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El complejo Guazapa en El Salvador: La diáspora tolteca y las migraciones pipiles

William R. Fowler

En este trabajo presento las evi- siglos de la época prehispáni- dencias arqueológicas de un ca [Fowler 1989a: 32-49, 1989b, grupo de asentamientos prehis- 1989c, 1995: 144-164, 2001]. pánicos ubicados en las zonas oc- El náhuat, un dialecto del cidental y central de El Salvador idioma nahua de la familia uto- que fueron ocupados durante el azteca, es todavía hablado en período postclásico temprano los estados mexicanos de Puebla, (900-1200 d.C.). Quiero exponer Veracruz y Tabasco, y en el oc- el significado de la cultura mate- cidente de El Salvador, especial- rial de estos sitios, su origen y su mente en los pueblos de Santo filiación étnica. Voy a demostrar Domingo de Guzmán, Nahuizal- que la cultura material de estos co e Izalco. Clasificado por Una sitios tiene su origen en el México Canger [1993] como uno de los central, en sitios de filiación tolte- dialectos periféricos del «azteca ca. En mi opinión, los principales general», este subgrupo incluye habitantes de estos sitios fueron además del náhuat pipil salva- grupos de habla náhuat que emi- doreño, el de la Sierrra Norte de graron de México hacia Centro- Puebla, el este de Puebla (Chi- américa como parte de la «diás- lac), el sur de y el ná- pora tolteca», una secuencia de huat del Istmo de Tehuantepec movimientos poblacionales que (incluyendo variantes de la costa ocurrieron durante los últimos del Golfo) [véase también Cam-

La Universidad 17 pbell 1988:275-279; Dakin, 2001: tas por varios cronistas e historia- 364]. Esta agrupación tiene im- dores de los siglos XVI y XVII, como portantes implicaciones para la por ejemplo, Motolinia, López de interpretación arqueológica de Gómara, Ixtlilxochitl y Torquema- las migraciones pipiles, indicando da [Fowler, 1989a: 32-36]. Estos que la población náhuat pipil de movimientos poblacionales han El Salvador procedió de un tronco llamado la atención de los estudio- ancestral en la región de Puebla, sos mesoamericanistas desde me- la costa del Golfo o el sur de Gue- diados del siglo XIX [Habel, 1878; rrero, o una combinación de es- Haberland, 1964; Lehmann,1920; tas regiones. Linné, 2003b (1942); Lothrop, 1927; El término pipil es deriva- Seler, 1888; Spiden, 1915; Squier, do del nahua pilli (plural pipiltin) el 1852; Stoll, 1958 (1884); Thompson, cual significa ‘niño’ o ‘noble’ [Mo- 1948]. Mucha de la información lina 1977 (1571): 81-82]. El segun- sobre las migraciones pipiles [re- do significado es el más relevante sumida por Fowler, 1989a: 32-36] en el presente caso, ya que se en- es de naturaleza etnohistórica y tiende como una referencia a los las interpretaciones tradicionales linajes nobles de estas sociedades [Borhegyi, 1965; Jiménez Moreno, [Fowler, 1989a: 200] e indica un 1959, 1966; Lehmann, 1920] care- papel trascendente para los lina- cen de evidencias arqueológicas jes nobles en la organización de fidedignas. las migraciones de los grupos de De la misma manera, uno habla náhuat de México a Cen- de los grandes obstáculos para troamérica y el emplazamiento entender las migraciones pipiles de asentamientos nuevos en Cen- ha sido la falta de identificación troamérica. Cuando llega Pedro de sitios arqueológicos en Centro- de Alvarado en 1524, casi todo américa que puedan interpretar- el oeste y el centro de la actual se como asentamientos pipiles y República de El Salvador, entre el que fechan a una época sustan- río Paz y el río Lempa, fue territorio cialmente anterior a la Conquista. pipil, con una población prehis- Aunque los datos etnohistóricos pánica estimada de aproximada- indican que al tiempo de la Con- mente 400,000 a 500,000 personas quista, en 1524, los pipiles contro- [Fowler, 1988; 1989a: 150-151]. laron la región de Escuintla en la Las migraciones pipiles región del sureste de Guatemala, desde México hacia Centroamé- pocas localidades en el oeste y rica fueron mencionadas y descri- centro de Honduras y el oeste

18 La Universidad y centro de El Salvador [Fowler, estos dos sitios es esencialmente 1983; 1989a: 51-65, 1989c], la falta idéntica. Por ende, es razonable de datos arqueológicos ha deja- concluir que los dos sitios fueron do el tiempo de la llegada de los ocupados contemporáneamen- pipiles en disputa. He argumenta- te por miembros de un mismo gru- do en otros estudios, con base a po étnico, quienes participaron evidencias arqueológicas, que los en el mismo sistema económico, grupos de habla náhuat arriba- social, político e ideológico. Ade- ron a Centroamérica en múltiples más, la cultura material de Cihua- oleadas de migración, iniciadas tán y Santa María revela fuertes tempranamente en el periodo afinidades toltecas de parte del clásico terminal y continuadas grupo que ocupaba los dos sitios. a través del postclásico [Fowler, Más específicamente, el inventa- 1981; 1989a, 1989b; véase también rio de la cerámica y otros objetos Wolf, 1959: 120-121]. Sin embargo, de estos dos sitios indica, sin duda Lyle Campbell [1985] ha sostenido, razonable, que fueron asenta- con base a evidencias lingüísticas, mientos ocupados por grupos de que solamente un movimiento mi- habla náhuat durante el postclá- gratorio ocurrió, el cual tomó lugar sico temprano. en el postclásico tardío. Dicha in- La identificación de - Ci terpretación simplemente ignora huatán y Santa María como sitios las fuertes evidencias arqueológi- ocupados por estriba en cas de la presencia nahua durante los siguientes argumentos explíci- el postclásico temprano en El Sal- tos, basados en evidencias con- vador. cretas empíricas: Las mejores evidencias 1. Es universalmente acepta- arqueológicas sobre las migra- do que el fenómeno tolteca, ciones y la presencia tolteca conocido en Tula, Hidalgo, en El Salvador provienen de las la Huey Tollan o la ‘gran To- investigaciones de los sitios Ci- llan’ de la crónicas, fue prin- huatán y Santa María, dos asen- cipalmente un producto de tamientos del período postclási- la antigua cultura nahua co temprano, localizados en la [Brotherston, 1995: 118 - 121, cuenca de El Paraíso, en la parte 2001; Cobean, 1990; 1994; Co- central del valle del río Lempa, bean y Mastache, 1989; 1995; de la zona nortecentral de El Sal- 2001b: 239, 2007; Davies, 1977: vador [Fowler,1981; Fowler y Ear- 161-167; Kaufman, 1974: 49; nest,1985]. La cultura material de León-Portilla, 1980:21, 47; Mas-

La Universidad 19 tache y Cobean, 2000; 2001; dos aquí [Fowler, 1981, 1983, Mastache Flores, 1994; Wolf, 1989a]. Los toponimios na- 1959: 122]. Aunque Tula pudo huas en El Salvador también haber sido habitado tam- tienen la misma distribución bién por algunos otros grupos [Vivó Escoto, 1972]. etnolingüísticos tales como otomíes, huastecas, mayas o El complejo Guazapa del mixtecas, los principales ocu- postclásico temprano pantes de la capital tolteca fueron nahuas. Ya que el tema principal del pre- 2. Existen afinidades sumamen- sente trabajo es el complejo ce- te cercanas entre el comple- rámico Guazapa y sus afinidades jo cerámico de la fase Tollan toltecas, será conveniente ofre- del postclásico temprano de cer aquí un breve resumen de Tula, Hidalgo, en el altiplano sus características definidas. El del México central, y el com- complejo cerámico Guazapa del plejo cerámico Guazapa de postclásico temprano fue origi- El Salvador [Acosta, 1956- nalmente definido por el autor en 57; Cobean, 1990; Cobean su tesis doctoral con base en los y Gamboa Cabezas, 2007; materiales de los sitios de Cihua- Diehl, 1983; Fowler, 1981: 117 tán y Santa María [Fowler, 1981: - 287; Weaver, 1981: 363-374]. 117-287; Fowler y Earnest, 1985]. Estas afinidades pueden ser Sin embargo, después de su defi- trazadas también en cada nición en base a los materiales de uno de los otros aspectos de Cihuatán y Santa María, algunas la cultura material tolteca y investigaciones llevadas a cabo de la fase Guazapa, desde los durante las últimas tres décadas trazos urbanos de los sitios has- indican que los diagnósticos de ta la arquitectura, técnicas ar- este complejo no se limitan al va- quitectónicas, la escultura, las lle de El Paraíso. Otros investiga- figurillas, la lítica y más. dores que trabajan en El Salvador 3. La distribución de la pobla- ahora rutinariamente usan el ter- ción náhuat documentada mino ‘complejo Guazapa’ para históricamente en El Salva- referirse a rasgos de cultura mate- dor desde el momento de la rial, principalmente de cerámica, Conquista y el siglo XVI cubre del período postclásico temprano el mismo territorio que los si- relacionada a la cerámica de la tios prehispánicos presenta- fase Tollan de Tula. Efectivamen-

20 La Universidad te, los marcadores del complejo 117-269]. El complejo está con- Guazapa ahora se conocen de formado tipológicamente por los un buen número de otros sitios del siguientes grupos cerámicos: occidente y centro de El Salvador. Estos sitios incluyen Chalchuapa, Las Lajas Burdo [Fowler, 1981: 129- Igualtepeque, Isla El Cajete, Ta- 151] (Figuras 2-4). Es caracteriza- cuscalco, Cerro Ulata, Las Marías, do por una pasta muy burda y Carranza y otros (Figura 1). dura de color café o café rojizo y superficies alisadas sin engobe, El complejo cerámico la forma predominante de este Guazapa fue definido por el autor grupo es un brasero o incensario con base en un análisis tipo-va- gigante de forma bicónica (‘re-

Figura 1. Sitios arqueológicos del complejo Guazapa en El Salvador. riedad modificado (siguiendo el loj de arena’), con pared gruesa, análisis tipo-variedad modificado bordes o rebordes engrosados elaborado y llevado a cabo por hacia el exterior y decoración al E. Wyllys Andrews V. [1976] sobre pastillaje, especialmente espigas la cerámica del sitio de Quelepa, cónicas modeladas y aplicadas El Salvador). La colección anali- sobre los cuerpos de las vasijas zada consistió en más de 28,000 (Figuras 1a-g, 2). Debajo del bor- tiestos de cerámica [Fowler, 1981: de hay una pestaña formando

La Universidad 21 un panel que lleva una serie de tipos cerámicos más diagnósticos medallas o botones contiguos del complejo Tollan (postclásico en toda la circunferencia de la temprano) en Tula » y que la for- vasija. La misma secuencia de ma bicónica de brasero con de- reborde, cadena de medallas y coración espigada no aparece pestaña se repite en la base. Es- como diagnóstico del complejo tos incensarios grandes o braseros Corral (clásico terminal) de Tula. son prácticamente idénticos a los Cobean [1990: 406-407] ofrece un de forma bicónica encontrados resumen detallado de contextos en Tula, Hidalgo, donde se cono- intersitios de braseros idénticos o cen como Abra Café Burdo [Co- similares en Mesoamérica. bean, 1990: 399-430]. También Otras formas de Las La- se han encontrado en el sitio de jas Burdo incluyen vasijas esféri- Miramar, en la depresión central cas, fitomorfas, montadas en una de Chiapas [Agrinier, 1978]. A base pedestal (Figuras 1h-i, 3); y veces la decoración al pastillaje braseros en forma de cuenco con consiste de una efigie modelada fondo plano, paredes divergen- decorada, frecuentemente en la tes y bordes con un filete impre- forma de rostro de Tlaloc, también so aplicado al exterior (Figuras 5 se encuentra en los grandes incen- y 6). Botellas con efigie de Tlaloc sarios de Cihuatán y Tula [Boggs, de Las Lajas Burdo modelado de 1972: 51-52; Cobean, 1994: 414, Cihuatán [Boggs, 1972: 52, Figura 421-426, Lámina 196; Figura 196a, 16a, b, c] son también relaciona- 196d]. También ocurre un motivo das a las de Tula [Acosta, 1956- de vegetación al pastillaje pero 1957: Figura 19,3; Diehl 1983: Figu- parece poco frecuente. La altura ra 25] y de Veracruz [Druker 1943: de estas vasijas es de 90 a 110 cm Lámina 24]. y el diámetro del borde varía de 44 a 60 cm. Un ejemplo excava- Tamulasco Sencillo [Fowler 1981: do por Boggs de la Estructura O-4 152-163] (Figuras 6 y 7). Este gru- de Cihuatán mide 108 cm de al- po, que se caracteriza por una tura y tiene diámetro de más de pasta de textura mediana, relati- 60 cm [Boggs, 1972: Figura 15]. Es vamente dura, de color café cla- significativo para la cronología ro o café rojizo, es una vajilla de de Cihuatán que Cobean [1990: uso doméstico. Se presenta en 407] considera que «Abra Café escudillas con fondo plano y pa- Burdo (en especial la Variedad redes divergentes; escudillas de Abra) es uno de los siete u ocho pared convexa; ollas de cuello

22 La Universidad Figura 2. Grupo Las Lajas Burdo. a-g, Braseros com- puestos; h-i, vasija fitomorfa; efigies.

Figura 3. Grupo Las Lajas Burdo brasero compuesto.

La Universidad 23 Figura 4. Grupo Las Lajas Burdo: Tipo Estriado, Filete Impreso.

Figura 5. Grupo Las Lajas Burdo: Tipo Estriado, Filete Impreso.

24 La Universidad Figura 6. Tamulasco Sencillo. a, cuenco de lados con- vexos; b, c, f-h, comales; d, e, tecomates.

Figura 7. Tamulasco Sen- cillo, ollas.

La Universidad 25 alto y cuello corto; tecomates y formas más comunes en el Tamu- jarras grandes con pared gruesa lasco Sencillo. y vertical para el almacenaje de Una forma interesante de líquidos. Las superficies son bien ali- vasija en ambos grupos cerámicos sadas y a veces moderadamente es la vasija grande de pared grue- pulidas, generalmente sin engobe, sa y vertical. Estas vasijas pueden aunque algunas vasijas quizás lle- haber servido para preparar y al- van engobe de la misma pasta del macenar chicha. Considerándo- cuerpo de la vasija. Las formas prin- los juntos, García Rojo y Tamulasco cipales de este grupo cerámico son Sencillo, en términos tecnológicos, ollas, escudillas y comales que pue- componen la mayoría de un sub- den ser relacionadas con prepa- complejo doméstico dentro del ración, almacenamiento y servicio complejo cerámico Guazapa, de comidas o líquidos. Las formas aunque algunos tipos, como las de las escudillas y ollas replican tres vasijas de almacenaje de pared de «las cinco formas básicas de la vertical, podrían ser clasificadas cerámica tolteca» [Acosta, 1956-57: dentro de un subcomplejo cere- 16]. monial. Ambos grupos cerámicos son distribuidos en la extensión de García Rojo [Fowler, 1981: 163- los dos sitios. 178] (Figuras 8 y 9). Este grupo es La cerámica monocroma una versión de Tamulasco Sencillo de engobe rojo es muy común en con engobe rojo pulido. La forma los sitios postclásicos del occidente predominante es una escudilla de y centro de El Salvador. El grupo fondo plano y paredes divergen- cerámico Guajoyo con engobe tes. Algunas ollas también se en- rojo de Chalchuapa [Sharer, 1978: cuentran con frecuencia. Como 63] parece ser muy similar al gru- el Tamulasco Sencillo, esta es una po cerámico García Rojo, pero el vajilla de servicio. El grupo cerá- grupo Guajoyo no tiene el cajete mico García Rojo es esencialmen- de fondo plano y paredes diver- te el grupo cerámico Tamulasco gentes. Es interesante que en el Sencillo con adición del engobe sitio postclásico de Naco, Hondu- rojo. Una diferencia importante ras, los tipos Fulano Unslipped y entre estos dos grupos cerámicos Algo Red parecen tener la misma es que la escudilla de fondo plano relación tecnológica que tienen y paredes divergentes es la forma Tamulasco Sencillo y García Rojo predominante en el grupo García [Wonderly, 1980: 5]. Rojo, mientras que las ollas son las

26 La Universidad Figura 8. García Rojo, escudillas.

Zancudo Polícromo sobre Blanco blanco, la cual fue ampliamente (Figuras 8 y 9). Las vasijas de este distribuida en Mesoamérica du- grupo son caracterizadas por una rante el postclásico temprano. La decoración policroma geométri- elección de los colores, motivos ca, pintada en tres o cuatro co- y las formas de vasijas con pare- lores (negro, café, rojo y naranja) des divergentes son similares a los sobre un engobe blanco duro y de otros polícromos o bicromos bien pulido. Los motivos en gre- de sitios precolombinos tardíos cas, triángulos y líneas curvas son en Centroamérica. Algunos de comunes. La mayoría de las vasi- los motivos simples del grupo ce- jas son escudillas de fondo plano rámico Delirio Rojo sobre Blanco y paredes divergentes y vasijas de Quelepa son muy similares a cilíndricas con paredes verticales. los motivos geométricos encon- La cerámica Zancudo Polícromo trados en el grupo Zancudo [An- sobre Blanco parece ser una ma- drews, 1976: Figuras 136 d,u]. Hay nifestación local de una tradición similitudes en la forma de las va- de polícromo rojo y negro sobre sijas y los diseños entre Zancudo

La Universidad 27 Figura 9. García Rojo. a, plato; b-i, escudillas; j-r, ollas y vasijas cilíndricas.

Polícromo Blanco y Forastero Bi- Polícromo del Istmo de Rivas, Ni- cromo de Naco, Honduras [Won- caragua [Healy, 1980: 163-188], derley, 1980: figura 4]. Algunos de así como el Mora Polícromo del los diseños más complicados de Valle de Tempisque de Costa los especímenes Zancudo se ase- Rica [Baudez, 1967: Planche 39]. mejan a los de Vagando Polícro- Sin embargo, hay que hacer hin- mo de Naco [ibid.: Figuras 5, 6]. capié en que estas similitudes son También hay una vaga similitud muy vagas y en este momento el en el color y el motivo entre el gru- grupo cerámico Zancudo Polícro- po cerámico Zancudo Polícromo mo Blanco no puede ser directa- sobre Blanco y el grupo Las Vegas mente relacionado con cualquier Polícromo del Valle de Comaya- otro grupo o tipo de otra región. gua de Honduras [Stone,1957: Fi- Es probable que la mayoría de las gura 44]. Una semejanza genéri- similitudes entre los polícromos dis- ca en la forma y el estilo puede cutidos aquí se deba a su propio ser observada entre el grupo ce- desarrollo dentro de una tradición rámico Zancudo y el Papagayo común.

28 La Universidad Figura 10. Zancudo Po- lícromo, ollas y vasijas de lados verticales.

Figura 11. Zancudo Polícromo, a-i; Jején Policromo, j, k.

La Universidad 29 Jején Policromo sobre Rojo (Figura nante de este grupo es Tamoa 12). Decoraciones naturalisticas y Rojo sobre Bayo. La forma que geométricas en negro, blanco y más sobresale es una escudilla algunas veces amarillo o naran- hemisférica con soportes trípodes. ja, pintadas sobre un engobe rojo Las decoraciones incluyen líneas suave son los rasgos distintivos de incisas y ruedas pintadas en rojo este grupo cerámico. Los motivos en el interior. Cerámicas tipo Ta- se asemejan a los de la cerámica moa Rojo sobre Bayo son general- Mixteca-Puebla de México. Las mente relacionadas con Macana formas incluyen escudillas de pa- Rojo sobre Café encontradas en la red divergente y vasijas de pared fase Tollan de Tula [Cobean, 1990: vertical. Se encontró una escudi- 289-312]. Mientras que las formas lla Jején Rojo casi completa con de las vasijas y los soportes del pared convexa y base pedestal grupo cerámico Tamoa son casi en excavaciones de la Estructura idénticos a los de Macana Rojo SS-53 de Cihuatán, descrita como sobre Café, la decoración pinta- una copa Polícromo Mixteca-Pue- da de Tamoa Rojo sobre Bayo no bla [Bruhns, 1980a: figura 6]. Bru- es tan compleja o diversa como hns y Amaroli [2006; 2009] mencio- la encontrada en las muestras de nan el grupo Banderas Polícromo tipo Macana, pero Cobean [1990: que puede ser similar, pero, que 297] señala que hay una variedad yo sepa, no existe una descripción de Macana que tiene una deco- publicada de este tipo cerámico. ración muy simple limitada a un Al igual que el Zancudo Po- área pequeña de la superficie de lícromo sobre Blanco, este grupo la vasija. Esta descripción podría cerámico parece ser un producto ser aplicada también a Tamoa local y la mayoría de las formas, Rojo sobre Bayo. También se pre- con excepción de la vasija de pa- sentan incensarios en forma de red vertical, reproduce los rasgos sartén idénticos a los encontrados más comunes del grupo cerámico en Tula [Cobean, 1990: 457-463], García Rojo. donde están asignados, de acuer- do a Cobean [1990: 463], exclusi- Tamoa Bayo (Figura 13). Una pas- vamente a la fase Tollan. ta color bayo, relativamente fina, bien dura y una superficie bien Plomiza Tohil (Figura 14). Definida pulida distingue a este grupo, un primero por Shepard [1948], esta importante diagnóstico del com- distintiva vajilla dura de color gris plejo Guazapa. El tipo predomi- lustroso con decoración incisa y

30 La Universidad Figura 12. Jején Policromo.

Figura 13. Tamoa Bayo. a-f, Inciso; g-r, Rojo sobre bayo.

La Universidad 31 frecuentemente en forma de va- hasta Panamá [Cobean, 1990: 49, sijas efigies, es un marcador indis- 483-485; Shepard, 1948: 103-114] y cutible para el postclásico tem- es «un marcador excelente para prano. Las formas incluyen cajete ocupaciones contemporáneas de silueta compuesta, vasijas de con el apogeo de Tula [fase To- pared vertical, jarras de cuello llán] como un centro urbano del bajo y vasijas efigies. La cerámica postclásico temprano» [Cobean, plomiza o Plumbate se originó en 1990:484]. Con base en fechas de el este de la región de Soconusco radiocarbono de sitios de varias (Xoconochco) de Chiapas, Méxi- áreas de Mesoamérica, Johnson co, en el período clásico medio y MacNeish [1972: 51] calcula- tardío [Neff, 1989; Lee, 1978]. Sus ron un lapso de duración de 900 fabricantes eran pipiles, quienes a 1250 d.C. para la Plomiza To- habían habitado por siglos en So- hil, lo cual concuerda bien con conusco [Cobean y Mastache, el fechamiento de la fase Tollan 2001b: 240]. Los tiestos de Plomiza en Tula por Cobean y de la fase Tohil están representados por una Guazapa en El Salvador. proporción relativamente menor en el complejo Guazapa, en Ci- Polícromo Nicoya (Figura 15). huatán: solamente 149 tiestos en Usamos el término ‘Polícromo Ni- la colección de estudio para este coya’ como una designación ge- análisis. Gloria Hernández, en su nérica para referirnos a la cerámi- excavación de la Estructura P-20 ca polícroma de pasta fina, con en 1975, encontró una olla minia- engobe pulido de color blanco a tura completa efigie de pájaro, si- gris y decoración pintada en rojo, milar a una ilustrada por Shepard amarillo, anaranjado y negro, que [1948: Figura 16m]. Un fragmen- aparece en muchas zonas del su- to de cabeza de pájaro supues- reste de Mesoamérica. Como la tamente de Cihuatán también Plomiza Tohil, el Polícromo Nico- fue reportado por Shepard [1948: ya fue una vajilla ampliamente 109]. comercializada durante el post- Quizá la vajilla es más ex- clásico temprano [Baudez, 1967; tensamente comercializada en Healy,1980: 169-170; Lothrop, Mesoamérica durante el post- 1926: 115] y de ese modo, tam- clásico temprano. La distribución bién sirve como un marcador del geográfica de la cerámica Tohil postclásico temprano, periodo en Plumbate se extiende desde el el que aparece en todas partes occidente y centro de México de Mesoamérica. La pasta rela-

32 La Universidad Figura 14. Plomiza Tohil.

Figura 15. Policromo Nicoya.

La Universidad 33 tivamente fina es cubierta con un contacto con la región del Pacífi- engobe blanco fino y duro, blan- co de Nicaragua y Costa Rica. co rosado o blanco grisáceo, el Cualquiera que sea la lo- cual lleva pintado decoraciones calidad de su fabricación, como naturalísticas geométricas. Las se mencionó previamente, la formas predominantes incluyen cerámica Papagayo Polícromo cajetes de silueta compuesta, ca- estaba ampliamente difundida jetes de pared convexa y vasijas en toda Mesoamérica durante el de pared vertical. La mayoría de postclásico temprano y ha sido las muestras encontradas en Ci- frecuentemente encontrada en huatán se parecen mucho al tipo asociación directa con la Plomiza Paloma Polícromo Negro y Rojo Tohil, indicando por lo menos una sobre Blanco del grupo cerámico contemporaneidad parcial de es- Papagayo del Istmo de Rivas en tos dos grupos cerámicos. Baudez el suroeste de Nicaragua [Healy, [1967: 209] y Healy [1974: 276-277; 1980: 163-167]. Una característi- 1980: 169-170] han proveído bue- ca distintiva del Paloma Polícro- nos resúmenes de la distribución mo es la alteración, a través de intersitio del Papagayo Polícromo la cocción, del engobe blanco a y su asociación con Plomiza Tohil un color gris ahumado, un rasgo [Lothrop, 1926, tomo 1: 115; 1927: que también aparece con mu- 185-186,205; Shepard, 1948: 137- cha frecuencia en las muestras 139]. Una reafirmación de esta de Cihuatán y Santa María. Bau- asociación fue descubierta en un dez [1976: 142] ha sugerido múlti- escondrijo en Tula, Hidalgo, por ples centros de fabricación de la el proyecto de la Universidad de cerámica Papagayo en El Salva- Missouri [Cobean, 1990: 488; Diehl dor y Honduras, tanto como en et al., 1974]. la región de la Gran Nicoya. Asi- mismo, Lange [1986: 169] indica Esculturas de cerámica a tama- que muchos de los especímenes ño natural. El complejo Guazapa que supuestamente proceden destaca esculturas de cerámica del Gran Nicoya, muy probable- de tamaño natural en forma de mente sean de Honduras. Ya que efigies modeladas de animales el origen de este grupo cerámico (principalmente jaguares y sapos) es dudoso, la presencia de tiestos y deidades nahuas (especial- ‘Papagayo’ (o Nicoya) en un sitio mente Xipe Totec, Tlaloc, Hue- no puede ser inequívocamente hueteotl y Mictlantecuhtli), fa- interpretado como evidencias del bricadas de la misma pasta que

34 La Universidad Las Lajas Burdo [Casasola, 1975]. queólogos del Instituto Nacional Dos ejemplares completos o casi de Antropología e Historia exca- completos pero fragmentados se varon una efigie de Xipe Totec han hallado en el sitio Carranza, asociada a 24 entierros ceremo- 1 km al sur de Cihuatán [Amaroli, niales en un conjunto residencial 2002; Amaroli y Bruhns, 2003; Bru- cerca del recinto sagrado de Tula hns y Amaroli, 2004]. Las efigies Grande [Gamboa Cabezas et al., de Xipe de Cihuatán y Carranza 2010]. Esta es la primera efigie de son semejantes a la efigie tama- Xipe conocida de Tula. La exis- ño natural de Xipe Totec de Tazu- tencia de efigies de cerámica en mal, Chalchuapa [Boggs, 1944b; tamaño natural y especialmen- Fowler, 1989: Figura 17]. El Xipe de te, la presencia de ciertos rasgos Tazumal corresponde en todos sus como los ojos entrecerrados y la detalles a la efigie de Xipe Totec boca abierta también vinculan de Coatlinchán, cerca de Texco- los Xipes del complejo Guazapa co, en el valle de México [Saville, con sitios en el centro y sureste de 1897: Lámina 23; Scott 1993: 36-38, Veracruz [Drucker, 1943: Láminas Láminas 21, 22; Mateos Higuera, 45-48; García Payon, 1951: 30-31; 1993: Figura 37, 45]; también se Gútiérrez Solana y Hamilton, 1977: asemeja a una estatua de cerá- Figuras 2, 5, 6, 60, 62; Medellín Ze- mica de Xipe Totec de Teotihua- nil, 1960: Lámina 53]. cán encontrada en un contexto postclásico temprano Mazapán Comentario sobre la cultura [Linné, 2003a (1934): 83-86, Figuras material del 113 y 114; Scott, 1993: 22-25, Lámi- complejo Guazapa nas 1-9]. Son conocidas, además, efigies similares en el lago de Güi- Tal como este resumen indica, ja, El Salvador [Boggs, 1976b]. el complejo cerámico Guazapa En el México central, las destaca muchos aspectos estilísti- contrapartes de las efigies del cos, tales como formas de vasijas complejo Guazapa son conoci- y técnicas decorativas que deri- das como xantiles y se consideran van del complejo Tollan de Tula un rasgo tolteca del postclásico [Cobean, 1990; Cobean y Masta- temprano [Cook de Leonard, che, 1989; Diehl, 1983]. De hecho, 1956-57: 40; MacNeish, Peterson, el caso puede ser expresado de and Flannery, 1970: 225]. Sin em- manera más fuerte: el complejo bargo, hasta hace poco no se Guazapa reproduce precisamen- conocían en Tula. En 2007, ar- te la mayoría de las formas, modos

La Universidad 35 decorativos y características tec- ductos del desarrollo de la región nológicas del complejo Tollan de del sur de Mesoamérica. Tula. Un ejemplo destacado de Los rasgos no cerámicos esta correspondencia es la simili- también relacionan a Cihuatán y tud de los braseros Las Lajas Bur- Santa María con el centro tolteca do bicónico espigado, idénticos de México. Una lista parcial inclu- a los encontrados en Tula [Acos- ye figurillas estilo Mazapán, figuri- ta, 1956-57: Figura 17,7; Cobean, llas con ruedas, husos o malacates 1990: Figura 193D; Diehl,1983: 104, y técnicas y aspectos formales de Figura 25; Boggs, 1972: Figura 15; la industria de piedra tallada, es- Fowler, 1981: 129-139]. Algunas pecialmente, puntas proyectiles veces, como los braseros gran- bifaciales y puntas de flecha he- des de Tula, llevan una cara efi- chas de fragmentos de navajas gie modelada del dios de la lluvia, prismáticas de obsdiana [Fowler, Tlaloc, del México central [Diehl 1981]. 1983: Láminas 39,40; Boggs, 1972: Los conceptos de plani- 51; Cobean, 1990: Figura 196d]. ficación urbana fueron también Por otra parte, también traídos de Tula a El Salvador por debe resaltarse que los dos grupos los nahuas. El plano del recinto cerámicos decorados principales, ritual central (el llamado Centro Zancudo Polícromo sobre Blanco Ceremonial Poniente) de Cihua- y Jején Polícromo sobre Rojo, no tán es muy evocativo de la zona parecen tener paralelos precisos central de Tula en muchos aspec- en el material publicado de Tula tos y fue quizás aún más parecida o el Valle de México [Cobean, al plan del recinto central de Tula 1990; Cobean y Mastache, 1989; Chico [Cobean y Gamboa Ca- Sanders et al., 1979], aunque las bezas, 2007; Mastache y Cobean, formas y modos decorativos cier- 2000; Suárez Cortés, Healan y Co- tamente son similares. Esta caren- bean, 2007]. De manera especial cia de correspondencia directa se destacan las relaciones espa- de estos grupos podría indicar ciales entre la pirámide principal que las similitudes más cercanas (Estructura P7 de Cihuatán y la con el complejo Guazapa deben Pirámide C de Tula), el juego de buscarse en otra región nahua de pelota y un conjunto de palacio México, tal como el sur de Puebla localizado hacia el sur de la pi- o la costa del Golfo, en Veracruz y rámide principal, un plano neta- Tabasco, o en el sur de Guerrero. mente tolteca en origen [Michael También es posible que sean pro- E. Smith, 2008: 85-89]. Rasgos o

36 La Universidad elementos arquitectónicos, deri- hasta América Central [Borhegyi, vados de las normas arquitectóni- 1965: 40-41; Fowler, 1989a: 30-40, cas toltecas, encontrados en Ci- 41; Jiménez Moreno, 1966: mapa huatán incluyen la construcción 5; Luckenbach y Levy, 1980]. de decoración talud-tablero en En lo que sigue de esta edificios públicos; columnas de sección se ofrece un resumen piedra canto rodado; una estruc- detallado de los datos arqueo- tura redonda, dos juegos de pe- lógicos relevantes de Cihuatán y lota cerrados en forma de I y una Santa María. Después, discuto los estructura alargada con aposen- cambios en los patrones de asen- to adosado formando una T (sala- tamiento en el occidente y centro claustro); almenas de barro co- de El Salvador asociados con la cido, probablemente colocadas llegada de la grupos del comple- como elementos decorativos en jo Guazapa a esta área, duran- los techos de los templos, y siste- te el siglo IX d.C., incorporando mas de drenaje hechos de tubos datos de sitios adicionales en la de arcilla cocida o drenajes recu- discusión. Finalmente, concluyo biertos con lajas o algún tipo de con una consideración sobre los toba [Braniff y Hers, 1998: 63-68; procesos socioculturales asocia- Fowler, 1981: 78-117, 99, 448; Hea- dos con la presencia tolteca en el lan, 1989: 63-64]. occidente y centro de El Salvador Algunos de estos rasgos, en el postclásico temprano. tales como las figurillas con -rue das y efigies de cerámica tamaño Cihuatán y Santa María natural, sugieren conexiones tan- to con la costa del Golfo como Cihuatán, localizado en el río A- con las tierras altas del México celhuate, cerca de la ciudad central [Casasola García, 1976- actual de Aguilares, a 37 km de 77]. Estos paralelos no son nada San Salvador, ha sido investigado sorprendentes ya que las eviden- por un buen número de estudio- cias etnohistóricas y lingüísticas sos desde que fue explorado por indican claramente que grupos Antonio Sol [1929], quien identi- de habla náhuat derivados de ficó el sitio como un centro pipil. los toltecas se expandieron fuera Stanley H. Boggs trabajó en el sitio del centro de México, dirigiéndo- en 1954 y 1965 [Boggs, 1972]. Tres se hacia la región de la costa del proyectos arqueológicos princi- Golfo y procedieron por la parte pales se llevaron a cabo en los baja del Istmo de Tehuantepec años ochenta del siglo pasado,

La Universidad 37 dirigidos por Bruhns [1980], Fowler nales) más importantes del sures- [1981] y Kelley [1988] . te de Mesoamérica durante el Bruhns ha sugerido que postclásico temprano, Cihuatán, «los soberanos de Cihuatán eran fue construido en una localidad de origen foráneo, quizá última- defendible, en una serie de cerros mente de Veracruz o parte de con vista al valle. El área del sitio la oleada de migración tolteca, es extensa, cubre al menos 375 la cual pasaba en Guatemala ha. Consiste de un recinto cere- al mismo tiempo» [Bruhns, 1986: monial principal, conocido como 302]. No hace falta señalar que el Centro Ceremonial Poniente, el esta aseveración está llena de di- cual, como hemos mencionado ficultades. Aparte del problema arriba es muy similar al recinto ri- de las dudas que los especialis- tual de Tula. Este incluye una gran tas han expresado con respecto pirámide de 18 m de altura, 10 edi- a la existencia de una migración ficios o monumentos públicos, dos tolteca a Guatemala [Brown, juegos de pelota en forma de I y 1985; Navarrete, 1976, 1996; Ló- una zona residencial para la eli- pez Austin y López Luján, 2000: te. Adyacente se encuentra una 58], esta declaración no toma en zona residencial combinada con cuenta la distribución del náhuat edificios públicos, conocida como en México, la cual está centra- el Centro Ceremonial Oriente. La da precisamente en la región de zona residencial no-elite se obser- la costa del Golfo [Adams, 1991: va dispersa alrededor de los dos 349-350; Canger, 1983; García sectores principales del epicentro. de León, 1976; Luckenbach and El arreglo de la zona residencial Levy, 1980]. Además, esto evita no elite es muy similar a la de Tula, la pregunta crucial sobre la filia- compuesta de una serie de gru- ción étnica de los ocupantes de pos de casas de tres o cuatro es- Cihuatán. Kelley [1988: 5-7] tam- tructuras de un solo cuarto, loca- bién elude el tema, refiriéndose lizado alrededor de una pequeña más bien a los habitantes de Ci- plaza central [Healan, 1989; Mas- huatán como una «población tache Flores, 1994: 24; Mastache mexicana o mexicanizada», una y Cobean, 1999]. Como en Tula, caracterización que, en vista de el plano de asentamiento residen- las evidencias presentadas aquí, cial de Cihuatán indica la división carece de significado. jerárquica del estatus entre las eli- El centro de uno de los tes y la población no-elite. altepetl (ciudades-estados regio-

38 La Universidad Santa María, un centro re- sitios aparecen repentinamente, gional secundario, localizado a sin antecedentes de un desarrollo 16 km al este-noreste de Cihua- local. Las evidencias arqueoló- tán, fue excavado en 1976 como gicas de estos sitios son más con- parte del Proyecto Arqueológico gruentes con una interpretación Cerrón Grande [Fowler y Earnest, de una migración nahua hacia El 1985; Fowler y Solís, 1976]. La cul- Salvador y toma de territorio en el tura material repite explícitamente valle de El Paraíso en el postclásico todos los aspectos de los de Ci- temprano. huatán. El patrón de asentamien- El fechamiento estilístico to, la arquitectura, la cerámica, del complejo cerámico Guazapa los artefactos de piedra tallada de los dos sitios indica una crono- y las figurillas de los dos sitios son logía sincronizada con el postclá- esencialmente idénticos en forma sico temprano, fase Mazapán del y contenido, con la excepción de Valle de México, convencional- que Santa María no parece tener mente fechada a 950-1200 d.C. una zona residencial de la elite [Blanton et al., 1993: 138-142] o bien definida, tal como hay en Ci- con la fase Tollan de Tula, Hidal- huatán. Santa María fue un sitio go, fechada a 950-1150 [Cobean, más pequeño que Cihuatán, con 1990; Cobean and Mastache, un área de aproximadamente 36 1989]. Los marcadores importan- ha. Como Cihuatán, Santa María tes encontrados en los dos sitios fue localizado en una posición de- son las cerámicas Tohil Plumbate fendible, con una vista del extre- y Nicoya Polícromo (Papagayo y mo oriente del valle, alcanzando relacionados), las cuales fueron una distancia de unos 12 km. ampliamente distribuidas a través Cihuatán y Santa María de Mesoamérica durante este son sitios de un solo componente período [Diehl et al., 1974]. Nóte- (desarrollados en un solo período), se que todas la correspondencias es decir que no proceden de una de cerámica entre Tula y Cihua- continuación de la fase Fogón del tán (resumidas arriba) fechan en valle de El Paraíso [Fowler, 1981: la fase Tollan. 16-27; Fowler and Earnest, 1985]. Fechamientos radiométri- Bruhns y Kelley parecen estar de cos apoyan los fechamientos es- acuerdo con nuestra conclusión tilísticos [Fowler, 1981: 46-53]. Los sobre este punto [Bruhns, 1980: 130- medios calibrados de un grupo de 106,97; Kelley, 1988: 14-16]. Los ele- ocho determinaciones de radio- mentos toltecas descritos de estos carbono, siete de Cihuatán y uno

La Universidad 39 de Santa María, derivados del durante este período y, efecti- programa de computadora de- vamente, buenas evidencias ar- sarrollado por el Quaternary Isoto- queológicas de muchos sitios en pe Lab [1987] de la Universidad el occidente del país también in- de Washington, corren de 774 a dican una presencia nahua, con 1441 d.C. La media más tempra- un inventario de cultura material na pertenece a un nivel de pre- que puede ser agrupado dentro construcción y provee así un ter- del complejo Guazapa o asigna- minus post quem. La media más do a un complejo relacionado. El reciente está asociada a un nivel centro importante de Chalchua- de construcción muy profunda y pa fue probablemente ocupado no es aceptable una fecha tan por nahuas durante el postclásico reciente para ese tipo de contex- temprano. Los nuevos elementos to. Excluyendo estas dos fechas, culturales que aparecen en Chal- el rango de las fechas medias ca- chuapa en el grupo Tazumal en libradas es de 888 a 1226 d.C. Un este período incluyen arquitec- promedio calibrado, tomando en tura de forma talud-tablero, un cuenta los valores relativos [ca- templo con plataforma de planta librated weighted average] de circular, un juego de pelota en for- las cinco determinaciones más ma de I, una efigie de cerámica confiables, es 979 ± 42 antes del tamaño natural de la deidad na- presente: 1023 d.C., con rangos hua Xipe Totec, dos esculturas de calibrados de 998 d.C. [1023] 1150 piedra Chacmool, el tallado bifa- a 1σ de probabilidad y 982 d.C. cial en la industria de obsidiana, [1023] 1160 a 2σ de probabilidad. la obsidiana verde y varios tipos nuevos de cerámica, incluyendo Evidencias del complejo Plomiza Tohil y Polícromo Nicoya. Guazapa en otros sitios Por supuesto, la obsidiana verde y los tipos de cerámica indican Si los argumentos aquí expues- un intercambio más que una filia- tos son aceptados, se afirma la ción etnolingüística. Chalchuapa presencia de una población de exhibe una secuencia muy lar- habla náhuat en el valle de El ga de ocupación prehispánica y Paraíso de El Salvador durante el Sharer [1978: 211-212] interpreta postclásico temprano. Es poco estos cambios como un resulta- probable que Cihuatán y Santa do de aculturación, producto de María fueran los únicos centros los contactos económicos con la de habla náhuat en El Salvador población pipil del área. Sheets

40 La Universidad [1984: 107], por otro lado, interpre- ca tamaño natural de Xipe Totec y ta las evidencias como el indica- Mictlantecuhtli, similares a las cono- dor de la llegada de una nueva cidas de Cihuatán [Boggs, 1976a, población a Chalchuapa durante 1977]. Desafortunadamente, es el postclásico temprano. Estoy de muy poco conocida la cultura ma- acuerdo con Sheets y propongo terial de la región del lago de Gui- que Chalchuapa fue uno de los ja, pero razonablemente puede ser principales centros de los pipiles interpretada como un fenómeno del occidente de El Salvador du- afiliado al complejo Guazapa. rante el postclásico temprano, Un importante centro del probablemente debido en gran complejo Guazapa, localizado parte a la existencia de una ruta cerca de la costa del Pacífico, es de intercambio que operaba en el sitio conocido como Cerro Ula- esta región desde el preclásico ta. Ubicado cerca del cantón de medio, conectando esta zona con Santa María Mizata, en la Cordi- las tierras altas de Guatemala. La llera del Bálsamo del occidente ruta fue cortada por la erupción de El Salvador, este sitio fue men- catastrófica del volcán Ilopango cionado por Lardé [1926: 221] y en el siglo V [Dull, 2001: 16; Dull, Longyear [1944: 78] y documen- Southon y Sheets, 2001] pero reco- tado por el autor en 1988 [Fowler, bró su importancia unos 100 o 150 Amaroli y Arroyo, 1989: 25-27]. Si- años después. Sin embargo, pa- tuado a una altitud de aproxima- rece que Chalchuapa también damente 400 m sobre el nivel del fue el centro de una presencia mar, en la cima del cerro Ulata, teotihuacana significativa en el este sitio obviamente fue localiza- occidente de El Salvador durante do con una consideración defen- el período clásico medio. siva. El camino hacia el cerro es La región del lago de Güija, extremadamente empinado, as- en el departamento de Metapán, cendiendo a unos 200 m en una en el noroeste de El Salvador, es distancia de 1.5 km. En la cima, muy conocida por los petroglifos la cual domina una vista hacia el de la isla de Igualtepeque, los cua- norte, el este y oeste y el océano les representan tanto motivos de Pacífico hacia el sur, se destaca animales fantásticos como caras un recinto ceremonial orientado de Tlaloc [Longyear, 1944: 21; Jimé- linealmente, cubriendo un área nez, 1959]. También han sido en- de aproximadamente 150 a 300 contradas en la zona, cerca de la m. La estructura más grande de ribera del lago, efigies de cerámi- esta construcción en este com-

La Universidad 41 plejo es una pirámide de aproxi- Al noroeste de Cihuatán, madamente 8 m de altura. Otras cerca del pueblo de Tacachico, construcciones monumentales en el departamento de La Liber- ocupan una terraza artificial con- tad, está el sitio de Las Marías, tigua, abajo del recinto ceremo- otro centro del complejo Guaza- nial del sitio. Entre los artefactos pa [Bruhns y Amaroli, 2006]. Las diagnósticos recolectados de la investigaciones en el sitio han sido superficie en 1988 se encontró un dirigidas por Paul Amaroli y Karen tiesto grande de un incensario bi- Bruhns, pero sus resultados toda- cónico Las Lajas Burdo espigado vía no están publicados. Los in- y una punta de flecha hecha en formes preliminares sugieren que navaja prismática. Las Marías puede ser tan grande Cabe mencionar que como Cihuatán, con la misma for- Marlon Escamilla ha organizado ma de plano urbano. el Proyecto Arqueológico Cordi- Cabe mencionar también llera del Bálsamo para compro- el sitio intrigante de Loma China, bar la hipótesis de que en esta en la región del bajo río Lempa, zona existen sitios pipiles del post- del departamento de Usulután en clásico temprano que pueden fe- la zona centro-oriental El Salvador. charse al periodo más temprano Este sitio fue excavado durante de la fase Guazapa; es decir que los años de 1980 a 1983 por Ma- su ocupación posiblemente sea nuel Méndez [1983], asistente del anterior a la de Cihuatán. Departamento de Arqueología En su reconocimiento ar- de la entonces Administración del queólogico de la zona, llevado Patrimonio Cultural, como parte a cabo en 2010, Escamilla [2011] de una operación de salvamen- ha registrado tres sitios nuevos del to asociada a la construcción del complejo Guazapa: Jicalapa, embalse hidroeléctrico San Lo- Miramar y El Panteoncito. Todos renzo. Desafortunadamente, el son sitios relativamente pequeños sitio no fue investigado sistemáti- compuestos de 15 a 20 montículos camente y la cerámica y los arte- arreglados en plazuelas situadas factos no han sido descritos. Sin en planicies angostas (‘lengüe- embargo, es conocido que seis tas’) encima de las aristas más al- entierros fueron excavados, estos tas de la cordillera, a elevaciones estaban asociados a varias vasi- de 400 a 600 metros sobre el nivel jas de cerámica, artefactos de del mar. obsidiana y otros objetos. En un entierro se hallaron 11 vasijas mo-

42 La Universidad nocromas, 13 vasijas Plomiza Tohil, Discusión 34 vasijas Polícromo Nicoya y un vaso piriforme de tipo Anaranja- ¿Qué significan estas evidencias do Fino de la costa del Golfo de fragmentarias expuestas aquí? México. También se encontró en Mientras el número de sitios del este entierro cuatro pequeños dis- complejo Guazapa no es grande, cos de cerámica con decoración probablemente debido a la falta de mosaico de pirita, turquesa, de investigación sistemática, un jadeita y conchas. Dos de los dis- patrón consistente está comen- cos fueron dañados y los motivos zando a definirse, revelando que no se pudieron distinguir. Los otros Cihuatán y Santa María no esta- dos representan a un guerrero o ban solos en el mundo tolteca pi- comerciante tolteca ataviado pil. Aunque las evidencias se pre- con un casco, una coraza, vesti- sentan a manera de bosquejo, do y sandalias. La figura lleva un parece que áreas grandes y sig- escudo en una mano, mientras la nificativas del occidente y centro otra mano estaba extendida ha- de El Salvador fueron invadidas y cia una serpiente emplumada, la ocupadas por una población de cual hace arco sobre la cabeza habla náhuat, relacionada con de la figura humana. Los discos los toltecas, durante el postclási- probablemente eran adornos de co temprano. En algunos casos, la vestimenta del individuo del se asentaron en lugares que ya entierro. También estaban aso- habían sido ocupados por siglos ciados al entierro dos navajas pris- antes, como en Chalchuapa. En máticas de obsidiana verde. Hay otros casos se asentaron en luga- poca duda de que los discos con res como Cihuatán, donde no ha- decoración de mosaico fueron bía ocupación previa. En otros, fabricados en uno de los principa- tomaron una localización defen- les centros toltecas, posiblemente siva tal como en el Cerro Ulata. Es en Tula o Chichen Itzá. Es razo- posible que exista una diferencia nable especular que el individuo temporal con los sitios que se en- con quien fueron enterrados los cuentran en localizaciones defen- discos viajó de lejos a El Salvador dibles en las cimas de la montaña desde algún centro tolteca, quizá establecidos poco antes que los en una misión comercial [Fowler, de los valles interiores. Debe ser 1989a: 42-43; 1995: 156-157]. recordado, sin embargo, que Ci- huatán fue totalmente destruido por un incendio al final de esta

La Universidad 43 ocupación. Este hecho nos aler- Mastache [2001b: 239] han pun- ta sobre hostilidades armadas tualizado, la transformación de durante el postclásico temprano, las instituciones básicas en Meso- entre poblaciones pipiles esta- américa por los toltecas involu- blecidas o entre grupos pipiles y cró cuatro procesos importantes no pipiles. Estos centros defensi- interrelacionados: (1) la expan- vos pueden haberse establecido sión de poblaciones toltecas de tanto en el postclásico temprano habla náhuat hacia regiones más como tardío. Uno puede predecir allá del centro de México; (2) la que más sitios como estos pueden fundación en varias regiones de ser encontrados, especialmente México y Centroamérica de di- en las tierras altas de la cordillera nastías reales que afirmaron su ori- del Bálsamo. Loma China no pa- gen tolteca (generalmente mito- rece estar dentro de este patrón y lógico); (3) la consolidación de un puede ser el único caso con estas sistema enorme de redes comer- características, ya que el sitio fue ciales que se extendieron desde pequeño y provincial, localizado Costa Rica y Nicaragua en el sur en la periferia del bajo Lempa, al hasta Nuevo México y Arizona en este del principal territorio pipil es- el norte y (4) cambios importantes tablecido durante el postclásico en la religión e ideología de los temprano. Quizá, comerciantes pueblos mesoamericanos, inclu- toltecas con su base en un cen- yendo la introducción de deida- tro principal como Cihuatán o Las des nahuas y la difusión de la épi- Marías viajaban hacia la periferia ca del hombre-dios Quetzalcóatl oriental del territorio pipil o al terri- a través del centro de México, torio lenca del oriente de El Salva- Yucatán, las tierras altas de Gua- dor en misiones de intercambio. temala y otras áreas. Cada uno Las migraciones pipiles ha- de estos procesos está claramen- cia Centroamérica y la presencia te revelado cuando analizamos relacionada con los toltecas en El muy de cerca y desde esta pers- Salvador durante el postclásico pectiva las migraciones pipiles y temprano representan un impor- la presencia tolteca en El Salva- tante aspecto de la historia cultu- dor. Ahora examinaremos cada ral de Mesoamérica, un aspecto uno de estos procesos. que hasta muy recientemente no Como es bien conoci- fue apreciado por su impacto en do, el siglo X fue una época de el mundo tolteca. Tal como Ro- turbulencia social y política en berto Cobean y Alba Guadalupe el México central, lo que trajo el

44 La Universidad colapso de los principales centros fuera del centro de México y co- epiclásicos, tales como Cacaxtla menzaron a posicionarse en otros y Xochicalco y el establecimien- territorios y regiones tal como la to de la gran ciudad de Tollan costa del Golfo de Veracruz y Ta- en Tula, Hidalgo, como la capital basco, sino también a otros gru- del imperio tolteca [Evans, 2004: pos étnicos que fueron desplaza- 370-373]. El centro de la cultura dos por los movimientos nahuas. coyotlatelco de Tula Chico [Co- Algunos de estos grupos aparen- bean y Mastache, 2001a], que temente viajaron hacia el este había sido fundado alrededor del hasta Yucatán. Otros, por varias año 650 d.C., fue destruido por un razones económicas y políticas, incendio a mediados del siglo IX continuaron su migración hacia el (Robert H. Cobean [comunica- sur. Llegando a El Salvador, ellos ción personal, 14-8-2002] reporta encontraron un vasto y fértil terri- un cambio en la cronología de torio relativamente despoblado, Tula que hace retroceder todas ya que el colapso del reino maya las fases por 50 años) [véase tam- clásico de Copán probablemen- bién Evans, 2004: 357-358; López te resultó en una reducción de la Austin y López Luján, 1996: 166, población en el occidente y cen- 182-183; Suárez Cortés, Healan y tro de El Salvador durante el siglo Cobean, 2007]. Cobean y Mas- IX tardío. Los grupos de habla tache [2001b: 270] especularon náhuat que llegaron a la región que este evento podría haber es- sureste de Mesoamérica en esta tado asociado al conflicto entre época encontraron una gran los seguidores del rey sacerdote oportunidad de colonización y Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl y expansión. Posteriormente, Tollan los del culto del dios Tezcatlipoca fue refundada a principios del si- con su sacerdote Huemac [Ni- glo X [Suárez Cortés, Healan y Co- cholson, 2001]. Así, la destrucción bean, 2007: 50] y hay que supo- de Tula Chico, aproximadamente ner que el Estado tolteca dirigía en el año 850 d.C., puede marcar expansiones comerciales y posi- la expulsión de Quetzalcóatl y la blemente también colonistas a inauguración de los movimientos tierras distantes, aprovechando la de poblaciones fuera de Tula. Es- existencia de rutas de intercam- tos movimientos representan los bio conocidas y enlaces cultura- comienzos de la diáspora tolteca; les en aquellas zonas. involucraron no solo a grupos de Con respecto a la procla- habla náhuat, quienes migraron mación de herencia tolteca por

La Universidad 45 las dinastías reales, todos los gru- bernantes kaqchikeles y k’iche’s pos étnicos en el centro de Méxi- de las tierras altas mayas, quizás co durante el postclásico tardío más a través de Chichen Itzá que querían trazar su conexión con de Tula [Carmack, 1968; 1981: 44- la dinastía real tolteca para legi- 52; Florescano, 1999: 44-51; Fox, timizar su soberanía [López Austin 1978: 272-275, 1980; Hill, 1996: 65]. y López Luján, 2000: 43]. El mejor Sin embargo, cabe mencionar ejemplo conocido, por supuesto, que Cihuatán puede haber sido es aquel de los mexicas, quienes considerado una Tollan durante adquirieron su conexión con una el postclásico temprano [Pohl, dinastía tolteca legítima a través 1999a: 178-179]. Considerando los de su primer emperador Acama- numerosos reclamos por la heren- pichtli del centro epitolteca de cia tolteca de grupos indígenas Culhuacán [Evans, 2004: 450-451; dentro y más allá del centro de Smith, 2003: 34, 44]. Esta prácti- México y la urgencia sociopolíti- ca fue también común entre los ca de parte de estos grupos para grupos no nahuas, fuera del área trazar su conexión con la civiliza- del centro de México, quienes ción tolteca, parece justificada la más frecuentemente hicieron la hipótesis de que los grupos pipiles conexión mítica o simbólica, más de Cihuatán y otros centros del que genética o históricamente. complejo Guazapa de El Salva- Quizás el más famoso de tales dor se consideraban nada más y ejemplos es el caso del rey mixte- nada menos que verdaderos tol- ca 8 Venado ‘Garra de Jaguar’, tecas con una conexión histórica quien viajó a un centro conocido y simbólica directa con la Tollan como Tollan para recibir su ya- de Tula, Hidalgo. caxihuitl o nariguera tolteca y ser Las redes comerciales bien transformado simbólicamente en desarrolladas —el tercer proceso un teuhctli o señor de un teccalli de Cobean y Mastache— forma- (casa noble) [Byland y Pohl, 1994: ron una parte crucial del sistema 138-147; Flannery y Marcus, 1983; económico tolteca y los bienes López Austin y López Luján, 2000: exóticos llegaron a Tollan de to- 46, 65; Marcus, 1994: 253, Figuras das partes de Mesoamérica y el 12.2, 12.3, 12.4; Smith, 1973: 71-72, suroeste de Estados Unidos. Los figuras 55, 60, 61; Pohl, 1994: 84, sitios del complejo Guazapa en El 1999a: 188, 1999b: 193]. También Salvador también participaron en son bien conocidas las putativas nexos comerciales de larga dis- conexiones toltecas de los go- tancia, los cuales trajeron recursos

46 La Universidad de obsidiana desde Guatemala, El cuarto proceso mencio- conchas marinas y otros produc- nado por Cobean y Mastache tos de la costa del Pacífico, la tiene que ver con los cambios en cerámica Plomiza Tohil y Polícro- la religión, la idelogía y la intro- mo Nicoya, desde sus respectivas ducción de deidades nahuas a áreas de manufactura, y proba- través de Mesoamérica durante blemente un número de artícu- el postclásico temprano [D. Ca- los perecederos no preservados rrasco, 1982; López Austin y López arqueológicamente tales como Luján, 2000]. Los sitios del comple- pieles de animales y plumas de jo Guazapa, especialmente del pájaros tropicales. A principios área de Cihuatán, son dignos de del siglo XVI, el área central de El mención por las efigies de deida- Salvador fue especialmente des- des nahuas de cerámica tamaño tacada por la producción de tex- natural, principalmente de Xipe tiles de algodón y manufactura Totec. Representaciones de Tla- de teñidos de añil [Fowler, 1989a: loc, Mictlantecuhtli y Huehueteotl 172-178] . Podríamos especular también se han encontrado. No que uno de los principales pro- puede haber duda de la filiación ductos comercializados desde nahua de estas deidades y por Cihuatán a cambio de otros bie- extensión, uno infiere que la mi- nes fueron los textiles de algodón gración pipil trajo a El Salvador teñido. El cacao es frecuente- nuevos conceptos religiosos y mente mencionado como uno cosmológicos que habían origina- de los artículos de gran interés en do entre las poblaciones nahuas la producción prehispánica en el tempranas, algo muy parecido sureste de Mesoamérica. Pero Ci- como Tula en sí mismo. Por ejem- huatán no estaba localizada en plo, elementos importantes de la una región productora de cacao. cosmovisión nahua son reflejados Los mercaderes de Cihuatán más en la planificación de los espacios bien intercambiaban textiles de sagrados de Cihuatán y Tula, los algodón por cacao [Kelley, 1988: cuales muestran una relación es- 158-162]. La obsidiana era otro pacial casi idéntica entre las prin- bien controlado y comercializado cipales plataformas de templos, por los habitantes de Cihuatán y juegos de pelotas, el tzompantli y era un producto importante en su otras estructuras (véase la discu- economía [Fowler et al., 1987; Ke- sión de Cobean and Mastache lley, 1988: 195-200]. [2000, 2001b] del recinto ritual de Tula).

La Universidad 47 Podemos estar seguros, El modelo de colonización entonces, de que las migraciones y el establecimiento de los grupos El modelo de colonización im- de habla náhuat en el occidente plica una migración directa del y centro de El Salvador fueron una Estado y el asentamiento en tie- parte importante de los cambios rras distantes del territorio-núcleo, drásticos que los toltecas introdu- primariamente con propósitos de jeron sobre toda Mesoamérica expansión de la política de domi- durante el postclásico temprano. nación y explotación económi- Sin embargo, un debate conside- ca. Otro de los objetivos que el rable siempre existe con respec- Estado persigue con colonizar es to a la naturaleza precisa de los el proselitismo religioso. La colo- sitios del complejo Guazapa en nización normalmente toma lugar El Salvador. Corriendo el riesgo en una serie de oleadas; la prime- de la simplificación, uno puede ra oleada implica una conquista reconocer dos interpretaciones militar, con ejércitos expertos y opuestas respecto a este tema. especializados. De tal modo que La primera posición vería los cen- los ejércitos son compuestos ex- tros del complejo Guazapa como clusivamente de tropas de hom- colonias comerciales auspiciadas bres quienes frecuentemente por el Estado tolteca. Se puede toman mujeres compañeras de hacer referencia a esta posición la población conquistada o colo- como el ‘modelo de coloniza- nizada y sientan los procesos de ción’. La segunda posición vería aculturación entre la población estos sitios como evidencias de dominante y la cultura subordina- una expansión lenta e indepen- da. Raramente una colonización diente de los movimientos de po- en esta primera oleada puede in- blación nahua, la cual en efecto, volucrar a una población demo- se había separado del Estado tol- gráficamente diversa, incluyendo teca. Se puede hacer referencia tanto a mujeres y niños como a a esta posición como el ‘mode- hombres, quienes se implican de lo de expansión independiente’. forma directa en la colonización. En las páginas siguientes vamos En la mayoría de los casos, sin em- a examinar brevemente algunas bargo, una colonia con una com- de las implicaciones de ambos posición demográfica diversa se modelos. desarrolla dentro de la primera o segunda generación, después de la dominación inicial, ya que

48 La Universidad las mujeres y los niños siguen a los bién tiene consecuencias econó- hombres como miembros de fa- micas. La colonización abarca milias hacia la tierra colonizada. actividades económicas tanto Los miembros de familia, siguien- para la subsistencia como para do en el patrón de la conquista, la acumulación de riqueza perso- incrementan el número de espe- nal. Pero los colonizadores tam- cialistas de ocupación en la co- bién están interesados en enviar lonia. Artesanos especializados riqueza en especie a la nación de con oficios tales como carpinte- origen. Los pagos en especie fre- ros, albañiles, herreros y sastres se cuentemente toman la forma de instalan en la nueva tierra y son metales preciosos, pero también ellos quienes fabrican y distribu- incluyen otros recursos natura- yen artículos que reflejan el centro les, productos de la agricultura o de origen de los especialistas. Los bienes manufacturados. En situa- comerciantes forman otro seg- ciones coloniales más desarrolla- mento de la población colonial y das, los colonizadores demandan proveen un vínculo con el Estado pagos de impuestos en especie materno. Los estilos de la arqui- para los Estados de origen. El tectura colonial también reflejan movimiento de bienes en sentido sus centros de origen. Los espe- contrario, generalmente toma la cialistas religiosos, generalmente, forma de adquisición de bienes también incrementan en número codiciados en la tierra nativa, artí- durante las primeras generacio- culos de comida y bebida valiosos nes, sucediendo el escenario de en la colonia, vasijas, contenedo- conquista inicial y en algunas si- res y utensilios para el almacena- tuaciones procuran propagar la je de comida y bebidas; artículos religión de su origen entre los nati- de vestir y adornos personales. La vos del territorio colonizado. adquisición, consumo y distribu- Normalmente, los miem- ción de tales artículos llegan a for- bros de la colonia en una tierra mar parte importante del intento extranjera mantienen contactos continuo por mantener la identi- regulares con los gobernantes o dad cultural de los colonizadores. administradores de la nación de La aplicación del mode- origen. Estos contactos son el re- lo de colonización para interpre- sultado de la alianza política que tar la naturaleza de la presencia es mantenida entre la colonia y tolteca en El Salvador enfatiza la nación de origen. La continui- las extraordinarias similitudes de dad de la alianza política tam- la planificación urbana, la arqui-

La Universidad 49 tectura y la cultura material entre cias en Tula de artículos que con- Tula y Cihuatán. Es decir, al en- firmen una relación de comercio contrar estas similitudes de ma- o tributo con El Salvador, aunque nera muy fuerte, uno podría pre- bien podría tratarse de bienes pe- ferir el modelo de colonización recederos, tales como el cacao y como la mejor explicación de los los textiles de algodón. El modelo datos empíricos. Sin embargo, de colonización es ciertamente ciertas expectativas del mode- digno de considerar; sin embar- lo de colonización no están muy go, creo que la explicación alter- bien apoyadas por los datos de nativa es más probable. Cihuatán y otros sitios. Uno de los problemas más grandes es la falta de bienes u objetos que podrían ser interpretados como el resul- El modelo de expansión tado del contacto regular con independiente Tula. Especialmente la falta de artefactos de obsidiana verde, Esta tesis propone una migración cuyo hallazgo se podría esperar de grupos de habla náhuat del de Cihuatán, si los habitantes o altiplano central de México ha- los gobernantes efectivamente cia Centroamérica que actuaron mantenían el contacto con Tula. por iniciativa propia, sin el apoyo Otro problema es la falta de es- o auspicio del Estado tolteca. En cultura de piedra, tales como contraste con el modelo de colo- soportes atlantes, serpientes em- nización, el cual involucra motivos plumadas o Chacmools (aunque económicos, políticos y religiosos un Chacmool burdo es conocido explícitos, el único motivo en la de Chalchuapa). Sin embargo, expansión independiente es la cierto grado de continuidad en búsqueda de un espacio vital, un el contacto con la cultura tolteca objetivo anhelado por muchos (aunque no necesariamente con grupos del postclásico mesoame- Tula en sí mismo) es claramente ricano. Como un paralelo histó- indicado por la presencia de cier- rico podríamos considerar, por tos tipos de cerámica en Cihua- ejemplo, las migraciones chichi- tán y el resto de sitios de la épo- mecas del noroeste de México ca (discutidos arriba), los cuales hacia el altiplano central durante paralelamente aparecen en Tula el postclásico tardío, las cuales solamente en la fase Tollan. Otro trajeron poblaciones nahuas ha- problema es la falta de eviden- cia el valle de México después

50 La Universidad del colapso de Tula, o las migra- una caracterización final, podría- ciones tempranas de los primeros mos notar que los colonizadores mexicas —las migraciones de Az- independientes llevan su propia tlán o Chicomoztoc, en la perife- religión e ideas cosmológicas ria noroeste mesoamericana de consigo cuando invaden nuevas los grupos que participaron en la tierras y en este aspecto veríamos fundación de Tenochtitlan. Estos una pequeña diferencia de la fueron movimientos de grupos ét- conducta del Estado auspiciador nicos enteros organizados por un colonista. líder carismático tal como Xolotl ¿Como serían las correla- de los o Tenoch de ciones de la cultura material de los mexicas. Las historias políticas una expansión independiente? de estos grupos migrantes son Uno esperaría amplias similitudes complejas, pero lo que importa entre la cultura de los inmigran- para el argumento presente es tes y la cultura de los Estados de que una vez que arribaron en el origen, tales como en los artículos valle de México, estos grupos se de uso diario como herramientas, establecieron en zonas donde armas, vasijas y contenedores tenían posibilidad de prosperar para comida y bebida. Los pla- y florecer, eventualmente desa- nos urbanos y formas de residen- rrollando su propio Estado pode- cias también deberían tener una roso. Ellos no tramaron alianzas semejanza cercana a los proto- políticas con el Estado de origen y tipos de su tierra natal, aunque si eran obligados a pagar tributos algunas modificaciones pueden por una política de dominación, ocurrir. Las expresiones religiosas algunas veces se rebelaron y las significativos como representacio- hostilidades llegaron a ser motivos nes de deidades u objetos usados para la migración continuada. en los rituales deben ser esencial- Por ejemplo, Matos Moctezuma mente idénticos a los de la cultura [1995: 55] sugiere que los mexicas de la tierra de origen. Aun así, al- pagaban tributos a los toltecas gunas divergencias serían eviden- de Tollan y que ellos más tarde tes. Uno esperaría, por ejemplo, atacaron Tollan, contribuyendo que con el paso del tiempo y la al colapso de la ciudad-estado exposición a otras tradiciones cul- tolteca a mediados del siglo XII. turales, alguna mezcla estilística A finales del siglo XII el mismo pro- ocurriría en la fabricación de los ceso fue repetido por los tepa- artículos de uso diario. El comple- necas de Atzcapotzalco. Como jo cerámico de los grupos inmi-

La Universidad 51 grantes, quizá, agregaría nuevas pequeñas cantidades de obsidia- formas y elementos decorativos, na verde, no en Cihuatán, sino en mientras se mantienen las técni- otros sitios pipiles en el occidente cas esenciales, los elementos y y centro de El Salvador. las cualidades de las formas bá- sicas de la cerámica del lugar de Conclusiones origen. Desde mi punto de vis- ta, esto es lo que vemos cuando En este artículo hemos vincula- comparamos el complejo Guaza- do las migraciones pipiles con pa con el complejo Tollan de Tula. la llamada diáspora tolteca. Sin Las vajillas de servicio utilitario o embargo, la diáspora tolteca diario cambiarán con el tiempo. consistió de varios grandes mo- Los grupos cerámicos Tamulasco vimientos poblacionales. Hemos y García Rojo de Cihuatán no tie- identificado tres acontecimientos nen antecedentes o paralelos en claves en la historia de Tollan en el complejo Tollan de Tula, aun- Tula, Hidalgo, México, que provo- que las formas de estos dos gru- caron migraciones de grupos de pos son similares a las de la cerá- Tula hacia el este y el sureste de mica de Tula. Mesoamérica: (1) el colapso de Si los contactos regula- Tula Chico a mediados del siglo res con la tierra de origen no son IX, (2) la reformulación del Estado mantenidos, algunos rasgos serían tolteca y su fundación nueva en perdidos o reemplazados. Los bie- Tula Grande durante el siglo X y nes disponibles por medio de una (3) el colapso del Estado tolteca red comercial de larga distancia, de Tula Grande a mediados del tales como las vasijas de los tipos siglo XII. Plomiza Tohil y Polícromo Nicoya Hemos vinculado el com- serían adquiridas, pero quizá, con plejo Guazapa de El Salvador menos frecuencia. Cihuatán de- y las primeras migraciones pipi- pendía mucho de la obsidiana les principalmente con el primer para hacer implementos de cor- evento, el colapso de Tula Chico. tar y tallar. La obsidiana verde de Propongo que grupos de habla Pachuca, Hidalgo, si no estuviera náhuat abandonaron y fueron disponible de la tierra tolteca, se- expulsados de Tollan al final de ría reemplazada por obsidiana de la fase Corral, es decir, cerca del Guatemala [Fowler et al., 1987]; 850-950 d.C., como parte de los algunos contactos esporádicos eventos relacionados con la ex- podrían explicar la presencia de pulsión de Tollan del rey Topiltzin

52 La Universidad Quetzalcoatl y su facción [Suárez corporaría aspectos de ambos Cortés, Healan y Cobean, 2007: modelos. No sería imprudente 50]. Algunos fueron hacia la re- argumentar que los movimientos gión de la costa del Golfo de Ve- de expansión independiente re- racruz y Tabasco, algunos hacia sultaron en la llegada de muchos el oriente de y noreste de Puebla, grupos de habla náhuat a Cen- algunos hasta Guerrero, algunos troamérica, mientras la coloniza- viajaron hasta Yucatán para par- ción directa del Estado tolteca ticipar el la fundación de la dinas- fue responsable de algunas colo- tía de Kukulkan en Chichen Itzá. nias comerciales en el área. Por Otros continuaron hacia el sur del ejemplo, el asentamiento pipil de Istmo de Tehuantepec y a lo largo Soconusco, en el sureste de Chia- de la costa del Pacífico de Gua- pas, podría verse muy bien como temala y El Salvador donde ellos el resultado de una colonización establecieron muchas dinastías motivada por las actividades de filiación tolteca pipil. comerciales directas del Estado Hemos presentado dos auspiciador, por el control del modelos teóricos que pueden comercio del cacao de Soconus- explicar las migraciones pipiles: co. El sitio Loma China, descrito un modelo de colonización y un anteriormente, podría verse muy modelo de expansión indepen- bien como una colonia comercial diente. Además de la evaluación tolteca, o más precisamente, un de las evidencias de la cultura pequeño enclave comercial. La material presentada aquí, la cro- ubicación de este sitio en la fron- nología de radiocarbono de Ci- tera entre territorio pipil y territorio huatán favorece la hipótesis de lenca es intrigante. Loma China la llegada a El Salvador de grupos fue, sin embargo, mucho más pe- relacionados a los toltecas, desde queño, menos complejo y menos mediados hasta finales del siglo X, diversificado que un sitio epitol- lo cual encaja bien con el modelo teca principal como Cihuatán o de la expansión independiente, si Santa María. estos grupos se desplazaron poco Otro juego de problemas, a poco durante el curso de varias los cuales no han sido abordados generaciones tal y como muchos en este ensayo, tiene que ver con otros grupos nahuas documenta- la relación entre las sociedades dos históricamente lo hicieron. pipiles del complejo Guazapa del Es posible, por supuesto, postclásico temprano y los pipiles crear una reconstrucción que in- de Cuscatlán y el occidente del

La Universidad 53 país del postclásico tardío, quie- of Archaeology and Ethnology, nes controlaron la mayor parte Harvard University, tomo 63, no. 1. del centro de El Salvador cuando Peabody Museum, Cambridge, los españoles y sus aliados indí- Mass. genas arribaron en 1524. Al igual que Tula, Cihuatán fue saqueada ------[1991]. Prehistoric y quemada probablemente a , edición revisada. mediados del siglo XII. ¿Pudo este University of Oklahoma Press, Nor- evento estar relacionado con el man. colapso de Tula y qué conexión tenían los pipiles de Cuscatlán Agrinier, Pierre [1978].«A Sacrificial con este evento? Muchas más Mass Burial at Miramar, Chiapas, evidencias e investigaciones se- ». Papers of the New World rán necesarias para resolver este Archaeological Foundation, 42. problema. Por ahora, hemos es- Brigham Young University, Provo. tablecido que el mundo tolteca en el postclásico temprano se ex- Alvarado, Pedro de [1934].«Carta- tendió hacia los fértiles y populo- relación a Hernán Cortés, Utatlán, sos valles del occidente y centro 11 de abril de 1524; Carta-relación de El Salvador. Esperamos que fu- a Hernán Cortés, Guatemala, 28 turas investigaciones pongan más de julio de 1524». En Libro viejo de atención al complejo Guazapa y la fundación de Guatemala y pa- su importancia en la historia cul- peles relativos a D. Pedro de Alva- tural de El Salvador y el sureste de rado. Sociedad de Geografía e Mesoamérica. Historia, Guatemala.

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