Literatura Al
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PAGINA TRES Literatura al dia Por Juan Gabriel Araya LEGENDARIOS DE CHILOE Antonio Cárdenas Tabies ha publicado este año un conjunto de Crónicas, titula- das Legendarios de Chiloé (Santiago de Chile: Editorial Nascimento, 1982), con la sana intención de mostrar aspectos desconocidos del territorio chilote y de sus ha- bitantes. La Última obra que leímos de este escritor fue Abordaje al Caleuche, una colección de relatos en torno a la mítica representación del famoso buque fantas- ma, que se aparecería cada cierto tiempo en las heladas aguas del sur de Chile. Este escritor ofrece ya una interesante obra destinada, en su mayor parte, a dar cuenta de la fisonomía cultural folklórica de las islas australes de la nación. Fiel a su ancestro chilote (nació en Chiloé y realizó sus cursos primarios en Huil- dad y los secundarios en Ancud) ha sido por años uno de los más fieles exponentes del estudio antropológico de su tierra. Además ha publicado, entre otros libros, los siguientes: Chilhué, tierra de gaviotas (19701, Camarico, morada del diablo (19701, Los guatiqueros (19711, Tierra de alerces (1971), Leyendas mapuches (1975), Cuentos folklóricos de Chiloé (1976), Usos y costumbres de Chiloé (1978). Ahora, leemos con agrado estos hechos legendarios, en los cuales se mezclan oc>4. la anécdota personal, la historia de figuras relevantes y pintorescas, las leyendas CT fascinantes y la geografía increíble de esa región. Todo ese conjunto de contenidos t se encuentra unido por la figura del protagonista, que,es al mismo tiempo, narra- 2 dor y testigo de los acontecimientos. La mayor parte de los relatos corresponden a la realidad, sea ésta histórica0 mítica.La imaginación del autor se encuentra en si. perfecta consonancia con el modo de representación de la realidad que tienen los ’ propios isleños. El narrador no es un ente desinteresado ni lejano, al contrario se 2 haya inmerso en casi todos los hechos relatados, hasta el punto que el mismo pade- ce, comparte los misterios y los temores primitivos de su gente. Incluso cree en los 4. brujos, tal como leemos en este párrafo: “Al verle venir le lancé la aguijada con tal fuerza que parece que le atravesé 3 de lado a lado -iMuérete, brujo de mierda!- le grité y arranqué a mi dormito- rio, cerré la puerta y allí me quedé silencioso esperando lo que pudiera ocurrirme. Transpiraba de miedo...”. 3 Icr Existen en la obra una serie de episodios realmente novelescos, los cuales se ~ podrían explotar narrativamente en forma autónoma y con una mayor ejecución técnica. Cárdenas ha logrado reunir, con éxito, una gran cantidad de temas intere- santes y atractivos, haciendo de su texto una crónica amena y salpicada de conoci- P mientos legendarios. Sin embargo, echamos de menos un poco más de tensión y suspenso en el relato mismo; ellos aunque no son requisitos esenciales de la cróni- ca, contribuyen a crear una atmósfera más sugerente e incitante. Hay unos cuantos episodios que se pueden destacar por su calidad y por su feliz contenido, pero -por el momento- privilegiemos úIiicamente aquellos que se re- fieren a la vida de los habitantes naturales de Chiloé, especialmente a sus aboríge- nes. El relato que hace el indio José Antonio Huenteo Raín, cacique con bastón de 4 mañío, apunta a sucesos desconocidos por nosotros, protagonizados por los indios huilliches en defensa de sus tierras. Así por ejemplo nos relata el izamiento de la bandera huilliche en la Plaza de Castro o la rebelión del cacique Lemuy, quien re- aliza una gran campaña entre los indígenas de Chiloé para no pagar impuestos en octubre de 1941. Dichos episodios son muy valiosos para el estudio histórico y so- cial del país. Cárdenas hace crónica, mito e historia con fervor, amor y devoción. Su tierra la lleva en su sangre y así debe ser. Celebramos a sus prodigiosos personajes le- gendarios. A Ciriaco Alvarez, el rey del ciprés, y amigo personal del Presidente Montt; a doña Inés de Bazán, la heroína española; al capitán Alcazar; a Santiago Barrientos, el destacado chilote que peleó bajo las banderas del rey de España; al cura Lipsky y al padre Chaqueta; a Carlos del Canto, duelista; a Caicumeo y el Trauco. Un libro para conocer el espíritu de Chiloé. .