BOLETÍN

DE LA ACADEMIA DE LETRAS

TOMO LXVII, julio-diciembre de 2002, N.o 265-266

BUENOS AIRES 2003 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS

Director: Pedro Luis Barcia Consejo Asesor Federico Peltzer, Carlos Alberto Ronchi March, Alicia Jurado, Gloria Videla de Rivero, Gregorio Salvador, Manuel Seco, Alonso Zamora Vicente, Humberto López Morales. .. SUMARIO RECEPCIÓN DEL ACADÉMICO DE NÚMERO DON ISIDORO BLAISTEN Barcia, Pedro Luis, Palabras de apertura ...... 161 Modern, Rodolfo, Presenlución del académico de número don Isidoro Blaislen ...... 167 Blaisten, Isidoro, La solemnidad destruida ...... 173 VIAJE DE LA ACADEMIA A SAN JUAN Barcia, Pedro Luis..Recepción del académico correspondiente por San Juan, don César Eduardo Quiroga Salcedo...... 185 Quiroga Salcedo, César Eduardo, Tradición oral, lileratura . e historia, ida y vuelta ...... 193 HOMENAJES Celltellllrio de Állgel J. Batristessa Barcia, Pedro Luis, Apertura de la última sesión pública del año académico...... 217 Barcia, Pedro Luis, Los libros potenciales del maestro Ballistessa ...... 225 Premio Literllrio Academia Argentina de Letras Requeni, Antonio, Enlrega del Premio Academia Argentina de Lelras al novelista Abel Posse ...... 233 Duhalde, Eduardo, Carla de S. E!'! el señor Presidente de la NacióII ...... 239 XII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA Mpdern, Rodolfo, Narrativa picaresca en la Argentina yen los Estados Unidos de Norteamérica: Arturo Cancela y Damon Runyon ...... 241 El contenido y la forma de los trabajos publicados en este Bale/in son de exclusiva responsabilidad de sus autores. L.os textos incluidos en este Boletln podrán reproducirse con previa autorización escrita de la Academia. . BOLETíN DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS Sánchez de Bustamante 2663 C1425DVA - Teléfonos: 4802-3814/5162 Fax: 4802-8340

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MESA DIRECTIVA

Presidente: Don Pedro Luis Barcia Secretario general: Don Rodolfo Modern Tesorero: Don Federico Peltzer

ACADÉMICOS HONORARIOS

Don Antonio Pagés Larraya Don Adolfo Pérez Zelaschi Don José Maria Castiñeira de Dios

ACADÉMICOS DE NÚMERO

Don Carlos Alberto Ronchi March Doña Alicia Jurado Don Horacio Arrnani Don Osear Tacca Don José Edmundo Clemente Don Horacio Castillo Don Santiago Kovadloff Don Antonio Requeni Don José ·Luis Moure Don Isidoro Blaisten Doña Emilia P. de Zuleta Álvarez Doña Alicia Maria Zorrilla Don Jorge Cruz ACADÉMICOS CORRESPONDIENTES

Don Pedro Grases (Venezuela) Don Alonso Zamora Vicente (España) Don Paulo Estevao de Berredo Carneiro (Brasil) Don Alberto Wagner de Reyna (perú) Don Ramón García Pelayo y Gross (Francia) Don Franco Meregalli (Italia) Don Juan B. Avalle-Ari:. (Estados Unidos de Norteamérica) Don Gastón Gori (Santa Fe, Rep. Argentina) Doña Elena Rojas Mayer (Tucwnán, Rep. Argentina) Doña Ángela B. Dellepiane (Estados Unidos de Norteamérica) Don Roberto Paoli (Italia) Don Giovanni Meo Zilio (Italia) Don Raúl Aráoz Anzoátegui (Salta, Rep. Argentina) Don José Luis Víttori (Santa Fe, Rep. Argentina) Don Carlos Orlando Nállirn (Mendoza, Rep. Argentina) Don Rugo Rodríguez Alcalá (Paraguay) Don Walter Rela (Rep. Oriental del Uruguay) Don Alejandro Nicotra (Córdoba, Rep. Argentina) Doña Luisa López Grigera (España) Don Susnigdha Dey (India) Doña Gloria Videla de Rivero (Mendoza, Rep. Argentina) Don Dietrich Briesemeister (Alemania) Doña Nélida E. Donni de Mirande (Rosario, Rep. Argentina) Don Aledo Luis Meloni (Chaco, Rep. Argentina) Don Rafael Felipe Oteriño (Mar del Plata, Rep. Argentina) Don Osear Caeiro (Córdoba, Rep. Argentina) Don José Saramago (Portugal) J.:)on Bernard Pottier (Francia) Don Francisco Rodríguez Adrados (España) Don Carlos Rugo Aparicio (Salta, Rep. Argentina) Don Néstor Groppa (San Salvador de Jujuy, Rep. Argentina) Don Réctor Tizón (San Salvador de Jujuy, Rep. Argentina) Doña Margherita Morreale (Italia) Don Gregorio Salvador (España) Don Rumberto López Morales (Puerto Rico) Don Réctor Balsas Ferreiro (Rep. Oriental del Uruguay) Don Luis Gómez Macker (Chile) Don Carlos Jones Gaye (Rep. Oriental del Uruguay) Don Alfredo Matus Olivier (Chile) Don José María Obaldía Lago (Rep. Oriental del Uruguay) Don Jacques Joset (Bélgica) Doña 1nna Cuña (Neuquén, Rep. Argentina) Don Juan Carlos Torchia Estrada (Estados Unidos de Norteamérica) Don Gustav Siebenmann (Suiza) . Don Víctor García de la Concha (España) Don Odón Betanzos-Palacios (Estados Unidos de Norteamérica) Don Francisco Marcos Marín (España) Don César Eduardo Quiroga Salcedo (San Juan, Rep. Argentina) Don Francisco Darío Villanueva Prieto (España) Don César Aníbal'Femández (Río Negro, Rep. Argentina) Doña Susana L. Martorell de Laconi (Salta, Rep, Argentina) Doña Ana Ester Virkel (Chubut, Rep. Argentina) Doña OIga Zamboni (Misiones, Rep. Argentina) Doña Gladys Teresa Girbal de De Combi (La Pampa, Rep. Argentina)

BOLETíN DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS

TOMO LXVII julio-diciembre de 2002 N.O 265-266

RECEPCIÓN DEL ACADÉMICO DE NÚMERO DON ISIDORO BLAlSTEN·

PALABRAS DE APERTURA Autoridades Señor Rector de la Universidad de Buenos Aires Señores Consejeros de España y de Rumania Señor Director del Museo de Bellas Artes Señores Académicos Amigos de la Academia

Señores y señoras:

Es la de esta tarde la segunda sesión pública del año, en la que la Academia abre sus puertas para participar a todos y festejar juntos, ustedes y nosotros, la ampliación del cuerpo académico con el ingreso de un nuevo académico de número, don Isidoro Blaisten. La Corpora­ ción se enriquece con este ingreso. Esta ceremonia de recepción es siempre fraternalmente grata, pues el acto supone cordialidad y cali­ dez, que, además, son cualidades que trasunta nuestro flamante cole­ ga. En el gesto de sumar a nuestra labor un hombre de las letras

• La crónica de este acto, realizado el 12 de septiembre de 2002, puede leerse en "Noticias" del presente volumen. 162 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002 ratificamos que la Academia es una comunidad de ellos, como su nombre 10 proclama. Antes de referirme brevemente al nuevo académico de número, quien será presentado por nuestro secretario don Rodolfo Modern, en esta jorna­ da, quisiera dar a conocer a ustedes algunas novedades celebrables ocurri­ das en estos dos últimos meses en nuestra Corporación. Ha sido electa como académica de número la doctora Alicia Zorrilla de Rodríguez -que hoy nos acompaña en el estrado-- y como correspon­ dientes por España, los doctores don Francisco Marcos Marín -quien ya recibió su diploma y medalla en ana sesión privada, en la que se dirigió al pleno-- y el doctor don Darío Villanueva, reconocido catedrático de Santiago de Compostela. Asimismo, ha sido electo académico corres­ pondiente por la provincia de San Juan el doctor César Quiroga Salcedo, que hoy está con nosotros y a quien, en breve, ungiremos como tal en el seno mismo de su tierra sanjuanina. Con la idea de subrayar la condi­ ción argentina de nuestra Academia y con un gesto vigorizante de lo federal, se ha decidido que de aquí en más, y en tanto podamos hacerlo, una delegación académica viajará a la provincia donde se haya elegido un correspondiente, para hacerle allí, en acto público, la entrega de los atribuLos que lo identifican como miembro de la Corporación. Otro motivo de celebración en esta reunión es que estamos regu­ larizando la publicación de nuestro Boletín, cuya periodicidad se ha­ bía detenido. Hemos reanudado su aparición: acaba de editarse el correspondiente al segundo semestre de 2000, y está en prensa el del primero del 200 l. Si las cosas van bien, y con la ayuda de Dios y de nuestro Tesorero, llegaremos a ponemos al día en marzo del año venidero. También es razón de festejo el hecho de que acabamos de inaugu­ rar nuestro ~itio en Internet. Su indicación en el universo virtual, donde debíamos estar como necesidad impostergable de los tiempos, es: www.aal.universia.com.ar. Esto se ha conseguido gracias a la deci­ sión, apoyo y colaboración definitiva de UNNERSIA. Especialmente, de su Director el doctor Julio Piñero quien, con honda comprensión y capacidad ejecutiva, hizo lugar a nuestra inquietud, que hoy se nos da con felicidad. También quiero destacar la labor de aplicada dedicación y pronta disposición para salvar cuanta dificultad surgiera, de don Fernando Puricelli, sin el cual no habríamos podido anunciar hoy esta BAAL. LXVII, 2002 PALABRAS DE APERTURA 163 realidad. Una de las virtudes de los hombres inteligentes, como es el caso del doctor Piñero, es saber rodearse de colaboradores eficaces. Nuestro equipo académico, para esta concreción, coordinado por la se­ ñora Inés Bosch, de Despacho, se ha integrado en ella con el Director de la Biblioteca, licenciado Alejandro Parada, y el Director del Departa­ mento de Investigaciones Filológicas y Lingüísticas, doctor Francisco Petrecca. A todos, en nombre de la institución, muchas gracias. Pero volvamos al motivo fuerte de nuestra reunión. Don Isidoro Blaisten nació en Concordia, una ciudad del noreste de Entre Ríos. El nombre de su lugar de nacimiento parecería haberle puesto su impron­ ta al académico, en tanto todos lo conocemos como varón conciliador, dispuesto siempre al diálogo y al acercamiento, a la armonía y allega­ miento de los corazones, como dice su Concordia natal. Proviene Blaisten de una provincia con larga y generosa tradición literaria, fecunda en hijos ilustres: Olegario Andrade, Martiniano Leguizamón, Evaristo Carriego, Fray Mocho, Juan L. Ortiz, nuestro dilecto Carlos Mastronardi y tantos más. A esta galería se ha incorpora­ do, merced a su obra caudalosa y de mérito, don Isidoro Blaisten, cuentista, como ha optado por cifrar su labor creadora en la ficha acadé­ mica. Aunque, mirando el conjunto de su producción, esto no es absolu­ to. Blaisten se inició en la creación literaria, como casi todos los jóve• nes, con la lírica. Su primer libro, Sucedió en la lluvia (1965), así lo testifica. En estos días, viene demorando la entrega a su editor de su primera novela. Entre estas dos abrazaderas, poesía y novela, se hizo espacio para dos libros ensayísticos o cuasiensayísticos: sus Anticonferencias, de 1983, y Cuando éramos felices, de 1992, que son más y menos que ensayos, con rica variación de abordajes y enfoques vivaces y vitales, como todo lo que nuestro escritor hace. Y sabe hacer. y vamos a su especie preferida en el género narrativo, sus cuen­ tos y, por qué no mentarlos, sus cuentículos, como los colectados en El mago. Ha publicado media docena de volúmenes con ellos y varias antologías. El cuento es el eje de su creación. (Evito hablar de "pro­ ducción", manida palabra que rebaja la alta capacidad imaginativa y hacedora de filiación divina en el hombre al chato terreno de la inge­ niería industrial y de la economía). Varias de sus piezas han sido traducidas a otros idiomas. Todo un libro suyo, Dublín al Sur, lo ha editado Gallimard; y han sido traduci- 164 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVn. 2002 das piezas suyas al inglés, al alemán, al serbio, y algo que el autor no sabe: al búlgaro, como lo tengo visto en el registro de versiones de textos argentinos hechos a esa lengua que requisé en una visita que hice a Sofia. No quiero ser impertinente avanzando sobre la función del doctor Modern, pero del corazón habla la boca, del corazón del lector que soy, digo. No puedo evitar apuntar escuetamente mi valoración de sus narraciones breves. Blaisten tiene un agudo y retentivo oído para re­ producir los sutiles matices del habla oral, infinitos, diría Chesterton, como las variedades de color de Tas hojas otoñales. Su oído es privile­ giado para captar tonos e inflexiones que fija con acertada baquía en su prosa fluida, narrativa o dialogada. Sus personajes están en su propia habla. A ello, le suma una capacidad visiva que rescata gestualidades, movimientos, atuendos, modos diversos y cambiantes de sus creaturas, y son estos apuntamientos los que las hacen indivi­ duales y creíbles. Su sabia pericia narrativa nos tiene en vilo y nos imanta en el encadenamiento de los momentos de la intriga hasta las líneas finales en que, o nos deja suspensos ante una ambigüedad de salidas posibles, o bien nos sorprende con una revelación inesperada, como en "Al acecho", con el que ha titulado su último libro. Esta frase tit'Jlar, "al acecho", no solo alude a la actitud de la protagonista, ni a la del ingenuo coprotagonista, que ignora que las mujeres son siempre más astutas que los hombres, por lo menos, que se sepa de Eva acá. La frase puede aplicarse como indicación o advertencia indirecta al lector, que sepa con qué tensión debe avanzar en el fluir del relato, pues algo lo aguarda, nos aguarda siempre, agazapado en él. Nos recuerda el gesto del tigre del soneto 65 de La urna, de Enrique Banchs:

El reposo en la selva silenciosa, la testa chata entre las garras finas y el ojo fijo, impávido custodio, espía, mientras bate con nerviosa cola el haz de las férulas vecinas en reprimido acecho ...

El salto sorpresivo nos acecha, y el lector debe leer el texto desde el acecho. BAAL, LXVn, 2002 PALABRAS DE APERTURA 165

Agradecemos a Blaisten dos cosas, básicamente: su creación na­ rrativa y su apoyo a las tareas de la Academia, pues desde su ingreso ha participado con sugerencias y propuestas vitalizadoras, asociadas ellas a la relación de la Corporación con los medios de comunicación. Señor Académico de Número, don Isidoro Blaisten, sea bienveni­ do y le deseo, en nombre de todos los cofrades, que halle usted en nuestra Casa amistad, diálogo fraternal y humana gracia -ya que no Graciela, que lo acompaña en su casa- para el bien suyo y el de nuestra institución.

Pedro Luis Barcia

PRESENTACIÓN DEL ACADÉMICO DE NÚMERO DON ISIDORO BLAISTEN

La Academia Argentina de Letras se complace,. por mi interme­ dio, en recibir a un escritor relevante que es, también, un auténtico artista del lenguaje, según dictamen de críticos y lectores. Su obra publicada, que se inició curiosamente con un libro de poemas, Suce­ dió en la lluvia, en 1965, abarca treinta y siete años pródigos en premios municipales y nacionales, además del "Esteban Echeverría" por su obra narrativa, y el Konex de platino. Más allá de nuestras fronteras, ha sido traducido al francés, al inglés, al alemán, al hebreo y al serbio. La nómina de estos antecedentes valiosos no lo dice todo respecto a lo que interesa esencialmente, a la inusual calidad de su escritura, a la variedad de sus abordajes, a su compromiso por rep;:o­ ducir, de una manera propia, ese tipo de realidad que es capaz de percibir, asimilar y transformar en beneficio del lector. Blaisten ha sido encasillado como humorista y, para ciertas men­ talidades, eso puede sonar a una especie de capitis diminutio velada. Pero, aunque es, antes que nada y fundamentalmente, un cuentista que sabe, en sus propias palabras, que "el cuento es una línea recta y corta entre dos necesidades, la del emisor y la del receptor", y que "quien lee un cuento busca una sensación rápida, intensa y duradera", como también que "el cuento reemplaza la extensión por la tensión", su sustancia revela con diversas modalidades, un enfoque y desenvolvi­ miento de carácter indudablemente humorístico. Y esta manera de ver y reproducir la realidad no inferioriza, sino todo lo contrario, puede reflejarse en nombres que definen una literatura, como los de Cervantes y Sha~espeare. y quienes creen que lo profundo se da solamente a través del ceño contraído, los labios cerrados, el aire solemne y el gesto adusto, se equivocan lamentablemente. Al revés, el humorismo, se ha dicho tantas veces, es una cosa seria. Sobre todo, por sus conse- 168 RODOLFO MODERN BAAL, LXVn. 2002 cuencias. Porque si bien se mira, detrás de la risa o la sonrisa acecha, en muchas ocasiones, el llanto. Pero el decoro y hasta el buen gusto exigen huir, por lo menos, de lo melodramático. En nuestro país, no podemos eludir ciertos aspectos de Sarmiento, el ademán común de la generación del '80, Eduardo Wilde incluido, a Fray Mocho y a Rober­ to Payró, 'a' Arturo Cancela, a Borges y Cortázar, como también a dos notables escritores que fueron miembros de número de nuestra Acade­ mia, Conrado Nalé Roxlo y Marco Denevi. Todos ellos buscaron la sonrisa cómplice del lector, ~Lguifio a fin de lograr ese entendimiento que va más allá de las palabras. Y, básicamente, para no aburrir, para entretener en el mejor de los sentidos. Isidoro Blaisten ha adquirido, mediante una práctica exitosa, cu­ yos libros más notables son, posiblemente, las colecciones de cuentos tituladas Cerrado por melancolía, Dublín al sur, Carroza y reina, y Al acecho, un concepto claro y hondo acerca de lo que el humorismo significa. Así sefiala con agudeza que

el humorismo es la penúltima etapa de la desesperación. [ ... ] ante el estupor que provoca la incorregible estupidez humana, el humor im­ pone su desmesura. Entonces el humor es una infracción, pero de alguna manera nos está ofreciendo un ordenamiento del caos, quizá la única forma de salvación, la del absurdo.

Y, como ha pensado seriamente en su aptitud, que también es vocación, puede afirmar:

que el humor, como la poesía, da lugar a la metáfora. El humor es siempre una metáfora, la intuición que establece el nexo entre dos imposibles. Enlaza dos ideas imposibles y las formas visibles. Es un dictamen de belleza que encierra en su mecanismo poético el júbilo del descubrimiento.

Me agradaría destacar en este lúcido análisis los términos "deses­ peración", "estupidez" (de la que Aldous Huxley decía que debía considerarse como un pecado capital más), "desmesura", "infracción", "caos", "salvación" y "absurdo". En una defmición cefiida de lo indis­ pensable, pero donde nada falta, Blaisten ha dado en el clavo. BAAL, LXVII. 2002 PRESENTACIÓN DEL ACADÉMICO DE NÚMERO... 169

El presente académico (que con esta distinción quizás juzgue, aunque erróneamente, que se trata de un rasgo humorístico más que la vida le ha otorgado) no escapa a la realidad, al mundo real. Pero prefiere encararla, impregnarse de sus jugos y aromas, confrontarla con otro tipo de realidad que nada tiene que ver con la de los artistas incapaces de alejarse del ombligo propio y sacar conclusiones en la representación trabajada de los fenómenos que la vida (y la vida del lenguaje) ofrecen. Sólo que estas conclusiones son tácitas, hay que leerlas al margen o en las entrelíneas. Y, mediante su certero poder de observación y su prodigioso dominio de las palabras, donde la mirada y el oído son sus órganos de percepción naturales, puede desenmasca­ rar y exhibir, mediante esa desmesura que nombra, las infinitas capas de estupidez que la idiosincrasia humana alberga y que convierte, en sus choques y contrastes, el mundo en un caos. Para eso están las exageraciones evidentes, las repeticiones de giros idiomáticos, los jue­ gos con las significaciones, la esgrima de ataques y defensas, los diálogos llenos de lugares comunes o asombrosamente incisivos, la presentación con sordina del ridículo y la desesperación y, está de más decirlo, la terapéutica ausencia de toda moralina. Es que el humorista, para Blaisten, es un hombre que comprende, que tiene la piel muy sensible y vibra en la vulnerabilidad de los afectos. De otro modo, nuestro académico seria distinto tras haber recorrido tantos oficios a partir de su primera juventud. Pero a no engañarse. Isidoro Blaisten ha penetrado en el universo de la calle, la conoce en 10 que es, pero no es solamente hombre de calle, allí donde aprendió y ejerció tantos ofi­ cios. Es también hombre de libros, de muchos libros, sabe perfecta­ mente 10 que es la alta cultura, y aun con la sonrisa a flor de labios, no la oculta. Lo que lo indigna y denuncia, pero siempre lejos de la agresión, la malevolencia o el resentimiento, es la falsedad del barniz, la fuga de la realidad, la máscara del fingimiento, la pirueta del disi­ mulo o la desfachatez de la mentira. En la poblada tribu de los escritores, los de probado nivel humorís• tico no abundan. En parte, porque un tratamiento serio o patético del tema puede resultar una tarea más fácil o más directa. En parte, también, porque la inteligencia del humorista, que debe ser por fuerza considera­ ble, se halla orientada en un sentido peculiar. El humorista que es Blaisten, y que son sus hermanos de cualquier latitud, percibe con niti- 170 RODOLFO MODERN BAAL. LXVII. 2002

dez los rasgos de la realidad aparente y procede, con cuidado y sutileza, a desmontarla. O dicho de otra manera, realiza una doble operación mental para poner al descubierto el fenómeno cuestionado, para expo­ nerlo a la sensibilidad intelectual de su lector. En la ironía, el recurso se advierte más claramente y, por 10 general, quienes desdeñan o se niegan a comprendet".su valor, que es un esfuerzo para la recuperación de la salud psicofisica, suelen tirar a tontos, cuando no a estólidos mentales o sensibles. Y,lo que es de esperar, obran en consecuencia. Por lo demás, Blaisten, que se inició públicamente como poeta, no reniega de este género. Muy por a-contrario. Lo conceptúa como el más alto, como de otra naturaleza dentro de las especies de la literatura, y confiesa que continúa en el ámbito privado escribiendo poesía, aunque se resiste a darla a conocer. Esperamos que, alguna vez, se despoje de falsos pudores y la muestre. Porque quien escribe como Blaisten tampo­ co puede excluir su prosa de las reglas que comprometen a un juego virtuoso y que dicen mucho acerca del valor y sentido que el autor otorga a la palabra. Y que supone sobrada decantación, corrección y vigilancia acerca de los efectos por lograr. Escuchemos este párrafo:

Pigüé, con sus achiras y su trigo chuzo y sus chalchaleros en las carchapayas y el chingolo chapaleando en la laguna y el rezo del mamboretá. Pigüé con sus piquillines silenciosos y el grito del chajá destruyendo el vaho de las heladas. Pigüé quieto y solitario y el silbo de la cachila ente las matas achaparradas del mburucuyá.

Esto es para un oído más o menos adiestrado una fiesta de sonoridades, cadencias y sonrisas. Y Blaisten la ofrece a raudales con sus descripciones, que van mucho más allá de la simple travesura. No todos sus cuentos son decididamente humorísticos. Los hay serios, graves, casi trágicos, porque el ánimo del escritor no está siem­ pre dispuesto para la sonrisa. Melancolía, nostalgia, lamento por el despilfarro y fracaso de tantas existencias forman también parte de su vasto repertorio. Pero aun allí siempre hay una nota de distensión, porque la risa y la sonrisa abren el mundo al mundo, lo hacen participativo y múltiple, en tanto que el llanto y el lamento encierran al sujeto, 10 confinan dentro de los límites de su propia cárcel. Blaisten posee, además, otra de las virtudes propias del cuentista consumado. Además de la tensión a la que él mismo alude como BAAL, LXVII, 2002 PRESENTACIÓN DEL ACADÉMICO DE NÚMERO... 171 ingrediente necesario del cuento, está su sentido de suspenso, que narraciones como "Al acecho" ponen de manifiesto, los remates im­ previsibles o sorpresivo s, los rasgos del personaje a través de la pala­ bra pronunciada, sus gestos y, asimismo, las acotaciones que definen un clima. Y también, la captación y devolución de un variado espectro lingüístico capaz de caracterizar individuos, clases sociales y la cultu­ ra que les es inherente. Léase a tal efecto "Carroza y reina", una desopilante mitificación de San Juan y Boedo, lugar que tan entraña­ blemente Blaisten conoce y describe. El disparate, la sucesión de ac­ ciones y reacciones sin un sentido coherente revelan con trazos exage­ rados, pero no absolutamente imposibles, el caos que la realidad ofre­ ce sin pausa. Es que un humorista como Isidoro Blaisten, maestro asimismo del monólogo, según lo revelan "Mishiadura en Aires" y "El total", maestro también en la presentación de personajes, como el arquitecto Leisajovich, apunta, a través de la sonrisa, a un propósito tan alto como noble. Aspira, a contrario sensu, y mediante la denuncia de la irracionalidad y del desequilibrio inherentes a tantos comportamientos humanos, a la instalación de una porción de racionalidad, a un resta­ blecimiento, aunque fuera precario, del equilibrio que el género huma­ no parece haber perdido en sus relaciones con los demás y consigo mismo. Blaisten sostiene y cito, que el humor "es una aristocracia del alma". Puede ser, porque la relativa escasez de humoristas calificados así lo demuestra. Pero lo que está fuera de discusión es que el humo­ rismo, además de la emisión de un juicio que no termina en la mutila­ ción o en la aniquilación, supone una forma expresiva superior, no s610 de comprensión acerca de 10 que somos, sino también de paz y, a través de la efímera palabra, de piedad por eso mismo que también somos, en un camino, aunque frágil, hacia cierto tipo de redención, de ésa que tanta falta hace. El estatuto que gobierna la composición y los fines de la Academia Argentina de Letras exige que sus miembros sean argentinos (y Blaisten lo es, tanto que nació en Concordia, Entre Ríos, y la concordia define la línea de su vida), como también que sea portador de una obra en la que se haya "distinguido especialmente en el cultivo de las letras o en estu­ dios relacionados con nuestro idioma". Este segundo requisito también lo cumple cabalmente. Y hay otro más, uno tácito, sin el cualla Corpo- 172 RODOLFO MODERN BAAI.., LXVII, 2002 ración viviría una existencia menos plena. La Academia Argentina de Letras pretende también que sus miembros sean, fundamentalmente, buenas personas. En el caso de Isidoro Blaisten, el requisito se ha cumplido. Pues, además de su condición de creador de ficciones memo­ rables (para usar una palabra predilecta del repertorio borgiano), Isidoro Blaisten es una buena persona. Señor académico Isidoro Blastein, sea usted bienverudo a esta Casa que, con toda justicia, es también la suya.

Rodolfo Modem LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA

Queridos amigos:

Agradezco las palabras del señor presidente, doctor Pedro Luis Barcia, cuya sólida erudición no rehúye la claridad ni desdeña el humor. Y la generosidad del doctor Rodolfo Modern, que ha cultivado todos los géneros, pero sigue siendo fundamentalmente poeta. Exce­ lente poeta, de apasionado equilibrio y sabiduría alerta. Hombre de silencios reflexivos, quizás el juicio de Pedro Miguel Obligado sobre Leónidas de Vedia ayude a definirlo: "Un hombre de buena voluntad cuya conducta es el resultado de la verdadera inteligencia". Agradezco también a todos los académicos que me han honrado al elegirme para ocupar el sillón José Hernández. Como le expresé en una carta a la doctora Ofelia Kovacci, esa gran maestra que ya no está pero que nos sigue guiando, trataré de ser digno de esa elección. El sillón José Hernández fue ocupado por Eleuterio Tiscornia, Enrique Larreta, Pedro Miguel Obligado, Osvaldo Loudet y Marco Denevi. A todos estos escritores, siguiendo la tradición de la Acade­ mia, me iré refiriendo a través de la exposición de mi humilde teoría. Mi humilde teoría consiste en afirmar que, entre otras cosas, la literatura es solemnidad destruida. Considero que lo mejor de la lite­ ratura argentina, de El matadero a , del Fausto a Ficciones, de Don Segundo Sombra a Adán Buenosayres, de Martín Fierro a La casa, de Una excursión a los indios ranqueles a El juguete rabioso, en fin, la lista puede hacerse extensa pero no será abrumadora, toda esta literatura, digo, es solemnidad destruida. Ca~ lector podrá hacer su propia selección, pero es indudable que Borges, Roberto Arlt, Marechal, Silvina Ocampo, Cortázar, Bioy o Denevi se han abocado a una destrucción. Se han propuesto destruir 10 solemne. 174 ISIDORO BLAISTEN BAAL, LXVII. 2002

Pero conviene precisar qué se entiende por solemnidad. Induda­ blemente, no estamos hablando ni de la religión, ni de la tradición ni de todo aquello que es sagrado para el ser humano ni de todo aquello que, según los diccionarios, "tiene la seriedad propia de las personas o cosas importantes". Hay una acepción de solenmidad que implica gran­ deza. El academico don Mariano de Vedia y Mitre, en la recepción de Juan P. Ramos, aclara:

y entretanto el escritor, poseído de esa grandeza y esa solenmidad, cambia el acento, ya envuelto en su misticismo. Se ha tornado tam­ bién solemne dentro de su extrema sencillez; solemne, no por la for­ ma, sino por el fondo.

Conviene precisar entonces que, al decir solenmidad, me estoy refiriendo a aquello que denota afectación y grandilocuencia, vacuidad. Ese discurso de "ineptas ideas, de pomposa y vasta exposición", que enseguida remite al inevitable Carlos Argentino Daneri. Todos hemos asistido a entregas de premios que empiezan con "Hétenos aquí", y siguen con

en trance tal, harto lo veo, en que di en preguntarme si mis mereci­ mientos individuales no habían sido juzgados en demasía inmotivadamente dadivosa, impidiendo la austera visión de que el azur de la espiritualidad sólo debe ser atravesado por aquellas águilas cuya majestad lo amerita.

A todos nos han regalado novelas de pretendido contenido social, cuyas acciones transcurren en villas miseria, y donde se leen párrafos como éste:

-Quítate el abrigo -exclamó ella al tiempo que tomaba su mejor copa de cristal y le servía oporto.

Concienzudas elecciones de copas de cristal en una villa miseria y azures de espiritualidad en los comienzos del siglo veintiuno nos demuestran que la solenmidad no respeta nada. No deja género sin abordar y se instala en la vida cotidiana. No hace mucho, por la radio, un locutor informaba que "se espera un nuevo incremento de las mar- BAAL. LXVII, 2002 LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA 175 cas térmicas". Recordé, no sin cierta nostalgia, cómo se decía eso mismo en Entre Ríos. Se decía: "No, sí, se viene el calor nomá". Pareciera que, como escribió Francisco Umbral:

no lucha uno por llegar a ser profundo, verídico, útil o mejor. Se lucha por llegar a ser solemne.

De esta aseveración de Umbral se puede deducir por qué los grandes escritores argentinos lucharon contra la solemnidad. Lucha­ ron para no ser solemnes porque querían ser profundos y verosímiles, útiles y mejores. Este ideal es de vieja data. El académico Ramos, refiriéndose a Juan María Gutiérrez, dice: "Tuvo desde joven el buen gusto de no ser enfático, solemne o amanerado". Y cita directamente a Gutiérrez:

La tinta de imprenta parece que entre nosotros tuviera por ingrediente extracto de adormidera, a juzgar por el sopor que causa. Para neutrali­ zar esta acción narcótica parécenos indispensable mezclar dicha tinta con un poco del polvo leve de las mariposas y del fósforo de las luciérnagas.

Esta idea de Juan María Gutiérrez de mezclar la tinta de imprenta con "el polvo leve de las mariposas y el fósforo de las luciérnagas" tiene más de ciento treinta años. Se nota además que la proliferación de la solemnidad lo preocupa­ ba mucho. En una esquela dirigida a Mitre, se queja textualmente de:

aquellos que publican libros estirados, que no se dignan bajar de la nube, ni reír, erunoheciendo el espíritu a fuerza de mantenerlo tieso como alambre de pararrayos.

Pero no sólo la tinta de imprenta adolece de solemnidad, la de la cinta de la vieja máquina de escribir y la del cartucho de la impresora (original o reciclado, no interesa) tienen 10 suyo. Porque, con la mano en el corazón, ¿quién no ha tratado de vislumbrar y contar cuántas hojas tiene el manojo del conferenciante? ¿Quién no ha tratado de calcular de lejos si son de tamaño carta o de tamaño oficio? ¿Quién no ha implorado por que sean de tamaño carta? ¿Quién no se ha dicho a 176 ISIDORO BLAlSTEN BAAL, LXVU, 2002 sí mismo: "¡Dios mío!" al comprobar que no, que efectivamente son de tamaño oficio, y que el participante de esa mesa redonda que va a leer esas hojas es todaVÍa joven? y no porque uno tenga nada contra la juventud, al contrario, sino que los jóvenes, como ven bien, usan siempre el cuerpo de letra más chico que tienen en la computadora. Entonces, la solemnidad se convierte en el ordenado acatamiento del tedio. Se apoya en la inconmensurable extensión, en la infinita largura, y se adueña del tiempo y del espacio. Crea así en nosotros una sujeción que nace de la resignaciÓñ. Curiosamente, se sobrepone al tiempo y a sus mudanzas. Hace medio siglo, un chico se ahogó en la pileta del club Ferrocarril Oeste. Las hojas de los plátanos habían tapado el cuerpo, que estaba en el fondo. Llegué a mi casa demudado. Mi hermana Paulina me preguntó qué me pasaba. "Se ahogó un chico en la pileta", le dije. Al día siguiente, en el diario podía leerse este titular: "En el natatorio de un club pereció ahogado un menor". y aquí recuerdo que mi hermana Paulina coleccionaba los tele­ gramr.s que mi cuñado, que era agrimensor, le enviaba cada vez que "iha a campaña". Salvo la fecha, todos los telegramas decían 10 mis­ mo: "Arribé satisfactoriamente". No decían "Llegué bien", decían "arri­ bé satisfactoriamente". Pero mi hermana los guardaba, atados con una cinta rosa, como prueba de amor. En cuanto a la política, ya escribió Alberdi:

La política, si es posible decirlo, es la faz pública y solenme de la sociabilidad.

Faz pública y solemne donde todo se nevará

hasta las últimas consecuencias y tendrá su condigno castigo y habrá que ponerse las pilas porque si no todo va a ser nivelar para abajo y va a ser más de lo mismo y deberemos buscar las mismas bisagras con­ ceptuales y generar un espacio de reflexión, y proteger y resguardar las utopías. BAAL, LXVll, 2002 LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA 177

Utopía. Curiosa palabra que ahora es "emblemática" y "paradigmática". La moderna solemnidad hace que la palabra utopía, que siempre es vana, reemplace a la esperanza, que nunca es vana. Lamentablemente, no es improbable que, en un futuro, la gente termine hablando así:

-¿Y, doctor? ¿Cómo salió la operación? ¿Hay utopías? -¡Señora! Mientras hay vida hay utopías.

Con el Martín Fierro, José Hemández logra uno de los ejemplos más altos de ruptura con 10 solemne. Esta ruptura implica un arduo trabajo; en el último canto, Hemández explica cómo se hace:

Mas Dios ha de pennitir Que esto llegue a mejorar, Pero se ha de recordar Para hacer bien el trabajo Que el fuego, pa calentar, Debe ir siempre por abajo.

Yo creo que ese "ir siempre pór abajo" alude a la dificil sencillez que late en la esencia de toda creación y nada tiene que ver con lo vulgar. En su prólogó al Martín Fierro, Eleuterio Tiscomia habla de "una intención deliberada de superar 10 vulgar con lo popular". Esto dice Tiscornia y, como criollo de ley, sabía que 10 auténticamente popular nunca puede ser vulgar. Y en tal sentido, conviene recordar las pala­ bras del académico Carlos Obligado:

Porque criollo de ley fue siempre don Eleuterio, el fervoroso y, a mucho honor, devotísimo entrerriano. Y tengo para mí que si tanto averiguó y dilucidó acerca de nuestra literatura gauchesca, fue por imperativo, más o menos consciente, de aquel criollismo acrisolado y, como tal, aristocrático sin paradoja alguna. Desde aquella admirable primera edición comentada del Martín Fierro, ilustre y debidamente académica, ya que e~ justificación y gloria de lo académico poner a luz particularidades y méritos de lo popular. 178 ISIDORO BLAISTEN BAAL, LXVII, 2002

Esta coincidencia de criollismo y aristocracia, de gloria de lo académico y reconocimiento de lo popular, sólo puede ser motivada por un libro único, el Martín Fierro, ese "milagro literario", como lo llamó Marechal. De ese "milagro", Enrique Larreta afrrma:

Como en toda obra grande, se ve, se respira, se oye aun aquello que no se describe.

y en lo que atañe al lenguajt!~el gaucho, Enrique Larreta declara que durante "muchos años y pacientes anotaciones" trató de rescatar

lo que aún quedaba de añejo y de típico en ese lenguaje, que algunos conocen sólo por referencias de segunda mano y emplean luego con afectación insoportable.

"Referencias de segunda mano y afectación insoportable" son complementos infaltables de la solemnidad literaria. Para evitarlos, José Hemández, siete años después de la primera parte, cuando publica La vuelta de Martín Fierro, decide sustituir la numeración romana de los capítulos por los números arábigos porque se da cuenta de que los números romanos no eran conocidos por los gauchos. Seguramente los números romanos son más prestigiosos que los simples números arábigos, pero cuánta gente se detiene frente al Obe­ lisco tratando de descifrar a qué números equivalen esas letras que indican una fecha. No obstante, hay momentos en que la solemnidad adquiere visos de emotividad. Por ejemplo, uno recuerda con cierta ternura cuando estaba en tercer grado y llegaba la fiesta de fin de año y debía recitar el lindísimo poema de Nalé Roxlo, "El grillo". Los admirables versos que comienzan: "Música porque sí, música vana" encerraban un peli­ gro. La parte, como la llamábamos nosotros, que dice "mi corazón eglógico y sencillo". Uno recuerda los terrores infantiles que lo asalta­ ban en la noche: no íbamos a poder pronunciar la palabra eglógico y nos íbamos a abatatar, y el director nos iba a fulminar con la mirada. Creo que no hay escritor que no haya resultado solemne alguna vez. Bioy Casares decía que, en un cuento, es muy dificil escapar al mal gusto de la frase final. BAAL. LXVII. 2002 LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA 179

Hay otra fonna extraña de lo solemne que se aproxima a la pie­ dad y a la caridad. Es momentánea, irrepetible y depende siempre de la delicadeza del alma. Ilustraré esta idea con algo que le aconteció a mi hermana María Luisa, en Buenos Aires, veinte años después de haberse ido de Concordia. Estaba en un vagón del subte leyendo tran­ quilamente la revista Para Ti cuando, al levantar la vista, se encuentra con que, en el asiento de enfrente, una señora de su edad la está mirando. Entonces las dos se miran. Hasta que la señora, que era una vecina de Concordia, le dice con su mejor tono entrerriano: "¡Ay, María Luisa, ya ni los ojos lindos que tenía le han quedado!". Hay que tener el sentido del humor que tenía mi hermana -Dios la tenga en su Gloria- para poder contar esto. y es aquí donde esa vecina de Concordia perdió la oportunidad de ejercer la amable solemnidad. Qué le costaba decirle, por ejemplo, "¡Ay, María Luisa, esos ojos tan lindos no podían ser sino los suyos!". Hubiera sido una piadosa simulación. Entramos aquí en la simulación, uno de los componentes básicos de la solemnidad. Se simula lo que no se es y se disimula lo que se es. y al asumir una apariencia, se especula. Se especula en el doble sentido, el del espejo. Marco Denevi destruye la solemnidad, pero la muestra (!n su reflejo. Devuelve la imagen dada vuelta. Sartre dice que somos como los demás nos ven. Denevi podría decir: "Somos como el espejo nos distorsiona". Somos la imagen absurda y deformada de esos espejos de los parques de diversiones, que nos llenan de extrañeza. En el cuento "Redención de la mujer caníbal", se lee:

Reina Coral se sentó y por tul rato se mantuvo inmóvil frente al . espejo, núrándose como si no se conociera.

Todos, alguna vez en la vida, nos hemos quedado inmóviles fren­ te al espejo, mirándonos como si no nos conociéramos. Quizás otro escritor hubiera escrito "como si no se reconociera", pero Denevi escribe "como si no se conociera"; y ahí la solemnidad se destruy~. Para Denevi, no somos nada sin el espejo, no somos nada sin la apariencia. En un reportaje, afirmó: "En realidad, no somos, parecemos". Según Juan Carlos Merlo: 180 ISIDORO BLAISTEN BAAL, LXVII. 2002

las variaciones son, en la literatura de Marco Denevi, un recurso para instar a la reflexión sobre los tabúes, los comportanúentos canónicos, las costumbres.

Yo agregaría que en la literatura de Denevi, tabúes, comporta­ mientos canónicos y costumbres son destruidos para construir una escritura. De ahí la libertad. Pero esta libertad y esta destrucción no siempre se perdonan, menos aún si tienen éxito. Mujica Lainez dijo una vez:

En este país, el éxito no se perdona. La traición se perdona; el éxito, no.

Como vemos, la solemnidad puede llegar a tener un poder letal. El poder de la exclusión. En el hermosísimo cuento breve, "Un fanáti­ co de la etiqueta", Denevi relata la historia de un emperador de Bizancio que no se moría nunca. Ya ni los dignatarios de la corte disimulaban su estupor; ni los más audaces, su impaciencia. Temían las intrigas de los estrategas, la rebelión del populacho, el asalto al palacio. Pero como en Bizancio la etiqueta era rígida y minuciosa, y todo estaba previsto y reglamentado en el Libro de las Ceremonias, alguien se dtrevió a añadir en el Libro de las Ceremonias la reglamentación de la muerte del emperador. Inmediatamente, el emperador cayó muerto en su trono. En relación con este sentimiento, Borges acuñó una frase magní• fica: "Figuración o muerte". No importa el signo ideológico, porque el fin último es el mismo: su inclusión en el Libro de las Ceremonias. Juan Carlos Ghiano contaba de cierto escritor alborozado que blan­ diendo un libro le dijo: "¡Me publicaron un cuento en una antología. Mirá, y estoy en la tapa!". En la tapa decía "Cortázar, Rulfo, Onetti, Quiroga y otros". "Yo figuro en otros", dijo el escritor alborozado. Pero la solemnidad nunca es inocente. Ataca y se defiende, y forma un sistema defensivo amparándose en esa parodia de la ética que es "lo políticamente correcto". Para mí, la literatura es una forma de salvación constantemente acechada por ese sistema de confusión que nunca abandona su puesto sin lucha. Es tenaz. "Sombra tenaz de lo disuelto", dice Mastronardi en un poema. Y la solemnidad siempre deja su sombra. Entonces hace del lugar común un rito, de la comodidad una forma de vida y estable- BAAL, LXVII, 2002 LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA 181 ce fórmulas para "quedar bien". De esta manera, el presidente francés que visita el país siempre ha de ser "el mandatario galo", y el primer ministro alemán será siempre "el premier teutón". Por los años sesen­ ta, hubo un periodista que definió a Germaine Damar, la protagonista de la película Las piernas de Dolores, que venía al Festival de Cine de Mar del Plata, como "la gran actriz teutona". En este sistema, la pelota pasa a ser "el balón", o más aún, "el esférico", y los corredores de automovilismo pilotean "bólidos mecá­ nicos", Incluso, algunos casos de ultracorrección podrían tener en su origen un deseo de "quedar bien": "bacalada" en lugar de bacalao. Cuando este procedimiento se adueña de lo literario, encontramos que hay novelas "bizarras'\ que Guido Spano es "un vate" y que Juan L. Ortiz es "el" poeta entrerriano. Resumiendo, la solemnidad es una mala costumbre, hecha de apariencias. La literatura es la destrucción hasta su última sombra de esa apariencia acostumbrada. Y ahí es donde aparece el despojamiento, lo esencial y permanente de la palabra. Surge, por ejemplo, aquel final del Quijote que rescataba Borges:

Hallose el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíri• tu, quiero decír que se murió.

La simplicidad y la hondura de esas cinco palabras: "Quiero decir que se murió", nos salvan y nos protegen de la vocinglería de tantas páginas hueras. Como siempre, el punto máximo de la destrucción llegará de la mano de la poesía. Daré dos ejemplos muy breves que se refieren al amor. Desde mi lejana adolescencia, dos versos, de dos sonetos distin­ tos, separados por cuatrocientos años, me persiguen. Se trata del pri­ mer verso del soneto de Quevedo definiendo el amor y del último verso del soneto de Marechal, "Del amor navegante". El de Quevedo, "Soneto amoroso definiendo el amor", comienza con este verso perfecto:

Es hielo abrasador, es fuego helado. 182 ISIDORO BlAISTEN BAAL, LXVll. 2002

Creo que no hay mejor definición del amor. "Es hielo abrasador, es fuego helado". Quien está o estuvo alguna vez enamorado sabe qué significa. Este solo verso destruye miles y miles de páginas que se han escrito sobre el amor. El otro verso, el último del soneto de Marechal, dice:

Con el número dos nace la pena.

Quizá siempre lo supimos, pero ahora, que lo vemos escrito, sa­ bemos que es terriblemente cierto: con el número dos nace la pena. Porque si el número dos es el amor, la fulguración suprema, es tam­ bién la indudable laboriosidad de 10 imposible, el dolor agazapado detrás de la dicha. Ahora bien, no todo es abundancia y énfasis. Hay una forma aviesa de la solemnidad que consiste justamente en negarla. Empieza con un pretendido laconismo y termina excluyendo todo conato de belleza. Esa manera de escribir, que Bioy Casares llamaba "efecto de rallador", es más o menos así:

Subió al auto, punto. Miró por la ventanilla, punto. Llovía, punto. Prendió un cigarrillo, punto. Recordó, punto.

Como se puede apreciar, se puede ser solemne por adición, pero también por supresión. Probemos suprimir dos palabras (mi prima) en estos cuatro versos de Amado Nervo. Quedarían así:

Donde Inés [ ... ] y yo nos dijimos tantas cosas en las.tardes misteriosas del buen tiempo que pasó.

Leídos de esta manera, hay algo que resulta altisonante y afecta­ do. Pero si reponemos las dos breves palabras que faltan, queda:

Donde Inés, mi prima, y yo nos dijimos tantas cosas en las tardes misteriosas BAAL. LXVII. 2002 LA SOLEMNIDAD DESTRUIDA 183

del buen tiempo que pasó.

y ahora todo cambia. Estas dos palabras: mi prima, crean una ambigüedad de infinita sensualidad, de infinita tristeza. Habría que advertir también que el principal enemigo de la so­ lemnidad es el humor. Es lo que percibió Juan María Gutiérrez y es lo que registra Marco Denevi. En el cuento "Hierba del cielo", uno de los personajes dice:

Ése era otro que tenía su propia chifladura: andaba siempre de lo más adusto porque reírse, según él, era cosa de mujeres.

y estoy llegando al final. Quisiera recordar a través de las pala­ bras del doctor Federico Peltzer a otro de los académicos que me precedieron. En 1995, Federico Peltzer, en una exposición que tituló "La personalidad múltiple del doctor Osvaldo Loudet", rescata con certera premonición esta frase que, en 1969, había escrito Loudet:

En los periodos de crisis, las culpas se buscan automáticamente en el pasado, cuando los culpables viven en el presente.

En 1964, en este mismo lugar, al pronunciar su discurso de recep­ ción, Pedro Miguel Obligado dijo:

La Academia Argentina de Letras es la institución que cuida esta herencia, porque sabe que cuando un pueblo se olvida de sus escrito­ res, es que se ha olvidado de sí mismo. Tengo para mí que por este olvido de su tradición espiritual, nuestro país ha sufrido y sufre tanta inalaventura.

En las palabras de estos dos académicos, podemos constatar la aterradora lucidez de los poetas. Aunque quizás, algún día, en este país, se alcance la buenaventura. Será el día en que los gobiernos se den cuenta de que pasarán los funcionarios, las crisis y las furias, y lo único que perdurará en la memoria unánime de la gente será lo que dijeron los poetas y lo que escribieron los escritores. Nada más. Muchas gracias.

Isidoro Blaisten

VIAJE DE LA ACADEMIA A SAN JUAN

RECEPCIÓN DEL ACADÉMICO CORRESPONDIENTE POR SAN JUAN DON CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO'

Agradezco, en nombre de la Academia Argentina de Letras y en el mío propio, al señor Rector por la hospitalidad generosa con que nos ha invitado y recibido, por asumir los gastos de nuestro traslado y hospedaje en esta amable ciudad, por la distinción de que nos ha hecho objeto y por la cordialidad de su acogida. Gracias también a la señora Decana de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Arte, que tanto hizo para poder concretar este homenaje a uno de los profesores integrantes de su Casa académica, el doctor César Eduardo Quiroga Salcedo, por su capacidad de organización y pronta disposición para las actividades que ha previsto, por la comprensión de nuestro proyec­ to de federalización de la presencia de la Corporación en el interior del país y por la simpatía de su recepción. Nos enorgullece a todos, sanjuaninos y académicos, y es motivo de júbilo compartido, el acto de esta noche. Queremos acercar a ustedes el saludo de nuestra Corporación y la expresión agradecida a todos los escritores sanjuaninos, en prosa y en verso, que han sabido enriquecer las letras nacionales. Quisiéramos señalar un aporte, valga como muestra, y desde nuestro ángulo de histo­ riadores de la literatura argentina, apuntar que San Juan publicó en sus prensas el primer manual de Historia de la literatura argentina, en

," Palabras pronunciadas en el Aula Magna de la Universidad Nacional de San Juan el 17 de octubre de 2002. La crónica de este acto puede leerse en ''Noticias'' del presente volumen. 186 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVD. 2002

1893, cuyo autor fue Juan Contreras, según 10 he estudiado en mi libro sobre Historiografia literaria argentina. Lo imprimió el establecimien­ to Tipografía La Patria, situado en la esquina de las ca11es Santa Fe y General Acha. La obra, de 653 páginas, fue destinada a sus alunmos del Colegio Nacional de San Juan, que he visitado esta mañana. No es éstl! la primera vez que la Academia se hace presente en San Juan, pero lo hizo antes con otras motivaciones diferentes de la que hoy nos convoca. En 1988, con motivo del centenario de la muer­ te de Sarmiento, la Universidad incluyó entre sus homenajes la invita­ ción al pleno de la Academia para sesionar públicamente en tierra sanjuanina. En esa oportunidad, se presentaron dos libros sobre el gran escritor: Sarmiento. Centenario de su muerte, editado por la Universidad, e Historia de Sarmiento, de Leopoldo Lugones, reeditado por la Academia. Al primero, se refirió el Académico Correspondiente por San Juan, el Dr. Leovino Eduardo Brizuela; y al segundo, el Académico de Número Dr. Antonio Pagés Larraya, profesor honorario de la Universidad Nacional de San Juan. La segunda visita fue un lustro después, en ocasión del vigésimo aniversario de la fundación de la Universidad Nacional. Entonces, en 1993, la Corporación sesionó en el Aula Magna de la Facultad de Filosofia, Humanidades y Artes, aula que hoy lleva el nombre de nuestro ex correspondiente el doctor Brizuela. Siempre, pues, ha habi­ do un hermanamiento en las celebraciones, motivo de regocijo común entre la Universidad sanjuanina y la Academia Argentina. Dijimos que, en esta oportunidad presente, la motivación es otra. No se trata de que la Academia se traslade, convertida en Corporación itinerante, a una provincia argentina para sesionar públicamente en ella, como antes 10 hizo. Hoy comenzamos en San Juan con una nueva ceremonia que queremos esté plena de sentido. Al asumir la presiden­ cia, advertimós que había catorce provincias sin académi­ cos correspondientes que las representasen. Propusimos al pleno, en­ tonces, avanzar en las designaciones de correspondientes en todas e11as. Una gran ausencia es, por ejemplo, el caso de las que constitu­ yen la región patagónica; o, para venir a 10 de casa, en la del Nuevo Cuyo, sólo Mendoza tiene designados correspondientes. Con voluntad de consolidar el sentido cabalmente argentino de nuestra Corporación y de integrar federativamente a todas las provincias en unidad nacio- BAAL, LXVII. 2002 RECEPCiÓN DE DON CÉSAR EDUARDO QUlROGA SALCEDO 187 nal, propusimos al pleno que el acto de recepción de los correspon­ dientes no se realizara en Buenos Aires, como hasta hoy se ha hecho desde la fundación de la Academia, sino que se celebrara en el propio suelo provincial que honra el elegido. Además, mocionamos para que ese acto revistiera las mismas características que la recepción de los miembros de número, y que los discursos de incorporación del acto se editaran en nuestro Boletín. El pleno aprobó nuestras propuestas. Más aún, sabemos que otras Academias Nacionales adoptarán este procedi­ miento a partir de nuestra iniciativa federal. Nos place haberlo comen­ zado; en segundo lugar, nos es grato inaugurarlo aquí, en la tierra del gran Sarmiento, y, en tercer lugar, por la persona en quien recae esta nueva ceremonia, el doctor César Quiroga Salcedo. Hace una década que San Juan no tenía su Académico Correspon­ diente, desde el fallecimiento del entrañable doctor Brizuela. Cuando se fundó la Academia, el 13 de agosto de 1931, la provincia estuvo presen­ te en la persona de un sanjuanino egregio: Juan Pablo Echagüe fue uno de los miembros fundadores al ocupar el sillón Miguel Cané. Escritor de varia producción, se inició y perduró toda su vida en el periodismo cultural, de particular manera, como cronista teatral. Esta actividad pe­ riodística de Jean Paul, como fmnaba sus comentarios y críticas, le generó más de media docena de los tomos que supo editar. Como narrador, la mejor de sus dos novelas, estimamos, es La tierra del hambre; y como cuentista, cabe recordar su sabrosa obra Tradiciones, leyendas y cuentos, que mantiene su atractivo ficcional en su atención al legado de la cultura popular argentina. Su ensayismo se contiene en volúmenes, como Prosa de combate o El amor en la literatura y, para aludir a lo del terruño y a 10 regional, Paisajes y figuras de San Juan y Tierra de huarpes, para sólo mencionar algunos de sus libros. El primer correspondiente sanjuanino fue don Antonio de la To­ rre, elegido en 1948, quien tomó el testimonio de su comprovinciano Echagüe, al despedir sus restos en 1950. Peninsular, granadino de origen, se aquerenció argentino y de San Juan. Su obra es esencial­ mente de carácter lírico: Canciones del peregrino; La tierra encendi­ da; Coplas; Mi padre labrador; San Juan, voz de la tierra y el hom­ bre, entre otros poemarios. Fue profesor de Literatura argentina en la Universidad y activo colaborador en La Nación, La Prensa, Caras y Caretas, El Hogar, yen otras publicaciones periódicas. 188 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

El segundo correspondiente fue don Luvino Eduardo Brizuela, electo en 1985. También profesor de la Universidad, autor de trabajos sobre Eloro de Mallorca, de Darío; El sistema expresivo de «Facun­ do» o el Léxico de los viña/eros. Figura querida y recordada por los académicos, con expresiones de alto afecto y estima intelectual, como comprobamos 'cuando expusimos en el pleno la idea de este viaje a San Juan. y el tercer académico es el que hoy investimos con carácter de correspondiente, el doctor Quiroga Salcedo. Para esta ceremonia he­ mos venido, con entusiasmo fraternal, delegados por la Corporación, los académicos doña Emilia de Zuleta, don Antonio Requeni, don José Luis Moure y quien les habla. Conocimos al doctor Quiroga Salcedo en sus años de trasplante universitario platense. Nosotros veníamos de nuestro Entre Ríos natal. Ya se perfilaba como infatigable trabajador, polemista aguerrido y vivacísimo, con quien nos trenzábamos, de vez en cuando, en debates arduos, en las inextinguibles colas del comedor universitario, en las que el hambre estudiantil nos aguzaba el talento; pero, eso sí, sin que las cañas pasaran a lanzas ni la sangre llegara al río, Desde temprano, su vocación se orientó al latín y a la filología. Después, él regresó a su provincia, y nOs perdimos los rastros. Supimos a la distancia de sus viajes al exterior y de sus primeras publicaciones. Ocasionalmente, nos encontramos en algunos congresos, hasta que, los últimos años, coincidimos en las comisiones del CONICET. Entonces advertimos el acrisolamiento de sus virtudes: la honestidad intelectual, el respeto por la obra ajena, la distinción entre obra y persona, y una criteriosa ponderación para las evaluaciones. Se empeñaba en volver y retomar sus dictámenes buscando una calibrada estimación y enunciación de sus juicios para no afectar a la precisión y la justicia. Comenzamos su presentación por este bosquejo de etopeya, por­ que la índole moral y espiritual de un intelectual condiciona la totali­ dad de su obra: es el marco de su producción, Cabría agregar a lo dicho su sano sentido del humor vital y gozador de facecias, como de quien sabe que es poco serio tomarlo todo en serio. Nos agobiaba verlo, en cada ida breve a Buenos Aires, sacándole más horas al día, haciéndose tiempo para "saltar" de la Biblioteca Nacional al Instituto de Antropología, y de la delegación de su Uni- BAAL. LXVII. 2002 RECEPCIÓN DE DON CÉSAR EDUARDO QUlROGA SALCEDO 189 versidad al CONICET. Ello contrastaba con el ritmo de gavota de tanto investigador del gremio, que suele tener todo a la mano, y no a la distancia, como para el que vive en el país interior. Culminado su Profesorado en Letras, en La Plata, inició cursos de posgrado, apoyado por las becas que iba obteniendo por sus méritos: en Holanda, en Málaga, en el Consejo de Investigaciones Científicas y en la Universidad Complutense de Madrid. Se doctoró en Filología Española, en la UNED de Madrid, con una tesis sobre Onomástica de Cuyo, dirigida por su querido maestro Manuel Alvar y López. Su currículum es amplio y rico. Sólo señalaré algunos aspectos de su carrera intelectual. Ha asistido, con ponencias,a un centenar de congresos. Ha sabido organizar con eficacia dos importantes encuen­ tros: el TI Congreso Nacional de Lingüística, en San Juan, en 1981, y el de la Asociación Argentina de Hispanistas, también en esta ciudad, el año pasado. Su capacidad de orden y previsión permitió, en ambos casos, publicar la totalidad de las conferencias y ponencias presenta­ das en tres y seis tomos respectivamente. Su carrera docente universitaria ha sido desarrollada por pasos y escalones, desde ayudante alumno hasta profesor titular con dedicación exclusiva actualmente en la Universidad Nacional de San Juan, donde es Director del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas, el INILFI, que él contribuyó a diseñar, crear y fundar. En la misma Uni­ versidad, ha sido docente de Semiótica y Lingüística, y de otros cursos, en la Facultad de Ciencias Sociales. Ha dictado seminarios sobre cues­ tiones folclóricas, lingüísticas y filológicas en su Casa universitaria. Ha sido representante de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) en muchas ocasiones y ámbitos, y se ha desempeñado como Consejero en lo académico y en lo administrativo. Es investigador del CONICET, donde es integrante de la Comi­ sión de Filología, Lingüística y Literatura. Ha sido evaluador externo de informes y de proyectos de esa institución. Así como evaluador de investigaciones de otras universidades y por la CONEAU. Ha dirigido y dirige becarios y equipos de investigación en sus campos de interés, particularmente, en el INILFI. Ha recorrido un largo y fructífero camino en el terreno de las publiéaciones, desde sus primeros artículos en la época del sesenta, en la revista Románica -que después me tocó dirigir, en la Universidad de la Plata-, hasta sus últimos libros editados por la UNSJ. 190 PEDRO LUIS BARCIA BAAI.., LXVIJ, 2002

SUS trabajos de investigación se aplican a tres campos básicos: las lenguas indígenas habladas en la región de Cuyo, particularmente el huarpe allantiac, el folclore y la lingüística aplicada. En el campo de las lenguas aborígenes, ha publicado algunos trabajos individuales y otros colectivos, y proyecta esta materia a los otros campos de su preferencia, pllrticularmente la onomástica. En el terreno del folclore literario, se ha dedicado al cuyano, con sus valiosas notas Apuntes al Cancionero Cuyano (1976); se destaca su atención a las fiestas popu­ lares, como la de San Isidro Labr~<1or; a las fraseologías populares; las tonadas. Varios de estos aportes los ha reunido en su último libro: Salir con un domingo siete, publicado este año por la UNSJ. En el terreno de los estudios folclóricos allega provechosamente su saber de lingüista, lo que es valiosa contribución que no suele asociarse en quienes investigan en este campo. Hay un espacio de estudio que lo ha atraído de especial manera: las adivinanzas. Más allá de la obra Adivinanzas de San Juan, nutrida compilación realizada bajo su qirección, cabe destacar el libro Adivi­ nanzas cuyanas en doce estudios, editado por la Universidad Nacional de Cuyo, en 1997, donde recoge todos sus aportes parciales y suma otros nuevos, en fin, en un recorrido por todos los rincones del adivinancero: las formas de su versificación, el contraste entre las literarias y las orales, la que se incluyen en el cancionero quechua y en el ayrnará; en fin, las sicalípticas, a partir del capítulo censurado del libro Adivinanzas rioplatenses, del sabio alemán Lehmann Nitsche. Queremos informarle, para que complete sus compulsas, que hemos hallado entre los papeles de Cáceres Freyre, un cancionero erótico inédito que colecta coplas de adivinanzas verdolagas. Es el texto que Quiroga no pudo ver y lo alcanzó de mentas. Queda a su disposición. Más aún, aqui tiene usted una copia de él. En cuanto a sus investigaciones lingüísticas, su tercera esfera de acción, se ha ocupado de aspectos dialectológicos y lexicográficos. En este campo, su mayor contribución es al Atlas lingüístico de Cuyo, a partir de la propuesta y guía de Manuel Alvar. He dejado para el final, dulcis infundo, el ámbito de su dilección: la onomástica, a la que ha dedicado varios estudios, pero es funda­ mental su tesis doctoral: Onomástica de Cuyo, Argentina. Una pro­ yección a la onomástica hispano-indoamericana, publicada por la Fa- BAAL, LXVII. 2002 RECEPCIÓN DE DON CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO 191 cultad de Filosofia, Humanidades y Artes, en el año 2000. Se trata de un trabajo de investigación notablemente riguroso, finne contribución a su tema. De esta obra suya, no podrá prescindir quien explore el terreno cuyano. También el doctor Quiroga Salcedo ha incursionado en la poesía, con su Poemario de la Patria, libro de sonetos compuestos a lo largo de algo más de una década, en su "exilio" platense. Lo suscribió con el seudónimo de "Angualastino". Tiene en prensa varios libros que recogen sus últimas investiga­ ciones: uno sobre aportes de Julián Cáceres Freyre. Ponemos a su disposición la donación de don Julián hecha a la Universidad Austral, sobre la cual hemos fundado el Instituto de Estudios Americanistas, que lleva su nombre, y que dirigimos desde entonces. Tiene también en prensa un par de tomos sobre Folclore regional de Cuyo y Estudios de lexicografia. Igualmente, el Diccionario de regionalismos de Cuyo. Entre tanto, dirige el equipo que labora en el Diccionario de regionalismos del Nuevo Cuyo y en la organización, para editarlos, de los papeles inéditos de esa mujer excepcional que fue doña Berta Vidal de Battini, cuya biblioteca, documentos y obras en proceso fueron donados a la Universidad Nacional de San Juan y los preserva el INILFI, cuyo cancerbero es el doctor Quiroga Salcedo. Estimado doctor, en nombre de la Academia Argentina de Letras, representada por esta delegación de miembros de número, tenemos el grato y gustoso honor de recibirlo en el seno de nuestra Corporación en carácter de meritorio Académico Correspondiente por la provincia de San Juan. Estamos seguros de que usted contribuirá, desde su saber y su tierra natal, a las tareas comunes de nuestra Academia Argentina, en pro de nuestro idioma y nuestras letras, como ha sabido hacerlo hasta hoy. Reciba usted en el mío, el abrazo cordial de todos, como muestra de hermandad académica. Sepa que, desde ahora, la Acade­ mia es su nueva Casa. Lo felicitamos vivamente y le deseamos toda la suerte que merece por su labor intelectual, en medio de las muchas limitaciones editoriales y económicas que ha sabido vencer con teso­ nero y sostenido afán.

Pedro Luis Barcia

TRADICIÓN ORAL, LITERATURA E HISTORIA, IDA Y VUELTA

En 1988, la Academia Argentina de Letras conmemoró el primer centenario de la muerte de Sarmiento. A través de un volumen a cargo de Enrique Anderson Imbert, se reunieron cuarenta artículos de exqui­ sita factura sobre Sarmiento y su obra. Con buen criterio, la Academia escogió para la presentación de ese volumen, a don Eduardo Leovino Brizuela, correspondiente por San Juan, e ilustre antecesor, como an­ tes lo había sido el poeta don Antonio de la Torre. De ese volumen, he tomado dos trabajos: "Sarmiento y el cantar tradicional a la muerte del General Juan ", de Juan Alfonso Carrizo, y "Una anécdota de Facundo Quiroga", de María Rosa Lida. En 1993, recibimos la visita de don Manuel Alvar, a poco de concluir su período como Director de la Real Academia Española de la Lengua, perlodo tan fructífero para los estudios lexicográficos como en pro de un espíritu hispano americanista. Regresábamos de encuestar en Villa Mercedes, al norte de Jáchal, a Federico Doril Carrizo, cuan­ do nos sorprendió con una extraña observación que cambió el rumbo de nuestras investigaciones, incluso, en mucho de mi vida y quizás, en la de mis colegas del INILFI. Nos preguntó sencillamente por qué motivo no habíamos incluido en nuestros proyectos, a la sazón el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Cuyo, la provincia de La Rioja. Quedamos absortos y desnortados, aludimos al Cuyo histórico, al re­ ciente Nuevo Cuyo de cuño político económico pero, a la postre, guardamos silencio. Y después modificamos el proyecto en acepta­ ción de la inspirada sugerencia. En alguno de los doce viajes de campo a esa provincia, cierto día nos ~ó alojarnos en la modesta casa de un ganadero de Olpas, en la Esquina de la Barrera. Muy al atardecer, próximo al disco brillante de la represa de nuestros anfitriones, Juan Ontiveros y Ramona Tapia, advertí una pequeña apacheta de ladrillos y remate de cruz, alumbrada 194 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII. 2002 con una vela. La rústica construcción cobijaba un esqueleto y hueserio que doña Ramona había rejuntado piadosamente clfando cavaban la represa, recipiente de vida de ellos y del ganado. Anima al que ella ahora dedicaba oraciones y que había sido de un montonero muerto en batalla y sepultado allí en tiempos pasados. Pocos más eran los datos que doña Ramona conocía y había reunido, a lo que sumaba su expe­ riencia religiosa de recibir sus pedidos en forma cumplidora. En cuan­ to al resto, todo lo cubría el manto del enigma, con oscuro tiempo y circunstancias. Ramona Tapia les confiere aún el respeto debido a las ánimas protectoras. Como Olpas dista unas seis leguas de Olta y de Loma Blanca, allí donde El Chacho fue degollado en 1862, supuse que se trataba de un montonero de Pefialoza, quizás de un malherido en la batalla de Caucete. Sin embargo, el enigma me fue resuelto no hace mucho. Consultando el Legajo 14 de La Rioja, Encuesta de 1921, donde Jacinta Almonacid, maestra de la Chimenea (camino intermedio entre Olpas y Olta), transcribe el relato de una mujer de 65 años en el que se rememora la batalla de Olpas, de 1865, entre los unitarios del cruel Linares y los federales de Salazar. Por el croquis, dibujado y colorea­ do cuidadosamente, no dudo que se trate del lugar donde se alumbra aquella apacheta y donde los dos bandos riojanos se destrozaron enfu­ recidos. La informante recordaba que, niña de diez años, ella y su primo gritaban: "¡Viva!", sintiendo algunas veces el silbido de las balas que pasaban por encima de la casal •

I Transcribo parte de la foja 92 del Legajo 14, La Rioja 1921, donde dice: Una batalla en Olpas (Gral. Ocampo) "Tenía poco más o menos diez afios de edad, cuando un día como a las doce, oímos trompa y tambor, llegando casi enseguida del oeste muchos hombres a caballo armados de lanza, fusil y sable y vestidos con uniformes colorados; más tarde se supo que eran federales a las órdenes de Salazar; éstos acamparon en unos bordos que están situados un poco al naciente del lugar. A la puesta del sol llegó otro contingente del mismo lado, venían también montados a caballos, armados como los anteriores y vistiendo uniformes azules; eran unitarios a las órdenes de Linares que venían en persecución de los Federales seguramente. Acamparon hacia el poniente cerca de los pozos que suministran agua a la población. Linares manifestó a cuantos tuvo ocasión de hablar que si obtenfa el triunfo pasaría a degüello a todos los habitantes del lugar; esto llenó de pavor a las gentes quienes en su mayoría huyeron a las sierras próximas quedando muy pocos, entre ellos los de mi casa. Muy de madrugada tiraron las líneas empezando la batalla al salir el sol, la que BAAL, LXVII, 2002 TRADICiÓN ORAL, LITERATURA E HISTORIA... 195

No es éste el umco caso en que un silencioso maestro rural, encuestador de ocasión, pudo recuperar un testimonio oral que com­ pleta los baches menores de la historia, o que sostiene con su escrito sucesos antiguos que enraízan a los pequeños pueblos. La misma En­ cuesta de 1921 nos revela un hecho insólito ocurrido en otro pueblo de los Llanos riojanos, en Tello, a unas 25 leguas de San Juan, protagoni­ zado por un insólito ciego de las Chimbas. De aquel minúsculo perso­ naje que transitó nuestras calles, hace ya más de un siglo, tenemos una impresión plástica a través de un triste cuadro conservado decorosamente por el Museo Gnecco de San Juan, omado por mano anónima, quizás por el italiano Bruzzoti, quien a fines del siglo XIX recalaba en San Juan como maestro de pintura de las niñas de la sociedad de esta ciudad andina . . Cuenta, en Tello, el maestro Pedro Fuentes que aquel ignoto ciego recorría, como siempre, los solitarios campos llanistos rogan­ do pan y limosneando, conducido en un par de burros a los que ponía rumbo un pícaro lazarillo. Cierta vez, el muchacho recibió como regalo -según el relato-- unos pasteles fritos que el hambre del joven lo impulsó a saborear sin convidarle al amo ciego. Sin embar­ go, el sutil chimbero percibió las frituras por un olorcillo qu~ el viento favorable le llevaba hasta sus narices. Entonces, entre el cie­ go y su lazarillo, se produjo un delicioso diálogo que pinta de cuer­ po entero al par de solitarios, perseguidos por el hambre y la mise­ ria, hundidos en un bosque silencioso de montes inhabitados. Descu­ bierto el gañán en su bribonada, se produce la dura escena en la que el lazarillo se desquita haciendo saltar al ciego una acequia imagina­ ria donde no hay agua ni existe regadío, de manera que el no vidente salta al vacío y se rompe la cara contra un algarrobo. duró todo el día; a cada descarga que hacía de una parte a otra, Rosendo Villafañe, un primo de mi edad y yo gritábamos: ¡Viva!, sintiendo algunas veces el silbido de las balas que pasaban por encima de la casa. Al ponerse el sol se declaró en derrota Linares, huyendo con muy pocos hombres hacia el sud, en dirección a Catuna en cuyo camino encontró dos buenas personas a quienes mandó ahorcar. Salazar quedó victo­ rioso Y" muchos de sus soldados se llegaron a mi casa y a las vecinas pidiendo de comer pero sin hacer mal a nadie; muchos muertos de la batalla quedaron insepultos y corno los devoraban los perros, los habitantes les dieron piadosa sepultura. Actual­ mente se destapan aún cadáveres y se encuentran otras señales del combate". 196 CÉSAR EDUARDO QUlROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002

-¡Oh! ¿Nués tan de güen olfato?, ¿por qué no olfateó el tronco? -exclamó con sorna el [Pillo] del gañán2 •

No sabemos qué pasó después, pero lo podemos imaginar. Fuerza es no escapar al recuerdo de aquella otra imborrable esce­ na del Lazarillo de Tormes de 1554, que devoramos con fruición en la juventud, ni es posible escabullirnos a la búsqueda de relaciones entre aquel texto de sólo ocho años antes de la fundación de San Juan y éste del ciego de las Chimbas, perdido en un burro, en el monte llanista de fines del siglo XIX. ¿Es que e1-maestro Fuentes habrá copiado o transliterado o atribuido la escena del anónimo genio salmantino a este remoto ciego de las Chimbas, o acomodado el relato español a moldes criollos, por no serlo a lo divino? Todo es posible, pero antes de avanzar hacia otros campos, debemos recordar que Tello, el esce­ nario del suceso protagonizado por aquel ciego de las Chimbas, se encuentra a unas ocho leguas de San Antonio, localidad donde nació don Juan Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos.

2 Así se llamaba: "El ciego de las Chimbas". De cuando en cuando caía al pago a pedir limosna montado en su viejo borrico. Lo acompañaba como lazarillo un mucha­ cho remolón y pillo, también jinete en su pollino. Acababan de abandonar un rancho donde, como única limosna, el muchacho recibiera unos pasteles. Puestos en camino, el muchacho adelante, el viejo atrás, aquél concibió la idea de regalarse él solo con la limosna; el viejo ¡qué iba a verlo!, y así lo hizo. Mas llevaban el viento en contra y pronto el viejo advirtió algo así como un olor a "freídos". -Muchacho ¿que vas comiendo pasteles'? -¡De ande pasteles! Un pedazo de pan es lo que nos acaban de dar. -Si la vista me falta, olfato me suebra. Seguramente que me engañás, muchacho. -No señor, no le engaño -reafirmó el gañán, colocando en la mano el contenido para hablar mejor. -Seguramente en algunas casas que se divisan deben d'estar friendo pasteles porque yo siento olor. -Bueno -gruñó el viejo, no del todo convencido. y siguieron en silencio. Al poco andar, el muchacho dijo: -Voy a tomar agua; si usted quiere, avise, p'ayudarlo a apiar. Asintió el viejo y ya en tierra: -Preste la mano, siga. Junte los pies pa' saltar que aquí hay una cequia. Hízolo así el viejo y dando el salto diose fuerte contra un palo. -¡¡Ay diablo!! -dijo llevándose ambas manos a la frente. -¡Oh! ¿Nués tan de güen olfato?, ¿por qué no olfateó el tronco? -exclamó con soma el [pillo] del gañán. BAAL, LXVII. 2002 TRADICIÓN ORAL. LITERATURA E mSTORlA... 197

En un breve como erudito trabajo sobre el Facundo, de Sarmien­ to, María Rosa Lida relaciona admirablemente antiguas tradiciones folclóricas hindúes con conocidas anécdotas de Quiroga, incorporadas en 1845 en Civilización y barbarie. La estudiosa parte del texto que narra la artimaña sagaz de que usó Facundo para descubrir a un mili­ ciano ladrón, el caso de aquel que, dominado por el convencimiento de la magia de Quiroga, terminó por cortar su varita de mimbre para no ser descubierto en su hurto. María Rosa Lida hilvana el relato con antiguas fuentes hindúes que pudieron ingresar a la Península Ibérica por secretos caminos bajo el envoltorio de cuentos populares que los portugueses habrían rescatado de sus colonias asiáticas de la India y que transportadas a la Península, llegaron también a España y a las Indias lusitanas. Una entre tantas de esas consejas habría sido la anéc­ dota en la que Lázaro de Tormes hace golpear al ciego contra el toro de piedra. "¿Cómo y olistes la longaniza y no el poste? ¡Ole! ¡Ole!", le gritó vengativamente Lázaro al ciego ensangrentado. Casi un calco de la protesta del Lázaro criollo al pobre ciego de las Chimbas, a casi tres siglos de distancia. No escapamos a las dificultades de unir dos textos tan lejanos porque se trata de un mismo motivo folclórico pro­ ducido en dos extremos del globo, aparentemente sin relación alguna: la India y los Llanos de La Rioja3 • En cuestión de secretas relaciones y pasaje de tradiciones orales, los caminos suelen ser secretos, o más secretos que el de las influen­ cias de uno a otro escritor. No sería tan alocado pensar en influencias de algún lusitano afincado en las regiones cuyanas, por cuanto en el siglo xvm, los archivos coloniales nos muestran listas donde apare­ cen ciudadanos portugueses, tal como 10 señalan los trabajos de los historiadores sanjuaninos. Así, por ejemplo, Ana Fanchín menciona el caso del enriquecido mercader de apellido Courtiñas, involucrado en el comercio trasandino:

modificado más tarde por Cortinas, quizás por error tipográfico, o por­ que él y sus descendientes procuraron disimular su origen portugués4 •

3 LIDA, MARÍA ROSA. "Una anécdota de Facundo Quiroga". En Academia Argen­ tina de Letras. Sarmiento. Centenario de su muerte. Buenos Aires: Academia, 1988, p.259. • FANCHíN, ANA T. "Protagonistas de un intercambio cotidiano, desde y hacia Chile por San Juan (Siglo XVIII)". En Estudios Trasandinos. N.O 6 (2001), pp. 67-79. 198 CÉSAR EDUARDO QUlROGA SALCEDO BAAL, LXYn, 2002

Lo cierto es que Sanniento, proclive a la barbarie de los campos, no pocas veces se valió de las modalidades de transmisión de esos hombres sin instrucción que él mismo ilustró con pintura indeleble, en los casos del gaucho malo, del baqueano, del cantor y de Calívar, como rastreador. La figura del rastreador por excelencia es la que Sarmiento nos. ha rescatado del olvido, y no la de otros textos, muchos de ellos excelentes, como los de Mansilla o los del francés constructor de la "Zanja" de Alsina, Alfred Ebelot, en La Pampas. Ya en 1939 Juan Alfonso Carriz06 mostró de manera indudable cómo Sarmiento había trabajado"COn las tradiciones populares durante su exilio chileno, en este caso, para relatar aspectos de la vida de Facundo Quiroga. El ejemplo que no deja lugar a dudas es aquel dramático fragmento en que el sanjuanino relata los últimos instantes de la vida de Facundo y su asesinato en Barranca Yaco. Para esto, Carrizo se valió del apoyo de cantares anónimos que él mismo había recopilado en Salta, en 1930, y demuestra la perfecta paráfrasis de uno y otro texto, el dramático de Sarmiento y el poético y ceñido del romance anónimo, al que Sarmiento sigue a pie juntillas. Carrizo enfrenta ambos textos encolumnados: el romance hispano criolle, de excelente factura, a la derecha, y la narración de Sanniento a l? izquierda. A través de este artificio, el recopilador catamarqueño deja en evidencia el grado de aceptación y respeto con que Sarmiento acogía las fuentes populares, orales o escritas, poéticas o anecdóticas. Así, por ejemplo, Sarmiento se vale de un sistema de encuestas para conocer, reforzar y corroborar aspectos de la vida del General riojano. Si Quiroga fue asesinado en 1835, esto es diez años antes de la edi­ ción del Facundo, evidentemente no existía hasta el momento una bibliografía a la que pudiera hacer referencia, por lo que el escritor se

, Me refiero a las bellas descripciones que Ebelot hace de su vida en la zona de Tandil, con rastreadores de cuño, y las que incorpora del General ViIlegas acerca de los excelentes rastreadores de San Luis. Ver EBELOT, ALFREDO. La Pampa, Buenos Aires: Eudeba, 1961. • CARRIZO, JUAN ALFONSO. "Sarmiento y el cantar tradicional a la muerte del General Juan Facundo Quiroga". En Academia Argentina de Letras. Sarmiento. Cen­ tenario de su muerte. 1988, pp. 133-144. BAAL, LXVII, 2002 TRADICIÓN ORAL. UTERATURA E HISTORIA... 199 valió de estratagemas de relevamiento etnográfico. Así nos lo comen­ ta, acerca del episodio que narra la crueldad del caudillo, quien en su juventud castigaría a su padre, le quitaría el dinero que necesitaba, por deudas de juego, y le incendiaría la casa:

A esta época se refiere un suceso que está muy valido y del que nadie duda. Sin embargo, en uno de los manuscritos que consulto, interroga­ do su autor sobre este mismo hecho, contesta: "que no sabe que Quiroga haya tratado nunca de arrancar a sus padres dinero por la fuerza"; y contra la tradición constante, contra el asentimiento general, quiero atenenne a este dato contradictorio (Cap. V, "Vida. de Juan Facundo Quiroga").

El apego de Sarmiento a las tradiciones populares no le impidió hacer sus propias requisitorias. No sabemos si se trata del mismo infor­ mante de antes, pero más adelante, sostiene:

Un hombre iletrado, un compañero de infancia y de juventud de Quiroga que me ha suministrado muchos de los hechos que dejo refe­ ridos me incluye en su manuscrito, hablando de los primeros años de Quiroga, estos datos curiosos: "que no era ladrón antes de figurar como hombre público -que nunca robó, aún en sus mayores necesiaa­ des- [ ... ] -que tenía mucha aversión a los hombres decentes- [ ... ] - que no sólo quería infundir miedo sino aterrar, para lo que hacía entender a hombres de su confianza, que tenía agoreros o era adivino [ ... ]" (Cap. V, "Vida de Juan Facundo Quiroga").

En efecto, en la Introducción a la primera edición del Facundo, Sarmiento expresa:

Necesítase, empero, para desatar este nudo que no ha podido cortar la espada, estudiar prolijamente las vueltas y revueltas de los hilos que lo forman, buscar en los antecedentes nacionales, en la fisonomía del suelo, en las costumbres y tradiciones populares, los puntos en que están pegados 7 •

7 SÁRMIENTO, D. F. "Introducción". En su Civilización y barbarie: vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto fisico, costumbres y hábitos de la República Argentina. Santiago: Imprenta del Progreso, 1845. 200 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVIl. 2002

La imagen del caudillo riojano que ha dado vuelta al m\Dldo es la que Sanniento nos presenta en su Facundo. Lo ha logrado a través de una treintena de anécdotas, escogidas entre muchas otras, con mano sagaz.

Es inagotable el repertorio de anécdotas de que está llena la memoria de los pueblos con respecto a Quiroga; sus dichos, sus expedientes, tienen un sello de originalidad que les daban ciertos visos orientales, cierta cultura de sabiduría salomónica en el concepto de la plebe.

No es extraño que la sociedad misma deposite el caudal de sus tradiciones sobre los hombres de enorme desempeño público. El mis­ mo Sanniento 10 reconoce diciendo:

Acaso es ésta una de esas idealizaciones, con que la imaginación poética del pueblo embellece los tipos de la fuerza brutal, que tanto admira; acaso la historia de los grillos (de Quiroga preso en San Luis) es una traducción argentina de la quijada de Sansón, el Hércules he­ breo (Cap. V, "Vida de Juan Facundo Quiroga").

2sas anécdotas son parte de cientos de relatos, al decir de Sar­ rrjento, que él escogió, seleccionó y preparó ordenadamente con el fm de presentar al caudillo regional y, a través de él, denostar al porteño Rosas, que era su verdadero objetivo político. Y ésas son las anécdo­ tas que han corrido por nuestras mentes infantiles y juveniles, y por las de los estudiosos del mundo para plasmar una imagen vigorosa de la personalidad de Quiroga. El Facundo que conforma nuestro imagi­ nario no es el de Paoli o el de los historiadores más pulcros, sino el de Sarmiento, quien fundió los elementos populares de la tradición oral de ese momento, para luego, con su genio poderoso, erigir la sombra, ya inmortal, de Juan Facundo Quiroga.

De Facundo se refieren hoy varias anécdotas, muchas de las cuales lo revelan todo entero (Cap. V, "Vida de Juan Facundo Quiroga").

La faceta de Facundo Quiroga es 10 suficientemente compleja como para que otros autores hayan rescatado aspectos parciales de este hombre, que en· un periodo de la historia argentina se convirtió en BAAL. LXVll, 2002 TRADICiÓN ORAL, UTERATURA E HISTORIA... 201

árbitro de la política nacional y referente insustituible de la región de Cuyo. Cuando los historiadores actuales buscan los ingredientes nece­ sarios para conformar la historia regional, admiten circunstancias cam­ biantes, algunas políticas y otras administrativas, que llevan a un con­ cepto dinámico de regionalidad, no una estructura rígida. Y ha sido justo Facundo Quiroga el personaje que aglutinó la cuyaneidad en la que cupo el Cuyo histórico y La Rioja en el período de nuestra confor­ mación republicana. De esa manera, es fácil comprender que la cuentística de Juan Draghi Lucero, escritor mendocino, recogió tradi­ ciones populares como las incorporadas en el cuento "Los tres ladro­ nes". Fue tanta la temeridad de Caco, Quico y el Tercer Ladrón "que vez pasada le habían robado todititas las joyas a la señora del Briga­ dier General", a quien después, durante unas cuadreras, le alzaron una ponchada de monedas de apuestas. Draghi Lucero se encarga de mos­ trar la figura del Gran Quiroga junto al aparcero don Félix Aldao, y las altas sumas de dinero que jugaban a las patas de sus caballos: mil patacones, mil libras esterlinas. Al final del cuento, al caudillo, que según la versión de Sarmiento, era un hombre rústico de la campaña, lo vemos entrar en la Iglesia Matriz, encabezando el cortejo con relevante urbanidad:

Se formó una lucida comitiva encabezada por el Brigadier General y su señora. Seguían muchas niñas ricas, vistiendo sedas preciosas y los mozos más rendidos del pueblo [oo.] ¡Si aquello parecía una gloria!

Durante el festejo, en casa de la novia:

Marido y mujer bailaron «El sombrerito» y, luego, el Brigadier Gene­ ral y su señora se remecieron hasta más no poder en las mudanzas del <

Quince años antes, el médico mendocino Carlos Ponce había pre­ sentado la estampa de un militar despiadado (Facundo, a nuestro pare­ cer), que toma mate con bombilla de plata mientras manda que le

• 'ORAGHI LUCERO, JUAN. Las mil y una noches argentinas. Mendoza: Ediciones Culturales de Mendoza y Editorial de la Facultad de Filosofia y Letras, UNCuyo, 1992, vol. III y Edición facsimilar de Buenos Aires: Kraft, 1953. 202 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002 toquen el violín a un mulato, quien salva su vida por la dureza exage­ rada de su boci09• Pero, además de estas expresiones literarias, la tradición oral re­ cupera escenas que merecen un reconocimiento semejante a las anéc­ dotas recopiladas por Sarmiento. De nuestr-as clases de Historia Argentina, en el Colegio Nacional de San Juan (1954-1957), fueron inolvidables aquellas en las que Horacio Videla nos leía los capítulos de sus libros de próxima publi­ cación. Cierta vez, nos deleitó con la anécdota de un almuerzo en ocasión de una fecha patria, al que-asistió en carácter de vicegobernador de San Juan. En tal circunstancia, tal como el mismo Videla 10 mani­ festó, algún miembro del protocolo fraguó una estratagema de modo que le sentó junto a sí a su enemigo político, el Dr. Federico Cantoni. Las diferencias de edades, el respeto mutuo y la solemnidad del caso los llevaron a conversar, a estos aparentes contrincantes, primero, del tiempo; después, de cuestiones frívolas; y a la postre, de la historia regional. Cantoni, médico y ex gobernador, amante de la figura de Sarmiento, interrogó a Videla, joven historiador, sobre el conocimien­ to que él tenía acerca del casamiento de Benavides y del comienzo del exilio de Sarmiento a raíz del último ejemplar de El Zonda. Cantoni contó a Videla, y éste nos transmitió: Facundo Quiroga hacía revista de las tropas de San Juan, mirando con fijeza soldado a soldado, escudriñando hasta los últimos rincones del pensamiento de cada hombre. Al finalizar la revista, llamó al gobernador -posible­ mente Gregorio Quiroga Carril- para preguntarle por la situación y los problemas de un oficial alto y apuesto, que dirigía uno de los escuadrones. El gobernador repuso que se trataba de Nazario Benavides, que era buen militar y que ningún problema le aquejaba. Tiene un problema -insistía Quiroga-. Y 10 hizo traer hasta su tienda. Minutos después, un hombre alto y fornido se cuadró y pidió permiso al Gene­ ral. Quiroga escasamente 10 saludó, caminando en círculo hasta que se puso frente a Benavides y, mirándolo fijo, le lanzó la pregunta.

• PONCE, CARLOS. "Isidro". En sus Cuentos mendocinos (Antaño y hogaño). Buenos Aires: [s.n.], 1927. "Puso su oreja sobre el pecho del pobre mozo y no sintió nada: estaba bien muerto, en un mar de sangre. Él había tenido la defensa del coto, que fue lo que cortó el puñal, seccionando las arterias tiroides, muy desarrolladas y conteniéndose después la hemorragia por la retracción elástica de los vasos". p. 31. BAAL. LXVII. 2002 TRADICIÓN ORAL, LITERATURA E HISTORIA... 203

-¿Qué problema tiene, Oficial? -Ninguno, mi General.

Volvió a mirarlo Quiroga:

-¿Estás enamorado?

Rojo en sangre, repuso Benavides:

-Sí, mi General. -La niña te corresponde. -Sí, mi General. -Los suegros no te quieren. -No, mi General. -Mañana te casas.

y al día siguiente, teniendo a Facundo Quiroga por padrino y testigo, casó Nazario Benavides con Telésfora Borrego, de la que vivió enamorado y como fiel y tierno amante. Esta anécdota, que se compadece parcialmente con la historiografia regional, no aparecerá en Retablo sanjuanino, obra que a la sazón Videla preparaba y publicó en 1956. Pero leemos en el Tomo IV, de su Historia de San Juan, bajo el epítome "Casamiento: leyenda y realidad", el texto pulido de la versión de la leyenda sin mencionar el episodio con Federico Cantoni. A la cabeza del relato, que correspon­ de a la leyenda, Horacio Videla expresa:

Cierta relación conocida por tradición rodea de singular encanto a la boda. Según esa página no escrita en las memorias lugareñas, al regre­ sar Facundo Quiroga a San Juan, [ ... ]10.

Por su parte, de la documentación publicada sobre el caudillo manso se desprende que ese casamiento ocurrió el 25 de octubre de 1833, que hubo suspensión del trino:

proclamado por el ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo J'aumasense, Dr. Don Fray Justo Santa María de Oro,

'o VIOELA, HORACIO. Historia de San Juan. Buenos Aires: Academia del Plata, 1976, T. IV, pp. 92-93. 204 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002 que el padre de la novia no, estuvo presente por haber finado; que la suegra, dofia Maria de los Angeles Cano, debió abrir su casa para la ceremonia íntima, y que

fueron padrinos y testigos presenciales, el Señor General Brigadier, Don Juan Facundo Quiroga y Doña Felipa Cano y Castro, y para que conste lo rmno.

y firma el cura José Manuel Eufrasio de Quiroga Sarmientoll . La donosura verbal y de gestos con que Horacio Videla relató esta anécdota nos impulsó a requerirle nuevos relatos de nuestra histo­ ria íntima, a lo que el profesor accedió con beneplácito. Después de damos pinceladas de la ciudad antigua, del lugar donde estaba la Casa de Gobierno, frente a la plaza principal, y del solar donde residía Benavides, nos ilustró en las relaciones de amistad entre las hermanas de Sarmiento y Telésfora Borrego de Benavides. A ella acudieron, llorosas, dofia Paula y sus hijas, para salvar al indomable periodista de veintiocho afios, aquel que ya con dieciséis afios obligó a bajar la vista al propio gobernador Manuel Quirogal2• Telésfora recibió amorosa­ mente al marido que regresaba de la Casa de Gobierno, a escasos qubientos metros, y mientras se aligeraba del uniforme militar, lo requería suavemente:

-¿Me puedes conceder un favor? -Siempre lo he hecho, ¿qué quieres? -Necesito que me lo concedas previamente y después te digo qué es.

En esta compulsa verbal en la que debatían qué era primero, si el consentimiento anticipado del Gobernador o el contenido de lo conce­ dido, vencido don Nazario por el amor a su mujer, aceptó lo que viniese, sentado sobre su cama, sacándose las botas.

-Bueno, mujer. Concedido. ¿Qué es? -Que lo dejes salir a Dominguito.

11 Archivo del Brigadier General Nazario Benavides, Instituto de Historia Regio­ nal y Argentina "Prof. Héctor D. Arias", San Juan, EFU, 1994, 46-47. 12 SARMIENTO, D. F. "La vida pública". En su Recuerdos de provincia. Buenos Aires: Biblioteca La Nación, [s.d.], pp. 239-267. BAAL, LXVII, 2002 TRADICIÓN ORAL, LITERATURA E HISTORIA... 205

Inútiles fueron las protestas de Benavides, que acababa de firmar el destierro de Sarmiento. Pero al final, con la cabeza entre las manos, dijo:

-y ahora tengo que buscar a ese joven... ¿Y dónde estará Dominguito? -Ahí, debajo de la cama.

A poco de narramos esta anécdota, en Retablo sanjuanino resu­ mió el suceso en la palabra permitido al decir que Sarmiento "dejando al paso por Zonda, en permitido exilio, su frase eterna grabada en las rocas del Cerro Blanco On ne tue pas les idées ", página 155, relato que incluyó prolijamente en 1976, bajo el epítome "Destierro y epílo• go", corrigiendo la sentencia francesa (On ne tue point les idées, páginas 169 y 170), pero sin mencionar la fuente. En realidad, no conocemos el origen de estos dos relatos, que no pudieron llegar a Federico Cantoni por su propia tradición familiar, puesto que sus padres no eran criollos, sino inmigrantes italianos que se afincaron en San Juan durante la segunda mitad del siglo XIX. No obstante, sabemos por nuestra tradición familiar, las encumbradas re­ laciones de los tres hermanos médicos y el respeto concedido por los adversarios políticos hacia estos inteligentes profesionales, como ocu­ rrió con la familia del ex gobernador Pedro Doncel y los hijo~ de Enrique Schade, el ingeniero que Sarmiento trajo de Alemania para elaborar el primer mapa de San Juan.

De la Encuesta Folclórica, de 1921, se rescatan también escenas que no responden a una tendencia determinada (favorable o contraria), sino que se limitan a testimoniar cuadros históricos con mayor o menor virtuosidad literaria. Así, por ejemplo, el legajo 10 de la escuela Los Sarmientos, de Chilecito, presenta a un Facundo de mágicas apariciones:

Cuando Quiroga fue derrotado en San Juan, los writarios riojanos creían que no volvería a La Rioja y un viejecito mendigo les cantaba: "Alilita y alilando - que Quiroga viene llegando". Al oírlo los writarios se reían; al poco tiempo de este anuncio entró Quiroga a La Rioja, tomándolos de sorpresa. (Narrada por Isabel B. de Luna, noventa años)J3.

13 En La Rioja, Los Sannientos, Chilecito, foja 13. Escuela \. Maestra Delina A. Baigoni. 206 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002

Sin embargo, en otras ocasiones, Factmdo retorna a su ciudad, antes de que se extinga el humo de su derrota en la Tablada, y reaparece vengativo en plena ciudad de La Rioja, La maestra Carrizo Pelliza 1ranscnbe el si­ guiente relato que titula: "Facundo derrotado y la vidalita unitaria",

Con motivo de la derrota de Quiroga en La Tablada en una de las principaiés casas de esta ciudad se festejaba esto, como una esperanza de libertad, del brutal que se había adueñado de los destinos de la Provincia, con una fiesta íntima. Unos guitarreros entonaban esta vidalita de ocasión:

"Religión o muerte - vidalitá Dice tu pendón Tú robas y matas - vidalitá y es tu religión". En este momento, preséntase a la fiesta un paisano emponchado y con el sombrero metido hasta las orejas; se acerca a los jóvenes cantores y con voz suplicante les pide continúen, pues su presencia inusitada los había hecho callar. Aquellos continuaron:

"Tigre de los Llanos - vidalitá vándalo feroz. Tú robas y matas - vidalitá y es tu religión".

En eso Quiroga, que es el emponchado, descubriéndose y dándose a cono­ cer de improviso, se desató en tan groseras y tembles amenazas de vengan­ za y 11lUert(:, que todos qu~on anonadados de terror. Jamás se imagina­ ron que el "Tigre de los Llanos" se encontraba tan cercano a ellos, pues lo creían restableciendo y organizando las fuerzas, para un nuevo ataque. Todos los presentes, momentos antes tan alegres y animados, demuestran en sus rostros la sorpresa y el terror; todo aquel grupo de fumilias fue allí mismo asesinado entre los gritos de terror angustiante que lanzaban las damas pidiendo misericordia, los clamores de las víctimas que caían y las salvajes carcajadas de los esbirros que herían. Las damas escaparon mila­ grosamente de esta brutal carnicería, por encontrarse entre ellas la que había despertado en el corazón del Tigre una pasión volcánical4•

14 En La Rioja, Vargas, Capital, Legajo 37 fojas 25 y 26. Escuela N.O 54. Otro texto muy parecido, también de la capital de La Rioja, refleja la misma escena con breves variaciones: BAAL, LXVII, 2002 TRADICIÓN ORAL, LITERATURA E mSTORlA... 207

Lo que aquella maestra capitalina no llegó a saber era lo relativo al autor de esta vidalita, posiblemente un enemigo personal de Facun­ do, de acuerdo con la noticia que recogemos de su colega E. Arturo Herrera. Se trataría del unitario don José Patrocinio del Moral, de Aimogasta, Departamento de Araujo, de aquel mismo que después, en 1865, aparece castigado con el degüello a cargo de impíos sicarios federalesls. He aquí el texto de la denominada "Composición para Quiroga (Juan Facundo)":

Don José Patricio del Moral, disgustado con Quiroga, le compuso esta Vidalita: "Marchemos, marchemos, No seamos tan viles. Vamos a matar Al Tigre de Atiles (pequeño pueblo de La Rioja). ¡Religión o muerte! Dice tu pendón. Saqueas y matas y es tu religión.

"Cuando el general paz derrotó a Quiroga en La Tablada, un distinguido grupo de alegres damas y entusiastas jóvenes se habían reunido en una de las principales casas de la ciudad para festeJar dicha derrota En momentos en que reinaba un am­ biente de franca alegría y familiaridad, un grupo de jóvenes guitarreros, sentados en un rincón de la sala, se vio sorprendido por un individuo emponchado y con el rostro casi cubierto por un gran sombrero, a tiempo que entonaban la primera estrofa de esta vidalita: 'Religión o muerte - vidalitá / Dice tu pendón. / Tú robas y matas - vidalitá / y es tu religión'. Los músicos dejaron de cantar al ver a este individuo de actitud sospechosa, pero el emponchado les pidió en tono suplicante que terminaran esa canción tan interesante. Aquellos accedieron al pedido y continuaron: 'Tigre de los Llanos - vidalitá / vándalo feroz. / Tú robas y matas - vidalitá / Y es tu religión'. Quiroga (que no era otro el emponchado) se desató en improperios e insultos contra los presentes y haciendo entrar a los paisanos armados que lo acompañaban, dieron muerte a casi todos los presentes. Nadie se imaginó que este enmascarado fuera el 'Tigre de los Llanos', pues todos 10 creían a 30 leguas de distancia. Las damas se escaparon milagrosamente de esta carnicería, debido a que entre ellas estaba la que había cautivado el corazón de este Tigre feroz". La Rioja, Capital, Legajo 65 fojas 45 y 46. Escuela N.O 37. Maestra María Gordillo Bustos. 15 La familia de los Chumba: Severo, Mercedes y Júan Simón Chumba, estos dos hennanos y sobrinos del primero, fueron los verdugos de don Daniel del Moral, de su hennano don Pastor (o Patrocinio) del Moral y de don Francisco Antonio Sotomayor, degollados en las Tres Cruces, camino de Aimogasta a Mazán. Encuesta 1921, legajo 69, fojas 17-20 de Talacán, Arauco. 208 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVU, 2002

Que padres e hijos, esposos y hennanos, has formado presas Tigre de los Llanos"16. (Región de La Rioja).

Frente a f.acundo, visto como personaje intolerante, hay relatos que lo presentan aceptando las reglas de juegq del habla popular, como en el caso de la anécdota donde las homonimias son aprovecha­ das por un paisano avivado. El hombre especula con un juego de palabras, que, a pesar de que QuiFOga lo advierte tardíamente, queda inmovilizado en esa trampa verbal tendida:

Un paisano fue a vender a Quiroga una media de trigo, entendiéndose por ello en aquella época, media carga con trigo. Y se la presentó a Quiroga a pesar de que sus compañeros lo atemorizaban diciéndole que sería castigado. Quiroga, al ver que el paisano tenía razón, la recibió, pagándola como si fuera una media carga".

Alguna tradición popular salva un aspecto particular del carácter de Quiroga, que no admitía que se dudara de su palabra. Lo que ofrecía, era otorgado, y lo cumplía, como en el caso de la media carga de trigo, pero castigaba a quien pusiese en duda la veracidad de su palabra. He aquí la escena transcripta por el maestro Carlos Gallo, en Sanagasta:

Varios ancianos que conocieron personalmente a Quiroga refieren algu­ nos episodios que ponen de relieve la franqueza y decisión de carácter del caudillo. He aquí el episodio siguiente: un haraposo limosnero se acercó humildemente a Quiroga pidiéndole una limosna, a lo que res­ pondió.Facundo dirigiéndose al pordiosero: -Piensa cinco minutos, pidiéndome lo que tú quieras; estoy dispuesto a darte lo que me pidas, con la condición terminante de que nunca más te acerques a mis puertas. Caso contrario, recibirás una formidable paliza. El pobre limosnero, lejos de aprovechar la franca generosidad de Quiroga, pidió dos reales. El caudillo agregó:

16 La Rioja, Talacán, Arauco, Legajo 69, fojas 4S y 46. Ese. 174. Maestro E. Arturo Herrera de treinta años. 17 Anécdota narrada por Benjamina Dávila, de cincuenta y nueve años, en La Rioja. Escuela l de Los Sarmientos, Chilecito. BAAL, LXVII, 2002 TRADICiÓN ORAL, UTERATURA E HISTORIA... 209

- Tomá los dos reales y no te olvides de lo que te dije. Transcurrido un año, el limosnero volvió al domicilio de Quiroga pidiendo socorro, pero le hizo dar una regia paliza diciéndole: -Quiroga promete y cwnple. Facundo Quiroga tenía en su daga la siguiente inscripción: "No me vendo, ni me doy; sólo de mí mismo soy"18~

De la misma manera, tres estrofas en redondilla conforman una copla anónima que nos presenta al Tigre, dormido aparentando ser cordero (que se las "echa de cordero"), a los pies de una triste Severa, desconocida muchacha de pueblo, codiciada de sus enamorados, tal vez fruto del amor no consentido. La copla figura bajo el título de "Un verso de Quiroga":

Que triste está la Severa, cabizbaja, congojada, con su cabeza apoyada sobre un sillón de madera. En sus pies está tendido un hombre de hechura fiera. Quiere echarla de cordero cuando es el Tigre temido. Delgada de cuerpo y talle, con su modito inocente, era el imán de las gentes cuando salía a la callel9•

Quiroga respetaba al enemigo valiente, pero despreciaba profun­ damente, con ímpetu dantesco, a los cobardes y a los traidores, como en el caso del cura Aráoz, tío de Aráoz de Lamadrid, en Tucumán. He aquí la anécdota:

Después de una gran batalla librada contra el Gral. Aráoz de Lamadrid, el Gral. Quiroga entra vencedor en la ciudad de La Rioja y publica un

11 Tomado de la Encuesta 1921, Sanagasta, La Rioja, Escuela 13, legajo 59 foja 51, transcripto por el maestro Carlos Gallo. 19 La informante fue Fauriciana de Corzo, de sesenta años de edad. Tomado en La Rioja, Palo Labrado, Legajo 51 de la Escuela 134. Transcripción hecha por la maestra Sandalia Farias. 210 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002

bando en el que daba plazo de veinticuatro horas para que los vecinos fugitivos vinieran a reclamar sus haciendas, de lo contrario, éstas que­ darían en poder del fIsco. Los únicos en presentarse fueron el Coman­ dante Díaz y el cura Aráoz, tío de Lamadrid. Quiroga se adelantó al Comandante y con ténninos graves le dijo: -¿Por qué viene Ud. tan tarde, Comandante? El Comandante Díaz, que era valiente, le contestó sin inmutarse: -Porque lo he acompañado a mi jefe hasta ponerse en salvo y, una vez cumplido con él, vengo a cumplir con V.E., que tiene mi espada. Quiroga, que era fácil de cautivar con rasgos de esta índole, tendiole la mano conmovido. -- -Guarde su espada, Comandante; así me gustan, los hombres ¡valien­ tes! Disponga como quiera de su hacienda y de su espada. En la guarnición nadie lo molestará ... y dirigiéndose al cura Aráoz, díjole sonriendo: -¿Cómo? ¿todavía vive Ud.? El cura, que era un miedoso y deseaba congratularse con el General, le respondió amilanado. -Yo siempre he sido afecto a V.E., y si no, que lo diga el capellán Ibarra (del ejército de Quiroga) que por su intermedio le comunicaba a V.E. la debilidad de las fuerzas de mis sobrinos. -¡Pues, precisamente, por eso, su sobrino debió haberlo fusilado!20

Del mismo modo que despreciaba a los traidores, Facundo Quiroga respetaba sinceramente a los hombres honrados y valientes, aunque a veces gastaba las bromas más crueles y lacerantes, como las teatralizaciones de fusilamientos o degolladuras, para solazarse con el espectáculo. A través de este montaje, Facundo observaba el compor­ tamiento de las personas enfrentadas a una muerte segura, ignorantes de la farsa. He aquí la chanza que le jugó al vecino Robles, pobre y cargado de bjjos, que fue a hacerle una gauchada.

Un día que el General don Juan Facundo Quiroga saboreaba el indis­ pensable mate de la mañana en su cuartel de Atiles, y en medio de sus jefes y oficiales que comentaban con prudente familiaridad los episo­ dios más salientes de la última campaña, fue interrumpida la conversa­ ción por el oficial de guardia que, pidiendo permiso al general, le dijo:

20 Encuesta Folclórica de 1921, San Juan, Caucete, Legajo 99, Escuela 34, folio 48. BAAL. LXVII, 2002 TRADICIÓN ORAL, UTERATURA E HISTORIA... 211

-Ahí hay un paisano que desea hablar con V. E. -Hágalo pasar. Un hombre joven, pobremente vestido, de fisonomia franca y altiva, se presenta y le dice: -Buenos días, mi General. -Adelante amigo. ¿Quién es Ud.? -Soy Pedro Robles, para servirle a Ud. -¿Qué se le ofrece? -Señor, esta mañanita, cuando volví del campo, encontré en la calle este paquete con ocho onzas de oro y conversando de esto con mi compadre Juan Pablo me dijo: "Esas onzas de oro han de ser del General porque anoche estuvo jugando en tal parte y ha ganado mucho. De seguro él las perdió". y aquí vengo a entregárselas mi General. El General contestó: -Bueno amigo, ponga ese dinero sobre la mesa y dígame, ¿Ud. es rico? -No, señor, soy muy pobre. -¿Cuántos hijos tiene? -Cinco, señor. -¿Con qué mantiene a su familia? -Señor, soy trenzador y además traigo leña del campo y la vendo, y así vamos pasando la vida como Dios nos ayuda. -Bueno, pase un momento al patio hasta que lo despache. Sale el paisano a esperar lo que tuviera que ordenarle Quiroga. Éste llama a un oficial y le da órdenes en voz baja. Irunediatamente se forma una compañía en el patio del cuartel y el capitán ordena atar las manos a la espalda del reo Robles y conducirlo al lugar de ejecución. El pobre Robles, con el estupor consiguiente, se resiste, protesta, pre­ gunta qué hizo él para que lo maten, quiere hablar a Quiroga, pero el capitán ordena la marcha y el inocente reo es conducido a la platafor­ ma de enfrente y sentado en un banquillo. Quiroga sale con su Estado Mayor a presenciar la ejecución. Quieren vendarle los ojos a Robles, pero él se opone diciendo: -¡No preciso, tiren así nomás! Quiero mirarle la cara a Quiroga para ver si no tiene vergüenza de pagarme así el servicio de devolverle lo que perdió. Quiroga lo miró intensamente como con cariño y luego, con sonrisa sarcástica, dijo: --:No amigo, todavía no le pagaré, pero luego verá. Entonces los tiradores se adelantaron, los fusiles buscan el pecho del pobre Robles y suena la descarga. Robles se desploma ... y Quiroga 212 CÉSAR EDUARDO QUlROGA SALCEDO BAAL, LXVII. 2002

suelta una sonora carcajada que su Estado Mayor acompaña con una sonrisa mezcla de risa y de pena. La descarga se hizo con pólvora sola, pero la impresión fuerte, y cruel hasta lo brutal, había desmayado a Robles. ¡Broma de tigre que hasta jugando hiere! Vuelto en sí Robles en el cuartel, dispuso Quiroga que se le prodigase toda clase de cuidados y atenciones, y se le diese de almorzar' espléndidamente. Cuando estuvo repuesto del todo, Robles fue llamado por el General y le dijo: -Venga, amigo, traiga esa mano honrada y perdóneme el mal rato que le di y que Ud. ha afrontado como hombre. ¡Así me gustan los gau­ chos! Pero óigame lo que le-yoy a decir. El susto que le he dado ha sido para que aprenda a no ser zonzo. ¿Ud. Creía que el General Quiroga se iba a morir de hambre si' Ud. no le devolvía esas ocho onzas de oro? ¿No le hacían falta a Ud. para darles pan a sus hijos? ¿Quién le reclamó esa miseria para que venga tan apurado a devolver­ la? Cuando halle plata de pobres, entonces debe ir al trote a entregarla porque ésos la precisan para vivir. Pero otra vez que encuentre dinero de ricos y sepa yo que ha ido a buscarlos para devolverlo, entonces le aseguro que la descarga no será con pólvora sola. Entonces, mi amigo, hágame el favor de llevar ese oro que tanto mal le ha hecho. El capitán que lo fusiló le entregará una vaca para cada uno de sus cinco hijos y, cuando precise una ayuda, acuérdese de que Juan Facundo Quiroga protege siempre al gaucho honrad021 •

Este episodio del falso fusilamiento de Robles y la estratagema para enseñar a no ser zonzo es, quizás, la raíz de muchos de los perso­ najes bandidos de la historia nacional. Cada uno de ellos representa cuadros de una procesión dionisiaca o pasos de autos sacramentales medievales en tierras del Nuevo Mundo. Pero si consideramos estas anécdotas para enmarcar la pedagogía abrupta del caudillo, que preten­ dían la formación del carácter del pueblo según los raptos de las cir­ cunstancias, 'deberemos aceptar que esta modalidad se encontraba en la ribera opuesta a la de Sarmiento y de los que buscaban educar al pueblo a través de otras normas y del convencimiento racional. Quiero cerrar los cuadros con este grotesco banquete de manteles, que habría sucedido en alguna residencia sanjuanina, hacia 1827 ó 1828:

21 Encuesta Folclórica de 1921, La Rioja, Vargas, Escuela N.O 54, legajo 78, fojas 13 y 14. Infonnante Gabina Romero, de noventa y cinco años. BAAL, LXVII, 2002 TRADICiÓN ORAL, UTERATURA E HISTORIA... 213

Banquete de manteles

El General Facundo Quiroga vino por vez primera a San Juan en enero de 1827, y desde su llegada a esta ciudad, inició una serie de atrocidades, befando a la población digna de ser tratada de mejor suerte. No obstante, es a San Juan a la que trató mejor. La mayor parte de los actos inarmónicos contra la urbanidad y la moral se hallan referidos por don Domingo Faustino Sarmiento en su inmortal libro El Facundo. El que voy a referir es puramente tradicional, 10 he oído varias veces, siendo la última persona que me 10 ha referido, el teniente coronel don Francisco Magín Guerrero, que a su vez, lo ha oído su madre, señora respetable, nacida en 1818 y murió a la edad de 86 años y 6 meses. Es como sigue: cierto día el General Quiroga invitó a varias personas para obsequiarlas con un banquete; deseaba humillarlas y burlarse de ellas, para lo cual les hizo sentar a la mesa, ricamente aderezada, con excepción de no haber colocado manteles; en cuanto a lo demás, nada había que no revelara corrección, ornato y suntuosidad. Entre los convidados reinaba la mayor alegría, éstos comen tranquilos, brindan por la salud del General, en la mayor concordia. Se nota la falta de mantel, pero a nadie se le ocurre o se atreve a hacer notar la falta, no lo fuera a matar Quiroga, a quien todos temen y se guardarían de suscep~bilizar. Terminado el banquete se retiran contentos, aparentemente muyagra­ decidos o, en realidad, así lo era. Poco tiempo después, Quiroga abandonó la culta ciudad y fue enton­ ces cuando los caballeros asistentes al banquete, en sus alegres reunio­ nes, refirieron que el General Quiroga era un gaucho bruto, puesto que los había invitado a un espléndido banquete y no habia puesto un mantel en la mesa. Como suele suceder, no con poca frecuencia, los chismosos no esca­ sean. Y esta vez hubo uno de manera que, cuando Facundo volvió a San Juan, le comunicaron la manifestación hecha por los asistentes al célebre banquete. Sabedor Quiroga de lo ocurrido, por segunda vez invita a los mismos, los hace sentar a la mesa, la cual está cubierta por un lujoso mantel y sobre éste, otros de igual clase, servilletas y el servicio de costumbre, como si se tratara de una excelente comida. Con seguridad les dice: ~En la creencia de que ustedes fueran mis amigos, yo los invité a una comida; sé que han dicho que yo soy una gaucho bruto porque no había colocado manteles en la mesa. Yo recién había llegado a San 214 CÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO B~ LXVII, 2002

Juan, carecía de recursos para comprarlos o no tenía a quién pedírse• los prestados y ésta es la razón por la cual no presenté manteles. Ahora van a comer manteles, porque si no ... ". Mientras Quiroga hablaba con imponente calma, soldados armados de caballería, a una señal dada, penetraban en el corredor rodeando a los comensales. Es cuando dijo: "porque si no ... ", los soldados dan princi­ pio a desenvainar los sables afilados en ademán de combate para dar principio a un bárbaro crimen. Era sin duda peor que el convite del lobo, debió parecerles la sentencia de muerte y que había llegado el último momento de sus vidas; las sillas en que estaban sentados no eran otra cosa que los banquillos en los cuales serian bárbaramente ejecutados. El dilema se definiría perfectamente: comer manteles o morir; sin pérdida de tiempo cada uno toma el cuchillo y tenedor respectivo, comienzan a cortar manteles y comer manteles, para salvar la vida del peligro tan inminente y amenazador. Cuando Facundo estuvo satisfecho, háceles brindar por su felicidad, los despidió y al mismo tiempo les dijo: "Ahora vayan a contar y a reírse de mi, que ustedes son caballeros educados e inteligentes por­ que saben comer manteles". Todos se retiraron silenciosos y felicitándose de haber escapado de las garras del Tigre22•

Hemos citado sólo un puñado de anécdotas recogidas de la tradi­ ción popular, tomadas de muy diversas fuentes, escritas y orales, pro­ venientes de la literatura regional como de transcripciones logradas por maestros con motivo de la Encuesta Folclórica de 1921. El pano­ rama de la vida de Facundo se ensancha, y los materiales permiten ahondar desde nuevas perspectivas aquí no analizadas. Sin embargo, quedan algunas constantes seguras para futuros es­ tudios, como es el hecho del fuerte acatamiento de parte de Sarmiento por la tradiéión popular, que a veces escudriñaba de la oralidad2J y, a veces, él mismo la promovía con encuestas personales O cuestionarios

22 Encuesta Folclórica de 1921. San Juan, Legajo 78, Escuela N." lO, Albardón, Dos Puentes, folios 10-14. Maestro Colón Icazatti. (Este Legajo contiene la respuesta que obtuvo el 5. o Premio nacional, por la cantidad yel interés de los informes). 2' El valor que le otorgaba a la oralidad queda de manifiesto en la carta que Sanniento envla a su amigo Laspiur desde Madrid, en la que rememora el impacto de los relatos en los interminables y tediosos viajes por la cordillera, de paso hacia Chile. BAAL. LXVll, 2002 TRADICiÓN ORAL, LITERATURA E HlSTORIA... 215 que, alguna vez, había comenzado en Francia cuando fue pagado por el gobierno chileno para investigar los sistemas educativos europeos, Cuidadosas preguntas a maestros y alumnos conformaban el cuestio­ nario por el que Sarmiento atisbaba no tanto propósitos inalcanzables y el desiderátum de los utópicos, sino los resultados y la eficiencia de los procedimientos24, Si bien no es nuestro propósito ni enaltecer las prácticas de Fa­ cundo ni eludir los excesos del ímpetu sarmientino, pretendemos to­ rnar de la tradición oral aquello de grande que despierte interés en los hombres cultos y sabios, y, en los poseedores de esa cultura, el reco­ nocimiento de que poseen un resguardo futuro para enfrentar su vida. Si bien miramos, muchas de estas anécdotas aquí mencionadas se han repetido en la historia argentina de una u otra manera con personas, o con pueblos, o con variantes de circunstancias, que no cambian lo sustancial de los entramados de estos relatos. Porque, al decir de Sarmiento:

En la República Argentina, se ven a un tiempo dos civilizaciones distintas en un mismo suelo: una naciente, que sin conocimiento de 10 que tiene sobre su cabeza, está remedando los esfuerzos ingenuos de la Edad Media; otra que, sin cuidarse de 10 que tiene a sus pies, intenta realizar los últimos resultados de la civilización europea25 •

Porque los criollos ignoraron el caudal de saberes que tuvieron en sus cabezas; y nuestros hombres cultos, los unitarios de antaño (y también los de hogaño), los que miraron a Europa, ignoraron 10 que tuvieron a sus pies, sus raíces. Por eso nosotros, los estudiosos, debe­ mos tener una actitud perspicaz y, a la vez, respetuosa para sumergir­ nos en las aguas de las tradiciones, y extraer de ellas las perlas vivificantes que justifican nuestra idiosincrasia. Conocer y trasmitir con fidelidad lo que pobló los espíritus de nuestros antepasados, lo que alimenta el alma de nuestros criollos. Y dentro de este concepto

24 Agradezco a la colega y amiga, Ora Gladys Aballay Meglioli, sus precisas observaciones y noticias por estos aspectos de la vida de Sarmiento. 15 SARMIENTO, O. F. "El cantor". En su Civilización y barbarie. Santiago: Im­ prenta del Progreso, 1845. 216 cÉSAR EDUARDO QUIROGA SALCEDO BAAL, LXVII, 2002

de lo criollo, incorporar las tradiciones y el sentir de los gringos e inmigrantes, que retoñaron nuestra intimidad de pueblo, con siglos de dolor y de saber tradicional no siempre escrito,

César Eduardo Quiroga Salcedo HOMENAJES

APERTURA DE LA ÚLTIMA SESIÓN PÚBLICA DEL AÑO ACADÉMICO·

Damos por iniciada la última sesión pública del año. Como es de uso, realizaremos un sintético balance de los logros obtenidos en estos tres meses finales de este palíndromo 2002 de reversible numeración que, institucionalmente, ha sido de positivas avanzadas. Repasemos, pues, estos noventa días finales. Las personas primero. Hemos acrecido nuestro cuerpo académico con el ingreso de dos Académicos de Número: la doctora Alicia Rodríguez de Zorrilla y el profesor Jorge Cruz, quienes ya están en plena actividad junto a nosotros, y han de incorporarse públicamente el año venidero. Saludamos a ambos pues nos acompañan en el estrado. Junto a esta presencia renovada, debemos lamentar la partida de dos queridos cofrades: el Académico Honorario Monseñor Octavio Nicolás Derisi, santo varón de proficua labor fundacional y de amplia producción escrita, y el poeta Jorge Calvetti, hombre generoso y vital, que está durmiendo para siempre bajo el cielo de Maimara, en su dilectísima tierra jujeña. Rogamos a Dios por su eterno descanso. Hémos comenzado a cumplir nuestro proyecto de federalización real de la Academia. De las catorce provincias argentinas sin repre­ sentación con miembros correspondientes, hemos ido designando nue­ vos colegas, preferentemente, en esta etapa, de especialización lin­ güística, con la intención de tejer una red de estudiosos que aporten su trabajo regionalizado en las investigaciones sobre las modalidades de

• La crónica de este acto, realizado el 28 de noviembre, puede leerse en "Noti­ cias" del presente volumen. 218 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002 la lengua española en las diferentes latitudes del país. De esta manera, podremos aportar positivamente a todas las tareas propias y a las que tenernos encomendadas corno miembros de la Asociación de Acade­ mias de la Lengua Española. Nos interesa, de muy particular manera, poner la planta académica en las tierras patagónicas, poco exploradas lingüísticam~pte hablando, para integrarlas en el mapa nacional del idioma. Además, procurarnos mantener y renovar la asociación de la labor académica con la universitaria pues los nuevos miembros son titulares de las universidades nacionales radicadas en sus provincias. Ya tiene San Juan su correspondiente, el doctor César Eduardo Quiroga Salcedo. Invitados por la Universidad Nacional de San Juan, fuimos en delegación a investir en su propia tierra y entre los suyos, al fla­ mante académico. Ésta es una nueva modalidad respecto de la investi­ dura de los correspondientes. Ya no vendrán a Buenos Aires, centro dominante de la actividad de la Corporación, sino que la Academia irá al país interior, a entregarle al nuevo integrante de la familia sus atribu­ tos que lo acrediten corno tal. Las actividades que desarrollamos en la provincia de Sarmiento fueron muy estimulantes para ambas institucio­ nes, la Universidad y la Academia. Además del acto público en el Aula Magna de la Universidad, mantuvimos reuniones abiertas con profeso­ res, estudiantes y público en general, en comisiones sobre creación literaria, a cargo de don Antonio Requeni; de lingüística por don José Luis Moure; y de crítica y teoría literaria a cargo de doña Emilia de Zuleta y de quien habla. Debo confesar que, desde pequeño, preferí la compañía de las dueñas agraciadas e inteligentes. No todo fue parlar y yantar. También hicimos una excursión, coordinada por la Universidad, a Ischigualasto, el mayor reservotio de fauna antediluviana del mundo. Pero, pese a la opinión de muchos sobre los académicos corno dinosaurios, no nos radicamos allí y retomamos a casa. Los ecos que en los medios túvieron aquellos actos fueron cálidamente motivadores para confirmamos en nuestra decisión de robustecer los lazos con el interior. Estarnos pensando la decisión de entregar nuestros premios de la Aca­ demia a los mejores egresados de universidades nacionales en el seno de cada provincia sede de ellas, en lugar de hacerlo aquí, corno nos lo han sugerido un par de universidades. Pero, claro, todo dependerá de las posibilidades económicas de las casas de estudio que puedan correr con los gastos, porque nuestras faltriqueras están exhaustas. BAAI., LXVIT, 2002 APERlURA DE LA ÚLTIMA SESIÓN PÚBLICA DEL AÑo ACADÉMICO 219

Acabarnos de designar, además, al doctor César Aníbal Fernández como correspondiente por la provincia de Río Negro; a la doctora Ana Virkel, por la de Chubut; a la doctora Susana Martorell de Laconi, por Salta; a la profesora OIga Zamboni, por Misiones. Nos esperan aún Santa Cruz y Tierra del Fuego, Catamarca y San Luis, Santiago del Estero y Chaco, Corrientes y Entre Ríos ... En fin, avanzaremos hacia la integración con futuras incorporaciones. Hemos inaugurado dos portales electrónicos, sin el menor gasto para la Academia, por la generosidad de las instituciones que nos han abierto la puerta o, por mejor decir, la ventana de Internet. En ambos casos agradecemos a la Fundación Santander Central Hispano el portal en Universia, con el efectivo y creciente apoyo de su Director Generallicen­ ciado don Julio Piñero y su equipo; lo ubicarán ustedes con la llave de acceso: http://aal.universia.com.ar. En un acto público, realizado en el salón de la Fundación Santander, el día 1 de noviembre, se proyectó al nutrido público y a gente de prensa presentes una muestra de los conteni­ dos de nuestra página electrónica, en la que figuran, además de los datos e informaciones sobre los departamentos, trabajos y publicaciones de la Academia, el fichaje digitalizado de los casi 90.000 volúmenes de nuestra biblioteca y hemeroteca que pueden compulsarse en pantalla. Como, gra­ cias a Dios, no tenemos recursos humanos, sino personas de variados recursos en nuestros Departamentos, llevarnos adelante esta edición vir­ tual que, jornada tras jornada, se enriquece y actualiza. Con igual orgullo, el emblemático 11 de octubre, vísperas del Día de la Hispanidad, inauguramos el subportal de nuestra Institución en el seno del sitio de la Biblioteca Virtual "Miguel de Cervantes", de la Universidad de Alicante: www.cervantesvirtual.com/portal/AAL. Fui­ mos la primera y única academia de las veintidós de la lengua españo­ la que estuvimos en el sitio de la prestigiosa Biblioteca Virtual, hasta hace unos días en que la Real Academia Española, prima inter pares, abrió su portal. Ahora somos dos, y en buena compañía. En nuestro espacio virtual, tenemos varias secciones: Literatura Gauchesca, Lite­ ratura Nativista, Clásicos Argentinos, Viajeros por la Argentina, Epistolografia de autores argentinos (más de un centenar de cartas, en aumento constante, de Borges, Manuel Gálvez, Giusti, etc.); está ínte• gra la primera edición de la valiosa Colección de documentos para la historia del Río de la Plata, de don Pedro de Angelis; comenzamos la 220 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

sección Revistas Culturales Argentinas con Nosotros y Sur. En un mes, nuestro portal desde España para el mundo fue visitado por 27.000 consultas. No todo va mal para los argentinos. Para la etapa que ahora comienza, hemos elaborado un plan que incorporará nuevas secciones. Una de Folclore argentino, con varias subsecciones. La de Folclore Poético se integrará, inicialmente, con la totalidad de los Cancioneros elaborados por don Juan Alfonso Carrizo; el Cancionero popular argentino, de Jorge Furt; y los dos tomos del Romancero, de Ismael Moya. Para la de Folclore Narrativo, gestionaremos la inclu­ sión de los diez tomos de Cuentos y leyendas populares de la Argenti­ na, de la benemérita doña Berta Vidal de Battini. Y para el Folclore Paremiológico: el Refranero, de don Ismael Moya. Otra nueva sección se denominará España en la Argentina. Se inaugurará con tres obras de marco: La Argentina y sus vínculos con España, de Rafael Alberto Arrieta; España en la Argentina, de Arturo Berenguer Carisomo; y Españoles en la Argentina. El exilio literario de 1936, de doña Emilia de Zuleta. y la lista de libros incluibles crecerá día tras día. La última propuesta que hemos elevado a la dirección de la Bi­ bliote.:a Virtual Cervantes -que no ha hecho sino animamos a conti­ nuar el paso vivo con que venimos, y cuyo trabajo de reproducción virtual es impecable- es una Biblioteca Oral Argentina destinada es­ pecialmente a los invidentes. Disponemos de grabaciones de voz de notables escritores, entre éstos, varios académicos para un primer sec­ tor; luego, hemos sugerido la inclusión de poemas y cuentos selectos de autores nacionales. En ello ya están trabajando el competente per­ sonal de Biblioteca y la eficiente licenciada Verónica Zumárraga, en representación de la Biblioteca Virtual. Reiteramos la gratitud por el respaldo de estas instituciones a las que hemos ofrecido orden, continuidad y seriedad intelectual. Y he­ mos cumplido gracias a nuestro excelente equipo de trabajo. Hemos concluido la primera versión del Diccionario del habla de los argentinos, el DIHA, que ya está en imprenta y que coeditaremos con Planeta. Será presentado en la próxima Feria del Libro. Tiene 3280 artículos y más de 6500 acepciones. Esta primera edición de la obra aporta unos 1300 nuevos argentinismos para la próxima edición del Diccionario de la lengua española. Además, es un aporte signifi- BMI., LXVU. 2002 APERTURA DE LA ÚLTIMA SESiÓN PÚBLICA DEL AÑo ACADÉMICO 221 cativo al futuro Gran diccionario de americanismos que proyecta la Asociación de Academias de la Lengua Española. Como se sabe, los diccionarios son obras de renovación continua. Si Quevedo inventó el hermoso verbo "tantalear" para señalar la índole de todo esfuerzo hu­ mano, para los diccionaristas valdría tal verbo y deberíamos agregarle "penelopear". Por eso, como no hay un Odiseo que ponga fin a nuestras labores, entregamos esta primera horneada para ir mejorándola con el aporte de todos. Ha sido una labor ardua, mantenida y en conjunto la que ha logrado plasmar esta obra tan ansiada. Estamos orgullosos de este aporte, siempre perfectible, trabajado en conjunto entre el capacita­ do personal que dirige y labora en el Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas, y la Comisión del Habla de los Argentinos. Agradecemos a la Asociación de Academias de la Lengua Española el respaldo económico generoso gracias al cual podemos incorporar a dos colaboradoras más al equipo de trabajo: la profesora María Antonia Osés, egresada de la Escuela de Lexicografia de España, única en su género, y la licenciada Cecilia Biagioli. Se está dando así cumplimiento al convenio de asistencia de la Asociación. Pero no nos donnimos, ni menos, nos sentamos sobre los laureles. Ya estamos diseñando otras obras para iniciar el año 2003: un Diccionario de fraseología, que represe locuciones, modismos y refranes corrientes en nuestro país; se sigue avanzando en la digitalización del material del que disponíamos en soporte de papeletas para ir constituyendo una creciente base de datos que aspiramos se convierta, con el tiempo, en un corpus del español en la Argentina CREADA (Corpus del Español Actual de la Argentina). Ya estamos trabajando para contar con alto asesoramiento técnico en trabajos más finos de la digitalización de ese material. "Poco a poco hila la vieja el copo", reza el refrán viejo. Y así iremos paso a paso, sin recursos económicos, pero con ánimo, avanzando hacia nuestras metas. Para los trabajos dificiles, han nacido los varones; y para empresas arduas, las varonas académicas. Nuestro Boletín ya se ha puesto al día con el año 2001, cuyo tomo final ya está en proceso editorial. Antes de abril del año venidero, habremos alcanzado el cierre del 2002. En el campo de los libros, se ha editado el documentado e intere­ sante trabajo Darío y Rojas. Una relación fraternal, de don Horacio Castillo; y está listo para entrar en prensa En la narrativa argentina, 222 PEDRO LUIS BARCIA BAAL. LXVII. 2002

conjunto de lúcidos ensayos sobre esa materia, compuestos por don Federico Peltzer. Ambas obras han sido sometidas al criterio de la Comisión de Publicaciones y al consenso del pleno. Estas ediciones están costeadas por sus autores, ex jueces honestos y, por tanto, de precario patrimonio personal, que han exprimido sus bolsas para cola­ borar con la €asa en este paso, al asumir la hora de las vacas flacas de nuestro país y de la Institución. Hemos acordado fructíferas reuniones con dos academias naciona­ les hermanas, la de Periodismo yJa de Educación, en tomo a la necesi­ dad de atender y buscar solución por el destrato y degeneración de la lengua en los medios de comunicación. Se está avanzando firmemente en esta tarea común. La Academia de Educación, como es de público conocimiento, ha denunciado con vivacidad y amplia repercusión, que ha alcanzado las esferas más altas del gobierno, la situación de los contenidos de la llamada "televisión basura", mediante un video testi­ monial contundente y desgraciado, por la decadencia que denuncia, preparado por el académico don Pedro Simoncini. A esta misma hora, en la celebración de los cuarenta afios de vida de ADEPA, una mesa tripartita de nuestras academias plantea el tema de los desbordes en la esfera de la comunicación. Representa a nuestra Casa, en la imposibili­ dad de hacerlo nosotros, nuestro tesorero don Federico Peltzer. Venimos de participar con el secretario don Rodolfo Modern, en el xn Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Espafio­ la, reunido en Puerto Rico, con la presencia de todas ellas en sus delegados. Allí presentamos nuestro DIHA y dejamos una copia del Diccionario en CD Rom al dinámico y meritísimo Presidente de la Asociación y Director de la Real Academia Espafiola don Víctor García de la Conch\!.. Allí se decidió que el próximo Congreso se realizará en Madrid, en 2005, año del cuarto centenario de la aparición de la primera parte de El Quijote, que habremos de celebrar a 10 grande, y con razón. Se convalidaron, en Puerto Rico, todos los proyectos co­ munes de las academias asociadas con el rótulo defmitorio de 10 "panhispánico": el Diccionario de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas, la Gramática, el Diccionario de americanismos, todas tareas vistas como trabajos alentados y encarados como una tarea de la comunidad académica de veintidós países. BAAL, LXVII, 2002 APERTURA DE lA ÚLTIMA SESIÓN PÚBUCA DEL AÑo ACADÉMICO 223

Y, finalmente celebramos el otorgamiento del Premio Narrativa de la Academia a la novela El inquietante día de la vida y a la trayectoria creativa de don Abel Posse, a quien felicitamos y saluda­ mos con gustosa cordialidad. Ésta es nuestra despedida pública del año. Deseamos que el futu­ ro nos depare mejores condiciones de labor, en medio de las apreturas económicas y las angustias humanas que padecemos. Roguemos, com­ pletándolo, con verbo del romance viejo:

¡Denos Dios ventura en annas como al paladín Roldán!, porque trabajo y constancia de nuestra parte, ya están.

Gracias por su presencia y siempre grata compañía.

Pedro Luis Barcia

LOS LmROS POTENCIALES DEL MAESTRO BATTISTESSA

Se cumple este año el centenario del nacimiento de don Ángel José Battistessa, uno de los más notables humanistas del país y figura impar de nuestra cultura. Eximio filólogo, matizado y penetrativo crí• tico, dotado de un verdadero don de lenguas que nos benefició a todos por sus calibradas y poéticas versiones del alemán, inglés, francés, italiano, provenzal. Dámaso Alonso ha hablado de su "argentinidad universal". Y así era, en efecto. Trabajé junto a Battistessa a 10 largo de un cuarto de siglo, desde que fui su ayudante alumno en la cátedra de Literatura Española Me­ dieval hasta que 10 remplacé en ella cuando se jubiló, en la Universi­ dad Nacional de La Plata. Tres días a la semana laboré junto a él, escuchándolo, en diálogo provechoso, distendido y bienhumorado, sn­ bre lo divino y 10 humanó, en sus cursos, conferencias y seminarios, los martes y jueves en la ciudad de los tilos y los sábados, en el Instituto del Idioma, de la Fundación Pedro de Mendoza, entidad com­ partida por el gobierno de Madrid y de Buenos Aires, por él dirigida desde su origen hasta su clausura por inanición presupuestaria. Uste­ des dirán que de poco me ha valido esta frecuentación con el maestro, pero yo me esperanzo en el refrán que dice: "Tanto anda uno con la miel que algo se le pega". Claro, se sabe que cada cual saca del pozo según la capacidad de su balde, y ésta sería mi limitaci6n. De cual­ quier manera soy un deudor vitalicio de su alto magisterio, desaprove­ chado tal vez, nunca aprovechador y chapado a la antigua, es decir, con público reconocimiento de esa deuda. Hoy día el discipulado se perfila de otras formas. Cuando, a los veintitantos años, comenté en un librito, de feliz fortuna, el ejemplo onceno de El conde Lucanor, quebrando una caña por don Illán, mágico de Toledo, definía mi op­ ci6n -por la gratitud frente al maestro: por don Ángel, mágico de Barracas, al sur. 226 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

y cuando concluí mi tesis doctoral que él dirigió, sobre Los «Pro­ verbios morales» del Rabí Sem Tob, en una línea le expresé mi grati­ tud. Era un verso del Libro de Alexandre que dice: "Maestro, tú me crieste, por tí sé clerecía". Treinta años después, publiqué, como homenaje a don Ángel en vida, mi libro.;ingel J Battistessa. Semblanza y bibliografía, a él remito como testimonio de mi devoción. Con estas referencias, rescato mi sostenida gratitud, tal vez, el único homenaje que sea capaz de darle. La vasta obra escrita de Battistessa refleja sus cualidades concer­ tadas y múltiples. Dueño de un fraseo y de una dicción personalísimas, con un gobierno infrecuente de la sintaxis y de un virtuosismo adjetival infrecuente. Mucho dejó escrito y publicado el maestro. Su bibliografia regis­ tra esa diversidad de intereses y saberes que lo caracterizó. Hoy quisiera, en su memoria, hablar de lo que, a propósito de Darío, en uno de los tomos de sus escritos dispersos, he llamado "bibliografia de sombras" o "bibliografia potencial". Aquellas obras que insinuó, que inició y abandonó sin concluirlas o componerlas, las que imaginó y deseó organizar y no alcanzó a concretarlas, o la obra inédita que no será editada tal vez, pero cuya existencia nos consta. Comenzaré por ésta. Battistessa se atareaba en la redacción coti­ diana, minuciosa, de un diario personal, nulla dies sine linea, a la manera en que alcanzamos a conocer solo en partes o extractos, como el de Charles du Bos. Precisamente, esta vasta obra del autor francés era uno de sus modelos en este terreno de la literatura intimista o egotista. Sólo publicó de este Diario escuetos fragmentos, y fui audi­ tor de varias páginas, que me leía a la sobretarde, sentados en la primera biblioteca y escritorio de su amplio piso en la calle Salta, donde solía Jecibir, él ante el escritorio antiguo, y yo, en uno de los sillones fraileros que componían el mobiliario del lugar. En esas pági­ nas, evocaba tertulias a las que había asistido, diálogos enteros re­ construidos al hilo de la memoria fresca, pues redactaba cada día, o cada noche, lo de la jornada. Recuerdo, por ejemplo, la primera entre­ vista con Claudel y la sorpresa de éste al ver que su traductor y estudioso no era un abate ni un clérigo de sotana, como lo había supuesto por el hondo conocimiento que de teología revelaban los es­ critos prologales de sus versiones de La anunciación a Maria o Juana BAAL, LXVII, 2002 LOS LIBROS POTENCIALES DEL MAESTRO BATTISTESSA 227

de Arco en la hoguera. Las demoradas visitas a las galerías de los Uffizzi, con descripciones y comentarios de sus cuadros dilectos; los diálogos con Arturo Farinelli; la exposición de las obras de Pascal; una velada de ópera; las conversaciones con Ortega y Gasset a bordo de un barco que los llevaba a Europa; reflexiones vesperti­ nas mirando el mar desde la playa, desde Benicarló; y tantos mo­ mentos, obras, paseos, encuentros, que llenaban varias carpetas y cientos y cientos de páginas. Ese Diario, más que nada, era el cuaderno de bitácora de su espíritu, poroso, inquieto, delicado. Campeaban en sus páginas lo que su querido Du Bos llamaba aproxi­ maciones. Vocablo que le resultaba acertado para expresar ese mo­ vimiento envolvente, gradual, curvo por el que se iba acercando, a través de espirales de abarcamiento, al objeto de su consideración. La línea recta le resultaba odiosa, por cartesiana y geométrica. De allí su rechazo por la planta urbana de La Plata, a la que disculpaba gracias a la presencia coposa de los árboles abundantes. En cam­ bio, le placían las callecitas toledanas, tortuosas, y los barrios de la judería de Praga. Las mismas preferencias se advertían en el movi­ miento de su frase con que se acercaba, cautelosa y gradualmente, a las realidades que comentaba. Si en sus artículos periodísticos se esforzaba por mantener una línea expositiva, dado el destino de esas páginas y su público vasto, centrándose en el desarrollo del discurso crítico que tenía espacio acotado, vasto pero acotado - como lo fue la casi o total plana primera del suplemento dominical de La Nación, en que publicó lo más generoso y frecuente del caudal de sus colaboraciones-, en su Diario personal, en cambio, libre de las restricciones del espacio inicuo y de la voluntad de servicio expositivo para el lector del hebdomadario, se explayaba en sus paseos sintácticos de compleja organización latina y sin prisas. "Hay una sintaxis del alma", decía, y así titulé el artículo que escribí a su muerte en las páginas del gran diario. En este Diario ilímite, donde se movía con la holgada libertad de la expre­ sión y de las asociaciones, gozaba con las correspondencias que descubría entre las realidades y con los puentes que tendía entre un cuadro·y una pieza musical, entre un poema y un grabado. Si este texto se publica -ignoro si ha sido resguardado-, se cons­ tituirá en una obra única en la literatura argentina. El que tuvo siem- 228 PEDRO LUIS BARCIA BAAL. LXVII. 2002 pre por lema que dio título a dos notables libros suyos: El poeta en su poema y El prosista en su prosa, pudo decir, similarmente, Battistessa en su «Diario», y sería cabalmente ajustado. Un segundo libro potencial del maestro, para el que había adelan­ tado material abundante, versaría sobre uno de sus autores preferidos, Paul Claudel: Más de dos bibliografias, de ésas confeccionadas con solapas de libros y papeletas, y que no compulsan las obras mismas, le inventaron un nombre y hasta una editorial: La poesía de Paul Claudel, editorial Convivio. Esta obra es.Jnexistente, aunque él proyectaba re­ tomar, algún día, los prólogos a sus versiones del teatro claudeliano, los muchos artículos que le destinó a su poesía, las notas con que enriqueció sus versiones y, quizá, páginas de su Diario y completar, con todo ello refundido, una introducción a la lírica y al teatro de Claudel. Pero no se aplicó a hacerlo, básicamente por dos "distraccio­ nes", como él las llamaba, cotidianas suyas: la epistolografia, pues contestaba cuanta carta o esquela recibiera -y ocupaba en ello varias horas al día- y las conferencias casi diarias (llegó a dar dos por día, y aún más de cien sobre distintos aspectos de Dante, en el año 1965, aniversario del florentino), que lo llevaban de aquí para allá, a merced de su generosa vocación de asistencia. Solía decirle que necesitaba de un curator para que no dilapidara sus bienes espirituales y su tiempo, que debía concentrar en la produc­ ción de su obra orgánica. Battistessa necesitaba de los plazos de entre­ ga para concluir sus escritos. Y saben bien los editores lo que penaban con sus correcciones infinitas en cada entrega de pruebas de página. Castigaba sus páginas una y otra vez, buscando una mayor calibración del matiz, orlando la caja tipográfica con su letra pequeña que incluía un nuevo parágrafo, una notícula aclaratoria, un escolio ampliador. Su lema en esto era el que él mismo comentó, a propósito ge Lope, dejar: "oscuro el borrador y el verso claro". Comentaba que su corrección inicial era "amatar el estilo" -así dicho, con arcaísmo gustoso-, pues en su primera versión la frase le nacía demasiado barroca y meandrosa en su textura. Lo hemos visto volver una y otra vez sobre una oración rearmándola y reordenándola. Lo propio hacía en la corrección de las pruebas de BAAL, LXVU, 2002 LOS UBROS POTENCIALES DEL MAESTRO BATTISTESSA 229 imprenta de la totalidad de los Cuadernos del Idioma que supo dirigir, mejorando la tropezada dicción de algunos colaboradores novatos, o esclareciendo las de un maestro que no tuvo tiempo de volver al estilo sobre su trabajo, Fue toda una experiencia la vez que tomó -la única, lamentablemente, por eso escribo como lo hago- un artículo mío y 10 fue retocando reflexivamente, en voz alta, y explicán­ dome las razones de las enmiendas: "No escriba aquí 'manoseado', ni 'sobado', diga 'manido', que atempera la imagen de 10 físico operando sobre la materia", Y así parecidamente, como solía decir, con esa prefe­ rencia por los adverbios en ."-mente" que fue objeto de un trabajo de una discípula suya. Una tercera obra potencial de la que me habló varias veces fue Benedetto Croce hispanista. En rigor, ya tenía una buena porción adelantada en la larga monografía que, con ese título, publicó en un tomo de homenaje al polémico napolitano, organizado por la Universidad de Buenos Aires. Incluso, le había prometido a la hija del polígrafo el envío, en un año, del libro en cuestión; pero no logró aplicarse a él, distraído por circunstancias siempre urgentes, pero no esenciales, que 10 arrancaban de su escritorio monacal y de su copita de licor. Una cuarta obra proyectada por él me llevó a secundarlo acti­ vamente durante un par de años. Había pensado en la elaboración de una suerte de manual para los profesores jóvenes, un vademé­ cum o enquiridión de bolsillo, portable para que los muchachos tuvieran en su mano una guía para diversas cuestiones fundamenta­ les para su formación y ejercicio crítico: cómo se estudia una épo­ ca, cuál debe ser el papel y la presencia de 10 biográfico, los pasos para el análisis y comentario de textos, los resguardos de la liber­ tad metodológica frente a los objetos estéticos cambiantes que re­ claman cada cual su asedio peculiar y no de fórmula dogmática y reductiva, las atenuaciones de la generalización riesgosa, etc., etc. El modelo que había propuesto para este libro era el tomo que había preparado Etienne Gilson sobre el ya citado Charles du Bos. Una selección temática de textos de la propia obra crítica y filológica de Battistessa, ordenadamente dispuestos en sucesión articulada, 230 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002

acompañado cada pasaje con comento y explicitación, y apuntes sobre el contexto, que le sirviera de marco para su mejor utiliza­ ción y un hilván que tendiera arcos entre unas cuestiones y otras, con referencias internas claras y precisas. Tomé a mi cargo la selección de las citas, extractadas de la totalidad de lo escrito por el maestro, es aecir, de los libros y de sus innúmeros artículos dispersos en un mar de revistas y periódicos. Todo lo tenía yo registrado en la bibliografia que fui haciendo sin consultarlo y que no le anuncié hasta tenerla lista, y para la que..no ayudaba pues seguía publicando incesantemente. Mi método de trabajo era éste: marcaba el pasaje elegido, lo copiaba en un tarjetón y colocaba arriba las palabras clave de referencia (época, estilo, valor del símbolo, etc.) y, al pie, la referencia bibliográfica. Alcancé a entregarle unas ciento cincuen­ ta grandes fichas, de las que, lamentablemente no preservé copia. Si consideramos la tarea que debía asumir el autor, de contextuar, tejer, acotar, etc., se duplicaba el material y, prólogo y notas mediante, el volumen editado oscilaría en tomo a las doscientas cincuenta pági­ nas. Nunca pudo concluir esta labor, pese al entusiasmo que mani­ festaLa en cada entrega de material que yo le hacía, a medida que ibd copiando y ordenando. Ignoro dónde quedó este material a su muerte. Y, en fin, tres potenciales libros más elaborables a partir del material disperso de sus plurales artículos no agavillados en tomo. En dos cumpleaños sucesivos -qué le podía regalar un joven profesor argentino, casado y ya con prole, al maestro, sino su propia obra en nueva presentación-, en sendos cumpleaños, decía, le entregué, foto­ copiados y pegados en columnas dispuestas en hojas de oficio, la totalidad dé algo más de setenta trabajos dispersos, el grueso de los cuales los había dado a conocer en La Nación, reunidos en dos carpe­ tas, para que los ordenase temáticamente por afinidad y dispusiera de tres o más libros, sin mucho esfuerzo. Como no avanzaba en la organización del material, le solicité las carpetas de las cuales faltaban algunos trabajos pues se ve que los había sacado para alguna referencia o copia. Le propuse, entonces, una distribución en tres tomos: uno dedicado a la literatura española y BAAL. LXVII. 2002 WS LffiROS POTENCIALES DEL MAESTRO BATTISTESSA 231 argentina, otro a la literatura francesa y un tercero, a la inglesa y la alemana. Todo, material no reunido en sus libros. A la muerte de Battistessa, la Universidad Católica quiso hacer una edición de dicho material y me convocó para ello, incluso ya había dispuesto de dinero para la empresa, pero hubo dificultades con los herederos, y se anuló aquella posibilidad que nos hubiera permitido recoger la siembra aún dispersa y valiosa del maestro venerado. Allí están las carpetas, como el arpa dormida, esperando la mano familiar que habilite su edición. Este aspecto desconocido de su bibliografía de sombras quería yo aportar hoy, con memoria ¡:tgradecida, en este cumplesiglos de don Ángel José Battistessa, Presidente ilustre de nuestra Academia, presti­ gio para nuestra Corporación, humanista orgullo de nuestro país, y en lo cordial, maestro entrañable. Tuvimos y tengamos el orgullo de que Battistessa haya sido y sea nuestro.

Pedro Luis Barcia

ENTREGA DEL PREMIO ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS AL NOVELISTA ABEL POSSE

La Academia Argentina de Letras entrega hoy el premio que lleva el nombre de la corporaciÓn a uno de los más brillantes novelistas argentinos. Lo hace por su última novela, El inquietante día de la vida, en la que Abel Posse, a diferencia de otras novelas suyas que transcurren en distintos escenarios geográficos, traza una VÍvida pintu­ ra de nuestro país durante las últimas décadas del siglo XIX, cuando el patriotismo y la voluntad organizadora de un conjunto de hombres surgidos de lo que se llamó "Generación del 80" crearon los funda­ mentos de una prosperidad que sería envidiada por muchos países del mundo; los mismos países que hoy, cien años después, se conduelen de nuestra frustración. Abel Posse es autor de una docena de novelas, traducidas a más de quince idiomas, entre ellas Los bogavantes, La boca del tigre, Daimon, Los perros del Paraíso, Los demonios ocultos, El viajero de Agartha, Los cuadernos de Praga y El largo atardecer del caminante. Por Los perros del Paraíso, obtuvo el galardón de narrativa más im-/ portante que se otorga en América, el Rómulo Gallegos, y por/El largo atardecer del caminante, el Premio del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, instituido en España, al que se presenta­ ron varios centenares de obras publicadas en la península y en las naciones hispanohablantes._ Sus libros, acaso más conocidos en el exterior que en su propio país, revelan junto a una rica capacidad de invención e insoslayable destreza literaria, un gran caudal de conocimientos y una constante propen~ión reflexiva acerca de la crisis de valores y la decadencia espiritual que, a su juicio, ensombrecen una época -la nuestra- en la que los poderes de la economía y la tecnología tienden a desacralizar la vida y a deshumanizarla. 234 ANTONIO REQUENI BAAL, LXVn. 2002

Abel Posse nació en Córdoba, de familia tucumana. Pasó su in­ fancia y adolescencia en Buenos Aires, donde empezó a escribir poe­ mas y cuentos. Publicó colaboraciones en el diario El Mundo y, en la década del cincuenta se trasladó a París, donde se doctoró en leyes y ciencias políticas en la Sorbona. De regreso en Buenos Aires, ingresó en la carrera. diplomática. Desde entonces, ha vivido en Rusia, Perú, Italia, Francia, Israel, Checoslovaquia, Dinamarca y es actualmente nuestro embajador en España. Su destino itinerante 10 ayudó, segura­ mente, a observar el mundo desde distintas perspectivas y a definir también su propio espacio cultuñil. Alguna vez confesó que su patria era el vasto ámbito de la cultura y que amaba por igual a Hornero y a Cervantes, a Nietzsche y Holderlin, a Céline y a Nabokov, pero se sentía, al mismo tiempo, profundamente argentino y latinoamericano. Cuando fue agregado cultural en París creó la colección Nadir, en la que publicó libros de poemas de Leopoldo Lugones, Leopoldo Marechal, Enrique Molina, Raúl Gustavo Aguirre y otros poetas ar­ gentinos en ediciones bilingües -en francés y español- que se distri­ buyeron entre cuatrocientas bibliotecas francesas. Con excepción de un extenso poema titulado "Celebración de Machu Pichu", publicado en un pu1cro cuadernillo impreso en Venecia, todos sus demás libros son nO·/elas.

La novela ha soportado gallardamente la marea audiovisual-sostuvo- y en la segunda nútad del siglo XX, frente al agotamiento creativo de Europa y también, en alguna medida, de los Estados Unidos, América latina reverdeció el espíritu de aventura e imaginación, de fantasía y legitimación de lo poético inaugurado por Miguel de Cervantes, el gran iniciador de la novela moderna.

Su latinbamericanismo está presente en libros, como Daimon, una biografia surrealista del conquistador Lope de Aguirre; y en Los pe­ "OS del Paraíso, ficción en la que, también con estilo entre barroco y desaforado, inventa una historia de la que son protagonistas la reina Isabel de Castilla, su esposo el rey Fernando y Cristóbal Colón. Otro tema que 10 ha atraído y desarrolló en memorables relatos novelescos, como Los demonios ocultos y El viajero de Agartha, es el de la vertiente esotérica del nazismo. En ese ciclo narrativo el novelista muestra cómo la cultura de la culpa -ingrediente esencial de la religión BAAL. LXVII. 2002 ENTREGA DEL PREMIO ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS... 235 judeocristiana- fue rechazada por la jerarquía nazi, ya no para fundar un nuevo paganismo, como habían hecho los griegos, sino para imponer un sistema perverso, basado en inquietantes doctrinas secretas. Historias antiguas y otras más o menos contemporáneas que por gracia del don narrativo del escritor, de su constante amenidad, provo­ can lo que podríamos identificar como el placer de leer. Robert Louis Stevenson dijo: "Cuando una obra literaria tiene encanto lo tiene todo". Abel Posse había ubicado en la Argentina el argumento de otras ficciones: Momento de morir y La reina del Plata. Pero su obra más argentina y, para mí al menos, la mejor de todas sus novelas, es El inquietante día de la vida; por la que hoy recibe el Premio Academia Argentina de Letras. Elocuente testimonio de la madurez creadora del autor, de su conocimiento de la historia nacional y de sus protagonis­ tas, la acción se desenvuelve en Tucumán y Buenos Aires, en su primera parte, y luego en París y en Egipto. La época, como ya dije al principio, es la de finales del siglo XIX; y sus personajes, algunas figuras arquetípicas de la Generación del 80, unas reales y otras ape­ nas inventadas que se cruzan en un ambiente recreado a través de sugestivas pinceladas costumbristas y precisos detalles de la vida coti­ diana. Las voces de la narración son dos: la de Felipe Segundo, hijo del fundador de la dinastía industrial que inició en Tucumán la explota­ ción de la caña de azúcar, y la de su sobrino Julio Víctor, un joven baldado, lector de Marx y Engels, destinatario de los apuntes que el tío ha ido tomando en los últimos tiempos. Típico representante de la oligarquía culta argentina, casado con una matrona que le ha dado ochos hijos y comprometido, además, con la consabida amante, Felipe Segundo es un hombre refinado que se rodea de buenos cuadros, lee con fruición a los poetas franceses y cultiva la amistad de personalida­ des de la política y la cultura nacional. Un día comprueba que padece la enfermedad terminal del siglo, ese mal innombrable que le hace llevar el pañuelo a la boca y guardar­ lo luego salpicado de sangre. En la certeza de estar pisando el umbral de la muerte, decide ocultar su enfermedad y, con la excusa de un viaje de negocios, se aleja de la familia y de los amigos del Club Social. Primero será Buenos Aires, donde asiste a la euforia de la ciudad cosmopolita, a los contrastes entre el mundo elegante de las 236 ANTONIO REQUENI BAAL. LXVU, 2002

familias patricias y los conventillos que han empezado a poblarse de inmigrantes, así como los almacenes y casas de lenocinio en las que oye, por primera vez, una música canalla que se baila entre hombres. Esta primera parte del libro está llena de atisbos de interpretación que bien podrían sintetizar, con acento vivo y humano, un tratado de histo­ ria social. y después París, en una suerte de viaje iniciático cuyo fundamen­ to no tendrá vinculación con la filosofia o la religión sino con el esoterismo y la poesía, guiado por los versos extraños y deslumbran­ tes de un joven, entonces, práctícamente desconocido llamado Arthur Rimbaud, cuyos rastros seguirá por la Ciudad Luz y, más tarde, por el desierto de África. Uno de los mayores atractivos del relato, además de su lograda atmósfera de época, es la permanente irrupción de personajes conoci~ dos, como Juan Bautista Alberdi; Paul Groussac; Eduardo Wilde; Eugenio Cambaceres; Lucio Mansilla; Julio Roca; Lola Mora; Gabriel D' Annunzio; Paul Verlaine y el tucumano lturri, secretario del Conde Montesquiou Fésenzac, o sea el Barón Charlus de la novela de Proust; así como Rosendo Mendizabal; el Pibe Ernesto y un tío de Julio Víctor apodado Pepe, de quien se dice que fue un gran amigo de SéJ1lliento y no puede ser otro que Pepe Posse, antepasado del autor. Pero no sólo figuras históricas reales, sino criaturas literarias, como Settembrini, personaje de La montaña mágica; Tadzio, de La muerte en Venecia, y Malte, de Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, dialogan, en uno y otro momento, con el protagonista. Estos guiños literarios vuelven más atractiva la trama de una narración que mantie­ ne vivo, en todo momento, el interés del lector. Con todo, el valor más importante de esta novela por la que su creador recibe hoy el Premio Academia Argentina de Letras reside tal vez, en su estilo. Para mí el estilo es, siempre, el protagonista de un libro. El de Abel Pos se responde a la feliz elaboración estética de una prosa rica en asociaciones verbales reveladoras, en continuas disquisiciones expresadas con sutileza y brillo. El inquietante día de la vida es una novela que merece el adjetivo que Claude Couffon aplicó a Los perros del Paraíso: "fascinante", sobre todo para nosotros, los argentinos de hoy, que tenemos sobrados motivos para añorar aquellos tiempos en los que personajes como los BAAL. LXVll. 2002 ENTREGA DEL PREMIO ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS... 237 nombrados -Sarmiento, Alberdi, Mansilla, Roca, Wilde- imaginaron y construyeron el país opulento que medio siglo después empezó a ser saqueado, empobrecido por el latrocinio, la corrupción y la mediocri­ dad de quienes deberían haber continuado aquella obra. Borges escribió:

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas in­ constantes, ese montón de espejos rotos.

Gracias, Abel Posse, por haber reconstruido esos espejos rotos y hacer que, en ellos, se reflejara la memoria de lo que fuimos. Gracias por la belleza y perdón por la nostalgia.

Antonio Requeni

Ciudad de Buenos Aires, 28 de noviembre de 2002 Señor Presidente de la Academia Argentina de Letras Dr. PEDRO LUIS BARCIA Presente

De mi consideraci6n:

Me dirijo al Señor Presidente y a los demás directivos y miem­ bros de esa Academia para saludarlos y felicitarlos por la tarea que realizan en la promoción y difusi6n de la labor literaria nacional. Nuestro país necesita como nunca en su historia escuchar la voz y leer la palabra de sus creadores, poetas y ensayistas. Atravesados por una crisis sin igual, los argentinos sufrimos el peor de los males: la decadencia espiritual. Sin lugar a dudas, la implosión económica y social, la pobreza extendida e indignante, la ausencia de un programa nacional que una a las grandes mayorías tras un horizonte común de trabajo en paz, todo ello deriva de la crisis espiritual. Se dice que la decadencia no es estar mal, sino ignorarlo. Y pienso que los dirigentes argentinos hemos transitado por ese camino de oscuridad hasta encontrarnos de frente con la realidad de una Na­ ci6n que era conducida hacia su disoluci6n. La política olvidó su rol de representación de las clases sociales y de debatir los grandes problemas del presente y del futuro. S610 una 240 EDUARDO DUHALDE BAAI., LXVII, 2002 parte de los medios infonnativos advirtieron sobre esta decadencia, mientras el resto se sumía en la mediocridad general. En este marco, la creación artística es una luminosa excepción. Una nueva generación de escritores y cineastas, para no aludir a otros ejemplos, se abre paso, recupera la mejor tradición nacional y mun­ dial, y se impone por sobre el panorama de frivolidad que impera en los medios masivos de comunicación. Hago alusión a estos temas porque hoy ustedes hacen entrega de la más alta distinción a un escritor argentino que conjuga su excelsitud literaria con su visión aguda y profunda de la realidad nacional. Abel Posse, que me honra con su amistad, ya es un hombre de letras destaca­ do entre nosotros y en el extranjero por su vasta y exitosa obra. Pero ha sido y es, además, en este período difícil de nuestra Patria, una voz implacable e incansable que ha contribuido a desnudar la hipocresía y a mirar, cara a cara, el rostro doloroso de la Argentina de hoy. Es un pensador nacional que, desde sus columnas, editoriales, ensayos y novelas, ha ido alertando a los argentinos sobre ese "gran viraje" que todavía nos debemos y, estoy seguro, no tardará en llegar. Señor Presidente, vuelvo a felicitarlos y agradecerles la silenciosa, pero docuente generosidad de vuestro trabajo. Miles y miles de argenti­ nús, a pesar de todo lo que vemos y vivimos en estos momentos -que dejarán paso, sin dudas, a la recuperación de la esperanza y la fe en nosotros mismos-, nos sentimos felices de haber nacido en esta tierra y de tener una historia y un presente literarios que nos enorgullece. Muchas gracias, y a mi amigo Abel Posse, le hago llegar mis felicitaciones y toda mi admiración.

Eduardo Duhalde XII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA"

NARRATNA PICARESCA EN LA ARGENTINA Y EN LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA: ARTURO CANCELA Y DAMON RUNYON

El Lazarillo de Tormes inaugura una profusa literatura picaresca en diversos países de Occidente, cuyos frutos se recogerán, a partir del siglo XVI, principalmente, a través de la novela. Sus autores denuncian, valiéndose de ciertas modalidades del hu­ mor, fallas no irreparables dentro del tejido social. Sin derrumbar sus fundamentos, obligarán a la reflexión acerca de principios que hacen dudosa la aplicación de nociones de justicia y que afectan a una porción nada pequeña de los seres humanos. Estas fallas parecen ser de natura­ leza más o menos constante, pero se agudizan en momentos de tensio­ nes y transfonnaciones sociales y políticas. Diferencias también econó• micas entre distintas clases, con los abusos y contrastes que conllevan, recaen sobre un conjunto de individuos cuyas desventuras materiales y concretas dan el tema a la especie. Por lo común, los textos huyen de la traza de mapas utópicos o de señalar climas de pasiones sublimes, hondas o eternas. El hoy impone sus exigencias a los antihéroes allí presentados, cuya meta es la nuda supervivencia. Aunque por lo común carecen de un tono moralizante directo, muestran con cierta delectación y malicia lo que ocurre a sus protagonistas, básicamente víctimas del sistema dentro del cual viven. A veces, y según las épocas, por ejemplo en el siglo XVII, disquisiciones de índole religiosa concurren a fin de

• Celebrado en Puerto Rico, los días 13 y 14 de noviembre de 2002. La crónica de este Congreso puede leerse en "Noticias" del presente volumen. 242 RODOLFO MODERN BAAL, LXVn, 2002 lograr enmiendas de conducta o arrepentimientos, Para florecer, esta literatura requerirá un determinado ámbito de libertad expresiva, un público lector numeroso y autores que, por encima o por debajo de un tono objetivo, no sean ajenos a un sentimiento de compasión subyacen­ te que muchas modalidades del humor requieren. Como también, al uso de una especie de espejo deformante que sepa, con exageración de las imágenes ofrecidas, no hacerles perder de vista su fundamental carácter humano. Todo ello ha mantenido la vigencia del género y su no abatida popularidad, ya que esta literatura se construye sobre la imperfección de individuos y sociedades. Tanto en la Argentina como en los Estados Unidos, abarcando prácticamente décadas similares, la obra de Arturo Cancela (1892- 1957) nacido en Buenos Aires, profesor de Filosofía, y Damon Runyon (1884-1946), nacido en Kansas y periodista deportivo de profesión, cumplen en lo general con los requisitos mencionados. Sus respecti­ vos textos están fijados en una época que coincide con la prosperidad de ambos países y la existencia de una libertad democrática formal apoyada en un régimen común en el que el capitalismo es el sistema socioeconómico vigente, mientras que a los poderes de los gobiernos se les exigen límites de una razonable aceptación. A su manera, y con lógicas diferencias, en ambos países se vive, sobre todo en sus clases dirigentes, una belle époque. Lo que no obsta para que, sobre todo después del derrumbe de la bolsa de Wall Street en 1929, se instale una crisis que generará bolsones de marginación, que aparecerán, so­ bre todo, en muchos de los cuentos del norteamericano. Pero, por distintos que sean en sus respectivas obras, a ambos autores los vincula un redentor hilo humorístico. La denuncia, siem­ pre implícita, termina por disolverse en sonrisa. Y hasta la violencia muestra un.costado risueño y tácitamente comprensivo de la situación generada. La realidad aparece como deformada, exagerada, pero es para entender mejor su íntima estructura. El mundo de Arturo Cancela es más complejo que el de Runyon. Sus objetivos no resultan tampoco del todo coincidentes. Este profe­ sor de Filosofía, luego inspector de enseñanza secundaria, surgió a la fama en 1922 con la publicación de sus Tres Relatos Porteños. Ade­ más del uso de un lenguaje cuidado hasta el extremo, exacto y rico, rasgo constante de su obra, el blanco principal al que apuntan princi- BAAL. LXVII, 2002 NARRATIVA PICARESCA EN LA ARGENTINA... 243 palmente sus dardos satíricos se refiere a una porción de la clase política argentina y a un sector de las clases altas, cuya riqueza es, al parecer, inagotable, y a la que se señala como ociosa, vana y profun­ damente superficial. El mejor de los relatos, el paradigmático por excelencia, es el primero: El cocobacilo de Herrlin. Muchos de sus elementos los trasladará, ampliados y corregidos, a su obra maestra, La historia funambulesca del profesor Landormy. Su héroe, un sabio sueco de nombre Augusto Herrlin, desembarca en Buenos Aires, pues ha sido contratado, merced a sus descubrimientos de laboratorio, a fin de extirpar la plaga que está arruinando la agricultura del país, el conejo, quien campea, invulnerable, a 10 largo y ancho del territorio patrio en peIjuicio de los sembrados que hacen a la riqueza nacional. Los meses pasarán, como también los años, y Herrlin no podrá, a causa de las postergaciones y negligencia de una burocracia ramificada e inútil, aplicar sus descubrimientos mortíferos para exterminar el voraz apetito, en todos los órdenes, del conejo. Los rasgos del incauto profesor serán asumidos, veinte años más tarde, por el héroe de La historia funambulesca. Se trata, en este último caso, del asimismo sabio profesor galo, miembro del Colegio de Francia, Abel Dubois Landormy, invitado de honor para disertar sobre la cultura cretense en esta parte del Plata, en uná Buenos Aires ubérrima, fastuosa e infiltra­ da por las últimas novedades culturales provenientes de la dulce Fran­ cia. El panorama que Cancela traza a través de sus personajes abarca la política y a los políticos; la universidad; el Teatro Colón y las gar~onnieres; la administración de justicia; la revista musical france­ sa; el periodismo; la zona parasitaria de los niños bien; personajes prostibularios y una pareja de funcionarios policiales, que son los que caen mejor parados. Para ubicar mejor el clima en el que las distintas intrigas concurren, entrelazadas y sostenidas por una sólida arquitec­ tura argumental, las acciones transcurren durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, a quien no se nombra, último representante de la época dorada de la Argentina. Además del sabio francés, el otro protagonista es el Dr. Aníbal J. Izquierdo, una parodia maliciosa del dirigente político socialista Alfredo L. Palacios, orador elocuente y don Juan impenitente. Hay que señalar que el Dr. Palacios vivía en 1943, cuando la novela se publica, y que, en honor a la verdad históri• ca, fue un político honesto y excepcionalmente preparado. La ideolo- 244 RODOLfO MODERN BAAL, LXVll, 2002 gía política de Cancela se situaba, por cierto, del otro lado del mostra­ dor, El desfile de los personajes es incesante; la trama, abigarrada; y la elocuencia enfática y vacía del Dr, Izquierdo, en sus torneos oratorios con el licenciado Aquiles Pestorejo y Sanabria, embajador de la Repú­ blica de San Salvador, igualmente enfático y tropical, se proyecta en las páginas del libro con efectos desopilantes. Cancela no intentará subvertir las bases sociales, económicas y políticas que sostienen el país, pero sí se complacerá en sacudir el árbol para que caiga una hojarasca totalmente estéril. El ademán farsesco y la burla no abando­ nan su pluma de agudo filo, La prlJSa cincelada de Cancela toma como modelo, en este caso, la del padre Islas y su Fray Gerundio de Campazas; pero el paradigma de fondo que se advierte en el titulado de cada capítulo tiene como referencia el Quijote. La visión de la Argentina de Cancela, el examen de sus instituciones y de los indivi­ duos que las integran señala los caracteres de la inautenticidad esen­ cial de la sociedad que los ha generado. Pero su malicia no llega al desencanto ni al nihilismo, y la sonrisa leve o la carcajada abierta que su lectura suscita posee la virtud catártica y redentora no sólo inheren­ te a la picaresca, exhibida en las andanzas de sus políticos, bandidos y policías, sino, sobre todo, a la especie humorística en general. Damon Runyon fue periodista deportivo durante toda su vida, actividad que le permitió adentrarse en los hábitos, también lingüísticos, de otras clases profesionales o sociales, sobre todo, las relacionadas con el delito. Esa actividad lo llevó a recorrer y conocer gran parte de su país, y al costado de los cultores del primer grupo (jugadores, apostadores, mánagers) se adentró en las personalidades de quienes ejercían la delincuencia como modo de vida. O de sobrevida. Runyon no confronta, no adopta ninguna actitud moral condenatoria. Simple­ mente narra con su estilo original y ocurrente por medio de un porta­ voz o testigo que casualmente se encuentra allí, y siempre en primera persona, los datos y los retratos humanos en el teatro de los hechos. Y como rasgo permanente, utiliza el verbo en tiempo presente para for­ talecer lo que viene narrando. Con el rostro serio hace reír francamen­ te con su descripción de esos marginales que no conocen otro modo de ganarse la vida y que utilizan, en ocasiones, la violencia, pero sin alardes de sadismo ni crueldad innecesaria. Son tipos que la sociedad norteamericana ha producido, si bien muchos llevan nombres o apo- BAAL. LXVII, 2002 NARRATIVA PICARESCA EN LA ARGENTINA ... 245 dos italianos, judíos y hasta españoles. Y poseen una vida espontánea y cálida, de la, que los fantoches cancelianos carecen. Aquí no hay títeres ni funámbulos, como en el autor argentino. Hay seres que existen merced al ejercicio de actos que seguramente bordean o se insertan en el Código Penal, pero cuya simpatía resulta innegable. Damon Runyon publicó la mayoría de sus shorts stories en revis­ tas de primera línea, como Esquire y Harper 's, con amplia repercu­ sión de público, en las dos décadas que van desde 1930 hasta 1950 aproximadamente. Y ofrece, sin las deformaciones ni la amplia crítica cultural de Cancela, un testimonio vital y literariamente válido. No hay en su prosa preciosismos ni rebuscamientos, pera los rasgos estilísticos que lo caracterizan lo han convertido en un escritor capaz de enriquecer las letras norteamericanas. Así este modo suyo pudo ser calificado con sus imágenes, metáforas, modos expresivos y ocurren­ cias insólitas como "runyonese", y saboreado en consecuencia. Sus ricos y poderosos -y Runyon casi nunca criticará el poder ni la rique­ za- se codean con la fauna de delincuentes que pululan en sus páginas y con cuyas fechorías sonreímos. Y aquí yace otra diferencia sustan­ cial con Cancela. Porque muchos de sus personajes, además de la simpatía humana que irradian, están descritos con una ternura ausente en la actitud satírica de Cancela. Por ejemplo Little Pinks, un pequeño y frágil judío enamorado sin esperanzas de una mujer a la que el amante ha dejado baldada a causa de una paliza formidable, y a quien lleva a costa de cualquier sacrificio hasta Florida para que pueda cumplir ella su sueño de casarse con un millonario. O Dancing Dan Christmas, un ladrón de poca monta, que arriesga su vida para poder rellenar con objetos hurtados la media de Navidad que su abuela ha colgado y proporcionarle así una alegría extraordinaria. Muchos cuen­ tos de' Runyon, además del ridículo y grotesco del que están impreg­ nados, bordean el milagro, y todas la situaciones insólitas desembocan en risas a cargo del lector. Así, en "Butch minds the baby" ('Butch cuida al bebé'), el tal Butch en su capacidad de especialista en volar cajas fuertes, de acuerdo con una propuesta previa de dos compinches, accede a participar en un hecho delictivo. Pero pone como condición poder ir con su hijo, un bebé de meses, a quien debe cuidar según recomendaciones de su cónyuge, que es muy estricta, para que el heredero reciba también, por su sola presencia, parte de los beneficios. 246 RODOLFO MODERN BAAL, LXVII, 2002

La escena alcanza su punto culminante cuando Butch deja las herra­ mientas de trabajo ya que ha llegado la hora de darle el biberón a la criatura. Aquí la veta de ternura de Runyon que fluye, por lo general subterráneamente, sale a la luz. Para terminar con los ejemplos, en "Madame la Gimp", un gánster poderoso hará pasar a una mendiga amiga suya eomo dama de la sociedad en ocasión del casamiento de la hija de aquella con un empingorotado mozo perteneciente a una fami­ lia española de la nobleza. Es el espectáculo de toda una sociedad en la que instituciones e individuos exhiben una notable Gistorsión entre lo que debería ser y lo que es, y que genera de este modo una literatura específicamente picaresca. Sus autores observan y cuelan a través del tamiz de su arte y su entendimiento un escenario grotesco, absurdo, como también aquellas contradicciones que no encajan dentro del marco de lo que habitualmente se entiende como norma. Lo previsible se torna impre­ visible, y el puño de las posibilidades se abre y muestra las anomalías que, por otra parte, no son tan graves como para merecer una aniquila­ ción. Basta reírse de ellas, el acto concentra allí su virtud terapéutica y liberadora. Así obra Cancela cuando despliega la ostentosa fachada, poclnda en su basamento, del oropel de una sociedad que vive en el clima hipócrita de las apariencias. Y Damon Runyon, al arrojar luz sobre sus delincuentes de buen corazón y dotarlos de un slang pinto­ resco, donde se exponen los rasgos que desembocan en una risa fran­ ca, declara que algo anda decididamente mal en el cuerpo social de su conocimiento directo. En ambos casos, el héroe auténtico de estos muestrarios de antihéroes es el lenguaje. El atildamiento y cuidado expresivo de Can­ cela omite las descripciones del mundo natural y es parca su utiliza­ ción del diálogo, siempre ocurrente. Pero, a través del lenguaje, ambienta a sus muñecos, los define y delata en sus defectos (ninguno mortal), y les otorga, mediante sus dichos, una vida propia. Cada uno habla según lo que es (o mejor, según lo que su autor quiere que sea) espiritual, material, social e individualmente. En Runyon los sucesos fluyen de un modo más suelto y desenfa­ dado. El texto resulta más apretado, consecuencia de su oficio de periodista, como si no fuera construido con el ademán del estilista que Runyon indudablemente es. Pero la mezcla de pintoresquismo y un BAAL, LXVU, 2002 NARRATIVA PICARESCA EN LA ARGENTINA ... 247 tratamiento original de su prosa, en rigor intraducible, da vida auténti­ ca a sus desaforados, contradictorios o tiernos personajes, lo que con­ tribuye a realzar, de un modo irresistible, los efectos cómicos perse­ guidos. Con sus afinidades y sus polaridades, Cancela y Runyon constitu­ yen dos enfoques altamente destacables de la literatura picaresca sur­ gida en los extremos de nuestra común América en la primera parte del siglo XX. Abundan, eso sí, entonces y ahora, los pícaros, pero ello sería motivQ de una comunicación que excede el marco de esta re­ unión académica.

Rodolfo Modem

COMUNICACIONES

SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS

Prólogo y acción de gracias Al agradecer, muy sentidamente, la votación unánime de la Aca­ demia Argentina de Letras) a favor de mi nombramiento como miem­ bro correspondiente de la Institución, agradezco también á los amigos y colaboradores argentinos y a las instituciones de España y América que hicieron posible mi trabajo lingüístico en el continente americano desde la ya lejana fecha de 19692• Que este trabajo se haya concretado

I Comunicación leída en la sesión ordinaria 1156.", del 8 de agosto de 2002. 2 En primer lugar a mis maestros, Américo Castro y Rafael Lapesa, que facilita­ ron mi avidez viajera y me enseñaron a llenarla de contenido. A Luciano García Lorenzo y Germán de Granda, que fueron causantes directos de los primeros viajes al norte y al sur del continente; a Emina Nasser de Natalicia; María Tereza Biderman; Ofelia Kovacci y Guillermo Ogilvie. Seguidamente a mis alumnas y colaboradoras, Verónica Zumárraga y Marcela Tabanera, y a Georgina Olivetto. Las instituciones han sido muchas, pero cuatro son fundamentales: la desaparecida editorial Kapelusz (Cincel-Kapelusz en su versión europea); la Sociedad Estatal para la Ejecución de los Programas del Quinto Centenario; el SECRIT, el Seminario de Crítica Textual, funda­ do por el desaparecido Germán Orduna y continuado por colaboradores de la talla de José Luis Moure; y la Secretaría de Cultura de la Nación, dirigida por Beatriz Krautharner de Gutiérrez Walker"eit conjunción y acuerdo con la Agencia Española de Cooperación Internacional; y mi universidad, la Universidad Autónoma de Ma­ drid. Es justo recordar ahora la confianza de la Academia Norteamericana de la Lengua Española al nombrar correspondiente a este autor, el 14 de septiembre de 2001. No se agotan las gracias con las referencias, pero alargar este espacio puede ser más señal de inmodestia que de reconocimiento. Sólo una excepción para amigos, colaboradores y maestros chilenos, como los dos Emestos, Livacic y Evans Espiñeira, respectivamente, Nelson Cartagena y Alfredo Matus. 250 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVD. 2002 precisamente en la República Argentina obedece a razones complejas, que traté, en cierta ocasión, de resumir y a las que ahora retorno. En agosto de 1969, un profesor muy joven cruzó, por primera vez, el océano Atlántico y se instaló en Montreal. Desde entonces, una parte fundamental de su vida tuvo una dimensión americana. En Amé­ rica nació su primera hija, para quien fue realidad lo que en su padre no era sino un mundo de infancia semivelado. Afios atrás, en efecto, un niño madrileño viajaba, cada año, a Bilbao, a casa de sus abuelos y se encontraba allí con un tesoro de dibujos, viñetas, atractivas histo­ rias en formato tabloide, con grandes tapas de cartulina en colores pastel: leyendo el BilIiken. también hacía revivir su infancia a sus padres y a sus tíos, en una situación un tanto surrealista, porque nadie de la familia había estado jamás en América del Sur. Los sueños de la infancia tardarían en hacerse realidad y empeza­ rían a ser verdad de adulto, es decir, otra cosa, muchos miles de kilómetros al norte. Las extrañas sensaciones de acompañar a San Martín hacia los Andes luchando contra la tiranía, de reírse con perso­ najes de extrañas trenzas y que vestían polleras y no faldas, o decían "vos querés", "te callás" y se trataban ceremoniosamente de "ustedes" en plural habrían de esperar todavía más años hasta llevarse a un terreno real; pero pervivieron en una casa en la que nunca dejaron de oírse y de bailarse todas las músicas de América, especialmente los tangos, no siempre tan de moda corno ahora, y en la que se vivió una cuidada educación de lecturas de editoriales rioplatenses y de agrade­ cimiento a la ayuda que la Argentina prestó a una muy sufrida pobla­ ción española en momentos de hambre y dificultad. Durante toda la infancia y la adolescencia, se cultivó un sentimiento de que allá a 10 lejos, muy al sur, había un país muy grande y muy hermoso en el que las gentes cantaban hermosas canciones, recorrían al galope fantásti­ cas distancias y cruzaban cordilleras imponentes o ríos grandes como mares. Todavía más, llegarían los años de formación gramatical y, en la Ciudad Universitaria, el aire del Guadarrama movería muchas tar­ des las hojas de las gramáticas de Amado Alonso y Henriquez Ureña, o de libros metodológicos de señoras que tenían apellidos siempre con "de", como Palisa Mújica de Lacau o Manacorda de Rosetti. Habría otras lecturas, claro, todas las de Losada, que enseñaban que España era más compleja y el mundo no tan idílico, y la de autores que darían BAAL. LXVII, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS UNGOisTICAS 251 palabras al sentimiento de que "estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo". Hubo que esperar a 1977 para que América dejara de ser sólo el hemisferio norte, cruzar el Paraná desde el Paraguay, entrar en Misio­ nes y aprender una primera realidad argentina de selvas y ruinas, o a 1978 para llegar por primera vez a un Buenos Aires que no se encon­ traba, precisamente, en una situación ideal. Nada de eso importó. Para entonces había nuevos lazos, precisamente los establecidos, a través de editorial Cincel, con la familia Kapelusz, desde 1974, con la publi­ cación de la Aproximación a la Gramática Española, primer antece­ dente de otros libros, hasta hoy, mantenidos luego con la cordial hos­ pitalidad de la casa matriz en Buenos Aires, hasta que un cúmulo de desgracias familiares de los Kapelusz y nacionales, en 10 político y lo económico, llevó a la desaparición de ese centro cultural de primer orden en el mundo hispánico. Sin embargo, para entonces el injerto ya se había producido, la nueva relación estaba arraigada. Don Rafael Lapesa había enviado a un recién establecido catedrático de la Autó• noma, por recomendación de don Luis Alfonso, a dos estupendas alumnas de la Universidad Católica, Marcela Tabanera y Verónica Zurnárraga, y el germen de futuros trabajos y de una magnífica rela­ ción personal estaba sembrado. No fue un camino rápido, muchas cartas e ideas cruzaron el Atlántico, muchos intentos quedaron en proyecto, O en bosquejo, hasta 1990. En marzo de 1990, dos profesores españoles, Ángel Gómez Mo­ reno y quien les habla, junto con Charles Faulhaber, fueron a visitar a Carlos Wert, a la oficina del Quinto Centenario en Madrid. El motivo era tratar de conseguir financiación para un proyecto de CDs con transcripciones y facsímiles de incunables de la Biblioteca Nacional de España, 10 que fue luego el proyecto ADMYTE, el Archivo Digital de Manuscritos y Textos Españoles. Unas semanas más tarde, el se­ gundo de los visitantes recibió una llamada del Quinto Centenario, en la que le pedían que se hiciera cargo del Área de Industrias de la Lengua. Además de ADMYTE, otros proyectos pudieron ponerse en marcha; el primero de ellos, por supuesto, fue un corpus de la lengua españoía contemporánea. Una colección de textos transcritos con cri­ terios homogéneos y listos para su tratamiento informático. En España se podía hacer un corpus oral, como se hizo, con el apoyo de mM; en 252 FRANCISCO A. MARCOS MARlN BAAL, LXVII, 2002

América había que pensar en textos escritos. Países con alumnos res­ ponsables fue la primera idea: Ernesto Evans, en Chile, y Verónica Zumárraga, en la Argentina, aceptaron ser Secretarios Ejecutivos y, en el segundo caso, con el apoyo de Ofelia Kovacci, Germán y Lilia Orduna y Marcela Tabanera, se constituyó la Asociación para la Ela­ boración del'Corpus de Referencia de la Lengua Española Contempo­ ránea en la Argentina, bastión de cuanto proyecto hemos podido ir realizando en estos hoy doce años de continuo trabajo. Ni que decir tiene que el cQDJus estaba terminado en 1992, colo­ cado en Internet y, gracias a la cooperación del Centro de Cómputos de la UBA, disponible por ftp de modo gratuito para todos los investi­ gadores, que podían conectarse, bien al servidor de la Universidad Autónoma de Madrid o al de la Universidad de Buenos Aires. Gestio­ nes de Ofelia Kovacci y Guillermo Ogilvie permitieron, a la parte española del proyecto, dictar cursos en la UBA; el apoyo del Ministe­ rio Español de Cultura y la AECI contribuía a facilitar los viajes; y una magnífica institución inventada por Georgina Olivetto, el BHS, siglas del nunca bien ponderado Bulín 01 Hispanic Studies, daba refu­ gio a personas y computadoras. Con todo, la vida de proyectos y planes estaba en precario, hasta que en 1996 Arthur Askins y Harvey Sharrer visitaron la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional y, al tropezar con una ficha que llevaba las iniciales FD, cayeron en la cuenta de que parte de la colección de Rayrnond Foulché-Delbosc, vendida en subasta en 1936, en París, había ido a parar a Buenos Aires por la excelente gestión de Gustavo Martínez Zuviría, director entonces de la Biblioteca Nacio­ nal. Conversación con Georgina y correo electrónico a la Autónoma, porque este argentino voluntario, a quien se le casaba su hija Carmen, faltó ese vérano a su viaje anual porteño. Y pasarnos ya a 1997, en este rapidísimo flash: reunión generosísima con Beatriz Gutiérrez Walker en la Secretaría de Cultura de la Nación, tras meses de trabajo en la Biblioteca Nacional, sobre todo de Georgina Olivetto, e inicio de la informatización del proyecto. Dos mujeres fundamentales, en este mundo predominantemente femenino, Beatriz Gutiérrez Walker y la ministra española, Esperanza Aguirre, que deciden dar un impulso decisivo a la catalogación y publicación, en papel y electrónica, del Fondo Foulché-Delbosc de la Biblioteca Nacional,más de mil sete- BAAL, LXVn, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 253 cientos volúmenes, que incluyen algunos manuscritos de primordial importancia e impresos únicos, ya parcialmente accesibles por Internet y cuyo catálogo, a finales de 1999, con la ayuda de Dios y de su, en este caso, brazo eficacísimo, Fernando Rodríguez Lafuente, estaban a disposición de los investigadores, sobre todo, de los jóvenes estudio­ sos argentinos, a quienes muy especialmente se dedica este esfuerzo y a quienes esperan miles de horas de investigación sobre textos perfec­ tamente conservados, microfilmados y que, esperamos, estarán ade­ cuadamente digitados en un plazo relativamente breve. En 1990 no se pudo hacer, como hubiera sido nuestro deseo, un ADMYTE argenti­ no, ahora podemos tomarnos la revancha, mientras al frente de las instituciones sigan personas como las que apoyaron y avalaron estos trabajos. Es de ley dar las gracias a la Secretaría de Cultura de la Nación, al Ministerio de Educación y Ciencia de España, a la Agencia Española de Cooperación Internacional, a la Universidad Autónoma de Madrid, a la Biblioteca Nacional Argentina y a la Asociación Ar­ gentina del Corpus. ¿Por qué la Argentina? Los sueños de infancia y de adolescencia, las ambiciones temperadas por la realidad de la madurez se han plasma­ do en unos proyectos cuya realidad lleva un sello argentino. No son s010 realidades inmateriales, son también, lo que es más importante, perso­ nas, alumnos que nos escucharon, que sufrieron nuestro juicio en sus tesis de Licenciatura o de Doctorado, que nos dieron a leer sus libros o sus artículos, que confiaron en nuestra opinión, con un optimismo sólo parangonable a su afecto y a su hospitalidad. El SECRIT, la cátedra de Gramática de la UBA, con personas como Rilda Albano de V ázquez, cuyo trabajo de lectura de libros y proyectos fue impresionante, tantos amigos. Nada es fácil, pero la dificultad se vence sólo donde hay un material humano de primera calidad yeso, pese a la llorosa idiosincra­ sia nacional, se da espontáneamente en estas pampas. Lo que pasa es que está muy mezclado y hay- que tomarse el trabajo de hacerlo aflorar, para ello son precisas muchas horas de trabajo conjunto, de empeño común, de estar codo con codo en la misma tarea, de asumir responsa­ bilidades y compartir protagonismo. También, de saber pedir perdón por los errores que siempre cometemos. Quien se ve hoy honrado y generosamente acogido en Buenos Aires, adquiriendo una nueva deuda, trata con su trabajo de todos los 254 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVII, 2002 días de devolver una parte del caudal de afecto que generosamente recibe de este país que, durante parte del año en presencia, y siempre donde esté, hizo también suyo. Es muy agradable compartir esta locura.

Signo motivado y signo estructurado El estudio que se presenta arranca de una consideración de la palabra y su relación con el objeto como signo lingüístico, dejando al lado problemas tan serios, como la percepción de la realidad, la adecuación entre verdad y objeto, e incluso los aspectos estéticos del signo literario, aunque en alguna ocasión se detendrá al borde mis­ mo de éste. Se parte3 de la consideración de que la palabra refleja la percepción de un ser clasificado, categorizado por los hablantes. Lo que se quiere decir con ello es que, mediante la palabra, no expresan los hablantes el objeto como ser en sí, sino como "ser percibido", como percepción. A esto, llamamos percepción categoria/4 del obje­ to. Dicho de otra manera, las palabras no crean el objeto como tal, pero lo reconocen como percibido, lo sitúan en una categoría y, como miembro de esa categoría, adquiere un lugar dentro de la estructura lingüística. Podemos reformular así el concepto saussureano de valor. La relación significante-significado, expresión-contenido, por ello, sólo puede ser arbitraria en la medida en que no tengamos en cuenta qué refleja, es decir, en el sentido restringido del adjetivo "lingüístico", no en el más amplio, en el que equivale a 'semiótico.' Ese sentido restringido parte de la definición formal de la lengua, tal como quedó establecida por estudiosos, como Coseriu y Alarcos, a

J Este trabajo recoge, con ampliaciones y correcciones, varias presentaciones previas. Las publicadas están citadas debidamente en la bibliografia Puede que se anticipe, por las peculiaridades de la edición en nuestro mundo científico, a alguna de ellas. A 9 de agosto de 2002 se redactó como la última y más extensa de las varias circulantes, en formatos impreso y electrónico; ampliada con adiciones posteriores. Es además, una versión desde la Argentina y para los argentinos que, en momentos especialmente difíciles, necesitan ver que seguimos unidos en el mismo empeño, que no hay que tener miedo. • La preferencia por el término técnico categorial sobre categórica se basa en el deseo de evitar la confusión con el uso común de categórico como 'indiscutible'. BAAL, LXVn, 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 255 partir de la definición de Hjelmslev: una forma entre dos sustancias, la sustancia de la expresión y la del contenido. Es esencial no perder de vista, en lo que sigue, esa acción conformadora como la acción primordialmente lingüística, excluyendo lo que pueda limitarse a la relación de los usuarios con la lengua. Aunque sea imposible pres­ cindir de nociones de uso, debe predominar el carácter de esquema y de regla en cuanto sigue. La tesis expuesta se dirige a mostrar cómo las lenguas expresan ese reflejo de la percepción del ser por medios internos, que confor­ man la relación entre expresión y contenido. Esta interfaz formal, esta interficie entre los dos planos, no se ofrece de modo aislado, esporádi­ co o anecdótico, sino regulars. Existen, claro es, ejemplos que podrían recibir los tres primeros adjetivos, pero podemos decir incluso ql,le son la parte menor, cuantitativa y cualitativamente. Cuando se habla de una conformación regular en lingüística, se quiere decir que se generan reglas en los dos planos o ejes de la lengua, el eje de las simultaneidades o paradigmático y el de las sucesiones o sintagmáti­ co. La incidencia de los reflejos del significado en la constitución de los paradigmas afecta a la evolución del léxico (también fonéticamente) y se convierte en uno de los casos de resistencia paradigmática al cambio lingüístico.· . La discusión sobre la motivación o la arbitrariedad del signo lin­ güístico no es nueva; está, al contrario, en los orígenes de las discusio­ nes de los griegos sobre el signo y, de alguna manera, ha estado presente en muchos de los estudios realizados hasta la actualidad6• Sin embargo, con escasas excepciones, la más importante de las cuales es

, Metodológicamente, el desarrollo del trabajo muestra también cómo pueden extraerse datos de los diccionarios con el más absoluto rigor y total precisión cuando el diccionario está codificado electrónicamente (se utilizan las ediciones en disco compacto del Diccionario de la Lengua Española. de la Real Academia Española, DRAE, y del Diccionario de uso del español, de María Moliner, MM. También se han tenido en cuenta diccionarios electrónicos del inglés y del italiano). En este aspecto, además Se pueden señalar algunas consecuencias del análisis lexicográfico que la codificación electrónica facilita, así como su implacabilidad en la determinación de errores de los diccionarios. • El trabajo clásico es de Whitney: 1875. 256 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVII, 200l

Jacob MalkieF, no tuvo durante mucho tiempo una influencia concre­ ta en el desarrollo de las teorías sobre el cambio lingüístico, aunque sí lo tuvo en las teorías sobre el lenguaje poético. Los tiempos, sin embargo, han cambiado también a este respecto. Hoy día, cuando se cuenta con infinidad de datos almacenados sobre un número elevadísimo de lenguas y se dispone también de medios de acceso a la información que posibilitan su utilización, empiezan a oírse voces que, aunque sea débilmente, reclaman un lugar en la cien­ cia para los estudios que buscan el establecimiento de relaciones entre el sonido y el sentido, entre la fonOlogía, la sintaxis y la semántica.

Morfofonosemántica Se hará una primera referencia a una aproximación ya dada a conocer (entre 1996 y 1998) para ayudar a situar la exposición en el desarrollo del planteamiento de su autor. El tema que se abordará aquí, en primer lugar, de una manera limitada y concreta, se encuentra en ese terreno intermedio de la gramática histórica en el que se cruzan la etimología, las teorías de la causación múltiple de los cambios fonéticos y la influencia paradigmática en ellos con el fonosimbolismo. La pregunta subyacente es si se puede determinar la existencia de unos esquemas fonéticos que se asocien con preferencia a unos conte­ nidos semánticos y si esos esquemas o paradigmas pueden influir en el cambio fonético para lograr un cierto ajuste entre sonido y sentido. Al mismo tiempo, estas estructuras pueden ponernos sobre la pista de determinados fenómenos que pertenecen al terreno de la semántica diacrónica. El primero de los grandes criterios de gramática histórica afecta­ do por este ánálisis será el de los tipos de cambio. Frente al cambio fonético fuerte, expresado por la ley fonética de los neogramáticos, existe un cambio fonético débil: el primero da cuenta de las grandes líneas de la evolución fonética, como pueden ser la primera mutacjón consonántica (Lautverschiebung) en la constitución de las lenguas ger-

7 Utilizo la fonna hispánica del nombre, la que empleaba en mi trato con él, aunque, en las bibliografias, predomina Yakov. BAAL. LXVII. 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTIlRAS LINGOiSTICAS 257 mánicas desde el indoeuropeo, o la llamada lenición consonántica de la Romania occidental, en la que las obstruyentes sordas geminadas pasan a simples obstruyentes, las obstruyentes sordas simples a sono­ ras, las obstruyentes sonoras a fricativas, o la evolución F- > H- > O en castellano; mientras que el segundo explica detenninados fenómenos, que no se han generalizado en todos los casos, pero sí en algunos, como ocurrió, por ejemplo, con los grupos consonánticos cl-, pl-, fl-, en el latín hispano, hasta condicionar su peculiar evolución en hispanorromance (Malkiel: 1963-64), donde nos encontramos con clave, clavo y llave, plano y llano, o flama y llama (en usos americanos, en donde es difícil pensar que la primera forma sea un cultismo). En el· mismo estudio, ejemplifica Malkiel también cómo intervienen, junto al cambio fonético débil, la estructura del sistema fonológico, el nivel de transmisión, la configuración areal y el fonosimbolismo. En esta investigación, la es­ tructura del sistema fonológico se desarrolla un punto más y se asociará, como se pretende mostrar, con ciertas estructuras de significado. El fonosimbolismo estará en la línea de partida, pero el recorrido irá ale­ jando de ella al lector progresivamente. La forma más inmediata y simple de fonosimbolismo es la onomatopeya, es decir, la transposición fonológica de los sonidos ele los animales u objetos. Este hecho inmediato ya fue reconocido por los gramáticos griegos e incorporado a la discusión sobre el origen del lenguaje. Los adversarios contraatacaron rápidamente, señalando, por ejemplo, en época moderna, cómo incluso la onomatopeya se rige por principios estructurales arbitrarios, con el conocido ejemplo del canto del gallo y su representación onomatopéyica en diversas lenguas: quiquiriquí en español, cock-a-dooddle-doo en inglés, cocorico en francés, etc. Sin embargo, sólo algunos de quienes objetaban esta guisa tuvieron en cuenta que, si algo queda claro en los ejemplos precedentes, es el ajuste a un esquema fonológico particular, así como que es este esquema el que predice la diferente expresión del mismo sentido y regula su producción. Por decirlo en otras palabras, de ma­ nera más relacionada con el tema, lo que ocurre es que el español no podía utilizar para el canto de gallo el esquema o-o, por ejemplo, sencillámente porque el esquema o-o ya sirve en español para otras relaciones de sonido y sentido, de las cuales esta exposición se ocupa­ rá más adelante. 258 FRANCISCO A. MARCOS MARiN BAAL, LXVn. 2002

La idea de un fonosimbolismo primario, grosera imitación con adaptación fonológica de los sonidos de los objetos, en sentido am­ plio, da paso a la más evolucionada de un fonosimbolismo estructura­ do, ajustado a un patrón. Cuando los hispanohablantes dicen chapo­ teo, o chapotear, están expresando un concepto, el de mover los pies por el agua' agitando ésta, al mismo tiempo que dan una expresión fónica que pretende, no reproducir el sonido, sino que el interlocutor asocie ese sonido con el concepto. Por decirlo burdamente, de chap, pot, chap como representación (ya estructurada, por cierto) de los ruidos que producen los pies al entrar y salir sucesivamente del agua, pasamos a la existencia de un verbo y un sustantivo totalmente inte­ grados en el sistema. De otro modo: lo que convierte a chap, pot, chap en una estructura lingüística es lo mismo que lo hace verbo y sustanti­ vo. Mediante esta conversión, chapotear es intercambiable con cual­ quier verbo, en el eje de las simultaneidades, y chapoteo lo es con cualquier sustantivo. En otro tiempo, se habría hablado de forma lin­ güística interior, pero prescindiremos de ese término, cuyo uso obe­ dece a una interpretación del pensamiento humboldtiano que no pare­ ce ser la principal de su concepto de Innere Sprachform, para no entrar en otras implicaciones y limitamos a lo formal y tipológico (Marcos Marín: 2001). Hasta aquí, sin embargo, incluso cuando los sonidos se estructuran, no pasamos de las palabras aisladas; el paso decisivo radica, natural­ mente, en demostrar que existen ciertos paradigmas en los cuales se producen esas conformaciones asociadas de un sonido y un sentido, de modo regular, siguiendo un patrón. Tampoco valdrá de mucho que pretendamos ver este hecho en una lengua o en lenguas aisladas, tiene que ser una característica que pueda darsé en cualquier lengua; aunque los esquemas, naturalmente, variarán en cada una de ellas. El fenómeno tiene que encuadrarse dentro del análisis genético de la formación de palabras, en suma, por ejemplo, como un procedimiento de derivación sin sufijos, por la simple modificación del radical. Las lenguas semíticas, como era de esperar, dada su estructura morfológica, de mociones vocálicas, prefijos y sufijos con base en el consonantismo radical, mayoritariamente trilítero, ofrecen ejemplos que nos sirven de punto de partida (MalIciel: 1970, 350-353). En ára- BAAL, LXVII. 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜíSTICAS 259

be, el esquema CuCaiC caracteriza la idea de diminutivo: kalb 'pe­ rro', kulaib 'perrito, mascota'. En hebreo, el esquema CiCx2eC carac­ teriza nombres que expresan un defecto fisico: 'illem 'mudo', gibben 'jorobado', Ciwwer 'ciego'. El esquema, con vocal -a-, se da también en árabe, lengua en la que, además, otra estructura, CaCx2iiC, permite formar nombres de profesión u oficio: El'.- haggát 'alfayate, sastre'. La geminación de la segunda consonante parece ser el indicador fonosimbólico básico. Que este tipo de fenómenos se dé en lenguas con una estructura morfológica diversa de la triconsonántica radical semítica parece, en principio, algo más dificil. Los investigadores, cuando lo hacen, seña­ lan un primer tipo, en el que la realización fónica tiene algo de onomatopéyica. Es el caso de los sonidos emitidos por animales (San­ tos y Espinosa: 1996, 176-177): garir, garlar, bramar, rugir, gruñir, en todos los cuales hay una Irl en el radical; los que se relacionan con defectos de la dicción: balbucir, farfullar, mascullar o mascujar, tar­ tajear, tartalear o tartamudear, en los que se da algún tipo de dupli­ cación silábica; los verbos que 'designan modos de hablar, pero desde la perspectiva del sonido': chistar, chuchear, murmurar, musitar, su­ surrar, que, cuando unen la idea de 'contrariedad', añaden un matiz más complejo (pero también un elemento, el prefijo, más evidente): refunfuñar, rezongar, regunzar. Jacob Malkiel fue un paso más lejos al señalar en su trabajo de 1970 dos esquemas, correspondientes, respectivamente, al latín y al castellano, para expresar deformaciones fisicas, limitaciones o defec­ tos, en los que ya no existe ninguna relación de carácter onomatopéyico o, si existió, ya no permanece en la conciencia de los hablantes. En latín se encuentra una vocal a en la sílaba fuerte de palabras, como: aeger 'enfermo', balbus 'tartamudo', caecus 'ciego', caluus 'calvo', claudus 'cojo', macer 'magro', mancus 'manco, débil', nanus 'enano', paetus, estrabus 'bizco', scaeua 'zurdo'. No se trata de que éste sea el único modo de construir adjetivos que expresen defectos fisicos, se trata simplemente de un esquema que ofrece un número relativa~ente elevado de ejemplos relacionables. Un análisis más cui­ dadoso del asunto, como el que ofrece el mismo MalIciel (1987: 395- 396) permite llegar a conclusiones todavía más satisfactorias. En latín, una palabra bisílaba, con una consonante geminada en la posición 260 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVII, 2002 interior, preferiblemente -cc- o -tt-, también -ss- y raramente -bb-, servía para la formación de adjetivos que, con frecuencia (aunque no exclusivamente), calificaban o ridiculizaban el fisico de un individuo: crassus, grossus 'gordo';flaccus 'flaco'; plattus 'liso'; gibber, gibbus 'jorobado'; cassus 'vacío'; cossus 'arrugado'; mattus 'borracho'; siccus 'seco'. Los resultados románicos, a veces, obligan a suponer una du­ plicación latina que permite un resultado romance con consonante sorda: el italiano, francés, castellano obligan a suponer en latín bruttus; mientras que, en castellano, chico y, en francés, chiche nos llevan a ciccus, cicca, respectivamente. Lo que se quiere decir es, naturalmen­ te, que en latín se produjo ya una ampliación del paradigma que arrastró a algunos adjetivos cuya estructura fonológica estaba próxima y cuyo contenido tenía evidentes puntos de relación con los que ya constituían ese esquema o paradigma, y que los ejemplos románicos son la confirmación de esa circunstancia. El castellano no desarrolla estos esquemas latinos, sino que los sustituye por uno diferente, que aplica a defectos fisicos y mentales de una amplia gama y con interesantes consecuencias, que constituyen el componente central de esta presentación. Se trata de la formación de adjetivos según el esquema CnóCno, en el que Cn significa una o varias consonantes8• Este esquema se comporta como un paradigma que atrae a su forma adjetivos que no habrían evolucionado así según la ley fonética que rige el cambio fuerte. Se constituyen, por tanto, en ejemplos del desarrollo de cambios fonéticos débiles como conse­ cuencia de la interacción de la regularidad paradigmática y el fonosimbolismo. Una última precisión. No se pretende con esta aportación defen­ der el hecho de que la vocal o tenga ninguna relación "natural" con la idea de defecto. Lo que constituye la fortaleza de la construcción que se forma no es una vocal o un sonido aislado, es el patrón, en su

• Aunque, como adjetivos, la mayoría de ellos pueden tener la terminación femenina y aparecer con realizaciones de tipo #6#80 no se incluyen en este grupo los adjetivos de esquema básico #6#a, como bosta, Ar., que se usa como coloquial despectivo para la persona egoísta o de malas intenciones, puesto que no nos consta que se use *bosto. BAAL, LXVll, 2002 SIMBOliSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS 261 conjunt09• Hay otros casos en español, que estudiaremos luego, en los que la vocal no es o y el sentido, sin embargo, también implica algún tipo de consideración negativa, aunque con otro tipo de relación.

9 Cfr. Emilio Alarcos, 1950, versión revisada de 2001. Alarcos alude al soneto de Arthur Rimbaud, Voyelles, de 1872 (nótese que el blanco que se aprecia en el texto corresponde precisamente a la 'E'): A noir, E blanc, 1 rouge, U vert, ° bleu: voyelles, le dirai quelque jour vos naissances latentes: A, noir corset velu des mouches éclatantes Qui bombinent autour des puanteurs cruelles,

Golfes d'ombre; R, candeurs des vapeurs et des tentes, Lances des glaciers fiers, rois blancs, frissons d'ombelles; 1, pourpres, sang craché, rire des levres belles Dans la colere ou les ivresses pénitentes;

U, cycles, vibrements divins des mers virides, Paix des patis semés d'animaux, paix des rides Que I'alchimie imprime aux grands fronts studieux;

O, supreme Clairon plein des strideurs étranges, Silences traversés des [Mondes et des Anges]: -O l'Oméga, rayon violet de [Ses] Yeux! A negra, E, blanca, 1 roja, U verde, ° azul: vocales, Contaré, un día, de vuestros orígenes latentes: A, aterciopelada levita negra de moscas brillantes Que trompetean en torno de los olores crueles,

Golfos de sombra; E candidez de vapores y tiendas, Lanzas de glaciares soberbios, reyes blancos, escalofríos de umbelas; 1, púrpuras, esputo sanguíneo, sonrisa de labios bellos Coléricos o en raptos penitentes;

U, olas, vibraciones divinas de mares viridianas, paz de pastos sembrados de animales, paz de arrugas Que la alquimia imprime en grandes frentes estudiosas;

0, supremo Clarln lleno de estridores extraños, Silencios cruzados de [Mundos y de Ángeles]: -¡O la Omega, rayo violeta de [Sus] Ojos! 262 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAI., LXVII, 2002

Se han recogido 118 adjetivos bisílabos1ocon el esquema #6#0, (en el que la almohadilla corresponde a cualquier grafía de consonan­ te, presente una o varias veces), Si partimos de los sonidos, el esque­ ma fonológico CoCo, con 60 casos, es mayoritario. En conjunto, se

10 Se han recogido todos los ejemplos de adjetivos del tipo definido arriba, cuyos esquemas formales se enuncian a continuación. Puesto que el procedimiento empleado ha sido la aplicación de un mecanismo de búsqueda electrónica, basado por ello en la escritura, nos ha parecido más coherente respetar el método. Los esquemas que siguen, por tanto, corresponden a la grafia, por lo que habrá que restar los dígrafos y pasarlos a la categoría simple inferior: zorro, por ejemplo, aparece en el esquema CoCCo, pero es sabido que fonéticamente es CoCo; chocho, que aparece en CCoCCo es, en realidad CoCo. No obstante, en las conclusiones, tenemos en cuenta la estructura fonológica que, en definitiva, es la que cuenta. Tras el esquema, la primera cifra indica el número de adjetivos, dentro de las palabras del esquema, cuyo número se expresa en la segunda cifra, tras los dos puntos. 13: 22, por ejemplo, significará que hay 13 adjetivos entre las 22 palabras que tienen el esquema que precede a los dígitos (CCoCCo en ese caso concreto). Se señalan en negrita las palabras que no están en el DRAE o no están como adjetivos y en redonda, destacada entre la cursiva de la enumeración, las que lista el DRAE, pero no define. Para el DRAE utilizamos la edición en disco compacto, que no es capaz de ordenar alfabéticamente la ñ en los ejemplos obtenidos como resultado de la aplicación de una regla con operadores booleanos y símbolos comodín, aunque si en búsquedas más simples, por lo cual aparecerán descolocados. CCoCCCo 2:2 [fonéticamente los dos son CCoCCo] troncho, groncho. CCoCCo 13: 22 [fonéticamente hay sólo 6 CCoCCo, 4 CoCCo, 2 CoCo, 1 CcoCo] blondo, brocha, bronco, brozno, chocho, choclo, choleo, chongo, chorro, chozo no, trompo, tronco, tronzo. CoCCo 49: 114 [fonéticamente hay 11 CoCo] bocho, bombo, borro, bosco, cocho, codro, combo, comto, congo, capto, corto, corvo, docto, 'fondo, forro, fosco, gocho, golfo, gordo, hondo, horro, hosco, jondo, langa, mocho, molso, mondo, mosco, ñorbo, pocho, pompo, parco, pomo, porro, ronco, rorro, rozno, sonso, santo, soplo, sordo, tocho, tonto, tordo, torvo, tosco, zompo, zonzo, zorro. CCoCo 11: 32 [fonéticamente 4 son CoCo] choco, cholo, charo, choto, croto,flojo, groso, plomo, probo, prono, trolo. CoCo 43: 115 (hay que añadir 17 casos de dígrafos) bobo, bofa, bolo, bono, boto, codo, cojo, colo, coño, coto, dogo, fofo, foto, godo, gofo, • hoto, joto, lobo, loco, loro, moco, mono, moro, moto, mozo, ñoco, lIojo, ñoño, noto, poco, rojo, romo, roso, roto, royo, solo, soro, soso, tojo, topo, tozo, zoco, zopo. BAAL, LXVII, 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 263 trata de un número muy elevado de formas, sobre todo, teniendo en cuenta que, con muy pocas excepciones (tal vez, sólo coptoll , aunque hay que considerar también docto, ñorbos, probo, prono, bono, dogo, foto, hoto), la correspondencia entre esta combinación fónica y la idea de defecto o limitación fisicos o psíquicos es abrumadora. Llama la atención, en primer lugar (olvidándonos de los errores e inconsistencias del DRAE o de MM, que carecen de interés), el hecho de que algunos de ellos sólo se usan en masculino: es el caso de estos veintiocho, casi la cuarta parte del total: tronchol2 , chongo, chorro l3, trompo, borro, forro (aunque, a veces, se oye forra), jondo, ñorbos (parece que sólo para ojos y en plural), porco, porno, porro, rorro, rozno, soplo, zorro (en la acepción de >taimado= el DRAE no incluye zorral4), choro, groso (para tabaco), plomo, trolo lS, bolo, coño, coto (en alguna acepción),foto, hoto,joto, roso, soro, topo. Aunque algún estudioso pueda no estar de acuerdo con la inclu­ sión de alguna de estas palabras y haya algún matiz posible, estas salvedades no influyen en la consideración global. Lo que interesa ahora es ver qué tipo de defectos o limitaciones indican estos adjeti­ vos, en primer lugar, qué usos rectos o figurados les hacen ganar o perder valor negativo o restrictivo y qué alteración de los cambiof fonéticos fuertes reflejan estos ejemplos.

Defectos o limitaciones generales (cosas, animales, personas): 41

bronco, brozno, chojcho, bosco, combo, corto, corvo, fondo, fosco, gordo, hondo, horro, hosco, longo, mocho, molso, mondo, pocho, pom-

11 Todo queda excluido de esta categoría, puesto que no se trata de un adjetivo calificativo. 12 El DRAE no incluye su valor como adjetivo. 13 El DRAE no recoge su sentido de 'ladrón', derivado del caló choro, de donde, por sufijación y etimología popular, chorizo y los verbos chorear, chorrear; aunque sí incluye "hablar a chorretadas" para 'hablar mucho yatropelladamente'. l. Aunque en la acepción de 'taimada' se usa, al menos, en la República Argenti­ na, equiparada con el masculino. El uso español parece preferir el diminutivo, es muy zorrita. 15 No aparece en el DRAE; en la Argentina, 'homosexual', peyorativo, agresivo. 264 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVn, 2002 po, pomo, ronco, sonto, sordo, tosco, choco, flojo, groso, bofo, boto, cojo, fofo, gofo, loco, moro, poco, romo, roso, roto, royo, solo, soso.

Defectos morales, de comportamiento o intelectuales (general­ mente referidos a personas): 34

troncho, gronchol6, chocho, chorro, trompo, bombo, forro, golfo, porro, rozno, sonso, soplo, tocho, tonto, tordo, torvo, zonzo, zorro, choro, choto, croto17, plomo, tr'?!.o, bobo, bolo, codo, colo, coño, joto, lobo, monol8, ñoño, noto, tojo.

Defectos fisicos o de comportamiento (que pueden referirse a personas y animales): 9

tronco, chojcho, cocho, gocho, porco, coto, loro, ñojo, soro.

Defectos fisicos (para personas): 10

choclo, cholco l9, zompo, moto, ñoco, tojo, topo, tozo, zoco, zopo.

Defectos fisicos (para animales): 3

brocho, chongo, tronzo.

'6 No aparece en el DRAE; en la Argentina, 'ordinario'. " No aparece en el DRAE; en la Argentina, 'sucio, desarreglado'. Procede del apellido del político Croto Posse, quien dictó un edicto en el que autorizaba a los Hnyeras o vagabundos a viajar gratis en los trenes, lo que provocó la fuerte reacción de los ciudadanos que pagaban su pasaje. 11 El DRAE no recoge el sentido peyorativo 'presumido, -a' en países de Améri­ ca, como Venezuela (RQsenblat). 19 El Salvador: 'desdentado', se dice de los niflos que mudan los dientes de leche. No está incluido en el DRAE. BAAL. LXVU, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜíSTICAS 265

Características peculiares, que pueden tomarse como rasgos de excepcionalidad o defectos: 21

blondo, chozno, boch02°, borro, congo, docto, jondo, mosco, ñorbos, tordo, cholo, probo, prono, bono, dogo'¡oto, godo, hoto, moco, mozo, rojo.

Analizaremos estos últimos casos, pues todos los demás tienen definiciones totales o parciales que justifican la inclusión en los gru­ pos correspondientes. Prono y probo, junto con bono, docto y dogo (este último, limita­ do a perro) son los que parecen no tener connotaciones negativas. Chozno, borro y mozo están marcados por las relacionadas con la edad y la inexperiencia; moco, por la de tamaño. Jondo tiene la marca dialectal, más la de un cante gitano; ñorbos parece carecer también de sentido negativo, pero es un caso para investigar. Foto y hoto son usos aparentemente muy especiales, cuya investigación tampoco está cerra­ da. En cuanto a godo, además de la abundante fraseología en la que se lo asocia con altanería y soberbia, está el uso despectivo canario y americano para referirse a los españoles peninsulares, en el primer caso; españoles en general, en el segundo. Congo, mosco, tordo y cholo se asocian con el color oscuro y con los adjetivos que se anali­ zarán ahora más detenidamente. blondo, da. Cf. ant. fr. blond, rubio, probablemente de oro germ. 1. adj. rubio, de color rojo claro. debe relacionarse con rojo, Del lat. russeus (el DRAE, tal vez por errata, da la etimología russus). 1. adj. Encamado muy vivo. Ú. t. c. s. Es el primer color del

20 En la Argentina: 'persona muy inteligente y estudiosa', según Haensch, Wemer et al., Diccionario del español de Argentina, Madrid, Gredos, 2000. Estos autores señalan la equivalencia española pitagorín. La palabra es un sustantivo usado como adjetivo, originariamente en forma masculina, pero que se va ampliando al femenino; aunque c:n este caso con influjo del coloquial bocha, 'cabeza humana', sentido que coincide con el masculino. El sentido peyorativo del sustantivo originario se aprecia en las expresiones corno estar del bocho. 'estar zumbado', 'tener perturbadas las facultades mentales'; hacerse el bocho con alguien (en especial, para hombres), 'ha­ cerse ilusiones amorosas con alguien'. No está incluido en el DRAE. 266 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVIl. 2002 espectro solar. 2. Rubio, de color parecido al oro. 3. Dícese del pelo de un rubio muy vivo, casi colorado. 4. En política, radical, revolucio­ nario. Ú. m. c. s.

Ello nos lleva a los adjetivos de esquema o-o que se refieren a este color y que SOR, además de los citados: choco, ca. 1. adj. Bol. De color rojo oscuro. 2. Col. Se aplica a la persona de tez muy morena. 3. Chile. rabón. 4. Se dice de aquel a quien le falta una pierna o una oreja. 5. Guat. y Hond. tuerto, torcido. royo, ya. Dellat. rubeus. 1. adj. V. pino royo. [1. Ar. pino albar, de corteza rojiza en lo alto]. 2. Ar. rubio, rojo. 3. León. Aplícase a las frutas no maduras, o a los alimentos mal cocidos. sorol • Del b. lat. saurus. 1. adj. Ar. Rubio, rojizo. 2. V. halcón soro. [1. El cogido antes de haber mudado por primera vez la pluma].

No nos interesa el valor político del adjetivo rojo, aunque nace con Uf'a connotación despectiva, totalmente en la línea de lo que afir­ mamos respecto a la consideración de estos radicales en 0-0. Nos fijaremos en otro valor, más oculto, el hecho de que el color designa­ do por este adjetivo y por los que siguen el mismo esquema vocálico refleja originalmente un concepto negativo. El positivo, en cambio, es el expresado, en la lengua antigua, por bermejo, colorado y encama­ do. Posteriormente, como ha puesto de manifiesto González alIé (1981), la connotación negativa del color rojo se extendió a términos como bermejo, en cuyo descarte pudo influir la relación con otro esquema de connotación negativa, -er-o, que estudiaremos después. El análisis de este grupo de adjetivos incluye una consideración fonética y otra semántica. Fonéticamente, tenemos dos grupos relacio­ nados, el de rojo y el de royo. De russeus, derivan el castellano rojo, el francés roux, el italiano rosso y el portugués roxo. De rubeus, derivan el hispanorromance royo, el catalán roig y el francés rouge. No hay que descartar que, en la división de soluciones, influyera el deseo de alejarse de la forma rufus, que en latín significaba 'pelirrojo'. Semánticamente, la conexión russeus, rubeus, rufos apunta a un sentido que los otros adjetivos refuerzan: este color rojo, distinto del BAAL, LXVU, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS UNGüisTICAS 267 de la sangre, que es el bermejo o encamado, es un color que se asocia con factores negativos, que van desde el rechazo de lo demasiado oscuro o moreno -presente en otros adjetivos de otros grupos, como congo, fosco, hosco, mosco, choco, cholo, lobo, moro, y en adjetivos de este mismo grupo, como choco y soro- al rechazo de lo rojizo, que se asocia, más claramente en el caso de rufo, con las actividades rufianescas, especialmente las de las meretrices romanas, que llevaban pelucas de ese color rojo oscuro o rubio. La adscripción del pelo rojizo al diablo o la existencia de frases, como la que recoge Cervantes de ni perro ni gato de aquella color, refuerzan esta consideración negativa que, en consecuencia, nos permite afirmar que estos adjeti­ vos, aparentemente inocuos, se consideran en realidad indicadores de un defecto más que nada moral, expresado a través del rasgo físico del color. Fernando González OUé (1981, 1984) documentó abundante­ mente lo difundido de la interpretación "del color rojizo de la piel o del pelo (en personas igual que en animales) como indicio fisiognómico de un carácter perverso", pero no relacionó este sentido con el esque­ ma de los adjetivos en -ó-o. Es natural, por esa interpretación negativa que, en los textos me­ dievales, rojo sea raro y que palabras como enrojecer, sonrojarse sean relativamente tardías. También así podemos explicamos la limitada aparición de rojo en la toponimia antigua y en las variantes dialectales que mantienen preferencias medievales. Especialmente interesante, por ello, es el caso canario, señalado por Maximiano Trapero (1995: 102- 103) tanto para la toponimia, de la que está ausente en el uso antiguo, con sólo una posible y no segura excepción, la de Vuelta Roja en Agaete, como en el léxico general, donde la forma normal es encarna­ do, y rojo no tiene empleo en la lengua corriente, en las zonas rurales o menos expuestas al uso del español general. Cuando en ocasiones aparecen formas de este adjetivo en la toponimia, como en Cañada de Rojas o Palma de Rojas, ambos en Mogán, se trata de un antropónimo en ambos casos. En tomo al esquema #ó#o, se produce una agrupación de sentido, en favor de la expresión de defecto, limitación o minusvalía, psíqui• cos, morales (según la moral aceptada) o físicos (también aquí con reflejo de gustos y creencias). Un núcleo de los adjetivos afectados llega al esquema bisílabo #ó#o como consecuencia de su natural evo- 268 FRANCISCO A. MARCOS MAIÚN BAAL, LXVD, 2002 lución fonética, es decir, de acuerdo con el cambio fonético fuerte. Otros, en cambio, llegan a él después de alteraciones de varios tipos que incluyen desde la no inflexión metafonética de la yod siguiente (caso de rojo, royo, pero recuérdese ruyo, y de cojo < cuxus) hasta las asimila­ ciones, como en ñoño « nonnus, donde esperaríamos una nasal no palatal inicial); la simplificación del radical, como en soso « insulsus); la contaminación léxica, como en ronco, zompo; o la abreviación, como en pomo. También son interesantes las formaciones regresivas, como borro, porro, bolo; las adaptaciones de préstamos o presumibles présta­ mos de otras lenguas, como choteo, congo, horro, molso, choco, boto; las de antropónimos, como croto; los usos dialectales, como JOMO; los de argot, como choro (andalucismo según DRAE, seguido por MM), chorro; o las metonimias expresivas, comoforroll • Particular interés tiene la relación de este fenómeno con la discu­ sión sobre cambios fonéticos generales, como el desarrollo de la u breve latina en español frente al portugués (de modo en parte diferente y en parte complementario de la tesis de arrastre por frecuencias y de vocalismo veterolatino expuesta por Mariczak: 199522). Los ejemplos españoles del tipo corto, corvo, hondo, sordo, frente a los correspon-

21 Como adjetivo viene del sustantivo usado vulgarmente en la República Argen­ tina en lugar de preservativo. En un comienzo, era frecuente escuchar: "te usaron como un forro", esto es, que usaron y luego descartaron a una persona en una relación personal o en un trabajo. Por ejemplo: si a uno lo contrataron en un banco, lo hicieron trabajar muchísimo y, una vez temúnado el contrato, lo despidieron sin más, no hay dudas de que lo usaron "de forro" o "como un forro", o lo "tuvieron de forro". Poco después, sin embargo, se empezó a decir: "sos un forro", pero no tanto referido a la condición des!=artable inicial, sino a ciertas características personales. No tiene el mismo sentido que las terminaciones en -udo, sino que es algo más sutil. Se aplica a alguien más bien insoportable, pero aquí se confunden los sentidos, pues se le puede decir "forro" tanto a un tipo al que lo usan y que es medio pusilánime, como al que da vueltas y no define las cosas. Muy frecuente entre adolescentes, para mujeres existe la adaptación "forra". Se ha formado también el verbo "forrear". Una persona "forrea" a otra cuando la usa y la descarta, o bien cuando da vueltas, no define una cosa, no termina de decir la verdad. No está incluido en el DRAE. 22 Donde no se aclara por qué el portugués tendría un tipo y el castellano otro, si ambos parten del latín hispánico; a menos que se pretenda que hay dos vocalismos diferentes del latín en la Hispania central y en la occidental, respectivamente, lo cual resulta dificil de creer. BAAL. LXVn. 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 269

dientes portugueses curto, curvo (que también existe en español, pero sólo con el sentido geométrico), fundo. surdo corresponden al esque­ ma #ó#o y se agrupan por el sentido con los otros adjetivos de este esquema. La resistencia paradigmática (del paradigma fonosemántico, en este caso) se impone sobre cualquier otra consideración de fonética histórica. Lo anterior, a juicio de quien escribe, parece demostrar suficien­ temente que existen asociaciones entre la configuración fonética del radical y su interpretación semántica, y que estas asociaciones son percibidas por los hablantes e influyen en la configuración de paradigmas, alterando la evolución fonética que las leyes del cambio fuerte harían esperar. Una de estas asociaciones sería la del esquema CnóCno con la idea de defecto o minusvalía físico, moral o mental (con las precisiones realizadas). La asociación de sonido y sentido, sin embargo, como se ve en las diferencias entre el latín y el español o entre el español moderno y el medieval, no son definitivas. Sólo en la medida en que se vayan determinando estos esquemas y sabiendo en qué momento está viva esa asociación, se podrán entender determina­ dos aspectos de la evolución fonética y de la creación léxica. Si las premisas que han guiado la exposición anterior, con su interpretación, son ciertas y los ejemplos citados no son resultados fortuitos con apariencia regular, que gustarían a los partidarios de las teorías del caos, se impone una revisión de las estructuras léxicas para tratar de comprender mejor el fenómeno. Por ello se debe ir amplian­ do esta primera propuesta esquemática, desarrollando investigaciones sucesivamente más amplias, empezando por recoger una estructura a la que se llega a partir de un problema etimológico. En 1945, en la Revista de Filología Hispánica, Leo Spitzer publi­ có una nota con una propuesta etimológica para el adjetivo lerdo, 'pesado, tardo, torpe' y también 'bobo', a la que siguió inmediata­ mente una contrapropuesta de Amado Alonso. En 1946, Jacob Malkiel presentó una nueva propuesta, sin dejar de notar, muy en su estilo, el severe criticism de Amado Alonso a Spitzer en esa segunda nota a la que acabamos de referimos. Doce teorías presenta Malkiel, antes de hacer sú propia propuesta. Corominas y Pascual dedican más de tres páginas del DCECH a la palabra, lo que deja patente que el problema es complejo. La dificultad fundamental es explicar el timbre de la 270 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVU, 2002 vocal tónica, sobre todo teniendo en cuenta que la palabra también está documentada en vasco y en portugués. En español, tenemos 289 palabras (según MM) que terminan en -érCo (donde C es cualquier consonante, y la tilde de la [él sigue las normas ortográficas). El número de adjetivos, entre ellas, es bastante menor, pero en algunos casos se trata de esquemas que pueden tener bastante rendimiento al admitir prefijación y composición (como -puerco, -tuerto, -tuerzo)23. Si nos limitamos a las bisílabas, tene­ mos, para el castellano siete p~abras, sólo seis en la lengua me­ dievaP4, con el esquema CéCdo, más las que se forman con la terminación -endo. De las seis, hay cuatro adjetivos (bebdo, cer­ do, debdo, lerdo). Si el esquema que buscamos es CérCo, la bús­ queda automática nos proporciona veinticuatro, de las cuales sie­ te son adjetivos (cerdo, lerdo, terco, terso, verso, yermo, yerto). Si ampliamos la búsqueda a los diptongos -ie-, -ue- como primer núcleo silábico, los resultados serán los siguientes. Para CiérCo tene­ mos ocho palabras, como mucho cinco adjetivos (cierto, ciervo, sier­ vo, tierco, tierno), para CiéCdo sólo existe bieldo. En cuanto a -ue-, encontramos catorce para CuérCo (con seis adjetivos como mucho: cuerdo, cuervo, muermo, muerto, puerco, tuerto) y cuatro para CuéCdo, con los adjetivos cuerdo, duendo. Dentro de los límites, está clwo que el esquema más rentable para formación de adjetivos es el de C.érCo, en el que el punto representa una semiconsonante o nada. Comparado con los esquemas de #Ó#O que se exponían anteriormente, es muy reducido. Si, como quieren la mayoría de los etimólogos, lerdo procediera de /ürldus 'amarillento, pálido' y también, a veces, 'necio', cuya pri­ mera vocal es larga 'f la segunda breve, se habría producido una evolución désde lurdo a lerdo. De no conservarse la u larga etimológica como lul, resultado normal en castellano, hubiera sido esperable la evolución a lardo por regularización paradigmática de los adjetivos en #0#0 (véase lo mencionado antes a propósito de curvo y corvo). Aun-

23 Dejamos aparte las formaciones cultas en -cerco, -dermo, -permo, -termo, -terno, -verso, porque, si bien es cierto que refuerzan el esquema en el español actual, es dificil que pudieran actuar en la época de formación de lerdo. 24 Excluimos zendo, adjetivo referido a la lengua avéstica. BAAL. LXVII. 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 271 que no parece que la evolución de la ú a una lel sea posible y hasta se antoja que va en contra de lo que se aplicó en el caso de curvo, es preciso echar una mirada a los paradigmas, para entender qué pudo haber ocurrido exactamente. El esquema Cérd- ofrece una cierta consistencia, que puede consi­ derarse pequeña y, como mucho, en la línea de la resistencia paradigmática aliada al cambio fonético débil. Lo más importante, en cambio, es notar que cuando la estructura CérCo toma un sentido des­ pectivo (ahora no se trata de un defecto, sino de un menosprecio), las dos consonantes libres se caracterizan por una cierta armonía fonética que, en el caso de lerdo, sedaría entre la lateral y la dental, cosa nada extraña en hispanorrománico (cabildo, alcalde, etc.). La propuesta del étimo /ürldus por tanto, se tiene que apoyar en que existe un esquema de adjetivos bisílabos, pequeño, pero coherente, que se refuerza por la armonía entre las consonantes2S iniciales de las sílabas y por una asocia­ ción de toda esa estructura con el valor semántico del menosprecio. La investigación está, como no puede ser menos, en una etapa inicial, en la que las propuestas han de hacerse con infinitas precau­ ciones. Se han querido presentar, sin embargo, además de los esque­ mas de las lenguas semíticas y del latín, dos esquemas castellanoc, uno seguro, otro más discutible, en los cuales se intenta explicar por qué se producen determinadas actitudes de resistencia al cambio foné­ tico fuerte. Se pretende que la ejemplificación que asocia rojo con bobo, como expresión de un defecto físico o moral, que por un lado, los vincula y, por otro, los diferencia de lerdo, que constituye un insulto, pueda utilizarse también para explicar cómo todos estos adje­ tivos cargados de sentido peyorativo por los hablantes pueden, en ciertas épocas del idioma, haber confluido semánticamente, al tiempo que reforzaban esquemas fonológicos que mantuvieran su coherencia de significado. Este refuerzo, al igual que el cambio mismo, puede haber conducido a esquemas fuertes en un caso, el de #ó#o, y débiles en otro, el de CéCCo, pero ambos parece que se entienden mejor desde esos supuestos. También habrá que tener en cuenta, en una línea apuntada por Spitzer; aunque en otro sentido, que este esquema CéCCo tiene una

2' Con presencia opcional de una semiconsonante tras la primera consonante. 272 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVII. 2002

relación más directa con nombres de animales, lo que se manifiesta tam­ bién morfológicamente. Mientras que los adjetivos de esquema #Ó#o y sentido de defecto fisico o mental se refieren mayoritariamente a personas y, en bastantes casos, son sólo u originariamente sólo masculinos, éstos de esquema CéCCo son masculinos y femeninos, lo cual parece indicar que pudieran "haberse referido inicialmente a animales y que el paso a la referencia humana fuera una ampliación de sentido, como sugirió el pro­ pio Spitzer. Piénsese en la diferencia entre zorro y cerdo, por ejemplo, siempre como adjetivos. Ahora bien, para desmarcarnos inmediatamente del grueso de la propuesta de Spitzer, no se olvide que, en los esquemas de armonía fonética total en bisílabos con esquema vocálico -e-o/a, es decir, en aquéllos en los que las dos consonantes son iguales, los adjetivos son insultos, referidos a personas o a animales u objetos personalizados: lelo, memo e incluso, ciezo, sieso. Por último, no debe perderse de vista la perspectiva hispanorrománica. La evolución a lurdo, en portugués, habría acerca­ do a este adjetivo al tipo curvo, resquebrajando la coherencia entre sonido y sentido que el mantenimiento de la diferencia formal entre los dos esquemas respeta perfectamente. Son factores que inciden en la causación múltiple y que, además, pueden aplicarse incluso si el étimo que parece contar con más adeptos no fuera el auténtico. Casi podría decirse que, en el caso de la etimología de lerdo, lo que menos importa es el étimo mismo.

Sintactosemántica

Admitir una cierta correlación entre sonidos y significado resulta, en principiq, posible. Los hablantes están habituados a expresar cier­ tos contenidos mediante sonidos; hacerlo así es, con ciertos límites, habitual. Extender esta posibilidad a que haya estructuras sintácticas que impliquen un cierto valor semántico, por su construcción, parece más dificil. Los lingüistas que se aventuran por este terreno hablan, en general, de iconicidad, reservando el término fonosimbolismo para la correlación que implica sonidos. Se verá, sin embargo, cómo las aso­ ciaciones en el eje sintagmático también pueden tener repercusión fónica, fonemática, además de la que puedan tener en las curvas tonales, los tonemas. BAAL. LXVII, 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 273

En cualquier caso, del mismo modo que se ha podido señalar esta realización en el eje paradigmático, habrá de hacerse también en el sintagmático para demostrar que se trata de un rasgo de las lenguas, vinculado a esa condición llamada al principio percepción categorial del objeto. Esa categorización no se limita sólo a un eje lingüístico, tiene que estar presente en los dos, de lo contrario, sería dificil defen­ der su carácter estructural. John Haiman inicia su introducción a la recopilación sobre Iconicidad en Sintaxis, de 1985, con una referencia a Bertrand Russell, para quien los grandes filósofos se habían visto forzados, en algún momento, a, elegir entre consistencia y credibilidad, optando, casi to­ dos, por la primera. El deseo de construir métodos reglados, sin fisuras formales, rigurosos, lleva a descartar una gran cantidad de datos, sen­ cillamente porque "no encajan" en ese constructo. Las teorías que aprovechan esos datos, como es el caso de MalIciel, desarrollan mag­ níficamente aspectos poco tratados por la mayoría, como el cambio fonético débil, la causación múltiple o la resistencia paradigmática al cambio fonético. Todos ellos, como se ha visto, pueden relacionarse con la percepción categorial del objeto. Las formas lingüísticas, por su parte, no dejan de ser también percepciones categoriales, metacategoriales, si se quiere, pero están implicadas en esa categoría. Una primera consideración tendría que dirigirse a la morfosintaxis para establecer un criterio continuo, del mismo modo que se ha visto la morfofonología en relación con el contenido. Joan 1. Bybee (en Haiman: 1985) señaló cómo cuanto más relevante es una categoría morfológica para un verbo, más cerca está su marcador formal del radical verbal. De ser esto cierto, esperaríamos que, en fonética histó• rica verbal, se hubieran producido evoluciones que acercaran las cate­ gorías morfológicas relevantes al radical, en detrimento de las marcas de otras categorías que pudieran ocupar posiciones intermedias. Al mismo tiempo, se vería por la historia de la evolución, qué categorías resultan más relevantes en las lenguas, según el paradigma verbal. El proceso afecta a la formación y constitución de los futuros en las lenguas románicas, especialmente en español. El futuro latino sin­ tético, de tipo amabo, capiam, no persiste en romance. En castellano el futuro perfecto amavero deja, sin embargo, inicialmente, la marca morfológica de la primera persona en el futuro hipotético o de subjun- 274 FRANCISCO A. MARCOS MAIÚN BAAL, LXVII. 2002

tivo: amaro. en donde confluye con la evolución del perfecto de sub­ juntivo, amauerim. Se impondrá la final -e en la primera persona de esa forma a lo largo de la Edad Media, para dar el moderno amare; pero en la persistencia de la -o podemos apreciar la relevancia de la categoría de persona en el verbo español y de la proximidad de la forma al radical. La historia del futuro sintético español refuerza este rasgo icónico, esta relación entre conformación fónica y morfosintáctica, con otro aspecto de la evolución más relevante que el del futuro hipotético o futuro de subjuntivo. Como se saoe, los modernos futuros sintéticos de las lenguas romances arrancan de formas perifrásticas latinas. En el caso del castellano, la perifrasis de futuro (cantaré), al igual que la de los pospretéritos (cantaría), se forma con el infinitivo más la forma personal correspondiente del derivado de habeo. Se ha sef'íalado (por ejemplo, Lapesa: 2000, 777) cómo la separación de ambos elementos, con la posibilidad de intercalar un clítico, a pesar de la oposición de Juan de Valdés en el Diálogo de la lengua, llega hasta El Criticón, de Baltasar Gracián, en el siglo xvn. También se ha explicado (ibídem) que "la posibilidad de escisión no impedía que la vocal protónica del infmitivo desapareciera cuando ambos elementos estaban soldados". Junto a mover te he se empleaba movré «mov(e)ré); junto a ferir te han, ferrán ( amarías) que se soluciona mediante la desaparición de la vocal temática del infinitivo, que se considera redundante, puesto que el fenómeno se pro­ duce en la conjugación palatal a la que también pertenece haber. De esta manera, todos los indicadores morfológicos estarían incluidos en el auxiliar y ausentes en la forma raíz o básica. BAAL, LXVII, 2002 51MBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS 275

Cambio fonético débil y regularización paradigmática del cambio welven a darse la mano. Al no triunfar definitivamente la reducción de las conjugaciones palatales a una sola26, actúa la regularización del paradigma y se recomponen muchas de las formas citadas: moveré, herirán. La combinación de infinitivo más la forma de haber no es un proceso simplemente paradigmático, se trata, claramente, de una for­ ma de origen sintagmático. La motivación, iconicidad o justificación semántica de una es­ tructura sintáctica se observa también en construcciones que permane­ cen en el ámbito de la sintaxis y, a ello, se dedicará la tercera y última parte de este estudio provisional. En 1965 Roman Jakobson publicó un célebre trabajo que permitió a John Haiman, veinte años después, proponer un cuasi universal icónico: "El orden de las proposiciones tiende a corresponder con el orden de los acontecimientos que expresan, como en ueni, uidi, uieí, 'llegué, vi, vencí". Al igual que en el tratamiento anterior del fonosimbolismo, en­ tonces en el marco de la palabra, tienen un lugar en este punto los casos de onomatopeyas, rimas o aliteraciones; pero todo ello, ahora, en el ámbito del sintagma: La construcción sintáctica de la cadena textual está condicionada a la necesidad de que se distribuyan en ella ciertos sonidos que provocan asociaciones de sentido, de modo regu­ lar. Así en el célebre final de la octava décima de la égloga ID de Garcilaso27:

En el silencio sólo s' escuchaba un susurro de abejas que sonaba

2. Hasta el siglo XIV podía esperarse el mantenimiento de la distinción apoyado en el trivocalismo básico, expresado en los participios -ado, -udo, -ido, de amado, temudo, partido; pero esta consolidación no se produjo lo que, de paso, dejó incom­ pleto el esquema de la derivación con esas tres vocales. Esto provocó el desarrollo de un sistema "débil", en el que los derivados con -aCo, -iCo tienen mayor presencia y poder de regularización estructural que los derivados en -uCo. 27 Justo es reconocer que la percepción de este hecho y su interpretación arran­ can de las clases de sexto curso de Bachi11erato impartidas por D. Emilio Orozco, catedrático de la Universidad de Granada, en el Instituto Padre Suárez, de la misma ciudad, en el curso 1961-62. 276 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BMI., LXVII, 2002 en el que la aliteración de las sibilantes se ve reforzada por la vibrante múltiple, a la que preceden dos vocales velares cerradas, la inmediata tónica, en una disposición sintagmática que reproduce el zumbido característico del insecto: ssssssrrss, con un primer elemento sibilante mucho más largo que el segundo. También· se deben incluir en este primer grupo, al que no se prestará más atención, los casos de alteración del orden sintáctico o, mejor, de mantenimiento de posibilidades abandonadas por la lengua general en su evolución, como en el proverbio alemán wes Brot ¡ch ess, des Lied ich sing, que no seria exagerado traducir por 'cuyo pan como, suya canción canto', donde se altera el principio sintáctico que coloca el verbo al final en la proposición subordinada, pero lo deja como segundo elemento en la principal, precisamente para mantener de un modo icónico la simetría conceptual, como se ha tratado de hacer en la versión española con otros procedimientos. En lenguas morfológicamente aislantes, en las que es preciso in­ troducir sintagmáticamente un morfema específico para expresar un cambio que, en una lengua flexiva, correspondería a una categoría morfológica, como la pasiva, puede darse el caso de que la lección de ese morfema esté determinada por una condición puramente semánti­ ca. En vietnamita, la pasiva se expresa mediante la adición de un morfema concreto. Cuál sea ese morfema depende de que la construc­ ción exprese un desarrollo feliz o infeliz. Si el desarrollo es feliz, se usa c1u '() ·c. si es infeliz, bj: Tói du'<)'c yeu "soy amado" Tói bj phe binh "soy criticado"

Si no se puede presumir un desarrollo feliz o infeliz, lo que suele ocurrir cuañdo el sujeto es una cosa, se usan otros morfemas. Estos ejemplos, válidos como indicación inmediata y sencilla de una realidad más compleja, pueden llevar hasta las construcciones realmente interesantes. Al tratar de buscar aquello que sea característi• camente sintagmático, es oportuno, siguiendo a Tai (en Haiman: 1985, 49-72) buscar primero en una lengua aislante, en la que funciona de manera exclusiva un principio sintagmático, como el orden, frente a las posibilidades extraordinarias de una lengua flexiva, que puede permitirse construcciones puramente simétricas, cuya interpretación BAAL. LXVll. 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGOtSTICAS 277 sintáctica depende de los indicadores morfológicos, como el verso de Horacio:

Aequam memento rebus in arduis seruare mentem.

Sobre la estructura simétrica:

Acusativo verbo ablativo preposición ablativo verbo acusativo cuyo eje de simetría es la preposición in, que ocupa el vértice superior de lo que podría considerarse un frontón clásico, cuyos lados iguales estarían ocupados por los tres elementos con contenido, en cada late­ ral respectivo. Se alcanzan niveles más abstractos en los que se produce la interrelación de expresión (construcción de la cadena) y contenido cuando se considera el encadenamiento de las percepciones categorial es de las relaciones de los objetos. Seguramente los planos temporal, espacial y causal son los que ofrecen ejes más perceptibles, pero la investigación futura deberá explorar todas las vías posibles, siempre de acuerdo con los parámetros sintácticos propios de cada lengua. Así, el principio de secuencia temporal establece que el orden relativo de dos unidades sintácticas está determinado por el orden temporal de los estados correspondientes en la percepción categorial. Es decir, la percepción de los objetos en las proposiciones está situada dentro de la percepción de su orden temporal, y este orden temporal determina el orden de las dos proposiciones. Lo anterior, si no estuviera limitado por los parámetros sintácticos del español, en este caso, implicaría que sólo se pudiera decir: cuando llegué de la calle, me quité la corbata, y que serían imposibles oracio­ nes como me quité la corbata cuando llegué de la calle, puesto que, en el tiempo, llegar es anterior a quitarse la corbata. La evidencia del español parece indicar todo 10 contrario, y así ocurre con las lenguas flexivas. Aunque es posible establecer también en estas lenguas que los cambios de orden implican cambios conceptuales, y se presentarán ejemplos. más adelante, es más sencillo en un primer momento presen­ tar casos de lenguas en las cuales se cumple el principio de secuencia temporal de modo constante. 278 FRANCISCO A. MARCOS MARíN BAAL, LXV". 2002

Éste parece ser el caso en chino, en donde la expresión de lo temporalmente anterior precede a lo temporalmente posterior, enten­ dido todo siempre conceptualmente. • Se produce este hecho en diversos tipos de contexto: las partículas zai, jiu y cái 'entonces, luego': w6 chI-guo tan, ni zai di dianhuA géi w6 yo comer-aspecto comida, tú luego hacer teléfono a mí 'llámame después de que termine de comer'

wó chi-guo tan, zai da dh\nhua géi ni yo comer-aspecto comida, luego hacer teléfono a ti 'te llamaré cuando termine de comer'

El español, como el inglés, ofrece la posibilidad del orden tempo­ ralmente inverso y colocar antes, sintácticamente, lo que es conceptualmente posterior. Su variedad morfológica le permite, sin confusiones, tanto llámame después de que termine de comer o te llamaré cuando termine de comer, como después de que termine de comer, llámame o cuando termine de comer, te llamaré.

• Lo mismo ocurre cuando no se emplean conectivas explícitas, sino sólo el orden de las oraciones. La alteración de éste puede conducir a oraciones agramaticales o a interpretaciones diferen­ tes:

Zhangsan dilo túshüguan nA shü Zhangsan llegar biblioteca tomar libro 'Zhangsan fue a la biblioteca a sacar el libro'

ZhángsAn ná shü dao túshüguan Zhangsan tomar libro llegar biblioteca 'Zhangsan llevó el libro a la biblioteca'

Como veremos, este caso también exige una correspondencia en­ tre línea temporal y orden de los elementos en el eje sintagmático BAAL. LXVII, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS 279

en espafiol, que exige Juan fue a la biblioteca y sacó el libro, porque el orden inverso, Juan sacó el libro y fue a la biblioteca no tiene el mismo sentido.

• La colocación de los locativos direccionales también es depen­ diente del orden temporal conceptual:

tii zuótiin dao M~iguó lái él ayer llegar Estados Unidos venir 'él salió hacia los Estados Unidos ayer' la zuótiiin lái dao M~igu6 él ayer venir llegar Estados Unidos 'él llegó a los Estados Unidos ayer'

• Veamos, por último, una combinación en la que tenemos el punto de partida, el de paso y el de llegada, todos ellos necesariamente expresados en chino por ese orden:

la cóng Salamanca zuo Auto Res jingguó Madrid dao Cuenca él desde montar pasar llegar 'él vino a Cuenca desde· Salamanca por Madrid en Auto Res'

Otras implicaciones para el orden de ciertos elementos en la frase china han sido estudiadas también por James H-Y. Tai, entre otros estudiosos, y es innecesario añadirlas aquí. El punto fundamental de la teoría queda bien establecido: el orden sintagmático está subordinado al orden conceptual, lo que ocurre antes aparece antes en la estructura oracional. En términos de universal probabilístico, podríamos enun­ ciarlo como "si una lengua tiene un solo orden sintáctico para la expresión del encadenamiento temporal de las acciones, ese orden refleja el de producción de esas acciones en el tiempo" o, dicho de otra manera, "ninguna lengua expresa sintácticamente el orden tempo­ ral sólo mediante una construcción sintáctica cuyos elementos se or­ denen de modo contrario a como se ordenaron los acontecimientos en el tiempo". El español nos ofrece una situación, por cierto, mucho más com­ pleja que el chino, precisamente porque las posibilidades morfémicas 280 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL, LXVII. 2002 de una lengua flexiva favorecen la desambiguación de sintagmas gracias a las posibilidades paradigmáticas de los morfemas que los integran. En el plano de los componentes oracionales básicos, la iconicidad parece estar.¡:laramente asociada a la concomitancia, un papel semántico con tres posibles variantes, sincréticas en algunas lenguas, entre las que se sitúa el español:

- instrumento: Luis cortó la Cllme con el cuchillo de pescado. - comitativo: Inés vendrá con Elvira a la fiesta. - medio: Hice el viaje a Alemania con el coche viejo.

Pues bien, en español, el concomitante sólo se antepone al verbo cuando se separa en la estructura sintáctica de la estructura oracional, como una aclaración o apostilla, o sea, en términos de análisis del discurso, cuando está enfocado. Como es habitual en esas construccio­ nes, la separación se marca con una pausa:

Con el cuchillo de pescado, Luis cortó la carne. Con Elvira, Inés vendrá a la fiesta. Con el coche viejo, hice el viaje a Alemania.

En el plano de la oración compuesta o compleja, la iconicidad afecta tanto a las oraciones coordinadas corno a las llamadas subordinadas. En algunas oraciones compuestas por coordinación, las proposi­ ciones pueden alterar el orden de aparición en la oración sin que ello suponga un cambio de significado del enunciado:

Marta trabaja en una oficina, cuida niños y estudia idiomas. Marta estudia idiomas, cuida niños y trabaja en una oficina.

En otros casos, en cambio, el orden en el que aparecen las propo­ siciones en la oración no se puede alterar: BAAL, LXVII. 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS 281

- O por razones semánticas: - porque el enunciado resultante es inadmisible en razón de que los procesos significados exigen un orden lineal sucesivo: Contrajo una grave enfermedad y se murió. *Se murió y contrajo una grave enfermedad; - o porque su significado cambia de manera notable: Se sintió mal y tomó un medicamento. Tomó un medicamento y se sintió mal.

En el primer caso, se. toma el medicamento como un remedio para aliviar el malestar. En el segundo, el malestar es consecuencia de haber tomado la medicina.

- O por razones gramaticales: - porque un elemento pronominal, en la segunda proposición coordinada exige necesariamente la presencia, en la primera, del sintagma al que se refiere anafóricamente: La madre besaba a su hijo y lo acariciaba. *Lo acariciaba y la madre besaba a su hijo.

Obsérvese que no hay ningún condicionamiento semántico para que el orden de las proposiciones sea el que figura, la segunda oración es imposible porque el pronombre lo necesita hacer referencia a un elemento previamente aparecido. En las oraciones llamadas subordinadas, la estructuración de los dos componentes ha llevado, incluso, a proponer un universal o cuasiuniversal, el segundo cuasi universal icónico de Haiman; las cons­ trucciones condicionales en las lenguas tienen el orden condición• condicionado (que es el de prótasis-apódosis en la tenninología for­ mal tradicional) como único posible o como orden preferido. El espa­ fiol, por cierto, no pertenece a las lenguas que penniten postular este cuasiuniversal, ya que es posible decir:

Si vienes, te veré. / Te veré, si vienes. 282 FRANCISCO A. MARCOS MARIN BAAL, LXVU, 2002

Algunas consistencias e inconsistencias de la iconicidad sintáctica en español En español se puede expresar un orden inverso al temporal real en muchos tipos de oraciones, como las coordinadas copulativas (siem­ pre que no esHiblezcan algún tipo de relación de causa, consecuencia o condición):

a) Salí y llovía. / Llovía y salí. pero / Llovía y tuve que volver. / Te enfadaste y te fuiste. / Vienes y nos vemos.

La adscripción de la conjunción a la segunda proposición sintáctica, que la imposibilita para aparecer abriendo la primera, y no el orden temporal real, es la responsable de que sean imposibles oraciones adversativas, como:

b) ·pero llovía, salí / salí, pero llovía ·sin embargo llovía, salí / salí, sin embargo, llovía ·sino que lo supusimos, no lo vimos / no lo vimos, sino que lo supusimos mientras que son aceptables las fórmulas concesivas: Aunque llovía, salí. / Salí, aunque llovía.

Las mismas restricciones en la anteposición de la conjunción coordinante y su proposición aparecen en:

c) coordinadas consecutivas: Van a cerrar, conque date prisa. Ya conoces las marrullerías de Pablo, luego ten cuidado. locuciones con valor conjuntivo: así que, de manera que, de modo que, etc.: Van a cerrar, así que date prisa. Ya conoces las marrullerías de Pablo, de modo que ten cuidado. Está lloviendo, conque llévate el paraguas (consecutiva). Se ha llevado el paraguas, luego está lloviendo (deducción). BAAL, LXVll, 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LINGüíSTICAS 283

En cambio, es clara la iconicidad temporal en oraciones

d) causales, aunque no absolutamente, sino según la conjunción elegida: Como queríamos ver esa película, fuimos al cine. I *Fuimos al cine, como queríamos ver esa película. con sólo un orden posible, frente a los dos de Porque queríamos ver esa película, fuimos al cine. I Fuimos al cine porque queríamos ver esa película.

La iconicidad, en este caso derivada de la necesidad de conocer el antecedente, referencial, no temporal, está presente en las

e) relativas: *que habl6 bien de ti, vi al colega con sacrificio del orden temporal: Vi al colega que habló bien de ti.

Las relativas, sometidas a la regla de iconicidad del antecedente, expresan la relación temporal con el cambio de concordancia temporal: Vi al colega que habló bien de ti [después de haberlo visto, sin considerar, en este caso, la posible interpretación 'antes de' o 'des­ pués de' de esta construcción especificativa; mientras que, en la expli­ cativa, vi al colega, que habló bien de ti, 'ver' precede a 'hablar', posiblemente como única interpretación]. Vi al colega que había I hubo hablado bien de ti [antes de haberlo visto]. La iconicidad referencial, con sus marcas de clase morfológica (género y número), se aprecia claramente en los ejemplos de las cons­ trucciones redundantes, gramaticalizadas en lenguas como las semíticas, en las que incluso basta la presencia del personal, pospuesto al verbo de la relativa, sin que el pronombre relativo sea obligatorio o, si se prefiere, con elisión del relativo: Vi al colega que lo eligieron decano. Vi a la colega que la eligieron decana. Vi a los colegas que los eligieron decanos. Vi a las colegas que las eligieron decanas. 284 FRANCISCO A. MARCOS MARÍN BAAL. LXVII. 2002

Fonografémica La escritura añade interesantes posibilidades a la lengua. Los emoticones, que el correo electrónico ha puesto de moda, asocian expresiones y contenidos, en las fórmulas que aprovechan los signos de puntuación:

: ) contento : ( triste : -o sorprendido : -@ gritón : -1 indiferente >:-< enfadado : -D risueño : o) guiño : 08 lengua trabada : 0\ escéptico : oP sacar la lengua o en las que emplean auténticos ideogramas expresivos: © ®; pero la expresión es meramente gráfica, serían casos de grafosemántica o grafosimbolismo, similares a los iconos que se encuentran en aeropuertos, estaciones de tren o de autobús, hospitales y locales de amplio acceso al público, o parte de las señales de circulación, especialmente, las informa­ tivas. Hay otros casos en los que la grafía está al servicio de la fonética. Para entender más claramente lo que se pretende decir, puede tomarse el ejemplo contrario, es decir, cuando la fonética depende de la grafía, el de las cifras. Lo que caracteriza a una cifra es su extremo simbolismo, su independencia de las lenguas concretas: 2 se lee como en español, pero se leerá de otra manera si se cambia de lengua; en alemán, por ejemplo, se leerá como 28, en portugués como y así en cada lengua: la cifra permanece, pero su lectura varía.

28 Se marcan entre ángulos las grafias que reciben las lecturas correspondientes en cada idiolecto o, como en el caso de [tsvai I tsuó], situación, no se pretende dar una rigurosa equivalencia fonética. BAAL, LXVII, 2002 SIMBOUSMO EN LAS ESTRUCTURAS UNGüiSTICAS 285

En fonografémica, por el contrario, sólo vale la lectura en una lengua determinada y, a veces, en una variante de esa lengua; si se cambia de lengua o de variante, ya no sirve a su propósito, o no se entiende, sin más. Es decir, lo que permanece es la lectura, que es 10 que justifica la presencia del signo gráfico. También aquí nos encon­ trarnos con formas breves, que podrían parecer equivalentes a una palabra, cuando en realidad 10 son de un sintagma. La falta de realiza­ ción de la correspondencia fonosemántica es posible y, de hecho, como veremos, se da, pero se pierde la equivalencia sintagmática. Así ocurre en el caso del grupo 'U2' en el que habría que leer la U deletreándola, con 10 que suena como el pronombre de segunda perso­ na inglés ''you'' y la cifra, según hemos visto, también en inglés, como "two", homófono de "too", 'también'. "U2" en consecuencia, debe leerse como ''you too", lo que se interpreta como 'tú también' o 'vosotros también.' El signo 2, en este caso, no es una cifra, sino un signo con una sola lectura, la del inglés. Cuando se lee como "u dos", como ocurre en Espafia, como si 2 fuera una cifra, ese valor expresado por la correspondencia entre la grafia y el sintagma se pierde. Tam­ bién en este caso podemos tener textos más largos, superar la frontera de la palabra, como en el texto siguiente, en el que hay que leer el punto como , además de exigir una interpretación exclusiva­ mente desde la lengua inglesa, variante norteamericana:

Fun. Fun. Fun worry, worry, worry donde el blanco después del tercer "Fun" se lee como un auténtico fonografema cero, "ausencia de period", dependiente también de la lengua obligada, el inglés americano, :

"fun, period, fun, period, fun, no period, worry, worry, worry"

En el ejemplo que sigue; se juega con diversos factores semánticos y pragmáticos y, además, con la fonética dialectal. Se trata del mensa­ je supuestamente enviado por un astronauta de Lepe29 a un amigo, que pide socorro desde la Luna:

19 Pueblo onubense cuyos habitantes, los leperos, gozan de una injusta fama de tontos, que los hace blanco de chistes y bromas más o menos ingeniosos. 286 FRANCISCO A. MARCOS MARlN BAAL, LXVIl, 2002

1000 yo 1000 yo 20 x 1000 20 x 1000

1000 yo x tus ++++ 20 x 1000

(o sea,

Conclusiones Hemos repasado la vinculación estructural de la fonología, la morfología, la sintaxis y la semántica (e incluso, la grafémica) en diversas lenguas para llegar a la conclusión de que, en las propuestas de construcción de universales lingüísticos, hay que dejar espacio para las que propongan relaciones entre la conformación del significante y la del contenido, porque es el signo, en conjunto, el que toma valor en la estructura de las lenguas. Determinados tipos de lenguas tienen más posibilidades de favo­ recer ciertas interacciones paradigmáticas, mientras que otras darán mayores facilidades a las sintagmáticas. Como fondo teórico de todo ello, podemos postular la noción de percepción categorial del objeto a través del lenguaje. La categorización de los objetos que todo idioma comporta supone una dependencia de la estructura que conforme los contenidos de las lenguas. Los principios señalados aquí son muy generales, como punto de partida; pero se refuerzan con consideracio­ nes estadísticas complementarias, como el segundo cuasiuniversal icónico de Haiman, que refuerza el orden conceptual temporal anali­ zado en la última parte de esta exposición: las construcciones condi­ cionales en las lenguas tienen el orden condición-condicionado (que es el de prótasis-apódosis en la terminología formal tradicional) como único posible o como orden preferido. BAAL, LXVII, 2002 SIMBOLISMO EN LAS ESTRUCTURAS LlNGúlsTlCAS 287

Desde el punto de vista de la estructura textual, esta tendencia a construcciones en las que predomina el orden conocido-nuevo tiene implicaciones en fenómenos de tanto interés como la topicalización, ya que invitan a buscar explicaciones que también tengan en cuenta estas atractivas posibilidades de análisis. Para terminar, no hay que resistirse a plantear una hipótesis mu­ cho más atrevida: si la facultad del lenguaje es una máquina biológica, el lenguaje humano es una máquina biológica que se autorrepara. Ha de cumplir, por ello, algunas de las condiciones exigidas por la biotecnología. El lenguaje no vive fuera de los hablantes, los mecanis­ mos de autorreparación son mecanismos que ponen en marcha los hablantes; pero todavía queda mucho por saber acerca de los condicionantes y posibilitantes biológicos de las lenguas, como facul­ tad humana. En ese proceso de autorreparación, mediante el cual des­ aparecen categorías y se crean otras en los constantes trasvases desde posiciones (posiblemente cuánticas30) de lo que, por mantener la ter­ minología clásica, podemos llamar érgon y enérgeia, es presuntuoso suponer que todo se desarrolla de modo convencional y arbitrario, del mismo modo que lo seria suponer que todo lo lingüístico vive regido por reglas de mecanicismo biológico, porque el lenguaje forma parte de la máquina biológica, efectivamente; pero, en sentido figurado, también de la máquina cultural de una especie de seres vivos.

Francisco A. Marcos Marín Universidad Autónoma de Madrid

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30 Es decir, que están en las dos posiciones posibles de la oposición binaria hasta que se observan, o sea, en este caso, hasta que se definen por el hablante. Naturalmen­ te, se simplifica de modo excesivo, por la conveniencia del ejemplo. 288 FRANCISCO A. MARCOS MARIN BAAL, LXVII. 2002

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Presentaré hoy el libro Literatura de Mendoza. Espacio, historia, sociedad', del cual han aparecido dos tomos; el primero de ellos fue editado en el año 2000; y el segundo, en enero del 2002. Se trata de dos volúmenes colectivos por mí coordinados, que van concretando un proyecto de investigación amplio, de historia y crítica literaria, siempre susceptible de futuras ampliaciones, pero que pensamos ce­ rrar con un tercer volumen, en el que entregaremos conclusiones ge­ nerales y diseñaremos las grandes líneas de sentido y de estilo, cons­ tantes y variables que se configuran en las manifestaciones literarias de Mendoza, seleccionadas desde los ángulos analíticos que hemos privilegiado. Los coautores de los libros son todos miembros del Cen­ tro de Estudios de Literatura de Mendoza (CELIM): Marta Castellino, Gustavo Zonana, Fabiana Varela, Hebe Molina y Dolly Sales de Nasser. En 1978, cuando me hice cargo de la cátedra de Literatura Argen­ tina Siglo XX, en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, elaboré un proyecto tendiente a intensificar el estu­ dio de la literatura de Mendoza. De él surgieron varias publicaciones, entre ellas la edición de las Poesías completas, de Alfredo Bufano (1983)2y la Contribución para una bibliografía de la literatura de Mendoza (1984)3. A partir de este impulso, en 1988 se creó el Centro

• Comunicación leída en la sesión 1157.·, del 22 de agosto de 2002. I CENTRO DE ESruDIOS DE LITERAruRA DE MENDOZA. Literatura de Mendoza: espacio, historia, sociedad. Mendoza: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, 2000, 273 p. (T. 1); 2002, 265 p. (T. 11). 1 BUFANO, ALFREDo. Poesías completas. Buenos Aires: ECA, 1983, III Tomos, 1296 p. 3 VIDELA DE RIvERO, GLORIA. Contribución para una bibliografía de la literatura de Mendoza. Mendoza: UNCuyo, 1984. 174 p. 292 GLORIA VIDELA DE RIVERO BAAL, LXVn, 2002 de Estudios de Literatura de Mendoza (CELIM), que funciona bajo mi dirección en la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la Univer­ sidad Nacional de Cuyo, con un amplio proyecto de investigación y docencia, Esta etapa abierta en 1988 ha sido pródiga en publicaciones, la mayoría aparecidas con el sello editorial del CELIM, algunas con el apoyo coeditorial de otras entidades de la Universidad, como la Edito­ rial de la Facultad de Filosofía )'-Letras, la Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo (EDruNC); o de entidades de la provincia, como Ediciones Culturales de Mendoza o la Junta de Estudios Históricos de Mendoza. La lista de títulos es amplia, pero mencionaré sólo la revista Piedra y Canto; Cuadernos del Centro de Estudios de Literatura de Mendoza, de la cual han aparecido seis volúmenes de alrededor de trescientas páginas cada uno, A través de ella hemos publicado artícu• los y notas sobre autores y textos mendocinos, documentos, entrevis­ tas y recopilaciones bibliográficas. Pero consideramos, además, que era necesario ofrecer, grupalmente, enfol{ues que fueran configurando de modo más orgánico aportes para WIa historia de la literatura de Mendoza. Por ello, elegimos un ángulo de estudio que ofrece vetas interesantes y fecundas para calar con pro­ fundidad en nuestra materia literaria: "Espacio, historia y sociedad en la literatura de Mendoza", enfoque que se abre al interés de otras discipli­ nas, como la historia, la geografía o la antropología. Para lograr nuestros objetivos en el primer volumen, se seleccio­ naron textos que van desde el siglo XVil hasta fmes del XX, aunque predominaron los del pasado siglo. Se analizaron las crónicas de Ovalle y Lizárragá, del siglo XVil; relatos de viajeros del siglo XIX; obras de Manuel Olascoaga (de comienzos del XX, pero aún, con la fuerte impronta del siglo anterior); textos de Juan Alberto Castro, de Alfredo Bufano, de Miguel Martos, de Lucio Funes, publicados entre la déca­ da del veinte y la del cuarenta del siglo XX, y la última obra de Abelardo Arias aparecida en 1995: Él. Juan Facundo. Personalidades políticas del siglo XIX y principios del siglo XX, parajes característi• cos, como El Challao o Puente del Inca, se estudiaron en el primer tomo según las representaciones peculiares de cada texto y en función de su papel para la conformación de la memoria cultural de Cuyo. BAAL. LXVll, 2002 UTERATURA DE MENDOZA. ESPACIO, HISTORIA, SOCIEDAD 293

En el segundo volumen, se amplía este corpus tras incorporar el estudio, a mi cargo, de dos relatos de viajeros ingleses que -desde sus miradas europeas e imperiales- dejaron testimonio de nuestro paisaje, de nuestra historia y de nuestra sociedad: Roberto Proctor y Peter Schmidtmeyer, que pasaron por nuestra provincia entre 1820 y 1824, cuando todavía las expresiones literarias cuyanas no habían alcanzado una madurez o difusión que les permitiera aportar por sí mismas estos testimonios. Estos relatos: Narraciones del viaje por la Cordillera de Los Andes (1825), de Proctor, y Viaje a Chile a través de Los Andes (1824), de Schmidtmeyer, están influidos por la obra del sabio natura­ lista Humboldt, por el romanticismo y por los intereses políticos y económicos de Inglaterra en nuestra América. Ambos permiten re­ construir un interesante momento de la vida mendocina e imaginar el cruce de los Andes a lomo de mula, que permitía una cuidadosa obser­ vación del paisaje, de su flora, de su fauna y de otros fenómenos naturales. El libro de Proctor nos ofrece estampas vívidas de una ciudad que él considera bella "por el contraste que ofrece con la tristeza e identidad de las pampas". San Martín es, en el relato, un ser viviente, querido y respetado por los mendocinos, con autoridad m0ral sobre la sociedad -según Proctor- para respaldar ideas liberales y progresistas. Mendoza aparece en ambos relatos como una pequeña ciudad de costumbres apacibles, con algunos sencillos refinamientos en sus clases superiores, cordiales y hospitalarias. Los textos brindan, además, un valioso material para indagar la índole y los posibles patrones estructurales del género "relato de viajes". El terremoto que destruyó la ciudad en 1861 ya pudo ser narrado y poetizado por escritores afincados en Mendoza o en otros lugares del país, particularmente, en Buenos Aires. Brindamos en este tomo dos capítulos, escritos por Fabiana Varela, que analizan una importan­ te selección de los principales textos sobre el terremoto, ya en prosa, ya en verso. La mayoría proceden de escritores letrados, como Juan Gregorio, Félix Frías, Santiago de Estrada, Paul Groussac, Cristóbal Campos, Calíbar, Olegario V. Andrade, en el siglo XIX y Juan Draghi Lucero, Miguel Martos o Abelardo Arias, en el siglo :XX. Algunas veces, los textos proceden de cantores populares, transmitidos por tradición oral desde el siglo XIX hasta el :XX, cuando fueron fijados en el Cancionero popular cuyano por Juan Draghi Lucero, aunque un 294 GLORIA VIDELA DE RIVERO BAAI., LXVU. 2002 examen pormenorizado permite captar un vaivén, un tránsito comple­ jo entre lo popular y lo letrado. Estos testimonios registran la dramáti­ ca secuencia de los hechos que conformaron la catástrofe: la tarde tranquila, el sorpresivo ruido ensordecedor, el brusco movimiento oscilatorio, la' destrucción completa, el silencio seguido de ruidos ate­ rradores, el incendio, el desborde de las aguas, los saqueos. Pero también enuncian el triunfo de la vida a través de la voluntad de reconstrucción de los mendocinas. Uno de los méritos de estos dos capítulos es la labor hemerográfica previa a la sistematización y al análisis e interpretación de los textos, realizada por la autora en el periódico decimonónico El Constitucional (1852-1884), o por quienes proporcionan algunas otras fuentes (Beatriz Curia, Juan Draghi Luce­ ro, entre otros), procedentes de archivos o de la tradición oral. Otros dos capítulos del libro son dedicados a autores representati­ vos de una línea temática que constituye una constante en la literatura de Mendoza: la sátira social (para la que la historiografia literaria mendocina ha acuñado el rótulo de "sociología criolla"). En el capítu• lo "La sociedad política mendocina según la pluma de Leopoldo Zuloaga", Hebe Beatriz Molina estudia un conjunto de textos de este autor decimonónico: "El gobierno de Nazar", "La logia civitista", entre otros (ambos del siglo XIX, aunque se trabaja sobre una edición póstuma, aparecida en 1927). Marta Castellino, a su vez, estudia la obra de Alejandro Santa María Conill: Flechas de papel, de 1953, que recoge textos publicados en periódicos, en 1938. En el primer tomo, habíamos analizado otra de las manifestaciones de la crítica política: la novela Ranita, de Juan Alberto Castro, que satiriza con poco disi­ mulo la ép,?ca del lencinismo (una rama local del Radicalismo). El capítulo que analiza los textos de Zuloaga brinda, además, datos bio­ gráficos y contextuales que contribuyen al conocimiento del autor y su tiempo. Zuloaga critica mediante la sátira a los gobiernos decimonónicos de Laureano Nazar y de Emilio Civit. Si bien este escritor tiene ingenio, una pluma fluida y buena inspiración para ver­ sificar, la inmediatez de la pasión política, el combate a personas con nombre y apellido (apenas disimulados en la segunda versión de La logia civitista, que deviene logia gubernista) le quitan universalidad y vuelo estético. Pienso, por ejemplo, contrastivamente, en el Tirano Banderas, de Valle Inclán, o en El Señor Presidente, de Miguel Ángel BAAL, uevn, 2002 UTERATURA DE MENDOZA. ESPACIO, IDSTORlA, SOCIEDAD 295

Asturias, que -aunque puedan tener modelos individuales- retratan innominadamente a todos los tiranos y denuncian los vicios generales de la política latinoamericana. En cambio, Alejandro Santa María Conill, con certero instinto estético, desdibuja en Flechas de papel (como también lo hizo en su novela La ciudad de barro) a los personajes de carne y hueso a quie­ nes satiriza, aunque podamos inferir laboriosa e hipotéticamente, por medio del cotejo con datos históricos, algunos de sus modelos. Por ello resulta muy útil el cuidadoso rastreo hemerográfico realizado por la autora del capítulo, en periódicos de los años treinta del pasado siglo, así como los detallados datos biográficos y contextua1es que nos brinda, que serán una contribución cuando llegue la hora de hacer una historia de la literatura mendocina, más amplia y actualizada con res­ pecto a las ya existentes. Se completa el estudio con un análisis tex­ tual que examina los recursos propios de la sátira en la conformación de los textos. Por Flechas de papel, desfilan distintos tipos humanos, que personifican defectos humanos generales o específicamente pro­ vincianos, satirizados por medio de una serie de procedimientos, tales como la hipérbole, la reducción, la ironía o la animalización. Dos novelas de Abelardo Arias, Álamos talados y La viña estéril, brindan un excelente material literario para el análisis del paisaje, las costumbres y la conformación social del sur mendocino (San Rafael). La autora estudia los diferentes modos que asume la descripción del paisaje sanrafaelino, desde el mero marco geográfico de la acción hasta la dimensión simbólica, pasando por Una serie de grados de compromi­ so con el carácter y los sentimientos de los personajes. En este capítulo se observa, además, cómo las dos novelas textualizan la problemática social del momento, la reacomodación de criollos e inmigrantes en los espacios sociales y el surgimiento de la sociedad moderna y tecnológi• ca, organizada en tomo a la producción, en reemplazo de la sociedad tradicional, organizada en tomo a la parentela. Agudo observador del espacio social mendocino, Abelardo Arias ha sabido representar el con­ flicto entre la cosmovisi6n modernizadora versus la tradicional. Su pro­ puesta apunta sutilmente, a través de la resolución de la trama y de los conflictos entre personajes, a asumir la incorporación de lo nuevo sin olvidar los valores humanistas de la sociedad tradicional. 296 GLORIA VIDELA DE RlVERO BAAL, LXVII. 2002

En el último capítulo del libro: "La ciudad: fundaciones poéticas de la lírica mendocina", Gustavo Zonana analiza una recreación literaria de la fundación de la ciudad de Mendoza. La importancia de lo urbano en la identidad latinoamericana ha generado múltiples tradiciones literarias en la Argentina, entre ellas, la de textos líricos que recrean el episodio fundacional de las diversas ciudades argentinas, produciendo una im­ portante serie de textos referidos a las fundaciones de Buenos Aires ("La fundación mitológica de_~uenos Aires", 1929, de Jorge Luis Borges), de Salta ("Poema de la fundación de Salta", 1965, de Ignacio Anzoátegui), de San Luis ("Digo a Juana Kolsay", 1972, de Antonio Esteban Agüero; "De como San Luis se hizo cierto", 1980, de Teresita Saguí), de Jujuy ("Doble fundación de Jujuy", 1944, de Jorge Calvetti), entre otros. Los poemas fundacionales resaltan el simbolismo del origen y 10 exponen como clave para entender el presente del sujeto evocador o de la ciudad misma. De los textos referidos a la fundación de la ciudad de Mendoza, el autor de este capítulo ha elegido el poema de Alfonso Sola González: "Pedro del Castillo funda Mendoza"; y agrega el estudio de otro poema del mendocino Abelardo Vázquez, quien reali­ za poéticamente una fundación utópica: la ''Tercera fundación de Bue­ nos Aires". El estudio de estos poemas permite ver cómo se articula la mencionada tradición nacional desde el espacio regional mendocino y señala convergencias y divergencias con respecto a la serie textual más amplia, referida a otras ciudades argentinas. El análisis de estos textos pondera el manejo poético de la materia histórica, el punto de vista escogido para la reconstrucción del hecho, el tratamiento del tiempo, la recuperación de los aspectos simbólicos del proceso de fundación. La recreación del episodio fundacional implica un diálogo del poeta con su ciudad, cón la historia y con la tradición literaria. El análisis de Zonana muestra el papel generador de la "Fundación mitológica de Buenos Aires", de Jorge Luis Borges. Las fundaciones poéticas atienden espe­ cialmente a la revelación de claves esenciales de la ciudad: cómo es, por qué es así, qué incidencia ha tenido en la formación del sujeto que la evoca, cómo se ha establecido éste o su estirpe en ella, qué papel le cabe en la conformación de un ethos o de un proyecto individual o nacional. A través de los estudios desplegados en los dos tomos de Litera­ tura de Mendoza, ésta se abre como testimonio privilegiado para el BAAL. LXVll, 2002 UTERATURA DE MENDOZA. ESPACIO, HISTORIA, SOCIEDAD 297 conocimiento del pasado regional, de sus tipos humanos, de sus perso­ najes históricos, de sus características sociales y políticas, de sus cos­ tumbres y paisajes a través del tiempo. ApWltamos a enriquecer la conciencia cultural de la región, pero también, nos proponemos contribuir al mejor conocimiento del sistema literario nacional y a reconocer los modos de relación e inserción de la literatura mendocina en el contexto nacional e internacional. Nuestro proyecto tiende a superar un concepto de región clusa o meramente periférica, si bien se constatan en su producción literaria modalidades lingüísticas propias y ias marcas ya señaladas del paisaje, el folclore, la historia, las costumbres y la idiosincrasia de la región. Para lograr nuestros objetivos, hemos trabajado coordinadamente rea­ lizando reuniones periódicas, con el fin de compartir criterios teórico• criticos. No obstante, aunque se establecieron algunos patrones comunes, los mé~os criticos son variados ya que respetan la especificidad de los textos, los intereses individuales de los investigadores y tienen en cuenta el estado actual del desarrollo de nuestra historia literaria, entre otros condicionamientos. Uno de ellos es la dificultad que tendrán los lectores de nuestra obra critica o historiográfica para acceder a muchos de los textos estudiados. Las obras de Manuel Olascoaga, Alfredo Bufano, Lu­ cio FWles, de Juan Alberto Castro, por ejemplo, no se encuentran en librerías, sólo en las principales bibliotecas de Mendoza y, a veces, en ejemplares mutilados. Por ello, nos hemos detenido en aspectos descripti­ vos y hemos hecho síntesis argumentales para, a partir de ellas, emplear diferentes criterios de sistematización y análisis (comparatismo, estructuralismo, semiótica, historiografia literaria, estudios culturales, en­ tre otros). Nos ha parecido servicial-en orden a una futura historia litera­ ria- brindar datos biográficos y bibliográficos de los autores estudiados, a veces, procedentes de rastreos hemerográficos. En general, hemos evitado el abuso del metalenguaje critico, con el objeto de llegar a lectores no especializados o procedentes de otras áreas del conocimiento, como la historia o la geografia. En todos los casos, nuestros métodos están guia­ dos por una concepción humanista, que busca comprender al hombre a través· del arte, en relación con su entorno fisico, histórico y social, con sus condicionamientos ideológicos y su proyección espiritual.

Gloria Videla de Rivero

HOMENAJE A JORGE MARIO FURT EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO (1902-2002)"

Hoy evocamos la figura señorial y exquisita de un humanista argentino que, como tal, supo articular en su obra lo universal y lo nacional: don Jorge Mario Furt, quien fue nuestro Correspondiente, elegido el 25 de agosto de 1966. Lo hacemos con motivo de cumplirse el centenario del nacimiento, ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, el 20 de mayo de 1902. Furt estudió con los dominicos en el colegio Lacordaire, quienes le dejaron su impronta para el trabajo intelectual riguroso. Ensayó varias carreras: Medicina, Derecho, Filosofía, Letras, pero no ancló en ninguno de esos claustros. Exploró campos de diferentes disciplinas, como Arqueología, Antropología y Folclore, de la mano de personali­ dades, como Juan Ambrosetti, Roberto Lehmann Nistsche y Félix Outes. Estas incursiones revelaban su amplio apetito cultural. Fue hijo de sí mismo, en cuanto a la disciplina de estudio a que se aplicó toda su vida y al rigor laborioso que impuso a sus producciones. Abrió el humanizante abanico de las literaturas gracias a su conocimiento de las lenguas clásicas, aprendidas en clases de Francisco Capello y Cle­ mente Ricci, y las modernas: alemán, inglés, francés e italiano. Su precoz vocación por la investigación histórica, expresa en su trabajo primicial "Un códice de La Argentina de Ruy Díaz de Guzmán", estuvo estimulada por la sabia orientación de Emilio Ravignani, Juan Agustín García y Monseñor Pablo Cabrera. Pasó fructuosas temporadas de investigación en repositorios bi­ bliográficos europeos, la Biblioteca Nacional de París, la de Madrid;

• Comunicación leída en la sesión ordinaria 1162,·, del 24 de octubre de 2002, 300 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002

la Biblioteca Vaticana; centros germanos especializados, etc.; y cursó con maestros de alta talla, como Arturo Farinelli, en Turín, y Rafael Corso, en Nápoles. Así se fue gestando esta peculiar laya de criollo universal que fue don Jorge Furt. En su país, radicó en la estancia Los Talas, vecina a Luján, donde atesoró su riquísima biblioteca, que resguarda incunables, libros raros, ediciones impares. Es sorprendente que todo este arcón de joyas esté en medio de la pampa bonaerense. Diseñó el catálogo de esa bibliote­ ca en cinco secciones, cada una presentada por una autoridad en la materia: los académicos Arturo Marasso, para la de "Libros Anti­ guos", y Rafael Alberto Arrieta, para la de "Literatura"; Federico Femández Monjardín haría lo propio con "Historia y Geografia"; Arubal Vargas Nigoul, para "Archivo y publicaciones", y Jorge Mayer para el riquísimo "Fondo de manuscritos de Alberdi", aún no batido con pro­ vecho por los investigadores. Desde las lindes de tunas de su estancia, miró largamente Esteban Echeverria la llanura ilímite, que supo contener verbalmente en el canto "El desierto", con que se abre La Cautiva. Andados los años, hasta un siglo, desde la misma estancia, ahora de Furt, su amigo del alma y académico nuestro don Ricardo Molinari contempló espacialmente la vastedad planetaria de la pampa y se nutrió de su estímulo de soledad e infinito para algunas de sus memorables odas. Si bien se registra una sola colaboración suya en nuestro Boletín: "Escolio a Bembo" (T. XXXV, n.o 137-138, 1970, pp. 227-232), man­ tuvo estrecha relación con la Corporación. A él, asociado a Miguel Romera Navarro, le debemos la edición del texto crítico de El Discre­ to, de Baltasar Gracián, que la Academia editó en 1959. La obra del jesuita arágonés fue una de sus lecturas dilectas. Supo disponer la edición facsimilar del Oráculo manual y arte de prudencia (1958), sobre la base de uno de los escasÍsimos ejemplares existentes de la edición príncipe, volumen de su propiedad (Huesca, Juan de Nogués, 1647), edición que alcanzó a concretar después de muchas desazones y esfuerzos, merced a la sostenida perseverancia y devoción que puso en cada paso de su vida y de sus obras. Hoy, con generosidad hereda­ da de lo paterno, Etelvina Furt, su hija, hace entrega, con destino a la Biblioteca de la Academia, de uno de los ya inhallables trescientos ejemplares del librito. BAAL, LXVII, 2002 HOMENAJE A JORGE MARIO FURT... 301

Mantuvo una grata amistad fraternal con algunos académicos, como es el caso dicho de Ricardo Molinari, quien halló maestro y guía en Furt para el encariñado amor bibliófilo y para el arte de la edición cuidadosamente vigilada y artesanalmente compuesta; la atención al realce tipográfico, a la ilustración, a la xilografia. Molinari le destinó algunos de sus poemas al amigo Furt; y éste, con reciprocidad amical, le dedicó su extenso poema mitológico Níobe. De igual manera, trabó una amistad entrañable con el académico don Eleuterio F. Tiscornia, por ello, asumió la responsabilidad de preparar la edición de su amigo, de Martín Fierro comentado y anota­ do (Buenos Aires: Coni, 1951). Furt reunió en un elaboradísimo tomo los dos previos que el estudioso entrerriano había destinado al poema mayor de Hemández y además, incorporó, articuladamente, todas las papeletas y fichas que Tiscornia fue ordenando después de editar sus trabajos sobre el texto hernandiano. También se ocupó de editar de su amigo entrerriano, el Catálogo de su archivo de guitarra 1897-1945 (Buenos Aires: López, 1948), que anotó prolijamente. Hurgador de papeles viejos, de repositorios y archivos, gustoso trashojador de ediciones venerables, de códices y documentos, dedicó su vida de erudito vivaz y de bibliófilo infatigable a la amistad de los libros y de los amigos. Alternó sus tareas de exegeta y de crítico con la labor creativa, bien sea con el ocasional relato, como en el cuento "El espinillo" (1930), o con el sostenido cultivo de la lírica en poemarios, como Cantata triburtina, Las elegías o su Flor de mila­ gros. Nuestro Correspondiente Oscar Caeiro ha dedicado un inteligen­ te estudio a la Imagen de Córdoba en la poesía de Jorge M Furt (1983). Junto al verso, nos dejó sus otros escritos, como Libro de prosa o sus Veinte estampas de Luján. Quienes nos ocupamos de la literatura argentina somos deudores vitalicios de los trabajos de Furt. En nuestra cátedra de la Universidad Nacional de la Plata, nos valemos de su obra pionera Cancionero popular rioplatense, apuntados sus dos tomos con sabias e ilustrativas notas que, en su sobriedad, rehúyen la práctica habitual de la logofilia en las apuntaciones, tan común en trabajos de su índole. Manejamos su rico Cancionero al ocupamos de la creación poética oral popular, que los despistados aún siguen denominando "literatura oral", con flagrante contradicción de términos. Y, al ocuparnos del primer poeta 302 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVn. 2002 nacido en el Plata, inevitable y gustosamente, nos valemos de La vida de Luis de Tejeda (Buenos Aires: Colombo, 1955), de trabajada inves­ tigación, y de la magnífica e impar edición del Libro de varios trata­ dos y noticias (Buenos Aires: Coni, 1947), que Furt supo editar, según el manuscrito preservado en el monasterio de las Carmelitas Descal­ zas de Córdoba. También son trabajos bien realizados sus ediciones de Solané, de Francisco Femández, y Lucía Miranda, de Miguel de Ortega, publicadas en la colección Orígenes del Teatro Nacional, del Instituto de Literatura Argentina, dirigido por Ricardo Rojas. Lamentablemente, las nuevas generaciones de investigadores en materia literaria argentina ignoran o desatienden los aportes de Furt. Claro que suelen aprovecharlos a través de los "refritadores" de ofi­ cio. Pero en este olvido actual de los jóvenes que redicen lo dicho, Jorge M. Furt no está solo: Roberto Giusti, el citado Arrieta, Ángel J. Battistessa, y tantos más forman su buena compaña. Hace unos años, el pleno de los académicos visitó la estancia Los Talas, donde los recibió doña Etelvina, con su proverbial hospitalidad. Se vivieron horas de real goce espiritual y natural. Hoy hemos invita­ do a doña Etelvina -que lleva el nombre de su abuela-, la hija de nuestro ex Correspondiente, y a su esposo Ricardo Rodríguez, celosos custodios de la memoria, obra y biblioteca de don Jorge Furt, para conversar sobre vida y obra del ilustre humanista. Nadie mejor que ellos, que han dedicado su vida a esa tarea con amor filial, para evocar hoy y aquí la figura de nuestro académico y colaborador, honra para la Corporación. Los escuchamos con devota atención.

Pedro Luis Barcia RECUERDO DE RAFAEL ALBERTr

Hace tres años, frente a la luminosa bahía de Cádiz, cerró sus claros ojos Rafael Alberti. Como la célebre paloma de sus versos ¿también se equivocó la muerte? ¿Se equivocaba? ¿Creyó que el mar era el cielo?, ¿que su corazón, su casa? Muchos años había vivido el poeta; años de vida inquieta, llevada y traída por el mundo como consecuencia de los avatares históricos de su patria. Pero él quiso morir en Cádiz, donde había nacido, y que sus cenizas se esparcieran junto a la bandeja azul de la Andalucía atlántica.

Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera.

Rafael Alberti nació en el Puerto de Santa María, provincia de Cádiz, el 16 de diciembre de 1902. Su padre, viajante de vinos de Jerez, se estableció en 1917, en Madrid. Rafael, que había estudiado el bachi­ llerato con los jesuitas, quedó deslumbrado por el Museo del Prado. Porque entonces su vocación dominante era la pintura. Pasó horas co­ piando a Goya, a Zurbarán, y llegó a exponer en el Salón Nacional de Otoño y en el Ateneo de Madrid. En la famosa Residencia de Estudian­ tes, conoció a Federico García Lorca, a Salvador Dalí, a Luis Buñuel y a otros jóvenes poetas, pintores y músicos. Su vocación por las artes plásticas empezó a repartirse con la incipiente vocación literaria. Entre 1923 y 1924, por motivos de salud, permaneció una larga temporada en la sierra de Guadarrama. Su nostalgia por la luz y el mar de la infancia se desahog6 entonces en los versos de un libro que iba a

• Comunicación leida en la sesión 1165.", del día 12 de diciembre de 2002. 304 ANTONIO REQUENI BAAL, LXVII. 2002

titularse Mar y tierra, y cambió luego su título por Marinero en tierra. En los años previos, Rafael había frecuentado con fruición las caden­ cias populares de la poesía tradicional -el Romancero, Juan de Enci­ na, Gil Vicente-, que fascinaban también a algunos de sus amigos de la Residencia de Estudiantes. El fruto fue ese libro primigenio en el que reverberan imágenes llenas de color y de música, palabras envuel­ tas en la luminosa diafanidad de la gracia. Marinero en tierra obtuvo, apenas publicado, el Premio Nacional de Literatura. El jurado, presididO por don Ramón Menéndez Pidal, lo integraban, además, Antonio Machado, Gabriel Miró, José Moreno Villa y Carlos Arniches. Sus versos suscitaron el entusiasta elogio de Juan Ramón Jiménez, y el nombre de Rafael Alberti entró así a for­ mar parte de la Generación del 27, ese segundo Siglo de Oro de la poesía española que proyectó al mundo los nombres de Federico García Lorca, Luis Cemuda, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Miguel Hemández. Conocida es la historia posterior del poeta: su participación en el movimiento para reivindicar a Luis de Góngora, así como en otras batallas menos poéticas y más tumultuosas contra la dictadura de Primo de Rivera; sus viajes y libros: Cal y canto, El alba de alhelí y Sobre los ángeles; su incursión en el superrealismo con Yo era un tonto, y lo que he visto me ha hecho dos tontos, y el escandaloso estreno en Madrid de su pieza teatral El hombre deshabitado. Su poesía fue afirmándose en el panorama de la literatura penin­ sular por su originalidad y su donaire.

En Alberti -ha dicho nuestro Eduardo González Lanuza-, la originali­ dad cesa de buscarse en la originalidad misma y se orienta hacia lo tradicional por su vertiente más popular, y así la poesía se refresca en las aguas de las fonte fridas del Romancero y en los hasta entonces apenas perceptibles soplos que vuelan desde los cancioneros medieva­ les. Lo insólito se encuentra, inesperadamente, en las raíces del canto.

A comienzos de la década del 30, Alberti inicia el camino de la militancia política. Conoce a Pablo Neruda, a la sazón cónsul de Chile en Madrid; a IIya Erhemburg; a César Vallejo; a Raúl González Tuñón y empieza e escribir su poesía política y revolucionaria. Casado ya con María Teresa León, funda con ella la revista Octubre. En 1935 BAAL. LXVII. 2002 RECUERDO DE RAFAEL ALBERTI 305 viaja por países de América y, en 1936, interviene en el Frente Popu­ lar. Durante los años de la guerra civil, participa activamente en el bando de la República y publica Capital de la gloria, exaltando la defensa de Madrid. Terminada la contienda fratricida, viaja con María Teresa a París, donde se gana la vida como locutor de radio en progra­ mas para la colectividad hispana. En 1940 inicia su exilio porteño. Vivirá veinticuatro años en la Argentina, un lapso fecundo en el que aparecen Entre el clavel y la espada, Pleamar, A la pintura, Retornos de lo vivo lejano, Coplas de Juan Panadero, Buenos Aires en tinta china, Ora Marítima, Baladas y canciones del Paraná, y un volumen de memorias: La arboleda perdida. A poco de su llegada, nace su hija Aitana, y se relaciona con escritores argentinos de su generación, como Oliverio Girondo y Norah Lange, Pablo Rojas Paz, Ricardo Molinari, María Rosa Oliver, Ama­ do Villar, Eduardo González Lanuza y González Carbalho. Por inter­ medio de este último, lo conocí. En 1951 había aparecido mi primer libro, prologado por González Carbalho, y realicé mi primera visita al autor de Marinero en tierra para llevarle un ejemplar. Me recibió en su casa de la Avenida Las Reras y Ugarteche junto a su esposa. Leyó algunos poemas de mi libro y con palabras caritativas me alentó a seguir escribiendo. Lo visité después reiteradamente en esa casa y cuando se mudó al noveno piso de Pueyrredón 2471. Siempre fue cordial conmigo, aunque sin abandonar cierto aire patriarcal al que, en realidad, tenía derecho. María Teresa era, en cambio, de una sencillez y simpatía encantadoras. En cuanto a Aitana, una chiquilina bonita y muy despierta, empezaba entonces a garabatear versos y, curiosamen­ te, prefería leérmelos a mí antes que al padre. Cuando cumplió quince años, Rafael le regaló unos cuadernillos con los versos de la niña copiados con aquella hermosa caligrafía paterna e ilustrados con dibu­ jos coloreados por Raúl Soldi. Aitana me regaló uno de esos pocos ejemplares que, desdichadamente, un día desapareció de mi bibliote­ ca. Lo que sí conservo es un cuadro original de Rafael, una de sus típicas "liricografías". De las conversaciones con el poeta, recuerdo especialmente una que mantuvimos ya no en Buenos Aires, sino en la confitería Jockey Club de Mar del Plata. Yo acerté a pasar una mañana de verano frente al local y vi a Rafael, a través de la ventana, tomando su desayuno. Él 306 ANTONIO REQUENI BAAL. LXVII. 2002

también me vio e hizo un gesto invitándome a compartir la mesa. Fue una charla un tanto triste porque, poco tiempo antes, había llegado la noticia de la muerte de Pedro Salinas. Rafael me habló con gran cariño y nostalgia del poeta, al que llamaba respetuosamente "don Pedro". Recuerdo que.$m esa ocasión se reftrió despectivamente a Luis Cernuda. El respeto que Rafael me imponía y mi congénita timidez impidieron que lo contradijera. Hoy me arrepiento de no haberlo hecho. Cuando los Alberti decidieron ir a vivir a Roma, en 1962, los amigos les ofrecimos un banquete en el IUtaurante del Automóvil Club Argen­ tino. Fue la noche del 7 de diciembre, y la ftesta tuvo además carácter de agasajo porque, pocos días después, el poeta cumplió sesenta años. Se pronunciaron los inevitables discursos, y yo 10 despedí en nombre de los poetas jóvenes argentinos. No leí un discurso sino un poema, imitando la forma y el tono de Retornos de lo vivo lejano, uno de sus libros preferidos y el que con acentos más conmovedores habla de su melancolía de deste­ rrado. Recuerdo que otro amigo evoCó una breve composición de Baladas y canciones del Paraná, en la que también estaba presente su nostalgia por la patria a la que entonces no podía regresar. El poeta iba un día a caba1l0 por nuestra llanura y, al ver reflejada en el suelo la sombra de una nuhe con la forma de España, escribió:

Hoy las nubes me trajeron volando el mapa de España. ¡Qué pequeña sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba! Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba. y o, a caballo, por su sombra busqué mi pueblo y mi casa. Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. Aunque no estaba la fuente, la fuente siempre sonaba. y el agua que no corría volvió para darme agua.

Su exilio italiano, época en la que escribió los hermosos versos de Roma, peligro para caminantes y Canciones del Valle de Aniene, duró BAAL, LXVII. 2002 RECUERDO DE RAFAEL ALBERTI 307 hasta la muerte de Francisco Franco. El regreso a España fue apoteótico. Se lo nombró diputado y, luego, senador vitalicio y se lo hizo objeto de múltiples agasajos. Publicó nuevas composiciones y las recitó jun­ to a Nuria Espert, recorriendo ciudades y pueblos de España. Recibió el Premio Cervantes y otras distinciones, así como la gratitud y admi­ ración de sus devotos lectores. Los antiguos compañeros, mártires de la guerra unos, como García Lorca y Miguel Hemández; dispersados por el exilio los demás, habían ido muriendo. Sólo él sobrevivía cuan­ do la paloma equivocada de la muerte aleteó sobre su blanca y ondulada cabellera de patriarca, de poeta empecinadamente enamorado que aún seguía gozando de la luz, del canto y del deleite sensual de las pala­ bras. Esas palabras, transfiguradas en pasión y delicia son, a través de sus libros, la más valiosa herencia que Rafael Alberti nos dejó. Alguna vez se dijo que si García Lorca representaba la Andalucía trágica, Alberti era la Andalucía de la luz y del garbo. Si el granadino todo lo volvía drama, el gaditano todo lo transformaba en ballet. Basta comparar el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía, de Federi­ co, con el poema "Corrida de toros", del libro Cal y canto, de Rafael. Pero esta apreciación que pudo aplicarse a las obras creadas pc,r el feliz remozador de una poesía añeja y popular, y al ingenioso surrea­ lista de 1929, pierde sentido cuando leemos sus estremecedores poe­ mas de la guerra, el virtuosismo de A la pintura o la clásica serenidad de Ora Marítima. No es sólo ballet la poesía de Rafael Alberti, sino también, cantata de acordes henchidos y profundos, serena música de cámara y, entremezclándose siempre con esos registros, un aire dicho­ so o nostálgico de ligera cancioncilla. Cuando el poeta vivía en Roma, pasé una tarde por delante de su casa, en Via Garibaldi, a los pies del Gianicolo, pero no me decidí a golpear la puerta. Sabía que Maria Teresa (cuyos valores de excelente prosista fueron opacados por la fama del marido) padecía una enfer­ medad mental y me faltó coraje para verla disminuida. Lo mismo me ocurrió años después, en Madrid, cuando Rafael ya se había traslada­ do a la capital española. Sin embargo, me animé a llamarlo por teléfo­ no. Me respondió el contestador automático. Era la voz nítida y grave de Rafael que decía: "Soy Rafael Alberti. No escribo prólogos. No leo originales. No recibo visitas de poetas ... ". Colgué el auricular, seguro de que ya no volvería a dialogar con el grande y admirado poeta. 308 ANTONIO REQUENI BML. LXVII, 2002

Ahora, al cumplirse el centenario de su nacimiento, prefiero recor­ dar aquellos versos suyos que deslumbraron mi juventud. Imaginar al adolescente que recorría las playas, vestido con la blusa azul de los jóvenes marineros del Puerto de Santa María, o a aquel poeta, ya maduro que, recorriendo a caballo la llanura argentina, se internó en la sombra de una nube con la forma de España. Acaso el espíritu de Rafael Alberti habite ahora aquella nube. Quizás ha encontrado en ella su pueblo y su casa, el patio y IlLfuente de su niñez. Una fuente de la que sigue manando el agua transparente y fresca de su poesía.

Antonio Requeni IN MEMORIAMDANIEL DEVOTO'

Se me han pedido unas palabras en homenaje a Daniel Devoto, fallecido en San Juan de Luz (Francia) el 29 de noviembre de 2001. La encomienda es triste por su propia razón, y compleja por la vastedad y heterogeneidad de los intereses que ocuparon densamente buena parte de los ochenta y cinco años de vida de nuestro compatrio­ ta, académico correspondiente de esta corporación desde 1979. A la manera de un sabio renacentista, Daniel Devoto fue filólogo, crítico, bibliógrafo, traductor, poeta, musicólogo y ejecutante, todo ello en alto grado de perfección. Hasta cierto punto desconcierta la pluralidad de sus temas: el romancero y el cancionero hispánicos -quizá su pre­ ocupación más constante y de aportaciones más significativas-, pero también Berceo, Don Juan Manuel, Góngora, las consonantes imper­ fectas de San Juan de la Cruz y Fray Luis de León, los vihuelistas españoles, los músicos modernistas y posmodemistas franceses, Lorca, Gide, Borges, las inscripciones en los muros y árboles de Buenos Aires y tantos otros de una lista inabarcable. Una aclaración me parece necesaria para explicar mi sorpresa de hoy. No conocí a Daniel Devoto, jamás hablé con él, jamás vi su rostro en una foto. Pero su nombre de pila se deslizaba con frecuencia en la conversación de Alberto Mario Salas, acaso el intelectual que más he respetado en la vida, quien fuera su entrañable amigo de juventud, y de quien un día, por razones que no he conseguido ilumi­ nar, se alejó defmitivamente, como lo hizo de la Argentina, para siem­ pre, en 1952. Desde aquel entonces, lejanía y silencio se habían hecho uno. A la muerte de Salas en 1995, sobreponiéndome a mi repulsa por lo qué temía fuese -como 10 era- una intromisión, alguna instancia

• Comunicación leída en la sesión 1165.", del 12 de diciembre de 2002. 310 JOSÉ LUIS MOURE BAAL, LXVII, 2002

misteriosa me llevó a pesquisar la dirección de Devoto y a comunicar­ le la noticia. La contestación no se hizo esperar; fue la primera de una serie de cartas emocionadas, amables, francas, en las que campeaban la evocación, el humor -que en Devoto se hacía con facilidad y sar­ casmo- y la infaltable referencia erudita. Me convertí así en confiden­ te sin rostro, tardío y menor -en el doble sentido de la palabra-, y pude acceder sorprendido a una parte de aquel mundo de seres excep­ cionales, a los que aunaban la edad, la formación, compartidas convic­ ciones políticas e intereses artíMicos y culturales, allí donde estaban también Cortázar, Jorge D'Urbano, OIga Orozco, Josefa Sabor, Enri­ que Molina, y las preciosas ediciones, hoy inhallables, del Ángel Gulab, costeadas por Devoto. Las coincidencias, o la deliberada trama que se teje en algún lugar imprecisable, me permiten hoy eludir la aridez de una enumeración de muchos títulos y fechas, y recurrir al más expresivo de los currículos, el que el mismo Devoto trazó para mí, en una carta del 17 de febrero de 1999 despachada en Hendaya, cuando yo no podía imaginar que algún día habría de ser leída en su memori,a y en esta Academia. Presto mi voz a Daniel DevotoI :

Mi querido -y viejo- amigo: [oo.] "Anclado en París" -así me etiqueteaba [sic] Miguel D. Etchebame-, aislado de todo contacto con lo mío de antes (mis cinco hennanos, dos nrujeres y el resto masculino faltan hoy, después de haber ido faltando en tiempos y distancias), convencido de no existir en la tierra donde bastante me moví, me sorprenden -y tan agradablemente-los relámpagos afectivos que me renuevan el discurso del método: se acuerdan, luego existo [oo.]. Usted, víctima como todos de las inconveniencias locales, ignora fe­ lizmente lo que agregan otra lengua y otros ecos (más exactamente, la falta de todo eso).

I Después de algunas dudas, y en atención al valor documental que esta carta puede tener con relación al grupo de intelectuales del que Devoto formó parte, he optado por transcribirla sin omisiones e introduciendo en nota algunas referencias aclaratorias. Los muy personales juicios sobre personas corresponden a Devoto. Agra­ dezco a su amiga Josefa Sabor, protagonista en aquel escenario, su valiosa informa­ ción testimonial y sus prudentes observaciones. BAAL. LXVII, 2002 IN MEMORIAM DANIEL DEVOTO 311

[ ... ] Salas, Poch02 y yo pertenecíamos a la generación del 35 en la Facultad de Viamonte 430. Amigos de un comienzo, yo fui su padrino de casamiento (Pocho había perdido a su padre y yo desbanqué -de lejos- a su hennano). En el 38 --ener~ se realizaron en Montevideo los primeros (¿únicos?) Cursos Sudamericanos de Vacaciones; Salas fue designado por la Universidad, y tras él nos embarcamos Bosco - con familiares en el Uruguay- y yo. Asistían (presidían) Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni. El día de la clausura, Juana nos habló del San Sebastián de Florit que acababa de recibir, y Bosco le leyó poemas de Molinari, al que ella no conocía. Quedamos (Bosco, Salas, Enrique Duprat, amigo de Salas y sobrino de Aparicio, que también merodeaba los cursos y yo) en enviarle copias de las inencontrables ediciones de Molinari: yo me encargué de ellas, y Sa­ las copió a máquina, en 5 ejemplares, los poemas de Borges. Así nacieron las ediciones del Ángel Gulab: hoy sé que en uno de los dialectos del Ganges julab quiere decir 'rosa', entonces salió de un plato de gulash, y de una de las rabietas de Bosco. Ese año 38 se hicieron de verdad con mis Tres canciones3, y sirviendo yo de Doña Elvira, se unieron Molinari, Neruda, Alberti, Salas, tres lindos poemas de un primer premio ,de la Facultad, Abel Santa Cruz, And~rson Imbert ... Y unidos al Angel Aldabahor, OIga Orozco, Miguel Angel Gómez, Sola González, Etchebame, Cortázar... Buenos tiempos, aqué­ llos. Los Cuademo~: del Eco nacieron de un doble despiste. A raíz de una reseña oúa sobre un mal libro consagrado a Ravel (disquisición -viva Proust-: Raimlmdo Lida, a quien la confié para la Revista de la Uni­ versidad de Buenos Aires, la destinó a Sur, abriéndome sus páginas; por ese tiempo, Amado Alonso y Henríquez Ureña decidieron que una modesta reseña del cancionero popular de Schindler" apareciera en la RFH como artículo sobre la música folklórica española. Se ve que he sido alimentado con milagros. Cierro y sigo:) el propietario de una editorial, que tenía ya compuesta la traducción del libro de Curt Sachs sobre la historia de los instrumentos musicaless a cargo de un traductor

2 Sobrenombre de Etelinda Lordi, esposa de Alberto Mario Salas. 3 Tres canciones. Buenos Aires: Ediciones del Ángel Gulab, 1938. • SCHINOLER, KURT. Folk Music and Poetry 01 Spain and Portugal; música y poesía popular de España y Portugal. Collected by [ .. .]. New York: Hispanic Institute in the United States, 1941. , Historia universal de los instrumentos musicales. Buenos Aires: Centurión, 1947. 312 JOSÉ LUIS MOURE BAAL. LXVII, 2002

que no sabía música, con la asesoría de [ ... ], que no sabía inglés y tampoco de música (sé que hoy su nombre decora un instituto, pero era un dechado de ignorancia y de malignidad. Re-retomo:) el propie­ tario de la Editorial Centurión comenzó a abrigar dudas sobre la cali­ dad d~ sus empleados y me llamó para revisar las pruebas. Tenía razón: el traductor había transformado al "bizantino Suidas" en "las suidas bizantinas" y donde se decía que un instrumento asiático sona­ ba como un "recorder" (flauta dulce, o de pico) [ ... ] tradujo "registra­ dor", que corrigió en "caja.n::gistradora" (!). Con la ayuda de la gran Dora Berdichevskfretradujimos todo (y la misma aventura se repitió con el Oxford Companion musical de la Sudamericana'). El Centurión (más bien mercenario) me propuso establecerle una colección musical (entre tanto le había revisado varios libros sobre ballet) y preparé los cinco primeros cuadernos que él hizo componer y que enseguida me ofreció, plomo incluido, para que yo los hiciera, todo a mi costa. Comprometido con autores e ilustradores, los hice imprimir en Colombo y me encontré compuesto y sin distribuidor. Mi amigo Baudizzone me ofreció albergue en la editorial a la que pertenecía, sin advertirme que la abandonaba, y perdí todo control sobre mis mercancías8• Como idéntica aventura me ocurrió con mi Cancionero llamado Flor de la Rosa y Losada, ya estoy medicado, no curado, de espantajo. Su carta, tan cercana, me mueve a seguirle hablando de mi, tema tan y tan interesante. Efectivamente, no he vuelto por allí desde mi partida, con los nueve meses de una beca francesa, en 1952. Tras un largo estancamiento -la carrera de 5 años la arrastré quince- Zamora Vicen­ te me decidió a redactar mi tesis largamente preparada, y para mante-

• De destacada actuación como cantante de cámara, Dora Berdichevsky estuvo vinculada profesionalmente con Daniel Devoto, de cuyas composiciones vocales fue intérprete. er. DEVOTO, DANIEL. "Tres cantantes". En Buenos Aires musical, 1 de agosto de 195 l. Debo ésta y las demás precisiones sobre bibliografía musical a la amabilidad de Enzo Valenti Ferro. 7 SCHOLI!S, PERCY A. Diccionario Oxford de la música. Buenos Aires: Sudameri­ cana, 1964. Es la traducción ampliada de The Oxlord Companion 01 Music (1938), en la que Devoto introdujo referencias a compositores, instrumentos y danzas de España y América. En los créditos de la edición argentina, se menciona a Dora Berdichevsky "cuyos vastos conocimientos musicales y lingüísticos hicieron de ella la eficaz auxi­ liar inmediata de Daniel Devoto y competentísima revisora de las traducciones". 8 Alude al abogado Luis Baudizzone, gran amigo de varios de los integrantes del grupo, de quien Josefa Sabor me aclara en carta personal del 15 de enero de 2003: "Era un excelente abogado, un caballero muy culto, un gran señor. Le conocí miles de acciones nobles, y ninguna censurable". BAAL. LXVII. 2002 IN MEMORlAM DANIEL DEVOTO 313

nerla tuve que aprobar las seis materias pendientes: latín y griego, 4tos. y 5tos., y las dos filologías. No sé cómo lo hice, pero lo hice. Además, en esos quínce años yo había desarrollado ooa buena activi­ dad musical, siendo quizás el que más obras había dado a conocer, desde los trovadores y troveros hasta este siglo, con actuaciones en las Universidades de Buenos Aires, Litoral, Tucumán, en Córdoba y en otros lugares -Buenos Aires el primerísimo- hasta ocupar, sin título profesional algooo, durante dos cursos, las clases de Historia de la Música en la U. N. de Cuyo, en el Conservatorio y en la Academia de Bellas Artes. La presión peronista y mis servicios a la música francesa me ofrecieron la posibilidad de ganar una beca del Ministere des Affaires Étrangeres. Le pedí a OIga Orozco que me echara las cartas, y entre otras cosas que también le (me) salieron ciertas, me dijo: "La beca es tuya, pero no te vas por nueve meses. Van a pasar diez años antes de que vuelva a verte". Ella se lo olvidó, pero yo no, y se lo dije diez años más tarde, cuando vino a verme a París. Al llegar me puse en contacto con Marcel Bataillon, que había reseñado mi Flor de la Rosa, y bajo su bondadoso interés entré en el Centre National de la Recherche Scientifique, donde realicé toda la carrera, de stagiaire a Directeur de Recherche (classe Extraordinaire), siendo el primer ex­ tranjero que se jubila con el cargo más alto. Aparte mi aporte perso­ nal, establecí el fichero de los libros españoles de las cinco grandes bibliotecas parisienses (Nationale, Mazarina, Arsenal, Ste. Genevieve y Sorbonne) teniendo en mano cada 000 de los libros anteriores a 1701 (el resultado son 80 gavetas) y, además, me permitieron enseñar (Sorbona, París XllI, École Normale Supérieure -literatura española-; Poitiers, musicología). Si creo a algooos antiguos alumnos, no lo hice del todo mal. Además de mi maestro Bataillon, reencontré a mi maes­ tra Jane Bathori, última intérprete de Debussy, creadora de todo Ravel, organizadora del Grupo de los Seis, que estrenó toda la obra vocal de Satie y de Albert Roussel y etcéteras innumerables, y fui aceptado por Solange Corbin, primera paleógrafa musical europea, hermosísima y gran cocinera. Mucho tiempo pensé que trabajaba a oscuras -lo mismo que voloota­ riamente asumí en el campo literario-. Pero aquí entra usted, insospe­ chado, con unos dos o tres que lo siguen, sin sospecharlo quizás, y me veo más homado que merezco. Físicamente, hasta los 80 anduve an-

o dando (00 poco antes me aligeraron una parte de estómago), ahora el aparato ambulacial empieza a superar a Edipo (dos bastones) y este mes una heridilla (la palabra, en Platero, le reventaba al Salas del 30 y pico ... ) en el dedo pequeño del pie derecho, que se resiste a cicatrizar­ se y exigía amputación, ha cedido ante 50 días de insulina. 314 JOSÉ LUIS MOURE BAAl., LXVU. 2002

A ver si ésta (la carta, no la insulina) le prueba lo inadvertidamente que ha obrado escribiéndome. Pero, le ruego, persista. Un gran abrazo. Daniel Devoto.

P.S.: Oividaba contarle que aquí me casé9, y que la necedad protectora de mi familia me arruinó con todo el país. "La suite au prochain numéro".

Devoto escribía barrocamente. Gustaba de los períodos largos, de la subordinación múltiple, de los parónimos y de los excurso s parentéticos. El tono de la posdata me fuerza a recordar también su extraordinaria capacidad ofensiva a la hora de infligir una reseña destructiva. Baste este final de una nota crítica escrita en 1948. La víctima, un pequeño diccionario musical publicado en Buenos Aires:

[oo.] es, en realidad, una obra más jugosa de lo acostumbrado, con la que quitando lo que sobra, poniendo 10 que falta y remendando el resto, puede hacerse un diccionario económico cuyas doscientas paginitas sean de verdadera utilidad a los alumnos no muy aventajados 10.

Daniel Devoto, ya lo dijimos, se sumó a un grupo de excepción. Pero alcanzó a vivir, debemos y nos duele reconocerlo, en una Argen­ tiria cualitativamente superior a la nuestra. La escuela normal y la universidad pública pudieron dotarlo de lo necesario para que su ta­ lento se impusiera en el exigente escenario académico parisino. Deseo cerrar esta semblanza destacando dos rasgos que acompa­ ñaron los días de Devoto y que hoy me parecen de mención necesaria. Hombre de .fortuna personal, ejerció la generosidad, cultivó la sabidu­ ría y el buen gusto, pero se negó a la tilinguería. Ausente del país desde sus treinta y seis años, alejado definitivamente de su medio y de sus amigos durante medio siglo, no cedió en su argentinidad, jamás declamada, pero sí deslizada, casi compulsivamente, en la constante inserción de una referencia bibliográfica alusiva, en la memoria de una canción provinciana, de un refrán porteño o en la prodigiosa

• Fue su esposa "Mariquiña" Valle Inclán, hija del famoso escritor gallego. 10 Incluida en Las hOjas. Buenos Aires: Aldabahor, 1950, p. 161. BAAL, LXVII, 2002 IN MEMORJAM DANIEL DEVOTO 315 convivencia, en un título, de Gracián y el naipe criollo o de Teócrito y Nicolás Olivari. Si, como afirman los hebreos, cuando muere un hombre muere un mundo, con Devoto se extinguió un universo de conocimiento, de palabras y de música, trabajado todo con sobresaliente competencia de filólogo y delicadeza de orfebre. Como las ediciones del Ángel Gulab, fue un ejemplar valioso, minoritario y difícilmente repetible.

José Luis Moure

ARTíCULOS

EVOCACIÓN DE VÍCTOR RUGO EN EL BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO

-1- Introducción Cuando se programó la lista de escritores a quienes la Academia Argentina de Letras rendiría homenaje en el curso del año 2002, pedí tomar a mi cargo el consagrado a Víctor Hugo. No sólo me impulsó la admiración, también medió una razón personal. En mi adolescencia, con el deslumbramiento de la edad, conocí la poesía de Hugo, merced al limitado francés propio del secundario y acaso por deseo de emular a las primeras amigas, devotas del poeta. Leí entonces sus versos, ya encendidos, ya tiernos, entre ellos los dedicados a su amigo Louis B., donde le recomienda visitar Blois, la casa que fue familiar y la tumba vacía de su padre:

¡Maison! sépu1cre, hélas, pour retrouver quelque ombre De ce pere partí sur le navire sombre ...

Con idéntica emoción ("¡hélas!") trataré de evocar hoy la figura del poeta.

-ll­ Vida En Rugo se da el caso del puro hombre de letras que, siéndolo, quiere influir en la historia y modificar la sociedad. De ahí su mili- 318 FEDERICO PELTZER BAAL. LXVll. 2002 tancia política, su largo destierro, su prédica a través del arte en diver­ sos géneros. Víctor Marie Hugo nació en Besan~on el 26 de febrero de 1802. Sus padres eran muy distintos: "Mon pere, vieux soldat, ma mere vandeéne". F~e el menor de tres varones. Por la carrera militar de su padre, la familia debió viajar adonde era enviado: Córcega, Elba, Nápoles, luego dos años a España (1811-1812), donde el General Rugo servía al rey José, hermano de Napoleón. Quizá ahí se le pegó al joven el énfasis declamatorio que le achaca Brunetierel y también el gusto por los temas a la española, presentes más tarde en algunas de sus obras teatrales. De vuelta en Francia, los hermanos recibieron una buena educa­ ción; y el futuro escritor leyó a los clásicos, sobre todo, a Tácito y Virgilio. Se distinguió muy pronto en los juegos florales de Toulouse y fundó un periódico juvenil, Le Conservateur Littéraire. Sin embar­ go, su adolescencia no fue fácil, por la separación de sus padres en 1812 y la necesidad de abrirse camino en la literatura, única tarea que creyó apropiada para él. la animadversión de la madre por el marido lo inclinó, por un tiempo, al partido realista de Luis XVIII. A los veinte años, se casó con Adele Foucher, hija de una familia vinculada con la suya y amiga de la infancia. Tuvieron varios hijos y él, sin duda, la estimó, como se deduce del lugar que le asigna en "La priere pour tous". Con el tiempo los amores de uno y otra los separaron: ella los tuvo con Sainte Beuve, archicrítico de Hugo; y él con Juliette Drouet, antigua modelo y ex amante del pintor Pradier. Tras las Odes (1822) aparecieron innumerables obras: novelas, teatro, sus mejores libros de poesía. En 1830 estrenó Hernani, que desencadenó una batalla que ha sido llamada "la Austerlitz de la lite­ ratura". El período entre 1822 y 1840 es el más fecundo en la creación de Hugo. Se suceden éxitos y fracasos, suscita adhesiones sin límites y rechazos severos; es, sin duda, el pope del Romanticismo, no sólo francés, sino en toda Europa.

I BRUNETlERE, FERNAND. Histoire de la Littérature Fran~aise. Paris: De1agrave, 1917, T. IV, p. 197. BAAL, LXVII, 2002 EVOCACIÓN DE VÍCTOR HUGO... 319

En 1838 viajó a Alemania; de esa experiencia nacerán algunas obras, como Le Rhin. En 1841 ingresó a la Academia. Por entonces su casa en la Place des Vosgues era, como dice Thibaudet, "une capitale littéraire"2. En 1843 murió ahogada su hija Leopoldina, y ello fue el dolor más grande de su vida. En plena madurez, Rugo se volcó al Partido Liberal, inspirado en los ideales napoleónicos. Par del Reino, un escándalo lo privó de una carrera política promisoria. Tras la revolución de 1848, cuyo ideario creyó compartir, 10 decep­ cionó el ascenso de Luis Napoleón. En 1852 se desterró a Bruselas, disfrazado de obrero, y en 1856 pasó a la isla de Guernesey. Desde allí dio a conocer algunas obras de menor relevancia y comenzó La Légende des Siecles. Entre 1871 y 1873, lo abrumaron nuevas desgracias: murie­ ron sus dos hijos varones; enloqueció Adele, la menor; y murió Juliette Drouet. De nuevo en Francia, presenció la humillante derrota imperial en la guerra franco-prusiana de 1870-71. Publicó algunos libros más y completó con nuevas entregas La Légende ... Nombrado senador, tuvo escasa actuación parlamentaria, se limitó a votar siempre junto con la izquierda. Murió el 22 de mayo de 1885, a los ochenta y tres años, "dans la saison des roses", como había deseado. Sus funerales constitu­ yeron una verdadera apoteosis, y fue enterrado en el Panteón.

-m- El hombre y el escritor Abarcar toda la personalidad y la obra de Rugo requeriría un libro. Por ello sólo me referiré a 10 esencial en cada uno de los géne­ ros que cultivó. Rugo fue admirado hasta el delirio dentro y fuera de su país. Maestro y faro para muchos, encarnó el hombre de resonancia mundial, capaz de jugarse, con vida y obra, por las causas que creyó justas. También fue denigrado por algunos de sus contemporáneos: cier­ tas actitudes suyas y sobre todo la envidia, siempre en acecho, se ceba-

2 THIBAUDET, ALBERT. Histoire de la Littérature Fran(!aise (De J 789 anos jours). París: Americ Edit., 1936, T. 1, p. 184. 320 FEDERICO PELTZER BAAL. LXVII, 2002 ron en su contra. Su personalidad facilitó el camino a la malquerencia. Por eso conviene acudir a la crítica posterior para hacerle justicia. Quienes lo juzgan con imparcialidad no vacilan en señalar su falta de tacto y de delicadeza, su egoísmo, la vanidad que lo llevaba a esgrimir pretensiones de nobleza, su engallada infatuación y su demago­ gia en busca de popularidad3 • Otras cualidades que se le adjudicaron pueden, en cambio, aportar algo positivo: así la total ausencia de sentido del ridículo, tan temido por la mésure de sus compatriotas. También es posible achacafte un reiterado afán filosófico que no se tradujo en aportes originales. Sus ideas son nobles, pero comunes; por eso nadie suele disentir cuando las expone en boca de sus persona­ jes o por cuenta propia. La frase de Faguet es lapidaria: "Hugo est le philosophe de la phraséologie du XIX siecle"4. Tuvo, en cambio, una virtud: no se dejó ganar por la melancolía propia de muchos románti­ cos. Cuando Darío escribe: "Con Hugo fuerte y con Verlaine ambi­ guo", acierta al calificar a los dos poetas. Más allá de los dolores que soportó, fue optimista. Creyó siempre en un Dios providente y en un Cristo misericordioso, aunque abandonó bastante temprano las filas del cristianismo. Más claras fueron sus ideas literarias. A ellas me referiré ahora, al seguir su trayectoria por los distintos géneros.

-IV - El creador 1. El poeta. Le preguntaron a Gide quién era, en su opinión, el más grande poeta de Francia. Respondió: "Victor Hugo, hélas!". Era de esperar. La' medida lucidez de la generación de Gide no era compatible con los desbordes del viejo romántico. Sin embargo, la crítica está de acuerdo en que Hugo fue el primer lírico y casi único en la épica.

J GIRAUD, JEAN. L 'Éeole romantiquefran9aise. París: Arrnand Colin, 1947, p. 37. • FAGUET, ÉMILE. Études Litteraires. Dix-Neuvieme siecle. Paris: Boivin, [s. d.], p.188. BAAL. LXVII, 2002 EVOCACIÓN DE VíCTOR HUGO... 321

Renovó la lengua francesa apelando a todas las palabras, sin ex­ clusiones. Conocedor de la amplitud de sus vocablos, no desdeñó arcaísmos, tecnicismos, neologismos. Amó y paladeó la sonoridad musical de las palabras: nadie como él para ubicarlas en el mejor lugar del verso, hacer resaltar su cadencia y subrayar los sonoros acordes o los matices suaves. De ahí la perfección de sus ritmos, quizá sólo comparables a la ductilidad de La Fontaine. ¿Habría sido posible el simbolismo sin la apertura que Hugo significó? Es verdad que, a veces, su grandilocuencia aturde, sobre todo cuando se embriaga con el recuerdo de las glorias napoleónicas... Pero, por sobre las ideas, resplandece siempre la armonía de la forma. Como todo poeta de primer orden, tuvo el genio de la imagen. Émile Faguet sintetiza las tres cualidades perceptibles en las suyas; éstas no son nunca traducciones elocuentes o rebuscadas de las ideas; son verdaderas, escogidas, elaboradass. Cuando leemos (la cita es mía) "Au bord de la mer" (Les chants du crepuscule) y hallamos estos versos:

Quand ton pas gracieux, court si léger sur 1'herbe Que le bruit d'une lyre est moins doux que son bruit, las sensaciones visuales y musicales se unen para traducir, ante todo, la gracia de unos pasos de mujer y el efecto que producen en quien la ve. Hay quienes lo prefieren épico, sobre todo en la ciclópea tentativa que representa La Légende des Siecles; hay quienes 10 valoran lírico en las evocaciones del pasado, la exaltación de los nobles sentimien­ tos. Ello va con los gustos. Quizá una de sus carencias sea la dimen­ sión amorosa, casi ausente en sus primeros libros y que sólo asoma en Les feuilles d'Automne, en "O mes lettres d'amour, de vertu, de jeunesse ... ", es decir, a los treinta años. Las pasiones otoñales, y sobre todo Juliette Drouet, encendieron al fin su pluma, pasados los cuaren­ ta, en Les rayons el les ombres.

s FAGUET, ÉMlLE. Études ... , p. 22. 322 FEDERICO PELTZER BAAL, LXVII. 2002

Cuando Brunetiere escribió su Histoire de la Littérature Franfaise, no contaba con la perspectiva suficiente para valorar a Rugo. Quizá los desbordes del espíritu romántico no eran muy del agrado de su clasicismo. Sin embargo caracterizó certeramente los cuatro libros más importootes del maestro. Tras los intentos de Les Orientales y las Ballades, Les feuilles d'Automne representa una aproximación a la realidad interior, casi familiar; ello añ.ade un valor psicológico a los aciertos poéticos. Menos le place Les chants du Crepuscule, donde asoman -<:omo se dijo- los poemas de amor. Vuelve a elogiarlo en Les voix intérieures, pues reencuentra la magia de Les Orientales, pero en una atmósfera menos artificial. Por fin, Les rayons et les ombres revela el anhelo de pasar a la acción, convertir la poesía en instrumento de aquélla, gravitar en el presente y en el futuro. No se trata solamente de impulsar la acción exterior; es preciso que sea reveladora del propio yo y de todo lo que lo rodea. Dice otra vez Faguet que Rugo fue uno de los primeros en reparar en el alma oscura de las cosas, algo ausente en los clásicos y apenas vislumbrado por Chateaubriand y Lamartine. Quizá esto lo convierta en antecesor de la poesía que siguió a la suya6• Dos palabras sobre La Légende des Siecles, cuya primera entrega data de 1859, continuada con una segunda en 1874 y una tercera en 1881, especie de epopeya donde se mezclan ideas, acontecimientos y doctrinas hasta culminar en cierto misticismo abarcador de los contra­ rios, tanto religiosos como filosóficos y hasta esotéricos. Rugo anun­ ció su propósito: expresar la humanidad en una obra cíclica, pintada sucesiva y simultáneamente en todos sus aspectos, los cuales se re­ nuevan en un solo e inmenso movimiento de ascensión hacia la luz'. 2. El dramaturgo. Rugo libró sus más refiidas batallas a través del teatro, desde el Prefacio de Cromwell (1827) hasta el estreno de Hernani y de muchas otras de sus obras. En el primero, está sintetizado el credo romántico. Asume la revalorización del grotesco y de su función estética como reverso de

• FAGUET, ÉMILE. ÉlUdes .... pp. 202-203. 7 VICTOR HuGO. "Préface". En La Légende des Siecles. Paris: Flarmnarion, 1926, T.1. BAAL, LXVII, 2002 EVOCACIÓN DE VíCTOR HUGO... 323 lo sublime y característica del genio moderno. Lo bello y lo feo des­ empeñan un papel, el segundo complementa al primero. El drama expresa la más completa poesía y, en él, lo grotesco representa la suprema belleza. El genio moderno, opuesto a la simplicidad del anti­ guo, nace de la unión fecunda de los extremos. Tras echar esas bases para el arte nuevo, Hugo se ocupa de Shakespeare (aún no valorado suficientemente en la tierra de Racine), critica las famosas unidades clásicas y analiza el papel del verso en la obra dramática. Pocas veces, la literatura conoció una batalla tan bien perfilada en sus opuestos como en el. estreno de Hernani, ocurrido en 1830. Théophile Gautier, testigo presencial, la ha retratado con vivacidad de joven comprometido. Dice que esa velada decidió sus vidas, porque el entusiasmo que los arrebató persistió a 10 largo del tiempo. Tenían la "claque" en contra, ya que suele ser clásica en sus gustos; también recelaban de que un complot hundiera la obra. Los odios literarios son más feroces que los políticos, porque tocan las fibras más íntimas de la sensibilidad. Con siete horas de anticipación, los fieles de Hugo discu­ tían a oscuras, dentro del teatro, acerca de ese nuevo Corneille que, con ribetes de Shakespeare, presentaba un drama a la española, bien ro­ mántico por cierto. Poco a poco, fueron apareciendo las damas venera­ bles y los cráneos académicos; crecía la tensión, y era de temer un tumulto:

Bastaba con pasear la mirada sobre ese público para convencerse de que no se trataba ahí de una representación ordinaria; que se enfrenta­ ban dos sistemas, dos partidos, dos ejércitos, incluso dos civilizacio­ nes -no es exagerado decirlo- que se odiaban cordialmente, como se odia en los odios literarios, y sólo reclamaban la batalla, prontos a arrojarse el uno sobre el otr08•

La batalla fue ganada por los jóvenes y, poco a poco, el público aceptó la nueva sensibilidad. Hernani es un típico drama romántico, con pasiones violentas y ocultas hasta que se manifiestan en todo su poderío. Están los buenos, en el caso del protagonista y doña Sol, y los malvados vengativos,

• GAUTIER, THÉOPHILE. Histoire du Romantisme. Paris: Charpentier, 1927, pp. 99-125. 324 FEDERICO PELTZER BAAL, LXVn. 2002 como Ruy GÓmez. El desenlace es trágico y con veneno, rico en gestos sublimes. Llama la atención el cambio que se opera en la personalidad del rey Carlos (V de Alemania, 1 de España), avasalladOT al comienzo y prudente luego de ser coronado Emperador. No falta la exaltación de la figura del bandido (Rernani lo es, en parte), rico en nobles sentimientos. Años después, en 1838, Rugo retomó el ambiente español en su celebrada Ruy Bias, cuya acción transcurre en el período de decaden­ cia barroca, durante el reinado

Sus dramas se parecen unos a otros: son poco dramáticos y esencial­ mente melodramáticos, novelescos, líricos. Líricos, es decir, de pura invención, y donde interviene de continuo la personalidad del poeta9•

3. El novelista. Desde joven escribió Rugo novelas. Así Bug­ Jargal y Han de Islandia. El 93 corresponde a sus años finales. Dos novelas, sin duda, han perdurado hasta nuestros días y entre todos los públicos. A ello han contribuido varias versiones cinematográficas. La primera, Notre Dame de París, publicada en 1831, sitúa la acción en 1482, en el cruce entre el fin de la Edad Media y el comien-

• BRUNETIERE, FERNAND. Histoire ... p. 244. BAAL, LXVU. 2002 EVOCACiÓN DE VÍCTOR HUGO... 325 zo de la Moderna. Muestra el erudito trabajo de documentación del autor, que podría servir de ejemplo a ciertos novelistas de hoy. Tres personajes resultan inolvidables: el turbio Claudio Frollo, arcediano de la Catedral, hombre de libros y también de pasiones contenidas; el desdichado campanero Quasimodo, VÍctima de un amor imposible; y la gitana Esmeralda, personaje de inigualada frescura, en quien algu­ nos han creído ver la continuación a lo romántico de Preciosa, la gitanilla cervantina. Hasta el débil Luis XI aparece en escena. Pero es sobre todo la Catedral el escenario y la protagonista inexcusable para una acción siempre vivaz. Y París, un París todavía medioeval, con sus fiestas de locos, sus tabernas, sus escenas de tortura y ajusticia­ miento, sus callejuelas enmarañadas. La otra es Los miserables, publicada en 1862. Aquí Hugo, ya maduro, firmemente arraigado en sus preocupaciones sociales, pre­ senta al perseguido Jean Valjean, a quien la sociedad no da espacio para redimirse. Lo que Dios perdonó a través de Monseñor Myrie1 no perdona la implacable justicia humana. Sin embargo, dos mujeres son rescatadas por Valjean: la prostituta Fantine y su ingenua hija Coserte. La reconciliación final llega, aunque sólo a la hora de la muerte del héroe. Con ella culmina el vasto cuadro, en el cual se incluyen las turbulentas jornadas de la rebelión de 1832 que ensangrentó a París. Se ha dicho que la sensibilidad de Hugo y la debilidad de sus ideas le impidieron trazar grandes caracteres y que se explayó mejor en las figuras secundarias, los hechos históricos o la pintura de los lugares1o• No 10 afirmaría con tanta seguridad. A través de su vasta obra como novelista y dramaturgo, creo que algunas de las figuras citadas perduran con nitidez: Hernani, Ruy BIas, Esmeralda, Quasi­ modo, Jean Valjean, Fantine tienen asiento seguro entre los caracteres inmortales que nos ha legado la literatura francesa.

-v­ Conclusión Es sencillo percibir los defectos en los gigantes; Hugo lo fue y, de ahí que su figura aparezca más expuesta. El Romanticismo prodigó

,. FAGUET, ÉMILE. Études ... , pp. 201-202. 326 FEDERICO PELTZER BAAL, LXVD, 2002 algunos en toda Europa, desde Rusia hasta el Atlántico, y aún los traspasó a nuestra América. La influencia de Hugo produjo turbulen­ cias que, por sí solos, no habrían podido agitar en Francia Chateaubriand, Vigny, Lamartine, Musset, Gautier. Hugo penetró en España, saltó a América; y su huella fue perceptible en los poetas. Bastaría recordar los nombres de Andrés Bello (adaptador de "La oración por todos"), José María de Heredia, Rafael Pombo, Justo Sie­ rra, Francisco Gavidia, Jorge Carrera Andrade, Juan Montalvo y nues­ tros compatriotas Ole gario Andrade y Ricardo Gutiérrez. Y prolongó su influjo en los primeros modernistas, como Salvador Díaz Mirón y Rubén Darío. Hugo solía llamarse a sí mismo "Olimpio", quizá porque aspiró a ser el primer dios del nuevo Parnaso. Por algo propuso como tarea para el poeta:

Doit qu'on l'insulte ou qu'on le lue Cornme une torche qu'il secoue Faire flamboyer l'avenirll•

No pudo trasmitir, en verdad, el "resplandor" del porvenir de justicia y progreso que anheló; otro siniestro resplandor ensangrentó al siglo XX. Hoy, a doscientos años de su venida al mundo, merece nuestro reconocimiento por 10 que hizo y por 10 que quiso hacer. Acaso nada sea tan apropiado como revivir en su memoria el verso que, para él, estampó Verlaine en la dedicatoria de Sagesse:

Votre vers m'enivrait cornme un chant de victoire.

Federico Peltzer

11 Debe, ya se lo insulte, ya se lo alabe, Como una antorcha que él agita Hacer flamear el porvenir. (T. del A.) IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO

Palabras liminares En el universo literario de OIga Orozco (Toay, 1920-Buenos Ai­ res, 1999), la pregunta por la memoria, sus modos de operación y sus funciones en el decurso de la existencia humana ocupa un lugar de privilegio. Este interés aparece asociado al eje temático de la tempora­ lidad, ya que a través del recuerdo, la escritora conjura los efectos degradantes del devenir sobre la persona. Esta actitud de un sujeto en rescate del tiempo perdido manifiesta su filiación con la poética neorromántica del '401• Por otra parte, los modos de dar respuesta a la

I Oiga Orozco ha negado esta filiación con los siguientes argumentos: "Yo era muy joven e ingresé muy pronto en ese círculo que se plasmó en la revista Canto. Todo ese grupo siguió creciendo y hubo revistas que salieron o dejaron de salir, o tal vez, incluso, nunca aparecieron. De todos modos, nunca pensé que aquello fuera una generación literaria. Teníamos influencias, preferencias y hasta edades muy distintas". SlFRIN, MÓNICA. "Oiga Orozco. De ausencias y de pérdidas". En Clarín, suplemento "Cultura y Nación", jueves 5 de mayo de 1994, pp. 6-7. Asimismo, se manifiesta "incómoda" ante el señalamiento de posibles fuentes literarias: "Las influencias litera­ rias, por dentro se sienten, sin duda, como una prodigiosa concordancia [oo.]. Por fuera, suenan como una acusación de plagio, de usurpación, o por lo menos de falta de originalidad, cuando en realidad es más legítimo que todos provengamos de al­ guien". Pasaje de una entrevista realizada por JiII Suzanne Kuhnheim en su estudio Changing the Subject: An Intertextual Approach to the Poetry olOlga Orozco. Tesis de doctorado sostenida en la Universidad de San Diego, California, en 1989. Repro­ ducción facsimilar de UMI Dissertation Services, Ann Arbor, 1996. Con todo, si se examina ~el canon de lecturas reconocido por la autora y se analiza su producción desde el punto de vista de la poética y de los ejes temáticos recurrentes, se advierte un sesgo común que une las producciones de ese grupo supuestamente tan heterogéneo. Tal vez, este modo de evaluación se debe a cierta "angustia de las influencias" que Oiga Orozco padece en su condición de poeta fuerte. 328 VÍCTOR GUSTAVO ZONANA BAAL. LXVII. 2002 indagación sobre la memoria ponen de relieve los cambios en un universo imaginario orgánico. Y en este sentido, revelan que la voz personal, a pesar de la integridad que la caracteriza desde su primer libro, Desde lejos (1946), refleja las inflexiones detenninadas por las distintas cir~unstancias vitales. En numerosos pasajes de su obra, es posible reconocer la activi­ dad del individuo que rescata, indaga, escudriiia en sus vastos archi­ vos interiores. Actitud que, por ejemplo, constituye el impulso inicial de sus dos colecciones de relalOs, La oscuridad es otro sol (1967) y También la luz es un abismo (1995). En este trabajo, junto a tales pasajes, nos interesa rescatar aquellos en los cuales la capacidad inte­ lectual aparece objetivada y se representa como tema de indagación. Atenta a las funciones y los alcances del recordar en cada momento, OIga Orozco recrea metáforas tradicionales de la memoria con una imaginación sorprendente y las sabe integrar en su propio universo literari02• La existencia de un interesante repertorio de imágenes de la memoria nos anima a recuperarlas, identificar sus filiaciones y señalar su sentido en la trayectoria expresiva de la autora.

2. Posibles antecedentes En la poesía neorromántica del '40, la memoria ocupa un papel fundamental en la aprehensión del mundo. Como el fluir temporal constituye una degradación del sujeto y de su universo cultural, la exploración poética deviene esencialmente un acto de recuerdo. La evocación es convocación) y es, fundamentalmente una especie de anámnesis, en el sentido platónico del término: reminiscencia o reco­ nocimiento de aquellas imágenes originarias del yo4, que hacen a su

2 Para el estudio de las representaciones y concepciones de la memoria en la cultura occidental, remito a DRAAlSMA, DoUWE. Las metáforas de la me1nQria: una historia de la mente. Trad. de Catalina Ginard. Madrid: Alianza, 1998; RICOEUR, PAUL. La Mémoire, I 'histoire, I 'oubli. París: Du Seuil, 2000; WEINJUCH, liARALo. Leteo. Arte y crítica del olvido. Trad. de Carlos Fortea. Barcelona: Ediciones Siruela, 1999. 1 BENARós, LEÓN. "Convocación". En El rostro inmarcesible. Buenos Aires: Emecé, 1944. • Bosco, EDUARDO JORGE. "Vuelta". En Obras. Buenos Aires: Ediciones del Ángel Gulab, 1952, T. 1. BAAL, LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 329 unidad, o de las sefiales que marcan su pertenencia a una dimensión trascendentes. En el caso particular de OIga Orozco, a la impronta platónica, se suma la imagen de la memoria como amplio palacio en cuyas habita­ ciones se atesoran los contenidos de la experiencia pasada. De acuer­ do con esta imagen, que remite a la especulación de San Agustín en las Confesiones (Libro X), la evocación presente del pasado se descri­ be como un recorrido del yo por tales habitaciones en la búsqueda de aquellos contenidos que es preciso rescatar. Otra huella visible es la de Marcel Proust. Se trata de una lectura fundamental en el horizonte neorromántico del '40, prácticamente sos­ layada por la crítica. De La Recherche... , los poetas del '40 recogen no sólo la idea de la infancia como paraíso perdido, sino también la concepción de la memoria espontánea: el recuerdo latente surge de las profundidades del yo, desde un magma de olvido, conducido o provo­ cado por los sentidos menos agudos, como el oído, el olfato, el gusto o el tacto, que compensan la falta de agudeza con la durabilidad de las sensaciones que provocan. Junto a estas fuentes, se encuentran otras como, por ejemplo, la tradición simbólica de la Biblia, la mitología griega, el Tarot, Dante. Mediante un juego de variación, combinación y recontextualización, la escritora transforma figurativamente las representaciones heredadas para cristalizar un aspecto particular de la memoria y, al mismo tiem­ po, destacar sus funciones distintivas. Conviene ahora analizar cómo se manifiestan, en los pasajes de la obra de OIga Orozco, las imágenes de la memoria y cómo se enriquecen conceptual y estéticamente en función de la cosmovisión personal.

3. Olvido primordial y reminiscencia En el universo literario de OIga Orozco, la idea de la memoria como reminiscencia se vincula con un sustrato gnóstico de su

. 'GóMEZ, MIGUEL ÁNGEL. "Debajo del otoño". En Tierra melancólica. Buenos Arres: Canto, 1943. 330 VíCTOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVll, 2002 cosmovisión poética6 , La escritora concibe el ingreso en la existencia como una caída7 • No se trata sólo de la caída del sujeto humano, sino más bien de una fractura divina: la pérdida de la unidad primordial, la irrupción de 10 absoluto en el tiempo, que ha de concluir en el final de la historia, coondo se "cumpla Dios", y se vuelvan a juntar todos sus fragmentos! . En este contexto, nacer implica una forma de olvido. Al ingresar en la existencia, el individuo pierde casi todas las marcas que atesti­ guaban su filiación divina. En eT relato que oficia de Prólogo, de La oscuridad es otro sol, OIga Orozco señala:

Llegué. Frente al wnbral hay un médano que debe pasar por el ojo de una aguja, y detrás un jardín donde comienzan las raíces de la muerte. Todavía no sé hablar; cuando aprenda, habré olvidado el camino por donde vine9•

El pasaje es complejo desde el punto de vista conceptual. Mani­ fiesta la idea de la existencia como espacio de destierro, dominado por la muerte. Además, señala la valoración de la infancia corno período privilegiado de la vida, próximo al estado de unidad primordial. Final­ mente, exhibe al lenguaje corno una especie de Leteo, que borra las posibles marcas del estado primigenio del yo.

• Para el estudio del sustrato gn6stico de su cosmovisi6n, ver: LoUBET, JORGEUNA. Coordenadas literarias l. Buenos Aires: El Francotirador, 1996; LISCANO, JUAN. Des­ cripciones. Buenos,Aires: Monte Á vila EditoreslEdiciones de la Flor, 1983, pp. 73-102; PIÑA. CRISTINA. "Estudio preliminar". En Páginas de Oiga Orozco seleccionadas por la autora. Buenos Aires: Celtia, 1984, pp. 13-54; TACCONI, MARiA DEL CARMEN. La nostal­ gia del paraíso y otros temas míticos en autores argentinos. San Miguel de Tucumán: Ediciones de la Biblioteca A1berdi, 1985, pp. 19-32; TORRES DE PERALTA, ELBA. La poética de Oiga Orozco: desdoblamiento de Dios en máscara de todos. Madrid: Playor, 1987. 7 En el poema "El adiós", de Los juegos peligrosos, afirma: "[ ... ] Me arrojaron al mundo en mi ataúd de hielo. I Una tierra sin nombre todavía corrió sobre este rostro con que habito en la desconocida: I era la tierra del castigo. I Era la hora en que comienzo a despertar entre los muertos con la evidencia de un anillo roto, I un vestido de momia desprendido de las vendas del cielo I y un espejo de sal donde puede leerse mi destino". OROZCO, OLGA. Los juegos peligrosos. Buenos Aires: Losada, 1962, p. 31. • Ver el poema "Desdoblamiento en máscara de todos", de Losjuegos peligrosos. • OROZCO, OlGA. La oscuridad es otro sol. Buenos Aires: Losada, 1967, pp. 7-8. BAAL. LXVII, 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 331

El olvido '.:xhibe entonces la orfandad espiritual del sujeto, su aban­ dono de ese espacio celeste en común unión con Dios. Se advierte entonces per qué la memoria posee, para la escritora, una función pri­ mordial: y¡acias a ella, el hombre reconoce su vocación celeste e inicia el deseado camino de retomo. Dado que ese vínculo es fundamental para la ¡irndación de la persona, el olvido implica también una forma de degradación. Esta concepción negativa del olvido se expresa en un pa­ saje de Cantos a Berenice:

[ ... ] quien olvida se convierte en objeto inanimado - nada más que en resaca o resto a la deriva - al antojo del caprichoso mar de otras memorias10•

De allí que la memoria constituye el instrumento para recuperar las claves de la propia identidad. Este sentido fundamental asignado al recuerdo se reitera en la obra lírica y narrativa de la autora. En "Lejos, desde mi colina", que abre la colección Desde lejos, la persona se repliega en su interioridad e inquiere por su destino de trascendencia. Presiente la llegada de distintos emisarios que certifican ese destino y, alentado por ellos, elige "lo callado, lo que nace debajo del olvido". Hacia el final del poema, aparece la memoria, testigo fiel de su destino de trascendencia:

Acaso hayas vivido solamente aquello que al arder no deja más que polvo de tristeza inmortal, lo que saluda en ti, a través del recuerdo, una eterna morada que al recibirnos se despide.

Tú no preguntas nada, nunca, porque no hay nadie ya que te responda.

Pero allá, sobre las colinas, tu hermana, la memoria, con una rama joven aún entre las manos, relata una vez más la leyenda inconclusa de un brumoso país 11.

10 OROZCO, OLGA. Cantos a Berenice. Buenos Aires: Sudamericana, 1977, p. 29. IJ ÜRozco, OLGA. Desde lejos. Buenos Aires: Losada, 1946, pp. 11-12. 332 VICTORGUSTAVOZONANA BAAL, LXVU, 2002

Simbólicamente se señala el sentido ascencional atribuido al re­ cordar. La memoria se encuentra en un plano de mayor elevación que el alma, en la medida en que puede estar más atenta a lah visiones del reino. Aparece, además, personificada como "hermana" dd yo. Guar­ da el relato fundacional sobre su procedencia de un remoto y "brumo­ so país". Relato olvidado en el peregrinaje terrestre de la persona. La pertenencia al ámbito de trascendencia es una prerrogativa de todos los hombres. En la elegía "Cuando alguien se nos muere", dedicada al poeta Eduardo Jorge Bosco, OIga Oro~expresa su concepci6n de la anámnesis como instancia para recuperar las visiones de la vida definitiva:

[oo.] porque no es el recuerdo del pasado dispersos ademanes -hojarascas y ramas que encendemos para llorar al humo de una lánguida hoguera-, sino fieles señales de una región dormida que aguarda nuestro paso con las huellas de antaño suspendidas como eternos ropajesl2•

La escritora se opone a una concepción del recuerdo como simple recurso consolador. En el pasaje citado, esta oposición es marcada mediante la antítesis y las metáforas que representan los modos de entender la evocación. Comprendida como anámnesis, la memoria de la persona amada no rescata la superficie de su ser, sino su meollo. De allí que el dolor provocado por la muerte sea profundo y sólo se calme, como se señala hacia el final del poema, con el encuentro definitivo de los amigos, cuando ambos alcancen la vida verdadera.

4. La memoria como espacio de almacenamiento Las referencias a la memoria y a su papel en la revelación de las claves trascendentes del yo se manifiestan ya en el primer volumen poético de la autora. Esta concepción se consolida en libros posterio­ res. Junto a ella se desarrollan imágenes de carácter tradicional que expresan su función de almacenamiento de las experiencias pasadas. Entre ellas, las del tapiz, el recipiente y el palacio\3,

12 OROZCO, OLGA. Desde.... p. 82. " La primera es de raigambre romántica. Aparece en la especulación de Carl Gustav Carus, por ejemplo. DRAAlSMA, D. Las metáforas.... p. 103. En el caso de OIga Orozco, se trata de una imagen que aparece en forma ocasional. Por ejemplo, en el BAAl., LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 333

En la obra de OIga Orozco, la visión de los vastos palacios de la memoria asume la impronta de una torre. Con este símbolo, la escrito­ ra señala la acción consciente del recordar y la función constructiva del propio sujeto en la organización de sus evocaciones. Esta metáfora se despliega y combina magistralmente con otras en el poema "En donde la memoria es una torre en llamas", de Los juegos peligrosos. Junto a la cartomancia, los juegos frente al espejo, los juegos de asunción de otras personalidades, el sueño y la poesía, la rememora­ ción constituyen un ')uego peligroso". La escritora establece, desde el título, un vínculo imaginario con el arcano mayor XVI del Tarot. El simbolismo de la carta es el siguiente: en el centro se eleva una torre de color carne; su remate, en forma de corona con cuatro almenas doradas, es partido por un rayo (dorado) y se derrumba hacia el costa­ do izquierdol4• Dos personajes caen precipitados a la tierra, cada uno hacia un costado de la torre. El cielo del fondo está cubierto por treinta y siete esferas: trece rojas, trece blancas y once azules. El color carne de la torre indica que se trata de una construcción humana. Mediante la construcción de la torre, el hombre intenta ascender al cielo y perpetuarse en sus obras. El rayo dorado representa el castigo divino de estas pretensiones. Como puede advertirse, el emblema se relaciona con el episodio bíblico de la torre de BabePs. Para G. Durand, el desprendimiento de la parte superior de la torre representa un corte con el pasadol6• La torre es, por lo tanto, el núcleo del pasado que se destruye parcialmente y cambia. Los personajes que caen se sumergen en el cambio de los acontecimientos presentes y futuros. Al caer pier-

poema, "Variaciones sobre el tiempo", de Mutaciones de la realidad (1979) y en otros textos. Por ello, no le dedico un desarrollo especial a esta imagen. Las otras dos son, corno ya se observó, de filiación platónica y agustiniana. ,. Para el análisis del simbolismo del emblema, me baso en CHEVALIER, lEAN y A1..AJN .GHEERBIlANT. Dictionnaire des symboles. Paris: Robert Laffontllupiter, 1982; CIIlLOT, JUAN-EDUARDO. Diccionario de símbolos. Barcelona: Labor, 1992; DURAND, Gu.sERT. Tarot. Reflejos del alma. Buenos Aires: EDAD, 1992. u CIIlLOT, J. E. Diccionario ... "DuRANo. G. Tarot ... 334 VíCTOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVU. 2002 den algunos vínculos con el pasado. Pero los pueden recuperar si reconstruyen la torre y reinician el ciclo!7. Estos valores simbólicos establecen un marco interpretativo ya que las nociones de construcción y ascenso se manifiestan imaginariamente en todo el poemal8• En la primera estrofa, la escrito­ ra destaca la condición de la memoria como ámbito construido esfor­ zadamente por el yo para remontar la caída:

No, ninguna caída logró trocarse en ruinas porque yo alcé la torre con ascuas arrancadas de cada infierno del corazón. Tampoco ningún tiempo pronunció ningún nombre con su boca de arena porque de grada en grada un lenguaje de fuego los levantó basta el cielol9•

En el pasaje se recupera una valencia presupuesta en el simbolismo de la torre: la protección. La memoria le ofrece una defensa contra la "boca de arena" del tiempo ya que atesora los bienes heredados en la filiación original y los adquiridos durante la existencia. De acuerdo con la tradición de la mirada interior, aparece un personaje (persona interior/yo) que recorre el espacio íntimo de la memoria para rescatar y ordenar los recuerdos20• A veces es el propio sujeto lírico. Otras, aparece bajo la investidura de figuras literarias tradicionales. En la segunda estrofa, por ejemplo, el personaje adopta la máscara de los ángeles custodios del Edén (Génesis 3,24) o, tal vez, la del ángel portero del Purgatorio en La divina comedia ("Purgato­ rio", canto 9, vv. 103-132):

17 J. Chevalier y A. Gheerbrant destacan que los personajes caen indemnes. Por esta raz6n, el emblema puede relacionarse también con el mito de Slsifo. Ver Dictionnaire des ... \8 Los valores asignados al arcano se relacionan con la función de la memoria en la constituci6n del sujeto. Como señala Paul Ricoeur. la memoria asegura la continui­ dad de la persona a través del tiempo Y. de ese modo. consolida la identidad del yo. RICOEUR. P AUL. La Mémoire ...• p. 116. 19 OROZCO, OLGA. Losjuegos peligrosos...• p. 57. 10 RICOEUR. PAUL. La Mémoire ...• p. 117. BAAL, LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE aLGA OROZCO 335

Nadie se mueve aquí. Una criatura vela envuelta entre sus plumas de ángel invulnerable jugando con ayer convertido en mañana. Vuelve a escarbar con UD trozo de espejo los terrenos prohibidos, la oscuridad sin nombre todavía, para entregar a cada huésped la llave al rojo vivo que abrirá [cualquier puerta hacia este lado, una consigna de sobreviviente y las semillas de su eternidad -UD áspero alimento con UD sabor a sed que nunca cesa-21 •

La persona interior aviva las imágenes evocadas mediante las condensaciones temporales (''jugando con ayer convertido en maña­ na"). Permite su ingreso a la cámara de la memoria, concebida en el fragmento como un simulacro de la existencia terrena. Por ello el ángel abre las puertas "hacia este lado" de la vida y otorga a los ingresantes su señal de filiación divina. En la tercera estrofa, el depósito de la memoria se transforma en un laberinto. Esta forma de figuración se encuentra también presu­ puesta en la imagen de la torre. La modificación del espacio le permi­ te a OIga Orozco modificar la representación del personaje. Éste asu­ me ahora el papel de Ariadna:

Nadie se pierde aquí. A la entrada de cada laberinto la adolescente aguarda con un ovillo sin fm entre las manos. Otra vez del costado donde perdura el eco. una vez más del lado que se abre como un faro hacia la soledad, hay UD hilo que corre solamente desde siempre hasta nunca, que ata con unos nudos invencibles las ligaduras de la separación22 •

El hilo que entrega Ariadna permite representar otra función del principio activo de la memoria: establecer relaciones entre los diver-

21 ORozco, OLGA. Los juegos.... pp. 57-58. El juego transtextual con el episodio de La divina comedia es más explicito ya que aparecen elementos figurativos comu­ nes, por ejemplo, la mención de la puerta, de las llaves y la actividad del ángel que signa a cada ser que penetra en el recinto custodiado por él. 21 ÜROZCO, ÜLGA, Losjuegos...• p. 58. 336 VÍCTORGUSTAVOZONANA BAAL. LXVU, 2002

sos recuerdos almacenados. Relaciones que le permiten al sujeto no perder nada. Un sujeto que no pierde sus posesiones, pero que tampo­ co se pierde en las cámaras del laberinto. Conviene recordar que una de sus finalidades consiste en proteger un centro primordial o sagrado. La mención del laberinto y de Ariadna refuerza entonces la concep­ ción de la memoria como espacio de protección23 • En la cuarta estrofa, la voz enunciadora asume la acción de la persona interior:

Nadie sale de aquí. Yo convierto los muros en ansiosas hogueras que alimento con sal de la nostalgia, con raíces roídas hasta el frío del alma por la intemperie y el destierro. Yo cierro con mis ojos todas las cerraduras. No hay grieta que se entreabra como en una sonrisa para burlar la ley, ni tierra que se parta en la vergüenza, ni un portal de cenizas labrado por la cólera, el sueño o el desdén. Nada más que este asilo de paso hasta el final, donde siempre es ahora en todas partes al sol de la vigilia, donde los corredores guardan bajo sus alas de ladrones de [adiós a todo mensajero del destino, donde las cámaras de las torturas se abren en una escena [de dicha o de infortunio que ninguna distancia consigue restañar, y por cada escalera se asciende una vez más hasta el fondo de la misma condena24 •

La memoria se transforma ahora en cárcel -tercer ámbito presu­ puesto en la imagen de la torre-o Y el personaje interior de la memoria adopta los papeles de carcelera y de hechicera que aviva el fuego del recuerdo "con sal de la nostalgia" y "con raíces roídas hasta el frío del alma por la' intemperie y el destierro"2s.

23 Además, de acuerdo con 1. Chevalier y A. Gheerbrant, la acción de penetrar en el laberinto puede simbolizar un viaje iniciático hacia las profundidades del yo, en donde se encuentra la clave de la identidad. El hilo de Ariadna' puede entenderse como la guía que la memoria ofrece al yo para emerger de su viaje interior. Ver Dictionnaire ... , p. 555. 24 ORozco, OLGA. ÚJsjuegos ... , pp. 58-59. 2S La imagen del yo que, al oficiar de principio activo memorístico adopta el papel de una hechicera, reaparece en el poema "Balada de los lugares olvidados", de La noche a la deriva: "¿Porque quién sino yo les cambia el agua a todos los recuer- BAAL, LXVII, 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE aLGA OROZCO 337

De este modo, el desarrollo de la metáfora de la torre se efectúa gracias a las transformaciones de la memoria como espacio y del yo interior operante en ellos. Este procedimiento se subraya, además, mediante las estructuras anafóricas y paralelísticas que encabezan cada estrofa. Revivir lo muerto, recuperar lo perdido, concentrar y encerrar lo disperso. La memoria recupera los tiempos perdidos, las máscaras del yo y de los otros. Se trata de una forma de redención, de triunfo frente al tiempo mediante una memoria que respeta el dinamismo propio de los seres redimidos. CoIiviene recordar que, para OIga Orozco, la memoria "no es un museo de cera"26. No se trata de una memoria fotográfica, que recorta y fija 10 vivido. Al respecto subraya en la conferencia "Tiempo y memoria":

y o no tengo archivos mentales como el de Funes, ni recuerdo, por más que me esfuerce, días en los que no me sucedió ni me impresionó algo. Tengo más bien viveros o almácigos que perduran, proliferan y se multiplican conmigo, como si tuvieran su propio instinto de conser­ vación. Esa memoria cuya acción es incesante y circular, [ ... ] cs la que elijo. No es entonces esa melancólica añoranza de brazos caídos que llamarnos nostalgia, sino una memoria viviente y ávida, que se encarna y reencarna para descubrir, para perseguir significaciones como por primera vez. Mis recuerdos no son ausencias que vuelven a ser presencias, como una sombra calcada, como un hueco grabado, como una proyección incesante, pero inmóvil, mecánica, semejante a las de la linterna mágica o a las de esas fotografias de las que habla Roland Barthes en La cámara lúcida y que son como intrusiones de la mente en una realidad efervescente. [ ... ]27. dos? I ¿quién incrusta el presente como un tajo entre las proyecciones del pasado? I ¿Alguien trueca mis lámparas antiguas por sus lámparas nuevas? 11 Mis recuerdos más bellos son sitios solitarios a los que nadie va I y en los que sólo hay sombras que se animan cuando soy la hechicera". ÜROZCO, OLGA. La noche a la deriva. México: FCE, 1983, p. 25. 16 Oaozco, ÜLGA. "No han cambiado y son otros". En La noche a la deriva ... , p. 32. 17 ÜRoZCO, OLGA. "Tiempo Y memoria". En Actas del VI Congreso Nacional de Literatura Argentina. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 1993, pp. XI-xvm. La referencia corresponde a la p. XIV. Las cursivas son de la autora. 338 VICTOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVn. 2002

La memoria orozquiana respeta el dinamismo inherente de los seres evocados. Por esta razón, la imagen de la torre en llamas se despoja de ciertas valencias simbólicas del emblema del Tarot. La llama mantiene la temperatura afectiva necesaria para el vivero memorístico. -Así, ampara los recuerdos del olvido. La lucha entre memoria y olvido aparece representada en la penúltima estrofa del siguiente modo:

Ésta es la torre en llamas en medio de las torres fantasmas del invierno que huelen a guarida de una sola estación, a sótano cerrado sobre unas aguas quietas que nadie quiere abrir. A veces sus emisarios vienen para trocar cada cautivo ardiente [por una sombra en vuelo. Entonces oigo el coro de las apariciones. Llaman ávidamente igual que una campana sepultada. Zumban como un enjambre elaborando para mi memoria [un ataúd de reina helada en el exilio28 •

Esas ''torres fantasmas del invierno" son las guaridas del olvido y de la muerte. Desde ellas parten los emisarios que buscan las posesio­ nes de la memoria. La escritora contrapone, en el pasaje, el símbolo ígneo del recuerdo y la vida ("cautivo ardiente") a los del olvido y la muerte ("invierno", "sótano", "aguas", "sombra en vuelo", "campana sepultada", "ataúd de reina helada en el exilio"). La lucha denodada de la anámnesis es también una lucha por la vida29•

5. La irrupción súbita del recuerdo Aunqué el recuerdo tiene una función capital en la constitución de la persona, y aunque el yo se esfuerza por erigir la torre en donde se resguarden las visiones que hacen a su identidad, la acción evocadora

28 Los juegos peligrosos... , p. 59. 29 Con referencia a este vínculo, señala la escritora en la conferencia "Tiempo y memoria" (p. XVIII): "Yo. creo que hasta la larga vida parece una persistencia, una obstinación de la memoria, porque el mismo impulso que nos lleva a querer vivir siempre es como una avidez de nuevas memorias y un deseo de confrontación. Estoy segura de que la inapetencia de memoria produce el desgano de vivir". BAAI.. LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 339

no se realiza siempre de un modo consciente. A veces, es el resultado de un encuentro casi fortuito. Las imágenes del pasado asaltan al yo, lo acosan constantemente. Cada persona lleva su territorio de recuer­ dos en las capas profundas de su personalidad, y él aflora a partir de una circunstancia insignificante e impensada. Este modo de concebir la memoria aparece de manera predominante a partir de Mutaciones de la realidatP°. Se representa mediante una figuración obsesiva. De una pared, mágicamente, irrumpen las proyecciones fantasmáticas del pasado:

Enmascarado días y días por las mareas de la luz surge a veces de pronto desde el fondo de una pared cualquiera ese reino de sombras al acecho que va y viene corunigo. Entonces, como si rebalsaran la memoria, como si fueran parte de un tapiz ya colmado que se rehace indefinidamente, aparecen imágenes inacabadas, fulgores imprecisos, cambios que se asemejan a un muestrario de nubes o al juego de las figuras emboscadas en el dibujo del follaje [ ... pl.

Tal como se observa en el pasaje, la irrupción es provocada por el desborde de la capacidad de almacenaje de la memoria. A partir de Mutaciones ... , la acción del sujeto sobre sus recuerdos se ve amenaza­ da por la acumulación de imágenes y por la combustión interna de ellas. Incluso se observa que la nitidez de esos fantasmas del pasado se vuelve más difusa. A la seguridad de un yo que afirma no perder ninguno de sus recuerdos y que se comporta como hábil ordenador de éstos, le sigue el reconocimiento de una imposibilidad actual: la de

3. Por ejemplo, en poemas como "Brillos, soplos, rumores" y "Bloques al rojo, bloques en blanco". 31 "Surgen de las paredes". En La noche a la deriva ... , p. 13. Una irrupción similar se observa en "El cerco de tamariscos", tcxto que sirve de introducción al v~lumen También la luz es un abismo: "Una llave abre el panel del muro. Es la ~sma llave que abre de par en par las puertas del insomnio, y entonces aparecen lejanas ciudades, viajeros desconocidos, carruajes, epidemias y naufragios que inva­ den el recinto donde estoy. Pero quienes me visitan con mayor frecuencia son perso­ nas y mapas que se asemejan a un trozo de mi destino". También la luz es un abismo. Buenos Aires: Emecé, 1995, p. 9. 340 VlcrOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVII. 2002 dominar ese bagaje de imágenes pasadas. El olvido es casi imposible, ya que los recuerdos acompañan inexorablemente a la persona. Sin embargo, no pueden ser dominados por la hechicera y aparecen sorpresivamente. En el pdsaje, la imagen de la pared es polisémica. OIga Orozco asigna a las paredes o muros el valor simbólico de separación de los reinos celeste y terrestre32 • De allí que los recuerdos, especialmente los de las personas amadas ya fallecidas, aunque surgen de las profun­ didades del yo, se asumen tamoién como seiiales de emisarios del reino celestiaP3.

6. La fractura de la memoria La idea de una memoria que padece el asalto de los recuerdos sobre el yo por saturación sufre una importante transformación en el último libro de poemas, Con esta boca, en este mundo. El volumen atestigua el pasaje de la escritora por un periodo especialmente doloroso:

[ ... ] es un libro duro. Fueron cuatro años terribles ésos. Está escrito con pérdidas y ausencias, como sobrepasando el momento del grito. No lo escribí con el grito, lo escribí después. El grito lo dieron muy bien los griegos. Pero como hay una cosa de fe última, no es un camino cerrado. En fin, es el ritmo que una ha tenido entre azares y desdichas34•

La evocación parece no compensar el dolor por la ausencia de los seres queridos. Incluso ese mismo dolor toma por momentos imposi-

32 Ver, por ejemplo, el poema "Muro de los lamentos". En En el revés del cielo. Buenos Aires: Sudamericana, 1987. 33 Cuando las imágenes que asaltan al sujeto corresponden a los seres tutelares del clan familiar (la madre, la abuela o el padre), la irrupción es sorpresiva, pero posee un carácter consolador. Tal como se manifiesta, por ejemplo, en el poema "No han cambiado y son otros", de La noche a la deriva. 34 COLOMBO, MARÍA DEL CARMEN; PAllUCIA SOMOZA y MÓNICA 'fRACEY. "Boca que besa no canta". En Último Reino. Revista de Poesía. Año 16, n." 22/23 (dic. 1994), pp. 10-18. La referencia corresponde a la p. 17. María Rosa Lojo ha advertido en una primera lectura esta condición del libro: "Destaca, en relación con libros anteriores, la instalación de ese drama, de esa agonía (en el sentido etimológico del término) en la escena de lo cotidiano [oo.]". Ver su reseña "Dones de la gran poesía cósmica". La Nación, suplemento "Cultura", Buenos Aires, 10 de julio de 1994, p. S. BAAL. LXVU, 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 341 ble el recuerdo3s, Así se observa, por ejemplo, en el poema "Relato en un vitral". La escritora constata el triunfo del tiempo y del olvido:

Se rompió de una vez el afiebrado vitral de tu recuerdo. En menudos fragmentos cayó como el granizo rebelde nuestra historia desde un alto verano hasta la alcantarilla de los sueños. Fue imposible rehacer ese relato, disputarlo a la arena, lograr que coincidieran las miradas, los colores, los tiempos. Nada volvió a su siempre, a su errante sopor. [ ... ]36.

La memoria no reaviva, ni recupera, ni contiene. Parece haber perdido sus poderes frente a la acción del tiempo. Se alude en el pasaje a la imposibilidad de efectuar la condensación temporal que permitía antes actualizar el pasado, hacer coincidir los tiempos, volver las cosas a su siempre. En el poema "Andelsprutz", de Las muertes, OIga Orozco había definido a la memoria como "la pequeña eternidad que el hombre crea para sus propias muertes"37. En "Relato en un vitral", esta "pequeña eternidad" es imposible de construir. Paralelamente a la dificultad de recordar, se observa una devaluación de la naturaleza de las representaciones almacenadas en la memoria. Éstas devienen "rastro" o incluso "silencio", "confusión", "residuo" , "es- plendor trizado". La anámnesis pierde su capacidad de protección. Sus operaciones afectan ahora negativamente a la persona porque avivan el dolor de la ausencia. La memoria no es más espacio de reencuentro. Por el contrario, el recuerdo subraya la experiencia de la separación. Esta insuficiencia se manifiesta de un modo más explícito en la elegía "En la brisa, un momento", dedicada a Valerio Peluffo. Me­ diante el tópico de la imposibilidad de consuelo, OIga Orozco destaca esta nueva condición dramática de una memoria que no reanima ante la pérdida:

]S Conviene destacar que, en este libro, se manifiesta insistentemente la ausencia de Valerio PelutTo, esposo de OIga Orozco. Por ejemplo, en la portada, que reproduce un dibujo realizado por ambos, titulado Cadáver exquisito. Y también en los poemas "Relato en un vitral"; "En la brisa, un momento" y "Para que vuelvas". 36 ORozco, ÜLoA. Con esta boca, en este mundo. Buenos Aires: Sudamericana, 1994, p. 39. 37 OIlOZCO, ÜLoA. Las muertes. Buenos Aires: Gulab y Aldabahor, 1951, p. 38. 342 vtCTOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVII, 2002

Aléjate, memoria de pared, memoria de cuchara, memoria de zapato. No me sirves, memoria, aunque simules este día. No quiero que me asistas con mosaicos, ni con palacios, ni con catedrales. [00 .]38.

La actual futilidad de la anámnesis se refleja en la degradación calificativa. En Con esta boca, en este mundo, se ha producido un cambio fundamental con respectQ a la figuración literaria de la memo­ ria. Ya no se presenta como torre en llamas. Su personaje interior ordenador no aparece como ángel, Ariadna o hechicera. Frente a estos posibles modos de representación, aparece ahora, en el poema "Se levanta en la noche y anda", la investidura de la "nodriza loca". El cambio figurativo se funda en el sentimiento doloroso de la ausencia. La escritora efectúa una escenificación del proceso memorístico. Pre­ senta a la memoria en acción:

'Ojalá te comieran el corazón los perros todavía, bien lejos, amor rnio, los perros en la noche que te apartó de rni'. ¿Quién maldice en voz baja? ¿Quién susurra como nodriza loca entre los aleteos de la oscuridad? Es alguien que se levanta a tientas y empieza a caminar entre los nmertos; alguien que roza un trapo o que pisa.una sombra con un escalofrío. El lugar está lleno de trastos, de alimañas y de polvo insistente [por todos los rincones. No hay sitio ni para una moneda por aquí. Pero ella vuelve del revés de los días, revisa los agujeros de las noches hasta el vacío del fInal. Una vez más aún, una vez más busca entre vidrios rotos la llave del error, entre cuentas vencidas la cifra del fracaso, entre ataduras sueltas el nudo del adiós. [ ... ]39.

La búsqueda ya no resguarda de la separación. Por el contrario, la confirma en "la llave del error", "la cifra del fracaso", "el nudo del

JI Con esta boca ... , p. 66. 39Con esta boca ... , p. 55. BAAL. LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 343 adiós". En los libros anteriores, la memoria aparecía como simulacro de eternidad porque reunía lo disperso en el presente constante de la evocación. En éste, se revela su impostura: tanto "Relato en un vitral" como "Se levanta en la noche y anda" presentan a la memoria como un espacio hostil, "lleno de trastos y alimañas", y a los recuerdos almacenados en forma desordenada, sin posible relación entre ellos. El hilo de Ariadna se ha cortado. El caos de la memoria simboliza la experiencia de la disgregación de los seres queridos en el momento actual de la propia vida. Seguidamente a la presentación de la memoria errática, la escrito­ ra la interpela mediante un apóstrofe que oficia de leitmotiv del texto. La progresión de estos apóstrofes diseña la arqueología de la anámnesis, que se presenta según fue:

[ ... ] ¡Ah, memoria, memoria, cuando apilabas sólo encantamientos de hoy para mañana y después [de mañana, y tenías las manos fervorosas y los ojos de transparente miel! [ ... ]40.

Conviene notar que la escritora hace referencia a las imágenes precedentes de la memoria como hechicera y como pálida adolescente que rescata los recuerdos con su hilo. Luego, describe su lastimosa apariencia actual: "[ ... ] ¡Ah memoria, memoria, I tienes las manos frías y la mirada oscura de los que vuelven desde nunca!"41. Finalmen­ te, se vislumbra su destino futuro:

[ ... ] ¡Ah memoria, memoria, nos hemos deslizado varias veces por los alrededores de la eternidad, donde alguien nos estará esperando cualquier día 'para después [del mundo', como dijo! [ ... ]42.

Esta progresión alterna con una síntesis de las operaciones de la anámnesis. OIga Orozco evalúa de esta manera sus luchas contra el tiempo mediante las condensaciones de la memoria. Evaluación que se

"Con esta boca ... , p. 55. 4\ Con esta boca ... , p. 56. 41 Con esta boca ... , p. 57. 344 VÍCTOR GUSTAVO ZONANA BAAL, LXVll. 2002 realiza desde un horizonte de experiencias concebido próximo al fin. Un finai deseado, pero implacable. Un final que revela la fatiga del yo:

[ ... ] y así, paso por paso, año tras año, hemos forzado el tiempo reavivlKldo el pasado boca a boca con el vino vertiginoso del porvenir hasta ver el presente posado aquí o allá corno un pájaro ciego. Fue un incesante y arduo traslado subterráneo. Ahora estarnos cerca del fmal, de cara contra el muro que no cede. Han caído ciudades, han pasado dinastías de hormigas. Todos estos escombros han sido removidos, triturados, confundidos, sin ninguna piedad, sin ninguna esperanza. [ ...]43.

El poema concluye en forma cíclica. La escritora vuelve a tomar distancia con respecto a la memoria para presentarla en su errar actual:

[ ... ] Entonces ella se alza entre ráfagas frías y turbios remolinos igual que las mendigas destempladas de los basurales, y tropieza y escarba y maldice tu sombra todavía: 'Ojalá te comieran el corazón, ya frío, los perros en la noche que te alejó de DÚ'44.

"Se levanta en la noche y anda" expresa el desmoronamiento de la memoria como altiva torre en llamas. Revela así la actual intempe­ rie del sujeto. Puede afirmarse que el poema constituye un balance del ciclo memorístico en el universo literario de OIga Orozco. Aparece ahora una trágica lucidez sobre los límites de la memoria y los de sus poderes de condensación temporal. Lucidez que, en el libro, se pro­ yecta tamb,ién hacia la evaluación de los poderes del arte -ese herma­ no gemelo de la memoria en la lucha de OIga Orozco contra los efectos del tiempo-.

"Con esta boca .... pp. 56-57. "Con esta boca ... , p. 57. BAAL. LXVII. 2002 IMÁGENES DE LA MEMORIA EN LA OBRA DE OLGA OROZCO 345

Palabras fmales El reconocimiento de los textos y pasajes de la obra lírica y narrativa de OIga Orozco ha permitido ponderar la gravitación del eje temático de la memoria en su universo literario. Al concebirlo como reminiscencia reveladora de las claves trascendentes de la identidad, el acto evocador adquiere un profundo sentido en la indagación poéti­ ca: constituye uno de los recursos más poderosos en su lucha contra el tiempo. En su trayectoria expresiva, la memoria se representa de acuer­ do con distintas metáforas, algunas de raíz tradicional, que la escritora recrea con maestría: torre, tapiz, vivero, magma del cual surgen los recuerdos espontáneamente, palacio abandonado por el que se despla­ za sin consuelo una nodriza loca son imágenes que permiten expresar el sentido de la memoria en las distintas edades de la vida4s • El tras­ fondo de símbolos tradicionales garantiza la universalidad de la pala­ bra poética. Por su parte, la agudeza del juego de combinación y profundización de las potencialidades expresivas de ese bagaje simbó• lico destaca la originalidad de OIga Orozco. Finalmente, el análisis de "Se levanta en la noche y anda" manifiesta el carácter orgánico de su poesía: las imágenes se recuperan y se evalúan en función del cambio de horizonte que la madUrez de la voz poética conlleva. En estos valores, se funda la proyección de OIga Orozco en el contexto de las letras nacionales e internacionales.

Víctor Gustavo Zonana UNCuyo - CONICET

4S Con respecto a su evolución expresiva, a los cambios y la organicidad de cada libro, OIga Orozco manifiesta: "Logro esa unidad orgánica [de los libros] de la que me habla casi sin proponérmelo. Cada época llega con su corriente, con su marejada de asuntos que se entretejen, como una red, y que terminan por constituir un libro. Mis etapas son lentas, y es lógico que los poemas estén emparentados". MARTÍNEZ CUI1!Ño, LuIS. "Diálogo en La tabla redonda con OIga Orozco". En La tabla redonda. Revista de poesía. Año 1, n.O 1 (dic. 1983), pp. 29-33.

DISCURSO EN EL SEPELIO DEL ACADÉMICO HONORARIO MONSEÑOR DOCTOR OCTAVIO NICOLÁS DERISr

En nombre de la Academia Argentina de Letras y en mi carácter de Presidente de la Corporación, vengo a despedir de "su vida en el tiem­ po", como solía él decir, a Monseñor Dr. Octavio Nicolás Derisi, nues­ tro Miembro Honorario y Decano de los integrantes de nuestra Casa. Según una saludable práctica de la mayoría de las academias de la lengua española de Hispanoamérica -y aun de la francesa, entre otras-, en el seno de nuestro Cuerpo pleno, desde su fundación, siem­ pre sé eligió para integrarlo a un intelectual y hombre de pluma del ámbito eclesiástico. El primero que aportó desde sus muchos saberes fue Monseñor Gustavo Franceschi. Su mismo sitial fue ocupado, a partir de su designación, ellO de junio de 1976, como Miembro ~e Número, por Monseñor Derisi. El sillón lleva el nombre del beneméri­ to franciscano fray Mamerto Esquiú, de quien hizo un ceñido, cálido y fraternal elogio Monseñor Derisi en el acto de incorporación. Monseñor sucedía en esa breve sede a un amigo personal suyo, el estimado don Leónidas de Vedia, a quien el académico prelado asistió cristianamente en su tránsito, como lo recordó en alguna ocasión. Monseñor Derisi fue recibido en la Academia por otro amigo y cola­ borador en uno de los más altos logros fundacionales del flamante académico, la Universidad Católica Argentina, don Ángel José Battistessa. Mi maestro don Ángel le tenía un afecto y respeto muy fuertes, y el nombre y las obras de Monseñor surgían de continuo en nuestras conversaciones semanales de poscátedra .

• Pronunciado en el entierro del académico, en la Catedral de La Plata, el sábado 26 de octubre de 2002. 348 PEDRO LUIS BARCIA BAAI., LXVII. 2002

Cuando se incorporó a la Academia, habló sobre "La Palabra", (Boletín, XLII, n.o 163-164, 1977, pp. 7-16), breve y sugestivo título tras el que expuso el esquema de lo que fue, un año más tarde, todo un libro. En sus palabras liminares, Monseñor Derisi ofreció, in nuce la esencia de un hondo y meditado ensayo. La disertación de Monseñor Derisi comó' recipiendario muestra, para quien no conozca su obra, todas sus características como escritor y pensador. En primer lugar, el orden de la disposición de su materia, esta vez, en cuatro apartados: I) La palabra en Dios, II) Del Ver1?.o imparticipado al Verbo participado, III) La palabra humana y N) El verbo personal de Dios en el hombre. A propósito de este rasgo de su fisonomía intelectual, siempre lo vi como un Midas del orden: 10 que toca~a se situaba en su justo sitio, y todo se disponía por grados y escalas. El encamaba el dicho Sapientia est ordinare. Una segunda constante de su modalidad discursiva es el asociar los planos de lo humano y lo trascendente, en constante es­ fuerzo de religamiento. Un tercer rasgo es la atención y proyección sostenida en sus reflexiones al campo de la cultura. Y una cuarta nota propia es la apelación a las Sagradas Escrituras, que asocia de manera fluida y adecuada a sus consideraciones, enriqueciendo las letras con pasajes del libro de los libros. En aquella conferencia inaugural de su condición de académico, supo recordar un ensayo que aún permanece inédito entre los muchos papeles del doctor Battistessa: "La poesía de la celebración de san Francisco de Asís a Claudel", que explora desde el "Canto a las cria­ turas" hasta la obra del gran poeta francés, pasando aun por autores no cristianos, como el caso de Rainer María Rilke, quien habla de la función del poeta en un notable soneto que comienza:

Celebrar, esto importa. Para ello elegido surge como la gema de las piedras calladas. Su corazón, efunero lagar irreprimido que da un vino infinito al hombre en sus jornadas ...

Entonces, allegó Monseñor Derisi los versos de alta cetrería -caza de altanería a lo divino- de la ''Noche oscura", de san Juan de la Cruz, límite de la palabra humana, y trajo a mención el mayor ensayo de estética compuesto por un argentino: Descenso y ascenso del alma por BAAL, LXVll. 2002 DISCURSO EN EL SEPELIO DE OCTAVIO NICOLÁS DERISI 349 la belleza, de Leopoldo Marechal. El prelado le había destinado una adensada recensión al librito del poeta, precisamente en nuestra Revis­ ta Eclesiástica de La Plata, en el mes de julio de 1940 (pp. 537-539). Pero además, rescató un olvidado ensayo marechaliano "La contem­ plación poética" (La Nación, domingo 9 de septiembre de 1941), que sin duda guardaba recortado en alguna de sus carpetas de trabajo. Me resulta grato evocar ahora esta confluencia de Monseñor Derisi con Battistessa y Marechal. En nuestra Academia, Monseñor Derisi aportó su autorizada opi­ nión en tomo a los aspectos léxicos de las ciencias sagradas, de la teología y de la filosofía; además, claro, de su criterio ponderado y sensato que lo caracterizó toda su vida y su voluntad dialogal de tender allegamientos entre quienes disputan. Sorprende cómo un hombre de gestión intensa y permanente como lo era se hiciera tiempo para sus clases, conferencias y para la compo­ sición de esa vastísima obra escrita que nos ha legado. Sólo quisiera recordar de ella algunos de sus muchos trabajos dedicados al arte, a la estética y a la literatura y a la poesía. Sus libros: Arte cristiano (1946), Lo eterno y lo temporal en el arte (1968), el mencionado sobre La Palabra (1978); sus varios artículos, para dar un muestreo de sus muchas atenciones y preocupaciones: "El cristianismo en la poesía de Víctor Rugo", en su época de colaborador de Criterio (septiembre de 1935, pp. 85-87 y octubre, pp. 197-109), donde comentó libros recien­ tes, tales como Filosofia y poesía y Arte y escolástica, de Jacques Maritain; "Carta a Ernesto Sábato sobre Hombres y engranajes" (Sapientia, VII, 1952, pp. 137 Y ss), "Jubileo literario de Rugo Wast" (Sapientia, X, 1955,290 Y ss), o la valiosa recensión de la vasta obra de Charles Moeller, Literatura del siglo xx y cristianismo (Sapientia, 1960, pp.l63 Y ss), o el meduloso ensayo "Arte y poesía", en la mencionada Revista Eclesiástica platense. Su labor como traductor también aportó lo suyo, como con Situa­ ción de la poesía, de Raissa y Jacques Maritain. Labor en que lo secun­ dó su amigo y estrecho colaborador Monseñor Guillermo Blanco. Me conmueve evocar a Monseñor Derisi, con su animada capaci­ dad de entusiasmo -dando al vocablo toda su dimensión etimológica• y de constancia inigualada en pro de las empresas en las que se empe­ ñaba y siempre con notable concreción. Sus viajes semanales por sus 350 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002

cátedra$, entre Buenos Aires y La Plata; y aquí, entre la Universidad Nacional, donde fundó el Instituto de Filosofía y la Revista de Filoso­ fía, y el Seminario, uno de sus grandes afectos. Recién llegado de mi provincia a estudiar en La Plata, conocí a Monseñor como profesor en un curso de "Introducción a la Filosofla" que dictaba para la comunidad estudiantil, casi toda del interior. Su palabra oral era más llana y accesible que la escrita, y lucía más despo­ jada de los tecnicismos de la escQ!..ástica y de los latinismos específicos. Recuerdo el enorme esfuerzo -o tal vez, no, y fuera para él espontán~ para allanarnos el camino en la lucubración, en medio de los conceptos, para lo que tomaba ejemplos de la vida cotidiana y, aun, a algunos compañeros como sujetos de ejemplificación. También recuerdo cuan­ do me obsequió la colección completa de esa notable revista de los Cursos de Cultura Católica que fue Ortodoxia y donde hallé, por vez primera en mis lecturas, algunas firmas y temas que se me harían habi­ tuales en el futuro. Y, por fin, recuerdo haber oficiado como acólito en las misas que, de cuando en cuando, por ausencia obligada del sacerdote a cargo de la comunidad universitaria estudiantil, oficiaba en el Colegio de la Misericordia. Me llamaba la atención entonces, la concentración profunda en que se sumía en el momento de la consagración de las Sagradas Materias, como aislado por completo de lo circundante y como suspendiéndose en su acción de gracias final. En su discurso de recepción, dijo:

Solo el hombre es el ser que ha recibido de Dios el don inapreciable de la palabra, capaz de preguntar y de de-velar el ser o palabra consti­ tutiva de las cosas pronunciadas por Dios en lo más íntimo de ellas, y el don de la palabra y de la libertad para continuar la obra de la Palabra creadora de Dios en el mundo y constituir así el mundo propio de la persona humana, que es la cultura.

Monseñor Derisi cumplió con esta redención de las realidades culturales desde la Palabra y por medio de su palabra humana, que fue sapiente, iluminadora y pontonera. El Señor 10 ha recibido en su seno y ahora, merecidamente, está frente a la Palabra. Que descanse en paz, querido y respetado Monseñor Derisi.

Pedro Luis Barcia CONTRIBUCIÓN A LA BIDLIOGRAFÍA DE MONS. OCTAVIO N. DERISI (1907 -2002)"

La constitución esencial del sacrificio eucarístico de la Misa. Buenos Aires: Tall. Gráf. Guadalupe, 1930.208 p.

Concepto de la filosofía cristiana. Buenos Aires: Gotelli, 1936. [2.a ed. Buenos Aires: Cursos de Cultura Católica, 1943. 167 p.; 3.a ed. Buenos Aires: Club de Lectores, 1979. 165 p.].

La estructura noética de la sociología: ensayo de crítica constructiva acerca de la naturaleza epistemológica de la sociología elabo­ rada en torno a la teoría sociológica de E. Durkheim. Buenos Aires: Cursos de Cultura Católica, 1938. 101 p. [2.a ed.:Esbozo de una epistemología tomista. La estructura noética de la so­ ciología. Ciencia empírica y filosofía natural. Buenos Aires: Cursos de Cultura Católica, 1946. 131 p.].

Filosofía moderna y filosofía tomista. Buenos Aires: C. E. P. A., 1941. 142 p. (Sol y luna). [2.a ed. Buenos Aires: Guadalupe y

• Se excluyen del detalle bibliográfico las contribuciones siguientes: discursos, cursos y articulos publicados en revistas y periódicos. Por otra parte, gran parte de su producción bibliográfica apareció publicada en la revista Sapientia (Pontificia Uni­ versidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires), fundada por M. Derisi en 1946. Para una bibliografia completa de M. Derisi, véase: "La obra escrita de Mons. Dr. O. N. Derisi". En Sapientia. Vol. 35, n.o 137-138 (1980), pp. IV-XXIV. S. E. Monsei\or Octavio N. Derisi fue elegido miembro de la Academia Argenti­ na de Letras en la sesión del 10 de junio de 1976 (Sillón Fray Mamerto Esquiú). 352 BAAL. LXVII. 2002

Cursos de Cultura Católica, 1945.2 vol. (vol. 1,242 p. + vol. 2, 347 p).] Primer Premio Nacional de Filosofía.

Los fundamentos metafisicos del orden moral. Prólogo de Tomás D. Casare'S. Buenos Aires: Instituto de Filosofía, Facultad de Filoso­ fía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1941. 421 p. (Monografías universitarias; 7). [2.a ed. Madrid: Instituto Luis Vives de Filosofía, C.S.I.C., 1952.567 p.; 3.a ed. Madrid: Institu­ to Luis Vives de Filosofía7C.S.I.C, 1969.494 p.; 4.a ed. corro y aum. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, Editorial El Derecho-Universitas, 1980. 504 p.]. Premio Carlos Octavío Bunge (FFyL-UBA). Premio de la Provincia de Buenos Aires.

La psicastenia: génesis y desarrollo, teoría y terapéutica de los escrú­ pulos. Buenos Aires: C. E. P. A, 1941. (Colección Gladium). [2.a ed. Buenos Aires: Grupo de Editoriales Católicas, 1944. 75 p. (Colección Adsum; 16)].

La formación de la personalidad. Buenos Aires: Grupo de Editoriales Católicas, 1941. 78 p. (Colección Adsum; 13).

Lo eterno y lo temporal en el arte. Buenos Aires: C. E. P. A, 1942. 180 p. [2.a ed. Buenos Aires-Barcelona: Emecé, 1967.222 p.].

Ante una nueva edad: reflexiones sobre el momento actual del mundo. Buenos Aires: Grupo de Editoriales Católicas, 1944.61 p. (Co­ lección Adsum; 17).

El llamado' al sacerdocio. Buenos Aires: Editorial Difusión, 1944. [2,8 ed., ibídem, 1953].

"El arte cristiano: consideraciones sobre la situación del arte en el Cristianismo". Separata de Logos. Vol. 4, n.o 7 (1945). 36 p. [Otras ediciones: Buenos Aires: Peuser, 1946; 2.a ed. (1967)].

La doctrina de la inteligencia de Aristóteles a Santo Tomás. Buenos Aires: Curso de Cultura Católica, 1945.302 p. [2.a ed. Buenos Aires: Club de Lectores, 1980.302 p.]. BAAL, LXVU, 2002 CONTRIBUCIÓN A LA BIBUOGRAFiA DE MONS. OCTAVIO N. DERISI 353

«La filosofía del espíritu» de Benedetto Croce. Madrid: Instituto Luis Vives de Filosofía, C.S.I.C, 1947.225 p.

La persona: su esencia, su vida, su mundo. La Plata: Instituto de Filosofía, Facultad de Humanidades y Ciencia de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, 1950. 394 p. (Publicaciones del Instituto. Sección Ensayos; 1).

Filosofía y vida. Buenos Aires: Sapientia, 1955. 66 p. (Colección Horno Viator).

Tratado de existencialismo y tomismo. Buenos Aires: Emecé, 1956. 502p.

Ontología y epistemología de la historia. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, 1958.55 p. [2.a ed. Madrid: Rialp, 1981].

"Introducción a la filosofía y ciencias afines". En Veritas. Vol. 4, n.o 2 (1959), pp. 99-177.

Metafzsica de la libertad. Buenos Aires: Academia del Plata, 1961. 43 p.

Para la constitución de un humanismo auténtico. Buenos Aires: Diagra­ ma, 1962. 62 p.

Filosofía de la cultura y de los valores. Buenos Aires: Emecé, 1963. 330p.

La paz en el pensamiento de Juan XXIII Buenos Aires: Emecé, 1964. 66p.

Actualidad del pensamiento de San Agustín. Buenos Aires: Guadalupe, 1965. 113 p. (El hombre y el tiempo).

El úlíimo Heidegger: aproximaciones y diferencias entre la fenomenología existencial de M. Heidegger y la ontología de Santo Tomás. Buenos Aires: Eudeba, 1968. 111 p. (Ensayos). 354 BAAL, LXVII, 2002

Naturaleza y vida de la Universidad. Buenos Aires: Eudeba, 1969. [2.a ed., ibídem, 1972. 257 p. (Biblioteca del universitario. Te­ maslEducación); 3.8 ed. Buenos Aires: Editorial El Derecho, 1980.288 p.].

La Iglesia y el orden temporal. Buenos Aires: Eudeba, 1972. 219 p. (Biblioteca cultural. Cuadernos; 184).

Esencia y ámbito de la cultura. Buenos Aires: Columba, 1975.72 p. (Esquemas; 117).

Santo Tomás de Aquino y la filosofía actual. Buenos Aires: Editorial de la Universidad Católica Argentina, Universitas, 1975. 506 p. Premio de Consagración de la Provincia de Buenos Aires.

La palabra. Buenos Aires: Emecé, 1978. 294 p.

Esencia y vida de la persona humana. Buenos Aires: Eudeba, 1979. 211 p. (Ensayos).

Max Scheler: Ética material de los valores. Madrid: E.M.E.S.A., 1979. 214 p. (Crítica filosófica; 28).

Vida del espíritu. Buenos Aires: Librería Huemul, 1979. 135 p.

La persona y su mundo. Buenos Aires: Ediciones Paulinas, 1983. 54 p.

La Universidad Católica Argentina en el recuerdo: a los 25 años de su fundación. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, [1983].285 p.

Estudios de metafLSica y gnoseología: I Metafísica. Buenos Aires: Editorial de la Universidad Católica Argentina, 1985.366 p.

Estudios de metafísica y gnoseología: 11 Gnoseología. Buenos Aires: Editorial de la Universidad Católica Argentina, 1985.286 p. BAAL, LXVll, 2002 CONTRIBUCIÓN A LA BWUOGRAFÍA DE MONS. OCTAVIO N. DERISI 355

Cultura y humanismo cristiano. Buenos Aires: Editorial de la Univer­ sidad Católica Argentina, 1986.237 p.

Tratado de teología natural: Dios, su existencia, su esencia y sus perfecciones. Buenos Aires: Editorial de la Universidad Católi• ca Argentina, 1988. 188 p.

La Virgen María: Madre de Dios y Madre de los hombres. Buenos Aires: Ediciones de la Universidad Católica Argentina, 1992. 60p.

ADIÓS AL AMIGO

Jorge Calvetti acaba de partir, dejándonos solamente su cuerpo, porque su alma ya está en Maimara, recuperada a su paisaje nativo. En plena Quebrada humahuaqueña, borrará los años de ausencia sal­ tando y jugando con el mismo entusiasmo de su juventud. Montando obedientes caballos o persiguiendo lagartijas a la hora de la siesta o gozando del aire puro de la noche que, pronto, reinará con sus estre­ llas del tamaño de los cerros. Porque ellas son la ruta del paraíso que ahí comienza. Desde esa felicidad antigua, vino Jorge a Buenos Aires. Otro valle, también de altas torres, lo esperaba. La ciudad lo recibió con igual cariño que a todos los llegados a su casa. Amigablemente. Por algo, su plano catastral tiene la forma de una mano abierta. Aquí tuvo oportunidad de ejercer tareas afines con su natural predisposición de escritor. Trabajó en La Prensa, en la vieja y gloriosa Prensa, como redactor calificado; publicó sus escritos literarios en las mejores revis­ tas del país, fue amigo de los principales hombres de letras, naciona­ les y de afuera. Recibió el halago de los premios y el reconocimiento unánime de quienes lo trataron y se beneficiaron con su enorme bon­ dad. La Academia Argentina de Letras fue su hogar natural; y el reconocimiento de la Real Academia Española, como miembro co­ rrespondiente, una distinción merecida. Siempre su amistad sin fisura fue su distintivo mayor. Pareciera que, entre las montañas del Jujuy nativo y el Buenos Aires de altos edificios, se hubiera trazado una estela fraternal. Un auspicioso arco iris. Esta tarde de noviembre, despedimos su cuerpo que lentamente reencontrará también su tierra original. Allí, en la cercanía del río Grandé, descansará finalmente, junto al cardón adusto y a las ágiles flores que le darán aroma fresco y eterno. También allí, en el portal de los Andes, de Purmamarca hacia Tilcara, las montañas juntarán sus 358 JOSÉ EDMUNDO CLEMENTE BAAL, LXVII, 2002 pliegues en un monumental rezo de piedra. Aquí, nosotros no nos quedamos solos. Tenemos su obra literaria como herencia legada ge­ nerosamente. Sus memorables artículos periodísticos, sus poemas, sus libros, como él mismo los anunció, escritos en la tierra. Ahora ya escritos en el cielo. Por siempre. Si bien .esta tarde despido al amigo en nombre de los colegas de la Academia, también lo hago en el mío. Pronto mi gesto será apenas un "hasta luego", cuando haga mi viaje defmitivo a mi Salta querida y nos reencontremos arriba, en la común transparencia azul de la puna. Nuestro reencuentro durará entoltces el ancho del tiempo infmito. Que es la medida de la amistad.

José Edmundo Clemente PALABRAS PARA JORGE

Como un animal voraz la muérte me anda siguiendo. Voy a entregarle mi cuerpo y voy a seguir viviendo.

Querido Jorge: recuerdo la tarde en que me leíste esta copla que acababas de escribir. Trabajábamos juntos en la redacción de La Pren­ sa, uno al lado del otro, todos los días, compartiendo la primicia de versos propios y ajenos, así como confidencias, tristezas y alegrías. Por esa época, principios de la década del setenta, publicaste tu libro Solo de muerte. En él aparecían, como en casi todos tus poemas, seres y costumbres de tu paisaje jujeño, pero también las eternas perplejida­ des del hombre ante el misterio que nos rodea, especialmente el miste­ rio de la muerte. Ahora ya lo sabes, ya no tienes necesidad de seguir interrogando, como lo seguimos haciendo nosotros. El único consuelo que nos queda a tus lectores y amigos es el que señalaste en tu copla: "Voy a entregarle mi cuerpo I y voy a seguir viviendo". Le has entre­ gado a la muerte sólo el cuerpo y seguirás vivo entre nosotros gracias a la poesía que nos dejaste, esa poesía a la que regresaremos en más de una ocasión para volver a encontramos. Porque como te oí decir más de una vez: "La única muerte es el olvido". Acudo siempre a tus palabras. "¿Qué cosa puede ser un hombre si no es capaz de mante­ nerse en pie sobre su verdad?". Vos permaneciste erguido sobre la verdad y la belleza de los poemas de "Memoria terrestre", "Imágenes y conversaciones", "Solo de muerte" o "Poemas conjeturales"; en los magnífieos cuentos de "El miedo inmortal"; en tus ensayos sobre José Hemández, Juan Carlos Dávalos, Daniel Ovejero y Carlos Mastronardi; así como en la prosa bellísima y tan argentina de "Escrito en la tie- 360 ANTONIO REQUENI BAAL. LXVll. 2002 rra"; obras todas ellas en las que vive la justicia, el amor, la libertad y los sueños. Porque fuiste uno de los grandes poetas argentinos, un poeta que se mantuvo fiel a su raíz provinciana y abierto a la gran cultura universal. Nuestra literatura pierde contigo una voz lírica que perdurará, seguramente, más allá de modas y retóricas cambiantes. Tus amigos pierden a un amigo noble, inteligente, sensible y genero­ so, a un hombre -"a todo un hombre", como diría Unamun

Antonio Requeni PALABRAS DE DESPEDIDA

Al asistir al acto realizado en San Salvador de Jujuy como home­ naje al académico de número D. Jorge Calvetti con motivo del trasla­ do de sus restos, me sentí impulsado a improvisar algunas palabras. 10 hice ante el reclamo de comunes amigos presentes en el Teatro Mitre de esa ciudad, asumiendo asimismo mi condición de académico correspondiente de la misma Corporación. Por ello, al no estar prevista mi intervención, no se fundó ésta en ningún texto escrito anticipadamente, por lo que no puedo reproducir­ lo conforme se me solicita para su registro en esa Academia; trato empero de resumir mis palabras conservando, de ser posible, parecida intención. Recordé, en primer término, mi fraternal amistad con Calvetti; nuestro encuentro en largas tenidas porteñas o en más breves interlu­ dios en viajes por nuestras provincias; reuniones entre poemas y cam­ bios de opiniones que, como él sabía decirlo, podían durar "hasta altas copas de la noche". Después me referí sucintamente a su obra -sobre todo, a su poesía- que creo, y lo expresé de tal manera, es una de las más importantes de las letras argentinas. Concluí con la dedicatoria de un poema que sentí, en ese instante, haberlo escrito como anticipo de mi parte por lo que siempre nos unió y aún nos une al término de nuestras repetidas jornadas. Se titula:

Algunas señales

A Jorge Calvetti. Tantas vidas de nú tengo ya, que soy sólo una parte de nú mismo. 362 RAÚL ARAoz ANZOÁTEGUI BAAL, LXVU, 2002

Así me va quedando su herencia, señales de humo, para construir mi propia mitología sin echar mano a los dioses ya viejas leyendas.

Como acaso se dijo alguna vez: mis cosas están muertas en un país de antaño; pero yo estoy aquí.

Sobrevivo crisis y fracasos, llevo pantalones hechos a la medida de ahora en los que me sostengo no sé por cuántos años.

Es hora entonces de empezar a ordenar nuestros papeles.

Raúl Aráoz Anzoátegui CONTRIBUCIÓN A LA BffiLIOGRAFÍA DE DON JORGE CALVETTI (1916-2002)*

1) Obras Fundación en el cielo. Buenos Aires: Comisión Nacional de Cultura, 1944. 99 p. [poemas]. Premio Iniciación de 1943. Comisión Nacional de Cultura.

Memoria terrestre. Buenos Aires: Editorial Ser, 1948. [poemas). Faja de Honor de la SADE.

Alabanza del Norte. Buenos Aires: Editorial Ser, 1949. [cuentos). Pre­ mio Regional de la Comisión Nacional de Cultura.

Libro de homenaje. San Salvador de Jujuy: Ediciones Tatja, 1957. 58 p. [poemas].

Se excluyen del detalle bibliográfico las contribuciones siguientes: discursos, cursos, artículos publicados en revistas y periódicos, entrevistas y reseñas de libros. Jorge Calvetti publicó numerOsos trabajos en los diarios La Prensa, La Nación, Argentina Libre, Propósitos, entre otros. D. Jorge Calvetti fue elegido miembro de la Academia Argentina de Letras en la sesión del 10 de mayo de 1984 (Sillón Juan María Gutiérrez), y fue vicepresidente de la Corpáración durante tres periodos. Además de los premios citados, recibió la Pluma de Plata del Pen Club, el Gran Premio de Honor de la SADE, el Premio KONEX de brillante por su obra poética y el Premio Esteban Echeverrla, otorgado por Gente de Letras. Su obra fue traducida al inglés, francés, italiano y griego, y figura en numerosas antologías. 364 BAAL, LXVU, 2002

Juan Carlos Dávalos. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas (ECA), Dirección General de Cultura, Ministerio de Educación y Justicia, 1962. 75 p. [ensayo].

Imágenes y c'(mversaciones. Buenos Aires: Sudamericana, 1965.75 p. [poe­ mas]. Segundo Premio Mwlicipal de la Ciudad de Buenos Aires. Premio Fondo Nacional de las Artes. Premio Regional -sección Noroeste- de la Secretaria de Cultura de la Nación.

La Juana Figueroa. Buenos Aires: R. Veroni, 1967. 10 p. [poema]. (El camino a Ocloyas. Temas y autores argentinos; 3) (2.a Edi­ ción 1969).

El miedo inmortal y otros cuentos. Buenos Aires: Sudamericana, 1968. 123 p. (El Espejo). [cuentos]. Otra edición: El miedo inmortal y otros cuentos. San Salvador de Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy, 1997. 105 p. (Arte-ciencia. Jujuy en el pasado). Segundo Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. Primera Men­ ción para el Premio Nacional de Literatura. Premio Pablo Rojas Paz (Consejo del Escritor).

Genio y figura de José Hernández (en colaboración con Roque Raúl Aragón). Buenos Aires: Eudeba, c. 1972 (1973). 183 p. (Biblio­ teca Cultural. Colección Genio y Figura; 26). [ensayo]. Premio Internacional EUDEBA.

Solo de muerte. Buenos Aires: Schapire, 1976. 53 p. [poemas]. Pre­ mio Fondo Nacional de las Artes.

"Tonada del Norte, lejos ... ", en Tiempo de Sosiego. Año 9, n.o 45 (marzo 1978), pp. 1-24. [poemas y prosa]. Número dedicado a Jorge Calvetti.

Cantos para Jujuy. San Salvador de Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy, Dirección de Publicaciones, 1982. [15 p.]. [poemas]. Los poemas pertenecen al Libro de homenaje. San Salvador de Jujuy: Ediciones Tarja, 1957. Edición Homenaje de la Universi­ dad Nacional de Jujuy a Jorge Calvetti. Navidad, 1982. BAAL. LXVll, 2002 CONTRIBUCIÓN A LA BffiUOGRAFÍA DE JORGE CALVETTI 365

Memoria terrestre: antología general. Buenos Aires: Torres Agüero Editor, 1983. 139 p. [poemas-antología].

Poemas conjeturales: 1948-1991. Buenos Aires: Grupo Editor Latino­ americano, 1992. 76 p. (Escritura de Hoy). [poemas].

Escrito en la tierra. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1993. 139 p. (Escritura de Hoy). [cuentos].

A una lejana juventud o entrada en la penumbra: dos sonetos. Buenos Aires: R. Veroni [1996]. [4 p.] (Hojas de Poesía; 4).

Antología poética. Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes, 1998. 109 p. (poetas argentinos contemporáneos; 14). [poemas]. ll) Jorge Calvetti en el Boletín de la Academia Argentina de Letras [BAAL] (yen otras publicaciones de la Academia) a) autor:

"La yegua alazana". En Boletín de la Academia Argentina de Letras. T. 50, n.o 197-198 (1985), pp. 169-172.

"¿Destinación, predestinación?: discurso de recepción del señor aca­ démico Jorge Calvetti". En BAAL. T. 51, n.o 199-200 (1986), pp. 29-52. .

"Homenaje a Borges". En BAAL. T. 51, n.O 201-202 (1986), pp. 335- 336.

"Otro Fernández Moreno". En BAAL. T. 51, n.o 201-202 (1986), pp. 269-273.

"Bernardo González Arrili (1982-1987) [palabras pronunciadas en su sepelio]". En BAAL. T. 52, n.O 205-206 (1987), pp. 257-259. 366 BAAL, LXVII. 2002

"Juan Carlos Dávalos, poeta". En BAAL. T. 52, n.o 205-206 (1987), pp. 319-328.

"Ricardo PalJIla, poeta". En BAAL. T. 52, n.o 205-206 (1987), pp. 369- 379.

"Centenario de La tradición nacional de Joaquín V. González". En BAAL. T. 53, n.O 209-210 "{1988), pp. 471-474.

"Elías Carpena [palabras pronunciadas en su sepelio]". En BAAL. T. 53, n.O 209-210 (1988), pp. 383-386.

"Enrique Banchs [palabras pronunciadas en el Cementerio de la Chacarita]". En BAAL. T. 53, n.o 209-210 (1988), pp. 417-419.

"Evocación de Bartolomé Hidalgo en el bicentenario de su nacimien­ to". En BAAL. T. 53, n.o 209-210 (1988), pp. 447-449.

"Testimonio de gratitud: recordación de Domingo Faustino Sarmien­ to". En BAAL. T. 53, n.o 209-210 (1988), pp. 291-294. [Se incluye también en Homenaje a Domingo Faustino Sarmiento: 1811-1888. Buenos Aires: Academia Argentina de Letras, 1995, pp. 47-50.

"Capdevila poeta". En BAAL. T. 54, n.O 211-212 (1989), pp. 11-17. [Se Incluye también en Homenaje a Arturo Capdevila (J 889- 1967) Y Osvaldo Loudet (1889-1983). Buenos Aires: Academia Argentina de Letras, 1995, pp. 9-15].

"Carlos Villafuerte [palabras pronunciadas en su sepelio]". En BAAL. T. 54, n.O 213-214 (1989), pp. 325-327.

"Jorge Vocos Lescano (1924-1989) [palabras pronunciadas en su se­ pelio]". En BAAL. T. 54, n.o 213-214 (1989), pp. 393-395. 8AAL, LXVII, 2002 CONTRIBUCiÓN A LA BffiLlOGRAFfA DE JORGE CALVETTI 367

"Razón de una convocatoria: presentación de libros [editados por la AAL]". EnBAAL. T. 54, n.o 211-212 (1989), pp. 71-73.

"Fennín Estrella Gutiérrez (1900-1990) [palabras pronunciadas en su sepelio]". EnBAAL. T. 55, n.o 215-216 (1990), pp. 93-95.

"La poética de Arturo Marasso". En BAAL. T. 55, n.O 217-218 (1990), pp. 285-294.

"Bernardo González Arrili (1892-1987)". En BAAL. T. 57, n.o 225- 226 (1992), pp. 335-338. [Se incluye también en Cuatro cente­ narios (José A. Oría, Bernardo González Arrili, Jorge Max Rohde, Pedro Miguel Obligado). Buenos Aires: Academia Ar­ gentina de Letras, 1994, pp. 17-20.

"Semblanza de Daniel Ovejero". En BAAL. T. 57, n.o 223-224 (1992), pp. 119-126.

"Delfm Leocadio Garasa (1921-1993) [palabras pronunciadas en su sepelio]". En BAAL. T. 58, n.O 229-230 (1993), pp. 411-4l3.

"Konstantino Kavafis". EnBAAL. T. 58, n.O 227-228 (1993), pp. 63-71.

"Leopoldo Lugones". EnBAAL. T. 58, n.O 227-228 (1993), pp. 151-158.

"Recepción del académico de número don Osear Tacca: palabras de apertura". En BAAL. T. 59, n.O 231-232 (1994), pp. 83-87.

"Bienvenida al académico de número Adolfo de Obieta". En BAAL. T. 60, n.O 237-238 (1995), pp. 281-288.

"Discurso de bienvenida [recepción del académico de número José Edmundo Clemente]". En BAAL. T. 60, n.O 235-236 (1995), pp. 85-93.

"Homenaje a Manuel Machado". En BAAL. T. 62, n.O 243-244 (1997), pp. 85-90. 368 BAAL, LXVII. 2002

"Conrado Nalé Roxlo". En BAAL. T. 63, n.O 249-250 (1998), pp. 345- 355.

"Homenaje a Amalia Prebisch de Piossek". En BAAL. T. 63, n.o 247- 248 ([998), pp. 171-173.

"Discurso de bienvenida al académico de número don Antonio Requeni". En BAAL. T. 64, n.o 253-254 (1999), pp. 353-359.

"Borges y su sentido de la amistad". En Homenaje a Jorge Luis Borges. Buenos Aires: Academia Argentina de Letras, 1999, pp. 53-58. (Anejos del Boletín; 1).

"Lengua y periodismo: el diario y el lector". En BAAL. T. 65, n.o 255- 256 (2000), pp. 87-91. b) sobre J. Calvetti:

CASTAGNINO, RAÚL H., "Recepción del académico de número don Jor­ ge Calvetti", enBAAL, T. 51, n.o 199-200 (1986), pp. 9-27. llI) Critica y reseñas sobre Jorge Calvetti (selección)

ALIBERTI, ANTONIO. "La grande poesia dell' Argentina: Jorge Calvetti:

ARES, CARLOS. "Jorge Calvetti: un poeta parado sobre su verdad". La Razón. Buenos Aires, 20 de agosto de 1986.

FLORES, FÉLIX GABRIEL. "Jorge Calvetti: entre la tierra y los hombres". En su Poetas argentinos contemporáneos. Buenos Aires: Vinciguerra, 1996, pp. 67-73.

FONTANA, JUAN CARLOS. "Virtudes de poeta". La Nación: Cultura. Bue­ nos Aires, 7 de julio de 1996. BAAL, LXVII. 2002 CONTRIBUCIÓN A LA BffiUOGRAFlA DE JORGE CALVETn 369

"Jorge Calvetti: interiores de un escritor jujeño". Pregón. San Salva­ dor de Jujuy, 30 de abril de 1994.

MARTÍNEZ, DAVID. "El mundo del hombre". Reseña de Memoria te­ rrestre. La Nación, 4.a Sección, Buenos Aires, 31 de julio de 1983.

MÉNDEZ, lliCTOR JOSÉ. "Carta a Jorge Calvetti: a propósito del libro Escrito en la tierra". Pregón. San Salvador de Jujuy, 9 de enero de 1994.

RENARD, MARíA ADELA. "¿El escritor del interior, una literatura dife­ rente?: Jorge Calvetti, memoria de la tierra". En Ser en la cultu­ ra. Año 6, n.o 7 (1995), pp. 8-10.

CRÓNICA

LA ACADEMIA EN INTERNET" 2002

BmUOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES PORTAL ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS (http:lwww.cervantesvirtual.com/portal/AALI)

En marzo de 2001, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, y la Academia Argentina de Letras firmaron un convenio de colaboración que se inició con un subportal temático de Literatura gauchesca. En marzo de 2002, el Presidente de la Academia, Dr. Pedro Luis Barcia, presente en la Universidad de Alicante para el homenaje a su Académico Correspondiente, don Alonso Zamora Vicen­ te, con motivo de su designación como Doctor Honoris Causa de dicha Universidad, gestionó una reúnión con los directivos de la Biblioteca Virtual, don Emilio La Parra López, Director del proyecto; doña Laura Sánc~ez Menasanch, Gerente; y don Pedro Mendiola Oñate, Subdirector del Area América Latina, con el objeto de. consolidar los acuerdos y ampliar y rediseñar la propuesta original, abriéndola en varias secciones que la enriquecían notablemente. Más abajo se verá el detalle de la propuesta del Dr. Barcia y su realización gradual y efectiva por el trabajo coordinado por el Jefe de la Biblioteca de la AAL, Lic. Alejan­ dro Parada, digitalizado por la Lic. Verónica Zumárraga, al servicio de la Biblioteca Virtual, y el Lic. Pedro Mendio1a, que coordina el equipo que labora en los textos enviados.

• La crónica de este acto puede leerse en "Noticias" del presente volumen. 372 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVD. 2002

El 11 de octubre de 2002, en vísperas del Día de la Hispanidad, como fecha simbólica, se acordó, con el Director del proyecto, don Emilio La Parra López, la apertura del Portal de la AAL. La tarea se ha desarrollado con un ritmo firme. La AAL ha cum­ plido, y lo sigue haciendo, con las tres ofertas que le hizo a la Direc­ ción de la Biblioteca Virtual: seriedad intelectual, trabajo sostenido y continuidad en los proyectos. Por su parte, la Biblioteca Virtual se ha desempeñado y desempeña con el altísimo nivel técnico y profesional que le ha hecho ganar un merecido sitio de excepción en proyectos de esta naturaleza. Lo agradecemos viva y diariamente. Laborar con el personal de dicha Biblioteca se define con versos del Martín Fierro: "Aquello no era un trabajo, / mas bien era una junción". En efecto, es eso, una diversión y una gratificación. Transcribimos el texto de la ''Presentación'' de nuestro portal y luego su contenido ya en pantalla, lo que está entregado y en procesa­ miento y la nómina total de quienes trabajan en este hermoso proyecto. PRESENTACIÓN

La antiquísima orden menor del ostiario, hoy olvidada, tenía como una de sus misiones, el abrir la puerta a quienes se acercaban al monasterio y estimularlos a visitarlo. Aquí hacemos oficio de ostiario virtual, para asociar, como corresponde a la cultura, dos dimensiones temporales, el gesto antiguo y siempre vigente de franquear el paso al interés y curiosidad del visitante y el de darle abierto acceso al mundo de la actualidad digital. En este caso, se trata de traspasar el portal de la Biblioteca de la Academia Argentina de Letras, incluido en el espa­ cio lato y riquísimo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, con sede en la Universidad de Alicante. En marzo de 2002, nos reunimos con el Director de la Bibliote~a Virtual, don Emilio La Parra, y la Gerente, doña Laura Sánchez, a fm de acordar los pasos de trabajo y programación que debíamos cumplir para llevar a buen puerto el proyecto de la inclusión de nuestra Biblio­ teca en el vasto ámbito de "la Virtual" y dar concreción firme al convenio firmado el año anterior por nuestra antecesora, doña Ofelia Kovacci. Hallamos en las autoridades de la Biblioteca Virtual la me­ jor y la más acogedora disposición hospitalaria para hacer sitio a nuestro proyecto, que hoy concretamos, gracias a ellos, a la inestima­ ble dedicación competente del Subdirector para el Área Hispanoame­ ricana don Pedro Mendiola y su equipo, paciente y eficaz y, desde esta otra orilla del Atlántico, la labor sostenida y rigurosa del Director de la Biblioteca de la AAL don Alejandro Parada y su equipo de bibliotecarias, y la representante de la Biblioteca Virtual entre noso­ tros, doña Verónica Zumárraga. Todo lo pudimos entre todos, para decirlo con leve variante del lema medieval: "Todo 10 sabemos entre todos". Gracias al trabajo en común, pudimos inaugurar, en vísperas del Día de la Hispanidad, nuestro portal, como homenaje al gigantesco y 374 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVU, 2002

fructífero diálogo de las culturas que se inició el 12 de octubre de 1492, y que esta biblioteca prolonga, de alguna manera. El dicho placero español apunta: "Tirar la casa por la ventana". Nosotros optamos por tirar nuestra biblioteca, lo mejor de nuestra biblioteca, cOn natural orgullo para conocimiento de todos. Aunque, en rigor, más que tirarla por la ventana, abrimos ésta e invitamos al viandante de los infinitos caminos de la virtualidad a asomarse a la propuesta de contenidos y que ,-.requerido por la oferta, trasponga el dintel de nuestro portal y "escuche con los ojos a los muertos", según el decir del sabido soneto de Quevedo; sí, a los escritores muertos vigentes y a los actuales, a los de hoy, con potencia de futuro. Este portal tendrá las dos notas que hacen viva la memoria de los hombres: la permanencia y la renovación dinámica. Hemos de conti­ nuar enriqueciéndolo con nuestro haber bibliográfico y documental, y ampliando la oferta de libros. Es un orgullo institucional que nuestra biblioteca académica haya sido acogida en el seno de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Como el pregonero en la feria de maravillas convoca a los pa­ santes a entrar en la tienda que se abre a un mundo de gratas e insólitas sorpresas, invitamos a usted a un viaje lectivo -la lectura es una forma de viaje, lo dijeron Séneca y Descartes- que, sabemos, no 10 defraudará.

Pedro Luis Barcia PORTAL DE LA BmUOTECA DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS EN LA BmLIOTECA VIRTUAL MIGUEL de CERVANTES (UNIVERSIDAD DE ALICANTE)"

1) CATÁLOGO DE OBRAS Literatura gauchesca

* Aniceto el Gallo: gacetero prosista y gauchi-poeta argentino/ Hilario Ascasubi. * Paulino Lucero o Los gauchos del Río de la Plata cantando y combatiendo contra los tiranos de la República Argentina y orien­ tal del Uruguay (1839 a 1851) /Hilario Ascasubi. * Santos Vega o Los mellizos de la flor: rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y praderas de la República Argentina (1778 a 1808) /Hilario Ascasubi. * Las letras rioplatenses en el período de la Rustración: Juan Baltasar Maciel y el conflicto de dos sistemas literarios/ Pedro Luis Barcia. * Fausto: impresiones del gaucho Anastasio El Pollo en la repre­ sentación de esta obra / Estanislao del Campo. * Cauces y lagunas de una investigación literaria / OIga Fernández Latour de Botas. * El torito de los muchachos: 1830 / Estudio preliminar de OIga Fernández Latour de Botas. * La pulpería [Video] / Luis Garcia Verdú .

• Todas las obras están digitalizadas y colgadas, salvo unas pocas, que se deta­ llan al final de cada asiento. 376 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

* Cartas gauchas: descripción de las fiestas del Centenario hecha por el gaucho argentino Martín Oro en seis cartas, en versos gauchos dedicados a su mujer Benita Chaparrol Nicolás Grana­ da. * El gaucho Martín Fierro / José Hemández. * La vuelta de Martín Fierro I José Hemández. * Cielitos / Bartolomé Hidalgo. * Diálogos I Bartolomé Hidalgo. * Cantalicio Quirós y MiterTo Castro en un baile del Club Uru­ guay I Antonio Lussich. * El matrero Luciano Santos: prosecución de los tres gauchos orien­ tales I Antonio Lussich. * Los tres gauchos orientales: coloquio entre los paisanos Julián Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión sobre la Revolu­ ción Oriental en circunstancias del desarme y pago del ejército I Antonio Lussich. * Un anónimo poema gauchesco de J825 sobre la Guerra de la Independencia / [edición de] Félix Weinberg.

Literatura nativista * Calandria: costumbres campestres; Del tiempo viejo: boceto cam­ pestre / Martiniano Leguizamón; estudio preliminar de Juan Carlos Ghiano. * El casamiento de Laucha / Roberto J. Payró. * Chamijo / Roberto J. Payró. * Los dioses de la Pampa / Godofredo Daireaux. * Fábulas argentinas / Godofredo Daireaux. * Elfalso Inca / Roberto J. Payró. * Los milagros de la Argentina / Godofredo Daireaux. * Pago Chico y nuevos cuentos de Pago Chico / Roberto J. Payró. * Recuerdos de un hacendado / Godofredo Daireaux. * Santos Vega: (tradiciones argentinas) / Rafael Obligado. * Tierra de matreros / José Sixto Álvarez. * Tipos y paisajes criollos. Serie 1/ Godofredo Daireaux. * Tipos y paisajes criollos. Serie II / Godofredo Daireaux. * Tipos y paisajes criollos. Serie m / Godofredo Daireaux. BAAL, LXVll. 2002 PORTAL DE LA BIBLIOTECA VIRTUAL... 377

• Tipos y paisajes criollos. Serie IV / Godpfredo Daireaux. • Las veladas del tropero / Godofredo Daireaux.

Oásicos de la Uteratura argentina • Afecto / Ricardo Güiraldes. * Carta abierta / Ricardo GÜiraldes. • El Cencerro de cristal/Ricardo Güiraldes. • Los consuelós; poesías / Esteban Echeverría. • Cuentos de muerte y de sangre seguidos de aventuras grotescas y una trilogia cristiana / Ricardo GÜiraldes. * Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira / Roberto J. Payró. • Don Pedro Figari / Ricardo GÜiraldes. • l)on Segundo Sombra / Ricardo Güiraldes. * Elvira o La novia del Plata / Esteban Echeverría. * Una excursión a los indios ranqueles. Tomo Primero / Lucio V. Mansilla. * Una excursión a los indios ranqueles. Tomo Segundo / Lucio V. Mansilla. (En preparación). * El gaucho Martín Fierro / José Hemández. Literatura gauchesca. * Guitarra / Ricardo Güiraldes. * El libro bravo / Ricardo Güiraldes [nota preliminar Adelina del Carril]. * La lira argentina o Colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de su Independencia / edición críti• ca, estudio y notas por Pedro Luis Barcia. (En preparación). * La lira argentina o Colección de las piezas poéticas, dadas a luz en Buenos Ayres durante la guerra de su Independencia. Ed. facsímil. Ed. original: Buenos Ayres, [s. n.], 1824. * Mi caballo y el hombre que pasó / Ricardo GÜiraldes. * Mi hospitalidad / Ricardo GÜiraldes. * Nostalgia / Ricardo GÜiraldes. * La playa / Ricardo Güiraldes. * Poemas místicos / Ricardo GÜiraldes. * Poemas solitarios / Ricardo GÜiraldes. • Ramón / Ricardo GÜiraldes. 378 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

* Raucho: momentos de una juventud contemporánea / Ricardo Güiraldes. * Recuerdos / Ricardo GÜiraldes. * Remate / Ricardo GÜiraldes. * Rosaura / Ricardo GÜiraldes. * Seis relatos / Ricardo GÜiraldes. * La vuelta de Martín Fierro / José Hernández. Literatura gauchesca . ., Xaimaca / Ricardo GÜiraldes.

Viajes y viajeros * La Argentina o La conquista del Río de la Plata: poema histórico / Martín del Barco Centenera. * La Australia argentina: excursión periodística a las costas patagónicas, Tierra del Fuego e Isla de los Estados / Roberto J. Payró; con una carta-prólogo del General Bartolomé Mitre. * Buenos Aires y Córdoba en 1729 / según cartas de los padres C. Cattaneo y C. Gervasoni; estudio preliminar, traducción y notas del arquitecto Mario J. Buschiazzo. * Buenos Aires y Montevideo en 1850 / Xavier Marmier; traducción, prólogo y notas de José Luis Busaniche. * Corto y verídico relato de la desgraciada navegación de un buque de Amsterdam, llamado el Mundo de Plata ... / Henrich Ottssen; prólogo y notas de Armando Tonelli. * Descripción colonial (libro primero) / Fr. Regínaldo de Lizárraga. * Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata / Félix de Azara. ' * Diario y derrotero de sus viajes 1749-1753. España-Río de la Pla­ ta-Córdóba-Paraguay / Fray Pedro José de Parras, dibujos de Luis Macaya. * Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata / Ruy Díaz de Guzmán, en el año de 1612. * El lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires, hasta Lima con sus itinerarios según la más puntual observación, con algunas noticias útiles a los Nuevos Comerciantes que tratan en Mulas; y otras históricas / sacado de las memorias que hizo Don Alonso BAAL. LXVII, 2002 PORTAL DE LA BIBLIOTECA VIRTUAL... 379

Carrió de la Vandera en este dilatado viaje ... ; por Don Calixto Bustamante Carlos Inca, alias Concolorcorvo natural de Cuzco ... * Las Pampas y Los Andes / F. B. Head. (En preparación). * Relación de un viaje al Río de la Plata y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América / Acarette, traducción de Francisco Fernández Wallace, prólogo y notas de Julio César González. * Viaje a caballo por las provincias argentinas / William Mac Cann, traducción directa del inglés por José Luis Busaniche.

2) COLECCIÓN DE OBRAS Y DOCUMENTOS RELATIVOS A LA mSTORIA ANTIGUA y MODERNA DE LAS PROVINCIAS DEL RÍo DE LA PLATA POR PEDRO DE ANGELIS Títulos: * Actas capitulares desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires. * Apuntes históricos sobre la demarcación de límites de la banda oriental y el Brasil. * Carta de D. Manuel A. de Flores al Marqués de Valdelirios, Comi­ sario General de S. M. Católica, para la ejecución del Tratado de Límites celebrado en Madrid en 1750. Flores, Manuel Antonio de. * Colección de obras impresas y manuscritas que tratan principal­ mente del Río de la Plata / Pedro de Angelis. * Colección de obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las provincias del Río de la Plata [Preliminares] / Pe­ dro de Angelis. * Colección de viajes y expediciones a los campos de Buenos Aires y a las costas de Patagonia. * Correspondencia oficial e inédita sobre la demarcación de límites entre el Paraguay y el Brasil / Félix de Azara. * Derroteros y viajes a la Ciudad Encantada, o de los Césares, que se creía existiese en la cordillera, al sud de Valdivia. 380 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

* Descripción de la naturaleza de los terrenos que se comprenden en los Andes, poseídos por los peguenches y los demás espacios hasta el río de Chadileubu / Luis de la Cruz. * Descripción de la provincia y ciudad de Tarija / Juan del Pino Manrique:' * Descripción de las misiones, al cargo del Colegio de Nuestra Seño­ ra de los Ángeles de la Villa de Tarija I Fray Antonio Tamajuncosa. * Descripción de la villa de ~tosí y de los partidos sujetos a su intendencia I Juan del Pino Manrique, gobernador de aquella pro­ vincia. * Descripción del Río Paraguay, desde la boca del Xauru hasta la con­ fluencia del Paraná / P. José Quiroga, de la Compañía de Jesús. * Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional, que contiene una razón del suelo, producciones, anima­ les, valles,montañas, ríos, lagunas ... I Tomas Falkner, que resi

* Diario de la navegación emprendida en 1781, desde el Río Negro, para reconocer la Bahía de Todos los Santos, las Islas de Buen Suceso y el desagüe del río Colorado I Basilio Villarino. * Diario de la navegación y reconocimiento del río Tebicuarí I obra póstuma de Félix de Azara. * Diario de la primera expedición al Chaco, emprendida en 1780 I Juan Adrián Fernández Cornejo. * Diario de la segunda división de límites al mando de D. Diego de Alvear con la descripción de su viaje desde Buenos-Aires ... * Diario del piloto de la Real Armada, Basilio Villarino del reconoci­ miento que hizo del Río Negro en la costa oriental de Patagonia el año de 1782. VilIarino, Basilio. * Diario de una expedición a Salinas emprendida por orden del Mar­ qués de Loreto, Virrey de Buenos Aires, en 1786/ D. Pablo Zizur. * Diario de una navegación y reconocimiento del Río Paraguay desde la ciudad de la Asumpcion [i. e. Asunción] hasta los presidios por­ tugueses de Coimbra y Albuquerque / Ignacio de Pasos. * Diario de un reconocimiento de las guardias y fortines, que guarne­ cen la línea de frontera de Buenos Aires, para ensancharla / Félix de Azara. * Diario de un viaje a la costa de la mar magallánica en 1745, desde Buenos Aires hasta el Estrecho de Magallanes; formado sobre las observaciones de los PP. Cardiel y Quiroga I P. Pedro Lozano. * Diario de un viaje a la costa de Patagonia, para reconocer los pun­ tos en donde establecer poblaciones I Antonio de Viedma. * Diario de un viaje a Salinas Grandes, en los campos del sud de Buenos Aires / Pedro Andrés García. * Diario de un viaje desde el fuerte de San Rafael del Diamante, hasta el de San Lorenzo en las puntas del Río Quinto / Esteban Hemández. * Diario histórico de la rebelión y guerra de los pueblos guaranís, situados en la costa oriental del río Uruguay, del año 1754 / versión castellana de la obra escrita en latín por el P. Tadeo Xavier Henis de l~ Compañía de Jesús. * Diario del viaje al río Bermejo / Fray Francisco Morillo. * Examen crítico del diario de D. Luis de la Cruz por una comisión del Consulado de Buenos-Aires, y defensa del autor. Río de la Plata (Virreinato). Consulado. 382 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002

* Expedición al Chaco, por el río Bermejo / ejecutada por el coronel Adrián Fernández Cornejo. * Fundación de la ciudad de Buenos Aires, ~on otros documentos de aquella época / Juan de Garay. * Fundación-de la ciudad de Montevideo / Bruno Mauricio Zavala con otros documentos relativos al estado oriental. * Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata-! Ruy Díaz de Guzmán, en el año de 1612. * Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán / P. Guevara. * Infonne del Virrey [sic] D. Nicolás de Arredondo a su sucesor D. Pedro Melo de Portugal y Villena, sobre el estado de la cuestión de límites entre las Cortes de España y Portugal, en 1795. Río de la Plata (Virreinato). Virrey (Nicolás de Arredondo). * Infonnes de D. Félix de Azara, sobre varios proyectos de colonizar el Chaco. * Itinerario de Buenos-Aires a Córdoba / J. Sourryere de Souillac. * Memoria dirigida al Sr. Marquez de Loreto, Virrey y Capitán Gene­ ral de las provincias del Río de La Plata, sobre los obstáculos que han encontrado, y las ventajas que prometen los establecimientos proyectados en la Costa Patagónica / Francisco de Viedma. * Memoria histórica, geográfica, política y económica sobre la pro­ vincia de Misiones de indios guaraní s / Gonzalo de Doblas. * Memoria sobre la navegación del Tercero y otros ríos que conflu­ yen al Paraná / Pedro Andrés García. * Nuevo plan de fronteras de la provincia de Buenos-Aires, proyecta­ do en 1816, con un informe sobre la necesidad de establecer una guardia en los manantiales de Casco o Laguna de Palantelen / Pe­ dro Andrés García. * Proyecto de colonización del Chaco / Antonio García de Solalinde. * Proyecto de traslación de las fronteras de Buenos Aires al Río Negro y Colorado / Sebastián Undiano y Gastelu. * Reconocimiento del fuerte del Carmen del Río Negro y de los puntos adyacentes de la Costa patagónica / Ambrosio Cramer. BAAL, LXVII, 2002 PORTAL DE LA BIBLIOTECA VIRTUAL... 383

• Reconocimiento del río Pepirí-Guazú / José María Cabrer ... extrac­ to de su diario inédito. • Relación geográfica e histórica de la provincia de Misiones / del brigadier D. Diego de Alvear.... • Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac-Amaru, en las provincias del Perú, el año de 1780. • Tablas de latitudes y longitudes de los principales puntos del Río de la Plata, nuevamente arregladas al meridiano que pasa por lo más occidental de la isla de Ferro / Alejandro Malaspina. • Tratado firmado en Madrid, a 13 de enero de 1750, para determinar los límites de los Estados pertenecientes a las coronas de España y Portugal, en Asia y América. España [Tratados, etc., Portugal, 1750]. • Tratado preliminar sobre los límites de los Estados pertenecientes a las coronas de España y Portugal, en la América meridional; ajusta­ do y concluido en San Lorenzo, a 11 de octubre de 1777. España [Tratados, etc., Portugal, 1777]. • Viaje a su costa, del Alcalde provincial del muy ilustre Cabildo de la Concepción de Chile / Luis de la Cruz.

3) ESPAÑA EN LA ARGENTINA

• Cervantes / Arturo Marasso. • Cervantes en las letras argentinas / Carlos Orlando Nállim. (En preparación). • España en la Argentina: (ensayo sobre una contribución a la cultu­ ra nacional) / Arturo Berenguer Carisomo. (En preparación). • Españoles en la Argentina: el exilio literario de 1936 / Emilia de Zuleta. • La literatura argentina y sus vínculos con España / Rafael Alberto Arrieta. • Para una relectura de los clásicos españoles / Celina Sabor de Cortazar. 384 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

4) REVISTAS CULTURALES ARGENTINAS Título: Nosotros * Agosto 1907, Año 1, Tomo 1, N.o 1, Buenos Aires. * Octubre 1907, Año 1, Tomo 1, N.o 3, Buenos Aires. * Diciembre 1907, Año 1, Tomo 1, N.o 5, Buenos Aires. * Septiembre 1907, Año 1, Tomo 1, N.o 2, Buenos Aires. * Noviembre 1907, Afto 1, Tomo 1, N.o 4, Buenos Aires. Título: Sur * Verano 1931, Año 1, Buenos Aires. * Invierno 1931, Año 1, Buenos Aires. * Otoño 1931, Año 1, Buenos Aires. * Primavera 1931, Año 1, Buenos Aires.

5) PUBLICACIONES DE LA AAL Título: Boletín de la Academia Argentina de Letras * Tomo LXV, N.O 255-256, enero-junio 2000. * Tomo LXV, N.O 257-258, julio-diciembre 2000. Título: Homenaje a Jorge Luis Borges

6) EPISTOLARIO

* Correspondencia recibida por Manuel Gálvez, depositada en la Aca­ demia Argentina de Letras (selección) [Manuscrito]. Ed. facsímil. * Correspondencia recibida por Roberto Giusti, depositada en la Aca­ demia Argentina de Letras (selección) [Manuscrito]. Ed. facsímil. BAAL, LXVII, 2002 PORTAL DE LA BIBLIOTECA VIRTUAL... 385

CORRESPONDENCIA RECmIDA POR MANUEL GÁLVEZ

Nota previa: Índice alfabético de remitentes

* Ayala, Francisco, 4 de diciembre de 1953. * Cansinos Assens, Rafael, 1 de agosto de 1933. * Cansinos Assens, Rafael, 19 de diciembre de 1950. * Croce, Benedetto. * Diego, Gerardo, 31 de octubre de 1918. * D'Ors, Eugenio, 1 de abril de 1924. * D'Ors, Eugenio, 16 de junio de 1930 (?). * Gómez de la Serna, Ramón. * Gómez de la Serna, Ramón, 25 de marzo de 1945. * Graham, Cunningham. * Grau, Jacinto. * Jacob,Max, 1930. * Larbaud, Valéry, 25 de julio de 1930 * Larbaud, Valéry, 10 de mayo de 1933. * Mann, Heinrich, 18 de julio de 1923. * Mann, Heinrich, 1 de marzo de 1927. * Marañón, Gregorio, 21 de diciembre de 1949. * Marinetti, Filippo. * Miomandre, Francis de, diciembre de 1923. * Ortega y Gasset, José, 11 de julio de 1921. * Rolland, Romain, 8 de febrero de 1921. * Sáinz de Robles, Federico Carlos, 25 de noviembre de 1951. * Sinc1air, Upton, 4 de junio de 1924. * Torre, Guillermo de, 29 de diciembre de 1927. * Vossler, Karl, 1 de octubre de 1932. * Zweig, Stefan, 18 de mayo de 1928. 386 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII, 2002

CORRESPONDENCIA RECffiIDA POR ROBERTO GIUSTI

índice alfabético de remitentes * Alonso, Amado, 20 de julio de 1938. * Battistessa, Ángel J., 5 de agosto de 1976. * Castro, Américo, 12 de abril de 1942. * Castro, Américo, 12 de febrertrde 1957. * Cejador, Julio, 20 de junio de 1922. * Darlo, Rubén, 12 de octubre de 1907. * Femández Moreno, Baldomero, 8 de abril de 1929. * González Lanuza, Eduardo, 15 de julio de 1965. * Groussac, Paul, 13 de mayo de 1917. * Groussac, Paul, 14 de abril de 1920. * Henríquez Ureña, Pedro, 20 de octubre de 1919. * Ibarbourou, Juana de, 12 de febrero de 1925. * Jiménez, Juan Ramón, 1 de junio de 1931. * .Timénez, Juan Ramón, 12 de noviembre de 1931. * Larreta, Enrique, 1 de mayo de 1948. * Mistral, Gabriela. * Mujica Lainez, Manuel, 19 de octubre de 1955. * Mujica Lainez, Manuel, 4 de mayo de 1956. * Mujica Lainez, Manuel, mayo de 1966. * Payró, Roberto, 4 de junio de 1912. * Payró, Roberto, 22 de julio de 1912. * Reyes, Alfonso, 24 de abril de 1920. * Reyes, Alfonso, 22 de abril de 1930. * Stomi, Alfonsina. * Stomi, Alfonsina. * Unamuno, Miguel de, 20 de octubre de 1907. 388 PEDRO LUIS BARCIA BAAL. LXVII. 2002

4.5 Berenguer Carisomo, Arturo. España en la Argentina. Buenos Aires, 1953. 4.6 Lanuza, José Luis. Las brujas de Cervantes. Buenos Aires: AAL, 1973. 4.7 Sabor de Cortazar, Celina. Para una relectura de los clásicos españoles. Buenos Aires: AAL, 1987. 4.8 Nállim, Carlos Orlando. Cervantes en las letras argentinas. Bue­ nos Aires: AAL, 1998. 4.9 Furt, Jorge. Cancionero popular rioplatense: lírica gauchesca. Buenos Aires: Coni. Tomo 1, 1923; Tomo n, 1925. 4.10 Carrizo, Juan Alfonso. Cancionero popular de Jujuy. Tucumán: Universidad Nacional de Tucumán, 1934.

Obras digitalizadas en la Biblioteca de la AAL hasta el 16 de julio de 2003 y no enviadas todavia a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

1. BOLETÍN DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS Tomo LXVI, N.O 261-262, julio-diciembre de 2001.

2. Carrizo, Juan Alfonso. Cancionero popular de La Rioja. Tucumán: Universidad Nacional de Tucurnán, 1942. 3 vol. (Se digitalizaron los dos primeros).

3. Vol. 3: actualmente, en proceso de digitalización. IRealización

Pedro Luis Barcia

Ester Serna

Esperanza Castelar María García Matarín Silvia Sala

de Andrés Mamen López Jesús López Alicia Muñoz Molina Pedro Sanchiz Oskarbi Zubiarrain

Corchado BIas García Francés Miguel Figuérez Benito Yolanda Parra Montolío Yolanda Santamaría Buitrago Noelia Vicente Selfa

LANZAMIENTO DEL SITIO ELECTRÓNICO DE LA ACADEMIA EN UNNERSIAo

El viernes 1 de noviembre a las 12, en el piso quince de la sede central del Banco Santander, en Bartolomé Mitre 480, se realizó el acto de inauguración de la Página de Internet de la Academia Argen­ tina de Letras, en el Portal de UNNERSIA. Frente a un público selecto, constituido por directivos de la Fundación Santander, acadé­ micos, periodistas e invitados especiales, se lanzó dicha Página. En la ocasión, hicieron uso de la palabra el Presidente de la Academia Ar­ gentina de Letras, Dr. Pedro Luis Barcia y el Gerente General de Universia Argentina, Lic. don Julio Piñero. Éste ilustró su exposición de lanzamiento con abundantes proyecciones en pantalla gigante de las distintas opciones que ofrece la flamante Página, que fue comen­ tando con animada explicación. Señaló Piñero que la Academia Ar­ gentina de Letras es la única academia que tiene su presencia particu­ lar en el Portal de las Universidades.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA

Agradezco, en nombre de la Academia Argentina de Letras y en el mío propio, la hospitalidad que nos brinda la Fundación para la presentación en sociedad de nuestra página de Internet, en el seno del portal de UNNERSIA (www.aal.universia.com.ar). Don Julio Piñero y yo somos meros bastoneros de esta fiesta visual. La protagonista y estrella de hoyes la Página, en el ámbito de

• La crónica de este acto puede leerse en "Noticias" del presente volumen. 392 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002 la pantalla. Antes de mi breve exposición para manifestar nuestro entusiasmo, estimo de obligación hacer una denuncia pública. El se­ ñor Gerente General de Universia Argentina padece una evidente li­ mitación, y a las pruebas de lo que hemos visto me remito: no sabe hacer las cosas ... mal. Es un gerente pleno. Si atendemos a las acepciones que tiene el verbo latino gero, gerere, de donde nace "gerente" -por aquí mostra­ mos nuestra deformación profesional-, veremos que a todos esos sen­ tidos da realidad cumplida doñ Julio Piñero: 1) "portarse adecuada­ mente bien": lo hace con aplicación; 2) "desempeñar un cargo": lo asume con eficacia; 3) "llevar el peso de algo sobre sí": lo cumple portando la grave carga de la información de tantas universidades; 4) "representar a alguien": a su empresa, y juzgamos bien de ella con solo conocerlo, según lo castiga el refrán viejo: "De tal señor, tal embajador"; 5) "producir, crear, engendrar y ejecutar una empresa": esta cualidad nos ha valido nuestra presencia feliz en su portal. Además el Gerente tiene una virtud encomiable para mí, que soy abundoso en verbos: es un hombre lacónico. Si lo hubiera conocido Pedro Muño, amigo del Cid, hubiera invertido el famoso cachetazo verbal que lanzaron a los de Carrión y le hubiera dicho: "Manos sin lengua". Cuando el año pasado se acercó a la Academia para ofrecernos en nuestra gestión trabajar juntos, lo recibimos con entusiasmo y lanza­ mos, inicialmente, una "Agenda académica". Él ignoraba que somos como el sapo de la fábula, que una vez que se le ha hecho sitio en el asiento, avanza sobre todo él. Si se descuida, seremos el portal de la Academia que cede una página a Universia. Aquella agenda fue el primer paso de un camino en común, que deseamos 'largo y fructuoso. A diferencia de lo que ocurre en tantos ámbitos de la realidad, en los que vale el dicho hispano: "Estos lodos vienen de aquellos polvos", aquí decimos con justicia: "Esta construc­ ción proviene de aquellas piedritas iniciales". Cuando planeamos la labor conjunta, ofrecí sólo tres cosas a Universia: orden, seriedad intelectual y continuidad. No era poco para nuestro país en nuestras circunstancias. Para mí era fácil esa oferta, porque sabía que podía apoyarme en la calidad probada de las perso­ nas que trabajan en nuestra Casa. Nosotros no disponemos de ''recur­ sos humanos", sino de personas responsables, eficientes, con voluntad BAAI., LXVU, 2002 LANZAMIENTO DEL SITIO... 393

de superación con las cuales la función directiva se hace fluida y eficaz. Y, jW1tO a Piñero, fuimos cumpliendo los tres pasos de todo proyec­ to, según el conejo en Alicia en el país de las maravillas: se dice que se lo va a hacer, se lo hace y se dijo que se lo dijo. Aquí estamos diciendo que lo hemos hecho. Pero es errar usar W1 pretérito, porque la labor es perma­ nente y renovada. Lo estamos haciendo, y nos intemaremos en el ilímite espacio virtual: nulla die sine linea digital. En eso estamos. Universia fue generosa en el ofrecimiento y paciente y eficaz en el asesoramiento técnico y en la adecuación de nuestro material al espacio virtual. Esta dimensión del ciberespacio produce, al enfrentar­ se con ella, un efecto similar al apampamiento frente a la infinitud planetaria de la llanura. Poco a poco aprendemos a explorar el terreno, a senderearlo y a cartografiarlo. Hemos hecho mucho jW1tos en poco tiempo. UNIVERSIA tiene un sistema muy aceitado y un personal altamente capacitado, y nosotros disponíamos de mucho material procesado que aguardaba, como el arpa de Bécquer, la mano que la pulsara e hiciera presente. Teníamos la totali­ dad de nuestra Biblioteca digitalizada y ya habíamos elaborado sendos CD Rom que contenían las Dudas y cuestiones idiomáticas. Igualmente, la infonnación general y la historia de nuestra Academia ya estaban digitalizadas. Si fuéramos gauchos diríamos, con dicho campestre, que se encontraron Juancho y su rosillo, para bien de la empresa común. Agradecemos a UNNERSIA por ponemos en la órbita de lo que el papa Juan Pablo n denomina: "El mayor ágora del mundo y de los tiempos: Internet". Estamos en el mundo virtual, palabra emparentada con virtus, que vale tanto como "fuerza o potencia", propias del vir, ''varón''. Como se ve, los romanos no eran políticamente correctos. Dijo Heráclito, novedosamente, hace más de veinticinco siglos: "Como la piedra, eternamente en la orilla, así es el hombre que no está en el presente". Estamos aqui y ahora. "A la ocasión, la pintan calva y con un pelo en la frente". Esta señora, según la fabulación plástica, es una mujer desnuda que viene sobre una rueda hacia noso­ tros. Solo podemos atraparla si pillamos el pelo único de su frente. Si no es así, la perdemos para siempre. La hizo rodar hacia nosotros don Julio Piñero, y la tomamos. 394 PEDRO LUIS BARCIA BAAL. LXVII. 2002

La virtualización es indiferente, como lo es todo el mundo de la técnica. Ella será lo que hagamos de ella. Esto es una obviedad, pero cotidianamente la olvidan quienes vapulean la herramienta en lugar de la mano y la mente que la guían. UNNERSIA, que tiene señorío tecnológico; la hace servir a la gran familia universitaria. Porque so­ mos dueños y no siervos de lo tecnológico. Atendamos a los anatemas de Jean Baudrillard, que profetiza sobre la desaparición de toda realidad por la desrealización en lo virtual. Atendamos al pronóstico de Piiül Virilo, que anuncia una inevitable implosión en el mundo de la virtualidad. Atendamos, digo, a sus adver­ tencias apocalípticas para hacerlas imposibles. Podemos rescatamos del futuro de estos anuncios apoyados en dos firmes palancas: la actualiza­ ción de los proyectos humanos y la humanización de toda empresa asumida. Hagamos convivir la virtualización con la actualización. Las antiguas y venerables imágenes de la integración del saber han ido mutando con el tiempo: la casa de Aristóteles, basada en el saber constructivo de la filosofía; los ciclos articulados de la enciclopedia pensada por los griegos; el árbol de las ciencias, de Ramón Llu11; la cadena de los saberes, de Diderot, en su obra magna; la pirámide de las disciplinas en el recio y simplista Comte ... Todas estas imágenes tienen hoy una propuesta de sustitución en la imagen de la red. Enfrentamos un saber reticulado. Éste tiene su trivium y su cuadrivium. Hay un orden en él, aunque parezca laberíntico, tiene un diseño. Es un nuevo lenguaje, y todo lenguaje es virtual. Pierre Levy dice del espacio virtual: "Es una gran computadora cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna parte, un ordenador hipertextual, disperso, viviente, inacabado, virtual; un ordenador de Babel: el mismísimo ciberespacio" (¿Qué es lo virtual? Barcelona: Paidós, 1998, p. 45). No dice que la frase es casi textual de la pluma de Pascal y que tiene una vida de más de tres siglos. La frase asocia lo actual con 10 remoto. La Academia Argentina de Letras, gracias a UNNERSIA, ofrece un espacio para la visita, y su biblioteca para la exploración y la navegación. Los invitamos a todos a esta excursión en el ciberespacio pues, como dice la sentencia humanística latina: "Navegar es necesa­ rio, vivir no es necesario".

Pedro Luis Barcia MAPA DE LA PÁGINA ELECTRÓNICA DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS EN UNIVERSIA

Institucional Información Institucional Mesa Directiva Académicos Honorarios Académicos de Número Académicos Correspondientes Decreto y Acta de creación Estatuto Presidentes de la AAL Vicepresidentes de la AAL Secretarios de la AAL Tesoreros de la AAL Sillones académicos

Breve historia de la AAL, por Pedro Luis Barcia

Departamentos Departamento de Despacho Biblioteca de la AAL Departamento de Administración Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas DILYF Servicios Registro de Lexicografia Argentina Dudas idiomáticas frecuentes 396 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXVII. 2002

BffiUOTECA ~atá1ogo de libros y analíticas (1932-2003) Indice de las publicaciones de la AAL (1932- 2003) Catálogo de revistas (Hemeroteca, 1932-2003) Catálogo de la donación Dra. O. Kovacci Obras digitalizadas

Publicaciones Boletín. Órgano oficial de la AAL (1933- 2001) 66 tomos, 262 números Anejos del Boletín Serie Clásicos Argentinos Serie Estudios Académicos Serie Estudios Lingüísticos y Filológicos Serie Homenajes Otras publicaciones

Contactos Despacho Biblioteca Administración

Especiales Currículos de los Académicos de Número Normas editoriales para la presentación de trabajos destinados al Boletín Diccionario del habla de los argentinos

Novedades Homenajes Agenda

Enlaces NOTICIAS

Homenajes y honras

El 29 de agosto, el Instituto de Estudios Grecolatinos Pro! F. Nóvoa, de la Universidad Católica Argentina, realizó una sesión de "lectura poética" en homenaje a don Enrique Banchs y don Arturo Marasso. El lunes 2 de septiembre, en el Salón Anasagasti del Jockey Club, se realizó un acto en memoria del Dr. Martín A. Noel, donde habló el académi­ co Tesorero, Dr. Federico Peltzer. La académica correspondiente Elena Rojas Mayer fue designada Decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, con el voto de la mayoría delos claustros. También fue designada miembIo correspondiente de la Academia Nacional de la Historia. El académico José María Castiñeira de Dios recibió, de manos del Car­ denal Jorge Bergoglio, el Premio Juntos Educar 2002, cuyo sentido es "alen­ tar y promover modelos de nuestra sociedad para acercarlos a los niños y los jóvenes de nuestra Ciudad".

Elección

En la sesión 1155.8 del 11 de julio, se eligieron miembros correspon­ dientes al Dr. Francisco Marcos Marín, con residencia en España, y a D. Odón Betanzos Palacios, con residencia en los Estados Unidos de Norteamérica. En la sesión 1155.8 del 11 de julio, se eligieron académicos honorarios a los miembros de número Mons. Octavio N. Derisi, don Antonio Pagés Larraya y don Adolfo Pérez Zelaschi. En la sesión 1157.8 del 22 de agosto, se eligió miembro de número a la Dra. Alicia María Zorrilla de Rodríguez para ocupar el sillón José Manuel Estrada, vacante por el fallecimiento de D. Gerardo Pagés; y se eligieron 398 NOTICIAS BAAL, LXVII, 2002 miembros correspondientes al Dr. César Eduardo Quiroga Salcedo, con resi­ dencia en San Juan, y al Dr. Francisco Darío Villanueva Prieto, con residen­ cia en España. En la sesión 1162.& del 24 de octubre, se eligió miembro de número al Prof. Jorge Cruz para ocupar el sillón José Mármol, vacante por el falleci­ miento del señor académico Enrique Anderson Imbert. También se eligieron miembros correspondientes a la Dra. Susana Martorell de Laconi, con resi­ dencia en Salta; a la Prof. OIga Zamboni, con residencia en Misiones; al Dr. César Ambal Femández, con residencia en Río Negro; y a la Dra. Ana Ester Virkel, con residencia en Chubut.

Fallecimientos

El 14 de julio, falleció el miembro correspondiente don Joaquín Balaguer. El 22 de octubre, falleció el académico de número Monseñor Octavio N. Derisi. El4 de noviembre, falleció el académico de número don Jorge Calvetti.

Sesiones Públicas

El 12 de septiembre, se celebró la sesión 1159.&, sesión pública en la que se recibió solemnemente al señor académico don Isidoro Blaisten. El Presi­ dente, Dr. Pedro Luis Barcia, pronunció las palabras de apertura del acto. Concluidas éstas, el Presidente, Pedro Luis Barcia; el Secretario general, Rodolfo Modero y el Tesorero, Federico Peltzer, entregaron al señor acadé­ mico Isidord Blaisten el diploma, la medalla y el pin, respectivamente, atri­ butos que 10 acreditan como miembro de número de la Corporación. A conti­ nuación, el académico Secretario general, Rodolfo Modern, pronunció el discurso de bienvenida. Cerró el acto el recipiendario con su discurso sobre el tema: La solemnidad destruida. El 28 de noviembre, se celebró la sesión 1164.', sesión pública de home­ naje a don Ángel J. Battistessa, Presidente de la Corporación entre 1974 y 1980, al cumplirse el centenario de su nacimiento. En esta oportunidad, se entregó el Premio Academia Argentina de Letras, instituido como galardón BAAL, LXVII, 2002 NOTICIAS 399 honorífico, al autor y obra elegidos por el Cuerpo, Dr. Abel Posse, en el género narrativa (1999-2001). El Presidente de la Corporación, académico Pedro Luis Barcia, pronunció las palabras de apertura del acto y disertó sobre Los libros potenciales del maestro Battistessa. El académico Antonio Requeni presentó la obra premiada. A continuación, el señor Presidente entregó el diploma; y el académico Antonio Requeni, la medalla al autor y libro galar­ donados. El Dr. Abel Posse se refrrió a La vida y los libros.

Labor de la Academia

Por gestiones del académico Isidoro Blaisten, la señora Cristina Mucci filmó un video, que salió al aire, con secuencias de una sesión académica. A partir del 30 de septiembre, se reunieron en diversas oportunidades los titulares de las Academias de Educación, Letras y Periodismo, con dos delegados. Por Letras, los académicos Federico Peltzer y Santiago Kovadloff; por Periodismo, el titular Dr. José Claudio Escribano y los académicos Enri­ que M. Mayochi y Félix Lamo; y por la de Educación, el Dr. Avelino Porto, y los miembros Gregorio Weinberg y Pedro Simoncini. La temática por seguir es ocuparse de comenzar a planificar una acción de persuasión sobre el estado en que se encuentran los medios de comunicación a fin de combatir el desbarranco en el lenguaje, convocando a más entidades e implicando al Ministerio de Educación para el cuidado y la defensa del idioma. El 11 de octubre, se inauguró el Portal de la Academia en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en la que ya se encuentra toda la digitalización de la poesía gauchesca en sus primeras ediciones, el capítulo de viajeros, el capítulo importantísimo 4P la Colección de obras y documentos para la Historia del Río de la Plata. de Pedro de Angelis, que se hizo en la totalidad de los tomos. A esto, se debe agregar una serie de obras más, veinte obras clásicas argentinas, todo digitalizado, más todas las portadas de la colección Lermon del siglo XIX y otros elementos más. También se incorporó el últi­ mo Boletín. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes es la más grande que existe en su clase y es un adelanto que seamos, por el momento, la única Acadetnia presente en ella. ElIde noviembre, se inauguró oficialmente el Portal de la Academia brindado por UNIVERSIA. En este servicio, se han incorporado los catálo­ gos de la Biblioteca, las Dudas idiomáticas frecuentes, el Registro de lexico- 400 NOTICIAS BAAL, LXVII, 2002 grafía argentina, las nóminas de académicos de número y correspondientes, la estructura de la Corporación y los Departamentos.

Representación de la Academia

El Presidente, académico Pedro Luis Barcia, fue invitado a hablar por la Asociación de Mujeres Hispanistas en el homenaje que le rindieron a la Dra. Ofelia Kovacci. La Facultad de Ciencias de la Información, de la Universidad Austral, Ediciones Pasco y la libreóa El Ateneo presentaron el libro La obra de Enrique Anderson Imbert, de la colección Ciclo de Literatura y Periodismo, promovida por la nombrada facultad. Hablaron en el acto el Presidente de la Academia Argentina de Letras, Dr. Pedro Luis Barcia; el Lic. Santiago Kovadloff, miembro de número de esa Corporación; y la Prof. Maria Elena Vigliani de La Rosa, directora de la edición y del Ciclo de Literatura y Periodismo. En el XII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Espa­ ñola, que se realizó del 12 al 15 de noviembre en San Juan de Puerto Rico, la participación de la Academia consistió en la ponencia que presentó el Secre­ tario general, Rodolfo Modern, en la Comisión de Literatura sobre Narrativa picaresca en la Argentina y en los Estados Unidos de Norteamérica: Arturo Cancela y Damon Runyon. El Presidente, Pedro Luis Barcia, presentó el Diccionario del habla de los argentinos. El académico Tesorero, Federico Peltzer, asistió a la conferencia que, sobre El Quijote del Siglo XXI, hacia el IV Centenario de la primera novela moderna, dio el Prof. español de Semiótica Dr. José Maria Paz Gago en la Academia Nijcional de Bellas Artes; también el Dr. Peltzer asistió al acto público de incorporación de la académica correspondiente Elena Rojas Mayer en la Academia Nacional de la Historia. El académico Tesorero, Federico Peltzer, concurrió a la reunión de ADEPA con motivo de su 40.· aniversario. Su disertación versó sobre La responsabili­ dad social y la fonción educativa de los medios de comunicación. El Presidente y los académicos Emilia Puceiro de Zuleta, José Luis Moure y Antonio Requeni viajaron a San Juan para la entrega del diploma al miembro correspondiente César Eduardo Quiroga Salcedo. El viaje fue muy positivo para la Academia, así como muy halagüeño para los académicos. Fueron recibidos por el Rector y las autoridades de la Universidad Nacional NOTICIAS BAAL, LXVD, 2002 401 de San Juan, tuvieron una conferencia de prensa en el Rectorado y visitaron el Museo Casa de Sanniento. Mantuvieron reuniones de los académicos en Comi­ siones con profesores y alunmos de Literatura, Lingüística, Periodismo y Cien­ cias de la Comunicación, así como con creadores (poetas, escritores) y con el público en general. Hicieron una visita al Fondo Berta Vidal de Battini y también asistieron, en el auditórium, a un concierto de Cámara del Cuarteto de Saxofones de la Universidad, ofrecido en homenaje al académico Quiroga Salcedo. El señor Presidente, Pedro Luis Barcia, y los académicos Federico Peltzer y Santiago Kovadloff participaron de las reuniones con las Academias de Educación y Periodismo por el tema de la defensa de la lengua en los medios de comunicación.

Visitas

En la sesión 1156.8 del 8 de agosto, estuvo presente el señor académico correspondiente D. Francisco Marcos Marín. El martes 20 de agosto visitó la Academia, para presentarse, el Conseje­ ro Cultural y de Cooperación de la Embajada de España, D. Luis Prados Covarrubias. El jueves 22 de agosto, de paso por Buenos Aires, visitó la Academia la académica correspondiente, Dra. Gloria Videla de Rivero, y participó de la sesión 1157.8 • El lunes 26 de agosto, visitó la Academia el Director General -de Rela­ ciones Culturales y Científicas de España D. Jesús Silva; la Mesa Directiva estuvo reunida con él. El 15 de noviembre, visitó la Academia el Dr. Armando Hart Ávalos en compañía del señor Embajador de Cuba, D. Alejandro José González Galeano, y de la señora Consejera Cultural, Lic. Susana Sardiñas; fueron recibidos por el señor Tesorero Dr. Federico Peltzer, a quien acompañaban los académicos José María Castiñeira de Dios, Osear Tacca, Antonio Requeni, José Luis Moure, Emilia P. de Zuleta, Alicia Zorrilla y Jorge Cruz.

Comunicaciones

En la sesión 1156.' del 8 de agosto, estuvo presente en la sesión el miembro correspondiente Francisco Marcos Marín, a quien el Presidente le 402 NOTICIAS BAAL, LXVII, 2002 entregó el diploma; y el Secretario general, el pino A continuación, el Dr. MarcosMarin leyó un trabajo sobre Simbolismo en las estructuras lingüísticas. La señora académica correspondiente Gloria Videla de Rivero participó de la sesión 1157.8 del 22 de agosto y se refirió a su último proyecto, en dos tomos, Literatura de Mendoza. Espacio, historia, sociedad. En la sesión 1162.8 del 24 de octubre, el Presidente, Dr. Pedro Luis Barcia, saludó a la señora Etelvina Furt, hija del miembro correspondiente Jorge M. Furt; a su esposo, señor Ricardo Rodríguez, y a su hija Etelvina, quienes se encontraban presentes etrla sesión para participar del homenaje al miembro correspondiente con motivo del centenario de su nacimiento. El señor Presidente hizo una breve semblanza del académico Furt. En la sesión 1163.8 del 7 de noviembre, el académico Carlos Alberto Ronchi March leyó una comunicación sobre Aristófanes, el «comunismo» y el gobierno de las mujeres. En la sesión 1165.8 del 12 de diciembre, el académico Antonio Requeni también leyó una comunicación de homenaje a Rafael Alberti en el centena­ rio de su nacimiento; y el académico José Luis Moure pronunció palabras de homenaje al académico correspondiente Daniel Devoto, con motivo de su fallec;miento el 29 de noviembre de 2001.

Publicaciones

El 29 de agosto, se celebró la sesión 1158.8 en la que el Presidente presentó el Boletín tomo LXV, número 257-258, correspondiente al segundo semestre de dos mil.

Donacione~

Del señor Presidente, académico Pedro Luis Barcia, en nombre de la Universidad Austral, La obra de Enrique Anderson Imbert, Jornadas Inter­ nacionales -celebrada en Buenos Aires-, Universidad Austral. De la señora académica Alicia Jurado, un conjunto de cartas de Adolfo Bioy Casares; de Leonor Acevedo, madre de Jorge Luis Borges; de Roberto Giusti; Bernardo Canal Feijóo; de otros académicos, y algunas cartas de escri­ tores ingleses. También dos dIbujos de Mujica Lainez, enmarcados; un retrato de la mencionada académica y un cuadro de Soldi, que es la ilustración origi­ nal de su primer libro. BAAL, LXVIT, 2002 NOTICIAS 4~,.

De la señora académica Emilia P. de Zuleta, el Boletín G.E.C., N.o 13 de la Facultad de Filosofia y Letras, de la Universidad Nacional de Cuyo; y de la Asociación Argentina de Hispanistas, los Índices de las Actas del 2.°,3.°,4.° y 5. ° Congresos de esa Asociación. Del académico José Edmundo Clemente, su libro Breves metáforas coti­ dianas de la mitología clásica. Del académico Antonio Requeni, Antología Poética, de Arturo Marasso (1951); los tres tomos de La Prensa Literaria Argentina 1890-1974, de Was­ hington Luis Pereyra; Descanso de caminantes, Diarios íntimos, de Adolfo Bioy Casares. Del académico Horacio Armani, Imágenes de Eugenio Monta/e. Del académico Santiago Kovadloff, sus libros Ensayos de intimidad y Antología poética. Por gestión del académico Antonio Requeni, la señora Odi1 Pedrido entregó en donación todo el fichero de argentinismos de José Barcia -entre cuatro o cinco mil fichas-, pertenecientes a su esposo Federico Pedrido. De la señora académica correspondiente Gloria Vide1a de Rivero, el libro de su autoría, Literatura de Mendoza. Espacio, historia, sociedad, tomo n, entregado a la Academia por el académico correspondiente Carlos O. Nállim. Del académico correspondiente Francisco Marcos Marin, sus libros: Lec­ tura de su pluma; Odysseos; El comentario filológico con apoyo informático; Libro de Alexandre, estudio y edición de su autoría; Informática y humanida­ des y La sociedad de la información en Europa. Presente y perspectivas. Del académico correspondiente por San Juan, Dr. César Quiroga Salcedo: Salir con un domingo siete y otros estudios, y los seis tomos de las Actas del Congreso de Hispanistas, celebrado en San Juan, en 200l. De la académica correspondiente Susana Martorell de Laconi, su libro Algunos aspectos sintácticos y morfosintácticos. Del señor académico correspondiente Dr. Darío Villanueva, sus obras: La poética de la lectura en Quevedo, Avances en teoría de la literatura, Trayectoria de la novela hispanoamericana actual, Del «realismo mágico» a los años ochenta, Teorías del realismo literario, El polen de las ideas, Cami­ lo José Cela: páginas escogidas, El Jarama de Sánchez Ferlosio. Su estruc­ tura y significado, Homenaje a Claudio Guillén; el catálogo de la exposición Ramón del Valle Inc1án. 1866-1898 y el CD Rom Ex libris Universitatis. El patrimonio de las Universidades españolas. 404 NOTICIAS BMI.., LXVII, 2002

Dela señora María Esther Vázquez, su libro Victoria Ocampo. El mun­ do como destino. Del Fondo Nacional de las Artes, la Colección "Memorias y libros olvi­ dados", que consta de doce libros; igual donación enviaron para los académi­ cos de número": De la Ministra Consejera, Encargada de Negocios a.i. de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela, doña Maria José Báez Loreto, dos ejemplares del libro editado por eslLEmbajada con el título La Argentina en el Testimonio Venezolano, con un enjundioso ensayo escrito en tomo a Jorge Luis Borges por el poeta Juan Liscano. El jueves 1 de agosto, se recibió en la Academia la donación de doscien­ tos cuarenta y dos libros de teatro, dispuesta por la sucesión de la arquitecta Carmen Renard. Del Ing. Horacio C. Reggini, su artículo El Ingeniero en el presente: visión y perfil. De Jorge Amancio Pickenhayn, parte de la obra de su padre Jorge Osear Pickenhayn: Nuestra Academia Argentina de Letras; Trayectoria de un gran poeta: Baldomero Fernández Moreno; Los manuscritos de Leonardo; La obra poética de Dora Isella Russel; Letras del Uruguay; Confluencias litera­ rio-musicales; En primera persona; Vida literaria de Roberto F. Giusti; El amplio mundo de Juan Zorrilla de San Martín: sus aportes en materia litera­ ria (verso y prosa), filosófica, teatral, historiográfica, pictórica y musicológica. De la viuda de Alfredo Veiravé, los tres tomos de su Obra poética. Del Lic. Alejandro E. Parada, su libro De la Biblioteca particular a la Biblioteca pública. NORMASEDITO~ESPARA LA PRESENTACIÓN DE TRABAJOS DESTINADOS AL BAAL

1. Los artículos propuestos (originales e inéditos) se enviarán al Director del Boletín (Dr. Pedro Luis Barcia -T. Sánchez de Bustamante 2663- C1425DVA-Buenos Aires-Capital) en una copia en papel (tamaño A4) a dos espacios y en soporte informático (disquete: 3,5). Se incluirá, ade­ más, el nombre del autor (o autores), dirección postal y correo electróni• co, situación académica y nombre de la institución científica a la cual pertenece(n). 2. No se aceptarán colaboraciones espontáneas, si no han sido solicitadas por el Director del Boletín. Los artículos serán sometidos a una evalua­ ción (interna y externa) por el Consejo Asesor. 3. El Consejo Asesor se reservará los siguientes derechos: - pedir artículos a especialistas cuando 10 considere oportuno; - rechazar colaboraciones por razones de índole académica; - establecer el orden en que se publicarán los trabajos aceptados; - rechazar (o enviar para su corrección) los trabajos que no se atengan a las normas editoriales del Boletín. 4. Los artículos enviados deben ser presentados en procesador de textos para PC, preferentemente, en programa Word para Windows. 5. Los autores de los trabajos deberán reconocer su responsabilidad inte­ lectual sobre los contenidos de las colaboraciones y la precisión de las fuentes bibliográficas consultadas. También serán responsables del co­ rrecto estilo de sus trabajos. 6. Cláusula de garantía: Las opiniones de los autores no expresarán necesa­ riamente el pensamiento de la Academia Argentina de Letras. 7. El (los) nombre(s) del (los) autor(es) se señalarán en versalita, optándose por el orden de entrada siguiente: Autor, Nombre (GÜIRAIDES, RICARDo). 8. La lengua de publicación es el español; eventualmente, se aceptarán artículos en portugués. 9. El artículo propuesto no sobrepasará las veinte (20) páginas de extensión. En casos particulares, se podrán admitir contribuciones de extensión superior. 406 BAAL, LXVII. 2002

10. En caso de ilustraciones, gráficos e imágenes, tanto en papel como en soporte infonnático, es necesario comunicarse previamente con el Con­ sejo Asesor del Boletín. 11. La letra bastardilla (cursiva o itálica) se empleará en los casos siguientes: a) para los títulos de libros, revistas y periódicos; b) para citar fonnas lingüísticas (p. e.: la palabra mesa; de la expresión de vez en cuando; del alemán Aktionsart; el sufijo -ón). 12. Las comillas dobles se emplearán para citar capítulos de libros, artículos de revistas, contribuciones presentadas en congresos y colaboraciones editadas en periódicos. 13. Los títulos de novelas, cuentos y poemas se escribirán entre comillas dobles españolas o latinas (angulares) cuando estén incluidos en un texto compuesto en cursiva (p. e.: en las citas bibliográficas de libros) y en el caso que se encuentren citados en artículos de revistas, capítulos de libros, ponencias de congresos y colaboraciones en periódicos (p. e.: BORELLO, RODOLFO A. "Situación, prehistoria y fuentes medievales: <

18. La bibliografia consultada se redactará al fmal del trabajo, luego de las notas, según los criterios expresados a continuación.

Ejemplos de las notas bibliográficas y la bibliografía consultada

Libros (un autor):

QuEVEDO, FRANCISCO DE. Poemas escogidos. Edición, introducción y notas de José Manuel Blecua. Madrid: Castalia, 1974. 382 p. (Clásicos Castalia; 60). con subtítulo:

ARcE, JOAQUÍN. Tasso y la poesía española: repercusión literaria y confronta­ ción lingüística. Barcelona: Planeta, 1973.347 p. (Ensayos/Planeta). nueva edición, colaboradores y volúmenes:

CERVANTES SAAVEDRA, MIGUEL DE. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. 28 ed. correg. y actual. Edición y notas por Celina Sabor de Cortazar e Isaías Lemer; prólogo de Marcos A. Morínigo. Buenos Aires: Huemul, 1983, 1973.2 v. (Clásicos Huemul; 71). dos autores:

PICHOlS, CLAUDE y ANDRÉ M. RoussEAu. La literatura comparada. Versión española de Germán Colón Doménech. Madrid: Gredos, 1969.241 p. (Biblioteca Románica Hispánica. 111. Manuales; 23). MORLEY, S. GRISWOLD y COURTNEY BRUERTON. Cronología de las comedias de Lope de Vega: con un examen de las atribuciones dudosas, basado todo ello en un estudio de su versificación estrófica. Versión española de María Rosa Cartes. Madrid: Gredos, 1968. 693 p. (Biblioteca Románica Hispánica.!. Tratados y Monografias; 11). 408 BAAL, LXVII. 2002 tres autores:

Delacroix, Samuel; Alain Fouquier y Carlos A. Jenda más de tres aütores:

OBIETA, AOOLFO y OTROS. Hablan de Macedonio Fernández, por Adolfo de Obieta, Gabriel del Mazo, Federico Guillenno Pedrido, Emique Villegas, Arturo Jauretche, i]ly Laferrere, Miguel Shapire, Leopoldo Marechal, Manuel Peyrou, Francisco Luis Bemárdez, Jorge Luis Borges y Gennán Leopoldo García. Buenos Aires: Carlos Pérez, 1968. 127 p.

Editor o compilador:

AIzENBURG, EDNA, ed. DISK!N, MARTÍN y FERNANDO LEGAs, eds. RODRÍGUEZ SERRANO, MARíN, comp.

Autor institucional:

ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS. Academia Argentina de Letras: 1931-2001. Buenos Aires: Academia, 2001. 63 p.

Sin autor identificado, anónimos y antologías:

Enciclopedia lingüística hispánica. l. Madrid: CSIC, 1959.

Capítulo de libro:

FILLMORE, CHARLES. "Scenes and frames semantics". En ZAMPOW, A., ed. Linguistic structures processing. Amsterdam: North-Holland, 1982, pp. 55-81. COSERIU, EUGENIO. "Para una semántica diacrónica estructural". En su Princi­ pios de semántica estructural. Madrid: Gredos, 1977, pp. 11-86. BAAL, LXVII, 2002 NORMAS EDlTORJALES... 409

Artículo de revista:

MOURE, JOSÉ LUIs. "Unidad y variedad en el español de América (Morfosintaxis)". En Boletín de la Academia Argentina de Letras. T. 64, n.o 261-262 (2001), pp. 339-356. LAPESA, RAFAEL. "La originalidad artística de <

Manuscrito:

PERLorn, ANA MARíA. Una aproximación a la metafísica de Jorge Luis Borges. MS. 103 p.

Tesis:

MOSTAFA, SoLANGE P. Epistemología da Biblioteconomia. Sao Pauto: PUC­ SP, 1985.300 p. Tesis de doctorado.

Congreso:

Congreso de Academias de la Lengua Española (8.°: 1980: Lima). Memoria. Lima: Academia Peruana de la Lengua, 1980. 626 p.

Artículo de congreso:

BArnSTEssA, ÁNGEL J. "La lengua y las letras en la República Argentina". En Congreso de Academias de la Lengua Española (8.°: 1980: Lima). Memoria. Lima: Academia Peruana de la Lengua, 1980, pp. 540-546.

Artículo de periódico:

LoUBET, JORGELINA. "La estrella fugaz". La Gaceta. Suplemento Literario. Tucumán. 21 de febrero de 1993, p. 4. 410 BAAL, LXVII. 2002 \\

Reseña: \ \ HWANGPO, CECILIA P. Reseña de Análisis lingüístico del género chico andaluz \ y rioplatense (/870-1920) / Miguel Calderón Campos. Granada: Uni- 11 versidad de Granada, 1998.545 p. En Hispanic Review. Vol. 69, n.o 3 \ (2001), pp. 381-382. i

Documentos en Internet: artículo de revista:

HAMMERSLEY, MARTYN y ROGER GoMM. "Bias in social research" [en linea). En Sociological Research Online. Vol. 2, n.o 1 (1997). http:// www.socresonline.org.uklsocreonline/21l/2.html [Consulta: 29 abril 2002].

periódico:

CUERDA, JosÉ LUIS. "Para abrir los ojos" [en línea]. El País Digital. 9 mayo 1997, n.o 371. htql://www.elpais.es/p/19970S09/cultura [Consulta: 18 junio 1998].

otros:

W ALKER, JANlCE R. MLA-style citations 01 electronic sources [en línea]. Endorsed by the Alliance for Computer and Writing. Ver. 1.1. Tampa, Florida: University of South Florida, 1996. hnv://www.cas.usf.edul english/waIker/mla.html [Consulta: 12 marzo 1999].

Aráoz Anzoátegui, Raúl, Palabras de despedida ...... 361 Artículos ...... 9 Y 317 Barcia, Pedro Luis, Brevísima historia de la Academia Argentina de Letras ...... ··.·······.························ 9 Barcia, Pedro Luis, Las labores panhispánicas en torno a la lengua ...... 47 Barcia, Pedro Luis, Palabras de apertura ...... 53 Barcia, Pedro Luis, Las anotaciones de Echeverría a los argentinismos inclusos en sus poemas ...... 89 Barcia, Pedro Luis, Visita a la Academia de Periodismo ...... 133 Barcia, Pedro Luis, Palabras de apertura ...... 161 Barcia, Pedro Luis, Recepción del académico correspondiente por San Juan don César Eduardo Quiroga Salcedo ...... 185 Barcia, Pedro Luis, Apertura de la última sesión pública del año académico ...... 217 Barcia, Pedro Luis, Los libros potenciales del maestro Battistessa ...... 225 Barcia, Pedro Luis, Homenaje a Jorge Mario Furt en el Centenario de su nacimiento (1902-2002) ...... 299 Barcia, Pedro Luis, Discurso en el sepelio del académico honorario Monseñor Doctor Octavio Nicolás Derisi ...... 347 Barcia, Pedro Luís, Presentación ...... 373 Barcia, Pedro Luis, Palabras del Presidente de la Academia ...... 391 Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Portal Academia Argentina de Letras ...... 371 Blaisten, Isidoro, La devaluación de la lengua ...... 37 Blaisten, Isidoro, La solemnidad destruida ...... 173 Celebración "Día del Idioma" ...... 31 Centenario de Angel J. Bautista...... 217 Clemente, José Edmundo, Adiós al amigo ...... 357 Comunicaciones ...... 85 Y 249 Contribución a la bibliografía de don Adolfo de Obieta (1912-2002) ...... 131 Contribución a la bibliografía de Mons. Octavío N. Derisí (1907-2002) .... 351 414

Contribución a la bibliografía de don Jorge Calvetti (1916-2002) ...... 363 Crónica ...... 133 Y 371 Décimo Segundo Congreso de la Asociación de Academias.de la Lengua Española ...... 241 Duhalde, Eduardo, Carta de S.E. el señor Presidente de la Nación ...... 239 Homenajes ...... 217 Indice del Tomo LXVII (2002) ...... : ...... 411 Jurado, Alicia, Presentación de Emilia Puceiro de Zuleta ...... 63 La Academia en Internet 2002 ...... 371 Lanzamiento del sitio electrónico de la Academia en Universia ...... 391 Marcos Marín, Francisco, Simbolismo en las estructuras lingüísticas ... 249 Modero, Rodolfo, Palabras de homenaje en ocasión del fallecimiento de don Adolfo de Obieta ...... 85 Modero, Rodolfo, Electra: entre Atenas y la Atenas del Plata ...... 113 Modero, Rodolfo, Presentación del académico de número don Isidoro Blaisten ...... 167 Modero, Rodolfo, Narrativa picaresca en la Argentina y en los Estados Unidos de Norteamérica: Arturo Cancela y Damon Runyon ...... 241 Moure, José Luis, In Memoriam Daniel Devoto ...... 309 Necrología ...... 131 Y 347 Normas editoriales para la presentación de trabajos destinados al Boletín de la Academia Argentina de Letras ...... 145 Y 405 Noticias ...... 139 Y 397 Peltzer, Fed~rico, Lengua y habla en el escritor ...... 31 Peltzer, Federico, Evocación de Víctor Hugo en el bicentenario de su nacimiento ...... 317 Premio Literario Academia Argentina de letras ...... 233 Quiroga Salcedo, César Eduardo, Tradición oral, literatura e historia, ida y vuelta ...... 193 Recepción de la académica de número doña Emilia P. de Zuleta ...... 53 Recepción del académico de número don Isidoro Blaisten ...... 161 Requeni, Antonio, Recuerdo de Camilo José Cela ...... 101 Requeni, Antonio, Manuel Peyrou (1902-1974) ...... 107 Requeni, Antonio, Entrega del Premio Academia Argentina de Letras al novelista Abel Posse ...... 233 Requeni, Antonio, Recuerdo de Rafael Alberti ...... 303 Requeni, Antonio, Palabras para Jorge ...... 359 Rivero, Gloria Videla de, Literatura de Mendoza. Espacio. historia, sociedad ...... 291 Viaje de la Academia a San Juan ...... 185 Zonana, Víctor Gustavo, Imágenes de la memoria en la obra de Oiga Orozco ...... 327 Zuleta, Emilia P. de, La lengua española y el habla de los argentinos ...... 41 Zuleta, Emilia P. de, Alfonso Reyes y lafimción de la critica ...... 67

PUBLICACIONES DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS

Boletín, órgano oficial de la Academia Argentina de Letras, 68 tomos. (1933-2002),266 números.

ANEJOS DEL BOLETÍN DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS

Anejo 1: Homenaje a Jorge Luis Borges. (1999). Agotado.

SERIE CLÁSICOS ARGENTINOS

1. Juan María Gutiérrez: Los poetas de la revolución. Prólo• go de Juan P. Ramos. (1941). Agotado.

n. Olegario V. Andrade: Obras poéticas. Texto y estudio de Eleuterio F. Tiscomia. (1943). Agotado.

nI-IV. Calixto Oyuela: Estudió~ literarios. Prólogo de Álvaro Melián Lafinur. (2 tomos, 1943). Agotados.

V-VI. José Mármol: Poesías completas. Tomo 1, Cantos del Pere­ grino. Texto y prólogo de Rafael Alberto Arrieta. Tomo n, Armonías, Poesías diversas. Notas preliminares de Rafael Alberto Arrieta. (Tomo 1, 1946-Tomo n, 1947). Agotados.

VII-VnI. Calixto Oyuela: Poetas hispanoamericanos. 2 tomos. (Tomo 1, 1949-Tomo n, 1950). Tomo 1: agotado.

IX-X. Paul Groussac: Mendoza y Garay.Tomo 1, Don Pedro de Mendoza. Prólogo de Carlos Ibarguren. Tomo n, Juan de Garay. (Tomo 1, 1949 - Tomo n, 1950). Agotados. XI. Rafael Obligado: Prosas. Compilación y prólogo de Pedro Luis Barcia. (1976). Agotado.

xn. Juan María Gutiérrez: Pensamientos. Prólogo de Ángel J. Battistessa. (1980). Agotado.

XIll. Martín Coronado: Obras dramáticas. Selección y prólogo de Raúl H. Castagnino. (1981).

XN. Joaquín Castellanos: Páginas evocativas. Selección y pró• logo de Bernardo González Arrili. (1981).

XV. La Lira Argentina. Edición crítica, estudio y notas por Pedro Luis Barcia. (1982).

XVI. Juan Bautista Alberdi: Escritos satíricos y de crítica lite­ raria. Prólogo y notas de José A. Orla. (1986).

SERIE ESTUDIOS ACADÉMICOS

1. William Shakespeare: Venus y Adonis. Traducción poética directa del inglés, precedida de una introducción y seguida de notas críticas y autocríticas por Mariano de Vedia y Mitre. Prólogo de Carlos Ibarguren. (1946). Agotado.

n. Arturo Marasso: Cervantes. (1947). Agotado.

m: Gonzalo Zaldumbide: Cuatro grandes clásicos america­ nos. (1948). Agotado.

N. Bartolomé Mitre: Defensa de la poesía. Introducción y no­ tas críticas por Mariano de Vedia y Mitre. (1948). Agotado.

V. Dalmacio Vélez Sársfield: La Eneida. Prólogo de Juan Álvarez. (1948). Agotado.

VI. José León Pagano: Evocaciones. Ensayos. (1964). Agotado. vn. José A. Orla: Temas de actualidad durable. (1970). Ago­ tado. vm. Carmelo M. Bonet: Pespuntes críticos. (1969). Agotado.

IX. Fermín Estrella Gutiérrez: Estudios literarios. (1969). Agotado.

X. Jorge Max Rohde: Humanidad y humanidades. Estudios literarios. (1969). Agotado.

XI. Ricardo Sáenz-Hayes: Ensayos y semblanzas. (1970). Agotado.

xn. Osvaldo Loudet: Figuras próximas y lejanas. Al margen de la historia. (1970). Agotado.

XIII. Carlos Villafuerte: Refranero de Catamarca. (1972). Agotado.

XN. Alfredo de la Guardia: Poesía dramática del romanticis­ mo. (1973). Agotado.

XV. Leónidas de Vedia: Baudelaire. (1973). Agotado.

XVI. Miguel Ángel Cárcano: El mar de las Cícladas. (1973). Agotado. xvn. Rodolfo M. Ragucci: Voces de Hispanoamérica. (1973). Agotado. xvm. José Luis Lanuza: Las brujas de Cervantes. (1973). Agotado.

XIX. Bernardo González Arrili: Tiempo pasado. Semblanza de escritores argentinos. (1974). Agotado.

XX. Carlos Villafuerte: Adivinanzas recogidas en la provincia de Catamarca. (1975). Agotado. XXI. Osvaldo Loudet: Ensayos de crítica e historia. (1975). Agotado.

XXII. Orestes Di Lullo: Castilla: Altura de España. (1975). _Agotado.

xxm. Jorge Max Rohde: Angulos. (1975). Agotado.

XXIV. Alfredo de la Guardia: Temas dramáticos y otros ensayos. (1978). Agotado.

xxv. Eduardo González Lanuza: Temas del «Martín Fierro». Prólogo de Bernardo Canal Feijóo. (1981).

XXVI. Celina Sabor de Cortazar: Para una relectura de los clási­ cos españoles. Presentación de Raúl H. Castagnino. (1987).

XXVll. Sarmiento -Centenario de su muerte-o Recopilación de textos publicados por miembros de la Institución. Prólogo de Enrique Anderson Imbert. (1988).

XXVITI. Estanislao del Campo: Fausto. Estudio preliminar de Án­ gel J. Battistessa. (1989).

XXIX. Raúl H. Castagnino: El teatro en Buenos Aires durante la época de Rosas. 2 tomos. Noticia preliminar de Amelia Sánchez Garrido. (1989).

xxx. España y el Nuevo Mundo. Un diálogo de quinientos años. Textos pertenecientes a miembros de la Institución. Prólo• go de Federico Peltzer. 2 tomos. (1992).

XXXI. Antonio Pagés Larraya: Nace la novela argentina (1880-1900). (1993).

XXXII. Paul Verdevoye: Costumbres y costumbrismo en la prensa argentina desde 1801 haSta 1834. (1994). xxxm. Ángela B. Dellepiane: Concordancias del poema Martín Fierro. 2 tomos. (1995).

XXXIV. Raúl H. Castagnino: Misceláneas de lo literario. (1998).

XXXV. Carlos Orlando Nállim: Cervantes en las letras argenti­ nas. (1998).

XXXVI. Horacio Castillo: Ricardo Rojas. (1999).

xxxvn. Oscar Tacca: Los umbrales de «Facundo» y otros textos sarmientinos. (2000). xxxvm. Horacio Castillo: Darío y Rojas. Una relación fraternal. (2002).

XXXIX. Federico Pe1tzer: ... En la narrativa argentina. (2003).

SERIE ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS Y FILOLÓGICOS

I. Pedro Henríquez Ureña: Observaciones sobre el español en América y otros estudios filológicos. Compilación y prólogo de Juan Carlos Ghiano. (1976). Agotado.

n. María Luisa Montero: Vocabulario de Benito Lynch, con la colaboración de Silvia N. Trentalance de Kipreos. Pre­ mio Conde de Cartagena (1980-1982), de la Real Acade­ mia Española. (1986).

SERIE HOMENAJES

I. Homenaje a Cervantes. (1947). Agotado.

n. Homenaje a Leopoldo Lugones. 1874-1974. (1975). Ago­ tado.

m. Homenaje a Francisco Romero. 1891-1962. (1993). IV. Homenaje a Oliverio Girondo. 1891-1967. (1993).

V. Homenaje a Álvaro Melián Lafinur 1889-1958 y Olegario V. Andrade 1839-1882 (1993).

VI. Homenaje a Pedro Salinas. 1891-1951. (1993).

VIT. Cuatro CentenariofC(José A. Oría, Bernardo González Arrili, Jorge Max Rohde, Pedro Miguel Obligado). (1994).

VID. Homenaje a Vicente Huidobro 1893-1948 y César Vallejo 1892-1938. (1994).

IX. Homenaje a Edmundo Guibourg 1893-1986 (1994).

X. Homenaje a Juan Bautista Alberdi 1810-1884 (1995).

XI. Homenaje a José Hernández 1834-1886 y Ricardo Güiraldes 1886-1927 (1995).

XIT. Homenaje a Federico García Lorca. 1898-1936. (1995).

XID. Homenaje a Roberto F. Giusti. 1887-1978. (1995).

XIV. Homenaje a Celina Sabor de Cortazar. 1913-1985. (1995).

xv. Homenaje a Domingo Faustino Sarmiento. 1811-1888. (1995).

XVI. Homenaje a Arturo Capdevila 1889-1967 y Osvaldo Loudet 1889-1983. (1995).

XVll. Homenaje a Alfonso Reyes. 1889-1959. (1995).

XVill. Homenaje a Alfonso de Laferrere. 1893-1978. (1995).

XIX. Homenaje a Juana de Ibarbourou y Sor Juana Inés de la Cruz. (1996). xx. Homenaje a Ezequiel Martínez Estrada. 1895-1964. (1997).

XXI. Homenaje a Victoria Ocampo. 1890-1979. (1997).

OTRAS PUBLICACIONES

Discursos Académicos

1. Discursos de recepción: 1933-1937 (1945). 11. Discursos de recepción: 1938-1944 (1945). ill. Discursos y conferencias: 1932-1940 (1947). N. Discursos y conferencias: 1941-1946 (1947).

Augusto Malaret: Diccionario de americanismos. (Suplemento). 2 to­ mos. Tomo I (1942). Tomo n (1944). Agotados.

Leopoldo Lugones: Diccionario etimológico del castellano usual, (1944). Agotado.

Leopoldo Díaz: Antología. Prólogo de Arturo Marasso. (1945). Agotado.

Carlos Villafuerte: Voces y costumbres de Catamarca. 2 tomos. Tomo 1(1954). Tomo 11 (196D. Agotados.

Baltasar Gracián: El discreto. Texto crítico por Miguel Romera Nava­ rro y Jorge M. Furt. (1959). Agotado.

Martín Gil: Antología. Selección y prólogo de Arturo Capdevila. (1960).

Ricardo Sáenz-Hayes: Ramón J. Cárcano, en las letras, el gobierno y la diplomacia. (1860-1946). (1960).

Arturo. Capdevila: Alta memoria. Libro de los ausentes que acompa­ ñan. (1961). Agotado.

Arturo Marasso: Poemas de integración. (1964); 2.a edición (1969). IV Congreso de las Academias de la Lengua Española. (1966). Agotado.

Enrique Banchs: Obra poética. Prólogo de Roberto F. Giusti. (1973). Reimpresión (1981).

Enrique Banchs: Prosas. Selección y prólogo de Pedro Luis Sarcia. (1983).

Jorge Vocos Lescano: Obra poética. 2 tomos. Tomo 1: 1949-1977. (1979). Tomo 11: 1978-1987. (1987).

Carlos Mastronardi: Poesías completas. Prólogo de Juan Carlos Ghiano. (1981 ).

Bernardo González Arrili: Ayer no más. "Calle Corrientes entre Es­ meralda y Suipacha". "Buenos Aires, 1900". Palabras prelimi­ nares por Raúl H. Castagnino. (1983).

Carlos Mastronardi: Cuadernos de vivir y pensar. (1930-1970). Prosa. Prólogo de Juan Carlos Ghiano. (1984).

Atilio Chiáppori: Prosa narrativa. Noticia preliminar y selección de Sergio Chiáppori. (1986).

Dardo Rocha: Teatro. Advertencia preliminar por Amelia Sánchez Garrido. (1988).

Leopoldo Lugones: Historia de Sarmiento. Estudio preliminar de Juan Carlos Ghiano. (1988).

Nicolás Avellaneda: Escritos. Prólogo de Juan Carlos Ghiano. (1988).

Pedro Henríquez Ureña: Memorias-Diario. Introducción y notas por Enrique Zuleta Álvarez. (1989).

Jorge G. Borges: El caudillo. Prólogo de Alicia Jurado. (1989). Víctor Gálvez (Vicente G. Quesada): Memorias de un viejo. Estudio preliminar de Antonio Pagés Larraya. (1990).

Academia Argentina de Letras: Léxico del habla culta de Buenos Aires (PILE/). Prólogo de Carlos Alberto Ronchi March. (1998).

Academia Argentina de Letras. 1931-2001. Guía informativa. (2001).

Índice del Boletín de la Academia Argentina de Letras. Desde 1935 hasta 1982.

Acuerdos acerca del idioma: Tomo I (1931-1943), Tomo il (1944-1951), Tomo m (1956-1965), Tomo IV (1966-1970), Tomo V (1971-1975), Tomo VI -Notas sobre el habla de los argentinos- (1971-1975), Tomo Vil (1976- 1980), Tomo vm -Notas sobre el habla de los argentinos­ (1976-1980), Tomo IX (1981-1985), Tomo X -Notas sobre el habla de los argentinos- (1981-1985), Tomo XI (1986-1990), Tomo Xil -Notas sobre el habla de los argentinos- (1986-1990). Tomos I y il: agotados.

Registro del habla de los argentinos. (1994). Agotado.

Dudas idiomáticas frecuentes. Verbos. (1994).

Registro del habla de los argentinos. Adenda 1995. (1995). Agotado.

Dudas idiomáticas frecuentes. (Versión ampliada). (1995). Agotado.

Registro del habla de los argentinos. (1997).

Disquete 3 ~ (2) Dudas idiomáticas frecuentes. Verbos. (1997). Agotado.

Dudas idiomáticas frecuentes. (Versión que incorpora normas de la Ortografia, de la Real Academia Española, ed. 1999). (2000). CD-ROM. Registro de Lexicografía Argentina. (2000). CD-ROM. Dudas Idiomáticas Frecuentes. (2001).

Novedades Diccionario del habla de los argentinos. Editorial Espasa, 2003.

Reflexiones sobre la lectura. llnsayos breves escritos por académicos. Editorial Dunken, 2003.

SUMARIO COMUNICACIONES Mar~os .~lI!ín, Francisco, Simbolismo en las estructuras ImgU/stlcas ...... 249 Rivero, Gloria Videla de, Literatura de Mendoza. Espacio, historia, sociedad ...... ,...... 291 Barcia, Pedro Luis, Homenaje a Jorge Mario Furt en el centenario de su nacimiento (/902-2002)...... 299 Requeni, Antonio, ReCllerdo de Rafael Alberti ...... 303 Moure, José Luis, In Memoriam Daniel Devoto ...... 309 ARTÍCULOS Peltzer, Fede~ic?, Evocapión de Víctor Hugo en el bicentenario de su nacmllento ...... 317 Zonana, Víctor Gustavo, Imágenes de la memoria en la obra de Oiga Orozco ...... 327 NECROLOGÍA Barcia, Pedro Luis, Discurso e~ el sepelio del académico honorario Monseñor Doctor Octavio Nicolás Derisi...... 347 Contribución a la bibliografía de • Mons. Octavio N. Derisi (/907-2002) ...... 351 Clemente, José Edmundo, Adiós al amigo ...... 357 Requeni, Antonio, Palabras para Jorge ...... 359 Aráoz Anzoátegui, Ra.úl, Palabras de despedida ...... 361 Contribución a la bibliograf/G de don Jorge Calvetti (/916-2002). 363 CRÓNICA La Academia en Internet 2002 Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Portal Academia Argentina de Letras ...... 371 Barcia, Pedro Luis, Presentación ...... 373 Lanzamiento del sitio electrónico de la Academia el! Universia Barcia, Pedro Luis, Palabras del Presidente de la Academia..... 391 NOTICIAS ...... 397 Normas editoriales para la presentación de trabajos destinados al Boletín de la Academia Argentina de Letras...... 405 ÍNDICE DEL TOMO LXVII (2002) ...... 411 PUBLICACIONES DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS .La Academia no mantiene correspondencia sobre material no publicado. Dirección Postal: T. Sánchez de Bustamante 2663. e 1425 DVA Buenos Aires, República Argentina