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Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:36 Page1 REVISTA SUIZA DE LITERATURAS ROMÁNICAS Revista publicada bajo el auspicio del Collegium Romanicum (Asociación de los Romanistas Suizos) con el apoyo de la Academia Suiza de Ciencias Humanas y Sociales NÚMERO 63:3 (FASCÍCULO ESPAÑOL) 2016 TEORÍA/S Número editado por Bénédicte VAUTHIER SLATKINE GINEBRA Difusión en Francia: HONORÉ CHAMPION ÉDITEUR, París DOI 10.22015/V.RSLR/63.3.5 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:36 Page2 © 2016. Éditions Slatkine, Genève. www.slatkine.com Reproduction et traduction, même partielles, interdites. Tous droits réservés pour tous les pays. ISBN 978-2-05-102791-5 ISBN 978-2-05-102792-2 ISSN 0256-9645 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:37 Page78 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:37 Page79 Líneas de subjetividad renacentista y sus ecos en la oda «Noche serena» de fray Luis de León Marco histórico-filosófico del pensamiento renacentista El Renacimiento es el comienzo de la aparición cultural universal del pensamiento sistemático sobre el sujeto. Para Jaime Covarsi, «la persona- lidad del individuo renacentista se constituye en el uso particular que hace de la razón el hombre del siglo XVI. Este uso al que nos referimos se asienta en la convicción de que todo debe ser demostrado por medio de la experiencia»1, lo que sólo puede hacerse a partir de la experiencia individual, como es lógico. Un proceso cognitivo al que ayudó la imprenta; «el libro impreso», como estableció con razón McLuhan, «agregó mucho al nuevo culto del individualismo. Se hizo posible el punto de vista privado, fijo, la capacidad de leer y escribir otorgó el poder de aislarse, de la no-implicación»2. Los lectores ya no tenían que acudir a sitios públicos de lectura, como conventos o bibliotecas, podían hacerlo en el espacio cerrado de su casa. Quizá como consecuencia de esa reclusión en soledad, coincidente con la difusión del espejo como objeto común y asequible para las clases altas –las únicas que podían retirarse a estudiar–, comienza la aparición constante del motivo del espejo en todas las ramas de las artes, la literatura y el pensamiento3. El sujeto pasa a ser el dueño de la construcción de su conocimiento, a ser consciente de su racionalidad suficiente y, en consecuencia, a convertirse en el centro de su mundo. Julia M. Walker comienza su libro Medusa’s mirror (1996) apelando precisamente a la imposibilidad de abordar por completo un estudio del 1 Jaime Covarsi, «Antecedentes socioculturales del relato autoficcional renacentista», en Vera Toro, Sabine Schlickers & Ana Luengo (eds.), La obsesión del yo. La auto(r)ficción en la literatura española y latinoamericana, Madrid, Iberoamericana/ Vervuert, 2010, p. 99. 2 Marshall McLuhan & Quentin Fiore, El medio es el Masaje, New York, Bantan Books, 1967, p. 50. 3 «Será ya en el Renacimiento cuando los mitos de la sombra y del espejo entren a formar parte de una compleja teoría de la representación, tal y como la formularon Alberti y Vasari» (José María Parreño, «Espejo de sombras», Revista de Libros, 36, 1999 (diciembre), p. 10). 79 Vicente Luis MORA, «Líneas de subjetividad renacentista y sus ecos», Versants 63:3, fascículo español, 2016, pp. 79-94 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:37 Page80 VICENTE LUIS MORA sujeto renacentista, ya que el sujeto varía de forma dramática del Quatroccento al Cinquecento; por no hablar de la subjetividad femenina, pues en su opinión la mayoría de los escritores renacentistas varones –con excepciones como las de Shakespeare, Milton y Spenser– se limitaron a trasladar, de forma basta e ineficaz, la psique masculina a los personajes femeninos de sus obras4. En la construcción del sujeto renacentista se acumulan diversos tipos de tensiones que iremos desarrollando con brevedad. La primera sería la aparición del concepto de autonomía del ser humano, a juicio de Iñaki Urdanibia: La modernidad surgirá con la idea de sujeto autónomo, con la fuerza de la razón, y con la idea del progreso histórico hacia un brillante final en la tierra. Dicho pensa- miento se constituye en dos tiempos: el primero será el periodo que va desde el Renacimiento hasta la Ilustración. La tesis clave de dicho periodo será la tesis del sujeto: «todos los hombres son, por naturaleza, esencialmente idénticos entre sí»; de esta tesis se desprende una cierta idea de universalidad y de identidad […]5. Dentro del Renacimiento fue en la mística donde la subjetividad estaba menos presente, por la obvia razón que toda experiencia mística es una experiencia de abandono o renuncia al yo para entrar en el Otro, el Amado. La vía unitiva, tercera de las fases místicas, supone para Mario Satz la cesación del yo y el ingreso en el silencio. Instalado en su propio corazón, que de hecho no es ya suyo, el poeta extrae de la no-dualidad una fuerza incomparable […]. La pérdida del «nosotros» entraña, naturalmente, que el tú y el yo han cesado de oponerse, de enfrentarse, siquiera en las personas verbales6. Abandono total o búsqueda en otro lugar (el Amado) de la referencia fundamental para entenderse a uno mismo; algo que queda claro en Santa Teresa, para quien «Dios era como un espejo en el cual el alma podía verse con mayor nitidez»7; también en la mística mexicana Sor María de 4 Julia M. Walker, Medusa’s Mirrors: Spenser, Shakespeare, Milton and the Metamorphosis of the Female Self, Delaware, University of Delaware Press, 1998, p. 11. 5 Iñaki Urdanibia, «Lo narrativo en la posmodernidad», en Gianni Vattimo et alii, En torno a la posmo- dernidad, Barcelona, Anthropos, 2003, p. 51. 6 Mario Satz, El tesoro interior. Grandes maestros de la tradición occidental, Buenos Aires, Editorial Troquel, 1992, p. 44. 7 Citada en James Casey, «Quebrar el espejo: el yo y la Contrarreforma», en J. C. Davis & Isabel Burdiel (eds.), El otro, el mismo. Biografía y autobiografía en Europa (Siglos XVII-XX), Valencia, Universitat de València, 2005, p. 126. Véanse otras menciones de la santa al espejo en Las moradas del castillo interior; Madrid, Editorial Fraile, 1994, p. 42. 80 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:37 Page81 LÍNEAS DE SUBJETIVIDAD RENACENTISTA Y SUS ECOS San José8. Pero sobre todo está presente en estos versos del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz: ¡Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados!9 Aquí se produce, como algún estudioso ha visto, la disolución identi- taria: «La Esposa […] se mira en una fuente cristalina y advierte que ha perdido su identidad: sólo ve reflejados los ‘ojos deseados’ del Amado»10. Sigue presente la idea del hombre como espejo divino, aunque también se aprecia en esos versos la mirada interior, característica de cierto Renacimiento, como el Garcilaso que escribía «cuando me paro a contemplar mi estado…»11, verso al que volveremos más tarde. Pero los místicos son, en buena medida, los últimos coletazos de un modo aún medieval de ver el mundo. Frente a esta postura –profundamente española–, los vientos italianos traídos por Boscán acarrean consigo un cambio radical de la visión del mundo, cuyo abanderado será Petrarca: Se cuenta que Petrarca fue el primer hombre que subió a una montaña para contemplar el paisaje. Con él se inauguraba una nueva manera de mirar el mundo natural. […] El paisaje contemplado por Petrarca es visto como una extensión de su propio yo y como expresión de sus propios sentimientos. Cuando Petrarca describe su ascensión al monte Ventoso (Mont Ventoux) y la belleza del paisaje, describe a la vez sus sentimientos, sus nostalgias y dolores. El mundo natural comienza a tener entidad por él mismo. Deja así de ser primordialmente un signo remitente al poder y la grandeza de Dios. […] La interioridad humana deja también de remitir a Dios para ser referente de sí misma12. 8 Cfr. Nuria Girona Fibla, «La mística de María de San José», Quaderns de Filologia. Estudis literaris, (Ejemplar dedicado a «Tropos del cuerpo», coord. Manuel Asensi Pérez & Nuria Girona Fibla), IX, 9-10, 2004, pp. 79-92, p. 82. 9 VV.AA., Escritores del siglo XVI, Madrid, M. Rivadeneyra, 1853, p. 144. 10 Alfonso Méndez Plancarte, San Juan de la Cruz: pensamiento y poesía, México D.F., Universidad Iberoamericana, 1992, p. 47. 11 Cfr. Pedro Ruiz Pérez, «Las Anotaciones del Brocense. Retórica e ideas poéticas renacentistas», RILCE, IV, 2, 2008, p. 76. 12 Jesús J. Nebreda, La disolución del sujeto moderno o la fábula del mundo verdadero, Granada, Universidad de Granada, «Biblioteca de Bolsillo», 2003, pp. 48-49. 81 Versant_sp_2016.qxp_Mise en page 1 13.09.16 22:37 Page82 VICENTE LUIS MORA La consecuencia será la creación de una configuración especular entre el hombre y la naturaleza, a la que deberá oponer, siguiendo las teorías clásicas de la mímesis, un reflejo perfecto; no por casualidad Leonardo da Vinci, en su Tratado de la pintura, recomendaba al pintor tener siempre cerca un espejo. Si Petrarca es quizá el principal referente artístico, en lo filosófico o ensayístico hay que hacer un aparte en el tratamiento renacentista de la subjetividad para citar el caso de Michel de Montaigne (1533-1592), que ha sido considerado por muchos el creador del sujeto moderno y del género ensayístico en su acepción actual. Sus Essais revelan una personalidad cuya construcción se hace de modo continuo, pero ante los ojos de los demás (III, 9), de forma que su yo (el tema de mi libro, explicita), se gesta como una operación en cierta forma social, como un acto de identificación pública de la propia indivi- dualidad.