EL PUERTO, TERRITORIO DE FRONTERA DOSIER DE PRENSA. Enero 2018

1

ÍNDICE

EL PUERTO, TERRITORIO DE FRONTERA ...... 3 Espigones de hormigón como escenario ...... 3 Diez ámbitos que retratan cien años de ciudad ...... 4 RECORRIDO DE LA EXPOSICIÓN. TEXTOS DE SALA ...... 5 Ámbito 1. Los pinchos de la costa ...... 5 Ámbito 2. Bajo Montjuïc (1901-1910) ...... 6 Ámbito 3. El puerto de la Gran Guerra (1911-1920)...... 7 Ámbito 4. Los muelles y los tinglados (1921-1930) ...... 9 Ámbito 5. El barrio Chino (1931-1940) ...... 10 Ámbito 6. Las faldas de la montaña (1941-1950) ...... 11 Ámbito 7. La Rambla americana (1951-1960) ...... 13 Ámbito 8: Barracas en la playa (1961-1970) ...... 15 Ámbito 9. Las Playas (1971-1980) ...... 17 Ámbito 10. El litoral olímpico (1981-1999) ...... 19 CURRÍCULUM AUTORES ...... 21 Guión: Xavier Theros ...... 21 Museografía: Pep Camps ...... 21 INFORMACIÓN GENERAL ...... 22 CREDITOS DE LA EXPOSICIÓN ...... 23 CONTACTO ...... 24

2

EL PUERTO, TERRITORIO DE FRONTERA

El Museo Marítimo de presenta la exposición El Puerto, territorio de frontera en las Naves de las Atarazanas, del 25 de enero al 25 de septiembre de 2018. La muestra propone un viaje por la historia de los barrios limítrofes con el Puerto entre 1901 y 1999 y las influencias culturales y de costumbres derivadas de esta vecindad. La exposición se enmarca en la apuesta del Museo Marítimo de Barcelona para reflexionar en torno a los aspectos más humanos y lo intangible que tiene lugar en los espacios cercanos al Puerto, escenario de entrada y salida no sólo de mercancías sino también de nuevas expresiones, culturas y costumbres que contagian la ciudad más allá de los límites físicos portuarios.

El Puerto, territorio de frontera propone una aproximación una de tantas posibles a la cotidianidad de los espacios públicos y privados de los barrios fronterizos con el Puerto de Barcelona: el Poble Sec, el Paralelo, Montjuïc, la Barceloneta, el Somorrostro o los ya desaparecidos barrios de barracas Pekín y Camp de la Bota. El antropólogo y escritor Xavier Theros (Barcelona, 1963) es el autor del guión de la exposición. La muestra cuenta con recursos táctiles e información en macro carácter y Braille para las personas con discapacidad visual.

La exposición se divide en diez ámbitos ordenados cronológicamente, a partir de los cuales ofrece un retrato coral de lugares, personajes y manifestaciones aparentemente externos al mundo portuario, pero que sugieren una fuerte conexión cultural con el mar y el entorno portuario.

-Los pinchos de la costa -Bajo Montjuïc (1901-1910) -El Puerto de la Gran Guerra (1911-1920) -Los muelles y los tinglados (1921-1930) -El Barrio Chino (1931-1940) -Las faldas de la montaña (1941-1950) -La Rambla americana (1951-1960) -Barracas en la playa (1961-1970) -El rompeolas (1971-1980) -Cambios olímpicos (1981-1999)

La muestra incluye un centenar de fotografías de los archivos del Museo Marítimo de Barcelona, de los archivos de la Autoridad Portuaria de Barcelona, del Archivo Fotográfico de Barcelona y de la Biblioteca Miquel Carreras de la Fundació Bosch i Cardellach. La muestra se completa con filmaciones y acuarelas sobre personajes de la época, fragmentos de las películas Los Tarantos, Panorama du puerto 1 y 2, y La Barcelona Marinera, así como tres escenografías. De entre las piezas singulares, la muestra incluye una gramola modelo Sinfonola 2000 serie 1, fabricada en 1975 y procedente del establecimiento Kentucky del Raval barcelonés, cedida para la exposición.

Espigones de hormigón como escenario

La escenografía ideada por el artista Pep Camps (Barcelona, 1954) propone un recorrido a través de un conjunto de bloques que imitan el hormigón, dispuestos a modo de rompeolas, en el que van apareciendo escenas de las costumbres y el ocio de los visitantes y habitantes de los entornos cercanos al Puerto de Barcelona. A ambos lados, y separados por una línea divisoria imaginaria, se disponen el mar y la tierra. Del mar llegan las nuevas ideas, el progreso

3

y las nuevas costumbres de países lejanos. En la tierra estas novedades se materializan en mundos y subterfugios propios del carácter más oculto, canallesco y libertario de la cultura portuaria. La muestra evoca la vida entre los años 1901 y 1999, un tiempo no tan lejano, que en ocasiones puede sugerir recuerdos vividos, pensamientos y sentimientos de los visitantes.

Los textos, fotografías y acuarelas de la exposición se han recogido en el catálogo de la muestra El Puerto, territorio de frontera, bajo la coordinación de Enric García y Mireia Mayolas, y con textos de Xavier Theros, Roger Marcet y Enric García. El catálogo está editado por el Museo Marítimo de Barcelona en tres idiomas (catalán, castellano e inglés) y está disponible en la tienda del MMB.

Diez ámbitos que retratan cien años de ciudad

La exposición ofrece diez ámbitos diferenciados que relatan la historia de los barrios fronterizos con el Puerto de Barcelona a través de personajes y lugares emblemáticos, con la fotografía como gran protagonista. La narrativa de los textos elaborados por Xavier Theros está acompañada por fragmentos de películas, audiovisuales y acuarelas de personajes singulares sobre papel y en relieve para invidentes del artista Enric Ribas. Espacios escenográficos que invitan a imaginar escenas portuarias de otros tiempos

Una fotografía panorámica del frente marítimo barcelonés de finales del siglo XIX recibe al visitante, y lo sitúa en los límites geográficos evocados en la exposición. Una fotografía actual idéntica cierra la muestra.

Vista del puerto barcelonés desde la calle de Ferran, entre 1850 y 1854. (izquierda). Vista del Puerto de Barcelona fotografiado desde el campanario de la Iglesia de Santa María del Pi, José Antonio Sancho, 2017 (derecha).

4

RECORRIDO DE LA EXPOSICIÓN. TEXTOS DE SALA

Las ciudades portuarias son diferentes al resto. Los litorales urbanos se caracterizan por ser espacios porosos, expuestos a todo lo que llega de fuera. Barcelona fue creada por los romanos, que valoraron su condición de puerto, y el acceso navegable por el Llobregat hacia el interior del país. Desde entonces, todo tipo de productos, personas, epidemias, tecnologías e ideas se han introducido en este territorio.

A medida que Barcelona fue creciendo, el Puerto se fue alejando. Los barrios cercanos al Mediterráneo fueron percibidos como límites suburbiales. La ciudad tenía un cierto orden interno, circunscrito por el perímetro de las murallas. Fuera de ellas vivía gente libre y extraña, viajeros, extranjeros, pescadores, marineros y contrabandistas. Personajes improbables en el resto de barrios.

El Puerto, territorio de frontera es una exposición sobre el puerto barcelonés, un territorio que generó, en todos sus vecinos, lo que podríamos definir como una cultura portuaria. Una manera de ser caracterizada por la convivencia entre espacios que han sido expulsados del resto de la ciudad. La industria, las instalaciones de ocio y el submundo de la marginalidad y el delito son actividades aparentemente diferentes. Pero vistas todas como molestas, ruidosas y peligrosas, comparten la condición de candidatas ideales para ser alojadas en estos espacios fronterizos.

Ámbito 1. Los pinchos de la costa

«El puerto acoge cientos de barcos de todas las naciones, que esperan pacientemente que su cargamento se complete para desplegar velas y marchar rumbo al horizonte. Miles de marineros y de mozos del puerto trabajan en la carga de los barcos [...] Es como una pequeña Marsella.» Louis Teste, Voyage en Espagne

El Puerto de Barcelona se empezó a modernizar entre las décadas de 1850 y 1870, gracias a la creación de la Junta de Obras del Puerto de Barcelona. Entonces estaba expuesto a fuertes tormentas invernales que causaban grandes desperfectos, por lo que se prolongó el dique del Este en 1898. De aquella época quedan las albúminas del fotógrafo francés Paz Audouard de 1897.

El puerto con la ciudad al fondo. Fotografía de Pau Audouard (1897). Autoridad Portuaria de Barcelona.

El Depósito Comercial en construcción, se inauguró en 1904. Este edificio estaba dotado de unas instalaciones modernas que incluían ascensores y cintas transportadoras. Actualmente es el Palau de Mar, que acoge el Museo de Historia de Catalunya. Fotografía de Pau Audouard (1897). Museo Marítimo de Barcelona.

5

«El pincho, el valiente del establecimiento más o menos equívoco, fue un producto del juego [...] defendía las depredaciones que realizaba la casa contra sus clientes y asimismo la defendía contra las depredaciones hipotéticas o reales de que podía ser objeto [...] Una de sus misiones esenciales era evitar el golpe camorrístico y el robo del dinero de las mesas de juego [...] Llegó un momento, sin embargo, en que las luchas entre valientes, su misma presencia, se hacía pesada a la ciudadanía.» Josep Pla, Un senyor de Barcelona

Pliegos de ciegos del siglo XIX relacionados con la Barceloneta. Los pliegos de ciegos (literatura de hilo), eran hojas sin encuadernar, con romances y rimas, y expuestos para su venta en tendederos de cuerda. A menudo contenían también xilografías. Biblioteca Miquel Carreras de la Fundación Bosch i Cardellach. Fondo Pau Vila.

Ámbito 2. Bajo Montjuïc (1901-1910)

«En la ciudad sólo se veía la niebla reflejada por las luces, como si se iniciara el nuevo día. Del puerto se distinguían lucecitas de todos colores, y en la parte del río la farola se apagaba y se encendía.» Juli Vallmitjana, Sota Montjuïc

En la primera década del siglo XX, Barcelona crecía hacia Collserola. En 1904 se anexionó Huerta y se comunicó con tranvía el Tibidabo. Entonces, Montjuïc era la parte trasera de la ciudad, un nuevo límite urbano que aún no quedaba claro si sería zona industrial o residencial. Aquí se encontraban y convivían, en razonable equilibrio, la industria naviera, las actividades de ocio de la clase acomodada y los bajos fondos que describió Juli Vallmitjana

Bloques de hormigón desembarcados para la construcción del rompeolas del puerto. Autor desconocido (1921). Autoridad Portuaria de Barcelona.

En Can Tunis, las fábricas compartían espacio con el mundo placentero de la alta burguesía. Aquí se encontraba el Hipódromo de Barcelona, donde la alta sociedad acudía para presenciar carreras de caballos, demostraciones hípicas o despegues de globo. Fotografía de Frederic Ballell (1917). Archivo Fotográfico de Barcelona.

6

Esta vertiente de Montjuïc también era el escenario para los modestos placeres gastronómicos de las clases populares, como las masías donde hacían comidas, en la desembocadura del Llobregat. O las famosas mejilloneras, como la que se ve en la imagen, que abastecían de mejillones las mesas barcelonesas. Autor desconocido (ca. 1950). Museo Marítimo de Barcelona.

Ámbito 3. El puerto de la Gran Guerra (1911-1920)

«Verge bruna de la proa, tu que menes el vaixell, fes clares les nits i mana que bufi ben fort el vent ets el guaita que vigila.» Tomàs Garcés, Cançó de port

Entre los grandes barcos que llegaban y salían continuamente del puerto barcelonés, se desarrollaba la actividad tradicional de la pesca, con los viejos barcos de madera y los mercados del pescado, y las cestas extendidas directamente en el suelo, que conferían un aspecto y un olor características en las barriadas cercanas al mar.

Venta de pescado recién desembarcado de los barcos pesqueros, en el Muelle de los Pescadores. Al fondo se pueden ver las instalaciones del desaparecido Mercado de Pesca. Autor desconocido (ca. 1920). Museo Marítimo de Barcelona.

El teatro Arnau, uno de los muchos locales del Paralelo dedicado al ocio de las clases populares. Para los barceloneses, el estallido de la Primera Guerra Mundial fue una posibilidad de vislumbrar qué pasaba en el exterior. El Paralelo y el vecino Distrito Quinto formaban un conglomerado sin transición de barracas de feria, teatros, cafés con tertulia, terrazas, tabernas, pensiones de mala muerte, pateras de juego (salas con mesas donde se jugaba a cartas y dados), y prostíbulos. Fotografía de José Gaspar (1905). Archivo Fotográfico de Barcelona.

7

La neutralidad española enriqueció la burguesía, y cimentó una clase obrera más organizada. La misma que en la huelga de La Canadiense de 1919 consiguió la jornada de ocho horas. Manifestación ante el Ayuntamiento en 1914. Fotografía de autor desconocido. Archivo Fotográfico de Barcelona.

En las primeras décadas del siglo XX, el Paralelo se transformó en el espacio de ocio de las clases populares. Su bullicio atrajo artistas y desertores de la guerra, que dieron a conocerla internacionalmente. Terraza del Café Español, en los años veinte. Fotografía de José Gaspar. Archivo Fotográfico de Barcelona.

En estos años se introducen tanto el jazz como la cocaína, que se podía encontrar fácilmente en farmacias y establecimientos nocturnos. Como escribía Francisco Oliva en el libro La droga fatal: «Aquí la expenden las floristas de cabaret, que ocultan los diminutos frascos en el centro de determinadas flores». Fotografía, de autor desconocido. Revista Estampa (10 de junio de 1930). Colección Xavier Theros.

Revista L'Esquella de la Torratxa, que dedicó, en 1913, un número entero a los bajos fondos, que fue considerado fundacional en la creación del imaginario canalla de la ciudad. Con textos de Juli Vallmitjana y Gabriel Alomar, e ilustraciones de Picarol y Nogueras Oller. Esquella de la Torratxa, No. 1789, 11 de abril de 1913, pp. 243, 264 y 267. Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona.

Cine: Fragmento de Panorama du puerto 1 y 2, cinématographe Lumière (1896). Filmación francesa del Puerto de Barcelona en la que se pueden ver diferentes tipologías de embarcaciones características de finales del siglo XIX.

8

Ámbito 4. Los muelles y los tinglados (1921-1930)

«Heus aquí: jo he guardat fusta al moll. Vosaltres no sabeu què és guardar fusta al moll, però jo he vist la pluja a barrals sobre els bots, i dessota els taulons arraulir-se el preu fet de l’angoixa.» Joan Salvat-Papasseit, Nocturn per a acordió (fragment)

La década de 1920 viene marcada por el golpe de Estado del general Primo de Rivera y por el fenómeno del pistolerismo, el enfrentamiento a tiros entre los obreros sindicados y los pistoleros pagados por la Patronal. La fachada litoral está en primera línea de este combate, con huelgas y violencia política. Paradójicamente, esto coincide con un periodo de gran expansión urbanística y económica, caracterizado por la Exposición Internacional de 1929. En aquellos años, una parte del ocio urbano se desplaza al rompeolas.

Estibadores con sacos a la espalda, descargando a mano un buque mercante. Estos son los almacenes conocidos como tinglados, en el Muelle de la Barceloneta. También se pueden apreciar las grúas y sus arcadas. Autor desconocido (1923). Autoridad Portuaria de Barcelona.

Vagoneta con sacos de carbón, dentro de los tinglados del muelle de la Barceloneta. Esta era una de las mercancías más habituales en el puerto, en una ciudad que la consumía en grandes cantidades, tanto para hacer electricidad como para la calefacción o las cocinas domésticas. Fotografía de autor desconocido (1925). Autoridad Portuaria de Barcelona.

El rompeolas del puerto se convirtió en un espacio de ocio muy típico para los barceloneses. La excursión marítima se podía hacer a pie, en automóvil o en una de las tres compañías de transporte marítimo que salían del Portal de la Pau. Se iba a pasear, a pescar o comer, sobre todo a partir de 1926, cuando abrió el famoso restaurante Porta Coeli, junto al faro que había al final.

El rompeolas lleno de gente. Se aprecia, en el lado izquierdo, una hilera de mejilloneras. Fotografía de autor desconocido (1929). Autoridad Portuaria de Barcelona

9

Los grandes bloques de hormigón eran el refugio para pescadores con caña, al lado de la terraza del contaminante. Fotografía de autor desconocido (1930). Autoridad Portuaria de Barcelona.

Ámbito 5. El barrio Chino (1931-1940)

«Entrem per Trenta Claus, que ja no hi plou: veurem els ratolins per la vorera llaminejant el tèrbol brou de la babèlica quimera. Andalusia artificial amb una bailaora tardoral enrogallada i trista, que és l’ham precís, convencional, de la internacional masoquista.» Josep Maria de Sucre, Full groc del Barri Xinès

La Rambla, el Paralelo y la calle Nou de la Rambla marcaban las fronteras de los bajos fondos más famosos de Barcelona. Bautizados con el nombre de Barrio Chino en 1924, fue en los años treinta cuando se convirtió en uno de los lugares más legendarios de la ciudad. Ejemplificaba este modelo portuario, de barriada trabajadora con fábricas, que coexistía con locales de ocio nocturno y delincuencia. Acogía prostíbulos, meublés, clínicas de enfermedades venéreas, lugares de ambiente homosexual, tabernas patíbulo, bailes estrafalarios, tablaos flamencos y locales de moda. Atraía, por igual, los marineros de paso, los turistas que buscaban emociones fuertes y la burguesía local, que iba allí a hacer el canalla.

Prostituta en el portal de un meublé. Fotografía de Margaret Michaelis (1934). Archivo Fotográfico de Barcelona, por cortesía del legado de M. Michaelis.

Calle del Arco del Teatro, en dirección al Paralelo. Decía Francisco Madrid, en su libro Sangre en Atarazanas: «La calle es estrecha, es larga, es sucia, es tortuosa. Vista desde la Rambla, parece que las casas de una acera y de otra se juntan ». Fotografía de José Domínguez Puente (1932). Archivo Fotográfico de Barcelona.

10

La calle del Mediodía era uno de los más conocidos del barrio. Allí funcionaban muchos prostíbulos, tabernas y casas de dormir, a parte de un activo mercado de pescado. El cruce con las calles de Cirés y del Arc del Teatre recibía el nombre de los Quatre Cantons, y era donde los ladrones vendían su botín. Fotografía de José Domínguez Puente (1932). Archivo Fotográfico de Barcelona.

Carro a pedales, ante un almacén de la vidriería Manos & Oms, en la plaza Real. A la altura del primer piso, publicidad de una casa que alquilaba habitaciones, en el número 2 de la calle de las Tàpies. Fotografía de Margaret Michaelis (1934). Archivo Fotográfico de Barcelona, por cortesía del legado de M. Michaelis.

Ámbito 6. Las faldas de la montaña (1941-1950)

«Regnava el brogit habitual del Paral·lel. Les taules eren plenes de gent que conversava i reia. Enfront brillaven les bombetes que dibuixaven les entrades dels music-halls i els rètols dels teatres. Més avall, s’alçaven les tres xemeneies de la fàbrica d’electricitat i hom endevinava el port: algun toc de sirena arribava a penetrar entre els sons del carrer, els cops de clàxon i el dringar de les campanetes del tramvia. I, confonent-se amb l’ombra de la nit, la gran massa de Montjuïc posava una taca negra.» Rafael Tasis, Un crim al Paralelo

La posguerra fue una época de carencias, con una ciudad marcada por las cicatrices de los bombardeos, donde el estraperlo de pan o la venta ambulante de tabaco de colillas permitía sobrevivir a muchas familias. Y el antiguo esplendor del Paralelo había sido sustituido por una avenida donde encerraban a los teatros y abrían los cines, un espectáculo más asequible en aquellos años de miseria.

El Poble Sec, un barrio donde residían muchos de los estibadores del puerto, se llenó de meublés. Y la montaña de Montjuïc cogió un aspecto prostibulario, con el terrible espectáculo de la Tierra Negra, que el escritor Francisco González Ledesma describía así: «Al pie de Montjuïc empezaba a funcionar una extraña valla, que tenía unos orificios a la altura 11

adecuada, y por allí hacia pasar el hombre dispuesta a morir de placer una moneda y el aparato correspondiente, con lo que al otro lado trajinaba una mujer».

Verbena de San Juan en la bodega Ca Rosita, en la avenida del Paralelo. El Indalencio y el Anika. Jacques Léonard (ca. 1960). Cesión del Archivo Familia Jacques Léonard y Archivo Fotográfico de Barcelona.

Calle del Portal de Santa Madrona, esquina con la calle del Cid. Escombros partes, paradas miserables y una zapatería que se ha adaptado al nuevo mundo nuclear: «Zapatos a precioso atómicos». Fotografía de Joan Frances Estorch (1950). Archivo Fotográfico de Barcelona.

En la posguerra, uno de los espectáculos más populares fueron las procesiones religiosas, como la dedicada a la Virgen del Carmen, a su paso por los Astilleros. Fotografía de Pérez de Rozas (1944). Archivo Fotográfico de Barcelona.

Durante la posguerra, el Poble Sec y la montaña de Montjuïc también fueron escenario para el ocio popular. En este caso, se trata de unas atracciones de feria instaladas en la plaza Navas durante la Fiesta Mayor del barrio. Fotografía de autor desconocido, mediados de 1940. Archivo Fotográfico de Barcelona.

12

Pista de autos de choque en Montjuïc, durante la Verbena de San Juan. La montaña ha sido siempre un escenario tradicional para pasar esta fiesta tan popular en Barcelona. Fotografía de Pérez de Rozas (1951). Archivo Fotográfico de Barcelona.

Cine: fragmento de La Barcelona Marinera, de Joan Capdevila Nogués: Retrato descriptivo del Puerto de Barcelona, instalaciones, tipo de barcos que se puede encontrar y actividades diversas que se pueden observar alrededor de la década de 1970.

Ámbito 7. La Rambla americana (1951-1960)

«Quan els vaixells de la Sisena Flota van començar a fer escala a Barcelona, el color de derrota de la Rambla es va fer més lluent. Els mariners amb uniformes blancs duien el jazz fins als llòbrecs carrers del Barri Xino.» Joan Margarit, La Navy

La década de 1950 fue un período de cambios urbanísticos y sociales que anunciaban el fin de la posguerra. La celebración del Congreso Eucarístico de 1952 propició la creación de nuevos barrios, el fin de los fusilamientos en el Camp de la Bota y de la cartilla de racionamiento. Los Pactos de Madrid, con los Estados Unidos, significaron una mejora en la calidad de vida de los barceloneses. En este contexto, en 1951 desembarcó la Sexta Flota estadounidense, que convirtió la Rambla y la parte baja del Barrio Gótico en una zona de recreo para sus tripulaciones.

Marineros estadounidenses y españoles en las tareas de atraque del barco USS Des Moines, nave insignia de la Sexta Flota de los Estados Unidos. Fotografía de Pérez de Rozas (1952). Archivo Fotográfico de Barcelona.

13

Desembarco de automóviles desde el barco USS Newport News, durante la primera visita de la marina estadounidense, el 9 de enero de 1951. Foto de Pérez de Rozas. Archivo Fotográfico de Barcelona.

Cuatro marineros estadounidenses pasean por la Rambla, en enero de 1952, en la segunda visita. Caminan seguros y decididos, con las gorras de lado, entre los peatones que visten abrigos y bufandas. Fotografía de Pérez de Rozas. Archivo Fotográfico de Barcelona.

Orquesta del barco USS Tarawa el día de San Jordi de 1953, durante una multitudinaria actuación en la plaza Cataluña, adornada con banderas españolas y norteamericanas. Fotografía de Pérez de Rozas. Archivo Fotográfico de Barcelona.

Jóvenes barceloneses observan el portaaviones USS Enterprise desde el espigón del muelle. La llegada de estas naves supuso la llegada de nuevas modas y tendencias culturales como los pantalones vaqueros, el rock, la salsa, los encendedores Zippo, los platos combinados o la Coca-Cola. Fotografía de Pérez de Rozas. Archivo Fotográfico de Barcelona.

14

Ámbito 8: Barracas en la playa (1961-1970)

«Somorrostro. Cien años de barracas habitadas por obreros, pescadores y gitanos. Olores agrios, perros imposibles de tan flacos, mocos eternos en las narices de los niños gitanos que deambulaban desnudos alrededor de la única fuente pública que tardó muchos años en llegar. Braseros y fogones de piedra alimentados por el carbón de coque que algunos distraían de la cercana fábrica de gas El Arenal.» Arturo San Agustín, En mi barrio no había chivatos.

Durante el siglo XX, Barcelona atrajo grandes flujos de emigrantes. Incapaz de absorber la llegada de estos recién llegados, el barraquismo fue una solución a la falta de vivienda. En la década de 1960, la construcción de polígonos en la periferia eliminó gran parte de los núcleos chabolistas, diseminados por la ciudad. Excepción a este proceso, el barrio del Somorrostro, aparecido al lado del mar a finales del siglo XIX, tuvo un final abrupto cuando el franquismo decidió limpiar aquel tramo de playa para celebrar la Semana Naval de 1966.

El Somorrostro ocupaba una gran extensión del litoral barcelonés, entre el Hospital del Mar y la playa del Bogatell. La referencia más antigua que tenemos es de 1879, cuando se situaron las primeras casetas de pescadores (1942). Fotografía de autor desconocido. Museo Marítimo de Barcelona.

A mediados del siglo XX, se calcula que en Barcelona había casi 400 enclaves de vivienda informal. Entre todas estas barriadas, el Somorrostro fue la más conocida. Llegó a acoger unas 2.400 barracas, con 15.000 habitantes. Fotografía de autor desconocido (1942). Museo Marítimo de Barcelona.

El Somorrostro tenía su propio urbanismo de callejones interiores y casas hechas con diversos materiales. Esta vida de barrio, y la fuerte personalidad de su comunidad gitana, le dieron un carácter propio, personificado por la gran artista . Fotografía de autor desconocido (1942). Museo Marítimo de Barcelona.

15

La construcción del paseo Marítimo supuso una gran presión para echar a la población de este lugar. A finales de la década de 1950 se derribaron las primeras barracas y la Obra Sindical del Hogar ofreció su realojamiento a los bloques de la CAMPSA de la Verneda. Fotografía de autor desconocido (1942). Museo Marítimo de Barcelona.

Primera Semana Naval, en verano de 1966. Para mostrar el material militar que los Estados Unidos habían proporcionado al ejército español, fue arrasado el Somorrostro. La mayoría de sus habitantes fueron trasladados al nuevo polígono de viviendas de Sant Roc, en Badalona. Seis días después, se escenificó este desembarco. Fotografía de Pérez de Rozas. Archivo Fotográfico de Barcelona.

Cine. En Los Tarantos, Francisco Rovira-Beleta escojió la barriada del Somorrostro como escenario para su particular versión de Romeo y Julieta, en 1963.

16

Ámbito 9. Las Playas (1971-1980)

«Parem el cotxe a l’escullera. El sol i el ventijol. Les ones picades, d’un blau cel. Com el cel. Hi ha uns pescadors de canya, pacients en els monstruosos pedrots. Algú que vagareja mirant l’horitzó mort o les grues, els camions, que damunt els molls descarreguen uns vaixells. Darrere, Barcelona, amb el llarg promontori de Montjuïc entotsolat en els seus arbres, en el cementiri radiant de calor, i la façana de presumptuosos i tronats edificis portuaris del dinou.» Baltasar Porcel, Ulisses a alta mar

A lo largo del siglo XX, las playas se convirtieron en uno de los lugares predilectos del ocio barcelonés. Inicialmente, fueron las antiguas casas de baño las que atraían familias enteras que huían del calor. Pero, a medida que pasaba el tiempo, la arena se democratizó y se transformó en un paisaje donde podían veranear todos aquellos que no tenían vacaciones. Como si fuera un pueblo de la costa a golpe de metro, la Barceloneta se convirtió en el lugar donde transcurría el verano de mucha gente que iba a hacer el aperitivo, el helado o la comida dominical, en alguno de sus conocidos chiringuitos. O a comprar mejillones y conchas acabadas de pescar en las mesas que se instalaban en el Paseo Nacional (hoy Paseo de Juan de Borbón).

Protesta de los comerciantes de las Tiendas del Puerto, en los alrededores de los Casa Xifré, contra los vendedores ambulantes que, en este lugar, se dedicaban al contrabando. Fotografía de Oriol Domingo (1973). Archivo Fotográfico de Barcelona.

Playa de la Barceloneta, llena de bañistas, sombrillas y flotadores para los niños. Fotografía de Pérez de Rozas (1977). Archivo Fotográfico de Barcelona

Los conocidos chiringuitos de la Barceloneta, modestos merenderos donde cocinaban arroces y platos de pescado. Fotografía de Suárez (1969). Archivo Fotográfico de Barcelona.

17

Tradicionalmente el rompeolas del puerto era el espacio natural de los pescadores con caña, las parejas que se amaban de noche dentro de los automóviles aparcados, y los que querían dar un paseo al borde del mar. Se llegaba andando o en las populares Golondrinas. Los barceloneses de más edad recuerdan este lugar por la multitud de gatos delante del restaurante Rocamar, alimentados por la cofradía de pescadores; por las comidas en Porta Coeli, que se anunciaba como el comedor de Barcelona más cercano a Mallorca, y por las cañas con un cangrejo vivo pendiente de un hilo, inverosímil juguete para los niños de varias generaciones.

Vista diurna del inicio de la escollera, llena de automóviles y peatones, y las plataformas de los pescadores con caña a la derecha. De noche, los vehículos aparcados aparecían con los cristales tapados con toallas. Fotografía de autor desconocido (ca. 1965). Autoridad Portuaria de Barcelona.

La afición a la pesca con caña es muy antigua en Barcelona. Fruto de ello, se construyó toda una red de plataformas de pesca, fomentadas por la Sociedad de Pescadores Deportivos de Mar de Barcelona, fundada en 1932 y conocida popularmente como la Sociedad del Rompeolas. Fotografía de autor desconocido. Autoridad Portuaria de Barcelona.

Pescadores entre los bloques de hormigón de la escollera, una de las imágenes típicas del puerto barcelonés, armados de paciencia, una silla y una cesta. Fotografía de Xavier Agramont Cruanyes (1952). Museo Marítimo de Barcelona.

18

Ámbito 10. El litoral olímpico (1981-1999)

«L’escullera del Port Olímpic, més alta, al fons, s’omple de figures ennegrides pel retall del contrallum, pescadors i badocs, peces d’un absurd teatre silenciosament llunyà quan es mouen, estàtues del decorat d’aquest mateix teatre, més absurdes encara, quan s’estan quietes.» Miquel de Palol, La platja del Bogatell

La Villa Olímpica fue una consecuencia directa de los Juegos Olímpicos de 1992. Planificada como si se fuera a construir sobre un solar vacío, significó la desaparición de la barriada de Icaria, en Poblenou, que entonces era la zona más industrializada del municipio barcelonés. En un principio, el proyecto planteaba la construcción de una serie de bloques residenciales para acoger deportistas, y posteriormente poner los pisos a la venta. Una intervención que se tradujo en una transformación integral de la fachada marítima, que ganó seis kilómetros de playa.

Los baños de San Sebastián marcaron toda una época del ocio barcelonés desde que fueron inaugurados en 1928. Tras un tiempo abandonado, en 1989 se derribó el edificio. El año siguiente caerían los baños Orientales, los del Astillero y los de San Miguel. Fotografía de J. M. Baliellas (1988). Archivo Fotográfico de Barcelona.

Entre los cambios más recordados en la fachada marítima, figura la desaparición de los populares chiringuitos de la Barceloneta. En esta imagen vemos el comienzo de los derribos. Can Costa fue el último en caer, poco después. Fotografía de autor desconocido (1990). Archivo Fotográfico de Barcelona.

19

Escombros de los baños Orientales, obra de 1872, del arquitecto August Font i Carreras. Su desaparición significó el fin de los baños de mar. Fotografía de Joan Guerrero (1990). Archivo Fotográfico de Barcelona.

El símbolo de la nueva fachada marítima de Barcelona fue la Villa Olímpica, con el , la torre de oficinas Mapfre y el pez de Frank Gehry. Fotografía de Colita (1997). Archivo Fotográfico de Barcelona.

20

CURRÍCULUM AUTORES

Guión: Xavier Theros

Xavier Ballesteros Marqués (Xavier Theros) nació en Barcelona en 1963. Es escritor, poeta y licenciado en antropología por la Universidad de Barcelona (UB). Es autor de artículos y crónicas aparecidas en Diario de Barcelona, Deia y El Periódico de Cataluña, durante la década de 1990. Desde 2004 escribe regularmente para la edición catalana del diario El País; y desde 2013 para la edición dominical del diario ARA. También colabora con las revistas Barcelona Metrópolis y National Geographic. Desde 2014 asesora la Fundación Setba en sus exposiciones, haciendo rutas guiadas y conferencias sobre .

En 1991 fundó con Rafael Metlikovez el primer grupo de polipoesia que hubo en Cataluña: Accidentes Polipoètics. Con el grupo ha actuado en diversos teatros y festivales de Cataluña, España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Colombia, México y Estados Unidos. Juntos han estrenado ocho espectáculos en varias salas de Barcelona. Han publicado el CD Polipoesía urbana de pueblo (1995), y los poemarios Más triste es robar (1997), Todos tenemos la razón (2003), Aforismos, gargarismos y otros ismos (2010), Van a por nosotros (2012) y Baby bum (2014). Han colaborado en diversos proyectos con artistas como La Fura, Radio Futura, Frank T o la bailarina Sol Picó.

Ha impartido diversos cursos y talleres de poesía oral para la Fundación La Caixa. Ha compartido escenario con poetas como Joan Brossa, Enric Casasses, Jordi Pope, Josep Palau i Fabra o Jesús Lizano. Entre los libros que ha publicado destacan el ensayo Burla, escarnio y otras diversiones (La Tempestad, 2004), sobre el humor en la Edad Media, el estudio periodístico La Sisena Flota a Barcelona (La Campana, 2011), con el que ganó el premio Huertas Claveria de periodismo, y los trabajos de crónica urbana Barcelona a cau d’orella (Comanegra, 2013), Tots els meus carrers (Comanegra, 2014), y Barcelona, secretos a la vista (Comanegra, 2015).

Museografía: Pep Camps

Pep Camps (Barcelona, 1954) es licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona. Desarrolla su actividad especialmente en el ámbito de la interpretación y la museografía del patrimonio histórico. Ha colaborado en las reformas del MNAC, del Museo Episcopal de Vic, del Museo Marès y del Museo Deu del Vendrell. También ha intervenido en la museografía del Centro de Interpretación de Batea y de Vilalba dels Arcs, así como del Museo de la Villa Rural El Viver de Argentona. También ha colaborado en el proyecto museográfico del Museo de Can Olivé de Mahón (Menorca). Ha elaborado textos para el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña recato. Ha impartido conferencias en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. La colaboración con los arquitectos Gae Aulenti y Federico Correa ha marcado buena parte de su manera de aproximarse a la conservación y exposición del patrimonio a lo largo de su carrera profesional.

21

INFORMACIÓN GENERAL

Fechas Del 25 de enero de 2018 al 25 de septiembre de 2018

Espacio Naves de las Atarazanas

Horario De lunes a domingo de 10 a 20 h (acceso hasta las 19.30 h)

Precio Entrada general al Museo: 10 € / reducida: 5 € / grupos: 8 €

Entrada reducida Estudiantes menores de 25 años que presenten el Carnet de Estudiante. Mayores de 65 años. Personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33% y un acompañante. Parados que presenten documentación acreditativa de su estado laboral. Poseedores del Carnet de Bibliotecas de Barcelona Miembros de la Asociación de Archiveros de Cataluña. Asociados de la ONCE. Poseedores del Carnet Joven (más de 30 años). Personal al servicio del Consorcio de las Atarazanas (Diputación de Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona y Puerto de Barcelona).

Entrada gratuita Domingos a partir de las 15 h. Menores de 17 años. Miembros de los Amigos del Museo Marítimo. Miembros debidamente acreditados del ICOM, el ICMM y la Asociación de Museólogos de Cataluña. Guías profesionales con la correspondiente acreditación. Docentes con la correspondiente acreditación vigente. Periodistas acreditados, que previamente hayan enviado un correo electrónico a [email protected] .

Entrada de grupo Grupos superiores a diez personas. Familias numerosas o monoparentales con la correspondiente acreditación.

22

CREDITOS DE LA EXPOSICIÓN

Organización y producción Museo Marítimo de Barcelona

Dirección del proyecto Alba Espargaró Colom* Enric García Domingo* Mireia Mayolas Créixams*

Guión Xavier Theros

Gestión de préstamos y apoyo museográfico Helena Miró Ibars*

Gestión de colecciones Dolores Jurado Jiménez*

Apoyo expositivo Cristina Alemany Ventura*

Conservación preventiva Cristina Latorre Madriles* Teresa Sala Peix* Carmen Vázquez López*

Comunicación Elvira Hidalgo Durán* Jordi Llonch Massanés* Míriam Vallvé Gutiérrez*

Administración Isabel Bellosillo Ruiz*

Asessoría Jurídica Gemma Castella Salat*

Concepto expositivo y diseño museográfico Pep Camps Antonio, Criado Aleix Fauró, Enric Ribas, Raymi P. De Luca

Producción y montaje Intervento Audiovisuals Digit

Acuarelas de los personajes Enric Ribas

*Personal del Museo Marítimo de Barcelona

23

CONTACTO

Isabel Díaz / Laura Bayo Àrea de Comunicació i Màrqueting Museo Marítimo de Barcelona T. 933 429 924 [email protected] www.mmb.cat www.facebook.com/MuseuMaritimdeBarcelona www.twitter.com/MuseuMaritim

Puedes descargarte las imágenes de El Puerto, territorio de frontera en: http://bit.ly/PortTerritoridefrontera

24