IX REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA. UNIVERSIDAD DE MÁLAGA (Málaga, 7-9 de junio de 2006)

Población y grupos sociales en el Antiguo Régimen VOLUMEN II

JUAN JESÚS BRAVO CARO JUANSANZSAMPELAYO (eds.)

Málaga, 2009 IX REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA. UNIVERSIDAD DE MÁLAGA (Málaga, 7-9 de junio de 2006)

VOLUMEN

Juan Jesús Bravo Caro Juan Sanz Sampelayo (eds.)

Málaga, 2009 Presentación...... 13

VOLUMEN 1

PONENCIAS

Familias y poderes Francisco Chacón Jiménez...... 21

Ciudades, villas y pueblos: estructura de la población y criterios de estratificación urbana Antonio Eiras Roel...... 33

Grupos sociales marginados: esclavos, expósitos y gitanos Manuel Lobo Cabrera...... 131

Los marqueses de Camarasa. Familia, jerarquía y poder Pere Molas Ribalta...... 147

Una mirada retrospectiva en relación con los primeros estudios sobre la población española y su distribución espacial en los siglos XVI-XVII Juan Sanz Sampelayo...... 163

COMUNICACIONES

Movimientos poblacionales inter-regionales en España en 1797, según los datos del Censo de Godoy Foto cubierta: Ciudad y Puerto de Málaga. B. Thurus (1717) María del Carmen Ansón Calvo...... 177 Archivo del Museo Naval. Sigo E-XLI-27 La repoblación de Extremadura y su Real Audiencia a finales del siglo XVIII Antonio Astorgano Abajo...... 199 Edita: Área de Historia Moderna de la Universidad de Málaga. Imprime: Imagraf Impresores Rango, etiqueta y política de linaje en la alta nobleza castellana a mediados del siglo ISBN: 978-84-931692-8-2 XVII: la dignidad de Grande de España y sus dimensiones simbólica y política ISBN Obra completa: 978-84-931692-4-4 Andrés Barreda Sureda ...... 223 Depósito Legal: MA-3.367-2009 IX Reunión Científica de la FEHM-UMA, Málaga 2009, ISBN: 978-84-931692-8-2,725-743 " ... si tu dices no te has de casar conmigo, porque no soy de tu igual, y que no me has dado tal palabra, en esto tienes razón ... " y las pronunciadas ante sus padres: "si se­ ñor, no una, sino muchas veces, me ha dicho v.m. se casaría conmigo" lleva a pensar que la joven tenía más capacidad de decisión sobre sus actos de lo que en un primer momento podría parecer. Mantiene una relación sabiendo de antemano hacia donde se dirige, al hombre le dice las palabras que él espera oír y desafía tanto la autoridad de sus padres como la pretendida autoridad del amante. No cede a sus presiones para ICONOGRAFÍA MARGINADOS EN LAS que abandone a su familia, si no puede ser su esposa tampoco será su concubina, PANORÁMICAS DE HOEFNAGEL prefiere ingresar en un convento. Ya hemos visto como, en las alegaciones presentadas por ambas partes, los Joaquín Gil Sanjuán a letrados dejan constancia de los diferentes tipos de mentalidad que coexisten en una M . Isabel Pérez de Colosía Rodríguez sociedad y en un momento histórico. Dependiendo de las circunstancias que rodean Universidad de Málaga a cada individuo el mismo acto es percibido de una forma diferente, y tiene un sig­ nificado moral y unas repercusiones sociales también diferentes. Las acciones de un hombre no le obligan por sí mismas ni afectan a su condición social. En lo que Las panorámicas de las Civitates Orbis Terrarum incluyen escenificaciones respecta a su forma de actuar con las mujeres su obligación está determinada no por de conjuntos humanos, en no pocos casos de aspecto afectado y de escasa relevan­ la importancia o gravedad de sus actos, sino por que la mujer sea "de calidad" o de cia histórica; no fue este el caso de los recogidos por el pintor flamenco Hoefnagel, vida "vulgar" y, ya hemos visto también, cuales son las posibilidades que tiene una quien aprovechó la ocasión para representar interesantísimas imágenes de grupos mujer para ser "de calidad". Por otra parte en el hecho de que la virginidad no esté re­ sociales en expresivas actitudes dinámicas. Refleja en sus grabados los distintos es­ lacionada con la integridad física sino con la integridad moral, radica la importancia tamentos que convivían en la España del Antiguo Régimen; pero, por lo que atañe al que tiene el demostrar que la mujer ha sido seducida y engañada mediante palabra presente trabajo, nos fijamos exclusivamente en los marginados, que constituían un de matrimonio. Si es una victima podrá ser socorrida en atención a su imbecilidad y considerable porcentaje poblacional. Los moriscos eran los más numerosos, sobre debilidad y se considerará inocente, pero si fue una relación adulta y consentida por todo en el Reino de , de quienes nos dejó en sus dibujos estampas antológi• ambas partes, la mujer perderá su "calidad" y se convertirá en "vulgar". El seductor, cas. Dedicó también su atención de manera especial a los gitanos, contrabandistas, por su parte, siempre tendrá que negar el haber dado palabra de matrimonio y deberá galeotes y vagabundos, entre otros. insistir en que la relación fue consentida y libre para no ser obligado a casarse contra su voluntad. Esta disparidad de criterios e intereses, pone en evidencia la desigual­ 1. , PINTOR E INTÉRPRETE DE LA DIVERSIDAD SOCIAL dad social de ambos sexos y la necesidad de recurrir a estrategias también diferentes ANDALUZA para lograr los mismos objetivos. Fueron estas mujeres ¿seductoras o seducidas? Seguramente entonces, como Nacido en 1542, era hijo de un rico comerciante de diamantes de Amberes, ahora, hubo de todo y algunas se atrevieron y pudieron, utilizar en su favor los re­ viajero empedernido por inclinación innata, que desarrolló unas tempranas aptitudes cursos que la sociedad ponía a su alcance para compartir sus vidas con la persona para el paisaje y la pintura de género, dibujando toda clase de curiosidades, tanto de elegida escapando de un destino no deseado. La canción infantil citada más arriba la vida humana como de la naturaleza. Practicó su arte como diletante hasta 1568 y termina diciendo: "tengo los ojos puestos en un muchacho/ estrecho de cintura mo­ posteriormente ya de forma profesional, destacando de manera particular en la mi­ reno y alto/ así me gusta, así lo quiero/ estrecho de cintura, alto y moreno". niatura. Entre 1561-1569 ejercitó la pintura en constantes viajes a través de Francia, España, Alemania, Italia e Inglaterra. Sus movimientos durante este periodo pueden constatarse a través de los diseños dibujados, firmados y fechados casi todos ellos, que fueron grabados en sucesivos volúmenes de las Civitates Orbis Terrarum, donde quedaron reflejadas gran número de poblaciones distribuidas en varios continentes.

724 725 En las láminas figura su autoría con distintas expresiones, siend~ la más corriente Por lo que respecta a Andalucía, la provincia de Sevilla cuenta con 10 re­ depingebat o effigiabat Georgius Houjnaglius o l!0ujnagle , s~gU1das de la ~ata. Es presentaciones, le sigue Cádiz con 9, Málaga 7, Granada 5, Córdoba 1. No figura expresiva la inscripción que consta al pie de la GIralda de S~vIl~a, ~~nde deja cons.­ ninguna población de Huelva, Jaén y Almería. Hay que tener en cuenta que las ciu­ tancia de su eminente cualidad de fiel observador y fedatano plctonco: Observavlt dades de Sevilla, Granada y Cádiz, disponen de tres vistas distintas de cada una. En 1 ac delineavit Georgius Houfnaglius. Anno 1565 • cuanto a los municipios reflejados en las panorámicas y su pertenencia a las distintas La cronología de la vida y la producción artística de Hoefnagel está estrechamen- provincias, es de hacer notar que Setenil, actual población de la provincia de Cádiz, te relacionada con la publicación de las Civitates, como se puede comprobar hojeando pertenecía a la jurisdicción de Ronda hasta mediados del siglo XVII. los volúmenes de esta obra. Su estancia en España, en compañía de su amigo Niclaas Maleparte, coincidiendo con la etapa de plena producción de paisajes urbanos, fue sin Poblaciones andaluzas representadas en las Civitates duda la más larga, pues duró al menos cuatro años, concretamente desde 1563 a 1567, cuando se encontraba en plena juventud. Más de dos años permaneció en Andalucía, Sevillanas •••••••••••• entre 1563 y 1565, hecho que indica una clara preferencia, seguramente atraído por el embrujo de esta región, adelantándose con mucho a los fervores románticos de épocas Gaditanas •••••••••• posteriores, si no es que lo podamos considerar ya como un precursor de este movi­ Malagueñas •••••••• miento al mostrar tanta predilección y entusiasmo por el territorio donde persistían más Granadinas _ ••••• 2 vivos los vestigios árabes • De tendencia fluctuante entre el equilibrio naturalista del Cordobesas Renacimiento y el manierismo de la segunda mitad del Quinientos, con sus imágenes pictóricas va a contribuir a fijar el diseño topográfico de muchos lugares de España y, o 2 4 6 8 10 especialmente, de Andalucía, sirviendo también para propalar la representación ico­ nográfica de nuestro país por todo el mundo, a la vez que configuraba los estereotipos Seguramente esta repetición de temas andaluces se debió a la demanda de los visuales que perduraron hasta nuestros días, debido al pintoresquismo de las escenas primeros lectores del volumen primero de las Civitates, ávidos de imágenes y de 3 populares introducidas por este artista flamenc0 • Braun reconoce expresamente en el noticias sobre las urbes de la zona conquistada en último lugar por los hispanos en 4 Praefatio del de ciudades la importante colaboración de Hoefnage1. • su multisecular lucha contra el Islam y donde, evidentemente, la supervivencia de En todos los volúmenes del mismo se representan vistas urbanas españolas la huella musulmana era más patente y viva. Hecho revelador de la existencia del y portuguesas con un total de 49; de ellas 43 pertenecen a poblaciones de España y fenómeno de la maurofilia, que no era exclusivo de España aunque, como es lógico, sólo 6 son lusitanas. El número de planchas es menor porque hay que tener en cuen­ donde se dio con más intensidad fue en nuestro país. ta que en algunas de ellas se encuentran dibujados dos o tres municipios distintos. Por los años que Hoefnagel visitaba España, se encontraba también otro artista La predilección por Andalucía fue reflejada abrumadoramente con 32 panorámicas, flamenco en la Península, Anton Van den Wyngaerde, pintor de cámara de Felipe 11, mientras que todas las demás regiones españolas juntas sólo suman 11. quien le encargó el ambicioso proyecto de dibujar detalladamente las ciudades espa­ ñolas no se sabe con qué finalidad concreta, aparte del interés que para él significaba la representación visual de los más importantes paisajes urbanos del reino, muy en GOSS, J., Ciudades de Europa y Espalia. Mapas antiguos del siglo XVI de Braun y Hogenberg, , 1992, p. 141. consonancia con los afanes de la monarquía autoritaria de conocer minuciosamente el 2 LÓPEZ ONTIVEROS,A., "El paisaje de Andalucía a través de los viajeros románticos: creación y pervivencia potencial de sus estados por medio de la imagen de sus poblaciones más representa­ del mito andaluz desde una perspectiva geográfica", en GÓMEZ MENDOZA, J. y ORTEGA CANTERO, N., tivas. Lo cierto es que su trabajo cristalizó en unas sesenta vistas, aproximadamente, Viajeros y paisajes, Madrid, 1988, pp. 31-65; AA.VV.: La imagen de Andalucía en los viajeros románticos, Ronda, 1984. de una exactitud topográfica admirable. No es de extrañar que los caminos de ambos 3 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., Civitates Orbis Terrarum, facsímil, ed. LTD, pintores flamencos se entrecruzaran en alguna ocasión y que, de haberse producido , 1965, Introduction por R.A. Skelton, pp. XXIX Y XXx. Una vista de Sevilla, publicada en el vol. V, 7, figura con la fecha de 1593, probablemente porque fue en esa data cuando la dibujó para las Civitates, el encuentro, es posible conjeturar una influencia beneficiosa de Van den Wyngaerde basándose en apuntes' tomados con anterioridad. Cfr. BOUZA, F., "Joris Hoefnagel ", en AA.VY.: De Mercator sobre Hoefnagel, debido a la mayor experiencia del primero, como parece avalar tal a Blaeu. España y la Edad de Oro de la Cartografía en las Diecisiete Provincias de los Países Bajos, Madrid, hipótesis el hecho de la representación de la vista de Archidona dibujada por Hoef- 1995, pp. 138-139. 4 BRAUN, G. y HOGENBERG, F.: op. cit., p. E., final del prefacio de Braun.

726 727 5 nagel, en la cual puede observarse una proyección desde un punto de vista elevad0 • En 1578, retomando de nuevo el camino de Venecia, Hoefnagel se dirigió a En 1567-1568, entre su retorno de España y su viaje a Inglaterra, Hoefnagel regresó Munich, viaje que determinó el futuro curso de su vida, pues las aptitudes desarrolla­ a Amberes, donde se dice que tomó lecciones del pintor paisajista Hans Bol, cuyo das y la calidad pictórica del joven artista fueron rápidamente apreciadas en cuanto Libellum regionum había sido publicado por Phillips Galle en 1564~ y ésta parece retornó al sur de Alemania. En esta ciudad pasó al servicio de Alberto V hasta su ser la única formación profesional recibida, que le servio de gran utilidad cuando se muerte en 1579, y, posteriormente, al de su sucesor Guillermo V, ejercitando amplia­ arruinó su familia. No debemos olvidar que durante esos años Braun también estuvo mente sus cualidades de gran miniaturistas. en Amberes, coincidencia que hace presumir que se conocieran en esa época. Hacia En este periodo, entre 1581-1590, ejecutó un misal magníficamente ilustrado 1571, después de su boda, Hoefnagel se estableció en su ciudad natal como socio para el archiduque Fernando del Tirol, y éste parece que lo recomendó a Rodolfo II, del negocio familiar. Este editor del atlas de ciudades siempre que lo cita en las Ci­ quien ya había empleado varios artistas de los Países Bajos. Hoefnagel entró al ser­ vitates, le adjudica la profesión de comerciante, pero ignoramos si esta actividad la vicio del emperador en 1590, viviendo primero en Praga y más tarde en Viena, hasta ejerció con anterioridad. Es probable que realizara tareas mercantiles como buen hijo su muerte en 1600. Su labor en la última etapa artística se centró principalmente en de mercader, pues de otra manera no se explica la financiación de sus largos viajes la miniatura y en la decoración de manuscritos, pero su interés en los dibujos topo­ por el extranjero, ya que no consta desempeñase misión oficial alguna por encargo gráficos continuó sin disminuir. En sus elegantes ilustraciones para el Writing-book del gobierno español, como ocurrió con su compatriota Van den Wyngaerdé. de Georg Bocskay, donado al emperador, incluye no sólo los característicos paisajes Su experiencia comercial tuvo un brusco final en noviembre de 1576, cuando encuadrados en cartelas ovales similares a aquellas de sus más tardías vistas de las su padre se arruinó a causa del brutal saqueo español de la ciudad de Amberes. El Civitates, sino también viñetas de las ciudades de Austria, Alemania, España y de su 9 verano del año siguiente, en compañía de Ortelius, que estaba recopilando datos ciudad natal, Amberes • para su Thesaurus Geograficus, Hoefnagel se dirigió a Munich, donde fue acogido Convencido de que las formas extremadamente pequeñas del arte pueden ri­ favorablemente por el príncipe elector Alberto V a quien fue presentado por el conde valizar ingeniosamente con la naturaleza, nuestro pintor comenzó a captar la hetero­ Philip Eduard Fugger. De allí parte hacia Italia, aparentemente, en busca de empleo geneidad y perfección del mundo natural sobre el papel hasta formar un amplio ma­ en una casa de negocios veneciana. El viaje por Italia de Hoefnagel se tradujo en una nuscrito de miniaturas, donde quedaban reflejados numerosos y variados seres vivos, rica producción de dibujos paisajísticos, muchos de los cuales fueron grabados para como estrellas de mar, saltamontes, etc. hasta conseguir que más de mil especies de los tomos del atlas de ciudades. Desde Venecia, donde presenciaron el incendio del la flora y fauna ornamentasen las páginas de su trabajo: Los Cuatro elementos (cua­ palacio del dux, él y Ortelius se dirigieron a Roma y posteriormente a N ápoles. La drúpedos, reptiles, volátiles y acuáticos), obra que fue comprada por el Emperador irrefrenable pasión de Hoefnagel por la anécdota ha enriquecido sus vistas del sur de Rodolfo I1, voraz coleccionista de producciones científicas, quien le proporcionó una lO Italia con ilustraciones muy detalladas del artista y del citado compañero. Del mismo pensión considerable, consiguiendo con ello que fijase su residencia en Viena • modo, en los primeros meses de 1578 visitaron las antigüedades monumentales y No se olvidó de su principal actividad de pintor de paisajes urbanos, y así artísticas italianas y admiraron el paisaje de Tívoli, Imola, Cumas y Pozzuoli. desde Munich, Praga y Viena, Hoefnagel proporcionó para los volúmenes más tar­ Puede haber pocas dudas de que Hoefnagel no hubiera entablado amistad díos de las Civitates numerosas vistas de ciudades del sur de Alemania, Austria y pronto con Ortelius, según se deduce de la correspondencia que mantuvo con éste Hungría, retocadas por él mismo después de haberlas obtenido de otros artistas. Con hasta el final de su vida. Esta intimidad y la afinidad existente entre el Theatrum y las razón ha sido llamado por Popham el más constante y experto contribuyente a las Civitates ha quedado reflejada en el epigrama que figura en el retrato de Hoefnagel Civitates. Como se ha visto, su colaboración con los editores fue mucho más lejos grabado por Hendrik Hondius: u •.. Hoefnaglius ille, Cosmographo docto fidus et de suministrarles sus propios dibujos, ya que solicitó o reinterpretó vistas de otros Ortelio. Hic Orbem, ille Urbes dedit Orbi ingente Theatro ... "7. para grabarlas en el Atlas, tal y como se demuestra por las signaturas siguientes:

8 POPHAM, A. E., "George Hoefnagle and the Civitates Orbis Terrarum", Maso Finiguera, 1, 1936, pp. 183- 201. VAN ROOSBROECK, R, Patientia. 24 politieke emblemata door Joris Hoefnagel, 1569, facsímil, De 5 KAGAN, R L. (dir.), Ciudades del Siglo de Oro. Las Vistas Españolas de Anton Van den Wyngaerde, Madrid, Seven Sinjoren, Antwerpen, 1935, p. 11. 1986, pp. 65-67. 9 SKELTON RA., "Introduction", en BRAUN, G. y HOGENBERG, F.: op. cit., vol. 1, pp. XI-XII. 6 SKELTON, R A., "Introduction", en BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., pp. XI-XII. 10 HENDRIX, M. L., "Elementa depicta. Joris Hoefnagel's The Four Elements", FMR, Ricci, nO 9, 1985, pp. 7 Ibidem, vol. 1, p. XII. 78-92.

728 729 communicavit Georgius Houfnaglius; Y Ex archetypo aliorum delineavit Georgius de las principales formas de representación topográfica, en la que las relaciones es­ Houfnagliusll . Después de su muerte en 1600, su hijo Jacob continuó enviando a paciales eran correctamente expresadas y el crecimiento estructural de una ciudad Colonia panorámicas hechas o recopiladas por su padre para incluirlas en el libro VI en términos de Historia y Geografía po~ía ser discernido. En el redescubrimiento de del Atlas de ciudades. este arte, J acob de Van Deventer fue un destacado maestro. Sus vistas son composiciones paisajísticas concebidas a partir de bocetos he- chos in situ, con el propósito de precisar topográficamente todo lo que él había visto. 2. PERSONALIDAD ENIGMÁTICA Los historiadores del arte le reprochan su ingenuidad y la trivialidad de sus visiones. Sin embargo, para un artista topográfico, la primera de estas cualidades es indispen­ Contrasta la abundancia de estudios extranjeros sobre la figura de Hoefnagel sable y, si en Hoefnagel, en contraste con Brueguel, la inclusión de escenas de la vida con la escasa atención que se le ha prestado en España, a pesar de ser el país preferido cotidiana debe ser considerada una virtud, prueba de ello es la gran difusión que han por él en su peregrinaje pictórico por Europa y, prueba de ello, son las numerosas re­ alcanzado sus representaciones gráficas, que todavía sirven para ilustrar prestigiosos presentaciones icónicas que fueron plasmadas en las Civitates. No sólo se limitó a re­ libros de Historia. producir los bellos paisajes urbanos, sino que captó también maravillosamente la vida Su mejor trabajo (el de España) suscita ocasionalmente la visión y la fuerza popular de los españoles, con sus trabajos, penas y alegrías; incluso llegó a profundizar dramática de los maestros del paisaje manierista, y su visión de Toledo es tan reco­ en la esencia e idiosincrasia de los mismos, quizás como nadie llegó a hacerlo hasta nocible como la del Greco. La preocupación de su interés por la anécdota, debido a ese momento, resultando sus aportaciones de gran valor para la antropología cultural. la cual la categoría artística de Hoefnagel se ha visto devaluada, pero estaba preci­ Además de sus impresiones escritas y transmitidas a través de Braun, indudablemente samente en consonancia con el propósito según el cual las Civitates fueron diseña­ sus dibujos ofrecen un mensaje que no resulta difícil de interpretar. das por sus editores. Por este motivo, el trabajo de Hoefnagel partía de un modelo Los grabados contenidos en los volúmenes de las Civitates proporcionan a la preconcebido, explicado por Braun en el prefacio del libro primero, cuando alude posteridad una extraordinaria colección de pinturas de género que ilustran la vida a escenas costumbristas de los habitantes de las poblaciones representadas, con la cotidiana del pueblo, de las cuales lo más apreciable es que las mismas fueron dibu­ credulidad expresada en el prólogo de que las vistas no cayeran en manos de los ene­ jadas del natural. A este respecto, los historiadores del arte formalistas deploran el migos islámicos, cuya religión prohibía la representación de la figura humana. hábito de Hoefnagel de introducir en el primer plano de sus láminas incidentes loca­ Las relaciones de Hoefnagel con la dirección del proyecto parecen haber sido les, costumbres o antigüedades, generalmente fuera de escala y sin guardar armonía informales pero, sin duda, se le sitúa a la cabeza de los dibujantes y pintores que con el conjunto del paisaje; sin embargo, esta peculiaridad posee un gran valor para trabajaron para la obra. Algunos contemporáneos, como Hendrik Hondius, autor de el moderno concepto de historia, que trata de captar las maneras de ser, pensar y vivir su de los versos colocados al pie de su retrato, reconocieron su dilatada contribución del hombre en el tiempo, o sea, la nueva vertiente denominada "el tercer nivel", que a tan magna publicación y asociaron su nombre al célebre atlas de ciudades. investiga las facetas más actuales sobre mentalidades, actitudes, valores, símbolos, A lo largo de la Edad Media las ciudades, invariablemente, eran representadas etc. No se puede echar de menos la gran diferencia de la figuras humanas hoefna­ de perfil, como vistas desde la superficie, con especial énfasis en los edificios impor­ gelianas, todas ellas llenas de vida y en movimiento, si las comparamos con la re­ tantes y sobresalientes. El estudio de la ciencia de la perspectiva durante los siglos presentaciones hieráticas, casi maniquíes de escaparate, dibujadas por otros artistas XV y XVI desarrollaron las panorámicas tomadas desde distintos puntos de vista, en los huecobrados de las ciudades centroeuropeas. De hecho, Oehme ha observado como se ejemplifica en las de ciudades pintadas por Hoefnagel y Pedro Texeira. detalles por los que se puede considerar a Hoefnagel como un precursor de la mo­ A mediados del siglo XVI, sin embargo, los geógrafos, agrimensores e inge­ derna ilustración científica; sirva de ejemplo para corroborar esta hipótesis, el corte nieros introdujeron métodos geométricos de medición que abarcaba áreas mayores, de proyección diédrica que realizó de la Giralda para poder contemplar la subida a la tales como un mapa, o el amplio espacio paisajístico de una ciudad o su entorno, torre incluso a caballo que, según el arquitecto Alfonso Jiménez Martín, constituye para ser delineadas desde un punto de vista elevado. De este modo, fue reelaborado el único caso de tal sistema proyectivo y también el único alzado auténtico de la 12 el plano de la ciudad y su fisonomía llegaba a ser fácilmente reconocida como una famosa torre hasta 1910 •

12 Ibídem, p. XIII, citado por Skelton. JIMÉNEZ MARTÍN, A, "El patio de los naranjos y la Giralda", en AA VV.: 11 SKELTON RA, "Introductíon", en BRAUN, G. Y HOGENBERG, F., op. cit., vol. 1, pp. XI-XIV. La catedral de Sevilla, Sevilla, 1991, pp. 101 Y 117. Este arquitecto sostiene que Hoefnagel tomó como modelo

730 731 La misteriosa personalidad de Hoefnagel puede desvelarse, en parte, gracias de la cual externamente fingían una religión no aceptada en lo más íntimo de su ser, a un manuscrito titulado Patientia, que se conserva en la Biblioteca Municipal de seguramente conocida por HoefnageP6. Rouen. Su espiritualidad y postura política han interesado tanto como sus obras pic­ La viñeta del reo de la Inquisición portando el infamante sambenito, junto con tóricas, fiel reflejo éstas de un artista peregrino según la acertada calificación que le los versos explicativos, compendian el talante del pintor flamenco, como puede com­ otorgan algunos autores 13. Durante su estancia en Londres, ciudad a la que arribó probarse con las siguientes expresiones: "Meditad sobre mí, cuantos tenéis tratos con después de su largo periplo por España, dedicó un opúsculo de emblemas a su amigo las tierras de España. Esto es la Inquisición. El Santo Oficio cuida así de quienes no Jan-Raedemmaeker, acaudalado comerciante holandés y mecenas de artistas, quien dominan bien su lengua, persigue a muchos buenos hombres a quienes no les sirve se había refugiado en Inglaterra huyendo de la persecución religiosa de Felipe II en de nada quejarse. Lleva el sambenito. Cierra la boca, cierra la bolsa. Este es el lema los Países Bajos. del mundo"l7. En el dibujo de la viñeta se observa en primer plano la figura de un Este simbólico y críptico manuscrito consta de 59 folios, con textos en neer­ hombre que porta resignadamente el vejatorio escapulario con la característica aspa, landés, francés y español, ilustrado con 24 dibujos del propio Hoefnagel, además de mientras que detrás apenas se ve otro personaje que reverenciosamente descubre su anotaciones y traducciones en francés de Leberl4. La portada es muy significativa, cabeza ante una cruz. Escena que puede interpretarse como una crítica al temible pues en ella figura la frase Ne sutar ultra crepidam, una variante de la máxima de tribunal inquisitorial, que actuaba en contradicción con la doctrina evangélica ema­ Plinio, sutar ne supra crepidam [iudicare], que podría traducirse con el adagio es­ nada de la cruz. pañol "zapatero a tus zapatos", con el cual se quiere expresar literalmente que no se Cuando Hoefnagel visitó parte del reino de Granada, la política antimorisca debe sentenciar de lo enigmático y, en sentido figurado, puede interpretarse como marcaba una fase ascendente, con centenares de procesos contra los neoconversos, una actitud de conformismo con las circunstancias aciagas. que representaban del 80 al 90 % del total de sentenciados. En este periodo, por lo Los emblemas constan de un dibujo con versos en octavas alusivos al mismo, menos se contabilizan ocho hogueras con moriscos atados al poste, mientras que en los que se inculca la aceptación paciente de la adversidad, reflejando la filosofía trece soslayaron la terrible pena huyendo a Berbería. Es posible que el pintor de Am­ popular del silencio, postura próxima a ciertos movimientos disidentes de los llama­ beres presenciara alguno de los teatrales autos de fe celebrados, incluidas las llamas dos nicodemitas, inspirados en el famoso personaje evangélicol5 . El tema español y humos que consumían a los relajados en la hoguera, suplicio que tenía lugar en el asociado a la ocupación militar en su Flandes natal es frecuente, como podemos Campo de San Lázaro, a orillas del Beirol8 . Sin embargo, no ha dejado ningún testi­ observar en diversos dibujos y comentarios. monio de esta realidad que él pudo observar, silencio que puede ser interpretado por No sería aventurado afirmar la influencia de sus viajes por España, donde im­ el probable tamiz ideológico de la obra en la que colaboró profusamente, o por temor peraba el temor a los métodos disuasivos inquisitoriales, en la evolución anímica del a posibles represalias, tanto hacia su persona como a su entorno familiar, teniendo en pintor antuerpiense hacia este espíritu de resignación. Sin duda, sus largas estancias cuenta que se hallaba en territorio bajo la jurisdicción de la Corona española. Ni en en el Reino de Granada y, en particular, sus contactos con la cultura musulmana, los grabados ni en los comentarios se hace referencia alguna al Santo Oficio, hecho acentuaron su tendencia conformista por naturaleza. No hay que olvidar el predo­ que contrasta con su compatriota Van den Wyngaerde quien ubicó expresamente el minio de las representaciones de figuras moriscas en sus vistas de Granada, sobre tribunal en su panorámica y, más explícitamente, Ambrosio Vico quien en su plata­ todo si se tiene en cuenta la desproporción de esta minoría marginada con respecto forma dibujó con todo detalle los edificios de la Inquisición, que formaban un distri­ a la sociedad dominante en el conjunto español; ni tampoco la postura de disimulo to represivo peculiar dentro de la ciudadl9. de la fe musulmana en este pueblo, plasmada en la conocida "taqiyya", por medio

16 GIL SANJUÁN, J., "Presión material sobre los moriscos andaluces", Baetica, 3, 1980, pp. 186-187. una maqueta de tamaño grande porque dicho pintor no llegó a ver la torre por dentro, y por este motivo dibujó 17 ROOSBROECK, R. van, op. cit., pp. 23 Y PL. XIV, donde puede leerse el emblema en idioma flamenco, que una escalera en lugar de la rampa existente. acompaña al simbólico y expresivo dibujo. 13 ROOSBROECK, R. van, Patientia .... ; BOUZA, F., "Joris Hoefnagel", en AA.VV., De Mercator a Blaeu ... , 18 PÉREZ DE COLOSÍA, M". 1. Y GIL SANJUAN, J., Málaga y la Inquisición, monográfico de Jábega, 38, catálogo, nO. 96, pp.141-143. 1982, pp. 69-75. 14 HOEFNAGEL J., Patientia. Ne Sutor ultra Crepidam. Traité de la Patience, Emblemes par George Hoefnag­ 19 KAGAN, R. L., op, cit, p. 273. GIL SANJUAN, J., "Las cárceles inquisitoriales de Granada", Jábega, 28, hel, Londres, 1569. pp. 19-28. En el artículo queda recogido un dibujo sencillo de los edificios inquisitoriales y los problemas que 15 BOUZA, F., "Hoefnagel, Joris", De Mercatora Beu ... , pp. 141-142. BOON, K. G., "Patientia dans les gravures presentaban las casas particulares vecinas, desde donde se podían observar escenas comprometedoras para el de la Reforme aux Pays-Bas", Revue de l'Art, 56, 1982, pp. 7-24. tribunal, inconveniente que a toda costa se trataba de evitar.

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3. FEDATARIO DE LA VIDA COTIDIANA Y DESIGUALDAD SOCIAL da aquella por labradores propietarios, renteros y braceros, formando estos últimos el grupo más numeroso. El campesino era ese ser silencioso que apenas se asoma a Los numerosos personajes que incluye Hoefnagel en sus vistas constituyen las páginas de la historia, y que el teatro de la época le hacía subir al tablado de la un fiel reflejo de la sociedad estamental del Antiguo Régimen en la España del siglo farsa en la forma de rústico lugareño, la más de las veces para regocijo del público. XVI, donde el status y la categoría de las personas venía dada por el mero hecho Hoefnagel, sin pretenderlo, le ha hecho justicia representando numerosas imágenes del nacimiento, distinción que conllevaba también la posesión o carencia de rique­ del trabajo campesino, bien en tareas de labranza o portando la característica horca za, dignidad, honores, privilegios, y hasta la misma condición profesional. Se nacía de trilla al hombro, como se puede comprobar en las perspectivas de Granada, dibu­ noble o plebeyo y, por este hecho, uno era rico o pobre. Era frecuente en las descrip­ jada desde el sur, y en la de Antequera. Probablemente este significativo utensilio, ciones literarias de los viajeros consignar las rentas de la aristocracia y el alto clero, propio de la recolección, es una huella de la cultura musulmana persistente a través concretamente del episcopado, como signo inequívoco de su preeminencia. de la presencia morisca, que siempre sobresalió por su casi exclusiva dedicación a la La nobleza, en su escalón inferior de caballeros e hidalgos, la encontramos agricultura. En otras zonas de la geografía peninsular, como el Levante, permanecen representada frecuentemente en las escenas de primer plano que ambientan las pa­ todavía vestigios de la pequeña artesanía dedicada a la fabricación de horcas de trilla, 22 norámicas, normalmente portando el distintivo de la espada. Esta clase social es la utilizando como materia prima la madera noble y de textura marfileña del almez • que sufrió más con la revolución de los precios, debido a que sus rentas mermaron El pastoreo y ganadería también representaban un tema muy socorrido del notablemente por el fenómeno inflacionario. Quizás el más significativo de los di­ pintor, queriendo resaltar seguramente con ello su importancia en la España de la bujos que representan a un aristócrata lo encontramos en la lámina de Laja donde Edad Moderna, donde la protección oficial prestada por la Corona a la todopoderosa se aprecia a un distinguido personaje armado, lujosamente ataviado, con sombrero Mesta significaba asegurar la exportación de la cotizada lana merina. La actividad de ala ancha y subido en un brioso corceFo. Su postura arrogante y erguida no le pesquera ha quedado recogida en dos perspectivas, la de las almadrabas de Cádiz impide mantener conversación con su escudero, que iba provisto de una lanza. Mo­ y la referente a la salazón de atún en Conil, prueba evidente de la importancia que tivos semejantes hallamos en diversas estampas de Granada, Vélez-Málaga y otras poseía esta tarea desarrollada en torno al Estrecho de . En ambas vistas se poblaciones. recogen pormenorizadamente las distintas operaciones que se realizaban en torno a Dentro del estamento del pueblo llano, nos encontramos con el grupo más la pesca, desde la captura de las especies acuáticas hasta los diversos tipos de salazón dinámico formado por comerciantes que cada vez se imponen con más fuerza a los y conserva. El interés de la pesca se refleja en el auge que alcanzaron las almadrabas 23 artesanos, desgajándose cada vez más del estamento popular hasta formar la nueva durante la Edad Moderna, monopolizadas por la casa ducal de Medina Sidonia • clase burguesa, que va dominar el mundo de los negocios. El sector más avanzado Las clases populares urbanas estaban en gran parte compuestas por grupos de ésta lo formaban los fabricantes y exportadores, una de cuyas actividades más muy heterogéneos, como criados, braceros o "ganapanes", según la expresión de la importantes consistía en las transacciones mercantiles de los exquisitos vinos de época; por artesanos agremiados y otros componentes diversos, como podían ser los la región andaluza, que eran cargados en navíos para su exportación al extranjero, escuderos, inmortalizados por Cervantes en la genial figura de Sancho Panza. De tan como se puede comprobar en una de las viñetas de la panorámica de Cádiz, tomada diversos grupos sociales, Hoefnagel ha dejado constancia a través de los oficios más 21 por Hoefnagel en 1564 desde el promontorio de San Sebastián • Todo ello es una fiel representativos, destacando las figuras icónicas de los arrieros dedicados al transpor­ imagen de la favorable coyuntura por la que pasaba Andalucía, causada por la fase te de vasijas de aceite, pellejos de vino y otras mercancías en recuas o en solitario expansiva económica en torno al eje Atlántico durante el Quinientos. con una caballería. No faltan tampoco porteadores esforzados con una pesada carga La actividad productiva que vertebraba la sociedad del Antiguo Régimen era, sobre la espalda. De las condiciones favorables para la práctica de la caza también sin duda alguna, el sector primario compuesto por la agricultura y ganadería, integra- dio testimonio nuestro artista peregrino, por escrito y a través de la imagen, en her­ mosas escenas de cetrería, ocasión que no desaprovechó como consumado miniatu-

20 JANSSONIUS, J., Illustriorum Hispaniae llrbium tablllae cun appendice celebriorllln alibi aut olim nunc parentium hispanis aut eorum civitatwl1 commerci fiorentium, Ex officina Joanis Jansonii, Amstelodami, S/F, 22 GIL SANJUÁN, J. Y SÁNCHEZ LÓPEZ, J. A, "Hoefnagel y van de Wyngarerde: Urbis anticariensis cons­ p. E. Esta edición de la segunda mitad del siglo XVII, aunque con pequeña variantes, recoge los dibujos de las pectus", Revista de Estudios Antequeranos, 1/1995, p. 116. Civitates y el texto original, añadiendo algunos pánafos al relato redactado por Braun. 23 PÉREZ DE COLOSÍA, Ma 1. y SARRIA MUÑOZ, A, "Las almadrabas del duque de Medina Sidonia en Tari­ 21 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., vol. 5, p. 5. fa", Baetica, 13, 1991, pp. 241-254.

734 735 26 rista para dejar plasmados primorosos ejemplares de la fauna ibérica. Una hermosa sido adverso, dirigirse hacia la galera escoltado por dos soldados • En el recuadro estampa, que no se le escapó al observador artista flamenco, la compone la figura de de la derecha del mismo huecograbado puede verse una escena de contrabando entre una mujer con el cántaro en la cabeza en la panorámica de Granada tomada desde gaditanos y holandeses que intercambian productos, utilizando el simbólico lenguaje poniente, ayudándose graciosamente con una mano mientras que la otra la apoya con de los gestos para entenderse. 24 donaire en la cintura • La justicia criminal, a la hora de aplicar las penas especialmente las de tipo ca­ Las marginados formaban un porcentaje poblacional considerable, entre los pital, buscaba una finalidad ejemplarizante, por este motivo ejecutaban públicamen­ cuales los judaizantes y moriscos eran los más numerosos, sobre todo estos últimos te a los reos, colgando el cadáver, o alguno de sus miembros, en la picota para es­ en el Reino de Granada, a los que Hoefnagel prestó gran atención; pero existían carmiento del pueblo. En la panorámica de Málaga, atribuida a Hoefnagel, el pintor otros menos conocidos, tal era el caso de delincuentes por diversos motivos, no quiso resaltar el lugar de la ejecución y para ello dibujó detalladamente columna de sólo de tipo criminal. De la España discriminadora y represiva nos encontramos castigo con sus correspondientes ganchos en la parte superior (la picota), apenas per­ con impresionante escena de la punición infligida por delitos contra la moral sexual, ceptibles por las pequeñas dimensiones de la imagen propia de un gran miniaturista concretamente a alcahuetas y cornudos, expuestos al castigo de azotes y a la pública como era él. En el rótulo explicativo se lee "El roillo", palabra del habla malagueña 25 vergüenza por la justicia, según puede verse en una de las perspectivas de Sevilla • deformada de la original rollo, sinónimo de picota con la cual designaban el lugar de Argumento que retoma en su opúsculo Patientia, donde se recogen unos versos alu­ suplicio en su argot popular. El tal rollo estaba situado enfrente de la Puerta del Mar, sivos a un dibujo muy similar al anterior, aunque la escena está limitada al marido junto a la aduana, zona de notable tránsito de personas, deliberadamente situado allí engañado, la adúltera y el sayón que azota a esta última. para que pudiera ser visto por la gran afluencia de público que pasaba por delante de 27 Otro componente de la marginación lo formaban los esclavos. Málaga capital dicha puerta • Anteriormente, la picota estuvo situada en la Plaza Mayor hasta que fue un importante mercado eslavista, comercio que ha quedado registrado en escri­ se derribó por motivos urbanísticos, levantándose un rollo nuevo de cantería en la turas de compraventa notariales. En su conjunto se puede calcular que formaban un ribera del mar, que fue el reproducido por Hoefnagel en la panorámica de Málaga28 • diez por ciento de la población total de esta ciudad, cuya procedencia provenía a la En contraste con las escenas de la intolerancia, el empedernido viajero flamen­ trata de negros, a las capturas piráticas y, especialmente en el Reino nazarí, a los co ofrece dibujos llenos de alegría ya en el primer volumen de las Civitates, cuando prisioneros hechos tras la Guerra de las Alpujarras. en la panorámica de Sevilla podemos contemplar junto al Guadalquivir dos grupos Las consecuencias de los disturbios sociales ocasionados por la política de ex­ que se divierten festivamente, uno en la lontananza que representa a una pareja bai­ tremada dureza del duque de Alba afectaron en general a todos los españoles despla­ lando con brío mientras que en el ángulo derecho de la vista, dos mujeres jóvenes zados en los Países Bajos y, de una manera especial, a los funcionarios y soldados, danzan con soltura al ritmo que marcan una gitana con la sonaja y un guitarrista, en quienes habían acudido allí en busca de su particular , cuando en realidad se una fiesta campera celebrada entre abundante follaje no lejos del puente de Triana. encontraron abandonados y solitarios, si no heridos y maltrechos. En la panorámica de Granada del Mediodía encontramos una escena similar, donde Una escena muy significativa es la representada también en la viñeta de la también una gitana tocando el citado instrumento parece iniciar en el arte de bailar a vista de Cádiz, que expresivamente Hoefnagella titula "qui si juega su la galera", dos jóvenes cristianas, una de ellas tañendo un adufe morisco, mientras la otra danza donde se contempla el método de reclutamiento de galeotes, verdadero lumpen de con los pies descalzos de los alcorques. Otra escena típica de gitanos está represen­ la marginación, que componían el sector más castigado por la sociedad dominante. tada por un grupo numeroso de representantes de esta etnia de todas las edades que Los vagabundos, retratados con realismo envueltos en sus harapos, eran inducidos a cantan y bailan con garbo y bullicio delante de las murallas de Cádiz, acompañados 29 jugarse a la suerte de dos en dos, bien por el sistema de dados o a las cartas, un año por diversos instrumentos musicales • No todo era alegría para los componentes de de servicio en las galeras frente al puñado monedas de oro reluciente depositado en la etnia gitana, como podemos comprobar en la escena que componen dos herreros la mesa presidida por un alguacil de Corte bien escoltado por guardias, en concreto la' cantidad ascendía a 4 ducados, equivalentes a 44 reales, según los cálculos de 26 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., vol. V, p. 5. Es de advertir que Hoefnagel erróemaente manifiesta Hoefnagel. En un segundo plano puede verse a un desdichado, a quien el azar le ha que las galeras podían destinarse a América, pues esta embarcación no era apta para cruzar el Atlántico. 27 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., vol. 1, p. 2. Van den Wyngaerde también refleja en su panorámica de Málag¡¡, yen el mismo sitio la picota, Cfr. KAGAN, R. L., op. cit., p. 222. 24 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., vol. 1, p. 4. 28 BEJARANO ROBLES, F., Las calles de Málaga. De su Historia y Ambiente, 11, Málaga, 1985, p.267. 25 Ibídem, vol. 5, p. 7. 29 BRAUN, G. y HOGENBERG, F., op. cit., vol. 1, p. 2.

736 737 "castellanos nuevos" trabajando al aire libre en una fragua portátil, mientras a sus tes al atuendo, vetándoles los típicos vestidos moriscos, aunque la reiteración de los espaldas una madre gitana cuida de su hijo. Tampoco se le escapó a Hoefnagel dejar normas legales al respecto nos indican el incumplimiento de las mismas. No es de constancia de escenas románticas de galanteo, como la que se puede observar en la extrañar, pues, que a los viajeros extranjeros les llamase poderosamente la atención 3 perspectiva de San Juan de Aznalfarache, en la que un caballero festeja a su dama la moda tradicional que conservaban los antiguos mudéjares !. Antonio Lalaing, so­ acompañándose con la guitarra. bre este mismo tema referente a la indumentaria morisca, nos ha dejado la siguiente constatación: "Encuentro los trajes de las mujeres de Granada muy raros, porque no 4. MAUROFILIA NO DISIMULADA llevan más que blancos lienzos que los arrastran hasta el suelo, y les cubren, al ir por las calles, la mitad de su rostro, y ellas no ven más que con un ojo; y llevan grandes El Reino de Granada y, de manera especial, la capital se caracterizó por la per­ calzas que les cubren las piernas a la manera de un collar, y tienen otras calzas de manencia de la cultura oriental, hoy día revalorizada y conocida como "el legado an­ telas, como una maronita que sujetan por delante con una agujeta. Y no llevan otra dalusi", celosamente guardado para conservar íntegramente un pasado de esplendor cosa por lo que se refiere al vestido. Y parecen espíritus cuando se las encuentra por en todas sus manifestaciones; pero, es justo reconocer que para llegar a concienciar­ la noche. Los españoles las llaman tornadizas porque han sido moras"32. se de esta realidad no poco se lo debemos a los viajeros extranjeros quienes, con sus El testimonio de la imagen como fuente histórica se valora actualmente en su escritos, impresiones y dibujos, contribuyeron de forma notable a despertar el interés justa dimensión, superando el concepto de ornamentación o complemento decora­ por tan fascinante tema. Los signos de identidad de la civilización nazarí desperta­ tivo y anecdótico del documento escrito que venía asignándosele. Los dibujos que ron sumo interés a los viandantes, tanto por los vestigios y antigüedades mudéjares justificadamente se atribuyen a Christph Weiditz han adquirido notable fama, y no supérstite s como por los descendientes de este pueblo ya cristianizados de manera es raro encontrarlos ilustrando libros históricos referentes al siglo XVI. Hijo de una más o menos forzosa. Con respecto a la indumentaria de los moriscos granadinos, familia de escultores y grabadores alemanes, en 1529 realizó un viaje a España. Las así conocidos después del bautismo, disponemos de relatos y dibujos realizados por representaciones pictóricas de Weiditz son de inestimable valor para conocer esce­ viajeros, como la interesante explicación de Jerónimo Münzer, quien nos ha dejado nas de la vida cotidiana de la España del Quinientos. Merecen especial atención los una sugestiva descripción sobre el atuendo morisco: "No he visto ningún hombre retratos de tipos moriscos, aunque no ha quedado constancia de la estancia del pintor que llevase calzas, a no ser algunos peregrinos que las llevaban hasta las rodillas, en Granada. Seguramente utilizó alguna fuente de información, hoy día desconoci­ 33 sujetas con nudos en la parte posterior, de manera que la hora de la oración y de las da, parar realizar estas personificaciones pictóricas . abluciones pudieran fácilmente quitárselas. Las mujeres, en cambio, todas llevan Cuando Hoefnagel describe el Albaicín hace unas precisiones en las que reve­ calzas de lino, holgadas y plegadas, las cuales se atan a la cintura, cerca del ombligo, la su perfecto conocimiento de la heterogeneidad de dos culturas inasimilables; pues, como los monjes. Sobre las calzas se visten una camisa larga, de lino, y encima, una para él, no sólo es una zona diferenciada urbanísticamente de Granada, sino que está túnica de lana o de seda, según sus posibilidades. Cuando salen van cubiertas de una habitada por un pueblo totalmente distinto, con un idioma que lo separa del resto blanquísima tela de lino, algodón o seda. Cubren su rostro y cabeza de manera que de la población granadina. Era el barrio por excelencia de los moriscos granadinos, no se les ven sino los ojos"30. de los que el pintor y reportero flamenco afirma que se dedican especialmente a la Se trató de aculturizar a los moriscos con el objeto de asimilarlos completa­ agricultura y a la manufactura de la seda. Pone de relieve el acusado contraste de la mente en todos los aspectos de la vida a partir de su obligado bautismo, debiendo por riqueza y lujo del atuendo femenino, adornado con rasos, oro y plata, en contraste ello ajustarse a las leyes y normas de la sociedad dominante. Por este motivo fueron con la sencillez de la ropa de los hombres, confeccionada con tejidos viles, más pro­ dictaminados por el gobierno preceptos discriminatorios de diverso tipo, como la pios de hábitos penitenciales, incluso cuando se trataba de personas muy ricas, o que, privación de poseer y leer libros arábigos, la imposición de padrinos cristianos en por razones de etiqueta, tenían que dirigirse a los organismos oficiales para resolver bautismos y casamientos, etc. Entre las medidas persecutorias destaca la prohibición de determinados ritos a la hora de sacrificar los animales, así como la práctica de 31 GIL SANJUÁN, J., "La documentación inquisitorial del tribunal de Granada sobre los moriscos", en Actes baños rituales. Fueron publicadas varias disposiciones a lo largo del tiempo referen- du II Syposium International du C.l. E. M. sur Religion, Identité et Sources Documentaires sur les Marisques Andalous, vol. 2, Tunis, 1984, pp. 245-266. 32 GARCÍA MERCADAL, op. cit., vol. 1, p. 476. 33 Ibidem, pp. XVI-XVII. La nota introductoria se debe a Ramón Alba. PFANDL, L. (ed.), "Hieronyimus Mone­ 30 MÜNZER, J., Viaje por España y Portugal, Madrid, 1991, p. 129. tario: Itinerarium Hispanicum, 1494-1495", Revue Hispanique, XLVIII, 1920, pp. 1-179.

738 739 35 asuntos o impetrar mercedes. El debatido tema de la conversión de los mudéjares lo numerosas confiscaciones realizadas sobre este sufrido puebl0 • En sus escritos, Ho­ deja prudentemente en el fiel de la balanza: "Cambiaron su nombre y abrazaron la fe efnagel no es menos expresivo pues frecuentemente habla con gran apasionamiento cristiana, tanto por convicción como por miedo a las penas en el caso de no recibir el de los paisajes rurales moriscos, que él pudo contemplar en todo su esplendor poco bautismo" (Nomen, fidemque Christo tum pietate, tum poenarum metu dederunt)34. antes de la sublevación de las Alpujarras y la posterior deportación de este pueblo. Dentro de este contexto histórico, es más comprensible la maurofilia de Ho­ No nos consta que el pintor flamenco visitara la zona del macizo alpujarreño por lo efnagel, expresada por escrito y, sobre todo, con sus magistrales pinturas de mi­ que, desgraciadamente, no pudo dejarnos testimonio gráfico del bellísimo vergel que niaturista en las que no se le escapa ni el más nimio detalle. Son antológicas sus con ahínco crearon en tan áspera y dificultosa orografía, como podemos deducir de representaciones de figuras moriscas, casi siempre agrupadas en familias o parejas las excelencias cantadas durante su recorrido por la comarca malagueña y la Axar­ congéneres. Enternecedora resulta la estampa de la madre morisca acurrucada para quía, donde se muestra extasiado por la belleza de sus campos cultivados, a la vez proteger al hijo cabalgando sobre un asno o una mula, mientras el marido tira cuida­ que alaba su desvelado afán y laboriosidad por boca de Braun con los testimonios dosamente de las riendas de la caballería y la hija les sigue de cerca, escena repetida por él aportados. de forma parecida en tres panorámicas distintas. Se conservan otros dibujos de tema Hoefnagel fue testigo de excepción de la realidad social española a mediados morisco atribuidos a distintos artistas; pero, sin minusvalorarlos, ninguno supera la del siglo XVI y, como tal, nos la legado su precioso testimonio pictórico y también maestría del dibujante antuerpiense. Van den Wyngaerde también diseñó algunos literario de la supervivencia de una sociedad desigual propia del Antiguo Régimen bosquejos de tipos moriscos, sin embargo están realizados con trazos esquemáticos pero que, en el Reino de Granada, se acentuó marcadamente por la numerosa presen­ y en dimensiones muy reducidas. cia de moriscos, que fueron objeto de marginación por parte de la clase dominante, En sus panorámicas de Granada, Hoefnagel ha dejado constancia de la pre­ la cual no supo o no pudo asimilarlos culturalmente, ni tampoco acertó en establecer sencia morisca en la capital del reino. Ya en la cartela de primera lámina publicada, normas de convivencia tolerante. Una política ciega a la presencia de los rasgos cul­ dos prototipos de moriscos, en postura manierista de difícil equilibrio, presiden la turales que aportó el Islam, especialmente en el Reino granadino, terminó por levan­ vista desde Poniente. En las escenas de género situadas en primer plano, encontra­ tar una barrera infranqueable entre las dos civilizaciones, segregando a esta minoría. mos charlando a dos moriscas jóvenes ataviadas con sus clásicas almalafas y, junto Las heridas abiertas no se cerraron y, al poco tiempo de la presencia de Hoefnagel a ellas, la conocida estampa de un matrimonio morisco en la que el pintor flamenco, por los parajes granadinos, la sublevación armada fue la única vía que les quedó para 36 evidentemente, toma el préstamo iconográfico de la Huida a Egipto. No sería aven­ mantener los pocos rasgos culturales que aun no se les había arrebatad0 • turado pensar, como hipótesis explicativa, que el pintor pretenda inculcar un mensaje de sublimación de este pueblo marginado, e incluso perseguido no pocas veces por la sociedad dominante. En la perspectiva de la Alhambra proyectada desde Oriente, Hoefnagel nos ofrece un análisis de las clases sociales moriscas, distinguiendo los miembros de la comunidad que son ricos de los que el denomina de tipo común, designando a la morisca rica con la palabra "daifa", cuyo equivalente castellano sería el de señora. Al fondo del grupo formado por tres mujeres y dos hombres de esta etnia, el pintor ha delineado un magnifico palacete perteneciente a un morisco rico, dejando constancia con estas imágenes que no todos los exmudéjares pertenecían a un status social bajo, sino que también abundaban componentes privilegiados. Hecho corroborado por la

investigación de los protocolos notariales, donde aparecen herencias y transmisiones 35 BARRIOS AGUILERA, M., Moriscos y repoblación en las postrimerías de la Granada islámica, Granada, apreciables de lotes de tierras y de bienes otorgadas por no pocos moriscos. El mis­ 1993. Es una magnífica síntesis del estado de la cuestión sobre el fenómeno repoblador en el Reino de Granada, donde quedan recogidas todas las aportaciones historiográficas sobre este tema que clarifican la realidad social mo tribunal de la Inquisición de Granada poseía fama de rico, precisamente por las del pueblo morisco. GIL SANJUAN, J., "Moriscos, turcos y monfíes" y "Presión material sobre los moriscos andaluces", Baetica, 2 y 3, 1979 Y 1980. 36 ARIAS DE SAAVEDRA, 1., "Granada en el siglo XVI. Panorama en la historiografía reciente", Hispania, vol. L, 3, 1990, 176, pp. 1259-1283, donde nos ofrece una amplia perspectiva de los estudios e investigaciones más 34 JANSONIUS, J., op. cit., p. Gg. recientes sobre el Reino de Granada.

740 741 Sistema de reclutamiento inicuo de galeotes entre los vagabundos. Moriscos granadinos

Danza de cristianas al son de un adufe y una sonaja tocada por una gitana. Herreros gitanos trabajando en pleno campo.

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