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ABSTRACT CULTURAL MEMORY IN ELENA PONIATOWSKA’S TINISIMA By Ela Molina Morelock Elena Poniatowska, a clear example of the diversity of the Mexican people in particular, and of the human race in general, comes from a mix of Polish, French, American, and Mexican ancestry. Despite her family origins, of European aristocracy and the highest social class in the deeply stratified Mexican society, through her work, she has become the memory of several hidden social movements, and forgotten people. As a journalist and writer, Poniatowska has become a voice for those people without a voice: repressed students, Indians, workers, political dissidents, and women in general. One particular woman, Tina Modotti (1896-1942) is the heroine of the novel Tinísima, a blend of biography and fiction. Tina Modotti, like Elena Poniatowska, was a woman preoccupied with art and social justice. Poniatowska's work depicts the emotional and intellectual struggles of Tina Modotti, as well as the abandonment of her artistic motivation, because of her political and social activism. Poniatowska joins fiction and reality by creating art. During the process of 10 years of research, interviews, and traveling, Poniatowska has effectively recovered part of the forgotten history of the United States, Mexico, Russia, and Spain, for the periods of the 1920’s, 1930’s and the early 1940’s, through the life and eyes of the Italian-American Tina Modotti. This thesis analyzes the responsibility we have towards recuperating the historical past, the impact of past wounds on the present, and the importance of remembering the forgotten voices of the dead who made that part of History. CULTURAL MEMORY IN ELENA PONIATOWSKA’S TINISIMA

A Thesis

Submitted to the Faculty of Miami University in partial fulfillment of the requirements for the degree of Master of Arts Department of Spanish and Portuguese by Ela Molina Morelock Miami University Oxford, Ohio 2004 Advisor: ______Raúl Ianes, Ph. D. Reader: ______Lola Bollo-Panadero, Ph. D. Reader: ______Ramón Layera, Ph. D.

Tabla de contenido

Índice de ilustraciones: iii

Capítulo uno: Introducción 1

Capítulo dos: La memoria personal como antídoto contra el olvido oficial 7

2.1. La revolución soviética de 1917 9

2.2. Los locos veinte y la “new woman” 16

2.3. El anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos: 1920-1930 20

2.4 El México de los años veinte 25

2.5. La guerra civil española 36

Capítulo tres: Memoria, identidad y nacionalismo 46

Capítulo cuatro: La producción del texto como significante de memoria cultural 53

Conclusión 61

Obras citadas 66

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Índice de ilustraciones

Fig. 1 Soldadera. 23 Nov. 2004 . Fig. 2 Edward Weston. Tina en la ventana de la casa de Tacubaya. The Mexican Years. 7 México, 1923-1926. 26 Oct. 2004. http://www.photographers.it/articoli//foto1/ modotti/TINAALBA.jpg/>. Fig. 3 Lenin zu Rekruten der Roten Armee. 20 May 1920. Krischn. Vulture-bookz.de. 10 2003. 16 Oct. 2004 . Fig. 4 Tina Modotti en Hollywood. The Tiger’s Coat. Dir. Roy Clemens. Perf. Tina 17 Modotti et al. 1920. Wolf: Periodico di comunicazione, filosofia, politica. 17 Oct. 2004 . Fig. 5 Emma Goldman. The Federal Observer: A Voice of Truth for America. Great 21 American Speeches. . Fig. 6 Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Marxists Internet Archive. 2 Oct., 2004 23 . Fig. 7 La fuente de la Alameda. Corey Donovan. View of Parque Alameda, Mexico 29 City. 2 Oct. 2004 . Fig. 8 Tina Modotti en Tacubaya. Edward Weston. The Mexican Years 20 de agosto de 33 1923. 19 Oct. 2004 . Fig. 9 Milicianos en Barbastro. La guerra civil en Barbastro. Marzo 2000. 17 Oct. 2004. 36 . Fig. 10 Abe Osheroff. Lincoln Brigade: Civil War Spain. 1938. Abe Osheroff. 17 Oct. 38 2004 . Fig. 11 Pablo Picasso. Guernica. Paris. May-June 1937. Museum of Modern Art. New 43 York. 2 October 2004 .

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Fig. 12 Tina Modotti. 17 Oct. 2004 . Fig. 13 Edward Weston. Tina Modotti. The Mexican Years. México, 1923-1926. 2 Oct. 53 2004 . Fig. 14 José Saramago, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais y el Subcomandante 65 Marcos, del EZLN. Villa Olímpica, México. 13 Mzo. 2001. Portada del periódico La Jornada. 23 Nov 2004, .

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DEDICATION

I dedicate this Thesis to: My parents: Rodrigo y Margarita My husband: Philip My children: Sofía, Erick and Gabriel My grandchild: Andy Ulises Sherry Corbett (RIP), great friend and boss. For your support, and love, thank you.

Dedico esta tesis a mis padres: Rodrigo y Margarita A mi esposo: Philip A mis hijos: Sofía, Erick y Gabriel A mi nieto: Andy Ulises A Sherry Corbett (RIP), gran amiga y jefa. Gracias a todos los que me apoyaron con su comprensión y solidaridad. Por su paciencia y amor, un millón de gracias.

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ACKNOWLEDGMENTS It has been a great pleasure to work, and practically live, during two years with the faculty, staff, and students of Miami University. All of my professors have given me the freedom, understanding, and support to pursue my interests, while, at the same time; they gave me the necessary advice to improve my knowledge. I want to thank all the people in the Department of Spanish and Portuguese, without forgetting Ken Adams, so valuable and helpful. To my director, Professor Raúl Ianes, thank you for your kind and always-elegant way to share your knowledge, and wide culture. To my readers, Professors Ramón Layera and Lola Bollo-Panadero, Thank you for your wise advice, patience and support. To Dr. Charles Ganelin, Chair of the Department, for being always there, for being an inquiring and challenging educator. To Dr. Nuria López-Ortega and her passion for life, dance and teaching. To Dr. Patricia Klingenberg, whose feminism made me revaluate my opinions about the feminist movement. To Dr. Ken Wireback, whose invaluable knowledge in Linguistics opened a new and interesting window to my own Hispanic culture. To Dr. José Domínguez, whose passion for film is beneficially contagious. To Dr. Michael Ferreira, and his always pleasant and warm smile. To my colleague students, particularly Kelly Noe, who was with me since my very first day at Miami University.

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Capítulo uno Introducción Elena Poniatowska, como muchos otros intelectuales, ha asumido el papel de defensora de múltiples causas. Entre otras tareas, ha prestado su voz y su pluma a diferentes grupos sociales, marginados, oprimidos u olvidados, desde las ventajas y los contactos que le brinda su posición social privilegiada.1

Fig. 1 Soldadera, “Más corridos”, Red escolar, Instituto latinoamericano de la comunicación educativa (ILCE), 23 Nov. 2004, . A través de Poniatowska han podido hacerse escuchar los estudiantes, trabajadores y amas de casa que sufrieron la masacre del 2 de octubre de 1968 en La noche de Tlatelolco. Las “adelitas o soldaderas”, mujeres que fueron actoras importantes, pero olvidadas, en la Revolución

1 En entrevista con Walescka Pino-Ojeda, Elena Poniatowska explica cómo, a través de la convivencia con su nana y con las muchachas que ayudaban a los quehaceres domésticos en su casa, a la edad de nueve años empezó a aprender el español que ellas hablaban, así como a interesarse por sus problemas y sus vidas. Más adelante decidió que ella tenía que darle sentido a su vida, hacer algo por los demás, especialmente por los pobres y los marginados. Sobre castas y puentes: Conversaciones con Elena Poniatowska, Rosario Ferré y Diamela Eltit (7)

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Mexicana, son reconocidas a través de Jesusa Palancares en Hasta no verte Jesús mío. Los damnificados del terremoto del 19 de septiembre de 1985, son finalmente escuchados en Nada, nadie: las voces del temblor. Los sobrevivientes de las guerrillas y los familiares de los desaparecidos durante la guerra sucia de las décadas de los setenta y los ochenta son recordados en Fuerte es el silencio. El movimiento indígena zapatista, que se dio a conocer al mundo el 1º de enero de 1994, ha recibido también el apoyo de la pluma y la energía de esta escritora en Voces de la selva y EZLN: documentos y comunicados. Tinísima, la novela que es el objeto central de esta tesis, fue publicada por primera vez en México, en 1992. Narra la vida de Tina Modotti (1896-1942), fotógrafa italiana que en 1913 emigra a los Estados Unidos y posteriormente vive procesos que influirían en la geopolítica mundial, como fueron la construcción de la Unión Soviética, la segunda guerra mundial, la guerra civil española y la institucionalización de la revolución mexicana. Para la elaboración de Tinísima, Poniatowska invirtió diez años de investigación, sobre los cuales afirma la autora: “Tina Modotti pasó a formar parte de mi vida familiar [...] Siempre con ella a cuestas viajé, leí, estudié, comí y atribulé a los demás” (661). Poniatowska no es una escritora imparcial, por decisión propia ha decidido prestar su voz y su pluma a los que no las tienen. En entrevista con Cynthia Steele, Poniatowska menciona que recibía consejos de otros escritores, como Carlos Monsiváis, en el sentido de no involucrarse, no establecer relaciones con los protagonistas de sus obras testimoniales: “¿Para qué estableces relaciones personales? Tú escribe y se acabó” (104-5). Pero ella: “No podía sólo escribir, sino que iba por la silla de ruedas, por la cama, a la despensa por el arroz para que tuvieran qué comer” (104-5). Poniatowska se ha involucrado con sus protagonistas, a su lado ha marchado y protestado en contra de las injusticias y la represión. Ha firmado comunicados, manifiestos, protestas, y ha viajado a la selva chiapaneca para trabajar con los zapatistas. Este contacto cercano con las injusticias, con los oprimidos y silenciados, la han puesto en contacto con las izquierdas de México y del mundo, dándole la oportunidad de observar el desarrollo de los diferentes grupos y partidos políticos, sin que hasta la fecha se haya afiliado oficialmente a ninguno de ellos. Elena Poniatowska y Tina Modotti, ambas mujeres, artistas, y luchadoras sociales coinciden, además, en haber vivido intensamente y con pasión sus vidas y su arte. El producto de

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la unión Elena-Tina, que cristaliza en Tinísima, parece no ser diferente. Es una obra intensa, apasionada y poco imparcial. La tesis a demostrar en este trabajo es que la novela Tinísima, se ubica en aquella literatura que ayuda a reconstruir la historia, a través de la recuperación de las voces de quienes no han sido incluidos por la historia oficial. Como instrumento cultural que recupera la memoria cultural popular, se incluye entre los artefactos que combaten lo que Terry Eagleton denomina: “The Politics of Amnesia” (After Theory 7). En otras palabras, que Tinísima colabora en la “recuperación de memorias colectivas y efectivas de acción política” (Eagleton After 7). Para demostrar lo anterior, se decidió recurrir al planteamiento de los Estudios Culturales, en lo que se refiere a memoria cultural, ya que como es sabido, existen múltiples corrientes al interior de los Estudios Culturales. Por sus características intrínsecas, por su origen y por su objeto de estudio, es difícil afirmar que los Estudios Culturales constituyan una “teoría”, acercándose más a lo que David Viñas Piquer denomina “una actividad intelectual que se emancipa de las disciplinas constituidas” (572). Stuart Hall, en el ensayo denominado “Cultural Studies and Its Theoretical Legacies” acepta que los estudios culturales tienen: “different theoretical positions [...] multiple discourses [...] many histories and legacies” (99) y manifiesta que uno de los aspectos que más le preocupan es la práctica del intelectual que Gramsci llamaba “orgánico”, es decir, la práctica que: “always thinks about its intervention in a world in which it would make some difference” (109). Por su parte, Simon During en The Cultural Studies Reader sugiere que, por razones teóricas y prácticas, es necesario pensar en los Estudios Culturales no como una disciplina tradicional, sino como: “A field within multidisciplinarity” (27). Por lo tanto, dentro de las multiples tendencias que existen en los Estudios Culturales, esta tesis se adhiere a la propuesta de “Engaged Cultural Studies [...] but because engaged cultural studies is expressly political [...] it accepts that studying culture is rarely value-free” (During, 27). De tal forma, este trabajo parte de cinco supuestos: 1) Que toda expresión cultural representa una ideología y una tendencia política, y que aquella ideología que sea la dominante en la sociedad, será la que ejerza el control de los medios masivos de comunicación, imponiéndose como cultura hegemónica.

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2) Que Tinísima, como expresión cultural, se encuentra entre aquellas que surgen: “from below” (During 25), que no representan la cultura hegemónica y que rescatan aquellas voces que han sido relegadas o marginadas por las historias oficiales. 3) Que rescatar las voces marginadas, contenidas en Tinísima, contribuye al propósito de recuperación de las memorias colectivas de acción política efectiva que están necesitando las izquierdas y los pueblos del mundo. 4) Que Tinísima trata de una mujer que vivió como emigrada o refugiada buena parte de su vida; que eleva también las voces de los miles de refugiados españoles, norteamericanos, italianos, y de otras nacionalidades, por los cuales es importante tomar en cuenta la propuesta de Homi Bhabha (193), en el sentido de cuestionar el estatus cultural, discriminatorio y anómalo que se ha asignado a los migrantes y refugiados, legales o ilegales. 5) Que Tinísima, por las características antes mencionadas, cabe, precisamente, en el objeto de análisis de los Estudios Culturales. Y, que para analizarla, como un objeto cultural, sobre todo relacionado con la memoria cultural, es necesario ubicarse desde la multidisciplinariedad que conceden los Estudios Culturales. Mieke Bal en la introducción de Acts of Memory: Cultural Recall in the Present menciona que el análisis cultural busca entender el pasado como parte del presente cultural y social, basándose en la memoria cultural, misma que puede ser entendida como un fenómeno cultural individual, o como un fenómeno cultural social (vi). La memoria cultural es un acto consciente, tiene un objetivo, que es recuperar algo que está en el pasado para convertirlo en presente. La memoria cultural es un proceso realizado permanentemente por los gobiernos, se practica en el momento de escribir la historia oficial de las respectivas naciones. En esta construcción obviamente se omiten episodios que no son convenientes. La memoria cultural, en esos casos, sirve al propósito de producción y reproducción de la ideología dominante (Marianne Hirsch 109). Por lo tanto, la memoria y el olvido caminan juntos. No hay olvido sin memoria y viceversa: “In one respect or another metaphors of forgetting are connected with metaphors of memory” …[ ]“Forgetting, to begin all over”(Harald Weinrich 4, 159). La memoria cultural no es algo que tenemos per se, es algo que se produce a nivel individual para ser socializado y, entonces, ser compartido como cultura: “Memory is, then, the

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mutually constitutive interaction between the past and the present, shared as culture but acted out by each of us as an individual” (Ernst van Alphen 37). En Tinísima las memorias personales de Tina son expuestas al público para convertirse en memorias colectivas y por tanto sociales y socializables. El proceso de recuperación de la memoria individual se convierte en una práctica crítica, pero en el momento que esta práctica es colectivizada, a través del texto, deja de ser individual, privada, para convertirse en una práctica crítica colectiva y social. Y es, en este sentido, que Tinísima constituye: “un asalto a la memoria de la historia [oficial]” (Sara Poot 400). Para mostrar cómo se desarrolla ese asalto a la memoria oficial y cumplir con los supuestos que me he trazado, dividí la obra en cinco partes. La primera, que es esta Introducción, inicia con la contextualización, suscinta, de la autora en México y del texto en cuestión. Posteriormente explico la tendencia de la crítica literaria en la que basaré mi análisis y conclusiones, así como las principales características de dicha corriente, y el porqué elegí los Estudios Culturales como la perspectiva más apropiada para aproximarme al texto. En la segunda parte se demuestra cómo, a partir de Tinísima, es posible recuperar las memorias individuales de quienes participaron como actores sociales en importantes eventos históricos de la primera mitad del siglo veinte. Tales como: la revolución rusa de 1917; los locos veinte y el despertar de la “mujer nueva”; el anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos; el México de los años veinte durante la institucionalización de la revolución; y por último: la guerra civil española. Todos estos eventos históricos son analizados desde la recuperación de la memoria del personaje: Tina Modotti, desde la perspectiva de una mujer que además de ser artista es una activista comprometida. Por lo tanto, se contemplan desde la visión de la izquierda afiliada a la Internacional Comunista, con sus fortalezas y sus debilidades. Esta recuperación de eventos históricos, donde la izquierda jugó un papel fundamental, muestra que es posible reconstruir memorias colectivas de acción política efectiva, a partir de artefactos culturales. Muestra también la necesidad de un acercamiento crítico a las experiencias, exitosas o fallidas de la izquierda internacional, ya que Tinísima brinda la riqueza de las experiencias de Tina en los varios países, que se mencionaron con anterioridad. En la tercera parte se realiza una aproximación al texto en busca de las vinculaciones y los opuestos binarios relacionados con la identidad, la memoria y el nacionalismo. Se rescatan en Tinísima los elementos que muestran la ruptura de las oposiciones binarias entre nacionalismo y

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cosmopolitismo; entre la parte fisiólogica y la parte mental en la conformación de la memoria; y entre verdad y ficción en la conformacición de la misma memoria. Tinísima es particularmente significativa para este ejercicio debido a que los protagonistas pertenecieron a los internacionalistas que en la primera mitad del siglo veinte se trasladaban de un país a otro en la búsqueda de una revolución internacional. Que creían que los pobres y oprimidos del mundo debían luchar, unidos, contra las clases hegemónicas del mundo. De manera aún más significativa, es necesario revisar aquellas motivaciones en un momento de la historia en la que el capital internacional es realmente global, mientras las izquierdas se encuentran divididas y atomizadas. En el cuarto capítulo se realiza una aproximación al texto en busca de los elementos del lenguaje que muestran la construcción del texto como un todo que incorpora al autor, al artefacto y al lector, en un conjunto que produce memoria cultural. De igual forma, se parte del supuesto que en todo artefacto cultural existen múltiples contenidos ideológicos, que no existen textos inocentes, autores imparciales, ni lectores huecos. Tinísima, al ser escrita por una mujer que está consciente y abiertamente comprometida con las causas de los que ella llama “los sin voz” emite un mensaje ideológico, que será recibido por los lectores. La diferencia en cuanto a la recepción dependerá del contenido ideológico y cultural de cada uno de los lectores. En este caso se recurre a la propuesta de Hall en el sentido de rescatar el concepto de “polisemia” y: “the dirtiness of the semiotic game [buscando] the something nasty down below” (Cultural 100). Precisamente fue la variedad de intereses en cuanto a la aproximación al texto, lo que me llevó a recurrir a los Estudios Culturales, ya que ofrece la amplitud de perspectiva y la multidisciplinariedad en el enfoque, necesarios para abarcar esta tarea. Además de que coincido en cuanto a la importancia de recuperar la cultura y las memorias provenientes de aquellos que por razón de género, origen racial o étnico, son marginados y relegados. Para terminar, en la última parte se exponen las conclusiones a las que llegué después del ejercicio de aproximación a Tinísima a través de la perspectiva de los Estudios Culturales. Valga esta tesis como un homenaje a todos aquellos que han dado sus vidas por un mundo mejor, más justo, más equitativo, más tolerante, más crítico y más incluyente.

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Capítulo dos La memoria2 personal como antídoto contra el olvido oficial. La literatura está hecha para que la protesta humana sobreviva al naufragio de los destinos individuales. Jean Paul Sartre, 1975. (cit. por Eduardo Grüner: 25)

Fig. 2. Tina en la ventana de la casa de Tacubaya, Edward Weston, The Mexican Years, (México 1923), 26 Oct. 2004 http://www.photographers.it/articoli/foto1/modotti/ TINAALBA.jpg/. En este capítulo se examina la manera en que Elena Poniatowska, a través de Tinísima, recupera importantes episodios del siglo veinte en México, España, los Estados Unidos y Rusia. Estos episodios pertenecen a la categoría de aquellos pasajes que han pretendido ser olvidados o minimizados por las historias oficiales de las naciones. En Tinísima se pueden escuchar las voces de miles de mujeres que, como Nieves Ayress, Dolores Ibárruri, y miles más, insisten en:

2 Para los efectos de este trabajo, el término memoria se entiende en dos de las acepciones que estipula el diccionario de la Real Academia Española: 1. Como: “facultad física por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” y 2. Como: “recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado.” En su segunda acepción es sinónimo de “recuerdo”. Memoria y recuerdo se usarán indistintamente. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. 22ª ed. 2001, 5 Oct. 2004, .

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Publicize [their] memories of past atrocities, not out of a desire for vengeance, but out of a commitment to liberating contemporary victims of injustice. [They] encourage[] other women to speak out …[ ] promoting freedom for a host of people who suffer now as [they] did then. (Temma Kaplan 16, 178-9) Tina Modotti tuvo el dudoso “privilegio” o la dudosa “bendición”, en el sentido en el que Eagleton (After Theory 7) usa el término “blessing”3 de haber sido testigo y partícipe de eventos que cambiaron la geopolítica del mundo occidental en la primera mitad del siglo XX. Tinísima recupera la revolución soviética; la segunda guerra mundial; la guerra civil española; la institucionalización de la revolución mexicana; y la persecución de que fueron objeto muchos inmigrantes anarquistas, principalmente italianos, producto de la política anticomunista de los Estados Unidos en los años veinte desde el punto de vista de Tina Modotti y personajes como Vittorio Vidali, Paul O’Higgins, Edward Weston, Laura Weiss, y una larga lista de entrevistados que ocupa las últimas páginas de la obra (661-3). Las vivencias de todos esos personajes son recuperadas por Poniatowska y expuestas4 en Tinísima, convirtiendo al texto en el hilo que conduce a Tina Modotti, a sus recuerdos, pensamientos, sentimientos, emociones y sensaciones. El lector tiene la posibilidad de compartir esos recuerdos privados e individuales de Tina, que al ser expuestos a través del texto, dejan de ser privados para convertirse en colectivos.

3 “It is no particular consolation to be able to recall the Holocaust, or to have lived through the Vietnam War.” Terry Eagleton, After Theory (New York: Perseus, 2003) 7.

4 En esta tesis se entiende la exposición en el sentido que la define Mieke Bal (Practice 4-5) “I tried to connect three meanings of the verb “to expose” […] making a public presentation; […] publicly demonstrating [and] the performing of those deeds that deserve to be made public.”

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2.1. La revolución soviética de 1917 Tinísima revive la importancia y el efecto internacional que tuvo la revolución rusa de 19175 en el mundo. Aquella parte del planeta que la recibió con un sentimiento de euforia y esperanza se puede percibir en la declaración de Tina al juez mexicano, Pino Cámara, el 12 de enero de 19296, con motivo del asesinato de Julio Antonio Mella, compañero de Tina: Sí, es comunista, sí, tiene su carnet desde 1927 y lloró de alegría al recibirlo, porque ser militante es lo que más anheló en su vida. Sí, a ella y al occiso los unían los mismos ideales, querían un cambio en el mundo. [...] Sí, le parece que la riqueza está injustamente repartida y debe quitárseles a los ricos para dársela a los pobres. Sí, la revolución rusa es admirable, nada tan importante ha sucedido sobre el planeta Tierra y los países tienen mucho que aprender de ella. (50-51) Este sentimiento era compartido por millones de oprimidos en el mundo, que veían a la Unión Soviética como la esperanza. Con Tina y como ella, millones en México y el mundo, en diferentes lenguas, coreaban las consignas que expresaban las aspiraciones de las grandes masas de desposeídos: “Todo el poder a los sóviets, toda la tierra para los campesinos. Hay que abolir la propiedad privada”. Inflamada de buenos sentimientos, Tina empezó a creer que no había cielo que valiera si no lo hendían miles de puños en alto; el mundo sería de los oprimidos, no de los opresores. ¡Qué orgullo que México fuera el primer país del mundo en reconocer a la URSS! (187) La recuperación de este tipo de memorias, de acuerdo con Michaela Grobbel, se diferencia del Vergangenheitsbewältigung, es decir, del proceso historiográfico en: “to grips with the past per se”, ya que el impacto se da en función del presente: “the presentness of memory” (2). En otras palabras, hace posible retransitar en el “hoy” el desarrollo en el pasado del socialismo real en la URSS, desde la primera etapa, a través de la euforia vivida en el mundo, hasta las

5 El 1º de enero de 1919, en Nueva York, John Reed escribía: “Aún está de moda [...] hablar de la revolución bolchevique como de una “aventura”. Pues bien, si es necesario hablar de aventura,ésta fue una de las más maravillosas en que se ha empeñado la humanidad, la que abrió a las masas laboriosas el terreno de la historia e hizo depender todo,en adelante, de sus vastas y naturales aspiraciones” (11).

6 Poniatowska reproduce las declaraciones ante el Ministerio Público que aparecieron en los periódicos Excélsior y El Universal de la época (Tinísima 661).

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decisiones políticas represivas de Stalin, conocidas por muchos pero denunciadas oficialmente por Nikita Kruschev en 1956 (Ashplant 13). Después de la muerte de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), las decisiones dictatoriales de Joseph Vissarionovich Djugashvili (Stalin 1879-1953), hicieron que se perdiera de vista el significado original de la revolución soviética. En la actualidad sólo se recuerdan esas decisiones dictatoriales. En este sentido, como menciona Eagleton, cuando el capitalismo es más: “powerful and predatory than ever” (After 10), en una trágica ironía, el socialismo pareciera ser menos posible, y esto se debe en buena medida a la tendencia a olvidar el pasado. El problema es que las izquierdas cometen la misma falta, olvidan que el socialismo: “[...] belongs to the capitalist epoch as much as does the stock exchange …[ ]” ( Nationalism 26). Si aún existen clases sociales, la propuesta del socialismo continúa vigente.

Fig. 3. Lenin zu Rekruten der Roten Armee, (20 May 1920) Krischn. Vulture-bookz.de, 2003, 16 Oct. 2004 .

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El antídoto contra este olvido general consiste, precisamente, en reconstruir la memoria colectiva y hacer una revisión crítica de las experiencias fallidas y exitosas de las izquierdas a nivel internacional, con el fin de recuperar la esperanza en la posibilidad de un mundo más justo para todos. La voz narrativa, a través de la mirada de Tina, contagia al lector la emoción, el asombro, la esperanza y la admiración de los primeros años de la construcción de la URSS, cuando los logros son más visibles, sobre todo al contrastarlos con la legendaria pobreza anterior de los campesinos y obreros rusos. Poniatowska presenta magistralmente la mirada orgullosa con la que Tina observa, en 1931, los triunfos y los avances económicos en la URSS: Tina ve con orgullo a presidentes de bancos, capitalistas e individualistas convencidos sorprenderse ante las calles pavimentadas, los árboles sembrados, las casas recién construidas, las guarderías, los jardines de niños. Tina escucha sus exclamaciones y la invade la adoración colectiva por José Stalin. No cabe duda, éste es un gran país, un país dotado de un alma y un ideal, lleno de jóvenes esperanzados. (355) Con un gran sentido del humor, a través de las memorias de Tina, es posible participar en el manejo de la propaganda como respuesta a las carencias: Durante la colectivización, los kulaks, campesinos ricos, sacrificaron centenares de miles de cabezas de ganado. [...] La carne se convirtió en recuerdo. En todo el país, el radio y la prensa recomendaban la carne de conejo. Se publicó un manual [ ] Sólo faltó un monumento al conejo. (351) Pero, así como se tiene el privilegio de participar en la alegría y la esperanza de la construcción del socialismo, Tinísima brinda al lector la posibilidad de observar los errores cometidos por la izquierda bolchevique. Posibilita revisar dichos errores con mirada crítica. La intención de la encargada del Socorro Rojo en Ogariova, Ulitza, de expulsar a un matrimonio de internacionalistas polacos porque: “se atrevieron a oponerse a su disposición” (353), es atajada por Vittorio Vidali, quien llama la atención de la encargada recordándole que: El espíritu del internacionalismo socialista era humanitario; la hostilidad burocrática no tenía cabida. [...] De inmediato la Lorenz fue a quejarse al Comité Central. Vittorio y Tina jamás sospecharon las consecuencias que tendría esta acusación. (353)

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Asimismo, frente a ese entusiasmo se perciben las contradicciones, entre ellas, las limitaciones a los artistas, que deben dedicar su arte a la revolución, a dejar de lado lo: “estetizante, el: “arte por el arte.” El artista debe perder su individualidad, “colectivizarse,” dejar a un lado la “vanidad.” Tina es criticada hasta por su forma de caminar. En el diálogo que sostienen Heinz Aldrecht, fotógrafo alemán, y Tina, se observan las fuertes críticas que sufre Tina por su “vanidad” (318-319): ALDRECHT. [...] Declaras que eres una fotógrafa al servicio del pueblo, que no pretendes hacer arte; pero hasta ahora no has demostrado vocación de servicio. El no trabajar en Alemania porque nada te motiva es una forma de vanidad. [...] Tú eres muy consciente de tu persona. ¡Mira nada más cómo caminas! TINA. Simplemente siento que no sirvo para el diarismo. [Quiero] Retratar lo que veo, con honestidad, sin trucos. [...] Retrato lo que veo; creo que he hecho denuncia, crítica social, documento humano. ALDRECHT. [...] no hay línea política en tus fotografías. Las fotos podrán ser lo que tú dices, pero tú, la que está detrás de la cámara ¿quién eres? Tú no te has definido. Utilizas la miseria, eso es todo; tu preocupación es estética. ¡Ah, la bella composición! [...] Hablo de tu manera de fotografiar; es estetizante. (318-319) Frente a la postura del “realismo socialista” de que el artista debía perder su individualidad, producir en función de las necesidades sociales, era lógico que Tina dejase la fotografía, pues para ella, la creación de un artista era: “the result of his state of mind and soul at the time of creation [...]” (Cartas de Tina Modotti a Edward Weston 52). Como Tina, el gran director de cine, Sergei Mikhailovich Eisenstein (1898-1948) es criticado. Einsenstein le cuenta a Tina como lo tachan hasta de: “cosmopolita” (357); uniéndose, él mismo, a la percepción negativa del cosmopolitismo. El humor y la alegría que Eisenstein mostraba en México han desaparecido, se encuentra muy deprimido. En México lo apreciaban por su buen humor y sus agudezas, ahora repite nervioso que el propósito de su vida: “dar a conocer los altos ideales de nuestra época, está siendo saboteado” (358). Tina acude a consolarlo, pero cuando sale de la casa de Eisenstein, acompañada del pintor norteamericano, posteriormente nacionalizado mexicano, Pablo (Paul) O’Higgins, es posible observar que la propia Tina ha

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asimilado el pensamiento soviético oficial, ya que considera a Eisenstein: “un poco decadente” (358). Tinísima plasma las contradicciones de la revolución rusa. Por una parte el milagroso desarrollo económico, la industrialización y el orgullo que esto provoca (358-359); por la otra parte, en lo relativo con la actividad cultural, la represión de quienes no optan por poner su arte al servicio del gobierno. Como menciona Viñas Piquer con relación a los formalistas rusos: Hacia 1924 empieza a ganar fuerza la oposición a los formalistas [...] porque postulaban un interés exclusivamente artístico [mientras sus detractores] exigían el compromiso del intelectual con el partido comunista. (358) Tina misma es absorbida por la mistificación de la figura de Stalin y sus decisiones políticas :“[ ] y ahora estoy orgullosa de vivir y servir a la revolución [...] y seguir al jefe más grande de todos los tiempos: José Stalin” (400). La “depuración” de los cuadros del partido y las purgas son firme y apasionadamente defendidas por Tina: “Es buena la depuración, [ ] las checas, las detenciones para liquidar a los hipócritas, enemigos del pueblo, delincuentes morales, degenerados de origen burgués...” (363). A pesar de la postura antirreligiosa del socialismo, la voz narrativa retrata los procesos de autocrítica semejantes a una confesión católica: “La gran sala se convierte en confesionario” (387). El inicio que Tina decide para empezar su autocrítica se asemeja, también, a las palabras con que se inicia una confesión: “Acúsome padre, que he pecado...”“Nadie más consciente que yo de mis errores” (393). La gran diferencia es que los pecados expuestos en el confesionario poseen la cualidad de ser un secreto, mientras los procesos de autocrítica y evaluación partidaria pueden ser grabados y utilizados para un juicio posterior, no semejante al del catolicismo, donde quien juzga es Dios; mientras que en los juicios partidarios juzgan los hombres. El proceso de evaluación autocrítica la lleva a la negación de sí misma: “[ ] quería cachetearse, otra vez su miserable “yo” (403); de su individualidad: “Hacía tiempo que creía haberlo erradicado; no hay “yo”, se repite, sólo “nosotros, la causa por encima de los propios deseos” (403); de su búsqueda: “No tengo más actividad que la que me ordenan en el partido...” (401); aplanándola, uniformándola, avergonzándose y condenándose a sí misma: “que perdió tanto tiempo” (355); a su: “decadencia”, a su cuerpo, a su aliento vital: “[ ] no le importa morir. Hace tiempo que se vive a sí misma con indiferencia” (409); y a su sexualidad: “¿Qué decirles a todos estos jueces, probablemente avaros de su cuerpo, de su vida?” (399).

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De esta manera, de la mano de Tina es posible recorrer las diferentes etapas en la construcción del socialismo en la URSS, desde la esperanza y la euforia iniciales hasta las atrocidades y las medidas dictatoriales de Stalin, que terminaron por subvertir el mismo socialismo que pretendían construir (Eagleton After 8). El convencimiento que tanto Tina, como muchos de los luchadores sociales de su época, tenían de la validez y justificación de las decisiones de Stalin, se vio sacudido el 23 de agosto de 1939, cuando los periódicos del mundo dieron la noticia acerca de la firma del tratado germano- soviético. Años después, Vittorio Vidali relataría a Poniatowska, durante una entrevista que duró diez días, que Tina estaba inconsolable, por más que Vidali trataba de animarla: Tina permanece todo el día pegada a la radio. Espera que la noticia sea rectificada. No prueba bocado. “Si como, vomito.” ¨[...] Si eso es cierto, prefiero morir. [...] Esto es una traición, la traición a todo por lo que luchamos. [...] ¿Y los muertos? ¿Y a los familiares de los muertos quién va a tranquilizarlos? Tú sabes cómo amo y admiro a la Unión Soviética, sabes cómo reverencio a Stalin; está bien todo lo que dices, Toio, pero alianza con Hitler ¡nunca! Vittorio intenta hacerla entrar en razón: [...] Analiza los acontecimientos con serenidad, ve la situación mundial...No podemos desacreditar a la Unión Soviética. Es lo único que tenemos. (595-6) Tina se postra. No entiende que “era la mejor solución”, “que la Unión Soviética no tenía otra”. [...] Tina va de decepción en decepción. (597) Esta recuperación de las memorias de algunos protagonistas de la construcción del socialismo, pueden ayudar al análisis de las experiencias triunfantes o fallidas de las izquierdas, reflexionar acerca de ellas y buscar la verdad, entendiendo la verdad como un acontecimiento relativo, que depende del punto de vista del que interpreta esa verdad: “[ ] lo único que solicitamos de usted es la verdad estricta” (402). Pero la verdad nunca es estricta, nunca es absoluta, la verdad es parcial, está influenciada y es influenciable: “¿Sabía que para Trotski la cuestión del sabotaje tenía mucha importancia?”(402). El camino para la búsqueda de la verdad atraviesa los terrenos de la memoria y el olvido, la construcción de la historia oficial de una nación requiere de un proceso de negociación acerca del significado de las memorias colectivas e individuales, de las historias públicas, de grupo y personales (Joanna Price 141).

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Alex Callinicos considera que: “The most important reason for studying the history of past struggles is that it can help to clarify what strategy we should pursue in the present” (136). Por lo tanto, la construcción de un proyecto por una sociedad más incluyente y justa, requiere la recuperación y el análisis de las memorias culturales, individuales y colectivas; así como de los triunfos y los fracasos de las izquierdas, a través de la historia, incluyendo, por supuesto, la experiencia que se mencionó en este apartado: la revolución soviética.

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2.2. Los locos veinte y la “new woman” La voz narrativa de Tinísima lleva al lector de la mano, vía los recuerdos de Tina, hacia otro momento importante en la construcción de la cultura contemporánea occidental: la crisis del Fin de Siècle, caracterizada por un sentimiento de frustración colectiva, que da pie a una reflexión crítica que cuestiona todos los valores morales, sociales y artísticos de la época. En la búsqueda de un remedio contra el spleen (tedio de vivir), muchos de estos artistas experimentan con las drogas y se sienten atraídos a todo aquello que promueva la más alta belleza y el máximo placer sensorial y sensual, rompiendo los esquemas sexuales y morales establecidos. Una de las obras canónicas de este movimiento, en la literatura, es El retrato de Dorian Gray, del escritor irlandés Óscar Wilde (1854-1900): Desde una esquina del diván, tapizado de telas persas, sobre el cual estaba tumbado fumando innumerables cigarrillos, [...] lord Henry Wotton divisaba …[ ] e l centelleo de las suaves flores color de miel de un ciso, cuyas ramas trémulas parecían no poder soportar el peso de tan magnífico esplendor; y de vez en vez las fantásticas sombras de los pájaros fugaces revoloteaban a través, de las largas cortinas de tussor, [...] produciendo como un momentáneo efecto japonés, haciéndole pensar en esos pintores de Tokio de caras de pálido jade, que por medio de un arte necesariamente inmóvil intentan expresar el sentido de la velocidad y del movimiento. (43) Elegí ese pasaje, en el segundo párrafo con que inicia la obra, porque contiene varias de las convenciones decadentistas: la atracción a lo “exótico” (lo oriental, japonés); el origen aristocrático del protagonista, quien además de portar el título de lord, no tiene que trabajar y puede tumbarse en un diván a admirar la belleza; la postura desmañada, propia del dandy que experimenta el aburrimiento, el tedio, el spleen y que lo único que atrae su atención es, precisamente lo bello y exótico. Tinísima, como en La máquina del tiempo de otro escritor inglés, H. G. Wells (1886- 1946), nos transporta al estudio de Tina y su esposo, Roubaix de L'Abrie Riche (Robo), concediéndole al lector la oportunidad de participar con la imaginación en las conversaciones de la bohemia de la época; de observar el ateísmo, el escepticismo, y el hedonismo de los intelectuales que se reunían a hacer gala de su cultura y originalidad: “todos los bohemios perseguían la originalidad” (397).

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A través de la mirada de Tina, es posible observar a John Cowper Powys escandalizando con sus afirmaciones abiertamente sexuales: “Yo me masturbo furiosamente, es mi primera práctica de salud mental” (119).

Fig. 4. Tina Modotti en Hollywood, The Tiger’s Coat, dir. Roy Clemens, perf. Tina Modotti, et al., 1920. Wolf: Periodico di comunicazione, filosofia, politica, 17 Oct. 2004 . Como parte del movimiento cultural del Fin de Siècle al que Tinísima transporta a los lectores, se encuentra el bildungsroman femenino. Mientras el bildungsroman masculino traza el aprendizaje moral e intelectual del héroe, así como su proceso de adquisición de una filosofía de la vida, en el bildungsroman femenino, la mujer suele despertar a las limitaciones agobiantes que la rodean e inicia una transformación en la que intenta alcanzar una independencia sexual y emocional. En los años 20 las mujeres suben el ruedo de las enaguas, se cortan el pelo, bailan, fuman, piensan, opinan, hacen el amor y trabajan. Tinísima muestra el ambiente que prevalecía en los círculos intelectuales de los años veinte en California, las prácticas espiritistas y el acercamiento a lo esotérico y a lo exótico, proveniente del oriente, mientras fumaban enfundados en kimonos (119). Tina, la persona, vive plenamente este despertar. La combinación de sus lecturas y el pensamiento anarquista italiano al que pertenecía su familia, proporcionan el marco perfecto para su integración al movimiento de “la mujer nueva”.

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Este concepto de la mujer nueva, surge en los círculos intelectuales alrededor de 1880, particularmente en Europa, aunque es importante mencionar que ya antes algunas mujeres habían empezado a cuestionarse los valores victorianos, las creencias y los estándares de comportamiento social. Harriet Mill, en 1851 publicó un ensayo a favor del sufragio femenino, reclamando plena ciudadanía política y legal para las mujeres inglesas (Isabel Durán 1). George Sand (1804-1876) es un ejemplo de esta mujer nueva que sufrió el desprecio social por sus posiciones como mujer independiente. Desafortunadamente, en la actualidad, su obra sigue siendo relegada, quedando sobre todo, los rumores y chismorreos de los escándalos que rodearon su vida. Sin embargo, es a partir de los años 80 decimononónicos que este movimiento por el despertar de las mujeres adquiere mayor fuerza. El tiempo en que Tina vivió, corresponde al proceso de divulgación de las “novelas del despertar”, cuya divulgación contribuyó a la formación de la “mujer nueva”. Aunque no es posible asegurar que Tina haya leído a Kate Chopin y su obra “The Awakening”, publicada en 1899, el texto permite arriesgar que Tina conocía el planteamiento liberador de “El despertar” femenino. La referencia que Tina hace, de forma irónica, a la obra de Mary Baker Eddy (121), permite suponer que no sólo hubiera leído a esta defensora de la moral cristiana, sino a quienes manifestaban intereses opuestos a dichos valores victorianos. Otro elemento que proporciona el viaje por la historia a que nos conduce Poniatowska, es observar las huellas textuales en la formación cultural de Tina y su grupo de amigos en el mundo intelectual de los veinte en Los Ángeles. A través de Tinísima pueden rastrearse las lecturas que llevaron a Tina, como a muchas de sus contemporáneas, a participar, de una u otra forma, en el pensamiento y la liberación de los años veinte, no sólo en los Estados Unidos o Europa, sino también entre los intelectuales de las grandes y más cosmopolitas capitales de América Latina. El conocimiento cultural del grupo que se reúne en el estudio de Tina y Robo es heterogéneo y representativo de la formación cultural de la época. Incluía obras como las de George Eliot (119), consideradas parte de la “gran tradición”, que hubiesen sido aprobadas por los leavisistas7, pero también incluía obras que los mismos leavisistas hubiesen censurado por no aportar al lector la sensibilidad y el balance moral que ellos perseguían.

7 Seguidores de los postulados de Frank Raymond Leavis (1895-1978), profesor de literatura en la Universidad de Cambridge, cuya obra principal: The Great Tradition (1948). Su propuesta era que la literatura ocupara los espacios que el debilitamiento de la fe y de la moral habían dejado vacíos: “In The Great Tradition (1948) Leavis carried out a more drastic winnowing of the fictional canon, nominating only Jane Austen, George Eliot, Henry James, Joseph

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Entre los autores que formaron a la generación intelectual a la que Tina pertenecía se cuentan, de acuerdo al recuento que permite hacer la información de Tinísima: Herman Melville, León Tolstoi, Federico Nietzsche, Fiodor Dostoievsky (119), Sigmund Freud, Ezra Pound, John Keats, Mary Shelley, Lord Byron, Edgar Allan Poe, Pierre Loti, Edmond Rostand, Henri de Toulouse-Lautrec (122), Oscar Wilde (129). A partir de ese recuento es posible notar la erudición y el cosmopolitismo del grupo de intelectuales que se reunían en el estudio de Tina y Robo. De esas lecturas, contactos bohemios y vivencias personales, aunados a la formación anarquista, parte la actitud de Tina ante la vida, su cuerpo y su sexualidad, claramente influenciada por las lecturas y el ambiente de decadentismo decimonónico en que había vivido en Los Ángeles. Muchos de los intelectuales que conformaban esos círculos bohemios de los años veinte en los Estados Unidos, también estaban preocupados por la política. En el siguiente apartado se recuperan las memorias de aquellos que fueron perseguidos por sus ideas políticas, recordando al lector que la represión es un fenónemo político que ha afectado a muchos sitemas políticos, que no fue un monopolio del socialismo real.

Conrad, and D. H. Lawrence as truly great practitioners for having promoted ‘awareness of the possibilities of life”." 23 Nov. 2004, .

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2.3. El anarquismo y la política anticomunista8 en los Estados Unidos: 1920-19309 Las decisiones políticas de los Estados Unidos tienen la cualidad de afectar a todo el planeta, Edward Said menciona que: “The world cannot long afford so heady a mixture of patriotism, relative solipsism, social authority, unchecked aggressiveness, and defensiveness toward others” (298). Aunque estas palabras fueron escritas a propósito de las relaciones de los Estados Unidos con el mundo árabe, es imposible no pensar en esa frase con relación a la América Latina y a los propios estadounidenses que durante el siglo veinte se opusieron a la política gubernamental. Es necesario recuperar las voces de los cientos de inmigrantes, principalmente italianos, acusados de participar en una gran conspiración comunista, misma que sirvió como plataforma para la expansión de poderes del FBI a cargo de John Edgar Hoover (1895-1972), quien entró a trabajar al Departamento de Justicia poco después de graduarse en Leyes, en 1917, convirtiéndose en su director en 1924 y permaneciendo en el cargo hasta su muerte en 1972. En 1919, el fiscal general, Alexander M. Palmer lo nombra su asistente especial y lo pone a cargo de la oficina de lucha anticomunista, su misión es organizar el arresto y deportación de todos los sospechosos de simpatizar con el comunismo. En los años siguientes Hoover recopiló información de alrededor de 450,000 personas sospechosas de tener ideas de izquierda10. Para el segundo aniversario de la Revolución Soviética, Hoover dirigió el arresto de diez mil personas sospechosas de simpatizar con el comunismo. Aunque tuvo que dejar libres a la mayoría, ahora tenía los datos de los cientos de abogados dispuestos a defenderlas, así que sus nombres fueron agregados a la ya de por sí larga lista. Con este caso, el primero a su cargo, Hoover se proyectó a lo que sería después su larga carrera como director del FBI. Hoover estaba convencido de que para lograr su cometido requería del apoyo de la opinión pública y así decidió crear:

8 En septiembre de 1978, en la ciudad de Washington, Octavio Paz escribía: “[..] Los Estados Unidos se enfrentan a enemigos muy poderosos pero el peligro mortal no está fuera sino dentro: no es Moscú sino esa mezcla de arrogancia y oportunismo, ceguera y maquiavelismo a corto plazo, volubilidad y terquedad, que ha caracterizado a su política exterior en los últimos años...” (“México y los Estados Unidos. Posiciones y contraposiciones. Pobreza y civilización” 353).

9 En esta tesis sólo se tratará la política anticomunista del decenio 1920-1930.

10 Para mayor información, véase: Spartacus Educational, John Edgar Hoover, 8 Oct. 2004 .

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A high profile case to help his campaign against subversives. He selected Emma Goldmann, as he had been particularly upset by her views on birth control, free love and religion. [She] had also been imprisoned for two years for opposing America’s involvement in the First World War. (Spartacus, 8 Oct. 2004 .)

Fig. 5. Emma Goldman, Federal Observer, Great American Speeches, 26 Oct. 2004 . Este periodo de la historia estadunidense es recuperado en Tinísima. Cuando Tina llega a los Estados Unidos, en 1913, los Modotti simpatizaban con los socialistas, los anarquistas y los sindicalistas norteamericanos que se oponían a la primera guerra mundial: Los Wobblies11 guiados por Big Bill Haywood, quien peleaba con puños y palabras, y los slackers que se negaban a entrar en el ejército. Tenían razón. Cualquiera que supiera lo que significaba la guerra se negaría. Ciento quince mil norteamericanos no regresarían en 1918. Nada más admirable que las voces de Max Eastman y de Emma Goldmann en el IWW. [...] Eugene Victor Debbs, trabajador ferrocarrilero hacía una campaña desde su celda de prisionero. [...] Earl

11 Wooblies: “Early in the 20th century, the Industrial Workers of the World, called the "Wobblies," organized thousands of immigrant and unskilled workers in the United States. The union eventually failed, but it helped shape the modern American labor movement.” Constitutional Rights Foundation. Spring 2001. 17 Oct. 2004, .

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Russell Browder [también protestaba] encarcelado por conspirar contra la draft law, la ley de reclutamiento. (128) El discurso de Emma Goldman (Kovno, Rusia, 1869 - Toronto, Canadá 1940) en Nueva York, en 1910, es particularmente ilustrativo del pensamiento de los slackers, hombres y mujeres que se opusieron decididamente a la participación de los Estados Unidos en la primera guerra mundial: What is patriotism? Is it love of one's birthplace, the place of childhood's recollections and hopes, dreams and aspirations? …[ ] Patriotism is a poison for the minds of free men. …[ ] Patriotism assumes that our globe is divided into little spots […] Those who have had the fortune of being born on some particular spot consider themselves nobler, better, grander, more intelligent than those living beings inhabiting any other spot. It is, therefore, the duty of everyone living on that chosen spot to fight, kill and die in the attempt to impose his superiority upon all the others. […] Thinking men and women the world over are beginning to realize that patriotism is too narrow and limited a conception to meet the necessities. [That there is] greater harmony of interests between the workingman of America and his brothers abroad than between the American miner and his exploiting compatriot; a solidarity which fears not foreign invasion, because it is bringing all the workers to the point when they will say to their masters, "Go and do your own killing. We have done it long enough for you." 26 Oct 2004 . Emma Goldman fue deportada a Rusia en 1919. En 1921 emigra a Inglaterra, insatisfecha con la Unión Soviética. En 1936 participó en la guerra civil de España y murió en 1940 en Toronto, Canadá. Como Emma Goldman hubo miles de inmigrantes más, principalmente italianos, que fueron deportados, ejecutados u obligados a huir de los Estados Unidos. Entre las memorias colectivas que se recuperan en Tinísima se encuentran las de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti (128), perseguidos por su militancia anarquista. Después de un juicio que duró siete años, tras haber sido falsamente acusados de asesinato12:

12 Hasta el día de hoy no se ha podido probar la culpabilidad de Sacco y Vanzetti. El motivo para la ejecución de los dos inmigrantes italianos parece basarse en el hecho de la conocida afiliación anarquista de ambos. Kevin Kemp

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El 23 de agosto de 1927, a medianoche, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica en la cárcel de Charlestown. Yo [Tina] vivía en México, había participado en mítines en su favor, y el suceso me indignó. (400) Tinísima recupera, a través de Giuseppe, el padre de Tina, las voces de otros italianos: Ettore y Giovanitti, quienes fueron acusados falsamente de dar muerte a una obrera en Massachusetts, para castigarlos por su participación en la huelga textilera de Lawrence, Massachusetts (128).

Fig. 6. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti (1923) Marxists Internet Archive, 2 Oct. 2004 . Tina conoció, de primera mano, los movimientos sindicalistas y anarquistas italianos y estadunidenses. Su padre y su hermano militaron en esos movimientos de fines del siglo XIX y principios del XX. Estas ideas se vieron complementadas con las experiencias de Tina como obrera en Austria y en los Estados Unidos. Ella había vivido las condiciones de explotación a que estaban expuestos los obreros, principalmente antes de los movimientos sindicalistas dirigidos por los Wobblies de que se habló en la nota número diez.

menciona que: “Realizing that they lacked solid evidence, the prosecution based their case on the “Italian factor” and society’s feelings toward radical aliens.” Obstructed Justice: Society’s Prejudice in the Sacco and Vanzetti Trial, 23 Nov. 2004 http://www.msu.edu/course/mc/112/1920s/Sacco-Vanzetti/kevkemp.htm.

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Benvenuto, el hermano de Tina, exponía a Tina las ventajas que la organización obrera anarquista International Workers of the World (IWW) ofrecía a las mujeres: En el IWW las mujeres reciben el mismo trato que los camaradas [...] cualquier palabra es permitida: coito, aborto, orgasmo, sexo, control natal, homosexual, lesbiana, ninguna hipocresía, ningún pudor burgués dentro del nuevo socialismo. Senti, sorella, senti: las mujeres son responsables de su cuerpo, pueden hacer con ese cuerpo lo mismo que los hombres [...] La mujer ya no está al servicio del patrón del hogar. Capisci, sorella, capisci?. (129) Todas estas vivencias conformaron a la Tina que posteriormente sería acusada de ser la Mata Hari soviética. Como se puede observar, el proceso de construcción de la Tina socialista fue un proceso que se inició desde su niñez, se fue fortaleciendo y en el camino se le integraron diferentes vivencias. Entre ellas la de los múltiples Méxicos que le tocó vivir, desde la euforia posrevolucionaria hasta la institucionalización de la Revolución de 1910-1917.

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2.4. El México de los años veinte ¿Cómo olvidar que yo mismo era (y soy) parte de una paradoja no menos peregrina: la de México y los Estados Unidos? Octavio Paz “México y los Estados Unidos...” Washington, septiembre de 1978, 332. Cuando Tina llega a México, en el año 1923, México está viviendo aún la euforia del triunfo revolucionario. A pesar de que tras bambalinas la Revolución ya estaba siendo negociada entre el presidente Álvaro Obregón y el gobierno de los Estados Unidos, la mayoría de los ciudadanos aún estaban viviendo bajo el influjo de la esperanza revolucionaria. En 1922 el presidente y general revolucionario Álvaro Obregón, representante del Grupo Sonorense (de los llamados “bárbaros del norte”) había enviado a su secretario de Hacienda, Adolfo de la Huerta, a negociar con Thomas Lamont, presidente del International Committee of Bankers on Mexico (ICBM) el pago de la deuda pública y los intereses acumulados desde 1914. El 16 de junio del mismo año se firma el acuerdo Huerta-Lamont, en el que México se compromete a pagar una deuda de casi quinientos nueve millones de dólares. Según el acuerdo, México pagaría treinta millones de dólares al año, lo que significaba el 23% de los ingresos efectivos del gobierno federal (Josefina Z. Vázquez y Lorenzo Meyer 147). Una de las fuerzas motrices de la revolución mexicana de 1910-1917 fue el problema de la tierra, problema que sigue vigente en México. Uno de los eslogans con que los gobiernos de filiación priísta han movilizado, hasta la fecha, al sector campesino es, precisamente, el de la Reforma Agraria. Sin embargo, desde el 9 de abril de 1923 el presidente Obregón estaba negociando en “pactos extraoficiales” la Reforma Agraria. En esa fecha, Obregón entregó un documento de compromiso al general James A. Ryan, norteamericano retirado en México y amigo personal del presidente de los Estados Unidos Warren G. Harding (1865-1923). En dicho documento, México se comprometía, entre otras cosas, a pagar en bonos de la deuda agraria a aquellos norteamericanos cuyas propiedades se vieran afectadas. Lo anterior, siempre y cuando la superficie no fuera superior a las 1,755 hectáreas. Cuando una propiedad rebasara esas dimensiones se le pagaría de inmediato, en efectivo, y a precios del mercado (Vázquez y Meyer 149).

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En términos reales, y considerando que las arcas del erario federal estaban vacías después de siete años de revolución, el compromiso anterior significaba un acuerdo implícito de no tocar las grandes propiedades rurales norteamericanas. Es fácil de entender el porqué de la falta de interés que Obregón tenía en la Reforma Agraria. A diferencia de Venustiano Carranza, Emiliano Zapata o Francisco Villa, él mismo era dueño, en Sonora, de grandes fincas rurales. Es a este México lleno de contradicciones al que llega Tina en 1923. Por una parte el discurso revolucionario que no es más que un discurso, en los casos de algunos de los más altos dirigentes gubernamentales. Por otra parte la buena intención de otros dirigentes gubernamentales, como José Vasconcelos, que era el Secretario de Educación, pero que en última instancia no participaba de las decisiones económicas. En México la única ley que vale es la de: “el presidente de la república” (145). Y, qué decir de las decisiones de política internacional, que en el caso de México, por su cercanía a los Estados Unidos, son de importancia vital. En México el discurso de los presidentes, con honrosas excepciones, y sobre todo, con relación a los Estados Unidos, ha estado plagado de dobles sentidos, por un lado es importante no alterar al “monstruo del norte”, la última guerra significó la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano13. Por el otro lado había que mantener el discurso de la revolución mexicana y la preocupación por los pobres y los perseguidos, sobre todo aquellos perseguidos fuera de México. A Estados Unidos, por su parte, tampoco le convenía que un gobierno latinoamericano “mostrara al mundo que podía mantenerse en el poder a pesar de no contar con el visto bueno de Washington” (Vázquez y Meyer 148). Tinísima nos transporta a aquella etapa de la historia mexicana, permite observar los diferentes Méxicos, uno de ellos el de los intelectuales, el de la esperanza que siguió a la revolución mexicana, combinada con el optimismo que prevalecía en el mundo occidental al finalizar la primera guerra mundial y que creaban el ambiente propicio para la búsqueda de un México mejor a partir del triunfo revolucionario.

13 “Los autores norteamericanos no parecen comprender hasta qué punto la conquista de la mitad de su territorio ha determinado el resentimiento y la desconfianza mexicanos que han prevalecido desde entonces en las relaciones de México con su vecino del norte. [...] Casi todos los tratadistas norteamericanos subrayan la intransigencia mexicana de no reconocer la independencia de Texas, pero en cambio siempre justifican como natural la decisión de Lincoln de no permitir la secesión del sur” Josefina Zoraida Vázquez, Introducción, Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyes, México frente a Estados Unidos: un ensayo histórico, 1776-1980, México: Col. Mex., 1982. (5)

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Este es el México que creyó que con la Revolución se llegaría al nivel de los países europeos y de los Estados Unidos: “¡Ahora sí es una gran capital! Hay que disfrutar de este México nuevo, cosmopolita” (Carlos Fuentes 393). Este ambiente de optimismo y esperanza nos es retratado a través de los ojos de Robo cuando viaja a México en 1921, invitado por Ricardo Gómez Robelo, y el 1º de febrero de 1922 escribe una carta de doce páginas a Edward Weston invitándolo a reunirse con él en México: El destino de México era superior [...] nada antes lo había transportado tan alto como México; vivía al borde de las lágrimas, qué ejemplo, México, qué país noble, qué gran país. [...] Hay más poesía y más belleza en la figura solitaria, envuelta en un sarape y recostada a la hora del crepúsculo en la puerta de una pulquería [...] de las que se podrá encontrar jamás en Los Ángeles en los próximos diez años. (132) Ocho días después de esa carta, Robo muere de viruela en el Hospital Americano. Tina viaja a México para enterrarlo en el Panteón de Dolores, donde veinte años más tarde será enterrada ella misma. Su primer viaje a México la encanta, le recuerda su pueblo natal, quisiera traer a: “la “mamma”, a toda su familia: “oh, ellos se sentirán aquí como en Udine” (141), el español que oyó al cruzar la frontera: “a Tina le pareció [...] un italiano dulce cantado por hombres y mujeres humildes que se acercaban a la ventanilla del tren” (132). Cuando regresa a los Estados Unidos después del entierro de Robo, otra mala noticia la recibe. Mientras ella estaba en México su padre, Giuseppe Modotti, ha muerto. Para Tina fue un golpe terrible no haberse despedido de él: Su pérdida era la ausencia de un caudal de energía. Ahora Tina haría suyos sus sueños de libertad, viviría el sueño incitador de los pobres, el de la lucha por un lugar digno en la tierra. (134) El 23 de agosto de 1923 Tina se traslada a México, de manera más permanente, como asistente del fotógrafo Edward Weston. Pareciera que los eventos clave en la vida de Tina se miden en décadas, sólo diez años han pasado desde que dejó su pueblo natal, Udine, Italia. En 1913 llega a los Estados Unidos. En 1923 llega a México. En 1922 muere Robo en México, en 1942 muere Tina, también en México.

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El movimiento del “despertar” de la mujer también resonó en México, aunque de manera más tardía, lenta y conservadora. Las tertulias intelectuales, rodeadas del ambiente hedonista y decadente, continuaron en México, sazonadas por la pasión que se profesaban Tina y Edward Weston. En esas tertulias se reunían intelectuales de talla internacional como los pintores Paul O’Higgins (1905-1982) y Jean Charlot (1898-1979); socialistas y slackers14 estadounidenses como Frances Toor, Bertram David Wolfe (1896-1977) y su esposa Ella Goldberg Wolfe (1896-2000). Las intelectuales mexicanas también retaban a la sociedad vistiéndose “de hombre” (192), y en un ambiente propio del decadentismo Fin de Siécle, disertaban acerca de los efectos benéficos del peyote15, la “planta sagrada” de los huicholes16; e intercambiaban opiniones acerca de la marihuana: - Si fumara la prodigiosa trabajaría más horas – aconsejó [Carlos] Pellicer. - [...] Fumarla la fuma el vulgo. Diego [Rivera] lo que hay que hacer es macerarla y tomarla con ron, bien machacadita. - ¡Ay, yo lo que quiero probar es el peyotito!– exclamó Paca [Frances Toor]. - Ése da chorrillo17– advirtió Fermín Revueltas – Me consta. (192) La situación de las mujeres intelectuales mexicanas se diferencia en que en México el machismo hacía y hace más difícil su expresión. Sobre todo de aquellas que quieren ser o actuar como “nuevas”, a quienes hasta las otras mujeres enjuician. Cuando Tina se encuentra a Nahui Olín bajo los fresnos de la Alameda, el 19 de mayo de 1940, la propia Nahui, quien ha sido tachada de loca por su libertad sexual, critica y llama locas a las hermanas Nelly y Gloria Campobello por bañarse en la fuente de ese parque (617).

14 Slacker. Término con que se denominó a quienes se negaban a entrar al ejército estadunidense. Se oponían a la participación de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Muchos de ellos emigraron a México debido a la persecución de que fueron objeto por parte de la Secretaría de Estado norteamericana, y del FBI posteriormente. Véase el apartado 2.3 “El anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos: 1920-1930” 15 Peyote. (del nahua peyotl, capullo de gusano) 1. Planta cactácea, de pequeño tamaño, que contiene una sustancia cuya ingestión produce efectos alucinógenos y narcóticos. 2. Droga que se obtiene de esa planta. 17 Oct. 2004, .

16 Huicholes. Grupo indígena que habita en los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango. Para mayor información, véase: 17 Oct. 2004 .

17 Diarrea, en español coloquial mexicano.

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Fig. 7. La fuente de la Alameda, Corey Donovan, View of Parque Alameda, (Mexico City) 2 Oct. 2004 . A Tina la aterrorizan los juicios de los mexicanos acerca de las mujeres, todas aquellas que pretendan ser más que esposas, madres y amas de casa serán consideradas locas: Locas Lupe Marín y la Rivas Cacho [...] loca Antonieta Rivas Mercado, locas las Campobello, la de Martín Luis Guzmán y la de Orozco, loca la gringa Alma Reed, loca María Asúnsolo. (617) [...] Hay que ser como las mujeres bonitas que retrató en los veinte, sigilosas páginas en blanco, inéditas, gente bien que nunca dio que hablar. (618) Tinísima retrata la realidad latinoamericana a través de los diferentes Méxicos que presenta, que se contradicen: frente a la abundancia en las mesas de las tertulias de los intelectuales el hambre que golpea. Los Méxicos que Tina vivió la mantenían en: “perpetuo estado de euforia, repelida y cautivada. La miseria, su crudeza, le revolvieron el estómago.” A Weston y a Tina les maravillaba que las manos encallecidas de los indios produjeran el arte que los maravillaba (145). Tina y Edward opinaban que: No había pueblo más artista en el continente que el mexicano. El arte le era intrínseco. Por eso los muralistas pintaban para él, para que se reconocieran, se amaran y a su vez, México, recién nacido, niño, después de una revolución sin filosofía, se reconociera en ellos. (147) Frente a las imágenes de opulencia en: “la casa palaciega [de Carlos y Beatriz Braniff] en Puente de Alvarado” (153) se encuentran las imágenes de profunda miseria que pululan en las

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calles de la ciudad de México. A Weston le incomoda la aparente abulia de las masas empobrecidas pidiendo limosna o vendiendo cualquier cosa. El museógrafo austríaco René d’Harnoncourt (1901-1968), quien los acompañaba en sus paseos por la ciudad de México, le pide no olvidar que no hace mucho esas masas habían librado una revolución sangrienta, que duró siete años: “Hay que temerle[s] [...] ¿Qué no sientes en el aire los cuchillos de obsidiana?” (145). No han pasado diez años del fin de la revolución, cuando en 1926, Tina y Weston son testigos de la guerra cristera, otro de los eventos históricos que es recuperado por Poniatowska en Tinísima. Durante años se omitió en los libros de texto gratuitos toda referencia a estos tres años de historia nacional. El origen de esta guerra data de la Constitución de 1857, en la cual los liberales atentaban contra el enorme poder que la Iglesia había detentado desde la Colonia. La separación entre los bienes de la Iglesia y el Estado agudizó los conflictos políticos que ya existían. Los conservadores, que se oponían a la secularización del estado, solicitaron la intervención francesa. Napoleón III, emperador de la Restauración francesa nombra al Archiduque Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México. Maximiliano ejerce el cargo de 1864 hasta su ejecución en 1867. De 1867 a 1877 se da el periodo conocido como la República Restaurada, bajo el mando del presidente Benito Juárez, masón que había comandado los ejércitos liberales. Benito Juárez fue reelecto como presidente de la República en 1871 y gobernó hasta su muerte en 1872. Juárez, como muchos de los dirigentes de aquella época, estaba convencido de los postulados del positivismo, sostenía que: “no hay progreso sin orden” (Gloria Delgado 79). A la muerte de Benito Juárez, en 1872, asumió el cargo Sebastián Lerdo de Tejada, a quien correspondía desempeñar interinamente el poder como ministro de la Suprema Corte de Justicia. Tres meses después se realizaron elecciones y Lerdo de Tejada fue electo para gobernar a la nación durante el cuatrienio que terminaría en 1876. Lerdo de Tejada mantuvo el mismo gabinete que había sido nombrado por Benito Juárez, e, igualmente, se preocupó por finalizar la pacificación iniciada por Juárez. En general, se puede decir que Lerdo de Tejada continuó, sin mayores cambios, la obra de construcción de la república iniciada por Benito Juárez. En 1877 Porfirio Díaz asume la presidencia de la república. Su periodo es conocido como “el porfiriato” y abarca de 1877 a 1911, cuando sale a Francia huyendo de la revolución maderista. El porfiriato emprendió una gran modernización en la economía, sin embargo, durante sus

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últimos años, en un afán de permanecer en el poder, permitió que los conservadores, y la Iglesia, recuperaran buena parte de los bienes y privilegios que habían sido confiscados durante la Reforma. La revolución de 1910-1917 retoma la separación de bienes y confisca grandes propiedades en manos de la iglesia y las grandes familias conservadoras, para ser repartidas a los campesinos que habían peleado en la revolución. Como ya se mencionó, el presidente Álvaro Obregón no había impulsado la Reforma Agraria, que había sido uno de los pilares de movilización de la revolución mexicana. Gracias a esta política práctica, durante su gobierno no hubo mayores conflictos con la iglesia y los grandes latifundios. A la muerte de Obregón, lo sucede en la presidencia Plutarco Elías Calles, también sonorense, quien asume el poder de 1924 a 1928. A diferencia de Obregón, no supo conciliar los conflictos que se venían dando entre los “católicos” y los “socialistas” desde tiempos de la lucha armada. En febrero de 1925: Los dirigentes de la [Confederación Regional Obrera Mexicana] CROM concibieron la idea de formar una iglesia católica cismática; es decir, separada de Roma, y pusieron en práctica su propósito ocupando por la fuerza un templo en la ciudad de México. [...] Por esas fechas, los gobernadores de Veracruz y Tabasco, radicalmente anticlericales [decretaron] que los ministros de culto debían ser casados y mayores de cuarenta años. Como respuesta a aquellas acciones, las juventudes católicas fundaron, en marzo de 1925, la Liga Nacional de Defensa Religiosa (LNDR), que era propiamente un ejército cristiano18 dispuesto a tomar las armas en contra del gobierno por la defensa de su religión. (Delgado 245) Calles, en un alarde de populismo, exacerbaba los ánimos del pueblo y fomentaba la xenofobia: “Expulsemos a los extranjeros. México para los mexicanos” (210). Cuando en marzo de 1926 Weston y Tina recorren la ciudad de los templos, Puebla de los Ángeles, en busca de fotos para el libro que Anita Brenner publicaría bajo el título Ídolos tras los

18 En 1941, el padre Marcial Maciel funda en un sótano de la ciudad de México, la organización Legión de Cristo. Actualmente, los legionarios de Cristo se encuentran en veinte países. Legionarios de Cristo, 23 Nov. 2004, http://www.legionariesofchrist.org/index.phtml.

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altares19, el lector es transportado al ambiente que se vive en todo el país, pero particularmente en lugares como Puebla, Jalisco, Guanajuato y Querétaro, sedes históricas de los conservadores y de las fuerzas eclesiales. En México, la mayoría de las iglesias permanecen abiertas todos los días del año, sólo se cierran por las noches y durantes dos horas al mediodía para ir a comer. Sin embargo, en Puebla, en 1926, las iglesias están cerradas con candado, Weston y Tina tienen que pedir autorización para entrar a ellas y fotografiarlas: [Tina] les besaba la mano cebada a sacerdotes desconfiados, ocultos en casas particulares, vestidos de civil, para pedirles autorización de entrar en la iglesia a fotografiar tal retablo, tal santo, tal Cristo acostado bajo vidrio. [...] Sin perder uno solo de sus movimientos, una beata los seguía hasta el altar, sus ojillos negros clavados en su espalda peor que los clavos de Cristo. [...] La sacristía, fuente valiosa de información, cerrada con candado [...] (208) Tina llevaba un diario: “Yo trato de llevar un diario. Escribo para no olvidar” (248). En las anotaciones del 23 de noviembre y el 6 de diciembre de 1927, escribe: Hoy fusilaron al padre Miguel Pro, a su hermano Humberto Pro, Luis Segura Vilchis y Antonio Tirado, en la Inspección de Policía, [...] en pleno centro, a plena luz del día y sin orden judicial. Y luego dicen que vivimos en un estado de derecho. [...] Son colgados y rematados siete católicos en Jalisco ante los pasajeros del tren de la línea Guadalajara-Colima. No es que me importen los católicos, mucho menos los curas, lo que me parece intolerable es cómo se hacen justicia los mexicanos.” (248-49) Weston se iba exacerbando ante todo esto: “- Bullshit! –gritaba Edward –Tina, how can you believe all this trash? (210) “Los mexicanos están locos [...] si desean otra revolución que la hagan sin mí” (213). La relación entre Weston y Tina iba deteriorándose. Aunado al descontento que Weston sentía por la situación política en México, se encontraba el sentimiento, hasta entonces desconocido para él, de ser el segundo. Para Tina, Weston seguía siendo el maestro: “el adorado, el famoso, el artista” (152-3), pero para Weston no era fácil ocupar el segundo lugar, quien abría puertas era Tina, “Tina, en el centro de las llamaradas” (152).

19 Brenner, Anita. Idols Behind Altars. New York: Payson and Clark, 1939.

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Tina tenía una increíble facilidad para aprender nuevos idiomas, facilidad desarrollada gracias a que desde niña tuvo que aprender el alemán (394) para trabajar en Austria, y posteriormente el inglés al emigrar a los Estados Unidos. El español lo hablaría “cantadito” (356), como lo aprendió en México. Esta facilidad de Tina para los idiomas se volvería casi legendaria: en España, posteriormente: “[...] sorprende escuchar a María hablar en inglés, pero más [...] impresiona oírla desenvolverse en francés, italiano y hasta ruso” (509). Weston, quien nunca había tenido que hablar otra lengua además del inglés, su lengua materna, tenía que depender de Tina: En México, ella se había vuelto indispensable. Era la dadora, la repartidora de bienes. Él no hablaba español; pasaban la mayor parte del día juntos, ‘el dependía de ella. “Eres mi Malinche.” Sus noches eran mejores que en Los Ángeles. Ignoraba que Weston la poseía con la furia del despechado20. (153)

Fig. 8. Tina Modotti en Tacubaya de Edward Weston, Tina Modotti, 23 Aug. 1923, The Mexican Years, 19 Oct. 2004 http://www.women.it/calendar/calendar.php? op=flyer&month=7& year=2003/. La relación de pareja entre Weston y Tina terminó en noviembre de ese mismo año21, 1926, Tina quedó llorosa, pero las fotos que Weston había tomado cuando Tina se bañaba en la azotea de la casa que compartían, en avenida del Hipódromo # 3, Colonia El Buen Retiro, serían

20 El 20 de agosto de 1923, Weston escribe en su diario: “-a happy night ended- except for [...] shall I confess? de la Peña’s obvious infatuation for Tina! –Yet should I be a dog in the manger’? Next time I’ll pick a mistress homely as hell !” (1: 22). Años más tarde, el 21 de abril de 1934, recordando el pasado, Edward escribe: “The parade of suitors marched in and out, until my last day in Mexico, keeping me in hot water. Tina was to be my great test and lesson, - my last possessive love” (2: 154). Finalmente, el 22 de abril de 1944: “Tina returned to Mexico to die. [She] always linked in my mind, always clasped to my heart” (2: 287).

21 Vale la pena mencionar que auque la relación romántica entre Tina Modotti y Edward Weston terminó en 1926, las cartas de Tina a Edward, y los diarios de éste último, muestran que mantuvieron una estrecha relación epistolar durante varios años. El 7 de mayo de 1928, Edward muestra su preocupación por Tina: “I have not heard from Tina for over a week, which worries me [...] (2: 20).

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eternas (140-41), tanto su diario como sus fotografías inmortalizarían la imagen de Tina y al propio Weston. La foto de la figura 8 fue tomada el 23 de agosto de 1923 y la magia del momento se encuentra plasmada en Tinísima. Mientras Weston fotografiaba a Tina bañándose en la lluvia: “Tina reía con el pelo en la cara, ‘no veo nada, me enceguece la lluvia’” (139). Durante el tiempo que Tina vivió con Weston, su contacto con México fue con “el [México] de los artistas” (158). A partir de entonces cambió el México de los artistas por el México de los pobres, su relación con el pintor Xavier Guerrero, militante del partido comunista mexicano, abrió otro mundo para Tina: Desde el primer día, Xavier colgó su visera sobre una foto de Weston; [...] almacenó folletos, el destino de la humanidad en folletos apilados contra los muros. [...] Deja eso, Tina, déjalo, dedícate a la causa. Das importancia a cosas que no la tienen.” (219) En septiembre de 1927 Xavier Guerrero parte a la URSS: “ir a la Unión Soviética era un honor anhelado por todos [...] Voy a juntar lo del pasaje, vender pinturas, me alcanzarás en Moscú, te lo prometo” (247), Tina describe en su diario como continúa como autómata: “Se daba órdenes por escrito [...] Plan de Trabajo [...] Evaluación cada fin de semana [...] Se empeñó a toda costa en cumplir ese horario” (247). Pero la Tina risueña y juguetona se había ido: “Las paredes de su estudio están cubiertas de frases de Lenin y recordatorios de trabajo” (248). El cuatro de junio de 1928 empieza la relación entre Julio Antonio Mella y Tina Modotti. Tina era una mujer que, a pesar de su independencia, vivía en buena medida en función de los hombres con los que compartía su vida. Era una mujer que se entregaba totalmente, sin resabios, sin límites. Amaba con profundidad y esa fue su herencia, como lo dice Ezra Pound en el Canto LXXXI, que Tina solía leer en voz alta (217): Lo que bien amas permanece, Lo demás es escoria. Lo que bien amas no te será quitado. Lo que amas bien es tu verdadera herencia. ¿De quién el mundo, o mío o de ellos o de nadie? Primero lo no visto, después y por ello lo palpable Elysium, aunque fuera en las salas del infierno,

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Lo que bien amas es tu verdadera herencia. De los diarios, entrevistas, cartas, periódicos y archivos colectados tanto por Poniatowska como por Hayman se desprende que el amor que unió a Mella y a Tina marcó a esta última para siempre: “Julio era lo más fuerte de Tina [...] era su vía de acceso al conocimiento, la mejor concepción de sí misma” (Tinísima 38). Julio Antonio Mella, comunista cubano que llega a México huyendo de la dictadura de Gerardo Machado, abre otro capítulo de la historia olvidada, la situación que vivían los cubanos en las primeras décadas del siglo XX: Era del dominio público que el dictador cubano tiraba a sus enemigos políticos desde el Castillo del Morro a la bahía infestada de tiburones. Dos hombres pescaron un tiburón y encontraron en él un prendedor de corbata y un anillo. Se averiguó que el anillo pertenecía a un comunista de nombre Cabrera. (36) Aunque Tina sólo vivió con Mella siete meses, lo recordaría hasta el día de su muerte: “Lo que bien amas es tu verdadera herencia.” Cuando Tina muere de un infarto cardiaco, en enero de 1942, lo único que tiene consigo es: “un pañuelo arrugado, un billete de a peso, unas llaves y una fotografía de ovalito de un joven con el pelo crespo [...]” (654).

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2.5. La guerra civil española Tinísima asalta una vez más la historia oficial, en este caso la de España. El silencio y el olvido, tan celosamente cultivados durante casi cuarenta años de franquismo, se agitan al exponerse las vivencias de quienes participaron en los años de la guerra civil. De los países del Mediterráneo que sufrieron alguna forma de fascismo y dictadura contemporáneos: Italia con Benito Mussolini; Francia con Henry Philippe Pétain y Pierre Laval; Grecia con Ioannis Metaxas; Portugal con Antonio de Oliveira Salazar y España con Francisco Franco, sólo los franceses y los italianos han podido hurgar en su pasado, y de una u otra manera, reconciliarse con él. Los españoles: For whom the past remained largely unexamined, were also cut off from any continuity with their history, and thus from any sense of collective identity. Some countries underwent ruptures with their authoritarian pasts: Hitler committed suicide in his bunker, and Mussolini was hung by his heels in Rome. Franco, on the other hand, died peacefully in his bed after ruling Spain for thirty-seven years. (Kaplan 177)

Fig. 9. Milicianos en Barbastro, La guerra civil en Barbastro, Marzo 2000, 16 Oct. 2004 .

El recordar, el revivir en el presente las experiencias del pasado, particularmente las relacionadas con las gloriosas batallas y la activa participación de las mujeres en la resistencia y la guerra civil, como puede apreciarse en la figura nueve, donde una miliciana levanta el puño. Esta recuperación de memorias es importante no sólo para entender el presente, sino para reconocer que las mujeres: “contrary to what has been presumed over the years, have been historical actors” (Kaplan 179). Para la construcción o reconstrucción de las identidades

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españolas, y por lo tanto, de la identidad femenina española, el recuperar las memorias de la guerra civil constituye un punto de referencia necesario. De igual manera, en cuanto a una recuperación de las memorias colectivas de la, o las, izquierdas en el mundo, la guerra civil en España es fundamental. Así, Tinísima aborda este importante capítulo de la historia desde la proclamación de la segunda república, el 12 de abril de 1931, en contra de los candidatos monárquicos: La atención a España es apasionada desde el 12 de abril de 1931 cuando los candidatos monárquicos fueron derrotados en las elecciones. ¡Magnífica la clase obrera al sur de los Pirineos! El proletariado español [...] formará el segundo Estado socialista del mundo. Carlos Velo, un jovencito biólogo, le contó a Vittorio que al rey Alfonso XIII no lo habían sacado los obreros sino los estudiantes de clase media con sus huelgas universitarias. El conde de Romanones le aconsejó: “Mejor váyase, su majestad, porque el pueblo no lo quiere”, y el rey subió a su Bugatti rojo, el carro más rápido del mundo, y dejó atrás a su familia. Su esposa, la inglesa Victoria Eugenia y sus hijos, avergonzados, salieron por Hendaya. No hubo toma de la Bastilla; los españoles no se lanzaron contra el palacio real. Los Velázquez y los Goya se salvaron. (409) Meses antes se había dado el levantamiento de los mineros asturianos, quienes resistieron quince días y fueron reprimidos salvajemente, bajo la dirección de: “El salvador de la nación, [un] general de cuarenta años [...] Francisco Franco” (409): Después del levantamiento que produjo esperanza, el gobierno español tortura a los acusados en las prisiones, y sin previo juicio, los fusila en los patios de los cuarteles. La crueldad ha sido desatada, la animosidad entre patrones y obreros crece. Los choques contra la policía son sangrientos. A partir de octubre de 1934, cuando se inicia el levantamiento en Asturias, bárbaramente reprimido, Vidali permanece en España, asesorando a los mineros. Tina va y viene de Francia a España. Tina recuerda a los mineros mexicanos [...] En Asturias los mineros no se encomendaban a la divina providencia antes de bajar al tiro. Blasfemaban, maldecían a sus patrones, al gobierno, al ejército, a Dios, me cago en la hostia, estallaban [...] Tenía razón Vittorio, había que acabar con esa infamia y Tina multiplicó gestiones. Asturias fue su lucha. (416)

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La masacre sufrida por los mineros de Asturias sirve para unificar a las izquierdas, gracias a lo cual el Frente Popular gana las elecciones. En febrero de 1936, al día siguiente de las elecciones, los: “campesinos hambrientos ocupan las tierras de los grandes propietarios, las del duque de Albuquerque, las de Alcalá Zamora” (419). “¡Qué revancha la de los pobres! ¡Desquitan su miseria, la ausencia de escuelas, de médicos, los años de abandono! (425). “Ahora todos somos iguales. [ ] Para ellos se abre una nueva vida. Todos se saludan, se abrazan, comparten cigarros, botas de vino, jamón” (427).

Fig. 10. Abe Osheroff, Lincoln Brigade: Civil War (Spain, 1938) Abe Osheroff, 17 Oct. 2004 .

Tinísima posibilita que el lector comparta el entusiasmo que a nivel internacional desató el triunfo del Frente Popular en España. Como había sucedido con la Revolución rusa de 1917, se estaban jugando las esperanzas de los oprimidos del mundo: “Cada noche cruzan los Pirineos grupos de voluntarios dispuestos a pelear al lado de la república [...] La mayoría entra por Perpiñán; muchos esperan en Pau. Casi ninguno habla español” (444). Llegaban de Alemania, de Checoslovaquia, de Hungría, de Rumania, de Cuba, llenando: “el aire de piñas soleadas” trayendo a Tina el recuerdo de Julio: “Julio, Julio, estás conmigo, tú eres quien me manda a estos compañeros” ( 432). Para octubre de 1936: “Albacete es una torre de Babel. Un barco [...] de Marsella trajo quinientos voluntarios, otros quinientos llegan de Alicante” (451). Pero, también Franco recibe apoyo, y en este caso, de: “verdaderos ejércitos rigurosamente entrenados, de la Alemania de

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Hitler y de la Italia de Mussolini” (452). Mientras llegan mil internacionalistas bien intencionados a apoyar a los republicanos: “Seis mil italianos desembarcan en Cádiz para enrolarse en las filas de los enemigos de la república” (482). Los republicanos deciden organizar a los internacionalistas en brigadas según el idioma, la Thaelman de los alemanes, la Gastone-Sozzi de los italianos y los suizos. Los ingleses, los irlandeses, los voluntarios de los Estados Unidos: “Tienen que acostumbrarse a la falta de higiene, a la mala comida, a la incomunicación, pero sobre todo [...] a las armas obsoletas” (452). Tinísima también honra la memoria de los artistas e intelectuales que participaron en la 2ª República, así como devela sus limitaciones humanas. Los intelectuales son revividos a través de la memoria de Tina, se desmitifican personajes y se redimensionan otros, como es el caso del escritor Luis Cernuda: “[ ] el más tímido, se cansa de asambleas, y, sin aspavientos, toma un fusil, viste un mono azul y sale a Somosierra” (432). A través de la narración se exponen los diferentes estados de ánimo, se brinda al lector la oportunidad de vivir la guerra civil, se colectivizan las memorias personales permitiendo hacer públicos, tanto los momentos de alegría, de esperanza, como los de tristeza y desesperanza. En julio de 1936 “ [las nuevas enfermeras] corren en alpargatas, platican, ríen. La guerra es una fiesta. Tomadas de la mano se disponen a bailar” (435). La acción y decisión individuales son importantes. Frente a la respuesta tibia de los gobiernos internacionales, como el francés, que sólo autoriza la entrada de tres mil personas (558), contrastan los esfuerzos individuales de los internacionalistas: “Queremos compartir hasta lo último la suerte de un pueblo que merecía un destino muy diferente” (560). Como parte del proceso de recuperación de memorias e identidades colectivas, se requiere también abordar los errores y analizarlos. Este proceso suele ser doloroso. En el caso de los individuos, muchas veces, se tiende a evitarlo. En el caso de grupos sociales es aún más complejo y puede crear nuevos roces, además de revivir los anteriores. Parece ser que esta es una de las razones por la cual muchos individuos y gobiernos evitan la memoria, sobre todo de los episodios traumáticos22. En España, aún después de muerto Francisco Franco: “the obliteration of all these stories became part of the culture of forgetting” (Kaplan 179).

22 El proceso de recuperación de memorias relacionadas con eventos traumáticos ha sido ampliamente documentado. Sobre todo en relación con los sobrevivientes del Holocausto. En Argentina, Chile, Brasil y Uruguay han existido algunas obras relacionadas con la recuperación de memorias relativas a los procesos dictatoriales. Véase Patrick O’Connell (37).

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Tinísima remueve las conciencias y obliga a recordar, brindando un instrumento para el análisis de las izquierdas. Uno de los elementos más criticados, al seno de las propias izquierdas, es la permanente pugna interna, la división y la fragmentación que las han debilitado una y otra vez, aún cuando han llegado al poder. España no fue una excepción, durante el largo sitio de Madrid, la tensión que se vive en el hospital obrero, donde trabaja Tina como enfermera, ayudante y cocinera: “Cada vez es más tensa la atmósfera [...], tensa por las carencias y porque políticamente los bandos se han radicalizado” (465). Los comunistas disputan con los anarquistas y los trotskistas. Los comunistas, socialistas y republicanos plantean que hay que ganar la guerra primero para poder tomar el poder. Los trotskistas, los anarquistas, el POUM y la FAI deciden iniciar la revolución social y tomar el poder. En Barcelona se constituyeron colectividades libertarias anarquistas. El 6 de mayo de 1937: “De Valencia y por mar, entran doce mil soldados enviados por Juan Negrín [comunista], no encuentran resistencia. Los comunistas han derrotado la tesis anarquista de la “revolución para ganar la guerra”, en contra de su “ganar la guerra para hacer la revolución” (514). El Frente Popular, debilitado por las luchas intestinas, se enfrentaba al ejército franquista, un ejército consolidado, disciplinado, bien armado y mejor entrenado, que contaba con el apoyo de fuerzas de élite tanto de Hitler como de Mussolini. Adolfo Hitler envió a la legión “Cóndor” a España, mientras Benito Mussolini apoyaba con la artillería “Legionaria” (Stanley Payne 192). Voces, como la de Rafael Alberti, llaman a la unidad, a terminar las pugnas intestinas. El 22 de julio de 1937, Alberti publica en la revista Mono Azul: Anarquistas, ugetistas, socialistas, comunistas nos ha llegado la hora de abrazarnos como hermanos y decir todos a una: todos somos proletarios y como tales que somos no debemos separarnos. Irónicamente, mientras las pugnas entre las izquierdas se agudizan, los gobiernos de Alemania y los Estados Unidos se unen para solicitar a la Organización de las Naciones Unidas que ordene la salida de las Brigadas Internacionales. El Reichstag alemán, junto con el congreso

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de los Estados Unidos presionan a la ONU de tal forma, que el 31 de octubre de 1938, las Brigadas Internacionales desfilan por última vez frente a sus comandantes: “Los muros aún conservan un eslogan en diversos idiomas: “Proletarios de todos los países, uníos” (538). Pasa la Brigada Lincoln; de treinta y dos mil americanos regresan quince mil, de los dos mil ingleses sólo quedan quinientos. [En] la Lincoln [...] Sus comisarios políticos fueron los escritores John Gates y Arnold Reed. Los contingentes canadienses tienen pérdidas muy altas y los mexicanos, los cubanos y los latinoamericanos también han sufrido bajas. Escandinavos, alemanes, austriacos, holandeses de la Brigada Thaelmann; polacos, húngaros, checos, yugoslavos de la Dombrowsky, franceses de la Edgar André. [André] Malraux [...] es el Jefe de la escuadrilla de aviones franceses Espagne. (519, 540) Ante la retirada de las brigadas internacionales hay un sentimiento de desaliento: “Es que ahora nos quedamos solos” (540). Aunque aún hay voces de esperanza: “La guerra continúa, aún podemos vencer (541). Mientras los bombardeos recrudecen, el 1º de noviembre de 1938 se reúnen en Madrid mil doscientos delegados de todas las corrientes de izquierda: “E l Congreso Nacional de Solidaridad se celebra en plena guerra, en medio del estrépito de las ametralladoras” (543): La última noche del congreso en la sede del Socorro Rojo Internacional, la aviación y la artillería enemigas se ensañan con Madrid. Las sesiones no se interrumpen. Los milicianos quieren demostrar a toda costa que Madrid no está perdida. Esa noche [se reúne ] el Comité Internacional de Ayuda a España. Una bomba cae exactamente sobre la mesa frente a la cual están sentados. [...] Melchiore Vanni [...] quien dirigía en París –con el nombre de Bonnet-, el Comité Internacional de Ayuda a España [...] resulta gravemente herido. Agnès Dumay [...] presidenta del Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo muere de inmediato. [...] El bombardeo fue terrible, más de mil quinientos muertos, y no hubo quien contara los heridos; los hospitales ya no tienen cupo. (543-5)

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Los bombardeos se intensifican, la moral de los milicianos empieza a decaer: “Se inutilizan a sí mismos cada día en mayor número; cada vez abandonan más el frente, regresan a su casa. [...] Dos años de guerra son muchos. Quieren su casa, su mujer, sus hijos” (549). El 31 de diciembre de 1938: “veinte bombardeos” (551) sacuden Barcelona. Las fuerzas franquistas bombardean Barcelona desde las islas Baleares. Los republicanos no tienen puertos: “los franceses se los han negado” (552). Las fuerzas nacionalistas van avanzando en Madrid, ya casi han tomado Barcelona. Para enero de 1939, los republicanos tienen que dividir sus fuerzas, por una parte ayudar a los “centenares de miles de personas asustadas y exhaustas [que huyen] en el caos atroz del éxodo” (559); y por la otra parte, organizar la resistencia en Madrid y en los lugares que sea posible. El 4 de febrero de 1939: “los llamados cuatro presidentes cruzan la frontera, el de la república, Manuel Azaña, el de las cortes, Diego Martínez Barrio, el de Euzkadi, Aguirre, y el de Cataluña, Luis Companys” (561). El 6 de febrero: “Los nacionales ocupan Figueras. Franco ha ganado la guerra. En Burgos, no escucha las propuestas de Negrín. Exige una rendición incondicional” (561). El 7 de febrero: “Juan Negrín, presidente del gobierno, cruza la frontera” (561). La guerra ha terminado, España resistió heroica tres años de continuos y sistemáticos bombardeos. En Madrid, los bombardeos iniciaron el 4 de noviembre de 1936 (463). En Guernica, país vasco, el 1º de julio de 1937 (519), en un día de mercado, mientras cientos de campesinos realizaban sus compras, a las cuatro de la tarde, “bombas incendiarias y bombas expansivas de media tonelada” (518) fueron arrojadas por la Legión Cóndor, de Hitler, barriendo las calles de la ciudad: A las ocho de la noche, una gigantesca tea podía verse a veinte kilómetros a la redonda; Guernica era un montón de escombros con un saldo de mil seiscientos muertos y novecientos heridos. Sólo los dos fresnos de la Casa de Juntas permanecían en pie. (519)

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Fig. 11. Guernica de Pablo Picasso (Paris, May-June 1937) Museum of Modern Art, New York, 2 Oct. 2004, A partir de febrero de 1939, los españoles huyen de las tropas nacionalistas, apoyadas por Hitler y Mussolini. En la frontera con Francia, centenares de miles son recluidos en campos de concentración. La oficina francesa del Socorro Rojo Internacional recibe órdenes de Moscú: “dar apoyo moral, material, orientación jurídica a los refugiados españoles e internacionales” (573). Tina se une al Socorro Rojo, el primer caso que atiende es el de Antonio Machado. Junto con André Malraux, Jean Cassou y François Mauriac, logra que el gobierno francés permita a los Machado salir del campo de concentración y hospedarse en un hotelito en Collioure, en la zona catalana francesa, justo en la frontera con España: “Don Antonio y su madre se encuentran muy mal. Francia los maltrató, el paso de la frontera ha sido atroz” (573). El 22 de febrero de 1939 muere Machado y “a la muerte del poeta sigue su madre” (573). Tina, a través del Socorro Rojo logra que el único sobreviviente de los Machado, José, y su esposa, viajen a Chile con otros refugiados. El 27 de febrero de 1939, discreta, pero explícitamente, Yelena Stásova, desde Moscú, les hace saber que no son bienvenidos en la URSS, particularmente por las posiciones de Vittorio Vidali23, les sugiere ir a los Estados Unidos a organizar la ayuda “a trescientos mil refugiados españoles e internacionales” (574). Tina quisiera regresar a Italia, pero con seguridad, Mussolini los apresaría. Tina y Vittorio parten en barcos separados. En marzo de 1939, Vittorio recibe noticias de que en España, Negrín regresó a Alicante a continuar la resistencia, pero la guerra ya había sido ganada por los nacionalistas: “Inglaterra prometió sacar a los republicanos pero no envió

23 Véase el apartado 2.1, particularmente el altercado con la Lorenz.

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suficientes barcos. Muy pocos pudieron subir a bordo. Los que se quedaron se suicidaron en los muelles” (575). Cuarenta y cinco republicanos más se suicidan en el muelle de Valencia (579). Muchos de los que se quedaron prefieren morir a caer en manos de los nacionalistas, y tenían razón, muchos murieron bajo la tortura de las tropas franquistas, como:”[...] tantísimos que se quedaron. [...] Franco estuvo ocho meses matando republicanos antes de que empezara la guerra mundial” (643). El 1º de abril de 1939, Francisco Franco y Bahamonde declara que ha terminado la guerra. Ya a lo largo del mes de marzo: “Suiza, Inglaterra, Egipto y Francia reconocen el gobierno de Franco y la bandera roja y gualda es izada en las embajadas” (576). Vidali logra entrar a los Estados Unidos con un pasaporte falso que lo acredita como profesor de historia de La Coruña. Tina viaja en el Queen Mary, el 4 de abril llega a Nueva York, pero le es negada la entrada, Earl Browder le informa a Vidali: Desde que las tropas franquistas entraron a Madrid, las autoridades de migración norteamericanas controlan la entrada de refugiados españoles y sólo otorgan permiso a personalidades [...] No quieren ponerse a mal con Franco. (578) El gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, en México, ofrece recibirlos. El 19 de abril llegan al puerto de Veracruz. Tina vive sus tres últimos años en México. Como muchos de los refugiados, seguía sufriendo “el horror de la guerra de España” (643). Las decepciones se acumulan en su corazón, ya de por sí débil. El 6 de enero de 1942 la María de Ernest Hemingway en Por quien doblan las campanas, muere de un infarto cardiaco a bordo de un taxi, “frente a la puerta del Hospital General” (653). Pablo Neruda, su gran amigo, con quien había pasado el 31 de diciembre de 1941 celebrando el avance de los aliados y cantando La Internacional (645), la despide con las siguientes palabras: Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes, tal vez tu corazón oye crecer la rosa de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa. Descansa dulcemente, hermana. [...] ¿Oyes un paso, un paso lleno de pasos, algo grande desde la estepa, desde el Don, desde el frío? ¿Oyes un paso firme de soldado en la nieve?

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Hermana son tus pasos.[...] (659) Su amor por la justicia convirtió a Tina en una ciudadana del mundo, pero, al mismo tiempo, en una ciudadana de ninguna parte. “Ya ni siquiera desea volver a Italia” (649).

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Capítulo tres Memoria, identidad y nacionalismo “[Para Tina] su identidad es una obsesión” (578). El proceso de la memoria humana, al igual que un sinnúmero de categorías, ha sufrido la división dicotómica del maniqueísmo propio de la cultura occidental. Como parte de los contrarios maniqueos, la memoria se identifica como uno de los elementos positivos, por lo cual se ha pretendido aislar de ella la parte corporal, física, cual si fuera un producto de la mente, mas no del cerebro. Como si lo que llamamos mente fuese algo separado del proceso fisiológico cerebral. Una dicotomía más. Virtud versus pecado. Masculino versus femenino. Nacionalismo versus cosmopolitismo. Verdad versus mentira. Realidad versus ficción. Memoria versus imaginación. Orden versus caos. Vida versus muerte. Mente versus cuerpo. Forma versus contenido. Frente a esta división dicotómica y maniquea, Mary Warnock, Mieke Bal y Michaela Grobbel proponen una unión inextricable e indivisible. Y, en este sentido, la memoria y la imaginación forman parte del mismo proceso como iguales, no como contrarios. De igual forma, la identidad no tiene que ser, necesariamente, nacionalista o cosmopolita. Los personajes de Tinísima se autoidentifican como ciudadanos del mundo, como cosmopolitas, sin perder su identidad y pertenencia a una nación en particular. Tina declara: “Yo soy italiana” (285), lo que no le impide identificarse con México, España o la Unión Soviética. Por su parte, Vidali/Sormenti también se identifica con el mundo: “Un viento me sacó de mi casa, otro me condujo a Argelia, otro me empujó a Nueva York; un norte me hizo llegar a México, el viento más fuerte es éste que nos lleva a Rusia” (297). Al analizar los términos y su origen, nos encontramos con que algunas de las diferencias dicotómicas han sido asignadas de manera arbitraria, obedeciendo, sobre todo, a la necesidad política de los estados-nación emergentes en el siglo XIX. Previo a este estadio histórico, el hombre podía situarse fácilmente como ciudadano de una región, o de más de una nación, como cosmopolita, sin sufrir calificaciones peyorativas. Es importante recordar que dichos estados nación fueron necesarios en su momento. La mayoría del mundo, como lo conocemos hoy en día, surgió precisamente de las revoluciones nacionalistas que se dieron en los siglos XVIII, XIX y XX. Respetando las diferencias que existen y existieron entre las revoluciones y las naciones resultantes de dichas revoluciones, el

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mundo geopolítico actual es bastante nuevo y surgió, en general, de proyectos revolucionarios colectivos y nacionalistas. A este respecto, Bill Ashcroft et al. mencionan: “Perhaps the issue is not whether we have nations but what kinds of nations we have, whether, that is, they insist on an exclusionary myth of national unity based in some abstraction such as race, religion or ethnic exclusivity or they embrace plurality and multiculturalism.” (155)24 Las explicaciones anteriores sirven al propósito de ubicar el contexto en que se ha analizado el concepto de identidad en este trabajo. Desde este punto de vista, la identidad nacional no tiene por qué estar reñida con el cosmopolitismo. A partir de lo anterior, es posible aventurar que la identidad italiana de Tina Modotti no se presenta como un contrario a su cosmopolitismo. Ambos supuestos contrarios son en realidad partes de un todo indivisible: la identidad cosmopolita del personaje. Su identidad italiana no impide su identificación como ciudadana del mundo. Su nacionalidad italiana tampoco impide su identificación con los Estados Unidos, México, la Unión Soviética o España. Particularmente si se considera que Tina había crecido bajo el influjo de las ideas libertarias de principios del siglo veinte, en donde como lo exponía Emma Goldman25, los trabajadores y los luchadores sociales de todo el mundo tienen más en común con sus hermanos en el lugar más apartado del planeta, que con los capitalistas de su propio país. El internacionalismo proletario fue una convicción y una práctica en Tina Modotti y muchos luchadores de su época. Asimismo, nuevamente, es posible observar la superposición de la narradora con el personaje. Ambas cuentan con varias ciudadanías; ambas pertenecen a varias culturas. Mary Warnock propone que, para analizar la memoria, es necesario sacudir las bases filosóficas que sustentan el lenguaje dicotómico, empezando con la división cuerpo-mente: The difficulty is [...] to find a language wich does not take such a dichotomy for granted. We need a language which does not assume that on each side of the divide there is something [...]” (Memory 2)

24 Véanse también: Edward Said (218); Eduardo Grüner (59-60); Michael Hardt y Antonio Negri (Empire 106-7 y 109-10; Imperio 102-3); Terry Eagleton (After Theory 7-8); Fredric Jameson (Sobre los estudios culturales 130- 131); Slavok Žižek (151); Seamus Deane (7). 25 Véase el discurso de Emma Goldman en el apartado 2.3 “El anarquismo y la política anticomunista en los Estados Unidos: 1920-1930.”

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Bajo la perspectiva propuesta por Warnock: “Memory and personal identity are inextricably linked” (Memory 77), se observa que la memoria es un proceso que ocupa el cuerpo y la mente; que la imaginación y la identidad no están reñidas con la memoria, y que la identidad italiana de Tina no está reñida con su identificación con varias otras naciones, pueblos y culturas. Siep Stuurman es aún más tajante, cuando afirma: “Without memory there can be no personal identity in any meaningful sense of that term [...] our sense of self is founded on the memory of our experiences” (125). En esta lógica, sería imposible identificarse con una nación y cultura en particular, de no contar con la memoria. De igual forma, la forma en que se experimenta la memoria, la une estrechamente a la imaginación. En algunos casos la memoria actúa como bálsamo, no sólo en Tina. El gran director Eisenstein: “recupera el sentido del humor al recordar a México. ¡Qué tesoro, la luz de México!” (358). Los países, las situaciones, son recordadas con esa mezcla de memoria e imaginación de que habla Warnock (Memory 75), donde ya no es posible distinguir entre una y otra. El peso de la imaginación en la memoria es particularmente palpable en el momento que la prosopopeya entra en acción al adjudicarle cualidades humanas a objetos inanimados: en Moscú las hojas de los árboles caen tristes, mientras “En México las hojas [...] caían alegres.” (336). La superposición de las memorias de la narradora y el personaje, así como el actuar de la imaginación del lector, permiten el juego de comparaciones entre los jueces de Tina y los tres monos sabios, mostrando una variedad de dos posibilidades: por una parte se encuentra la influencia de la narradora, y por la otra, la influencia de las propias vivencias de Tina, quien ya antes había mostrado su interés por la cultura japonesa y china, propia de su tiempo. En sus memorias aparecen menciones al uso de abanicos y kimonos, sin olvidar que la propia Tina es fotografiada vistiendo un kimono. Surge la duda de si la alusión a los tres monos sabios podría surgir de la autora o del personaje, no solamente por lo mencionado en el párrafo anterior, sino por la influencia que la literatura de finales del siglo XIX y principios del XX, ejerció tanto en Elena Poniatowska, como en Tina Modotti, aspecto que ya fue tratado en el apartado 2.2 “Los locos veinte y la “new woman”, período que estuvo marcado por el interés por lo exótico, lo asiático y en Japón estuvieron de moda, precisamente, los tres monos sabios.

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Sobre esta influencia de la literatura decimonónica en Elena Poniatowska, dejan constancia Cynthia Steele (Creatividad 21) y Beth Miller26 (311). La misma Poniatowska menciona sus lecturas de joven en: “Ser un escritor en México” (17). La presencia de los monos se da en el momento que Tina entra a la sala donde será evaluada, la narración transporta al lector a una: “atmósfera funeraria” (394). Los evaluadores de Tina, a diferencia de los tres monos sabios, quienes en la versión japonesa son Mizaru (quien no ve lo malo); Kikazaru (que no oye lo malo); e Iwazaru (que no dice nada malo); son: “sordos, mudos, ciegos” (395) a todo, lo que fortalece la sensación de muerte, donde lo único vivo es lo inanimado: “el reloj” (394). La sensación se acentúa con el retrato que hace la autora de las ventanas: “opacas” (394), que no permiten el paso de la luz. Quienes dan vida a ese recinto fúnebre son el reloj y Tina, con su voz apasionada (402). La conjunción de memoria, imaginación e identidad, permite a Tinísima transportar al lector a los momentos que Tina vive con fervor y apasionamiento. Asimismo, concede la oportunidad de vivir, como testigos presenciales, la transformación de Tina. Su sensibilidad, de tanto exponerse al dolor, se va viendo amortiguada. La mujer se va endureciendo y radicalizando. Se va identificando más y más con la Unión Soviética y la propuesta estaliniana: “Como Stalin, anatematiza a los burgueses y a los pequeñoburgueses. Se condena a sí misma que perdió tanto tiempo” (355). Tina sufre un proceso contradictorio, por un lado quisiera alejarse de sí misma, lamenta su vida anterior y se arrepiente de ella: “se siente a merced de un pasado indefendible” (393). Sin embargo, inevitablemente, lo que ella es, lo lleva siempre consigo: “Su vida entera la trae puesta” (411), como una piel, no puede desprenderse de ella, a pesar de que quisiera ser otra. Este no poder desprenderse de sí misma se percibe en todas las situaciones en que la memoria traiciona su intención de ser otra, y no Tina. Cuando llega a Irún, provincia de Guipúzcoa, en lo que hoy es el país vasco, inmediatamente: “Tina se sintió en casa” (356), le recuerda México. Los ruidos, el griterío, el zocalito, todo le recuerda su estancia en México. Más adelante, al serle asignado un nombre para su trabajo en el Hospital Obrero, durante la guerra civil, agradece ser llamada María Sánchez. Sus referencias son, precisamente, con

26 En entrevista con Beth Miller, Elena Poniatowska cuenta: “Octavio [Paz] me ha dado mucho. [...] Hace años atravesábamos el Paseo de la Reforma, entrábamos a la Librería Francesa y él me decía: “Toma. Lee ... L’Histoire des Treize de Balzac. Me regaló La clé des champs de André Bretón. También le hizo un poema a un sabino, un gran árbol que había en mi casa.” (26 autoras del México actual 313)

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México, recordando que Marías son las indígenas pordioseras y que Sánchez es un apellido muy común en México (433). Por más que intente ser otra, su traje vital está siempre presente, la marca indeleblemente. Aún durante su estadía en la URSS, cuando más quisiera desprenderse de la culpa por su pasado pequeñoburgués, individualista, la vista de un mural en Sebastopol, la transporta a México: “Parece un retablo mexicano grandote. Es igual de ingenuo” (361). Como a Vidali cuyos: “[…] errores del pasado se actualizan para condenarlo” (385), el pasado de Tina la precede y la persigue, se empareja a su paso, vía la memoria. La acompaña a todas partes. Julio Mella aparece en España a través de los cubanos que de manera voluntaria se presentan a colaborar con la guerra civil. Aún en el momento en que más quisiera ser otra, no poseer el pasado que la avergüenza, es imposible desprenderse de él. Durante su evaluación, la memoria la traiciona, transportándola a todas aquellas situaciones en que su nueva conciencia de puritanismo comunista, la hacen sentirse avergonzada de sí misma. El descubrimiento de su sexualidad la avergüenza, todo lo que antes disfrutaba ahora es censurable (398). Nuevamente, el lector se pregunta ¿Quién habla? ¿Es Tina o la voz narrativa? Quizá ambas, ya que la transformación de Tina y el paulatino endurecimiento de su sensibilidad son observables a través de la obra. La identificación de Tina con el pensamiento estaliniano también es paulatina y va creciendo con las tareas que le son asignadas. Pero, inevitablemente, no puede dejar de sentir, de ser mujer, aún cuando frente al dolor de la infidelidad de Vidali quisiera ser insensible. Se autorecita a sí misma, esperando convencerse a sí misma: “Soy una mujer immune” (453). ¡Qué alivio ya no ser Tina! (434). De manera ingenua el cambiar de nombre proporciona a Tina la ilusión de ya no ser Tina, pero la memoria se encarga de recordarle quién es y quién ha sido. Su identidad permanece vía la memoria, a pesar de que ella misma, en ocasiones, no se reconoce: “¿Quién es esta que ahora se apoya contra el muro? ¿Quién soy yo aquí clavada escuchando que Vittorio se ha ido con otra? (453). Tina cambia de nombre con frecuencia, como exigencia de su trabajo político. Sin embargo, estos cambios de nombre también parecen obedecer al deseo de Tina de desprenderse de sí misma, alejarse de su identidad, de su yo anterior y de la Tina previa, pero no le es posible. La antigua Tina y su compleja identidad siempre estarán presentes a través de la memoria.

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La memoria actúa como desencadenante de los recuerdos, la vivencia y la identidad anteriores. La muerte, en el quirófano, de uno de los heridos durante la guerra civil la transporta a la muerte de Mella: “No puedo contigo, quiere decirle a la Tina de 1929. Es inútil; ya está adentro, baja gota a gota emponzoñada como el plasma en la vena del herido” (459). La vieja Tina no sólo está adentro en ese momento; está adentro siempre, ineludible e indisolublemente; Tina es una sola, por más que quisiera disociarse, o deshacerse de su identidad anterior. La paulatina pérdida de la conciencia del herido mencionado anteriormente, es sólo uno de los elementos que desatan la memoria de Tina, recordándole su identidad, recordándole las Tinas que han existido y conformado a la Tina actual. El mar, los ruidos, las flores, la transportan irremisiblemente a etapas de su vida de las cuales no quisiera acordarse. La culpa, ese sentimiento que acompaña a tantos seres humanos, incluyendo a los católicos, practicantes o no, se encuentra presente hasta en la Tina anticlerical y comunista. Una vez más, el lector se pregunta si las manifestaciones de culpa de Tina corresponden a los sentimientos exclusivamente de Tina, o son una más de las superposiciones entre la autora y el personaje. Nuevamente, pueden ser ambas. Ambas fueron educadas en la norma católica, ambas llevan en sus adentros el espíritu que Poniatowska llama de “girl-scout” (Ser 14), de servicio a los demás, además de la culpa por haber gozado de una vida privilegiada. De la vinculación entre la culpa y el arte (particularmente en Elena Poniatowska) hablan, entre otros, José Joaquín Blanco (124) y la propia Poniatowska (¡Ay vida 92, 100; Miller 318; Steele Entrevista 101). De igual forma, Poniatowska confiesa a Cynthia Steele cómo, durante su experiencia de rescate y remoción de escombros, en los terremotos de 1985 en México, a pesar del dolor físico y emocional, ella se decía: “Esto me va a ayudar mucho para mi libro sobre la guerra de España y Tina Modotti. Voy a describir la guerra y los bombardeos mucho mejor” (Entrevista 101). Y, así, como en la siguiente fotografía, Tina viaja a diversos países, pertenece y se identifica con varios de ellos; y, en este viajar, aún cuando quisiera ser otra, es otra y la misma. Lo que es lo lleva siempre consigo, para bien o para mal, jamás la abandona.

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Fig. 12. Tina Modotti, 17 Oct. 2004, http://www.iicusa.org/calendar/photos/photo1423.jpg Hasta el último día de su vida Tina lucha por desprenderse de sí misma, pero la memoria no se lo permite. Por más que quiera olvidar sus vivencias, éstas viajan consigo, prendidas a su piel sin posibilidad de separación. En el lapso de tiempo en que se va muriendo (652) atraviesan por su mente las memorias de su vida. Es entonces cuando aparece una nueva Tina, dulcificada y al lado de Julio. Esta nueva Tina no es la Tina de antes de Julio. Es el producto de su vida. La conjunción de memoria y olvido; realidad y ficción.

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Capítulo cuatro La producción del texto como significante de memoria cultural

Fig. 13. Tina Modotti, Edward Weston, The Mexican Years. (México 1923-1926) 2 Oct. 2004, . En este capítulo se analiza el proceso de construcción del texto Tinísima, desde una perspectiva cultural que busca exponer las memorias individuales de Tina y convertirlas en memorias colectivas, recuperando no sólo la historia de la propia Tina, sino la de miles de personas que formaron parte de esa etapa de la historia de la humanidad. Como se explicó en la Introducción, para la aproximación formal a la novela, se eligieron, de entre los múltiples discursos de los Estudios Culturales, aquellos planteamientos que proporcionan instrumentos prácticos para el análisis textual desde una perspectiva cultural. En este sentido se incorporan elementos sociológicos, históricos, semióticos y estructuralistas mencionados por Ashplant (33); Bal (Practice 5); Hall (Cultural 100-105, Encoding 513); y During (5-6). De esta forma, se examina el texto como un todo estructurado en el que los sistemas de producción, significación y recepción se interrelacionan y se ubican en un contexto temporal, espacial, histórico y cultural. El adscribirse a dicha propuesta de análisis implica también que ninguna de las tres partes del proceso se analice como elemento que existe de forma independiente o ingenua en sí mismo, sino que todas obedecen a ciertos determinantes y se encuentran íntimamente vinculadas entre sí. Tanto la producción como la recepción están influidas por las posiciones ideológicas, biográficas, socioculturales y políticas tanto del autor como de los lectores. La significación no

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sólo incluye las convenciones formales y artísticas para su producción, sino también las intenciones del autor mismo. Hall (100) plantea que la riqueza de la herencia semiótica para los Estudios Culturales, es, precisamente que, de acuerdo a la categoría “polisemia” existen múltiples significados, casi tantos como receptores del signo. Cada lector estará influido por sus propias condiciones históricas, sociales, económicas, ideológicas y culturales, por lo que un mismo mensaje tendrá diversos significados. During (6) aclara que de estos significados se imponen aquellos que pertenecen a la cultura e ideología dominantes, y es en este aspecto, precisamente, donde la recuperación del marxismo, particularmente de Gramsci, ha jugado un papel importante en el desarrollo de los Estudios Culturales. Ashplant menciona que desde este punto de vista teórico-metodológico la recepción: “may become part of the process of production of the initial artefact” (7). Esta interrelación entre la producción, la significación y la recepción es particularmente visible en las obras narrativas de carácter biográfico. A decir de Warnock, existe una cuasi imposibilidad de atenerse a los hechos, de no intervenir en el relato: It is of no help to decide to stick to the facts, because, notoriously, one may describe the facts to suit one’s self. One may misremember; or, more disastrously, may obscure by words rendered meaningless by repetition, how things actually were. (A Memoir, 1) A esta imposibilidad hay que añadir la explícita intención de la autora de denunciar, de escribir acerca de los problemas de cada día, de darles voz a los oprimidos, desde su posición social privilegiada (Pino-Ojeda 27). Así, en Tinísima, es posible percibir, repetidamente, la presencia de la autora a través del narrador. Esta alternancia entre la voz narrativa y el personaje produce un juego de acercamientos y superposiciones, ampliamente comentado por Sara Poot: “La pasión por el texto [...] y por la vida de Tina [...] hacen que la novela corra un riesgo: que la autora se superponga al personaje y hable por él” (403). Sin embargo, esta característica que Sara Poot considera riesgosa; esta mezcla de la imaginación y los hechos, que ya Poniatowska: “ha empleado con éxito en otras de sus obras...” (Steele, Creatividad 18) es lo que convierte esta biografía en una obra literaria (Capote 405). Es, precisamente, la intervención creativa de la autora lo que la convierte en una biografía novelada,

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en objeto del análisis literario, a diferencia de una obra biográfica cuya intención sea puramente de análisis histórico o biográfico. Cabe también mencionar que la intervención de Elena Poniatowska es una característica de su trabajo. Una intervención que, además de no tener una connotación peyorativa, tiene dos vertientes. La primera es consciente, y, como ella misma declara en entrevista con Pino-Ojeda (24), su propósito al intervenir en las voces de sus personajes es mejorar el texto, llenar los vacíos y establecer conexiones entre unas cosas y otras. La segunda es inconsciente. En la misma entrevista, Poniatowska declara su convencimiento de que en la literatura el autor parte de sí mismo, de sus propias experiencias (21). Considera que al escribir: “es absolutamente imposible hacerse a un lado u olvidarse de uno mismo” (63); o que en otras obras: “salen muchas cosas de uno mismo” (72). Esta intervención reiterada cobra particular importancia en los casos de obras como Tinísima y Querido Diego, te abraza Quiela, que no parten de la entrevista directa a los personajes centrales; sino que son acercamientos epistolares e indirectos, con testimonios colectados a través de las opiniones y memorias de otros personajes que formaron parte de las vidas de las protagonistas. Esa diferencia es importante, ya que permite una mayor intervención de la autora a través del narrador, a diferencia de las entrevistas que Poniatowska realiza a los actores del 68 en La noche de Tlatelolco; a Jesusa Palancares en Hasta no verte Jesús mío; a los zapatistas en Voces de la selva y EZLN: documentos y comunicados; a los damnificados del terremoto del 85 en Nada, nadie: las voces del temblor; a los sobrevivientes de las guerrillas y a los familiares de los desaparecidos durante las décadas de los setenta y ochenta en Fuerte es el silencio. Otra diferencia es que en el caso de Tinísima no existe el riesgo de que el personaje real se inconforme, como sucedió con Jesusa Palancares, quien no se reconoció a sí misma en la Jesusa de la novela Hasta no verte Jesús mío “[...] dijo que no era ella” (Pino-Ojeda 34). La intervención de la autora en Tinísima es particularmente visible en el uso de signos lingüísticos propios del pueblo mexicano, cuando Tina solicita comida en la estación del tren, durante la guerra cristera en Puebla de los Ángeles, ciudad famosa por su religiosidad y por la cantidad de iglesias, Tina pide “frijolitos” y “cebollita“, y ofrece agradecérselo de ahí “al Popocatépetl” (209), cuya implicación difícilmente cobra significado para quien no sepa qué es y dónde está el Popocatépetl. Independientemente de cuanto hubiese Tina asumido lo mexicano como propio, se

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hace difícil pensar en ella como la autora de una expresión de gratitud como la anterior, así como de una petición plena de diminutivos, tan propia de los mexicanos, sobre todo de quienes han crecido en el Valle de México. El uso de refranes como “No hay quinto malo” (191) tan usual en México, encaja también en esta clase de intervenciones de la autora Poniatowska, mezclándose y confundiéndose con Tina, o hasta con Edward Weston. En este último caso, sólo puede explicarse el siguiente comentario, partiendo de la mexicanidad de Elena Poniatowska: “Pero qué friega, tanta gringa vieja y ajada” (196). La interpretación de la comparación que Tina hace entre Xavier Guerrero y Edward Weston, sólo puede provenir de la autora: “mejor las hojas de maíz que envuelven los tamales de puerco que la higiene de Los Ángeles” (211). Esta intervención en mexicano concede a la obra una riqueza que alimenta y complementa el proceso polisémico de recepción, concediéndole un significado especial, particularmente en el caso de un lector mexicano, por las características y vivencias culturales que lo rodean. Poniatowska convierte en algo tangible y sensorial la identificación afectiva de Tina con México aún cuando no provenga directamente de la pluma o los labios de Tina. En este mismo tenor se encuentran las descripciones de los estados de ánimo de Tina, como cuando describe a Tina regresar agotada: “y con una insatisfacción más antigua que el Popo y el Ixta” (219). Esa percepción sensorial, de una sensualidad casi erótica, con que la voz narrativa describe las sensaciones de Tina, es particularmente notable en las descripciones acerca de los placeres de la comida mexicana. Casi es posible sentir en el paladar cómo los alimentos se mueven, se estremecen a nuestro contacto; percibir su olor y escuchar sus gemidos: La dulzura y el picor de los platillos mexicanos se estremecían en su paladar; el crujir de la tortilla tostada, el guacamole untuoso, el tequila descendiendo enardecido, el limón verde, más limón que en ningún otro país, templaban sus nervios; el mole le daba peso con sus especias achocolatadas y su caída, pero la espuma angelical de los merengues rosas, evanescentes, la subía al cielo. (133) La mención a que la “mejor” comida mexicana paradójicamente se encuentra en los cafés de chinos, es difícil de entender desde una perspectiva que no sea la de un mexicano del Distrito Federal, como lo menciona Pedro Molina en El valor del miedo: “Y por supuesto que la mejor

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comida mexicana siempre la han hecho los chinos” (12). Así, para Elena-Tina: “comer en el café de chinos de Dolores era un lujo asiático” (219). El manejo del lenguaje durante la producción de Tinísima, como ya se mencionó, coadyuva a la recepción del mensaje que la autora pretende transmitir, así como a la aprehensión por parte del lector de los sentimientos y las emociones de Tina. Poniatowska humaniza al cielo, a la tierra y hasta a los rieles del tren para que lloren con Tina cuando ésta se entera de la muerte de su amigo, el general revolucionario, Manuel Hernández Galván (212). La impunidad, la deslealtad que caracterizan la política en México es contemplada a través de los ojos de Weston, contribuyendo a convertir el amor anterior, en odio: “He visto las caras más sensibles y tiernas que los dioses pudieron crear y otras que le hielan a uno la sangre de tan crueles y salvajes, capaces de cualquier crimen” (212). “¡No hay izquierda más tarada que la mexicana!” (325), declara Sormenti/Vidali a Tina en Alemania. Una vez más, es la voz narrativa quien expresa su opinión. Se retrata la posición de Poniatowska ante un compromiso formal partidario. Sin embargo, a diferencia de ella, Tina perteneció activamente a la izquierda, no sólo mexicana, sino rusa, española, alemana, internacional. A pesar de su convicción en el socialismo real, estalinista, Tina no permite que su arte sea convertido en un objeto utilitario, prefiere renunciar a él. Se niega a “diarificar, actuar como un aficionado, dar pasos atrás” (320), descuidando la calidad de su fotografía. Nuevamente interviene la voz narrativa superponiéndose con el personaje: “Salir como chiva loca a la calle, clic, clic con la Leica clic, clic a disparar, clic, clic, le revuelve el estómago” (321). A Tina: “le resulta repelente” (321) la forma en que Heinz Aldrecht trata sus fotografías; para Tina no sólo es un: “problema de arte pero además una actitud ante la vida” (321). Tan repelente fue la actitud de Aldrecht que su fantasma la persigue hasta el fin de sus días (604-5). Pero, ¿quién habla? ¿Es la voz narrativa o es el personaje Tina?. Parecen ser ambas, y, la propia autora confirma que ambas comparten la angustia por “no perderse dentro de la vida para tener tiempo que dedicarle a su arte” (Pino-Ojeda 28). Uno de los aportes de la autora a esta biografía, es la inserción de su propia angustia, el traslape de su preocupación con la del personaje, el intentar comprender los vericuetos del alma de Tina, a través de los vericuetos de la suya propia.

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La confrontación con Aldrecht es un momento clave para la vida de Tina. Es a partir de este momento cuando Tina decide dejar la fotografía. En 1930, el principal interlocutor de Tina sigue siendo Edward Weston; le escribía largas cartas (que aparecen publicadas en 1986) y que, junto con los diarios de Tina, constituyeron importantes fuentes para Poniatowska. El tener que decidir entre su arte, en la forma en que ella lo entendía, y su actividad política, fue una fuente de profunda angustia. El 23 de mayo de 1930, unos días después de la reunión donde Aldrecht la acusa de: “esteticista” y: “pequeñoburguesa”, Tina escribe largamente a Weston : Me han ofrecido hacer ‘reportajes’ o trabajos para diarios pero no me siento apta para ello. Sigo pensando que es un trabajo para hombres, aunque aquí lo hacen muchas mujeres; quizás ellas puedan hacerlo; yo no soy lo suficientemente agresiva. [...] Naturalmente sus resultados están lejos del nivel que yo trato de mantener con mi fotografía, pero así y todo alcanzan su objetivo. Siento que debe haber algo para mí, pero aún no lo he encontrado, y mientras tanto pasan los días y yo paso las noches en desvelo [...] si sólo tuviera a alguien a quien contarle mis problemas, quiero decir, alguien que los entienda como tú podrías hacerlo, Edward. (322-23)27 Al final la balanza se inclinó hacia la actividad política. Y, junto con la fotografía terminó de irse la Tina modernista, la de las reuniones bohemias. Una nueva Tina surgió de esta crisis, confirmando: “la sabiduría etimológica (y ya, a esta altura, “popular”) que incluye en el concepto de “crisis” no sólo la idea de un fin, sino de un recomienzo” (Grüner 12). Sin embargo, aún en los recomienzos se conserva parte del antiguo ser y las cicatrices del pasado permanecen; aunque se atenúen con el tiempo, jamás desaparecen. Entre estas cicatrices que jamás pueden ser totalmente borradas se encuentra el imaginario personal y colectivo, particularmente el simbolismo religioso. Y, en el caso de Poniatowska, es obvio. En Tinísima persisten los símbolos religiosos: santos, confesionarios, y hasta la mística revolucionaria comunista, están impregnados del simbolismo católico. La religión aparece “hasta en la sopa”; en el arte del buen comer, placer totalmente físico y sensorial, aparece la religión: “Comulga con alegrías y pepitorias, Tina, son un santísimo sacramento” (133).

27 En la carta original, Tina escribe: “I guess I want to do the impossible and therefore I do nothing. […] Otherwise all I will have is “merda.” […] If only I had somebody with whom to tell all my troubles, I mean somebody who could understand them, like you could Edward” (74).

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La propaganda radiofónica, particularmente a través de la voz de Augusto, es un artículo de fe, que debe ser creído independientemente de cualquier raciocinio que lo cuestione: Augusto es un personaje en la vida de [todos]. Si Augusto lo dice, entonces es cierto, si él no lo comenta, nada ha pasado; el reventonazo de los cañones pegado a los muros del hospital no los haría cambiar de opinión: Augusto ha dicho que la línea enemiga está lejos, por lo tanto [...] los rostros se distienden. Augusto ha dicho que todo iba bien y, por lo tanto, nada puede sucederles. (464) Nuevamente es clara la intervención de la voz narrativa, es difícil suponer a la Tina de 1936, cuestionándose estas situaciones, particularmente en pleno bombardeo durante la guerra civil. Durante la construcción del texto, como se ha observado, Poniatowska mezcla, superpone y traslapa la voz narrativa con las memorias de Tina, logrando producir diferentes significados, dependiendo de la cultura e ideología de los lectores (Barthes, ¿Qué es la crítica? 303), así como de los diferentes contextos sociales, históricos y políticos. A algunos de los lectores, aquellos que cuenten con el contenido cultural mexicano, puede producirles una sensación de realidad, la cual podría no ser compartida con lectores de orígenes culturales distintos. Y, en este sentido, es importante recordar las palabras de Grüner en cuanto a la interpretación de los significados. En la corriente de los Estudios Culturales a la que él se adscribe, se trata de una: “construcción permanente del significado [opuesta] a la recepción pasiva de un sentido “congelado”, ya definido de una vez para siempre” (11). En la propuesta de Grüner, Jameson, Žižek, Hall y otros, la tarea del crítico consiste en: Recuperar para lo que se suele llamar “estudios culturales” un espíritu crítico y político (en el sentido amplioy profundo de una interpelación a los discursos ideológicos de la polis) en buena medida perdido, o al menos anestesiado. (11) En otras palabras, el propósito de este capítulo ha sido el rescate de los sentidos culturales que la propia ideología y la cultura de la autora, Elena Poniatowska, confieren a Tinísima, contrastándolos con los sentidos culturales e ideológicos, (pero más los primeros) que producen en el lector. Que, valga la insistencia, son diferentes de lector a lector, dependiendo de los propios contenidos sociales, ideológicos y culturales de cada uno de esos posibles lectores. A dichos contenidos sociales, ideológicos y culturales, es importante añadir los contenidos de género. Para feministas como María Elena Valdés: “the textual strategies of

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creating female space are realized through the dialectic of a speaker and a listener/reader, both living in a woman’s language of action –whatever the reader’s gender may be” (143). Todo ello partiendo del supuesto de que entre la cultura y las determinantes económicas, sociales e ideológicas existe una relación mutuamente determinante (de acuerdo al marxismo gramsciano) y que, por lo tanto si se quiere conocer la cultura de un pueblo, de un grupo social, o de un individuo, se requiere conocer sus aspectos económicos y sociales; sin olvidar la ideología de dichos grupos y la que ocupe el lugar hegemónico en esa etapa histórica en particular. Al analizar una obra cultural, por tanto es necesario desentrañar la cultura y la ideología subyacentes en la misma, especialmente en las que se inscriben en la cultura popular, o de masas, objeto de estudio de los Estudios Culturales.

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Conclusión El rostro oculto de ellos apareció ante nosotros como un espejo, en donde podríamos contemplar nuestro propio rostro aprisionado. Antonio García de León, Prólogo, EZLN: Documentos y comunicados, 15. A través de este estudio se analizó cómo, a través de Tinísima, Poniatowska fue recuperando las voces de personajes reales que tuvieron un papel activo en la construcción de la historia de las primeras cuatro décadas del siglo XX. A través de las voces rescatadas o revividas en Tinísima, se traen al presente episodios de la historia olvidados, marginados u ocultos, que fueron y son importantes, no sólo para entender el pasado y el presente, sino para la construcción de un futuro, para subvertir, asaltar, las versiones de las historias oficiales.28 El interés por la memoria colectiva ha cobrado especial fuerza en los últimos años.29 Las obras testimoniales de Elena Poniatowska se cuentan entre aquellos productos culturales que buscan recuperar, de manera consciente, la memoria colectiva, que persiguen combatir la “amnesia oficial”, recuperando las memorias individuales de quienes vivieron los eventos y épocas que de una u otra forma, han sido marginados o tergiversados de las versiones oficiales de las historias. En entrevista con Juan Armando Epple, Poniatowska menciona que su primer acercamiento: “al lenguaje y la memoria popular” (127) se inició cuando escribía Todo empezó el domingo. A partir de entonces, en el contacto con la pobreza, la represión y las injusticas, la han llevado a dedicar su arte a las causas populares. Por otra parte, es importante también mencionar que Elena Poniatowska manifiesta sentir la necesidad moral de elevar su voz por quienes no la tienen. En entrevista con Beth Miller, Poniatowska dice: En el fondo toda mi vida es fácil. [...] Fíjate que siento, no sé, un sentido como moral. Siento que necesito justificar mi presencia, justificar mi estancia, pagarme mis viajes, no sé, pagarme mis viajes al cielo, no sé a dónde, pero justificar la vida que tengo. (318)

28 Helene M. Anderson menciona que: “la crónica y el testimonio integrados en los discursos de Tinísima están en un constante diálogo intertextual, implícito o explícito, con otros textos “oficiales” de los acontecimientos y de su protagonista. Frente a [esos textos] reclaman su verdad cartas personales, cuadernos y diarios, conversaciones recordadas, fotografías y entrevistas para desmentir [...] aquellas versiones oficiales” (63).

29 “Raro es el día que no se encuentre artículo o noticia que afirme, celebre, lamente o critique la memoria colectiva o su ausencia” (José Colmeiro 221).

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Y, así, esta aristócrata polaca, princesa y descendiente de Stanislaw August Poniatowski, último rey de Polonia, se ha convertido en elemento importante incluso para la negociación política. Cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emitió la lista de quienes serían considerados sus representantes para las negociaciones con el gobierno, uno de los primeros nombres en la lista era, precisamente, Elena Poniatowska, junto al de Pablo González Casanova, Rosario Ibarra, Carlos Monsiváis y otros. Entre las varias obras con que Poniatowska ha cumplido su cometido de brindar su pluma y su voz a los pobres y los marginados, Tinísima ocupa un lugar especial, porque abarca un período de casi cuarenta años de historia y cubre varios países. Sin embargo, Tinísima está ligada a las otras obras testimoniales de Poniatowska, por la intención explícita de la autora de dar voz, recuperar memorias y subvertir la historia oficial. Tinísima, por lo tanto, pertenece a la categoría de los artefactos que suplen la carencia de aquellas voces silenciadas. Tinísima y muchas otras obras literarias han servido para romper el silencio impuesto por la cultura dominante a través de la versión oficial de la o las historias, que sirve para justificar, producir y reproducir esa cultura e ideología dominantes.30 Al contrastar una verdad diferente de la que aparece en las versiones oficiales de la historia, se ayuda a desmantelar las bases de los presupuestos que justifican el pasado y propio presente.31 En cuanto a Tinísima, como se dice en la introducción, es una mezcla de realidad y ficción. A este respecto, es importante señalar que como ella misma declara, a Elena le hubiera gustado escribir una biografía de Tina Modotti, pero como no tenía: “toda la información como para producir un texto totalmente ajustado a la verdad factual, aunque trato de ser fidedigna al personaje, he optado por la novela” (Epple 128). Las fotografías de que está dotada la novela constituyen una prueba documental de que la persona Tina sí existió, y que lo que se relata en la novela, sí pasó. Otro elemento que puede ayudar a observar lo “real” en Tinísima es el lenguaje del personaje. Aunque en la producción creativa, Poniatowska plasma su propio yo, es posible notar que la autora respeta, en buena medida, las características del personaje real.

30 “[They] have dared to speak out and challenge the dominant cultures and the dictates these cultures decree” (Bressler 198).

31 Paul Redding menciona que: “History means that such celebration can be rational, that is, that a philosophical narrative of history can also function to justify the standpoint of the present” (405).

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Si se compara el lenguaje de Jesusa Palancares en Hasta no verte, Jesús mío, con el de Tina en Tinísima, la diferencia es palpable. Esto se debe, entre otras, a dos razones: la primera es que sus personajes son reales, no son sólo un producto de su mente independiente. Y, la segunda: a que Poniatowska trata siempre de respetar a sus personajes, inmiscuyendo su pluma sólo para rellenar vacíos y conectar unas cosas con otras (Pino-Ojeda 24). Como se mencionó en la introducción, Tinísima es uno más de los esfuerzos que Elena Poniatowska ha hecho para otorgar voz a los sin voz. En entrevista con Juan Armando Epple, Poniatowska explica la razón de su obra La noche de Tlatelolco: Me propuse reunir las voces de los jóvenes, las madres e incluso los soldados, para transcribir la memoria inédita de una experiencia traumática en la historia contemporánea de México: se trata de un collage de voces que buscan explicar algo que no está registrado en la historia oficial. (127) No es difícil percibir la intención de Poniatowska en sus obras testimoniales. Desde los títulos se nota el interés de la autora por romper el silencio: Fuerte es el silencio; Nada, nadie, las voces del temblor; Voces de la selva. Este trabajo de recuperación de memorias, de dar voz a quienes no la han tenido, se adscribe también en la propuesta de enriquecer la relación entre la historia y la literatura. El proceso normal de contextualizar la obra literaria en su entorno histórico, puede enriquecerse si a la información histórica se la enriquece con la literatura. En otras palabras, así como la literatura se beneficia de la contextualización histórica; el análisis histórico puede beneficiarse del análisis literario32. Obras como Tinísima pueden complementar el análisis histórico, convertirse en fuente de información para la historia, gracias a que recupera las voces y memorias de quienes, normalmente, no aparecen en la historia oficial. En el caso de Tinísima, la propuesta anterior es aún más viable debido a que todos los personajes y situaciones son reales. La aportación de la autora se da, más que a nada, al nivel de la expresión de los sentimientos de Tina Modotti. Y, aún a este nivel, es posible afirmar que Poniatowska fue bastante fiel a las interioridades de Tina, como se fue mostrando a través del estudio, al contrastar las afirmaciones de Poniatowska con los diarios de Edward Weston y las cartas de Tina Modotti a Weston.

32 Birgin Maier-Katkin propone: “Certain questions [...] should be investigated not only in the context of historical documents and objectifiable data; they also could benefit from literary analyses [because it] depicts a collection of people who traditionally escape historical recordkeeping” (368).

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Tinísima está estructurada de tal forma que llama al lector a involucrarse emocional y éticamente con el desarrollo de los personajes y las historias. Me atrevo a afirmar que este involucramiento fue planeado por la autora e inicia desde el momento de la producción del texto; desde que Poniatowska perfiló la obra y definió sus intenciones al escribirla. En Tinísima, tanto la autora como la obra son culpables. Culpables de obligar al lector a tomar posiciones, a simpatizar o no, con una idea o un punto de vista. En otras palabras, Poniatowska puede ser acusada de actuar con “premeditación, alevosía y ventaja” en la creación de una novela parcial, con objetivos claros en el sentido de recuperar la memoria colectiva de los años veinte, treinta y cuarenta en México, España, la ex Unión Soviética y los Estados Unidos. También es culpable de emitir cuestionamientos críticos tanto a los gobiernos como a los movimientos de izquierda participantes en las historias de esos años en los países mencionados. Considero que en este estudio se ha mostrado cómo Tinísima complementa y enriquece la historia oficial a partir de la recuperación de las voces silenciadas, con lo cual se cumple la tesis de que se partió para la realización de este trabajo. Considero también que Tinísima es una clara muestra del contenido ideológico y cultural existentes tanto en la autora, como en el propio texto. Tanto Poniatowska como Tinísima proyectan, de manera clara a los personajes, sus intenciones, y sus posiciones ideológicas; así como el entorno económico y social en que les tocó vivir. De igual forma, en la parte correspondiente al análisis de la forma, se percibió cómo el lenguaje y la técnica empleadas influyen en el significado del contenido. Influyen, asimismo, en la recepción. La estructura que la autora concedió al texto y el juego con los elementos cronológicos proyectan en la mente del lector una determinada percepción que humaniza y hace verídico el proceso de la memoria en Tina como personaje de la novela y en Tina como persona que existió, vivió, amó, sufrió y luchó en la vida real. Las posiciones ideológicas y la identidad de la autora se reflejan permanentemente en el texto proporcionándole significado. La vinculación entre realidad y fantasía; entre contenido y forma; la ruptura de las dicotomías proporcionan al lector la posibilidad de una lectura más amplia, y una interpretación más variada.

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El contemplar la memoria, en Tinísima, como un elemento que puede combinarse, y de hecho se combina, con el olvido, la imaginación, la historia y la identidad, arrojó los elementos que se fueron esbozando a través de la tesis. De igual forma, sin pretender la arrogancia de creer que mi estudio proporciona elementos para la solución del eterno problema de la fragmentación de las izquierdas, considero que el análisis de experiencias pasadas puede arrojar alguna luz que permita la apertura y tolerancia entre las diferentes posiciones que buscan un mundo más justo e incluyente. Quizá otro elemento venga a ayudar, como en el Aguascalientes zapatista, en agosto de 1994, donde: En vez de que la Convención se viniera abajo entre las eternas discusiones de una izquierda discursiva y siempre fraccionada, en vez de las interminables “horas- nalga” como las llama Jesusa, de los seis mil concurrentes, la naturaleza se vino abajo. (EZLN 325)

Fig. 14. José Saramago, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais y el Subcomandante Marcos. Villa Olímpica, México, 13 Mzo. 2001. Portada del periódico La Jornada, 23 Nov 2004, . Así como Tina pretende desprenderse de sí misma, sin lograrlo, hasta el final de su vida, la memoria mezclada con la imaginación, y la memoria como productora de identidad, son indisolubles. Permanecen unidas y sólo es posible separarlas a través de un proceso de disección abstracto con fines del análisis, pero sin olvidar que el todo siempre es más que la suma de las partes.

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