382 24-12-2003
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NºAlfa 382/24-IX-2003 SEMANARIOO CATÓLICOmega DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL UnUn NiñoNiño nosnos haha nacidonacido A Ω SUMARIO Etapa II - Número 382 Todavía hoy Edición Nacional puede adquirir en su kiosko Edita: 3-7 «Europa, sé tú Fundación San Agustín. misma», el volu- Arzobispado de Madrid Crónica men 2º de Libros Alfa y Omega; así Delegado episcopal: de Navidad. como el 1º: «¡No tengáis miedo!» Alfonso Simón Muñoz La noche Puede pedirlos también a nuestra redacción: Redacción: más corta. Calle de la Pasa, 3. Tel. 91 365 18 13; 28005 Madrid. En el regazo e-mail: [email protected] Téls: 913651813/913667864 de una Fax: 913651188 Virgen Dirección de Internet: http://www.alfayomega.es ...y además E-Mail: [email protected] Detalle de Adoración de los pastores, de Georges de La Tour 8 La foto Director: 9 Criterios Miguel Ángel Velasco Puente Redactor Jefe: 10 Cartas José Francisco Serrano Oceja Director de Arte: 11 Ver, oír y contarlo Francisco Flores Domínguez Redactores: Aquí y ahora Anabel Llamas Palacios, Ricardo Benjumea Vega, 12 El árbol de Navidad. Juan Luis Vázquez, 13 Como los primeros cristianos Carmen María Imbert Paredes, Jesús Colina Díez (Roma) Iglesia en Madrid Secretaría de Redacción: Rut de los Silos Antón 12 Campaña 2003-2004 Documentación: María Pazos Carretero de Cáritas Madrid. Elena de la Cueva Terrer Internet: 13 La voz del cardenal arzobispo Beatriz Jaso Ollo 14 Testimonio -Imprime y Distribuye: «Pues hacemos alegrías Diario ABC, S.L.- 15 El Día del Señor Depósito legal: cuando nace uno de nos, M-41.048-1995. ¿qué haremos naciendo Dios?» España (C. de Castillejo) Tú también 18 Cáritas: Los últimos Alfa y Omega desea, en estas fiestas, haces realidad a sus lectores toda la plenitud de gozo son los primeros. nuestro y de esperanza que brota del Nacimiento 19 Familia: unión en el amor semanario de Cristo, Hijo de Dios y de María Colabora con Mundo 20 Si no se eliminan las causas, habrá siempre terrorismo. PUEDES DIRIGIR 16-17 TU APORTACIÓN 21 Navidad en Roma ALAFUNDACIÓN 22-23 La vida SAN AGUSTÍN, Los primeros A TRAVÉS DE CUALQUIERA nueve meses Desde la fe DE ESTAS CUENTAS BANCARIAS: de la vida 24 El muro de la vergüenza. de un niño: 25 Puentes entre los pueblos. Banco Popular Español: Navidad, 0075-0615-57-0600131097 lo contrario 26 II Congreso Americano Misionero. Caja Madrid: que aborto 27 ¿Qué piensan los inmigrantes 2038-1736-32-6000465811 BBVA: sobre los españoles? 0182-5906-80-0013060000 28 Cine en Navidad CajaSur: 2024-0801-18-3300023515 3 A EN PORTADA 24-XII-2003 Ω Crónica de Navidad Hace ya más de un siglo, cuando iba a finalizar el XIX, se publicó esta Crónica de Navidad en La Ilustración Española y Americana, de diciembre de 1899, que transcribimos literalmente: elebrad la última Navidad del siglo XIX, la del Año Santo, el principio Cdel siglo XX, toda vez que la era cris- tiana se cuenta desde aquella noche en que el ángel del Señor se apareció circundado de luz a los pastores que velaban en las cerca- nías de Betlehem para anunciarles el naci- miento del Mesías, y en que, según el evan- gelio de San Lucas, las milicias celestiales corearon con el ángel aquel himno inmor- tal: «Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad». Los siete días que faltan al siglo son días civiles, aparte de otras rectificaciones en el cómputo, que no nos corresponden: mientras éstas no se ha- gan, el siglo religioso acaba el 24 del co- rriente a las doce de la noche, y el siglo civil a la misma hora del día 31, o sea, a las vein- ticuatro en punto en el reloj del señor Dato. Comencemos, pues, el siglo cristiano re- cordando que hará época en la historia del Pontificado, pues le privó de aquel antiguo patrimonio que tuvo el nombre de Estados Pontificios, la revolución hecha para la uni- ficación política de Italia. Concluye en esta Nochebuena el siglo de Pío VII, León XII, Pío VIII, Gregorio XVI, Pío IX y León XIII, recluido en un pedazo de ciudad a que re- dujeron los Estados del sovrano dei domini temporali della Santa Chiesa Romana. A ella acuden, sin embargo, los peregrinos de toda la tierra; allí se reúnen las altas jerar- quías eclesiásticas, y se dirigen las concien- cias de millones de católicos de los ritos la- tino, griego, armenio, copto y sirio. Indudablemente, serían más ruidosas las Navidades de principio del siglo, porque si la población ha crecido en doble y mitad, faltan casi todas las comunidades de frailes y se han derribado o convertido en edificios pú- Estampa blicos sus conventos; claro es que la festivi- navideña en el dad se celebraría entonces con ruido y com- madrileño Arco petencia. Los benitos, en donde hoy está el de Cuchilleros, Monte de Piedad, y en lo que es hoy cárcel de por Pradilla mujeres; los bernardos, en la calle Ancha, poco más allá de la Flor Baja; los basilios, rónimos, agonizantes, mínimos, clérigos re- de Corps, con peluquín y bandolera, y sui- cuyo convento vimos convertido en teatro gulares, cayetanos, hospitalarios, premos- zos; los soldados se aparejaban para peinar- Lope de Vega, y hoy en casas de alquiler de tratenses, hoy mercado de la pesca; y cartu- se la coleta, y acaso algún jefe gruñón arres- la calle del Desengaño; los dominicos en jos, que tenían su parador de San Bruno en la taba á Daoiz y Velarde por triquiñuelas del Atocha y Santo Tomás, que también dieron, inmediación del Suizo: sólo no había enton- servicio. La plaza Mayor debía tener un as- con una de sus casas, un teatrillo en la calle ces jesuitas. ¡Calcúlese cuántas misas del ga- pecto pintoresco en cuanto á la concurrencia: del Rosario; los conventos de los franciscos, llo se celebrarían en Madrid! lo que indudablemente sería como hoy era el que se convirtieron en cuarteles de este nom- Que serían aquellas Navidades más pin- aspecto de las nueces, granadas y naranjas, bre y de San Gil, y en el asilo de San Ber- torescas se desprende de los diversos hábitos porque la Naturaleza no varía los uniformes, nardino; el de carmelitas descalzos, hoy igle- de las órdenes citadas; de los trajes provin- ó sea, la cáscara de sus frutos; y sería idén- sia de San José y teatro de Apolo; el de ca- ciales que traían los que llegaban á Madrid tico al de ahora el molde de los Reyes magos puchinos, que hemos visto caer en el derribo con el surtido de las Pascuas, guiando sus y pastorcicos de Belén, que venden los san- del palacio de Medinaceli; el de trinitarios, re- recuas ó transportándolo en carros, tartanas teros para adornar los nacimientos. cién derribado, que fue Biblioteca, ministe- y galeras. El gallego no había perdido aún su Acaso el tiempo con su prestigio nos ha- rio de Fomento y cuartel de civiles; el de montera y sus polainas; ni el catalán su ba- ga ver poéticamente aquel cuadro de final mercedarios, que habitó Tirso, hoy plaza del rretina, manta y calzón corto: los estudiantes del siglo XVIII: confiemos en que el cro- Progreso, con la estatua de Mendizábal; los lucían sus manteos, los jueces su toga y sus nista de La Ilustración que acabe el siglo agustinos, que nos dieron el palacio del Se- vuelillos, y los empleados, en la calle, su XX nos recuerde con envidia, y diga de es- nado, y con ellos se perdió el antiguo menti- uniforme y su espadín. El gentío de aquella tas Navidades: dero, hoy otro, un café, y el bazar la Unión, época no era una agrupación como el de aho- «¡Quién las hubiera visto! ¡Quién se hu- y que estaban también en Recoletos, y esto ra, inclasificable y monótona, sino una ale- biera comido un pavo con los directores y sin contar los de los clérigos menores, en cu- gre paleta de pintor, y cada cual tenía su mar- redactores de aquel tiempo, que aún habla- yo solar está el Congreso y oró Cervantes al ca y su unidad. Había manolas y manolos, ban de corrido el castellano y llevaban cor- final de su vida; de los clérigos menores, je- petimetres, redecillas en el pelo, guardias bata, tenían cédula de vecindad como indi- A 4 Ω 24-XII-2003 EN PORTADA viduos libres y diferentes entre sí, con fa- vías; el frondoso pinar de la calle de Alcalá, The Census ado la mesa para pellizcar las golosinas y milia propia y domicilio, no números como todo animaría á gozar y á vivir. Los perio- in Bethlehem, contemplar el plato de la granada, que pare- nosotros, en que el 10 manda sobre 9, el 100 distas confesaban á domicilio, y no era pre- por Pieter cía de piedras preciosas regalo de un sultán! sobre los que están debajo, y todos someti- ciso buscarlos como ahora en el confesio- Bruegel ¡Con qué placer pasábamos del comedor á la dos á leyes aritméticas y sometidos á los ce- nario. El traje y las ocupaciones distinguían the Elder cocina, para ver todas las hornillas encendi- ros. Tiempos poéticos aquéllos, los de los entonces á los sexos; los niños tocaban el das y aspirar las emanaciones que exhala- teatros por horas, el registro de la propiedad tambor ó la zambomba y el rabel, en vez de ban en su hervor las cacerolas, y ver cha- y los toros libres, en que no estaba obligado divertirse en estudiar la ley hipotecaria. No muscar el pavo del día inmediato y embo- á poner banderillas y picar el infeliz á quien había más que un rey, y ahora tenemos un rrachar al de otro día, para degollarle y apli- le tocaba por suerte, como ahora, divertir á rey en cada esquina.¡Oh tempora del coín, de carle un ascua en la herida del pescuezo, todo nuestro sistema de numeración, llama- las loterías de Navidad, de la harina plástica mientras hurtábamos nueces y castañas, que do género humano antiguamente ¡Qué ani- y de los cinturones eléctricos!» cascábamos en la puerta del cuarto en que madas