1 EL «CATALAN »

Na sido definido como el más original de los trenes del ezigente Club T. E. E. ().

.) «(,atalan Talgo», estacionado en Port-Bou, y a punto de abandonar territorio español camino dfe Francia y Suiza.

._ `. ^..,^^ --^^ ° ^ , - Ginebra, punto de término del K^atalán Talgo». La 1'.are ^ie Cornavin El íago ginebrino, sobr: el fondo de las alturas alpinas, lanza al aire aparece a la derecha de la imagen. su famoso «chorro ;de aguau, llamado por los anglosajones «la fuente».

30 STO parece un hervidero» ha sido En la imagen inferior, la catedral de Ginebra, al fondo. lo primero que oímos al entrar en la estación Térmíno de Barce- lona, más conocida por estación de Francia. Y al pasar la barre- ra que separa el amplio vestíbu- lo de los andenes hemos obser- vado que no le faltaba razón al autor de la expresión. Un mundo variopinto se ofrece a nuestros ojos. Niños, excursionistas, jó- venes parejas, familias completas. Todo un mundo de personajes cambiantes y en con- tinuo movimiento transforma el color gri- sáceo de la estación. EI coche ^restaurante del «CataUán Ta^lgo» ^stá dispuesto y decarado de tal ananera que todo contribuye a crear una atmósfera ^ex^traord'maria- mente co nfortable.

Y en el andén, sobresaliente y Ilamando Antes de ponerse el tren en movimiento ya -^Esperaremos mucho? la atención poderosamente, el «Catalán Tal- estaban correteando y saltando por el co- EI interventor le indica amablemente que go», que dentro de unos minutos nos trans- che. Ahora se han situado al lado de una el «Catalán Talgo= Ileva un sistema de rue- portará, en un ambiente de comodidad, ve- joven pareja de extranjeros que, vestidos in- das que permite el cambio de ancho de vía iocidad y silencio, a Ginebra, al mundo de formalmente, vienen junto a nosotros. Los español al ancho francés sin necesidad de los negocios y los banqueros; a la fantasía, han observado con sus grandes ojos los pe- abandonar el tren y sin que éste detenga en fin, de los relojes y a la solemnidad del queños, un tanto sorprendidos por tan Ila- su marcha. «Lo único que hace es reducir paisaje en donde las montañas se embe- mativas y poco convencionales vestimentas. la velocidad, ya que en estos momentos está ^en del azul del cielo alpino. más chocantes aún sobre el fondo discreto verificándose el cambio•, agrega el revisor. «Este es el asiento... Muchas gracias, se- de la decoración interior del coche. AI decir esto último vemos cómo algunos ñor». ,^Are you Spaniard?», dicen casi al uníso- pasajeros pegan materialmente su cara a ^! cambio, desde el exterior, es notable. no el joven, la joven y el padre de los pe- los cristales de las ventanas, como ávidos ^^el calor húmedo y agobiante de la ciudad queños. Y la confusión ha servido para que de descubrir el ingenioso mecanismo que r^ortuaria e industrial hemos pasado al fres- este último inicie un diálogo en lengua in- posibilita el milagro del cambio. Pero no hay cor del aire acondicíonado. Del suelo de la glesa, con un ruego de disculpas por el com- que ver; no es nada aparatoso y sí, por el estación, al cámodo caminar sobre la mue- portamiento de los chiquillos. contrario, eficaz, rápido y sin estrépito. !le moqueta. ^e algún modo nos hallamos En nuestra situación de espectadores nos en un tren diferente, en un tren con atmós- hemos enterado de que la pareja joven es FRANCIA: ES HORA DE COMfR fera, con personalidad propia. Un tren con de Sudáfrica y que se dirige a Alemania, nombre propio: «Catalán Talgo». aunque piense pasar cuatro o cinco días en Hemos atravesado la frontera sin apenas La música ambiental, el confort de los Suiza. Por otra parte, el matrimonio español darnos cuenta. Francia nos abre sus brazos. asientos y!a armonia de este tren Barcelo- con los niños salen al país helvético con la pero también nos los abre el apetito. AI poco na-Ginebra (por Cerbére, , Avig- invitación de un matrimonio de allá, amigos rato de correr velozmente por tierras de non y Grenobie) constituyen ia mejor bien- y amantes de España. Francia, ya con personal ferroviario galo, venida que RENFE puede dar a sus usuarios. La conversación se ha roto cuando, a la aparece en nuestro coche un camarero para A través de la ventana -preparados ya para salida de Gerona, los agentes del tren han preguntar si deseamos comer. Una contes- la aartida- vemos rostros nostálgicos, tris- entregado las hojas para la declaración de tación afirmativa por nuestra parte tiene tes, cargados de recuerdos y añoranzas... divisas ante los funcionarios de la Aduana pronta respuesta del camarero: «Segundo Vacaciones, negocios e idilios quedan en la francesa, y han solicitado las documentacio- turno, señor•. estación, mientras en el tren crece fantás- nes de los pasajeros. Segundo turno. Tendremos que esperar, ticamente 1a ilusión de iniciar algo nuevo y Hasta Ilegar a Port-Bou, un paseo a lo pues, no sin cierta envidia, el momento del diferente. largo del tren nos ha permitido apreciar la yantar. EI matrimonio con niños también es- AI fin, el tren se pone en marcha, mien- variedad de gentes que utilizan el «Catalán pera pacientemente su turno, aunque los ni- tras suenan, bajo la bóveda de la estación, Talgo». Extranjeros, hombres que diríamos ños dan muestras de no querer aceptar la !as últimas recomendaciones: «No te olvi- de negocios, matrimonios maduros, alguna disciplina del servicio de restaurante... A óes de escribir», <,Dona records a la tieta». que otra pareja de corta experiencia matri- estas alturas ya se han hecho buenos ami- Y mientras, en el interior, se oye una voz monial y niños, que miran incesantemente gos de la pareja extranjera, y el mayor, cha- agradable que anuncia el trayecto que ha- a través de los amplios ventanales del tren, purreando un inglés escolar, consigue hacer- bremos de seguir y nos desea un feliz via- componen el diverso pasaje. iAh!, nos olvi- se entender, en tanto que el más pequeño ie, por más que la señora acomodada delan- dábamos: y una señora mayor, elegantemen- atiende un tanto sorprendido a cuanto habla te de nosotros oculte su rostro contra la te vestida, que viaja, nada más y nada me- su hermano. ventana para disimular unas lágrimas; el nos, que con su «dama de compañía=, una La señora que se sienta delante de nos- ilanto de las despedidas. cocinera y un perrito pekinés. otros ha trocado sus lágrimas de la salida EI tren ha reducido la velocidad a unos de por la jovialidad. Sonriendo I'M SORRY 15 kilómetros por hora según nuestro cálcu- nos pide una revista para entretener el tíem- lo. EI interventor realiza su trabajo cuando po. Por nuestra parte, la lectura acaba fati- Son las once de la mañana cuando en el un viajero, con la cabeza erguida y un tanto gándonos, y tras ajustar el confortabilísimo coche que ocupamos el hielo del mutismo nervioso, le habla: asiento nos ponemos a contemplar el pai- comienza a romperse. Ese deshielo lo em- -Oiga, por favor, ^estamos ya en la fron- saje de la dulce Francia. Pasa , la prende un matrimonio que viaja con un par tera? ciudad pontificia del Cisma de Occidente, de niños de entre unos tres y cinco años. -Así es, señor. y apenas notándolo nos deslizamos hacia el punto de término de nuestro viaje. otra ciu- Es Bellegarde. EI reloj marca las 18,56 dad en tiempos levítica y escenario de en- cuando salimos de la última estación. Próxi- conadas luchas religiosas: Ginebra. ALGUNOS DATOS ma parada, Ginebra, Géneve. En el interior del tren, los preparativos de rigor: se reco- gen revistas, tabaco, y retornan a su dueño LA SIESTA DEL •^CATALAN TALGO» DEL «CATALAN TALGO» las cosas prestadas al conviajero para ha- EI «Catalán Talgo» establece por pri- cerle más grata la travesía. AI desperezarse Camilo J. Cela lo pasaría trancamente mera vez el recorrido Barcelona-Ginebra nadie nota la comodidad del tren: es más. bien en el •Catalán Talgo•, porque aquí se el 1 de junio de 1969. EI tiempo que uti- diríamos que no se percató de ella durante puede practicar muy bien el •yoga ibérico^, liza en recorrer los 864 kilómetros es de el viaje, precisamente por lo unida que va o sea, la síesta. Comienzan a pasar a nues- 9 h. 50'. En la actualidad realiza el mis- al ambiente, al color, a los sillones y a los tro lado personas sonrientes, dicharacheras mo recorrido con una reducción sobre el y, cómo no, un poco estrepitosas en el ha- tiempo inicial que sobrepasa los veinte luminosos ventanales. Y, sin embargo, ha blar. Ahora es fácil deducir que el restau- minutos sido omnipresente durante el trayecto en- tero, y la mejor prueba de ello se vislumbra rante ha concluido el prímer turno de co- Desde su puesta en funcionamiento ha en el ánimo de los pasajeros. No sólo es midas y que en breve lograremos animar transportado más de un millón de pasa- la alegría de Ilegar felizmente a Suiza. sino nuestros aburridos estómagos. La espera es jeros, y su incremento años tras año cons- también la satisfacción de acabar descansa- corta, sin embargo, y junto con los niños, tituye el aval de calidad que define al «Ca- do, feliz, tras haber vivido unas horas en el matrimonio australiano y dos chicas jó- talán Talgo» como el más original de los el tren, en el que, a buen seguro, hemos venes- que no han parado de charlar y de trenes pertenecientes al exigente club TEE hecho más de un amigo. En unas horas el comentar desde Barcelona las excelencias -Trans Europ Ezpress- y el primer tren paisaje ha cambiado radicalmente. Nuestros del viaje- nos trasladamos al salón restau- español que fue admitido en el selecto acompañantes, tambíén. EI viaje toca a su rante. círculo donde las siglas TEE son sinóni- fin. Los niños dan un beso a la pareja ex- No sabemos qué hacer: si contemplar la mo de velocidad, calidad y lujo. belleza del paisaje que corre paralelo a nos- tranjera que les ha ayudado a hacer un viaje otros o saborear la comida franco-española Las características que presenta el «Ca- tan agradable. Como magnetizados por la talán Talgo» son que se nos sirve. Ha habido suerte al co- transparencia de los cristales, buscan mu- rrespondernos el segundo turno, porque aho- chos pasajeros, en los andenes de la esta- • CAMB10 DE ANCHO DE VIA.-EI ción de la Place Corvain, un rostro conoci- cambio de ancho español de vía al ancho do, una mano que saluda con el calor de francés se efectúa en la frontera automá- quien ha soportado la tensión de todas las ticamente, sin la menor molestia para los esperas. Ya no anda el tren, que, suavemen- viajeros y con el tren en marcha. EI in- te, se ha tendido en la vía número tantos, vento se debe a don Anget Torán, quien andén cuantos hizo en los Talleres Talgo de Aravaca, en Unos trámites en la aduana y ya podemos noviembre de 1967, la presentación ofi- decir con entera libertad que nos pisamos cial con el tren propio experimental de Ginebra, por tantos conceptos una de las rodadura desplazable. EI invento ha obte- nido numerosos premios por sus condi- capitales del mundo. La cuna de la reforma religiosa de Calvino, donde el sabio arago- ciones de originalidad, seguridad y eco- nés Miguel Servet (siglo XVI), descubridor nomía. de la circulación de la sangre, perseguido • COMODIDAD.-Asientos reclinables y como heterodoxo por otros heterodoxos de orientables, amplias ventanas que redu- la fe, murió en la hoguera tras uno de los cen ,los efectos catoríficos y la excesiva procesos más famosos de la Historia. La intensidad lumínica, aire acondicionado atareada y a la vez meditabunda patria de con regulación automática y manual..., Juan Jacobo Rousseau, uno de los grandes etcétera. -quizá sin él pretenderlo- reformadores de la civilizacíón europea. EI que de alguna • VELOCIDAD.-Se ha fijado en 160 ki- manera sentó las bases de los futuros siste- El tren para en la estación francesa de Per- lómetros/hora, aunque puede alcanzar los mas democrátricos occidentales, con sus pignan. 180 km/h. Su velocidad comercial, en la disquisiciones en torno a las esencias de la actualidad, es de 90,5 km/h. Esta veloci- libertad, pues Ginebra fue siempre un ejem ra podemos pasar un buen rato en el res- dad comercial -con el cambio de itine- plo, casi un laboratorio, de tormas de go- tau'rante, libres de cualquier otra preocupa- rario por y de horario- se elevará bierno. La patria universal de la Socíedad ción. Pero el sopor empieza a dominar a los a 95,5 km/h. a partir del 28 de septiem- de Naciones y cuna de la Cruz Roja Interna- pocos que quedamos matando la sobremesa bre próximo. cional, gracias a los impulsos del ginebrino Dunant. iGinebra, lagar en el que con una copa entre las manos. Paulatina- Henri mente, el salón vuelve a estar desierto. Er • SERVICIOS.-Dispone de dos mecáni- se fermentaron y fermentan tantas empre- ese momento aprovechamos nosotros para cos de Talgo para la parte técnica del sas de envPrgadura internacional! dar un paseíto por el tren. tren; interventor español para el recorri- Vemos allá arriba las cumbres nevadas Los viajeros ahora, en su inmensa mayo- do RENFE y francés para el recorrido del Mont Blanc, y aquí abajo, frente a nos- ría, aparecen callados, cuando no adormeci- SNCF; un cocinero, pinche, jefe de come- otros, el lago que, sobrado de bellezas, las dos. Se respeta el silencio incluso los ni- dor y dos camareras para atender el res- derrama por el Ródano. Ginebra es como ños, antes tan bullangueros, participan de taurante-bar. una versión ideal de Barcelona al otro ex- esta siesta colectiva. Sólo el tren sigue des- EI «Catalán Talgo» tiene parada en dos tremo la caminata del ^Catalán Talgon. Cui- pierto, continúa devorando kilómetros por estaciones españolas: Gerona y Port-Bou; dada y minuciosamente conservada en sus territorio francés. Y ya debemos de estar trece francesas, entre las que destacamos parques y sus monumentos, civiles y teocrá- atravesando , a unos 140 km/h. Perpignan, Narbonne, Avignón, Grenoble y ticos, nos dice muchas historias registradas Chambery, y una suiza nada más entrar con escrupulosa puntualidad en los relojes en el país: Ginebra. suizos, en un país adelantado de la crono- EL CAMBIO En Avignón enlaza con el tren «Ligu- metría. ` re», que se dirige a Milán. Muy cerca de nosotros, viajeros desde la Chambery, Aix-les-Bains, Culoz... Las con- La composición del tren es articulada ribera mediterránea, se alzó, para caer en versaciones se animan de nuevo. Todo el y cuenta con trece coches de viajeros, un prieta cascada sobre el lago ginebrino. la mundo parece sentir deseos de comunicar- coche-restaurante, un coche-cafetería y famosa y espectacular fuente (una columna se con el vecino. Y la sed comienza a hacer dos furgones auxiliares. En invierno se de agua que se eleva a 130 metros) . Parece mella en muchas gargantas. De buen grado reduce el número de cvches de viajeros, brotar sólo por nosotros y saludarnos como se toma uno una cerveza. EI coche-bar re- que quedan en nueve o die^. un jubiloso pañuelo. Diríase que está ahí cupera el ambiente jovial de antes. Todo in- solo para recibir al «Catalán Talgo^>. n MA- dica que el término del viaje está cerca. RIANO PALACIN.