Tomo CXXXVII-CXXXVIII – 2001-2002
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BOLETÍN de la Real Sociedad Geográfica Tomo CXXXVII - CXXXVIII 2001-2002 ENTIDADES COLABORADORAS EN EL CENTENARIO © REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA Depósito legal: B-13.764/1992 ISBN: 0210-8577 BOLETÍN de la Real Sociedad Geográfica 125 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID Y 100 ANIVERSARIO DE SU CONVERSIÓN EN REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA HOMENAJE A LOS PROFESORES ANTONIO LÓPEZ GÓMEZ Y JOSÉ Mª SANZ GARCÍA Tomo CXXXVII - CXXXVIII 2001-2002 CONSEJO DE REDACCIÓN Presidente: María Asunción Martín Lou Instituto de Economía y Geografía Vocales: Rafael Puyol Antolín Universidad Complutense de Madrid Juan Velarde Fuertes Universidad Complutense de Madrid Manuel Valenzuela Rubio Universidad Autónoma de Madrid Antonio Zárate Martín Universidad Nacional de Educación a Distancia Secretario: Joaquín Bosque Maurel Universidad Complutense de Madrid Real Sociedad Geográfica Secretaría C/ Pinar, 25 28004 - MADRID Tel. 91 411 10 98 • Fax: 91 562 55 67 • E-mail: [email protected] Imprime: Mayoral - Isaac Peral, 52 - 28040 Madrid - Tel. 91 543 20 29 125 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID Y 100 ANIVERSARIO DE SU CONVERSIÓN EN REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA HOMENAJE A LOS PROFESORES ANTONIO LÓPEZ GÓMEZ Y JOSÉ Mª SANZ GARCÍA PRESENTACIÓN La Sociedad Geográfica, la más antigua de las asociaciones geo- gráficas españolas y su Boletín que se publica sin interrupción desde 1876, celebran su 125 aniversario. Veinticinco años más tarde después de su fundación, la Sociedad pasó a denominarse "Real Sociedad Geográfica", su nombre actual. En este tiempo la Sociedad ha cumplido actividades científicas de gran relieve y significación dentro del campo de la Geografía. Lamentablemente estos aniversarios han coincidido con el falleci- miento de dos destacados miembros de la Sociedad y de su Junta Directiva; D. Antonio López Gómez y D. José Mª Sanz García. Este volumen pretende ser, además de una conmemoración de sus 125 años de existencia, un homenaje a la memoria de tan ilustres cole- gas que tanto hicieron por el desarrollo de esta Sociedad, más que cen- tenaria, en los últimos cincuenta años. El Consejo de Redacción I IN MEMORIAM ANTONIO LÓPEZ GÓMEZ Por Fernando Arroyo Ilera Universidad Autónoma de Madrid El fallecimiento el pasado 14 de enero de 2001 del vicepresidente de esta Real Sociedad Geográfica, D. Antonio López Gómez, supone una pérdida irreparable que motiva este sentido recuerdo en su memo- ria. Pero la personalidad y obra del profesor López Gómez, sus servi- cios -no sólo a esta Sociedad sino a toda la Geografía española- obli- gan a que dicho recuerdo se aleje de la convencional exaltación necro- lógica para intentar una primera valoración de su vida y obra, que sólo el tiempo podrá completar. No en vano, la figura de Antonio López Gómez está unida ya definitivamente al desarrollo y progreso de la Geografía española en la segunda mitad del siglo XX, tal vez el perio- do más importante de nuestra disciplina en los dos últimos siglos. Por ello, no podemos limitarnos a la simple narración de los aconteci- mientos de su vida. Es preciso analizar su contexto, estudiar sus coor- denadas, las ideas básicas que presidieron esa existencia y comprender la influencia que ejerció sobre sus coetáneos, sus compañeros y sus discípulos. En primer lugar, esta explicación debe arrancar del encuadre de la personalidad de López Gómez en su espacio y en su tiempo. A estos efectos Antonio López fue un claro representante de la última genera- ción de grandes maestros que ha definido nuestra cultura y nuestra uni- versidad desde finales del siglo XIX. Generación caracterizada por la figura del intelectual o del científico capaz de crear un grupo de discí- pulos a su alrededor al que transmitir, junto a enseñanzas y descubri- mientos, todo un estilo y una actitud vital. Grupo definido por fuertes lazos entre sus miembros, por su estructura jerarquizada y un cierto e inevitable paternalismo en las relaciones entre el maestro y los discí- pulos. 12 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA Esta estructura intelectual y académica, que caracteriza el queha- cer científico de nuestro país a lo largo del siglo XX, es paulatinamen- te sustituida, desde finales de la década de los setenta, por lo que podrí- amos llamar las "nuevas generaciones del trabajo en equipo", en prin- cipio más igualitarias y cooperativas, y muy críticas por ello, con su antecesora; pero que a duras penas han conseguido hasta la fecha alcanzar los logros y resultados legados por los grandes maestros. La vida y obra de Antonio López Gómez se encuentra a caballo de ese cambio generacional que, junto a sus coetáneos, se vio obligado a arrostrar con una admirable dignidad, no bien comprendida por todos en su momento. Esa generación de los cincuenta, con tan brillantes representantes en el terreno literario, fue criticada por algunos, como una generación perdida, propia del páramo intelectual del franquismo; pero, cada vez más, se afirma como la generación puente, la que mantuvo la esperan- za y posibilitó el posterior desarrollo científico y cultural de nuestro país, nuestro bienestar actual. Sin duda me inclino cada vez más por la segunda interpretación, sobre todo en este caso, a la vista de los profe- sores e investigadores que constituyeron los compañeros generaciona- les de López Gómez. De varios de ellos tenemos algunas referencias significativas. Ya en los inicios de su carrera destacaron algunos de sus miembros más representativos: "Y recuerdo con emoción [relata Seco Serrano el comienzo de curso del año 1941] aquel grupo de estudiantes bastante amplio en que coincidíamos, durante el bienio de comunes, miembros de las distintas secciones especializadas: allí estaban, entre otros, el que sería gran psicólogo Yela Utrilla, el filósofo Cencillo de Pineda, el arabista y hebraísta Casciaro" (9: p. 67)1. Posteriormente es el mismo López Gómez el que, al referirse a los becarios del Consejo que, como él, se iniciaban en la investigación, enumera a varias figu- ras de esa generación: "Jover, Seco, Artola, Pérez de Tudela, Benito Ruano y Palacio" (9: p. 11). Luego añadirá a otro amigo, también becario como él y prestigioso historiador en el futuro: José Cepeda Adán. Y en otra ocasión, refiriéndose al magisterio de Terán, recuerda 1 Como en tantos trabajos de D. Antonio: los números entre paréntesis se refieren a la Bibliografía final. Era su forma corriente de citar, que queremos conservar en estas páginas dedi- cadas a su memoria. ANTONIO LÓPEZ GÓMEZ 13 de nuevo a sus más próximos condiscípulos de su época de estudios, que alcanzarían relevancia intelectual y científica posteriormente: "Carlos Seco, Angel Cabo, Alfonso Bullón, Julia López Gómez, Jesús García Fernández y tantos otros" (9: p. 12). Más adelante, como vere- mos, Antonio López coincidirá y compartirá, en Valencia y en la Autónoma de Madrid, afanes y proyectos de futuro con otros miem- bros relevantes de su misma generación. Esta pertenencia a un deter- minado grupo generacional, su facilidad para integrarse en los diferen- tes colectivos profesionales o institucionales en los que, a lo largo de su vida, hubo de desarrollar su labor, es la primera característica vital que hay que tener en cuenta en la obra de López Gómez. La segunda fue su talante personal. Su sencillez de trato, su modes- tia natural, el rigor en su trabajo intelectual y una mal disimulada timi- dez, común en tantos buenos científicos, que le podía hacer parecer distante, cuando era todo lo contrario. No se trata tan sólo de caracte- res de su personalidad moral, pues también constituyeron auténticas categorías intelectuales de su obra científica y de su magisterio. Si se ignora este extremo es difícil llegar a comprender bien la profundidad de su obra, el influjo sobre sus numerosos alumnos y su mismo éxito en una sociedad, como la académica, definida frecuentemente por otros valores y actitudes muy distintos de los que caracterizaron su per- sonalidad científica y humana. Ello le proporcionó una gran coherencia vital, consecuencia de una satisfactoria existencia y de una positiva correlación entre sus ideas, los objetivos que se propuso como consecuencia de aquéllas y los fru- tos finales. López Gómez fue siempre hombre de ideas sólidas, al menos en lo fundamental, aunque frecuentemente dudara en cómo aplicarlas. Gracias a ello consiguió casi todos los objetivos que pre- tendió, al menos los más relevantes. Es también Seco quien precisa esta categoría de la personalidad del amigo: "Decir que Antonio López haya sido afortunado en su vida, no supone decir que nada le haya sido regalado; en todo caso, sus méritos propios le han hecho acree- dor al éxito profesional y a la felicidad doméstica" (9: pp. 69-70). Sólo en la última etapa de su vida profesional, al volver a Madrid, se tiene que enfrentar ante un mundo en cambio -el cambio generacional al que aludíamos- que no se ajusta a sus esquemas vitales y científicos, y frente al que expresará su desacuerdo en numerosas ocasiones. 14 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA LA ETAPA DE FORMACIÓN Nacido en Madrid, en 1923, su vida es un reflejo de los aconteci- mientos del siglo que le tocó vivir. Sus estudios de Bachillerato los rea- liza en el Madrid ilusionado de la Segunda República, en el desapare- cido Instituto Velázquez. En dicho centro parece que se le despierta su vocación geográfica, gracias a excelentes profesores como Martín Echevarría o Vidal Box. Pronto se ve obligado por la guerra a trasla- darse a Alicante, donde continúa sus estudios que tendrá que convali- dar una vez acabado el conflicto, incongruencias de la nueva situación, en los Institutos Lope de Vega y Ramiro de Maeztu de Madrid. En este último centro, que hasta unos años antes había sido el Instituto- Escuela, culmina su Bachillerato. En el mismo había encontrado otra profesora excepcional, Lucila Utrilla, que años después, una vez licen- ciado, le facilitará su incorporación como profesor a dicho Instituto.