LA FORMA QUE PIENSA. TENTATIVAS EN TORNO AL CINE-ENSAYO EDICIÓN DE ANTONIO WEINRICHTER

LA FORMA QUE PIENSA. TENTATIVAS EN TORNO AL CINE-ENSAYO EDICIÓN DE ANTONIO WEINRICHTER

COLECCIÓN PUNTO DE VISTA Festival Internacional de Cine Documental de Navarra

LA FORMA QUE PIENSA. TENTATIVAS EN TORNO AL CINE-ENSAYO Primera edición, primera impresión, enero de 2007 DE VISTA

Director editorial: Antonio Weinrichter © Textos: Sus autores © Traducciones: Susana Antón, Marta Muñoz

© Gobierno de Navarra Departamento de Cultura y Turismo-Institución Príncipe de Viana

Diseño gráfico: José Joaquín Lizaur ISBN: Depósito Legal:

Promociona y distribuye Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra C/ Navas de Tolosa, 21. 31002 PAMPLONA Teléfono: 848 427 121. Fax: 848 427 123 [email protected] www.cfnavarra.es/publicaciones LA FORMA QUE PIENSA. TENTATIVAS EN TORNO AL CINE-ENSAYO

Presentación...... 9

INTRODUCCIÓN...... 12 Antonio Weinrichter

UN CONCEPTO FUGITIVO. NOTAS SOBRE EL FILM-ENSAYO ...... 18 Antonio Weinrichter

LEER ENTRE LAS IMÁGENES ...... 50 Christa Blümlinger

A LA BÚSQUEDA DEL CENTAURO: EL CINE-ENSAYO ...... 66 Philip Lopate

LAS CENIZAS DE PASOLINI Y EL ARCHIVO QUE PIENSA ...... 92 Josep María Català

TRA(D)ICIONES Y TRASLACIONES DEL ENSAYO FÍLMICO EN ESPAÑA ...... 110 José Luis Castro de Paz y Josetxo Cerdán

AL PRINCIPIO FUE EL VERBO. NOTAS SOBRE EL CINÉ-ESSAI ...... 126 Ángel Quintana

EL CINE-ENSAYO COMO HISTORIA EXPERIMENTAL DE LAS IMÁGENES ...... 142 Luis Miranda

EL ENSAYO EN LA TRADICIÓN DEL CINE DE VANGUARDIA ...... 158 Miguel Fernández Labayen

VOZ, GUÍA TÚ EN EL CAMINO. EL LADO SONORO DEL ENSAYO FÍLMICO ...... 176 Karl Sierek

EL ENSAYO FÍLMICO. UNA NUEVA FORMA DE LA PELÍCULA DOCUMENTAL ...... 186 Hans Richter

UN EPÍLOGO QUE PODRÍA SER UN PRÓLOGO: EN EL MAREMAGNUM DE LA NO FICCIÓN...... 192 Domènec Font

FILMOGRAFIA ...... 203

BIBLIOGRAFÍA ...... 211

Punto de vista, el Festival Internacional de Cine definir algo que que todavía no es, algo que está Documental de Navarra organizado por el siendo, algo que va a ser. Un intento ambicioso, Departamento de Cultura y Turismo del un reto apasionante. Gobierno de Navarra, nació en 2005 con la Juan Ramón Corpas Mauleón intención de convertirse en un festival de refe- Consejero de Cultura y Turismo rencia en el mundo del documental. Con ese del Gobierno de Navarra objetivo intenta convertir cada edición en un espacio para el descubrimiento, la sorpresa y la reflexión cinematográfica. Guiada por el mismo espíritu de búsqueda, nació el pasado año la Colección Punto de Vista, una extensión escrita del Festival, que quiere ampliar y complementar con aportes teóricos y estéticos determinados ciclos, además de fijar la memoria del festival, que, necesariamente, se volatiliza al terminar las proyecciones. El primer número, “El cine de los mil años. Una aproxima- ción histórica y estética al cine documental japo- nés (1945-2005)”, supuso un pequeño hito, por- que nunca nadie se había acercado tanto, con tanta profundidad y con tanto rigor a una cara tan desconocida, y necesaria, del cine japonés. Este que tienen en sus manos es el segundo número de esa colección, que nace con la misma vocación de “hacer historia”. “La forma que piensa. Tentativas en torno al cine-ensayo” es el primer libro publicado en nuestro país que se acerca a un género desconocido, que sin embar- go lleva años practicándose casi en secreto, camuflado bajo otras formas más reconocibles: vanguardia, documental, no-ficción, y todas sus posibles hibridaciones. Este libro, y el ciclo al que acompaña, suponen el primer intento de cartografiar un territorio casi inexplorado, y del que apenas se conocen sus límites y sus fronte- ras. Ésa, y no otra, es la intención del libro: fijar unas pautas, unas definiciones, los márgenes de un género, para poder estudiarlo con una base sólida. Porque, si el año pasado intentábamos adentrarnos en un periodo desconocido de la historia del cine, con este volumen pretendemos

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INTRODUCCIÓN Desde hace unos años proliferan en España con- Para Adorno, ensayo, pese a que la reciente evolución de la no gresos y ciclos de festivales sobre cine documen- “la ley formal ficción permitiría, en nuestra opinión, aislar la tal, han surgido incluso diversos certámenes más profunda existencia de una variante ensayística en su seno. especializados en el mismo, se estrenan con cier- del ensayo No existe un acuerdo generalizado sobre lo que ta regularidad –hecho inédito– obras de este es la herejía” pueda ser un ensayo cinematográfico, y no lo género y hasta los museos vienen mostrando un habrá tampoco entre los diversos textos, origina- renovado interés por las manifestaciones audio- les o traducidos, que se contienen en este volu- visuales de carácter factual. Pero esta moda que men. Hay quien lo ve más próximo al cine experi- deseamos no sea efímera es deudora aún, en mental que al documental. Y hay quien considera muchos casos, de una concepción reportajística que el film-ensayo, que prolifera en esta era pos- o político-social del documentalismo. Y a menu- moderna de confusión de fronteras, modos y dis- do excluye otras manifestaciones de esa proteica cursos, es fruto de esa misma hibridación y quizá y dispersa práctica contemporánea que ha veni- su más alta expresión, todo un horizonte para el do a desbordar la tradición documental hasta audiovisual del siglo XXI. En esto el ensayo fílmi- imponer la necesidad de buscar un término que co sigue los pasos de su presunto antecesor, el dé cuenta de esa expansión. El de cine de no ensayo literario: no está de más recordar que una ficción no resulta especialmente satisfactorio de las teorizaciones más citadas, la de Adorno, se pero puede servir de conveniente contenedor podía resumir en un postulado: “la ley formal más genérico para acoger muchos trabajos caracterís- profunda del ensayo es la herejía”. ticos de esta situación contemporánea de “fron- El difícil encaje del ensayo en las categorías teras difusas” a que se refería Bill Nichols en el establecidas, quizá la fuente primaria de la fasci- título de uno de sus estudios sobre el cine (cono- nación que ejerce para los estudiosos, se prolonga cido anteriormente como) documental. en el caso del cine más allá del mero marco acadé- Esta moda o actualidad del documental, deci- mico de la teoría de los géneros. En efecto, la exhi- mos, no ha logrado popularizar la noción de film- bición del producto cinematográfico aparece

12 fuertemente compartimentalizada en categorías La obra esta capacidad ensayística es todavía un horizonte que son más de mercado (y de forma de consumo) ensayística intuido porque el cine-ensayo sigue siendo una que estéticas. Y ello coloca al ensayo, un modo que privilegia la terra incognita. Su dudoso estatuto genérico pro- no es narrativo pero tampoco documental, en un presencia de una viene de ser una práctica que fusiona formatos del limbo que no hace sino acrecentar las dificultades subjetividad documental performativo y de la vena lírica o de acceso al mismo. En fin, una consecuencia pensante autobiográfica del cine de vanguardia; y de que indeseada pero quizá inevitable de la condición emplea estrategias tan poco sancionadas por el herética y heteróclita del ensayo es que, entre mercado (y por los hábitos del espectador) como quienes se preocupan por estas cuestiones desde el uso alegórico del material de archivo, el monta- la orilla del cine, se tiende a considerar ensayo je expresivo, la dialéctica de materiales, la convi- toda pieza que ensaye una forma híbrida (también vencia de imágenes factuales “objetivas” con un las nuevas formas de ficción contaminadas por lo discurso subjetivo, y una línea de argumentación real, y por el tiempo real). Es como si hubiera un tentativa, no lineal, resistente a la clausura, que deseo de recuperar positivamente esta confusión está muy alejada del modo expositivo del docu- de fronteras y de apropiársela; y con frecuencia el mental tradicional y de su heredero televisivo, el término al que se recurre, el nombre que se con- reportaje. A diferencia de ellos, el ensayo no esta- juga, es el de ensayo. blece conclusiones sino que ensaya reflexiones. Para los propósitos de esta publicación, que se Como decía Montaigne, cuando estableció el con- inspira en el mucho y estimulante trabajo que cepto en sus Essais hace ya más de cuatro siglos, viene haciéndose extramuros de las categorías con su opinión quería declarar “la medida de mi establecidas, partiremos de una definición del visión, no la medida de las cosas”. ensayo fílmico que no es más que una hipótesis Puede pensarse que todo esto no basta para de trabajo. Será provisional y hasta puede ser sugerir la creación de una categoría separada: el que haya cambiado al final del trayecto, pero ser- ensayo no sería entonces sino un tipo de docu- virá para empezar a ir desbrozando el camino. mental que propone un discurso sobre el mundo Digamos que una obra deviene ensayística cuan- enunciado desde una postura de menor autori- do cumple los siguientes requisitos: dad epistémica. Pero un genuino ensayo no pue- -no propone una mera representación del de reducirse a su contenido, porque otorga la mundo histórico sino una reflexión sobre el misma importancia al contenido informacional mismo, creando por el camino su propio obje- y al lenguaje estético, y disputa la inequívoca to (no se limita al seguimiento de una realidad indicialidad de la imagen que sustenta la prácti- preexistente); ca documental pues lo que ensaya es una escritu- -privilegia la presencia de una subjetividad ra experimental, en expresión de Ursula Bie- pensante (debe existir una voz reconocible) y mann. Y tampoco puede reducirse a un discurso emplea una mezcla de materiales y recursos homologable al de otros films sobre el mismo heterógeneos (comentario, metraje de archi- tema, porque lo que distingue al ensayo es que vo, entrevistas, intervención del autor) que encuentra su propio tema y busca una estructu- acaban creando una forma propia. ra adecuada y única para desarrollarlo. Un modo reflexivo específico del cine que Así, el ensayo hace buena aquella vieja intui- fabrica su propio objeto e idea los medios para dar ción de Noël Burch referida a un cine de ficción cuenta de él… Suena realmente atractivo. Pero en el que el argumento engendrase una forma

13 Histoire(s) du cinéma

Es la forma la que propia... aunque sería al revés: es la forma la que hecho de ver el indudable interés que existe por engendra el tema, engendra el tema, que sólo existe en los confines un concepto que puede parecer tan esotérico. que sólo existe en del propio film-ensayo, y por una sola vez. Es por Por necesidades prácticas, queda reservada a los confines del eso por lo que puede hablarse de una “forma que esta publicación la tarea de explorar un canon propio film- piensa”, por utilizar la expresión popularizada tentativo del film-ensayo. Mientras que el ciclo ensayo por Godard en el capítulo ‘3A’ de sus Histoire(s) de proyecciones se centrará en una panorámica du cinéma y que no queda sin citar en ningún selectiva de ensayos producidos en estos últi- artículo sobre el cine-ensayo. Aquí, siguiendo mos años. La filmografía, sobra decir que de esa tradición, la utilizamos incluso como títu- carácter provisional, que incluimos al final de lo… este volumen permitirá hacerse una idea más Este tipo de especulaciones y la búsqueda general de la tradición oculta del ensayismo –que se reveló apasionante– de estudios y de cinematográfico. títulos que ilustraran la existencia de esa poten- En el capítulo de agradecimientos queremos cial vía ensayística del cine están en la base de mencionar en primer lugar a Berta Sichel, del nuestro proyecto, que se concreta en esta publi- Departamento de Audiovisuales del museo Rei- cación y en el ciclo de películas al que sirve de na Sofía, que fue la primera en creer en e impul- complemento. Una publicación a la que se han sar este proyecto. Y luego, por orden de apari- sumado algunos colaboradores amigos intriga- ción, Jaime Pena del CGAI coruñés, Ana dos también por esta noción ensayística del cine Herrera y Carlos Muguiro del festival de docu- y que no han temido internarse aventureramen- mental pamplonica Punto de Vista, y Jose Anto- te por un terreno aún por cartografiar; ellos nio Hurtado de la Filmoteca Valenciana... preci- comparecen junto a unos cuantos pioneros forá- samente las instituciones que recorrerá la neos, cuyos textos hemos traducido por primera itinerancia del ciclo. También debo agradecer las vez al castellano. Y un ciclo al que se han apun- aportaciones de Thomas Tode (que nos cedió tado diversas instituciones convirtiéndolo en iti- materiales, sugirió títulos y proporcionó contac- nerante, lo que agradecemos animados por el tos, si bien luego no pudo participar con un tex-

14 to original), Christa Blümlinger, Phillip Lopate y Karl Sierek, por permitir graciosamente que traduzcamos sus textos pioneros sobre el ensayo, y los consejos y materiales sugeridos o cedidos por Alberto Elena, María Luisa Ortega, Marta Muñoz Aunion, Luis Miranda, Jaime Pena, Ber- ta Sichel...

Antonio Weinrichter Madrid, diciembre de 2006

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UN CONCEPTO FUGITIVO. NOTAS SOBRE EL FILM-ENSAYO

Antonio Weinrichter

En mayo de 1997, al presentar en Cannes sus Quizá la noción de magnífica caja de resonancia) una noción llena de Histoire(s) du cinéma, Jean-Luc Godard prolon- film-ensayo sólo potencial, la del ensayismo cinematográfico, un gó en la rueda de prensa una idea contenida en su podía apreciarse posible antídoto contra el cansancio de la ficción magnum opus: a saber, que el cine tenía una en un contexto de y contra la sujeción del documental a la proble- vocación originaria que había quedado en gran crisis del cine mática idea de representación de la realidad en vez medida irrealizada. Desde otra perspectiva convencional de proponerse como un discurso sobre lo real. (Godard se refería a que el cine quizás había Aunque el godardiano no era ni mucho menos el nacido para generar conocimiento, no para con- primer ejemplo de ensayismo fílmico (sólo el más tar historias), se han oido después similares publicitado), la oportunidad de su aparición en lamentos sobre la muerte del cine tal y como lo un ámbito tan crepuscular como el mencionado amábamos: en una notoria formulación reciente sugería que quizá la noción de film-ensayo sólo de Susan Sontag y en escritos de algunos pensa- podía apreciarse en un contexto de crisis del cine dores que desde la orilla artística se acercan al convencional; es más, sólo podía florecer en ese cine, o al audiovisual, desde la convicción –y mismo contexto. El ensayo señalaría entonces parece que ello es condición previa de su inte- una forma de madurez de la expresión cinemato- rés– de que vivimos una era pos-cinematográfi- gráfica; pero también podría verse como una for- ca (Royoux, Brea). La misma melancolía subya- ma post-: postmoderna, post documental o, por ce en el repliegue a sus videotecas de invierno de utilizar un término popularizado aquí por la los cinéfilos de lo clásico y de los veladores de los comisaria Berta Sichel, postvérité. restos de la modernidad. En aquella rueda de prensa me atreví a señalar Un concepto reciente a Godard la paradoja de que se lamentara de la La programación de festivales y museos sirve a crisis del cine en una obra que era una esplendo- menudo para que el comisario correspondiente rosa prueba de lo contrario, pues ponía sobre el haga algo más que levantar acta de una práctica tapete (y todo lo que hace Godard es siempre una establecida: merced a su particular combinación

18 de obras y artistas puede contribuir a crear una Existen pocos propiamente dicha). El evento más reciente del tendencia o, como mínimo, puede llamar la aten- estudios que tenemos noticia se celebra, de nuevo, en ción sobre determinado movimiento que esté dedicados a Francia y se concreta en una amplia retrospecti- produciéndose y por ende llegar a bautizarlo. En analizar va organizada por el festival de cortometrajes el terreno del documental, quizá los casos específicamente Côté Court de Pantin en abril de 2005, bajo el recientes más llamativos fueran la retrospectiva el cine-ensayo sencillo título de ‘Le essai filmé’. La programa- ‘Fake’ organizada por el festival de Rotterdam en como categoría ción se desglosa en veinte sesiones que proyectan 1997 y que contribuyó a situar en el mapa el con- separada un total de ochenta títulos. La nómina de cineas- cepto de falso documental; y, dentro del ámbito tas y videoartistas representados es, por fuerza, español, el mencionado concepto de postvérité amplísima, e incluye figuras como Pasolini, lanzado en la publicación homónima editada en Godard, Marker, Pollet, Moullet, Garrel, Iose- 2003 por Sichel. Desde este punto de vista, la liani, Depardon, Van der Keuken, J. Mekas, Var- categoría del film-ensayo permanece, sin embar- da ... y también Man Ray, Vigo, Straub, Duras, go, casi inédita. Brakhage, Genet, Mitry, Rouch o Kawase. Lo Entre las escasas tentativas que cabe mencio- que en nuestra opinión contribuye quizá a dis- nar se encuentra el muy parcial ciclo organizado persar la noción de ensayo, pues la convierte en en 2000 por Sylvie Astric en el parisino Centre una categoría demasiado abierta para resultar de Pompidou bajo la rúbrica ‘Le film-essai: identi- utilidad; además, el fuerte sesgo francófono de la fication d’un genre’, en donde se proyectaron selección roza el chauvinismo, al ignorar casi por títulos de Resnais, Marker, H. Jennings, Rosse- completo a los ensayistas alemanes y anglosajo- llini, Buñuel, Godard, Cavalier y la pareja Gia- nes. El evento no genera una publicación pero sí nikian y Ricci Lucchi, sólo un par de ellos de un dossier de la revista Bref (también especiali- producción reciente. El ciclo se acompañó de un zada en el cortometraje) con artículos de Jacques folleto homónimo de veinte páginas con brevísi- Kermabon y Nicole Brenez y una decena de aná- mos textos de Patrick Leboutte y Alain Bergala.1 lisis de títulos concretos. Viene luego el simposio ‘Stuff It’ comisariado en Esta es la magra cosecha de eventos que han Zürich por Ursula Biemann en 2002, bajo el puesto sobre el tapete la noción del ensayismo patrocinio del Institut für Theorie der Kunst cinematográfico, si bien de forma local, al tratar- und Gestaltung y el Migros Museum. A dife- se de eventos puntuales que generan publicacio- rencia del evento anterior, aquí el énfasis se pone nes de más difícil acceso que un libro convencio- en el video-ensayo y la lista de artistas represen- nal. Esta situación encuentra su correlato en la tados es de carácter mucho menos canónico o escasez de estudios dedicados a analizar especí- histórico (Johan Grimonprez, Rea Tajiri, Walid ficamente el film-ensayo como categoría separa- Ra’ad, Birgit Hein, etc.). La publicación de da. La bibliografía que hemos compilado y que acompañamiento, Stuff It: The Video Essay in aparece al final de este volumen, sin grandes pre- the Digital Age, es también mucho más ambicio- tensiones de exhaustividad, parece demostrar sa, al incluir textos de Christa Blümlinger, Hito que es un concepto relativamente nuevo. Dejan- Steyerl, Paul Willemen y Jörg Huber, entre do aparte los textos de André Bazin o Alexandre otros, que abordan cuestiones teóricas sobre el Astruc,2 que siempre se mencionan como pione- desarrollo reciente del ensayismo en la era ros de la noción del potencial ensayístico del cine audiovisual (es decir, fuera de la Institución cine (más que de su concreción), los primeros estu-

19 dios de carácter general no aparecen hasta los años 90 y muchos de ellos están en alemán, lo que ha limitado la difusión de esta noción más allá del área de influencia de este idioma. A menudo sucede también que el ensayismo se discute a propósito de alguna figura emblemá- tica, procedente generalmente del campo del cine de ficción (Godard, Pasolini, Welles) o experimental (Mekas) y en menor medida del campo documental (Marker, Farocki), más que cómo “género” o práctica específica. Se da por sentado que estos cineastas hacen ensayos sin caracterizar dicha categoría ni enlazarla con una práctica o tradición previa, si es que ésta existe. Se prefiere pensar en artistas singulares que hacen obras singulares, y el ensayo permanece –a su vez– como un modo singular sin mayor inte- rés intrínseco que el de ser una herramienta al Scénario du film Passion alcance de dichos ilustres artistas. La aparición por entregas (entre 1989 y 1998) de Histoire(s) du cinéma ofrece una dramática demostración de esto que decimos: lo que no consiguió Chris La noción actual Lettre à Freddy Buache y Scénario du film Pas- Marker más que entre el selecto círculo de sus de film-ensayo sion, dos ensayos godardianos de 1982, y de la exégetas lo consigue este monumental vídeo de sólo puede markeriana Sans Soleil en el festival de Berlín de Godard que ha generado ya casi más literatura aparecer de forma 1983. No voy a presumir de haber intuido que el film-ensayo en sí.3 Y es, ademas, un ‘film’ pertinente a partir entonces la noción de ensayo, ni mucho menos, de autor (del Autor por excelencia) y un ejemplo de los años 80 pero sí aprecié quizá por primera vez (entonces de cineasta-teórico aplicado que se interna en el no veía muchos documentales) que el cine podía cine factual: de nuevo, el verdadero interés pro- hacer algo más que contar historias. Y fueron cede del cine-cine, no del documental, o el piezas como éstas –sobre todo la de Marker y, en cine/vídeo experimental, las verdaderas fuentes el ámbito germánico, Bilder der Welt und Schrift del ensayo. des Krieges (‘Imágenes del mundo e inscripción En honor a la verdad, cabe decir que la de la guerra’, 1988), de Farocki, unidas al auge noción (actual) de film-ensayo sólo puede apa- del documentalismo personal norteamericano; recer de forma pertinente a partir de los años 80, las de Godard estaban demasiado sobrepasadas a partir de una serie de títulos emblemáticos de por el peso (literal) de su figura en pantalla Godard, Marker y del mucho menos conocido como para que pudieran ser vistas como otra (fuera del área alemana) Harun Farocki. Si se cosa que un nuevo y apasionante capítulo de su me permite otra anécdota personal, aún recuer- personal forcejeo con el cine–, fueron piezas do el impacto que me produjo la visión, con como éstas, decimos, las que alumbraron la pocos meses de diferencia, de títulos como noción potencial de un cine-ensayo, tal y como

20 Imágenes del mundo e inscripción de la guerra

se concibe actualmente, y tal y como se demues- La antología de la televisión, una reflexión de Raymond Bellour tra repasando la literatura. Blümlinger y en la que introduce el vídeo en la ecuación, tex- En efecto, con un décalage de unos cuantos Wulff, de 1992, tos del propio Farocki y de Hartmut Bitomsky años, como si fuera el tiempo necesario para señala la (otro ensayista alemán), un estudio de Thomas digerir la complejidad de obras como Sans Soleil exploración Tode sobre Van der Keuken, etc. Además, se tra- y empezar a ver con cierta perspectiva los desa- posterior de la ducen los textos canónicos de Richter, Bazin y rrollos del cine documental –y experimental– de noción de cine- Astruc, y se incluye uno conjunto de Alexander carácter autobiográfico, además de las aportacio- ensayo Kluge y Edgar Reitz sobre la relación entre la nes de los cineastas que practican una escritura palabra y la imagen.4 personal cuando se acercan al cine de no ficción, Tras esta primera y definitiva aportación ale- comienzan a sucederse estudios de carácter mana, viene la anglosajona: el largo análisis de general que plantean la noción del ensayismo Bilder der Welt und Schrift des Krieges que publi- cinematográfico. En 1992 se publica la antología ca Nora Alter en New German Critique en 1995; de Christa Blümlinger y Constantin Wulff el estudio de Susan Dermody sobre la voz subje- Schreiben Bilder Sprechen: Texte zum essayistis- tiva en el documental, incluido en la antología de chen film, surgida de un simposio celebrado un 1995 Fields of Vision; el artículo de Phillip Lopa- año antes en Viena. Esta antología pionera seña- te de 1996 (también traducido aquí) en el que la por primera vez las líneas que seguirá toda equipara la incógnita de la forma ensayo con la exploración posterior de la noción de cine-ensa- imagen de un inaccesible centauro; y hasta una yo. Al notable texto de Blümlinger, que será lue- antología de carácter menos académico como go traducido al francés (y en este volumen nues- Imagining Reality: The Faber Book of Documen- tro, lo ha sido al castellano), le siguen uno de tary, también de 1996, incluye una sección que Birgit Kämper sobre Sans Soleil, otro de Karl titula ‘The Essayists’. A ello hay que añadir una Sierek sobre la voz en off (que también hemos serie de artículos de Michael Renov que serán traducido aquí), un recorrido de Bill Krohn recopilados después en una reciente edición de sobre la obra ensayística de Welles para el cine y sus escritos, The Subject of Documentary, y algu-

21 Se puede pensar nos otros sobre vídeo que incluye en la antología Un concepto atractivo que esa categoría Resolutions, de 1996. Después la pelota vuelve al Film-ensayo. Cine-ensayo, que no cine de (arte del cine-ensayo tejado germánico con la aparición en 1997 de la y) ensayo. Películas que serían el equivalente necesitaba para antología de Birgit Kämper y Thomas Tode cinematográfico de la larga y proteica tradición florecer de una sobre Chris Marker Film-essayist; en 1998, un del ensayo literario. La existencia de este tipo de cierta madurez del estudio de Tilman Baumgartel sobre Farocki; y cine es una idea intrigante y atractiva, una vez medio en 2001 uno de Christina Scherer sobre la ver- que uno se la plantea. Enseguida se piensa, aun- tiente ensayística de la obra de Ivens, Marker, que en un primer momento se desconozca cuán- Godard y Jarman. tos ejemplos históricos concretos puedan existir Hay que esperar a 2004 para recibir una apor- de su puesta en práctica, que es un concepto tación francesa sobre L’Essai et le cinéma, si bien natural, evidente. E incluso necesario: es fácil es cierto que en la ingente literatura en esta len- pensar, en efecto, a renglón seguido que ésta gua no escasean textos sobre Marker y sobre sería una vocación adicional del cine, que pudo Godard, sobre todo, ya lo hemos dicho, a partir haber nacido no sólo para contar historias sino del momento que completa sus Histoire(s) du también para discutir ideas, como de hecho han cinéma, en los que se aborda –o más bien se apli- postulado en diferentes momentos algunos de ca directamente– el concepto de ensayismo. En sus profetas renegados, de Rossellini a Godard. italiano hay alguna tentativa de Adriano Aprà y Se puede pensar a continuación que de hecho esa en castellano cabe mencionar las aportaciones de potencial categoría de un cine-ensayo no pudo Josep M. Catalá y alguna del firmante de estas nacer pronto, como otras prácticas cinematográ- líneas, y un simposio como el que organiza ficas, porque necesitaba para florecer de una Domènec Font en El Escorial en 2003. Pero ésta cierta madurez del medio. El cine tenía que debe contar como la primera publicación global aprender primero a manejar las imágenes, a cre- sobre un concepto que sin embargo se maneja arlas, a combinarlas; luego debió aprender a cre- con cierta naturalidad cuando se escribe sobre ar representaciones del mundo real, a través de la determinados ensayistas consagrados del cine. práctica documental; vencer después su congé- El final de la historia cabe situarlo en la ya men- nita resistencia a lo verbal y su rechazo a supedi- cionada antología de Ursula Biemann Stuff It: tar la imagen a un discurso no primordialmente The Video Essay in the Digital Age, que se centra visual, reticencias heredadas de los abusos de la en el trabajo de videoartistas, arrancando el primera fase del documental, con su utilización monopolio del ensayismo a los film studies. Este de esa voice of God llena de una abusiva autoridad corpus de publicaciones que hemos repasado epistemológica; debía producirse también quizá permite seguir la génesis de un concepto elusivo un cierto cansancio de la imagen, una cierta pero que poco a poco se va imponiendo empuja- exhaución de su vieja fascinación, que posibilita- do sin duda tanto por la abundancia de películas ra el alumbramiento de la idea de volver a usar, que rebasan la noción tradicional de documental de volver a mirar, las imágenes de otra manera, como por el auge relativamente reciente del idea plasmada en la práctica del metraje encon- vídeo como instrumento de exploración del trado; debía, en fin, darse la circunstancia de que mundo. se acercaran a la imagen factual individuos pro- cedentes de otras tradiciones: cineastas curtidos en la narración de ficción pero también proce-

22 dentes de la vanguardia y por último artistas cur- Para Nora Alter, género, el rasgo básico que permanece es que tidos en prácticas audiovisuales, no necesaria ni “el rasgo básico es precisamente no es un género, pues lucha por primordialmente narrativas, pensadas desde y que el cine- librarse de toda restricción formal, conceptual y para la Institución museística. ensayo no es un social”.6 En un texto posterior intentará una des- Entonces, ante la suma de todos estos facto- género” cripción menos en negativo: el ensayo resiste res, se podía pensar que estaba madura la noción toda clausura, su argumentación es no lineal y es y la praxis del ensayo cinematográfico. Y especu- abiertamente personal, todo lo cual, añade, le lar con un ideal: el ensayo podría ser una culmi- hace especialmente adaptable para el feminismo nación del cine documental, cuya evolución le (?); y sus dos rasgos principales serían la autorre- habría llevado a alumbrar una variante que lleva- flexividad y el “uso equívoco de imágenes obje- ba en su interior, el ensayo podía verse como el tivas para establecer un discurso subjetivo”.7 horizonte al que había tendido el cine factual a lo Christina Scherer desglosa así los rasgos del largo de su variado desarrollo. Para algunos sería ensayo: visión subjetiva (relacionada con los sue- incluso algo más, una forma cuyo alcance reba- ños, la imaginación y la memoria), puesta en saría la expansión del paradigma documental. cuestión de la posibilidad de representar la reali- Para Patrick Leboutte en Ces films qui nous regar- dad, afirmaciones indecisas, narrativa no lineal dent, el ensayo sería “le cinéma par excellence”, fragmentada y con niveles de sentido múltiples, expresión reveladora del tono mesiánico que a estilo híbrido y empleo de diferentes medios y veces es difícil evitar cuando se explora una for- formas, etc.8 Nicole Brenez, por su parte, postu- ma nueva. El film-ensayo podría verse también la cuatro dimensiones del ensayo filmico:9 la pri- como la expresión práctica de aquella intrigante mera es una dimensión argumentativa, para noción lanzada por Catherine Russell de ‘etno- hacer presente la cual basta que un film trabaje grafía experimental’, una ambiciosa denomina- en “argumentar una tesis polémica, sea cual sea ción para una práctica cultural radical que, al su modo demostrativo” (desde el film de tesis desafiar los compartimentos estancos en los que hasta el cine de género “transgresor”); las otras se han mantenido separados modernismo y tres las describe en función, respectivamente, de antropología, aúne el interés por la innovación una dinámica formal, una forma histórica y un estética y la observación social. Y, en fin, como horizonte estético, lo que abre el abanico tanto escribe Nora Alter, el ensayo podría ser nada que el ensayo acaba escapándosenos de entre las menos que la urforma reprimida de otros géneros manos porque lo es todo título que queramos cinematográficos:5 el horizonte al que tiende el que lo sea. cine para recuperar y cumplir su primordial Es el mismo problema que le encontramos a vocación reprimida de generar conocimiento. algunos textos incluidos en la antología L’essai et le cinéma: Jean-Louis Leutrat dice que merced a Un concepto problemático la función “meta” que tiene el ensayo, “todo Se hace difícil sintetizar una definición operati- remake es susceptible de adquirir una coloración va del ensayo a partir de los intentos que conoce- ensayística”,10 al establecer una relación entre las mos, más allá de aislar una serie de estrategias dos versiones en juego... Sin duda, pero el pro- recurrentes que iremos comentando. Nora Alter, blema al que nos enfrentamos, histórica y tex- por ejemplo, escribe: “Sean cuales sean los ras- tualmente, es el de la dispersión de una forma y gos secundarios que pueda tener el ensayo como deberíamos trabajar en sentido contrario. La

23 definición más restrictiva, el ensayo como ejem- El ensayo fílmico esa forma tan intrigante que sería el film-ensayo plo de documental personal, tampoco resulta se caracteriza es... su difícil adscripción genérica, precisamen- satisfactoria; ignora las aportaciones del campo precisamente por te. Es un obstáculo insoslayable porque el ensayo experimental y artístico, si bien ofrece la ventaja rebasar la es una forma herética cuya esencia radica preci- de superar la tradicional percepción del cine de tradición samente en esa condición suya fronteriza. Pode- no ficción como una práctica desprovista de inte- documental mos pensar que esa dificultad de encaje es lo que rés estético. En todo caso, sí cabe considerar el lo define como categoría aparte; pero estaríamos origen del ensayo como una expansión del cine cayendo en una definición tan atractiva (por factual, para evitar definiciones tan abiertas y transgresora) como imprecisa y negativa: ensayo arbitrarias como para resultar irrelevantes. De es todo aquel texto que no “cabe” en otro lugar. igual modo que algunos estudiosos del ensayo Este dilema es mencionado a menudo en los literario vieron en él una forma apropiada y estudios de la forma. Nicole Brenez se pregunta moderna de practicar la literatura filosófica, fren- si pueden existir formas instituidas del ensayo o te al modelo del tratado,11 el ensayo fílmico si eso constituiría una contradicción de térmi- podría encarnar las mismas virtudes frente al nos.13 En esto el ensayo fílmico sigue los pasos de modelo del reportaje y el documental histórico la forma literaria de la que toma el nombre y de tradicional. la que hereda su difícil encaje genérico. En una Jacques Kermabon ha mencionado los “con- tesis doctoral que busca proponer una teoría tornos imprecisos y en constante transforma- general del ensayo, María Elena Arenas se ción” de una forma cuyo interés provendría pre- enfrenta al problema de la especifidad literaria cisamente de esta labilidad.12 Pero si el atractivo de “una de las clases de textos que más desorien- del ensayo proviene de su carácter transversal, tación e incomprensión ha provocado”14 y plan- ese mismo carácter lo convierte en problemático: tea enseguida la necesidad de ampliar el tradi- una cosa es celebrar el espacio paradójico que cional marco genérico tripartito de la literatura abre, y es la condición misma de su existencia, el (lírica, épica y dramática) para incluir una cuar- ensayismo cinematográfico, y otra es intentar ta categoría que acoja los textos de carácter argu- categorizarlo. Una cosa es aplicar a discreción el mentativo. En el caso del cine esta última catego- adjetivo de ensayístico, como signo de una escri- ría (Arenas menciona que en el ámbito tura personal y transgenérica; y otra es tratar de anglosajón se denomina a menudo con el térmi- caracterizar el nombre de ensayo, trazando una no de no ficción, lo que tiene la ventaja de aludir genealogía y unas convenciones propias. Los que al referente real de dicha clase de textos), ya sería intentan esto último corren el riesgo de quedar- recogida, y quizá de forma menos problemática se en una acepción literal (literaria) del término que en la literatura, por la categoría genérica del ensayo. En el extremo opuesto está la tentación documental. Pero ya hemos dicho que el ensayo de abrir el concepto hasta incluir todo texto que fílmico se caracteriza precisamente por rebasar se refiera a otro o a sí mismo de manera aproxi- la tradición documental, por lo que esto tampo- madamente (auto)reflexiva. Este nudo gordiano co nos sirve de gran ayuda. parece ser la única conclusión que podemos Fuera de la discusión enmarcada en la teoría de establecer por ahora. los géneros, el ensayo cinematográfico tiene otro Como decimos, un problema esencial para el tipo de problemas que podemos calificar de recep- alumbramiento de una concepción genérica de ción. Un ensayo no es un film de ficción y no inte-

24 protagonizar sus películas... Otra cosa son las películas collagísticas de Alain Resnais (Hiroshima mon amour, 1959) o de Dusan Makaveiev (Ljubav- ni slucaj, Tragedija sluzbenice P.T.T./Un asunto del corazón, 1967), que mezclan señalando los bordes (como hace el collage pictórico) bloques docu- mentales y de ficción. Entonces se produce el efecto de que un tipo de material proyecta su som- bra sobre el otro, modificando recíprocamente la lectura que hacemos de cada uno de ellos: ahí se introduce lo ensayístico que, como veremos, depende de ese tipo de lectura en segundo grado del material presentado. Pero un ensayo no es tampoco (sólo) un docu- mental y tampoco interesará demasiado a los estudiosos del mismo; las historias convenciona- les del documental suelen tener problemas para incluir a figuras como Harun Farocki, Alan Ber- liner, Ralph Arlyck o incluso Chris Marker (sal- vo que firme una muestra más o menos canónica de cinéma vérité, como Le joli mai). Se trata de un resará a quienes sólo estudien dicho tipo de cine, Los ensayos que movimiento de rechazo producido dentro de la salvo que venga firmado por un verdadero cineas- conocemos no propia Institución documental, que expulsa lo ta que es entonces, como decíamos que sucede suelen utilizar que considera desviaciones de la norma que se con Godard, quien justifica el interés: Orson formas ficticias o ha impuesto. Es lo que lamenta Stella Bruzzi Welles, Pier Paolo Pasolini, Alain Resnais, Nanni reconstrucciones cuando escribe que el árbol genealógico del Moretti, Wim Wenders... Por otro lado, se lee a dramáticas documental ha evolucionado a partir de la “rela- menudo que el ensayo mezcla ficción y documen- tiva marginalización de la tradición de un docu- tal (es una forma de decir que no es ni una cosa ni mental más reflexivo”;15 siendo así que la reflexi- otra); pero lo cierto es que los ensayos que cono- vidad de obras tempranas como À propos de Nice, cemos no suelen utilizar formas ficticias o recons- Tierra sin pan, Nuit et brouillard... sería precisa- trucciones dramáticas, si bien existen excepciones mente una de las fuentes del ensayismo, aun como Level Five (1996), de Marker. Salvo que se teniendo en cuenta que la reflexividad no es el considere que cuando un cineasta se pone a sí único reto que plantea el ensayo a la Institución mismo en escena, como hace Welles en sus ensa- documental. Sólo una noción global del cine de yísticas F for Fake (1973) y (1978), no ficción, como la que postula la mencionada esté haciendo ficción. Parece que la cosa es un Catherine Russell en Experimental Etnography poco más complicada; además eso significaría que (o el autor de estas líneas en Desvíos de lo real) y Michael Moore, Alan Berliner, Nick Broomfield en la que trabajan diversos estudiosos en los últi- y demás figuras del documental performativo mos años, permitiría encajar el ensayo dentro de también hacen ficción al aparecer en o incluso dicha categoría global.

25 respecto a las tradiciones audiovisuales enume- radas anteriormente de forma mucho más dra- mática y evidente. De nuevo habría que invocar una noción global de la no ficción, en este caso de carácter no ya transversal sino casi literalmente multidisciplinar... El problema al que aludíamos de la difícil adscripción genérica del film-ensayo es fruto en realidad de una dramática dificultad de adscripción institucional. Pero, ¿dónde habría que situarlo entonces? De nuevo hay que aludir a su condición híbrida (en su mejor virtud lleva su condena), entre deux, como diría un Bellour. Cabe calificar el ensayo como una confluencia entre el cine documental y el experimental, en un primer momento. Des- pués, su práctica se revitaliza a través del empleo del vídeo (que constituye hoy su formato mayo- The Subconscious Art of Graffiti Removal ritario); con ello importa no sólo un soporte sino una tradición diversa, la que se origina con el lla- mado videoarte, señalando una nueva confluen- cia entre esta tradición procedente de la institu- Videoartistas y La cosa no acaba ahí. Un ensayo puede venir ción artística y la del cine factual (que mientras figuras del mundo firmado por un cineasta experimental como tanto ha pasado a grabarse también creciente- artístico tienden Jonas Mekas, uno de los creadores del film-dia- mente en vídeo, por supuesto). El ensayo es pues cada vez más a rio, la forma autobiográfica del ensayo, en los una práctica que atraviesa una serie de institu- filmar obras de diversos ‘volúmenes’ de sus Diaries, Notes and ciones que se han caracterizado históricamente carácter Sketches (1968-1985). Pero la endogamia de los por la ignorancia o indiferencia que se profesan ensayístico estudios de vanguardia (forzada por su mismo mutuamente, tanto desde el punto de vista de los carácter radical y oposicional a las formas domi- cineastas y artistas como de los historiadores: los nantes del cine) parece dificultar que este tipo de ámbitos de trabajo y de exhibición de las obras trabajos se ponga en relación con un documental están tan compartimentalizados y se revelan tan subjetivo, por ejemplo. Finalmente, videoartis- estancos entre sí como los estudios que se escri- tas y figuras procedentes del mundo artístico ben sobre las mismas. tienden cadan vez más en años recientes a filmar Pero esta situación alude a las condiciones obras de carácter ensayístico: Sophie Calle (No externas (de recepción, institucionales) que Sex Last Night, 1992), Anri Sala (Intervista, explican el difícil alumbramiento de la categoría 1998), Matt McCormick (The Subconscious Art del film-ensayo. Existe otra razón y esta vez no es of Graffiti Removal, 2001), John Smith (el trípti- de carácter pragmático sino ‘ontológico’: el con- co Hotel Room, 2003) o Hito Steyerl (November, cepto de ensayo serviría para denominar un tipo 2004) son sólo algunos ejemplos. Pero aquí la de obra que utiliza recursos propios para alum- institución artística revela su carácter externo brar una forma intransferible, que nunca podría

26 servir de “modelo genérico”. Esta idea es formu- La manera de ción de la política de los autores. Pero veremos lada así por Alain Bergala: convertir una que sí parece posible aislar algunas estrategias “¿Qué es un film-essai? Es una película que imagen en algo ensayísticas (la voz, el montaje, la dialéctica de no obedece a ninguna de las reglas que rigen manejable es materiales) y quizá un principio general, deriva- generalmente el cine como institución: géne- utilizarla en do del empleo de dichos recursos: el segundo ro, duración standard, imperativo social. Es segundo grado grado o distancia con que se nos hace mirar y una película “libre” en el sentido de que debe evaluar el material visual que se nos presenta. inventar, cada vez, su propia forma, que sólo le valdrá a ella. El documental, generalmente, Imagen, palabra, montaje tiene un tema, es una película “sobre”... Y Un obstáculo en la apreciación del cine-ensayo, este tema, por regla general, preexiste como supuesto que en esta forma debemos “oir” siem- tal en el imaginario colectivo de la época. (...) pre la voz del ensayista, es que el cine se consi- El film-essai surge cuando alguien ensaya pen- dera un medio eminentemente visual; por tanto, sar, con sus propias fuerzas, sin las garantías se dice, el cineasta debe “mostrar” en vez de de un saber previo, un tema que él mismo “contar”. Este viejo prejuicio frente a la palabra, constituye como tema al hacer esa película. frente a los talking pictures, en el cine de ficción Para el ensayista cinematográfico, cada tema (que ha denunciado Sarah Kozloff), se combina le exige reconstruir la realidad. Lo que vemos en el caso del documental con la pesada herencia sobre la pantalla, aunque se trate de segmen- de la voz expositiva que llevó a proscribir el tos de realidad muy reales, sólo existe por el comentario. En fin, ya se sabe, una imagen vale hecho de haber sido pensado por alguien”.16 más que mil palabras. Pero supongamos que fue- Bergala llega a sugerir que un verdadero ensa- ra al contrario. O mejor dicho, supongamos que yo inventa no solamente su forma y su tema sino, esa potencia de la imagen fuera un problema. aún más, su referente: a diferencia del documen- Que fuera necesario rebajarla para poder utili- tal, que filma y organiza el mundo, el ensayo lo zarla, para analizarla o para convertirla en el ins- constituye. Es decir, no puede servir, por defini- trumento de un análisis. Para evitar ese efecto- ción, de modelo de nada. Y la práctica del cine- Medusa, merced al cual la imagen nos embruja, ensayo se reduciría a una serie de casos singula- como dice Jan Verwoert,17 hay que establecer una res, no sólo porque la institucion se niegue a cierta distancia con ella. Sólo entonces podre- integrarlos en su tradición sino porque lo son, mos pensar la imagen, pensar con la imagen, o necesariamente: lo único general que parece construir incluso una imagen pensante: diferen- poder decirse de un film-ensayo es que cada pelí- tes maneras de resumir el proyecto ensayístico. cula es... un caso particular. ¿Vale entonces la La manera de convertir una imagen en algo pena esforzarse en darle categoría de género a lo manejable es utilizarla en segundo grado. Hay que esencialmente es excéntrico, fronterizo, a- varios modos de establecer esta mediación. Son genérico y singular? Parece que hemos llegado a precisamente los modos que tiene el cine de pro- una especie de círculo vicioso. Y ello justificaría ducirse como ensayo, de “pensar”, y se encarnan que, como decimos, se hable menos del film- en las técnicas que utiliza para modificar el valor ensayo que de los ensayos de Godard o de Marker y la potencia de la imagen: el comentario verbal o de Farocki: en el caso del ensayo, la (imposible) y el montaje. En ambos casos el principio en jue- política de géneros se traduce en una nueva edi- go es el del montage. Montaje entre palabra e

27 La historia del imagen (de la palabra a la imagen: el montaje mirada (resulta significativo que se suela utilizar ensayo es una “horizontal” del oido al ojo de que hablara una metáfora visual y no verbal para expresarlo): voice story Bazin). Un montaje entre imágenes que no sigue en el caso del documental, habría que hablar de el mismo principio que en el cine convencional: una dimensión ética a la hora de registrar el la secuencialidad que establece no crea una con- material, de los medios por los que se materiali- tinuidad espacio-temporal y causal, sino una za una perspectiva o una argumentacion, de la continuidad discursiva. Y por último, lo que lógica que informa la organización y presenta- podríamos denominar un montaje entre bloques ción del material... o fuentes de material: filmaciones originales, Pero aún así no quedamos convencidos: hay entrevistas, presencia física del autor, material que distinguir entre el efecto discursivo que indu- visual y sonoro apropiado, reconstrucciones fic- dablemente se puede producir a través de una ticias, etc.18 Esta dialéctica de materiales es la imagen (composición evocativa) y a través de la expresión a mayor escala del principio básico yuxtaposición de imágenes, y el discurso propia- ensayístico: el montaje de proposiciones.19 Se mente dicho entendido como efecto de una “con- alcanza así la condición necesaria para que el ciencia” pensante inscrita en el texto, que carac- cine se produzca como ensayo: volver a mirar la terizaría al ensayo. Aunque esto haga que se nos imagen, desnaturalizar su función originaria acuse de menospreciar dicho efecto discursivo, (narrativa, observacional) y verla en cuanto reduciéndolo a una voz poética, para privilegiar representación, no leer sólo lo que representa. la voz ensayística en prosa (pero en todo caso, Por eso también se puede postular, aunque esto añadimos, en absoluto desprovista de interés lin- parezca debatible, que es necesario trabajar con güístico o incluso estético). En ese deseo de que- imágenes ajenas. O trabajar con las propias como rer oir siempre una voz que piensa se nos puede si lo fueran: esta idea se encuentra repetida en los acusar de haber sucumbido al riesgo de superpo- más diversos ensayistas, de Mekas a Marker. ner al cine el paradigma del ensayo literario. Y Otros no se refieren explícitamente a esto pero además ¿cómo, en esta era de supremacía de la expresan de otra forma la noción de volver a cultura visual, nos atrevemos a insistir en la mirar; se refieren entonces a una forma de necesidad de la palabra? Sin embargo, la historia subordinar la imagen a un discurso posterior: la del ensayo es una voice story. imagen utilizada se retrotrae así a un momento Lo que caracterizaría a la voz ensayística sería anterior, creando pues la necesaria distancia con un camino de ida y vuelta del documental en tor- su sentido y función originales. no al comentario verbal hasta encontrar un nue- Vayamos por partes. Supongamos que deci- vo tono. Ese camino que va de proscribir la narra- mos que no hay ensayo sin un comentario dis- ción a recuperarla en otros términos pasa por el cursivo. Aquí, se nos dirá, estamos confundien- establecimiento del paradigma performativo, do ensayo con discurso verbal (deformación que designa la nueva participación abierta del literaria), y estamos olvidando que el cine puede documentalista tanto como la del sujeto. Es la crear discurso por sus propios medios que no inscripción verbal del primero la que nos intere- excluyen pero tampoco se agotan en la palabra. sa; ahora abandona esa voz incorpórea, desen- Puede crear incluso un discurso en primera per- carnada, llena de suprema autoridad epistemo- sona.20 Una película no necesita una voz en off lógica de la voice of God y se presenta con una literal para tener voz, o como se suele decir, una perspectiva más tentativa, incompleta, incierta y

28 fragmentada: una actitud muy parecida a la del ensayista. Para caracterizar esa nueva modula- ción de la voz ensayística nos parece útil evocar aquí una distinción que establece Ursula Le Guinn.21 Está por un lado la lengua paterna: es el lenguaje del poder social (y académico), el dis- curso histórico, público, oficial; el lenguaje racional que busca ser objetivo, la voz que esta- blece una dicotomía creando una distancia entre el yo y el objeto o el Otro. Ésta no es la lengua materna de nadie; y uno de sus dialectos es el narrador del documental clásico. Luego está la lengua materna: es la voz de los cuentos para dor- mir, trivial y sin pretensiones; usa un lenguaje común, que no separa sino que conecta, ofrece la experiencia como única verdad, no dictamina sino que ofrece y está encarnada (en un cuerpo: vulnerable). Finalmente habría una tercera len- La imagen congelada de Eva al desnudo gua, intermedia entre las otras dos, en la que se fundirían el discurso público y la experiencia privada, capaz de argumentar sin autoritarismo pero sin reducirse al ámbito doméstico. Esta voz Es necesario la imagen con los medios de la imagen misma”.24 “íntima pero clara” sería la propia del ensayista. frenar la imagen Pero para trabajar con la imagen, decíamos arri- Centrémonos ahora en la pujanza argumenta- para poder usarla, ba, hay que rebajarla. Y a este respecto nos pare- tiva de la imagen sola. Como se ha preguntado para poder mirarla ce muy aleccionadora la alusión de Brenez a una Nicole Brenez, ¿puede una imagen ser un argu- idea de Roland Barthes contenida en su libro mento?;22 y, ¿puede una imagen explicar, criticar, S/Z: el ‘modelo experimental’ reivindicado por argumentar, demostrar, concluir y comentar?23 el pensador francés en su estudio literario de la Pensemos en las viejas sinfonías urbanas o avan- novela de Balzac es el ralentí cinematográfico, del cemos hasta la imagen-tiempo de que habla que dice que “no es ni del todo imagen ni del Deleuze... Se puede pensar que los largos planos todo análisis”.25 de D’Est (Chantal Akerman, 1993), por ejemplo, Genial intuición ésta de Barthes: como generan una imagen más compleja que una mera demuestra un ejemplo (de nuestra cosecha) representación del mundo concreto; pero no sé como la secuencia inicial de la entrega de pre- si responden a las preguntas de Brenez. Para mios de un título tan poco ensayístico a priori encontrar esa posible función argumentativa de como All About Eve (Eva al desnudo, 1950), en la imagen hay que introducir la noción de estu- donde Mankiewicz detiene la imagen para inser- dio visual, que propone la misma Brenez en su tar sobre ella un comentario de inmediato efecto texto de 1996 para denominar el trabajo que se discursivo (Berlanga empleará el mismo recurso produce cuando un cineasta escoge un objeto fíl- tres años después en Bienvenido Mr. Marshall), mico y lo estudia en profundidad, “un estudio de es necesario frenar la imagen para poder usarla,

29 ¿Puede ser el para poder mirarla. A cámara lenta o congelada, la imagen, tratarla en segundo grado; hay que ensayo una en efecto, una imagen empieza a ser algo más (¿o crear un espacio, una distancia, para volver a historia de algo menos?) que una imagen: no la miramos en mirar. Ello se puede conseguir con la mediación moviola? ¿Es primer grado sino en cuanto imagen. Pero quizá de la voz; pero esa distancia se establece también posible un cine tampoco esto llega a ser un ‘análisis de la ima- de forma natural al trabajar con imágenes ajenas. ensayístico sin gen’; o quizá nos condena a pensar que el cine Y del documental de compilación al found foota- voz? sólo puede hacer un estudio visual de sus propias ge hay una amplia tradición de cine de apropia- imágenes. Brenez escribe con optimismo que el ción, en el que siempre se ha visto una (pre)con- estudio visual anula “la división del trabajo entre dición ensayística. arte y crítica” (p. 348). Pero cabe interrogarse Pensemos entonces en la obra de cineastas sobre la posible dimensión analítica, y en último como los americanos Ken Jacobs y Craig Bald- término ensayística, de esta forma, sobre su win, el alemán Matthias Müller, el húngaro capacidad para producir sentido, para decir algo Peter Forgács, el tándem italiano de Gianikian & sobre, o a partir de, el material que manipula, y Ricci Lucchi, la prolífica “escuela austríaca” de sobre si ese sentido será equiparable al que pro- Martin Arnold, Dietmar Brehm, Gustav ducen otros formatos que generan conocimiento Deutsch y Peter Tscherkassky, o el canadiense Al (Brenez llega a decir que el modelo del estudio Razutis, que no es el único en proponer para su visual no es la crítica, el ensayo o la literatura his- trabajo el término de ensayos visuales (Baldwin tórica, pongamos por caso, sino nada menos que habla de collage-essays). Este cine de metraje la investigación científica), y no al sentido evoca- encontrado plantea la cuestión de si es posible tivo que produce la poesía o la música. incluir en la vena ensayística, desafiando el logo- La manipulación del flujo de la imagen es un centrismo que han solido postular para esta forma caso particular del principio del montaje, el otro desde André Bazin hasta Philip Lopate, trabajos gran medio que tiene el cine para arrancar de la que no dependan primordialmente de la palabra imagen otro sentido que su contenido literal. El sino del montaje y la creación de lo que Benja- concepto de estudio visual sería inseparable de min (y luego el propio Farocki) llamaría “imáge- este principio del montaje. Ésta es la otra gran nes dialécticas” que surgen de la apropiación de pregunta que toca hacerse: ¿puede ser el ensayo otros textos y de la relectura de las trazas inscri- una historia de moviola? ¿Es posible un cine tas en ellos. El dilema es éste: ¿basta con ensayístico sin voz? El propio Marker se lo plan- “deconstruir” o desmontar un fragmento de teaba al comienzo de Le fond de l’air est rouge: metraje para hacer un ensayo sobre el mismo? “Habiendo abusado a menudo en el pasado del ¿No corremos entonces el riesgo de utilizar el poder del comentario orientativo, he intentado término de forma tan laxa como se hace respec- por una vez de devolver al espectador, por medio to al cine de ficción? Gangs of New York o Funny del montaje, su propio comentario, es decir, su Games constituyen, se dice, un ensayo sobre la propio poder”. Curioso que el montaje se asocie violencia; Blow Up, un ensayo sobre la imagen… con una mayor libertad del espectador, dada la Y sin embargo hay películas de montaje sin pala- vieja reticencia del documental (y del modelo de bras que equivalen a un ensayo cabal, como realismo baziniano) ante la manipulación de Home Stories (1992), de Müller. nuestra mirada que aquél propicia. Pero para Cuando Godard aludía a la vocación irrealiza- hacer ensayo, ya lo decimos, hay que manipular da del medio, lo expresaba así: “La verdadera

30 misión, el auténtico objetivo del cine era llegar a Para George masas podría servir sólo para demostrar que la elaborar y poner en práctica el montaje”. El Steiner, “toda obra cultura de masas está... llena de dichas imágenes montaje es la forma natural que tiene el cine (y, de arte es un acto y para reforzarlas, para reduplicar las formas que añade Godard, sólo el cine) de pensar; y la herra- crítico sobre una se pretende criticar, antes que para construir un mienta (pensemos en Numéro deux, en el último obra anterior” modo oposicional de representación. Por otra tramo de Tren de sombras) que utiliza es la movio- parte, y en sentido contrario, la descontextuali- la, la mesa de edición en vídeo, o el optical prin- zación de imágenes de carácter trascendente o ter, ése artilugio de copiar imágenes que es el ins- político (en los videoclips de la MTV, o en spots trumento de cabecera de los cineastas del found como aquél de IBM que utilizaba imágenes del footage. Y como ya teorizó Walter Benjamin al Chaplin de Tiempos modernos) puede tener un hablar de la alegoría (Peter Bürger aplicaría lue- efecto narcotizante sobre el espectador.27 La go este concepto al cine de vanguardia),26 el prin- nueva versión del panem et cirquenses no pasa por cipio del montaje se hace, por fuerza, más efecti- entretener para ocultar sino, al revés, por entre- vo en el remontaje de fragmentos apropiados: al tener mostrando repetidamente imágenes volver a mirar una imagen fuera de contexto se potencialmente movilizadoras hasta que dejan impone una reflexión sobre esa distancia (entre de serlo. Sin negar esta posibilidad, pensamos el sentido original y el que adquiere en su nuevo que fuera del ámbito de los medios dominantes contexto) que puede servir para introducir un la apropiación y el desmontaje pueden cumplir componente ensayístico sin necesitar de la voz, una función crítica, y que propician una lectura como sucede en el ensayo ortodoxo. En fin, alerta y no de-sensibilizada de la imagen históri- muchos ensayistas han empleado materiales aje- ca; en ese sentido, resultan inseparables del pro- nos como materia privilegiada de trabajo; y sin yecto ensayístico. necesidad de evocar la formulación maximalista de Benjamin sobre su intención de escribir un Historia portátil de una forma ensayo sólo con citas, basta recordar esta otra de La historia –seamos más modestos: el rastreo– de George Steiner, “toda obra de arte es un acto crí- la forma ensayo debe comenzar a hacerse a par- tico sobre una obra anterior”, que nos sitúa ya en tir de la tradición documental, para ir luego enri- las puertas del temible concepto de intertextua- queciéndose con aportaciones, nunca sistemáti- lidad. Antes de traspasarlas, y para ser justos, cas, llegadas del campo del cine de ficción debemos evocar algunas críticas que ha recibido modernista (auto)reflexivo, el cine experimental esta noción de la natural pujanza ensayística de la y el videoarte. Una de las fuentes lejanas de esta apropiación. forma podría ser esa confluencia del (aún casi Reproduciendo el rechazo expresado veinte por bautizar) documental y la vanguardia histó- años antes respecto al arte pop, al que se acusó de rica que fueron las llamadas sinfonías urbanas de complacencia –cuando no de fetichismo– res- los años 20: el montaje que ordena el material en pecto a los objetos que citaba, hay quien opina bloques tematizados puede ser visto hoy como que el “simple remontaje” no produce necesa- una primera señal de una voluntad de arrancar al riamente una crítica de la ideología contenida en metraje factual de su mera condición indicial. las imágenes apropiadas. Ante la emergencia del Un precedente más intrigante es Haxän (La bru- found footage y del scratch video se dijo que la cre- jería a través de los tiempos, 1922): Román ciente apropiación de imágenes de la cultura de Gubern escribe que “todavía asombra el gesto de

31 Richter, quizá porque lo que trata de organizar por medio del montaje no son escenarios y rit- mos urbanos sino ‘conceptos’: su tema es “el contraste entre el declinar de las personas y el aumento de los ceros”. Por esa misma época Eisenstein acaricia la idea de adaptar un ensayo de la densidad de El capital; en sus notas sobre el proyecto admite que todavía resulta complicado pensar en imágenes... En 1940 el mismo Richter escribe su muy citado artículo sobre el filmessay: una nueva for- ma, dice, con muchos más recursos expresivos que el mero documental. Postula ya la necesidad de establecer una dialéctica de materiales y espe- cifica el sentido que adquieren los mismos: “Las escenas actuadas, así como las actualidades registradas directamente, son argumentos en Tierra sin pan una demostración, que aspira a dar a entender generalmente problemas, pensamientos, incluso ideas”. Es decir, ni los elementos ficticios ni los documentales funcionan en primer grado, sino En 1940 Richter audacia de Benjamin Christensen al inaugurar la que aparecen subordinados a un razonamiento escribe su muy fórmula del cine-ensayo” con este título.28 José que obliga a verlos como otra cosa que una mera citado artículo Moure explica que su condición ensayística representación. José Moure menciona que en sobre el filmessay: deriva de que combina, haciendo “impercepti- 1946 Jean Epstein escribe un ‘texto luminoso’ en una nueva forma bles las costuras, el documental y la ficción, la donde sugiere que el poder que tiene el cine de narración realista y la fantástica, la crónica y la combinar diversos elementos le convierte en una fábula, documentos gráficos o referencias pictó- máchine à penser, un “sucedáneo o un anexo del ricas y escenas interpretadas por actores”.29 Es órgano en donde se sitúa generalmente la facul- así como inaugura esa dialéctica de materiales e tad que coordina las percepciones”.30 La analo- indefinición genérica que caracterizará al film- gía entre el cine y el cerebro puede verse como ensayo. Por otra parte, la expresión ‘punto de una formulación embrionaria y poética de esa vista documentado’ que lanza Jean Vigo en 1930 forma que piensa; no fue Epstein quien la llevó a para presentar una de las sinfonías urbanas más la práctica pero sí intuyó que dependía de la bellas, su À propos de Nice, podría haber servido combinatoria –específica del cine– que propicia de lema para la vocación ensayística del cine, al el montaje. colocar en primer lugar la cuestión de la pers- Estas primeras formulaciones, más o menos pectiva personal de la enunciación y relegar el utópicas, dependían del paradigma del montage, carácter documental a una posición adjetiva. Y sin duda un recurso básico –incluso por su ana- hay quienes consideran que el primer ejemplo logía con el carácter asociativo del pensamiento– de ensayo es el corto Inflation (1928), de Hans del ensayismo. Pero al cine-ensayo le faltaba

32 todavía contar con la palabra, y con el sonoro ésta llega caudalosa. En el campo del documen- tal produce el efecto de subordinar la imagen al comentario; es lo que Bill Nichols llama modo expositivo. Pese al descrédito que luego adquiri- rá la ‘voz de Dios’ de la narración expositiva, lo cierto es que los documentales de los años 30 y 40 –sobre todo el cine de compilación y, aunque sea un pariente más vergonzante, el de propa- ganda– mantienen y de hecho expanden el para- digma heredado del cine mudo. Utilizan el mon- taje para establecer una continuidad entre proposiciones, saltando con fluidez por el espa- cio y el tiempo y recurriendo a las imágenes más heterogéneas y dispares que convengan para construir el hilo de una progresión conceptual o un discurso político. El discurso viene expresa- do por un comentario que impone una lectura Listen to Britain unívoca de las imágenes mostradas, modificando su sentido original pretendido o fijando su valencia semántica en la dirección deseada. Como los films de compilación son a menudo “Ensayo genes, que no las subordine tanto al comentario armas al servicio de estados no siempre demo- cinematográfico y permita, por ejemplo, interrogarlas o ponerlas cráticos, este género cae pronto en desgracia; de geografía en relación dialéctica con la palabra sin que pier- pero no dejan de ofrecer un precedente formal humana”, se dan su autonomía, en vez de limitarse a convo- del ensayismo. Algo de esto intuyó el cineasta define en su carlas como mera ilustración (tal y como seguirá soviético Vsevolod Pudovkin cuando examinó cartón inicial haciendo el documental convencional poste- los logros de la serie Why We Fight (1943-1945), Tierra sin pan rior). Pero el procedimiento general es un ante- supervisada por Frank Capra. En un congreso cedente del ensayo moderno, como ejemplifica el celebrado en Moscú en 1945, llamó la atención comentario de un título expositivo (por más atí- sobre un nuevo tipo de “documental de largo- pico que sea) como ese “ensayo cinematográfico metraje que utiliza hechos de la realidad viva tal de geografía humana” –así se define en su cartón y como los registra la cámara cinematográfica, inicial– que es Tierra sin pan (1933). Un ejemplo pero que los une en un montaje con el propósito de signo contrario, por prescindir insólitamente de comunicar al espectador ciertas ideas, a veces de todo comentario y emplear tan solo sonido bastante generales y abstractas”.31 diegético o procedente de emisiones de radio, es Lo que se echa en falta en este primer cine Listen to Britain (1942), de Humphrey Jennings, expositivo es un tono de voz distinto, menos que pese a ser una obra rodada para contribuir al tonante, por así decir, que rebaje el insoportable esfuerzo bélico, resulta notable por la ambigüe- grado de autoridad epistemológica del comenta- dad semántica de su encadenamiento de imáge- rio; y un modo menos férreo de yuxtaponer imá- nes: no se nos impone una lectura unívoca del

33 El cinema vérité material, frente al modo expositivo habitual que y es desde ella de donde la mente debe saltar a la congela la no deja ‘aire’ a los lados del discurso. imagen. El montaje se hace del oido al ojo”.33 evolución del film- El siguiente hito en la poética del film-ensayo Unos años antes Astruc había escrito otro texto ensayo durante cabe situarlo quizá en el movimiento documen- muy citado sobre la cámara pluma en el que pos- dos décadas tal francés de los años 50 que propone una reno- tulaba la idea de una escritura personal, una pre- vación de las formas y sobre todo de los temas del condición del ensayo, y soñaba con un cine que género. Quizá porque en Francia el formato fac- se convirtiese “en un medio de escritura tan fle- tual se consideraba también como un vehículo de xible y sutil como el del lenguaje escrito”.34 Pero expresión personal o porque los filmaban cineas- Astruc no llevó a cabo esta idea en su cine poste- tas (como meritoriaje para acceder a la indus- rior (como tampoco Rivette, pese a haber afir- tria), estos documentales de Resnais, Marker y mado en su famoso texto sobre Viaggio en Italia Franju se distinguen por la forma en que desa - que el ensayo le parecía el lenguaje mismo del rrollan los temas elegidos. No buscan el interés arte moderno); y la influencia de su utópico tex- social ni formar a las clases populares sino que eli- to se concretó sobre todo en la emergencia de un gen temas excéntricos o de carácter intelectual y cine liberado de las tiranías de la narración gené- reflexionan sobre ellos de manera oblicua: tante- rica clásica, un cine a veces denominado precisa- an el mundo real con la libertad del ensayo lite- mente de escritura, que desarrollarían los direc- rario y a menudo la expresión de una inteligen- tores de las nuevas olas de los años 60. cia pensante o poetizante prima sobre lo Por entonces, en el campo del documental se expositivo. Noël Burch escribe que Georges había impuesto el paradigma del cine directo y Franju es el “único” que ha sabido crear “verda- del cinéma vérité, bastante contrapuesto a toda deros-films-en-forma-de-ensayo, perfectas noción ensayística. En efecto: tras décadas de meditaciones sobre argumentos de no ficción”;32 abusos de la voz de Dios, el comentario quedó si bien la dialéctica de materiales de Hôtel des proscrito junto a toda forma de dirigir nuestra invalides (1951) y su clara intencionalidad políti- lectura del material (banda sonora, montaje ca que rebasa lo informativo no bastan para con- expresivo, etc.) o de intervención explícita del vertirle a nuestro juicio en un ejemplo tan depu- documentalista. Se impuso un modo observa- rado como Nuit et brouillard. cional que privilegiaba, hasta el fetichismo, la Y hay que pensar en Lettre de Sibérie (1958), idea de un material real no mediado que hablaba de Marker, que le sirvió a André Bazin para anti- por sí solo; y, si alguien más hablaba, era el suje- cipar la forma ensayo en un famoso texto en don- to en su condición de testigo histórico. (Por de intuye la idea de una nueva forma de monta- supuesto, cuando un ensayista irreprimible je: “Chris Marker trae a sus films una noción como Marker hacía su cine ma vérité –obsérvese absolutamente nueva del montaje, que yo llama- cómo la partición de la primera palabra introdu- ría horizontal, en oposición al montaje tradicio- ce la primera persona de la enunciación en un nal que se realiza a lo largo de la película, centra- término que la niega– no podía evitar incluir un do en la relación entre planos. En el caso de comentario: véase Le joli mai.) Marker, la imagen no remite a lo que la precede Pero si el vérité congela la evolución del film- o a la sigue, sino que en cierto modo se relaciona ensayo durante dos décadas, la forma recibe lateralmente con lo que se dice de ella. Mejor imprevistos refuerzos desde campos externos e aún, el elemento primordial es la belleza sonora incluso contrapuestos a la no ficción, como son

34 discursiva que repugnan a cierta concepción ortodoxa de la práctica documental. Sea como sea, en detrimento de la figura y de la obra de Chris Marker, sin duda debido a que éste trabaja casi exclusivamente en el ámbito del cine de no ficción, y pese al pronto reconoci- miento que recibe de Bazin, se ha solido adjudi- car la paternidad del ensayo a los cineastas de ficción que han tendido puentes hacia la orilla del documental. Como Roberto Rossellini, que en 1963 abjura del cine para dedicarse a produ- cir para televisión “obras que difundan el cono- cimiento”, como la serie L’età del ferro (1964), con las que, según Ángel Quintana, Rossellini “inventa el cine ensayo”.35 Si bien estos trabajos del cineasta, ahora teleasta, utilizan el reciclaje de materiales para proponer un cine de ideas, y Lettre de Sibérie aún aceptando con Quintana que postulan una nueva relación con la imagen, en nuestra opinión su didactismo –el tono de la voz que emplean– los hace más cercanos a lo que Aullón de Haro el cine de autor y el cine experimental. Quizá era El ensayo se denomina géneros científicos (como el tratado) necesaria esta transfusión de preocupaciones caracteriza por que al género ensayístico, que es de carácter ide- estéticas diversas para alumbrar el ensayismo fíl- rechazar el ológico-literario. Precisamente el ensayo se mico; quizá no hubiera podido nacer nunca den- sistematismo al mueve en lo concreto y se caracteriza histórica- tro del ámbito documental, cuya problemática que aspira el mente por rechazar el sistematismo al que aspira relación con la objetividad le hizo desconfiar lar- proyecto el ambicioso proyecto rosselliniano. gamente de toda perspectiva personal, justo la rosselliniano Por la misma época en que Rossellini se cam- que privilegian –de muy diversa manera– los dos bia de orilla, Pier Paolo Pasolini realiza un film tipos de cine mencionados. Cuenta además un que supone una experiencia única en su carrera, factor añadido: el cine de autor es más noticia La rabbia (1963); como no sigue por ese camino que el documental. Y así sucede que, cuando este experimento suele quedar aparcado en los surge del canon de los cineastas de ficción, que se estudios sobre su obra hasta fecha reciente en interrogan por la representación de lo real y aña- que se recupera como ejemplo pionero de film- den a la receta el condimento de la autorreflexi- ensayo.36 El propio Pasolini lo define así en un vidad, el ensayismo parece siempre más plausi- artículo publicado en Paese sera: “Mi ambición ble, y más digno de interés, que como categoría era la de inventar un nuevo género: un film que segregada desde el ámbito de la no ficción; y bien fuera un ensayo poético-ideológico”. Se trata de es cierto que los documentalistas puros han tar- un film de montaje ensamblado a partir de un dado en inscribir en su trabajo elementos como material bruto de 90.000 metros de noticieros, la subjetividad, la ambigüedad y la no clausura material “increiblemente banal y completamen-

35 Portrait of Gina

ta irá entregando de forma guadianesca en años sucesivos. El propio Welles proclamaba así en 1958 el carácter ensayístico de este proyecto: “No es en absoluto un documental; es un ensayo, un ensayo personal. Está dentro de una línea periodística; soy yo mismo proyectado sobre un tema dado: Lollobrigida y no lo que es ella en realidad; y es más personal incluso que un pun- La rabbia to de vista, es verdaderamente un ensayo”.37 Pero si todos estos ejemplos se han considera- do notas a pie de página en la obra de sus auto- res, hasta su reciente recuperación para una poé- Godard fue el te reaccionario”; un desfile de imágenes desola- tica del ensayismo, es ya un lugar común desde primero que llevó doras sobre las que Pasolini coloca una reflexión mediados de los años 60 referirse al carácter a la práctica la personal de carácter elegíaco, un “canto fúne- ensayístico que adopta el cine de Godard en su utopía soñada bre” sobre la Humanidad, en expresión de Tode, progresivo alejamiento de la ficción convencio- por Astruc en lleno asimismo de rabbia política. También en nal, o autorista. Fue sin duda él quien primero “L’Avenir du Italia rueda en 1958 Portrait of llevó a la práctica la utopía soñada por Astruc no cinéma” Gina, un extravagante retrato de la diva Lollo- en el artículo que siempre se cita sobre la cáme- brigida, quien apenas aparece entrevistada por el ra-stylo, sino en otro posterior, “L’Avenir du director al final. Lo mismo que aparta a esta cinéma” (1948), en donde anticipaba un futuro insólita pieza del reportaje convencional –las en el que la cámara reemplazaría a la pluma digresiones del narrador Welles, nunca más generando un cine cuyo lenguaje “no sería el de conspicuo en su presencia, ocupan casi todo el la ficción, ni el de los reportajes, sino el del ensa- espacio– es lo que la convierte en una primera yo”.38 Un título como Deux ou trois choses que je muestra de los “ensayos filmados” que el cineas- sais d’elle (1967) sigue resultando sorprendente a

36 la representación que nos está proponiendo. Y La voz de Godard esas reflexiones son de carácter dubitativo, ten- dice “mi tativo, eminentemente ensayístico. La voz de pensamiento Godard dice “mi pensamiento divide tanto divide tanto como como une”, “no puedo sustraerme a la objetivi- une” dad que me aplasta ni al subjetivismo que me exilia”, “ es preciso que escuche, es preciso que mire a mi alrededor más que nunca”… Pero, prosigue, “cada vez hay más interferencias entre la imagen y el lenguaje”, “¿cómo rendir cuenta de los sucesos?”, “¿hablo demasiado fuerte? ¿Miro desde demasiado lejos o desde demasiado cerca?”. Y mi pasaje favorito, “Son las 16:45. ¿Haría falta hablar de Juliette o del follaje de los árboles? Como es imposible hacer las dos cosas realmente a la vez… digamos que ambos tem- Deux ou trois choses que je sais d’elle blaban suavemente en el atardecer de octubre”.39 Soliloquios como estos puntúan toda la acción del film hasta ser algo más que digresiones de un narrador inseguro: se dice que un film como éste este respecto. Al amplio repertorio de interven- es metaficción (no porque aluda a otra ficción ciones habituales en los anteriores films godar- sino a su proceso de construcción) pero el grado dianos, se añade en éste la continua presencia de de autorreflexividad del narrador es tal que casi un comentario (susurrado por el propio Godard: cabe calificarlo de metaensayo (?): Godard no ¿cabe mejor encarnación del carácter personal sólo habla en primera persona sino que se pre- del ensayismo?) que se plantea reflexiones sobre gunta cómo debe hablar o filmar; aunque adopte

37 Reminiscences of a Journey to Lithuania

El cine la forma de una reflexión a posteriori sobre las constituye una base para el ensayismo, sobre experimental imágenes, se sitúa en el (inimaginable) lugar todo cuando el cineasta-artista se plantea refle- parecería una anterior al comienzo del acto de hablar, de xionar sobre su lugar en el mundo o su identi- fuente improbable narrar, de representar… o de filmar un ensayo. dad, se considere sujeto histórico o no. P. Adams del ensayismo Luego Godard hará otras reflexiones after the Sitney ha escrito40 sobre la corriente autobiográ- fact en forma de ‘guiones’ sobre películas ya fica del cine de vanguardia pero los ejemplos que rodadas, como su hermoso Scénario du film Pas- propone (Stan Brakhage, Hollis Frampton, o el sion (1982). Pero eso pertenece a una segunda autorretrato de Jerome Hill, Film Portrait etapa de su relación con el cine-ensayo, ya más (1970), que comienza con Hill ante el espejo fuertemente anclada en el redescubierto princi- diciendo, “Este es el yo que soy”) caen más del pio del montage, que llega a incorporar al interior lado biográfico –por muy alejado del biopic que del plano gracias a las facilidades que le ofrece la sea el resultado– que de lo que consideramos sobreimpresión en vídeo. Una técnica de la que ensayístico: el ensayo no consiste tanto en ‘con- dirá, poco antes de culminar sus Histoire(s) du tar la vida’ de uno como en hablar desde uno mis- cinéma: “Las posibilidades de crear una relación mo. Alguien ha definido el ensayo como una entre dos imágenes son infinitas”. fusión del documental y el autorretrato; y sin El cine experimental parecería una fuente embargo pensamos que el punto de vista perso- improbable del ensayismo, dado que se rige por nal sobre el mundo que ofrece el ensayo no con- principios como la autonomía de la forma (la duce necesariamente a un retrato propio, que sin imagen como materia) y ha exhibido una cierta embargo puede emerger en el proceso de forma voluntad implícita, como ha señalado Paul indirecta, como en el caso de ese maestro de la Arthur, de existir “fuera de la Historia”, en un ocultación que es Marker.41 Curiosamente, Paul ámbito más estético que social. Pero otro princi- Arthur interpreta el ensayo vanguardista en un pio del cine de vanguardia ha sido el despliegue sentido radicalmente opuesto, asociándolo a una de la auto-expresión, y ese repertorio de formas resurgencia de la Historia en una práctica que se de decir Yo en un cine de factura artesanal sí había mantenido ajena a la misma.42

38 desde su llegada a Estados Unidos en 1949. Mekas superpone diversas reflexiones sobre su metraje de archivo personal con una dicción muy idiosincrática, privada, vacilante (como si fuera, literalmente, pensando sobre la marcha) y elegiaca. En Reminiscences of a Journey to Lithua- nia (1972) evoca la experiencia del exiliado, “¿Sabes lo que es pasear por Times Square y percibir de repente un olor que te lleva... a casa?”. Y en Lost, Lost, Lost (1976), sobre imáge- nes de una reunión neoyorquina de exiliados lituanos, “Ahora os miro desde la distancia. Multitudes, cada sábado por la tarde. Os miro. Hey, y vosotros pensábais que todo esto iba a ser algo temporal”... Lo que inventa aquí Mekas es la forma diario, su particular manera de solucio- nar un dilema que describía en una conferencia pronunciada en 1972, a la que tituló precisamen- te The Diary Film: “Por supuesto, a lo que me enfrentaba era al viejo problema de todos los artistas: fundir la Realidad y el Yo, para emerger con esa tercera vía (third thing)”.43 Un diario no es necesariamente un ensayo, como tampoco lo es una autobiografía, pero Mekas los escribe de una forma eminentemente ensayística, con su tendencia a la digresión, la dispersión, la incertidumbre y la fragmentación. Adams Sitney, que sorprendentemente sólo menciona a Mekas en una coda de su repaso a la autobiografía vanguardista, escribe perplejo: “En Lost, Lost, Lost (...) [Mekas] repite, “Yo Lost, Lost, Lost estaba allí, grabándolo todo con mi cámara”. Pero uno se queda sorprendido por el registro elíptico, personal, fragmentado de esa supuesta totalidad. Si se refiere, como parece, a la vida de Un diario no es Ambas tendencias, la biográfica y la inscrip- los lituanos exilados de su película, debe ser una necesariamente ción del autor no sólo en el texto sino en el mun- afirmación irónica, pues no registra casi nada de un ensayo, como do histórico, se funden triunfalmente en la serie la misma. Lo único que vemos es su nostalgia y tampoco lo es una de films de Jonas Mekas englobados bajo el títu- soledad”.44 Pero son esos ‘defectos’ de registro autobiografía lo común de Diaries, Notes and Sketches, en don- de Mekas (menos atento a “los hechos” que a su de revisa el material que había venido filmando reacción a los mismos) los que apartan su traba-

39 jo del documental histórico y lo sitúan firme- lo cual modifica su carácter literal de representa- Mekas anticipa la mente en lo ensayístico. Como ha sabido ver ción; por eso hemos considerado antes el cine de utilización de Michael Renov en su análisis de dicho film, si el compilación como una fuente de los recursos del metraje documental mira al mundo externo, la “mirada cine-ensayo. No pocos de los estudiosos que se encontrado con del ensayista se ve atraida hacia dentro con igual interesan por estos temas coinciden en afirmar una voluntad intensidad. Y esa mirada hacia dentro explica el que el found footage es “axiomático para el pro- ensayística carácter digresivo y fragmentario de lo ensayísti- yecto ensayístico”.46 co...”.45 Hay otra cosa que aporta Mekas a la Volvamos al terreno del cine de no ficción. Si génesis del ensayismo con este experimento de la escuela francesa de ensayistas está bien docu- volver a mirar en su baúl de los recuerdos: des- mentada, no puede decirse lo mismo de la escue- cubre el increible efecto –expresivo, emotivo, la alemana que empieza a hacerse notar en los dialógico– que produce la superposición de una años 80, lamentablemente sólo dentro del ámbi- narración reflexiva sobre material de archivo ori- to de la lengua germánica, cuya dificultad de ginado por él mismo (en este caso las imágenes comprensión (y en el caso del ensayo hay que son suyas pero sabemos por Marker que el paso entender bien lo que se dice) dificultó su acceso. del tiempo te condena a tratar el material propio En el primer estudio global dedicado al tema, como si fuera ajeno). Nora Alter achaca esta invisibilidad del docu- Por supuesto, para cuando Mekas comienza a mental alemán, de puertas adentro, al dominio ensamblar sus diarios, el cine de metraje encon- ejercido por la figura de Leni Riefenstahl (si los trado o found footage tiene ya una cierta tradición documentalistas ingleses tenían que matar al dentro del cine experimental, si bien trabaja con padre Grierson, los alemanes –dice Alter– debí- materiales mucho más diversos que los home an enfrentarse a esa “madre devoradora”), así movies o películas de artista propias que utiliza como, de puertas afuera, al interés suscitado por Mekas. Además, no suele emplear, todavía, el el rutilante Nuevo Cine Alemán que resultó en la recurso del comentario en primera persona exclusión del cine de no ficción.47 Sea como sea, actuando sobre el metraje, pues en esta primera el caso es que aún hoy sigue siendo un ilustre fase la voluntad que anima el found footage es de desconocido el corpus de obras firmado por carácter deconstructivo o meramente apropia- Harun Farocki, Alexander Kluge, Hartmut cionista. Por eso pensamos que Mekas anticipa, Bitomsky o Helke Sanders, así como las incur- como efecto colateral de su proyecto diarístico, siones fuera de la ficción de Hans Jürgen Syber- toda una tendencia posterior del cine de no berg, Werner Herzog (aunque este cineasta via- ficción: la utilización de metraje encontrado con jero tiene poca alma de ensayista) o Wim una voluntad ensayística. Found footage y ensayo Wenders (algún título suyo ha corrido mejor son dos términos que suelen aparecer unidos, si suerte, caso de Tokyo-ga (1985), que llegó a bien el primero designa tanto una técnica (la estrenarse en España). Configuran un modelo apropiación) como una clase de textos, los cons- de cine-ensayo que para Alter aparece vinculado truidos con material ajeno. Por supuesto, la uti- al proyecto “violentamente interrumpido” de la lización de material de archivo tiene siempre una vanguardia histórica (Richter (siempre), Walter deriva ensayística (o cuando menos analítica) Ruttman, Menschen am Sontag, etc.) y que pues propone un ‘volver a mirar’ que arranca a la comenzaría con la declaración de Hamburgo de imagen de su contexto y sentido originales, con 1979, en donde se sugería la necesidad de esta-

40 Tokyo-ga

blecer una síntesis entre el cine narrativo y el documental reflexivo.48 Imágenes del mundo e inscripción de la guerra A falta de conocer, por ejemplo, el prolifico tra- bajo de Kluge para televisión, nos detendremos brevemente en la otra gran figura de esta escuela, Farocki, siquiera porque su cine ilustra un tipo de ensayismo muy distinto al que se suele tener en Farocki reconoce film-ensayo”.49 Un elemento importante de este mente. Las películas que le conocemos no privile- la influencia proyecto teórico de Farocki es que, a partir de gian lo subjetivo sino que se presentan como seve- conjunta de cierto momento, decide trabajar sólo con imáge- ros análisis de la ideología contenida en las imáge- Brecht y Warhol nes ajenas, decisión que explicaba así en las notas nes generadas por diversas instituciones: el de prensa de su título más conocido, Imágenes del ejército, la publicidad, las cámaras de vigilancia de mundo e inscripción de la guerra: “No hay literatu- centros comerciales o prisiones… En ese sentido, ra ni crítica lingüística sin un autor que critique el puede decirse, como escribe Volker Pantenburg, lenguaje existente. Con el cine pasa lo mismo. No que en su cine, “la teoría se hace literal, desaro- hay que buscar imágenes nuevas y nunca vistas, llándose a la vista, a través de una observacion sino que se deben tomar las imágenes que están a precisa: theorein. Se pueden describir los films de mano y trabajar con ellas de modo que se convier- Farocki como teoría hecha en el medio del cine, tan en nuevas. Hay varias formas de hacer esto. La teoría filmica en sentido literal, lo que resulta un mía es buscar el significado sumergido, limpiando término más preciso que el desafortunado de el detritus de las imágenes”.

41 El proyecto de Farocki de análisis de la ima- secuencia que superpone a un mismo metraje Sans Soleil es un gen vuelve a incidir en el tema de la utilización tres comentarios o lecturas de distinto sentido título inagotable, de metraje ajeno como recurso básico (aunque ideológico. Pero, además de este tipo de opera- el modelo por el no único) del cine-ensayo. Farocki reconoce la ciones metadocumentales, ahora se percibe un que pasa la influencia conjunta de Brecht y Warhol, si bien, tipo de subjetividad reflexiva de carácter distin- noción moderna añade, el impulso de desnaturalizar imágenes to. Así lo detecta Jay Ruby en fecha tan tempra- de cine-ensayo ajenas no es igual en el caso del primero, que na como 1977; tras observar que el documental quería desarrollar un nuevo modo de represen- no había sido un marco para “explorarse a sí mis- tación, que en el del segundo, que sólo se ane- mo”, como sí lo habían hecho los diaristas de la xionaba un modo ajeno. Farocki prosigue advir- vanguardia o los cineastas-autores, escribe: tiendo que este método sólo funciona si uno se “Hay películas que hablan de la familia y la cul- mantiene en el ámbito de la citación: “Al autor no tura del cineasta. Su contenido viola las normas se le permite convertir la cita en un acto de len- del documental tradicional al tratar abierta y guaje propio”.50 Así, Farocki parece apartarse de directamente los intereses personales del autor. la noción de ensayismo que venimos rastreando: Como muchos de estos directores proceden de la su cine analítico no busca una escritura o una tradición documental, no emplean las conven- expresión personal; si bien quisiéramos puntua- ciones del cine de autor personal, sino que utili- lizar que sus películas tienen una voz perfecta- zan el estilo documental”.51 mente reconocible. Esta temática nueva dentro del documental En la década de los 80 se empiezan a percibir viene acompañada de un cierto grado de auto- en el ámbito documental una serie de cambios rreflexividad pues, como dice Ruby, “es imposi- que abren la vía de lo ensayístico. Por un lado ble revelar al productor sin revelar el proceso (de Marker ‘retorna’ tras quince años de anonimato producción)”. Pero esto es una consecuencia en el cine colectivo militante (los años SLON) y inevitable, no la intención principal que anima a recupera su trono de gran ensayista del cine con estos documentales personales que empiezan a Sans Soleil, un título inagotable que es, a la vez, proliferar, en Estados Unidos sobre todo, hasta intransferiblemente markeriano y el modelo por convertirse en la tendencia dominante de la ver- el que pasa la noción moderna de cine-ensayo. tiente menos mainstream de esta práctica, si bien Pero si su influencia sobre la institución docu- cuenta con títulos tan conocidos, y emblemáti- mental es, en todo caso indirecta, de todos cos, como Sherman’s March (1986), de Ross modos se percibe dentro de la misma un giro McElwee, o Roger and Me (1989), de Michael inédito hacia la reflexividad. Anteriormente se Moore. Pero hay muchos más y su abundancia solía considerar ésta exclusivamente en términos tiene bastante que ver con la emergencia del de auto-reflexividad: se señalaban los títulos que multiculturalismo y los discursos de género: se desafiaban la noción de verosimilitud que sus- privilegian los textos identitarios en los que el tenta el “efecto de realidad” del documental y se documentalista habla en primera persona desde resaltaban los recursos que ponían en evidencia la pertenencia a una minoría sexual, racial o cul- los procesos de producción de sentido de una prác- tural, a un colectivo perseguido, etc. Títulos tica que siempre había tratado de ocultarlos. Un como Joyce at 34 (Joyce Chopra, 1973), Nana, ejemplo que se ponía de este tipo de documental Mom and Me (Amalie R. Rotschild, 1974), reflexivo era Lettre de Sibérie, con su famosa Daughter Rite (Michelle Citron, 1978), Far from

42 dente del ensayo. Pero quizá la vertiente moder- na de esta forma se aprecia más cabalmente en Reassemblage, que comienza con estas famosas palabras de Minh-ha, “No quiero hablar sobre, quiero hablar cerca de...”; o en el similar posicio- namiento inicial del narrador de The Good Woman of Bangkok (Dennis O’Rourke, 1991). En fin, no todos estos títulos son ensayos ortodoxos pero sí son (en sentido amplio) docu- mentales personales que ilustran el giro que tuvo que dar la no ficción para poder alumbrar en su seno una vía ensayística. Ese paso previo es el advenimiento de lo que Bill Nichols bautizó (impelido precisamente por la abundancia de ejemplos) como modo performativo: un docu- mental que pone en primer término el conoci- miento encarnado (frente a la voz desencarnada Roger and Me del modo expositivo tradicional) abriendo las puertas a la expresividad del sujeto y a la subje- tividad del documentalista, que en muchos casos son una misma persona. Nichols expresa cierto Poland (Jill Godmilow, 1984), Tongues Untied El cine recelo ante las posibles consecuencias de la (Marlon Riggs, 1989), Sink or Swim (Su Frie- antropológico se emergencia del documental performativo: existe drich, 1990), History and Memory (Rea Tajiri, contagia de esta el riesgo de que lo referencial ya no remita al 1991), Complaints of a Dutiful Daughter (Debo- subjetividad a dominio histórico sino al dominio experiencial. rah Hoffman, 1994) y Nobody’s Business (Alan partir de la Quiere decir que el vínculo indicial (la relación Berliner, 1996) son sólo algunos de los ejemplos irrupción de Trinh del documental con el mundo real, ‘histórico’) se más citados de esta autoinscripción del documen- T. Minh-ha subordina a lo subjetivo: las imágenes no son talista que propicia una inédita fusión del docu- (sólo) descriptivas sino que se nos las hace mirar mental con la autobiografía, de la historia con un y valorar de una manera más evocativa que discurso personal. Incluso el cine antropológico representacional. Pero este énfasis en una pers- se contagia de esta subjetividad, a partir de la pectiva personal que preocupa a Nichols no tie- irrupción de Trinh T. Minh-ha con obras post - ne por qué suponer ninguna ruptura con el vín- coloniales como Reassemblage (1982). Anterior- culo histórico; al contrario, puede servir para mente el documental etnográfico sólo había ins- enfocarlo mejor. Traigamos a colación la pers- crito la participación del investigador como un pectiva de un testigo (encarnado) tristemente medio de validación científica (había que incluir privilegiado: “Cuando Jorge Semprún presentó en la ecuación la interferencia del observador) y su libro de memorias La escritura o la vida, que por eso hay quien considera que títulos como evocaba sus experiencias como preso en un cam- The Ax Fight (Timothy Asch, 1971) y por po de concentración nazi, defendió la radical supuesto algunos de Jean Rouch son un prece- necesidad de los testimonios personales y litera-

43 El último afluente rios, frente a la frialdad de las estadísticas y los por el modo confesional y del diálogo dramático que alimenta el estudios sociológicos, incapaces de transmitir la o la entrevista por el monólogo– no basta para caudal del singularidad individual de toda experiencia hacer un ensayo: como ya hemos dicho, no se tra- ensayismo humana. Toda memoria, vino a decir, posee una ta de hablar de uno sino desde uno o con uno mis- cinematográfico impregnación emocional y una calidez subjetiva, mo. es lo que algunos que se desvanece cuando se transmuta en mera El último afluente que alimenta el rico caudal llaman vídeo- cuantificación estadística”.52 del ensayismo contemporáneo viene de fuera de ensayo Frente a la prosa desencarnada de la literatu- la Institución cine y de hecho encarna una insti- ra histórica tradicional, el testimonio “literario” tución distinta, la artística: es lo que algunos lla- y la vivencia personal sirven para añadir refle- man vídeo-ensayo. Con la alusión al soporte no xión al documento. Y quizá también para plante- se establece sólo una distinción con el celuloide arse un concepto de representación distinto por- (de hecho, el ‘cine’ documental e incluso el expe- que, como observa Hayden White, los eventos rimental utilizan desde hace tiempo el vídeo de históricos traumáticos “exigen un estilo de forma creciente) sino que se marca la influencia representación modernista, porque las estrate- de una tradición distinta, la del audiovisual de gias formales de fragmentación, discontinuidad, museo. El vídeo también es más accesible, no azar e incoherencia que caracterizan al moder- requiere una estructura industrial ni siquiera un nismo son también los rasgos de la experiencia equipo técnico, lo que facilita una mayor autono- de un suceso traumático”.53 Estos rasgos de sub- mía de la producción y lo pone al alcance no sólo jetivismo, fragmentación e incoherencia (frente de los artistas sino de todo aquel que quiera a la totalidad objetiva del discurso histórico) experimentar o simplemente expresarse, favore- cumplen la máxima de Montaigne (“dar la medi- ciendo el desarrollo de formas caseras como el da de mi visión, no la medida de las cosas”) y diario, el autorretrato y el home movie de mayor o explican cómo el documental tradicional pudo menor ambición ensayística. irse acercando al ámbito de lo ensayístico... Sin El audiovisual entró en el museo de la mano embargo, ensayo no es igual a performativo. Un del vídeo, un formato que enseguida fue abduci- ensayo puede tener una voz desencarnada (como do por los artistas pese, o gracias, a su inferior los de Farocki); y un narrador participativo pue- calidad ‘estética’ en comparación con el celuloi- de presentar el mundo desde la subjetividad, de, lo que hacía su imagen más manipulable pero eso sólo rompe la vieja pretensión de la (menos respetable) y lo convertía en un instru- objetividad documental. Para ser ensayo debe mento analítico, casi clínico (su baja fidelidad le haber punto de vista y reflexión (dos conceptos permitía establecer una distancia crítica con la que comparten lo subjetivo): no sólo una enun- imagen).54 Abundaron primero las acciones sim- ciación performativa sino la voluntad de cons- bólicas (Wolf Vostell, Nam June Paik) hasta que truir un discurso. Una definición restrictiva de el advenimiento del videoarte propició el paso de ensayo cinematográfico pondría el énfasis en la la fase conceptual a la performance (Vito Accon- presencia de una subjetividad que conduce (lite- ci) y, superado el fetichismo por el soporte (y el ralmente) el discurso; y distinguiría incluso narcisismo de que habla Rosalind Krauss), se entre la corriente autobiográfica o diarística y el afrontó la cuestión de la proyección (es decir, la ensayismo, que incluye la reflexión. La subjeti- puesta en escena del monitor en el espacio muse- vidad encarnada –la sustitución de la narrativa ístico) y se llegó a la narración e incluso, última-

44 mente, se descubrieron las posibilidades de la inartística forma documental que en muchos casos sustituye al anterior énfasis en la instala- ción o se funde con ella (como sucede en las obras multicanal de cineastas como Chantal Akerman, Marker y Farocki). Una videoartista como Hito Steyerl llegaba a afirmar reciente- mente que “las estrategias documentales se con- sideran uno de los rasgos más importantes del arte contemporáneo”;55 para precisar luego que este fenómeno de inmersión en lo documental no sólo se produce a través de producciones de carácter reflexivo y experimental, que al fin y al cabo estarían en su lugar en un museo, sino de documentales en el sentido duro de la palabra, de carácter didáctico y realista. Pero lo cierto es que, en muchos casos, cuando un artista hace un documental lo que le sale es un ensayo. Así lo Una reciente obra multicanal de H. Farocki (Ich Glaubte Gefangene Zu Sehen / Pensé que veía presidiarios, 2000) demuestra una obra de la propia Steyerl como November (2004), en donde utiliza imágenes de un viejo film amateur suyo de artes marciales, de otros de Russ Meyer, Bruce Lee y René Viennet, En muchos casos, da por los videoensayistas, dice Biemann, para y diversas filmaciones documentales, para pro- cuando un artista desarrollar la cualidad del ensayo de “mediador poner un complejo discurso sobre la memoria, la hace un entre diferentes espacios y prácticas cultura- amistad y la política concretado en un análisis de documental lo que les”.55 Quizá el texto más intrigante de los aquí la imagen. le sale es un recopilados sea el de Christa Blümlinger,56 que La aparicion de material documental en un ensayo apunta al futuro del ensayismo audiovisual contexto de arte ha generado un animado deba- extrapolándolo fuera de la pantalla ‘monocanal’ te del que son síntoma publicaciones como la hacia el llamado screen art; partiendo del trabajo mencionada Stuff It. La editora Ursula Bie- museístico de Farocki, explora el nuevo contex- mann considera el vídeo-ensayo como una to visual de la galería (que propone una nueva fusión o un puente entre arte, teoría y crítica distancia respecto a la imagen), el pasaje de los práctica. Reconoce que el origen de esta forma medios analógicos a los digitales y las nuevas está en una obra como Sans Soleil, que marca la articulaciones del montaje (del corte del montaje emergencia de una práctica ‘post-estructuralis- de cine a la mezcla de la edición en vídeo; el mon- ta’, el cine-ensayo; si bien afirma que el vídeo- taje entre pantallas múltiples, etc.). Así es cómo ensayo marca una confluencia distinta situándo- el nuevo contexto artístico puede actualizar se (de nuevo) entre, entre el documental y el algunas de las potencialidades de la forma que videoarte. Demasiado experimental para la Ins- nos ocupa. Por no hablar de las posibilidades de titución documental, demasiado social para la los nuevos medios: la interactividad, la intertex- Institución arte, esta ambivalencia es aprovecha- tualidad literal y la arborescencia del hipertex-

45 November

“La palabra to... Pensemos en Immemory (1997), el cd-rom ficción o un documental puede volverse parcial- ensayo se ha decididamente rizomático y lleno de hermosos mente ensayístico, como ocurre, respectivamen- convertido en algo vericuetos de Chris Marker. Pero debemos dete- te, cuando se oye al narrador en Y tu mamá tam- igualmente vago”, nernos aquí porque no sabemos cómo será este bién (Alfonso Cuarón, 2001) o en el comienzo de se quejaba Farocki nuevo ensayo postcinematográfico; de hecho, Roger and Me. en 2000 todavía no sabemos bien qué cosa es el cine- Pero persiste el atractivo de la noción de ensa- ensayo... yo, que ha llevado a tentarlo a cineastas tan dis- tintos como Welles y Godard, o como Marker, A modo de conclusión que constituye una clase de ensayista en sí mis- Hemos repasado los diversos avatares del con- mo. El término se ha puesto tan de moda (en cepto del cine-ensayo y esbozado una pequeña algunos círculos) que algunos de sus practican- crónica de algunos de los hitos que han permiti- tes lo rechazan. El propio Farocki se quejaba en do postular su existencia como manifestación 2000 de que hoy en día, “Cuando en televisión histórica, y no como modelo abstracto o género escuchas un montón de música y ves paisajes... a teórico. Otra cosa es llegar a una definición del eso lo llaman un film-ensayo. Mucha atmósfera y ensayo como clase de texto distintiva; quizá haya periodismo vago, eso es un ensayo. Por supuesto, que limitarse a considerarlo como una tenden- es algo terrible. Enzensberger escribió una vez cia, un modo, que exhibe un cierto grupo de que el término “experimento”, tomado de las películas, o que se hace presente sólo en deter- ciencias naturales, era completamente inapro- minados segmentos de una película: un film de piado en un contexto artístico. La palabra ensa-

46 yo se ha convertido en algo igualmente vago”.58 Pero sigue siendo un horizonte con el que sue- ñan cineastas de raza. Dejémosles la palabra para terminar, aunque lo que digan nos deje un cier- to regusto a que el ensayismo es menos una cues- tión de vanguardia que de resistencia... Marcel Ophuls, en 1996: “El cine, aun en en el mejor de los casos, fue probablemente sólo una forma artística menor, y los documentales fue- ron un rincón muy pequeño y desolado de esa cosecha. Pero lo que todavía podemos hacer, como mínimo, es resistir los dictados del consu- mo de masas. ¿Cómo? Desarrollando un estilo audio-visual de escritura ensayística”.59 Y Joaquín Jordà, en 2004: “Reflexionar es la actividad idónea de unos tiempos en crisis (…) En términos literarios, el vehículo más adecuado sería el ensayo, el género con el que Montaigne marcó el paso de la Edad Media a la Moderna, al Renacimiento. Y tal vez lo sea también para el cine. O, por lo menos, es el marco en que yo me sitúo”.60

47 reflexivo no es necesariamente su única meta: el en- Pasolini”, incluido en la bibliografía. De él procede la NOTAS sayo no busca tanto deconstruir el ilusionismo de la re- cita de Pasolini que viene a continuación. 1Para evitar la acumulación de notas, y dado que en presentación como construir un discurso reflexivo. 37 Citado en Santos Zunzunegui, Orson Welles, Cáte- este capítulo tentaremos entre otras cosas un repaso a 19 Aunque se pueda rastrear hasta Eisenstein, tomamos dra, Madrid, 2005, p. 280. El libro contiene un com- la literatura, remitimos a la bibliografía general que esta noción de Carl Plantinga, que la aplica al cine de pleto estudio de la obra de Welles para televisión y en aparece al final del volumen para los detalles editoria- no ficción. Cf. Carl R. Plantinga, Rhetoric and Repre- formatos no industriales, en donde se alojan muchas les de los textos que se mencionen a continuación. sentation in Nonfiction Film, Cambridge University de sus tentativas ensayísticas. 2...o el de Hans Richter, que hemos traducido en este Press, 1997, pp. 151-152. A su vez Plantinga se remi- 38 Citado en Jacques Kermabon, “Penser en cinéma”, volumen para hacer accesible por primera vez en cas- te a Paul Messaris, que habla de un propositional edi- p. 20. tellano otro de los textos “fundadores” de la poética, ting cuyos usos más comunes son los de comparar y 39 Citamos por el guión publicado en Jean-Luc Go- o de la necesidad prontamente intuida, del film-ensa- contrastar, establecer analogías, inferir causalidad o dard, Cinco guiones, Alianza, Madrid, 1973. yo. generalizar. 40 P. Adams Sitney, “Autobiography in Avant-Garde 3Un síntoma de esta situación: en 1997 Alain Bergala 20 Ver al respecto el artículo de Bruce Kawin, “An Ou- Film”. propuso en el parisino Jeu de Paume un ciclo titulado tline of Film Voices”, en donde establece cinco mo- 41 Ver al respecto Josetxo Cerdán, “El misterio Chris- ‘Essais de Jean-Luc Godard’. No lo hemos incluido dos en los que el cine puede utilizar la primera perso- tian François”. entre los eventos mencionados arriba porque parece na: sólo en quinto y último lugar coloca el uso de la 42 Paul Arthur, “The Resurgence of History and the evidente que el acento se ponía más en Godard que narración en off o del “sonido subjetivo”. Avant-Garde Essay Film”. en lo de ‘essai’, que es lo que interesa rastrear aquí. 21 Aquí seguimos la glosa de las ideas de Le Guinn que 43 Texto recogido en P. Adams Sitney (ed.), The Avant- Por supuesto, Godard es una referencia clave en la hace Susan Dermody en “The Pressure of the Un- Garde Film: A Reader of Theory and Criticism. New emergencia de un concepto ensayístico del cine, co- conscious upon the Image: The Subjective Voice in York University Press, 1978. mo se verá abundantemente más abajo y a lo largo de Documentary”, pp. 299-301. 44 Sitney, “Autobiography...”, op. cit., p. 245. los demás capítulos del libro. 22 Brenez, “Quatre dimensions...”, op. cit., p. 23. 45 Michael Renov, “Lost, Lost, Lost: Mekas as Essayist”, 4Este desglose del libro de Blümlinger y Wulff debe 23 Brenez, “L’Étude visuelle. Puissances d’une forme recopilado en The Subject of Documentary, p. 85. mucho a Marta Muñoz , que ha traducido además cinématographique”, p. 347. 46 Cf. Arthur, “The Resurgence of History and the tres capítulos del mismo para el presente volumen. 24 Ibid. Avant-Garde Essay Film”, op.cit., p. 66. 5Alter, Projecting History. German NonFiction Cinema 25 Roland Barthes, S/Z, Le Seuil, París, 1970, p. 19. 47 Alter, Projecting History…, op. cit. 1967-2000, n. 17, p. 9. En realidad Alter se refiere a Citado en Brenez, “L’Étude visuelle...”, n. 8, p. 351. 48 Ibid., n. 17, p. 8. una noción sugerida por Reda Bensmaïa en The Bar- 26 Cf. al respecto Antonio Weinrichter, “Jugando en los 49 Volker Pantenburg, “Visibilities. Harun Farocki bet- thes Effect: The Essay as Reflective Text. archivos de lo real. Apropiación y remontaje en el ci- ween Image and Text”, en Harun Farocki. Nach- 6Alter, “The Political Im/perceptible in the Essay ne de no ficción”. En Josetxo Cerdán y Mirito To- druck/Imprint, Texte/Writings (edic. bilingüe), Lu- Film...”, p. 171. rreiro (eds.) Documental y vanguardia, Cátedra, Ma- kas & Sternberg/Vorwerk 8, Berlín/Nueva York, 7 Alter, Projecting History, op. cit., pp. 7-8. drid, 2005, pp. 43-64. 2001, p. 20. 8Christina Scherer, Ivens, Marker, Godard, Jarman. 27 Ver al respecto Jeremy Welsh, “Scratch and the Sur- 50 Citado en Pantenburg op. cit., p. 24. Erinnerung im Essayfilm, Introducción, passim. face. Contemporary British Video”, Afterimage, vol. 51 Jay Ruby, “The Image Mirrored: Reflexivity and the 9Nicole Brenez, “Quatre dimensions de l’essai filmi- 13/6, enero de 1986; Stephen Papson, “The IBM Documentary Film”, p. 72. que”, pp. 22-24. Tramp”, Jump Cut, núm. 35, abril de 1990; y Felicia 52 Cf. Román Gubern, “Las desmemorias de la memo- 10 Jean-Louis Leutrat, “Un essai transformé”, en Lian- Feaster, “Montage”, Jump Cut, núm. 38, junio de ria”, en Lugares de la memoria, Espai d’Art Contem- drat-Guigues y Gagnebin (eds.), L’essai et le cinéma, 1993. porani de Castelló-Ed. Generalitat Valenciana, 2001, p. 239. 28 Román Gubern, “Cien años de cine”, en Manuel Pa- p. 191. 11 El ensayo literario clásico era una especulación que lacio y Santos Zunzunegui (eds.) Historia general del 53 Cf. Christian Keathley, “Trapped in the Affection “ponía de manifiesto un tipo de saber y una forma de cine, volumen XII, Cátedra, Madrid, 1995, p. 278. Image”, en Elsaesser, Horwath y King (eds.) The escribir plenamente distinguibles de la humanista y 29 José Moure, “Essai de définition de l’essai au ciné- Last Great American Picture Show. New Hollywood la escolástica”. Francisco Sánchez Blanco (ed.) “El ma”, en Liandrat-Guigues y Gagnebin (eds.), L’Es- Cinema in the 70s, Amsterdam University Press, ensayo español. Vol. 2. El siglo XVIII”. Crítica, Bar- sai et le cinéma, p. 28. 2004, p. 302. celona, 1997. Pág. 54. 30 José Moure, “Le cinéma au banc d’essai”. Catálogo 54 El propio Godard, viejo converso al nuevo formato 12 Jacques Kermabon, “Penser en cinéma”, p. 19. del festival Côté Court. (piénsese que Numéro deux data de 1975), dice que 13 Brenez, “Quatre dimensions...”, op. cit., p. 22. 31 Citado en Jay Leyda, Films Beget Films. A Study of “en vídeo la imagen es menos buena pero es más fácil 14 María Elena Arenas Cruz, Hacia una teoría general the Compilation Film, Hill and Wang, Nueva York, trabajarla”. del ensayo. Construcción del texto ensayístico, p. 17. 1964, p. 65. 55 Hito Steyerl, “La política de la verdad. Documenta- 15 Stella Bruzzi, New Documentary: A Critical Intro- 32 Noël Burch, Praxis del cine, Fundamentos, Madrid, lismo en el ámbito artístico”, incluido en el catálogo duction. Routledge, Londres, 1999, pp. 154-155. 1970, p. 167 . de la exposición “Ficcions documentals”, Fundació 16 Alain Bergala, “Qu’est-ce qu’un film-essai?”, en As- 33 André Bazin, “Lettre de Sibérie”, France-Observa- “la Caixa”, Barcelona, 2004, p. 23. tric (ed.), Le film-essai: identification d’un genre, p. 14. teur, 30 de octubre de 1958. Citamos por la traduc- 56 Biemann, Stuff It, op. cit., p. 8. 17 Cf. Jan Verwoert, “Double Viewing: The Significan- ción que aparece en Chris Marker: retorno a la inme- 57 Christa Blümlinger, “Harun Farocki... The Art of ce of the Pictorial Turn to the Critical Use of Visual moria del cineasta, edición a cargo de N. E. Mayo, M. the Possible”, en Stuff It, op. cit. Media in Video Art”, en Biemann (ed.) Stuff It: The Expósito, E. R. Mauriz. Ed. de la Mirada, Barcelona, 58 Citado en Pantenburg, op. cit., n. 14, p. 38. Video Essay in the Digital Age. 2000, p. 36. 59 Citado en Macdonald y Cousins, Imagining Reality. 18 Frente al montaje tradicional que borra sus huellas 34 Alexandre Astruc, “Nacimiento de una nueva van- The Faber Book of Documentary, p. 388. creando una ilusión de continuidad lineal, la yuxta- guardia: la Caméra-stylo”. Traducido en Joaquim 60 Joaquín Jordá, “Acróstico incompleto dedicado a posición de materiales heterogéneos (por más que es- Romaguera y Homero Alsina (eds.), Textos y mani- Marc Recha”, Nosferatu, nº 46, p. 6. tos aparezcan “unificados” por el discurso verbal que fiestos del cine, Cátedra, 1998, pp. 220-224. conduce el montaje) resulta ostentosamente eviden- 35 Ángel Quintana, Roberto Rossellini, Cátedra, Ma- te. ¿Llama por ello la atención sobre el proceso de drid, 1995, p. 237. construcción de sentido? Sí, pero este carácter auto- 36 Véase el artículo de Thomas Tode, “L‘ange de la be- auté: Critique et utopie dans La Rabbia, Pier Paolo 48

LEER ENTRE LAS IMÁGENES1

Christa Blümlinger

En la visión de Alexandre Astruc de la caméra- Según Astruc, la una silla puesta en las baldosas de piedra de la stylo2 está ya depositada la idea de poder escri- obra debería cocina”.5 bir imágenes. En el manifiesto aparecido en representar una Las ideas de Astruc sobre el lenguaje del ensa- 1948 sobre El futuro del cine3 se encuentra la especie de yo tomarían cuerpo en el joven cine francés de idea correspondiente del ensayo cinematográfi- “paisaje interior” los años cincuenta y sesenta. Astruc no llegó a co: “Hemos llegado entonces a ese punto [...]: del autor cumplir sus propias aspiraciones como realiza- la cámara en el bolsillo derecho del pantalón, la dor cinematográfico y pasó a convertirse más grabación del sonido y la imagen en una banda tarde en uno de los “detractores más salvajes”6 de meandros y el lento y magnífico desarrollo del cine reflexivo. de nuestro mundo imaginario, un cine de con- Partiendo de la confesión de Chris Marker, fesión, de ensayo, de revelación, de mensaje, de “Soy un ensayista”, los críticos cinematográficos psicoanálisis, obsesión, una máquina de lectura de la época certificaron el ensayismo en el “cine para las palabras y las imágenes de nuestro pai- de lo real” de jóvenes directores como Alain Res- saje personal”.4 Según Astruc la obra debería nais, Agnès Varda o Henri Colpi, emparentado representar una especie de “paisaje interior” con la literatura auto-experimental de un del autor, contener la huella de un “yo” cuya Michel Leiris o Henri Michaux: la atención res- consciencia de sí mismo se deposita por así pecto a la realidad y sus documentos se acompa- decirlo en los momentos de la escritura. El ña de un interés particular en la memoria y el ensayo fílmico debería liberarse de la “dictadu- lenguaje7. ra de la fotografía”, abrir un pasaje hacia la El film de Alain Resnais Toute la mémoire du representación abstracta de la realidad y permi- monde (1956) refleja esta actitud de manera tir al creador cinematográfico decir “yo”, ejemplar al tomar como objetos el arte y el “como el novelista o el poeta y con su obsesión documento en sí mismos: la Biblioteca Nacio- esbozar la catedral oscilante de su película tal y nal es descrita con largos movimientos de como Van Gogh sabía hablar de sí mismo con cámara como el lugar laberíntico de la memoria

50 un escenario del revés que nos remite a nuestra El lenguaje de las propia imagen”.8 películas de Junto al crítico cinematográfico André Bazin, Marker y Resnais quien adaptando libremente una fórmula de se caracteriza por Jean Vigo elevó Lettre de Sibérie (1958) de Chris venir enunciado Marker a un “punto de vista documentado” y su bajo la forma del “belleza sonora” a un elemento esencial para recuerdo destacar el papel del lenguaje (verbal) como pri- vilegiado intérprete de la inteligencia,9 también André S. Labarthe se ocupó en su Essai sur le jeu- ne Cinéma français10 del lenguaje cinematográfi- co con carácter autobiográfico de Marker que despliega sobre paisajes imaginarios un mundo poético interior: “A través de Siberia Marker nos guía hacia el fondo de sí mismo, hacia el interior de una mitología cuya “realidad” es tan valiosa como la de Siberia” 11. André S. Labarthe intentó acotar con su Essai sur le jeune Cinéma français la forma distintiva de los films de autor de la generación de la Nouvelle Vague en la que se mezclan los elementos docu- mentales y los de ficción. Este artículo se ocupa de directores tan distintos como Louis Malle, Toute la mémoire du monde Jean Rouch, Alain Resnais o Jacques Rozier y Jean-Luc-Godard. El autor ve su parentesco en que pretenden ser fieles a la realidad mejor de lo que el cine clásico de Hollywood lo logró. Aun- humana. El comentario de Rémo Forlani (habla que en el texto no se mencionan las dificultades de un tiempo en el que se resolverán todos los enig- de algunos directores para desarrollar estas for- mas, una evocación que remite a la ciencia mas mixtas, algunos momentos acentuados por ficción) se inserta sobre imágenes de la admi- Labarthe parecen esenciales (por ejemplo la nistración moderna en un ir y venir entre el dis- relatividad de determinados ideales de la puesta curso y la imagen para ofrecer una representa- en escena). En su opinión este cine debe mucho ción ambivalente de una arqueología del saber. al film documental: “La transición hacia lo rela- Se invita al espectador a desplegar sus propias tivo es el signo de una reconciliación entre la figuras de pensamiento e imaginación en este pura ficción y el film documental”.12 campo de tensión o, como lo expresa Bounoure, Tomando como referencia Lettre de Sibérie de a desarrollar un universo de imágenes en su Marker, Labarthe destaca una nueva forma mix- cerebro. Lo que ocurre frente al objetivo de ta cinematográfica, un cine al que llama cinéma Resnais “de repente se transforma y resbalamos science-fictif.13 Esto significa “que cada uno de los de una realidad documental a otra distinta [...]; filmes de los nuevos autores se presenta como

51 partida de un trabajo cinematográfico, es posible valorar esto como la anticipación de un cine moderno que trabaja con el lenguaje y la voz y que funciona a través de correspondencias y disociaciones: tras Marker, las películas de Duras, Resnais, Varda, Straub-Huillet o Godard utilizaron este nuevo uso de lo hablado, lo sono- ro y lo musical que posibilita un desacoplamien- to de los distintos niveles perceptivos. La dis- yunción de lo sonoro y lo visual produce según Deleuze un “régimen del desgarro”16, ya no hay un todo sino dos pistas disimétricas. Una secuencia central de Lettre de Sibérie muestra al espectador el modo de funcionamien- to del montaje clásico: gracias a que una escena Lettre de Sibérie se repite tres veces consecutivas y cada vez se combina con distintos comentarios (desde la explicación comunista ortodoxa hasta el tono de reportaje aparentemente objetivo) el espectador una forma particular de mezclar la ciencia (el En F for Fake el puede medir la filtración operada por el texto documental) y la ficción”.14 No se contempla espectador se ve hablado (en voz off) sobre los significados de la aquí que precisamente el lenguaje de las pelícu- frustrado en sus imagen. las de Marker y Resnais no está marcado sólo por expectativas por De manera distinta ocurre en la obra de esta mezcla, sino que se caracteriza sobre todo la velocidad del Orson Welles F for Fake (1973): aquí el especta- por venir enunciado bajo la forma del recuerdo, montaje dor se ve en cierto modo permanentemente frus- una forma inspirada por textos literarios y capaz trado en sus expectativas por la velocidad del de lograr un espacio como trazo imaginario montaje17. Welles mantiene un suspense gracias entre la imagen y el sonido. a su modo de sembrar los indicios cuya comple- André Bazin apunta en su artículo sobre jidad se advierte tras visualizar el film en múlti- Lettre de Sibérie15 al efecto sinestésico de los ples ocasiones. Se hace entonces evidente que la encadenamientos imágen-sonido. Con el mon- consistencia18 de ese film está dada por su estruc- taje “de oído a ojo”, definido por Bazin como tura: no solo los planos individuales se encade- horizontal, se refiere a una nueva entidad audio- nan en una sucesión lineal sino que todo el film visual: la imagen no remite (necesariamente) a la es un sistema intricado de imágenes y sonidos que le precede o le sigue de inmediato sino en que se refieren los unos a los otros. Welles mate- cierto modo lateralmente a aquello que se dice rializa el nacimiento del film mismo para expli- (en el comentario). Así, la articulación entre car qué ocurre (en el film), de dónde proceden estos dos niveles en vez de completar la enuncia- los planos, para hablar de la falsificación y a tra- ción la confunde produciendo un exceso de sig- vés de las imágenes, de su propia historia. Con- nificados. Si el texto (literario) obtiene un signi- gela imágenes en la mesa de montaje para rete- ficado tan esencial pudiendo ser el punto de nerlas durante un instante en su evanescencia y

52 La duda se convierte así en la piedra angular de una relación de contrapunto entre la imagen y el sonido. No se posiciona sólo contra una reproducción pretendidamente objetiva de un fragmento de lo real sino que empuja conscien- temente lo fotográfico a sus límites, al lindero de lo imaginario o de lo no representable. En los intersticios de estos nuevos encadenamientos surge el espacio para lo irresoluble (Unentscheid- bare), lo no evocable, lo incompatible o lo impo- sible.

Figuras de pensamiento Los ensayos fílmicos tienen algo provocador, a veces destructivo en sí: se rebelan contra la des- viación de las imágenes documentales hacia lo pintoresco o lo espectacular y dudan de la univo- cidad de la fotografía. Incluyen al espectador en el discurso fílmico al posibilitar gracias a un montaje “de oído a ojo” (Bazin) una relación recíproca de complemento y puesta en cuestión entre la banda-imagen y la banda-sonora, entre el texto icónico y el literario. A través de con- F for Fake frontaciones dinámicas y una progresión sinuo- sa se impide al espectador efectuar una soldadu- ra inconsciente entre la imagen y el sonido. Sin embargo no se trata solamente de la ligazón entre someterlas a su mirada: lo que ve el espectador Los ensayos lo dicho (en off) y lo visto sino de los cambios que no es sin embargo la diferencia entre lo “verda- fílmicos tienen afectan simultáneamente a la imagen y al lengua- dero” y lo “falso” (ni entre lo “documental” y lo algo provocador, a je y que deben ser pensados en una relación recí- “ficiticio”), sino el modo de funcionamiento del veces destructivo proca de materias.19 Lo visual se convierte así montaje: el código clásico del “ver/ser visto” en sí cada vez más en un complejo audiovisual o en conduce por ejemplo a reunir en un segmento una SonImage, tal y como Godard nombró a su narrativo “engañoso” unas imágenes que mues- productora. Precisamente porque en el ensayo tran a Picasso mirando a través de una persiana y fílmico se parte de una yuxtaposición en gran después a una hermosa mujer (la escultora Oja parte autónoma de las dos “vías”, el sistema de Kodar). Cuando Welles de forma irónica alude al significación sólo se constituye en la interacción engaño del espectador y revela lo previamente de estos dos níveles como una tercera realidad: contado como falso (fake), se relativizan la trans- así se diseñan imágenes legibles o mentales parencia de la representación y la omnipotencia (Gilles Deleuze),20 figuras de pensamiento que del narrador al mismo tiempo. desmontan los sistemas de percepción conven-

53 En La Rabbia cionales. En el ensayo fílmico se unen en un pro- Ensayo significa originalmente considera- Pasolini se ceso dialéctico la visión radical y el trabajo con- ción, examen (del latín exagium), la búsqueda propuso reevaluar ceptual. inconclusa y cuestionadora que no pretende ras- las imágenes del Esta forma de reflexión (una especie de paseo trear lo eterno en lo efímero sino que pretende mundo con un intelectual en el que el individuo medita sobre más bien eternizar lo efímero (Adorno); el len- comentario las preguntas y la utilidad de la vida) ha conser- guaje y el pensamiento son uno (no es casualidad elegíaco, rabioso vado desde Montaigne determinadas cualida- que Montaigne valore la herencia de la retóri- des: sus armas son el humor, la ironía y la para- ca)24 cuando aborda las cosas para a través de doja; su principio es la contradicción, la colisión. ellas abrirse al pensamiento, para poder com- Pasolini definió su film de compilación La prenderse a sí mismo. El ensayo no puede eman- Rabbia (1963) que se propuso reevaluar las imá- ciparse de un sujeto que escribe, sus considera- genes del mundo con un comentario elegíaco, ciones no son en absoluto fortuitas o casuales; es, podría decirse “rabioso”, como una obra que es como escribe Musil, más que la simple experien- más un ensayo que un relato21 y que habría de ser cia (Versuch), “pues un ensayo no es la expresión entendida más como un trabajo periodístico que provisoria o accesoria de un convencimiento que como uno creativo. Si esta desvalorización ha de en ventajosa ocasión se eleva al grado de la ver- ser entendida como la falsa modestia de un poeta dad pero que igualmente puede ser estimada que rodó sobre todo films de ficción, también es como errónea (de este tipo son los artículos y los cierto que posee cierta tradición. Precisamente tratados que los eruditos nos proporcionan en el ámbito germano el ensayo literario estuvo como “los desechos de su taller”); sino que un durante largo tiempo mal visto: como un pro- ensayo es la única e inalterable forma que adop- ducto híbrido que se pierde con demasiada faci- ta la vida interior de un ser humano en un pen- lidad en asociaciones deshilvanadas entre el arte samiento decisivo”.25 y la ciencia. Según Adorno, exhortando a la liber- tad del espíritu el ensayo no permite que se le La escritura del “yo” prescriba su dominio de competencia: la suerte y Como un vagabundo intelectual el ensayista lle- el juego le son esenciales, con el ocio de lo infan- va al lector/espectador por caminos desconoci- til se apasiona sin escrúpulos por aquello que dos: se somete constatemente a la auto experi- otros ya han hecho antes. Comienza con aquello mentación para inscribir su “yo” en sus de lo que quiere hablar y cesa allí dónde él mismo reflexiones. Se lee así en Montaigne: “El que se siente al final.22 El mismo espíritu también ande tras la erudición ha de buscarla dónde ella resuena en el ensayo fílmico que considera sus tenga su albergue. No es nada de lo que haga descubrimientos como verdades provisionales y menos profesión. Estas aquí son mis propias se interesa por lo cambiante, lo efímero: “No ocurrencias a través de las cuales no me propon- puedo asegurar mi objeto. Se tambalea y oscila go sacar a la luz la esencia de las cosas sino a mí como presa de una embriaguez natural”,23 se lee mismo”.26 El retrato al igual que la autobiografía en Montaigne. Las cosas observadas presentan está caracterizado por la separación entre el “yo” este carácter cambiante porque están expuestas al escribiente y el “yo” escrito. Por esta razón tam- influjo transformador de la mirada. En este sen- bién en el ensayo fílmico se trata siempre de una tido Montaigne no se interesa por la esencia del pregunta sobre la fuente de lo enunciado. En objeto sino que lo aprehende en su transición. cuanto un texto ensayístico piensa su modo de

54 enunciación sobrepasa esta separación del pen- samiento en el “sí mismo” y el “otro”: las posi- ciones se diluyen al condicionarse reciproca- mente.27 Al transmitirse la representación de la realidad social a través de la subjetividad, ésta se convierte en su expresión. La reflexión sobre uno mismo es la condición para las considera- ciones del ensayista sobre el mundo. En el ensayo fílmico se unen la exploración social histórica y la personal; la experimentación (Versuch) y el examen inherentes a lo ensayístico apuntan a su verdadero objeto: las condiciones que determinan la forma de la enunciación lin- güística (literaria o cinematográfica). Cuando Roland Barthes dijo en su lección inaugural en el Collège de France que él no habría producido más que ensayos, “un género ambiguo en el que la escritura le disputa al análisis”,28 insistía con Sans Soleil ello en el placer del texto: “La escritura hace del saber una fiesta. El paradigma que aquí propon- go no se basa en la partición de las funciones; no pretende situar a los eruditos e investigadores a En Sans Soleil se sus recuerdos por imaginación y reflexión en una un lado y a los escritores y ensayistas al otro; dice: “Uno no cadena de asociaciones. Si se puede entender la sugiere por el contrario que la escritura se recuerda, uno fotografía como un archivo de la historia, enton- encuentra en todas partes dónde las palabras reescribe la ces en los filmes de Marker siempre se trata de la tengan atractivo”. memoria del reescritura (Umschreibung) del recuerdo creado a mismo modo que partir de las imágenes. Así, en un momento de Circuitos de imágenes se reescribe la Sans Soleil se dice: Uno no recuerda, uno reescribe Ya la estructura de un ensayo fílmico se enfrenta historia” la memoria del mismo modo que se reescribe la his- a la convención de la cronología y la continuidad. toria. Este funcionamiento a posteriori recuerda Intenta constituir su coherencia a partir de un a la teoría freudiana sobre la formación del sistema de alusiones, repeticiones, oposiciones y mecanismo psíquico por estratificación: de correspondencias entre elementos homólogos. tiempo en tiempo el material de las huellas de la Siguiendo la lección de Montaigne, el ensayista memoria se reordena según nuevas relaciones, no aspira a un relato continuado de naturaleza sufre una reinscripción.30 En este sentido, filmes autobiográfica sino a la creación de un retrato: como Sans Soleil, F for Fake (Orson Welles) o semejantes notaciones pertenecen más al ámbito Historie(s) du cinéma de Godard pueden ser leí- de la analogía y la metáfora que al de la narra- dos como inventarios autobiográficos de percep- ción.29 ciones fílmicas. Los ensayos fílmicos se oponen a lo lineal, son Del mismo modo que Godard en Scénario du por así decirlo entretejidos: Chris Marker enlaza film Passion (1982) medita sobre el acto de escri-

55 bir en el trabajo cinematográfico, Lettre à Freddy ficos y los rótulos tienen en Godard un valor pro- Los rótulos tienen Buache (1982) se convierte en un intento o ensa- pio pero de forma distinta a los del cine mudo. en Godard un yo (Versuch) sobre el cine, en un film que para En el cine moderno el significado escrito se valor propio pero decir algo de Lausana elige la artimaña artística encuentra “perturbado”33 y entra en una rela- de forma distinta a de la carta hablada (por la inconfundible voz de ción de tensión con respecto a la imagen y el los del cine mudo autor) para concebir el film como algo a punto de sonido. nacer y de transformarse. “Bastarían tres pla- El autor (epistolar) Godard, hablando con nos”, dice Godard dirigiéndose a Buache. En frecuencia desde la voz en off, relaciona imáge- otro momento dice: “Te acuerdas de la frase de nes con colores, formas, luz y líneas y muestra Lubitsch: si puedes filmar montañas, agua y pra- que también concibe el sonido y la música como deras entonces también puedes filmar seres un lenguaje: se le ve en el estudio, le da la vuelta humanos. Y yo creo que es absolutamente cierto al disco (el Bolero de Ravel), lo hace sonar desde [...] Y me interesa intentar observar un poco las el principio una y otra vez hasta que la música se cosas científicamente, intentar encontrar el rit- desprende cada vez más de la imagen de un mo en el movimiento de la multitud, encontrar el Godard con auriculares sumergido en una bús- inicio de la ficción. El verdor, el cielo, el bosque, queda obsesiva. eso es la novela; el agua, eso es la novela; la ciu- Godard se consagra más explicitamente al dad es la ficción. Es la necesidad de la ficción”. acto de escribir en Scénario du film Passion. Se Godard reconstruye Lausana según las cate- trata de desarrollar la obra, de presentar el gorías de arriba, el medio y abajo en una aproxi- guión, “de ver”, de mirar lo que se podría ver si mación cromática: se mueve entre el verde, lo invisible se hiciese visible. Lo que interesa a terrestre y acuático, el azul celestial y el gris del Godard es el todo audiovisual, la SonImage, la cemento urbano. No se trata de añadir mera- idea de que la voz podría ser visible así como el mente una imagen a la otra, “sino también de paso que lleva desde la escritura a la imagen, que clasificar tipos de imágenes y de circular dentro la convierte en una imagen legible. de esos tipos”. Aquí encontramos una imagen La pantalla blanca delante de la cual se posi- mental que toma como objetos de pensamiento ciona Godard como Jean-Luc Godard en Scéna- los objetos que tienen una existencia propia fue- rio du film Passion y sobre la cual lo probable ha ra del pensamiento. Según Deleuze, semejante de ser posible con la ayuda de la cámara, esta imagen tiene que “mantener una relación nueva pantalla se transforma para el cineasta en la pági- con el pensamiento, directa y distinta a la del res- na blanca mallarmesiana del escritor. La canti- to de las imágenes”.31 dad de aparatos que le rodean, todas esas máqui- La voz de Godard no está en el film de entra- nas parecen estar a la disposición personal de da, lo busca por así decirlo y lo examina: despoja Godard para mostrar la presencia del trabajo a los motivos de su realidad objetiva y juega al cinematográfico, para mostrar y demostrar en mismo tiempo con las convenciones formales de vez de narrar. La obra en proceso de elaboración la imagen en movimiento; como por ejemplo (y quizá la obra de la que se habla) es remitida cuando la cámara sube desde el asfalto hasta los muy a menudo a la escritura, al texto.34 Utilizan- árboles, pasando por una señal de prohibición: do la pantalla como una hoja de papel sobre la “Défense de monter”.32 Semejante inclusión del que escribir y en alusión a Rimbaud (A blanc, E nivel gráfico es característica: los signos caligrá- noir, I rouge)35 llenándola cual monitor de orde-

56 acústica autónoma. La imagen “arqueológica” es leída y vista al mismo tiempo en la medida en que rompe el encadenamiento de la forma narrativa clásica que pretendía realizarse ella misma o mejor: por ella misma. La lectura se convierte en una función del ojo, una “percepción de la per- cepción”36 que no alcanza la percepción salvo a través de su opuesto: imaginación, memoria, saber. Esta lectura, este “re-encadenamiento”, este cambio de la imagen es definido por Deleu- ze como una nueva analítica de la imagen. El cine de Marguerite Duras, nacido a partir de su trabajo literario, está ligado de forma radi- cal a un montaje “horizontal” (Bazin). En los fil- mes Aurélia Steiner-Vancouver y Aurélia Steiner- Melbourne (1979) las imágenes se suceden como “consecuencia de la escritura” (Duras): del mis- Scénario du film Passion mo modo que en India Song (1975) las imágenes de una mansión del Bois de Boulogne consiguen evocar el calor sofocante de Calcuta, vemos aquí cómo el Sena se transforma durante un tranqui- El cine de nador con las letras del alfabeto, Godard acerca lo trayecto en coche en una playa australiana. Marguerite Duras la imagen a la escritura. Sobre la frase pero tú no Cuando en Aurélia Steiner-Vancouver la está ligado de quieres escribir, tú quieres ver, percibir hace surgir narradora ficticia habla del rectángulo blanco del forma radical a un una imagen de Passion, un fotograma quieto patio, luego de su madre muerta en un campo de montaje dentro del cual, a través de un efecto de pesta- concentración cuyo nombre se escribe en una “horizontal” ñeo, suscita el movimiento de una pulsación hoja de papel blanca (es también el nombre de la muda. La imagen-movimiento revela así la dia- hija que habla), luego otra vez de los ojos cerra- léctica del recuerdo compuesta de imaginación y dos en el rectángulo blanco de la muerte, lo que pensamiento. vemos son imágenes casi abstractas del movi- miento de las olas en la playa y de alamedas de Nueva legibilidad abedules que evocan lo indecible de esta historia. En el cine “moderno” (Deleuze) la imagen La voz habla desde un fuera de campo “absolu- visual no es como la imagen “leída” de Eisens- to” que Pascal Bonitzer ha denominado “off- tein que a través de la música es dirigida en una off ”37 y se hace cada vez más independiente dirección determinada e irreversible, ni tampo- cuando deja de saberlo y de verlo todo.38 Como co una imagen como al principio del cine sonoro explica Deleuze, la voz en off en el cine de Duras en el que el lenguaje era visto como algo depen- mantiene una relación de confrontación con las diente de la imagen, sino una imagen que impli- imágenes visuales: pierde su omnipotencia ca una nueva lectura de las cosas mientras que el ganando así su autonomía. Por eso Deleuze acto de la palabra se convierte en una imagen habla de una imagen “heautónoma”39 en la que

57 India Song

Un texto es “los componentes visuales y acústicos están lenguaje como algo visible: “Lo que la palabra alegórico cuando separados por una grieta, un intersticio, un cor- anuncia es igualmente lo invisible que la mirada se encuentra te irracional”.40 sólo ve a traves de la clarividencia y lo que la redoblado o Consecuentemente Marguerite Duras deno- mirada ve es lo que la palabra anuncia como releído a través de mina a estas dos vías autónomas el film de la ima- indecible”.42 Esta estética de la correspondencia otro gen y el film de la voz: “Ambos filmes están ahí recuerda el método de la alegoría43 utilizado por con una total autonomía... Las voces ya no son Baudelaire. El objeto tocado por la intención ale- voces en off en el sentido habitual de la expre- górica, tal y como constató Walter Benjamin, “es sión: no facilitan el desarrollo del film sino que lo conservado y destrozado al mismo tiempo. La disturban y le ponen obstáculos. No pueden ser alegoría se sujeta a las ruinas. Ofrece la imagen pegadas al film de la imagen”.41 Los dos filmes, del desorden petrificado”.44 que existen cada uno de una forma autónoma, se corresponden como vías separadas que mantie- Redobles y nen una relación destructiva entre sí. La imagen re-encadenamientos convertida en audiovisual no se disgrega sino Se podría definir a Alexander Kluge también que gana una nueva densidad. Deleuze habla por como un alegorista en la medida en que se apro- eso de una “visión de ciego” cuando Marguerite pia de fragmentos y ruinas para unirlos en una Duras invoca “la voz que mira” y conforma el estructura híbrida:45 Die Macht der Gefühle (La

58 fuerza de los sentimientos) no se contenta con reci- naria”, es decir un enfoque que busca conciliar la El concepto de clar metraje visual en una nueva secuencia dis- precisión en el detalle y la posibilidad de un Kluge del film de cursiva, remodela también una especie de músi- “aproximado” sobre un plano de conjunto; Klu- autor reactualiza ca de “segunda mano” (antiguos éxitos, arias, ge aplica esta idea de lo aproximado51 a la estéti- las reflexiones grabaciones históricas) de tal manera que se con- ca y se posiciona así contra la “compulsión de críticas de Walter vierte en un nivel de significado autónomo res- definición” especificamente alemana, ligada Benjamin en Der pecto a la imagen visual. Un texto es alegórico sobre todo a una visión puramente temática que Autor als cuando se encuentra redoblado o releído a través produce en la obra una pérdida de su entorno Produzent de otro46 y su atractivo radica en recuperar para vecino y de su campo asociativo. Según Kluge el presente un pasado distante. semejante actitud caracteriza al nuevo cine ale- Lo que Deleuze llamó “nueva analítica de la mán: la precisión de los raccords y de los enun- imagen” basada en retomar y re-encadenar las ciados testimonia que los cineastas han interiori- imágenes, se refleja también en los filmes de zado las consignas con un “celo de colegial Kluge y se verbaliza en sus escritos como pro- aplicado”. Frente a esto podría oponerse la tra- yecto: cuando Kluge dice que tiene que “elimi- dición del cine “moderno” (Deleuze) que utili- nar toda una serie de imágenes”47 para generar za, a veces de forma sistemática, los falsos rac- movimiento en los seres humanos se posiciona cords y las rupturas entre planos y con ello exige contra las formas, códigos y atribuciones de sig- del espectador un esfuerzo considerable de la nificado convencionales de los que se nutre el memoria y de la imaginación; dicho de otro cine narrativo clásico (especialmente la tradición modo, una lectura.52 alemana de la UFA) al igual que una cultura de la No de manera casual busca Kluge en su refe- imagen audiovisual que sabe distinguir perfecta- rencia al cine mudo de la República de Weimar mente entre el documental y la ficción. una posibilidad de enfrentarse a la precisión de El concepto de Kluge del film de autor48 reac- la tradición alemana a través de una nueva parti- tualiza las reflexiones críticas de Walter Benjamin ción de lo visual y lo hablado: por medio de una en Der Autor als Produzent (El autor como produc- “división del trabajo”53 entre la imagen que pre- tor) que buscan desmitificar y “socializar” la figu- senta y la voz que representa, la imagen visual ra del autor. Según Benjamin los aspectos esen- accede a una nueva estética. ciales del papel cambiante del mismo (que ya no En los filmes dotados de una aproximación es un burgués) consisten en revisar la “separación más filosófica y analítica que autobiográfica-sub- entre el autor y el lector” para hacer de “los lecto- jetiva o literaria el comentario se transforma en res y espectadores colaboradores” y también (y un contrapunto a las imágenes históricas visua- esto es de especial relevancia para nuestra pro- les. El ensayo de Harun Farocki Bilder der Welt puesta) en trascender las barreras entre la escritura und Inschrift des Krieges (Imágenes del mundo e y la imagen como parte de un proceso de “literali- inscripción de la guerra, 1988) examina en un zación de las condiciones de existencia”.49 movimiento circular documentos de archivo y Kluge se refiere explícitamente a la utopía del registros visuales de dispositivos de medición ensayismo desarrollada por Robert Musil.50 En industrial para mostrar la ligazón histórica entre su concepción de “la precisión de lo aproxima- la fotografía y la guerra. Este film, al igual que la do” se encuentra la idea de una relación de inter- trilogía de Hartmut Bitomsky sobre las mitolo- acción entre la precisión “pedante” y la “imagi- gías alemanas (de la UFA), pone de relieve la

59 Este efecto de la “división del trabajo” entre Como dice Daney, lo hablado y lo visual también lo logran las diso- con Godard ciaciones sonido/imagen de Godard o de siempre nos Straub/Huillet que no sólo multiplican los sig- enfrentamos a un nificados sino que también los reflejan por ejem- gran desconocido plo a través de la referencia al discurso fílmico. Ya que esta novedosa división de lo visual y lo hablado en la “imagen audiovisual” (Deleuze) Imágenes del mundo e inscripción de la guerra exige también una nueva lectura, Serge Daney habla de una “pedagogía godardiana” y una “pedagogía straubiana”.55 Una forma de irrita- ción de Godard sería por ejemplo el uso de citas rebeldía de los materiales al realizar una crítica en Histoire(s) du cinéma sobre cuyo origen per- de las imágenes a través de una disyunción per- manece una duda constante. Godard responde manente y de un montaje “horizontal” y mani- siempre con aquello que otro dice a lo que se fiesta así la cuestión esencial sobre la composi- afirma o se anuncia. Como dice Daney,56 con ción de la imagen. En Bilder der Welt und Godard siempre nos enfrentamos a un gran des- Inschrift des Krieges el montaje procede por repe- conocido ya que no se puede determinar la natu- tición y por permutación: los objetos reaparecen raleza de su relación con el buen discurso (ese constantemente bajo una forma mutada, no se que él defiende). pasa, como dice Harun Farocki de “la A a la B, Die Macht der Gefühle de Kluge recoge la tra- sino que gira en un bucle. Se trata de establecer dición brechtiana de la forma épica para unir relaciones imagen-sonido o sonido-sonido o material muy diverso bajo la forma de la cita: un imagen-imagen que funcionan por asociación y tema dado (por ejemplo, la despedida) es la gra- que no pueden formularse dentro de la lógica de pa que permite articular las escenas de un film la enunciación”.54 mudo (Die Nibelungen (Los Nibelungos), de Fritz

60 tintos narradores/-as utiliza una “polifonía” que rompe la omnipotencia de la narración sin- gular y genera un tejido de significados a partir de distintos puntos de vista. Las imágenes desa - rro llan así una nueva legibilidad. Los filmes de Kluge reúnen sus materiales según un principio de ruptura que se mueve, como dice Miriam Hansen, por los distintos niveles fílmicos, “entre la imagen en movimiento y la escritura, entre imagen, voz y música, entre distintos tipos de “footage”, entre un sentido épico del tiempo y la temporalidad de números, escenarios y miniatu- ras”.58 Como en Godard, los cortes no se realizan entre lo sonoro y lo visual sino en lo visual, en lo sonoro y en sus múltiples conexiones, en un sis- tema de desacoplamientos y microcortes.59 Con este sistema Kluge se mueve en varios niveles (históricos) pues toca las tres fases60 dife- renciadas por Deleuze: el film mudo que se caracteriza por el discurso indirecto, el film sonoro que prevee una interacción del discurso Histoire(s) du cinéma directo con la imagen visual y el cine moderno en el que se rebasa la oposición entre lo directo y lo indirecto. Tanto en Godard como en Kluge la relación entre la palabra y la imagen tiene un sig- Para Kluge, el cine Lang) y las imágenes de una ceremonia fúnebre nificado central. es pensar y el en el Bundestag.57 Al reelaborar el material (se La forma permanece abierta: en los filmes de movimiento marca Los Nibelungos como cita por medio de un Kluge se evitan las grandes parábolas dramáticas fílmico está doble diafragma de iris como si se estuviera que dejan sitio a un orden que ordena pequeños emparentado con observando la escena a través de unos gemelos de episodios uno detrás de otro, el material docu- el flujo de ópera ficticios) Kluge quiebra el efecto dramáti- mental y de ficción se mezclan. Heide Schlüp- pensamientos co para mostrar la ambivalencia de determinadas mann ve en este último principio un retorno formas de espectáculo. No se trata de reinstaurar afortunado a formas de representación del pri- el significado original de la imagen sino de mer cine (mudo) por medio de las cuales se rea- ampliar su campo, lo que crea una especie de liza una crítica del cine establecido y de sus exceso de significado: la película nace entonces, esquemas de identificación.61 Se anula así el como dice Kluge, “en la cabeza del espectador”. poder del género. La voz en off que cuenta (y cuenta también El cine es, para Kluge, pensar: el movimiento siguiendo el principio numérico) no explica sino fílmico está emparentado con el flujo de imáge- que complica y multiplica los significados de las nes y pensamientos.62 En sus filmes el corte, al imágenes visuales: cuando Kluge introduce dis- igual que en Welles y Godard, se convierte en un

61 Godard en intersticio en el que, según Deleuze, “el poder que se formula de manera programática en His- Histoire(s) du del pensamiento retrocede en beneficio de lo toire(s) du cinéma de Jean-Luc Godard: El cine Cinema: “El cine impensado del pensamiento”.63 No se trata de sustituye nuestra mirada por un mundo que se adap- sustituye nuestra unir imágenes, una “cadena ininterrumpida de ta a nuestros deseos. Esta frase no procede del off mirada por un imágenes en la que una es la esclava de otra” (-off) sino que relampaguea fragmentada como mundo que se como se dice en Ici et ailleurs de Godard, sino de los fragmentos de la historia del cine sobre los adapta a nuestro escoger otra imagen para una dada para crear un que se inscribe como escritura, como (v)ideo- deseos” entre dos que coloca al pensamiento en el interior grama y signo del pensamiento en el film: entre de la imagen. En este espacio vacío es posible el las líneas de este texto Godard se hace legible cuestionamiento radical de la imagen. Ya Ale- como narrador de filmes que ha visto en el cine y xandre Astruc en referencia a Welles se posicio- que ha hecho él mismo más tarde. El vídeo sirve nó contra las metáforas y las metonimias del aquí como instrumento de análisis que declara al montaje ante las que prefería las relaciones de fotograma el átomo del cine del que Godard pensamiento dentro de la imagen: el film debía siempre repite que ha de ser “descompuesto”. encontrar la forma de un lenguaje tan riguroso Los nuevos significados no nacen sólo en los que “el pensamiento se inscriba directamente en pasajes entre la escritura, la imagen y el sonido la película sin desviarse por las pesadas asocia- sino también entre los medios cine, fotografía y ciones de imágenes”.64 Cuando el montaje deja vídeo. de referirse a la sucesión de imágenes que sepa- ra y divide, convierte la secuencia o sucesión de imágenes en una serie.65 El nuevo encadenamien- to ocurre a través del troceado o por la transfor- mación de los estratos: el intersticio se hace autónomo. En este intersticio el espectador puede crear polos de reflexión o de tranquilidad. Posibilita un lectura oscilante que se mueve entre la ima- gen y el lenguaje, el presente y el pasado, entre una dimensión espacial de la fotografía y una temporal del comentario referido a lo pasado. Surge una imagen leída en el sentido “benjami- niano”, una imagen que porta “el sello del ins- tante crítico y peligroso que funda toda lectu- ra”.66 En el ensayo fílmico ocurren colisiones entre las imágenes, sobre todo entre la banda sonora y la banda imagen: las fracturas resultantes sirven como medio para instalar la duda, para doblar la mirada hacia sí mismo por así decirlo en lugar de poner obstáculos a través de la amalgama subrepticia de las imágenes y los sonidos. Es lo

62 simbólicos”, a “sentimientos intelectuales”. Cf. De- Frauen und Film, nº 46, febrero 1989, pp. 4-20, so- NOTAS leuze, L’image-mouvement. Cinéma 1, Éd. de Minuit, bre este punto p. 8. 1Publicado como introducción a Christa Blümlinger y 1983, p. 268. . [Trad. cast. La imagen-movimiento. Es- 49 Benjamin, “L´auteur comme producteur ”, confe- Constantin Wulff (eds.), Schreiben Bilder Sprechen: tudios sobre cine 1, Paidós] rencia pronunciada el 27 de abril de 1934 en el Insti- Texte zum essayistischen film, Sonderzahl, Vienna, 21 Véase Karsten Witte, “Die Kosmogonie eines Au- tuto de estudio del fascismo en París aparecida en 1992. En la traducción francesa que aparece en Su- tors, La Rabbia von Pier Paolo Pasolini”, en Freibeu- Benjamin, Gesammelte Schriften II, 2, Frankfurt am zanne Liandrat-Guigues y Murielle Gagnebin ter, nº 42, 1989, pp. 98-104. Main, 1977, p. 689 y siguientes. Trad. castellano Ilu- (eds.), L’Essai et le cinéma, Champ Vallon, París, 22 T. W. Adorno, “Der Essay als Form ”, en Noten zur minaciones III. Tentativas sobre Brecht, Taurus, 1975, 2004, se incluye esta nota introductoria: “Este texto Literatur I, Frankfurt/M., 1981, p. 10 y siguientes. pp. 115-134. se publicó por primera vez en 1992 como introduc- 23 Michel de Montaigne, Essais. Libro III, cap. 2. 50 Véase Guntrain Vogt, “Ästhetik und Ethik im Essa- ción a un libro sobre el ensayo fílmico (...), resultado 24 Véase Ralph-Rainer Wuthenow, “Epílogo” a la tra- yismus Alexander Kluges ” en Augen-Blick, n° 10, de un simposio y un ciclo de cine celebrado en Viena ducción alemana de los Ensayos de Montaigne, pp. junio 1991, pp. 83 y siguientes. Vogt intenta describir (Austria). Por esta razón no contempla las publica- 299 y siguientes. el ensayismo de Alexander Kluge a través de un aná- ciones de los últimos quince años. No obstante, el 25 Robert Musil, Der Mann ohne Eigenschaften, Reinbek lisis de sus textos autobiográficos y sus escritos teóri- texto intenta confrontar dos planteamientos distintos bei Hamburg, 1978, vol. 1, p. 253. cos que adoptan a menudo ellos mismos un tono en- (francés y alemán), en su día escasamente correspon- 26 Montaigne, op. cit., Libro II, cap. 10. sayístico. La conexión intertextual entre los textos de dientes, de una problemática y de una forma cinema- 27 Véase Michael Renov, “History And/As Autobio- Kluge y sus filmes se ha mencionado pero no ha sido tográfica”. Traducción del alemán original de Marta graphy: The Essayistic in Film and Video”, en Fra- analizada. Muñoz Aunion. me/Work, vol. 1/3, 1989, pp. 6-13. 51 Alexander Kluge (ed.), Bestandsaufnahme: Utopie, 2Cámara estilográfica. [Nota de la traductora] 28 Roland Barthes, Leçon, Ed. du Seuil, 1978, pp. 7 y Film, Frankfurt am Main, 1983, p. 223 y siguientes. 3Alexandre Astruc, “L´avenir du cinéma”, La Nef, 20. Cf. Robert Musil, Der Mann ohne Eigenschaften (El n° 48, noviembre 1948, pp. 46-53 (reeditado en Tra- 29 Véase M. Beaujour, Miroirs d´encre, París, 1980; Be- hombre sin atributos), Reinbeck bei Hamburg, 1978, fic, n° 3, verano 1992, pp. 151-158). (Véase también llour, “Autoportraits”, en L´Entre-Images. Photo, Ci- vol. 1, p. 247. En Musil: “En efecto, no existe sólo Astruc, “Naissance d´une nouvelle avant-garde, la néma. Vidéo, París, 1990 ; pp. 271-337, aquí p. 287 y una precisión imaginaria (que en realidad no existe) caméra-stylo”, reeditado en Trafic, n° 3, verano siguientes. sino también una pedante y ambas se diferencian en 1992). [Trad. castellana: “Nacimiento de una nueva 30 Véase Sigmund Freud, Aus den Anfängen der Psycho- que la imaginaria se atiene a los hechos y la pedante a vanguardia: la caméra-stylo”, en J. Romaguera y H. analyse, Frankfurt am Main, 1975, p. 185. las creaciones de la imaginación”. Alsina (eds.), Textos y manifiestos del cine, Cátedra, 31 Deleuze, L’image-mouvement, op. cit., p. 268. 52 Véase Noël Burch que en sus análisis se refirió sin Madrid, 1998.] 32 Prohibido subir. [Nota de la traductora] embargo a Ozu: Pour un observateur lointain, en Ca- 4 Ibid., p. 53 (reedición, p. 157). 33 Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 321. hiers du cinéma-Gallimard, París, 1982, p. 174 (cita- 5 Ibid., p. 49 (reedición, p. 153). 34 Véase Bellour, Autoportraits, op. cit., p. 333. do en Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 322). 6Raymond Bellour, Alexandre Astruc, Seghers, 1963, 35 Primer verso del poema de Arthur Rimbaud Vocales 53 Burch, citado arriba, pp. 186 y siguientes. p. 71. recopilado por Paul Verlaine en la obra Iluminaciones. 54 Farocki, “Über das allmähliche Verfertigen von Ge- 7Véase R. Bellour, “Un cinéma réel” en Art Sept, n° [Nota de la traductora] danken beim Filmemachen ”, entrevista de Christa 1, 1963, pp. 5-28. Sobre este punto, p. 20. 36 Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 319. Blümlinger en Falter 21/91. 8Gaston Bounoure, Alain Resnais, Seghers, París, 37 Véase Pascal Bonitzer, Le regard et la voix, París, 55 Serge Daney, en Cahiers du cinéma, n° 305, p. 6. 1962, p. 67. 1976, p. 31 y siguientes. 56 Daney, La rampe, París, 1983, pp. 85-95. 9André Bazin, “Chris Marker. Lettre de Sibérie”, en 38 Véase Michel Chion, La voix au cinéma, París, 1982, 57 Cámara baja del Parlamento alemán. [Nota de la tra- France-Observateur, 30 octubre 1958, reeditado en p. 26 y siguientes. ductora] Bazin, Le cinéma français de la Libération à la Nouve- 39 Término procedente de la filosofía. “Heautonomía” 58 Hansen, “Reinventing Nickelodeon: Notes on Kluge lle Vague (1945-1958), Cahiers du cinéma, 1983, pp. es la auto legislación. Kant habla junto a la autono- and Early Cinema ”, en October, n° 46, otoño 1988, 179-181. mía del entendimiento y la razón de una “heautono- pp. 179-198, aquí p. 195. 10 André S. Labarthe, Essai sur le jeune Cinéma français, mía” del juicio (Urteilskraft) a través de la cual éste 59 Véase Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 325. París, 1960. se otorga una norma. R. Eisler, Wörterbuch der philo- 60 Ibid., p. 314. 11 Ibid., p. 39 sophischen Begriffe. www.textlog.de [Nota de la tra- 61 Schlüpmann, op. cit., p. 8. 12 Ibid., p. 19. ductora] 62 Kluge, Utopie Film, op. cit., p. 11. 13 Cine ciencia-ficticio. [Nota de la traductora] 40 Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 327. 63 Deleuze, L’image-temps, op. cit., p. 237. 14 Ibid., p. 39. 41 Marguerite Duras, La femme du Gange, Gallimard, 64 Astruc, “Naissance d’une nouvelle avant-garde”, op. 15 Bazin, “Lettre de Sibérie”, op. cit. 1973, p. 103 y siguientes. Citado en Deleuze, L’ima- cit., p. 149Deleuze, 16 Gilles Deleuze, L’image-temps. Cinéma 2, Editions de ge-temps, op. cit., p. 327. 65 Deleuze, L’Image-temps, op. cit., p. 362. Minuit, 1985, p. 350. [Trad. cast. La imagen-tiempo. 42 Deleuze, L’image-temps, op. cit. p. 340. 66 Benjamin, Das Passagen-Werk, Frankfurt am Main, Estudios sobre cine 2, Paidós] 43 Véase Veronika Rall, “Die Grenzen des Textes. Zu 1982, p. 578. 17 Véase Dominique Villain, Le montage au Cinéma, Ca- Marguerite Duras, Die grüne Augen”, en Frauen und hiers du cinéma, París, 1991, p. 143. [Trad. cast. El Film, nº 46, pp. 11-118. Aquí p. 113. montaje, Cátedra] 44 Benjamin, “Zentralpark ”, en Illuminationen, Frank- 18 Ibid., p. 142. furt am Main, 1977, p. 235 y siguientes. 19 Véase Raymond Bellour, “La double hélice ”, en 45 Véase Stuart Liebman, “ Why Kluge? ”, en October, Passages de l´Image, París, 1990, pp. 37-56. [Edición n° 46, otoño 1988, pp. 5-22, sobre este punto p. 21. trilingüe (inglés, catalán y castellano) del mismo títu- 46 Véase Craig Owens, “The Allegorical Impulse: To- lo: Centre Cultural de la Fundació Caixa de Pen- wards a Theory of Postmodernism ”, en October, n° sions, Barcelona, 1991.] 12, primavera 1980, pp. 67-86. 20 Las imágenes mentales se inscriben en una relación 47 Kluge, en Ästhetik und Kommunikation, nº 53-54, directa con el pensamiento haciendo de los objetos diciembre 1983, p. 184. exteriores objetos de pensamiento; remiten a “actos 48 Véase Heide Schlüpmann, “ “Unterschiedenes is gut ”. Kluge, Autorenfilm und weiblicher Blick ”, en 63

A LA BÚSQUEDA DEL CENTAURO: EL CINE-ENSAYO1

Phillip Lopate

Mi intención es definir, describir, analizar y elo- para el género, de Little Shop of Horrors. Sin giar un género cinematográfico que apenas exis- embargo, en mi opinión, estos ejemplos eviden- te. Mi condición de cinéfilo y ensayista personal cian la confusión existente entre un estilo refle- me lleva a querer examinar estos dos intereses xivo y autoconsciente y uno ensayístico. Mien- combinados a través de trabajos de directores tras que un ensayo tiene que reflexionar o dedicados al ensayo cinematográfico. Aunque meditar, no toda sensibilidad meditativa es ensa- casi todos los géneros literarios tienen un equi- yística. Tomemos a Brakhage como ejemplo: a valente cinematográfico, da la impresión de que pesar de la extraordinaria dedicación de su obra los directores de cine recelan del ensayo y este o la satisfacción lírica de sus imágenes, yo me hecho en sí mismo despierta mi curiosidad. Creo siento incapaz de seguir un argumento coheren- que el motivo radica en que, a pesar de que Ale- te y de saber con seguridad cuál es su opinión xandre Astruc acuñara un término tan tentador respecto a, por ejemplo, el juego de luces en un y utópico como la caméra-stylo (cámara-pluma), cenicero durante cuarenta minutos. Así que per- la cámara, al fin y al cabo, no es una pluma y mítanme sugerir que, en lugar de apresurarnos resulta bastante complicado pensar con ella ansiosamente a llenar el vacío, podría ser impor- como lo haría un ensayista. tante, como punto de partida, reconocer la Desde que empecé a buscar filmes-ensayo, los inmensa ausencia y escasez de filmes-ensayo. expertos cinematográficos a los que consulté no ¿Qué quiero decir exactamente con film- tardaron en sugerir candidatos con escasas pro- ensayo? Antes de poder contestar a esta pregun- babilidades, teniendo en cuenta lo que un ensa- ta tengo que dar un paso hacia atrás y explicar lo yo es para mí. Clasificaron como “ensayos”, de que un ensayo literario significa para mí. El ensa- un tipo u otro, los abstractos poemas fílmicos de 1Publicado en Charles Warren yo es tanto una tradición como una forma, y una (ed.) Beyond Document: Essays Brakhage, las magistrales tomas panorámicas de on Nonfiction Film. Wesleyan forma bastante diferenciada: prefigurada por University Press, Hanover, Jancso, los trascendentales dramas de Tarkovsky, 1996. Traducción de Susana autores clásicos como Cicerón, Plutarco y Séne- e incluso el remake, supuestamente subversivo Antón. ca, cristalizada con Montaigne y Bacon, impul-

66 sada con el ensayo familiar inglés del Dr. John- ta marginal. El contrapunto a esta humildad, el son, Addison y Steele, Hazlitt, Lamb, Steven- “¿Qué sé yo?” de Montaigne, es la libertad men- son, Orwell y Virginia Woolf, propagó una ver- tal y un cierto desparpajo ante las modas y la tiente americana con Emerson, Thoreau, autoridad. El ensayista ostenta con orgullo la Mencken y E.B. White, hasta llegar a nuestros confusión de un alma independiente que busca contemporáneos Didion, Hoagland, Gass y el camino en medio de la oscuridad y el aisla- Hardwick. También existe una tendencia euro- miento. pea de ensayo filosófico que se extiende desde Adorno, en El ensayo como forma, vio exacta- Nietzsche hasta Weil, Benjamin, Barthes, Sar- mente el método anti-sistemático, subjetivo y no tre, Cioran y otros; y una tradición ensayística metódico del ensayo como su promesa radical e japonesa que incluye a Kenko, Dazai, Tanizaki, hizo un llamamiento a que la filosofía moderna etcétera. adoptase su forma, en una época en la que los sis- Es más fácil elaborar una lista de los ensayis- temas autoritarios de pensamiento suscitaban tas profesionales que definir su forma proteica. suspicacia. Nietzsche hizo la célebre afirmación Según el American Heritage Dictionary se trata de que toda filosofía es una psicopatología dis- de “una composición literaria breve sobre un frazada. El ensayista suele comenzar confesando Un ensayista único tema y que, por lo general, expone los una patología, prejuicio o limitación para, más incapaz de puntos de vista personales del autor”. Aunque tarde y en el mejor de los casos, pasar a un nivel sorprenderse a sí desafío a cualquiera a sintetizar en un único tema de sabiduría general que, siendo generosos, mismo en el o a definir como breves los tardíos e incoheren- podría denominarse filosofía. proceso de tes ensayos de Montaigne, sí que estoy de acuer- Independientemente de los giros y cambios escritura acabará do en que el ensayo expone puntos de vista per- que acontezcan a lo largo de su camino e inde- por aburrirnos sonales. Esto no significa que utilice siempre la pendientemente de lo profundas y morales que primera persona o que sea autobiográfico, sino sean sus conclusiones, un ensayo no suscitará que rastrea los pensamientos de una persona interés duradero si no muestra también un cier- mientras él o ella intenta deshacer una especie de to brillo o chispa estilística. Para el ensayista nudo mental, sea cual sea su número de hebras. matar al toro no es suficiente; su faena tiene que Un ensayo es una búsqueda que tiene como obje- tener más de sutileza que de carnicería. La fres- tivo descubrir lo que uno piensa sobre algo. cura, honestidad, autoexposición y autoridad Normalmente el ensayo sigue una dirección deben imponerse sucesivamente. Un ensayista descendiente helicoidal. Trabaja desde la suposi- capaz de argumentar de forma solemne y exqui- ción preliminar para alcanzar un núcleo más sita pero incapaz de sorprenderse a sí mismo en complejo de sinceridad. El motor narrativo que el proceso de escritura acabará por aburrirnos. impulsa esta forma no es “¿Qué opinión se supo- Un ensayista vulnerable y sincero pero incapaz ne que debo tener sobre X?” sino “¿Qué pienso de proyectar autoridad parecerá lamentable y realmente sobre X?”. Por eso, el ensayista suele simplemente patético, perdiendo así el derecho a interpretar con frecuencia el papel de inconfor- que le prestemos atención. Está claro que no es mista, actuando en contra de los principios pre- una tarea fácil. Los lectores tienen que sentirse dominantes. incluidos en una conversación real, tienen que Por lo general, los ensayistas se asignan el sentir que les está permitido avanzar a través de papel del hombre/mujer superfluo, el belleletris- procesos mentales de contradicción y digresión,

67 Nunca he visto pero siendo conscientes de una rotundidad for- de imágenes no significa que un trabajo sea ensa- una película de la mal que se desarrolla simultáneamente en un yístico. Si fuese así también llamaríamos ensayos época del cine segundo plano. a los anuncios o los carteles políticos. Tanto la mudo que pueda Un ensayo es una continua formulación de película de Franju como la de Vertov parecen considerarse un preguntas que no tiene que encontrar necesaria- (para utilizar la etiqueta de Vertov) más “melódi- film-ensayo mente “soluciones” pero sí representar a la vista cas” que ensayísticas. de todos la lucha por la verdad. Lukács, en su interesante publicación Sobre la esencia y forma 2 del ensayo, escribió: “El ensayo es un juicio, pero El texto tiene que representar una voz única, lo esencial y determinante en él no es el veredic- bien la del director o la del guionista. En caso de to (como ocurre con el sistema) sino el proceso combinarlas, éstas deben fundirse para que de juzgar”. parezcan hablar desde una única perspectiva. A continuación, intentaré definir las cualida- Un ensayo no es un mero collage de citas textua- des que, en mi opinión, son propias del cine- les. No hay nada de malo en que un ensayo con- ensayo. Empezaré con la propuesta más cuestio- tenga muchas citas (pensemos en Montaigne), nable: pero siempre y cuando exista una perspectiva unificada en torno a ellas. Sé que Walter Benja- 1 min solía soñar con la idea de un ensayo redacta- Un film-ensayo tiene que contener palabras en do íntegramente con citas pero nunca tuvo el forma de texto, bien hablado, subtitulado o tiempo suficiente para llevarlo a cabo. De todas intertitulado. Digan lo que digan respecto a la formas, si hubiese llegado a redactarlo, ese ensa- visualización como centro del pensamiento, me yo nunca habría sido lo que nos atrae de Benja- niego a aceptar la idea de que un discurso ensa- min, su convincente y sensible voz y su proceso yístico pueda crearse con un mero flujo de imá- de pensamiento. Cuando leo una descripción de genes en medio de un silencio sepulcral. Y esta un folleto de Anthology Film Archives de un opinión es igualmente aplicable a películas com- super-8 japonés “tipo ensayo” en el que “se uti- puestas de imágenes con ruidos incidentales de lizan algunas palabras de Dostoievsky, otras de fondo, como el exquisito trabajo de Robert Susan Sontag, Rimbaud y Bob Dylan, creando Gardner, Forest of Bliss, o Het oog boven de put (El una serie de imágenes superpuestas que al final ojo por encima del bien) de Johan van der Keuken. construyen una imagen innata”, sé que ni siquie- A pesar de sus muchas virtudes, en mi opinión ra tengo que verlo para saber que ésta no es mi estos no son filmes-ensayo. Para ser honesto, idea de film-ensayo. nunca he visto una película de la época del cine mudo que pueda considerarse film-ensayo. Hay 3 quien me ha dicho que la obra de Dziga Vertov El texto tiene que representar el intento de tra- Tri pesni o Lenine (Tres cantos sobre Lenin) trans- zar una línea de discurso razonado sobre un pro- mite su contenido conceptual únicamente a tra- blema. No estoy del todo seguro de cómo poner vés de sus imágenes. Admito que expone un a prueba este criterio, pero reconozco cuándo no mensaje ideológico claro, como también lo hace, se cumple. Por ejemplo, el inolvidable texto de digamos, Le sang des bêtes de Franju. Pero el Jonas Mekas en Lost, Lost, Lost funciona como hecho de transmitir un mensaje político a través un poema incantatorio, pero no como un ensayo.

68 Ya debería quedar claro que estoy utilizando el término “film-ensayo” a título descriptivo y no honorífico. Existen magníficos trabajos cine- matográficos no clasificados como ensayo y pési- mos trabajos clasificados como tal.

4 El texto tiene que transmitir algo más que infor- mación; tiene que tener un firme punto de vista personal. La voz en off del documental estándar que nos habla sobre, digamos, la cría de arenques es esencialmente periodística, no ensayística. Ni siquiera el astuto trabajo Tierra sin Pan de Buñuel, que parodia la anónima y objetiva pers- pectiva documental absteniéndose de mostrar la opinión del propio Buñuel sobre Las Hurdes, es una obra ensayística. El elemento del que carece Noche y niebla se hace patente de inmediato al contrastar la película con Mi último suspiro, maravillosa auto- biografía de carácter idiosincrático. Los que consideren que el cine es, ante todo, No creo que el 5 un medio visual pueden objetar que mis cinco cri- tratamiento de las En último lugar, el lenguaje del texto debería ser terios no tienen en cuenta en ningún momento el imágenes per se lo más elocuente, interesante y lo mejor escrito tratamiento de las imágenes. No es que intente dictamine que una que fuera posible. Puede que este punto parezca despreciar el componente visual de las películas; obra deba más una valoración estética que una condición. más bien al contrario, es lo que más me atrae y más clasificarse como Sin embargo, lo incluyo porque estoy seguro de me seguirá cautivando de este medio. La cuestión film-ensayo que uno nunca esperaría que una colección de no es que me centre en el valor del texto con el fin los mejores ensayos del año incluyera una obra de ensalzar las palabras por encima de las imáge- escrita con una dicción condescendientemente nes ni que niegue la importancia del análisis visual simple y primaria. Por lo tanto, se supone que formal, sino que simplemente no creo que el tra- tampoco debería escuchar este tipo de lenguaje tamiento de las imágenes per se dictamine que una desleído en un film-ensayo. El hecho de que obra deba clasificarse como film-ensayo. Después magníficos escritores de los años treinta de la hablaré más detalladamente sobre la relación exis- talla de Hemingway o Dudley Nichols utiliza- tente entre el sonido y la imagen en este género. ran, con el fin de llegar a las masas, un discurso Ahora, permítanme analizar algunos ejemplos. tan limitado y paternalista en sus narraciones Vislumbré por primera vez el centauro que para The Spanish Earth (Tierra de España) y The representa el cine-ensayo con Nuit et brouillard 400 Million de Joris Ivens, cuando hubiesen (Noche y niebla, 1955) de Alain Resnais. Mien- podido escribir ensayos genuinos, representa, tras lo veía en la universidad fui consciente de lamentablemente, una oportunidad perdida. que el guión de Jean Cayrol contenía una belleza

69 Noche y niebla

lingüística totalmente opuesta al machacante refrescar aquellos horrores que tan pronto se Años después tratamiento que normalmente se daba al Holo- habían quedado desfasados. Era una voz auto- volví a sentir un causto: interrogadora, como la de un verdadero ensayis- escalofrío similar “A veces un mensaje cae al suelo. ¿Lo reco- ta, dubitativo, irónico, revoloteando y buscando al de Noche y gerá alguien? La muerte hace su primera la esencia de su tema. “¿Cómo descubrir lo que niebla al ver selección. La segunda la hará al llegar, entre la queda de la realidad de estos campos cuando es Oratorioum pro noche y la niebla. Hoy, en la misma vía, el sol repudiada por los que los construyeron e inson- Prahu, de Nemec brilla. La recorremos lentamente. ¿En busca dable para aquellos que los soportaron?” Mien- de qué? ¿Los rastros de los cadáveres que tras tanto, las refinadas tomas panorámicas de cayeron, al abrirse las puertas? ¿O las huellas Resnais conformaban un equivalente visual de de aquellos conducidos a los campos a punta su paciente búsqueda de significado histórico en de pistola, entre perros ladrando y proyecto- lugares ahora vaciados de su infame actividad. res deslumbrantes, con las llamas del crema- Puede que suene grotesco, pero sentí más pla- torio a lo lejos, en uno de aquellos escenarios cer por el embriagador uso del lenguaje de Cay- nocturnos que tanto les gustaban a los rol que depresión por el tema tratado, tema que nazis?”. ya conocía en profundidad por haberme criado La voz de la banda sonora era una voz mun- en el Brooklyn judío. Esa voz en off se quedó dana, cansina, oprimida por la necesidad de grabada en mi mente durante años: “La única

70 señal… pero hay que saberlo, son los arañazos en El verdadero Ross McElwee y Robb Moss; los cortometrajes el techo”. Ese “pero hay que saberlo” (mais il ensayista por de Alain Resnais, Roma de Fellini, Roger and Me faut savoir) insertado en medio de la frase de una excelencia en el de Michael Moore, Looking for Langston de Isaac forma tan astuta me estremeció como un pelliz- medio Julian, Lightning Over Braddock de Tony Buba, co inesperado y agresivo: su interpelación direc- cinematográfico Academy Leader de Morgan Fisher, Le Testament ta quebraba el contrato neutral con el espectador es Chris Maker de Orphée de Cocteau, My Dinner with André de y me forzaba a admitir una conversación, con Louis Malle, Swimming to Cambodia de Jona- todas las responsabilidades que ésta conlleva. than Demme y seguro que muchos otros que he Años después, volví a sentir un escalofrío olvidado o se me han pasado por alto. Hablar similar al ver un documental, por el contrario, aquí sobre todos ellos es una tarea imposible, así convencional. Oratorium pro Prahu (Oratorio de que me centraré en unos cuantos con la esperan- Praga), de Nemec, sobre los acontecimientos za de poder dar una idea del potencial y obstácu- acaecidos en la Checoslovaquia de 1968. Las los de la forma y de distinguir entre los verdade- imágenes mostraban tanques rusos avanzando ros filmes-ensayo y aquéllos que sólo tienen un entre la multitud y, en ese momento, el narrador tinte ensayístico. decía algo así como (cito de memoria): “Normal- El verdadero ensayista por excelencia en el mente no sabemos a quién echar la culpa de las medio cinematográfico es Chris Marker. Lettre masacres, así que recurrimos a causas históricas de Sibérie (1958), Le mystère Koumiko (1965) y generales, etc. Pero esta vez sí que sabemos Sans Soleil (1982) son sus filmes-ensayo de quién dio la orden de abrir fuego. Fue el capitán mayor pureza. No obstante, parece tener una ——-“, y la cámara se aproximaba a la cabeza de empedernida tendencia ensayística que surge un hombre del ejército soviético. Volví a sentir hasta en sus documentales de mayor orientación una especie de placer impúdico. No porque a la entrevista, como Le Joli Mai o sus películas supiera quién era ese oficial ruso, sino porque me de compilación como Le fond de l’air est rouge. En encantó esa forma tan súbita de reventar la civi- las películas de Marker existe una tensión entre lizada elegía de la Primavera de Praga, que nos el estilo documental políticamente comprometi- catapultaba hacia una mentalidad más típica del do, modesto y de izquierdas heredado de la tra- Este europeo, la de los ajustes de cuentas triba- dición de los años treinta y de Ivens, y un tono les, viejos recuerdos y humor sardónico: ese cer- personal irreprimiblemente montaignesco. Tie- do ruso puede habernos acribillado pero aquí lo ne reputación de elusivo y tímido, cualidades hemos identificado y ésta es su cara, por si acaso que, a primera vista, no son las más apropiadas el milenio de la justicia llegara algún día. Más para un ensayista personal y, sin embargo, quizás tarde, identifiqué esa voz atípicamente maliciosa debido a que desarrolló un yo tan diverso y com- del comentario como una intrusión ensayística. plicado (ex combatiente de la resistencia, nove- Existen elementos ensayísticos que colorean lista, poeta, director de cine), puede exhibir lo determinadas películas de Chris Marker, Ale- suficiente de ese yo como para transmitir una xander Kluge, Jon Jost, Ralph Arlyck, Jean-Luc intensa percepción de individualidad y proteger Godard, Jean-Pierre Gorin, Joris Ivens, Pier al mismo tiempo su intimidad. También tiene el Paolo Pasolini, Dusan Makaveiev, Jean-Marie don aforístico del ensayista que le permite mani- Straub, Yvonne Rainer, Woody Allen, Wim festar una personalidad histórica colectiva, un Wenders, Hartmut Bitomsky, Orson Welles, plural en primera persona incluso cuando la pri-

71 mera persona singular se mantiene en suspenso. Los lugares y la ga de medallas en Cabo Verde, África, que se Por último, Marker tiene el impulso ensayístico nostalgia por la muestra en Sans Soleil. Marker nos explica que de decir la verdad, atributo que no siempre patria son temas hace falta avanzar un año en el tiempo para que resulta cómodo para un artista comprometido. habituales de los podamos saber que ese hombre al que el Presi- Una película como Lettre de Sibérie que, en un filmes-ensayo dente está entregando la medalla será quien le principio, parece el amable testimonio de un derrocará. Al explicar que el oficial creía mere- compañero de viaje occidental al bloque soviéti- cerse algo más que una medalla, tenemos la esca- co, termina envolviéndonos en una contradic- lofriante sensación de que estamos viendo una ción tras otra. Si la película al final permanece en tragedia sangrienta al estilo Macbeth, una trage- la Izquierda es por ese tono más humorístico que dia que nos ha sido revelada en el mismo siniestro con el que Marker revela los aspectos momento en el que la idea pasa por primera vez problemáticos de la vida siberiana. En un pasaje por la cabeza del advenedizo. Pero tal y como especialmente ingenioso, Marker interpreta el comenta Marker en otra parte de la película: mismo material de tres formas diferentes en base “Bueno, la historia sólo sabe amarga a aquellos a tres diferentes posiciones ideológicas. Desmi- que esperan un sabor dulce de ella”. tifica así la falsa objetividad de los documentales, Sans Soleil es la obra maestra de Marker y aunque de una forma más suave a la habitual en quizás una de las obras maestras del género ensa- este tipo de procedimientos. La secuencia tam- yo. Resulta irónico que Marker opte por la estra- bién muestra uno de los enfoques clave de Mar- tegia ficticia de que sea una voz femenina (Ale- ker como ensayista cinematográfico, la concep- xandra Stewart, en la versión inglesa) la que lea ción de la banda sonora de la película a los pasajes de las cartas de un amigo, Sandor posteriori, en base al material filmado. Por lo Krasna. Obviamente, el compañero Krasna es general, en Marker suele haber un pronunciado un doble del autor ligeramente ficcionalizado, intervalo entre el ojo rápido y la mente de lenta como es el caso de Elia, el alias de Charles Lamb. asimilación que describe, meses o incluso años El montaje de la película se realizó en su mayor más tarde, el significado de lo que ha visto. Esta parte durante la década de los setenta. En ese demora explica una cierta nostalgia por el pre- periodo Marker formaba parte de una comuna sente fugaz y una melancolía por el inherente política y prefirió no incluir su auténtica firma desvanecimiento de la realidad de las imágenes (la línea “Concepción y edición: Chris Marker”, fotografiadas. Es como ese pasaje de Tristes trópi- enterrada entre la larga lista de créditos, es la cos en el que Claude Lévi-Strauss lamenta que el única información que le acredita como autor de viajero/antropólogo siempre llega demasiado la película). Esto puede explicar en parte la tími- pronto o demasiado tarde. En el caso de Marker, da banalidad de esconderse tras “Krasna”. Por su cámara llega a tiempo para grabar los aconte- otro lado, el uso de la tercera persona para sus cimientos pero su mente y su corazón tardan comentarios produce el efecto distanciador de demasiado en captarlos sin apreciarlos lo sufi- otorgarles un respeto y peso que quizá de otra ciente en el momento. forma no habrían inspirado. Cuando Stewart lee Esta demora también permite a Marker pro- pasajes de las cartas de Krasna, introduciéndolos yectar una comprensión histórica sobre un mate- con “una vez me escribió” o “él dijo”, el efecto rial que de lo contrario sería trivial o neutral. El que se crea es casi el de un retrato verbal en un ejemplo más dramático es la ceremonia de entre- funeral. Marker parece estar anticipando y cele-

72 brando, con mordaz deleite, su propia muerte, proyectando en el proceso una figura más mítica de sí mismo. “Él escribió: He viajado alrededor del mundo varias veces y ahora sólo me interesa la banali- dad. En este viaje, he seguido su pista como un caza recompensas”. Los lugares y la nostalgia por la patria son temas habituales de los filmes- ensayo: Sans Soleil es una meditación sobre lugares en la época de la aviación en jet, en los Le Mystère Koumiko que la disponibilidad espacial desvanece los límites de la percepción del tiempo y la memo- ria. Si Wim Wenders lamenta (en Tokyo Ga, por Marker afirma: “La citar un ejemplo entre otros) que los lugares Sans Soleil es un trabajo de gran envergadura poesía nace de la empiecen a parecerse entre sí, como un aero- que tiene todo lo que uno puede imaginar: tiem- inseguridad, y de puerto, lo que Marker tiene son ansias geográfi- po, vacío, Japón, África, videojuegos, tiras cómi- la ausencia de cas y de diferenciación local; si algún lamento cas, listas de Sei Shonagon, entierros de anima- algo” tiene, ése es el de sentirse como en casa en dema- les domésticos, reliquias, manifestaciones siados lugares. Atraído en particular por Japón, políticas, muerte, imágenes, apariciones, suici- visita sus lugares favoritos de Tokio y la narrado- dio, el futuro, Tarkovsky, Hitchcock, religión y el ra dice: “Esa alegría que nunca antes había sen- absoluto. El nexo de unión es la perspectiva de tido al regresar al hogar y que doce millones de soltero, melancólica, ingeniosa y con un toque de habitantes anónimos siempre le ofrecen”. Mar- humor de Marker frente a los fragmentos del ker/Krasna es un hombre de entre la multitud mundo moderno, observándolos momento tras fascinado por el anonimato; es un romántico que momento e intentando al menos buscar un sen- rastrea San Francisco buscando los lugares en tido poético en ellos. “La poesía nace de la inse- los que Hitchcock rodó Vertigo; es un coleccio- guridad –dice–, y de la ausencia de algo”, en nista de memorias (“Se puede decir que me he cuyo momento vemos una lucha de espadas de pasado la vida preguntándome sobre la función samuráis en la televisión. del recuerdo”) que asocia de forma explícita el Casi llegué a pensar que el excelente ejemplo recuerdo y la reescritura. de Marker, la “revolución” del acceso al vídeo y La anterior película japonesa de Marker, Le el creciente número de artistas conceptuales y Mystère Koumiko, puede leerse como una espe- depuestos académicos encaprichándose con los cie de conmovedora lucha de poder entre una Portapaks y los baratos accesorios de rodaje iban enérgica y joven mujer que vive en el presente y a desembocar en el desarrollo de toda una escue- un director de cine de mediana edad decidido a la de cine-ensayo en los setenta y ochenta. Exis- convertirla en pasado y memoria mediante el tía no sólo el potencial técnico sino también un proceso del encaprichamiento. Absorbe su vita- círculo de distribución de locales alternativos, lidad, la “reescribe” meditando sobre su imagen universidades y museos que promovían el “cine filmada, quizás poseyéndola así a ella y a su mis- personal” como alternativa al producto comer- terio de la única forma que puede. cial. Pero el cine-ensayo no terminó de llegar y,

73 Le Mystère Koumiko

Jon Jost es otro en su lugar, se produjo una explosión de pelícu- cian la voz ensayística: dado que si el propio yo director las con carraspeos ensayísticos como uno más de no es otra cosa que una construcción social y la independiente que los muchos ruidos en la cámara de ecos de refe- individualidad no es otra cosa que una ilusión ha experimentado rencias cruzadas estéticas que, en última instan- burguesa cuya intención es conservar el status- de forma cia, “subvertían”, para usar la jerga de moda, la quo, en ese caso lo que hay que hacer para ser intermitente con mera noción de una única voz. “trasgresor” y estar a la última es satirizar lo que elementos La desgracia del cine-ensayo fue que justo otros han dicho, apropiarse del contenido y ensayísticos cuando llegó su momento técnico las tendencias hacer un collage con todo. intelectuales del momento, como la deconstruc- Algunas prometedoras jóvenes directoras ción, el postmodernismo, el arte de la apropia- experimentales, como Abigail Child, Laurie ción, las nuevas formas del feminismo y el mar- Dunphy y Anita Thatcher, produjeron películas xismo, modernizadas con una crítica semiótica de “metraje encontrado” en las que se mofaban de los medios de comunicación, cuestionaron la del patriarcado mediante un montaje decons- validez de una única voz autoral. Prefirieron, en truccionista. Otras como Trinh T. Minh-ha su lugar, demostrar una y otra vez el grado de hicieron lo que yo llamaría “películas de texto” condicionamiento y sometimiento que las imá- (Reassemblage, Surname Viet Given Name Nam), genes a nuestro alrededor nos imponen. No se en las que abordan una materia como el colonia- trata de cuestionar estos argumentos pero silen- lismo o la opresión de las mujeres a través de una

74 remodelación de voces y metraje manipulado. En Speaking que hacer es reclasificar una especie de materia Los videos de Steve Fagin sobre Lou-Andreas Directly: Some carente de argumento como ensayo y todo enca- Salomé y el Bouvard y Pécuchet de Flaubert uti- American Notes ja de inmediato. ¡Hasta los ensayos tienen argu- lizaron escenarios de marionetas al estilo Syber- Jost no ha mento! Da la casualidad de que me encanta la berg con resultados fascinantes, extravagantes y intentado película de Rainer, si bien todavía no puedo elusivos. DeDe Halleck y Anthony McCall des- comprenderse a sí aceptar una “cacofonía de voces y discursos” montaron y reconstruyeron con astucia el caso mismo de verdad como un ensayo. Salí del cine y aún no tenía cla- Dora de Freud sin dejar lugar para la duda en ro cuál era exactamente el argumento de Rainer cuanto a sus posturas políticas pero sin mostrar sobre la menopausia o lo que intentaba decir con claridad su propia interpretación. sobre la relación de ésta con el racismo, aparte Estas películas son asombrosamente intelec- del hecho de que ambos implican sentirse como tuales y efectivas hasta cierto punto por la forma un intruso. Probablemente ella diría, “no estoy en la que acotan los temas seleccionados. No intentando decirte nada, estoy intentando que obstante, lo último que cualquiera de sus crea- pienses”. Bien, eso es lo que hace un ensayo, dores haría es decirnos directa y firmemente lo aunque un ensayo también nos dice lo que su que piensa realmente sobre esos temas. autor piensa. Privilege (1990), una reciente “película colla- Jon Jost es otro director independiente que ha ge” de Yvonne Rainer, es un caso que nos sirve: experimentado de forma intermitente con ele- este trabajo mezcla escenas dramáticas, material mentos ensayísticos. Hace poco analicé la obra de archivo, entrevistas ficticias, textos escritos, de Jost, Speaking Directly: Some American Notes secuencias documentales y así sucesivamente en (1972-1974), a la que el propio director se refie- una atractiva exploración entrelazada de la re como un “film-ensayo”. Me pareció insufri- menopausia y el racismo. Jonathan Rosenbaum blemente irritante. Mi reacción se debe en parte defendió este trabajo en el periódico Chicago a la solemne persona que adopta Jost, carente de Reader de la siguiente forma: “Desde el punto de humor, odiándose a sí mismo y tediosamente vista narrativo, el sexto largometraje de Yvonne sermoneador. Admito que todos los ensayistas Rainer tarda una eternidad en comenzar y otra pueden mostrar la parte más odiosa de su perso- eternidad en acabar. Por lo demás, sus fronteras nalidad pero normalmente lo compensan con están mal definidas, el propio guión es objeto de algo de encanto. En el caso de Jost, quería escon- continuas interrupciones, se demora o se pro- derme bajo el asiento cada vez que aparecía en la longa hasta el infinito, se pospone con frecuencia pantalla. Le podría haber aplaudido si hubiese y casi se olvida... Sin embargo, abordado como hecho un verdadero trabajo ensayístico, pero, en ensayo, Privilege se desarrolla como un solo su lugar, crea otro híbrido collage de atroces his- argumento de múltiples facetas, iluminado de torias de Vietnam y citas simultáneas de noticia- forma uniforme por una rabia candente e inge- rios nocturnos para causar un efecto irónico; con niosa, sin duda una cacofonía de voces y discur- definiciones de diccionario que sugiren algo sos, pero una cacofonía intencional y significati- sobre lingüística; ensordecedores ataques verba- va en la que todas las voces nos hablan tanto a les al imperialismo; entrevistas de cinema-vérité nosotros como entre ellas”. Por mucho que sim- a sus amigos y amante; e insertos de gran ampli- patice con la postura de Rosenbaum, lo que está tud y prepotente autorreflexión que nos infor- diciendo es básicamente que lo único que hay man de que esto es una película, como si no lo

75 Ici et Ailleurs

supiéramos. Los pasajes autobiográficos de Jost que debo esperar a que se demuestre que estoy Considerando cuando se dirige a la cámara sugieren un mayor equivocado). estrictamente la potencial para una película del género ensayo. La mayor influencia en el primer Jost, y de evolución del No obstante, sus afirmaciones sobre su vida o hecho en la mayor parte de los cineastas inde- cine-ensayo, la relaciones, en las que censura a sus padres con pendientes que han utilizado de forma selectiva influencia de una simple frase para tacharlos respectivamente maniobras ensayísticas sólo para abandonarlas o Godard tiene pros de criminal de guerra y de enigma, son tan vagas socavarlas, es evidentemente Jean-Luc Godard. y contras e inverificables, que el auto-análisis resulta eva- Godard puede ser hoy en día el mayor artista sivo y superficial. Puede que todo sea intencio- cinematográfico de nuestra era. No lo discutiré. nal, que se trate de un autorretrato de un sujeto Pero considerando estrictamente la evolución desagradable. Sin embargo, definitivamente ten- del cine-ensayo, su influencia tiene pros y con- go la impresión de que Jost no ha intentado com- tras. Y es debido a que Godard es el maestro del prenderse a sí mismo de verdad, sino que sim- escondite, es el gran provocador. Justo cuando plemente ha subsumido su autorretrato en piensas que le tienes, se escaquea. Cuando susu- categorías socio-históricas mayores y más com- rra comentarios en 2 ou 3 choses que je sais d’elle, prensivas. (He oído que Jost se ha redimido con ¿cómo podemos estar seguros de que ésas son un trabajo ensayístico de mayor calidad titulado realmente sus opiniones? Es demasiado moder- Plain Talk and Common Sense. Si es así, supongo nista, divisionista, disociacionista y artista del

76 Lettre à Jane collage como para ser sorprendido expresando resuelve uno de sus puntos de vista tan directamente. (Esto plan- los problemas tea una interesante cuestión lateral: ¿hasta qué clave de los punto la estética modernista es en sí misma con- filmes-ensayo: traria al ensayo? Es cierto que el ensayo permite qué hacer con el en gran manera la fragmentación y disyunción y aspecto visual sin embargo consigue recomponer su integridad resistiéndose a la alienación, al menos a través del poder de una voz sintetizadora y personal con sus suposiciones humanistas pasadas de moda). Godard ha empleado con frecuencia el térmi- no “investigaciones” al describir su enfoque fíl- mico, sobre todo después de 1968. Este término conlleva un posicionamiento científico que per- mite a Godard presentar, digamos, tomas inex- La foto de Jane Fonda en Lettre à Jane presivas de diez minutos de duración de una línea de montaje. A través del “tiempo real” evo- ca de forma evidente el tedio que nos hará empa- tizar con los trabajadores de la fábrica. (No sólo siado fácil y demasiado sencillo. Demasiado fácil no lo consigue sino que por desgracia sólo logra y demasiado sencillo dividir el mundo en dos”. impacientarnos con la pantalla. Esto es un claro Godard utiliza aquí el método de repetición ejemplo que ilustra lo que yo llamaría la falacia incantatoria y leve variación de Gertrude Stein del pensamiento mágico del tiempo real.) Diga- con el fin de crear una experiencia cubista de len- mos que en términos generales, la palabra guaje. Resulta efectivo a la hora de hacernos “investigaciones” resulta apropiada para hablar reflexionar sobre si una verdad no es menos váli- de los intentos de no-ficción de Godard, que no da por ser sencilla. Sin embargo, yo no diría que “ensayos”. Las dos posibles excepciones son Ici el texto, con ráfagas de eslóganes entrecortados et Ailleurs (1974) y Lettre à Jane (1972). con arabescos verbales, sea un intento de discur- Ici et Ailleurs representa tanto el intento sor- so ensayístico razonado. prendentemente sincero de Godard por reflejar Por otro lado, Lettre à Jane es una muy medi- la frustración que causa hacer una película sobre tada aunque molesta provocación de dos desa- la lucha palestina como un intento típicamente gradecidos unidos por el simple hecho de ser modernista “de tejer un texto y romperlo en hombres. Ellos son Godard y Jean-Pierre Gorin pedazos, de crear una ficción y arruinar sus pre- y ella es la estrella de cine femenina que tan tensiones” (André Bleikasten). Dos voces, “él” y generosamente colaboró con ellos en su largo- “ella”, se persiguen en la banda sonora, diciendo metraje Tout Va Bien, cuyo presupuesto no se cosas como: “Demasiado sencillo y demasiado habría podido afrontar de no ser por ella. Hay fácil dividir el mundo en dos. Demasiado fácil algo de ridículamente injusto en su lenguaje decir que los ricos están equivocados y que los impersonal y didáctico cuando Godard y Gorin, pobres tienen la razón. Demasiado fácil. Dema- como puros interrogadores policiales, critican el

77 Ya hay todo un grado de inclinación supuestamente neocolonia- resultado es un deleite. En Routine Pleasures subgénero de lista y etnocéntrico de la cabeza de Jane Fonda prescinde completamente del “gancho” de una filmes-ensayo cuando ésta aparece para escuchar de forma sim- noticia, alternando con descaro dos cosas que sobre la “película patizante a un campesino vietnamita. Lettre à casualmente había filmado, aficionados a los tre- que podría haber Jane abre nuevas posibilidades para el cine-ensa- nes de juguete y el crítico de cine y pintor Manny sido, o fue, o yo, aunque sea por resistir audazmente toda ten- Farber. Intenta tejer una conexión entre estas todavía podría tación de deslumbrar nuestra vista (su contenido materias que en realidad no tienen conexión ser” visual se reduce a la foto de periódico de Fonda y alguna (¿es algo así como recrear el mundo de a unas cuantas fotos fijas más) y por permitir el una forma ideal?). Su finalidad no es otra que la predominio sin complejos de la voz en off. Lettre de justificar que se ha gastado el dinero que había à Jane también resuelve uno de los problemas recibido para la producción de una televisión clave de los filmes-ensayo, qué hacer con el europea. El resultado es una obra perversamen- aspecto visual. Lo consigue haciendo del análisis te voluntariosa e imprevisible sobre la difusa semiótico de la imagen su auténtico tema. El línea existente entre el arte y las aficiones (la resultado es, se quiera o no, un film-ensayo. Y, a película en sí misma parece una demostración de pesar de una frialdad digna de Robespierre, en esto). Es un trabajo que permite conocer más a general me gusta, aunque sólo sea por su incon- fondo la personalidad inerte y seductivamente dicional confianza en el poder de la prosa expo- inteligente de Gorin. No obstante, al centrarse sitiva. más en sí mismo como sujeto eleva el nivel de El ex socio de Godard, Gorin, pasó a desarro- nuestras expectativas: por ejemplo, habiendo llar un estilo de cine- ensayo personal mucho reconocido a Farber como su mentor, el discreto más verdadero en sus propios largometrajes Poto rechazo de Gorin a sincerarse respecto a la per- and Cabengo (1982) y Routine Pleasures (1985). sonalidad de Farber y su dinámica de asesora- En Poto and Cabengo Gorin toma como punto de miento le deja a uno decepcionado. En ambos partida una historia sensacionalista, al parecer largometrajes, Gorin parece interesado en las verídica, de dos hermanas que inventan su pro- huellas del género ensayístico, pero todavía es pio lenguaje para convertirlo en una reflexión demasiado tímido y reservado a la hora de com- sobre la adquisición del lenguaje. De la misma partir todos sus pensamientos. forma que Joan Didion y otros ensayistas del Uno de los temas naturales de los filmes- nuevo periodismo se implicaban en la historia, la ensayo personales es la propia realización de narración de Gorin también incluye sus dudas y películas, ya que habitualmente es lo que los la sensación de desasosiego que le causa el tipo directores conocen y por lo que más se preocu- de película que está intentado hacer, interrogán- pan. Ya hay todo un subgénero de filmes-ensayo dose no sólo a sí mismo sino también a los sobre la Película Que Podría Haber sido, O Fue, supuestos del género documental. A pesar del O Todavía Podría Ser. Appunti per un’Orestiade cliché del Nuevo Documental que hace de la africana (1970), de Pasolini, es una especie de dificultad de conseguir el material necesario el cuaderno de notas en celuloide en el que el direc- aspecto esencial del trabajo finalizado, Gorin tor expone sus ideas preliminares sobre el repar- aporta a este respecto una voz flexible y autoiró- to, la música o la política general de un proyecto nica (el cineasta expatriado con acento francés, que nunca llegó a hacerse realidad. Puede ser demasiado listo y vago para su propio bien) y el que el rodaje de estas “notas” agotara el entu-

78 Filming Othello

siasmo que podría haber dedicado a la filmación Lo tentador y frustrante de Appunti per un’O- Filming Othello, de del clásico. Dada la abstracción de su versión de restiade africana es que un narrador de la estatu- Orson Welles, Medea, simplemente preferiría ver un film-ensa- ra intelectual y moral de Pasolini muestre sólo resulta mucho yo de Pasolini pensando cómo haría un Orestes una parte de su mente. Si hubiese escrito un más satisfactoria en África antes que ver realmente el producto ensayo sobre el mismo tema, seguro que se que Appunti pero acabado. Las secuencias de apertura son prome- hubiese esforzado más por hacer de sus pensa- un’Orestiade tedoras; hace su casting filmando a gente que mientos el centro de atención. (Pasolini podía ser africana, de pasa por la calle y nos dice: “Este joven hombre un ensayista muy convincente y persuasivo). La Pasolini podría ser Orestes”; muestra un noticiario de un forma de collage final del film parece dictada cla- desfile militar africano, diciendo: “Éste podría ramente por el material disponible en la fase de ser el ejército griego”; y especula sobre localiza- edición más que por cualquier intento meditado ciones hipotéticas: “Este podría ser el campa- de entender. J. Hoberman lo ve de otra forma: mento griego”. Ofrece impresiones turísticas “Appunti es una película que requiere un espec- ambiguas, como, “El terrible aspecto de África y tador activo, la narrativa deconstructiva requiere su soledad, la monstruosa forma que la Natura- que sea usted el que realice el montaje de la pelí- leza puede adoptar”. Se dice a sí mismo, “El pro- cula de Pasolini en su cabeza”. Estoy totalmente tagonista de mi película... tiene que ser la gente”, a favor del espectador activo pero me parece que y se mantiene dando vueltas a la cuestión del esto es perdonar a Pasolini. “Deconstructivo” coro. Todo bien hasta el momento. Sin embargo, no debería convertirse en una excusa multiusos después, la película abandona estos pensamien- para poder presentar metraje irresuelto y dis- tos durante diez minutos en los que aparece puesto de cualquier manera. Gato Barbieri ensayando con un instrumento de Filming Othello (1978), de Orson Welles, viento, y una pesada discusión escenificada en la resulta mucho más satisfactoria como ensayo que Pasolini pregunta a un grupo de perplejos cinematográfico sobre el proceso de realización estudiantes de intercambio africanos cómo se de una película y sobre lo que podría haber sido. sienten respecto a la Orestíada. Esta brillante, aunque apenas vista, auto-exége-

79 sis consiste, en su mayor parte, en la imagen de De repente nos lado a lado o eleva sus cejas. La investigación de Welles sentado de espaldas a un monitor de tele- encontramos cara Jonathan Rosenbaum sobre la realización de Fil- visión mientras habla a la cámara para mantener, a cara con nuestro ming Othello nos permite saber más acerca del tal y como él lo expresa, una “conversación” ensayista, en artificio que se esconde detrás de esta conversa- sobre la filmación de Otelo. La conversación es, lugar de escuchar ción en apariencia natural. Aparentemente fue por supuesto, el centro de la tradición del ensayo su voz incorpórea rodada a lo largo de varios años, con equipos de personal. Habiendo afirmado que leía a Mon- televisión que cambiaron y trabajaron bajo la taigne a diario, Welles difícilmente podría resul- estricta dirección de Welles. (Ver “Orson We - tar naif en este aspecto. Estaba realmente sumi- lles’s Essay-Films and Documentary Fictions”, do en el fluctuante y picante discurso del Rosenbaum, Cinematograph nº 4, 1991). maestro francés. Welles nos habla de las vicisitudes de la filma- Welles, renombrado narrador y actor digno ción de Otelo: cómo se le acercó un productor ita- de una compulsiva contemplación, resuelve con liano que le dijo “Tenemos que hacer Otelo”; cómo su propio carisma el eterno problema de qué había planeado originalmente el rodaje, en un hacer con las imágenes en un film-ensayo. Y lo estudio con planos generales y tomas largas; y hace de una forma tan sencilla como llenar la cómo después de que el productor italiano se pantalla consigo mismo mientras habla. De declarara en bancarrota se vio obligado a emplear repente nos encontramos cara a cara con nuestro localizaciones naturales improvisadas, rodando en ensayista en lugar de escuchar una voz incorpó- todo el mundo, y a emplear un montaje rápido rea. Fragmentos de secuencias de Otelo (remon- para disimular los cambios; cómo tuvo que crear tada), una relajada conversación durante la una armadura martilleando latas de sardinas; y comida sobre la obra entre Welles y los actores otras batallas de guerra. Lo cuenta de una forma Michael MacLiammoir y Hilton Edwards, y exótica, “como un cuento de Casanova”, saltando metraje de Welles dirigiéndose a un público de hacia atrás y adelante en su cronología, saltándose Boston, proporcionan la suficiente variación cosas, incurriendo en digresiones que van del sus- visual a su busto parlante. tancioso análisis shakespeariano a las anécdotas y Lo que resulta tan refrescante en su forma de las críticas que recibió la película. “No hay forma hablar es su discurso honesto y extremadamente de evitar estos... lapsos en una autobiografía”, se inteligente sobre cosas que ama, Shakespeare y disculpa, mientras más tarde nos pide disculpas el cine. Este Welles se parece bien poco al petu- por divagar y no citar las críticas negativas. Estas lante de los talk shows nocturnos. De hecho, el disculpas ayudan a crear confianza y complicidad, público tiene el privilegio de escuchar, como a la manera clásica del ensayista personal. quien no quiere la cosa, a un genio del arte dra- Vlada Petric (“Filming Othello”, Film Library mático mientras éste comparte sus pensamien- Quarterly, 1980) apunta que, después de recitar tos y dudas sobre una de sus más importantes soliloquios tanto de Otelo como de Iago como producciones. Medita para sí mismo y también “una especie de compensación por el deficiente parece dictar un ensayo en voz alta (a pesar de sonido de la copia original”, Welles “admite que que probablemente fue escrito de antemano). su Otelo ‘no hace justicia a la obra’; no obstante, Por otro lado, también está actuando, por lo que afirma que la película se encuentra entre sus no podemos evitar valorarlo al mismo tiempo obras favoritas… ‘Creo que era demasiado joven como actor, la forma en la que agita su cabeza de para este papel y me gustaría poder haberlo

80 hecho de nuevo’.” La película actual representa, Es evidente que el momento en el que un “Yo” empieza a definir en cierta forma, ese “hacerlo de nuevo”. Welles había su posición y visión del mundo se pone en acción La otra película de Welles denominada tam- pasado a profesar el potencial para el discurso ensayístico. La bién film-ensayo, F for Fake (Fraude, 1975), está una seria narración cinematográfica en primera persona mucho menos lograda como tal. En gran parte se devoción al cine- resulta complicada por la disyunción existente debe a que Welles muestra mucho más interés en ensayo entre la voz subjetiva de la banda sonora y la mixtificar y hacer alarde de su imagen de mago objetividad material en tercera persona que la Próspero que en abrirnos su mente. Nunca ter- cámara tiende a otorgar a todo lo que fotografía, mino de estar convencido de que Welles hace guste o no. Directores como Robert Bresson, todo lo posible por decirlo todo sobre el arte de Joseph Mankiewicz y Woody Allen, atraídos por la falsificación; está tan obsesionado con una la primera persona, han explotado astutamente defensa fácil del artificio que olvida transmitir su esta tensión. La narración en primera persona propia sinceridad, algo que un ensayista tiene suele otorgar a las películas un carácter libresco, que hacer. Prefiere conseguir que consintamos por una parte, porque se ha utilizado con mucha tímidamente en que todo arte es una especie de asiduidad en películas adaptadas de novelas y, mentira antes que conmovernos. Los críticos por otra, porque la mirada retrospectiva sobre el cinematográficos académicos, que sobrevaloran supuesto “ahora” de la película superpone una la autorreflexividad cinematográfica y la aten- perspectiva meditativa. Incluso un filme como I ción a la “estructura” narrativa, adoran ese chis- Walked with a Zombie (Yo anduve con un zombi) te fácil que nos hace cuando promete que todo lo empieza a parecer estudiado y literario en el que acontecerá durante la próxima hora del fil- momento en el que escuchamos el comentario en me es pura realidad. Después, hacia el final, nos boca de Frances Dee llevándonos hacia aconteci- cuenta un cuento chino, sin avisarnos antes de mientos que comenzaron en el pasado. que los sesenta minutos ya han llegado a su fin. La narración en primera persona también Sin embargo, F for Fake me gusta porque su flo- despierta el apetito de confesiones. Pensemos en rido y locuaz Welles hace que aprecie mejor al los extraños acentos de la Isak Dinesen de Meryl tan maravillosamente civilizado y humano Streep en el primer comentario en off de Out of Welles de Filming Othello. Africa (Memorias de África): esperamos que la Antes de morir, Welles estudiaba la posibili- temblorosa autoprotección de esa voz se rompa y dad de hacer otro autoanálisis cinematográfico, pase a ser menos cautelosa. El resto de la pelícu- . Si se tienen en cuenta los ante- la juega al gato y al ratón con esta promesa con- riores proyectos de Welles con elementos ensa- fesional (que al final no se cumple, en gran par- yísticos, como Portrait of Gina e It’s All True, es te). evidente que había pasado a profesar una seria Las películas con narradores en primera per- devoción al cine-ensayo. En una entrevista de sona son un buen punto de partida para buscar 1982, el propio Welles dijo: “El ensayo no tiene fragmentos de cine-ensayo. En especial, pelícu- fecha de caducidad, porque representa la contri- las autobiográficas como Sherman’s March y bución del autor, por muy modesta que sea, al Backyard de Ross McElwee, Roger and Me de momento en el que éste fue hecho”. Michael Moore, The Ties That Bind y Sink or Se podría decir que toda narración en prime- Swim de Su Friedrich, Lightning Over Braddock ra persona tiende a ser ensayística, porque desde de Tony Buba, Lightning Over Water (Relámpago

81 Sherman`s March

sobre agua) y Tokyo Ga de Wim Wenders, Le Tes- ensimismado. De hecho, la última parte de la Las películas tament de Orphée de Cocteau y Une histoire de película se convierte en una fábula moral con- diario como vent de Joris Ivens. temporánea en la que el narrador entrega su Sherman’s March Al igual que el diario es correctamente consi- poder de juicio a su amiga Charlene, que se con- tienen una derado un género literario diferente al ensayo, vierte en la voz de la sabiduría y vitalidad, estructura las películas diario como Sherman’s March y diciéndole lo que ha estado haciendo mal con las diferente a la de David Holzman’s Diary tienen una estructura mujeres. Este giro ofrece una conclusión pero los filmes-ensayo diferente a la de los filmes-ensayo. La diferencia también refuerza la sospecha de que lo que radica en que ésta sigue una cronología lineal y McElwee quiere es que leamos a su “Ross” como reacciona ante acontecimientos diarios, en vez leeríamos a un personaje ficticio que se engaña a de seguir un argumento mental. Sin embargo, sí mismo. existen muchas superposiciones entre ellas, tal y El uso de la primera persona invoca el poten- como demuestra el meditativo y digresivo narra- cial de un narrador poco fiable, un mecanismo dor de McElwee en su maravillosa obra Sher- que solemos reservar estrictamente para la man’s March (1986). Aquí McElwee juega con la ficción; ensayistas desde Hazlitt hasta Edgard auto-ironía, apostando visiblemente por nuestra Abbey han jugado con un personaje afianzado simpatía mientras pide a los espectadores que entre el encanto y la mordacidad, invitando de juzguen a su personaje soltero como racional y forma alternativa la complicidad y la alienación

82 Roger and Me

Existe una enorme del lector. La diferencia radica en que el ensayis- apreciar con mayor profundidad el personaje o la diferencia entre el ta mantiene la fe en sus narradores, mientras que mente de Moore . hecho de escribir McElwee al final deja plantado a “Ross”. Es una Es como si el director consiguiera que picáse- sobre uno mismo estrategia efectiva e incluso sirve para aniquilar mos ofreciéndose a sí mismo como cebo para y filmarse a uno purgativamente el ego, pero socava la identidad arrastrarnos a su sermón anti-capitalismo cor- mismo del trabajo como film-ensayo: por muy engaña- porativo. Se ha analizado en profundidad la do que pueda estar, el ensayista tiene que tener la deformación fáctica de Roger and Me y sus arro- última palabra en su propio ensayo. gantes manipulaciones de la verosimilitud docu- Roger and Me (1989) de Michael Moore pro- mental al servicio de una polémica política. Yo mete ser, en un primer momento, un film-ensa- sigo creyendo que es una película magnífica, yo modélico. El director propone, durante los hasta cierto punto, y aunque no doy tanta impor- primeros veinte minutos, un sólido narrador que tancia a su “injusticia” hacia la verdad (especial- nos cautiva: vemos a sus padres, el pueblo en el mente cuando los medios de comunicación que creció, sus desventuras en los cafés de San nacionales muestran noticias que normalmente Francisco. A continuación y para nuestra decep- tergiversan la realidad en la otra dirección), sí ción, Moore prescinde paulatinamente del que se la doy a su abandono de lo que había pare- aspecto personal de su narrador, dejando espacio cido una obra ensayística muy prometedora. Sin para una serie de “coloridas” entrevistas: la embargo, quizás ambos aspectos estén relaciona- señora de los conejos, el sheriff desahuciador, la dos: la decisión de Moore de diluir su “Michael” mística ex-feminista, el apologista de General subjetivo y personal parece coincidir con su Motors. Es cierto que introduce un motivo recu- deseo de que su versión de la historia de Flint, rrente de sí mismo intentando enfrentarse a Michigan, se acepte como verdad objetiva. Roger Smith, presidente de GM, pero esta También hay que decir que, al contrario que estructura de suspense de un falso carácter naif un ensayista personal de verdad, Moore se resis- pasa a ser una farsa demasiado mecánica, y nin- te a someterse a la carga del auto-entendimiento guna de sus posteriores apariciones nos permite optando por ridiculizar las inanidades de los

83 Ralph Arlyck es, ricos y no siendo lo suficientemente duro consi- sepamos cómo se supone que tenemos que inter- junto a Marker, el go mismo. No se trata de si Roger and Me trai- pretarlos. Asimismo, existen otras películas de único director ciona al cine-ensayo, forma que apenas existe y no-ficción con ingredientes ensayísticos, como consistente de de la que Moore puede no tener concepción Le Joli Mai de Marker o Chronique d’un Été de cine-ensayo alguna. La verdadera cuestión es, ¿por qué resul- Rouch y Morin, que utilizan material de entre- ta tan difícil a los directores de cine seguir un vistas en un grado tal que, en mi opinión al hilo de pensamiento guiándose por su propia voz menos, inclina la balanza hacia el documental y y experiencia personal? En el caso de Moore, no hacia el ensayo. parece existir una agenda política más apremian- La relación entre el documental y el ensayo te. Sin embargo, otra razón podría ser la enorme cinematográficos es, en el mejor de los casos, diferencia que existe entre el hecho de escribir incómoda. Por lo general, existe una confusión sobre uno mismo y filmarse a uno mismo. Los entre ellos. Los trabajos suelen empezar como directores normalmente eligen esa carrera con la ensayos para, después, ponerse a cubierto bajo esperanza de poder quedarse detrás de la cáma- los patrones protectores del documental. A ra. Sospecho que esa inmensa reticencia o pudor veces, no obstante, se comportan como dos cria- puede afianzarse una vez que un director que ha turas diferentes. tomado el protagonismo como conciencia Durante el revuelo que Michael Moore pro- gobernante y actor principal de una película vocó con Roger and Me, éste se empeñaba en autobiográfica se percata del grado de exposi- decir a los periodistas, de una forma un tanto ción al que está sujeto. (Y esta exposición puede maleducada, que odiaba la mayor parte de los exceder ampliamente la que siente un ensayista documentales y los estándares del procedimien- literario. De ahí el baile de coqueteo y retirada to ético documental. También quiso dar a enten- antes mencionado en referencia a Gorin). der que había inventado un tipo de película com- Roger and Me también plantea la siguiente pletamente nueva, en lugar de reconocer que cuestión: ¿Hasta qué punto un film-ensayo pue- otros directores autobiográficos como McElwee, de admitir e ingerir entrevistas y seguir siendo Buba y Arlyck ya lo habían conseguido antes. fiel a su naturaleza ensayística? ¿En qué momen- Que yo sepa, Ralph Arlyck es, junto a Marker, to la multiplicidad de voces amenazará la pre- el único director consistente de cine-ensayo. sentación unificada de “los puntos de vista per- Arlyck, cuyas dos últimas películas An Acquired sonales del autor”? Una película puede estar, por Taste (1981) y Current Events (1989) se proyecta- supuesto, compuesta en su totalidad por entre- ron en el New York Film Festival (y en casi nin- vistas sin dejar por ello de mostrar una visión guna otra parte más), contaba que participando personal, como por ejemplo los documentales de una vez en una discusión en panel se describió a Erroll Morris o Marcel Ophuls. Sin embargo, sí mismo como director de filmes-ensayo y, en una visión personal no es necesariamente un ese momento, un productor de la industria ensayo personal. Los trabajos de Erroll Morris, comentó con una incrédula sonrisa sarcástica: tan excéntricos y personales como son, no me “¿Quiere decir, como Thoreau?”. Después de parecen filmes-ensayo. Cuando en Vernon, Flori- aquello, Arlyck no se ha vuelto a fiar de utilizar el da o Gates of Heaven muestra extraños especí- término “film-ensayo”, que puede ser incluso menes humanos, sólo podemos suponer lo que él más venenoso para la taquilla que el de “docu- piensa. Lo ambiguo, precisamente, es que no mental”.

84 An Acquired Taste es un ensayo personal real- cismo ideológico. Dado que el tema es mucho Arlyck: director mente divertido de media hora de duración que más grave que la vanidad profesional, el tono es independiente y trata sobre la falta de éxito comercial de los más serio y Arlyck sale más de casa, entrevistan- hombre de familia, directores, sobre sus celos y envidia profesional, do a gente cuyo persistente compromiso con el perplejo, incapaz, todo ello concebido como contraposición al sue- bien le parece ejemplar aunque imposible de sardónico, ño americano de llegar a lo más alto. Arlyck apor- imitar. Como un buen ensayista personal, rela- decente y con ta diversión a sus patéticos intentos de buscavi- ciona el tema de forma continua con sus propias buen humor das: hay una escena insoportable en la que le experiencias diarias, con el examen de su propia vemos escribir a máquina una solicitud de beca. conciencia. Y está la misma e intacta imagen de “Me siento cada vez más como el Toro Ferdi- Arlyck: el director independiente y hombre de nando de la cinematografía”, concluye. Prefiere familia, perplejo, incapaz, sardónico, decente y quedarse en casa, jugar con los niños y realizar con buen humor. obras cortas intrascendentes, mientras su mujer Últimamente ha habido muchas directoras de se marcha de repente a Francia para defender su películas autobiográficas que emplean las tesis doctoral. El personaje de Arlyck se presen- memorias familiares como trampolín para la ta como un agradable schlemiel primo cercano de reflexión personal. Cabe destacar Sink or Swim Woody Allen. Y no necesariamente porque esté (1990) de Su Friedrich, incluso más que su ante- influido por Allen sino porque ambos sacan rior película The Ties That Bind (1984), por su beneficio del mismo pozo de humor judío urba- compleja y escalofriante exploración de la rela- no auto-despreciativo. (De hecho, al escuchar a ción con su padre. Aunque la película parece un los digresivos y epigramáticos narradores de poema fílmico estructuralista tanto como un Woody Allen en películas como Annie Hall, ensayo, Friedrich realmente demuestra la posi- Hannah and Her Sisters (Hannah y sus hermanas) bilidad de hacer filmes-ensayo desde la perspec- o su tercio de New York Stories (Historias de Nue- tiva feminista. va York), muchas veces he pensado que con un A Spy in the House That Ruth Built (1989) de pequeño empujón, Woody podría haber termi- Vanalyne Green es otro film-ensayo (o mejor nado siendo un director natural de cine-ensayo... dicho, vídeo-ensayo) de gran intensidad que para gran disgusto de su libreta de ahorros. Qui- resulta ejemplar por su exploración personal de zás su truco más original haya sido pasar el ensa- un tema (el béisbol), la singularidad de su texto yismo de contrabando al cine de ficción). en primera persona y su humor de auto-burla y Arlyck, mientras tanto, se pega ensayística- elegante lenguaje. Green entreteje divertidas mente y sin reparos a un único tema y expone sus conexiones entre el pasatiempo nacional, las fan- puntos de vista personales sobre éste. Su largo- tasías eróticas y el romance familiar. Aquí está metraje Current Events aborda la cuestión de planeando su vestuario para un rodaje en el esta- cómo debería responder un tipo normal ante los dio: “Quería ir como una fulana, parecer que problemas del planeta. Trata básicamente de un estaba recién salida de la cama y que el gentil veterano de las protestas de los sesenta, un ex- toque de la yema de un dedo en mi hombro me hippy con un pie en la tumba según sus hijos, haría caer de nuevo sobre ella, donde yacería que transcurridos veinte años reflexiona sobre el enmarcada seductivamente por el más fino algo- significado del compromiso político frente a la dón y sábanas de un rosa pastel, oliendo a la vez aplastante miseria mundial y su propio escepti- a sexo adulto y a culito de bebe recién nacido …

85 pero ¿cómo no abandonar esa otra parte de mi Casi ninguno de lenguaje rico y amplio que una película puede misma –la mujer adulta experimentada– mien- los ejemplos que tolerar todavía es incierta. tras el niño que tengo en mi interior está desean- consideraría Además hay consideraciones comerciales: si do prostituir su alma por un minuto de contacto filmes-ensayo se apenas se venden colecciones ensayísticas en las visual con el gran Dave Winfield?”. Las imáge- caracteriza por lo librerías, es de suponer que los filmes-ensayo nes nos muestran un ingenioso collage compues- sublime de sus también tendrán poca popularidad; y, al fin y al to por la parafernalia del béisbol, breves entre- imágenes cabo, una película requiere una inversión inicial vistas y tropos visuales modestos y cómicamente superior a la de un libro. Hasta el momento, este caseros. Si a veces el texto parece desgarrarse improductivo aspecto no parece haber detenido hacia una línea feminista demasiado programá- precisamente a una multitud de directores expe- tica, Green reconoce el peligro y se detiene a sí rimentales a la hora de realizar trabajos que por misma, diciendo: “Cuanto más retórica soy, lo general adoptan una forma más esotérica e menos digo sobre mí”. Al final, logra decir impenetrable que la que adoptaría un film-ensa- mucho de sí misma, de una forma muy genero- yo de una inteligente naturaleza comunicativa. sa, comprensiva y atractiva. Otra de las razones está relacionada con la He comentado al principio la escasez de cine- naturaleza cooperativa del medio: conseguir que ensayos pero no he explicado el por qué. Permí- un grupo de gente contribuya contigo a una his- tanme que lo haga ahora. toria de ficción o documental social o incluso una En primer lugar, tenemos la naturaleza en visión surrealista resulta más sencillo que conse- cierto sentido intratable de la cámara como meca- guir su respaldo para llevar a la pantalla tu dis- nismo de grabación de los pensamientos: su ten- curso ensayístico personal. dencia a plasmar sus propios pensamientos en Muchos directores independientes reciben forma de información de segundo plano filmada ayudas para trabajar en 16mm o en proyectos de espontáneamente, en lugar de expresar siempre vídeo que sean visiblemente personales y cuyo claramente lo que está pasando por la mente del rodaje o montaje lo realice uno mismo: ¿por qué director. Es cierto que el director también puede no hacen más filmes-ensayo? Creo que existe un registrar sus pensamientos a través de la edición; proceso de autoselección que atrae a cierto tipo no obstante, así no se soluciona el problema de la de gente a la realización de películas como forma imagen promiscuamente saturada. artística: idolatran las imágenes, quieren hacer En segundo lugar, puede haber, tal y como ha magia y la manifestación de pensamientos que sugerido Stanley Cavell, una especie de resisten- exige el ensayo les incomoda. Probablemente si cia por parte del cine hacia la verbosidad. Hoy en distribuyéramos las cámaras y los presupuestos día, los guiones utilizan diálogos escuálidos, por entre ensayistas literarios y les pidiéramos que la idea recibida de que la pantalla no puede escribieran su próximo ensayo para la pantalla “absorber” demasiado lenguaje. Independiente- tendríamos más posibilidades de conseguir una mente de si esto se debe a una propiedad inhe- cosecha de buenos filmes-ensayo que si nos rente al medio o a que realmente aún no se han dedicásemos a merodear alrededor de los direc- probado sus límites (pensemos en la novedad de tores independientes habituales pidiéndoles que Ma nuit avec Maud (Mi noche con Maud) de Roh- hicieran este tipo de filmes. mer, cuando apareció por primera vez: ¡una Supongo que ahora más de uno querría pro- auténtica “película hablada”!), la cantidad de testar: si lo que busca es un texto literario pulido

86 ¿por qué no simplemente escribir un ensayo? En el ensayo película dramática de Mizoguchi, Antonioni o ¿Por qué hacer una película? ¿No entiende que el predomina el Max Ophuls. La única excepción que conozco es medio cinematográfico tiene ciertas propieda- componente Nuit et brouillard en cuyo caso la separación des? Sí, lo entiendo, pero sigo creyendo que racional, que es la entre estilista visual (Resnais) y guionista (Cay- merece la pena explorar esta forma infrautiliza- forma por rol) puede haber ayudado tanto a las imágenes da que puede darnos algo que ni los ensayos lite- excelencia para la como al texto a conseguir el mismo nivel de rarios ni otros tipos de películas pueden. manifestación de madurez artística. Incluso cuando un excelente En mi opinión, existen tres procesos a través la reflexión estilista cinematográfico como Welles intenta de los cuales se puede llegar a un film-ensayo: (1) hacer un film-ensayo, las imágenes no son para Escribir o tomar prestado un texto, salir y encon- nada tan interesantes como las de sus obras trar las imágenes para ese texto. No hablo nece- narrativas. F for Fake padece de un exceso de sariamente de una “ilustración” que sitúe el François Reichenbach, que rodó la mayor parte componente visual en una posición subordina- de su material documental, y Filming Othello es da. Las imágenes y el texto hablado pueden tener una producción de aspecto convencional de bus- una relación de contrapunto o incluso con- tos parlantes hecha para la televisión alemana. tradictoria entre ellas. En La guerre d’un seule Marker utiliza un estilo visual que es destacable- homme (1984) de Edgardo Cozarinsky, se yuxta- mente agradable y descentrado (y ocasional- pone el texto basado en el diario de Ernst Jünger mente incluso de una lúgubre belleza, como en como oficial del ejército de Hitler durante la Le Joli Mai, cuando tenía presupuesto para ocupación de París con material de archivo de mejores cámaras); pero en su mayoría, sus imá- aquel periodo. El resultado es un choque esti- genes carecen del rigor sintáctico y elegancia de mulante entre las irónicas sensibilidades de un su lenguaje. Los textos de Arlyck tienen una con- director emigrante de izquierdas y un asceta siderable complejidad y encanto pero sus imáge- reaccionario desplazado. Pero en realidad no es nes superan en poco las del habitual documental un film-ensayo, ya que Cozarinsky socava las neutral o cinéma-vérité rodado cámara en mano. palabras de Jünger sin ofrecer una relación de Es algo así como si la parte del cerebro que orde- sus propios pensamientos. (2) El director puede na un sofisticado discurso racional pasase a la rodar material o compilar metraje rodado ante- acción, y la imaginación visual pasase a ser lenta, riormente y escribir a continuación un texto de pasiva y menos exigente. reflexión sobre las imágenes ensambladas. Nor- Hay quien podría discutir que el poder de las malmente ésta es la propuesta de Marker. (3) El imágenes cinematográficas procede de la mente director puede escribir un poco, rodar un poco, inconsciente y no de procesos del pensamiento escribir un poco más y así sucesivamente: éste es racional, que para hacer películas visualmente el único proceso que interactúa con el otro des- resonantes es necesario acceder a lo irracional, al de el principio hasta el final. onirismo. Me quedo asombrado. La teoría del No sé si la culpa es de estos procesos, del azar cine está tan sesgada a favor de lo onírico que o de la inmadurez del género, pero hasta ahora, dudo si tengo el valor de enfrentarme a estos casi ninguno de los ejemplos que yo consideraría prejuicios. Todo lo que sé es que muchas de las filmes-ensayo se caracterizada por lo sublime de imágenes de cine que más me conmueven refle- sus imágenes. Funcionales sí son, pero nada jan una objetividad, serenidad o resignación filo- comparable a la brillante nobleza visual de una sófica hacia el mundo despierto que sólo puedo

87 calificar de racionales. No quiero sonar demasia- Ahora mismo el como la mitopoiética Faust de Brakhage. No do dualista al suponer que los ensayos se escri- cine necesita el obstante, siempre y cuando lo haga entendiendo ben sólo con la mente racional; desde luego que medio que le que está utilizando el término “ensayo” de una soy consciente en mi propia escritura de utilizar permita salir en forma que poco tiene que ver con el significado corrientes inconscientes para generar imágenes libertad de la jaula literario tradicional del término. o pasión. Pero sigo creyendo que en el ensayo de los géneros No me sorprende la repentina frecuencia con predomina el componente racional, que es la la que el término “film-ensayo” se está invocan- forma por excelencia para la manifestación del do de forma optimista e indirecta en círculos razonamiento y la reflexión. Y así también debe- cinematográficos. Ahora mismo, la estética del ría ser el cine-ensayo. cine y la práctica del cine necesitan inexorable- Ahora me doy cuenta de que hay muchas mente el medio que les permita salir en libertad cuestiones de envergadura que quizás mi discu- de la jaula de los géneros y reflexionar sobre el sión no ha podido plantear y de mi incapacidad mundo de una forma más intelectualmente esti- como mero escritor para contestar a ninguna de mulante y responsable. Cuando una buena pelí- ellas. Preguntas como: ¿qué es el pensamiento? cula con elementos de no-ficción incita a la refle- ¿Qué es la racionalidad? ¿Es posible pensar xión, como Privilege de Rainer, es normal que se exclusivamente en términos visuales o exclusiva- la denomine film-ensayo. Y al final puede resul- mente en lenguaje sin imágenes? ¿Llegará a exis- tar que no haya otra forma de hacer cine-ensayo, tir algún día la fórmula para unir en la pantalla el y que el tipo de ensayo cinematográfico que aquí mundo y la imagen de forma que ambos reflejen he estado pidiendo apenas es viable o es dema- con mayor precisión su participación inicial en la siado restrictivo o no es acorde a la naturaleza aparición de un pensamiento, en lugar de que inherente al medio. Pero seguiré avivando las sólo parezcan unidos de una forma mecánica que brasas de esta forma tal y como yo la imagino, obliga a que uno domine siempre al otro o a que convencido de que los verdaderos filmes-ensayo uno desaparezca para poder ilustrar al otro? Y están todavía por llegar y de que esta suculenta por último, ¿es posible que el ensayo literario y el oportunidad aguarda a los audaces ensayistas ensayo cinematográfico sean inherentemente cinematográficos del futuro. diferentes, que el cine-ensayo esté destinado a seguir un desarrollo histórico diferente, dados Posdata los puntos fuertes y limitaciones del medio? ¿He Desde que empecé a escribir este texto he visto sido injusto con el cine-ensayo al pedirle incluso una serie de fascinantes películas de no-ficción un estilo o conducta propios del ensayo literario? que incitan a la reflexión y que deberían incluir- Veamos: sería totalmente aceptable que des- se en la discusión. Está la hábil, conmovedora pués de haber leído este texto Vd. decida llamar aunque reticente continuación de Ross McEl- ensayo a trabajos como la película collage WR wee de sus meditaciones autobiográficas, Time (Wilhelm Reich: los misterios del organismo) de Indefinite; el divertido y complejo retrato docu- Makaveiev; o un dueto en el que el director mental que Alan Berliner hace de su abuelo, Inti- renuncia al acuerdo con el texto hablado, como mate Stranger, sobre un hombre querido por sus La guerre d’un seule homme de Cozarinsky; o una compañeros pero juzgado más severamente por sinfonía de voces entrevistadas, como La chagrin su familia; London de Patrick Keiller, una elegí- et la pitié de Marcel Ophuls; o una visión onírica aca meditación de esta ciudad, utilizando el

88 Es mucha la gente que me ha ayudado a escribir este ensayo, independientemente de lo mucho que discrepara de mis conclusiones. Quiero dar las gra- cias a Jonathan Rosenbaum por haber compartido conmigo material y cintas de una forma tan genero- sa y por la información facilitada sobre Welles; también quiero agradecer a Terrence Rafferty, por sus conocimientos sobre Marker; a Amos Vogel, por su sabio escepticismo; al personal de Women Make Movies, por permitirme acceder a su biblioteca; a Charles Silver, por prestarme Ici et Ailleurs; a Ralph Arlyck, por las cintas de sus películas; a Richard Peña, David Sterritt, Ralph McKay y Carrie Rickey por su valioso asesoramiento; y, en último lugar pero no por ello menos importante, a Vlada Petric por su invitación y su constante ayu- Le Tombeau d’Alexandre da.

comentario distanciador de una figura ficticia en tercera persona, Robinson, de modo muy pare- cido al dispositivo utilizado en Sans Soleil, aun- que Robinson se muestra menos fiable; y el increíble montaje estratificado de la obra en varias partes de Godard, Histoire(s) du cinéma, melancólica meditación sobre el medio de una forma evocativamente “ensayística”, trastornada insistentemente por distanciamientos brechtia- nos. Cada uno de estos trabajos coquetean con y dudan de un compromiso con el cine-ensayo, confirmando mi tesis de que es una forma cada vez más tentadora, sin dejar de ser problemática, en nuestra era. Por último, The Last Bolshevik /Le Tombeau d’Alexandre, el más reciente film- ensayo de Marker, sobre el director ruso Alexan- der Medvedkin y las vicisitudes de mezclar el radicalismo y el arte, consigue de manera triun- fal y segura afianzar la forma ensayo, reafirman- do el derecho de Marker a ostentar el título de “único y verdadero ensayista cinematográfico”.

89

LAS CENIZAS DE PASOLINI Y EL ARCHIVO QUE PIENSA

Josep M. Català

Desde hace varios años vienen coincidiendo en En ambos casos, puede explicarse fácilmente la La recuperación el tiempo dos fenómenos peculiares a cuya con- génesis del fenómeno. Digamos de entrada que el de imágenes fluencia vale la pena prestar atención. Se trata en acercamiento de Derrida es tan específico que cinematográficas primer lugar de la existencia de una especial sólo nos sirve como síntoma del alcance del pro- de archivo con inquietud por las cuestiones relacionadas con el blema, si bien se deslizan en el texto algunas ideas finalidades concepto de archivo, cuyo exponente más nota- que pueden relacionarse con nuestra reflexión, estéticas ha dado ble es una conferencia auspiciada por la Société como veremos luego. Pero, en un sentido más lugar a una serie internationale d’Histoire de la Psychiatrie et de general, podemos decir que el interés por el archi- de formas la Psychanalyse, el Freud Museum y el Cour- vo vendría determinado inicialmente por un fílmicas, cercanas tauld Institute of Art, que Derrida pronunció en fenómeno que Miguel Morey sitúa en la quiebra al documental Londres en 1994 con el título de “Mal de Archi- de la noción de biblioteca y su sustitución por una vo”. El otro caso es la creciente importancia que nueva forma paradigmática de la compilación del ha ido adquiriendo en los últimos años la recu- saber que se ha denominado archivo: nos encon- peración de imágenes cinematográficas de archi- tramos ante la descomposición de un canon uni- vo con finalidades estéticas que ha dado lugar a versal del saber, preciso y perfectamente estruc- una serie de formas fílmicas, cercanas al docu- turado, que paulatinamente se convierte en “la mental, bautizadas con diversos nombres como exhaustividad de un archivo interminable donde cine de metraje encontrado (found footage film) o ha quedado todo consignado, sin principio de cine de apropiación. El uso del material de archi- selección alguna” (Morey 2006, p. 23). Este suce- vo es, en estos casos, sustancialmente distinto del so coincidiría con la proliferación de bases de de los documentales de montaje o históricos tra- datos digitales y el problema de su gestión que dicionales, o de lo que se llamó en su momento vendría a poner en primer término la problemáti- cine de compilación que, como indica Antonio ca de la memoria histórica, general e individual. Weinrichter, tiene muchas relaciones con los Por otro lado, tenemos un gesto muy pecu- documentales de propaganda (2004). liar que se da en el ámbito cinematográfico

92 Un instante en la vida ajena

La memoria actual, concretamente en el del llamado postci- imágenes de archivo y penetra en las mismas individual o ne. Ya no se trata del documentalista fílmico o para establecer conexiones de carácter hiper- familiar se del reportero de televisión que va en busca de textual con otras imágenes concomitantes: convierte en imágenes de archivo para ilustrar un determi- materializa el espacio mismo del archivo para material de nado acontecimiento histórico o social, sino de convertirlo en un territorio que se puede reco- trabajo para algo esencialmente distinto. No estamos rrer, advirtiendo que este recorrido tiene con- innumerables hablando por lo tanto de una acción rememo- secuencias heurísticas. Delpeut ya había intro- cineastas rativa del propio acto de recordar, como era ducido en 1990, con Lyrical Nitrate, una nueva antes, aunque el ejercicio actual conserve forma de pensar los archivos, al reexaminar sus mucho de esta función alegórica. Ahora se tra- imágenes para establecer con ellas insólitas cla- ta, por el contrario, de trabajar directamente sificaciones. Algo similar haría años más tarde con la memoria visual concreta que abandona el mismo Deutsch con Film Ist (1998). Esta así la condición genérica que tiene en los archi- incursión espeleológica en los materiales de vos tradicionales para adquirir un carácter archivo de carácter general, va acompañada de óntico más típico del archivo posmoderno y un renovado interés por las cintas caseras, por que la dispone para ser reutilizada. Cineastas la memoria visual particular. Desde Un instan- como Gustav Deutsch y Peter Delpeut nos te en la vida ajena (Rioyo y Linares, 2003) has- enfrentan en sus obras con las posibilidades ta El perro negro (Péter Forgács, 2005), la retóricas que destila la nueva condición del memoria individual o familiar se convierte en archivo. Deutsch, en Welt Spiegel Kino (2005) material de trabajo para innumerables cineas- aplica el dispositivo cinematográfico sobre las tas con intenciones muy diversas.

93 El perro negro

De la misma manera que la preocupación por los fotogramas crea un mundo fantasmagórico a Nos encontramos el archivo coincide en el tiempo con la quiebra de través del que aparecen los trazos del film origi- ante una la organización tradicional del saber, las nuevas nal, alegorizando así las relaciones entre un preocupación formas de atender el material cinematográfico archivo en ruinas y una memoria no menos que- general (quizá del pasado, es decir, la proliferación de películas brantada. Nos encontramos, por lo tanto, ante generacional) por que recurren al archivo cinematográfico de muy una preocupación general (quizá generacional) los temas distintas maneras, coincide con una creciente por los temas relacionados con el archivo, en un relacionados con sensibilidad hacia la pérdida, en algunos casos caso debido a que la quiebra de una determinada el archivo ineludible, de la memoria cinematográfica, así disposición del saber da paso a otra que puede como con los consiguientes esfuerzos institucio- calificarse, según Derrida, de “mal de archivo”, nales para la preservación de este material en y en el otro a causa de que el propio archivo, tal proceso de decadencia. Incluso esta decadencia como se venía concibiendo, está en decadencia, en sí misma es, a veces, tomada como base del lo cual corrobora la exactitud de la mirada de proyecto, tal como sucede en los films de Bill Derrida y confirma que, efectivamente, nos Morrison, Decasia: The State of Decay (2002) y encontramos ante un mal del archivo, puesto que Light is Calling (2004), en los que el deterioro de su condición tradicional se está desvaneciendo a

94 Decasia: The State of Decay

El encuentro de la la vez que su propia estructura se convierte en urgencia por alegorizar la pérdida. En ambos memoria personal, una especie de forma simbólica. casos, además, el sustrato en el que se apoyan los subjetiva, con la Vemos que ambos fenómenos, el del cine en sí fenómenos tiene un doble carácter: es a la vez memoria histórica y el del archivo cinematográfico en concreto, se general y particular. Se trata de una memoria de carácter oficial, producen, pues, en una determinada zona cre- que al escindirse en dos partes pone de manifies- provoca un puscular. Por un lado, se problematiza el archivo to la dialéctica entre las mismas que tradicional- choque que hace cuando culmina la implementación de un nuevo mente se mantenía soterrada. El encuentro de la que ambos tipo de memoria que como la que representa memoria personal, subjetiva, con la memoria registros pierdan Internet es desestructurada, caótica y práctica- histórica de carácter oficial provoca un choque su consistencia mente infinita, una memoria inhumana que vie- que hace que ambos registros pierdan su propia ne a sustituir a la memoria humana representada consistencia: ya no puede haber una historia por la biblioteca y que va poco a poco desapare- monolítica porque su narrativa homogénea se ciendo. Por otro, la desaparición o el olvido del fragmenta al entrar en contacto con las memo- importante archivo fílmico, que se produce en rias individuales, ni puede haber un recuerdo medio de una gran proliferación de nuevos individual, subjetivo, sin fisuras porque este archivos audiovisuales, desata una inusitada registro memorístico tiene que debatirse, en el

95 mismo campo, con la gran memoria institucio- La historia del que, desde el punto de vista de la apropiación no nalizada y con el resto de memorias individuales film-ensayo, es necesariamente relevante, ya que el gesto sus- que salen a la luz constantemente. todavía por hacer, tancial de acudir al archivo hace que todo cuan- Foucault establece una diferencia esencial, se presenta de to haya en él sea un documento. A su vez, esta que surge de las ruinas del sujeto cartesiano, momento como un problemática cobra especial relevancia cuando se entre el pensar, como actividad centrada y homo- puzzle de la relaciona directamente con el film-ensayo, génea, y el hablar como forma dispersa en cons- elementos como veremos. tante movimiento (Morey 2006, p. 22): se trata desperdigados de una separación que podría equipararse con La peculiar manera este enfrentamiento actual entre las distintas inacabada del film-ensayo memorias, individuales y sociales, que acabo de La historia del film-ensayo, todavía por hacer, se mencionar o, dicho de forma clara: entre la presenta de momento como un puzzle de ele- memoria y la historia. Ello nos podría llevar a mentos desperdigados, contradictorios y ambi- suponer que la decadencia del sujeto cartesiano guos que se resisten a ocupar su lugar. No en coincide paradójicamente con un resurgimiento vano, se trata de una forma fílmica de la que la de una memoria cuya característica más relevan- práctica totalidad de sus usuarios ignoraban, te podría ser precisamente su subjetividad. Por hasta hace bien poco, que la estaban practicando. el otro parece claro que la historia, representada Fue Bazin quien advirtió en 1957 que Chris por los cánones culturales instalados en la biblio- Marker había realizado un film-ensayo con su teca, se diluye en la extensión indiscriminada del Lettre de Sibérie, pero no parece que el director archivo. Dejemos planteado el problema y acep- francés haya hecho nunca ninguna mención a sus temos momentáneamente que este declive del películas en este sentido. Sin embargo, existe sujeto cartesiano que piensa supone, como quie- desde las primeras décadas del cinematógrafo re Foucault, su completa desaparición, su diso- una corriente de pensamiento que considera que lución en la pura funcionalidad del habla, y que el nuevo arte consigue hacer visible el pensa- no se produce, como en realidad sucede, su miento o bien que plantea la posibilidad de una retorno en forma de ruina. Aceptémoslo porque nueva forma de pensamiento. Desde Canudo a la distinción entre pensar y hablar, o mejor dicho Bela Balázs, desde Münsterberg a Germaine la indeterminación entre el pensamiento y el Dulac, la idea se repite en todas sus variaciones habla es una de las características de una forma (Frampton 2006), sin que nadie acierte con la como el film-ensayo, a través de la que el cineas- posibilidad de una reflexión personal a través de ta piensa como si hablase. las imágenes fílmicas. Todas las teorías se detie- El problema general del archivo tiene su pro- nen más bien en proponer una especie de míme- pia dinámica que no voy a tratar aquí, excepto en sis del pensamiento (que sería alternativa a la lo que se refiere a su relación con lo que habría mímesis de la realidad) o en afirmar una suerte que denominar cine de metraje apropiado – al que de pensamiento autónomo del film, olvidándose quizá sería mejor llamar metraje sustraído, para sistemáticamente del sujeto que pueda estar así englobar en una sola acepción todas las mani- detrás de la construcción fílmica y de su propia festaciones que hacen uso de forma novedosa de capacidad reflexiva. Al mismo tiempo, una serie películas ya existentes, tanto si éstas son de de cineastas intuyen en diversos momentos que ficción como si son documentales, distinción se están acercando a esta forma de reflexión cine-

96 À propos de Nice

matográfica y proponen diferentes maneras de setenta realizó en Francia F for Fake (1972) y, Quizá se trata de denominarla. Por ejemplo, Vigo, muy pronto aún así, el concepto fue extendido más por sus un anti-género, ya adelanta el concepto de punto vista documentado colaboradores que por él mismo. que no tan sólo no para calificar a À propos de Nice (1929). Y Eisens- El film-ensayo compone, pues, un territorio al tiene normas, ni tein, a través de su teoría del montaje intelectual que podríamos considerar la antítesis de la rui- parámetros, sino puesta en práctica de manera más significativa en na: no tanto un objeto en descomposición que que su Octubre (1929), coloca el horizonte del cine en el guarda los restos de pasados esplendores, como especialidad ensayo fílmico que, en esos momentos, parece un ámbito construido fragmentariamente que consiste en verdaderamente inalcanzable: por ello nadie apunta siempre hacia una poderosa totalidad evitarlos entiende que el director soviético pueda propo- que, curiosamente, cuando puede ser alcanzada, nerse filmar El Capital de Marx y el proyecto se como ahora, se diluye en multitud de formas considera durante décadas como un verdadero mestizas e híbridas. Es por ello quizá que se tra- disparate. Por otro lado, Orson Welles, que estu- ta de un anti-género, ya que no tan sólo no tiene vo haciendo ensayos radiofónicos durante gran normas, ni parámetros, sino que su especialidad parte de su vida, no atinó a pensar en el ensayo consiste en evitarlos. En estas condiciones, no es fílmico hasta muy tarde, cuando en los años extraño que sea difícil construir su historia, de la

97 El film-ensayo se misma manera que, si bien es fácil hacer una his- film-ensayo utiliza las imágenes siempre como si nutre de imágenes toria de la literatura, no lo es tanto confeccionar fueran imágenes de archivo, como si fuera metra- y sonidos (en una posible historia del habla o la conversación je encontrado. Hay una diferencia, es cierto, por- íntima relación): cotidiana. Pero esta dificultad no nace sólo de la que a veces es este mismo cineasta quien filma o es a través de las materialidad y solidez de un registro frente a la graba las imágenes, es decir que no las encuen- imágenes y evanescencia del otro, sino del hecho sustancial tra, sino que las crea, mientras que en otros casos sonidos que el de que un modo tiene un estructura estable, una las sustrae de un archivo, se apropia de ellas. Pero cineasta arquitectura mnemotécnica podríamos decir, y el hecho de que deba reflexionar sobre las imá- reflexiona el otro, en cambio, nace literalmente en ruinas: su genes hace que su actividad se desplace a un estructura es una estructura siempre incomple- punto en el que todas las imágenes, tanto las pro- ta, no preparada para su inclusión en la bibliote- pias como las ajenas, son ya representaciones de ca. Lo mismo le sucede al film-ensayo, que, segundo nivel: imágenes de representaciones de curiosamente, por su factura proverbialmente la realidad. Los diarios de Jonas Mekas son el incompleta y su tendencia a formular, o a formar, ejemplo más efectivo de esta actividad: Mekas va enunciados no categóricos, está mejor preparado filmando a lo largo de su vida y luego regresa para acomodarse a la navegación por los territo- sobre esas imágenes para comentarlas cuando ya rios rizomáticos del archivo que ocupan el vacío han dejado de ser “documentales” para conver- dejado por la arbórea biblioteca. tirse en material de archivo. El hecho de que el Si consideramos el film-ensayo como un archivo sea de su propia vida no varía la cuestión, modo cinematográfico que tiene la característica si acaso nos permite darnos cuenta de una pecu- general de nacer y desarrollarse como ruina, y lo liaridad de la memoria personal que, por ser ínti- hacemos asimilando plenamente este concepto, ma, parece ligada al sujeto de manera inaliena- es decir, no como el resultado negativo de un ble, cuando en realidad tiene las características proceso de decadencia, sino como una forma del archivo. Es decir, que cada vez que se reme- estética –un modo que respondería a lo que Eli- mora algo, se está revisando de nuevo la memo- zabeth Wanning Harries denomina una manera ria y los recuerdos aparecen bajo una nueva pers- inacabada (1994)–, si estamos de acuerdo en ello, pectiva: son igualmente vivencias desplazadas de digo, la cuestión del archivo cobra en el seno del aquella relación inmediata con la realidad que en ensayismo fílmico nueva relevancia. Porque el algún momento mantuvieron. Algo de ello hay pensar del film-ensayo es con claridad una mane- en la declaración que hace Pasolini al inicio de ra voluntariamente inacabada en tanto en cuan- sus apuntes fílmicos sobre la India, Appunti per to es también una forma de hablar. Ahora bien, un film sull’India (1967-1968). “Éste es un film ¿de qué se nutre sustancialmente este pensa- sobre un film sobre la India”, afirma el cineasta, miento-habla del film-ensayo? La respuesta es constatando el hecho de que no se trata de un diáfana, se nutre de imágenes y sonidos (en ínti- documental, sino de una mirada desplazada des- ma relación): es a través de las imágenes y soni- de la realidad a la realidad fílmica; una mirada al dos que el cineasta reflexiona. Por tanto, ¿qué sesgo o una visión de paralaje, que diría Zizek: peculiaridad puede tener aquel film-ensayo que “el aparente desplazamiento de un objeto (su se nutre de materiales de archivo? Esta pregunta desplazamiento de posición sobre un contexto) no tiene tan fácil respuesta por un motivo funda- causado por un cambio en la posición de obser- mental: porque el cineasta que se atiene al modo vación que brinda una nueva línea de visión”

98 La Rabbia

(Zizek 2006, p. 25). El cineasta ensayista no cine que había de venir después de esa vanguar- Pasolini, entre comenta, sin embargo, los recuerdos, propios o dia finiquitada, y lo hizo evitando el proverbial otras muchas ajenos, con los que trabaja, sino que piensa a tra- regreso a cualquier tipo de neo-realismo. Es cosas, era vés de ellos, con ellos; los recompone para cons- decir, evitó a la vez los dos polos de la eterna también un truir el hilo de una reflexión que es como un acto discusión entre realistas y vanguardistas, arre- ensayista fílmico de habla prolongado y, fundamentalmente, batándoles a ambos tanto la bandera ética como inacabado, no porque la película no tenga fin, la estética que cada cual enarbolaba a conve- sino porque cada imagen es en sí misma una rui- niencia para arrogarse el impulso esencial del na, un resto de lo que fue cuando era representa- cine progresista. Pasolini se avanzaba mucho a ción directa de la realidad, proceso que alegori- su tiempo, porque hasta los años 90 no se vio zan perfectamente las películas de Morrison. despegar ese cine postvanguardista que él pre- Pero también porque el habla, en realidad, no gonaba, a través de una recomposición del tiene fin: el fin en ella se pospone indefinida- documental y especialmente a través de la for- mente. ma más novedosa del mismo, el film-ensayo, que alcanzaba finalmente así su consolidación. La rabia de Pasolini Habíamos olvidado, si es que alguna vez lo Con cuánta prisa enterraron a Pasolini, unos y supimos, que Pasolini, entre otras muchas otros. Debimos sospechar que si había tanta cosas, era también un ensayista fílmico. prisa en enterrarlo, sería porque no estaba Pretendiendo justificar su film La Rabbia muerto. Y, efectivamente, Pasolini, en su cine y (1963) –aquél que provocó tal sobresalto que su en su teoría, especialmente en esa teoría suya productor Gastone Ferranti corrió a incorporar- que fue tan despreciada por la academia, está le una segunda parte realizada por el conserva- más vivo que nunca. No sólo vaticinó a finales dor Giovanni Guareschi con el fin de equilibrar de los años 1960 el fin de las vanguardias, lo el radicalismo pasoliniano–, afirmaba Pasolini cual, en ese momento, no dejaba de ser arries- que “su ambición había sido la de inventar un gado, sino que, de hecho, sentó las bases para el nuevo género cinematográfico. Llevar a cabo un

99 La Rabbia

ensayo ideológico y poético con unas secuencias Pero el centro es La Rabbia, con el que se En el archivo nuevas” (Mariniello, 1999, p. 207). He aquí un introducía en un “nuevo género cinematográfi- penetran los nuevo nacimiento del film-ensayo, después de co… con unas secuencias nuevas”. Estas secuen- trazos de lo real, Vigo, después de Eisenstein, después de Welles, cias nuevas debemos entenderlas como material pero de él se después de Marker y después de ese intento fílmico renovado, puesto que ésta es la base de la extraen formas valeroso y fracasado de Rossellini de hacer cine- película: segmentos de reportajes televisivos y ideológicas e televisión didáctica. Así es de fragmentaria e documentales, extraídos de su contexto para imaginarias del incompleta la historia del film-ensayo. sustituir su “orden cronológico o lógico por un mismo Cuando realiza La Rabbia (el mismo año que orden “político-poético” de un discurso nuevo La Ricotta, un film que no es exactamente ensa- que no intenta representar la realidad, sino yístico, pero que lleva la ficción al borde de ser- adherirse a su materialidad haciéndola emerger lo), Pasolini ya había hecho, o está haciendo, en su complejidad y produciéndola en la panta- alguna incursión hacia territorios cercanos a esta lla” (Mariniello 1999, p. 213). Adherirse a esta forma cinematográfica: su cuaderno de viaje materialidad de lo real de la que habla Marinie- durante su estancia en Palestina para preparar el llo significa atender no a la realidad en sí, sino a rodaje de Il Vangelo secondo Mateo (El Evangelio su representación convertida en imagen-recuer- según San Mateo, 1964), titulado Sopraluoghi in do. Esta imagen-recuerdo es la que emerge en su Palestina (1963-64), es un buen ejemplo. Tam- complejidad porque aparece con toda su carga bién Comizi d’Amore (Encuesta sobre el amor, ideológica incorporada. Esto es posible, no sólo 1963-64) establece relaciones con un cine distin- porque, existen las imágenes de archivo, sino to, en este caso más cercano, sin embargo, al porque se ha producido la conciencia de que el documental tradicional, concretamente al ciné- archivo pone a nuestra disposición algo más que ma vérité. Posteriormente, Appunti per un film documentos: en el archivo penetran los trazos de sull’India (1967-1968) y Appunti per un’Orestiade lo real, pero de él se extraen formas ideológicas e africana (1968-1973) acaban de certificar la cer- imaginarias del mismo. Este problema lo plantea canía de Pasolini al film-ensayo. Derrida en el citado artículo sobre el mal de

100 El movimiento de archivo. Contrariamente a lo que parece des- antes de que Debord denunciara la sociedad del las imágenes de prenderse de una visión excesivamente despreo- espectáculo o que Baudrillard nos advirtiera archivo, en lugar cupada del actual fenómeno del archivo, esa sobre la proliferación de simulacros (de hecho, de ser un índice visión que propone Miguel Morey al hacerlo ambas nociones no son equiparables, sino corre- de lo real, se sustituto informal de la formalidad de la biblio- lativas), ya se había desarrollado una duplicación convierte en un teca, Derrida advierte que “el archivo, como fotográfica y cinematográfica del mundo y su desvelamiento de impresión, escritura, prótesis o técnica hipom- historia, es decir, de su desarrollo temporal, que esta realidad némica en general, no solamente es el lugar de luego se convertiría en duplicación videográfica almacenamiento y conservación de un contenido y que, finalmente, en su fase digital, alcanzaría el archivable pasado que existiría de todos modos paroxismo. Este paroxismo consiste en que prác- sin él, tal y como aún se cree que fue o que habrá ticamente todo lo ocurrido en el mundo de rele- sido. No, la estructura técnica del archivo archi- vante (y gran parte de lo no tan relevante) duran- vante determina asimismo la estructura del con- te el último medio siglo ha sido transformado en tenido archivable en su surgir mismo y en su archivo audiovisual (si pensamos también en la relación con el porvenir. La archivación produ- fotografía, este archivo de lo real se amplía ce, tanto como registra, el acontecimiento. Ésta espectacularmente). Tenemos constancia, pues, es también nuestra experiencia política de los de esos sucesos, de esa historia, a través de imá- media llamados de información”.1 No hemos genes y sonidos. Y por lo que se refiere a los pasado, pues, de una forma de dominación (la acontecimientos de los últimos veinte años, su biblioteca) a una liberación informal (el archivo), preservación visual (en archivos analógicos o sino que simplemente nos hemos desplazado de digitales) alcanza incluso a los sucesos locales, un tipo de estructuración a otro. particulares, domésticos. Poco queda de lo suce- dido en este pasado reciente que no haya sido La realidad archivada preservado en imágenes de diversos tipos,2 pero En lugar de retroceder para contemplar la géne- especialmente imágenes en movimiento, tan sus- sis de esa fenomenología visual que Pasolini ceptibles de ser confundidas con la propia vida detecta y pone en práctica en su film-ensayo, que retratan, cuando en realidad la entrada de hagámoslo a la inversa y, en una arqueología del estas imágenes del mundo en el archivo contra- futuro, veamos primero a dónde va parar todo dice su conexión inmediata con lo real. El movi- ello. Propongamos otro factor que conjunta- miento de las imágenes de archivo, en lugar de mente con la voluntad de saber determina el ser un índice de lo real, se convierte en un des- panorama que se abre en el arte de después del velamiento de esta realidad: lo que en el registro arte, es decir, en el ámbito de lo que se viene inmediato (el que va, idealmente, del rodaje a la denominando, de forma a veces engañosa, cultu- pantalla) es índice de realismo (el registro de las ra visual. Esta nueva variable tiene que ver con la relaciones espacio-temporales ciertas, según proliferación de imágenes del mundo, imágenes Bazin), en el archivo –o deberíamos decir des- documentales por contraposición a las imágenes pués del archivo, ya que lo relevante del archivo artísticas, un proceso que se inició en el siglo no es su existencia, sino el paso por el mismo de XIX y que incrementó su actividad en el XX de los materiales–, después del archivo, digo, el forma tan considerable que ha acabado convir- movimiento ya es otra cosa: forma parte, como tiéndose en un fenómeno paradigmático. Mucho decía Pasolini, del lenguaje de la acción.

101 La conversión del Este proceso apunta hacia una materializa- orden de lo real existencial y el nuevo orden de lo mundo en ción de la memoria, hacia una reificación de su visual realista y que hace que las viejas compara- memoria visual intrínseca visualidad primaria. Es esta re-pro- ciones sean inútiles. produce una ducción del mundo la que da paso de forma más Hablo de imágenes documentales porque reconsideración radical a la era de la imagen, y no otros factores creo que el fenómeno tiene su verdadera génesis de lo real relacionados con los medios de masas, como se en esa captación de lo real que la fotografía, y acostumbra a pensar. En sí misma, esta duplica- técnicas afines, consigue. En este sentido, el cine ción y almacenaje de la visualidad del mundo, la de ficción tendría también su parte documenta- conversión de éste en memoria visual, siendo lista en la captación de esa capa testimonial que ésta intrínsecamente distinta a la memoria lin- se desprendería siempre de los procesos drama- güística que había predominado hasta principios túrgicos, además del hecho, ya apuntado, de que del XIX, produce una reconsideración de lo real al pasar por el archivo el material ficticio se con- cuyos resultados sólo hacia finales del siglo XX vierte también en documento, por ello podemos se hicieron notar en profundidad. No es, pues, la poner en paralelo propuestas como Fast Film proliferación de medios de masas de carácter (2003) de Virgil Widrich, cuya textura está com- visual lo que implica un cambio, sino el hecho, puesta por los restos, por la ruina, de unos 300 que podríamos denominar fotográfico, de que el films de ficción, y Private Hungary (Hungría pri- flujo de imágenes vitales deje de ser fugaz y se vada, 1988-2002), la larga serie a través de la que convierta en cosa visual. Un fenómeno trascen- Péter Forgács recupera la memoria visual de su dente sobre el que se fundan los medios de país. masas, los cuales pueden ser así considerados No hablamos ahora, por lo tanto, del trabajo medios procesadores de la realidad visualizada. con las imágenes en general, ya sea artístico o de Pero sobre esta charla insensata que ejecutan los otro tipo. Por ello, tampoco hablamos del ámbito medios de masas con las imágenes del mundo, se de la pintura, ni siquiera la más realista, que la sitúa la charla sensata del film-ensayo que con- fotografía dejaría a sus espaldas, ni de las com- vierte el material registrado, y directa o indirec- posiciones o los montajes, fotográficos, cinema- tamente archivado, en habla reflexiva o en pen- tográficos, electrónicos o pictóricos, que queda- samiento-habla de carácter visual. rían por delante. Para comprender el fenómeno De estas cuestiones ya se ha hablado mucho, o debemos ceñirnos momentáneamente al proceso por lo menos esto parece. Sobre todo se ha habla- de reencantamiento del mundo que supone la do de la relación entre fotografía y realidad, y no invención de la fotografía. voy a volver sobre ello. Pero los problemas se han Pero antes de continuar señalemos que este pretendido resolver a distancias muy cortas, proceso de reencantamiento del mundo que ini- intentando dilucidar el grado de realismo de las cia la fotografía y continúan otros medios docu- imágenes documentales, o su carácter de recuer- mentales es, por sí mismo, el factor que hace dos, cotejando, de forma muy mecanicista, ima- necesario plantearse, no ya la posibilidad, sino la gen y realidad, como si estos dos campos no necesidad de una reflexión visual realista. No se estuvieran ya mediados por la propia posibilidad trata, por lo tanto, de una disyuntiva que nos de establecer la comparación. Quiero decir que aboque a una posibilidad de elección, suscepti- la proliferación de imágenes documentales for- ble por consiguiente de crítica como pretenden ma un nuevo territorio donde se inscribe el viejo los apocalípticos, sino de una cuestión perento-

102 ria que nos obliga a reflexionar sobre el ensayo La existencia, ya sea en el habla o en el discur- La imagen visual porque la capa reproducida del mundo so visual, del pensamiento anterior a la expresión documental visual origina por su propia existencia un tipo de del mismo, tan discutida por los estructuralistas, implica, como en mentalidad visual que debe ser gestionada, de la vendría avalada por la existencia del espacio ínti- el habla, la misma manera que el habla origina, por su mis- mo. Ello implicaría una presencia del sujeto (el existencia de un ma existencia, un acto racional que debe ser con- autor en los textos) que Derrida, entre otros, se pensar de las ducido a través del pensamiento que conocemos han encargado de denunciar no sin razón, aun- imágenes de manera más fidedigna. Si el habla entraña, que enseguida veremos que la razón que les asis- incluso en sus expresiones de menor densidad, la te no es una patente de corso. En especial, Derri- existencia del pensamiento (relación posible- da ha criticado la presencia del sujeto en su mente metafísica pero no por ello menos real), la discusión con John Searle, uno de los más cons- imagen documental implica igualmente la exis- picuos representantes del pensamiento anglo- tencia de un pensar de las imágenes: cualquier americano, que es el que menos preparado está acto de habla es un acto de pensamiento, suscep- para comprender y dar a comprender las com- tible de ser formalizado; cualquier acto visual, plejidades de la realidad contemporánea: “la teo- dentro de la esfera documental, significa un acto ría anglo-americana de los actos del lenguaje es, de pensamiento visual, susceptible asimismo de por tanto, solidaria de aquello que hay de más ser formalizado en distintos grados, gestionados constante y más estructurante en la tradición por los diferentes medios visuales. Como se ve, occidental: la metafísica de la presencia. Esta no trato de constatar la obviedad, por otro lado teoría presupone en efecto que los fenómenos ampliamente contestada, de que cualquier acto del lenguaje son “actos”, los cuales constituyen, de habla significa la comunicación de un pensa- por consiguiente, la actualización de la intencio- miento, sino que intento dejar constancia de algo nalidad del sujeto” (Goldschmit 2003, p. 182). mucho menos evidente como es el hecho de que Pero, por muy necesario que sea el giro que pro- cualquier acto de habla implica una actividad pone la deconstrucción, no podemos olvidarnos reflexiva, aunque sea mínima o esté implícita en de la existencia, real más que metafísica, del el proceso. Del mismo modo, cualquier visuali- espacio de la intimidad aquilatado por la tradi- zación implica una determinada reflexión de las ción occidental y de la que el film-ensayo sería el mismas características. De modo que los proce- último heredero. Este espacio de la intimidad, sos comunicativos empiezan antes de que los formado a través de introspecciones, diarios ínti- agentes de los mismos se propongan comunicar mos, autorretratos, etc., a lo largo de siglos, es un algo. Esto, especialmente en el campo visual, es ejemplo muy claro de metafísica convertida en importantísimo tenerlo en cuenta: “La reflexivi- física y que, por lo tanto, nos obliga a desdoblar- dad ya no está separada sino “encarnada” en las nos en su consideración. Es cierto que existe una actividades. El conocimiento está “reflexiva- idea perversa de la presencia del autor en la obra mente atado” a las actividades, expresiones y que la convierte en el simple resultado de las acontecimientos. En esa fenomenología empiris- intenciones de éste, un claro ejemplo de un pen- ta ya no hay distancia alguna entre el conoci- samiento simplista y lineal, pero también es cier- miento y la práctica, el conocimiento ya no refle- to que la actuación de esta metafísica ha dejado xiona sobre el hacer; antes bien, el hacer es al un trazo en la propia psique que ahora actúa con mismo tiempo conocer” (Lash 2005, p. 45). toda pertinencia más allá, o más acá, de la meta-

103 física. Se trata del regreso del sujeto, que no es, La fotografía “Habiendo objetos o fragmentos de objetos que desde luego, el regreso del sujeto metafísico que duplica la existen pesadamente en su entorno, cada uno en Searle y Austin colocan en los fundamentos de realidad, pero en su lugar, y siendo recorridos y relacionados en su su teoría de la intencionalidad, sino el regreso de esa duplicación superficie por una red de vectores y en su pro- un sujeto que ha transitado previamente por el convierte en fundidad por una conjunción de líneas de fuer- cuerpo y cuyo retorno sigue los parámetros de símbolo esa za, el pintor tira los peces y guarda el anzuelo. Su todos los retornos actuales, es decir, se nos pre- realidad: es un mirada se apropia de las correspondencias, de las senta con un aire siniestro que nos obliga a acto de preguntas y las respuestas que, en el mundo, no mirarlo dos veces antes de proceder a su acepta- pensamiento en sí están indicadas más que de manera sorda, y ción. Por ello decía antes que el sujeto regresaba misma siempre ahogadas por el estupor de los objetos” como ruina de sí mismo, como sujeto incomple- (Merleau-Ponty 1969, p. 66). Las palabras del to que ha abandonado el centro de la racionali- filósofo francés nos indican que la pintura es, a la dad cartesiana y se arrastra por entre el paisaje vez, anterior y posterior a la fotografía. El proce- en ruinas de lo que queda de esa racionalidad dimiento pictórico implica un pensamiento después de Freud. De estas ruinas de lo real, visual primitivo: un habla de las imágenes que materializadas en la visualidad del archivo foto- conlleva una reflexión débil. Pero se trata de una cinematográfico, se nutre el ensayismo fílmico actividad que establece una distancia con el actual a través del que se encarna el post-sujeto. mundo, necesaria para poder pensarlo, sólo que No hay, pues, un acto de habla tras el que se esta distancia, conceptualizada por Merleau- encuentra un sujeto enunciador, pero sí hay un Ponty, es todavía insuficiente: en la pintura post- habla visual que se hace sujeto a través de su pro- fotográfica de las vanguardias veremos aparecer pia estructuración. En la visualidad del film- una verdadera reflexión visual que, en algunos ensayo coinciden sujeto y objeto, reproducién- casos, se acercará a la posibilidad del ensayo, dose mutuamente. pero que en realidad se trata de una faceta muy El pensamiento visual es la expresión más especial de la pintura. Lo que ha impedido que inmediata de esta condición siniestra con la que la pintura generase una verdadera cultura de la se nos aparece el nuevo sujeto, lo es puesto que el imagen y por lo tanto la necesidad de formalizar propio ámbito visual tal como se ha desarrollado un pensamiento visual, ha sido su grado inferior nos obliga a reconsiderar la existencia del sujeto. de realismo. El pintor siempre se dirigía al mun- Es curioso que a ello contribuya en gran medida do para requerirle las condiciones de su realidad, la condición fotográfica de la que hablábamos mientras que el fotógrafo las recoge directamen- anteriormente, ya que la presencia del sujeto en te de ésta. No quiero volver con ello, como digo, la fotografía ha estado en disputa, es decir, ha a la cuestión del realismo fotográfico, sino resol- sido negada desde un principio. Pero es precisa- ver esta etapa de una vez por todas: la fotografía mente ella la que nos obliga a tener en cuenta al duplica la realidad, pero en esa duplicación, en el sujeto, no tanto como presencia omnipotente, solo hecho de convertir en imagen material el sino como ausencia que no puede ser. flujo de la vida, convierte en símbolo esa reali- ¿Por qué, si hablamos de pensamiento visual, dad: la fotografía es un acto de pensamiento en sí no nos ocupamos directamente de la pintura, misma, y la proliferación de imágenes documen- cuando en ella residiría el germen del mismo? tales promueven la necesidad de formalizar ese ¿No piensa, pues, el pintor en imágenes?: acto. La existencia de un mundo fotográfico, es

104 decir, de un mundo fotografiado, es un clamor Pasolini fue capaz puesto al límite después del neorrealismo, se que hay que escuchar. Supone el regreso sinies- de elevarse por abría una brecha que señalaba la falta de cone- tro de la memoria que nos hace despertar del encima de su xión natural entre las formas neorrealistas y la sueño del presente. Y ello se produce a través de tiempo y modernidad cinematográfica, faltaba un eslabón la instancia del archivo al que acude el ensayista vislumbrar las perdido que no era ni el Rossellini de Viaggio in fílmico como antes el documentalista acudía, o verdaderas Italia (Te quer ré siempre, 1953), como tantas creía acudir, a la realidad. relaciones de la veces se ha dicho, ni el Rossellini de la posterior Supuestamente, la llegada de la fotografía imagen con lo real etapa didáctico-televisiva, tan cercana al espíritu debía acabar con las imágenes en favor de la pura y con el sujeto del film-ensayo: no podía ser Rossellini la clave transparencia representativa, pero lo cierto es porque el director italiano se situaba a ambos que lo que hacía era inaugurar la era de la ima- lados de la hendidura. Idéntica separación se ha gen. A partir de la fotografía, es necesario volver producido luego entre la fugacidad del cine a pensar todas las imágenes. Y luego de haberlas moderno y la efervescencia del actual postcine y, pensado todas, hay que regresar a la fotografía en este caso, tampoco otro icono de las transicio- para pensar también las imágenes fotográficas y nes como Godard puede colmarla, a pesar de que sus destilaciones en el cine, el vídeo, etc. Este es pudiera parecerlo, porque también Godard está el peculiar mal de archivo fílmico: no tanto el en todas partes pero no necesariamente en la trabajo con una realidad materializada, sino la separación que hay entre ellas. Y es aquí, en esta necesidad de reconsiderar de nuevo todas las encrucijada que forman los desencuentros del imágenes, de pensar que el mundo es un archivo. cine clásico y el cine de la modernidad, por un O como decía Pasolini, un almacén de signos: lado, y el de este cine y el de la posmodernidad, “La vida se está alejando indudablemente de los por el otro, donde las ideas cinematográficas de clásicos ideales humanistas y se está perdiendo Pasolini cobran pleno significado. en el pragma. El cinematógrafo (con las otras téc- Pasolini afirma que el cine es la lengua escrita nicas audiovisuales) parece ser la lengua escrita de de la realidad porque la realidad ya es en sí mis- este pragma. Pero quizá sea también su salvación, ma una lengua, la de la acción. Y de la misma precisamente porque lo expresa –y lo expresa des- manera que la escritura impulsa la toma de con- de su mismo interior: produciéndose a partir de ciencia de la lengua oral, el cine como escritura ello y reproduciéndolo” (Pasolini 1977, p. 207). de la realidad sirve para desvelar el sentido de esa lengua oral-gráfica que es la realidad. Pero no Pasolini en la encrucijada nos dejemos llevar por las analogías lingüísticas, Puede que haya llegado el momento de reivindi- si no queremos perder de vista la verdadera tras- car la calidad visionaria de la teoría fílmica de cendencia de estas propuestas, que residen en el Pasolini. A pesar de estar lastrada aún por la hecho de considerar que cine y realidad están hegemonía lingüística y semiótica, una corrien- unidos, no por el mecanismo reflejo de la míme- te que al leerlo ahora de nuevo a él se ve cómo sis, sino por la organicidad de un movimiento enturbia el flujo de sus ideas más revoluciona- simbólico que envuelve a la vez cine y realidad de rias, Pasolini fue capaz de elevarse por encima de modo que uno y otra sólo unidos adquieren sen- su tiempo y vislumbrar las verdaderas relaciones tido. de la imagen con la realidad y con el sujeto. A Debe quedar claro, sin embargo, que el len- partir de Rossellini y su abjuración de un cine guaje oral-gráfico no se refiere a la voz: no caiga-

105 mos de nuevo en el error de Bazin de considerar XIX con una exteriorización tecnológica de ese Los datos del que el film-ensayo inventa un nuevo tipo de espacio interior aquilatado desde el Renacimien- archivo son montaje que va del oído al ojo. El habla tiene aquí to en el proceso de creación de la identidad indi- recuerdos la misma acepción que surge de la contraposi- vidual. Es cierto, pero el sujeto también se exte- traspasados al ción que hace Foucault entre el pensamiento rioriza en ese movimiento: no queda atrás, de la imaginario y quien estructurado y la dispersión del que habla: pue- misma manera que los datos del archivo no están los recoge no los de ser el mismo pensamiento pero con una tex- simplemente allí, como fardos, a la espera de que usa como objetos tura diferente que, a la larga, acaba provocando alguien los use. Los datos del archivo son recuer- o cosas, sin como pensamientos distintos, como bien sabía Mon- dos traspasados al imaginario y quien los recoge memorias-otras taigne que escribió sus Essais como si conversara no los usa como objetos o cosas, sino como destinadas a consigo mismo. Para Foucault este reino del memorias-otras destinadas a convertirse en convertirse en habla era también el reino del enunciado sin materiales del propio pensamiento. El sujeto se materiales del sujeto enunciador: “El archivo tiene por función extiende por el archivo y el sujeto se extiende a propio cobijar aquello que no tiene sentido guardar en la partir del archivo. Por ello, entre otras cosas, es pensamiento memoria. En este nivel, la oposición entre fundamental el film-ensayo para la comprensión biblioteca y archivo, es una oposición que tam- de la fenomenología visual contemporánea: por- bién enfrenta a una forma de interioridad y una que pone de manifiesto la intensidad de este forma de exterioridad. La biblioteca sería un movimiento y sitúa al sujeto en el lugar que le lugar de interiorización posible, mientras que el corresponde. archivo nace del gesto mediante el cual exterio- Para Pasolini la realidad se revela a sí misma a rizamos nuestra memoria, la depositamos en través del cine, es decir, a través de la técnica algún lugar ajeno que no es, desde luego, el lugar cinematográfica. Porque es en este sentido que de nuestra propia e íntima experiencia. Es un hay que entender el concepto de cine y es en este lugar que está ahí, donde los datos están, para sentido que la técnica cobra significado: tanto la cuando la necesidad nos exija ir a buscarlos” cámara como el archivo son técnicas y ambas (Morey 2006, p. 24). El error del estructuralis- transforman igualmente lo real, que no es otra mo fue pensar que podía librarse tan fácilmente cosa que aquello que de lo que las dos están com- del sujeto. En su intento por buscar una imposi- puestas. Las siguientes palabras de Pasolini sir- ble objetividad, se dejaba de lado aquel espacio ven tanto para la técnica del cine como para la interior, íntimo, que había sido laboriosamente técnica del archivo: “Esto mismo sucede al que construido y que forzosamente debía permane- estudia el cine: como el cine reproduce la reali- cer en la ecuación aunque fuera en su más pura dad, acaba por conducir al estudio de la realidad. decadencia: después de Freud, el sujeto cartesia- Pero de un modo nuevo y especial, como si la no ya no puede ser el mismo, pero el espacio rui- realidad hubiera sido descubierta a través de su noso del sujeto sigue existiendo y es un error reproducción y algunos de sus mecanismos pretender ignorarlo. Por ello, es cierto que el expresivos se hubieran hecho evidentes sólo en paso de la biblioteca al archivo supone un gesto esta nueva situación “reflejada” ” (Pasolini 1977, de exteriorización que continúa con el proceso p. 232). La realidad cinematografiada, la reali- de exteriorización de la memoria y la experiencia dad reproducida por las imágenes es, por tanto, que la técnica desde lo más antiguo ha estado una realidad estudiada, pensada, expresada: no efectuando y que se concreta a partir del siglo sólo material de la memoria, sino esencialmente

106 El cine-ensayo es material del archivo en el pleno sentido de la pone así de manifiesto su verdadero realismo siempre un “cine palabra. Pero es pensamiento y expresión de que no existiría de otra forma. Entre la “existen- de archivo”, que aquello que ya estaba allí, en la propia realidad, cialidad” de la lengua oral y la “historicidad” de utiliza la realidad esperando a ser revelado por la cámara. Por eso la lengua escrita (Mariniello 1999, p. 57), entre el no directamente a el cine-ensayo es siempre un cine de archivo, que archivo y la biblioteca, el film-ensayo se decanta través de su utiliza la realidad no directamente a través de su siempre, pero en especial cuando acude expresa- simple simple representación, sino tras el movimiento mente al metraje encontrado, a restos de otras representación, que supone haberla convertido en imagen y, en visualidades, por la condición rizomática del sino tras haber consecuencia, haber desvelado su significado. archivo que es la que mejor se corresponde con desvelado su El cine que utiliza directamente materiales de su tradición, contraria por otro lado a la del significado archivo, el cine de metraje encontrado, se sitúa manual tan adscrito a la voluntad conclusiva de un paso más allá en este proceso y, por tanto, es la biblioteca. Pero, si como decía Pasolini, el cine capaz de alegorizarlo a la vez que compone su es la lengua escrita de la realidad, es decir, la con- propia reflexión. Un proceso que podría equipa- ciencia de lo real, el cine-ensayo, que por su tex- rarse al de la cita literaria, pero en lo que la cita tura es oralidad visual pero por su condición tiene de fragmento, de ruina: la cita a la manera cinemática es actividad reflexiva, se nos presen- de Benjamin en la obra de Los pasajes, en la que ta claramente no sólo como proceso de pensa- el filósofo pretendía reconstruir documentalmen- miento, sino como pensamiento del pensamien- te el París de fines de siglo XIX a través de sus to, como filosofía. Filosofía de lo real, a través de propias ruinas en forma de imágenes, textos, la realidad convertida en imágenes. planos, anuncios, etc. De la misma manera que la cita se refiere a un texto con un significado pre- ciso que se amplía en el contexto en el que se ins- cribe y que, por lo tanto, pone de manifiesto su condición incompleta en el momento mismo en que pretende completar un nuevo proceso de pensamiento, así el metraje encontrado ayuda a edificar, mediante su fragmentariedad, el edifi- cio de una reflexión precaria, siempre conscien- te de su propia carencia: ello se pone especial- mente de manifiesto en los films de Martin Arnold, como Piece touchée (1989) entre otros, donde el metraje de películas comerciales adquiere una condición que podríamos denomi- nar histérica porque exterioriza sus tensiones ocultas al enfrentarse entre sí el movimiento ori- ginal del film, fluido, y la retención obsesiva de este mismo movimiento por parte del autor. Pero es esta misma precariedad, de carácter oral, la que se acomoda a lo que, según Pasolini, es la oralidad propia de lo real, y es ella la que

107 BIBLIOGRAFÍA NOTAS 1Jacques Derrida, Mal de archivo. Una impresión freu- Frampton, Daniel (2006), , Wallflower Press, Londres. diana en “Derrida en castellano” (http://www.jac- Filmosophy quesderrida.com.ar/textos/mal+de+archivo.htm, Goldschmit, Marc (2003), Jacques Derrida, une introduction, Pocket, París. 16/12/06) 2Posiblemente lo que haya quedado fuera de este pro- Lash, Scott (2005), Crítica de la información, Amorrortu Editores Buenos Aires. ceso de visualización sea la intimidad, un espacio Mariniello, Silvestra (1999), Pier Paolo Pasolini, Cátedra, Madrid. que, desde esta perspectiva, quizá pueda ser definido precisamente como aquél que no ha sido observado Merleau-Ponty, Maurice (1969), La prose du monde, Gallimard, París. por ninguna cámara, aquél que no se ha convertido Morey, Miguel (2006), “El lugar de todos los lugares: consideraciones sobre el en imagen. archivo”, en Registros imposibles: El Mal de Archivo, Dirección General de Archi- vos, Museos y Bibliotecas, Madrid. Pasolini, Pier Paolo (1977), Empirismo Eretico, Garzanti, Roma. Wanning Harries, Elizabeth (1994), The Unfinished Manner. Essays on the Fragment in the Later Eighteenth Century, University Press of Virginia, Londres. Weinrichter, Antonio (2004), Desvíos de lo real. El cine de no ficción, Festival de Las Palmas/T&B Editores, Madrid. Zizek, Slavoj (2006), Visión de paralaje, Fondo de Cultura Económica, México.

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TRA(D)ICIONES Y TRASLACIONES DEL ENSAYO FILMICO EN ESPAÑA (ALGUNAS IDEAS EN TORNO A LA CONDICIÓN AUTORREFLEXIVA DE NUESTRO CINE DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA) José Luis Castro de Paz y Josetxo Cerdán

Ponerse en contexto Reflexionaremos movimiento que se desarrolla en un espacio que No vamos a caer aquí en la tentación de propo- sobre la condición comparte la industria, la crítica y el público. Hay ner una nueva definición de cine-ensayo pues, histórica del cine- un lugar de convergencia de intereses de estos imaginamos, el editor del presente volumen ya ensayo, y más tres aspectos cinematográficos, una inestable habrá asumido dicha titánica función, o bien la concretamente, posición de negociación, donde los géneros habrá descargado sobre las espaldas de otros del cine español nacen, se desarrollan y mueren (si queremos uti- compañeros en este fascinante viaje colectivo a lizar un quizá poco afortunado símil evolutivo, tan escurridizo terreno. pues es evidente que los géneros no tienen por Sí que reflexionaremos, mínimamente no se qué responder a esas etapas de los seres vivos). preocupen, sobre la condición histórica del cine- Centrémonos en la cuestión de los factores que ensayo y más concretamente, del cine-ensayo son pertinentes para la ‘consolidación’ de un español (o sobre algunas de sus más evidentes género y veremos cómo en el caso del cine-ensa- características) antes de pasar a dibujar un siem- yo estos tres elementos se hacen presentes de pre urgente mapa de navegación para la obra forma muy desigual. Empecemos por la indus- audiovisual ensayística sobre ese objeto de estu- tria. Pocos son los productores cinematográfi- dio que es, continúa siendo a pesar del empeño cos, por muy alternativos que sean, que presen- de algunos, el cine español. ten sus películas más especulativas como Pensemos, en primer lugar, en el ya ‘clásico’ films-ensayo. En lo que respecta a España, quizá libro de Rick Altman sobre los géneros cinema- podríamos considerar a Pere Portabella en su tográficos1 y tomémonos la libertad, quizá exce- faceta de productor, como el único que, en un siva, lo sabemos, de clasificar al cine-ensayo momento dado, asume un discurso de defensa como un género cinematográfico (sin duda sería del cine que produce como un cine ensayístico (y mejor decir audiovisual). Según la aproximación de intervención artística sobre lo político y lo semántico-sintáctico-pragmática de Altman, un social). No resulta extraño que sean algunos más género cinematográfico es algo en constante los cineastas que defienden para sí mismos la

110 categoría de ensayísticos o para su obra, la con- Es posible abordar démica es la que ha jugado el papel más destaca- dición de film-ensayo. Era algo que defendía Joa- una característica do a la hora de conceptualizar el terreno genérico quín Jordà para las películas de su última etapa, presente en la en el que éste se mueve. Y lo ha hecho de forma es algo que Basilio Martín Patino también ha ale- producción relativamente reciente, a pesar de las honrosas gado sobre su trabajo desde hace mucho tiempo. española: la excepciones que nos pueden retrotraer hasta los Más recientemente, Isaki Lacuesta ha defendido reflexividad o años cincuenta (André Bazin) e incluso antes. el carácter ensayístico de su primer trabajo de autoconciencia Esto nos sitúa ante una incómoda posición a la largometraje Cravan vs. Cravan (2002), pero hora de conceptualizar históricamente el ensayo poco más. Por lo que respecta al público, es evi- fílmico español. En un país donde apenas se ha dente que el cine-ensayo –cuando esta modali- desarrollado un acercamiento teórico-historio- dad cinematográfica es reconocida como tal gráfico medianamente serio a algunos de sus entre los consumidores cinematográficos– no es desarrollos genéricos más evidentes como la algo que mueva a grandes masas de espectado- comedia o el musical, ¿cómo se puede abordar un res. Sin embargo, sí que ha alcanzado una cierta trabajo que cartografíe algo con una continuidad posición de (re)conocimiento entre las más mucho más difusa como es el ensayo fílmico? Es recientes (y desprejuiciadas) generaciones ciné- difícil establecer una genealogía, un árbol de filas. Aquéllas que consumen productos audiovi- familia, del cine-ensayo en el panorama interna- suales de igual forma en la sala cinematográfica, cional ya que la circulación de este tipo de films en el museo, en los festivales (que ya no son sólo es muy limitada y los ‘parentescos’ y las conti- de cine), en los canales de la televisión mundial nuidades son realmente complicadas de abordar que captan con sus antenas parabólicas digitales, (es algo que ocurre con el documental ya des- en el DVD o en el ordenador de su casa. Algunos pués de la segunda guerra mundial, con mucho de esos públicos cinéfilos han alcanzado una más motivo afectará a una división genérica más cierta visibilidad social como críticos gracias a la ‘estrecha’ en términos de producción como es el aparición de medios alternativos (muchas veces caso que aquí nos ocupa). Con más razón, resul- relacionados con la World Wide Web) que a su ta un esfuerzo baldío querer trazar esa hoja de vez les ha permitido pasar a otros más tradicio- ruta por el ensayo fílmico sólo en el caso del cine nales. En definitiva, la cuestión es que algunos de español. Renunciamos aquí a establecer una estos cinéfilos que sí (re)conocen el cine-ensayo genealogía del ensayo español no sólo porque la se han desplazado del consumo cinéfilo a la prác- consideremos poco fructífera, sino y principal- tica crítica. Y eso nos sitúa ante este tercer ele- mente, porque nos parece que formaría más par- mento configurativo del género audiovisual te de un ejercicio de historia-ficción que de otra según Altman. No nos vamos a entretener en cosa. este asunto, pero está claro que en el caso del Sin embargo, sí creemos que es posible abor- cine-ensayo hay una serie de autores y textos que dar una de las cuestiones constitutivas del cine- son verdaderas piedras angulares para su con- ensayo que, curiosamente (o quizá no tanto), ha ceptualización o para la divulgación del mismo sido una característica presente en la producción entre nosotros (sobresalientes ejemplos de ello cinematográfica española desde una etapa muy se pueden encontrar entre los artículos reedita- temprana: la reflexividad o autoconciencia. Sin dos en este mismo volumen). No hay duda, de extendernos sobre la cuestión, podemos asegu- que en el caso del ensayo fílmico, la crítica aca- rar que el cine español ha sido desde muy tem-

111 Tierra sin pan

El cine español es prana fecha, un cine que ha tenido una clara que- populares más subversivas que configuran bue- auto-reflexivo rencia por lo auto-reflexivo. Muchos films de la na parte de nuestra historia cinematográfica. como lo son las historia de nuestro cine, desde las películas de Para que se nos entienda rápidamente, el cine pinturas de Goya los géneros populares (melodrama, policíaco o español es auto-reflexivo como lo son las pintu- cómico), hasta el cine de autor de más rancio ras de Goya. En segundo lugar, el endémico abolengo, han introducido en su cuerpo narrati- retraso industrial que sufrió nuestro cine duran- vo, dramático o de puesta en escena elementos te sus años constitutivos lo sitúa desde el inicio que distanciaban y situaban al espectador en una como un cine que no sólo tiene que pensar(se) posición brechtiana, ofreciéndole la posibilidad con su público natural, sino que tiene que hacer- de reflexionar sobre la naturaleza de aquel lo también con respecto a los géneros exitosos espectáculo al que estaba asistiendo. Una apre- que llegan de fuera (Francia, Italia, Alemania, y surada intuición, que posiblemente tendrá que finalmente… Estados Unidos). Esa cuestión de ser revisada, nos hace pensar que quizá esa con- buscarse a sí mismo entre otras formas cinema- dición de nuestro cine puede tener al menos dos tográficas repercute en el hecho de que las pelí- puntos de partida y un trágico y bélico aldabo- culas jueguen con sus narraciones, con su dra- nazo en su desarrollo. Por un lado las mimbres maturgia y con su puesta en escena como

112 Tierra sin pan

Resultaría ejercicios de (re)apropiación, casi de hurto, de la Segunda Guerra Mundial merecían –más o necesario citar el esos otros cines. El acercamiento a esos otros menos ajustadamente– el calificativo de transpa- germen que géneros se propone muchas veces desde el extra- rentes. supuso el ñamiento de los materiales y eso deviene en Pero arranquemos, por no ir más atrás, en el movimiento auto-reflexividad cuando los directores daban efervescente momento del cine republicano. cineclubista de una vuelta más de tuerca a la formalización de finales de los años sus films. Después, y finalmente, la Guerra Civil 1. Documentales de una veinte vendrá a situar a los narradores posbélicos ante República de trabajadores la necesidad de continuar con su trabajo y satis- Aunque en una hipotética historia del ensayismo facer las expectativas de su público sin poder español resultaría absolutamente necesario citar olvidar la sangre y la muerte que los rodeaba por el germen que habría de suponer el movimiento todas partes, modificando (y distanciando) su cineclubista de finales de los años veinte, y en posición enunciativa y anticipándose incluso especial el Cineclub Español dirigido por Luis –aunque por procedimientos diferentes– al Buñuel y surgido en 1928 en el entorno de La modo como el cine norteamericano hará más y Gaceta Literaria (1927-1932) y de su director más opacas y ambiguas unas ficciones que hasta Ernesto Giménez Caballero –autor además de los

113 célebres cortometrajes Noticiario del Cineclub y, Con Las Hurdes blanca, niños incluseros)–, Las Hurdes, a partir de sobre todo, Esencia de Verbena, que mezclaba de Buñuel se la mirada naturalista –en sentido deleuziano– y forma singular la popular verbena madrileña con enfrenta al super-real de Buñuel, entronca también con toda un montaje que asociaba visualmente pinturas de documental de una tradición del arte español que, desde la pica- Goya, Picasso o Maruja Mallo y contaba con la forma nada resca a Solana, denuncia una visión amarga de presencia de Ramón Gómez de la Serna–, la traumática en España como tierra de muerte, miseria y enfer- mayor contribución de Buñuel y el entorno van- relación con su medad, abandonada tierra sin pan. guardista que representa para nuestros actuales filmografía No por casualidad, el mismo Luis Buñuel iba a intereses ha de ser, sin duda alguna, la excepcio- anterior y con la elegir el en la actualidad prácticamente olvidado nal Las Hurdes/Tierra sin pan (1933). Concebida voluntad de La ruta de don Quijote (1934)2 como uno de los en principio como un artefacto revolucionario y “interpretar la films que debían ser exhibidos en el Pabellón antirrepublicano –aunque luego paradójicamente realidad” Español de la Exposición Universal de París de convertido en propaganda leal una vez iniciado el 1937. De hecho, este documental dirigido por el conflicto bélico–, con Las Hurdes Buñuel se catalán Ramón Biadiú (1906-1984, luego monta- enfrenta al documental de forma nada traumática dor de la singular Vida en sombras [Llobet-Gràcia, en relación con su filmografía anterior y con la 1947], sobre la que tendremos que volver) se voluntad de “interpretar la realidad”, para lo cual aproxima a la obra cervantina para, lejos de la partirá de un riguroso trabajo preparatorio de adaptación convencional, proponer una en cierta guión, rodaje y montaje que adquirirá excepcio- forma ensayística y moderna transmutación nal potencia significante al frotarse –en una lec- semiótica, reduciendo “a imágenes esenciales las ción que aprenderá el Franju de Le sang des bêtes múltiples sugerencias ofrecidas por el material de (La sangre de las bestias)– con una voice-over apa- partida”.3 Esencialmente materialista, el cineasta rentemente etnográfica y aséptica, fricción que opta por situar la cámara ante la realidad “actual” hace de Tierra sin pan el film único y excepcional (1934) de la ruta quijotesca y, aquí, se encuentra el que es. Porque de esa aparente contradicción será trabajo cotidiano, con el campesino desarrollando capaz de extraer el texto algunos de sus más vigo- su función. Deshojando la realidad tras la ficción, rosos hallazgos, al poner en contacto una textura Biadiú parece decirnos que hasta la excelsa imagi- documental con una planificación altamente inter- nación cervantina depende, en último término, venida y, todavía, con la particular y distanciada del esfuerzo obrero, y que el gigante-molino está voz del narrador. Un buen (y célebre) ejemplo de ahí –para ser visto tanto con los “realistas” ojos de cuanto decimos lo constituye el fragmento de Las Sancho como con los enloquecidos del Quijote– Batuecas, donde, por medio de elementos de gracias al esfuerzo de quienes construyen y repa- puesta en forma (fundidos-encadenados, movi- ran sus astas. De igual manera, por ejemplo, el mientos de cámara... y su uso singular y económi- episodio del Toboso –tras el intertítulo estricta- co) se pone en pie un discurso nítidamente anti- mente cervantino que señala cómo las tinajas clerical que sugiere las posibles connivencias del recuerdan a Alonso Quijano “la prenda de su monje y la criada, a través de un trabajo sobre mayor amargura”– nos muestra una detallada tamaños, distancias y posiciones del todo ajeno a aproximación, documental, al trabajoso proceso de una lectura superficial y, digámoslo así, realista. la fabricación de las mismas, incluyendo el pren- Construida como una pesadilla –en la que todo sado de barro con los pies, el moldeado, el pulido, logro contiene su inversión siniestra (escuela el horneado y el secado final al sol. Pero ese pro-

114 ceso, arduo y pesado, no es abstracto, sino que Durante la Guerra en experiencias de la historia del cine mundial, toma cuerpo y rostro en los trabajadores que ese Civil, quizá el más quizás el más amplio y valioso movimiento docu- día y a esa hora –las del rodaje, en ese día concre- amplio y valioso mentalista provenga de las experiencias de la to del republicano 1934– desarrollan tales accio- movimiento CNT-FAI, particularmente llamativas en exten- nes. Y, ahondando en tal dirección, quizás la documentalista sión y originalidad. La falta de experiencia de secuencia clave la constituya el hermosísimo provenga de las muchos realizadores y la extrema urgencia signi- pasaje de las Lagunas de Ruidera, culmen del dis- experiencias de la ficante del trágico momento que se vivía habrán curso populista del film. Fuesen lo que fuesen CNT-FAI de producir extraños híbridos que, sin reparo éstas en el universo de encantamientos caballeres- alguno, amalgamarán ficción y documental, con cos, aquí, en la tierra española del siglo XX, la films que tendríamos que situar entre el reporta- cámara sólo encuentra un pueblo trabajador que je de propaganda y la película de ficción. Algu- descansa y se divierte; rostros anónimos, reales, nos ensayos iniciales en este sentido fructificarán de hombres, mujeres y niños disfrutando de ellas por ejemplo en la singular La silla vacía (Valen- para su recreo, al modo playero. De alguna forma, tín R. González, 1937) donde por vez primera se entonces, eludiendo cualquier referencia religiosa incorpora un pequeño hilo argumental, con el –incluso en el hermosísimo y melancólico plano actor José Pal interpretando a un civil que al ver final, previo al cervantino VALE–, Biadiú parece unos mutilados de guerra, abandona la silla del aproximar el Quijote hacia ese materialismo ale- café barcelonés donde estaba para alistarse como gre y regenerador, de espíritu rabelaisiano, que voluntario. Entonces nos trasladamos a Caspe e Mijail Bajtin veía todavía tardía pero ejemplar- Hijar, donde se ha instalado el Consejo de Ara- mente representado en la gran novela española. gón que preside Joaquín Ascaso, mostrándose Paralelamente, una socarrona y despreocupa- varios episodios en el frente aragonés, para fina- da apropiación de géneros del cine extranjero lizar con la muerte en combate del, diríamos, encuentra también en la II República sus prime- protagonista. Similar estructura presenta En la ras manifestaciones mayores. Citemos única- brecha (Ramón Quadreny, 1937), relacionando la mente, por su radical, reflexiva y desorbitada lucha en el frente (imágenes documentales) y las comicidad, la serie de cortometrajes dirigida por actividades laborales en la retaguardia (imágenes Eduardo García Maroto y escrita por Miguel ficcionales de la vida diaria de un militante de la Mihura: Una de fieras (1934), Una de miedo CNT, interpretado por Joaquín Pujol). De esta (1935) y Y ahora, una de ladrones (1935), que manera los realizadores cenetistas se situaron, todavía encontraría continuidad posbélica en las involuntariamente, en el centro de una no expli- no menos modernas y disparatadas parodias de citada polémica (documental versus ficción), y Ramón Barreiro (El sobrino de don Búffalo Bill, mientras el resto de organismos productores 1944; El pirata Bocanegra, 1946-49, estrenada abordaba casi exclusivamente la elaboración de tras graves problemas con la censura). documentales de corte más clásico, los anarco- sindicalistas optarán por ficcionalizar el docu- 2. La Guerra Civil: mental, improvisando a menudo con algo de autoconciencia y reflexión precipitación y precarios instrumentos técnicos, Si el cine documental realizado durante la con- dando lugar tanto a desinhibidas y felices solu- tienda bélica española que comienza en 1936 es ciones formales como, en ocasiones, a un escaso con probabilidad uno de los segmentos más ricos control de los elementos significantes del film,

115 que llegaban a torpezas técnicas o narrativas lización de ciertos recursos visuales de sorpren- La reflexividad y la mayúsculas, pero mostrando un permanente dente densidad metafórica y, en algunos casos, de autoconciencia afán por complejizar y densificar el cuerpo tex- inequívoca ascendencia vanguardista. alcanzan cotas tual del film, huyendo de la estructura del docu- sorprendentes en mental clásico (recogida de información en imá- 3. Los años 40: el dolor de la la posguerra genes montadas cronológicamente).4 Brota de Guerra este modo, en buena parte de las cintas, un tra- El dolor y la tristeza de la posguerra surgirán, a bajo reflexivo sobre la propia naturaleza del film, poco que se mire, por entre las rendijas del cine como ocurre en ese momento revelador y pos- de esta década, sea cual sea el género de que se trero de Los aguiluchos de la FAI por tierras de trate, incluidas las triunfales películas militares Aragón (1936) en el que un equipo de rodaje elaboradas a mayor gloria del bando vencedor. vuelto del frente entrega unas latas con el título La reflexividad y la autoconciencia alcanzan del documental que acabamos de ver. entonces cotas sorprendentes –y bien poco En el bando sublevado –y entre otros ejemplos conocidas–, en parte por influencia de la litera- que podrían ponerse–, señalemos el destacado tura del más adaptado de nuestros escritores, trabajo de Edgar Neville, especialmente en Vivan Wenceslao Fernández Flórez (Intriga, Antonio los hombres libres (1939), rodado inmediatamente Román, 1942; El destino se disculpa, José Luis después de la caída de Barcelona en manos del Sáenz de Heredia, 1945). En efecto, la constante ejército franquista el 26 de enero. En apenas diez presencia de efectos deconstructores que desve- minutos y con destacada fotografía de Güerner, lan de algún modo al carácter artificioso de la la falta de urgencias bélicas permite al cineasta representación, si bien tiene mucho que ver ciertas “operaciones ficcionales que legitimen las como señalamos, y entre otras razones, con algu- afirmaciones del comentarista”5 a la hora de mos- nos de los populares espectáculos matrices de trar, tal y como las han dejado, las checas republi- nuestro cine (y de los que lógicamente había canas de la capital catalana; operaciones que bebido el propio Fernández Flórez), puede ras- habrán de centrarse, muy especialmente, en una trearse en los más variados films del periodo, voice over que supone un ejemplo sin duda desde en las tempranas, alocadas y eficaces extraordinario de una no demasiado bien conoci- comedias arrevistadas de Ignacio F. Iquino da transición del documental y noticiario de gue- (¿Quién me compra un lio?, 1940; El difunto es un rra a la película de ficción y que, entre otros fac- vivo, 1941) o las sorprendentemente anarqui- tores, bien pudiera contribuir a explicar la zantes parodias metafílmicas de Ramón Barreiro generalización de dicho dispositivo en el más ya citadas, hasta en la concepción narrativa de temprano cine español posbélico, antes, incluso, algunas otras de las más características comedias de la probable (repetida y cansinamente citada) de la década (por ejemplo, la crítica y corrosiva influencia norteamericana.6 Vista hoy, además, la Dos cuentos para dos, Luis Lucia, 1947), pasando película parece una más que posible fuente de –entre muchas y muy diversas manifestaciones inspiración para la falangista, virulentamente que podrían ponerse– por el demiúrgico y asfi- experimental y eisensteiniana Rojo y negro (Car- xiante sistema textual del denso melodrama de los Arévalo, 1942), tanto por su preocupación por ambientación histórica Locura de amor (Juan de la situación femenina en el interior de las cárceles Orduña, 1948), célebre producción de la compa- con la que se abre como –y sobre todo– por la uti- ñía valenciana CIFESA. Aunque quizás auténti-

116 Los films de Val del Omar parten de elementos populares para establecer una reflexión sobre la propia condición representacional del cinematógrafo

La imagen congelada en Bienvenido Mr. Marshall

co rango ensayístico alcance en verdad una esa hibridación única entre la trascendencia y la ficción en extremo singular y desgarradora que técnica tan bien resumida en el título de ese poe- entrecruza cine, guerra, muerte y herida del ma suyo: Meca-mística. Artefactos de evidente deseo como densos pilares sobre los que poner inspiración vanguardista –incluso en su vertien- en pie uno de los más sobrecogedores discursos te tecnológica– los films de Val del Omar parten fílmicos de la modernidad. Nos referimos, claro de elementos populares, como los gitanos del está, a la ya citada Vida en sombras, sorprendente Sacromonte granadino o las imágenes religiosas joya fílmica, tallada sobre el dolor y la desola- castellanas, para establecer una reflexión sobre la ción. propia condición representacional del cinemató- grafo. 4. Una crispada distancia Pero no nos podemos olvidar de la prolifera- En los años siguientes, va a ser el cine de José Val ción en esos años de la voice-over en gran parte del Omar (Aguaespejo-granadino, 1952-1955, del cine español como elemento no sólo guía del Fuego en Castilla, 1960) con sus piruetas y piro- espectador, sino también distanciador y clara- tecnias técnicas el que realice una labor auto- mente intervencionista. Sin ir más lejos, ejem- reflexiva más evidente, jugando en profundidad plar resulta en este aspecto la secuencia intro-

117 Es indudable que ductoria de Bienvenido Mr. Marshall (Luis Gar- sentido se prolongan desde Canciones para des- otro cineasta cía Berlanga, 1953), donde Fernando Rey no pués de una guerra (1971) hasta la actualidad y fundamental para sólo comenta las imágenes, sino que también las son de todos bien conocidos, buscaremos nos- una detiene, las vacía y las vuelve a llenar de perso- otros el origen en su opera prima (Nueve cartas a reconfiguración najes, devolviéndoles el movimiento finalmente. Berta, 1965), digna punta de lanza de la filmo- de la auto- No se trata sólo de una intervención omniscien- grafía de un cineasta que ha hecho de los límites reflexión que se te, sino de su trabajo con la propia materialidad entre el territorio documental y la ficción su pri- produce en ese del film, algo que lleva implicada una reflexivi- vilegiado objeto de reflexión. La propia y pecu- momento es dad sobre esa misma condición, una distancia liar estructura epistolaria de la película –nueve Basilio Martín progresivamente crispada que aproximará sus “capítulos” que se corresponden con otras tan- Patino populares materiales de partida hacia la esper- tas cartas enviadas por Lorenzo, el estudiante de pentización final y definitiva de principios de los derecho protagonista (Emilio Gutiérrez Caba), a años sesenta (El verdugo, 1961). la joven Berta, hija de españoles exiliados a la que conoció en su breve estancia en Inglaterra, y que 5. El final de una etapa. nosotros oímos, fragmentadas, a través de la voi- La obra capital de Basilio ce-over del muchacho– que recoge una clásica Martín Patino tradición literaria reforzada todavía por el tono El final del franquismo nos va a traer algunas medievalizante de los “cartones” pintados por obras que, en su posicionamiento político, ofre- Alfredo Alcaín para iniciar cada uno de los blo- cen claros elementos de auto-reflexividad. Lejos ques, se contrapone dialécticamente a un traba- de los árboles (1963-1970), producida por el ya jo fotográfico en blanco y negro en el que la uni- aludido Pere Portabella y dirigida por Jacinto versitaria pero provinciana, inmovilista y Esteva, es quizá uno de los films españoles que grisácea Salamanca de 1965 adquiere un marca- más claramente hereda las formulaciones de do protagonismo “documental”, sin ajustarse Buñuel en Las Hurdes, tanto en lo que se refiere tampoco el film a tipo alguno de convención a la propuesta fílmica que supone como a las narrativa, sino bien al contrario, aproximándose estrategias de puesta en escena. No compteu amb a un testimonio poético y personal, en cierto els dits/ No contéis con los dedos (1967) y Noctur- sentido autobiográfico, sobre dicha realidad7, no 29 (1968) son las dos primeras obras que Por- todavía transformada, musicalmente ennegreci- tabella firma como director, y lo hace con el poe- da, por la excelsa partitura para clavicémbalo de ta surrealista Joan Brossa como coguionista. Carmelo Bernaola. Ese constante juego de con- Films de claro aliento poético, sus formalizadas trastes y contraposiciones –a la postre, como imágenes se encuentran entre lo más ensayístico veremos, auténtica figura formal del film– parte que ha dado nuestro cine, aunque quizá es el jue- sin duda del que enfrenta a una España vieja, go que le permite Vampyr-Cua de cuc (1970), fil- aferrada al pasado, y otra que trata desesperada- mación de otra filmación, la película más auto- mente de emerger del silencio, y se manifiesta en reflexiva hasta la fecha del director catalán. complejas espirales (entre la aldea familiar y Es indudable que otro cineasta fundamental Salamanca, entre la provincia y Madrid, entre para una reconfiguración de la auto-reflexión España e Inglaterra, entre el “mudo” y desespe- que se produce en ese momento es Basilio Mar- ranzado padre falangista y su revista “que nadie tín Patino. Y aunque sus títulos señeros en este lee” y el profesor José Caballeira, padre de la

118 Nueve cartas a Berta

muchacha, afamado ensayista sobre literatura manera de ensamblar textualmente sus materia- La densa española y reconocido docente en universidades les visuales y sonoros la que nos lleva a conside- materialización extranjeras...) cuya densa materialización formal rar su indiscutible modernidad como algo más formal de Nueve hace hoy de Nueve cartas a Berta –ensalzada pri- que un embrión de las experimentaciones lleva- cartas a Berta la mero y vilipendiada después, en función de los das a cabo por su autor en posteriores “docu- hace un texto de vaivenes críticos e historiográficos sufridos por mentales” reflexivos tan relevantes como Can- inexcusable el Nuevo Cine Español– un texto de inexcusable ciones para después de una guerra (1971) o referencia en la referencia en la historia del cinema hispano y Caudillo (1976). El interés de su complejo mon- historia del más específicamente en su vertiente auto-refle- taje, construido a modo de auténtico collage en el cinema hispano xiva. Así, y si incluso muchos de los conflictos que Patino recurre a la más variada paleta signi- (familiares, religiosos, sexuales, socioculturales) ficante (fotografías, congelación de la imagen, aunque encarnados aquí en el muy determinado cámara lenta, constantes asincronías, música y contexto histórico de la España franquista, per- voice-over que se entrecruzan en ocasiones con miten vincular estrechamente el film con otros las de los personajes que vemos, reencuadres, títulos de los “nuevos cines” (y, en particular, de bruscas rupturas de todo tipo) va mucho más allá la Nouvelle Vague francesa), es la intransferible de la simple novedad o el coyuntural “distancia-

119 Nueve cartas a Berta

El film logra, en miento” para lograr, en ocasiones de manera en plano oblicuo de su rostro, la cámara gira lenta- ocasiones de verdad extraordinaria, sutilísimos cambios de mente –trazando un movimiento de 360º– hasta manera en verdad nivel o fértiles ensamblamientos entre el esquivo retornar finalmente a él. En ese trayecto –rodado extraordinaria, mundo diegético y la siempre latente presencia realmente en dicho acto, pese a las dificultades sutilísimos de lo que de histórico y doloroso tiene la materia de todo tipo que se le presentaban– el encuadre cambios de nivel “real” situada ante la cámara. Un solo ejemplo (y salta literalmente de la diégesis para aferrarse a un solo plano), si bien excepcional, bastará para unos rostros que, por el azar del momento y el explicar lo que decimos. Mediada la segunda movimiento, entran y salen al modo, diríamos, carta (“Rosario en familia”), y mientras la voz de de los primitivos obreros de Lumière. Pese a que Lorenzo nos habla con distancia y cariño de su la voz de Gutiérrez Caba nos ancla todavía de padre, de su desesperanza, de su fracasada voca- algún modo en el relato, es tal el peso real, el ción de escritor y su oscura vida de bancario sin pasado brutal, al que esas imágenes nos enfren- ilusiones, un montaje de fotografías del persona- tan que ese real-fotográfico, aun conviviendo je (Antonio Casas) da paso a la presencia de éste con el padre del protagonista, acaba por eclip- en el acto que los alféreces provisionales cele- sarlo momentánea pero absolutamente. Y si, bran en la Plaza Mayor. Partiendo de un primer como señaló Román Gubern,8 la toma bien pue-

120 de ser deudora en origen de aquel pasaje de A El cine de la varios años en llegar a las pantallas así lo atesti- bout de souffle (1959) en que Jean-Paul Belmon- transición va a dar guan. Ambientadas en el límite de lo invisible do se integraba en la multitud que acudía a los pie a una serie de socialmente, la locura en el caso de Animación… Campos Elíseos con motivo de la llegada de obras de claro y la muerte (pero también la locura en su primer Eisenhower a París, aquí Patino da un nuevo sen- aliento ensayístico segmento) en Cada ver es…, ambos films, lejos tido discursivo al “original” godardiano al con- y elementos de ocultar su condición de tales, hacen gala de las jugar y entrelazar ficción y realidad, personaje y autorreflexivos formas materiales en que han sido construidos persona, pero también pasado y presente, de for- como tales. Las repeticiones de los travellings ma tan pregnante como (aunque de manera en por los jardines del manicomio a lo largo de todo todo diversa) a los célebres travellings “históri- el metraje en el primer caso son un claro ejemplo cos” de ciertos films de Theo Angelopoulos. de lo que estamos diciendo. Pero también lo son Si hay una imagen-ensayo, que se piensa a sí los diferentes juegos de desplazamiento entre las misma9 como tal y como fruto de una época, en voces de los internos y sus cuerpos. Un ejercicio la historia del cine español, posiblemente ésa no de subrayado no sobre su condición de locos, esa otra que la de la estatua del poeta Leopoldo sino de alienados sociales, que se vuelve a su vez María Panero forrada y atada (y bien atada, que reflexión fílmica. Cada ver es..., por su parte, diría aquél) en el film de Jaime Chávarri El des- para mostrar una jornada en la vida de Juan encanto (1976). Y es que el cine de la transición Espada del Coso, encargado del cuidado y man- va a dar pie a una serie de obras de claro aliento tenimiento de los cadáveres que los estudiantes ensayístico y elementos autorreflexivos. Son de la Facultad de Medicina de la Universidad de muchos los trabajos que se podrían citar en este Valencia utilizan en sus prácticas, no sólo desve- punto: la conciencia del momento único es evi- la constantemente el proceso fílmico (la voz de la dente en el resurgir del cine documental que se entrevistadora, los planos del equipo de rodaje e produce en esos años y en su clara inclinación incluso una claqueta), sino que reutiliza, por hacia la auto-reflexión. Films como Ocaña, un ejemplo, ciertos planos de The Birds (Los pájaros, retrato intermitente (Ventura Pons, 1978), Raza, Alfred Hitchcock, 1963). Radicalmente van- el espíritu de Franco (1977) y El asesino de Pedral- guardista, verdadero ejercicio de etnografía bes (1978), ambas de Gonzalo Herralde, o Rocío experimental, su mirada sobre la muerte, aboli- (Fernando Ruiz Vergara, 1980) cuentan con da toda posibilidad de realismo, sólo puede ser algunas secuencias que sin duda requerirían una mirada mediada, la que nos propone la prác- mayor atención en un acercamiento detenido tica cinematográfica, en un ejercicio metacine- sobre la cuestión. Por motivos de espacio nos matográfico que nos recuerda a las técnicas detendremos aquí únicamente sobre dos títulos: puestas en marcha por los pintores hiperrealistas Animación en la sala de espera (Carlos Rodríguez de finales de los años sesenta para enfrentarse al Sanz y Manuel Coronado) y Cada ver es… mundo con la mediación de la fotografía. (Angel García del Val), ambas de 1981, títulos que casi se pueden considerar como un acta de defunción de esa forma ensayística de entender el documental durante los años de la transición. La radicalidad de su propuesta, sobre todo en el caso de la segunda,10 y el hecho de que tardasen

121 El más hermoso y 6. La Historia, el cine y las denso film heridas del tiempo. español de la Erice, Guerín, Jordá. Los última década del últimos años pasado siglo quizá Evacuado el documental de las pantallas cinema- sea Tren de tográficas y, por lo tanto, de los planes de pro- sombras ducción de la industria española desde comien- zos de los ochenta por una serie de complejas razones legales, económico-industriales y estéti- cas, van a ser una serie de propuestas que se adentran, con claro propósito experimental, en ese terreno, las que marquen, a finales de esa Tren de sombras década y principios de la siguiente, un nuevo punto de partida: Gaudí (Manuel Huerga, 1987, el primer falso documental que se realiza en España con plena conciencia de lo que está tamente rodadas en 1930 por el abogado y cine- haciendo), Innisfree (José Luis Guerín, 1989, asta amateur Gérard Fleury en la localidad fran- revisitación y reconstrucción de un territorio cesa de Le Thuit. Nostálgico de la mirada primi- “fantástico”, que se convierte en un ejercicio de genia del cinematógrafo, de la inocencia de los reflexión sobre el cine), El encargo del cazador primitivos, pero perfectamente consciente de la (Joaquín Jordá, 1990, que aúna lo personal y lo imposibilidad de su retorno, Guerín pone en pie biográfico sin renunciar a la reflexividad) y El sol este complejo discurso sobre la capacidad del del membrillo (Victor Erice, 1992, trascendente y cine para atrapar el tiempo, para tornar eterno el particular reflexión sobre las relaciones cine- instante efímero, y logra hacer del film un capí- pintura con una clara apuesta por este último tulo nada irrelevante de esa (verdadera) Historia medio, único capaz de captar una realidad con- del cine que, como han demostrado Burch o formada por el espacio y el tiempo). A pesar de la Godard, no puede permitirse renunciar a las dificultad con que han circulado todas ellas, las imágenes (su materia prima) si quiere explicar cuatro han generado la suficiente literatura para por qué la pérdida y la melancolía laten doloro- que reconozcamos su crucial importancia sin samente por debajo de hasta las más reconfor- necesidad de extendernos demasiado. tantes ficciones. Guerín escribe su film –en Hagámoslo un poco más, sin embargo, sobre extremo matérico y reflexivo– no para ir a la bús- el que quizás sea el más hermoso y denso film queda de la verdad oculta tras las peripecias coti- español de la última década del pasado siglo: dianas de los Fleury, sino para reflexionar acerca Tren de sombras (José Luis Guerín, 1997). Tercer de la (dramática) falla que caracteriza su medio largometraje del cineasta barcelonés y auténtico de expresión. El enérgico enunciador de Tren de film-límite, de estremecedora belleza formal, sombras es, pues, consciente y lúcidamente Tren de sombras es un riguroso ensayo sobre la melancólico. Como André Bazin o Roland Bar- representación de la realidad y la construcción thes, conoce (y se desgarra con) la contradicción de la ficción a través del cinematógrafo, elabora- última que atraviesa al cinematógrafo: hacer do a partir de falsas películas familiares supues- vivir eternamente a los muertos para poner bru-

122 Tren de sombras

talmente su ausencia ante nuestros ojos dolori- Quizás sea Monos ta, lo manipula, lo trabaja con cariño de artesa- dos. El intento de profundizar en ese dolor, en como no. Para intentar, en vano y como siempre, dar ese punctum barthesiano más allá del análisis, al Becky/Mones com vida a la falsa Iseo esculpida que nos oculte la que Guerín se dirige apasionado, hace de Tren de la Becky el film de nada, la ausencia de figura. sombras un texto de sobrecogedora densidad. De Jordá más Por su parte, y pese a los logros de El encargo lo que se trata es de, escogido un trozo de ese real arriesgado del cazador y de otros relevantes títulos de su fil- bruto que capta la cámara, tratar de comprender mografía, quizás sea Monos como Becky/Mones cómo la forma fílmica puede tejer los sentidos de com la Becky (1999, codirigida por Nuria Villa- ese sensible e insondable haz de hilos deseantes zán) el film de Jordá más arriesgado, tanto desde que conforman, sin acabar nunca la prenda, las el punto de vista estético como desde el narrati- miradas del sujeto. Ante su resplandeciente vo, por lo radical de su propuesta y lo heterogé- objeto de deseo (el bello cuerpo adolescente de la neo de su rizomática formulación ensayística. hija de Fleury, Hortense), el cineasta –auténtico Construido como un enorme collage de piezas, protagonista masculino del film– acecha, violen- desarrolla de forma mucho más libre las estrate- ta el celuloide, se aproxima a él hasta dejar su gias discursivas ya ensayadas en El encargo del aliento, intenta literalmente penetrarlo, buscan- cazador. Si por un lado predomina lo performa- do desesperado ese lugar imposible del encuen- tivo, también avanza por otros terrenos: tanto en tro, de la culminación del deseo. No recordamos su construcción formal como en su proceso de más fértil, plástica y matérica metáfora de la aproximación al mundo histórico, Jordá constru- imposibilidad de la satisfacción del deseo, del ye diferentes líneas por las que transcurre la pelí- dolor que sigue a la ineluctable pérdida poste- cula y todas ellas utilizan diferentes estrategias rior, que esa imagen fantasmática, estrictamente narrativas y de puesta en escena: los expertos nos cinematográfica, en la que el imaginario y her- ilustran sobre las diferentes acepciones de la moso rostro de Hortense se desvanece en el locura; los familiares de Egas Moniz (médico tiempo, en el celuloide deteriorado y atravesado portugués que inventó la lobotomía y fue premio por las heridas de los años idos. Guerin lo resca- Nobel en 1949) glosan su figura; Joâo Maria Pin-

123 to, contratado como actor para el film, investiga NOTAS a la eminencia portuguesa (como trasunto oca- 1Rick Altman, Los géneros cinematográficos, Paidós, Barcelona, sional en la pantalla del propio Jordá), expone 2000. 2Llama la atención que el de Biadiú sea un film sin apenas parangón sus propios trastornos psicológicos e interpreta, (en la filmografía española o internacional) sobre la más famosa de las obras cervantinas. El único producto audiovisual que podemos en breves reconstrucciones, al propio Moniz; identificar en su estela es el programa televisivo ‘La Mancha de Jordá entrevista y dirige, pero también se expo- Cervantes’ que Ramón Masats realizase en 1968 para la serie La víspera de nuestro tiempo. En él, Masats no sólo se toma su tiempo ne a la cámara para mostrar su embolia cerebral para identificar casi antropológicamente a los herederos de Sancho y la consecuencias de la misma... En esa reunión Panza entre los campesinos manchegos, sino que construye con el montaje todo un homenaje a una Dulcinea campesina en sus labo- de elementos tan divergentes se encuentra la res como lo hubiese hecho cuarenta años antes Sergei Eisenstein apuesta más arriesgada del director: en su volun- con cualquier campesina soviética. Esa cuestión de volver sobre los materiales y sobre la historia de los materiales a través de los perso- tad discursiva no desprecia nada, todos los mate- najes, convierte al film de Masats en el más claro epígono de La ru- riales son útiles para la estructuración del film y ta de Don Quijote. 3Tomamos buena parte de estas ideas del revelador texto de Santos todos acaban encontrándose bajo su experta Zunzunegui, “La ruta de Don Quijote (Ramón Biadiú, 1934)”, en VV.AA., Diccionario del cine español y latinoamericano, Madrid, mano directriz. Se trata por lo tanto de un reci- SGAE, en prensa. clado de estilos, imágenes y recursos tan amplio 4Seguimos aquí la inspirada lectura de dichos films elaborada por Julio Pérez Perucha a través de variados trabajos y conferencias so- como fascinante e inagotable, pero sobre todo bre la cuestión. base fundamental de esa condición autocons- 5Julio Pérez Perucha, “Años de incertidumbre”, en Edgar Neville: 100, Nickelodeón nº 17 (invierno, 1999), pp. 150-156. ciente que aquí nos ocupa. 6Cf., al respecto, José Luis Castro de Paz, Un cinema herido. Los tur- Podemos pensar que en los últimos años nue- bios años cuarenta en el cine español (1939-1950), Paidós, Barcelona, 2002. vas vías se abren a lo ensayístico en España. No 7Como señala José Enrique Monterde, “Nueve cartas a Berta po- es baladí el gesto de Basilio Martín Patino cuan- dría inscribirse en aquello que Pasolini denominaría agudamente ‘cine de poesía’”. (Monterde, “Nueve cartas a Berta 1965 [1967]” do hace en vídeo y para la televisión La seducción en Julio Pérez Perucha (ed.), Antología crítica del cine español 1906- 1995, Cátedra/Filmoteca Española, Madrid, 1997, p. 612). del caos (1992). Hoy nuevos autores están lla- 8Román Gubern, 1936-1939: La Guerra de España en la pantalla, mando a las puertas. Quizá el más conocido de Filmoteca Española, Madrid, 1986. 9Seguimos aquí a Josep Maria Català, ‘Film-ensayo y vanguardia’ todos ellos, por haber estrenado sus largometra- en Casimiro Torreiro y Josetxo Cerdán (eds.), Cine y vanguardia, jes en circuitos comerciales de exhibición, es Isa- Cátedra, Madrid, 2005, pp. 109-158. 10 Esteve Riambau ya ha apuntado los orígenes cinéfilos de la prime- ki Lacuesta, pero hay otras voces (y otros ámbi- ra que, aunque resulta también radical a nuestros ojos, era una tos) que también debemos tener en cuenta. propuesta menos extrema en ese momento. Ver Esteve Riambau, “Vivir el presente, recuperar el pasado: el cine documental duran- María Cañas, Lluis Escartín Lara o Andrés te la transición (1973-1978)”, en Josep Maria Catalá, Josetxo Cer- Duque son tres realizadores cuya obra contiene dán y Casimiro Torreiro (eds.), Imagen, memoria y fascinación. No- tas sobre el documental español, IV Festival de Cine Español de Má- elementos auto-reflexivos y ensayísticos claros. laga-Ocho y medio, Madrid, 2001, p. 136. Tiempos vendrán para volver la vista con dis- tancia sobre sus obras, hoy nos limitamos a citar- los aquí como prometedoras simientes de futuro en una producción audiovisual, como la españo- la, que siempre se ha mostrado generosa con los realizadores que han vuelto la vista sobre sus propias armas de oficiantes.

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AL PRINCIPIO FUE EL VERBO. NOTAS SOBRE EL CINÉ-ESSAI

Ángel Quintana

1 La cinematografía glois titulado Trois cents ans du cinéma,1 no se Con motivo del centenario del cine, Jean-Luc francesa ha sido hallan en la propia historia del cine sino en la his- Godard y Anne-Marie Miéville realizaron para clave porque de toria de la cultura. el British Film Institute un curioso ciné-essai ella han surgido Para comprender, según Godard y Miéville, conmemorativo sobre el devenir del cine francés los pensadores de donde surge el cine francés, no es preciso par- titulado Deux fois cinquante ans du cinéma fran- más importantes tir de los hermanos Lumière sino del Ensayo çais (1995). El ensayo no quería ser ningún com- de la historia del sobre la ceguera de Diderot y continuar con El pendio enciclopédico sobre las grandes obras y cine pintor de la vida moderna de Baudelaire. La ver- los grandes autores, sino básicamente una entre- dadera historia del cine francés está formada por vista de formulación socrática con el presidente las críticas de Louis Delluc y Germaine Dulac, de la asociación Premier Siècle du Cinéma, por los textos de André Malraux, Roger Leen- Michel Piccoli, en la que se cuestionaba el con- hardt, Alexandre Astruc, André Bazin, François cepto de celebración. También se llevaba a cabo Truffaut y finaliza con los escritos en la revista una breve incursión en torno a las huellas que el Trafic realizados por Serge Daney, en los años cine francés clásico había dejado en la memoria ochenta. Al proponer este curioso canon de teó- popular. Después de constatar que el tenista ricos del cine, Godard y Miéville no hacen más Boris Becker es bastante más popular que el que certificar que la cinematografía francesa ha cineasta Jacques Becker, Godard y Miéville, sido clave porque de ella han surgido los pensa- daban su peculiar respuesta a lo que considera- dores más importantes de la historia del cine, ban como la gran aportación que el cine francés unos escritores cuya tradición de pensar el arte –más allá de los Lumière y de la Nouvelle se remonta a los tiempos de la Ilustración. Este Vague– había ofrecido a la Historia del cine. Lo “otro” cine francés ha sido, sobre todo, un espa- más importante del cine francés residía en haber cio ensayístico, en el que el acto de escribir y de generado una gran escuela crítica cuyas raíces, pensar sobre cine se ha convertido en un capítu- parafraseando el título de un libro de Henri Lan- lo esencial de la historia.

126 Por los mismos motivos que Godard, si que- Según Bergala, el obras de sus predecesores no constituyen, como remos establecer un artículo que funcione como film-ensayo debe en la ciencia, una verdad adquirida, de la que se recorrido por ese curioso territorio instituciona- funcionar como aprovecha quien la sigue. Un escritor con genio lizado por la propia cultura francesa como el una película libre lo tiene todo por hacer. Se encuentra en el mis- ciné- essai, quizás debamos ir un poco más lejos que no se ajusta a mo nivel de progreso que Homero”.3 En su libro, de la Ilustración y situarnos en el tiempo en que los parámetros escrito en un curioso territorio situado entre la Michel de Montaigne escribió sus Essais.Al ana- clásicos del cine novela de ficción biográfica y el ensayo, Proust lizar el origen del concepto nos encontramos con como institución abre el camino hacia una idea abierta de lo ensa- que, en los años en que la mística y las novelas de yístico como forma moderna de escritura, que caballería ocupaban un lugar privilegiado en la certifica la libertad del autor y dilapida las con- literatura, Montaigne realizó un paso funda- venciones genéricas, las fronteras y los cánones mental en el proceso de desacralización de la establecidos en nombre de la sacrosanta objetivi- literatura confesional. El escritor propuso una dad. especie de enciclopedia sobre el caos organizado Si abandonamos, momentáneamente, la lite- de su existencia. Durante quince años (1572- ratura para intentar centrarnos en el cine y bus- 1588), escribió sobre sus experiencias vitales, lle- car las claves para una definición del film-ensayo vó a cabo especulaciones filosóficas y tradujo las que nos permita vislumbrar su presencia en el impresiones que surgían de su conciencia. Su interior del cine francés, veremos que una de las método no partía de la voluntad de abarcar todo definiciones más utilizadas en Francia no hace el saber a partir de la constitución de la objetivi- más que trasladar al territorio de la escritura dad sino de construir la obra a partir de la duda, documental los debates planteados en la literatu- mediante el vagar constante por el laberinto de la ra por Montaigne. Con motivo de una retrospec- memoria. El propio Montaigne definía de este tiva en el Centro Georges Pompidou en la que se modo su método: “Si filosofar es dudar, como intentó institucionalizar el término ciné-essai, generalmente se siente, con mayor razón será Alain Bergala trazó algunas de las claves para dudar el bobear y fantasear, como yo hago; pues una tipología del género. Según Bergala, el film- de los aprendices es propio el inquirir y cuestio- ensayo debe funcionar como una película libre nar, y sólo a los maestros les incumbe el resol- que no se ajusta a los parámetros e imperativos ver”.2 clásicos del cine como institución, que inventa Montaigne propone una escritura del yo, jue- su propia formula y que rehuye el concepto de ga con la divagación como antídoto al razona- tema como regla preexistente del discurso docu- miento lineal y convierte la reflexión en un ges- mental. Bergala no hace más que oponer el con- to de toma de conciencia sobre la propia acción cepto de tesis, entendida como discurso hacia de escribir. Años después, en el texto Contre una dirección predeterminada, con la idea del Sainte Beuve, Marcel Proust retoma la lección ensayo cercana a como lo concibió Montaigne, de Montaigne para establecer una dura crítica entendido como digresión, como intento de lle- contra el positivismo de Sainte Beuve y para var a cabo un pensamiento abierto a múltiples destruir la pretensión de verdad del texto litera- territorios.4 rio, reivindicando la eclosión de la subjetividad y ¿En qué momento de la historia del cine fran- de la digresión. La literatura no puede seguir la cés surge el cine antiinstitucional abierto a la idea de progreso porque para un escritor “las digresión donde se construye un pensamiento

127 À propos de Nice

El ensayo ya dirigido a múltiples territorios? Si aceptamos de una anciana a lo largo de las horas de un día, estuvo como válida la tesis de Alain Bergala nos encon- por las calles de París, nos propone un juego de prefigurado en la traremos con la paradoja de que el ensayo ya múltiples registros que rompe con las leyes de la época de la estuvo prefigurado en la época de la vanguardia objetividad. Así, por ejemplo, en los primeros vanguardia –los años veinte– y que quizás el ejemplo más momentos, muestra una imagen idealizada de interesante sea Rien que les heures (1926) de París con postales de la Place de l’Opera y de la Alberto Cavalcanti. La película fue realizada por torre Eiffel. Inmediatamente aparecen las manos un cineasta brasileño que llegó a París como ayu- de un demiurgo que rompe con esta imagen y dante de Marcel l’Herbier, entabló contacto con nos advierte que este París postal no es más que Jean Renoir y, en los años treinta, trabajó en una quimera y que el verdadero París se encuen- Inglaterra invitado por John Grierson en la rea- tra en otro sitio. Las imágenes de la anciana nos lización de un documental ortodoxo como Coal remiten al París de la pobreza, mientras que la de Face (1936). En el momento que realiza Rien que la chica joven nos introduce en los barrios popu- les heures, Calvalcanti se encuentra en el corazón lares. Cavalcanti rompe con los modelos institu- de la vanguardia parisina. A partir de un relato cionales, parece acercarse al terreno documen- sobre los destellos de la vida de una muchacha y tal, pero su mirada no pretende ser el reflejo de

128 À propos de Nice

ningún ejercicio de antropología urbana sino Vigo, esa obra de análisis acerca de la vanidad Rien que les una simple digresión sobre algunas esferas de que rodeaba a la gran ciudad turística de la Côte heures puede ser visibilidad que habían sido excluidas del cine d’Azur francesa. Algunos autores consideran vista como un institucional. La fuerza de Rien que les heures que la reflexividad que acompaña el famoso point elogio a la reside en su libertad enunciativa y en su mirada de vue documenté de Vigo podría ser considerado subjetividad crítica. como otro precedente del ciné—essai francés. En algunos tratados sobre el documental, Personalmente, considero que Rien que les heures Rien que les heures funciona como un precedente y À propos de Nice forman parte de un momento de las sinfonías urbanas popularizadas por Ber- de la historia del cine en el que la frontera entre lin: Die Sinfonie des Grosstadt (Berlín- Sinfonía de vanguardia-documental y ficción se encontraba una gran ciudad, 1927) de Walter Ruttman, pero bastante diluida. Forman parte de esos años en además de adelantarse un año a la pieza inaugu- los que el padre de la escuela documental, ral del género, puede ser vista como un elogio a Robert Flaherty, se aliaba con el mayor cons- la subjetividad que se opone a ese querer verlo tructor de formas del cine del periodo, F. W. todo de Ruttman. Rien que les heures conecta per- Murnau, para rodar en Polinesia Tabu, A Story fectamente con À propos de Nice (1930) de Jean of the South Seas (1931). También pertenecen a

129 Era necesario la época en que el cine vanguardista convertía la tuvo una importancia fundamental el trabajo de poner en cuestión autorreflexión en una materia clave para la mira- escritura realizado en torno a la voice over. Al no la representación da documental tal como certifican las obras de poder creer en la objetividad del comentario, ya del mundo y Dziga Vertov. El ciné-essai no estaba únicamente que, como certificó Bela Balázs en la época, los cambiar la presente en lo que actualmente podríamos lla- “noticiarios acabarán convirtiéndose en una de naturaleza del mar escritura documental, también se instalaba las más grandes mentiras de la historia”,6 empe- discurso en la ficción. Así, un cineasta como Jean Epstein zaron a proponer una revisión de los procesos en Six et demi, onze (1927) se situaba en la fron- enunciativos. Esta revisión estuvo acompañada tera entre la ficción y la vanguardia para cons- de un trabajo de búsqueda de la apertura del dis- truir un ensayo sobre el poder de la fotografía curso, mediante la ambigüedad en el tono. Los para capturar la muerte. No obstante, la gran primeros ciné-essais partieron, sobretodo, de la época del cine-ensayo tardaría aún unos años en idea de que la voz enunciativa no debía ser for- llegar y en Francia lo haría básicamente a partir zosamente la voz de Dios, sino la de un individuo de la literatura, mediante la fuerza que la palabra o varios individuos ocultos que establecían una poética adquiriría como voice over en el cine serie de correspondencias y de juegos poéticos documental de los años cincuenta. con el espectador. El sustrato de la voz no debía ser informativo sino marcadamente poético, 2 tampoco debía funcionar como la condensación En un magno tratado sobre la imagen documen- de un saber que la imagen acababa ilustrando, tal, François Niney lanza una idea que me pare- según el método clásico, sino como un trabajo de ce muy sugerente. En la inmediata posguerra, digresión que muchas veces se situaba en una cuando fue brutalmente descubierto el reverso relación de décalage respecto a las propias imáge- del cine de propaganda –los campos de concen- nes. El nuevo ciné-essai no tardó en introducir la tración y el Apocalipsis atómico–, los jóvenes presencia de una serie de escritores como redac- documentalistas se encontraron con la paradoja tores de la voz de sus textos, hasta el punto de de que no podían continuar propagando la fe en que acabaron tejiendo un interesante juego de la verdad de las imágenes y en la fuerza del relaciones con las investigaciones que en los años comentario. Para poder salir de la espiral era cincuenta llevaba a cabo el nouveau roman o a necesario poner en cuestión la representación principios de los sesenta los miembros de la del mundo y cambiar la naturaleza del discurso, revista Tel Quel. especialmente la relación establecida entre la voz El camino del ciné-essai de los años cincuenta y la imagen: “Esta necesidad conduciría a los aparece prefigurado en uno de los más impor- jóvenes cineastas a reinventar el documental tantes trabajos llevados a cabo en el campo del comentado, antes de la explosión del cine-direc- documental de montaje, Paris 1900 (1947) de to”.5 Nicole Védrès, en cuya realización participa acti- La reflexión de Niney me parece pertinente, vamente Alain Resnais. La película está formada ya que durante este proceso de cuestionamiento íntegramente por imágenes de archivo sobre la de las relaciones entre el texto y la imagen se Belle Epoque parisina (1900-1914) y articula, de abrió un curioso camino hacia la búsqueda de forma progresiva, un interesante discurso en una poetización del documental que desembocó torno a la idea de que la felicidad aparente del hacia el ciné-essai. En las bases de este proyecto período prefiguraba la catástrofe de la primera

130 Le sang des bêtes

Védrès y Franju guerra mundial. La imagen de archivo no fun- otra femenina– y en el que las imágenes funcio- parten de la idea ciona de forma voluntariamente objetiva, la voz nan como metáfora. Védrès y Franju parten, en de que la imagen en off enfatiza el tono poético de la fábula y cer- sus dos documentales, de la idea de que la ima- no necesita tifica el camino trazado de la luz a la oscuridad. gen no necesita certificar ninguna verdad ya que certificar ninguna La capacidad metafórica de la imagen a partir del cualquier imagen puede acabar ocultando otra verdad juego voz/texto también aparece claramente verdad o acabar mostrando alguna cosa diferen- expuesta en otro documental clave, Le sang des te de lo que aparentemente parecía querer mos- bêtes (1949) de Georges Franju, donde tras la trarnos. imagen plácida de la banlieu parisina se nos La eclosión del ciné-essai, incluso de su con- muestra un matadero. La imagen de la ejecución cepto, tiene lugar en los cortometrajes que reali- de un caballo con una pistola a presión o de una zan en los años cincuenta los llamados integran- vaca con una maza nos traslada al horror en esta- tes del cine de la Rive Gauche, sobre todo Agnès do puro, incluso adquiere los ecos de una cierta Varda, Alain Resnais y Chris Marker. Para todos idea del holocausto. Franju construye un texto estos cineastas, el cortometraje documental se que no quiere ser informativo, en el que el enun- transforma en una apuesta posibilista frente a la ciado combina dos voces en off –una masculina y rigidez de las leyes que impedían el acceso a la

131 Noche y niebla

Marker es profesión de los jóvenes cineastas, pero para vez de expresar un yo directo, proponen una considerado como ellos el documental no funciona como un género especie de enmascaramiento de este yo. Este el Montaigne del sino como propuesta ensayista. Marker es consi- hecho constituye una clara paradoja ya que, en documental derado como el Montaigne del documental y él palabras de Josep Maria Català, “actúan como mismo considera que su función en el cine no es disfraces a través de los que se presenta y, otra que la del ensayista. Tal como indica Tho- mediante los que, a la vez, se oculta”.8 Así, si mas Tode, la etiqueta de ciné-essai empieza a ins- tomamos como ejemplo Lettre de Sibérie (1957), taurarse en el interior de una serie de películas observaremos que tras la supuesta obra de encar- en las que “más que exponer un argumento lo go sobre la Unión Soviética a un hipotético sim- que hacen es desarrollar una idea…Son pelícu- patizante del comunismo, se lleva a cabo un las que abordan planteamientos intelectuales enmascaramiento, en forma de carta, en la que el conflictivos e invitan al espectador a la refle- texto adquiere una gran fuerza literaria y sirve de xión”.7 La base de la reflexión que plantea Mar- pretexto para actuar como contrapunto a una ker a lo largo de su filmografía está construida, imagen que reflexiona sobre la cultura, la memo- generalmente, a partir de múltiples voces enun- ria y la representación, temas que se cruzan y ciativas de origen marcadamente literario que en constantemente se funden. Unos años después,

132 para poner otro ejemplo canónico, en Sans Soleil (1982), la voz de Arielle Dombasle lee una serie de cartas de un amigo –la voz repite Il m’écri- vait…– que actúan como el trabajo de un cineas- ta free lance que viaja por el mundo. El juego con las correspondencias enunciativas también se halla presente en los primeros trabajos de Agnès Varda, que entiende el ciné-essai como un modo de situarse entre el documental y la ficción. La imagen adquiere fuerza discursiva cuando se Mediterranée coloca en la frontera, tal como pone de manifies- to en La pointe courte (1956). Si analizamos los primeros trabajos de Alain Resnais veremos que existe una clara voluntad portamiento humano del profesor Henri Labo- A diferencia de de poetizar la voz. En Toute la mémoire du monde rit dan pie a un ensayo en el que los personajes se Chris Marker, para (1956), el comentario de Remo Forlani transfor- convierten en cobayas y la ficción un espacio Resnais el ensayo ma el hipotético documental sobre la biblioteca para la experimentación. puede desplazarse nacional de París en un ensayo sobre un univer- En los años sesenta, dentro de un territorio hacia el territorio so kafkiano, en una detallada descripción clínica periférico en los juegos con los lenguajes para de la ficción de los procesos de preservación de la memoria, llevar a cabo la conquista de un lenguaje ensayís- salpicada por algunas notas de ironía. La voz tico a partir de la relación voz/imagen, surge informativa actúa como el contrapunto de los una figura clave, Jean-Daniel Pollet. En 1963, largos travellings de Resnais que certifican la Pollet entró en contacto con el grupo Tel Quel, idea visual de laberinto o de fortaleza inexplota- que quería estimular una corriente que buscaba ble. En Nuit et Brouillard , el trabajo realizado en una clara correspondencia entre el lenguaje y el torno a los campos de concentración basa su pensamiento como espacio en el que se fabrican fuerza en las imágenes de archivo, en los lentos las asociaciones del lenguaje poético. Philippe travellings de Resnais sobre los lugares y en el Sollers escribió el texto de Méditerranée (1963- comentario del escritor Jean Cayrol, supervi- 1967) de Pollet, una especie de meditación sobre viente de Mauthausen. En esta ocasión la voz en la cultura mediterránea planteado como una off no tiene como objetivo informar sobre el errancia en la que crea una distancia particular horror, sino certificar que ha existido y que con las cosas filmando objetos, rostros y paisajes. aconteció en unos lugares determinados. A dife- Tal como indica Jean Breschand, el cineasta aca- rencia de Chris Marker, para quien la fórmula bó materializando un modelo que bautizó como ensayística tiene como soporte las imágenes cine de lo irreal porque su objetivo no era expli- documentales reelaboradas a partir de la subjeti- car, ni demostrar, sino el de encontrar los estados vidad camuflada y de los juegos con el texto lite- olvidados que funcionan como cimientos de rario, para Resnais el ensayo puede desplazarse civilización.9 Pollet trabaja a fondo una cierta hacia el territorio de la ficción. Si tomamos como idea del cine-ensayo poético que continuó mate- ejemplo, Mon oncle d’Amerique (Mi tío de Améri- rializándose en obras como L’ordre (1974), cen- ca, 1980) veremos cómo las teorías sobre el com- trada en una isla griega donde el estado abando-

133 Chronique d’un naba los leprosos. Pollet, a partir de textos del Rouch con sus documentales antropológicos été inauguró poeta Francis Ponge recitados por Michel Lons- sobre África, entre los que destaca el retrato de la algunas vías dale, acaba interrogándose sobre la construcción soledad de la juventud del continente, ejemplifi- estilísticas claves de la diferencia y la alteridad. cado en Moi, un noir (1958), película en la que el en el cine francés Como hemos visto, en el cine francés, el cine- juego entre voz/imagen constituye también una ensayo surge a partir de los juegos que se esta- de sus bases. blecen con unas voces que buscan la poética, Debido a su condición de film-encuesta sobre camuflando el yo del cineasta y creando un inte- los sentimientos de la generación del bienestar, resante montaje basado en la digresión, en la rea- Chronique d’un été inauguró algunas vías estilís- lización de cruces entre las imágenes, los espa- ticas claves en el cine francés. En su discurso, cios y los meandros de la memoria. Este modelo, Rouch y Morin dejaban de considerar la cámara nacido en los años cincuenta, ha generado una como un testimonio invisible de la realidad para larga corriente cuyos ecos podemos continuar analizar su poder como elemento configurador hallándolos en los trabajos ensayísticos de Jean de las cosas. Para Edgar Morin y Jean Rouch, el Eustache como Le jardin des délices de Jérôme cine no podía filmar la vida ya que estaba siem- Bosch (1980) o en los juegos epistolares estable- pre sometido a la provocación de la cámara. En cidos por Chantal Akerman en News from Home los momentos finales, los entrevistados contem- (1975). Todos los casos certifican la idea expues- plan su imagen en una pantalla mientras son ta por Gilles Deleuze en La imagen tiempo de que interrogados por los cineastas para investigar el pensamiento en cine aparece en un espacio de hasta qué punto su presencia ante la cámara con- intervalo entre imágenes y sonidos.10 Para pensar diciona su declaración. Con este gesto el mundo y la historia el cine debe situarse en un Morin/Rouch introducían una nueva manera de espacio intermediario de donde surge la idea del hacer ciné- essai en la que lo ensayístico no esta- ciné-essai, como propuesta clave de una moder- ba determinado por la forma literaria del texto nidad que no cree en el documental como captu- recitado por la voz, ni por su relación con las ra de una hipotética verdad del mundo, sino en el imágenes, sino por la autorreflexividad, entendi- cine como laboratorio de formas que permitan da como gesto de autoconsciencia sobre el pro- crear múltiples vías de acceso hacia el pensa- pio medio. El ensayo cinematográfico ya no era miento del mundo. únicamente una reflexión subjetiva sobre el mundo, sino que se transformaba en una refle- 3 xión teórica sobre el propio medio, sobre el pro- En el verano de 1961, el cineasta Jean Rouch y el pio acto de filmar. Esta nueva fórmula llegó sociólogo Edgar Morin pasearon por París con incluso a cruzarse con el documental poético, su cámara ligera de 16 mm. y su magnetófono como, por ejemplo, en Level Five (1997) de Chris Nagra. Realizaron una serie de entrevistas a los Marker, en donde el discurso sobre la memoria jóvenes en torno al tema de la felicidad. Eran los de Okinawa enunciado de forma poética años de la guerra de Argelia. El mayo del 68 toda- mediante la voz de una chica francesa frente al vía era como una especie de horizonte lejano, ordenador, se engarza con la reflexión sobre la fantasmagórico. La película resultante, Chroni- capacidad de las imágenes, en plena era de inter- que d’un été es una de las piezas claves del cinéma- net, para dar cuenta de algunos episodios olvida- vérité, el movimiento inaugurado por Jean dos por la historia.

134 Chronique d‘un été

Podemos El camino que inaugura esta segunda vía del ensayo en torno a una fotografía que la propia proponer un breve ciné-essai dentro de la cinematografía francesa realizadora realizó en 1954 y que ha acabado circuito que parte resulta fundamental, ya que tiene una clara con- incluyendo en el tríptico Cinévardaphoto (2004). de Agnès Varda y tinuación y entronca con esa preciada reflexión La directora se propone buscar el destino de ese desemboca en teórica a la que Jean-Luc Godard aludía en Deux instante fotografiado, interrogándose sobre el Jean-Luc Godard, fois cinquante ans du cinéma français. Para com- modo cómo la imagen revela unos estados de pasando por prender cómo esta vía autorreflexiva sobre el ánimo del pasado y una cierta idea del tiempo. Raymond propio medio llega al ensayo y nos lleva a plante- La cineasta encuentra a los exiliados republica- Depardon y Hervé arnos algunas formas hipotéticas de autorrefle- nos españoles que protagonizaban la foto y des- Le Roux xividad, podemos proponer un breve circuito cubre algunos indicios sobre el momento captu- que parte de Agnès Varda y desemboca en Jean- rado. El mismo camino es el que lleva a cabo Luc Godard, pasando por Raymond Depardon Hervé Le Roux en el largometraje Reprise y Hervé Le Roux. (1997), que gravita en torno a una filmación rea- El primer camino a analizar podríamos bauti- lizada en junio de 1968 por los alumnos del zarlo como ensayo en torno a las imágenes de la IDHEC a la entrada de la fábrica de pilas Won- memoria. En 1982, Agnès Varda filma Ulysse, un der, en Saint Ouan, el día después de los aconte-

135 Delits flagrants

Hervé le Roux cimientos del mayo del 1968. En ella, una mujer españoles y la política del gobierno francés. Para entra en los chilla que no quiere entrar a la fábrica a manu- Ymbert, la imagen proporciona pistas de un senderos del facturar más pilas alcalinas porque es el infierno. complicado puzzle del que acaban surgiendo pasado, La imagen, que en su momento Serge Daney y algunos modos de combate contra el olvido. interrogando el Serge Le Peron definieron como el reverso de la En el momento de abordar los límites y las poder de salida de los obreros de la fabrica Lumière,11 sir- fronteras del ciné-essai como espacio de reflexión evocación ve a Hervé Le Roux de punto de partida para la teórica sobre el propio acto de filmar, surge una memorialística de creación de un ensayo sobre un tiempo histórico primera duda consistente en saber si el trabajo la imagen en que hacer cine era una forma de hacer políti- llevado a cabo por algunos cineastas que practi- ca. La peculiaridad ensayística radica en el modo can un método más cercano al documental en que el autor, de forma parecida a como pro- observacional puede apuntar algún indicio de ponía Agnès Varda, entra en los senderos del reflexividad ensayística. El caso más interesante pasado, interrogando el poder de evocación aparece cuando nos enfrentamos a un cineasta memorialística de la imagen y planteando su como Raymond Depardon. De forma aparente función como cineasta que persigue el fantasma Depardon filma, como Fred Wiseman, trabajos de una imagen. Un camino parecido es el que lle- en ámbitos institucionales –el periodismo, la jus- va a cabo Henri-François Ymbert en No pasarán. ticia, la medicina, la vida rural– con una cámara Album souvenir (2003), en donde a partir de una inmóvil que disecciona desde una posición cla- serie de cartas postales sobre los campos de con- ramente estática determinados momentos de centración de Argéles sur Mer, se interroga verdad. No obstante, la voluntad de Depardon sobre el destino de los exiliados republicanos no es la de filmar objetivamente un mundo para

136 afirmar una verdad entendida como tesis, sino la En el cine de búsqueda de un relato imposible atraviesa utilización del plano fijo para revelar las contra- moderno todos los todo el Godard más marcadamente militante dicciones del acto de mirar. En Delits Flagrants caminos parten de desde Le Gai savoir (1968), su ensayo más mar- (1994), película centrada en el acto de filmación Roberto Rossellini cadamente relacionado con el espíritu del mayo de las conversaciones con los pequeños delin- y conducen a del 68, hasta sus trabajos con el grupo Dziga Ver- cuentes que son atrapados in fraganti y conduci- Jean-Luc Godard tov. dos a una comisaría de París, Depardon no quie- En 1972, coincidiendo con el rodaje de Tout re mostrar el funcionamiento de la justicia, sino va bien, Godard empieza a establecer otro juego el acto de representación que se establece entre consistente en realizar, de forma paralela a sus el policía y el acusado. Para mostrar sus meca- largometrajes más o menos canónicos, una serie nismos, permanece impasible como si la cámara de ensayos o apuntes que funcionan como esbo- de vigilancia nos alertara de las ambigüedades zos, investigaciones formales o simplemente del objetivo fotográfico. Tal como ha reconocido ejercicios en torno a una obra central. Estos tra- Carlos Muguiro, la fuerza de Depardon radica bajos suelen ser rodados en 16 mm. o en vídeo, en su voluntad de jugar con la “experiencia de frente a los trabajos en 35 mm. que conforman el los límites” entre fotografía y cine.12 Dentro del epicentro de su filmografía. Así, resulta curioso mismo debate sobre los límites y su deriva hacia comprobar cómo Tout va bien (1972), por ejem- la autorreflexión ensayística podemos situar los plo, se complementa con Letter to Jane (1972), inclasificables trabajos de William Klein, que un ensayo articulado como una carta dirigida a la detrás de la frivolidad pop de Qui êtez-vous Pollo actriz Jane Fonda que había protagonizado junto Magoo? (1966) lleva a cabo una reflexión sobre a Yves Montand la película de Godard. Passion cómo se construyen las imágenes en el mundo de (1982) se complementa con el apasionante ensa- la moda. yo rodado en vídeo Scénario pour Passion (1982) En el momento de trazar una línea que nos y Je vous salue, Marie (1983) con el esbozo Peti- permita delimitar algunos elementos sobre la tes notes à propos du film Je Vous salue, Marie autorreflexividad ensayística en el cine francés, (1983), ensayo que se convierte en un canto de el discurso acaba proyectándose definitivamente amor a la belleza de la actriz Myriem Roussel, hacia Godard. Cuando observamos el cine-ensa- hacia la que Godard no puede disimular su afec- yo como un signo de la modernidad debemos to. asumir irremediablemente que en el cine moder- Los trabajos ensayísticos que Godard rueda no todos los caminos parten de Roberto Rosse- en paralelo son también un trabajo de autorre- llini y conducen a Jean Luc Godard. ¿En qué flexión y de búsqueda de nuevas formas ensayís- momento Godard empieza a experimentar con ticas, apoyadas en la experimentación en torno al los elementos propios del cine-ensayo? Si anali- uso de nuevas texturas y formatos. Numéro Deux zamos su filmografía podremos ver que estas (1975), rodada en el momento de irrupción del reflexiones de carácter ensayístico empiezan a vídeo, es un ensayo sobre la imagen televisiva aparecer en Deux ou trois choses que je sais d’elle que es capturada desde múltiples monitores. (1967), en donde la reflexión sobre el urbanismo Lettre à Freddy Buache (1982) adquiere el aspec- en la periferia de París acaba estableciendo un to de una serie de apuntes sobre la ciudad para proceso de disolución entre la ficción y lo docu- transformarse en una reflexión sobre las formas mental. Este juego de disolución de una ficción o y motivos visuales que surgen de la realidad y su

137 Histoire(s) du cinéma

posibilidad de transformación en imágenes abs- cinéma frente a los debates sobre el cine ensayís- El cine ensayístico tractas. En algunos casos, Godard parece situar- tico? Por una parte, parece como si con ellas de Jean-Luc se en terrenos propios de la ortodoxia ensayísti- Godard quisiera reconfigurar una cierta idea de Godard llega a su ca, como en el retrato autobiográfico que emerge la Historia del cine poniéndola en relación con la culminación en el de JLG/JLG: autoportrait de décembre (1995), Historia del siglo. El cine es el medio de expre- proyecto para acabar penetrando en un curioso territorio sión que atraviesa el siglo XX pero que fracasa en Histoire(s) du poético en el que el acto de filmar el yo acaba el momento en que debe capturar los grandes cinéma siendo la puerta de un ensayo sobre el tiempo hechos de su tiempo. El cine llega tarde a Aus- que vive el propio creador. chwitz y prefiere convertir la ficción en una for- Sin lugar a dudas, el cine ensayístico de Jean- ma de enmascaramiento de la realidad. Esta Luc Godard llega a su culminación con el pro- reflexión construida como un collage textual en yecto Histoire(s) du cinéma, iniciado en 1989 y el que la imagen cinematográfica está permanen- finalizado en 1997, del que surgen dos interesan- temente confrontada a la imagen pictórica y a la tes complementos, a modo de apéndice, como cita literaria, acaba transformándose en una The Old Place (1999) y L’origine du XXI è siècle reflexión ensayística sobre el yo del autor, en un (2000). ¿Cómo podemos situar las Histoire(s) du ensayo en torno a un medio de expresión y sobre

138 Histoire(s) du cinéma

todo en una experimentación sobre la capacidad de ese medio como máquina visual orientada a dar forma a los fantasmas perdidos en la memo- ria. El resultado es una obra apasionante en la que las líneas del cine-ensayo quedan difusas para abrir nuevos y importantes territorios a la cultura visual.

139 NOTAS 1Henri Langlois, Trois cents ans du cinéma, Cahiers du cinéma/Cinémathèque Française, París, 1986. 2Michel de Montaigne, Ensayos I, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2003, p. 296. 3Marcel Proust, Contre Sainte-Beuve, Gallimard, Pa- rís, 1954, p. 124. 4Alain Bergala, “Qu’est-ce que un film-essai?”, en Silvie Astric (ed.), Le film- essai. Identification d’un genre, Bibliothèque du Centre Georges Pompidou, París, 2000, p. 14. Cf. Antonio Weinrichter, Desvíos de lo real, T & B Editores, Madrid, 2004, p. 98. 5François Niney, L’épreuve du réel à l’ecran, De Boeck, París, 2000, p. 93. 6Bela Balázs, L’esprit du cinéma, Payot, París, 1977, p. 197. 7Thomas Tode, “Fantasma Marker: inventario antes del film”, en María Luisa Ortega y Antonio Wein- richter (eds.) Mystère Marker. Pasajes en la obra de Chris Marker, Festival Internacional de cine de Las Palmas-T & B, Madrid, 2006, p. 66. 8Josep Maria Català, “La forma ensayo en Marker”, en Ortega y Weinrichter, Mystère Marker, op. cit., p. 151. 9Jean Breschand, El documental. La otra cara del cine, Paidós, Barcelona, 2004, p. 63. 10 Gilles Deleuze, La imagen-tiempo Escritos sobre cine 2, Paidós, Barcelona, 1987. 11 Serge Daney y Serge Le Peron, “Le direct en dix images”, Cahiers du cinéma, nº 232-234, mayo de 1981. 12 Carlos Muguiro, “Cuaderno de paradojas. Apuntes sobre el silencio, las imágenes imposibles y el largo regreso a casa de Raymond Depardon”, en Rafael R. Tranche (ed.), De la foto al fotograma. Ocho y medio, Madrid, 2006, p. 172.

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EL CINE-ENSAYO COMO HISTORIA EXPERIMENTAL DE LAS IMÁGENES Luis Miranda

1 Un ensayo en ejercicio de etnografía subjetiva.1 Algo, no obs- Poco tiempo después de recibir la propuesta de imágenes incluye tante, se resistía a la idea –en el fondo, mera- escribir algo sobre un género que hemos conve- también un mente intuitiva– que yo tenía de lo que ha de ser nido en llamar ‘cine-ensayo’, llegó a mis manos discurso explícito un ensayo en cine. Hasta que, de pronto, ciertas una copia de un film de Pasolini que, lo confieso, sobre sus propias imágenes –una operación militar, un combate, nunca había visto: Appunti per un’Orestiade afri- imágenes una explosión– sugerían una ruptura, una dis- cana (1970). La primera imagen hizo que me fro- tancia diferente entre la voz que habla y aquello tara las manos. El propio autor –su voz en off– que se ve. “Estas imágenes de la guerra”, nos acude a describirla: “Aquí estoy junto a la cáma- dice Pasolini, “son demasiado abstractas”. El ra, reflejado en el cristal de escaparate de una cineasta impugna dichas imágenes, pero no tienda en una ciudad africana”. renuncia a insertarlas, porque eso le permite A partir de un gesto de enunciación en prime- escenificar el discurso en el momento mismo de ra persona tan evidente, traté de ir enumerando ser producido. Más aún: le permite escenificar qué otros signos podían corroborar la primera los medios que hacen posible dicho discurso. impresión de estar ante un genuino ejercicio Entiendo en ese momento que, al menos en lo ensayístico en cine. Tenía ya la inscripción de un que a mí respecta, un ensayo en imágenes inclu- enunciador subjetivo, que habla “en nombre de ye también, aun de forma implícita, un discurso sí mismo”, y cuyo discurso no sólo será subjeti- explícito sobre sus propias imágenes. vo y poético –en el más amplio sentido de la pala- De hecho, tengo la impresión de que el cine- bra– sino también, al mismo tiempo, un discur- ensayo se convierte en una práctica reconocible so de conocimiento especulativo. cuando, en la modernidad tardía, surgen películas Los Apuntes africanos de Pasolini recopilaban que, desde estrategias de enunciación similares al rostros y paisajes sobre los que construir una documental, examinan las imágenes a partir de posible adaptación de la Orestiada de Esquilo al dos grandes líneas que suelen entremezclarse: mundo africano, en lo que podría verse como un por un lado, la historicidad del uso otorgado a los

142 Appunti per un’Orestiade africana

Todas aquellas materiales que se examinan, y por el otro, las posi- que condujo a Jean-Luc Godard desde aquel películas que bilidades de un uso alternativo. De ahí que surjan ciclo de conferencias llamado “Por una verdade- puedo clasificar películas que ensayan una especie de teoría prác- ra historia del cine” –en el cual proyectaba una como ensayos se tica de las imágenes. No quiere decirse que un película suya, después de otra extraída de su pro- construyen sobre film-ensayo haya de ser, necesariamente, un estu- pia memoria cinematográfica– hasta sus celebra- la sugerencia de dio visual.2 Pero sí que las imágenes al menos sue- das Histoire(s), un proyecto monumental, tan un subtexto len ser objeto de un tratamiento herético. De asimilable a la práctica del ensayo –puesto que alternativo latente hecho, todas aquellas películas que puedo clasifi- implica una retórica de investigación sistemáti- en las imágenes car –intuitivamente– como ensayos, se constru- ca– como al de la poesía –puesto que pone en yen sobre la sugerencia de un subtexto alternativo funcionamiento una libre asociación de signos– latente en las imágenes. en el que las imágenes (y los sonidos) se proyec- En busca de ese subtexto “otro”, algunas de tan literalmente unas sobre otras, capa tras capa, las piezas más representativas del ensayismo pliegue tras pliegue, para escribir una Historia cinematográfico proponen nada menos que una del Cine con el cine mismo. “Historia experimental del Cine”. El programa Cine-ensayo: junto con el proyecto de Godard, ideal de esta Historia se encuentra en la reflexión inmediatamente me viene a la cabeza Sans Soleil

143 En todos ellos, la (1982), la obra maestra de Chris Marker. No es biografías ficticias de ciertos iconos del cine, y de imagen es un éste un film-sobre-cine en un sentido evidente, paso desarrolla suculentos ejercicios de análisis signo inseparable mas sí una exploración de las posibilidades del fílmico mediante el uso de los propios medios del de su referente. mismo como memoria audiovisual. Puedo enu- cinematógrafo. Pero se trata de merar automáticamente algunos otros casos que Este abanico de propuestas implica, en cada signos reversibles. forman parte de ese canon oculto del ensayo cine- uno de los casos, el ejercicio de un muy liberal Se pueden matográfico: por supuesto, una buena parte de la agenciamiento de las imágenes. El libre agencia- combinar y obra de Chris Marker; pero también F for Fake miento de imágenes –no hablaremos tan sólo de recombinar en (Fraude, 1973), de Orson Welles. Histoire(s) du “apropiación”–, la inscripción de una voz subje- busca de un cinéma (1989-1999) de Godard. From the Journals tiva que busca su lugar entre ellas y, como vere- sentido of Jean Seberg (1995), de Mark Rappaport. Algu- mos después, el trabajo especulativo de montaje inesperado nos trabajos de Harun Farocki: Wie man sieht proposicional –no sólo de estas imágenes entre (1986), Bilder der Welt und Inschrift des Krieges sí, sino sobre todo entre las imágenes y la voz– (1988) y Stilleben (1997), entre otros. También Six podrían ser, si no las condiciones del film-ensa- O’Clock News (1997), de Ross McElwee. (Hay yo, al menos sí las operaciones que inclinan el otros ejemplos, ha de haber, sin duda, muchos desarrollo de este “género” hacia una práctica más. Pero son estos los que ahora puedo recordar activa del “estudio visual”. sin recurrir a archivo). Todos estos títulos propo- nen una cierta pedagogía del cine, puesto que 2 experimentan con el vínculo entre las imágenes. Una ficticia Jean Seberg, encarnada en el cuerpo Todos ellos desnaturalizan el automatismo de ese y la voz de la actriz Mary Beth Hurt, narra su vínculo, que aparece así como operación del pen- propia biografía en From the Journals of Jean samiento. En todos ellos, la imagen es un signo Seberg. Se trata, desde luego, de una biografía inseparable de su referente –del acontecimiento imaginaria. Y no sólo porque el auto-análisis que que las convirtió, precisamente, en signos–. Pero efectúa el personaje haya sido imaginado por el se trata de signos reversibles. Se pueden combinar autor del film, Mark Rappaport, sino también y recombinar en busca de un sentido inesperado porque de lo que se nos habla es de la vida de una que debe ser construido. A Marker le obsesiona la imagen. El drama de esta Jean Seberg pensante condición inacabada de la imagen –pues toda es el de una mujer apresada en su propio icono. construcción de la memoria es siempre provisio- Ella habla desde el otro lado, literalmente sobre nal–, y Welles considera el posible valor de la ima- esas imágenes de sí misma que no le pertenecen: gen tan sólo en virtud de sus cualidades falsifican- las detiene, las habita (por sobreimpresión), las tes. McElwee colecciona visiones directas o comenta y reorganiza en un nuevo, lúcido mon- televisadas del mundo con el fin de construir un taje que, trazando correspondencias sorpren- sentido, un relato que regalar a su hijo pequeño. dentes a partir de la figura del primer plano, des- Farocki explora las implicaciones ideológicas de cribe círculos cada vez más amplios al poner en las tecnologías audiovisuales, conectando la idea relación diferentes imágenes y momentos. La benjaminiana de la reproductibilidad técnica –de voz del autor Rappaport toma cuerpo a través de las imágenes y, en general, de las cosas– con las la performance de Hurt, cuyo rostro a menudo se tesis de Paul Virilio acerca de las relaciones entre dispone como una rima visual con la imagen de la guerra y la imagen. Rappaport escenifica auto- la verdadera Seberg, formando capas que desdo-

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blan su original y lo hacen hablar de sí mismo, exenta de humor y que se resume en una protes- Seberg-Hurt: “Si siempre con ironía, a menudo con acritud.3 ta del personaje: “Si puedes leer algo en mi ros- puedes leer algo Rappaport convierte en leit-motiv el célebre tro, serán tus propios pensamientos. A mí déja- en mi rostro, gran primer plano de Seberg –con la mirada me aparte”. serán tus propios directa hacia la cámara– que cierra A bout de Si el leit-motiv en From the Journals… es el pensamientos. A souffle (Al final de la escapada , 1959). El doble primer plano, su principio de articulación tiene mi déjame aparte” ficticio de Seberg emprende entonces la recons- como principales figuras la imagen detenida (la trucción de una genealogía de esa imagen “abe- imagen que “se da a ver dos veces”), la sobreim- rrante” cuyo precedente, oh sorpresa, se hallaría presión que hace hablar a la imagen más allá de en un film de Hollywood: la mirada a cámara su inscripción original (a través de Mary Beth –con espejo de por medio– que la propia actriz Hurt; casi como si aquella imagen originaria representara algunos años antes en Bonjour Tris- tomara relieve y desprendiera algo que perma- tesse (Buenos días, tristeza, 1957) de Otto Pre- necía silenciado en ella); y por último, una inte- minger. Poco a poco, el zig-zag del montaje irá ligente modulación de repeticiones y variaciones recubriendo estas imágenes, capa a capa, rima a a partir de la noción de contraplano. Pero el con- rima, de una nueva e inquietante densidad no traplano como figura falsa, como virtualidad

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El discurso reconstruida de acuerdo a las leyes de un monta- responde ingeniosamente a la pregunta de si el cinematográfico je proposicional de imágenes agenciadas a tal o ángel aparecido estaba vestido o desnudo–. Lo del ensayista cual relato, en busca de correspondencias o dis- que parecía unido por contigüidad narrativa, remite siempre a continuidades elocuentes. resulta ser la yuxtaposición de dos versiones de las imágenes, a El amplio segmento del film dedicado a la pri- una misma escena. No obstante, este tipo de jue- las condiciones en mera experiencia cinematográfica de una muy gos tiene un alcance aún más amplio en la estruc- que éstas se joven Seberg como intérprete de Saint Joan tura de From the Journals… Volveremos a ver el articulan y reciben (1957), también bajo la dirección de Preminger, plano final de Al final de la escapada, pero tras para crear sentido ironiza con el agotamiento de una dramaturgia, remontar el trayecto estético y vital que lleva la de Juana de Arco, vaciada por la repetición. desde Bonjour tristesse hasta el film de Godard, Rappaport/Seberg monta por ejemplo un pri- habremos de proyectar irremediablemente esa mer plano de uno de los jueces del film de Dre- imagen sobre todo lo que hemos visto hasta ese yer como contraplano del de Preminger. Sin momento. Sabemos lo que significa Al final de la embargo, al punto comprendemos que ese con- escapada en la historia/mitología del cine, sabe- traplano repite un mismo momento del relato mos del valor de ruptura de ese plano, de ese ges- según sus dos versiones citadas –cuando Juana to. From the Journals… iguala sorprendente-

146 mente a través de esta genealogía más imaginada El ensayo fílmico ¿Qué material? El cine mismo, o la imagen que “real”, la vampirización del rostro de una deriva en formas misma (o lo audiovisual) como práctica de actriz y la irrupción de la modernidad. Y de paso de estudio visual ensamblaje de registros, archivos, signos, códi- vindica a la persona tras el icono insertando inte- que, en sus más gos (formas); imaginarios, discursos (conteni- ligencia allí donde persistía la apariencia de un elaboradas dos); y mecanismos de producción de objetos y rostro singularmente frágil, absorbido por el formas, devienen sentidos (instituciones del audiovisual). La cine en virtud de esa fragilidad. poéticas mirada a cámara de Jean Seberg señala su propio Sobre esta referencia al film de Rappaport, lugar histórico (El final de la escapada) y su con- creo que es posible generalizar algunas hipótesis dición de exabrupto “gramatical” modernista, que servirían tal vez para iluminar la declina- pero se proyecta mucho más lejos. Es la opacidad ción del “estudio visual” como forma paradig- fascinante de un rostro de “chica filmado por un mática del cine-ensayo. La primera de estas chico” –es decir: un signo de posesión fetichis- hipótesis se resume en la afirmación de que el ta– y un condensado de la desposesión de esa ensayista fílmico adopta como postura necesaria mujer por sí misma. (Hay, obviamente, una mili- una ironía estetizante, y produce “imágenes falsifi- tancia en esta visión, y no es precisamente la cantes”. El discurso cinematográfico del ensa- blanda militancia cinéfila). yista remite siempre a las imágenes, a las condi- ¿En qué consiste la actitud irónica? Citaré, ciones mismas en las que éstas se articulan y como corresponde en estos casos, a una autori- reciben para crear sentido. Al imponerse este dad en la materia: Richard Rorty define al iro- examen como principio, el ensayo fílmico deriva nista como aquel sujeto consciente de la contin- en formas de estudio visual que, en sus más ela- gencia de su propio “léxico último”. El “léxico boradas formas, devienen poéticas –al menos, último” sería aquel “conjunto de palabras que en el sentido que daba Todorov al “texto poéti- (los seres humanos) emplean para justificar sus co”: aquél en el cual el paradigma de su propia acciones, sus creencias y sus vidas” y aclara que lengua se proyecta sobre el sintagma enunciado. “es último en el sentido de que si se proyecta una O dicho de otra forma: donde el lenguaje exa- duda acerca de la importancia de esas palabras, el mina su propia posibilidad y, por tanto, sus lími- usuario de éstas no dispone de recursos argu- tes–. mentativos que no sean –sino– circulares”.4 La segunda hipótesis introduce una aparente Dicho de otra forma: las palabras en las que paradoja, puesto que parece instalar una fe en la asentamos nuestras creencias, se asientan a su imagen allí donde el ironista solo permitiría vez en otras creencias. Las unas remiten a las entrecomillados: en la expresión ‘cine-ensayo’, otras como pez que se muerde la cola. Tal vez no puede más la proposición ‘cine’ que la proposición sea descabellado tomar literalmente esta figura ‘ensayo’. de la circularidad como impotencia de un pensa- miento esencialista y establecer analogías, por 3 ejemplo, con el hecho probado de que en los fil- Así pues, el cine-ensayo es una práctica irónica, mes de Chris Marker, la figura retórica más puesto que su discurso implica, en primer lugar, característica sea el discurso circular. En sus un trabajo de extrañamiento hacia su propio mejores trabajos, ciertas tomas “robadas” al vas- material; y en segundo lugar, de juego combina- to archivo histórico de las imágenes en movi- torio con él. miento comienzan a remitir las unas a las otras

147 Las imágenes, el mediante rimas misteriosas. Marker, en efecto, nes –el mundo– siempre sobrepasan al pensa- mundo, siempre se complace en trazar correspondencias entre las miento. De ahí la necesidad de la ironía. El dis- sobrepasan al imágenes de las que se apropia su voz. Pero aque- curso sobre las imágenes en Marker –en Sans pensamiento. De llas imágenes no constituyen ningún léxico últi- Soleil, en La tombeau d’Alexander– es siempre ahí la necesidad mo –salvo para los mitómanos de la objetividad una construcción progresiva de esa historicidad de la ironía de la imagen–. Ellas constituyen más bien un pendiente que las imágenes evocan, y cuya for- léxico primero. El léxico último se encuentra en ma no es la de los hechos sino la del pensamien- el gesto que reúne y ensambla dichas imágenes, to. Más que ficcional, el montaje de proposicio- que las detiene y rebobina, en ese hacer hablar a nes en Marker es la escenificación de una las imágenes que la voz de Marker escenifica. A la virtualidad, un “quizá” de la historia, sustancia imagen “actual” de una anciana que llora ante mental propiciada por el narrar. una fila de ciudadanos que aguardan una entrega Al contrario de lo que afirmaba Bazin en su de comida en Moscú durante los momentos más célebre texto sobre Lettre de Sibérie (donde duros de la perestroyka, le sigue el plano de una implícitamente consideraba que el discurso mujer que agacha la cabeza llorando en una anti- paralelo de la voz en off debía dominar y re-dise- gua película de Alexander Medvedkin, cineasta ñar la imagen para constituirse en film-ensayo), soviético –cito un fragmento de La tombeau d’A- la voz se escenifica a sí misma en el ejercicio de lexander (1992). Entre ambas imágenes, median interrogar, retroceder sobre la imagen y, en setenta años de utopía desmantelada. La propo- suma, exhibir un pensar sorprendido y sobrepa- sición de Marker no es tanto un simple réquiem sado por ella. El pensamiento remontado a par- por aquel sueño (“ahora como entonces”, se tir de ahí, no procede tan sólo de la voz, aun podría decir) ni una afirmación en la persistencia cuando sea ésta la que señala su posibilidad entre del destino histórico (“el pueblo ruso” conteni- las imágenes. Marker, como Rappaport, Harun do en el llanto de una anciana), sino un extraño Farocki o Godard, no monta planos y a conti- trasvase entre la ficción (aquel film de propagan- nuación los explica. Monta las imágenes más la da de los años 20) y el registro de un detalle de la voz para engendrar la escenificación de un pen- realidad. La dialéctica queda sobrepasada por el samiento polifónico, distinto de la monodia lite- signo que une imagen real e imagen ficcional: es raria. decir, por el orden mismo en que una imagen El léxico último que el film-ensayo pone a sigue a la otra. Primero, la imagen “actual”. Lue- prueba, es, por un lado, la autoridad de la voz, go, en veloz inserto, la imagen ficcional de la emblema del pensar: la voz pone en escena a la epopeya. Para Marker, hay siempre un substrato inteligencia, pero no se trata ya de una inteligen- de realidad que sobrevive a la voluntad de senti- cia abstracta y dominadora, sino concreta, subje- do. Pero ese substrato sólo puede aparecer a pos- tiva y abierta. Y por el otro, el montaje proposi- teriori. Sólo puede ser construido con la ayuda del cional que extrae significados de una inesperada tiempo, de su puesta en perspectiva. articulación de imágenes heterogéneas. La ‘verdad’ que Marker parece buscar es La construcción de un pensamiento en cine siempre una verdad posible puesto que es cons- mediante una contigüidad “natural” entre las truida (con la colaboración del tiempo). La cre- imágenes –de naturaleza pulsional (el efec- encia en las imágenes se pone de manifiesto to–Kuleshov, según el cual el primer plano de como una creencia en el mundo. Pero las imáge- un rostro puede cambiar de sentido según los

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Cuando el planos que se yuxtaponen), dialéctica (el mode- fragmentos del cine documental, tiende a utili- ensayista se lo de montaje ideológico soviético, ya sea zarlos de un modo ficcionalizante. “apropia” de mediante oposiciones, “atracciones” o enun- De hecho, tanto Marker como Rappaport fragmentos del ciados metafóricos) o metonímica (la descom- entre otros parecen encontrar un inusitado pla- cine documental, posición en fragmentos que dan cuenta de un cer en jugar con los efectos de contigüidad del tiende a utilizarlos todo preexistente), queda transfigurada una y montaje. de modo otra vez. En este sentido, llaman la atención dos Pondré tres ejemplos markerianos: ficcionalizante cosas: en primer lugar, se diría que los ensayis- - Lettre de Sibérie: una misma secuencia de pla- tas cinematográficos encuentran más prece- nos que registran la vida cotidiana en una ciu- dentes de un montaje intelectual al que tomar dad siberiana, se monta con tres voces distin- como referencia –aun cuando el objetivo sea tas que simulan distintas posturas “deconstruirlo”– en el cine de ficción narrativo ideológicas: el optimismo propagandístico que en la tradición documental. Esto no signi- socialista, la denuncia capitalista de la miseria fica que, como Rappaport, se inclinen a utilizar imperante en el bloque soviético, y la intelec- siempre fragmentos de cine de ficción. Signifi- tualidad exquisita del etnógrafo distante. ca más bien que, por razones obvias, en la apro- Cada una de ellas aporta un significado piación de imágenes de ficción el gesto de agen- opuesto, de acuerdo a estrategias canónicas ciamiento y construcción de un nuevo sentido del documental de reportaje. El efecto es, es herético de un modo mucho más evidente. naturalmente, paródico. Esta circunstancia tiene además un comple- - La tombeau d’Alexander: la imagen de una mento: cuando el ensayista se “apropia” de cabalgata zarista es detenida y analizada

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retrospectivamente a la luz de los aconteci- elección puede no ser arbitraria en el sentido El efecto extremo mientos que habrían de venir. Un noble se de que ese narrador virtual tiene sus razones. de lo falsificante dirige hacia alguien para exigirle que se des- Pero el montaje obedece, precisamente a esas es la cubra la cabeza. El contraplano queda en sus- razones, y no a una especie de exigencia dia- indiscernibilidad penso, es imposible. En su lugar, la voz refle- léctica. de lo real y lo xiona e invoca la revolución inminente. Ese Las imágenes falsificantes no aluden ni a una imaginario comentario histórico rebobina virtualmente mera desconfianza de las representaciones ni al la imagen, hacia atrás y hacia adelante, hasta placer lúdico del fake. Lo falsificante, tal como es transfigurar la primitiva imagen en un objeto definido por Gilles Deleuze en sus Estudios sobre nuevo e incierto. La imagen es fascinante por cine,5 es una condición mucho más amplia que aquello que le falta. implica tan sólo la disolución de una garantía de - Sans Soleil: A la primera imagen feliz de unos verdad, y que adopta múltiples formas que se niños islandeses, le sigue una imagen en concretan en la condición reversible del montaje. negro. El contraplano es imposible, o sólo Su efecto extremo es la indiscernibilidad de lo puede ser, en cierta manera, perverso: tras el real y lo imaginario. Esto que es más o menos evi- negro, una imagen de guerra. El contraplano dente cuando se estudia la historia el cine de provoca un efecto de contraste en apariencia ficción durante la modernidad, adviene igual- muy “soviético” (metafórico), pero que es del mente al terreno de la no-ficción. Es decir, a un todo falsificante. Es un contraste arbitrario, terreno de la práctica audiovisual cuyo primer producto de la voluntad del narrador (que a baluarte ideológico ha sido tradicionalmente el su vez es un narrador doblemente falso). Su registro de algo real, no construido.

150 De hecho, la forma-ensayo aparece como tal Las descripciones intensidades (Dziga Vertov, Walter Ruttman, –o es reconocida como tal– cuando en el cine de cosas mediante Jean Vigo…). moderno empiezan a proliferar las imágenes fal- su transformación En el cine moderno, el mundo aparece como sificantes. El ensayo sería entonces, además, un en imagen ya no algo en trance de hacerse. De reconstituirse, espacio donde la herejía falsificante puede ser suponen la pre- desaparecer y volver a ser pensado. En esa “tolerada”, puesto que ha de hablar (también) de existencia de la incierta dinámica, es lógico pensar –como las propias imágenes, y desde una posición clara- cosa Deleuze– que lo real acabe por adoptar el estatu- mente subjetiva además de irónica. to de lo imaginario, y viceversa. Este viceversa es Si aceptamos la original visión “evolucionis- importante, pues si el programa realista de la ta” de la historia del cine que diseña Deleuze, se modernidad ponía el acento en las epifanías de lo aceptará entonces como necesario que, en la real –en las que lo real parece mental–, la moder- modernidad, se debilitaran los supuestos que nidad tardía subraya lo que hay de ‘real’ en lo garantizan el sentido en la contigüidad de las mental, en lo imaginario. Era de hecho necesario imágenes –tal como, en su forma de pensamien- vindicar este valor de lo mental para que pudie- to cinematográfico primitivo, insinúa el efec- ra confrontar lo real, medirse con ello. La espe- to–Kuleshov (percepción-reacción). Y que en el cie más inmediata de confrontación es aquélla de cine moderno, por el contrario, las percepciones orden auto-crítico, que pone de manifiesto la no provoquen reacciones, sino una interioriza- ambigüedad del efecto de realidad del cinemató- ción del desconcierto ante un mundo que ya no grafo. Como es propio de todo ejercicio de dene- se comprende. A esto lo llamaba Deleuze “cine gación, éste pronto se agota en sí mismo. Una de vidente”. vez dicho lo que la imagen no puede ser (diga- Según esta teoría, la imagen-tiempo (que mos, documento verídico, inmediato, no condi- aquí nos permitimos llamar imagen moderna) cionado), queda por ver qué cosa sí puede ser. es “cine de vidente”, ya no “cine de actante”. Podrá ser el mundo como visión y signo abierto, Las descripciones de las cosas mediante su como conciencia y memoria en trance de produ- transformación en imagen cinematográfica ya cirse. Así pues, dentro de la historia del cine de no suponen la pre-existencia de la cosa, sino no-ficción, el salto que media entre los docu- que la descripción viene a borrar y sustituir a la mentales etnográficos de Jean Rouch o del direct cosa. La imagen moderna, podríamos deducir cinema americano, y un film como Sans Soleil, es mediante un pequeño y tendencioso salto con- la sustitución de la línea recta de lo verdadero, por ceptual, es aquella que duda del estatuto de las bifurcaciones de lo posible. Para entender esta realidad de lo que ella registra. Lo cual no sig- proposición, se hace preciso poner el acento en la nifica, naturalmente, dudar que la cosa exista, idea de bifurcación. Tal vez podría demostrarse sino preguntarse más bien qué hacer con ella. que la forma-ensayo, cuando menos en el cine, Con qué otras cosas-imágenes conectarla para surge a partir de este punto. A partir de la pues- que lo pensable surja como algo a la vez des- ta en crisis de lo verdadero (más aún: de lo ver- prendido de la descripción del mundo (el cine clá- dadero cinematográfico, que deriva de lo verda- sico / el documental de reportaje), de la ilus- dero ideológico) y la consiguiente proliferación tración de un discurso pre-diseñado (el montaje de posibles. idealista soviético) o de una posibilidad latente Rappaport hará explícita esta liberación del del mundo físico que se expresa en puras montaje como juego abierto de significados

151 El juego asociativo posibles al efectuar, precisamente, su propia del montaje ya no versión, hilarante y post-modernista, del famo- es pulsional e so “efecto Kuleshov”. Los círculos cada vez inconsciente sino más amplios que describe From the Journals of intertextual, Jean Seberg, llevan de la actriz a uno de sus consciente y maridos, el escritor y cineasta Romain Gary, en especialmente una de cuyas películas aparecía como personaje perverso el actor ruso Ivan Mosjukin (que era su padre); y de este último, naturalmente, al célebre expe- rimento. Como han narrado tantos libros de cine durante décadas, el cineasta soviético pro- ponía yuxtaponer a un primer plano inexpresi- vo del actor mencionado, imágenes de un plato de comida, de una sugerente mujer y de un niño. El espectador habría de deducir hambre, lujuria y ternura. Mas, ¿qué sucede si la hermo- sa mujer del contraplano es la difunta Inge en el interior de su féretro en Ordet (Carl Th. Dre- yer, 1955), la niña que salta a la comba en el inquietante plano de Viridiana (Luis Buñuel, 1961) o la pequeña víctima del “vampiro” de Dusseldorf en M (Fritz Lang, 1931)? El juego asociativo del montaje ya no es pulsional e inconsciente sino intertextual, consciente y especialmente perverso. Por el camino del jue- go irónico, lo que desaparece poco a poco es, finalmente, la dialéctica –forma cerrada, oposi- cional y resolutiva– mientras se perfila el impe- rio de lo dialógico –forma abierta, no conclusi- va, donde impera lo permutable. Naturalmente, la práctica del cine-ensayo como historia experimental de las imágenes no se nutre siempre de este tipo de ironía lúdica. El cineasta alemán Harun Farocki poco tiene que ver con la sensibilidad pop del norteamericano Rappaport y sí con las preocupaciones políticas y a la voluntad de indagación histórica de Mar- ker. Su trabajo prolonga en cualquier caso una severa tradición dialéctica embarcada en una crí- El efecto Kuleshov según Rappaport tica sistemática de la modernidad. Sus trabajos más celebrados son exploraciones, no de una

152 cierta memoria cinematográfica, sino de las La práctica del res tomadas por la aviación aliada sobre territo- transformaciones de la imagen de acuerdo a la cine-ensayo como rio enemigo durante la II Guerra Mundial. Se dinámica del capitalismo industrial, y de las historia descubre así que el campo de exterminio de Aus- necesidades estratégicas de vigilancia y de logís- experimental de wichtz había sido fotografiado inadvertidamente tica militar. Wie man sieht, Stilleben y Bilder der las imágenes no en una de ellas: pues lo que los espías aéreos bus- Welt und Inschrift des Krieges toman la historia de se nutre siempre caban no era eso, sino unas fábricas cercanas de las imágenes como el desarrollo de un amplio de la ironía lúdica mayor valor estratégico. El examen de esa foto- dispositivo de control de la realidad: desde los grafía se centra en un momento dado, por ejem- experimentos matemáticos aplicados a la repre- plo, en una de las muchas líneas de ese diseño sentación de la perspectiva en la pintura rena- abstracto que resulta ser la planta del recinto. centista, hasta la fabricación de autómatas que Esa franja oscura sobre el blanco de la nieve, no producen artefactos en serie gracias a un carto- es sino una fila de prisioneros en dirección a la grafiado de las cosas que permite repetir formas cámara de gas. Hay sólo un punto, una mancha idénticas perpetuamente. El desarrollo más blanca donde la línea se interrumpe: el lugar impresionante de esta idea se encuentra en la donde cada preso es registrado antes de entrar. última de las películas citadas. Las “imágenes” de la guerra que preocupan a En Imágenes del mundo e inscripción de la gue- Farocki incluyen también aquellas que derivan rra aparece, por ejemplo, un catálogo de rostros hacia el espacio de la ficción. Se nos muestra, por de mujeres argelinas fotografiados en 1960 con el ejemplo, cómo los realizadores del serial Holo- fin de realizar tarjetas de identidad: rostros nun- causto copiaron un dibujo realizado por Alfred ca antes retratados, puesto que se ocultaban Kantor, superviviente de Auswichtz, para recre- habitualmente tras un velo. Farocki enlaza una ar la llegada de los ferrocarriles de la muerte a los reflexión que, precisamente, se hallaba presente campos de exterminio. Inadvertidamente copia- ya en la obra de Chris Marker (“¿Cómo se ha de ron en la imagen ficcional la firma de Kantor… mirar a una cámara?”: una joven de Guinea Bis- como si se tratara de una inscripción pintada sau esconde y ofrece su mirada al objetivo, en un sobre las tablas de un vagón de carga de prisio- juego de seducción que hipnotiza al cineasta en neros, en lo que parece un caso de reproductibi- Sans Soleil) con la experiencia de invasión de esa lidad delirante –por ignorancia–. intimidad recóndita en la mujer magrebí. Así Farocki expone por tanto un pesimismo pro- como esas fotos construyen un catálogo de suje- fundo hacia la imagen reproducible. Ésta aparece tos para su control por parte del Estado colonial, íntimamente unida a la modernidad, a la Ilustra- surge un rostro artifical, permutable: un “otro” ción. El ensayista propone, de hecho, un ejercicio colectivo que se puede cuantificar y cosificar. de traducción esclarecedor: Ilustración (“Aufklä- Farocki juega a construir retratos-robot casi rung”) significa literalmente “esclarecimiento”, monstruosos, pero retorna a la fascinación eróti- y este término a su vez equivale en su traducción ca que se da en la imagen: aquello que el velo inglesa (“clearing up”) a esclarecimiento de un cubre, la boca, necesita el contacto para cumplir crimen y a reconocimiento militar… La luz que su cualidad. Por eso se esconde. El ojo, sin la modernidad quiere proyectar sobre el mundo, embargo, requiere distancia. tiene como objetivo (también) la obtención de En otro momento del film, aparece una inda- una ventaja por parte del Estado. Evidentemen- gación meticulosa sobre unas fotografías milita- te, Farocki continúa una senda abierta por la

153 La voz misma, escuela de Frankfurt (Kracauer y, sobre todo, formulado por Walter Benjamin, cabe decir que liberada de la Walter Benjamin) pero que pasa por Foucault y es el audiovisual el medio que mejor parece tradicional llega hasta Paul Virilio.6 Su ensayismo falsifican- haber realizado este proyecto, pero a través de neutralidad del te es irónico, pese a su proverbial gravedad, por- una forma polifónica. documental de que trata de “esclarecer” las relaciones perversas La voz misma, liberada de la tradicional neu- reportaje, se entre la imagen y el poder a través, precisamente, tralidad retórica del documental de reportaje, se ofrece como un del ejercicio de la visión. Es esa tautología, ese ofrece como un simulacro en el interior de esta simulacro círculo sin resolución, lo que convierte al ensa- polifonía. A pesar de la preeminencia aparente yista en un visionario –en el sentido literal de la de la voz de “Jean Seberg” en From the Jour- palabra: un sujeto al que le es dado ver– en per- nals… como guía y organizadora, e incluso como mante estado de atención, y al mismo tiempo, un garante de un sentido que aflora en los falsos rac- pensador que concibe la intelección como juego, cords del montaje, su inscripción obedece a una como ejercicio de ensamblaje creativo. fórmula de contrapunto que entra en un circui- El ensayista experimenta (con) la sustitución to de distanciamiento especulativo pero también de la verdad por el entendimiento. Y la fuerza –el de intimidad con las imágenes. Algo semejante placer– del entendimiento radica en la capacidad sucede con las palabras que el ficticio cameraman de auto-escenificación, de un lado, y de la perti- Sandor Krasna transfiere a la narradora de Sans nencia de las relaciones, inferencias y proposi- Soleil, quien, supuestamente, recibe y lee las car- ciones que pone en juego, del otro. tas (y las imágenes) de su amigo. O con la voz de la joven Koumiko, quien se transforma en perso- 4 naje de sí misma en Le mystére Koumiko (1968) al De la segunda hipótesis que propongo, se deri- leer como propio, igualmente, un texto a todas van las reglas del juego ensayístico a la hora de luces redactado por el cineasta, Chris Marker, en agenciarse materiales “ajenos” para construir un lo que supone un gesto de doble apropiación. discurso: en la expresión ‘cine-ensayo’, puede más Convertida en simulacro (es decir: en escenifica- la proposición ‘cine’ que la proposición ‘ensayo’. ción), la voz puede escenificar su singularidad y Al re-montar las imágenes para deslizar un participar de un complejo aparato de montaje nuevo sentido inesperado (latente, hipotético, intelectual en primera persona. subjetivo o del tipo que sea), borro las comillas La apropiación se convierte, de hecho, en el de la “cita”: estoy reescribiendo la imagen. Apa- otro gesto fundador del film-ensayo, pero en un rece otro texto, aun cuando su sentido sea para- sentido muy amplio. No sólo en el más evidente dójico. Y éste se encuentra actualizado, en pri- –la apropiación literal de imágenes “ajenas” que mer término, y no tan sólo reproducido al fondo son recombinadas con amplias cotas de libertad– de un discurso. No hay cita sino una reescritura sino en otro más profundo. que, sin embargo, se sustenta precisamente en la Finalmente, es Godard quien, al definir su heterogeneidad de los materiales agenciados y propio proyecto de memoria cinematográfica, montados. Esa reescritura ni borra el origen de la enuncia a su vez la naturaleza del film-ensayo: imagen –el archivo– ni el propio gesto de apro- “un pensar que forma una forma que piensa” piación, porque la escritura misma es el monta- (Histoire(s) du cinéma, cap. 3A). En los cuatro je. Si la realización de un texto compuesto única- capítulos de las Histoire(s), el montaje opera mente de citas era un proyecto utópico ya desde la memoria cinéfila del autor para carto-

154 Las Histoire(s) de grafiar una memoria del cine y una memoria del NOTAS Godard suponen mundo. Fragmentos de películas, fotos fijas, cua- 1Según Pasolini, ese mundo de “color” contemporáneo que veía dros, palabras, voz, sonidos y sintonías compo- entonces el fin del proceso descolonizador, contendría una energía la más arriesgada capaz de vitalizar el mito. El punto de contacto entre el presente propuesta de nen un gran texto cuya estructura musical remi- africano y el mito arcaico se encontraría en la constitución de la primera asamblea democrática por parte de la diosa Atenea, pero historia te, precisamente, a la metáfora de la polifonía: también en la reserva de una cultura oral en la que el cuerpo recla- experimental de la superpuestos en capas que parpadean o se cie- ma su lugar en el interior del mito. 2Alusión al concepto sugerido por Nicole Brenez en “L’Étude vi- imagen rran y abren en iris, que se interrumpen, que son suelle” en 1996 (ver bibliografía). repentinamente invadidas por la palabra escrita 3Seberg terminó sus días suicidándose en 1979, a la edad de 40 años, al parecer después de ocho intentos frustrados, y tras sufrir, o una música, o por el propio rostro de Godard, entre otros infortunios, el acoso del gobierno norteamericano por los fragmentos establecen relaciones de contras- su militancia en los Black Panthers y la muerte de su hija a los dos días de nacer. te, o contrapunto, rimas, deslizamientos; pero 4Richard Rorty, Contingencia, ironía y solidaridad, Paidós, Barcelo- también extrañas formaciones armónicas. na, 1996, p. 92. 5Gilles Deleuze, La imagen-tiempo. Estudios sobre cine II, Paidós, Las Histoire(s) suponen la más arriesgada Barcelona, 1987. 6Véase al respecto: Paul Virilio, Guerre et cinéma, Éditions de l’É- propuesta de historia experimental de la imagen toile, París, 1984; Logistique de la perception, Cahiers du cinéma, porque en ellas el saber que es propio del discur- París, 1984 ; y La máquina de visión, Cátedra, Madrid, 1989. so ensayístico exige una apertura del lenguaje a lo asociativo, a la reverberación de los signos más que a su significado, en el sentido “sobrio” de la palabra. Las Histoire(s) hacen de este espacio mental, además, una región temporal con leyes propias. El tiempo de la visión y de la imagen rememorada, el de los acontecimientos históri- cos y el de su sentido desvelado en clave futura, se pliegan en un gran movimiento de conjunto. Semejante magma musical transforma el fragmento agenciado, pero lo hace a partir del fragmento mismo, haciendo viable a partir de su propio valor originario, no sólo la incorporación de otro valor posible, sino la virtualidad de una infinitud de valores, de usos. Lo audiovisual, parece decir Godard, tiene ya los medios para pensar el mundo. Porque ese mundo ya estaba ahí. En el cine.

155

EL ENSAYO EN LA TRADICIÓN DEL CINE DE VANGUARDIA*

Miguel Fernández Labayen

Para Laia, tú y yo somos tres

Emancipémonos de los imposibles, de todo lo que buscamos y creemos a veces que no hay, y peor aún, que no puede haber. Nada entonces debe detenernos en la busca de la solución plena, sin restricciones, sin resabios irreductibles Macedonio Fernández

1. Cine pluridisciplinar ¿Cine Esta cualidad llo. Por un lado, lo que la vanguardia pone enci- qué? “bastarda” de lo ma de la mesa es el indisociable carácter híbrido Desde los orígenes del cinema y, a través del fílmico lo hace del cinematógrafo. Un medio nacido (no lo olvi- interés que presenta el entonces nuevo medio apto para todo demos) como atracción de feria y a medio cami- para las vanguardias, se establecen una serie de tipo de no entre la investigación tecnológico-biológica y categorías híbridas con la intención de dar cuen- experimentaciones, la explotación recreativa. Por otro, esta cualidad ta de la naturaleza del fenómeno fílmico. Cine- cruces y “bastarda” de lo fílmico lo hace apto para todo poesía, cine-pintura, cine-ojo, cine-danza, core- desdoblamientos tipo de experimentaciones, cruces y desdobla- ocine, cine visual, poesía visual, música visual o mientos que, en su máximo nivel de contamina- cine ballet son sólo algunos de estos conceptos ción, darán lugar al expanded cinema (cine expan- mestizos, entre los que evidentemente existen dido) o a procesos mucho más cercanos a nuestro diferencias en función del término que acompa- devenir diario como el multimedia. Pero es que ñe al objeto “cine”, pero cuyo denominador además, en su voluntad por fundir el arte y la común es su voluntad de cimentar lo fílmico en vida en una experiencia indisoluble, las vanguar- un encuentro pluridisciplinar.1 De este modo, dias establecen un nexo entre la creación y lo dichas analogías tratan, con mayor o menor for- cotidiano y lo popular, creando un continuum por tuna, de trazar un eje transdisciplinar en el que el cual las expresiones estéticas serían conse- se hallaría la esencia cinematográfica, esencia cuencia de un ethos personal. Quizá sea desde ahí que paradójicamente estas mismas asociaciones donde debamos empezar nuestro recorrido, parecían negar. Por otro lado, estas alianzas pues es ese encuentro entre el subjetivismo van- nacen de una posición consciente de rechazo guardista y el compromiso comunitario el que ante las implicaciones del cine narrativo, que ya alumbra una explícita capacidad discursiva para en los años veinte era el modelo hegemónico. pintar a ese ser en tránsito ya buscado por Mon- Es muy probable que el lector se pregunte taigne. Es en esa encrucijada entre unas prácti- dónde queda el ensayo en todo esto. Muy senci- cas culturales y sociales y unas formas fílmicas

158 heterogéneas en la que situaremos las relaciones Tal vez no sea tan cidad en sistemas corporativos y explotadores de entre el ensayo y la tradición (con todas las urgente definir y reproducción mecánica– junto con un aplaza- implicaciones de la palabra, aparentemente anti- concretar en qué miento de su cierre semiótico”.5 nómicas con el concepto) del cine de vanguar- consiste el film Así, no podemos ignorar que el cine de van- dia.2 ensayo como guardia mantiene unas relaciones problemáticas Por consiguiente, una investigación histórica detenernos ante con la institución artística y con la institución de los préstamos, alianzas y correspondencias las posibilidades cinematográfica. En esa gestión con ambas insti- entre vanguardia y ensayo no puede quedarse en de ensayar el cine tuciones hallamos los fundamentos de la van- el rastreo de modos y características, sino que que ofrece la guardia, que en términos de producción, distri- cabe englobarlo en un estudio más amplio que vanguardia bución y exhibición se sitúa al margen y en atienda a cómo se formulan ambos géneros, tan- contra de las prácticas hegemónicas y posibilita to en términos lingüísticos como en parámetros esa superación del marco contextual y referen- receptivos e institucionales. Frente a los intentos cial propia también del cine ensayo. En todo por estudiar el ensayo como forma tanto en la caso, lo que podríamos caracterizar como princi- tradición literaria como en la cinematográfica,3 pales propiedades del modelo vanguardista (la lo que aquí se propone es analizar las maneras de dialéctica entre subjetividad y realidad y la ten- experimentar el cine (y el audiovisual, claro está) sión entre el individuo y la realización de un pro- desde la vanguardia artística. Por decirlo de otro yecto social utópico) desembocan en una serie de modo, tal vez no sea tan urgente definir y con- prácticas que podríamos sintetizar en la vigori- cretar en qué consiste el film ensayo (tarea zación de la teoría y la crítica; la hiperconciencia ímproba y casi por definición inalcanzable),4 de la primera persona discursiva, tanto a nivel como (si se nos permite el juego de palabras) productivo como receptivo; el realce del carácter detenernos ante las posibilidades de ensayar el procesual de la obra; el experimentalismo for- cine que ofrece la vanguardia. Esos modos de mal, el énfasis sensorial y la libre asociación poé- investigar, analizar, probar, intentar, examinar, tica; la contemplación del error como posibili- en definitiva, de entender el cine y relacionarse dad expresiva; la voluntad didáctica; la con el mundo a través de él son básicos para variabilidad en el formato y duración de las pelí- situar la emergencia del ensayo y varias otras culas; la proyección como experiencia abierta y expresiones contemporáneas, que tienen en la no necesariamente continua ni completa; la mezcla y en la estratificación de discursos su capacidad asociativa y la igualdad corporativa. razón de ser. Y no sólo nos referimos a la crítica Evidentemente, no estamos diciendo que estas o al ensayo escrito (que también) sino a un con- propiedades sean directamente aplicables o cau- junto de prácticas que juegan con las posibilida- santes de la existencia del cine-ensayo, pero sí des industriales, sociales y estéticas del medio. que debemos tenerlas en cuenta a la hora de Es decir, de qué manera la vanguardia ha “ensa- situar la relación entre el film-ensayo y la van- yado” el cine, dando lugar a esas tentativas a las guardia, en tanto en cuanto la capacidad de que alude el subtítulo del presente libro. Puesto investigación social, económica y cultural de ésta que como escribe Paul Arthur a raíz de cierta última supera el mero marco estético y posibili- performatividad del cine experimental, “lo que ta una serie de interrelaciones abiertas y hábiles está en juego es el repudio a la absoluta autono- para la formación de discursos fragmentarios, mía de la imagen cinematográfica –y su compli- incompletos, personales y dinámicos.

159 Mekas en Lost, Lost, Lost

Mekas evoluciona Las líneas que siguen intentan trazar un mediática de Craig Baldwin y el cine de apro- como pensador puente entre las prácticas y experiencias van- piación de Abigail Child. desde el guardistas y el desarrollo de un subgénero neorrealismo caracterizado por su mutabilidad, la mezcla de 2. Un cine de lo posible hasta defensor del elementos, el encomio de la subjetividad, la Cualquier análisis de la obra de Jonas Mekas cine experimental exposición discursiva y el razonamiento abier- debe partir de la ambivalencia que implica la to. Para estudiar esa relación entre la vanguar- evolución de su posicionamiento teórico, desde dia cinematográfica y el ensayo nos detendre- sus inocentes sueños hollywoodienses iniciales6 mos en tres momentos históricos concretos, hasta su conversión en la figura tutelar de la van- con sus consiguientes ramificaciones. A saber, guardia americana de los años sesenta. En todo la contracultura de los años sesenta y setenta en este arco, que va desde la llegada de Mekas a la diarística de Jonas Mekas, el desarrollo y cre- Estados Unidos a finales de los cuarenta hasta la cimiento de las políticas identitarias y las rei- canonización del underground a mitad de los vindicaciones de las minorías en la performati- sesenta, Mekas evoluciona como pensador desde vidad de Yvonne Rainer, y por último la parodia el neorrealismo hasta defensor del cine experi- pop y la hibridación genérica de la arqueología mental de Stan Brakhage, Kenneth Anger y

160 Lost, Lost, Lost

compañía. La complejidad y ambigüedad de su dad dominan su pensamiento desde el principio, En la labor trayectoria crítica son fundamentales para la aparición de la contracultura a principios de periodística de entender su concepción y su práctica cinemato- los sesenta le permite plasmar sus ideas en una Jonas Mekas se gráfica en el sentido más amplio (es decir, no sólo teoría fílmica correlativa a esos valores. No será hallan ecos de alto como realizador sino también como distribuidor, hasta finales de la década cuando Mekas realice voltaje personal y exhibidor y archivero de películas), con la que su primera entrega de sus diarios, notas y sket- una postura mantiene una continuidad evidente. No en vano, ches. Parece pues inevitable detenerse aunque antidogmática y los ensayos de Mekas entre la mitad de los cin- sea brevemente en la labor periodística de Jonas libertaria cuenta hasta mediados los sesenta documentan Mekas, en la que se hallan ecos de alto voltaje su descubrimiento de un cine alternativo y su personal y una postura antidogmática y liberta- posicionamiento al respecto, abandonando pro- ria que caracterizará su obra fílmica. gresivamente las tesis de los nuevos cines euro- Si de acuerdo a la provocativa aserción de peos y plasmando por escrito las reflexiones que Ricardo Piglia “la crítica es una forma postfreu- luego acompañarán la realización de sus pelícu- diana de la autobiografía”,7 no cabe duda que los las. A pesar de que los valores de la cultura beat escritos de Mekas, no sólo los propiamente críti- como la improvisación, espontaneidad y sinceri- cos sino sus diarios y poemas personales, nos

161 Mekas: “Un nuevo ofrecen un completo mosaico de la personalidad película de casi tres horas, dividida en seis rollos cine, que como el del realizador. En sus intentos por formar un y que describe un arco temporal de unos veinte nuevo hombre, no cine independiente estadounidense, Mekas fun- años, incorporando metraje en blanco y negro de es nada definitivo, da en 1955 la revista Film Culture y, a partir de la llegada del autor lituano a Estados Unidos a nada final. Es una 1958, escribe una columna semanal en el Village principios de los cincuenta hasta material roda- cosa viviente. Es Voice. Convencido de que el cine es un agente de do pocos días antes del corte final. Ésta será sin imperfecto. Yerra” cambio social, Mekas se involucra en multitud duda una de las características del trabajo de de iniciativas para dar voz a ese otro cine, eri- Mekas. Sus películas a partir de Walden son giéndose en portavoz de la contracultura cine- resultado, primero, de un proceso de acumula- matográfica neoyorquina. Hermanando su for- ción, en el que el diarista rueda cada día frag- mación poético-periodística europea con la mentos de la vida cotidiana. Luego, en la movio- subjetividad romántica de los escritos de Walt la, se dispone de la segunda operación, en la que Whitman, Ralph Waldo Emerson y Henry se ordena el material y se descarta todo aquello David Thoreau, encuentra una sólida base inte- “inútil”. En todo caso, cabe remarcar cómo para lectual a la vez que sus poemas y diarios (filma- Mekas este proceso es inseparable de la expe- dos o no) representan una lógica continuación riencia personal, de ahí que sus películas man- del espíritu de rebelión y de la voluntad de can- tengan un cierto look amateur y espontáneo pró- tar sobre el nuevo hombre de los tres artistas ximo a las home movies o películas caseras. decimonónicos. Un canto que, como los diarios No en vano, ya en el primer rollo de Walden, de Thoreau, los ensayos de Emerson o la poesía Mekas invierte el dictum cartesiano mientras de Whitman, deberá realizarse necesariamente vemos fotos de su familia en su apartamento en primera persona, punto de encuentro de lo semivacío y lo adapta a su manera de hacer cine: trascendente y lo inmanente, lo colectivo y lo “I make home movies, therefore I live; I live, the- individual. Si como argumentan ciertos autores, refore I make home movies”; e inmediatamente los mejores trabajos de los trascendentalistas a continuación añade, acompañado de su acorde- americanos están en sus diarios, Mekas desarro- ón, que suena de fondo: “They tell me I should lla conscientemente esta tradición con una clara be always searching, but I am only celebrating voluntad social. A saber, el rechazo parcial del what I see. I am searching for nothing, I am capitalismo mercantil de Estados Unidos y su happy. I am searching for nothing, I am happy. I sustitución por un tiempo personal dependiente am searching for nothing, I am happy”.9 Más allá de lo social en cuanto proyecto de reinvención de la evidente nota melancólica que se despren- supranacional utópico. Hablará entonces de la de del encuentro entre el audio de Mekas, emi- necesidad de explorar un nuevo cine, que “como grante lituano, y sus imágenes de soledad en el el nuevo hombre, no es nada definitivo, nada departamento y tomando café en “Marseilles”, final. Es una cosa viviente. Es imperfecto. el off del director es fundamental para entender Yerra”.8 el mecanismo que opera en los diarios filmados. Así, el primer tomo de los Diaries, Notes and Por un lado, el audio añade un baño de signi- Sketches se titula precisamente Walden (1969), ficado actual y retrospectivo sobre las imágenes en honor al escrito homónimo de Henry David que estamos viendo. A través de este proceso de Thoreau. El impulso anarquista y el ímpetu capas, el biógrafo se crea una identidad narrativa colectivo de Mekas se ven plasmados en una y ficcionaliza su persona.10 De esta manera, en la

162 autobiografía nos encontramos, según Paul De Sus diarios son talista, pero como decíamos sus diarios están Man,11 con la presencia de dos sujetos, ambos algo parecido a un marcados por la heteroglosia y la polifonía. A intercambiables y disímiles: uno –el Yo presen- work in progress otro nivel, la música seleccionada también te– que hilvana el discurso y que opera como en el que el aumenta esta sensación evocativa, recorriendo máscara, y otro –el Yo pasado– que se presenta sentido final es espacios y movimientos que, en Walden, van des- como un vacío velado y al mismo tiempo colma- abierto y no de la música clásica al rock ruidista pasando por do, aunque infructuosamente, por ese otro yo siempre unívoco los cánticos Hare Krishna, la música circense o que dice. Es un ejercicio basado además en la el “Give Peace a Chance” de John Lennon y repetición, no sólo verbal (obvia en el fragmento Yoko Ono. analizado), sino por supuesto visual. Determi- Toda esta observación de actividades sociales nadas imágenes pueden aparecer en más de una y artísticas adquiere valor como práctica cultu- ocasión e incluso en películas diferentes, re-pro- ral, por la que Mekas participa, interviene y nos duciendo nuevos significados en función del hace cómplices de estos procesos experienciales. contexto de la propia película pero también de la Así, en el rollo 5, Mekas nos vuelve a interpelar: mutabilidad emocional y cognitiva del sujeto “Just watch these images… Nothing much hap- (Mekas no es el mismo en sus otros diarios y no - pens. The images got no tragedy, no drama, no sotros tampoco). suspense, just images for myself and for a few Por otro lado, el interés de establecer un nexo others. One doesn’t have to watch. One does- entre lo social y las formas, contenidos y de- n’t… But if one feels so, one can just sit and sarrollos de la subjetividad se traduce en el filtro watch these images, which I figure as life continuo de otras voces a lo largo del filme. Des- through continue won’t be here for very long. de los fragmentos fotografiados del libro de (…) This is Walden. This is Walden. What you Thoreau hasta las intervenciones a cámara de los see…”12 amigos, conocidos y anónimos que rodean a Nos encontramos por tanto con una invita- Mekas junto con los objetos filmados, todos ción a ejecutar nuestra capacidad espectatorial parecen “querer hablar” en discursos paralelos, abandonando incluso la proyección. Práctica simultáneos o contradictorios al del propio nada habitual en la experiencia cinematográfica autor. común pero fundamental en el cine de vanguar- Por último, Mekas deja al descubierto a través dia, en el que el visionado no tiene por qué ser de la banda de sonido toda la potencialidad de su íntegro y completo.13 El complejo equilibrio proyecto. Pues sus diarios son algo parecido a un entre “el discurso axiológico del estar (valores work in progress, en el que el sentido final es que dominan y diferencian a la vez una época de abierto y no siempre unívoco. Ciertamente es el otra), y el discurso axiológico del ser (la concien- audio de las películas de Mekas el que ordena, cia del autor de su historicidad, de estar vivien- clasifica, juzga y justifica las imágenes que do ante un horizonte de posibilidades e imposi- vemos (junto con los intertítulos), pero en nin- bilidades que modelan su libertad)”14 que gún momento existe una jerarquización de la caracterizaría al ensayo se ve aquí completado información cronológica o temáticamente. La por la interpelación directa del cineasta para que voz inconfundible de Mekas opera como guía, uno libremente encuentre su lugar entre esos traductora, cantante y recitativa en una clara dos ejes, sea viendo la película o saliéndose de asunción de la primera persona del experimen- ella. Esta reivindicación del error y del discurso

163 Nos encontramos fragmentario e inacabado es una manera de con- Kossakovsky o Harun Farocki.15 De esta manera, con una invitación vertir el momento estático en suceso histórico, los directores materialistas se esconden tras las a ejecutar nuestra abierto a interpretación y debate y libre de una posibilidades retóricas y lingüísticas del aparato capacidad exégesis espacio-temporal determinante. Es en fílmico. Enmascaramiento fundamental para espectatorial esta línea en la que la experimentación de Mekas entender el paso de un cine subjetivo-poético abandonando alcanza mayor profundidad, sean las cien mira- hacia otras posibilidades que coquetean e incor- incluso la das de Reminiscences of a Journey to Lithuania poran elementos del cine narrativo de ficción y proyección (1972) o los “rabbit shit haikus” de Lost, Lost, abordan sin complejos la discursividad genérica. Lost (1975). En todo caso, el reencuentro entre El juego entre imágenes personales e imperso- ese momento vivido y su representación y reor- nales, el desplazamiento lingüístico, el uso de la ganización en la mesa de montaje desencadena parodia y la oposición entre la imaginación y el toda una serie de estratos significativos que de- tiempo real posibilitan este ejercicio de charada safían la linealidad y que se incorporan a la expe- intelectual, ejemplificado en obras de Owen riencia vital del director y del espectador. Si en Land como Institutional Quality (1969), Wide pura retórica contracultural “lo personal es lo Angle Saxon (1976) u On the Marriage Broker político”, ejercicios como los diarios filmados (o Joke as Cited by Sigmund Freud in Wit and its no) de Mekas amplían y desarrollan las prácticas Relation to Time Unconscious, or Can the cinematográficas hasta preñarlas de un sentido Avant-Garde Artist Be Wholed? (1980), en el que social, cultural y político que va más allá de la los presentadores de un programa infantil dis- contemplación formal audiovisual, reclamando frazados de oso panda ironizan sobre el cine su posición como ejercicios comprometidos con estructural, discuten a Freud y cuentan chistes una visión personal y un diálogo grupal. basados en juegos de palabras. En resumen, la postura de mascarada de estos filmes no oculta 3. Formas que piensan su reflexividad, de la que el autor pretende auto- (y hacen pensar) excluirse tras los excesos subjetivistas del under- sobre formas que piensan ground. Como decía explícitamente Owen Land (y hacen pensar) en su Remedial Reading Comprehension (1970), Si las películas de Jonas Mekas incorporan refle- “This is a film about you, not about its maker”.16 xiones sobre la recepción desde la investigación Este materialismo formal se va a socializar y a histórico-personal, toda una serie de filmes de expandir en los setenta a través de un triple eje: fines de los sesenta y principios de los setenta van la institucionalización de la vanguardia, la proli- a enhebrar elucubraciones desde y hacia el mis- feración de un cine identitario ligado a la mo dispositivo fílmico. El cine estructural mate- (auto)representación de las minorías y la revolu- rialista de Ernie Gehr, Hollis Frampton, ción tecnológica (con el vídeo a la cabeza). En Michael Snow u Owen Land (antes conocido efecto, los setenta se inician con un amplio pro- como George Landow) es buena prueba de ello. ceso de institucionalización de la vanguardia. La investigación sobre los marcos espacio-tem- Son los años en que museos como el Whitney porales y la inversión de la cualidad observacio- empieza a proyectar películas de vanguardia, nal del cinematógrafo a partir del juego constan- proliferan las revistas y los estudios dedicados al te con el dispositivo dará lugar a experiencias tan cine experimental, se crea Anthology Film dispares como las de Larry Gottheim, Victor Archives y los cineastas descubren nuevas sali-

164 Film about a woman who…

Los presentadores das a sus apuros económicos tanto en los depar- dia (hasta el punto de que nuevos y viejos cineas- de un programa tamentos de estudios fílmicos como a través de tas van a emplear otros formatos a partir de los infantil las becas de fundaciones. Además, la llegada del años ochenta), por otra propuestas como las de disfrazados de oso vídeo como tecnología doméstica y su expansión Robert Whitman, Bruce Naumann, Nam June panda ironizan como disciplina artística conlleva una profunda Paik, Vito Acconci o Douglas Gordon van a esta- sobre el cine reflexión en el seno de lo que se había denomi- blecer un nuevo vínculo con el cine y con el arte, estructural y nado underground, agravada por la llegada de la que indudablemente afecta a la vanguardia y a discuten a Freud sensibilidad posmoderna y que culminará a fina- sus posibilidades ensayísticas. Tal y como apun- les de los setenta con la llegada de la denomina- ta el videasta argentino Carlos Trilnick, “en tér- da Nueva Narración. minos de lenguaje es muy difícil pensar el vídeo. Si la entrada masiva del cine en los departa- Si hacés una película tenés convenciones, libros mentos universitarios va a generar un renovado de guión, manuales, que indican ciertas estruc- interés por la vanguardia, el vídeo aumenta esta turas fijas o al menos firmes, con duración deter- ola reflexiva sobre el medio fílmico. Pues si por minada, con lugares específicos para mostrar. El una parte el vídeo va a hacer tambalear el inte- vídeo no los tiene; se puede mostrar en cualquier grismo del celuloide que perseguía a la vanguar- parte, y puede tener cualquier duración”.17

165 La llegada del En este panorama tremendamente complica- Esa deconstrucción de las convenciones vídeo como do y enmarañado, la aportación de Yvonne Rai- narrativas se da mediante un diálogo entre las tecnología ner a la narrativización del cine de vanguardia intenciones de la directora y una compleja esce- doméstica y su americano durante la década de los setenta y nificación de discursos sociales y culturales que expansión principios de los ochenta se antoja fundamental. circulan en la esfera pública. Rainer busca así un artística conlleva Bailarina, coreógrafa, intérprete, cineasta y teó- “tono” general, sobre el que monta, desmonta y una profunda rica, Yvonne Rainer empieza su carrera como remonta estereotipos dramáticos con la inten- reflexión en el coreógrafa en 1961 y realiza su primera película ción de acabar con “la tiranía de una forma que seno de lo que se en 1967. Sin embargo, son sus cuatro películas crea la expectación de una respuesta continua a había denominado realizadas a lo largo de los setenta y principios de ¿qué pasará a continuación?” 20 underground los ochenta las que aportan luz a esa evolución De esta manera, si en Kristina Talking Pictu- hacia la narrativa.18 Sus antecedentes en la danza res (1976) los personajes se sientan en la cama y y en la performance multimedia le aportan un charlan durante cuarenta minutos, en Journeys bagaje sobre el que desarrollará una intensa crí- from Berlin/1971 (1980) la palabra adquirirá un tica de las convenciones representacionales y protagonismo radical. Este último filme es, entre una continua interrogación sobre el papel de la otras cosas, una polifonía disonante y a veces performance. La construcción identitaria y la contradictoria sobre política, psicología y femi- subjetividad como ficción desmontable son cate- nismo. No hay una estructura temática determi- gorías centrales en las películas de Rainer. La nada, sino que los temas flotan en una especie de interrogación de la posición espectatorial se rea- collage arrítmico y heterogéneo. liza no desde una posición de complicidad como Rainer mezcla información sobre la banda en Mekas, sino más bien con la firme voluntad de terrorista Baader-Meinhof con fragmentos de romper unas prácticas culturales que perpetúan sus diarios adolescentes, una sesión psicoanalí- estereotipos basados en la dominación y en el tica con un terapeuta interpretado por tres acto- ejercicio discriminado del poder. res distintos, un diálogo en off entre un hombre Para ello, el cuestionamiento de la representa- y una mujer discutiendo sobre la propiedad pri- ción convergerá en la incorporación y domesti- vada, memorias de anarquistas rusos, una entre- cación de formas narrativas tradicionales, desde vista con el sobrino de Rainer o una carta de el film de género hasta el discurso confesional o Rainer interpretando un personaje dirigida a su el epistolar. El juego con estas convenciones se supuesta madre. La utilización de found footage, antoja en última instancia fundamental para secuencias ficcionalizadas e intervenciones subvertir los valores hegemónicos: “Por ejem- directas a cámara acentúan más si cabe esta plo, una serie de acontecimientos que contenga heterogeneidad de materiales y discursos sobre- respuestas a cuándo, dónde, por qué, quién, da puestos, en una especie de plasmación fílmica lugar a una serie de imágenes, o quizá a una úni- de la crisis de la representación ya examinada ca imagen, en la que, a través de su repetición por los cineastas de la modernidad. En todo obsesiva o duración prolongada o ritmo predeci- caso, Rainer emplea estos mecanismos formales ble o incluso en su estatismo, se convierte en para denunciar privilegios socioeconómicos de independiente de la historia y entra en otra cate- determinados grupos contemporáneos, cuya goría, llámese demostración, lirismo, poesía o teatralización actúa como detonador de esas pura búsqueda”.19 situaciones de poder.

166 4. El futuro está detrás tuyo En efecto, si atendemos al desarrollo de la van- guardia en los últimos treinta años, observamos una creciente preocupación por la historia que para estudiosos como Paul Arthur y P. Adams Sitney marcaría el resurgir del cine ensayo21 y de la sátira menipea22. En todo caso, ese interés por la historia es extensible a otras facetas de la vida intelectual y social del siglo XX, en las que halla- mos una tensión emergente entre discursos apo- calípticos, revisionismos nacionalistas y recupe- raciones nostálgicas. Entre todo este marasmo, que desencadena un interesado fervor por la época de los “post” (postmodernidad, postcine, postvanguardia y posthumanidad, por citar los aquí relevantes), la vanguardia va a replegarse en Tongues Untied una mirada historicista al pasado audiovisual, replanteándose las posibilidades de la imagen en movimiento. Pues tal y como ha propuesto Tom Gunning en sus investigaciones sobre el cine de En esta línea de ejemplificación y denuncia El cine como los orígenes, nos hallamos ante la imposibilidad desde colectivos considerados minoritarios, pelí- mecanismo se de hablar de un objeto unitario, sino que existe culas como Nitrate Kisses (Barbara Hammer, erige como una un continuo cuestionamiento de los límites del 1992), Ecce Homo (Jerry Tartaglia, 1989) y Tongues amalgama de medio y de la historia.23 El cine como mecanismo Untied (Marlon Riggs, 1988) son sólo algunas de posibilidades se erige como una amalgama de diversas posibi- las que siguen la estela iniciada por feministas técnicas, lidades técnicas, expresivas y económicas, por lo como Rainer. Estos tres casos otorgan visibilidad expresivas y que el hecho de que lo que se conoce genérica- a posiciones históricamente borradas social y económicas mente como cine haya adoptado una forma y cinematográficamente. En una operación que unos modos de explotación hegemónicos repre- invierte las categorías y las conductas “normales” senta apenas una de las opciones que el objeto asumidas mayoritariamente, estos cineastas post- encierra en sí mismo. Por otro lado, y siguiendo Stonewall y en plena época de la difusión del la explicación de Gunning, no cabe olvidar que SIDA reclaman su existencia en la historia social, el siglo XX es el siglo de la historia del cine pero cultural y política entendida como forma de ejer- también el siglo de la historia en el cine. No pue- citar el poder. El caleidoscopio de formas, juegos de por tanto sorprendernos que la vanguardia de de palabras, posicionamiento personal y perfor- finales de siglo y principios del XXI enarbole matividad que se desarrolla en los setenta va a toda una serie de investigaciones y búsquedas colisionar con un interés historiográfico sin pre- que giran alrededor de esas dos ideas: el siglo cedentes, en el que la manipulación de los medios XX como la centuria del cine y el siglo XX como va a ser el eje fundamental para vehicular discur- los cien años en los que la historia se mediatizó sos y prácticas contraculturales. de forma irreversible.

167 Piglia: “No se trata Encontramos por tanto toda una pléyade de les provenientes de las más diversas fuentes, rea- de ver la directores que desde los años 80 hasta la actuali- lizando conexiones entre ellos para reconstruir presencia de la dad se sitúan en ese cruce de caminos entre lo esa historia no oficial, a medio camino entre la realidad en la personal y lo histórico, dando luz a toda una serie objetividad del reportaje televisivo, la ciencia ficción, sino de de investigaciones en las que la historia se inscri- ficción y el apócrifo. ver la presencia be en la biografía del creador a través de los Si ya su primer filme, sintomáticamente lla- de la ficción en la medios. Directores como James Benning, Leslie mado Stolen Movie (1976), lleva a cabo el ejerci- realidad” Thornton, Su Friedrich, Abigail Child o Craig cio surrealista del visionado entrecortado de Baldwin han explorado de forma intensa los vín- diferentes películas, Tribulation 99: Alien Ano- culos entre memoria, representación, repetición malies Under America (1991) y Spectres of the y discursividad, dando lugar a una concatena- Spectrum (1999) son los mejores ejemplos de la ción de trabajos caracterizados por su fragmen- disolución histórico-narrativa-tecnológico-per- tación, polifonía, reflexividad y contingencia. sonal propuesta por Craig Baldwin. Si la prime- Film-ensayos, en definitiva. ra es una crónica narrada por el mismo Baldwin Quizá sea Craig Baldwin uno de los directores de la intervención estadounidense en América que de manera más consistente ha trabajado en Central mezclada con ovnis, zombis y todo tipo esta línea. Como enuncia el director californiano, de monstruos, la segunda reconstruye la historia “mi proyecto es acabar con las distinciones entre del espectro electromagnético mediante la la historia oficial y la historia no oficial.”24 Para lle- fusión del documental científico con la ficción var a cabo esta tarea, Baldwin se convierte en un futurista basada en las peripecias de Yogui y su agitador cultural, con la infracción del copyright hija Boo Boo en 2007, en el que una corporación como bandera (i)legal, la hibridación genérica y controla todo el espectro. mediática como posición contracultural y la Es sintomático que Baldwin emplee como pasión tecnofílica como metodología intelectual. voces visibles de autoridad a la ciencia y al perio- Así pues, Baldwin se inicia en el cine como conse- dismo, entendidas como plataformas para rela- cuencia de su fascinación por el material desecha- cionarse con la realidad de manera más directa y, do, comprando en los años 80 los descartes audio- aparentemente, menos mediada. A partir de ahí, visuales de las librerías públicas estadounidenses. Baldwin subvierte esos discursos para integrar- Autor hasta la fecha de siete filmes y multitud de los en su puzzle audiovisual, urdir un discurso actos públicos, se ha convertido en un referente histórico posible y construir un mundo mítico- del cine experimental reciente, no sólo por sus popular. Como ha apuntado Ricardo Piglia en su actividades como director sino también por su repaso a la historia y la tradición de la literatura dilatada trayectoria como programador (lleva 15 argentina, no en vano una de las tradiciones más años proyectando asiduamente en el Artists’ Tele- cercanas a esa hibridación genérica con la que vision Access de San Francisco), distribuidor y estamos tratando,26 “no se trata de ver la presen- editor de fanzines. A través de su sello Other cia de la realidad en la ficción (realismo), sino de Cinema,25 Baldwin ha logrado integrar y dar rien- ver la presencia de la ficción en la realidad (uto- da suelta a una postura underground, basada en su pía)”.27 posición de arqueólogo mediático y cercana a los Pero dejemos que el propio Baldwin se expli- parámetros de la exploitation. En su cruzada que: “Ésa es toda mi aproximación, no desde un mediática, Baldwin aglutina multitud de materia- punto de vista académico, ni siquiera documental;

168 Baldwin: “Ése era diferentes juntas que tienen un cierto significado mi proyecto, no que la gente conoce. Dentro del contexto, por hacer un filme supuesto, de nuestra historia del cine recibida y bonito sino nuestra cultura popular, ése era mi proyecto, no realizar un gesto hacer un filme bonito sino realizar un gesto críti- crítico contra la co contra la industria del cine (…). De nuevo, industria del cine” intentar generar actividad para la creatividad individual fuera del matrimonio, la familia, el comercio e incluso el Arte. Más bien esta idea de anarquismo libertario, o autonomía, que es la palabra que yo emplearía”.28 En su particular ejercicio de culture jamming, Baldwin mezcla todo tipo de materiales (carto- ons, series televisivas, películas fantásticas, docu- mentales educativos...) para componer un estrambótico mosaico en el que la narración apo- calíptica se funde con el documental científico, a partir de una serie de elucubraciones montadas sobre material aprovechado, que documenta de manera pseudo-científica las observaciones del propio Baldwin sobre la evolución y el progreso de los avances tecnológicos. La historia pasa entonces a ser entendida como “la proliferación retrospectiva de los mundos posibles. (…) Es el lugar en el que se ve que las cosas pueden cam- biar y transformarse. (…) Los rastros del futuro están en el pasado”.29 es más un impulso subcultural –los clubs, el roc- Eso es precisamente lo que propone uno de k’n’roll, la subcultura juvenil y el crear esta idea los últimos trabajos de Abigail Child. Titulado de happening. Me satisface porque yo invierto en sintomáticamente The Future is Behind You eso, de nuevo, no por el arte elevado –ni por el arte (2004), Child recupera películas familiares para popular–, sólo por el juego, este obsesivo y feti- recomponer la vida de las hermanas Elfrieda y chista amor por las imágenes, ser capaz de contro- Eleonore Grünig en la Bavaria previa a la Segun- larlas. De una manera casual, informalmente da Guerra Mundial (1932-1939). Así, Child Costa Oeste, funk. (…) Esta tradición de colec- adopta la primera persona del singular para cionismo de garaje o este intercambio de un mun- narrar, siempre con intertítulos y desde el punto do subcultural –cinéfilos freaks es lo que serían–, de vista de Elfrieda, su proceso de creciente gente que fetichiza el objeto del film. No mirar a atracción por su hermana y el sexo femenino en lo nuevo o aparente, sino centrarse en los huesos un contexto histórico cambiante y amenazante viejos que se pudren… Ensayos, collage-ensayos para la familia judía Grünig. Junto con esta como yo los llamo, poner un montón de imágenes construcción identitaria, la realizadora introdu-

169 Child: “Lo que me ce entre la narración otros intertítulos aparente- del pasado parece pues una opción válida y parece más mente impersonales pero que suponen una clara semánticamente operativa. Si el futuro está verdadero es ingerencia e interpelación discursiva al especta- detrás nuestro es aconsejable su re-visión, pues algún tipo de dor. Al lado de rótulos que presentan a la familia sólo a partir de ella podemos resituarnos y continuidad Grünig hallamos preguntas reflexivas como repensar ese fluir amenazador. saltarina, que “Why does the camera invite good-byes?”; “Are No es mi intención profundizar en el uso del avance, dé saltos, memories only reliable when they serve as expla- found footage o metraje encontrado (ya lo harán haga conexiones nation?”; “What is omitted?”; “Can one only be algunos de mis compañeros de viaje en este volu- sorprendentes” intrigued by what one does not fully grasp?” o men), pero sí constatar cómo dicha práctica no “What makes up a past?”.30 Mediante la mani- es sino una extensión de la búsqueda incesante pulación audiovisual del material original, Child de la vanguardia. Esa misma exploración es la estructura un escenario narrativo en el que la que da pie al hallazgo de ese material de derribo búsqueda personal se enlaza con la invitación (sin búsqueda no hay encuentro) y que se basa reflexiva. Las repeticiones de planos, el trata- como decíamos en el encuentro paradójico entre miento de la banda sonora creada especialmente una forma de representación del pasado adapta- para la película y la inclusión de fragmentos tex- da para relatar una memoria del futuro. La van- tuales de escritos de W. G. Sebald, Victor Klem- guardia y, en este caso el ensayo ligado a formas perer, Walter Abish o la US Patriot Act crean un memorísticas, está constituida como un proceso ambiente de ensueño e irrealidad y trabajan elíp- en el que el futuro se anticipa y el pasado se ticamente con el deseo y la esperanza de los suje- reconstruye, desbaratando cualquier eje espa- tos y los espectadores. cio-temporal en una acción diferida donde ori- Abigail Child, quien ya había elaborado un gen y repetición, causa y efecto, antes y después muestrario de posibilidades expresivas del cine se volatilizan.32 de apropiación y otros materiales “históricos” en La importancia del found footage y otras prác- su serie Is This What You Were Born For? (1981- ticas no reside por lo tanto en un encuentro for- 1989), sintetiza su proyecto en base a procesos tuito con lo pretérito, sino en esencia en una pes- que liberen las asociaciones mentales y los quisa en las ruinas y desechos pasados para esquemas preconcebidos. “La mente quiere construir una imagen de presente continuo. Es unir. Yo quiero desunir. (…) Lo que me parece en esa inquietud y exploración de materiales que más verdadero es algún tipo de continuidad sal- den sentido y alumbren el presente donde debe- tarina, algo que avance, dé saltos, haga conexio- mos situar la encrucijada actual del ensayo con nes sorprendentes. (…) No hay que limitarse a lo respecto al cine experimental y la historia, pues que imaginamos es la posición correcta, sino a su condición residual, fragmentaria y “acciden- reposicionarse. Entonces, un no-modelo, móvil, tal” resultan ideales para su incorporación a un una doble-toma, un estado de interrupción en discurso tentativo, especulativo y provisional. una matriz interrogativa”.31 Las películas de En un texto escrito con motivo del cambio de Child y estos nuevos impulsos de la vanguardia milenio, el antropólogo Clifford Geertz intenta- siguen el patrón ya expuesto por Walter Benja- ba explicar los desafíos de las ciencias sociales en min por el que toda generación imagina a la el nuevo siglo. “Parece que sería necesario algo siguiente a partir de la revisión de la anterior. La entre (…) las reflexiones filosóficas sobre el yo, la reinscripción y aprovechamiento de películas acción, la voluntad y la autenticidad (…), los

170 recorridos históricos sobre la emergencia de La creciente museo, los centros de investigación de las uni- etnicidades, naciones, Estados y solidaridades mecanización de versidades o la web proporcionan nuevas zonas (…) y las representaciones etnográficas de mito- la vida diaria para la difusión y recepción de la vanguardia. logías, moralidades, tradiciones y concepciones garantiza una Espacios que por sus características favorecen la del mundo”.33 En esa línea parece que configu- serie de rupturas, dislocación espaciotemporal, la fragmentación raciones como el cine-ensayo apoyadas en prác- erupciones que discursiva y la disgregación del sujeto. Las insta- ticas culturales como las examinadas en este tex- desestabilizan el laciones de Child, las experiencias de Rainer en to pueden ofrecer alternativas fructíferas a flujo (sintético) el Massachussets Institute of Technology (M. I. narrativas obsoletas. Repensar el cine desde el T.), la relectura de O’Neill de The Decay of Fic- ensayo en un sentido amplio quizá pueda pecar tion (2002) en su Tracing the Decay of Fiction de ambicioso o complejo. Y sin embargo, la con- (2003)36 o el recientísimo proyecto anual de frontación personal con propuestas representa- www.jonasmekas.com37 son sólo algunas mues- tivas e imaginativas que nos impliquen a nivel tras de la revitalizada tradición vanguardista. social, cultural y político es un reto que no pode- Sobre ellas deberemos volver para seguir rastre- mos dejar escapar. A fin de cuentas, como aseve- ando prácticas y experiencias afines a la riqueza ra el propio Geertz, “en nuestra confusión está polisémica del ensayo. nuestra fuerza”.34 La investigación de estos límites se establece por tanto no sólo en el terreno estético sino en el ámbito institucional, en el que cabe ver y estu- diar la vanguardia como una institución cultural, social, política y tecnológica. En medio del marasmo mediático del panorama contemporá- neo, revisiones de material original como el found footage se dan la mano con operaciones tecnoló- gicamente posmodernas (como el CD-Rom o el Internet), abonando un terreno fértil para el cruce discursivo y el desglose elucubrativo. Al respecto Abigail Child ha visto cómo “la cre- ciente mecanización de la vida diaria garantiza una serie de rupturas, erupciones que desestabi- lizan el flujo (sintético). La dislocación y multi- dimensionalidad que resulta –a través del con- trapunto, el estatismo, la percusión y el silencio– disgusta, descarga y redefine el espacio de inves- tigación. Lo que es desaparece en tanto en cuan- to lo que está debajo (o al lado o dentro o fuera) aparece”.35 La relación de creadores como Child, Rainer, Pat O’Neill o el mismo Jonas Mekas con toda esta red institucional y de posi- bilidades creativas aún está por explorar. El

171 BIBLIOGRAFÍA NOTAS Arenas Cruz, Mª Elena. Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto ensa- *Debo agradecer el enriquecedor diálogo sobre algu- . Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. 1997. nos de los puntos que siguen con Josetxo Cerdán, yístico Gabriela Alemán, Efrén Cuevas, Antonio Weinrich- Aullón de Haro, Pedro. Teoría del ensayo. Madrid: Verbum. 1992. ter, Laia Quílez, Antoni Pinent y, por supuesto, mis alumnos de la clase de Historia/s del cine de van- Arthur, Paul. ““I Just Pass My Hands over the Surface of Things”: On and Off the guardia en USA de la Universidad San Francisco de Screen, circa 2003”, A line of sight. American Avant-garde Film since 1965. Min- Quito, que con sus intervenciones han colaborado al desarrollo de mis ideas sobre el cine de vanguardia neapolis: University of Minnesota Press. 2005. durante todo un semestre. A ellos y al anónimo inge- Arthur, Paul. “The Resurgence of History and the Avant-Garde Essay Film”. A niero que reparó mi computadora, mi más sincero agradecimiento. line of sight. American Avant-garde Film since 1965. Minneapolis: University of 1Uno de los puntos culminantes de esta teorización Minnesota Press. 2005. híbrida se encuentra en el Simposio sobre Poesía y Cine, en el que Maya Deren expuso su ya clásica teo- Català, Josep María. “Film-Ensayo y Vanguardia”. En Torreiro, Casimiro y Cer- ría a favor de un cine poético, que investigara verti- dán, Josetxo (eds.). . Madrid: Cátedra. 2005. calmente sus posibilidades expresivas, frente a la ho- Documental y Vanguardia rizontalidad que Deren atribuía a la narrativa en pro- Child, Abigail. This is called Moving. A Critical Poetics of Film. Tuscaloosa: The sa identificada con el cine de ficción. En todo caso, Deren no hacía sino recoger tímidas formulaciones University of Alabama Press. 2005. sobre el cine-poesía que circulaban desde los años Cuevas, Efrén. “The Immigrant Experience in Jonas Mekas’s Diary Films: A veinte, con gente como Mary Ellen Bute, Sarah Kathryn Arledge o Slavko Vorkapich como seguido- Chronotopic Analysis of Lost, Lost, Lost”. En Biography, 29.1. Invierno 2006. res de esa corriente. Véase “Poetry and Film: A De Man, Paul. “La autobiografía como desfiguración” [“Autobiograhy As De- Symposium with Maya Deren, Arthur Millar, Dylan Thomas, Parker Tyler; Chairman Willard Maas; Or- Facement”]. En Anthropos, núm. 29 (“La autobiografía y sus problemas teóri- ganized by Amos Vogel”. En P. Adams Sitney (ed.), cos”), 1991. Film Culture Reader, Prager, Nueva York, 1970. 2Para evitar equívocos, preferimos emplear el término Geertz, Clifford. Reflexiones antropológicas sobre temas filosóficos. Barcelona: Paidós. vanguardista sobre el experimental. Pues si bien el 2002. ensayo es por definición experimental, no todo el ci- ne experimental es ensayístico. Además, las connota- Gunning, Tom. ““Animated pictures”: tales of cinema’s forgotten future, after 100 ciones del término “vanguardia” en su triple acep- ción militar, política y estética son las que mejor se years of films”. En Gledhill, Christine y Linda Williams (eds.). Reinventing Film acercan a nuestra investigación sobre las prácticas (no Studies. Londres: Arnold. 2000. sólo estéticas) de este tipo de cine y el ensayo fílmico. Por otro lado, desde el momento en que existe con- James, David E. Power misses. Essays across (un)popular culture. Londres y Nueva ciencia histórica y reflexiva sobre esas prácticas pode- York: Verso. 1996. mos hablar de “tradición”, entendiendo la vanguar- dia de manera sincrónica a cada uno de los momen- Mekas, Jonas. “The Diary Film”. En Sitney, P. Adams (ed.). The Avant-Garde tos estudiados. Film. A Reader of Theory and Criticism. Nueva York: Anthology Film Archives. 3Dos interesantes y completos repasos al ensayo en la literatura y el cine pueden encontrarse respectiva- 1978. mente en José Luis Gómez-Martínez, Teoría del en- Piglia, Ricardo. . Buenos Aires: Siglo Veinte. 1993. sayo, Ediciones Universidad de Salamanca, 1981; y Crítica y Ficción Josep Maria Català, “Film-ensayo y vanguardia”, en Renov, Michael. The Subject of Documentary. Minneapolis: University of Minne- Casimiro Torreiro y Josetxo Cerdán (eds.) Cine y vanguardia, Cátedra, Madrid, 2005, pp. 109-158. El sota Press. 2004. texto de Català es indispensable para revisar la crista- Sitney, P. Adams. “Autobiography in Avant-Garde Film”. En Sitney, P. Adams lización de la “forma-ensayo” y su vinculación con la vanguardia y el documental. (ed.). The Avant-Garde Film. A Reader of Theory and Criticism. Nueva York: 4Al respecto, Reda Bensmaïa ha calificado al ensayo Anthology Film Archives. 1978. Originalmente publicado en Millenium Film como “un género imposible (…) combinando a la vez teoría, combate crítico y placer”. Véase Reda Journal, n. 1. Bensmaïa, The Barthes Effect: The Essay as Reflective Weinrichter, Antonio. “Jugando en los Archivos de lo Real”. En Torreiro, Casimi- Text.: University of Minnesota Press, Minneapolis, 1987. ro y Cerdán, Josetxo (eds.). Documental y Vanguardia. Madrid: Cátedra. 2005. 5Paul Arthur, “ ‘I Just Pass My Hands over the Surfa- Weinberg, Liliana. El ensayo, entre el paraíso y el infierno. México: Fondo de Cultu- ce of Things’: On and Off the Screen, circa 2003”, en A Line of Sight. American Avant-garde Film since ra Económica, 2001. 1965, University of Minnesota Press, Minneapolis, 2005, p. 166.

172 6El propio Mekas reconoce que compró su primera Sitney para referirse a “un diálogo de formas y voces, ne experimental (Richter, Duchamp, etc.), la colabo- cámara con la idea de “practicar” filmando la vida abierto a la narrativa pero no requiriéndola, en el que ración de otros cineastas con sus propias obras (Jar- cotidiana hasta que llegara el momento de ingresar los personajes personifican ideas y no manifiestan musch, Scorsese, Ferrara…) y la venta de ediciones en los estudios, iniciando así lo que con el tiempo psicologías (…), alterna la fantasía y el realismo (…) limitadas en dvd de algunos de los diarios de Jonas ocasionaría la base de los diarios filmados. con una concatenación de estilos y perspectivas”. Pa- Mekas al precio de mil dólares. 7Ricardo Piglia,Crítica y Ficción, Siglo Veinte, Buenos ra Sitney, este género (más conocido como film-ensa- Aires, 1993, p. 19. yo) es el dominante en las últimas décadas del siglo 8Jonas Mekas, “Notes on the New American Cine- XX. Véase P. Adams Sitney, Visionary Film. The ma”, en Film Culture, nº 24, 1962, p. 6. Este concep- American Avant-Garde, 1943-2000, Oxford Univer- to de error ligado a una reivindicación humanista es sity Press, Nueva York, 2002, p. 410-424. básico para entender la voluntaria dispersión de los 23 Tom Gunning, “ ‘Animated pictures’: tales of cine- diarios filmados de Mekas. ma”s forgotten future, after 100 years of films”. En 9“Hago películas caseras, luego existo. Existo, luego Christine Gledhill y Linda Williams (eds.) Reinventing hago películas caseras”. “Me dicen que siempre de- Film Studies, Arnold, Londres, 2000, pp. 316-331. bería estar buscando, pero sólo celebro lo que veo. No 24 Scott MacDonald, “Craig Baldwin: Sonic Outlaws busco nada, soy feliz. No busco nada, soy feliz. No (1995), August 9, 1995”, en MacDonald (ed.) A Cri- busco nada, soy feliz”. tical Cinema 3, University of California Press Lon- 10 Sigo aquí las aproximaciones de Michael Renov, The dres, 1998, pp. 176-180. Subject of Documentary, University of Minnesota 25 Las distintas actividades de Baldwin, incluyendo to- Press, Minneapolis, 2004; y de Efrén Cuevas, “The dos los números del fanzine otherzine, se pueden Immigrant Experience in Jonas Mekas”s Diary consultar en www.othercinema.com. Films: A Chronotopic Analysis of Lost, Lost, Lost”, 26 Estas formas híbridas que Piglia detecta en la litera- en Biography, 29.1, invierno de 2006. tura argentina tienen su equivalente cinematográfico, 11 Véase Paul De Man, “La autobiografía como desfi- con la proliferación de formas documentales y expe- guración” [“Autobiograhy As De-Facement”], en rimentales mestizas en la filmografía de ese país en Anthropos, nº 29, 1991 [1979], pp. 113-118. los últimos años. Véase Laia Quílez Esteve, “Posmo- 12 “Sólo mira estas imágenes… No pasa demasiado. dernidad y posmemoria en el nuevo documental ar- Estas imágenes no tienen tragedia, drama, suspense; gentino”, ponencia no publicada presentada en el solo imágenes para mí y para algunos más. Uno no congreso “Memories of Modernity: An Internacio- tiene por qué mirar. Uno no tiene… Pero si se quie- nal Conference on Hispanic Cinemas”, Stony Brook re, uno puede sentarse y mirar estas imágenes, que Manhattan, 10-11 noviembre, 2006. imagino que mientras la vida continúa no seguirán 27 Piglia, op. cit., p. 178. aquí por mucho tiempo. (…) Esto es Walden. Esto es 28 “No Text / No Truth / Jouissance and Revolution. An Walden. Lo que tú ves…” interview with Craig Baldwin by Jack Sargeant”, en 13 Varios directores de vanguardia reconocen abierta- Senses of Cinema, marzo de 2001. Consultado en no- mente que sus películas no tienen por qué verse ínte- viembre 2006 en http://www.sensesofcinema.com/ gramente. Uno de los casos paradigmáticos sería el contents/01/13/baldwin-revolution.html. de los “filmes-concepto”/”filmes-objeto” de Andy 29 Piglia, op. cit., p. 140. Warhol, en especial su Sleep (1963) y Empire (1964). 30 “¿Por qué la cámara invita a las despedidas?” “¿Son 14 Véase José Luis Gómez-Martínez, Teoría del ensayo, las memorias sólo fiables cuando sirven como expli- op. cit. cación?” “¿Qué se omite?” “¿Puede uno sólo intere- 15 En ningún caso estoy sugiriendo que la obra de estos sarse por aquello que no comprende del todo?” cineastas sea equiparable o que haya influencias y “¿Qué construye un pasado?” préstamos voluntarios o no. Más bien lo que les une 31 Child, Abigail. “Locales Interview”. En This is called es un cierto interés materialista que se traduce en la Moving. A Critical Poetics of Film. Tuscaloosa: The interrogación continua sobre las posibilidades y arti- University of Alabama Press. 2005. P. 207-208. ficios del dispositivo cinematográfico en toda su ex- 32 Véase Hal Foster, El Retorno de lo Real. La Vanguar- tensión (cámara, montaje, sonido, proyección). dia a finales de Siglo, Akal, Madrid, 2001. 16 “Esta es una película sobre ti, no sobre su creador”. 33 Véase Clifford Geertz, Reflexiones antropológicas so- 17 “Formas híbridas. Conversación con Claudio Caldi- bre temas filosóficos, Paidós, Barcelona, 2002, pp. 233- ni, Carlos Trilnick y Jorge La Ferla”, en Kilómetro 234. 111, nº 4, octubre de 2003, p. 162. 34 Ibid., pp. 52-53. 18 Me refiero a Lives of Performers (1972), Film about a 35 Abigail Child, “Deselective Attention”, en This is ca- woman who... (1974), Kristina Talking Pictures (1976) lled Moving. A Critical Poetics of Film,: The Univer- y Journeys from Berlin/1971 (1980). sity of Alabama Press, Tuscaloosa, 2005, pp. 120-121. 19 Yvonne Rainer, A Woman Who…Essays, Interviews, 36 DVD-Rom nacido de la colaboración entre el pro- Scripts, The John Hopkins University Press, Balti- yecto Labyrinth (dirigido por Marsha Kinder, de la more & Londres, 1999, p. 138. University of Southern California) y Pat O’Neill. Es 20 Rainer, op. cit. p. 138. una iniciativa interactiva que recupera y resitúa el fil- 21 Paul Arthur, “The Resurgence of History and the me de O’Neill y se completa con una instalación. Avant-Garde Essay Film”, en A Line of Sight op. cit., 37 Proyecto auspiciado por la Maya Stendhal Gallery en p. 61-73. el que Mekas “cuelga” cada día del año 2007 un cor- 22 La sátira menipea es el subgénero lírico que alterna la to en la red. Además, incluye otros fragmentos de fil- prosa y el verso, y es el término que emplea P. Adams mes de Mekas, la posibilidad de ver “clásicos” del ci-

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VOZ, GUÍA TÚ EN EL CAMINO. EL LADO SONORO DEL ENSAYO FÍLMICO1 Karl Sierek

Voy a hablar de la voz. Como uno de los aconteci- ¿Qué queda, Material mientos acústicos en el cine, contribuye a llenar la quiero Todos conocen la experiencia táctil de percibir sala. Se diferencia de la música y de los ruidos en preguntarme, si su voz. Se extiende agradablemente dentro del primer lugar por su alto grado de articulación, por dejamos de lado cuerpo y por encima suyo. Esta súbita vibración el lenguaje y sobre todo por su fijación al cuerpo (de ver y de oír) se siente como una imagen corporal invisible que humano del que escapa. Por eso Pascal Bonitzer A esas voces se lleva siempre consigo, como un retrato. Es una la ha descrito como un residuo. A mí también me ancladas en la imagen que vive en el interior del cuerpo y que interesa el desecho sonoro. Pero no lo analizaré imagen? es transmitida por éste directamente, sin depen- sólo como un resto del cuerpo sino también como der del oído ni del ojo. Surge independiente de un componente de la película, liberado de las imá- los impulsos parciales acoplados con el ojo y la genes en movimiento y de los espacios desarrolla- oreja y es imaginable incluso cuando a uno le dos por ellas. ¿Qué queda, quiero preguntarme, si desaparecen los sentidos de la vista y el oído. La dejamos de lado (de ver y de oír) esas voces ancla- sala de cine adopta (incluso sin Sensurround) das en la imagen? ¿Y qué queda de estos sonidos esta ordenación y la socializa. Se convierte en la si les sustraemos lo que transportan, es decir, el caja de resonancia de la voz de otro y transmite lenguaje? Pregunto por las significaciones y fun- sus armónicos al cuerpo del espectador no sólo a ciones de aquello que Michel ChionB ha llamado través del sentido del oído. Si el espectador o el la voz acusmática2. realizador de una película necesitan un espejo o la pantalla cinematográfica para la contempla- Funciones ción de su imagen visual a la que reacciona un Como tal aprovechador de residuos me he pre- determinado impulso parcial (el sentido de la parado tres contenedores: uno para el material, vista), en el caso de la imagen vocal del cuerpo otro para los conceptos y finalmente el tercero siempre vibra un resto de experiencia polimorfo para la voz sonante que armoniza con los dispo- perversa. Mi voz (también la del otro) me es más sitivos sociales. cercana que mi imagen. Se refiere a algo que es

176 anterior a la identificación. Como signo altamen- El hablante firma hablante saben darse a través suyo. El que la te individualizado (es decir, entero) de la corpo- con su voz. Y es habla no es sólo invisible sino también inasible: ralidad del ser humano que es responsable de secundario si se incomprensible porque en vez de operar con una película, se transmite a menudo al cuerpo de trata realmente de imágenes, opera con conceptos. No expone la su película y la convierte en su objeto parcial. Por su propia voz imagen vocal de sí mismo sino palabras sobre eso es frecuente la intervención de la voz acus- otros y otras cosas. Su voz cobra importancia mática en las llamadas películas de autor. De for- precisamente porque se desprende y se convier- ma distinta a la imagen visual, cuya función para te en un discurso. En vez de interrumpirse se identificar delincuentes en las fotos de pasapor- hace retórica. Esta transformación de la voz en te es suficientemente conocida, la voz se parece discurso encaja sin fisuras en el veredicto plató- más a la huella dactilar (el índice) o quizás más nico contra la imagen y las Artes Plásticas y fue aún a la caligrafía. El hablante concede su firma ejercida por los retóricos clásicos seguramente a la imagen con este signo. Firma con su voz. Y de forma no casual. Para ellos las imágenes (tan- es secundario si se trata realmente de su propia to las visuales como las auráticas) son sólo apari- voz. A menudo el oyente se la atribuye en el pro- ciones y están sujetas automáticamente a inter- ceso de significación. Chris Marker toma presta- pretaciones subjetivas, mientras que la belleza da la voz de Jacques Rouquier para Lettre de absoluta, como insiste Cicerón en De oratore, Sibérie y la convierte (con el oyente) en la suya “sólo es concebible en el pensamiento y el espí- propia. Es de segundo orden igualmente si la voz ritu”C. Enlazan así con la idea estoica de la voz del director (cuando es la suya propia) se hace sin cuerpo, con el soplo del espíritu, brevemen- pasar por el autor o aparece en el papel de una te: con el pneuma. figura ficticia: cuando hacia el final de su pelícu- Ya antes de expresar algo, la voz “pneumáti- la la voz de Marguerite Duras dice: “Je m´appe- ca” posee esa pesada “esencia”, ese estatus del lle Aurélia Steiner. J´ai 18 ans”/“Me llamo Todopoderoso que habla desde el más allá. Aurelia Steiner. Tengo 18 años”, en lo referente Pretende insuflar amor y vida y proporcionar a a la cualidad material de la voz, la diferencia con las imágenes, siempre subjetivas, esa solidez y la famosa frase “My name is Orson Welles”/ ese sentido unificador del que se ven privadas ”Me llamo Orson Welles” al final de El proceso es especialmente cuando traspasan la frontera de insignificante. las historias de ficción (por ejemplo en los ensayos fílmicos). Según se alega, conceptuali- Pneuma3 za las imágenes4 y finge protegerlas contra su La voz despega muy fácilmente. Abandona el interpretación arbitraria. Lo dicho, lo finge y cuerpo del hablante como la paloma abandona al de ahí obtiene su fascinación seductora. En final de Blade Runner el cuerpo del héroe purifi- Lettres d´amour en Somalie este pneuma se ais- cado. Apagada y suspirante deja también la sala la y se alza para hablar con una voz recostada en de cine y se extiende por otros mundos sublimes. el micrófono y que suena a micrófono, proba- ¿A quién pertenece entonces esta voz? podría blemente la voz de Fréderic Mitterrand. Diri- preguntarse y una vez aprehendida quién le per- gida hacia adentro, reservada y retenida por la tenece a ella. ¿A quién representa e introduce? fuerza de las imágenes, acompañada por una Ya no es una voz que zumba o arrulla gutural- música de piano procedente también de un mente y pierde la apariencia subjetiva que el o la espacio interior, se escucha una voz de micró-

177 En el ensayo no fono que de tanto pneuma amenaza con tornar- tenuemente a través del dominio conceptual. debe tomarse muy se casi pesada. Por eso escuchar el sonido completo de una voz en serio la palabra En el peor de los casos el ensayo (fílmico o es tan difícil como necesario. De ahí que en el porque entonces literario) puede cultivar y afirmar esta “pneuma- ensayo no deba tomarse muy en serio la palabra corre el peligro de tología”, que Hegel ha descrito como “la psico- porque entonces corre el peligro de convertirse convertirse en logía racional”, D con la fingida intimidad de un en chismosa. Sólo si reconoce sus fronteras y las chismosa retórico; en el mejor de ellos puede ir contra la de lo representable puede sobrepasar la plastici- corriente “pneumatológica”. En cualquier caso dad de las imágenes y convertirse ella misma en el hablante “pneumático” no se mueve sólo en la su escenario (el de las imágenes). Quizás es eso lo ambivalencia del cuerpo y el alma, sino también que Duras quiso decir cuando respondió a la en la tensión entre imagen y concepto analizada pregunta de Dominique Noguez: “El río es una por Adorno en su ensayo sobre el ensayo. vacuidad, un vacío de la imagen. A veces una fra- “Menos no, sino más que el método definitorio, se”. F En este intento en principio aparentemen- al ensayo le impulsa la interacción de sus con- te inútil de vaciar las imágenes para transfor- ceptos en el proceso de la experiencia intelec- marlas en conceptos y frases, surge el deseo de tual. En ella los conceptos no constituyen un despertar las imágenes adormiladas en las pala- continuo de las operaciones, la idea no avanza bras. Frases tan “expresivas” se muestran para- con un solo sentido sino que los momentos se dójicamente de forma más clara allí donde se ale- entrelazan como si de una alfombra se tratase. ja la imagen visual y la pantalla se torna negra, De la densidad de este entrelazado depende la como en muchas películas de Duras. fecundidad de las ideas. En realidad, el pensante no piensa sino que se transforma en el escenario El ventrílocuo del poder de la experiencia intelectual, sin desenredarla”. E Junto a la imagen corporal y al pneuma de la voz, Con ello Adorno esboza una forma que está más hay un tercer elemento en la periferia que puede allá de la tosca antinomia entre la embotada, acompañar la separación de la imagen y la pala- positivista parafernalia conceptual y el concepto bra. Se desprende también como residuo del idealista. Esta forma podría servir para aclarar el desarrollo integral y sincrónico de una película discurso visual y concreto en el film de ensayo: ni sonora, sin embargo evolucionó con rapidez la transmigración del alma “pneumática”, ni la para convertirse en una característica dominan- abstracción de tipo panfletario, sino el concepto te del actual negocio de las imágenes en movi- de una reflexión que se convierte ella misma en miento. Es la voz abstracta del poder simbólico, la portadora de sus mundos visuales. Su motor la voz institucional del aparato social. Apreciable sería la voz como escenario y lugar de la idea. No de forma más clara como la fría voz del comen- explica las imágenes, sino que mimética, idénti- tarista de televisión, suena siempre como el eco ca a ellas, se sitúa a su lado y las libera del impe- de un hablante ausente o como los sonidos de un rialismo dominante de la palabra reducida al ventrílocuo que niega y oculta ante los especta- concepto. dores el origen corporal y la autoridad discursi- Este producto de una reducción retrocede en va de su voz. Ha sido desposeída de sí misma y el ensayo fílmico y en el mejor de los casos mues- ha decaído hasta ser lo que se llama con todos sus tra su lado visual. No obstante este lado visual ha significados un medio. Brevemente: no está pre- de ser en primer lugar comprendido, ya que luce sente pues siempre habla por otros. Se nota ade-

178 Tan pronto como nos sentamos en el cine hemos perdido la capacidad de orientación. El sonido procede siempre de delante

Marguerite Duras

más que no le divierte: suena incorpórea pero ma se eleva solo y en soliloquio sobre los lugares cubriendo totalmente la superficie, asexuada de las imágenes en movimiento. Da alas a estos pero dotada de un poder considerable. Mientras espacios, los dota de determinadas direcciones, la imagen abre un amplio campo de múltiples caminos y tendencias y dirige las construcciones connotaciones, la voz que comenta nombra el de sentido desde un lugar apartado pero desde el referente y lo fija. Cerca la connotación y la cual es capaz de abarcarlo todo, más allá de las incluye o excluye en este acto de la denotación. imágenes visuales. La voz como escenario de la Con ello se suprimen los múltiples significados y experiencia intelectual es el guía a través de un se atan y reducen a uno. espacio al que ella no pertenece y a través de un tiempo en el que influye sólo de manera muy Viaje por el tiempo dosificada. De los mencionados tres efectos estéticos y las Fuera de la sala de cine nos orientamos con el tres funciones narrativas de la voz acusmática es oído. Sabemos también con los ojos cerrados de el “pneumático” el que con más intensidad con- dónde vienen los ruidos y dónde están aproxi- tribuye a la cronotopía5 del viaje que se desarro- madamente sus fuentes de origen. Localizamos lla con frecuencia en el ensayo fílmico. El pneu- acústicamente. Tan pronto como nos sentamos

179 En muchas en el cine hemos perdido la capacidad de orien- la voz; su discurso: pasajes, viajes, caminos, vías películas de Duras tación. El sonido procede siempre de delante, da fluviales que como frases unen los lugares con- la voz actúa como igual dónde creemos oirlo en el espacio de la his- cretos y las imágenes. En muchas películas de guía para el toria. El sonido es reflejado por las paredes de la Duras la voz actúa de esta manera, como guía viajero en el cine. sala pero esto no varía nada el hecho de que el para el viajero en el cine. Aquí, dice, y luego por Aquí, dice, y luego sonido no conoce ningún lugar en la historia o aquí. Piensa al espectador con anterioridad o al por aquí que lo ha olvidado después de la grabación. A menos eso pretende. La pantalla es para ella, veces la voz se aprovecha de eso. Viene de delan- según las palabras de Michel Chion, G como una te, de ahí a dónde conducen los trayectos de la orilla en la que vive la voz acusmática. Desde ella cámara. Nunca se sabe realmente a dónde (como parte el viaje al mar que inunda la pantalla. La en Cesarée de Marguerite Duras), a veces se voz coge de la mano a la imagen y camina hacia dobla, a veces se para, pero siempre continúa de fuera, hacia extensiones inconcebibles, invisi- alguna manera hacia delante. No tanto un bles. Cuando Racine junto con Bérénice y Titus, emplazamiento o un punto de vista como una a los que se recuerda en Césarée, reprochan a la dirección o una tendencia, esta voz posee una corte del Rey Sol la propia imagen en el extran- dinámica que indica hacia delante o hacia afuera jero y en la distancia, Duras devuelve a la hija del en el tiempo y en el espacio gracias a las ventajas rey de Cesárea esta imagen corporal vocal pro- tecnológicas de la sala cinematográfica. La esce- pia. La envía de viaje allí de donde ha salido. El na es un río, por ejemplo el Sena, pero el lengua- trayecto hacia un lugar incierto en la profundi- je lo amplía a cualquier río. Originalmente sin dad de la imagen, más allá del horizonte visible, sitio fijo ni ligazón al espacio, como Aurélia Stei- indica de forma diseminadora el lugar hacia ner, de quien Duras dice que vive al mismo tiem- donde la voz conduce al oyente. Por eso esta pelí- po en Melbourne y Vancouver, la voz generaliza cula y la voz en ella no hablan sólo (a pesar de la el lugar concreto del acontecimiento. Por eso se evidente cercanía a París) sobre esta ciudad. Se decidió Duras por la voz, por su voz. Si confía en ha convertido (gracias a la voz) en un concepto. las imágenes, entonces con la máxima economía. La hija judía del rey vaga como su pueblo por A menudo se oscurecen y permanecen así todas partes y permanece presente en todos los durante largos pasajes de la película, como en lugares: los dos corren mundo. L´homme atlantique; o se hacen líquidas como el Realmente la voz “pneumática” solo puede lenguaje que lleva la voz: el río es una vacuidad construir tres relaciones distintas con el espacio- de la imagen. En los trayectos fluyentes sobre tiempo de las imágenes. O lo adelanta o lo persi- ríos o en la costa tanto el significado como el sig- gue y sólo en pocos casos lo acompaña al mismo nificante están de viaje. La cámara, dirigida de tiempo. Con Césarée he intentado describir ese tal manera por la voz, conduce al espectador en efecto en que la voz arrastra las imágenes. La voz un bote por vías fluviales y en un coche por bule- “pneumática” finge y fanfarronea y se las da de vares matutinos. Se dirige imparable casi siem- maestra del discurso con este remolino dinámi- pre hacia delante y se comporta tal y como Duras co. Al igual que el reno de Lettre de Sibérie de lo exige del lenguaje: una frase puede saltar a la Chris Marker, tira del trineo de las imágenes y imagen, dice en su conversación con Dominique éstas se precipitan detrás suyo. Se las da de cabe- Noguez, y acentúa el carácter sin lugar concreto, cera o de instrucción y sirve como título bajo el constructor de pasajes del discurso que baila en cual las imágenes se doblegan como órganos eje-

180 cutivos de lo fáctico y son mal utilizadas como verificaciones de una verdad dudosa. Primero la afirmación, luego la corroboración de lo afirma- do, ésta es su figura. Por el contrario, la película mencionada de Marker ilumina, cambia e ironi- za justamente esta función, como aclara Bonit- zer en su análisis de la secuencia de los trabaja- dores que construyen una calle y el mogol que pasa. Como también en Si j´avais quatre droma- daires la voz y la imagen intercambian perma- nentemente su posición concreta en el eje de tiempo. En un caso la voz propone un aconteci- Imagen caligráfica de Histoire(s) du cinéma miento al que la imagen reacciona, en el siguien- te se convierte ella en la respuesta a la imagen. Cuando en un momento del último tercio de la En un caso la voz película se habla de parientes de distintas nacio- grafía y se unen en la más estrecha alianza posi- propone un nalidades y se enumera una selección de los mis- ble de la voz acusmática. No es un titular de las acontecimiento al mos, el montaje visual que muestra a algunos de imágenes ni tampoco un comentario a las mis- que la imagen los representantes se adapta fulminante al ritmo mas. Se hace sentir una presencia que parece reacciona, en el del discurso y se ensambla suavemente en su abolir la fuerza del discurso de dos maneras. siguiente se compás (la voz dirigiendo el discurso, la imagen Por un lado desaparece la necesaria diferencia convierte ella en trotando paciente tras ella). Pero poco tiempo denotativa entre la voz y la imagen, por el otro la respuesta a la después un desagradable graznido surge del en este momento se entrecruzan las huellas que imagen dominio de la voz y comenta una serie de carte- se desarrollan en el pasado y en el futuro y per- les, adopta una posición de contrapunto con res- miten la aparición de un “aquí y ahora” que el pecto a los mismos y se presenta tras el cese de su cine consigue sólo en pocas ocasiones. El dis- función central otra vez reactiva. Como diría curso fílmico impone un hiato y la dinámica Mijail Bajtin, colorea e ilumina las imágenes. dialogística se transforma, como el latido de un La voz renquea tras las imágenes o las prece- corazón que se detiene (una sístole), en una de. Rara vez está presente en el momento “ade- paralización. Ni la imagen ni la voz renquean cuado”. En pocas ocasiones y destacadamente una detrás de la otra y la voz se presenta breve- en unión con imágenes caligráficas (Schriftbil- mente como ese lugar de la idea que Adorno dern)6 se superponen las denotaciones de la adjudica al ensayo. No piensa, no asume una imagen y la voz en el instante de un abrir y posición a posteriori7 con respecto a las imáge- cerrar de ojos, de tal manera que se pueda nes y no las fija. Igualmente en Aurélia Steiner entrelazar la interioridad de la voz con la exte- (Melbourne) cuando hacia el final aparece en la rioridad de la palabra escrita. Cuando en un imagen el trazo con el nombre de la figura que muro de La Habana se lee “Traicionar a los da nombre al título. En el proceso de la expe- pobres significa traicionar a Cristo” y un riencia intelectual la signatura de voz ata la ima- hablante al mismo tiempo reproduce esta frase gen vocal fantasmática, presente sólo por sus para el oído, los sonidos se desposan con la cali- oscilaciones, a la firma en la pantalla. Los

181 Si j´avais quatre dromadaires

La voz renquea momentos visuales y acústicos hasta entonces hacerse en distintas partes dinámicas que entren tras las imágenes siempre retrasados se entrelazan hasta confor- en conversación unas con otras. Este conversar o las precede. mar una tupida alfombra. de las voces consigo y entre sí es un discurso Rara vez está aunque no sea distinguible de inmediato como presente en el Pluralidad de voces diálogo. Pues como subraya Bajtin, “el ser momento Por lo general, es sólo una voz la que habla. Y es humano (en todas sus manifestaciones vitales) se “adecuado” que sólo hay un maestro o uno que aspira a serlo. exterioriza e ilumina completamente a través de Y éste protege la unidad del discurso en el que la la palabra”. H voz pneumática cree ser siempre una consigo Si dos o más hablantes piden la palabra, misma. Asegura la identidad de una autoridad entonces la unidad de la autoridad que garanti- vinculante, garante de una verdad y habla al za la verdad y la exactitud se quiebra en todo vacío en un monólogo, también si finge ser caso de forma más masiva. La intimidad de la (como en Lettre d´amour en Somalie) un tratado voz reflexiva y autorreferencial se diluye junto sobre las imágenes para cualquier otro. El “tú” al con el lugar en el que se oye hablar. Si j´avais que se dirige el hablante, queda como un tropo quatre dromadaires de Marker proyecta este trío retórico. Pero semejante monólogo puede des- de voces de hablantes en una conversación sobre

182 las fotografías mostradas en la imagen. Una voz Por lo general, es Así menciono para terminar otra posibilidad femenina pregunta qué es esto o aquello, una sólo una voz la de clasificación de las voces sonantes en el cine masculina contesta, una tercera contradice y que habla. Y es pero cuya fuente no se da a conocer en la imagen. pregunta por su parte cómo se ha de llamar esto que sólo hay un En total han sido tres veces tres caminos que o aquello. Se ocupan de lo ya fotografiado, lo maestro o uno que pueden tomar los residuos y desechos acústicos observan e intentan adoptar una posición enér- aspira a serlo de la dominante y construida unidad gica ante ello. Van detrás de las imágenes pero no imagen/sonido. En primer lugar las tres funcio- se retiran a una posición sin lugar, más allá e nes de la imagen corporal, del pneuma y del eco inasible, desde la cual anunciar sus firmes ver- de las instituciones simbólicas, a continuación dades. Si j´avais quatre dromadaires es un caso los tres modos temporales del antes, el después y el ejemplar de discurso dialogístico. Imagen por ahora que la voz puede adoptar en relación a sus imagen, imagen por sonido, sonido por imagen respectivas imágenes de referencia crónicas y y sonido por sonido se hila, de un aconteci- finalmente la clasificación del diálogo en el solilo- miento material (acústico o sonoro) en otro, la quio, las dos voces y las tres voces. Común a red de una pluralidad de voces recíproca. Mar- todas es que no hacen fotografías como la mirada ker se cuida de hacer un monólogo sobre el mun- evaluante, la contemplación apropiadora o la voz do. Anticipa el diálogo con él, estando así de anclada en la imagen, sino que adoptan posiciones acuerdo con las hipótesis políticas, ideológicas y permanentemente. En vez de ocupar puntos de estéticas de su trabajo. “El mundo social”, se vista indican en todo caso direcciones. Estas for- dice en la película en un breve comentario sobre mas de aplicación de la voz cambian de color el estalinismo, “no es ya el mundo de una única como un camaleón y tiñen por su parte las imá- lealtad”. Su “tú” (dirigido bien a otra voz, a otra genes. Escenario de experiencias intelectuales y figura en la imagen o a otro espectador) se mue- no caja registradora, muestran al oyente los ve continuamente de un lugar a otro y rodea su acontecimientos apartados en el margen de las objeto no como un hecho substancial sino como imágenes, interrogan a los salteadores de cami- una red de relaciones. Como Duras, Marker nos en el viaje y se lo transmiten (al oyente). La huye de las posiciones concretas. Pero mientras voz puede acentuar su substancia sonora, puede la de París establece un “en alguna parte” y diluirse en esferas pneumáticas y sin embargo es abandona el lugar concreto viajando en direc- integrada en los movimientos discursivos de la ción a un U-topos, Marker construye una red imagen. Determina la dirección y con ella el fac- abstracta de relaciones sociales. La voz en Césa- tor del tiempo. Se desprende de la presencia de rée abre la idea de un espacio encerrado en sí las imágenes y tiene más movilidad que éstas. En mismo pero inalcanzable, mientras que las voces cualquier caso, es altamente inoportuno reducir- en Si j´avais quatre dromadaires ordenan las imá- la a un “comentario”. genes existentes (fotos de todas partes del mun- do) en grupos temáticos y clases de objetos y los transforma así en sentido general en sistemas de signos codificados socialmente. Las fotos de La Habana y Pekín tomadas de día se agrupan según criterios del día, las fotos nocturnas de Bruselas y Berlín según otros.

183 NOTAS NOTAS DE LA ACf. Bonitzer: Les silences de la voix. París, 1976. TRADUCTORA BCf. Chion: La voix au cinéma. París, 1982. CCicerón: De oratore, p. 8 y siguientes, citado en Gras- 1Publicado en Christa Blümlinger y Constantin Wulff si: Die Theorie des Schönen in der Antike, Colonia, (eds.), Schreiben Bilder Sprechen: Texte zum essayistis- 1980, p. 205. chen film. Sonderzahl, Vienna, 1992. Traducción de DCf. Hegel: Enzyklopädie II/100. Werke, vol. 9, p. 100. Marta Muñoz Aunion. EAdorno: “Der Essay als Form”, en Noten zur Litera- 2Acusmático: término que define el sónido que se tur. Frankfurt am Main, 1974, p. 21. siente pero cuya fuente de origen no se ve. Se opone FCf. Beaujour, J. & Mascolo, J.: La caverne noire (en- al sonido visualizado. [Nota de la traductora] trevista de televisión de Dominique Noguez a M. 3Neuma (del griego “pneûma”): aliento, soplo. Dic- Duras) cionario de uso del español María Moliner. [Nota de GChion, Voix, citado arriba, p. 100. la traductora] HBajtin: “Das Wort im Roman”, en Untersuchungen 4Sierek escribe: “Sie bringt die Bilder (...) auf den Be- zur Poetik und Theorie des Romans, Berlin/Weimar, griff ”, que también podría traducirse por “transfor- 1986, p. 387. ma las imágenes en conceptos”. Cito esta doble posi- bilidad para facilitar la comprensión al lector. [Nota de la traductora] 5 Chronotopik: término acuñado por Mijail Bajtin con el que se refiere a un “proceso de temporalización del espacio”. Karl Sierek aclara este término y el de la “Dialogizität-Dialogicidad” en su artículo “Chrono- topenanalyse und Dialogizität”, Montage/AV, 5/2/1996, pp. 23-49. [Nota de la traductora] 6La palabra alemana relaciona Schrift (letra/caligra- fía) con Bild (imágenes). El término “imagen caligrá- fica” se refiere a las imágenes compuestas de letras o caligrafías. [Nota de la traductora] 7El autor utiliza la expresión latina “post festum” (li- teralmente, “después de la fiesta”) que significa “de- masiado tarde”, “a posteriori”. Es una latinización de una expresión griega que figura ya como locución proverbial en Platón, Gorgias. [Nota de la traductora]

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EL ENSAYO FÍLMICO. UNA NUEVA FORMA DE LA PELÍCULA DOCUMENTAL1 Hans Richter

El cine de ficción suizo florece. La veleidad de Flaherty ha El americano Flaherty ha mostrado el camino la coyuntura le ha abierto grandes posibilidades representado el con sus poderosas épicas fílmicas (Nanook, el de desarrollo hasta ayer cerradas. Hablar de la gran problema esquimal y Hombres de Arán). Ha representado el película documental en semejantes momentos humano de la gran problema humano de la lucha del hombre no es popular; quizás pueda excusarse argu- lucha del hombre contra la naturaleza a través de la reproducción mentando que también ella está viviendo un contra la de hechos concretos: contra el frío, contra el desarrollo interesante, no como consecuencia naturalez a través hambre, contra el mar. Ha ofrecido un conteni- de la coyuntura, pero sí condicionada por el de hechos do intelectual, no sólo una vista (postal) y gracias tiempo. concretos: el frío, a la magnífica solución de este contenido intelec- En general, no hace mucho que se reconoció el hambre, el mar tual ha arrebatado al público en todo el mundo. que la postal no es el ideal de la película docu- Esta tarea, dar forma al contenido intelectual, mental. En algunos corazones, cabezas y cáma- se presenta de nuevo hoy ante la película docu- ras continúa aún hoy vivo (aunque sea oculto); y mental, aunque en una forma variada y actual. si alguna vez sale a la luz contra la voluntad del En pocas ocasiones es viable la financiación de documentarista, quien ya abjuró tiempo atrás las películas documentales a través de la venta del error, entonces vemos en la pantalla esos cas- previa o de contratos de distribución. En ese tillos bajo la luz de la luna, vistas románticas, pla- aspecto está mejor situada la película de ficción. nos idealizantes, seres humanos falsos. La película documental vive en su mayor parte Si prescindimos de estas malas costumbres de los encargos. Y quien realiza el encargo, sea el que la película documental acarrea consigo aún Estado, una asociación o una persona privada hoy en detrimento de su reputación, revela posi- representando intereses públicos como la defen- bilidades que son como mínimo tan interesantes sa nacional, el servicio de trabajo, Correos, la como las de la película de ficción. Analizarlas hoy radio, una agencia forestal, o intereses especiales es especialmente provechoso pues se hacen más como anuncios relacionados con el tráfico, la y más actuales a diario. fabricación de armas, etc. estipula exigencias de

186 Europa Radio

Dar forma al distintos tipos. Unas pueden ser satisfechas con basta con la reproducción exacta en una serie contenido la forma común de la película documental, otras cronológica de todas las etapas, incluso bien intelectual es la no. observadas, de un negocio de Bolsa. Pues la tarea que se Películas sobre paisajes y costumbres popula- función del objeto a mostrar, en este caso la presenta hoy ante res, deportes de invierno y excursiones de vera- Bolsa, es en principio distinta del funciona- la película no, cómo se hace una rueda dentada o cómo miento de una máquina. El funcionamiento de documental obtener color de la brea o incluso cómo crece un una máquina se puede leer directamente de ella embrión, permiten una ilustración convincente misma, de la “a” a la “z”. Para hacer compren- gracias a una reproducción exacta o a la alinea- sible el funcionamiento de la Bolsa hay que aña- ción cronológica de todas las etapas visibles del dir otras cosas: la economía, las necesidades del proceso; de hecho, para poder ser comprendidas público, las leyes del mercado, la oferta y la exigen esta reproducción exacta en una fácil demanda, etc. En otras palabras, uno no puede serie cronológica. confiar en fotografiar simplemente el objeto a Pero existe otra categoría en la que no se pue- representar como en el caso de una simple pelí- de utilizar este método. Ya para un tema como cula documental, sino que, con los medios que “La función de la Bolsa es la de un mercado” no sea, hay que intentar mostrar la idea del asunto.

187 Uno no puede Hay que intentar documentar la noción que ción Mundial de Nueva York, elogia de forma confiar en uno mismo tiene sobre “la Bolsa como merca- tan impresionante e ingeniosa el derecho del ser fotografiar do”. humano a la felicidad privada), del grupo belga simplemente el De esta manera la película documental se en torno a Storck (L´histoire de l´ancienne Belgi- objeto a enfrenta a la tarea de visualizar conceptos inte- que), así como los míos propios (Inflation, Börse). representar, hay lectuales. También aquello que no es visible ha Todos estos trabajos se han puesto la misma que intentar de ser visualizado. Las escenas actuadas, así meta a pesar de sus diferencias: dar forma a los mostrar la idea del como las actualidades registradas directamente, pensamientos en la pantalla. asunto son argumentos en una demostración, que aspi- En este esfuerzo por hacer visible el mundo ra a dar a entender generalmente problemas, invisible de los conceptos, los pensamientos y las pensamientos, incluso ideas. Por esta razón me ideas, el cine-ensayo puede echar mano de una parece adecuada la definición de ensayo para esta reserva de medios expresivos mucho más grande forma fílmica pues ya en la literatura la palabra que la del puro cine documental. Dado que en el “ensayo” implica el tratamiento de temas difíci- ensayo fílmico no se está sujeto a la reproducción les de una forma comprensible para todos. de las apariencias externas o a una serie cronoló- En este sentido “La Bolsa como mercado” es gica sino que al contrario se ha de integrar mate- un propuesta temática sencilla, parecida a aque- rial visual de variadas procedencias, se puede lla del Ministerio de Correos inglés, “Significa- saltar libremente en el espacio y el tiempo: por do de la radio en el contexto de nuestra civiliza- ejemplo de la reproducción objetiva a la alegoría ción actual”.2 Más complicado es el tratamiento fantástica, de ésta a una escena interpretada; se de un tema como “Los Estados Unidos de Euro- pueden representar cosas tanto muertas como pa” y muy difícil un asunto como “La libertad vivas, tanto artificiales como naturales, se puede como meta del desarrollo social”. Es evidente utilizar todo, lo que hay y lo que se invente, si sir- que esas películas tendrían títulos más fáciles ve como argumento para hacer visible el pensa- pero este tipo de tareas son propias de nuestro miento de base. Gracias a esta riqueza de medios tiempo. Sin duda son interesantes y dignas de incluso los pensamientos “secos”, las ideas “difí- ser representadas. Pero, ¿son representables? ciles” pueden obtener esa coloración y ese carác- ¿son representables de tal modo que obliguen a ter de entretenimiento que el público necesita participar, a pensar y a sentir a un público satu- para disfrutar el contenido. rado de cine de ficción y que asiste al cine para Con ello se abren grandes posibilidades artís- ver películas de entretenimiento? ticas para la película documental y no me pare- Algunas de las películas realizadas en los últi- cería raro que estas tareas pudiesen cautivar a mos años ofrecen una respuesta positiva a esta algunos de los más jóvenes del mundo del cine pregunta y señalan las posibilidades de que aún hoy se sienten atraídos por la luz cega- desarrollo de esta nueva especie cinematográfi- dora y el funcionamiento del cine de ficción. ca: los trabajos del documentalismo inglés en Quizás duden sobre si, en relación al arte, no torno a Cavalcanti, Wright, Grierson (que merecería más la pena tratar un tema inteligente “quieren mostrar a una mitad del mundo cómo de documental que trabajar en cualquier pelícu- la otra trabaja, piensa, siente y vive”), del grupo la de ficción convencional, puede que incluso francés alrededor de Brunius (quien en su pelí- estúpida. (Y un día la coyuntura más hermosa se cula Violons d´Ingres, proyectada en la Exposi- acaba). La duda misma merecería la pena, pues

188 tal vez la mirada del dudoso se posase en las NOTAS grandes posibilidades del arte cinematográfico: 1Publicado originalmente en Baseler Nationalzeitung (suplemento), intervenir creativamente en el mundo de la el 25 de abril de 1940. Traducción de Marta Muñoz Aunion. 2Richter se refiere seguramente a un cortometraje experimental de representación de nuestro tiempo. ¿Y no sería su propia cosecha, Europa Radio (1931) [N. del ed.] esa una meta a desear ardientemente?

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UN EPÍLOGO QUE PODRÍA SER UN PRÓLOGO: EN EL MAREMAGNUM DE LA NO FICCIÓN Domènec Font

1 Este género de coagulada, en un atolladero sin salida. Y no La cantera abierta por el sintagma cine-pensa- híbrido, a falta de es que los esfuerzos analíticos sean desprecia- miento no cesa de removerse, esperando sacar territorio propio, bles, en propiedad activan un pensamiento del del cine un estimulante que le nutra en perio- estaría integrado cine, del futuro del cine , fuera de los protoco- dos de fuerte devastación. Entre sus acordes dentro del mapa los canónicos (es sabido que en el cine los cáno- figura la advocación de un término esquivo y de la no ficción nes son instrumentos de superviviencia acadé- entrecomillado por su complejidad: el ensayo mica); pero una cosa es desligarse de las fìlmico. En los últimos años se han dado cita normas de la narración y otra poner orden teó- algunas reflexiones en torno a este género rico en el océano de lo no narrativo . híbrido que a falta de territorio propio estaría Probablemente lo que explica la multiplici- integrado dentro del mapa de la no ficción. dad de propuestas fílmicas y la amalgama de Todas estas aproximaciones críticas (que sin propósitos teóricos sea una “voluntad de ensa- duda el libro va a compendiar) justifican sus yo”, la idea de organizar “formas que piensan” pretensiones, complementarias y opuestas a la como experiencias de choque en medio del vez, pero las incongruencias persisten tanto marasmo generalizado por parte de quienes para identificar el género del ensayo cinemato- todavía no han perdido la confianza en su pro- gráfico como para definirlo. Su absoluta elasti- pia mirada. Buscar formulaciones insólitas, cidad en cuanto forma fílmica y los afectos problemas no censados, la auto-reflexión sobre indecisos que suscita, su sinuosa procedencia la propia imagen...a modo de ángulos de ataque del campo experimental y de la vanguardia, del contra el descrédito de la ficción y del propio documental reflexivo, la autobiografía de cine, “ese arte dotado de todas las posibilidades ficción y la prosa lírica, y su condición absolu- pero prisionero de todos los prejuicios”, como tamente atópica respecto a la institución cine- señalara Astruc en su famoso manifiesto sobre matográfica y sus organigramas de difusión y la “caméra-stylo”. exhibición hace que cualquier definición que-

192 El ensayo fílmico 2 una teoría que, como bien señala Jacques coincide con la En el despiece histórico se podría empezar con Aumont, parte del deseo de relacionar a toda entrada de la Eisenstein y sus concepciones dialécticas ligadas costa las leyes del cine con las del pensamiento. modernidad al ideario de las vanguardias estéticas y a un En propiedad se podría hacer una cartografia determinado contexto histórico. Los escritos de cognitiva (según la pauta de Frederic Jameson) Eisenstein y su práctica fílmica –aunque no para abordar el pensamiento visible en el interior siempre equivalentes ni elaboradas en continui- de los movimientos de vanguardia. Pero las figu- dad – plantean un recetario del ensayo fílmico en ras del cine no pueden ser medidas en términos su teoría del “montaje intelectual” y en el neolo- de periodización –evolucionismo acogedor que, gismo “mise-en-cadre”, dos dispositivos referi- sin embargo, fosiliza el cine–, y menos aún una dos a la organización de las imágenes y al diagra- categoría a caballo entre la ficción y la no ficción ma emoción-intelecto aplicado al espectador. que carece de líneas de demarcación precisas y Con independencia de su carácter fragmentario no puede escribirse más que sobre sus excepcio- y no siempre clarividente y desde luego al mar- nes. De hecho, el ensayo fílmico y las cuestiones gen de la condición caduca de muchas de sus suscitadas en torno a él coinciden con la entrada propuestas, lo cierto es que Eisenstein elabora de la modernidad, una estructura estético- geo-

193 Los textos de lógica que admite varios registros y que trabaja la teur en l958, pocas semanas antes de su muerte, André Bazin desterritorialización, la impureza y la contami- sobre Lettre de Sibérie de Chris Marker. Este ocupan un nación genérica al objeto de desvelar la aptitud “ensayo en forma de reportaje, documentado espacio del cine para la erosión del lenguaje. con medios cinematográficos “ se organiza, determinante en Algunos de los propósitos conceptuales del según Bazin, sobre la fuerza y belleza sonora de la configuración espíritu moderno son muy conocidos, y no la palabra permitiendo que el espíritu aflore conceptual del casualmente llegan del área francesa, donde la sobre la imagen. La incorporación del montaje ensayo fílmico sombra de Montaigne adquiere condición semi- horizontal, en oposición al montaje tradicional nal. En l948 aparece el doble manifiesto de Ale- centrado en la relación entre los planos, no sigue xandre Astruc, “Naissance d’une nouvelle las relaciones de causa-efecto, utiliza contrapun- avant-garde, la caméra-stylo” y “L’avenir du tos y efectos shock y se permite aparentes con- cinéma”, en los que el cine accede a la condición tradicciones motivadas por una relación teó- de lenguaje, “ es decir, una forma en la que y por rico-intelectual y no necesariamente lógico- la que un artista pueda expresar su pensamiento, narrativa. Con la longitud de miras que siempre por abstracto que sea, o traducir sus obsesiones le caracterizó, Bazin propone aquí la idea del exactamente como ocurre hoy con el ensayo y la cine como confesión íntima, escritura del yo que novela...”. Es cierto que para explicitar la capa- enmarcará todo un sistema discursivo y fílmico cidad expresiva del cine Astruc se media con las –de hecho es una teorética generacional la que se novelas de Faulkner y de Malraux, intraducibles formula en estos textos– que será la plantilla del a nivel semiótico, y los ensayos de Sartre y cine moderno francés. Camus (sic), notorios novelistas. Y que su defen- Parecida consideración seminal tendrá la sa ensayística consistía en rivalizar con Descar- “Lettre sur Rossellini” de Jacques Rivette, tes (un proyecto de home movie sobre El discurso publicada en Cahiers du cinéma en abril de l955. del Método que no pasó de la idea), como Feyder A propósito de Viaggio in Italia, el crítico fran- lo había intentado con El espíritu de las Leyes de cés admira que Rossellini filme su vida cotidiana Montesquieu y Eisenstein con El Capital, todos y sus ideas, donde todos los gestos, los impulsos, ellos tratados infilmables. Pero importa el gesto las fulguraciones son trazos que están y desapa- del ensayo, del cine como forma discursiva, recen para ceder paso al retrato íntimo... “Si El como una vasta geografía del pensamiento (su Rio de Renoir era el primer poema didáctico, sombra se alarga hasta Deleuze sin apenas modi- Viaggio in Italia ofrece finalmente al cine, hasta ficar el eje). ahora constreñido a la narración, la posibilidad Los textos de André Bazin ocupan un espacio del ensayo”. Un ensayo metafísico que busca determinante en la configuración conceptual del capturar el eterno visible. “Con la aparición de ensayo fílmico. Uno de sus análisis más precisos Viaggio in italia –remata Rivette– todas las pelí- fue el que dedicó a Robert Bresson en 1951, a culas han envejecido diez años de repente... Si propósito de Journal d’ un curé de campagne, en quieren mi opinión creo que éste el verdadero donde introduce la reflexión sobre el cine impu- juego del cine de mañana”. ro, la relación entre el cine y las otras artes, y Junto a estas aportaciones que sobreviven en delinea con rigor la noción de realismo cinema- estado fecundo en buena medida porque plante- tográfico. El otro texto canónico es, sin duda, la an antes una posición ética que una teoría estéti- famosa reseña que publica en France Observa- ca, algunas aporías y paradojas. Dos lagunas fun-

194 damentales para nuestro propósito. La primera La cinefilia do huella en el imaginario cinéfilo. Pese a la se refiere al concepto “arte y ensayo” que acunó europea ha amplitud de registros críticos que le caracterizó, el espiritu moderno frente a uno de sus fiadores desdeñado Daney prácticamente ignora las vanguardias, el más reconocidos, Walter Benjamin, para quien, sistemáticamente cine experimental y las nuevas experiencias tec- preocupado por el declive del aura, el cine era a los cineastas nológicas. En ningún momento se interesa por solamente un divertimento de masas o si se pre- experimentales las experiencias cinemáticas de Stan Brakhage, fiere el encuentro entre la aspiración de las masas Paul Sharits, Hollis Frampton, Joseph Cornell o al espectáculo y un medio de reproducción Marcel Broodthaers... y menos aún por el ensa- maquínico. Al margen de justificaciones pere- yo artístico no narrativo en un arco voltaico que grinas –tanto por parte de sus propagandistas iría de Hans Richter a Peter Kubelka. Una sola europeos cuanto desde las trincheras críticas de excepción enmarca su interés: La Region centra- América, sólo hay que recordar las etiquetacio- le (1970-71) de Michel Snow, evocada en diver- nes todavía persistentes de David Bordwell y sos artículos de los 70-80. Tal vez porque se tra- Cia.–, el “arte y ensayo” sirvió para justificar el ta de una experiencia singular que se expande despegue del cine de su condición de espectácu- como objeto deseante en todas las direcciones, lo en favor de un proceso de escritura de autor. en pleno paisaje desértico a modo de metáfora Pero plantearía dos consideraciones restrictivas: del propio cine. Pese a la corrección crítica tardía se trataba de un cine de autor esencialmente fic- –Peter Wollen, P.A. Sitney o Claudine Eizyk- cional y narrativo y se privilegió uno de los tér- man– y a una singular propagación posmoderna minos, arte –el empeño moderno de considerar (en la órbita de la experiencia de Snow gravitan el cine como relevo y síntesis de todas las artes y los travellings meditativos de Chantal Akerman de afirmar la idea secular del arte frente a los desde el lejano Hotel Monterrey (1972) y News condicionantes de la industria– en prejuicio del from Home (1976) al rastreo de las calles de Mos- otro, ensayo, considerado como una zona de cú cruzando rostros y estaciones en D’Est sombra que raramente podía exceder sus límites (1993), o iluminando fronteras en la reciente De territoriales literarios y filosóficos. Eso hace que l’autre cote (2002) ) , lo cierto es que las aporta- Agnès Varda pueda decir, despues de un film- ciones lingüísticas y estéticas del campo experi- ensayo como Les Glaneurs et la Glaneuse, film de mental fascinadas por la luz, el collage y las tex- una pensadora que ensaya, que filma y se filma, turas de la imagen han encontrado escaso que atraviesa Francia para recolectar imágenes y reconocimiento ensayístico... fragmentos de existencia como maneras de ver el mundo, que “desgraciadamente en el cine se 3 habla mucho de arte y ensayo. Y Dios sabe que yo Un discurso subjetivo, no lineal, resistente a la no quiero hacer arte”. clausura que explora la condición impura de los La otra discriminación de la modernidad se materiales y de las propias imágenes. Un work in refiere al cine experimental, campo abonado progress que instaura un diálogo con el especta- para maniobras ensayísticas. En propiedad, la dor al ritmo de un pensamiento en marcha con cinefilia europea, de ideas fijas y urdida bajo los sus correspondientes digresiones. Formas preceptos bazinianos, ha desdeñado sistemática- diversas de escritura del yo abierta a todo tipo de mente a los cineastas experimentales. Basta pen- tanteos... Todos –Carl Plantinga, Phillip Lopate, sar en un crítico como Serge Daney que ha deja- Patrick Leboute, Adriano Aprà y en nuestro

195 nicos: Welles, Godard, Marker... suntuosos aste- roides en el panorama histórico del cine contem- poráneo. No son, desde luego, quienes inaugu- ran esta forma fílmica ni sus únicos garantes, pero ofrecen perspectivas concretas dentro de la categoría del ensayo, aun cuando no se les conce- da otra afinidad que la de estar dispuestos a sen- tarse frente a una moviola (o una mesa de edi- ción), de manera velada o exhibitoria, fórmula que para muchos termina asegurando poderosa singularidad conceptual. Tres cineastas excitan- tes que invitan a reflexionar sobre el documental y la ficción, mares de fondo para el océano del ensayo fílmico, aun cuando sus cartas de navega- ción sean absolutamente imprevisibles. Welles y Godard proceden del ámbito de la ficción (también Pasolini y Alexander Kluge, menos reverenciados pero igualmente sólidos), pero su fe en los poderes narrativos es más que discutible. Ellos prefieren la búsqueda de la oca- sión fulgurante, del gesto (F for Fake de Orson Welles está construida de este modo), y la deci- dida apuesta del fragmento frente a la ratio cine- matográfica del esquema narrativo. Los grandes especialistas en Welles (Jonathan Rosenbaum, James Naremore, Bill Krohn...) han aportado elementos convincentes sobre la idea de un Welles grandioso que se muestra incapaz de ter- minar muchos de sus films iniciados. Y reúnen en torno al concepto de “ensayo fílmico” aque- llos fragmentos descosidos y desconocidos, que han permanecido “invisibles” dentro de una obra global hecha en el nombre de dos padres, Shakespeare (para la ficción) y Montaigne (para los essais), y que, finalmente, se rescatan de un Resuenan siempre terreno las intervenciones más sistemáticas de fondo perdido y se procede a su resurrección. La los nombres de Antonio Weinrichter y Josep Mª Català– abun- tesis de Rosenbaum consistiría en colocar en un Welles, Godard, dan sobre estos gestos sin dejar de marcar incóg- mismo saco propuestas tan dispares como el Marker… nitas en torno a la condición proteiforme del proyecto piloto de la televisión americana The ensayo fílmico. Eso sí, en las diversas cartografí- Fountain of Youth (1956), Portrait of Gina, filma- as resuenan siempre los mismos nombres canó- do en Italia en 1958 para la ABC, o Nella terra di

196 Don Chicciote (RAI, l964) –nótese que en todos El montaje mental desde aquellos mecanismos perezosos los casos se trata de producciones hechas expre- permite al cine del cinéma-vérité. Podemos aceptar el acorde samente para la televisión–; junto con F for Fake remontar y ensayístico que Bazin le concede a Lettre de Sibé- (1973) y Filming Othello (1978), considerados reconstruir su rie a condición de no sacarlo de ruta en tanto que ensayos canónicos sobre el arte, la falsificación y propia historia carnet de viaje, etnografía del paisaje como expe- los poderes del montaje, y que funcionan como riencia (un avance de lo que será, en el terreno de bautismo del falso documental, un saco informe la ficción, el cine de Kiarostami, movimiento- abierto a todo tipo de dentelladas biográficas y meditación sobre la condición del mundo); pero otros simulacros que parece tener buena cotiza- hay que esperar a Sans Soleil (1982) y a las suce- ción en el mercado de festivales (Pesaro, 1995; sivas manipulaciones con la imagen-memoria en Rotterdam, 1997; Gijón, 1998; véase el dossier su condición de “cineasta multimedial”, como le sobre el falso documental coordinado por Anto- definiera Guy Gauthier, para certificar el verda- nio Weinrichter en la revista Archivos nº 30, dero trazo ensayístico de su obra. Con un “inter- 1998). ludio” ficcional como La jetée, que muchos con- Las fronteras se indeterminan también en el sideran el ensayo más pregnante de su autor: caso de Godard. Sauve qui peut (la vie), Passion, sobre el tiempo, la memoria y el tratamiento de Scénario du film Passion, Lettre à Freddy Buache, las imágenes (Philippe Dubois); sobre los límites For Ever Mozart (vagamente inspirada, por cier- de la conciencia moral y la relación ente política to, en el Libro do desasosiego de Pessoa) son pro- y trascendencia (Bruce Katwin). puestas ensayísticas muy diversas en las que ficción y no ficción, ambas contingentes, conflu- 4 yen en un mar de fondo hacia una travesía exis- Dos cuestiones a privilegiar de estas fértiles tencial. No digamos ya JLG/JLG. Autoportrait experiencias: una aduce que todo lo que se filma de décembre, en donde Godard abunda sobre la y se monta en cine no es inerte, se trata de imá- voluntad introspectiva e introduce la pregunta, a genes y sonidos que contienen una reserva vir- qué llamamos pensar, o qué supone pensar a tra- tual no expuesta. El montaje posibilita que ese vés de la representación de figuras y aconteci- pensamiento latente surja en forma de interro- mientos que no piensan por sí mismos. Para des- gación. Y la interrogación a través de las imáge- embocar en los jeroglificos fílmicos de las nes conjuga un problema formal y un problema Histoire(s) du cinéma, pensados como formas existencial. Y desde luego el montaje permite al cinematográficas de la historia y como formas cine remontar y deconstruir su propia historia. que piensan con sus bellezas y sus misterios. Pone en un mismo plano un enunciado y un pro- Cine de la sustracción que es también un cine de ceso de enunciación y permite una reflexión la intensidad coalescente, donde las categorías ensayística sobre la propia imagen. asumen formulaciones insólitas y la textura poé- La segunda cuestión se apuntala sobre la tica de las ideas se hace terriblemente densa. apropiación de los materiales, esto es, considera Cine ensayístico y al mismo tiempo autobiográ- posible atrapar imágenes heterogéneas de archi- fico-diarístico y de compilación. vo y descontextualizarlas con arreglo a todo tipo En fin, no son menores las dificultades para de tratamientos visuales y sonoros. Imágenes situar el cine de Chris Marker, por más que su preexistentes que se convierten en objetos ines- fortuna se mantenga pertrechada con el docu- tables, expuestos a la transformación o relectura

197 Una corriente del de una nueva mirada que calificaríamos de brico- jes–, algunos de ellos prácticamente invisibles, el cine ensayista leur. Es, naturalmente, el procedimiento de productor de magazines, a medio camino entre reciente a escala Godard, pero también de una corriente del cine el reportaje cultural y el ensayo, para las cadenas europea desplaza ensayista reciente a escala europea que desplaza privadas alemanas SAT y RTL plus en colabora- el ensayismo el ensayismo hacia la visualidad siguiendo la ción con el consorcio Der Spiegel, y el escritor hacia la visualidad práctica del found footage. Basta citar a los italia- heterodoxo y torrencial que inyecta voluntad siguiendo la nos Yervant Gianikian y Angela Ricci Lucchi, ensayística en todos sus trabajos ya sean novelas, práctica del found cineastas que han renunciado a rodar su propio guiones, diarios o libretos de ópera... El historia- footage material y construyen una sistemática película- dor Thomas Elsaesser ha subrayado la estructu- ensayo sobre las guerras del siglo remontando ra reticular que une toda esta fragmentación imágenes preexistentes de la época muda y ree- metódicamente ejecutada de Alexander Kluge, laborándolas según un método analítico (Prigio- desde sus ficciones-ensayo relacionadas con sin- neri della guerra, Oh Uomo...). gulares procesos de producción laboral y sexual Remontar materiales ajenos es también uno –Abschied von gestern/Una muchacha sin historia, de los métodos del ensayismo alemán con nom- Die Artisten in der Zirkus-kuppel: ratlos/Artistas bres propios como Hartmut Bitomsky, Harun bajo la carpa del circo: perplejos, Gelegenheitsar- Farocki o Alexander Kluge, que no casualmente beit einer Sklavin/Trabajo ocasional de una escla- participan en distintas esferas de la modernidad va, Der Starke Ferdinand/Ferdinand el radical del cine alemán (los dos primeros desde la revis- ...– hasta sus collages históricos de una obstina- ta Filmkritik; el tercero como el estratega del da efervescencia. En la obra de Kluge la historia manifiesto de Oberhausen). Los procesos de alemana aparece como un laboratorio, pero no al estos cineastas son diversos, pero tienen en modo de los misereres de Syberberg o los narrati- común una idea de compilación histórica a tra- vos ajustes de cuentas de su compañero de gene- vés de movimientos en espiral, la propensión ración Edgar Reitz. El ángel de la Historia para hacia el documental impuro con una cierta pro- Kluge es una intensa reelaboración de la memo- miscuidad textual y una no menos decidida ria y la experiencia histórica de Alemania. Mien- voluntad de agitación y el desmontaje de los dis- tras la profesora Gaby Teichert de Die Patriotin positivos de visión y representación. Por lo (1979) se pregunta cómo incluir diez siglos de demás, sus obras son de acceso problemático y historia alemana en dos horas de clase, Kluge lo difusión restringida, mayoritariamente expues- hace en un voluminoso estudio de más de mil tas en los museos antes que proyectadas en la sala páginas escrito en 1981 en colaboración con de cine (desvío proyectivo que, sin duda, incide Oskar Neght Geschichte und Eigensinn (Historia en la disposición posmoderna del documental). y obstinación). Un vertiginoso collage en el que Es el caso de Harun Farocki, que de ser un autor se mezclan textos estadísticos y económicos con prácticamente invisible ha encontrado en los análisis históricos, fairy tales con anecdótas últimos años con sus vídeo-instalaciones un sobre Marx, Kant o Lutero, conversaciones con acceso extensivo en las instituciones museísticas. Wilhelm Reich y estudios de ingeniería, sin olvi- Y es el caso, aunque en peores condiciones, de dar el largo viaje del Tercer Reich que resume el la obra excéntrica de Alexander Kluge. Nacido complejo alemán sobre su propio pasado, centra- en Halsberstadt en l932, Kluge es el realizador do en la incapacidad de reconocer la culpabili- de una treintena de films –largos y cortometra- dad pero también para establecer el duelo tanto

198 de las víctimas del holocausto nazi como de sus Donde el ensayo los documentos ensayísticos de Agnès Varda o propios muertos. fílmico ha Alain Cavalier, las performances de Peter Greena- Un permanente work in progress sobre el pasa- encontrado way o Boris Lehman, o los conceptualismos de do en forma de arabesco discontinuo, una peda- inventario es en la los austriacos Gustav Deutsch o Peter Tscher- gogía audio-visual que tiene algo de gravidez práctica kassky. O que, en fin, concede carta de naturale- crepuscular y de jeux d’esprit en línea con las pro- –descentrada– za a todo aquél que se coloque en trance de puestas de Godard y, al igual que él, engarzadas del documental comunicarse con sus fantasmas, llámese en una empresa profundamente autobiográfica. Godard, Bergman, Garrel, Marguerite Duras o Monteiro. Dudoso estatuto ensayístico para un 5 género tan laxo que se balancea en lo subjetivo En la medida que una de las definiciones canóni- como prueba de verdad pero no activa necesaria- cas del ensayo fílmico pone el acento en la subje- mente “un ejercicio de sí en el pensamiento” tividad, el territorio se amplía de forma arbórea como diría Foucault. con toda la corriente autobiográfica-diarista que La biografía sólo puede ejercerse como un el cine moderno y contemporáneo ha explorado sistemático y fragmentario tanteo, con limitacio- como la experiencia de un yo en tránsito. En la nes y líneas de fuga, tranches de vie y trayectos presentación de momentos vividos, en el estilo virtuales. “Mi mundo no existe más que a través del comentario y en la autoridad de un narrador de sucesivas aproximaciones”, decía Johan van que describe un mundo y se describe reaparecen der Keuken (Amsterdam Global Village, De grote entonces –en propiedad, nunca salieron de cua- vacantie). La “escritura personalizada” tiene dro– los nombres de Welles, Godard y Marker también sus ortodoxias y cuanto más implicada poniendo énfasis en el autorretrato. Pero la está la mirada del propio sujeto más difícil resul- escritura del yo tiene múltiples paradojas y acos- ta encontrar la distancia justa, esa distancia que tumbra a cerrar tantas puertas como vías de separa la subjetividad de la obscenidad. acceso. Mientras el género literario acepta divi- siones compartimentales entre la novela familiar 6 y el diario íntimo, las confesiones y el inventario Pero donde el ensayo fílmico ha encontrado antropológico y se nutre de múltiples recovecos inventario es en la práctica –descentrada– del de la subjetividad (demarcaciones entre las documental. En ese punto es necesario inscribir “confesiones” autobiográficas, sean de Rousse- algunos gestos: el stock de escenas recicladas au, Nietzsche o Roland Barthes; entre los “cua- para organizar lo visible de El hombre de la cáma- dernos” de Gide, Michaux o Pessoa; o las auto- ra de Vertov en una extraña coreografia de sus- ficciones no ensayísticas de Proust, Handke o pensión y aceleración, excitación escópica y pér- Sebald, por ejemplo), el cine autobiográfico se dida de visión; el trabajo de Luis Buñuel en propaga en todas direcciones como depositario Tierra sin pan, ese “ensayo cinematográfico de de un tono-confidencia, del acto supremo de la geografia humana” que a través de una voz fría, confesión y de la introspección. Un cajón de sas- autoritaria, espectral nos guía por el mundo tre en el que se acogen programas tan diferentes silencioso de las Hurdes; los documentales poé- como los diarios de Jonas Mekas y las cartas-dia- ticos de Jean Vigo (A propos de Nice) y Humph- rios de Chris Marker, las autoexperiencias cor- rey Jennings (Listen to Britain, A diary for porales de John Cassavetes o Chantal Akerman y Timothy); la “linterna mágica” de Rossellini

199 La obra sobre “el país del realismo por excelencia” (India Medvedkin fallecido en 1989, como una llamada ensayística de Matgri Bhumi); The War Game de Peter Watkins al inconsciente a través de un diálogo ficticio Chris Marker y David Holzman’s Diary de Mc Bride; Les sta- entre un cineasta vivo y un cineasta muerto. En constituye un tues meurent aussi de Alain Resnais y Chris Mar- Sans Soleil persiste la relación epistolar a través permanente ker; o esa carta a una ciudad y a unas imágenes de las cartas enviadas por el cameraman Sandor découpage sobre entre el cielo y la tierra que constituye Lettre à Krasna desde Guinea Bissau, Japón o el San diferentes zonas Freddy Buache de Godard. No son documentales Francisco de Vértigo a una misteriosa lectora –es de la historia y de etnográficos o sociológico-políticos que necesi- sabido que la pasión por la heteronimia le lleva a la memoria ten el adobe de las ciencias sociales como parte- Marker a buscar alteridades existenciales para naires. Tampoco pertenecen a estas modalida- preservar su propia identidad– , pero el film se des, harto dudosas, que distingue Bill Nichols abre a configuraciones diversas como un ensayo –expositivo, de observación, de interacción y sobre el “imperio de los signos”. (Ivelise Pernio- reflexivo– en su afanosa búsqueda de patrones la ha hecho notar las afinidades conceptuales y organizativos para los cineastas documentalistas estéticas de L’empire des signes (1970) de Barthes, de excepción. Son constelaciones poéticas de Sans Soleil (1982) de Marker y Tokyo-Ga (1985) imágenes y sonidos, propuestas para someter a la de Wenders, tres ensayos que escenifican la mirada subjetiva las fisuras visibles e invisibles mirada europea sobre el enigma oriental, pero de la realidad y forcejear con su re-creación. En también sobre el cine, la memoria de una gene- suma, muestras de un documentalismo imper- ración y el simulacro del artificio). En esa misma fecto que flirtea con el ensayo. línea se parapeta la portentosa Livel Five, un Algunos de estos ejemplos tienen el credo del extraño film de famille modernizado con la tecno- diario o la carta, formas subjetivas de afrontar la logía digital: una mujer, una computadora y un escritura ensayista. De eso sabe mucho precisa- interlocutor invisible, trabajan sobre múltiples mente Chris Marker, que desde Lettre de Sibérie sentimientos de pérdida: de la vida y del amor a Level Five no ha hecho otra cosa que diarios contra la muerte, de la memoria contra el olvido, –ficticios– filmados (también Chantal Akerman de lo real y lo virtual, de las mentiras de la His- se interroga con frecuencia desde la carta, desde toria, de la manipulación de las imágenes y de su un texto escrito que pugna por conquistar la resistencia a esta quirurgia... En suma, la obra imagen). El dispositivo epistolar es, antes que ensayística de Chris Marker constituye un per- nada, un gesto subjetivo, además de un extraor- manente découpage sobre diferentes zonas de la dinario vehículo de ideas y de visiones del mun- historia y de la memoria (como si de un mosaico do. Marker tiene necesidad de construirse inter- se tratara, al modo del CD-rom Immemory). locutores y la carta permite instaurar un diálogo, Esta escritura en primera persona tiene compartir una experiencia, habilitar, en cierto muchos frentes. La preponderancia de los nom- modo, un cara a cara como diría Foucault. Actúa bres franceses en este terreno –Marker, Pollet, mediante el gesto de la escritura sobre sí mismo, Varda, Comolli, Cavalier– se debe a su excelente lo que permite tramitar Lettre de Sibérie como factura pero también al hecho de que la mayoría una autoconfesión (Marker podría decir a la de compiladores académicos del ensayismo manera flaubertiana que “la Siberie c’est moi”) documental sean franceses que arriman el ascua o considerar Le tombeau d’Alexandre, seis cartas a su molino. Hasta fechas recientes el mundo póstumas dirigidas al cineasta ruso Aleksandr académico europeo ignoraba el ingente, aunque

200 desperdigado, trabajo que se ha realizado desde La práctica antídoto frente a tanta imagen formateada, de nuestro país fuera de cualquier ortodoxia docu- documental no se que las barreras y las convenciones genéricas han mental (huelga recordar los trabajos de Erice, limita a dar de romperse so pena de asfixiar el campo artísti- Guerin, Jordá, Isaki Lacuesta...) o las propuestas testimonio de una co de maniobras. Si el cine quiere salir de esa del documentalismo reflexivo inglés (Stephen realidad sino que libertad vigilada en la que se mantiene encerra- Dwoskin, Patrick Keiller, Chris Petit...), tal vez quiere negociar do, forzosamente va a tener que recurrir a esos oscurecido por la sombra alargada de Grierson y con ella “movimientos del pensar” que diría Wittgens- Jennings. Por lo demás, la práctica documental tein, a esa respiración discontinua que permite no se limita a dar testimonio de una realidad sino escenificar ideas, pensar en imágenes. que quiere negociar con ella, no necesita expan- dirse hacia el exterior, puede encerrarse en un OBRAS DE CONSULTA:1 piso o abandonarse a la contemplación y la tra- vesía existencial en curso. De Johan van der Jacques Aumont. A quoi pensent les films. Ed. Keuken a Pedro Costa, de Wang Bing a Peter Seguier, París, l996. Forgács y Victor Kossakovski hay una práctica Raymond Bellour. L’entre-images II. Mots Ima- documental subjetiva hecha de travesías existen- ges. Pol, París, l999. ciales y singulares arabescos que parten de la Alain Bergala. Nul mieux que Godard. Cahiers opacidad de lo real para forzar analíticamente Essai, París, l999. sus trazos. Philippe Dubois (ed.). Recherches sur Chris Tales serían las poderosas y obstinadas tareas Marker. Théorème, nº 6, Presses Sorbone del nuevo documental entre los escombros del Nouvelle, París, 2002. cine único. Todas estas experiencias plantean Pietro Montani. Modelli non letterari nel cinema. cuestiones sobre los límites del cine documental Bulzoni ed., Roma, l999. y remiten a esa condición proteica y fluida del Jonathan Rosenbaum. Placing Movies. The Prac- ensayo fílmico. El ensayo nos sale al paso en tice of Film Criticism. University of California muchos terrenos y desde lugares no habituales, Press, Berkeley, l995. desborda sus marcos audiovisuales antes incluso 1 Sólo retenemos aquí las no incluidas ya en la bibliografía final [N. del de que adquiera cartas de naturaleza específica, ed.] que en su amalgama tal vez le sean definitiva- mente vedados. Ignoro si el vaticinio de Alexan- dre Astruc de que “el lenguaje del cine no es ni el de la ficción ni el de los reportajes, sino el del ensayo” y de que necesita “desligarse de la dicta- dura de la fotografia y de la representación fiel de la realidad para convertirse en lugar de paso de lo abstracto”, tiene visos de ser expuesto. Sesen- ta años después de su formulación no parece que la historia se comporte de manera razonable en relación al dispositivo cine. Pero hay una con- ciencia de que el ensayismo ofrece un campo de experiencias amplísimo, de que es un formato

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UNA FILMOGRAFIA DEL CINE-ENSAYO En este apunte filmográfico de carácter provisional se han incluido los títulos que hemos podido ver y otros que se mencionan en los diversos estudios; pero no hay dos recuentos que coincidan y algunos mencionan títulos realmente oscuros. La obra de algunos directores (Marker, Farocki, Godard, Kluge, Bitomsky, Arlyck, muchos cortos de Varda) es usualmente ensayística, por lo que comparecen tan solo con algunos títulos emblematicos. Para apreciar mejor la evolución, o la genealogía, de esta forma, hemos elegido una presentación por orden cronológico.

* Las películas marcadas con un asterisco y subrayadas en azul se incluyen en el ciclo itinerante sobre el film-ensayo

204 LAS HURDES/TIERRA SIN PAN. Luis Buñuel, 1932, España, 27’ NUIT ET BROUILLARD. Alain Resnais, 1955, Francia, 31’ LES MAÎTRES FOUS. Jean Rouch, 1955, Francia, 36’ MEDITERRANÉE. Jean-Daniel Pollet, 1963, Francia, 45’ LA RABBIA. Pier Paolo Pasolini (y Giovanni Guareschi), 1963, Italia, 53’ SKIZBE/NACALO (EL PRINCIPIO). Artavazd Peleshian, 1967, Unión Soviética, 10’ COFFEA ARÁBIGA. Nicolás Guillén Landrián, 1968, Cuba, 18’ APPUNTI PER UN’ORESTIADE AFRICANA. Pier Paolo Pasolini, 1970, Italia, 55’ LE CHAGRIN ET LA PITIÉ. Marcel Ophuls, 1969-1971, Francia, 260’ LETTER TO JANE. Jean-Luc Godard, 1972, Francia, 52’ REMINISCENCES OF A JOURNEY TO LITHUANIA. Jonas Mekas, USA, 1972, 82’ F FOR FAKE (FRAUDE). Orson Welles, 1973, Francia-Irán-Alemania, 85’ ICI ET AILLEURS. Jean-Luc Godard, 1974, Francia, 50’ NEWS FROM HOME. Chantal Akerman, 1975, USA, 85’ LOST, LOST, LOST. Jonas Mekas, 1976, USA, 180’ MABABANGONG BANGUNGOT (THE PERFUMED NIGHTMARE). Kidlat Tahimik, 1976, Filipinas, 93’ FILMING OTHELLO. Orson Welles, 1978, USA, 70’ DAUGHTER RITE. Michelle Citron, 1978, USA, 55’ DE GRANDS EVÈNEMENTS ET DES GENS ORDINAIRES. Raoul Ruiz, Francia, 1978, 63’ DIE PATRIOTIN. Alexander Kluge, 1979, Alemania, 120’ POTO AND CABENGO. Jean-Pierre Gorin, 1979, USA, 77’ AN ACQUIRED TASTE. Ralph Arlyck, 1981, USA, 26’ LA GUERRE D’UN SEUL HOMME. Edgardo Cozarinsky, 1981, Francia/Alemania, 109’ LETTRE À FREDDY BUACHE. Jean-Luc Godard, 1982, Francia, 11’ SANS SOLEIL. Chris Marker, 1982, Francia, 104’ SCÉNARIO DU FILM PASSION. Jean-Luc Godard, 1982, Francia, 54’, vídeo REASSEMBLAGE .Trinh T. Minh-ha, 1982, USA/Senegal, 40’ MER DARE (NUESTRO SIGLO). Artavazd Peleshian, 1982, Unión Soviética, 48’ LETTRE D’ALAIN CAVALIER. Alain Cavalier, 1982, Francia, 14’

205 LETTRES D’AMOUR EN SOMALIE. Frédéric Mitterrand, 1982, Francia, 100’ ULYSSE. Agnès Varda, 1983, Francia, 22’ DEUTSCHLANDBILDER. Hartmut Bitomsky, 1983, Alemania, 60’ DIE MACHT DER GEFÜHL (El poder de la emoción). Alexander Kluge, 1983, Alemania, 115’ VISUAL ESSAYS: ORIGINS OF FILM. Al Razutis, 1973-84, Canadá, 65’ [Incluye los segmentos LUMIERE’S TRAIN, MELIES CATALOG, SEQUELS IN TRANSFIGURED TIME, GHOST: IMAGE, FOR ARTAUD y STORMING THE WINTER PALACE] FAR FROM POLAND. Jill Godmilow, 1984, USA, 106’ HOME IMPROVEMENTS. Robert Frank, 1984/85, USA, 29‘ NAKED SPACES: LIVING IS ROUND. Trinh T. Minh-ha, 1985, USA, 135’ TOKYO-GA. Wim Wenders, 1985, Alemania, 92’ SHERMAN’S MARCH. Ross McElwee, USA, 1986, 157’ REICHSAUTOBAHN. Hartmut Bitomsky, 1986, Alemania, 93‘ I DO NOT KNOW WHAT IT IS I AM LIKE. Bill Viola, 1986, USA, 89‘, vídeo HANDSWORTH SONGS. John Akomfrah, 1986, Gran Bretaña, 61’ REVOLUTIONS HAPPEN LIKE REFRAINS IN A SONG. Nick Deocampo, 1987, FILIPINAS, 85’ LA VALSE DES MEDIAS. Luc Moullet, 1987, Francia, 27’ PLAIN TALK AND COMMON SENSE. Jon Jost, 1987, USA, 117’ A PROPOSITION IS A PICTURE. Steve Hawley, 1987, Gran Bretaña, 25’, vídeo ODE TO THE NEW PREHISTORY. Peggy Awesh, 1987, USA, 22’, super-8 THE LAST OF ENGLAND. Derek Jarman, 1987, Gran Bretaña, 87’ LIGHTNING OVER BRADDOCK : A RUST BOWL FANTASY. Tony Bubba, 1988, USA, 80’ UNE HISTOIRE DU VENT. Joris Ivens/Marceline Loridan, Francia, 1988, 80’ BILDER DER WELT UND INSCHRIFT DES KRIEGES (IMÁGENES DEL MUNDO E INSCRIPCIÓN DE LA GUERRA). Harun Farocki, 1988, Alemania, 75’ LOOKING FOR LANGSTON. Isaac Julien, 1988, Gran Bretaña, 45’ ROUTE ONE. Robert Kramer, 1989, Francia, 240’ TONGUES UNTIED. Marlon Riggs, 1989, USA, 55’, vídeo I’M BRITISH, BUT... Gurinder Chadha, 1989, Gran Bretaña, 30’ ROGER AND ME. Michael Moore, 1989, USA, 91’

206 CURRENT EVENTS. Ralph Arlyck, 1989, USA, 38’/ 56’ SURNAME VIET, GIVEN NAME NAM. Trinh T. Minh-ha, 1989, USA, 108m’ A SPY IN THE HOUSE THAT RUTH BUILT. Vanalyne Green, 1989, USA, 30’, vídeo MR. HOOVER AND I. Emile de Antonio, 1989, USA, 90’ SINK OR SWIM. Su Friedrich, 1990, USA, 48’ LE TOMBEAU D’ALEXANDRE. Chris Marker, 1991, Francia, 100’, vídeo TRIBULATION 99. Craig Baldwin, 1991, USA, 48’ HISTORY AND MEMORY. Rea Tajiri, 1991, USA, 32’, vídeo NOTEBOOK ON CITIES AND CLOTHES. Wim Wenders, 1991, Alemania, 79’ VITAL SIGNS. Barbara Hammer, 1991, USA, 9’ ALLAH TANTOU. David Achkar, 1991, Francia/Guinea, 62’ BERLIN 10/90. Robert Kramer, 1991, Francia, 64’, vídeo BULLETS FOR BREAKFAST. Holly Fisher, 1991, USA, 77’ NITRATE KISSES. Barbara Hammer, 1992, USA, 67’ DIE UNHEIMLICHEN FRAUEN. Birgit Hein, 1992, Alemania, 63’ ROCK HUDSON’S HOME MOVIES. Mark Rappaport, 1992, USA, 63’, vídeo THE PANAMA DECEPTION. Barbara Trent, 1992, USA, 91’ DAS BLEIBT, DAS KOMMT NIE WIEDER. Herbert Schwarze, 1989-92, Alemania, 81’ OUT WEST. Cordelia Swann, 1992, USA, 15’, vídeo SAMMELSURIUM. Volker Koepp, 1992, Alemania, 108’ A QUESTION OF COLOR. Kathe Sandler, 1993, USA, 56’ SILVERLAKE LIFE: THE VIEW FROM HERE. Tom Joslin & Peter Friedman, 1993, USA, 99’ LADONI. Artur Aristakisjan, 1993, Rusia, 90’ CARO DIARIO. Nanni Moretti, 1994, Italia/Francia, 100’ LONDON. Patrick Keiller, 1994, Gran Bretaña, 82’ NO SEX LAST NIGHT (DOUBLE BIND). Sophie Calle/Greg Shepard, 1992/95, Francia, 73’ COMPLAINTS OF A DUTIFUL DAUGHTER. Deborah Hoffman, 1994, USA, 44’, vídeo BONTOC EULOGY. Marlon Fuentes, 1995, USA, 60’, vídeo RECONSTRUCTION. Laurence Green, 1995, Canadá, 21’

207 FROM THE JOURNALS OF JEAN SEBERG. Mark Rappaport, 1995, USA, 97’, vídeo JLG/JLG: AUTOPORTRAIT DE DÉCEMBRE. Jean-Luc Godard, 1995, Francia, 62’ AFRIQUES: COMMENT ÇA VA AVEC LA DOULEUR? Raymond Depardon, 1996, Francia, 165’ CHILE. LA MEMORIA OBSTINADA. Patricio Guzmán, 1997, Chile/Canadá, 52’ FAMILY NAME. Macky Alston, 1997, USA, 89’ PRIVATE WARS. Nick Deocampo, 1997, Filipinas, 67’ ROBINSON IN SPACE. Patrick Keiller, 1997, Gran Bretaña, 78’ STILLEBEN. Harun Farocki, 1997, Alemania, 56’ THE FALCONER. Chris Petit, 1998, Gran Bretaña, 45’, vídeo MORT À VIGNOLE. Olivier Smolders, 1998, Bélgica, 25’ PURE CHUTNEY. Sanjeev Chatterjee & Amitava Kumar, 1998, USA, 43’ REGRET TO INFORM. Barbara Sonneborn, 1998, USA, 72’ HISTOIRE(S) DU CINÉMA. Jean-Luc Godard, (1988-)1998, Francia, 214’, vídeo ONE OF US. Susan Korda, 1999, USA, 48’ DE GROTE VAKANTIE. Johan van der Keuken, 1999, Holanda, 145’ PERFORMING THE BORDER. Ursula Biemann, 1999, Austria, 42’, vídeo, *PASSING DRAMA. Angela Melitopoulos, 1999, Alemania, 66’, vídeo RABBIT IN THE MOON. Emiko Omori, 1999, USA, 87’, vídeo ICH WAR HITLERS SKLAVE (I WAS A SLAVE LABOURER). Luke Holland, 1999, Alemania, 60’, vídeo CECI EST UNE PIPE. Pierre Trividic y Patrick-Mario Bernard, 1999, Francia, 56’ LES GLANEURS ET LA GLANEUSE (LOS ESPIGADORES Y LA ESPIGADORA). Agnès Varda, 2000, Francia, 79’ *HISTORY LESSONS. Barbara Hammer, 2000, USA, 65’ *THE FANCY. Elizabeth Subrin, 2000, USA, 36’, vídeo THESE ARE NOT MY IMAGES (NEITHER THERE NOR HERE). Irit Batsry, 2000, Francia, 80’, vídeo THE SWEETEST SOUND. Alan Berliner, 2001, USA, 60’ PRÜFSTAND 7. Robert Bramkamp, 2001, Alemania, 111’ AUGE/MASCHINE. Harun Farocki, 2001, Alemania, 25’ B-52. Hartmut Bitomsky, 2001, Alemania, 120’

208 PORTO DA MINHA INFANCIA. Manoel de Oliveira, 2001, Portugal, 61’ LOS JUSTOS. José Antonio Zorrilla, 2001, España, vídeo PROFIT AND NOTHING BUT. Raoul Peck, 2002, 52’, vídeo * EAT SLEEP NO WOMAN. Heiner Stadler, 2002, Alemania, 77’ TEXAS SUNRISE. Lluís Escartín, 2002, España, 17’, vídeo *BALNEARIOS. Mariano Llinás, 2002, Argentina, 80’ THE FIVE OBSTRUCTIONS (CINCO CONDICIONES). Jorgen Leth y Lars Von Trier, 2003, Dinamarca, 90’ * BRIGHT LEAVES. Ross McElwee, 2003, USA, 107’ * LOS RUBIOS. Albertina Carri, 2003, Argentina, 89’ * LOS ANGELES PLAYS ITSELF. Thom Andersen, 2003, USA, 169’ HANS IM GLÜCK/LUCKY JACK. Peter Liechti, 2003, Suiza, 90’ RÉVEIL. Mohamed Zineddaine, 2003, Marruecos, 78’ * SUICIDE. Shelly Silver, 2003, USA, 70’, vídeo A DIARY FROM THE NEXT WORLD. Oxana Barkovskaya, 2003, RUSIA, 27’, vídeo SUPERSIZE ME: A FILM OF EPIC PORTIONS. Morgan Spurlock, 2004, USA, 100’ NOTES FOR A COASTLINE. Zoë Roland, 2004, Nueva Zelanda, 26’, vídeo *NOVEMBER. Hito Steyer, 2004, Alemania, 32’, vídeo * FOLLOWING SEAN. Ralph Arlyck, USA, 2004, 88’ * ENERGY COUNTRY. Deborah Stratman, 2004, 15’, vídeo, *THE ISTER. David Barison y Daniel Ross, 2005, Australia, 180’ HETKET JOTKA JÄIVÄT (Y EN VYBORG). Pia Andell, 2005, Finlandia, 51’, vídeo * WIDE AWAKE. Alan Berliner, 2006, USA, 90’ UNREQUITED LOVE. Chris Petit, 2006, Gran Bretaña, 77’, vídeo

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