LAS ESTACIONES Y OTROS POEMAS L SARA DE Ibajsíez
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SARA DE IBA~EZ En 1940, con la publicación de .Canto, Sara de Ibáñez ob tuvo un éxito literario que atrajo la atención no sólo de la critica de su país natal;Uruguay, sino la de todos los lecto LAS res atentos de Hispanoamérica. La poetisa, que casi a hur tadillas se babia iniciado en las letras, de pronto se dio a conocer con esos poemas, cercanos a las formas expresivas ESTACIONES que caracterizan las tendencias contemporáneas e imbuidos a la vez de la savia que 11utrió la literatura española de los S{glos de Oro. Posteriormente, con Hora ciega ( 1943) y Pastoral (1948), Sara de Ibáñez confirmó lo mucho que prometían sus trabajos iniciales y se consagró como una de las figuras sobresalientes de la poesía en nuestra lengua. Componen Las esfaciones y otros poemas una serie de páginas inéditas, completadas con una nutrida selección de composiciones provenientes de libros editados con ante rioridad. En copjunto, es~a obra refleja la destreza con que la autora sabe manejar la metáfora, y muestra asimismo sus preferencias ante la totalidad de su propia producción. En la historia de nuestras letras lllspaooamericanas, pocas veces se había dado el caso de una. escritora con tan exube rante imaginación, y pocas veces también la metáfora como elemento constituti~o de la poesía había logrado un cultivo tan extraordinario como en estos versos de Sara de lbáñez. y otros poemas (VIÑETA DE PAUL ANTRAGNE) ' ' ) TEZONTLE / it'·~;..-(,¿ 1 - LAS ESTACIONES Y OTROS POEMAS l SARA DE IBAJSíEZ Las estac1ones• Y OTROS POEMAS TEZONTLE -- ------ --~~~=-~ ------·--------------------------------=---------- Primera edición, 195 7 . Las estac1ones Derechos reservados conform~ a la ley © Fondo de Cultura Económica Av. de la Universidad, 975 - México 12, D. F. Printed and made in Mexico Impreso y hecho en México .~----- - ~~ - - - - ~ -----, PRIMAVERA I EscucHO un rumor de nieve que va a cambiarse en suspiro y en sombras de blando giro sus blancas volutas mueve. A trino embridado atreve su inocencia nemorosa; cursa la escala copiosa que en el huracán culmina y sobre su fría espina pliega un gemido de rosa. Voltea el son transparente de una centella afligida. Premiosa labor de herida que busca su piel ardiente. Pugna el secreto inocente por devorar su hermosura; la irisada criatura feroces alas estira y borra cuando respira el cristal de su clausura. Al unisón de este aliento los entornados jardines 9 --==--~----~----- - ---- - r soplan en raudos verdines saltan en sangre improvisa la luz de su pensamiento. y se echan a andar de prisa Un deleitoso lamento brasas de rubor vestidos. blasona la fausta brisa, y como tromba imprecisa El blanco torso levanta de hostigada turbulencia, la espuma de la delicia, rompe en la pura presencia y el vaivén de una caricia m1,1ltiabrasado en sonrisa. rige la olímpica planta. A su huella se adelanta la puericia del espliego; del fresco pie sin sosiego JI brota una estrella rosada, y una muerte enamorada EL ROSTRO detiene alerta devuelve a la flor su fuego. la esfera de los espejo_s; su alba de ímpetus perplejos vírgenes platas despierta. III Bruñe la frente desierta un vago asombro de llama, AVANZA por la espesura y el beso perfecto clama caliente de los aromas, difuso y nunca finido, vuelto en queja de palomas por el cáliz prometido el trasluz de su locura. que la intacta boca inflama. Presente y siempre futura dueña de un invicto cielo, De la abstrusa cabellera cuaja en favilas el celo vuela en destellos nupciales delgado de los estambres, el nácar de los panales y porfía con enjambres que alumbrará la pradera. en memorioso desvelo. Su mano blande la hoguera de los pánicos latidos; Presa de un sísmico amago linajes enternecidos que le estrena las rodillas, 10 11 turbia de alas y semillas y el frenesí de la espuma, se ordena al lujoso estrago. bullendo en el pie tranquilo. Ojos de júbilo aciago miran con pavor sumiso Su ademán, el más pequeño, desde su desnudo viso que esculpe un deseo oscuro, brillar en la cruel manzana en el ávido futuro !¡¡. mordedura liviana crea un fantasma risueño. que aniquila el paraíso. Ajena a su propio sueño que en florales furias crece ' Su sangre, su sangre huye su ciego aroma padece por las gárgolas del viento; perfecta flor sin abeja se la bebe el mar violento que en sí misma se refleja que sus nupcias reconstruye. y en su ausencia resplandece. Un lirio en ascuas destruye -voraz ausencia febea- De pronto irrumpe una impía el joven pecho en que albea ráfaga de laberinto la llaga del universo, y en hogueras de jacinto el relámpago disperso vuelan las torres del día. que en pulso impar se recrea. El rizo de la agonía con pálido desgobierno sustenta al meteoro tierno que el herido andar entraña IV y complica en su maraña los penachos del infierno. EN LOS ojos inocentes qué antiguo estupor de gema cuajado en lágrimas quema los silencios de las fuentes. V Rosa de rumbos ausentes conturba el celeste asilo, Tono el iris burbujea y ella, el corazón en vilo, y en una apoteosis rauda tensa la virgínea pluma, invade la viva cauda 12 13 que tras la diosa flamea. Con aire ambiguo jadea porque una rosa borrada ESTÍO y una espiga apresurada ya trenzan espectros finos entre sus huesos divinos 1 y en el filo de la nada. 11' ... Y ABRASADA su memoria El sol de las perlas cubre en un redondo zafiro, su mirada sin respuesta, cruza el dios con un suspiro y el estruendo de su fiesta los umbrales de su historia. con parvo rumor se encubre. Una llama laudatoria En su sangre se descubre que enhiesta los palomares como en un espejo hundido, con recónditas pleamares y empieza a latir fundido, hostiga a las amapolas, su ser, en imagen ciega, y quebranta sus farolas con otra imagen que llega en los silvestres altares. del fondo, en rayo buído. Al soslayo de su frente Un temblor de golondrinas resbala una aurora antigua pone la brisa violeta, -pausado olor, sangre exigua y muere una voz secreta como escamoteada fuente en las albadas marinas. que en el nocturno fluente Con grímpolas repentinas de un idioma derruído, muestra el fuego su decoro, roza el ayer del oído y desflorando el azoro que entre corolas abría, de los jóvenes trigales, bajo la ruda armonía entre amarantos rituales del tiempo recién urdido. desnudo va el dios de oro. Conmueve su lengua opresa la melodiosa noticia 14 15 -- ~----------~-~~~-~~ que un tenue temblor inicia respira la cruel hondura y un jocundo miedo expresa. y en su propia quemadura Extraviado en la sorpresa busca el límite sagrado. de su pulcro nacimiento saborea el raro acento Dilata un delirio lento de su palabra madura, las criptas espirituales y en impávida hermosura donde abejas vesperales 1~ entrega al amor del viento. niegan su risco opulento. Un arrobo ceniciento nubla la fuerza divina cuando el rostro se ilumina II suspenso en la miel remota, mientras una insigne gota SOBRE la sombra cobarde la sacra lengua adivina. que los jardines devora, de un fresco olvido creadora la sonrisa del dios arde. Cunde el jubiloso alarde III por las raíces del vuelo; PALADEA el dios su audacia, en gozoso paralelo el brioso pudor de olivo triscan zumbadoras pueblas, que en relámpago votivo y se arrugan las tinieblas sazona su aristocracia. con las crecidas del cielo. Las secuencias de su gracia signa en el aire el vilano, Deudo de sesgadas rosas y la acompasada mano el mayorazgo del trigo, de ínclitas leyes movida, mide el ámbito enemigo con sapiencia distraída de sus venas sigilosas; comba el frutal meridiano. un turbión de mariposas miente el abismo dorado; Destrenza el meollo del día por bruscas alas cegado su abrasado ventisquero, 16 17 y un infinito lucero polvo que abrasa un instante, pulveriza su ambrosía. brasa mortal y distante El manso efebo confía que en brusca sombra deriva. su paso al reino maduro y padece el soplo oscuro Perpleja, su sangre alcanza que su honda estirpe recata la blanca almendra del fuego _,y sin tregua lo arrebata en un desalado aniego en un torbellino impuro. de la celeste esperanza. Prisionero en la pujanza del confuso remolino, Corre entre alegres meteoros quiebra el absorto camino el cielo de las granadas con un esguince violento, donde lenguas azaradas y en la sed del pensamiento pulen sus iris sonoros. renuncia el dios su destino. Aparta radiantes coros, -feudos del nácar opimo-, Se desnudan las hogueras festeja el fugaz arrimo con mansas crepitaciones, del vellón y de la pluma, y ruedan pálidos sones y su oro desierto abruma en melifluas tolvaneras. con la asunción del racimo. · Por las calcinadas eras fuga el canto de las trillas, y entre nubes amarillas de secreta arquitectura IV la intacta selva fulgura sueño adentro en las semillas. FLOR aciaga de su mente la progenie de la llama, vario espejo que proclama su soledad inocente. V Mira el dios pasar su frente, su frente en un ala viva EN sus ojos se despeña del terso polvo cautiva, con resplandor absoluto 18. 19 el fino espectro del fruto que en tenaz retorno sueña. Su ausente mirada enseña OTOÑO los estragos de la duda; del paisaje desanuda los últimos nervios de oro, I y hurtada al fugaz tesoro cae en la noche desnuda. AGONIZAN los marfiles tocados del gozo vivo Sus fuertes miembros se afinan que abre el vuelo sensitivo luz a luz, en fuga rubia, de sus párpados sutiles. y en los claustros de la lluvia Apuntan briosos añiles liliales gestos empinan. que el mar cela entre sus flores; Por su frente se adivinan, bullen lívidos fulgores entre silencios morados, entre asfixias de oro verde, viejos sueños ultrajados y en un rayo gris se pierde que en ardiente epifanía la guerra de los colores.