Revista Opera ISSN: 1657-8651 [email protected] Universidad Externado de Colombia Colombia

Ospina Restrepo, Juan Manuel La paz que no llegó: enseñanzas de una negociación fallida Revista Opera, vol. 2, núm. 2, noviembre, 2002, pp. 59-85 Universidad Externado de Colombia Bogotá, Colombia

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juan manuel ospina restrepo*

La década de los noventa pasará a la his- cado. Años en los cuales la corrupción se toria como una de las más difíciles y con- desbordó, invadió al conjunto de la acti- fusas que haya vivido Colombia. Años de vidad ciudadana y se convirtió en la reali- grandes ilusiones e inconmensurables frus- dad más deslegitimadora de nuestras traciones. De nueva Constitución y de golpeadas instituciones. En el mundo de masacres y desplazamientos sin fin. Una hoy los gobiernos y aún los regímenes década donde conocimos mejor nuestras políticos se derrumban ante todo por la falencias internas pero también nuestras fuerza de la corrupción, que alimenta la posibilidades. Una década que en lo exte- pobreza y el marginamiento en medio de rior nos enfrentó al desafiante, amenazante la abundancia. y engañoso escenario de la globalización. Los colombianos hemos cambiado. Que en lo interno nos enfrentó a una gue- De eso no hay duda. Ya no somos lo que rrilla que salió de las penumbras selváti- éramos pero todavía no tenemos nuestra cas y de las lejanías de nuestras fronteras nueva piel. Somos conscientes de que lo agrícolas para hacer sentir su influencia y que viene de atrás se agotó; que no hay sus apetencias de poder. De un narcotrá- espacio ni razones para la nostalgia. Que- fico que se enseñorea por el país y de un remos eso sí, tener certidumbres, clarida- fundamentalismo ideológico que, olvidan- des. Por eso la gente emigra. Por eso la do toda esa realidad, pretende que Colom- gente se interroga e interroga. Por eso bia se comporte y por consiguiente se empiezan, aún tímidamente, a abrirse es- administre como cualquier país desarro- pacios nuevos para la propuesta ciudada- llado, a partir del reinado, sin atenuantes na. La gran apuesta está en si hay o complementos, de las fuerzas del mer- disposición en nuestros compatriotas para

* Economista e historiador, presidente de la Federación Antioqueña de Ganaderos y de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Senador de la República desde 1998 hasta 2002, miembro activo de la Comi- sión de Paz.

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asumir riesgos y sacrificios, para apostarle en curso y de la guerra interna que no da a la conquista de un nuevo espacio para tregua ni respiro. la vida. Hemos logrado tomar conciencia Estamos en un escenario para decidir de la necesidad de construir un destino y no para dilatar. Para comprometernos y colectivo y recrear un proyecto nacional. no para aplazar. Un escenario para la ac- Los colombianos, como pocos pueblos en ción colectiva y no para el gesto indivi- el mundo, hasta ahora nos hemos desen- dual. Eso es lo que se expresa en el estado vuelto en un escenario de individualismo de ánimo imperante entre nuestros com- y de ausencia de leyes y de ejercicio de la patriotas. Esa fue la fuerza de fondo que autoridad. Para nuestra supervivencia y llevó a Álvaro Uribe Vélez a la presidencia evolución como sociedad, esa constante de la República. de nuestras vidas tiene que cambiar. En esas aguas traicioneras y embra- 1. ¿UNA NEGOCIACIÓN PARA vecidas navegó el proceso de paz del pre- CAMBIAR EL PAÍS O SIMPLEMENTE sidente Andrés Pastrana. Sí, fue el proceso PARA SILENCIAR LAS ARMAS? de paz del Presidente de la República, pues no se pudo convertir en el proceso de los Vale la pena iniciar nuestra indagación con colombianos. Ello originó su enorme fra- una pregunta que en meses pasados hacía gilidad, pues si la búsqueda de la paz no Rafael Pardo en la revista dominical de El se vuelve tarea y compromiso de la Na- Espectador: “¿Para qué es el proceso, para ción -la paz antes que una política de Es- cambiar el país o para hacer la paz?”. Par- tado, es una política nacional-, no se hará do la contestaba así: “Este es un realidad. Mucho se ha dicho al respecto, político. Por eso el elemento central de la pero no es redundante ni superfluo repe- negociación versa sobre el poder político tirlo. Esa es la primera enseñanza que nos y sus consecuencias…Lo militar ayuda en tiene que dejar lo vivido en estos años de la correlación (de fuerzas), pero la nego- dificultades y desengaños sin cuenta. ciación es sobre los instrumentos del po- El país, con un gobierno nuevo que der” (Pardo, www.elespectador.com.co). dice encarnar la autoridad frente a los vio- Está claro que el proceso no es sólo lentos, debe adquirir y usar la sabiduría para que cesen los secuestros y que todo que hasta ahora no ha tenido para enfren- lo demás siga igual, como se escucha en- tar su realidad y manejar sus asuntos. He- tre algunos círculos de la dirigencia. Es mos sido improvisadores, cortoplacistas, obvio que el proceso necesita que el se- milagreros, inconsistentes e inconscientes. cuestro termine; pero esto, por importan- Ese comportamiento se desmorona, se te que sea, no es suficiente. Es claro evapora frente a los desafíos, ellos sí, con- también que ya no se trata de la entrega sistentes y coherentes de la mundialización de las armas y la reinserción a la vida civil 61 de quienes las empuñan, como pudo ha- ración espontánea. Todo tiene un origen ber sido en los ochenta y como ahora lo y está sometido a procesos, a transforma- pretende el presidente electo, reeditando ciones. Colombia y su crisis, ciertamente, en buena medida la política de Virgilio no son la excepción. Barco. Debe quedar claro, por consiguiente, Tampoco puede ser el esquema de “la que la paz no es sólo el silenciamiento de revolución por contrato” para recuperar las armas, la reinserción de los violentos y la perspicaz y crítica expresión de hace la cesación de hostilidades contra los ciu- unos años, de Alfonso López Michelsen. dadanos desarmados. La paz no se logra En esa perspectiva, sólo cuando el país hu- mágicamente con la firma de un acuerdo. biese resuelto todos sus problemas y fuera La paz es un proceso que requiere desmon- ya un paraíso de prosperidad, convivencia tar situaciones de la sociedad que vienen y democracia, podríamos firmar la paz. Esa de atrás, para establecer otras. En Colom- posición aparece insinuada en muchos de bia, la paz reclama cambios de fondo. Cada los planteamientos de la guerrilla, especial- vez se oye decir más y desde muy diversas mente de las FARC, y sustenta su posición esquinas, que tenemos por delante una de que conservarán las armas hasta cuando tarea de construcción o reconstrucción de los cambios sean una realidad. la Nación, lo que podría ser interpretado ¿De qué se trata, entonces, en qué como un avance hacia la fundación de la consiste finalmente el proceso de paz, por Segunda República. qué debemos adelantarlo?. Preguntas que, Los colombianos ante todo se deben increíblemente, no tienen aún una res- poner de acuerdo sobre la necesidad de puesta clara, precisa y compartida por la hacerle cambios de fondo al edificio so- inmensa mayoría de los colombianos. Un cial. Se trata de avanzar hacia un nuevo síntoma grave de que hay “acuerdos sobre orden, hacia una segunda república, don- lo fundamental” que no hemos materia- de se puedan crear condiciones para una lizado. Ello hace que el proceso y todo lo convivencia civilizada, fundamentada en que lo rodea se nos presente, tan a me- el respeto al otro y a la diferencia, con una nudo, como una sombra difusa, inasible, actividad política y una acción ciudadana que nos produce esperanzas, temores e al servicio de esos propósitos, y una eco- incertidumbres. nomía basada en las riquezas, posibilida- Las durezas de hoy no nos cayeron des, y abierta en sus potencialidades y del cielo ni son obra de la maldad de otros resultados, al conjunto de los colombia- colombianos, que buscarían imponerse nos. Con un Estado respetable y respeta- por la sola fuerza de sus armas. Los he- do, guardián de un “bien común”, que une chos sociales tienen su historia. Ni en la voluntades y destinos. Sólo por esa vía se sociedad ni en la naturaleza existe la gene- logrará solucionar el conflicto en toda su

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amplitud y no simplemente buscando aca- no estuviéramos en guerra, porque somos bar con la guerra, como enfrentamiento una Nación cada vez menos viable en un armado. La autoridad del Estado la garan- mundo globalizado y competitivo hasta el tizan las armas oficiales, pero finalmente frenesí. Supone entender que si esa trans- es su capacidad para responder a las de- formación se hace en el marco de una ne- mandas ciudadanas la que le otorga su le- gociación con el adversario, al cual es gitimidad democrática; autoridad sin necesario reconocerle su existencia y valo- legitimidad deviene en arbitrariedad. rarle sus argumentos, el país como un todo Se debe entender que la paz no es gra- saldrá ganando. tuita ni inmediata, que se construye en el Una estrategia de negociación tiene tiempo, y que el actual desorden no se arre- que fundamentarse, desde sus comienzos, gla sólo con mano dura, con el ejercicio en un afán sincero por fortalecer y legiti- de un principio de autoridad en abstracto mar las instituciones, por evitar las vías de o silenciando los fusiles y firmando un hecho; en la claridad de las reglas del jue- acuerdo de paz. Que hay que reconocer go; en la sinceridad y seriedad de los com- “al otro” y que, por difícil que sea, hay promisos que se adquieran. No puede ser que respetarlo para que a su vez respete a ni militarista ni antimilitarista. Debe ser, los otros. De esa manera se logrará abrirle en su esencia, civilista y democrática, basa- posibilidades a procedimientos distintos a da en el apoyo legítimo de una fuerza pú- la mutua eliminación, a la tierra arrasada1. blica creíble y respetable. Una solución La negociación requiere autoridad, política al conflicto no se puede siquiera claridad y mucha decisión. Buscar la ne- concebir contra los militares ni en un va- gociación no es asumir una posición men- cío “de lo militar”, en un mundo angelical. dicante o entreguista. Por el contrario, su Los militares, como brazo armado de la so- fortaleza y su dificultad está en que el pro- ciedad y elemento constitutivo del Estado, yecto que se le propone a los ciudadanos son parte de la solución y no deben temer es democrático y no totalitario, en que se -como institución- ser entregados o “ne- acepta que la realidad presente del país es gociados” por la dirigencia civil, con la in- una tragedia que debe ser transformada, surgencia o con la llamada comunidad un desorden que se debe superar, aún si internacional.

1. Al respecto es interesante la observación que trae León Valencia, “Adiós a la política, bienvenida la gue- rra”. En el mensaje de Manuel Marulanda, con motivo del 33 aniversario de las FARC -1997-, este destaca los que a su juicio han sido los cinco hitos de su historia, de los cuales tres están vinculados al reconocimien- to que de su existencia hicieron los gobiernos de Betancur, Gaviria y Samper. Valencia anota que el acerca- miento personal de Pastrana a Marulanda “era sin duda alguna, el más grande reconocimiento a la insurgencia y como tal lo entendieron las FARC”. Esta fue una razón de peso para que aceptaran iniciar en 1998, conversaciones con miras a una negociación. Para Manuel Marulanda, hay dos razones para su lucha: que el país reconozca a las FARC y que la dirigencia les de un trato de igual a igual. 63

2. CINCUENTA AÑOS DE HISTORIA: 2.1. Colombia es más territorio que UN PASADO QUE CONDENA sociedad y más sociedad que Estado

Ni los indios, ni los españoles, ni sus su- En esa Colombia diversa y desintegrada, cesores, los mestizos de la República, pu- el desarrollo de una conciencia colectiva, dieron construir una sociedad unificada y el diseño de un proyecto nacional se em- un verdadero poder central en el territo- bolató, como también sucedió con la cons- rio colombiano. Las razones de esa reali- trucción de un verdadero Estado nacional dad histórica son múltiples, pero hay una que, a partir de esa diversidad, consolida- de fondo: nuestra loca geografía tropical, ra la unidad nacional. Ni el federalismo con una cordillera de los Andes que se tri- decimonónico ni el centralismo de la furca con solo asomarse a nuestro territo- Constitución de 1886, lograron abrirle rio, abriéndole espacio físico a un hábitat camino a lo que es mandato de nuestra bien colombiano, origen de lo que Luis actual Constitución: la consolidación de López de Mesa denominó “la cultura de la unidad nacional a partir del reconoci- ladera”. Unas cordilleras que mueren en miento de la diferencia. Los federalistas la planicie Caribe luego de alinderar a la magnificaban a esta última, los centralis- Amazonia y a la Orinoquia y de arrinco- tas la asfixiaban. Colombia sigue a la bús- nar, contra el Océano Pacífico, al Chocó queda de ese equilibrio dialéctico entre biogeográfico. Colombia tiene el record unidad y diferencia. mundial en diversidad lingüística: el ma- No hubo estado nacional fuerte, no yor número de lenguas y dialectos habla- sólo porque éramos pobres, sobre todo en dos por kilómetro cuadrado. Donde se los momentos fundacionales de la Repú- habla una lengua, vive, o al menos sobre- blica, sino porque no hubo una economía vive, una cultura. y una burguesía regional, una fuerza polí- Por la naturaleza, Colombia está des- tica que asumiera claramente un protago- tinada a ser un país de regiones y de di- nismo y un liderazgo nacional. El versidad. Un país en donde el poder único, sentimiento partidista -que es distinto de el modelo único y la cultura única serán, la conciencia política, propia de una ciu- gracias a Dios, flores exóticas. Nuestro dra- dadanía responsable-, está honda y emo- ma nacional es que no hemos podido con- cionalmente inscrito en el ser colombiano, vertir esa diversidad integral en fuente de dejando sin espacio ni posibilidades al sen- vida y de crecimiento. Ese fracaso histó- timiento y vivencia de lo nacional (Daniel rico, no sobra decirlo, es responsabilidad Pecaut, 1989). La política como propuesta de los hombres, no de la naturaleza. de acción, como visión de un futuro com- partido, quedó a la vera del camino. El Estado claramente iba a remolque

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de una sociedad que ocupaba desordena- pero privadas del contexto que garantiza damente el territorio. La mejor y más pre- la existencia de una política, con su cohe- cisa descripción de esa realidad tan rencia, integralidad y perspectiva de du- colombiana, la hizo Luis Carlos Galán ración en el tiempo. Privadas por ello cuando afirmó que en Colombia tenemos mismo de hacer parte de una acción múlti- más geografía (más territorio) que socie- ple, que tienda hacia un objetivo común. dad y más sociedad que Estado. Desequi- El resultado es la aparición de bolso- librio fundamental de nuestro proceso nes de progreso, de capitalismo moderno, histórico que sigue en marcha. Marco Pa- en medio de entornos sociales, culturales lacios nos recuerda que el impulso colo- y económicos tradicionales que acaban nizador “espontáneo” tuvo una gran desestructurados pero no transformados dinámica en la segunda mitad del Si- por la oleada modernizadora. Se establece glo XX, cuando el país culminó la con- la dinámica perversa de las economías de quista de su Trópico. Fueron nueve enclave -y en lo agropecuario de las plan- grandes frentes de colonización los que taciones capitalistas- que generalmente no existieron en esos años: Urabá, el Darién, logran transformar esa modernización fo- Caribe-Sincé- San Jorge, Serranía del Pe- calizada en una dinámica de moderniza- rijá, Magdalena Medio, Costa Pacífica, ción generalizada. No se crean las Saravena-Arauca, Piedemonte Llanero, condiciones de un desarrollo endógeno, Ariari-Meta, Caquetá-Putumayo. de un desarrollo que articule lo rural y lo El Estado colombiano nunca ha lo- urbano, el mercado interno y la competi- grado un pleno control soberano del te- tividad internacional, los recursos prima- rritorio nacional, favoreciéndose con ello rios y los procesos de agregación de valor, la aparición y consolidación de fenóme- gracias a la organización de la producción nos de paraestatalidad, comunes en nues- y de los productores y a la incorporación tro discurrir colectivo. Paraestatalidades creciente de la tecnología y el conocimien- acompañadas de paralegalidades, parajus- to, a los procesos productivos. ticias y aún parafiscalidades, asimilables El período de la violencia de media- a la ley del monte o del más fuerte. dos del siglo XX, que tuvo sus primeras manifestaciones en la década de los trein- 2.2. Una modernización ta en algunas regiones del país, fue el mo- sin modernidad mento del apocalipsis, en su sentido etimológico de revelación, del viejo orden El escenario conformado durante nuestro colombiano, de su imposibilidad para ha- discurrir social ha sido propicio para las cer avanzar a Colombia hacia la Moder- acciones aisladas, muchas de impor- nidad. Fue la circunstancia en la cual la tantes y aún trascendentes en sí mismas, frágil democracia colombiana desnudó su 65 impotencia y el sistema político sus hon- ambiciones de poder, con voluntad de ser- das limitaciones para construír un proyec- vicio y colocada bajo la égida de la razón to de Nación. instrumental, en donde los medios se vuel- Mientras se desarrollaba ese apocalip- ven fines y la eficiencia y racionalidad de sis de la política y del proyecto nacional, la gestión pública, se reduce a lo econó- la industria se consolidó al amparo del mico y, recientemente a lo fiscal. proteccionismo sustitutivo de importacio- Una tecnocracia “suprapartidista”, nes, propugnado por la CEPAL. Crecían preparada y en lo fundamental, confor- los enclaves agrícolas para suministrarle mada por economistas de formación or- materias primas a esa industria naciente. todoxa en los moldes de la economía Se aceleraba la migración campesina a las neoclásica. Una vanguardia tecnocrática ciudades, llegando a adquirir las propor- que como cuerpo de élite de la dirigencia, ciones y características de un verdadero asume la tarea de mostrarle el camino de la proceso aluvional, especialmente en el felicidad y la prosperidad a una población Occidente y en la Región Cafetera. La in- despolitizada, desamparada entre las ruinas versión pública con crédito externo (Ban- de “su viejo mundo”, amenazada por cam- co Mundial) se orientó a facilitar aquella bios que no entiende y que sólo padece. industrialización incipiente y la política, Esa tecnocracia desarrolla una forma de como consecuencia de su estruendoso y actuar, de ejercer su poder, que no podría sangriento hundimiento en el cenegal de definirse sino como autoritarismo tecno- la violencia del medio siglo, es encerrada crático. Tales prácticas alcanzaron su esplen- en el cuarto de San Alejo, para abrirles paso dor durante el gobierno de César Gaviria a los gobiernos tecnocráticos, propios del (1990-1994). Frente Nacional, especialmente a partir del La dirigencia pensó que desde las jun- cuatrienio presidencial de Carlos Lleras tas directivas de las empresas y las ofici- Restrepo (1966-1970). nas de la tecnocracia capitalina, el país se podía dirigir, se podía gobernar, y que las 2.3. La dirigencia: La gran ausente. fuerzas del mercado -crecientemente, las del mercado internacional- harían el tra- La dirigencia nacional decide refugiarse en bajo de convertirnos en un país moderno, la gerencia. Considera que el problema del con una economía competitiva y diversi- país no está en la crisis y la debilidad de la ficada, aunque condicionada por el claro política. Considera que es la política en sesgo antiagrario o prourbano que carac- sí, la madre de nuestros males. Política y teriza la visión de futuro de esa tecnocra- políticos que deben ser sustituidos en la cia. Una economía operada con una mano gestión de los asuntos públicos, por una de obra capacitada y un Estado pequeño tecnocracia ilustrada y supuestamente sin y eficiente, sintonizado con la longitud

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de onda de la empresa privada2. Camargo dijo: “yo no quiero que las Fuer- Mientras el sueño tecnocrático se zas Armadas decidan cómo se debe gober- construía, el orden público en el país se nar a la Nación, en vez de que lo decida el degradaba, lenta e imperceptiblemente. La pueblo; pero no quiero, en manera algu- dirigencia no entendió que la vieja vio- na, que los políticos decidan cómo se de- lencia del medio siglo era la partera de una ben manejar las Fuerzas Armadas, en su nueva violencia que crecía silenciosa y dis- función técnica, en su disciplina, en sus cretamente al compás de la coyuntura inter- reglamentos, en su personal”. nacional de la Guerra Fría y del abandono, Ese día nació la “Doctrina Lleras” de en el ámbito interno, de un proyecto nacio- la seguridad nacional, imperante desde nal de modernidad, especialmente para entonces y que le dio autonomía a las nuestro mundo rural. Una violencia a la Fuerzas Armadas como condición para espera de las condiciones propicias para despolitizarlas, para volverlas un cuerpo salir de su somnolencia campesina y en- técnico-profesional. Esa autonomía cubrió trar a disputar territorios y a exigir poder. el manejo del orden público que, tácita- Tal vez el primer acto frentenaciona- mente, quedó bajo la competencia exclu- lista de realinderamiento entre técnicos y siva de la Fuerza Pública, sin un proyecto, políticos lo hizo, con las Fuerzas Arma- sin una visión, privado de su dimensión das, Alberto Lleras Camargo, primer Pre- política. Con esas decisiones (¿de claudi- sidente del Frente Nacional (1958-1962) cación de la política?), se desembocó en luego de cinco años de gobiernos cívico- una situación que ha hecho terriblemente militares. La ocasión fue el discurso que inconsistente la posición del Estado y de pronunció ante la oficialidad en el Teatro la dirigencia frente al tema de la guerra Patria -que es del Ejército Nacional-, el 9 interna y de su superación. de Mayo de 1958. En él estableció tanto el carácter no deliberante en política de 2.4. Las guerrillas. los militares (“la política es el arte de la La promesa incumplida controversia por excelencia. La milicia, el de la disciplina”), como la delimitación de Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de los ámbitos de acción del poder político Colombia –FARC- son hijas de la violen- en el campo militar. Al respecto, Lleras cia del medio siglo. Cuando el gobierno

2. Este optimismo ingenuo se vio reforzado porque la apertura y la desregulación de la economía coincidie- ron con el descubrimiento de petróleo en Arauca. Ya la discusión era sobre como no desaparecer bajo la avalancha de riqueza que repentinamente se nos venía encima. Riqueza cuyo disfrute podíamos anticipar con endeudamiento externo, tanto público como privado y a ello se dedicó el país con entusiasmo y sin medida. Vivimos las consecuencias de esa nueva “danza de los millones”, propiciada por quienes ayer nos ofrecieron “rìos de leche y miel” y hoy no nos ofrecen sino “sangre, sudor y lágrimas”.. 67 de Guillermo León Valencia (1962-1966) sucursales de la Caja Agraria en pequeños inicia operaciones militares en el surocci- pueblos perdidos en la geografía, para con- dente de Cundinamarca y el sur del Toli- seguir unos cientos de miles de pesos. Años ma, en la llamada Operación Marquetalia, de pobreza durante los cuales aprendie- el 27 de mayo de 1964 nacen simbólica- ron que, como lo planteara recientemen- mente las FARC, conocidas originalmen- te Henry Kissinger, para una guerrilla en te como el Bloque Sur, por su localización esas condiciones, sobrevivir es ganar, pues en la geografía nacional. el tiempo, indefectiblemente, juega a su Las FARC surgen como guerrilla cam- favor. Años en los que mantuvieron su pesina orientada a una lucha de corte independencia, con conexiones moscovi- igualmente campesino -su documento tas indirectas por intermedio del Partido bautismal lleva por título “Programa Agra- Comunista y poco más. Fue quizá la gue- rio de los Guerrilleros de las FARC”-. Lu- rrilla latinoamericana que mayores dife- cha que asume la modalidad de la rencias tuvo con la Revolución Cubana y autodefensa campesina, como una orga- su gobierno. nización más reactiva y de protección que En mayo de 1982, en su plan estraté- ofensiva. Hasta los años ochenta, más pre- gico se plantean como “Ejército Popular” cisamente hasta mayo de 1982, cuando –señalado por la sigla EP añadida a su reúnen su Séptima Conferencia y aprue- nombre inicial-. Es un plan para crecer ban su plan estratégico, era una guerrilla en hombres, en armas, en presencia terri- afincada en un territorio y con relaciones torial y en influencia, con un único pro- estrechas con las comunidades campesi- pósito: la toma del poder.3 Adoptaron para nas en él asentadas. Era tan fuerte esa sim- ello una estrategia de guerra prolongada y biosis entre la guerrilla y esas comunidades de avance desde el campo para encerrar a que pudo hablarse de una “colonización las ciudades, específicamente a Bogotá. armada” en los territorios al sur de la Cor- Aunque no lo digan, se acogieron a la es- dillera Oriental, en esa otra Colombia que trategia de guerra de Mao Tse Tung. la mayoría de los colombianos apenas aho- A los pocos meses de esa decisión lle- ra empiezan a saber de su existencia. ga a la presidencia Belisario Betancur, Fueron décadas “de campamento” quien de inmediato inicia un ambicioso y para la guerrilla, con acciones esporádi- generoso proceso de paz. Un proceso cuyo cas, principalmente emboscadas al Ejérci- objetivo principal era las FARC. Expide to para conseguir armas y asaltos a las una ley de amnistía e inicia conversacio-

3. Andan muy perdidos frente a nuestra realidad aquellos compatriotas que se escandalizan cuando la gue- rrilla plantea que su objetivo es la toma del poder. Obviamente están en el monte no por ecólogos sino por políticos.

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nes con ellas, para desembocar rápida- mente discursiva- su voluntad de paz y su mente en un cese al fuego y tregua. Las compromiso con ella. En el entendido de negociaciones poco pudieron avanzar, en- que la paz tiene un costo para todos, espe- tre otras razones, por la enorme cantidad cialmente para los más beneficiados con el de incidentes que amenazaban permanen- actual estado de cosas. La paz no es gratui- temente la vigencia de una tregua decre- ta y no puede ser la paz del Presidente de la tada de manera precipitada y unilateral. República encerrado en su soledad. Las FARC acogen el principio de la Con el proceso belisarista queda cla- combinación de todas las formas de lucha ro, además, que la negociación no puede preconizado por el Partido Comunista hacerse a espaldas de los militares ni con- -Gilberto Vieira- y, sin renunciar a su plan tra ellos. La desconfianza militar frente estratégico para la victoria militar, se com- a las negociaciones, ya lo decíamos, en prometen a trabajar la salida política por parte nace de su desconfianza con la diri- la vía de las negociaciones. El orden del gencia civil y política -en particular esta día es “la apertura política” y las FARC se última-, que supuestamente, podría uti- dan a la tarea de organizar su propio bra- lizarlos como ficha de la negociación. No zo político, la Unión Patriótica -UP-, que se trata, ni mucho menos de que los mili- inicia un exitoso proceso político-electo- tares sean negociadores, pero sí de que sus ral que terminó en tragedia con el asesi- puntos de vista y sus análisis se tengan en nato en los años de 1987 y 1988, cuando cuenta, sobre todo en los asuntos atinen- era Presidente Virgilio Barco, de la ma- tes a la guerra misma y a su desescalamien- yoría de sus miembros (2.500). Esa expe- to (tregua, cese al fuego...). riencia marcaría profundamente a las FARC, reforzándolas en su estrategia mili- 3. LA INFILTRACIÓN tar, volviéndolas más desconfiadas y exi- DEL NARCOTRÁFICO gentes para las futuras negociaciones. De la experiencia de Betancur puede El encuentro de las FARC con el narcotrá- concluirse que no bastan la voluntad y el fico tuvo un comienzo altamente conflic- compromiso del Presidente de la Repú- tivo porque en un principio la guerrilla se blica para sacar adelante una negociación oponía a esa actividad criminal. Esa posi- política de semejante complejidad e im- ción condujo a enfrentamientos de nar- plicaciones. Aunque el Presidente es el cotraficantes y guerrilleros en las regiones responsable de las negociaciones, es simul- cocaleras. Es la guerra de Rodríguez Ga- táneamente el líder de la Nación y necesi- cha con las FARC, guerra que jugó un pa- ta ejercer como cabeza de una amplia pel importante en el exterminio de la UP. coalición política y ciudadana, que ha de También originó diferencias entre campe- establecer de manera concreta –no mera- sinos cocaleros y guerrilleros. Jacobo Are- 69 nas replantea la posición de la insurgencia yecto revolucionario y empezaba a enfren- con el propósito de granjearse la simpatía tarse, en Urabá y Córdoba, con las nacien- de los campesinos, hacer una tregua con tes y muy agresivas fuerzas paramilitares. el narcotráfico, “envenenar a los gringos” Son los años en que Colombia aca- y acceder a una fuente de financiación casi ricia el sueño de volverse un país petro- inagotable y de muy bajo costo político, lero y la nueva riqueza atrae a la guerrilla, al menos en aquellas primeras épocas. Es especialmente al ELN, como la miel a la la fórmula de la felicidad que le cambiará abeja. Son los años del despegue cocale- profundamente la faz al viejo y estático ro, en territorios del sur, tradicionalmente conflicto colombiano. habitados y patrullados por las FARC. Las Mientras tanto, el M-19, que fue el guerrillas aprenden rápidamente que primer grupo guerrillero en acercarse a los donde irrumpe una actividad moderna dineros del narcotráfico, empieza también en el estático mundo rural, se resquebra- conversaciones con el gobierno. Del Gran ja el orden tradicional y aparecen posibi- Diálogo Nacional -que en muchos aspec- lidades para “cazar rentas” provenientes tos se parece a la convención nacional a la de la nueva actividad. El Estado tarda en que aspira el ELN- al holocausto del Pala- llegar a esos sitios, si es que llega. Son cio de Justicia, queda marcado un derro- condiciones óptimas para que un grupo tero de inconsistencias en la necesidad de subversivo asuma el control de la situa- aterrizar en el escenario de la política. As- ción y se constituya en paraestatalidad ac- piración lógica en quienes conformaron tuante: el EPL en el Urabá bananero, las la guerrilla con más sabor urbano y sensi- FARC en el Magdalena Medio petrolero bilidad política, en el variopinto mundo y palmero, el ELN en el Arauca petrolero de la insurgencia colombiana. Fueron y el sur de Bolívar minero. Tal vez la ex- igualmente los primeros en reivindicar un cepción sea el M-19, dada su orientación bolivarianismo de corte nacionalista. urbana, que en un momento dado casi le El ELN andaba en esos años diezma- cuesta su desaparición, obligándolo a un do y luchando por su supervivencia, bajo repliegue rural, hacía un hábitat que nun- el liderazgo del cura Manuel Pérez. No le ca le fue propicio. quedaba alternativa distinta a desaparecer Esa “orientación empresarial” de las en una eventual negociación o fortalecer- guerrillas colombianas, desarrollada a se en la acción armada. Optó entonces por partir de los ochenta, es bien significati- la segunda alternativa. va y explica, en parte, su capacidad para El Ejército Popular de Liberación - sobrevivir, para permanecer y para cre- EPL- se encontraba para la época del go- cer en un contexto en donde ese tipo de bierno Betancur, en una situación com- movimientos político-militares quedaban prometida porque no avanzaba en su pro- atascados, como barca en la playa duran-

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te la bajamar. Es un rasgo que la dife- 4. EL PAIS QUE ENCUENTRA rencia de las guerrillas centroamericanas ANDRES PASTRANA y que no debe pasarse por alto, pues le garantiza a nuestra subversión suficien- Andrés Pastrana encuentra al país sumido te “autonomía de vuelo” como para in- en la crisis más aguda que hayamos cono- dependizarse del apoyo extranjero. Si no cido en nuestro discurrir republicano. se tiene en cuenta su historia, es difícil en- Crisis que rompe el aislamiento relativo tender el desprecio de las FARC hacia los de la economía con respecto a la guerra, reclamos internacionales y los derechos que durante décadas permitió mantener humanos. Las FARC se sienten viviendo en pie una situación de normalidad “a la en su mundo y librando su guerra, como colombiana”. El gobierno de Pastrana no si lo demás no existiera o fuese irrelevan- comprendió que, en adelante, la política te. El ELN es más cosmopolita por su his- económica debe favorecer el manejo y su- toria, por sus fuentes ideológicas y por peración del conflicto armado; que la gue- sus prioridades -asuntos petroleros y mi- rra es un obstáculo cada vez mayor para el neros- y, al menos en sus planteamien- desarrollo del país, de su democracia y de tos, -no así en su práctica militar- parece su economía; y que las decisiones de polí- quererle hablar al mundo, más allá de las tica económica tienen su impacto, y fuer- fronteras nacionales. te, en las perspectivas de la negociación y El fenómeno paramilitar debe distin- la superación del conflicto. guirse del de las autodefensas, en la medi- En los años noventa la crisis rural da en que se estructura como otro ejército generó desplazamientos de campesinos que no simplemente defiende y controla y braceros hacia las ciudades. Pero tam- sino que avanza y ataca. El paramilitaris- bién, y crecientemente, hacia las fronte- mo no puede ser reducido a brazo armado ras de la selva en donde encontraron ilegal del Estado y de su fuerza armada, trabajo, ingresos y una seguridad eco- como lo pretende la insurgencia, especial- nómica básica en los cultivos ilícitos, mente las FARC. No puede negarse, que como productores y jornaleros “raspachi- en una guerra, y especialmente en una gue- nes”. Se incorporaron a un negocio con- rra tan vieja y degradada como la colom- trolado financiera y comercialmente por biana, se aplique el viejo principio de que el narcotráfico, profundamente reestruc- quien golpee a mi enemigo, me es útil, al turado después de la caída de los carteles menos en términos coyunturales. Esa acti- de Medellín y Cali. Un narcotráfico que tud se afianza cuando sectores de la socie- se concentra en los eslabones más renta- dad son indulgentes con los paramilitares. bles del negocio -los que empiezan de la puerta de la finca para afuera-, dejándo- les a los pequeños y aún a los medianos 71 la tarea de producir la materia prima, es diato debían asumir la prestación de prác- decir, la parte propiamente agrícola de la ticamente todos los servicios que los ciu- actividad, la del cultivo. dadanos reclaman. En el país no se han discutido las in- La descentralización alcanzó un rit- fluencias y las relaciones que tiene la nue- mo de vértigo, pues pretendimos hacer en va Constitución con nuestra guerra y sus dos años lo que los franceses, maestros en posibilidades de solución. Un tema com- el tema, demoraron treinta. Llegaron re- plejo pero crucial para entender nuestro cursos a los municipios en medio de la presente. La pregunta central es si la nue- improvisación y la impreparación, y tan- va Carta puesta en ejecución en la década to la guerrilla como los paramilitares en- pasada, mejoró o no las condiciones de contraron el terreno abonado para gobernabilidad. Es claro que hoy tenemos adelantar su clientelismo armado. Afirmar un Estado profundamente desarticulado que el Estado hoy es más fuerte, más efi- por culpa de una descentralización que se ciente y con mayor control territorial, es ha quedado a mitad de camino: el Estado un argumento con poco o ningún asidero central y sus institutos descentralizados si- en la realidad4. guen como si la Constitución de 1886 y Otro punto que el análisis de la si- especialmente la reforma de 1968, aún nos tuación presente invita a debatir es el im- rigiera. El departamento quedó limitado pacto que sobre la gobernabilidad pudo a adelantar tareas de coordinación y de pla- tener el entierro que la nueva constitución neación, con gobernadores surgidos del hizo del artículo 121 sobre “Estado de voto popular. Los municipios, que habían Sitio”. ¿Para qué sirvió el Estado de Sitio sido reducidos a su mínima expresión por durante tantos años? ¿Para mantener esa el centralismo que apretó sus tuercas des- normalidad a la colombiana, de la que de los años treinta, súbitamente se encon- hemos hablado? El Estado de Sitio per- traron con que eran el corazón del sistema manente igualmente se integró a la coti- institucional colombiano y que de inme- dianidad de la violencia5.

4. Un tema que está al rojo con el “despeje a la fuerza” que especialmente las FARC vienen haciendo en más de 200 municipios en donde por la intimidación armada, ha salido o ha renunciado la administración. Una estrategia eficaz en términos políticos y aún militares, porque coadyuva a consolidar corredores para los grupos armados. La gobernabilidad se ve comprometida en la base, los municipios, grandes dispensadores de servicios, enfrentan la posibilidad de no prestarlos. El problema va más allá de si hay o no en esos sitios, presencia permanente de la fuerza pública. Replantea igualmente el sentido y alcance de los diálogos regionales. 5. A medida que se acercaba la posesión del nuevo presidente era claro que apuntaba a una revisión de la Constitución – vamos hacia una nueva constituyente- en los temas de la seguridad nacional y de las facul- tades extraordinarias o de excepción para el gobierno Central. La descentralización y la seguridad nacional también podría ser un asunto sujeto a revisión.

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5. LA FÓRMULA PASTRANA: política de paz como carta de presenta- DESPEJE Y NEGOCIACIÓN ción y eje de una política de cooperación CON AGENDA ABIERTA, de la comunidad internacional con el país. EN MEDIO DE LAS BALAS En el frente de la paz, Andrés Pastra- E INTERNACIONALIZACIÓN na encuentra que está definida por Sam- DEL CONFLICTO per y las FARC la conveniencia de iniciar conversaciones en medio de la guerra, sin A partir de ese telón de fondo y con el im- previo cese al fuego. Lo acepta. Asume pacto que en el escenario internacional - como Presidente directamente la negocia- especialmente en Washington- tuvo la crisis ción con el apoyo de un Alto Comisiona- del Proceso 8000 del gobierno de su ante- do para la Paz, Victor G. Ricardo. Hace cesor, Andrés Pastrana establece para el una apertura amplia hacia las FARC con suyo un doble eje de acción, interrelacio- la concesión de una zona de despeje o de nado: la búsqueda de la paz por la vía de distensión de 5 municipios y 42.000 ki- la negociación y la política internacional. lómetros en el sur del país, en territorios En ambos frentes Andrés Pastrana se con vieja presencia de la guerrilla y ante- sitúa como el actor principal. El nuevo riormente del narcotráfico: los Llanos del Presidente capitaliza fuera de las fronteras Yarí fueron territorios de “El Mejicano”, nacionales, su condición de opositor ver- Gonzalo Rodríguez Gacha. Sería un des- tical de Ernesto Samper (que hasta silbi- peje o retiro de la fuerza pública con un dos le costó durante su “travesía del acompañamiento internacional. Lo prime- desierto” a lo largo del cuatrienio sampe- ro se hizo, lo segundo nunca cristalizó6. rista). Logra un rápido reposicionamien- Con la zona acordada, se inicia el proceso to internacional de Colombia, con la de negociación con una guerrilla a la cual

6. Se debe tener en cuenta que esos territorios ya hacían parte de la retaguardia estratégica de las FARC. De las grandes mentiras que se echaron a rodar, era que la zona de distensión era un factor crítico en el desenvolvimiento del conflicto, que podía desestabilizar la correlación de fuerzas. Se “caguanizò” el discur- so contra el proceso de paz pastranista -argumentación que fue central en la campaña de Álvaro Uribe-. Hoy puede decirse que este fue un asunto torpemente manejado por el gobierno, hábilmente presentado por los opositores y cínicamente aprovechado por las FARC a las cuales se les facilitó la tarea con el despeje (a la par que generó dificultades internas). Luego del rompimiento de las conversaciones, los hechos han demostra- do la falsedad de la afirmación. 7. El estratega de esas iniciativas presidenciales era el ex senador y ex constituyente conservador Alvaro Leyva Durán, político muy cercano a Misael Pastrana Borrero y que desde el gobierno de Belisario Betancur se entregó con obstinación a buscar la salida política de la guerra, especialmente con las FARC. Cuando Le llega al nuevo Presidente de la República su cuarto de hora histórico con el tema de la paz, una acción confusa de la Fiscalía General de la Nación obliga a Leyva Durán a permanecer en el exterior; Costa Rica le otorga el asilo político. El Presidente Pastrana, súbita e imprevistamente se ve privado de quien debía ser su brazo derecho para enfrentar su mayor desafío político, aquel que le daría la dimensión histórica a su cuatrienio. 73 el gobierno le concede o reconoce estatus tuación en la cual la desconfianza de las político7. El estratega de esas iniciativas partes alcanzó niveles inmanejables, a pe- presidenciales era el ex Senador y ex Cons- sar de que el discurso presidencial sostu- tituyente conservador Alvaro Leyva Du- viese lo contrario. Establecer la estrategia rán, político muy cercano a Misael de la negociación, sus objetivos y proce- Pastrana Borrero y que desde el gobierno dimientos, al menos para la contraparte de Belisario Betancur se entregó con obs- gubernamental, pasó a un segundo pla- tinación a buscar la salida política de la no. Tanto que Maria Emma Mejía le con- guerra, especialmente con las FARC. fió a León Valencia que la víspera de iniciar Cuando le llega al nuevo Presidente de la negociaciones se encontró el equipo de República su cuarto de hora histórico con negociadores en San Vicente del Caguán, el tema de la paz, una acción confusa des- con las manos vacías, “sin mediar una acla- de la Fiscalía General de la Nación obliga ración de objetivos, sin establecer lo que a Leyva Durán a permanecer en el exte- buscaba el gobierno”. De ahí en adelante, rior; Costa Rica le otorga el asilo político. la norma fue la improvisación. El presidente Pastrana, súbita e imprevis- En ningún momento se hizo un es- tamente, se ve privado de quien debía ser fuerzo por entender a las FARC, a sus jefes su brazo derecho para enfrentar su mayor -Marulanda en especial-, para conocer su desafío político, aquel que daría la dimen- lógica, sus propósitos verdaderos, sus for- sión histórica a su cuatrenio. talezas y sus debilidades. No se trató de Para Andrés Pastrana lo primero y lo superar una gran barrera de incomunica- fundamental era demostrar buena fe y ge- ción que existe entre las partes, pues las nerar confianza con las FARC. No estando palabras significan lo mismo para unos y en el escenario Alvaro Leyva, que ya tenía para otros. El análisis fue sustituido, bien esa tarea adelantada, le correspondió a Vic- por el discurso de la confianza y de la tor G. Ricardo abrir las puertas. Lo hizo de empatía, bien por la adjetivización alti- tal manera que generó confusión con las sonante, cuyo único propósito es descali- fuerzas militares, con el Congreso, con ficar a la contraparte, nunca de calificarla, ministros clave del gobierno (Rodrigo Llo- de comprenderla. reda, Néstor Humberto Martínez...), con A las FARC por su parte, como bien el Fiscal y el Procurador General. La im- lo analiza León Valencia, la negociación presión era que Ricardo se había embarca- propuesta por Andrés Pastrana les permi- do en una tarea personal de acercamiento tía explorar la posibilidad de conquistar, con la guerrilla, a cualquier costo. por la vía de la negociación, su gobierno Finalmente el Presidente Pastrana y de reconciliación y reconstrucción nacio- su proceso no superaron la etapa de rom- nal (el objetivo fijado en 1993 por la VII per el hielo. Acabó por imponerse una si- conferencia de la organización). Pero no

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habían decidido terminar con la guerra y temporal, pues las negociaciones avan- ni por asomo consideraban la palabra des- zarían rápidamente. Para las FARC esa movilización. El resultado de las negocia- condición significaba que el proceso de ciones para ellos era incierto. No negociaciones no les obligaría a suspen- cambiaban los objetivos de su lucha, sim- der el desarrollo de su plan estratégico. Al plemente le abrían un margen de posibi- gobierno y a sus fuerzas militares, que po- lidad a la vía negociada, sin detener ni drían adelantar un ambicioso programa de modificar su estrategia militar. Digamos reorganización y modernización de las dis- que del lado del gobierno, la posición era tintas armas8. El propósito era sacarlas de bastante similar, aunque había más opti- la profunda crisis que vivieron especial- mismo sobre las posibilidades de éxito de mente en los dos años finales del gobier- la vía negociada. no de Samper Pizano, cuando conocieron Para las FARC las negociaciones debían las peores derrotas militares desde su fun- tener en cuenta varios asuntos. Ante todo, dación por el Libertador Simón Bolívar, cambios profundos en la estructura del Es- al decir del General en Retiro Alvaro Va- tado y un viraje de fondo en el llamado lencia Tovar9. Aunque a algunos les suene modelo económico. Los dos eran y son, paradójico, entre los resultados importan- puntos estructurales de la negociación. tes y concretos que arroja la política de Están en el corazón de la lucha de Maru- paz de Andrés Pastrana se encuentran los landa y de las FARC. Adicionalmente, de- referentes a las fuerzas militares gracias, en bían abordar la erradicación concertada de buena medida, a las posibilidades que los cultivos ilícitos. Bajo ningún punto de brindó la negociación bajo el fuego10. vista aceptarían que el gobierno le diese tra- El nuevo gobierno, con la memoria tamiento político a los paramilitares. aún fresca de las marchas cocaleras en el Iniciar conversaciones en medio de las sur colombiano, en 1996, desencadena- balas tenía antecedentes recientes y exito- das por las fumigaciones masivas de los sos en América Central. El gobierno pen- cocales del Guaviare, procedió a diseñar saba que se trataba de una situación una estrategia que reconociera las relacio-

8. En esos años, la fuerza militar ganó en movilidad y en capacidad ofensiva. Se planteó como objetivo inicial de la política militar frenar el desarrollo de la guerra hacia una guerra de movimientos. Igualmente se buscaba que la opinión pública recobrara la confianza en las Fuerzas Armadas perdida en medio de los desastres que habían vivido en los años reciente. 9. Entre 1996 y 1998 las FARC les infringieron 16 derrotas de importancia a las Fuerzas Armadas. 10.El dos de Marzo de 1999 Rodrigo Lloreda y el alto mando militar le presentaron al presidente Pastrana el proyecto de reestructuración de las Fuerzas Militares. Lo cual acogió de inmediato. Los Estados Unidos con el plan volvieron a apostarle al Ejército que en los años anteriores había estado de capa caída en Washington: eran los tiempos de gloria “del mejor policía del mundo”. 75 nes existentes entre el narcotráfico y la plan socioeconómico. En cuestión de días, guerra. No en el sentido de que la guerra la posición norteamericana cambió11. El nace del narcotráfico, pero sí de que mien- asesinato le despejó el camino a “los hal- tras éste se mantuviera, la guerra tendría cones”, es decir, a los amigos de las fumi- combustible para proseguir. gaciones, de las acciones masivas e Se empezó a hablar de un Plan Mar- inmediatas que requieren como corolario, shall para Colombia, entendido como una en las condiciones colombianas, una mi- estrategia financiada y coordinada para litarización de la política. Nacía el Plan atacar la crisis, el atraso y la pobreza rural, Colombia II, escrito en Washington. con especial énfasis en las regiones de cul- Mientras tanto, los avances logrados tivos con fines ilícitos, a las cuales debían en Maguncia, Alemania, por el gobierno creárseles condiciones para un desarrollo de Samper en los días finales de su ges- legal y sostenible. Se empezó a perfilar la tión, con el ELN, dormían el sueño de los estrategia, entre otros, por un equipo de justos. Las razones eran varias. La princi- consultores financiados por el BID. Esa pal, que “el premio gordo” al que le apun- orientación quedó plasmada en el Plan de tó desde un principio Andrés Pastrana era Desarrollo “Cambio Para Construir la la paz con las FARC, pues consideraba que Paz”. Adicionalmente, se planteaban ac- esa negociación le abriría la puerta a los ciones de interdicción al comercio de las otros grupos. Tal vez tenía presente que drogas, se empezaba a avanzar en esa di- durante el gobierno de Virgilio Barco las rección. Prueba de ello son los planteamien- FARC se habían marginado, aprovechan- tos iniciables del gobierno en el viaje de do la ocasión para avanzar y ocupar los Estado de Pastrana a Washington, en sep- espacios y territorios que desocupaban los tiembre de 1998, y luego en Puerto Wil- grupos firmantes de los acuerdos. También ches, Santander. Se hacen contactos. El más influyó que tanto para el gobierno pastra- promisorio fue la reunión en Costa Rica nista como para la dirigencia de las FARC, del gobierno colombiano con las FARC y la negociación se debía desarrollar entre la Secretaría de Estado norteamericana. el Estado y la insurgencia, en un esquema Las balas que el 6 de marzo de 1999 copular, mientras que para el ELN esta era terminaron con la vida de los tres indige- entre la sociedad y la insurgencia, con el nistas norteamericanos en Arauca termi- gobierno jugando un papel como de no- naron, también, con esta versión de un tario del acuerdo. Hubo, en fin, quienes Plan Colombia que era, ante todo, un asociaron la frialdad gubernamental con

11. En la semana siguiente a los asesinatos, llegó a Bogotá el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Pickering, quien a la salida de una reunión con el presidente Pastrana, declaró que el Plan Colombia, tal cual estaba formulado, era una serie de vaguedades que su gobierno no apoyaría . Informó que se había convenido su reformulación, como condición para lograr la financiación norteamericana.

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los elenos a lo sucedido en la campaña sobre su actitud con respecto al Estado.12 presidencial: Serpa candidato “eleno”, Pas- Nunca antes se había visto un crecimien- trana candidato “fariano”. to y un posicionamiento de los paramilita- Las conversaciones posteriores con el res, como el que ha sucedido en estos años13. ELN reflejan la voluntad de aprovechar la Al respecto es importante resaltar que el experiencia -los errores e inconsistencias- gobierno norteamericano no los equipara del manejo del Caguán: Veeduría inter- con “la contra” nicaragüense, considerán- nacional, respeto al derecho internacional dolos como una fuerza puramente crimi- humanitario, mantenimiento en la región nal, narcotraficante y terrorista, a la que se despejada de todas las entidades estatales, debe combatir. Últimamente, sin embar- salvo las asociadas a la fuerza pública. Han go, ha abierto la puerta para aceptar que se encontrado un obstáculo, hasta ahora in- logre algún tipo de acuerdo con ellos. salvable: el área para las conversaciones en Los paramilitares crecen porque el el sur de Bolívar, santuario histórico del narcotráfico se reestructuró y fortaleció ELN, es disputado por los paramilitares después de la guerra contra los carteles, dada su relativa cercanía a la retaguardia de con lo cual pudo alimentar la guerra y a las AUC, en Córdoba y Antioquia. En las las partes enfrentadas. Crecen porque, a circunstancias presentes, es un escenario pesar de la relativa recuperación de las fuer- más para la guerra que para la negociación. zas militares, el horizonte de la paz es para En relación con el paramilitarismo, muchos colombianos más una fuente de tanto el presidente Pastrana como Manuel amenazas y de incertidumbres, que de Marulanda tuvieron la razón en sus posi- esperanza. Dichas circunstancias invitan a ciones, pues nunca un gobierno había rea- protegerse, a buscar quien garantice algu- lizado tantas acciones para combatirlo na forma de seguridad, sin medir las con- hasta producir, según se dice, enfrenta- secuencias de una acción que es puramente mientos al interior de esa organización reactiva e inmediata, no razonada.

12. El tema de su reconocimiento político pesa cada vez más en las decisiones de las AUC. Ello va unido a un acercamiento que buscarían -Carlos Castaño- con Estados Unidos en relación con el tema del narcotrá- fico. Su prioridad parece no ser ya la ampliación indefinida de su presencia geográfica, sino consolidar militarmente posiciones y avanzar en el terreno político e internacional. El enfrentamiento con el Estado les complica los planes y esa apreciación generó diferencias en el mando paramilitar. 13. Al iniciarse el gobierno de Andrés Pastrana, los paramilitares acababan de concluir su proceso de reor- ganización como Autodefensas Unidas de Colombia -AUC- con presencia organizada en Urabá, Córdoba, Magdalena Medio, Llanos Orientales, Cundinamarca, Santander y Cesar. Para el 2001 se calcula que su fuerza es de 10.000 combatientes con presencia en más de 200 municipios e implantación en los alrededo- res de Bogotá, Medellín y Cali. 77

6. DIFICULTADES tarea solo. El presidente Pastrana que de- QUE NO SE HICIERON ESPERAR: rrochó valor, compromiso y decisión, no LA SOLEDAD DEL PRESIDENTE convirtió esos elementos fundamentales (y muy escasos, en estos tiempos de peque- Como se planteó al principio, este fue el ñez y de cálculos mezquinos) en liderazgo proceso de paz del Presidente de la Repú- para convocar y movilizar al país, a la in- blica, pero no el de los colombianos. No mensa mayoría de ciudadanos que quie- se trata, obviamente, de reclamar una ne- ren “que esto cambie”, pero que no gociación donde el que quiera meta la encuentran los espacios ni los modos para mano, por así decirlo. Pero tampoco de apoyar esa aspiración. Los partidos lo apo- una en donde, en medio de la incomuni- yaron pero de dientes para afuera, sin ju- cación, el Presidente de la República y un gársela a fondo. pequeño grupo de colaboradores enfren- El Presidente de la República termi- tan en solitario la tarea. Los ciudadanos nó entregando la ventaja estratégica ab- impotentes sólo vieron que la guerra pro- soluta que tenía frente a los grupos seguía inclemente; que la guerrilla era un armados: la ventaja que le otorga su legi- hueso duro de roer, que no concedía res- timidad democrática, una legitimidad que piro; que el gobierno trataba pero aparen- lo dota de una enorme capacidad propo- temente no lograba sus propósitos. sitiva en materia de paz y de los cambios Quedaba la impresión de que los puntos concretos y fundamentales que el país re- que conseguían acordar en la mesa de ne- clama. Una legitimidad que debía ejercerse gociación no eran lo bastante claros, o para lograr una movilización ciudadana definitivos, dejándose abierto el cami- tal que permitiera “copar” política y de- no al compromiso o simple y llanamen- mocráticamente a los grupos armados. te a la marcha atrás, al incumplimiento. Para hacerlo se necesitaba una estrategia, Faltó información veraz, quizá por una coherencia y claridad en la acción, lo que falsa comprensión de lo que significa la nunca se dio. confidencialidad que necesita toda nego- Retomando una observación registra- ciación. El resultado fue que el chisme y da al comienzo, la política gubernamen- la guerra de la desinformación se toma- tal no valoró -o simplemente no vio- el ron el escenario, golpeando la credibili- estado de ánimo de los colombianos, como dad ciudadana en el proceso. resultado de la crisis histórica que vive la El Presidente de la República pareció Nación, la cual finalmente llevó a la so- interpretar la responsabilidad indelegable ciedad a comprender la necesidad de com- que tiene frente a la guerra y la paz, como prometerse con un proyecto colectivo, al si solo él y su equipo fueran los responsa- entender que las salidas individuales (“el bles. Ser responsable no significa hacer la rebusque”) se agotaron y que hoy, en tor-

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no al tema de la paz, sería posible, por dad nacional. El resultado es que la co- primera vez en la historia, avanzar hacia munidad internacional ha respondido la definición y realización de un verdade- mesurada y limitadamente en sus propó- ro propósito nacional. La posición guber- sitos y compromisos14, mientras que la namental fue “coreada” por el preocupante nacional se desencantó con el proceso, se silencio de la dirigencia en esta coyuntura sumió en el escepticismo, tomó distancia trascendental para el país. Obviamente, del Presidente y de “su paz”, y se entregó entre los dirigentes existen excepciones a la desesperanza, de donde trata de sacar- muy respetables e influyentes pero, como la Alvaro Uribe Vélez con su discurso efec- dice la sabiduría popular, una golondrina tista y coyuntural. no hace verano. Ya al final del período, el gobierno La política de paz no se volvió una empezaba a reconocer, a resentir su sole- política de la Nación, una política nacio- dad política. Descubría entonces las posi- nal y siguió sujeta a los vaivenes y peque- bilidades del Consejo de Paz aunque sin ños cálculos de la política de la superar completamente sus enormes reser- politiquería, de la política de partido y de vas y su desconfianza. Valoraba, sobre las expectativas electorales. todo, al Frente Político por la Paz15. El Presidente de la República, privi- Por vías diferentes, acabó recorrien- legió en sus atenciones y preocupaciones do el mismo camino de Belisario Betan- a la comunidad y al escenario internacio- cur: quedarse solo con su paz. Ese camino, nal, respecto al nacional. Con su política obviamente, no conduce a ninguna parte buscó más el apoyo externo que el com- o, por lo menos, no lleva a donde se quie- promiso interno de sus compatriotas y re llegar. En esas situaciones se refleja ade- gobernados. Grave error porque la comu- más la incomprensión respecto a la nidad internacional acompaña y apoya dirigencia de que tanto el problema de la pero la que debe ser actriz de primera lí- paz como el de la guerra, no es asunto ex- nea en estos asuntos, con un compromiso clusivo del gobernante. Aquellos a quie- e involucramiento directo, es la comuni- nes Otto Morales Benítez llamara a

14. Colombia con Pastrana rompió su mentalidad aislacionista, de desconfianza hacia el mundo exterior y a cualquier asomo de ingerencia suya en nuestros asuntos internos. Lo que nunca estuvo claro era el papel que se esperaba que jugaran los otros países, diferentes a darnos unos recursos económicos. La comunidad internacional es bien útil pero asignándole responsabilidades y tareas especificas. Estos años dejaron en claro que nadie nos resolverá nuestra crisis y que en el ámbito de las relaciones internacionales, el desinterés sencillamente no existe. Igualmente que la comunidad internacional no se circunscribe a la opinión norte- americana, por poderosa que esta sea. Ojalá hayamos hecho, para el futuro, ese necesario aprendizaje. 15. Creado por el Presidente de la República en noviembre de 2000, a partir de una sugerencia del jefe del Partido Liberal, Horacio Serpa Uribe, para reagrupar en torno a la política de paz, al conjunto de las fuerzas políticas. 79 comienzos de los ochenta, los enemigos nejarse en mesas y con participantes di- ocultos de la paz, también trabajan para ferentes, aunque con una gran coordina- aislar y por esa vía debilitar, al Presidente ción, por hacer parte de una misma de la República y a su política. negociación. Temas que presentan hori- Aunque para el Presidente de la Re- zontes de urgencia y de realización igual- pública la paz fue su rumbo y su derrote- mente diferentes. ro como gobernante, para el resto de su De una parte está lo que podríamos gobierno no se podría decir lo mismo. Dos llamar la mesa de la guerra, alrededor de casos lo demuestran con elocuencia. De la cual han de sentarse los voceros de los una parte, el propósito central del Presi- bandos enfrentados, para tratar los asun- dente Pastrana, la paz, no fue el objetivo tos propios del conflicto y de su desesca- principal de la política económica de su lamiento. Sus temas son los de los presos gobierno, la cual estuvo circunscrita al y retenidos, cese al fuego y la tregua, los tema del déficit fiscal. Un ajuste econó- secuestrados y los atentados a la pobla- mico recesivo va a contrapelo de las posi- ción civil desarmada. Esta mesa de nego- bilidades de la paz. No puede olvidarse que ciación del conflicto armado propiamente la continuación de la guerra sería la peor dicho, debe tener el respaldo técnico de noticia para la economía, pues nada hay quienes conocen estos asuntos, que no son más sensible a las expectativas, que la in- otros que los militares. Sobre el manejo de versión, y lo que más necesita Colombia estas situaciones hay abundante experien- hoy en su economía, es invertir para ge- cia internacional que podría ser aprovecha- nerar empleo y reiniciar el proceso de crea- da por los negociadores colombianos. Es la ción de riqueza. mesa que debe hacer los avances necesarios Análisis semejante podría hacerse so- -rápida pero no precipitadamente- para que bre la reforma del Estado. Una de las cau- se acallen los fusiles y las acciones milita- sas mayores de la guerra es la absoluta res le cedan el paso a las políticas, basados ineficiencia y cuasi inexistencia del Esta- en el principio de que ni el terrorismo ni do. Sin embargo, la tarea no se hizo y si no la violencia pueden ser instrumentos de se emprenden, de inmediato, reformas a ese negociación. Esto sucederá de manera gra- Estado, difícilmente el país saldrá de la gue- dual, no súbitamente. rra. Acá la inacción del gobierno atentó Pasado un umbral crítico en la nego- contra el éxito de su política bandera. ciación, lo político debe ocupar por com- Recapitulando lo hecho en el cuatrie- pleto el escenario, desplazando las nio pastranista, es posible establecer que prácticas militares y sus lógicas16. Una se- en la negociación se entremezclaron tres gunda mesa sería la que tiene que ver con temas que por su naturaleza e implicacio- el narcotráfico y específicamente con los nes eran distintos o al menos debían ma- cultivos con fines ilícitos. Este es un com-

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ponente propio de nuestro conflicto, que contenido a ese principio general y aún surge de la imbricación que se presenta muy difuso, de la corresponsabilidad in- entre él y el narcotráfico. La mesa trataría ternacional con los problemas de la droga. sobre el establecimiento de compromisos Su horizonte de realización debe acompa- y estrategias de acción para garantizar sarse con los avances que se logren en la métodos viables que permitan acabar con primera mesa. Es una política de mediano esa actividad, distintos a la fumigación plazo pero que requiere de un manejo prio- indiscriminada de los cultivos. Sería la ritario. Sus avances marcarán el inicio de mesa del desarrollo alternativo, que sólo la discusión de un tema complejo: los di- podrá volverse eje de una política si los neros que temporalmente necesitaría una actores armados comprometidos con la guerrilla desmovilizada que ya no secues- defensa de esos cultivos, dan el paso ade- tra y que está en la tarea, no de lucrarse lante y se vuelven aliados en el proceso de del narcotráfico, sino de colaborar efecti- transformar esas economías ilícitas en eco- vamente en su erradicación. nomías legales y eficientes. El asunto es- La tercera mesa, podría denominar- taría en retomar el rumbo perdido del Plan se, la del posconflicto. Es aquella en don- Colombia, luego del asesinato de los in- de se establecerán los criterios generales digenistas norteamericanos. En esa mesa para enfrentar la tarea de redefinición del deben sentarse no sólo el gobierno y los país17, los procedimientos para que esa voceros de la insurgencia, sino también, redefinición se vuelva una decisión políti- aunque sea para tratar puntos específicos, ca y luego para que ésas decisiones empie- los representantes de las comunidades in- cen a transformarse en realizaciones y volucradas, así como voceros de la comu- cambios. Ello le abrirá el camino a un pe- nidad internacional y de los países amigos, ríodo de transición, mientras se definen y en el entendido que las políticas de desa- consolidan los cambios. En la lógica de la rrollo alternativo, como pocas, generan negociación, esa transición se hará con las posibilidades concretas para darle pleno fuerzas insurgentes reincorporadas a la

16. El llamado canje está en el corazón de las preocupaciones tácticas de las FARC y en especial de Manuel Marulanda. Las razones de ello pueden ser múltiples. Lo que descartan los especialistas en Derecho Interna- cional, al revés de lo que sostienen las fuerzas militares, es que un intercambio de personas detenidas o retenidas, le de a las FARC argumentos para reclamar el status de beligerancia. Una comisión de congresis- tas, el Procurador Bernal Cuellar y Victor G. Ricardo durante 6 meses discutieron el asunto con Manuel Marulanda. Se elaboró un proyecto de ley de intercambio humanitario -Proyecto de Ley No. 119-1999- y el día que se abría el debate de su ponencia favorable, el gobierno -por presión militar- cambió su posición de meses e hizo hundir la iniciativa en la Comisión Primera de la Cámara en Diciembre de 1999. 17. Podría ser una buena guía para organizar la discusión, tener en cuenta los ejes de la propuesta política de Franklin Delano Roosevelt que no era otra que luchar por la libertad de expresión y de pensamiento, la libertad frente a la necesidad y frente a la inseguridad. 81 legalidad y en el marco de una política que mente en el futuro colectivo. Una nego- sería de Estado, por abarcar varios perío- ciación no puede culminar redefiniendo dos presidenciales. Aquí hay una idea cen- la nueva Colombia. Esa responsabilidad tral: es necesario reconocer que la crisis sólo se le puede encomendar a un cuerpo histórica que vivimos les ha hecho perder plural y representativo que tenga la capa- legitimidad a las instituciones colombia- cidad de recoger al conjunto de los mati- nas y que los cambios que más temprano ces y vertientes que conforman esa realidad que tarde realizaremos son relegitimado- múltiple y diversa que constituye Colom- res de esas instituciones. Si esto no se acep- bia y hacerlo en un marco de decisiones ta, no es posible entender la etiología de plenamente democráticas. La mesa lo que la circunstancia nacional. sí puede y debe hacer es establecer los pro- En la práctica, estos fueron los asun- cedimientos y temarios para que la voz ciu- tos que estuvieron sobre la mesa durante dadana organizada y representativa fije su la pasada negociación, por carecer de cri- última palabra18. Este escenario no parece terios claros, estuvo permanentemente ser otro distinto que una nueva Asamblea amenazada por la tentación de convertir- Constituyente, máxime si se entiende que se un escenario de cogobierno, para resol- la constitución es, finalmente, la formali- ver los problemas de la coyuntura zación jurídica de una decisión política. nacional: el desempleo, el UPAC o los que Ya se planteó antes y se repite nueva- resalten los titulares de la prensa del día, mente: el tema de la reforma militar es abriéndose con ello una lista intermina- central en el rediseño del país y en la con- ble de reformas, especie de lista de merca- creción de condiciones en donde cese la do de los cambios puntuales. guerra y quede una sola fuerza armada en Es un error político monumental y el territorio nacional, como parte integran- profundamente antidemocrático, pensar te del Estado. Esa reforma no se puede que los negociadores en esa mesa tienen hacer en contra de las fuerzas militares ni el poder de representar al conjunto de la a espaldas de las mismas. Se tiene que ha- Nación en asuntos que incidirán directa- cer con ellas, a partir de unos acuerdos y

18. Eduardo Posada en un trabajo reciente, “La Paz y sus Principios”, y en la línea de lo que él denomina una concepción de la paz “a lo anglosajona” -la ausencia del conflicto armado en la lucha por el poder-, considera que la consolidación de “una sociedad que garantice el pluralismo, tolere las diferencias y respete el discurso democrático”, exige acordar los procedimientos que permitan “ventilar las diferencias”. Nadie se opone a esa reivindicación del pluralismo y del reconocimiento del carácter conflictivo de la realidad social, lo que sí parece necesario es que para operar como una sociedad democrática normal, necesitamos previamente una redefinición de nuestro acuerdo sobre lo fundamental que cimiente la confianza de la cual ha estado desprovisto nuestro transcurrir nacional. En Colombia no basta con ajustar nuestro sistema democrático. Esta es una circunstancia de replanteamiento a fondo del mismo. En política como en economía, las ilusiones de los modelos únicos -con recetas uniformes para todo tiempo y lugar- son ilusiones peligrosas.

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decisiones políticas que le garanticen a esas puso a la luz de los reflectores y se le cono- fuerzas legítimas un espacio propio y res- ció mejor, nacional e internacionalmente, petable en el reordenamiento nacional y a en su auténtica realidad. Algo semejante todos sus miembros que tengan su hoja ocurrió con los paramilitares, frente a los de servicios limpia, la posibilidad de apor- cuales hay una opinión pública vacilante tar a esa tarea de reconstrucción de Colom- y contradictoria, pues por un lado parece- bia. Reforma y política militar enmarcadas ría que de ellos se esperara seguridad, pero en una política de seguridad democrática por el otro se los ve, finalmente, como una que exprese las nuevas realidades del pos- verdadera amenaza. conflicto. La discusión y puesta en marcha Los colombianos nos hemos conoci- de la reforma será la ocasión propicia para do mejor, a nosotros y a nuestro país. Hoy que militares y dirigencia política se res- más que nunca nos duele una situación peten y se tengan confianza. Será también aparentemente incomprensible que con- la ocasión igualmente para que sectores de tinúa en su tarea demencial de dividirnos, la antigua insurgencia puedan vestir con de destruirnos, de empobrecernos más, dignidad el uniforme de las fuerzas arma- pero que también nos coloca frente al de- das de Colombia. safío de entender que las supuestas razo- nes que han llevado a matarnos, no 7. LAS GRANDES ENSEÑANZAS justifican tanta muerte y que por encima DEL PROCESO de ellas tenemos la posibilidad y la cre- ciente decisión para aprovechar esta crisis Hoy se conoce mejoren el exterior la na- y proyectar a partir de ella un país que fi- turaleza de nuestro conflicto y de sus prin- nalmente supere muchas de las limitacio- cipales actores, lo cual evita reproducir nes que históricamente nos han marcado posiciones ingenuas que sobre nuestra rea- y que han hecho que tengamos una de- lidad se dieron en el pasado. mocracia realmente imperfecta, una eco- En el frente militar el gobierno de nomía mediocre, un medio ambiente Andrés Pastrana deja una situación signi- violentado y una sociedad en donde la des- ficativamente diferente de la que encon- confianza, el recelo y la exclusión son la tró, sin que ello permita alimentar la norma de comportamiento. ilusión de que la salida es la derrota mili- Nada sería más demoledor para los tar de la guerrilla. Para bien de la demo- guerreristas de todos los pelajes, que en el cracia colombiana y de sus perspectivas fondo son totalitarios, que una ciudada- futuras, la salida debe ser política con un nía que luego de superar sus diferencias, claro respaldo militar. apetencias y afanes protagónicos, buscará La guerrilla salió del monte y fue co- ponerse de acuerdo sobre lo fundamental nocida por los ciudadanos. El mito se ex- y sentará claramente su posición y su vo- 83 luntad de adelantar los cambios que el país capacidad política no la sustituye una ca- requiere. Sólo esa decisión y esa claridad pacidad militar acrecentada. acallarán los fusiles y ahogarán los sueños Ante la posibilidad de avances concre- de la victoria total sobre el enemigo. Ellas tos en la voluntad ciudadana para asumir son más poderosas, tienen mayor poder cambios de verdad, a la guerrilla le queda- disuasivo, que una brigada móvil. Sin ría muy difícil seguir fijada “congelada” en duda alguna los noventa vieron surgir un su estrategia militar de largo plazo. El de- significativo movimiento civil por la paz. safío político a su propósito militar serìa Ese movimiento, al decir de León Valen- para ella un reto de marca mayor. Difícil cia, “tenía un reto descomunal en la Co- dirán muchos. Pero lo cierto es que el país lombia del final de milenio: unir el mito no puede prescindir de esas reformas y que de la paz al mito del cambio....era necesa- lo democrático es que sean producto de rio que el movimiento por la paz asumie- acuerdos y no de imposiciones. ra con entera claridad un perfil político y Queda la pregunta de hasta dónde el un proyecto de reformas y eso no estaba tiempo sigue jugando en favor de los pro- ni en la cabeza de sus dirigentes ni en el pósitos de la guerrilla, como ha sucedido sentimiento de los amplios sectores de la desde su creación. Hasta donde sigue sien- población que los acompañaron”. do cierto que ella cada vez acumula más El Presidente de la República y su fuerzas y encuentra condiciones más pro- política de paz, quizá sin quererlo, han picias para lograr su propósito político mostrado la debilidad de nuestra dirigen- estratégico. A partir de los noventa, los cia y de nuestra organización política para colombianos y en general los ciudadanos hacerle frente a los desafíos de la hora. Una del mundo, entre los cuales están los debilidad que se traduce en un silencio y miembros de las FARC, hemos vivido cam- en un dejar que otros hagan, para ver si bios fundamentales en nuestras vidas, en ellos “nos resuelven el problema”. Si algo nuestros escenarios de acción y en nues- demostró la experiencia pastranista, es que tras mismas expectativas. La pregunta es el país –tanto su sector institucional como hasta donde esos cambios han sido favo- la insurgencia- no tiene la capacidad polí- rables al proyecto militar de la guerrilla. tica en términos de propósitos, compromi- La evaluación que su dirigencia haga de sos, capacidad para generar acuerdos, que éstas nuevas circunstancias y de sus impli- requiere una negociación de la compleji- caciones es un gran interrogante. Sería dad y magnitud que tiene la colombiana. simplista pretender contestarla proyectan- Ambas partes dedicaron, dedican, grandes do los crecimientos guerrilleros que se han esfuerzos y recursos a consolidar su capa- registrado en el pasado reciente y nada cidad militar, pero ninguno a la política. más. Por el lado de la dirigencia el gran No nos podemos equivocar, la falta de error es pensar que la crisis del país es sólo

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cuestión de ajuste económico, de menor La guerra en Colombia cada día se corrupción y de reglas electorales claras, y degrada más y una mayor degradación que a la guerrilla -¿y a los paramilitares?- hace que los actos de terrorismo cada vez les basta una política de simple reinser- sean más frecuentes, llevando al límite una ción a la legalidad. guerra puramente terrorista. Hacia allá Después de los actos terroristas del 11 avanzamos a pasos acelerados. Por eso mis- de septiembre en los Estados Unidos, apa- mo, la mejor política antiterrorista, en la rece en escena con fuerza desbordada, la circunstancia presente, es encontrarle una lucha antiterrorista. Amenaza con borrar salida política definitiva a la situación ac- del mapa a las demás amenazas, en la me- tual y a su creciente potencial terrorista. dida en que es presentada como la lucha de Mirando en perspectiva, resulta claro la civilización contra la barbarie. Estos cam- que ni las FARC habían decidido dejar las bios influirán, aunque no de inmediato, armas (solo si la negociación coronaba) ni sobre la situación colombiana. En la olea- el Estado había decidido atender en serio da antiterrorista no se está diferenciando si las demandas de cambio de las FARC. Per- la acción terrorista está dirigida al logro de maneció la idea de una negociación bara- objetivos por dentro o por fuera de las fron- ta, en la línea de la reinserción a la vida teras nacionales. Nadie niega que en la gue- civil de los combatientes. El nuevo Presi- rra colombiana no se produzcan, y dente de la República, comparte esa vi- crecientemente acciones para aterrar, reali- sión de manera explícita. No era el caso zadas con el propósito de “dominar por el de Andrés Pastrana. terror”, según la definición de terrorismo Estos años dramáticos han sacado a del diccionario de doña María Moliner. El la superficie un país inconforme, descon- terror tiende a hacer su aparición en el es- trolado tal vez, pero que no se resigna. cenario de la guerra, la cual nace del fraca- Un país que a los golpes está aprendiendo so de la política y de la búsqueda de que el individualismo que lo ha caracteri- imponérsele al otro por medio de la fuerza zado históricamente está superado por los y ya no con la razón. A través de la historia, desafíos presentes. Los colombianos quie- aún los virtuosos han acabado luchando su- ren participar, no quieren perder finalmente ciamente, cuando fracasa la lucha limpia. la esperanza, acaso con el convencimiento Debe anotarse que, a raíz de los aten- íntimo de que como dijo el poeta, el mo- tados septembrinos, los Estados Unidos mento más oscuro de la noche es el que consideran como asunto de su seguridad antecede a la aurora. nacional el lavado de dólares fruto del nar- cotráfico. Una buena noticia para Colom- bia es pésima para los violentos y los narcotraficantes. 85

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