ARMANDO ZARATE: Quiroga. : juicios y testimonios. : Plus Ultra, 1985.

Juan , el caudillo prometeico de las provincias del interior, ha sido inmortalizado por los bardos gauchos y por escritores cultos, y su figura todavia arroja inmensas y ambiguas sombras sobre los escritos de los histo- riadores de su pais y continente. iLPor que su asesinato en 1835 cerca de la estafeta postal de Barranca Yaco, a unos pocos kil6metros de C6rdoba, inspir6 la imagina- ci6n po6tica de sus contemporaneos y nos contintia fascinando hoy? LCudl es la importancia hist6rica del hombre cuya prematura y brutal muerte produjo profun- das convulsiones en la sociedad , que, como muchos podrian afirmar, ain hoy afectan al desarrollo de la naci6n, a su status y condici6n? Estas dos cuestiones son el foco de esta antologia <> del periodo debido a su 6nfasis sobre valores en conflicto y a su proyecci6n del castigo final sufrido por los autores de malas acciones. Las baladas incluidas documentan el ar- gumento de Zarate de que los poetas populares en general no eran favorables a Quiroga, a pesar de que se lamentaran en esta ocasi6n de su triste destino. Zarate, por consiguiente, arguye que el pathos o la emoci6n recogida por los bardos rurales tiene poca relevancia politica o social. Su lecci6n es primariamente moral: incluso aunque los bardos repudiaran el criminal asesinato de Quiroga, esto no significa la justificaci6n ptiblica del algunas veces cruel caudillo y de su terrible legado. Sin embargo, aquellos lectores inspirados por la exhortaci6n de Bradford Burns (The Poverty of Progress: Latin America in the Nineteenth Century [Los Angeles y Berkeley: University of California Press, 1980]) a investigar en la expresi6n fol- kl6rica sobre caudillos rurales tales como Quiroga y sobre las casi olvidadas luchas 614 RESENAS del pueblo rural contra la brutal imposici6n por las elites urbanas, deben legitima- mente cuestionar la representatividad de las fuentes elegidas por Zarate. zEs posible que un interds artistico de cardcter sensacionalista por parte del pueblo diera lugar a una exclusi6n en su cancionero rural de temas < tales como la prover- bial castidad, fidelidad, honestidad de Facundo y su firme devoci6n a su pueblo? Estas estdn entre las cualidades morales de Facundo Quiroga, de acuerdo con el historiador liberal Vicente Fidel L6pez. O Les posible que los transcriptores del folklore a principios de este siglo utilizaran o crearan ellos mismos, sin que sepa- mos la raz6n, una distorsionada o poco representativa selecci6n de la expresi6n oral popular? La lectura de este libro no ha saciado las dudas debidas a la perversa curiosidad de este lector. La tesis de Zarate es que la fascinaci6n del piblico con la emboscada en Ba- rranca Yaco encuentra su mejor explicaci6n en la dimensi6n psicol6gica o estdtica: el intento intemporal del hombre por comprender los misterios de la vida. El re- conoce en Facundo a uno de los pocos hdroes miticos de la cultura latinoamericana, y es por ello que compara la imagen textual del caudillo con aquella de Don Juan, Macbeth y Fausto. Los diversos relatos sobre el desd6n de Facundo hacia la muerte y su violento destino tambidn nos recuerdan a la catarsis de las tragedias griegas y de los dramas de sangre de Calder6n. La tercera secci6n de la antologia incluye poemas, apuntes en prosa y dramas breves -la < (publicado previamente en Revista Iberoamericana, 104-105 [1978], pp. 471-485), admirablemente explica que la dramttica biografia de Facundo Quiroga escrita por Sarmiento va mas alla de la mera integraci6n del dato hist6rico dentro del libelo propagandistico, y penetra dentro del nivel arquetipico de la experiencia humana. La tesis de Zarate es que Facundo, tal como es presentado por Sarmiento, es un simbolo fantasmag6rico, y como tal, un mito cuya trayectoria s6lo puede ser tratada adecuadamente a travs del discurso literario. Por consiguiente, el mayor logro de Sarmiento se encuentra en primer lugar en el campo de la literatura: en su narra- tiva, 61 preserva con dxito el vigoroso y primitivo impacto de aquellos romances y poemas populares que trataron sobre la vida y muerte de Quiroga. La segunda selecci6n, tomada de La tradicidn nacional, de Joaquin Y. Gonzalez, integra liricamente una visi6n hist6rica y una profunda comprensi6n de las media- ciones psicol6gicas que trabajan en la imaginaci6n popular. Segdn Gonzalez, los crimenes que Quiroga cometi6 en vida fueron eclipsados despuds en la memoria e imaginaci6n popular con lo que se percibi6 como el extraiio poder psicol6gico que Quiroga ejercia sobre sus contempordneos y el aura de invencibilidad que proyec- taba en la batalla y en el juego. La imaginaci6n popular represent6 a Quiroga como <> (p. 216). La muerte de Facundo es uno de esos acontecimientos que quedan grabados en la memoria his- t6rica colectiva porque combin6 10 mas grande del valor y las virtudes humanas con los aspectos mas s6rdidos del terror y el crimen, y porque inspir6 una extrajia mezcla de reacciones que fueron desde el desprecio al miedo y desde la conmise- RESENAS 615

raci6n a la simpatia. Esta es la < (p. 12). Esta interpenetraci6n de discursos literarios, socio-cientificos -se podria afiadir politicos o propagandisticos- es un inmenso problema cuando uno se acerca a muchos textos historiograficos. Zarate, buen conocedor de este problema, brevemente orienta al lector con res--- pecto a c6mo, en un trabajo tal como el Facundo, los fuertes prejuicios ideol6gicos e incluso las pasiones personales muchas veces desviaron a Sarmiento de cualquier intento de escribir una versi6n <> de la vida e ideas de su protagonista. Interesantemente, la obligatoria selecci6n de Sarmiento es incluida bajo la categoria de <>. La raz6n para esto se hace aparente cuando uno lee las detalladas anotaciones de Zarate a lo largo de la antologia, demostrando que el trabajo de Sarmiento es quizas el mis fiable texto del periodo en lo que refiere- a correctos nombres de personas y lugares y pequefios detalles sobre la carrera de Facundo Quiroga. Pero, como 61 alerta al lector, estos detalles precisos estan inclui- dos en un texto al que se ha dado forma de acuerdo con una tesis altamente politi- zada. Es, por consiguiente, necesario situar al Facundo con respecto a la aguda critica de Juan B. Alberdi, de que los historiadores liberales de la categoria de Mitre y Sarmiento habian, de hecho, enterrado mediante sus distorsionados escritos poli- ticos el legado positivo de los caudillos del pais. De hecho, es bien sabido que Sar- miento era totalmente partidario de este papel politizado y activista del historiador,_ como ejemplifican los muy partidistas comentarios sobre el caudillo uruguayo Jos6 Artigas, en las paginas del Facundo, y la tendenciosa auto-justificante biografia que 61 escribi6 posteriormente sobre Angel <> Pelialosa. Como tal, el lector informado legitimamente cuestionaria el valor historiogrdfico de esta de Facundo Quiroga, especialmente conociendo el violento odio de Sarmien- to por el <> y los caudillos rurales en general. En relaci6n con estos temas, la introducci6n de Zarate a la secci6n sobre prosa hist6rica es concisa y exacta. Sin embargo, no satisfard completamente a aquellos lectores que busquen una mas completa orientaci6n sobre los prejuicios y lealtades de los diferentes es- critores y, por consiguiente, una mas comprensiva discusi6n del status historio- grafico de los diferentes textos incluidos. Otro tema polemico tratado en este libro es la situaci6n de Facundo Quiroga con respecto al conflicto hist6rico que estaba emergiendo como posible dlave del pe- riodo: la lucha por la hegemonia nacional entre, por un lado, la sociedad urbana con una oligarquia comercial burocratica, clerical -y posteriormente latifundista-, que estaba incrementando su dominio en y alrededor de la ciudad portuaria capital 616 RESENAS

del pafs, y, por otro, los defensores de una cultura regional, tradicional, popular e incluso plebeya, que residian principalmente en las provincias mediterrineas. Este acalorado conflicto influy6 inevitablemente en la producci6n historiogrlfica y cul- tural de la regi6n en aquella dpoca; incluso hoy afecta en la comprensi6n que uno tiene del caracter e importancia hist6rica de caudillos tales como Artigas, Gilemes y Facundo Quiroga. La antologia de Zarate incluye lecturas representativas de cada una de las dos preponderantes posiciones historiogrificas que tratan sobre el tema: la revisionista y la liberal. A algunos historiadores contemporaneos, que estan entre los mss pres- tigiosos en este campo (Scobie, Ferns, M. Peia, Halperin Donghi, etc.), se les ha unido un politizado grupo de ide6logos nacionalistas «hispanicistas> (J. M. de Rosas y seguidores) en su apoyo por la lectura revisionista. Muchos de 6stos argumentarian que la entonces predominante poblaci6n criolla del pais, pero especialmente la de las provincias del interior, crey6 durante gran parte del siglo XIX que el mayor peligro para su modo de vida emanaba de la oligarquia bonaerense. Esta oligarquia, al iden- tificar sus intereses clasistas y regionales cada vez mss con el imperialismo europeo (fundamentalmente britinico), margin6 de la estructura de poder del pais a las pro- vincias del interior y a la poblaci6n con herencia hispdnica. Los historiadores revi- al aristocratico y europeizado Rivadavia, como al latifundista y demagogo Ross y al aristocratico y europeizado Rivadavia, como al latifundista y demagogo Rosas y como a los elitistas dem6cratas liberales Mitre y Sarmiento. Zarate caracteriza el ampliamente extendido sentimiento en el interior del pals a esta toma del poder por parte de los hacendados-exportadores de Buenos Aires, los intereses comerciales ex- tranjeros y la creciente poblaci6n inmigrante: <> (p. 43). Zarate hace bien en incluir aquf una selecci6n de uno de los mis prestigiosos historiadores, Da- vid Peia, cuya tesis autoritativa en Juan Facundo Quiroga (1906) es que Facundo, el implacable, magnrnimo, cruel y generoso lider del interior, fue asesinado por mandato de , el tirano de Buenos Aires. Esto fue porque Ro- sas vefa en Quiroga al inico rival por el liderazgo nacional y vio una amenaza a la hegemonia de la ciudad portuaria en los incansables esfuerzos de Quiroga por or- ganizar la Republica bajo una constituci6n federal. Pero es obvio que la propia posici6n de Zarate estil mis con la interpretaci6n opuesta, aquella de la escuela liberal, que ha predominado en los circulos intelectua- les de Argentina y que ha monopolizado la opini6n del pdblico lector ingl6s en base a escritos ampliamente difundidos y grandemente respetados, tales como Life in the Argentine Republic in the Time of the Tyrants, de Sarmiento -la ajustada traduc- ci6n del Facundo (1845) realizada por Mary Mann-, y Las ideas politicas en Ar- gentina, de Jose Luis Romero. En la antologia uno encuentra lecturas liberales de Tomas de Iriarte, Joaquin Y. Gonzalez y Ram6n J. Cdrcano (habria ayudado si Za- rate hubiera incluido lo que en otro lugar uno aprende sobre estos tres historiado- res, que son respectivamente: general unitario y enemigo de Rosas, escritor liberal de finales del siglo xix y un respetado historiador en las primeras ddcadas del si- glo xx). La introducci6n a la secci6n de lecturas historiograficas que nos ofrece Za- rate sigue fielmente estas fuentes. Escribe: <<...Juan Facundo Quiroga no era el sol invicto, sino el rayo que nace de la torva nube. Su biografia (biografia inmoral la llama [Sarmiento]) es la historia de un hombre de genio, maniitico y rebelde, de- vorado al fin por su mismo chorro de energia primitiva>> (p. 43). La btsqueda de RESENAS 617

Zarate en relaci6n al mito y la historia de Facundo puede ser comparada a la bus- queda de Vargas Llosa en La historia de Mayta, pero con una notable excepci6n: aquf Zarate no nos da la explicaci6n de por que favorece una lectura de la leyenda de Facundo sobre otra. Puesto que el principal foco de Zarate es la muerte de Quiroga, e1 so- lamente considera de forma breve a estos importantes e inevitablemente pol6micos temas que rodean la vida «hist6rica de su protagonista y que merecerian un trata- miento mas amplio. De manera similar, la antologia de selecciones hist6ricas podria ser ampliada y hecha mas representativa. Como ejemplo, cabe citar la ausencia de escritos de tanta importancia como los de Juan Bautista Alberdi y Vicente Fidel L6- pez, cuyos favorables puntos de vista sobre Quiroga deben ser tenidos en cuenta en cualquier detallado estudio del tema. En resumen, la antologia, con las introducciones y anotaciones de Zarate, provee un excelente tratamiento literario del encuentro de Facundo con el destino en Barran- ca Yaco. Pero tendriamos que esperar un segundo estudio para satisfacer al lector que busque una discusi6n histdrica de la misma intensidad acerca de las tramas de sig- nificaci6n y las pasiones y prejuicios relevantes a Facundo Quiroga y sus sombras. Esta es la tarea que espera a Zarate, quien despliega en este volumen juiciosas opi- niones, atenci6n al detalle imparcial y una intima familiaridad con las circunstancias hist6ricas y la bibliografia existente sobre Facundo Quiroga. Mientras tanto, el volu- men estudiado presenta una valiosa introducci6n a Juan Facundo Quiroga, cuya pre- sencia hist6rica e imagen un siglo y medio despu6s de Barranca Yaco continda atra- yendo la atenci6n de historiadores e impregnando la literatura y el folklore de todo un continente. WILLIAM KATRA University of Wisconsin at La Crosse.

42