Cmiicas De La Guerra "CULTERÍSASIÓN„
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4SQ XL. ~ MADÍtID. '-^ JfOlí. M.Og* hÓMWGO 21 DE SBRIL DE 1918 , ».i:. .... ' • II* SUSCRIPCIONES IS CORRESPONDENCIA AOMINISTRATIVA DEBE DIRIGIRSE AL piJAmBí ÜQ sil». ...,...,.. 1 piL >ROViaCIASt Trimestre . 6 pts» IñminisWop de E! Liberal ^ 83 aaaoribe en la casa d© EL I.IBBKAI1 25 ejemplares 75 eéntimos IWLAJRtatTJÉS XíB CXJBJVS, 7 S(i iiíEK'iOS se iiáti m la Ailaikislraciúe, qaa dcspacLt díi x at|| pL ii9»ERAIi iBTlt» á~siis leeteres y I aniíKclantea á proüemclar sos grandes • fiúniero suelto Sj^os SE PUBilCA DiARiAMENTE EN MADRID-BARCELONA-.BIIJP^MURCIAW SEVILLA ,J9ET1 be^as. Los" hemos visto soportar el frío » estas preguntas ellos contestaban con •y la lluvia eu las trincheras .y en loa calma: «\a». GUAPROS Vfl&eOS campamentos, siempre del mejor hu El 2. por la tardo, avanz'amos hasta Cmiicas de la guerra mor. Encuentrau tod'as estas fstigaá •••F.... Estál'ámo.s con.stant«m*eute bajóla muy naturales en la vida activa del lluvia de los obusfts alemanes y resul soldado. «C'est la guerre.» E.-.ta es la taba más peligroso ponerse ai alíi'igo. expresión por<alar con que el «poilu» del bombardeo en las cuevas, que pa "CULTERÍSASIÓN„ La gesta de los voluntarios españoles francés explica a cada instante su he sar l'a noche, como la precedente ea paso a los automóviles y camiones. La roísmo y su sentimiento patriótico. Su cajii|,.o raso. Era el fondo de un valle,. Es un sábado de Diciembre. Desde loa eaeho, .so lovanta, alia en el fondo (ié| IX caserlctí más Lejanos, desde Viüaio y salón, dt'i?.c'úbri>-ié ctirtc«raenLe, alza-en el posición del terreno nos permitía con temperamento siempre alegre, su ca La.s compailías fueron colocadas en for- cScanuri», desde «Sarátauío» y Uciánsolü, aire Una tuaiia j adyierte coj tono tem» - Mientraa nosotros nos entretenemos templar, ai través de la obscuridad, el rácter chi.stoso, aun en los momentos macii'ai de Iflleras a grandes intervalos. de.sde .-'imoi-ebieta y liasta desde Duiaíigo, rosii: yO brom'eiar con el cartero ga,tlego, en fulgor de fas lineas. Los relámpagos de más críticos, .son las nobles cualidade» El .suelo tsiaba cubierto "do una paja nada uiruos que dcide Durando, ha llega — Yo voy a salir; pero lio ti.nies a mal >ia extremo del campamento algo pasa con que demuestra su indomable ener juncosa, propia para esconder a su» do gciitt; al pueblo ,a pie. por ii,«. tran Vuelvo «deseguida>. £B qoe iu« ha heobc las bombas confundíanse con la clari vías y por lo,s trenas, ansiosa dü asistir a de singular. Los soldados entran y sa daño .'H «sena» dad resplandeciente de las luces de beu. gía y la dignidad de eu raza. ocupantes de la \ista de los aeroplanos la Primóla de las "conferensias l?»jtur- -i\-& í»iiC:i! T.te [irriito—nir^; el or* jan de una barrera de tablas llevando gala, Ivue-stra curiosidad se desperta A medida que el teniente Sánchez enemigos. Nuestros legionarios no tar. nas», solo para hombres, con que «Mar- dor—. No «vaigas» a tirar ¡dií, seüno», el alcalde, obedeciendo «superio. cestos misteriosos. Mi amigo el tenien ba, cada vez más. Xus encuntraiaoa Carrero habla con su voz metálica de ffaron en prepararse en se<¡;uida una Tápáiiido&e la boca oou la boina cpi. res instruccioriiee del partido, se ha pro para tal objeto »e la había quitado, « te;" Sánchez Carrero, que desde hace transportados a regiones encantadas, hombre aco.vtumbrad(5« a mandar, las buena cama confortable, lisonjeándose puesto laborar entusiasta y firmenjeate «n dos horas me ha abandonado, sonríe aldeano sal© presuroso. en donde creíamos cont^'mplar, desdo conversaciones cesan a nuestro rede con la esperanza de pasar una uoche pro de Ja cuitara, que ten olvidad» pare. -—Tenía que pasarle—comenta un0r-^ ;le lejos con airo do conspirador-. lo alto de la.s tonos de una gran ciu dor. Lüs voluntarios ,so '¡cercaai para menos mala que la anterior. Muchas. t'e haberse tenido eiempre ©n. «Vísoaya», Como un burnv sp \i puesto de bacalaa .—No es nada—me dice el .otro ofi baterías do los franceses habían avan y que es «presiso» foiaentar cojí todas las - Es (íU(,« estaba supi'rii,.r, dad, una lie.vtíí muiistruosa de fuegos oir y do vez en cuando hacen con la ca «íuersas», con tbdaé, para que <«+" - suba cial sudamericano, liue taiuBicii tiene de arl.ificio. Los proyoctilcíí de los caño- beza signos atírmati\o,s para subrayar zado .ya al Norte de F... I^os grandes Cuanto aiJitios, aunque «pare.ica difísil», - También yo ;e he «castigao»-asient* 'on los ajos una llama do maliuia. obusos do c'alibre UTO y 40ü mm. lia-' aiáé «entodavía» qiii', las iiiu ienií. el otro -. Como que «gratólas» al bicar lies ]»aj'ecíaii ascuas inmensas, saliendo tíiis palabras. A] oir el elogio de los bonato. Dt; pivnto, un sargento andaluz, Üa- de la tierra con velocidad vertiginosa cían un ruido espantoso. Parecían in- , —«Pa» Im veiid('(l<ives do -'susixtensias». franceses, un catalán no puede coTile- h) (juc es, la }?ran idea ha sido—wmciita El arador, sin luic r oaí,o de loe «tirart po, barbudo, grave como mi p-iyaso, so para apagarse eu seguida en la trágica nonso e interrunqio el n lato gritaiidu: niensas U»comoturas atrave.saudo el es u«;i laldcaua—. Ni u„, «pedatío) de pan ha sitos» qu© le da el alcalde, y <atcai'.áindos6 ñC^ca a nuestro grupo y, haciendo una pacio a toda \elocidad. --os cañones con los que charlan, preaimtá, mieatrai obscuridad de la noche. Aquella visiiin —¡Vivan los peludos! ¡Vivau nues- «tjUt'ddO/) cu el pueblo. Reverencia teatral, exclama: alemaues se desplazai)au de ius [)riiai. So vue' \ e a ajusfar la cintura : tan resplandecicnto era „niás bien un tros liermanos de Francia! Hucnnii las nueve cu la vifja trnrre do la -~iNo vniís a «concluirvos» de «rebitó. •—Ahí tiene usted las cuüit'as. ti\'os puCvsros piu'a reti'occdei'. di'jáiido- .•íUeriü (|ue nos apartaba de la realidad. —i Vivan!— cmitcstan cien voces \ti- parroqiuia, y desde la fonda y ]ag tal>er. íiar;\ o qaé?... Eu esta atnió-sfcra sus palaljras rfc- nos, de cuando cu cuando, vn fiiiqih'^ía jias. que ha,, estado aquella noche «sien Sólo los tropiezos, los pa.sos falsos del loniles y leales. El niloiuio, por fin, se hace. Tornan * Bültan para mí incom])r^«nsibles. Toro cauíiuu desiJértaban moiucntáiieamen. tranquilidad. LVro uo fué lo nir-nio la vesos.) más concurridaí< qu» si <ihabría> descender ijos pantalonee de «Chulet*i«ii habido roiru>.ría o feria de ganados, lo que haei,. Jos bajos de su abultado abdomen liQ ciitalán me las traduce dicicndome tü en nue.síros espíritus la perspetítiva El oficial venezolano, algo turbado, noche del 2 al 3 de .iulio. Hacia la una se detiene un instante y parece vacil'ar prueba la gran expectación despertadia y pi,irsi.monioBament<H eomo si eu toda sí jque los amigos me iiivi'tan a tomar una de la próxima lucha, que en nada nos de la mañana, los obuses «.boches» co entre el aldeanajo por 'a InteJeotual cam vida no hubieí'» sido otra eoua má» cpu^ fcóp'a y a comer un bocadillo. En el fuñ preucuplaba. ants de proseguir. menzaron a caer sobre F... y sus alre paña emprendida, comienzan 'os hombres orador de At«á«o, el hombre se saca dí- - -Contini'ie usted—le digo. lo» bolsillos de la blusa unos cuanto» paj' ido,, la guitari-a, ante la ptirspectiva de La marcha íué larga, muy larga. A dedores cojí uii'a furia espantosa. Está, a desfilar hacia el salón' de sesiones del' El me contesta: Aynntumieiito, piKs allí v aa«sierse», míen- peles, eacritos a& «u puño y letra, y. Í«- luñ bn^i trago,'partee animarse y, en las 'tres 'de la mañana el alba comenzó hamos rendidos de fatiga y el ruido in. coloca en monten sobre la mes». Aq^^i —Pero si ya debe usted de haber Itras la.s mujeres cuichiohean en grupee y Véz de^üorar, ríe, alegre, con -notas de a alumbrar la tierra, y luego el día feínal de las explosiones nos despertó pro.vcota.n e^ voz baja la «organisasión» es 1» «coaferensia». leído la historia de aquella batalla. fcáile sevillano. 'apareció. El tieinpo se pre,>entaba her ,v Uüs cou\enció de la trágica realidad. de otra partidita de «conferenaias», solo —Antes de entrarnos- en la m«t<rt«, f. —Vamos kllá. moso. La brisa ftplaba dulce y pura, —Sí—le cunfie.so—, solo que conta La ol)Sc,uridad de la noche era tan in- paila, spfiorafl, .liumque no «se» sean «no- desíMtés de .ihab<iv(yi stiludao» a-tóito ea da por uno de los héroes que tomaron tensa que nada se veía; sólo el cente- turnas». No vaj, a ser ellas menos en ©so mft ««neresáigii. tengo qii« 'darle ÍM «g*a. Y allá nos vamos^ fraternalmente cargada de embriagadore^j perfumes. de 'a «cuilteritíasión» Sia^ a" é.ste por los elogiéis «inawireciac*! fconfundidos oficiales y peludos, ha Muy pronto el sol tendió sus ravos y parte en ella, la encuentro más bell'a. ilear de las gi'auadas. al e.stallar, ilu- queAa dicho de mí. E» la primera «obli- blando en voz alta. Y allá, en una in. apagó con su brillo los resplandores de —•¡Viva el teniente!—claman ea Co iiiiaaba el campo; los pedazos de acero A íla mesa presiáeneial. debaja d« la gasim» que tienen- loa «confenansiantes», taenssi tabla de pino colocada sobre los candente volaban a diestra y BÍiiiestra.