El Club Talca
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EL CLUB TALCA Jaime González Colville 150 Años Academia Chilena de la Historia 1868 / 2018 2 Obra acogida a la Ley de Donaciones Culturales con la colaboración de: Universidad Autónoma de Chile, sede Talca Grupo Inmobiliario Independencia, Talca Hecho el Depósito Legal Correspondiente Impreso en Impresora Contacto 1 Oriente 655 Talca 3 4 DIRECTORIO CLUB TALCA 2018 SENTADOS: Eugenio Parot Soto, Secretario; Jaime Pozo Merino, Presidente; Fernando Leiva Salinas, Vicepresidente. DE PIE: Ricardo Baltierra O’Kuinghtton, Director; Dionisio Leppe Corvalán, Director; Jaime Pozo Álvarez, Director. AUSENTE: Carlos Pozo Márquez, Director. 5 DIRECTORIO CLUB TALCA 1998 DE IZQUIERDA A DERECHA: Ricardo Baltierra O’Kuingtton, Director; Jaime Leiva Cárdenas, Tesorero; Juan Carlos Álvarez Valderrama, Vicepresidente; Jaime Pozo Merino, Presidente; Mario Imas Urrea, Director; Ariel Uribe Ureta, Secretario; Ricardo Cruz Icaza, Director. 6 7 8 LA CARTA DEL PRESIDENTE Es para mí un gran honor, en el 150 aniversario de nuestro Club, ocupar este importante cargo, con la doble responsabilidad que, entre sus fundadores, están mis antepasados y parientes que tuvieron la brillante idea de construir esta sólida institución, tan necesaria para la convivencia entre talquinos, en tiempos en que no existían los medios de comunicación de hoy. Un siglo y medio del Club Talca es el transcurso de un plazo que se traduce en dos premisas básicas del hombre y la sociedad: existir y crear. Lo uno, la existencia, lo da la cohesión y entereza de quienes sostienen la organización, de los que son depositarios de los valores e inspiración de los fundadores. Lo segundo, es la labor que se deja tras de sí. Un organismo, desde luego, y al igual que la humanidad, no puede ser estática en el tiempo. El Club Talca nació medio siglo después del primer acto de libertad de la patria. Respondió a momentos y situaciones que eran necesarios enfrentar o resolver. Todos sus socios representaban diversas áreas de la industria, el comercio y el progreso de Talca. Se unieron tras una misión y con un norte. Creo fervientemente en el futuro de nuestro Club porque el valor de la amistad y la convivencia que ella demanda, son las razones primeras para asociarse a entidades como la nuestra. No dudo un instante que el buen pasar, la alegría que nos regala, compartir un trago con los amigos, nos alarga la vida, la enriquecen y la ennoblecen. Espero que se entienda y aquilate, por lo tanto, lo importante del aporte de una institución como el Club Talca, pues este lugar será siempre propicio, donde reunir nuestras penas, alegrías y tratar de arreglar el mundo, que cada día parece más difícil de entender. 9 A la sombra y el mandato de los fundadores que llega hoy hasta nosotros y, desde nuestra perspectiva, se puede aquilatar una labor encomiable en bien de la región. Tal vez hoy los tiempos han cambiado para acometer esas empresas de antaño, pero si las circunstancias lo permitieran, el Club Talca haría honor a sus fueros, a siglo y medio de su nacimiento. Deseo que las nuevas generaciones sepan descubrir esa magia que en esta sede talquina nos ha capturado a los tantos socios y amigos con los que compartimos a diario y, de esa manera, podamos asegurar larga vida a esta institución que ha contribuido con tanto a la historia de Chile y el Maule. JAIME POZO MERINO PRESIDENTE Talca, 18 de septiembre del 2018 10 EL CLUB TALCA En Chile, los Clubes de renombre y raigambre son escasos: hoy, viven (o sobreviven como dicen sus miembros) el de la Unión de Santiago, de Concepción y el Club Talca, próximo a conmemorar un siglo y medio de existencia y surgido a la vida pública el 18 de septiembre de 1868, justo cincuenta años después de la constitución de la Primera Junta de Gobierno. Durante gran parte del siglo XIX y la primera mitad del XX, las ciudades, grandes o pequeñas del mundo, y desde luego Chile, se esforzaron en fundar clubes. Su origen, según algunos autores, proviene de Inglaterra. Las localidades que tienen la suerte de contar con his- toria, dedican un capítulo especial a los afanes de los caballeros (porque, hay que reconocerlo, fueron exclusivos para hombres por antonomasia) de constituir estos centros de conversación, debate, arreglos políticos o de negocios, o simplemente la convivencia de los vecinos cuando las opciones de distracción eran escasas. La sociedad talquina, calificada como hermética, conservadora, católica a ultranza y tal vez excluyente, decidió imitar la reciente formación del entonces Club de la Unión santiagui- no y echar las bases de una institución semejante. En ella reconocieron filas los apellidos fun- dadores de la ciudad con escudo otorgado por el Rey de España: los Cruz, Del Solar, Donoso, Pozo, Silva, etc. quienes suscribieron el acta de nacimiento del organismo. Pero su historia ha sido diferente y casi contradictoria con la que sostuvieron sus de- tractores: si fue conservador, no tuvo dificultad en traer a Talca en 1886, a una Sarah Bern- hardt, de dudoso pasado y cuya presencia en el país provocó no pocos resquemores entre las damas, como invitó, en 1907, al escritor español Blasco Ibáñez, socialista, revolucionario y masón, recibiéndolo con un multitudinario público en el Teatro Municipal. 11 Si los principios del Club Talca lo declararon apolítico, fue parte activa en la oposición a Balmaceda en la revolución de 1891 y a varios de sus socios les cupo peligrosa incidencia en atentados y maniobras conspirativas. Así también alzó y ganó diputaciones y senadurías, acogió entre sus filas al Presidente Federico Errázuriz Echaurren, quien desde esos salones inició el camino a La Moneda, como antes lo hiciera Germán Riesco. En su seno convivieron liberales y conservadores, católicos y librepensadores, sin pugnas ni diferencias. Casi todos los Mandatarios fueron recibidos en sus salones de refinadas maderas, tal como en abril de 1952 cruzó esos umbrales el Padre Alberto Hurtado. Indudablemente se convirtió en un organismo influyente, poderoso, con solvencia y gestión en grandes iniciativas. El libro que prologamos lo muestra logrando alzar el Teatro Municipal o formando al Regimiento Talca, de importante presencia en la guerra de 1879. So- bre las mesas de billar, dicen estos capítulos, se examinaron los planos del ferrocarril de Talca a Constitución o los de la reconstrucción tras los terremotos de 1928 o 1939, tragedias en las que evidenció generosidad y desprendimiento para ayudar a quienes resultaron afectados. Entonces, una ciudad como Talca, de su trascendencia e importancia en el corazón de Chile y del Maule, ha tenido un Club digno de su ascendencia y quehacer. La intensa historia de siglo y medio del Club Talca que acogen estas páginas, es muy difícil pueda ser ostentada por otra institución similar del país. Tal vez estos capítulos sean el examen de parte impor- tante de la historia local, amplia, generosa en las tragedias, decidida en sus metas y precisa en sus objetivos. Es, indudablemente, un libro escrito con acuciosidad y valiosa documentación de res- paldo y revelador de fundamentales episodios de la vida talquina, hasta hoy desconocidos e incluso no imaginados por muchos. No sólo es el devenir del Club, sino que de gran parte de Talca otrora influyente y capaz de acometer, sin vacilaciones, grandes empresas. Para la Universidad Autónoma de Chile es un orgullo participar en este libro finan- ciado por la destacada empresa talquina Constructora Independencia S.A. mediante la Ley de Donaciones Culturales. Dr. Teodoro Ribera Neumann Rector Universidad Autónoma de Chile 12 ORÍGENES DE LA VIDA SOCIAL EN PROVINCIAS LAS TERTULIAS, PRELUDIO DE LOS CLUBES CAPÍTULO I ORÍGENES DE LA VIDA SOCIAL EN PROVINCIAS LAS TERTULIAS, PRELUDIO DE LOS CLUBES Durante años –y en especial desde fines del siglo XVIII– los chilenos de algún rango y cultura buscaron un lugar donde intercambiar ideas. Las salidas de misa, los domingos, o la plaza pública en otras oportunidades, fueron los puntos de encuentro. Los españoles tienen devoción por la conversación, que linda casi en el culto. Los cafés madrileños son hasta hoy, sitios de tertulias de enriquecedora verba. Allí los intelectuales españoles dieron dura resistencia a los monárquicos en los inicios de la Guerra Civil. Machado, Baroja, Unamuno, a veces el mismo Neruda, Gómez de la Serna y otros, ocupaban las mesas del célebre Café Pombo, hilvanando ricos y sustanciosos diálogos de los cuales, lamentablemente, sólo quedan vagas referencias. En los remotos y desvaídos tiempos coloniales –pero especialmente a contar de mediados del siglo XVIII- la sociedad criolla buscó espacios para intercambiar ideas, imbuidos de la influencia europea. Eran, desde luego, incipientes afanes de crear lo que hoy llamaríamos “corrientes de opinión”, que muy luego derivarían en las facciones políticas, dice uno de los autores: No podemos compararlas a esas viejas estampas en que cuatro o seis caballeros y otras tantas damas conversaban en la cuadra o salón de la casa solariega, ni a los corrillos de alcaldes y regidores, de oidores y fiscales, de militares y vecinos, que en la histórica Plaza de Armas comentaban la última disidencia de la Audiencia con el Cabildo o la próxima disputada elección de un padre prior.3 A fines de la colonia, quedó recuerdo de la convocatoria que hacía uno de los últimos gobernadores monárquicos, don Luis Muñoz de Guzmán y su esposa María Luisa de Esterripa, quienes reunían en el Palacio de Gobierno (actual edificio del Museo Histórico) a diversas 3 Edwards Matte: op. cit., p. 9. 13 ORÍGENES DE LA VIDA SOCIAL EN PROVINCIAS LAS TERTULIAS, PRELUDIO DE LOS CLUBES familias, para hablar de arte, de la cultura que venía de Francia y escuchar las interpretaciones de piano que hacía su hija Carmen. Allí se conocieron los primeros libros europeos, se bailaban las danzas de moda del Viejo Mundo y, de a poco, los vecinos de mayor posición del antiguo Santiago se asomaban a una realidad distinta a la gris vida que hasta entonces llevaban; pero fueron las luchas políticas de la primera mitad del siglo XIX las que reunieron a los hombres en torno a ideas afines, la Logia Lautarina está entre esas organizaciones, aun cuando su quehacer se alejaba de la fisonomía del Club que conoceremos después.