Narrativa De Mujeres Argentinas,Lea Fletcher.Pdf
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NARRATIVA DE MUJERES ARGENTINAS BIBLIOGRAFIA DE LOS SIGLOS XIX Y XX Lea Fletcher NARRATIVA DE MUJERES ARGENTINAS BIBLIOGRAFÍA DE LOS SIGLOS XIX Y XX Colección Literatura y crítica Fletcher, Lea Narrativa de mujeres argentinas : bibliografía de los siglos XIX y XX / edición literaria a cargo de Lea Fletcher - 1a ed. - Buenos Aires : Feminaria Editora, 2007. Internet. (Literatura y crítica / Lea Fletcher) ISBN 978-987-21999-5-1 1. Autoras Argentinas-Bibliografía. I. Fletcher, Lea, ed. lit. CDD 013.982 © 2007 © 2007 Lea Fletcher Diagramación de tapa e interior: 6 Dedico este libro a Lily Sosa de Newton por su larga trayectoria en la investigación y la escritura sobre mujeres argentinas, por su generosidad en compartir información, por su espíritu límpido. 7 8 Nota aclaratoria El propósito de publicar este libro en este formato y colgarlo en internet es sencillo: hacer disponible, de acceso libre y gratuito, a cualquier persona interesada en la narrativa de mujeres argentinas –o mujeres que vivieron y publicaron en el país– información biblio- gráfica primaria. La intención original era que fuera una bibliografía primaria (información sobre las obras de las narradoras) y secundaria (infor- mación crítica sobre sus obras y entrevistas con las autoras); sin embargo, esta segunda parte quedó sin poder realizarse, pues para ello tendría que haber podido investigar en bibliotecas del país y de los EE.UU. en su avanzado sistema bibliotecario. No me fue posible. Esta parte queda para otra persona. Para cada autora se intentó aportar lo siguiente: nombre y apellido, lugar y año de nacimiento (y muerte), seudónimo(s), géne- ro del libro, título del mismo, lugar, editorial y fecha de publicación. En algunos casos específicos se incluyen, además de la primera edi- ción, las posteriores con el propósito de demostrar la relevancia que tuvo en el mercado, por las razones que fueran. Cada autora figura en esta bibliografía con el nombre que utilizó para firmar los libros. En el caso de usar seudónimos, se indica cuáles eran, pero en el caso cuando es más conocida por su seudónimo –o igualmente co- nocida por su nombre verdadero–, figura bajo el seudónimo. El nom- bre verdadero también figura pero remite al seudónimo. Además de las obras de estas narradoras, se incluye un lista- do de las antologías de la narrativa de mujeres argentinas publica- das hasta hasta 2004, aunque se pasa de la fecha límite de esta investigación (1999). Están ordenadas cronológicamente. 9 10 Introducción Debo admitir que no fue hasta el momento de sentarme a escribir este ensayo que me di cuenta de que no existe ninguna historia de la narrativa de mujeres argentinas. Ninguna que no sea parcial –sobre una época o sobre una o algunas escritoras– o que no forme parte de un texto más general sobre la escritura femenina. El presente trabajo, aunque pretende abarcar la narrativa desde sus comienzos en el siglo XIX hasta fines del siglo XX, también va a ser parcial, evidentemente, pues ni siquiera un volumen podría tratar el tema – los temas– con justicia. Que no se ha escrito aún esta historia no significa que no haya habido importantes estudios sobre la escritura –sin distinción de gé- nero literario– de mujeres, comenzando con “Las mujeres escritoras” de Ricardo Rojas publicada en 1922, seguida por dos trabajos que integran los tomos 3 y 5 respectivamente de la Historia de la literatu- ra argentina: “Las escritoras” (1840 - 1949, 1981, 24 pp.) de Elida Ruiz y “Las escritoras, 1940-1970” (1982, 24 pp.) de Renata Rocco- Cuzzi e Isabel Stratta. De hecho, con una excepción ya desactualizada, no existe nin- gún trabajo con un alcance global sobre ninguno de los géneros literarios. Esa excepción consta del trabajo de Helena Percas, Poesía femenina argentina 1810 - 1950, publicado en 1958 (en Madrid, no en Buenos Aires). No obstante, existe un estudio sobre la novelística de la década de 1980 realizado por Ester Gimernat González: Aven- turas del desacuerdo. Novelista argentinas de los 80 (Buenos Aires, Daniel Albero Vergara, 1992). Aunque en la Argentina es reciente el esfuerzo por considerar la escritura de mujeres desde una óptica que no provenga del campo 11 estético y valorativo patriarcal, la escritura de mujeres, desde hace años, ocupa la atención de un número cada vez más grande y significativo de personas interesadas en el tema, tanto dentro del país como afuera. Sin embargo, suelen tener una característica en común: ven solamente a las grandes figuras, las que han logrado hacerse un nombre –por más disímil que sea el porqué del logro– en la historia literaria del país. Hace unos cuantos años empleé el término “espejismo” para describir este concepto, esta práctica de ocuparse por los grandes nombres. Lamentablemente, creo que sigue vigente hoy, pues todavía se desconoce la mayoría del corpus de textos literarios escritos por mujeres, no se conoce quiénes eran, quiénes son, ni a ellas ni su obra. No quiero insinuar que las mujeres y su escritura han sido omitidas por alguna conspiración ni tampoco diré que todos estos textos ignorados son “buena literatura”, pero sí creo que es hora de que se reconozca que la literatura no es una cuestión solamente de escritores varones, y que tampoco se trata de algunas pocas escritoras reconocidas en base a las cuales se elaboran teorías sobre toda la literatura de mujeres en general. Al no tomar en cuenta las otras escritoras –a veces menores, pero muchas veces no– se pierde de vista la relación entre ellas como también de la relación entre ellas y su época, se desconoce la presencia constante de escritoras y sus contribuciones, y se intenta valorizar y periodizar su obra según factores muchas veces ajenas a ellas mismas y su obra. Antes de entrar directamente en el tema que me atañe, debo hacer dos aclaraciones semánticas. La palabra “femenina” se refie- re a la mujer en su aspecto biológico, no su aspecto genérico; es decir, cuando hablo de la escritura femenina, me refiero exclusiva- mente a los textos escritos por mujeres. Y, por más obvio que quizá sea, cuando utilizo las palabras “escritores” o “autores”, señalo únicamente a los hombres; para un grupo mixto, empleo “escritores y escritoras”, “autores y autoras”. Una aclaración más, esta vez sobre la alfabetización en la Argen- tina. El primer colegio para estudiantes varones abrió sus puertas en 1817 y para las alumnas, en 1823. A mitad de siglo, en 1855, la 12 población alfabetizada de Buenos Aires había alcanzado el 48% del total de habitantes de la ciudad (51% hombres y 44% mujeres).1 Esta presencia de un notable número de mujeres educadas hizo “natural” su entrada en el mundo literario, hecho ocurrido en cuanto a la narrativa, pocos años después de que lo hicieron los varones. Escrita por Esteban Echeverría en 1838 (publicada en el país en 1871), El matadero es considerada la primera obra narrativa ar- gentina. Siete años después, en 1845, apareció en un periódico de Lima, “La quena”, de Juana Manuela Gorriti. Se suele considerar que con esta obra se inicia la larga y rica tradición narrativa femeni- na argentina. La siguen dos novelas de Juana Manso: Los misterios del Plata (escrita en 1846 y editada en periódico en 1850 en Brasil y en 1867 en Buenos Aires; apareció en libro en 1899 en Buenos Aires) y La familia del Comendador (1854, Buenos Aires). Aunque la designación de una u otra obra como la primera novela argentina es, a fin de cuentas, una cuestión de criterio, esta última, La familia del Comendador se puede considerar la primera novela escrita por una mujer o por un hombre que se publicó en el país. Sin embargo, ser la primera no es lo que más se le nota, sino ser el objeto de amnesia generalizada, como lo fue esta novela y su autora –en tanto narradora, pues fue la colaboradora más conocida de Sarmiento en sus actividades educativas–. Esta novela propone un cambio revolucionario del orden establecido. Además, ejemplifica la postura de Manso: su estrategia de dirigirse a las mujeres. Según su entender, la labor consistía en dos etapas, ambas concebidas desde el género mujer: 1.- la emancipación moral e intelectual de las mujeres (Manso escribía sobre la necesidad de la educación popular, libertad del dogma católico, instrucción filosófica, psicología, homeopatía, arte), 2.- la integración de las mujeres así emancipadas para renovar el país y corregir sus malas morales y modalidades imperantes en la familia y en el Estado. A través de la toma de conciencia de las mujeres, ella intentaba modificar el orden público (la Iglesia, la esclavitud) y el orden privado (la religión, el racismo, la familia). Manso no compartía las ideas de la mayoría de sus compatriotas 13 acerca de estos temas, como tampoco compartía sus ideas acerca del papel de las mujeres. Esto, más su manera de interpretar la realidad cultural y política de la época y de actuar acorde a sus ideales adelantados para su tiempo, hicieron que fracasara en sus esfuerzos. Transgredió demasiadas normas y como resultado, la novelista y la novela fueron desterradas de la memoria del público. Su otra novela, Los misterios del Plata, no corrió igual suerte, principalmente porque se publicó después de la caída de Rosas y el partido unitario gozaba de sus días de gloria. Recuérdese que ella, en su adolescencia, se tuvo que imigrar al Uruguay con su familia por ser unitaria. Esta novela tuvo varias reimpresiones (con variaciones entre ellas); la última se publicó en 2005 por una editorial argentina para el mercado universitario de los Estados Unidos. Antes de mencionar a la tercera integrante del “trío femenino decimonónico”, me urge decir dos palabras sobre Juana Manuela Gorriti, la más conocida escritora argentina del siglo diecinueve.