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LA BODA El cuerno de oro PERSONALIDADES (II) PERSONALIDADES nre Wja Et nt peed dsurr a razones las descubrirmúltiples pretende nota Esta Wajda. Andrzej a ietd del libertad La a uhs y válidas) maneras delcineaproximarse alde polaco (y muchas Hay rit: ajda W artista: barroco. Y una obra personal. Hay motivos paramotivos pensar Wajda en Hay obrapersonal. una Y barroco. e uo: ncn u ecmrmt vvmnecn a realidad la vivamente con se compromete que cine un autor: del eturlsmtsy las falsedadescine y un también mitos losdestruir culturales. Es oo n asr dl ie oen. eo sa da o podrá no ¡dea esta Pero moderno. cine del maestro un como nacional, pero que hunde sus raíces en el pasado y sepropone suspasado el y raíceshundeen que pero nacional, uc pecni dldt caed u Wja splc. Vive Wajda esque polaco. clavede dato del prescindir nunca set cm tl Itaseil,peáio cetv. Sus creativo. y Intransferible, poemático tal. siente como y íbls auins S pjna rmtc. oo lo ha ello Todo dramática. pujanza alusiones. Su y símbolos creadora,además, explica,su actitud búsqueda su barroco de libertad el expresiva. Y polaca. cultural lmd l aecó e ls lio ao sbe n direc­ un sobre años últimos los en atención la llamado o es or, scao u umnocetv tienecreativo la quesu es mundo claro obra, sude y po nesdd arc y psoaa e a eo tradición mejor la apasionada de y barrocaintensidad tiem­ revisiones laperspectiva del históricas. con Con y o a ue s hba dniiao o tms e guerra temas de con identificado había se quien a tor eet Ira se faan A saldo el po, tiem frarasn del el es Inrha parte Heesta mayor la Y da. A cada m em ento esta libertad es quebra­ es libertad esta ento hombre. el em m por cada A libertad la de conquista la vida. mi de parte forman hago que tor en mi obra, creo que sería la luóha y y luóha la sería que creo obra, mi en tor La vitalidad La Yo no tengo postulados. Los films films Los postulados. tengo no Yo i uir ecnrru-hl conduc­ hilo un- encontrar pudiera Si

EL HOMBRE DE MARMOL CENIZAS Y DIAMANTES Final previsto, en cementerio El Cristo al revés

Barroco, romántico, apasionado, profun­ delaten contradicciones de pasado y presen­ F/LMOGRAFIA damente polaco. Ahora se ha sumado a esos te, de costumbres, de afanes vitales. Esta calificativos el de maestro del cine de su país. otra vertiente sería la que algunos identifi­ COMO DIRECTOR Un poco más y Andrzej Wajda (54 años) se can con el romanticismo de Wajda. Los de­ 1950 — Kiedy ty spisz (t.l. Cuando tú duer­ convierte en héroe nacional, lo que sería tractores de esta obra (por otra parte más mes). Cortometraje. Escuela de Ci­ nematografía de Lódz. muy gracioso porque esa obra es profunda­ bien escasos y frívolos) lo acusan de un pro­ 1950 — Zly chloplec (t.l. El muchacho ma­ mente nacionalista pero manifiestamente nunciado individualismo, de anteponer sos lo). Cortometraje. Escuela de Cine­ critica, un rasgo que puede alejarlo de dis­ ambiciones creadoras a u n sentido social del matografía de Lódz. Libreto de Waj­ da sobre Antón Chéjov. tinciones oficiales pero que le añade algunos cine que hace. Esas y objeciones semejantes 1951 — Ceramika ilzecka (t.l. La cerámica toques de heroísmo, con el que siempre dis* de liza). Cortometraje documental. provienen de algunos críticos del campo so­ 1 9 5 4 — Pokolenie (t.l. Generación). Libreto crepó. Lo que más sorprende, sin embargo, cialista, que quizás po estén todavía curados de Bohdan Czeszko. Fotografía. Jer- es la permanente renovación, el cambio fre­ del stalinismo. zy Lipman. Música, Andrzej Mar- kowskl. Director artístico, Aleksan- cuente del punto de mira y a la vez la identi­ der Ford. Con Ursula Modrzynska, dad de esa carrera, que presenta una unidad HOMBRE IMPORTANTE.- Estuvo tres Tedeusz Lomnicki, Tadeusz Janczar 8 8 '. que va más allá del simple dato estilístico. años en la guerra, a la que ingresó a los 16 a- 1955 — Ide do slonea (t.l. V o y hacia el sol). Quizás sea consecuencia de una actitud per­ ños, fue resistente, después estudió pintura Cortometraje. Libreto de Wajda. Texto de Bohdan Czeszko. Fotogra­ sonal que cuestiona el sacrificio durante la y después ingresó a la primera promoción de fía, S. Matyjaszklewicz. Música, An­ guerra después de haberlo admitido y que la Escuela de Cine de Lódz. Casi toda la vida drzej Markowski. 1 9 5 7 — La patrulla de la muerte (K a n a l). veinte años después habrá de inducirle a de Wajda está ligada con el cine de su país y Libreto de Jerzy Stefan Stawinski. cuestionar las rigideces políticas de 1978 en el cine que él personalmente ha hecho está Fotografía, Jerzy LlDman. Música, Jan Krenz. Con Teresa Izewska, paralelo con el dogmatismo stalinista de los ligado de alguna manera a su experiencia Tadeusz Janczar, Teresa Berezoesc^ personal que empieza en la niñez como hijo Emil Karewicz, Wlenczyslaw üiins- años 50. En definitiva no hay una diferencia RL 9 6 ' notable entre convertir el heroísmo en el ac­ de un oficial de carrera de la artillería mon­ 1 9 5 8 — Cenizas* y diamantes fpopfól ) dia- ment). Libreto de Wajda, Jérzy An- to insensato de un ejército nacional que sa­ tada, con años de infancia cerca de los cuar­ drzejewski. Fotografía, Jerzy Wói- lió a pelear a caballo contra tanques nazis teles, y que sigue luego integrándose a movi­ clk. Música, quinteto rítmico de Radio Wroclaw dirigido por Philip (La flacha blanca) o en la declaración de que mientos de artistas e intelectuales y a las Nowak. Con Zbigniew Cybulski, Zbigniew Cybulski en Cenizas y diamantas transformaciones de la vida en Polonia Ewa Krzyzewska, Adam Pawlikow- ki, Waclaw Zastrzezynskl, Bogumil no es héroe sino un derrotado,o que el perso­ durante los últimos veinte años. La cuota Kobiela, Jan Ciecierski, .Stanislaw naje del mismo actor en el episodio de El personal de testimonio empieza confilms Milski. 105*. 1 9 5 9 — La flecha blanca (Lotna). Libreto amor a los veinte años es objeto de burla por donde la guerra es el único tema visible. de Wajda. Wojciech Zukrowski. Fo­ quienes no vivieron la guerra y no compren­ A veces la reflexión es más vasta y así tografía (color), Jerzy Lipman. Mú­ sica, Tadeusz Baird. Con Bozena den al veterano luchador de la resistencia, Cenizas y diamantes tiene que ver con las Kyrowska. JejSY RighelskL. Jerzy un ser de otro planeta para las nuevas gene­ razones de vivir, los compromisos morales y Moes, Adam Pawllkowski, Román Polanski. 9

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GENERACION LA FLECHA BLANCA La guerra y la resistencia El heroísmo inútil oficiales y soldados y llegará para los demás. dato histórico que amplifica los sentidos de Como en Cenizas y diamantes esa muerte Cenizas y diamantes . En ese contexto se “moderno^ final de todos los personajes es omitida tras comprende mejor la actitud del director, un Hay que buscar un equilibrio, este es puntos suspensivos al final de la película, pe­ joven que a los 35 años tenía terminadas ya el problema fundamental de la cinemato­ ro de nuevo el criterio aplicado para mostrar varias obras maestras pero que antes había grafía nacional. (...) Hay que encontrar a los héroes es una forma de negar la utili­ sido combatiente de la guerra, un intelectual un equilibrio por el cual se podrán mos­ dad de semejantes actitudes y emparentarías más o menos rebelde y que por entonces co­ trar hechos excepcionales de la vida del con el suicidio. La sucesión de muertos en mienza a plantearse seriamente algunos te­ La flecha blanca altera los actos normales: país y al mismo tiempo hacerlos com-, mas mayores, incluidos el de la razón de la prensibles a quienes no pertenecen a ese una boda es interrumpida por la aparición existencia, un asunto m uy vasto que aparece de un cadáver, el velo de la novia queda pren­ país. (...) El artista lleva en sí cierta ya en Lady Macbeth en Siberia, pero tam­ tradición; la Revolución por lo contra­ dido del clavo de un ataúd. Incidentalmente bién en Las puertas del paraíso, sin estreno amor y muerte coexistían en Cenizas y dia­ rio trata de suprimirlo todo (...) Estar local, los films que inician una variante so­ enamorado del pasado y al mismo tiem­ mantes donde el protagonista (Cybulski) ini­ bre el tema obsesivo de la guerra. ciaba una relación exasperaaa con tw a po aceptar el presente, ahí radica para Su visión de la ocupación varía luego.Du- mí, el drama moderno del artista y el fon­ Krzyzanowska. En La patrulla de la muerte rante casi diez años (1961 a 1970) sus temas las posibles relaciones de afecto sé convier­ do mismo de la noción de “moderno” en son otros: históricos (Cenizas, Las puertas el arte. ♦ ten paródicas, con personajes cubiertos de del paraíso, Lady Macbeth) o contemporá­ L .H ., lodo iluminados por lámparas, bajo tierra,en neos y polémicos (To d o a vender, La caza Andxzej Wajda (en Cine c., 1963) las cloacas. Sansón alude desde el título al de moscas). Paisaje después de la batalla ocu- Sansón bíblico que destruye el templo de J Dagon y muere bajo sus escombros. Pero la variante consiste de un estudio de dificulta­ des de conciencia del personaje, un judío condenado por homicidio que huye de la cárcel durante los bombardeos y la ocupa­ ción nazi, padece mala conciencia pensando en que otros judíos mueren en el ghetto re­ sistiendo, decide unirse a un grupo guerrille­ ro y termina destruyendo un edificio con soldados alemanes dentro. En Cenizas y diamantes los dramas de conciencia los padecía un ultraderechista que al cuarto muerto comienza a dudar y de ahí en adelan­ te preve su propia muerte. N o es una simple coincidencia que tras la guerra los fims de Wajda se centren en la muerte como tema recurrente. La guerra ocasionó varios millones de muertos y fue un hecho decisivo en la historia de Polonia, una nación que durante más de un siglo fue dividida entre Prusia, Austria y Rusia,logró la independencia en el marco de la primera guerra mundial y mantuvo todo el tiempo tradiciones propias. Una de esas tradiciones, la del heroísmo, está muy vinculada con las muertes absurdas y quizás románticas que durante décadas de ocupación permitieron la dominación extranjera:la desunión fue también una de las características casi folkló CENIZAS Y DIAMANTES ricas-de los polacos por demasiados años, un La generación perdida un paisaje inhóspito y campesino, con una fotografía en blanco y negro que acentuaba ^Las necesidades de los jóvenes^ los costados mórbidos del asunto y con las Yo observo muy atentamente a los bre de marmol puede muy bien ser cri­ proporciones de pantalla ancha que oprimí­ jóvenes, los jóvenes realizadores con auie- ticado, este film no tiene la pretensión an a los personajes en medio de la ambienta- de decir todo lo que hay que decir sobre nes trabajo en el grupo X, y los jóvenes ción. La crueldad del film era una manera ese tema, porque es el primero, precisa­ espectadores. La juventud tiene necesi­ como cualquier otra de penetrar zonas de mente, en abordarlo; quizás otros, ahora, dad de conocer la verdad sobre sus pa­ los personajes quizás representativas de las lo abordarán más en profundidad. Pero dres. Ella no puede interesarse en la his­ contradicciones humanas. El bosque de abe­ creía que debía dar el primer paso, como toria de la Edad Media, en los reyes, en dules, mucho más próximo en el tiempo, re­ lo hice en otros tiempos con Kanal, Ce­ los príncipes, que es por cierto nuestra toma el tema de la muerte. Lo convierte en nizas y diamantes, y también, en cierto historia, pero está tan lejos para ellos que un juego de exaltación de la vida, sobre un modo, que debía recuperar, con este film, se preguntan a lo sumo si todo eso es ver­ argumento escaso y muy simple que aporta el lugar que había ocupado en el cine po­ dad. Los jóvenes tienen necesidad de sa­ vicios melodramáticos que el film esquiva laco. No se trata solamente de un hecho ber por qué sus padres están tan nervio­ magistral mente. Los colores opacos, trata­ artístico, sino también de un hecho polí­ sos, por qué mienten, por qué hacen tan­ dos a veces con filtros violetas, introducen tico. Y creo que los jóvenes lo compren­ tas cosas que no deberían hacer, y por visualmente el tema de la tuberculosis y la dieron perfectamente. ♦ qué, cada tanto, se descubre que han muerte. To d o ocurre en medio del campo, hecho cosas formidables de las que nun­ Andrzej Wajda (en Positif, con el tránsito de las estaciones como medi­ ca se había oído hablar. Todo esto tiene París, octubre de 1978) da de tiempo, de sucesión, de vida a pesar de ^ sus raíces en los años cincuenta. El hom- la muerte del protagonista, un hermano qué viene de la ciudad y que ha pasado en sana­ rre lejos de la lucha, en un campo de concen­ más ricos en un análisis del hombre, sus reao torios de Suiza los últimos años de su vida. tración del que se evaden varios polacos in­ ciones, sus instintos, la fé mística en la reli­ Las reacciones contradictorias de los herma­ capaces de regresar a su país. N o hay un solo gión y en la vida, y son los que ocasional­ nos, la sensación de plenitud de los senti­ gesto de heroísmo, ni siquiera hay jóvenes mente proponen una visión barroca del pasa­ mientos y las relaciones plásticas hacen que que mueren por razones no muy nítidas. do histórico polaco. el film ostente un grosor dramático que no Con este film, que quienes lo vieron califi­ El más distante cronológicamente es Las está en el libreto, al que llega por un refina­ can como una culminación de la madurez de puertas del paraíso (1967), una coproduc­ miento formal que sólo un artista mayor es Wajda, se advierte la cara real que la guerra ción con Inglaterra y Yugoslavia. A los co­ capaz de lograr. mantiene para él: la angustia de heridas que mienzos del siglo X III en Francia, un caba­ Los otros films de Wajda que se distan­ no cicatrizan. Pero la guerra como experien­ llero se cansa de matar gente en contiendas cian en el tiempo son en parte históricos y cia traumatizante no habría de reaparecer en varias y se hace monje con poca suerte, por­ apuntan a revisar orígenes nacionales. Ese los títulos siguientes, que en cambio tienden que termina embarcado en otra cruzada con­ retroceso implica varias quejas, la más obvia a buscar las raíces del presente en un pasado tra Jerusalem, rodeado de adolescentes y de de ellas contra la desunión polaca, y al mis­ más o menos distante. conflictos amororsos, de instintos que poco mo tiempo exalta el drama de Polonia domi­ H A C IA EL PASADO.- Es como si Wajda tienen que ver con la fe o con la guerra. El nada y dividida entre tres naciones ocupan­ procurara en su obra tres órdenes de explica­ film parece ser el menos importante de su tes, un desgarramiento nostálgico que parte ciones (si es que la obra de un creador tiene autor aunque la mezcla de misticismo con de la lucidez del análisis histórico (en parti­ por función explicar algo). Una razón de la relaciones humanas anticipa otras preferen­ cular en Cenizas y La boda y suma un costa­ guerra, que ocupa la primera parte de su f¡I- cias de Wajda. O tro film distante, Lady do romántico que incluye príncipes y maso­ mografía, una indagación cada vez más pro­ Macbeth en Siberia, de 1962, se apoya nes, gente que llega del pasado como aluci­ funda en la naturaleza humana, que arranca en Shakespeare. Por razones nada claras ia naciones de bailarines y la constancia de fol­ de la convicción de que el hombre es mucho trama se traslada a fines del siglo pasado y klore y tradiciones propias. Un tercer film, más complejo de lo que cualquiera pudiera ocurre en la Rusia de los zares. Obtuvo esca­ ubicado también a fines del siglo pasado (La suponer, y una tercera búsqueda, directa­ sa difusión en Montevideo, no volvió a ser tierra prometida) antepone sin embargo el mente crítica y a menudo polémica, en los exhibido luego de su estreno, y puede recor­ rigor de análisis al describir cóm o tres perso­ films que ubica en el estricto presente y que darse como un ejercicio más bien formal so­ najes en Lódz, una ciudad todavía en poder curiosamente son una minoría en su carrera. bre ambiciones desencadenadas que estaban de los zares, se las arreglan para llevar ade­ Los films que se evaden en el pasado son los en el texto de Shakespeare y que ocurren en lante una hilandería y salir de la ruina. Los tres son representativos de los sectores do­ minantes en la ciudad : uno es un joven po­ laco hijo de un fuerte terrateniente, otro un alemán hijo de un industrial arruinado y el tercero un judío que reúne capitales y espe­ cula con ellos. El planteo histórico es preci­ so y barroco, con una prolija, minuciosa, ca­ si obsesiva reconstrucción de época. Empero como obra de creación, como perfección de estilo y como densidad de ideas a transmitir al espectador, La boda es probablemente el más inquietante de esos films, con la dificul­ tad suplementaria de que casi todo lo que ocurre es un baile dondé se suman persona­ jes, incluido un poeta que pretende suprimir diferencias sociales. Fuera acechan los fan­ tasmas de la guerra en una frontera próxima a Austria y Rusia y los fantasmas más aluci­ nantes del pasado que sobresaltan a los per­ sonajes y a la vez comunican un sentimiento nacional a través de los atuendos, el baile y ias canciones de quienes asisten a esa boda mezcla de campesina y aristocratizante. Y es, en cierto modo, la referencia a la aris­ tocracia la que emparienta ese film con Cenizas (siete años anterior). En rigor Ceni­ zas es también un antecedente de La tierra prometida (diez años después): a través de tres personajes, como en ese film de 1975, Wajda simboliza el drama polaco. Entre y 181 ¿ un joven caballero transita de la corte de x/arsovia a una logia masónica y luego a las órdenes de un príncipe con el cual termina marchando contra Moscú; por el camino los austríacos enfrentan y vencen a príncipes locales, luego son derrotados por Napoleón y los polacos quedan a las órdenes de la Gran Armada. La intención de Wajda es simbolizar en una gran síntesis los vaive­ nes de dominadores y la enajenación de la nacionalidad a comienzos del siglo X IX . Esa misma ajenidad es la de Polonia más cerca de su liberación, en manos de los intereses capitalistas (la tierra prometida) o la incapa­ cidad de superar las querellas internas (La boda). Dos films, también en el pasado, quedan casi al margen,La línea de sombra y Las se­ ñoritas de W ilko, los dos todavía sin estrenó local. El primero cuenta las aventuras de un oficial de la marina mercante que llega a ca­ pitán y enfrenta hostilidades de la tripula­ ción y de otros oficiales. Las señoritas de W ilko parece ser una exquisita y nostálgica recuperación de los años 30, en W ilko, don­ de el protagonista se detiene para reencon­ trar a cinco mujeres de las que quizás estuvo enamorado quince años antes. Con cada m u­ jer, en lugar de recuperar el pasado, se apro­ xima a la idea de la muerte y la senectud En Presencias que surgen del pasado el tren que lo devuelve a Varsovia lo con­ hasta ios últimos años (Las señoritas de W il­ de muchas apariencias y variadas corrupcio­ templa un viejo, quizás él mismo dentro de ko) con Olbrychski. Lo que pudo ser un tes­ nes simulan conducir al éxito. La ilusión de poco. timonio osobre los procesos íntimos y las que la capacidad ¡iteraría del protagonista decepciones de un director cinematográfico (un pobre diablo suspendido en la universi­ EN TIEMPO PRESENTE.- Son pocos, si se (como Ocho y medio de Fellini) en manos dad que convive con mujer indeseable y un separa de la lista los films que hizo al co­ de Wajda es más bien el homenaje que un empleo burocrático), es la vía para el triunfo mienzo de su carrera sobre el tema de la gue­ creador rinde a sus actores. El m undo del se la aporta otra mujer más liberada que las rra; el episodio Varsovia de El amor a los cine, la vida de los actores, las relaciones de mujeres comunes. El hombre termina inser­ veinte años. Todo a vender. La caza de mos­ afecto de quienes practican ese oficio, es fal­ to en un gran lío del que no ve salida, por­ cas, El hombre de mármol y Sin anestesia. so, los amores de dos mujeres por el actor que — se sugiere — las cosas tal como van Claramente son los que han provocado'm a­ desaparecido se cruzan con vanidades perso­ conducen a ese o a otros vacíos existenciales yores reacciones en Polonia, en particular nales v. rivalidades. La sátira ocasional, la Para decir esto la película opta por el tono los dos últimos, que siguen un esquema se­ contemplación descarnada de esos persona­ de comedia (la única en la obra de Wajda) mejante de cuestionamiento: en El hombre jes, contradice el homenaje de la superficie, pero con el resultado de una mayor crueldad de mármol el hombre del pasado, Birkut, es una manera de desarticular la imágen inge­ y amargura. Su ¡dea es que cambiar de vida destruido por sus desacuerdos con el stali- nua del cine y quienes lo hacen. y de pronto ser otro diferente resulta impo­ nismo; en Sin anestesia la destrucción (en En La caza de moscas , con mucho ma­ sible por las barreras del mundo actual, dato principio familiar, luego profesional) afecta yor brío, Wajda ataca al m undo moderno, a que vale en países socialistas y no socialistas. a un periodista que, en tiempo presente, las ilusiones de triunfo en una sociedad don Los dos últimos films en tiempo presente manifiesta sus desacuerdos en un programa de televisión, como una repetición de la his­ toria de Birkut. Ya el corto Varsovia era po­ lémico, porque los jóvenes eran incapaces de admitir la sobrevivencia de un héroe de la guerra, y para éste adaptarse a la vida nor­ mal y cotidiana era imposible. A llí se decíá que los héroes de guerra a nadie le importan, y' eso todavía sonaba mal en Polonia en 1962. To d o a vender y La caza de moscas apuntan contra ficciones : la del mundo del cine y la del éxito literario, un prestigio en ambos casos efím ero.En To d o a vender un actor de cine muere estúpidamente al arrojarse de un tren, un hecho real que ocu­ rrió con Zbigniew Cybulski, amigo personal de Wajda. La película que está por hacer de­ be continuar y el director de esa ficción decide reemplazarlo por un doble (Daniel Olbrychski), con el afán de recuperar el pasado, cosa imposible :la última secuencia del film arroja al director a la desolación mientras Olbrychski galopa con un tropel de caballos como si este estallido vital correspondiera a la vitalidad del actor muerto. Los datos autobiográficos de la película son obvios, porque confirman la dependencia que en una parte de su carrera unió a Wajda con Cybulski y porque esa re­ LA CAZA DE MOSCAS lación de colaboración es la que mantiene Los anteojos grandes 21 1974 — Zíemia obiecana (t.l. La tierra pro­ nen por delante, sin importarles mucho los estaban puestas para ser descifradas y ahora metida). Libreto de Wajda sobre no­ vela de Wladyslaw Reymont. Foto­ burócratas que se interponen. Esa es la dife­ forman parte de la información que recioe el grafía (Eastmancolor), Witold So- rencia fundamental con Sin anestesia, cuyo espectador: en El hombre de mármol no bocinski, Edward Klosinski, Waclaw Oybowski. Música, Wojciech Kilar. periodista en crisis abandona la lucha y mue­ hay nada que descifrar en la secuencia inicial Con Daniel Olbrychski, Wojciech re en una explosión de su apartamento sin en el museo donde la protagonista descubre Pszoniak, Andrzej Seweryn, Anna Nehrebecka, Tadeusz Bialoszczyns- que se sepa si ha sido suicidio o accidente. la arrumbada estatua de mármol de Birkut, ki, Franciszek Pieczka. 168’. Sólo indirectamente el film mantiene la rela­ pero la idea de museo y desecho aplicada a 1976 — Smuga clinia (t.l. La línea de som­ bra). Libreto de Boleslaw Sulik, ción de realidad con ficción; ese periodista un héroe de la época stalinista tiene valor Wajda, sobre relato de Joseph Con- cae en desgracia luego que por la televisión simbólico directo y comprensible sin esfuer­ rad. Fotografía (Eastmancolor), Wi­ told Sobocinski. Música, Wojciech declara sus discrepancias con las autoridades. zo. Lo que mejora con el tiempo en la forma Kilar, Lech Branski. Con Marek El film que cuenta esas discrepancias y las de las películas de Wajda es la cantidad de Kondrat, Graham Lines, Tom Wil- kinson, Bernard Archard, John consecuencias no es prohibido y Wajda sigue información útil de cada toma o de cada es­ Bennet, Martin Wydeck. 105’. haciendo cine: El director de orquesta cena: en El hombre de mármol mientras que 1976 — El hombre de mármol (Czlowiek z marmuru). Libreto deAleksander (1980) con Beethoven según John Gielgud y ia muchacha que estudia cine reportea a un Scibor-Rylski. Fotografía (Eastman- un nuevo retroceso en el tiempo. testigo dedicado a regentear una boite, el da­ color), Edward Klosinski. Música, Andrzej Korzynski. Con Jerzy Rad- EL ARTISTA WAJDA.- No es imprescindi­ to de la ocupación del hombre está subraya­ ziwilowicz, Michal Tarkowski, Krys- ble rastrear los intereses arguméntales de un ' do por chicas que en un segundo plano y tina Zachwatowicz, Piotr Cieslak, Wislaw Wojcik, Krystyna Janda. director para explicar estilos y formas de ex­ fuera de foco se desnudan para un strip— 1 6 0 ’. presión. En Wajda hay de todos modos una tease. En primer plano figura un asunto 1977 — Invitación al interior. Cortometraje m uy serio y lo que la imagen muestra detrás documental. Filmación del espectá­ proximidad entre las ¡deas y como están ver­ culo teatral La clase muerta. tidas en obras de un creciente rigor formal. es muy frívolo. El gusto de las contradiccio- 1978 — Panny z Wilka (t.l. Las señoritas de ► nes y de los opuestos, característica del ba­ Wilko). Libreto de Zbigniew Ka- Los varios niveles a que funciona El hombre minski sobre relato de Jaroslaw de mármol (una indagación casi periodística, rroco, se convierte en Wajda en un procedi­ Iwaszkiewicz. Fotografía (Eastman­ un entrecruzamiento de. ficción y realidad miento de información y comentario sobre color), Edward Klosinski. Música, Karol Szymanowski. Con Daniel Ol­ documental, un cuestionamiento en paralelo las ideas, no sobre los personajes. En T o d o a brychski, Anna Seniuk, Christine vender se trata de reemplazar a alguien que Pascal, Maja Komorowska, Stanis- de los años 50 y de la actualidad, una afir­ lawa Celinska, Krystyna Zachwato­ mación personal de su protagonista femeni­ ha muerto por un nuevo actor que debe wicz. 118’. asumir la piel, los gustos, la vida del otro, 1978— Bez znieczulenia (t.l. Sin anestesia). no, la necesidad de respuesta del espectador) Libreto de Agnieszka Holland, Waj­ corresponden a una formulación que entre­ pero todo eso ocurre en un mundo de fanta­ da. Fotografía (Eastmancolor), Ed­ sía e irrealidad que es casualmente el mundo ward Klosinski. Música, Piotr Derfel, cruza fluidamente tiempos del relato, junta Wojciech Mlynarski. Con Zbigniew tomas documentales con ficción, corre en del cine. En La boda el paroxismo de ac­ Zapasiewicz, Ewa Dalkoska, An- ción, baile y dinamismo visual están artera­ drz^ej Seweryn, Krystyna Janda. ¡MlN varios sentidos. Sobre esa estructura general Caída simbólica Wajda parece un virtuoso capaz de utilizar la mente puestos para que el espectador refle­ 1980— El director de orquesta. Libreto de xione sobre el inmovilismo polaco durante Wajda. Música, Ludwig van Beetho- son también los más interesantes. El hombre cámara en mano para perseguir a su persona­ la dominación de zaristas, austríacos y pru­ ven. Con John Gielgud. Eastmanco­ de mármol gira en torno de una muchacha je principal, y se burla formalmente de los lor. sianos. que quiere hacer cine, estudia en la escuela documentales de hace treinta años, con su COMO ASISTENTE DE DIRECCION Aparentemente las diferencias entre los de cinematografía, tiene que presentar su exceso de tomas ampulosas y cámara menos films de Wajda (en forma y estilo, y en inte­ 1954— Los cinco de la calle Barska (Piatka película de promoción y para ello inicia fluida (los noticieros de Birkut colocando el z ulicy Barskiej). Director, Aleksan- reses conceptuales) serían notables de uno a der Ford. Libreto de Kazimierz una indagación en el pasado que se parece último ladrillo, la recorrida de apartamentos otro. Sin embargo, la actitud de contradecir Kozniewski, Ford. Fotografía (co­ sólo a primera vista a El ciudadano: descu­ con puertas que se abren ante la cámara has­ lor), Jaroslav Tuzar, Karol Chodura. y cuestionar el presente es próxima a las con Música, Kazimierz Serocki. Con bre que hubo héroes olvidados y que des­ ta llegar al que está destinado al héroe del tradicciones que traza contra el pasado. Y Aleksandra Slaska, Tadeusz Janczar, pués de todo quizás ni siquiera fueron hé­ trabajo). Si se compara ese planteo de estilo Tadeusz Lomnicki, Stanislaw La- las oposiciones de los contrarios barrocos, pinski. roes, a partir de allí intuye que hubo errores con lo que el mismo director hace en El bos­ son el recurso brillante que en films actuales pasados, y sorprende que esos errores quizás que de abedules, donde la serenidad de la COMO DIRECTOR DE TEATRO aporta información y en films históricos en­ existan en el presente. Por lo menos su pelí- naturaleza se contagia a las imágenes, es evi­ Desde 1959, director de teatro: Un sombre­ riquece los sentidos de lo que Wajda quiere ro lleno de lluvia (Gazzo), Hamlet (Shakes­ cual no la podrá hacer. Pero el film que des­ dente que Wajda no se limita a una modali­ comunicar. Es difícil encontrar esos lazos de peare), Los poseídos (Dostoievsky), La no­ cribe cómo eso le pasa a la pobre Krystina dad de expresión y a ella somete los temas che de noviembre (Wyspianski), Nastasia unión porque los pretextos arguméntales Filipowna (sobre El príncipe idiota de Dos­ Zachwatowicz, sí se hace: es El hombre de que le preocupan, sino que por lo contrario suelen ser diferentes. Pero los intereses per­ toievsky), Los emigrados (Mrozek), Un pu­ mármol del director Andrzej Wajda. En la adopta una flexibilidad de la que no son ca­ ñado de nieve, Dos en al sube y baja (Gibson), sonales que lo inducen a optar por esos argu­ El caso Dantón (Przybyszewska), Ellos (Wit- última toma la cineasta frustrada y un amigo paces un Bergman o un A ntonioni, por ejem­ mentos son semejantes a la coacción formal k ie w lcz). oasan de largo confiados en la vida que tie- plo. La fórmula expresiva más refinada en El bosque de abedules proviene de la utiliza­ con que luego están realizados: de alguna ción del color, frío, casi tísico, premeditada manera las oposiciones barrocas son una bús­ y alevosamente. Y es también diferente la ga­ queda sistemática de los pro y lo»1 contra

ma de recursos de que se vale para inundar a (plenitud emocional vs. muerte en El bosque **+"a/nauava♦ La boda de sentidos, símbolos y posibles ale­ de abedules, quietismo vs. ajetreo del baile gorías políticas. Quizás Todo a vender y La en La boda). De la misma manera, intelec- caza de moscas estén más próximas estilísti­ tualmente, Wajda se propone la oposición de camente, como al comienzo lo habían esta­ # > - los pro y los contra de la historia, de los con­ do La patrulla de la muerte y Cenizas y dia­ flictos de los personajes, de los tiempos que mantes. La conclusión podría ser la de adju­ corren en Polonia. Por eso sus films actuales dicar a Wajda una versatilidad que es cierta suelen contraponer el pasado próximo: la pero no explica todo. guerra que pasó para el ex-héroe de Varsovia A u n en films calmos y más o menos plá­ en El amor a los veinte años, el stalinismo cidos (El bosque de abedules) lo que carac­ olvidado pero todavía pesando sobre el pre­ teriza al director es una actitud compulsiva, sente de El hombre de mármol, los tiempos apasionada, probablemente romántica. O en que el protagonista de Sin anestesia era quizás barroca. Las imágenes de esos films periodista poderoso y respetado, lo que era incluyen símbolos, como el Cristo cabeza el actor muerto y no puede ser el actor de abajo que enfrenta a Cybulski en una iglesia T o d o a vender, por ejemplo. En los films destruida de Cenizas y diamantes, o como la históricos la contraposición más obvia ocu­ multiplicación de objetos de consumo (in­ rre entre el pasado que muestran y el pre­ cluidos los lentes de cristales exageradamente sente en que son exhibidos, pero aún ahí los grandes de las mujeres) que se interponen tiempos son otros, como los fantasmas de i entre el espectador y el pobre hombre de La La boda. Es que, para Wajda, esas contra'- | caza de moscas, como símbolo de la socie­ dicciones son urta manifestación de libertad i dad de consumo, de las apariencias ficticias. creadora, en estilo y en el contenido que i El progreso en la utilización de ese tipo de propone a través de esas formas. Es la dife- i referencias visuales, entre los primeros films rencia que existe entre el artista y el artesa- | EL HOMBRE DE MARMOL del director y sus películas más recientes, no, entre el creador y el mero narrador de 1 La estatua como símbolo consiste en que al comienzo esas imágenes historias. + M. Martínez Carril. < 22