Con Nombre Propio
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CON NOMBRE propio DANIEL SAMPER PIZANO periodismo Con nomBre propio daniel SAMPER PIZANO periodismo Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia Samper Pizano, Daniel, 1945-, autor Con nombre propio / artículos de Daniel Samper Pizano ; presentación, Daniel Samper Pizano. – Bogotá : Ministerio de Cultura : Biblioteca Nacional de Colombia, 2018. 1 recurso en línea : archivo de texto PDF (478 páginas). – (Biblioteca Básica de Cultura Colombiana. Periodismo / Biblioteca Nacional de Colombia) ISBN 978-958-5419-91-9 1. Crónicas colombianas - Siglos XX-XXI - Colecciones de escritos 2. Libro digital I. Samper Pizano, Daniel, 1945-, autor de introducción II. Título III. Serie CDD: 070.4409861 ed. 23 CO-BoBN– a1018318 Mariana Garcés Córdoba MINISTRA DE CULTURA Zulia Mena García VICEMINISTRA DE CULTURA Enzo Rafael Ariza Ayala SECRETARIO GENERAL Consuelo Gaitán DIRECTORA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Javier Beltrán José Antonio Carbonell COORDINADOR GENERAL Mario Jursich Julio Paredes Isabel Pradilla COMITÉ EDITORIAL GESTORA EDITORIAL Taller de Edición • Rocca® Jesús Goyeneche REVISIÓN Y CORRECCIÓN DE TEXTOS, ASISTENTE EDITORIAL Y DE INVESTIGACIÓN DISEÑO EDITORIAL Y DIAGRAMACIÓN eLibros CONVERSIÓN DIGITAL PixelClub S. A. S. ADAPTACIÓN DIGITAL HTML Adán Farías CONCEPTO Y DISEÑO GRÁFICO Con el apoyo de: BibloAmigos ISBN: 978-958-5419-91-9 Bogotá D. C., diciembre de 2017 © Daniel Samper Pizano © Revista Credencial © 2017, De esta edición: Ministerio de Cultura – Biblioteca Nacional de Colombia © Presentación y compilación: Daniel Samper Pizano Material digital de acceso y descarga gratuitos con fines didácticos y culturales, principalmente dirigido a los usuarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas de Colombia. Esta publicación no puede ser reproducida, total o parcialmente con ánimo de lucro, en ninguna forma ni por ningún medio, sin la autorización expresa para ello. índice §§Presentación 9 §§Esta antología 13 §§Así era Galán 15 §§Aquí nacieron los Bolívar 21 §§Ici a vécu monsieur Bolívar (Aquí vivió Bolívar) 29 §§Vamos subiendo la cuesta 37 §§Cantando con leones 43 §§Queríamos tanto al Nene 51 §§El amo de los chispazos 57 §§Yace por salvar la patria 69 §§Magia constante más allá de la muerte 77 §§Klim, un vigilante armado de humor 91 §§Leandro Díaz, el rey del merengue 103 §§El bigotudo que saca la mula por Colombia 115 §§Quevedo permanece y dura 125 §§Cría cuervos y escribirán diccionarios 131 §§El periodista que escribía §§La guerra entre el poemas a los suicidas 141 Pastel y la Oblea 289 §§La noche en que §§Vargas Vila, una leyenda naufragó Silva 151 que no muere 297 §§Los extraños amores §§Todo lo que usted quería de Juan Ramón Jiménez 161 saber sobre Les Luthiers 307 §§El día en que los indios Todo empezó con un chiste 309 descubrieron a Colón 169 §§El Negro Fontanarrosa, ¿primer santo argentino? 317 §§Filósofo en tecnicolor 185 §§Camino de Guanajuato 325 §§Si Ana Frank viviera… 197 §§Mi tío, el que §§¡Qué tipo tan chismoso! 207 «mató» a Gardel 337 §§Lenin: la momia incómoda 215 §§Noticias frescas sobre §§Un colombiano héroe Barba Jacob 347 de la Patagonia 225 §§Entrevista inédita e §§El inventazo del milenio 233 insólita a Eduardo Caballero Calderón 355 §§La señora de las palabras 243 §§¿Hay vida después §§San Pancracio: ¡sálvanos! 249 de Escalona? 363 §§El Alacrán y los alacranes 259 §§El humor paisa, en vía §§Felipe Zapata, el de extinción 375 colombiano más §§Sophia, Gina, Isabel y inteligente del siglo xix 271 bb: nuestro pasaporte §§Pepe Sánchez, el sastre que a las hormonas 383 inventó el bolero 281 §§Alberto Ángel §§Cuando Daniel Montoya, un poeta de era chiquito 431 chimenea y vino rojo 391 §§La feliz y trágica §§Descuartizados por saga de los Cepeda 441 la patria 401 §§El último gerundio en París 449 §§«Prepárense a reír, §§Cien años del prepárense a gozar» 411 Cronopio Máximo 459 §§El poeta que cantaba §§El cuartelazo del a las muchachas 421 general Melo 469 § Presentación Lo confieso: este libro refleja una honda frustración del autor ante la creciente y general ignorancia de los temas históricos. En los colegios de Colombia prácticamente des- aparecieron las cátedras de historia, tanto la nacional como la de otras zonas del mundo. El desconocimiento de los estudiantes en estas materias es algo que, además de escan- dalizar, asombra: ¿cómo puede ser que hechos y personajes tan interesantes como los que surgen en cada recodo del pasado no atraigan sino a muy pocos escolares, y que no se luche con toda suerte de mañas y artimañas por conse- guir que les cojan el gusto a estos relatos? Algún éxito han logrado ciertas películas, telenovelas y series que, a medias entre la ficción y la realidad, ofrecen versiones sobre sulta- nes, héroes de la ii Guerra, líderes de la India o de Estados Unidos y próceres de la Independencia. Pero los libros de historia no forman parte del menú habitual de los jóvenes y, para ser sincero, tampoco de los mayores. Buena parte de tan lamentable falla radica en las falsas prédicas en el sentido de que sólo hay que mirar adelante, 9 Presentación pues lo pasado pasado está y no tiene sentido analizarlo y aprender de él. Verdad es que resulta imposible recorrer un camino sin poner los ojos en el tramo que se avecina, pero el espejo retrovisor ofrece contextos, posibilidades de ubicación y algunos peligros inminentes. He escrito ya cinco libros que procuran sembrar inte- rés por la historia a través del humor. Supongo que es esta una manera atractiva de mojar a los renuentes en el río de sucesos que fluye desde hace milenios y en cuyas aguas, querámoslo o no, navegamos y corremos el riesgo de nau- fragar. Con el tiempo, los lectores hallarán textos, videos y tratados mucho más serios y equilibrados que los que menciono. Pero quizás guardarán por aquellos primeros libros el agradecimiento que los lectores de poesía tene- mos por los versos deficientes que significaron el primer y fundamental paso en la escalera. Con nombre propio es otro esfuerzo en el mismo sen- tido. Con estilo que procura ser ameno y con suficiente solidez investigativa, recopilo aquí medio centenar de artí- culos cuyo denominador común es el propósito de llamar la atención al lector en torno a personajes, logros y épocas. El imán es el ser humano. Parto de un principio del perio- dismo: a las personas les interesan las personas. Y abordo muy variados temas y caras. Algunas de ellas muy hermosas, como las de las actrices más sexis de mi generación. Otras casi desconocidas, como la del piloto que murió con Gardel. El desfile comprende músicos, próceres, poetas, cantantes, inventores, gramáticos, escritores, políticos, descubridores, periodistas, santos, artistas, humoristas e incluso una mula 10 Presentación y una momia. Las nacionalidades son muchas, desde alema- nes y españoles hasta rusos y argentinos, pero sobresale la dosis de colombianos. Los objetos protagonistas también resultan variados: libros, espadas, barcos, sarcófagos, dic- cionarios, vallenatos, leones, postres, huesos… No voy a repetir en esta página aquella frase que alguien dijo en el sentido de que los pueblos que olvidan su histo- ria corren el peligro de repetirla. Mis intenciones son más modestas: con despertar un interés en el pasado aspiro a que sepamos mucho más acerca de quiénes somos y adónde nos dirigimos. Daniel Samper Pizano 11 § Esta antología Todos los meses, durante cerca de treinta años, escribí un artículo para la Revista Credencial. La presente antología recoge medio centenar de esos trescientos sesenta textos. La mayoría están centrados en personajes, y casi todos los personajes son colombianos. Algunos artículos más se refieren a episodios de nuestra historia nacional. La lengua, la música popular y algunos recuerdos personales son los temas dominantes. Confío en que todos ellos conformen un mosaico incompleto, impresionista y un tanto arbitrario sobre individuos sobresalientes de nuestro país, con algunas pinceladas fuera del mapa colombiano. Daniel Samper Pizano 13 § Así era Galán Luis Carlos Galán no sólo era valioso por su impecable proceder político. El autor recuerda algunas de las cualidades humanas que lo acercaron al líder, percibidas gracias a la amistad que durante años los unió. Veintitrés años atrás habíamos compartido cuarto de hotel a lo largo de un mes durante una gira de «líderes estudiantiles colombianos» por Estados Unidos. Ahora volvíamos a hacerlo en Viena durante cuatro días, inspi- rados por un largo temario de charlas aplazadas y por los magros viáticos de estudiante en Oxford, que lo era él, y corresponsal colombiano en Europa, que lo era yo. Esos días en Viena me permitieron saber que Luis Carlos Galán seguía siendo el mismo idealista apasionado, el mismo compañero entusiasta, el mismo hombre en cuya cabeza hervían todo el tiempo ideas sobre el país y la misión de las nuevas generaciones en la construcción de una Colom- bia para el siglo xxi. A un hombre se le conoce, en buena parte, por la for- taleza de sus convicciones y la terquedad de sus obsesiones. Luis Carlos mantenía intactas unas y otras un cuarto de siglo después de nuestros tiempos estudiantiles. Seguía creyendo en la necesidad de una democracia con conte- nidos reales y en el desafío de transformar las fatigadas 15 Daniel Samper Pizano estructuras que nos llegaban tras 150 años de vida repu- blicana. Continuaba obsesionado por la importancia de saber interpretar —su palabra favorita— los nuevos apre- mios del país. Como sus famosos afiches lo revelan, Galán tenía mirada penetrante y nariz rapaz; las mismas característi- cas se repetían en su mente. Donde otros veían datos, él descubría signos. Donde otros percibían hechos aislados, él enlazaba tendencias. —Es muy sintomático —me comentó alguna vez— que en Estados Unidos acaban de elegir como presidente a un ingeniero atómico. La experiencia de Estados Unidos con el ingeniero ató- mico Jimmy Carter no fue satisfactoria. Pero para Galán el problema no era ese.