Redalyc.La Paz Que No Llegó: Enseñanzas De Una Negociación
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Revista Opera ISSN: 1657-8651 [email protected] Universidad Externado de Colombia Colombia Ospina Restrepo, Juan Manuel La paz que no llegó: enseñanzas de una negociación fallida Revista Opera, vol. 2, núm. 2, noviembre, 2002, pp. 59-85 Universidad Externado de Colombia Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67500205 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto 59 la paz que no llegó: enseñanzas de una negociación fallida juan manuel ospina restrepo* La década de los noventa pasará a la his- cado. Años en los cuales la corrupción se toria como una de las más difíciles y con- desbordó, invadió al conjunto de la acti- fusas que haya vivido Colombia. Años de vidad ciudadana y se convirtió en la reali- grandes ilusiones e inconmensurables frus- dad más deslegitimadora de nuestras traciones. De nueva Constitución y de golpeadas instituciones. En el mundo de masacres y desplazamientos sin fin. Una hoy los gobiernos y aún los regímenes década donde conocimos mejor nuestras políticos se derrumban ante todo por la falencias internas pero también nuestras fuerza de la corrupción, que alimenta la posibilidades. Una década que en lo exte- pobreza y el marginamiento en medio de rior nos enfrentó al desafiante, amenazante la abundancia. y engañoso escenario de la globalización. Los colombianos hemos cambiado. Que en lo interno nos enfrentó a una gue- De eso no hay duda. Ya no somos lo que rrilla que salió de las penumbras selváti- éramos pero todavía no tenemos nuestra cas y de las lejanías de nuestras fronteras nueva piel. Somos conscientes de que lo agrícolas para hacer sentir su influencia y que viene de atrás se agotó; que no hay sus apetencias de poder. De un narcotrá- espacio ni razones para la nostalgia. Que- fico que se enseñorea por el país y de un remos eso sí, tener certidumbres, clarida- fundamentalismo ideológico que, olvidan- des. Por eso la gente emigra. Por eso la do toda esa realidad, pretende que Colom- gente se interroga e interroga. Por eso bia se comporte y por consiguiente se empiezan, aún tímidamente, a abrirse es- administre como cualquier país desarro- pacios nuevos para la propuesta ciudada- llado, a partir del reinado, sin atenuantes na. La gran apuesta está en si hay o complementos, de las fuerzas del mer- disposición en nuestros compatriotas para * Economista e historiador, presidente de la Federación Antioqueña de Ganaderos y de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Senador de la República desde 1998 hasta 2002, miembro activo de la Comi- sión de Paz. NACIÓN Y TERRITORIO Capítulo 1 NACIÓN Y TERRITORIO 60 asumir riesgos y sacrificios, para apostarle en curso y de la guerra interna que no da a la conquista de un nuevo espacio para tregua ni respiro. la vida. Hemos logrado tomar conciencia Estamos en un escenario para decidir de la necesidad de construir un destino y no para dilatar. Para comprometernos y colectivo y recrear un proyecto nacional. no para aplazar. Un escenario para la ac- Los colombianos, como pocos pueblos en ción colectiva y no para el gesto indivi- el mundo, hasta ahora nos hemos desen- dual. Eso es lo que se expresa en el estado vuelto en un escenario de individualismo de ánimo imperante entre nuestros com- y de ausencia de leyes y de ejercicio de la patriotas. Esa fue la fuerza de fondo que autoridad. Para nuestra supervivencia y llevó a Álvaro Uribe Vélez a la presidencia evolución como sociedad, esa constante de la República. de nuestras vidas tiene que cambiar. En esas aguas traicioneras y embra- 1. ¿UNA NEGOCIACIÓN PARA vecidas navegó el proceso de paz del pre- CAMBIAR EL PAÍS O SIMPLEMENTE sidente Andrés Pastrana. Sí, fue el proceso PARA SILENCIAR LAS ARMAS? de paz del Presidente de la República, pues no se pudo convertir en el proceso de los Vale la pena iniciar nuestra indagación con colombianos. Ello originó su enorme fra- una pregunta que en meses pasados hacía gilidad, pues si la búsqueda de la paz no Rafael Pardo en la revista dominical de El se vuelve tarea y compromiso de la Na- Espectador: “¿Para qué es el proceso, para ción -la paz antes que una política de Es- cambiar el país o para hacer la paz?”. Par- tado, es una política nacional-, no se hará do la contestaba así: “Este es un conflicto realidad. Mucho se ha dicho al respecto, político. Por eso el elemento central de la pero no es redundante ni superfluo repe- negociación versa sobre el poder político tirlo. Esa es la primera enseñanza que nos y sus consecuencias…Lo militar ayuda en tiene que dejar lo vivido en estos años de la correlación (de fuerzas), pero la nego- dificultades y desengaños sin cuenta. ciación es sobre los instrumentos del po- El país, con un gobierno nuevo que der” (Pardo, www.elespectador.com.co). dice encarnar la autoridad frente a los vio- Está claro que el proceso no es sólo lentos, debe adquirir y usar la sabiduría para que cesen los secuestros y que todo que hasta ahora no ha tenido para enfren- lo demás siga igual, como se escucha en- tar su realidad y manejar sus asuntos. He- tre algunos círculos de la dirigencia. Es mos sido improvisadores, cortoplacistas, obvio que el proceso necesita que el se- milagreros, inconsistentes e inconscientes. cuestro termine; pero esto, por importan- Ese comportamiento se desmorona, se te que sea, no es suficiente. Es claro evapora frente a los desafíos, ellos sí, con- también que ya no se trata de la entrega sistentes y coherentes de la mundialización de las armas y la reinserción a la vida civil 61 de quienes las empuñan, como pudo ha- ración espontánea. Todo tiene un origen ber sido en los ochenta y como ahora lo y está sometido a procesos, a transforma- pretende el presidente electo, reeditando ciones. Colombia y su crisis, ciertamente, en buena medida la política de Virgilio no son la excepción. Barco. Debe quedar claro, por consiguiente, Tampoco puede ser el esquema de “la que la paz no es sólo el silenciamiento de revolución por contrato” para recuperar las armas, la reinserción de los violentos y la perspicaz y crítica expresión de hace la cesación de hostilidades contra los ciu- unos años, de Alfonso López Michelsen. dadanos desarmados. La paz no se logra En esa perspectiva, sólo cuando el país hu- mágicamente con la firma de un acuerdo. biese resuelto todos sus problemas y fuera La paz es un proceso que requiere desmon- ya un paraíso de prosperidad, convivencia tar situaciones de la sociedad que vienen y democracia, podríamos firmar la paz. Esa de atrás, para establecer otras. En Colom- posición aparece insinuada en muchos de bia, la paz reclama cambios de fondo. Cada los planteamientos de la guerrilla, especial- vez se oye decir más y desde muy diversas mente de las FARC, y sustenta su posición esquinas, que tenemos por delante una de que conservarán las armas hasta cuando tarea de construcción o reconstrucción de los cambios sean una realidad. la Nación, lo que podría ser interpretado ¿De qué se trata, entonces, en qué como un avance hacia la fundación de la consiste finalmente el proceso de paz, por Segunda República. qué debemos adelantarlo?. Preguntas que, Los colombianos ante todo se deben increíblemente, no tienen aún una res- poner de acuerdo sobre la necesidad de puesta clara, precisa y compartida por la hacerle cambios de fondo al edificio so- inmensa mayoría de los colombianos. Un cial. Se trata de avanzar hacia un nuevo síntoma grave de que hay “acuerdos sobre orden, hacia una segunda república, don- lo fundamental” que no hemos materia- de se puedan crear condiciones para una lizado. Ello hace que el proceso y todo lo convivencia civilizada, fundamentada en que lo rodea se nos presente, tan a me- el respeto al otro y a la diferencia, con una nudo, como una sombra difusa, inasible, actividad política y una acción ciudadana que nos produce esperanzas, temores e al servicio de esos propósitos, y una eco- incertidumbres. nomía basada en las riquezas, posibilida- Las durezas de hoy no nos cayeron des, y abierta en sus potencialidades y del cielo ni son obra de la maldad de otros resultados, al conjunto de los colombia- colombianos, que buscarían imponerse nos. Con un Estado respetable y respeta- por la sola fuerza de sus armas. Los he- do, guardián de un “bien común”, que une chos sociales tienen su historia. Ni en la voluntades y destinos. Sólo por esa vía se sociedad ni en la naturaleza existe la gene- logrará solucionar el conflicto en toda su NACIÓN Y TERRITORIO Capítulo 1 NACIÓN Y TERRITORIO 62 amplitud y no simplemente buscando aca- no estuviéramos en guerra, porque somos bar con la guerra, como enfrentamiento una Nación cada vez menos viable en un armado. La autoridad del Estado la garan- mundo globalizado y competitivo hasta el tizan las armas oficiales, pero finalmente frenesí. Supone entender que si esa trans- es su capacidad para responder a las de- formación se hace en el marco de una ne- mandas ciudadanas la que le otorga su le- gociación con el adversario, al cual es gitimidad democrática; autoridad sin necesario reconocerle su existencia y valo- legitimidad deviene en arbitrariedad. rarle sus argumentos, el país como un todo Se debe entender que la paz no es gra- saldrá ganando. tuita ni inmediata, que se construye en el Una estrategia de negociación tiene tiempo, y que el actual desorden no se arre- que fundamentarse, desde sus comienzos, gla sólo con mano dura, con el ejercicio en un afán sincero por fortalecer y legiti- de un principio de autoridad en abstracto mar las instituciones, por evitar las vías de o silenciando los fusiles y firmando un hecho; en la claridad de las reglas del jue- acuerdo de paz.