La Herencia Científica Del Exilio Español En América
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La herencia científica del exilio español en América. José Royo y Gómez en el Servicio Geológico Nacional de Colombia Carlos Alberto Acosta Rizo Prólogo Es indudable que existe un puente entre la ciencia colombiana y la europea tendido por los científicos de Europa que trabajaron en áreas diversas y, como no, en la historia natural, la minería, la geodesia, la paleontología y la geología. Los antecedentes se extienden a lo largo de los cinco siglos de historia compartida desde la misma llegada de Colón en 1492. Esta realidad histórica también es reciente (siglo XX) y debe ser abordada de modo que traspase la simple anécdota, y se interne en los asuntos valorativos de la contribución científica de los europeos en América, y de la aportación de América a éstos científicos, planteados como asuntos de significado social en su contexto local, y no sólo en un pretendido sentido universal, a pesar del asumido carácter periférico de los países involucrados. Uno de los principales representantes en Latinoamérica de la ‘ciencia española’ de la primera mitad del siglo XX, es el geólogo y paleontólogo José Royo Gómez (España 1895 -1939; Colombia, 1939 - 1951; Venezuela 1951 - 1961). Vi por primera vez su nombre en la placa que anuncia la entrada al Museo Geológico de Colombia (MGC) en las instalaciones del INGEOMINAS (Instituto Colombiano de Geología y Minería). Sin embargo, debo confesar que durante mi actividad profesional como geólogo en Colombia no tuve contacto con la labor de este personaje, pues las referencias a sus estudios están encubiertas por investigaciones más recientes. Fue en 2002 haciendo la investigación preliminar para el libro Intercambios Científicos entre España e Hispanoamérica, Ecos del siglo XX1, cuando cobré especial interés en él. Fue al leer un Muy Especial del verano de 2001 sobre la Historia de la Ciencia Española en el que, en un pequeño recuadro titulado “Estudioso del Mioceno Continental”2, se anotaba que Royo y Gómez contribuyó a la organización de los servicios geológicos de Colombia y Venezuela, además de ser un personaje reconocido en la Península. Esta 1 Acosta, et al. (2003). 2 Navarro, et al. (2001: 65). 1 ambivalencia geográfica fue el motivo fundamental que me hizo incluirlo en la lista de personas susceptibles de estudio, junto con otros naturalistas y geólogos anteriores a él en Colombia. Tales referencias sobre el personaje fueron refrendadas (en buena parte) con otros estudios históricos sobre el intercambio y del exilio científico español consultados para tal obra. Paralelamente, en la elaboración del mencionado trabajo, encontré a otros geocientíficos españoles protagonistas del desarrollo de la geología en este país suramericano: los sacerdotes jesuitas que desde el siglo XVIII fundaron y operaron centros educativos, y ya en la primera mitad del siglo XX el Instituto Geofísico de los Andes Colombianos. Anticipándome a cualquier análisis historiográfico, me llamó la atención la aparente polaridad que podían ofrecer los disímiles contextos personales e institucionales de los religiosos en relación con los de Royo y Gómez, y con los el resto de científicos españoles exiliados. Posteriormente, me he dado cuenta de que estas dos ramas de la ciencia española en Colombia (la religiosa y la del exilio) tienen mucha relevancia, y ha sido motivo de estudio por parte de otros autores, incluso allende las fronteras colombianas. Esta bifurcación de la ciencia española en Colombia fue la que me hizo considerar en primer término como tema para mi Treball de Recerca (para optar a la ‘Suficiencia Investigadora’ en el marco del Doctorat Interuniversitari d’Història de les Ciències de la UAB) una comparativa entre Royo y Gómez y los científicos jesuitas. El objetivo sería descubrir y analizar las similitudes y diferencias de sus obras en el proceso de difusión, intercambio, aportación, o simple institucionalización de la ciencia geológica en Colombia. La voluminosa tarea que este objetivo demandaba, la mayor disponibilidad de material documental de Royo y Gómez, sugerencias tutelares y un cierto sentimiento de identificación con el individuo me decantaron finalmente por la investigación biográfica del personaje. Por otra parte, la revisión preliminar de su material documental dejó claras las condiciones de riqueza personal, cultural, política y social que le reafirmaron como un personaje atractivo para un intento biográfico. El abundante y rico material documental permitió que se realizara para el treball de recerca una memoria de la labor de Royo y Gómez durante los años de su permanencia en el SGN (1939 – 1951), y en la que, además, se abordaba 2 someramente la historia de la geología oficial en Colombia, esencialmente a partir de fuentes secundarias, como contexto de la labor del personaje. Posteriormente, la investigación llamó la atención de la propia institucionalidad geológica oficial colombiana de la que Royo y Gómez fue artífice y protagonista, y dio pié a la idea de utilizar buena parte de aquella investigación como base de un objetivo más amplio, la publicación de un documento que reseñara la historia de las nueve décadas de la geología oficial en Colombia. El resultado fue la trasformación de la investigación biográfica del personaje en una historia detallada de tal institucionalidad, que abarca cuatro de los cinco capítulos del libro La Historia del INGEOMINAS (1917-2007), 90 años de Geología Oficial en Colombia, en el que la parte biográfica de Royo y Gómez y de la creación del Museo Geológico de Colombia quedó reducida en un solo capítulo. Finalmente, tal documento, que bien podría haberse erigido como tesis doctoral, terminó siendo más bien un insumo de ésta, tanto por su carácter divulgativo que demandaba una reconversión estilística y formal, por su extensión (lograda gracias al abundante material documental relacionado con el INGEOMINAS y antecesores) y por la necesidad de rescatar la parte biográfica del personaje. En definitiva, en la presente tesis se resume la parte institucional en un par de capítulos y se recupera la dimensión original de la parte biográfica como eje fundamental de la investigación y del documento, enriquecido con un análisis más profundo en clave de historia social de la ciencia. Tal análisis incluye las implicaciones que las condiciones personales del personaje, (exiliado y de miembro de un colectivo de científicos emigrados), y sus características científicas tuvieron sobre la valoración que pueda hacerse sobre su aportación en Colombia, esencialmente de cara a lo hecho por los geocientíficos de otros países de Europa y de los Estados Unidos. Para cerrar este prólogo, deseo expresar mis sinceros agradecimientos a todas las instituciones y personas que han contribuido de una u otra forma a la realización de esta investigación, mediante su apoyo emocional y logístico o su aporte de material documental, ideas y comentarios. La primera de las menciones de gratitud la merece el director de la investigación Dr. Xavier Roqué (Director del 3 Doctorat Interuniversitari d'Història de les Ciències) quien, además de ser el responsable directo de que haya podido participar en el programa de doctorado, ha sido un respaldo constante para mi bien-estar en Barcelona, y para que mi vida académica y profesional en Catalunya haya sido fructífera; al Dr. Alfons Zarzozo (Director del Museu d’Història de la Medicina de Catalunya) quien fue un consejero de lujo a lo largo de buena parte del proceso de convertir el treball de recerca en tesis doctoral; a mis compañeros y amigos de la UAB, a los profesores, miembros y trabajadores del Centre d’Història de la Ciència (CEHIC) y del Servei de Arxius de Ciencia (SAC) por su orientación, ayuda y ánimo a lo largo de esta y otras investigaciones. Agradezco a las directivas del INGEOMINAS por depositar en mí la confianza para realizar la obra de la historia de la geología oficial en Colombia y por el apoyo prestado. A los geólogos y paleontólogos María Páramo, Tatiana Gaona y Mauricio Pardo quienes desde la dirección del Museo Geológico de Colombia me brindaron su ayuda en las diversas etapas en que han ejercido tal cargo, a lo largo de los años que lleva en marcha esta la investigación. Especial mención merece la Dra. Gaona quien comparte la responsabilidad con Xavier Roqué, de haber establecido el convenio UAB-INGEOMINAS que dio como fruto el catálogo del Fondo Documental de Royo y Gómez. A los compañeros funcionarios del Museo Geológico de Colombia y otras dependencias del INGEOMINAS por su siempre atenta y efectiva colaboración. A la historiadora Juana Molina Nortes exdirectora del Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, a Paco Izquierdo en el Consell Valencià de Cultura, a Teresa Requena en la biblioteca y archivo del Institut Català de Paleontologia ‘Miquel Crusafont’. Agradecimiento especial le debo a la señora Josefa Royo de Guerrero, hija de José Royo y Gómez, por su fabulosa atención a mis solicitudes, respondidas en amables y entretenidas cartas y conversaciones, de las que siempre salí robustecido documental y anímicamente. Un aparte especial merecen los colegas geólogos y paleontólogos, algunos que cuento como amigos, con quienes he compartido la pasión por la geología y su historia a través de intercambio de documentos, datos, correos electrónicos y charlas de sumo interés, a partir de sus experiencias y estudios en Colombia. Ellos 4 son Jaume De Porta (quien en Barcelona ha hecho de su recuerdo por este país suramericano una constante motivación), Alberto Lobo-Guerrero Uscátegui, Jorge E. Valdiri Wagner, Fernando Etayo-Serna, Jorge Gómez Tapias, Thomas van der Hammen; al profesor Rick Madden en Duke University (EE.UU.), y a través de su persona a la memoria de los fallecidos Donald. E. Savage y Robert W. Fields; a Hans Bürgl Schneider quien dedicó parte de su tiempo en poner a mi alcance algo del muy valioso e interesante material documental de su padre, aparte de compartir conmigo, junto con Alberto Lobo-Guerrero U., la admiración y amor por nuestros progenitores ya muertos, a quienes recordamos constantemente.