filosófica y científica la de poblar leológica, ponen a la ciudad de cara a con figuras el contorno natural. Entre “la poderosa y prosaica técnica”, aque- la “Meditación de Rumipal” de 1939 lla de la “proteica esencia”, anterior a y la “Historicidad de la naturaleza” de los propósitos utilitarios del hombre. 1949, Astrada describe el genius loci en Más allá del “aturdimiento de la vida el que se engarzan las fuerzas plásticas trivial”, se eleva un llamado de la luz de lo inmemorial y de la fugacidad: sustraído al tiempo, con un toque de “Verdadera hazaña prometeica en la nostalgia reconocida, que Astrada lla- era de la nueva mitología de la técni- ma Rumipal o el “numen del paisaje”. ca, la de transformar nuestro agreste Este orbe, como el fluir libre de los ele- paisaje originario en ámbito dentro del mentos o como la potencia de las fuer- cual se conjuguen victoriosamente na- zas primeras “ha jugado a la técnica su turaleza e historia”. La terrenalidad del pasada, una de sus metamorfosis”. La pensamiento, a la luz de la tecnociencia lírica poética y política del filósofo de contemporánea, comprueba menos la la pampa imagina la redención futura amplitud de un encuentro victorioso bajo el impulso místico de la tierra. En que la de las catástrofes técnicas que diálogo poético con Hölderlin y Rilke promueve y provoca. y filosófico con Nietzsche y Heidegger,

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Ficciones de lo habitar. Sobre arquitectura, ciudad y cultura Por Pablo Sztulwark (*)

En las formas de habitar la ciudad se con- centran los dilemas de la sociedad contem- poránea. Sus injusticias, sus memorias y legados, sus conflictos y aspiraciones críti- cas. Habitarla significa recorrerla, ocuparla; unas veces padeciéndola y otras tantas resis- tiéndola. Una ciudad que parece jugarse en las disputas concretas por la asignación del sentido y por las formas en que se distribuye el espacio y las relaciones que emanan de los modos de poblarlo. Pablo Sztulwark reflexiona sobre los desa- fíos presentes de la arquitectura, a partir de su vocación constructiva de ficciones. La arquitectura moderna, capaz de convertir la ciudad en una superficie de intervención donde las ficciones están sostenidas por un marcado protagonismo estatal, tanto en la regulación de los flujos de intercambio como en la planificación del espacio pú- blico, cede terreno frente a la práctica del marketing capaz de modular los deseos so- ciales ofreciendo imágenes de mundos a ser consumidos. Una arquitectura que precisa devolverle al pensamiento su dimensión co- lectiva, capaz de rescatarla del refugio pro- fesional y esteticista. LA BIBLIOTECA Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008

“La sociedad del espectáculo nos arras- exponer una definición y pensar su re- tra a todos, y en las lación con la idea de proyecto. Enton- aguas turbulentas de ese río que nos ces, como proyectar implica producir lleva –arrebatados por espacios habitables, no hay modo de la corriente o el viento de la historia, pensar un término sin el otro. Por lo como el ángel de Paul Klee menos, en el terreno arquitectónico. bajo la mira de Walter Benjamin– quizá sólo podamos Retornemos sobre esa definición pro- aspirar a mantener los ojos bien abiertos”. blemática e ineludible si de arquitectu- Luis Fernández-Galiano ra se trata, pero antes hagamos un pe- queño rodeo. Según Eduardo Grüner, la cultura son “las formas de produc- 1. Sobre lo habitar ción, circulación y apropiación del pa- trimonio simbólico de toda formación No hay fragmento del discurso arqui- social”. No hay dudas de que estamos tectónico que no contenga una de- frente a una conceptualización que finición de habitar; no hay proyecto discute con definiciones que entien- arquitectónico que no introduzca una den la cultura de un modo puramen- definición de habitar; no hay pensa- te idealista pero también con aquellas miento sobre la ciudad que, a su vez, que la restringen a un materialismo no sea un pensamiento sobre el habi- pobre. Justamente por eso, la cultura tar. Tratándose de una reflexión sobre y lo cultural, desde esta perspectiva, la arquitectura y lo urbano, y supo- son pensados como fenómenos en niendo que aun sea posible distinguir permanente proceso de constitución entre ambas dimensiones, comence- y re-constitución mos por esa definición de la que no de la vida social. No hay fragmento del discurso es posible ni deseable escapar. ¿Qué es Cuando Grüner arquitectónico que no conten- habitar? ¿Qué significa proyectar en se propone cons- ga una definición de habitar; clave de habitar? En principio, no son truir una teoría no hay proyecto arquitectó- preguntas sencillas. Entre otras razones crítica de la cul- nico que no introduzca una porque estas interrogaciones forman tura,1 se empe- definición de habitar; no hay parte de una tradición de pensamien- ña en distanciar pensamiento sobre la ciudad to, arquitectónico y no arquitectónico. la cultura de lo que, a su vez, no sea un pensa- Por otra parte, tampoco estamos ante cultural. Si para miento sobre el habitar. un asunto simple de encarar porque algunos puede habitar nombra un conjunto de con- ser un “complejo” juego de palabras, ceptos, problemas y perspectivas. En es mucho más que eso porque –esta arquitectura, por ejemplo, habitar es distinción– contrapone dos miradas proyectar y proyectar es una manera sobre la producción, circulación y de pensar. Por eso mismo, meterse apropiación del patrimonio simbóli- con el habitar es equivalente a meter- co de las formaciones sociales. Como se con categorías fetiches tales como: se trata de miradas, sabemos que lo inconsciente, clases sociales o Estado. central no son los contenidos: defini- Claro está que no buscamos rastrear ciones más o menos extensivas, más o los debates y polémicas actuales acer- menos antropológicas, más o menos ca del habitar. Más bien, pretendemos humanistas. Al menos para Grüner,

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lo que divide las aguas en este asunto y simbólica de la cuestión queda des- es un par de supuestos que agrupan a plazada y hasta suprimida. Pero como ese mar de definiciones diversas que se nos recuerda Grüner, el problema piensan desde la noción de “la cultu- puede ser pensado desde otra perspec- ra”: primero, el patrimonio simbólico tiva y lo habitar intenta designar esa es percibido y construido como objeto dimensión del espacio humano que, de observación y estudio (construcción aunque desplazada y suprimida por del objeto cultura); segundo, ese obje- cierto pensamiento arquitectónico, to es exterior al sujeto de observación late subterráneamente porque es par- y estudio (cons- te de la vida. Pero, ¿qué es lo que late Si la temporalidad de lo cultu- trucción de la subterráneamente y no puede ser con- ral consiste en la constitución objetividad como tenido en su totalidad por una mirada y la re-constitución de las for- mirada). De esta técnica? Si bien nos concentraremos a mas sociales, la temporalidad manera, la sepa- lo largo del texto –se trata del nudo de de lo habitar se le parece. La ración ontológi- la arquitectura–, vale introducir ahora ocupación, en síntesis, se teje ca entre objeto una primera definición. al ritmo de la apropiación y y sujeto queda Si hacemos eje en lo habitar, estamos la re-apropiación del espacio. sancionada en ante una sustancia hecha con el senti- Por eso mismo, la tarea es cons- nombre de la dis- do, la lucha por el sentido. ¿Qué es lo tante. Pero no es la repetición tancia científica. habitar, entonces? Movimientos de te- infinita de un procedimiento En contraposi- rritorialización y desterritorialización específico y determinado sino ción, la noción del espacio, estrategias de apropiación un vínculo subjetivo y singular de “lo cultural” y subjetivación territorial. Así defini- con el proceso de ocupación. se desentiende de do, habitar designa un campo proble- tales supuestos e mático específico: el de la ocupación, indistingue entre objeto y sujeto. Lo material y simbólica, de un territorio. cultural, así leído, no es un objeto se- Ahora bien, como estamos ante el ha- parado de la vida sino una dimensión bitar humano, la ocupación de un es- inevitablemente amarrada a la vida pacio no es un emprendimiento que social. Y como se trata del devenir hu- comienza y culmina de una vez y para mano, ya no es posible describir un siempre a partir de una regla técnica. objeto estático sino registrar el movi- Por eso no hay una ciencia de la ocu- miento que adopta, en cada modula- pación. Se trata de otro tipo de expe- ción, una enérgica vitalidad. riencia. Requiere ser pensada cada vez, Respecto de nuestros problemas, suce- requiere un proyecto. de algo equivalente. Y si bien nuestra objetivación no es la cultura sino el Si la temporalidad de lo cultural con- habitar, se presenta el mismo tipo de siste en la constitución y la re-consti- problema. ¿Qué implica, en el campo tución de las formas sociales, la tem- de la arquitectura, objetivar un proble- poralidad de lo habitar se le parece. La ma? En principio, reducirlo a una di- ocupación, en síntesis, se teje al ritmo mensión eminentemente técnica. De de la apropiación y la re-apropiación esta manera, solamente hay demandas del espacio. Por eso mismo, la tarea es y respuestas que el buen especialista constante. Pero no es la repetición infi- debe administrar y sobre todo resolver. nita de un procedimiento específico y Inevitablemente, la dimensión mental determinado sino un vínculo subjetivo

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y singular con el proceso de ocupación. humano y su dimensión material, es En consecuencia, el habitante no es un decir, el plus de sentido. Pensado de consumidor pasivo de espacios que se esta manera, ocupar un espacio es un extinguen en esa primerísima operación proceso permanente de producción meramente receptiva. Por el contrario, simbólica que constituye modos de es una subjetividad que se constituye en estar en el mundo. Como se trata de el hacer con la indeterminación. un universo simbólico, claro está, las herramientas lo serán en la medida en Nuevamente, diría Michel Foucault,2 que puedan construir espacios donde estamos en la tensión entre las pala- la vida sea posible. bras y las cosas. Lo habitar pensado como movimiento de apropiación y re-apropiación del espacio nos exige 2. Sobre las ficciones pensar esa relación. Como no podría ser de otro modo, hay más palabras Si es cierto que el arquitecto es un que cosas. O en otros términos, más trabajador de las ficciones, lo es en la discursos que objetos. ¿Qué significa medida en que su problema –en rigor, esto respecto del asunto de nuestro in- su responsabilidad específica– es el ha- terés? En principio, que las palabras y bitar humano. Como no se trata de un los discursos sobre el habitar exceden problema meramente técnico, es decir, las cosas y los objetos concretos del que se resuelva aplicando una normati- habitar. En síntesis, hay más palabras va previa o un conjunto de saberes, el y discursos que cosas y objetos. Ahora arquitecto tiene bien, este exceso implica, entre otras que pensar cada Pensar el habitar desde los derivaciones, que la habitación nunca vez. Pero, ¿qué problemas que construye (y es una operación neutral o puramente es lo que piensa no desde las necesidades que técnica. Por el contrario, la ocupación cada vez? ¿Qué resuelve) exige un cambio de material y simbólica de un espacio piensa cuando mirada: de las necesidades a los puede ser concebida como la lucha piensa el habitar problemas, de las respuestas a por el poder de asignar sentidos (pa- humano? Vaya- las preguntas. De esta manera, labras y discursos) a las cosas y objetos mos por partes. la arquitectura se juega más en materiales. En esa tensión, más o me- Nos habituamos los problemas que arma, que en nos secreta entre las distintas palabras/ a pensar que el las respuestas que ofrece, más discursos que se disputan el sentido de pensamiento es, en cómo construye un proble- las cosas/objetos, anida la dimensión en el terreno de ma que en cómo lo resuelve. política del habitar. la arquitectura, una relación entre problemas y solu- De esta manera, lo habitar toma dis- ciones, buenas respuestas a grandes tancia de algunas aproximaciones téc- problemas. Es cierto que los problemas nicas e instrumentales dominantes en también pueden ser pequeños y las res- el pensamiento arquitectónico. Y esto puestas no tan buenas. Pero más allá no significa desconocer ni la dimen- de las variantes, el esquema conceptual sión material de lo simbólico ni la di- es el mismo. En definitiva, un mundo mensión simbólica de lo material. Más marcado por necesidades y respuestas. bien, implica concentrarse en los efec- A pesar de esta tendencia, a veces nos tos subjetivos y simbólicos del habitar sorprendemos ante circunstancias que

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nos ponen a prueba, que nos exigen de los únicos sitios en los que se los pue- alguna manera, pensar un poco más de plantear: este edificio, esas oficinas, allá. Entonces, nos amarramos a las aquella casa. Pero también la ciudad. formas que va adquiriendo la vida en Por eso mismo, pensar el habitar desde cada situación. Planteado de esta ma- los problemas que construye (y no des- nera, nuestro asunto no son las nece- de las necesidades que resuelve) exige sidades en general sino los problemas un cambio de mirada: de las necesida- que emergen en una situación concre- des a los problemas, de las respuestas a ta. Más precisamente, los problemas las preguntas. De esta manera, la arqui- que la vida le plantea al arquitecto en tectura se juega más en los problemas

Construcción de una promesa, por Gabriela Mocca

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que arma, que en las respuestas que en rigor, cuando hacemos arquitectura, ofrece, más en cómo construye un pro- inevitablemente construimos ficciones. blema que en cómo lo resuelve. No es que no importen las respuestas, es que Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando sobre todo importan las preguntas: qué hablamos de ficciones? Según Ignacio problemas construye, cómo construye Lewkowicz, gran historiador y pensa- sus problemas, cuál es el estatuto de los dor de lo contemporáneo, las ficciones problemas que construye, es decir, qué son configuraciones que organizan y problematización inventa. dan consistencia al lazo social.3 No se trata de mentiras, engaños o ardides Ahora bien, consideremos el problema sino, por el contrario, del medio es- desde otro lugar. Hace algún tiempo, pecífico en el que se desarrolla la vida mientras caminaba por la ciudad, me humana. La existencia simbólica está topé con un cartel. A la manera de hecha de relatos (políticos, sociales, cul- las actuales gigantografías, el anuncio turales, artísticos, etc.) que hospedan informaba sobre la construcción y la vida y producen mundos. Dice Olivier venta de un edificio en torre en un ba- Mongin, en La condición urbana, que rrio céntrico de Buenos Aires. El cartel esos relatos ficcionales son la imagen contenía una imagen: un edificio de mental de un espacio que, finalmente, fondo y un primer plano de hombres, se confunde con él.4 Su memoria, su mujeres, niños y viejos que lo miraban representación, su itinerario. Y la ar- y señalaban, parecía que con alegría. El quitectura y la ciudad, claro está, son la letrero, además, tenía una leyenda: aquí materialidad de esos mundos mentales. se va a construir un sueño. Ahora bien, Por eso mismo, aquí se va a construir un ese cartel nos exponía ante una ten- sueño es un recor- sión: allí donde se construía algo mate- datorio acerca de Cuando pensamos las ficciones rial (hierro, cemento, vidrio, madera), que las ficciones arquitectónicas modernas, pen- en realidad, se estaba construyendo y los relatos son samos intervenciones sobre la una ficción sobre el habitar humano. nuestros materia- ciudad. Eso es claro. Pero pensar les. En definitiva, la lógica de las intervenciones, Todavía recuerdo el impacto que me son el nudo del un poco más allá de sus peculia- causó el cartel. Pero más allá del impac- pensamiento en ridades, implica desentrañar al to, lo central es el problema que dibu- arquitectura. sujeto de tales acciones. jó ese anuncio. Es evidente que la vida humana no transcurre exclusivamente en el plano de lo material y lo concreto. 3. Sobre las ficciones modernas Eso lo sabemos. Inclusive cuando pen- samos desde la arquitectura, también Si se trata de ficciones, la modernidad pensamos la vida en sus dimensiones produjo muchas y poderosas. En el simbólicas e imaginarias. En síntesis, no campo de la arquitectura, la moder- hay vida humana por fuera de alguna nidad implicó una gran idea: la trans- ficción o relato. O tomando prestada formación de la ciudad en sistemático una imagen cinematográfica: como no territorio de intervención. Si esta tradi- hay género documental sin ficción, tam- ción alcanza su máximo despliegue en poco hay arquitectura sin ella. Cuando proyectos tales como La Plata o Brasilia documentamos, también ficcionamos; por detenernos en territorio americano,

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nace como una intervención frente a medidas tenía, no hay dudas, un obje- los problemas de los centros urbanos tivo político. ¿Por qué higiene y segu- que crecieron y se transformaron con ridad? Ante todo, se buscaba ordenar y las revoluciones burguesas e industriales cohesionar la materia social conflictiva (barriadas populares, crecimiento de la que emergió del pasaje de la comuni- población urbana, hacinamiento, vías dad estamental a la sociedad de clases. angostas e intenso tráfico, problemas Destruido el círculo íntimo, la ciudad de suministro de agua, epidemias de se pobló de individuos desvinculados cólera, etc.). Frente a este tipo de pro- y clases enfrentadas. Así las cosas, la blemas, la apropiación natural de los ciudad necesitó de relaciones espaciales espacios deviene insuficiente y la inter- capaces de albergar las nuevas dinámi- vención sobre la ciudad se convirtió en cas: movilidad espacial y social, cuestio- regla política. Pero como se trata de una namiento de las tradiciones, separación regla moderna, entre casa y trabajo, etc. Por otro lado, Las ficciones centradas en la sus paradigmas, este esfuerzo de ingeniería socio-políti- lógica de las necesidades, pro- modelos y valo- ca pretendió que el flujo mercantil (de ducción típica de los tiempos res moldearon el personas, transporte, bienes, etc.) circu- modernos, parecen incapaces quehacer. Enton- lara y no se detuviera en los recovecos de competir con las imágenes y ces, tanto la higie- de la ciudad antigua. La fantasía de la los sueños de las ficciones con- ne como la segu- ciudad capaz de contener la realidad de temporáneas del habitar. Como ridad, definieron la mercancía –apoyada en la primacía la subjetividad de la sociedad el estatuto de la de la circulación–­ estaba en marcha. del espectáculo no es una sub- intervención. La jetividad de necesidades sino de ciudad europea, Claro está que el programa de deseos, el marketing se convir- antihigiénica e Haussmann no fue el único modelo de tió en el relato contemporáneo insegura por su planificación urbana en la modernidad. por excelencia que instituye pasado medieval, Si la regeneración de la ciudad fue una sujetos deseantes. se transformó en vía, el urbanismo de tabla rasa fue otra. el objeto de deseo A partir de la Carta de Atenas redac- de la empresa urbanística. Si pensamos tada en el IV Congreso Internacional en París, y no hay forma de evitarlo, de Arquitectura Moderna (CIAM), las realizaciones de Haussmann bus- se sistematiza otra visión sobre la in- caron rescatar a la futura ciudad luz tervención de la ciudad. ¿Qué intro- del “oscuro” Medioevo y sus estrechas duce la generación arquitectónica de calles. Pero esta tarea de regeneración Le Corbusier? Como se trata de un ur- y regulación se desarrolló en el marco banismo de tabla rasa, el CIAM piensa de una sociedad industrial “con pato- el proyecto urbano en clave de utopía logías” que requería de un “urbanismo y no hay utopía sin negar (y hasta des- clínico”. Diagnosticado el malestar, el preciar) lo que hay. De esta manera, la prefecto del Sena imaginó una batería utopía arquitectónica pensó una ciu- de medidas: apertura de grandes arte- dad ideal en tiempos de capitalismo rias urbanas, estructuración y creación y guerra. Y tal vez para eliminar las de nuevos parques, construcción de últimas huellas de un inquietante pre- monumentales edificios estatales, re- sente, la Carta de Atenas imaginó una novación de instalaciones urbanas, etc. ciudad de cara a la recuperación eco- Ahora bien, este conjunto articulado de nómica de posguerra. En síntesis: una

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ciudad de servicios donde la separación capitalista como la moderna, el len- funcional de los lugares de residencia, guaje es capitalista y la estandarización ocio y trabajo en super manzanas estu- es la operación que reduce la vida que viera conectada por grandes autopistas. se desarrolla en la habitación a tipos El modelo de la ciudad ideal (todo re- mensurables y clasificables susceptibles lato urbano moderno tiene su ciudad de ser puestos en valor. Estandarizar, ideal). Sobre lo previo, no había dudas, racionalizar, nos impone hacer coin- tabla rasa. cidir una forma de vida con un tipo espacial constructivo. Cuando pensamos las ficciones arqui- Al respecto, los avisos clasificados pue- tectónicas modernas, pensamos inter- den ser un buen analizador del pro- venciones sobre la ciudad. Eso es claro. cedimiento en cuestión. Cuando un Pero pensar la lógica de las intervencio- aviso dice: dos ambientes, balcón, a nes, un poco más allá de sus peculiari- la calle, etc., ¿qué está diciendo? Por dades, implica desentrañar al sujeto de un lado, estamos ante un lenguaje que tales acciones. Tratándose de socieda- clasifica lo que hay en una tipología des disciplinarias como las modernas, el previa. En este caso, número de am- Estado y sus instituciones sostuvieron bientes, existencia o no de balcones, el juego de la planificación, también disposición interna o externa. Además de la planificación urbana. Justamente y como resultado de esa puesta en se- por eso, no hay chance de pensar las rie, la singularidad de cada vivienda es ficciones sobre la ciudad moderna y sus suprimida. En definitiva, la vida que flujos sin el Estado. Pero tampoco ago- allí se vive desaparece como problema. tó en los relatos estatales sobre la ciu- Por otro lado, dad. La ciudad moderna, en la medida esta desaparición En principio, necesidad y satis- en que se despojó de sus ropajes tradi- está montada so- facción son reemplazadas por cionales, se convirtió en una ciudad de bre la ilusión de el sueño como operador fic- circulación, movimiento y flujos mer- resolver las nece- cional. Si para la ficción mer- cantiles, y todo lo sólido se desvaneció en sidades de la vi- cantil, necesidad y satisfacción el aire. En definitiva la ciudad moderna vienda de una vez son el norte del habitar; para es el producto de una dinámica donde y para siempre; el marketing, no es tan así. Es- el mercado asigna y el Estado regula. ilusión que des- tamos ante una lógica donde el Una poderosa ficción, una poderosa cansa, al menos, imperio de la imagen estruc- alianza entre el Estado y el mercado en dos grandes tura la mirada de las cosas. Al que buscó –con mayor o menor suerte, supuestos: el pro- parecer, el mundo ficcional ya según el caso– administrar los flujos de blema de la habi- no se arma fundamentalmente la sociedad capitalista. tación es material desde las necesidades sino des- y la resolución de los deseos. Si pensar las ficciones modernas im- también lo es. Así plica pensar a la ciudad como terri- pensado, la estandarización –siempre torio de intervención de esa alianza racional y repetitiva de tal manera que poderosa, también exige detenerse en asegura la construcción de sistemas el envés de esa primera operación. A que abaraten la construcción– se con- saber: la estandarización. Es decir, la virtió en el modelo planificador de la conversión en mercancía de los pro- vivienda moderna. Quizás el ejemplo ductos del habitar. En una sociedad extremo de este procedimiento sea la

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prefabricación, forma de producción táculo? ¿Cómo limitar el sueño de que exige la máxima racionalidad téc- aquel cartel sobre el que conversamos? nica y de proyecto, y que pensada sólo ¿Cómo disciplinar el deseo? en la lógica que propone se convierte en obstáculo para pensar lo habitar. Detengamos ahora nuestra atención en los anuncios contemporáneos; en ellos la subjetividad del espectáculo se nos 4. Sobre las ficciones contemporáneas presenta sin atenuantes. Pensemos nue- vamente en el cartel mencionado al co- Tras el agotamiento de la modernidad, menzar el artículo. Para algunos, podrá las ficciones modernas de lo urbano tratarse de un anuncio sin mayor rele- también entraron en crisis. Claro está vancia. Para nosotros, se trata de una que no se trató de una desaparición in- ficción operando. ¿Qué tipo de ficción tempestiva. Más bien persisten aunque nos ofrece para albergar la vida? ¿Qué con fuerza relativa. Las ficciones cen- nos dice esta ficción sobre las transfor- tradas en la lógica de las necesidades, maciones en lo habitar? En principio, producción típica de los tiempos mo- necesidad y satisfacción son reemplazadas dernos, parecen incapaces de competir por el sueño como operador ficcional. con las imágenes y los sueños de las Si para la ficción mercantil, necesidad ficciones contemporáneas del habitar. y satisfacción son el norte del habitar; Como la subjetividad de la sociedad para el marketing, no es tan así. Esta- del espectáculo no es una subjetivi- mos ante una lógica donde el imperio dad de necesidades sino de deseos, el de la imagen estructura la mirada de las marketing se con- cosas. Al parecer, el mundo ficcional ya De suerte y manera que muchos virtió en el relato no se arma fundamentalmente desde arquitectos terminan engolo- contemporáneo las necesidades sino desde los deseos. sinados con un refinamiento por excelencia conceptual y formal que con- que instituye su- Antes señalábamos que en tiempos mo- vierte a la mirada técnica en el jetos deseantes. dernos, el mercado elaboraba respuestas único modo de mirar(se). Así Estamos en pre- a las demandas del habitar y ese disposi- observada, la ciudad no es más sencia de un tivo devenía mercancía. La dinámica de que una colección de piezas ur- nuevo régimen mercado, entonces, ofrecía un producto banas (edificios, monumentos, de sentido. Una para un mundo preexistente. En nues- imágenes, etc.) que, desvincu- dinámica difícil tras condiciones, en cambio, las sofis- ladas entre sí, funcionan como de regular, in- ticaciones contemporáneas invierten la coquetos accesorios de salón. clusive de com- operación: no es necesario conocer el prender. Cuando mundo para luego ofrecer un produc- el mercado era el objeto a regular, la to. Más bien, el marketing construye un operatoria estatal consistía en impo- producto para después crear el mun- ner restricciones donde no las había. do que lo pueda consumir. Pero no se ¿Y el marketing? ¿Cómo regularlo? La trata de un producto homogéneo sino tarea resulta aun más compleja. Mien- fundamentalmente segmentado. Si la tras el mercado es una instancia bien sociedad de masas permitía la estan- real, el marketing es imaginaria. Acaso, darización como regla de intercambio ¿podríamos imponerle limitaciones a de mercancías por ser relativamente las máquinas de seducción del espec- homogénea, la sociedad del espectácu-

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lo –intensamente fragmentada social, cación super sofisticadas, crean el mun- espacial, cultural y económicamente– do necesario para el consumo de bienes requiere de una técnica a su medida. materiales y simbólicos, entre ellos, el De esta manera, la segmentación –que del hábitat. divide y clasifica a los sujetos deseantes en categorías hiperdirigidas ABC1 ó Ahora bien, este dispositivo se organiza ABC2, por ejemplo– se convierte en el a partir de la distinción y la separación instrumento privilegiado del marketing. entre dos dimensiones de la existencia: Entonces, si la casa convertida en ob- prácticas de vida e imagen de esas prác- jeto de colección y por eso no pensada ticas.5 En este sentido, la producción formando parte de una lógica territorial de mundo que nos arma el marketing, es una cara de este proceso de fragmen- y el marketing urbano en especial, deja tación, la segmentación de la ciudad de lado la problematización sobre las es el reverso de la misma tendencia. formas y las prácticas de las vidas rea- Por otra parte, las consecuencias de esta les. Inclusive, más que dejarla de lado, operatoria, para nuestro problema de la imagen es una configuración previa, partida, son complejas. ¿Por qué? Por- exterior, compuesta y construida en que los imperativos de problematización otro lugar del que se desarrolla la vida son cada vez más ocultos e invisibles. real. Desconsideradas esas prácticas y Apoyados en gigantescos operativos su problematización, la imagen copa la culturales y en operaciones de comuni- escena. Tal es así, que las conversacio- Archivo Mapoteca “Manuel Selva”

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nes entre arquitecto y cliente a propó- concentradas en el culto del objeto bello. sito están pobladas de tales referencias. En este contexto, el arquitecto se autoex- Puestos a dialogar sobre el proyecto y cluye como partícipe activo en la lucha sus derivas, el cliente suele demandar cultural por la ciudad y lo urbano. la realización de una imagen tejida entre lo que vio y le gustó en revistas, Nos enfrentamos con dos formas de películas, casas de conocidos, etc. Es el pararnos frente a un mismo proceso: lenguaje que hoy circula y está dispo- repliegue versus despliegue. Llamamos nible sobre lo habitar. repliegue a la reclusión en el oficio ar- quitectónico, este repliegue produce profesionales especializados en el ofi- 5. Sobre nuestros propios relatos cio pero que pierden de vista la necesi- dad de pensar en la lógica urbana y la No hay dudas de que la crisis de las fic- afectación social de la que participan. ciones modernas Esta posición de repliegue es funcional Volver a centrase en la ciudad, y la emergencia al fenómeno urbano contemporáneo, en de eso se trata. Y para esto re- de la sociedad del donde la dinámica urbana se asemeja a la sulta capital la reubicación del espectáculo alte- idea de una “ecología del blindaje” –en arquitecto: abandonar el pe- raron el estatuto los términos del sociólogo Ulrico Beck queño refugio de una buena vez de la arquitectu- en La sociedad del riesgo–6 en la que la e indagar las modulaciones cul- ra. Tampoco hay reclusión y el repliegue se transforman turales que constituyen nuestra dudas de que una en la regla de regulación de los intercam- realidad urbana. Pero ser hoy consecuencia de bios. O más precisamente, en el antídoto participantes de la discusión este proceso es contra posibles intercambios, identifica- pública acerca de lo habitar no una tendencia de dos como inevitablemente amenazan- es sinónimo ni de vivienda so- la subjetividad ar- tes e inseguros. En este escenario, cada cial ni de arquitectura social. quitectónica –qui- agrupamiento social se blinda en su zá secretamente mundo material y simbólico, y tiende a inconsciente– a recluirse en el oficio; re- reducir nuevas aproximaciones. Así, el clusión que adopta formas tales como la paisaje social se torna más segmentado, fuga a la retórica estilística y técnica, y el porque tanto los barrios cerrados como desprecio del modelo territorial y social las viviendas sociales, desalientan los donde se apoyan los objetos de diseño. vínculos entre términos relativamente De suerte y manera que muchos arqui- heterogéneos. Directriz que cuando la tectos terminan engolosinados con un ciudad ya no es una “casa” que podamos refinamiento conceptual y formal que ocupar con confianza ni la casa es una convierte a la mirada técnica en el úni- “ciudad” que produzca insumos para la co modo de mirar(se). Así observada, la sociabilidad colectiva, la correlación en- ciudad no es más que una colección de tre ciudad y casa, tal cual la pensó el pen- piezas urbanas (edificios, monumentos, sador renacentista León Battista Alberti, imágenes, etc.) que, desvinculadas entre desaparece sin atenuantes. Es innegable sí, funcionan como coquetos accesorios que esta correlación no se deshace con de salón. En síntesis, algo así como las el agotamiento de las ficciones modernas memorables “máquinas solteras” de sino varios siglos antes. Con las revolu- Marcel Duchamp: solitarias, carentes de ciones burguesas e industriales, la distin- relaciones obligadas con otros elementos, ción ontológica entre espacio privado y

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espacio público –tal cual lo conocimos por otro lado, preguntarse por las prác- hasta hace no demasiado tiempo– vuel- ticas ligadas a la vida. En definitiva, se ve inasimilable casa y ciudad. En el uni- trata de percibir la fisonomía del derro- verso precapitalista que pensó Alberti, la tero urbano e intervenir en el debate ciudad era el dominio privado del prín- cultural sobre la ciudad. Y cuando esto cipe y sus relaciones. Al mismo tiempo, sucede, sí o sí, nos terminamos por pre- la casa del señor tenía funciones políticas guntar: hacia dónde vamos, cómo son que ponían en cuestión el carácter emi- las dimensiones culturales que son obje- nentemente privado del hogar. En sínte- to de revisión y cuestionamiento, cómo sis, la analogía entonces era posible. Sin intervenimos en este proceso. embargo, lo que importa subrayar ahora es otra cuestión: hoy la ciudad y la casa, Ahora bien, pensarse como una fuerza porque ya no se nutren ni de la analogía entre otras que participa de la lucha renacentista que las reunía ni de la arti- por el sentido y el destino de la ciudad, culación dialéctica que conoció la mo- altera el estatuto de la subjetividad ar- dernidad, se transformaron en territorios quitectónica: si el arquitecto preso de desencontrados entre sí. Y justamente su oficio puede ser pensado como un por eso, cuando la ciudad se vuelve inha- arquitecto de salón en la medida en que bitable, la casa y su “ciudad jardín” fun- se desentiende de la dimensión azaro- cionan (en su relato) como refugios ante sa de la vida urbana y se refugia en la la amenaza. Al mismo tiempo y despro- hipercodificación “de salón” como es- vista de la experiencia social de la ciudad trategia frente al desorden general, el real, la casa pierde su costado político al arquitecto urbano –ante la reducción de dejar de suministrar las herramientas ele- la densidad urbana y la disminución de mentales de la buena sociabilidad. la sociabilidad general– apuesta, por el contrario, a construir ficciones capaces Pero la ciudad puede y debe ser pensada de no caer ni en la ley del salón (puro por los arquitectos desde otra perspec- código) ni en la ley de la calle (sin códi- tiva. Por ejemplo, como el escenario de go), diría el arquitecto Luis Fernández- una intensa lucha cultural en la que los Galiano.7 Su horizonte, en rigor, es la objetos arquitectónicos operan como los ley de la ciudad (es decir, las ficciones instrumentos de esa confrontación. Las que nos orientan en la multiplicación acciones urbanas, de esta manera, no son molecular de los intercambios, la sal del intervenciones exclusivamente técnicas. vivir colectivo) y por eso el debate cul- Y aquí llamamos técnico a la aplicación, tural es una estación reiterada en este sin mediaciones ni actualizaciones, de recorrido que no tiene llegada. saberes y lenguajes preestablecidos. O mejor dicho, que están preestablecidos Volver a centrase en la ciudad, de eso como saber y que no tengan incluido el se trata. Y para esto resulta capital la debate cultural sobre la ciudad, lo urba- reubicación del arquitecto: abandonar no y la vida colectiva. Justamente por el pequeño refugio de una buena vez e eso, mirar con otros ojos el oficio arqui- indagar las modulaciones culturales que tectónico implica: por un lado, superar constituyen nuestra realidad urbana. la contemplación técnica que domina Pero ser hoy participantes de la discu- los discursos establecidos, las retóricas sión pública acerca de lo habitar no es estilísticas y hasta los lenguajes cultos y sinónimo ni de vivienda social ni de ar-

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quitectura social. Si la ciudad está frag- Pero para que esto sea posible, no es mentada y la sociabilidad resulta escasa inoportuno declararlo una vez más, es, además, porque nos acostumbramos deberemos abandonar el refugio y el a pensarla en sus partes (más ricas o más blindaje para incluirnos en la lucha pobres, en este punto da lo mismo) y no cultural, en la lucha por el sentido. En como escenario de encuentros y desen- rigor, se trata de percibir las formas de cuentros inesperados, poderosos y con- lo urbano y sus modulaciones perma- tingentes que la renuevan permanente- nentes. Pero no hay modo de hacerlo mente. En este sentido, la política de la sino en una posición de despliegue: ciudad no se reduce a una política social Una vez más abandonar el refugio ni a una política económica. Tampoco para incidir en la construcción de rela- a las buenas políticas socio-económicas. tos sobre lo habitar. En las palabras de Hoy más que nunca, entonces, la políti- Luis Fernández-Galiano: “La sociedad ca de la ciudad es política de lo habitar. del espectáculo nos arrastra a todos, y en las aguas turbulentas de ese río que Los arquitectos debemos formar parte nos lleva, quizá sólo podamos aspirar a del debate cultural a partir de la crea- mantener los ojos bien abiertos”8. ción, de la producción y reproducción de nuestros propios relatos sobre la vida colectiva y su devenir material. (*) Arquitecto

NOTAS

1. Ver Grüner, Eduardo, Un género culpable: la práctica del ensayo. Entredichos, preferencias e intromisiones, Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1996. 2. Foucault, Michel, Las palabras y la cosas, Siglo XXI, México, 1991. 3. Ver Lewkowicz, Ignacio, “Del ciudadano al consumidor. La migración del soberano”, en Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Buenos Aires, 2003, pp. 19-39. 4. Ver Mongin, Olivier, “La experiencia corporal, o cómo ‘cobra forma’ la ciudad”, en La condición urbana. La ciudad a la hora de la mundialización, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 45-68. 5. Sobre este fenómeno y sus derivas, nos detuvimos con Ignacio en, “Ciudad y situaciones urbanas” en Lewkowicz, I. y Sztulwark, P., Arquitectura plus de sentido. Notas ad hoc, Kliczkowski, Buenos Aires, 2002, pp. 107-123. 6. Beck, Ulrico: La sociedad del riesgo, Paidós, Barcelona, 1998. 7. Fernández-Galiano, Luis, “Disciplina doméstica: la selva o el salón”, Arquitectura Viva, N° 112. 8. Fernández-Galiano, Luis, “La casa o la ciudad”, Arquitectura Viva, N° 112.

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El Santuario de Cromañón Por Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg

La construcción de un santuario para recor- dar a las víctimas de una tragedia se entron- ca con las diversas formas históricas en que se manifestó la religiosidad popular. Sin embargo, en el caso del santuario que evoca a los chicos muertos en Cromañón, ubica- do en la calle Bartolomé Mitre del barrio de Once, parecen condensarse diferentes ele- mentos de un modo novedoso. Reminiscen- cias religiosas, culturales y lingüísticas de tradiciones pretéritas, son convocadas por presencias corporales que no pueden de- ducirse sin más de las herencias del mundo del rock. De ese lugar, resignificado a la luz de las formas de vida de los jóvenes de las periferias de Buenos Aires, emanan signos complejos, cuya interpretación requiere de una sensibilidad capaz de sobreponerse a la perplejidad. Así lo sugiere -–como apuntan Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg en este trabajo– la singular combinatoria de objetos y de rituales que cotidianamente se dan cita y que afectan la rutina de la ciudad; unas veces formulando discursos que se re- conocen en pasados reivindicativos, y otras balbuceando preguntas y sensaciones carga- das de incertidumbres y misterios. LA BIBLIOTECA Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008

Fue construido como un refugio fren- En Once, según informan las guías es- te al dolor. Sin embargo, estando allí pecializadas, hay 3.300 comercios que lo que se revela es la intemperie. Cierra ofrecen de todo un poco. El escritor una calle a la vez que abre una cicatriz Marcelo Cohen describe la zona en en medio de la ciudad. Aunque a toda “Consolación por la baratija” (Diagonal hora alguien lo visite –y hasta forme Sur, 2007): “Once: la socarrona codi- parte del recorrido de las excursiones cia del comerciante descreído desbara- turísticas– conserva algo de presencia tando la insulsa cuadrícula urbana, el espectral. De noche lo frecuentan jó- devaneo del orden racional. Corroído venes, abatidos y silenciosos, que se escenario de una feria democrática au- comportan como si estuvieran en un toconstituida”. El velorio que por haberse prolongado en santuario replica El santuario replica parte de el tiempo los hubiera dejado sin lágri- parte de esa lógi- esa lógica del barrio. Las cosas mas. En un barrio en el que conviven ca del barrio. Las se amontonan en su espacio diversas creencias irrumpe como un cosas se amonto- como en un bazar desorde- manchón de religiosidad popular y nan en su espacio nado. El dolor no termina de le recuerda a Buenos Aires que ya no como en un ba- encontrar su nombre y en la puede disimular su destino latinoame- zar desordenado. búsqueda despliega un barro- ricano. El santuario de Cromañón, El dolor no ter- quismo desesperado. Las fotos levantado de forma espontánea por mina de encon- de los chicos se mezclan con familiares, amigos y sobrevivientes de trar su nombre cartitas adolescentes, letras de una de las catástrofes urbanas más sig- y en la búsqueda canciones, estampitas, recuer- nificativa de la historia de la ciudad, despliega un ba- dos personales, banderas fut- no sólo rememora la muerte injusta de rroquismo deses- boleras, rosarios, llamadores 194 personas sino una nueva estocada perado. Las fotos de ángeles, carteles con leyen- sobre la vida en común de una nación de los chicos se das tomadas de otras luchas, que, en los últimos treinta años, se mezclan con car- pedidos de venganza, y zapa- asentó en la muerte de sus jóvenes. titas adolescentes, tillas, muchas pero muchas letras de cancio- zapatillas: chamuscadas, col- Está ubicado sobre la calle Bartolomé nes, estampitas, gadas de los cables, apoyadas Mitre, a pasos del boliche que en sus recuerdos perso- en el piso, sobre un altar, api- épocas de cumbia se llamó El Reventón nales, banderas ñadas, dibujadas. y que Omar Chabán rebautizó iróni- futboleras, rosa- camente República Cromañón. A pocos rios, llamadores de ángeles, carteles metros, cruzando la Plaza Miserere en con leyendas tomadas de otras luchas, diagonal, está La Perla, aquel mítico pedidos de venganza, y zapatillas, mu- bar donde a mediados de los 60 Litto chas pero muchas zapatillas: chamus- Nebbia y Tanguito compusieron La cadas, colgadas de los cables, apoyadas Balsa. Menos de cuarenta años sepa- en el piso, sobre un altar, apiñadas, di- ra un episodio de otro, cuatro décadas bujadas. Las Topper blancas de lona, que contienen un cambio de época: si símbolo de una cultura juvenil, rocke- en aquella canción-manifiesto los roc- ra y stone, superficie para escribir le- keros ansiaban “naufragar” para esca- yendas como en otras épocas se lo hizo par a las rutinas burguesas, los jóvenes en paredes o pancartas, las mismas que de Cromañón buscan cómo “rescatar- en cualquier esquina del conurbano se” del desamparo contemporáneo. señalan que en esa zona se mueve un

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dealer. Herederas de las alpargatas, fa- cios o de certezas sobre cuál debe ser bricadas por la industria nacional, que el idioma de la justicia. El santuario parecen decir “yo no soy Nike”. habla con una lengua construida con La disposición de estos objetos se ase- restos de otras lenguas y exige ser des- meja también a la que los cuerpos jó- cifrada. Hay restos de la política, del venes adquieren en los recitales, don- discurso de los derechos humanos, de de se chocan, se enciman, se anudan, la contracultura rockera, de la religio- bailan, se contienen. La promiscua sidad popular, de las lógicas mediáti- avidez por encontrarse con otros los cas globalizadas. conduce a la entropía, a la imposibi- lidad de establecer un orden que es, a la vez, la incomodidad ante cualquier Desangelados orden establecido. De ahí que cuando el Gobierno de la Un cartel clavado en la “capilla” Ciudad ofertó reemplazar el santuario anuncia: El santuario de nuestros por una “plaza de la memoria” –pla- ángeles del rock (30-12-04) Nunca más nificada, prolija y hasta protegida con Cromañón. Hay una palabra que se rejas–, los familiares y sobrevivientes repite en el santuario: ángeles. “Para aceptaron con la condición de que no los que el cielo no pudo esperar”, se se levantara el santuario. Hoy conviven lee aquí y allá. Y esta referencia trae a ambos espacios: la sutura y la sangre. la memoria el modo en que el Indio El filósofo Ruben Dri escribe en Solari se refirió a sus seguidores a fi- Símbolos y fetiches religiosos en la cons- nes de los 90 cuando los llamó “des- trucción de la identidad argentina angelados” porque según entendía (Biblos, 2003) sus vidas estaban desprotegidas, sin El de Cromañón es un santua- que el avance de ningún “ángel” que las cobije. Las rio urbano lleno de flores de la racionalidad bandas –decía el cantante– son “chi- plástico. No es fácil acceder a la instrumental del cos de barrios desangelados, que no lengua en que nos habla, sobre capitalismo tiene saben de discotecas para modelos y todo si se parte de prejuicios o como contracara estrellas de rock, ni de autos locos, ni de certezas sobre cuál debe ser la proliferación de navidades artificiales. Pibitas em- el idioma de la justicia. El san- de formas reli- barazadas que lloran su dolor en una tuario habla con una lengua giosas extrava- esquina. Chicos bombardeados, sin construida con restos de otras gantes. “De las padres ni hermanos, con la esperanza lenguas y exige ser descifrada. arenas de ese de- arrodillada a los pies de la recauda- Hay restos de la política, del sierto racionali- ción de un taxi”. discurso de los derechos hu- zador brotan las manos, de la contracultura flores exóticas de Muchos de estos chicos, convertidos rockera, de la religiosidad po- grupos religiosos en ángeles después de su muerte, estu- pular, de las lógicas mediáticas que prometen vieron “desangelados” durante sus vi- globalizadas. una refertiliza- das. Esa condición en la que vivían se ción de la tierra”. exasperó en el concierto de Callejeros El de Cromañón es un santuario ur- pero no se creó esa noche, existía pre- bano lleno de flores de plástico. No viamente en un país en el que cuatro es fácil acceder a la lengua en que nos de cada diez desocupados tienen me- habla, sobre todo si se parte de prejui- nos de 24 años.

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La religiosidad popular no sacraliza Sentidos a cualquier muerto. Hay característi- cas que impulsan a hacerlo: la muerte En el universo mediático ocupa un es- traumática, la juventud y la identifica- pacio acotado: se discute si está bien o ción de un conflicto social, ya que la mal que interrumpa el tránsito y cause santificación emerge como un modo trastornos en la vida vecinal. Beatriz de rescatar a las víctimas de las clases Sarlo en el año 2005 escribió en la re- menos privilegiadas de manos de los vista Viva que “hacer un santuario de poderosos. Una parte de los deudos cada local o esquina donde aconteció ha elegido este camino para recordar a una desgracia o un crimen implica los muertos de Cromañón y, hasta in- convertir a la ciudad en un paisaje in- cluso, ya se le atribuyen poderes mila- controlable de recordaciones”. grosos a Laurita, una de las niñas más pequeñas fallecidas en el incendio. Otras voces del campo intelectual también le han dedicado algunas lí- Las pugnas por nombrar a los muer- neas distantes. En el texto ya citado tos –callejeros, pibes, víctimas, etc.– se de Marcelo Cohen, éste señala: “Todo sintetiza en el santuario con la imagen monumento fu- de los ángeles, pero es difícil de saldar nerario es una Los familiares y los sobrevi- cuando se trata de nombrar a “los po- exhibición fran- vientes hilvanan otra narra- derosos”. Aunque en algunos tramos ca y hasta jac- ción porque consideran que del santuario adquieren un nombre tanciosa de heri- el santuario –les guste más o propio éste es siempre insuficiente. da íntima, pero menos– es un lugar vital de su ¿Cómo identificar a los responsables? esta instalación experiencia. No es sólo un lu- O mejor: ¿dónde está el poder? ¿En el asfixia la piedad gar de rezo o de reclamo sino Estado? ¿En su ausencia? ¿En aquellos del que pasa. una lengua pública que habla que se benefician económicamente de Después de verla de sus desgarros particulares. los recitales? ¿En la corrupción? ¿En uno siente que el los propios espectadores que encen- dolor que prolifera en la vida de Once dieron candelas durante el recital? ¿En es mucho más fino, insondable y pe- la suma de todos? ¿Dónde? netrante que la vindicación del dolor que teatralizan estas descoloridas fo- Muchos de estos jóvenes que habían tos de familia”.1 ido a un concierto convocados por una cultura que en su época de esplendor Adrián Gorelik, por su parte, en un ar- proclamó –ironías de la historia– la tículo titulado “El romance del espacio “muerte joven”, son ahora interpela- público” (Block, 2006) escribe que en dos por la religión. Lo que en aquella la creación del santuario es difícil dis- época fue promesa de intensidad se tinguir el momento de la libertad del presenta aquí como constatación del de la necesidad y dice: “La calle sigue abandono. No hay mitos glamorosos cerrada no sólo como santuario, lu- del rock en el santuario: hay cuerpos gar de peregrinación y memoria, sino muertos que buscan consuelo en for- como evidencia del lugar que ocupan mas plebeyas de la religión, uno de los los afectados directos ante la ausencia últimos refugios que quedaron a salvo del Estado; es la materialización de ese del derrumbe de las utopías. vacío de representación”.

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Los familiares y los sobrevivientes hilva- decirle y tuve miedo de que me repro- nan otra narración porque consideran chara no haber hecho algo más para que el santuario –les guste más o me- salvarlo. El santuario no me convence, nos– es un lugar vital de su experiencia. lo entiendo pero a mí me recuerda a No es sólo un lugar de rezo o de recla- la muerte... La verdad yo prefiero que mo sino una lengua pública que habla abran la calle, que la vida siga”. de sus desgarros particulares. Juan –un joven salteño, también so- Más de una vez se han preguntado si breviviente e integrante de la murga las marchas que realizan debían em- Los que Nunca Callarán– cree que la pezar en el santuario y terminar en la alternativa está en convertir el santua- Plaza de Mayo o si por el contrario, rio en un espacio de alegría: “Al prin- debían empezar en la Plaza de Mayo cipio no me cerraba pero después me y terminar en el di cuenta de que era nuestro lugar. Lo El santuario evidencia que, santuario. “Está- que me gustaría es pintarlo de colores incluso antes que las ciencias bamos discutien- porque así es un bajón. Pintarlo de sociales, las letras del llamado do, en realidad, si rojo, amarillo, verde y negro, pintarlo “rock chabón” volvieron visi- teníamos que ir para que tenga vida y para que tenga bles las derivas de los jóvenes del dolor privado más que ver con nosotros”, comenta. que desde los 90 en adelante a la plaza pública Juan recuerda que al poco tiempo de toleran como pueden el de- o si teníamos que sucedido Cromañón, los familiares in- rrumbe del Estado, la familia, ir de la plaza al vitaron a Zamba Quipildor para que la escuela. Las estrofas que dolor privado. Yo cante la Misa Criolla. “Y yo pensaba: contaron esas vidas son tam- estaba de acuerdo mi amiga desde el cielo debe estar di- bién las que ayudan a nombrar con la primera ciendo ‘¿y este quién es?’, porque no- su muerte. postura, pero fi- sotros no lo conocíamos”. Lo que más nalmente pros- le sorprende –aún hoy en día, a casi peró la otra porque el santuario ocupa cuatro años del hecho– es que los san- un lugar muy especial para los padres, tifiquen las mismas personas religiosas es el lugar donde murieron sus hijos y que siempre los habían mirado como ellos sienten que tienen que estar allí”, los “peores del barrio”. “Eso nos da un dice Diego Rozengardt, integrante de poco de risa, pero otras veces en el san- la agrupación Los pibes de Cromañón2 y tuario vivimos historias propias del ca- hermano de una de las víctimas. nal Infinito. Eso me da para pensar”.

Para Facundo Avellaneda –integrante También a nosotras el santuario nos del grupo Basta de culpar a Callejeros–, ha dado mucho para pensar. Nues- el santuario, a pesar de sus excesos, no tra primera impresión se remonta al logra armar sentido. “Yo voy ahí y veo 2005, cuando un paro de ferrocarriles los cuerpos muertos –dice–. No puedo nos obligó a posponer un viaje al Oeste ver otra cosa. Veo a uno de los chicos bonaerense. Bajamos las escaleras que que saqué, que se me murió en los bra- nos separaban de la calle, tomamos zos, que lo sentí. En una marcha me Bartolomé Mitre y nos chocamos con crucé con un padre que tenía una re- el santuario: no habíamos podido lle- mera con la cara de ese chico, quise ir gar a Morón pero enfrente de nuestras a hablarle pero no pude, no supe qué narices teníamos una mini sucursal del

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conurbano. Ese primer encuentro se en el espacio del santuario. Sus letras fue multiplicando. Hemos ido canti- se caracterizan por la literalidad y, más dad de veces, solas, acompañadas, de de una vez, han sido criticadas por su día, de noche, a las marchas, de paso. despojo. Sin embargo, en el santuario, Con el tiempo, las percepciones cam- esas estrofas directas, casi obvias, ad- bian pero hay una que se mantiene: el quieren una nueva dimensión simbóli- sentimiento de incomodidad ante las ca. Ya no suenan a canto de hinchada, personas que estén allí. No porque te sino que están abiertas a la dimensión miren mal sino más bien porque una de la escucha. siente que reclaman algo que cuesta es- Augusto Tejada cuchar, entender y compartir. Como si el santuario representara un dolor que no termina de volverse colectivo.

El santuario, creado para recordar a los muertos, es un espacio vivo cons- truido con restos de viejas tradicio- nes argentinas, habla con un nuevo lenguaje que conmueve y asusta, que reclama ser descifrado mientras exige, como todo lugar sagrado, su cuota de misterio y que –tal como dicen Pablo Semán y Daniel Míguez en Entre santos, cumbias y piquetes. Las culturas populares en la Argentina reciente (Biblos, 2006)– “tiene valor político porque no se acomoda al deber ser, pero no surge de un proyecto de con- testación aunque lo ejerza”.

Canciones

El santuario evidencia que, incluso an- tes que las ciencias sociales, las letras del llamado “rock chabón” volvieron visibles las derivas de los jóvenes que desde los 90 en adelante toleran como pueden el derrumbe del Estado, la fa- milia, la escuela. Las estrofas que con- taron esas vidas son también las que Hay una frase simple que se reite- ayudan a nombrar su muerte. ra: “No olvidar, siempre resistir. Por los sueños que se hundieron acá”. Es Los nombres de La Renga, Los la versión poscromañón de otra frase Gardelitos, Intoxicados, El Bordo, y, simple, “por los sueños que se hundie- por supuesto, Callejeros se multiplican ron allá”, de la canción de Callejeros

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No volvieron más, dedicada a los com- que uno se preguntaba frente al winco batientes de Malvinas. Esta reescritura, blanco a los 12: ‘¿Por qué dice; en el apresurada como un graffiti, une a los mar naufragó una balsa que nunca zar- caídos en Malvinas con los muertos en pó? ¿Qué son los platos de café?’). No, Cromañón. El tenue cambio del “allá” la tragedia de Cromañón parte de una por el “acá” da cuenta de una trans- equivocación que puede, a veces, ser formación radical. Así como el adjeti- letal: en el escenario no hay banda, no vo “nacional” que acompañó al rock hay música, no hay orquesta”. desde principios de los 80 fue reempla- zado por el de “barrial” en un despla- En el santuario no hay frases firmadas zamiento que señala la erosión de los por Spinetta y menos aun otras que Estados-nación y den cuenta del vínculo entre el rock y “Somos lo que nadie quería el surgimiento de las vanguardias. Pero esa tradición (o sus encontrar”, escribió el joven de nuevos territorios restos), ¿no está detrás de muchas de las una escuela después de visitar el identitarios, la escrituras que pueblan el santuario? Los santuario con uno de sus pro- variación en los nombres de Callejeros y Omar Chabán, fesores. Los jóvenes, parece, ya adverbios va en ¿no están unidos a eso que llamamos no son rebeldes ni románticos el mismo senti- rock argentino? Los jóvenes que concu- ni idealistas, así como los po- do: indica que las rrían a estos conciertos, ¿no buscaban, bres tampoco son la levadura “guerras” se han igual que “los padres fundadores del de la historia. El santuario de mudado y ahora rock”, intensidad y espacios no domesti- Cromañón pone en escena los se libran acá, en cados para encontrarse con otros? restos de esas imágenes. Nos la propia casa. habla de ese derrumbe con una El santuario –aunque en el sentido lengua poco apta para oídos Este gesto de contrario– le concede la razón a Casas bienpensantes. Nos habla del apropiación que al revelar que lo que ocurrió antes y dolor, del desamparo, de la in- revela la capaci- después de Cromañón –igual que lo diferencia. No cede a la correc- dad simbólica de que sucedió con los ex combatientes ción política y se refugia donde todo humano es de Malvinas– fue producto no sólo de puede. Está rumiando un nue- negado insistente- un “abandono de clase” sino también vo lenguaje para la justicia y la mente por aque- de un “abandono generacional”. Los memoria de los olvidados. llos que a partir adultos –y no sólo los “padres funda- de Cromañón dores del rock”– no quieren hacerse manifestaron su disconformidad con cargo de sus jóvenes. No los reconocen la llegada de los sectores populares al como propios. Los abandonan a su rock, una música que hasta los 90 es- suerte, a que se cuiden como puedan tuvo hegemonizada por los sectores en sus comunidades premodernas. medios. Fabián Casas, por poner un caso, escribe en su libro Ensayos Bonsai (Alfaguara, 2007) un texto que se titula Justicia “Valeria Masa”. Dice allí: “La tragedia de Cromañón no es una tragedia del En el santuario hay otra palabra recu- rock argentino (hablo del rock de los rrente que se vuelve territorio de dis- padres fundadores, de esa música ge- puta: justicia. Puede sonar a resolución nial que puede cambiarte la vida por- judicial, a “justicia divina”, a “justicia que te hace preguntar cosas como las por mano propia”, a desdibujamiento

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de la ley o a redención futura de las de mi hijo”, “venganza para tu dolor”, víctimas. El santuario tiene huellas “hoy es una esperanza de justicia o ma- del discurso de los derechos humanos, ñana puede ser una reacción”. están allí las palabras y las consignas que los organismos crearon tercamen- Quizás –arriesgamos– la continuidad te en las últimas décadas de la historia más fuerte entre aquella injusticia y ésta reciente: nunca más; memoria; no ol- no esté en la retórica común sino en la vidamos, no perdonamos, no nos re- indiferencia social que ambos hechos conciliamos; ni olvido ni perdón... ocasionaron en sus orígenes. Si al prin- cipio las Madres y Abuelas de Plaza de Inquieta leer esos lemas pensados para Mayo debieron escuchar la frase “algo combatir el terrorismo de Estado en habrán hecho” que culpabilizaba a sus un contexto que refiere a un hecho hijos por su desaparición, los deudos ocurrido en otras condiciones. Es poco de Cromañón deben enfrentarse a un serio –podría pensarse– no marcar las dicho no menos perverso: “a mí no me diferencias y homologar todas las injus- hubiera pasado”. Tanto en aquellos ticias bajo un mismo parámetro, ésas años como ahora mismo la indiferen- son cosas de izquierdistas apresurados cia ante la muerte injusta de los otros o de comunicadores demagógicos. Y, no es más que la continuidad del des- sin embargo, estas palabras y estas con- entendimiento por sus vidas. signas aquí están, aparecen una y otra vez con terquedad, tal vez porque sean “Somos lo que nadie quería encontrar”, las únicas que se tienen a mano, tal vez escribió el joven de una escuela después porque son de las pocas que lograron de visitar el santuario con uno de sus salvarse de la debacle de la política, tal profesores. Los jóvenes, parece, ya no vez porque –aunque los organismos casi son rebeldes ni románticos ni idealis- no participen de esta lucha– son el sub- tas, así como los pobres tampoco son suelo ético de una patria derrumbada. la levadura de la historia. El santuario de Cromañón pone en escena los restos Es bien extraño leerlas en un espacio de esas imágenes. Nos habla de ese de- donde la política, si la hay, emerge en rrumbe con una lengua poco apta para nombre de la costumbre. Y también oídos bienpensantes. Nos habla del lo es porque en el santuario esos lemas dolor, del desamparo, de la indiferen- conviven con manifestaciones de ven- cia. No cede a la corrección política y ganza. Catárticas y salvajes: “podrán sa- se refugia donde puede. Está rumiando carme las ganas de vivir pero no podrán un nuevo lenguaje para la justicia y la sacarme las ganas de matar al asesino memoria de los olvidados.

NOTAS

1. Buena parte de este artículo está inspirado en un libro de ficción de Marcelo Cohen, la novela Impureza (Norma, 2007), una historia de amor ambientada en un territorio futurista de excluidos sociales, en el que la muerte traumática de una joven desarrapada, bailarina de cumbia, motiva la creación de un santuario. El autor trabaja la represen- tación del mundo popular a partir de la creación de un idioma que embiste contra los lugares comunes y obliga a sumergirse en una experiencia radical del lenguaje, expe-

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riencia que se distancia de la “prosa del Estado” y devuelve dinamismo al mundo de los oprimidos. Nos resulta inquietante que mientras Cohen en su ensayo sobre el barrio de Once observe en el santuario solamente la “asfixia de la piedad” sea su ficción la que nos auxilie al momento de leer el santuario, al que podríamos describir con palabras del propio Impureza: “un paisaje chato pero cautivante como la vasta proyección en plano de un cerebro que sueña”. 2. Luego de los sucesos ocurridos en Cromañón se formaron diferentes agrupaciones, al- gunas se constituyeron como asociaciones civiles y otras funcionan con más informalidad. Entre las principales están: 1) Familias por la Vida; 2) Que No Se Repita (cuyo referente es el abogado José Iglesias, figura pública y papá de Pedro); 3) Los pibes de Cromañón o El Grupo Paso, donde también se inscribe la murga Los que nunca callarán; 4) La Asociación de Padres de Hijos Asesinados en Cromañón (A.P.H.A.C.); 5) La Asociación de Víctimas de la Inseguridad en la Argentina (A.V.I.S.A.R.). La mayoría de estas asociaciones se reúne una vez por mes en un espacio que llaman “Articulación”, en el que definen políticas conjuntas. Todos esperan el juicio con ansiedad, cuya fecha está prevista para mediados de 2008. Hay 1.600 querellantes.

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La ciudad está recorrida por Imágenes imágenes que organizan lo disperso. Formas de habitar las travesías de una época renuen- en la ciudad te a las estabilidades. Son los retratos que componen un cua- dro con episodios fugaces, per- mitiendo la inteligibilidad de los acontecimientos. También se almacenan en la memoria quedando como reservas a ser convo- cadas cuando el recuerdo las reclame. Las imágenes son paradojales: cristalizan el presente y a su vez lo exceden como potencialidad por venir. Aguardan disponibles la cita con la historia, al tiempo que nos ofrecen las posibilidades de pensar el momento actual. Son restos de sucesos acaecidos, pero también materia viva disponible para la creación. Anacronismos que regresan desgarrando el presente e imá- genes nuevas que interrogan los ciclos anteriores. No son retornos lineales ni reenvíos apacibles. Entre las distintas temporalidades hay una tensión que precisa de elaboraciones críticas. Una inventiva ca- paz de seleccionar los retazos de un pasado, pero también de mirar de otro modo las estampas del presente. Eduardo Rinesi propone pensar el reciente conflicto originado en el aumento de las retenciones a las exportaciones agrarias, a partir de las imágenes de la “vida verde” que pueden ser visiblemente reconocibles en tres momentos de la historia: el centenario de la nación, la década del noventa con sus fugas hacia los barrios cerrados y los imaginarios puestos en juego en las últimas discordias. El ideal de la vida rural, que excluye el conflicto urbano, sueña un idílico retorno a la tierra. Miguel Vitagliano rescata las impresiones de la ciudad en tres no- velas. Los compañeros de Rolo Diez, Hay unos tipos abajo de Antonio Dal Massetto y El Dock de Matilde Sánchez en una con- junción de historias personales, proyectos colectivos, continuidades y rupturas. Una lectura de la ciudad a partir del trazado de un mapa de sensibilidades desde el que leer los avatares de Buenos Aires. Guillermo Korn reconstruye el modo en el que los nuevos narra- dores, con sus estilos diferenciados, descubren la aparición de la barrialidad como cualidad gentilicia que demarca modos de ser. Una ciudad que cambia a ritmo vertiginoso y que se reconfigura en sus mezclas y denominaciones. Hernán Sassi encuentra en el cine la clave para interpelar los signos de la calle, las marcas de sus paredes y sus señas particulares. La película Construcción de una ciudad de Néstor Frenkel, retrata los cambios en Federación, Entre Ríos, ciudad inundada y luego reconstruida bajo el impulso del turismo terapéutico. Pablo Gianera nos brinda una interpretación de la ópera La ciudad ausente basada en la novela de Ricardo Piglia, que a su vez se reconoce en Macedonio Fernández. Una genealogía de una ópera que se inscribe y se emancipa de sus precursores. Margarita Martínez nos presenta los debates del modernismo en la publicación que Rubén Darío impulsó en Buenos Aires. La Revista de América -–con tan sólo tres números de duración en 1894– expresó los sueños de una generación que encontraba en la renova- ción estética y cultural los argumentos de su afán cosmopolita. H.G. reflexiona sobre las vertientes mitológicas de la ciudad pe- ronista. Señas que aparecen en las imágenes alegóricas de una le- yenda resistente. Su artículo dialoga con el de Roberto Baschetti que encuentra en las anécdotas y en los personajes, reconocibles y anónimos, las formas concretas de una epopeya. Jorge Quiroga describe el desgarro de los personajes arltianos. El encapsulamiento obsesivo y su pasión por el grotesco son las formas de habitar el pesimismo. Imágenes de una vida urbana que oscila entre la historia, el realis- mo contemporáneo y la ensoñación. 114

La ciudad y sus otros Por Eduardo Rinesi

La trama de las ciudades está urdida de con- flictos. Presencias acechantes, contornos imprecisos, figuras confusas que conjuran el ideal de la vida calma; son los otros cuyas existencias convocan al temor y al resguardo. Un miedo difuso y flotante que puede cam- biar de objeto, pero que siempre reclamará un orden capaz de administrarlo, de distribuir ponderaciones y de mitigar sus peligros. La vida verde, expresión de una utopía idí- lica del campo como sitio armónico que excluye el conflicto, reconoce, en esta re- flexión de Eduardo Rinesi, tres momentos claves: el 1900 que reacciona frente a la población migrante; los años noventa en los que se edifican los countries, verdaderas fortalezas destinadas a la reclusión a las cla- ses poderosas, y el reciente conflicto por la renta agraria. En todos ellos es posible reco- nocer el imaginario de un remanso tranqui- lo, emprendedor y sin conflicto, que opera como frontera de exclusión de la plebe. Un imaginario en el que está en juego la for- ma republicana, aristocrática o democráti- ca, y que tiñe la historia desde Maquiavelo y la comedia Sheakespereana hasta nuestras querellas más recientes. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

1. O a París. Que es más o menos lo mis- mo. Otra forma de escapar de la ciu- “¡Al campo!”, dictaminaba desde el dad infectada. Otra forma de huir de título, allá por 1900, una pieza de la “plebe ultramarina” –como después Nicolás de Granada que David Viñas la nombraría Lugones–, de los otros, ha presentado en muchas ocasiones de nuestros abuelos y de nuestros como evidencia o síntoma de la “in- bisabuelos: de la chusma. De los judíos versión de la dicotomía sarmientina” contra los que escribe Martel (cuya de la civilización y la barbarie en las novela sea quizá representaciones ideológicas de los la primera explí- Entonces y ahora. Porque, en grupos dirigentes argentinos de aquel citamente antise- efecto, ¿no sería interesante cambio de siglo. Al campo: fuera de mita de la litera- comparar estos argumentos de la ciudad, vuelta ahora el cuerpo en- tura argentina): los miembros más encumbra- fermo del país del que otrora se había del materialismo dos de la élite dirigente argen- pensado como el alma espiritual y lu- de la vida gober- tina de los años 1890 con los minosa. Al campo, que hasta ayer se nada por la lógi- eslóganes publicitarios que, había imaginado como un extenso y ca y la urgencia justo cien años después, en la temible territorio a conquistar (a lim- del dinero y no última década del siglo pasa- piar, a cercar, a poblar), y que ahora ya por los altos do, empezaron a poblar los empezaba a ser representado como valores del Espí- suplementos “Countries” de el resguardo espiritual de la argenti- ritu, que para la los grandes diarios argentinos nidad verdadera. En el medio, entre misma época ce- ofreciendo a los que ganaron una imagen y otra, lo que Viñas nos lebraba también, en la gran timba de la recon- ha mostrado tantas veces: la llegada en una clave aca- figuración capitalista operada de nuestros abuelos y bisabuelos, feos, so más recupera- en esos años la posibilidad sucios y malos, cuya instalación en la ble –siquiera por de una huida fuera de la ciu- gran aldea los miembros de la alta su antinorteame- dad enferma, contaminada y sociedad porteña sólo pudieron per- ricanismo mili- –como los medios masivos de cibir como una invasión aterradora y tante–, el Ariel comunicación no se cansan repugnante. Una invasión que invita- del uruguayo de anunciar– peligrosa? ba a los más asustadizos a querer “ce- Rodó. Pero París rrar el círculo” –como escribe por ahí –o Viena, o San Petersburgo: destinos Miguel Cané– alrededor de las castas diplomáticos del ex general Mansilla, damas de la élite, que ponía a los más sedes por antonomasia de ese Espíri- antiguos a utilizar, frente a la insolen- tu– era un clásico. La novedad, ahora cia de los recién llegados, sus dobles y (ahora que habían sido exterminados, triples apellidos (que era un modo de en el curso del triple genocidio sobre decir: nosotros estábamos primero), y el que sostiene la construcción de la que ya diez años antes del fin de siglo Argentina moderna, los paraguayos, le había hecho decir al protagonista los indios y los gauchos, y que hasta de La bolsa, de Julián Martel, espan- resultaba de buen tono reivindicar a tado por la turba que se acercaba a la estos últimos como divisa de la mis- escalinata del edificio donde conver- ma patria que se había ocupado de saba con otro señorito: “Corrámonos, aniquilarlos), era la rehabilitación del porque nos van a pasar por encima”. campo. La idea del campo virtuoso y Corrámonos. Cerremos. Al campo. elevado como contracara espiritual (en

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cuya imagen resuenan los grandes tó- tracultural del movimiento hippie de picos del romanticismo europeo) de la los años 70”, por el otro incorpora un ciudad filistea donde se arrastraban los conjunto de valores asociados a nue- “reptiles burgueses” de los que habla- vas representaciones sobre la sociedad ba, sin ir más lejos, el joven Ingenieros. y el sujeto en el mundo posindustrial El campo, entonces, como salida y contemporáneo, a nuevas prácticas de como conjuro. consumo, a una serie de nuevas ideas Entonces y ahora. Porque, en efecto, acerca de lo que empieza a llamarse la ¿no sería interesante comparar estos “calidad de vida”, y a una doble ob- argumentos de los miembros más en- sesión: la obsesión por la seguridad y cumbrados de la élite dirigente argen- la obsesión, correlativa a ésta, por la tina de los años homogeneidad. El reverso de la libertad de los 1890 con los es- Seguridad y homogeneidad: nada de de adentro es la falta de libertad lóganes publicita- mezcla, nada de heterogeneidad, nada de los de afuera –de los “otros”– rios que, justo cien de “otros”. Es tranquilizador “conocer para entrar; el reverso de la ale- años después, en la a los vecinos” –le dice a Svampa una gría por el recuperado “espacio última década del de sus entrevistadas–: que las nenas público” de calles y veredas es siglo pasado, em- puedan andar en bicicleta por la calle la privatización de pedazos del pezaron a poblar y que las puertas de casa puedan estar espacio público del país para los suplementos abiertas y que una “no tenga que an- consumo exclusivo de unos po- “Countries” de dar pensando que va a entrar un tipo cos; el reverso de la vida dichosa los grandes dia- por la ventana”. Habría que conversar de los neo-aldeanos fortificados rios argentinos un rato largo sobre este tópico de las es la separación de los demás ofreciendo a los puertas y de las ventanas, y sobre el del otro lado de los muros. El que ganaron en la temor a la violación, por esos inquie- reverso –en otras palabras– de gran timba de la tantes agujeros, del espacio privado del la lógica feliz de la comunidad reconfiguración hogar: se trata de un asunto del que la es la lógica feroz del gueto. capitalista opera- literatura argentina no ha dejado de da en esos años ocuparse desde la entrañable Amalia la posibilidad de una huida fuera de la de José Mármol para acá. Pero más ciudad enferma, contaminada y –como que subrayar una vez más esta cuestión los medios masivos de comunicación (que nos llevaría de nuevo a Viñas y a no se cansan de anunciar– peligrosa? todo lo que ya se dijo y se escribió tam- Los que ganaron. La expresión da títu- bién –creo que a partir de una sugeren- lo a un excelente libro de Maristella cia inicial de Juan José Sebreli– sobre Svampa, de hace ya unos años, que es- “Casa tomada” de Cortázar), me gusta- tudia con sensibilidad y amplio cono- ría insistir sobre la ostensible contrafaz cimiento de causa estos corrimientos, de este sentimiento de reconquistada y sobre todo la ideología de estos corri- libertad y seguridad: en los countries las mientos. Que es la ideología de lo que puertas y ventanas de las casas pueden Svampa llama “la vida verde”, asociada estar abiertas porque las puertas del ba- a una retórica ecologista y a la idea de rrio entero están cerradas (“Cerremos una “ruralidad idílica”, de una “tran- el círculo”) y custodiadas por expertos. quilidad bucólica” y de un comunita- Así, el reverso de la libertad de los de rismo que si por un lado encuentra un adentro es la falta de libertad de los de posible antecedente en “el ideario con- afuera –de los “otros”– para entrar; el

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reverso de la alegría por el recuperado tarismo feliz, al que ahora se agregaba “espacio público” de calles y veredas es una viril épica del trabajo rudo y un la privatización de pedazos del espacio conservadurismo que combinaba los público del país para consumo exclusi- motivos “libertarianos” de una prédi- vo de unos pocos; el reverso de la vida ca antiestatal à la Nozick con los del dichosa de los neo-aldeanos fortificados más tradicional paternalismo de los es la separación de los demás del otro patrones argentinos. Otro modo de la lado de los muros. El reverso –en otras “vida verde”, entonces. Que se despla- palabras– de la lógica feliz de la comu- za aquí del verde-jardín de las casitas nidad es la lógica feroz del gueto. amas-de-casa-desesperadas al verde- soja de los rudos varones del Trabajo, la Producción y la Riqueza. 2. ¿Qué es lo que, por encima de sus evi- dentes diferencias, unifica el discurso Que nos hayamos acostumbrado a la señorial que a fines del siglo XIX en- vigencia de esta lógica del gueto, a la contraba en el campo el conjuro para privatización de los espacios públicos, los males de la ciudad “invadida” e a que los ricos pueden no dejarnos pa- infectada, el de los nuevos ricos que sar a ciertos sitios, es lo que explica, a fines del XX entre otras cosas, que durante los va- hicieron de los ¿Qué es lo que, por encima de rios meses que duró, en la primera mi- countries del co- sus evidentes diferencias, uni- tad de este año, el así llamado “conflic- nurbano bonae- fica el discurso señorial que a to con el campo”, hayamos aceptado, rense el signo de fines del siglo XIX encontraba con la resignación con la que se acepta un nuevo modo en el campo el conjuro para los una tormenta o la furia del colérico de vida, de sub- males de la ciudad “invadida” Chaitén, el corte de las rutas argenti- jetividad y de so- e infectada, el de los nuevos ri- nas por bandas de terratenientes que, ciabilidad y el de cos que a fines del XX hicieron en violación flagrante de los derechos los dueños de los de los countries del conurbano y libertades de todo el resto de los ciu- campos argenti- bonaerense el signo de un nue- dadanos argentinos, decidían quién nos de la actual vo modo de vida, de subjetivi- pasaba y quién no pasaba, y cuándo coyuntura po- dad y de sociabilidad y el de los era posible pasar o no pasar, los gro- lítica nacional? dueños de los campos argenti- tescos parapetos que instalaron en los Esto: la ausencia, nos de la actual coyuntura polí- caminos del país. No sé qué será de en esas tres repre- tica nacional? Esto: la ausencia, ellos (de los terratenientes, de los ca- sentaciones del en esas tres representaciones minos y del país) cuando esta nota vea “campo” (de la del “campo” (de la vida en el la luz, pero ahora, cuando la escribo, vida en el “cam- “campo”) del conflicto. me interesa, más que volver a denun- po”) del conflic- ciar estas tropelías, llamar la atención to. En efecto, lo que las tres ideologías sobre el tipo de discurso que, en las que hemos presentado comparten de asambleas desarrolladas durante estos manera muy notoria es la pretensión meses a la vera de esas prepotentes ba- de un “mundo feliz” y sin conflictos, rricadas de camionetas, desgranaron de un mundo feliz (de un mundo na- algunos de sus oradores más eficaces y tural y feliz, de un mundo feliz porque más pintorescos: un discurso, también natural) que expulsa el conflicto (que él, inspirado en una suerte de comuni- no pertenece al orden de la naturale-

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za, sino al de los perversos enredos y de estos días) de la República. Se de- artificios de lacivilisation ) más allá de nuncian los “déficits republicanos” del sus fronteras, al espacio mundanal y gobierno nacional. Se contrapone el “bajo” de las luchas sociales urbanas, “populismo” –autocrático, demagógi- de un mundo feliz donde, por fin, to- co, “hegemónico”– de la “vieja polí- dos los hombres son libres e iguales. tica” argentina al ideal “republicano” Libres de las presiones, las injerencias de la moderación, la división de po- e incluso la indeseable presencia de deres y el respeto a los derechos de los los otros (libres de los invasores y de Individuos. Por cierto, los políticos, los anarquistas, de los piqueteros ma- académicos y periodistas que suelen los y de la violencia urbana, de los po- entretenerse con este tipo de contras- líticos y de las retenciones móviles), e tes fueron los que con más entusiasmo iguales, fraternalmente iguales, entre abrazaron, durante los varios meses sí, y por lo tanto ajenos a las luchas, que duró el “conflicto con el agro”, al enfrentamiento de intereses, a las la causa “anti-fiscalista” de la diri- mezquinas pujas sectoriales. Liberté, gencia campera. Campo y República: égalité, fraternité: la realización mis- como en los buenos viejos tiempos. ma de la República. ¿Pero qué república es ésa? Ésa: la de los buenos viejos tiempos. La república aristocrática, la república de los “mejo- 3. res”, de los aristoi, que representa una de las dos grandes maneras de pen- Y de hecho se habla mucho, en la sarse la república (para no irnos muy Argentina de estos días (en los medios lejos: desde algunos de los humanis- –en ciertos medios– políticos, perio- tas cívicos del Renacimiento italiano, Piquete rural dísticos y académicos de la Argentina pasando por el barón de Montesquieu

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y llegando a los grandes pensamientos belicosa Florencia que nos ha pintado antijacobinos del siglo XIX) en la tra- en sus escritos el viejo Maquiavelo, el dición filosófico-política occidental. arquetipo de la república aristocrática ¿Hay otra? Sí: la república democrática, lo encarna en cambio la distinguida y la república, no de los aristoi, sino del virtuosa Venecia, emblema de la repú- demos, de los más: del pueblo, que blica armónica, pujante y feliz, donde no ha dejado de ser tematizada (para el gobierno de los “mejores” garantiza no irnos muy lejos: desde otros de los la expulsión del conflicto fuera de las humanistas cívicos del Renacimiento murallas de la ciudad y una forma del italiano, pasando por Spinoza, por bienestar que puede derramarse gene- Rousseau, por Marx y por Jefferson, roso sobre todos. hasta las grandes tradiciones democrá- Así es que se habla, en la historia de las ticas contemporáneas). ideas políticas, del “mito de Venecia”. La oposición entre esas dos ideas de re- Se alude con esta expresión a la fama pública merecería una atención que no que se había ganado esa ciudad, entre podemos darle acá. Digamos apenas todas las ciudades italianas y europeas, tres cosas muy rápidas y breves. Una: de poseer unas instituciones y unas que si esta última idea sobre la repúbli- leyes ejemplares, universalmente reco- ca no sólo no parece oponerse a lo que nocidas, aceptadas y reverenciadas, que suele designarse como “democracia”, aseguraban los beneficios del modo re- o aun como “populismo”, la primera publicano de vida y de gobierno para (que es la que domina, como ya dije, todos sus ciudadanos. “Sin distincio- la escena política, periodística y aca- nes”. La excelencia de las leyes y la vir- démica local) aparece en las antípodas tud de los magistrados (los grandes, los de lo que se nombra con esas palabras. “magníficos”) garantizaban entonces Dos: que si la idea de república de- –se afirmaba– la paz y la armonía de mocrática o popular no sólo no niega la ciudad. Esta pretensión, sin embar- sino que supone el conflicto (porque go, no dejaba de resultar algo falaz (y en la idea de “pueblo” que la caracte- por eso la idea de “mito” debe ser pen- riza está implícita –lo digo rápido– la sada acá en el doble sentido de “em- tensión entre el pueblo como todo y el blema” y también de “fantasía”), toda pueblo como parte, como la parte de los vez que Venecia, en aquellos años del “pobres”, necesariamente opuesta a la Renacimiento, estaba atravesada por otra parte: la de los “ricos”), la idea de todo tipo de conflictos y de “distincio- república aristocrática sostiene la pre- nes”, algunas de ellas muy tajantes y a tensión de que una selección adecua- veces brutales, que sí definían posicio- da de los gobernantes, un apropiado nes diferentes, sancionaban contras- equilibrio de fuerzas y poderes y una tes muy marcados y se visibilizaban a administración virtuosa de la vida pú- través de instituciones particularmen- blica puedan desterrar de esta última te feroces, como, por ejemplo, la del el conflicto y hacerla funcionar según gueto. Venecia, en efecto, ciudad del la más amable lógica del consenso y comercio y de las leyes, de la riqueza la armonía. Y tres: que si en la histo- y de las libertades, del bienestar y de la ria de la filosofía política moderna el tolerancia, es también la ciudad donde modelo de la república popular o de- encontramos el primer gueto judío en mocrática es sin duda la turbulenta y la historia de Europa, y donde vemos

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entonces funcionar con mucha nitidez zón de la bella y rica Porcia, el merca- esta lógica sobre la que hemos llamado der Antonio, con toda su fortuna en la atención un poco más arriba: la de la alta mar, recurre al prestamista judío exclusión y el encierro como contracara Shylock, quien le proporciona la suma de los beneficios de una libertad pre- requerida a cambio de una curiosa suntamente universal. La vigencia de garantía: la de una libra de la propia la lógica del gueto denuncia así la (por carne del fiador. Al vencimiento del lo menos relativa) falacia del “mito” contrato, impaga la deuda, Shylock veneciano, hiriendo esa universalidad, lleva a juicio a Antonio, dispuesto a revelando sus límites, enseñándonos hacerle cumplir el trato. Basanio, que que ningún orden, ni siquiera el me- a todo esto se ha casado con Porcia, jor, puede “cerrar” –como se dice– del vuelve a Venecia para ayudar a su ami- todo y para todos. go, seguido en secreto por su esposa, quien disfrazada de doctor en leyes se presenta en la corte donde es juzgado 4. Antonio y hábilmente logra torcer el rumbo de las cosas: merced a un ardid Esta tensión entre el carácter uni- legal bien pergeñado, el mercader es versal de las leyes y la existencia de dejado en libertad y el judío es obliga- distinciones y diferencias muy marca- do a convertirse y a ceder su fortuna a das en la organización de la vida de la cambio de su vida. Porcia sólo revelará ciudad, en el propio “derecho a la ciu- su engaño al final, cuando todo haya dad” y en el reconocimiento público terminado y ella, su esposo y sus ami- de sus habitantes, gos estén de vuelta en Belmont, dis- Encontramos también aquí, es el tema, o por puestos a vivir felices para siempre. en Venecia (en la Venecia que lo menos uno La escena del juicio a Antonio –que nos presenta Shakespeare), de los temas, de gracias a la astucia de Porcia se con- la conjunción de la lógica de una célebre pieza vierte, en su propio desarrollo, en un la república y la lógica del de Shakespeare juicio a Shylock– constituye el centro gueto. República y exclusión. que puede valer de la trama y el punto en que la mis- República, sí, pero “entre la pena comen- ma alcanza el clímax de todas sus ten- nos”. De ahí la importancia, tar acá. Se trata, siones. Toda su fuerza radica en que en la estructura narrativa de por supuesto, de Shylock, odiado y repudiado por la El mercader..., de Belmont. El mercader de mayoría cristiana de la ciudad, tiene ¿Qué es Belmont? Belmont es Venecia, atípica de su lado, por una vez, las leyes de esa la contracara de Venecia; es la “comedia” (así se ciudad que lo desprecia, y sabe que a salida y el conjuro de Venecia. la designa desde esa ciudad le va su propia fama y su Es la no contradicción. el título –The propia dignidad en cumplir esas leyes comical history que esta vez lo favorecen. En efecto, of...–, y así puede y debe, en un cier- ante la solicitud de Basanio de que to sentido, ser pensada) cuyo argu- haga ceder la ley a la autoridad, el fal- mento central podemos resumir en so juez que es Porcia determina que pocas líneas: Para favorecer a su ami- “No se debe hacer eso; no se puede, en go Basanio, que necesita dinero para Venecia / Modificar un decreto insti- costear un viaje a la fastuosa Belmont, tuido” (4.1.214-5). Shylock lo sabe, e donde se propone conquistar el cora- insta al falso juez, “por la ley” (234), a

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hacer justicia. Por eso, cuando Porcia chica prefiera a Basanio, que la suerte se las arregla para dirigir la ley contra le permita salirse con la suya y que los el judío y mostrar que es él quien ha dos extranjeros tengan que salir de la ofendido a la ciudad, la comunidad ciudad como llegaron). Venecia es una cristiana de Venecia respira aliviada: ciudad burguesa, cosmopolita, plural. interpretada por Porcia, la ley vuelve Es la ciudad (era, de hecho, la ciudad: a amparar a los que debe amparar, y Shakespeare trabaja sobre ese hecho a condenar a los que debe condenar. conocido de la Europa de sus días) Recurso típico de la comedia, todo se de los negocios, ha invertido: el acusador se ha vuelto de la mezcla y de La política es entre otras cosas acusado; el perseguidor se ha vuel- la permanente la lucha por encontrar ese len- to perseguido. Las cosas han vuelto lucha por hacer guaje, y a esa lucha debemos a su sitio y la ciudad dirige todo su convivir esa mez- consagrar hoy nuestros des- odio contra el judío, contra el otro. cla con la nece- velos, porque si no acertamos Allan Bloom ha mostrado que cuan- sidad del orden. a forjar ese lenguaje seguirá do Shakespeare se ocupa de Venecia Belmont (que, primando entre nosotros el no la pinta con los colores que cabría a diferencia de idioma mucho más rústico y esperar de su fama de república vir- Venecia, no existe, brutal de quienes por un lado tuosa, sino desde la perspectiva de los es un puro inven- proclaman la República y por extranjeros, de los “otros” –Otelo y to de Shakespea- el otro defienden sus intereses Shylock– con los que esa república no re, no queda en particulares a puro desprecio cumple sus benévolas promesas. ningún lugar, es por los otros, a puro racismo y Así, encontramos también aquí, en una Utopía: la a camionetazo limpio. Venecia (en la Venecia que nos pre- tierra prometi- senta Shakespeare), la conjunción de da del Amor) es una ciudad en paz, la lógica de la república y la lógica del porque es una ciudad sin mezcla y sin gueto. República y exclusión. República, conflicto, una comunidad arcádica, fe- sí, pero “entre nos”. De ahí la impor- liz (Cosmópolis y Arcadia: ¿no había- tancia, en la estructura narrativa de mos empezado por ahí?) y joven. El mercader..., de Belmont. ¿Qué es Y joven, en efecto. La última escena Belmont? Belmont es la contracara de de El mercader..., después del juicio y Venecia; es la salida y el conjuro de de la derrota del judío, nos devuelve Venecia. Es la no contradicción. En al palacio de Porcia en Belmont y nos efecto, si Venecia es la ciudad burgue- muestra allí, reunidos y felices, lejos sa (fascinante, qué duda: industriosa, del mundanal ruido de la ciudad del movediza, plural), la ciudad de los ne- trabajo, de la producción y de la mez- gocios y de la riqueza, de los comer- cla, a los que ganaron a lo largo de este ciantes y de los prestamistas, de los enredo: los matrimonios de Porcia y venecianos y de los extranjeros, pero Basanio, de Nerissa y Gratiano, de también –y a causa de todo eso– de Jessica y Lorenzo, que brindan y ce- los conflictos, Belmont representa el lebran y se ríen de lo lindo, y festejan ideal de la armonía clásica, la ausencia toda la vida que –jóvenes y brillantes, de conflictos y de luchas, la ausencia bellísimos y astutos– tienen por de- de otros (dos “otros”, un español y lante, y todo el dinero que tienen para un negro, aparecen pretendiendo a disfrutarla, y que en gran parte le han Porcia: no es un dato menor que la sacado (por las buenas, por las más o

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menos buenas o por las francamen- Limpio, casto”, escribía Cristófalo en te malas) a sus mayores. Sobre todo, Punta del Este: la política excluyente. para lo que aquí nos interesa, a los dos En efecto, Belmont: “Utopía de la ciu- mayores, a los dos viejos venecianos en- dad sin batallas, sin víctimas, donde se frentados (casi como dos dioses opues- exorcizan las imágenes de penumbra, tos –como ha observado Theodor de caos y barro” de la otra orilla del Reik–, pero también complemen- río. Pero es que es esta otra orilla del río, tarios) a lo largo de la pieza: al viejo con sus penumbras, su caos y su barro, prestamista judío, que ha perdido a con sus mezclas y sus enfrentamientos, su hija, Jessica, por culpa del gentil con sus injusticias y sus luchas, la que nos Lorenzo, de sus amigos y de sus enga- interesa pensar, la que debemos seguir ños, y su dinero por culpa de Porcia y pensando. No Belmont, entonces: la sus ardides, y al viejo mercader homo- ciudad. No Belmont: el conflicto. sexual, que ha perdido a Basanio en No Belmont, ni siquiera con su bello la despareja lucha (que sin duda sabía y clásico lenguaje hecho de Homero, perdida desde el comienzo: ¿no es aca- de Virgilio y de Chaucer (ciertamente so ésa la razón de su proverbial tristeza, más inspirado que la sórdida lengua que nos anuncia ya desde la primera shopping de la avenida Gorlero, que la línea del texto: “No sé por qué me sien- necia lengua new age de los barrios pri- to triste” [1.1.1]?) contra la bella he- vados y que la ridícula neogauchesca redera. Así, podemos ahora completar mediática que hemos tenido que oír lo que decíamos recién. Venecia es la por aquí últimamente), sino la ciudad ciudad del trabajo, de la producción, en la que las grandes mayorías argen- de la mezcla, de los extranjeros, de los tinas siguen buscando el lenguaje en viejos y de los perdedores. Belmont es la que decir –en medio de las dificultades ciudad del amor, de la armonía, de la que se hicieron evidentes durante es- homogeneidad, de los jóvenes y de los tos meses– sus ilusiones y esperanzas. que ganaron. De los que ganaron y se La política es entre otras cosas la lu- fueron. Como quien se va al campo, o cha por encontrar ese lenguaje, y a esa al country, ¿viste?, de Pilar. lucha debemos consagrar hoy nues- tros desvelos, porque si no acertamos a forjar ese lenguaje seguirá primando 5. entre nosotros el idioma mucho más rústico y brutal de quienes por un lado O a Punta. Comentando la versión proclaman la República y por el otro cinematográfica de El mercader... di- defienden sus intereses particulares a rigida por Michel Radford, Carlos puro desprecio por los otros, a puro Gamerro propone, en efecto, esta racismo y a camionetazo limpio. analogía: Venecia es Buenos Aires; Belmont (ciudad-sueño, ciudad-fiesta: pródiga y banal) es Punta del Este. “Una ciudad esterilizada, sin vesti- gios del otro”, como escribió hace ya unos años, en plena fiesta menemista, Américo Cristófalo. “Ficción de oasis apacible y opulento: paraíso puritano.

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Figura en un mapa de la ciudad. (Tres novelas en Buenos Aires en las últimas décadas del siglo XX) Por Miguel Vitagliano

Una ciudad que se compone de retazos, su- perposición de trayectos personales y proyec- tos colectivos. Un mosaico de experiencias heterogéneas que resisten ser subsumidas en la narrativa hegemónica. ¿Cómo pensar una ciudad y sus transformaciones? Miguel Vitagliano nos propone, en este ensayo, abor- dar las transformaciones políticas, sociales y estructurales de la ciudad, como un paralelo que sólo es posible a partir de las experien- cias sensibles que en ella habitan. La novela es la forma de registro de esa di- ferencia sensible que permite transitar el tiempo histórico, trazando reenvíos que po- nen al presente en perspectiva. Vitagliano compara tres novelas, Los compañeros de Rolo Diez, Hay unos tipos abajo de Antonio Dal Massetto y El Dock de Matilde Sánchez, como modo de dibu- jar tres momentos: las autopistas, las relo- calizaciones de las villas, la política y los medios de comunicación, son abordados desde la ciudad clandestina, el mundial del 78 y el copamiento del cuartel de La Tablada. Tres relatos que dialogan entre sí, descubriendo un mapa de percepciones, de docilidades y resistencias en la Buenos Aires de los setenta y ochenta. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

I Diez, Hay unos tipos abajo (1998) de Antonio Dal Masetto, y El Dock La ciudad es espacio de reunión de (1993) de Matilde Sánchez son muy lo múltiple y lo heterogéneo, tanto diferentes entre sí en cuanto a sus po- se trate del paisaje urbano como de la sicionamientos estéticos como en las vida de los individuos. Sólo la mirada circunstancias de producción, lo que del turista puede encontrar homogé- acaso haga más sugerente la invitación nea una ciudad. Porque aunque en a leerlas como el algunas se advierta cierta imperturba- recorrido de una Resulta significativo incluso ble constancia, todas por igual están figura y no como que las tres novelas comien- hechas de retazos y contrasentidos. una serie cerra- cen en Buenos Aires pero que, Las ciudades son superposiciones de da. Un mapa irremediablemente, sus pro- historias individuales y proyectos co- de sensibilidad tagonistas tengan que dejar lectivos. Materializaciones de victorias dinámico y aún atrás la ciudad. Alejamientos y fracasos. Memorias hechas rincones: vigente, como incorporados, también, a una el lugar altisonante de monumentos, se evidencia con misma sensibilidad: no hacen nombres de calles y plazas que tro- sólo colocar en en ese gesto sino el acto de piezan con la voz disidente (“Cuida- correlación las permanecer, están huyendo do: genocida a 500 mts.”, como en líneas matri- cuando creen salir. los escraches), el graffiti, la insistencia ces de sus ar- (las siluetas en las calles marcando la gumentos: un responsable de in- ausencia de los secuestrados-desapare- teligencia del PRT/ERP (Partido cidos), otras con el silencio indolente Revolucionario de los Trabajadores/ de los que pasan sin mirar, o con el Ejército Revolucionario del Pueblo) empecinamiento de quien llama con intenta resguardar el funcionamien- el nombre anterior a una avenida. to de su organización durante los El presente de cada nación –o acaso primeros años de la dictadura; un habría que decir el discurso guberna- periodista, sin militancia política, se mental-estatal– procede en dirección siente perseguido por la presencia de contraria: allí donde refulge la presen- un auto que ronda la puerta del edifi- cia de lo heterogéneo y las huellas de cio en el que vive, mientras se juegan memorias enfrentadas, impone la ho- los últimos dos partidos del Mundial mogeneidad: un único pasado para un 78; una mujer, a fines de los ochen- único presente. En esa persistencia de ta, vacila en reconocer a una amiga la ciudad por registrar lo múltiple qui- entrañable en el cadáver que muestra zá radique también su estrecha vincu- la televisión de lo que fue el intento lación con la novela. Ajena al mandato de copamiento de un regimiento por de decir una única verdad, la novela parte de un grupo guerrillero. dice todas las verdades sin cerrarse en Un mapa aún vigente, porque si bien ninguna, al punto tal de convertirse en El Dock es la única novela referida a un tester de sensibilidad. una situación posdictadura, los tres re- Eso es lo que hacen las tres novelas latos mantienen una estrecha relación que nos convocan: trazan un mapa con el presente. En primer lugar por de la sensibilidad de Buenos Aires el énfasis sobre ciertos aspectos de una de las tres últimas décadas del XX. sensibilidad “no fechada”: los lazos in- Los compañeros (1987-2000) de Rolo terpersonales fracturados, la presencia

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omnipresente de la mirada, la desespera- el fútbol, y hablar de “una ciudad de ción por prolongar el instante... ¿Cómo fiesta” tras el triunfo de 6 a 0 ante el definir –por otra parte– cuándo y hasta equipo peruano que posibilitó la cla- dónde se extiende el presente? Resulta sificación a la final. Pero también sabe significativo incluso que las tres novelas que se trata de “la misma ciudad donde comiencen en Buenos Aires pero que, desde hacía años la reunión de más de irremediablemente, sus protagonistas tres personas era vista como sospecho- tengan que dejar atrás la ciudad. Aleja- sa”,1 y que la Junta Militar envió a los mientos incorporados, también, a una medios la prohibición terminante de misma sensibilidad: no hacen en ese cualquier crítica al equipo nacional. gesto sino el acto de permanecer, están De haber logrado cumplir con el encar- huyendo cuando creen salir. go, quizá Pablo habría podido decir, o La segunda razón no es menos relevan- acaso omitir a conciencia, una infor- te. El intento de copamiento del regi- mación que circulaba en los diarios miento que da lugar a la trama de El y que aseguraba que el costo de vida Dock alude al acaecido el 23 de enero había aumentado un 11% en el mes, y de 1989 en La Tablada por el MTP un 46,4% desde el comienzo del año.2 (Movimiento Todos por la Patria), Es decir, eso estaba a la vista. Muy po- grupo conformado en su base por mi- sible resulta, sin embargo, que pasara litantes de lo que había sido el ERP; por alto un dato menor que, metafóri- es decir, la organización a partir de la camente, condensaba la realidad expe- cual gira Los compañeros. Una novela rimentada en el cuerpo (social) frente a se continúa en otra en la lectura, del la realidad que debía ser pronunciada. mismo modo que las calles cambian de Tres semanas atrás Magdalena Ruiz mano ante un paisaje que luce distinto Guiñazú había utilizado en su progra- sin dejar de ser el mismo. Así también, ma de radio, por primera vez, la ex- Hay unos tipos abajo de Dal Masetto presión “sensación térmica”. La revista comienza casi donde termina la histo- Humor, en su segundo número, aludió ria de Los compañeros, meses antes del a la novedad, acaso dejando entrever a Mundial 78, la más prístina expresión manera de contraseña lo verdadero so- del poder hegemónico de la dictadura. bre la verdad impuesta, o enfatizando al menos la constante monotonía en medio de tanto clima festivo: “Uno se II levanta. Las chancletas ya le empiezan a anunciar que hace frío. Va tiritando A Pablo, el protagonista de Hay unos al baño. Y con los preparativos de la tipos abajo, le han encargado una nota ducha prende la radio. La primera cosa que aún un día antes de jugarse la fi- que uno se entera en el día es que hay nal entre Argentina y Holanda no ha 4 grados y una ‘sensación térmica de llegado a escribir. El tema es cómo se un grado bajo cero’. ¿Por qué esa tor- ha transformado la ciudad en ese ju- tura? ¿Cómo se defiende uno? Porque nio de 1978. Sabe que puede hablar 4 grados se aguantan, pero uno bajo de la euforia de la gente en las calles cero es mucho frío. Entonces uno no cada vez que el equipo nacional gana se baña, ni se lava y sale a la calle muy un partido, sabe que podría referirse al deprimido. Y no sirve para nada en inédito entusiasmo de las mujeres por todo el día. Como siempre”.

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Quién sabe si el texto tenía esa inten- del tejido social, no hay lugar para ción. La lectura entrelíneas se había guarecerse, sólo una alternativa parece convertido en una silenciosa forma de imponérseles a los personajes de Hay resistencia social que fue creciendo a la unos tipos abajo y es la de señalar al par del poder omnipresente de la dic- tadura. Cuanto mayor era la vigilan- cia, mayores resultaban las agudezas para detectar contraseñas del disenso. Una encerrona que combinaba al mis- mo tiempo la afirmación de un no y la sensación de culpabilidad. Extraña reunión que la vida bajo regímenes to- talitarios convierte en cosa frecuente. Como le sucede a Pablo; vincula en- seguida las dificultades de la línea te- lefónica con la presencia de “esos tipos abajo”. La información le llega por su novia Ana, mujer separada y madre de Daniel, un chico de escuela primaria, y basta la mención para que se sienta amenazado. No sólo sin saber porqué sino tampoco sin preguntarse siquiera por qué:

“–¿Entonces? –Entonces, ¿qué? –No sé, decí algo. –¿Sobre qué? –Sobre los tipos de la esquina. Ahora los viste vos también. –Los vi, ¿y con eso qué? –Que están ahí. –Sí, están. –Bueno, decí algo. –¿Algo como qué?3

Perplejidad y desolación. La amena- otro como culpable. O se es víctima za de la desaparición no deja ni un o victimario. No hay zonas grises, y a resquicio libre, y los vínculos se res- la vez todas lo son. La lógica binaria quebrajan. Eso es lo que experimenta siempre es circular, consta de un uno Pablo con unos amigos que se niegan y su réplica. Y aunque nunca termina a darle hospedaje la noche previa al de imponerse por completo, amenaza partido final, y algo similar le sucede- estar por lograrlo a cada paso. Ésa es rá con Ana, mientras la ciudad ya está la energía que mueve al terror. Como atada a cuanto sucede entre Argentina en toda situación concentracionaria, la y Holanda. En medio de los jirones sociedad funciona, dice Pilar Calveiro,

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como “caja de resonancia”: permite Asombra tanta confianza, por momen- que circulen los signos aterradores y tos absoluta, en la inoperancia de las paralizantes al tiempo que esa misma fuerzas armadas. Los compañeros no se sociedad no deja de ser, en ningún propone como escenario de autocríti- momento, la destinataria privilegiada ca, al menos no en términos argumen- de semejantes tormentos.4 tativos. Se reconocen “errores”, y se Completamente distinta es la situación sigue adelante; se cuentan los “caídos” del protagonista de Los compañeros. Su y se sigue buscando “traidores” y fallas objetivo es el camuflage, simula que hasta en la última página. ¿Semejante forma parte del sector que la dictadura confianza en la victoria era sólo una vi- no advierte como disidente. Roberto sión en el interior de las organizaciones lee los signos de esa pertenencia y los armadas o se trataba de una sensación copia a la perfección: el cabello corto de omnipotencia que respiraba toda y prolijo, traje y corbata, los zapatos la sociedad? En esos mismos días en siempre bien lustrados, y un portafo- que los personajes de Los compañeros lios. Se esfuerza por no parecer nervio- intentan sobrevivir en la ciudad, Juan so en ninguna ocasión, evita transpirar Martini publica El Cerco (1977), no- y el temblequeo vela que había escrito dos años antes. La ciudad habla, murmura, del pulso... Sabe El relato está construido haciendo grita, calla; pero nunca es un lo que lee el ojo centro en la misma confianza, aunque coro de una sola voz. Es el dis- del terror y actúa de manera invertida: un hombre estre- curso gubernamental-estatal en consecuencia. chamente ligado al poder levanta una la que la convierte en un ins- Esquiva las zonas fortaleza a su alrededor, convencido trumento para que diga una proclives a su re- de que nadie será capaz de atravesar- sola cosa. Las transformacio- gistro. Si en Hay la; y desde luego alguien consigue ha- nes urbanas emprendidas por unos tipos abajo cerlo. En las organizaciones armadas la dictadura, muchas de ellas la desesperación de los 70 eran constantes ese tipo de en ocasión del Mundial 78, re- es la presencia de demostraciones: lograr la fotografía sultan una clara muestra. ese ojo vigilante- de un individuo en la mayor intimi- paranoico, en Los dad, atentar contra su vida burlando compañeros lo que se pretende es ser un las más insólitas maneras de seguridad. segundo ojo que vigile a ese primero. El ojo como manifestación misma del Roberto conoce todas las lecturas de poder: se puede llegar hasta donde se aquel ojo –cada uno de los signos ad- ve y se lo ve todo. vertidos como amenaza– y los elude a La confianza de los personajes de Los la perfección. Desde luego, se trata de compañeros comparte el aire plasmado un responsable de inteligencia de una en la novela de Martini. Los militantes organización clandestina que “hace están convencidos de que pueden atra- inteligencia” sobre las ramas del po- vesar cualquier cerco, y su confianza es der estatal. Busca interceder en secto- tanta que ni vislumbran la posibilidad res descontentos del propio régimen, de quedar cercados. Una vez más el incluso en un grupo que considera a círculo. No es que las novelas tengan Videla una tibia “paloma”; teje nego- capacidad predictiva, simplemente di- ciaciones con mercenarios de las fuer- cen antes y de manera intensa lo que se zas armadas o intenta cooptarlos para habla sin decir, y aún da vueltas en las liberar a miembros de su organización. calles de la ciudad.

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III mes de mayo había en la ciudad 25 obras públicas en curso, además de La ciudad habla, murmura, grita, calla; un proyecto que alcanzaba al resto de pero nunca es un coro de una sola voz. las ciudades sedes del certamen y que Es el discurso gubernamental-estatal la consistía en la iluminación de los mo- que la convierte en un instrumento para numentos públicos. que diga una sola cosa. Las transforma- El denominador común de esas trans- ciones urbanas emprendidas por la dic- formaciones era, sobre todo, la muestra tadura, muchas de ellas en ocasión del enfática del poder de la dictadura. La Mundial 78, resultan una clara mues- reafirmación amenazante de que nada tra. El “Plan de erradicación de villas ni nadie escapaba a su control. Ningún de emergencia” recrudeció en los meses cuerpo. Ostentación de un consenso previos al certamen. Caseríos precarios logrado a expensas del terror inoculado arrasados por topadoras, seguidas por la a toda hora, y fundido con la algarabía fuerza policial y a veces también por el de los festejos. El protagonista de Hay ejército. Cinco años antes la situación unos tipos abajo deambula solitario por de las “villas” había despertado asom- la ciudad y las calles están llenas de va- bro; la población que sumaban las 741 cío, no ve a nadie y eso mismo quiere registradas en el país sólo era superada decir que están allí y que corre peligro. por las de Capital Federal, Rosario y Sólo hay policías con su prepotencia, Córdoba. Por entonces había 604 den- cuando no individuos que sabe, o supo- tro de la Capital y el cordón del Gran ne, que son policías de civil; el resto son Buenos Aires con un total de 393.866 grupos entonando a coro “Argentina, personas; en el transcurso de 1976 la ci- Argentina” pasando como ráfagas, en fra ya superaba con amplitud el medio autos y camiones. Mientras, él camina millón de personas, lo que equivalía al solo y sabe lo que no sabe. Por eso le 5% de la población.5 dice a su amigo, en referencia a los tipos En mayo la “erradicación” llegó a la de abajo: “Si de algo estoy seguro es que Villa del Bajo Belgrano, donde había no están ahí por mí”. El amigo y su es- vivido una de las estrellas del selec- posa se reparten entre la negación de la cionado nacional, René Houseman; realidad y la paranoia, aunque no por y a la Villa de Inmigrantes en Retiro. eso dejan de ser partes del mismo coro. A comienzos de junio, el mismo mes del mundial, el plan alcanzó a las villas “–(...) Pablo nunca escribió sobre po- ubicadas dentro del perímetro confor- lítica ni nada que se le parezca. Las no- mado por las avenidas General Paz, tas suyas no pueden molestar a nadie. Perito Moreno, Escalada y la Autopista –Lo que escribía el hermano de María Ricchieri. Un área que, según una nota tampoco podía molestar a nadie. de Clarín (3-6-78), estaba caracterizada –Es diferente. Además, ¿qué sabemos “por el descontrol y deterioro edilicio”. nosotros de la vida del hermano de Es que nada debía quedar fuera de con- María? ¿Vos sabés en qué andaba el trol, todo debía ser demarcado, afina- hermano de María? do a la voz imperante. Para el mundial –No. se realizó la señalización horizontal –¿Entonces? de 50.000 metros cuadrados y fueron (...) instalados 355 semáforos. Durante el –No empecés a tratarme de paranoica”.6

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Formas complejas que delinean el tra- comandantes de las Juntas Militares y zo de una figura, condensada en dos las leyes de Punto Final y Obediencia frases que, como proponen Oberti y Debida sino también los indultos. Pittaluga, se leerán reemplazando una Por eso el protagonista de la novela a otra; la primera tiene lugar durante de Dal Masetto es incapaz de ponerle la dictadura y la otra inmediatamen- nombre a lo que le sucede, las pala- te después, una justifica las desapari- bras están cargadas y dispuestas a dis- ciones mientras la segunda disuelve la parar en su contra. Pablo ni siquiera responsabilidad social de ese pasado consigue acoplarse al comentario de como si se tratara de algo ajeno: “Algo Ana: “...todo el tiempo tengo la im- habrán hecho” pasa a convertirse en presión de que la ciudad está llena de “Nosotros no sabíamos”.7 gente que espía”.8 Y la novela expo- La película Hay unos tipos abajo, di- ne ese silencio en crudo, en ningún rigida por E. Alfaro y R. Filippelli y momento pretende completarlo. En con guión de Dal Masetto, se estrenó contraste, detalla los nombres de ca- en 1985 y poco se aparta de la novela. lles y lugares de la ciudad por los que Aun así los cambios resultan significa- Pablo deambula. Más que un anclaje tivos. En especial uno: en la versión referencial, es el choque altisonante de cinematográfica se esboza cierto pa- esos nombres arrancados de la historia sado militante del protagonista, rasgo nacional y el deambular de un indi- obliterado en la novela. Esa diferencia viduo solo: Reconquista, 9 de Julio, corrige y tacha a la vez un acierto, no Carlos Pellegrini, Sarmiento, Avenida en lo que concierne al plano político de Mayo, Leandro N. Alem, y Retiro. sobre el estético o viceversa sino en Pablo “desafina” en medio de tan- la articulación de respuestas para un ta historia, y en la novela el lector lo mismo desafío: ¿cómo nombrar lo acompaña: es un hombre con todos los que no puede ser pasados, ya no únicamente con uno. Reflexionar acerca de cuánto nombrado sin el Conocido diccionario del terror: “can- aún la sociedad arrastra consi- riesgo de diluir- tar”, “tabicar”, “chupar”, “quirófano”, go de las situaciones de tortu- lo? La película “quebrar”... Habría que indagar alguna ra y de qué modo. Porque no acierta, ya que vez en qué momento “quebrarse” ex- es el sujeto del cuerpo some- con ese gesto tendió su significado para pasar a aludir tido el que se “quiebra” sino contradice lo que a funcionarios y personajes del espectá- el otro que señala a ese sujeto en los 80 se ha- culo llorando sus arrepentimientos en como “quebrado”. bía convertido en televisión. Reflexionar acerca de cuánto el lugar común aún la sociedad arrastra consigo de las generalizado, proponer la figura del situaciones de tortura y de qué modo. detenido-desaparecido como vícti- Porque no es el sujeto del cuerpo some- ma casual, accidental, una víctima de tido el que se “quiebra” sino el otro que agenda equivocada. Una interpelación señala a ese sujeto como “quebrado”. que corría el riesgo de reemplazar al A diferencia del resto de los golpes de terrorismo de Estado por el azar. Y la Estado que se sucedieron en el país des- novela acierta también en colocar al de 1930 y que hicieron imposible hasta personaje casi en una intemperie con 1989 que un presidente constitucional respecto a su pasado, en una sociedad le entregara a otro, también surgido de que no sólo conocía el juicio a los ex elecciones libres, su mandato, el del 76

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contó con un consenso mucho más de lo que se advierte en las fotografías amplio por parte de la sociedad. Héctor de muros y pancartas, se mantienen Schumcler sostiene que “la sociedad uniformes: “guerrilla subversiva” y toda” estuvo involucrada como en “emblemas subversivos”. Y la palabra ninguno de los casos anteriores. Dice: golpe aparece escrita entre comillas. “Es cierto que las fuerzas armadas ac- tuaron por decisión propia, pero todos los caminos se habían abierto para el IV paseo triunfal. El golpe parecía cerrar brutalmente un tiempo de confusión Violencia sobre Violencia sobre los individuos y angustia, inclusive para gran parte de los individuos y y sobre la ciudad. Sumado al la guerrilla que se ilusionaba con tener, sobre la ciudad. Plan de erradicación de villas en adelante, un enemigo con rostro Sumado al Plan de emergencia, estaba el otro claramente reconocible. Estamos atra- de erradicación proyecto Cacciatore: el ensan- vesados de olvidos que oscurecen las de villas de emer- chamiento de ciertas avenidas minucias de la historia”.9 gencia, estaba y la construcción de autopistas La dictadura diseminó su poder hasta el otro proyecto interconectadas. Las obras ex- en las nomenclaturas. Dos documentos Cacciatore: el cedían con creces la prepara- emitidos por el Jefe de Estado Mayor ensanchamiento ciones para el Mundial 78; era del Ejército en diciembre de 1976 dan de ciertas aveni- preciso expropiar terrenos –con cuenta del plan sistemático y orquesta- das y la construc- viviendas incluidas– de vastos do para el secuestro y desaparición de ción de autopistas sectores de la clase media, de- personas, como para la transformación interconectadas. molerlo todo y recién después del lenguaje.10 Una orden hacia el inte- Las obras exce- emprender la construcción de rior de la fuerza, semejante a las exten- dían con creces las “arterias vitales” que acele- didas hacia afuera. Había expresiones la preparaciones rarían el tránsito desde el cen- que debían dejarse de lado, “fuerzas de para el Mundial tro hacia la periferia. las subversión”, “guerrilleros”, “vistien- 78; era preciso do uniformes”, y era preciso decir en expropiar terrenos –con viviendas in- su lugar “bandas de delincuentes arma- cluidas– de vastos sectores de la clase dos”, “usurpando el uso de insignias, media, demolerlo todo y recién des- distintivos y uniformes”... El director pués emprender la construcción de de la revista Gente entre 1975 y 1981 las “arterias vitales” que acelerarían el recordaba hace muy poco “algunas li- tránsito desde el centro hacia la pe- cencias” que se había permitido en su riferia. El proyecto de la creación de cargo: “Yo mandé escribir Montoneros autopistas fue anunciado en marzo de en mayúsculas, igual que ERP, cosa que 1977, haciendo alarde del control ab- estaba prohibido. Y no decía ‘banda de soluto de las necesidades de la ciudad subversivos declarada ilegal en primer y sus habitantes, fruto de un meditado término’, como decían los diarios de y prolongado estudio en el área. Sin la época...”.11 Sin embargo, en julio de embargo, como asegura Oszlak, “en 1976 la revista Gente publicó un libro ninguno de los discursos y declara- con el formato de la revista, 25 de mayo ciones formulados por las autoridades de 1973-24 de marzo de 1976. Fotos- municipales con anterioridad a aquella Hechos-Testimonios de 1.035 dramáticos fecha existe indicio alguno del mencio- días,12 en el que los apelativos, más allá nado plan”.13 Antes del campeonato

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de fútbol se ensancharon ciertas zonas las entrañas de la ciudad. Como las de la Avenida del Libertador, una au- de El Atlético, o las de otro centro de topista cercana al estadio de Vélez y la detención que estaba ubicado en lo Avenida Lugones, ubicada detrás del que es hoy el estacionamiento subte- estadio de River y de la ESMA (Escuela rráneo de Plaza Houssay. Inaugurada de Mecánica de la Armada), donde por la dictadura en 1980 y construi- funcionaba uno de los cinco mayores da sobre un predio del Hospital de campos de concentración del país. Clínicas del cual sólo perdura la capilla En diciembre de San Lucas, la plaza es una simbología Es otra Buenos Aires la de Los 1980 se inauguró hecha espacio: lo alto imperturba- compañeros; una ciudad dife- la Autopista Sur ble, lo bajo enterrado, y la superficie rente y que, sin embargo, no (actualmente 25 arrasada. Porque Plaza Houssay está deja de ser la misma. Diferente de Mayo)-Perito en el medio de distintas facultades no porque carezca aún de auto- Moreno. Para de la UBA –Medicina, Bioquímica, pistas sino porque la ciudad se construirla –la Ciencias Económicas, Ciencias muestra plegada en dos: de un obra comenzó Sociales, Odontología– y, sin embar- lado están las calles funcionan- cinco meses des- go, obedece a un diseño que dificulta do como cerco de la represión; pués de anuncia- cualquier reunión masiva: acumula- del otro circula paralela la vida do el plan– fue ción de caminos estrechos, desniveles clandestina de los militantes. preciso demoler esparcidos en zonas diversas, rampas, uno de los tan- tribunas de hormigón que se inter- tos centros de detención y tortura, El ponen en la circulación... En 2003, Atlético, en Avenida Paseo Colón al ante el proyecto de la UBA para refor- 1200, que funcionó desde febrero hasta mar la plaza, el entonces decano de la diciembre de 1977. Buena parte de las Facultad de Ciencias Exactas, Pablo estructuras del mobiliario de tormento Jacovkis sentenció: “La Plaza Houssay, que quedaron en desuso en El Atlético en su actual diseño frío y distante, fue pasaron a conformar el Olimpo, ubi- concebida durante la última dictadura cado en el barrio de Floresta, que fun- militar con el propósito transparente cionó entre agosto de 1978 y enero y único de dificultar y evitar cualquier de 1979. En esos aspectos la planifi- tipo de acto público o manifestación cación no perdió detalle. El proyecto masiva en ella”.14 de construcción de autopistas quedó Es otra Buenos Aires la de Los prácticamente suspendido a mediados compañeros; una ciudad diferente y de 1981, aunque el paisaje ya era el que, sin embargo, no deja de ser la escenario de una ciudad amputada en misma. Diferente no porque carez- la que los escombros se ahogaban en- ca aún de autopistas sino porque la tre yuyos. Monumentos del despojo. ciudad se muestra plegada en dos: de Para no dejar siquiera esos restos fuera un lado están las calles funcionando de control, proliferaron las plazas so- como cerco de la represión; del otro bre las viviendas arrasadas, plazas con circula paralela la vida clandestina de menos césped que cemento con nom- los militantes. Y en el medio, todo bres de militares que no desafinaban es amenaza. No hay una sola conce- en el clima imperante, como la Plaza sión a la buena conciencia cívica en Aramburu en el barrio de Caballito. la novela, ni un solo debate político Huellas de los tormentos ocultas en ideológico. Quizá sea ese aspecto lo

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que hace hipnótica la lectura de la en un ostensivo presente refiriéndo- primera novela de Rolo Diez: avan- se a un pasado que nunca comienza za cargando con su propia historia a a terminar: el diario político de un cuestas, encadenando sucesos en tono militante secuestrado-desaparecido, de crónica, incluso a menudo parecen casos desconectados entre sí, otros interrumpidos en su desarrollo, pero aun así el relato prosigue convencido de cuál es su destino, aun cuando el lector no lo vislumbre. Una novela armada militarmente; mejor todavía, una novela militarizada. Recuerdo de la muerte (1985), de Miguel Bonasso, acaso se aproxime por el tópico –en este caso no será el ERP sino Mon- toneros–, pero en el resto se distan- cian. Una trata de revisar y evaluar lo acaecido, mostrando ambas actitudes a través de la novela, Los compañeros en cambio avanza sin dar respiro. Es más, respira porque avanza. ¿Habrá sido ese carácter de irrecusable novela armada lo que demoró trece años su publicación en Argentina, aun tratán- dose de un autor ya traducido a otras lenguas? Porque no se trata de lo que la película Hay unos tipos abajo desta- caba contrastante en el 1985; en este caso en particular se dobla la apuesta: es un combatiente. Recién una década más tarde, entre 1995 y 1996, empezó a reconocerse sin restricciones el pasa- do de los secuestrados-desaparecidos y de los sobrevivientes.15 Habrá incluso otra novela sobre el ERP, publicada en 2005, La compañía en el monte de Eduardo Anguita;16 pero en todo caso será una narración sobre la evaluación del pasado militante, un relato en el que los combates en el monte tucu- Rubén Tesare, es actualizado en una mano han dejado sus huellas aunque lectura décadas después y lejos del de ningún modo se trata de una nove- país, en México. Tiempos y espacios la militarizada. Distinta es la propues- se resignifican pero no están clau- ta interpretativa sobre el pasado que surados. En el cuaderno de Tesare ofrece Museo de la revolución (2006) (¿anagrama de estaré?) puede leerse: de Martín Kohan, una novela narrada “La revolución es el estallido. Y si el

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proceso le pertenece a la duración, el Sánchez, ese tópico sobre la novela de estallido revolucionario le pertenece a Asís fue incluso asunto de discusión. En la instantaneidad. Funciona como los su novela El desperdicio (2007), Matilde relámpagos: presente puro. Para hacer Sánchez alude al clima de aquellos años de eso un pasado, hay que poder re- y, acaso también, al espacio circundan- tenerlo. Para hacer de eso un futuro, te de ese grupo de críticas literarias; un hay que poder anticiparlo”.17 registro de cómo se leía por entonces y cómo se vivía la política en las calles: Las novelas hablan, siempre hablan, al- gunas incluso son señaladas por sospe- “En eso Helen había salido con Sklovski chosas de hacerlo por demás, si es que otra vez, y con Bajtín, a quienes estu- eso fuera posible. No deja de ser curio- diaba en francés por esos años. so que Flores robadas en los jardines de Estamos haciendo el ridículo con esta Quilmes (1980), de Jorge Asís, novela teoría. que fue un best seller durante la dictadu- No venía a cuento de nada, no había- ra y dedicada a un escritor desaparecido mos estado hablando de libros ni de (destacando precisamente esa situación: crítica. Era una visión súbita, lo que “A Haroldo Conti ¿In Memorian?”), llamó un ataque de objetividad. trace recorridos por la ciudad, hábitos ¿Por qué el ridículo? Es que te deprimió y costumbres, nombres de bares y de el final de la manifestación. Siempre de- lecturas (de Cooke al Che, y de Lam- prime cuando se desconcentran. borghini y Gelman a Neruda) que alu- Oí los bombos, un corazón con arrit- dían a toda una zona interdicta. No mia...Estamos haciendo el ridículo por- pocos vieron en ese gesto una desatina- que en realidad no somos ni un cuarto de da revelación, la lo que nos creemos. Cuando alguien nos También los cuerpos nombran, “entrega” de una lea dentro de treinta años, no van a pa- son inscripciones sociales. Así, información de rar de reírse. Van a usar todas nuestras es el cuerpo de una mujer en cómo circulaba lecturas en nuestra contra. No vamos a pantalla lo que conduce la una cultura resis- tener quien nos defienda. lectura de las escenas trans- tente que, como Y al rato, mitidas desde el regimiento: se decía entonces, Lo que dijiste de la marcha es cierto, pa- la presencia de esa mujer hace se movía en “las rece un carnaval estropeado por la llu- que “muy pronto los rebeldes” catacumbas” para via. No sé por qué, rara vez sensación de sean “llamados terroristas”. escapar al ojo de triunfo, apenas exaltación pasajera”.18 la represión. Qui- zás esas críticas sobredimensionaran el papel no de esa novela en particular V sino el de novela en sí, ¿o leyeran de más?; aun así dan cuenta de un tiempo En El Dock la narradora vacila antes de difuminado. En los últimos años de la reconocer a su amiga moribunda en la década del 80, en el Centro Cultural pantalla de la televisión, aunque mu- Ricardo Rojas, en la presentación de los cho más aun le cuesta reconocer que avances de las investigaciones en curso en el nombre de guerra elegido por de un grupo de críticas literarias, inte- ella, el único que daría a conocer el grado por Mónica Tamborenea, Silvia diario, está cifrada también su propia Delfino, Nora Domínguez y Matilde vida: Poli era el apelativo con el que

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ella jugaba en su infancia. A lo largo no mediocre pero no lo suficientemen- de la novela no hay otro nombre para te cínico para convertirse en lo que se la amiga ni tampoco para la narradora. suele llamar una figura pública (...) y a Sólo en eso están igualadas y, sin em- Poli desvastada de amor, llorando en bargo, será el comienzo de todo cuanto sus brazos por alguna tontería”.19 no deja de diferenciarlas siempre jun- tas. La narradora se hará cargo de Leo, También los cuerpos nombran, son el hijo de Poli, a quien ve morir en la inscripciones sociales. Así, es el cuer- pantalla mientras ella, por otra parte, po de una mujer en pantalla lo que espera ser sometida a una operación conduce la lectu- al día siguiente. Una operación de la ra de las escenas El Dock registra esas sensacio- que no se explican las causas, si bien transmitidas des- nes en las escenas iniciales en se deja traslucir un problema gineco- de el regimiento: que la narradora contempla la lógico. Un quirófano que será vivido la presencia de muerte por televisión mien- como una sala de tortura. esa mujer hace tras está echada en la cama. Significativos también resultan los que “muy pron- Como si contemplara una pe- nombres en la novela, y las resonancias to los rebeldes” lícula. Como si la realidad se que irradian. Leo es un chico sin edad sean “llamados hubiera convertido en ficción. que lee para alejarse de su propia situa- terroristas”. Para Como si la televisión mostra- ción aunque no deja de interrogarla a todos ese cuerpo ra todo y no dejara ver nada. fondo; la pareja de la narradora, Kim, cargará con dis- es un médico coreano, clara referencia tintos apelativos, para la narradora en a los cambios poblacionales de la ciu- cambio siempre será Poli. O digamos dad. Poli alude a lo frágil y diminuto. nosotros: Polinices y ella, la narradora, Pero también Poli es la trama urbana Antígona. Hay una ley por encima de cortada, y la política interrumpida, sin la ley del Estado sobre la que Poli se ha terminar. Porque no hay lugar en El levantado, la ley de la vida. La primera Dock para que se piense en un levan- tiene lugar en las calles y es temporal, tamiento armado. La narradora llega la otra radica en la casa, en lo más ín- incluso a imaginar cómo pudo ser timo y se expande hacia todas partes y convencida su amiga en los brazos de está por encima de cualquier política. un amante y combatiente: “La persuasión de su voz, honda y un poco solemne, hablándole de la VI utopía entre las sábanas, el estilo de- cididamente anticuado, furiosamente Mientras que en Los compañeros y Hay antimoderno, lo que debió subrayar la unos tipos abajo las referencias a la ciu- melancolía de su imagen. Puedo ima- dad son constantes y precisas, en El ginar en él el hábito y la destreza para Dock se las evita de manera enfática. entorpecer toda conversación sobre la En Los compañeros la distancia entre realidad invocando principios morales, la ficción y lo autobiográfico es estre- éticos, filosóficos, históricos, metafísi- cha. Rolo Diez escribió su novela en cos, todo ello con cierta sensualidad, y México, donde sigue residiendo, en un los tics involuntarios de esa caricatura exilio que comenzó en 1977, primero intelectual combatiente, demasiado en Brasil, en distintos países europeos y alerta para conformarse con un desti- finalmente de regreso a Latinoamérica.

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Un periplo similar al recorrido por el do corresponde a su segunda novela, protagonista de Los compañeros. publicada en 1989, que también tiene Según lo que él mismo sostuvo, su como marco la dictadura pero desarro- primera novela, “una novela testimo- lla una historia estrictamente ficcional; nio sobre la guerrilla urbana”, podría después llegarían otras narraciones y el leerse como descarga de la experiencia reconocimiento internacional. vivida: “Muy al principio yo escribía Es decisivo ese trasvasamiento en Los compañeros: el autor se descarga para cargar a la novela hasta convertirla en un exasperado registro de la vida clan- destina. Opuesta es la decisión elegida por Matilde Sánchez en El Dock: des- cargar a la novela de la realidad histó- rica. Mejor sería decir, descargar a la literatura de la realidad fechada. Es in- dudable que el ataque guerrillero hace referencia al de enero de 1989 en La Tablada. Además, la novela marca un hecho notable en la sensibilidad colec- tiva como es la función cumplida por la televisión. Hasta entonces los noti- cieros hacían flashes informativos de acontecimientos de esas características (por ejemplo, el intento de copamien- to por parte del ERP al regimiento de Monte Chingolo a fines de 1975) o reproducían las fotos, esa enorme cantidad que ya había circulado pro- fusamente en la década del 70 en re- vistas de actualidad (Gente fue un caso paradigmático, pero también lo fueron aquellas postales publicadas por la re- vista Para Ti antes del Mundial 78 con el objeto de que sus lectores las envia- ran al exterior para demostrar que se vivía en un país de “paz y armonía”); sin embargo, la recuperación del regi- miento por parte del ejército fue segui- da en vivo y en directo por las cámaras, como una mezcla de actividad litera- como si se tratara de una guerra. Algo ria con trabajo político. Pero al día irrisorio por lo desmedido. Nada en siguiente de terminar Los compañeros la situación motivaba el arsenal des- me senté frente a la máquina y empecé plegado ni la manera sangrienta en la Vladimir Ilich contra los uniformados. recuperación. Una obscena lentitud Fue en ese momento cuando nací que pretendía mostrar la batalla de un como escritor”.20 El título menciona- ejército victorioso en contraposición

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a su desempeño durante la guerra de pelota. Es lo que dice cada vez que con- Malvinas, y a la vez un ejército que, templa a Leo y Kim jugando, mientras como parte del Estado, transparenta- ella duda cómo abordar la muerte de ba el accionar de su monopolio de la Poli con su hijo y qué hacer con él. fuerza como no lo había hecho durante En las manifestaciones populares del 82 los setenta. El Dock registra esas sen- y las de los primeros tiempos de demo- saciones en las escenas iniciales en que cracia los cantos que se coreaban alu- la narradora contempla la muerte por dían insistentemente a la necesidad de televisión mientras está echada en la la participación. cama. Como si contemplara una pe- La figura que se En los 80 las autocríticas so- lícula. Como si la realidad se hubiera contraponía era bre las experiencias armadas convertido en ficción. Como si la te- la televisión. Se de la década anterior fueron, levisión mostrara todo y no dejara ver decía: salir a la tal como explica Ana Longoni, nada. El rostro ominoso del presente. calle y participar “una táctica discursiva enton- Si ya desde el inicio del Mundial 78, de cuanto ocu- ces hegemónica” para evitar en la ceremonia inaugural, la televisión rría o quedarse dar algún lugar, por más míni- había hecho gala ante el mundo del mirando la tele- mo que resultara, a la “teoría disciplinamiento nacional, mostrando visión. de los dos demonios”, y en los la coordinación de cientos de adoles- No hay presencia 90 en cambio pudo evidenciar- centes en una coreografía gimnástica de la televisión en se cierto impulso a “mitificar” de evocación riefensthaliana, ahora Los compañeros, y ese pasado, cosa que impidió el esos jóvenes que rondaban los 25 eran en Hay unos tipos análisis y que, por contraparti- quienes morían en La Tablada o con- abajo la pantalla da, no hizo sino reclamar “una templaban la violencia en la pantalla. mantiene captu- adhesión global y sin fisuras”. Poli tiene 36 años y así también la na- rada a las masas. rradora; es decir, edades similares a las En El Dock, después de las leyes de que tienen, en 1977, el protagonista Obediencia Debida y Punto Final y de Los compañeros y, en 1978, el de meses antes de que comiencen los in- Hay unos tipos abajo. dultos, la pantalla está ocupada por las El Mundial 78 fue visto en el país en fuerzas armadas en una farsesca actua- televisión en blanco y negro, a excep- lización de la “guerra antisubversiva”. ción de las salas de cine que transmitie- Más que la puesta en juego de la teoría ron los partidos en “pantalla gigante”. de “los dos demonios”, se trató de la Todo en blanco y negro. Todavía hoy, demonización de uno y la angelización sin embargo, hay quienes creen haber- del otro. Era la furiosa represión del lo visto en colores. Hace unos meses, “ejército de la democracia”. un oyente de un programa de radio en el que se discutía la confusión pro- puso una conjetura al respecto; decía VII que la ilusión de haber visto aquellos partidos en colores se correspondía La referencia a un hecho fechado en la con otra, la de no haber visto cuanto historia puede encandilar las posibili- sucedía en todas partes. dades de la novela. Ése parece el prin- La narradora de El Dock suele repetir cipio sobre el que se construye El Dock. que no hay cosas que los varones no ¿Cuáles serían esas posibilidades? Las pretendan resolver sino pateando una de hablar en presente o, lo que es lo

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mismo, murmurar el futuro. Por eso sería parte de las transformaciones ur- se trata del intento de copamiento del banas al promediar los 90. regimiento de La Tablada y al mismo Lo que no reviste modificaciones con tiempo no se lo nombra. La mención respecto a décadas anteriores es el de la Avenida Crovara, sólo una vez, miedo y la sospecha hacia el prójimo. hace evidente que se marca justamen- Aunque ya no se viva bajo la dictadura, te lo que se ha la experiencia ha dejado marcas inde- Lo sucedido en La Tablada decidido eludir. lebles, entre otras la sensación de que desconcertó por completo a la La novela crea no hay lugar para el individuo frente a ciudadanía. Hasta que apare- una zona para el la burocracia de la ley. Si la narradora cieron en pantalla las imágenes regimiento. El está dispuesta a salvar a Leo, llevarlo que serían el comienzo de El Dock es “uno de con ella para evitarle las preguntas de Dock, todo hacía pensar en un los barrios más policías y jueces de menores, es por- nuevo “levantamiento carapin- olvidados de la que se siente impulsada por esa otra tada”, nadie imaginó algo dife- ciudad” antes ley que no está fijada a un tiempo ni rente. Al conocer que se trataba “de los sucesos a una situación puntual. La narradora de civiles armados, el descon- de ese enero, que sabe que procede en contra de las leyes cierto se cargó de furia. La aún no han sido de papel y no le importa, decide que sociedad demostró enseguida esclarecidos, y lo no debe importarle, se decide extranje- haber olvidado poco de las ac- más probable es ra ante ese Estado –como Kim, que no titudes que, mayoritariamente, que no lo sean entiende– para poder ser quien es. había tenido diez años atrás y nunca”: el barrio, Tanto como la protagonista, la novela condenó no sólo el hecho sino el destacamento, misma parece saber que la única mane- que justificó la represión. torretas de vigi- ra de estar en la historia es no dejarse lancia, una refi- atrapar por ella. La decisión de cruzar nería de petróleo, espesa vegetación y hacia Uruguay, el acto más arriesgado un río a sus espaldas. Una zona ficticia –¿cómo franquear una frontera con un en la ciudad para una trama sin fechas. menor sin la debida autorización?– y Un paisaje urbano reconocible como acaso inverosímil, es sin duda el más Buenos Aires pero no fijado, no dete- justo y el único que puede realizar. Los nido. Y donde proliferan las autopistas, automóviles que allí circulan parecen aquellas mismas proyectadas en los 70, “glorias del pasado”, recreaciones de ya incorporadas a la vida cotidiana. un paisaje urbano de otras épocas: “lo Puerto Madero, construido de cara que hoy eran imágenes de un tiempo al río y no de espaladas como buena detenido alguna vez fueron los signos parte de la ciudad, era aún un pro- de una modernidad inexorable”.21 yecto en marcha. Importa destacarlo ¿Qué pasará después con Leo? Ella porque la sola mención de un dock sabe que la situación no se prolongará conduce retrospectivamente la aten- demasiado y no le importa. Tampoco ción del lector hacia ese lugar por necesita saber cuáles fueron los moti- entonces inexistente. Y porque tam- vos que impulsaron a Poli a sumarse bién la única zona referenciada en la al grupo armado; es decir, deduce al- novela del paisaje de Buenos Aires es gunos aunque en ninguno reconoce el perímetro ocupado por las barran- la justificación de sus actos. Cualquier cas de San Isidro y la vieja estación de hecho armado está, en realidad, fue- tren junto a la catedral, otro lugar que ra de consideración. Su decisión es

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política, en medio de un tiempo que También coincidieron en mostrar sus amenaza saberse de memoria el pasado molestias sobre el título. El subtítulo, a punto tal de aproximarse a repe- sin embargo, parece no haberlas sor- tirlo. En los 80 las autocríticas sobre prendido, acaso porque fue una de- las experiencias armadas de la déca- cisión que la editorial tomó después: da anterior fueron, tal como explica Sus testimonios en la militancia de los Ana Longoni, “una táctica discursi- setenta. Una descripción, al menos, va entonces hegemónica” para evitar errónea, ya que no todas esas mujeres dar algún lugar, por más mínimo que podrían ser definidas bajo ese rótulo. resultara, a la “teoría de los dos demo- De todos modos lo más significativo nios”, y en los 90 en cambio pudo evi- es que la sociedad en la que ese libro denciarse cierto impulso a “mitificar” circuló no advertiría la diferencia, y ese pasado, cosa que impidió el análisis en especial por una razón, la de vivir y que, por contrapartida, no hizo sino fuera de tiempo, pero no como la na- reclamar “una adhesión global y sin fi- rradora protagonista de El Dock, sino suras”.22 Longoni propone esa lectura la de vivir el presente como si fuera el como marco histórico necesario antes pasado. La más joven de las entrevis- de analizar la problemática de la invi- tadas, Isabel Fernández de Messutti, sibilidad social del “sobreviviente” de tenía 28 en los tiempos de la prepara- los campos de detención, indagando ción del libro: “Mamá tiene la idea de esa figura en distintas novelas, entre que uno se debe a su familia. Le cues- ellas Los compañeros. La “mitificación” ta comprender, aunque no es egoísta; a la que alude, y que resulta por demás cree que yo tendría que haberme con- exasperada en la trama de Rolo Diez, centrado en sacar adelante la familia es lo que en El Dock se hace a un lado y no volcarme a una militancia. Pero con toda firmeza. Es más, se desmiti- viene a verme, fica el lugar del combatiente mediante me mima, a veces El Dock se decide por esa am- la figura de Poli, en presente, y con ella me trata como bigüedad. El desconcierto es un modo de entender la política. si todavía fuera histórico y colectivo. Hay de- Poli no es una sobreviviente, sí lo es chica. Por ejem- masiado entre el espacio estelar en tal caso la narradora. En definiti- plo, antes yo me y el cielo raso del propio ho- va, habla fuera de la historia mitifi- compraba todo gar. Tanto para ver como para cada. Cuatro fueron las mujeres del con el dibujo de no ver. La verdad condena a la MTP que murieron en La Tablada, la gata Kity, y ceguera. Nada existe compara- y cuatro también fueron las deteni- ahora ella me si- do con lo absoluto, ni nada es das. La vida de Poli parece tener poca gue trayendo co- plausible de ser pensado. relación con la de ellas en cuanto a sas así, me busca su convicción militante; sí, en cam- pañuelitos, cualquier cosa que tenga bio, se aproxima en otros aspectos, esa imagen. Me parece que trata de ya que al menos tres de las víctimas mantener cosas de antes. El tema de fatales tenían hijos. Las militantes la militancia no lo conversamos más, detenidas fueron entrevistadas por porque ella tiene su postura y yo la Marta Diana para su libro Mujeres mía. Ella piensa que las mujeres fui- guerrilleras (1996), todas insistieron mos a La Tablada porque fueron los en que la intención del MTP era de- hombres, porque fue mi novio, y no tener un intento de golpe de Estado. es así; por más que lo quisiera, si no

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hubiese estado convencida no habría homogeneidad en ciertas ideas funda- participado. Le cuesta entender que mentales de la izquierda, acuerdo que uno lo haya analizado y le parece que ni existía en ese presente como tampo- una mujer se deja llevar por lo que de- co había existido antes. Ésa era la causa cide el hombre, tiene una mentalidad de la sorpresa. No se trataba de que los un poco antigua en ese sentido”.23 militantes del MTP fueran extraños en los tiempos en que se los veía próximos, sino que seguían siendo próximos en VIII un presente que los había arrinconado como extraños. Lo sucedido en La Tablada desconcer- En el número de diciembre de 1990 y tó por completo a la ciudadanía. Hasta con el indulto ya declarado, El Porteño que aparecieron en pantalla las imáge- abría su edición con una nota titulada nes que serían el comienzo de El Dock, “¿Qué es la Brigada Che Guevara?”, todo hacía pensar en un nuevo “levan- acompañada por las siguientes palabras tamiento carapintada”, nadie imaginó en el copete: “Después del papelón de algo diferente. Al conocer que se trata- La Tablada parecía increíble, desca- ba de civiles armados, el desconcierto bellado. Sin embargo, una vez más, se cargó de furia. La sociedad demos- la lucha armada está entre nosotros. tró enseguida haber olvidado poco de Más allá de la previsible infiltración de las actitudes que, mayoritariamente, los servicios, la Brigada Che Guevara había tenido diez años atrás y condenó existe. Nostálgicos de la épica guerri- no sólo el hecho sino que justificó la llera de los años 70, ya no apuestan al represión: estaban armados, eran ata- proletariado sino a los marginales que cantes y se vivía bajo un régimen de- empuñarán las armas para una puebla- mocrático. El Porteño tituló su número da que –porfían– está casi a la vuelta de febrero “La conjura de los necios”, de la esquina”.24 aunque fue, si no Ése es el contexto con el que dialoga la Hablamos de lo mismo una y el único, uno de novela de Matilde Sánchez, un tiempo otra vez porque eso mismo, la los escasos me- que aún pugnaba por salir, o escapar, dictadura, nos sigue interro- dios que se ocupó de las encerronas. Las palabras del co- gando. Y porque lo que hizo de destacar que pete parecen de un tiempo muy dis- posible el tiempo de ese régi- los militantes del tante, no en cambio las de la novela. men no ha dejado de dar vuel- MTP eran iguales Incluso no sería desmedido considerar tas. Tres novelas y una ciudad a cualquier lector si no es la lectura de El Dock en el pre- y, sin embargo, el mapa de la de la revista; es sente la que resignifica esas palabras, y sensibilidad colectiva tiene su decir, que no de- acaso también bastante más, tanto ha- norte en un pasado que es- bía convertírselos cia atrás como hacia delante. Refirién- trangula el presente. en extraños. Sor- dose a la edición en Argentina de Los prendía el reco- compañeros, Rolo Diez decía sobre su nocimiento de que aquellas banderas tardía publicación en el país que podía y pancartas que se habían reconocido deberse al “pensamiento (y el temor) próximas en una movilización común, neoliberal, posdictadura, vinculado al de golpe irrumpieran con un hecho hecho de que él fue parte de uno de que hacía trizas todas las expectativas. los ‘dos demonios’”.25 Presumo que Se había dado por sentado una total ése no parecería ser el motivo; aunque

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el solo hecho de vacilar en considerar- peración: todo está demasiado cargado lo factible durante la década del 80 la de sentido, todo se repite y le habla de hace plausible también después. Pero, lo mismo, y ya no encuentra un lugar desde luego, incorporando otro moti- libre en donde poner el cuerpo: vo: el del sentido que no discuten en “Entrecerró los ojos y vio la ciudad ningún momento los personajes de nocturna, los patrulleros recorriéndo- Los compañeros (ellos ya han decidido la, su tramo de calle en el Bajo, poco lo que hacen y no hay vuelta atrás), y transitada a esa hora, con las sombras el del sentido que desesperadamente de los hombres en la esquina. Después, busca la sociedad argentina. Un senti- sin proponérselo, sus pensamientos do que hace que ante tanto desconcier- volaron hacia las playas invernales de to recurra, una y otra vez, a la ilusión. la costa atlántica y se imaginó cami- Una de las razones que se menciona en nando por la franja de arena siempre El Dock acerca de la decisión de Poli igual y descubriendo los bultos oscu- podría ser una condensación de esa ros de los cuerpos traídos desde mar sensiblidad colectiva: adentro por las olas. No soportó esas imágenes y tuvo que ”Detestaba hasta tal punto sentirse levantarse. Caminó hacia uno de los sola que habría buscado pertenecer al cuadros para mirarlo de cerca, y en- más horrendo y absurdo de los clubes tonces vio, reflejado en el espejo, el humanos con tal de sentirse parte de interior del dormitorio de Daniel. Ana una asociación, de una comunidad de estaba sentada en la cama, inclinada intereses. Al fin y al cabo, quizá todas sobre su hijo, hablándole“.27 sus hazañas fallidas, incluso la últi- ma, la más espectacular y aventurada, Tanto Daniel en Hay unos tipos abajo, perseguían el mismo fin: anticipar la o Leo en El Dock, como los hijos en Los dirección final de su vida. Poli sufría compañeros cargan con el sentido que le esa enfermedad melancólica que es la han impuesto sus mayores. En la novela necesidad de sentido”.26 de Dal Masetto el hijo es una presen- cia a resguardar, no participa de lo que Por supuesto que no se trata de una ocurre a su alrededor, como si esa dis- sensibilidad que pueda pensarse sin tancia fuera el reaseguro de preservarlo matices. Es similar a lo que sucede de cualquier peligro, y también como si entre Poli y la narradora; en ambas al hacerlo los mayores se internaran un podrían leerse tonos de esa sensibili- paso más en la ilusión. La vida clandes- dad colectiva porque tanto una como tina, según es deletreada en la novela de la otra es o son Poli. Un nombre de Rolo Diez, muestra algo muy distinto. infancia o un nombre de guerra. La La resistencia por mantenerse a salvo diferencia radica en las decisiones asu- vuelve descarnada la vida: midas; es decir, en el lugar donde se pone el cuerpo. Los personajes de Los “¿Cómo educar a esos niños para que compañeros no tienen dudas y a su ma- enfrenten la vida desde una familia de nera tampoco la tiene Pablo, el prota- conspiradores revolucionarios? No de- gonista de Hay unos tipos abajo. Ya no jaba de inquietarme la solución que es la melancolía por un posible sentido veía imponerse entre la mayoría de las perdido, en él es el rostro de la deses- parejas que nos rodeaban. Tal solución

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consistía en informar al niño/niña de y apenas tiene entre 11 ó 12 años. El la verdadera condición de sus padres y Dock se decide por esa ambigüedad. adiestrarlos para la simulación y la men- El desconcierto es histórico y colec- tira. Demasiados riesgos para mi gusto. tivo. Hay demasiado entre el espacio Y falta de respeto por la infancia”.28 estelar y el cielo raso del propio hogar. Tanto para ver como para no ver. La Publicada recientemente en Argen- verdad condena a la ceguera. Nada tina aunque escrita y editada prime- existe comparado con lo absoluto, ni ro en Francia en 2007, La casa de los nada es plausible de ser pensado. Las conejos (2008) de Laura Alcoba29 da dudas de Leo sobre su madre lo exce- voz, y presumo que por primera vez den. ¿Su madre habrá pensado en él en nuestra literatura, a la situación de en su final? Y si lo hizo, ¿cómo pudo esos niños que vivían “adiestrados para decidir llegar tan lejos? la simulación y la mentira”. Una res- puesta con treinta años de espera a una espera que ya había tardado bastante IX en ser articulada. Ya no es el ERP sino Montoneros, ya no es Buenos Aires Lo próximo y lo extraño se confundie- sino La Plata, aunque la desesperación ron en esos días de enero de 1989. La es la misma para esa nena de 7 años irrupción inesperada mostró pulveriza- que, en 1975, vive en una casa en la do un sentido que sólo por persistencia que se disimula, mediante las jaulas la sociedad había figurado monolítico. de crianzas de conejos, la puerta de la Lo ocurrido en La Tablada dejó efec- mayor imprenta clandestina de la or- tos en la sensibilidad colectiva que ganización. Al temor de las miradas aún cuesta sopesarlos, quizá porque sospechosas de los vecinos, y la vida la contundencia de los hechos obturó en guerra de los militantes clandesti- la mirada sobre lo porvenir. Pero cabe nos en la que no hay contemplaciones conjeturar que la sociedad encontró para los juegos y ocurrencias de una un motivo, que insistentemente se le nena, se suma el miedo de los propios había venido ofreciendo, para descon- abuelos que ocultan a su nieta bajo fiar de sí misma. Acaso mucho de lo una manta, un ominoso “embute” vivido en la última década del siglo familiar, por miedo a ser detenidos. no podría haber tenido lugar sin ese Memorias que no quieren cerrarse en repliegue, al que se adjuntaron nuevas una única. Y que además hacen pen- frustraciones de proyectos políticos sar cuánto de tanto olvido no está en progresistas. Surgió entonces una radi- realidad demasiado lleno de recuerdos cal desconfianza que tuvo como objeto impronunciables. tapar sus desilusiones. Caído ese velo, En cuanto al hijo de Poli, transcurre la sociedad construyó otra ilusión con sin edad en la novela, desconcertan- la que guarecerse, y para no verse. La do a quienes lo rodean tanto o más desilusión no es lo contrario de la ilu- que lo que el presente lo desconcierta sión, es la faceta en donde se afirma lo a él mismo. Es capaz de comprender que se supone estar negando. cuánto sucede en el infierno cósmico, Hablamos de lo mismo una y otra vez los cuerpos celestes, explicar los pro- porque eso mismo, la dictadura, nos blemas del telescopio espacial Hubble, sigue interrogando. Y porque lo que

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hizo posible el tiempo de ese régimen tografía, pero difícilmente no tropie- no ha dejado de dar vueltas. Tres no- cen al menos una vez con ese pasado. velas y una ciudad y, sin embargo, el Los personajes de nuestras tres novelas mapa de la sensibilidad colectiva tiene hacen lo imposible por eternizar su su norte en un pasado que estrangula presente, no porque lo juzguen perfec- el presente. Sin duda que existen otras to sino porque es lo único que tienen, figuras, y novelas tanto o más poten- y en eso también siguen interpelando tes, para tramar recorridos en esa car- a cada uno en la ilusión de todos.

NOTAS

1. Dal Masetto, A., Hay unos tipos abajo, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, p. 91. 2. Este dato, como todos los otros referidos al Mundial 78 son tomados, a menos que indique algo distinto, del libro que escribimos con Abel Gilbert, El terror y la gloria. La vida, el fútbol, la política en la Argentina del Mundial 78, Norma, Buenos Aires, 1998. 3. Dal Masetto, A., op.cit., p. 20. 4. Calveiro, Pilar, Poder y desaparición: los campos de concentración en Argentina, Colihue, Buenos Aires, 2007, p. 147. 5. Oszlak, O., Merecer la ciudad. Los pobres y el derecho al espacio urbano, Estudios CEDES, Buenos Aires, 1991, p. 147. 6. Dal Masetto, A., op.cit., p. 63. 7. Oberti, A. y Pittaluga, R., Memorias en montaje. Escrituras de la militancia y pensamientos sobre la historia, El cielo por asalto, Buenos Aires, 2006, p. 25. 8. Dal Masetto, A., op.cit., p. 80. 9. Previamente, Schmucler sostiene con respecto a la situación previa al golpe del 76: “La atmósfera se había llenado de presagios, desencantos, miedo y pólvora. Roberto Cossa –entonces secretario de redacción de El Cronista Comercial, un diario que en aquel momento estaba estrechamente vinculado a Montoneros– recuerda, veinte años después (en un artículo en Página/12, 24-3-96), la jornada del 24 de marzo: ‘En uno de los corri- llos, un periodista de larga militancia en la izquierda combativa arriesgó la teoría de que, por fin, se terminaría la violencia imprevisible del gobierno de Isabel Perón (...) Es probable que esa sensación la compartiéramos muchos de los integrantes del diario’. Algunos meses antes del golpe, el 13 de agosto de 1975 y recién regre- sado del exterior a donde había marchado tras amenaza de la Triple A, Tomás Eloy Martínez describía lo que había encontrado: ‘No he oído sino frases abatidas. Nadie sabe hacia dónde el país navegará mañana, a qué tabla de salvación encomendarse, en qué rincón de la noche recuperar la fe que se ha perdido durante el día’”. Schmucler, H., “Ni siquiera un rostro donde la muerte hubiera podido estampar su sello (reflexiones sobre los desaparecidos y la memoria)”, Confines,N° 3, año 2, septiembre de 1996. 10. Los documentos son “Operaciones contra elementos subversivos” e “Instrucciones para operaciones de seguridad”. Ver: “Documentos”, en Juan Gelman, Prosa de Prensa, Zeta, Buenos Aires, 1997. 11. Entrevista a Chiche Gelblung, “Amarillo sí, beige no”, en C, revista de diario Crítica de la Argentina, 13 de abril de 2008. 12. El ejemplar consultado pertenece a la tercera edición, lo que da una pauta de su extendida circulación. El libro se abre con una pregunta y una respuesta, que da cuenta de la perspectiva elegida en la publicación: “Por qué este libro. 25 de marzo de 1973. 24 de marzo de 1976. En el medio de ese período está encerrado uno de los capítulos más negros de la historia argentina. Desenfrenada carrera inflacionaria, violencia, vacío de poder, descomposición social, corrupción. Este libro es una crónica cruda, seca de lo que pasó. Sin ataques. Sin acen- to. Este libro cuenta y muestra. Quiere ser un testimonio que viva cuando en la memoria se borren las tristes imágenes. Cuando las heridas estén cicatrizadas. Por eso este libro”. 13. Oszlak, O., op. cit., p. 203. 14. Citado en “Proyecto para colorear el gris autoritario de la Plaza Houssay” de Javier Lorca, en Página/12, martes 1 de abril de 2003. 15. Es lo que destacan Alejandra Oberti y Roberto Pittaluga al observar la emergencia de la voz militante en los testimonios. Ofrecen dos textos como ejemplos, ambos de 1996, “Una temporada en las palabras” de Nicolás Casullo (Confines, n° 3, año 2, 1996) y La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria (1996) de Martín Caparrós y Eduardo Anguita. Dicen: “... La Voluntad es parte de un giro, que se aprecia desde mediados de los noventa, partir del cual ya no hay sólo víctimas, cuerpos, hijos; hay sobre todo sujetos”, op. cit. p. 68.

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16. Anguita, E., La compañía en el monte, Planeta, Buenos Aires, 2005. 17. Kohan, M., Museo de la revolución, Mondadori, Buenos Aires, 2006, p. 33. 18. Sánchez, M., El desperdicio, Alfaguara, Buenos Aires, 2007, pp. 266-267. 19. Sánchez, M., El Dock, Buenos Aires, Planeta, 1993, p. 131. 20. Entrevista a Rolo Diez de Eduardo Berti, “La elección de las armas”, en Página/30, año 9, N° 116, marzo 2000. 21. Sánchez, M., El Dock, p.143. 22. Longoni, A., Traiciones. La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión, Norma, Buenos Aires, 2007, p. 27. 23. Diana, M., Mujeres guerrilleras. Sus testimonios en la militancia de los setenta, Planeta, Buenos Aires, 2006, p. 238. 24. El Porteño, año IX, diciembre de 1990, número 108. 25. Entrevista a Rolo Diez de Eduardo Berti, op. cit. 26. Sánchez, M., op. cit., p. 180. 27. Dal Masetto, A., Hay unos tipos abajo, p. 50. 28. Diez, R., Los compañeros, p. 114. 29. Alcoba, L., La casa de los conejos (2007), Edhasa, Buenos Aires, 2008. Traducción: Leopoldo Brizuela. La novela es autobiográfica. Como deja constancia la solapa del libro, la autora vive en Francia desde los 10 años.

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Barrios pespunteados Por Guillermo Korn

El impulso narrativo que adquiere visibili- dad a partir de la década del noventa, ex- presa una voluntad de dar cuenta del ritmo vertiginoso de los cambios en el espacio ur- bano. Un conjunto de autores, con variados temas y estilos, van componiendo un nuevo panorama de la ciudad a partir de la confor- mación de identidades construidas en torno a lo barrial. El barrio como testigo y escena- rio privilegiado de nuevas formas de lo so- cial, unas veces en relación al consumo y al negocio inmobiliario, y otras por la presen- cia de inéditas migraciones que varían sus costumbres y su fisonomía. La literatura, sostiene Guillermo Korn en este artículo, supo hallar en estas mutacio- nes de lo barrial un modo de dar cuenta del asombro. Como si el país se hubiese frag- mentado a un punto tal en el que sólo es posible encontrar un territorio local de per- tenencia cultural. Barrios reconfigurados, barrios rebautizados –Palermo es el caso pa- radigmático– producen mezclas y distincio- nes que introducen nuevas nominaciones; gentilicios que deambulan entre la diferen- cia y el estereotipo. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

“Mi barrio era así, así, así. Hay además novelas más elípticas en Es decir, qué sé yo si era así”. sus títulos, pero que hablan de la ciu- Aníbal Troilo dad con intensa referencialidad. Entre otras: Vértice, Las islas, Vivir afuera, Las viudas de los jueves, Veneno. Una hipótesis no probada diría que aquello que la transición democráti- ca tomó como carta de presentación Guías letradas ciudadana y mediática agregando al nombre de pila el gentilicio zonal (el “Para entender la ciudad en la que me aire se llenó de adscripciones: Fulano crié, tuve que dibujarla”. de Parque Patricios, Mengano de San Rep, Y Rep hizo los barrios Cristobal) tuvo un correlato trastoca- do en los movimientos piqueteros y en “El resultado no es una guía turística las asambleas barriales de comienzos pero sí dibuja un mapa”. del siglo XXI. Los nombres se lanza- Juan Terranova, “Prólogo” ron también al conurbano y –paradó- jicamente– se fragmentaron los viejos “Qué horror abrir el mapa y no barrios en nuevas pequeñas zonas po- entender, no encontrar, no poder líticas: cada esquina podía ser una tri- traducir lo que se dice nada de nada”. buna comunal. Alan Pauls, “Filcar” Algo de ese espíritu parece reflejar la narrativa. César Aira anclando sus Rep, Juan Terranova y Alan Pauls han historias en Flores, Fabián Casas en coincidido en el uso de una figura en Boedo o Cucurto en Constitución. sus escritos sobre la ciudad. Ser o no Turdera, Lanús o Costanera Sur pue- ser una guía, ésa es la cuestión. De los den ser nombres de barrios, de locali- dos que mencionan a la Filcar, uno ti- zaciones urbanas o de identificaciones tula así su ensayo. Una guía impresa territoriales que presumen fronteras y surtida en planos modos de ser. La dicotomía ciudad- y referencias para La invención de lo urbano campo, centro-conurbano parece des- moverse por las que volvió a ocurrir en la lite- dibujarse, indiferenciarse. Palermo calles de Buenos ratura argentina a partir de la Hollywood manifiesta lo global como Aires. ¿Qué sig- década del 90. En varios títu- Constitución lo latinoamericano, aun- nifica recrear una los la cuestión de la territoria- que de a ratos los rasgos globales y el guía de calles o de lidad se hace explícita. pintoresquismo local se entremezclan zonas de la ciudad en todas partes. Pero es otra la cues- desde la imaginación? ¿Qué ejercicios tión que aquí interesa: la invención de supone aliar la ficción a la forma que lo urbano que volvió a ocurrir en la li- se presume ajustada representación de teratura argentina a partir de la década la ciudad, como es el plano? del 90. En varios títulos la cuestión Rep define sus viñetas sobre cada ba- de la territorialidad se hace explíci- rrio porteño como una “Filcar imper- ta: Costanera Sur, El Dock, Puerto tinente”. Quizá por esos elementos Apache, Plaza Irlanda, Turdera, Lanús, recurrentes que eligió dibujar. Como Historia del Abasto, Monserrat. Se alu- constantes, las chicas bonitas de cada de a lugares más o menos reconocibles. zona y una momia que recorre las ca-

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lles porteñas. Como variable los solares y Pueyrredón para la construcción de para futuros shoppings: el del Teatro locales comerciales a cambio de su re- Colón, el Centro de Rehabilitación modelación. Otros sitios perduran en del Lisiado, el Bernasconi, el Hospital el papel, o en la memoria, pero no en la Pirovano, y el Instituto Lanari entre ciudad material: la Cárcel de Caseros, otros. El humor funciona proyectando por ejemplo. La edición del año 2005 trae como yapa a Puerto Madero y a Belgrano y Palermo remozados. Como antes, es- tán todos los barrios, incluso Parque Chas, que el dibujante independiza de Villa Urquiza. Rep elige hablar de una metafísica porteña, y a “las microme- tafísicas barriales; maneras de vivir, de caminar, de oler, de hacer la trampa, de amar y de maltratarnos, eso que heredamos y que nos sobrevivirá, todo está intacto”. Esa ambición totalizado- ra supone identidades distintas para cada uno, con rasgos característicos en sus habitantes, como quienes se defi- nen en torno por la pertenencia a un signo zodiacal. Juan Terranova prologa una antología de relatos sobre algunos barrios. Ellos logran –dice– dibujar un mapa. Cada uno de esos barrios, especies de aldeas dentro de una mayor –la ciudad toda– “generan sus historias y sus formas de seducción y desprecio”, agrega el compilador. La mayoría de los relatos, como el texto de Pauls, usa la primera persona para narrar. También com- parten titularse con el nombre de un barrio y conjugar la referencia con el reconocimiento sensible de la ciudad. Alan Pauls construye su texto sobre la idea de zonas síntomas en las ciudades, hiperbólicamente los rasgos que carac- aquellos sitios donde uno siempre se terizaban la época. El año previo a la pierde: “zonas críticas que nos devuel- primera aparición de esos dibujos, el ven a una especie de estado infantil”. intendente Grosso y varios concejales Pauls y la antología sobre barrios que habían votado –de madrugada un 30 presenta Terranova proponen, un yo de diciembre– en favor de la aproba- íntimo, el uso de nombres propios, ción del proyecto que cedía la planta calles conocidas, o alusiones que remi- baja de la escuela ubicada en Sarmiento ten a cierta verosimilitud con un real

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que supone transparencia. Como en el ritariamente), que han hecho aquí su blog, indicio que Terranova lee como segunda patria”. Los límites tampoco señal generacional común de los auto- son iguales a los del catastro. res que presenta. Ni los hipermercados ni los complejos Quizás en todos se trate, finalmen- cinematográficos son la cara visible, te, de imaginar una ciudad –o sus sino las verdulerías. Pero bajo la apa- fragmentos– para comprender aquella riencia de un barrio donde nada pasa, que se habita. Y para la cual no hay la invocación de los nombres de Héctor guía que valga. Pedro Blomberg, Marcel Duchamp, Álvaro Yunque y el arquitecto Mario Palanti, constructor del Palacio Barolo, Los centros parecen urdir una conspiración basada en el delirio y en lo fantástico. “Es como si en el centro de Buenos Este libro fue publicado en entregas, Aires se hubiera instalado un pueblo como un folletín virtual, en el blog de fantasma”. su autor. Sitio ambiguo de la escri- Daniel Link, Monserrat tura y, como parece también en los relatos que componen Buenos Aires. “De modo que ‘nuestro Monserrat’ no es Escala 1:1, fértil para la alianza entre la el mismo que el de la Municipalidad de insistida referencialidad –los nombres Buenos Aires de la ciudad real– y las tramas de la (que en este caso, como en todo, ficción. El Flores de Aira está, sinblog , se equivoca)”. en los inicios de esta tradición. Como Daniel Link, Monserrat la mezcla de géneros que la compila- ción de Terranova postula: “cuentos, Monserrat aparece como un diario per- apuntes, diarios personales”, retoma sonal en el que se insinúan dos modos las intersecciones de Enrique González de relatar complementarios. El que re- Tuñón con sus glosas de tangos, o las corre las vicisitudes de los habitantes de esquinas periodístico-literarias de Arlt, una zona porteña, llamada Monserrat, o las causeries de Enrique Loncán, en y otro en el mismo barrio, pero bajo las primeras décadas del siglo XX. tierra. El centro y la ciudad oculta. En la primera parte, la caracterización de lo que es un barrio de la ciudad impri- Crear dos, tres, cien Palermo me un carácter sacrílego a eso que se denominaba el Centro. La trama poli- “mi pretensión de reconstruir la vida en cial, en el segundo, esboza una ciudad el barrio”. subterránea que contrasta con aquello Alejandro Caravario, Palermo que aparece en superficie. Los transformaciones de la ciudad no “El aviso debía decir Villa Crespo”. parecen ser tantas como las que algu- Sonia Budassi, “Villa Crespo / nos predican: “Casi nada ha cambia- Capacidad de adaptación” do: Monserrat sigue siendo un barrio de negros, sólo que en este caso se Pocos barrios atesoran tantas líneas trata de nuestros hermanos latinoame- escritas en su nombre. Como antece- ricanos (peruanos y bolivianos, mayo- dentes: el informe de

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sobre las tierras del Restaurador, la mí- inmobiliarias, es Palermo”. Por el re- tica manzana borgeana, el tangueado verso, esa ampliación de los márgenes “me tenés seco y enfermo”, algunos también se hace sentir en un relato de pasajes de Reina del Plata de Bernardo Sonia Budassi: “El aviso dice Palermo Kordon o la familia de la calle y en consecuencia queda descartado: Humboldt. Su extensión, mayúscula, el presupuesto ya no da para barrios supone permisos para nominaciones de moda”, tampoco para un tres am- varias: Alto Palermo, Villa Freud, bientes. La definición es semejante a la Plaza Italia, Pacífico, Palermo Chico, de un viejo volante de una importante Palermo Viejo, Palermo Soho, Palermo inmobiliaria de la zona: “Señor veci- Hollywood, la Zona Roja, Palermo no: usted es un afortunado. ¿Por qué? Rúcula, el Hipódromo, o Las Cañitas. Porque está dentro de Palermo Viejo, El mercado inmobiliario tomó la pira zona de futuro y de moda”. Aquí la bautismal al delimitar nuevas zonas. búsqueda no será en busca del tiempo La narrativa contemporánea hizo su- perdido sino del tiempo futuro: dónde yas las cuestiones de límites y nombres. alquilar. “Capacidad de adaptación”, “Palermo es enorme, el barrio más como se llama el cuento de Budassi, grande del mundo” dice el narrador cuenta las peripecias de una pareja, más de Palermo mientras añora el tiempo cercana de a ratos a “un grupo coman- que pasó, el de su escuela secundaria. do que divide objetivos a cubrir” en su En la novela de Alejandro Caravario, búsqueda y que ratifica la indistinción el intento por reconstruir aquel mo- que parece llevar a que todo barrio sea mento lleva a reencuentros personales Palermo: “el barrio adquirió el estúpi- con ex compañeros que muestra los do y pretencioso nombre de ‘Palermo desajustes en la memoria conversada Queens’”. El poder nominativo de las del pasado compartido. “Han cambia- inmobiliarias se impone: de hecho, en do las casas y los negocios, pero el co- “Palermorama en seis vuelos rasantes”, legio permanece. Y permaneceremos de Nicolás Mavrakis, es la excusa que nosotros en su entorno, sin necesidad sirve para exponer la subjetividad pa- de citarnos en los aniversarios porque lermitana al buscar un departamento sabemos que, tarde o temprano, va- por la zona. mos a encontrarnos a la vuelta de la esquina. No somos amigos, como no lo éramos antes. Pero de algún modo, El repliegue como antes, convivimos”. Una doble tensión entonces, entre aquel momen- “–Dicen que andás haciendo lío en el to idílico que suponía la promesa de barrio... –le dijo”. un futuro exitoso y el presente que se César Bizzio, Rabia ofrece distinto al previsto. El barrio no es sólo el escenario donde transcurre “... es un laberinto esta casa”. esa intentona fallida de recorrido vital, César Bizzio, Rabia es la prueba de esos cambios. Como en otros relatos, aquí también el mer- Rabia tiene un elemento infrecuente cado se cruza en esa cuadrícula: aun- en las novelas de este tiempo. Está na- que se diga que un boliche queda en rrada en tercera persona. Sus protago- Barrio Norte, “ése es un cuento de las nistas son trabajadores en relación de

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dependencia, seguramente en negro. sición, el salir poco se ha transformado José María y Rosa, ella sirvienta en una para muchos habitantes de la ciudad mansión y él, albañil de obra. Quizás en parte de su cotidiano. En esa man- eso explique por qué no hay primera sarda, y sólo con la compañía de una persona, por la dificultad de constituir una voz narrativa verosímil para el pro- tagonista albañil. Algún malediciente podrá responder que es posible darle una entonación boliviana aun cuando suene catalana y femenina. Pero eso es arena de otra construcción, aunque aquí por razones insospechadas José María se constituya en María rápida- mente y sin trasvestirse. Ambos, Rosa y María, se conocen en un terreno neutro: un supermercado. Unos me- tros más allá, la calle se hace hostil y les enrostra su falta de pertenencia al barrio. La aceptación es sólo temporal, como trabajadores, no como vecinos. Categorías que no pueden confundirse. “En el barrio carecían de código, pero todo hacía pensar que tenían uno. No lo había, pero funcionaba igual. Era un código instintivo, que estaba más allá de lo evidente (la calidad de la ropa, el color de la piel y del pelo, la dicción, la manera de andar) y que, por supuesto, incluía al personal doméstico. En líneas generales, lo que se hacía era ‘marcar’ a los cuerpos extraños, principalmente con la vista, transmitiéndoles la sen- sación de ser vigilados: una insolencia muy efectiva, avalada y practicada por todo el barrio, incluido un buen nú- mero de mascotas”. La mansión de Alvear y Rodríguez Peña es el lugar que reemplazará al ho- rata, en María (José María) se hará sal- telito del Bajo para los escarceos amo- vaguarda, guarida y tumba. rosos de la pareja. Ahorro asegurado y Síntomas, apenas: mientras ciertos placer constante. Al margen quedan barrios se gentrifican vertiginosamen- las prohibiciones sobre el uso de la te –y el nombre de esa veloz valori- casa, como sobre el barrio. Cuando el zación puede ser “Palermo”–, lo po- cerco se va cerrando la mansión será pular es considerado amenaza externa el único recurso con el que contar. El o presencia indeseable, condenado al repliegue sobre el interior, la no expo- ocultamiento.

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Hacer esquina o ir de yiro Oliverio Coelho propone la segun- da: la ciudad como un recorrido por “Para gozar de su nueva situación no distintos barrios de Buenos Aires. tenía más que atenerse a lo suyo, Un viaje de Ida, es el que hace Eneas caminar con denuedo entre auto y auto, Morosi cuando deja la casa que alqui- entre ventanilla y ventanilla”. la y excursiona por la ciudad, después Gustavo Ferreyra, Vértice de recibir una carta de su novia en la que le avisa que ya no lo es. Así el “Cuanto sucedía en torno suyo parecía Centro, Bajo Flores, Parque Patricios, confluir en la plenitud inexplicable de Monserrat, Paternal, forman parte la vigilia. de los recorridos a pie o en bicicleta. La ciudad era suya”. Morosi, un “hombre sin historia”, en Oliverio Coelho, Ida compañía de una tortuga cumple con el designio de su apellido vagando por “Pensó que si se alejaba hacia el centro, la ciudad. En su recorrida percibe la después no encontraría modo de volver; presencia de otros: casi toda “una serie el barrio se desvanecería en un tiempo de personajes que purgaban en públi- paralelo.” co penas de solitario” y se comunica Oliverio Coelho, Ida con su abandónica novia por breves llamados desde teléfonos públicos. Dos propuestas: la ciudad concentrada La ciudad de Ida es escenario para las en una esquina o la ciudad expandida pasiones del protagonista, para la sole- por calles diversas. Gustavo Ferreyra dad, desolación y abandono que vive. sugiere la primera, en la intersección El recorrido se expande en el espacio de Ugarte y Cabildo. Ése es el Vértice. pero la narración se concentra en los En ese reducido espacio se detiene el estados subjetivos de Eneas. mundo y es donde la miseria humana será refugio de algunos y carnadura de otros. En la trama de la novela se cru- Por la vuelta zan las historias de –por lo menos– tres protagonistas. Aunque por momentos “Era rarísimo: una calle en medio de la pareciera que una sola es la protagonis- nada, rodeada de cañaverales”. ta: la esquina. Si aceptamos la prime- Juan Diego Incardona, Villa Celina ra posibilidad, la historia del pibe que para en la esquina para pedirles a los “... ¿qué es un barrio al fin de cuentas? automovilistas una moneda se torna ex- Pues algún potrero donde comíamos cluyente. Él supone tener buen vínculo finucho o pateábamos la pelota y la con sus vecinos sin percibir el odio que vieja nos llamaba a comer. Es el lugar su presencia allí genera. En ese vértice de nacimiento donde aún vive la madre de la ciudad se puede concentrar, mi- y donde se come...”. croscópicamente, la vida social de una Rodolfo Kusch, De la mala vida porteña ciudad. Muchas historias pueden leerse en ese entramado menor. Entre ellas la “nadie puede negar que Celina es la del odio al pobre que no se oculta, al tierra de toda mi vida”. mendigo que no se esconde, al intruso Juan Diego Incardona, Villa Celina en una esquina que no le corresponde.

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Juan Diego Incardona propone in- Ramos. En Incardona: mezcla de mú- troducir a los no iniciados: “Villa sicas. El barrio puede aglutinar el rock Celina se encuentra en el sudoeste del y la cumbia. El mundo de lo popular Conurbano Bonaerense, en el partido donde se mezcla el Aguante con el de La Matanza. Aislada entre las ave- mundo de infancia, lo denso con lo nidas General Paz y Ricchieri, tiene ingenuo. No es casual que la madre ritmo pueblerino y aspecto fantasma- del narrador tenga el mismo nombre górico”. Delimitación y encierro. Los que el barrio. Filiaciones con el lina- nexos entre-y tienen tanto peso como je materno, con el mundo peronista el ritmo y el aspecto. Villa Celina como relato mítico de un tiempo que en esas dos primeras páginas aparece no fue (el del narrador) y con la poesía como la localidad que da nombre al del Indio Solari como telón de fon- libro de relatos y como ligazón de his- do. Incardona sostiene que “un barrio torias. La fuerte impronta del barrio puede contar la historia de un país. conjuga dos historias, la del propio Una gran historia surge de las peque- sitio con sus monoblocks, la Chacra ñas”. Esos sentidos, los del barrio se de los Tapiales, el Tanque y la de sus abren a otros mayores, porque –inter- habitantes retratados en cada relato. pela Incardona– La Matanza tiene un Resonancias del Aniceto de Favio: una millón y medio de habitantes, “más difusa luz afarolada, estampidas de ti- personas que en tres provincias jun- ros a veces, ladridos siempre y una fina tas, si no es nacional lo que pasa en La niebla. Relatos de un pasado inmedia- Matanza, ¿entonces qué?, ¿lo que pasa to, entre comienzos de los ochenta y en Barrio Norte?” mediados de la década siguiente, con El barrio, como la madre –y como resonancias de la prosa de Briante, de supo decir Kusch–, siempre está en el Conti (y no de Asís, como propone pasado. Es la infancia. El resto singular Cucurto). Y más acá: de la melancó- que hace posible la ciudad, que hace lica pubertad de los relatos de Pablo posible atravesarla sin guías.

BIBLIOGRAFÍA

Bizzio, César, Rabia, Interzona, Buenos Aires, 2005. Budassi, Sonia, “Villa Crespo / Capacidad de adaptación”, en AAVV, Buenos Aires. Escala 1:1, Entropía, Buenos Aires, 2007. Caravario, Alejandro, Palermo, Paradiso, Buenos Aires, 2003. Coelho, Oliverio, Ida, Norma, Buenos Aires, 2008. Ferreyra, Gustavo, Vértice, Sudamericana, Buenos Aires, 2004. Incardona, Juan Diego, Villa Celina, Norma, Buenos Aires, 2008. Kusch, Rodolfo, De la mala vida porteña, Peña Lillo editor, Buenos Aires, 1966. Link, Daniel, Monserrat, Mansalva, Buenos Aires, 2006. Pauls, Alan, “Filcar”, en AAVV, Diagonal Sur, Edhasa, Buenos Aires, 2007. Rep, Miguel, Y Rep hizo los barrios, Página 12, Buenos Aires, 1993. — Sudamericana, Buenos Aires, 2005. Terranova, Juan (Prólogo), AAVV, Buenos Aires. Escala 1:1, Entropía, Buenos Aires, 2007.

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Historia de dos ciudades y un país Por Hernán Sassi

Interrogar la ciudad requiere afinar la mirada. Explorar sus signos, sus secretos, sus tempo- ralidades y misterios. Una mirada aguda que debe sortear las comodidades de la percepción turística. Afiches, grafitis, marcas y anécdo- tas, constituyen la materia con la que trabaja el cine para expresar los modos de habitar el espacio urbano. La película Construcción de una ciudad, de Néstor Frenkel, relata la trage- dia de Federación, una ciudad sumergida bajo las aguas acumuladas de la represa de Salto Grande en Entre Ríos. Una ciudad que pos- teriormente fue demolida, que vivió el éxodo y su reconstrucción durante la dictadura, y que hoy vive un impensado boom económico bajo el signo del turismo terapéutico. Hernán Sassi analiza, a partir de Federación, los mo- dos en que el llamado “nuevo cine argenti- no”, con tonalidades diferentes, dilucida el presente. La creación de públicos, las distan- cias del relato, las identificaciones que produ- ce, la ausencia de una épica propia del cine de las generaciones pasadas, son características que buscan eludir el modelo explicativo, fre- cuentemente propenso a la atribución de cul- pabilidades. Se trata, más bien, de un intento de contar historias en las que las múltiples valoraciones quedan del lado del espectador. Experiencias que indagan los dilemas sociales de las ciudades contemporáneas y cuyo valor radica más en sus sensibilidades sugerentes, que en lo que logran resolver. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

Una ciudad, como su mentor, el hom- dos que con sólo un gesto nos revelan bre, también está hecha –aunque en la frialdad de los habitantes del lugar. primera instancia no lo parezca– de La ciudad se entrega, si se sabe esperar. algo tan ingrávido como la materia O bien sentados en un café sospechan- de los sueños. Basta volver al barrio do la génesis en cada gesto fugitivo de donde crecimos o visitar las calles y los transeúntes, o bien recostados en plazas que recorrimos en otro tiempo un parque curioseando una conver- para constatar que una ciudad es me- sación ajena o nos la desgastada o colorida argamasa continuando en El caminante sabe que el ver- sobre la que se levanta que el puñado la imaginación el dadero espíritu de una ciudad de secretos, recuerdos y utopías que ramalazo de una –todo viajero lo ha presentido, cobijó y cobija. Por ello, quien tiene discusión escu- haya recorrido el mundo o tan esta impresión al llegar a una ciudad chada, o incluso solo las zonas linderas de su te- que realmente quiere conocer más sin movernos de rruño– se encuentra en un re- bien rehuye el paseo ceremonial, el casa, del hotel o codo insospechado del trazado prefijado recorrido que supone un city pensión en la que urbano: puede estar presente tour. El que se apresta a la caminata sin estemos hospe- tanto en un afiche ajado por el Virgilios ni lazarillos sabe que los hi- dados, simple- tiempo como en un graffiti que, tos o highlights que las guías turísticas mente espiando silencioso, a los cuatro vientos nos señalan como el corazón citadino por la ventana grita una declaración que ayer son sólo una fachada, se nos aparecen metiéndonos en fue promesa y hoy nostalgia como una mampostería mejor o peor la intimidad más de un amor perdido, así como preservada por el intendente de turno, secreta. Si adop- también puede reposar en la ca- si es que no sabemos superponerlos a tamos una atenta ballerosidad de un hombre que las reverberaciones que suscitan en el espera, la ciudad en un cruce de calles le cede el habitante autóctono, ya sea en forma nos revela su his- paso a una dama o en el saludo de olvido, indiferencia, respeto o ve- toria de pasiones distante de dos que con sólo un neración. Recién ahí, como en el caso y desvelos sin se- gesto nos revelan la frialdad de que analizaremos, podríamos verlos cretos ni nombres los habitantes del lugar. como la cristalización de ciertos valo- célebres. Estos úl- res que modelan la ciudad. timos aparecerán encarnados detrás de El caminante sabe que el verdadero es- los sinsabores y alegrías de cualquier píritu de una ciudad –todo viajero lo ciudadano, trátese de un laborioso al- ha presentido, haya recorrido el mun- bañil o de una autoridad respetada. do o tan solo las zonas linderas de su Esa escucha y esa mirada tomó Néstor terruño– se encuentra en un recodo in- Frenkel en su película Construcción de sospechado del trazado urbano: puede una ciudad (2007), documental cen- estar presente tanto en un afiche ajado trado en la demolición, el posterior por el tiempo como en un graffiti que, traslado, la fantasmal sobrevida du- silencioso, a los cuatro vientos grita rante las sucesivas crisis del país y el una declaración que ayer fue promesa auge actual de la ciudad entrerriana y hoy nostalgia de un amor perdido, de Federación, convertida hoy, gracias así como también puede reposar en a sus aguas termales, en polo turísti- la caballerosidad de un hombre que co para propios y extraños. Este film, en un cruce de calles le cede el paso que obtuvo una mención especial en a una dama o en el saludo distante de el Festival de Cine Independiente de

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Buenos Aires de 2008 nos muestra que pantalla hay una relación íntima entre la historia de una ciudad, del país del los personajes y un vínculo no menos que forma parte y del mundo que los intenso con el director. Con suma hu- contiene y condiciona bien puede co- mildad no hizo referencia a su cine, que nocerse prestando atención a los silen- bien podría ser un ejemplo acabado de cios cómplices, las lágrimas de alegría estas ideas, y como ilustración nos re- o las risas negras que acompañan a un cordó escenas de Nanuk, el esquimal de puñado de anécdotas, documentos y Robert Flaherty y las imágenes familia- recuerdos que comparte quien desin- res de los hermanos Lumière. Afirmaba teresadamente nos abre las puertas de que el director no es un antropólogo en su casa para contarnos lo vivido en la busca de lo exótico, sino más bien un vieja y la nueva ciudad de Federación. humanista, un artista que tan solo con unos metros de celuloide permite que nos reconozcamos entre nosotros. Con- Muerte y resurrección de la cluía que en su opinión, hecho que ha ciudad de Federación probado en cada una de sus películas, la moral del cine está en poder reconocer Como en la última edición, hace unos al hombre en la pantalla y no a meros años el director español José Luis estereotipos como suele mostrarnos la Guerín fue invitado al Festival de Cine televisión o el cine industrial. Independiente de Buenos Aires. Nunca Acercándonos en tiempo y lugar a la calzó tan bien el película que nos ocupa, y antes de abo- Rejtman mantiene esa frialdad título del evento carme a ella quisiera hacer una men- que es consustancial al rela- que nos convo- ción más, la última, un contraejemplo to en sus filmes de ficción y en có aquella tarde. de estas ideas que Guerín encontraba este caso con planos fijos de los Presenciamos su como esencia del género documen- preparativos que pasan al ritmo master class con tal, a las que algunos tacharán de ana- mecánico de las diapositivas, suma atención, crónicas y otros, como es el caso de con tomas de los ensayos de las incluso diría que Néstor Frenkel, mostrarán en vigen- comparsas que cuidadosamente algunos lo escu- cia. Hace unos años Martín Rejtman nos muestran la situación des- chamos hasta con aceptó la invitación del canal cultural de afuera (la cámara siempre veneración. En de Buenos Aires Ciudad Abierta para muestra su ingreso y su salida esta clase, revisan- documentar una festividad en uno de la locación de turno, y nunca do el retrato de de los barrios porteños. El resultado se integra a la situación filmada) personajes en las fue Copacabana (2007), documental adopta a rajatabla una distancia obras de Charles centrado en la celebración con la que aséptica con su objeto. Chaplin, Carl anualmente la comunidad boliviana del Dreyer y David Bajo Flores rinde tributo a la Virgen de W. Griffith, entre otras, el director de Copacabana. En este filme que el pro- En construcción (1991) y En la ciudad pio director se ha negado a estrenar en de Sylvia (2007) nos daba una verdade- cines hasta el día de hoy, Rejtman man- ra lección tanto cinematográfica como tiene esa frialdad que es consustancial al ética. Palabras más, palabras menos, relato en sus filmes de ficción y en este decía que para él lo importante en el caso con planos fijos de los preparativos cine era el reconocimiento humano, y que pasan al ritmo mecánico de las dia- que el espectador debía sentir que en la positivas, con tomas de los ensayos de

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las comparsas que cuidadosamente nos verdad de un testimonio o documento muestran la situación desde afuera (la como las imprevistas epifanías que la cámara siempre muestra su ingreso y su realidad nos ofrece a cada instante. salida de la locación de turno, y nunca Frenkel toma un puñado de persona- se integra a la situación filmada) adopta jes representativos (y subrayemos que, a rajatabla una distancia aséptica con su viendo el resultado, la elección de es- objeto. Un ejemplo de ese imperativo tos personajes no es un acierto menor) de no fusionarse con la vida es una es- para investigar las capas históricas y cena en la cual un ciudadano bolivia- simbólicas que deja ver o esconde la no nos muestra un álbum de fotos de nueva ciudad de Federación, fruto tan- Bolivia. Veremos el Lago Titicaca, La to de la demolición de la vieja ciudad Paz, la flor nacional, el Ilimani, el anti- durante la última dictadura y del dolor guo y el actual estadio de fútbol, la sede que supone todo éxodo como del auge del gobierno, la Virgen de Copacabana turístico que alegremente festeja en la y otras tantas imágenes que tan solo son actualidad, y para demostrar en tono acompañadas por algún comentario de farsesco y con mucho cinismo que esta este hombre sin rostro, alguien que por nueva ciudad no es la experiencia más su tonada podríamos suponer que es venturosa para este pueblo. Escucha- boliviano, pero que para nosotros es mos, entre otros, los comentarios del una voz sin cuerpo. En Copacabana, a archivista de imágenes de la ciudad, de diferencia de lo que vemos por ejemplo un locutor impresentable, de un par de en Estrellas (Federico León y Marcos parejas mayores que nos cuentan avata- Martínez, 2007) y en Construcción de res de la demolición de la vieja ciudad, una ciudad, Rejtman busca esta exte- de una coleccionista de documentos rioridad extrema que algunos ven como perdidos y olvidados, de un padre de garantía de un cine “no populista” y que familia que al encontrarse en la nueva aquí, más por descreimiento en quienes ciudad desierta y sin entretenimiento rechazan al populismo con el temor a lo alguno para sus hijos se transforma en desconocido (será por eso que nunca lo un cineasta de videos caseros, y también definen, o más bien lo hacen en térmi- al “loco lindo” del pueblo que entre re- nos siempre vagos), la tomamos como zongos y dislates dice unas cuantas ver- el modo más perfecto de disecar la rea- dades. Las entrevistas, o mejor dicho, lidad, de volverla abstracta. por el grado de intimidad que logra El camino opuesto, más cercano al el director, las charlas entre éste y una humanismo de Guerín y a esa intimi- decena de personas serán sólo uno de dad con los protagonistas de un do- los tantos materiales con los que tra- cumental pregonada y llevada a cabo baja Frenkel, quien con inteligencia y en los inicios del género por Robert rigor manipula planos, folletos, un cro- Flaherty, transita Néstor Frenkel en quis dibujado en un cuaderno, tarjetas Construcción de una ciudad, filme que, personales, fotos familiares o de un entre otras situaciones que ahora ana- museo, objetos conservados de la vieja lizaremos, nos lleva a pensar en una ciudad, fragmentos documentales de central: a qué distancia se pone un un canal de cable de Concordia, videos director para relacionarse (y relacio- institucionales y familiares. Y en este narnos) con los personajes retratados, trabajo con los materiales –aunque no para captar tanto los momentos de sólo en ello– vemos que Construcción

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de una ciudad no sigue en línea a un aúna materiales de distinto origen, ten- profuso subgénero del documental ar- deríamos a pensar que su mentor está gentino, me refiero al documental en más bien en la “vereda de enfrente”. primera persona cuyos exponentes cu- Es decir, que el montaje “baja línea”, bren un arco que va desde Yo no sé qué direcciona la pluralidad significante de me han hecho tus ojos (Lorena Muñoz y una imagen hacia un sentido explici- Sergio Wolf, 2003) y la obra de Andrés tando la voz autoral del documental, Di Tella a Un pogrom en Buenos Aires como es usual en el género, como su- (Herman Szwarcbart, 2007), para to- cede en Bialet Massé, un siglo después mar tan solo algunos ejemplos. La voz (Sergio Iglesias, 2006) y en los docu- del director, salvando alguna repregun- mentales de Pino Solanas Memoria del ta frente a un entrevistado, no la escu- saqueo (2003), La dignidad de los nadies chamos nunca. La clave del filme estará (2005) y Argentina latente (2006). Pero más bien en el montaje. esto no ocurre ya que la particularidad El crítico francés André Bazin, en opo- del montaje de Construcción de una sición a Sergei Eisenstein, para recordar ciudad radica en la libertad que ofrece el exponente máximo de la formaliza- al espectador para construir sentido. La ción del montaje, consideraba que el película bien puede ser un museo en montaje era un dador abstracto de sen- imágenes de historias de vida (historias tido. Tenía para sí que la realidad toda mínimas en serio, y no el chantaje sen- y hasta la singula- timental del mundo de Carlos Sorín; Pero tratándose, como se trata, ridad de un rostro mínimas y extraordinarias como las del de un documental estructura- eran un misterio último filme de Llinás, (la antítesis más do fundamentalmente en un a descubrir y que cabal del pintoresquismo mínimo), un montaje que aúna materiales el cine bien podía vivo recorrido por una ciudad que tras de distinto origen, tendería- tener esa pere- pasar por el infierno hoy se ve en la glo- mos a pensar que su mentor grina idea como ria una muestra de cómo la edificación está más bien en la “vereda meta. Para ha- de una ciudad modela las conductas de de enfrente”. Es decir, que el cerlo, entre otras quienes la integran o viceversa; cómo montaje “baja línea”, direccio- precauciones, el los discursos sobre una ciudad edifican na la pluralidad significante de director tenía que y restringen conductas; el encuentro una imagen hacia un sentido restringir el mon- con el aspecto más ridículo y frívolo explicitando la voz autoral del taje al mínimo de una ciudad, con su costado más documental, como es usual... posible, o mejor corpóreo y sensible; o bien puede leer- aun, lo tenía pro- se, tomando a Federación como una hibido. Frenkel cumple con esta prerro- muestra homeopática de Argentina, gativa tan sólo en unos pocos instantes como una reflexión sobre los 90 y la y ahí lo irrepetible surge cuando deja la transformación del país en el reino de cámara encendida ante una escena que los servicios; o, por supuesto, como en teoría se dio por terminada y en la un agudo tratado sobre el desarraigo. cual se revela una verdad, pueda ser ésta O como todos estos caminos juntos el talón de Aquiles de un guardavidas porque, aunque nos lleve de paseo en o la infidencia de una pareja guardada uno, Construcción de una ciudad no es durante años. Pero tratándose, como se un city tour, y por su montaje uno más trata, de un documental estructurado bien puede hacer un recorrido propio fundamentalmente en un montaje que por esta película que pendula del rigor

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arqueológico a la burla cómplice, de la mejor (...) en donde se está asegurando tragedia a la comedia, en muchos ca- el bienestar de las generaciones por ve- sos, sin solución de continuidad. nir”. Estas palabras de ayer y de hoy, a Tomo otro camino posible y propon- las que debemos sumar otras en el mis- go ver en Construcción de una ciudad, mo sentido, que escuchamos en boca y gracias a su montaje, la continuidad de un cura en el acto oficial de inau- de ciertos discursos sobre la ciudad guración de la nueva ciudad en 1979 en tiempos tan disímiles y semejantes en el que participó Videla, muestran a como los 70 y los 90. Aclaremos pre- las claras cómo todo diseño de ciudad viamente que la construcción de esta supone matrizar conductas. Éstos eran ciudad bajo la dictadura, según más de los ideales, la voz de orden sobre la que uno de los discursos de la época que se edificaba la nueva Federación, que escuchamos en el filme, ilustra el sue- aún están presentes tanto en una paté- ño de una sociedad donde reinen el tica guía turística como en un hombre orden y la paz. Esa nueva ciudad con que alquila departamentos, quien sin apenas 27 años de edad fue planificada dejar de atender a potenciales clien- de modo tal que queden anulados los tes nos cuenta que huyó de la Capital espacios de reunión (no construyeron Federal luego de haber sido asaltado bares, plazas, ni centros culturales); fue tres veces, sostiene que los perros con edificada con “predominio de las lí- sus ladridos incesantes molestan a los neas rectas y una arquitectura que res- turistas, y deja entrever que habría que ponde al estilo racionalista, al diseño hacer una “limpieza”, no sin redoblar minimalista”, con casas tan idénticas la apuesta diciendo que hay que “sacar que en un primer momento llevaron a los carritos”, refiriéndose a las carre- al desconcierto a los nuevos habitan- tas de los cartoneros que afean la ciu- tes, quienes se confundían y no sabían dad y espantan a los turistas. si habían entrado a su casa o a la del Federación, una posta, un villorrio en vecino; o como dice uno de los entre- los tiempos de la independencia, luego vistados refiriéndose al tiempo en que la Atlántida argentina, se convierte en aún era una ciudad fantasma, Federa- una ciudad modelada bajo la dictadura ción “parecía un campo de concentra- y se transforma en estos últimos años ción”. Ahora bien, la guía del city tour en el mayor centro termal del Litoral. del que somos parte los espectadores La planificación de la ciudad en esta en varios pasajes del film subraya a última oportunidad agregará otro ideal los visitantes, entre otras cualidades de sociedad. En esta ocasión primará la de la ciudad, que recorrerán un lugar rentabilidad por sobre cualquier valor “limpio, prolijo, seguro y tranquilo”. En un fragmento del informe “Ener- gía para dos naciones” que vemos en el televisor de una de las casas en que se celebran las bondades del progreso gracias a la mancomunión de Argenti- na y Uruguay en el proyecto de la cen- tral hidroeléctrica de Salto Grande, es- cuchamos que el locutor habla de una Afiche de promoción de la película “Construcción de “guerra por la paz y por un mundo una ciudad”

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y toda actividad en la ciudad deberá ciudad recorreremos la nueva ciudad contribuir al atractivo turístico ganado participando de uno en un “trencito de por las aguas, esas que ayer fueron su la alegría” y, en una de las escenas más cruz y condena no por la crecida na- bizarras, en una lancha. Para el city tour tural, sino por el mismo progreso, esas y para todos aquellos que se vanaglorian aguas que hoy son su maná, su gallina de la prosperidad de la ciudad el solita- de los huevos de oro. En un horizonte rio anciano de 93 años que resistió la tan promisorio, demolición y eligió quedarse en su casa Los recuerdos encarnados, que se muestra a antes de ser trasladado, no es un em- aquellos que duelen como los todas luces como blema de resistencia, sino un atractivo que refieren a familias dis- la panacea de más. Y el pasado, salvo lo que escucha- persas y amigos que tras la la rentabilidad, mos en algunos testimonios, deviene reubicación dejaron de verse, podrán hacer su pieza de museo. Además del Museo de muestran que “la avanzada del aporte tanto un los Asentamientos que ha sido fuente progreso”, según estigmatiza- hombre que tiene de consulta para este documental, esta- ba el traslado un documental un terreno y no se rán presentes el Museo de la Imagen, institucional sobre la nueva decide si instalar en el que vemos fotos de la vieja ciudad, Federación, ha profundiza- allí “muy proba- el Museo Móvil, que guarda objetos de do el desarraigo, sentimiento blemente un co- la vieja ciudad y recorre la nueva exhi- cristalizado en el film en un medor, capaz un biéndolos, y un proyecto independiente imprevisto y feliz giro en el hotel, unos de- de un museo subacuático que sucum- uso de la lengua. partamentos, un bió ante el nuevo y glamoroso parque bowling, un tea- acuático dentro de las termas. tro, un cine, una sala de juegos grandes Los recuerdos encarnados, aquellos o una playa de estacionamiento”, como que duelen como los que refieren a un grupo empresario que planea un familias dispersas y amigos que tras la megaproyecto de un parque acuático. reubicación dejaron de verse, mues- La misma matriz se hará visible también tran que “la avanzada del progreso”, en otros testimonios, por ejemplo el del según estigmatizaba el traslado un do- Tábano, un artesano que ahora vende cumental institucional sobre la nueva cosas “típicas” y pasó de las alpargatas, Federación, ha profundizado el des- cuchillos, botas, tortas fritas y pan ca- arraigo, sentimiento cristalizado en el sero a sumar a su galería de productos film en un imprevisto y feliz giro en el “típicos”, entre otros, los ponchos del uso de la lengua. El viejo de los perros Gauchito Gil y los pañuelos kitsch de o “el perro verde”, como se lo conoce “el Che”. Él mismo, acompañando sus en la ciudad, no dice que se siente des- palabras con una sonrisa pícara un tan- arraigado, sino “desenchufado”. Esta to cómplice, nos dice: “Hicieron plata expresión resume el marchito pesar por con cualquier recuerdo hasta que no la inadaptación a esta tierra llena de hubo más, y por eso no tenemos mu- promesas, hecho que padecieron dece- chos recuerdos”. nas de ancianos que tampoco pudieron A propósito de los recuerdos, adaptarse y fueron muriendo con el Federación, como todo polo de atrac- paso del tiempo; y expresa sobre todo ción turística, ofrece el paseo por la la desazón de sentirse inútil. Pero tam- ciudad conocido como city tour. Por bién “desenchufado”, metamorfoseado momentos en Construcción de una por una nueva generación en “ir a un

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lugar (en este caso, las termas) a desen- tándonos sobre los pilares que sostie- chufarse”. Es otra gema lingüística que nen una ciudad volcada a los servicios permite comprender el cambio cultu- y, en este caso, ver que los valores sobre ral dado por la ciudad, precisamente, los que se levanta la ciudad nueva son su transformación en ese espacio bucó- más bien los opuestos a los de la vieja lico que llama al relax y al cuidado del Federación, fundada en la confianza y cuerpo. Lejos de ser un fenómeno ais- la solidaridad. Sin ir más lejos, según lado, un dato de color, la ciudad se ha cuenta un testimonio, allí podía exten- transformado hoy en un apéndice del derse un cheque a nombre de “cabeza trabajo donde empleados de la Capital de trapo”, y lo que nos parece más ilu- y otros centros urbanos escapan de su sorio y hasta irreal desde nuestro pre- rutina laboral para ingresar a otra, en sente tan distante es que “cabeza de este caso, a una pieza aceitada de un trapo” bien podría cobrarlo. emporio del turismo terapéutico don- Jorge Mario, el documentalista del de rige un tiempo libre administrado pueblo, tituló su película de esta ma- con rutinas y rituales prefijados que nera: “Federación: futura Atlántida terminan siendo, como vemos en el argentina”. Luego de ver Construcción filme, la parodia de sí mismos. de una ciudad no sin temor constata- Como dice uno de los entrevistados en mos que para aquella ciudad que se la película, “habría que hacer una pues- nos presenta como un Ave Fénix dicho ta en valor de qué perdimos y qué tene- título no pertenece sólo a ella, y hasta mos”. En tiempos en los que a expensas la que modelan los chicos con juguetes de piquetes “del campo” y de la restau- en el moderno parque acuático segura- ración de viejos discursos Argentina mente será una réplica que se edificará hace el balance de su presente, pasado sobre los mismos pilares que la nueva, y futuro, Construcción de una ciudad, y no nos extrañe que más temprano metáfora de ayer y de hoy, permite que que tarde –aunque por otras vías– ten- hagamos esa “puesta en valor” pregun- ga el mismo final.

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La redención por la máquina Por Pablo Gianera

Macedonio Fernández, Ricardo Piglia y Gerardo Gandini son tres nombres de una genealogía que encuentra en el problema del tiempo, de lo fugaz a lo eterno, una trama de afinidades filosóficas, literarias y musicales: trazos y tonos se entremezclan en un sistema de reenvíos y coordenadas. El problema de la historia y sus ausencias es planteado por cada uno de estos autores en obras que no terminan nunca de cerrarse, edificando una línea de continuidad y variación que vibra en novelas, ensayos y partituras. La ópera La ciudad ausente, de Gerardo Gandini, es originalmente analizada por Pablo Gianera como la única ópera argentina con tema moderno del siglo XX. Emancipa- da de la novela homónima, como objeto es- tético autónomo, la obra atraviesa un museo de la novela hasta alcanzar un museo de la ópera donde una máquina de contar y cantar historias podría redimirnos de la muerte. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

I la ausencia de la persona amada, Elena de Obieta, aquello que se convierte en En una carta de los años 30, objeto de representación. Semejante Macedonio Fernández le prodiga a pretensión antimimética se advierte en su amigo Ramón Gómez de la Serna “Elena Bellamuerte”, poema escrito el mayor elogio de que era capaz. “Si inmediatamente después de la muer- usted hubiera sido metafísico –le escri- te de Elena en el que, como se explicó be– habría explicado el mundo; como lúcidamente en un artículo publicado fue artista creó dos: el mundo hallado en el número 2 de la revista Literal,4 y el suplantado”.1 La magnitud de la las palabras no aluden ya al mundo, y adulación resulta especular: las pericias renuncian a la figuración como condi- duplicadoras del destinatario corres- ción de posibilidad para la aparición ponden en realidad al remitente. Una de la imagen figurativa, la presencia de de las utopías estéticas de Macedonio la ausencia, la presencia de la ausente. Fernández fue justamente la sustitu- ción, el reemplazo de lo perdido por la eternidad del presente. “Anhelo II que me animó en la construcción de mi novela fue crear un hogar, hacerla Es probable que en el origen de la un hogar para la no-existencia, para la ópera La ciudad ausente, de Gerardo no-existencia en que necesita hallarse Gandini,5 haya estado una frase de la Deunamor...”2 novela homónima de Ricardo Piglia, Lector tan leal como desordenado de autor también del libreto de la ópe- Arthur Schopenhauer, Macedonio ra, que va en la misma dirección: Fernández fundó acaso su proyecto en “Macedonio no intentaba producir una la primera oración de El mundo como réplica del hombre, sino una máquina voluntad y representación: “El mundo de producir réplicas”.6 Un relato no es es mi representación”. El hombre no otra cosa que la conoce un sol, sino un ojo que ve el sol, reproducción del Un relato no es otra cosa que proponía enseguida Schopenhauer. orden del mundo la reproducción del orden del Exportada a la estética, la sentencia en una escala pu- mundo en una escala pura- tiene consecuencias nada menores, la ramente verbal, mente verbal, una réplica de la primera de las cuales es la abolición una réplica de la vida, si la vida estuviera hecha lisa y llana de la mimesis. “La tentativa vida, si la vida solamente de palabras; pero, estética presente es una provocación estuviera hecha desde ya, no lo está, y como no a la escuela realista, un programa to- solamente de pa- lo está, el relato, en cuanto ré- tal de desacreditación de la verdad o labras; pero, des- plica, resulta imposible. realidad de lo que cuenta la novela, y de ya, no lo está, sólo la sujeción a la verdad del Arte, y como no lo está, el relato, en cuanto intrínseca, incondicionada, auto- réplica, resulta imposible. Esta impo- autenticada”, completa Macedonio sibilidad toca también el modo en el Fernández en Museo de la Novela de la que la novela de Piglia se transforma Eterna. Antes que representaciones, es en la ópera de Gandini, una transfigu- decir meras copias de realidad, el arte ración que tiene menos de la lealtad de debería ofrecer “presentaciones”,3 res- la adaptación que de la autonomía de tituciones formales de la ausencia. Es la creación. Más de una vez, Gandini

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contó que lo primero que le interesó representación sino como tema: “Se de la novela fue la repetición de cier- nutre en la reflexión, en la confronta- tos motivos, o bien, lo que vendría a ción de ideas, que durante largo tiempo ser lo mismo, un procedimiento. Aun estuvieron desterradas de la academia con sus inflexiones idiosincrásicas, los narrativa, e inventa, para una época en libros de Piglia (los de ficción y los de la que en Argentina estaba prohibido crítica, con las frecuentes contamina- argumentar, la novela-ensayo”.7 ciones que hay entre ellos) forman un La proliferación, las versiones (la busca continuo de versiones de un texto úni- de los anversos y los reversos), las rees- co que no existe, como si cada libro se crituras, las sobreimpresiones, las citas construyera con restos invisibles. enmascaradas (el tango “Los Mareados” Respiración artificial (1980), por ejem- en la Primera sonata para piano), los plo, pretendió ser, más que una novela, filtrados, las sustracciones en un lugar una novela sobre la novela, un artefacto y las adiciones en otro (como la pieza híbrido y proliferante que deglute dis- número 14 de las Davidbündlertänze, cursos no siem- de Robert Schumann, en Eusebius), Gandini parece situarse más en pre ficcionales y los tráficos de notas (del “Adagio” del terreno de la modernidad que se resuelve en el Quinteto en do mayor de Franz Schubert de la contemporaneidad, siem- filo entre la no- a la Segunda sonata para piano), las pre lista para barrer con la me- vela epistolar y “ventanas” que se abren en una Suite moria. Como observa Theodor la crítica literaria para cello de Johann Sebastian Bach W. Adorno, lo moderno, por el (sobre todo en el y procrean la Sonata para cello son los contrario, no se adelanta mera- diálogo final de procedimientos de Gandini, que tienen mente a su tiempo sino que re- Tardewski, un un aire de familia, casi una consangui- cuerda algo olvidado, dispone polaco desterra- nidad, con los de Piglia. La tangente, el de reservas anacrónicas, toda- do, símil transpa- punto en el que ambos se tocan, es una vía no agotadas por la “racio- rente de Witold idea sobre Borges que Piglia anota en nalidad de lo perenne”. Gombrowicz). Crítica y ficción y que Gandini cita en Piglia había sido su artículo “Objetos encontrados”: “En durante la década de 1970 un activo Borges, la erudición funciona como difusor de la novela policial dura (creó sintaxis”.8 La erudición elevada a sin- la Serie Negra) y sabía que los géneros taxis es justamente el lugar en el que se constituían un amparo útil para trafi- intersectan la crítica, el ensayo y la ori- car un mensaje político. Pero, además, ginalidad. Gandini parece situarse más la instancia de la investigación –clave en terreno de la modernidad que de la del policial tanto en su vertiente inglesa contemporaneidad, siempre lista para como negra– es, en la figura de Junior, barrer con la memoria. Como observa el hilo que engarza la trama y, por lo Theodor W. Adorno, lo moderno, por tanto, una de las matrices de La ciudad el contrario, no se adelanta meramente ausente, como si Piglia hubiera hecho a su tiempo sino que recuerda algo olvi- un uso no genérico de los géneros. En dado, dispone de reservas anacrónicas, Trabajos, libro póstumo que reúne todavía no agotadas por la “racionali- artículos ocasionales para periódicos, dad de lo perenne”.9 Juan José Saer ensaya una lectura de No debería pasarse por alto otra afi- Respiración artificialy observa que Piglia nidad subalterna, aunque no desdeña- propone la historia no como objeto de ble, que arma una especie de trinidad

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Macedonio-Piglia-Gandini: los tres servarla viva y habla con una especie escriben obras que, destinadas a fijar de inventor loco, pero no tiene en la fugacidad del tiempo, nunca termi- cuenta que él se va morir y Elena va a nan de cerrarse: Museo de la novela de quedar sola. Entonces, toda la ópera es la Eterna es una novela infinita, des- el lamento de la mujer convertida en tinada acaso desde el principio a la máquina a la que dejaron sola e inven- inconclusión y, por otro lado, el pre- ta historias”. sunto Diario de Piglia (hasta ahora La pregunta que debería formularse desconocido) y los seis ciclos de piezas entonces es de qué modo la ópera re- breves que conforman los Diarios para presenta ese lamento. Interpelar, por piano de Gandini son obras que se ejemplo, el lugar que se le asigna al na- mantienen en vilo porque participan rrador en tercera persona que domina de la confesión, que nunca es suficien- buena parte de la novela. A menos que temente cabal, y del ensayo, en tanto se crea primariamente que la conver- incesante puesta a prueba de ideas, sión en ópera de una novela consiste en musicales y literarias.10 Como tal vez la mera teatralización acompañada por asimismo los conjeturales Diarios de música de peripecias novelescas, es po- Piglia, los de Gandini, tan buen lec- sible concebir una materialización del tor y tan buen escritor (en notas y en narrador bajo alguna forma distinta de palabras), estarían más cerca del desor- la del personaje. Y esa materialización den provisional de la bitácora literaria es la música. El narrador de La ciudad de Franz Kafka que de los prolijos y ausente es justamente la música. Regre- definitivos dietarios de André Gide o san aquí los principios constructivos Thomas Mann. de Gandini, no tanto en el sentido del filtrado de materiales preexistentes sino más bien en la utilización estructural de III la historia de la ópera, ya sea a partir de la cita o del préstamo. Como observa La ciudad ausente de Gandini habría Elena Vinelli, “una ópera que se mira a sido inconcebible sin La ciudad ausente sí misma en la historia de la ópera pue- de Piglia. Pero, una vez compuesta, la de ser entendida ópera no mantiene con la novela una como una puesta En el mismo movimiento en relación subsidiaria. “Con La ciudad en abismo de la que la ópera de Gandini no ausente, se dio una afinidad estética tradición que la se presenta como anti-ópera, con Piglia”, explicó hace un tiempo precede”.12 depara un museo de la ópera, Gandini en una entrevista.11 “Cuando La ciudad ausente una ópera-museo, muy en lí- nos conocimos, lo primero que ha- es una ópera por nea con el “museo de la nove- blamos fue de la posibilidad de hacer derecho propio. la” de Macedonio Fernández. una ópera. La verdad es que no tenía Con ese gesto, el ninguna ópera como modelo, pero compositor desafió la publicitada futi- evidentemente hay muchas cosas en lidad de escribir óperas y el imperativo La ciudad ausente. Es una mezcla. Pri- de que aquellas que se compusieran mero hicimos la estructura. El núcleo vulneraran todas las convenciones del básico es la relación entre Macedonio género lírico. En el mismo movimien- Fernández y Elena, su mujer. Cuando to en que la ópera de Gandini no se Elena muere, Macedonio quiere pre- presenta como anti-ópera, depara un

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museo de la ópera, una ópera-museo, La ciudad ausente hereda de Museo muy en línea con el “museo de la no- de la novela de la eterna un sistema vela” de Macedonio Fernández. Sería de marcos. En el caso de Macedonio necesario, antes que nada, desplazar el Fernández, el marco son los prólogos eje que la novela de Piglia tiende a im- episódicos, que aplazan, impenitentes, el principio de la historia. Gandini eli- ge otra vía. En el principio y en final de está la soledad; su ópera es arran- cada de la nada y vuelve a la nada. Teatral y musicalmente, la escena I del Acto Primero y el Epílogo –con Elena, la mujer máquina, en soledad– man- tienen una relación simétrica; simetría que, parcialmente, se extiende asimis- mo a la disposición de las microóperas. Pero lo que se enmarca en este caso no es tanto la dilación de una histo- ria sino su inexistencia. La muerte no muta aquí en mutismo.13 Elena es una máquina de cantar y contar historias, pero la ópera no cuenta, en rigor, nin- guna historia; más bien, presenta cua- dros que niegan cualquier sucesión y abren una dimensión atemporal muy propicia para la abolición de la muer- te. “Elena cree en la muerte y niega la eternidad, cree y acepta ese despido de amor que es la muerte. Macedonio cree que la muerte nada es”, dice Fuyita.14 Hay un doble sentido en la frase: la muerte no es nada, es decir, no existe; y la muerte es la nada, el olvido. Elena, como la ciudad, extrae su realidad de la ubicuidad de su ausencia. La trama de La ciudad ausente se pa- rece bastante a la de Locus solus, la no- vela de Raymond Roussel. Como el ingeniero Martial Canterel, Fuyita es un hombre que guía a otro (al perio- dista Junior, pero también a los espec- ponerle a la ópera que procreó y pen- tadores) a través una especie de feria sar la obra de Gandini –más allá de las de fenómenos mecánicos. Se trata de afinidades entre los dos autores– como invenciones del ingeniero Russo, que un objeto estético que, una vez exis- pactó con Macedonio la creación de tente, se incrusta en otra constelación, la mujer máquina destinada a preser- en otro campo de fuerzas, se diría. var el alma de Elena (“El alma que no

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muere vive en la voz que canta”, dice IV Macedonio en la ópera). El referente más superficial de Russo parecería ser Las formas estéticas son históricas. Ronald Richter, notorio ingeniero ale- Hasta no hace mucho tiempo, por mán que convenció a Juan Domingo más original que fuera un compositor, Perón de su pericia para la construc- su música sonaba siempre parecida a ción de una bomba atómica. Sin em- la de sus contemporáneos. Con todo, bargo, este personaje depara tal vez ese aire de fami- otras ramificaciones nominales. La lia se ha vuelto Gandini cita todo el tiempo, crítica y el ensayo tienen ciertas pre- últimamente me- pero al citar interrumpe el con- rrogativas; entre ellas, la atribución de nos reconocible, texto del original y pone a tra- intenciones impensadas por los auto- o, quizá, menos bajar la cita en otro contexto, el res. O, lo que vendría ser lo mismo, identificable para suyo. La originalidad consisti- la revelación, y aun la creación, de el efecto sim- ría entonces en imaginarle a la conexiones en apariencia inmotiva- plificador de las cita un nuevo contexto original; das. En este sentido, es lícito enten- generalizaciones. vale decir, en volver original der el nombre “Russo” como apócope Claro que siem- aquello que en su origen está de Russolo. Hacia 1913, el pintor y pre queda la posi- condenado a no serlo. músico Luigi Russolo publicó el ma- bilidad de alegar nifiesto futurista L’arte dei Rumori, que esta novedosa lejanía del aire de el arte del ruido, epítome musical de familia constituye el aire de familia de la fascinación maquínica del futuris- estos tiempos; objeción que simularía mo italiano, vanguardia liderada, casi una especie de petitio principii: el aire militarmente, por Filippo Tommaso de familia se define por la inexistencia Marinetti. Este arte del ruido encon- de un aire de familia. El problema, en tró su realización más perfecta en el cualquier caso, es que la familia es ya “intona rumori”, una orquesta má- demasiado numerosa. quina precursora de la música concre- Gandini compone con la evidencia ta destinada a la producción de ruidos de la disponibilidad histórica de los (explosiones, risas, zumbidos, aplau- materiales musicales. Entre la eviden- sos, aullidos) y rumores, al margen de cia de esta disponibilidad y el impe- los armónicos naturales. Nada de esto rativo de la originalidad se traza una ocurre en La ciudad ausente, no en esa diagonal que divide el simulacro de la cruda y concreta materialidad sonora, ingenuidad adánica y los límites que pero sí en la irrupción de máquinas derivan del conocimiento. La condi- musicales. Pervive en el personaje de ción del descubrimiento es la igno- Russo ese costado vanguardista que se rancia. Gandini está muy lejos de esa define por la invención de lo nuevo impostura. Sabe que la inocencia se a cualquier precio. Como en muchas ha vuelto imposible porque cualquier otras ocasiones, Gandini pone a tra- organización de los materiales musi- bajar la historia (en este caso a las van- cales paga su tributo a la historia. El guardias históricas) en función de sus musicólogo Omar Corrado observa propios planes. “¿A ver qué pasa?” es que “el paradigma moderno de la ori- la pregunta primigenia de la estética ginalidad se desplaza desde lo inédito de Gandini. Tal el gesto vanguardista del material o las técnicas a los modos que violenta la estética posmoderna. en que el estilo negocia y organiza las

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fricciones provocadas por este nuevo visiones bastante claras. Un tipo pare- trato con el pasado, los lenguajes, los cido a Macedonio venía caminando recursos técnicos que habitan el mu- por el campo hacia mí. En la ópera, seo epocal y privado”.15 Macedonio aparece caminando por Como los surrealistas (otra huella de el campo. Obviamente, la inclusión las vanguardias), no descubre; encuen- de las proyecciones acompañadas por tra. “Imaginé un grupo de notas para dos pianos en el segundo acto es una cada uno de los personajes”, explicó influencia deLulú , de Alban Berg. Me 16 Gerardo Gandini, el compositor a propósito de las pre- saco el sombrero ante el maestro”. por Ximena Talento cedencias de su ópera. “En un deter- La progresiva transformación de Junior en Macedonio muestra que, más allá de su negociación con la tradición, nada en La ciudad ausente viene de afuera, en la medida que no hay afuera porque la música dialoga con la música y, más ampliamente, con la cultura. El acompañamiento a dos pianos del Acto Segundo alude al interludio orquestal que sirve de tran- sición entre la Escena I y la Escena II del Acto Segundo de Lulu del mismo que el momento en el que Junior se pierde en Elena Máquina evoca el final de La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, cuando el protagonista decide morir para ser inmortal junto a su amada, que nunca comprenderá su sacrificio. Gandini cita todo el tiempo, pero al citar interrumpe el contexto del original y pone a trabajar la cita en otro contexto, el suyo. La originalidad consistiría entonces en imaginarle a la cita un nuevo contexto original; vale decir, en volver original aquello que en su origen está condenado a no serlo.17 La sucesión de citas es también un me- canismo para producir sentido. En ninguna parte de la ópera resulta minado momento, desplacé el grupo más evidente esta operación que en de notas de Macedonio hacia Junior. la primera microópera, “La Mujer Y Junior empieza a transformarse en Pájaro”. Allí, ya en principio, la elec- Macedonio hasta que se enamora de ción de una soprano de coloratura la máquina. Pero eso fue solamente a remite a la Reina de la Noche de La través de la música. Fue muy curioso. flauta mágica, de Mozart,18 a lo que se Yo vivía solo, me levantaba a las 6 de suma el pequeño grupo instrumental la mañana para escribir la ópera y tenía en el que se destaca el clavecín, con su

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inequívoco timbre mecánico. La músi- Lulu de Berg. Ya Adorno había ad- ca ya no es, como en el verso de Rainer vertido ese vínculo impensado cuan- Maria Rilke, “aliento de estatuas”,19 do hizo notar que la inhumanidad de sino aliento de autómatas. En su doble Lulu se revelaba no tanto en las colo- articulación mozartiana y maquínica, raturas sino en los staccati de muñeca toda esta escena está sobrevolada por el que suenan como los de la Olimpia de fantasma romántico del escritor y mú- Offenbach.23 Las cosas enajenadas son sico E.T.A. Hoffmann y sus cuentos los fantasmas desterrados de la vida “El hombre de arena” y, justamente, activa y confinados a una existencia “Los autómatas”.20 Como Elena, los vicaria como máquinas. La máquina autómatas son prisioneros del tiempo. contiene el fantasma de Elena. Esa cer- El canto maquínico de la Mujer Pájaro canía es la garantía de su proximidad; regresa en “Lucía Joyce”, la microópe- y esa proximidad metálica es la prueba ra III. La locura de Lucía, cantante de su lejanía. Para Adorno, la ópera de ópera, consiste en creer que es una “romántica” de Offenbach era la úni- máquina. La indicación de la partitura ca con tema verdaderamente moderno satisface cualquier deseo de verosimi- del siglo XIX. Habría que agregar que litud: “Mecánico” (corchea=120). No La ciudad ausente es la única ópera ar- casualmente canta Lucía Joyce: “Hi, gentina con tema verdaderamente mo- hi, hi, hi, hi, hi, el sonido metálico de derno del siglo XX. los engranajes interiores”. Como anota El Epílogo de la ópera admite escu- Corrado, el Sprechgesang de Lucía crea charse como un quodlibet fantasmal. el efecto de una “intensificación de la En el texto “Objetos encontrados”, de antinaturalidad”.21 1991, Gandini había prometido escri- Pero la proliferación no se detiene bir algún día un artículo acerca de “lo aquí. La estructura de las microópe- referencial en las Variaciones Goldberg ras remite, sorprendentemente, a la o el posmodernismo latente en la ópera Los cuentos de Hoffmann, de música para clave de J. S. Bach”. El Jacques Offenbach, basada a su vez artículo no existe todavía y la demos- en el propio Hoffmann.22 La Mujer tración prometida nos tiene en vilo Pájaro no puede disimular su paren- desde entonces. Pero no es improba- tesco con Olimpia, la hija mecánica ble que la espera haya terminado hace de Spalanzani; personaje que, por otro tiempo y que esa demostración deba lado, tiene puntos de contacto con la ser escuchada antes que leída.

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NOTAS

1. Fernández, Macedonio, Epistolario. Obras completas. Volumen 2, Corregidor, Buenos Aires, 2007, p. 56. 2. Fernández, Macedonio, Museo de la Novela de la Eterna, Corregidor, Buenos Aires, 1975, p. 25. 3. Piglia, Ricardo (editor), Diccionario de la novela de Macedonio Fernández, Buenos Aires, FCE, 2000, p. 89. 4. Libertella, Héctor (compilador), Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002, p. 77. Aunque el artículo se publicó sin firma, los autores fueron en realidad Josefina Ludmer y Osvaldo Lamborghini, según lo confirma la propia Ludmer en El género gauchesco. Un tratado sobre la patria (Perfil, Buenos Aires, 2000): “Escribimos juntos, ju- gando a cambiarnos mutuamente las palabras, una nota sobre Macedonio, sobre ‘Elena Bellamuerte’, sobre el objeto perdido. Como se trataba de una práctica secreta e inconfesable (que ninguno de los dos, creo había hecho nunca con otro del otro sexo), fue socializada de inmediato y apareció en Literal 2/3 sin nombre de autor. (...) Como el anónimo era antiprogresista sostenía que el sentido, y sus mascaradas, insisten en progresar, y sostenía también que la poesía borra la muerte, porque la muerte sólo puede ser matada por la palabra y lo que hace una palabra es transformar siempre otra palabra. Así se anudaron nuestros estilos y dominaron a la muerte, la de Elena y la de Macedonio”. 5. El estreno mundial de La ciudad ausente se realizó en el Teatro Colón de Buenos Aires el 24 de octubre de 1995, con régie de David Amitín, escenografía de Emilio Basaldúa y la dirección del compositor al frente de la Orquesta Estable. Los papeles principales fueron cantados por Graciela Oddone (Elena), Omar Carrión (Macedonio), Víctor Torres (Junior), Carlos Sampedro (Fuyita), Marcelo Lombardero (Russo), Osvaldo Peroni (Dr. Jung), Marta Corbacho (Mujer Pájaro) y Virginia Correa Dupuy (Lucía Joyce). Agradezco a Amalia Chavarri y Ernesto Larcade, de Melos-Ricordi, el acceso a la partitura y a la filmación de la función de estreno. 6. Piglia, Ricardo, La ciudad ausente, Sudamericana, Buenos Aires, 1992, p. 63. 7. Saer, Juan José, Trabajos, Seix Barral, Buenos Aires, 2005, p. 145. 8. Gandini, Gerardo, “Objetos encontrados”, en revista Lulú, N° 1, septiembre de 1991, p. 63. 9. Adorno, T. W., Escritos musicales I-III, trad.: Alfredo Brotons Muñoz y Antonio Gómez Schneekloth, Akal, Madrid, 2006, p. 454. 10. En La apariencia de la inmediatez. Los Diarios para piano (1960-95) de Gerardo Gandini, libro aún inédito, el musicólogo Pablo Fessel examina con perspicacia estas operaciones: “Componer resulta una forma de oír. Todo es susceptible de ser reescrito, es decir, apropiado, reelaborado, tergiversado: un tango, música dodecafó- nica, una microforma romántica; y la maestría del compositor se manifiesta en el hecho de que esas músicas, sin perder completamente su identidad, terminan por sonar a Gandini. Todas ellas por igual, con independencia de su disímil procedencia. Los Diarios pueden ser entendidos como un laboratorio de escritura, la exhibición del taller del maestro. Como un ensayo sobre la composición”. 11. En la revista Teatro, septiembre de 2006, publicada por el Complejo Teatral de Buenos Aires. 12. Vinelli, Elena, “La persistencia de una poética macedoniana en la ópera La ciudad ausente, de Gerardo Gandini”, en: Jitrik, Noé (editor), Historia crítica de la literatura argentina, Emecé, Buenos Aires, 2007, p. 160. 13. Libertella, Héctor (compilador), Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002, p. 82. 14. Escena IV, Acto Primero. Pág. 49 de la partitura manuscrita. 15. Corrado, Omar, “De museos, máquinas y esperas. La ciudad ausente (1994), de Gerardo Gandini”, dispo- nible en: www.casadelasamericas.com/publicaciones/boletinmusica/9/corrado.htm 16. Revista Teatro. 17. El procedimiento puede cerrase también sobre sí mismo. Así, la Primera sonata para piano de Gandini es, en parte, subsidiaria de La ciudad ausente. 18. Un examen pormenorizado de las referencias a Mozart en “La Mujer Pájaro” puede leerse en: Corrado, Omar, op. cit. 19. Se trata del primer verso del poema “An die Musik”: “Musik: Atem der Statuen. Vielleicht: / Stille der Bilder. Du Sprache wo Sprachen / enden.” (“Música: aliento de las estatuas. Tal vez: / silencio de las imágenes. Lengua donde terminan las lenguas”). En: Rilke, Rainer Maria, Werke II, 1, Insel Velag, Frankfurt am Main, 1980, p. 111. 20. Gandini ya había revisitado a Mozart en ...Rondando a la menor, para dos pianos (estrenada hacia 1991) que utiliza materiales, muy transformados, del Rondó en La menor K. 511. Por otro lado, tanto Eusebius –deri- vado de “Zart un singend” de las Davidbündlertänze– como la ópera Liederkreis exhiben la conexión espiritual del compositor con Robert Schumann y el romanticismo alemán. 21. El saludo al Pierrot Lunaire no es en modo alguno directo; por el contrario, es el resultado de otras media- ciones. Como explicó el propio Gandini, tiene lugar a través de una obra propia, Lunario sentimental, que se basa a su vez en el Pierrot. En el mismo movimiento, Gandini consigue citar a Schoenberg al citarse a sí mismo. Y, del otro lado, se cita a sí mismo con la intercesión de Schoenberg. 22. También A Midsummer Night’s Dream, de Benjamin Britten contiene una microópera; pero se trata en ese caso de una exigencia motivada por el “teatro en el teatro” que aparece en el original de Shakespeare. 23. Adorno, T. W., Alban Berg. El maestro de la transición ínfima, trad. Helena Cortés y Arturo Leyte, Alianza, Madrid, p. 132.

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La Revista de América: caleidoscopio urbano-modernista Por Margarita Martínez

Buenos Aires fue la cuna del modernismo latinoamericano. Una presencia que tuvo en la iniciativa del poeta nicaragüense Rubén Darío y del boliviano Ricardo Jaimes Freyre, una impronta decisiva. La tentativa de pensar la utopía urbana a partir de la in- dagación artística, encontró en la Revista de América –una publicación que apenas perduró tres números durante 1894– una experiencia desde la que producir una re- novación estética a la altura de la voluntad fundacional de sus animadores. Dar cuenta de las nuevas tendencias, no en el sentido con el que el periodismo cultural designaba el mercado de las novedades, era el impul- so vital de una generación con pretensiones cosmopolitas y universales. Margarita Martínez analiza, en el trabajo que aquí publicamos, las concepciones fun- damentales que obraban como horizonte de esta empresa editorial. Un conjunto de cró- nicas y artículos en manos de refinadas plu- mas que constituían una verdadera apuesta: un espacio cultural con pretensiones movi- lizadoras de una sensibilidad urbana ador- mecida, cuyos espíritus yacían indiferentes al ritmo de los intercambios mercantiles. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

“Para examinar á fondo su espíritu expulsa de las vidrieras de la ciudad complejo y modernísimo, letrada. Muchos de los escritores mo- sería necesario escribir más de un dernistas serán escritores de periódicos volumen”. o aspirarán a la prensa de gran tirada. Este solo dato basta para encontrar a los modernistas latinoamericanos inmer- El año 1888 se señala como el de la sos en las discusiones que atraviesan el doble aparición de Azul y del término campo político de la época; las asiduas “modernismo”, tomado del francés mo- colaboraciones de Rubén Darío en La dernisme y resemantizado en el mundo Nación lo señalan como concernido latinoamericano.1 Un mundo se pro- por los problemas de la profesionaliza- yecta, estéticamente, como un rosario ción del escritor, y por ende, vinculado colorido al tono de las ciudades: el con la esfera po- modernismo es un movimiento explí- lítica.3 Es insepa- Lo nuevo moderno había lle- citamente urbano. Si se considera la in- rable esta faceta, gado a América Latina: un fluencia del modernismo latinoamerica- biográfica si se conglomerado de fuerzas ma- no en el mundo de las letras hispánicas quiere, de una teriales había irrumpido y –el “primer movimiento continental propuesta estéti- trastocado las relaciones en la que surge a partir del contacto entre ca que, si en una urbe, había hecho estallar las escritores”, consolidado a partir de una primera lectura (a condiciones de sociabilidad “particular aptitud religadora” de sus partir de la misma previa y modificado el modo integrantes2–, y el diálogo entre la co- autoafirmación en que la antigua Buenos Aires rriente encabezada por Rubén Darío y del grupo moder- rezagada provocaba a sus ha- otras formas estéticas, particularmen- nista) se presenta bitantes. Desde sus glorietas y te francesas, nos situamos frente a la como autónoma paseos, desde sus tranvías, des- emergencia de un espíritu de época de la esfera ma- de la mirada en alto de los edifi- que toma ciertos ámbitos de la cultura terial (un “espí- cios públicos, la ciudad estaba occidental y que se opone al discurso ritu puro”, en el embarcada en un movimiento dominante encarnado en el positivismo sentido señala- de ultramar como deseo, pero decimonónico. La cultura será entonces do por Marshall también como consumación palimpsesto y ya no línea, y los moder- Berman)4, no es de lo antiexótico. nistas verán a la ciudad como “espacio en el fondo más de maravilla” tensado entre un centro que una reacción, una emergencia o una que se luce por el brochazo de la técni- contracara de ese mismo entorno alcan- ca y la modernización, y unos márgenes zado por la modernidad. Lo nuevo mo- demorados como sede de lo imposible derno había llegado a América Latina: moderno: el misterio invisible a la luz. un conglomerado de fuerzas materiales En los márgenes se podrán agolpar más había irrumpido y trastocado las rela- tarde otros personajes oscuros, como ciones en la urbe, había hecho estallar Erdosain y su corte de desvencijados. las condiciones de sociabilidad previa y Pero a fines del siglo XIX, en el centro modificado el modo en que la antigua de la ciudad, el escritor de lo moder- Buenos Aires rezagada provocaba a sus no lucha por insertarse en la espiral de habitantes. Desde sus glorietas y paseos, circulación de textos representado por desde sus tranvías, desde la mirada en la prensa, combatiendo la fuerza centrí- alto de los edificios públicos, la ciudad fuga que expulsa de la ciudad a quien estaba embarcada en un movimiento

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de ultramar como deseo, pero también Una revista literaria moderna es una como consumación de lo antiexótico. fotografía donde queda fijado el gesto Una de las publicaciones nacidas a pro- de búsqueda de lo nuevo sobre el de- fusión en Buenos Aires a fines del sigo corado de la ciudad en movimiento. O XIX fue considerada por Boyd G. Carter más bien los sucesivos números pue- como el “órgano del modernismo en la den ser leídos, contemplados, como lo Argentina”, y su programa estético, el plástico que emerge del cemento orna- del modernismo, en Argentina, hasta mentado y que sabe y quiere a la ciudad al menos 1900.5 Se trata de la Revista como utopía. Desde la década previa, de América, síntesis y tensión del mo- Buenos Aires cambiaba: la intendencia dernismo y la de Torcuato de Alvear había comenza- La mirada de estos nuevos es- modernidad que do la revolución de los espacios como critores se fija en un horizonte intentó resolverse una renovación estética afincada en lo que esfuma la idea americana en una propuesta francés que completaba la voluntad de con un ideal artístico univer- estética única. Sus sincretismo cultural dentro del cual sal, en oposición al fetichismo pocos números adquiere sentido el modernismo lite- de la mercancía y la icono- son una declara- rario. “Nuestros propósitos”, pequeño clasia; como camino estético ción sincrónica texto que inaugura el primer número juvenil, tiene como deber tan- interrumpida por –aquel que oficia, para Boyd Carter, to mezclar la innovación y la dificultades de de manifiesto modernista como base tradición como buscar el brillo financiación. Así de un programa de acción literaria, y de la lengua en un roce de pa- explica Rubén que provendría de la pluma de Darío– labras que explore la singulari- Darío la suspen- encuadra la estética de la publicación dad de lo nuevo combinado. sión del proyecto: reivindicando el culto del Arte puro “...por la escasez y buscando la perfección del ideal. de nuestros fondos, la falta de suscrip- La mirada de estos nuevos escritores ciones, y sobre todo, porque a los pocos se fija en un horizonte que esfuma la números, un administrador italiano, de idea americana con un ideal artístico cuerpo bajito, de redonda cabeza calva y universal, en oposición al fetichismo maneras untuosas, se escapó llevándose de la mercancía y la iconoclasia; como los pocos dineros que habíamos podido camino estético juvenil, tiene como recoger”.6 Únicamente tres fueron los deber tanto mezclar la innovación y números de la Revista de América, fun- la tradición como buscar el brillo de dada en el año 1894, en Buenos Aires, la lengua en un roce de palabras que por el nicaragüense Rubén Darío y el explore la singularidad de lo nuevo boliviano Ricardo Jaimes Freyre. Lle- combinado. Para los jóvenes moder- van las fechas de 19/8/1894, 5/9/1894 nistas, ni el denuesto de movimientos y 1/10/1894, respectivamente.7 literarios previos ni la provocación de firmas reconocidas eran estrategias concebibles para posicionarse en el La torre de concreto campo emergente literario; la discusión vana no daba prueba de valor alguno. “Sobre el Occidente, cubierto con sus Sencillamente los modernistas locali- ruinas humeantes, puede levantarse zaban su movimiento en Buenos Aires nuestra poesía, como un vasto viento como ciudad “más grande y práctica” que sopla de los desiertos”. de América Latina8 bajo un principio

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de fusión latinoamericana. “Nuestros dernistas. Enrique Gómez Carrillo y propósitos” evidencia una primera Rubén Darío lo señalan repetidamen- tensión modernismo-modernidad: el te.11 Pero lo nuevo parece ser explora- modernismo se plantea en oposición a ción, en el terreno de los significantes, las invasoras tendencias utilitaristas o y síntesis, en el de los significados a demanda del mercado de bienes cul- (como la quintaesencia refinadísima turales. Pero esa ciudad que es mate- de la poesía de Saint Pol-Roux o de ria prima de la Revista de América sólo Ernest Reynaud, que tantos halagos puede ser su sede e inspiración por su merece a Enrique Gómez Carrillo12) y pujanza material: así será como se sirve el lenguaje, más que mero ornamento, a la “aristocracia intelectual de las re- aquello que puede insuflar vida a mu- públicas de lengua española”.9 sas alicaídas. Y es también clara, en la Ceñir la exploración de esta tensión inclinación hacia lo nuevo, la ligazón a “Nuestros propósitos” sería restrin- entre éste y la Belleza, como se señala girla a su manifestación más obvia. en el abordaje de la poesía de Maurice Más adelante en la revista, “La poesía Du Plessys (“ama sobre todas las cosas legendaria” de Ricardo Jaimes Freyre el sentimiento arcaico de la poesía (...) se centra en la figura de Carlomagno antes de ser el corifeo de lo viejo (...) (Karl el Grande) y se dispara hacia la fue el paladín entusiasta de lo nuevo, Edad Media. ¿Un tópico de la evasión de lo raro, de lo exótico y de lo incon- a tiempos pasados? No únicamente: cebible”),13 así como el nexo entre be- Jaimes Freyre recurre a Carlomagno lleza y rareza en el que, como en Los porque éste se alineaba, en el siglo raros, lo extraño bordea la locura. El XII, con aquellos moderni que querían elogio máximo del lenguaje de un poe- cambiar el signo de los tiempos; en ese ta como portador de lo nuevo lo hace marco se evoca la glorificación de los Darío, en su trabajo sobre Gabriel trouvères y la convocatoria al bardo.10 D’Annunzio; será en sus volutas don- La poesía legendaria a la que remite de, a través de las diferentes poesías, se Jaimes Freyre no es otra que la leyenda cobijen las sombras de un pasado de de los siglos; los tópicos rescatados de misterio, pero también el lugar desde la Edad Media son los que aluden al donde estalle el fulgor de un término mundo de la maravilla y de las pasio- nuevo, de una feliz combinatoria que nes, ese mundo que parecía disipado en la rima haga renacer una música por los fanales de la razón: la creencia, acorde a las nuevas épocas. la “aventura pavorosa”, las guerras de Esta búsqueda de lo nuevo, esta cuasi honor, las justas, y todo lo que cimen- fetichización de lo nuevo (que es uno taba los códigos de honor premoder- de los rasgos más fuertes de la propues- nos. Voluntad de la modernidad es ta modernista planteada por fuera de fundar un nuevo tiempo; voluntad de “Nuestros propósitos”) permite esbo- los integrantes de la Revista de América zar una primera afirmación: el moder- es explicitar, entre los valores de un arte nismo en la Revista de América, y su fundador, lo nuevo por sí mismo (no materialización en los textos del gru- la novedad, asociable a lo que busca la po editor, pretende hacer del produc- prensa, y por lo tanto opuesto al Ideal to literario, en cierta forma, un bien trascendente), transformado en una de suntuario. No es entonces extraña la las alcazabas a conquistar por los mo- aparición de diversos significantes que

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oponen riqueza y pobreza en lo que des y tendencias en los gustos, en un atañe a la representación literaria (la tiempo en que las modas ligeras y fú- riqueza de la poesía de Adolphe Retté tiles varían vertiginosamente al com- no está al alcance de los “pobres de pás de las escuelas omnipotentes– se espíritu”, “a los pobres de la historia celebra un arte que se oponga a las los retrata en líneas rítmicas y les pone escuelas, puesto que niegan el Ideal en trajes de oro y de seda para que pue- aras de múltiples ideales. Es supremo dan entrar en la Torre Ebúrnea del el valor de la universalidad (“tanto arte sin perder por el fondo como por la forma”)16 el alma humilde porque se opone a lo local (“y el lo- En relación con “lo nuevo”, este y sin manchar calismo es odioso en sus relaciones de movimiento tiende a inscribir la los tapices idea- tiempo, de lugar y de idea”).17 La afir- propia literatura en el mercado les”).14 Si los tex- mación de la universalidad del Arte de bienes (simbólico y material), tos se convierten oculta su inscripción en un presente y en un segundo movimiento la en objetos sun- que se deja ver como el comienzo de sustrae, volviendo patente una tuarios engalana- un gran mercado de bienes culturales. vez más la tensión con aque- dos con su inuti- Contrariamente a lo que podría pa- lla modernidad que se necesita lidad funcional recer en una primera instancia, más como condición fundante, pero –atributo por la que indicio de una voluntad cosmo- que a la vez se rechaza. Esta negación– pero polita, la universalidad inscribe el arte sustracción es producto de la revestidos de su en los dominios de la trascendencia: negación de fijar el producto propio efecto el rechazo a lo local desplaza a su vez literario con las coordenadas es- estético –lo nue- al exotismo a la comarca de la mirada paciales y temporales legitima- vo, atributo por ajena. Lejos está la Revista de América das por la modernidad. la afirmación de de vender una ciudad latinoamericana todo bien que falible y deslucida a un mercado eu- se precie como tal en el mercado del ropeo que consume la fantasía de la siglo XIX–, es porque entra en funcio- miseria como apaciguador quiméri- namiento una economía incluso pul- co de conciencias; en este sentido, la sional y, en cierta medida, sensual.15 propuesta modernista es orgullosa de Ahora bien, y en relación con “lo nue- la cultura y crítica tanto de su venta vo”, este movimiento tiende a inscri- como de lo que la cultura vende. bir la propia literatura en el mercado ¿Cómo se organiza el contenido de la de bienes (simbólico y material), y en revista en función de semejante pro- un segundo movimiento la sustrae, puesta estética? A partir de pocas co- volviendo patente una vez más la ten- lumnas fijas (“Los poetas jóvenes de sión con aquella modernidad que se Francia”, “Los Teatros”), y una serie necesita como condición fundante, de textos de diversa índole: comenta- pero que a la vez se rechaza. Esta sus- rios literarios, poesías, cuentos, críti- tracción es producto de la negación de ca de espectáculos, opiniones sobre el fijar el producto literario con las co- arte y un grupo de textos que podrían ordenadas espaciales y temporales le- llevar el nombre de crónicas urbanas. gitimadas por la modernidad. ¿Cómo Aquellos textos seleccionados para su se evidencia dicha negación? Frente al publicación que toman a la poesía o a París evocado en la Revista de América los artistas como objeto –comentarios –un mundo de cambiantes frivolida- literarios y crítica de espectáculos–,

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incluyen siempre una inscripción en lo mientos fonéticos que convertirán al moderno, o bien sobre las “ruinas hu- verso otra vez en son. Porque hay que meantes”, o bien contra la “vulgaridad halagar, para atraerlos, a los sentidos de y la miseria”.18 Ninguna de las poesías los habitantes de la ciudad: el “corazón que jalonan los tres números, autoría del vulgo” tiene cinco (sic) cuerdas, se en su mayor parte de los integrantes dice en la revista: vista, oído, olfato, pa- de la revista, trabaja específicamente ladar, tacto, conocimiento.22 sobre el espacio urbano moderno; y no hay nada semejante a las primeras líneas de La bolsa como pintura de la Mordiendo el polvo de la urbe ciudad. La “diosa pagana”, Eurídice y Orfeo, las sátiras y Dianas, el “Lutecia está histérica” Nazareno, Abel, Cristo, Saturno, pin- tan un paisaje premoderno y se com- El despertar de los sentidos no es pletan con remisiones a las mitologías poco en el contexto de la vida urbana eslavas, germanas, griegas. Se trata, en de fines del siglo XIX. Como señala términos de Hans Hinterhauser, de Georg Simmel, el urbanita, frente a otro intento por demostrar que, en la la multiplicidad de estímulos nervio- época moderna, “es aún posible hacer sos que la ciudad le presenta, cierra renacer la mitología con la fuerza de lo sus mecanismos perceptivos en una auténtico”.19 El discurso sobre el arte, actitud de indolencia, que no es más en la Revista de América, presenta con que una “indiferencia ante la diferen- ojo crítico un espacio moderno que, cia” homologable a la que se pone en en lo espiritual, está “estampillado por práctica en los intercambios comer- el periodismo y la crítica oficial”.20 ciales que eclosionan en la ciudad. Para los modernistas, es el primado Y si el grupo del juicio efímero sobre lo eterno. Se de la Revista de El despertar de los sentidos desdeña, como el juicio rápido del América preten- no es poco en el contexto de mercado, más temido todavía que el día quebrar esa la vida urbana de fines del si- juicio fugaz de la prensa. indiferencia, no glo XIX. Como señala Georg Producto de la modernidad y produ- era enjuiciando Simmel, el urbanita, frente a cida para la modernidad, la Revista de o mancillando la multiplicidad de estímulos América no representa el colapso de la ciertos aspectos nerviosos que la ciudad le pre- esfera estética sobre sí misma, aun si de la vida social senta, cierra sus mecanismos ciertos rasgos que tienen que ver con el como estrategia perceptivos en una actitud de lenguaje parecerían avalar esta voluntad de destrucción de indolencia, que no es más que de autonomización de la esfera estética. una realidad que una “indiferencia ante la dife- Como bien de lujo, la literatura ofre- no se desea. Más rencia” homologable a la que cida en la revista está impregnada de bien la estrategia se pone en práctica en los in- cierto hedonismo que halaga los senti- se inscribe en un tercambios comerciales que dos. Si hay un fin que obsesiona a las doble movimien- eclosionan en la ciudad. palabras modernistas es el deleite de to: la evasión de los sentidos: de la vista (para Darío, la un segmento de la vida urbana, como poesía de D’Annunzio es “pintura llena operación más visible y aparente, y la de angustioso fuego”)21 pero por sobre inmediata inscripción de la produc- todo, del oído, a través de los desliza- ción en un espacio literario nuevo y

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moderno. Los supuestos del capital Miguel Pardo pone el énfasis en la lumi- se encuentran aceptados tácitamente; nosidad, los focos eléctricos, la alegría de sus consecuencias, criticadas abierta- los teatros, la velocidad.25 Los supuestos mente desde el plano espiritual, y res- del capital que se aceptan son todos los catadas en lo estético. que permiten que los “desocupados” Lo aceptado emerge entonces en las pasen sus tardes bebiendo café en las “crónicas urbanas” de la Revista de terrazas parisinas “sin nada que hacer”, América. Cada número las incluye; en puesto que esta languidez es parte de la el primero, la sección fija “Los Tea- belleza. Y si existe una realidad material tros” a cargo de Brocha Gorda (Julio que se oponga a la perfección del ideal, Lucas Jaimes, no será la miseria de la vida moderna, La Revista de América no po- padre de Ricardo sino la distancia entre ideas y realizacio- día más que alimentar el mito Jaimes Freyre), nes. Por eso “la vida [real] de los litera- de una Argentina pródiga; esa y, con cierta li- tos es un verdadero atentado contra el misma prodigalidad permite bertad, el cuento Ideal”.26 Iris Zavala cita unas palabras a Buenos Aires ser concebida “El Anarquista”, de Darío del mismo año de fundación como centro de un arte nue- de Julián Martel; de la Revista de América, 1894, relati- vo, doblando en la esfera es- en el segundo y vas al progreso: “El progreso moderno piritual lo que da la material. tercer número, el es enemigo del ensueño y del misterio, La ciudad se convierte en pro- adelanto del libro en cuanto a que se ha circunscripto a la ducto estético. del venezolano idea de utilidad”.27 Miguel Pardo ¿Pero por qué entonces exaltar las lu- (“Al trote. París”), “Buenos Aires pin- ces que disipan los misterios? ¿O por toresco. La Boca” (segundo número) y qué hacer de trazo romántico la silueta “Buenos Aires pintoresco. Riachuelo, del exponente del “más palpitante de arroyo Maciel, Isla del Recreo” (tercer los problemas contemporáneos” (el número). De París y Buenos Aires, las anarquismo, no la falta de trabajo)?28 dos ciudades presentadas a lo largo de El anarquista dinamitero del cuento los tres números de la revista, emerge de Julián Martel estaba desocupado una pastoral acabada. El mundo mo- desde hacía sólo 24 horas; un des- derno se encuentra acosado por “los ocupado poco creíble que dedica su tanteos peligrosos de la tiranía cientí- jornada a deambular por la Recoleta, fica”23 y París, retomando las asocia- dominios del señor de Lavalette, con ciones contemporáneas entre ciudad y sus palacios, “envueltos en una gasa de organismo vivo, es una mujer aquejada plata”29 y sus damas tertuliando en jar- por enfermedades nerviosas. Sin em- dines y corredores. Lo relacionado con bargo, su supremo valor es mantener la miseria, la máquina industrial, el a la vez el sabor agridulce de la deca- mismo dinero, tan presentes en la vida dencia y los desguaces de la sensuali- cotidiana, están ausentes en las cró- dad. Lutecia, entonces, está enferma nicas urbanas de la publicación, pero de los nervios, pero no todavía loca, “y también en sus ficciones. LaRevista de lee libros en donde las cosas antiguas América no podía más que alimentar están dichas de modo nuevo, y prepara el mito de una Argentina pródiga; esa las carnes con salsas de voluptuosidad misma prodigalidad permite a Buenos dignas del divino cocinero que escri- Aires ser concebida como centro de un bió la Fisiología del Boudoir”.24 arte nuevo, doblando en la esfera espi-

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ritual lo que da la material. La ciudad laga la vista, basada, en este caso, en se convierte en producto estético; en el crecimiento de las capas medias re- el segundo y tercer número se da paso tratadas en el ocio. El capital también al Buenos Aires pintoresco (ofrecido engendra belleza. a ojos cosmopolitas, entonces, espec- La contracara de ese producto estéti- táculo también): La Boca, y luego el co alambicado que ofrece la revista es Riachuelo, el Arroyo Maciel y la Isla del la imposibilidad explicitada, para este Recreo. Si seguimos la Autobiografía de último sector que puebla el escenario Darío, los escritores no habrían hecho urbano, de entender el arte ofrecido. más que describir, “transferir” a los Dicha imposibi- lectores sus impresiones de los lugares lidad emerge a La ciudad estampada en los de Buenos Aires que más les gustaban: través del tópi- textos tampoco es la misma: “Con Brocha Gorda, pseudónimo de co tan trabajado entre la posibilidad de vender Jaimes padre, solíamos hacer amenas en el siglo XIX un localismo no ya odioso sino excursiones teatrales [la crónica urba- de la crítica al fetiche, tanto como cualquier na “Los Teatros”, de Brocha Gorda, vulgo, de apa- ideología fetiche que se afin- en el segundo número], o bien por la rición reiterada que en lo local, y de participar isla Maciel [en el tercer número de la en la revista.32 en la exploración de nuevos revista], pintoresca y alegre, o por las Los modernistas espacios urbanos avenidos a fondas y comedores italianos de La requieren del so- la convivencia con el flujo de Boca, en donde saboreábamos pesca- porte del discur- circulación internacional en dos fritos, y pastas al jugo, regados con so de masas para bienes culturales, la elección tintos chiantis y oscuros barolos”.30 su expresión, no debería ser excluyente, y Y aunque ya no se trate de las zonas pero no dejan de sin embargo tiende a serlo. La elegantes de la Recoleta, como en el señalar cuánto y ciudad marginal del hoy o la cuento de Martel, emerge otra vez la cómo la moder- mítica Buenos Aires del pasa- pastoral en donde las obreras de los nidad y su faceta do absorben toda posibilidad talleres, enmuselinadas, se codean con masiva impacta de apología estética de los muchachos endomingados “(...) toda en el gusto y en nuevos espacios de consumo. la clase, en fin, en hombres y mujeres, la vida espiri- que ocupa en el edificio social el entre- tual. Esta emergencia de la tensión suelo, teniendo arriba a la aristocracia, modernismo-modernidad se resuelve y algo más cerca, los sótanos en donde mediante un subterfugio; los moder- arraiga y vegeta la capa gruesa del pue- nistas de la Revista de América colocan blo soberano”.31 en otro lugar la causa de la corrosión Todo parecería si no lujo, al menos del gusto: la cultura estadounidense, calma y voluptuosidad para estas clases que se convierte en agente externo. medias bajas Olvidada la “practicidad” Asumiendo, momentáneamente, la y la importancia geográfica y demográ- posición de “orilla cultural” respecto fica de Buenos Aires (ciudad grande), de los movimientos del capital, admi- ésta se ofrece congelada en una serie de ten que sopla en el Río de la Plata el postales inmóviles al retrato de Brocha “viento de la mediocridad”33 frente Gorda como ante ojos extranjeros al cual, todavía, se puede oponer el (los de Brocha Gorda, Darío, Jaimes escudo estético de la palabra. Así la Freyre). El capital inyectado permite realidad se hace presente de manera la germinación de la pastoral que ha- explícita y buscada en la revista. Se

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acepta que los vientos de tempestad a los escritores hacedores de la Revista que azotan Europa llegarán, como de América. Podemos señalar que llegan los restos de un naufragio a quieren ser productos de la decaden- las orillas más calmas, consumando cia y al mismo tiempo paladines de la dependencia de ese centro rector lo nuevo, que apuntan claramente a o la ubicuidad de ciertos fenómenos una renovación de la esfera espiritual; de la vida moderna. Se asume que que quizás, en ellos, el desgarramien- la “corrosión del gusto” puede ser to se plantee como una de las prime- también otra máscara de lo nuevo. ras emergencias, en Latinoamérica, Muchos de estos escritores se veían de la paradoja que conducirá en el afectados por problemas ligados a la siglo XX a la “desesperación cultu- profesionalización; indudablemente, ral”. A partir de este proyecto trunco son partícipes de los reacomodamien- y de relativa independencia, ¿se pue- tos que produce la ampliación del de decir que hay, partiendo de la es- mercado de trabajo y, en este sentido, critura, un acto de destrucción de lo están sometidos a la ley de oferta y dado? No; más bien puede hablarse demanda. Entre los escritores que lle- de la voluntad de fundar un tiempo van adelante el proyecto de la Revista nuevo del arte como idea típicamente de América, Rubén Darío es el único moderna, amparada en una materia- que critica la modernidad desde algu- lidad también claramente moderna. nos de sus supuestos fuertes a partir Cualquiera de las revistas surgidas a de su palabra poética: la modernidad fines del siglo XIX puede verse como vierte la sangre (“Sangre que la ley un pequeño centro de experimenta- vierte...”);34 engendra el manicomio y ción sobre la palabra, o como la arena el hospital);35 resuelve sus conflictos de combate de nuevas jergas, la de la en un chisporroteo de metrallas.36 El bolsa, la del mundo industrial, la de resto, levitar estético y de ensueño. los nuevos mercados de trabajo, sig- nos de una expansión materialista, empresaria, financiera y mercantil. Lo mismo, lo otro Por eso esta apariencia de divorcio entre posturas modernistas y moder- “Tal es la vida que vivimos, lo mismo nas, pero “anticapitalistas”, está en en Buenos Aires que en Pekín”. el fondo profundamente imbricada, como lo muestran los ecos presentes a La dependencia entre el modernismo lo largo de la Revista de América, ecos (en sentido amplio) y la modernidad del pasado, del presente, internos, ex- en el plano de la estética fue el rasgo ternos: mundo de resonancias.37 Las de muchas de las vanguardias de fines minorías que editan estas publica- del siglo XIX y principios del XX. En ciones asumen el desconcierto por la los movimientos fin de siècle se plan- propia participación en el mercado, teó quizás en términos más agudos, y el desasosiego de un mundo cultural en algunos casos en el sentido de un y político que se desea renovar y con desgarramiento que, de no traducirse el cual no se sabe si avenirse o no. A a obra, se refractaba en la vida de los diferencia de otras minorías que se mismos artistas. No hemos entrado sienten atravesadas por la misma an- en esta dimensión en lo que respecta gustia a fines del siglo XX, no afincan

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lo distintivo en la construcción de biografía de sus integrantes. La ciu- sus integrantes como personajes lite- dad estampada en los textos tampo- rarios que oscilan entre la asunción co es la misma: entre la posibilidad y la no asunción de sus identidades de vender un localismo no ya odioso construidas en medios públicos sobre sino fetiche, tanto como cualquier la exhibición de lo privado. ideología fetiche que se afinque en lo El hacer literario marginal, indepen- local, y de participar en la exploración diente, sigue modelando una cultura de nuevos espacios urbanos aveni- urbana, aunque sea bajo la luz per- dos a la convivencia con el flujo de petua de la pantalla plana; sus rela- circulación internacional en bienes ciones con el mercado –con el que culturales, la elección no debería ser sostiene hoy una relación igual de excluyente, y sin ambigua– cuenta sin embargo con embargo tiende un atributo adicional: los grupos que a serlo. La ciu- discuten asumen que la disidencia es dad marginal del un valor per se no sólo como instancia hoy o la mítica coligadora sino también como modo Buenos Aires del constructivo. Igual de tensa es la rela- pasado absorben ción con los medios de comunicación toda posibili- masivos: aceptados como soportes (la dad de apología pantalla), como espacios de potencia- estética de los ción y fundación (algunos suplemen- nuevos espacios tos culturales), como salida laboral de consumo. La del “intelectual letrado”, como espa- opacidad del ca- cio de experimentación, como antíte- pital no permite, sis de la academia bajo la oposición culpa mediante, autodidacta/funcionario de la cultu- un atisbo estéti- ra, son el lugar donde el mismo perio- co de una belleza dismo es vapuleado discursivamente, quizás existente. al igual que las disciplinas formativas Difícil es pon- en dicho sentido. Baste ver cómo se derar cómo y disputan enormes magmas temáticos cuánto los fines otros tantos campos culturales (como de siglo se parecen, o hasta dónde Rubén Darió las letras, la comunicación, la socio- una ciudad real hará contrapunto a logía, las ciencias políticas), tironeos una ciudad imaginaria. La Revista de que –más que consolidación de cual- América vio la luz en Buenos Aires quiera de ellos– evidencian el umbral hace 114 años. Podemos permanecer de un cambio en donde los límites se en la añoranza de proyectos que, aun- vuelven lábiles. En este sentido, las que se creían signados por el mercado, vanguardias modernistas del siglo XIX se animaban a enfrentar sus embates no disputaban a ningún otro grupo la con una fuerza a prueba de optimismo seriedad, la idoneidad, la calificación y no de elusiones. O meditar acerca de para la tarea de la escritura o el pen- una cita de Huysmans: “Los finales de samiento; disputaban opciones éticas siglo se asemejan. Todos ellos son tur- y estéticas cuyas derivas se resolvían bios y vacilantes. Cuando el materia- en la lengua, o la escritura, y no en la lismo hace estragos, surge la magia”.38

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NOTAS

1. Iris Zavala, “Introducción a Rubén Darío”, en El modernismo (textos de Rubén Darío), Alianza Editorial, Madrid, 1989, p. 10. 2. Susana Zanetti, Modernidad y religación: una perspectiva continental (1880-1916), en Pizarro, L. (comp.), Literatura, palavra e cultura, San Pablo, 1994, p. 492. 3. Rubén Darío señala en su autobiografía las dificultades para editar en formato libro (Autobiografía, El Quijote, Buenos Aires, 1947); Angel Rama, por su parte, se detiene en la imbricación entre la producción modernista y los contextos políticos locales, especialmente en La ciudad letrada. 4. “Nuestra visión de la vida moderna tiende a dividirse entre el plano material y el espiritual: algunos se dedican al ‘modernismo’ –innecesario aclarar que no se refiere Berman al modernismo literario encabezado por Rubén Darío–, que ven como una especie de espíritu puro que evoluciona de acuerdo con sus imperativos artísticos e intelectuales autónomos; otros operan dentro de la órbita de la modernización, un complejo de estructuras y procesos materiales –políticos, económicos y sociales– que, supuestamente, una vez que se han puesto en marcha se mueren por su propio impulso, con poca o nula aportación de mentes o almas humanas”. Para Berman, ambos aspectos son indisociables: “Este dualismo, que impregna la cultura contemporánea, nos aparta de uno de los hechos que impregnan la vida moderna: la mezcla de sus fuerzas materiales y espirituales, la íntima unidad del ser moderno y del entorno moderno”. Marshall Berman, Todo lo sólido se disuelve en el aire. La experiencia de la modernidad, Siglo XXI, Buenos Aires, 1989, p. 129. 5. Boyd G. Carter, “Rubén Darío y la Revista de América”, edición facsimilar de la Comisión Nacional para la celebración del centenario de nacimiento de Rubén Darío, s/datos de edición, p. 40. Boyd Carter señala la aparición de otras publicaciones de espíritu modernista ese mismo año: “(...) conviene recordar que durante ese mismo año vieron la luz, en mayo, la Revista Azul de Gutiérrez Nájera y de Díaz Dufoo, en junio El Iris de Clemente Palma, hijo de don Ricardo, en julio la Revista Blanca de la señorita Luz Gay (La Habana), en noviembre El Mundo de México. Todas estas revistas (y otras) exceptuando la Revista Blanca, son importantes vehículos del modernismo o de la resonancia que empezaba a tener el movimiento en el mundo hispánico”. Boyd Carter, op. cit., p. 28. 6. Rubén Darío, Autobiografía, El Quijote, Buenos Aires, 1947, p. 121. Boyd Carter, en el texto mencionado, cita este mismo fragmento. 7. Boyd Carter, en su presentación, la describe minuciosamente, pero no proporciona datos acerca de su tirada. La importancia de las empresas que anuncian en el primer número podría, quizá, remitir o bien a una tirada considerable para las revistas literarias de la época –bastante improbable, atendiendo a lo señalado por Darío en la Autobiografía–, o bien a un público consumidor selecto (los anunciantes son el Banco Español del Río de La Plata, Quilmes, Ginebra Imperial, y la casa de remates Suares y Cía., ubicada en la elegante calle Florida). El hecho de que la publicidad no se repita parece avalar más bien la segunda hipótesis. 8. “Nuestros propósitos”, Revista de América, N° 1, p. 1. 9. Ibidem. 10. Los intelectuales del siglo XII son moderni, y se sienten así. La enseñanza que se daba en Chartres a principios del siglo XII (Bernardo) consistía en retomar a los antiguos y colorearlos, sintetizarlos: trozos de la Antigüedad mal digeridos y mal adaptados, pero a pesar de todo, una actitud nueva. Estos profesores, que son clérigos, prefieren Virgilio al Eclesiastés, Aristóteles a San Agustín, porque para ellos toda obra antigua es antes que nada científica. El intelectual del siglo XII es un profesional, con sus materiales (los antiguos) y con su técnica, la prin- cipal de las cuales es la imitación de los antiguos, pero utilizados para ir más lejos. Esta frase de Bernardo revela cierto sentido del progreso de la cultura, y en última instancia del progreso en la historia. Los intelectuales del siglo XII vuelven a poner en marcha la máquina de la historia y definen antes que nada su misión en el tiempo: veritas, filia temporis, dice Bernardo. Cf. J. L. Romero, La Edad Media, FCE, México, 1985. 11. Enrique Gómez Carrillo, en “Los poetas jóvenes de Francia”, refiriéndose a París (N° 1, p. 4), a Maurice Du Plessys (N° 1, p. 9), a Henri de Regnier (N° 2, p. 24), a Charles Morice (N° 3, p. 42), y Rubén Darío, en “Gabriel D’Annunzio” I.- El Poeta” (N° 2, p. 31). 12. Saint-Pol Roux de las Divagaciones de Stéphane Mallarmé; Ernest Reynaud, del naturalismo de las faunalias griegas y la artificiosidad de las fiestas de Luis XV, en la columna “Los poetas jóvenes de Francia”, N° 2, p. 24, y N° 3, p. 44 respectivamente. 13. Revista de América, N° 1, p. 9. 14. Enrique Gómez Carrillo, “Los poetas jóvenes de Francia”, Revista de América, N° 2, p. 22. 15. Se trata del primado de Venus, tan presente en la revista. Frente a Grecia, como sede de una episteme occidental que ya no es vital, París es mencionada como sede de un arte iniciático, al mismo tiempo que se la señala como ciudad en decadencia (“Los poetas jóvenes de Francia”). En ella sobrevive Venus, la que, como en “Divagaciones” de Darío inclina la balanza al goce sensual. 16. Revista de América, N° 3, p. 43.

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17. Revista de América, N° 3, p. 42. 18. Enrique Gómez Carrillo, refiriéndose a Henry de Regnier en “Los poetas jóvenes de Francia”: “Lo único que le repugna es la vulgaridad, la tontería y la miseria; pero esas tres cosas están tan lejos de él, que ni siquiera han logrado una sola vez llegar hasta sus obras”. Revista de América, N° 2, p. 25. 19. Hans Hinterhauser, Fin de siglo. Figuras y mitos, Taurus, Madrid, 1980, p. 12. Hinterhauser toma esta cita, a su vez, de Beda Alleman, “Rilke und der Mythos”, en Rilke heute, II, Frakfurt, 1976. 20. Así entiende Darío que se conceptualiza a los decadentes, “Gabriel D’Annuzio. I.- El Poeta”, Revista de América, N° 2, p. 31. 21. Rubén Darío, “Un esteta italiano”, Revista de América, N° 1, p. 10. 22. Enrique Gómez Carrillo, “Los poetas jóvenes de Francia”, Revista de América, N° 2, p. 24. 23. Rubén Darío, “Gabriel D’Annunzio. I.- El Poeta”, Revista de América, N° 2, p. 32. 24. Enrique Gómez Carrillo, “Los poetas jóvenes de Francia”, Revista de América, N° 1, p. 4. 25. Miguel Pardo, “Al trote. París”, Revista de América, N° 2, p. 53. 26. Miguel Pardo, “Curiosidades literarias”, Revista de América, N° 3, p. 34. 27. Iris Zavala, op. cit., p. 13. 28. Así presenta Jaimes Freyre el cuento: “El asunto, que gira en torno al más palpitante de los problemas contemporáneos, y la reputación del autor, bastarían para asegurar a ‘El Anarquista’ el más duradero de los éxitos”. Revista de América, N° 1, p. 11. 29. Julián Martel, “El Anarquista”, Revista de América, N° 1, p. 11. 30. Rubén Darío, Rubén, op. cit., p. 120. 31. Brocha Gorda, “Buenos Aires pintoresco. El Riachuelo. Arroyo Maciel. Isla del Recreo”, Revista de América, N° 3, p. 48. 32. Presente ya en Baudelaire. En la Revista de América: Brocha Gorda, “Los Teatros”, N° 2, p. 19; Enrique Gómez Carrillo, “Los poetas jóvenes de Francia”, N° 2, p. 24, y N° 3, p. 43. Esta última es la más explícita: se habla del “vulgo estúpido”. 33. Rubén Darío, Revista de América, N° 3, p. 58. 34. Poema “Canto de la sangre”, Revista de América, N° 2, p. 21. 35. Ibidem. El manicomio aparece también mencionado por Darío en el N° 3, p. 58. 36. Ibidem. 37. La poesía legendaria que trata Jaimes Freyre es respondida por la traducción de Leopoldo Díaz de un poema de Víctor Hugo; el estudio de Darío sobre Gabriel D’Annunzio encuentra su contrapunto en el libro de D’Annunzio que buscan en La Boca los dos escritores retratados por Brocha Gorda; la remisión a la Edad Media en la postulación de un nuevo arte (Ricardo Jaimes Freyre) se continúa en el nombrar París como Lutecia; la cuestión social que convoca opiniones en el primer número va de la mano con la presentación del anarquista dinamitero que se cruza en la vida del Sr. de Lavalette (la cuestión social era definida por la mayoría como de índole moral); el Oriente de extrañas iniciaciones evocado por Darío como fuente de inspiración se hace letra en los tópicos del exotismo presente en “Mosaicos Bizantinos” de Ricardo Jaimes Freyre; las castalias bárbaras en la que se nutría la poesía de Adolphe Retté según Enrique Gómez Carrillo se responde con el poe- ma “Castalia bárbara” de Ricardo Jaimes Freyre. Y así sucesivamente. 38. Hans Hinterhauser, op. cit., p. 175.

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Buenos Aires como mito peronista Por H.G.

La historia de la ciudad nos ofrenda un mapa de tensiones que se despliegan en sus distintas épocas. Como si el sueño de una Buenos Aires construida alrededor del ideal cosmopolita, fuese socavado incesantemen- te por fuerzas esquivas a la pretensión de una inteligibilidad progresiva. Un espacio en el que se celebran guerras secretas libra- das por las muchedumbres subalternas, y cuyas imágenes van forjando la fuerza de los mitos urbanos. H.G. reflexiona en esta nota, y en diálogo con el artículo subsiguiente de Roberto Baschetti, sobre la constitución del mito urbano pero- nista. Desde sus albores, retratados en los fan- gosos pantanos que brotan de las periferias, se van amasando las distintas capas sobre las que se fundan las potencias míticas; su fuego sagrado. El mito precisa textos, escritos que estimulan la imaginación y amalgaman lo profuso. Scarabrini Ortiz, Jauretche y Cooke, son las señas de una ciudad peronista, cuya fundación aluvional y fantasmagórica, se sabe parte de una larga resistencia. Su arquitectu- ra, sus alegorías, sus luchas y sus esquinas son las marcas de una fe común comunitaria, una batalla que se funda en una perseverante bús- queda de utopías redentoras. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

Quizás el peronismo, sin nunca decir- ciones y acerías del Riachuelo, de las lo claramente, hereda la idea de una hilanderías de Barracas. Brotaban de ciudad hostil –una Buenos Aires hos- los pantanos de Gerli y Avellaneda o til– a la que hay que llegar desde otra descendían de las Lomas de Zamora. parte para ensayar la gran pedagogía: Hermanados en el mismo grito y en recuperarla o restarle denodadamente la misma fe iban el peón de campo de su ajenidad. No sería desacertado ima- Cañuelas y el tornero de precisión, el ginar que toda gran urbe, considera- fundidor mecánico de automóviles, la da para la política real del país que la hilandera y el peón”. contiene, sea el resultado de sucesivos La expresión “entraña de la ciudad” oleajes de conquistadores, reales o ima- habla de que las acciones venían no ginarios. Ellos, luego de provenir de un exactamente de afuera sino de un plano ambiente exógeno, forjarían el sueño interno, sofocado, además de que las de la pertenencia inmemorial. Se cree- usinas de Puerto Nuevo o los talleres rían eternos y surgidos del manantial de Chacarita y Villa Crespo las sitúan primero; supondrían esa fundación en barriadas populares y significativas mítica “en las manzanas de su barrio”. de dentro de la Todos los elementos de resistencia a ciudad. Todo el Quizás el peronismo, sin nun- los invasores provendrían así de los escrito es de her- ca decirlo claramente, hereda que antes habían invadido. Pero, sim- manación y pos- la idea de una ciudad hostil plemente, se habían declarado los fun- tula una suerte de –una Buenos Aires hostil– a la dadores y elaborado la larga fábula de cultura social que que hay que llegar desde otra su condición originaria. Pero quizá no amalgama una parte para ensayar la gran pe- habían sido más que predecesores en la “raza cósmica” dagogía: recuperarla o restarle larga historia de una usurpación. Toda con un conjunto denodadamente su ajenidad. ciudad sería entonces la autodefensa de de oficios arcai- los primeros contra los últimos usur- cos y modernos. En el conjunto, debe padores. Y así toda política debería ser considerarse el peso de las ocupaciones una hipótesis de toma de posesión de o de ciertas acciones de una entraña la urbe extraña por parte de los nuevos más anegada y fundamental de la ciu- hombres del subsuelo, los sin nombre, dad, pero asimismo puede retenerse o los que tenían como nombre “un há- ese brotar de los pantanos. El fundidor lito áspero, una densa vaharada”. mecánico de automóviles, bien acom- Raúl Scalabrini Ortiz, en su legendario y pañado, se suaviza por sus complemen- siempre citado relato del 17 de Octubre, tos en la hilandera y el peón de campo. cuidó de que las cosas no fueran exac- Scalabrini llama “inundación” a todo tamente así, pues estaba absorbido por ese mundo heteróclito –esta palabra es un sentimiento de fusión entre unos y también suya–, y no puede separarse otros: “Un pujante palpitar sacudía la esta formidable elaboración literaria del entraña de la ciudad. Un hálito áspe- peronismo, originario de la líneas con ro crecía en densas vaharadas, mientras que las que el mismo autor imagina la las multitudes continuaban llegando. formación del hombre urbano, el de Venían de las usinas de Puerto Nuevo, “Corrientes y Esmeralda”, proveniente de los talleres de la Chacarita y Villa de afluentes de todo tipo que se sitúan Crespo, de las manufacturas de San en vastas lejanías sociales, y aun mine- Martín y Vicente López, de las fundi- rales y vegetales, respecto a la gran ciu-

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la vida de la urbs, así como tampoco dejó que una ruralidad desatada que- dara enteramente a cargo de explicar- lo. Quizás el estilo promovido por el escritor Arturo Jauretcthe, a pesar de que el peronismo puro no lo aceptara completamente, representó lo que era posible de integrar del legendario am- biente moral gauchesco a los términos de un lenguaje totalmente emanado del conflicto social moderno entre el capital y el trabajo. Cuando una porción relevante de las ciencias sociales de las últimas décadas quiso romper la ilusa dicotomía entre lo rural y lo urbano en la configura- ción peronista originaria, apeló a otro juego de conceptos, no menos clásicos y, por qué no decirlo, no menos míti- cos que los anteriores, para señalar que en el peronismo había más del legado de obreros antiguos provenientes de la experiencia sindicalizadora de las izquierdas, que de la irrupción de los desposeídos periféricos y migrantes Archivo Roberto Baschetti campesinos. Pero estos pensamientos dad. La ciudad se inunda pero ya antes no están firmemente territorializados. está todo interiormente inundado. Aunque tracen una línea que acumula El importantísimo papel que jugó la significados enteramente en el interior ciudad drásticamente inmigratoria de del movimiento obrero de todas las Berisso en la formación del peronismo épocas –cuyo modo extremo y atracti- recubre con exactitud y verificabilidad vo lo brinda el clásico libro de Alberto lo que sería la marcha humana desde Belloni, Del anarquismo al peronismo–, un ámbito periférico industrial (pero suelen ignorar la sede territorial e inclu- regido por una inmigración más bien so las ideologías arquitectónicas en que atípica y una industrial como la de la se dieron las acciones políticas colecti- carne, no estrictamente urbana ni en- vas. En éstas también puede verse el teramente rural), y una marcha hacia modo en que opera en el peronismo la el centro, lo que correspondería al leyenda irrupcional. Por lo tanto, algo modo en que la imaginación colectiva del sentido primigenio de sus actos de- de varios siglos forjó ideales revolucio- bería encontrarse en el subsuelo o en narios entre el campo y la ciudad. El la pampa, sea por la vía de encontrar peronismo rozó cautelosamente estos allí al operario fabril primordial o al temas, y su pequeña pizca jacobina homo ruralis desconcertado, reprimido cuidó de no ser enteramente urba- o mostrenco. Pero nunca en completo na, de cenáculos de profesionales en apartamiento de la ideología técnica,

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modernista y planificadora, que quizá nuemente frente a sus opciones pasto- no tiene locus establecido –es una lógi- rales, presentes en sus planes sociales ca estatal, abstracta–, pero se nutre en de vivienda, con una versión liberal un racionalismo arquitectónico como del comunitarismo urbano, efectiva el Edificio ALEA, que acaba sostenien- concreción de la fórmula de “felicidad do el ideal arquitectónico del Estado del pueblo” en los íconos de la arqui- hacia fines de los 40. El Ministerio de tectura habitacional. Sólo ahora, con Obras Públicas, que proviene del ci- las pinturas y la concepción cósmico- clo anterior y evoca más que nada al surrealista de Daniel Santoro, este presidente Agustín P. Justo, encarna ideal urbano aparece revitalizado a la sin embargo un emblema de la dra- altura de una ciudad habitada por una maturgia peronista, pues es el telón de guerra social antiquísima y fantasmal. fondo de los hechos que se consignan Las esquirlas que en 1955 perforaron en el notorio Cabildo Abierto del pe- los mármoles de los edificios circun- ronismo, en 1951, sobre la Avenida 9 dantes a Plaza de Mayo –parcialmente de Julio. Dos millones de personas, se tapados ahora–, perduraron durante dice, concurrieron a ese acto. dos décadas como evidencia de un No estaríamos muy desacertados si antiurbanismo trágico en la era del dijéramos que el peronismo expresó peronismo. Toda ciudad es producto su ideal urbano mucho más en sus de una conjunción de fuerzas econó- construcciones alegóricas –la Ciudad micas –que a veces se resuelven en un Infantil, la Ciudad Estudiantil, Ciudad elevaado arte urbanístico y arquitectó- de los Niños–, que en su concepción nico– y de fuerzas sociales, que a veces metropolitana más visible, cualquie- eligen o produ- ra sea. En este último caso heredaba cen simbolismos Toda ciudad es producto de una concepción ya probada, que po- ocupacionales en una conjunción de fuerzas día resolverse en el ascetismo geomé- distintas áreas de económicas –que a veces se trico de la sede cegetista construida la ciudad preexis- resuelven en un elevaado arte en los años 50 en la calle Azopardo, tente, y la recrean urbanístico y arquitectónico– como en ostentosas opciones pseudo por la sangre, y de fuerzas sociales, que a helenísticas, que ya habían practicado que es menos fu- veces eligen o producen sim- los arquitectos del orden conserva- gaz que la piedra bolismos ocupacionales en dor en la Facultad de Derecho y que aunque ésta sea la distintas áreas de la ciudad se reproducirá luego en el edificio de que señale con- preexistente, y la recrean por Paseo Colón de la Fundación Eva vencionalmente la sangre, que es menos fugaz Perón, luego destinado a la Facultad lo perdurable. La que la piedra aunque ésta sea de Ingeniería. Pero la real vitalidad de nueva realidad de la que señale convencional- su constructivismo social y habitacio- Puerto Madero mente lo perdurable. nal recreaba un universo bucólico, un desde los años 80 tanto individualista –aunque persiste no fue provocada por intervenciones un urbanismo comunitario– sin dejar decisionistas del “menemismo” sino de conceder a un ideal de parquización que el menemismo fue el producto que alojara pabellones de uso colectivo, ocasional, entre otros, de los núcleos con una evocación ligeramente sovieti- de decisión urbanística que llegada la zante. Por eso podemos conjeturar que hora, se desencadenaban en una at- el racionalismo técnico imperó casi te- mósfera de ausencia de ideas edilicias

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y paisajísticas por parte de las institu- un combate a la Marechal, entre lo ciones públicas. Ese nombre extraído celestial y lo urbano. Comenzaba la del apellido de aquel presidente no leyenda partisana del peronismo. Así señalaba un modo de época, sino que suele rememorarse y ahora lo recuer- era su secuela meramente adosada. La da en su artículo Roberto Baschetti Columna de la Vêndome en París fue publicado en esta misma revista. En un símbolo destacado en el siglo XIX este escrito se sigue una línea legen- y por el mismo motivo un objeto de daria, una ciudad que surge del fo- reflexión en el 18 Brumario de Marx. gón mitológico y de los conjurados Para la ciudad posperonista de los del subsuelo con su tarea lírica. Pero años 50 y 60 podemos encontrar esos el omphalos puede ser un encuentro símbolos en la correspondencia de intencionado frente a las pizarras de Perón con John noticias que exhibía un diario tradi- En la ciudad, lo que está garan- William Cooke. cional sobre la calle Florida. En esas tizado es el mito que se juega Allí aparecen los conflagraciones participan hombres entre el conquistador que la de- ámbitos urbanos, callados y mujeres cotidianas. Son un sea o la odia y el antagonismo los sitios específi- reverso de barro sagrado respecto a las de los que sienten establecidos cos y familiares, ciudades oficiales. Se menta entonces frente a los bárbaros de la ima- como señales de a insurgentes en general, prostitutas, ginación. Pero éstos ni deben una guerra. Se carteros, sindicalistas, viudas, veci- llamarse así ni dejan de estar dice “Puerto”, nos comunes en un conglomerado siempre en las entrelíneas de “Plaza Italia” o juglaresco que fue contado en una la urbe, en sus lugares íntimos, “Mataderos” y lo y mil novelas, y que no nos permi- en su brasero sentimental. que se lee es una te ahora perder el recuerdo de César crónica regulada Marcos, al que menciona Baschetti por tácticas insurgentes, por los juegos con un curiosa reflexión sobre las co- estratégicos que se apoderan de las ciu- cinas y que aparece en el ya demasia- dades con el lenguaje de la guerra. ¿Es do consultado El Fiord, de Osvaldo una novedad esto o es lo que habitual- Lamborghini, aunque aquí como “el mente ocurre para definir exactamente suboficial peronista que nos enseñaba la historia de las ciudades? marxismo”. ¿Dónde? ¿En las cocinas, Los años de la Resistencia Peronista en las trastiendas, en los sucintos mi- fraguaron otra ciudad, por debajo de tos literarios, en los cafés porteños, en lo calcáreo, sumergida en emotivas nuestra imaginación, en los prostíbu- quimeras de redención, hecha de no- los como Arlt y Pichon Rivière? taciones y abecedarios emanados de Toda ciudad es una escritura que re- un santoral alternativo. Muchas ve- quiere o más bien implora por una ces, en los 60, se cambió a Canalejas franja sepultada que revise su mapa ac- su nombre por el de Felipe Vallese. tual. El yacimiento pretérito se reaviva Lucha y anticipo. Hoy esa calle tiene en jornadas, diríamos, que pueden ser calmamente el nombre del obrero me- de sangre, pasión y furia en un presen- talúrgico secuestrado en aquel paraje. te cualquiera. El barrio de Mataderos, Al comienzo de todo –el comienzo al en enero del 59, fue el ámbito de los que nos referimos–, la encrucijada de acontecimientos señalados como el Corrientes y Esmeralda, quién sabe si pico más visible de la Resistencia por influjo scalabriniano, fue sede de Peronista, la huelga obrera-barrial del

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Frigorífico Lisandro de la Torre, en la teria táctil, no es seguro que quede el que se expresaba la oposición a que no tejido invisible de la memoria. Nada fuera privatizado. La entrada, la verja está garantizado. Se derriban edificios de entrada de ese edificio característico y pueden agotarse las memorias. Una de la arquitectura industrial interna- ciudad nada garantiza, aunque la dife- cional de los años 40 y 50, fue aplasta- rente frecuencia de esos crepúsculos y da por un tanque Sherman. Hay una ruinas, permita que las reminicencias foto famosa. Baschetti menciona el vayan de las cosas a las conciencias, tonelaje de esos tanques de la Segunda según falle una o la otra. El archivista Guerra Mundial. Ese punto homérico se felicita. Guarda celosamente las fo- de las luchas sociales argentinas es un tos de un frigorífico y de un tanque de punto mágico que reúne la ciudad de guerra abatiendo portones. ese tiempo y los actos de significación En la ciudad, lo que está garantizado es política esencial, trazados entre resis- el mito que se juega entre el conquista- tentes y perseguidores, entre persegui- dor que la desea o la odia y el antago- dos y gobernantes. La escena es clásica. nismo de los que sienten establecidos Toda ciudad la precisa. Debajo de una frente a los bárbaros de la imaginación. ciudad palpable y material hay una ciu- Pero éstos ni deben llamarse así ni de- dad de la injuria y los victimados. Son jan de estar siempre en las entrelíneas dos clases de memorias que se entrela- de la urbe, en sus lugares íntimos, en zan o se separan, diluyéndose a veces su brasero sentimental. El peronismo una, en otro momento quizás la otra. parecía proclamar que venía a refor- Cuando falta una, la que corresponde mular la ciudad, pero siempre había a la palabra y el grito, acude la otra en estado en ella. No aceptar fácilmente su auxilio, con sólidos nombres de ca- las evidencias de esta situación le fue lles o edificios mudos, perennes. Hace propicio y lo ayudó a tejer y destejer ya varias décadas que fue demolido, en su mito. El mito regenerador del pue- un acto incomprensible, el Frigorífico blo, que insiste en que es anterior a las Lisandro de la Torre. Si no está la ma- ciudades extraviadas. Archivo Roberto Baschetti

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Colectivo Peronista. De los barrios al centro Por Roberto Baschetti

Las formas de la recordación y del home- naje no reconocen una ejercitación unívoca. Roberto Baschetti, con una tonalidad emo- tiva, revive la épica mitológica del peronis- mo a partir de sus invocaciones resistentes en la ciudad. Un territorio en el que las que- rellas van forjando un yacimiento de anéc- dotas que conjugan el heroísmo, las formas de la vida cotidiana y la inventiva popular. Una ciudad conspirativa que transita desde las cocinas hasta las paredes, de la periferia al centro, de la unidad básica a los emble- mas del poder conservador y de la fábrica al barrio. En esos recorridos se van tejiendo las historias de una militancia hecha de figu- ras reconocibles, pero también de persona- jes anónimos. Una trama de complicidades que daba forma al llamamiento insurgente. Si para el general en el exilio se trataba de “quilombificar” el país, las redes en las que ese enunciado se inscribía desbordaban las racionalidades propuestas en la estrategia pergeñada. Una guerra cuyo origen se sitúa en los bombardeos de Plaza de Mayo y que encuentra en las batallas de El Eternauta uno de sus imaginarios episodios finales; quizá el más alucinante. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

Caído Perón en septiembre de 1955 Estaban cometiendo un grave error de por una asonada cívico-militar que se cálculo como se vería tiempo más tar- alzó en armas contra el gobierno consti- de. Por el momento, los antiperonistas tucional que él presidía; sólo le quedó al furiosos se tomaron el trabajo de re- pueblo –una vez pasada la confusión y correr las calles de Buenos Aires para la desorientación previsibles– comenzar arreglar las pintadas, que entonces el largo camino de la resistencia. quedaban de este modo: “Perón Vuel- La ciudad de Buenos Aires fue uno de ve Muerto”. Pero si algo se sabe, es los núcleos conspirativos contra Perón que la originalidad y picardía popular y mucho se hizo en su perímetro para no tiene límites; así que una vez más a defenestrarlo. Inclusive hasta el día de agregar sobre lo ya pintado, para que hoy, esa misma ciudad sigue refracta- la frase tuviera un final feliz: “Perón ria a los candidatos justicialistas. Sin Vuelve Muerto de Risa”. embargo, en aquel entonces hubo mo- El peronismo es pueblo. Y sus sectores mentos épicos, paradigmáticos y úni- más postergados y humildes, abrieron cos en los que el pueblo peronista hizo sus oídos, aguzaron la vista, potencia- frente a la embestida gorila. ron inteligencia, en pos del regreso Ya con Aramburu y Rojas en el poder de Perón. Lo primero que hicieron se intensificó el revanchismo contra fue ubicar dónde estaba el enemigo lo nacional y popular. El decreto-ley y cómo éste se movía en una ciudad 4.161 para prohibir al peronismo y que creía suya por completo. Los ca- sus símbolos partidarios; las perse- nillitas del centro, siempre atentos y cuciones, torturas y cárceles para sus vigilantes desde su parada, detecta- militantes no exentas de fusilamientos; ban rápidamente el avasallamiento de los sindicatos por cualquier movi- El peronismo es pueblo. Y sus los autodenominados “comandos civi- miento extraño sectores más postergados y les” –verdaderas fuerzas de choque de que sucediera y humildes, abrieron sus oídos, la oligarquía–; las cesantías y despidos sin levantar sos- aguzaron la vista, potenciaron masivos en los trabajos públicos, el re- pechas pasaban la inteligencia, en pos del regre- corte o la anulación lisa y llana de con- información a los so de Perón. Lo primero que quistas sociales para los trabajadores, muchachos de la hicieron fue ubicar dónde es- fueron sólo algunos mojones del largo resistencia; de la taba el enemigo y cómo éste se camino represivo que desembocará en misma manera, movía en una ciudad que creía una incontrolable espiral de violencia los carteros, por suya por completo. en los 60 y 70. el oficio que des- Al principio tímidamente, a través de plegaban sabían a través de las misivas pintadas, anónimas en muchos casos, el y encomiendas que repartían, dónde común de la gente se hizo ver y sentir. moraban los gorilas más renombrados Éstas empezaron en los barrios, pero y esa información también llegaba a poco a poco ganaron el centro: con destino y servía muchas veces para me- pintura, con tiza, con alquitrán, con ter miedo a los que se creían intocables: lo que fuera. El mítico “Perón Vuelve” un cañito, una pintada en la puerta de sorprendió a quienes ilusamente ase- su casa con su nombre y apellido, un guraban que el peronismo ya era cosa llamado telefónico anónimo ayuda- del pasado, que caído Perón y rumbo ban a poner en caja a esos individuos al exilio, no había de qué preocuparse. que pecaban de soberbia y de un odio

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ancestral contra todos los que eran vigente “la 4161” antes mencionada, –como despectivamente los llamaban–­ al ratito caía un carro de asalto de la cabecitas negras. Este ejército popular infantería de la policía y los obligaba a en combate desigual no estaría com- circular. Si se resistían había palos para pleto si olvidara mencionar el papel todos. Otras veces ponían un foto de de las chicas de la calle, cabareteras y Perón o Evita adherida al cartelito que alternadoras –que indicaba la numeración de la calle; si La pueblada empieza a tomar más que nun- un gorilón, que nunca faltaba, trataba forma. Cierran los negocios de ca idolatraban a de arrancarla cobraba de lo lindo. Otra la zona en solidaridad con los Perón y amaban manera de generar tumulto era ubicar- huelguistas. Manos anónimas a Evita– que te- se estratégicamente frente a las piza- cortan la luz del barrio, inuti- nían su radio de rras de lectura del diario La Nación y lizando además todos los focos acción en el rec- comenzar una discusión ficticia entre del alumbrado. Se improvisan tángulo imagina- dos compañeros que hacían como si barricadas con los árboles y rio que se forma no se conocieran. Uno actuaba como bodoques existentes. Se cruzan entre Leandro N. peronista y el otro de antiperonista. camiones en las avenidas de Alem, Corrientes, Lógicamente la pasión desplegada en acceso. Algunos colectivos son Florida y Plaza los argumentos que se esgrimían hacía incendiados. Se siembran las San Martín, con que la discusión se generalizara a todos calles de clavos “Miguelito”. epicentro en las los presentes, quienes tomaban parti- El empedrado es levantado por calles 25 de Mayo do por uno u otro polemista. Entonces sectores para que se atasquen y Reconquista los “contreras” eran aporreados y gol- los patrulleros que persiguen a más la cortada peados por sorpresa y quienes habían los revoltosos. Tres Sargentos. tomado parte en la discusión a favor Ellas, ejerciendo del peronismo, el resto de los mucha- su honorable profesión, cuando de- chos peronistas ahí presentes trataban tectaban entre sus clientes a un milico de integrarlos al grupo. o a un botón, a un juez o funciona- Pero realmente la bisagra, la divisoria rio, siempre sabían sacarle alguna in- de aguas, el salto cualitativo en la lucha formación –bebidas o sábanas de por se dio dos años más tarde, en 1959. Un medio– que luego pasaban a los com- barrio de Capital Federal –peronista pañeros resistentes. hasta el caracú– fue testigo privilegiado Otro fenómeno generacional en di- de ese enfrentamiento. Era el lugar de cho contexto fue el nacimiento de asentamiento del Frigorífico Nacional la primera Juventud Peronista. La Lisandro de la Torre, con sus trabaja- de los hermanos Rearte –Gustavo y dores en lucha para impedir la privati- Pocho–, Jorge Rulli, el Petiso Spina, zación –seguida de miles de despidos– Felipe Vallese, el Tuli Ferrari, Mario que quería llevar adelante el presidente José Bevilacqua y mi amigo Envar Frondizi siguiendo a pie juntillas los Cachito El Kadri, entre otros. Para dictados del Fondo Monetario Interna- 1957 ya estaban actuando en la calle, cional. La resistencia duró cuatro días y en la céntrica esquina de Corrientes fue totalmente espontánea. En la ma- y Esmeralda. Allí se juntaban con los drugada del 17 de enero, 1.500 hom- transeúntes en forma espontánea a bres de la Policía Federal, Gendarmería cantar la marchita o simplemente a sil- y Ejército, armados hasta los dientes barla, y como en ese momento estaba irrumpieron en el frigorífico para des-

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alojar a los trabajadores que habían to- los efectivos que quieren ascender para mado el establecimiento. Los represores apalear obreros; Tirar desde las altu- contaban con cuatro tanques de guerra ras del edificio, como improvisados y Sherman de 35 toneladas cada uno. El efectivos proyectiles, inmensas rolda- primero con el que rompieron los por- nas sobre los uniformados. tones, estaba comandado por el oficial Desalojados los obreros de la fábrica a del Ejército Jorge Esteban Cáceres Mo- un alto costo social y político para el nié, más tarde jefe de Policía en la dic- gobierno (hay inclusive un muerto), la tadura de Lanusse y mucho más tarde batalla se extiende a toda una barriada aún, abatido por un comando monto- tan popular como combativa, con epi- nero en Entre Ríos, el 3 de diciembre centro a Mataderos, pero que alcanza de 1975. Otro represor de lujo lo apor- también a Villa Lugano, Villa Luro, tó la Policía Federal: el futuro comisa- Liniers, Bajo Flores y parte de Floresta. rio Margaride, luego jefe de Policía de La pueblada empieza a tomar forma. Isabel Martínez y López Rega en 1974. Cierran los negocios de la zona en so- Los atacantes rompen los portones y lidaridad con los huelguistas. Manos avanzan a balazos y lanzando gases lacri- anónimas cortan la luz del barrio, in- mógenos a diestra y siniestra, en tanto utilizando además todos los focos del los trabajadores resisten como pueden alumbrado. Se improvisan barricadas al grito de “¡Patria sí, Colonia, no!”. con los árboles y bodoques existentes. Si bien fallan algunas medidas de de- Se cruzan camiones en las avenidas de fensa (tirar chorros de agua caliente a acceso. Algunos colectivos son incen- presión desde las mangueras existentes diados. Se siembran las calles de clavos o largar en conjunto 5 mil reses entre “Miguelito”. El empedrado es levanta- las fuerzas represoras), otras se efectivi- do por sectores para que se atasquen los zan: lanzamiento de los pesados carros patrulleros que persiguen a los revolto- de faenamiento por las escaleras contra sos. Las puertas de las casas permane- Archivo Roberto Baschetti

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cerán siempre cerradas para los repre- ideal, de causa común, de futuro so- sores, pero abiertas para asistir y ayudar ñado, de grandeza, de organización a escapar a los resistentes. Se logra la popular, de resistencia a la opresión, amplia adhesión de aguante contra el milico prepoten- En ese hermoso lugar los ve- de los obreros de te, de dispensario, de salita de prime- cinos se reunían alrededor del la zona, trabaja- ros auxilios; del depósito obligado de flamante grabador “Geloso” dores en las in- bombos y redoblantes, “miguelitos” prestado de apuro para escu- mensas fábricas y aerosoles; de primeras lecturas para char la cinta que mandaba el Jabón Federal y aquellos que hasta hace poquito eran General con las últimas ins- Pirelli. A nivel semianalfabetos, y también de prime- trucciones. Quince años más nacional paran ras lecturas para el militante que se tarde nos reuníamos noso- los ferrocarriles, estaba formando. Los domingos por tros, en el mismo lugar, para el comercio y el la tarde películas para los pibes, los ver al Viejo en la película de puerto de Buenos sábados por la noche, peñas musicales Solanas, Getino y Vallejo, ex- Aires. Se registran y choriceadas para juntar al barrio y plicando sabiamente qué era atentados con tener más cerquita de uno a esa piba la Revolución Justicialista y bombas en soli- de la vuelta que gusta tanto... por qué estábamos viviendo daridad con la lu- En ese hermoso lugar los vecinos se “la Hora de los Pueblos”. cha de los obreros reunían alrededor del flamante gra- del frigorífico en bador “Geloso” prestado de apuro todo el país. Una nueva generación de para escuchar la cinta que mandaba argentinos integrada por miles de jóve- el General con las últimas instruc- nes trabajadores se incorpora a la lucha ciones. Quince años más tarde nos aportando iniciativas y experiencias reuníamos nosotros, en el mismo lu- combativas inéditas hasta el momento gar, para ver al Viejo en la película de en nuestra historia social. Solanas, Getino y Vallejo, explican- Acrecentada la autoestima, de ahí en do sabiamente qué era la Revolución más el pueblo va mejorando poco a Justicialista y por qué estábamos vi- poco su organización y sus métodos de viendo “la Hora de los Pueblos”. lucha. Para esto será muy importante La Unidad Básica, así fuera un lugar el rol de las unidades básicas en los precario, siempre estuvo: en legalidad, cien barrios porteños. en semi legalidad o clandestina. Conta- La Unidad Básica era el tallercito del ba César Marcos –uno de los primeros fondo que ya no se usaba la pieza en organizar la Resistencia Peronista del conventillo deshabitada, la casita luego del golpe sangriento del 55– que prestada por Don Chicho o el inmue- los peronistas más decididos, los más ble que alquilaba la viuda a un precio resueltos a la acción, para volver a orga- más que razonable, “porque, vio, es nizarse recorrían los barrios de Capital lo único que me dejó mi marido, y a y Gran Buenos Aires y allí se sentían los muchachos que vienen los conoz- como pez en el agua. No era para me- co desde que eran pibes y son muy nos: “... siempre había una cocina ami- ‘gauchitos’, porque siempre ayudan a ga donde tomar unos mates y un sitio la gente del barrio...”. seguro donde poder guardarse si era Cuando digo esas mágicas dos pala- necesario. ¡Las cocinas que habremos bras: Unidad Básica, hablo de soli- conocido! En esos años, el que más o el daridad, de lucha, de entrega por un que menos, los trabajadores ya tenían su

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casita y su cocina hospitalaria, abrigada te político se vislumbraba algún tipo de en invierno y fresca en verano. Cocinas normalización institucional a través de alegres, limpitas, con su heladera en un elecciones y era entonces imprescindi- rincón, la mesa con el hule, las sillas aco- ble la afiliación masiva al peronismo, gedoras. Y el mate o una cervecita hela- el líder justicialista envió un mensaje da y, a veces en ese entonces, claro, la a sus seguidores: “Que cada peronista carne para el asadito en el fondo. No sé haga su Unidad Básica, que se llenen hacer poemas, pero sugiero ese pequeño fichas sobre una caja de cartón, o una homenaje que todavía no se ha rendido lata de kerosene, no importa cómo, lo a las cocinas humildes de nuestras ba- importante es que se llenen y que se rriadas, que fueron verdaderos fortines acepten”. En menos de dos años, el 11 del Movimiento Peronista. Allí se reali- de marzo de 1973, el pueblo entendió zaban las reuniones con los compañeros el mensaje y le otorgó la presidencia al barriales, se distribuía la propaganda, se candidato del peronismo, el Dr. Héctor establecían enlaces, se programaban las José Cámpora, que sumó 5.899.642 pintadas, se planeaba la acción. Allí nos sufragios, el 49,53% de los votos emi- reuníamos, en el ámbito mimético de tidos. Se cerraban de este modo con un las cocinas, donde todos son iguales y se triunfo histórico,18 años de Resisten- confunden, donde nadie llama la aten- cia Peronista comenzados, en adversas ción, como en una gran familia”. condiciones para el campo nacional y Quien tenía clara la importancia de las popular. Miles de seres anónimos revir- unidades básicas era el propio Perón. tieron esa angustiante situación con su Las consideraba la manera más práctica fe intacta y con su lucha sin concesiones y eficiente de organizar a las masas. Para contra el usurpador de turno. Este es- octubre de 1971, cuando en el horizon- crito es en homenaje a todos ellos. Archivo Roberto Baschetti

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Grotesco, crisis y obsesiones arltianas Por Jorge Quiroga

Los personajes de Roberto Arlt entrañan profundos misterios. Materializan cuerpos recorridos por la angustia frente a la inmi- nencia del fracaso. Figuras que hacen de la obsesión su propia condición de aislamien- to; contornos nihilistas que ponen la vida en estado de latencia a través de las ensoña- ciones. Conjurar el abismo existencial pa- rece ser la tarea del que se sabe perdido en un mundo de tinieblas, donde los placeres clandestinos reparan el cuerpo lastimado a través de una sensualidad onírica. Los personajes arltianos, nos dice Jorge Quiroga, habitan una ciudad embargada por el pesimismo. Un clima promiscuo y de miseria que se transforma en la carne viva de sus narraciones, y que hacen del grotesco la forma estética en que se expresa la locura. Un desconcierto que recorre el vacío logran- do un descentramiento de la vida personal: sentirse otro en el propio cuerpo es la expe- riencia que anima a estos habitantes de las penumbras urbanas. LA BIBLIOTECA Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008

Los personajes de la narrativa arltiana Su cuerpo se va disolviendo, sus deseos son obsesivos, poseen un límite que los se anulan, y entra en un mundo os- sobrepasa, están coartados, los persiguen curo, con capas que se superponen en y acorralan las ideas que no terminan arrugas monstruosas. de juntarse, repiten una secuencia que La angustia es una piel quemada, seca, los aísla, sufren de desgano y no están tensa, brillante después del accidente. poseídos de ningún modo, porque sus Dentro del ser percibe una deforma- actos parecen vacíos y sin embargo no ción ahora inubicable, y un misterio lo se perturban. Su verdadera obsesión re- cerca y verdaderamente lo mata; razo- side en esa vuelta, con la que intentan nando su odio, éste se le muestra en su ahuyentar su compulsión al fracaso. dimensión de exterioridad. El cuerpo puede ser un impedimento, Ya que no puede reconocerse, y el deli- y en la centralidad (Erdosain, Silvio, to, o el crimen, le interesa nada más que Balder) hay varias formas de eludir una como curiosidad, presencia maligna; la vida de los otros ¿por qué confiesa Erdosain vive cubierto de ca- se vive como un sueño, una puesta en su estremecimien- pas de oscuridad; el tiempo no escena, en la que faltan algunas imáge- to, si lo que en existe para él, y está expuesto a nes, que el obsesivo remplaza con du- verdad quiere es todas las violencias posibles y plicaciones de su propia experiencia, en destruir por com- la inanición más absoluta, por un momento de crisis y desolación. pleto su pasado? Su lo que se siente empequeñecer Hay un derrumbe, que no tiene en cuen- cuerpo está adolo- hasta límites casi insostenibles. ta la realidad de elegir, ni de acudir a una rido, hundido en región que alivie el estado de tensión, ya lo que él llama su locura, y siente rencor, que el tiempo únicamente se acelera y cansancio, al saber que las escenificacio- se despedaza. La sensación de estar en el nes, o lo que se alucina en la obsesión, abismo, tiene como correlato un cierto desvanecen su condición previa, y mani- vértigo. Tenemos que pensar que son fiesta su conciencia en crisis. sujetos narrados que se arrastran en su Erdosain vive cubierto de capas de os- dificultad evidente de contar su historia, curidad; el tiempo no existe para él, como en su cualidad de fragmentarse en y está expuesto a todas las violencias figuras desdobladas. La obsesión nece- posibles y la inanición más absoluta, sita derribar obstáculos, encontrarse en por lo que se siente empequeñecer un sitio inmóvil, donde lo importante hasta límites casi insostenibles. La es cavar en el mismo pasado. desesperación lo rodea y se infiltra “En rigor el novelista examina con- en todo su cuerpo, brota, se expande, ciencias en crisis y espíritus que no lo hunde y lo hace caer, como si se logran hacer pie en una realidad capaz precipitase en un pozo. Sus entrañas de justificarlos”.1 las tiene doloridas, y la oscuridad lo Describamos a Erdosain: la angustia, encierra dentro de sí mismo. o las reflexiones en ese sentido, lo ex- Su conciencia se hunde, la desespera- tenúan y no consigue pensar en nada, ción lo eriza, tiene la carne floja como por lo tanto sus ensoñaciones buscan una esponja, el sufrimiento es atroz sustituir su lastimadura existencial, porque la voluntad lo va carcomiendo porque así, de alguna manera puede y procede como una reducción. verse como otro, y dirigirse a alguien “Cada capa de oscuridad que des- que lo observa. cendía de sus párpados era un tejido

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placentario que lo aislaba más y más Una y otra vez, retornan las visiones, del universo de los hombres” (Los siete los destellos que contradictoriamen- locos, 57). Las tinieblas son cataratas te lo “despiertan”. La vida ya está que se precipitan sobre su ser aletarga- enturbiada, ya pertenece al mal, posee do, un centímetro cuadrado de existen- partes muertas, ya simplemente irre- cia, una pequeña, infinita partícula de cuperables. Nada más se deja hacer, sensibilidad. Duda en recocerse hasta se abandona, sabe que la placenta de comprobar que realmente vive, pero tinieblas le había robado el alma. en estado latente. En las obsesiones hay ideas que pre- El resto de su existencia está desvane- ocupan, que luchan entre sí para im- cida, como si la oscuridad tuviera la ponerse, que encierran una malignidad cualidad de disolver el cuerpo. Está en preexistente, que abroquelan al indivi- el fondo de un cubo hundido, acurru- duo y a su vez lo dejan expuesto. “Las cado, ve en alucinación una imagen formaciones sustitutivas” reemplazan velada a su legítima esposa. Envuelta al núcleo de esa angustia. El compo- en una escena erótica con el capitán, nente sexual es evidente en esos tras- resaltando fragmentos: el pecho vellu- tornos. El sujeto olvida el dolor, pero do de un hombre, su cárdena virilidad; se hunde. El sujeto evita la angustia y y de la mujer: unos muslos blancos la convoca. como la leche, la crin de su sexo, sus “La angustia constituye un estado se- senos erguidos. mejante a la expectación del peligro Todo eso que Erdosain no quiso mi- y preparación para el mismo, aunque rar. La escena para él es dolorosa, bus- nos sea desconocido”.2 cada para sufrir más, porque es aluci- Peligro como reacción o alerta, lo cierto natoria, inventada, generada mediante es que abruptamente la angustia irrum- la presión de la angustia, que es un pe causando dolor físico, introduciéndo- elemento activo, que trabaja modi- lo en un mundo de tinieblas, en la casa ficando las cosas. El corazón le sigue negra (su propia situación enturbiada). latiendo, pero eso es notable, ya que Vive en un lugar del sueño, desfiguran- está sumergido en una hipnosis transi- do esa entrada irresuelta. Lo principal es toria, un estado en el que cree perder que la angustia trae sufrimiento, pérdida la memoria; se encuentra suspendido de sí, destierro y perversión. y eso lo conduce a un declive donde La angustia lo nivela con los hombres te- corre cuesta abajo, va hacia atrás, a su rribles, y Erdosain está atornillado, suje- pasado, al niño que tuvo, alguna vez, to al bloque del cual no podrá salir, esa una mirada extraviada. oscuridad es un encierro deliberado. Y La luz lo ciega y lo introduce en su la tristeza se refiere a su cuerpo, a esepo - condición actual, por fin termina por bre cuerpo, porque su dolor lo abisma. ser él mismo. “Erdosain se sentía apiadado, entriste- Aunque desde el delito cometido, o cido hacia su doble físico, de lo que era por cometer. Se ha convertido en al- casi un extraño” (Los siete locos). Entra guien totalmente solitario que rumia en la más absoluta oscuridad, cerrando su propio sentido. los ojos. Y se entrega a la masturba- Aplanado por los rodillos de un la- ción, al verdadero mundo que lo va ta- minador, chato, monstruoso, ya no pando, que lo aciega. Un sitio clandes- desea nada. tino, que tiene que ser soterrado, y esa

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casa familiar lo cobija para apartarlo dos y flotantes, y mantienen siempre del todo. Los placeres clandestinos son el mismo sentido postergado que es la manera de soportar esa crisis que lo reiterativo y pone al ser siempre en prepara para la sensualidad, que lo lle- peligro y ensimismamiento. La vida es va a una región imaginativa en la que un mal sueño, y los hombres realizan puede vivirse como otro. Lo que ese de forma imperturbable cosas feroces. estado procura es vivir una experiencia Mira las tinieblas, y la angustia le pene- interior e irreversible. tra en los huesos, la soledad le hace ac- Le está hablando a alguien, y ese sufri- ceder a la divinidad, a la percepción de miento que vive en su cuerpo lo trasla- lo infinito, a romper el hilo con Dios; da a los otros, como una capa piadosa anda en estado de náusea, confunde con la que cubre también su relación sus ensoñaciones con la realidad, vive con los demás. Porque ese apartado simulacros que lo agobian. sigue ligado a su doble, y al hundirse Permanece muchas veces inmóvil, en el pozo tenebroso, lo está haciendo contemplándose como si fuera otro; con una parte de sí mismo. la somnolencia lo somete y abruma, La angustia opera de forma inexorable, se pierde como un fantasma, se vuelve y la melancolía hace que ese cuerpo se irreal. Ese tren que ve correr por un minimice y se vuelva fiebre incontro- desierto polvoriento lo fascina y lo lable. La casa negra es la residencia de abandona. La ceniza de las ciudades su vergüenza, que le provoca la obs- lo deja quieto, en su angustia, porque cenidad de la cual no quiere ni puede sabe que no retornará jamás. escapar. Que lo rodea y lo iguala a los Las articulaciones le duelen, vive en el hombres miserables. mundo de la humillación, el crimen En ese mundo nadie puede expulsar- y el suicidio. De forma somnolienta lo, pues es una condición con la que alucina su propia muerte violenta, se provoca su caída y ceguera. La mu- ve en otro. Sufre por la piedad que no jer fragmentaria que arbitrariamente encuentra en la vida, y se disgrega en saca alcobas de las tinieblas, redobla esos fragmentos porque siempre está ese pensamiento de Erdosain, que se soñando, cierta desolación marítima lo presupone un asesino, ya que no tiene acosa. Los espacios siempre son exte- salida y el gran pecado ya ha sido co- riores, exóticos y lejanos a su propia metido de variadas formas. experiencia; fabula lo que no tiene. “Frente a un sentido de la vida pade- “Un hilo de baba rojiza manchaba su cido y que provoca horror y angustia, corbata verde, escapando entre los la- el sueño tantea otros destinos, pero un bios azulados. El codo del desconoci- sueño no deja de ser una celda: siem- do apretaba en la mesa una hoja de pa- pre igual, siempre protectora; salimos pel escrito. Comprendieron que estaba y entramos en él a placer, cómplices de muerto”, dice la novela escuetamente. nosotros mismos. En y por él nos ais- Ve la muerte como de reojo, y cree que lamos; es el modo más rudimentario es un hecho cierto, que no pertenece de la privacidad, es la concreción más solamente a su curiosidad. Lo atrae el tosca de la libertad”.3 asesinato, la frialdad y la arbitrariedad La soledad onírica y masturbatoria de de los que pecan sin sentido preesta- Erdosain lo hace vivir en esa región blecido, nada más que para desplegar donde los elementos están suspendi- sus fuerzas, sabiendo que está llegando

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al final de la historia. hundiendo cada vez más. Se trata de dormir mal, de acurrucarse, Violar el sentido común es despren- vencido por la angustia. Su rostro está derse de su vida rutinaria, aunque sabe amarillo, cual un enfermo terminal que esto es una comedia, un ejercicio que ha realizado un interminable viaje de simulación. Vive en un mundo te- y que ha llegado a la ciudad encanalla- nebroso. La zona de angustia, habita da que es un reflejo de su ferocidad, o la ciudad feroz, se traslada, penetra y de aquello que lo debilita, lo consume atraviesa, es de forma plana y horizon- al límite de la inexistencia, que sin em- tal, produce sufrimiento. La humilla- bargo le otorga la posibilidad de sen- ción de Erdosain es su destino, casi tirse otro, de experimentar su vacío. una comprobación. El robo es un in- Hay entonces una cualidad arltiana vento, y el asesinato una puesta a prue- que es una forma manifiesta, una cierta ba. Como la delación se realiza, hipo- condición de vida, un lugar en la malla téticamente, como una posibilidad. de relaciones, acaso una situación de- Tiene a la muerte siempre presente, terminada. Es algo así como un soñar se degrada porque comprende que va despierto. Como sabemos, Masotta tra- a suicidarse. jo el “Saint Genet” para “argentinizar- Todo es una apuesta, un juego de azar. lo”, en un texto que no acababa nunca En su pecho crece la pena, y su vida de salir a tiempo, lo que no quiere de- está diseñada, como ideas formadas en cir que haya que ignorar ese gesto. obsesiones. En suma se trata de una “Hasta en la crisis” vivía en la “dulce situación extraña, como si un doble confusión” de lo inmediato, ignoraba realizara acciones externas a su exis- que era una persona: se entera de ello tencia, el apestoso sol de alguna manera y al mismo tiempo, de que esa persona lo irrealiza, su pasividad es un engaño es un monstruo.4 criminal, y él, en última instancia, es El grotesco está relacionado Ser un monstruo solamente un ingenuo entre delin- con el tema de la locura, ese es un misterio cuentes. Espera lo que nunca llegará. umbral del vacío y del abismo, que no puede Dice Erdosain: “Yo mismo estoy des- que entre otras cosas, hace que descifrarse, que centrado, no soy el que soy, y sin em- sus rasgos penetren el lenguaje no deja pensar bargo, algo necesito hacer para tener de la narrativa arltiana, para en el mareo junto conciencia de mi existencia”. Este descentrar y dejarlo fuera de sí. con una curiosi- muerto, porque la acción lo sobrepasa, dad. El suicida se mueve entre el silencio y el vacío de en ciernes vive su infortunio antes y su propia situación. Como una figura después de cometer el delito, que es grotesca cerca de la caída, su máscara lo mismo que decir, abandonarse, en- será ese modo indiferente con el que tregarse al mal que le da existencia a cree alejarse de las cosas, pero llega a través del pasado destruido. entender que no podrá ser así. La locura, la simulación y la comedia traen un enorme cansancio a cuestas; Un libro muy reciente toma el gro- Erdosain duerme vestido, como si no tesco arltiano como procedimiento y quisiera ser. En su casa negra, sufre su concepción de una serie de extensio- desdicha, el abandono provoca la caí- nes, y un estilo que particulariza una da. Es un desterrado de la felicidad, zona expresiva de nuestra literatura. que va buscando su encierro, se va “Entonces este texto se propone antes,

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luego busca y se detiene en ciertas opera- su capacidad de resonancia y su destie- ciones del texto arltiano, encuentra una rro, más allá de las ambiguas exégesis, red interna de relaciones, la emergencia que en verdad encubren el desconcier- de una trama, rasgos obsesivos y señales to ante la desmesura, y la intención que se condensan de forma rabiosa”.5 grotesco-plebeya, que a pesar de todo El grotesco está relacionado con el no saben cómo considerar. tema de la locura, ese umbral del va- Blanqueo expresivo se ha llamado a esa cío y del abismo, que entre otras cosas, virtud estética de encontrar en el gro- hace que sus rasgos penetren el lengua- tesco la posibilidad de acercamiento a je de la narrativa arltiana, para descen- la expresión justa, y por otro a cierto trar y dejarlo fuera de sí. rigor despojado, que sin prejuicios, y Como si esa particularidad, además hasta burlesca- de ser una desdicha o un sufrimiento, mente, toma al Ya David Viñas en su impor- consistiera en la oportunidad de un material narrati- tante trabajo “Grotesco, in- registro desmedido de estados de con- vo en su punto de migración y fracaso” había ciencia. La locura se instala incandescencia y formulado su caracterización en la oscilación y la duda del perso- de estilización. del grotesco como “sufrimien- naje arltiano, como la otra voz, que Arlt enrarece to sin voz”, como el lenguaje viene lateralmente en el relato. Hay el realismo, se librando una lucha hacia el una expresión directa, que el grotesco imbrica exage- interior de sí mismo, como acentúa, y derrama en recuerdos ex- radamente, con interiorización. céntricos. momentos de La zona alternativa (Nicolás Olivari, tensión, busca impactar y de forma Enrique González Tuñón, Roberto obsesiva, repite las imágenes sin ate- Mariani, los tangos de Enrique Santos nuantes. Discépolo, los grotescos teatrales de Rocco Carbone considera “lo grotesco Armando Discépolo, Raúl Scalabrini como una representación estética” o, Ortiz, y claro, Roberto Arlt), autores según dijo, como la proyección me- que no forman parte de la polarización diatizada de fenómenos surgidos a raíz tradicional Florida vs. Boedo, poseen del proceso inmigratorio y resultantes de “ciertos rasgos que son comunes”, ya complejas variables de integración”.6 que escriben obras de quiebre y de Ya David Viñas en su importante tra- fractura, lo cual hace que pueda consi- bajo “Grotesco, inmigración y fracaso” derarse que estos escritores conforman había formulado su caracterización del un grupo, y por lo tanto la lectura tiene grotesco como “sufrimiento sin voz”, que ser interpretativa, hermeneútica, y como el lenguaje librando una lucha no dejándose llevar por anécdotas, o hacia el interior de sí mismo, como in- costumbres de la crítica. teriorización. Se elige un texto de crisis, obra comple- En Roberto Arlt ese rasgo demoledor ja y variada: Los siete locos, la punta de de su lengua forma un idiolecto, un una seriación, que permite acceder a contraste entre órdenes de distinta ese corpus alternativo, que es como la naturaleza, la ensoñación turbia que emergencia de un lenguaje crispado. parece ser falta de motivo y sin em- Esta obra de Arlt sigue siendo, a pesar bargo se encuentra subordinada a la de la aparente canonización, un pro- expresión de esos seres que terminales, blema para la literatura argentina, por arrastran la destrucción de su pasado.

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Roberto Arlt

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El “realismo” arltiano es incoherente, piensa, sino que vive acompañado de deposita sus obsesiones, porque lo que una cohorte maltrecha de congéneres le interesa es lo sin salida, el ignorar generacionales que comparten posicio- lo que vendrá, lo imprevisto en toda nes estéticas y acaso temáticas: pesimis- su extensión imaginativa posible. La mo, percepción y anticipación de la cri- cultura de mezcla que resultó a partir sis socio-cultural y de conciencia, feroz de la integración inmigratoria produ- crítica a las soluciones liberales. jo formas de abordar, e indicaciones Esta corriente literaria constituida de de derrotero de lenguaje, que los es- hecho, posee suficientes elementos critores de esa tercera zona pudieron para poder pensar más adecuadamente aprovechar mediante la utilización de la literatura de ese tiempo histórico, una poética destemplada, en el sentido que tiene una enorme significación, de que era desmedida, paródica, y de porque allí comienza la fundación de alguna forma mimética. Ella duplica la literatura contemporánea argenti- la realidad y promueve acertijos que na. Es cierto que los diversos grupos únicamente pueden ser leídos como se interpenetraban, hay algunos cruces restos, pedazos, de una intromisión en e interferencias, y releyendo las obras la miseria, la promiscuidad, y en efec- podemos ver esas porosidades. Por lo tos necesariamente imaginarios. tanto, estudiar esos textos nos propor- Lo interesante de la lectura de Rocco cionará una visión más conveniente y Carbone es que al plantear esta zona matizada, para entender cómo se fue- alternativa está diciendo que hay que ron dando las cosas en la época, y qué complejizar el campo literario de los rasgos estéticos conforman la riqueza años 20 y 30, y de alguna manera re- literaria de ese período (20/30). Arlt coge una veta crítica, que esboza la escribe una narrativa inapropiada, que renovación de la crítica arltiana, pues proviene de una tomada posición que la tradicional está llena de esquematis- desecha el contenidismo y la utiliza- mos y rigideces que no condicen con ción acrítica de procedimientos de la el estado de situación. literatura de vanguardia. Con Arlt nos encontramos ante un es- Se parte de una concepción que es po- critor que siempre convocó muchos lítica, en el sentido que se configura lectores, por lo tanto debemos pensar como una interpretación de la crisis que, más allá de declaraciones explíci- social, encarnada en sujetos problemá- tas, sus palabras tienen la amplificación ticos y desvalorizados. de quien ocupaba y ocupa un lugar de Su “escritura” es aviesa, utiliza los re- confrontación respecto a nuestra lite- cursos que le dicta su experiencia en ratura. Se pronuncia como un escritor los barrios suburbanos de la ciudad, y que comparte el criterio de agruparse en la urbe con una mirada particular, que contra de un verosímil prestigioso, en convierte los espacios, las calles, en declaraciones que son “boedistas”, pero una forma especial de verlos, transfor- que son meramente tácticas, porque el ma cada elemento en parte, de modo Arlt que interesa es aquel que indaga que se transforma en algo arltiano, hay una condición y que barbarizado asume una ciudad convocada en su significa- la belleza convulsiva. Es el Arlt expresio- ción más secreta y extraña. nista, que hace literatura de vanguardia Son los días de un desesperado, los de a pesar suyo. Que no está solo como se Erdosain, de alguien en la frontera de

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la locura. El escepticismo lo lleva a ac- ambigüedad, todo esto tiene que ver tuar de una forma que parece rondar el con el lenguaje del sueño. delirio y el vacío. Y que se desdice cons- El sujeto arltiano Erdosain está en situa- tantemente. Su vacilación lo conduce ción de revuelta, es estado de negación, a hondonadas que no puede evitar, y al borde de emprender un paso defini- quienes lo acompañan son como repe- torio: ser a través del crimen, cometer un ticiones y variaciones de su indecisión. delito o una fusión, que entiende que La miseria le organiza la vida, lo obliga a no lo va a conciliar con lo que es. El determinadas acciones, lo inutiliza, y lo lenguaje, es perverso, está fuera de cau- descarta para la vida social, lo irrita y lo ce, posee algo de destructivo, e irradia saca de quicio, le da un lugar dislocado. su desconsuelo porque se queja y pre- Por lo tanto, el material narrativo con- gunta de manera constante. diciona el estilo. Hay connivencia en- El horror que experimenta recae sobre él tre varios fragmentos de su persona, la mismo, hay algo trastocado, acaso fuera procedencia de clase (unas capas me- de orden, que lo empuja contra los otros dias que entran en una zona de ano- y a obsesionarse en su sufrimiento. mia), lo que podríamos llamar signos El personaje solloza, agoniza, vislumbra, de una melancolía y de una estructura en realidad siente un gran cansancio y obsesiva, la fascinación por la locura sigue “embotado de angustia” porque y la muerte. La disgregación paulati- el sentido de su vida está extraviado. La na de la conciencia y de los vínculos extrañeza de vivir así se le revela como sociales. La idea misma de la angustia una circunstancia, tiene ensoñaciones existencial, como caída absoluta en un fantásticas y necias, irreales y torpes, el mundo de insatisfechos. sufrimiento es intenso: “Tanto creció Los perturbados de una situación de en- esta obsesión aquella tarde”. crucijada, las ensoñaciones de carácter ¿De qué se trata? Del encuentro for- ideológico. Todo aquello que hace que tuito con el excéntrico millonario que el sujeto se perciba como el hombre del lo salvaría. subsuelo, y que se repita, y se deja llevar Es un hombre que entra en el abando- por impulsos que no quiere manejar, y no y en la muerte, la enfermedad la- logran que cada día traiga más infelici- tente y el mareo lo atontan. Dice: “la dad, mayor sufrimiento, sin capacidad horrible miseria está en nosotros, “es la de respuesta. Que siga aislado en espera miseria de adentro, de la vida interior, de hechos imprevisibles que desbordan del alma”. Le falta entusiasmo, la indi- su cotidianidad y lo desubica. ferencia es aburrimiento, la falta de una El texto arltiano, en Los siete locos, pre- mentira grande. La sexualidad directa- senta la posibilidad de percibir, de ma- mente es negada o desviada, es tal vez lo nera dicotómica; hace que por lo me- que no se puede alcanzar con plenitud. nos veamos, en ese juego de versiones, “Vean... mi vida ha sido horriblemen- la oportunidad de que continuemos te ofendida... horriblemente magulla- perplejos, acerca de la oscilación de la da” (Los siete locos, p. 51). veracidad de los hechos narrados, és- Vergüenza, hundimiento que hace tos no son unívocos sino polivalentes, encoger el alma, que modifica la con- pero queda en nosotros la curiosidad ciencia, minimizándola. Erdosain está del hallazgo, la lectura también es os- “adormilado”, no ve, entra en el sueño. cilante y vacila en el horizonte de la ¿Vive o se imagina vivir? Está en una

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vigilia muy cerca de lo onírico. Cuan- Esa vacilación activa, el movimiento do el entusiasmo lo colma el narrador grotesco, es la presencia de la ambi- dice que “giraba en torno de la idea güedad, y la simulación que se percibe eje con palabras numerosas”. “Nece- en los gestos y bufonerías, las superpo- sitaba agotar todas las posibilidades siciones ideológicas –del fascismo, sin de expresión, poseído por un frenesí transiciones, a la parodia del comunis- lento que a través de las frases le daba mo–, demuestran que este giro es una a él la conciencia de ser un hombre ex- presencia constante en las deliberacio- traordinario y no un desdichado”. nes de la secta. El objetivo parece ser El libro de Rocco Carbone se suma al llenar con esa fauna de desesperados interés de la crítica respecto a la obra los cimientos de una propuesta descon- arltiana, y lo hace con análisis y argu- certante. En la oscilación grotesca de mentos novedosos e instigantes. Su Los siete locos, reúne las perversidades objeto es la novela Los siete locos donde potenciales de Erdosain que contem- el grotesco está presente; Carbone de- pla una repetición invariable. El sen- muestra en sus entradas la complejidad tido allí está pervertido, descolocado, y diversidad de miscelánea del texto, y por lo que no podemos sino rodear aborda la problemática con los recursos esta deformación. de quien trata de comprender, y poner La novela une fragmentos, y el género, en justa relación lo que se viene dicien- ya híbrido de por sí, en un texto de do respecto de la narrativa arltiana. fractura redobla la apuesta. El trabajo Es un ensayo especial para los seguidores de Rocco posee bifurcaciones que lo del escritor argentino que, como puede llevan a replantear ciertos aparentes verse, despierta controversias, y es difícil conflictos y contradicciones, es una de canonizar con simplicidad. Muchas mirada incisiva sobre la constelación cosas que parecen unánimes, en verdad arltiana y la búsqueda de sentidos dis- encierran versiones y entredichos. persos e inquietantes. La idea de separar Los siete locos y Los La ciudad con sus mezquindades ur- lanzallamas, pensándolos no como un banas, son un espacio de alguna forma mismo texto novelesco, como se viene nuevo se presentan en prolongaciones haciendo, sino como dos instancias dife- que inhiben y que se reproducen en un renciadas, que guardan su especificidad, movimiento de identidades irresueltas. permite entender que en muchos aspec- Se trata de estados de conciencia, por tos la obra de Arlt, no está clausurada ni donde se filtra el mundo, o sus restos cerrada, y hay que seguir discutiéndola. abominables y corporales, como la luz La “temporalidad grotesca“ le sirve a de la claraboya que el niño vislumbra Arlt como principio ordenador del re- en un estado de espera del castigo. lato, estructura los hechos narrativos, El relato se estructura en ese vagabun- y constituye una particular lógica, que deo por la ciudad, en el medio hostil Carbone desentraña hasta en los más de esos hombres desterrados. pequeños detalles. El síntoma de crisis es este “contraes- Entre lo falso y lo cierto la mentira que tilo” del grotesco que Rocco entiende es un motor privilegiado de la narra- claramente la consabida “mala escritu- ción, sobre todo en la sociedad secreta, ra” arltiana convirtiéndola en un modo invade el presunto saber, y farsesca- expresivo y estético, que por lo menos mente cunde en lo incierto. hay que leer como una operación.

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Espantado, envarado, el sujeto inventa ción de lo narrado, alegoriza la crítica, una realidad y un mundo en sí mismo, trabaja en la manera de un saber en mo- no lo reproduce, y sí se mimetiza. vimiento que se expande en la trama. Escribir como un escritor popular, con ¿Ese narrar ambiguo, no será resul- un habla excluida, un lenguaje de to- tado de la misma naturaleza del ma- dos “coloreado de matices extraños” terial? Acaso la consecuencia es jus- que sólo se brindan en esa densidad de tamente que no se sepa bien quién lo siniestro, y con la palabra valorizada narra, y así proseguir. como “código de crisis”. ¿Cuál es la verdad? ¿El narrador es om- Decir “carácter plebeyo”, o carente, nisciente, o atiende a las otras voces? es desconocer el lugar donde se escri- Las situaciones, hechos o indicios se be, porque implica que hay escrituras desmienten y todo se retoma, para no “aristocráticas”, y desde ese punto de esclarecer el relato. Se trata del reino vista, hay escritores puros. del pero, o de la otra posibilidad, todo En verdad, esto es “Entrevero y desdo- es burlesco, entra en la ambigüedad, blamiento producidos por el violento que al parecer es el verdadero sentido impacto inmigratorio”.7 del relato. El orden es cambalachesco, Lo que pasa es que el idioma de Arlt hay una activa mezcla narrativa. despedaza mediante su literatura los Tenemos que “esa fuerza centrífuga sentidos comunes, y conmueve el sa- introducida por el mismo Comenta- ber académico. dor, como estrategia para separarse del La incoherencia arltiana se desmiente contorno de los locos curiosamente, en la forma de relato, en la funcionali- tratándose de una típica vacilación en- dad de su estética. tre dos puntas, se transforma en cen- La construcción híbrida (esa dialogicidad trípeta, y en vez de alejarlo –como él que se encubre en la digresión, o en el uso quisiera– no hace menos que atarlo a del absurdo) Rocco Carbone la entiende lo que más rehuye”.8 como deliberada intención de Arlt. ¿No ocurre lo mismo con la crítica, o con El comentador organiza la narración y los aberrantes críticos arltianos que viven la filtra para el lector, ocupa un papel fascinados por ese discurso de la locura, preferencial en la búsqueda e investiga- la crisis, el grotesco, y las obsesiones?

NOTAS

1. Carlos Mastronardi, Prólogo a Los siete locos, Ediciones Clarín, La Biblioteca Argentina, Bs. As., 1964. 2. Sigmund Freud, “Más allá del principio del placer”, (Los textos fundamentales del psicoanálisis), p. 278. 3. Carlos Correas, Arlt literato, Atuel, Buenos Aires, noviembre 1996, p 151. 4. Jean Paul Sartre, San Genet comediante y mártir, Losada, 1967, p. 30. 5. Rocco Carbone, Imperio de las 0bsesiones. Los siete locos de Roberto Arlt: un grotexto, Editorial de la Universidad de Quilmes, 2007. 6. Op. cit., p. 77. 7. Op. cit., p. 377. 8. Op. cit., p. 432.

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Variaciones sobre la ciudad

Insistir en un tema, bordearlo desde distintos ángulos, recobrarlo y desmenuzarlo hasta que, por fin, emerja una nueva idea. Tal es el propósito de esta sección que integra ensayos diversificados pero que, necesariamente, convergen en el intento de dar cuenta de las transformaciones urbanas. Un campo de batalla se asemeja a la ciudad, donde las estrategias de subsistencia inventan mapas fuera de escala, en una lucha en la que sólo las ruinas permiten recrear una ciudad para que su memoria cultural no se sacrifique en edificios restaurados. Esa reivindicación parte de una valoración de una ciudad que vibra estructuralmente con sus oscilaciones entre la desaparición y la eter- nidad, “que se desgarra en los suburbios”, ambas ideas pertenecen a un Borges, que también pensó a Buenos Aires como una gesta heroi- ca. La “cuadratura de la lengua”, sugiere Horacio González, es el es- pacio que aún conservamos vivo. Un idioma surcado por costumbres e implícitos que trabajan por señas o por palabras y cuyo significado lo da la propia situación enunciativa. Hay una geografía sensible recorrida por el habla de la ciudad que convive con una dinámica desterritorializada, subsumida a los poderes globales. Si hablamos de territorios es difícil no penetrar en el enigma Puerto Madero, espacio insular, poblado por las oficinas de un capitalismo trasnacional y las vanguardias del design. Pero hay otro puerto, aquel de los sueños de un cosmopolitismo ultramarino pergeñado por una élite ostentosa y dependiente. María Pía López y Ezequiel Grimson, reconstruyen la historia de una ciudad que le dio la es- palda al río y que quiso enmendar sus decisiones construyendo un puerto en el que sus aguas fangosas no admitían buques. Una historia que va de Mariano Moreno a Alan Faena, ambos con un “plan de operaciones” sustancialmente diferente. El primero pro- ponía emancipar la nación, el segundo estetizarla para entregarla mansa a los designios turísticos. Mónica Lacarrieu, en esta línea, tra- baja sobre la segmentación del espacio urbano a partir de una nueva categorización cultural. Ella asigna zonas aptas para el desarrollo de un capitalismo post industrial y sus servicios de entretenimiento. Alejandro Grimson retoma la observación de las nuevas configu- raciones geográficas de la ciudad. Sus fronteras, las más visibles y aquellas móviles que se vuelven imperceptibles, herencia del des- mantelamiento de la trama industrial del país. Un suelo hecho de fragmentos que se distribuyen según sus proximidades, económicas y tecnológicas, con el mercado mundial. Es la ciudad parcelada por apropiaciones privadas que renuncia a una política pública de redistribución del espacio, tal como trabaja Jaime Sorín. Urbanismo contable o planificación de escritorio, que erradica a los moradores de sus márgenes por vías autoritarias o los radica por designios burocráticos. Distintas formas de insistencia sobre los mismos problemas. Es posible que los proyectos colectivos dependan de la fuerza de esa perseverancia. 214

Cuadrantes de la ciudad de Buenos Aires Por Horacio González

Una ciudad es su lenguaje. Un conjunto de significados implícitos que dan sentido a la vida en común. Son las formas vivas en las que puede habitarse un territorio. La mate- rialidad de la cuadrícula urbana, no puede pensarse sin la atribución de los lugares que crean las palabras; lo bajo y lo alto, lo presti- gioso y lo peligroso, el centro y la periferia, van designando, a partir de una valoración social, una geografía sensible recorrida por una memoria de las fuerzas históricas y sus conflictos. Pero la ciudad vibra al ritmo del azar. Una Buenos Aires que oscila entre el vértigo de su desaparición y la eternidad que le auguró Borges. La “cuadratura de la lengua”, piensa Horacio González, es el espacio que aún conserva- mos vivo. Convive con distintos usos de una ciudad que en su relación con la circulación dineraria global, hecha de flujos turísticos y bienes raíces, realiza operaciones por fue- ra de la cuadrícula de su espacio. Un poder que unas veces nombra y relocaliza, y otras desterritorializa las huellas de la memoria, sus palabras y sus cosas. LA BIBLIOTECA Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008

A Juan Molina y Vedia qué gobernarnos, como postulan los teóricos “identitarios”. Al contrario, es la identidad artera, la nuestra, que se Como sabemos, el lenguaje es traicio- consigue en actos que se parecen a un nero, delator, casi lo peor que hay. Se intento de huir de ella. La identidad forja en la refutación permanente de sus que no nos gobierna y que sin embar- propios méritos, y para cada hallazgo go nos acecha en el acorde perdido de nobiliario mantiene una cuerda divina una conversación. de vituperio, un elogio secreto a su pro- Sin embargo, el “bajo” no es otra cosa pio escarnio. Pero esto es lo de menos. que la barranca del Paraná. Se puede Lo sabemos todos y está bien estudiado ir hasta Tigre, si se quisiera, por el por los mayores lingüistas, Rousseau, “bajo”, evitando “el alto” San Isidro. Saussure o Borges. Pero si aceptamos Quizás esta manera de evitar siste- –por mera tentación y desmesura– que máticamente la palabra Paraná deja en los modos del lenguaje se hallan liberadas tanto la palabra bajo –es lo imágenes vivas del habitar común, po- que estamos diciendo– como la pala- dríamos detenernos en la forma en que bra barrancas. Es así que retomando la en la lengua se halla la ciudad. fuente Luis Alberto Spinetta ha can- La ciudad como topografía, como locus tado “Bajo Belgrano, amor ascendente”. o como geopolítica cotidiana. Cuando En cambio, Sarmiento fue implacable. le decimos al taxista vamos por el Bajo, En una visión tremenda de los intentos ya estamos estipulando un régimen de Rosas por terraplenar los bajos de de distribución de sentidos, cargado Palermo –esta expresión no existe– lo de significados implícitos. Podemos muestra como autor de un imposible imaginar mil historias de nuestra des- paisajístico y arquitectónico. “Palermo avenencia con los taxistas –en ese en- está situado en la vega del río; a tres cuentro obligatorio y exasperante que cuadras de la casa al norte, son cié- en general son los viajes en coches de nagos los terrenos, ciénagos eran los alquiler–, pero hay un acuerdo básico. cimientos del edificio”. Terquedad Decimos “el Bajo” y sabemos profun- y lodazal en el rosismo, obstinado damente de qué se trata. Innegable- en no usar las barrancas civilizadas y mente, un sentimiento de felicidad prefiriendo dejar su casa en el panta- previo al lenguaje invade nuestro es- no, en la poza del “bajo”, junto a los píritu. He allí la ciudad, antes de sus mosquitos y conchillas trituradas que predicados públicos. La voz “el Bajo” impregnaban todo de una fina capa de viene de lejos. Todos vimos graba- cal insidiosa. dos de lavanderas en una costa con Vamos por el Bajo, pues. Esta indefini- un Fuerte. Nada que ver con lo que ble zonificación abarca desde la Boca percibimos hoy, los famosos “terrenos hasta Retiro. ¿O me equivoco? Sí, es ganados al río”, y además, uy, uy, uy, difuso el bajo. ¿Abajeños? ¿Arribeños? Puerto Madero. El bajo alude a la his- ¿Cuándo se habló así, en los cromos toria de la lengua. Hoy es un relicto del de las Invasiones Inglesas? El bajo idioma, que sirve para entenderse en no tiene límites fijos, sus límites son materia de afecto urbano, de identidad su lenguaje. Es una forma de decirse posible en el habla. Esto quiere decir, habitantes de una ciudad, uno de los una identidad oscura, que no tiene por últimos secretos de la memoria urbana

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compartidos. La cuestión es que existe sea) una expresión proveniente de la el Alto. Si hay Bajo hay Alto. Lo dicta- especulación inmobiliaria, surgida mina el cuadrante. Sólo que no existía de una contraposición con Puerto en el lenguaje realmente hablado en Madero, que estaría... en el Bajo. En Buenos Aires. Era una expresión de los La Paz, El Alto arroja otros resultados tiempos de la colonia, de tufos nobi- notoriamente diferentes. Las palabras liarios. Estaba en del cuadrante son sociales, históricas, Veo en el uso de la palabra Los desuso, hasta que designan posiciones y trincheras urba- Altos de... (Palermo, lo que sea) la redescubrieron nas. La distancia, la geografía, supo- una expresión proveniente de las empresas in- nen un pathos de lucha simbólica. En la especulación inmobiliaria, mobiliarias, los nuestro lenguaje se hallan suscriptas. surgida de una contraposi- constructores de Mejor dicho, nuestro lenguaje es el ción con Puerto Madero, que shopping centers. efecto del modo en que se suscriben estaría... en el Bajo. En La Paz, Quieren signifi- entre sí esas geodesias de la ciudad. El Alto arroja otros resultados car con esa pala- Pero el verdadero cuadrante de la ciu- notoriamente diferentes. Las bra un sentido de dad se halla en la lengua que menciona palabras del cuadrante son so- alcurnia, linaje, los cuatro puntos cardinales super- ciales, históricas, designan po- aristocracia. “Ele- puestos a una zonificación simbólica. siciones y trincheras urbanas. vación”. Es un Norte, Sur, Este, Oeste. Veámoslos en La distancia, la geografía, su- vocablo-embra- Buenos Aires. Para ser bien antiguos, ponen un pathos de lucha sim- gue. Con él se in- consideremos a estos nombres con bólica. En nuestro lenguaje se troduce el pasaje efectos que llamaremos connotativos. hallan suscriptas. Mejor dicho, hacia una ilusión Está claro que el Norte es zona bien nuestro lenguaje es el efecto del urbana basada en abastecida, lo que en la conversación modo en que se suscriben entre el prestigio. Una habitual llamamos pudiente, incluso sí esas geodesias de la ciudad. ciudad produce copetuda o paqueta. Cuando con- ocultas señales versamos probamos todas las notas de prestigio, aureolas de celebridad, disponibles. “Garquetas”, también cuadrículas y distinciones incesantes decimos. ¿Pero se sigue sosteniendo entre lo bajo y lo alto, todo en ella está la leyenda del “Barrio Norte”? Está en función de una fascinación por el el edificio Estrugamou y tantos otros, honor habitacional en cada uno de sus joyas del bello estilo metros cuadrados. Los tangos, a veces, Sin embargo, la expresión lo sigue se dedican a captar esto. Luego los es- diciendo todo, en cuanto a la coinci- tudiosos también. dencia de una notación urbana y un En La cabeza de Goliat, todo lo que signo social. No decimos nada nuevo. Martínez Estrada llama inauténtico La geografía es una ciencia de la de- o desvitalizado, es en verdad un uso signación de valores sociales en última del prestigio como acto de la razón instancia, un saber sobre el territorio abstracta. La urbe no puede volver considerado como una sensibilidad por la razón de sus ruinas, fracasa de fuerzas históricas en implícito cho- en su pobre memoria racionalista si que. Todo el Norte connota bienestar, quiere ir a buscarlas para reponer el distinción social, quién sabe hasta vínculo entre las varias generaciones cuándo. De ahí que Puerto Madero, de urbanitas. Veo en el uso de la pa- que hereda esas señales, es sólo Puerto labra Los Altos de... (Palermo, lo que Madero, porque está en el Este y no

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puede decirlo. No hay nada en Buenos Peredo o la de la familia Paz –ahora, Aires que apunte el Este en el nomen- respectivamente, la Embajada del Brasil clador sentimental y honorífico de la y el Círculo Militar–, respiran un “aire ciudad. No hay un East River o una Louvre” que alcanzan para mantener Ciudad del Este, como en el Paraguay enhiesto el buen nombre norteño, aún fronterizo, nombre que reemplaza por solicitado por empresas inmobiliarias, apelación al cuadrante el soterrado como Nordelta, y otras que no cuesta apellido stroessnerista. traer a colación. En las crónicas resabidas figura el tras- En el Sur, en cambio, está la ciudad lado de los sureños de la ciudad en los vieja, la calle Defensa, que se llamó años de la peste amarilla: 1871. Los que Liniers, hasta que éste fue proscripto, pueden huir de una epidemia o una y también Reconquista, hasta que ésta guerra, poco a poco descubren que los debió ceder su extensión al sur por nombres del cuadrante pueden servir el nombre anteriormente mentado. de apostadero significativo, de distin- Defensa, pues, como una variación de go y gracia. En parte gracias a aquella la Reconquista. Uno, modesto, el otro gran mudanza, el Sur pasa a ser un ampuloso. Vienen de Clausewitz. An- talismán propiciatorio del límite con ticipaban al peronismo. Militarmente la pampa, el pintoresquismo, el obre- son complementarios, pero en el ca- rismo, las barracas y los descampados, tastro urbano, opuestos y mutuamen- los basurales, la quema, y también el te accesorios. Por después indefinible donde se hallaría el la calle Defensa El Sur pasa a ser un talismán reborde perfumado de la alfalfa, anun- entraron los in- propiciatorio del límite con ciadora de la frontera con el perfume gleses en 1806. la pampa, el pintoresquismo, rural. ¡Caramba! Y pasa a ser también En Defensa y el obrerismo, las barracas y el lugar de una retirada hacia un des- México estaba los descampados, los basu- tino nacional recubierto de enigmática el cuartel de la rales, la quema, y también el violencia, con la que los ajenos –Juan Mazorca. Un después indefinible donde se Dahlmann– deben decidir quienes son edificio que debe hallaría el reborde perfuma- y qué son a un precio fatídico. datar de 1870 do de la alfalfa, anunciadora El “barrio Norte” cargó su pena simbóli- ahora lo reem- de la frontera con el perfume ca por largas décadas. Martínez Estrada, plaza, construido rural. ¡Caramba! Y pasa a ser en su Qué es esto, le atribuyó a las enig- quizás unas dé- también el lugar de una reti- máticas huestes del 45 la propensión a cadas después de rada hacia un destino nacio- realizar un “San Bartolomé del Barrio la caída de Rosas; nal recubierto de enigmática Norte”. Ahora, esas filas de timbrecitos es ahora un mu- violencia, con la que los aje- en los porteros eléctricos de la Avenida seo del ejército. nos –Juan Dahlmann– deben Santa Fe, dan una idea crepuscular, gru- Si quisiéramos decidir quienes son y qué son mosa y abigarrada de la avenida cele- pulsar una tecla a un precio fatídico. brada, multihabitada en departamentos a lo Martínez que en su apiñamiento pueden tener el Estrada –el sueño del pibe– veríamos consuelo del antiguo nombre egregio. en ese reemplazo el testimonio de lo Es cierto que están los palacetes de los que el futuro de las ciudades le debe años 20, como el Estrugamou, que a un pasado ruinoso. Sobre un plano tiene una imitación de la Victoria de soterrado impenitente se produce una Samotracia en su entrada. La mansión negación complementaria.

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A la vez, en la memoria, sólo se encuen- El sur de la ciudad de Buenos Aires tran desechos, escombros. Una ciudad es a la periferia como el norte le se- es el equivalente ideal a la arquitectóni- ría al centro. Véase lo que los diarios ca de la memoria, con sus planos rotos ponen en “centro” cuando dan el y sus excavaciones involuntarias. La programa de los cines. Pero veamos “Roma de Freud”. Un espíritu desolado ahora el Oeste. El oeste, a diferencia estaría apilando del este, es también una notación de El Oeste está cargado así de detritus urbanos lugar que también implica un elenco dilemas ferroviarios. Está el que llegan y se de exaltaciones colectivas, públicas. Mercado del Oeste, la Remisería combaten entre sí No es un signo indiferente. Ferrocarril Oeste y Oeste Estudio Teatral, pero son también Oeste, se dice. Y sabemos que puede de Graciela Caminos. Casi la revelación de ser un grupo de bochas, un club de como en una resonancia de lo una continuidad o fútbol o un almacén de barrio. En que significan los nombres de de una maldición. Trenque Lauquen hay un club de Oriente y Occidente, que de cla- ¿Los sordos rui- fútbol Ferrocarril Oeste. ¿Por qué po- ves cardinales del territorio pla- dos de la Mazorca ner ese nombre si ya hay uno famoso netario pasaron a ser formas del se escucharían en Buenos Aires? ¿No podrían ponerle espíritu, categorías hegelianas, ahora como len- Catriel o Pampa brava? No, por allí filosofías de la cultura y la gue- gua arqueológica pasa el ferrocarril oeste, antigua nomi- rra, nuestra modesta zona occi- de otra capa de nación del cuadrante, pero que cobra dental se extiende a lo largo del la vida militar vida, revela destinos, genera hincha- ferrocarril problemático. argentina? Véase das, provoca lenguajes y cofradías. Lor el edificio del verdolagas. ¿Se quiere algo más anodi- Banco Provincia en la calle San Martín. no que el Ferrocarril Central? FFCC, Una placa en su fachada, que debe ser de según las viejas siglas de los ingleses. 1930, da cuenta de todas las utilizacio- Y allí queda prendido irreversible- nes de ese predio, escuela de náutica, de mente Rosario Central o simplemente dibujo, de matemáticas, casa de la mo- Central. Los nombres son finalmente neda, banco, etc. Se apilan funciones del huesos, quedan pelados en el olvido de Estado nacional, historia constante de la su origen, una innovación técnica, el relación entre Buenos Aires, la ciudad dictamen de un teodolito, la distraída y la provincia del mismo nombre. Un mención del santo del día, un acciden- interesante jeroglífico, desde Belgrano te menor del terreno, el tesaurus del a Jauretche. Pero todo esto está en el nomenclador burocrático del Estado, centro, o en el microcentro. Estas expre- etc. Y se convierten en gol. siones del cuadrante, de la geometría de El Oeste está cargado así de dilemas fe- un plano espacial, son balizas correlati- rroviarios. Está el Mercado del Oeste, vas a la pasión urbana. Geometría es pa- la Remisería Oeste y Oeste Estudio sión, ya lo sabemos. Y lo que significa el Teatral, de Graciela Caminos. Casi centro en todos los sistemas lingüísticos, como en una resonancia de lo que también lo sabemos: qué valores se pro- significan los nombres de Oriente y pugnan, qué modalidades del sentir se Occidente, que de claves cardinales agitan. El contraste centro-periferia está del territorio planetario pasaron a ser siempre en la lengua, siempre al acecho, formas del espíritu, categorías hegelia- siempre en actividad subterránea. Mao nas, filosofías de la cultura y la guerra, no inventó nada. nuestra modesta zona occidental se

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extiende a lo largo del ferrocarril pro- duda documentos y memorias bajo blemático. Todo lo que en nuestra len- formas diversas que digan que allá o gua se halla alojado en la conjunción allí ocurrió lo que pensamos e ima- de la cartografía con la antropología ginamos. Y sin aun no hubiera más urbana, apunta su flecha hacia remo- nada, lo último que desaparecería sería delamientos de la ciudad, las finanzas el saber tectónico, la existencia fáctica especulativas de la urbe, los proyectos de la ciudad. Dicho de otra manera, la del Estado y su gestión democráti- historia no es otra cosa que ciudades ca. Respecto a las “finanzas especu- desaparecidas. Aunque no conozco un lativas”, si es que algunas no lo son, escrito realmente conmovente y radi- debemos decir que Puerto Madero co- cal sobre la desaparición de Buenos mienza por ser una apuesta financiera Aires –Borges la declaró eterna, pero que se traduce en una manifestación comparándola con elementos a veces arquitectónica y urbanística. No es volátiles de la naturaleza–, abundan las nueva la comparación entre finanzas utopías posdatadas. Una de ellas, la del y urbs, propia del modernismo. Un Eternauta, pos y predatada, detiene la sinfín de factores relacionados por el Augusto Tejada azar, la ansiedad, la sensación de vér- tigo, la expectativa del apostador y su quiebra, hacen a la esencia de la vida urbana. La ciudad tiene la hora pico y la bolsa la hora de cierre, pero las dos son formas del uso del tiempo según la aglomeración de intereses y los es- pasmos de aflojamiento de la tensión. El aspecto ineluctablemente volátil de la confianza –no la desconfianza– es lo que las caracteriza. Sin embargo, la Bolsa puede ser lo con- trario a la Ciudad –véase la novela de Julián Martel, mediocre, cuestionable, pero jugosa– pues en lo que ésta tiene de materialidad tectónica, de aspecto constructivo, somático, queda como un testigo de la historia que pasa al- rededor. ¿Es la misma Catedral dónde se coronó Napoleón en 1804 la que ahora recorremos como impávidos turistas? ¿Dónde y cuándo se evapo- raron tales hechos? ¿Los veo en el fa- moso cuadro de David? Como sea, la presencia de la ciudad atestigua que el hecho existió. Y si no existiera el em- plazamiento del hecho, si no hubiera más que ruinas, o siquiera éstas, o en su lugar hubiera otra cosas, habrá sin

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ciudad a fines de los años 50, pero la nombres de pintores franceses del siglo pone en estado de “eterna como agua XIX y vendrán con nosotros. ¿Cómo y el aire”. La eternidad no es más que será esa situación? ¿Cuánto tardó un juego pasajero de la naturaleza. Brasilia en ser Brasil? Era y quizá sigue Pero volvamos a Puerto Madero. En siendo sólo la capital, con el arrebato el futuro será integrado, atraído por fourierista de Niemeyer: fracasado. la ciudad, pero no puede ser ahora el Pero qué fracaso. balcón que juzgue la ciudad efectiva. Puerto Madero ya no es puerto ni ciu- Hace su operaciones al margen del dad. No la comprendemos. Podemos cuadrante. Es otra ciudad. No es aún pasear por ella, admirar sus construc- Buenos Aires. Ni siquiera es una ciu- ciones con un ligero aire posmoderno. dad, todavía es el río, el puerto. O la Algo nos quieren decir esos rascacie- extinción del puerto. Es una ilusión lo los. Pero... la palabra rascacielos se ha que vemos cuando pasamos con el co- detenido en el Kavanagh. A él le co- lectivo, esas grandes grúas, los gigantes rrresponde. Era el éxtasis de cuando robots edilicios con elegantes cabezas éramos chicos y leíamos Superman. El truncadas y previsibles formas narra- Kavanagh es un rascacielos. Los de- tivas. ¿Qué nos dicen? Que los espe- más no lo son, lo que hace Pelli son remos, o que una ciudad los espera, desafíos a la naturaleza de otra índole, que alguna vez van a dejar de recibir quizá mística, de una mística capita- Archivo Fototeca “Benito Panunzi”

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lista, que ya puede corresponder tal nubladas, antagónicas. El espacio es el vez al capítulo final de las ciudades. tiempo y el tiempo son los nombres Solo habrá Torres en “Kuala-lumpur”. parciales e incompletos de una ciudad. ¿Dónde queda? Por otra parte ¿quién “Vamos por el Bajo”. Cada vez que se va a hacerle ahora cosquillas al cielo? dice una tontería, esta estupidez, revi- Es una ingenuidad de Flash Gordon. ve la ciudad inexistente en la ciudad Ya no hay héroes espaciales. Solo hay realmente existente. espacios que conservamos en los cua- drantes de nuestra lengua. (Agradezco a Ezequiel Grimson que me Buenos Aires todavía no tiene Este. recordó Bajo Belgrano de Spinetta y las Se conforma con el Sur, el Oeste y el crónicas sarmientinas de la campaña del Norte. Ellos luchan en la lengua car- Ejército Grande). gada de espacios, de calles y memorias

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Soñar un puerto y despertar en un barrio. Notas sobre Puerto Madero Por María Pia López y Ezequiel Grimson

Puerto Madero, sitio en el que se condensa la historia nacional y las vicisitudes de un presente incierto, es el objeto de esta profunda investiga- ción que realizaron María Pia López y Ezequiel Grimson. Un recorrido sobre el derrotero de lo que iba a ser el puerto de la ciudad, y que va de Mariano Moreno hasta la reciente instalación de las oficinas de Google. Las polémicas entre los dos proyectos fundamentales, el de Madero, signado por erogaciones sospechadas, sujecio- nes a poderes externos, complicidades espurias y funcionalidades dudosas, es contrapesado con el proyecto que su antagonista mayor, Huergo, discute en asambleas de ingenieros. Debates que resonaron en los medios de la época, y que manifiestan voluntades políticas radicalmente diferentes. La decisión de Roca de adjudicar el diseño y la implementación del puerto a Madero echa por tierra las posibilidades de pensar otras formas de integración territorial y social, suge- ridas en el proyecto del ingeniero Huergo. Bajo la presión de los flujos financieros, tu- rísticos y las tendencias del design, el puerto fracasado es convertido en barrio. Sus restos, diques y silos, se vuelven cualidad estílistica, anacronismo recuperado por el vanguardis- mo estético que libera los símbolos de sus ata- duras históricas dejándolos disponibles para su utilización comercial. Un barrio apartado, insular, que mira de frente al mercado global y da la espalda a una ciudad que acecha. LA BIBLIOTECA Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008

Migraciones. Desde las erosiones ori- río, los barcos la ciudad, y el río, aun- ginarias de los ríos, flotando en cauces que renuente, aparece ya destinado a diversos hasta alcanzar los meandros la apropiación mercantil. de la llanura, cristales de arcilla, limo y Desde mediados del siglo XVIII proli- arena son arrastrados por las corrientes feran proyectos para mejorar la infra- del Paraná en turbulentas travesías. En estructura portuaria, aunque sólo unos el estuario del Plata, donde las aguas se pocos irán del diseño a la construc- derraman y dispersan sobre una super- ción. A la altura del convento de Las ficie inédita, estos fragmentos de tierra Catalinas, se construyen un murallón desplazada tienden a depositarse sobre de piedras y un muelle sobre el borde el lecho desarrollando un delta. Pero de las aguas para facilitar el amarre y el Río de la Plata no es un espejo: en el desembarco sobre la playa. Luego, la banda oriental abundan los puer- un flamante virreinato proyectará su tos naturales de aguas profundas, con puerto: Manuel Belgrano, secretario sus orillas de piedra y arena. Frente a del Consulado, Buenos Aires, una extensa playa ten- ordena sondeos Limitación esencial y casi fatal dida de barro aluvional surcada por sobre la costa del paradoja del puerto: la dificul- pozos y lomas distancia la barranca río. El puerto es tad de los buques para arrimar sobre la que se levanta la ciudad de las sueño y necesi- a la costa anegadiza se debe a la aguas hondas del río. Limitación esen- dad. Se inicia la falta de agua. Con la rompiente cial y casi fatal paradoja del puerto: la edificación de un sobre el fango, y embarcaciones dificultad de los buques para arrimar muelle de atra- de poco calado en el Riachuelo a la costa anegadiza se debe a la fal- que en el bajo de y la Ensenada, sobre estas playas ta de agua. Con la rompiente sobre el La Merced, pero de agua baja, entre bañados, ca- fango, y embarcaciones de poco calado el gobierno colo- ñadones y juncales, sedimentan en el Riachuelo y la Ensenada, sobre nial interrumpe naturaleza y cultura. estas playas de agua baja, entre baña- su construcción y dos, cañadones y juncales, sedimentan un temporal derrumba sus restos. naturaleza y cultura. Hasta avanzado el siglo XIX los barcos de ultramar no alcanzan a acercarse a Derrotero. Hombres que evitan la menos de 6 u 8 millas de la ciudad, costa en la que Solís fue partícipe in- donde fondean sobre una depresión de voluntario de un banquete fundan cerca de 15 pies de profundidad. Allí, la ciudad de Pedro de Mendoza. La pasajeros y cargas transbordan a em- abandona e incendia Martínez de Irala barcaciones menores, que van y vienen dejando una pareja de cerdos en una desde los muelles si la altura del agua lo de las islas de San Gabriel. Buscando permite o descargan pasajeros y objetos un puerto, hombres llegados desde las sobre carretas, animales, marineros y entrañas de los ríos de la tierra proyec- estibadores hasta tierra firme, para re- tan la Buenos Aires de Juan de Garay, montar luego la pendiente de la costa. cuya cuadrícula aún perdura. Poco puerto el de Buenos Aires en Las primeras obras portuarias de la 1810: un embarcadero en la Ensenada ciudad son defensivas: un torreón con con discreta profundidad natural, un artillería sobre la boca del Riachuelo, canal de acceso al Riachuelo de sólo un un faro y un muelle de madera para fa- metro de hondura con el río en su al- cilitar el amarre. La ciudad buscaba el tura media, la habilitación de muelles

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precarios sobre las márgenes de la des- Puerto Madero, la nueva ciudad de embocadura y al norte, desde el Fuerte los negocios, mira hacia el río, esqui- sobre la ribera, un gran murallón de vo, sin embargo, a la vista del peatón. piedra inaccesible para la mayoría de Sus calles llevan el nombre de lucha- las embarcaciones. doras sociales. Entre ellas, una de las Mariano Moreno dispone la habilita- fundadoras de Madres de Plaza de ción y arreglo del puerto de Ensenada Mayo, luego detenida-desaparecida. al día siguiente de anunciar la cons- Los negocios no son incompatibles titución de la Junta a los pueblos del con los símbolos que provienen de una interior y a los gobiernos del mundo. historia de confrontaciones y críticas. Crea la Capitanía de Puerto, orde- Azucena Villaflor y Alan Faena. Dicho na la reapertura así: chirrían. Sin embargo coexisten, Habría que diferenciar, se de los puertos símbolos ambos, nombres de algo más dijo, entre las necesarias auto- de Maldonado que una trayectoria personal, son capas pistas de Cacciatore y la políti- y Carmen de de ese mundo complejo que se llama ca asesina del gobierno al que Patagones, dis- Puerto Madero. Y no decimos com- pertenecía el brigadier. Auto- pone reparar los plejo para renunciar, en ese adjetivo, a pistas y desaparecidos no se muelles, “canali- la interpretación, sino para interrogar reclamarían mutuamente. Del zar el Riachuelo en él procesos que son los de la ciudad mismo modo, la renovación y cortar las causas contemporánea, historias en las que de Puerto Madero no impli- que han moti- se imbrican la economía, la técnica, la caría su revés de desocupación vado su destruc- política y la literatura. Coexisten. Los y empobrecimiento de las ma- ción”. Si fue él símbolos. De esa convivencia, ¿qué yorías sociales. Es una lectura quien propuso hipótesis podemos extraer? ¿La de la tranquilizadora: los hechos ur- entregar la isla de posible separación entre los aconteci- banos concebidos como crea- Martín García a mientos técnicos y urbanos de la mo- ciones materiales, que pueden Inglaterra “para dernización y los contextos culturales separarse de sus orígenes espu- que, poblándola en los que ellos se presentaron, aliados rios o sus compañías indesea- como una pe- de la exclusión y el empobrecimiento? das para merecer otro sentido. queña colonia y ¿O la de un cierto momento de la vida puerto franco a social en el que los símbolos dejan de su comercio, disfrute de ella como re- arrastrar la pesadez de una obligatorie- conocimiento de gratitud a la alianza y dad frente a ellos y flotan sobre distin- protección que nos hubiese dispensado tos acontecimientos, incluso los que en los apuros de nuestras necesidades y parecen más ajenos a ellos, posándose conflictos” aún hoy se discute. Zarpa sin resquemores ante cada pedido? desde la Ensenada de Barragán en el La primera hipótesis se escuchó en la verano de 1811 rumbo a Londres con escena política argentina, formulada viento sudeste y agua alta. No vuelve. ante un hecho urbanístico próximo al Puerto Madero: habría que dife- Paradoja: La que describen Mariana renciar, se dijo, entre las necesarias Santángelo y Gabriel D’Iorio en El autopistas de Cacciatore y la política río sin orillas. Buenos Aires, la vieja asesina del gobierno al que pertenecía y tenaz ciudad, dio la espalda al río, el brigadier. Autopistas y desaparecidos también para no ver los cuerpos de no se reclamarían mutuamente. Del los secuestrados cayendo de aviones. mismo modo, la renovación de Puerto

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Madero no implicaría su revés de des- tribunales, la extensión de la red de ocupación y empobrecimiento de las subterráneos y “la transformación y mayorías sociales. Es una lectura tran- remodelación urbanística y paisajística quilizadora: los hechos urbanos con- de las tierras correspondientes al Puerto cebidos como creaciones materiales, Madero”. Faena, con su F mayúscula e que pueden separarse de sus orígenes insistente, erigió el monumento que a espurios o sus compañías indeseadas esta parte de la ciudad le correspondía. para merecer otro sentido. Pero las Silos construidos en 1902 y largamen- autopistas o los puertos o los barrios te abandonados fueron convertidos acontecen también políticamente: en en hotel y residencia. Nada más dis- su modo de inscribirse y rehacer zo- tante al estilo de las edificaciones de nas de la ciudad impulsan un tipo de Cacciatore –con su sobrio racionalis- circulación –inhiben otros–, solicitan mo y su gusto por el vidrio que se deja formas, costumbres y subjetividades; atravesar por la mirada vigilante– que desdeñan otras. O para decirlo con la impronta Faena sobre lo antiguo. menos énfasis determinista: se alían a Quiere hacer, dice, un recordatorio ciertas travesías, formas y sujetos. persistente de las glorias de la ciudad: Osvaldo Cacciatore, en Sólo los hechos, lo hace, queriendo también, con un escribía su fracaso en remozar y rees- kitsch rojo, de baratija cara y distin- tructurar la zona sur, con los rellenos ción comprable. Capa de lo nuevo y del río, el traslado de los cuarteles de volátil tirada sobre el ladrillo inglés de Granaderos y Policía Montada, de los la construcción anterior, lo niega a la Ver nota 1

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vez que lo redime de ser testimonio o un millón de libras esterlinas: onerosi- resto de esa otra ciudad que alguna vez dad del sueño de la ciudad portuaria. fue esplendorosa. No se hizo bajo el La garantía es la totalidad de las tie- poder militar –quedó del proyecto fa- rras públicas de la provincia. Renuncia llido la reserva ecológica– pero sí bajo Rivadavia, el proyecto se abandona, la un gobierno de los negocios. hipoteca persiste. Años más tarde, mientras una fraga- Perspectiva. En la era rivadaviana, ta británica navega rumbo al norte la Sala de Representantes sanciona la con a bordo, Ley de Promoción Portuaria. Los in- un concurso hace florecer en Buenos genieros ingleses Bevans y Rann, con- Aires nuevos proyectos para el puerto: tratados por el gobierno, elaboran tres dársenas y estanques, muros de atraque proyectos: una dársena frente a Retiro, costero, esclusas de madera y piedra, un dique en el bajo de la residencia y muelles frente a la ciudad o sobre las un canal que conecta el Riachuelo con márgenes del Riachuelo. Con la ciudad el puerto natural de Ensenada. Se pro- dando la espalda a la Confederación, yecta, también ganar tierras sobre el su gobierno autoriza la demolición del río para desarrollar un nuevo barrio: viejo fuerte para levantar una aduana The new town. Rivadavia contrata un con su muelle al frente y otro para pa- Ver nota 2 empréstito con la Baring Brothers por sajeros de cientos de metros entrando

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en el río sobre los bajos de La Merced. Sarmiento– al mitológico Oriente un Un muelle particular construye la em- campo de la investigación científica y presa “de las Catalinas” a la altura de de la transacción mercantil. Si el canal la calle Paraguay. Soluciones parciales: era avanzada de la civilización –con las pequeñas embarcaciones pueden, sus banderas de progreso, mercado e con el río alto, llegar hasta la ciudad ilustración–, para la pequeña Buenos evitando la mediación de los carros en Aires el puerto era puente y esclusa la descarga, pero los grandes buques para no recaer en la barbarie. siguen mirándola a lo lejos. Se multi- plican los proyectos irrealizados: entre Dos puertos. , primer in- ellos, el del ingeniero Coghlan con dos geniero graduado en la Universidad de dársenas en el bajo de la residencia en Buenos Aires, En 1875 concursa y ob- comunicación con el Riachuelo y dos tiene la adjudicación de las obras del proyectos de Eduardo Madero (el pri- Riachuelo. Canalizar, ensanchar, pro- mero presentado en 1861 y el segundo fundizar, abrir nuevas bocas, construir en 1869). Otros ingenieros, en cuyos muelles, son los verbos de su respon- nombres resuenan nacionalidades y sabilidad. Al poco tiempo, las obras linajes –como Lindmark, Burmeister, permiten el acceso de buques de ultra- Risoni, Revy, Shaw, Tuson, Bolland y mar a las aguas del riacho de Barracas, Wittle–, también aportaron sus dise- a sus muelles, almacenes y ferrocarril. ños a la saga de lo no construido, de En 1881, con la ciudad como Capital ese puerto necesario pero esquivo. Federal, el Congreso resuelve la expro- Sarmiento durante su presidencia es- piación de las obras del Riachuelo y cribe al hacedor del Canal de Suez: dispone la reali- “Se trata de abrir aquí, en el lecho zación de un pro- Madero y Once se repudian del Río de la Plata, un canal entre yecto definitivo mutuamente. Porque lo que en los bajos de arena, para establecer un de puerto, con uno es homogeneidad y lisura, puerto con dársenas y galpones. La canales, diques, en el otro es estallido de diferen- embocadura de este río es tan ancha, pescantes y mue- cias y cráteres de desigualdad. que cambiando de lugar y profundi- lles. Huergo, por Tratan de modos diferentes a dad bajo la influencia de la marejada encargo del mi- los símbolos: en uno nombran y el viento, el agua deja en seco gran- nistro de Marina, las calles como memoria de lo des espacios, impidiendo que los bar- presenta su pro- ya transcurrido, en el otro cor- cos se acerquen... Si tiene Ud. ocasión yecto de puerto tan la circulación por tragedias de conversar con capitanes se enterará en abril de 1882. insepultas. Puente de la Mujer entonces de las dificultades que se pre- Dos meses des- y Santuario de Cromañón. sentan en este puerto frecuentado por pués y por ini- Diseño de vanguardia y coque- millones de navíos de todas las nacio- ciativa propia, teo con la prehistoria. nes, unido al mundo por diez líneas de Eduardo Madero barcos de vapor y donde, sin embargo, ofrece su propuesta. El Congreso de hay que desembarcar en carretas tira- la Nación, sin considerar el plan de das de caballos por el fondo del río”. Huergo, sanciona en octubre la Ley Ferdinand de Lesseps era visto por sus autorizando al Poder Ejecutivo para contemporáneos como autor de una contratar con D. Eduardo Madero la obra fundamental: comunicar oriente construcción de diques, almacenes de de- y occidente y volver –como pensaba pósito, etc., etc., en la ribera de la ciudad

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de Buenos Aires. Derrota coyuntural de qué sentidos y usos se le dan a los he- Huergo que el tiempo moldeará como chos urbanos. Pero no es un problema, reconocimiento intelectual individual sólo, interpretativo (aunque la inter- y fracaso comunitario, una vez que la pretación nos persiga reclamando sus realidad portuaria de Buenos Aires, a derechos y en este instante nos recuer- poco de concluidas las obras, demues- de que la Autopista del Oeste demolió tre la ineficacia de los diques cons- El Atlético, un centro clandestino de truidos según diseño de los ingenieros detención, que ahora persiste como ingleses Hawkshaw Son y Hayter, memoria inasible del dolor en los es- contratados por Madero, con la toma combros que están bajo ella). Pero no de deuda pública. A menos de una dé- es sólo interpretativo, porque en la cada de inaugurado el puerto se revela materialidad misma está la prescrip- tan costoso como inútil. Bello e inser- ción de uso y el sentido. Juan Molina vible. Su sustituto se construirá en la y Vedia ha escrito cómo las autopistas segunda década del siglo XX detrás de se trazaron separando y aislando zonas Retiro, con un diseño de diques abier- de la ciudad. Como las vías. Pero las tos transversales a la costa, tal como vías hoy, en su mayoría, son los restos había imaginado Huergo. La urbe del de una forma de transporte y comuni- Centenario corre tras su puerto nuevo, cación que por provenir del pasado ya aunque en su derrotero se aleje y pier- han sido suficientemente desgajados da la playa hasta alcanzar una ciudad, de sus asociaciones cuestionadas y más no sólo un río, sin orillas. bien merecen la tolerante mirada del anticuario antes que el juicio del hom- Comunicaciones. Fogwill, en su li- bre político. No habría que olvidar bro En otro orden de cosas, imaginaba los cuestionamientos que el sistema una ciudad que dictaba a sus habitan- ferroviario argentino mereció: Raúl tes modos de vivir. Un orden que no Scalabrini Ortiz lo vio como grillete era ajeno al orden cósmico. La ciudad, para sumir al país en la dependencia funcionando como máquina, premiaba extranjera y obstáculo al desarrollo de a los mejores adaptados a sus impulsos los pueblos. Pensaba, sin embargo, que y sugerencias. El protagonista de la no- la nacionalización iba a permitir libe- vela sabía leer la ciudad de la revolución rar al ferrocarril de sus propias cadenas y más tarde las sugerencias de la urbe –la principal: servir a la obligación de del poder dictatorial. Cuando trabaja la ganancia– y emancipado coadyuvar –y asciende sin cesar– en la construc- a la emancipación de la nación. Uno ción de las autopistas piensa que la obra de los críticos más rotundos al tipo de “¡Ahora sirve a la contrarrevolución, modernización encadenada que supu- como todo, pero también puede servir so la red ferroviaria creía, así, que ésta a la revolución, a su debido tiempo!”. Y podía separarse de su origen. Y servir a le contestan: “¿Usted cree –se dirigía a otra fuerza. Como se ve: la discusión él– que uno desplaza a los habitantes, no es sencilla. pulveriza las casas, mete diez mil per- sonas a trabajar y levanta las autopistas Ferrocarriles. Una vía corre paralela a para que otros se sirvan de la obra?”. Puerto Madero. El tren que circula allí Así planteada, se trata de la tensión es el revés del Sarmiento y la miniatura entre voluntades políticas respecto de que anticipa la ideología del tren bala.

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Destinado a los trabajadores mejor de la Mujer y Santuario de Cromañón. rentados, a los oficinistas de la ciudad Diseño de vanguardia y coqueteo con global, va depositando hombres y mu- la prehistoria. jeres de elegante sport frente a los edi- Pero estábamos en las vías. Que vie- ficios espejados que bordean el río en nen de la pampa hacia el puerto. Los Buenos Aires. El devastado Sarmiento dos más graves juicios que recibió la –como la mayoría de las líneas– tras- red ferroviaria, en los años treinta, lada a los trabajadores peor pagos, los fueron el de nacer sujeta al capital in- de las tiendas de Once, los comercios, glés –luego de un primer intento de peluquerías, servicios de limpieza, los desarrollo con capitales nacionales– y jóvenes de los supermercados y las el de desplegarse cual patas de araña cadeterías. Puerto Madero y Once se hacia un único centro, Buenos Aires, repudian mutuamente. Porque lo que que cautivaría la producción del país en uno es homogeneidad y lisura, en para enviarla al exterior. El Puerto el otro es estallido de diferencias y crá- Madero fue el corolario de ese país teres de desigualdad. Tratan de modos que se diseñó alrededor del ferrocarril. diferentes a los símbolos: en uno nom- James Scobie, cuando trata la polémi- bran las calles como memoria de lo ya ca entre el proyecto de Huergo y el de transcurrido, en el otro cortan la circu- Madero la comprende como confron- lación por tragedias insepultas. Puente tación entre una idea de desarrollo Ver nota 3

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basado en los recursos locales –tanto La Ley. Sancionada por el Congreso naturales como de capitales– y pensa- el 27 de octubre de 1882, en su artí- do como impulso de la ciudad hacia culo primero autoriza la contratación el sur, y la idea de una modernización de Eduardo Madero. Se trata de un abrupta que podía ser desplegada intermediario y esa figura es cuestio- como gestión de capitales extranjeros, nada por una comisión evaluadora. inversiones cuantiosas y fachadas bri- Los motivos que explicita el presiden- llantes. Eran concepciones de ciudad te Roca para contratarlo provienen las que se enfrentaban: “la alianza de del breviario del enaltecimiento de la la élite comercial recientemente con- eficacia privada frente a la morosidad formada con los estatal: “el interés particular muchas La ciudad es pensada, así, grupos financie- veces evita demoras, negociaciones como suma de zonas más o ros extranjeros y imprevistas y eventualidades a que menos rentables, más o me- las autoridades están sujetas las obras realizadas por nos desechables. Hace tiempo, nacionales, cu- la administración”. El proyecto de John Berger señalaba que “lu- yos intereses se puerto autorizado por ley incluye di- gar” nombra lo habitado, lo orientaban hacia ques y almacenes de depósito “para la constituido por una red de vín- Plaza de Mayo importación de mercaderías”. El con- culos, costumbres, memorias o el área inme- trato entre el ministro Irigoyen y el comunes; mientras una “zona” diata al oeste y comerciante Madero suscrito dos años es ámbito de inscripción y rea- al norte, se había más tarde incluye también la exporta- lización del capital, que no tre- impuesto final- ción. Aunque en las letras de la ley se pida en migrar (devastando lo mente sobre los lee sólo importación, como si tratara que abandona) cuando un te- intereses en el de poblar un desierto argentino con rritorio deja de ser lucrativo. desarrollo de la el ingreso de mercancías. El Puerto de Boca y Barracas”. Madero es el Puerto de Roca. Com- También eran imágenes del país. La plementariedad o prolongación entre del Ferrocarril del Oeste –primera la campaña contra las comunidades empresa ferroviaria nacional, que va indígenas y el puerto: en el fondo, en desde el Bajo y llegará hasta Trenque ambas empresas, se trata de la valori- Lauquen en su último estertor públi- zación de las tierras y su circulación co, antes de la privatización decimo- mercantil. En el artículo segundo de nónica– y la del proyecto de Huergo la norma se lee que “los terrenos que se parecían: dependían de la escasez se tomen al río, serán vendidos por el de los recursos acumulados en la na- Poder Ejecutivo en remate público, ción, suponían un desarrollo paulati- después de alineadas las calles, aveni- no y austero. La Argentina que llegó, das y plazas, y reservada la parte ne- con sus luces y galas, al Centenario, cesaria para edificios públicos”. Por el era la que había elegido el otro cami- artículo tercero se autoriza al Poder no: la velocidad de la asimilación de Ejecutivo para emitir hasta veinte mi- las novedades técnicas, la prescinden- llones de pesos oro en “Obligaciones cia de una reflexión crítica sobre el del Puerto de Buenos Aires”. La mo- impacto y el valor de esas novedades, dernización no es pulcra, tampoco la sumisión de los destinos del país a cuidadosa: la empresa constructora es una innovación dispendiosa y depen- eximida de impuestos y el Estado se diente del capital extranjero. reconoce como igual al concesionario

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al momento de nombrar árbitros para gar. Símbolo mayúsculo de la moder- dirimir conflictos. El primer firmante nización urbana, lo es también de la de la ley es el vicepresidente de la na- alianza entre la transformación de la ción: Francisco B. Madero. ciudad y el mercado, de un momen- to –como señalan Graciela Silvestri y Islas. Durante el siglo XX la zona del Adrián Gorelik– caracterizado por la Puerto Madero languideció. La reserva “participación de importantes capita- ecológica, a su vera, fue área de liber- les privados en iniciativas que afectan tades y margen más o menos mísero. sectores urbanos de escala territorial”. Los años noventa, cronología de la No son los poderes públicos los que imaginación mercantil en la ciudad, definen las estrategias de recuperación encontraron la clave para hacer de ese o valorización sino la ganancia poten- territorio un negocio. Del residuo, un cial de aquello que se recicla o crea. La mercado. Del vacío, una rentabilidad. ciudad es pensada, así, como suma de Muchos habían afirmado la necesidad zonas más o menos rentables, más o de reconstruir esa zona que bordeaba menos desechables. Hace tiempo, John las áreas administrativas y el centro Berger señalaba que “lugar” nombra lo político de Buenos Aires. Lo habían habitado, lo constituido por una red hecho, entre otros, Le Corbusier y sus de vínculos, costumbres, memorias co- discípulos. Los planes sobre la ciu- munes; mientras una “zona” es ámbito dad contemplaban una revisión de de inscripción y realización del capital, los muelles abandonados y de los di- que no trepida en migrar (devastando ques desusados. Todo se detenía ante lo que abandona) cuando un territorio la superposición de responsabilidades deja de ser lucrativo. de los gobiernos municipales y nacio- La ciudad como conjunto de zonas se- nales. La creación de la Corporación paradas y diferenciadas. De eso se trata Antiguo Puerto Madero, encargada en la concepción de mercado. De eso de la proyección barrial y del control –al menos en gran parte– se trató la va- de las ventas de las tierras y edificios, lorización de Puerto Madero. Por eso fue la vía para la remodelación del lu- mereció las imágenes de enclave y de Ver nota 4

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isla: porque es menos centro irradiante la torre es montaña y la vidriada mo- de modernización que núcleo ence- dernización es parida por la pampa. El rrado sobre sí mismo. Aislado. Carlos pasado, en la escritura, es el revés del Gamerro escribe en Las islas: “me bajé presente, lo que lo atraviesa como fan- a la entrada de Puerto Madero y a pie tasma, enigma y peligro. La isla Puerto comencé a recorrer la larga explanada Madero tiene por subsuelo y rasgadura que llevaba hasta ellas. De lejos la pro- las islas Malvinas. fusión de soles invernales reflejada en sus innumerables ventanas espejadas Examen. Luis Huergo tituló Examen las confundía en un bloque único, una de la Propuesta y Proyecto del Puerto del estructura monolítica que por mo- Sr. D. Eduardo Madero a los tres tomos mentos parecía, más que un edificio que, en 1886, publicó la imprenta de levantado por los hombres, una mon- Biedma de Buenos Aires. Documen- taña acabada de nacer, inmaculada de tación del conflicto: el proyectista erosión, empujada a través de la piel deviene en recopilador de escritos, verde y tierna de la pampa por los re- proyectos, artículos periodísticos, in- tortijones subterráneos de algún cata- formes técnicos, contratos, decretos, clismo colosal”. Operaciones sobre la leyes nacionales y conferencias, docu- memoria: la de las distintas islas. Los mentos a los que considera prueba de funcionarios impulsores del recicla- la infamia. Una secuencia memorable miento del barrio decían encarar una en la historia de la prensa periódica “operación de en Argentina: desde la renuncia de Puerto Madero está en la ciu- prestigio” del Huergo al cargo de director de obras dad y abierto a ella. Tanto que viejo centro: lo del Riachuelo con la que se inicia la los domingos y días feriados su antiguo debía ser polémica hasta su respuesta al “rom- población se modifica: las pla- puesto como va- peolas” Breakwater, seudónimo del zas son ocupadas por personas lor patrimonial, defensor del proyecto de Hawkshaw que viajan desde otros barrios, la pátina del pa- Son y Hayter desde las páginas de La con equipos de mate, reposeras sado como plus Nación: “La policía moral ha de mirar y fútbol dominical. Las zonas económico y la con desconfianza a los que necesitan diseñadas con cuidadosa ar- condición única enmascararse para tratar los altos in- quitectura se someten al uso de los edificios tereses del país”, escribe el examina- plebeyo, como si los jardines como signo de dor. Testimonios de la derrota de un cuidados nunca pudieran sus- distinción social. proyecto de puerto de financiamiento traerse plenamente de los brotes En las empresas autosustentable, avalado por informes y florecimientos imprevistos. de reciclaje lo de los Departamentos de Ingenieros y pasado es actuali- Obras Públicas y por inéditas asam- zado como valor mercantil. En la no- bleas de ingenieros después. Un exa- vela de Gamerro el pasado se actualiza men de quinientas páginas como do- como amenaza, como presencia que cumento y profecía. hace peligrar toda existencia. Están En 1906 Caras y Caretas publica una las torres de Puerto Madero, su brusca caricatura: el puerto colapsado, con los acumulación, pero no dejan de resonar barcos hundidos en un mar de bolsas en ellas los conflictos más primarios y de carga, mientras una tortuga estiba- más ahistóricos. Las invariantes del dora con el rostro de Madero sufre por inconsciente y de la nación. Por eso, el peso del juicio de la historia.

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Pampa y río. Puerto Madero como dos. En cierto sentido, Sarmiento era borde y frontera. Entre una planicie más claro y un hombre enfáticamen- y un oleaje. Sarmiento legó imágenes te político: se trataba de reformar an- contrapuestas para pensar la Argentina. tes que de rumiar sobre las ruinas del La cuadrícula urbana, orden racional, presente. Pensar la modernización se ligaba –en los imaginarios decimo- de Puerto Madero puede hacerse al nónicos– a un tipo de subjetividad modo de Sarmiento o al de Martínez ciudadana, dotada de modos culturales Estrada. Para éste, cada cara tiene su y herramientas comprensivas. En esta revés y cada existente su corrosión in- ciudad de la que partían barcos hacia terna. Juan Carlos Martini, en Puerto el Viejo Continente, el puerto parecía Apache, narró una villa radicada en la umbral civilizatorio. Por el contrario, reserva ecológica, contracara, espejo y la pampa era la amenaza de otro orden, verdad oculta de Puerto Madero. Lo hecho de desconocimiento de las disci- indio amenazante retornando como plinas, de insumisiones temporales y de asedio a la ciudad: “el miedo originario movilizaciones arcaicas. Naturaleza y crea fantasmas absurdos, evoca muti- barbarie. El combate, para Sarmiento, ladas víctimas de los relatos de Ulrico era incesante y se pensó como agente Schmidl. Sabemos que nos defienden capaz de domeñar las mismas fuerzas disciplinadas fuerzas del orden, y la naturales. Capaz de torcer el curso de oleada del peligro nos llega desde allá. los ríos, de importar especies vegetales En estratos y zonas delimitadas casi o de ejercitar los espíritus de sus compa- perceptiblemente surgen a veces como triotas y organizar sus cuerpos. Su gran de dentro de las novísimas construccio- lector y a la vez adversario, Martínez nes los muros antiguos que quedaron Estrada, insistió sobre la cuestión de en pie; en los parques, plazas, jardines la ligazón de civilización y barbarie. y cementerios brota al menor descuido Más bien: vio en la clara distinción el yuyo de los campos” se lee en la pri- entre ambas la conversión del brillante mera página de La cabeza de Goliat. sanjuanino en un peligroso publicista En la entrada del Puerto Apache creado de ilusiones. La ciudad del autor de por Martini cuelga un cartel que grita Radiografía de la pampa es una superfi- “somos un problema del siglo XXI”. cie inestable y frágil: bajo los edificios, Frase de un joven del asentamiento, lúci- en los intersticios del empedrado, en do agitador de advertencias. En el juego las rajaduras de las paredes, en la vida de esa temporalidad: pensar al puerto. cotidiana de las personas o en el silen- Entre el siglo XXI y la pampa que no cio de los hogares, pugna por aflorar la cesa. La ciudad bajo la otra ciudad. La barbarie renegada. Y más bien triunfa, pampa bajo la cuadrícula. Los muelles sólo que bajo las máscaras de su ene- bajo los departamentos reciclados. miga: reina en las instituciones y en los El nuevo barrio, como le gusta elo- parlamentos, en las universidades y en giar a La Nación, tiene amplios es- los tribunales. En los organismos de la pacios verdes. Son públicos. Contra civilización habita la barbarie. el country y su cerrado aislamiento, Sin dudas, la idea es interesante, por- Puerto Madero está en la ciudad que hace pensar a la historia como y abierto a ella. Tanto que los do- una abigarrada madeja de fuerzas cuyo mingos y días feriados su población significado requiere intérpretes aveza- se modifica: las plazas son ocupadas

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por personas que viajan desde otros max y se despliega en los periódicos barrios, con equipos de mate, repo- de Buenos Aires. En La Prensa escri- seras y fútbol dominical. Las zonas be Huergo mientras La Nación asu- diseñadas con cuidadosa arquitectura me la rauda defensa del proyecto de se someten al uso plebeyo, como si Madero. La Prensa versus La Nación, los jardines cuidados nunca pudieran o la nación, la prensa, y las polémicas sustraerse plenamente de los brotes y sobre el destino de la ciudad y su cul- florecimientos imprevistos. tura. Leamos algunos fragmentos de las notas publicadas con anterioridad Idus de marzo. Durante los prime- a “la última palabra”, reclamada por ros meses de 1886 la polémica sobre La Nación y decretada por el presi- Ver nota 5 la cuestión del Puerto alcanza su clí- dente Roca:

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Nosotros hemos defendido las obras en con los ministros Ortiz, Pellegrini y general porque, según nuestro criterio, Wilde, estando presente el concesio- defendíamos la obra definitiva del puer- nario de las obras del puerto de esta to de Buenos Aires. Capital, señor Madero (sobrino del Su rechazo, entonces, equivaldría a una Vice-Presidente de la República). Se nueva postergación del gran problema. cambiaron ideas respecto a la forma Pero deshacer lo hecho para volver a em- del decreto aprobatorio de los planos pezar de nuevo, no es justo ni razonable y otros pormenores relativos al mismo en abstracto, y en la práctica importa- asunto, dando el señor Madero las ex- ría trocar una cuestión resuelta por un plicaciones que le fueron pedidas al problema dudoso, sin elementos para la efecto”. rápida solución que requiere. La Nación forma Cooperemos, entonces, a que el puerto se en las filas avan- Al norte, las grúas del puerto haga, y felicitémonos doblemente de te- zadas de los diarios nuevo. Más allá, los pozos, nerlo, y de tenerlo en buenas condiciones. de la oposición en el fondeadero del Almirante Ésta puede ser la última palabra en la todas las cuestio- Brown. El río como museo de cuestión del puerto. nes políticas y fi- combates y batallas. No son nancieras, salvo la pocos los museos del mundo Sin firma, La Nación, honrosa excepción que tienen su origen en una marzo de 1886 de ser gubernista a historia de saqueos. Y aun- outrance en todos que el proyecto original de Una curva en el canal a la misma entra- los procedimientos Puerto de Madero fracasa, da del puerto. irregulares que se obsoleto desde su origen, en Un pantano inmenso a la orilla misma han seguido o pue- sus tierras funciona hoy otro de la ciudad. dan seguirse en la mercado, no ya de embarques Esclusas en el puerto de Buenos Aires so- realización del ne- y granos, sino de operaciones bre el Río de la Plata, y con dimensiones gocio de los veinte virtuales y financieras. Sobre inservibles. millones de pesos el terraplén ganado al río des- Puentes giratorios que estorban la oro sellado. embarca Google, inventario navegación. Por mi parte, ha- del museo por venir. bría considerado Luis Huergo, La Prensa, que hacía traición a mi país guardando 10 de marzo de 1886 silencio ante la magnitud de los perjuicios que debe traerle, y desde ya asumo toda La Nación cree que todos los procedi- la responsabilidad que me corresponda en mientos son buenos para dotar a esta tratar de evitar que se lleve a cabo la eje- Capital de las obras grandiosas proyec- cución de la obra proyectada. tadas por el Sr. Madero, no se mira para manosear más o menos la reputación Luis Huergo, La Prensa, de las oficinas públicas o de las perso- 21 de marzo de 1886. nas particulares, y publica en sus noti- cias del 12 como la cosa más natural y Una nueva asamblea de ingenieros tie- sin sonrojarse “Las obras del Puerto. ne lugar hacia fines de marzo a la que El Vice-Presidente de la República acude Emilio Mitre y Vedia, futuro im- (Sr. D. Francisco B. Madero, tío del pulsor del canal de la desembocadura concesionario) celebró ayer acuerdo del Paraná de las Palmas, que hoy lle-

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va su nombre. La Nación publica una nacido ya como ruina sobre la que se síntesis de su intervención y una breve levanta cien años más tarde el Puerto descripción de la asamblea. Huergo re- Madero del orden contemporáneo. afirma sus objeciones. Emilio Mitre es- Puerto Madero como centro de museos cribe: “ninguno de los dos proyectos en de Buenos Aires. La Fragata Sarmiento debate encierra la fórmula única y fatal fondeada en el dique III, botada al agua del futuro puerto... Adoptemos enton- en la inauguración del puerto, 1897. ces el proyecto Hawkshaw con sus de- El buque museo. La Corbeta Uruguay. fectos; que si los tiene, el departamento Museo de la historia de la construc- de ingenieros podrá reducirlos, y que al ción de un puerto inglés en el Río de fin no importarán lo que importa cada la Plata. Museo de la navegación, de año que pasa sin que Buenos Aires ten- las comunicaciones. De esclusas, di- ga puerto”. Clama La Nación por la ques, puentes giratorios y ferrocarriles. obra definitiva del puerto, por el punto Museo de la deuda externa y de las final, con una fórmula que si bien no es gestiones públicas. Museo del libre co- única, sí se revelará irremediable. mercio. De la memoria borrada, de la playa cubierta, de la ciudad demolida. Museo. Puerto Madero, fuera de épo- La reserva ecológica como sitio arqueo- ca, en otro orden. Puerto imposible, lógico. Junto a las ruinas de una ciu- sin tiempo. Anacrónico para la ciudad dad del siglo XX, la Colección Amalia que lo proyecta, insuficiente para la Lacroze de Fortabat. Al norte, las grúas Ver nota 6 desbordante ciudad que lo construye, del puerto nuevo. Más allá, los pozos,

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el fondeadero del Almirante Brown. El construcción permanente de los edi- río como museo de combates y batallas. ficios que vendrán. Los sonidos que No son pocos los museos del mundo acompañan al visitante y al transeún- que tienen su origen en una historia de te en Puerto Madero, entre la banda saqueos. Y aunque el proyecto original de motores sobre la avenida Huergo de Puerto de Madero fracasa, obsoleto y el inventario de pájaros de la reser- desde su origen, en sus tierras funciona va ecológica, son los de la albañilería hoy otro mercado, no ya de embarques y la maquinaria, los del hormigón, el y granos, sino de operaciones virtuales cemento y el ladrillo que no cesan de y financieras. Sobre el terraplén ganado crecer. Quizá por eso, también, crece al río desembarca Google, inventario el museo modernísimo de la empresa- del museo por venir. ria cementera. La ciudad es conjunción de tiempos diversos. La transitamos como viajeros Asamblea de Ingenieros. Informe de del tiempo: sujetos de memoria, expe- la comisión y Resolución. rimentadores del presente, atisbadores La comisión que firma, nombrada para del futuro. Su dimensión museo –que reasumir las conclusiones a que se ha no está en todos los barrios, por su- arribado en la discusión de los proyectos puesto, pero sí en aquellos cuya valo- de puerto para la capital de la República, rización proviene del coqueteo con la cree que ellas pueden concretarse en la antigüedad– obliga a una doble mira- forma siguiente: da: porque si la percepción cotidiana 1º: No son necesarios para el servicio del nos hace pesquisadores de las cosas en puerto de la capital de la República dos función de su utilidad, cuando se atra- canales de entrada. viesa una ciudad en su explícita capa 2º: No hay razón alguna que aconseje no de memoria de un momento anterior aprovechar de la traza del canal que ac- se lo hace, también, con la mirada de tualmente sirve de base a las obras cons- la contemplación estética. El emplea- truidas en el Riachuelo, y por el contra- do de una multinacional en Puerto rio, hay conveniencia real de conservarla, Madero o el consumidor de un café prolongándola si resultase necesario... allí están solicitados, permanente e 3º: Los diques transversales a la costa inadvertidamente, al descubrimiento son los que más ventajas ofrecen para el de esa nobleza que deparan el adoquín puerto de la capital de la República. y el ladrillo inglés. Varios barrios vivie- 4º: No es indispensable ni conveniente ron ese proceso de ennoblecimiento. el empleo de esclusas para el puerto de Palermo y San Telmo son emblemá- la capital. ticos de la conversión de lo residual en 5º: Considéranse suficientes para el mo- brillante objeto de deseo. Pero Puerto vimiento comercial presente de la capital Madero es distinto: no se trata sólo de la República, de ocho a nueve mil me- de la recuperación de los edificios que tros lineales de muelles. la ciudad anterior poseía sino de la 6º: Los diques transversales son los construcción de un nuevo barrio, de que, dadas las condiciones locales, pre- un enclave de modernidad, en el que sentan mayores facilidades para futu- rutilan los restos reciclados. Combina ros ensanches. museificación –pero al estilo globali- 7º: El sistema de diques transversales es el zado y vanguardista del MALBA– con que con mayor facilidad se presta al esta-

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blecimiento de vías férreas y otras vías de mismas letras que disponen la creación comunicación para el servicio del puerto. de la Biblioteca Pública de Buenos Y en virtud de las conclusiones anteriores Aires promueven las mejoras y habili- que solucionan las cuestiones fundamen- taciones de puertos. Mercado y cultu- tales a que debe ra, libertad de comercio y libertad de En 1897 se inaugura el nuevo satisfacer el Puerto pensamiento aparecen unidos como Puerto de Madero y en 1901 el de la Capital, la conceptos en el origen de la emancipa- nuevo edifico de la Biblioteca Asamblea declara: ción americana. Hacia fines de siglo, Nacional. Separados por qui- 1º: El proyecto cuando Eduardo Madero publica su li- nientos metros de barranca, dos presentado por los bro Historia del Puerto de Buenos Aires símbolos, rutilantes y opues- señores Hawkshaw entrega en custodia a la Biblioteca tos, de la ciudad y su cultura. Son y Hayter no Nacional los documentos y mapas uti- El edificio de la calle México, realiza en su dis- lizados para su investigación. Antes, concebido para el funciona- posición las con- durante sus lecturas en el Archivo de miento de la Lotería Nacional, diciones esenciales Indias recientemente habilitado para cambia su destino y se habilita a un buen puerto la consulta a investigadores extranjeros como Biblioteca. Sobre las rui- para la Capital habrá descubierto Madero el manus- nas del viejo Puerto Madero, de la República; crito titulado Plan revolucionario de sobre las aguas calmas de su por el contrario, operaciones para garantizar la gran obra dársena sur, se instala hoy el su elevado costo de nuestra independencia y libertad fe- casino flotante. de construcción chado en 1810 y suscrito por Mariano y su explotación Moreno. Madero lo envía a Bartolomé importarían una carga inmotivada para Mitre. El documento es extraviado –lo los intereses generales del comercio. que despertará sospechas en genera- 2º: El proyecto formulado por el ingeniero ciones de historiadores antimitristas–­, Huergo, complementando las obras que, otra copia cruza el Atlántico y final- ya ejecutadas en el Riachuelo, muestran mente lo publica Norberto Piñeiro en palpablemente su eficacia, satisface no las Obras Completas de Moreno edita- sólo a las condiciones técnicas, generales das por el Ateneo. La polémica sobre y comerciales exigidas actualmente por su apocrificidad, y por su peso en los el puerto de la Capital de la República, acontecimientos independentistas, sino que para ello bastará sólo la inver- pasa a jugarse en un duelo con Paul sión de la tercera parte del capital que Groussac, coronado por el cese de la representa el proyecto presentado por los publicación de la revista La Biblioteca. señores Hawkshaw Son y Hayter. Mariano Moreno, quizás autor de ese Buenos Aires, marzo 30 de 1886. Luis plan, había creado la Biblioteca Pública Silveyra, Santiago Brian, Cárlos Fader, de Buenos Aires y dispuesto señalizar Félix Amoretti, Eduardo Clerici, Carlos con balizas la boca del Riachuelo. En Bunge, Mauricio Schwartz. 1897 se inaugura el nuevo Puerto de Habiendo la asamblea aceptado el pre- Madero y en 1901 el nuevo edifico de sente dictamen en todas sus partes por la Biblioteca Nacional. Separados por unanimidad, firman los presentes. quinientos metros de barranca, dos símbolos, rutilantes y opuestos, de la Puerto y Biblioteca. Están unidos ciudad y su cultura. El edificio de la como caras opuestas de una misma calle México, concebido para el fun- moneda. Al comenzar el siglo XIX, las cionamiento de la Lotería Nacional,

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cambia su destino y se habilita como laboral. Pero no todos los símbolos Biblioteca. Sobre las ruinas del viejo están tan anclados como los que dis- Puerto Madero, sobre las aguas cal- tinguen a los trabajadores o como la mas de su dársena sur, se instala hoy Fragata Sarmiento. Más bien: Puerto el casino flotante. La sala de juegos de Madero es el reino de una flotación azar amarrada a la costa de la ciudad contemporánea de los símbolos. Faena, burla las prohibiciones municipales. ya lo hemos dicho, navega a gusto en De la lotería a la colección de libros y esa fluencia que deviene abarrotamien- del puerto al inmóvil casino flotante. to kitsch. Castells, que dejó su huella La nueva Biblioteca Nacional se ubica en los diques, hizo del saber sobre eso sobre la barranca de la ciudad, miran- una política. Comprendió que algo de do al río. Desde las veredas del actual la política se jugaba en la interrupción Puerto Madero, se asiste al subibaja de paródica de los momentos en que el las grúas de la construcción. Desde la capital se regodeaba con su flujo cultu- sala de lectura de la Biblioteca se ob- ral. Interrumpió la calle Arenales en el serva el movimiento de las grúas del momento de descorche del champag- puerto nuevo. ne para brindar por una galería noc- turna al aire libre y puso su kiosco de Los símbolos flotantes. En Puerto comida popular en Puerto Madero. Su Madero se codean distintos grupos de mujer bailó en el programa de Tinelli trabajadores. Los jóvenes ejecutivos de pero ahí el aire de interrupción brusca las multinacionales, los obreros de la fue sustituido por el embelesamiento construcción, los muchachos y mu- pleno con el mundo del espectáculo. chachas que efectivizan los servicios Castells le corresponde a Puerto gastronómicos, los emprolijadores del Madero: era el símbolo que faltaba. El espacio público, los prefectos. Cada que, con su barba plebeya y su discur- uno de esos grupos suele portar los es- so multicolor y banal, completaría la tilos que les corresponden y así la zona galería. Los símbolos flotan, alejados se convierte en mapa de la diferencia de los hechos. Cierta viveza astuta se Ver nota 7

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juega en la capacidad de enlazarlos con La ciudad conjuga hechos. A algunos otras prácticas, sucesos y grupos. Es el les dispensa olvidos. A otros les desti- juego de la derecha contemporánea, na sus formas conmemorativas. Como en el que un Castells resulta experto supo Italo Calvino, transitamos otras jugador. Pero el disloque, en Puerto ciudades además de las visibles. Puerto Madero, va más allá de las astucias per- Madero, incluso en su brusquedad sonales. Está inscripto en la fundación mercantil y en su modo explícito de misma del lugar, en los modos de su condensar los rasgos consumistas de reciclaje, en las formas en que incita a las sociedades contemporáneas, in- transitarlo. El Puente de la Mujer que cluso en lo que tiene de obvio y de enorgullece una ciudad que se precia de enjuiciable, anida otros barrios en su tener obras de grandes arquitectos –en enclave, otros diques en sus esclusas, este caso Calatrava– porta el testimo- otras aguas en sus canales. No porque nio de ese disloque: una placa anuncia prometa algo mejor de lo que es, sino que se inauguró el 20 de diciembre de porque es en ese marasmo de pantano 2001. Ese día, a unas pocas cuadras de y kitsch, de ejercicios de memoria y de distancia, eran asesinadas veinte perso- fluir de divisas, de corrupciones gu- nas. Al anochecer un ex presidente se bernamentales y sueños de una ciudad retiraba en helicóptero sobrevolando que demasiadas veces quiso arrojarse las aguas calmas de los diques. de un salto a la modernización.

MAPAS y PLANOS

1. Sourdeaux, Adolfo. Plano topográfico de los alrededores de Buenos Aires: levantado con licencia del superior gobier- no/por Adolfo Sordeaux, ex Capitán Ayudante de Campo del Inspector General de Infantería de Marina Francesa. Buenos Aires: Librería de La Victoria [ca. 1850]: 1 plano: 50 cm. x 55cm. Mapoteca del Museo Mitre. 2. Tudury, Gabriel Joaquín. Plano general y fórmula del Puerto de la ciudad de Buenos Aires: norma de acre- cimiento de la nueva población marítima y de los muelles particulares, arregladamente a los límites que se prescriben cuyo corolario resulta de la primera parte del proyecto de las ideas que presentó / Gabriel Joaquín Tudury al Exmo. Gobierno Superior del Estado el 16 de noviembre de 1853, atendiendo al llamamiento pro- vocativo del Ministro Lorenzo Torres, la segunda parte que aplaza faros desde San Antonio hasta Buenos Aires se suprime. s.n.t. 1 Plano: col; 48 cm. x 63cm. Mapoteca del Museo Mitre. 3. Bianchi, J.B.A. Plano de la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina: de los suburbios Boca y Barracas y de los pueblos limítrofes Belgrano y San José de Flores. Buenos Aires: Eloy Aloi, 1882: 1 mapa: col.; 67 cm x 91cm. Mapoteca del Museo Mitre. 4. Huergo, Luis. Proyecto general de un puerto para Buenos Aires. Litografía de G. Kraft, 1886; 1 plano: 22 cm. x 49 cm., publicado en Exámen de la propuesta y proyecto de puerto del Sr. Eduardo Madero. Buenos Aires: M. Biedma, 1886. Sala del Tesoro, Biblioteca Nacional. 5. Sin dato de autor. Plano directorio de Buenos Aires. [Buenos Aires]: Soucup y Cia. [entre 1875 y 1899]. 1,08 m. x 1,08 m. pleg. Mapoteca del Museo Mitre Biblioteca Americana. 6. Corthell, Elmer. Proyecto de ampliación del Puerto de la Capital: plano general acompañado [material car- tográfico]. Buenos Aires: Litografía del Ministerio de Obras Públicas, 1902. 1 mapa: 48 cm. x 71 cm. (lámina IV). Mapoteca de la Biblioteca Nacional. 7. Sin dato de autor. Puerto de Buenos Aires. La Plata, Prov. de Buenos Aires: Litografía de Olivieri y Domínguez, 1915; 1 mapa: 56 cm. x 112 cm. Mapoteca de la Biblioteca Nacional.

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Tensiones entre los procesos de recualificación cultural urbana y la gestión de la diversidad cultural Por Mónica Lacarrieu (*)

La cultura, lejos de sus connotaciones tras- cendentalistas que dominaron la espiritua- lidad de las élites dominantes, aparece en la sociedad posindustrial como un “recurso” fundamental, tanto para la valorización mer- cantil, como para las estrategias políticas de ocupación y reapropiación de la ciudad. De esta manera, sostiene Mónica Lacarrieu, el espacio urbano se segmenta a partir de una cualificación cultural en la que resi- den los proyectos económicos ligados al turismo, las residencias y la industria del entretenimiento. Un neo paisajismo que convierte las raíces históricas y culturales en un decorado, pintoresco, a ser aprovechado por un utilitarismo posmoderno de cuño esteticista. La impostación de una fachada cultural, es el ardid que yace como fondo de la promoción de una Buenos Aires “culta” y “tolerante”; el diseño de una marca seduc- tora, capaz de atraer ávidas inversiones. Se trata, en suma, de una construcción es- tereotipada cuyo éxito consiste en domes- ticar las diferencias produciendo imágenes capaces de controlar aquellos fenómenos de la vida social que surgen de un persis- tente malestar. LA BIBLIOTECA Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008

La desindustrialización que tomó cumbramiento de la cultura como cuerpo hacia la década del 70 en las herramienta de espiritualidad. ciudades del denominado Primer Los cambios en la concepción de la Mundo y se intensificó en los años 90 cultura proponen transformaciones en las grandes y medianas ciudades en cuanto a sus usos y apropiaciones de América Latina es el contexto en en los procesos urbanos, es decir asu- el que la cultura se volvió el recurso miendo y materializando a la cultura por excelencia, no sólo para la resolu- como un instrumento terrenal que, no ción de problemas socioeconómicos, obstante ello, ofrece la posibilidad de sino también como estrategia para el expandirla como tal, más allá de los desarrollo de proyectos de transfor- cánones culturales tradicionales y con mación urbana. Como fue planteado ellos también, intersectándola entre por George Yudice (2002:23, el re- los conflictos económicos, sociales, saltado es nuestro) “En lugar de cen- políticos y desde ya urbanos. trarse en el contenido de la cultura... tal vez sea más conveniente abordar el La visión de la cultura como antído- tema de la cultura en nuestra época... to de las patologías urbanas retoma la considerándola como un recurso”. concepción trascendente de la misma, Esta nueva perspectiva asociada a la y al mismo tiempo niega la incidencia cultura, contribuyó al desplazamien- de la cultura como una herramienta to de la “cultura como trascenden- poderosa de control social. Si bien en cia”. Esta visión estrechamente aso- su expansión hacia otros niveles de la ciada a la “alta cultura”, aunque fue realidad social parece perder ese lugar un campo constituido casi con exclu- estrecho asociado a las artes cultas, su sividad desde el ámbito institucional, desparramamiento lleva en sí mismo no fue, sin embargo, ajeno a la ciu- cierta contradicción: la expansión es dad, sólo que el espacio de la cultu- posible en la medida en que es visua- ra se restringía a determinadas zonas lizada como el recurso de atenuación, funcionales a ese contenido cultural compensación y mejor administración y a la posibilidad de colocar dichas de los conflictos y desigualdades socio- territorialidades por encima de los económicas, y esto remite ineludible- males urbanos. (Los grandes teatros mente a su papel de trascendencia; y museos, así como los monumentos, no obstante ello, es desde el mismo fueron lugares de la modernidad que lugar en que la cultura es banalizada, permitieron congelar el presente o diluyendo sus contenidos específicos suspender el tiempo mediante cierta entre tantos otros sin considerar que evasión del conflicto, revistiéndo- por ese camino la cultura se vuelve ins- los del “máximo encanto” [Fortuna, trumento de poder. En el título con 1998:67] y con ello delimitando al- que García Canclini (2005) denominó gunos “nichos urbanos” mediante la uno de sus recientes artículos, “Todos “excelencia cultural”). En este senti- tienen cultura. ¿Quiénes pueden de- do, como lo señala Fortuna en rela- sarrollarla?”, consideramos que puede ción al patrimonio cultural, la este- rastrearse la ambigüedad conflictiva tización del lugar enaltecido a través en que la cultura hoy se vuelve un re- de un monumento, ruina o museo curso de relevancia para los procesos fue una dimensión clave para el en- de transformación urbana. La apela-

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ción del autor remite a la transforma- tanto estrategia de políticas urbanas, y ción de la cultura como un elemento el lugar que adquieren en ese contex- fundamental respecto del desarrollo to las negociaciones y/o disputas por –crecimiento económico, atracción de parte de quienes usan y se apropian de inversiones, desarrollo urbano, etc.–, la urbe. En sintonía con ello, la cons- perspectiva que banaliza a la cultu- trucción conflictiva que deviene de ra pero que también la recrea como dichas políticas y que incide sobre el “transculturalidad”, situándola como papel de “otras formas y sujetos cul- “reserva de sentido” al mismo tiem- turales”, a veces vinculados al marco po que como elemento residual (Rist, cultural general, otras disociado del 2000: 134). Pero en la inquietud que mismo, contribuyendo desde allí a la desvela a García Canclini relativa al rotulación de “productores/no-pro- ¿quiénes pueden desarrollarla?, la des- ductores culturales”. diferenciación cultural se desajusta y contradice en relación a la producción de “las culturas” frecuentemente estig- 1. Procesos de recualificación cul- matizadas y construidas en la desigual- tural urbana: ¿tensiones entre lo dad social. cultural y lo social?

En este sentido, es nuestro objetivo “¿Estrategia de recualificación o ahondar sobre las tensiones que en Política Habitacional?” los últimos años se han producido en Marco Antonio Ramos de Almeida torno al nuevo papel de la cultura en Augusto Tejada

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“Afean el lugar. No respetan el estilo la cultura por una amplia extensión de inglés de las construcciones y reducen el la ciudad, al mismo tiempo que la res- valor patrimonial”. tricción de su uso y utilidad a espacios (Testimonio de la Corporación seleccionados desde el ámbito político, Puerto Madero en referencia a el mercado, pero también hasta de la Raúl Castells, 2006) ciudadanía, que replican modelos esté- ticos consensuados en el fortalecimien- Los denominados procesos de to de una imagen de ciudad, nutrida de gentrification o de recualificación cultu- sólo algunas territorialidades explícitas. ral se construyen sobre la devaluación de El lugar de la cultura en los nuevos políticas de vivienda y la revaluación de procesos urbanos muestra una especie la urbanización en tanto estilo de vida de “ciudad vudú”, expresión que re- y gestación de espacios sobrecargados tomamos de Harvey; (1988, citado en de riqueza cultural. Aunque el dilema Featherstone, 1995: 150) según la cual planteado por Almeida pareciera insta- “la fachada pos- lar los procesos urbanos actuales entre moderna del re- Nuestra ciudad viene constitu- lo social y lo cultural, es destacable que desenvolvimiento yéndose entramada entre “re- el mismo autor de este editorial cierra cultural puede ser corridos y lugares del progreso” el dilema con la siguiente apreciación: vista como una exorcizados mediante la apela- “Un programa exitoso de uso residencial máscara de carna- ción a la cultura, el patrimonio, del Centro será importante por su signi- val que encubre las artes, pero también usando ficado simbólico, no así como programa la decadencia de dichas apelaciones con el fin de de atención a las agotadoras demandas todo lo restante”. estetizar y enfatizar la belleza por vivienda en la ciudad...”.1 Así, la Aunque mucho como un parámetro a partir del inversión en lo cultural resulta una se ha dicho sobre cual incluir o excluir. política más eficaz de legitimación que la relevancia de la la inversión en cualquier problemática cultura como un nuevo mecanismo de social. La apelación a la cultura como compensación social y de administra- recurso en el ámbito urbano requiere ción de los conflictos sociales, que en el mirar algunos componentes clave: por caso de estos procesos urbanos sería vi- un lado, la impostación cultural lleva- sible en uno de sus objetivos principa- da adelante a través del énfasis puesto les, o sea el de promover la diversidad en el patrimonio, el arte público urba- cultural o la mixtura social en un “pai- no, las industrias del entretenimien- saje” a partir del cual “todos” pueden to, contribuye a la recualificación de apropiarse de “lo cultural” y “todos” zonas degradadas –centros históricos tienen cultura, por ende, “todos” pue- y barrios centrales– convertidas en den ser integrados y merecedores de la “paisajes” (Zukin, 1996) mediante el ciudad; como señala Zukin (1995) “la denominado urbanismo escenográfi- cultura es también un medio poderoso co; por el otro, la elección de lugares para controlar las ciudades”. específicos a fin de transformarlos en “lugares fuera de lo común” (Monnet, La ciudad de Buenos Aires no escapa 1996) con un plus de valor simbólico a estos procesos en los que la cultura que contribuye a la expansión de una atraviesa los espacios recualificados. “política de lugares” (Delgado, 1998), Afín a su propia historia de confor- implica la expansión y sobrevuelo de mación como ciudad-capital fundada

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en el que hemos denominado “núcleo convierte en el derecho a la ciudad por urbano porteño” (Lacarrieu, 2005), en excelencia–. Pero como se manifiesta base al cual Buenos Aires fue constitu- en el testimonio con que comenzamos yéndose como ciudad culta, educada este tópico, quienes no se comportan y civilizada, homogeneizada bajo el de acuerdo a las imágenes y valores supuesto “crisol de razas”, la cultura positivados en el proceso de recualifi- es el referente ineludible –de acuer- cación, son visualizados como “feos” do al contexto de globalización, pero que, en consecuencia, no deberían también del contexto local– para pro- acceder a la belleza de estos lugares, moverla como la Capital Cultural de como Puerto Madero. La fachada de la Latinoamérica, imagen sólo posible a pobreza inherente a ciertos sujetos so- partir del trabajo que el propio poder ciales –como en el caso aludido vincu- público y privado puede realizar im- lado al piquetero Castells–2 contamina postando un orden simbólico con con- la belleza de ciertas construcciones de secuencias sobre estilo. Así, la cultura y el patrimonio La cultura como recurso apa- los usos, apropia- en tanto instrumentos de reparación rentemente indemne a los ciones y sentidos social y urbana, mecanismos de purifi- conflictos sociales y urbanos, dados a lo urba- cación del territorio, son confrontados acaba produciendo procesos no. Como señala por la fealdad –estratégicamente usada en los que la violencia simbó- Delgado (1998: en este caso– cuestionando el derecho lica es objeto de relevancia. 111) “el orden de todos a la riqueza simbólica, sacan- Bourdieu nos ha enseñado que político...lleva a do a la luz que desde la cultura tam- la violencia simbólica es como cabo una autén- bién se decide quién pertenece y quién la violencia física y/o material, tica ocupación merece usar y apropiarse de ciertos sólo que actúa en un sentido simbólica de la espacios, visibilizando la sospecha, el más cínico y perverso. ciudad”. La cons- peligro, la demonización del “otro” trucción de una previamente estetizado desde cánones imagen positiva nutrida de una selec- ligados al color, la diversidad. ción de valores simbólicos resulta cru- cial y necesaria, pero solo posible en El acontecimiento dramático vincu- estrecha alianza con los lugares sobre lado a Castells apropiado de una pe- los que se actúa y planifica. queña zona de Puerto Madero, pone en escena la tensión entre el ideario Nuestra ciudad viene constituyéndose asociado al “todos tienen cultura” y entramada entre “recorridos y lugares la pregunta que desvela a G. Canclini del progreso” exorcizados mediante la acerca de “quiénes pueden desarrollar- apelación a la cultura, el patrimonio, la”. Cuando las diferencias no logran las artes, pero también usando dichas ser exotizadas, dejan de ser un recur- apelaciones con el fin de estetizar y en- so. En la medida en que la diversidad fatizar la belleza como un parámetro cultural –valor inherente a la cultura a partir del cual incluir o excluir. Las como recurso– trasciende el espacio de políticas o las estrategias de mercado representación o de exposición insta- apoyadas en estos referentes suponen lándose en el espacio de co-presencia un acceso igualitario y para todos a ligado a la socialización y el en- través del vínculo con la belleza que cuentro/desencuentro con el “otro” –como diría Amendola (2000: 132), se (Amándola, 2000: 278), “...la cultu-

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ra [deviene] también en un lugar de lica es objeto de relevancia. Bourdieu conflicto explícito de las diferencias nos ha enseñado que la violencia sim- sociales y los miedos urbanos” (Zukin, bólica es como la violencia física y/o 1995). Castells, en este sentido, no sólo material, sólo que actúa en un sentido no es merecedor del espacio público ni más cínico y perverso, pues finalmen- de la cultura en tanto recurso, sino que te es una violencia oculta, escondida, tampoco podría ubicarse en el menú disimulada y simulada, pretendida- de posibles sujetos diferentes que po- drían desarrollar la cultura en tanto marcada por una diferencia cultural “permitida”. El piquetero convoca a una mirada provocadora de la diferen- cia: no a la colorida diversidad exoti- zada, sino a la deslucida diferencia de la pobreza. Su visibilidad extrema un posible “índice de tolerancia” respec- to de lo potencialmente tolerable o no (Bernand). Castells y sus piqueteros son advertidos cuando más se distin- Julieta Colomer guen del patrimonio cultural “inglés” expresado en las construcciones re- construidas, situación que los condena aun más en su segregacionismo. Muy por el contrario, si estos piqueteros, mente invisibilizada, no obstante legi- como otros actores de la ciudad que se timada en y legitimadora de discursos recrean en la diferencia cultural “per- y prácticas que deciden sobre el futuro mitida”, pudieran estar pero pasar in- de sujetos y grupos sociales en base al advertidos, no sólo serían tolerados en desconocimiento. Lo desconocido es su pintoresquismo cultural, sino que se aquello que se esconde, sin embargo, constituirían como sujetos de la recua- de indiscutible eficacia, tanto material lificación cultural. Desde esta perspec- como simbólica, y de alto valor simbó- tiva, no hay necesidad de evitamiento, lico por su condición de arbitrariedad y es más: si la diversidad cultural con- propia de uno o diferentes grupos de tribuye, al menos coyunturalmente, a poder, altamente selectivos en relación “vestirse” de diversos comercializables, a qué contenidos simbólicos imponer es posible hasta socializar en lo efímero (comportamientos, valores, creencias), de un tiempo breve asociado al ritual, instrumentalmente utilizados me- la fiesta o la comida típica. diante la puesta en marcha de ciertos procedimientos institucionales e insti- El ejemplo que hemos tomado expone tucionalizados (cfr. Terray, 2005). La las contradicciones que los procesos de Buenos Aires de hoy, en sintonía con recualificación cultural urbana ponen otros modelos urbanos idealizados, en marcha. La cultura como recurso apela a la belleza como procedimiento aparentemente indemne a los conflictos adecuado para ejercer la violencia sim- sociales y urbanos, acaba produciendo bólica desde la cual se excluye y se in- procesos en los que la violencia simbó- cluye, se integra y se segrega, se ejerce

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control y poder, finalmente se legitima no sólo son elaboradas e impostadas una forma de “merecer la ciudad”, así desde los espacios de poder material y como los sujetos que de ahí en más se- simbólico que operan en la institución rán “merecedores de la ciudad”. de las recualificaciones, sino también desde sujetos y grupos sociales que en El planteo de Terray (2005: 331) da diálogo conflictivo con dichos pro- cuenta de “las diversas variedades de cesos, son asimilados, negocian y/o violencia que se desbordan la una disputan un lugar en las estrategias de sobre la otra, pasan la una a la otra y penetración de ciertos espacios de la acumulan sus efectos...” en procesos mano de la cultura. de continuidad y discontinuidad que obligan a pensar que los ejercicios de La asimilación de sujetos y produc- la violencia urbana van más allá no ciones culturales afines a los procesos sólo de los problemas de inseguridad de recualificación urbana es funcional o delincuencia, traspasando los mo- a la reaparición de la diversidad cul- mentos críticos de la dictadura militar tural como “activo global” (Marglin, (en nuestra ciudad) y produciendo 1990). Así, la gestión de la alteridad se efectos materiales y simbólicos intimi- constituye en torno del denominado datorios, no por ello –como señala el por Altan (1973) “etnocentrismo poli- autor– imposibles de ser “contestados” céntrico”, una especie de “laissez faire en su propia esencia, cuando se descu- cultural” (Bidney, 1908, citado por bre el rostro del enmascaramiento que Altan), desde el cual es posible institu- comportan dichas violencias. cionalizar ciertas culturas negociadas a través de la producción de imagen. Aunque parezca inconveniente plan- 2. La recualificación cultural entre la tearlo de ese modo, la visibilización visibilidad/invisibilidad de “produc- de ciertos grupos y de sus expresiones ciones/(no)productores culturales” culturales deviene de cierta domestica- ción de la diferencia, en consecuencia Los usos y apropiaciones de la cultu- de la institucionalización de una di- ra en pos de los procesos de recuali- versidad estereotipada. Es desde esta ficación urbana suelen constituirse perspectiva que frecuentemente discri- contradictoriamente entre la invisibi- minados por su condición socioeco- lización de sujetos y producciones cul- nómica o por sus marcas fenotípicas, turales –contribuyendo a su negación– estos grupos suelen ser convertidos, al preexistentemente constituidos en el menos coyunturalmente, en “sujetos estigma, y la visibilización de otros autorizados” a su exposición en la es- que con sus producciones culturales cena pública recualificada. Sin embar- pueden ser potencialmente asimilables go, estos procesos de visibilización son al sentido de cultura en la perspecti- el resultado de procesos elaborados va de “realidad transcultural”. Como en base a índices de tolerancia desde Bernand ha señalado, es entre lo vi- los cuales se gestionan y negocian los sible y lo invisible que la segregación usos y apropiaciones de los espacios, puede ser comprendida en su reflexión por fuera de los márgenes y por den- antropológica. En este sentido, las po- tro de los nichos centrales de la recua- líticas de visibilización/invisibilización lificación. Visibilización que adquiere

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diferentes matices según el espacio en de Buenos Aires –nos referimos a las que se produce y según la necesidad llamadas de tambores– constituyen un funcional de exaltación de determina- buen ejemplo para entender estas ne- dos grupos y no de otros. Por ejemplo, gociaciones y/o disputas. “...No pode- cuando algunos grupos de bolivianos mos reclamar como afrodescendientes el en Buenos Aires desarrollan sus fies- candombe, porque no existimos...”, fue tas, como la relacionada con la Virgen el testimonio que nos brindaba Ángel de Copacabana, su producción como Acosta Martínez hace ya algunos años. “bolivianos permitidos” (Hale, 2004) Su afirmación aparecía vinculada a resulta asimilable a la elaboración es- una “realidad” genérica asociada a una pacial del Barrio Charrúa (aun cuando comunidad más allá del espacio en que no sea uno de los lugares especialmen- dicha práctica cultural se realizara. Es te elegidos por el gobierno para recua- decir, en su reivindicación prevalecía lificar), pero no así a la exaltación de el lugar de la negritud en torno del en- la presencia boliviana en la Villa 31 de tramado social que ha promovido su Retiro. Es decir que los mismos bo- negación y discriminación, en relación livianos (aunque no sean los mismos a su producción social problemática sujetos) productores culturales del para la sociedad nacional. Sin embar- mismo tipo de fiesta, son negociados go, el testimonio que sigue permite ob- como tales y por ende como sujetos servar los procesos de negociación y/o autorizados a exponerla y exponer- disputa en la gestión de la diversidad se en ciertos espacios, mientras que desarrollada en el contexto de recuali- al mismo tiempo son invisibilizados ficación llevado adelante por el poder y producidos como “no-productores local en el centro histórico: “...es muy culturales” en otros espacios, ­no elegi- dos para su recualificación, asociados a la pobreza, en consecuencia donde sujetos y espacio son articulados en su invisibilización. La marca de la diver- sidad étnica que en ocasiones puede visualizarse como atributo de “minus- valía cultural” (Delgado Ruiz, 2005), en otras puede ser resaltada como la cualidad inherente a ciertas expresio- nes, necesariamente sobreimpuestas a los procesos de culturalización que se Julieta Colomer imponen en las nuevas ocupaciones materiales y simbólicas, sobreimposi- ciones que en cierta forma, igual que la cultura como recurso, aportan en el control y disciplinamiento de dichos importante lo que se está haciendo en procesos y ocupaciones. San Telmo como un punto, como decir la cuna del candombe por decir un lu- La tensión en que los afrodescendien- gar, no es el único lugar. Yo hablo de tes han venido desarrollando sus prác- esta época porque, que se entienda, existe ticas culturales en el centro histórico la gente, que no desaparecieron los des-

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cendientes de esas personas que fueron los negros que vivieron en el barrio, los traídas como esclavas. Y no solamente se esclavos, pasaron a ser reivindicados practica candombe, hay muchos otros rit- como parte de esa matriz oficializada. mos y muchas otras costumbres referentes La disputa entablada partió de la pre- al africanismo que se practican acá. Di- misa de la inexistencia de lo afro en la gamos, el hecho de que haya querido or- retórica pública con efectos sobre las ganizar eso era para darle visibilidad a prácticas relegadas y hostilizadas rea- la gente que existe actualmente, que no lizadas por estos grupos; nos referimos se hable más de datos demográficos y de a las llamadas y al uso de tambores en algo que pasó como si esto ya se dejó de la Plaza Dorrego (centro neurálgico ser”. Durante el año 2002, luego de del centro histórico) o en el Parque la crisis socio-económica de fines de Lezama. Asimismo, reapropiándose 2001, una de las asambleas populares de un segmento del relato histórico, la de San Telmo promovió un espacio de asamblea y sus seguidores promovie- disputa hacia los símbolos legitimados ron no solo la reivindicación afro de y convenientes para la recualificación. antaño y sus herederos de color en el Retomando la historia relegada del presente, sino, y sobre todo, el reclamo “trabajo de encuadramiento” (Pollak, relacionado a los “negritos” ocupantes 1989) que ha llevado a una “histo- de casas tomadas o de conventillos del ria oficial”, quienes conforman dicha lugar, aduciendo que los “verdaderos asamblea iniciaron un proceso de con- y auténticos habitantes del barrio” figuración de un nuevo relato en el que son los negros y que por ende, son los Julieta Colomer

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pobres, ocupantes, “cabecitas negra” “otros” que sólo se constituyen como sus herederos “naturales” en cuanto “productores culturales” en la medi- a su autoctonidad. Segato señala que da en que son producidos “a partir el “color es signo” (2006: 217), y en de un horizonte global de modelos este caso el color ha sido demarcado ready-made de identidad” ­–ligados a como un signo negativo de difícil exo- modelos de equivalencia general– que tización, pues no sólo el color entra sustituyen las producciones de sujetos en juego, también los tambores rui- situados localmente y por efecto del dosos, la práctica del templarlos con encuentro cara-cara (op. cit.: 224/26). fuego visualizada como peligrosa, las llamadas de tambores con movimien- La vinculación compleja y conflictiva tos sugerentes de las mujeres y su des- que la asamblea popular procuró poner plazamiento por las calles del lugar al en escena –negro/negrito, afro/ocupan- mismo tiempo que la feria de antigüe- te– partió del estigma localmente si- dades tiene lugar y el tango es revalo- tuado y constituido en base a procesos rizado para el turismo. Así, aunque la históricos específicos, no obstante, pro- recualificación es funcional y precisa de moviendo una asociación entre la visión “productores culturales recualificados” del negro vinculada a las categorías de –por ejemplo los tangueros–, es en ese “raza e identidad” y la del pobre ligada proceso que necesita generar “procesos a la “clase social”. Vinculación inade- de otrificación” (op. cit.: 218) ligados cuada desde la perspectiva de la recua- a signos estigmatizados leídos a la luz lificación: los sujetos clasificados como de contextos históricos específicos. En “ocupantes ilegales” deben ser excluidos este sentido, los negros de San Telmo del embellecimiento asumido en la “po- son leídos en clave de períodos histó- lítica de lugares” para dejar paso a los ricos como el de la colonia, en que el sectores medios con relativa distinción negro es el esclavo depreciado, y el de social y simbólica; los afrodescendien- fines del siglo XIX cuando se dice que tes podrían ser colocados en la vitrina los afro fueron prohibidos en relación global de las identidades autorizadas, a sus prácticas culturales desarrolladas sin embargo, para que ello suceda de- en el espacio público, siendo recluidos ben forma parte de “nuestra historia en los salones. Es este proceso históri- civilizada” y apropiarse en el presente co el que incide en su exclusión de la de una identidad exótica que permita “historia oficial” retomada en las polí- negar el estigma del pasado. La recuali- ticas de la cultura urbana. Volviendo ficación urbana es funcional a la cultura a la autora, es evidente que dicha his- y la conformación de identidades en las toria necesita de “otros significativos” que la etnicidad puede ser un indicador aunque “residuales y/o periféricos” de demarcación siempre y cuando el (op. cit.: 222), y en este caso los ne- fenotipo, los atuendos, los movimien- gros son parte de esa otredad que llega tos, las prácticas, se adecúen al sentido hasta el presente. Desde esta perspec- de estética y belleza previsto, asimismo, tiva, podemos especular –en línea con cuando el color pueda ser reconstruido Segato– que la recualificación urbana en tanto signo global y generalizable. producida en torno de la cultura como instrumento que transciende la “reali- Los procesos de recualificación cultural dad social”, recurre a la inclusión de urbana contribuyen a la instauración de

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tensiones y disputas relacionadas con el sujetos, grupos sociales que tensionan discurso de producción del lugar, con y disputan el arreglo espacial de la re- las prácticas adecuadas al mismo y con cualificación con la diversidad como los sujetos y grupos sociales que tienen instrumento público de reconoci- a incluirse o excluirse. Con la cultura de miento. Sin embargo, como bien dice la mano puede controlarse socialmente el autor, muchos de estos grupos son el espacio y desde allí la misma ciudad, libres de expresarse en su diversidad en así como explicitar los conflictos especí- el ámbito de lo privado o bien en los ficos que devienen de grupos no desea- lugares no recualificables y por ende dos. Con la cultura se puede “merecer” residuales para la producción urbana, ser parte o no del lugar. generando problemas que exceden el ámbito de la cultura e incorporan el de La exacerbación de las políticas que los derechos sociales, en tanto “se con- asocian cultura y ciudad focalizan la vierten en posibles solicitantes de es- atención no sólo en la construcción pacios y prácticas [también] regulados simbólica –también imaginaria– de por el Estado” como la vivienda por la urbe, sino sobre todo en la exclu- solo poner el ejemplo que más atañe a sión de derechos sociales y la aparen- los procesos aquí analizados. te inclusión de derechos culturales, estrechamente vinculados al “derecho Es obvio que las relaciones entre cul- a la belleza y la estética” (Amándola, tura, diversidad y ciudad se tensionan 2000). La cultura parece tomar nota entre sí en el ámbito cultural, simul- de la ciudad en su conjunto y esceni- táneamente en que fricciona el campo ficar la diversidad en el ámbito de los de lo social. En este sentido, la cultura espacios públicos. No obstante ello, y la diversidad se sitúan por fuera y no como señala Appadurai (2001), los dentro del contexto de las desigualda- espacios recualificados desde la cultura des, procesando al mismo tiempo que no generan espacios de gestión de la la recualificación también incluye pro- interculturalidad, sino lugares de con- cesos de segregación agudizadas. flictivización producidos entre “pai- sajes” y “contra-paisajes”. Los “con- (*) Investigadora CONICET. Profesora tra-paisajes” se constituyen en base a de la UBA.

NOTAS

1. Marco Antonio Ramos de Almeida, “¿Estrategia de requalificacao ou politica habitacional?”, en: Urbs, Año VI, N° 26, mayo/junio 2002, Sao Paulo, p. 9. 2. El testimonio remite al acontecimiento en que Castells se apropió de un kiosco de venta de comidas en la costanera de Puerto Madero. La apropiación no fue por “asalto” sino a través de una negociación con un actor social afín a la lógica de la Corporación, pero que disgustado con la mis- ma decide otorgar el local al piquetero de modo de colocar en tensión el espacio público asociado a la distinción material y simbólica.

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BIBLIOGRAFÍA

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Clasificaciones espaciales urbanas y política en Buenos Aires1 Por Alejandro Grimson (*)

La ciencia social contemporánea, en su es- fuerzo por aprehender la movilidad social, ha desarrollado un repertorio de categorías que intentan dar cuenta de las formas en las que se ocupa el espacio de la ciudad. Bajo el signo de estas nominaciones teóricas, Alejandro Grimson se pregunta acerca de los modos de estructuración de la geografía ur- bana, los imaginarios que en ella se desarro- llan y las prácticas políticas derivadas de la distribución y apropiación del territorio. Nuevos fenómenos de organización social y de protesta popular, como los piqueteros, las asambleas barriales y los cartoneros, pue- blan la ciudad añadiendo desplazamientos, nuevas configuraciones y nuevas inflexiones en el habla y las gestualidades. Un conjunto de estrategias, que se remontan a la descom- posición del aparato productivo y de las tramas sociales que lo sostenían. Maneras de habitar la ciudad que se debaten entre la rigidez de las fronteras, su movilidad y sus formas más imperceptibles, siempre atentas a la gestión del miedo social. LA BIBLIOTECA Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008

En Buenos Aires una manera exten- es un modo de preguntarse acerca de dida de pensar las divisiones sociales ciertos modos de estructuración de las es a través de procedimientos de es- prácticas políticas.2 pacialización. El espacio es, por una Queremos proponer una mirada sobre parte, una metáfora para hablar de ciertas características socioespaciales los segmentos de la sociedad. Por de Buenos Aires. Las políticas neolibe- otra parte, cada persona y cada grupo rales y la exclusión social profundiza- habita espacios precisos, a veces defi- ron las fronteras sociales y simbólicas nidos de modos muy potentes. Parti- “clásicas” de Buenos Aires. A su vez, cularmente en los sectores populares, esas fronteras urbanas imaginadas, pero no sólo en ellos, la actividad vividas y estructuradoras de las prác- política tiene en las relaciones estruc- ticas sociales, hasta cierto punto fue- turadas por la vecindad y el barrio un ron desafiadas por nuevos fenómenos capítulo fundamental. sociopolíticos como los cartoneros, Durkheim y Mauss mostraron hace las asambleas o los piqueteros. Así, las más de un siglo que las clasificaciones transformaciones estructurales y las espaciales, no sólo las de “barrio” o protestas sociales trabajan sobre los ciudad, sino también las “naturales” sentidos y la materialidad de esas mis- como los puntos cardinales, tienen un mas fronteras. origen y un significado social. Mostra- ban cómo en diferentes pueblos la dis- tribución clasificatoria de los mundos El degradé y el binarismo en regiones era análoga a su estructura socioespacial de Buenos Aires3 social (1996:63), a la vez que una vez creadas esas clasificaciones significan y Buenos Aires es una ciudad cuya modifican aspectos de las configura- organización espacial se encuentra ciones sociales (cfr. ídem: 52). Esas re- estrechamente relacionada a los secto- giones espaciales, para los pueblos que res socioeconómicos. Hay dos sistemas ellos estudiaban (pero también para espaciales sobrepuestos que producen todos nosotros), tienen valores afec- sentido. El primero y más evidente son tivos, implican sentimientos diversos, tres círculos concéntricos: la Capital incluso virtudes o valores religiosos Federal (donde viven unos tres millo- (ídem: 100-101). nes de personas), el primer cordón del Los distintos sentimientos que ge- Gran Buenos Aires y el segundo cor- neran en habitantes de Buenos Aires dón del conurbano (en el Gran Buenos términos como “el norte”, el “segun- Aires viven alrededor de nueve millo- do cordón”, “Lugano”, “Recoleta”, no nes de personas). A grandes rasgos, el siempre son convergentes, pero obe- segundo cordón es más pobre que el decen a procesos clasificatorios imbri- primero y el primero más pobre que cados con la configuración social del la capital que es el distrito político con Área Metropolitana. Configuración mayor nivel de ingreso per cápita del compleja, por cierto, pero que los pro- país. De estos círculos concéntricos la cesos clasificatorios, a veces, buscan diferencia más notoria y significativa simplificar. Interrogarse acerca de cla- es entre Capital y Gran Buenos Aires, sificaciones espaciales, su significado ya que se trata de una frontera que y su performatividad en Buenos Aires es jurídico-política, con límites muy

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precisos (por la frontera “natural” del sa hasta qué punto se incorpora a la Riachuelo o el límite de la avenida de propia práctica que la frontera capital/ circunvalación General. Paz) y resulta provincia es un límite entre dos lega- estructurante del imaginario territorial lidades diferenciadas. Esa distinción, y de prácticas espaciales. lejos de restringirse a los mensajeros, El límite capital/provincia tiene una es relevante para los automovilistas serie de implicancias simbólicas en y para el funcionamiento general del un Área Metropolitana que actua- tránsito urbano. liza muchas veces en ese binarismo El segundo sistema espacial es el de la oposición fundante de la nación, los “puntos cardinales” que contrapo- capital/interior, con sus implican- ne el norte próspero con el sur tradi- cias imaginarias acerca de “Europa” cional. “Nadie ignora”, decía Borges, y “América Latina”, incluso de ci- “que el Sur empieza del otro lado de vilización y barbarie. Pero desde la Rivadavia”, quien “atraviesa esa calle perspectiva de las provincias, al mis- entra en un mundo más antiguo y más mo tiempo, el Gran Buenos Aires es firme”.4 El norte, tanto de la Capital la ciudad, el área metropolitana, lo como del Gran Buenos Aires, está po- opuesto del “interior”. Es atraído por blado de barrios de sectores medios y ambas imágenes, pero no llega a ser altos, y repleto de industrias de avan- “asimilado por ninguno de los polos” zada, mientras el sur se caracteriza por (Bonaldi y Del Cueto, 2008). tener amplios sectores de villas miseria Si bien ese binarismo tiene zonas bo- y barrios populares, así como nume- rrosas y zonas de contrastes muy fuer- rosas empresas quebradas desde hace tes, la oposición tiene vigencia y desde décadas. El este se encuentra ocupado la Capital predomina la tendencia a por el vacío del río, mientras el oeste constituir el Gran Buenos Aires como ofrece zonas de transición y mixtura alteridad, como diferencia. Las clases entre el norte y el sur. medias altas de la Capital se dirigen al El “norte” y el “sur” de la ciudad fueron Gran Buenos Aires básicamente para construidos socialmente. Si se le pre- ir a sus casas de fin de semana a través gunta a un porteño ubicado en Plaza de autopistas seguras y procurando el Italia dónde está el norte, señalará ha- menor contacto con las zonas no vigi- cia Vicente López, recto por la Avenida ladas privadamente de los suburbios. Santa Fe, hacia Cabildo. Lo mismo En un estudio sobre los mensajeros hará parado en Santa Fe y Pueyrredón. en moto, Rodríguez (2008) muestra Ahora, si se le pregunta dónde está el cómo estos trabajadores de las calles sur, para su sorpresa no estará en la di- significan el límite de la Capital y ac- rección opuesta al norte. Sucede que lo túan en función de esas representacio- que los porteños consideran “norte” de- nes del espacio. El mensajero se guiaría pendiendo de la ubicación en la ciudad por tres “leyes”: “que los semáforos en es aproximadamente algo similar a lo rojo no existen; que las contramanos que las brújulas designan como noroes- no existen; y que estas leyes sirven de te, la ubicación de San Isidro respecto la Capital Federal para acá. Con los del Jardín Botánico. El “sur” puede ser federicos no se juega”. Los “federicos” el sureste en varios casos. son los agentes de la Policía Federal. Ciertamente, el “Barrio Norte” sólo La formulación del mensajero expre- está al norte respecto de algo, la cues-

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tión es respecto de qué punto de re- paralelas al río (Libertador, Santa Fe, ferencia. No está al norte, como suele paradigmáticamente Rivadavia, y las creerse, de la Casa Rosada. Desde ese paralelas hacia el sur) se observa un parámetro sería “Barrio noroeste”. Está descenso de sectores sociales que, si al norte respecto de Plaza Miserere y la bien no es automático y homogéneo, Estación de Once. Pero todo el “nor- produce sentido en la vida social y re- te” sólo está al norte de Rivadavia. No sulta clave en la configuración de ma- –como naturaliza el sentido común- pas cognitivos urbanos. En la Capital al norte de sí mismo: la idea de que esto se puede ejemplificar con el siste- Belgrano está al norte de Palermo y ma de subterráneos. Cuatro líneas casi San Isidro al norte de Vicente López paralelas convergen en Plaza de Mayo. es un lenguaje social porteño desinte- La más cercana al Río de la Plata es la resado de las brújulas. línea de la clase media alta, la más le- La significación social “norte” alude a jana es la línea más popular y las otras una referencia que lo legitima imagina- son intermedias espacial y socialmen- riamente pero que no tiene verificación te. Ese cambio paulatino se prolonga cardinal efectiva. Sin embargo, debe Augusto Tejada comprenderse que ese carácter ficcio- nal no reduce en nada su capacidad performativa, ya que el norte social es culturalmente el único relevante para la estructuración de la sociedad. Lo in- teresante tampoco es la constatación de su carácter construido, porque si con- tingentemente coincidiera eso no impli- caría que en Buenos Aires las personas sean buenas geógrafas. La pregunta re- levante es qué expresa simbólicamente este proceso, y a nuestro entender la oposición norte-sur da cuenta en un plano simbólico constitutivo de la cul- tura y la política urbana de la dicoto- mización persistente de la vida social. El binarismo norte/sur es, así, la natu- ralización geográfica de un binarismo social, histórico, contingente. Reducidos los puntos cardinales a dos (norte/sur) se presenta una diferencia entre esa oposición al interior del pri- mer círculo concéntrico (la Capital) y las fronteras norte y sur de ese círculo con el Gran Buenos Aires. La Capital presenta una gradiente desde los sec- tores más altos a los más bajos desde el Río de la Plata y el norte hacia el sur y el Riachuelo: cruzando las avenidas

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en el Gran Buenos Aires hacia el norte Desde el punto de vista de los inmi- más de veinte kilómetros. grantes del interior del país y de los Esto contrasta con ciudades como Río países limítrofes las barreras territoria- de Janeiro, u otras ciudades brasileñas, les resultan clave para la comprensión en las que desde los edificios más lujo- espacial de la ciudad (Grimson, 1999). sos pueden verse las favelas. Además, La mayor parte de esta población se en Río, Caracas o San Pablo “la natu- concentra en las zonas sur y oeste de la raleza accidentada fue uno de los fac- Capital, y sur y oeste del Gran Buenos tores que favorecieron la constitución Aires. Si en una región de frontera de barreras entre sectores sociales”, política cruzar al otro lado implica mientras en Buenos Aires “naturaleza y convertirse de nativo en extranjero, voluntad pública confluyeron en su es- cuando los pobres urbanos cruzan la píritu aplanador” (Gorelik, 1998: 33). avenida Rivadavia, Corrientes y Santa En Buenos Aires, un empleado o pro- Fe lo hacen como trabajadores, más fesional de clase media puede pasar que como vecinos. Cuando viajan ha- meses o años sin ver las villas miseria cia el norte de la ciudad lo hacen como que se ubican fuera de sus circuitos trabajadores. No es común que fami- cotidianos. En ese sentido, Buenos lias pobres paseen por la Recoleta los Aires produce un sentido territorial en domingos ni caminen por la Avenida degradé, con algunas fronteras imper- Santa Fe. Menos aun, que se dejen ceptibles, aunque significativas, y otras llevar por las callecitas laberínticas de más evidentes. Palermo Chico, ya que eso se encuen- En las “villas miseria” de Buenos Aires la tra inhibido –no legal, sino simbólica- convivencia entre personas y grupos de mente– hasta para las clases medias. A diferentes países y provincias contrasta Palermo Chico, la zona céntrica más con los guetos étnico-raciales de Estados cara de la ciudad, sólo se entra como Unidos. Tradicionalmente, la relación vecino o como trabajador. A tal punto entre territorialidad y etnicidad estuvo que la instalación de un shopping y de marcada por el modelo del conventillo, un museo en sus límites generó escán- que implicaba convivencia conflictiva en dalos por la “invasión” de automóviles un espacio compartido (en habitaciones de visitantes. Esas atracciones torna- distintas de una misma casa) por migran- ban demasiado público un barrio que tes de los países más diversos (ver Devoto, parece privado. 2003: 563). El nivel socioeconómico se Hay jóvenes de las clases medias al- asoció con la territorialidad mucho más tas de los barrios norte, Belgrano y que cualquier otro elemento. Palermo que, mostrando cuán incor- La percepción y el uso del espacio es porada está la afirmación de Borges en diferente entre un habitante de la zona el mapa cognitivo de los porteños, ja- norte o sur de la ciudad, de un barrio u más han cruzado la avenida Rivadavia, otro. Al mismo tiempo, hay significa- excepto para visitar algún amigo o fa- dos clave que son compartidos y, por miliar en las primeras cuadras de los lo tanto, disputados, por los diferentes enclaves de Flores o Caballito. A dife- sectores. Hay sentidos compartidos rencia de Río de Janeiro, donde la vida acerca del centro de la ciudad, la Plaza en la ciudad es la vida entremezclada de Mayo como epicentro político y so- visualmente con las favelas, los jóve- bre ciertas fronteras urbanas. nes del norte de Buenos Aires pueden

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moverse sólo por la franja del río. Es- La ciudad –metafóricamente– se en- tas territorialidades urbanas asociadas cuentra repleta de aduaneros. Los po- a sectores socioeconómicos cuya vida licías que solicitan documentos o que social se desarrolla en el marco de esas detienen a pobres o inmigrantes por fronteras sin permeabilidad estructu- “merodeo”, por “portación de cara”, ran la vida social en diversas ciudades actúan con especial énfasis cuando és- (como Santiago, Medellín, el Plano tos se encuentran en territorios ajenos. Piloto de Brasilia) y excede en mucho Más allá de estas regulaciones de las el fenómeno de los barrios privados. Se fronteras, cada uno de sus habitantes trata de procesos sutiles y profundos a puede sorpren- través de los cuales se construyen fron- derse y asustarse La mayor parte de los ha- teras que devienen parámetros cogniti- ante una presen- bitantes del sur de Buenos vos básicos de la vida urbana. cia extraña en su Aires que van hacia el norte En una zona de frontera las personas barrio. Cuando y los del norte que van hacia se preparan para cruzar al otro lado. un cuerpo ajeno se el sur lo hacen instrumental- Controlan si llevan sus documentos, hace presente don- mente. Cruzan para algo, por su dinero, si van vestidos de manera de no debe en un alguna razón precisa, con un apropiada. Tal como dije, las clases momento equivo- fin específico. Saben que han medias altas generalmente no cruzan cado las miradas salido de su territorio. Eso es las fronteras urbanas. Pero si necesitan de sospecha se evidente en la incomodidad hacerlo también realizan sus preparati- posan sobre él y que sienten no sólo los pobres vos que, en este contexto, se consideran hasta puede ge- la primera vez que deben tra- generalmente como “precauciones”: nerar denuncias bajar en el Barrio Norte, sino no llevar demasiado dinero, no ir de- policiales. los propios antropólogos, so- masiado bien vestidos, no exponerse Una gran parte ciólogos, militantes sociales o más de lo necesario. Si no conocen de los habitantes empleados públicos que ha- los códigos de las fronteras urbanas y de la ciudad nun- cen su primera visita a una vi- son incautos, tendrán una “lección” de ca atraviesa sus lla miseria. Están fuera de su “urbanidad” (ver Segura, 2008). fronteras. De he- casa, han cruzado la frontera y La mayor parte de los habitantes del cho, retomando saben que sus propios cuerpos sur de Buenos Aires que van hacia el la organización tienen allí otro significado. norte y los del norte que van hacia de los subterrá- el sur lo hacen instrumentalmente. neos y de las grandes avenidas fuera de Cruzan para algo, por alguna razón la zona céntrica (donde la línea C y las precisa, con un fin específico. Saben avenidas 9 de Julio, Callao/Entre Ríos, que han salido de su territorio. Eso es Jujuy/Pueyrredón son la excepción), evidente en la incomodidad que sien- todas tienen la misma dirección, pa- ten no sólo los pobres la primera vez ralela a los sectores socioeconómicos. que deben trabajar en el Barrio Norte, Fuera de la zona céntrica y hasta la sino los propios antropólogos, soció- avenida de circunvalación, no hay lí- logos, militantes sociales o empleados neas de subterráneo ni avenidas que públicos que hacen su primera visita unan el Río de la Plata y el Riachuelo. a una villa miseria.5 Están fuera de su En el plano del transporte suburbano casa, han cruzado la frontera y saben si bien hay mayor heterogeneidad, que sus propios cuerpos tienen allí existe el tren de sectores medios altos, otro significado. paralelo al río, y también los trenes de

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trabajadores y pobres en general que en términos económicos y sociales, la conectan la Capital con el sur y el oes- sociedad se fue polarizando de mane- te. Es difícil cruzar la frontera espacial ra creciente. Ese proceso, que ya había y la frontera social. Sólo se cruza cuan- sido analizado hacia fines de los años do no queda más remedio. 80 (Nun) pegó un salto cualitativo durante la década de 1990. En 1974 el desempleo se ubicaba en el 5% en Neoliberalismo y espacio urbano Argentina. En 2002 superaba el 20%. En una ciudad donde la gente cruza Esta relación entre espacio, clase so- fronteras por razones laborales y don- cial, sentidos y prácticas cotidianas es de más del 40% de la población tenía muy anterior a las transformaciones serios problemas de empleo (sumando neoliberales. Es sobre esa base que el desempleo abierto y subempleo), las neoliberalismo produce ciertos efectos fronteras se cruzaban cada vez menos. sobre la trama Se desdibujó el tránsito laboral y, ya en Las crecientes desigualdades urbana. El neoli- el círculo vicioso de la crisis, empeoró el convirtieron el reciclaje de la ba- beralismo es una transporte público. Estos diversos ele- sura de las clases medias en una fábrica de fronte- mentos configuraron un nuevo pano- opción laboral. Se trata de una ras, fronteras de rama urbano. Un panorama dominado práctica con implicancias en los dimensión y cali- por una desigualdad homóloga a la sentidos de las territorialidades. dad muy diversas. agudización de la segregación espacial. Por una parte, las En el contexto de hiperdesempleo, casas se separan crecientemente de la vivir en la Capital se convirtió en un calle acompañando el aumento de la enorme privilegio. Los pobres del co- inseguridad y de nuevos miedos urba- nurbano saben que en la Capital de nos (Reguillo, 2005). Crecen las rejas, alguna manera “te las arreglás, salís los sistemas de alarma, las custodias a juntar cartones, latitas de gaseosa o en los edificios. En Buenos Aires no botellas y hacés cinco pesos”, me con- se percibe un desdibujamiento de las taba un vecino del primer cordón. “En fronteras entre lo público y lo privado. cambio, acá no hay ni latitas, no hay Por el contrario, hay una distinción nada”. Las crecientes desigualdades cada vez mayor que lleva a que casi el convirtieron el reciclaje de la basura único acceso a la información pública de las clases medias en una opción se genere en el espacio privado del ho- laboral. Se trata de una práctica con gar y se disuelvan muchos otros espa- implicancias en los sentidos de las te- cios públicos durante los años 90. rritorialidades. A su vez esto guarda estrecha relación La segregación espacial “clásica” de con el hiperdesempleo entre fines de Buenos Aires implicaba, como diji- los años noventa y principios de este mos, que no hubiera cuerpos pobres siglo. Durante la mayor parte del en los barrios de clase media, excepto siglo XX Argentina se distinguió de como trabajadoras domésticas, obre- otros países periféricos por sus amplias ros de la construcción u otros oficios capas medias y por una desigualdad predefinidos. Al igual que ocurre en social menor a la de la región. Es sabi- el Plano Piloto de Brasilia, donde los do que desde 1976 se fue desarmando trabajadores abandonan los barrios el aparato productivo del país y cómo, medios antes del anochecer, las clases

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medias porteñas disfrutaron durante Esas nuevas presencias nocturnas en décadas de ese aislamiento respecto los barrios medios generan a veces de la vida popular, y tendieron a con- reacciones de temor y también un siderar molesta la presencia de “los desprecio por las nuevas estéticas de otros”. En el proceso de urbanización la basura. Reacciones que retoman la de la industrialización sustitutiva de cuestión de separación entre la ciudad importaciones, la presencia masiva de capital y el Gran Buenos Aires. Ésta es los migrantes del interior en la ciudad una clave de la historia argentina que fue conceptualizada como “el aluvión se hace presente de modo recurrente. zoológico”. En aquella época era cues- Una frase de protesta de la gente de las tionado el propio ingreso a la ciudad provincias dice que los porteños creen de aquellos provincianos. Cuando los que Argentina termina en la Avenida pobres e indigentes desempleados del General Paz. En el caso de los carto- Gran Buenos Aires se trasladaron co- neros aparecen intentos de la Policía tidianamente a la Capital para reciclar Federal para impedir que ingresen con basura se cuestionó su presencia en carros de tracción a sangre a la Capital. los barrios medios, su presencia en la Hay legalidades consuetudinarias muy Capital, aludiendo a cuestiones de hi- diferentes entre Capital y Gran Buenos giene y de propiedad. Aires. Aquello que en la Capital, y es- La presencia de los cartoneros gene- pecialmente en su centro y su norte, ró disturbios en la homogeneidad del es molesto, peligroso o ilegal (como la paisaje en degradé. Los cartoneros tracción a sangre) puede permitirse en son considerados muchas veces como la provincia. “negros” por el sentido común dis- En ese marco, nos planteamos el inte- criminatorio de sectores medios que rrogante acerca de hasta qué punto co- tiende a racializar diferencias de clase. menzó a esbozarse en Buenos Aires un Los cartoneros ingresaron a territorios desplazamiento del modelo del degra- que simbólicamente no les pertenecen, dé y el conventillo al modelo del gue- “invaden la ciudad” y eso cuestiona la to. Un desplazamiento de un modelo sucesiva identificación de Argentina con fronteras simbólicas relativamente con Buenos Aires, de Buenos Aires con blandas a otro en el que las fronteras la Capital, de la Capital con los blan- territoriales duras se convierten en he- cos europeos, articulaciones clave para gemónicas, incluyendo un gueto de la idea del país como enclave europeo carácter social, no de tipo étnico o ra- en América Latina. Los que ingresan a cial. En los momentos más agudos de la esos barrios tienen a veces otro color de crisis los límites barriales se endurecie- piel (pero la inmensa mayoría son lla- ron, restringiendo las permeabilidades mados “negros” aunque no son “afro” de las fronteras urbanas económica y ni “mulatos”), otras formas de vestir simbólicamente. También es cierto que y se desplazan con carros tirados por todavía había relaciones y porosidades caballos o simplemente con carritos que no hacían de “gueto” una metáfora de supermercado. Revuelven bolsa por muy precisa (ver Segura, 2008). bolsa y separan, clasifican, acumulan. El salto en el desempleo en una ciudad Trabajan en un país que Paul Auster con amplios barrios de trabajadores imaginó antes de la crisis argentina de provocó un incremento notable de la 2001: el país de las últimas cosas. segregación residencial y la aparición

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de barrios de desempleados. Esto no El fenómeno de las cacerolas de 2001 sólo produjo efectos en la generación condensó de manera excepcional las re- de ingresos familiares y nuevas signi- laciones entre espacio social y político. ficaciones acerca de la relación entre Si uno de los grandes procesos de fron- trabajo y delito (Kessler, 2004), sino terización del neoliberalismo, arraigado también en la emergencia de organiza- en ciertas tradiciones, ha sido una cre- ciones de desocupados. ciente privatización de la vida social, los caceroleros intervinieron y trabajaron sobre esa primera frontera. Protestas espacializadas El 19 de diciembre de 2001, en Buenos y espacializantes Aires, se produjo una situación de compleja articulación entre hogar, te- Las dos estructuras perceptivas del es- levisión y espacio público. Cuando el pacio que funcionan sobrepuestas en presidente De la Rúa dirigió un discur- el Área Metropolitana resultan claves so al país por televisión, anunciando el para poder comprender también re- estado de sitio, la prohibición de ma- acciones diferenciadas de la sociedad nifestarse públicamente, en barrios de y los sectores populares frente al neo- clases medias de la Capital hubo ciuda- liberalismo y la crisis de principios danos que se asomaron al balcón de su de siglo. La estructura de los círculos departamento y comenzaron a golpear concéntricos y los puntos cardinales una cacerola antes de que el presidente constituyen clasificaciones espaciales y terminara su discurso. Otros se fueron socioeconómicas que se articulan con sumando a una protesta desde el living, las características de los movimientos la ventana o el patio de las casas. Una sociales y de protesta. Las asambleas acción pública desde un lugar privado, y las cacerolas fueron un fenómeno una protesta en la frontera entre lo pri- identificado con Buenos Aires en el vado y lo público. país, y con la Capital dentro del Área En otros barrios no sonaban las cace- Metropolitana. Esto no significa que rolas, pero en toda la ciudad estaba en- no hayan existido asambleas fuera de cendida la televisión. Se suspendieron ése área, pero simbólica y cuantitativa- o cambiaron programas en diferentes mente fue un fenómeno básicamente canales. Los conductores utilizaban el porteño y capitalino, incluyendo a sus criterio barrial para construir la infor- clases medias altas. mación. Anunciaban que en Caballito En contraste, el fenómeno piquetero y en Flores, y ahora también en una ha viajado desde provincias del interior zona de Palermo y en Almagro, ha- (como Salta y Neuquén) hacia el Área bía vecinos golpeando cacerolas como Metropolitana y se instaló en el Gran forma de protesta. Cada vez eran más Buenos Aires, especialmente en el oes- barrios. A veces llegaba el ruido de te y el sur, con muy escasa presencia las cacerolas desde unas casas a otras. en la Capital y el norte del conurbano. Otras veces llegaba la información des- Las movilizaciones de desocupados, de la televisión y se incentivaban nue- que comenzaron en el segundo cordón vos caceroleros. Cuando toda la ciudad en 1997 no ingresaron al círculo de la estaba tocando cacerolas, en realidad, Capital hasta fines de 2001 y, más or- algunos habían pasado de su balcón al ganizadamente, en 2002. palier, del patio a la entrada de la casa.

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Allí habían encontrado otros vecinos, los barrios de clases medias asambleas habían mirado a la calle y ya se po- populares que discutían desde proble- dían ver a otros, unos pocos aún, que mas locales hasta el desempleo, desde se agrupaban en la esquina. Confluían los precios hasta el sistema de repre- desde los palieres, les pedían a los que sentación. Con gran inexperiencia y aún estaban en los balcones que des- dificultad, las asambleas se constituye- cendieran. La gente bajaba como es- ron en ámbitos públicos de disenso y taba, ya eran las once o doce de una de acción común. En algunos barrios noche de verano. Bajaban en pijama, las asambleas ocuparon espacios aban- en camisón, con pantuflas y ojotas, con donados y desde allí generaron una mallas y descalzos. Compartían el cace- amplia gama de actividades, desde roleo, con ollas viejas y ollas bellas, con timidez y con desenfado. No se habla- ba, se producía ruido. No se dialogaba, se generaba comunidad desde aque- llo que no podía ponerse en palabras (Briones et al, 2004): un sentimiento compartido de rechazo. Todos con cacerolas, vestidos de las maneras más diversas, se fueron agru- pando en esquinas de diferentes ba- rrios de la ciudad en los cuales hacía más de una década que nadie se agru- paba espontáneamente. Un impulso los llevaba por las avenidas principa- les en una misma dirección: el centro. Una protesta masiva y espontánea des- de cada barrio, pero apuntando hacia el poder político. La represión policial comedores populares hasta iniciativas VIsta aérea de Buenos Aires evitó aquella noche la espontaneidad culturales. Un año y medio después de en la que se expresaban modos de vivir aquel fervor colectivo era muy poco lo y significar los espacios urbanos. que había permanecido en términos Del otro lado de la frontera, en el Gran cuantitativos. Hubo una franca decli- Buenos Aires, había miedo de salir a nación de las asambleas hasta que de- manifestarse aquella noche. Miedo jaron de ser un actor relevante. Sólo a la reacción de la “mejor policía del unas pocas lograron sobrevivir a partir mundo” que gobierna las calles del de proyectos locales.6 otro lado del Riachuelo. Varios líde- Ahora bien, retomando la cuestión res de organizaciones sociales me han de las estructuraciones del espacio explicado que decidieron salir organi- social, tan escasas han sido las cace- zadamente a manifestarse, cuando una rolas y asambleas fuera del círculo de imagen específica apareció en sus tele- la Capital como las organizaciones de visores el día 20: la represión policial a desocupados en ese primer círculo. las Madres de Plaza de Mayo. De la misma manera, en los procesos En los días posteriores, ya con cambios de las organizaciones de desocupados vertiginosos de presidentes, surgían en el norte, el oeste y el sur (como ca-

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tegorías sociales) vivieron procesos de desocupados planteó un interro- muy diferentes. En el norte industrial gante sociológico: altos índices de des- del conurbano éstas fueron escasas y empleo ha habido en muchos países y excepcionales. En esas zonas fabriles, contextos, pero no resulta una condi- el problema del empleo fue enfren- ción suficiente para que emerjan or- tado desde otros repertorios de ac- ganizaciones que realizan reclamos al ción, siendo comparativamente más Estado. Svampa y Pereyra (2003) fue- extendidos otros procesos también ron los primeros en preguntarse por emergentes como la recuperación de los factores que explican la excepcio- fábricas por parte de los trabajadores. nalidad del caso argentino en relación En el partido de General San Martín, a la emergencia de un movimiento de al noroeste del Gran Buenos Aires, desocupados. Entre esos factores seña- que llegó a concentrar el 10% del laron la ausencia de redes estatales de PBI industrial de toda la provincia contención y reconversión laboral, el de Buenos Aires, había entre 2002 y aval de los sindicatos de la CGT a las 2004 unas 9 fábricas recuperadas de reformas estructurales, la debilidad del las 180 que había en el país.7 tejido comunitario y la importancia de El sur y el oeste han sido las zonas las tradiciones organizativas en parte donde el peso de las organizaciones ligadas a vertientes clasistas (ídem: 13). de desocupados Otro factor relevante se vincula a los Las organizaciones de desocu- fue más relevan- significados que adquirió la desocupa- pados, que surgen en el sur y en te, aunque tam- ción en relación al lugar histórico del el oeste desde fines de los no- bién de maneras trabajo y del trabajo asalariado en los venta, son organizaciones terri- distintas. En un imaginarios nacionales argentinos. toriales. Ha habido una fuerte contexto de cier- Es necesario enfatizar que también conexión entre el salto cualita- ta diversidad de ha sido clave la dimensión territorial tivo de segregación espacial del organizaciones, de la política. Históricamente el ba- neoliberalismo y el fenómeno en el oeste hubo rrio se había constituido en el Área piquetero. Los primeros pi- prevalencia de Metropolitana de Buenos Aires como quetes fueron protagonizados aquellas que ten- categoría clasificatoria y cívica en una por vecinos de poblaciones del dieron a confron- articulación compleja y cambiante en- tipo company towns petroleras, tar para después tre lugar identitario y espacio público alejadas de grandes centros ur- obtener recursos, local. Las reformas neoliberales, con su banos, que tenían en común con el horizonte desarticulación de los actores sindicales haber crecido al compás de una de la negociación. y sus efectos de exclusión, desplegaron empresa pública, básicamente En comparación políticas sociales “focalizadas”, que en la empresa estatal. con las que pre- gran medida se apoyaron y desarrolla- valecieron en el ron redes sociales locales. En el Gran sur, las principales del oeste del Gran Buenos Aires, en el contexto de los ce- Buenos Aires fueron más moderadas. menterios de fábricas y la complicidad El sur del conurbano fue el espacio de los grandes sindicatos industriales, donde más presencia y fuerza tuvieron el gobierno provincial y los municipios y aún tienen las organizaciones autó- fueron protagonistas durante los años nomas, con un mayor nivel de radica- noventa de la territorialización de la lidad en las protestas y los reclamos. política. Diversos estudios (Merklen, El surgimiento de las organizaciones 2000; Auyero, 2001; Frederic, 2003)

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han mostrado esa politización de lo ba- tiendo en una suerte de sindicato de rrial a través de redes informales. Ese desempleados cuyo criterio de agrupa- proceso instituyó un sentido común miento era territorial: un barrio, una acerca de cómo procurar el acceso a localidad, un municipio. Esos terri- ciertos recursos. Expresión de estos torios se inscribían en la segregación procesos son términos “ser en el ba- clásica de Buenos Aires a la que se le rrio”, la vecindad y el “pibe del barrio”, sumaba ahora la capa geológica de la la organización barrial y, especialmen- segregación neoliberal: los dormitorios te, la conceptualización nativa de la obreros habían devenido una suerte de militancia social y política como “tra- institución total de la miseria. Sin tra- bajo barrial” (Frederic, Diez, 2008). bajo o con “changas” en porcentajes Esto es relevante porque las organiza- que rondaban en- ciones de desocupados, que surgen en tre el 80 y 90%, Cuando se comprende que a el sur y en el oeste desde fines de los era creciente- las zonas céntricas y caras de noventa, son organizaciones territo- mente difícil salir la ciudad hace mucho tiempo riales. Ha habido una fuerte conexión de los barrios. que los pobres no viajan por entre el salto cualitativo de segregación Así tenemos una esparcimiento, sino sólo por espacial del neoliberalismo y el fenó- ciudad donde las trabajo, cuando se comprende meno piquetero. Los primeros pique- fronteras urbanas el creciente encierro territorial tes fueron protagonizados por vecinos se han profundi- implicado en la desocupación, de poblaciones del tipo company towns zado generando puede entenderse también que petroleras, alejadas de grandes centros procesos inéditos el piquete y la marcha, además urbanos, que tenían en común haber de segregación. de su carga política, tengan crecido al compás de una empresa pú- En una ciudad otras implicancias simbólicas blica, básicamente la empresa estatal con más fronte- y produzcan otros efectos so- (ver Svampa y Pereyra, 2003; Cerrutti ras, esas fronteras bre las fronteras urbanas. y Grimson, 2005). devienen escena- En Buenos Aires, las organizaciones rios de la protesta social. Los puentes de desocupados agrupan a vecinos de que atraviesan metafóricamente esos un barrio. A los lazos de vecindad, la límites se convirtieron en escenarios existencia de un contexto significado de compartidos y privilegiados de la dis- modos relativamente compartidos, la puta política. Aquellos que vivencian identificación barrial expandida no sólo la oposición trabajo/desempleo como como criterio clasificatorio, sino como homóloga a adentro/afuera ocupan el estructurante de organizaciones fomen- límite por excelencia entre la Capital tistas, clubes, cooperativas de vivienda y el Gran Buenos Aires para reclamar. u otras organizaciones, se agrega en el En ese marco los piqueteros llegaron marco de la crisis económico-social el a imaginar la posibilidad de “sitiar” la fuerte endurecimiento de las fronteras Capital Federal como modo de pro- territoriales. Las dinámicas de guetiza- testa, cortando los diferentes puentes ción paradójicamente coadyuvaron al de acceso, ocupando territorialmente surgimiento de organizaciones de des- el espacio liminal al que habían sido ocupados. Se trata de un vínculo entre socialmente arrojados. tierra, vivienda y empleo. Cuando se comprende que a las zonas En ese proceso cada organización de céntricas y caras de la ciudad hace mu- base de desocupados se fue convir- cho tiempo que los pobres no viajan

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por esparcimiento, sino sólo por traba- la creación de puestos de trabajo y la jo, cuando se comprende el creciente reducción significativa de la desocupa- encierro territorial implicado en la des- ción. Desde los picos de porcentajes de ocupación, puede entenderse también pobres e indigentes de 2001-2002 tam- que el piquete y la marcha, además de bién se produjo una reducción, aunque su carga política, tengan otras impli- no se retornó en ninguno de los casos a cancias simbólicas y produzcan otros los indicadores previos a la década del efectos sobre las fronteras urbanas. En noventa, por no aludir a los previos a la el pequeño pero usual detalle de que dictadura militar. En cambio, no hubo manifestantes se preparen, se arreglen, cambios positivos respecto de la des- se vistan, para ir a la protesta porque se igualdad social, cuyos índices se man- preparan para ir al centro de la ciudad, tuvieron incólumes mientras descendía los desocupados enfatizaron y cuestio- la pobreza. Estos aspectos se imbrican naron las discontinuidades espaciales. con las dinámicas urbanas y los barrios, Cuando la protesta adquiere el sentido sin considerar los fenómenos más re- de paseo, también hay allí una ruptura cientes donde el incremento de la infla- cultural con la segregación. ción real se tradujo en un incremento Al abordar etnográficamente las prácti- de pobreza e indigencia y en aumento cas políticas desde su cotidianidad terri- de la desigualdad. torial, estudios diversos desacralizan la Aumento del empleo, reducción de la categoría “piqueteros”. Los piqueteros pobreza y persistencias de la desigual- han sido socialmente percibidos en la dad implican una nueva tendencia ciudad a través de sus protestas y sus a la multiplicación de los cruces ins- escenificaciones urbanas, catalogándo- trumentales de las fronteras urbanas, los de manera simplificada a partir del dinámica que colisiona con un dete- propio corte de las rutas. Los estudios rioro estructural del transporte públi- etnográficos ya han mostrado que mu- co urbano. Si en el círculo vicioso de chos participantes de las organizaciones la crisis los ómnibus que llegaban a los de desocupados no se consideran a sí barrios obreros, ahora de desocupa- mismos como “piqueteros”, ya sea por- dos, tenían cada vez menos pasajeros que en el propio corte consideran de ese y las empresas reducían sus servicios o modo a quienes se encargan propiamen- simplemente desaparecían, cuando se te de la interrupción, con gomas viejas retoma una fase de crecimiento esas incendiándose o con sus propios cuer- empresas no resurgen con inversiones pos y palos, o bien porque distinguen la de un día para otro, así como los ca- vida cotidiana y la vida organizacional minos y las rutas periféricas se encuen- en el territorio de la acción específica tran profundamente deteriorados. que designan como “ir de piqueteros” De la misma manera, los trenes que (Ferraudi Curto, 2007). conectan el centro de Buenos Aires con los suburbios, privatizados en los años noventa, con servicios pletóricos Las fronteras del crecimiento de atrasos, cancelaciones, vagones des- y la integración truidos, son parte de la cotidianidad de los trabajadores. El crecimiento económico de Argentina En ese contexto donde las fronteras con tasas elevadas desde 2003 implicó necesitan ser atravesadas, pero no hay

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condiciones materiales para hacerlo Persistencias cambiantes del barrio en tiempo y espacio tolerables, se pro- duce la rebelión de pasajeros en la es- Las fronteras de Buenos Aires son lo tación de Constitución (que conecta que los agentes sociales han hecho y la ciudad con el sur) en el año 2006. hacen con ellas. No son efectos del Hartos del maltrato cotidiano, de neoliberalismo, ya que sus propios cancelaciones, de la degradación del agentes trabajan sobre sedimentos de servicio que los degrada a ellos mis- múltiples procesos históricos anterio- mos como ciudadanos y trabajadores, res. Pero además, porque a sus mane- grupos de pasajeros destruyen bole- ras diversas cartoneros, asambleístas, terías, incendian sectores de la Esta- piqueteros, intendentes, legisladores, ción y lanzan piedras contra quienes murgas de carnaval, hinchadas de fút- intentan reprimirlos. La destrucción bol y muchos otros actores intervienen de la infraestructura no ingresa en en el proceso de construcción social y las clasificaciones de las racionalida- cultural de esos límites. Los procesos des de las clases medias y altas, pero de fronterización continúan abiertos e tampoco son esos sectores urbanos involucran a los significados de los lí- los principales afectados por la des- mites y de las poblaciones que habitan trucción de la red de transporte pú- a uno y otro lado (Grimson, 2003). blico, ni comprenden los significados Más que afirmaciones lineales como que de “Constitución” en los sectores po- la política se ha trasladado “de la fábri- pulares.8 Espacio de liminalidad entre ca al barrio”, que además lejos están de Capital y Gran Buenos Aires, paisajes ser categorías homogéneas, es necesario híbridos donde gastronomías popula- considerar las cambiantes relaciones en- res y vendedores callejeros se enmar- tre el espacio local y el espacio laboral can en una arquitectura monumental con la actividad sociopolítica como par- que trae a la memoria otro tipo de te de modos de posicionarse y actuar en intervención estatal, el tren conden- la sociedad y en relación al Estado. Pre- sa en Argentina disputas simbólicas y guntarse acerca de la territorialización políticas, donde colonialismo inglés, de la política en el contexto neoliberal nacionalización peronista, centraliza- sin considerar cómo la propia ciudad y ción en la Capital, desconexión del sus espacios públicos locales fueron con- interior, desmonte neoliberal se arti- figurados, amenazados, reconstituidos, culan en la ciudad con su tradicional impide comprender que si el barrio fue clasificación ligada a los espacios y a clave en los procesos políticos emergen- los sectores socioeconómicos. La re- tes en los años noventa y posteriores es, belión de pasajeros no sucedió en la en gran medida, porque quienes lo uti- terminal de Retiro, en el ramal Mitre lizaron habían sido culturalmente cons- que viaja paralelo al Río de la Plata tituidos, experiencialmente, en procesos y a la Avenida del Libertador. La re- sucesivos, por ese procedimiento de belión fue en el tren que pocos cien- categorización, significación y acción. tos de metros después se detiene en Categorías nativas como “referentes ba- la Estación en la cual el 26 de junio rriales”, expresan simultáneamente mo- de 2002 un oficial de la Policía de la dos de significar una jerarquía política y Provincia de Buenos Aires asesinó a un señalamiento claro acerca de la espa- Kosteki y Santillán. cialidad de esa relación social.

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En ese sentido, hay dimensiones del Las sociedades de fomento se re- proceso político de Buenos Aires que convirtieron (por ejemplo en Juntas se interconectan con fenómenos más Vecinales en villas de Capital Federal) abarcativos de los cambios globales, o desaparecieron. Los comités parti- pero para entenderlos resulta decisi- darios dejaron literalmente de existir vo partir de comprender la actualiza- o son centros de distribución de re- ción de dispositivos que habían sido cursos municipales sin la vida pública construidos históricamente y que, con que tuvieron incluso recientemente, cambios y diferencias, son contempo- cuando a partir de 1982 adquirieron ráneamente relevantes. una importancia muy notoria en los En referencia a los barrios populares barrios. Podría decirse, en una na- de la década de 1930, Romero afirma- rración decadentista, que allí donde ba que allí “habitaban gentes de ofi- Romero afirma que “no había institu- cios y condiciones diferentes –obreros, ción –así fuera un club constituido al profesionales, pequeños comerciantes, solo efecto de cobijar un garito- que docentes–, conformando una sociedad no se sintiera obligada a tener una en la que eran visibles las marcas de biblioteca” (idem: 14-15), en la ac- los procesos de movilidad social. Las tualidad casi no hay organizaciones instituciones en las que se constituyó barriales sin comedores populares o la nueva sociabilidad fueron los cafés formas de distribución alimentaria. o los clubes de barrio, centros de ac- Libros por fideos, pero, strictu sensu, tividades recreativas que estaban en la no se ha realizado un estudio siste- médula misma de la vida barrial: junto mático que nos informe acerca de la a ellos, se desarrollaron dos institu- presencia y los usos de los libros y pu- ciones centrales en nuestro análisis: la blicaciones que también habitan hoy sociedad de fomento y el comité parti- organizaciones de desocupados, inmi- dario” (Romero, 2007: 14). grantes de países limítrofes, vecinos En amplios sectores de la ciudad, esa de asentamientos o villas. En uno de heterogeneidad presente en diversos los momentos más agudos de la cri- ámbitos sufrió fuertes procesos de ho- sis, a inicios de 2003, en la villa más mogeneización territorial, vinculados empobrecida de Monte Chingolo, en a un crecimiento urbano que no fue Lanús, un grupo de desocupados creó acompañado de políticas de urbaniza- una biblioteca con donaciones mez- ción, acceso a la ciudad y expansión de cladas de libros escolares, ficción lite- derechos. Los sistemas espaciales de los raria y los libros políticos clásicos. círculos concéntricos y de los puntos Los conflictos salariales y sindicales cardinales expresan en las categorías han recobrado importancia en los últi- urbanas del sentido común esas refe- mos años, no sólo por la reducción de rencias más homogéneas. Esto se vin- la tasa de desempleo, sino por políticas culó a que los procesos de movilidad gubernamentales específicas. Sin em- social ascendente fueron cada vez más bargo, la vida política no se desplaza limitados hasta evaporarse y que en linealmente del territorio a la fábrica, esos mismos espacios comenzó de per- sino que se procesa en complejas ecua- cibirse el empobrecimiento de sectores ciones de barrio y espacio laboral, de populares y la degradación urbana de organizaciones sociales y sindicatos. muchos de sus espacios habitacionales. La categoría de barrio, con los sentidos

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de límite y de pertenencia, es parte de los sedimentos de procesos históricos complejos, de las circunstancias que no han elegido quienes desde posicio- nes de sujetos divergentes hacen hoy la historia de Buenos Aires.

(*) Universidad Nacional de San Martín y CONICET.

NOTAS

1. Una versión más amplia de este texto se publicará como introducción al libro La vida política de los barrios populares de Buenos Aires. 2. Sobre la relación analógica entre las clasificaciones espaciales y la estructura social, así como sobre cómo son estructurantes de las prácticas espacio-temporales de los actores sociales, ver Bourdieu (2002; 2007). 3. En esta sección amplío cuestiones que trabajamos en Cerrutti y Grimson (2005). 4. Borges, Jorge Luis, “El Sur”, en Artificios (1944), en Obras Completas, vol. 1, 2005. 5. En diferentes trabajos de campo he recogido material y verificado ambas cosas. 6. Entre los complejos motivos (que aquí no pueden ser analizados) no debería dejar de considerarse un proceso bastante exitoso de recomposición hegemónica, por un lado, y la inexperiencia social combinada con el papel de las agrupaciones políticas tradicionales que terminaron boicoteando el proceso por otro. Las protestas tendieron bastante rápidamente a rutinizarse y a perder potencia de interpelación política. Ahora, cabe interrogarse acerca de dos sedimentos experienciales de ese proceso. Por una parte, acerca de los nuevos entretejidos sobre el espacio público en una nueva etapa. Por otra parte, la reactualización desplazada de esas escenas en la memoria en marzo de 2008, durante el conflicto entre el gobierno y “el campo”, aunque en ese caso sin la capacidad política implicada en la oposición al estado de sitio que, a su vez, convocaba a otros fantasmas de la experiencia argentina reciente (Grimson, 2004). 7. Información proporcionada por Carina Balladares. 8. Esto retoma un análisis que expuso Pablo Semán en la Biblioteca Nacional pocos días después de la protesta popular en Constitución en 2006.

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La construcción del escenario público y las políticas urbanas Por Jaime Sorín

Lógica colectiva o lógica comercial. Tal es el dilema que señala Jaime Sorín para pen- sar la ciudad y sus formas de gestión. Para discutir acerca de las políticas públicas hay que partir, propone Sorín, de la propiedad de la tierra. Buenos Aires fue históricamente un sitio en el que sus extensiones estuvieron predominadas por la tenencia privada, que- dando sus restos, bañados, basurales y tierras de nulo valor patrimonial, en manos del mu- nicipio. En esos márgenes se fueron locali- zando las poblaciones migrantes, fundamen- talmente aquellas que venían del interior en la década del cuarenta. Esos asentamientos, de construcciones precarias, fueron tratados de dos maneras, ambas sin tener en cuenta a sus moradores: la erradicación dictatorial y la radicación burocrática. Una práctica que combina la planificación de la tierra como bien inmobiliario y la gestión de los “ilega- lismos”; tanto en la ausencia de una políti- ca habitacional acorde con las necesidades y proyectos populares, como en las excepcio- nes, convertidas en reglas, del Código Civil. Enclaves mercantiles o creación de una nue- va cultura urbana, democrática y popular e igualitaria, son las opciones en juego, dile- mas que aún permanecen irresueltos. LA BIBLIOTECA Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008

La ciudad es una construcción políti- burocrática manteniendo el suspenso ca y cultural que se funda cotidiana- hacia el futuro e impidiendo mejoras mente y en la cual convergen intereses reales y permanentes en las condicio- públicos y privados. Según cual sea nes de vida de los habitantes. la opción política que adopte la ad- Más allá de los colores políticos y las ministración local será el predominio mejores o peores intenciones de cada de unos u otros y así tendremos una administración, desde la demolición de ciudad vista desde el espacio público o “Villa Esperanza” una “ciudad de los negocios”. –que inaugura en Por eso es tan importante el Un artefacto colectivo o un conjunto 1935 la política desarrollo de temáticas como de intereses en competencia. de expulsión– la radicación de las villas en Para hablar de lo público/privado hay hasta la Orde- una dirección que privilegie que empezar por la propiedad de la nanza 44.873/89 la transformación de acuerdo tierra, tema que en nuestro país nunca que legalizaba la a los deseos y costumbres de estuvo en discusión para las clases diri- “radicación”, la sus habitantes; regularizar los gentes: debe ser privada, y concentra- continuidad bu- dominios individuales como da si es posible. La ciudad de Buenos rocrática traslada punto de partida para eliminar Aires no fue ajena a esta vocación y es en el tiempo una la incertidumbre del futuro y así que en 1.942 solamente se encon- única concepción arraigar definitivamente al con- traba en manos municipales el 10,2% de ciudad: la junto social, y simultáneamen- (2.053 Ha) de su superficie: grandes manzana históri- te resolver la problemática de predios perimetrales casi inutilizables ca dibujada sobre la integración al entorno desde por su condición de inundables, sin un espacio vacío, la cotidianidad, presente en las infraestructura ni transporte. En ellos desde los pla- tramas urbanas existentes, y no se arrojó la basura y se asentaron los in- nos municipales desde la topadora municipal. migrantes más pobres, los del interior, de 1898/1904, que comenzaron a llegar en la década como factor de integración social. Y del 40. Se instalaron como y donde fuera de ella nada... pudieron, especialmente en esos bajos Establecido este patrón inmobiliario, de Flores y Lugano que el municipio la gestión de la tierra se limitó a en- hasta entonces ignoraba. cuadrar los barrios en un trazado de Presionados por la situación los go- martillero, que se adecuara al Código biernos fueron acompañando de Civil, demoliendo todo vestigio urba- diversas maneras estas incursiones: no que expresara una cultura diferen- tolerando algunas veces las ocupacio- te. Y es justamente esta palabra la que nes y en otras construyendo él mismo debería respetarse, legitimarse, si de viviendas transitorias siempre perma- radicar o residencializar a las poblacio- nentes. Esta manera de “gestionar” nes actuales se trata. la tierra manteniendo la propiedad y El Estado debería replantearse, escu- tolerando la presencia de núcleos ur- chando alguna vez sin pre-juicios a las banos “ilegales” que improvisan en la organizaciones de los pobladores, qué ocupación del suelo –generalmente significa RADICAR y cuáles son los desde la acción individual– dio como términos en los cuales una acción de resultado una situación de inestabi- este tipo puede desarrollarse, habida lidad continuada que osciló entre la cuenta de los diferentes intereses que erradicación dictatorial y la radicación se enfrentan y de la historia que este

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término carga. Y también cómo se ha negocios) a los que son proclives las ido construyendo un orden urbano burocracias de turno. desde la interpretación –y las excepcio- Como ejemplos de lo contrario tenemos nes– en los códigos que fueron dando las dos operaciones de gran escala lleva- forma a la ciudad de acuerdo con los das adelante en los últimos años: Puerto intereses económicos predominantes. Madero y la Corporación del Sur. El destino de las En el primer caso a través de un pro- La gestión pública de la tie- propiedades esta- yecto urbano que terminó privilegian- rra (no sólo de la pública sino tales, el uso que do los negocios privados –apoyados en de la totalidad del territorio), se les dé a las mis- una enorme inversión del Estado– por entendida con nuestros pará- mas, es un factor sobre la utilidad social. Una oportuni- metros de los años 90, convir- de redistribución dad para generar una expansión sobre tió a la ciudad en mercancía, de la renta y de tierras públicas ligada a la recupera- produciendo enclaves dentro acuerdo con esto ción de la zona sur se transformó en de una sociedad pauperizada puede inclinarse un apéndice innecesario del norte, con y poniendo en valor sectores hacia un lado u problemas permanentes de accesibili- urbanos que podían producir otro de la socie- dad e inserción inadecuada en los usos diferencias rápidas para los ca- dad. Por eso es urbanos (no sólo por lo que se decidió pitales privados. tan importante no realizar sino por el “todo vale” ad- el desarrollo de mitido en función de una rentabilidad temáticas como la radicación de las que no llegó a la sociedad). villas en una dirección que privilegie Fue presentado como modelo repro- la transformación de acuerdo a los de- ducible de cogestión público-privada a seos y costumbres de sus habitantes; pesar de haberse demostrado, por su regularizar los dominios individuales falta de transparencia y manejo dis- como punto de partida para eliminar crecional de los fondos públicos, que la incertidumbre del futuro y arraigar sólo ha servido al interés particular de definitivamente al conjunto social, y funcionarios y capitales inmobiliarios simultáneamente resolver la proble- sin que sus ganancias generaran como mática de la integración al entorno contraparte recursos para el desarrollo desde la cotidianidad, presente en las de otras zonas postergadas. tramas urbanas existentes, y no desde La gestión pública de la tierra (no sólo la topadora municipal. de la pública sino de la totalidad del Pero no es el arraigo de los colectivos territorio), entendida con nuestros pa- villeros el único problema que la ciu- rámetros de los años 90, convirtió a dad enfrenta y que requiere una políti- la ciudad en mercancía, produciendo ca sobre el suelo urbano. Queda poca enclaves dentro de una sociedad pau- tierra pública y gestionarla no es –o no perizada y poniendo en valor sectores debería serlo– una operación desarro- urbanos que podían producir diferen- llada desde parámetros sólo económi- cias rápidas para los capitales priva- cos-inmobiliarios, sino un problema dos. Expulsando población (como en esencialmente cultural que debe diri- Warnes y Abasto), o creando falsos ba- mirse en el seno de la sociedad. Y con rrios para las postales turísticas (como intervención de los diferentes intereses en Puerto Madero). que se ponen en juego trascendiendo y Al discurso tradicional que acompañó controlando los autoritarismos (y los el ciclo modernizador con expansión

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y sueños de homogeneización de clase Era muy obvio desde el inicio que la media se le sobreimpuso la deforma- concentración de inversiones entre ción de una nueva hipótesis urbana de Puerto Madero y Retiro no marcharía moda: la ciudad por partes y los proyec- en el sentido de reequilibrar la ciudad, tos sectoriales. Claro que desde la cásca- de cerrar viejas deudas con el sur, sino ra, y tomando los temas preferidos de hacia la garantía para el mercado in- los desarrolladores privados devenidos mobiliario de una inversión sin riesgo en planificadores: una urbanística de a través de la consolidación de un ur- soluciones específicas sin marco, desar- banismo a su servicio. ticulando la ciudad y rompiendo toda Avanzada de los bolsones de riqueza, trama de solidaridad interna. Puerto Madero puso en vidriera una Es emblemático que a la primera fase tipología de enclave, expresiva de la de la rehabilitación de los viejos al- fragmentación urbana y la polarización macenes ingleses siguiera la acción social: la torre-country, modelo de ex- más salvaje iniciada con los diques clusión y garantía de exclusividad para al este y la demolición de los silos una clase media que ansiaba aislarse de de Bunge y Born Éstos, considera- un entorno que imaginaba aterrador. dos piezas maestras de la arquitectu- David Harvey llamó a estas nuevas ex- ra moderna internacional por arqui- presiones urbanas “lugares nodales de tectos como Gropius y Le Corbusier, cualidad”, en ocasiones verdaderos par- estaban supuestamente protegidos ques temáticos donde los habitantes son por el Plan Maestro. extras de una película turística. Puerto Archivo Mapoteca “Manuel Selva”

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Madero y ex-Palermo son los ejemplos En una ciudad que siempre se pensó a extremos que Buenos Aires ofrece al si misma desde la cuadrícula pública, mundo en su afán de competir. como una comunidad de propietarios “La competitividad requiere apostar individuales que convivían en la diver- por la distinción, la diferencia, lo cual sidad permitida por una estructura ur- se expresa especialmente mediante la bana indiferenciada y potencialmente imagen o el perfil de la ciudad, la inclusiva, estos temas son de interés oferta cultural, el ambiente urbano” reciente. Con un ambiente profesional (Jordi Borja). en el que el planeamiento tradicio- La última versión de esta moderniza- nal confundió por años PLANES con ción conservadora se pretende reali- PLANOS y reglamentos de construcción zar en la zona sur, y aquí volvemos con planificación urbana y abandona- al principio. Esta vez se trata de una da a los intereses privados y a la arqui- corporación puramente estatal, sin tectura del plano municipal (al decir de otra estrategia de gestión urbana que Vaccarezza) fue creciendo y llegando a una serie de proyectos sin financia- sus límites impulsada por los empren- miento, que se plantea hipotecar el dimientos individuales de inmobilia- último residuo de tierra pública a tra- rias clase media y de un Estado sin vés de fideicomisos que garanticen las políticas reguladoras de las relaciones ganancias privadas (la avanzada sobre en el territorio. los terrenos de los neuropsiquiátricos Cuando los cambios en el paradigma como ejemplo extremo). de crecimiento urbano condujeron vio- Están ausentes –o se ignoran– los lentamente –a fines de los 80 y durante mecanismos de recuperación de las los 90– a la reconversión del espacio ganancias extra que generará la inver- público en negocio privado, a la des- sión estatal a los privados, cómo se re- aparición de la infraestructura pública solverá el problema del hacinamiento reemplazada por la visión empresarial por falta de tierras y superposición de que considera al ciudadano como clien- hogares en las villas, cómo se residen- te, una visión progresista de la ciudad cializará a la población actual en ba- debería urgentemente repensarse hacia rrios como La Boca si se prioriza la una política que dé cuenta de todos los Villa 31, Retiro gentrificacion, etc. temas que hacen a la necesidad de la comunidad de desarrollar una cultura urbanística que trascienda el corporati- vismo vecinalista y piense en términos políticos los temas públicos. Por ejemplo: hay que desarrollar la dis- cusión sobre el futuro del patrimonio territorial; acerca de la necesidad de una legislación sobre tierras y uso del suelo que trascienda posiciones mera- mente conservacionistas y miopes que eluden el debate sobre las condiciones de vida de los sectores más postergados de la ciudad, entre quienes el hacina- miento y las condiciones de insalu-

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bridad de la vivienda hacen estragos; nará, indefectiblemente, en el ahon- debatir que “espacio verde” no es sinó- damiento de la dualización social y la nimo de espacio público. fragmentación del territorio. Es decir que para el surgimiento de Pensar en la ciudad de Buenos Aires una cultura urbana democrática y po- como la nueva Shanghai, actual mo- pular, es fundamental reconstruir un delo de destrucción de la cultura local escenario público local en el que se y paraíso de negocios que asocian bu- privilegie la elaboración de un discur- rocracia estatal con intereses privados, so político de ciudad. De otro modo es exactamente lo opuesto a nuestra la obsesión de nuestros gobernantes necesidad presente: reconstruir la tra- por ofrecer una imagen atractiva para ma social y el sueño de una sociedad la inversión privada globalizada termi- inclusiva e igualitaria.

277 Intermezzo Nicolás Casullo perteneció a una tradición crítica que pos- tulaba que la experiencia origi- naria ya había ocurrido y que ahora sólo podrían apreciarse meras reiteraciones, copias degradadas, quizás objetos falsos o inau- ténticos. En nombre de esta percepción, quizás emparentada con la idea de un mito originario que se iba agotando progresivamente, pensó sobre la vida cultural de un modo amargo, escéptico. Sin em- bargo, su forma de encarar la crítica cultural fue gozosa. No actuó de profeta ilustrado, condolido por la decadencia. Por el contrario, abri- gaba una pequeña chispa de redención en sus actitudes militantes, que sin embargo estaban encubiertas, no dadas a que cualquiera las contemplase. Vivió dentro de la reflexión sobre el mito del sujeto cau- tivo. La cultura contemporánea transcripta en serie y con una lengua que no percibía que al nacer ya había sido victimada por las mecá- nicas de reproducción técnica, había generado una gran sustitución en la vida del sujeto. En ese reemplazo gigantesco, podría definirse el sujeto como lo que era pensado por un a priori cultural inerte que sin embargo le dejaba la posibilidad de creerse libre. Aún más, actuaba en términos sujetados en el mismo momento en que proclamaba su autonomía. No obstante, Casullo llevó la crítica que permitía esta confiscación de la experiencia con una originalidad que lo apartaba de las clásicas doctrinas de la alienación o la manipulación de las conciencias. Era un novelista que dejaba que su objeto lo albergase, y entonces lo describía con una ristra de significados poliédricos, a la manera de una inagotable rapsodia. Su enumeración de hechos debía tener gracia y llamar a la reflexión por el ridículo o la risa. Por otra parte, su estilo de reconquista de la experiencia viva, no era fácil de detectar. Era su escritura oceánica que repentinamente revelaba una chispa cómica, su cuerda fundada en el asombro sosegado por las ocu- rrencias diarias, sobre todo las de la vida popular, a la que festejaba y cuestionaba a un tiempo. Estaban también sus largas horas frente a la materia viva de una conversación, llena de implícitos, en la que sobrevolaba siempre el miasma argentino, la voz arrastrada de la pulsión inconfesable que sólo morando en ella se podría cuestionar. Casullo rodeaba el objeto oscuro de nuestras vidas y lo dejaba como una molesta pieza, irrisoria, de nosotros mismos. Lejos de esgrimir una identidad cultural acabada, Casullo pensaba en las identidades como algo fraguado en cavernas inaccesibles, no menos inexistentes por el hecho de reclamar que se las buscase, inútilmente, en el interior de los últimos gestos vivos que subsistían, luego de que lo que llamamos cultura hiciera su trabajo macizo, metódico y negligente. La amistad, práctica que no inspiraba declaraciones ni cartillas, lo arrojaba en lo indefinible de la existencia. Su correspondencia, pensamiento veloz, etnografía del esperanzado que aparentaba no serlo, deja piezas de su intuición ensayística insaciable. El escrito de Ricardo Forster que recorre las travesías de su vida, urdida de anécdotas, pasiones y sin- sabores, y la correspondencia, interrumpida, que venía sosteniendo con María Pía López alrededor del significado de sus intervenciones públicas en tanto intelectual que no rehúsa al compromiso y la expo- sición, dan cuenta de ambas cuestiones. 280

Elogio de la amistad (a Nicolás Casullo) Por Ricardo Forster

El texto de Ricardo Forster que aquí presen- tamos no puede considerarse tan sólo como una semblanza. Hay en él una sensibilidad muy especial que lo atraviesa; la historia de una amistad profunda, tramada de conversa- ciones, complicidades y silencios. Momentos que, al ser recordados, no pueden dejar de reparar en los tonos de voz, las gestualidades, las angustias personales y las risas forjadas en esta relación. Bajo la huella de estos recuer- dos, Forster recorre la travesía biográfica, existencial, intelectual y política de Nicolás Casullo. Una vida hecha de trayectos singu- lares: historias barriales, preocupaciones fi- losóficas, exilios, gustos literarios, charlas de café, reflexiones sobre el arte, pasiones fut- bolísticas y una persistente pregunta por la política. Una insistencia en el compromiso que no podía dejar de reparar en los efectos del terror y sus implicancias en los modos de vida contemporáneos: el individualismo neoliberal y las subjetividades mediatizadas. Casullo desarrolló una escritura ensayística, en resistencia con las formas estandarizadas de las jergas burocráticas de la académica, un habla que se hundía en las raíces del lengua- je popular y un sello distintivo en los temas, las preocupaciones y los debates que sostuvo con énfasis militante y estilo personal hasta sus últimas intervenciones. LA BIBLIOTECA Intermezzo N° 7 | Primavera 2008

“La amistad, esta relación sin en los que su apasionamiento tano a dependencia, sin episodio, y en veces lo llevaba hacia el arrebato que donde entra sin embargo toda la no disminuía en nada su inteligencia simplicidad de la vida, pasa argumentativa. Extraña circunstan- por el reconocimiento de la extrañeza cia en la que la sangre caliente lejos común que no nos de arrebatar los argumentos no hacía permite hablar de nuestros amigos, más que afilarlos para convertirlos en sino tan solo hablarles...” verdaderas máquinas de intensidad y Maurice Blanchot profundidad. Su conversación era di- recta y oblicua, simple y compleja a la vez, capaz de analizar minuciosamente ¿Cómo hablar del amigo ausente? ¿Qué la historia detrás de cada palabra y decir, qué palabras encontrar para hur- de recorrer los meandros de diver- gar en la memoria y en el silencio de sas tradiciones filosóficas, estéticas y una conversación cuyos hilos secretos políticas sin renunciar, por eso, a la se hunden en el tiempo en el que se fue palabra directa, dura, exigente con lo tallando la amistad? ¿Cómo hacerlo sin pensado y diáfana para abrirse hacia convertir, al amigo, en un recuerdo que una comprensión más acabada de la se aleja? Nicolás era un tipo pudoroso complejidad del mundo. Había una e introvertido, eludía con astucia cual- cierta distancia entre su oralidad y quier charla que girara hacia la intimi- su escritura; mientras que la primera dad sin, por eso, dejar de ser próximo y hurgaba en la memoria popular del entrañable. Tenía la virtud de conver- lenguaje, esa que le salía con total es- tir a sus palabras en portadoras de las pontaneidad, la que venía de la jerga mil formas de la vida, esas que podían del barrio y de las charlas futboleras, detenerse morosas en una anécdota de la segunda tenía un sesgo intransi- su infancia en Almagro, infancia rea, gente, una vuelta y revuelta sobre las de tardes de fútbol y aventuras en los dificultades del decir que, en él, se pasillos laberínticos del Abasto, o des- transformaba en una escritura ardua plazarse, como un chispazo, hacia la y bella, barroca y exigente para el lec- página de un libro recién leído y cuya tor, como quien desea reconocer que urgencia le exigía compartirlo en una el mejor obsequio que puede hacérse- larga conversación de café, de esas en le a alguien que lee lo que escribimos las que podían desfilar sin aspavientos es no ahorrarle dificultades siendo ni engolamientos su amado Hölderlin, atentos con su inteligencia. sus incursiones por la tragedia grie- Y Nicolás estaba convencido de la res- ga o por el romanticismo alemán con ponsabilidad inmensa que se encierra una furiosa discusión alrededor de los en la escritura, de ahí sus búsquedas prejuicios insoportables, para él, de la continuas, afanosas a través de la sel- clase media porteña junto con un des- va del lenguaje cruzando géneros y vío, algo más lúdico, por la un tanto tradiciones, la literatura con el ensayo maltrecha pasión racinguista que lo filosófico, el resto de periodismo que persiguió con sus alegrías y desdichas a marcaba sus trazos en el papel con la lo largo de toda su vida. absoluta rigurosidad de un pensador Nicolás disfrutaba con esas tenidas de de alturas, de un pesquisador de libros café, con esos interminables diálogos y de herencias, de argumentos que ha-

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bía que salir a buscar a los desvanes de Novalis, a Perón con Meister Eckart, a la memoria y de la espontaneidad de los escritos que imaginaban la revolu- lo que nos rodea. Nicolás estaba a sus ción en América Latina con la poesía anchas tanto en su biblioteca, amplia, de Paul Celan, a Walsh con Sófocles. ecléctica y abierta a sus múltiples inte- Nicolás era todos esos rostros y escri- reses; (allí podía encontrarse una infi- tos, el conjunto de esas memorias y de nidad de libros sobre la Viena Fin de esos espectros que se arremolinaban Siglo; sobre marxismo; sobre el arte y en su pensar intransigente profunda y sus derivas históricas; sobre los cami- esencialmente atravesado por la pasión nos de la tradición utópica a la que, en política que, en él, se inscribía en un un tramo de su inquietud intelectual, deseo siempre insatisfecho de justicia analizó con agudeza y vastedad; so- y emancipación. bre, cómo no, el peronismo y sus mil No puedo dejar de recordar los diá- rostros; sobre Sarmiento y Martínez logos que durante más de 20 años Estrada; sobre Hegel y Heidegger; so- mantuvimos con Nicolás Casullo; bre Walter Benjamin y Franz Kafka... diálogos atravesados por la inquietud todo se guardaba en esa biblioteca de de la transmisión y por el cultivo de la calle Gallo que venía a expresar sus una amistad sostenida sobre herencias caminatas laberínticas por la cultura compartidas y siempre puestas en dis- moderna, por el arte, por la religión cusión, sabiendo, cada uno, que nos en sus diversas derivas a través de las movíamos en un territorio pletórico sendas del misticismo, de la cábala y de marcas y de equívocos, surcado por del corpus bíblico al que recorría con deudas y por novedades poco tranqui- fruición desde su infancia metodista y, lizadoras. ¿Cuántas veces conversamos como punto culminante y articulador sobre la relación entre el presente, sus de su itinerario personal, por la pasión demandas, y esos espectros que vinien- política); pero también se sentía a sus do de lejos seguían marcando nuestras anchas en un viejo bar conversando del travesías intelectuales? Hoy sé que la mundo y sus aledaños con los amigos, palabra y la escritura de Nicolás se han que podían ser los más antiguos, los vuelto parte fundamental de esa he- de la infancia en el Abasto, como esos rencia que obliga a la transmisión, que otros que acompañábamos sus aventu- nos recuerda que persiste, acá, ahora, ras intelectuales y de las otras. Discu- entre nosotros, lo todavía no dicho siones en las que regresaba al pasado por el amigo ausente. Extraña paradoja para instalarse de un salto en el pre- que transforma una amistad entrama- sente; en las que recordaba sus tiempos da de largas conversaciones desarrolla- militantes y sus años de exilio en los das en múltiples cafés de Buenos Aires que nunca dejaron de asaltarlo los fan- y de otras ciudades en una experien- tasmas de un ayer familiar y argentino, cia, mía e intransferible, de sentir su de esa herencia, que le venía por el lado legado como señal de un camino que de la madre, de una amorosa y siempre permanece abierto hacia un porvenir tensa relación con el peronismo y las que no puede sino remitirme al ayer tradiciones nacional-populares a las de una amistad que seguirá insistiendo que engalanaba con su escritura empe- en todo intento de transmisión que al- ñada en hacer circular, al mismo tiem- cance a emprender. Apenas un círculo po, a Cooke con Breton, a Evita con que se cierra para volver a abrirse en la

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continuidad de un diálogo que segui- ciar a la irradiación, en la escritura, de rá desplegándose en el interior de esa los lenguajes políticos. En el interior amalgama extraña y exuberante hecha de esa propuesta persiste, en nosotros, de recuerdos y de lecturas, de aquello la voz de Nicolás, su deseo de reden- espectral del amigo que permanecerá ción y su extrema lucidez de escépti- en lo que iré diciendo, escribiendo y co consumado ante las derivas de una pensando con la apertura del sentido época dominada por los falsarios y los que nacerá de sus páginas releídas des- anuncios, realizados, de la catástrofe. de la nostalgia y desde la imprescindi- Parábola, ¿bíblica?, capaz de unir el ble actualización, desde esas urgencias tiempo mesiánico de la espera con la del día a día que reubican los legados y acidez del pesimista. las herencias para entramarlas con un A Nicolás le dolía la Argentina, pero tiempo presente surcado por lo ana- también la gozaba porque se sabía an- crónico. Tal vez la amistad, la que se clado en Buenos Aires, en sus liturgias teje en la ausencia del amigo, sea un y en sus miserias, en sus dones míti- anticipo de la eternidad. cos y en sus permanentes llamadas a No hay, no puede haber, nuevas escri- la catástrofe. Recuerdo esas caminatas turas que eludan las deudas y los due- frecuentadas a lo largo de varias déca- los; la de Nicolás ha sido y será una das en las que todo se conjugaba como deuda que no se puede pagar, de esas si fueran figuras espectrales: los años que no nos obligan a otra cosa que a del primer alfonsinismo atravesados seguir insistiendo con el legado, con por los debates en torno a las herencias las sugerencias, con los giros de ex- modernas, a la revisión del marxismo, a presión, con lo impronunciado en lo la renuncia de un peronismo que mar- pronunciado de un decir muchas ve- chaba hacia su agusanamiento; esos ces laberíntico. Si bien todo camino otros años dominados por la cultura a través del lenguaje es individual e embrutecedora del menemismo que intransferible, no es menor, en la tra- nos llevó a construir zonas de refugio y vesía de las ideas, en la pasión de la resistencia regresando sobre tradiciones escritura, la permanencia de lo espec- filosóficas amenazadas que condujeron tral en cada empresa y en cada desafío a la concreción de la revista de su vida, que se pueda o se quiera emprender. Confines; luego su ácida interpretación Y en este sentido la obra de Nicolás de la rebelión de las cacerolas en 2001 Casullo se inscribe, con absoluta po- hasta llegar a ese tiempo anómalo in- tencia y legitimidad, en lo mejor de la augurado por el discurso de Kirchner tradición ensayística argentina, esa a la en mayo de 2003 y que produjo en que él siempre cultivó y defendió con- Nicolás, y en algunos de sus amigos, tra las huestes de un neoacademicis- un entusiasmo que unía la novedad mo depredador de herencias y legados con la nostalgia, lo actual con el ayer. fundamentales; sabiendo, como sabía, Y finalmente, aunque no en menor que se trataba de una batalla decisiva medida ni con menos intensidad, ese en un tiempo de inclemencias para regreso a la intervención pública desde los saberes anclados en el ensayo y la esa invención que le pertenece en gran experimentación, en esos cruces de ca- parte y que lleva el nombre de Carta minos capaces de mantener la tensión Abierta, de una epístola signada en sus de mundos diferentes y de no renun- núcleos decisivos y fulgurantes por su

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escritura impaciente, urgida por los yos y novelas, esos textos contamina- acontecimientos pero indeclinable en dos y contaminantes signados por los su rigurosidad y en sus desafíos políti- fantasmas de la historia, de esa que co-intelectuales. comenzó en una interminable casa de En una de sus últimas frases se guarda la calle Lavalle. todo el enigma de su pensamiento, en ¿Despedirme del amigo tan querido? ella puede vislumbrarse el sentido en- ¿Cómo? Tal vez guardando en mi trañable de todas sus búsquedas: “si memoria los secretos de toda genui- las cosas ya no se escriben de otra for- na amistad sabiendo, como lo decía ma ya no se escriben más”. Allí está Blanchot en ese breve ensayo que Nicolás, sus palabras reas y sabias, Nicolás estaba leyendo mientras se le sus páginas eruditas y apasionadas, iba el tiempo, que “la discreción no sus ensayos fulgurantes, intensos, de- está en el simple rechazo a hacer con- cisivos para pensar “entre épocas” y fidencias (lo cual verdaderamente sería a destiempo de lo aceptado y de lo muy grosero, y ya el mismo hecho de rutinario; pero también están sus no- pensar en eso), sino que es el intervalo, velas, ese frutero de los ojos radiantes el puro intervalo que, de mí a ese otro capaz de sumergirnos en el laberinto que es un amigo, mide todo lo que hay de la historia argentina, de una casa entre nosotros, la interrupción de ser de Almagro, de antiguos misticismos, que no me autoriza jamás a disponer de fervorosos amores y de crípticas de él, ni de mi saber de él (aunque sea iniciaciones juveniles enmarcadas en para alabarlo) y que, lejos de impedir el juego de las luces y de las sombras toda comunicación, nos pone en rela- de un itinerario abierto hacia el mis- ción al uno con el otro en la distancia terio de la vida. Una escritura, la de y a veces en el silencio de la palabra”. Nicolás, tránsfuga de los especialis- Adiós Nicolás, mi agradecimiento in- mos alambicados, crítica de las fór- finito por haberme donado tu amis- mulas de fácil digestión y distante de tad, y por esas palabras no dichas que la producción en serie de las usinas me permiten seguir persiguiendo las universitarias; capaz de habitar en el huellas dejadas en esas caminatas com- cruce de caminos y de moverse en la partidas por la ciudad de la vida, de las alquimia de la que saldrían sus ensa- ideas y del amor.

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Una conversación interrumpida Por Nicolás Casullo y María Pia López

Se piensa al amparo de conversaciones. O en su interior. Con los libros, sus autores, con opiniones, con amigos, con adversarios. Porque el pensamiento tiene menos de so- liloquio que de duelo o de complicidad. Y muchos momentos luminosos de una vida son aquellos en los que se logra tramar un entre-nos conversacional, un ámbito en el que se puede asumir el riesgo de decir sin miedo ni prejuicio y en el que la oralidad –con lo afectivo y tonal que exige– tiñe in- cluso las escrituras. Las aulas, las revistas, los grupos políticos a veces son recorridos por esos destellos. Aquí quedan las huellas de una conversación interrumpida con Nicolás Casullo. Una conversación surgida de los meses compartidos en Carta abierta y de la necesidad de pensar qué significaba ese espa- cio. Atisbos, apenas, de un intento de pensar juntos entre la velocidad del correo electró- nico y la amenaza de la muerte pronta. LA BIBLIOTECA Intermezzo N° 7 | Primavera 2008

María Pia López: Durante este año, a los símbolos previos a ella parece y en relación al conflicto por las re- portar rasgos de desmesura respecto tenciones móviles se produjeron del escenario actual. Pienso que quizá importantes movilizaciones políticas, las interpelaciones políticas hubieran a favor y en contra. Las posiciones to- sido más eficaces si hubieran logrado maron el espacio de la ciudad y le die- dar cuenta de las características más ron un contenido singular. Se discutió notables de esas transformaciones. incluso, con relación a las marchas de apoyo a la ley de retenciones móvi- Nicolás Casullo: La idea es ver si po- les, el carácter democrático y libre de demos pensar Carta Abierta desde un la movilización. Apareció la idea de sitio que la deconstruya en parte y que los sectores populares no tenían permita otras lecturas. Pero trabajar las disposiciones culturales y políticas en directo, y a la vez a contrapelo, en como para definir un curso libre de ac- término de voz. Lo primero que se me ción, por parte de sectores medios que ocurre es pensar en los destiempos en- se arrogaban el derecho de definir la tre intelectual y política como un dato calidad de las manifestaciones. En el para pensar su posibilidad y sus con- año 2001 los sectores medios, en mu- tactos fuertes para uno y otro extremo. chos casos movilizados alrededor de la El destiempo funda su probabilidad y disputa por sus ahorros sin embargo su frustración pero no como un des- planteaban una alianza posible con tino trágico de la relación. Cuando el movimiento piquetero. Hubo una los cordobeses trabajaron Gramsci consigna, de hecho, que fue “piquete inmediatamente encontraron lo que y cacerola, la lucha es una sola”. Ha- buscaban, su Che, su mito, su políti- bría que analizar si el carácter actual de ca. Libro y práctica. No había dudas, la movilización a favor de los sectores había saltos de acción. Carta Abierta agropecuarios proviene de los modos sería hoy el asombro sobre lo empren- en que se dieron los movimientos en dido, y a su vez la experiencia del buen ese momento o, por el contrario, tie- asombro sobre lo emprendido. Vamos ne más el carácter de una inversión del hacia lo que no sabemos decir toda- sentido democrático y de apertura so- vía, olvidando que eso lo aprendimos, cial que estuvo implicado en 2001. buscar el cero del tono y la cadencia Por otro lado, el regreso de la política a cuando se trata de una crítica desde el las calles argentinas, que ocurrió estos lenguaje hacia el lenguaje de la polí- meses, se hizo en muchos momentos tica. El conflicto del campo, la 125, con símbolos y alusiones extraídos de las retenciones, las movilizaciones so- las luchas pasadas, y, en especial, de los cioeconómicas. Eso es lo que se sabe años 70. Sin embargo, la movilización ya, mal, o bien. Pero lo que vos plan- tuvo características bien distintas y se teaste en la primera y pequeña reunión dio en un escenario en el que han sido de Carta Abierta: dejemos de explicar modificadas fuertemente las condicio- y de explicarnos cómo hacemos al ex- nes de producción de la subjetividad plicar las cosas. ¿Qué palabras para y de la vida social. Hay que tener en qué cosas para qué ideas para qué cuenta, fundamentalmente, que la problemas? Menudo engarzamiento, dictadura provocó una transformación pero de eso se trata, eso sobre todo sin precedentes. Y por eso, la apelación somos políticamente. Como la pre-

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gunta tendió a correr de inmediato la de lo real con que mal o bien nos nom- clave de bóveda de esa fortaleza que bremos mutuamente. Hay algo de lo supuestamente nos “permite escribir sagrado profanado en Carta Abierta, políticamente”· Siempre se escribe po- y es la Escritura. Una tradición que líticamente. ¿Pero sabemos hoy qué es necesita oírse, el escuchar, el silencio lo político en tales escrituras? Prefiero de la voz. Un texto minusválido en dejar abierta tu intervención en este boca de una artista recitadora que no sentido y que nos siga interpelando sin es poema, novela, teatro. Si las cosas ya respuesta adecuada. La parte abierta no se escriben de otra forma ya no se de las cartas que algunos quieren ce- escriben más. rrar rápido. En este sentido creo que la escritura existencial, sensible, críti- MPL: Me parece que cuando se discute ca nos tiene que servir para hablar de el lenguaje de las cartas se está yendo al la política de Carta Abierta ¿De las problema central, y por eso que se dis- políticas de Carta Abierta en el seno cuta como se discute a mí me enoja un del conflicto social? Resolución 125, poco. Porque queda planteado como sectores comunitarios en metamorfo- confrontación entre claridad mediáti- sis, sociedad massmediática desatada. ca (e ilusión pedagógica) y gran estilo, ¿Pero eso fue lo fundamental entre defendido por aquellos que hemos des- nosotros en cuanto a intentar decir plegado la escritura en revistas y que la lo que queríamos decir de entrada? A tenemos como práctica fundamental. diferencia de la experiencia intelectual Pero nos está costando dar un paso gramsciana en los 60 hoy el mito que- más, que está en lo que planteás: ex- dó atrás y surge la pregunta de si es plicitar que estamos buscando, necesi- impostergable el mito en la política. tando, un lenguaje capaz de dar cuenta ¿Cómo el problema del idioma, de los de su contemporaneidad. No nos sale vocablos, de la palabra le da el signo del todo, y por muchos momentos la vital a Carta Abierta a cuarenta años búsqueda se empantana en la facilidad de la relación intelectuales-política- –siempre pantanosa– del lugar común. revolución de los 60? ¿Por herencias? Recuerdo, también de una reunión, ¿Por muertes demasiado antiguas de la crítica de Gisela a los latiguillos de las cosas, de las frases, de los símbolos la primera carta. Latiguillo es eso que y de los cuerpos? Habría que escapar todavía no pudimos revisar, que se in- de una rutina del mártir, lo nacional, crusta en el lenguaje y que organiza, en el Estado, lo popular, y volver a cierto su rigidez, interpretación. Lo que me dejo de tu intervención allá. La cues- interesa más es esa situación: la tensión tión no es hablar sólo de Carta Abierta que hay respecto a qué posibilidades en La Biblioteca sino que en un punto tiene un grupo de personas, que intenta se advierta que esa yunta es una nue- forjar ideas en ese plano colectivo, para va época de la cultura, y ahí viene la interpretar su presente. Imagino que importancia de lo que dijiste a varios, podemos despojarnos un poco más de como de lugar de otros “60” que no los latiguillos, también del gran estilo; sean 60’ pero tampoco puro post léxi- Viñas, que inventó un lenguaje pro- co. Sin caer en erudiciones, ni lugares pio, sin dudas, en Literatura argentina comunes. Ser ahora un desafío. No re- y realidad política analiza un párrafo de nunciar a la realidad ni a la textualidad Sarmiento, y después de desmenuzarlo

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muy elogiosamente critica el uso de dos el tiempo en el pasado para encontrar palabras: “extraordinario”, “invencible” algo que permita aprehender lo que por innecesarias. Lo leía y pensaba que acontece. Quizá vos fuiste hacia este algo de ese ejercicio de tachadura mere- problema cuando muy temprana- cerían nuestros escritos políticos. mente planteaste la discusión sobre lo No se trata de estilo, sin embargo. Es posmoderno. ¿Cómo pensarlo ahora? que intuimos que algo cambió fuer- O, en los términos que decías, ¿cuál temente, que exige una política dis- será “nuestro” Gramsci, el de esta tinta, y que tensa el lenguaje hacia época, o “nuestro” Che?, ¿hasta qué la búsqueda. Pero es cierto que los punto pueden ser el Gramsci y el Che hábitos son hábitos y uno cava todo de Pasado y Presente?

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Dos conferencias, dadas en el Ciclo de Pensamiento Contemporáneo de la Biblioteca Nacional, en el año 2005. Dos estilos, dos ejercicios diferentes de entregar la palabra, hacerla envío, donación. El conferenciante tiene su oficio laico, heredero de los inicios del mundo moderno, más des- encantado que el oficio del maestro con sus discípulos, pero menos preso a cualquier misal obligatorio que el del pre- dicador sacro. Busca lograr algo, el secreto vibrar de una conciencia. Heredero de los antiguos oradores del foro y de los discursantes de las asambleas tumultuosas de las socie- dades agitadas, el conferenciante –los conferenciantes–, los que aquí están presentes, guardaron un estilo universitario, pero sin el peso didáctico de una clase ni la obligación de asistir a otra para completar un tema. Fueron los hombres libres de la universidad, cada cual con su sesgo distinto y artístico. La conferencia debe ser única como un match de box solitario, como el combate con una sombra –la de los propios temas irresueltos por el orador–, sombra propia que también hiere. El conferenciante es el hombre que está solo y espera, que sabe en su conciencia que su tema está en juego. Lo conoce bien, brindándolo en muchas ocasiones; con ciertos momentos ritualistas que él bien percibe. Sin embargo, está detrás del momento único, aquel que podrá no ser percibido pero que sellará su tarea solitaria con una ocurrencia nueva, la remezón inesperada en un auditorio indescifrable. Estas conferencias de Oscar Terán –sobre uno de sus temas preferidos, Juan Bautista Alberdi– y la de Nicolás Casullo –su tema, también recurrente, el de la subjetividad ajena que actúa como propia en la era de los medios de comunicación–, son también pequeños legados. Pueden encontrarse en los despliegues de los escritos de am- bos. Pero aquí tienen la forma única que adquirieron frente a un fantasmal auditorio, frente a testigos que presenciaron la palabra dada. Ahora no pueden enmendarse ni ser segui- das por otras, están en estado ensimismado, consigo mismas, sometidas al juego casual de un momento. Eran sombras aunque ya adquirieron forma fija, existencia póstuma. 292

Peregrinaciones de Juan Bautista Alberdi Por Oscar Terán

En aquella noche de invierno, hubo un puña- do de personas que sobrepusieron al tempo- ral para asistir puntualmente a la conferen- cia que iba a dictar Oscar Terán. Él mismo dudó sobre las posibilidades de llevar a cabo la jornada programada. Sin embargo, y pese a las dificultades del caso, se entregó a una conversación amable y apasionada. Las pe- regrinaciones de Juan Bautista Alberdi fue- ron el tema escogido, creyendo encontrar en ellas las claves para pensar los desafíos del presente. Terán no podía dejar de identifi- carse con las derivas de Alberdi. Al tiempo que señalaba los puntos críticos de esta sin- gular trayectoria, rescataba los aspectos fun- damentales que suscitaban su fascinación. El derrotero romántico de una figura política confinada por largos años al exilio, las para- dojas respecto a la influencia de sus textos en el devenir de la nación en ciernes, las polé- micas que rodearon a los personajes de la ge- neración del 37, los dilemas sobre la lengua nacional y la pregunta por la relación de la realidad Argentina y el capitalismo mundial -–que también se intentó resolver en aquellos tiempos-– forman parte este rescate; de una pausada y reflexiva conversación, que hoy publicamos aquí, y a la que generosamente se entregó el conferencista. LA BIBLIOTECA Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008

Estamos con Oscar Terán que va a Oscar Terán, que es una escritura he- desarrollar su conferencia sobre Juan cha sobre los hilos de un tiempo que Bautista Alberdi. Oscar Terán es na- se va tensando y distendiendo. Una tural de Carlos Casares, provincia de escritura tramada en la nostalgia y que Buenos Aires. Cierta vez he leído un escucha suavemente los pasos de una artículo sobre las fiestas populares de tragedia nacional. Bajo esta perspecti- las colectividades en esa ciudad. A par- va es posible leer sus libros; libros que tir de ahí surge la reflexión del escri- hemos leído con mucho interés como tor sobre el modo particular en que se Nuestros años sesenta, y luego sus poste- configuró la Argentina, los aportes de riores trabajos, sus escritos sobre la vida los que venían y la manera que hoy, intelectual en el fin de siglo argentino. según recuerda, aparecen perfilados Un poco antes, leímos su antología esos itinerarios como la forma dudo- sobre José Ingenieros a la que, debo sa, pero también emotiva, de trazar confesar, le dimos un uso salvaje. Es los horizontes de la comunidad como un trabajo que tiene un gran prólogo y un conjunto de personas que reco- al mismo tiempo una traviesa fórmu- nocen idiomas y tradiciones. Oscar la de dar a conocer lo que realmente Terán es un historiador de las ideas. debía conocerse sobre Ingenieros. Las Un historiador que tiene la fuerte pe- lecturas que después se hicieron de culiaridad de la escritura. Cuando uno Ramos Mejía, Agustín Álvarez y los lee a Oscar Terán, percibe claramen- positivistas argentinos provienen de te que la historia está en movimien- esta actividad que está entre el archivo to, en todo su aspecto problemático, y una filosofía de la historia. Sus textos horroroso, irónico y al mismo tiempo tienen un enorme caudal de lecturas capaz de, a cada paso, crear un nuevo apagadas e inquietas. Son las lecturas entusiasmo. La escritura de Oscar tie- de los años ochenta y noventa, su for- ne una suave distancia con los hechos mación filosófica. Todo texto de Oscar que narra y eso no quiere decir que Terán sobre la historia de las ideas es ellos no lo apasionen. Pero al mismo eso y mucho más. Siempre están las tiempo, diría, en esa distancia se ge- insinuaciones de un conjunto de lec- nera una mirada melancólica del escri- turas filosóficas tomadas de modo tor sobre lo ocurrido. Una mirada que evocativo. Oscar, me deberás discul- entraña una pregunta. Si la historia par. Yo también quise decir lo mío. podría haber sido de otro modo, qué No puedo dejar de recordar también hubiera ocurrido con los protagonistas nuestra lejana amistad que viene de los si no hubiesen arribado al lugar don- años setenta cuando trabajábamos en de llegaron. Oscar Terán es una de las el INDEC. Esa es la sorpresa que te personas que descubrió la forma de es- tenía reservada (risas). Tengo el gran cribir la historia de la vida cultural e gusto, y me arrogo el derecho de decir intelectual de la Argentina. que la Biblioteca Nacional también lo Recuerdo una reflexión de Oscar acer- tiene, de tenerte aquí con nosotros en ca del oficio del historiador; sobre si esta fría y lluviosa tarde. sus derechos deben considerarse como sabiendo más o menos de lo ocurri- Horacio González do que los propios protagonistas. En esa tensión se resuelve la escritura de

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Como elogio es tan exagerado que me un gran ausente, un exiliado y, como compromete más. Jamás podré llegar a sabemos, el exilio es una de las figuras satisfacer las expectativas despertadas, típicas del romanticismo. Hay una de- simplemente con no creerle a Horacio finición de un gran romántico alemán me cubro al respecto. Pero, realmente, que dice: “romántico es el que suspira agradezco mucho sus palabras porque por la pérdida de una patria” y Alberdi las sé sinceras, suspira por una patria perdida, una Tal vez el Alberdi menos inte- aunque tal vez patria curiosa. Esto hace de Alberdi resante sea aquel que resultó no sean verdade- un personaje interesante. Tal vez el más eficaz. Su figura encie- ras. Y sobre todo, Alberdi menos interesante sea aquel rra una gran paradoja: por un agradezco a esta que resultó más eficaz. Su figura encie- lado, es un gran derrotado po- institución que rra una gran paradoja: por un lado, es lítico, pero por otro, es el que llaman Biblioteca un gran derrotado político, pero por da letra nada menos que a la Nacional, porque otro, es el que da letra nada menos que Constitución Nacional que es un honor es- a la Constitución Nacional que sigue sigue rigiendo, de uno u otro tar en un ámbito rigiendo, de uno u otro modo, con modo, con modificaciones, has- así. Muchísimas modificaciones, hasta la actualidad; es ta la actualidad; es un triunfo gracias a ustedes, un triunfo de más de 150 años. Y sin de más de 150 años. Y sin em- realmente, por- embargo, él mismo, en su carrera polí- bargo, él mismo, en su carrera que con este día, tica, es un derrotado. Es un derrotado política, es un derrotado. con esta tarde, yo por sus hermanos o primos enemigos, mismo, dudaba Sarmiento y Mitre. Son célebres las en venir, lo cual me exige más y se- anécdotas de cuando Alberdi retor- guramente no voy a poder pagar toda na, por última vez, a Buenos Aires y esta deuda que he contraído con esta el diario La Nación publica unos ver- invitación. sos del joven Alberdi, reproduciendo Después de escuchar a Horacio habría puntualmente los errores de ortografía que encarar las cosas de otra manera ¿Por que esos poemas juveniles contenían. qué Alberdi? ¿Qué dice? y ¿qué nos dice Y cuenta David Peña, que lo va a ver un personaje de esas características? esa mañana y lo encuentra a Alberdi Después de lo que dijo Horacio (hace derrumbado en la casa que estaba tiempo que no lo veía a Horacio) debo habitando, con el diario La Nación decir que habló de una persona que no abierto en esa página. Ya con una voz soy yo, sobre todo cuando se refiere a la muy débil, Peña se sienta muy cerca de melancolía. Mucho menos voy a ser me- Alberdi, y Alberdi le dice: “así quisie- lancólico en una tarde como la actual... ra tener yo al Gral. Mitre para decirle Hay algo que me atrajo, que atrae siem- que no hay derecho a ofender a un vie- pre en la vida novelesca de Alberdi, jo con los errores de un joven”. Esas que tiene que ver con su romanticis- imágenes de cierto patetismo, de este mo. Por eso tiene que ver término gran hombre derrumbado, son atracti- “peregrinaje” que escogí como tema vas. Es atractivo el Alberdi derrotado. de la charla. Se trata de alguien que Cuando Jean Jaurés visita la Argentina va y que viene, que nunca está en el a principios del siglo XX, lee algo de lugar, en la Argentina. Alguien que ha Alberdi y le parece muy bien. ¿Por vivido ausente de un país al que nun- qué Alberdi? Porque Jaurés, que es ca, en definitiva, nunca abandonó. Es un socialista, también posee un cierto

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marxismo, el marxismo de la Segunda nunca retornarán a su patria, frente Internacional que le da importancia a lo cual, prefiere el suicidio que está al hecho económico. Por lo tanto, los presto a consumar con un cuchillo que relatos, las construcciones historiográ- dice llevar permanentemente a su al- ficas de Alberdi le suenan familiares y cance. Hay una figuración de si mismo celebra su escritura como de alguien desgarrado por esta Alberdi también va a seguir teniendo situación típicamente romántica. una buena recepción entre los secto- La extensa reflexión alberdiana sobre res nacionalistas, por estar ligado a su Argentina e Hispanoamérica, nos ha oposición a la guerra del Paraguay. Una dejado un legado a partir del cual po- oposición que es leída como oposición demos comprender ciertas característi- al centralismo porteño mitrista y tam- cas de una época, bién sarmientista. Se trata de alguien ya ciertamente La extensa reflexión alber- que se ha acercado a los caudillos, a lejana, con otros diana sobre Argentina e Urquiza concretamente, a diferencia de códigos, donde, Hispanoamérica, nos ha deja- Sarmiento que ha optado mal (para su sin embargo, hay do un legado a partir del cual gusto) al aliarse a la oligarquía porteña. ciertas preguntas podemos comprender ciertas Cuando hablo de Alberdi, digo para- que siguen reso- características de una época, dojas y equívocos porque basta leer sus nando. Porque ya ciertamente lejana, con textos fundamentales, Las Bases, que los problemas que otros códigos, donde, sin em- son 60 volúmenes. Cuando uno toma trataba de resol- bargo, hay ciertas preguntas las obras editadas más los escritos pós- ver, tal vez sigan que siguen resonando. Porque tumos, lo que ha quedado como el estando presentes los problemas que trataba de monumento alberdiano son Las Bases, y, sin abusar de lo resolver, tal vez sigan estan- que es un texto de un jacobinismo ra- extemporal, hay do presentes y, sin abusar de dical impensado. Se trata de alguien problemas que lo extemporal, hay problemas que dice que no es radical sino, que si bien no son que si bien no son eternos, dice que hay que ir paso a paso respe- eternos, pueden pueden ser perdurables. tando la evolución de la sociedad. Este ser perdurables. Alberdi es realmente interesante. Estos Y uno de los problemas básicos que peregrinajes, estas derivas tienen mo- Alberdi confronta, está formulado mentos efectivos de color romántico. como pregunta, pero es la pregunta Creo que él construye, en su escritura, que se hace buena parte del planeta en este personaje, que va a ser él mismo. esos años del siglo XIX. Ustedes saben Son interesantes sus relatos de viajes, que cuando uno lee textos, documen- algunos pocos pero existentes, como tos, en este caso publicados, ésta lec- cuando vuelve de Francia y pasa por la tura es siempre selectiva. No hay otro costa de Buenos Aires rumbo a Chile. modo de leer que llevando ciertas pre- No puede volver a la Argentina por- guntas a esos libros. Unas veces indu- que sigue gobernando Rosas, y tiene cidas desde el presente, otras desde la que dar toda la vuelta por el Cabo de curiosidad. Y a veces los libros contes- Hornos para terminar en Valparaíso. tan y a veces no. Una pregunta que si Y al pasar por Buenos Aires, dice que me resultó fértil para mirar los escritos siente el olor de los pastos de la provin- de Alberdi, fue la pregunta, que él mis- cia de Buenos Aires, y ahí se pregunta mo se está formulando, sobre cómo si va a ser él, uno de esos exiliados que organizar una nación en los tiempos

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de la modernidad. La modernidad que puede encontrarse un fuerte contra- en esa época se llamaba civilización y punto con el ideario del siglo XVIII, que ahora tal vez se llame globaliza- cosmopolita, universalista, que reniega ción. ¿Qué hacer con un fenómeno del pasado y que considera a la Edad que aparece con la potencia de lo in- Media como un momento de oscu- contenible? Alberdi no es alguien que ridad. Son estos románticos los que añore el viejo orden colonial. Sarmien- están en los relatos autobiográficos de to va a tener una memoria mucho más Lopéz, de Miguel Cané padre y tam- benévola respecto a ese pasado colo- bién del propio Alberdi. Pero ocurre nial. Recuerdos algo, un desencuentro que vuelve más Ésta es la paradoja, el roman- de provincia es, interesantes las cosas. Se dice que la ticismo que demanda una li- en buena medida historia no es la geometría, sino sería teratura nacional y una len- y a través de su muy fácil, y sería un tanto aburrida, gua nacional que encuentra madre, un elo- aunque no tan jorobada, está pobla- que todo aquello que se cono- gio de ese orden da de paradojas. Y hay una paradoja ce viene de otro lado. La pre- colonial. En ese del romanticismo. Un buen poeta ro- gunta es: ¿cómo escribir en ar- sentido Alberdi mántico, sabe que tiene que ir a buscar gentino con una lengua que es es mucho más la literatura nacional, autóctona, allí heredada, con una lengua que moderno, puesto donde el canon romántico dice que se no es autóctona? que está mucho genera: en el folklore, en los campos, más dispuesto a en el mundo campesino y tradicional. emprender o lanzar una región hacia Ahí hay que ir a buscar las zagas, los un futuro que observa como ventu- relatos, donde yacen los gérmenes de roso, una línea del progreso que está una auténtica literatura nacional. Es lo habitada por beneficios de los que éste que hace Echeverría, recorre Corrien- país podría disfrutar si se lanzara con tes y cuando vuelve dice: “no encontré entusiasmo, con confianza y con cier- una sola canción nacional, son todas tas modificaciones imprescindibles en francesas, italianas, españolas”. Ésta es esa línea del futuro. la paradoja, el romanticismo que de- Un romántico entonces, como se verá, manda una literatura nacional y una complejo. Digo complejo porque se lengua nacional que encuentra que sabe que el romanticismo tiene una todo aquello que se conoce viene de serie: ha venido, ha desembarcado con otro lado. La pregunta es: ¿cómo escri- un conjunto de temas, de tópicos, de bir en argentino con una lengua que creencias básicas que van a componer es heredada, con una lengua que no un ideario. Así sea vago, así no esté es autóctona? Como mostró Eduardo muy perfilado, muy desarrollado, hay Archetti, esa es la misma pregunta que núcleos temáticos del romanticismo en los años veinte se va a formular la que son canónicos. Uno de ellos, fun- revista El Gráfico, y con ella los tablo- damental, es la revalorización del pa- nes de las canchas de futbol. Cómo sado, de lo propio, de lo autóctono, de jugar en argentino a un deporte que, aquello que es prototípico de una rea- como el futbol, es inglés. Y van a en- lidad regional y nacional. Oponiéndo- contrar la respuesta, porque el futbol se cada una de estas cosas, y esto sirve que se juega en la Argentina es abso- tanto para la didáctica como para saber lutamente específico y único, por la cómo fueron efectivamente las cosas, gambeta, el dribling, el potrero; se dice

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que en 1920 se inventa Maradona, la buscando una lengua propia, apela no realidad va a imitar al arte. a las lenguas autóctonas –que las ha- La pregunta de los románticos, la para- bía– sino al modelo europeo. doja de los románticos es exactamente También es interesante la figura de la misma, y Alberdi, en un pasaje de Alberdi que ha quedado no sólo por

sus escritos, se pregunta cuál es el len- los relatos y por los textos suyos, sino Oscar Terán, por guaje nacional. Estamos frente al típico también los de sus amigos y los de sus Mariano Lamotta tema de la definición de una identidad enemigos; sobre todo, los escritos de nacional que va a recorrer todo el siglo su enemigo fundamental: Sarmiento XIX y la primera década del siglo XX. que le construye una imagen de co- Y él decide aceptar el español, a condi- barde. Cuando Sarmiento publica ción de que este español que se tiene Campaña al ejército grande se lo dedica que hablar en el Río de la Plata, tiene a Alberdi, aclarando que fue el primero que imitar la forma del francés. Él su- que abandonó el sitio de Montevideo. pone, cree, como mucha gente en la Efectivamente, cuando la campaña época, que el francés es la lengua de que Alberdi promueve, tras Lavalle, la razón a diferencia de otras lenguas contra Rosas ha fracasado, y los ejérci- bizarras como el alemán, donde las tos de Rivera, aliados de Rosas, se acer- palabras no están en el orden que de- can a Montevideo, Alberdi junto con berían estar, sujeto, verbo, predicado. Gutiérrez son los primeros que se van, El francés sí se correspondería con esta abandonando el campo de la lucha. forma. Paradoja de un romántico que, Alberdi traiciona, claudica y deserta.

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Evidentemente se trata de una dedica- revolución que se ha ido acumulando toria extraordinariamente envenenada internamente, que tiene sectores socia- la que le está dirigiendo Sarmiento les interesados en ella, con una serie de que, como sabemos, confronta de intelectuales que le otorgan un senti- manera extraordinaria. Lugones decía do y un programa a esa lucha, y que que Sarmiento y Alberdi habían naci- posteriormente se desencadena en un do para no enten- intento exitoso de ruptura revolucio- Una revolución que nace sin derse, y es nota- naria. Más bien, lo que está diciendo teoría, un día tiene que pedirle ble como en esta Alberdi, es que a eso que se empieza a a un francés que se la escriba. confrontación se llamar República Argentina le ocurrió pueden corpo- una revolución. Una revolución cuyos rizar dos modelos intelectuales y dos fundamentos teóricos e intelectuales estilos cuando debaten. Lo que se ve es no estaban postulados. Precisamente un esgrimista, como Alberdi, que tira esa es la misión que se auto asigna la estocadas y se retira permanentemen- generación del 37, a la que él pertene- te. Por el otro lado, un ser que arre- ce. La misión es dotar de teoría a una mete con todo su cuerpo, y con una revolución que nació sin teoría, diga- capacidad de insulto prácticamente mos a la cubana, abusando un poco infinita, como es Sarmiento. Y signifi- de lo extemporáneo. Una revolución cativamente uno de los insultos que le que nace sin teoría, un día tiene que infiere consiste en tratarlo de menteca- pedirle a un francés que se la escriba. to que no sabe montar a caballo. Esto Aquí, la Revolución de Mayo, que ha tiene una serie de significados, dentro nacido sin teoría, cuenta con los jóve- de los cuáles su homosexualidad, segu- nes de la nueva generación del 37 que ramente no está ausente. se ofrecen para dotarla de una com- Alberdi es importante en sí mismo y prensión de sí misma. Es lo que va a también y más allá de sí mismo. Mues- hacer Sarmiento en el Facundo, y con tra de manera ejemplar, junto con gran éxito, puesto que va a tener una otros en Hispanoamérica, las dificulta- capacidad de convicción muy fuerte. des que los propios actores tenían para Avellaneda va a decir, allá por 1870: comprender y dotar de sentido aque- “antes del Facundo peleábamos, pero llo mismo que sucedía bajo sus ojos. Y no sabíamos por qué peleábamos. A Alberdi lo dice y enuncia una serie de partir del Facundo tuvimos claro el descripciones de lo que ha ocurrido. sentido de nuestra lucha”. Sarmiento Por ejemplo, no tiene ninguna duda ha sido exitoso, ha hecho creer lo que de que la Revolución de 1810 es una él dice en el Facundo. Los hechos es- revolución que se ha producido por taban ahí pero faltaba el hilo que los causas exógenas. Dicho de otro modo: comunicará y les diera sentido. Esta- la Revolución de Mayo es un fenóme- ba la revolución, la anarquía, estaban no que tiene que ver con la crisis del las guerras de independencia, estaba imperio español, que es el resultado Rosas y los caudillos, pero parecía una de las guerras europeas, más precisa- historia contada por un loco, llena de mente napoleónicas. Por lo tanto, no sonido y de furia. El Facundo trata de ha sido una revolución clásica, si por articularla y propone un sentido, una clásica se piensa –como se pensaba– en organización de esos hechos. Alberdi la Revolución Francesa, esto es, una va a proponer otro en disidencia. Son

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las dos grandes voces, no son las únicas bien se entera del triunfo de Urquiza seguramente, pero son las dos grandes le manda Las Bases y luego va a ser mi- voces del siglo XIX, tanto en la versión nistro de la Confederación urquicista, que ofrecen para la comprensión de la representante de la Confederación en realidad de lo que empieza a ser una Europa. Ahí uno va encontrar también nación, como de la perspectiva, del un Alberdi que no deja de producir programa para organizar. Aún coin- candor y cierta identificación entra- cidiendo en los fines de manera muy ñable. Alberdi que admira la cultura expresa, los dos están a favor de incor- francesa, y que ve a Alejandro Dumas porar el mercado capitalista mundial, por las calles de París siguiéndolo para lo que llaman civilización. Piensan que hablarle, pronto se da cuenta que su hay modelos externos que deben ser francés es muy débil. De esta manera, imitados, que pueden ser los modelos no se atreve a interpelarlo, a decirle: europeos o el modelo norteamericano. “señor, encantado de conocerlo”. Es Aceptan naturalmente la división in- el Alberdi que tiene que asistir a las ternacional del trabajo, pero yo creo recepciones diplomáticas vistiéndose que sería erróneo caracterizar estas po- con ropas mili- siciones con términos del presente, en tares, tremen- En esta línea, entonces, se la medida en que se trata de termino- da contrariedad podría decir que si uno lee los logías, lenguajes o problemas que ellos para alguien que textos de Alberdi, Las Bases no tenían por qué percibir. Cuando tiene una fuerte y tantos otros, con dos pre- uno lee Las Bases, dice: “éste es un conciencia anti guntas uno va encontrar las europeísta consumado”. Alberdi hu- militar, y que respuestas que le permiten or- biera dicho que naturalmente sí lo era, forma parte de su ganizar cierto recorrido, cier- pero no era europeísta sino que era eu- ideario en el que to itinerario por estos textos. ropeo: “somos europeos trasplantados concibe que ha Son las preguntas que se está en América, nuestro linaje no tiene ab- terminado para formulando buena parte del solutamente nada que ver con los azte- América la hora planeta: qué hacer frente a la cas ni con los pampas”. Esto significa de los guerreros y modernidad y qué hacer fren- que formamos parte del mundo oc- ha llegado la hora te al capitalismo. cidental, de este mundo que empieza de los emprende- en Grecia, pasa por Roma, recorre el dores, de aquellos que tienen que estar cristianismo y llega hasta el presente, dotados, más que del coraje guerrero, hasta su presente. De manera que no de la ética del productor; empresarios hay ningún misterio en esta adscrip- y trabajadores. Esta es una línea que ción; él lo ve como absolutamente na- lo diferencia muy marcadamente de tural y repudia al americanismo. Todo Sarmiento, que siempre va a tener un lo que de civilizado hay en América es rasgo más americano. Sarmiento de- europeo, todo lo que de bárbaro hay cía: “soy el doctor montonero, soy este en América es americano. De manera híbrido que necesita este país”. que ahí hay una línea, en la cual los En esta línea, entonces, se podría decir acuerdos estratégicos o fundamentales que si uno lee los textos de Alberdi, Las con Sarmiento son evidentes. En todo Bases y tantos otros, con dos preguntas caso, las diferencias pasan por otros uno va encontrar las respuestas que le puntos cruciales que tienen que ver permiten organizar cierto recorrido, con las apuestas políticas. Alberdi ni cierto itinerario por estos textos. Son

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las preguntas que se está formulando aquí aparece otra vez la paradoja de un buena parte del planeta: qué hacer romántico que no encuentra las fuer- frente a la modernidad y qué hacer zas nativas para desarrollar este pro- frente al capitalismo. Frente a ella, yecto de modernidad. Encuentra algo aparecen tres y sólo tres respuestas po- que el propio Alberdi nunca confiesa, sibles: imitarlo totalmente, esto es ser un proyecto de un jacobinismo y de como Inglaterra o Estados Unidos, un radicalismo extremo, entendiendo como puede ser el caso australiano, por jacobinismo aquella pretensión o –“hay que hacer lo que hacen”­– recha- aquella confianza en poder modificar zarlo totalmente cerrando las fronteras estructuras sociales de arriba hacia para que no ingresen las mercancías abajo, desde el estado o desde la políti- ni los usos capitalistas –sería el caso ca proponerse transformar situaciones de China– o adoptar algunos elemen- sociales. Lo que él llama “teoría del tos de este modo de producción y de trasplante”, es nada más y nada menos este modelo civilizatorio, preservando que cambiar la masa o la pasta de la la propia cultura –quizá Japón sea un sociedad argentina. Es difícil imagi- buen ejemplo de esto­. Los intentos ais- nar un proyecto más revolucionario lacionistas terminaron siendo penetra- que cambiar de raíz la población de dos o bien por las mercancías o bien un país. El proyecto inmigratorio in- por los cañones, frente a lo que queda- cluye esta cláusula de manera central. ron sólo el intento de imitación cabal Esta es una curva que es interesante, y el imitación “correctiva”, podría de- puesto que no es lo que siempre pensó cirse. Uno puede ver que en América Alberdi. El joven Alberdi, escribe en Latina, el modelo japonés –y esto apa- 1837 un texto que se llama Fragmento rece en los textos de fin de siglo– apa- preliminar al estudio del derecho. Es el rece como un modelo posible para esta Alberdi que todavía vive en Buenos parte del mundo. Esto es, tomar, co- Aires y que confía en que Rosas va a piar, adoptar la ciencia, la técnica y la escuchar los consejos de los intelec- economía del mundo capitalista, pre- tuales, que son los jóvenes de la gene- servando la propia cultura, una suerte ración del 37, jóvenes que, como se de espiritualismo hispanoamericano sabe, se auto adjudican una misión. frente al materialismo norteamericano. Habrá otros momentos de la historia Esta pregunta en Alberdi está respon- argentina donde van a aparecer otros dida, no cabe ninguna duda que hay jóvenes que se van a plantear la misma que incorporarse plenamente a este misión de mediar entre el pueblo y el mundo, que es el mundo de la civiliza- poder. Y para mediar entre el pueblo ción, y que para hacerlo exitosamente, y el poder van a tener que despegarse la constitución tiene que adecuarse a de lo que van a considerar los excesos esa necesidad básica. Uno puede leer doctrinarios, las abstracciones y las in- el programa que está en Las Bases res- comprensiones de la generación ante- pondiendo fundamentalmente a esta rior que no había sabido entender a ese cuestión, no exclusivamente pero sí pueblo. Esto en la época de Alberdi se fundamentalmente. Para eso, la ma- llama unitario, la crítica a Rivadavia, dre de todas las leyes, la Constitución cuyos fines eran correctos pero sus me- Argentina, tiene como centro funda- dios eran absolutamente disparatados. mental el programa inmigratorio. Y Como va a decir Sarmiento, “era un

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señor que creía que escribiendo una zación por gajos, esto es, traer pedazos ley sobre el papel de un cigarrillo se de civilización. Estos son los pedazos modificaba una costumbre”. Las cos- incorporados en los cuerpos, literal- tumbres no se modificaban a fuerza de mente, en los extranjeros que van a ve- decretos sin atender a la lógica propia nir a poblar la Argentina y que a partir que el romanticismo indicaba atender. de su presencia, por lo que él llama De modo que la generación del 37, y la educación por las cosas, una suer- con ella Alberdi, comparte esta idea te de contagio va a construir sujetos de ser mediadores, todavía en el 37, modernos. Es decir, que en la pampa, entre el candoroso suelo popular, que para decir la Argentina, no hay sujetos en este texto Alberdi llama “la plebe” modernos, básicamente no hay sujetos –no en términos despectivos sino en emprendedores, como sí los hay en el términos que pretenden ser descripti- norte de América; por consiguiente es vos– y Rosas. Es ahí donde escribe que necesario importarlos. Los sujetos más “Rosas no reposa sobre las bayonetas emprendedores, los sujetos más libres, sino sobre el gran corazón del pueblo son los sujetos que están en el norte argentino”. En ese momento confía europeo, los anglosajones, a donde se en que si el poder llegara a atender los dirigen los llamamientos del proyec- consejos del intelectual, podría llevar- to inmigratorio que, como se sabe, se se adelante un proyecto de desarrollo desvía. No vienen los del norte, vienen nacional adecuado. Rápidamente, los los del sur y ahí empezará otra historia, jóvenes del 37, perciben que Rosas, el o la historia va a tomar otros andarive- príncipe, no está interesado en escu- les. Pero de todas maneras, el proyecto char los consejos de estos intelectuales. inmigratorio está fundado en lo que es Se exilia en Montevideo y pasa a una una creencia de época absolutamen- posición absolutamente opuesta, sien- te extendida: que las naciones viables do uno de los líderes intelectuales del son aquellas de levantamiento de Lavalle. Luego va raza blanca y de La noción de raza es una no- a percibir que Lavalle es una espada, religión cristiana. ción considerada científica y Alberdi como todos ellos anda en busca Esta es la convic- de uso habitual. Alberdi com- de una espada exitosa, pero una buena ción. Digo cris- parte esta creencia que postula espada sin cabeza. Era un loco, y por tiana y no digo que en América, los indígenas eso su fracaso en la campaña antiro- católica, porque no componen mundo, no son sista. Tenemos este primer momento se trata de pobla- un otro con el cual se pueda es- donde todavía confía en que hay fuer- ciones protestan- tablecer algún tipo de relación zas autóctonas a partir de las cuales ge- tes, consideradas dialógica, sino que están fuera. nerar una realidad nacional progresiva, entonces como Por lo tanto, el proyecto de de- progresista. Luego, a partir del 38, esta la masa o pasta sarrollo de una nación moder- expectativa, esta esperanza, este diag- de la civilización na pasa de manera central por nóstico, es abandonado y surge lo que moderna. Por la inmigración. se llama la teoría del trasplante. una verificación La teoría del trasplante consiste en un empírica muy simple, se trata de las proceso inmigratorio de características naciones a las que les va bien. Aún a las excepcionales y que para esto es preciso naciones blancas pero católicas les va –son todas metáforas botánicas las que mal, a España, a Italia les va mal, pero utiliza al respecto– importar la civili- también a Francia que ha perdido la

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batalla frente a la potencia naciente ale- fundamentalmente los derechos eco- mana. Es el momento donde un fran- nómicos, hasta que llegue el momento cés, Edmund Demoulins, va a escribir por vía de la educación de las cosas, en un libro de gran repercusión en todo que los individuos estén dotados de la el ámbito latinoamericano: ¿A qué se capacidad suficiente como para poder debe la superioridad de los anglosajones? participar de la política, de las eleccio- Esta es una convicción que indica que nes, efectivizar el sufragio universal, hay un polo de desarrollo civilizatorio, ­al menos masculino, y abrirse así a lo económico, que está ligado a la presen- que va a llamar la república verdadera. cia de ciertos sujetos que pertenecen a Este es el pasaje de la república posi- determinadas razas. La noción de raza ble a la república verdadera. En esto es una noción considerada científica y no hay ninguna innovación, comparte de uso habitual. Alberdi comparte esta una serie de creencias y de programas creencia que postula que en América, que responden a ideas e intereses de su los indígenas no componen mundo, propio grupo, aún con las diferencias no son un otro con el cual se pueda en las que están fracturados los pro- establecer algún tipo de relación dialó- pios sectores dirigentes. Estas élites se gica, sino que están fuera. Por lo tanto, dividen por distintos problemas. Uno el proyecto de desarrollo de una nación de ellos es el problema de la capital, si moderna pasa de manera central por la Buenos Aires tiene que ser la capital inmigración. Para ello tienen que ade- de la república Argentina, en el que se cuarse las leyes de la Argentina, de ahí juega el tema de la renta aduanera. la necesidad de la libertad de cultos. Todo esto se resuelve en 1880. Hay Alberdi comparte con las elites de la que señalar que el roquismo tiene como dirigencia latinoamericana la ideas de inspiración fundamental los escritos de que estos países deben ser gobernados Alberdi. Es en 1880, cuando se derrota por minorías que tutelen a las masas a las fuerzas porteñas, donde las cáma- hasta tanto ellas estén en condiciones ras legislativas deciden la edición de las de participar en la cosa pública, en la obras completas de Alberdi. Se lo invita política. Se trata de un modelo aris- a retornar a la Argentina, y aparece otra tocrático. Estas minorías, auto legiti- situación de esas novelescas. Alberdi madas sobre la base de su saber y sus es elegido senador, según las prácticas virtudes, como gobierno, y abajo una no muy democráticas de la época, por masa plástica de habitantes. Entre am- Tucumán ­–Alberdi era tucumano. Se bas posiciones, un conjunto de valores producen los enfrentamientos con las que son aquellos que estas minorías di- fuerzas porteñas, la legislatura se muda rigentes deben imbuir, deben instalar a Belgrano, y se declarara la federaliza- sobre esta masa poblacional. Este es el ción de la ciudad de Buenos Aires, que modelo de lo que Alberdi va a llamar es uno de los principios fundamentales república posible, una república muy que Alberdi ha sostenido y defendido poco republicana. De allí que esta re- sistemáticamente a lo largo de toda su pública, que Botana llama la república vida. El día que hay que votar la fede- del interés, está compuesta por habi- ralización de Buenos Aires, Alberdi no tantes y no por ciudadanos, al me- asiste a esa sesión. Recibe su homenaje nos todavía. Estos habitantes no van en la Argentina, y cuando va a pronun- a gozar de todos los derechos civiles, ciar un famoso discurso en la Facultad

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de Derecho, la República Argentina con- del siglo XIX. Se trata de un pensa- solidada, su palabra ya es muy débil, es miento, de una reflexión muy circuns- inaudible y tiene que ceder los escritos cripta a ciertas fuentes, pero también a un estudiante de derecho para que lea de una actividad reflexiva propia que el discurso. Alberdi finalmente decide es muy intensa. Alberdi compone un regresar a Francia donde muere. Esto personaje de características notables significa que aún en el momento del en el ámbito latinoamericano, tanto logro y la consumación de aquello que por la fascinación que ejercen estos era su proyecto, finalmente decide irse movimientos, muchas veces paradóji- y sus escritos son publicados póstuma- cos, desencuentros permanentes entre mente por su hijo Manuel a quien nun- aquello que se propone y aquello que ca llama hijo sino sobrino. Ha dejado está obteniendo, cuanto por la gravi- abandonados sus escritos, muchos de tación y la enjundia de una escritura ellos están en la estancia El Tala. sinceramente notable, donde la con- La vida de Alberdi puede leerse como frontación con Sarmiento figura como una curva vital que tiene su fascina- un episodio de enorme significación. ción, al menos para mí la tiene. Para Creo que nunca volvió a darse en la uno que acompañó esta deriva vital, historia intelectual argentina, semejan- Alberdi aparece como alguien muy no- te confrontación de potencias intelec- table por el nivel de información, por tuales, tan diversas y al mismo tiempo su formación y por la buena escritura, tan sólidas. rasgo que comparte con la dirigencia

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Subjetividad y política en la sociedad massmediática Por Nicolás Casullo

Las finas percepciones sobre la realidad con- temporánea que Nicolás Casullo ofreció en esta conferencia, no pueden distinguirse del estilo coloquial de su conversación. Logró atrapar, aquella noche, la atención de un pú- blico que seguía concentradamente los ritmos de un habla despojada capaz de transitar los temas fundamentales de la reflexión política argentina. Su historia reciente y los modos de pensarlos en su diferencia radical respecto a las décadas precedentes. El peronismo, el papel del terrorismo de estado, la sociedad neoliberal y la gran crisis de 2001, son objeto de discusión a partir del repaso de las prin- cipales polémicas que hay en torno a ellos. La pregunta de Casullo es por la política, por las formas intelectuales del compromiso y por los avatares de un mundo globalizado y mediatizado que moldea las subjetividades metropolitanas. La influencia de los medios digitales en las formas de percepción social y en las prácticas políticas, el individualismo posmoderno y la conversión de la sociedad en un gran “set” televisivo que ordena los procedimientos colectivos, son desmenuza- dos sobre la insistencia en una apuesta eman- cipatoria de quién, comprometido, no deja de reconocer su perplejidad. LA BIBLIOTECA Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008

Voy a tratar de reflexionar un poco, Hay una película, Europa-Europa, de en forma más o menos abierta, sobre Lars von Tier, un europeo, que co- temas que en este momento estoy tra- mienza con el realizador hablando en bajando, pensando, o sea que no están primera persona, en una voz en off, cerrados y que posiblemente formen mientras un tren avanza por la noche, parte de alguna escritura a futuro. Se avanza hacia nosotros. Y él va diciendo trata de la relación entre la política y que se va a internar en el corazón de lo que llamo la retirada de la política, las ideas modernas, en el corazón de su retirada definitiva. Esto no signifi- Europa, aquella que, para bien o para caría el fin de la política, sino inven- mal, nos legó desde la Revolución de tarla otra vez, la estética, entendiendo Mayo muchísimas de las ideas que por estética a esta relación sensible cruzaron nuestra independencia. Y va con el mundo, con las cosas, con las a plantear que lo que él hace es in- cuestiones, con el otro, una relación troducirse poco a poco en ese cora- mucho más abierta, libertaria y re- zón, en esas napas profundas de una belde que la política teórica y filosó- Europa acontecida. Lo que plantearía fica, aunque rebelde para nada, pero el realizador con esta primera escena rebelde. Y por otro lado, el estado de que se interna en el corazón para ver una sociedad, como lo llamo yo, bajo si encuentra alguna imagen que le lógica massmediática, tratando de es- pueda responder algo, alguna cosa, es crutar algunos elementos, podríamos que la historia ya carecería de repre- decir del orden de lo importante, que sentación. Es decir, la pérdida de una quedarían implicados en esta lógica escena moderna en la cual se citaban massmediática para la propia política actores, sentidos, variables, dogmas, y para la propia discusión sobre qué doctrinas, que después no pudieron subjetividad hoy, tanto en Argentina y dar cuenta de lo que hicieron. El sus particularidades como en América realizador plantearía que ese mundo, Latina, y como en lo que podríamos Europa, ya es una especie de imagen llamar la problemática del Occidente sin fondo, ya no representa nada y capitalista en general. no encuentra la representación de la Yo pienso que para volver a recobrar el historia. ¿Dónde sitúa la historia de sentido, para volver a recobrar el pen- Europa-Europa? En Alemania 1945, sar, hay que llegar al borde, a la muerte es decir, en la Alemania de dos o tres absoluta del sentido. De lo contrario meses después del fin de la guerra. estamos siempre repitiendo una suerte Y efectivamente, si uno piensa esa de falso optimismo en el que las cosas, Alemania, se topa con lo irrepresen- en definitiva, siempre tienen un mo- table; es lo irrepresentable. Tal es así, mento autocrítico que las resuelven. que es muy posible que nosotros no Desde esta perspectiva, yo diría que si hayamos pensado mucho en ese mo- uno lee el pensamiento más avanzado mento donde la aniquilación quedó de esta época, no subyace en él la idea aniquilada. Es como un fotograma del fin de la historia, porque en tanto impensado. Ahí comienza esta pelí- haya conflicto hay política, hay histo- cula. El personaje llega a esa Europa, ria. Pero este pensamiento sí plantea el a una Alemania derrotada, destruida, fin de discursividades fuertes que plan- aniquilada espiritual, material, mili- tearon la comprensión de las cosas. tar y económicamente.

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Plantearía lo siguiente: una vez aconte- los grandes maestros del terror, de los cida la guerra, acontecido Auschwitz, Estados totalitarios, de la muerte en el Holocausto, y la aniquilación de el alma. Pero lo curioso del texto de Alemania, ya ni siquiera hay cosas fan- este periodista inglés, más allá de que tasmáticas capaces de reflejar los hechos. sea cierto lo que él dice, es que des- Hay una especie de vacío, una suerte de cribe en las primeras dos o tres pági- mutismo, que no es tal, donde la pala- nas una especie de ciudad muerta, de bra no aparece. Es como si una historia ciudad sin latido. Una ciudad donde, particular pudiera sustraer la Historia. en 1977, él conversa con una madre Como si una historia nos escondiese la que llora, y cuando termina de con- Historia. Como si un tiempo determi- versar lo capturan, lo secuestran en nado nos impidiese pensar el tiempo un auto y se lo llevan en una infinita histórico. Ha acontecido lo que para los noche en que no para nunca y lo ti- filósofos, de ahí en más, es la catástrofe, ran en un baldío. Ahí se va del país, la comunidad imposible. aterrorizado. Cuando yo lo leía, decía: Nosotros no estamos tan lejos de esa “Es cierto que es una exageración de sensación. No porque acontezca o haya este inglesito venir a descubrir, nada acontecido en nosotros la Segunda menos que desde Europa, el fascismo Guerra ni el Holocausto, pero sí ve- aquí”. Pero, por otro lado, la descrip- nimos también de un acontecimiento ción que hacía de la ciudad, de la co- donde queda pendiente la cuestión de munidad argentina, era la descripción si nuestra comunidad es posible. Ésta es de una comunidad terminal. La cues- una palabra, una frase intolerable, que tión es ver si podemos llegar a ir hacia aparecería de entrada como cubierta de ese borde y desde ahí recobrar la posi- un pesimismo. Por ahí se nos cruza un bilidad de reconstituir lo comunitario. presidente, un gabinete, un default su- Hay mucha gente que está haciendo perado, y la comunidad es posible. Lo ese esfuerzo, a través de la memoria, estoy pensando en términos de lo que de la política, de nuevas fraternidades, hay por debajo de esas imágenes de una y hay otra muchísima gente que piensa comunidad agobiada y asesinada. que en realidad, ésta fue una dictadura Hay un libro de un periodista inglés, más. Desde esta perspectiva entonces, que se llama Las caras del odio. Las cuando planteo discutir la política, se nuevas derechas en Europa. Es un libro me ocurre esta primera imagen de la bastante interesante porque relata, a película Europa-Europa, porque es una partir de un recorrido por los “nuevos película que nos ubica en el borde de fascismos europeos”, su experiencia en un sentido. Hay un filósofo francés, las ciudades italianas y alemanas. Pero Jean Luc Nancy, que nos va a decir lo más curioso es la primera frase de algo parecido a esto: “Recién recobro este personaje: “El fascismo lo descu- la posibilidad de preguntarme por el brí en la Argentina”. En realidad es sentido cuando doy el sentido por una definición falsa. Este chico joven acabado”. Es decir, en tanto no lo dé no tuvo la posibilidad de plantearse por finalizado, por agotado, en tanto que el fin de la historia, la catástrofe, piense que siempre sobra algún senti- la barbarie y la máquina de la muerte, do que hay que recuperar, voy a seguir efectivamente acontecieron en Europa impedido de pensar en el sentido: voy mucho más que en Argentina. Fueron a acumular conocimientos, datos, in-

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formación, entrevistas, testimonios, aquellos países que vivieron barbaries, periodismo, teoría, pero siempre nave- catástrofes y terrores. Nosotros somos, gando en eso que me acompaña, no sé en este punto y como diría el periodis- por qué, que es el sentido. La gran di- ta inglés, el primer mundo; no por el ferencia, dice Nancy, es entre conoci- ingreso per cápita, sino porque hemos miento y sentido. La acumulación de vivido un exterminio como lo vivió el conocimiento infinito no da sentido, Primer Mundo. Desde esta perspecti- al contrario, puede llegar el momento va, ¿cómo teorizar la posibilidad polí- que en el máximo punto del conoci- tica hoy?, ¿cómo pensar la sensibilidad miento del hombre, esté absoluta- de esa subjetividad, los gustos, las ma- mente anulado, ausente y cancelado neras, las formas, los miedos, los abis- el sentido. Uno puede pensar que ese mos, las melancolías? La relación con máximo conocimiento puede llegar a el mundo que yo denominé estética es ser lo nuclear o puede llegar a ser la una relación sensible, un conocimien- capacidad sofisticada desde un satélite to sensible del mundo, de las cosas. de matar a alguien que anda en un jeep ¿Cómo relacionar esa sensibilidad, por la tierra. Ése podría ser el punto en el contexto de una sociedad glo- culminante de un conocimiento que balizada y massmediatizada que apa- lo reúne todo y al mismo tiempo es el rece como lógica fundante de todo? punto del no sentido absoluto. Cuando digo lógica massmediática no Nancy se plantea esto que es lo intere- estoy planteando que los medios de sante porque invierte mucho de nues- comunicación son importantes, estoy tra forma de analizar las cosas. Muchas diciendo que todo es lógica massme- veces le rehuimos a acercarnos a ese diática. Nosotros mismos vamos sien- punto donde debemos reconocer que do parte de esa lógica. las formas o las ideas que nos acom- ¿Cuáles son los elementos que podría- pañan han perdido absolutamente su mos incorporar y que hoy atraviesan sentido y hay que reconstituirlas, in- el cuerpo de nuestra época? Por un ventarlas otra vez. Desde esa perspec- lado, el tan mentado fin del sentido tiva, digo, uno podría plantearse que histórico. Si nosotros pensamos que la hoy, en nuestra comunidad, pensado historia es un entramado, básicamen- en términos reflexivos, filosóficos y te de corte moderno, que comienza a culturales, nosotros seríamos una co- ser pensado a fines del siglo XVII y munidad muy herida. Luego de las principios del XVIII y que el romanti- muertes, luego del terror, luego de una cismo lo lleva a una idea de la historia democracia que envía desgraciada- realmente constituida, con su nacio- mente al hambre al 50 por ciento de la nalidad, su identidad, sus estados; si población, cabe preguntarse si nuestra nosotros pensamos que la historia es el comunidad es posible, en términos de discurso y la utopía que la constituye, lo que podríamos llamar la utopía de los paradigmas y los horizontes que la la comunidad, porque puede seguir la constituyen; si la historia es el relato historia y pueden seguir las circuns- que dice qué es la historia, y no algo tancias desagregando lo comunitario. que sucede fuera del relato, porque Partamos de que somos y estamos ab- fuera del relato lo que sucede es un solutamente involucrados en esta pre- caos de acontecimientos. Uno podría gunta, que ya no pertenece solamente a decir que está en crisis el sentido de

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esa historia moderna y de los postula- piensa en la ciudad católica, la vieja dos que la plantearon desde hace 250 ciudad premoderna católica donde el años: la idea de progreso, de equidad, plan de Dios se encarnaba en un deter- de ilustración, de autonomía, de liber- minado poder terrenal, que tenía como tad del hombre, de perfeccionamien- fundamento nada menos que el plan to, de ilustración de la humanidad, de de Dios para los hombres en la Tierra. justicia realizada, de una paz perpetua Si partimos de aquel fundamento de lo a partir de una razón, de la templanza absoluto, hacia lo que pensamos noso- y la tolerancia. Podríamos decir que el tros de lo que hoy es el poder político fin de la historia de ese relato de la his- acá, en Estados Unidos o en África, po- toria ya aconteció, ya sucedió. Lo que dríamos decir que la fundamentación muchas veces se trascendente se ha extinguido. No so- Hoy se da un proceso en el que confunde es que lamente se ha extinguido en términos la política se ha vuelto despo- se piensa que ese de lo divino, de lo religioso, sino tam- litizadora, en el contexto de fin del relato es el bién en términos de muchos valores una globalización en la cual fin de la historia. secularizados; la voluntad general del las tendencias del mercado, lo Lo que aconteció pueblo, el bien común, la clase obrera estructural, adquieren una di- es el fin del rela- revolucionaria, que eran variables que námica, una forma, una lógica to de la historia invariablemente se constituían como tan particular que se desprende moderna, que un profundo y fuerte sentido de lo his- totalmente del juego político. indudablemente tórico y de los valores. tiene una serie Pero también hoy se da un proceso en de elementos que siguen sobrevivien- el que la política se ha vuelto despo- do en nosotros y nos siguen haciendo litizadora, en el contexto de una glo- actuar y nos siguen haciendo pensar. balización en la cual las tendencias del Pero podríamos decir que atraviesa el mercado, lo estructural, adquieren una cuerpo de nuestra época una idea que dinámica, una forma, una lógica tan muchas veces no se piensa, que es la particular que se desprende totalmente pérdida del sentido de un proyecto del juego político. A tal punto, y esto histórico. Esto no se piensa porque va a ser para algunos teóricos el signo cuando uno llega a su casa, prende la de la posmodernidad, que el juego televisión o se come un sándwich, no político es casi una suerte de evento está pensando en el fin del sentido his- de juego. Gobierne quien gobierne, tórico. Pero son esas ideas las que no el acontecer económico y social va a se piensan pero hacen a las épocas. ser el mismo. La democracia capita- Por otro lado, se ha perdido todo re- lista globalizada, el reinado salvaje del ferente o fundamento de las cosas, de mercado evidentemente gesta lo que se la verdad, del porqué de la justicia, denomina una política despolitizante. del bien, en definitiva, el porqué del Tenemos democracia, tenemos vota- hombre. Esto es un largo proceso, pero ción cada dos años, tenemos nuestros en el que la modernidad ha actuado representantes, somos los represen- con enorme vicisitud, con enormes tados, tenemos disputas de partidos, equívocos, con enorme temeridad y pero en realidad estamos absoluta- enorme valentía, planteándose perma- mente despolitizados. La vieja idea de nentemente fundamentos que progre- que la política es una intervención en sivamente se fueron agotando. Si uno el conflicto casi ha desaparecido, en el

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marco de una democracia que debe que ya no responde a nadie. Podríamos ser repensada en profundidad para ver decir que nosotros estamos situados en cómo se puede volver a recobrar la po- el prólogo de ese exceso civilizatorio; litización. Pero entonces esta variable ya no nos preguntamos por qué nece- también se da de frente con la idea de sitamos 83 canales de televisión, nos aquellos que plantean que la politiza- parece absoluta- ción es la política instituida. Ella sería mente normal. En otro plano tenemos un la despolitización. O entrar en un exceso cultural. [...] hay una En otro plano tenemos un exceso cul- lugar donde hay producción cultural, una pro- tural. Lo que ciertos filósofos, como veinte negocios ducción estetizante de todo, Zizek, plantean es que estamos en el que venden jeans una producción de represen- reinado de un capitalismo cultural. Lo iguales, pero son taciones y de contrarrepre- que produce básicamente el capitalis- veinte negocios. sentaciones permanentes, que mo es cultura, pero no cultura media- Hay como un en realidad constituye el per- da sino manifiesta, directa y explícita. exceso civilizato- fil político del sujeto social, Lo que se produce hoy es cultura, en rio que, cuando del individuo de la masa, del el más amplio significado material del se da en el cam- individuo espectador, del in- término. Es decir, hay una producción po de lo cultural dividuo público. Estaríamos cultural, una producción estetizante de en forma decisi- situados en el exceso cultural; todo, una producción de representacio- va, manifiesta y cuando digo exceso se trata de nes y de contrarrepresentaciones per- directa, aparece un elemento que no estaba para manentes, que en realidad constituye el entonces como nada contemplado en ninguna perfil político del sujeto social, del indi- constituyente de teoría; ni siquiera en la propia viduo de la masa, del individuo especta- una subjetividad lógica del capitalismo. dor, del individuo público. Estaríamos frente a la cual situados en el exceso cultural; cuando ninguna política es posible. Más allá digo exceso se trata de un elemento que de que el diputado robe o no robe, no estaba para nada contemplado en ningún diputado es posible frente a ninguna teoría; ni siquiera en la propia la producción cultural del sistema, lógica del capitalismo. a su producción infomacional. Nin- ¿Qué se hace con ese exceso cultural? guna cámara de diputados es posible ¿Hacia dónde nos conduce? Si uno después de que durante 24 horas hay lee el Manifiesto Comunista de Marx, 50 personas que están golpeando las hay ahí una mirada de vidente cuan- puertas de la Legislatura porteña. Es do dice, en la introducción, que el tan inmenso el nivel informacional crecimiento civilizatorio produce la recibido, que es muy difícil que un barbarie. Marx invierte la idea como diputado pueda hacerse cargo de la nosotros hemos discutido la barbarie, sociedad massmediática, por más bien ¿no?, donde barbarie sería y fue, para intencionado que esté. algunos, el gauchaje, lo criollo, y la ci- Por otro lado, también suele pensar- vilización aquello que nos venía en la se que estamos progresivamente y modernización del país desde Europa. cada vez más habitando un mundo Entonces es civilización o barbarie. indecible. Hay como un mundo fue- Marx invierte esto al hablar de otra ra del mundo en el que estamos. Un barbarie: la barbarie poscivilizatoria mundo viejo, vigente confusamente, que viene por un exceso civilizatorio que nos contiene. Un mundo de cier-

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to anonadamiento, en el que estamos trecho, a raíz de la época de la caída de dispuestos a aceptar todo dato natura- la convertibilidad, las asambleas y los lizándolo. En ese sentido, podríamos cacerolazos. Una primera aproxima- decir que vamos habitando progresi- ción a la sociedad actual: qué tipo de vamente una historia donde todo es sujetos gesta, qué tipo de subjetividad posible, donde todo fue posible, no plantea, ¿se puede hablar de una, mu- un proyecto, no dos proyectos, don- chas subjetividades?, ¿se puede hablar de todo proyecto fue posible y todo es de alguna tendencia?, ¿se puede hablar posible. Esto plantea un gran quiebre de alguna variable? Apareció un nuevo de lo político, porque lo político en sujeto, con mucha fuerza teórica, y que todo caso era una forma de reducir las fue muy discutido, en las asambleas: el posibilidades, de plantear que no todo sujeto multitud, que aún sigue siendo es posible, que hay valores, variables, muy discutido. Están los que plantean éticas, teorías, clases y sobre todo una que la multitud es una masa amorfa justicia como valor irreductible que que ya no es nada ni se interpela a sí planteaba determinadas políticas, de misma, eso, podríamos decir, es he- izquierda, populistas, socialistas. Lue- rencia Baudrillard, un filósofo francés go estaban los que de alguna manera a la sombra de las multitudes. Lo que se planteaban la resistencia al cambio. se llamaba el líder de las masas, sería Hoy sabemos perfectamente que todo lo propio de un sujeto que ya se incor- es posible en la historia. Desde esa poró totalmente a una sociedad tecno perspectiva nosotros diríamos que es- massmediatizada y ahí transcurre. Es- tamos situados en un mundo que está tán los que plantean de manera opti- fuera de la sociedad del trabajo, fuera mista que estos nuevos sujetos rebeldes de la política en su vigencia clásica mo- de la protesta que aparecen como sin derna, cada vez más fuera de las iden- representación política, son los que de tidades nacionales, de las influencias muchas maneras verifican la muerte de de los Estados en su real potestad. No- una política, la muerte de una historia sotros estaríamos situados ahí. Están política, y protagonizan la aparición los que no tienen trabajo, los que no de otro colectivo que exige otro tipo tienen variables para su salud, los que de análisis y no los viejos análisis de no tienen educación, los que no tienen la vieja sociedad, de la vieja política, identidad y revolotean por el mundo que reducía todo a pueblo, Estado y a tratando de encontrar algún trabajo en soberanía popular concentrada. Miami o en Barcelona. Hay un mun- Y están otras variables que plantean do que no es el mundo que nos dicen y que estas nuevas subjetividades masivas es el mundo que nosotros habitamos, de las metrópolis ya están practicando es un mundo que parecería ser que no un neofascismo de primer orden y que es decible. Es un mundo a extramuros en realidad van en busca de una socie- de lo decible. Éstas son ciertas caracte- dad y una seguridad aberrantes. O sea, rísticas que nosotros ya tenemos total- el debate está instalado en términos mente incorporadas, aunque nunca la sociológicos, teóricos, políticos, esté- hubiésemos pensado, las tenemos en el ticos y religiosos, en donde juega esa simple hecho de prender la televisión. tensión que nos remitiría a una época Esto produce una serie de debates que parecida a la gestación de la moder- en Argentina tuvieron un importante nidad, allá en el siglo XVIII. ¿De qué

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se trata la nueva subjetividad?, se pre- el retorno de lo religioso. Pero no sólo guntaban los ilustradores del XVIII. Y de lo religioso popular, sino un retor- el filósofo decía tal cosa, el científico no de lo religioso en la teoría filosófica decía tal cosa, el esteta decía tal cosa más avanzada, en los encuentros po- y el religioso decía tal otra. Hegel va a dríamos decir reflexivos de mayor van- decir que lo moderno es simplemente guardia, y no ya discutiendo los mitos el debate sobre esa subjetividad, sobre religiosos con que los sectores popu- la representación que nos hacemos en lares saldan o suturan la falta de otras la conciencia moderna; eso es la mo- variables secularizadas, sino que se está dernidad. ¿Qué figura le damos a esa discutiendo real- subjetividad moderna?, ¿qué alcance mente la relación Estamos en una discusión en- le damos?, ¿cómo la caracterizamos? del hombre con tre épocas donde, como hace Porque en todo caso, la gran repre- lo sagrado, y si 250 años, tratamos de inter- sentación que funda la modernidad es efectivamente lo pretar este deslizamiento hacia la representación de ese “Yo”; ese “Yo moderno, al dar lo Otro: ¿de qué se trata la sub- pienso, luego existo”, o de ese “Yo” esta cuestión por jetividad, que concurre como transparentador que va a ocupar como sepultada o al de- misterio, como enigma y que en plena orfandad el lugar del Dios jarla atrás, estaba muchas veces la vemos aparecer nomenclador que proveería. en un error o en y nos gusta o nos disgusta? ¿Es Hoy podríamos decir que estamos dis- realidad planteó una sociedad que la pensamos cutiendo en la tensión entre moderni- un sueño vano. libertaria, anárquica, que lla- dad y posmodernidad, y en este debate Al aniquilar esa ma realmente al cumplimiento político que se da aquí, en Brasil, en relación sagra- del eros o es una multitud que Europa, estamos discutiendo no ya el da, se plantean llama a la policía? principio del libro de la modernidad los teóricos, ¿no sino su epílogo. Estamos en una dis- aniquiló gran parte de la potenciali- cusión entre épocas donde, como hace dad humana? Hoy se discute eso y lo 250 años, tratamos de interpretar este discuten los grandes filósofos que no deslizamiento hacia lo Otro: ¿de qué tienen ningún problema económico, se trata la subjetividad, que concurre social ni intelectual ni de instruc- como misterio, como enigma y que mu- ción. Por otro lado aparece lo religio- chas veces la vemos aparecer y nos gusta so como el gran dato que atraviesa la o nos disgusta? ¿Es una sociedad que la época en el campo internacional y en pensamos libertaria, anárquica, que lla- el campo global. Hay una gran poten- ma realmente al cumplimiento del eros cia, Estados Unidos, que claramente o es una multitud que llama a la policía? discutió con Europa durante la guerra Y en esa instancia estamos nosotros con con Irak, planteando que ella no tiene media alma de un lado y media alma del nada que ver con el nihilismo europeo, otro, porque nosotros somos también con ninguna pérdida de sentido y sigue esa multitud. Entonces las presencias de siendo la “América de Dios”, que cree estas neo masas o multitudes es uno de fervientemente en ese Dios, que cree los temas que atraviesa nuestra época, y fundamentalista e integristamente en en Argentina tenemos el privilegio de ese Dios. Pero también tenemos, por vivirlas con mucha asiduidad. otro lado, casi el origen de Occidente: Otro elemento que aparece fuertemen- la confrontación con el “bárbaro” mu- te desde hace unos 20, 30, 35 años, es sulmán, que también viene de una

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lectura religiosa profunda y funda- que el propio Occidente se había pen- mentalista. Para muchos, lo que plan- sado modernamente. Por lo cual hoy teó Bush es una verdadera revolución extrañamos o nos preguntamos: ¿por en el acontecer de la lectura sobre el qué no surgen en el campo de lo po- mundo. Entendiendo que las revolu- lítico, paradigmas, valores, horizontes, ciones no son solamente de izquier- críticas, como en otro tiempo planteó da, hay revoluciones conservadoras, la modernidad en términos de sujetos hay revoluciones reaccionarias, pero individuales y sujetos colectivos? ¿Por donde se plantean cosas muy fuertes, qué no aparece la historia hoy como que de llegar a un mandato a cumplir, tal cual apare- El largo final de la subjetivi- perpetuar su ins- ció modernamente? El que era de iz- dad moderna, social, política, cripción cambian quierda o el que era conservador tenía estética, científica, que está en totalmente gran un mandato que cumplir, un mandato proceso de mutación, de meta- parte de las dis- proveniente. Había que hacer la revo- morfosis, leída desde lo políti- cursividades con lución o, como decía Benjamin, las co sería una subjetividad que, las que nosotros víctimas que murieron en el pasado si- en lo inmediato, no cree en lo habíamos enten- guen muriendo en tanto no liberemos político. Pero también en lo dido el mundo. Y al mundo definitivamente. El mismo profundo de la época no cree sobre el fondo de arte se sentía mandatado a la crítica, a en lo político, porque lo po- esa “revolución” cuestionar fuertemente la historia del lítico moderno en el siglo XX campea lo religio- propio arte burgués. Es decir, la me- trajo aparejado, básicamente, so, aquello que la moria de la historia implicaba una re- todas las maquinarias de la modernidad daba lación con la historia a liberar. Ésta es muerte posibles en nombre de de entrada como una idea que hoy está puesta en cues- la política, tanto por derecha imprescindible tión, por lo que trajo aparejado esto. Y como por izquierda. de dejar atrás. hay posiciones que la defienden y po- El largo final de la siciones que la atacan. Esta idea de que subjetividad moderna, social, política, la historia necesita una redención, que estética, científica, que está en proceso en un tiempo era la palabra de Dios, de mutación, de metamorfosis, leída pudo haber sido la Jerusalén Celeste, la desde lo político sería una subjetividad segunda venida de Cristo o el comunis- que, en lo inmediato, no cree en lo mo, pero evidentemente, digo, la mo- político. Pero también en lo profundo dernidad fragua, asume, incorpora en de la época no cree en lo político, por- su seno, en sus pliegues la idea reden- que lo político moderno en el siglo XX cional. Y es el romanticismo, quizás, trajo aparejado, básicamente, todas las el que más lleva a cabo esto. Tal es así maquinarias de la muerte posibles en que hoy, en el desemboque extinguido nombre de la política, tanto por de- de este planteo, dicen los teóricos que recha como por izquierda. Lógicas de se concluye con la romantización del poder, formas de dominación, estados mundo. La romantización del mundo criminales, campos de concentración, era una redención en términos secula- políticas de exterminio. Acá tampo- res, que podía venir por vía filosófica, co nosotros estamos exentos de eso, por vía del arte, pero básicamente por en donde indudablemente se cocinó vía política. Uno podría decir que gran gran parte de la lógicas, los valores, los parte de la gesta, desde la Revolución métodos y las formas políticas con los de Mayo, está atravesada en nuestra

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historia por el pensamiento románti- una sorpresa desagradable, pero para co, utópico, el pensamiento socialista, muchos filósofos estaban contenidas redentor, el pensamiento de la revolu- en las formas políticas modernas. Esto ción traicionada, inconclusa, de la re- nos lleva a plantearnos la necesidad de volución que debe completarse. poder pensar no solamente en términos Hoy aparece una figura, que es una nue- políticos, sino en una situación donde la va individualidad carente de estas varia- subjetividad es una subjetividad errante, bles que plantean lo moderno, que es la una subjetividad nómade que ha perdi- de una subjetividad a la intemperie, una do identidades –nuevas o viejas– y trata subjetividad que es echada de un tiem- de recobrarlas; o se trata de una subje- po y todavía no encuentra a alguien que tividad que sabe que el mundo es un la acoja, que la reciba; un tiempo que se mundo sin identidades o, por el contra- constituya con claridad. Una subjetivi- rio, una subjetividad que defiende cosas dad situada en un campo de vivirse sin antiguas como posibilidad de futuro. identidad ni pertenencia, pero con una Hoy, por ejemplo, defender la presen- determinada identidad y pertenencia, o cia del Estado argentino en una socie- sea, en una atención conflictiva, crítica. dad absolutamente desamparada, desde Está más allá de las representaciones es- esta perspectiva que les estoy hablando, tatales de un estado quebrado que la ha significa defender una cosa antigua para abandonado, está más allá de las fronte- el futuro. Porque esas posturas históri- ras de un país, de un país al que pudo cas plantean simplemente que hay que haber abandonado o que, si está dentro consumar la ex- de ese país, también se siente abando- tinción del Esta- ¿Qué le incorpora la estética nado. Está en un lenguaje querellante do para pensar en a ese debate sobre la subjeti- posible, audible, dialogante. Está reco- una nueva políti- vidad moderna, qué es lo que brando la idea de justicia y de memoria, ca. Y en nosotros necesitaríamos hoy discutir, pero en una realidad en donde esas ideas está permanente- quizá, para el debate sobre una están enflaquecidas. mente tenso ese subjetividad posmoderna? Le ¿Cómo se puede entonces pensar, desde conflicto, porque incorpora el campo sensible, esta situación, la política? Y este Nancy, por un lado plan- le incorpora lo indecible deci- el filósofo que nombré antes, se vaa teamos la necesi- ble. La estética es aquello que plantear la pregunta de cómo se puede dad de un Estado, se encarga, aventurándose en pensar la política a pesar de la política, es y al mismo tiem- la obra de arte, de decir lo in- decir, de la política instituida, de la po- po ese Estado es decible, de representar lo irre- lítica armada, de la política formalizada. el de los partidos presentable, de trabajar sobre Él va a decir extraviándonos de esa polí- políticos, es el Es- el mito, sobre lo irracional, tica, rechazando sus formas históricas de tado del senado, sobre nuestras propias noctur- constitución, pero no abandonando la de la cámara de nidades, sobre ese mundo que pelea con respecto a esas formas históri- diputados, de los es el puro sentimiento, la pura cas. Si la política produjo el vaciamiento gobernadores, del sensibilidad. político, el terror, la catástrofe, la derro- clientelismo. En ta, la pérdida absoluta de fundamento ese sentido ya hemos pasado la edad de sobre sí misma, ¿cómo enunciar esto la inocencia, la edad moderna donde el que no dijo ni prometió la política? Por- Estado era esto y podía ser reformulado. que la política sustrae estos elementos Hoy estamos viviendo con esos dos ros- de su discurso. Se nos aparecen como tros del Estado, y es difícil la discusión.

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La política necesita, y esto es lo que es- Éste es un largo camino que ha tomado toy investigando, recostarse, como su- la propia modernidad en su etapa ges- cedió hace 250 años, sobre un diálogo tadora, y la estética de aquella época, muy fuerte con lo estético, interpreta- donde aparecía fuertemente la política, do como nuestra relación sensible con no sólo en la Revolución Francesa, no el mundo que incluye la obra de arte sólo a través de los jacobinos, no sólo a

Nicolás Casullo, por desbordándola hacia una racionalidad través de las barricadas y la guerra que Arnaldo Pampillón [Archivo Página/12] signada por lo que somos. Somos una invade a Europa, sino también la polí- mezcla de una relación sensible con el tica aparecía en el pensamiento, en la mundo a la que ponemos inevitable- teoría, en discusión con la estética. mente ciertas racionalizaciones para no ¿Qué le incorpora la estética a ese deba- desbaratarnos nosotros, desbaratar a la te sobre la subjetividad moderna, qué familia y desbaratar al barrio entero. es lo que necesitaríamos hoy discutir, Pero en ese sentido, podríamos decir hay quizá, para el debate sobre una subje- una necesidad de abrirnos a un nuevo tividad posmoderna? Le incorpora el diálogo entre lo que podríamos llamar campo sensible, le incorpora lo indeci- la invención de una nueva política, con ble decible. La estética es aquello que lo que puede aportarnos una mirada se encarga, aventurándose en la obra estética en el sentido más amplio, más de arte, de decir lo indecible, de repre- fecundo y más rico para la constitución sentar lo irrepresentable, de trabajar de esta sensibilidad que hoy deambula sobre el mito, sobre lo irracional, sobre a ciegas vislumbrando ciertas salidas. nuestras propias nocturnidades, sobre

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ese mundo que es el puro sentimiento, de nuestra personalidad y de nuestras la pura sensibilidad. Se trata de partir relaciones. Porque esto que estoy plan- desde un logos de la razón creativa que teando, indagar desde lo político esté- trabaja sobre lo que es informe para tico las nuevas sensibilidades, es casi la otorgarle forma, para desde allí ir de- faena diaria de una lógica de estética tectando, indagando, preguntando de de masas que está permanentemente qué se trata esta nueva sensibilidad que constituyéndonos hoy nos atraviesa. La estética es, bási- desde ese cruce y Lo massmediático juega con camente, preguntarse por lo singular, de manera deter- mucha inteligencia y con por lo particular, por el fragmento, por minante y con un mucha capacidad esa instancia el punto en una trama. Es interesante, poder de alta ca- estética de hacer presente lo ge- entonces, cruzar esa intencionalidad de pacidad y de alta neral a partir de lo particular. mirar al conjunto que tiene lo político. proliferación. Por Una generalidad que explica las Mirar a los muchos, abstraer en varios un lado nos en- cosas y en la que en el mercado sentidos variables para, de alguna ma- contraríamos con ha desaparecido, se ha achica- nera, definir de qué se trata. Se trata de estas variables, do hasta casi desaparecer, otra un cruce entre lo político y lo estético que simplemente enunciación de las cosas. que realmente se pregunta por lo parti- voy a puntualizar. cular, pero por un particular represen- La realidad ha devenido un set, la rea- tativo, por un particular que puede ha- lidad que nosotros percibimos, y de la cerse universal. Por otro lado la estética que nos notifican informándonos, es un es aquella, y ya estoy hablando efectiva- set, en tanto visibilidad del mundo. El mente del campo artístico, que vive de mundo solamente se nos hace escucha- detectar, avanzar y preguntarse de ma- ble si aparece como un set, como una nera adelantada sobre las sensibilidades escenografía que construye el espacio sociales. Es muy posible que un grupo público a través de géneros y estilos. El roquero sepa más de qué se tratan las mundo se me aparece como un set dia- nuevas generaciones que el gabinete rio, en términos de tratar de entender que nos gobierna; estoy seguro de que qué cuernos es este país. Aun cuando lo saben mucho más. La estética tiene se trate de pedirle un cigarrillo al quios- además esa dimensión: lo que lo sabe quero habría que averiguar desde qué lo sabe para “nada”, lo sabe para expre- perspectiva las estéticas de masas traba- sarlo, para comunicarnos, para que si jan. Aparece entonces la relación mía nosotros amamos un lenguaje estético, con lo real cuando yo tengo constituido sea el que sea, nos alimentemos de ese un set, básicamente televisivo o audio- descubrimiento del insólito presente, visual. A través de géneros, que son los de ese enigma de lo familiar que es lo que yo en realidad espero que aparezcan que me rodea más inmediatamente y es para que el idioma se me haga audible. lo que menos sé de qué se trata. El género policial, el jurídico, el género En esta circunstancia, voy a puntualizar de la corrupción, el género sentimental, una serie de elementos que debemos el turístico, el melodramático. Todo tener en cuenta en el debate político aquello que no aparezca como género estético contra una estética política y se me hace cada vez más difícil de es- contra un mundo político estético que cuchar. Todo aquello que no signifique plantea la lógica massmediática, que un policía rodeado de 20 micrófonos o es una lógica arrasadora, constitutiva la puerta de la casa de un secuestrado o

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un asesinado cubierto por los diarios, o 500 alumnos que van a hacer la marcha las escalinatas del palacio judicial: todo o 100. Esto, digo, se nos va incorpo- aquello que no me aparezca de entrada, rando de una manera muy fuerte como casi indiferenciado con una buena tele- el tiempo massmediático por encima de serie, se me hace cada vez más difícil de un tiempo político. interiorizar. Esto es bastante importan- Lo massmediático juega con mucha in- te porque en este juego, quien queda teligencia y con mucha capacidad esa totalmente desvalido es el pobre polí- instancia estética de hacer presente lo tico sin set. Requerimos ya que aparez- general a partir de lo particular. Una can el set y el género para creer, sentir generalidad que explica las cosas y en e intensificar las cosas. Por otro lado se la que en el mercado ha desaparecido, va produciendo una indiferenciación se ha achicado hasta casi desaparecer, cada vez más profunda entre esa repre- otra enunciación de las cosas. No nos sentación estética y la representación olvidemos que hace casi 30, 40 años político-social. A tal punto que ya no existía un amplio mundo del campo sabemos distinguirla y no sabemos pen- de las llamadas izquierdas, que consti- sar más allá de una única representación tuían una forma con la que se expli- que es la representación estética. Si po- caba y se planteaba una comprensión nemos como ejemplo el reciente ataque de las cosas. Hoy podríamos decir que a la Legislatura de Buenos Aires, vemos si yo logro la singularidad estética de que aparece un tiempo estético que fil- masas, logro el significado general en ma eso durante cinco horas. A partir de términos de una cultura profunda. Si ahí, tengo una relación con el aconteci- la madre de un secuestrado es una fi- miento que es absolutamente distinta a gura lograda, en lo que dice, en lo que lo que realmente fue el acontecimiento. piensa, en lo que siente, a partir de ahí Ahora voy a actuar en función de lo logro una generalización absolutamen- que ocurrió esa noche, de esa relación te mítica de la problemática. Lo mismo estética que me planteó la compren- en otras circunstancias, que no tienen sión de lo real. Luego, al otro día, voy que ver ni con la madre ni con el se- a reflexionar seguramente sobre cómo cuestrado. Se trata de una sociedad que se diluye lo que apareció en forma gra- ha quedado en manos de un mercado vitante la noche anterior, al punto tal estetizante, de un capitalismo cultural de su desaparición. La lógica massme- que permanentemente está trabajando diática nos hace pensar realmente el ex- en el marco de una sensibilidad que me tremo, el punto de escándalo, el punto distorsiona o me mistifica la verdadera más alto donde evidentemente la com- relación con lo real. petencia entre las mercancías se vende. Por otro lado aparece el problema de Es muy difícil distanciarnos de eso. Es las sociedades con exceso informativo. muy difícil volver a esa representación La verdad es un exceso informativo. La política y social, al desnudo, porque ya verdad es lo que se ubica por encima ni sabemos qué cuernos será eso, la re- del resto. No lo que puedo decir yo ni presentación política. Lo mismo sucede usted ni aquél, sino lo que se dice mu- por derechas y por izquierdas. En la fa- cho, se dice fuerte y se dice con un alto cultad hoy los chicos hacen un acto si despliegue. No hay entonces un juego aparece el canal de televisión, y si éste de voces sino que hay una radicalidad aparece, es un hecho casi menor si hay informativa que construye permanen-

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temente la figura de lo político. Esto ción de la política en base a una idea de gesta un nuevo tipo de subjetividad, justicia y de equidad. Pero sin embargo que es la subjetividad exclusivamente nosotros no podemos renegar de ese de- receptora. La participación y mi com- bate, porque si nos reducimos a lo po- promiso es con “saberlo todo”, y en el lítico quedamos anacronizados absolu- “saberlo todo” me agoto. Se necesitaría tamente, diciendo “por qué será que la una dosis muy alta de no saber, de vela- clase obrera es así, no hace ni deja de ha- miento, de resquicio, de no completud, cer aquello; por qué será que en aquellos para que yo participe. Si en realidad la tiempos ocurrían determinadas cosas y información es la totalidad absoluta de en éstos no”. Si incluimos ese mundo lo que acontece, mi participación no del mito, de la sensibilidad que realmen- tiene el menor sentido. Cuanto más co- te hace al hombre, corremos el riesgo, a nozco el conflicto del mundo, más me no ser que entremos en una discusión lo cuentan de afuera, aunque yo esté crítica profunda, política, de caer en las incluido en el conflicto. Cuanto más redes de un sistema que ha devenido bá- espectacularidad se le dé al conflicto so- sicamente en construcción estética de lo cial, más capacidad informativa se pone real. Cuando digo construcción estética en marcha y más lejos estoy yo de una de lo real me refiero al hecho de que si participación en ese conflicto. vamos a veranear o vamos a tal boliche o En el set asisten durante seis meses a tal calle, es porque formamos parte de las marchas piqueteras, al séptimo una serie estética. Si vamos a Palermo mes ya no figuran en el set porque Hollywood es porque formamos parte se está trabajando sobre un tiempo de una línea estética. Es muy difícil es- de lógica massmediática, de espec- capar a esa variable con que el mercado táculo, de simulacro que consiste en estetiza todo, lo plantea todo, lo ofrece representar lo real con pretensiones todo y lo instituye en una señal. Contra de totalidad exclusiva. eso tenemos que pelear, luchar, tener Por último, se vive una situación donde conciencia. Entonces, la reinvención de la capacidad crítica se reduce en la me- una subjetividad político estética, que dida en que yo ya no siento ningún ex- está en marcha más allá de que tarde trañamiento con lo que acontece, todo los años que pueda tardar, implica por lo que acontece es plausible de aconte- una parte abrir el debate de lo estético, cer, y todo lo que acontece me pertene- de lo político y no sólo lo filosófico y lo ce en términos de espectador. En esos teórico que en general tienden a tapiar términos, puedo fraternizar con todos y la problemática, a esconderla más que a admitirlo todo, lo bueno y lo malo. Y hacerla visible en ese amplio mundo de si ahora salimos a la calle y nos dicen la experiencia sensible que constituyen que está gobernando Lucifer, decimos: las subjetividades. “Y bueno, podría ser, en Argentina qué En ese marco hay que plantear tanto otra cosa podía suceder, pero me voy a que la sociedad que estamos viviendo casa a ver la televisión para ver qué tal es es una sociedad que puede marchar ese Lucifer”. Entonces esa capacidad de hacia una actitud de mayor autono- ser espectador es realmente la subjetivi- mía, libertad y democracia, o ser una dad política y estética que se nos plantea sociedad que transita hacia el sálvese como lo adversario a un proyecto polí- quien pueda y de represión absoluta tico abierto, reformulador, de reinven- de aquellos que “molestan”.

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Sólo la arbitrariedad tiene el don y en este caso la atribución, Siluetas de trazar una serie entre perso- najes de biografías tan disími- les. Ni ellos mismos podían sos- pecharse parte de esta reunión que aquí proponemos. Salvadora Medina Onrubia era poeta, escritora, periodista en los diarios La protesta y Crítica. Fue feminista, cultivó un anarquis- mo intuitivo y temperamental antes que programático que le valió jornadas en prisión. Mujer terrible, madre soltera, casada con uno de los miembros conspicuos de las familias tradicionales de la élite argentina. John William Cooke provenía de una familia irlande- sa. Su extraño nombre no se reconocía en los linajes tradicionales del país. Sus inclinaciones políticas provenían del radicalismo, de prosapia yrigoyenista y luego transitó los andariveles de un pero- nismo reflexivo, lúcido y crítico. No era anarquista, pero llamaba a la desobediencia y a la insubordinación. No le preocupaba tanto la oligarquía, de cuyas costumbres solía reírse irónicamente, sino la burocracia como una cáscara cristalizada que solicitaba el so- metimiento de las fuerzas laborales. Supo de prisiones, desde ellas escribía su correspondencia secreta, en tinta limón y de fugas. No era poeta ni periodista, aunque editó su propia revista, De Frente y redactó el proyecto de ley para la expropiación del diario La Prensa. Tampoco era feminista, pero sí lo era su compañera Alicia Eguren, una poeta militante y comprometida de las causas eman- cipatorias. Promovía el revisionismo histórico, aunque su mirada piadosa con el rosismo, no le impedía arremeter contra las inclina- ciones idílicas hacia aquel período. Camila O’Gorman pagó con su propio cuerpo la audacia de entre- garse a un amor prohibido. Hija de una familia acomodada, con- servadora y católica que también tenía una ascendencia irlandesa. Emprendió un romance con un sacerdote con el que se fugó. La época no toleraba estas trasgresiones, al menos cuando adquirían visibili- dad pública, poniendo en evidencia la doble moral que embargaba a los ilustres personajes de la patria. Su pasión fue objeto de las conmo- ciones políticas en las crispadas aguas que envolvían aquellos años. Unitarios y federales la condenaban por igual. Para unos se trataba de una atrocidad que merecía el castigo para evitar que obrara como ejemplo. Para los otros, quienes se manifestaron vivamente en la prensa, aún desde el exilio, esta afrenta era considerada la expresión de la descomposición general del régimen punzó. Onrubia cosechó amistades entrañables y odios consagrados, como el de Leopoldo Lugones hijo, que la consideró su blanco predilecto. Murió en 1972, cinco años antes de que el terror estatal se llevara la vida de Eguren, compañera del Bebe Cooke. Cooke pagó el precio de la irreverencia al querer encontrar los nom- bres propios a una urgencia desesperada. Murió joven, víctima de una afección pulmonar. Quiso que sus cenizas fueran esparcidas en el Río de la Plata, dejando en su testamento un texto que se burla- ba de la propia muerte. Fue abandonado por los espíritus miopes de las estructuras partidarias. Aún así, no se privó de ganarse el respeto y la amistad de los conspiradores de esos años. Camila fue confinada y luego ejecutada en 1848, en el año en que Europa conocía las convulsiones y un mes antes de que naciera su hijo. La indiferencia y el aislamiento cedieron paso, muchos años más tarde, a la admiración y al reconocimiento. En esta sección presentamos tres vidas paralelas, sólo reconocibles entre sí, a partir de este ejercicio caprichoso de la imaginación. 322

Salvadora Medina Onrubia. Montajes alrededor de una autora Por Vanina Escales (*)

¿Cómo trazar los rasgos de una figura, cuan- do su biografía está plagada de dimensiones y misterios? ¿Cómo pensar sus derivas sin acentuar alguno de sus rasgos en detrimento de sus otros matices? En fin, ¿cómo recorrer la trayectoria de Salvadora Medina Onrubia? Tal es la pregunta que se formula Vanina Escales cuando intenta recrear los aspectos de una trayectoria sin que las palabras em- pleadas simplifiquen la tarea. De ella podía decirse que era una mujer contestataria, es- critora, periodista, autora de piezas teatra- les, bisexual y anarquista. Sin embargo, cada término no hace justicia al modo singular en que Onrubia hizo de cada uno de ellos un de- safío personal. La trama compleja de su vida es irreductible a las nominaciones drásticas. Su compromiso político estuvo signado por decisiones personales antes que por afinida- des doctrinarias. Su anarquismo, desde esta perspectiva, se emparentaba más con una política de la amistad y de reciprocidad, con una vocación libertaria, antes que con un programa político al que adhiriese. Su his- toria familiar, su matrimonio con Natalio Botana, sus beligerancias contra el gobierno de Uriburu, agregan pliegues a una vida que supo granjearse odios y fervores. LA BIBLIOTECA Siluetas N° 7 | Primavera 2008

“Si la escritura no tiene su finalidad en su primer acto político, la contraseña si misma es que permite identificar a la distancia precisamente porque la vida no es algo y en el caos de las revueltas callejeras personal”. a los miembros de una misma comu- Gilles Deleuze y Claire Parnet, nidad. A los pocos días de haber lle- Diálogos gado, se subió a una ventana –¿salió del clóset?– y arengó por la libertad de “Domicilio común: Ushuaia / Enemigo Simón Radowitzky, preso en Ushuaia. común: la cana”. Vestía una falda negra abotonada has- Salvadora Medina Onrubia, ta la cintura, camisa blanca y un cor- Mil claveles colorados (inédito) batín negro anudado como moño, a la usanza libertaria pero también como el uniforme de las pupilas prostibularias.

Urgencias de la voluntad La ventana de la Escuela Otto Krause estaba a dos metros y medio del piso. Públicamente bisexual, poeta, perio- Allí dijo “estoy con ustedes, con los dista y dramaturga. También, mala anarquistas, los que deben marchar madre de tres y madre soltera de uno, de frente y con el pecho descubierto con esplendor millonario y vejez sin arrastrando el peligro sin importarnos riqueza. Curiosamente, el exceso de morir por nuestro bello Ideal. Yo daré biografía termina asfixiándola. Pasa a el ejemplo y levantaré los corazones en formar parte de la historia como dato la lucha para lo cual reclamo el dere- secundario de vidas más grandes que cho de ir con mis compañeros delante la suya: abuela de Copi, esposa de de todos empu- Natalio Botana, amiga de Alfonsina ñando la bandera La ventana de la Escuela Otto Storni y, para una tribu más reduci- roja que es como Krause estaba a dos metros y da, amiga de Simón Radowitzky, de el fuego de los medio del piso. Allí dijo “estoy Severino Di Giovanni y de América corazones”.1 con ustedes, con los anarquis- Scarfó. Salvadora Medina Onrubia tas, los que deben marchar de es una ineludible de las décadas de Casi todos los frente y con el pecho descubier- 1920 y 1930, tan protagonista como oyentes eran va- to arrastrando el peligro sin olvidada crecientemente en los años rones y, desde esa importarnos morir por nuestro sucesivos. Entablar tratos con las hue- altura, sólo pudo bello Ideal. Yo daré el ejemplo llas de Medina Onrubia es una tarea ver miles de som- y levantaré los corazones en la de exhumación. No alcanza con hacer breros. No era lucha para lo cual reclamo el memoria. Los memoriosos son sus tímida. La foto derecho de ir con mis compañe- contemporáneos y la recuerdan, pero la muestra esa ros delante de todos empuñan- cada vez son menos, tienen muchos tarde de mitin do la bandera roja que es como años, la voz baja y la economía vital en parada en el ale- el fuego de los corazones”. otros asuntos. ro del ventanal, sujetándose con la mano izquierda de La primera foto pública la muestra la persiana y con la otra en alto. Eva enérgica y joven; su recorte fue segu- Perón estiraba el antebrazo y la mano ramente al prontuario policial. Hizo hacia arriba amenazando a oligarcas; propia la iconografía de militante en también adoptaba otra postura, la de

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la palma que pide acompañamiento, por primera vez, a los 16 años, a un reparo; Salvadora muestra el puño, niño, Carlos Natalio, plusvalía amorosa pero viendo la imagen con mayor de- de su relación con un abogado casado tenimiento, parece guardar una piedra. llamado Pérez Colman. Lo evidente: A la pollera le falta un botón. no salió del provincianismo buscando tapar la vergüenza de su soltería, lo hizo Es, al menos, ambiguo, ubicar a con el niño caminando. “Señoras, no; Salvadora Medina Onrubia como una son otra cosa”, le dice una tía a Emma escritora anarquista. Hay certeza tan- Barrandeguy, su última secretaria. to de sus muchos años de militancia dentro del movimiento como de los La principal tentación de Salvadora es zigzagueos de su voluntad que la lle- hablar de sí misma. A lo largo de toda varon, por ejemplo, hacia búsquedas su obra se pueden encontrar huellas au- religiosas a través de la teosofía. Un torreferenciales. Aparece como perso- diploma expedido a su nombre encon- naje en alguno de sus propios cuentos, trado en una librería de viejos certifica colado, como ejemplo de experiencia, su pertenencia a la logia Vi-dharmah, como autoridad autopostulada hablan- sección Argentina. Tuvo su formación do como si supiera los secretos que en el anarquismo fértil de principios la vida esconde. “¿Yo? Yo me llamo de siglo que, con el tiempo, se con- Salvadora (...) Yo amo llamarme así. virtió en la borra donde se concentran Además, ¿de qué otra manera podría algunos principios inamovibles, sobre yo llamarme? Los nombres tienen co- todo los que tienen que ver con el ejer- lor. ¿No lo sabías? Yo veo el color de cicio de la libertad y el espíritu antiau- los nombres. El tuyo es de un violeta toritario; no mucho más, pero tam- pálido y brilla suavemente. El mío es de poco nada menos. No se encuentra a un rojo obscuro y brilla demasiado”.2 lo largo de su biografía más autoridad que sí misma. Eso parece ser mucho Pero además de esas estelas de sí que en la vida de una sola persona. Es pro- arman la trama borrosa de una perso- bable que haya buscado en la anarquía nalidad que necesita construirse para la excusa para su propia radicalidad. evitar ser hablada por contexto –la Era anárquica; tal vez sea ésa la mejor contundencia pública de su marido y forma de definirla si lo que se necesita el peso de una empresa periodística–, es brevedad y precisión. escribió una autobiografía breve. Lo Los motivos pertenecen a menudo al hizo para la antología de Guillermo terreno de la opacidad. Sabemos que Miranda Klix, de 1929.3 Dejando atrás dejó Gualeguay, el pueblo donde se el pedido de pruebas, la autobiografía crió y fue joven, para llegar a Buenos es la arbitraria selección de elementos Aires. Podemos creer con facilidad que puestos en juego que una persona es- el Gualeguay de 1913 se le manifestó cribe sobre sí misma y que puede re- opresivo pues lo que es seguro es que sumirse en el crecimiento de una frase la vida en los pueblos es difícil para simple: de esta forma me convertí en las ovejas negras, aunque todo pueblo lo que soy. La particularidad de esta necesite una donde cargar y descargar historia de sí es que resulta más místi- tensiones. Entonces, destierro o auto- ca que carnal y que cuenta el peso de exilio, un mismo resultado. Allí tuvo tener grandeza. Todo el relato trabaja

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con la idea de autoengendramiento cargar indiferencia y bromas pesadas. y, cuando reconoce algo anterior a sí “Siempre incapaz de iniciar un gesto misma, se trata del cosmos –“Me hice afectuoso, no costó nada para que des- un lugar en el Tiempo y en el Espacio apareciera entre nosotros todo signo en 1895 y en La Plata. De esta aven- de cariño. Tardé cuarenta años en vol- tura cósmica me atrevo a deslindar ver a besarla”, escribe su hijo menor mi responsabilidad”–, o de Dios de- Helvio Ildefonso Botana. Georgina signándola arquetipo –“sentimos [los Botana debe su apodo –China– a los que llevamos dentro la chispa creado- comentarios de su madre cuando la vio ra] orgullo de semidioses al descubrir por primera vez. Tras el nacimiento, que somos arquetipos en los que el la interpretación clasista de un rostro: Dios plasma sus experiencias nuevas”. “parece una china”, pero la fijación Pero también nombra una madre en el del apodo responde a la recurrencia libro La rueca milagrosa,4 es la “madre con que le recordaba su fealdad. En inconsciencia”; dejarla significa la des- Poroto –Helvio– notó el parecido con protección y el sufrimiento. los enanos. Tito es Alberto, el de mote leve; el más afectuoso de los hijos. Se La idea de autoengendramiento,5 ayu- trata de una fa- da a entender este –más que borra- milia en la que Mujer cuya “vulgaridad de da- miento de origen– montaje a medida, nadie quiere ser tos biográficos es tan aplastan- que ubica la gestación en un ser o ele- el nene de mamá, te” que sólo consigna que “tal mento trascendente, es decir, por fue- porque mamá día lloré, tal fui feliz, tal escribí ra de la experiencia humana. Deslinda es un terror que un libro, tal parí un hijo”. Si el su responsabilidad pero también la de distribuye amor dato preciso y fechado puede sus padres biológicos. No es deudora, caprichosa y restituirla en la historia, la au- en definitiva, porque nunca pidió ser. mezquinamente. sencia de él la devuelve al mito Sí es madre: “Yo llevo en las entrañas Pitón es llamado con que decide contarse; se ve la promesa de un mundo, / y a cada vi- así por sus fuer- a sí misma como “elegida”, bración de mi vientre fecundo, / baño tes abrazos; su personaje mitológico al igual toda mi carne de la euforia gloriosa, / nombre es Carlos que Helena o Dionisos. de sentirme inmortal, como una semi- Natalio, el mayor diosa”.6 Pero es la madre que escribe y el primero en morir. Suicidio o acci- de sí en el proceso de gestación y no en dente. Sin embargo, la particularidad el de crianza. Mujer cuya “vulgaridad de su “ser madre” son las lágrimas por de datos biográficos es tan aplastante” el hijo muerto y no la ceremonia del que sólo consigna que “tal día lloré, tal nacimiento. También es la que deja ti- fui feliz, tal escribí un libro, tal parí rados por toda la casa, al alcance de las un hijo”.7 Si el dato preciso y fecha- manos de niños, los poemitas lésbicos do puede restituirla en la historia, la que dedicaba a sus amigas del teatro. ausencia de él la devuelve al mito con que decide contarse; se ve a sí misma como “elegida”, personaje mitológico Aportes para un obituario al igual que Helena o Dionisos. Dos diarios, Bandera argentina, en Para Medina Onrubia su familia san- 1933, y Clarín en 1972, también cola- guínea es el lugar indicado para des- boran para armar el perfil de la autora.

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Pero de formas marcadamente opues- pregunta acá es para quién se escribe tas. De un lado, Leopoldo Lugones (h): un obituario. Probablemente sea para el enemigo que la reconoce como ad- la descendencia. Es la nueva oportuni- versaria; en otro, el obituario sin firma: dad para escribir una historia familiar la dulcificación arbitraria de una dama. acorde a la posición que se ocupa en el entramado social. También es poner Vamos primero a Clarín. Escribir un en su lugar al que se escapa del mode- obituario es tener la última palabra más lo. Si las filtraciones ocurren, siempre que casar la verdad con el final.8 Se trata son “pecados de juventud”. de una operación de fijación del muerto –o de la muerta, El enemigo le da existencia real, la ele- Medina Onrubia es “un gra- en este caso– en va como oponente digna de su saña. to recuerdo para quienes co- la memoria. Se Leopoldo Lugones (h), traza un perfil nocieron los perfiles de su la debe recordar de Medina Onrubia para el diario fas- inteligencia y apreciaron los así. Devuelve al cista Bandera Argentina y lo hace en dones de su belleza y donaire”. orden de las je- estos términos: “No era desconocida Como corresponde a la clase rarquías a la que en los medios de las cárceles policia- alta, las exequias sucedieron intentó vivir por les pues era una asidua concurrente “sin estridencias”, puesto que fuera de ellas y es de los pabellones donde estaban en- el bullicio es popular. Luego, el último despido cerrados los anarquistas acusados de lo atemperado de su militan- autoritario que el la comisión de delitos, a quienes les cia política emparentándola al mundo da para llevaba paquetes de cigarrillos, frutas Partido Socialista. quien ya no está. y otros comestibles. En una oportuni- En este obituario dad, pasó unos magníficos chorizos. El de dama, Medina Onrubia es, primero, guardián desconfió y partió el embuti- su estado civil: viuda. La construcción do, hallando en su interior una peque- se ordena alrededor del marido: ella no ña lima; en otro, apareció una sierra es periodista, sino que estuvo “estrecha- chiquita”.9 Le otorga peligrosidad al mente vinculada al periodismo”, por encerrarla por anarquista y conspira- medio del “artífice de aquella memora- dora durante la dictadura de Uriburu. ble creación” que fue Crítica, “uno de Quedó prontuariada con el número los exponentes más altamente represen- 21.849 y fue el propio Lugones quien tativos y renovadores”. le tomó declaración. La compara con las prostitutas, sus compañeras de cel- Medina Onrubia es “un grato recuerdo da, porque “la mujer que abandona para quienes conocieron los perfiles de la quietud del hogar para lanzarse al su inteligencia y apreciaron los dones ejercicio de actividades públicas tienen de su belleza y donaire”. Como corres- el derecho a que se hacen acreedoras ponde a la clase alta, las exequias su- las otras que cumplen con el papel que cedieron “sin estridencias”, puesto que les impone el sexo”. Recuerda que está el bullicio es popular. Luego, lo atem- fichada desde hace años en la sección perado de su militancia política empa- Orden Social de la policía, y que su ac- rentándola al Partido Socialista. Y con tuación en el mundo anárquico no es otro hombre se cierra el relato, un tío sólo como escritora sino que es “una que el diario convierte en padre ilus- mujer decidida capaz de afrontar tal tre, el fundador del teatro Onrubia. La como lo ha hecho situaciones graves”.

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El día de su muerte, el 21 de julio de ciendo notar que el artículo tiene todo 1972, a mucha distancia del obituario el aspecto “botaniano”. Y mientras elo- galante y cerrando las construccio- gia la capacidad intelectual de la “com- nes alrededor de Salvadora Medina pañera”, desprecia la nota de Crítica Onrubia, su hijo menor recuerda que con argumentos sospechosos: publicar sus últimas palabras fueron “¡odio! el ingreso de Medina Onrubia se hace ¡odio! ¡odio!”. Sin la estridencia mater- “por galantería”, y si hace falta aclarar na, la familia publica al día siguiente algo a los “despechados hermafroditas en el diario La Nación “No se reciben que impotentes para la hombría des- visitas de pésame”. empeñan funciones de mujercitas”, en La Protesta “los machos no hacen de hembras, ni a tiros. No son ‘intelec- Escenas de una vida libertaria tuales’ pero tienen los pares como de toros, que vale más”.13 Otro comienzo posible para esta histo- ria es hablar de su precocidad. Su pri- Esta defensa y elogio de la nueva redac- mera obra se estrenó en Buenos Aires tora tampoco pasó desapercibida entre cuando tenía 18 años, el 10 de enero la rama femenina del anarquismo, que de 1914. Pero la cualidad de precoz, pedía igualdad de tratamiento para o la necesidad de edificar un héroe hombres y mujeres. María Rotella14 se con cualidades de abanderado esco- pregunta: “¿Por qué una mujer anar- lar, parece trivial. La obra de teatro quista llama tanto la atención y hace Almafuerte10 no lo es. convertir hasta a los hombres más equilibrados en estúpidos fetichistas?”. Además, en esos días Salvadora La admiración Medina Onrubia se declara pública- masculina se or- Además, en esos días Salvadora mente anarquista con un discurso ale- ganizaba en dos Medina Onrubia se decla- jado de la lógica científica tan grata al ejes, que fue- ra públicamente anarquista anarquismo de la época y más cercano ra inteligente y con un discurso alejado de la en su retórica a la idea de destino: “Lo que fuera mujer. lógica científica tan grata al soy, porque llevo la justicia y la ver- “Esto último es anarquismo de la época y más dad en la carne y en el alma, porque he lo más irritante” cercano en su retórica a la idea nacido anarquista como se nace genio, para Rotella. So- de destino: “Lo soy, porque como se nace imbécil o como se nace bre todo porque llevo la justicia y la verdad en rico”.11 El peso de esas palabras tienen el anarquismo la carne y en el alma, porque la gravedad de una declaración de gue- contaba con mu- he nacido anarquista como se rra, el anarquismo era en ese momento jeres que tenían nace genio, como se nace im- un delito penado con la cárcel. una importante bécil o como se nace rico”. experiencia tanto Comenzó a trabajar en La Protesta en organizar conferencias como en es- como redactora y su ingreso se anun- tar al frente de revueltas y huelgas; que ció en el diario. En Crítica se dice, entraron y salieron de la cárcel y que, con razón, que con ese gesto “se la ha incluso en el exilio, mantuvieron una denunciado a la policía.”12 El diario práctica política sostenida. Los casos anarquista publica como respuesta el más conocidos son los de Juana Rouco nombre de todos los redactores, ha- Buela, María Collazo y Virginia Bolten.

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De esta forma, la “joven Onrubia” in- hermana menor, la Gurisa; y Julia, la del gresaba en las letras ácratas, haciendo medio, que está a cargo de las tareas do- ruido en varios frentes. Más, si se tie- mésticas. Doña Braulia es la vecina que ne en cuenta que puede haber sido la lleva adelante la función del oponente. primera autora argentina en escribir Está a cargo del conventillo, también es teatro anarquista.15 Intelectualidad y planchadora, pero su principal función lucha social, representadas hasta ese es la de una sociabilidad agria, entre el momento, aunque con las excepciones chisme y el resentimiento. señaladas, por señores con aires tauri- nos, según su anterior definición. Tenemos que tener en cuenta la im- portancia de la palabra hablada en los El escenario donde se desarrolla medios anarquistas, de allí la relevancia Almafuerte es el conventillo, ese bazar que adquieren tanto las conferencias de la pobreza. Y en esas piezas de plan- como el teatro. La función social de la chadoras, lavanderas y obreros es inevi- escenificación tiene, como suponemos, table recordar las palabras de Figueroa una finalidad pedagógica y propagan- Alcorta en un discurso de las vísperas dística. Pero también de protesta, al del Centenario: “nuestro obrero gasta denunciar las miserias de la vida co- exageradamente y no ahorra porque tidiana; y de utopismo, al recrear las no ajusta a su salario sus gastos”. En posibilidades de justicia, solidaridad y este caso no importa tanto de qué pre- felicidad. Se despliega una política allí sidente es esta frase sino que es una donde el dramatismo de los cuadros idea generalizada y compartida por la permite la reflexión sobre nuestra pro- aristocracia en el gobierno. pia vida. La estética es tomada como un medio y nunca como una finalidad en sí Almafuerte es un drama en tres actos y misma. El objeto que se desea alcanzar en prosa que responde a las particula- dentro de la obra se corresponde por lo ridades del teatro anarquista, pero con tanto con el de fuera de escena. En el una subversión: en este caso el héroe caso de Almafuerte es la justicia social, es una heroína: la libertad, la lucha por la dignidad de La estética es tomada como un Elisa. Es a través la clase trabajadora. Los oponentes son medio y nunca como una fi- de la historia de las Leyes de Residencia y de Defensa nalidad en sí misma. El objeto Elisa que la obra Social, la oligarquía en el poder y los que se desea alcanzar dentro se desarrolla. Se que se ubican de ese lado de la relación de la obra se corresponde por trata de una joven de poder, doña Braulia y un médico lo tanto con el de fuera de es- de 20 años, costu- que aparece al final de la obra, burgués cena. En el caso de Almafuerte rera, de novia con que ostenta la prepotencia del dinero y es la justicia social, la libertad, Arturo, “obrero que es agente del desamor. la lucha por la dignidad de la inteligente de clase trabajadora. ideas avanzadas”. Arturo es obrero y secretario de una so- Tienen planes de ciedad anarquista y Medina Onrubia casamiento en tres meses. Los persona- lo caracteriza por sus “ideas avanza- jes que rodean a la pareja son la familia das”, pero es Elisa el personaje escla- de Elisa y las vecinas del conventillo en recido que siendo obrera costurera, que viven. Su padre es obrero fabril, su pero no militante, actualiza el discurso madre es planchadora al igual que su político. Un fragmento:

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Doña Braulia. Pero, hija, ahora que para hablar de nadie, sino para, aunque hablás del baile... Mirá, vos no te va- trabajen, poder tener un rato tranquilo yas a resentir, pero quiero contarte una y divertido, para ayudarse un poco ya cosa que me han dicho... que son pobres y para procurar darles Elisa. ¿Y qué le han dicho doña un poco de educación a los hijos y que Braulia?... ¿Algo malo de mí?... No no sean esclavos como ellos. Que si pi- será novedad. den algo... están Doña. Braulia. No, hija, de vos no sé en su derecho En el teatro anarquista no hay que nadie tenga que decir nada. Es de de hombres, y lo lugar para personajes tibios, la sociedad. piden porque tra- antes bien, el maniqueísmo Elisa. ¿De la sociedad? ¿De cuál? bajan, y aunque domina el escenario a fin de Doña Braulia. Hija, de esa sociedad de pobres, también provocar una rápida identifica- tu novio y de tu padre y de todos los de tienen familia ción con los personajes. Como la fábrica. Como los obreros nunca se para la que bus- destaca Juan Suriano, el teatro juntan para cosa buena; lo que los ven can un poquito era el eje de las veladas liberta- de tanta reunión y tanta fiesta; andan de tranquilidad y rias, ya que “reunía las condi- diciendo de por todo que esas fiestas dicha a la que tie- ciones de la propaganda escrita son pretexto para reuniones y que tra- nen derecho por- y oral; muchos anarquistas pen- tan de una punta de cosas de anarquis- que son hombres saban que el teatro superaba la tas y que ésa es una sociedad mala. y porque traba- conferencia y el libro.” Elisa. Mala, ¿por qué? jan; y dígales, que (Las otras dejan las planchas y atienden). si todos los anarquistas son como mi Doña Braulia. Porque es de anarquis- novio, para que fuera bueno el mundo tas, hija... de esos desalmados, asesinos y felices las mujeres debían ser anar- que lo único que quieren es degollar la quistas todos los hombres. gente y voltear iglesias como si tuvie- ran pacto hecho con el diablo. En el teatro anarquista no hay lugar Elisa. No, mujer... no diga esos dispa- para personajes tibios, antes bien, el rates... ¿Qué sabe usted lo que son los maniqueísmo domina el escenario a anarquistas?... fin de provocar una rápida identifica- D. Braulia. Qué no querés que sepa ción con los personajes. Como destaca m’hija. De muy buena fuente, sé que Juan Suriano, el teatro era el eje de las son unos salvajes que quieren acabar veladas libertarias, ya que “reunía las el mundo matando gente y desha- condiciones de la propaganda escrita ciéndolo todo... que no son capaces y oral; muchos anarquistas pensaban de querer ni a su padre, que son unos que el teatro superaba la conferencia y ladrones que todo lo quieren para el libro.”16 En esta obra se encuentran ellos. Y fijate, si será mala la gente que todos los grandes temas de la propa- dicen por todo que ésa es una socie- ganda anárquica. La persecución de los dad de anarquistas... militantes, la precarización económica (...) de la vida diaria, el trabajo alienante, Elisa. Bueno, escuche... Dígale a esos la solidaridad o su falta, el matrimonio canallas, a esos idiotas que se ocupan y la delicada posición de las mujeres de lo que no les importa, que yo, Elisa, pobres. En el primer acto, “La dicho- digo: que cuando se juntan los pobres sa”, se presentan los personajes y las obreros, no es para matar a nadie, ni ideas. Este primer momento termina

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con la hermana más chica, la Gurisa, 1910, pero los intentos en este senti- escupiendo sangre y con los dos hom- do habían comenzado en 1899 con el bres, Arturo y don Mauricio –el padre proyecto del entonces senador Miguel de Elisa– por entrar en huelga. La es- Cané quien se preocupaba por los inmi- posa de Mauricio, doña Mariana, es la grantes “enemigos de todo orden social” que representa el personaje femenino que llegaron para “cometer crímenes característico de este teatro, temeroso salvajes”, “en pos de un ideal caótico”17. de las luchas sindicales. La historia del Estado represor debe comenzar con esas leyes. Abiertamente En el segundo acto, “La fuerte”, nos en contra de la idea de generosidad del enteramos por los chismes de doña preámbulo, este Estado es expulsor. Las Braulia que los varones de la familia dos leyes fueron sancionadas para pre- han estado presos por la huelga. En servar el orden económico, político y este momento aparece el gran fantas- social de la clase alta, es decir, se adecuó ma del anarquismo de principios de si- el aparato represivo estatal. La prime- glo y lo cuenta esta vecina, “Al viejo ya ra se aprobó luego de la huelga del 22 lo han largado, pero al Arturo todavía de noviembre de 1902, la más grande lo tienen creo, y no sé qué de Ley de hasta el momento y sin equivalente en Residencia que países vecinos. La segunda, luego de La Ley de Defensa Social se le van a aplicar... que explotara una bomba en el Teatro ocupa abiertamente de los Esa ley tan bue- Colón. Si en la primera sobresalen los anarquistas, se les prohíbe la na que hace salir motivos económicos, en la segunda tie- entrada al país junto a las “de- del país a todos ne que ver la proximidad. Lo que causa más personas que profesan o los extranjeros, terror es en definitiva un anarquista en preconizan el ataque, por cual- muertos de ham- el Colón, templo exclusivo del orgullo quier medio de fuerza o vio- bre que vienen de clase y deshonrado por la presencia lencia, contra los funcionarios a bochinchear a de un trabajador de la nitroglicerina. públicos o los gobiernos en tierra ajena”. La También podemos incluir un ingre- general, o contra las institucio- noticia y el re- diente de la zoología política argentina, nes de la sociedad”. Se detalla trato de Arturo ya que necesariamente la bomba tuvo todo tipo de castigos según las aparecen en los que arrojarse desde el “gallinero”, lugar faltas, desde la expulsión, el medios masivos, de hacinamiento y destino social obrero confinamiento y la cárcel, has- Caras y Caretas, en el banquete cultural. ta llegar a la pena de muerte. P.B.T., y Fray Mocho que es La Ley de Defensa Social se ocupa la revista que muestra Braulia en el abiertamente de los anarquistas, se les conventillo. Quien realiza en la obra prohíbe la entrada al país junto a las el reportaje sobre los anarquistas es “demás personas que profesan o pre- Juan José de Soiza Reilly –“Suiza... conizan el ataque, por cualquier me- no, Sucia Rey... parecido, (...) So-iza dio de fuerza o violencia, contra los Reilly”–, “ese lechuzón de los anteojos funcionarios públicos o los gobiernos negros” y “macaneador”, que sale re- en general, o contra las instituciones tratado junto con Arturo. de la sociedad”. Se detalla todo tipo de castigos según las faltas, desde la Pasaron ocho años entre la Ley de expulsión, el confinamiento y la cár- Residencia y la de Defensa Social, de cel, hasta llegar a la pena de muerte.

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Para organizar alguna velada, es nece- Un médico aparece hacia la mitad de sario solicitar permiso a las autorida- la obra, aunque su presencia es mera- des estatales; “queda prohibida toda mente epistolar. Braulia es la mensa- asociación o reunión de personas que jera que entrega la carta a Elisa. Es en tengan por objeto la propagación el tercer acto donde hay una segunda de las doctrinas anarquistas”. Ni las carta y una propuesta: tres mil pesos banderas, ni los estandartes, ni los por una hora con Elisa. El nombre del símbolos de la anarquía están permi- acto anuncia a lo que asistiremos, “La tidos. Durante el debate de la ley, los vencida”. La familia entera se derrum- males sociales se encarnan en efecto ba. Julia, que vivía en una casa como en el anarquista, pero también en el empleada doméstica y enviaba su loco, el epiléptico, el ladrón, el de- sueldo al conventillo, abandona el con- generado y la prostituta. El padre de chabo porque el hijo de in- Elisa, don Mauricio, lo dice así .“Oh, tentó violarla. La el gobierno, que echa como si fueran Gurisa empeora Las ideas en juego son las del ladrones, como si fueran asesinos, a su salud. Don feminismo anarquista de La los hombres buenos, honrados, tra- Mauricio no con- voz de la mujer, aunque con un bajadores, si quieren tener ideas, si sigue trabajo lue- tono dulcificado acorde al per- quieren ser hombres y no máquinas”. go de la huelga, sonaje de Elisa. Pepita Guerra La leyes se derogaron recién en el “verlas hundidas se ocupó en sus escritos de la año 1958, durante la presidencia de por culpa mía, totalidad de los tipos femeni- Arturo Frondizi. por mi egoísmo nos de la época. enferma la chi- El segundo acto termina con la despe- quilina”. Doña Mariana, que plan- dida entre Arturo y Elisa. Arturo será chaba, y Elisa, que cosía, dejaron de embarcado hacia España, su lugar de recibir encargos por el temor patronal nacimiento. “El país de donde echa- de que la tisis vaya entre la ropa. Y, ron a mi pobre madre conmigo en mientras tanto, la presencia de la carta brazos... de donde me echaron antes como la salvación de la familia, pero de que supiera hablar, del que no sé también como la corrupción espiritual nada más que una historia de pena y de la heroína. Sin nombrar la virgini- de muchas lágrimas y de muchos su- dad, Elisa monologa sobre su situa- frimientos. ¿Te parece que puede ser ción, “Ahora que lo tengo que perder, ese mi país? Mi país es este... este que lo quiero más. Debo. Si en mí no es buscó mi madre para patria mía, este honradez, si es cobardía, si con Arturo donde bueno o malo me crié, donde lo habría hecho, lo quería hacer... este sufrí, donde fui dichoso, donde estás porque lo odio... porque me da asco... vos”. La ley aparece en la obra no sólo Mejor odiándolo... ¡mejor cuanto más como el agente de la injusticia sino sufra para hacerlo! Así no es faltarte también como la que no permite la Arturo... no es traicionarte...”. Quita realización del amor. Elisa y Arturo del juego de novia unas cintas rosas deben abandonar la posibilidad de que su novio había puesto, y decide un futuro juntos, no habrá casamien- salir al encuentro del médico. to, no habrá fiesta, ni habrá vestido. Ella queda sola con la maldición de su Las ideas en juego son las del feminis- “cara de muñeca”. mo anarquista de La voz de la mujer18,

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aunque con un tono dulcificado acor- dente19 que busca eficacia en la trans- de al personaje de Elisa. Pepita Guerra misión de la ideología. Como contra- se ocupó en sus escritos de la totalidad cultura, el anarquismo ha reflexionado de los tipos femeninos de la época. sobre todos los avatares de la vida coti- Desde las damas de la caridad “asque- diana, sobre la potencia vital de los su- rosísimas e hipocritonas” que reparten bordinados de todo orden. Para todo dádivas a expensas de sus maridos con tiene respuestas y propuestas, ¿para lo que “robaron a nuestros compañe- qué esperar?, ¿cuál sería la ventaja de ros”. A la infeliz aguardar por mejores momentos, si la Mil claveles colorados supone que usa su cuer- dominación es nuestra contemporá- volver a los años de su juven- po como capital nea? Si los escritos nos parecen, al leer- tud y a aquellos afectos que le recomienda: los hoy, algo torpes, con un moralismo formaron su grupo de afinidad, “Cesa de llorar y evidente y buscado, sin sofisticaciones, una familia más legítima y sin- desesperarte, no debemos tener en cuenta que es algo cera que la sanguínea. Apela a invoques, no, no elegido y no falta de habilidades; se de- la memoria para recordar una invoques ya más sea motivar y no seducir. Su intención vida, una práctica y unos ami- a ese Dios que no es testimoniar sobre las circunstancias gos que ya no existen, como existe, y por lo en que el drama social no tiene tiempo escribe en “Sebastián Marotta: tanto no te oye; para la retórica. compañero y amigo”, “soy ya tu Dios es la so- una mujer vieja y como todos ciedad, y esa te Más alejada del dogma, Salvadora los viejos, me voy quedando señala con el en- Medina Onrubia publicó luego los sola. Todos los amigos, todos guantado dedo. poemarios La rueca milagrosa y El los compañeros se han ido (...) sí, tu padre misal de mi yoga; las obras de teatro La yendo antes que yo. No ten- fue despedido, tu solución, Las descentradas y Un hombre go nadie con quien hablar en madre enferma y y su vida; la novela Akasha; los libros de nuestro propio idioma”. tus hermanitos cuentos El libro humilde y doliente y El agonizaban de vaso intacto. Se enfrentó a la dictadu- hambre; sí, ya lo sé, no digas más...”. ra iniciada el 6 de septiembre de 1930 Era en las mujeres caídas donde el fe- con Uriburu: el principio de una contri- minismo anárquico concentraba su bución a la historia, con el artículo “El piedad; caídas por la pobreza o por el general Uriburu y el orden social”, que derecho de pernada. Pero también el apareció en Los torturados; y prologan- matrimonio era considerado una fuen- do El martirologio argentino, de Carlos te de perversión y podría resultar una Giménez, desde el exilio uruguayo. rama de las ciencias económicas; la Crítica y su verdad es un improductivo sexualidad, por lo tanto, es una cues- alegato en defensa de la propiedad de tión política. La fatalidad de Elisa, su los Botana sobre el diario, y el último “cara de muñeca”, se encuentra justa- libro publicado por la autora. mente en su condición de mujer y en su situación de clase. La amistad como cobijo Estos escritores rechazan para su litera- tura el exceso de lirismo, el regodeo en En Medina Onrubia, el anarquis- el lenguaje; se trata de una literatura de mo no fue un “pecado de juventud” intención primera, de urgencia y disi- como en tantos escritores, Lugones es

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el mejor ejemplo. Mantuvo e inven- Simón Radowitzky, Kurt Wilkens, tó un anarquismo a medida de sí de Severino Di Giovanni, Juan Carulla, acuerdo a las circunstancias. Así, creía Simplicio de la Fuente y su mujer, que todos los anarquistas eran teóso- Encarnación. Tita Rufo, el panadero fos sin saberlo y que Krishnamurti Silveyra, Claudio Martínez Payva, to- era un gran anarquista. Su momento dos están narrados a través de anécdo- de mayor activismo continuó bajo la tas que parecen historias de aventuras. forma de “protección” a los compañe- Fugas, expropiaciones, dinamita y dos ros, hizo ingresar a muchos en el diario muertos: Severino y Kurt. Para ellos Crítica. Si la fortuna económica marcó son los claveles colorados, “otras flores buena parte de su vida, usó el dinero no se les pueden dar”. Cuando Kurt de la empresa fundada por su mari- Wilkens fue ase- do para financiar desde fugas hasta sinado, guardó el diario La Protesta cuando sobreve- sus cenizas en el nían las clausuras. Improvisó, de esta cementerio de la forma, una distribución de la riqueza, Recoleta, después genuina, pícara y expeditiva. Aprendió de la venta de la saberes de sus compañeros “enemigos bóveda de los de la propiedad privada, tuvieran o Botana por parte no ideas sociales”, para salvar las joyas de los herederos, que otro enemigo de la propiedad pri- es una incógnita vada trató de robarle; “Me deslicé del cuál fue el desti- asiento, y le hice mi buena furca con no de Wilkens. el brazo derecho, con la mano izquier- Severino fue fusi- da lo agarré de los pelos. Con mi más lado por la dicta- claro lenguaje, no lunfardo, sino del dura de Uriburu, más clásico castellano, me acordé de Salvadora se llevó su madre, de su abuela y de varias de a América Scarfó sus generaciones femeninas anteriores. a vivir a su casa Le dije ‘Volvé a Retiro o te arranco los y le dio trabajo ojos con los dedos’”.20 como secretaria. América decía, Mil claveles colorados supone volver a antes de su propia muerte, “ella fue Salvadora Medina Onrubia los años de su juventud y a aquellos como una madre para mí, y me dio las afectos que formaron su grupo de afini- posibilidades de aprender un oficio, el dad, una familia más legítima y sincera periodismo”.21 Lo que permanece en que la sanguínea. Apela a la memoria Salvadora es el principio de la ayuda para recordar una vida, una práctica y mutua y la ley no escrita: de cada cual unos amigos que ya no existen, como según sus posibilidades y a cada quien escribe en “Sebastián Marotta: compa- según sus necesidades. ñero y amigo”, “soy ya una mujer vieja y como todos los viejos, me voy que- Definir a los grupos de afinidad tiene dando sola. Todos los amigos, todos sus inconvenientes, no hay uno igual a los compañeros se han ido yendo antes otro, a pesar de que todos los anarquis- que yo. No tengo nadie con quien ha- tas reconozcan en ellos una tradición. blar en nuestro propio idioma”. Salvadora ofrece sin proponérselo un

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acercamiento cuando dice de Marotta subversiva y como engranaje de una “compañero y amigo”. La idea de nueva sociedad antiautoritaria, sin amistad no es exactamente lo propio oficialidades, ni instituciones, ni esta- porque, si bien la incluye, el grupo de mentos, ni administradores, ni poli- afinidad excede esa relación, la colma cías, ni ley. Mientras el gran día de la y le da un carácter político. Inaugura revolución siempre es mañana, se mul- la posibilidad de establecer relacio- tiplican en la cotidianidad del presente nes por fuera de las instituciones tra- micropolíticas, pequeños actos de rup- dicionales. La entrada a los grupos tura porque “la cuestión del poder en anarquistas supone una conversión, el el vértice se resolverá por la toma de descubrimiento de un yo subversivo. todos los poderes por la base”23. Eso, Antes que nada, la revolución es per- al menos, en teoría. sonal. Entonces sucede la apertura a un querer y un actuar más libre, a una En Mil claveles colorados encontramos negación de toda forma de opresión humor. No el ácido y burlón que te- externa e interna, tal vez liberar la li- nía por blanco a sus hijos, sino uno bertad. Para esto, siempre encontrare- más divertido, liviano y contagioso. Se mos aliados. trata de una risa de complicidad con esos que hablan su propio idioma, que Afinidades que establecen una fami- festeja la vida. Con una carcajada ética lia de distinto tipo; relaciones no de que impide juzgamientos, su último parentesco sino “humanas de profun- libro es una afirmación de sí a través da simpatía, alimentadas de algunas de su política de la amistad. ideas y de una práctica revoluciona- ria común”, según las definió Murray (*) Becaria nacional, en 2003, del Fondo Bookchin.22 Podría pensarse el grupo Nacional de las Artes en el área Letras, como una célula o como una máquina para estudiar la obra de Salvadora de guerra; el grupo como herramienta Medina Onrubia.

NOTAS

1. La Protesta, 3 de febrero de 1914. 2. Del cuento “La casa de enfrente”, en: libro El vaso intacto y otros cuentos, M. Gleizer editor, Buenos Aires, 1926. 3. Miranda Klix, Guillermo, Cuentistas argentinos de hoy. Muestra de narradores jóvenes (1921-1928), Claridad, Buenos Aires, 1929. 4. La rueca milagrosa, Tor, Buenos Aires, [1921?] 5. Domínguez, Nora, De donde vienen los niños. Maternidad y escritura en la cultura argentina, Beatriz Viterbo, Buenos Aires, 2007. 6. Del poema “Fecundidad”, en el libro La rueca milagrosa, op. cit. 7. Sigo con la autobiografía para el libro de Miranda Klix. 8. Cabrera Infante, Guillermo, Infanterías, FCE, México, 1999. 9. Bandera Argentina, 8 de julio de 1933. 10. Publicada en la revista Nuestro teatro, Año 1, 9, 1 de febrero de 1914, con prólogo de Santiago Locascio. El estreno teatral es anterior a la publicación. A cargo de la Compañía de María Gámez y Santiago Rosich, su puesta se realizó en el Teatro Apolo, el 10 de enero de 1914. 11. La Protesta, 29 de enero de 1914. 12. Crítica, “Las chicas periodistas. El caso de la señorita Onrubia”, 5 de febrero de 1914. 13. La Protesta, 6 de febrero de 1914. 14. La Protesta, 6 de febrero de 1914.

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15. El amateurismo es una constante en este tipo de teatro donde se escribía para que la obra fuera representada en las reuniones militantes y no para ser estrenada en el teatro comercial. Por esto, las certezas sobre el campo autoral anarquista se diluyen. 16. Suriano, Juan, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910, Manantial, Buenos Aires, 2001, p. 161. 17. Citado en el artículo “Lo inadmisible hecho historia. La Ley de Residencia de 1902 y la Ley de Defensa Social de 1910”, de Gabriela Anahí Costanzo. En: Revista Sociedad, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, N° 26, 2006. 18. La Voz de la Mujer. Periódico comunista-anárquico, Universidad Nacional de Quilmas, Buenos Aires, 1997. 19. Andreu, Jean; Fraysse, Maurice y Golluscio de Montoya, Eva, Anarkos. Literaturas libertarias de América del Sur, Corregidor, Buenos Aires, 1990. 20. Medina Onrubia, Salvadora, Mil claveles colorados (inédito). 21. Entrevista realizada a América Scarfó. 22. Citado en “Los grupos de afinidad”, de L. M. V. En: Bicicleta. Revista de comunicaciones libertarias N° 11, España, 1978. 23. La frase es de Richard Gombin. Ibíd.

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Ensayo, crítica y peronismo. A propósito de “Perspectivas de una economía nacional” de John William Cooke

por Sebastián Artola

Entre las escrituras políticas más vibrantes de la Argentina, se encuentran, sin lugar a dudas, los textos de John William Cooke. Escritos que escapaban a los formatos tra- dicionales y se manifestaban en correspon- dencias, informes, discursos y apuntes. Trazos que sabían combinar una elegancia irónica con las necesidades de la organiza- ción insurreccional. Reflexiones escurri- dizas que buscaban escapar de los cerrojos de la mirada de las burocracias partidarias y sindicales. Una escritura desesperada que transcurría entre la anomalía, la inminencia de un tiempo urgente y el detenimiento de una historia que yacía en suspenso. Sebastián Artola analiza, en el trabajo que aquí publicamos, la conferencia “Perspecti- vas de una economía nacional” que, el joven diputado, pronunció en Córdoba, probable- mente a comienzos del año 1948. Un Cooke que por entonces destilaba un nacionalismo con ciertas alegorías telúricas y algunos pa- sajes fugaces que permitían sospechar de las derivas que seguirá su pensamiento posterior, en sus diálogos con las filosofías de la época y en los avatares de su experiencia política. LA BIBLIOTECA Siluetas N° 7 | Primavera 2008

1. Retórica y política movimiento político en formación. De modo que el ideario militarista sufre Desde Aristóteles con su Poética, pa- el giro de sentido y toma la impronta sando por Cicerón y las Instituciones propia de la articulación a la doctrina Oratorias de Quintiliano, retórica y de un proyecto política marchan de la mano. La retó- nacional perifé- Desde Aristóteles con su rica (“arte del buen decir” o “arte de rico. La idea de Poética, pasando por Cicerón la persuasión”, según las definiciones nación en armas, y las Instituciones Oratorias clásicas) en tanto manifestación del co- Perón la había de Quintiliano, retórica y nocimiento a través de la acción de una leído como in- política marchan de la mano. palabra que es capaz de informar suje- distinta de pueblo La retórica (“arte del buen de- tos y fundar acciones sociales, se asocia en armas, en un cir” o “arte de la persuasión”, a las experiencias reales y vitales de las corrimiento ter- según las definiciones clási- comunidades de todo tiempo y lugar. cerista en que la cas) en tanto manifestación La vida pública y el pensamiento polí- propia expresión del conocimiento a través de tico argentino están marcados por dis- alemana das Volk la acción de una palabra que cursos, conferencias y textos. Por men- hacía su aporte, es capaz de informar sujetos cionar dos ejemplos rápidos: Leopoldo ya que se traduce y fundar acciones sociales, se Lugones y su ciclo de conferencias en como sinónimo asocia a las experiencias reales el teatro Odeón, en 1913, que más tanto de Nación y vitales de las comunidades tarde dieron nacimiento a El Payador. como de Pueblo. de todo tiempo y lugar. Ante un público porteño, funciona- El texto de Cooke rios del gobierno nacional y el propio que vamos a trabajar en este artículo, el Presidente de la República, Lugones sin dudas, se inscribe en esta herencia se autoproclamaba “el agente de una donde retórica, política y pensamiento íntima comunicación nacional entre se conjugan, enhebrando los entrama- la poesía del pueblo y la mente culta dos por donde se despliega en cada de la clase superior”, en tiempos que la momento histórico el devenir nacio- historia se constituía en el arcón don- nal. Sin la trascendencia de los ejem- de hallar una nueva identidad nacio- plos mencionados –de hecho es uno de nal que permitiera restituir la cohesión los textos menos conocido de Cooke–, social resquebrajada y la pertenencia a pero de igual impronta (Cooke ha de una nación “amenazada”. ser uno de los más destacados retóricos Por qué no Perón y su discurso en la entre los políticos de su época) y, sobre inauguración de la cátedra sobre De- todo, de especial interés para este pe- fensa Nacional en la Universidad de ríodo de las ideas políticas argentinas. La Plata el 10 de junio de 1944. Allí La conferencia lleva un nombre: hace explícita la presencia angular en “Perspectivas de una economía na- su pensamiento del concepto de nación cional”. Es una exposición del por en armas que tomó del general y teó- entonces joven diputado peronista rico prusiano Colmar von der Goltz Cooke. Sin fecha, aunque por las re- (que podemos rastrear en el ideario de ferencias que hay en el texto puede Perón desde, al menos, sus Apuntes de presumirse que es de principios del historia militar de 1932). En este dis- año 1948. Publicada por una extinta curso expone su proyecto político y editorial de nombre “La Docta”. Por despliega los fundamentos teóricos del supuesto, en Córdoba.

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Varios años después, un 4 de diciem- de Cooke “maduro”. Estas expresiones bre de 1964, Cooke volverá a pronun- son comunes para hacer referencia a ciar una conferencia en una Córdoba etapas o quiebres en el periplo intelec- sacudida de la fibra escolástica y con- tual de tal o cual pensador o escritor. servadora que le asignara Sarmiento en Así, por ejemplo, hemos leído sobre el el Facundo. Ya no joven Alberdi o el joven Marx, en contra- Ahora bien, esto no necesaria- era el joven dipu- posición a lo que sería un Alberdi o un mente debe llevarnos a con- tado oficialista Marx “maduro”. De modo que habría cluir que hay dos Cooke, dos que daba confe- un Alberdi del Fragmento Preliminar Alberdi o dos Marx, como si rencias ante di- al estudio del Derecho, “rosista”, histo- las vidas intelectuales, políticas versos públicos, ricista; y otro de las Bases, iluminista y y las vidas en general fueran entre político y liberal. En Marx, el joven hegeliano, plausibles de ser diseccionadas filosófico, gus- filosófico, “feuerbachiano” y democrá- y escindidas de una totalidad toso de las más tico de izquierda de La cuestión judía o que es la que, en definitiva, amplias inquie- los Manuscritos económico-filosóficos de otorga a cada singularidad su tudes culturales. 1844; y el Marx materialista, “cientí- sentido y propia lógica, más Este Cooke es el fico”, político y comunista. En el caso allá de las tensiones, contrarie- de la resistencia, de Cooke, uno nacionalista, peronista dades y paradojas inherentes el conspirador, y democrático; y otro, marxista, gueva- al mundo de las ideas (como al el único al que rista o revolucionario. mundo de lo humano). Perón había de- Ahora bien, esto no necesariamente signado como su debe llevarnos a concluir que hay dos sucesor, el que había estaba en Cuba Cooke, dos Alberdi o dos Marx, como con uniforme de miliciano resistiendo si las vidas intelectuales, políticas y las la invasión norteamericana. vidas en general fueran plausibles de Ante un público exaltado, ansioso y ser diseccionadas y escindidas de una desbordado de militantes universitarios totalidad que es la que, en definitiva, y obreros– en una imagen que preanun- otorga a cada singularidad su sentido y ciaba los alianzas sociales que protago- propia lógica, más allá de las tensiones, nizarán los estallidos populares de fines contrariedades y paradojas inherentes de la década– un Cooke “agudo, con- al mundo de las ideas (como al mundo ceptual, pero asimismo dramático y hasta de lo humano). épico”,1, analizaba el fallido retorno al Y con esto hacemos una aclaración país que dos días antes había intentado respecto al lugar desde donde vamos a Perón, disparando los lineamientos cen- pensar a Cooke, y más puntualmente trales de una teoría revolucionaria para (sin que sea contradictorio con lo que Argentina en una de las más importan- venimos diciendo) al joven Cooke. tes conferencias revolucionarias de los En general, hay un consenso entre las años 60 que se publicó años después publicaciones que estudiaron su bio- bajo el título “El retorno de Perón”. grafía y pensamiento en la idea, por demás gráfica, que pone en nombres y hombres su trayectoria intelectual y 2. El joven Cooke (digresión) política: Cooke, de Perón al Che. Por supuesto que en este recorrido hay Hablar de un joven Cooke supone de- mucho de cierto. Es real el giro en cir que hubo otro Cooke, una especie Cooke de Perón hacia el Che, y es cla-

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ro que termina más cerca de uno que a favor pudo haber tenido. Distancia- del otro. Decir lo contrario sería faltar miento, obvias diferencias y sucesivas a la heurística misma de la historia. cartas sin respuesta de por medio, En los 60, Perón deja de ser su re- Cooke siguió levantando el nombre ferente estratégico y asume como de Perón y el nombre del movimiento objetivo político el socialismo, más en el que estuvo desde siempre y al que definido ideológicamente que el más nunca dejó de pertenecer. laxo socialismo nacional de Perón, ubi- Esto, que podemos llamar el drama cando a Cuba como vanguardia de la Cooke, nos interesa porque abre una emancipación y compartiendo su es- dimensión reflexiva nueva que dice trategia de lucha. algo más sobre el Ahora bien, veamos el “pero...”: es de- cruce de las tradi- Más aún en el caso concreto de cir, cómo pensar este recorrido, porque ciones políticas e Cooke, cuya rareza consiste en si a este giro lo planteamos en términos ideológicas, sobre ser un personaje herético, anó- de pasaje o transición como la propia las identidades malo, perseguidor de síntesis y expresión “de... al...” connota, donde políticas argenti- de encrucijadas, que lo hacen el punto de llegada presupone nece- nas, las pasiones precisamente una figura poco sariamente el abandono del punto de de la vida políti- encasillable. Donde la riqueza y partida, corremos el riesgo de pecar de ca nacional y el la creatividad de su pensamien- una linealidad en el estudio que nos mundo político to conjugan el interés por los puede provocar caer en apreciaciones en general. Algo debates filosóficos y culturales como las que reducen su pensamiento que el rápido en- de su tiempo con la urgencia político al foquismo o guevarismo, o lo casillamiento (lo que le impone la política. diluyen dentro del amplio concepto que no significa, “nueva izquierda”. Como si el socialis- claro, que descartemos la clasificación mo expresara el punto más alto de su como recurso teórico) pasa por arriba reflexión teórica, siendo el periplo in- como si los corrimientos en política telectual una serie de pasos ascendentes y los tránsitos ideológicos fuesen tan donde todos los planteos anteriores se prolijos que no dejan estelas y sedi- hallan superados y sintetizados en las mentos sobre los cuales interrogarse. nuevas premisas del “Cooke marxista”. Más aún en el caso concreto de Cooke, Digo, Cooke, con precisión concep- cuya rareza consiste en ser un persona- tual y todo (considerando que en to- je herético, anómalo, perseguidor de dos los momentos de su reflexión fue síntesis y de encrucijadas, que lo hacen uno de los más profundos pensadores precisamente una figura poco enca- políticos de la época) no está libre sillable. Donde la riqueza y la crea- de contradicciones y yerros en sus tividad de su pensamiento conjugan apreciaciones y previsiones políticas. el interés por los debates filosóficos y Incluso podemos observar por este culturales de su tiempo con la urgen- período, el uso de categorías “uni- cia que le impone la política. versales” en sus escritos que suenan Por ello, más que pensarlo en términos forzadas con el Cooke de la respuesta del pasaje de un lugar a otro, nos resul- rápida, original e irónica. ta más interesante considerar la figura A pesar del corrimiento en su pensa- de Cooke inscripta en la tensión mis- miento y las nuevas premisas políticas ma entre las dos tradiciones ideológicas que asume, y todos los argumentos que que dominaron buena parte del pensa-

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miento político en el siglo XX: esto es, el tono trágico de la última carta es- el nacionalismo y el marxismo. Para crita a su mujer Alicia Eguren días an- decirlo con otras palabras más tangi- tes de morir. Claro, el acierto hubiese bles: el peronismo y la revolución. Es significado el hecho teórico y político decir, Cooke como parte del “momen- más relevante del pasado siglo. to nacionalista” del pensamiento po- lítico argentino, y, al mismo tiempo, como parte del “momento marxista” 3. El joven Cooke (ahora sí) de las ideas po- En sus últimos años había líticas argentinas La trayectoria del pensamiento de avizorado el final trágico. Sin y latinoamerica- Cooke transcurre desde el liberalismo embargo se mantuvo sobre esa nas. Doble per- radical de los años 30, pasando por el tensión, no optó por uno ni tenencia, ambi- nacionalismo democrático y popular otro, agotó los cartuchos en valencia, tensión, de los años 40 y 50, para finalizar hacia la explosiva mezcla emancipa- que cruza todo la década del 60 en un nacionalismo dora de juntar al exiliado líder su pensamiento y revolucionario de impronta marxista y del pueblo argentino con el re- escritos políticos, latinoamericana. volucionario más importante con la marca pro- Por los años 30, según cuenta Raúl de Latinoamérica y el Tercer pia de cada etapa Lagomarsino en la documentada bio- Mundo. Su esfuerzo fue con- (primero, más grafía política de Galasso, Cooke era ciliarlos y el fracaso está cla- nacionalista; des- “cipayo, inglés a muerte, antirrosista”. ramente expresado en el tono pués, más mar- Mientras FORJA denuncia el estatuto trágico de la última carta es- xista). Donde los legal del coloniaje a través de la gau- crita a su mujer Alicia Eguren dos momentos chipolítica de Jauretche y los estudios días antes de morir. forman parte de económicos de Raúl Scalabrini Ortiz la totalidad de desplegando los lineamientos más im- su reflexión, no como bloques maci- portantes de una visión antiimperialista zos sin fisuras sino como partes de un y nacional en el pensamiento argentino, todo donde conviven, articulan, entre- Cooke (bajo la influencia de su padre, cruzan e incluso, chocan. Juan Isaac Cooke, cercano a los radica- La presencia tanto de Perón como del les alvearistas) daba sus primeros pasos Che en Cooke fue así: conflictiva, con políticos contra el fraude y por el ingre- puntos de encuentros y desencuentros. so de Argentina al conflicto bélico. Buscó la síntesis pero quedó a mitad Los años 40 producirán importantes de camino. De ahí el fracaso político cambios en su vida política e intelec- y tragedia de su pensamiento y vida tual: la inesperada aceptación de su política. En sus últimos años había padre de la convocatoria del entonces avizorado el final trágico. Sin embargo coronel Perón a un grupo de radicales se mantuvo sobre esa tensión, no optó para que se sumen al gobierno de la por uno ni otro, agotó los cartuchos en revolución de junio del 43; la expe- la explosiva mezcla emancipadora de riencia política del propio Cooke jun- juntar al exiliado líder del pueblo ar- to a su padre mientras estuvo como gentino con el revolucionario más im- ministro de Relaciones Exteriores en- portante de Latinoamérica y el Tercer tre 1945 y 1946; y las largas noches Mundo. Su esfuerzo fue conciliarlos y de charlas políticas y tragos con nue- el fracaso está claramente expresado en vas amistades, como el nacionalista

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César Marcos, incorporan en Cooke Por estos años, Cooke demuestra es- las inquietudes sobre la dependencia, tar familiarizado con el marxismo in- la cuestión nacional, el neutralismo y corporando muchos de sus planteos a el revisionismo histórico. las argumentaciones que esgrime en el Pero serán los acontecimientos que se Congreso y a su reflexión política. Bas- suceden desde el conflicto con el em- ta recorrer sus destacadas intervencio- bajador norteamericano Braden y la nes como diputado, por ejemplo, en detención de Perón hasta la manifesta- la sanción de la Ley Antimonopolios ción del 17 de octubre que lo encuentra en 1946 en el que Cooke argumenta en Plaza de Mayo, los hechos políticos citando al Lenin de El imperialismo, que conmueven a Cooke y lo tienen etapa superior del capitalismo. O el de- formando parte de los primeros pasos bate sobre el primer Plan Quinquenal del movimiento político naciente. donde defiende la planificación a tra- Este joven Cooke con un aire más pro- vés de los estudios que del imperialis- fesoral y erudito se habrá de caracterizar mo realizan tanto como diputado “tanto por la solidez de Hilferding como Lo interesante es que en los sus fundamentos, como por la energía el mismo Lenin. años 60 cuando Cooke hace y la pasión que impregna a su oratoria”, Sin embargo, no el giro hacia un nacionalismo en aquel “Congreso tumultuoso y ás- se incluye dentro revolucionario latinoamerica- pero, de pasiones desatadas”.2 De pro- de esta tradición nista contorneado por lecturas funda formación filosófica y gran lector teórica y,a la vez de Gramsci, Sartre, Lukács y de literatura francesa, los testimonios lo que le reconoce Guevara y claramente el mar- describen como un devorador de libros. aportes, le im- xismo moldea su pensamiento, Como profesor de Economía Política puta desaciertos: tampoco va a asumir una per- en la Facultad de Derecho de Buenos “Quienes mejor tenencia a la teoría marxista y Aires, desplegaba un pensamiento me- han estudiado el a su identidad ideológica. duloso y creativo que lo hicieron por proceso son los lejos uno de los más interesantes docen- marxistas. Aunque no se acepten sus tes universitarios que tuvo el peronis- conclusiones es evidente que el análisis mo. De estos años datan trabajos que es certero. Marx no alcanza a contem- van desde una “Introducción al arte plar el pleno florecimiento del mono- cretense-micénico” hasta “La ley de ca- polio, pero lo intuye, lo ve en su naci- sación”, “Reforma de la Constitución” miento y acierta en sus predicciones”.3 y “Represión de monopolios”. Lo interesante es que en los años 60 Hacia 1950, Cooke aparece vinculado cuando Cooke hace el giro hacia un a las actividades del Instituto de In- nacionalismo revolucionario latinoame- vestigaciones Históricas Juan Manuel ricanista contorneado por lecturas de de Rosas, por donde circulaban los Gramsci, Sartre, Luckács y Guevara nombres destacados del revisionis- y claramente el marxismo moldea su mo, como José María Rosa, Ernesto pensamiento, tampoco va a asumir Palacio, Carlos Ibarguren, Manuel una pertenencia a la teoría marxista y Gálvez y Ricardo Caballero. De allí se a su identidad ideológica. registran disertaciones sobre “Esteban Una carta que Cooke escribe a Echeverría: radiografía de un mito”, Hernández Arregui con motivo de la “Rosas y los liberales”, “La Triple invitación que le hace éste para que se Alianza y la Guerra del Paraguay”. incorpore al grupo CÓNDOR (agru-

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pación que adoptaba públicamente la realizado: Keyserling, Ortega y Gasset, metodología del marxismo al interior Belgrano, Echeverría, Fiedrich List, del peronismo) echa un poco de luz Lenin, Goethe, Virgilio y Scalabrini y nos puede ofrecer alguna pista para Ortiz, son algunos de los citados. entender la naturaleza de su pertenen- Pero lo que sobresale e interesa desta- cia al peronismo. car, es el estilo y su lenguaje: clásico, Cooke rechaza la propuesta, y en sus por momentos barroco, entre lírico y argumentos explica: épico, propio de un Cooke de los años cuarenta, como dijimos, más libresco. Si consideramos que tácticamente con- Entre el análisis de las políticas eco- viene evitar alguna definición dema- nómicas del peronismo y la defensa siado precisa, es no para contribuir a del proteccionismo, fluye y se conju- la confusión existente, sino porque eso gan retórica, un fuerte romanticismo, aumenta la efica- historicismo, idealismo, literatura, Entre el análisis de las políticas cia de la labor de revisionismo y digresiones filosóficas. económicas del peronismo y la esclarecimiento y Basta con repasar la terminología de defensa del proteccionismo, definición. Lo que la conferencia para que se nos haga fluye y se conjugan retórica, parece una para- evidente este Cooke: “valores mora- un fuerte romanticismo, histo- doja no lo es, por- les”, “ser argentino”, “pueblo”, “im- ricismo, idealismo, literatura, que esa necesidad perialismo”, “política revolucionaria”, revisionismo y digresiones fi- de mantener cierto “intelligentzia”, “patriada”, “raza”, losóficas. margen de ambi- “antipatria”, “historia falsificada” y güedad, mientras “conciencia nacional”. se pueda, corresponde a la realidad del (Pensando, ahora, en los textos del país y muy especialmente, del peronismo, “Cooke marxista”, de fines de los que es una suma tal de ambigüedades años 50 y los 60, vemos cómo en éste que rechaza los remedios simplistas (...) predominan las nociones de régimen Irracional, ilógico y todo lo que se quie- burgués, superestructura política, bloque ra, pero exacto.4 histórico, hegemonía y clase. A esta al- tura el marxismo constituye el nervio principal de su reflexión, estructuran- 4. Espacio y Política do y moldeando el conjunto de sus ideas, que se expresa en un estilo y len- Desde la primera lectura que hicimos, guaje más conceptual y preciso en la “Perspectivas de una economía nacio- terminología). nal” nos resultó interesante porque Una vez finalizada la lectura del tex- abría toda una dimensión nueva o to, y rastreando posibles fuentes e in- poco conocida sobre el “momento na- fluencias de su pensamiento, podemos cionalista” del pensamiento de Cooke. destacar tres vertientes que sobresalen Mucho más profundo y rico que “los en el “Cooke nacionalista”: nacionalismos de la época”. 1) Su adscripción al tercerismo pero- Una primera característica es la can- nista (entendido, según su propia tidad de nombres que aparecen en el definición, como el principio de texto. Lo que da cuenta de la rica for- “coexistencia” en las relaciones en- mación y vastas lecturas, diversas en tre países en el plano internacional autores, que por estos tiempos ya había frente a las pretensiones hegemónicas

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de los países imperialistas: Por mar- Y si bien, algunas de estas afirmacio- car otra diferencia: entrado los años nes (también presentes en el “Cooke 60, Cooke articula tercerismo con marxista”) infunden a sus ideas un marxismo: deja la tesis de los dos fuerte aire ontológico y telúrico, no imperialismos, sostiene la tercera por ello debemos concluir que su pen- posición en tanto soberanía política samiento haya sido eso. Son vetas de la de los países, pero como sistema so- reflexión que constituyen ángulos so- cioeconómico sólo va a considerar la bre los que explora e indaga, pero (en opción entre capitalismo y socialis- esos movimientos fugaces, casi invisi- mo. Incluso el propio Perón en sin- bles, propios del ancho mundo de las tonía con su socialismo nacional baja ideas) se hilvanan en un tejido de raíz el tono y diluye un poco la tesis de existencial, realista y materialista, cuya los dos imperialismos, aunque, cla- trama principal está compuesta por los ro, con una flexibilidad que entraba dilemas que gi- en contradicción con los términos ran alrededor del Entonces tenemos que tan- del “radicalizado” Cooke). tema de la revo- to para Alberdi como para 2) Una fuerte impronta del forjismo lución y el sujeto Sarmiento y Cooke, el espacio de Scalabrini Ortiz; político. es determinante en la política. 3) El primer nacionalismo, llama- La diferencia está en que, a par- do cultural o nacionalismo del Pasemos ahora a tir de la valoración que cada centenario. analizar algunos uno hace se considerará el espa- de los concep- cio como inalterable, inmuta- El nacionalismo de Cooke se inscribe tos centrales que ble, por más política “contraria en la larga tradición del nacionalismo se desprenden a la tierra” que haya, porque el argentino. Porque si bien está claro que del texto. En “imperativo geográfico” pervi- el nacionalismo popular como también “Perspectivas...” ve reclamando una política y el de izquierda suponen un desplaza- Cooke analiza la un Estado para sí (es el caso de miento del contenido de “lo nacional”, realidad econó- Cooke) ; o se considerará la po- puesto que éste se nutre y expresa a la mica del país en sibilidad de su transformación clase obrera o a las mayorías populares, clave geopolítica a través de una política civiliza- según el caso, las mismas que habían a partir de una dora (uno, con el acento puesto sido excluidas de una concepción na- hipótesis o tesis en la inmigración; el otro, con cionalista como la de Lugones. No me- principal: la mirada en la educación). nos cierto es que –a pesar de los quie- bres, improntas ideológicas y proyectos El espacio que ocupa un Estado es el factor políticos sobre los que se construyen– permanente que condiciona su política.5 representan una continuidad respecto a modos del pensar. Y luego, explica: El tono cultural, espiritual y moral de muchas de las apreciaciones de este La historia se desliza por esa superficie Cooke es propio del nacionalismo del inmutable y cuando un país se olvida Centenario. La historia, la raza, el ser de ello, la tierra se encarga de adver- nacional y la conciencia nacional, todos tirle su presencia, y de recordarle que temas e inquietudes que atraviesan de toda la vida del Estado tiene sus raíces punta a punta la reflexión nacionalista, en ella. Generaciones de hombres y go- son una constante en su pensamiento. biernos se suceden, pero el país está allí,

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imponiendo su fatalismo. Existe una para sí (es el caso de Cooke); o se con- constante, inalterable entre la propia siderará la posibilidad de su transfor- geografía y la actividad de los hombres. mación a través de una política civili- zadora (uno, con el acento puesto en la De esta afirmación se desprende una inmigración; el otro, con la mirada en idea que queremos destacar: la re- la educación). flexión sobre el “espacio” y su con- A partir de la relación entre estos dos dicionamiento sobre la “política”. elementos (“espacio” y “política”), Esta idea nos interesa porque retoma Cooke analiza nuestra economía na- un problema planteado tanto por cional. Distinguiendo entre su “es- Sarmiento en el Facundo como por tructura” (el espacio), es decir, los datos Alberdi en las Bases. El interés por el naturales, geográficos, etnográficos, espacio en estos pensadores fue cen- psicológicos; y el “sistema” (la política), tral: tanto Alberdi como Sarmiento entendido como la representación del concibieron al país como un inmenso conjunto y ordenación de las energías espacio vacío. De allí que el primero económicas que la “estructura” ofrece. sintetizara su preocupación en la co- Situándolos en la historia política ar- nocida frase “gobernar es poblar”, y gentina, concluye “El sistema de nues- el segundo escribiera que “el mal que tra economía no es el que corresponde aqueja a la Argentina es la extensión”. a nuestra estructura, sino que nos ha Como sostiene David Viñas (en Indios, sido impuesto desde el extranjero”. Y ejército y frontera, 1982), en tanto “de- define: la existencia real de una sobera- sierto”, “espacio vacío”, el país era com- nía económica “consiste en buscar la prendido como “ausencia”. De ahí que constante entre la estructura económica ubica como drama central del Facundo y su sistema económico”. “la contradicción de lo vacío que de- Desde un federalismo productivo bía ser llenado”. Claro, este “espacio –donde convergen el antiimperialis- vacío”, definido como “desierto”, lo mo económico leninista de Scalabrini era en términos metafóricos, es decir, junto a lecturas de Belgrano, Agüero, vacío de civilización que era con lo que Echeverría, Allen Hutt, Wageman y debía ser llenado, porque en términos el economista alemán Federico List, reales, el país estaba ocupado, pero por que a través de su Sistema de Economía indígenas, gauchos y montoneras, que Nacional (1841) refutó el librecambis- eran entendidos, según los pensadores mo de Adam Smith–, Cooke afirma la de aquella generación, como lo vacío correlación inseparable entre economía (la no-civilización, la barbarie). y política, entre historia y geografía, en- Entonces tenemos que tanto para tre la tierra y sus hombres. Alberdi como para Sarmiento y Ubica a los medios de tráfico, los ser- Cooke, el espacio es determinante en vicios públicos de comunicaciones y la política. La diferencia está en que, transportes, los ferrocarriles, ríos y ru- a partir de la valoración que cada uno tas naturales,como “una de las llaves hace se considerará el espacio como in- fundamentales de la Nación”. En pala- alterable, inmutable, por más política bras del propio List, citado por Cooke: “contraria a la tierra” que haya, por- “el que tiene en sus manos los medios que el “imperativo geográfico” pervive de tráfico de un país, tiene también al reclamando una política y un Estado país mismo”.

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(Acá hay algo relevante y de notable con un claro recorte social (“pueblo”) actualidad: en tiempos como los que y una acentuada impronta cultural vivimos, donde el valor del carácter (“inmutables valores morales”). En público de los recursos naturales y esta definición no es apresurado adver- energéticos –tierra, agua, petróleo, tir reminiscencias que nos conducen gas– recupera fuerza y vuelve a estar a Renan, Durkheim y, por supuesto, en debate en la sociedad como en la Gramsci. Más adelante, en otra afir- agenda de los gobiernos de la región– mación, refuerza esta misma idea: tras años de “cultura política privatis- ta”, desarticulación regional e intere- Cuanto más se complementan y se adap- ses económicos dominantes que aún tan recíprocamente una raza con su sue- siguen intactos–, como “imperativos” lo, mayor es el beneficio posible para un que señalan las posibilidades de una re- Estado y su pueblo, porque es más fuerte solución colectiva para los destinos de la concepción de patria que, por encima las naciones latinoamericanas... cuán de un concepto geográfico político, infor- sugerente es este Cooke para encontrar ma una concepción moral.7 pistas, claves y coordenadas. Como también un Scalabrini con sus estu- La idea de Mazzini de una “revolu- dios sobre la dependencia económica. ción moral”, en su lucha conspirativa Los grandes textos del pensamiento e insurreccional por la unidad italiana político nacional como fuentes vitales –mezcla de un nacionalismo religioso, para el diseño de Estados soberanos y socialismo mesiánico y romanticismo políticas públicas populares). democrático radicalizado–, alentó to- dos los redentismos nacionales de los siglos XIX y XX. 5. Patria Este mismo concepto lo podemos rastrear por nuestros lares en la defi- Escribe Cooke: nición de Echeverría, en su Ojeada retrospectiva (1946), de la nación como ... el hijo de la tierra, que mantiene la “unidad intrín- inmutables sus valores morales, que no seca, animada, La existencia de inmutables tienen ningún asidero concreto, que no que proviene de valores morales que definen a son materiales, pero que viven en el am- la concentración la patria y toman cuerpo en el biente y en el espacio, con los cuales las y acción de las ser argentino, no es otra cosa sucesivas generaciones que van apare- capacidades físi- en Cooke que una convocato- ciendo, por imperio de la herencia, esla- cas y morales de ria a “la patriada de la recupe- bonan esa continuidad abstracta que es todos los miem- ración nacional”, sólo posible la patria, y que enuncia y define nuestro bros de la asocia- a través de la “existencia real ser argentino, en un compuesto de alma, ción política”. de una soberanía económica”. tierra, pueblo y territorio.6 Esta noción, sos- tiene González, hará una larga carrera Según la definición, la patria sería, en en todas las teorías de la nación, desde sus fundamentos filosóficos, una con- que el francés Ernest Renan lo usara en vergencia de trazos telúricos (“el hijo de La reforma moral e intelectual (1870). la tierra”), historicistas (“continuidad “Esa cifra de lo moral e intelectual se abstracta”, “sucesivas generaciones”) habría de convertir en la figura más

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poderosa de la definición de la na- Estrada (Radiografía de la Pampa, ción social contemporánea, entendida 1933), Eduardo Mallea (Historia de como el albergue de una lucha revolu- una pasión argentina, 1938) y Carlos cionaria que superaría la energía abs- Astrada (El mito gaucho, 1948). tracta de la civilización universal”.8 El “ensayo caracterológico” constitui- Así, el patriotismo de la revolución mo- ría la válvula de escape del malestar ral, envuelto de un aura providencialis- que tuvo envuelta a la intelectualidad ta y religiosa, con- argentina desde los primeros años de De este modo, los “ontologis- voca a recuperar la década del 30. El agotamiento del mos” e “intuicionismos” cons- la nación y resca- proyecto civilizador, el vacío de legiti- tituirán el estilo de reflexión tar una concien- midad del nuevo régimen y la margi- dominante en el pensamiento cia nacional. Con nalidad política, volcarán la reflexión argentino que se prolongará igual sentido, hacia el pasado y la meditación intros- hasta fines de los 50, cuando Cooke afirma: pectiva en busca de valores referencia- –caída del peronismo de por les desde donde comprender el presen- medio, seguido de moderni- ¡Momento trascen- te y la “decadencia argentina”. zación cultural y expansión dental, el que esta- En el fondo, lo que da vueltas es la cientificista en el ámbito univer- mos viviendo! En profunda crisis que atraviesa el pensa- sitario– se reacomoden los sabe- este renacer que miento liberal, a partir de lo cual pode- res de manera tal, que cortaran como una albora- mos ubicar todas estas manifestaciones con las prácticas sociológicas y da va cubriendo como respuestas a dicho fracaso. Inclu- los pensamientos sociales hasta los ámbitos de la so, al interior mismo del liberalismo, entonces imperantes. patria, va sur- escritores como Martínez Estrada po- giendo una nueva nen en cuestión dicha tradición ideo- conciencia cuyas expresiones emergen del lógica, o como Mallea cuando afirma, suelo natal, como los brotes de una semi- en el plano político, la “muerte del li- lla. Es la voz de la tierra y su hijo.9 beralismo”. Por el lado del nacionalis- mo, será en estos años cuando rompa La existencia de inmutables valores definidamente con el liberalismo y se morales que definen a la patria y toman defina a partir de constituirse como su cuerpo en el ser argentino, no es otra principal adversario. cosa en Cooke que una convocatoria a De este modo, los “ontologismos” e “la patriada de la recuperación nacio- “intuicionismos” constituirán el esti- nal”, sólo posible a través de la “existen- lo de reflexión dominante en el pen- cia real de una soberanía económica”. samiento argentino que se prolongará hasta fines de los 50, cuando –caída del peronismo de por medio, seguido 6. El “ser nacional” de modernización cultural y expan- sión cientificista en el ámbito univer- Cuando Cooke define al ser argenti- sitario– se reacomoden los saberes de no como un compuesto de “alma”, manera tal, que cortaran con las prác- “tierra”, “pueblo” y “territorio”, so- ticas sociológicas y los pensamientos brevuelan los rasgos del llamado ensayo sociales hasta entonces imperantes. de identidad y asoman los nombres de un Scalabrini Ortiz (El hombre que está Pero volvamos un poco hacia atrás y solo y espera, 1931), Ezequiel Martínez tomemos de la última cita hecha la

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expresión cookista “voz de la tierra”, de la fusión de lo nativo con el aporte de parentesco cercano al “espíritu de inmigratorio, que no deriva en cosmo- la tierra” que Scalabrini enunciara politismo sino por el contrario con- en su ensayo El hombre que está solo tornea aun más la singularidad de un y espera. Como ya vimos, Cooke fue hombre solitario que espera la Historia lector del Scalabrini materialista de las en Esmeralda y Corrientes. “El testi- investigaciones económicas apareci- monio de lo porteño circula en una das en los Cuadernos de FORJA, y que sistematización formalmente europea, luego serán publicadas bajo la forma mantenida casi de libro en Historia de los Ferrocarriles intacta en el tras- En el más lejano concepto de Argentinos y Política Británica en el Río plante”.11 El es- “multitudes” de Ramos Mejía de la Plata. Y seguramente también ha- píritu de la tierra podemos encontrar puntos de bía leído este otro Scalabrini. Es decir, contiene una vo- encuentro con la idea scalabri- el Scalabrini metafísico y ontológico luntad colectiva y niana. Soberana y omnipotente que afirma la existencia de un “espí- superior, incom- (como el “hombre gigantesco” ritu de la tierra” que toma cuerpo en prensible para el de Scalabrini), las multitudes el Hombre de Corrientes y Esmeralda, hombre común, argentinas tuvieron un influjo como expresión de las “vibraciones que avanza (en lí- decisivo en los acontecimien- comunes” y que, luego, reaparecerá nea con el “mito tos más relevantes de la histo- cuando en su texto del 17 de octubre de la grandeza ria política del Río de la Plata de 1945 escriba sobre el “subsuelo su- nacional”) hacia desde los días de la colonia blevado de la patria”. la realización del hasta los tiempos modernos. En la advertencia al lector, Scalabrini destino nacional. Subterráneas y encadenadas, describe el “espíritu de la tierra” como Este texto pre- laten en los bajos fondos ur- un hombre gigantesco: anuncia el pero- banos desde el virreinato hasta nismo. Años des- los albores del siglo XX a la es- Por su tamaño desmesurado es tan invi- pués, cuando el pera de un intérprete. sible para nosotros, como lo somos noso- hombre solitario tros para los microbios. Es un arquetipo y a la espera protagoniza el subsuelo su- enorme que se nutrió y creció con el apor- blevado de la patria, Scalabrini escribe: te inmigratorio, devorando y asimilando millones de españoles, de italianos, de in- Lo que yo había soñado e intuido gleses, de franceses, sin dejar de ser nunca durante muchos años estaba allí pre- idéntico a sí mismo (...) Ese hombre gi- sente, corpóreo, tenso, multifacetado, gante sabe adónde va y que quiere. El des- pero único en su espíritu de conjunto. tino se empequeñece ante su grandeza.10 Eran los hombres que están solos y es- peran, que inician sus tareas de reivin- Y en el párrafo siguiente agrega: dicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo. La conciencia de este hombre gigan- tesco es inaccesible para nuestra inte- En el más lejano concepto de “mul- ligencia. No nos une a él más cuerda titudes” de Ramos Mejía podemos vital que el sentimiento. encontrar puntos de encuentro con la idea scalabriniana. Soberana y Optimista y con sentido de futuro, omnipotente (como el “hombre gigan- Scalabrini parte de una mirada positiva tesco” de Scalabrini), las multitudes

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John William Cooke

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argentinas tuvieron un influjo decisivo en el mismo grito y en la misma fe” el en los acontecimientos más relevan- 17 de octubre ponen la pasión en el tes de la historia política del Río de la centro de gravedad de su reflexión. No Plata desde los días de la colonia hasta en vano ubica el arquetipo del hom- los tiempos modernos. Subterráneas bre porteño en el cruce de las calles y encadenadas, laten en los bajos fon- Corrientes y Esmeralda, al que define dos urbanos desde el virreinato hasta como el “polo magnético de la sexuali- los albores del siglo XX a la espera de dad porteña”. La propia expresión del un intérprete. Ahora bien, mientras hombre que está solo y espera manifies- que en Scalabrini la espera era el 17 ta un estado sentimental y emotivo, de octubre, Perón y la independencia sobre el cual Scalabrini construye los económica; en Ramos Mejía la revela- rasgos más pronunciados y genéricos ción de un destino nacional oculto es de los hombres del 30. una advertencia dirigida a la figura del En este entrecruce de autores y textos, médico (Carlos Pellegrini) para extir- no podemos dejar de mencionar El mito par la rebeldía anárquica presente en la gaucho de Carlos Astrada. Del mismo multitud y alumbrar, así, el nuevo su- año que la conferencia de Cooke en jeto colectivo del proyecto de nación Córdoba (más allá de los disímiles esti- ramosmejiano. los y lugares des- Como Scalabrini, pero con el tono de donde hablan) Cuando Cooke afirma la estre- propio de una hermenéutica médico- podemos encon- cha relación entre espacio geo- histórica para describir los procesos trar ciertas ideas gráfico y posicionamiento so- sociales, Ramos Mejía (entre seduci- y reflexiones que cial, ya está presente una de las do y horrorizado) concibe la multitud ponen en diálogo nociones centrales de su pensa- como “puro instinto, impulso vivo y vivo ambos tex- miento político, que expresará agresivo, casi animalidad; por eso es, tos. Uno de estos abiertamente en los años 60 en ocasiones, generoso y heroico, pero aspectos, sin du- cuando sostenga la indivisibi- más a menudo brutal y sensitivo”.12 das, el que más lidad entre la liberación nacio- Puro inconsciente como las mujeres los emparienta, nal y la revolución social. apasionadas. “No raciocina, siente. es el determinismo Es poco inteligente, razona mal, pero telúrico del por entonces “filósofo pe- imagina mucho y deforme; todo lo ronista”, cuando afirma como “factor quiere grande, ampuloso”. preponderante en la configuración La multitud es el individuo anónimo, el de los tipos humanos, no a la sangre, hombre humilde, “de conciencia equí- sino a la tierra, al influjo telúrico (...) voca, de inteligencia vaga y poco agu- la única constancia configuradora que da, de sistema nervioso relativamente ofrece el tipo humano es la que en él le rudimentario e ineducado, que percibe imprimen las peculiaridades telúricas por el sentimiento, que piensa con el de su hábitat”.13 corazón y a veces con el vientre”. En la misma línea, Cooke sostiene El espíritu de la tierra de Scalabrini tam- que el pueblo “para entenderlo hasta bién se constituía a través del instinto en su expresión gramatical, en su con- y el vínculo sentimental. “¡CREER! cepto semántico, sólo podía ser com- He allí toda la magia de la vida”, es prendido y traducido adentrándose en la frase con la que abre su libro. Las sus raíces telúricas”.14 Y más adelante multitudes que marchan “hermanadas agrega que “existe una constante, in-

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alterable entre la propia geografía y la imprimen la tierra y el medio, Cooke, actividad de los hombres”, donde “es al referirse a la pervivencia de los va- evidente que el espacio traza las líneas lores morales del hombre argentino, de evolución de un pueblo en muchos afirma : de sus aspectos esenciales”. (Acá hay algo que merece ser destaca- ... ni los cruzamientos étnicos, ni las do: cuando Cooke afirma la estrecha corrientes inmigratorias han podido relación entre espacio geográfico y posi- anularlo. En esa pervivencia ha influi- cionamiento social, ya está presente una do, en primer término, una poderosa de las nociones centrales de su pensa- realidad física que imprimió un sello miento político, que expresará abierta- distintivo a nuestro pueblo: la llanura, mente en los años 60 cuando sostenga que marcó rumbos y señaló directivas a la indivisibilidad entre la liberación na- nuestra historia.15 cional y la revolución social). Un segundo aspecto que se desprende La impronta ontológica (rasgo decisi- de la proposición de Astrada, es la va- vo de los ensayos de identidad) apa- loración positiva de los cruces étnicos rece nítida en cada una de las defini- y biológicos que se dan como conse- ciones de estos textos y en términos cuencia de los procesos de conquista y muy semejantes. Scalabrini definiendo colonización, y los posteriores aluvio- al Hombre de Esmeralda y Corrientes nes inmigratorios. En un tono cercano como “el vértice en que el torbelli- al que vimos en Scalabrini Ortiz, en no de la argentinidad se precipita en Cooke algo de su más sojuzgador frenesí espiritual”. En la premisa del “pueblo” esto hay, aunque Carlos Astrada afirmando que el mito parido por la pampa, Cooke más solapado en gaucho expresa “la estructura anímica retoma una de las tesis centra- su reflexión. Lo del hombre argentino. Cooke, como les del Facundo, inscribiendo interesante es que vimos, entendiendo al ser argentino de este modo su reflexión en Cooke establece como “un compuesto de alma, tierra, el ensayo argentino a través de en los mismos tér- pueblo y territorio”. un doble movimiento. Por un minos y en igual En las tres definiciones se reitera una lado, la palabra pampa (como orden de influen- misma característica de la argentinidad, concepto y dimensión com- cia que Astrada el hombre argentino o el ser argentino prensiva) conforma uno de la relación del (según el término de cada uno) que los nervios principales de la factor telúrico y aparece a través de distintas expresio- reflexión argentina, en tanto el factor biológico nes que no son más que sinónimos de fuerza vital, mítica, insosla- respecto al tipo una misma idea: “frenesí espiritual” yable en la configuración del social argentino. en Scalabrini, “estructura anímica” en tipo social nacional. Así como Astrada Astrada y “alma” en Cooke. ubica el factor te- lúrico como el determinante más im- portante, y entiende la mixtura étnica, 7. El Cooke “facúndico” no como criterio para juzgar una de- terminada comunidad, sino como un La raza y la tierra, la inmigración y proceso que “modifica y enriquece lo nativo, lo universal y lo nacional, biológicamente” pero que se configura conforman los nudos problemáticos fundamentalmente por los rasgos que alrededor de los cuales ha girado el

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pensamiento social argentino, atrave- histórico en la temporalidad como sándolo de punta a punta y en todas sus “un continuo correr de nacientes y tradiciones (liberalismo, positivismo, ponientes”; idealismo en la idea del socialismo y nacionalismo). Fueron és- pueblo que no tiene “días” sino “tiem- tas las preocupaciones que apasionaron po”, donde yace “su fuerza y su se- a Sarmiento y conmovieron su pensa- creto”. También sobrevuelan aires de miento, y desde él en adelante, todos esteticismo romántico, en tanto exalta- los intelectuales argentinos no podrán ción del instinto, la imaginación y lo dejar de remitirse a su figura y su obra, primitivo por sobre la razón, cuando ya sea para recuperarla o criticarla. dice, por ejemplo, que así como “a la Desde los mencionados Ramos Mejía, criolla” se hizo la gesta libertadora, del Carlos Astrada hasta Ricardo Rojas, mismo modo, Leopoldo Lugones, Ezequiel Martínez Estrada y un Arturo Jauretche. la doctrina la iremos haciendo al tran- Por ello, no es apresurado afirmar una co, en los altos del camino, alrededor de suerte de inmanencia de Sarmiento los fogones, en los vivaques que marquen en el ensayo argentino, ya sea por la los remansos de la acción. En tiempos de recurrencia a su nombre, a sus temas, creación, el canto es anónimo porque el como por la presencia de sus ideas y autor es el pueblo mismo. Por eso, a la apreciaciones en todos los pensadores criolla, vamos conformando la doctrina argentinos, más allá de la vereda polí- que, como una di- tica e ideológica en la que cada uno se visa gaucha enar- Para Sarmiento todo el mundo encuentre. bolada en una violento que rodea al gaucho Si seguimos el análisis del “complica- tacuara, lanzamos imprime en él “cierta resigna- do y magnífico andamiaje ideológico jubilosamente al ción estoica por la vida”. “¡La del Facundo” (Feinmann, Filosofía y viento, en esta pa- soledad, el peligro, el salvaje, Nación, 1982), notamos que muchos triada de la recu- la muerte! He aquí ya la poe- de los elementos teóricos y estéti- peración nacional sía (...) De aquí resulta que el cos ahí presentes también están en el que el país espe- pueblo argentino es poeta por Cooke de “Perspectivas de una econo- raba, quieta, pero carácter, por naturaleza”. Para mía nacional.” Veamos una cita: anhelosamente.17 Cooke, también la inmensi- dad, la soledad y el peligro El pueblo mientras tanto seguía cum- En la premisa del crean un carácter e imprimen pliendo su destino, tan inmutable como “pueblo” parido en las tradiciones culturales la misma pampa que le dio origen. Sus por la pampa, Co- rasgos propios de donde nacen días y sus noches más que una sucesión de oke retoma una los “eternos valores morales” calendario, eran un continuo correr de de las tesis centra- del ser argentino. nacientes y ponientes. El pueblo no tenía les del Facundo, “días”. El pueblo tenía “tiempo”.Ésa fue inscribiendo de este modo su reflexión su fuerza y su secreto.16 en el ensayo argentino a través de un doble movimiento. Por un lado, la pa- En este párrafo podemos observar de labra pampa (como concepto y dimen- todo: fatalismo en la idea de “destino”; sión comprensiva) conforma uno de esencialismo en la noción de “inmu- los nervios principales de la reflexión table”; telurismo cuando afirma “la argentina, en tanto fuerza vital, míti- pampa que le dio origen”; naturalismo ca, insoslayable en la configuración del

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tipo social nacional. “Casi siempre, el (Esta identidad entre los tres autores ensayo argentino pensó a la pampa se verá fracturada cuando Sarmiento como una fuerza interior, como una haga su pasaje del pensamiento liberal, íntima revelación de energía. Llevando romántico y progresista del Facundo más lejos la idea, la imaginó como el marcado por el determinismo telúrico, dilatado contraste entre una superficie a la posición definidamente darwinia- apática y un subsuelo rebelde. Y des- na y positivista de Conflicto y armonía encadenó preguntas que implicaban de razas en América, que lo ubica como tratarla como un individuo viviente o precursor de un determinismo racial una forma animada de la conciencia que hará escuela dentro de la tradición (...) Metáfora esencial de la ensayísti- positivista argentina). ca nacional, sin Haciendo un último paralelo, pode- La verdadera clave para la histo- la pampa no exis- mos ver notables semejanzas entre ria argentina está precisamente tiría ese sector la descripción literaria de la pampa en el conocimiento de nuestro mayor de escritos que hace Cooke con la de Sarmiento. pasado histórico (...) Creemos y literaturas que Mientras el primero, escribe que “el que únicamente destruyendo hemos leído los hombre de nuestras pampas ha vivido esa historia maliciosamente fal- argentinos”.18 con la noción objetiva de la inmen- seada, esa concepción incohe- Por el otro, sidad, de los horizontes sin límites, rente con la realidad nacional, en el Facundo, del espacio inconmensurable”,20 en el podremos encarar el problema. Sarmiento desde Facundo se lee la imagen de la pam- Es un planteo que supera a los las primeras pá- pa como “del mar en la tierra”, la hombres, es un problema de ginas se propone “inmensidad por todas partes” y del ajustes de valores, de ser o no mostrar “al cam- “horizonte siempre incierto, siempre ser, un problema de esenciali- pesino argenti- confundiéndose con la tierra”. dad nativa y nacional. no tal cual lo ha Si para Sarmiento todo el mundo vio- formado la natu- lento que rodea al gaucho imprime raleza”. El gaucho como resultado de en él “cierta resignación estoica por la su medio, es decir, naturaleza, barba- vida”. “¡La soledad, el peligro, el salva- rie. Para conocer la sociedad america- je, la muerte! He aquí ya la poesía (...) na, hay que observar antes que nada De aquí resulta que el pueblo argenti- la naturaleza, pues es ella quien talla no es poeta por carácter, por natura- un hombre a su medida. Hombre que leza”. Para Cooke, también la inmen- mantiene un vínculo de lucha pero, sidad, la soledad y el peligro crean un a la vez, de diálogo con la naturaleza, carácter e imprimen en las tradiciones propio de la armonía y el equilibrio culturales rasgos propios de donde na- virtuoso de la vida natural, cuyo ejem- cen los “eternos valores morales” del plo más perfecto es la relación del gau- ser argentino: cho con su caballo. Tanto Cooke como Astrada comparten Sólo tenía espacio. Espacio que le dio la misma idea de Sarmiento. Mientras subjetivamente la noción de tiempo, que para Astrada la pampa contenía el de eternidad, plasmando su principio mito gaucho; para Cooke, es la “que de libertad. Por otra parte, la vida en marcó rumbos y señaló directivas a contacto con la inmensidad le obligó a nuestra historia”, “la que imprimió un bastarse a sí mismo, a imponerse a la lla- sello distintivo a nuestro pueblo”.19 nura. Esta lucha con la soledad, aislado

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en su propio ser, bastándose a sí mismo, Un año después, en 1949, con motivo le dio otra concepción: la igualdad. La de rendirse homenaje en el Congreso libertad y la igualdad generaron el co- al autor de Historia de la Confederación raje, del que el hombre argentino hizo Argentina, Adolfo Saldías, Cooke en un culto. Como el coraje no quiere decir su intervención, dice: prepotencia, sino capacidad de acción ante el peligro. Identificados varios hom- La verdadera cla- Escribir sobre un Cooke “na- bres por estos valores morales dieron na- ve para la histo- cionalista”, “revisionista”, cimiento a la amistad. No comunidad ria argentina está “facúndico”, “marxista” agre- de intereses, ni de beneficios; comunidad precisamente en gamos, también “sartreano”, de entidades morales. Es la famosa amis- el conocimiento nos permite considerar el en- tad criolla que, perpetuada en el tiempo, de nuestro pasado tronque de sus reflexiones a ha maravillado a tantos sociólogos y fi- histórico (...) Cree- la sinuosa tradición de pensa- lósofos extranjeros que nos han visitado. mos que única- miento nacionalista argentino La fe en el porvenir, ese orgullo de la mente destruyendo y a ese diálogo vivo de textos y nacionalidad, es la fuerza subconscien- esa historia mali- reflexiones compuesto de recu- te que inspira al hombre argentino que ciosamente falsea- rrentes temas, miradas, estilos, siente a su país, y al mismo tiempo, que da, esa concepción debates, inquietudes y proble- sabe lo que él es capaz de hacer, cuando incoherente con la mas que cruzan la historia de puede hacerlo.21 realidad nacional, las ideas argentinas y el abani- podremos encarar co de las disímiles corrientes el problema. Es un de pensamiento, conocidos 8. Revisionismo y peronismo planteo que supe- como “la larga tradición del ra a los hombres, ensayo argentino”. Desde sus primeras intervenciones es un problema de como diputado vemos a Cooke con- ajustes de valores, de ser o no ser, un pro- jugar peronismo y revisionismo. En blema de esencialidad nativa y nacional. “Perspectivas...” acuña las expresiones “historia falsificada”, “verdad histó- Diana Quattrocchi-Woisson (Los males rica”, y se mete en el debate que por de la memoria, 1995) toma estas pala- esos años se daba sobre la figura de Ro- bras y analiza: sas. Tras hacer una defensa en la que afirma que “durante la época de su go- He aquí la síntesis más clara que lleva bierno la soberanía fue tenazmente de- a una parte de los peronistas a una lec- fendida, y que desde el punto de vista tura revisionista del pasado argentino. económico, constituyó un dique para El lazo establecido entre unos y otros los contingentes imperiales”, redon- evolucionará al ritmo de los hechos que dea: “la defensa de nuestros principios siguen afectando tanto al campo político se ve sostenida con la acción de Alem, como el cultural. Todavía quedan bata- con la posición de Yrigoyen y con la llas por librar, pero la visión revisionista orientación del gobierno revoluciona- del pasado argentino ya ha encontrado rio del general Perón”.22 Resulta inte- su lugar en el imaginario histórico de un resante porque ubica a Cooke como grupo activo de militantes peronistas. uno de los precursores de lo que años posteriores se conocerá como revisio- Vale aclarar que por estos años de nismo peronista. oficialismo peronista, salvo contadas

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excepciones, los revisionistas no eran dejar de mencionar dos textos: pri- peronistas, ni los peronistas eran revi- mero, la introducción del escritor na- sionistas. El propio Perón vertía a su cionalista Manuel Gálvez a la primera antiimperialismo de impronta positi- recopilación de discursos de Perón vista y clausewitzsiana una matriz libe- (El pueblo quiere saber de qué se trata, ral de interpretación de los fenómenos de 1944), donde se refiere al coronel históricos, ironizando que demasiado como “un nuevo Yrigoyen”. problemas tenía con los vivos como Segundo, el libro Caudillos y montone- para meterse con los muertos. Basta ras en la historia argentina (1946) de con repasar los nombres de los ferro- Atilio García Mellid, un revisionista carriles recién nacionalizados, próceres ex radical forjista devenido peronista, todos de la “República Liberal” (Mitre, cuya tesis sobre la continuidad entre Sarmiento, Urquiza y Roca). este movimiento y el yrigoyenismo Recién en el Perón exiliado del “Gran será clave “para la auto-interpretación Mao” vemos una interpretación sobre la del peronismo” (Cristián Buchrucker, historia argentina Nacionalismo y peronismo: la Argentina En fin, Cooke fue peronista en clave revisio- en la crisis ideológica mundial, y fue marxista. Se paró en el nista. En La hora 1927-1955, 1987). centro de la encrucijada de un de los pueblos, de Al trazar esa continuidad histórica, período del pensamiento polí- 1968, escribe que política presente e historia argentina tico argentino dominado por desde la indepen- se rearticulan y las oposiciones his- la tensión entre nacionalismo y dencia parten dos tóricas se actualizan. De este modo, marxismo. En el cruce donde se líneas históricas, García Mellid daba el “paso que fal- jugaron las identidades colecti- “la primera his- taba franquear a los revisionistas, a fin vas, las tradiciones políticas, las pánica y nacional, de actualizar el antagonismo histórico pasiones públicas y los idearios la segunda anti- de la sociedad argentina, insertándolo que conmovieron la vida de los nacional y anglo- nuevamente en la realidad política”.23 argentinos en el siglo pasado. sajona”, que ha Sin embargo, será el sacudón del tablero subsistido a través político y cultural que produce la caída del tiempo “como federales, unitarios, del peronismo y el advenimiento de la radicales, conservadores, justicialismo, resistencia lo que, entre varios de sus Unión Democrática”. destellos, precipite el encuentro revisio- También en el documental Actualiza- nismo y peronismo. En buena medida, ción política y doctrinaria para la toma como inversión valorativa de la imagen del poder, filmado por Pino Solanas y que la oposición había construido des- Osvaldo Gettino en 1971, se escucha a de la aparición misma de Perón, que se Perón decir: “Por primera vez con los acentuará tras el golpe militar al calificar federales cristaliza algo fuerte: ya no es la caída del peronismo como la caída de la línea masónica, sino la nacional que la segunda tiranía. corresponde a la línea hispánica, por- Las tensiones sociales se inscribieron que siempre hubo una resistencia con- en la maraña cultural y simbólica, tra Inglaterra. En ella militaron Rosas, como parte del turbulento proceso Yrigoyen y yo”. de politización que atravesó la socie- Pero si de buscar un mojón se trata –a dad argentina post gobierno peronis- partir del cual trazar el recorrido del ta. La hermenéutica de la historia no revisionismo peronista– no podemos podía quedar ajena y constituyó un

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lugar más de disputa. El desprestigio estas lecturas (el forjismo, el antiimpe- del liberalismo en la época implicaba rialismo económico de Scalabrini, el re- que su enfoque histórico llevara todas visionismo nacionalista, el militarismo la de perder. Así, el revisionismo de- periférico de Perón, el existencialismo selitizado y la peronización de las ca- satreano y, en los 60, las vertientes más pas intelectuales medias, hicieron del abiertas del marxismo). Siempre desde revisionismo peronista el relato históri- la fisonomía singular que le imprime co dominante, con una vasta produc- una vida entregada a la vertiginosidad ción literaria y un potencial simbólico de la política militante. de repercusiones políticas inesperadas. Entrado los año- sa 60, el “Cooke Esto agrega algo que queremos marxista” seguirá destacar. La idea de una dialéc- 9. Las metáforas de la considerando a tica inacabada nos permite ver política argentina las masas popula- en Cooke una mirada sobre la res “como únicas misma no desde el determinis- Escribir sobre un Cooke “nacionalista”, depositarias de los mo o el punto de llegada, sino “revisionista”, “facúndico”, “marxista” valores morales que se detiene en la tensión agregamos, también “sartreano”,24 nos y culturales de la previa, en la suspensión en el permite considerar el entronque de sus nacionalidad”25, a tiempo que el choque de la te- reflexiones a la sinuosa tradición de la vez, que escribe sis y antítesis producen, cuyo pensamiento nacionalista argentino y (en polémica con desenlace está abierto, recla- a ese diálogo vivo de textos y reflexio- el nacionalismo mando para su resolución la nes compuesto de recurrentes temas, de derecha y de- fuerza de la praxis. miradas, estilos, debates, inquietudes jando claro que la y problemas que cruzan la historia de impronta esencialista de su pensamien- las ideas argentinas y el abanico de las to confluye en una reflexión sartreana disímiles corrientes de pensamiento, de la acción política): conocidos como “la larga tradición del ensayo argentino”. ... así como los que creen que puede haber Todos estos temas del ensayismo ar- nacionalismo sin antiimperialismo. La gentino que aparecen en el joven Patria es proyecto, es movimiento (...) La Cooke se dan en el contexto histórico Patria es sentido del futuro, es posibilidad de la década del 40, en el marco del de construirnos como Nación, como parte proyecto político peronista y desde la de la revolución latinoamericana, como referencia ideológica de un naciona- parte del frente revolucionario mundial.26 lismo democrático y popular. De ahí nuestra afirmación, que la presencia en En fin, Cooke fue peronista y fue mar- Cooke de temas e ideas que atraviesan xista. Se paró en el centro de la encru- las distintas vertientes ideológicas que cijada de un período del pensamiento conforman la ensayística nacional, no político argentino dominado por la necesariamente lleva a clasificar su pen- tensión entre nacionalismo y marxis- samiento como “ontológico”, “esen- mo. En el cruce donde se jugaron las cialista” o “telúrico”. Estos aires dan identidades colectivas, las tradiciones vueltas en su reflexión pero se articu- políticas, las pasiones públicas y los lan con otras tradiciones reflexivas que idearios que conmovieron la vida de actúan como eje coordinador de todas los argentinos en el siglo pasado.

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Su nombre cargó con los nombres que busca movilizar y desatar las energías atravesaron y tuvieron en vilo las posibi- sociales que permitan su negación. lidades de uno de los pedazos más vivos Cooke enuncia la frase para no tener de la historia política nacional: peronismo que decirla más, en un llamado a des- y revolución fueron los términos en que trabar el nudo de contradicciones que se debatió el país. Por estas dos palabras amarra en la impotencia al peronismo circularon la política, las luchas sociales y no le permite desplegar su potencial y las filosofías argentinas. revolucionario contenido. Frase que, El peronismo como la metáfora nacio- sin embargo, persiste en el presente nal de las dos grandes figuras a través y constituye, tal vez, uno de los más de las cuales suele ser pensada la políti- refinados conceptos de un posible dic- ca (según los imprescindibles textos de cionario político argentino. Emilio de Ípola en su libro Metáforas Peronismo-país burgués, dialéctica de la política y Eduardo Rinesi, en su trunca que impedía que se constituya Política y tragedia). El peronismo como el orden pero, al mismo momento, no el ámbito donde se batieron trágica- alcanzaba para superarlo. En palabras mente la revolución (la metáfora “fuer- del propio Cooke: te”, “rupturista”, como un todo que excede cualquier El régimen tiene fuerza sólo para mante- Sin dudas, hay algo en el dra- límite) y el orden nerse pero sin asentarse, a costa de trans- ma personal de Cooke que (la metáfora “dé- gredir los principios democráticos que preanunciaba el posterior des- bil”, “sistémica”, invoca como razón de su existencia. El enlace trágico de la llamada como parte de un peronismo, por su parte, jaquea al régi- izquierda peronista que fue, todo social). Mo- men, agudiza su crisis, le impide insti- si compartimos con Nicolás mentos inescin- tucionalizarse, pero no tiene fuerza para Casullo, “el teorema político dibles del mundo suplantarlo, cosa que sólo será posible por y cultural por excelencia” de político. Caras de métodos revolucionarios.27 aquellos años, clausurando así, una unidad siem- el paradigma revolucionario en pre conflictiva Tenemos, por un lado, el país burgués Argentina que por esos años te- pero inseparable. que era gobierno pero la presencia del nía a América Latina como es- En la frase-con- peronismo en el llano no permitía que cenario privilegiado. Y dando cepto de Cooke el régimen terminara de estabilizarse. cierre al ciclo de tensión entre del “peronismo Por el otro, las contradicciones del peronismo y revolución que ha- como el hecho peronismo (“gigante miope e inverte- bía arrinconado la vida política maldito de la brado”, había definido Cooke) lo pri- y cultural argentina desde los política del país vaban de dar el salto que le permitiera años 40 hasta el golpe del 76, burgués” está pasar a la ofensiva y realizar de manera y encontraba en Cooke y Perón esta idea. El pe- plena su condición revolucionaria. sus dos nombres privilegiados. ronismo como Acá Cooke devela la condición trágica promesa esquiva de la política y su irresoluble dimen- de un ordenamiento revolucionario sión conflictiva. La sugerente aprecia- que anuncia y a la vez clausura. La ción de Horacio González en sus Restos frase interpela desesperadamente al pampeanos (1999), sostiene que el hecho peronismo y al conjunto de la socie- maldito sería un concepto que Cooke dad argentina, en una convocatoria a habría tomado de la lectura que hace la acción. Al momento que la afirma, Sartre de Las flores del mal de Baudelaire,

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que en idéntica definición dice respecto la “confianza ilimitada en la acción del del “maldito baudelaireano”: “Emplea pueblo”. He aquí, tal vez, sino la razón su voluntad para negar el orden esta- profunda, una de las principales causas blecido y al mismo tiempo conserva ese de su fidelidad al peronismo hasta el orden y lo afirma cuanto puede”. De último de sus días. este modo, concluye González, Cooke Sus últimos años estarán marcados por descubre “lo que la política tiene de el sentimiento de impotencia. En carta esencia maldita: ser una acción que es a Perón desde La Habana, en enero de secretamente portadora de su propia 1966, escribía: refutación, como una dialéctica que persevera en su ser inacabado”28. Mis argumentos, desgraciadamente, no Esto agrega algo que queremos desta- tienen efecto: Usted procede en forma car. La idea de una dialéctica inacabada muy diferente a la que yo preconizo, y nos permite ver en Cooke una mirada a veces en forma totalmente antitética. sobre la misma no desde el determinis- Usted es invulnerable a mis razones. mo o el punto de llegada, sino que se detiene en la tensión previa, en la sus- Su temprana muerte a la edad de 48 pensión en el tiempo que el choque de años, el 19 de septiembre de 1968, la tesis y antítesis producen, cuyo des- cuando los sucesos a los que había de- enlace está abierto, reclamando para su dicado su vida entraban en su fase de- resolución la fuerza de la praxis. Este cisiva, ahonda más esta imagen. Cooke contingencialismo en su pensamiento fue consciente de que se ausentaba en es interesante porque supera la rela- el momento más importante. “Ha co- ción rígida y mecánica entre la esfera menzado la última etapa del proceso política y las relaciones de producción, argentino”, escribe premonitoriamen- incorporando (Sartre y Gramsci de te en 1967. De ahí el tono de amarga por medio) los factores imprevistos y despedida de su última carta escrita a subjetivos de la acción política como su mujer. Las palabras de esta carta son “el porcentaje de azar que encierra palabras de alguien que muere frustra- cada acontecimiento hasta las pasiones do por no morir como hubiese querido. e intereses inmediatos de sus ocasiona- Son palabras de una vida que asumía les protagonistas”.29 para sí la categoría de lo heroico, que se había visto envuelto en un destino glo- Para ir cerrando: si como venimos di- rioso, lleno de optimismo, y que termi- ciendo, la tensión entre peronismo y na postrado en una cama del Hospital revolución que conmueve la existencia Clínicas de Buenos Aires, consumido de Cooke dispara el estilo trágico de su por un cáncer y dejándose morir. vida política, al no poder desprenderse Sin dudas, hay algo en el drama per- nunca de ese nombre de la política ar- sonal de Cooke que preanunciaba el gentina que acepta como la única po- posterior desenlace trágico de la lla- sibilidad de conquistar aquello en lo mada izquierda peronista que fue, si que creía, hay una convicción última compartimos con Nicolás Casullo, “el de Cooke sobre la que recaen todas sus teorema político y cultural por exce- esperanzas políticas. “La voluntad de los lencia”30 de aquellos años, clausurando hombres movilizada en la acción” como así, el paradigma revolucionario en Ar- causa del cambio del curso histórico y gentina que por esos años tenía a Amé-

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rica Latina como escenario privilegia- de una política que reinstala en su do. Y dando cierre al ciclo de tensión seno el conflicto y lo re-liga al nom- entre peronismo y revolución que había bre; y pregunto: ¿dejó de ser el pe- arrinconado la vida política y cultural ronismo el espacio “por excelencia” argentina desde los años 40 hasta el donde se despliega la tensión entre golpe del 76, y encontraba en Cooke y los dos principios constitutivos de Perón sus dos nombres privilegiados. la política, es decir, entre el poder y (... Me entra la duda, pienso en el el conflicto?... Dejo la respuesta y las presente político argentino, en la posibilidades que se abren para la re- vuelta del conflicto a la política, en la flexión del posible lector). siempre latente condición redentora Ahora sí, fin.

NOTAS

1. Feinmann, José Pablo, La astucia de la razón, Norma, Buenos Aires, 2004, p. 141. 2. Galasso, Norberto, Cooke: de Perón al Che. Una biografía política, Homo Sapiens, Rosario, 1997, p. 24. 3. Ibíd., p. 28. 4. Carta citada en el mencionado libro de Galasso, entre las páginas 161 y 163. 5. Cooke, J. W, Perspectivas de una economía nacional, La Docta, Córdoba. 15. 6. Ibíd., pp. 8-9. 7. Ibíd, p. 24. 8. González, Horacio, Restos pampeanos. Ciencia, ensayo y política en la cultura argentina del siglo XX, Buenos Aires, Colihue,1999, p. 244. 9. Cooke, J. W., op. cit., p. 9. 10. Scalabrini Ortiz, Raúl, El hombre que está solo y espera, Plus Ultra, Buenos Aires, 1976, 14° edición (1a edición, 1931), p. 19. 11. Ibíd., p. 29. 12. Ramos Mejía, José María, Las multitudes argentinas, Rosario, 1974, Editorial Biblioteca, p. 27. 13. Astrada, Carlos, El mito gaucho, Cruz del Sur, Buenos Aires, 1964 (2a edición), 1ªedición 1948, p. 4. 14. Cooke, J. W., op. cit., p. 12. 15. Ídem. 16. Cooke, J. W, op. cit., p. 13. 17. Ibíd., p. 70-71. 18. González, Horacio, op. cit., p. 129. 19. Cooke, J.W., op. cit., pp. 24-25. 20. Ibíd., p. 25-26. 21. Ibíd., pp 25-27. 22. Ibíd., p. 59. 23. Svampa, Maristella, Civilización o Barbarie. De Sarmiento al revisionismo peronista, El Cielo por Asalto Buenos Aires, 1994, p. 271. 24. Cooke leyó a Sartre e incluso lo conoció personalmente con motivo de un viaje que hizo a Viena en 1953 en representación del gobierno, donde participó de un congreso junto a políticos e intelectuales del campo socialista. Años más tarde volvieron a encontrarse en La Habana revolucionaria. La pasión sartreana de la decisión, del deber ser, del compromiso y la elección, moldearon su condición de hombre de acción. El canto a la voluntad personal para llevar adelante una acción y la idea que cada uno se construye a sí mismo (presente en premisas como la “existencia precede a la esencia” o “no importa lo que hicieron de nosotros, sino lo que nosotros hacemos con eso que hicieron de nosotros”) generó determinaciones humanas muy fuertes en Cooke, como en buena parte de la generación política e intelectual de aquellos años de posguerra. De la expresión hecho maldito también se desprende un tufillo satreano. Porque si por un lado, al invertir posi- tivamente la idea de Mal inscribe su estilo en la tradición irónica, por el otro, al considerar un costado atractivo y beneficioso, no es otra cosa (como sugiere Horacio González enRestos pampeanos) que la idea sartreana de lo negativo en la historia como algo productivo. Cooke “tuvo algo de Sartre en argentino, en el sentido de ver el lado negativo de la historia, las formas del mal, como formas sugestivas”.

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En la teoría de la violencia de Cooke también vemos un influjo sartreano, del Sartre del prólogo a Los condenados de la tierra de Fanon. “No hay cambios pacíficos, ya que la opresión y la explotación son, de por sí, ejercicios de la violencia (...) La violencia revolucionaria no es como la del régimen, una violencia mecánica, violencia en sí misma, sino con base ideológica y moral (...) Es violencia moral contra los enemigos de los seres humanos; o sea, es amor a los hombres que se traduce en odio a quienes causan su desgracia” (“El retorno de Perón”, p. 74). En esta definición, Cooke reitera las tesis centrales de las apreciaciones sartreanas y el enfoque fanoniano, que serían dominantes en los planteos sobre la violencia política en los 60 y de profunda influencia sobre la militancia armada. Primero, la violencia es objetiva, es historia, es la partera de la historia. En consecuencia, los cambios no son pacíficos. Segundo, la violencia tiene una doble naturaleza: la violencia colonial y la violencia del colonizado. De este modo, una se fundaría en la negación de la humanidad del sometido; mientras que la otra, al realizarse contra los enemigos de la humanidad, sería una violencia humanizadora, libertadora. 25. Cooke, J. W., Apuntes para la militancia, Schapire editor, Buenos Aires, 1973, p. 47. 26. Cooke, J. W., “El retorno de Perón”, en La lucha por la liberación nacional, Granica ,Buenos Aires, 1973, p. 75. 27. Cooke, J.W, “La revolución y el peronismo”, en La lucha por la liberación nacional, op. cit., p. 85-86. 28. González, Horacio, op. cit., pp. 383-384. 29. Cooke, J. W, “El retorno de Perón”, op. cit., p. 52. 30. Casullo, Nicolás, “Viejo abracadabras voy a evocarte”, Revista Lezama, abril de 2004, N° 1, p. 16.

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Camila O’Gorman. Entre federales y unitarios. Tragedia y ficción cinematográfica por Mario Tesler (*)

La odisea de un amor prohibido en la épo- ca de Rosas, se convirtió en un asunto pú- blico de primer orden. El romance entre Camila O’Gorman y el sacerdote Uladislao Gutiérrez ha sido epicentro del escenario político en el contexto de las controversias entre unitarios y federales. La pertenencia de Camila a una familia distinguida, conservadora, católica y con aires patriarcales, y su amorío condenado con un sacerdote, promovieron el escánda- lo que obligó al gobierno del Restaurador a intervenir. Este idilio irresistible fue ex- puesto por los unitarios como expresión de la decadencia general del régimen. Tanto la familia O’Gorman como la Iglesia denun- ciaron la afrenta de tal acto y solicitaron castigo sin piedad. Mario Tesler recupera esta historia. Traza genealogías familiares y recorre las conse- cuencias políticas que el caso generó en el contexto de un puritanismo que escondía la doble moral de los grandes hacedores de la patria. Hechos que derivaron en la ejecución de los protagonistas y que tuvieron amplia repercusión periodística y, posteriormente, teatral y cinematográfica. LA BIBLIOTECA Siluetas N° 7 | Primavera 2008

En el Buenos Aires colonial las muje- deslumbraron a otros hombres con los res protagonistas de los más sonados cuales se vinculó sentimentalmente. La romances fueron la porteña María de transgresora regresó definitivamente a Todos los Santos Sánchez y Velazco, Buenos Aires después del proceso de más conocida por Mariquita Sánchez emancipación, a condición de guardar de Thompson, y la francesa María Ana la “circunspección y retiro que le en- Perichón de Vandeuil, popularizada cargara el gobierno.” Anita Perichón con el apodo de La Perichona. se instaló y observó una suerte de clau- La primera de ellas, prometida por sus sura social en su quinta de las afueras padres a un oficial del ejército español, de Buenos Aires. Sus familiares, espe- logró finalmente imponer su volun- cialmente su hijo Adolfo, vivieron con tad cuando a los 19 años se casó con desagrado esta presencia. Allí falleció el alférez de fragata Martín Jacobo el 1º de diciembre de 1847. Thompson el 29 de julio de 1805, La protagonista del próximo gran dra- después de resistir la oposición y luego ma pasional fue una de sus nietas, la el desprecio de ellos, a los que enfren- mimada Camila que era una de las tó primero de hecho y después en un hijas de Adolfo. Pero a diferencia de prolongado juicio de disenso. las otras dos protagonistas de roman- En cuanto a La Perichona o Anita ces célebres, su abuela Anita Perichón Perichón, casada a los 17 años con el y Mariquita Sánchez, para ella y su capitán Tomás O’Gorman, llegó a es- joven amante, el sacerdote Uladislao tas tierras en 1797. Mal avenida con Gutiérrez, la sociedad impulsó un cas- su esposo, quien por otras razones más tigo que se concretó en el trágico fin. se fugó de Buenos Aires al estado bra- En la época de la Confederación sileño de Río Grande, alojó a su va- Argentina, cuando Juan Manuel de rón en la casa donde vivía con sus dos Rosas ejercía la suma del poder públi- hijos, Tomás y Adolfo. Esta relación co, Camila había nacido en una fami- entonces socialmente inaceptable, lla- lia que se contaba entre las más distin- mada por el alcalde Martín de Álzaga guidas de Buenos el escándalo del pueblo en una denun- Aires, reputada Esta relación entonces social- cia ante la Corona española, fue vivida por católica ob- mente inaceptable, llamada por por Anita Perichón y el mismísimo servante, buena el alcalde Martín de Álzaga el Santiago de Liniers y Bremont, en vís- federal y apega- escándalo del pueblo en una de- peras de ser designado interinamente da a los estric- nuncia ante la Corona española, virrey del Río de la Plata y presidente tos formalismos fue vivida por Anita Perichón de la Audiencia. sociales. Camila y el mismísimo Santiago de Anita Perichón, por consentimiento se educó en un Liniers y Bremont, en vísperas de su poderoso primer amante, alcan- rígido ambiente de ser designado interinamente zó un ascendiente inesperado en la patriarcal, donde virrey del Río de la Plata. vida política colonial que después pagó se vivía como un a un muy elevado costo. Por intrigas y estigma la obligación de tolerar la exis- denuncias, su amante terminó deste- tencia de la abuela paterna, que hacía rrándola a Río de Janeiro. De allí la in- evocar una conducta escandalosa du- fanta Carlota se encargó de devolver- rante la época virreinal. la en dos oportunidades. Tanto aquí Uladislao, sobrino del entonces go- como allá, se sabe que sus encantos bernador general de Tucumán, era

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un sacerdote oriundo de esa provincia Oriental, Bolivia y Chile, que en coro con buenas cartas de presentación. Se se manifestaron indignados por la conocieron en el barrio donde ella vi- conducta de la pareja y reclamaron un vía y en cuya parroquia, consagrada a severo castigo para los dos. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Quien primero denunció la fuga ante él cumplía su misión pastoral por ins- Juan Manuel de Rosas fue el padre de piración del señor obispo. Camila tenía Camila. En una carta del 21 de diciem- 19 años y Uladislao 23. bre, Adolfo O’Gorman le da cuenta Por ese entonces las decisiones de los “del acto más atroz y nunca oido en el padres eran indiscutibles y determina- país”. Pero no se limita a informarle, le ban el futuro de sus hijos. Toda mu- pide severo castigo para ambos y la cap- chacha debía optar entre aceptar ser tura de su hija para evitar “que la infeliz, entregada en matrimonio, arreglado creyéndose perdida, se precipite en la según voluntad de los padres, o ir al infamia”. Para el padre ese amor mani- convento. Mientras a ellos les acom- festado era tan solo infamia. Aquí aflo- pañó la voluntad para someter a la ra y se perfila la repulsión que Adolfo pasión, ambos respetaron los impedi- sentía por su madre, la Perichona, otra mentos sociales. Pero pronto, tal vez que –según este criterio– se precipitó en sin quererlo, se sintieron el uno para la infamia, y la aplicó a su hija cuando el otro y nació el amor. Esta relación presentó un comportamiento análogo no pasó del todo desapercibida y co- al de su abuela. menzaron los cuchicheos entre los fe- Al día siguiente, el 22 de diciembre, ligreses. A los amantes se les hizo in- le llegan a Rosas otras dos denun- dispensable vivir unidos, y decididos a cias. Una es la de Felipe Elortondo y afrontar la vida tal cual la sentían, hu- Palacio, voz eclesiástica de importante yeron de la ciudad en la noche del 11 peso político. A cargo de la Secretaría al 12 de diciembre de 1847, dejando General de la Curia, éste le informa el reguero del escándalo en la Buenos sobre “el tamaño atentado de la fuga Aires punzó por federal. cometido por ambos criminales.” Primero se procuró ocultar el hecho. Y desde ya aprovecha a librarse de Después se aguardó en la seguridad cualquier posible imputación de res- del inmediato retorno de los pecadores ponsabilidad por la designación del clamando perdón. Lo prohibido no presbítero Uladislao Gutierrez para estaba prohibido si no se veía, por lo ejercer su ministerio en la importante que era importante disimularlo bien. parroquia Del Socorro. Ésto se debió Al transcurrir los días se comprendió –según Elortondo y Palacio– a la vo- lo equivocado de ese pronóstico. En- luntad del obispo de Buenos Aires, tonces sobrevinieron los reproches monseñor Mariano Medrano. Como mutuos entre familiares de Camila, si el obispo estuviera obligado a pre- los hombres de la Iglesia, y de mane- ver la futura conducta individual del ra singular en el ambiente político. hasta entonces inobjetable sacerdote. Las recriminaciones entre unos y otro El denunciante asegura haber sugerido cesaron cuando los ligó el temor a la la iglesia de la localidad de Navarro, cólera del Restaurador, acosado por la como destino para el joven sacerdote. campaña que iniciada en su contra por La otra denuncia la formuló Miguel los opositores refugiados en la Banda García, que además de Vicario General

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de la Diócesis y Provisor del Obispado Alsina, que en Palermo, residencia del se desempeñaba como diputado en la Restaurador y desde donde se condu- legislatura local. García intuyó que el cían las cuestiones de estado, “se ven y hecho en manos de quienes no estaban se oyen ejemplos y conversaciones que libres de pecados, sería utilizado polí- no pueden dar otros frutos.” ticamente por ellos. Entonces intentó En las columnas de El Mercurio de atemperar lo ocurrido, para evitar que Chile, donde también escribían Juan éstos se purificaran con la expiación de Bautista Alberdi y Domingo Faustino Camila y Uladislao. Sarmiento, se afirmó: “Ha llegado a tal García trató a los protagonistas de extremo la horrible corrupción de las don y de doña. Sobre la conducta de costumbres bajo la tiranía espantosa Uladislado como sacerdote le dice a del “Calígula del Plata”, que los impíos Rosas que “merecía el mejor concep- y sacrílegos sacerdotes de Buenos Aires to y su desempeño en el servicio de la huyen con las niñas de la mejor socie- parroquia era completo y nada dejaba dad, sin que el infame sátrapa adopte de desear.” Lo ocurrido con Uladislao, medida alguna contra esas monstruo- García lo atribuye a “un momento de sas inmoralidades.” ilusión, y a una ocasión desgraciada- El Comercio de Bolivia dijo haberse en- mente aprovechada por un jóven arras- terado de que “las cancillerías extran- trado por la fuerza de la edad, y precipi- jeras han pedido al criminal gobierno tado por su inesperiencia. Por eso apeló que representa a a la “discreción y sabiduría” de Rosas la Confederación Antes de tomar esta determi- para que éste procurara “atenuar sus Argentina, segu- nación, Rosas, que había mos- resultados haciéndolos menos estrepi- ridades para las trado relativo interés en el caso tosos y trascendentes al público.” hijas de súbditos aunque varios meses antes le Rosas se tomó casi un mes en respon- extranjeros.” anticipara al Vicario General der a García, cuando lo hizo, el 17 de La prensa uru- de la Diócesis su indubitable enero de 1848, aprovechó la oportuni- guaya no le fue decisión de castigarlos con dad para anticiparle que “se castigará en zaga a la chi- su justicia ejemplar, consul- /a la pareja/ con la justicia ejemplar lena y a la bo- tó a los abogados Lorenzo que corresponde, para satisfacer á la liviana. Tanto Torres, Nicolás de Anchorena, religión y á las leyes, y también para en el Correo del Baldomero García y Dalmacio impedir la consiguiente desmoraliza- Plata como en Vélez Sarsfield. Al parecer, este ción, libertinaje y desorden.” El Comercio del último fue quien más insistió La prensa rival en el exilio aprove- Plata también se en la conveniencia de fusilar a chando políticamente lo sucedido sin lanzaron acusa- los enamorados. importarle las consecuencias que esto ciones. En una podía traer a los acusados, responsabi- de estas publicaciones, Juan María lizó a Rosas. Así, un tema de conducta Gutierrez trató al sacerdote Uladislao particular como este los unitarios lo de villano y además lo calumnió acu- exhibieron a manera de ejemplo de sándolo de haber robado las joyas del la inmoralidad pública generalizada, templo ante de huir. que –según ellos– cundía consentida Cambiando momentáneamente sus por el régimen. En esa línea de com- nombres de pila por los de Florentina portamiento, comenta un medio pe- y José, y después ocultando sus iden- riodístico cuyo director era Valentín tidades, él como Máximo Grandier

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y ella como Valentina Desan, fueron histórico en el cual se desenvuelven los felices hasta que las autoridades dieron hechos contradice uno de los princi- con ellos en la población correntina de pios de la historiografía. Aquel am- Goya. Llevados a la localidad bonae- biente social de 1847 sin duda alguna rense de Santos Lugares, por orden de no era igual al de 1938 y era diame- Juan Manuel de Rosas se los fusiló en tralmente opuesto al que vivimos hoy. la mañana del 18 de agosto de 1848. La huída de Camila con el sacerdote Antes de tomar esta determinación, Uladislao seguramente horrorizó a la Rosas, que había mostrado relativo sociedad porteña de entonces, pero interés en el caso aunque varios meses ¿nadie sabía cuál era el comportamien- antes le anticipara al Vicario General to privado de quien los mandó a eje- de la Diócesis su indubitable decisión cutar y de algunos de los provocadores de castigarlos con su justicia ejem- de esta determinación? Si entonces de plar, consultó a los abogados Lorenzo esto convenía no hablar, hoy hay un Torres, Nicolás de Anchorena, motivo valedero para tener esto en Baldomero García y Dalmacio Vélez cuenta: la contradicción entre el dis- Sarsfield. Al parecer, este último fue curso público y la conducta privada de quien más insistió en la conveniencia los hombres. de fusilar a los enamorados. Enrique Molina en su obra litera- Muchos años después, cuando Vélez ria Una sombra donde sueña Camila se perfilaba como un presidenciable, O’Gorman cuenta que eran “demasia- Rosas asumió la responsabilidad total do públicas las relaciones del canóni- de la ejecución. No obstante, por la go don Elortondo y Palacios con una participación de dama.” De este sacerdote Secretario La huída de Camila con el sa- Vélez Sarsfield General de la Curia, denunciante de cerdote Uladislao seguramente en este caso y te- la huída de Camila y Uladislao, dice horrorizó a la sociedad porteña niendo en cuenta Domingo Faustino Sarmiento desde de entonces, pero ¿nadie sabía algunos otros he- la Crónica chilena del 26 de agosto de cuál era el comportamiento chos de su vida 1849, que concurría con “la barragana privado de quien los mandó privada pudiera a la sociedad íntima de Palermo, sir- a ejecutar y de algunos de los ser que hubie- viendo este hecho de base a mil bro- provocadores de esta deter- ra habido en él mas cínicas de su tertulia.” Como lo minación? Si entonces de esto una suerte de de hablar de la barragana ha caído en convenía no hablar, hoy hay un comportamiento desuso no advierto con cuál de sus dos motivo valedero para tener esto anormal. principales significados empleó el tér- en cuenta: la contradicción en- Cuando Manuel mino, si referido a una simple concu- tre el discurso público y la con- Gálvez comenzó bina o porque ésta vivía en la casa de ducta privada de los hombres. a escribir su Vida quien estaba amancebado con ella. de Juan Manuel Pero ocurre que Gálvez también es de Rosas, allá por el año 1938, sosla- autor de una Vida de Sarmiento y yó aprobar o reprobar lo ocurrido, en niega a éste poder “proponerlo como cambio señaló: “Si en estos tiempos ejemplo a los jóvenes, según quie- semejante falta horroriza, calcúlese lo ren sus panegiristas, pues lejos de ser que sería en el ambiente social de en- ejemplar, vivió dando malos ejemplos. tonces.” Esta observación es tan váli- A los veintiún años tuvo una hija na- da, como que no respetar el contexto tural y a los treinta y cuatro un hijo

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adulterino.” Así fue, cuando Camila y por una más joven, blanca y de fami- Uladislao huyeron para vivir en pareja lia acomodada, apodada la canonesa, la ya Sarmiento era padre de dos hijos: en porteña María Josefa Gómez. Con la julio de 1832 nace su hija natural, de la canonesa convivió Elortondo y Palacio cual fue madre María de Jesús Canto, hasta sus últimos días. y en abril de 1845 su hijo Domingo, Con estas dos amantes Elortondo y concebido en pecado de adulterio con Palacio tuvo descendencia, para el Benita Martinez Pastoriza, cuando to- Derecho Canónico estigmatizada davía su marido era otro. como descendencia sacrílega. Con la Con ser un personaje menor que testamentería, escrituras, correspon- Sarmiento, Rosas, o Vélez Sarsfield, dencias, e investigaciones de otros au- fue en su época Elortondo y Palacio un tores, Lucio Ricardo Pérez Calvo en su peligroso intrigante y afamado corrup- obra Los Elortondo de Oñate, publica- to. A él y a otros sacerdotes se refiere da en septiembre de 1999 por la Junta el legado apostólico Ludovico Besi en Sabatina de Especialidades Históricas, su informe sobre la misión a Buenos ha dado el mayor aporte sobre las an- Aires cumplida en enero de 1851. danzas de este sacerdote. Admirador incondicional y amigo de Por entonces Juan Manuel de Rosas Juan Manuel de Rosas, Elortondo y había enviudado y tomó a una mu- Palacio, además de los muchos cargos chacha huérfana con la cual encaró un eclesiásticos que ocupó, se desempeñó prolongado amancebamiento. desde 1835 hasta 1849 como miembro Comandante en su ejército federal y fiel de la Junta de Representantes y simul- servidor, antes de morir Juan Gregorio táneamente se lo nombró a comien- Castro le confió a Rosas la tutoría de zos de 1837 director de la Biblioteca su hija María Eugenia. Todavía era una Pública de Buenos Aires, canonjía que niña cuando él la aprovechó hasta la caída del régimen. colocó con otra Camila y Uladislao pagaron Para saber de Elortondo y Palacio no es familia, pero al con sus vidas por aquel amor suficiente consultar las obras de referen- poco tiempo la que, al tomar estado público cias biográficas producidas por algunos trasladó a su casa, por intereses políticos, horro- sacerdotes, que si en sus exposiciones donde ocupó un rizó a esa sociedad donde se rehusaron el tono apologético, también lugar intermedio permitía a conocidas figuras procuraron apartarse de aquellos temas entre el de criada y conductas privadas no menos donde la verdad podía desprestigiar a parienta pobre. En pecaminosas. ciertos integrantes del clero. esa época su espo- La barragana a que alude Sarmiento, sa Encarnación Ezcurra enfermó. ¿Fue también conocida como la barragana entonces cuándo se dio el deslumbra- de Elortondo era Anastasia Díaz, ne- miento de partes entre el Restaurador y gra que se supone nacida en África a María Eugenia? ¿O él después comenzó principios del siglo XIX y que se des- a vivir con ella su fantasía de posesión? empeñaba como sirvienta en su casa. En cualquiera de los dos casos, Rosas Su amancebamiento duró desde 1820 estaba seguro del obligado silencio de hasta 1838 aproximadamente. Luego, la muchacha porque además de ser su ¡vaya uno a saber si hubo o no interreg- tutor era el gobernante incuestionable. no en las apetencias carnales de este Después del fallecimiento de su espo- cura!, alrededor de 1840 cambió a Díaz sa a fines de octubre de 1838, Rosas

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y su hija Manuelita se trasladaron al representadas solamente mostraban la caserón de Palermo. En 1840, tal vez culminación, éstas eran interrumpidas antes, la muchacha debe convivir con por textos que las explicaban. De esta el Gobernador y Capitán General. El película no quedan más que unas pocas contaba con 47 años de edad, ella ape- referencias. Quien efectúe un espigado nas con 14 ó 15. Con esta amancebada en diarios y revistas de entonces tal vez Rosas tuvo siete hijos y nunca le propu- pueda agregar algunas líneas más. De so legitimar esa relación para reparar su haberse conservado alguna copia, se falta , a sus hijos les negó el apellido. podría verificar cómo había sido tratada Pero si Manuel Gálvez dice del ro- la tragedia y el marco social en la cual mance y huida de Camila y Uladislao ocurrió. Hoy es una más de las muchas que “semejante falta horroriza” a la desaparecidas del cine mudo. sociedad de entonces, si él estima que Los autores que se ocuparon de este Sarmiento no puede ser un ejemplo período inicial del cine argentino, se- para los jóvenes por que vivió “dando ñalan que la crónica periodística no malos ejemplos” (tuvo una hija natural comentaba el acontecer cinematográ- y un hijo adulterino), nadie imaginará fico local. Entonces las realizaciones que tan sólo responsabilice a Rosas del cine mudo, frente a la importancia con el eufemismo de haber formado social del teatro, eran desatendidas por una “familia irregular”. Pero eso es lo su inocencia argumental y la simplici- que dijo y no otra cosa. dad en el tratamiento del drama. Camila y Uladislao pagaron con sus En tanto no se tiene memoria de cues- vidas por aquel amor que, al tomar tionamientos cuando en 1910 se estre- estado público por intereses políticos, nó la versión cinematográfica de Mario horrorizó a esa sociedad donde se per- Gallo sobre el fusilamiento de Camila, mitía a conocidas figuras conductas ocho años antes, al ponerse en escena privadas no menos pecaminosas. la obra teatral sobre el mismo tema Para la industria argentina del film de Agustín Fontanella cayó sobre ella argumental, el drama de Camila la censura. Un día antes del estreno, O’Gorman y Uladislao Gutiérrez con el 16 de noviembre de 1902, Enrique su trágico final, como tema interesó O’Gorman pidió a la Comisión Censora a través del tiempo a varios cineastas. de Obras Teatrales que rectificara su Soslayando las veces en que no se pasó aprobación y, por si así no ocurriera, de la simple expresión de deseos, en al- reclamó al intendente Alberto Casares gunos casos la empresa se intentó y en que su apellido fuera testado de la obra. otros se llevó a cabo. El intendente la prohibió. Con la in- Mario Gallo realizóla primera versión tervención de la Sociedad Argentina de cinematográfica sobre Camila, protago- Actores se llegó a un acuerdo: subió a nizada por Blanca Podestá. Se estrenó escena, pero con nuevo título, Camila o el domingo 22 de mayo de 1910 en el la tiranía de Rosas. biógrafo Colón, de Avenida de Mayo Después de aquella interpretación de y Lorea. Por fundada precaución, se la Blanca Podestá en el rodaje de la pelí- anunciaba con el nombre de Episodios de cula muda, se tiene noticias que en los la tiranía de Rosas. Entre las realizacio- años 50 otra actriz estuvo cerca de pro- nes de Gallo, ésta pertenece al grupo de tagonizar a Camila. Luis César Amado- las crónicas históricas. Como las escenas ri tuvo el proyecto de rodar la vida de

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Camila O’Gorman. En una monogra- En la revista Confirmado un comen- fía que Claudio España publicó sobre tarista sostuvo que unir ambas vidas Luis César Amadori, el autor confirma por su cruel muerte, no era otra cosa que lo supo por gente de Artistas Ar- que un recurso para presentar esos dos gentinos Asociados. Según he podido errores “que condenan llamativamente averiguar esto ocurrió aproximadamen- a los unitarios y a los federales”. En otra te en 1954 y pensaba darle la interpre- crítica –que apareció en “La Opinión”– tación de ese personaje a su esposa, la se señala que al realizador lo animaron diva Zully Moreno. El proyecto que- “loables fines democráticos”. dó trunco, pero los decorados fueron Como el director de esta pelícu- aprovechados en la realización de otra la no registraba antecedentes en la película. El 11 de agosto de 1955 en actividad historiográfica, y en este el cine Gran Rex se estrenaba El amor caso particular la obra exigía cono- nunca muere, tres historias de amor que cimiento de los hechos y la época, el un medallón unió a través del tiempo, asesoramiento en la materia de Juan en la primera de estas, coetánea a la vida Parrotti cobró significado. de Camila, sobre el romance entre los Con juego de imágenes y muy pocos artistas Trinidad Guevara y Juan José diálogos, El destino fue considerada una de los Santos Casacuberta, protagoni- película ascéptica, de escenas lindas. zada por Zully Moreno y Carlos Cores, Los dos temas principales fueron trata- aparecen adaptados esos decorados. dos de manera tal que lo entendía el es- Mucho menos se sabe que en esa época pectador si ya conocía ambas historias. otra actríz estuvo cerca de protagonizar También por los 70 una joven actriz a Camila. Después de filmar en 1954 la codició interpretar a Camila, en una película Una viuda casi alegre, a Elina pequeña nota incluida en la edición Colomer se lo propuso Román Viñoly del 22 de diciembre de 1982, comen- Barreto, entonces interesado en llevar a tando un nuevo proyecto cinemato- la pantalla grande su versión del caso. gráfico con este tema, el diario porte- Al iniciarse la década del 70 el novel rea- ño La Voz recuerda que esa actriz fue lizador Juan Battle Planas (h) retoma en Graciela Borges. En un repertorio so- su opera prima El destino el tema de los bre films argentinos, de Raúl Manrupe fusilamiento ya llevados al cine mudo y María Alejandra Portela, los autores por Mario Gallo en dos de sus pelícu- sólo mencionan el nombre de Mario las, El fusilamiento de Dorrego en 1908 Soffici como interesado por la pasión y Camila O’Gorman o Episodios de la de Camila para un argumento. En tiranía de Rosas en 1910. Ambas realiza- su breve trabajo sobre María Luisa ciones sobre personajes que, además de Bemberg, Clara Fontana (seudónimo vincularlos la época y el lugar geográfico, de Clara Kuschnir) relata que la bio- sufrieron idéntico final. Con su direc- grafiada le dijo: “Recuerdo que ella iba ción y guión, Batle Planas unió ambas a ser la heroína en el episodio que pen- vidas, utilizando para esto el fusilamien- saba filmar Soffici”. to como hilo conductor. El estreno tuvo Susú Pecoraro contó en febrero del 85 a lugar en el cine Paramount el 30 de sep- Mario Markic y Fabián Cataldo, ambos tiembre de 1971 y en esa oportunidad la periodistas de La Semana, que Ana Ma- cadenciosa Julia Elena Dávalos interpre- ría Picchio le confesó su antiguo deseo tó el personaje de Camila. de interpretar ese personaje y que “todas

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las actrices argentinas lo querían hacer.” canto a la vida, el amor, y la libertad. Ocho años antes, Jorge Abel Martín, En vísperas del obligado cambio de en su diccionario sobre realizadores ci- contexto político, después de agotado nematográficos argentinos, además de el Proceso de Reorganización Nacional mencionar a Amadori y a Soffici tam- iniciado en 1976, la Bemberg se lanzó a bién recuerda a Ricardo Becher, como una nueva realización cinematográfica. otro más de los tentados. Este autor Aprovechando esta circunstancia y con manifiesta que los proyectos de los tres una pizca de humor, alguien comentó naufragaron “por problemas de censu- no saber si ubicarla como la última pe- ra o autocensura”. lícula filmada durante el proceso o la Si en varias oportunidades fue dejado primera producida en democracia. Por de lado el encarar debajo de este interrogante ¿no correría El poeta y pintor surrealista una interpretación una alusión irónica por su apoyo al pro- Enrique Molina había publicado tradicional de esta ceso militar y por los réditos obtenidos en mayo de 1973 Una sombra tragedia, dio la ca- durante el gobierno constitucional que donde sueña Camila O’Gorman, sualidad que en el le sucedió? Aunque ella en 1985 atri- su única novela, la que logró in- momento político buya el éxito de Camila al “momento teresar también al público poco oportuno la direc- oportuno que vivía el país” y confiese afecto a conocer los estudios his- tora cinematográ- que lo aprovechó para “dejar un testi- tóricos. La calidad de su prosa y fica María Luisa monio acerca de la defensa de los de- el respaldo documental emplea- Bemberg pensara rechos humanos”, admitió en Tiempo do para el tratamiento de esta en ella, pero para Argentino, el 5 de mayo de 1984, que tragedia histórica, sirvió para darle un enfoque antes había apoyado otra causa: “Yo fui reactualizar el tema. total y audaz. Esta golpista cuando la sacaron a Isabel Pe- vez no habrá un rón. Me pareció que era un bien, pensé tratamiento inofensivo ni mucho menos que un gobierno militar iba a traer paz, de soslayo. El núcleo de la trama incluirá prosperidad, justicia y libertad”. al joven sacerdote que no soporta vivir La Bemberg venía en carrera y sin tro- en la simulación pero sobresaldrá el rol piezos. Ducha en artes visuales, diseño de la muchacha que, embriagada por de vestuarios,y elaboración de guiones la seducción, desafía a su Familia, la argumentales, había abordado el que- Sociedad, la Iglesia y el Estado. hacer cinematográfico realizando dos Además de su talento y laboriosidad, largometrajes. Êstos fueron lo suficien- dos antecedentes personales de la auto- temente logrados como para advertir ra favorecieron el éxito de este empren- con certeza que se proyectaba una es- dimiento: su pertenencia a la clase del tupenda recreadora en el género. patriciado argentino, y no pocos años ¿Desde cuándo lucubraba el tema de su de adhesión al movimiento feminista. próxima película? Hasta el momento, Con el primero neutralizó posibles ata- esto no aparece en ninguno de los esca- ques, pues fue visto como el resultado sos intentos biográficos. Ella tampoco de una provechosa introspección y au- lo manifestó en las no pocas entrevis- tocrítica de clase. El segundo le posi- tas periodísticas que he leído. Pero sí bilitó imprimirle al guión la visión de se sabe que ni bien concluyó Señora de mujer y la fuerza de una militante. El nadie, rodada entre diciembre de 1981 resultado fue un mensaje de rechazo al y enero de 1982, comenzó a ocuparse siempre dañino abuso del poder, y un de su próxima obra. El estreno ocurrió

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el 1 de abril y el diario Crónica, en su Luisa Mac Kay da otra versión: “en edición vespertina del 29 de diciembre contra de lo que muchos suponen, la de 1982, dijo que ella ya proyecta una idea de llevar a la pantalla la histo- nueva película inspirada en la tragedia ria de Camila O’Gorman no fue de vivida por Camila O’Gorman; algo que María Luisa Bemberg, sino de Lita había sido anticipado siete días antes Stantic, la mujer que tuvo a su cargo por La Voz tomando declaraciones de la producción ejecutiva de la pelícu- la Bemberg desde Europa. la, esto es, el puesto técnico de mayor El poeta y pintor surrealista Enrique importancia después de la dirección”. Molina había publicado en mayo de Sus dichos cree avalarlos con lo que 1973 Una sombra donde sueña Camila le manifestó Stantic: “Conocí la his- O’Gorman, su única novela, la que logró toria de Camila en 1978, cuando es- interesar también al público poco afec- tábamos haciendo Contragolpe en una to a conocer los estudios históricos. La casa que pertenece a la Municipalidad calidad de su prosa y el respaldo docu- de Tigre. Un hombre que trabajaba mental empleado para el tratamiento de en la Secretaría de Cultura me habló esta tragedia histórica, sirvió para reac- durante horas de Camila”. tualizar el tema. Al tiempo de conocerse Dejando de lado quién conoció pri- el nuevo proyecto de la Bemberg, este mero el tema y cuál fue la fuente de in- libro había alcanzado una reimpresión formación de Bemberg, lo que sí apa- en 1975, conociendo otra en 1992. El rece como incontrovertible es que, de autor en declaraciones a Ámbito Finan- los principales técnicos y actores varios ciero (18-11-1986) se refirió a su rela- habían conocido la versión de Enrique ción con Bemberg, atribuyéndose haber Molina. Hasta el actor español Imanol sido el inspirador: “La Bemberg habien- Arias, entrevistado por la revista Mujer do leído el libro e impresionada por la en enero de 1984 dijo: “... es una histo- historia que no conocía, me vino a ver ria de un amor sagrado, temiblemente y me pidió que le cediera los derechos erótica, no me atrevería a hablar de su porque quería realizar la versión cine- contenido poético porque después del matográfica.” Pero esto último no fue libro que escribió Enrique Molina qué bien probado. Cuando Molina la de- más decir.” En la misma publicación, mandó por plagio, con la acusación de la periodista continúa hilando la histo- “que varias escenas de mi libro habían ria de Camila y Uladislao y al enume- sido reproducidas” en la película, obtuvo rar los pueblos que cruzan en su huída de la justicia un fallo en contra. Decir de Buenos Aires menciona Pilar. Salvo que la Bemberg no conocía esa historia que ella conociera la obra de Molina, ¿no fue todo un exceso? Era una mujer quien se lo dijo para saberlo tuvo que descendiente de familias tradicionales, haber leído este libro, por ser el único culta, militante feminista y, por si todo autor que nombra a ese pueblo. esto fuera poco, entre sus tíos bisabuelos Desde la decisión de filmar hasta el figuraba el sacerdote Felipe Eleortondo estreno de la película transcurrieron y Palacio, uno de los acusadores del pres- dos años. La preparación general llevó bítero amante de Camila. alrededor de un año, la redacción del Según Clara Fontana “la primera en libro siete meses y la filmación nueve hablarle de Camila” a Bemberg “fue semanas. El detrás de las escenas signifi- Graciela Borges”. La periodista María có tratativas para poder lograr el aporte

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extranjero con miras a una coproduc- rique Molina, “prefirió utilizar todas las ción, investigaciones para encontrar referencias históricas conocidas –que los escenarios naturales, un muy cui- han pasado al dominio público– más dado estudio histórico y la búsqueda las que aportó la investigadora Leonor de actores que respondieran a lo re- Calvera”, su “compañera de militancia querido por cada personaje. Contan- feminista.” Después de aproximada- do con recursos económicos propios y mente siete meses, terminó de elaborar probado ingenio en el armonizar lazos el guión con la participación de Beda empresarios, María Luisa Bemberg se Manuel Docampo Feijóo y Juan Bau- propuso aprovechar el interés europeo tista Stagnaro. Sin necesidad de cargar de ese momento por un cine argentino las tintas, con emplear cuanto dicen los altamente politizado y se decidió a co- testimonios documentales conocidos, producir este proyecto. Los contactos llegó a una trama argumental que a iniciales con Francia y Alemania no ella misma la sorprendió. Cuando trató dieron resultados provechosos, pero este tema con Marisa Pombo, del diario en España logró despertar interés. En- Tiempo Argentino, le dijo: “... jamás me tonces la empresa GEA Cinematográ- hubiera animado a inventar un guión fica, una sociedad argentina en la cual semejante, me hubiera parecido exage- ella tenía buena parte, se asoció con la rado, pero es la verdad.” madrilense Impala. En tanto atendía personalmente y con Cuando le preguntaron a Bemberg si celo estos aspectos buscaba a los mejores no fue fácil encontrar una ambien- actores que encajaran en los personajes, tación adecuada, respondió: “Para en la idea que ella tenía de cada uno de nada. Anduve varios meses /con mi ellos. Las mayores exigencias las tuvo equipo/ de un lugar a otro y lo mejor para el rol protagónico: “El personaje que pude encontrar, lo más adecua- requiere una mujer de 19 años, pero con do, es la ciudad de Colonia. Desgra- la experiencia de una mujer de 30 y, por ciadamente, en nuestro país quedan supuesto, con actitudes de una mujer muy pocos lugares de la época bien de experiencia. Desgraciadamente no conservados. En Colonia solo ha- es fácil encontrarla”. Estas condiciones remos una parte, pero aún quedan en apariencia contradictorias, muestran por definir otros. Estamos pensando el punto logrado por la Bemberg en su en San Antonio de Areco, pero to- estudio sobre los personajes de esta tra- davía no está resuelto.” Por último gedia de amor. A tanto llegó que anduvo decidieron escoger ese pueblo, pero por las calles “mirando las caras de las por sus exteriores e interiores de edi- chicas”, a ver si a lo mejor encontraba ficios además recurrieron a Luján, “por azar a Camila”. En junio de 1983, Chascomús, Tapiales, Buenos Aires cuando el proyecto estaba avanzado, la y San Isidro. También se llegaron Bemberg aún “no sabía quién sería la al pueblo de Pilar, pero en este caso protagonista femenina.” Además de cán- para usufructuar no de la preserva- dida y sensual, advirtió en Susú Pecora- ción sino del abandono. ro que trasuntaba la firmeza de aquella No ha quedado probado que Bemberg muchacha temperamental, aferrada en haya empleado en particular la obra de defender el derecho a un destino propio. un autor sobre la tragedia de Camila y Entonces no dudó, dijo: “Ésta es la actriz Uladislao. Tal cual se lo anunció a En- y no otra”. Bemberg mostró estar segura

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de haber encontrado a la intérprete y ésta de Pueyrredón, en el partido de San no le falló, Pecoraro reencarnó a Camila Isidro, pero –recordó la productora– el O’Gorman. entonces Director de Cultura “prohi- Estrenada el 17 de mayo de 1984 re- bió terminantemente el uso de la caso- cibió una extraordinaria acogida na- na, de sus muebles, de sus elementos. cional, y con las mejores calificaciones Fue una negativa muy dura de aceptar, salió a competir internacionalmente. sentimos que iba a ser muy, muy difícil Atrás quedaban los anteriores proyectos salir adelante con la película.” No espe- e intentos frustrados de los otros direc- cificar las razones de la prohibición, in- tores. Sí, aprovechó el momento opor- duce a pensar en una sola: el tema. Pero tuno y echó mano de todos los recursos esto no es necesariamente así. La reso- a su alcance, pero María Luisa Bemberg lución de los funcionarios seguramente con su Camila logró lo que hasta en- incluyó un criterio de preservación, casi tonces los otros directores no supieron, siempre violado por los equipos técni- no quisieron, o no pudieron. cos de la cinematografía. Hubo gente mal dispuesta hacia la idea Es cierto que la directora de la película de filmarCamila , “y no poca, muy mal venía con posición tomada por la rei- dispuesta” como lo expresó la perio- vindicación del papel de la mujer. Pero dista María Luisa Mac Kay después de Camila significaba mucho más,Camila entrevistar a la productora ejecutiva y mostró la condena a muerte sin posi- al asistente de dirección. Los cambios bilidad de defensa. Ante la noticia del políticos operados en el paísa partir inminente fusilamiento, le hace decir de1983, sólo modificaron formalmente a la protagonista: “¿Nos van a matar el comportamiento de los intolerantes así no más, sin darnos la posibilidad en su accionar público. Esto es así y, de defendernos?” Esa sentencia firma- además, no podía ser de otra manera. da por Juan Manuel de Rosas, jefe del La productora Lita Stantic recordó en gobierno provincial, fue exigida por la esa entrevista “a un hombre que traba- sociedad de entonces, por los federales jaba en la Secretaría de Cultura” de la que residían aquí, y por los unitarios Municipalidad de Tigre, el cual, por desde su exilio; además la condena fue el año 1978, le había hablado exten- aplicada por la autoridad civil pero samente de Camila. Por él conoció la consentida por la eclesiástica. historia pormenorizada de este trascen- Por eso Camila de María Luisa dente romance de la época rosista, con Bemberg, descontado sus valores in- desenlace trágico. Luego agrega: “toda- trínsecos como película, fue tan cara vía había mucha gente que no sopor- a muchos en la etapaen la que los de- taba el comportamiento que tuvieron rechos humanos cobraron alta signifi- ella y el padre Uladislao Gutiérrez.” cación. Pero el sentir de muchos no es “Ese empeño en condenar a Camila el querer de todos, por lo cual puede se corporizó años más tarde cuando” decirse que en el período del rodaje según Lita Stantic “empezó a preparar de Camila era casi una ingenuidad no la producción de la película que iba a pensar en la presencia de inconvenien- dirigir María Luisa Bemberg”, a fines tes para obstaculizar la labor. de 1983. Entre los lugares para la fil- mación el equipo técnico escogió al Museo Brigadier General Juan Martín (*) [email protected]

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Durante el año 2007, la Biblioteca Nacional organizó dos concursos de proyectos de investigación dirigidos a trabajos sobre sus fondos patrimoniales. El que se puso bajo el nombre de Mariano Moreno, se orientó al relevamiento y análisis de las publicaciones periódicas del siglo XIX. El segundo se llamó Félix de Azara y se dirigía a los distintos modos de conocer la región, por parte de cronistas, viajeros, naturalistas, geógrafos. Fueron seleccionados diez proyectos que ya han sido realizados por los investigadores, dando lugar a escritos en los que la originalidad de los abordajes y la profundidad conceptual sirven para reafirmar el valor de los materiales atesorados por la Biblioteca. En este número de la revista publicamos dos artículos producidos en el marco de estos concursos de becas. El primero es de Verónica Tell que ha investigado los fondos de la Fototeca “Benito Panunzi” y, particularmente, los álbumes de Christiano Junior, Samuel Boote, Ernesto Schlie y Tomás Bradley. Este trabajo rastrea los modos en que fueron constituidas imágenes sobre una ciudad en transformación y un país que se reconocía en el optimismo del progreso. El segundo trabajo es de Fernando Alfón, que indaga en el periódico La Nación los debates desplegados alrededor de la lengua nacional a fines del siglo XIX. En las páginas del diario confrontaron Francisco A. Berra y Mariano A. Pelliza, a raíz de la renuncia de Juan María Gutiérrez al diploma de la Academia de Letras, discutieron el propio renunciante con Juan Martínez Villergas; pero también escribieron Alberdi, Vicente G. Quesada, Hernández, Sarmiento, Vicente F. López y Bartolomé Mitre. En ambos trabajos, los archivos son visitados con la morosidad del investigador que se siente solicitado al respetuoso trato de lo ya transcurrido, con la atención detenida sobre la singularidad de esos objetos, pero también con la pasión de quien considera que esos antiguos debates o las imágenes que los testigos y artistas construyeron, son momentos de una cultura nacional que no podemos dejar de interrogar. La investigación, en sus mejores ejercicios, es esa duplicidad de pasión del presente y detención amorosa en el objeto. La Biblioteca, incitando a estas investigaciones, refuerza su condición de preservadora y custodia de un patrimonio, al proponerse la reflexiva recuperación de su propio atesoramiento. Esperamos que la publicación de estos trabajos (y la continuidad de los concursos de becas) oriente a nuevas investigaciones, a revisiones críticas y, también, estimule a los investigadores a consultar y analizar los fondos patrimoniales que pueblan el edificio de Agüero 2502. 374

Múltiples imágenes del progreso. Fotografía y transformaciones del mundo material a fines del siglo XIX Por Verónica Tell

Christiano Junior escribe, en 1876, su decisión de fotografiar todo el país y en todas sus partes. El fotógrafo portugués se proponía así una tarea tan imposible como singular, la de producir imá- genes fotográficas capaces de abarcar, registrar, representar toda la realidad. Algo de las utopías clasificatorias o de la recordación absoluta –cual el memorioso Funes– o del registro detallado de la entera vida social –al estilo del Lugones de Didáctica– está presente en ese intento. Esas palabras están en un álbum de fotos que, como analiza Verónica Tell en el siguiente artículo, su- pone una estrategia que debe ser considerada en su especificidad. Así como una revista es más que una serie de artículos separados porque expresa una voluntad editorial, interpretativa y proposi- tiva, un álbum es más que un conjunto de fotos, arriesga otra apuesta discursiva y comprensiva. Tell analiza los álbumes del propio Junior, Samuel Boote, Ernesto Schlie y Tomás Bradley, que se en- cuentran en la Fototeca “Benito Panunzi”. Algu- nos surgieron de la decisión del fotógrafo, otros de contratos empresariales o estrategias publici- tarias. En esas secuencias en las que se registraban innovaciones técnicas, nacientes infraestructuras y transformaciones urbanas, se plasmaban las imágenes con las que Argentina construía un complaciente relato de persistente progreso. LA BIBLIOTECA Tesoros N° 7 | Primavera 2008

Un período de grandes cambios: la ace- un ciclo que se retroalimentaba a través leración en las transformaciones eco- de toda una serie de usos instituciona- nómicas y en la fisonomía poblacional les y culturales, la imagen fotográfica se marcaron fuertemente el último tramo instauraba cada vez con mayor fuerza del siglo XIX. La ampliación de las re- como instrumento no sólo de docu- laciones con el mercado internacional, mentación sino también de validación la incidencia de las inversiones extran- de aquello que registraba. jeras, la anexión de nuevos territorios Por cierto que estos registros que se a la productividad agropecuaria y la constituían como testimonios feha- colonización interna, la inmigración, cientes de la realidad lo eran, en ver- la realización de obras de infraestruc- dad, sólo de una parte de ella: de los tura y la proliferación de los medios de fragmentos escogidos por los fotógra- comunicación modernos, la paulatina fos a partir de distintos criterios rela- transformación de Buenos Aires en cionados con lo estético, lo cultural, ciudad moderna y su federalización y lo económico y lo institucional, entre la multiplicación de centros poblacio- tantos otros. Operando con ellos, han nales medianos fueron algunos de los efectuado recortes sobre la materia real elementos que coincidieron, junto con con un instrumento de producción de factores políticos, en el armado de una imágenes que, en sí mismo, actuaba ya nueva configuración de la Argentina. por medio del corte tanto en el tiem- Con adelantos y repliegues, continui- po como en el espacio. Distintos ope- dades y conflictos, se trataba de un radores fotográficos, profesionales y tiempo de cambio, móvil y fluctuante amateurs, seleccionaron a lo largo del que, a grandes rasgos, apuntaba hacia país las realidades y objetos que deja- el progreso y la modernización y crea- rían sus perfiles sobre las placas. Imá- ba un clima de expectativas y confian- genes que eran reproducción de lo real za general en la prosperidad.1 y que, a su vez, podían reproducirse Esta etapa de expansión económica ad infinitum, multiplicando y hacien- y consolidación nacional tomó for- do visible esa realidad ante distintos mas materiales y visibles accesibles a observadores, tanto locales como más la inmediatez del registro fotográfico. allá de las fronteras nacionales. La fotografía, en tanto instrumento La colección de la Fototeca “Benito de producción de imágenes fieles a la Panunzi” representa un muy pequeño realidad, se constituyó en elemento de fragmento de la cuantiosa producción registro de los cambios y de las perma- fotográfica de las últimas décadas del nencias, enfocando sobre los diferentes siglo XIX pero cuenta sin embargo aspectos y espacios rurales y urbanos, con algunos materiales absolutamen- obras y personas. A medida que iba te destacados. Cabe dejar aclarado transcurriendo, el fin de siglo ofrecía igualmente que éstos no existen úni- nuevas vistas y demandaba más y más camente en este acervo sino que otros registros e iba expandiendo, de ese ejemplares de muchas de las fotogra- modo, el universo de lo fotografiable. fías y álbumes aquí conservados se en- Se ampliaba también el terreno de lo cuentran en otras colecciones públicas que era posible o deseable fotografiar y privadas. Cuando ese sea el caso será puesto que la técnica fotográfica permi- consignado en las notas con el objetivo tía cada vez más opciones y porque, en de brindar la mayor información posi-

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ble sobre la colección fotográfica de la atañe a la injerencia diferencial de fac- Biblioteca Nacional correspondiente tores comerciales, culturales, políticos al siglo XIX y su lugar relativo en el e interviene como mecanismo de pro- marco del patrimonio público. ducción de sentido. Así, si bien las im- Las fotografías más antiguas que po- plicaciones de los usos de la fotografía see la Fototeca son las existentes en el en lo que cabría llamar “registros del álbum realizado por Esteban Gonnet progreso” no llegan a los límites de an- en 1864. Puesto que éste ha merecido tagonismo tal como puede presentarse oportunamente un minucioso análisis por ejemplo en el retrato –entre lo que por parte de Abel Alexander y Luis sería el control policial o la distinción Priamo2, he decido centrar mi estu- burguesa–, diferenciar el propósito que dio sobre producciones posteriores. se encontraba en el origen de las distin- Los álbumes de Christiano Junior, tas realizaciones fotográficas colabora Samuel Boote, Ernesto Schlie, Tomás en la comprensión de estas imágenes y Bradley y otros conjuntos patrimonio del interés en su multiplicación. de la Biblioteca Nacional serán anali- zados y puestos en relación con otros pertenecientes a diversas instituciones. 1. Producciones comerciales Estudiar los álbumes de la Fototeca independientes aisladamente limitaría el análisis acer- ca de los modos en que la fotografía ha La sustitución definitiva del daguerro- conformado relatos visuales sobre esa tipo por la imagen reproductible del modernización y progreso y haría más sistema negativo-positivo a inicios de difícil ver cómo ella misma ha operado los años 60 implicaba la realización de en tanto elemento de modernización. imágenes que podían tener más de un De modo que el trabajo sobre este ma- destinatario y poseedor. Esto, además terial se hará vinculándolo con algunas de impactar sobre el número repercu- producciones fotográficas contempo- tía en los temas de las fotografías sien- ráneas afines que se hallan actualmen- do las vistas, junto con el retrato, el te en otras colecciones. más transitado.4 La imagen múltiple, El trabajo se dividirá en dos partes, se- tocando a la cantidad, alcanzaba por gún las inscripciones institucionales a esa vía un lugar antes impensable en las que respondieron las producciones el mercado y nuevos destinos y fun- fotográficas analizadas. Aunque no es ciones. Paralelamente, surgieron los posible establecer una distinción total- álbumes de vistas. A diferencia de las mente nítida entre las diferentes ins- fotografías sueltas, la realización de cripciones institucionales –puesto que un álbum suponía un procedimien- existen sobreinscripciones e intereses to relativamente sistemático tanto superpuestos– considero pertinente para la obtención de imágenes como intentar una división puesto que es- para su selección y ordenamiento. tas inscripciones tienen un gran peso Las selecciones, secuencias y epígrafes no sólo en relación con el origen sino tienen una gran importancia en los también con la difusión y apropiacio- álbumes, lo cual hace de ellos elemen- nes de las distintas obras. El hecho de tos discursivos mucho más complejos que se trate de producciones indepen- y elocuentes que un reagrupamiento dientes, por encargo o de amateurs3 de fotografías.

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En 1876 Christiano Junior prologaba genes estaban acompañadas por tex- con las siguientes palabras el primero de tos descriptivos escritos por Mariano los dos álbumes que llegaron a salir de lo Carranza y Ángel Pelliza.6 Esta era otra que fue el emprendimiento fotográfico de novedad propuesta por Junior puesto mayor envergadura hasta ese momento: que las fotografías de los álbumes con- feccionados por sus contemporáneos Deseoso de corresponder cual cumple contaban solamente con un breve tí- a la benévola acogida que merecieron tulo (la mayor parte de las veces sólo el mis trabajos fotográficos al imparcial nombre del lugar) que con frecuencia jurado de la Exposición Nacional de era impreso en el mismo negativo. Ade- Córdoba en 1871 –he pensado que más, los volúmenes no solían ser todos nada convendría mejor a mi objeto idénticos sino que las imágenes entre que reunir en una serie de ilustracio- unos y otros variaban siguiendo, segu- nes, todo aquello que de notable en- ramente, la selección y preferencias del cierra este hermoso país– tanto en mo- comprador. 7 El portugués ofrecía, en numentos como en panoramas de su cambio, una edición con idénticas fo- pintoresca y exuberante naturaleza. tografías en todos los ejemplares y que, Mi plan es vasto, y cuando el esté a página abierta, tenía a la derecha la completo, la República Argentina no imagen y a la izquierda el texto en cua- tendrá una piedra ni un árbol histórico tro idiomas. Estas descripciones históri- desde el Atlántico a los Andes, que no cas, según su propia formulación, eran se haya sometido al foco vivificador de el modo de hacer que edificios o plazas la cámara oscura. significaran más allá de su fisonomía y Esta empresa es ardua, lo comprendo, de lo que previamente supiera quien ella exige mucha constancia, empleo las mirara. Los comentarios describían de ingente capital, y sobre todo, gran características edilicias, datos históri- pericia y buen deseo en los diversos co- cos y también sociales8. laboradores, para que su resultado res- Por sus iniciativas artísticas, técnicas ponda a mis esperanzas y sacrificios. y comerciales el portugués Christiano Empero, librada aquella parte de traba- Junior estuvo sin dudas entre los fotó- jo que no es posible ejecutar personal- grafos más destacados de la fotografía mente, a caballeros a quienes un interés argentina –y latinoamericana– del si- análogo o el acendrado patriotismo, glo XIX.9 Nació en las islas Azores en impulsa en su cooperación, tengo fe en 1832 y emigró a Brasil en 1855 y de allí el resultado de este que llamaré mi cam- a la Argentina en 1867 donde se des- paña artística en el Río de la Plata. empeñó como fotógrafo hasta 1883. Tiempo era en que los extraños, que vi- Participó aquí de la Exposición Nacio- sitan esta parte de la América del Sur, nal de 1871, la Industrial de 1877 y al regresar a sus lares, encontrasen en la Continental de 1882, fue premiado la populosa Buenos Aires, una galería por la Sociedad Científica Argentina, donde los cuadros que la realidad ofre- la exposición de Filadelfia de 1876 y la ció ante sus ojos, pudieran transportar- de París de 1878. También sacó foto- se con la facilidad de este álbum. 5 grafías de la segunda exposición reali- zada por la Sociedad Rural Argentina y El prólogo continuaba con unos po- a él se deben posiblemente también las cos párrafos e informaba que las imá- de la primera. Como todos los fotógra-

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fos de la época se desempeñó como re- litógrafos o pintores. Sin embargo, tratista y, siendo grande su fama, gran en su calidad de fotógrafo profesional parte de la alta sociedad porteña y de instalado en Buenos Aires desde 1867, diferentes localidades posó en su estu- Junior debía conocer el trabajo de Es- dio. En 1879 dejó la capital para viajar teban Gonnet y de Benito Panunzi, por el país con el objeto de continuar los primeros en realizar álbumes con en otras provincias el trabajo iniciado vistas de la ciudad. en la de Buenos Aires y confeccionar En relación con el trabajo de Esteban los álbumes respectivos que, finalmen- Gonnet una nota en La Tribuna in- te, nunca vieron la luz.10 Aunque no lo formaba en 1864: “Un fotógrafo de terminara, su proyecto de sacar vistas Buenos Aires ha tenido la feliz idea de de los lugares más destacados de toda sacar las principales vistas de esta capi- la República no tenía precedentes11. tal. Con ellas ha formado un precio- Y en efecto, explicitar los objetivos de so álbum digno de adornar cualquier su emprendimiento fue la forma de biblioteca”.13 La “feliz idea” indica- destacar la originalidad y amplitud del ba que aquel proyecto era novedoso mismo y, evidentemente, de promocio- y, por otra parte, la lista de las vistas narse. No sólo con aquellas líneas lo ha dada a continuación promocionaba hecho, sino que antes de arribar a cada el trabajo y el criterio de selección de nueva provincia, anunciaba su llegada Gonnet. En efecto, las suyas fueron en los periódicos locales.12 Este aspecto de las primeras imágenes de Buenos propagandístico pone de relieve el espí- Aires impresas en papel albuminado y ritu comercial y claramente profesional sus álbumes Recuerdos de Buenos Ayres de su desempeño y puede ser, también, fueron –hasta donde se tenga noticias– una de las claves para interpretar la afir- los primeros.14 Pocos años más tarde, mación de Junior respecto de la des- Benito Panunzi ofrecía una colección atención de sus predecesores hacia los de vistas por entregas bajo el nombre signos del progreso. Pues el fotógrafo de Album Panunzi15 y también pro- afirmaba en su prólogo: dujo al menos dos álbumes. Según lo afirma Luis Priamo, “este italiano fue Hasta hoy han cuidado poco los artis- el primer fotógrafo que se propuso tas de la Ilustración en sus Ilustracio- realizar una documentación amplia y nes, presentando únicamente escenas sistemática de la ciudad. Este releva- del campo, donde solo se transparenta miento analítico (visible en sus fotos la vida rústica, prescindiendo de aque- de las plazas 25 de Mayo y de la Victo- llos signos inequívocos del progreso, ria o de la zona ribereña) se combinaba que elevan sus cúpulas arrogantes en el con el registro de los cambios produci- centro de las ciudades. dos en el paisaje urbano.”16 Así, ambos produjeron vistas de la ciu- Puesto que en líneas previas Junior se dad y luego álbumes con ellas, pese a refería a sus propias fotografías como lo cual Junior afirmaba que sus prede- ilustraciones, se puede asumir que cesores se habían ocupado únicamente aquellos a quienes se refería con “ar- de escenas de campo. Temas que efec- tistas de la ilustración” eran fotógra- tivamente los dos habían tratado de fos y tal vez sólo en segunda instancia manera profusa aunque, como se ve, apuntaran sus palabras a grabadores, no exclusiva. En este sentido, es intere-

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sante notar que la séptima entrega del venga resituar la oposición a la que se Album Panunzi estaba compuesta por refiere Junior (rusticidad-progreso) más una fotografía de la plaza del Parque allá de los límites de las categorías de y otra de pobladores del campo. Si la rural y urbano. Propongo esto puesto combinación de ambos temas podría que Junior se refería al campo y a la ciu- ofrecer la posibilidad de vender ese dad pero creo que antes de ser esos los conjunto a los interesados en sólo uno polos que él realmente distinguía son, de ellos, analizado desde un lugar no más bien, lo viejo y lo nuevo los lugares exclusivamente comercial sino cultural que él estaba contraponiendo (el hecho más amplio, también podría implicar de que en muchas ocasiones coincidie- que el italiano no estuviera aplicando ran no los hace indistinguibles). una distinción necesariamente dicotó- El mundo rural al que se acercaba mica entre uno y otro sino que sim- Junior se estaba diferenciando fuer- plemente combinara en una entrega la temente del de las décadas anteriores realidad circundante, del mismo modo y, además, el lugar desde donde él se que unía ambos asuntos en el conjunto vinculaba se enraizaba en otras bús- total. En este sentido, si el álbum lito- quedas y proyectos. Se desarrollaba gráfico de Pallière podría considerarse un antecedente del de Panunzi para la distribución por entregas podría ser- lo, también, en lo que concierne a la reunión de escenas urbanas y rurales en una misma carpeta.17 En este caso, pese a la diferencia técnica, habría un fuerte lazo con la tradición iconográfi- ca previa y sus modos de distribución. Todo esto podría dar la clave para in- terpretar las categóricas palabras de Junior no como una falsedad ni exclu- sivamente como una frase publicitaria sino como la expresión de un modo de ver la realidad que se presentaría, aho- ra sí, en dos categorías diferenciales. Es decir que en su percepción debió existir contemporáneamente un proceso de una franca contraposición entre la vida transformación productiva y, en tan- rústica y las cúpulas. Entre todas las to se implementaban nuevas prácticas imágenes que se han podido identifi- de producción, nuevas tecnologías e car como debidas a Junior sólo hay tres inversiones mayores, comenzaba a lle- fotos de gauchos y criolla frente a sus varse adelante una experiencia de tipo ranchos y ninguna de tareas rurales18. empresarial en la explotación agrope- Sin embargo, considerando sobre todo cuaria.19 En este sentido, hay que no- el trabajo de Junior como fotógrafo de tar el hito que significó la fundación la segunda exposición organizada por la de la Sociedad Rural Argentina en Sociedad Rural Argentina (aunque fuera 1866. Ésta buscaba dar cohesión a una retribuido económicamente y no debi- clase terrateniente y representar sus do a su propia iniciativa), tal vez con- intereses en relación con el Estado y

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la elite política e impulsar el proceso publicadas por Christiano Junior. de cambio tecnológico, es decir que Provincia de Buenos Aires, 1876]: pretendía definir con otras pautas las actividades rurales y la vinculación de Difícil es, dada la extensión sobre que la elite propietaria con ellas y orientar se asienta esta populosa ciudad, ofrecer los progresos del sector.20 En relación una vista que abrace un espacio sufi- con la Sociedad, señalamos que Junior ciente para representarla. Tomada esta, no sólo fue fotógrafo de su segunda ex- desde uno de los mas altos puntos de posición, en 1876 (y presumiblemente mira, que se halla en condiciones de ser también de la primera) sino que se ha- aprovechado por su posición, satisface bía asociado en 1875. Por otro lado, en cierto modo, si bien nos compro- su paso previo por el Brasil y sobre mete a presentar en la serie de estos todo la experiencia de su participación álbums, otras láminas análogas que, así en la Exposición Nacional de Río de como la actual da una idea de la zona Janeiro en 1866 y luego, en 1871, en Sudeste, vista a vuelo de pájaro, las la primera Exposición Nacional en la otras la darán de los extremos opuestos, ciudad de Córdoba21 debieron incidir completando así una vista general de en esta perspectiva de Junior. El culto la gran ciudad, que en 11 de junio de al progreso puesto en ejercicio en ta- 1880, habranse cumplido tres centurias les encuentros debió encontrar asidero desde que se colocó en la esquina de la en un fotógrafo profesional exigente plaza Victoria, donde existe, la piedra e innovador como Junior. Además, si angular de su fundación.23 lo que podríamos llamar ampliamente lo rural se encontraba representado en Al lado de este texto se encuentra una estas exposiciones, no lo estaba como imagen donde la ortogonalidad de la valor cultural (lo que podría relacio- ciudad cedía ante el dinamismo de las narse con la tradición iconográfica de diagonales que fugaban desde la esqui- las costumbres, los viejos modos de lo na en donde se situó el fotógrafo y el rural) sino en relación con los pro- movimiento sugerido por un tranvía gresos en el sector agropecuario y su que empezaba a surcar la calle. Este productividad. Así, una cosa son las tipo de toma oblicua se presentaba con escenas de campo (gauchos frente al frecuencia en esta serie a la que Junior rancho, pulperías, etc. que sus antece- daba inicio con esta panorámica caren- sores realizaron en gran número) y otra te de edificios prominentes. Estos in- distinta, el Aberdeen Angus premiado muebles serían el objeto de su cámara por la Sociedad Rural. Entre ambas, la en las fotografías sucesivas. El fotógrafo que Junior tomó fue siempre la opción realizaba este mismo tipo de acerca- por lo nuevo.22 miento con una fotografía de la Plaza En cuanto a las vistas urbanas, la de la Victoria del primer álbum al ad- apertura del primer álbum también vertir en el texto correspondiente que la es elocuente respecto de esto pues Pirámide de Mayo y la Catedral –que se Junior inauguraba su serie con una veían en la imagen– serían descritas en panorámica de Buenos Aires tomada las respectivas láminas. Estas aparecían, desde un ángulo infrecuente [il. 1: recién, en el volumen siguiente. Christiano Junior, del álbum Vistas y Ahora bien, ¿cuales eran los sitios elegi- Costumbres de la República Argentina dos por Junior para representar esa ciu-

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dad moderna? La Casa de Gobierno, los edificios centrales que marcaban la Catedral, el Congreso, las Plazas de el carácter no sólo físico sino también la Victoria y 25 de Mayo, el Paseo de institucional de Buenos Aires. Sin em- Julio, la ribera, las estaciones de ferro- bargo, no todo era macizo en esa ciu- carril: los motivos porteños se venían dad: entre la “gran aldea” y la Buenos reiterando en las tomas de los diferen- Aires del Centenario existió un tiempo tes fotógrafos. Se trataba de un reco- intermedio que Jorge Liernur ha visto rrido iniciado en los años 50 por los como aquel de la ciudad efímera, cuyos primeros daguerrotipistas que realiza- estratos se configuraban paralelamente ron vistas de la ciudad24, en los solares a la formación de la ciudad moderna y más antiguos y con sus edificios insti- sólida.26 Dice el autor respecto de las tucionales, que en la década del setenta fotografías: “Siempre hemos aceptado, y las posteriores seguían siendo los si- en su enunciado central de logros –la tios más representativos y por lo tanto, casa, el teatro, el monumento, el par- fotografiados de Buenos Aires.25 que–, las imágenes que aquellos fotó- Estos lugares especialmente connota- grafos lanzaron hacia el futuro como dos por su ubicación en el tejido urba- los testimonios de la construcción del no o por sus características o funciones proyecto. Sin embargo, basta mirar los políticas e institucionales y que fueron rasgos secundarios, transformar el fon- objeto, por esto, de la atención de los do en figura, para advertir, allí donde fotógrafos tanto viajeros como esta- la voluntad de representación se des- blecidos en el país, acrecentaron pau- cuida, las elocuencias de esas huellas latinamente su carácter emblemático de la fugacidad”.27 Entonces, la distan- a partir de su reiterada reproducción cia entre las figuras y el fondo –toman- en las fotografías. Un consenso sobre do los términos de Liernur– es aquella cuáles eran los sitios más destacados y existente entre lo habido y lo deseado: luego su reconocimiento en las imá- en ella puede proyectarse la mirada genes (la leyenda de anclaje aseguraba de los fotógrafos, las expectativas y el esto último) eran la clave para que esos imaginario que pretendía dejarse asen- espacios se constituyeran en icono- tado. Esa misma distancia concierne a grafía representativa de la ciudad de un conflicto relativo al propio medio Buenos Aires. En este sentido, la ima- fotográfico: el que se da entre lo que la gen fotográfica no sólo reduplicaba fotografía representa o revela –en tan- las características visuales de un sitio to imagen que reproduce fielmente los sino que retornaba sobre lo represen- rasgos visibles de la realidad– y aquello tado amplificando, también, su lugar que construye. prominente en el imaginario urbano; Junior empleaba a veces las tomas y luego siguiendo el círculo, la fotogra- oblicuas como la panorámica que fía de ese lugar se volvía necesaria si se abría el primer álbum. Ellas le daban deseaba disponer de un panorama que la posibilidad de mostrar dos lados de diera cuenta de la ciudad. un mismo edificio (como es el caso de Junior, como sus contemporáneos y la Administración de Rentas, la Casa quienes le seguirían, realizaba ese iti- Rosada, el Hospital Italiano o la Iglesia nerario reforzando su poder evocativo de Santa Felicitas) o los edificios pro- en la configuración de un imaginario minentes sobre dos caras de una mis- de la ciudad. Fotografiaba lo sólido, ma plaza (de la Victoria, por ejemplo,

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con el Cabildo y la Catedral). En esas estas últimas. Pero por cierto que no plazas, los bancos estaban vacíos y consistían en hombres a caballo, ma- exceptuando la Quinta del Alte. Brown teando ni carneando vacas, sino otras delante de la que posaban varias perso- nuevas, surgidas de un nuevo contex- nas y de las pequeñas siluetas a lo lejos to. Escenas de la playa es el nombre de o de las figuras vaporosas de los perso- dos fotografías con poses muy com- najes móviles, pocas figuras dejaron su puestas, una de pescadores y otra de marca en las placas. Por lo general, los lavanderas en que los hombres regre- lugares fotografiados por el portugués saban portando las redes y las mujeres para estos álbumes no se encontraban posaban en grupos, respectivamente. transitados por sus habitantes sino que Uno de estos epígrafes hacía, suges- se trataba de imágenes bastante despo- tivamente, referencia al movimiento bladas en donde solían primar los es- y apuntaba a un aspecto propio de la pacios antes que sus usos.28 Se trataba vida urbana moderna: “Es un espectá- de una materialidad urbana en cierto culo interesante para el que pasea por modo vaciada de su funcionalidad. las riberas del Plata, la vista multicolor Eran espacios semi-vacíos que sin em- y variada que presenta esta faja movi- bargo, por las diagonales en las com- ble de mujeres de todas edades y paí- posiciones, no carecían de dinamismo. ses, entretenidas en el aseo de la ropa De esta manera, Junior lograba que perteneciente a los 200.000 habitantes la ciudad hablara casi por sí misma, de esta gran ciudad.” estructuralmente, del potencial movi- La tercera imagen vinculada con las miento que contenía. costumbres entre las veinticuatro Se contrapone a esto la fotografía del de los álbumes es la única que tiene Dique de San Fernando puesto que in- un personaje en primer plano [il. 2: cluía en el primer plano las maderas Christiano Junior, del álbum Vistas y que se empleaban para las reparaciones Costumbres de la República Argentina de los barcos y a la derecha posaban los publicadas por Christiano Junior. Pro- trabajadores. Tal vez por ser un lugar vincia de Buenos Aires, 1877]. El texto de trabajo físico muy recientemente que la acompaña es el siguiente: inaugurado, el movimiento se sugería mediante estas presencias. Otra de las El naranjero de la ciudad de Buenos pocas imágenes que cabría situar entre Aires, es un hijo del progreso. Tipo sin las vistas y que muestra gente y algo re- precedente, ha surgido y tomado for- lativo al trabajo es la fotografía corres- mas acabadas en medio del movimien- pondiente al Puente Pueyrredón. En to regenerador que en la República ella, llamativamente, se encuentra el Argentina sucede a las viejas costum- carro del mismo Junior con un hom- bres de la colonia. El oficio es ambu- bre de pie a su lado, siendo entonces lante; requiere vigor de pulmones para el trabajo señalado en esta foto el del sostener el peso de dos grandes canas- mismo fotógrafo. tas, y buenas piernas para recorrer sen- Si bien ambos formaban parte del títu- das cuadras gritando: arranca paraguia! lo del álbum, el portugués privilegia- Con esta industria humilde, ejercida ba claramente las vistas por sobre las por inmigrantes italianos de la clase costumbres. Sólo tres fotografías de las proletaria, se han levantado fortunas que llegaron a editarse se hacían eco de respetables, debidas, mas que a un lu-

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cro inmoderado, a la constante diligen- ciertas reminiscencias románticas in- cia y hábitos económicos del naranjero. cluso.31 De este modo, se produce una Cuando se ha cansado de esta vida, y la fuerte disonancia entre la iconografía y cosecha de patacones lo permite, deja el texto que acompaña a la imagen. Y las canastas y el gremio ambulante para en ésta la distancia entre la figura y el abrir puesto en un mercado de abasto, fondo se hace, una vez más, significati- donde su nueva categoría le permite va al restituir el espesor de la represen- una existencia mas sedentaria. tación como artificio: la artificialidad del escenario montado y también la Ambulante: esto es lo que hace de este teatralización en la pose. personaje que circulaba vociferando Aunque no todas las fotografías de sus por la ciudad un individuo de su tiem- dos álbumes respondieran a estas ca- po, que “sucede a las viejas costumbres racterísticas –y mucho menos otras no de la colonia”. Pero curiosamente, incluidas en estos conjuntos–, ésta del mientras tanto las lavanderas como hombre urbano fuera de la ciudad y so- los pescadores fueron tomados en sus bre todo otras de la ciudad casi despo- lugares de trabajo, el naranjero fue sa- blada arman un panorama de Buenos cado de las calles donde trabajaba para Aires con características que pueden posar en estudio. Hay algunas consi- equipararse a las de una maqueta. Más deraciones sobre este punto. Por un cerca de producir las ideas de habitabi- lado, bien es cierto que los telones que lidad y urbanidad que de mostrarlas, la representaban paisajes eran, junto con ciudad material y concreta se presenta- los que recreaban interiores burgueses ba casi como un prototipo. (con columnas, cortinas y escaleras), En este sentido, conviene destacar los fondos habituales de los retratos de que el objetivo de Junior apuntaba la época y que no había, en cambio, inequívocamente a que los álbumes representaciones de las calles en ellos. encontraran difusión no sólo en la En caso de ser el escogido ese espacio República Argentina sino al otro lado no se escenificaba sino que el fotógra- del Atlántico32. Si los textos en cuatro fo trasladaba su equipo a exteriores y idiomas eran ciertamente útiles en un trabajaba con la ciudad misma como país donde los inmigrantes ocupaban fondo. Pero, además, cabe notar que una proporción cada vez mayor entre si bien Junior fue el primero en sacar sus habitantes, se hacían claramente in- tipos populares tanto en estudio como dispensables más allá del Río de la Plata. en exteriores29 en esta ocasión no sólo Como refería al cambiar el idioma ale- no sacó sus aparatos a la calle, sino mán por el italiano en el segundo ál- que tampoco escogió un fondo neutro bum, Junior tenía en vista a las colonias como los que empleara para otros ofi- de inmigrantes que desearan enviar los cios urbanos como los Vendedor de dia- álbumes de su autoría a sus países de ori- rios o el Vendedor de aves y pescados.30 gen. Pero además, vinculado con la alta En cambio, el fondo delante del cual sociedad y la elite conductora a través se encontraba en cuclillas su personaje de su actividad profesional (puesto que eminentemente urbano, este hijo del como retratista había tenido frente a su progreso, no respondía a su contexto cámara a los personajes más destacados sino que, con los árboles difusos de- de la época33) el fotógrafo debía prever trás, tenía un fuerte tono agreste, con también para su trabajo un público más

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elevado conformado por quienes tenían 1871 había dejado muy clara la nece- la capacidad de atraer la atención y los sidad de contar con mejores estándares capitales de los países centrales. En ese en el área de la salubridad). marco, presentar a Buenos Aires como La construcción de un mundo ma- un prototipo o un escenario disponible terial a través de las numerosas obras y mostrar los progresos tanto materiales públicas corporizaba la consolidación como culturales del país hacía de sus ál- del estado-nación argentino: reformas bumes una importante carta de presen- en la trama urbana, remodelaciones tación e instrumento de promoción. de los edificios administrativos, infra- estructuras de servicios, instalaciones militares, sedes de policía, escuelas, 2. Producciones por encargo etc. fueron las formas materiales del proyecto de modernización que se La ciudad de Junior no tardaría en hicieron especialmente evidentes a cambiar. Más allá de la fugacidad principios de la década del 80.34 Lue- que correspondía a su carácter efíme- go de que en 1880 Buenos Aires fuera ro o precariedad, un plan orquestado declarada capital del país, su primer impulsó fuertes modificaciones en su intendente, Torcuato de Alvear, pro- fisonomía en los primeros años de la pulsó los cambios urbanísticos que década de 1880. Las reformas urba- buscaban dar a la ciudad un diseño nísticas del siglo XIX puestas en mar- más moderno y una mejor infraestruc- tura35. Además de ser el centro político nacional, lo era también financiera y económicamente (y cabe recordar que también era aun la capital provincial, hasta que el gobernador Rocha resol- vió trasladarla del nuevo territorio fe- deral y llevarla a la futura ciudad de La Plata). Estas circunstancias, que reforzaban la ya existente concentra- ción del poder político-económico en la ciudad, demandaban la confección de un límite perimetral así como una transformación del centro, de la zona portuaria y de los barrios.36 Registran- do la nueva fisonomía porteña, y con un objetivo claramente propagandís- tico, Emilio Halitzky realizó el álbum cha en distintas capitales mundiales Mejoras en la Capital de la República respondían a necesidades objetivas: al Argentina llevadas a cabo durante la incremento de la población, a la adap- administración del Intendente de la tación del centro de las ciudades a los Municipalidad Dn. Torcuato de Alvear nuevos medios de transporte como 1880-85. Cada hoja llevaba impreso el tranvía o el ferrocarril y un nuevo “República Argentina. Municipalidad concepto de higienismo (en el caso de la Capital” en la parte superior y, de Buenos Aires, la fiebre amarilla de debajo de la fotografía, el nombre del

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lugar representado. La cantidad de fo- que impulsaron las transformaciones tografías difiere según los ejemplares que impactarían sobre la ciudad de del álbum.37 Buenos Aires, las ideas que dieron ori- Temáticamente, este álbum seguía a gen a la capital de la Provincia respon- los dedicados a la ciudad de La Plata dían a unas concepciones netamente realizados por la casa Bradley: Vistas de modernas y europeizantes. La Plata; Vistas de La Plata – Desde su Con mayor número de fotografías, los fundación, noviembre de 1882 hasta ju- otros dos álbumes cumplían con hacer nio de 1884; Vistas de La Plata y obras ver que el ambicioso proyecto de cons- del Puerto. Agosto de 1885. 2ª edición. truir una ciudad íntegramente en pocos Con cortas distancias de tiempo entre años, con sus edificios institucionales, uno y otro, forman un conjunto sobre bancos, estaciones de ferrocarril, puer- los primeros años de la ciudad. Retra- to y demás, había echado fuertes raíces tos de los promotores políticos de la en la tierra de la Provincia de Buenos iniciativa y la colocación de la piedra Aires, “32 meses después de colocada fundamental el 19 de noviembre de la piedra fundamental” –según dice el 1882 constituyen las imágenes oficia- epígrafe impreso bajo muchas de las les de estos álbumes que recogen tam- fotografías del álbum de 1885–40 [il. bién fotografías de las cada vez más 3 Fotografía Bradley, del álbum Vistas numerosas construcciones acabadas, de La Plata y obras del Puerto. Agosto de de las obras en marcha y también pla- 1885. 2ª edición] La velocidad en las nos de los proyectos. En el primero de obras y urbanización también era seña- ellos una fotografía de la piedra fun- lada por un texto en italiano al inicio del damental, con el año grabado en nú- álbum (“non si ha esempio di un’opera meros romanos sobre una de sus caras, di tanta mole realaizzata in cosi breve antecede a “Vista de los palcos y plaza spazio di tempo”) mientras las palabras principal tomada el día anterior de la “en construcción” anexadas a veces a la inauguración”, “Vista de los palcos y imagen de un edificio conferían mayor plaza principal tomada por la mañana destaque al desarrollo del proyecto que, del día de la inauguración” y “Vista mucho más allá de lo edilicio, implica- tomada al tiempo de colocar la piedra” ba un orquestado plan político e insti- dando cuenta de la importancia no sólo tucional a nivel nacional. de la ceremonia sino de ese objeto que Además de ser registros de la fundación –merecedor de una fotografía de gran- o modificación de una ciudad, los ál- des dimensiones a pesar de su pobreza bumes de Bradley y Halitzky tienen en descriptiva y estética– condensa la idea común el haber sido encargados por de la ciudad y la sostiene, junto con las quienes estaban a la cabeza de esas ope- expectativas y el proyecto político que raciones –el gobernador Dardo Rocha decidió su fundación.38 Ese álbum cul- y Torcuato de Alvear respectivamen- mina con un plano de La Plata donde te–. Por un lado, la comisión modi- se percibe claramente que la ciudad se ficaba la posición de los fotógrafos: si trazaba sin base preexistente y que, sin Panunzi o Junior eligieron sus temas y ataduras, se proyectaba a partir de las gestionaron la venta de las reproduccio- necesidades y lógica urbanística impe- nes en sus estudios y mediante la pu- rante privilegiando la comunicación y blicidad, con estos álbumes el trabajo la salubridad39. Al igual que aquellas de Bradley y Halitzky quedaba sujeto

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a las condiciones de un contrato previo bién a las modificaciones ocurridas por (aun si, como en el caso del segundo, la creación de nuevas zonas y nuevos se emplearan para el álbum fotografías esquemas en la vida urbana debidos al tomadas de manera independiente y constante crecimiento y concentración previa al encargo41). En ambos casos poblacional en la capital argentina42. el encargo ponía además en evidencia Ambos modos colaboraban en la con- la voluntad de mostrar y promover lo figuración de visiones sobre el espacio realizado durante las administraciones urbano de Buenos Aires que se deseaba de Rocha y Alvear. La intención polí- con carácter propio a la vez que rede- tica entraba aquí en escena claramente, finible según los imperativos de la mo- poniendo a la fotografía a su servicio. dernización. La fotografía acompañó Un modo de vinculación entre Esta- la transformación de la gran aldea en do y fotografía que brinda testimonio, una ciudad moderna contribuyendo a además de aquello que se ha hecho, de la conformación de un imaginario ur- la voluntad expresa de darlo a conocer, bano, en combinación con un número convirtiendo las imágenes de lo que ha más amplio de representaciones visua- sido en discursos laudatorios. Pues si les, literarias y distintas simbolizaciones el noema de la fotografía para Barthes incluyendo también a los proyectos. (esto ha sido [una doble posición con- Lo hizo, como en otros países latinoa- junta, de realidad y de pasado]) impli- mericanos, de un modo particular en ca, en su esencia, la autentificación, las relación con los centros europeos pues- selecciones y recortes inscriben sobre las to que aquí, tanto como fue drástico fotografías sentidos connotados. Por la el proceso de modernización43 también relación de contigüidad que mantienen fue especialmente contundente el arri- con su referente, las imágenes fotográ- bo y empleo de la fotografía dado el ficas responden fácilmente a una asimi- marco del universo técnico y plástico- lación con lo real pero lo que muestran, visual previo. Además, si en la pintu- cómo lo hacen y por qué medios atañe ra o en las artes gráficas los lenguajes a todo lo que va más allá de ese instan- locales se sumaban a las apropiaciones te de pura denotación (el instante de la o distorsiones de los cánones europeos, exposición fotográfica). Y, por otra par- la fotografía, en cambio, constituía una te, estos discursos o sentidos no se dan herramienta (y un lenguaje) de produc- sólo por lo que las imágenes dan a ver ción de imágenes menos maleable. Así, sino por lo que su sola presencia ocul- la acelerada modernización de la ciudad ta: pues cada fotografía no sólo muestra era registrada visualmente mediante un lo que ha sido (las representaciones del mecanismo que coincidía –en forma y cambio), sino que disimula tras de sí en tiempo– con el de otros espacios las imágenes que no han sido, es decir, más allá del Atlántico. “El tiempo de todas las que nunca se han producido la modernidad se impone a todos” 44 y (las de los barrios del sur porteño into- la fotografía es una de las máquinas del cados, por ejemplo). tiempo. Además de los espacios emblemáticos Con ella se inauguró una nueva forma y del registro de lo permanente, esta de representar el tiempo –y el espa- fotografía de fin de siglo se hizo eco de cio–. Se trata de un tiempo de deten- lo mutable. Éste no sólo atañía a los ción y, paralelamente, de un tiempo cambios en lo preexistente sino tam- de perpetuación en tanto la imagen

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insiste, sin cesar, sobre ese instante vistas de la ciudad de Buenos Aires y que ha sido una única vez.45 Imagen otras. Conforme se multiplicaban las de constancia por partida doble, la fo- imágenes, se fueron viendo, paulati- tografía brinda testimonio del tiempo namente, nuevas perspectivas de los –deja constancia de su existencia– y, mismos sitios que desde hacía años se simultáneamente, lo hace permanen- fotografiaban. Los puntos de vista más te, constante. No hay representación tradicionales que centraban los edifi- más temporal que la suya puesto que cios conformando una imagen bastan- realiza un corte en ese continuo.46 O, te estática se diversificaron, llegando como lo expresa Paul Virilio, con el incluso a fraccionar la Catedral para advenimiento de la fotografía el tiem- mostrar la línea abierta por una calle a po ya no es un tiempo que pasa sino su lado, o el Cabildo49. uno que se expone a sí mismo, que Por cierto que ni el progreso ni la ‘viene a la superficie’.47 Ahora bien, ¿la fotografía encontraban un límite en Plaza de Mayo de cuántos tiempos di- Buenos Aires. Este tipo de produc- ferentes ha venido a la superficie? Sin ciones fotográficas sobre una ciudad dudas, el ritmo de su exposición se ha o el país en su totalidad eran la mayor acrecentado paulatinamente en el úl- parte de las veces emprendimientos timo cuarto del siglo XIX para seguir artístico-comerciales independientes, acompasadamente el crecimiento del es decir, trabajos realizados con los consumo de imágenes y de la compe- propios medios del fotógrafo y cuyo tencia entre fotógrafos profesionales. objetivo era predominantemente eco- Hubo una suerte de aceleración que nómico. Aparte de las fotografías de hizo que cada fotografía de un sitio cada ciudad, tomadas por los fotógra- –cada imagen de corte y permanencia fos locales, era frecuente que algunos del tiempo– suscitara otras nuevas.48 fotógrafos comerciales recorrieran el El aumento de la población sumado al país –ellos o sus asistentes– para ob- desarrollo de la cultura urbana y, tam- tener vistas y costumbres de todo el bién, a la simplificación paulatina de la territorio para ofrecer a la venta. En técnica y los procedimientos fotográ- cuanto a su multiplicación numérica, ficos, trajo aparejado un crecimiento cabe decir que el modo de venta de de la actividad. El mercado fotográfico estas imágenes –cuando no se trataba se sostenía sobre dos pilares esenciales: de álbumes– era por separado, a elec- el retrato y las vistas, de modo tal que ción del cliente. En esos casos la fo- todos los profesionales se dedicaban y tografía iba montada sobre un cartón publicitaban ambos géneros y que ha- que solía tener impreso el nombre del bía ciertas vistas clave que todo estudio lugar y del fotógrafo junto con la di- debía estar en condiciones de ofrecer rección del local. Estos cartones eran a su clientela, la Plaza de Mayo entre susceptibles de encuadernarse luego y muchas otras. formar un álbum50. Samuel Boote y su hermano Arthur, Volvamos sobre las producciones fo- Samuel Rimathé, Alejandro Witcomb tográficas por encargo. Así como La son algunos de los más prolíficos fotó- Plata y Buenos Aires contaron con sus grafos profesionales de las décadas de respectivos álbumes, otros emprendi- 1880 y 90 y que, en tanto tales, se han mientos gubernamentales confiaban dedicado con asiduidad a la toma de en la fotografía para constituir un re-

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gistro gráfico. Es el caso, por ejemplo, álbum presentado en la Exposición de del álbum solicitado a Samuel Boote 1889. [il. 4 Samuel Boote, del álbum por el Consejo Nacional de Educación Consejo Nacional de Educación. Vistas realizado en 1889 para ser presentado de Escuelas Comunes. 1889] En lugar en la Exposición Universal realizada de ser legible para los alumnos, el piza- ese año en París51. Las láminas sobre rrón se dirigía a la cámara mostrando las que están pegadas las fotografías lle- el texto a los espectadores de la foto y van impreso el nombre del fotógrafo y asistentes a ese encuentro que conme- el lugar fotografiado y arriba, en letras moraba la Revolución Francesa y fue más grandes “República Argentina” y ocasión de la construcción de la Torre el nombre de la dependencia educati- Eiffel. Las miradas de distintas par- va. El álbum contiene vistas exteriores tes del mundo estaban puestas en ese de los edificios escolares y también momento sobre París y la Exposición aulas con alumnos52. La afluencia de Universal. Por su parte, quienes asis- la inmigración masiva imponía nue- tían podían olvidar por un momento vos desafíos y respuestas al Consejo de el marco parisino para sumergirse en el Educación que estaba a cargo de la edu- panorama propuesto en los diferentes cación elemental. Pues correspondía a pabellones nacionales. Ahora, en caso la escuela primaria (obligatoria, gratui- del argentino, el texto del pizarrón ta y laica desde 1884), entre otros, la pudo haber producirlo un extraño formación de ciudadanos argentinos y efecto: desviar la mirada puesta sobre ello mediante la instrucción del idio- el objeto (Argentina) para mirar con ma –aparte de otras áreas–, la sociabi- él, nuevamente, a París. O, mirar la lidad y la puesta en común de ciertos mirada de la Argentina sobre la capital principios a través de una educación francesa. Ésta era claramente admira- igualitaria y centralizada53. Al mos- tiva: París era un fuerte modelo para trar los espacios físicos recientemente la oligarquía y la burguesía naciona- edificados54 para esos fines específicos, les, particularmente la porteña, que este álbum dejaba asentados los logros encontraban en el espíritu francés el y objetivos del Consejo. Esto quedaba buen gusto y cosmopolitismo que de- expresado también en palabras: seaban para Buenos Aires y la cultura urbana. Así, se le decía a la ciudad de Respondiendo a una necesidad imperio- París que el mundo civilizado la tenía sa, el Consejo Nacional de Educación como su centro y que admirarla era la ha contraído en los últimos años todos enseñanza que se impartía a los niños sus esfuerzos a la construcción de ca- de las escuelas porteñas. Reconocer sas para escuelas, siendo este álbum un todo esto era, ya, ser parte de ese mun- reflejo de la obra llevada a cabo en la do civilizado y más aun si se hacía en el Capital de la República [...] El álbum contexto de una Exposición Universal, encierra sólo las vistas de algunos de los en donde con una única vara se busca- principales edificios levantados en la ba hacer mensurable el grado de civili- Capital de la República. zación de cada nación. Además, aquellos niños en el aula acce- “París es la capital del mundo civiliza- dían desde hacía poco a una educación do”, se leía en el pizarrón de un aula de obligatoria, gratuita y laica, resultado escuela fotografiada por Boote para ese de un largo proceso iniciado tiempo

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atrás por Sarmiento. La oposición en- La escasa mano de obra constituía un tre “civilización” y “barbarie” de su problema concreto para la explotación Facundo se resolvía entonces, simbó- agropecuaria. La población necesaria licamente, al exponerse la primera de para el proceso productivo vendría del estas palabras en un pizarrón de una crecimiento demográfico, de migra- escuela fruto de la Ley de Educación ciones internas y, especialmente, de común. También, cabe notar que casi la inmigración, llamada al país a tra- 20 años antes el mismo Sarmiento ha- vés de un expreso plan de fomento58. bía señalado que las exposiciones eran Ésta no estaba destinada a quedarse en ocasión para mostrarse como una na- la capital nacional sino a ocupar esas ción civilizada. Como presidente de la regiones (desplazando a la población nación, él había cerrado su discurso de autóctona) y fomentar el desarrollo inauguración de la primera Exposición agroindustrial. Sirva como ejemplo de Epígrafe Nacional con estas palabras: “Que este ensayo sea el precursor de nuevas ma- nifestaciones más perfectas de nuestra cultura, que la Exposición de 1871 abra la serie de las exhibiciones con que nos presentaremos al mundo reclamando un puesto honroso entre las naciones civilizadas.”55 Cabe recordar que este primer encuentro nacional contó con un álbum fotográfico realizado por Cesare Rocca56 que representaba los edificios y parques del predio y dejaba un registro gráfico de este evento llama- do a promover el progreso productivo y técnico, las comunicaciones, el acuerdo social y paz nacional y a ser, antes que un entretenimiento para sus visitantes, una experiencia edificante para la moral de trabajo de los argentinos. Si la educación era un área clave para la actuación de fotógrafos en las colo- la consolidación de la nacionalidad, la nias los casos de unos álbumes reali- definición y ocupación territorial era zados en la provincia de Santa Fe –la otro de los requerimientos para la con- que mayor impacto colonizador reci- formación y el desarrollo del país. Un bió– a instancias de distintos intereses “doble movimiento de las fronteras” y solventados por diferentes capitales. –la política y la productiva– se dio en- El Chaco Santafecino. Álbum conte- tre 1879-1880 y 192057. Entre tanto, niendo las vistas fotográficas Tomadas el establecimiento de colonias en dis- en Marzo y Abril de 1887 durante el tintas regiones del país fue una de las viaje ejecutado por Gabriel Carrasco formas de expansión del espacio pro- Director y Comisario general del censo ductivo y otro de los temas y momen- con motivo de los trabajos preliminares tos registrados de manera abundante de aquella obra, con fotografías realiza- por la fotografía. das por Samuel Boote quien debió ser

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contratado para esta tarea59. Los hom- Pero también surgieron crónicas más bres, las obras y el proyecto moderni- discretas: el registro no ya de sucesos zador llevados adelante en las colonias destacados y convulsionantes sino de son indiscutiblemente el tema de ese tareas programadas. De hecho, tal vez álbum. De esa misma zona, Álbum de sea la documentación de los trabajos vistas. Chaco. José V. Baltasar y Álbum de obras públicas e infraestructura de vistas. Colonias. José V. Baltasar con uno de los usos más interesantes de la fotografías tomadas por Ernesto H. fotografía decimonónica pues fue ella Schlie fueron, en cambio, debidos a la quien, de alguna manera, inauguró iniciativa del fotógrafo mismo60. Tam- este “género” o, más bien, este modo bién en estos y otros álbumes de Schlie de llevar un diario de actividades. el tema central es el desarrollo econó- Se trata, institucionalmente hablando, mico y social de la región. Ambos ca- de otra forma de emprendimiento fo- sos dan cuenta de que aquellos lugares tográfico pues no se apoyaba ni en la donde se estuvieran llevando adelante iniciativa de un fotógrafo particular ni modificaciones que se entendían como en la gubernamental sino que las mis- avances del progreso captaron la aten- mas corporaciones o empresas que lle- ción de los fotógrafos. O incluso, en vaban adelante los trabajos realizaban verdad, no es que captaran su atención su documentación61. Los objetivos, a sino que tales situaciones requerían, en su vez, también variaban en parte: ya cierto modo, del registro fotográfico. no se trataba solamente de promocio- Desde sus inicios la fotografía comen- nar las obras efectuadas (como en el zó a emplearse para ciertos géneros y caso de Alvear) ni de, junto con eso, a cubrir una serie de funciones que fomentar el arribo de nuevos capitales antes recaían sobre otros sistemas de e inversiones y promover la continui- representación y también, a raíz de su dad de la inmigración (como en el especificidad y por los modos en que caso de algunas imágenes de colonias). opera con lo real visible, a medida que Si bien todo esto confluía en las mo- corría el tiempo y que se desarrollaba tivaciones para registrar las obras de la técnica, todo parecía empezar a ne- ingeniería, existía un factor adicional cesitar de ella. Si los retratos, las vistas relacionado con la actividad misma, y paisajes, las escenas de costumbres con el dar cuenta de los pasos de su fueron sacudidos por el arribo de la eficiente realización. Y los fines para fotografía, igualmente fuerte fue su los que esto podía tener relevancia va- entrada en el mundo de las represen- riaban según los casos. taciones visuales al posibilitar la cró- La actividad agropecuaria, las indus- nica de acontecimientos y situaciones trias urbanas, los medios de trans- de un modo antes impensable. Las portes, el comercio exterior y las guerras o los desastres y calamidades inversiones de capital extranjero fue- eran algunos de los temas que comen- ron los sectores que más incidieron zaban entonces a ser susceptibles de en la expansión económica que carac- representarse con un realismo y fide- terizó a la década del 80, luego de la lidad inigualables e interesaban a los crisis que marcó la segunda parte de fotógrafos y al público que pagaba por la del 70.62 El enorme crecimiento las cartes de visite o, luego, las tarjetas en la actividad agrícola y, en menor postales ilustrando este tipo de hechos. medida, del ganadero, necesitaban de

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un aliado poderoso: el ferrocarril, ele- Heras, entre otras, y los puentes del mento fundamental para hacer de la Río de las Conchas o en las cercanías Argentina un exportador de cereales de Luján fueron captados por la cáma- a gran escala.63 El tren era la herra- ra de Pozzo.69 Se trataba del registro mienta imprescindible para cerrar el de algo que ya estaba en pie y que te- círculo agroexportador haciendo que nía un funcionamiento satisfactorio y la producción de las diferentes regio- rentable. La magnitud del álbum pre- nes recientemente anexadas al sistema visto –aunque se ignora si ha llegado a productivo pudieran llegar a los puer- cubrir la cifra proyectada– da cuenta, tos y salir hacia el mundo y, también, en efecto, del ingente capital de que para ampliar el mercado interno. Con disponía el FCO para cubrir sus fi- capitales de origen británico en pri- nes publicitarios y documentales. La mer lugar y también algunos origina- compañía provincial podía mostrar, rios de Francia que se sumaban a las imágenes mediante, el logro técnico inversiones nacionales, la expansión –especialmente importante al tratarse del ferrocarril en Argentina fue de de la primera red del país–, dejar cons- una destacada magnitud en los años tancia del beneficio económico que 80.64 A su vez –e incluso desde el pri- podía significar para los inversores el mer momento (el viaje inaugural del dotar a la provincia de una amplia red primer tren del país)– la fotografía fue ferroviaria (tentando así, por medio de siguiendo su avance. una suerte de garantía visual, a capita- El Ferrocarril del Oeste (de propiedad les que no fueran los provinciales para de la provincia de Buenos Aires has- la construcción de nuevos ramales) y, ta 1890) fue fundado en 1854 e in- a la vez, reafirmar el valor de las tierras auguró su primer recorrido tres años y generar un aumento de la población después ampliando en los sucesivos la a lo largo del tendido. Todo esto cola- línea principal que partía de la ciudad boraba con el progreso de la provincia hacia La Floresta.65 En 1875, se anun- y fomentaba, más allá de los límites ciaba en el diario que “el director del de Buenos Aires, la modernización y ferro-carril del Oeste ha resuelto for- el progreso nacional del que las líneas mar un Album de fotografía de gran férreas no sólo eran un instrumento formato, representando todas las es- sino, además, un símbolo. taciones, puentes, talleres, máquinas, Unos años más tarde, en 1889, el etc., de dicho ferro-carril y de todos FCO (rebautizado Ferrocarril de la sus ramales. El álbum constará de 950 Provincia de Buenos Aires en 1884) vistas, y ha sido encomendado al fo- era objeto de un nuevo proyecto fo- tógrafo D. Antonio Pozzo”.66 Este tográfico, esta vez a manos de Samuel último era el fotógrafo de confianza Boote, quien realizó dos álbumes con de Antonio Cambaceres, presidente las fotografías tomadas de estaciones, del directorio del FCO67 y era además talleres y puentes.70 La construcción el responsable de las imágenes toma- de la nueva capital provincial llevó a la das el 30 de agosto de 1857, cuando extensión de la línea y es en esas nue- la locomotora La Porteña realizó por vas construcciones, de hecho, sobre primera vez el recorrido68. Los talleres, las que se centra gran parte del trabajo las estaciones de Once de Septiembre, de Boote. Así, dos grandes logros pro- Moreno, Mercedes, Chivilcoy y Las vinciales se reunían en las láminas de

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los álbumes: el tren y la ciudad de La To the architect and railway engineer, an Plata. Como las imágenes de Pozzo, easy and accurate mode of information éstas mostraban el resultado de una as to the progress of his Works is here tarea concluida.71 Sin embargo, a los given him. The merit of first employing objetivos que impulsaron el encargo al photography for purpose is believed to italiano cabría sumar en esta ocasión be due to the late Emperor Nicholas uno nuevo. Considerando que el FCO of Russia, who by this means got his pasó a manos privadas al año siguien- information of the progress of the bridge te, es viable conjeturar que la produc- of Kiew.75 ción de este álbum estuvo vinculada a promocionarlo para su venta72. Tam- Estas imágenes instrumentales comen- bién puede pensarse que, una vez pre- zaron a utilizarse tempranamente en el vista la privatización, la dirigencia del mundo76 y se posicionaron, también Ferrocarril de la Provincia halló en la aquí, como parte constituyente e in- realización de las fotografías la manera eludible de gran parte de los empren- de conservar un testimonio visual de dimientos modernizadores. lo que había sido un importante em- Con certeza, las obras de ingeniería prendimiento con capitales esencial- del ferrocarril no han sido las únicas mente públicos y que ahora, bajo la en ser registradas fotográficamente política liberal, se decidía hacer pasar conforme avanzaban los trabajos. Es a otras manos. elocuente en este sentido el nombre Cabe tomar como ejemplo para con- del álbum Estado de las obras del Puerto frontar con estas fotografías de obras Militar de la República Argentina en de infraestructura acabadas el caso del Septiembre de 1898. Una de sus imá- Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico. genes representa, por ejemplo, el “des- La sección de Mercedes a Junín, por embarque de materiales de ferrocarril ejemplo, contó con un álbum también en Arroyo Pareja”, es decir que no hay realizado por Boote73 y datado con toda en ella más objeto que lo que implican precisión el 15 de agosto de 1884, fe- las obras y los enseres necesarios para cha en que los trabajos estaban en ple- su realización. Luego, Estado de las no desarrollo. Una vista lejana muestra obras del Puerto Militar de la República la estación Mercedes (que coincidía Argentina en Junio de 189977 incluye, con la ruta del FCO74) levantándose entre las diferentes obras (obreros tra- detrás de una serie de materiales de bajando en el desagüe, los cimientos construcción yacentes el primer plano. del tanque de aguas corrientes), cues- Documentación interna y, también, tiones tácticas como las pruebas de plausible de mostrarse a los funciona- los cañones (en cierto modo a mitad rios estatales que trataron la concesión de camino entre las obras y las ope- con los constructores anglo-chilenos, el raciones a venir) y otros momentos álbum de obras mostraba los adelantos más solemnes como la inauguración y, como en diario de tareas, permitía del Escudo nacional y la llegada del seguir paso a paso las actividades lleva- tren presidencial en ocasión de la vi- das adelante. Esto podría además pro- sita de ciertos ministros. [il. 5 Autor veer una herramienta para los ingenie- desconocido, del álbum Estado de las ros, tal como ya en 1859 se destacaba obras del Puerto Militar de la República en una publicación anglosajona: Argentina en Junio de 1899].

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Anteriormente, uno de los registros taron con sendos departamentos de más completos de este período de fotografía a comienzos del siglo vein- obras en proceso fue el de las tareas de te79. La fotografía se incorporaba así de saneamiento de la ciudad de Buenos modo permanente como herramienta Aires. Jorge Holtzweissig realizó las de documentación de las actividades tomas incluidas en la Memoria de la de dependencias estatales. Comisión de aguas corrientes. Cloacas Ahora bien, la sistematización con que y adoquinado correspondiente al año de frecuentemente se ha encarado el re- 187578. Con once fotografías nume- gistro fotográfico permite afirmar allí radas consecutivamente, esta edición la existencia de otra función que la do- muestra diferentes sectores de la obra cumental o, en verdad, la extensión de a través de vistas generales y otras más esta misma, derivada de la propia espe- detalladas en las que los obreros hicie- cificidad fotográfica a partir de la cual ron un receso para posar ante la cáma- la imagen funciona como eco y con- ra. Las fotografías son, junto con un firmación de la realidad fotografiada. plano de las obras, la parte gráfica de Esta proposición según la cual la ima- este volumen que reúne una serie de gen no sólo representa sino que por su informes a cargo de los distintos res- referencialidad confirma también la ponsables de área en un esquema que existencia de aquello que representa, se repetiría al año siguiente y, luego, ofrece la posibilidad de pensar en la por ejemplo, en Obras de salubridad de creación de imágenes que extienden su la capital. Trabajos del año 1884. Así función más allá de su visibilidad. Una como los destinatarios de los textos (el función de constatación que inscribe Ministro de Hacienda de la Provincia, en la imagen un sentido adicional: el el Presidente de la Comisión de Aguas hacerse depositaria de aquello que ha Corrientes, etc.), dan cuenta del he- sido, confiándosele a ella –para cuando cho de que, como tal, esta memoria se lo quiera generar o invocar– la posi- no tenía por objeto circular más allá bilidad de un relato. de los espacios institucionales concer- Por otra parte, como se ha visto, las nidos, también las fotografías señalan obras públicas y tareas de infraestruc- en esta dirección: fotografía utilitaria tura utilizaron el registro fotográfico que esta dependencia pública –que con objetivos variables según los casos: durante el gobierno de Juárez Celman entre ellos se contaban los muy disími- corrió la misma suerte que el FCO les de propaganda y de conformación siendo vendida en 1887– utilizó para de informes para uso interno. Preci- la confección de su documentación samente por eso me he detenido en interna. Así, la fotografía se sumó a la estos casos, pues muestran en abanico producción de documentación de ta- los distintos fines que promovieron la reas de infraestructura ampliándose su realización de este tipo de fotografías y empleo conforme pasaban los años y ponen en evidencia que, aun con ob- la técnica fotográfica se simplificaba y jetos y temas similares, los destinata- se hacía más económica. En este sen- rios y los canales de circulación podían tido, es interesante notar que los dos variar sensiblemente. Sin embargo, el departamentos (de Obras Hidráulicas trasfondo de tales realizaciones foto- y de Arquitectura) del Ministerio de gráficas tiene un denominador común Obras Públicas creado en 1898 con- situado claramente del lado de una

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concepción del progreso que entonces Por cierto que las selecciones se realiza- lo dominaba todo80. Al documentar ron de acuerdo a ideas y esquemas, de fotográficamente las obras de infra- modo tal que documentar lo que hacía estructura urbana y las relativas a los al progreso nacional implicaba partir medios de comunicación (ferrocarri- de una idea previa sobre los hechos les, telégrafos, zonas portuarias, etc.) que lo constituían. De esta manera, se registraba la construcción de una este corpus de fotografías es, ante todo, ciudad y de un país modernos y se lo un buen testimonio de la imagen que hacía, además, a través de un medio sus productores o gestores tenían de la que era él mismo un destacado objeto realidad circundante. de la renovación técnica del siglo XIX.

NOTAS

1. El progreso, la modernización y sus límites es, de hecho, el elocuente título de un reciente libro sobre el período. (Mirta Zaida Lobato (dir.), Buenos Aires, Sudamericana, 2000). En palabras de Tulio Halperín Donghi “como decían orgullosamente aun los disidentes al orden político dominante, en la Argentina de 1880 no era posible reconocer la de 1850. La alternancia de etapas prósperas y de crisis no lograba disimular una expansión que lo dominaba todo.” Cf. Historia Contemporánea de América Latina, Buenos Aires-Madrid, Alianza, 1990, p. 258. 2. Abel Alexander y Luis Priamo, “Dos pioneros del documentalismo fotográfico”, enBuenos Aires. Ciudad y campaña, 1860-1870. Fotografías de Esteban Gonnet, Benito Panunzi y otros, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 2000. 3. Puesto que la fotografía amateur decimonónica (me refiero en concreto a la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados fundada en 1889) está ausente del acervo de la Fototeca focalizaré en los otros dos anclajes institucionales de la época para producciones de estas temáticas: las producciones comerciales independientes y en los trabajos por encargo. 4. El género del retrato, donde el daguerrotipo había provocado el mayor de los impactos, encontró modifi- caciones y, evidentemente, una difusión sin igual –democratización incluso– en la era de la imagen múltiple debido en gran medida al éxito del formato carte de visite patentado por André Adolphe Disdéri. A inicios de la década del ‘60, los distintos estudios se publicitaban en los periódicos mediante anuncios que detallaban con precisión las virtudes y posibilidades de sus retratos fotográficos, lo cual pone en evidencia que ése era, claramente, el género que podía cautivar a público porteño y el principal medio de subsistencia de todo estu- dio. Respecto de las vistas, cabe anotar brevemente que si con el daguerrotipo la necesidad de una abundante luminosidad era requisito indispensable para la toma –haciendo del trabajo al aire libre el más adecuado– por otro lado el volumen del equipo y su difícil traslado complicaban la movilidad del operador. 5. Vistas y Costumbres de la República Argentina publicadas por Christiano Junior. Provincia de Buenos Aires, 1876. Al año siguiente editó un segundo álbum con otras 12 fotografías. Un ejemplar de cada uno se con- serva en la Biblioteca Manuel Gálvez y otro par en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional. La Academia Nacional de la Historia tenía también unos ejemplares pero desaparecieron hace dos o tres años. 6. En español, francés, inglés y alemán en el primer álbum. En el segundo el italiano reemplazó al alemán y Junior explicaba el cambio: “tuvimos en cuenta la inutilidad del texto alemán, desde que muy pocas personas de aquella nacionalidad ignoran el francés. Por otra parte, las numerosas relaciones que la colonia italiana mantiene con su país, encontrarán una satisfacción en poder remitir como obsequio ó recuerdo las de las orillas del Plata, un álbum de preciosas vistas y monumentos, con descripciones en la lengua dulcísima de la patria.” Vistas y Costumbres de la República Argentina publicadas por Christiano Junior. Provincia de Buenos Aires, 1877. Cabe notar que ese mismo trío encaró otro emprendimiento a mediados de 1877 que consistía en la Galería biográfica argentina con textos por Carranza y Pelliza y edición de Junior, con retratos litográficos de distintas personalida- des firmados por R. Albertazzi. El 12 de junio de 1877 publicitaban en La Nación la primera entrega. 7. Cf. Abel Alexander y Luis Priamo “Recordando a Christiano”, en AA.VV. Un País en transición. Fotografías de Buenos Aires, Cuyo y el Noroeste, Christiano Junior, 1867-1883, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 2002, p. 24. Este tipo de orden y selección que quedaba en manos del comprador había sido propuesto de modo explícito, por ejemplo, por el fotógrafo Du Mesnil para su álbum Notoriedades del Río de la Plata de 1862. “Esta

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constará de pequeños retratos fotográficos que, acompañados de algunas páginas de notas biográficas, se irán librando sucesivamente á la circulación y expendiéndose separadamente á un precio módico. De esta manera cada persona podrá tomar libremente las entregas que fueren de su agrado, y formar con ellas un plutarco ilustrado de sus simpatías, o sea un álbum para faltriquera de retratos y pequeñas biografías encuadernando al gusto de cada uno...” (La Tribuna, 01 de enero de 1862). Aunque se distinga de las vistas puesto que las perso- nalidades representadas eran susceptibles de generar simpatías o antipatías según las adscripciones políticas de los compradores, se percibe que era un modo de venta posible en la época. 8. Los que denomino datos sociales son, por ejemplo: “Estas mejoras [el plantar sauces en la ribera] han hecho tolerable el ingrato oficio de la lavandera, sometida al suplicio de permanecer arrodillada varias horas sobre las toscas de la playa para ganar un mezquino jornal.” o “Las familias pobres, así que se retiran los pescadores, se proveen de aquel desecho, que contribuye á su alimento” (Fragmentos de textos correspondientes a las fotogra- fías Escenas de la playa (grupo de lavanderas) y Escenas de la playa (la red), respectivamente). 9. Christiano Junior (José Christiano de Freitas Henriques Junior (1832-1902)) ha recibido la concentrada atención de A. Alexander y L. Priamo. Gracias a su investigación se conoce actualmente de manera bastante acabada su actividad en la Argentina (1867-1883). Ver, entre otros: Abel Alexander y Luis Priamo “Recor- dando a Christiano”, en AA.VV. Un País en transición. op. cit.; Abel Alexander, “El gran fotógrafo Christiano Junior en Mendoza”, en Historia de la fotografía. Memoria del 2° Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Comité Ejecutivo Permanente, 1993, pp. 41-48; “Christiano Junior, fotógrafo pio- nero de la Sociedad Rural Argentina.”, en www.geocities.com/abelalexander/chjunior.htm; “Christiano Junior en Quilmes”, en www.geocities.com/abelalexander/chjunior4.htm. En 1878 Junior vendió su estudio –inclu- yendo todos los materiales y negativos– a Alejandro Witcomb. El archivo Witcomb pertenece actualmente al Archivo Gráfico de la Nación y en él se encuentran, sin distinción fehaciente, los negativos debidos a Junior. Si bien sólo las fotografías incluidas en los álbumes o las cartes de visite que llevan el nombre de Junior son de su indiscutible autoría, el hecho de que éstas sean placas al colodión húmedo favorece la atribución de otras realizadas con este mismo procedimiento. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit. 10. Según registros hubo al menos una colección completa de las Vistas y costumbres que contenía 500 imá- genes –si bien sin fotos de las provincias del litoral ni las leyendas de cada una– que fue entregada por Junior a la Corporación Municipal de Tucumán por su suscripción previa. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit. p. 32. 11. Unos pocos años más tarde se anunciaba en La Nación la preparación de un descomunal álbum por parte de la casa Fermepin Hnos. “Se va a confeccionar un Álbum fotográfico de la República Argentina destinado a ser vendido en Europa, conteniendo la mas completa colección de vistas que de nuestro país se ha hecho hasta ahora. [...] Contendrá cada sección una vista a vuelo de pájaro de la capital del estado correspondiente; varias vistas de paisajes naturales; una completa y detallada del establecimiento industrial más importante de toda la provincia, y las que sean necesarias para representar los monumentos, obras de arte, grandes construcciones, etc. dignas de ser reproducidas. A fin de dar a la obra toda la exactitud e interés posible, se va a mandar con cada una de las Expediciones exploradoras que van á partir próximamente para Patagonia, Misiones y el Chaco, varios fotógrafos expertos munidos de todos los materiales y útiles necesarios para el mejor desempeño de su cometido. [...] Como lo decimos arriba, este gran Álbum, que contendrá algunos centenares de vistas, está especialmente destinado a venderse en Europa, y no se limitará á la venta en Buenos Aires, porque por mayor que este fuese nunca alcanzaría á cubrir los gastos crecidos que exige la obra en la vasta escala en que va a ser ejecutada. [...] La casa Fermepin hermanos ha conseguido comprometer a las bibliotecas públicas europeas para que le compren, cada una, un ejemplar del gran Álbum y con esa base de venta, lanza el negocio, esperando ex- pender no menos de 10,000 ejemplares, que piensa colocar, casi exclusivamente, en manos de las aristocracias y de los banqueros europeos. [...] La sección más extensa del Álbum será la de Buenos Aires, que contendrá más de trescientas vistas...” (La Nación, 2 de diciembre de 1880). 12. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit. p. 28. 13. La Tribuna, 26 de octubre de 1864. Citado en Abel Alexander y Luis Priamo, “Dos pioneros del docu- mentalismo fotográfico”, en Buenos Aires. Ciudad y campaña, 1860-1870, op. cit., p. 24. Sobre la mención del articulista de que el álbum era digno de adornar cualquier biblioteca, cabe notar que el ejemplar existente en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional lleva escrito a pluma: “Remitido por orden del SE el Señor Gobernador para que se conserve en la Biblioteca. Junio 30 de 1864” lo cual pone en evidencia que su valoración como objeto de importancia cultural fue inmediata. 14. Alexander y Priamo señalan la existencia de un álbum anterior sobre la ciudad de Buenos Aires, realizado por James Niven hacia 1863, aunque éste estaba aparentemente destinado a un uso privado. Cf. “Dos pioneros del documentalismo fotográfico”, op. cit. 15. Así estaba anunciado en El Nacional del 7 de abril de 1868. Citado en Alexander y Priamo, op. cit. Los autores destacan lo inusual de la venta por entregas de fotografías y señalan que hay en Leon Pallière –quien entre marzo de 1864 y febrero de 1865 vendió una colección de 52 litografías bajo el título Album Pallière–

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un antecedente que el italiano debió considerar prestigioso. Agrego a esto el primer antecedente francés del Album Photographique de l´artiste et de l´amateur publié sous la direction de M. Blanquart-Evrard, de 1851, que se vendía en entregas mensuales con tres láminas reproduciendo monumentos y obras arte acompañadas por una hoja con datos históricos y que podían ser reunidas en álbum al finalizar la colección. La noticia brindada por El Nacional es, según estos autores, la primera que se tiene de la actividad profesional de Panunzi quien, a diferencia de lo acostumbrado, no publicó anuncios en los periódicos. 16. Luis Priamo, “Benito Panunzi, Antonio Pozzo y otros fotógrafos italianos del siglo pasado en la Argentina”, en AA.VV., Las artes y la arquitectura italiana en la Argentina. Siglos XVIII y XIX, Buenos Aires, Fundación Proa, 1998, pp. 56-59. En relación con los cambios de la ciudad, el autor señala que en los “álbumes –donde hay fotos tomadas entre 1861 y 1867, aproximadamente– conviven la imagen del Paseo de Julio casi idéntico al Paseo de la Alameda de la época de Rosas, con la de la nueva avenida modificada por la estación del Ferrocarril del Retiro.” 17. El considerar el Album Pallière como antecedente del de Panunzi en relación con las entregas es una hipó- tesis de Alexander y Priamo. También son ellos quienes señalan que Pallière reunió en su séptima entrega El corral, Pita y ombú, Parada de la diligencia en la Pampa y Cazuela del teatro Colón, es decir, temas urbanos y rurales. ¿Por qué no considerar entonces esta conjunción de temas en Pallière también como un antecedente para la selección temática de Panunzi? Cf. Alexander y Priamo: “Dos pioneros...” op. cit., p. 28. 18. Alexander y Priamo, “Recordando...”, op. cit. p. 25. 19. Sobre la estructura agraria emergente ver Blanca Zebeiro, “Un mundo rural en cambio”, en Bonaudo, Marta (dir.), Liberalismo, estado y orden burgués, op. cit., pp. 293-362. 20. Roy Hora, Los terratenientes de la pampa argentina. Una historia social y política. 1860-1945. Buenos Aires, Si- glo Veintiuno, 2002., p. 3. Hora pone de manifiesto que la transformación de la campaña no hubiera sido posible sin la acción de la elite política que emergió en la década de 1870 y alcanzó el control de la República en la década del 80. Cf. también Tulio Halperín Donghi, José Hernández y sus mundos, Buenos Aires, Sudamericana, 1985. 21. Junior fue premiado con medalla de bronce en Río de Janeiro y de oro en Córdoba. 22. O de otro modo, si conserváramos los términos rural y urbano tal como los plantean Altamirano y Sarlo para el caso de Esteban Etcheverría, cabría pensar que así como en su relato el matadero es un espacio de penetración de lo rural en lo urbano, en el caso de Junior las fotografías de animales premiados serían la pene- tración de lo urbano en lo rural. Cf. Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Ariel, Buenos Aires, 1997, p. 42-43. 23. Christiano Junior, Vistas y Costumbres de la República Argentina, op. cit. 24. El primer daguerrotipista que realizó vistas de Buenos Aires y cuyo nombre se conoce es el estadounidense Charles DeForest Fiedricks. Se conservan en el Museo Histórico Nacional cuatro imágenes de su autoría y, de la misma época (1850-1855), otros cinco daguerrotipos cuyo autor no se conoce. Esas son las vistas más antiguas que se conservan de la ciudad de Buenos Aires. Cf. Miguel Ángel Cuarterolo et al., Los años del dague- rrotipo. Primeras fotografías argentinas. 1843-1870, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 1995. 25. Dentro del género cabe mencionar para Europa el trabajo inaugural de los “viajes heliográficos” que distintos fotógrafos reunidos en la Société Héliographique Française (luego Photographique) llevaron a cabo por Francia entre 1850 y 1855 con el fin de realizar una colección de vistas, en soporte papel, de monumentos y sitios desta- cados. Por otra parte, como señala Boris Kossoy para el caso brasileño –haciéndolo extensivo a los demás países latinoamericanos– en la era de las cartes de visite no sólo la tecnología desarrollada en Europa y en Estados Unidos sino también los patrones estéticos fueron introducidos y aplicados por un número importante de fotógrafos extranjeros de modo que hubo una fuerte homogeneización tanto en la práctica como en la estética fotográfica. (Boris Kossoy, Dicionário Histórico-Fotográfico Brasileiro. Fotógrafos e Ofício da Fotografia no Brasil (1833-1910). São Paulo, Instituto Moreira Salles, 2002). Natalia Majluf y Luis Eduardo Wuffarden (“El primer siglo de la fotografía, Perú 1842-1942.”, en La recuperación de la memoria. Perú 1842-1942, Lima, Fundación Telefónica y Museo de Arte de Lima, 2001, pp. 20-133) apuntan en la misma dirección al referirse a la capital peruana: “Las imágenes de las capitales europeas, difundidas por el mercado turístico, habían servido como modelo formal.” 26. Jorge Francisco Liernur, “La ciudad efímera”, en Jorge F. Liernur y Graciela Silvestri, El umbral de la metrópolis. Transformaciones técnicas y cultura en la modernización de Buenos Aires (1870-1930), Buenos Aires, Sudamericana, 1993, pp. 177-222. El autor analiza básicamente la precariedad edilicia de viviendas e insta- laciones como saladeros o aserraderos como condición de su transitoriedad y por tanto, de los permanentes cambios en la fisonomía porteña. 27. “La ciudad efímera”, op. cit. pp. 178-179. En otra parte considerando que toda ciudad moderna tiene ese carácter, debido a que se asienta sobre la renovación constante, el autor se pregunta si “efímero” es el adjetivo más adecuado para designar ese estadio de la ciudad. Precaria, transitoria o provisoria son a su juicio los otros términos que podrían emplearse. 28. Paola Cortés-Rocca ha señalado en una sugestiva hipótesis que en estas fotos de Junior la ciudad estaría vacía de personas como marca de un espacio eminentemente institucional que debería convertirse en imagen de la nación. Cf. Cortés-Rocca, Vistas de fin de siglo: ficciones nacionales, paisajes y multitudes. Tesis de doctorado,

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Princeton University, 2005, 317 páginas (Seeley G. Mudd Library), pp. 239-246. Agradezco a Cortés-Rocca el haberme facilitado una copia de su trabajo. Cabe señalar que esta ciudad de la que se muestra lo sólido (los espa- cios y edificios) no se repite de la misma manera en otras fotografías no incluidas en estos álbumes. En muchas de ellas se encuentran personas delante de los edificios o lugares (ej.Teatro Ópera, atr., ca. 1875, Portones de Palermo, atr., ca. 1874) y en otras, incluso, la postura de la gente responde de manera absolutamente evidente a la solicitud del fotógrafo (Estación Chas del Ferrocarril del Sud, atr. ca. 1875). Lo mismo cabe decir de otras ciudades. 29. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit., p. 39. 30. Fotografías atribuidas, cf. Alexander y Priamo, op. cit. En Vendedor de diario (ca. 1875) existe una franca con- traposición entre el espacio y la situación del retratado: en un fondo perfectamente neutro un joven con diarios bajo el brazo derecho sostiene la mano izquierda al costado de su boca, en claro gesto de orientar su voz al ofrecer el periódico. Así, la teatralización del personaje no se continúa en el escenario en que se desarrolla la acción. 31. Es interesante notar también que ese mismo fondo fue empleado en otras oportunidades tanto para perso- najes citadinos como rurales (para un peón de campo y un aguatero, por ejemplo). Cf. reproducciones en Un país en transición, op. cit. Otra fotografía de este naranjero lo ubica de pie en el mismo escenario (en Archivo General de la Nación). 32. Además, es testimonio del valor que Junior dio a este trabajo el hecho de que destinara un álbum a la bi- blioteca de Buenos Aires. Así consta en la dedicatoria con su firma en el ejemplar hoy conservado en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional: “A la Biblioteca Provincial de Buenos Aires. Enero 25-76.” 33. De hecho, una serie de cartes de visite con el nombre Celebridades de las Repúblicas del Plata eran ofrecidas por Junior a un amplio público. 34. Claudia Schmidt analiza el impulso que la elite dirigente imprimió a las obras públicas en los primeros años de la década de 1880, con especial atención a los edificios destinados a escuelas. En: “De la ‘escuela-palacio’ al ‘templo del saber’. Edificios para la educación moderna en Buenos Aires, 1884-1902”, enEntrepasados. Revista de Historia, Año IX, Número 18/19, fines de 2000, pp. 65-88. 35. Sobre las reformas urbanísticas de Alvear ver Adrián Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires. 1887-1936, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 1998, en particular “Ciudad con- centrada: la forma del orden”. Analiza allí, además, la figura de Alvear en relación con el barón Haussmann con quien ha sido contemporáneamente comparado. Destaco una frase del autor: “en la cultura urbana decimonónica no sólo era imposible para un intendente reformista no aparecer como émulo de Haussmann, sino que cada país, cada ciudad debían componer, a través principalmente de la prensa, tan ocupada desde estos años por las cuestiones urbanas en las que encontraba un patrón privilegiado de comparación en el mercado simbólico del progreso, su propio Haussmann provinciano”, pp. 101-102 (el destacado es mío). Ver también: Horacio Vázquez-Rial (dir.), Buenos Aires, 1880-1930. La capital de un imperio imaginario, Madrid, Alianza, 1996, en particular el primer capítulo. 36. En 1862 Buenos Aires había sido declarada “capital provisoria” y, desde 1866, sede de residencia del poder central aunque sin jurisdicción ni territorio propios. Sobre la llamada cuestión capital en relación con el debate por el territorio y por la forma de la ciudad y sus límites ver Claudia Schmidt, “¿Muralla o boulevard?”, en Graciela Batticuore, Klaus Galli, Jorge Myers (comps.), Resonancias románticas. Ensayos sobre historia de la cultura argentina(1820-1890), Buenos Aires, Eudeba, 2005, pp. 269-279. 37. Patricia Méndez y Elisa Radovanovic (“Las imágenes del progreso. Torcuato de Alvear y Emilio Halitzky”, en Memoria del 7° Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía, 2003, pp. 153-156) afirman que el ejemplar conservado en el CEDODAL cuenta con 29 fotografías. El existente en la Biblioteca Manuel Gálvez tiene 30 más 3 litografías mientras que un tercer ejemplar conocido (en colección particular, Librería Poema 20) cuenta con 40 fotografías y 2 láminas (una de la Plaza de Mayo igual al del álbum de la Gálvez y otra que no está en aquel). Las 10 imágenes existentes en este último y que no están en los otros ejemplares responden a los mismos temas generales: plazas y hospitales. La diferencia en el número puede atribuirse a la decisión de confeccionar un ejemplar de mayor envergadura. En cambio, es difícil inferir los motivos que llevaron a Halitzky a emplear dos fotografías distintas del Hospital San Roque en estos dos últimos ejemplares referidos: una vista perfectamente frontal con una persona de pie delante vs. una vista algo lateral, con 5 hombres en distintos lugares de la entrada. 38. Un ejemplar de este álbum se conserva en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional. 39. El trazado está basado en añadir a la cuadrícula hispánica las diagonales necesarias para el mejor transporte y comunicación y disponer plazas a distancias regulares. 40. Un ejemplar de este álbum se conserva en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional. 41. Según Méndez y Radovanovic el álbum de Haliztky fue encargado en julio de 1885. Entonces, el hecho de que haya en él fotos de la Recova (demolida en 1884) da cuenta de la utilización de fotografías tomadas antes de convenirse el trabajo. 42. Este es el caso de Samuel Rimathé, quien incluyó con frecuencia los barrios marginados, los conventillos o los tipos populares urbanos mostrando de este modo la otra cara del progreso. 43. En concisas palabras de Halperín Donghi: “En el decenio que comenzaba en 1880, la prosperidad argen-

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tina creció rápidamente; el país cambió más en esos diez años que en toda su historia anterior.” Cf. Historia Contemporánea de América Latina, op. cit., p. 338. 44. Renato Ortiz, Modernidad y espacio. Benjamin en París. Buenos Aires, Norma, 2000, p. 93. 45. Esta es la tesis de Philippe Dubois, cf. El acto fotográfico, op. cit., en particular el capítulo 4 “El golpe del corte”. 46. Reproduzco un elocuente diálogo entre Auguste Rodin y un interlocutor defensor de la veracidad testimo- nial de la fotografía: Rodin: ¿ha examinado usted atentamente, en las fotografías instantáneas, a los hombres en marcha?... Pues bien; ¿que ha notado? / Interlocutor: Que nunca tienen aspecto de caminar. En general, parece que se mantuvieran inmóviles sobre una sola pierna o que saltaran a la pata coja / R: Exacto! [...] presentan el raro aspecto de un hombre que de repente ha quedado paralizado. Si en las fotografías los personajes, incluso captados en plena acción, parecen congelados súbitamente en el aire, es porque en todas las partes de su cuerpo, al estar éstas reproducidas exactamente en la misma veinteava o cuarentava fracción de segundo, no hay como en el arte, un desarrollo progresivo del gesto. / I: Muy bien! Entonces, si en la interpretación del movimiento el arte se encuentra en completo desacuerdo con la fotografía, que es un testimonio mecánico irrecusable, es porque evidentemente altera la realidad. / R: No. Es el artista el que es veraz y la fotografía la que miente, pues en la realidad el tiempo nunca se detiene. (citado en Paul Virilio, La máquina de visión, Madrid, Cátedra, 1989). 47. Paul Virilio, “La trans-apparence”, en La recherche photographique Nº. 7, 1989. Virilio se pregunta aquí por la inscripción temporal en las artes visuales, comenzando por la fotografía y luego el cine, el video y las artes digitales. Respecto de la fotografía y retomando la idea del tiempo que se expone a sí mismo, agrega: “El tiempo de la toma fotográfica es un tiempo-luz. A la cronología tradicional (futuro, presente, pasado) le sigue una cronoscopía (sub-exposición, exposición, sobre-exposición).” (La traducción es mía). 48. Edmond Couchot apunta en una dirección afín al afirmar que “el gran cambio que traería la fotografía estaba menos en la multiplicidad de los objetos que en la multiplicidad de los instantes singulares en que el fotógrafo, gracias a la instantánea, podía captarlos”, En: “Prise de vue, prise de temps”, en Les cahiers de la pho- tographie, Numéro spécial 2. L´Acte photographique, Paris, ACCP, 1983, p. 107. (La traducción es mía). 49. También hay fotos más tempranas, como algunas atribuidas a Ch. Junior, donde se privilegia la plaza antes que los edificios que la rodean, pero por lo general esto se hace más frecuente a medida que se avanza en el tiempo. 50. Por ejemplo, hemos visto varios álbumes bajo el título Vistas y Costumbres de la República Argentina de A. W. Boote y C. con muy diferentes selecciones de imágenes. Estas estaban montadas sobre cartones con cortes oblicuos en cada esquina para insertar la fotografía. Todas las cubiertas tienen el mismo diseño –con las inicia- les de la casa editora y una ilustración de la catedral metropolitana en dorado– pero cambia el color del cuero y también la presencia o ausencia un recuadro dorado. 51. Consejo Nacional de Educación . Vistas de Escuelas Comunes. 1889. Se conservan ejemplares en la Biblioteca del Museo Mitre, Biblioteca Manuel Gálvez y en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional, don- de existen además 75 cartulinas sueltas con las fotografías pegadas. Son álbumes de gran porte y cuentan con más de 40 imágenes antecedidas por un texto preliminar. La página de texto comienza escalonando lo siguiente “Exposición Universal de 1889”, “República Argentina”, “Instrucción primaria”. Una nota periodística habla- ba en estos términos del álbum: “Exposición de París. El fotógrafo Samuel Boote ha hecho entrega al Consejo Nacional de Educación de 100 álbumes fotográficos que mandó formar el presidente de la corporación Dr. Benjamín Zorrilla. Son elegantes y de mucho mérito artístico. Uno de los álbums será exhibido en la exposi- ción de París, para que se conozca allí la importancia de los edificios que posee la nación dedicados a escuelas, las comodidades que reúnen, la belleza arquitectónicas de los mismos...” La Nación, 2.II.1889. Cit. en Clara Hendlin, Julieta Poggio, et al., “Libros de fotografías. La obra de Samuel Boote. El Ferrocarril y el Consejo Nacional de Educación. Investigación y rescate de imágenes; construcción de una memoria”, en Historia de la fotografía. Memoria del 8º congreso nacional y 3º latinoamericano de historia de la fotografía, Buenos Aires, Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía, 2006, pp. 159-162. En ese encuentro Samuel Boote obtuvo una medalla de plata. También Alejandro Witcomb. Por su parte, las casas Chute y Brooks y Castellano y cia. recibieron menciones honoríficas. Esos fueron todos los premios otorgados a la Argentina en la clase 12 del grupo II “Épreuves et appareils photographiques”. Cf. Exposition Universelle de 1889, à Paris. Liste des récompenses. Paris, Ministère du commerce, de l´industrie et des colonies, 1889, pp. 128 y ss. 52. Otras imágenes de estos edificios fueron tomadas, entre otros, por la casa Witcomb (fotografías conservadas en el Archivo General de la Nación) en ocasión de su inauguración en 1884: en ellas la presencia del presidente Roca pone en evidencia la importancia conferida a estos actos y a la aplicación de la Ley 1420 a través de la cual las dispo- siciones para la educación común mostraban un alto grado de liberalismo (En relación con la ley 1420 y su espíritu liberal, ver Noé Jitrik, El mundo del ochenta, Buenos Aires, Editores de América Latina, 1998, pp. 59-60.) 53. Según lo afirma Lilia Ana Bertoni: “La orientación nacional de la educación fue expresamente establecida en la Ley Nacional de Educación de 1884; ésta debía responder a: ‘un principio nacional en armonía con las instituciones del país, prefiriendo la enseñanza de materias como la historia nacional, la geografía nacional, el idioma nacional y la instrucción cívica de acuerdo con el régimen político del país, armonizando esa enseñanza con las condiciones de la sociedad y cuidando especialmente de la formación del carácter de la juventud’”.

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Lilia Ana Bertoni, Patriotas, Cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad a fines del siglo XIX, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2001, p. 43. 54. En relación con la edificación de escuelas, afirma Liernur: “la construcción masiva de edificios destinados a escuelas fue bastante tardía en relación con nuestro periodo. Con anterioridad a la ley 1429, de 1884, no existían normativas obligatorias al respecto y en su mayor parte las clases se dictaban en casas arrendadas para este fin.” En: Francisco Liernur, “La ciudad efímera”, op. cit., p. 215. Sobre la arquitectura de escuelas en ese periodo ver, en particular: Claudia Schmidt, “De la ‘escuela-palacio’ al ‘templo del saber’”... op. cit. 55. Discurso reproducido en El Nacional, 16.X.1871. 56. Existen ejemplares de este álbum en el Museo Mitre y en el Museo Histórico Sarmiento. En el ámbito internacional, la serie de Exposiciones Universales se inició en Londres en 1851. En las sucesivas ediciones el número de países participantes y de visitantes fue confirmando el éxito del formato a la vez que exposiciones con nomenclaturas variables (nacionales e internacionales, industriales, de arte e industria) se organizaban en distintos países, por diferentes entes y con diversa regularidad. La primera exposición en América del Sur fue en Río de Janeiro, en 1861 y en la Argentina, la de Córdoba, promovida por el mismo Sarmiento. 57. 1879 corresponde a la Campaña del Desierto, movimiento de la frontera política (continuado concreta- mente en 1880 con el Chaco) y 1920 al límite en la expansión de la frontera productiva. Fernando Rocchi, “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916”, en Lobato, Mirta Zaida (dir.), El Progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, Tomo V, 2000, p. 23. 58. La Ley de colonización de 1876 (“Ley Avellaneda”), buscaba atraer y proteger a la inmigración a través de la creación del departamento Central de Inmigración y, mediante una oficina de tierras, medir, subdividir y otorgar concesiones a particulares. Cf. Blanca Zebeiro, “Un mundo rural en cambio”, op. cit., p. 305. Además, desde mediados de la década del 80, el gobierno inició una campaña de captación de inmigrantes por medio de oficinas para la información en varias capitales europeas y del subsidio de pasajes. A inicios de la década de 1880, el número den inmigrantes rondaba los 50.000 por año y creció durante la década hasta llegar a cerca de 300.000 en 1889. Cf. Lilia Ana Bertoni, op. cit., p. 19. 59. Se conserva un ejemplar en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional y otro en el Museo Mitre. 60. Esta es la hipótesis de Luis Priamo, quien trabajó sobre las imágenes de Schlie. Señala también que “la docu- mentación fotográfica de Schlie en las colonias santafecinas es el único trabajo conocido de este tipo –es decir, un gran reportaje dedicado a una región específica del país– que se haya realizado en la Argentina del siglo XIX.” En: Vistas de la Provincia de Santa Fe. 1888-1892. Fotografías de Ernesto H. Schlie, Diario El Litoral, Santa Fe, 2000. Se conserva un ejemplar de cada uno de estos álbumes en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional. 61. A lo largo del siglo XIX, esta documentación fue realizada por fotógrafos independientes contratados para desarrollar una tarea específica. Recién en el siglo siguiente las empresas tomarán fotógrafos como personal permanente. 62. Ezequiel Gallo, “De la crisis a la expansión económica”, en Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde, Historia Argentina. La república Conservadora, Vol. 5, Buenos Aires, Paidós, 1972, p. 22. 63. Fernando Rocchi, “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916”, en Lobato, Mirta Zaida (dir.), El Progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, Tomo V, 2000, pp.14-69. En ciertas zonas, incluso, el ferrocarril se anticipó a la pro- ducción agrícola, impulsándola a partir de su propia construcción. Ver sobre esto: Eduardo A. Zalduendo, “Aspectos económicos del sistema de transportes de la Argentina (1180-1914)”, Gustavo Ferrari y Ezequiel Gallo (comps.), La Argentina del Ochenta al Centenario, op. cit. p. 439-467. Dice allí:: “en la pampa húmeda de Buenos Aires y Entre Ríos el ferrocarril recoge una demanda de servicio preexistente desalojando medios de transporte más rudimentarios y ve incrementadas sus perspectivas favorables luego de concluir la Conquista del Desierto. En cambio en otras regiones (centro y norte de Santa Fe, sur de Córdoba) es el ferrocarril quien se anticipa en la escena, luego arribaron numerosos contingentes de inmigrantes europeos que se dedicaron a sembrar cereales y lino, y a criar ganado.” 64. Cf. Ezequiel Gallo, “De la crisis a la expansión económica”, op. cit. 65. Para una historia de los primeros años del FCO, ver Jorge Schvarzer y Teresita Gómez, La primera gran empresa de los argentinos. El Ferrocarril del Oeste (1854-1862), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006. 66. La Nación, 9.III.1875. Es curioso que, inversamente, otras imágenes realizadas por Pozzo fueron conside- radas de interés para los empresarios de ferrocarriles: “Pozzo, el fotógrafo al regresar de la frontera donde ha tomado copia de lo más importante, al regresar para la ciudad, ha sacado algunas en El Salado. Puentes, el río, situación del ferrocarril, etc. etc., todo lo tiene. Los empresarios de ferrocarriles deben tomar esta colección. Se lo avisamos”. En El Mosquito, 30.V.1877. 67. Sobre los vínculos entre Cambaceres y Pozzo, ver mi trabajo: “Instantáneas: la fotografía en algunas cari- caturas de El Mosquito” en actas del II° Congreso Internacional de Teoría e Historia de las Artes/ X Jornadas del CAIA “Discutir el canon. Tradiciones y valores en crisis”, CAIA, 2003, pp. 249-257.

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68. Pozzo tomó cuatro daguerrotipos de esa escena. Sobre los artículos en periódicos y los comentarios del Pastor Obligado sobre las tomas, cf. Eduardo Marcet y Haydée Epifanio, “Las primeras ‘vistas’ ferroviarias: un misterio que empieza a revelarse”, en 2º congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Comité Ejecutivo Permanente, 1994, pp. 33-36. 69. Cada imagen llevaba en el centro el nombre del lugar fotografiado, a la derecha el nombre del fotógrafo (“Antº Pozzo Fotógrafo”) y a la izquierda, la dirección de su estudio (“Buenos Aires, Piedad 131”). Copias actuales se conservan en el Museo Nacional Ferroviario. 70. Se conserva un ejemplar de Ferro Carril de la Provincia de Buenos Aires en el Museo Mitre. También existe un ejemplar en la Biblioteca “Julio R. Castiñeiras” de la Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional de La Plata. Cada lámina tenía pegada la fotografía en el centro. Justo arriba, la leyenda “Ferro-carril de la Provincia de Buenos Aires”; debajo, el nombre del lugar fotografiado; a la izquierda el nombre del fotógrafo (“Samuel Boote Foto”) y a la derecha, “Buenos Aires”. El álbum 1 contiene en su mayor parte los edificios (estaciones y talleres) y puentes del trayecto a La Plata, es decir los más recientes (en particular la estación de La Plata y los talleres de Tolosa, inaugurados un par de años antes), mientras que el álbum 2 combina con las estaciones más antiguas del FCO. Al igual que el álbum de las escuelas, éste llevaba pegada en la cara interna de la cubierta de cuero la publicidad de Samuel Boote donde consignaba la dirección del estudio, el tipo de trabajos que se realizaban y se ofrecía una colección de vistas del país. La tarjeta contaba con el dibujo de una cámara fotográfica en su trípode. 71. Las fotografías de la Estación Morón de ambos fotógrafos son muy similares: la estación se mantuvo casi idéntica en los más de 10 años (sólo que los árboles están algo más altos). Lo que cambia de una a otra, sí, es la cantidad de gente en el andén: de un par de personas en la de Pozzo a una multitud colmando la capacidad de la acera, algunos mirando a cámara, otros manteniendo conversaciones entre sí, en la de Boote. 72. Esta es la hipótesis de Eduardo L. Marcet. Cf. “El apogeo del Ferro Carril Oeste, testimoniado por Samuel Boote”, en 3er Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Comité Ejecutivo Perma- nente, 1995, pp. 103-108. El debate legislativo por la venta del FCO ocupó gran parte del año 1889 lo cual brinda mayor fuerza a esta hipótesis. 73. Un ejemplar de Vistas fotográficas del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico. Sección Mercedes a Junín. Agosto 15 de 1884. Nº 1. Clark & Cia. Concesionarios y constructores se encuentra en el Museo Mitre. Boote realizó también un álbum de fotografías del Ferrocarril de Santa Fe a las colonias del Norte datado entre 1885 y 1896 (cf. Clara Hendlin, Julieta Poggio, et al., “Libros de fotografías. La obra de Samuel Boote...”, cit.). 74. Sobre los cruces entre el FCO y el ferrocarril Buenos Aires al Pacífico ver: Raúl Scalabrini OrtizHistoria de los ferrocarriles argentinos, Buenos Aires, Lancelot, 2006, [1957]. Él argumenta que el Buenos Aires al Pacífico fue un rival para el FCO (por su ruta –iba hacia el oeste llegando hasta Chile– y por los capitales e intereses británicos). Dice vehementemente: “El gobierno nacional no solamente niega su ayuda al ferrocarril principal; hace algo más grave y culpable, algo que colinda con lo inicuo y criminal: le interpone en el camino una línea extranjera”. 75. “The commercial uses of photography”, en The Photographic News. A Weekly Record of the Progress of Photography, Vol. 1, 1859, London. 76. Marie-Loup Sougez señala el caso de un seguimiento de obras similar en España: “La reina Isabel le contrató [al inglés Charles Clifford] como fotógrafo oficial y su obra constituye, al tiempo que un poderoso instrumento de propaganda oficial, un inagotable tesoro de documentación sobre la España decimonónica. La construcción del Canal que abastece de agua a la Corte queda reflejada en un álbum que recoge la progresión de las obras y todo el recorrido del ingenio, en 1855-1856”. En: Historia de la Fotografía, Madrid, Cátedra, 2001, p. 240. 77. Se conserva un ejemplar del álbum de 1898 en el Museo Mitre y uno del de 1899 en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional. Ambos están dedicados por el Ingeniero Director General Luis Luiggi como “respetuoso obsequio” destinados a Bartolomé Mitre y al Ministro de Agricultura Emilio Frers, respec- tivamente. Ambos debieron ser obra del mismo fotógrafo puesto que tanto el formato como la caligrafía en los epígrafes son iguales. 78. Ejemplar visto de la librería anticuaria Poema 20. El texto dice: “Se notarán los adelantos hechos en el transcurso del año pasado, las dificultades y cuestiones resueltas y los problemas que aun quedan por resolver...” También en Poema 20, Memoria de la Comisión de aguas corrientes. Cloacas y adoquinado y presupuestos definiti- vos de las obras de salubridad. Año 1876. Ambos impresos por Biedma. Los trabajos de aguas corrientes y cloacas proyectados por Bateman se inician en 1873 y finalizaron recién en 1905. En 1880 un cuarto de la población recibía ya aguas corrientes. Cf. Graciela Silvestri, “El imaginario paisajístico en el litoral y el sur argentinos”, en Bonaudo, Marta (dir.), Liberalismo, estado y orden burgués (1852-1880), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, Tomo IV 1999, p. 276. 79. El Ministerio de Obras Públicas se crea por Ley nº 3727 del 26 de 1898. Cf. Alicia Cantarella, Susana Castillo, et al., “La ciudad construida: el Ministerio de Obras Públicas y la documentación gráfica de los edi- ficios oficiales”, en Margarita Gutman y Thomas Reese (eds.), Buenos Aires 1910. El imaginario para una gran capital, Eudeba, Buenos Aires, 1999. Sobre estos departamentos de fotografía, ver: Luis Priamo, “Fotografía y estado moderno”, en Ojos Crueles. Temas de fotografía y sociedad. Año I, N° 1, octubre 2004-marzo 2005, p. 45.

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La Dirección Nacional de Vías Navegables y la Dirección de Parques y Paseos de la Municipalidad son otras de las instituciones que emprendieron la documentación fotográfica interna y regular desde los primeros años del siglo XX. 80. En un interesante trabajo, Maria Inez Turazzi (“Os melhoramentos da nação e a documentação fotográfica das obras públicas no Brasil”, en www.bbk.ac.uk/iba-museum/texts/Turazzi01.htm) analiza este tipo de imá- genes en caso del Brasil, llegando a sostener una hipótesis cercana a esta.

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La Nación y los combates por la lengua Por Fernando Alfón

Los debates sobre el idioma no son, no han sido, sólo una cuestión filológica sino un di- lema político que partía de la comprensión profunda de que la gramática supone modos del poder y de la soberanía. Un país nuevo, que con sangre logró la emancipación polí- tica, debía también liberarse de las rémoras coloniales en su cultura y su lengua. A fines del siglo XIX, cuando ya el Estado nacional se había constituido y Argentina se incluía en el mercado mundial, persistían esos de- bates. Lo que evidenciaba que el país tenía una persistente vitalidad que permitía la apertura de preguntas y apuestas públicas. En el diario La Nación, que se quería tribuna de doctrina, se debatieron estos problemas, se confrontaron posiciones, que recorrían la cuestión gramatical, la filología y el dra- ma de la pertenencia a instituciones que regulan la lengua. Relevantes intelectua- les argentinos confrontan sus artículos en el periódico, produciendo así una virtuosa conjunción: la de las opiniones sopesadas reflexivamente y la de su difusión pública. Fernando Alfón recorre, en este ensayo, los debates que se sucedieron en esas páginas alrededor de la lengua nacional. LA BIBLIOTECA Tesoros N° 7 | Primavera 2008

“Y en el éxito de esta saludable evolu- en la querella de la lengua, son las de ción del idioma nacional, es de estricta Francisco Antonio Berra y Mariano A. justicia declarar que el mérito principal Pelliza, en los albores del año 1876, re- le corresponde al diario La Nación, pues feridas a la polémica desatada por Juan fue el primero que dio al asunto toda la María Gutiérrez en torno al rechazo importancia que le correspondía...” del diploma académico. Ernesto Quesada, A fines de 1870, la Real Academia La evolución del idioma nacional. Española, dolida por que América comercia y trata más con extranjeros que con españoles, crea una Comisión salvadora, pues “si pronto, muy pron- “Y hoy La Nacion... es la mas empe- to, no se acu­de al reparo y defensa del ñosa propagandista de ese estrafalario idioma castellano en aquellas aparta- e insolito vocabulario de vasallaje, das regiones, llegará la lengua, en ellas policromo carnaval lingüistico...” tan patria como­ en la nuestra, a bas- Vicente Rossi, tardearse de manera que no se dé para­ Vocabulario de Vasallaje tan grave daño remedio alguno...”1 La (Folletos lenguaraces, 11). Real Academia, por iniciativa de los señores Juan Eugenio Hartzenbusch y Fermín de la Puente y Apezechea, afirma que debe y puede pugnar para La Nación y la polémicas en torno a la que, en el suelo americano, el idioma pretensión de la real academia española español recobre y conserve “su nativa de intervenir en el español de américa. pureza y grandilocuente acento”2; para lo que acordó la creación de academias 1– El temor de la Real Academia Española de la lengua­ castellana, o española, co- en 1870, las Academias Correspondientes rrespondientes suyas, y organizadas a y la reacción de Alberdi. 2– Juan María su semejanza. Habla de antigua frater- Gutiérrez rechaza el diploma de la nidad, de lazos lamentablemente rotos Academia: polémica en La Nación entre y de poner un dique, más poderoso tal Francisco A. Berra y Mariano A. Pelliza. vez que las bayonetas mismas, al “espí- 3– Polémica entre Gutiérrez y Juan ritu invasor de la raza anglosajona en Martínez Villergas. 4– Alberdi piensa el mundo por Colón descubierto”3. el rechazo de Gutiérrez. 5– Alberdi y las El 6 de marzo de 1871, el periódico confesiones de Mi vida privada. 6– El América Latina publica el documento idioma nacional de Vicente G. Quesada. de la Academia y motiva la reacción, 7– José Hernández, Bartolomé Mitre, en primer lugar, de Alberdi, que desde Sarmiento y la po­lémica. 8– Vicente Londres elabora un documento4 cuyo Fidel López y la historia de la lengua. 9– eje es señalar un nuevo desatino de la Sarmiento, el inglés y un texto inédito. Real Academia: creer que recolonizar la literatura americana es medio para defender la lengua castellana. Es un 1 desatino, agrega, en primer lugar, por- que América se emancipó, no sólo en Las primeras notas que el diario La política, sino también en literatura y Nación publica, decidido a intervenir en lengua. Alberdi encuentra absurdo

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este dictamen y se pregunta si España Recordemos que Alberdi no reclama el no se enteró, o no se quiere hacer la cierre de las academias, ni encuentra enterada, de que América ya no de- objetable participar en ellas, simple- pende en nada de ella. En segundo lu- mente demarca sus límites, más aun gar, Alberdi insiste en que las lenguas cuando son monárquicas. no son obras de las academias, sino del Alberdi deja asentado, por último, tres pueblo; aquéllas sólo las registra y pro- cosas: “No puede un país soberano de- tocoliza. “Si hay un terreno en que el jar en manos del extranjero el magiste- dogma de la soberanía del pueblo haya rio de su lengua”6; que es otro de sus existido desde que existen sociedades, lemas, profusos ya en el tapiz que con- es el idioma.”5 Las lenguas pueden, forma su ensayística. En segundo lugar, además, vivir sin las academias, y so- pide a la Academia que atempere su te- bre todo, sin un diccionario académi- mor al bastardeo del tesoro castellano co, pues viven sin él los ingleses, los en América, pues las lenguas, como las franceses y otros tantos pueblos, que razas, se mejoran por el cru­zamiento. sólo reconocen los diccionarios de tal “Babel inmensa y universal, rendez- o cual sabio en el que confían. vous de todas las naciones del globo, la El documento de Alberdi que estoy América tiene por papel providencial mencionando está dividido en ocho mejorar las razas, las instituciones y las partes. La cuarta es de suma importan- lenguas, amalgamándolas en el senti- cia para comprender íntegramente su do de sus futuros y mejores destinos posición sobre la lengua. Si antes había solidarios.”7 Por último, aconseja a dicho que cada nación tiene su lengua, España que, si quiere conservar su au- ahora, al repetirlo, agrega que, aunque toridad literaria en Sud-América, trate dos naciones hablen el mismo idioma, de procurársela primero en la Europa jamás será idéntica la forma del mis- misma, exhibiendo pensadores como mo. No niega que el español sea la len- Bacon, Descartes, Loke, Kant, y des- gua de varias naciones; sólo que cada cubrimientos y progresos­ científicos y una tendrá una forma natural de prac- literarios capaces de rivalizar con los ticarlo y de dictaminar qué es lo puro que ostenta a la faz del nuevo mundo e impuro, cuál es su léxico natural, qué la Europa del siglo XIX, extraña al ha- giros son más o menos legítimos, etc. bla castellana. De aquí que, el nacionalizar la lengua no implique, necesariamente, exiliarla de su tronco común, sino desistir de 2 la idea de que exista un centro privile- giado desde el cual se discipline todas El 11 de diciembre de 1872, la Real sus formas regionales. En esta misma Academia Española decide nombrar parte del texto, la cuarta, afirma que, como miembro de la corporación, en cuando un sudamericano solicita el calidad de correspondiente extranjero, a honor de ser nombrado miembro de la Juan María Gutiérrez, entonces rector Academia –miembros que ya existían de la Universidad de Buenos Aires. cuando España busca, además, crear El diploma se remite un año después academias correspondientes–, no por (30 de diciembre de 1873) y recién eso abdica de su soberanía intelectual dos años más tarde (29 de diciem- ni se convierte nuevamente en colono. bre de 1875), el cónsul de España en

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Argentina lo pone en manos del diplo- debe, bregar él por la pureza. Gutiérrez, mado. (Gutiérrez atribuye la demora estimando que en España se sabe poco al arcaísmo natural de la Academia). El del trajín de Buenos Aires, afirma que insigne documento llega acompaña- estos sonidos y modos de expresión do del Reglamento de la institución y “cosmopolitizan” el oído del porteño de sus Estatutos, cuyo punto primero y los “inhabilitan para intentar siquie- afirma que los miembros de la corpo- ra la inamovilidad de la lengua nacio- ración bregan por cultivar y fijar la pu- nal”. Luego se pregunta: “¿Estará en reza y elegancia de la lengua castellana. nuestro interés crear obstáculos a una A Gutiérrez le dio jaquecas la invita- avenida que pone tal vez en peligro la ción a convertirse en fijador y purista y, gramática, pero puede ser fecunda para contrario a los tres años que demoró el el pensamiento libre? (...) ¿Qué interés diploma en llegar a sus manos, empleó verdaderamente serio podemos tener apenas horas en responder8. No esca- los americanos en fijar, en inmovi­lizar, tima agradecimientos, pero informa al agente de nuestras ideas, al coopera- al Secretario accidental, Aureliano F. dor en nues­tro discurso y raciocinio? Guerra y Orbe, y a través de él, a toda ¿Qué puede llevarnos a hacer esfuerzos la Academia, tres inconvenientes que por que al lenguaje que se cultiva a las le impiden aceptar el nombramiento. márge­nes del Manzanares, se amolde En primer lugar, porque en la América y esclavice el que se transforma,­ como antes española, todos sus habitantes cosa humana que es, a las orillas de cultivan la lengua heredada, pues en nuestro mar de aguas dulces? ¿Quién ella se expresan; pero, sigue diciendo podrá constituirnos en guardianes ce- Gutiérrez, “no podemos aspirar a fijar losos de una pureza que tiene por ene­ su pureza y elegancia, por razones que migos a los mismos peninsulares que nacen del estado social que nos ha de- se avecinan en esta Provincia?”10 parado la emancipación política de la En segundo lugar, Gutiérrez sigue antigua Metrópoli”9. América, luego estimando que el idioma tiene ínti- de su emancipación abrió las puer- ma relación con las ideas, y no puede tas no sólo a españoles, sino también bastardearse en países que procuran a italianos, ingleses, franceses, etc. y, ser inteligentes y progresar. “El pensa- con ellos, al influjo europeo, a la re- miento se abre por su propia fuerza el cepción de sus costumbres, sus ideas cauce por donde ha de correr, y esta y sus lenguas, las que, sin ningún tipo fuerza es la salvaguardia verdadera y de vallado, se desplegaron conviviendo única de las lenguas, las cuales no se unas con otras. Por tanto, las calles de ductilizan y perfeccionan por obra de Buenos Aires hablan todas esas len- gramáticos, si­no por obra de los pensa- guas, como en muchas lenguas se im- dores que de ellas se sirven.”11 primen sus diarios y se leen y discuten Lo último que alega Gutiérrez para sus libros y sus leyes. Ninguna pureza rechazar el diploma es que encuentra puede brotar de semejante mezcla, que peligroso, para un sudamericano, la resulta saludable, antes que indeseada. aceptación de un título dispensado por Las gratas condiciones que a ellas les la Academia Española. “Su aceptación depara las circunstancias americanas, liga y ata con el vínculo poderoso de la las hace más dóciles, no más rígidas e gratitud...”12 No cree que lo vayan a so- impolutas, y por tanto, no puede, ni meter a las opiniones de la institución,

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pero al menos deberá respetarlas, y él un idioma está íntimamente ligado al no cree ser capaz de lograrlo. España no pensamiento de quienes lo hablan– si representa, aún, para Gutiérrez, el pen- queda en manos del pueblo, necesaria- samiento libre y científico. Menos aún mente será como piensa el pueblo, es lo representa la Academia. También decir, un pensar imperfecto. Es, agre- se siente distante de los intelectuales ga Berra, “condenarnos a no expresar americanos que ya han aceptado fun- nunca correctamente lo que pensamos dar academias en América, correspon- o, mejor dicho, a expresar confusa y dientes de la española. “La mayor parte trabajosamente lo que no pensamos”15. de esos americanos se manifiestan afi- Por tanto, la perfección –ideal al que, liados, más o menos a sabiendas, a los para Berra, debe tender la humanidad– partidos conser­vadores de la Europa, de un idioma, no debe quedar a mer- doblando la cabeza al despotismo de los ced de “las preferencias inconscientes flamantes dogmas de la Iglesia romana, de un pueblo; debe ser resultado de y entu­meciéndose con el frío cadavéri- la ciencia”16. Este traslado del idioma co del pasado, incurriendo­ en un doble de manos incultas a manos científicas ultramontanismo, religioso y social.”13 sería necesario para arribar a la lengua Esta carta, que se ha constituido en que estima necesaria: una lengua uni- una de las piezas más preciosa dentro versal. El planteo es el siguiente. de la discusión en torno al idioma en Berra cree que las lenguas están atrasa- Argentina, ni bien se publica es repro- das, que son como la economía de hace ducida, grafica u oralmente, en cada doscientos años atrás: “A las lenguas rincón del Río de la Plata. La irreve- no les ha venido aún el Adam Smith rencia de Gutiérrez atiza la querella. que ha de hacerlas entrar en la corrien- Es, casi, la reedición de su encendido te científica que hoy se extiende por discurso inaugural del 37, y, como an- todas partes”17. Gutiérrez, en este sen- taño, vuelven a esgrimirse adhesiones tido, proclamaría la vieja concepción y diatribas. y, por tanto, sería el suyo un esfuerzo En la edición del 14 de enero de 1876, refractario a las tendencias del mundo La Nación publica una carta14 dirigi- moderno. Si los espíritus rutinarios y da al director, firmada en Montevideo localistas tienden a defender las par- por Francisco Antonio Berra, un abo- ticularidades regionales; el espíritu gado y, principalmente, un pedagogo moderno del que Berra habla, tiende a que repartió su vida, recordada por comunicar las lenguas al punto de tra- muchos como vida sarmientina, entra mar, paulatinamente, una lengua úni- la Argentina y el Uruguay. Berra de- ca. Cree, por tanto, que se trata de una cide hablar del rechazo de Gutiérrez lucha entre la vieja escuela y la nueva; no por el hecho en sí, sino por lo que un combate de fuerzas conservadoras puede generar la doctrina que acom- contra fuerzas progresistas. De triunfar paña ese rechazo; es decir, por las con- la concepción de Gutiérrez, la lengua secuencias nefastas que pueden traer a castellana en Argentina habrá retro- la Argentina si triunfan las ideas gutie- cedido hacia el albor del siglo XIX; si rrescas. Berra no puede concebir que el triunfan concepciones científicas, en- pueblo sea, por el sólo hecho de servirse tonces habrá trascendido ese siglo por del idioma, quien lo organice y dirija, completo. Berra no encuentra ninguna pues –concediéndole a Gutiérrez que ventaja en que Argentina llegue a os-

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tentar un idioma propio, sólo encuen- Unos días más tarde, La Nación cede tra eso como un obstáculo al progreso, sus páginas a Mariano A. Pelliza21, pe- concepto central en su planteo evo- riodista, escritor e historiador argen- lucionista. Con el tiempo, agrega, “el tino, amigo de Olegario Andrade y, mundo adquirió el conocimiento de aunque menos, de Bartolomé Mitre. su fin racional y, con él, mejores ideas Pelliza, quien impugna la carta de de sus relaciones morales. Comprendió Berra desde su título, pues lengua que es necesario y conveniente el pro- castellana no le parece sino una forma gresar, y que el progreso no se realiza en impropia de llamar a la lengua, duda el aislamiento”18. El medio de comuni- de la ciencia de Berra, quien no pasa cación y progreso por excelencia, por de ser “un utopista; un soñador; uno tanto, es la palabra, que debe ser en- de esos apóstoles de la fraternidad tendida por todos, porque todos con- humana que pide indiscretamente al formamos la humanidad, cuyo interés progreso aquello, precisamente, que es la universalidad del pensamiento y el progreso desbarata”22. Para Pelliza, de la lengua. “La doctrina del ilustrado la idea de una lengua única no es una Gutiérrez cohonesta esa localización tendencia hacia el futuro, sino hacia el y la recomienda, sin embargo, por no pasado. Pertenece a la cuna de la hu- haberse apercibido, creo, de que ella manidad, no a su destino. La unidad es la rémora más poderosa de nuestros remite al génesis de los idiomas, no adelantos, porque nos aísla del resto a su desenvolvimiento. La ciencia de de la humanidad, privándonos de to- Berra, por tanto, en Pelliza no es más dos sus progresos.”19 Berra, entonces, que inocencia. Al igual que Gutiérrez, no sólo exhorta a detener el impulso Pelliza cree inútil velar por la pureza de nacionalizador, sino a colaborar en la la lengua, cuando la propia naturaleza tendencia generalizadora de la ciencia de ésta estriba en la mutación constan- y el progreso, la cual terminará, final- te. Luego se pregunta –y le pregunta a mente, dándonos una lengua única. Berra– si, considerando que la historia Su defensa del castellano radica, por de las lenguas es la de generar variacio- tanto, en hallarlo más general que un nes, entrecruzamiento y fusiones, es castellano porteño. No lo defiende vía racional pretender que las lenguas se casticismo, ideología que repudia todo unifiquen en una, al punto de que ya tipo de esperanto, sino por ser una no sea necesario intérprete en el mun- zona intermedia entre un dialecto y un do. “¿Sobre cuál de los idiomas vivos cosmolecto. Es más, Berra anhela que se haría el entronque de la lengua uni- el castellano se universalice aun más, versal?”23 Pelliza se pregunta, además, incorporando los aportes de América, si las lenguas habladas en India, Egipto para lo cual entiende necesario la fun- y China deben ceder sin chistar en la dación de academias correspondientes, lengua universal de Berra. He aquí el que reúnan y envíen a Madrid esos modo en que Pelliza, por tanto, leyó la aportes. “Estas academias serían tam- carta de Gutiérrez: bién las que realizarían el perfecciona- miento del lenguaje, las que lo harían “Qué dijo éste, en resumen, al secretario cada día más filosófico y más analítico, de la Academia? No acepto, señor, el en- por la aplicación del criterio y de los cargo de guardar incólume esa lengua, métodos científicos.”20 aquí, en este país donde un millón de

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habitantes conspira a toda hora contra en esa tendencia. De modo que la su pureza. ¿Es fundado o no lo que afir- cuestión no es filológica; es, esencial- ma del Doctor Gutiérrez? Con sólo pre- mente, “filosófico-moral”. “El señor sentar el censo por nacionalidades queda Pelliza –agrega– ha sido poco feliz resuelta la duda.” también en otro sentido. Ha traído “¿Qué más dice el señor Gutiérrez? Ad- a colación la historia, pero tomando mite las consecuencias del hecho que se de ella lo que menos podría revelarle viene produciendo, porque ellas serán un la verdad; ha prescindido de la parte producto de la libertad; y si la libertad de esa misma historia española por él es libre, preciso es dejarla hacer: ella nos preferida, en que se descubre la aver- dará un idioma con caracteres propios, sión que el progreso tiene a los dia- con modismos, giros y construcciones lectos o idiomas locales, la aspiración no muy ortodoxos, pero sí peculiares; y de la humanidad a un habla general por ese camino, sin vulnerar los funda- en sus momentos de prosperidad in- mentos idiomáticos, tendremos una fiso- telectual, y la facilidad con que suele nomía particular en las letras. Porque, alcanzar este resultado.”26 no emancipándonos de la gran lengua Berra le pede a Pelliza, en esta contesta- madre, siempre habremos de entender- ción, que sea más preciso y diga a qué se nos bien entre los distintos pueblos de la refiere al preanunciar que de la corrup- raza latina, que no permanezcan esta- ción de la lengua en el Plata surgirán cionarios y acompañen el movimiento únicamente bienes. Para Berra, la rea- civilizador, no en las reservas como la lidad actual de las lenguas, precisadas España, sino en los puestos avanzados de traductores para dialogar unas con como la República Argentina.”24 otras, es penoso, y la Argentina, de la mano de Gutiérrez, tendería a que esa Bajo el mismo nombre que la prime- pena sea mayor y aun más irreparable. ra, Berra publica, en el mismo diario, Berra cree, por último, que Pelliza ha su segunda nota25, este vez respon- obviado referirse al punto central de diéndole a Pelliza, quien habría en- su carta, que es la idea de generalizar tendido mal lo de lengua universal. la lengua, hecho que a Berra le resulta Berra cita como ejemplo de una len- esencialmente bueno e inobjetable- gua semejante la imaginada por el sa- mente deseable. “Hablamos de la ge- cerdote español Sotos Ochando, que, neralización como de una necesidad, a mediados del siglo XIX, la fabricó a como de un ideal; y de la tendencia base de una concepción matemática y humana como de un hecho que se rea- un proceder mecánico. liza; y agregamos que la doctrina del Compartiendo con Gutiérrez y con señor Gutiérrez es contraria a aquel Pelliza aquello de que en el Plata se ideal y a esta tendencia.”27 está operando una transmutación de Al responder28, Pelliza vuelve a formular la lengua, Berra, no obstante, encuen- lo que entiende como cuestión de fon- tra a esa operación como un proble- do: ¿qué es lo que mejor conviene a la ma, al que, lejos de estimular, hay que lengua que se está tramando en el Río combatir y mitigar. Berra insiste en de La Plata? ¿Es preferible desdeñarla que la humanidad tiende a la perfec- y pensar en una lengua universal, sin ción, a la racionalidad y al progreso; nación? ¿Conviene llegar a una lengua y que el deber de todos es colaborar semejante? Pelliza no cree haber errado

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al llamar a Berra un utopista, pues éste En la primera nota31, creyendo que fue se apareció con la lengua universal de Gutiérrez el que demoró en respon- Sotos Ochando, a la que, no por labo- der y no la Academia en hacer llegar riosa y apriorística, deja de ser artificiosa su diploma, Villergas se afirma en que e imposible. Las lenguas, agrega Pelliza, el rechazo debe tener una explicación, salen del taller de la historia, no de los y la única posible, pues no encuentra laboratorios científicos. Por eso acuerda más que “peregrinas ocurrencias” en en todo con Gutiérrez, porque la histo- el descargo de Gutiérrez, es que debió ria de la lengua española en el Río de La de haber inferido alguna ofensa en el Plata, irrumpida ahora por presencias escrito del secretario de la Academia. extranjeras y ajena a los dictámenes de Rumia luego, agrega, durante dos años la Real Academia, está operando de tal esa ofensa y compone, a destiempo, el modo que sólo se pueden esperar bienes desaire conque devuelve el diploma. de ella. “Era el señor Berra a quien toca- En su hermenéutica, Villergas no sos- ba poner de manifiesto los males que nos pecha ninguna raíz histórica, ninguna produciría la independencia del lenguaje querella de antaño sobre la lengua, ni y el contacto con el mundo civilizado, nada que no sea una afrenta anecdó- después de la emancipación política y tica. “Gordo, pues, muy gordo debe aislamiento parcial de España.”29 ser el agravio que el señor Gutiérrez ha Este entredicho concluye con unas es- recibido; tanto que, además de acon­ casas líneas de Berra: “El señor Pelliza sejarle lo que el mundo tomará por divaga... hasta perderse de vista. No una ingratitud, y aun por una infrac- es posible sostener discusiones con un ción de las leyes de la urbanidad, le ha adversario que apela en los casos ex- trastornado el cerebro hasta el punto tremos a semejante táctica”30. Pelliza, de hacerle decir cosas indignas de un acaso deduciendo que el divagador es hombre de indisputable talento...”32 el otro, decide no responder más. En la segunda nota33, Villergas, que an- tes trató de adivinar por qué Gutiérrez rechazó el diploma, ahora intenta adi- 3 vinar la reacción que tendrán los aca- démicos, en Madrid, al leer la carta Al mismo tiempo que sucedía este al- excusadora. Imagina que se pondrán tercado en La Nación, en otros periódi- muy tristes, taciturnos, melancólicos, cos polemiza el mismísimo Juan María macilentos y sus semblantes se pon- Gutiérrez con el español Juan Martínez drán mustios, primero; luego, a medida Villergas, publicista, epigramatario y que el secretario vaya leyendo la carta literato que se encontraba, a la sazón, magna impolítica, “que así debe­mos en Buenos Aires. Villergas ya era autor nombrar a la de D. Juan Gutiérrez”, de un Sarmienticidio, imprecación que, irán serenándose, más tarde, conso- según informa la portada de su edición lándose, y por fin, alegrándose, hasta francesa (Paris, 1853), puede llamarse, el extremo de acabar llorando­ de risa. también, “A mal Sarmiento buena po- Villergas, agregando como nuevo de- dadera...” Con las notas que publicará fecto de Gutiérrez el estilo impuro de en Antón Perulero –semanario de su au- su prosa, insiste en que la carta no es toría– intentará, ahora, componer un más que “pullas”, esto es, una suma de Gutierricidio. Lo compendiaré. sandeces y diversiones para el lector.

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Una semana después, tocaya de las dos para con el Rey de España, que, con anteriores, aparece la tercera nota34. sus académicos correspondientes, sus Villergas, que leyó la cosmopolitización gramáticas y diccionarios, infiltra los del oído porteño como la formación barcos de guerra. No olvida que Cuba de una lengua segregada, rechaza la aún clama por su independencia ni sos- idea de que, por oír varios idiomas, laya el reciente desembarco español en vayan ellos a confundirse al punto de Valparaíso, que, anunciándose con fines forjar uno nuevo. No cree que ello “científicos”, terminó quemando la ciu- suceda en Madrid, ni en París, ni en dad y tomando las islas de Chincha. Para Londres, ni en cualquier ciudad de los Gutiérrez, la distensión con España aún Estados Unidos. “El oír hablar dife- no ha llegado y, al fin y al cabo, él si- rentes idiomas puede dar a las perso- gue siendo un hombre de la Revolución nas de criterio ocasión para estudiados, de Mayo, guerra que se sigue librando, pero no para confundidos...”35 ahora, por medios más filológicos, úni- Villergas cree que eso de formar un ca vía que le queda a España para la idioma nacional es extravagancia muy Reconquista de América. de argentinos, pues no registran otros Puesto que Villergas conjura la palabra países, como los Estados Unidos por babel, Gutiérrez, en su segunda carta, ejemplo, una pretensión tal. Parece no recoge esa invocación para desautori- estar al corriente de Noah Webster y su zar a su antagonista en temas lingüís- american tongue, que será antecedente ticos: “¡Con ésa venimos ahora! ¡Con de una efervescencia americanista que que el señor Perulero no puede expli- llegará hasta el American Language de carse la diversidad en las lenguas sino Henry Louis Mencken. En el Río de por medio de aquel cuento bíblico!”38 La Plata hay una insistencia querellan- Gutiérrez, versado ya en las teorías de te con respecto a la lengua, aunque Müller y Bopp –que intuye no han no exclusividad. No obstante, no de- llegado aún a España–, sintetiza el bió asombrarse Villergas de la quere- origen de la lengua española, para evi- lla argentina; raro hubiera sido que, denciar que es otra la forma en que de- habiendo existido una emancipación ben pensarse las cuestiones filológicas. americana de Europa, nadie hubiera Por otro lado, siente que, igual que al dicho nada en relación a la emancipa- pronunciar su discurso del 37, ha sido ción de la lengua. nuevamente mal interpretado: “Ha Una serie de diez cartas publica el pe- creído Perulero que cuando el señor riódico porteño La Libertad, para res- Gutiérrez hablaba de una lengua espa- ponder a las de Antón Perulero, que van ñola enriquecida con elementos que le del 22 de enero al 6 de febrero de 1876. llegaban (en este país) con la industria Hoy las conocemos como Cartas de un y la actividad, y las costumbres de la porteño, título bajo el cual las compila inmigración, optaba por una jerga in- Ernesto Morales36 a partir del apelati- coherente y descosida que sólo hubiera vo con que las firma Gutiérrez. La idea de enten­derse a las orillas del Plata...”39 de un porteño enfatiza una pertenencia No hacía falta esta aclaración para in- no tanto geográfica cuanto espiritual. ferir que Gutiérrez no desea un idioma En la primera carta37, para ahondar en propio en sentido estrecho. Insiste, no las razones de su denuncia, Gutiérrez re- obstante, en que un pueblo cuyos ór- memora el origen servil de la Academia ganos todos están en desenvolvimien-

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to y progreso, el órgano de las ideas rresponden: la conservadora y la refor- también lo está, y que “fijarlo sería mista. La Academia, para Alberdi, no como parar un reloj para saber la hora ignorara que son los pueblos quienes a punto fijo”40. gobiernan sus lenguas, pero no cree Las notas de Gutiérrez continúan y infecundo interferir en ellas. La len- Villergas respondió como pudo, pero al gua, así, es siempre la misma y siempre perpetuarse las aclaraciones y las nue- otra. El hecho de que los miembros de vas imputaciones, la polémica comien- la Academia no sean todos oriundos za a desvariar y ya, en la décima inter- de Castilla revelaría que la intención vención de Gutiérrez se lee: “Nuestras de la corporación no es sino la de dar catas ya no tienen objeto”41. cuenta de la diversidad. El hecho de nombrar americanos como miembros correspondientes es prueba de ello. 4 En segundo lugar, al mismo tiempo que la Academia habla de cultivar y Desde París, en febrero del mismo años fijar la pureza y elegancia de la lengua (1876), Juan Bautista Alberdi compo- castellana, nombra, para que sean par- ne un texto titulado “Evolución de la te de su seno, hombres que ni la fijan lengua castellana”, en donde observa, ni la hacen elegante. Prueba de ellos es no tanto la concepción idiomática de haberlo nombrado miembro a él, que Gutiérrez, con la cual no parece tener es y habla como sudamericano, esto es, grandes discrepancias –ambos creen discorde a como se habla en Castilla. La en que el idioma es una realidad vi- labor académica no se agota en purezas viente, dócil y virtuosamente impura; y fijaciones, también reflexiona en torno y que cada pueblo tiene la soberanía a la claridad, la concisión, la precisión, sobre él–, sino su percepción sobre la la adquisición de nuevas voces y giros, Academia. Alberdi, aunque cree limi- todo lo cual justifica nombrar hombres tado el poder de las instituciones de la de todas partes del mundo. Esto lo en- lengua española, no las rechaza, e in- tiende distinto Gutiérrez, quien cree tenta disuadir a Gutiérrez de que ya no que el buscar adherentes extranjeros no tiene sentido desdeñarlas. Lo que para es más que un plan de reconquista por uno entorpece el desarrollo del caste- vías ortograficas. Alberdi, que termina llano en América, para el otro lo po- consintiendo esta última presunción, se tencia. A Alberdi le interesa el asunto, pregunta: “¡Ojalá en este sentido pudie- no sólo por estar involucrado un viejo ra España conquis­tarnos hasta hacer un compañero que respeta y aprecia, sino hablista como Cervantes de cada ame- por que a él también lo habían nom- ricano del Sud!” Ello, agrega, no lo ha brado miembro correspondiente de logrado ni siquiera en su península. la Real Academia y no ha seguido su En tercer lugar, no habría que temer ejemplo. Veamos el texto en detalle: el ingreso de gramáticas y dicciona- En primer lugar, Alberdi entiende que rios, pues, antes que éstos, son el co- la Academia, aunque por naturaleza mercio y la inmi­gración los grandes tiende a estabilizar la lengua, por otro propagadores de los idiomas. Mucho lado entiende sus movimientos y aper- menos temer si provienen de España, turas. Esto es, conviven en su seno dos nación que tiene entumecido su co- fuerzas que, en última instancia, se co- mercio, su autoridad intelectual y,

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sobre todo, sus comunicaciones con por los años treinta, Alberdi conoció América. (Tres años demoró el diplo- e intimó con Juan María Gutiérrez y ma en llegar a manos de Gutiérrez.) Esteban Echeverría, los que, recuer- El poder de la Academia sobre las da, influyeron profundamente en su lenguas es relativo; da diplomas, casi, pensamiento; aunque, mientras éstos en sentido figurado, pues, ¿acaso es cultivaban la literatura, él se inclinara ella quien tiene el derecho de darlos? más por los estudios filosóficos y so- Alberdi, en definitiva, estima que ciales. La aversión, entonces, a todo Gutiérrez debió entrever, en el nom- lo español “me enemistaba con la bramiento, un gesto de cordialidad lengua misma castellana, sobre todo antes que el desenvaine de un sable con la más pura y clásica, que me era de tinta. Luego, buscando trazar los insoportable por lo difusa”. Alberdi pensamientos que influyeron en Juan atribuye, entonces, a la falta de esta María Gutiérrez, afirma que en el in- cultura literaria el no haber podido glés Herbert Spencer –hombre de la sentir la belleza de la literatura espa- idea de que la lengua inglesa no debe ñola, que advirtió, lamentablemente, su perfección, en ciertos puntos, sino ya muy entrado en años: “No hace a la ausencia controladora de una sino muy poco que me he dado cuen- Academia–, y en el francés M. Littré ta de la suma elegancia y cultísimo –autor de un estimable Dictionnaire lenguaje de Cervantes”. de la langue française– están los pre- Se suele leer esta confesión como una cedentes de la concepción idiomática refutación al Alberdi que anhelaba de Gutiérrez. la “Emancipación de la lengua”. El Por último, Alberdi objeta a los ingleses hombre maduro que reprende al joven el hecho de que no se hayan asociado incauto. Pero la remembranza continúa en torno a los asuntos de la lengua. Si y parecen ser otras las inferencias que en todos los órdenes sociales, los hom- debemos hacer. “Cuando en Madrid bres se asocian en pos de mejorar ya sea me encontré en el seno de algunas fa- el comercio, la industria, los cultos, se milias –sigue diciendo Alberdi–, más pregunta Alberdi ¿porqué no habrían de una vez el habla de los niños y de las de asociarse para beneficiar las lenguas? damas me distrajo de la música misma por la armonía de su acentuación. Al- guna satisfacción creí encontrar de mis 5 preocupaciones contra el viejo estilo castellano, en la confesión de Larra, de Algunos años después, en 1900 tene- que si Cervantes viniese al mundo, en mos la publicación del tomo XV de este siglo, se guardaría de usar de su los Escritos póstumos de Juan Bautista lenguaje del siglo XVII”. Alberdi, en donde hallamos “Mi vida Alberdi, septuagenario ya, y libre de privada...”, autobiografía compuesta, los nubarrones de la posguerra, despe- austeramente, en las postrimerías de su ja sus recelos del castellano peninsular vida. Resulta interesante, para el pre- y reafirma la naturaleza permeable del sente estudio, una serie de confesio- idioma. No vira hacia el casticismo, nes que hacer Aberdi sobre su ideario sino que, ahora más informado sobre de la lengua. Durante sus estudios de el viejo estilo de Castilla, redime las jurisprudencia, en Buenos Aires, allá advertencias neologistas de Larra.

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En esta misma evocación, un poco Diccionario y una Gramática, pres- más adelante, Alberdi reconoce que, cindiendo del aporte estudioso de ha- en su juventud, no frecuentó mucho blistas americanos. “¿Le bastaría a la los autores españoles, no tanto por su España la gloria de haber extendido su anti-españolismo, sino porque el curso hermosa lengua en el Nuevo Mundo, de su formación lo llevó a buscar en para que desdeñe a aquellos pueblos el resto de Europa, el Bacon, el Locke y les niegue participación en obra y el Montesquieu que no hallaba en que debe ser común a sus hermanos España. Cuando, más tarde, se disipa en sangre, costumbre y lengua, como su encono juvenil y no encuentra obs- dice el señor Hartzenbusch?”43 Que- táculos para informarse de los libros sada saluda el deseo de un académico clásicos de España, éstos ya no podían como Juan Eugenio Hartzenbusch de herir sensiblemente su estilo de escri- establecer, en favor de la unidad idio- bir y expresarse. De modo que Alberdi mática, un puente inquebrantable de empieza a sentir una atracción por comunicación entre América Latina y España cuando ella va abandonando la España; sólo que encuentra a ésta algo forma que a los románticos america- desatenta con las cosas que se escriben nos aterraba; cuando crecen en su seno y se editan allende los mares. intelectuales como Ángel Ganivet, Lejos de que la conservación castiza Miguel de Unamuno o Ramiro de del idioma pueda ser un obstáculo Maeztu, que es lo que Alberdi acon- para el desarrollo de la civilización en sejaba a la Real Academia hacer, para América, para Quesada sería un nuevo recuperar el castellano de América: dar vínculo de unión, acaso el más pode- a luz intelectuales modernos. roso, entre españoles y americanos: el común desvelo por la pureza de la len- gua. “En vez de introducir una anar- 6 quía y un desorden en la ortografía y la gramática, y como consecuencia Para los albores de 1877, el aboga- la corrupción en el idioma –que sería do, periodista y político Vicente G. propósito mezquino, bajo el frívo- Quesada, intenso colaborador de La lo pretexto de necesidades extrañas y Nación, ya tiene concluido un riguroso nuevas a la metrópoli antigua–, la ra- estudio sobre distintas bibliotecas de zón aconseja que éstas, y las que fueron Europa y América Latina, destinado a sus colonias, acepten las voces nuevas iluminar la reforma y reorganización con que incesantemente se enriquecen de la Biblioteca Pública de Buenos y aumentan las lenguas vivas, para que Aires, que entonces dirige. Importa se conserve en la estructura de la frase aquí, de este trabajo, las observaciones y en la ortografía la posible uniformi- que, incidentalmente, expone sobre la dad: la pureza del idioma patrio, her- cuestión del idioma nacional42. moso y rico, por otra parte, pero de La lengua española, para Quesada, ninguna manera estacionario.”44 debe aspirar a la unidad y la pureza, Esta visión quesadiana del idioma, por aunque no desoiga las singularidades, lo que se desprende del resto del libro, ante todo léxicas, que brotan en cada no condena la inmigración, pero ad- nación que la habla. No puede España, vierte su influencia corruptora; no des- por tanto, ni debe, seguir editando un alienta la lectura de obras extranjeras,

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pero subraya lo mal que nos acostum- ricanos, cuya misión sea plasmar, en bran; no ignora que una lengua se en- un nuevo Diccionario y en una nueva sancha día a día, pero repudia el neolo- Gramática, la misión conjunta de ve- gismo. De modo que, en el ideario de lar por el idioma. mantener castiza a la lengua, al mismo Apenas nombrado, ese mismo año, tiempo que abierta a los avatares de Ministro de Gobierno de la Provincia un mundo vivo, Vicente Quesada en- de Buenos Aires, Vicente G. Quesada cuentra en la labor de la Academia el expide la primera circular oficial con antídoto a todos los males que surjan respecto a la querella lingual: de esta oscilación entre la permanen- cia y el cambio; pues, dictando la nor- “Marzo 5 de 1877 ma, logra que las transformaciones no “Persuadido que es necesario atender cui- corrompan. Así, por un lado, si bien dadosa y esmeradamente la enseñanza de achaca a España desinterés por las co- la lengua nacional, para impedir la anar- sas de América Latina; por otro, cele- quía que se va introduciendo en la orto- bra la “noble y dignísima” iniciativa de grafía, y conservar puro y correcto nuestro la Real Academia de crear academias idioma, como cumple a todo el pueblo correspondientes, y el “valor” de los culto, recomiendo a usted, de una mane- americanos que, comprendiendo el in- ra especial, preste la mayor atención a su terés en común por mantener unida y enseñanza, e impida que por descuido del pura la lengua, comienzan a fundarlas. profesor o por indolencia de los discípulos, Estas academias, como la de Santa Fe crean que es permitido a gentes bien edu- de Bogotá, la de Quito y la de México, cadas, escribir incorrectamente su idioma son hechos que lo complacen, porque e ignorar la gramática.” 47 “sirven para desvanecer las preocupa- ciones engendradas por susceptibilida- Algunos años después, en oportuni- des indisculpables, que han perturba- dad de volver sobre la cuestión de la do a espíritus esclarecidos, al sostener lengua48, Vicente Quesada reconstru- que es ofensa a las nacionalidades de ye, documento por documento, las América la conservación de la hermosa medidas que adoptó España durante lengua de sus progenitores”45. Vicente el período colonial por extinguir las Quesada no sólo repudia el rechazo de lenguas autóctonas, en favor de lograr Juan María Gutiérrez, sino que cree la expansión e imposición de la lengua son pocos e impertinentes quienes lo española. Las miras eran precisas: faci- acompañan: “Pretender que la lengua litar la administración y la catequesis española, sólo por haber sido la de los cristiana. Para Quesada, este proceso, conquistadores, deba convertirse en cuya punta de lanza fue la instrucción dialectos peculiares a cada república, jesuítica, fue natural y necesario; y a es una idea atrasada y poco en armonía él debiera admirarse como una de las con las necesidades de la civilización empresas más nobles y civilizadoras de moderna...”46 la conquista. “No se hubiera obtenido Todas estas observaciones trabajan nunca que las numerosas poblaciones en función de respaldar lo que, para indias, en sus propias comarcas, se Vicente Quesada, resulta urgente: aplicasen a estudiar y aprender la len- convocar a un congreso lingüístico que gua de la raza que las dominaba por reúna hablistas españoles y latinoame- la conquista: que dejasen voluntaria-

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mente sus idiomas indígenas y cam- Es muy curiosa la observación final de biasen sus costumbres. Eso era propia- Quesada: cuidarse de los americanos mente una quimera: los indios no oían del norte, que hablan la lengua inglesa, la lengua de los conquistadores sin pues se trata de una raza conquistadora. recordar la humillación de vencidos, sentimiento que experimentan todos los pueblos en esa situación. Era inevi- 7 table obligarlos...”49 Si España, agrega, terminó por comprender la necesidad Dos años después (1879) se publi- de estudiar las lenguas indígenas fue ca La vuelta de Martín Fierro. José para hace más eficaz la imposición de Hernández, acaso creyendo que la po- la lengua castellana; de modo que esas lémica lo alcanzaba también a él, jus- inquisiciones de lo autóctono cesaron tificó, en el prólogo, el lenguaje de su una vez logrado el objetivo principal. poema –al que, hallándolo incorrecto Vicente Quesada encuentra enor- y bárbaro, encuentra, a la vez, afín al memente beneficioso que, desde el gaucho y necesario a toda escritura que sur del continente hasta los confines hable de él. “El gaucho no conoce ni si- mexicanos del norte, se hable una úni- quiera los elementos de su propio idio- ca lengua. Conservarla pura y unida, ma, y sería una impropiedad, cuando exhorta, es honrar ese legado y recono- menos, y una falta de verdad muy cen- cer el enorme esfuerzo que hicieron los surable, que quien no ha abierto jamás conquistadores para lograrlo. Esta es, un libro siga las reglas del arte de Blair, para él, la única lengua nacional, cuya Hermosilla o la Academia.” historia abnegada sintió la obligación Bartolomé Mitre, acusando recibo del de contar: poema, escribe a Hernández con fecha del 14 de abril de 1879. Saluda la obra “Aplaudo, pues, todos los esfuerzos que y a la vez la objeta: “Después que Usted hizo el gobierno español para generali- lea mi nota crítica no extrañará que le zar la lengua castellana en América, y manifieste con franqueza que creo que es digno de elogio el resultado de que tal Ud. ha abusado un poco del natura- idioma constituya hoy, y en lo porvenir, lismo, y que ha exagerado el colorido el rasgo más característico de las naciones local, en los versos sin medida de que hispano-americanas.” se ha sembrado intencionalmente sus “Por todo lo que someramente he ex- páginas, así como con ciertos barbaris- puesto, juzgo de muchísima importan- mos que eran indispensables para po- cia estudiar los métodos adoptados por ner el libro al alcance de todo el mun- el gobierno español para generalizar el do, levantando la inteligencia vulgar al idioma de los conquistadores, a fin de ex- nivel del lenguaje en que se expresan tinguir los idiomas y los dialectos de los las ideas y los sentimientos comunes indios. Mengua fuera perder este precio- al hombre”. Este pensamiento, no hay so don de un lenguaje en común, permi- duda, aflora día tras día en las páginas tiendo su corrupción y la formación de de La Nación. dialectos locales, de provincialismos poco También interviene Sarmiento en la castizos, de influencias regionales anár- polémica, aunque, esta vez, sin el brío quicas en materia de tanta trascendencia de sus lejanos treinta años. En oportu- e importancia.” 50 nidad de responder a Vicente Quesada

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y a su temor a que los avatares orto- temas lingüísticos. Vicente Fidel López, gráficos estén generando una anarquía sintiendo que los espíritus de Grimm, idiomática en el idioma nacional, Bopp y Max Müller redimieron en el Sarmiento vuelve sobre la cuestión de trabajo de Calandrelli, le compone una la soberanía idiomática (en este caso “Introducción” y lo juzga como colosal sobre la ortográfica) y se pregunta y honra para la ciencia nacional, “por- por la relevancia de la Real Academia que –agrega– no solamente es el único entre los americanos “habiendo dado de su especie en la lengua española, sino uno de nuestros hablistas sus razones el primero también, por el método y por para no aceptar de ella el título de el bagaje, que se emprende en tan vasta miembro honorario”51. Pero en 1879, escala sobre las lenguas de la civilización Sarmiento no tiene ya la misma per- moderna conocidas con el nombre de cepción que años atrás sobre España, indoeuropeas”54. pues advierte que se mueve, al menos Por el modo en que Fidel López traza, en materia editorial, en el sentido de brevemente, el origen y desarrollo de las todas las naciones civilizadas, difun- lenguas, se puede deducir que no pug- diendo todas las ramas del conoci- na por un purismo para el castellano de miento. Hallamos, en este año, por un América, sino más bien por un estudio lado, a un Sarmiento que atemperó su en profundidad de todas sus formas, pensamiento sobre el idioma castella- incluidas las incaicas, que confluyen no a la relativa expansión de libros edi- en él. López no era de la idea de atacar tados en español; y, por otro lado, a un los dialectos, sino de tratarlos como un Sarmiento impugnando cualquier tipo orfebre observa su pedrería: “Muchas de gestación dialectal o diversidad idio- veces la lengua oficial de una nación es mática. El 22 de abril, en El Nacional, mucho menos rica en acepciones que la leemos una de sus nuevas tesis: “Uno jerga popular, y no puede reclamar más de los mayores bienes de que goza una ventaja que la de haber tenido mayor nación es la unidad del lenguaje de sus fortuna, por su posición geográfica o habitantes, y la mayor rémora para su por otros accidentes políticos más favo- civilización son las diferencias...”52. La rables que los que alcanzaron los otros diversidad de lenguas en una misma hermanos abandonados en la baja clase nación le resulta motivo de discordia y de dialectos”55. López lleva contabiliza- desencuentro, y es en esta misma nota dos nueve emprendimientos filológicos en donde desdeña la babelización y la a cargo de eruditos españoles, entre los juzga indeseable para el entendimien- cuales se encuentran la edición de 1726 to de un pueblo. del Diccionario de la Real Academia; los Orígenes de la lengua española, com- puestos por varios autores y recogidos 8 por Mayans y Sicar (1787); el Diccio- nario etimológico, de D. Juan Peñalver, En 1880, con la publicación del de 1805; y el equivalente de Felipe Diccionario Filológico-Comparado de la Monlau, de 1856. Ninguno, afirma, Lengua Castellana, de Matías Calandrelli, merece los honores de ser tenido por que La Nación no olvidó anunciar opor- verdaderamente filológico. tunamente53, la Universidad de Buenos En 1883, con la aparición de su Aires se jacta de estar a la vanguardia en Historia de la República Argentina,

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Fidel López, que ni alentó la segrega- ejércitos acuartelados en ciudades y ción de la lengua ni ejerció la devoción aventureros audaces como se va gene- a la Real Academia Española, advierte ralizando, acabará por pasar a dialecto, la presencia incaica indeleble sobre el o a lengua servil, como el quichua y castellano, que, estima, dulcificó, nu- el guaraní. La duración de las lenguas trió y singularizó el habla de los argen- depende de las instituciones de gobier- tinos. López insiste en que las formas no”56. Sarmiento es de la idea de que regionales que adquieren las lenguas el sistema representativo y las institu- no deben combatirse, sino compren- ciones libres terminarán de derramar derse y estimarse. Está, en el fondo, el inglés por toda América, Europa y más cerca de Littré y de Gutiérrez, a Australia, repitiendo, aunque en ma- quien llama amigo inolvidable, que de yor dimensión, la experiencia del latín, la Comisión real y su programa de sal- que por esta misma razón: sus institu- vación del tesoro castellano. ciones, desplazó al griego como lengua de expansión. En 1899, al publicarse en Buenos 9 Aires el tomo XXIX de las Obras de D. F. Sarmiento (Ambas Américas), apa- Sarmiento, quizá teniendo presente la recer un texto inédito de gran interés, discusión entre Berra y Pelliza en La titulado “Una crítica española”, que Nación, años más tarde enuncia una debió de ser escrito en la década del de sus ideas más sostenidas en el tiem- 60. Allí Sarmiento advierte, como ya lo po: las condiciones expansivas del in- habían hecho Gutiérrez y Alberdi, que glés. Acaso porque lo conocía bastante en América, toda persona que recibe un bien, acaso porque creía intuir el desti- tinte de educación, aprende ante todo no de las lenguas, jamás dejó de imagi- francés, inglés e, inclusive, alemán. nar la lengua inglesa como una suerte Este hecho no lo lleva sino a postular de lengua universal; de modo que su la necesidad de generalizar los libros en reflexión sobre el castellano tuvo, castellano so pena de dejar morir de in- siempre, la referencia desafiante de anición la lengua. Es el Sarmiento que esta lengua. El junio de 1886, refirién- vuelve sobre la tesis de que Cervantes dose al volapuk, afirma que, teniendo es un hecho ajeno a España, la que ni el inglés conquistados cuatrocientos siquiera lo advirtió, sino recién después millones de habitantes, no es necesario de que se lo pusieran, otras naciones, imaginar otra lengua capaz de ser en- ante las narices. Es el Sarmiento que no tendida y hablada por todo el planeta. concede a España, ni siquiera, el des- Esa irradiación, agrega, no la tiene el cubrimiento de América, continente al francés, que se habla sólo en Francia que se chocó, afirma, buscando equivo- y tiende a desaparecer en Canadá; cadamente la India. no la tiene el alemán, sonoro y vital para las ciencias, pero restringido a Alemania; no la tiene el italiano, fo- nético y candoroso, pero inepto para lo trascendental. Tampoco la tiene el español, pues “si los gobiernos ame- ricanos han de acabar por ser los de

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II. La Nación, las academias corres- a España, y rendirle pleito homenaje es pondientes y los diccionarios. cumplir un deber filial. Lo demás sería hacer flujo de ridícula independen- 1– Polémica en La Nación entre Juan cia”57. Luego, aludiendo al problema de Antonio Argerich y Rafael Obligado. las academias correspondientes, afirma 2– Sobre lo mismo: polémica entre no encontrarlas indeseables. Alberto del Solar y Mariano de Ve- Antonio Argerich, sorprendido por dia (Firma como Juan Cancio). 3– La las opiniones del autor del Santos exhortación de Mansilla y el juicio de Vega, a quien creía un patriota, es- Martí. 4– La circular de Carballido. cribe una carta el mismo día y la en- 5– El Congreso de la Asociación de vía a La Nación58. Creyéndolo ahora Escritores y Artistas españoles (1892). un converso, le pregunta qué fue de 6– La tesis de Miguel de Unamuno: el aquél poeta que bregaba por la inde- sobrecastellano. pendencia intelectual argentina: “hete aquí que de pronto el señor ministro residente de España concibe la idea de 1 establecer entre nosotros una sucursal de la que “fija, limpia y da esplendor” La segunda gran intervención de La y Usted, en el campo de la doctrina Nación en la querella la encontramos crítica, se pasa con armas y bajeles al en 1889. Aquí, el diario no se compor- campo contrario...”59 Argerich, lue- tará como una voz más en el concierto go, le advierte que la creación de una de opiniones sobre el tema, sino que academia de la lengua española en se constituirá en el escenario central América estaría destinada a morir por de una de las mayores polémicas con “falta de atmósfera”, y por ser, al mis- respecto a la lengua. mo tiempo que antipatriota, “inútil y Si salváramos las distancias del siguiente descaminada”. Esto, no obstante, lo parangón, la nueva polémica que surge dice sin querer que se lo confunda con al cerrar la década del 80 entre Rafael un neologista: “Amo también mi idio- Obligado y Juan Antonio Argerich ma, el idioma castellano; deseo que se reedita la discusión sobre los académi- conserve incólume en América, y mi cos correspondientes y las academias único sentimiento es no conocerlo a sucursales de la española. Ahora es el fondo, el no poder escribirlo de una publicista Argerich quien reedita el pen- manera impecable”60. Lo que Argerich samiento rechazador de Gutiérrez; y el objeta es, por un lado, la utilidad de poeta Obligado, a su vez, la aceptación las instituciones de la lengua; por otro, de Juan Bautista Alberdi. Salvando las la legitimidad de las mismas en tierras distancias, digo, porque, entre las mu- que ya no gobiernan: “Las Academias, chas que se podrían establecer, la más puede decirse, sirven en resumen para evidente es que, tanto Obligado como muy poco, y si para algo sirvieran en Argerich desean, aunque por medios países como éstos deberían ser esen- distintos, bregar por la pureza y conser- cialmente nacionales y no factorías vación del idioma. dependientes del negocio central”61. En 1889, en una entrevista publicada en Luego llama a los idiomas “organis- La Prensa, Rafael Obligado asevera que mos vivos”, sujetos no al dictamen de “...la soberanía en el idioma pertenece las academias, sino a la inclemencia

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del lugar, el tiempo y el pueblo que los España: atrás, vieja inútil!”65 Obligado modela. La pureza por la que aboga, le concede a Argerich la idea de que por tanto, remite a una pureza ameri- “los idiomas no se forjan en las aca­ cana, sin ingerencia de España: “Con o demias sino en el pueblo”, lo que ha- sin academia, hablaremos de un modo lla igual de evidente que “se depuran distinto del empleado en España...”62 en los buenos escritores”, así como las Si ha de formarse una academia, para palabras y locuciones se seleccionan, Argerich debe ser argentina, “sin vasa- precisan y circulan en el “diccionario” llajes de preocupaciones extranjeras”, de la lengua. Y aquí es donde Obligado y que España acoja o rechace lo que disiente con su amigo y antagonista, esta diga. Nada irá en esto. Luego, an- pues no cree que este lexicón deba estar tes de terminar, le pide que le permita compuesto por “Perico de los Palotes”, dos palabras: “Usted ha sido seducido pues, aun siendo este Perico un docto, y no se ha dado cuenta de que arriaba jamás lograría un repertorio de palabras su bandera, pero nos quedan las bata- tan vasto como el que puede lograr una llas ganaras por Usted y contamos con corporación. “Desdeña usted las labo- las que todavía ganará como artista, res académicas, y sin embargo, no me aunque sea sucursalero”63. citará usted un diccionario español, Rafael Obligado responde enviando que en sus aciertos no sea mera copia a La Nación cuatro cartas dirigidas a de la estigmatizada Academia, comen­ Juan Antonio Argerich, que serán pu- zando los desaciertos precisamente allí blicadas el 7, 8, 9 y 11 de agosto. En donde el autor ha pretendido burlarse la primera64, Obligado rechaza que o separarse de ella.”66 De modo que se lo acuse de patriota en lo poético, Obligado encuentra al Diccionario traidor en lo demás, ya que sus opinio- real, incluso con sus falencias, superior nes, sólo mal leídas pueden conducir a a otros lexicones particulares; por tan- pensar que se debe arriar, en cuestión to, prefiere aplaudir a la corporación y idiomática, la bandera de la patria. Re- colaborar con ella, en vez de combatir- conoce haber hablado de “autoridad” la y ridiculizarla. de España sobre la lengua, pero no de En la segunda carta67, para ejemplifi- “soberanía”; y eso “pleito homenaje” y car la función que debería cumplir un de “deber filial”, conceptos que afirma miembro americano de la Academia no ser los suyos, le suenan a servilismo Española, Obligado hace como si ya y adulación. La autoridad española, en fuera portador de ese título. ¿Cuál cambio, Obligado la encuentra eviden- sería su deber?, se pregunta: enviar a te: “Fuera bien original y hasta ridículo Madrid, encabezada por unas parcas que nosotros, o cualquiera república líneas de formalidad, la lista de nom- americana, que estamos balbuciendo bres, verbos, locuciones y modismos una literatura propia, nos la echára- argentinos que deben incluirse en el mos de maestros ciruelas abrogándo- Diccionario. Nada más. nos una supremacía­ que no nos hemos “¿Que la Academia no los acepta? conquistado; porque esta autori­dad se ¡Peor para ella!... y no para mí, que los conquista, no con desearla, sino a fuer- seguiré usando a destajo. za de talento, prodigado en siglos de “¿Que la Academia los selecciona? Me labor. ¡Quién nos diera a Cervan­tes, a alegraré mucho, porque, eso sí, en Lope y a Calderón por acá, para decir a materia de lenguaje gusto del oro pu­

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rísimo. No por eso dejará de circular el ferencia de Argerich, y sobre todo de cobre que por acá nos quede. Juan María Gutiérrez, que España se “¿Que la Academia los incluye en su acerca a América afectuosamente, no léxico? Confieso que los veré allí con con intensión de reconquista. Le basta orgullo patrio; porque, dejémonos con echar un vistazo, por ejemplo, a de historias, querido amigo, ¡nadie, a lo que se ha convertido Buenos Aires, menos de ser un bolo, puede ver sin una ciudad moderna, poderosa y prós- agrado que aquello que nació de lo ín- pera, para reconocer que ya está en timo de su ser, ande honrado en labios condiciones de dar, y no sólo recibir de millones de hombres, y en servicio insumos espirituales. Para Obligado, para la expresión de ideas, de millares la soberanía de Argentina es algo bas- de talentos!”68 tante invulnerable como para creerla En esto se agota, para Obligado, todo en peligro. ¿Qué lo puede asustar una lo que los académicos correspondien- corporación literaria, si ya no lo asus- tes pueden y deben hacer. No implica, tan naciones formidables, atestadas de para él, convertirse en traidor, ni dejar soldados y cañones? Argentina, para la puerta abierta de América para que él, no es sólo “la primera nación de la España vuelva a apoderarse de ella. América latina”; todos los pueblos, ve- En la tercera carta69, Obligado con- nidos de todas partes del mundo, que fiesa haber buscado y rebuscado en se fusionan y conviven en ella, están la imputación de Argerich algo que generando en ella un ambiente propi- le ayudara a entender porqué, siendo cio para la creación y la expansión del su oponente un razonador preclaro, espíritu: “Dante, Cervantes, Calderón, cae en el error de creer que, al dar un Molière, Hugo, el semidiós Shakespea- manojo de voces para ser admitidas al re, Goethe el diáfano y Byron el luzbé- léxico oficial, peligra la libertad inte- lico, están en germen aquí, y brotarán lectual de los argentinos. Si hay algo en su día en nuestras pampas”71. que lo explique, concluye, es el pre- En la última carta que envía Obligado juicio, arraigado entre ciertos hom- a La Nación, intenta atenuar las dife- bres, de creer que la Academia de la rencias que tiene con Argerich, pues lengua es una fuerza contraria a la no busca, al fin y al cabo, ni perder un evolución del idioma, que no permite amigo, ni hacer, de una polémica, el que se usen palabras no alojadas en su germen de una discordia. Ambos, aun- Diccionario. “Felizmente no hay nada que disienten en el modo de lograrlo, de esto. La Academia no impone la pretenden que el idioma se conserve in- lengua: la recibe de los pueblos del ha- cólume en América. De modo que hay bla caste­llana, no aturdida sino mesu- un último punto que Obligado quiere radamente, como cumple a sus fines de asentar y con eso cerrar el asunto. No velar por su pureza, y en prueba de que cree, aunque lo desee, que la Academia ello es verdad, de que desea enrique- Correspondiente Argentina se forme. cer cada vez más el tesoro común del “¿Y por qué no es posible? Por dos ra- idioma, es la creación de esas mismas zones: la primera, porque somos asus- corres­pondientes que tanto alarman tadizos en materia de independencia a usted. ¿Qué nos pide, en resumen, li­teraria, cuando de España se trata, la Academia Española? ¡Nos pide ar- aunque doblemos el cuello mansamen- gentinismos!”70 Obligado siente, a di- te a las demás naciones, especialmente

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a aquélla que usted sabe; y la segunda, dicada a Rafael Obligado, a quien quie- porque... vaya, porque somos así.”72 re servirle de apoyo: “¿Acaso mancha o Al responder Argerich, también por úl- deshonra un diploma extranjero? ¿Aca- tima vez, formula su conclusión del de- so se menoscaba o sufre el patriotismo bate: “La sucursal está muerta: que en americano porque en España como paz descanse”73. Luego, cree que su an- en cualquiera otra parte del mundo se tagonista está eludiendo lo neurálgico estiman y premian los talentos de la del tema, que es la ilegitimidad de que América?”77 Del Solar entiende y hasta España se arrogue la soberanía idiomá- saluda que Argentina esté buscando dar tica. “¿De dónde se deduce el derecho con una literatura nacional. “Pero dar de que nos imponga, a modo de sen- en la flor de fundar, y establecer desde tencia, apelable ante la posteridad, su luego, una lengua nacional aparte, ge- manera de interpretar el idioma?”74 Le neralmente híbrida y enriquecida por resulta, por tanto, irrisorio postular que barbarismos de la peor especie, y que la Academia es la más docta a la hora de reniegue de aquella que nos enseñaron confeccionar diccionarios y gramática; nuestros padres y aprendimos a balbu- piensa, para el caso, en Andrés Bello, cear desde nuestra cuna, nos parecería cuya Gramática, particular y americana, lastimoso extravío.”78 supera todos los esfuerzos hechos por la De modo que Del Solar entiende, en corporación real. “Cuerpos conservado- primer lugar, que lo que se está discu- res, tímidos, llenos de plateados y do- tiendo es la fundación de una lengua rados, son cuerpos de otras edades.”75 nacional. Aunque principia la nota Para Argerich, un buen diccionario sólo advirtiendo la singularidad cultural puede ser el resultado de un esfuerzo argentina, desdeña luego que los ar- individual, y cita como ejemplos los de gentinos pretendan una lengua, pues un Littré y los de un Webster. Acusa, también podrían reclamar, con iguales finalmente, a Obligado de llevar su pre- derechos, una propia los chilenos, los tensión conservadora de la lengua a un venezolanos, los colombianos... “Pero extremo que cree inconveniente; y, pre- por qué no reconocer la autoridad de anunciando la sentencia que imprimirá una cabeza que acoja y ordene, clasifi- Rufino Cuervo diez años más tarde, se que y depure el uso de todas estas pecu- pregunta: “¿Quien nos dice que no es- liaridades de nuestro idioma local...”79 temos en un momento histórico seme- Del Solar no encuentra problema en jante, hasta cierto punto, al que siguió ello, ni subordinación, sino beneficios, a la caída del imperio romano y que la opinión que comparte con Obligado. corrupción del idioma, tan sonada, no No cree tampoco posible que cada na- sea, como es siempre la corrupción, una ción, al rechazar una autoridad central de tantas fuerzas de creación en la eter- que reúna y unifique el criterio para los na transformación de los seres?”76 americanismos, pueda por tanto dar con un diccionario nacional. Ni cree tampoco, y en esto hace énfasis, que 2 América se encuentre en un momento similar al europeo durante la gestacio- Unos días más tarde, el capitán chile- nes de las lenguas romances. Encuen- no, ahora escritor y poeta, Alberto del tra, sí, un proceso de “corrupción” de Solar, envía una carta a La Nación, de- la lengua, al que hay que detener. “Por

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lo que toca a evitar la invasión de la que reputo fatales, niego la necesidad corruptela en materia de lenguaje (no y la conveniencia que se ha creído ver se confundan las dos voces transfor- en el establecimiento de una academia mación y corrupción), parece fuera de correspondiente de la española.”83 De duda que se impone la necesidad de Vedia ve, en la instalación de estas establecer en América una autoridad academias, la pretensión de amoldar el suprema que regule los términos fami- genio americano al “idioma” español. liares, que precise el lenguaje que han ¿Qué beneficios, se pregunta además, de entender en conjunto los ochenta acarrearía establecer una comunidad millones de hombre que se sirven de él de idioma entre estos dos pueblos? A para expresar sus ideas, que armonice diferencia de Alberto del Solar, De y simplifique, por decirlo así, el idio- Vedia no aloja la posibilidad de que ma común, “limpiándolo, fijándolo en América se produzca una dialecti- y dándole esplendor””80. Ésta es, para zación progresiva; cree que sucederá Del Solar, la causa por la cual se han “fatalmente”. Alentar la unidad idio- fundado las academias de la lengua; no mática, vía academias o sin ellas, es para que cada nación arríe nuevamen- invertir tiempo en algo que tarde o te su bandera de la independencia. temprano se perderá. Por otra parte, Unos días más tarde, tras el seudónimo las academias de la lengua, además de de Juan Cancio, el periodista argentino ir contra la tendencia natural de los Mariano de Vedia compone una carta idiomas, irían, para De Vedia, contra al señor Alberto del Solar81, en donde la soberanía idiomática de los ameri- fundamenta su voto en contra de las canos; pues no entiende que sea otra academias. De Vedia entiende que el la pretensión española de intervenir en vocablo idioma, como enuncia su sen- el castellano de América. Sirven, estas tido griego, remite a “propiedad”, “ín- instituciones, no a los idiomas, sino al dole” y “costumbres propias”; y, por dominio español. tanto, no existe ni puede existir entre La respuesta de Alberto del Solar no los viejos pueblos de Europa y los nue- se hace esperar, La Nación la publica vos de América similitud en cuanto al día siguiente: “Pero qué es lo que, a estas realidades. “No tenemos aún según usted, hablamos hoy, señor idioma que refleje o exprese al exterior Cancio? ¿Es una lengua o es un idio- esa propiedad, esa índole, esas costum- ma? ¿Es un dialecto o es un patuá?”84 bres; no lo tendremos hasta que surja Del Solar insiste en que América no –y ha de surgir– el genio poderoso, está ante una transformación de la len- hijo de nuestro medio, que debe dar gua castellana, sino ante un momento unidad y vida artística a todos los ele- extraordinario de corruptela, en la cual mentos, completamente propios, que se dan cita neologismos inadmisibles y forman ya un lenguaje especial, con su extranjerismos (en especial galicismos) genio, su fisonomía, sus giros.”82 Para innecesarios. “Qué pueblo obtendrá De Vedia, ese futuro idioma america- tan señalada influencia sobre los de no constará de seis décimas partes de origen español en América, que altere español, repartiéndose las otras cua- sustancialmente la forma del lenguaje tro en la proporción de las influencias patrio?”85 Del Solar no teme tanto a que se ejercen ya sobre el español de la sustitución del castellano, sino al América. “Como se trata de hechos “injerto, por decirlo así, de vocablos e

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idiotismos entre lenguas de naturaleza Solar no busca, por el tono que em- completamente diversa”86. Exhorta, por plea, ridiculizar a De Vedia; pero lo lo- último, a su antagonista, a conocer gra al reproducir algunos de sus pasa- bien el castellano, antes de arrastrarlo jes. Luego vuelve sobre la necesidad de entre el polvo. instalar academias correspondientes, “¿Qué es lo que hablamos?”, repregun- justamente para evitar el futuro idioma ta De Vedia al día siguiente, y respon- que él preanuncia: “... debemos, pese de: “Una lengua, señor Del Solar”87. a los que nos impugnan, considerar al Una lengua, no obstante, de la cual no español como nuestra lengua única; hay que enorgullecerse, agrega, porque y a toda la amalgama de elementos es obra de España, es decir, obra mag- heterogéneos que a veces suele for- nífica y bella, pero ajena. De Vedia in- mar un guirigay o jerga ininteligible, sisten en que América hará su propio tan frecuente, por desgracia, en Chile idioma, pero no a base de otro idioma y Colombia, como en el Perú y la europeo que desplace al castellano, Argentina, desecharla, o, si no, clari- sino a partir del ser social que brote del ficarla; despojarla de toda la borra, de- suelo americano. Refiriéndose, luego, jándole sólo lo necesario”91. puntualmente al Río de La Plata, al Este entrevero concluye, al día siguien- que concibe como tierra de confluen- te, con la última nota de Mariano de cia extraordinaria, agrega: “Aquí se Vedia92, la que resume las posiciones en- hará también el gran idioma –el gran contradas y deja formuladas una serie de idioma, porque recibirá las más pode- preguntas que, años atrás, habían sido rosas y sanas influencias que haya re- las del mismo Juan María Gutiérrez: cibido cualquiera otro de la tierra”88. ¿Interesa a los americanos detener el flu- Luego de reafirmarse en estas tesis se jo de voces e ideas que se entrecruzan y ocupa de la labor de la Academia, la alteran en el Río de La Plata? ¿Convie- cual estaría, por tanto, empecinada en ne al progreso americano asociarnos en convertir al castellano en un museo, al pos de fijar la lengua? Alberto del Solar, que debería adorársele en su pureza. cuya posición al respecto ya ha sido es- No creyendo De Vedia en las institu- grimida, no responde. ciones de la lengua, no puede consentir Meses más tarde, Rafael Obligado, las idas de Obligado: “¿Para qué quiere Estanislao Ceballos y Carlos Guido y España argentinismos? Guárdeselos, se- Spano son nombrados miembros de la ñor Obligado, no los regale, aunque de Real Academia Española en calidad de muchos sea usted padre; guárdeselos académicos correspondientes extranje- para nuestro idioma, que ya viene, y no ros. Obligado se siente honrado: los exponga a un desaire justificado”89. Al contestar90, Alberto del Solar le ob- “Dígnese V. S. –le escribe a Tamayo jeta a su antogonista, en primer lugar, y Baus, secretario perpetuo de la Real esa idea de no poder enorgullecerse Academia– participar al Sr. Director de la lengua castellana, por haber sido de la Academia, mi aceptación del car- gestada sin nuestro consentimiento. go, haciéndole presente a la vez, que De seguir con estos razonamientos, considero un deber de patriotismo velar agrega, tampoco podríamos enorgu- la pureza y enriquecimiento de nuestro llecernos de otras herencias, como las magnífico idioma.” que provienen de nuestros padres. Del “La República Argentina, como V. S. lo

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sabe, recibe anualmente miles de inmi- llega esta oportunidad? Aquí está todo grantes europeos, benéficos en sí mismos, el quid de la cuestión.”95 puesto que son la principal fuente de su Mansilla entiende que los ingresos de progreso, pero causa fatal de la mezcla de voces americanas al Diccionario de- todas las lenguas, en detrimento de nues- ben ser más oportunos, pues va en esta tra cultura literaria y artística.” prontitud por comprender y aceptar lo “Como argentino y como amante de americano, el poder aspirar a la unifi- nuestras tradiciones de raza, creo, en cación de la lengua española. conciencia, cumplir un deber altísimo Ese mismo año, 1889, en octubre, contribuyendo a mantener la unidad de José Martí, convertido ya en asiduo la lengua de nuestros abuelos, de nuestros colaborador de La Nación, al rese- héroes y de nuestras madres”.93 ñar un libro argentino, lanza su per- tinaz “Gutiérrez, para no ser traidor, no quiso ser académico”96. Martí está 3 admirado por la transformación por- teña y encuentra, con el libro de Juan Interesado por la querella de la lengua Piaggio, la oportunidad para decirlo: y por esta discusión del diccionario “Nunca en veinte años cambió una y las academias, Lucio V. Mansilla, ciudad tanto como Buenos Aires. Se también en 1889, le dedica una de sacó del costado el puñal de la tradi- sus causeries de los jueves94, del perió- ción...”97 Su juicio sobre lo que en ella dico Sud América, en donde exhorta a está sucediendo es similar al que había los hombres en disputa a llegar a un expresado Gutiérrez al rechazar el di- acuerdo con la Academia Española y ploma, pues advierte que la presencia dotar a la lengua, finalmente, de un extranjeras, con sus lenguas, se cruza Diccionario que, no por ser del espa- en Buenos Aires de tal modo que, va- ñol, deje de ser americano. liéndose de la libertad y el progreso en Mansilla cree que escritores como que respira, produce beneficios espiri- Bello, Baralt, Caro o Vicente Quesada tuales. Esa reunión no es, para Martí, no han buscado –al auspiciar la limpie- causa accidental y pasajera, sino vo- za, la purificación y el ennoblecimiento luntad de crear un pueblo donde se de la lengua– someter el castellano de junten, bajo la presidencia latina, las América al veto de la Academia penin- fuerzas vivas del mundo. “Y se han sular, sino, por el contrario, inducir a juntado y confundido con las del país, ésta a ir lentamente incorporando en pero sin invadirlo ni desfigurarlo...”98 su Diccionario oficial el caudal de vo- No es corrupción lo que encuentra ces forjadas al calor de la idiosincrasia Martí en Buenos Aires, sino un sanísi- americana. La propia España ostenta mo encuentro de fuerzas creativas. No eruditos que, siguiendo esta tenden- se ha gestado, por tanto, sino la fiso- cia, quieren, sin abandonar el ideal nomía de un nuevo país, que está, a la casticista, asimilar voces nuevas. “La vez, forjando el arte y la literatura que Academia Española no pretende ni esté a su altura, que dé cuenta de sus puede pretender, en su purismo, que esperanza y su vitalidad. Martí no cree voces aceptadas por millones de hom- que Buenos Aires esté en peligro, por bres, no figuren en su Diccionario, en el contrario, entiende que es la ciudad la oportunidad debida. Pero ¿cuándo que más a salvo está del atraso.

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Esta confluencia extraordinaria no no se le vea ante el peine y el rizador, puede jamás consentir con los anhelos como que va poniéndole causas a todo académicos de fijar, pues la transfor- lo que dice, y nombres a todo lo que mación idiomática que vive la ciudad ha menester, y es franco, directo, bre- no sólo supone la presencia de lenguas ve, potente, vivo, sin que se note que europeas, sino de lo indígena y lo exó- prospera en él el vicio de que al prin- tico, al punto que el idioma español, cipio lo acusaron, que fue el de caer de que no se suplanta para Martí, torna la jerga arcaica, a que se ha de hacer la en una forma descastizada. Cito, a cruz, en la jerga científica.”99 continuación, el párrafo que no es po- sible glosar sino al costo de sacrificar su estilo, acaso de donde emana más 4 fielmente la percepción martiana. “Fue primero la lengua revuelta y ex- Dos años más tarde, en 1891, here- cesiva, como en la primera confusión dera de aquella circular de Vicente G. tenía que ser, más cuando era, en la Quesada que pedía “atender cuidado- pelea local de la carreta contra el fe- sa y esmeradamente la enseñanza de la rrocarril, timbre de honor y patente de lengua nacional”, aparece en La Nación hombre aquel modo de hablar, y sím- la circular de Juan Carballido100, enton- bolo del advenimiento de la patria, sin ces Ministro de Instrucción Pública. miedos ni tutelas, al coro del mundo. Este nuevo escrito oficial, destinado a Con los pueblos vinieron sus lenguas, explicar a los rectores de los colegios pero ninguna de ellas pudo más que nacionales la reforma en el plan de es- la nativa española, sino que le trajo las tudios secundarios, advierte algunos calidades que le faltan como lengua problemas: “Tan violenta ha sido la moderna, el italiano la sutileza, el in- avenida inmigratoria, que podría lle- glés lo industrial y científico, el alemán ga a absorber nuestros elementos ét- lo compuesto y razonado, el francés la nicos. Están sufriendo una alteración concisión y la elegancia. Y surgió en profunda todos nuestros elementos la Argentina, con la irregularidad y nacionales: lengua, instituciones prác- atrevimiento que vienen de la fuerza, ticas, gustos e ideas tradicionales. A ese mismo castellano que no huele a impulso de este progreso spenceriano pellejo por obligación ni está sin saber –que es realmente el triunfo de la he- salir de Santa Teresa y el Gran Tacaño, terogeneidad– debemos temer que las y ya se habla en España por los hom- preocupaciones materiales desalojen bres nuevos, aunque sin el desemba- gradualmente del alma argentina las razo y riqueza con que lo manejan en puras aspiraciones, sin cuyo imperio América sus verdaderos creadores. Mas toda prosperidad nacional se edifica no el castellano de crónica, adamado sobre arena”101. El nuevo plan no quie- y pintoresco, que en espera de lances re quedar impávido frente a esto que mayores, y por obra de la armonía y estima un problema y estima necesario color de América, se escribe felizmen- redefinir la identidad nacional, la cual, te, con ligereza de pluma y matices de aunque ahora “hispanoamericana”, azulejo, en los países que no han entra- tiene a España como Madre Patria. do aún de lleno en la brega universal; Luego, Carballido asevera que, más sino otro que le lleva ventaja, aunque que la raza y las instituciones análogas,

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la “lengua común” constituye el ma- que aquende y allende los mares ha- yor vínculo de fraternidad con el resto blan castellano, para mantener, uno e de los países hispanoamericanos. Esta incólume, como elemento de progreso “lengua común”, no obstante, tiende y vínculo de fraternidad, su patrimo- a adulterarse y está seriamente amena- nial idioma”104. El tema, entonces, es zada por un proceso de dialectización. el problema de la unidad de la lengua. No habría, además, otro país más ex- A partir de lo que se desprende de las puesto que Argentina a este peligro. “Y treinta y una resoluciones, se evidencia si puede ser una exageración prever un una fe, irrestricta y quizá muy elevada, día en que nos fuera difícil de enten- en que España –y en especial la Real dernos entre hispanoamericanos, no Academia– debe, casi por derecho na- lo sería asegurar que habríamos per- tural, regir los destinos de esa unidad dido, a no reaccionar, el hábito de la idiomática. Los puntos más curiosos lengua tradicional...”102 La reforma, –curiosos si no nos olvidamos que el por tanto, decide intervenir en la di- Congreso era hispanoamericano– son el rección de la lengua. “Renunciemos 14, 15, 16 y 17, en donde se establece –agrega Carballido– a vanagloriarnos a dicha corporación, y a las institucio- con nuestras incorrecciones: como lo nes por ella apadrinadas, la autoridad repite expresamente el nuevo plan de máxima en materia lingual, y se invita, estudios, no hay más idioma nacional además, a defender la unidad idiomá- que el castellano.”103 tica a partir de un respeto universal a La circular es aplaudida por Ernesto una única reglamentación gramatical Quesada con una carta fechada el 26 (dictada, naturalmente, por la Real de abril de 1891 y publicada por La Academia). La resolución vigésima Nación al poco tiempo. Ernesto, hijo postula imprescindible para todos los de don Vicente Quesada, se suma en- pueblos de habla castellana un léxico tonces a la polémica y la ensanchará común; pero más adelante advierte con algunos de los escritos más rele- que el vocabulario de los americanos vantes, uno de los cuales paso a co- corrientes en el nuevo mundo “...se in- mentar ahora. serte, no en el cuerpo del diccionario de la Academia Española, sino por vía de apéndice...”. De modo que el Congreso 5 fue, cuanto menos, descortés, pues in- vita a América a comer y beber en su Entre el 31 de octubre y el 10 de no- histórico palacio, pero prefieren, por el viembre de 1892, en Madrid, convo- momento, que lo haga en algún cuarto cado por la Asociación de Escritores aledaño y menos iluminado. y Artistas Españoles, se celebra un Quesada, que reproducirá las 31 re- Congreso Literario que, aunque el 98 soluciones en El problema del idioma por ciento de sus miembros eran espa- nacional, y siendo él un miembro y, ñoles, declama ser hispanoamericano. por momentos, ferviente defensor de Se conmemoraba el cuarto centenario la Academia, advierte cierta prepoten- del descubrimiento de América y la cia española, por lo que lamenta que el preocupación central era: “sentar las Congreso haya estado impregnado del bases de una gran confederación lite- Alas Clarín que lanzó, alguna vez: “los raria, formada por todos los pueblos españoles somos los amos del idioma”.

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No es extraño rastrear en este tipo de seguirá su prédica sobre el asunto en resoluciones el recelo de los america- La Nación, enviste contra este purismo nos y el auspicio a fortalecer la diver- casticista y enuncia su clamor: “hay que sidad idiomática. En el hecho de que hacer el español internacional con el en Argentina, por ejemplo, se diera castellano, y si éste ofreciese resistencia, una enorme relevancia a la cuestión se- sobre él, sin él o contra él”107. El grito, paratista en torno a la lengua, sugiere algo estruendoso, es al mismo tiempo Quesada, España también es responsa- urgente y dramático, pues, siendo don ble. Al comentario de estas resolucio- Miguel vasco, ya había postulado la ne- nes, agrega: “... la Academia Española cesidad de que el vascuence muriera en parece creer que basta enviar diplomas el castellano, para sobrevivir a través de de individuos correspondientes, y ense- él –del mismo modo que debía morir y guida olvidar a estos, pues ni mantiene sobrevivir el idioma nacional argentino. relación con ellos, ni vínculo alguno, ni Estas muertes, sin embargo, debían su- les envía siquiera sus publicaciones, de ceder a condición de incidir en esa len- modo que parece considerarlos como gua mayor. La concesión de ser en otro simple elemento decorativo para dar a debía hacerse para forjar un otro más la corporación un ligero barniz de que vasto, un otro que deje de ser entera- no es exclusivamente española, sino que mente otro. “El futuro lenguaje espa- lo es, a la vez, americana”105. ñol no puede ni debe ser tan sólo una expansión del castizo castellano, sino una integración­ de hablas regionales y 6 nacionales diferenciadas­ sobre la base del castellano, respetando la índole de Para concluir estas menciones en torno éste, o sin respetarla, si viene al caso.”108 a La Nación, se debe aludir a Miguel Unamuno piensa en el latín a la hora de de Unamuno, quien entenderá que es imaginar el destino del español castizo; en este medio gráfico donde se debe pues cree que su muerte es sólo aparen- discutir estas cuestiones. Miguel de te. El latín subsiste, enriquecido y di- Unamuno es uno de los primeros espa- versificado, en las lenguas romances. ñoles que siente el influjo de Sarmiento El énfasis autonomista de los ameri- y ofrece, sobre él, una nueva interpre- canos no se representa, en Unamuno, tación, revisando, a la vez, la cuestión como una mera irreverencia, sino de la lengua en Argentina. En donde como un intento de poner en con- otros ven únicamente antiespañolismo cordia la lengua de un pueblo con las y cerrazón, Unamuno ve anhelo de una ideas que en él se abren paso: “Hacen nueva España, sólo que este anhelo, en muy bien los hispano-americanos que el cuyano, aparece bajo las formas del reivin­dican los fueros de sus hablas y brío y la vitalidad. Larra, Sarmiento y sostienen sus neologismos,­ y hacen Unamuno constituyen una tríada ínti- bien los que en la Argentina hablan ma, cuya beta española se deduce del de lengua nacional. Mientras no in- recelo al purismo. La discusión de un ternacionalicemos el viejo castellano, idioma argentino, en parte, es una pre- haciéndolo español, no podemos vi- ocupación de temperamento español. tuperarles los hispano-españoles y me- En una serie de notas publicadas a fines nos aun podrán hacerlo los hispano- del año 1899106, Unamuno, que luego castellanos”109. Unamuno pide para

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América, lo mismo que para España: cer sus páginas, ahora, preferentemente imbuirse de Europa. Europeizar la len- para refutar el intento autonomista que gua. De modo que todo tipo de casti- emana de las páginas abeillianas. Prue- cismo le parecerá una broma anacróni- ba de esta vocación renovada es la nota ca. Su ¡Muera don Quijote! conjura al de Miguel Cané, “La cuestión del idio- ¡Muera el gaucho! de Sarmiento. ma”110; la “Carta a La Nación”111, de Con estas referencias, finalmente, Juan Valera; la “Carta al Sr. D. Ramón queda expuesta la vocación del diario C. Carriegos”112, de Ricardo Palma; y La Nación de intervenir en la querella el par de cartas de Miguel Unamuno que estimó, acaso, de las más relevan- sobre el idioma nacional113, entre una tes. Más tarde, con la publicación de larga serie que, prácticamente, conti- Idioma nacional de los argentinos, de núa ininterrumpida. Lucien Abeille, el diario volverá a ofre-

NOTAS

1. Texto que surge de la junta del 24 de noviembre de 1870. En Memorias de la Academia Española. Año I, Tomo IV. 2. En el mismo lugar. 3. En el mismo lugar. 4. Alberdi, Juan Bautista, “De los destinos de la lengua castellana en la América antes española”. Londres, marzo de 1871. Se publica por primera vez en Escritos póstumos de Juan Bautista Alberdi. Ensayo sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sud-América. Tomo VI. Buenos Aires, Imp. Alberto Monkes, 1898. 5. En el mismo lugar. 6. En el mismo lugar. 7. En el mismo lugar. 8. Gutiérrez, Juan María, “Carta al señor secretario de la Academia Española”, en La Libertad. Buenos Aires, 5 de enero de 1876. 9. En el mismo lugar. 10. En el mismo lugar. 11. En el mismo lugar. 12. En el mismo lugar. 13. En el mismo lugar. 14. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado - Carta al director de La Nación), en La Nación. Buenos Aires, 14 de enero de 1876. Página 1. 15. En el mismo lugar. 16. En el mismo lugar. 17. En el mismo lugar. 18. En el mismo lugar. 19. En el mismo lugar. 20. En el mismo lugar. 21. Pelliza, Mariano A., “La lengua española”, en La Nación. Buenos Aires, 19 de enero de 1876. Página 1. 22. En el mismo lugar. 23. En el mismo lugar. 24. En el mismo lugar. 25. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado), en La Nación. Buenos Aires, 25 de enero de 1876. Página 1. 26. En el mismo lugar. 27. En el mismo lugar. 28. Pelliza, Mariano A., “La lengua española”, en La Nación. Buenos Aires, 29 de enero de 1876. 29. En el mismo lugar. 30. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado), en La Nación. Buenos Aires, 4 de febrero de 1876. Página 1. 31. Martínez Villergas, Juan, “Amor con amor se paga I”, en Antón Perulero. Buenos Aires, 13 de enero de 1876.

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32. En el mismo lugar. 33. Martínez Villergas, Juan, “Amor con amor se paga II”, en Antón Perulero. Buenos Aires, 20 de enero de 1876. 34. Martínez Villergas, Juan, “Amor con amor se paga III”, en Antón Perulero. Buenos Aires, de enero de 1876. 35. En el mismo lugar. 36. Gutiérrez, Juan María, Cartas de un porteño. Polémica en torno al idioma y a la Real Academia Española, sostenida con Juan Martínez Villergas, seguida de “Sarmienticidio”. Prólogo y notas de Ernesto Morales. Buenos Aires, Editorial Americana, 1942. 37. Gutiérrez, Juan María, “Carta Primera”, en La Libertad. Buenos Aires, 22 de enero de 1876. 38. Gutiérrez, Juan María, “Carta Segunda”, en La Libertad. Buenos Aires, 23 de enero de 1876. 39. En el mismo lugar. 40. En el mismo lugar. 41. Gutiérrez, Juan María, “Carta Décima”, en La Libertad. Buenos Aires, 6 de febrero de 1876. 42. Quesada, Vicente G., “El idioma nacional”, en Las bibliotecas europeas y algunas de la América latina, Tomo I. Capítulo VIII. Punto IX. Buenos Aires, Imprenta y Librerías de Mayo, 1877. Páginas 490 a 503. 43. En el mismo lugar. 44. En el mismo lugar. 45. En el mismo lugar. 46. En el mismo lugar. 47. Quesada, Vicente G., “Circular del ministro Vicente G. Quesada”, en La República. Buenos Aires, 7 de marzo de 1877. 48. Quesada, Vicente G., “El idioma castellano y las lenguas indianas”, en Estudios, Año II, Tomo V. Buenos Aires, Coni Hermanos, Enero-julio de 1903. Páginas 7 a 27. Según los editores de Estudios, doctor Adolfo Casabal y Tristán Achaval Rodríguez, se trata del Capítulo I, Tomo II, de la obra inédita La sociedad hispano americana bajo la dominación española. 49. En el mismo lugar. 50. En el mismo lugar. 51. Sarmiento, Domingo F., “Ortografía castellana”, en La Educación Común, 1 de marzo de 1879. En Obras, XXVIII. Buenos Aires, Augusto Belín Sarmiento, 1914. Páginas 308 a 312. 52. Sarmiento, Domingo F., “Nuestros trigos III”, en El Nacional. Buenos Aires, 22 de abril de 1879. En Obras, Tomo XLI. Buenos Aires, Augusto Belín Sarmiento, 1900. Páginas 138 a 141. 53. “Diccionario filológico-comparado de la lengua”, en La Nación. Buenos Aires, 29 de enero de 1880. Página 1. Ver también la edición del 24 de julio de 1880, página 1, donde se anuncia la aparición de la segunda entrega del diccionario; y la carta de Calendrelli en la edición del 31 de enero de 1880, página 1. 54. López, Vicente Fidel, “Introducción”, en Diccionario Filológico-Comparado de la Lengua Castellana, de Matías Calandrelli. Volumen 1. Buenos Aires, Imprenta de “Obras clásicas”, 1880. 55. En el mismo lugar. 56. Sarmiento, Domingo F., “El volapuck y el curso de lengua universal, II”, en El Censor. Buenos Aires, 10 de junio de 1886. En Obras, Tomo XLVI. Buenos Aires, Augusto Belín Sarmiento, 1900. Páginas 350 y 351. 57. En La Prensa. Buenos Aires, 4 de agosto de 1889. 58. “Por la negativa. La sucursal de la Academia” (Carta a Rafael Obligado), en La Nación. Buenos Aires, 6 de agosto de 1889. Página 1. 59. En el mismo lugar. 60. En el mismo lugar. 61. En el mismo lugar. 62. En el mismo lugar. 63. En el mismo lugar. 64. Obligado, Rafael, “Por la afirmativa. Cuestión casera. I” (Carta a Juan Antonio Argerich), en La Nación. Buenos Aires, 7 de agosto de 1889. Página 1. 65. En el mismo lugar. 66. En el mismo lugar. 67. Obligado, Rafael, “Por la afirmativa. Cuestión casera. II” (Carta a Juan Antonio Argerich), en La Nación. Buenos Aires, 8 de agosto de 1889. Página 1. 68. En el mismo lugar. 69. Obligado, Rafael, “Por la afirmativa. Cuestión casera. III” (Carta a Juan Antonio Argerich), enLa Nación. Buenos Aires, 9 de agosto de 1889. Página 1. 70. En el mismo lugar. 71. En el mismo lugar. 72. Obligado, Rafael, “Por la afirmativa. Cuestión casera. IV” (Carta a Juan Antonio Argerich), enLa Nación. Buenos Aires, 11 de agosto de 1889. Página 1.

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73. Argerich, Juan Antonio, “El entierro de la sucursal” (Carta a Rafael Obligado), en La Nación. Buenos Aires, 14 de agosto de 1889. Página 1. 74. En el mismo lugar. 75. En el mismo lugar. 76. En el mismo lugar. 77. Solar, Alberto del, “La Academia española y los americanos”, en La Nación. Buenos Aires, 25 de agosto de 1889. Página 1. 78. En el mismo lugar. 79. En el mismo lugar. 80. En el mismo lugar. 81. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Fundo mi voto” (Carta a Alberto del Solar), en La Nación. Buenos Aires, 4 de septiembre de 1889. Página 1. 82. En el mismo lugar. 83. En el mismo lugar. 84. Solar, Alberto del, “Replico” (Carta a Juan Cancio), en La Nación. Buenos Aires, 5 de septiembre de 1889. Página 1. 85. En el mismo lugar. 86. En el mismo lugar. 87. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Sobre lo mismo” (Carta a Alberto del Solar), en La Nación. Buenos Aires, 6 de septiembre de 1889. Página 1. 88. En el mismo lugar. 89. En el mismo lugar. 90. Solar, Alberto del, “Punto y coma” (Carta a Juan Cancio), en La Nación. Buenos Aires, 7 de septiembre de 1889. Página 1. 91. En el mismo lugar. 92. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Hasta la vista” (Carta a Alberto del Solar), en La Nación. Buenos Aires, 8 de septiembre de 1889. Página 1. 93. Obligado, Rafael, “Rafael Obligado, académico” (Carta al secretario perpetuo de la Academia española, Sr. Tamayo y Baus), en La Nación. Buenos Aires, 16 de enero 1890. Página 2. 94. Mansilla, Lucio V., “Académicos de número, honorarios, correspondientes y electos”, en Entre-nos. Causeries del jueves. Libro IV. Buenos Aires, Casa Editora de Juan A. Alsina, 1889. 95. En el mismo lugar. 96. Martí, José, “Tipos y costumbres bonaerenses, por Juan A. Piaggio”, en El Partido Liberal. México, 3 de octubre de 1889. 97. En el mismo lugar. 98. En el mismo lugar. 99. En el mismo lugar. 100. Carballido, Juan, “Plan de estudios y programas; Circular; Ministerio de Instrucción Pública” (A los señores rectores de colegios nacionales), en La Nación. Buenos Aires, 21, 22 y 23 de abril de 1891. Siempre en página 1. (Paul Groussac se atribuye la redacción de esta circular en “A propósito de americanismos”, en Anales de la Biblioteca. Tomo I. Buenos Aires, 1900. Página 413.) 101. En la edición de La Nación del 21 de abril de 1891. 102. En la edición de La Nación del 22 de abril de 1891. 103. En el mismo lugar. 104. Cf. Quesada, Ernesto, El problema del idioma nacional. Buenos Aires, Revista Nacional, 1900. (Es la publi- cación en una sola entera de “El problema de la lengua en la América española”, publicado por Revista Nacional. Esta edición de 1900 adosa un “Proemio” destinado al libro de Lucien Abeille editado recientemente.) 105. En el mismo lugar. 106. “Contra el purismo I”, en El Sol. Buenos Aires, 24 de octubre de 1899. “Contra el purismo II”, en El Sol. Buenos Aires, 1 de noviembre de 1899. “Contra el purismo III”, en El Sol, Buenos Aires, 8 de noviembre de 1899. “El pueblo que habla español”, en El Sol. Buenos Aires, 16 de noviembre de 1899. 107. Unamuno, Miguel de, “Contra el purismo I”, en El Sol. Buenos Aires, 24 de octubre de 1899. 108. En el mismo lugar. 109. En el mismo lugar. 110. En La Nación. Buenos Aires, 5 de octubre de 1900. 111. En La Nación. Buenos Aires, 2 de diciembre de 1900. 112. En La Nación. Buenos Aires, 7 de noviembre de 1904. 113. “El idioma nacional”, en La Nación. Buenos Aires, 1 de marzo de 1908. Y “Más sobre el idioma nacional”, en La Nación. Buenos Aires, 13 de marzo de 1908.

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Labor bibliotecológica

¿Cuántos aspectos debe considerar una biblioteca para desplegar sus objetivos? Sin dudas, éstos son múltiples y exigen una labor intensa para dar cuenta de su complejidad. En los artículos que siguen se abordan algunos de estas metas, que no deberían pensarse como contrapuestos sino como complementarios. El desarrollo de colecciones y la implantación de normas de catalo- gación, claves de la Biblioteca Nacional, deben ser acompañadas por una reflexión consistente sobre la relación con los lectores, sobre sus necesidades y sus modos de vincularse al patrimonio bibliográfico. En ambos planos, tanto en lo que hace a sus procesos internos como a los vínculos con quienes recurren a ella, urge la consideración de las transformaciones tecnológicas que hacen singular a la época. Porque así como esas innovaciones transforman los procesos técnicos de la bibliotecología, también reconstituyen al lector, que se convierte en alguien con destrezas y diversas capacidades de acceso a las obras. En los artículos que siguen se piensa la historicidad y la novedad de esta situación, en la que la Biblioteca Nacional debe someter a consi- deración sus hábitos y sus certezas, sus rutinas y sus memorias. En ese sentido, las reflexiones son prácticas en sí mismas, no agregados su- perfluos a procedimientos que se dispondrían con naturalidad sobre las misiones de una institución. La labor bibliotecológica, entonces, debe ser pensada como registro de una práctica, como historización de los modos previos de su realización, y como apertura de reflexiones sobre problemas persistentes y situaciones inéditas. Elsa Barber traza un panorama de la historia de la Biblioteca Nacional desde el punto de vista de sus procedimientos técnicos. Una historia de sus innovaciones catalográficas, pero también de sus persistentes dificultades. Desde el trabajo de ordenamiento interno de las colecciones, por parte de Vicente Quesada, pasando por la producción del Catálogo Metódico que elaboró Paul Groussac, la sistematización de los registros que puso en marcha Gustavo Martínez Zuviría, y hasta los más recientes intentos de automatización de los procesos, son examinados con un empeño reparador. Mercedes Patalano elabora una crítica a la bibliotecología en tanto formación discursiva que, frecuentemente, tiende a cerrarse sobre sí misma restringiendo sus posibilidades. Una bibliotecología que descuida su relación con otras disciplinas y no indaga en profundi- dad su vínculo con el lector y el mundo del libro. Finalmente, José Luis Boquete nos ofrece un recorrido por las primeras colecciones que integran los fondos de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional. Un conjunto de publicaciones periódicas previas a la constitu- ción de la nación –las más antiguas se remontan a 1801– y que, no siem- pre conocidas, brindan un panorama del drama de la historia del país. 434

Perspectivas del control de autoridades en la Biblioteca Nacional de Argentina: pasado, presente y futuro

Por Elsa Barber (*)

En el artículo que aquí presentamos, Elsa Barber analiza la historia de la Biblioteca Nacional desde el punto de vista bibliotecoló- gico. Una trayectoria que recorrió dificultades y que es repasada en sus distintos períodos. Barber valora el trabajo de sus directores, po- niendo especial énfasis en aquellos que mayores innovaciones, técnicas y organizativas, han pro- ducido: la gestión de Vicente Quesada, que am- plió las bases organizativas, la prolífera dirección de Paul Groussac, autor del Catálogo Metódico, y la administración de Gustavo Martínez Zuviría, rigurosa en materia catalográfica. También la implementación, en la década del setenta y aún en forma manual, de un catálogo de identidad de autores e instituciones; y más recientemente, en la década del noventa, las primeras experien- cias de automatización, muchas veces truncas, que recién pudieron plasmarse a partir de la implementación del Masterplan. Por último, el reciente Programa Inventario y las perspectivas actuales de adquisición de un Sistema Integrado de Gestión Bibliotecaria. Una historia de los procedimientos de cla- sificación, del ordenamiento del material bibliográfico y del desarrollo de las co- lecciones que pueblan los anaqueles de la Biblioteca bicentenaria. LA BIBLIOTECA Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008

Resumen: Aun así, y a pesar de los esfuerzos de Se relevan los aportes más importan- estas figuras prominentes, y de otras tes vinculados con el control de au- que han intentado engrandecer el des- toridades en la Biblioteca Nacional tino de la Biblioteca Nacional, es ne- de Argentina. Se puntualizan los an- cesario admitir que la historia de esta tecedentes históricos con el objetivo institución ha transcurrido en el mar- de presentar la problemática de la ins- co de diversas dificultades en cuanto a titución en cuanto a este aspecto. Se su infraestructura edilicia, el desarrollo describen los avances efectuados sobre de su colección y los recursos humanos la temática a partir de los años 70. Se con los que ha contado para establecer mencionan las iniciativas relacionadas bases sólidas con respecto a los crite- con la automatización de la cataloga- rios de organización del material. ción como el proyecto Masterplan y el Programa Inventario. Se enuncian Por ese motivo, este trabajo tiene las propuestas actuales que tienden a como objetivo reseñar cuáles han sido dar un paso adelante en la automati- los aportes más relevantes en los perío- zación de sus funciones con miras a la dos señalados y en otros momentos del implantación de un Sistema Integrado devenir de la institución, así como los de Gestión Bibliotecaria que posibili- planes futuros, con el fin de entrete- te la ejecución efectiva del trabajo de jer la trama lejana que permitirá com- autoridades. Finalmente, se destacan prender los antecedentes inmediatos los niveles de acción interno, nacio- y los proyectos que se plantean para nal y regional hacia los cuales deben encauzar, en la Biblioteca Nacional reorientarse las tareas relacionadas con de Argentina, los servicios técnicos y el control bibliográfico nacional. específicamente el control de autorida- des de nombres y materias.

Introducción Antecedentes históricos (1810-1955)

Hay en los primeros 150 años de La Biblioteca Nacional, en sus orígenes vida de la Biblioteca Nacional de Biblioteca Pública de Buenos Aires, Argentina, tres momentos que pueden fue creada por decreto de la Junta identificarse como hitos en su historia Gubernativa de las Provincias del Río institucional desde el punto de vista de la Plata, el 7 de Septiembre de 1810, bibliotecológico: gracias a la iniciativa de uno de sus se- cretarios, el Dr. Mariano Moreno. El 1) La gestión de Vicente Quesada, núcleo de su colección fue donado por prolongada a través del interina- el obispo de la ciudad, Manuel Azamor to de Ernesto Quesada y Nicolás y Ramírez. Colaboraron, además, el Massa (1871-1879). Colegio de San Carlos, su rector, Luis 2) El fructífero y extenso período en José Chorroarín, quien aportó su bi- que la biblioteca estuvo a cargo de blioteca personal, y Manuel Belgrano, Paul Groussac (1885-1929). entre otros (Groussac, 1967). 3) La administración de Gustavo Martínez Zuviría (1931-1955). La Biblioteca abrió sus puertas al pú- blico el 12 de marzo de 1812. Fray

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Cayetano Rodríguez y Saturnino En ese momento había en la Biblioteca Segurola fueron los primeros biblio- siete salas: Jurisprudencia, Literatura tecarios designados. Este último pre- y Filosofía, Casuística, Patrología, sentó su renuncia antes de la inaugu- Historia y Geografía, Ciencias y Artes, ración y fue sustituido por Luis José Manuscritos, periódicos y obras diver- Chorroarín, nombrado director y sas. En cada sala, existía un catálogo acompañado por Dámaso Antonio de libros. Se le solicitó, entonces, al Larrañaga en el cargo de bibliotecario ministro de Gobierno de la Provincia, a partir de 1814. el Dr. Antonio Malaver, autorización para ubicar parte de los libros en nue- En 1821 fue convocado nuevamente vas salas, “... haciéndose para este fin Saturnino Segurola, por un breve pe- una nueva clasificación más acertada, ríodo hasta los inicios de 1822, en que siguiendo para ello los consejos é indi- fue sustituido por Manuel Moreno. caciones de Brunet, en su obra Manuel Durante su gestión, según manifiesta du Libraire et de l’Amateur des livres Paul Groussac (1967), se concretó la (sic)” (Biblioteca Pública de Buenos primera organización de la biblioteca, Aires, s. f.: 47). Además, se propuso vigente sin mayores cambios durante destinar una nueva sala para las obras los siguientes 50 años, aunque su creci- americanas, “... reuniendo en ella los miento se vio afectado debido a la mala libros que hoy se encuentran en todas, administración y el estado de abandono según la clasificacion actual (sic)...” que sufrió desde su creación. (Biblioteca Pública de Buenos Aires, s. f.: 47-48). A fines de 1833, José María Terrero fue nombrado director de la bibliote- En cuanto a la disposición de las obras, ca; durante su actuación, una comisión Vicente Quesada encontró como úni- informó acerca de la cantidad de vo- co antecedente el informe elevado el 4 lúmenes desaparecidos, de la ausencia de diciembre de 1833, por la comisión de índices que permitieran efectuar un nombrada bajo la administración de cómputo preciso de las existencias y de José María Terrero, donde ésta exponía la dificultad para prestar servicio a raíz que los índices y catálogos eran inexac- del “hacinamiento confuso de obras” tos, por lo que recomendaba adoptar por lo que sugirió, así mismo, elaborar “... la clasificacion general de los cono- un “gran catálogo general bibliográ- cimientos humanos, más exacta que la fico” (Groussac, 1967: xxvi). Carlos muy viciosa que hoy rige en los índices Tejedor, a cargo de la dirección entre particulares destinados al servicio del los años 1853 y 1858, intentó rever- público (sic)...” (Biblioteca Pública de tir esta situación. Entre otras medidas, Buenos Aires, s.f.: 15). impulsó la catalogación de las obras (Groussac, 1967: xxx). Quesada confesó que ignoraba si la clasificación utilizada en ese momento En septiembre de 1871, debido al era el resultado de las recomendaciones fallecimiento de José Mármol, fue de la comisión, pero encontró necesa- convocado Vicente Quesada para rio proponer una nueva clasificación y desempeñarse como Director de la por ello presentó el sistema de Brunet. Biblioteca Pública de Buenos Aires. Informó, también, que proyectaba

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modificar este sistema a futuro para Literatura, Teología, Revistas, Diarios, que se adaptara a las necesidades de la Folletos y Duplicados (Groussac, 1967: biblioteca, no sólo en la clasificación xlviii). Groussac consideró que la falta sino en la numeración de las obras. de recursos financieros y la carencia de Postuló que mientras la biblioteca no un catálogo sistemático habían dificul- tuviera, entre otras cosas, su colección tado el desarrollo de la biblioteca, por científicamente catalogada, clasificada tal motivo propuso una organización y definitivamente colocada, sería in- metódica (Groussac, 1967: lii). Señaló fructuoso esperar que la concurrencia que no debía confundirse la estructura de público aumentara. A su vez, los de un catálogo metódico con una clasi- directores interinos, Nicolás Massa y ficación filosófica de los conocimientos Ernesto Quesada, fortaleciendo esta humanos (Groussac, 1967: lvii), por el postura, expresaron su preocupación contrario, las clasificaciones del catálo- por la falta de concurrencia de público go “... deben ser las más usuales y las a la biblioteca y atribuyeron esa caren- que respondan a las analogías más na- cia a, entre otros motivos, la falta de turales y evidentes. ... (sic)” (Groussac, clasificación de las obras y de catálogos 1967: lviii), con las correspondientes apropiados: llamadas y referencias hacia otros temas relacionados (Groussac, 1967: lix). “... si no se clasifican y ordenan cientí- ficamente las obras que posee y las que Así, las clases y divisiones del catálogo adquiera en lo sucesivo formando nuevos metódico de la Biblioteca Nacional se catálogos por orden de autores y materias establecieron de acuerdo con el princi- (...) el público no acudirá a esta gran pio de la generalización: 1° las ciencias fuente del saber, sino dentro de límites y las artes, 2° las ciencias históricas, 3° estrechos ...” las ciencias políticas, 4° la literatura, 5° (Biblioteca Pública de la teología (Groussac, 1967: lxi). En Buenos Aires, 1878: 12) las subdivisiones de cada sección pre- dominó el carácter utilitario sobre la Adviertieron acerca de las “... condi- base de un criterio de generalización ciones regulares de organización y ad- decreciente (Groussac, 1967: lxii- ministración, que sólo existen aquí en lxiii). Se empleó, además, el método embrión” (Biblioteca Pública de Bue- de las repeticiones, por el cual la mis- nos Aires, 1878: 13). ma obra figuraba en diversas secciones en función de los distintos puntos de La ley de capitalización condujo a la na- acceso posibles, y, a continuación, en cionalización de la biblioteca; en 1884 un catálogo alfabético, para remediar se concretó la cesión del establecimien- la dispersión aparente del catálogo me- to al Gobierno nacional. José Antonio tódico (Groussac, 1967: lxv). Wilde inauguró la nueva etapa de la institución como Biblioteca Nacional. El 27 de diciembre de 1901 se habili- Al año siguiente asumió la dirección tó un nuevo edificio para la Biblioteca Paul Groussac. La colección se halla- Nacional, gracias a las gestiones del ba entonces distribuida en nueve sec- Presidente de la Nación y de la acción ciones: Ciencias y Artes, Historia y del Congreso. Paul Groussac, anunció Geografía, Derecho y Ciencias Sociales, en su discurso inaugural el inicio de una

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segunda etapa en la vida de esta institu- adquiridas a partir de 1932 [Biblioteca ción, heredera de la Biblioteca Pública Nacional (Argentina), 1933: 30]. de Buenos Aires y representativa de la tradición revolucionaria de 1810 A principios de 1934, la biblioteca in- (Anales de la Biblioteca, 1902: 361). tentó adoptar la clasificación decimal. Llegaron a ordenarse 10.300 fichas con Años después, en el período corres- ese sistema; pero según las memorias, pondiente a la dirección de Gustavo “... diversas razones aconsejaron volver Martínez Zuviría, se le asignó a la tarea al sistema tradicionalmente seguido en de la Sección Bibliográfica el rol más la Biblioteca Nacional, que es la vie- importante en el mecanismo interno ja clasificación de Brunet, modificada de la biblioteca. Dicha sección, bajo por el señor Groussac...” [Biblioteca la jefatura en ese momento de Manuel Nacional (Argentina), 1935b: 46], Selva, se encargó de fichar, clasificar y aunque debido a su falta de actualiza- catalogar todas las obras adquiridas. ción se introdujeron modificaciones en En correspondencia con esta política, su estructura. Las materias se dividie- se imprimieron las fichas, en lugar de ron en siete catálogos fundamentales: escribirlas a máquina, para enviar a los institutos que así lo requirieran una co- Catálogo 0 – Obras Generales pia de los ficheros. A través de este me- Catálogo 1 – Ciencias, Industrias, Artes canismo recibieron las fichas creadas Catálogo 2 – Historia y ciencias Auxiliares por la Biblioteca Nacional, entre otras, Catálogo 3 – Literatura la Biblioteca de la Facultad de Filosofía Catálogo 4 – Derecho y Letras de la Universidad de Buenos Catálogo 5 – Ciencias Sociales Aires, el Museo de Historia Natural de Catálogo 6 – Teología Buenos Aires y la Oficina Bibliográfica de la Universidad de Córdoba [Biblio- Durante la gestión de Martínez teca Nacional (Argentina), 1933: 26]. Zuviría, tal como se ha señalado, se incrementó la labor bibliográfica y Se generaron las versiones impresas se otorgó gran importancia a la or- de los distintos tomos del Catálogo ganización de la colección porque se Metódico de la Biblioteca Nacional, consideró que el valor de la biblioteca para actualizar la obra comenzada por aumentaba al multiplicar los catálogos Paul Groussac [Biblioteca Nacional que daban acceso al material. La pro- (Argentina), 1933: 29] y se editaron ducción de fichas creció en forma no- catálogos abreviados, denominados table: 15.000 (1932), 92.922 (1933), “especiales” o “provisionales” sobre te- 124.026 (1934), 141.687 (1935). mas puntuales o novedades, como por Hasta 1932 había aproximadamente ejemplo, el “Catálogo de Industrias”, 380.000 fichas distribuidas en tres catá- el de “Últimas obras ingresadas en la logos (Mesa de Entradas, Topográfico, Biblioteca Nacional” y el de “Últimas Bibliografía) a los que el público no obras argentinas” [Biblioteca Nacional tenía acceso. En este período se ex- (Argentina), 1933: 28]. Se pusieron a pandió el número de catálogos (35 en disposición del público los catálogos total), y éstos se pusieron, en su mayo- en fichas, tanto de autores como de ría, al alcance del público [Biblioteca materias, aunque sólo para las obras Nacional (Argentina), 1936: 49]. Se

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editó la “Guía para fichado y cataloga- estas últimas” [Biblioteca Nacional ción conteniendo la tabla de materias (Argentina), 1945: 34]. En 1948 se del catálogo metódico y un índice de sistematizó el fichero denominado palabras-clave” [Biblioteca Nacional “Argentina Oficial” y se adaptaron los (Argentina), 1935a], en la que se hacía nombres de las nuevas Secretarías de mención a las llamadas, por ejemplo, Estado “... traspasando las denomina- del seudónimo hacia el nombre verda- ciones con fichas de reenvío y las lla- dero del autor. madas del caso” [Biblioteca Nacional (Argentina), 1949: 20]. Sin embargo, resulta interesante co- mentar que en las memorias de 1936, Cada una de las administraciones des- Martínez Zuviría dio cuenta del recar- tacadas en este apartado ha documen- go considerable que sufrió la Secretaría tado en sus memorias las cuestiones General debido, entre otros motivos, fundamentales relacionadas con los a que se le solicitó la redacción de un servicios técnicos. Así, en los primeros método de trabajo y contralor de la 150 años de vida de la institución se clasificación –efectuada de acuerdo registran alusiones puntuales a las refe- con la clasificación metódica adoptada rencias o fichas de reenvío y llamada; por la biblioteca– y de las copias de las ello permite inferir que existía cierta fichas a raíz de la confusión que exis- preocupación por controlar la forma tía en la materia. Según sus palabras: de los encabezamientos adoptados. No “... En realidad, se trabajaba, pero sin hay, por supuesto, una indicación con- sistema, o mejor dicho, el que se usaba creta acerca de los procedimientos que prestábase a confusión, al doble traba- involucra la tarea de autoridad, activi- jo, o a las copias innecesarias y costo- dad reciente con respecto a los períodos sas” [Biblioteca Nacional (Argentina), que se reseñan. Tampoco se menciona 1937: 26]. Esta situación subsistía en en los años más cercanos la confección 1937, ya que en el catálogo metódi- de fichas de identidad de autor. co las fichas se reunían clasificadas a “... grosso modo, por orden a materias, a la espera de que algún día fuera posible El control de autoridades proseguir la publicación de los catálo- en la Biblioteca Nacional gos” [Biblioteca Nacional (Argentina), 1938: 55]. Aproximadamente, a partir de 1970, durante las gestiones de Jorge Luis Años después, al informar acerca de la Borges (1955-1973), Vicente Sierra producción de fichas correspondien- (1973-1976) y José Edmundo te al año 1945, se destacó en las me- Clemente (1976-1979) a la luz de las morias la elaboración de 14.746 “de prácticas vigentes y de los recursos exis- llamadas”. Se subrayaron, también, tentes en esos años, el sector de Proce- las modificaciones introducidas en el sos Técnicos de la biblioteca comenzó a catálogo general, dividido “... en dos generar el catálogo de identidad de au- secciones que facilitan la busca de tores personales e institucionales en for- los libros (...) una formada con los ma manual. La metodología de trabajo nombres de personas que contienen incluía la consulta de múltiples obras las obras, y otra, según los títulos de de referencia, complementada con con-

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sultas telefónicas a centros de investiga- nografías y de un número importante ción, academias, embajadas, etc., para de publicaciones seriadas, excepto de determinar la forma autorizada. aquellas que pertenecían al campo de la ciencia y la técnica. En los registros se asentaba, en el caso de los nombres, el encabezamiento La construcción del edificio finalizó adoptado, con la fecha de nacimiento en 1992. En ese contexto, con mí- y muerte cuando se trataba de auto- nimos recursos humanos, debido a res personales, el título de la obra que la situación imperante, comenzaron ingresaba a la biblioteca, y las fuentes los preparativos para efectuar la tarea consultadas. Para dar acceso por ma- de traslado del material bibliográfi- teria, se adoptó la “Lista de Encabeza- co desde la antigua sede. Este trabajo mientos de Materia para Bibliotecas” fue concluido en septiembre de 1993. editada por Rovira y Aguayo en 1967. El proceso de mudanza, que se inició Se constituyó, también en forma ma- alrededor de 1990, influyó en la in- nual, el catálogo interno correspon- terrupción de las actividades relacio- diente, para controlar el uso de los nadas con la recepción de las obras encabezamientos utilizados. Simultá- a través del Depósito Legal y con su neamente, continuó la actualización procesamiento. Estas circunstancias se del catálogo metódico. prolongaron hasta 1994.

Al mismo tiempo, gracias a las ges- Por otra parte, en esa época ya exis- tiones que realizara como director tían experiencias de automatización de Jorge Luis Borges, se inició en 1971 bibliotecas en el país. Ello indujo en la construcción del nuevo edificio de 1992, a pesar del entorno conflictivo la biblioteca. Sin embargo, la com- que rodeaba a la biblioteca, a diseñar, plejidad de la realidad política, social con la colaboración de la Asociación y económica del país trajo aparejados de Bibliotecarios Graduados de la durante los años 80 cambios frecuen- República Argentina (ABGRA), una tes en la administración de la biblio- base de datos en formato CEPAL mo- teca (Horacio Hernández, 1979-1984; dificado –denominada BNDOCU– Gregorio Weinberg, 1984-1985; Dar- mediante el software Microisis, donde do Cúneo, 1985-1989). Además, a se contemplaban campos para registrar mediados de la década se produjo una descriptores. fuerte restricción presupuestaria. Esta situación impactó directamente en la Este intento de automatización inci- capacidad de los organismos públi- piente no prosperó. En 1994 se reto- cos para retener a su personal; como maron los procesos técnicos en forma contrapartida, se suspendió el ingreso manual, pero se adoptó el Tesauro de la a la administración pública de nuevos UNESCO como instrumento rector de agentes. A principios de la década del la Biblioteca Nacional para indizar los 90, bajo la dirección de José María libros. Si era necesario crear un término Castiñeira de Dios (1989-1991) y de se consultaban otros tesauros, como por Enrique Pavón Pereyra (1991-1994), ejemplo el Macrotesauro de la OCDE por falta de personal en el sector se (Organización para la Cooperación discontinuó la catalogación de mo- y el Desarrollo Económico), los

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Tesauros ISOC, el Tesauro de Historia Los procesos técnicos volvieron a enca- Argentina de Graciela G. Barcalá de rarse, pero el objetivo principal se fo- Moyano y Cristina Voena y otras obras calizó en la catalogación automatizada de referencia. del inmenso volumen de libros pen- diente de organización. Se dio priori- A partir de la adopción de los tesauros dad, entonces, a la productividad. De se tomó la decisión de trabajar con tres acuerdo con este criterio, el material a categorías de términos con miras a es- procesar recorría el siguiente circuito: tructurar a futuro la bibliografía nacio- nal impresa, en torno a los mismos: 1) recepción y sellado 2) asignación del código de barras • catálogo: que se correspondían con 3) asignación del número de inventario las facetas del tesauro; 4) armado del estante de acuerdo con • genéricos: equivalentes a las sub- las medidas de los ítems divisiones principales bajo cada 5) colocación de una hoja de ruta faceta; 6) de existencias, indicación en la hoja • específicos: incluidos en el listado de ruta del estatus del ítem (ítem alfabético del tesauro. nuevo o ya catalogado) 7) de portada y tipeado de tabla de Se llevaron a cabo reuniones semanales contenido para tomar decisiones sobre los nuevos 8) e indización del estante o de parte términos que era necesario crear. En del estante estos encuentros se presentaban las 9) control over o control final para co- propuestas elaboradas a partir de los rregir errores de tipeo, de número tesauros examinados, pero no se gene- de inventario, etc. raban registros de autoridad. En 1998, durante la administración En 1995, en el marco de un nuevo de Oscar Sbarra Mitre (1997-2000) se emprendimiento conocido como creó la base TESA. En esa etapa, se co- Masterplan, bajo la dirección de menzó a generar un registro para cada Héctor Yánover (1994-1996), se re- término nuevo en el que se consigna- diseñó la base de datos BNDOCU. ban la forma autorizada, los términos En una primera etapa, se terceriza- no usados, los términos generales, es- ron los procesos técnicos. Así, una pecíficos y relacionados y las fuentes empresa privada se encargó de ca- consultadas. En 1999 se propusieron talogar 10.000 monografías en esa diversas tareas relacionadas con la op- base de datos. Luego de este hecho, timización de la base TESA, que ac- ese mismo año, en una segunda eta- tualizaba la terminología utilizada en pa del proyecto y en un ambiente au- la Biblioteca Nacional: tomatizado, la Biblioteca Nacional comenzó las tareas de catalogación • Llevar a cabo reuniones intersecto- de los libros acumulados en sus de- riales para realizar la compilación pendencias, ingresados durante los terminológica. últimos años por Depósito Legal, • Efectuar la investigación de los pero no reinició las tareas de control pre-descriptores propuestos por los de identidad de nombres. distintos sectores.

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• Elaborar las planillas de los acepta- yo de las autoridades para afectar a la dos y no aceptados. misma suficientes recursos materiales • Compilar los listados de los nuevos –asignación de un lugar físico con el descriptores y de las modificacio- equipamiento apropiado– y humanos: nes de los mismos. designación de profesionales dedica- dos exclusivamente a ese trabajo. Por Consecuentemente, en 1999 se con- estos motivos, la comisión solo funcio- formó la Comisión de Actualización nó hasta el año 2001. Tampoco pro- del Tesauro (CAT), integrada por gresó otra iniciativa relacionada con el una coordinadora y un representante control de autoridades de los nombres de Procesos Técnicos de cada una de por la que se diseñó una base de da- las salas donde se catalogaban los dife- tos en IsisMarc y se creó una cantidad rentes materiales. Cada representante reducida de registros de autoridades exponía ante la comisión los términos a título experimental. El proyecto no propuestos; si éstos eran aceptados, la llegó a implementarse porque surgie- coordinación elaboraba la descripción ron problemas técnicos y por ausencia de los mismos y generaba las relacio- de soporte político. nes correspondientes. El Masterplan había permitido efec- La comisión se reunía quincenalmen- tuar la catalogación automatizada de te. Como resultado de su actividad se aproximadamente 250.000 obras, pero redactaron las “Pautas para la indi- aun así, la cantidad de material mono- zación de la Biblioteca Nacional ba- gráfico sin ingresar duplicaba en núme- sadas en el Tesauro de la UNESCO ro el total de registros existentes en la (Catálogos y Genéricos)”, donde se base de datos. Esta situación impulsó el registraron las políticas para la apli- lanzamiento de un nuevo plan durante cación de los términos del tesauro. Se la gestión de Elvio Vitali (2004-2005), elaboraron también las “Pautas de los denominado Programa Inventario. llamados Descriptores Libres (singula- Entre marzo de 2005 y septiembre de res, plurales, adjetivados, geográficos)” 2006 se ingresaron más de 800.000 tí- por las que podían crearse directa- tulos en una base de datos con 19 cam- mente ciertos tipos de términos (por pos administrada mediante el software ejemplo, nombres de batallas, guerras, WEBLIS, sistema de código abierto plantas, animales, deportes, etc.). En basado en CDS/ISIS. estos casos sólo se informaba a la co- misión acerca de su adopción. Se im- Como se trataba de un inventario, el primieron listados con las relaciones material no fue indizado, ni clasifica- de “Véase” y de “Véase además”, para do. El ingreso de los datos se llevó a paliar las limitaciones del sistema uti- cabo sin efectuar control de autorida- lizado (Microisis) que no tenía capaci- des. Para realizar la tarea fueron con- dad para mostrar las referencias. tratados estudiantes de diferentes ca- rreras, supervisados por bibliotecarios. A pesar del interés del personal por Se entregaron instructivos breves con llevar adelante esta tarea, se presen- indicaciones básicas sobre la forma de taron diversas dificultades para darle registro de los nombres personales e continuidad, debido a la falta de apo- institucionales y se programaron cur-

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sos de capacitación en los que se ejem- todas las tareas que implica el control plificó la forma correcta de ingreso de autoridades y no se genera la base de de las entidades. Desgraciadamente, datos correspondiente. tal como ha ocurrido en otros países (Zavala Barrios, 2006), la falta de ex- periencia y de conocimientos produjo Los proyectos actuales una serie de inconsistencias y errores en los registros elaborados. Durante el año 2006, gracias al traba- jo conjunto del Consejo Consultivo La metodología empleada para corre- Honorario de Bibliotecarios convo- girlos incluía la generación de listados cado por las autoridades de la institu- de nombres (personales, de entidades y ción, e integrado por éstas, personal de editores) que eran controlados por del organismo y por personalidades una coordinadora asistente de puntos pertenecientes al quehacer biblioteco- de acceso, mediante la consulta de lógico, se ha reformulado la estructura fuentes externas. Dentro de un lapso organizativa de primer nivel operati- aproximado de dos años, se exami- vo y se han actualizado los objetivos naron alrededor de 50.000 encabeza- de la biblioteca (Argentina. Decreto mientos, de los cuales cerca de 13.000 N° 272, 2007). Ello ha constituido fueron corregidos. Para realizar esa ta- un logro muy importante porque a rea se efectuaron, en promedio, 95.000 través de la aprobación de los mismos, consultas. Las correcciones realizadas se han reafirmado las funciones que le en las listas impresas incluían la men- competen y se ha documentado por ción de las fuentes consultadas. Con primera vez, entre otras acciones, su igual metodología, excepto en lo que responsabilidad en cuanto a: se refiere al agregado de palabras clave, • La constitución de un Centro se inició durante 2006 el inventario de Bibliográfico Nacional. 300.000 partituras. • La compilación y publicación de la Bibliografía Nacional Argentina. En la actualidad, el registro de libros y • El desarrollo de procesos y pautas partituras se desarrolla de acuerdo con bibliotecológicas que se constitu- las pautas implementadas desde la vi- yan en normas orientadoras de la gencia del Programa Inventario, ya que bibliotecología nacional. se considera que no es conveniente in- • La prestación de un servicio públi- novar hasta tanto se implante un siste- co de consulta a los usuarios, tanto ma integrado de gestión bibliotecaria. presenciales como remotos. El resto de los materiales (publicaciones • La formación y perfeccionamiento seriadas, fotografías, mapas, manuscri- de recursos humanos en materia bi- tos, grabaciones sonoras, películas, etc.) bliotecológica y disciplinas afines. se halla en algunos casos pendiente de • El desarrollo de programas de coope- organización, en otros, se controla a ración con otras bibliotecas y otras través de bases de datos separadas, dise- entidades culturales y científicas. ñadas en Microisis con formato CEPAL • La participación en la construcción adaptado. Si bien se controlan los enca- de las políticas nacionales de infor- bezamientos mediante la consulta de mación. fuentes externas, no se cumplimentan

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La vigencia de estos objetivos y las Argentina. Este logro permitirá trabajar exigencias propias de la sociedad de la en la misma línea en que lo hacen las información determinan la necesidad Bibliotecas Nacionales de Latinoaméri- de profundizar el proceso de informa- ca. Como nada es definitivo en cuanto tización de la Biblioteca Nacional, y es a software y todo es perfectible, aunque por ese motivo, que la meta central de quizá no sea posible adoptar el mejor la gestión actual (Horacio González, sistema inicialmente, siempre existirá la 2006) se orienta a la implantación posibilidad de migrar en el futuro los de un Sistema Integrado de Gestión datos generados porque se trabajará con Bibliotecaria que permita automati- estándares internacionales. Habrá que zar todos los procesos bibliotecarios contemplar, también, una instancia de de la institución. capacitación, resolver cuestiones relati- vas al hardware y al software. Dentro de este marco, el trabajo por realizar es inmenso. En primer lugar, Por supuesto, hay mucho para hacer es prioritaria la convocatoria a con- en cuanto al control de autoridades curso de los cargos correspondientes si la Biblioteca Nacional aspira a ser al primer nivel de la nueva estructura cabecera en lo relativo al control bi- de la biblioteca aprobada recientemen- bliográfico de la producción nacio- te (Argentina. Decreto N° 272, 2007) nal. Habrá que prepararse para ello; ya que la regularización del cargo de elaborar políticas, procedimientos, Director Técnico Bibliotecológico es rutinas. La colección, según ya se ha fundamental para implementar dicho señalado, se organizará de acuerdo sistema. Hay que profundizar la refor- con los estándares internacionales ma de la estructura organizativa de la vigentes y con las herramientas más biblioteca correspondiente a los restan- actualizadas. Más allá de que se pue- tes niveles operativos y generar el or- dan capturar registros e incluso enri- ganigrama que permita desarrollar sus quecerlos para ponerlos a disposición funciones de una manera óptima. Ello de la comunidad, especialmente en lo posibilitará que, luego de concursar los que se refiere a nombres personales, cargos del primer nivel, puedan con- instituciones y congresos argentinos, cursarse los siguientes niveles, con el etc., una de las grandes decisiones fin de consolidar la planta permanente a tomar se centra en el vocabulario de la institución y de garantizar la pro- controlado en español que se ha de fesionalidad de sus recursos humanos. utilizar. En este sentido, se está re- copilando información acerca de la En este momento es inminente la fi- forma de trabajo de otras bibliotecas nalización del pliego para el llamado nacionales de la región. Así mismo, se a licitación pública internacional co- prevé firmar acuerdos o convenios con rrespondiente a la adquisición de la aquellas bibliotecas que estén confec- licencia, instalación y puesta en fun- cionando sus archivos de autoridades cionamiento de un Sistema Integrado de modo tal de compartir los regis- de Gestión Bibliotecaria (SIGB), a los tros, no duplicar tareas ya realizadas fines de automatizar todos los proce- por otros y enriquecer esos archivos. sos bibliotecarios que se desarrollan en Todo ello contribuirá al trabajo co- la Biblioteca Nacional de la República operativo a nivel regional.

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La implantación de un Sistema Integrado Conclusión de Gestión Bibliotecaria favorecerá el cambio tecnológico imprescindible para En síntesis, para trabajar con miras al lide- afrontar con éxito los próximos años. razgo de la Biblioteca Nacional en cuan- Constituirá una solución innovadora to a pautas bibliotecológicas es necesario que incorporará tecnología avanzada y considerar tres niveles. En primer lugar, permitirá desarrollar un amplio abanico el interno, en la propia institución, con de servicios para los usuarios. Proveerá respecto al control de autoridades, que re- los módulos necesarios para la gestión quiere, tal como se ha expresado, tanto la bibliotecaria y ofrecerá una gran flexi- definición de las políticas, las herramientas bilidad para definir la estructura de la y los procedimientos, como la aplicación información. Soportará, los principales de un plan de capacitación. En segundo estándares internacionales relacionados lugar, el nivel nacional, que exige realizar con la gestión, difusión y acceso a la una convocatoria para formar comisiones información. Permitirá anexar herra- que traten el tema, en una fase inicial, con mientas para gestionar objetos digitales otras instituciones del ámbito de la ciudad de todo tipo de imágenes, texto comple- de Buenos Aires, y en una fase posterior, to, audio y video. Y sobre todo, ofrecerá con instituciones del interior del país. soporte profesional a las bibliotecas ar- Por último, el nivel regional, que implica gentinas, mediante funcionalidades di- compartir los productos que se generen rigidas a la cooperación bibliotecaria, en en el ámbito de Latinoamérica. lo que se refiere a la gestión de catálogos colectivos, de autoridades y de la biblio- grafía argentina en línea, instrumento (*) Subdirectora de la Biblioteca Nacional para el control bibliográfico nacional. de la República Argentina.

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¿Qué piensan los usuarios de las bibliotecas? Por Mercedes Patalano

La siguiente nota que publicamos aquí, propone una reflexión crítica acerca de la bibliotecología como disciplina y de las bibliotecas como espa- cios donde ella se desarrolla. Mercedes Patalano sostiene que la bibliotecología arrastra proble- mas en tanto formación discursiva que se encie- rra sobre sí misma. Pierde toda porosidad con otras formas del saber, otros campos del cono- cimiento que la enriquecerían y le permitirían abrirse a otras problemáticas. Este encierro que describe Patalano, hace que la Bibliotecología se preocupe más por la organización interna antes que por la vida de los lectores y el mundo de los libros. Las consecuencias, según la autora, de es- tas limitaciones metodológicas, llevan a imple- mentación de formas de catalogación exteriores a los propios lectores, sus usos, costumbres e in- tereses. Una historia del libro y de la lectura que no se investiga, o se deja en manos del mercado y la industria editorial. Muchas cosas se han he- cho en las bibliotecas para acortar las distancias entre sus procedimientos, su orden interno y el mundo de la lectura. Pero ellas se han mostrado insuficientes, en la medida en que no alcanzaron a cuestionar los fundamentos de un saber que se desliga del problema del poder y sus relaciones; que no produce una indagación profunda res- pecto a sus funciones y al mundo en las que éstas se inscriben, lo que termina circunscribiendo su práctica a dimensiones técnicas. LA BIBLIOTECA Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008

1. Las bibliotecas hacen bien mucha atención al primer aspecto, pero tres tipos de cosas corrientemente se le da muy poca im- portancia, para la reflexión y la investi- El campo de las bibliotecas se caracteri- gación, al segundo y al tercero. Dentro za por una compleja trama de relaciones de éstos últimos, tienen competencias y entre: las instituciones jerárquicamente lugares determinados las bibliotecas na- superiores de las cuales dependen las bi- cionales, públicas, escolares y universi- bliotecas; las industrias de bienes cultu- tarias, pero no son verdaderamente un rales como libros, diarios, revistas, mú- objeto de estudio en ellas. sica, radio, cine, TV, videos, Internet y En un artículo anterior Wiegand2 publicidad; el contexto social, econó- manifiesta, que a pesar de la canti- mico y político dentro del cual se de- dad de gente que concurre a las bi- sarrollan las actividades bibliotecarias; bliotecas, y a pesar de la cantidad de las características e identidades de los bibliotecas de todo tipo que existen, agentes que transitan por ellas: biblio- son las instituciones menos estudia- tecarios, profesores, investigadores, das y nada se sabe acerca de cómo las profesionales, estudiantes, y público en bibliotecas afectan la vida de las per- general con sus condicionantes de raza, sonas. Se tiene la impresión de que clase, cultura, y género, además de su las bibliotecas están mucho más in- condición social, política, económica y teresadas en el proceso y la estructura cultural; el mercado de la información a través de las cuales desarrollan sus conformado por los proveedores de prácticas, que en la gente. tecnologías, los editores, los producto- El estudio mencionado presenta una res de contenidos multimediales, y las de las más lúcidas críticas, y ha sido empresas de servicios de información, el punto de partida para varios tra- entre otros. bajos posteriores, sobre la compleja El destacado profesor Wayne A. problemática de las prácticas de las Wiegand,1 presenta afirmaciones acer- bibliotecas; se pone en evidencia la ca de las bibliotecas americanas, que tendencia fuertemente arraigada de la bien pueden extenderse a las bibliote- indiferencia y el aislamiento respecto cas del resto del mundo. Se pone en a otras disciplinas y especialmente evidencia que las bibliotecas hacen hacia los problemas externos al pro- muy bien tres tipos de cosas: pio campo; asimismo, se analiza una secuencia de prácticas nacidas y muy la información accesible para millones difundidas durante todo el siglo XX de personas sobre temas muy diferentes; que caracterizan a la profesión como proveen decenas de miles de lugares, don- atrapada en su propia formación de los usuarios pueden encontrarla for- discursiva, en la cual los miembros mal o informalmente a través de locales hablan sobre los otros profesionales ubicados en instituciones educacionales, que pertenecen al mismo campo, sin cívicas o culturales; incorporar a los teóricos y pensadores almacenan billones de materiales de lec- de otras áreas de estudio. tura para millones de usuarios. Se identifica una serie de problemas que se arrastran desde siempre en el Por varias generaciones, la comunidad mundo de las bibliotecas, que la mayo- de bibliotecas ha devotamente prestado ría de las veces son ignorados y cuando

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se los aborda no son atendidos en toda der mejor nuestro presente y planificar su magnitud. Los aspectos dejados de con prudencia nuestro futuro. lado pueden resumirse en: Un ejemplo muy ilustrativo sobre el desconocimiento y la falta de infor- “desconocimiento sobre el impacto de mación acerca de las personas que las bibliotecas en la población”, no hay concurren a las bibliotecas, se pone en una historia crítica, ni casos de estudio, evidencia en la investigación realiza- ni fundamentos basados en teóricos del da por Verón4 en la cual se estudia el pensamiento universal, que indaguen comportamiento de los lectores de las sobre los usuarios de las bibliotecas en bibliotecas públicas de París, observan- su condición de tales; “la profesión está do el recorrido realizado por ellos en la más interesada en los procesos que en la localización de los libros de su interés. gente”, ausencia de interrogantes acerca Se concluye que la particular disposi- de lo que se lee y por qué se lee; “no se es- ción del material, agrupado por áreas tablecen las necesarias conexiones en- temáticas, no condiciona ni favorece tre el poder y el conocimiento”, se cree la lectura de tal o cual libro en espe- en y se defiende el saber como objetivo y cial, ni la preferencia por una temática racional; “el discurso está impregnado determinada. Los lectores se dirigen a por el uso de la tecnología”, no se apor- los espacios del local de la biblioteca, ta una mirada crítica y se piensa que hay en donde encuentran los libros que neutralidad en la aplicación tecnológica; estaban buscando, de manera indepen- “no hay relaciones interdisciplinarias diente del orden o clasificación temáti- con otros campos”, si bien se acepta que ca establecido por la biblioteca. Si los los estudios bibliotecológicos pertenecen a libros estuvieran en otro orden y lugar, las ciencias sociales, no se establecen rela- también se dirigirían allí para leerlos. ciones ni teóricas, ni metodológicas con Los resultados provocaron la sorpresa ellas; “desinterés por la economía de la e incredulidad de los responsables de información”, no se abren interrogan- las bibliotecas estudiadas, pero no un tes sobre la explosión de la información cambio de actitud. Están convencidos y sobre cómo cada vez mayor cantidad y creen que la distribución de los libros de gente obtiene más información; en en un cierto orden temático y jerárqui- síntesis las bibliotecas son una de las ins- co, y el establecimiento de recorridos tituciones más encerradas en su propia entre la colección según clasificaciones formación discursiva, menos estudiadas externas a los propios usuarios, siguien- y las más ubicuas. do normas y reglas establecidas dentro y para el propio campo bibliotecario, Wiegand3 sostiene la necesidad de es- ayuda a los lectores en su elección, aun tudiar todas estas cuestiones y que esta cuando no son consultados, ni partici- tarea sería más productiva con la ayu- pan de dicho proceso. No obstante, se da de investigaciones en el campo de la puede considerar un avance significa- educación, la sociología, la economía, tivo haber encomendado la realización la cultura, la comunicación, la etnogra- de este estudio a especialistas en el área fía, entre otras; y agrega que es necesa- de la comunicación externos al campo rio estudiar el pasado y las cuestiones de las bibliotecas. únicas que se perfilaron en su tiempo Otro aspecto, señalado por Wiegand5, y circunstancia, para poder compren- en uno de sus primeros trabajos, es la

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aparente contradicción que presentan los escasos trabajos referidos al tema las bibliotecas, de ser las principales y realizados desde el campo de las bi- consumidoras de libros y materiales bliotecas, que además fue publicado para la lectura, pero que no se dedican en una revista especializada en el área a estudiar ni a investigar el mundo de de la educación superior, es el estudio los libros, y se excluyen por ende los de Gilardoni,7 en el que se hace un aspectos referidos tanto a las condicio- análisis de los hábitos de lectura y va- nes de producción de los libros, como loración de los libros por parte de los a las condiciones de recepción por estudiantes universitarios chilenos. parte de los lectores. El autor expresa En este trabajo se destaca, como con- que es muy alto el precio que pagan las clusión, que la mayoría de los alum- bibliotecas dejando estas cuestiones en nos recurre a la biblioteca de su propia manos de la industria editorial. universidad para obtener libros para la En este sentido, en la última encues- lectura o referencias acerca de ellos, he- ta realizada con motivo de la Feria cho que cobra gran importancia, dado Internacional del Libro de Buenos que la encuesta sólo indaga sobre la Aires,6 sólo el 6% de los encuestados lectura no solicitada por la bibliografía concurre a la biblioteca pública, y si de los planes de estudio y además se bien la mayoría dice leer por placer, especificaba que fuera sólo de libros, un alto porcentaje lo realiza por estu- y no de revistas, Internet o periódicos. dio o trabajo. El estudio8 fue también publicado en En esta encuesta, como en otras que una revista del campo de las bibliote- se realizaron en años anteriores, se ob- cas en el mismo año que el anterior. serva que aun cuando la biblioteca está La importancia de este trabajo, no sólo presente como elemento a ser indaga- radica en que es uno de los pocos con do, no posee la relevancia necesaria y una relación directa con las bibliotecas acorde a lo significativo de los resul- universitarias y aparece publicado en tados obtenidos, y tampoco actúan de una revista especializada en educación manera protagónica los responsables superior con larga tradición editorial, de los servicios bibliotecarios en la pro- sino que también pone énfasis en los ducción de las mismas. La realización usuarios de las bibliotecas y su relación del estudio la desarrollan instituciones con el mundo de los libros y la lectura. representativas de la industria edito- Como ya se señaló, no son habituales rial, y cuentan con la colaboración de dentro del campo de las bibliotecas las las bibliotecas. indagaciones sobre el mundo de los li- Esta tendencia está ampliamente di- bros y los hábitos de lectura, dado que fundida y existen muy escasas inves- resulta una práctica muy extendida, la tigaciones, realizadas por iniciativa del escaso interés por investigar y co- propia de las bibliotecas, que contem- nocer los gustos, actitudes, creencias y plen el comportamiento de los lectores expectativas acerca de la lectura y los hacia la lectura y los libros; y los inte- libros de los usuarios que concurren a reses, motivaciones, opiniones, expec- las bibliotecas. tativas y necesidades de la población En este punto, es importante destacar sobre las bibliotecas. que a pesar de la limitada presencia de Un intento por conocer los hábitos estudios generados dentro del campo de lectura, que, constituye unos de de las bibliotecas acerca del hábito de

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la lectura y el mundo de los libros, no actividades compartidas que contribu- obstante, esta problemática resulta ser yan a la visibilidad y revalorización de una preocupación constante para los la función de la biblioteca. responsables de las bibliotecas. Si bien estas propuestas, sin duda, En la investigación sobre las bibliotecas pueden resultar exitosas, de ninguna públicas y populares de la Ciudad de manera, brindan una respuesta signi- Buenos Aires,9 realizada por el Gobierno ficativa para saber qué quieren, qué de la Ciudad, se refleja con claridad: la desean, qué esperan, qué piensan, los problemática de la relación entre las usuarios de las bibliotecas, y en conse- bibliotecas y los usuarios, y la toma de cuencia ofrecer respuestas pertinentes conciencia de los problemas existentes, y satisfactorias. pero las respuestas y soluciones ante las Retomando los comentarios sobre el dificultades encontradas se resuelven trabajo de Wiegand,10 se menciona en con medidas que no cuestionan la pro- reiteradas oportunidades la necesidad pia estructura del campo de las biblio- de tener una profunda comprensión tecas; se propone realizar acciones tales del pasado de las bibliotecas, dado que como: instalar una buena señalética no se puede evaluar su presente ni pla- para procurar un mejor entendimiento nificar el futuro ignorando su historia. e integración con los usuarios; y acercar Para lo cual se propone crear nuevas Sala de Lectura de la vieja sede de la Biblioteca las bibliotecas a los vecinos mediante la estructuras y nuevas maneras de hablar Nacional, calle México. promoción y formación cultural, con acerca de las bibliotecas y sus prácticas.

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Asimismo, se manifiesta que existe un si pudieran mantenerse separadas sin vasto campo para investigar sobre todo mezclarse. Tan arraigado está este pen- focalizando el análisis en el impacto samiento que se evita el trabajo crítico, que las colecciones y los servicios han interpretativo, epistémico y ético de tenido sobre los usuarios de las biblio- las prácticas bibliotecarias. tecas, y en las formas en que los usua- Estas prácticas tienen, además, como rios se apropian de ambos: los libros y sostén esquemas clasificatorios, siste- el acceso a ellos. mas de recuperación y difusión de la A partir de los desafíos que plantea información, reglas y códigos de regu- Wiegand,11 surgen varios estudios que lación de procesos y desde luego una toman como marco de referencia y amplia gama de servicios enmarcados profundizan la mirada crítica hacia las en esos límites, que tienen plena vi- prácticas de las bibliotecas, entre los gencia aun en nuestros días. que se destacan los trabajos de Budd,12 Por lo expuesto se postula la necesidad indaga sobre los límites ontológicos de de una revisión de los fundamentos y la disciplina y las bibliotecas, conside- evaluación del conocimiento acerca rando que su razón de ser, la razón de del campo, con el objeto de superar su existencia es coleccionar, organizar, las prácticas pasivas de la biblioteca y proveer acceso a la información. Esta como organización que recupera con- misión encierra prácticas de selección tenidos, y otorgarle valores de creación de la información, imposición de al- de conocimientos. Se sugiere una eva- gún orden a esa información, y servir luación sistemática del pensamiento de mediador entre la información dis- dominante en la profesión, y un ca- ponible en la estructura de la bibliote- mino futuro basado en una visión fe- ca y los usuarios. nomenológica,15 por sobre las actuales Desde lo metodológico, se pone énfa- estructuras deterministas y positivistas sis en la diferencia entre el concepto de que impregnan las últimas investiga- “praxis”13 que se define como diferente ciones en el campo. al de “práctica” pues se considera que Asimismo por otra parte, se aborda la primera alude a la acción con impli- la problemática de la cultura de las cancias sociales y éticas y no es reduc- bibliotecas del fin del milenio16 y se tible al funcionamiento técnico de las ofrece un panorama sobre las condi- tareas, y la segunda apunta al sentido ciones de producción de los discursos, más específico de la acción. que reflejan las ideas de la moderni- En esta misma dirección, se analiza el dad y la posmodernidad en el campo rechazo existente en el campo de las bibliotecológico. Se estima que las bibliotecas por establecer las relaciones diferencias entre estas concepciones entre la teoría y la práctica,14 actitud han producido diversas influencias en que se profundiza en los programas de el estatus cultural de las bibliotecas y estudio de la disciplina y por lo cual que las ideas de racionalidad, tecnolo- produce una práctica no teorizada, ni gía, progreso, historia, globalización, fundamentada desde las corrientes del mercancías, clientes, consumo, mer- pensamiento universal. Se destaca la cado, orden, entre otras, conviven en antipatía, existente en la profesión, ha- los actuales discursos creando conflic- cia la teoría; se cree que la práctica va tos y contradicciones que es necesario por un lado y la teoría por otro, como entender, para estar en mejores con-

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diciones de comprender el lugar de la A través del análisis de la práctica, se biblioteca en la cultura. trata de poner en evidencia varios de Se presenta, además, un original enfo- los mitos comunes que recorren la bús- que sobre las prácticas de la recupera- queda de información, como aquellos ción de la información desde ópticas no relativos a la experiencia, en el momen- estudiadas por las bibliotecas. Entre esas to de la entrevista, de ambos actores prácticas se menciona la recuperación (bibliotecario y lector), que se presen- de la información por azar, introdu- tan íntimamente atravesados por la ciendo el concepto de “serendipity”,17 y intermediación como relación única y se sugiere que la fenomenología puede condicionada por el ejercicio del poder ser de gran ayuda para los estudios so- que se despliega entre el bibliotecario y bre la experiencia de todos los días. los usuarios que acuden a la biblioteca. Una perspectiva similar se encuentra El concepto de poder simbólico to- en el interesante y original enfoque de mado de Bourdieu,20 es considerado Aby Warburg,18 sobre la búsqueda de inherente a la producción cultural. y libros, y la organización de la biblio- no denota necesariamente malas in- teca, a la cual se le imprime un orden tenciones, sino que es representativo cambiable según el estado de sus inves- de un esfuerzo por alcanzar la predo- tigaciones e intereses, ideando índices minancia dentro del campo. que posibiliten esta movilidad y que El poder simbólico se expresa a tra- reflejen lo que se denomina “la ley de vés de un conjunto de prácticas muy la buena vecindad”, a través de la cual, difundidas entre las bibliotecas, tales el libro que uno está buscando, es el como: la estandarización de procesos; vecino desconocido que se encuentra problemas con los altos costos de las al lado del que se iba a buscar, y que revistas; control en el uso de Internet; contiene la información vital que se defensa de los derechos de autor; selec- necesita. La idea era que los libros jun- ción de los materiales que integran las tos guiaran mediante sus títulos a los colecciones; normas y reglas de acceso estudiantes a percibir las fuerzas esen- a la información; mediación entre los ciales del espíritu humano, así como la usuarios y los libros; elaboración de sis- historia de la humanidad. temas de clasificación herméticos; cri- Otro aspecto, que se menciona en la obra terios de evaluación de calidad; reglas de Budd,19 y que no es abordado en las de comportamiento para los usuarios; investigaciones realizadas por la bibliote- neutralidad de la tecnología; dicotomía cología, es la situación por la cual el usua- entre teoría y práctica; saber objetivo rio busca información por imposición y racional; descontextualización de las externa, es el típico caso del estudiante bibliotecas inmersas en lo social, eco- que recurre a la biblioteca para una bús- nómico y político; prevalencia del valor queda solicitada por el profesor. En los del servicio; ausencia de investigaciones discursos habituales se cree que son los interdisciplinarias y sobre el mundo propios usuarios los que generan las bús- de los libros y los usuarios; entre otras quedas de información por sí mismos. prácticas discursivas ejercidas por los Y por lo general, la experiencia muestra agentes del campo de las bibliotecas. que la expresión de búsqueda-pregunta La relación entre poder y conocimien- que realizan los usuarios, no siempre es to es también abordada por Dick,21 producto de su propio pensamiento. quien analiza la concepción normativa

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de la profesión bibliotecaria y realiza and Information Resources”,23 se em- una caracterización de la disciplina to- prende de manera sistemática el estu- mando en cuenta los conceptos de po- dio sobre las preferencias, expectativas, der y conocimiento y dibuja el perfil percepciones y actitudes de más de de la biblioteca, como de una virtual 3.300 usuarios de seis países: Estados tiranía en el acceso a la información Unidos, Reino Unido, Canadá, India, puesta en evidencia a través de: clasi- Australia y Singapur. ficaciones tradicionales y herméticas; La investigación tiene por objetivo dar políticas de selección de colecciones a conocer qué lugar ocupa la bibliote- sustentadas en la creencia de las me- ca en el mundo de los usuarios, y apor- jores prácticas; herramientas mediati- tar nueva información sobre el uso de zadoras tales como índices y catálogos, la biblioteca y el conocimiento que se que requieren entrenamiento para su tiene de ella. Su importancia radica en correcto uso; los bibliotecarios como ser unos de los primeros y escasos es- intermediarios de las formas en las tudios que dan respuesta a las inquie- cuales los materiales de las bibliotecas tudes señaladas algunos años antes por están interrelacionados, tienen el po- Wiegand,24 cuando reflexiona acerca der y el privilegio sobre ciertas clases de lo poco que se sabe sobre la vida de de representación de los libros que la gente que va a las bibliotecas y pro- sirven a sus propios intereses; por últi- pone emprender estos estudios como mo, el autor sentencia que el poder de uno de los grandes desafíos que tienen inequidad está inscripto en el corazón por delante las actuales bibliotecas. de la teoría de la disciplina; y se apela El informe analiza tres grandes aspec- a la necesidad de una reconsideración tos: el acceso a los recursos de Internet, crítica de los conceptos tales como el uso de los servicios bibliotecarios y neutralidad, objetividad, libertad e la imagen de la biblioteca. igualdad en el contexto de las biblio- Los resultados del cuestionario confir- tecas y sus prácticas. man que los usuarios de la información en su mayoría, utilizan los servicios de la biblioteca al menos una vez al año. 2. Las bibliotecas en la vida de la gente Cuando se les solicita que expresen un consejo a la biblioteca, muchos sugi- Sin duda, la convergencia entre, las rieren que se aumente la cantidad y va- prácticas implicadas en el acceso a riedad de los recursos de información la información que se despliegan en tradicionales, con frecuencia se pide Internet y los espacios reservados y ex- que haya más libros, así como el nú- clusivos, hasta hace muy poco tiempo, mero de horas que permanece abierta. al campo de las bibliotecas, ha produ- Claramente, los encuestados solicitan cido cambios profundos en los hábi- servicios más apropiados a su estilo de tos, conductas y comportamientos de vida, como que las bibliotecas también las personas que buscan información, deben encontrar la mejor forma de ha- suscitando, por consiguiente, repercu- cer llegar el material a los usuarios, en siones de carácter significativo en los lugar de hacerlos ir a ellas. servicios que ofrecen las bibliotecas. Muy pocos encuestados, utilizan los En el Informe realizado por la recursos como bases de datos o servi- OCLC,22 “Percepctions of Libraries cios de referencia que las bibliotecas

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ponen a disposición de su comunidad; ayuda de un bibliotecario y además la mayoría ignoran que las bibliotecas con mayor rapidez. La prueba de con- disponen de ellos. Incluso se descono- fiabilidad los usuarios la realizan, con- ce la existencia de la página web de la frontando la información obtenida en biblioteca y la oferta de recursos elec- distintos sitios web. trónicos que la misma ofrece. Los jóvenes manifestaron un mayor Los estudiantes universitarios son la nivel de confianza en la información excepción, ya que los utilizan con obtenida mediante los buscadores que más frecuencia y son los que están por sobre las bibliotecas. más familiarizados con lo que ofrecen También, se evidencia un alto grado de las bibliotecas. satisfacción respecto al hecho de valerse La encuesta confirma los resultados de por sí mismos para acceder a la infor- otros muchos estudios sobre el uso in- mación, y además están convencidos de tensivo y generalizado de los recursos hacerlo bien. Se utilizan como indica- de información en Internet. Se utili- dores de fiabilidad, el sentido común y zan a diario: los motores de búsqueda, la experiencia personal. Estos resultados el correo electrónico y la mensajería se obtienen en todas las edades. instantánea de un modo regular para Esta tendencia hacia las conductas de obtener y compartir información. Los independencia y de auto suficiencia, otros recursos que circulan en la web, se refleja también en el uso de la bi- son menos utilizados. blioteca, la mayoría no solicita ayuda La biblioteca no es ni la primera ni la para hacer uso de los servicios, ni de la única fuente de búsqueda para muchos biblioteca física ni de la virtual. usuarios de la información. Los motores Se proyecta como tendencia a futuro de búsqueda son el lugar favorito para que a medida que haya cada vez más comenzar una búsqueda y las respuestas contenido digital accesible a través de indican que Google es el buscador usa- Internet, el número de fuentes, tanto do preferentemente con este fin. para recuperar como para validar in- Aunque se observan diferencias según formación es probable que también se la edad y el país, en líneas generales las incremente, por lo cual es probable que tendencias se mantienen uniformes. a su vez aumente la independencia y la Los usuarios de la información en lí- confianza en sí mismo del usuario. nea que fueron encuestados, utilizan La mayoría de los usuarios quiere y es- Internet “universalmente”, más que la pera seguir usando cada vez más infor- biblioteca para acceder a los recursos mación gratuita y sin trabas de acceso de información electrónicos. en el futuro. Sienten frustración cuan- El estudio revela que la rapidez, no es do intentan acceder a ella, y tienen que ni la única ni la principal razón por ir a la biblioteca para poder usarla. la que los buscadores son el punto de La mayor parte de los encuestados, partida para comenzar una búsque- aunque muy en particular los adoles- da. Se evalúan la calidad y la cantidad centes, leen menos libros y periódicos, como factores determinantes en la sa- y miran menos TV, desde que empe- tisfacción con la búsqueda. Se pone zaron a usar Internet y también usan de relieve que los motores de búsque- menos las bibliotecas, aún cuando en da recuperan más información y de los comentarios, se observa un apego mayor calidad que la obtenida con la a las bibliotecas como lugares físicos,

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muchas de las asociaciones positivas los buscadores son vistos como pro- que se presentan, tienen que ver con veedores de información de calidad un sentimiento nostálgico hacia los li- por igual; no obstante según el Infor- bros y su representación simbólica en me de OCLC, las diferencias no están la vida de cada individuo. tan claras, por lo cual en algunos de Aún es prematuro suponer que este los dos componentes de la ecuación mismo sentimiento se experimentará se presupone la existencia de informa- en un futuro hacia los recursos elec- ción de mayor calidad. trónicos, y si ello será la determinante En conclusión, los datos dan a enten- en la elección de los recursos de acceso der que, en última instancia, serían los a la información. buscadores los que ganarían la parti- De hecho, las personas sienten un gran da. Se analizan miles de respuestas a afecto por la “biblioteca” como insti- las preguntas abiertas sobre qué ideas tución, pero están claramente descon- positivas se asocian con las bibliotecas, tentas con el funcionamiento de los y sólo en escasísimas oportunidades, se servicios bibliotecarios que utilizan. mencionan términos tales como “ca- Una mala señalización, un entorno poco lidad”, “confianza”, “conocimiento”, cálido, un personal poco amistoso, falta “aprendizaje”, “educación” y todas de estacionamiento para los autos, un aquellas expresiones que circulan en lugar sucio y frío, sistemas difíciles de el imaginario exclusivo y excluyente usar y un horario poco adecuado, fue- del campo de las bibliotecas, pero que ron algunos de los comentarios que los no forman parte de los valores, ni son usuarios repetían una y otra vez. compartidos, ni adecuados a los estilos El mensaje está claro: hay que mejorar de vida de los usuarios. la sensación física que la comunidad El universo de la biblioteca es exclusiva- experimenta en el uso de las biblio- mente limitado al mundo de los libros. tecas. El cuestionario reveló que hay Esto es percibido como la característica mucho para decir cuando se pregunta distintiva y que la diferencia del resto de acerca de: las bibliotecas, la gente que los recursos de acceso a la información. las atiende y los servicios. Esto sugie- En un intento por profundizar sobre re que las bibliotecas tienen una gran el valor de la biblioteca, se investiga oportunidad para averiguar más de lo acerca de su finalidad principal. Las que este informe revela sobre las im- respuestas se reparten entre los libros presiones que la gente de sus comuni- y la información, lo cual da una cierta dades tiene, por ejemplo, mediante la esperanza de poder ampliar la imagen realización de encuestas. de la biblioteca más allá de la frontera Todos los usuarios identificaron a las nostálgica de los libros. bibliotecas con los libros, la imagen Para los realizadores del Informe re- que predomina es la biblioteca como sulta asombroso cómo, a pesar de la proveedora de libros y los buscadores diversidad de países y edades de los en- como proveedores de recursos electró- cuestados, las bibliotecas se perciben nicos. Por lo cual se confía por igual como una organización única, cons- en una y en otros, y presentan los mis- tante, estable y previsible. En esencia, mos niveles de fiabilidad. una imagen universal, dominada por Con la calidad tampoco se presentan la nostalgia y reforzada por la expe- diferencias; tanto las bibliotecas como riencia personal compartida.

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Ante la preocupación que generan los El estudio, apela a las bibliotecas para resultados del Informe, se proyecta no que asuman los cambios que se están obstante, que las bibliotecas continua- produciendo, en función de un nuevo rán compartiendo una esfera de la in- paisaje para la biblioteca virtual y el formación cada vez mayor junto con aprendizaje digital en el contexto de la un número también cada vez mayor de comunicación académica. Se conclu- productores, proveedores y usuarios de ye, con el análisis de los mitos y rea- contenidos. Y que los usuarios de la in- lidades sobre el comportamiento en la formación continuarán valiéndose ellos búsqueda de información que caracte- mismos para acceder a una variedad de rizan a la “Generación Google”. información en constante crecimiento. Se hace referencia a los estereotipos que El reto de las bibliotecas, según el infor- definen a esta generación, que ya fue- me de OCLC, es definir claramente y ron detectados por el estudio de OCLC promocionar el lugar que ocupa en esa comentado con anterioridad. En esta esfera de la información, sus servicios y ocasión, se reafirman en líneas generales colecciones tanto físicas como virtuales. como verdaderos, y se trata de analizar Y se afirma que es hora de rejuvenecer con mayor profundidad sus alcances. la imagen de la biblioteca. Si bien, los jóvenes demuestran una importante facilidad y familiaridad en el uso de computadoras, se señala en 3. La generación Google primer término, que también poseen una excesiva confianza en los motores Muy variados y numerosos son los de búsqueda, y tienen la tendencia a discursos sobre la convergencia de las hojear páginas más que detenerse a nuevas tecnologías, y su apropiación leerlas y se concluye que aún carecen por parte de las bibliotecas, que tratan de las habilidades críticas y analíticas de anticipar y reaccionar ante las nue- necesarias para evaluar la información vas o emergentes prácticas en el acceso que encuentran en la red. a la información y uso de Internet. Por otro lado, también se muestra que Esta inquietud se refleja en el reciente se está convirtiendo en norma para trabajo sobre “Information behaviour todo tipo de usuarios, incluyendo a los of the researcher of the future”,25 rea- profesores, algunas conductas de bús- lizado para la British Library y el JISC, queda que antes eran sólo de los jóve- Joint Information Systems Comité,26 nes, como la impaciencia o el deseo de en el que se analiza la denominada “Ge- inmediatez en las respuestas durante la neración Google”, representada por los búsqueda y la navegación y la intole- jóvenes que nacieron después de 1993. rancia ante cualquier retraso en la sa- Se trata de estudiar la forma en la que tisfacción de las necesidades. los futuros investigadores y académi- Los usuarios actuales buscan la gra- cos realizarán sus trabajos, partiendo tificación instantánea mediante una de la premisa que pertenecen a una respuesta rápida a través de Internet, generación cualitativamente distin- cuando necesitan realizar una mono- to, en cuanto a aptitudes, actitudes, grafía, un artículo de revista, o bien un expectativas e incluso alfabetización trabajo de investigación. El volumen diferente en el contexto de la comuni- de información en texto completo cación e información. que se puede recorrer, imprimir, sal-

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var en disco, o reenviar, posibilita el templando materiales impresos, auto- desarrollo de nuevas formas de acceder publicados y digitales; nuevos modelos en línea desde la biblioteca, que aún de licencias; contenidos personalizados hoy no se pueden imaginar con toda y diferentes dinámicas según los gru- su potencialidad. pos de usuarios, afrontando importan- En consecuencia, se necesitan procesos tes desafíos, como competir con recur- de desintermediación para el acceso a los sos del tipo de Facebook.27 contenidos académicos que presentan En este sentido, el sitio YouTube,28 se- las bibliotecas, dado que, los estudiantes gún los datos aportados por la Consul- buscan información en forma ágil y di- tora Alexa,29 se ubica, dentro del último recta, a través de redes, wikis, y recursos ranking de las 500 web más consulta- destacados que proveen los influyentes y das, en el puesto número dos, habiendo poderosos motores de búsqueda. desplazado al Google que ahora se posi- Situación similar ocurre con los profe- ciona en el cuarto lugar. Esta tendencia, sores, quienes también presentan prefe- presenta para el campo de las bibliote- rencias por ver y navegar contenidos di- cas otra nueva incertidumbre, ya que gitales, y sólo en caso necesario recorren podría suponer, como opinan varios las estanterías de libros de las bibliote- expertos, el comienzo de un ciclo en el cas, dando en cierta manera la espalda a que las búsquedas por imágenes en mo- la biblioteca como espacio físico. vimiento, sustituyen a las tradicionales Ante el cambio tecnológico las biblio- búsquedas de información. Sala de Lectura de la tecas de investigación, se ven obligadas En efecto, en el Informe para la British vieja sede de la Biblioteca a adaptarse a una nueva realidad, con- Library, se señala que las bibliotecas Nacional, calle México.

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están amenazas por los nuevos servi- Si bien esta pregunta es imposible de cios que se ofrecen en la web, y resulta contestar en forma directa, podemos imprescindible desarrollar un mejor y afirmar que se observan algunas dife- mayor entendimiento sobre cómo la rencias, con las generaciones de adultos, gente busca información y cómo se respecto a los métodos utilizados en la consultan las colecciones de libros y búsqueda de artículos, según las edades revistas electrónicas. se prefiere la biblioteca virtual a la física Una de las formas más frecuentes de y se utiliza, como principal elemento consulta que utilizan tanto los estu- de acceso a la información, el buscador diantes como los profesores, es bajar académico de Google, lo cual según el archivos desde la web, y es probable Informe representa una amenaza para que muchas de estas descargas no se la biblioteca como institución. lean jamás. El análisis de los registros Se sugiere por lo tanto, la urgente ne- de uso, de las más importantes bases cesidad de realizar estudios, sobre las de datos de artículos de revistas acadé- búsquedas de información y el com- micas, pone en evidencia que el com- portamiento de los usuarios en las di- portamiento de los usuarios es muy ferentes etapas de la vida. diverso, según sea su género, su lugar El fenómeno ampliamente acepta- de residencia , el tipo de universidad, do de la web social, es otro elemento su ocupación. que indica, cómo la naturaleza de los Los diferentes tipos de comportamien- costosos contenidos electrónicos está to que se presentan respecto a las bús- cambiando, los frágiles límites de los quedas, están acompañados por altos derechos de autor se están transfor- índices de confianza que se depositan mando en aun más difusos para las en los motores de búsqueda. Todas nuevas generaciones, que además des- estas conductas están perfilando “las creen de los mismos. nuevas formas de lectura”, los usuarios Las redes sostenidas por autorías co- navegan de manera horizontal por los lectivas se están convirtiendo en una títulos, contenidos, resúmenes y pági- fuerte tendencia y presentan una gran nas. Parecería que se evita la lectura en ventaja que es su carácter libre, si bien el sentido tradicional. aún no se pueden establecer pruebas Simultáneamente, la aparente facilidad sobre una base sólida, entre la libre y habilidad en el uso de las nuevas tec- circulación y lo publicado de mane- nologías, disfraza algunos problemas ra tradicional, se observa su creciente preocupantes, como las dudas acerca aceptación y difusión. de, si la alfabetización de las nuevas ge- En respuesta a la tendencia extendida neraciones en mejor que la de antes, y sobre el uso de la web social, muchas bi- sí los jóvenes poseen o no, sofisticados bliotecas han comenzado a experimentar mapas conceptuales. con ella y a participar de algún programa, La gran incógnita que se plantea es sa- con el objeto de intentar un acercamiento ber en qué medida, el comportamien- con sus usuarios, algunos bibliotecarios to, las actitudes y las preferencias de la también han adoptado la conducta de actual Generación Google, persistirán los usuarios, y asumen nuevos comporta- a través del tiempo y algunos de ellos mientos de acceso a la información. se transformarán en futuros profesores Esta conducta se extiende a toda la socie- universitarios e investigadores. dad. Existe una corriente de amplia po-

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pularidad en la creación de redes sociales, La tendencia a leer por la superficie, que en cierta manera desvía la atención e los títulos, los resúmenes, las tablas de invade lo que se considera históricamen- contenido y no pasar luego a la pro- te como el espacio de la biblioteca. fundidad del documento, se presenta En síntesis, varios son los mitos sobre ampliamente extendida. la “Generación Google”, que en este Los jóvenes pertenecen a la era del co- informe se aceptan como verdaderos y piar y pegar, el informe alerta sobre otros son puestos en duda. los futuros problemas de plagio que se En principio, se afirma que los jóvenes avecinan, si bien los derechos de autor a la hora de buscar información, no son reconocidos, no se los considera son tan diferentes de los adultos como justos, por lo cual se los desestima. habitualmente se cree. También se pone énfasis en las accio- Asimismo, se sostiene que los jóvenes nes de alfabetización informacional, son expertos en el manejo de sofisti- para superar las debilidades actuales en cadas tecnologías, y esto no es así, ya la evaluación de la calidad, pertinencia que se ha demostrado que manejan y autoridad de la información que se limitadas herramientas y que por otro encuentra en Internet, para lo cual las lado los adultos están ganando día a bibliotecas tienen que cambiar su ima- día amplio espacio. gen, que está fuertemente asociada a La tendencia hacia la multitarea que los libros, como ya se había detectado realizan los jóvenes en su vida diaria, en el informe de OCLC. se ha confirmado, y además quieren Los usuarios, utilizan vorazmente seguir haciéndolo. También se corro- Internet, pero no necesariamente en bora que prefieren la información vi- la forma en que los bibliotecarios lo sual a la textual, no obstante lo cual, asumen y lo piensan. La competencia los textos siguen siendo importantes. con Internet debe ser superada a tra- No hay pruebas de que los jóvenes sean vés de nuevas estrategias de acceso a la más impacientes que los adultos, y que información. tengan tolerancia cero a la demora en las búsquedas de información. El uso de motores de búsqueda como 4. Algunas preguntas incómodas Google o Yahoo son los primeros re- cursos utilizados en la recuperación de En este punto, es necesario de ma- información, tanto para los profesores nera prioritaria la formulación de re- como para los estudiantes, raramente flexiones críticas dentro del campo de como primera instancia, se consulta la las bibliotecas, dado que se requieren biblioteca o el sitio web de la misma. respuestas adecuadas a las prácticas vi- Existe clara evidencia sobre la diversi- gentes en el acceso a la información. dad de comportamientos expresados Se menciona con preocupación la con- en las búsquedas, según el género, fianza y preferencia, por parte de los raza, condición laboral y social, ori- usuarios, en el uso de los motores de gen étnico y geográfico que tienen los búsqueda y la búsqueda de informa- usuarios, por lo cual se comprueba el ción en Internet, por sobre la concu- desconocimiento sobre la composi- rrencia a las bibliotecas. ción y características de la población Los motivos por los cuales existen estas de usuarios que poseen las bibliotecas. preferencias, son en cierta manera, bas-

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tante atendibles y tienen las bibliotecas Muy pocos encuestados utilizan los una amplia responsabilidad en ellos. recursos como bases de datos o servi- En primer lugar, se afirma que no toda la cios de referencia que las bibliotecas información que circula por Internet es ponen a disposición de su comunidad; fiable. Sin duda es así, pero, ¿acaso pode- la mayoría ignora que las bibliotecas mos asegurar que todos los materiales que disponen de ellos. Incluso se descono- integran las colecciones de las bibliotecas, ce la existencia de la página web de la son de calidad? ¿No hay diversidad? Y biblioteca y la oferta de recursos elec- por otra parte, ¿se puede afirmar que los trónicos que la misma ofrece. parámetros de calidad, son únicos y uni- Puede inferirse que una de las causas, de versales, en todos los países, etapas de la la indiferencia de los usuarios, se debe al vida y condiciones sociales, o bien por el complejo y difícil acceso que presentan contrario hay variaciones y fluctuaciones los sistemas de información de las gran- en el tiempo y en el espacio? des y más famosas bases de datos, con el Los jóvenes usuarios se basan en la ex- agravante, que por cuestiones de com- periencia propia y de sus pares, y en la petencia comercial, cada una presenta confrontación con otras fuentes, para cada año, diferentes diseños de pantalla atribuirle a la información el carácter y nuevos elementos para la elaboración de fiable. ¿Qué hacen y cómo comuni- de las estrategias de búsqueda, cuya can las bibliotecas, de manera efectiva, justificación está puesta en mejorar su la calidad y fiabilidad de sus coleccio- calidad y actualizar su uso, cuando por nes entre sus usuarios, en un mundo en el contrario, se logra un efecto adverso el cual se espera que cada vez haya más de rechazo al producto. información accesible directamente La diversidad y cantidad de recursos por Internet, por lo cual, es probable que se recuperan a través de un bus- que la cantidad de información de ca- cador, aún con los reparos respecto a lidad también se incremente? su fiabilidad y confiabilidad, resultan Se requiere una revisión profunda de mucho más atractivos, y con una ma- los sistemas de búsqueda de los catálo- yor riqueza en la recuperación de dis- gos de bibliotecas en línea y de las ba- tintos formatos de información, que ses de datos de artículos de publicacio- las tradicionales listas de libros que nes científicas, a efectos de lograr con arrojan las bibliotecas, o los exclusi- ellos, las mismas condiciones y carac- vos artículos de revistas de las bases de terísticas de ser amigables, intuitivos, datos. ¿Por qué no pensar en un catá- sencillos, y fáciles de manipular, que logo o base de datos con contenidos gozan, y cada vez con mayor alcance, en diversos tipos de soportes de infor- los motores de búsqueda. mación: libros, notas de diarios, fotos, ¿Por qué hay que realizar cursos para sitios web, videos, artículos científicos, aprender a utilizar los sistemas de bús- blogs, entre otros? quedas que proponen las bibliotecas, Una abrumadora cantidad de encuestas los cuales además cambian constante- sobre los hábitos de concurrencia a las mente en sus distintas versiones, para bibliotecas, arrojan la misma respues- volverse más herméticos y complejos? ta: la mayoría de los encuestados dice Esta es una de las preguntas que con que concurren al menos una vez al año. mayor frecuencia se hacen los usuarios Ahora bien, ¿cuáles son los parámetros de las bibliotecas. de adecuado o no, de suficiente o no,

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con los cuales se miden las actividades confianza en la búsqueda por sí que conforman la vida diaria de los mismo, produciendo menos utili- habitantes de una ciudad? ¿Qué lugar zación de las bibliotecas. ocupan las bibliotecas en la vida de los • Cada vez hay más información gra- usuarios? ¿Concurrir a una biblioteca tuita de calidad y sin trabas de acce- nacional, pública o universitaria, puede so, tener que ir a la biblioteca para ser comparado con la concurrencia al acceder a ella no resulta atractivo. cine, al teatro, a un concierto? • usuarios sienten que la biblioteca El análisis del comportamiento res- es un lugar incómodo. El mensaje pecto a la intensidad y cantidad en el está claro: hay que mejorar la sen- uso de los servicios de las bibliotecas, sación física que los usuarios expe- requiere una profunda y necesaria re- rimentan al utilizar las bibliotecas. visión crítica de la misión e imagen de • La digitalización de contenidos debe las bibliotecas en la sociedad actual. ser afrontada por las bibliotecas de También, se solicitan servicios más manera independiente y no en aso- acordes a los distintos estilos de vida de ciación con las grandes empresas de los usuarios, entre los que se propone Internet, para tener éxito será nece- que en vez de hacer ir a los usuarios a sario liderar los beneficios para los las bibliotecas, éstas encuentren formas usuarios y trabajar estrechamente en de llegar a ellos. Los nuevos esfuerzos las estrategias con los editores. que las bibliotecas están haciendo por • Los sistemas de búsqueda de la acercarse a los usuarios a través de los información deben ser capaces de servicios web 2,30 y desde hace unos eliminar la intermediación actual años los servicios en línea, en cierta y lograr condiciones de accesibili- manera, representan adecuadas res- dad en competencia con los actua- puestas a los nuevos modos de interac- les buscadores. tuar con los recursos de información, no obstante parecen insuficientes para En definitiva, el reto de las bibliotecas se lograr la integración más plena entre perfila en establecer claramente y promo- los usuarios y la biblioteca. cionar el lugar que ocupan y comparten Al parecer, el malestar inicial que se ex- en la amplia esfera de la información, de- perimenta desde el control simbólico, finiendo el modelo de biblioteca al que aun a pesar de lo novedoso de la pro- se aspira; la materialización del mismo puesta de los nuevos servicios, se sigue mediante el acceso a la información y la percibiendo por parte de los usuarios interacción efectiva con la comunidad. y ejerciendo desde la institución, se Para lo cual será necesario, indagar a los requiere de un replanteo intenso y ex- usuarios para saber: qué piensan de las haustivo de la interacción entre el que bibliotecas en la actualidad; cómo las tiene la información y el que la busca, identifican dentro del creciente mundo entre el que sabe en dónde encontrarla de la recuperación de información; cuál y el que aún no lo sabe.31 es la imagen que tienen de la biblioteca Se perfilan varios aspectos prioritarios dentro de la oferta de bienes culturales; a considerar: cuál es el lugar que ocupan en sus vidas; • Más contenidos digitales en inter- qué cosas las bibliotecas no hacen bien net, producen más fuentes para y podrían hacer mejor; cómo buscan validar, y más independencia y información; entre otras.

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Finalmente podemos imaginar unas con conocimiento hacia los diferentes prácticas, que no sólo permitan la comportamientos en la búsqueda de modernización de las bibliotecas, sino información; con apertura hacia la in- también su integración en los nuevos teracción con otros campos del saber; escenarios: con implicancias sociales y con compromiso hacia la diversidad éticas en los modos de producción y social, económica y política de sus acceso a la información; con relaciones usuarios; y enfrentando el desafío de la entre el micro universo de la bibliote- transición hacia la resignificación del ca y los fenómenos macro sociales del modelo cultural vigente. contexto en el que ellas se desarrollan;

NOTAS

1. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS community about the library in the life of the user”. En: The library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382. 2. Wiegand, Wayne A. (1999). “Tunnel vision and blind spots: wath the past tell us about the present; reflections on the Twentieth-century history of American Librarianship”. En: Library quarterly, v. 69, N° 1, pp. 1-32. 3. Ibídem. 4. Verón, Eliseo. (1999). Esto no es un libro. Barcelona, Gedisa. 5. Wiegand, Wayne A. (1997). “Out of sight, out of mind: Why dont we have any schools of library and rea- ding studies?” En: Journal of Education for Library and Information Science, v. 38, N° 4, pp. 314-327. Wiegand es Profesor de la Florida State University, en los departamentos de Bibliotecología y Ciencias de la Información e Historia de América , y ha recibido numerosos premios por su vasta obra sobre la historia de las bibliotecas públicas de los Estados Unidos. 6. Encuesta “Leer es un placer”, antes y durante la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la Fundación El Libro y la Universidad de San Andrés realizaron una encuesta para conocer y analizar los hábitos de lectura de los residentes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA). La encuesta fue realizada sobre una base total de mil personas, divididas en dos muestras: la primera fue tomada a más de quinientas personas de todas las edades en diversos puntos de CABA y GBA, fue completada con una segunda de quinientas personas consultadas durante la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires., en el año 2008. http://www.bureaudeprensa.com/es/view.php?bn=bureaudeprensa_arte&key=1200489641&pattern= Muestra Consultado 4 mayo 2008. 7. Gilardoni, Claudia. (2006). “Universitarios y lectura. Análisis cuali-cuantitativo del uso, accesibilidad y valoración de los libros”. En: Calidad de la Educación, v. 25, diciembre, pp. 213-239. La Revista “Calidad en la educación”, es editada por el Consejo Superior de Educación de Chile, y el número está dedicado a “Los rankings de universidades”. 8. Gilardoni Silva, C., (2006). “Valoración del libro y mecanismos de acercamiento a la lectura en los estudian- tes universitarios”. Serie Bibliotecología y Gestión de Información, Vol. 16, 2006. 9. ¿Buenos Aires Lee? Aportes para interpretar la realidad de nuestras bibliotecas públicas y populares. Informe 2005. Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/bibliotecas/dglibro/observatorio/imagenes/censo2005. Consultado 7 diciembre 2007 10. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS community about the library in the life of the user”. En: Library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382. 11. Ibídem. 12. Budd, John (1995). “An epistemological foundation for library and information science”. En: Library quarterly, 65, 3, July. Budd, es Profesor y Director Asociado de la Escuela de Ciencias de la Información y Tecnologías de Aprendizaje, de la Universidad de Moussouri, Columbia, 13. Budd John M (2003).”The Library, Praxis, and Symbolic Power”. En: Library quarterly, v. 73, N° 1, January, pp. 19-32. 14. Budd, J. M. (2006). “What We Say About Research: Rhetoric and Argument in Library and Information Science”. Library Quarterly, v. 76, N° 2, pp. 220-240. 15. Budd, John M. (2005). “Phenomenology and information studies”. En: Journal of Documentation, v. 61, N° 1, p. 44-59.

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16. Budd, John M. and Raber, Douglas (1998). “The cultural state of the fin de millénaire library”. Library quarterly, v. 68, N° 1, p. 55-79 17. “Serendipity” significa un descubrimiento científico afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente. El término “serendipia” derivado del anglosajón “serendipity”, es un neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los Tres Príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka ), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. La palabra “serendipia” se usó mucho en sus orígenes, pero fue cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente gracias al renovado interés en este tipo de asuntos y a otros motivos culturales (hay una película reciente con este nombre). El término “chiripa ”, mucho más utilizado en el lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia. También se habla a veces de las seudoserendipias, en las cuales el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación. Mas información puede obtenerse en : http://es.wikipedia.org/wiki/Serendipia 18. Aby Warburg (1866-1929). El aporte trascendente de Warburg, estaba en el rechazo explícito de la inter- pretación unilineal de la historia del arte y la comprensión de los complejos campos de fuerza que componen un período histórico. El interés por dirigir la atención hacia las múltiples dimensiones a estudiar, se refleja de manera convincente en el instrumento forjado por el propio Warburg: su Biblioteca. Los libros eran algo más que instrumentos de investigación, reunidos y agrupados, expresaban el pensamiento de la humanidad, en sus aspectos constantes y en los cambiantes; su objetivo no era la bibliografía, sino precisar su método para definir los límites y contenidos de su erudición. El proyecto de organización de la Biblioteca consiste en lograr un cuerpo de pensamiento vivo que refleje la lucha por comprender las expresiones de la mente, su naturaleza, historia e interrelaciones, dando como resultado la creación de un sistema bibliotecario que parece tan natural, como si hubiera sido el punto de partida y no el de llegada. La Biblioteca es esencialmente una colección de investigación organizada de acuerdo a un único sistema para facilitar la investigación interdisciplinaria de la historia intelectual y cultural de Europa, con especial énfasis en la evolución y supervivencia de la civilización clásica en la época moderna. La Biblioteca del Instituto Warburg, en la actualidad forma parte de la School of Advanced Study de la Universidad de Londres. http://www.lon.ac.uk/garside/warburg.html# - Consultado 24 febrero 2008. 19. Ibídem. 20. Bourdieu, Pierre. (2003 c). “Algunas propiedades de los campos”. En: Bourdieu, P. Campo de Poder. Campo intelectual. Itinerario de un concepto. Buenos Aires, Quadrata, pp. 119-126. 21. Dick, Archie L. (1995).” Library and information science as a social science: neutral and normative concep- tions”. En: Library quarterly, v. 65, N° 2, pp. 216-235 Dick es profesor del Departamento de Ciencia de la Información de la Universidad de Pretoria, República de Sud Africa, es el representante de origen africano, más importante de la filosofía de la información contemporánea. 22. OCLC, Online Computer Library Center, Inc. es una organización sin fines de lucro, integrada por más de 60000 bibliotecas en 112 países. Sus objetivos son promover el acceso a la información del mundo y la re- ducción de gastos en información, para localizar, adquirir, catalogar, prestar y preservar material bibliotecario. http://www.oclc.org/ - Consultado 27 marzo 2008. 23. Informe “Perceptions of Libraries and Information Resources: OCLC 2005 Report”, de Cathy De Rosa, Joanne Cantrell, Diane Cellentani, Janet Hawk, Lillie Jenkins y Alane Wilson, publicado por la OCLC, 2005, y disponible en http://www.oclc.org/reports/2005perceptions.htm. Consultado 27 marzo 2008 Traducción del Informe: Lozano Palacios, A. (2006) “ ¿Cómo se perciben las bibliotecas y los recursos de in- formación? Parte 1: Las bibliotecas y las fuentes de información: uso, familiaridad y preferencias”. En: Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, N° 84-85, Diciembre 2006, p. 77-114, http://www.aab.es/pdfs/ baab84-85/84-85a6-parte1.pdf Lozano Palacios, A. (2006) “ ¿Cómo se perciben las bibliotecas y los recursos de información? Parte 2: El uso de la biblioteca: en persona y en línea”. En: Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, N° 84-85, pp. 115-149. http://www.aab.es/pdfs/baab84-85/84-85a6-parte2.pdf - Consultado abril 2008. 24. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS community about the library in the life of the user”. En: Library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382. 25. Informe del: CIBER, Centre for Publishing del University College London. (2008). Information be- haviour of the researcher of the future”. 2008. realizado para la British Library y el JISC, Joint Information Systems Committee, de Londres, publicado en enero de 2008. http://www.jisc.ac.uk/media/documents/pro- grammes/reppres/gg_final_keynote_11012008.pdf - Consultado 25 marzo 2008. Todos los documetos que sirvieron de base al Informe final pueden encontrase en: http://www.jisc.ac.uk/ whatwedo/programmes/resourcediscovery/googlegen.aspx - Consultado 25 marzo 2008. Traducción del Informe: Moreno Pascual, Lourdes. (2008). “Comportamiento informacional del investigador del futuro. British Library y JICS”. En: Anales de Documentación, N° 11, pp. 235-258.

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26. El JISC esta conformado por directivos, académicos y expertos en tecnología que trabajan en el área de al Educación Superior en el Reino Unido. Estos expertos determinan el programa de trabajo del JISC de acuerdo a las necesidades presentes y futuras de la educación y de investigación. Sitio web: http://www.jisc.ac.uk/ 27.Facebook es una herramienta de la web social que conecta personas con sus amigos y otras personas que trabajan, estudian y viven cerca de ellos. La gente utiliza Facebook para mantenerse al día con sus amigos, subir un número ilimitado de fotos, compartir enlaces y videos, y aprender más sobre las personas que ellos conocen. http://www.facebook.com/about.php 28. La compañía YouTube fue creada en el 2005, y es líder en el mercado de los videos en línea. Tiene por objetivo el permitir compartir videos no comerciales originales, a través de Internet que de manera sencilla la gente sube a la web. En la actualidad pertenece a la empresa Google. http://www.youtube.com/t/about 29..Alexa.com The web information Company, estudia el comportamiento de uso de los sitios de Internet según su tráfico. http://www.alexa.com/site/ds/top_500 30. “En la actualidad cuando se habla de web 2.0 se está haciendo referencia al uso de nuevas tecnologías y a la aplicación de una determinada actitud en el diseño de servicios web, basada en los principios de compartir, reutilizar, mejora continua, consideración del usuario como fuente de información, confianza, aprovechamien- to de la inteligencia colectiva, etc., los que han impulsado el establecimiento de la actitud 2.0.” Dídac Margaix Arnal . (2007).” Conceptos de web 2.0 y biblioteca 2.0: origen, definiciones y retos para las bibliotecas actuales”. En: EPI. El Profesional de la Información, v. 16, N° 2, marzo abril 2007. 31. Farkas, Meredith (2008). The essence of Library 2.0?. Este interesante y crítico trabajo hacia los servicios de la “Library 2”, enfatiza sobre la necesidad de prestar mayor atención al conocimiento y análisis de lo que quieren los usuarios: creer en nuestros usuarios, escucharlos y darles la oportunidad de ayudar a definir los servicios de la biblioteca del futuro; es el camino para lograr la comprensión de la cultura de las tecnologías y una biblioteca fácil y ágil como reclaman los usuarios. Porque según la autora si no se está haciendo esto, se está haciendo un grave perjuicio a la gente. http://meredith.wolfwater.com/wordpress/index.php/2008/01/24/ the-essence-of-library-20/ - Consultado 22 abril 2008.

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La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional: un breve recorrido por nuestra colección Por José Luis Boquete Salgado

La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional atesora las más valiosas colecciones de pu- blicaciones periódicas. Las primeras fueron editadas en el país en 1801, son previas a la constitución misma de la nación. También cuenta con periódicos europeos que se re- montan al siglo XVIII. La prensa fue testigo de los acontecimientos más relevantes de la historia. Pero en ella no sólo encontramos información, sino también las reflexiones de las más importantes plu- mas de nuestra cultura; Mariano Moreno, Rubén Darío, Alberdi, Martí, Roberto Arlt, Martínez Estrada y Borges, por mencionar tan sólo algunos de los nombres que pueden visitarse en diarios y revistas. José Luis Boquete traza un recorrido por las primeras colecciones reunidas en la Hemeroteca, donde se condensa la dramá- tica pulsión de la historia nacional, las más destacadas reflexiones políticas, culturales y literarias, las preocupaciones sociales y las búsquedas irredentas de la libertad. LA BIBLIOTECA Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008

La Hemeroteca de la Biblioteca Agricultura, Industria y Comercio, fun- Nacional es la encargada de custodiar, dado por Juan Hipólito Vieytes con organizar, preservar, difundir y prestar la colaboración de Pedro A. Cerviño, el servicio público de lectura y consul- su primer número aparece el 1° de ta de las fuentes documentales que de- septiembre de 1802. nominamos publicaciones periódicas, En su proclama puede leerse: “... La agri- las cuales constituyen la memoria he- cultura es la primera, la más noble y la merográfica nacional. más indispensable ocupación del hom- bre, que es la base de las sociedades, la Comprende la más amplia colección que alienta el Estado y que hace a los de periódicos y revistas producidos hombre sencillos, en el país desde 1801 hasta los que fieles y honrados”. circulan en nuestros días. Mantiene Durante las in- también una extensa colección de pu- vasiones inglesas blicaciones extranjeras que se remonta deja de ser un pe- a periódicos europeos del siglo XVIII. riódico dedicado a las cuestiones La prensa es el registro vivo de la his- agrícolas y utiliza toria de una nación, de los aconteci- todos sus recursos mientos grandes y pequeños, las ideas contra el invasor. trascendentales y los sucesos triviales nutren las páginas de los escritos pe- La toma de Montevideo motivó la des- riodísticos. La cultura en sus diversas aparición del Semanario, pero generó formas de manifestarse, el quehacer de el tercer periódico del Río de la Plata, una sociedad desde el sencillo dibujo esta vez en Montevideo. Se llamó The de un niño, la idea de un autor reco- Southern Star, La Estrella del Sur, se edi- nocido, la noticia y los avances cientí- taba en inglés y español, se imprimió ficos y tecnológicos se reflejan en las utilizando una imprenta traída por los publicaciones periódicas. ingleses. Fue el único impreso que cir- culó en Buenos Aires y un gran sem- Les presentaremos ahora algunas de brador de ideas que darían por fruto la nuestras fuentes documentales históri- Revolución Independiente de 1810. cas; por razones de espacio, escogimos sólo una ínfima parte de nuestra valio- El cuarto periódico aparecido en la sa y extensa colección. Buenos Aires colonial fue El Correo de Comercio fundado y redactado por El 3 de enero de 1801 aparece el primer Manuel Belgrano y con Juan Hipólito número del primer periódico publicado Vieytes como redactor. El primer nú- en el Río de la Plata: El Telégrafo Mer- mero salió el sábado 3 de marzo de cantil: Rural. Político. Económico e Histo- 1810; se imprimía en la Real Imprenta riográfico del Río de la Plata, dirigido por de los Niños Expósitos con permiso del D. Francisco Cabello y Mesa e impreso virrey. En el prospecto anuncia su prin- por la Imprenta de los Niños Expósitos. cipal objetivo: el estudio de las ciencias, de las artes y de la historia, dando prefe- El segundo periódico aparecido en rente atención a la filosofía de la histo- Buenos Aires fue El Semanario de ria, a la geografía y la estadística.

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El Correo de Comercio fue el único pe- riódico que pasó por los tiempos de la Revolución de Mayo. Su último núme- ro apareció el 23 de febrero de 1811.

A instancias de Mariano Moreno la Junta Revolucionaria dispone el 2 de junio de 1810 que salga a luz un nuevo periódico semanal: Gaceta de Buenos Aires. Moreno sienta principios en aquel documento estableciendo la necesidad de que los gobiernos hagan pública su gestión administrativa. En el primer número, aparecido el 7 de junio de 1810, puede leerse este pen- samiento de Tácito: “Rara felicidad la de los tiempos en que es lícito sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”. Podemos encontrar en el número publi- cado el 13 de septiembre de 1810 la or- den que, a solicitud de Mariano Moreno, crea la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional y por la cual festejamos el Día del Bibliotecario.

El 15 de abril de 1822 apareció La Abeja Argentina, la primera revista literaria del Río de la Plata. A comienzos de 1822 se había formado un grupo conocido como Sociedad Literaria, compuesto por 25 miembros bajo la inspiración de Julián Agüero y del que también for- maron parte el Deán Gregorio Funes, Antonio Sáenz y Manuel Moreno. La Sociedad se proponía difundir la cultura a nivel popular, partiendo del principio de que la Información era una manera de defender al país que re- cién nacía. Con estas ideas comenzaron a editar La Abeja Argentina, revista que se imprimía en la Imprenta de la Inde- pendencia. El interés principal de la pu- blicación era la difusión de las noveda- des políticas a nivel nacional y mundial, el 15 de julio de 1823 salió el último número. Se publicaron 15 números.

470 LA BIBLIOTECA Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008

El 18 de noviembre de 1837 aparece aísla; toda tendencia toda predisposi- La Moda: Gacetin semanal de Música, ción al aislamiento, a la feudalidad al Poesía, Literatura y Costumbres, que excentricismo”. cuenta entre sus colaboradores con Juan De allí en adelante la lucha contra Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez, Rosas les hizo perder toda individuali- Carlos Tejedor, Vicente Fidel López y dad y todos los integrantes de la Joven José Barros Pazos, provenientes del Generación pasaron de ocupar un lu- Salón Literario que, fundado a fines de gar central en la incipiente vida inte- junio de 1937 funcionaba en la tras- lectual de Buenos Aires a un prolon- tienda de la “Librería Argentina” de gado exilio. Se publicaron 23 número Marcos Sastre. El editor responsable era que podemos interpretarlos como un Rafael Corvalán y su primer redactor proceso de unitarización. Juan Bautista Alberdi, quien firmaba con el seudónimo de Figarillo. Elogiaba Por último, una nota de humor toma- a Rosas y en todos los números aparecía da del semanario La Cotorra. Semana- el lema “Viva la Federación”. rio Cómico con caricaturas coloreadas, Muchos rasgos de la publicación pre- ¡Anuncios! ¡ Gran novedad! Primero en figuran el juego político que años des- América del Sud. pués se iba a establecer entre Rosas y La Cotorra apareció desde el domingo los integrantes de la Joven Generación 12 de octubre de 1879 hasta el do- Argentina consagrados a mingo 1° de agosto de 1880. La colec- ción se compone de 43 números. Las propagar las ideas de un partido nue- caricaturas, en cromolitografía fueron vo, ni federal ni unitario. El cierre de impresas en la Litografía Nacional de La Moda no resulta inesperado si se Hardoy y Schkeirsinger. En su ma- tienen en cuenta los comentarios apa- yoría retratan personajes políticos y recidos en el número 22: relacionados con los acontecimientos “El arte socialista... debe afear al indi- de la época. viduo que se aísla, a la nación que se

BIBLIOGRAFÍA

Galván Moreno, C., El periodismo argentino: Amplia y documentada historia desde sus orígenes hasta sus presente, Claridad, Buenos Aires, 1944.

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