MUSEO DE ARTE POPULAR Ección Exicana
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MUSEO DE ARTE POPULAR ección exicana UNIVERSIDAD DE CHILE FOLKLORE AMERICANO —I cuidado decora- tivo de esta muestra estuvo a cargo del artista señor Isaías Cabezón, de la Dirección General de Informaciones y Cultura. CATALOGO DE LA SECCION MEXICANA MUSEO DE ARTE POPULAR UNIVERSIDAD DE CHILE SANTIAGO DE CHILE PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE 19 4 4 .A.L cumplir cien años de vida la Universidad de Chile, la Comisión Chilena de Cooperación Intelectual auspició la primera Exposición Americana de Artes Populares realizada en nuestro país, como una contribución al estu- dio del folklore de nuestros pueblos, tarea que llevaba envuelta la idea de aportar un esfuerzo hacia la mejor comprensión de sus modos de vida y de su realidad social. La hora crítica por que atravesaba la vida internacional, debido a la guerra, estimuló grandemente el espíritu de solidaridad americana y la mejor voluntad de los diver- sos gobiernos respondió a este llamado. Fué así como nuestra Universidad pudo presentar un panorama muy completo de las industrias manuales, artesanías y tra- bajos característicos de diez naciones pertenecientes al mismo tronco genealógico hispano - americano. • El material expuesto en 1943 constituye, ahora, eí fondo del Museo que hoy se abre al público, pues, llegó a Chile en calidad de donación generosa para que nues- tro primer instituto de enseñanza dispusiera de él .en la forma que más aprovechara a su labor educacional. Al fundar el Museo de Arte Popular, la Universidad ha cumplido la obligación contraída con los países do- nantes impulsando una mayor vinculación de su gestión educadora con los fenómenos de la cultura viva. [7] Aft!SEO DE ARTE POPULAR Sobre la Sección Mexicana con que el Museo inicia sus exhibiciones, podemos decir que fué seleccionada du- rante el año 1942 por el especialista mexicano señor Ro- dolfo Ayala, joven y activo folklorista, fundador del Museo de Pátzcuaro e inteligente conocedor y defensor de la tradición folklórica de su patria-. El señor Ayala puso su experiencia y su vocación al servicio de esta mi- sión, cuidando en todos sus detalles la estructura orgáni- ca de la muestra, para lo cual debió recorrer mercados y centros de producción, visitar artesanos y entendidos a fin de localizar los objetos que consideró indispensables para integrar una colección válida. Respecto a los motivos que se han tomado en cuenta para comenzar las exhibiciones con la Sección Mexica- na, debemos explicar, por último, que ello se debe, espe- cialmente, al hecho de que es la colección completa que primero recibimos del exterior, prioridad en la acción ge- nerosa del Gobierno de México que nos permite iniciar nuestras labores con una de las muestras más brillantes del arte folklórico americano. Debemos declarar, finalmente, que las condiciones del edificio en que funciona el Museo 110 nos permiten mos- trar, de una vez, con la debida amplitud, todas las seccio- nes con que cuenta, por lo que deberemos Realizar expo- siciones rotativas de ellas, lo cual si bien restringe sus instalaciones materiales, habrá de darle en compensa- ción— así lo esperamos — mayor movilidad al espíril u que debe informar su labor. TOMAS LAGO Director del Museo Diciembre de 1944. [8] MEXICO LAS ARTES POPULARES EN MEXICO MÉXICO es un país donde el arte popular, ejecutado con -una gran lealtad de espíritu por e) pueblo, asoma por todas partes. Manos preparadas para transformar la materia, educadas en una espontánea mística del vo- lumen, saben dar a la piedra, ala madera, a la arcilla, al vidrio, al cuero y los metales preciosos el signo de su carácter y personalidad, devolviéndole a la materia lo que de ella recibió el espíritu. El labriego, concluida su faena en el campo, con un puñado de barro entre los dedos, modela una vasija, cuya forma algo tiene que ver con su propio equilibrio vital. Improvisado alfa- rero en un torno rústico hace girar la greda morena, mientras va deleitándose en la creación formal. Es que el diálogo entre el hombre y la tierra no se suspende al dejar el arado junto al surco. Continúa transformárr- dose y superándose, penetrando su alma con el instinto de la realización plástica. Lo mismo le ocurre ai mine- ro y al obrero de cualquier condición, terminada su dura labor, labra y cincela en su hogar, para su mujer y sus hijos, preciosas figurillas con los más diversos materia- les. Tcdo este trabajo de noble artesanía lo realizan los mexicanos a teda hora y en todas partes, gozosamente, [9.3 Aft!SEO DE ARTE POPULAR naturalmente, como una parte esencial del ritmo que diri- ge la vida nacional. Cantando en la guitarra, tejiendo en el telar, decorando y dibujando los símbolos locales, venados, palomas o coyotes, soplando el vidrio, el mexi- cano es siempre un artista, el mismo que canta en la guitarra para dar satisfacción a su ser íntimo. En las principales avenidas de la capital azteca, in- dios canasteros ntrelazan silenciosamente su hermosa cestería. Allí en los rincones de los grandes edificios si- guen tejiendo el delgado junquillo o macerando dulce- mente las palmas florales. Por su actitud, este artesa- no del pueblo parece que comprendiera la dignidad que representa la tarea de ejecutar .cosas bellas y útiles. En todas partes encanta e impresiona la nota artísti- ca que pone el pueblo en la vida.diaria: con el aserrín con que se limpian las manchas del piso en los restau- rantes, los mozos de servicio, al esparcirlo, aprovechan para hacer extrañas flores en el suelo, que cambian de forma a medida que cumplen su trabajo, casi siempre cantando. Los muchachos que limpian los cristales y los espejos deJas grandes tiendas, con la espuma del ja- bón van trazando marcos con bellos elementos decora- tivos; corazones, flores, frutas y pájaros. El mozo del café, mientras llega la clientela, con unas pequeñas tije- ras, va recortando en las servilletas de papel de China, artísticas decoraciones. Los más modestos parroquia- nos de las cocinerías populares, de sobremesa, modelan también con la miga de pan, pequeños monitos que re- sultan deliciosas figurillas. Así es México. Y no es exagerado afirmar que allí la creación artística del pueblo está presente en todos los aspectos de la actividad nacional como un impulso fun- cional de dignificación humana. Es la continuidad de la misma raza. Recordemos que antes de la conquista el indio había levantado ya, en sus templos, verdaderos monumentos de afirmación cosmogónica, manifestado- [10] UNIVERSIDAD DE CHILE . _ .caiumV» \Vb\, j tu t\ icnii'« i» ui oí\w m uVsà.ift' .^ïVftxUmW, han» 5450 h^UuHil uîi à;^iu\Uàòc m. r.\uy léatom y y Ait* itmtuuoa«. - ffiUi^t« Irt Sànto CftiU -4« Um^tiS, ^iM^.AlijiàtìUà^ mU\\túki.3¡ 1«, U JiWwltt f?Àà MiS'nî«* Ex-voto, pintura al óleo. [9] Aft!SEO DE ARTE POPULAR nes de un alma que integra las líneas del paisaje y quiere dejar una huella permanente de su tránsito histórico. Pensemos que es el mismo indio que hoy talla, teje v pule la materia de acuerdo con las técnicas aprendidas de los españoles. Frente a los cincelados escudos de los conquistadores, los artífices sintieron la presencia de una provechosa lección y de este primer encuentro surgirán los albores de la artesanía mexicana en el hierro, el cobre y el bron- ce. Los españoles también lo quieren. Vasco de Qui- roga, en Michoacán, estimulaba el aprendizaje de los oficios. Su preocupación se ve ampliamente satisfe- cha. La alfarería, los tejidos, la industria típica de gui- tarras y violines, el complicado arte de los esmaltes de Uruapán, la talla policromada y la platería dan muestra de las facultades del pueblo mexicano. Lo español y lo autóctono en un flujo y reflujo constante, se mezclan y enriquecen la producción de arte popular. El ángel de hojalata que elabora el campesino, repre- senta una imagen del credo católico español, El Qán- taro de greda que modela el alfarero, algo tiene de la sobriedad castellana. Las espuelas de plata que forja el artesano, siguiendo su instinto emocional, está liga- do a la integridad del caballo moro que trajo Hernán Cortés. Las artes populares en México realizan una función eminentemente social. Disciplinado al contacto de la materia, el pueblo adorna su vida, su morada y su muer- te. México sabe que en su arte popular está lo más pu- ro de su esencia, el aliento histórico de su anhelo de equi- librio y armonía; su inocente júbilo de afirmación terre- nal, pero también de superación humana. Sabe, ade- más, perfectamente bien que el arte es lo único capaz de crear la unidad nacional; un arte propio original, vigo- roso, espulgado de extrañas modalidades que impidan la plena expresión de la raza. [12] UNIVERSIDAD DE CHILE Caballo de hojalata coloreada. [131 Aft!SEO DE ARTE POPULAR Algunos de los centros productores de arle popular de México Tlaquepaque: Pintoresco pueblo cercano a Guadalaja- ra, capital del Estado de Jalisco. Su producción de objetos de barro y loza vidriada, es mundialmente reco- nocida. Floreros, vajillas, ollas, jarrones, juguetes y las pequeñas esculturas del maestro Panduro, el máximo artífice del barro de Jalisco. Guadalajara: Objetos de vidrio soplado, miniaturas representando corridas de toros, bailes populares, flores y animales domésticos. TALABARTERÍA: Son de Guadalajara las bellas sillas de montar con adornos de cuero bordado de oro y plata. SASTRERÍA TÍPICA: Trajes de charros y chinas pobla- nas; trajes de cuero con dibujos y variada ornamenta- ción de flores, animales, etc. Bolsas de cuero con grabados de escenas populares. Uruapán: Ciudad del interlrópico de Michoacán. Famosa por sus objeíos de laca: biombos, juguetes, ba- teas, trasteros, baúles, sonajas, pescados decorativos, mesas* para ajedrez; tableros ornamentados para «da- mas»; sillas; muebles de sala; recámaras primorosamen- te trabajadas con laca, exquisitamente decoradas, con motivos típicos de la región.