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De la Umma: el islam, la política y el terrorismo en el sudeste asiático

Juan José Ramírez Bonilla

El Colegio de México Centro de Estudios de Asia y África

Senado de la República

De la Umma: el islam, la política y el terrorismo en el sudeste asiático

Juan José Ramírez Bonilla

El Colegio de México Centro de Estudios de Asia y África

Senado de la República Primera edición, mayo 2003 Senado de la República ISBN: 970727019-5

Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico SIGLAS UTILIZADAS EN EL ENSAYO

BN: Barisan Nasional o Frente Nacional. CSFPD: Consejo del Sur de las Filipinas para la Paz y el Desarrollo, autoridad administrativa transitoria de la región moro, reconocida por los acuerdos de paz de 1996. DAP: Democratic Action Parti o Partido de Acción Democrática. DOM: Daerah Operasi Militar o Zona de Operaciones Milita- res, nombre otorgado por los militares indonesios a Aceh du- rante la ofensiva militar contra el GAM. DSI: Departamento de Seguridad Interna del gobierno de Singapur. FMIL: Frente Moro Islámico de Liberación. FMLN: Frente Moro de Liberación Nacional. GAM: Gerakan Aceh Merdeka o Movimiento Aceh Libre. Golkar: Golongan Karyan o Grupos Funcionales, nombre del partido que sostuvo a Suharto durante su largo gobierno. GPMI: Gerakan Pemuda Muslim Indonesia o Movimiento Juvenil Musulmán de Indonesia. ISA: Internal Security Act o Ley de Seguridad Interna de Malasia. JI: o Comunidad Islámica o, también, So- ciedad Islámica. KMM: Kumpulan Mujahedin o Agrupamiento Mujahedin de Malasia; también fue presentado por las autori- dades malasias como Kumpulan Militan Malaysia o Agrupa- miento Militante de Malasia. Masjumi: Majelis Syuro Muslimin Indonesia o Consejo Mu- sulmán de toda Indonesia. MIC: Malaysia Indian Congress o Congreso Indio de Malasia. Muhammadiyah: o El Camino de Muhamad, segunda orga- nización islámica de Indonesia. NU: Nahdlatul Ulama o Despertar de los Ulama, principal organización islámica de Indonesia. OCI: Organización de la Conferencia Islámica. OLBM: Organización para la Liberación de . PAN: Partai Amanat Nasional o Partido del Despertar Nacio- nal, encabezado por Amien Rais, sobre la base de la organiza- ción Muhammadiyah. PAS: Parti Islam Se-Malaysia o Partido Islámico de Malasia Unitaria. PDI-P: Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan o Partido Demócrata de Indonesia-Facción Combate. POLRI: Polisi Republika Indonesia o Policía de la República de Indonesia. RAMM: Región Autónoma del Musulmán, nom- bre otorgado a la región moro, después de que el parlamento filipino revisó la Ley orgánica del país. SUHAKAM: Comisión de Derechos Humanos de Malasia. UMNO: United Malay National Organisation u Organización Nacional de los Malayos Unidos. VOC: Vereenigde Oostindische Compagnie o Compañía Holandesa de las Indias Orientales. ZEPD: Zona Especial de Paz y Desarrollo, nombre dado a la región moro luego de los acuerdos de paz de 1996.

ÍNDICE

Siglas utilizadas en el ensayo Introducción

EL COMBATE CONTRA EL “TERRORISMO” INTERNACIONAL: LA 13 CRISIS DEL SISTEMA MULTILATERAL DE LA POSGUERRA Y LAS CORRIENTES ISLAMISTAS DEL SUDESTE ASIÁTICO Los contrastes de la política exterior estadounidense 15 Las falacias del discurso de George W. Bush sobre el 16 terrorismo Del combate contra el terrorismo al derrocamiento de 24 regímenes hostiles Los gobiernos del sudeste asiático y el “segundo frente 29 terrorista”

Capítulo I

DE LA UMMA 37 La Umma y su sentido unitario 38 Asia: 39 El epicentro poblacional de la Umma 41 El sudeste de Asia: una región de contrastes 44 socio-religiosos Del Islam… 45 Islamismo en el sudeste de Asia 50 Capítulo II

FILIPINAS: NACIONALISMO ISLÁMICO Y RADICALISMO ISLAMISTA 59 MNLF y FMIL: dos corrientes del nacionalismo islámico 60 y el extremismo islámico 66 La nueva relación de fuerzas en el territorio bangsamoro 71

Capítulo III

MALASIA: ¿AMENAZAS ISLAMISTAS O INTOXICACIÓN INFORMATIVA? 75 El extraño caso de Al ma’unah 76 El sainete del Kumpulan Mujahedin malaysia 85 La “red internacional terrorista” 90

Capítulo IV

INDONESIA:NACIONALISMO ISLÁMICO, ISLAMISMO 99 PARROQUIAL E ISLAMISMO INTERNACIONALISTA El nacionalismo islámico achejnese 100 Aceh y los holandeses 102 Aceh y la República de Indonesia 104 Gerakan Acheh Merdeka y la independencia de Aceh 107 Aceh y los gobiernos reformistas 111 El entendimiento conjunto para una pausa humanitaria 112 en Aceh La Ley sobre la Autonomía Regional 113 El gobierno de Megawati Sukarnoputri ante Aceh 114 Jemaah Islamiyah: un proyecto de construcción 116 progresiva de la sociedad islámica Los orígenes de Jemaah Islamiyah 122 El proyecto islamista transnacional 129 Capítulo V

EL TERRORISMO EN ASIA DEL SUDESTE 135 Los atentados terroristas en Filipinas 137 Los atentados terroristas en Indonesia 139 El bombazo de Bali 146 Una oleada de declaraciones infundadas 146 Las dificultades del gobierno indonesio 150 Los hechos fehacientes del atentado 152 Amrozi y la ¿fábula? de la autoría del atentado 156 Otras hipótesis sobre los autores del atentado 161

Conclusiones 165 Anexo Estadístico Cuadro 1. Población mundial total y población mundial 171 musulmana, 2001 Cuadro 2. Población total y población musulmana en Asia, 172 2001 Cuadro 3. Población total y población musulmana en 174 África, 2001 Cuadro 4. Población total y población musulmana en 176 Europa, 2001 Cuadro 5. Población total y población musulmana en 178 América, 2001 Cuadro 6. Población total y población musulmana en 180 Oceanía, 2001 Cuadro 7. Atentados terroristas en Filipinas, 20 181 septiembre de 2000 a 20 de octubre 2002

Índice Onomástico 183

INTRODUCCIÓN EL COMBATE CONTRA EL “TERRORISMO” INTERNACIONAL: LA CRISIS DEL SISTEMA MULTILATERAL DE LA POSGUERRA Y LAS CORRIENTES ISLAMISTAS DEL SUDESTE ASIÁTICO

A partir del 11 de septiembre de 2001, la política exterior del gobierno estadounidense sufrió un cambio radical: se aban- donó la defensa de los derechos humanos y de las libertades políticas, para adoptar un militarismo agresivo contra lo que la administración de George Bush empezó por definir como “amenaza terrorista” internacional y terminó por concebir como regímenes dotados de armas de destrucción masiva, patrocinadores del terrorismo. Dado el protagonismo de militantes islamistas en los aten- tados suicidas, el Islam fue presentado, en un primer momen- to, como el “enemigo del mundo civilizado”; una vez cobra- da conciencia del exabrupto, la administración Bush corrigió su discurso beligerante, para centrar la “red radical de terro- ristas [islamistas]”, conocida como al-Qaeda, como el enemi- go de los Estados Unidos de América. La extensión geográfi- ca de “la red”1 y la formulación del principio “quien no está

1 De acuerdo con los discursos pronunciados por George W. Bush en dife- rentes momentos, las organizaciones o los militantes afiliados a al-Qaeda estaban presentes en 40 o más de 60 países. con nosotros, está con los terroristas”, como eje rector de la política exterior estadounidense, provocaron un cambio de actitud de los gobiernos de los países musulmanes, con res- pecto a las corrientes islamistas, fueran o no radicales. El gobierno pakistaní es la prueba más fiel de ese cambio: habiendo patrocinado con recursos financieros y con pertre- chos militares provenientes de Estados Unidos a los estu- diantes pashtun de las escuelas coránicas (conocidos como talibán),2 de la noche a la mañana se convirtió en el aliado regional de la administración Bush y apoyó sin reservas la intervención militar contra al-Qaeda y el régimen del mulah Omar, en Afganistán. En el sudeste de Asia, aprovechando la campaña de George W. Bush contra el terrorismo, los gobiernos de Singapur, Malasia y Filipinas denunciaron públicamente la existencia de organizaciones locales supuestamente afiliadas a al-Qaeda, reprimiéndolas de manera implacable. El presente trabajo está dedicado a estudiar las principales de esas organizaciones y a demostrar que, en la mayoría de los casos, los gobiernos no han podido acreditar de modo convincente el carácter terro- rista de las mismas pero, en cambio, han utilizado la campaña del gobierno estadounidense para ajustar cuentas con las co- rrientes islamistas de oposición. El combate contra el “terrorismo” y contra los “regímenes dotados de armas de destrucción masiva”, emprendido por el gobierno estadounidense, se ha saldado, en el plano global, con el desmoronamiento del sistema jurídico internacional, de las instituciones multilaterales y del sistema internacional de seguridad de la posguerra; en los diversos planos naciona- les del sudeste asiático aquí estudiados, ese combate ha tras-

2 La palabra, de origen pashtun, proviene de talib (estudiante), cuyo plural es talibán (estudiantes); de allí que las voces “talibán” y “talibánes” usadas en español para designar el singular y plural resulten inadecuadas. 14 tocado radicalmente las relaciones entre gobernantes y go- bernados, debilitando la frágil cohesión social característica de esas sociedades.

LOS CONTRASTES DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESTADOUNIDENSE

George W. Bush, Presidente de los Estados Unidos de Amé- rica (EUA), ha vivido situaciones contrastadas en el campo de la política exterior: En un primer momento, luego de los atentados suicidas del 11 de septiembre, el llamado “mundo occidental” y buena parte del “no occidental” se solidarizaron con el gobierno es- tadounidense y éste pudo consolidar una coalición interna- cional amplia para combatir los reductos de al-Qaeda y el régimen talibán en Afganistán. Posteriormente, durante la segunda fase de la campaña con- tra el “terrorismo” internacional, todos los gobiernos partici- pantes en ella consideraban necesario el desarme del gobier- no de Sadam Hussein; la administración Bush, sin embargo, fue incapaz de mantener la cohesión de la coalición interna- cional; las principales divergencias radicaban en la forma del desarme: para los estadounidenses y sus aliados incondicio- nales, el gobierno iraquí debía desarmarse en un plazo peren- torio; ante una negativa a hacerlo, la coalición internacional intervendría militarmente, con o sin la anuencia del Consejo de Seguridad de la ONU (CS-ONU); para una fracción importan- te de la coalición internacional, la intervención militar en Irak debía llevarse a cabo únicamente si los inspectores designa- dos por la ONU demostraban que el régimen iraquí poseía ar- mas de destrucción masiva. En el fondo, esas divergencias descansaban sobre dos maneras de concebir el orden internacional: para los estadounidenses, se trataba de preservar su hegemonía política y militar, a través de un orden internacional unipolar; para los opositores, era nece-

15 sario sentar las bases de un sistema internacional multilateral que permitiese conjugar los intereses de todos sus miembros. La decisión de George W. Bush de iniciar unilateralmente la ofensiva contra el gobierno de Sadam Hussein produjo una profunda crisis en las instituciones multilaterales de la pos- guerra; todavía queda por ver cuál será el resultado de esa crisis: un orden internacional basado en la hegemonía estado- unidense o uno fundado en un nuevo sistema de equilibrios políticos y militares, organizado a partir de bloques regiona- les, capaces de ejercer contrapesos al predominio estadouni- dense. Más allá del desenlace de la crisis institucional, conviene revisar la manera cómo la misma se ha desarrollado; para ello, es necesario remontarse a los acontecimientos posteriores al 11 de septiembre, para considerar como hilo conductor la manera en que el gobierno de George W. Bush ha concebido el combate al terrorismo internacional; además, para los fines del presente estudio, interesa destacar la influencia que dicha concepción tuvo sobre las actitudes de los gobiernos del su- deste asiático con respecto a las corrientes islamistas locales.

LAS FALACIAS DEL DISCURSO DE GEORGE W. B USH SOBRE EL TERRORISMO

Después de los atentados3 suicidas contra el World Trade Center y el Pentágono, el 20 de septiembre de 2001, en el Mensaje a una Sesión Conjunta del Congreso y del Pueblo Estadounidense, el Presidente expresaba su reconocimiento a las muestras de solidaridad recibidas durante y después del aciago 11 de sep- tiembre:

3 De acuerdo con el Diccionario de la lengua española, atentado significa: “delito, principalmente el cometido contra el Estado o una persona constituida en autoridad.” 16 ...en nombre del pueblo estadounidense, agradezco al mundo por sus expresiones de apoyo. Estados Unidos nunca olvidará las notas de nuestro himno nacional in- terpretado en el Palacio de Buckingham, en las calles de París y en la Puerta de Brandenburgo de Berlín. No olvidaremos a los niños surcoreanos reunidos para orar afuera de nuestra embajada en Seúl, o las oracio- nes de simpatía ofrecidas en la mezquita de El Cairo. No olvidaremos momentos de silencio y días de luto en Australia, África y América Latina.4

El cúmulo de sentimientos experimentados por la humani- dad entera ante la magnitud de la tragedia de Nueva York se tradujo en innumerables expresiones de solidaridad; bajo el shock psicológico, sin embargo, parece que los sentimientos se impusieron sobre la razón de los representantes gubernamen- tales de todo el orbe y nadie objetó el nuevo programa de política exterior esbozado en el citado mensaje presidencial. El Presidente comenzó por establecer una premisa que, a primera vista, parece irrefutable: “El 11 de septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país…”5 Este juicio estaba en perfecta sintonía con el trabajo reali- zado, desde el mismo 11 de septiembre, por los medios de comunicación estadounidenses. En efecto, al comenzar a transmitir las primeras imágenes del ataque contra las torres gemelas de Nueva York, los comunicadores utilizaron un len- guaje propio de la guerra fría: presentaban la tragedia como un atentado contra el mundo libre, contra el mundo civiliza- do. En el transcurso de la fatídica mañana se produjo un giro notable: los comunicadores empezaron a comparar los aten- 4 George W. Bush: Adress to a Joint Session of Congress and the American People, 20 de septiembre de 2001, El Capitolio, Washington, D.C.; http:// www.whitehouse.gov/news/releases/2001/09/print/20010920-8.html 5 Idem. 17 tados con el ataque japonés a Pearl Harbour; el resultado de este cambio fue triple: Primero, se estableció un paralelismo entre la acción de una organización extranjera, religiosa y paramilitar, contra objeti- vos civiles estadounidenses, por un lado, y, por el otro, una operación realizada por las fuerzas armadas de un Estado nacional contra objetivos militares de otro Estado nacional. Segundo, se estableció una equivalencia entre un atentado terrorista y un acto de guerra. Terrorismo y guerra fueron asu- midos como sinónimos, dejando de lado sus diferencias esen- ciales. Tercero, se predispuso al público estadounidense y no esta- dounidense a aceptar una campaña militar sui generis, que fue esbozada en el mensaje citado y perfeccionada en los días siguientes. La pregunta retórica: “¿Quién atacó nuestro país?”, formu- lada por el Presidente Bush durante el mensaje aludido, en consecuencia, presuponía que el ataque había sido de natura- leza militar, a pesar de que los secuestros de los aviones pro- yectados contra los objetivos civiles fueron realizados por militantes islamistas, utilizando simples armas punzocortantes para desviarlos de sus trayectorias originales. Sin embargo, la respuesta debía ser de la naturaleza presupuesta del ataque: es decir, militar. Por otra parte, los “enemigos de la libertad” fueron identifi- cados como “una colección de organizaciones terroristas laxamente afiliadas, conocida como al-Qaeda”, cuyo objeti- vo sería de naturaleza universal y consistente en “rehacer el mundo e imponer sus creencias radicales sobre la gente en todas partes”.6 George W. Bush pasaba por alto el programa de al-Qaeda organizado en torno a la solidaridad con el pueblo palestino

6 Idem. 18 (en lucha contra el Estado de Israel), el combate a la presen- cia militar de Estados Unidos en la tierra santa del Islam (lue- go de la Guerra del Golfo Pérsico) y el establecimiento de Estados islámicos (allí donde predomina la población musul- mana). Teniendo en cuenta dicho programa, el objetivo de al- Qaeda, señalado por Bush, era algo más que inexacto; tergi- versándolo, presentaba a los “enemigos de la libertad” como una amenaza universal. El primer paso hacia la universalización del enemigo con- sistió en presentar al-Qaeda como una extensa red interna- cional de militantes islamistas:

Este grupo y su líder –una persona llamada Osama ben Laden- están vinculados a muchas otras organizacio- nes en países diferentes… Hay miles de estos terroris- tas en más de 60 países…7

El segundo movimiento presentaba al régimen talibán, en Afganistán, como resultado genuino de la imposición de “las creencias radicales” de al-Qaeda sobre los afganos: La dirección de al-Qaeda tiene gran influencia en Afganistán y apoya al régimen talibán, que controla la mayor parte de ese país. En Afganistán, vemos [realizada] la visión de al-Qaeda para el mundo. Bush dejaba de lado la historia reciente de Afganistán, mar- cada por la guerra contra la presencia soviética y por la guerra civil que siguió luego de la expulsión de los soviéticos; se trató de guerras llevadas a cabo por una multitud de faccio- nes políticas, en su mayor parte de filiación islámica, finan- ciadas por… el gobierno estadounidense. También pasaba por alto que, más que al-Qaeda, el gobier- no de Pakistán funcionaba como principal intermediario fi- nanciero y militar, entre el gobierno estadounidense y los 7 Idem. 19 talibán; gracias a esa intermediación, el gobierno pakistaní logró ejercer una gran influencia política directa sobre el Afganistán recién “liberado” del yugo soviético. En conse- cuencia, más que la visión de al-Qaeda, el régimen talibán fue el resultado de la actividad política, militar y religiosa de una fuerza social desatada con la complacencia del gobierno estadouniden- se y que impuso su propia concepción de la vida social, basada en una interpretación conservadora de las tradiciones islámicas. Sin embargo, en la perspectiva del programa de política ex- terior en ciernes, era necesario presentar la relación al-Qaeda/ gobierno talibán como una simbiosis condenable:

Los Estados Unidos respetan al pueblo de Afganistán… pero condenamos al régimen talibán. Éste, no sólo re- prime a su propio pueblo, amenaza a la gente en todas partes, apoyando, abrigando y abasteciendo a los terro- ristas. Al ayudar y fomentar asesinatos, el régimen talibán se hace culpable de asesinato.8

De acuerdo con la lógica de Bush: por un lado, al-Qaeda apo- yaba al régimen talibán; por el otro, éste ayudaba y solapaba las actividades de los terroristas; así, se establecía un círculo perverso, condenable en su totalidad. El razonamiento silogístico es perfecto en su estructura; no obstante, es incompleto si se tienen en cuenta las relaciones causa-efecto: el régimen talibán ayudaba a los miembros de al-Qaeda en la medida en que el gobierno pakistaní propor- cionaba a los talibán recursos financieros y pertrechos militares; a su vez, el gobierno pakistaní ofrecía esos apoyos al régimen talibán gracias a la relación privilegiada que mantenía con el gobierno estadounidense. La relación causa-efecto, vista en una perspectiva amplia y completa, obliga a reconocer una responsabilidad compartida entre el régimen talibán, el go-

8 Idem. 20 bierno pakistaní y las autoridades estadounidenses, en el de- sarrollo y la consolidación de al-Qaeda. George W. Bush dejaba en las sombras la responsabilidad de las administraciones estadounidenses anteriores y desvia- ba la atención hacia los excesos cometidos por los talibán:

El pueblo afgano ha sido brutalizado –muchos mueren de hambre y muchos han huido. No se permite que las mujeres asistan a la escuela. Ustedes pueden ser encar- celados si poseen un televisor. La religión puede ser practicada únicamente de la manera dictada por los lí- deres. Un hombre puede ser encarcelado si su barba no es suficientemente larga.9

Señalados de manera reiterada por los medios de comunica- ción, esos excesos provocaron un sentimiento de indignación entre quienes aprecian los valores individualistas; esa indig- nación, combinada con la ira y la sed de venganza resultantes de los atentados suicidas, crearon cierta receptividad a la con- clusión central del discurso de George W. Bush. Como preám- bulo a dicha conclusión, el Presidente de los Estados Unidos formulaba las siguientes exigencias:

Esta noche, los Estados Unidos hacen las siguientes demandas a los talibán: entreguen a las autoridades de los Estados Unidos a todos los líderes de al-Qaeda que se ocultan en su territorio. Liberen a todos los naciona- les extranjeros, incluyendo los ciudadanos estadouni- denses, que han encarcelado injustamente. Protejan a los extranjeros -periodistas, diplomáticos y trabajado- res auxiliares- [presentes] en su país. Cierren inmedia- ta y permanentemente cada campo de entrenamiento terrorista y entreguen a las autoridades apropiadas, cada terrorista y cada persona [que participe en] las estruc-

9 Idem. 21 turas de apoyo [de los campos de entrenamiento]. Den a los Estados Unidos total acceso a los campos de en- trenamiento terrorista, así podremos asegurarnos que ya no serán operativos. Estas demandas no están abiertas a negociación o dis- cusión. Los talibán deben actuar y actuar inmediata- mente. Ellos entregarán a los terroristas o compartirán su suerte.10

Hubiera sido de esperar que las amenazas se limitarían al tandem al-Qaeda/talibán; sin embargo, dado que en las premisas de la conclusión el terrorismo había sido elevado a la categoría de peligro universal y denunciado con una pre- sencia física muy extendida, la amenaza conclusiva también fue formulada en un sentido universal:

Nuestro enemigo es una red radical de terroristas [a radi- cal network of terrorists] y cada gobierno que los apoye. Nuestra guerra contra el terror empieza con al-Qaeda, pero no termina con ella. No terminará hasta que cada grupo terrorista con alcance global haya sido encontra- do, inhabilitado y derrotado.11

En su desfogue emocional, el Presidente de los Estados Uni- dos formuló el principio paranoide que ha regido su política exterior desde la lectura de su mensaje:

…Cada nación, en cada región, ahora debe tomar una decisión: o está con nosotros, o está con los terroristas. Desde este día en adelante, cualquier nación que siga abrigando o apoyando a los terroristas será considerada por los Estados Unidos como un régimen hostil.12

10 Idem. 11 Idem. 12 Idem. 22 La campaña antiterrorista enunciada se desarrollaría en dos ámbitos: el primero abarcaba a los sesenta y tantos países, incluidos los mismos Estados Unidos, donde los servicios de inteligencia habrían detectado la presencia de al-Qaeda; los medios de combate anunciados eran la infiltración y las ope- raciones encubiertas, sin parar mientes en las violaciones de los derechos humanos y de las libertades políticas que impli- ca el terrorismo de Estado. El segundo ámbito correspondía a los gobiernos que ofrecían refugio a los miembros de la “red radical de terroristas.” Contra ellos, el recurso sería la inter- vención militar directa. La comunidad internacional, por su parte, se solidarizó con los estadounidenses luego de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre. El cúmulo de sentimientos diversos expe- rimentado por la humanidad entera parece haber obnubilado la razón de los responsables políticos del mundo, influyendo en la decisión política de sancionar legalmente la campaña contra al-Qaeda y el régimen talibán en Afganistán. Permi- tiendo una intervención militar para derrocar un régimen, el CS-ONU contribuyó a liquidar el resquebrajado orden mundial resultante de la Segunda Guerra Mundial; en efecto, la sim- biosis político-religiosa existente entre los seguidores de ben Laden y los del mulah Omar orilló a los gobiernos asociados en la ONU a ignorar que: • La intervención militar encabezada por los estado- unidenses violaba los principios de no-intervención y de autodeterminación de los pueblos. • La administración Bush, luego de la destrucción del gobierno talibán, proseguiría contra los regímenes que, según sus criterios, ofrecen refugio a los terroristas in- ternacionales.

23 DEL COMBATE CONTRA EL TERRORISMO AL DERROCAMIENTO DE REGÍMENES HOSTILES

En el discurso sobre el estado de la Unión, del 29 enero de 2002, George W. Bush introdujo nuevos elementos en su es- quema demencial:

Nuestra nación seguirá siendo resuelta, paciente y per- sistente en la consecución de dos grandes objetivos. Pri- mero, cerraremos los campos terroristas, desbaratare- mos los planes terroristas y traeremos a los terroristas ante la justicia. Segundo, debemos evitar que los terro- ristas y los regímenes que buscan [adquirir] armas quí- micas, biológicas o nucleares amenacen a los Estados Unidos y al mundo. Nuestro segundo objetivo es evitar que los regímenes que patrocinan el terror amenacen a los Estados Unidos o a nuestros amigos y aliados con armas de destrucción masiva. Algunos de esos regímenes han estado muy quie- tos desde el 11 de septiembre, pero conocemos su ver- dadera naturaleza. Corea del Norte es un régimen que se ha armado con misiles y armas de destrucción masiva, mientras su pueblo se muere de hambre. Irán persigue agresivamente [la obtención] de esas ar- mas y exporta el terror, mientras unos cuantos no elec- tos reprimen los deseos del pueblo iraní de libertad. Irak sigue siendo hostil con los Estados Unidos y ex- porta terror. El régimen iraquí ha complotado para de- sarrollar ántrax, gas nervioso y armas nucleares…13

Esos gobiernos y “sus aliados terroristas” fueron bautizados como el “eje del mal”. Contra tales gobiernos, el recurso uti- lizado sería la intervención militar directa para desarmarlos, amparándose en el antecedente jurídico convalidado por el CS-ONU en el caso de Afganistán e ignorando las normas jurí-

13 George W. Bush: State of the Union Adress, 29 de enero de 2002; http:// www.whitehouse.gov/news/releases/2002/01/print/20020129-11.html 24 dicas internacionales y los principios que habían regido hasta entonces la coexistencia de los Estados nacionales. El “com- bate contra el terrorismo” había sido transformado en un com- bate contra los gobiernos que no se sujetan a las normas de conducta política establecidas por el mismo Sr. Bush. En el discurso de enero de 2003 sobre el estado de la Unión, el Presidente estadounidense establecía un balance somero del combate contra el terrorismo:

A la fecha, hemos arrestado o tratado de otra manera a muchos comandantes claves de al-Qaeda. Entre ellos se encuentra un hombre que dirigió la logística y el financiamiento de los ataques del 11 de septiembre; el jefe de operaciones de al-Qaeda en el Golfo Pérsico, quien planificó los bombazos contra nuestras embaja- das en África oriental y contra el USS Cole; un jefe de operaciones de al-Qaeda para el sureste asiático; un ex director de los campos de entrenamiento de al-Qaeda en Afganistán; un operador clave de al-Qaeda en Euro- pa; un líder superior de al-Qaeda en Yemen. En con- junto, más de 3,000 sospechosos de terrorismo han sido arrestados en muchos países. Muchos otros han encon- trado un destino diferente. Permítaseme expresarlo de esta forma: ellos ya no representan un problema para los Estados Unidos o para nuestros amigos y aliados.14

En el recinto del Capitolio, símbolo de la democracia estadouni- dense, se desgranó un nutrido aplauso para celebrar los éxitos logrados contra al-Qaeda, mediante la práctica del terrorismo de Estado. Con ello, George W. Bush imponía un nuevo paradigma rector de las relaciones internacionales: entre los individuos como entre las naciones, el respeto a la ley del más fuerte es la paz. Armado de ese nuevo principio, el Presidente estadounidense

14 George W. Bush: State of the Union Adress, 28 de enero de 2003; http:// www.whitehouse.gov/news/releases/2003/01/print/20030128-19.html 25 volvía a la carga contra los gobiernos del “eje del mal”, con- centrando su ataque sobre el régimen iraquí:

Estados Unidos hace un esfuerzo amplio y determinado para confrontar esos peligros. Hemos conminado a la ONU a cumplir con su carácter y exigir el cumplimiento de su demanda sobre el desarme de Irak… Nuestra nación y el mundo deben aprender las lecciones de la península coreana, para no permitir una amenaza todavía más grande en Irak… Hace 12 años Sadam Hussein experimentó la posibilidad de ser la última pérdida humana de una guerra que él des- encadenó y que perdió. Para salvarse, aceptó deshacerse de todas las armas de destrucción masiva. Durante los 12 años siguientes ha violado sistemáticamente el acuerdo… Hace casi tres meses, el CS-ONU dio a Sadam Hussein la última oportunidad para desarmarse. En lugar de ello, ha mostrado desprecio por la ONU y por la opinión mundial… Y esta noche, tengo un mensaje para el valiente y oprimi- do pueblo de Irak: su enemigo no [es el que exige] la rendi- ción de su país, su enemigo es [el que] gobierna su país. El día en que él y su régimen sean derrocados, ese será el día de su liberación.15

El combate contra el terrorismo internacional había experi- mentado un nuevo deslizamiento: primero, la lucha contra la red internacional de terroristas había sido extendida contra los regímenes que les ofrecían refugio, como el talibán, en Afganistán; después había sido llevada hacia el desarme de los gobiernos que “disponen de armas de destrucción masi- va”; finalmente, fue concentrada en el objetivo explícito de derrocar los regímenes reacios a aceptar los dictados de la administración Bush. Alcanzado este punto, los gobiernos de Francia, Rusia y China, miembros permanentes del CS-ONU, cobraron concien- 15 Idem. 26 cia de que la carta blanca otorgada al régimen de Bush para combatir a la “red radical de terroristas y a cada gobierno que los apoye”, significaba plena libertad para intervenir militar- mente y derrocar gobiernos donde, cuando y como le pegue la gana. En consecuencia, fueron los primeros en oponerse abiertamente a la intervención militar en Irak; las razones que explican esa actitud remiten a la preservación tanto de la soberanía como de las esferas de influencia política de las potencias representadas en el CS-ONU. En China, Francia y Rusia, el Islam es una dimensión social presente, en mayor o menor grado, en la vida nacional; sus gobiernos no están dispuestos a dejar en manos de los esta- dounidenses la represión de las corrientes radicales locales. Para los dirigentes chinos, la inclusión de Corea del Norte en el “eje del mal” permite suponer que tarde o temprano los estadouni- denses concentrarán la atención sobre su vecino, llevándolos inevi- tablemente a una confrontación directa de graves consecuencias. Para la nueva nomenclatura rusa, existe el peligro potencial de que el combate contra las corrientes islamistas radicales se extienda hacia algunas de las repúblicas que hoy forman par- te de la federación rusa, terminando de desarticular los rema- nentes de la URSS. Para los franceses y, junto con ellos, los alemanes, la crisis de Irak es la oportunidad para mostrar que la Unión Europea, a pesar de Anthony Blair y José María Aznar, tiene el peso suficiente para presentarse como un elemento capaz de equi- librar políticamente el hegemonismo estadounidense. Finalmente, el rechazo de la intervención militar en Irak, por parte de algunos miembros no permanentes del CS-ONU, tam- bién expresa la voluntad de no sancionar un orden mundial basado en la hegemonía de una sola potencia y de privilegiar un sistema internacional basado en un multilateralismo eficaz, donde los países medianos mantengan un espacio vital.

27 La crisis del CS-ONU provocada por la intervención militar unilateral en Irak es la crisis de los sistemas jurídico, político y de seguridad, sobre los cuales se había regido el orden mun- dial de la posguerra. Con la decisión de George W. Bush de intervenir militarmente en Afganistán, con el aval del CS-ONU, y en Irak, sin el aval del organismo multilateral: • La Carta de las Naciones es ahora letra muerta; por lo tanto, el gobierno estadounidense y cualquier potencia suficientemente fuerte para hacer valer sus intereses pue- den esgrimir el derecho a defenderse de o a prevenir agresiones exteriores y llevar a cabo operaciones mili- tares en sus respectivas áreas de influencia. • El multilateralismo, propio del funcionamiento de la ONU, ha sido suplantado por el unilateralismo, basado en la imposición del interés del más fuerte. Con ello, Bush ha hecho retroceder a los Estados Unidos y al mundo al estado de naturaleza de Hobbes. • El sistema mundial de seguridad, basado en el estable- cimiento de consensos a partir de la conjugación de las diversas razones de Estado, ha sido sustituido por deci- siones personales, fundadas en el principio paranoide que asevera: “quien no está conmigo, está contra mí.” La ley dialéctica de la unidad de los contrarios se ha im- puesto con toda crudeza: el terrorismo internacional fue con- siderado como una amenaza universal y se otorgó plena liber- tad al gobierno de George W. Bush para combatirlo; así, el Presidente estadounidense fue inicialmente reconocido como el líder de la cruzada antiterrorista; ahora, al actuar sin limi- tación alguna, Bush ha demostrado, en los hechos, que él tam- bién es una amenaza real para la permanencia de las institu- ciones internacionales y que una sociedad global, estructurada sobre los principios liberales de la igualdad y la libertad, no puede funcionar bajo la hegemonía de una sola potencia.

28 El orden unipolar organizado sobre la base del predominio económico, político y militar de Estados Unidos recibió el tiro de gracia con la oposición a los designios de George W. Bush, por parte de tres de los miembros permanentes del CS y por gobiernos como el chileno y el mexicano. El orden internacional de la posguerra ha completado su ciclo; se inicia uno nuevo que exige el respeto de los principios de libertad e igualdad tanto entre individuos como entre Estados; se trata de una libertad y una igualdad en el sentido en que éstas son entendidas por los clásicos de la filosofía política y no en el de la interpretación maniquea de los ideólogos estadounidenses.

LOS GOBIERNOS DEL SUDESTE ASIÁTICO Y “EL SEGUNDO FRENTE TERRORISTA”

Con el abandono de la defensa de los derechos humanos y de las libertades políticas, y con la adopción del combate contra el terrorismo internacional como eje central de la política ex- terior estadounidense, la administración Bush indujo un cam- bio en las actitudes de algunos gobiernos del sudeste asiático, con respecto a las corrientes opositoras islámicas, institucionales y no institucionales. Antes del 11 de septiembre de 2001, las actividades de los grupos islamistas del sudeste asiático, radicales o no, eran percibidas como problemas internos de los países de la re- gión. Todavía más, la represión ejercida por el gobierno malasio contra los miembros del Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM), durante 2001, fue considerada por algunos medios interna- cionales de comunicación como “atentados contra las liber- tades políticas”. Después de los ataques suicidas contra el World Trade Center de Nueva York, los medios de comunicación “descubrieron” una realidad que hasta entonces habían ignorado: el Islam es un factor socio-religioso de dimensión mundial, que trascien-

29 de el ámbito regional del Medio Oriente, que se extiende des- de el África occidental hasta el Asia sur-oriental y que tiene una presencia significativa en algunas zonas de Europa. Ese “des- cubrimiento” destruyó la asociación simplista que hacía de todo musulmán un árabe, y el individuo común aprendió que no to- dos los musulmanes son árabes y que no todos los árabes son musulmanes. Sin embargo, los medios siguieron insistiendo en presentar las corrientes islamistas como una amenaza real que hacía del sudeste asiático “el segundo frente” del “terrorismo internacional” y, por ende, de “la cruzada” contra el mismo. La efervescencia política, resultante de las consecuencias sociales de la crisis de 1997-1998, abrió profundas fisuras en los sistemas políticos de la región asiática sur-oriental. En el nuevo contexto aparecieron actores que aspiraban a islamizar la vida política mediante la politización del Islam: • Después de la renuncia de Suharto al gobierno de Indonesia, en mayo de 1998, las relaciones entre las comunidades cristiana y musulmana de las Molucas se deterioraron, provocando enfrentamientos sangrientos con saldos mortales. Algunas corrientes islamistas tra- dicionalistas de otras regiones del país se apresuraron a auxiliar a sus correligionarios con apoyos que iban des- de el socorro humanitario hasta la movilización militar de recursos humanos y el envío de materiales. Así, agru- paciones como no sólo colectaron dinero, sino también adquirieron pertrechos militares y trasla- daron combatientes para cambiar la relación de fuerzas a favor de los musulmanes de las Molucas. Con el tiem- po se sabría que los “jihadistas” provenían tanto de di- versas regiones de Indonesia como de distintos países del sudeste asiático. • El 23 abril de 2000, en la isla de Sipadan (, Malasia), la guerrilla islamista filipina, conocida como

30 Abbu Sayaf, secuestró a un grupo de turistas anglosajones y de trabajadores malasios; tomándolos como rehenes, los islamistas filipinos los trasladaron a la isla de (sur de Filipinas) y, desde allí, negociaron las condiciones de su liberación.16 • El 3 de julio de 2000, el grupo denominado Al-Maunah asaltó el cuartel militar de Grik (Perak, Malasia), y se apoderó de un arsenal que, según el gobierno malasio, planeaba utilizar en ataques contra objetivos militares y civiles.17 • La víspera de la Navidad de 2000, diez ciudades loca- lizadas en seis provincias de las islas indonesias de Sumatra, Java y Lombok registraron explosiones de bombas colocadas en iglesias católicas y protestantes; luego de las primeras explosiones, la policía indonesia fue capaz de desmantelar algunos de los artefactos co- locados en iglesias o enviados al personal de las mis- mas.18 • En junio de 2001, el gobierno malasio anunció la de- tención de nueve personas ligadas al Parti Islam SeMalaysia (PAS), acusándolas de pertenecer al grupo Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) y de preparar activi- dades tendientes a desestabilizar el país, con miras a esta- blecer un Estado islámico. Los detenidos -entre los cuales figuraba un hijo del principal dirigente del PAS- 19 habían combatido en Afganistán y/o en Ambón, Indonesia.

16 Asunción Benítez-Rush, “Las Filipinas”, en: Asia Pacífico 2001, Núm 8. Progra- ma de Estudios APEC, CEAA, El Colegio de México, México 2001, pp. 97-116. 17 Juan José Ramírez Bonilla, “Malasia”, en: Asia Pacífico 2001, Núm 8. Programa de Estudios APEC, CEAA, El Colegio de México, México 2001, pp. 211-244. 18 ICG: Indonesia: Violence and radical muslims; International Crisis Group, Jakarta/Bruselas, 10 de octubre de 2001. 19 Se trata de Nik Adli Nik Abdul Azis, hijo de Nik Azis Nik Mat, guía espiritual del PAS malasio (Kyodo News: Malaysian islamic militancy said to 31 Una vez que la administración Bush hizo a un lado la de- fensa de los derechos humanos como ejes de su política exte- rior, gobiernos como los de Singapur, Malasia y Filipinas se cobijaron con la sentencia de George W. Bush: “Cada nación, en cada región…: o está con nosotros, o está con los terroris- tas.” Los gobiernos de la región aprovecharon el clima gene- rado por los ataques suicidas de Nueva York y Washington para ajustar cuentas con las corrientes islámicas tradiciona- listas locales. No obstante, sólo los filipinos lo hicieron para combatir terroristas domésticos como Abu Sayyaf. En el caso de los singapurenses, la represión contra Jemaah Islamiyah tomó vi- sos de una acción preventiva tendiente a evitar el desarrollo de esa organización que agrupa militantes islamistas, con pro- gramas de acción que van desde el autoaislamiento, social y político, de sus miembros, hasta la planeación de atentados contra intereses estadounidenses en la isla-Estado.20 En Malasia, en cambio, la denuncia de “complots terroristas” sir- vió de pretexto para ajustar cuentas con los opositores políti- cos del gobierno. En todo caso, las denuncias de complots terroristas y la adjudicación de la responsabilidad de los mismos a redes te- rroristas regionales que actuaban de acuerdo con los desig- nios de Osama ben Laden y en relación estrecha con al-Qaeda, fueron magnificadas por los medios internacionales de comu- nicación; éstos tejieron historias que, a veces, rayaban en lo originate in Indonesia, 24 enero 2002; http://www.findarticles.com/cf_0/ m0WDQ/2002_Jan_28/84013712/print.jhtml 20 Como se verá en el capítulo correspondiente, de acuerdo con las informa- ciones oficiales, los “terroristas” detenidos por el gobierno singapurense siempre permanecieron en el ámbito de los planes, sin pasar al de la acción; por esa razón, las autoridades jamás les acusaron de llevar a cabo “actividades terroristas”, limitándose a fincarles cargos “por participar en actividades rela- cionadas con el terrorismo.” 32 inverosímil. De esa forma, los medios hicieron de la región el “segundo frente” de la “ofensiva islamista” o de la “cruzada contra el eje del mal”, según se le quiera ver. En este contexto, el presente trabajo tiene tres objetivos principales: primero, ubicar el desarrollo de las corrientes islámicas tradicionalistas en el marco general de los proble- mas propios de Estados nacionales que alcanzaron su inde- pendencia política a fines de la Segunda Guerra Mundial y cuyas poblaciones están marcadas por una diversidad étnico- cultural acentuada; es decir, relacionar el islamismo con las dificultades experimentadas por esos Estados para mantener la unidad nacional. Segundo, mostrar la manipulación infor- mativa de los gobiernos que se han visto afectados por el desarrollo de corrientes que aspiran a instaurar un orden so- cial basado en los valores del Islam, ante la incapacidad gu- bernamental de resolver los problemas derivados de una mo- dernización económica y social acelerada. Tercero, ilustrar la manera en que los medios internacionales han tergiversado esas manipulaciones para justificar la ofensiva militar tous azimuts del gobierno estadounidense. La comprensión de los fenómenos sociales determinados por el Islam implica superar algunos de los prejuicios estable- cidos por la literatura sobre la materia escrita por autores no musulmanes. Así, por ejemplo, éstos suelen resaltar la centralidad del Medio Oriente, en tanto cuna de la religión revelada a Mohamad, y sitúan al sudeste asiático en la perife- ria de un esquema medioriente-centrista; consideran que el Islam allí practicado es una versión sintética de las escuelas tradicionales sunitas y de prácticas socio-religiosas locales no islámicas. El primer capítulo, por lo tanto, presenta algunos de rasgos demográficos de la Umma, comunidad islámica, in- ternacional; tomando como criterio el número de musulma- nes que viven en cada área geográfica determinada; así, se

33 destaca la región centro-sur de Asia como epicentro de la Umma y el sudeste asiático como la segunda región en impor- tancia. Esta relevancia de la región, por sí misma, justifica abocarse al estudio de los procesos sociales ligados al desa- rrollo de corrientes islamistas en la zona. El trabajo, en modo alguno pretende ser exhaustivo; em- prende el estudio de las corrientes islamistas más significati- vas de la región, ya sea porque sus proyectos de instaurar una sociedad islámica en sus áreas de asentamiento datan de tiem- po atrás o porque los medios de comunicación las han destacado como instrumentos del “complot terrorista in- ternacional”. Así, en el segundo capítulo se estudia la lucha del Frente Moro de Liberación Nacional, del Frente Moro Islámico de Liberación y de Abbu Sayyaf para instaurar un Estado islámico en el sur de las Filipinas, región denomi- nada por los moros Bangsamoro, o nación moro. El tercer capítulo está centrado sobre las tentativas del go- bierno malasio de generar desconfianza entre la población hacia las corrientes islamistas que se apartan de la versión gubernamental del Islam (como en el caso del extraño grupo Al Ma’unah) y de desprestigiar a la oposición islámica institucional, representada por el Parti Islam Se-Malasia (PAS o Partido Islámico de la Malasia Unitaria), asociándola a gru- pos islamistas radicales, cuya existencia no ha sido del todo probada (como Kumpulan Mujahedin Malaysia). El cuarto capítulo analiza el Gerakan Aceh Merdeka (Movi- miento por Aceh Libre) y su proyecto de independencia polí- tica con respecto a la República de Indonesia, fundado en una identidad nacional consolidada a lo largo de siglos y con una férrea voluntad de no someterse a poderes externos;21 también estudia la organización Jemmah Islamiyah, destacada

21 El autor agradece a Atzimba Luna Becerril su contribución al presente trabajo, con la elaboración del esbozo histórico del Gerakan Acheh Merdeka. 34 por los gobiernos de Singapur y Malasia así como por los medios internacionales de comunicación como el instrumen- to regional de Osama Ben Laden; el análisis hace énfasis en el desarrollo histórico de la organización y en su evolución, de un islamismo parroquial a uno internacionalista; asimis- mo, subraya el método de acumulación progresiva de adeptos dispuestos a vivir bajo el régimen de la sharia y al margen de las leyes y de las instituciones seculares. El quinto capítulo propone una definición del terrorismo y, a partir de ella, estudia algunos de los casos más importan- tes de terrorismo sistemático en las Filipinas e Indonesia, con- trastando la información fidedigna con las construcciones artificiosas de los medios internacionales de comunicación y mos- trando la estrategia de desinformación que éstos han practicado. En las conclusiones se destaca el peligro que representan las actitudes de los gobiernos del sudeste asiático contra los procesos de democratización locales. Así, la actual política exterior estadounidense puede ser considerada como un fac- tor que ha permitido redorar los blasones de regímenes políti- cos que antaño eran considerados como verticales y autorita- rios. Finalmente, el trabajo es también una invitación a los lec- tores a practicar la duda metodológica, como principio fun- damental del racionalismo, para no someterse de manera acrítica al influjo de los medios de comunicación comercia- les. Con los sistemas de comunicación modernos, todos tie- nen a su alcance fuentes alternas de información que permi- ten, a quienes lo deseen, pensar de manera independiente.

El Ajusco, D.F., noviembre 2002-abril 2003

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Capítulo I DE LA UMMA

Antes del 11 de septiembre de 2001, las actividades de los grupos islamistas del sudeste asiático eran básicamente percibidas como problemas internos de los países de la re- gión. Después de los ataques suicidas contra el World Trade Center de Nueva York, los medios “descubrieron” una reali- dad que hasta entonces habían ignorado: el Islam es un factor socio-religioso de dimensión mundial. En efecto, fuera de los círculos especializados en los estudios islámicos, las referen- cias al Islam remitían de manera sesgada al Medio Oriente, centro genésico de la religión revelada a Mohamad o, en ca- sos como los de los hermanos musulmanes de Egipto o de la revolución iraní, a la periferia inmediata de la cuna del Islam. Con la intervención militar estadounidense en Afganistán, los medios norteamericanos y el público panamericano des- cubrieron que si bien, en términos culturales, el Medio Oriente sigue siendo el epicentro del mundo islámico, en términos del número de adherentes a la fe propalada por Mohamad, el cen- tro de gravedad de la Umma se desplazó hacia el sur de Asia. La comunidad islámica internacional, en primera instancia, es única, pues está basada en la profesión de fe de sus miem- bros y en la relación de igualdad que todos ellos mantienen ante la Divinidad. Sin embargo, factores sociales, como la difusión entre los musulmanes de los valores propios de las culturas no musulmanas y la existencia de Estados naciona- les, permiten identificar componentes diferenciados de esa comunidad que, desde la perspectiva de la fe, es única. Se impone, por tanto, la necesidad de comprender las relaciones que los miembros de la comunidad establecen con la divini- dad, entre ellos mismos y con los no musulmanes; esa com- prensión, a su vez, permite explicar la actitud de quienes, en el presente trabajo, son considerados como musulmanes tra- dicionalistas, sus fines y los medios utilizados para alcanzar dichos fines.

LA UMMA Y SU SENTIDO UNITARIO

A pesar de los problemas que dificultan cuantificar con exac- titud la población musulmana, existen estimaciones que dan una idea detallada del tamaño y la distribución geográfica de la misma. En el caso de la página de internet http:// www.islamicpopulation.com, sus autores consideran que, en 2001, la población total mundial era de 6,136.56 millones de personas; para cuantificar la población musulmana, han teni- do el cuidado de establecer dos estimaciones: La primera, basada en fuentes de información de carácter general, considera una población mundial musulmana de 1,410.8 millones de personas, equivalente al 22.9% de la po- blación total mundial. La segunda, fundada en una combinación de fuentes gene- rales e islámicas, evalúa el total mundial de musulmanes en 1,623.7 millones de personas, equivalentes al 26.5% de la población total mundial. La diferencia entre ambas estimaciones (+15.1% de la se- gunda con respecto a la primera) tiene implicaciones políti-

38 cas importantes: siendo los musulmanes los países más po- bres del orbe, una cuantificación de la población al alza per- mite a los gobiernos respectivos justificar la necesidad de re- cursos financieros internacionales para programas de ayuda y de cooperación; por otro lado, desde los puntos de vista ideo- lógico y propagandístico, tiene más impacto decir que los musulmanes representan poco más de la cuarta parte de la población mundial, en vez de poco más de una quinta parte. A lo largo de esta sección, será analizada la distribución geográfica de la población musulmana; en un primer momento, los grandes continentes serán considerados como unidades de análisis, a fin de mostrar el peso gravitacional que ejercen Asia y África; posteriormente, el estudio se centrará sobre la distribución de la población musulmana en las subregiones asiáticas, para destacar el peso primordial de la población re- sidente en las regiones centro-sur y sudeste de Asia; final- mente, el análisis hará énfasis en la distribución de la pobla- ción musulmana en el sudeste asiático, con miras a mostrar que la región, considerada la periferia del mundo islámico es, en términos poblacionales, mucho más importante que, por ejemplo, el Medio Oriente.

ASIA: DARUL ISLAM

Las diferencias cuantitativas derivadas del uso de unas y otras fuentes de información pierden relevancia cuando se analiza la distribución geográfica de la población musulmana; en con- traste, cuando se evalúa el peso de la misma en una región (o en un país) determinada(o), tales diferencias siguen plantean- do problemas para determinar la calidad socio-religiosa de(l) la misma(o). En efecto, cuando se tiene en cuenta la distribución conti- nental de la población musulmana mundial, las diferencias

39 cuantitativas se limitan a variaciones porcentuales mínimas: • En Asia se concentra el 68.1% o el 69.3% de la po- blación mundial musulmana, de acuerdo con las fuen- tes generales o las islámicas. • En África, las proporciones respectivas son 27.7% y 26.9%. • En Europa, América y Oceanía las cifras correspon- dientes serían 3.6% y 3.24%, 0.57% y 0.59%, 0.02% y 0.02%. En Asia, en consecuencia, reside el 95.8% o el 96.2% de la comu- nidad islámica internacional. Mientras, en los otros tres conti- nentes, sólo vive el 4.2% o el 3.8% restantes. La perspectiva es totalmente diferente cuando se considera el peso de la población musulmana en la población total de cada continente: • En África predomina la población musulmana. Sin embargo, de acuerdo con las fuentes generales, ese pre- dominio es tan sólo relativo: el 47.9% de la población total es musulmana; en contraste, sobre la base de las fuentes islámicas, el predominio es absoluto: el 53.4% de la población profesaría el Islam. • En Asia, la población musulmana constituye un gru- po socio-religioso cuyo peso representa el 25.8% o el 30.2% de la población total. Por supuesto, en este caso el carácter minoritario de las poblaciones musulmanas de China y de la India (3.0% y 14.0% de las poblacio- nes totales respectivas) “empuja hacia la baja” las ci- fras continentales. • En Europa, el peso es todavía más reducido, pues oscilaría entre el 7.0% y el 7.2%.22

22 Sin embargo, cabe notar que los países con mayor proporción de pobla- ción musulmana están localizados en la región de los Balcanes: Albania (70.0%), Bosnia-Herzegovina (60.1%), Macedonia (30.0%), Yugoslavia

40 • En América y Oceanía, las poblaciones musulma- nas son, en términos cuantitativos, minorías margina- les. Por supuesto, en África existen diferencias subcontinentales sustanciales; sin embargo, dado que el mayor número de mu- sulmanes se concentra en Asia y debido a que el mismo representa allí un componente de un complejo mosaico socio-religioso, en el apartado siguiente se analizará con mayor detalle la distribución regional de la población musulmana.

EL EPICENTRO POBLACIONAL DE LA UMMA

La fuente utilizada, como se ha señalado, considera que la población total de Asia es 3,720.1 millones de habitantes; de ellos, 959.9 (o 1,124.5) millones son musulmanes;23 esto su- pone, por tanto, que el 24.8% (o el 30.2%) de los pobladores de Asia adhieren al Islam (cfr. Cuadro 2). La fuente ha dividi- do el continente asiático en cinco grandes regiones: • La región centro-sur está compuesta por 14 países, con una población total de 1,505.2 millones de personas, que re- presentan el 40.5% de la población continental. El rango den- tro del cual varían los tamaños de las poblaciones de esos 14 países va de 0.3 millones, en el caso de las Maldivas, a 1,033.0 millones, en el de la India. En la región residen 540.9 (o 603.9) millones de musulma- nes; se trata de la mayor concentración de población musulmana y, por lo tanto, la región puede ser considerada como el epicentro poblacional del mundo musulmán. Esas cifras representan, por un lado, el

(19.0%), Bulgaria (11.9%); fuera de esa región europea, sólo en Rusia y Francia se registran proporciones superiores a la media continental: 19.0% y 10.0%, respectivamente. Cfr. Anexo estadístico. 23 A partir de aquí, las cifras absolutas y relativas estimadas mediante fuentes generales e islámicas son presentadas entre paréntesis.

41 56.4% (o el 53.7%) de la población total musulmana del con- tinente y, por el otro, el 35.9% (o el 40.1%) de la población total regional. Como ya se ha señalado, el tamaño de la población total de la India, combinado con el carácter minoritario de los musul- manes indios (14.0% de la población total), incide sobre las últimas cifras citadas en el párrafo anterior. De igual manera, vale la pena señalar que en nueve países de la región, la pro- porción de musulmanes, con respecto a la población total, va del 75.0% (Kyrgystán) al 100.0% (Maldivas); en cuatro de los cinco restantes, el rango varía entre el 3.8% (Nepal) y el 14.0% (India).24 En el último de los países (Kazajstán), la población musulmana representa el 47.0%. • La región del sudeste está integrada por 11 países, con una población total de 518.6 millones de personas, la cual solo representa el 13.9% de la población continental. Tam- bién en este caso, las poblaciones varían entre extremos que van de 0.3 (Brunei Darussalam) a 206.1 (Indonesia) millones de personas. La población musulmana totaliza 206.6 (o 218.5) millones de personas; estas cifras representan, por un lado, el 21.5% (o el 19.4%) del total de musulmanes presentes en el continente y, por el otro, el 39.8% (o el 42.1%) de la población total regional. Es decir, aunque se trata de la región que detenta el segundo lugar en términos del tamaño de la población musul- mana, la incidencia social del Islam es, en ella, superior a la de la región centro-sur de Asia. Por lo tanto, el sudeste asiático difícilmente puede ser considerado como la periferia última del mundo islámico; antes bien, la región forma parte del primer círculo que rodea su epicentro poblacional.

24 Los otros dos países con minorías musulmanas cuantitativamente mar- ginales son Bhutan (5.0%) y Sri Lanka (7.05). Cfr. Anexo estadístico.

42 • La región occidental, generalmente considerada como el centro religioso del mundo musulmán, está conformada por 18 países, con una población total de 192.9 millones de habitantes, que representan tan sólo el 5.19% de la población asiática; los musulmanes, por su parte, totalizan 173.7 millo- nes de personas y representan, por un lado, el 18.1% (o el 15.5%) de la población musulmana continental y, por el otro, el 90.1% de la población total regional. En este caso, las variaciones en los tamaños de las pobla- ciones son menos drásticas que en los casos anteriores: osci- lan entre 0.6 (Qatar) y 66.3 (Turquía) millones de personas. En 13 de los 18 países integrantes de la región, los musulma- nes representan más del 90% de la población total. En Líba- no, la proporción se eleva al 70.0%, mientras que en Armenia, Israel, Georgia y Chipre, los porcentajes varían entre el 3.0% y el 23%. La región, en consecuencia, destaca por la fuerte incidencia del Islam en la composición socio-religiosa de la población. • La región oriental abarca ocho países, con una pobla- ción total de 1,503.4 millones de personas; ésta representa el 40.4% de la población total continental. Con respecto a la población musulmana, en este caso se presenta la mayor dis- crepancia: las fuentes generales la estiman en 38.6 millones de personas y las islámicas en 128.2 millones de habitantes. Por supuesto, la diferencia se explica por la actitud de las auto- ridades chinas que minimiza la presencia de musulmanes en el territorio de la República Popular China y la tendencia de los organismos musulmanes a exagerar el número de los mismos. De cualquier manera, es un hecho tangible que la pobla- ción musulmana es una minoría marginal que representa, por un lado, el 4.0% (o el 11.4%) de la población musulmana continental y, por el otro, el 2.6% (o el 8.53%) de la pobla- ción total regional.

43 EL SUDESTE DE ASIA: UNA REGIÓN DE CONTRASTES SOCIO-RELIGIOSOS

Como se ha señalado, el sudeste asiático abarca 11 países, con una población total de 518.6 millones de habitantes, la que representa el 8.45% de la población total mundial. Asi- mismo, en la región residen 206.6 (o 218.2) millones de per- sonas que profesan el Islam, equivalentes al 14.6% (o al 13.5%) de la población musulmana mundial. Esto hace de la región, la segunda más importante en lo que se refiere al número de adherentes al Islam. Por otra parte, entre los rasgos caracte- rísticos de la región destacan la existencia de dos grandes grupos de países, definidos en función del peso relativo de las comunidades musulmanas nacionales: • Países donde la población musulmana representa una ma- yoría absoluta: • Indonesia, con una población total de 206.1 millones de habitantes, ocupa el cuarto lugar en lo que respecta al tama- ño total de la población;25 por otra parte, cuenta con 181.4 millones de musulmanes, los que representan el 88.0% de su población total y hacen de la República de Indonesia el país musulmán más grande del mundo.26 • Brunei Darussalam, con una población total alrededor de 300 mil personas, ocupa el lugar 128, en una escala de 1 a 134, que agrupa a los 205 países considerados por la fuente consul- tada. La población musulmana es estimada alrededor de 200 mil personas, equivalentes al 67.0% de la población total. • Malasia, con una población de 22.7 millones de personas, se ubica entre los países medianos y ocupa el lugar 44 en la

25 Indonesia sólo es superada por China (1,273.3 millones), India (1,033.0 millones) y Estados Unidos (284.5 millones). Cfr. Anexo estadístico. 26 En orden de importancia, le siguen India (144.6 millones), Pakistán (144.6 millones) y Bangladesh (117.9 millones). 44 escala citada en el párrafo anterior. En el país, la población musulmana es de 13.4 millones de personas, que representan el 59.0% de la población total. • Países donde la población musulmana es minoritaria: • Singapur cuenta con un total de 4.1 millones de habitan- tes, pero sólo el 16.0% practica el Islam. • Filipinas tiene una población total de 77.2 millones de personas, de las cuales sólo el 7.0% es musulmana (5.4 millo- nes de personas). • En Tailandia (62.4 millones de habitantes), Myanmar (47.8 millones de habitantes), Camboya (13.1 millones de habitan- tes) y Timor Lorosae (0.8 millones de habitantes), la propor- ción de musulmanes es del 4.0%. • En Vietnam (78.7 millones de habitantes) y Laos (5.4 mi- llones de habitantes), en contraste, la proporción de musul- manes se reduce a 0.7% y 1.0%, respectivamente.

DEL ISLAM...

Para los observadores acostumbrados a la separación de la reli- gión (considerada como algo individual y privado) y de la vida política (entendida, en un sentido amplio, como la esfera donde los individuos establecen, entre ellos, las relaciones sociales signi- ficativas) resulta difícil comprender el alcance práctico del Islam:

...la comunidad musulmana, nacida en una sociedad tribal sin Estado, estuvo, un tanto forzada por las cir- cunstancias, a organizarse en Estado, casi desde el prin- cipio. La comunidad de los creyentes era, al mismo tiem- po, estructura política, Estado. Al devenir musulmán, se adhería, al mismo tiempo y en el mismo movimien- to, simultáneamente, a una religión (...) y a una organi- zación de tipo político(...).27

27 Maxime Rodinson: L’Islam: Politique et croyance, Fayard, París, 1993, p. 31. 45 Este tipo de enfoques se basa en el esquema a partir del cual, se supone, están organizadas las sociedades “occidentales” modernas: un orden social basado en la diferenciación y opo- sición entre lo que se ha dado en llamar la sociedad civil y la sociedad política; en la primera, prevalecerían los intereses privados; en la segunda, en cambio, predominarían los gene- rales, regulados por los sistemas jurídicos creados por los in- dividuos participantes de la esfera política. Expresado en otros términos, la sociedad política (o el Estado) deja de ser conce- bido como el producto de la asociación de los individuos in- tegrantes de una sociedad determinada, para convertirse en el resultado de la práctica exclusiva de aquellos que, como “clase política”, convierten la polis en su coto particular. Con esto, la práctica política, considerada individual o socialmen- te, es reducida al modus vivendi de los integrantes de dicha clase y deja de ser la actividad que busca el bien colectivo supremo, destacado por los clásicos. Las sociedades modernas, en esas circunstancias, estarían compuestas por dos tipos de individuos: el primero se apegaría a la definición del zoon politikon, en la medida en que, siendo profesional de la política, su desempeño práctico determina tanto su existencia personal como la del Estado; el segundo tipo correspondería a la definición llana del zoon, es decir, a la de un animal apolítico, a la de un simple animal. La sublimación del “orden social moderno” como paradig- ma obligado de todas las sociedades no sólo inhibe la com- prensión de la vida social basada en el Islam, también sirve de sustento a las barbaridades cometidas en nombre de “la cruzada contra el eje del mal”. Para superar el nombrilisme prevaleciente en las teorías polí- ticas modernas vale la pena retornar a la política aristotélica; para el estagirita, la distinción fundamental entre el zoon y el zoon politikon radica en que el segundo es capaz de establecer

46 el bienestar individual y colectivo como la finalidad suprema, y de dotarse de instituciones como medios para alcanzarla. Para Aristóteles, en consecuencia, todas, absolutamente to- das, las instituciones son políticas: • Los humanos, como los animales, se aparean para pro- crear; sin embargo, sólo aquellos se unen en matrimonio y establecen familias, donde están perfectamente definidos los derechos y las obligaciones entre marido y esposa, entre pa- dres e hijos. • La libertad y la igualdad entre los miembros de la polis, de la misma manera, no son valores abstractos sino institucio- nes que descansan sobre relaciones de propiedad y funciones sociales perfectamente definidas; de allí que, en la sociedad griega clásica, los esclavos quedaran fuera de la sociedad po- lítica, siendo reducidos a objetos de propiedad, en el mismo rango que las cosas y los animales. La capacidad de crear instituciones, por tanto, es conside- rada como el rasgo distintivo del animal político. Ahora bien, en la perspectiva aristotélica, las instituciones son el resultado de un proceso natural: el de la libre asociación de los indivi- duos; en ese sentido, ellas constituyen la esencia misma de los animales políticos, son una naturaleza social, que los eleva por encima de la “naturaleza natural” característica de los animales. El conjunto de instituciones encuentra su expresión sintéti- ca en la forma de gobierno instituida por los individuos asocia- dos libremente. Se trata, por ende, de una forma que preserva los intereses privados, conjugándolos de manera armónica con los generales y que adquiere su legitimidad mediante dicha conjugación. Con la revelación del Islam, la instauración de la Umma –es decir de la comunidad islámica- adquiere una connotación sagrada. La religión revelada establece una unidad indisolu-

47 ble entre lo mundano y lo divino;28 siendo Dios el Creador, su obra es sagrada, incluidos los individuos, sin importar la reli- gión a la que se adhieran. En ese sentido, el Islam es una religión natural y todos los individuos, al nacer, son muslim; las circunstancias los vuelven paganos, judíos, cristianos o adherentes a cualquier otra religión. Ahora bien, el Creador exige la aceptación voluntaria del individuo de los principios del Islam, mediante la profesión de fe; una vez formulada ésta, el individuo es reconocido como parte integrante de la Umma, la que, así, es distinguida del resto de la humanidad como “la mejor comunidad.” Sobre estos principios descansan las instituciones islámicas que rigen la vida individual y social de los miembros de la Umma. Para el Islam (como en Aristóteles) el respeto piadoso (cí- vico) de las instituciones divinas (mundanas) garantiza un bien supremo; para el Islam, el bien supremo trasciende este mundo, pues el respeto de las instituciones islámicas garanti- za el paraíso, después de esta vida. Para el estagirita, siendo material y moral, el bien supremo es, por esencia, mundano. Por otra parte, aun cuando la instauración de la Umma de- pende de un acto voluntario de sus miembros, expresado a través de la profesión de fe, ella depende, en última instancia, de la voluntad divina, pues la divinidad deja al libre albedrío de los individuos adherir o no a la comunidad; una vez hecha la profesión de fe, el musulmán se obliga a someterse a los designios del creador. El libre albedrío parecería suprimido, sin embargo, es mantenido en la medida en que el individuo 28 De la misma manera que en el judaísmo y el cristianismo, el Islam parte de un principio teológico fundamental: “...Dios es Creador, o si se quiere el Creador. (...) Reconocer a Dios como creador quiere decir que a Él debe la vida y la existencia misma, y que sin Él no existiría nada”. (Manuel Ruiz Figueroa, La religión islámica: una introducción; El Colegio de México, 2002, pp. 35-36). 48 es confrontado en permanencia a la disyuntiva que le aleja o le mantiene dentro de las normas prescritas por la divinidad. El sometimiento a la voluntad de Alá determina el ser mu- sulmán y define las relaciones del musulmán con los otros. Esa relación, en primera instancia, es doble: por un lado, da cuenta de los vínculos con otros musulmanes y, por el otro, contempla los nexos con los no-musulmanes. La relación musulmán-musulmán descansa sobre la igual- dad de todos los fieles ante el Creador; esa igualdad está de- terminada por la profesión de fe, por la práctica de las obliga- ciones rituales y por la adopción de las normas de conducta establecidas por la Divinidad; sin tener en cuenta criterios materiales (raza, status económico o social, nacionalidad de sus integrantes), la Umma funda su unidad en la relación que mantiene con el Creador, trascendiendo fronteras y sistemas políticos; en ese sentido, la naturaleza de la Umma es, como la de la Divinidad, unitaria. La difusión de la educación, de los valores sociales y de las estructuras políticas de las sociedades no musulmanas en la Umma pone en tensión su unidad básica: por un lado, quienes son consecuentes con los principios de la religión revelada tienden a rechazar los elementos exógenos a la misma y a reivindicar una tradición que, por ser de origen divino, es pe- renne; éstos suelen ser definidos como fundamentalistas o integristas; sin embargo, para evitar la carga peyorativa que los términos conllevan, aquí se prefiere usar el sustantivo “tra- dicionalista”. Por otra parte, quienes aceptan elementos socioculturales exógenos tienden a limitar el imperio de la religión al ámbito estrictamente personal, sometiendo la or- ganización de la vida social a reglas de manufactura humana; a éstos, por oposición a los tradicionalistas, en ocasiones se les ha designado como “modernistas”; no obstante, el binomio “tradicionalista/modernista” transmite juicios que valoran de

49 manera diametralmente opuesta a cada uno de los factores: el modernismo es considerado como sinónimo de progreso, de cambio; el tradicionalismo es equiparado al atraso y al inmo- vilismo. Con el afán de evitar los esquemas valorativos, el segundo grupo es designado con el término “no-tradiciona- lista”.

ISLAMISMO EN EL SUDESTE DE ASIA

A lo largo de este ensayo serán analizadas las condiciones de desarrollo de algunas de las corrientes islámicas tradicionalis- tas: el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), el Fren- te Moro Islámico de Liberación (FMIL) y Abu Sayyaf, en el caso de las Filipinas. El Gerakan Acheh Merdeka (GAM) y Jemaah Islamiyah (JI), con su ramificación en Malasia, en el caso de Indonesia. Asimismo, de manera tangencial se hará referencia al Partai Islam SeMalaysia (PAS) o a otras formacio- nes políticas de filiación islámica. Todas esas organizaciones tienen un rasgo común: aspiran a reconstituir una comunidad regida por la ley coránica. Nótese bien, los cargos de subver- sión que les son achacados, tanto por las autoridades nacio- nales, como por los medios internacionales, apuntan hacia la “implantación de un Estado islámico”; en el sentido estricto del Islam, difícilmente se puede establecer un paralelo entre la comunidad islámica y el Estado, pues, como se ha indica- do, la primera es concebida como una entidad única, cuya unidad es garantizada por la voluntad divina; en contraste, el Estado, en sí mismo, implica una escisión fundamental entre una esfera privada y una esfera pública que, simplemente, no tiene cabida en el Islam. La diferencia entre uno y otro proyecto no es únicamente conceptual, también es práctica y determina la relación entre musulmanes tradicionalistas y musulmanes no tradicionalis-

50 tas, como en Malasia e Indonesia. En ambos países, la pobla- ción musulmana es mayoritaria y el poder político lo ejerce una elite de origen musulmán. No obstante, en Malasia el Islam es la religión de Estado, mientras que en Indonesia el Estado es oficialmente laico, aun cuando descansa sobre una ideología nacional que exige a los ciudadanos la adscripción a una religión monoteísta. En Malasia, la competencia entre la corriente islámica tra- dicionalista institucional (el PAS) y la elite política musulma- na no tradicionalista (organizada en la United Malay National Organization, UMNO) ha empujado a ésta a declarar al país como un Estado islámico; esa definición, por supuesto, es rechazada por los tradicionalistas, pero permite entrever la peculiaridad del conflicto entre dos corrientes islámicas. Cier- to, las instituciones estatales se rigen por preceptos islámicos, pero éstos son establecidos de acuerdo con una interpreta- ción gubernamental de la ley islámica; esa interpretación rige como norma oficial y quienes se apartan de ella son declara- dos, como en los casos de Al Ma’unah, del Kumpulan Mujahedin Malaysia y de Jemaah Islamiyah-Malaysia, “desviacionistas”. Con el intento de imponer una versión oficial del Islam y de hacer- la valer a través de las instituciones estatales, el gobierno malasio rompe con una de las tradiciones fundamentales del Islam sunita: ante la voluntad divina, no puede haber ningu- na otra voluntad que se imponga sobre los individuos. La incomprensión de este principio explica los malentendidos abundantes en los medios de comunicación internacionales: el Estado islámico es quizá el equívoco más grande; pero también lo es calificar a los imam como clerics o como scholars. En el Islam simplemente no existe una estruc- tura clerical similar a la de la Iglesia católica; por tanto, el nombre de cleric es incorrecto a todas luces; por otra parte, es cierto que los imam son doctos en la ley islámica y que fungen

51 como mentores en las madrazas, pero el término scholar no da cuenta de las funciones múltiples desempeñadas por ellos: interpretan y aplican la ley coránica, por lo tanto detentan un ascendiente moral sobre los individuos comunes y son el ele- mento social que da cohesión la célula básica de la sociedad islámica: la comunidad (jemaah), organizada en torno a un imam; la sociedad islámica, en consecuencia, está compuesta por el conjunto de esas pequeñas comunidades y es regida por una suerte de colegio de imam; entre éstos, algunos pue- den tener mayor preeminencia que otros; esa relación de pre- eminencia está basada en el conocimiento de la ley y en la capacidad para aplicarla y no en un principio de autoridad definido por el lugar ocupado en una nomenclatura. De allí derivan las fricciones permanentes y las confrontaciones oca- sionales entre un gobierno, como el malasio, que desea impo- ner el principio de autoridad en el campo de la religión y las corrientes tradicionalistas que no aceptan un mecanismo con- siderado extraño al Islam. En sentido estricto, el calificativo “desviacionista” convendría más a la elite malayo-musulma- na que ejerce el poder gubernamental, que a los musulmanes tradicionalistas. En Indonesia, la clase política que controla las institucio- nes gubernamentales es predominantemente musulmana; sin embargo, desde la declaración de Independencia del país, esa clase optó por un proyecto gubernamental laico, en aras de superar una contradicción estructural de la sociedad indonesia: por un lado, como se ha señalado, cerca del 90% de la pobla- ción profesa el Islam, factor que garantiza cierta forma de unidad nacional; por el otro, la composición étnico-cultural de la población es extremadamente diversificada y torna, en extremo, frágil la unidad nacional. El binomio homogeneidad religiosa-heterogeneidad étnica da lugar, por un lado, a formas di- versas de entender y practicar la religión que hacen vívido y

52 rico al Islam indonesio; por el otro, genera expresiones de solidaridad islámica que trascienden las diferencias étnicas y restablece el sentido de comunidad religiosa: las rebeliones de Darul Islam o las movilizaciones para apoyar material y/o moralmente a los musulmanes de Maluku (islas Molucas) o del Medio Oriente, Afganistán, Bosnia y Chechenia están allí para probarlo; cierto, tales movilizaciones desembocan en ocasiones en actos de violencia; pero, para el observador ad- vertido no es posible reprobar a priori tales actos; necesita, antes que nada, ubicarlos, cada uno, en su contexto corres- pondiente. En Indonesia, las relaciones entre musulmanes son todavía más complejas, pues involucran tres actores genéricos: los musulmanes tradicionalistas, los musulmanes no tradiciona- listas y los musulmanes que optaron por el proyecto político laico. En el capítulo IV se pone énfasis sobre dos corrientes tradi- cionalistas de Indonesia, el Gerakan Acheh Merdeka y Jemaah Islamiyah; sin embargo, la diversidad social del país sirve de caldo de cultivo para el desarrollo de innumerables corrientes tradicionalistas que, como las aquí estudiadas, también aspi- ran a implantar una sociedad islámica. Entre las corrientes no tradicionalistas destacan las repre- sentadas por las dos organizaciones islámicas más importan- tes del país: Nahdlatul Ulama (NU o Despertar de los Ulama) y Muhammadiyah (Camino de Mohamad); ambas han sancio- nado la existencia de los poderes políticos seculares tanto durante los últimos años de vida colonial como a lo largo de la vida independiente. Reconocen y aceptan, por lo tanto, la división de la sociedad en las esferas pública y privada, como condición necesaria para garantizar la existencia del Estado nacional indonesio y la convivencia de todos los grupos so- cio-religiosos existentes. Ese reconocimiento y esa acepta-

53 ción, sin embargo, no implican la renuncia al proyecto de ha- cer de Indonesia una sociedad islámica; simplemente han optado por una estrategia de cambio por la vía institucional. En todo caso, el carácter mayoritario de estas corrientes no tradicionalistas ha permitido, hasta ahora, mantener un equi- librio socio-político que inhibe la expansión de la influencia de los tradicionalistas. Los musulmanes que se pronunciaron a favor del proyecto político laico fueron considerados por los tradicionalistas y los no tradicionalistas como aliados contra los comunistas locales durante los años sesenta. Con el tiempo, la imposi- ción de sus intereses sobre el conjunto de la sociedad fue percibida no sólo como una traición sino, también, como una transformación en enemigos del Islam; se trata de unos ene- migos que, de manera similar a los malasios, intentan impo- ner la autoridad de las instituciones gubernamentales sobre las instancias islámicas tradicionales. Nótese que ha sido uti- lizada la noción “enemigos del Islam”, empleada por los tra- dicionalistas para designar a los miembros de la elite política; la elección del término ha sido cuidadosa: siendo, en princi- pio, musulmanes, al aplicar medidas consideradas anti- islámicas, lindarían en la apostasía; ahora bien, la apostasía es no sólo un pecado mayor sino, también, un acto de auto- exclusión de la Umma; por consiguiente, el musulmán piadoso se siente exento de someterse a la autoridad laica y, llevadas las cosas al extremo, también se siente obligado a combatirla. La relación tradicionalistas-laicistas es, por lo tanto, extremada- mente frágil y fuertemente conflictiva; las corrientes islámicas no tradicionalistas permiten mantener un equilibrio inestable que, a veces, llega a romperse en algún punto del vasto archi- piélago indonesio. Los movimientos islámicos independentistas moros ilustran, en el caso de las Filipinas, la relación entre musulmanes y no

54 musulmanes, es decir, la relación entre fieles e infieles, en el marco de una entidad política instituida; más aún se trata de una relación en la cual los infieles detentan la autoridad polí- tica y los fieles musulmanes ocupan una situación subordina- da. Ante una situación semejante, los últimos se ven con- frontados a las siguientes posibilidades: • Reconocen la autoridad de los infieles y los ulama, a tra- vés de una fathwa, deben declarar el territorio nacional propi- cio para la convivencia de las comunidades islámicas y la so- ciedad de los infieles. En Indonesia, Nahdlatul Ulama, por ejemplo, recurrió a este expediente jurídico durante el perío- do colonial y durante los primeros años de la independencia; algunos observadores externos han interpretado la obedien- cia del canon islámico como una actitud oportunista de la organización, tendiente a permitirle ocupar espacios políti- cos. Los ulama, sencillamente, actuaron en consecuencia con los preceptos islámicos. • Desconocen la autoridad de los infieles y los ulama decla- ran que el país no es propicio para la convivencia de fieles e infieles; en esas condiciones, se abren dos opciones: • La primera impone la obligación de emigrar a un territorio reconocido como Darul Islam, es decir, tierra del Islam, como sucedió luego de la división de la India que dio origen a Pakistán; en cierta forma, la emigración a Malasia de los diri- gentes de Jemaah Islamiyah también se apega al cumplimiento de esta obligación. • La segunda también impone como obligación combatir a los infieles, para convertir los territorios propios en Darul Is- lam; el combate, por necesidad, es considerado como una guerra santa, jihad. Las rebeliones de Aceh, Java del Oeste y Sulawesi del Sur son expresiones de esta obligación, en el marco de un Estado dominado por musulmanes laicistas; los moros del sur de las Filipinas también ilustran el cumplimien-

55 to de esa obligación, pero en el contexto de instituciones po- líticas dominadas por cristianos. La adopción de cualquiera de estas posibilidades no depen- de exclusivamente de la voluntad de los ulamas más influyen- tes sino de las relaciones entre fieles e infieles. Una actitud moderada de unos y otros es propicia para la convivencia; las actitudes agresivas de unos u otros obligan a la emigración o a la guerra santa. Por lo tanto, fieles e infieles son correspon- sables de las formas que adoptan las relaciones entre ellos mismos. Así, el Frente Moro de Liberación Nacional, el Frente Moro Islámico de Liberación, Abu Sayyaf, el Gerakan Acheh Merdeka y Jemaah Islamiyah no se explican por un pretendido fanatismo religioso; más bien, son el resultado de la conjuga- ción de una comprensión tradicional del Islam y de la con- ducta hostil de los gobiernos indonesio y filipino29 hacia co- munidades islámicas que defienden su identidad y que tratan de vivir de acuerdo con lo estipulado por la religión, como se verá a lo largo de este trabajo. La preservación de la comunidad islámica, mediante su adaptación a un contexto institucional a-islámico o a través de su afirmación como entidad independiente es, en todos los casos y en todas las circunstancias, el objetivo último de los musulmanes, ya sean tradicionalistas o no tradicionalistas. Lo que diferencia a unos y otros son los medios utilizados para alcanzar el fin señalado. Las corrientes estudiadas o evocadas en este texto permiten establecer las diferentes estrategias utilizadas: • Jemaah Islamiyah ha optado por la organización de peque- ñas comunidades que, con el tiempo, habrían de extenderse a todo el organismo social y, de manera pacífica, permitirían

29 Llevada la corresponsabilidad más lejos, debe recordarse que, en las gue- rras contra los comunistas locales, los gobiernos del sudeste asiático recibie- ron un fuerte apoyo del estadounidense; éste pasó por alto, casi siempre, los excesos de sus aliados contra grupos sociales específicos de la población. 56 instaurar una sociedad islámica, no sólo en Indonesia, sino en el área geográfica alcanzada por la influencia de las jemaah. • GAM, FMLN, FMIL y Abu Sayyaf, ante la renuencia de las autoridades nacionales a concederles una autonomía que permitiese la permanencia de las comunidades musulmanas dentro del Estado nacional, optaron por la violencia como medio para alcanzar la independencia política y conciben a ésta como una precondición necesaria para instaurar la socie- dad islámica. La guerra, con frecuencia, ha rebasado los lími- tes de un conflicto civil entre dos bandos militarizados; tanto los ejércitos nacionales como las fuerzas rebeldes han come- tido actos de violencia excesiva contra la población civil; los excesos, a su vez, han contribuido a exacerbar los conflictos y a llevarlos a situaciones prácticamente sin salida. Una vez en el impasse, corrientes como Abu Sayyaf han recurrido al expediente de secuestrar civiles no filipinos, llevando el con- flicto a una nueva fase que trasciende el ámbito nacional y que desemboca en el uso de la violencia contra objetivos indiscriminados, configurando un prototipo del terrorismo is- lámico. Entre estos dos extremos, pueden ser ubicadas estrategias intermedias como las del PAS malasio o de Nahdlatul Ulama y Muhammadiyah quienes, a través de un cambio institucional, promovido a través de partidos políticos,30 buscan la instau- ración de la comunidad islámica. Teniendo en cuenta estos elementos y que el terror, en el sentido que se le otorga en el presente trabajo, implica ejecu- ciones por motivos políticos, resulta difícil calificar a las co- rrientes islamistas señaladas simplemente como terroristas. Cierto, en Aceh y en Bangsamoro, los combatientes musulma-

30 Partai Kebangunan Bangsa (PKB o Partido del Despertar Nacional), en el caso de Nahdlatul Ulama, y Partai Amanat Nasional (PAN o Partido del Man- dato Nacional), en el de Muhammadiyah. 57 nes han ejecutado civiles considerados cómplices de los go- biernos centrales; sin duda, han recurrido ocasionalmente a prácticas terroristas; pero, con frecuencia, ese recurso ha sido la respuesta a la represión gubernamental sobre la población civil; por lo tanto, es necesario reconocer que el terrorismo ocasional de los nacionalistas musulmanes ha tenido como correlato el terrorismo de Estado; sin embargo, éste ha sido pasado por alto por quienes dirigen la “cruzada contra el eje del mal”. En el caso de Abu Sayyaf, a partir de la embestida guberna- mental contra el grupo provocada por los secuestros en Malasia, la situación cambió radicalmente: la relación con- flictiva entre el gobierno y la guerrilla islamista se crispó al extremo, llevando la violencia a un nivel superior, en el que los atentados con explosivos contra objetivos civiles han co- brado decenas de víctimas o las campañas militares en las zonas de influencia del grupo islamista se han saldado con severas pérdidas civiles. Con esto, el grupo rebelde traspasó la tenue barrera entre la violencia inherente a una confronta- ción militar y la violencia contra objetivos civiles indiscriminados, característica del terrorismo sistemático moderno; el gobierno filipino, a su vez tampoco se ha privado de utilizar los medios militares tradicionales y las tácticas del terrorismo de Estado. Se impone, por ende, la necesidad de encarar este fenómeno, a partir de los hechos fehacientes; a esta tarea estará abocado lo que sigue.

58 Capítulo II FILIPINAS: NACIONALISMO ISLÁMICO Y RADICALISMO ISLAMISTA

Las Filipinas obtuvieron su independencia política en 1946. Hasta entonces, los musulmanes habían vivido políticamen- te organizados en sultanatos independientes, localizados en las islas del sur del archipiélago. Esa independencia, basada en los órdenes religioso y jurídico islámicos, representa el fun- damento de una identidad que los diferenciaba y, hasta aho- ra, los diferencia de la población no musulmana, asentada en las islas principales. El rechazo de la nacionalidad filipina y la proclamación como Bangsamoro31 expresa, en esencia, esa iden- tidad. Durante los primeros años de la vida independiente, el go- bierno central estuvo obligado a mantener la unidad política de una población dispersa en las múltiples islas del archipié- lago y diferenciada en términos culturales y religiosos. Como en otras latitudes, el gobierno filipino recurrió al expediente del desplazamiento de población de las áreas más pobladas a las menos habitadas. Las migraciones inducidas por el gobierno provocaron desequilibrios sociales en las regiones donde se asentaba la 31 Bangsamoro es un nombre acuñado a partir de la raíz malaya bangsa, nación, y de la española moro, usada para designar a los musulmanes. población musulmana. Los inmigrantes, primordialmente cris- tianos provenientes de las islas de Luzón y de Visayas, goza- ron del apoyo económico y político gubernamental; con el tiempo, formaron una elite que desplazó a los grupos sociales autóctonos que controlaban la economía y la política locales. Considerando inevitable la influencia del gobierno central, algunos miembros de esos grupos optaron por aceptar las decisiones tomadas en Manila y por sacar el mayor provecho posible de ellas. Andando el tiempo, ellos serían considerados corresponsables del atraso económico y social del pueblo moro: la incidencia del analfabetismo y de la pobreza era alta, comparada con las regiones más favorecidas pobladas por no musulmanes. Excesos como el asesinato de reclutas musulmanes (perpetra- do por las autoridades militares, en marzo de 1968),32 los moti- nes raciales de finales de los 60 (en los cuales militares y policías ayudaron a los inmigrantes no musulmanes a masacrar la pobla- ción local musulmana) y las elecciones de noviembre de 1971 (utilizadas por el gobierno central para imponer no musulmanes en las instancias políticas provinciales y municipales)33 apresura- ron el surgimiento de los primeros oponentes al gobierno de Manila y el apoyo popular a esos nuevos dirigentes.

FMLN Y FMIL: DOS CORRIENTES DEL NACIONALISMO ISLÁMICO

El juego de fuerzas instaurado por la violencia interétnica degeneró rápidamente en la militarización del conflicto: a partir

32 En efecto, el ejército formaba un grupo militar especializado en la contrainsurgencia; el campo de entrenamiento estaba ubicado en la isla de Corregidor, en las afueras de la Bahía de Manila. Como medidas disciplina- rias excesivas, los oficiales asesinaron entre 28 y 64 reclutas musulmanes, a finales de marzo de 1968. 33 Christos Iacovou: From MNLF to Abu Sayyaf: The radicalization of Islam in the ; Institute of Defense Analysis, Grecia, 11 de julio de 2000.

60 de 1969, los inmigrantes no musulmanes, solapados por las autoridades centrales, organizaron partidas paramilitares. Al- gunos miembros de la aristocracia musulmana, como Salamat Hashim, se radicalizaron y, utilizando sus conexiones políti- cas internacionales organizaron, con el auxilio de Tun Mustafá, gobernador del estado malasio de Sabah, el entrenamiento de grupos de jóvenes moros, para la guerra de guerrillas en terri- torio malasio, durante 1970.34 Entre los reclutas figuraba Nur Misuari, profesor de la Universidad de Filipinas; durante el retiro en Sabah, los reclutas se abocaron a organizar la direc- ción central de lo que más tarde sería anunciado públicamen- te como el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN). Luego de los primeros enfrentamientos de los guerrilleros musulmanes con tropas regulares y paramilitares, el gobierno de decretó, en septiembre de 1972, el esta- do de emergencia en las regiones más beligerantes. Lejos de apaciguar los ánimos, la medida gubernamental llevó el con- flicto a un nivel superior: los musulmanes se rebelaron abier- tamente y sus representantes más radicalizados formularon las primeras demandas a favor de la autodeterminación y la independencia. El FMLN, conformado por militantes provenientes de di- ferentes regiones del sur de las Filipinas y de diversos grupos étnicos, se destacó en la rebelión y, a través de Nur Misuari, definió las grandes líneas del proyecto político del FMLN: “sólo a través de un Estado libre e independiente, los musul- manes podrán liberarse a sí mismos de los dirigentes corruptos y poner en práctica las instituciones islámicas”.35 Dicho pro- yecto descansaba sobre la Bangsamoro, organizada bajo la for- ma de una república.

34 Fuente: Página oficial del Moro Islamic Liberation Front, http:// www.lewaran.com/pages/history.htm/ 35 Christos Iacovou, Op. cit. 61 Los enfrentamientos armados tuvieron un fuerte saldo cruento, desfavorable para el movimiento independentista; eso propició la intervención de las organizaciones islámicas internacionales, como la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), agrupación de los gobiernos que se recono- cen a sí mismos como islámicos. La mediación de la comuni- dad islámica internacional propició, en diciembre de 1976, el Acuerdo de Trípoli, firmado por el gobierno de Marcos y el FMLN, para cesar las hostilidades y para garantizar la auto- nomía política de las 13 provincias donde radica la mayoría de la población musulmana. En la medida en que la dirección del FMLN se esforzó en contemporizar con el gobierno central, sustituyó la demanda de un Estado islámico independiente por la autonomía, pero jamás abandonó la aplicación del Islam en la vida social de la región autónoma. Así, mientras que los parágrafos 1 y 2 del Acuerdo de Trípoli especifican que la política exterior y la defensa nacional son del dominio exclusivo del gobierno cen- tral, en los párrafos subsecuentes estipula:

“3. En las áreas de la autonomía, los musulmanes de- berán tener el derecho de establecer sus propias cortes, las cuales implementen las leyes islámicas de la Sharia. Los musulmanes deben ser representados en todas las cortes, incluida la Suprema Corte... “4. Las autoridades de la autonomía, en el sur de las Filipinas, deberán tener el derecho de organizar escue- las, colegios y universidades... “5. Los musulmanes deberán tener su propio sistema administrativo, de acuerdo con los objetivos de la au- tonomía y de sus instituciones. “6. Las autoridades de la autonomía en el sur de las Filipinas deberán tener su propio sistema financiero y económico...

62 “7. Las autoridades de la autonomía en el sur de las Filipinas deberán gozar del derecho de representación y participación en el Gobierno Central y en todos los otros órganos del Estado... “8. Fuerzas Especiales de Seguridad Regional serán or- ganizadas en el área de la autonomía para los musulma- nes, en el sur de las Filipinas. “9. Una Asamblea Legislativa y un Consejo Ejecutivo deberá ser formado en las áreas de la autonomía para los musulmanes...”36

Con el Acuerdo de Trípoli y el apoyo oficial de los gobiernos islámicos, el FMLN se convirtió en el interlocutor privilegia- do de los actores, domésticos e internacionales, involucrados en el conflicto moros/gobierno. El ascendiente político del FMLN, encabezado por Misuari, despertó el recelo de los mo- ros aristócratas, quienes se apresuraron a crear la Organiza- ción para la Liberación de Bangsamoro (OLBM); entre los promotores, figuraban Rashid Lucman (sultán de la provincia de Lanao y miembro del parlamento filipino) y Salipada Pendatum (ex parlamentario, miembro de la aristocracia de la provincia de Cotabato y tío de Salamat Hashim). Respaldándose en la supremacía tradicional de los aristó- cratas sobre los plebeyos musulmanes, los dirigentes de la OLBM reclamaban para sí mismos el derecho de encabezar la lucha por la independencia. La disputa entre los dirigentes de la OLBM y los del FMLN llevó a la división del segundo en dos agrupaciones diferentes: Salamat Hashim, vicepresi- dente del Comité Central del Frente, acusó a Misuari de iz- quierdismo, de abandonar el carácter colegiado de la direc- ción del frente y de pactar con el gobierno un acuerdo basado

36 1976 Trípoli Agreement. El acuerdo empieza con la frase ritual islámica: “En Nombre de Dios, el Omnipotente, el Misericordioso”.

63 en el abandono de la lucha por la independencia y por el esta- blecimiento de un Estado islámico.37 Las diferencias políticas, religiosas y de clase entre Hashim y Misuari, orillaron al primero, en diciembre de 1977, a rom- per con el FMLN y fundar el Frente Moro Islámico de Libera- ción (FMIL). La división de los representantes moros fue aprovechada por el gobierno de Marcos para eludir el cumplimiento del Acuerdo de Trípoli y para mantener la represión contra los movimientos independentistas. La instauración de la Repú- blica Islámica en Irán modificó las relaciones de fuerza entre las facciones independentistas y el gobierno filipino. En efec- to, Khomeini, personal y abiertamente, respaldó al FMLN, indicando que “la victoria de la Revolución Islámica en Irán no será completa hasta que los musulmanes de Bangsamoro alcancen la victoria”.38 El respaldo iraní se tradujo, en la prác- tica, en un embargo de las exportaciones de petróleo destina- das a las Filipinas y en el reconocimiento del FMLN como representante auténtico del pueblo moro. Luego de la caída del gobierno de Ferdinand Marcos, en 1985, el gobierno central siguió practicando una política hos- til a los independentistas; éstos, por su parte, al mismo tiem- po que mantenían la lucha armada, empezaron a establecer organizaciones populares de respaldo político. La negativa gubernamental para poner en práctica el Acuerdo de Trípoli justificó el giro político del MNLF para dar marcha atrás en la aceptación de la autonomía regional y volver a acuñar la de- manda de independencia política. En esas condiciones, la confrontación moros independentistas/gobierno se mantuvo larvada hasta 1996, cuando el FMLN y el gobierno central firmaron el 1996 Peace

37 Idem. 38 Idem.

64 Agreement with the Moro National Liberation Front. Este nuevo acuerdo fue el resultado de negociaciones difíciles, reanuda- das en 1992 y plasmadas en las declaraciones de entendi- miento (Statement of Understanding) firmadas en Trípoli (Libia, 3 de octubre de 1992), Cipanas (Java del Oeste, Indonesia, 14 de abril de 1993), que tuvieron como eje central las moda- lidades de la implementación del Acuerdo de Trípoli.39 Luego de esos primeros contactos, un comité mixto se en- cargó de realizar el grueso del trabajo sobre los tópicos contro- vertidos del Acuerdo, a lo largo de nueve rondas de discusión, efectuadas en Filipinas e Indonesia. Con el camino desbrozado por el comité, ambos contrincantes sostuvieron cuatro rondas de negociaciones en Yakarta (Indonesia, 25 de octubre-7 de noviembre de 1993, 1-5 de noviembre de 1994, 27 de no- viembre-1 de diciembre de 1995, 9 de agosto de 1996), las que desembocaron, el 2 de septiembre de 1996, en la firma del Acuerdo de Paz de 1996.40 En términos generales, el nuevo acuerdo contemplaba dos fases para poner en práctica la autonomía de la bangsamoro. La primera duraría tres años, contados a partir de la fecha en que fue firmado el Acuerdo de Paz; mediante un decreto presi- dencial (executive order) se establecería la Zona Especial de Paz y Desarrollo (ZEPD), el Consejo del Sur de las Filipinas para la Paz y el Desarrollo (CSFPD) y la Asamblea Consulti- va de la futura región autónoma; también empezaría la fusión de los combatientes del FMLN con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de las Filipinas. La segunda fase empezaría en septiembre de 1999; durante ésta, el Congreso filipino debería revisar la Ley Orgánica RA 6734 sobre la Región Autónoma del Mindanao Musulmán

39 Preámbulo del 1996 Peace agreement with the Moro National Liberation Front. 40 Idem.

65 (RAMM); después de revisada, la ley sería presentada a los habitantes de las áreas interesadas para que, mediante plebis- cito, determinaran el establecimiento del nuevo gobierno au- tónomo y los límites específicos del área autónoma.41 El trabajo político diplomático del FMLN, de nueva cuen- ta, se saldó con un reforzamiento de su ascendiente político y con una nueva fractura del Frente.

ABU SAYYAF Y EL EXTREMISMO ISLÁMICO

Los cambios en mundo islámico volvieron a influir en la evo- lución de los movimientos independentistas moros. La guerra contra la ocupación soviética de Afganistán atrajo comba- tientes musulmanes de todos los confines del planeta; los moros no fueron la excepción y también participaron en la jihad afgana. Después del 11 de septiembre de 2001, algunos autores se esfuerzan en sostener que gente como Abdurajak Janjalani, miembro del FMLN y fundador de Abu Sayyaf,42 aprovechó la estancia en Afganistán para establecer nexos con otras orga- nizaciones participantes en la guerra contra los soviéticos. Incluso, se llega a insinuar que un prominente hombre de ne- gocios saudita, llamado Jamal Khalifa, se convirtió en el prin- cipal respaldo financiero de Janjalani, para crear Abu Sayyaf.43 Los hechos, sin embargo, apuntan en otra dirección, pues, hasta antes del raid en la isla de Sipadan, en abril de 2000, las fuentes de inteligencia filipinas afirmaban que la fuerza del

41 “I. Implementing structure and mechanism of this agreement”, en: 1996 Peace agreement with the Moro National Liberation Front. 42 En árabe: “Los portadores de la espada”. 43 Véase por ejemplo el informe titulado: Rebel and separatist groups of the southern Philippines, en: http://www.seasite.niu.edu/Tagalog/Modules/ Modules/Separatist_Groups/rebel_and_separatist_groups.htm

66 grupo se limitaba a escasos 200 hombres mal armados y 600 simpatizantes. Si los recursos financieros hubieran fluido con cierta liberalidad, el número de hombres armados hubiera sido mayor y la calidad del armamento sería mejor. Por supuesto, los nexos con otras organizaciones islamistas de otros países no están excluidos, pero ellos no son razón suficiente para afir- mar categóricamente el financiamiento externo de Abu Sayyaf. En 1991, cuando el FMLN y el gobierno volvían a tantear el terreno para reanudar las negociaciones para la pacifica- ción de bangsamoro, Janjalani, como antes los fundadores del FMIL, tomó distancia de la dirección del Frente, acusándola de haber abandonado la lucha por la independencia y por el establecimiento de un Estado islámico. Reivindicando la in- dependencia y el Estado islámico, Abu Sayyaf volvía a los orígenes del FMLN y se ubicaba en el mismo plano que el FMIL; en esa perspectiva resultan, por lo menos, extraños comentarios como el siguiente:

El surgimiento de Abu Sayyaf es indicativo de un giro importante dentro del movimiento nacionalista musul- mán de las Filipinas. Representa un proceso hacia la islamización de la identidad de los moros y la formalización de la tendencia islámica ya existente den- tro del FMLN.44

Como se ha visto, para los fundadores del FMLN la identidad de los moros se basa en el Islam, considerado como el factor que los diferencia religiosa y socialmente de los filipinos, cristianos o infieles, desde el punto de vista de los moros. El FMIL lleva la reivindicación del Islam hasta incluirlo en su propio nombre y Abu Sayyaf no queda detrás de sus contra- partes. Por eso no se puede considerar la reivindicación del Islam, por parte de Abu Sayyaf, como “un giro dentro del 44 Christos Iacovou, Op. cit. 67 movimiento nacionalista musulmán”, ni como expresión de “un proceso hacia la islamización de la identidad de los moros”. Para las tres organizaciones (FMLN, FMIL y Abu Sayyaf) el mantenimiento de la identidad islámica del pueblo moro es el leit motiv de su existencia. Las tres han recurrido a la violencia como medio para preservar la identidad y para dirimir sus diferencias con el gobierno central. Las divergencias, por lo tanto, no son religiosas sino políticas: el FMLN ha optado por la autonomía negociada con el gobierno central; el FMIL y Abu Sayyaf prefieren la independencia política. Si bien es cierto que las tres organizaciones escogieron la violencia como medio para alcanzar sus objetivos, también es necesario subrayar que existe una diferencia esencial entre los blancos de dicha violencia. Para el FMLN y FMIL, los enemigos a vencer eran tanto las fuerzas regulares del ejérci- to filipino como los grupos paramilitares apoyados por el go- bierno central; en contraste, Abu Sayyaf optó por objetivos civiles: En 1991, la presentación pública del grupo fue realizada mediante un ataque con granada, cuyo saldo fue dos extran- jeras muertas. En 1992, una librería flotante, anclada en el puerto de la ciu- dad de Zamboanga y administrada por misioneros cristianos, fue atacada con una bomba. Atentados similares fueron perpetrados en contra del aeropuerto y de iglesias católicas locales. En 1993, la catedral de Davo City también fue atacada con una bomba. Charles Walton, de 61 años e investigador del tristemente célebre Instituto Lingüístico de Verano, fue se- cuestrado y liberado después de 23 días de cautiverio. En 1994, las víctimas de los secuestros fueron tres monjas y un sacerdote españoles. En 1995, dos hongkoneses, un malasio y una anciana taiwanesa fueron privados de la libertad. El mismo año, en el

68 centro de la ciudad de Ipil, Mindanao, el grupo organizó un raid que tuvo como saldo 53 muertos, entre militares y civi- les.45 Durante la segunda mitad de los 90, los secuestros y aten- tados siguieron marcando las actividades del grupo islamista y ocupaban las páginas de los diarios locales filipinos. Los medios internacionales les prestaban atención generalmente cuando las víctimas eran extranjeros. La nueva ola de atenta- dos provocada por Abu Sayyaf era vista como un problema interno, derivado de la incapacidad del gobierno filipino para estabilizar un país sometido a una violencia endémica. La actitud de los medios internacionales cambió radical- mente en abril de 2000: Abu Sayyaf sorprendió al mundo al secuestrar a 21 turistas y trabajadores del centro turístico de la isla de Sipadan, perteneciente al estado malasio de Sabah, en . Luego del raid en territorio malasio, los rehenes fueron trasladados a la isla de Jolo, en el sur de Filipinas, reducto de los secuestradores. Por primera vez, un acto de un grupo islamista trascendía las fronteras filipinas: era el primer paso hacia la regionalización de una confrontación hasta entonces marcada por un carác- ter doméstico. Hasta la primera semana de junio, los secuestradores esta- blecieron las condiciones para liberar a los rehenes: exigían un millón de dólares por cada uno de ellos. El portavoz del grupo no precisaba quién debía pagar los rescates, pero se esperaba que fueran los gobiernos de los países a los que per- tenecían los rehenes. A pesar de que el gobierno filipino man- tiene una política oficial de no ceder al chantaje económico de los secuestradores, el Ministro de Asuntos Exteriores,

45 Fuente: Al-Harakatul Islamia: Abu Sayyaf Group; http://www.ict.org.il/ inter_ter/orgdet.cfm?orgid=3

69 Domingo Siazon, indicó que Manila no se opondría al pago de los rescates, con tal de salvar la vida de los secuestrados.46 Las informaciones sobre las condiciones y las cantidades pagadas para liberar a los cautivos son poco claras. Las fuen- tes filipinas señalan que, para el 7 de agosto de 2000, el gru- po islamista ya había recibido 5.5 millones de dólares (245 millones de pesos filipinos).47 El 5 de agosto, el periódico libanés Al-Nahar anunció que el gobierno de Libia estaba dispuesto a fungir como interme- diario para negociar la liberación de los rehenes, mediante el pago de 25 millones de dólares. Seif Al-Islam, hijo de Mohamad Kaddafi, era señalado como el encargado de la negociación.48 Sin embargo, fue otro funcionario libio quien, a través de la embajada de Líbano en Tokio, anunció que el gobierno libio estaba dispuesto a pagar un millón de dólares por la liberación inmediata de Marie Moarbes, ciudadana fran- co-libanesa, y a negociar el pago de otros 24 millones de dó- lares por la libertad de los rehenes restantes.49 El periódico francés Le Canard Enchainé señaló que “Yves Aubin de la Messuzière, director de los Asuntos de Africa del Norte y Medio Oriente, del ministerio francés de asuntos ex- teriores, visitó Trípoli a principios de agosto para negociar los términos de la ayuda libia para liberar a Sonia Wendling y Stéphane Loisy. En principio, (el funcionario francés) estaba autorizado para decir que esa ayuda sería retribuida con ‘un fuerte gesto político.’ El informe (del periódico) afirmaba que este gesto podría tomar la forma de una invitación oficial para que Kaddafi asistiera, en junio, a una reunión cumbre en 46 Yael Sahar: and the Jolo hostages: seeking a new image or polishing the old one?; ICT Organization, 20 agosto de 2000. 47 Testimonio del Jefe de las Fuerzas Armadas Filipinas, General Angelo Reyes; The Manila Times, 7 de agosto de 2000. 48 Citado por Yael Sahar, Op. cit. 49 Idem. 70 Marsella, así como la asistencia francesa para levantar las san- ciones de las Naciones Unidas contra Libia”.50 Más allá de las motivaciones del gobierno libio, de las can- tidades pagadas por la liberación de los rehenes y del origen del dinero pagado, la disponibilidad de recursos financieros abundantes cambió radicalmente las condiciones de implan- tación del grupo islamista: antes del golpe en Sipadan, las agencias de contrainsurgencia evaluaban en no más de 200 hombres armados y 600 simpatizantes las fuerzas de Abu Sayyaf; con la publicidad y el dinero abundantes, para agosto del 2000, el coronel Romeo Tolentino, jefe de operaciones en Jolo, señalaba que el número de reclutas podía haber aumen- tado hasta tres mil hombres, la mayoría de ellos dotados con armamento nuevo y con retribuciones económicas notables para las condiciones de pobreza que privan en el reducto del grupo guerrillero. Por si fuera poco, una de las “condiciones” negociadas por los mediadores libios consistía en que parte del rescate sería destinada a “obras de carácter social”. Ya sea a través de la distribución directa o indirecta de dinero o mediante la dota- ción de servicios sociales, la población de Jolo se habría be- neficiado del golpe audaz de Abu Sayyaf, restaurando la ima- gen del grupo, a la manera de los narcos mexicanos en los poblados que ellos controlan.

LA NUEVA RELACIÓN DE FUERZAS EN EL TERRITORIO BANGSAMORO

La ofensiva del ejército filipino contra Abu Sayyaf comenzó desde el momento en que fueron liberados los últimos rehe- nes. La represión amenazaba con hacer tabla rasa de las for- maciones políticas representantes del pueblo moro y con

50 Idem. 71 pasar por alto los acuerdos políticos logrados, en 1996, entre el gobierno y el FMLN. Gracias a ellos, los dirigentes del Frente ocupan cargos institucionales importantes: luego de la elec- ción de autoridades de la Región Autónoma del Mindanao Musulmán (RAMM), prevista por el acuerdo de 1996, Misuari fue electo gobernador de la RAMM y nombrado Presidente del Consejo para la Paz y el Desarrollo del Sur de las Filipinas. Por otra parte, la represión gubernamental también parece haber pesado para orillar al FMIL a buscar un entendimiento con el gobierno central. Así, del 22 al 25 de junio de 2001, los promotores de las negociaciones entre el gobierno filipino y el FMLN lograron sentar en la mesa de negociaciones a una delegación gubernamental encabezada por el vicepresidente y por el ministro de relaciones exteriores y a una delegación del FMIL dirigida por Mohamad Murad, uno de los principa- les mandos militares. De acuerdo con las fuentes oficiales libias, las negociacio- nes se concentraron sobre cuatro puntos principales: • Una declaración conjunta para cesar las hostilidades militares y para establecer un comité tripartita formado por libios, indonesios y malasios, para supervisar el cese del fuego. • Las leyes de autogobierno para el sur de las Filipinas. • La definición de proyectos de desarrollo financiados por el gobierno central, en beneficio de la región de los moros. • La adhesión del FMIL a los acuerdos de Trípoli de 1996, firmados por el gobierno y el FMLN.51 El primer acercamiento desembocó rápidamente en un acuerdo para cesar las hostilidades militares, firmado por la

51 Arabic News.com: Manila, Moro Front start peace tlaks in Tripoli under Al-Qaddafi’s auspices; 22 de junio de 2001. http://arabicnews.com/ansub/ Daily/Day/010622/2001062204.html 72 presidenta Macapagal-Arroyo y por Mohamad Murad, el 7 de agosto de 2001, ante Mohamad Mahathir, primer ministro de Malasia, como testigo. El acuerdo incluía una cláusula sobre la reunificación del FMLN y del FMIL. El siguiente paso fue dado, el 31 de octubre de 2001, por los dos frentes que se disputan la representación política de bangsa moro. En la localidad de Sultán Kudarat (provincia de Manguindanao), delegaciones de alto nivel de ambas orga- nizaciones se reunieron para negociar la reunificación. Randolph Parcasio, lugarteniente de Misuari, señaló que “la reunión produjo entendimiento y cooperación que agilizará la solución del problema en Mindanao”; sin embargo, subra- yó que la reunificación “no significa necesariamente la fusión de las fuerzas armadas del FMIL y del FMLN”.52 En el nuevo contexto, el FMLN y el FMIL se vieron obliga- dos a deslindarse de Abu Sayyaf. La segunda organización llevó la demarcación hasta el extremo de hacer pública una declaración firmada por Salamat Hashim y Mohammad Amin, respectivamente Presidente y Secretario del Comité Central, en la cual se afirmaba:

...Se resuelve unánimemente, que el Frente Moro Islá- mico de Liberación reitera su política de condenar fuerte y permanentemente todas las actividades de secuestro con el fin de obtener rescates, en Mindanao y las islas de , Tawi-Tawi, ; por lo tanto, el comité central del FMIL ordena a sus combatientes por la li- bertad, incluidos los de las Fuerzas Armadas Islámicas de Bangsamoro, arrestar y poner en práctica acciones drásticas contra los perpetradores de esos odiosos

52 Inquirer News Service: Nur Misuari drawn to pact with Moro Islamic Liberation Front; 31 octubre 2001; http://www.inq7.net/reg/2001/oct/31/text/reg_1- 1-p.htm

73 crímenes, hasta que estas actividades criminales termi- nen en las áreas del FMIL.53

Por ahora, Abu Sayyaf ha sido aislado políticamente y sitiado militarmente. En esa situación, el grupo radical parece haber optado por utilizar de manera sistemática los atentados terro- ristas. Su situación de desventaja podría llevar a su aniquila- miento total e inmediato. Sin embargo, la desaparición del grupo en modo alguno garantiza la solución de los problemas que aquejan a la bangsamoro y al Estado filipino; la supera- ción del atraso económico y social prevaleciente entre los moros, así como el respeto pleno de la autonomía política y administrativa serán, con el tiempo, las únicas garantías para evitar el desarrollo de corrientes extremistas de cualquier se- llo ideológico, político o religioso.

53 Comité Central del FMIL: Resolution to reiterate MILF policy strongly and continously condemning all kidnap-for-ransom activities in Mindanao and everywhere, and to take drastic action against the perpetrators of this heinou crime in all MILF areas, 26 de febrero de 2002. http:// www.cyberdyaryo.com/statements/st2002_0311_01.htm 74 Capítulo III MALASIA: ¿AMENAZAS ISLAMISTAS O INTOXICACIÓN INFORMATIVA?

El sistema político malasio está basado en una federación de estados, regidos por una monarquía constitucional; su terri- torio nacional está compuesto por dos grandes áreas. La pri- mera corresponde a la península de malaya, donde se locali- zan 12 entidades federativas: el territorio federal de Kuala Lumpur, los estados de Penang y Melaka, así como nueve sultanatos (Johor, Kedah, Kelantan, Negeri Sembilan, Pahang, Perlis, Perak, Selangor y Terengganu). La segunda área se encuentra en la isla de Borneo y corresponde a los estados de Sabah y . Como se ha señalado, la población de Malasia se estima en 22.7 millones de habitantes, de los cuales el 59.0% profesa el Islam. En términos étnicos, los musulmanes malasios son, sobre todo, malayos; por tanto, éstos predominan en la penín- sula que recibe el nombre de ellos. En términos generales, los malayos musulmanes representan una mayoría, relativa o ab- soluta, en los estados del norte (Perlis, Kedah y Kelantan) y en los costeros del Golfo de Tailandia (Terengganu y Pahang). En los estados de la costa del estrecho de Melaka (Penang, Perak, Selangor, Negeri Sembilan, Melaka y Johor), así como en el territorio federal de Kuala Lumpur, los malayos convi- ven con malasios de origen chino y tamil. En los estados de la isla de Borneo, la población aborigen está compuesta por una gran variedad de grupos étnicos locales; sin embargo, el go- bierno malasio ha optado por promover un programa de mi- gración que ha provocado cambios sociales sustanciales en Sabah y Sarawak. De cualquier forma, en el caso de Malasia, cuando se habla del Islam, o de los malayos, se debe entender que la referencia geográfica implícita es la península de Malaya. Pese a ello, el Islam es un factor de importancia nacional, pues la clase política malaya (asociada en la United Malay National Organisation o UMNO) ha controlado el gobierno desde la independencia, en 1957, y declarado al Islam como religión de Estado. El reconocimiento oficial del Islam como tal ha provocado en reiteradas ocasiones una competencia entre el gobierno y corrientes islámicas tradicionalistas, por la islamización del Estado. En la elección general de 1999, esa competencia se saldó con el reforzamiento electoral del Parti Islam SeMalaysia (PAS o Partido Islámico de la Malasia Unitaria) y un retroceso de la UMNO. El descalabro electoral del partido oficial malayo tensó sus relaciones con la oposición islámica institucional y obligó al gobierno a iniciar una campaña para exhibir los movimientos “desviacionistas”, incluido el PAS. Esa campaña sirvió de marco para el desarrollo de acontecimientos como el asalto a un cuartel, organizado por un grupo religioso, práctica de artes marciales, y la detención de supuestos militantes islamistas dispuestos a establecer, por las armas, un Esta- do islámico.

EL EXTRAÑO CASO DE AL MA’UNAH

El 2 de julio de 2000, pretextando una revisión rutinaria del cuartel de Grik (Perak), un comando de 15 hombres, vesti-

76 dos y armados como militares, sustrajeron, de acuerdo con los informes oficiales, “100 rifles de asalto [un número in- definido de] lanza-rockets y ametralladoras ligeras”.54 Los informes noticiosos también daban cuenta de “miles de cargadores”. Siempre de acuerdo con las fuentes oficiales, el comando utilizó tres jeeps modelo “Pajero” [los cuales son apenas un poco más grandes que las pequeñas camionetas “Tracker” de la General Motors] para trasladarse y escapar, junto con el arsenal sustraído. El campamento del comando fue “descubierto casualmen- te” por un campesino, quien notificó a las autoridades. Éstas se apresuraron a enviar cuatro negociadores, quienes fueron hechos rehenes por los rebeldes que se negaron a cualquier transacción. Las autoridades, en consecuencia, se vieron obli- gadas a intervenir militarmente y, el 6 de julio, 2,000 soldados lograron someterlos, arrestando a 24 personas y descubriendo que dos de los cuatro rehenes habían sido liquidados.55 Más tarde, la cifra total de arrestados aumentaría hasta 29. Las au- toridades se apresuraron a afirmar que los detenidos pertene- cían a Al Ma’unah y que su objetivo era derrocar al gobierno. Hasta ahora, el grupo Al Ma’unah mantiene una página en internet.56 Se trata de una organización que en septiembre de 1998 fue reconocida como No Gubernamental por las autori- dades malasias. Asegura tener alrededor de mil adherentes en Malasia, Brunei, Singapur, Egipto y Saudí Arabia. La agrupa- ción pretende seguir las enseñanzas del Corán y de Amin Razali, quien estudió ciencias paranormales en Indonesia; asímismo, “es una organización involucrada en la enseñanza de las artes marciales, particularmente el desarrollo del poder

54 Zhihui.com.cn: 24 arrested in malaysian cult sweep, 10 de julio de 2001. http:/ /www.zhihui.com.cn/storydb/cults/0710.htm 55 Idem. 56 Véase: http://al_maunah.tripod.com/ 77 interno personal, y la práctica de la medicina islámica tradi- cional”.57 Los objetivos de la organización son:

“a. Promover una relación positiva y construir un sen- tido de hermandad entre todos los musulmanes y la hu- manidad. “b. Hacer respetables las artes marciales islámicas en la región y en el mundo. “c. Realizar trabajo social voluntario y asistir a los se- mejantes donde sea posible. “d. Mantener la dignidad personal y defender el respeto del pueblo malayo y la religión islámica. “e. Proteger la propiedad personal, especialmente la familia y la sociedad en general”.58

El entrenamiento en artes marciales consistiría en el aprendi- zaje y en la práctica de ejercicios calisténicos y respiratorios, que permitirían energizar una fuerza vital interna, la cual, se supone, duerme dentro del cuerpo humano. Junto con la dis- ciplina física, el socio del grupo también está obligado a me- jorar su propia espiritualidad: debe adherir a los cinco pilares del Islam y cantar el zikr, sobre todo después de la oración nocturna. La fuerza interna es considerada un poder capaz de lanzar por los aires a un oponente y neutralizarlo. La fuente de ese poder sería un punto situado a unos cinco centímetros debajo del ombligo y la energía sería activada por Amin Razali, al aceptarse la membrecía de una persona.59 Por más extraño que sea el perfil de la organización, en su página de internet no existe ningún indicio de motivaciones políticas. De allí que la insistencia del gobierno malasio de vincular Al Ma’unah a una conspiración tendiente a derrocar a Mohamad Mahathir haya sorprendido a todo el mundo.

57 Idem. 58 Idem. 59 Idem.

78 Los informes oficiales señalan que, una vez substraídas las armas, el comando se dividió en dos: un grupo se dirigió ha- cia Kuala Lumpur y, luego de recorrer 350 kms., atacó una fábrica de cerveza y un templo hindú, lanzando granadas;60 el otro grupo se refugió en la selva y, a través de un emisor militar de radio, conminó al primer ministro a dimitir.61 A pesar del énfasis puesto sobre este último punto, la acusación principal contra los 29 detenidos no fue el supuesto complot para derro- car al gobierno, sino “hacer la guerra contra el Yang di Pertuan Agong”, el sultán que ejerce rotativamente el cargo de rey y, por ende, de jefe del Estado. El cambio podría explicarse porque la guerra contra el rey se castiga con muerte o con prisión perpetua. Durante el juicio, diez de los detenidos se declararon culpa- bles de “preparar la guerra contra el rey” y fueron castigados con diez años de prisión; luego de apelar el veredicto, dos obtuvieron una reducción de la pena a siete años. Los 19 detenidos restantes fueron declarados culpables de hacer la guerra contra el rey y, el 27 de diciembre de 2001, Mohamad Amin Mohamad Razali (considerado el jefe del gru- po), Zahit Muslim y Jamaludin Darus fueron sentenciados a muerte; los dieciséis restantes fueron castigados con cadena perpetua. La agencia Reuters señaló:

Durante el juicio de 125 días, sólo un testigo de la de- fensa fue llamado, pero varios de los acusados se vol- vieron contra su líder, Amin, acusándolo de engañarlos o coercionarlos para seguir sus órdenes y hacer la jihad, o guerra santa. 60 Propósitos expresados por Mohamad Mahathir, en una entrevista televisiva tres semanas después del asalto al cuartel. Informe del corresponsal del periódico Crescent Interntational: Few fooled by Mahathir’s efforts to blame arms and hostage drama on Islamic party, 1-15 de agosto de 2000. http://www.muslimedia.com/archives/sea00/mahadrama.htm 61 Court convicts islamic cult members of treason; http://www.terrorism.co.uk/ news.asp?NewsItemID=59 79 Amin fue retirado de la corte varias veces durante el juicio, a causa de su comportamiento –en algún mo- mento aventó su zapato– pero raramente habló, ni si- quiera lo hizo con sus defensores...62

La reducción de las penas para una parte de los acusados, por tanto, parece ser la moneda de cambio utilizada para castigar con todo rigor a los más recalcitrantes de los detenidos; por eso, la defensa no tuvo necesidad de llamar a sus testigos. Las condiciones en que se desarrolló el juicio coronaron un sin- número de irregularidades: • Los tres jeeps “Pajero” parecerían muy pequeños para transportar 15 hombres adultos y un cargamento consi- derable de armas. • Los ataques contra objetivos como la cervecería y el templo hindú no fueron confirmados por las supuestas víctimas. • Los mediadores gubernamentales enviados a nego- ciar con los asaltantes eran dos musulmanes y dos no musulmanes, cuando se sabía que los asaltantes eran malayos y, por ende, musulmanes.63 Desde que fueron dadas las primeras noticias del incidente, los equívocos y, sobre todo, la manipulación de la informa- ción por parte de las personalidades centrales del gobierno despertó el escepticismo de los medios de comunicación y de los actores, sociales o individuales, disidentes. En la reunión del Consejo Supremo de la United Malay National Organización (UMNO),64 Mohamad Mahathir habría

62 Malaysian muslim sect rebels face gallows or life prison. http:// www.hrwf.net/newhrwf/html/malaysia2001.html 63 En un país donde la diversidad étnica implica un problema político de primer orden, los procedimientos policiales exigirían que en las intervencio- nes contra criminales de un determinado orígen étnico (o religioso), partici- pen policías del mismo origen o de la misma religión.

80 afirmado que la mayoría de los miembros de Al Ma’unah tam- bién eran miembros del PAS. Las reacciones de la oposición institucional no se hicieron esperar. El presidente nacional del Democratic Action Party (DAP) envió a la prensa un comunicado en el que denuncia- ba la renuencia de la (Asamblea del Pueblo, el parlamento) a discutir el caso de Al Ma’unah:

En retrospectiva, la decisión de politizar completamen- te el asunto de Al Ma’unah fue probablemente tomada en (la reunión) del Consejo Supremo de la UMNO, en Seri Perdana, Putrajaya, el 10 de julio, donde el primer ministro... lanzó la primera salva con la acusación de que “algunos, incluido el PAS”, tratarían de “blanquear” las atrocidades de Al Ma-unah. Durante los siguientes días, Mahathir continuó con la escalada política del asunto Al Ma’unah, afirmando ca- tegóricamente que el asesinato de los rehenes no mu- sulmanes, en vez de los musulmanes, fue deliberado, acusando al PAS de que su “política de odio” es la res- ponsable del incidente Al Ma’unah y denunciando que la mayoría de los 1,800 miembros de Al Ma’unah per- tenece al PAS...65

Fadzil Mohamad Noor, presidente del PAS, simplemente de- claró a la prensa no saber nada de Al Ma’unah hasta el mo- mento del incidente; asimismo, afirmó no saber si algún

64 La UMNO es el partido malayo presidido por el Primer ministro Mohamad Mahathir y la principal formación política de la coalición Barisan Nasional (BN) gobernante. Crescent Interntational: “Few fooled by Mahathir’s efforts to blame arms and hostage drama on Islamic party”, 1-15 de agosto de 2000. http://www.muslimedia.com/archives/sea00/mahadrama.htm 65 Comunicado de prensa de Lim Kit Siang, Presidente nacional del DAP: Arms heists: parliament irrelevant; http://www.malaysia.net/lists/sangkancil/ 2000-07/msg00682.html

81 Pmiembro del PAS estaba involucrado en el asunto. Sin em- bargo, Zacaria Dagang, jefe de la sección juvenil del PAS en el estado de Trengganu, declaró que Kamarudin Mustafa, uno de los 29 detenidos, había sido obligado a renunciar al comité juvenil del partido, en junio, cuando descubrieron que era miembro de Al Ma’unah; insistió en señalar que, ese mismo mes, la asamblea del PAS decidió no reconocer al grupo a causa de sus enseñanzas “desviacionistas.”66 Queda una duda sobre la transparencia con la que fue trata- do el asunto dentro del PAS: resulta incomprensible que, dado el clima político, el comité juvenil no hubiera informado a la dirección nacional de lo acontecido. Parecería que se impuso la lógica “los enemigos de mis rivales son mis amigos”; pero, la dirección del PAS simplemente fue desmentida por uno de sus comités subordinados. Sin parar mientes en la degradación de sus relaciones con los partidos de la oposición institucional, el Primer ministro no se privó de hacer comentarios que motivaron reacciones airadas de la oposición no institucional. Así, el 30 de agosto de 2000, durante el discurso oficial del Día de la Independen- cia, afirmó:

Porque parecería que el gobierno encabezado por los malayos se ha debilitado, los chinos extremistas, dis- gustados con la cooperación entre las diferentes razas en Malasia, empiezan a herir los sentimientos de los malayos, planteando toda clase de demandas absurdas... En términos de enfoque, Suqiu es lo mismo que Al Ma’unah, esto es, trata de herir las convicciones de al- guna gente para encender sentimientos raciales.67 66 Asiaweek.com: How can this happen?, No 28, Vol. 26, 21 de julio de 2000; http://www.asiaweek.com/asiaweek/magazine/2000/0721/ nat.malaysia.html 67 Malaysiakini.com: PM likens Suqiu’s actions to communists and Al Ma’unah; http://www.malaysiakini.com.my/archives_news/2000/aug30/ 82 Suqiu es el nombre, en chino, de un Comité de Organizacio- nes Chinas de Malasia que había solicitado al gobierno revi- sar y abolir los derechos especiales otorgados a los bumiputra. La demanda de Siqiu tocaba el corazón del orden político y social de Malasia, de allí la reacción extrema del Primer mi- nistro de hacer la comparación con los comunistas y con Al Ma’unah. Las voces chinas descontentas con el exabrupto se hicieron escuchar de inmediato, tanto en las organizaciones del establishment como en las independientes. Por si eso fuera poco, el debate por la abolición de la Ley de Seguridad Interna (Internal Security Act o ISA) fue reintensificado. La ISA fue promulgada por el gobierno colo- nial británico, en 1948; se trataba de una ley que respondía a una situación de emergencia: el avance de los comunistas malayos ponía en riesgo el orden colonial. Malasia obtuvo la independencia en 1957, pero el período de emergencia fue extendido hasta 1960 y la ISA no sólo no fue abolida sino mantenida hasta la actualidad. La ISA permite al gobierno encarcelar a sospechosos sin derecho a juicio, durante 60 días. A lo largo de ese período las autoridades deben formular los cargos en contra de los pri- sioneros. La policía nacional es la responsable de ejecutar las detenciones y trabaja estrechamente con la Special Branch, policía secreta. Transcurridos los 60 días, los prisioneros son transferidos al centro penitenciario de Kamunting, en el nor- te de Malasia; allí pasan dos años y, después, son reinsertados en la sociedad, pero el Ministerio del Interior decide si per- manecen detenidos o si son liberados.68

news12.htm 68 IslamOnline.net: Malaysia: controversial security law best tool against terror; http://198.65.147.194/English/News/2001-10/26/article3.shtml

83 Poco antes del asalto al cuartel de Grik, el gobierno anun- ció que estudiaba la posibilidad de abolir la ISA. Luego del incidente, Mahathir señaló que, cada vez que el gobierno in- tentaba abordar el tema de la abolición de la ley, algo sucedía y había que dar marcha atrás. Con los affaires de Al Ma’unah, Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) y Jemaah Islamiyah (JI), la posición gubernamental de mantener la ISA fue con- fortada y, luego del 11 de septiembre de 2001, Mahathir llegó incluso a ufanarse de la disponibilidad de tal ley para comba- tir el terrorismo:

...Mahathir dijo que los países que acusan a Malasia de ser antidemocrática e injusta debido al uso de la con- trovertida ISA, ahora aprenden a hacer lo mismo. Mahathir dijo que cuando su gobierno usó la ISA para combatir el terrorismo en Malasia, fue acusado de ser antidemocrático. “Pero ahora ellos (las naciones que criticaban la ISA, incluso los Estados Unidos) hacen exactamente lo que hicimos, están aprendiendo de no- sotros”.69

Cierto, los gobiernos que se presentan como paradigmas de la democracia y del respeto de los derechos humanos pasan por encima de las libertades políticas, para combatir un enemigo difuso. En el caso de Malasia, a pesar de las amenazas de utilizar la ISA contra aquellos que se oponen a su aplicación, las protestas han proliferado. Las campañas para recabar fir- mas o enviar cartas al gobierno solicitando la abolición de la ley son numerosas. Los principales argumentos de los opositores consisten en descalificar la ISA como una herencia del orden colonial que atenta contra las libertades políticas y los derechos humanos. Con todo y las protestas, el gobierno de Malasia es ahora uno

69 Idem. 84 de los principales aliados del gobierno estadounidense en el combate al terrorismo internacional. Con todo, casi nadie quedó convencido de que Al Ma’unah, en sí, representaba un peligro serio para el gobierno; en el ambiente quedó flotando la sensación de que todo había sido un golpe montado por las autoridades para mantener la ISA y para fustigar políticamente a la oposición musulmana.

EL SAINETE DEL KUMPULAN MUJAHEDIN MALAYSIA

El 8 de junio de 2001, la prensa malasia daba cuenta de una noticia que, de momento, recibió una atención limitada por parte de los medios: un grupo de nueve militantes islamistas había sido arrestado, por querer implantar una sociedad “pu- rista”, por ser sospechosos de tener vínculos con Osama ben Laden y de haber participado en la muerte del doctor Joe Fernández.70 Conforme pasaban los días, las autoridades iban proporcionando mayores detalles del grupo y de las razones que llevaron a su detención, bajo la cobertura legal de la ISA. El 3 de agosto, el inspector general de la policía malasia, Tan Sri Norian Mai, anunció en Johor Baru (capital del esta- do de Johor) que ocho individuos seguían detenidos, uno de ellos era un dirigente de la organización juvenil del PAS, acu- sados de pertenecer a la organización Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM, o Grupo Mujaidín de Malasia). El jefe poli- ciaco vinculó a los detenidos con el ataque contra una esta- ción de policía (perpetrado el 4 de febrero), los acusó de ha- ber hecho explotar bombas en una iglesia católica y en un

70 El doctor Fernández era miembro del parlamento del Estado de Kedah, por parte del Malaysian Indian Congress (MIC); se trata del partido político que agrupa a los malasios de origen tamil y que forma parte del Barisan Nasional (BN, o Frente Nacional), coalición gobernante, en la cual predomina la UMNO (véase supra nota 64). Fue asesinado el 4 de noviembre de 2000.

85 templo hindú, y volvió a señalarlos como responsables de la muerte del doctor Joe Fernández. La novedad del anuncio fue que, por primera vez y antes del 11 de septiembre, un representante gubernamental vincu- laba a un grupo local con organizaciones extranjeras:

A partir de lo obtenido hasta ahora, creemos que están bajo la influencia de extranjeros que promueven la militancia en nombre de la jihad. Son una amenaza para la seguridad nacional y seguimos buscando a otros [cóm- plices].71

Para dar mayor peso a las acusaciones, también señalaba que los ocho habían participado en movimientos militantes en Afganistán y en Ambón (Molucas, Indonesia). El periódico oficioso The Star, por su parte, añadía una acusación más: “El KMM también ha sido ligado al asalto del Banco del Sur, en Petaling Jaya, el 18 de mayo. Entre los asaltantes estaban un graduado de la universidad de Arkansas y otro de la Universi- dad de Karachi”.72 El 4 de agosto, Nik Adli Abdul Azis, hijo del Menteri Besar, del estado de Kelantan,73 y otro miembro del PAS fueron de- tenidos, acusados de formar parte del KMM. En los días si- 71 Lim Kit Siang, Presidente del Democratic Action Party: Comunicado de prensa: “Government should present White Paper in parliament next week on Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) to demonstrate that the police allegations about the local militant religious group with international terrorist links are more substantial than the earlier one against the reformasi six of a militant plot for violent overthrow of government”, 4 de agosto de 2001. http://www.malaysia.net/lists/sangkancil/2001-08/msg00095.html 72 The Star: “Idealistic young men fired by call for jihad”, 10 de agosto de 2001; http://www.geocities.com/naulu67/thestar160801.htm 73 Malasia es una federación de Estados; nueve de éstos son encabezados por sultanes, pero el gabinete local está bajo la responsabilidad de una espe- cie de gobernador que recibe el nombre de Menteri Besar. En Kelantan, Nik Aziz Nik Mat, quien es el líder espiritual del PAS, ocupa ese cargo. 86 guientes, ante el parlamento, el viceministro del interior, Datuk Zainal Abidin Zin, declaró que los detenidos eran diez y que ocho de ellos eran miembros del PAS; entre ellos ya figuraba Abdul Azis, quien habría realizado viajes frecuentes a Afganistán y habría sido electo líder del KMM, a principios de 1999, durante una reunión efectuada en Kampung Seri Aman, Puchong.74 En ese lugar, la policía habría confiscado un “gran” arsenal de armas de fuego: “un M16, cinco cargadores de 5.56 mm, un revólver, una pistola, bombas caseras, productos químicos y la parafernalia necesaria para ensamblar bombas”.75 Si se tiene en cuenta la aguda competencia entre la UMNO y el PAS por ganar el favor electoral de la población malaya (musulmana), es comprensible el énfasis puesto en el papel desempeñado por el hijo del líder espiritual del PAS y en la participación de los miembros del partido islámico en el supuesto complot del KMM. Sin embargo, otras informaciones pasaron prác- ticamente desapercibidas para la prensa nacional e internacional; por ejemplo, el 26 de agosto, el periódico Suara Merdeka citaba un informe de la agencia The Associated Press, según el cual:

...un portavoz de la policía, siguiendo la costumbre de mantener el anonimato, dijo que Mohamad Iqbal Rahman fue enviado al campo-prisión de Kamunting..., esta semana, para cumplir con una orden de detención de, por lo menos, dos años, bajo la ISA. Mohamad [de nacionalidad indonesia] tiene status de residente permanente en Malasia y había estado bajo custodia desde el 30 de junio, cuando fue detenido des- pués de pronunciar un sermón en Shah Alam, cerca de Kuala Lumpur.76 74 The Star: “Set up efforts to thwart militant groups”, 14 de agosto de 2001; http://www.geocities.com/naulu67/thestar160801.htm 75 Idem. 76 Suara Merdeka: “Malaysia sends Indonesia teacher to prison camp”, 26 de agosto de 2001; http://www.suaramerdeka.com/harian/0108/26/eng1.htm 87 En enero de 2002, Mohamad Iqbal Rahman se convertiría en uno de los personajes centrales de lo que los gobiernos singapurense y malasio presentarían como una red interna- cional de terroristas y como los ejecutores regionales de los designios de Osama ben Laden. En todo caso, las inconsistencias de las acusaciones contra el nuevo grupo de detenidos empezaron a aparecer, acen- tuando el escepticismo presente en la opinión pública malasia desde el caso de Al Ma’unah: • Harakah Harian, el diario oficial del PAS, señalaba que el informe de Tan Sri Norian Mai, del 3 de agosto de 2001, indicaba el arresto de ocho personas, con nexos terroristas internacionales, pertenecientes al KMM, el cual “[Norian Mai] identificó como Kumpulan Mujahedin Malaysia”. Acto seguido, Harakah ponía el acento en otra de las inconsistencias gubernamentales:

Diez días después de la primera “revelación” de Norian Mai acerca del Kumpulan Mujahedin Malaysia, sin em- bargo, el término repentinamente desapareció del uso oficial, en la medida en que KMM sufrió un cambio de identidad no anunciado, para devenir “Kumpulan Mili- tan Malaysia” ¿Cuál es la razón de este repentino cam- bio de identidad y de la pretensión de la policía y del gobierno de que este cambio de identidad del KMM jamás ocurrió?77

En efecto, durante algunos días las autoridades dejaron de usar el primer apelativo y adoptaron el segundo. Con el cam- bio injustificado, la credibilidad del gobierno volvió a quedar en entredicho y el KMM parecía haber sido un montaje de las autoridades. 77 Harakah Daily: “Kumpulan Kumpulan Mujahedin become Kumpulan Militan; another political ‘sandiwara’”; http://www.freeanwar.com/ news012001/200901harakah1.htm 88 • Algunos informes oficiales señalaban que la policía descubrió la existencia del KMM, luego de capturar a una banda que había llevado a cabo un asalto fallido a un banco, en Petaling Jaya, el 18 de mayo de 2001. Es de notar que no se acusa directamente a los supuestos miembros del KMM de haber asaltado el banco, más bien señalan que fueron denunciados por uno de los asaltantes. En ese sentido, la Agence France Press señalaba:

El Primer ministro malasio, , decla- ró el sábado (12 de enero de 2002) que el asesinato de un hombre político y el ataque a un puesto de policía el año pasado fueron perpetrados por militantes ligados al islamista Osama ben Laden... M. Mahathir precisó que esas informaciones habían sido proporcionadas por un malhechor arrestado el año pasado.78

• Mahathir dejó de lado la acusación sobre el robo al banco, mencionada por los medios oficiosos. Por otra parte, de acuerdo con el segundo comunicado de pren- sa del DAP citado anteriormente: en agosto de 2001, “ninguno de los detenidos [había] sido acusado de ase- sinar a Joe Fernández”.79 Dado el hermetismo de los procesos judiciales en contra de los acusados, no ha sido posible recabar información sobre los cargos utilizados para mantenerlos detenidos hasta ahora. Todo indica, sin embargo, que los nexos internacionales y el derrocamiento del gobierno son los principales motivos de la detención. • En julio de 2002, la Comisión de Derechos Humanos de Malaysia (Suhakam), llevó a cabo una investigación sobre las condiciones de los detenidos bajo la ISA.

78 Agence France Press: “Un meurtre en Malaysia lié a ben Laden”, 12 de enero de 2002; http://www.cyberpress.ca/reseau/monde/0201/mon_102010054995.html 79 Véase supra nota 70. 89 Zainon Ismail, uno de los acusados de pertenecer al KMM, utilizó la cobertura de los medios para afirmar que:

He sido acusado de ser uno de los fundadores del KMM, pero éste es una creación de la policía. El líder real del KMM es el jefe de la policía Norian Mai. Yo sólo soy una víctima. Admito que soy un miembro del KMM, pero del Kumpulan Mangsa Mata-mata (Grupo de vícti- mas de la policía).80

Parecía, por lo tanto, evidente que el affaire del KMM era lo que Harakah había denominado un sandiwara político, lo que significaría literalmente un drama político, pero que equival- dría, más bien, a una telenovela política, tendiente a desacredi- tar las políticas de islamización de la vida social, promovidas por el PAS en los estados gobernados por el partido islámico.

LA “RED INTERNACIONAL TERRORISTA”

El viernes 4 de enero de 2002, la policía malasia anunció la detención de otros 13 militantes islamistas ligados al KMM. Las fuen- tes periodísticas señalaban que, con las nuevas detenciones, el número de miembros del KMM se elevaba a 30. El sábado 5 de enero de 2002, el gobierno singapurense, por su parte, informó que, en diciembre de 2001, el Departamento de Se- guridad Interna había arrestado a 15 militantes islamistas que planeaban atacar intereses estadounidenses ubicados en la isla-Estado. Los detenidos fueron presentados como miem- bros de una organización clandestina llamada Jemaah Islamiyah (JI, o Sociedad Islámica), que habrían recibido entrenamiento

80 Malaysiakini: “Malaysia: KMM suspects put media on trial in Suhakam inquiry, 19 de junio de 2002; http://www.ahrchk.net/news/mainfile/php/ ahrcnews_200206/2628/ 90 en los campos de al-Qaeda.81 Las autoridades singapurenses indicaron que los conspiradores pretendían acumular 20 to- neladas de abono, compuesto de nitrato de amonio y utiliza- do en la manufactura de bombas caseras, pero que sólo ha- bían logrado acumular cuatro toneladas de los agroquímicos que fueron expedidas al estado malasio de Johor. El informe del Wall Street Journal insistía en que, por prime- ra vez, “oficiales de seguridad en los dos países han relacio- nado pública y directamente a grupos islamistas militantes domésticos con al-Qaeda”. Como se ha visto, desde agosto de 2001 las autoridades malasias ya habían indicado esa rela- ción, en el caso del primer grupo de detenidos del KMM; sin embargo, optaron por poner de realce la pretendida participa- ción del PAS en las actividades del grupo. En enero de 2002, el contexto ya había sido modificado radicalmente por los acontecimientos del 11 de septiembre; en consecuencia, era más propicio para explotar la faceta in- ternacional de las relaciones de los islamistas locales. El primer paso fue dado por las autoridades singapurenses, al afirmar que JI era dirigida por Abu Bakar Bashir, ulama de nacionalidad indonesia y que tenía ramas en Singapur, Malasia e Indonesia.82 Norian Mai, el jefe de la policía malasia, llevó las cosas más lejos al afirmar que “quienes son responsables de diseminar la ideología militante en el KMM son predicadores indonesios” e identificó a tales predicadores como Abu Bakar Bashir (también llamado Abdus Samad), Riduan Isamuddin

81 Asian Wall Street Journal: “Asian militants with alleged al-Qaeda ties are accused of ploting against embassies”, 7 de enero de 2002; http:// www.singapre-window.org/sw02/020107aw.htm 82 The Age: “Doubt mount over malaysian claims of Al Qaeda links”, 17 de enero de 2002; http://singapore-window.org/sw02/020117ag.htm 91 (alias Nurjawan y/o Hambali, como ha sido publicitado por los medios internacionales) y Mohamad Iqbal Rahman. Fue hasta entonces que la policía malasia dio importancia al arresto de Iqbal Rahman, realizado en junio de 2001. Vale la pena referirse en detalle a las declaraciones de Norian Mai: • Durante diciembre, la policía malasia arrestó a 23 mi- litantes musulmanes; de ellos, cuatro eran indonesios, tres singapurenses así como 16 malasios; siete tenían grados universitarios de Malasia y cinco de Estados Unidos o Gran Bretaña. • Diecinueve fueron entrenados militarmente en Afganistán o en Mindanao, en los campos del FMIL. • Los detenidos estaban relacionados con JI, descubier- ta por las autoridades singapurenses. • El objetivo de los militantes era establecer “una espe- cie de hermandad islámica” (a sort of brotherhood of is- lam) en la región; además, concebían “su papel en una perspectiva amplia, regional, no sólo en Malasia”. • El grupo de detenidos en diciembre era diferente al arrestado entre junio y septiembre de 2001. Mientras que éste estaba ligado al PAS, aquél no tenía relaciones con el partido islámico.83 A mediados de enero de 2002, ya empezaban a manifestarse las deficiencias de las investigaciones y las inconsistencias en- tre las declaraciones de las diversas fuentes gubernamentales: En primer término, no quedaban claras las relaciones entre JI y KMM: de acuerdo con los singapurenses, Abu Bakar Bashir sería el principal dirigente de JI; siguiendo al jefe de policía de Malasia, Abu Bakar Bashir tenía como lugartenientes a Hambali e Iqbal, este último detenido desde junio de 2001.

83 Kyodo: “Malaysian islamic militancy said to originate in Indonesia”, 28 de enero de 2002; http://www.findarticles.com/cf_0/m0WDQ/ 2002_Jan_28/84013712/print.jhtml. 92 Por tanto, sería de esperar que, cuando menos, Iqbal, señala- do como dirigente de JI y como parte del grupo del KMM arrestado en junio, tuviera conocimiento de las actividades del grupo de KMM arrestado en diciembre. En esas circuns- tancias: o bien, no existía ninguna relación entre ambos grupos y, por lo tanto, la teoría del complot del KMM se derrumbaba, o bien, los métodos policiacos de investiga- ción dejaban mucho que desear, pues la policía habría sido incapaz de sustraer información a Iqbal, el único de los diri- gentes de JI y de KMM arrestado. Por eso, no deja de sorpren- der otra declaración de Norian Mai, recogida por The Manila Times: “creemos que estas alas [del KMM] no se conocían y ésta puede ser una táctica de sus líderes para continuar con su lucha, si uno de ellos era arrestado”.84 En segundo lugar, la eficiencia de la policía malasia quedó en entredicho por haber seguido de manera inercial a las au- toridades singapurenses. Abdullah Bawadi, viceprimer minis- tro de Malasia, se vio obligado a admitir que habían fallado en localizar lo que llamaban de manera grandilocuente “un gran stock de armas químicas” (a large stockpile of weapons chemicals): las cuatro toneladas de abono se habían esfuma- do85 o, tal vez, habían sido utilizadas en los padi... En tercera instancia, Mohamad Mahathir, por su parte, de- claró de manera enfática: “Lo que sabemos es que esta gente admitió haber sido entrenados en Afganistán por los talibán y por el grupo de Osama ben Laden. De acuerdo con lo que conocemos, sus intenciones son muy malas, tratan de crear problemas y de derrocar al gobierno”.86 En realidad, la única

84 The Manila Times: “Malaysia rebs’ tie to Minda groups bared”, 6 de enero de 2002; http://www.manilatimes.net/2002/jan/06/top_stories/ 20020106top2.html 85 Fuente: Idem nota 82. 86 Idem.

93 prueba fehaciente sobre las relaciones entre algunos miem- bros de JI que operaban en Singapur era un video encontrado por los estadounidenses en un campo de al-Qaeda, en Afganistán, que mostraba los lugares de Singapur donde se planeaban los atentados contra intereses de Estados Unidos. Sobre esa base, no era fácil acusar de manera indiscriminada a todos los miembros de JI y de KMM de mantener nexos con al-Qaeda. Por otra parte, como era de esperarse, el Frente Moro Islámico de Liberación, a través de su portavoz en Kuala Lumpur, se apresuró a refutar al jefe de policía Norian Mai: “el FMIL es transparente en su funcionamiento y no mantie- ne nexos con ninguno de los grupos de la región”.87 En cuarto, la acusación de querer derrocar al gobierno, for- mulada por M. Mahathir, contrasta con la afirmación de Norian Mai sobre el proyecto de instaurar una especie de hermandad islámica regional. Todo indica que el jefe de la policía tenía razón: JI, como organización, buscaba recrear la Umma, des- de abajo y de manera progresiva, mediante el convencimien- to de nuevos adeptos; esto suponía, por supuesto, negarse a aceptar las reglas que rigen el funcionamiento de las institu- ciones políticas no islámicas, pero en modo alguno implicaba su destrucción violenta. Abu Bakar Bashir, por lo tanto, pre- tendía seguir las enseñanzas de Hasan al-Banna y de los her- manos musulmanes egipcios de la época de ese personaje. El proyecto de Bashir no garantizaba que algunos de los miem- bros de su sociedad islámica mantuvieran nexos con otras organizaciones islamistas y que adoptasen medios violentos para alcanzar el mismo fin. Finalmente, el mismo M. Mahathir tuvo que admitir que las operaciones de los miembros del KMM no habían sido clara-

87 Utusan Melayu: “MILF denies knowledge of KMM members trained in its camps”, 28 de enero de 2002; http://www.ahrchk.net/news/ mainfile.php/ahrnews_200201/2326/ 94 mente establecidas por las autoridades: “Si ellos se han con- vertido en una célula [de JI o de al-Qaeda] en Malasia o no, o si han trabajado de manera independiente, eso no lo sabe- mos”.88 Ante todas estas inconsistencias, fuentes gubernamentales que mantuvieron el anonimato declararon al reportero de la influyente Far Eastern Economic Review, algo que el jefe de po- licía ya había señalado:

...los detenidos [de KMM] representan dos grupos se- parados: los arrestados antes del 11 septiembre perte- necen al KMM, mientras que los otros, previamente descritos como una “segunda ala” del KMM, son miem- bros de Jemaah Islamiyah. La razón de anunciar que todos los detenidos pertenecen a una organización fue “por no desear alarmar al público”. La fuente dice que Jemaah Islamiyah en Malasia tiene una perspectiva internacional y que sus cinco células tienen el mismo líder que su contraparte singapurense... Ninguno de los 22 detenidos acusados de ser miem- bros de Jemaah Islamiyah pertenece al PAS; de los 23 detenidos acusados de formar parte del KMM, todos, excepto uno, son miembros del PAS.89

La rectificación de una parte de los equívocos no sólo llegó tarde, también se usó una justificación pueril: se pretendía no alarmar al público, cuando ese público lo que más deseaba era tener información fidedigna, pues había sido intoxicado desde que los supuestos complots islamistas fueron manipu- lados por las autoridades para desacreditar la oposición islámica institucional.

88 Idem. 89 Far Eastern Economic Review: “Wrong Target”, 18 de abril de 2002; http://singapore-window.org/sw02/020418f1.htm 95 Sin embargo, la prensa internacional, al hacer suyo el dis- curso alarmista sobre la presencia del terrorismo internacio- nal en el sudeste asiático, extendió la intoxicación a todo el orbe. Time, por ejemplo, durante varias semanas dedicó ex- tensos artículos a demostrar que Malasia era una cuna del terror,90 o a mostrar una complicada red de relaciones entre organizaciones islamistas del sudeste asiático y de otras re- giones del mundo.91 Particularmente notorio es el artículo sobre Hambali, el único miembro de la supuesta dirección de JI, hasta ahora no localizado por ninguna autoridad, y, por tanto, incapaz de comentar la historia tejida por el correspon- sal de Time en Kuala Lumpur.92 En contraste, las referencias a Iqbal, el único supuesto dirigente de KMM y de JI prisio- nero, son escasas. Otras instituciones, consideradas serias, también hicieron suyos los argumentos rocambolescos de los gobiernos malasio y singapurense. Así, a pesar de que Norian Mai, el jefe de la policía malasia, había sido enfático al señalar que tanto Bashir como Hambali se encontraban prófugos, un organismo tan serio como el Center for Contemporary Conflict no tuvo em- pacho en publicar un artículo que afirmaba: “el gobierno [malasio] arrestó a Nurjaman Riduan Isamudin, líder del Kumpulan Militan/Mujahedin Malaysia (KMM), y a un estu- diante del clérigo (sic) Abu Bakar Bashir. Hambali está direc- tamente relacionado con los ataques del 11 de septiembre”.93

90 Véase Time: “Malaysia: staging ground for terror?”, 2 de febrero de 2002; http://www.time.com/time/world/printout/0,8816,198859,00.html; también véase: “Eye of the storm”; http://www.time.com/time/asia/ features/malay_terror/cover.html 91 Véase Time: “Untangling the web”; http://www.time.com/time/asia/ news/magazine/0,9754,197713,00.html 92 Véase Time: “Asia’s own Osama”; http://www.time.com/time/asia/ features/malay_terror/hambali.html 93 Gaye Christoffersen: The war on terrorism in South East Asia: searching for partners, delimiting targets; Center for Conteporary Conflict, marzo de 2002; 96 La ligereza con que fueron aceptados los argumentos de las autoridades malasias y singapurenses lleva al autor a afirmar que “el KMM busca un Estado islámico que cubriría Malasia, Indonesia y el sur de las Filipinas”; en sentido estricto, el go- bierno singapurense acusaba a JI de ese pecado; en contraste, los representantes del gobierno malasio tronaban contra el KMM porque éste pretendía derrocarlos. En medio de esa confusión, para algunos premeditada y para otros involuntaria, pocos fueron los medios que, como la Far Eastern Economic Review, intentaron mantener la imparcialidad:

Siete meses después de los ataques terroristas sobre el World Trade Center y el Pentágono, es claro que el te- rrorismo internacional, incluido al-Qaeda, progresó en las áreas musulmanas del sudeste asiático. Pero, basa- dos en los hechos publicados hasta ahora, resulta que no más de una pequeña docena de militantes estuvie- ron involucrados activamente en complotar contra los Estados Unidos o sus aliados, en nombre de o en co- operación con ben Laden.94

El combate al terrorismo internacional en Malasia y Singapur, por tanto, parece haber respondido más a intereses particula- res de los gobiernos respectivos. En el primer caso es necesario distinguir dos momentos: antes del 11 de septiembre, se trataba de desacreditar a la oposición islámica institucional encarnada en el PAS; después http://ccc.nps.navy.mil/rsepResources/si/mar02/eastAsia.asp. De acuer- do con la presentación del propio Center for Contemporary Conflict, éste es el área de investigación del Departamento de Asuntos de Seguridad Nacio- nal, de la Escuela Naval de Posgrado, ubicada en Montrey, California. 94 Far Eastern Economic Review: “Wrong Target”, 18 de abril de 2002; http:// singapore-window.org/sw02/020418f1.htm

97 del día fatal, trató de congraciarse con el gobierno estadouni- dense que había sido un crítico acervo de las medidas adop- tadas contra el Viceprimer ministro Anwar Ibrahim y que acep- taba a regañadientes las campañas contra el PAS. En el segundo caso, ante las únicas evidencias concretas de acciones terroristas, el gobierno singapurense actúo preventi- vamente. La campaña antiterrorista, por otra parte, le permi- tió reforzar sus relaciones con sus aliados estadounidenses y distraer la atención de una población afectada por las dificul- tades derivadas de la recesión global del 2001. Finalmente, si bien es cierto que la historia del KMM pare- ce insostenible, la de JI se antoja interesante, no tanto por su participación, no probada, en los complots terroristas, sino por su proyecto de crear una “especie” de hermandad musul- mana internacional.

98 CAPÍTULO IV INDONESIA: NACIONALISMO ISLÁMICO,95 ISLAMISMO PARROQUIAL E ISLAMISMO INTERNACIONALISTA

Indonesia ocupa el cuarto lugar, a nivel mundial, en lo que se refiere al tamaño de la población; ésta, en 2001, se estimaba en 206.1 millones de habitantes, de los cuales el 88.0% pro- fesa el Islam, representando en términos absolutos 181.4 mi- llones de personas, que hacen de Indonesia el país musulmán más grande del mundo. Desde la declaración de independencia, en 1945, el princi- pal problema político del Estado moderno ha sido garantizar la unidad nacional de un territorio compuesto por cerca de 16 mil islas y de una población extremadamente diversificada desde el punto de vista étnico. En términos generales, se puede decir que el país se en- cuentra permanentemente sometido a la tensión resultante de una unidad religiosa relativa y de una diversidad étnico- cultural absoluta. El carácter relativo de la unidad religiosa está determinado por el hecho de que la mayor parte de las poblaciones total y musulmana se concentra en las islas prin- cipales de Java y Sumatra. La calidad absoluta de la diversi- dad étnico-cultural está ligada al hecho de que la vida de las comunidades locales ha sido tan cerrada que, aún dentro de

95 El autor agradece a Atzimba Luna Becerril su contribución a este capítulo, con el esbozo histórico del conflicto en Aceh; los puntos de vista interpretativos corresponden exclusivamente al autor del presente ensayo. una misma isla, habita una gran diversidad de grupos étnicos que entienden y practican la religión de maneras muy propias. Eso explica porqué en un país donde el gobierno es contro- lado por musulmanes que optaron por un proyecto político laico, con reiterada frecuencia, ese gobierno es confrontado por las corrientes musulmanas tradicionalistas. Tal es el caso de los nacionalistas achejneses, quienes demandan la inde- pendencia sobre la base de un nacionalismo construido a par- tir de una identidad que gira en torno del Islam. En un senti- do completamente diferente, organizaciones como Jemaah Islamiyah también optan por instaurar una sociedad islámica, a partir de pequeñas comunidades que se substraen volunta- riamente a las reglas del Estado nacional moderno. En uno y otro caso, al ver subvertido el orden establecido, los agentes gubernamentales se han extralimitado, creando espirales de violencia que, con el tiempo, ha sido imposible controlar. En ese contexto, existe una responsabilidad compartida entre agentes gubernamentales y musulmanes tradicionalistas en la generación de la violencia.

EL NACIONALISMO ISLÁMICO ACHEJNES

Las fuentes del siglo XIII, las más antiguas disponibles hasta la actualidad, indican que los dos primeros reinos establecidos en el norte de Sumatra fueron los de Samudra Pasai y de Pidie. Hasta 1520, esos reinos ocuparon, junto con otros, el territo- rio de la actual provincia de Aceh. Ese año, el sultán Ali Mughayat Syah unificó todos los reinos en el sultanato de Aceh Darussalam. Mientras se producía la unificación y gracias al comercio de la pimienta, Samudra Pasai se consolidó como el puerto co- mercial más importante del estrecho de Melaka, hasta la lle-

100 gada de los europeos a la región. Esta importancia estuvo determinada por la función económica desempeñada por los comerciantes árabes, quienes controlaban el tráfico de espe- cias entre Asia y Europa e introdujeron el Islam en el sudeste asiático. Samudra Pasai fue el primer reino de la región en adoptar el Islam. Las fuentes señalan que, siendo ya un sultanato, se consolidó como un centro islámico de primero orden:96 los primeros ulamas97 achejneses provenían del Medio Oriente, India y Persia; todos poseían una formación religiosa estricta y dominaban el árabe; ellos hicieron de Aceh el centro a par- tir del cual se difundió el Islam en el sudeste asiático. Con el tiempo, los musulmanes de la península malaya, del sur de Sumatra y de otras islas se acostumbraron pasar algún tiempo en las prestigiosas madrazas de Aceh, para profundizar su for- mación religiosa; igualmente, allí solían recibir una prepara- ción especial antes de iniciar la peregrinación obligatoria a La Meca. Ese prestigio religioso se mantiene hasta la actualidad. La conquista del puerto de Melaka, en 1511, por los portu- gueses marcó la llegada de los europeos al sudeste de Asia, estableciendo una competencia múltiple entre dos culturas radicalmente diferentes: • En lo comercial, Melaka se convirtió en el principal competidor de Aceh; los flujos comerciales controla- dos por los europeos se concentraban en el primero de los puertos, mientras que los árabes preferían el segun- do. • En lo político, Aceh perdió Melaka como estado tri- butario y, conforme crecía la influencia europea, las relaciones con los estados de la península malaya fue-

96 SABY, Yusny: “The Ulama in Aceh: a brief historical survey”, en: Studia Islamika, Indonesia Journal for Islamic Studies, No. 1, 2001, p. 12. 97 Es el equivalente en Indonesia a los imam de los países árabes. 101 ron degradándose, en detrimento de los achejneses. • En lo militar, las tentativas de los portugueses de ocu- par Aceh desembocaron en una confrontación directa entre unos y otro. • En lo religioso, la voluntad de los portugueses de im- plantar el catolicismo en los territorios bajo su tutela orilló a los achejneses a considerar la lucha contra los lusitanos como una guerra santa, jihad, que entraña una obligación para todos los musulmanes.

ACEH Y LOS HOLANDESES

A fines del siglo XVI aparecieron nuevos actores: en 1596, los holandeses, por primera vez, se hacen presentes en la re- gión; en 1602, crean la Vereenigde Oostindische Compagnie (VOC o Compañía Holandesa de las Indias Orientales) y, en 1619 fundan Batavia (la actual Yakarta). Gracias a la rápida im- plantación de la VOC en Java, los holandeses lograron des- plazar a Aceh en la producción de pimienta, clavo y seda. En 1641, los holandeses lograron expulsar de Melaka a unos portugueses debilitados por la larga guerra con los achejneses; con ello, cambiaron radicalmente las condiciones imperantes en el sudeste asiático y Batavia se convirtió en el principal centro comercial de los europeos. Los árabes, por su parte, seguían manteniendo relaciones privilegiadas con Aceh. En 1799, los privilegios acordados por el Estado holandés a la VOC no fueron renovados y el Estado asumió la respon- sabilidad directa de la explotación de las posesiones colonia- les en el sudeste asiático. Las autoridades holandeses pusie- ron en práctica una política de anexiones territoriales que les permitió extender progresivamente sus dominios en Sumatra. Hacia 1865, ya habían alcanzado los límites de Aceh y, en marzo de 1873, invadieron militarmente su territorio.

102 La guerra se prolongó hasta 1903, cuando el sultán de Aceh se rindió. Los ulebalang, la elite económica achejnes, desempeñaron una función de primer orden en las primeras fases de la guerra contra los holandeses. Sin embargo, pronto fueron relevados por los ulama, quienes dieron un tinte religioso a la guerra; ésta inspiró una vasta literatura que instaba a la población a morir como mártires de la jihad.98 Los ulama organizaron la co- munidad, a través de las reuniones religiosas de los viernes en las mezquitas y de las escuelas coránicas. Entre los ulama des- tacó la figura de Tengku Chik Di Tiro Dayah Cut, ancestro del actual dirigente del Gerakan Aceh Merdeka (GAM). De acuerdo con los registros históricos, los holandeses per- dieron dos mil hombres en batalla y 10,500 por enfermedad. Para los achejneses las pérdidas humanas fueron mayores: de una población total estimada en 750 mil habitantes, entre 60 y 70 mil perecieron en combate, entre 10 y 20 mil se vieron obligados a emigrar a la península malaya;99 los kampung100 y la infraestructura de riego fueron arrasados; finalmente, Aceh perdió totalmente el comercio de la pimienta. La victoria acarreó múltiples dificultades a los holandeses, pues tuvieron que mantener una fuerte presencia militar para someter a los achejneses; el control sobre otras regiones de la colonia, en consecuencia, se relajó y acarreó nuevos proble- mas políticos al gobierno colonial. Éste, no obstante, pronto cobró conciencia de la oposición de intereses entre los ulebalang y los ulama y, para asentar su dominio, instaló a los primeros en los puestos de la administración colonial. 98 De ese período datan dos obras épicas ampliamente difundidas entre la población achejnese: Hikajat Prang Sabil y Hikajat Prang Kompei, que instaban a la población a hacer el jihad contra los kafir (infieles) holandeses. 99 Siegel, James: Shadows and sound. The historical thought of a sumatran people. The University of Chicago Press, Chicago, 1979, p. 229. 100 Asentamientos rurales de población. 103 El breve período de 1903-1942, durante el cual los achejneses perdieron su independencia, estuvo marcado por una división profunda de la sociedad: de un lado se encontra- ban quienes, junto con los ulebalang, acabaron sometiéndose al sistema colonial; del otro estaban los ulama y los que consi- deraban necesario mantener la resistencia contra los holan- deses.

ACEH Y LA REPÚBLICA DE INDONESIA

El intersticio de la ocupación japonesa (1942-1945) estuvo marcado por la división social provocada por la implantación del régimen colonial: los ulama se esforzaron en atraer a los japoneses a Aceh, para liberarse del yugo holandés; la cola- boración con los nuevos ocupantes se saldó con la participa- ción de los ulama en la burocracia de la administración nipo- na. Pronto, los ulama y sus seguidores comprendieron que el dominio japonés había sustituido al holandés y siguieron em- peñados en buscar la manera de recuperar la independencia política. La derrota militar de los japoneses acentuó la división so- cio-política de los achejneses: los ulebalang, de inmediato, se movilizaron para preparar el regreso de los holandeses y recu- perar las prerrogativas que éstos les habían otorgado; los ulama, en contraste, se apresuraron a apoyar la proclamación de la República de Indonesia, hecha por los nacionalistas encabe- zados por Sukarno y Hatta, el 17 de agosto de 1945. Los holandeses, apoyados por los británicos, buscaron re- cuperar sus antiguos dominios y, hacia finales de 1945, ha- bían logrado ocupar militarmente la mayor parte de ellos. Gracias al sentimiento de independencia y orgullo nacional arraigado en la gran mayoría de la población, encabezada por los ulama, Aceh logró mantener la independencia política du-

104 rante los años de guerra entre los holandeses y los represen- tantes de la República de Indonesia. Todavía más, los recur- sos económicos de Aceh fueron utilizados para apoyar a los nacionalistas y los ulama llamaron a la población a una nueva jihad contra los holandeses. Así, combatientes, armas y dine- ro provenientes de Aceh llegaban al sur de Sumatra, a Java y al resto del archipiélago para ayudar a los nacionalistas en la lucha contra los holandeses. El 2 de noviembre de 1949, los holandeses terminaron por firmar el Acuerdo de la Haya, mediante el cual reconocían la independencia de Indonesia. A pesar de que jamás recupera- ron el control sobre Aceh, no tuvieron empacho en someterlo a la jurisdicción del gobierno republicano. No obstante, de motu proprio, los achejneses adhirieron a la nueva república, esperando obtener un tratamiento especial, como recompensa de los servicios prestados durante la gue- rra de independencia. Esperaban obtener la autonomía en las áreas de religión, educación y cultura; una autonomía que permitiría mantener y reforzar la identidad achejnes. Durante los primeros años de la República de Indonesia, de 1945 a 1953, Aceh mantuvo cierto grado de autonomía y fue consi- derado, de facto, como una provincia. Con el tiempo, la actitud del gobierno central con respecto a Aceh cambió: refugiándose en los Pancasila,101 consideraba (y sigue juzgando) que otorgar privilegios a Aceh (o a cual-

101 La palabra Pancasila proviene del sánscrito (panca = cinco y sila = princi- pio). Los cinco principios que entraña forman la ideología oficial que sirvió de base para la Constitución de 1945. El lema de la República de Indonesia, “Unidad en la diversidad”, pone énfasis en las características comunes de “todos los indonesios”, a pesar de las múltiples diferencias entre ellos. Así, el primero de los cinco principios establece la “creencia en un solo Dios” y reduce al Islam (la religión profesada por la inmensa mayoría de las poblacio- nes achejnese e indonesia) a una de las cinco religiones reconocidas oficial- mente como monoteístas. 105 quier otra provincia) ponía (y pone) en riesgo la frágil cohe- sión existente en un archipiélago extremadamente diverso. La negativa a satisfacer las expectativas de autonomía estuvo acompañada de medidas políticas contrarias a los intereses de los achejneses; el gobierno central: • Impuso un sistema político laico; el sistema educati- vo fue diseñado sobre la base del laicismo y de la difu- sión del Bahasa Indonesia como lengua nacional. • Retuvo el control administrativo del puerto, despo- jando a los ulebalang de su principal recurso productivo. • Designó a no achejneses en los principales puestos administrativos. • Buscó, en 1950, diluir Aceh en la provincia de Sumatra del Norte. Un ulama, Tengku Mohamad Daud Beureu, encabezó la lu- cha por obtener el reconocimiento legal de Aceh como una pro- vincia autónoma, dentro del marco de la República de Indonesia; a pesar de todos los esfuerzos realizados, en enero de 1951 la provincia de Aceh fue disuelta. Las fricciones en- tre el gobierno central y los achejneses volvió a hacer aflorar las divisiones socio-políticas de los últimos: los ulebalangs se alinearon con el gobierno central, con la esperanza de verse favorecidos como lo fueron en otro tiempo por los holande- ses; los ulama consideraban las decisiones del gobierno cen- tral como una amenaza para su ascendiente moral sobre la mayor parte de la población. Sin una solución satisfactoria para los autonomistas achejneses, Daud Beureuh se vio obligado, el 21 de septiem- bre de 1953, a proclamar el establecimiento del Negara Islam Indonesia.102 Fue el inicio de una revuelta armada, encabezada por Daud Beureuh contra el gobierno central.

102 Es decir, el Estado Islámico de Indonesia.

106 Los ulama volvieron a recurrir a la figura de la jihad para movilizar a la población; la renuencia del gobierno central a reconocer la autonomía de Aceh, hizo que los achejneses llevaran el conflicto a un nivel superior: la proclamación del Negara Islam Indonesia abogaba por la islamización de todo el naciente país. La revuelta pasaría a los anales históricos indonesios con el nombre de Darul Islam,103 la cual sería secun- dada por levantamientos armados contra el gobierno central, encabezados por dirigentes musulmanes, en Java y en Silawesi. Las rebeliones fueron reprimidas violentamente por el ejér- cito indonesio; sin embargo, fue hasta enero de 1957 que el gobierno central logró establecer un acuerdo con los ulebalang, mediante el cual se garantizaba a Aceh el estatuto de Propinsi Khusus Istimewa Aceh;104 el carácter especial se refería particu- larmente al mantenimiento de Aceh como una entidad dife- renciada del resto de las provincias de Sumatra y a la autono- mía religiosa y cultural. A cambio, los ulebalang reconocieron la autoridad del gobierno central, rechazaron la islamización de Indonesia y obtuvieron puestos en la administración de la provincia. A pesar de haber sido marginados del acuerdo, gra- cias a la autonomía religiosa y cultural negociada, los ulama pudieron mantener las instituciones que les permitían ejercer su influencia sobre la comunidad.

GERAKAN ACHEH MERDEKA Y LA INDEPENDENCIA DE ACEH

Durante los años siguientes, el acuerdo alcanzado sirvió para apaciguar los sentimientos autonomistas de los achejneses; sin embargo, pronto surgieron nuevas fuentes de conflicto:

103 Es decir, Tierra de Islam. 104 Es decir, Provincia Especial de Aceh. Véase Harsi, S.H., Daerah Istimewa Aceh: Latar belakang politik dan masa depannya; Pt. Karya Unipress, Jakarta 1993, capítulo 10, pp. 177-188. 107 • En lo económico, los recursos naturales de la provin- cia fueron explotados a favor del gobierno central y de sus agentes designados en la región; la población local sólo obtuvo pingües beneficios de esa explotación. El malestar llegó al extremo cuando los yacimientos de hidrocarburos de la región fueron concesionados a em- presas extranjeras que fundaron estados dentro del Es- tado, para velar por sus intereses. • La aplicación de las políticas sociales del gobierno central también fue percibida como un peligro para la identidad achejnes. En efecto, la extensión del sistema educativo oficial y, sobre todo, del uso del bahasa indonesia fue denunciada como una tentativa de “javanizar” Indonesia, en general, y Aceh, en particular. • El estatuto de provincia especial era entendido por el gobierno central de la manera en que mejor le conve- nía, con desventajas permanentes para la provincia misma.

Cierto, existían motivos de descontento entre los achejneses, pero eso no explica satisfactoriamente la actitud radical asu- mida por Tengku Hasan M. di Tiro, al proclamar la indepen- dencia de Aceh, el 4 de diciembre de 1976:

A los pueblos del mundo: Nostros, el pueblo de Aceh, Sumatra, ejerciendo nuestro derecho a la autodetermi- nación y protegiendo nuestro derecho histórico de do- minar la tierra de nuestros ancestros, nos declaramos libres e independientes de todo control político del ré- gimen extranjero (foreign regime) de Jakarta y de los ex- tranjeros (alien people) de la isla de Java.105

105 Tengku Hasan M. di Tiro: Declaration of independence of Acheh-Sumatra; Acheh, Sumatra, 4 de diciembre de 1976.

108 Di Tiro presentaba la declaración de independencia “en nombre del soberano pueblo de Acheh”106 y en calidad de “Presidente del Frente Liberación Nacional de Acheh”, el cual, con el tiempo, se convertiría en el Gerakan Acheh Merdeka (GAM o Movimiento por Acheh Libre). En la declaración, Di Tiro evocaba el hecho de que, durante siglos, “Acheh ha sido un Estado independiente”, con “una tradición histórica y cultural única.” Aun cuando la población achejnes consideraba que sus as- piraciones no habían sido colmadas por el régimen central, otorgó un apoyo muy restringido al movimiento independentista; la mayor parte de los miembros del GAM eran jóvenes intelectuales, dotados de un equipamiento mili- tar extremadamente limitado. A pesar de la debilidad del movimiento, la respuesta de Yakarta fue rápida y aplastante, obligando a Di Tiro a exiliarse en Suecia, en 1979. Allí esta- bleció el “Autogobierno Achehnese en exilio”.107 Antes de exiliarse, Di Tiro dejó en Tengku Abdullah Syafi’I la pesada carga de continuar con la lucha armada; esa lucha, por la necesidad de las condiciones, se convirtió en una gue- rra de guerrillas que había sido prácticamente liquidada en 1982 y que fue mantenida con muchísimas dificultades du- rante la década de los 80. Mientras los partidarios de Di Tiro en el exilio y en Aceh se esforzaban en mantener un movimiento carente de apoyo popular, los contextos local e internacional de los años 80 permitieron crear las condiciones que modificarían sustancialmente la lucha por la independencia de Aceh: 106 Para diferenciarse, Di Tiro prefirió utilizar la forma en que los achejneses suelen escribir el nombre de la provincia (Achej), en vez de su escritura en bahasa indonesia (Aceh). 107 Robinson, Geoffrey: “Rawan is as rawan does. The origins of disorder on New Order Aceh”, en: Anderson, Benedict R. (editor): Violence and the State in Suharto’s Indonesia; Studies on South East Asia, No. 30, Cornell University Press, New York, 2001, p. 223. 109 • Como tantos otros pueblos musulmanes, los achejneses participaron en la guerra contra los soviéticos en Afganistán; el retorno al país de combatientes experi- mentados nutrió las escasas fuerzas del GAM. • La participación de un número creciente de comba- tientes musulmanes ejerció una gran influencia sobre los ulama que, al principio, se habían mantenido al mar- gen del GAM. Gracias a ellos, la lucha por la indepen- dencia adquirió un cariz religioso y ganó un apoyo po- pular que no había tenido antes. • El gobierno central quiso sacar partido del cambio cualitativo en las fuerzas del GAM, para presentarlas como “peligrosos fanáticos musulmanes”; la propagan- da gubernamental fue redituable en el extranjero; en Aceh, en cambio, fue contraproducente: la tentativa de denigrar a los combatientes musulmanes achejneses des- pertó mayores simpatías hacia ellos entre la población. • El gobierno llevó el conflicto a una etapa superior en 1989, cuando declaró a Aceh una Daerah Operasi Mili- tar (DOM o Zona de Operaciones Militares) y envió contingentes militares que llegaron a totalizar 12,000 soldados a mediados de los 90. La ferocidad de las ope- raciones militares distanció todavía más a la población del gobierno central, acercándola al GAM.

Cuando el régimen de Suharto llegaba a su fin, la confronta- ción entre el GAM y el gobierno central se había agudizado en extremo. La reivindicación de la independencia era consi- derada por una parte creciente de la población como la única salida al conflicto. El GAM como medio para alcanzar la in- dependencia fue percibido de manera diferente desde el exi- lio en Suiza y desde los kampung y la selva achejneses. Desde uno y otro lados siguió siendo considerado el instrumento

110 necesario para alcanzar la independencia; para la gente en Suiza, la independencia formal permitiría preservar la identi- dad de los achejneses y promover una distribución más equitativa de la riqueza de la región; para los combatientes musulmanes, la independencia permitiría reorganizar la sociedad a partir de los principios religiosos del Islam.

ACEH Y LOS GOBIERNOS REFORMISTAS

Con la renuncia de Suharto, las instituciones del Nuevo Or- den por él implantado rápidamente se desprestigiaron; su su- cesor, Yussuf Habibie, se vio obligado a adoptar una actitud reformista, con el fin de legitimar su gobierno. Deseando mostrarse más reformista que los integrantes del movimiento Reformasi, Habibie propuso zanjar el conflicto de Timor Timur mediante un referéndum, donde los timoreses decidirían la permanencia dentro de la República de Indonesia o la inde- pendencia política. Los gobiernos de Portugal y de Australia saltaron sobre la ocasión y, con el apoyo de las Naciones Uni- das, organizaron la consulta en un tiempo récord: el 30 de agosto de 1999, 98% de los votantes optaron por la independencia. La independencia de Timor crispó las relaciones entre los actores políticos: las fuerzas armadas, los Golkar y el Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan (PDI-P o Partido Demócrata de Indonesia-Combate) se opusieron a la secesión, argumentan- do que la República Unitaria de Indonesia debía ser manteni- da a toda costa. Megawati Sukarnoputri, presidenta del PDI- P y candidata a la presidencia del país, señaló que toda Indonesia debió participar en el referéndum sobre Timor. Abdurrahman Wahid, entonces Presidente de Nahdlatul Ulama, insistía en que la solución de los conflictos independentistas de Aceh y de Irian Jaya debían ser resueltos respetando el derecho a la autodeterminación de los pueblos, como en el

111 caso de Timor. Amien Rais, ex Presidente de Muhammadiyah y Presidente del Partai Amanat Nasional (PAN o Partido del Mandato Nacional) adoptó una actitud intermedia: abogaba por el abandono de la república unitaria para instaurar una república federal, donde cada región gozaría de un amplio margen de autonomía. Para los achejneses, la propuesta de Wahid era la más satisfactoria y la consulta popular directa fue enarbolada como su demanda in- mediata. Después de Timor, Habibie ya no tuvo ningún respaldo para repetir la experiencia del referéndum. Una vez en la presidencia de Indonesia, Wahid también se vio impedido por las corrientes nacionalistas y por las fuerzas armadas para poner en práctica el proyecto que había formulado desde la oposición; basado en su prestigio como ulama, Wahid buscó la negociación, por un lado, con los representantes del GAM, de un acuerdo para pacificar la provin- cia convulsionada y, por otro, con los partidos políticos, un proyecto de ley sobre la autonomía regional.

EL ENTENDIMIENTO CONJUNTO PARA UNA PAUSA HUMANITARIA EN ACEH

Desde la toma de posesión como Presidente de Indonesia, Wahid entabló contactos con los dirigentes del GAM, tanto en Aceh como en Suiza. El objetivo era negociar simultáneamente con las dos grandes corrientes del movimiento. El Centro Henry Dunant para el Diálogo Humanitario facilitó las negociaciones, las que desem- bocaron, en mayo de 2000, en la firma del Joint Understanding on Humanitarian Pause for Aceh. El Dr. Hassan Wirajuda, representan- te de Indonesia ante la ONU y signatario oficial del acuerdo, resu- mió el objetivo del mismo en la declaración siguiente:

...el pueblo de Aceh debe ser aliviado del sufrimiento, de las ansiedades y de las incertidumbres a los que ine- 112 vitablemente están sujetas las poblaciones civiles en tiempos de conflictos armados... Esto es lo más impor- tante, en el momento actual. Para que esto sea realiza- do, la violencia debe cesar de inmediato...108

Los principales objetivos del acuerdo de entendimiento con- sistían en ofrecer asistencia humanitaria al pueblo achejnes, garantizar la seguridad necesaria para hacer posible el ofreci- miento de dicha asistencia, promover medidas tendientes a construir la confianza mutua, para lograr una solución pacífi- ca del conflicto. El acuerdo estipulaba que la pausa debía ser puesta en práctica 15 días después de firmado el acuerdo y que cubriría un período de tres meses, el cual sería renovado tantas veces como fuera necesario. El acuerdo de entendimiento entró en vigor el 2 de julio de 2000 y posteriormente fue extendido durante repetidas oca- siones. A pesar de la buena voluntad de las partes firmantes (los representantes civiles y los dirigentes del GAM), la vio- lencia armada no ha cesado en la provincia, mostrando que ninguno de ellos ha sido capaz de ejercer control sobre sus fuerzas armadas y que una pacificación real pasa necesaria- mente por el retiro total de las fuerzas armadas de la Repúbli- ca de Indonesia.

LA LEY SOBRE LA AUTONOMÍA REGIONAL

Mediante la ley, el gobierno central propone medidas prácti- cas que permitirían restablecer relaciones armoniosas entre él y el gobierno regional. El contenido apuntaría, por lo tanto,

108 Discurso de Hassan Wirajuda durante la firma del Joint Understanding on Humanitarian Pause for Aceh, Suiza, 12 de mayo de 2000. Fuente: Department for Foreign Affairs of the Republic of Indonesia, Yakarta. 113 hacia el fortalecimiento económico de la región: el gobierno regional tendría la capacidad de administrar el 15% de los ingresos petroleros, 30% de los derivados del gas y 80% de los resultantes de los productos forestales, mineros y pesqueros. Con la ley de autonomía regional, el gobierno local dispon- dría de una mayor cantidad de recursos, pues tan sólo recibía un 5% de los ingresos generados por todas las actividades productivas de la región y que eran cedidos por el gobierno central bajo la forma de “subsidios”.

EL GOBIERNO DE MEGAWATI SUKARNOPUTRI ANTE ACEH

Wahid fue destituido como Presidente de Indonesia el 23 de julio de 2001, y relevado por Megawati Sukarnoputri, gracias al fuerte apoyo de los militares. Como se ha señalado, durante y después de la crisis de Timor, Sukarnoputri defendió reite- radamente la República unitaria de Indonesia y entró en sintonía con los intereses de los militares. El apoyo político de los militares fue recompensado con una mayor participación de oficiales de alto rango en la vida política del país. En el gabinete de Sukarnoputri figuraron tres militares en puestos relevantes, como el Ministerio del interior. Así, a pesar del reconocimiento de la violencia ejer- cida por el gobierno central contra la población achejnes, la política de Sukarnoputri para la región configura la vieja es- trategia de “la zanahoria y el garrote.” Así, el 9 de agosto fue aprobada la Ley de Autonomía regional; con ella, la región debió acordar nuevas ventajas económicas y la posibilidad de poner en práctica las Sharia, la ley islámica. Mientras tanto, el personal militar destacado en Aceh fue incrementado y sus operaciones multiplicadas para silenciar a los independentistas.

114 Durante el primer semestre de 2002, las agencias informa- tivas estiman alrededor de 600 los muertos de ambos bandos. Reportan la destrucción completa de kampung, la desapari- ción de sospechosos de espionaje (para uno u otro bando) y la tortura frecuente de los prisioneros (de ambos bandos). Los achejneses reivindican su derecho a la independencia sobre la base de una identidad nacional, forjada a través de largas luchas contra aquellos que quisieron someterlos y fun- dada en el Islam como factor de cohesión social. Su adhesión voluntaria al proyecto de la República Unitaria de Indonesia se saldó con el incumplimiento permanente de los privilegios demandados por los achejneses y otorgados por el gobierno central. Las desventajas de las relaciones político-económi- cas entre la provincia y el gobierno central, primero, y, luego, la feroz represión a la que han sido sometidos desde la segun- da mitad de los años setenta orillaron a los achejneses a abandonar la lucha por el reconocimiento de la autonomía dentro del marco de la República de Indonesia y a exigir la independencia total. La radicalización de la demanda fundamental del GAM sólo tuvo como respuesta un incremento de la violencia oficial contra el movimiento y contra la población civil. Para los achejneses, por tanto, la espiral de la violencia sólo podrá ser interrumpida cuando el gobierno central carezca de una justi- ficación legal para intervenir en los asuntos internos de la región, es decir, cuando Aceh sea reconocido como una enti- dad política independiente. Los gobiernos recientes han demostrado que no están dis- puestos a llevar la reforma política tan lejos como para reco- nocer la independencia de otras regiones, ni siquiera han vuelto a tocar el tema de la república federal, por temor a provocar las reacciones de quienes ejercen el poder real detrás de los políticos civiles: los militares. En esas condiciones, el con-

115 flicto en Aceh permanecerá larvado durante un tiempo inde- finido; a menos que el gobierno central y, por supuesto, los militares, estén dispuestos a dar la prueba máxima de buena voluntad: retirarse del territorio, para dejar al GAM ejercer las labores de mantenimiento del orden interno y permitir a la población organizar la vida pública como mejor le parezca. Lamentablemente, una solución de este género no se vislum- bra en el corto plazo.

JEMAAH ISLAMIYAH: UN PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN PROGRESIVA DE LA SOCIEDAD ISLÁMICA

El 5 de enero de 2002, las autoridades singapurenses hicie- ron un anuncio que habría de trastocar completamente las percepciones de la comunidad internacional sobre el sudeste de Asia: la región dejaba de ser la ilustración fehaciente del “milagro” económico asiático, para convertirse en “el segun- do frente” de la “campaña terrorista” emprendida por al-Qaeda y sus socios locales. De acuerdo con un comunicado de prensa oficial:

...algunos de los miembros de Jeemah Islamiyah deteni- dos en Singapur, incluidas figuras clave como Ibrahim Maidin y Khalim Jaffar, han descrito a Abdus Samad (a) Abu Bakar Bashir como el “emir” o líder máximo de la organización “JI”, la cual cubre las redes de Malasia/ Singapur y de Indonesia.109

Las autoridades singapurenses basaban las acusaciones de terrorismo internacional en las siguientes evidencias:

a. Después del incidente del 11 de septiembre de 2001,

109 Government response to media queries on the ISA arrest; Singapur, 18 de enero de 2002. http://notesapp.internet.gov.sg/MHAPCS/Pressliv.nsf/ pressliv.nsf/0/3E6EE3CCB75A876D48256B50002E

116 el Departamento de Seguridad Interior (DSI) empezó las investigaciones sobre JI, después de que una fuente singapurense informó que Mohd Aslam Bin Yar Ali Khan tenía vínculos con al-Qaeda... b. El 9 de diciembre de 2001, el DSI detuvo el primer grupo de seis personas para interrogarlas y catear sus casas y oficinas. La vigilancia llevó al arresto de los otros. La última persona fue arrestada el 24 de diciem- bre de 2001. c. El 14 de diciembre de 2001, el DSI informó a socios extranjeros acerca del caso [JI]. Sólo entonces el DSI fue informado sobre el descubrimiento, en Afganistán, de un video e informes escritos, los cuales fueron reci- bidos el 28 de diciembre de 2001. Por lo tanto, no exis- te base alguna para decir que los arrestos de los miem- bros de JI se debieron a la información provista por las fuentes de Estados Unidos. No obstante, el video con- firmó lo que Khalim [Jaffar] dijo al DSI, el 22 de di- ciembre de 2001, que él y Hashim Abas vandalizaron la estación Yishun del Metro, en 1997/1998, y [el vi- deo también confirmó] que Khalim se había entrevis- tado con los líderes de al-Qaeda en Afganistán en 1999. Hashim también admitió ante el DSI, el 26 de diciem- bre, su papel en el video. Estos [hechos] son útiles para la investigación, en la medida en que forman parte de la evidencia concluyente en contra de los miembros de JI arrestados.110

Para las autoridades singapurenses, el comunicado de prensa tenía como principal finalidad responder a rumores que indi- caban que ellas habían actuado en forma reactiva a las infor- maciones proporcionadas por los servicios de inteligencia estadounidenses; por lo tanto, debían justificarse ante su pú- blico. En todo caso, el comunicado de prensa es muy preciso sobre el contenido del video: “Mohamed Khalim bin Jaffar y

110 Idem.

117 Hashim bin Abas realizaron un reconocimiento detallado de la estación Yishun del Metro en 1997/98 y prepararon un video del reconocimiento, con un comentario en inglés...”111 El comunicado estaba acompañado de sendas fichas biográ- ficas de Hashim bin Abas y de Mohamed Khalim bin Jaffar. Hashim bin Abas, de nacionalidad singapurense y de raza malaya, siguió cursos religiosos, impartidos por Ihbrahim Maidin y, ocasionalmente, por Hambali e Iqbal, dos de los supuestos líderes máximos de JI.112 Hashim y Khalim forma- ban parte de la misma célula de JI y, juntos, siguieron un cur- so de entrenamiento para sobrevivir en la selva, en un club de Malasia. Hashim fungía como tesorero y secretario de la red local de JI y en ocasiones proporcionaba a los miembros de JI artículos, como binoculares de visión nocturna y walki-talkies, como los confiscados en el cateo de la casa de Khalim.113 Mohamed Khalim bin Jaffar, de nacionalidad singapurense y de raza javanesa, siguió los mismos cursos religiosos que Hashim; él fue quien, en 1997, pensaba atacar un autobús utilizado para transportar personal militar estadounidense; para ello, junto con Hashim, estableció un sistema de vigilancia y videograbó los desplazamientos del autobús. El plan del ata- que fue presentado por él mismo a los líderes de al-Qaeda, en 1999, cuando recibió entrenamiento militar en Afganistán, de septiembre de 1999 a abril de 2000, en calidad de respon- sable de la formación militar de la célula local de JI. En con- secuencia, él era el responsable de entrenar a los miembros selectos de JI en materia de condición física, sobrevivencia en la jungla y lectura de mapas.114 111 Idem. 112 De acuerdo con los informes de prensa del momento, Hambali se encon- traba prófugo, pero Iqbal había sido mantenido bajo arresto en Malasia, desde junio de 2001. Véase supra, capítulo III, pp. 92-93. 113 Idem nota 108. 114 Idem. 118 “La evidencia concluyente en contra de los miembros de JI arrestados” no parece serlo tanto: -El entrenamiento para sobrevivir en la selva fue tomado en un club malasio; este tipo de formación es ofrecido por empresas a quienes desean hacer turismo fuera de los cauces normales; la sobreviviencia en esas condiciones es ahora algo tan banal que algunas televisoras organizan concursos sobre el tema.115 -Los binoculares de visión nocturna pueden ser comprados en cualquier buena tienda de campismo; los walkie-talkies es- tán al alcance de cualquier persona, pues pueden ser adquiri- dos en cualquier lugar. -La lectura de mapas podría ser la única actividad que diera motivo para pensar en actividades terroristas, pero también podría estar ligada al entrenamiento para sobrevivir en la selva. En conclusión, los videos de la estación del Metro y del autobús de transporte militar, así como las relaciones con al-Qaeda serían las evidencias más sólidas; sin embargo, los resultados de los atentados terroristas planeados sólo confir- man un acto de vandalismo en el Metro; por otra parte, el lapso transcurrido entre las fechas en que los acusados vigila- ron los movimientos del autobús militar y el momento en que fueron detenidos, indicaría que los supuestos patrocinadores de la red internacional de terroristas no consideraron relevan- te la propuesta de los miembros de JI-Singapur. Éstos, por lo tanto, sólo podrían ser calificados como aspirantes a terroris- tas que, por suerte, nunca recibieron el bautismo de fuego. La reacción de las autoridades singapurenses podría pare- cer desmedida; sin embargo, es necesario reconocer que ellas se distinguen por su capacidad para adelantarse a los aconte-

115 Un ejemplo de este tipo de emisiones es el programa Kolanta, presentado por la televisión francesa durante el verano de 2002. 119 cimientos y por adoptar medidas radicales cuando la seguri- dad interna se ve amenazada. En ese sentido, la razón de Estado permitiría justificar la detención de un grupo de per- sonas, con nexos aparentes con organizaciones como al- Qaeda, sin importar, en primera instancia, si es el grupo, en conjunto, o si sólo son algunos individuos, en lo personal, quienes mantienen tales nexos. Lo que no se justifica es la desinformación promovida -¿intencionalmente?- por los medios de comunicación. Re- vistas con una difusión internacional amplia, se han encarga- do de establecer juicios rápidos y, muchas veces, infundados acerca del control de al-Qaeda sobre la red terrorista del su- deste asiático:

...Conforme continúan las investigaciones de la poli- cía, cada semana que pasa se descubre más de lo que ahora es claramente una organización paraguas para la actividad de los terroristas vinculados a al-Qaeda en el sudeste de Asia, encabezada por Hambali y conocida como Jemaah Islamiah (JI). Después de una ola de pri- meros arrestos, la presencia de la organización en Malasia y Singapur está ahora bien documentada, mien- tras que el arresto durante la semana pasada de tres indonesios señalados como miembros de JI en las Fili- pinas ha confirmado que todavía sigue activa en am- bos países...116

Las tergiversaciones son, a todas luces, evidentes: primero, las autoridades singapurenses, en el comunicado de prensa citado, sólo señalaban a Abu Bakar Bashir como el emir de la organización; en cambio, Norian Mai, jefe de la policía malasia, responsabilizó a “predicadores indonesios” de inspirar la ideo-

116 Time: “Asia’s own Osama”, http://time.com/time/asia/features/ malay_terror/hambali.html 120 logía militante del Kumpulan Mujahedin/Militan Malaysia, la supuesta rama malasia de JI; esos predicadores fueron señala- dos como Bashir, Hambali e Iqbal.117 En contraste, el corres- ponsal de Time ponía a JI bajo el mando de Hambali. Secundo, ni Abu Bakar Bashir, ni los detenidos negaron la existencia de JI; por el contrario, en reiteradas ocasiones con- firmaron su participación en la sociedad islámica; no obstan- te, los medios les atribuían afirmaciones nunca hechas: por ejemplo, la agencia Kyodo titulaba un comunicado “Detained members admit terror network exists in S.E. Asia”; en el texto, la información iba totalmente en contra de lo indicado en el título: “Abdullah Daud, profesor universitario de 48 años, y Abdullah Minyak Silam, comerciante de 36 años, indicaron a la Comisión [de investigación] que son miembros de Jemaah Islamiyah, pero negaron cualquier participación en un com- plot para derrocar al gobierno [de Malasia] usando medios militares”.118 La organización, por lo tanto, existe, como bien afirma el corresponsal de Time, pero sus actividades terroris- tas no han sido probadas hasta ahora. Tertio, Abu Bakar Bashir ha declarado que el objetivo de Jemaah Islamiyah es establecer una sociedad islámica y los medios de comunicación pasan por alto que Jemaah Islamiyah significa precisamente “comunidad islámica”. Ahora bien, la sociedad islámica es el objetivo de cualquier musulmán dis- puesto a someterse a Alá; la diferencia entre las diversas ten- dencias islamistas estriba en los medios utilizados para alcan- zar el objetivo y Bashir ha señalado estar en contra de los métodos violentos utilizados por Osama ben Laden. Su pro-

117 Véase supra, capítulo III, pp. 91-92. 118 Kyodo: “Detained members admit terror network exists in S.E. Asia”; Kuala Lumpur, 24 de junio de 2002. http://www.findarticles.com/cf_0/ m0WDQ/2002_June24/87697108/p1/article.jhtml?term=Jemaah+Islamiyah

121 yecto se basa en la constitución de pequeñas comunidades organizadas a partir de la sharia y que, con el tiempo, crecen hasta abarcar la sociedad entera. Cierto, la presencia de esos núcleos islámicos subvierte el orden político secular, en la medida en que, sometiéndose a la sharia, rehusan ceñirse a las legislaciones laicas; el trecho que lo separa de los islamistas radicales es, en consecuencia, extremadamente amplio. Re- conocida la existencia de Jemaah Islamiyah y en ausencia de pruebas concretas sobre su naturaleza “terrorista”, se impo- ne la necesidad de analizar las características de la sociedad islámica.

LOS ORÍGENES DE JEMAAH ISLAMIYAH

La prensa internacional, los gobiernos del sudeste asiático y el gobierno estadounidense ponen el grito en el cielo porque Abu Bakar Bashir permaneció en libertad hasta que Al Faruq, interrogado por las agencias de inteligencia estadounidenses, afirmó que, siendo miembro de JI, estuvo encargado de orga- nizar sendos atentados con explosivos en Indonesia, coman- dados por al-Qaeda y con pleno conocimiento de Bashir. Ade- más, habría indicado que Bashir estuvo comprometido en un complot para asesinar a Megawati Sukarnoputri, cuando ésta era vicepresidenta de la República de Indonesia. Ngruki, un pequeño poblado situado cerca de la ciudad de Solo, en Java central, adquirió notoriedad internacional cuan- do los medios señalaban repetidamente que Abu Bakar Bashir seguía allí, al frente de la pesantren119 fundada por él y por 119 Escuela coránica, llamada tradicionalmente madraza, pero designada, en Indonesia, con los nombres de pesantren o de pondok. 120 Esta sección está basada en el informe del International Crisis Group, titulado al-Qaeda in Southeast Asia: The case of the Ngruki network in Indonesia. Jakarta/Bruselas, 8 de agosto de 2002. El texto íntegro del informe puede consultarse en la página del ICG: http://www.crisisweb.org/ 122 .120 Apresurados en poner de realce la natu- raleza “terrorista” de la red de comunidades islámicas funda- da por Bashir, pasaron por alto su historia, ignorando que fue, de alguna manera, el producto de las políticas represivas de Suharto, durante el Nuevo Orden. No se trata, por ende, de un puñado de islamistas radicales, sino de:

...una red [que] es mucho más amplia que el puñado de personas acusadas de [tener] vínculos con al-Qaeda e incluye individuos con una legitimidad política bien es- tablecida por haber desafiado al gobierno de Suharto y por haber estado en prisión por ello...121

JI aparece, en consecuencia, como un nodo de una extensa red de individuos y organizaciones que sufrieron la represión política del régimen de Suharto y que comparten el objetivo de instaurar una sociedad islámica. Abu Bakar Bashir y Abdullah Sungkar son dos personajes prominentes, en la me- dida en que fueron ellos quienes echaron las bases de JI; sin embargo, en el conjunto de la red, son sólo dos individuos con tanta importancia como cualquier otro representante de alguna de las corrientes islamistas que confluyen en la red. Sungkar nació en Solo, Java Central, en 1937. Bashir, en cambio, nació en Jombang, Java del Este. Ambos provienen de familias árabes de origen yemenita. Durante los 50, los dos participaron en el Gerakan Pemuda Islam Indonesia (GPMI o Movimiento Juvenil Musulmán de Indonesia), un grupo es- tudiantil independiente, pero con fuertes nexos con el Masjumi, el partido que agrupaba a todas las corrientes islamistas par- ticipantes en la vida política institucional. A pesar de que Sungkar se sumó al Masjumi y de que Bashir siguió siendo parte de organizaciones independientes como al-Irsyad, am-

121 Ibid. p. 1. 123 bos se dedicaron al proselitismo islámico (dakwah). En 1967, se asociaron con un personaje llamado Hasan Basri, para fun- dar la Radio Dakwah Islamiyah Surakarta, en Solo. En esa ciu- dad, en 1971, fundaron la Pesantren al-Mu’min, la que fue tras- ladada al poblado Ngruki, en las afueras de Solo, en 1973; a partir de entonces la pesantren fue conocida como Pondok Ngruki. Después de la muerte de Sungkar, en 1998, Bashir se convirtió en el personaje con mayor influencia en la pesantren y el grupo de individuos organizados en torno a ella. En noviembre de 1978, Sungkar y Bashir fueron arresta- dos, a consecuencia de los encuentros que sostuvieron con Haji Ismail Pronoto122 y, durante el proceso, las autoridades indonesias empezaron a mencionar, por vez primera, a Jemaah Islamiyah, vinculándola a un supuesto Komando Jihad, encabe- zado por Pronoto y abocado a establecer un Estado Islámico, sobre las bases ideológicas de la rebelión Darul Islam. Sungkar admitió haber recibido en su casa a Pronoto, en 1976, y haber aceptado formar una jemaah para afrontar el resurgimiento del comunismo en Indonesia, después de la derrota estadouni- dense en Vietnam. Las acusaciones gubernamentales en contra de Sungkar y Bashir se concentraban sobre los llamados a descono- cer la Constitución indonesia porque era de manufactura humana, la negativa a izar la bandera nacional en la pesantren, el rechazo de los Pancasila. También fueron acusados de difundir el libro Jihad dan Hijrah, de Abdul Qadir Baraja,123 profesor de Pondok Ngruki. El título es significativo, pues sintetiza la estrategia utilizada para

122 Haji Ismail Pranoto nació en Brebes, en los límites de Java Central y Java del Oeste; participó en la rebelión de Darul Islam, como uno de los coman- dantes militares de las fuerzas que apoyaron el levantamiento de Sekarmadji Maridjan Kartosuwirjo; fue arrestado en enero de 1977 y juzgado en 1978, acusado de trabajar desde 1970 en el reagrupamiento de los rebeldes de Darul Islam para derrocar al gobierno. Véase: ICG, Op. cit., p. 5. 123 Baraja fue arrestado en 1978 y permaneció en prisión hasta 1982, acusado de pertenecer a JI; en mayo de 1985 volvió a ser arrestado, acusado de haber 124 construir la jemaah islamiyah: la hijrah evoca el retiro de Mohamad de La Meca a Medina, durante el cual se conformó la Umma primigenia, y, en sentido figurado, expresa la decisión de los miem- bros de la jemaah de alejarse de las instituciones seculares para vivir bajo el régimen de la sharia. El jihad es entendido tanto en el sentido estricto de la guerra santa contra los infieles, como en el sentido amplio, de combate contra los enemigos del Islam que se niegan a aplicar la ley islámica; el jihad, por tanto, es circunscrito al contexto particular de Indonesia: un país con una población mayoritariamente musulmana, dirigido por una elite política mu- sulmana inclinada al mantenimiento de un Estado laico. Durante el tiempo que permanecieron detenidos, algunas personas ligadas, directa o indirectamente, a Pondok Ngruki estuvieron involucradas en actividades delictivas: -En enero de 1979, el rector de la Sebelas Maret Universitas (Universidad 11 de Marzo) fue asesinado por haber informa- do a las autoridades la existencia de JI; considerado responsa- ble de la detención de las figuras más prominentes de la jemaah, fue ajusticiado por un grupo conformado por Musa Warman (mafioso relacionado con militares), Abdullah Umar (profe- sor de Pondok Ngruki), Hasan Bauw y Farid Ghozali. -El 15 de enero, Faridh Ghozali murió cuando las autorida- des estaban por capturarlo. -El 17 de enero, Hasan Bauw fue liquidado por el grupo encabezado por Musa Warman, acusado de haber denuncia- do a Ghozali y a Abdul Qadir Baraja. -El 1 y 21 de marzo, Warman y Umar llevaron a cabo sen- dos asaltos, bajo pretexto de recabar fondos mediante ata- ques a los enemigos del Islam. comprado los explosivos utilizados en los atentados contra una iglesia en Malang (diciembre de 1984), el templo de Borobodur (21 enero de 1985) y un autobús, en Java del Este. Fue sentenciado a 15 años de prisión; liberado a finales de los 90, volvió a integrarse al grupo de Ngruki y participó en el primer congreso del Majelis Mujahedin Indonesia, en agosto de 2000. Véase: ICG, Op. cit., p. 8, nota 31. 125 Esos acontecimientos se debieron más a la iniciativa de los involucrados, que a directivas de la jemaah. Las autoridades, por supuesto, aprovecharon la ocasión para acreditarlas a la agrupación y desvirtuarla ante el público. Al terminar la primera etapa de la existencia de JI se podría decir que era un grupo de islamistas organizados a partir de Pondok Ngruki; el grupo estaba relacionado, a través de Pronoto, con los antiguos rebeldes de Darul Islam; en torno a él giraban individuos con perfiles muy diferentes y con un amplio grado de autonomía para tomar iniciativas al margen de la jemaah. Abdullah Sungkar y Abu Bakar Bashir fueron juzgados en 1982 y sentenciados a nueve años de prisión, bajo el cargo de subver- sión. A finales de ese año, ganaron la apelación del veredicto; la condena fue reducida a tres años y diez meses, equivalentes al tiempo que habían pasado en prisión desde su detención y, por lo tanto, fueron liberados. Mientras que los fiscales apelaban la reducción de la condena, ambos regresaron a Ngruki, donde se dedicaron a organizar una red de pequeñas comunidades aboca- das a practicar la ley islámica. De acuerdo con los testimonios de quienes participaron en esas comunidades, los miembros debían prestar un juramento de obediencia a Abu Bakar Bashir en todo aquello que no contravi- niese la voluntad de Alá y recibían instrucciones para formar grupos de ocho a 15 personas en los sitios de residencia o de trabajo, abocados a seguir la ley islámica y a vivir de acuerdo con ella. Los preceptos islámicos que debían regir la vida de las pe- queñas comunidades islámicas fueron resumidos por Bashir en un manual titulado Usroh y escrito a partir de las enseñanzas de Hasan al-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes de Egipto. Entre las obligaciones prescritas por el manual destacan: evitar las instituciones no islámicas (escuelas o cortes, por ejem- plo) y desobedecer cualquier ley que no sea la sharia.

126 El islamismo practicado por Abu Bakar Bashir puede ser calificado como un islamismo parroquial, en la medida en que parte de la influencia personal de los promotores de las jemaah islamiyah sobre su entorno inmediato. El método para instaurar la sociedad islámica dista mucho de ser violento; se basa, sobre todo, en la acumulación progresiva de individuos dispuestos a someterse a la voluntad de Alá, formulada a tra- vés del proyecto de Bashir. Por otra parte, éste ha insistido siempre en que pretende instaurar la sociedad islámica y en que rechaza los medios violentos utilizados por organizacio- nes como al-Qaeda. Por supuesto, el proyecto de Bashir carecía de medios para evitar que los miembros de las jemaah o de las organizaciones de la red que convergía en Pondok Ngruki optasen por otros medios para instaurar la sociedad islámica. Así, por ejemplo, Andi Mohamed Taqwa, un estudiante de Pondok Ngruki, sir- vió de conducto para poner en relación a Abdullah Sungkar con Sanusi Daris, uno de los lugartenientes de Kahar Muzakkar,124 cuando, en 1984, decidió volver a la vida políti- ca pública. A través de esos contactos, ambos personajes de- cidieron trabajar conjuntamente para recuperar y poner en práctica el proyecto de la Republik Persatuan Indonesia (Repú- blica Unitaria de Indonesia), constituido por la fusión de las regiones que habían participado en las rebeliones de Darul Islam: Java del Oeste, Sulawesi del Sur y Sumatra del Sur.125 Este proyecto, orientado hacia la instauración de un Estado a

124 Muzakkar fue el dirigente de la rebelión Darul Islam en la región de Sulawesi del sur. 125 Taqwa, por su parte, siguió buscando contactos con los sobrevivientes de las rebeliones islamistas; en 1985, se entrevistó con Daued Beureueh, diri- gente de la rebelión en Aceh. En 1986 se reunió con Sungkar y Bashir, en Malasia, y trabajó en el reclutamiento de voluntarios para combatir en Afganistán. 127 partir de un área geográfica determinada, contrasta con el proyecto amplio y laxo de construir progresivamente una so- ciedad islámica, promovido por Bashir. Durante los años que siguieron a la liberación de Sungkar y Bashir, tanto el contexto internacional como el ambiente nacio- nal, por otra parte, favorecieron la fermentación del islamismo en Indonesia. La revolución iraní generó nuevas expectativas entre quienes aspiraban a la islamización de un Estado indonesio, percibido como un ente anti-islámico; en efecto, Suharto esco- gió una coyuntura poco propicia para aplicar su política llamada azas tunggal (principio básico), la que pretendía la adopción obli- gatoria de los Pancasila como la ideología política de todas las organizaciones sociales con reconocimiento oficial. La renuen- cia a aceptar la imposición de la ideología oficial generó una escalada de violencia: las protestas de los musulmanes fueron reprimidas, degenerando en motines en algunas ciudades del país. El activismo político islamista se intensificó y la ciudad de Yogyakarta se destacó por el papel desempeñado tanto por las universidades locales como por algunas mezquitas donde predicaban ulama tradicionalistas. La Mezjid Sudirman desta- caba, en general, por ser la sede de destacados oradores y, en particular, porque algunos de ellos habrían de desempeñar un papel importante en Jemaah Islamiyaah: Irfan Suryahardy,126 Fikiruddin Muqti127 y Muchliansyah.128 Irfan Suryahardy publicaba, en 1981, ar-Risalah, un boletín que difundía tanto las ideas de Khomeini como entrevistas de los antiguos dirigentes de Darul Islam y críticas contra el gobierno 126 También llamado Irfan S. Awwas, Suryahardy es hermano de Fikiruddin y actualmente preside el Comité ejecutivo de Majelis Mujahedin Indonesia. 127 También conocido como Abu Jibril y como Mohamad Iqbal bin Abdurrahman, Fikiruddin fue señalado por las autoridades malasias como uno de los dirigentes de la red internacional de JI (las otras dos personas eran Bashir y Hambali); es el único detenido, desde junio de 2001, en Malasia. 128 También conocido como Solihin. 128 de Suharto; en 1982, dirigía el Badan Koordinasi Pemuda Mesjid (Cuerpo Coordinador de la Mezquita Juvenil); desde esa organi- zación, publicó las audiencias del juicio contra Sungkar y Bashir y tejió una amplia red de relaciones con organizaciones musul- manas estudiantiles y juveniles; desde esa época data su relación estrecha con Agus Dwikarna.129 En 1986 fue arrestado, juzgado y condenado a 13 años de prisión bajo cargos de subversión. Fikiruddin y Muchliansyah, por su parte, serían dos personajes importantes durante la estancia de Sungkar y Bashir en Malasia.

EL PROYECTO ISLAMISTA TRANSNACIONAL

A principios de 1985, la Suprema Corte de Indonesia abordó la apelación sobre la reducción de la sentencia y la liberación de Sungkar y Bashir. La Corte falló a favor de la fiscalía y convocó a los acusados; éstos, temiendo una nueva detención, decidieron refugiarse en Malasia. En abril de ese año, Muchliansyah se encar- gó de los preparativos para el viaje de un grupo compuesto por: Abdullah Sungkar, Abu Bakar Bashir, Fikiruddin, Ahmad Fallah, Agus Sunarto, Rusli Aryus, Mubin Bustami, Fajar Sidiq130 y Agung Rivaldi.131 Todos se internaron ilegalmente en Malasia.

129 Fue arrestado en marzo de 2002, en Manila, acusado de introducir explo- sivos a las Filipinas. Proviene de la organización HMI-MPO, considerada el ala conservadora de la Asociación de Estudiantes Islámicos; preside Laskar Jundullah, el servicio de seguridad del Comité para la Aplicación de la Ley Islámica (KPSI), en Makkasar. Fue designado Secretario del Majelis Mujahedin Indonesia y es alguien cercano a Amien Rais, Presidente del Partai Amanat Nasional (PAN) y Presidente de la MPR (Consejo Consultivo Popular, la máxima autoridad constitucional); en el momento de su detención, en Manila, también era el tesorero del PAN. 130 Agus Sunarto, Rusli Aryus, Mubin Bustami y Fajar Sidiq participaban en la edición del boletín ar-Risalah. 131 Agung Rivaldi es hermano de Fajar Sidiq y forma parte del grupo arres- tado por las autoridades malasias en enero de 2002. 129 Abdul Wahid Kadungga, yerno de Kahar Muzakkar,132 se encargó de recibirlos y de encontrarles alojamiento. A través de este personaje, el grupo de indonesios se internacionalizó y adoptó actitudes más radicales. En efecto, exiliado desde los años 70, Kadungga mantenía relaciones con organizacio- nes musulmanas europeas, del Medio Oriente y de Malasia; entre todos sus contactos, destaca particularmente Usama Rushdi, miembro de Gama Islami (una escisión de Ikhwan Islami -Hermanos Musulmanes- de Egipto) y quien habría de influir en la reorientación política de los dos principales dirigentes del grupo de Ngruki. La idea de construir la sociedad islámica dentro de los límites geográficos de Indonesia fue abandona- da y adoptada la del establecimiento de un califato interna- cional. Sin duda, las experiencias de internacionalización ex- perimentadas por los hermanos musulmanes tuvieron mucho que ver en la formulación del nuevo objetivo; pero también debió haber influido la inmersión de los ulama indonesios, quienes hasta entonces habían llevado una vida localista, en un medio que favorecía los contactos internacionales: Malasia era el destino laboral de trabajadores provenientes de prácti- camente todos los países del sudeste de Asia; el acercamien- to de algunos de ellos a la jemaah de los ulamas indonesios, extendía la sociedad islámica soñada a un ámbito internacio- nal amplio. El islamismo de Sungkar y de Bashir adquirió un tinte internacionalista, que las autoridades de Malasia y Singapur han denunciado, luego de las detenciones de las ra- mas de JI presentes en ambos países.133 La internacionalización del grupo también se llevó a cabo en el terreno de la práctica:

132 Véase nota 124. 133 Mientras tanto, Fikiruddin y Muchliansyah siguieron manteniendo la idea de una sociedad islámica basada en las experiencias de las rebeliones de Darul Islam y tendiente a islamizar Indonesia.

130 algunos de los exiliados, entre los que se encontraban Fikiruddin, Abdullah Anshori y Faiq Hafidz participaron, a finales de los 80 y principios de los 90, en el jihad afgano. Pese al exilio, la jemaah seguía manteniendo nexos estre- chos con la red de conexiones organizadas en torno a Pondok Ngruki y, a través de ellos, ejercía una influencia política e ideológica sobre la misma. Por lo tanto, insistieron en conti- nuar con la construcción de las jemaah islamiyah, en las áreas donde estuvieran implantados los adherentes a la red. Los exiliados regresaron a Indonesia después de la renuncia de Suharto, en mayo de 1998, y encontraron un país en plena fermentación política; el ambiente de reforma política per- mitió el desarrollo de nuevas corrientes y la reorganización de las antiguas. Sungkar murió un mes después de regresar a Indonesia; Bashir volvió a Pondokl Ngruki; Muchliansyah se instaló en Kalimantán (Borneo) y Nursalim en Bandung (Java del Este). Visiblemente, la idea era continuar con el proseli- tismo a favor de las jemaah islamiyah, extendiéndolas hasta donde permitiera la capacidad física de sus miembros. Los días 5, 6 y 7 de agosto de 2000, los miembros de la red organizaron en Yogyakarta el Mujahedin Kongres (Congreso Mujahedin) y reunieron a los más comprometidos en la adop- ción de la sharia como canon organizativo de las vidas indivi- duales y social. El congreso concluyó con la instauración del Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo Mujahedin de Indonesia):

-Abu Bakar Bashir fue nombrado Amir al-Mujahedin (comandante) del Ahlul Halli wal’Aqdi (AHWA o con- sejo de gobierno), comprometido en echar los cimien- tos de un nuevo califato internacional. -Irfan Awwas Suryahaardy fue nombrado Presidente del Comité ejecutivo y Shobbarin Syakur fue designado Se- cretario ejecutivo del mismo. 131 -Agus Dwikarna, cercano a Amien Rais y tesorero del PAN, fue escogido como uno de los secretarios del Comité ejecutivo. -Fikiruddin, Muchliansyah y Mahasin Zaini fueron nom- brados responsables del Departemen Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento En- cargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin). -Aris Rahardjo fue encargado de las comunicaciones con los Mujahedin.

La organización del MMI tuvo como finalidad coordinar los esfuerzos de todos los comprometidos con la aplicación de la sharia en la vida social e individual; asimismo, el MMI recu- peró el programa maximalista de instaurar un califato inter- nacional, formulado durante la estancia de los fundadores de JI en Malasia. Fieles a ese nuevo objetivo, Fikiruddin volvió a Malasia y allí fue arrestado, en junio de 2001; sin embargo, sólo fue hasta enero de 2002 que su detención ocupó un lu- gar destacado en los medios, siendo señalado como uno de los principales dirigentes de JI. Ahora bien, como se ha visto, Fikiruddin o Iqbal representa una corriente dentro del grupo organizado alrededor de Pondok Ngruki que, en ocasiones, llegó a disentir de los ulama fundadores, sin que las disensiones hayan provocado una ruptura irreparable. Finalmente, los informes sobre JI hacen un vacío sobre Riduan Isamuddin, también conocido como Hambali y seña- lado como el tercer dirigente de JI. Ese vacío es indicativo de que Hambali orbitaba alrededor de JI, sin ser necesariamente un miembro de la comunidad, ni mucho menos uno de sus dirigentes principales. La mayor parte de la información so- bre Hambali proviene de fuentes estadounidenses que lo describen como el instrumento de al-Qaeda en el sudeste asiático. De ser cierto, eso vendría a demostrar que JI es

132 una organización con una apertura tan amplia que acoge a todas las corrientes del islamismo, sin adoptar necesariamen- te los medios utilizados por ellas. JI se ha distinguido por su estrategia para construir la sociedad islámica (parroquial, na- cional o internacional) y la misma la distingue de las corrien- tes con las que interactúa cotidianamente y con las que ha instituido el Majelis Mujahedin Indonesia. Jemaah Islamiyah dista mucho de la imagen que los medios internacionales han cons- truido sobre ella.

133

Capítulo V EL TERRORISMO EN ASIA DEL SUDESTE

El discurso de George W. Bush ante el Congreso estadouni- dense en los días siguientes a los atentados del 11 de sep- tiembre estableció una división tajante entre buenos y malos, entre aliados y enemigos. Las posiciones intermedias no tu- vieron cabida, pues privó el principio “si no estás conmigo, eres mi enemigo.” Ese maniqueísmo es particularmente gra- ve cuando la administración Bush recurre al fácil expediente de incluir organizaciones islámicas, como el GAM y el FMIL, en el campo del terror, sin parar mientes en las particularida- des de sus programas políticos, ni en el juego de relaciones que las ha orillado a la lucha armada para obtener la satisfac- ción de sus demandas. El simplismo de la oposición antagó- nica civilización/Islam lleva a tratar como enemigos a todos aquellos que sean percibidos como islamistas militantes. A lo largo de este ensayo se ha tratado de mostrar que exis- ten razones históricas que explican movimientos como el GAM, el FMLN y sus ramificaciones, FMIL o Abu Sayyaf. Sus reivindicaciones nacionalistas están ligadas a una identi- dad nacional propia, estrechamente ligada al Islam. Con fre- cuencia, la violencia militar ha sido rebasada, violando las convenciones que “rigen” los conflictos civiles y atentando contra la vida e intereses de la población civil; pero, como se ha indicado, las violaciones se han producido tanto del lado de los rebeldes, como del de los gobiernos. En ese sentido, difícilmente puede considerárseles como terroristas, como lo hace la administración Bush. Para evitar el simplismo subjetivista sobre el cual se basa la lista de organizaciones terroristas elaborada por el Departamen- to de Estado, es necesario partir de una definición clara y senci- lla del terrorismo: durante la revolución francesa, el período del terror estuvo marcado por las ejecuciones por motivos políticos; el terror, entonces, no era ciego, pues era usado con el fin de eliminar individuos incómodos para quienes controlaban la má- quina gubernamental. Si se retienen las ejecuciones por motivos políticos como el rasgo general del terror, se deberá reconocer que, en la actualidad, las ejecuciones pueden ser indiscriminadas o selectivas, individuales o colectivas. El atentado con explosi- vos sería, en esas condiciones, la expresión más acabada del terrorismo moderno. Ahora bien, todavía cabe una distinción entre un terrorismo ocasional (utilizado para obtener fines po- líticos específicos, en coyunturas particulares) y un terrorismo sistemático (usado como estrategia de combate tendiente a al- canzar el fin último de una organización). Los cuatro movimientos islamistas estudiados (GAM, FMLN, FMIL y Abu Sayyaf), en algunos momentos utiliza- ron el terrorismo ocasional; sin embargo, sólo Abu Sayyaf parece utilizarlo de manera sistemática, después de la ofensi- va gubernamental de septiembre de 2000, contra el refugio en la isla de Jolo, para rescatar a los rehenes secuestrados en territorio malasio. En Indonesia, entre todos los actos terro- ristas reales sobresalen los atentados con explosivos contra objetivos civiles (nochebuena de 2000) y, sobre todo, el de Bali (12 de octubre de 2002); éstos parecen referirse más al terrorismo ocasional que al sistemático.

136 LOS ATENTADOS TERRORISTAS EN FILIPINAS

Una semana después de que las fuerzas armadas empezaron el asalto a la isla de Jolo, a fin de liberar a los rehenes captura- dos por Abu Sayyaf, en el estado malasio de Sabah, los atenta- dos con explosivos contra objetivos civiles se intensificaron. Los archivos de la BBC dan cuenta de 37 atentados entre el 20 de septiembre de 2000 y el 20 de octubre de 2002 (véase el cuadro 7 del anexo estadístico); en promedio, se produjo uno cada tres semanas. Cabe señalar que de las 37 bombas sembradas, 14 no estallaron; de estas últimas, 13 fue- ron reivindicadas por una organización llamada Indigenous People’s Federal Army, cuyo programa político nada tiene que ver con los frentes moro o Abu Sayyaf; las bombas fueron colocadas para mostrar la capacidad de la organización, pero notificaron a las autoridades su localización y éstas pudieron desactivarlas sin mayor problema. Las 23 bombas que estallaron dejaron un saldo de 71 muer- tos y 472 heridos; es decir, tres muertos y 20 heridos por atentado. Con frecuencia, las autoridades filipinas adjudica- ron los bombazos a grupos islamistas o al New People’s Army (NPA o Nuevo Ejército Popular, de filiación comunista); sin embargo, los frentes moro y los comunistas reiteradamente se deslindaron de éstos. Sólo Abu Sayyaf se guardó de deslindarse o de reivindicarlos. Obviamente, Manila ha sido el blanco privilegiado de los terroristas; en la capital han sido plantadas 13 bombas; le siguen el puerto de Zamboanga (en la isla de Mindanao) con siete atentados, Cotabato con cinco bombas que no estalla- ron, la ciudad General Santos, con dos atentados. Las autoridades han capturado muy pocos sospechosos de la autoría de los atentados: cuatro en abril y tres más en octu- bre de 2002. Por lo tanto, el origen no está plenamente compro-

137 bado, pero todo el mundo da por sentado que se trata de Abu Sayyaf. En términos generales, se trata de artefactos artesanales, con poder explosivo mínimo, pero eficaces en la medida en que los blancos escogidos han sido lugares públicos, como centros comerciales, autobuses y estaciones de ferrocarril. Dos factores contribuyen a explicar la radicalización de Abu Sayyaf: primero, las negociaciones del FMLN y del FMIL con el gobierno aislaron a una guerrilla islamista no dispuesta a abandonar la reivin- dicación maximalista de independencia política. Luego del secues- tro de los turistas en territorio malasio, la ofensiva gubernamental empujó a los rebeldes a utilizar el terror en las ciudades del sur del país y en la capital. La escalada de violencia se acentuó cuando operó el segundo factor: después del 11 de septiembre, la Presidenta Macapagal-Arroyo solicitó a la administración Bush apoyo logístico y humano para combatir al grupo rebelde; en septiembre de 2001, llegaron los primeros asesores militares estadounidenses, los que serían seguidos por contingentes militares que entrenaron las tropas filipinas, hasta finales de julio de 2002. Por el momento, el FMLN y el FMIL han permanecido al margen de la espiral de violencia, pero si ésta llega a prolon- garse, abre la posibilidad de una modificación en las relacio- nes de fuerza entre las organizaciones moro, así como entre éstas y el gobierno,134 pues la población de las zonas de con- frontación armada es quien paga las consecuencias y la soli- daridad islámica operará tarde o temprano. Por ahora, no se entrevé ninguna posibilidad de salida negociada al conflicto: los guerrilleros de Abu Sayyaf parecen dispuestos a seguir recurriendo al terrorismo como método de “combate”, y el gobierno no tiene visos de querer transigir. 134 Mientras se realizaba la revisión del texto para la imprenta, la ofensiva militar del gobierno se extendió, en febrero de 2003, hacia las zonas contro- ladas por el FMIL, rompiendo el cese del fuego negociado apenas unos meses antes; frente al agravamiento del conflicto, la Presidenta Macapagal- Arroyo se vio obligada a aceptar, por segunda vez, la intervención de fuerzas estadounidenses. 138 LOS ATENTADOS TERRORISTAS EN INDONESIA

En la edición del 15 de septiembre de 2002, la revista Time publicó un artículo que, basado en “un documento secreto de la CIA y en informes de inteligencia regional”, señalaba a Omar al-Faruq como “el máximo representante de al-Qaeda (al Aqaeda’s senior representative) en el sudeste de Asia”. De acuerdo con esos informes, al-Faruq nació el 24 de mayo de 1971, en Kuwait. A principios de los 90, recibió entrenamiento militar en el campo de al-Qaeda, en Khadalan, Afganistán; durante su estancia de tres años en ese campo, tejió relacio- nes estrechas con al-Mugira al-Gaza’iri, jefe del campo de entrenamiento, y con Abu Zubaydah, lugarteniente de Osama ben Laden. En 1995, al-Faruq, en compañía de al-Mugira, viajó a Filipinas, con un pasaporte falso, y llegó al campo de entrenamiento militar Abubakar, del FMIL. A fines de los 90, llegó a Indonesia “para tomar control de las operaciones de al-Qaeda en el sudeste de Asia.” Durante su estancia en Indonesia se casó con la hija de un ex activista islámico y estableció relaciones con un hombre de negocios llamado Agus Dwikarna quien, como se ha señalado en el capítulo anterior, era miembro activo del Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo Mujahedin de Indonesia).135 Con ese perfil biográfi- co, el público no podía sorprenderse de que al-Faruq fuera “el máximo representante de al-Qaeda” en la región, ni de sus “revelaciones”, contenidas en el informe de la CIA: - Al-Qaeda recibió asistencia financiera y operacional de JI. Abu Bakar Bashir “autorizó a Faruq para utilizar los operativos y los recursos de JI para dirigir un atentado con explosivos contra una embajada” (no precisada por el corres- ponsal de la revista); asimismo, Bashir despachó a Abu al- Furkan, miembro de JI, para supervisar un ataque planeado contra la embajada de Estados Unidos en Malasia; Bashir tam- 135 Para mayores referencias sobre Agus Dwikarna, véase capítulo IV, nota 129. 139 bién estuvo detrás del atentado con explosivos en contra de la gran mezquita de Yakarta. - De acuerdo con el informe de la CIA, al-Faruq fue “el autor intelectual de todos los atentados con explosivos de la Navidad de 2000, en Indonesia.” - Algunas de las operaciones de al-Qaeda en la re- gión fueron financiadas a través de una rama de al- Aharamain Islamic Foundation, una fundación de benefi- cencia establecida en Arabia Saudita.136 La lista de los pecados cometidos por al-Faruq se alarga con un sinnúmero de planes fallidos o de actividades clan- destinas. Por lo tanto, resulta conveniente concentrase sobre los hechos reales: 1. El atentado contra la gran mezquita Al-Istiqlal de Yakarta. Existe poca información sobre las investigaciones oficiales; sin embargo, el atentado contra la mezquita Al- Istiqlal se produjo el 19 de abril de 1999, en un contexto político que permite pensar que los promotores no fueron necesariamente islamistas radicales. Recuérdese que, a fina- les de 1998 y a lo largo de 1999, se habían multiplicado los conflictos regionales ligados a problemas religiosos entre inmigrantes musulmanes y la población local no musulmana. Dentro y fuera del gobierno, los rumores señalaban a “agen- tes del Nuevo Orden” como los promotores de los disturbios. El atentado nunca fue reivindicado y la información al res- pecto es muy escueta. En consecuencia, es factible que la ausencia de informes esté ligada a un hermetismo voluntario de agentes revanchistas del régimen de Suharto. 2. Los atentados de la Navidad de 2000. Resulta intere- sante la pretendida aceptación, por parte de al-Faruq, de la

136 Time: “Confessions of an al-Qaeda terrorist: American interrogators finally got to Omar al-Faruq, who detailed plans to launch a new terror spree in South East Asia”, 15 de septiembre de 2002.

140 autoría intelectual de estos atentados; si ese fuera el caso, habrían sido aclarados crímenes que costaron la vida a 18 personas y que provocaron serios daños físicos a otras 36; entre los muertos y heridos de esos atentados estuvieron al- gunos de los fabricantes y de los encargados de colocar las bombas en los lugares escogidos. La simultaneidad de las ex- plosiones en diez ciudades de seis provincias localizadas en las islas de Sumatra, Java y Lombok es una evidencia irrefu- table de un plan concertado. El azar permitió la detención de algunos individuos involucrados en los atentados: a. Alguno de los sobrevivientes de una explosión prema- tura, según la policía, poseía un celular, cuya memoria re- gistraba llamadas a Malasia y Afganistán. Esto, en sí mis- mo, no es una prueba contundente de nexos terroristas internacionales, pero deja abierta la posibilidad de ello. b. En Bandung, Java del Este, la explosión de una bom- ba durante su montaje permitió a la policía capturar a cuatro miembros del grupo terrorista, entre ellos esta- ba una persona de nombre Iqbal, señalada por los in- formes periodísticos como un religious teacher y como el dirigente del grupo; quedaría por saber si religious teacher significa, en este caso particular, ulama. Los informes, por otra parte, no daban cuenta de ninguna filiación organizativa del grupo. c. En Medan, Sumatra del Norte, la policía capturó al responsable del montaje y del envío de bombas a igle- sias de Sumatra del Norte y de la provincia de Riau. De acuerdo con los informes policiales, el prisionero afir- mó que un representante del GAM habría pagado 2,800 dólares por preparar y enviar las bombas. d. El 22 de julio de 2001, en la zona este de Yakarta, dos bombas explotaron en una iglesia católica y otra protestante, con un saldo de cinco heridos en un caso,

141 y de 64, en el otro. Una semana después, en un centro comercial de la zona central de Yakarta, otra bomba estalló prácticamente en las manos de quien la transpor- taba, hiriendo a otras cinco personas. La policía indonesia adjudicó el atentado al GAM y arrestó a 57 achejneses, señalados como sospechosos de participar en el atenta- do. El gobierno malasio, no obstante, identificó al herido como Taufik Abdul Halim, también conocido como Dani, y como miembro de Mujahedin Malaysia (no con- fundir con Kumpulan Mujahedin Malaysia, mencionado en el capítulo III de este ensayo), un grupo de nueve perso- nas comprometidas con el jihad en Indonesia. Algunas semanas después, la policía capturó 13 personas, una de ellas de nacionalidad malasia, que practicaban técnicas militares y de autodefensa en la provincia de Banteng. El grupo se hacía llamar Forum Studi Kajian Islam (Foro de Estudios Islámicos); algunos de ellos admitieron haber participado en los atentados de la navidad de 2000, uno indicó haber combatido contra los cristianos en Ambon, Molucas, y otros señalaron que esperaban trasladarse a Ambon después de terminado el entrenamiento.137

A partir de los hechos, es posible afirmar que los atentados de la Navidad de 2000 fueron organizados por un grupo con ramifica- ciones -cuando menos- en las tres islas donde ocurrieron los atentados y con nexos internacionales. Si las afirmaciones de al- Faruq fueran verdaderas, esos vínculos podrían llevar a al-Qaeda; sin embargo, la forma enredada en que es presentado el testimo- nio del personaje levanta dudas sobre la veracidad del mismo. En todo caso, nótese que, de acuerdo con dicho testimonio y con las detenciones realizadas por la policía indonesia, no

137 International Crisis Group: Indonesia: Violence and radical muslims; Indonesia Briefing, Yakarta/Bruselas, 10 de octubre de 2001. 142 existen evidencias para establecer la participación, ni mucho menos la responsabilidad de JI en los atentados de la Navi- dad de 2000. A pesar de eso, la prensa internacional ha insis- tido, sin tener fundamento alguno, en que la detención de Abu Bakar Bashir, a mediados de octubre de 2002, se debió a su participación en esos atentados y en el de Bali, ese mismo mes. 3. El financiamiento de las operaciones de al-Qaeda se realizó mediante la al-Aharamain Islamic Foundation. Primero, queda por probar de manera fehaciente que ha habi- do operaciones financiadas y organizadas por Osama ben Laden; segundo, es probable que instituciones foráneas, como la fundación señalada, hayan transferido recursos financieros para actividades lícitas o ilícitas, pero esa es una práctica co- rriente en el juego de la política internacional: en su época, el gobierno soviético financiaba a los partidos comunistas; du- rante los 70 y 80, la Internacional socialista brindaba apoyo a los grupos guerrilleros centroamericanos, mientras la CIA fi- nanciaba a la contra nicaragüense con recursos provenientes del narcotráfico; desde la época del auge petrolero, el gobier- no de Arabia Saudita financia actividades de proselitismo is- lámico; tercero, los mecanismos de solidaridad internacional islámica funcionan, pero no todos están necesariamente abo- cados a difundir el terror, aunque siempre cabe la posibilidad de desviar recursos hacia actividades ilícitas. 4. Al-Qaeda recibió asistencia financiera y operacio- nal de JI. Esta afirmación contradice la señalada en el pará- grafo 3, así como las de la prensa internacional que acusan a JI de recibir ayuda financiera de la organización de ben Laden. Quien conoce las condiciones de funcionamiento de las pondok en las áreas rurales de Indonesia, tiene una idea de lo que representa la pobreza en ese país. Los informes sobre el fun- cionamiento del principal campo de entrenamiento de Laskar

143 Jihad (el grupo de combatientes islamistas que ha apoyado abiertamente a sus correligionarios de Ambon) dan cuenta de las condiciones materiales dramáticas en que trabajaban los militantes de la organización; téngase en cuenta es ésta la que realizó un gran esfuerzo material y humano para sostener la “guerra santa” en las Molucas y, a pesar del supuesto apoyo recibido de los militares, los recursos materiales fueron exi- guos;138 si es posible establecer una analogía entre Laskar Jihad y Jemaah Islamiyah sobre la disponibilidad de recursos finan- cieros, es difícil aceptar que JI haya apoyado financieramente a al-Qaeda. 5. La relación entre al-Faruq y Agus Dwikarna. La re- ferencia a esa relación es, por demás, tendenciosa. Como se ha mencionado anteriormente, Agus Dwikarna es un perso- naje con una importancia considerable dentro de los medios tradicionalistas: presidió el Laskar Jundullah, servicio de se- guridad del Comité para la Aplicación de la Ley Islámica, en Makasar, y fue designado secretario del Majelis Mujahedin Indonesia, pero también ocupa un espacio político importante en los medios musulmanes no tradicionalistas: es muy cerca- no a Amien Rais (presidente tanto del MPR –o Consejo Con- sultivo Popular, la máxima autoridad constitucional del país- como del PAN) y esa cercanía le valió ser designado tesorero del partido de Rais. Dwikarna fue detenido en Filipinas, en marzo de 2002, acu- sado -junto con otros dos indonesios, llamados Abdul Jamal Balfas y Tamsil Linrung- de viajar con documentos falsos y de introducir explosivos al país. Desde el principio, los tres detenidos insistieron en que los explosivos les habían sido “plantados” por las autoridades filipinas de migración. En

138 Algunas fuentes señalan que detrás de Laskar Jihad se encontraban mili- tares solidarios con los musulmanes de Ambon y deseosos de evitar el surgimiento de un nuevo movimiento regional secesionista. 144 abril, Balfas y Linrung fueron liberados simplemente por fal- ta de evidencias.139 El 12 de julio, en cambio, Dwikarna fue declarado culpable de posesión ilegal de explosivos y conde- nado a 17 años de prisión. Otros cargos presentados fueron la participación en los atentados de diciembre 2000, en Manila, y contra la embajada de Filipinas en Indonesia, ese mismo año; por las características técnicas, los investigadores del atentado de Bali relacionaron éste con el bombazo contra la embajada filipina. Además, se le acusó de mantener relacio- nes con Fathur Rohman al-Gozhi, prisionero en Filipinas y confeso de haber organizado el atentado múltiple del 30 de diciembre de 2000. La captura de al-Gozhi se produjo gracias a la información proporcionada por las autoridades singapurenses a las filipinas; por tanto, se le ha achacado ser uno de los expertos en explosivos de Jemaah Islamiyah. La detención y condena de Dwikarna tiene los visos de una revancha política contra Amien Rais y el PAN. En la elección general de 1999, el Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan obtu- vo una mayoría relativa en la DPR (Casa de Representantes o parlamento); su presidenta, Megawati Sukarnoputri, era con- siderada como la candidata más fuerte para ocupar la presi- dencia de la República de Indonesia. Durante la reunión del MPR, ya entonces presidido por Rais, éste organizó el “axe block”, bloque de partidos políticos de filiación islámica, opuesto a la designación de Sukarnoputri como presidenta; el candidato del bloque a la presidencia del país fue Abdurrahman Wahid (ex Presidente de Nahdlatul Ulama y di- rigentes espiritual del partido fundado por esta organización, el Partai Kebangunan Bangsa –PKB o Partido del Despertar Nacional), quien finalmente fue designado para ocupar el car- go. Andando el tiempo, el bloque de partidos islámicos exigió

139 BBC News: “Second jail term for Indonesian ‘terrorist’,” 19 de abril de 2002. 145 la adopción oficial de la Carta de Yakarta, según la cual la sharia tendría validez oficial para los musulmanes indonesios. Dwikarna, por lo tanto, reúne todas las condiciones necesarias para presen- tar a Amin Rais y al PAN como proclives al islamismo radical.

EL BOMBAZO DE BALI

Durante la noche del sábado 12 de octubre de 2002, la afluencia de visitantes extranjeros al Sari Club (ubicado en Jalan Legian, del poblado de Kuta, en Bali) presagiaba ingre- sos interesantes para los administradores. Unos minutos des- pués de las once de la noche, la diversión se tornó en tragedia: una ligera explosión fue seguida de otra mucho más potente; las risas se tornaron en llantos de dolor o en gritos de histeria de quienes tuvieron la suerte de sobrevivir a uno de los aten- tados más atroces. La onda de choque sacudió al mundo: los primeros informes daban cuenta, en números redondos, de 180 muertos y un número indeterminado de heridos y desapa- recidos. Tres semanas después, el balance era de más de 200 muertos, cientos de heridos y cerca de 200 desaparecidos.140

UNA OLEADA DE DECLARACIONES INFUNDADAS

La conflagración física fue seguida de una informativa que, lejos de contribuir a mantener la sangre fría, encendió los áni- mos; los responsables indonesios de la seguridad empezaron a señalar, sin ninguna base real, posibles responsables; los medios de comunicación, nacionales e internacionales, vol- vieron a operar como caja de resonancia, amplificando la desinformación: -El martes 15 de octubre, el ministro de defensa, Mataori Abdul Djalil, declaraba: “creo que al-Qaeda está relacionada 140 The Jakarta Post: “Police investigate bomb suspects’ ties with military”, 4 de noviembre de 2002. 146 con lo sucedido en Bali” y “este incidente me hace pensar que existe una red de al-Qaeda en Indonesia”.141 -The Washington Post, el miércoles 16 de octubre, informaba que un oficial de la fuerza aérea indonesia, identificado como Dedi Masrukhin, estaba detenido y confeso de haber cons- truido la bomba. Los mandos del arma se apresuraron a señalar que “no es verdad que arrestamos al oficial por una supuesta participación en el atentado. Sólo lo interrogamos porque es un experto en explosivos y también vive en Bali”.142 - Una fuente anónima de los servicios indonesios de inteli- gencia, al día siguiente de la aparición del artículo de The Washington Post, señaló que la investigación de las autorida- des se concentra sobre “un grupo de siete extranjeros”, sos- pechosos de haber planeado y llevado a cabo los bombazos de Bali. La “célula terrorista” estaría encabezada por un yemenita y su lugarteniente malasio y habría entrado al país el 10 de octubre, a través de Semarang, capital de Java Cen- tral, donde prepararon los explosivos.143 -El General Da’i Bachtiar, jefe de la Polisi Republik Indonesia (Polri o Policía de la República de Indonesia) declaraba, diez días después de la tragedia: “El bombazo mortífero de Bali tiene similitudes con ataques previos [organizados por] un supuesto líder de Jemaah Islamiyah, Hambali. ‘Hay similitudes en el modus operandi’, dijo el jefe de la policía’.”144 -The Sunday Times, semanario singapurense, en la edición del 20 de octubre, iba todavía más lejos, presentando sendos de- talles de la organización del complot; refiriéndose a las con-

141 The Jakarta Post: “Defense minister believes al-Qaeda behind Bali bomb blast”, 15 de octubre de 2002. 142 The Jakarta Post: “Blast probe focuses on seven suspects”, 17 de octubre de 2002. 143 Idem. 144 The Straits Times: “Bali blast bears hall mark of JI leader Hambali”, 22 de octubre de 2002. 147 fesiones de al-Faruq, el semanario afirmaba que Osama ben Laden habría enviado a Abu Bakar Bashir, 133,400 dólares estadounidenses para comprar el explosivo C4, usado en el atentado. Más adelante señalaba que el dinero “provenía de una cuenta a nombre de Sheik Abu Abdullah Emirati, seudó- nimo de Osama ben Laden” y “fue utilizado para comprar tres toneladas de explosivos provenientes de fuentes milita- res”.145 -El portavoz de la Polri, General de brigada Edward Aritonang, aclaró que “las autoridades [militares] tienen un control estricto sobre los explosivos en circulación en Indonesia; por lo tanto, los explosivos usados en Bali debie- ron haber sido introducidos de contrabando en el país”; los rumores sobre la participación de militares en el atentado obligaron al General Aritonang a ser más cauteloso: “los in- vestigadores todavía deben encontrar evidencias para rela- cionar la explosión con militares, extranjeros o musulmanes radicales”.146 Hacia finales de octubre, la prensa resaltaba informaciones provenientes de “una fuente de inteligencia anónima” sobre dos Generales, uno del ejército y otro de la Polri, que eran investigados por haber llegado la mañana del 12 de octubre a Bali y por haber abandonado la isla al día siguiente. El perió- dico también señalaba la “circulación de especulaciones” so- bre la presencia de un ex comandante de la milicia pro Yakarta de Timor del Este, en el mismo momento que los Generales. De acuerdo con The Jakarta Post, el portavoz del equipo de investigación, General Aritonang, no negó, pero tampoco con- firmó los rumores; sin embargo, el periódico citaba textual-

145 The Jakarta Post: “Bali bomb perpetrators still an enigma”, 22 de octubre de 2002. 146 Idem.

148 mente un comentario del General, que aceptaba implícita- mente la investigación sobre los dos militares sospechosos: “Había miles de personas en esta isla cuando ocurrió la ex- plosión, por lo tanto, no debemos concentrarnos únicamente en estas dos personas [los Generales]”. Finalmente, el diario indonesio ponía de realce que, de acuerdo con el General Aritonang, los investigadores trataban de identificar al pro- pietario de la minivan Mitsubishi L-300, destruida por la ex- plosión, pues “los números de identificación del motor y del chasis fueron borrados”.147 Unos días después, esta informa- ción soltada por el portavoz del equipo de investigación a los periodistas sería la clave que permitiría capturar al primero de los “autores” del bombazo. En los medios musulmanes tradicionalistas también empe- zaron a formularse hipótesis y surgió el rumor de que el gobierno estadounidense estaba detrás del atentado. La mayoría de los argumentos usados eran inverosímiles y, como todos los demás, fueron ampliamente difundidos por la prensa local. Ante el riesgo de acentuar más la animadversión en contra de los Estados Unidos, durante una visita al lugar de la explosión, el embajador en Indonesia solicitó ecuanimidad... a los indonesios:

La última cosa que los indonesios necesitan en un mo- mento crucial de su historia es señalar con el índice hacia cualquier parte, cuando, de hecho, el país necesi- ta permanecer junto detrás de sus dirigentes y enfren- tar el problema del terrorismo.148

147 The Jakarta Post: “2 RI generals possible suspects in Bali probe”, 29 octubre de 2002. 148 ummahnews.com: “U.S., Indonesia army denies involvement in Bali carnage”, 31 de octubre de 2002; http://www.ummahnews.com/viewarticle.php?sid=12 149 LAS DIFICULTADES DEL GOBIERNO INDONESIO

Esa ola de afirmaciones, en algunos casos mal intencionadas, ahogó las pocas voces cuerdas insistentes en que nada podía decirse, hasta entonces, sobre los autores del atentado. Tal fue el caso de quien, en principio, debía ser el máximo res- ponsable de la seguridad: Susilo Banbang Yudhoyono, minis- tro coordinador de asuntos políticos y seguridad.149 En ese contexto, los deseos del embajador estadounidense no po- dían ser cumplidos: por un lado, la población indonesia adop- tó actitudes muy diversas con respecto al atentado y recibía con escepticismo las informaciones provenientes de las fuen- tes oficiales; por el otro, ese escepticismo era reforzado por las fallas evidentes en el seno de la clase política y, sobre todo, entre los responsables de llevar a cabo la investigación correspondiente. En la cúspide del poder, los problemas salieron a la luz: Megawati Sukarnoputri tuvo un comportamiento contrasta- do: por un lado, se trasladó a Bali -justo después de las explo- siones-, durante los tres primeros días tuvo otras tantas re- uniones de emergencia con el gabinete de seguridad y trabajó a marchas forzadas para elaborar el decreto para combatir el terrorismo; pero, por otro lado, “los indonesios no percibie- ron ningún esfuerzo de su parte para establecer una política [clara] o para hacer que su indisciplinado gabinete proyectase la imagen de un gobierno unido con un sentido definido”.150 Las declaraciones encontradas de los miembros del gabinete pusieron en evidencia las divisiones entre ellos pero, sobre

149 The Jakarta Post: “Susilo: no indication of Jemaah Islamiyah’s involvement”, 17 de octubre de 2002. 150 International Crisis Group: Impact of the Bali bombing; Yakarta/Bruselas, 24 de octubre de 2002, p. 2. 150 todo, éstas fueron flagrantes a la hora de realizar la investiga- ción técnica. Hasta antes del atentado de Bali, el gobierno de Sukarnoputri había estado sujeto a fuertes presiones internacionales para adoptar una actitud más dura con respecto a las corrientes islamistas tradicionalistas del país; con buen sentido, sus voce- ros habían señalado que, en ausencia de pruebas contundentes de actividades terroristas en el país, el gobierno no estaba dis- puesto a tensar sus relaciones con los medios musulmanes tra- dicionalistas. Al mismo tiempo que demolió el Sari Club y las construcciones vecinas, el bombazo echó abajo los argumen- tos que habían permitido a Sukarnoputri eludir las presiones internacionales. Como se ha señalado, se vio obligada a: -Formular un decreto contra las actividades terroristas que no dejó satisfecho a nadie, pues se esperaba que la DPR for- mulase una ley al respecto. -Establecer un equipo de investigación inter-ministerial, integrado por la agencia nacional de inteligencia (BIN), la Polri y los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas. -Aceptar la participación de 126 especialistas internaciona- les en las investigaciones, al lado de las agencias guberna- mentales locales. De acuerdo con los informes de prensa, 126 “oficiales de Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón se han unido a la Policía Nacional para investigar el atentado”.151 El equipo quedó bajo el mando de la Polri, la que adquirió la responsabilidad de mantener el orden interno, luego de ser separada de las fuerzas armadas, en 1998. En buena medida, las declaraciones encontradas, citadas ante- riormente, se explican por el carácter heteróclito de un equi- po de investigación que, con todo y su carácter internacional, 151 The Jakarta Post: “Main suspect in Bali blast identified, police say”, 30 de octubre de 2002.

151 no pudo superar la competencia entre sus diferentes integran- tes. Así, las filtraciones de información que apuntaban hacia militares podían provenir tanto de los miembros extranjeros del equipo (sin filiaciones políticas domésticas) o de la Polri, en competencia permanente con los militares. Esa competencia en- tre las instituciones domésticas fue más que evidente y el periódi- co singapurense The Straits Times se encargó de sacarlas a la luz:

Los esfuerzos... por arrestar a quienes están detrás de la explosión de Bali aparecían ayer empantanados, por una competencia entre la agencia de inteligencia, BIN, la policía y los militares; cada uno sigue su propio camino para perseguir a los terroristas. ...El portavoz de BIN... dijo que los agentes de inteli- gencia estaban en la pista de los [autores] del atentado, los cuales podrían ser “arrestados pronto”. ...El General Edward Aritonang negó que la BIN haya compartido alguna información y dijo que los investi- gadores de la policía se basaban sobre las evidencias encontradas en la escena de la explosión y sobre sus propios esfuerzos (sic) de inteligencia. Señaló: “no ten- go información proveniente de la BIN; todavía no te- nemos sospechosos en mente.” El General Ryamizard Ryacudu, jefe de Estado Mayor del ejército, dijo: “nuestra poderosa red de inteligencia detectó células terroristas en Indonesia desde hace mu- cho tiempo. No actuamos porque ya no cae dentro de nuestra jurisdicción hacerlo”.152

LOS HECHOS FEHACIENTES DEL ATENTADO

A pesar de los conflictos permanentes entre la policía y los servicios de inteligencia civiles y militares, las investigacio- nes arrojaron información concreta sobre las explosiones; a

152 The Straits Times: “Turf battles derail probe on Bali blasts”, 25 de octubre de 2002.

152 partir de ella, los especialistas pudieron establecer el perfil general de los autores del atentado: 1. El Sari Club era un centro nocturno únicamente para extranjeros.153 El objetivo del atentado, por lo tanto, fue es- cogido con cuidado. Los musulmanes tradicionalistas, por su parte, desde hace algún tiempo ejercen represalias contra “cen- tros de vicio” que permanecen abiertos los viernes (día de oración en la tradición islámica) o durante el Ramadán (mes de ayuno tradicional). Este tipo de represalias, sin embargo, se había producido en las ciudades de Java, pero nunca en Bali, donde la filiación religiosa de la población local es hinduista y donde el turismo representa un ingreso más que considerable. 2. Las bombas que estallaron fueron dos. El detalle es importante, pues la información inicial hablaba de tres bom- bas. Una de ellas fue colocada dentro del Paddy’s Café y estaba compuesta de 500 gramos de TNT. La otra fue dejada frente al Sari Club y, dada la destrucción de un vehículo señalado como una miniván Mitsubishi L-300, se supuso que fue colo- cada en el interior del mismo;154 la Agencia Nacional de Inte- ligencia (BIN), señaló en sus primeros informes que en la manufactura de la segunda bomba se utilizó el plástico explo- sivo conocido como C4, compuesto de Ciclotrimetilene- trinitramina (RDX), de sus variantes HBX y nitratos, combinados con plastificadores.155 Más tarde se precisaría que fueron em- pleados entre 50 y 100 kilogramos de explosivos.156 3. Los explosivos utilizados son de uso altamente res- tringido. The Jakarta Post citó el testimonio de Mark Ribband, director de una empresa británica que elabora el explosivo

153 The Jakarta Post: “Bali bomb perpetrators still an enigma”, 22 de octubre de 2002. 154 Idem. 155 The Jakarta Post: “Explosive used in Bali blast contains RDX: investigators”, 17 de octubre de 2002. 156 Idem. 153 C4; de acuerdo con Ribband: “C4 es un explosivo plástico... muy potente, manufacturado principalmente en los Estados Unidos, pero ampliamente distribuido a las fuerzas militares alrededor del mundo”; “C4 es usado solamente por los mili- tares aunque tiene algunos pequeños usos civiles”; “si uste- des encuentran C4 en los inventarios militares de otros países es porque allí ha habido una influencia americana...”; “C4 es difícil de comprar; la mejor analogía es que está todavía más controlado que la heroína, pero si se desea comprar heroína, es posible obtenerla. Como todo [C4 y heroína], están al al- cance mediante [el pago de] un precio”.157 4. Los artefactos pudieron haber sido detonados a dis- tancia. La noche del 12 de octubre, una tercera bomba esta- lló en las instalaciones del consulado estadounidense en el distrito de Renon, Denpasar, Bali. Los investigadores encon- traron evidencias de que los fabricantes de la misma utiliza- ron un teléfono celular para hacerla estallar; por lo tanto, es muy probable que hayan utilizado el mismo sistema en las bombas del distrito de Kuta. 5. Las características de los artefactos exigen capacidades técnicas complejas de quienes planearon y llevaron a cabo el atentado. Brett Swan, de la Policía Federal Australiana y miembro del equipo internacional de investigación, señaló que el atentado sólo pudo ser llevado a cabo por perpetradores “altamente organiza- dos”, que buscaban maximizar el número de víctimas.158 Más tarde, el General Aritonang, en una conferencia de prensa, indicaba que “atendiendo a la manera en que ellos trabajaron –usando TNT y RDX como ingredientes explosivos y también los horarios de las explosiones para lograr el mayor número de víctimas–, concluimos que estos tres hombres [anunciados como sospechosos durante la conferencia de prensa referida] son profesionales. Basados en esta conclusión, nos coordinamos con otros cuerpos de inteligencia, in-

157 Idem. 158 Idem. 154 cluidos los militares, para elaborar una lista de sus expertos en bom- bas, incluidos aquellos que han desertado de sus unidades”.159 6. La explosión de Bali sólo puede ser relacionada con el atentado contra la embajada filipina, en 2000. Los in- formantes señalaban que, de los “cientos” de atentados con explosivos que se registraron en Indonesia, únicamente en el de la embajada filipina se utilizó el mismo tipo de explosivos.160 Los hechos desmintieron los juicios apresurados de los pri- meros días que siguieron a la explosión. Las bombas de la Navidad de 2002 y de julio de 2001, primero, fueron atribui- das al grupo Forum Studi Kajian Islam, por la policía indonesia; luego, fueron adjudicadas por la CIA, según Time, a al-Faruq; más tarde, el General Da’i Bachtiar, jefe de la Polri, las endilgó a Hambali, indicando las similitudes con las de Bali. Ahora bien, mientras que aquellas fueron elaboradas artesanalmente por aprendices de terroristas, a quienes sus obras les estalla- ron en las manos en repetidas ocasiones, las de Bali fueron obras de profesionales altamente calificados, dotados de recursos económicos considerables y de conexiones importantes con los medios militares. Una operación como la de Bali, señalaba un miembro activo de la Kopassus (fuerza especial del ejército), experto en antiterrorismo, requiere de “cientos de millones de rupias” y abundaba:

Cualquier operación clandestina es un trabajo meticu- loso. Un bombazo como el de Bali requiere gente con ciertas calificaciones (expertise), una planeación cuida- dosa y un equipo estratégico de avanzada para investi- gar [el objetivo escogido] antes de definir el plan. El coor- dinador de la operación debe reclutar un equipo de, al menos, diez personas, para que sea efectivo. Cada miem- bro debe estar equipado con calificaciones particulares.161 159 The Jakarta Post: “Police investigate bomb suspects’ ties with military”, 4 de noviembre de 2002. 160 Idem. 161 The Jakarta Post: “Experts cast doubt on police findings in Bali blast case”, 13 de noviembre de 2002. 155 Con ese trasfondo, la historia del Sunday Times sobre la com- pra de tres toneladas de explosivos, por parte de Abu Bakar Bashir, con dinero de Osama ben Laden parecía ridícula en extremo: el precio de unos explosivos altamente controlados sería de 44 dólares por kilo y, si se usaron entre 50 y 100 kilos, el costo total oscilaría entre 2,200 y 4,400 dólares; si a eso se suma el costo de la camioneta utilizada y de otros arte- factos adicionales, el atentado habría sido extremadamente económico y cualquier persona dotada de recursos modestos podría convertirse en patrocinadora de proyectos terroristas altamente mortíferos. Todavía más, habría que esperar más atentados con una capacidad destructiva similar o todavía mayor, pues en manos de los terroristas todavía quedarían entre 2,950 y 2,900 kilogramos de explosivos.

AMROZI Y LA ¿FÁBULA? DE LA AUTORÍA DEL ATENTADO

La última semana de octubre, en medio de la competencia entre las agencias de seguridad e inteligencia indonesias, el portavoz de la Kopassus, Muchyar Yara, hacía una declaración que atizaba un poco más la animosidad: el equipo militar de inteligencia ha- bía identificado a los responsables de la explosión de Bali y esta- ba tras ellos, mientras el equipo de la policía todavía estaba “en la oscuridad sobre los perpetradores de la tragedia”.162 El 29 de octubre, la policía, retomando la información sol- tada el día anterior, replicaba a los periodistas sobre la inves- tigación del propietario de la camioneta utilizada en el aten- tado.163 El General Da’i Bachtiar, jefe de la Polri, anunció que “la policía ha identificado al principal perpetrador detrás

162 The Jakarta Post: “Military ‘knows’ the bombers, police don’t”, 25 de octubre de 2002. 163 Véase, supra, nota 149. 156 (sic) de los bombazos de Bali”; de acuerdo con el funcionario: “se han establecido conexiones entre las evidencias encon- tradas en el sitio del atentado con las evidencias recolectadas a partir de otras fuentes”. Por su lado, el inspector general I Made Mangku Pastika, jefe del equipo interinstitucional de investigación, confirmó la declaración del jefe de la policía: “estamos persiguiendo a este hombre [el señalado por el Ge- neral Bachtiar]. Él es indonesio y es el principal actor (en el bombazo), así como el que fabricó [made] la bomba”.164 Con estos anuncios, empezó una segunda ronda de declaracio- nes apresuradas que eran corregidas, sobre la marcha y sin justi- ficación plena. Así, el miércoles 6 de noviembre, la policía detu- vo a un individuo llamado Amrozi, de 40 años, egresado de una escuela secundaria islámica; la detención fue realizada en su casa, localizada en Paciran, Lamongan, Java del Este. El General Aritonang indicó que era el propietario de la miniván Mitsubishi, L-300, utilizada en el atentado. Asimismo, siempre siguiendo la exposición del General Aritonang, proporcionó informaciones derivadas de la reconstrucción del atentado y de las primeras pesquisas después de haber detenido al sospechoso: -La policía cateó varias casas en Denpasar (Bali) y en Lamongan (Java del Este). En una de las casas de Denpasar, encontró residuos de los materiales para elaborar las bombas. -La policía interrogó a Mohamad Zakaria, director de Pondok Al Islam, donde Amrozi estudió, así como a un individuo llamado Silvestre Tandean, a quien Amrozi compró alrede- dor de una tonelada de sustancias químicas para hacer bom- bas; de acuerdo con informes periodísticos, la policía tendría las facturas de compra como pruebas de la adquisición de los explosivos en el comercio.165

164 The Jakarta Post: “Main suspect in Bali blasts identified, police say”, 30 de octubre de 2002. 165 The Jakarta Post: “Experts cast doubt on police findings in Bali blast case”, 13 de noviembre de 2002. 157 -La policía buscaba a tres hermanos de Amrozi (M. Gufron, Ali Mirón y Ali Fauzi) y un maestro de Pondok Al Islam (Mubarok), señalados por el detenido como sus cómplices en el atentado.166 De acuerdo con un informe presentado por el General Pastika a la prensa, Amrozi desempeñó tres funciones cen- trales en el atentado:

Primero, fue el encargado de comprar y preparar la ca- mioneta Mitsubishi para el bombazo. Segundo, admitió haber comprado varios componentes químicos, incluidos clorato de calcio y aluminio en pol- vo, ambos esenciales para fabricar las bombas. Tercero, él mismo trasladó, a Bali, la miniván y los ma- teriales para fabricar la bomba.167

Si se tienen en cuenta las referencias hechas por el General Pastika sobre el testimonio del detenido: el objetivo del aten- tado era “matar tantos americanos como fuera posible, por- que Estados Unidos estaba oprimiendo a los musulmanes”;168 Amrozi y sus cómplices se reunieron dos o tres veces entre finales de agosto y principios de septiembre en Surakarta (Java central) para discutir el plan del atentado; posteriormente, tuvieron “reuniones similares” en Bali, aunque no proporcionó las fechas de las mismas; Amrozi llegó a Bali, con la camioneta y los materiales, el 5 de octubre y regresó a su casa el día 10. Por si eso fuera poco, el General proporcionó información sobre los nexos de Amrozi con los medios musulmanes tra- dicionalistas: Amrozi aceptó haber sido alumno de Abu Bakar

166 The Jakarta Post: “Police claim to be close to solving Bali bomb puzzle”, 12 de noviembre de 2002. 167 The Jakarta Post: “Amrozi not Bali bomb maker: police”, 13 de noviem- bre de 2002. 168 Idem. 158 Bashir y haber estado muy cerca de él cuando estuvo exiliado en Malasia y después de regresar a Indonesia. La última vez que tuvo contacto con el ulama fue seis meses antes del aten- tado, cuando pasó a recogerlo a Pondok Ngruki, para tras- ladarlo a la pesantren Al Islam. La policía, no obstante, fue cuidadosa en exponer el nexo entre ambos personajes, sin atribuir a Bashir responsabilidad alguna en el atentado de Bali. Las condiciones en que se produjo el atentado y las opinio- nes de los expertos contradicen todas las informaciones pre- sentadas por la policía: El perfil de Amrozi, de sus hermanos y del maestro de la pesantren Al Islam no corresponde al de expertos en el manejo de explosivos sofisticados. Los cuatro primeros provienen de una familia muy modesta, cuyo hijo más em- prendedor sólo pudo terminar la secundaria en una escuela religiosa y no fue capaz de prever las consecuencias de orga- nizar un atentado terrorista, haciendo explotar un vehículo adquirido legalmente por él mismo y registrado bajo su pro- pio nombre. El programa de los “terroristas” carece de sentido. Como bien señalaron los expertos, se necesita primero hacer un reconocimiento del objetivo y luego una planeación detalla- da de las operaciones, pues de la definición del objetivo dependerán los recursos humanos y materiales necesarios para llevarlo a cabo. Ahora bien, según la policía, los “terroristas” primero se reunieron para planearlo; luego, sin tener un conocimiento preciso del blanco, se trasladaron a Bali donde, deseando “matar tantos americanos como fuera posible”, acabaron asesinando dece- nas de australianos. Por otra parte, se supone que los “terroris- tas” contaron con dos meses para preparar el atentado y eso podría convencer al público que tuvieron tiempo suficiente para prepararse técnicamente; sin embargo, de nueva cuenta, la opinión de los expertos es contundente:

159 un bombazo como el de Bali necesita gente con ciertas calificaciones... Si Amrozi y su grupo solo tuvieron como tarea traer los explosivos al sitio, ello tendría sen- tido... No es un trabajo fácil [preparar las bombas] aún para personal militar entrenado para operaciones simi- lares. Para ser capaz de practicar la teoría de las demo- liciones, uno debe estudiar intensivamente por lo me- nos un año. Un mes o dos no son suficientes.169

Un papel menor de Amrozi en el complot no tiene senti- do. Mucho se insistió en que el tipo de explosivos utilizado en el atentado es para usos militares y en que no es fácil obte- nerlos. La policía indonesia desea que el público acepte que el detenido los compró en el comercio y que todavía obtuvo facturas que amparan su compra. Por ende, es absolutamente ilógico que la policía haya interrogado al comerciante Silves- tre Tandean, sin detenerlo por vender materiales de uso ex- clusivo del ejército. La captura de Amrozi en su casa es inverosímil. De acuerdo con los informes de prensa, desde el 29 de octubre la policía buscaba al propietario de la miniván usada en el aten- tado; éste, a pesar de ello, aparentemente permaneció en su casa entre el 10 de octubre y el 6 de noviembre, cuando fue detenido. Una actitud semejante podría explicarse porque Amrozi es un islamista tradicional consecuente y, por lo tan- to, ni siquiera se toma la molestia de prestar atención a los medios de comunicación modernos; sin embargo, según la policía, supo de los resultados de la explosión a través de la televisión. Mediante ésta, bien pudo enterarse de que era bus- cado, pero, simplemente, espero en casa la detención; la in- dolencia difícilmente puede ser atribuida a un combatiente encarnecido, sea islamista o no, cuyo objetivo es infligir tanto daño como sea posible al enemigo.

169 Idem. 160 La actitud de Amrozi en público es anormal. Durante la presentación de Amrozi a la prensa, el detenido apareció sonriente y bromeando con sus captores. El ambiente festivo queda plasmado en una fotografía en la que, rodeado de fun- cionarios policiales, saluda sonriente al fotógrafo, mientras todos muestran amplias sonrisas. Según los reporteros, la “bro- ma” que hizo reír a todos consistió en que, al saludar a los periodistas extranjeros, comentó “esa es la clase de gente que yo quería matar”. Por si todo esto fuera poco, el General Bachtiar precisó que, en sus declaraciones, Amrozi confesó haber participado en otros atentados; asimismo, reconoció no ser un islamista radical, sino un delincuente juvenil -¿de 40 años?- descarriado -¿!?-.

OTRAS HIPÓTESIS SOBRE LOS AUTORES DEL ATENTADO

Para realizar un atentado como el de Bali, no basta la disposi- ción de recursos humanos calificados ni de financieros abun- dantes. Dado el tipo de explosivos utilizado, se requieren, ne- cesariamente, complicidades en los medios militares. En ese sentido, las informaciones apuntan hacia una conexión terro- ristas/militares. Los de Indonesia, al ser señalados, indicaron que los explosivos debieron haber sido introducidos de contra- bando, aunque no es fácil de ocultar 50 o 100 kilos de éstos; además, siempre queda abierta la posibilidad de rastrear su pro- cedencia, pero los militares indonesios se han contentado con señalar que no ha habido ninguna sustracción e sus arsenales. Por otra parte, el objetivo escogido levanta dudas sobre la posibilidad de que fueran organizaciones terroristas interna- cionales, como al-Qaeda, las que estuvieron detrás del aten- tado. Osama ben Laden siempre ha sido categórico al señalar sus intenciones de atacar los intereses estadounidenses. En Bali, el blanco fue un centro nocturno exclusivo para extran-

161 jeros y frecuentado principalmente por australianos. La cinta de audio atribuida a ben Laden, y en la que éste menciona el atentado de Bali no es propiamente una reivindicación, sino una declaración sobre el resentimiento de los musulmanes indonesios con respecto a la intervención australiana durante la crisis de Timor Timur. La conclusión que se impone sobre la base de los hechos fundados es que el de Bali, con una excepción, difiere de to- dos los atentados anteriores. En consecuencia, los grupos islámicos tradicionalistas señalados como los autores de ésos, difícilmente pudieron estar detrás del de Bali; entonces, pare- cería necesario referir éste último al contexto político nacio- nal indonesio; las hipótesis, sin embargo, no son muchas, pues la conexión terroristas/militares es el núcleo en torno al cual giran todas las posibilidades: -Si se tratara de islamistas radicales; esto supondría, de cual- quier forma, complicidades con círculos militares importan- tes, tanto por la disponibilidad de recursos humanos y finan- cieros, como por el acceso a los arsenales del ejército. En el caso de Laskar Jihad, siempre se habló de un apoyo financiero y logístico del ejército hacia los “jihadistas” de Ambon; sin embargo, el trabajo sucio lo realizaban siempre los comba- tientes de la “guerra santa”. En el caso de Bali, las preguntas que se impone son las siguientes: o ¿El trabajo sucio fue realizado por militares islamistas? De ser así, las fuerzas armadas indonesias, caracterizadas por defender el nacionalismo laico a ultranza, sufrirían una seria fractura; sin embargo, parece imposible que los servi- cios militares de inteligencia no hayan descubierto a los posi- bles elementos radicales. O ¿Fue obra de especialistas musulmanes foráneos? En ese caso, ¿actuaron en complicidad con militares islamistas? O bien ¿fueron manipulados por los militares?

162 -La mención de Generales sospechosos y de un ex coman- dante de las milicias con una actitud en pro de Yakarta de Timor Timur podría apuntar hacia un grupo de militares revanchistas que todavía lamenta la pérdida de ese territorio. La hipótesis, no obstante, tiene un flanco débil, pues el prin- cipal objetivo sería dañar intereses australianos y no ejercer presión sobre el gobierno de Sukarnoputri, pues ésta siempre se pronunció en contra de la independencia de Timor Timur. Por supuesto, queda siempre la posibilidad de que esa presión tenga como objetivo empujar al gobierno a tomar soluciones de fuerza en los conflictos de Aceh y de Papúa. -El complot organizado bajo el control de los militares, desde el principio hasta el final, no puede ser descartado. Las tres hipótesis tienen como elemento común el interés particular de los militares, dañado por las reformas políticas puestas en práctica después de la renuncia de Suharto. En el pasado reciente, cuando menos en dos ocasiones la elite mili- tar había amenazado con desplazar a los políticos civiles para hacerse del poder. La primera fue durante la crisis de Timor; luego de la san- grienta represión ejercida por los milicianos integracionistas contra los independentistas timoreses, los militares empuja- ron al Presidente Habibie a promulgar un decreto que instauraba el estado de excepción y que dejaba a los militares al frente del gobierno; las movilizaciones populares a lo largo y ancho del país obligaron al parlamento a desechar el decre- to y los militares dieron marcha atrás con el golpe de Estado técnico. La segunda tentativa de hacerse del poder se produjo du- rante la crisis entre el Presidente Wahid y el MPR. Éste bus- caba destituir a aquél, fincándole cargos de corrupción, pero Wahid se negaba a dejar la presidencia. Se estableció, así, una situación de ingobernabilidad que llevó a los militares a indi-

163 car que si los políticos civiles no eran capaces de resolver una crisis entre ellos, estaban dispuestos a tomar las riendas del gobierno. El establecimiento de un consenso sobre la salida de Wahid y el nombramiento de Sukarnoputri como su sucesora permitió resolver la crisis y obligó a los militares a contenerse. En el contexto actual, la exposición del país ante el mundo y, sobre todo, ante el gobierno de Estados Unidos como un nodo en extremo peligroso de la red internacional terrorista, sólo puede confortar la posición de los militares como los únicos capaces de poner orden en una nación caótica. La colabora- ción militar Macapagal-Bush para combatir a Abu Sayyaf y el acercamiento entre dos gobiernos hostiles como el malasio y el estadounidense, después del 11 de septiembre, parecerían ser los ejemplos seguidos por los militares indonesios para resta- blecer su posición dominante en la sociedad indonesia, con el apoyo de los dirigentes de la “cruzada contra el eje del mal”. Esta hipótesis, de ser válida, implicaría que el fin del proceso de democratización de la sociedad indonesia impulsada por el movimiento popular Reformasi y que el combate al “terrorismo internacional” tendría como costo mayor suspender solucio- nes negociadas a los conflictos presentes en Indonesia (en Aceh o Papúa) e imponer soluciones de fuerza. La escalada de la violencia en Bangsamoro y Filipinas, no obstante, muestra cuál podría ser la consecuencia inmediata de las soluciones para las cuales los militares indonesios buscan el apoyo de Bush. El terrorismo en el sudeste asiático, aunque real, dista mucho de tener las proporciones que le son atribuidas por la prensa interna- cional. El respaldo estadounidense a gobiernos percibidos por los musulmanes tradicionalistas como enemigos de la religión e inca- paces de resolver los problemas presentes en las sociedades de la región puede servir de acicate para que la violencia, terrorista o no, trascienda a un plano superior. La dialéctica es implacable: el com- bate contra “las fuerzas del mal” sólo reforzará dichas fuerzas.

164 CONCLUSIONES

Aun cuando los atentados con explosivos son la mejor prue- ba de la existencia de grupos terroristas, el sudeste de Asia dista mucho de ser el “segundo frente” del terror. A partir de la información disponible es dudoso que todos los atentados hayan sido llevados a cabo por organizaciones islamistas. En el caso del de Bali, que provocó más muertes que todas las explosiones de Indonesia y Filipinas de los últimos tres años, no esta claramente establecido que sea responsabilidad de organizaciones islamistas. Por lo tanto, es absolutamente ne- cesario, primero, evitar juicios apresurados sobre el fenóme- no real del terrorismo en la región y, segundo, promover una política de contención de los actores políticos, nacionales o internacionales, que reclaman medidas drásticas contra los terroristas. Esa doble necesidad es tanto más imperativa cuanto que los equilibrios entre musulmanes tradicionalistas, no tradi- cionalistas, laicos y no musulmanes son extremadamente frá- giles en la región; cualquier tentativa de intervención exterior o de apoyo a unas clases políticas locales cuya legitimidad ha sido erosionada por los efectos sociales de la crisis de 1997 puede romper esos equilibrios, como lo demuestran la escala- da violenta entre Abu Sayyaf y el gobierno filipino, por un lado, y, por el otro, los numerosos conflictos regionales que oponen musulmanes y no musulmanes a lo largo de Indonesia. Por otra parte, las sociedades de la región se encuentran en mutación política desde el estallido de la crisis económica de 1997. Los cambios apuntan hacia la adaptación de mecanis- mos democráticos a los contextos locales, a través de una participación directa de la población en los asuntos de interés público. El combate contra el terrorismo puede dar al traste con esos cambios y favorecer el retorno al verticalismo que ha marcado los gobiernos de la región desde el acceso a la independencia. Filipinas, desde la caída de Ferdinand Marcos promovida por el people’s power, experimenta una transición política difí- cil; a pesar de todo, ha podido superar dificultades serias: los acuerdos con el Frente Moro de Liberación Nacional y con el Frente Moro Islámico de Liberación son testimonios de las grandes posibilidades que encierra una política de diálogo y conciliación; el juicio político contra Joseph Estrada se pro- dujo sin quebrantos institucionales, mostrando que los meca- nismos democráticos son más eficaces que las soluciones de fuerza. Indonesia, con la renuncia de Suharto, entró en una fase de profundas reformas políticas promovidas por las movilizaciones populares de 1998; éstas, organizadas en el movimiento Reformasi, transformaron radicalmente el orden institucional fincado por Suharto durante sus 33 años de go- bierno. El régimen presidencialista dio paso a un sistema par- lamentario que, no sin dificultades, también ha podido supe- rar problemas inmensos: la independencia de Timor Timur (ahora llamado Timor Lorosae) es, quizá, el reto más signifi- cativo, pues está conectado con las reivindicaciones de inde- pendencia de Aceh y de Papúa. Los gobiernos reformistas de

166 Habibie y Wahid adoptaron una actitud conciliadora con res- pecto a ellos; sin embargo, contaron siempre con la oposición intransigente de las fuerzas armadas a cualquier concesión de autonomía significativa y con la voluntad militar de recrude- cer las hostilidades en Aceh. El ejército, así, ha demostrado que sigue siendo un estado dentro del Estado y que represen- ta un riesgo mayor para la consolidación de la democracia, que cualquier organización islamista radical. Malasia, a pesar de seguir siendo regida por instituciones verticalistas, también conoció movilizaciones políticas a raíz, primero, de la irritación social derivada de la detención de Anwar Ibrahim y, luego, de la preparación de la elección ge- neral de noviembre de 1999. La hegemonía política de la United Malayan National Organization fue puesta en entredicho y la elite política malaya optó por una política de descrédito y represión de la oposición institucional, basada en la defensa de la versión oficial del Islam. Con esto buscó matar en el hue- vo cualquier intento de democratización del sistema político. En un ambiente propicio para las reformas políticas de ca- rácter democrático, es normal que los musulmanes, tradicio- nalistas o no tradicionalistas, sean mayoría o minoría en un país determinado, presenten y busquen poner en práctica sus propias reivindicaciones: el PAS malasio propone un Estado islámico unitario y busca establecerlo por los cauces institucionales; los partidos del “axe block” indonesio exigen la institucionalización oficial de la “Carta de Yakarta”, que hace obligatoria la sharia para todos los indonesios musulma- nes; el GAM, el FMLN, el FMIL y, aun a su modo, Abu Sayyaf reivindican un principio democrático fundamental: el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos. Las clases políticas dominantes, acostumbradas a un ejerci- cio del poder incuestionable, o no han querido incorporarse al nuevo juego de la democracia, o lo hacen a regañadientes y

167 dan marcha atrás cuando la ocasión se los permite; sobre todo, son renuentes a discutir siquiera las demandas políticas que ponen en riesgo una unidad nacional débil y responden con medidas que tornan todavía más frágil esa unidad. Así, la in- satisfacción popular derivada de un desempeño deficiente de las clases políticas también tiende a provocar actos de exas- peración extrema, generando espirales de violencia difíciles de controlar. En el sudeste asiático, el terrorismo ha germinado en un campo abonado por las fricciones resultantes de las movilizaciones populares que buscan una mayor participa- ción en la vida pública y de las actitudes conservadoras de las clases políticas dominantes. Como se ha señalado, existe una corresponsabilidad de las sociedades y de las clases políticas en el surgimiento y desarrollo del fenómeno. Ahora bien, ese fenómeno se desenvuelve en un contexto global doble: por un lado, la Umma sólo puede ser concebida en una dimensión universal, la de la unidad de todos los mu- sulmanes en y ante la Divinidad; por el otro, esa unidad uni- versal es reforzada con los productos de la sociedad global: los medios de comunicación que ponen en contacto virtual a todos los miembros de la Umma. Por eso, nada tienen de ex- traño ni las expresiones internacionales de solidaridad islámica, ni su concreción en organizaciones internacionales que, de una manera u otra, buscan reforzar la identidad y la unidad islámica. Las organizaciones terroristas no escapan a esa lógica, como tampoco lo hacen los “cruzados contra el terror”, quienes, antes de partir en guerra, se han visto obligados a construir una coalición internacional y a obtener las sanciones legales para iniciar un combate en la escala global. Como se ha visto, es posible que algunos de los grupos te- rroristas de la región mantengan nexos con organizaciones

168 similares foráneas; sin embargo, Jemaah Islamiyah, señalada por los gobiernos de la región y por el de Estados Unidos como el brazo local de Osama ben Laden, tiene una característica doble: por un lado, es una organización con un perfil y un proyecto propios; por el otro, es un punto de confluencia de individuos con diversas filiaciones organizativas. Por esto, siempre cabe la posibilidad de que algunos asociados a JI prac- tiquen lo que en lenguaje de la izquierda era llamado “el entrismo”; es decir, la entrada a una organización para hacer proselitismo y ganar adeptos para la corriente política del “entrista”. Una situación similar no implica necesariamente que JI sea, en esencia, una organización terrorista internacio- nal. Ahora bien, el hostigamiento de los miembros tradiciona- listas y pacifistas de JI, o de cualquier otra organización islámica, mediante una represión promovida por los gobier- nos de la región y secundada por la coalición internacional “antiterrorista” sólo puede provocar nuevas reacciones de violencia. El resultado final será, por necesidad, completa- mente opuesto al efecto buscado con la campaña contra el terror. El terrorismo, en el sudeste de Asia, existe. Sin embargo, carece de la amplitud que la prensa internacional suele adju- dicarle; asimismo, las expresiones terroristas no provienen úni- camente de organizaciones islamistas. En las Filipinas el poco conocido Indigenous Federal People’s Army también ha recurrido a él. En Indonesia, el todavía no aclarado atentado de Bali, parece una provocación montada con la participación de al- gunos círculos militares. En Malasia, el asalto de Al-Ma’unah también parece tener nexos gubernamentales. Algunos sectores particulares de las clases políticas de la región, por tanto, han buscado aprovechar el ambiente crea- do por los acontecimientos del 11 de septiembre para ajustar

169 cuentas con sus contrincantes, institucionales o no; para ello, han magnificado el fenómeno del terrorismo, buscando el apoyo externo a las medidas represivas contra pretendidos terroristas. Esta manipulación, que en el ámbito nacional po- dría ser explicada a partir de la razón de Estado, ha sido tergi- versada por los medios de comunicación internacionales, para justificar las decisiones de los dirigentes de la “cruzada con- tra el terror”. La “cruzada” no sólo puede extender e intensificar la vio- lencia, también puede inhibir procesos de democratización que apenas están en sus inicios. Resulta, por consiguiente, paradójico que el gobierno estadounidense, habiéndose erigi- do a sí mismo como el paladín de la democracia, ahora se haya convertido en la principal amenaza para la democratiza- ción del sudeste asiático. El “combate contra el terrorismo” ha contado con un ins- trumento eficaz de propaganda: los medios internacionales de comunicación. Gracias a éstos, los usuarios comunes de tales medios han sido víctimas de una intoxicación informa- tiva que les hace ver al mundo a través de un esquema con- trastado: blanco vs negro, buenos vs malos, sensatos vs fanáti- cos, civilización vs Islam. El presente ensayo tiene como intención incitar al público a buscar fuentes de información alternas, para percibir de manera diferente un mundo cuya riqueza depende de la co- existencia de una amplia diversidad de grupos sociales, con tradiciones culturales y religiosas propias. Pero, sobre todo, desea servir para que, a partir de esa percepción, refuerce pautas de convivencia pacífica, basadas en el conocimiento y respeto mutuos. México, como lo prueba la práctica cotidia- na, no está exento de la violencia provocada por la frustra- ción y la intolerancia.

170 ANEXO ESTADÍSTICO

Cuadro 1 POBLACIÓN MUNDIAL TOTAL Y POBLACIÓN MUNDIAL MUSULMANA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b) 1. Total mundial 6136,56 1410,83 22,99 1.623,66 26,46 2. Asia 3720,11 960,20 25,81 1.124,54 30,23 2. como % de 1 60,62 68,06 69,26 3. Africa 817,90 391,41 47,86 436,59 53,37 3. como % de 1 13,33 27,74 26,89 4. Europa 726,89 50,87 7,00 52,64 7,24 4 como % de 1 11,85 3,61 3,24 5. América 840,64 8,04 0,96 9,53 1,13 5 como % de 1 13,70 0,57 0,59 6. Oceanía 31,02 0,31 1,00 0,36 1,16 6 como % de 1 0,51 0,02 0,02 Cuadro 2 POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN MUSULMANA EN ASIA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b) TOTAL CONTINENTAL 3.720,1 959,9 25,8 1.124,5 30,2 Asia occidental 171,8 152,6 88,8 152,8 88,9 Arabia Saudita 21,1 21,1 100,0 21,1 100,0 Armenia 3,8 0,1 3,0 0,2 4,0 Azerbaijan 8,1 7,6 93,4 7,6 93,4 Bahrian 0,7 0,7 100,0 0,7 100,0 Chipre 0,9 0,2 23,0 0,2 23,0 Emiratos Arabes Unidos 3,3 3,2 96,0 3,3 99,0 Georgia 5,5 1,1 20,0 1,1 20,0 Irak 23,6 22,9 97,0 22,9 97,0 Israel 6,4 0,9 14,6 0,9 14,6 Jordania 5,2 4,9 94,0 4,9 94,0 Kuwait 2,3 2,3 100,0 2,3 100,0 Líbano 4,3 3,0 70,0 3,0 70,0 Omán 2,4 2,4 99,0 2,4 99,0 Palestina 3,3 3,2 98,0 3,2 98,0 Qatar 0,6 0,6 95,0 0,6 100,0 República Arabe de Siria 17,1 15,4 90,0 15,4 90,0 Turquía 66,3 66,2 99,8 66,2 99,8 Yemen 18,0 18,0 99,9 18,0 99,9 Asia centro-sur 1.505,2 541,0 35,9 604,0 40,1 Afganistán 26,8 26,5 99,0 26,5 99,0 Bangladesh 133,5 117,9 88,3 117,9 88,3 Bhutan 0,9 0,0 5,0 0,0 5,0 India 1.033,0 144,6 14,0 206,6 20,0 Irán 66,1 65,4 99,0 65,4 99,0 Kazajstán 14,8 7,0 47,0 7,0 47,0 Kirgistán 5,0 3,8 75,0 3,8 75,0

172 Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b) Maldivas 0,3 0,3 100,0 0,3 100,0 Nepal 23,5 0,9 3,8 1,9 8,0 Pakistán 145,0 140,7 97,0 140,7 97,0 Sri Lanka 19,5 1,4 7,0 1,4 7,0 Tadjikistán 6,2 5,6 90,0 5,6 90,0 Turkmenistán 5,5 4,9 89,0 4,9 89,0 Uzbekistán 25,1 22,1 88,0 22,1 88,0 Sudeste asiático 518,6 206,6 39,8 218,5 42,1 Brunei Darussalam 0,3 0,2 67,0 0,2 67,0 Camboya 13,1 0,5 4,0 0,9 7,0 Filipinas 77,2 5,4 7,0 7,7 10,0 Indonesia 206,1 181,4 88,0 181,4 88,0 Laos 5,4 0,1 1,0 0,1 1,0 Malasia 22,7 13,4 59,0 13,4 59,0 Myanmar 47,8 1,9 4,0 7,2 15,0 Singapur 4,1 0,7 16,0 0,7 16,0 Tailandia 62,4 2,5 4,0 6,2 10,0 Timor del Este 0,8 0,0 4,0 0,0 4,0 Vietnam 78,7 0,6 0,7 0,8 1,0 Este de Asia 1.503,4 38,6 2,6 128,2 8,5 China, RP 1.273,3 38,2 3,0 127,3 10,0 China, Hong Kong 6,9 0,1 1,4 0,1 1,4 China, Macao 0,4 Corea del Norte 22,0 Corea del Sur 48,8 0,0 0,1 0,4 0,9 Japón 127,1 0,2 0,1 0,2 0,1 Mongolia 2,4 0,1 4,0 0,1 4,0 Taiwán 22,5 0,1 0,3 0,1 0,3

173 Cuadro 3 POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN MUSULMANA EN AFRICA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b) TOTAL CONTINENTAL 817,9 391,4 47,9 436,6 53,4 Africa del Norte 177,0 163,3 92,2 163,3 92,2 Argelia 31,0 30,7 99,0 30,7 99,0 Egipto 69,8 65,6 94,0 65,6 94,0 Libia 5,2 5,0 97,0 5,0 97,0 Marruecos 29,2 28,9 99,0 28,9 99,0 Sudán 31,8 23,2 73,0 23,2 73,0 Túnez 9,7 9,5 98,0 9,5 98,0 Sahara Occidental 0,3 0,3 100,0 0,3 100,0 Africa Occidental 240,0 131,9 55,0 161,2 67,2 Benin 6,6 1,3 20,0 1,3 20,0 Burkina Faso 12,3 6,2 50,0 6,2 50,0 Cabo Verde 0,4 Costa de Marfil 16,4 9,8 60,0 9,8 60,0 Gambia 1,4 1,3 95,0 1,3 95,0 Ghana 19,9 6,0 30,0 9,0 45,0 Guinea 7,6 6,5 85,0 6,5 85,0 Guinea Bissau 1,2 0,5 45,0 0,7 60,0 Liberia 3,2 0,6 20,0 1,4 45,0 Mali 11,0 9,9 90,0 9,9 90,0 Mauritania 2,7 2,7 100,0 2,7 100,0 Niger 10,4 10,1 97,0 10,1 97,0 Nigeria 126,6 63,3 50,0 88,6 70,0 Senegal 9,7 9,1 94,0 9,1 94,0 Sierra Leona 5,4 3,2 60,0 3,2 60,0 Togo 5,2 1,3 25,0 1,3 25,0 Africa Oriental 251,6 81,3 32,3 93,8 37,3 Burundi 6,2 0,6 10,0 0,6 10,0 Comoros 0,6 0,6 98,0 0,6 98,0

174 Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b)

Djibuti 0,6 0,6 94,0 0,6 94,0 Eritrea 4,3 2,2 50,0 2,2 50,0 Etiopía 65,4 32,7 50,0 32,7 50,0 Kenya 29,8 6,0 20,0 10,4 35,0 Madagascar 16,4 1,1 7,0 1,1 7,0 Malawi 10,5 2,1 20,0 3,7 35,0 Mayotte 0,2 Mauricio 1,2 0,2 16,6 0,2 16,6 Mozambique 19,4 3,9 20,0 5,8 30,0 Reunión 0,7 0,0 2,0 0,0 2,0 Rwanda 7,3 0,3 4,6 0,3 4,6 Sechelles 0,1 Somalia 7,5 7,5 100,0 7,5 100,0 Tanzania 36,2 18,1 50,0 18,1 50,0 Uganda 24,0 3,8 16,0 8,4 35,0 Zambia 9,8 1,5 15,0 1,5 15,0 Zimbabwe 11,4 0,1 1,0 0,1 1,0 Africa Central 99,0 13,8 14,0 17,2 17,4 Angola 12,3 0,3 2,5 Camerún 15,8 3,5 22,0 3,5 22,0 Africa Central 3,6 0,5 15,0 0,5 15,0 Chad 8,7 4,4 50,0 7,4 85,0 Congo 3,1 0,1 2,0 0,1 2,0 Congo, Rep. Democrática 53,6 5,4 10,0 5,4 10,0 Guinea Ecuatorial 0,5 Gabón 1,2 0,0 4,0 0,0 4,0 Sao Tomé 0,2 0,0 0,0 Africa del Sur 50,3 1,1 2,2 1,1 2,2 Botswana 1,6 0,0 3,0 0,0 3,0 Lesotho 2,2 0,1 4,0 0,1 4,0 Namibia 1,8 Africa del Sur 43,6 0,9 2,0 0,9 2,0 Zwazilandia 1,1 0,1 10,0 0,1 10,0

175 Cuadro 4 POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN MUSULMANA EN EUROPA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b)

TOTAL CONTINENTAL 726,9 50,9 7,0 52,6 7,2 Europa del Norte 95,6 2,0 2,1 2,0 2,1 Dinamarca 5,4 0,2 3,0 0,2 3,0 Estonia 1,4 0,0 0,7 0,0 0,7 Finlandia 5,2 0,0 0,2 0,0 0,2 Islandia 0,3 Irlanda 3,8 Letonia 2,4 0,0 0,4 0,0 0,4 Lituania 3,7 0,0 0,1 0,0 0,1 Noruega 4,5 0,0 1,0 0,0 1,0 Reino Unido 60,0 1,5 2,5 1,5 2,5 Suecia 8,9 0,3 3,1 0,3 3,1 Europa Occidental 183,5 10,6 5,8 10,6 5,8 Austria 8,1 0,2 2,2 0,2 2,2 Bélgica 10,3 0,4 3,6 0,4 3,6 Francia 59,2 5,9 10,0 5,9 10,0 Alemania 82,2 3,0 3,7 3,0 3,7 Liechtenstein 0,0 0,0 3,4 0,0 3,4 Luxemburgo 0,4 0,0 1,1 0,0 1,1 Mónaco 0,0 0,0 0,5 0,0 0,5 Países Bajos 16,0 0,9 5,4 0,9 5,4 Suiza 7,2 0,2 3,1 0,2 3,1 Europa Oriental 302,6 28,9 9,6 30,7 10,1 Belorusia 10,0 0,0 0,1 0,0 0,1 Bulgaria 8,1 1,0 11,9 1,0 11,9 República Checa 10,3 0,0 0,2 0,0 0,2 Hungría 10,0 0,0 0,1 0,0 0,1 Moldavia 4,3 0,0 0,2 0,0 0,2

176 Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b)

Polonia 38,6 0,0 0,1 0,0 0,1 Rumania 22,4 0,2 1,0 0,2 1,0 Rusia 144,4 27,4 19,0 27,4 19,0 Eslovaquia 5,4 Ucrania 49,1 0,2 0,5 2,0 4,1 Europa del Sur 145,2 9,3 6,4 9,3 6,4 Albania 3,4 2,4 70,0 2,4 70,0 Andorra 0,1 0,0 0,6 0,0 0,6 Bosnia Herzegovina 3,4 2,0 60,1 2,0 60,1 Croacia 4,7 0,1 3,0 0,1 3,0 Grecia 10,9 0,2 1,5 0,2 1,5 Italia 57,8 1,4 2,4 1,4 2,4 Macedonia 2,0 0,6 30,0 0,6 30,0 Malta 0,4 0,0 1,1 0,0 1,1 Portugal 10,0 0,1 0,5 0,1 0,5 San Marino 0,0 0,0 0,0 Eslovenia 2,0 0,0 1,6 0,0 1,6 España 39,8 0,5 1,2 0,5 1,2 Yugoslavia 10,7 2,0 19,0 2,0 19,0

177 Cuadro 5 POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN MUSULMANA EN AMÉRICA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b)

TOTAL CONTINENTAL 840,6 8,2 1,0 9,6 1,1 América del Norte 415,1 6,9 1,7 6,9 1,7 Canadá 31,0 0,6 2,0 0,6 2,0 Estados Unidos 284,5 6,0 2,1 6,0 2,1 México 99,6 0,3 0,3 0,3 0,3 América Central 38,2 0,3 0,7 0,3 Belice 0,3 Costa Rica 3,7 El Salvador 6,4 Guatemala 13,0 Honduras 6,7 0,1 2,0 0,1 2,0 Nicaragua 5,2 Panamá 2,9 0,1 5,0 0,1 5,0 Caribe 37,0 0,1 0,3 0,1 0,3 Antigua y Barbuda 0,1 Antillas Holandesas 0,2 Bahamas 0,3 Barbados 0,3 Cuba 11,3 Dominica 0,1 Dominicana, Rep. 8,6 Granada 0,1 Guadalupe 0,5 Haití 7,0 Jamaica 2,6

178 Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b) Martinica 0,4 Puerto Rico 3,9 San Kittis-Nevis 0,0 Santa Lucía 0,2 San Vicente 0,1 Trinidad-Tobago 1,3 0,1 8,1 0,1 8,1 América del Sur 350,3 1,0 0,3 2,3 0,7 Argentina 37,5 0,5 1,3 0,5 1,3 Bolivia 8,5 Brasil 171,8 0,2 0,1 1,5 0,9 Chile 15,4 Colombia 43,1 0,1 0,1 0,0 0,1 Ecuador 12,9 Guyana francesa 0,2 Guyana 0,7 0,1 13,0 0,1 13,0 Paraguay 5,7 Perú 26,1 Surinam 0,4 0,1 19,6 0,1 19,6 Uruguay 3,4 Venezuela 24,6 0,1 0,4 0,1 0,4

179 Cuadro 6 POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN MUSULMANA EN OCEANÍA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales e islámicas Población Población b como Población b como total Musulmana % de a Musulmana % de a (a) (b) (b)

TOTAL CONTINENTAL 31,0 0,3 1.1 0,6 1,9 Australia 19,4 0,3 0,5 2,4 Fidji 0,8 0,1 8,0 0,1 8,0 Guam 0,2 Islas Marshall 0,1 Islas Solomon 0,5 Kiribati 0,1 Micronesia 0,1 Nauru 0,0 Nueva Caledonia 0,2 0,0 4,0 0,0 4,0 Nueva Zelanda 3,9 0,0 0,5 0,0 1,1 Palau 0,0 Papua Nueva Guinea 5,0 Polinesia Francesa 0,2 Tonga 0,1 Vanuatu 0,2 Samoa Occidental 0,2

180 Cuadro 7 ATENTADOS TERRORISTAS EN FILIPINAS, 20 DE SEPTIEMBRE 2000 A 20 DE OCTUBRE DE 2002

Fecha Objetivos Lugar Muertos Heridos 20/09/2000 Ferry Zamboanga 1 25/09/2000 U. Mindanao del Sur Kabacan 2 10 30/12/2000 5 objetivos 22 124 Estación de tren Manila Autobús Quezón City Jeep Aeropuerto Cerca de Embajada EE.UU. Manila Dusit Hotel Manila 1 08/07/2001 Disco Gral Santos City 13 04/09/2001 Autobús Pagadian, Mindanao 3 13 29/10/2001 Centro comercial Zamboanga, Mindanao 11 50 01/03/2002 5, pero sin explosiones Cotabato, Mindanao 01/03/2002 8, pero sin explosiones Manila 23/04/2002 2 objetivos Gral Santos City 14 40 Centro comercial Zona residencial 02/10/2002 Cerca base militar Zamboanga, Mindanao 3 21 11/10/2002 terminal autobús Kidapawan, Mindanao 6 25 17/10/2002 3 Objetivos 5 144 2 centros comerciales Zamboanga, Mindanao una de 3 no estalló Zamboanga, Mindanao 18/10/2002 Autobús Manila 2 20 20/10/2002 cerca iglesia católica Zamboanga, Mindanao 1 1

Fuente: BBC News

181

Índice Onomástico

A

Abas, Hashim: singapurence, detenido por la policía singapurense, acusado de ser miembro de Jemaah Islamiyah y de haber vandalizado una estación del Metro. (pp. 117, 118). al-Banna, Hasan: egipcio, fundador de los Hermanos Mu- sulmanes; organización islámica tradicionalista que tuvo una fuerte influencia en la vida política de Egipto y de los países árabes. La hermandad musulmana tuvo ramificaciones en al- gunos de esos países. Las principales corrientes islamistas ra- dicales se reclaman de la tradición establecida por algunos personajes formados en la hermandad musulmana. (pp. 94, 126). al-Faruq, Omar: de nacionalidad kuwaití, fue detenido en Indonesia, a mediados de 2002. De acuerdo con la revista Time, al-Faruq habría recibido entrenamiento militar en Afganistán, donde se relacionó con personas allegadas a Osama ben Laden, y en los campos de entrenamiento del Frente Moro Islámico de Liberación. A fines de los 90, se trasladó a Indonesia y, siempre de acuerdo con Time, se hizo cargo de “las operaciones de al-Qaeda en el sudeste de Asia”; durante su estancia en Indonesia, se casó con la hija de un activista islámico y trabó relaciones con Agus Dwikarna. (pp. 122, 139, 140, 142, 144, 148, 155). al-Gozhi, Fathur Rohman: de nacionalidad indonesia, pri- sionero en Filipinas y confeso de haber organizado el atenta- do múltiple del 30 de diciembre de 2000, en Manila. Su cap- tura se produjo gracias a la información proporcionada por las autoridades singapurenses a las filipinas; por lo tanto, se le ha achacado ser uno de los expertos en explosivos de Jemaah Islamiyah. (p. 145). al-Islam, Seif: hijo de Mohamad Kaddafi, fue el encargado oficial del gobierno libio para negociar la liberación de los rehenes secuestrados por Abu Sayyaf en la isla de Sipadan, Sabah, Malasia. (p. 70).

Amin, Mohamad: moro, secretario del Comité central del FMIL. (p. 73).

Amrozi: indonesio, de 40 años, egresado de una escuela se- cundaria islámica; fue detenido en su casa, localizada en Paciran, Lamongan, Java del Este, acusado de ser el propieta- rio del vehículo utilizado para hacer explotar la bomba mayor del atentado de Bali. El perfil del detenido proporcionado por las autoridades no corresponde en nada al de un encarnizado terrorista; las dudas sobre su participación en el atentado toda- vía no han sido despejadas. (pp. 157, 158, 159, 160, 161).

184 Anshori, Abdullah: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah, durante su estancia en Malasia, a finales de los 80 y princi- pios de los 90, participó en la jihad afgana. (p. 131).

Aritonang, Edward: General de brigada, portavoz de la po- licía indonesia, señaló, luego del atentado de Bali, que “las autoridades [militares] tienen un control estricto sobre los explosivos en circulación en Indonesia; por lo tanto, los ex- plosivos usados en Bali debieron haber sido introducidos de contrabando en el país”; los rumores sobre la participación de militares en el atentado obligaron al General Aritonang a ser más cauteloso: “los investigadores todavía deben encon- trar evidencias para relacionar la explosión con militares, ex- tranjeros o musulmanes radicales.” (pp. 148, 149, 152, 157).

Aryus, Rusli: indonesio; participaba en la edición del boletín ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p.129).

Aubin de la Messuzière, Yves: director de los Asuntos de África del Norte y Medio Oriente, en el Ministerio de Asun- tos Exteriores de Francia, intervino directamente en la nego- ciación de la liberación de Sonia Wendling y de Stéphane Loisy, mantenidos como rehenes por Abu Sayyaf en la isla de Jolo, sur de Filipinas. (p. 70).

Azis, Nik Adli Abdul: de origen malayo, hijo de Nik Azis Nik Mat; de acuerdo con los informes policiacos, habría reci- bido entrenamiento militar en Afganistán y sido electo diri- gente del KMM, en 1999. (pp. 31, 86, 87 ).

Aznar, Carlos: Presidente de España, respaldó de manera irrestricta las campañas de George W. Bush contra el régimen

185 talibán, en Afganistán, y el gobierno de Sadam Hussein, en Irak. (p. 27).

B

Bachtiar, Da’i: General, jefe de la Polisi Republik Indonesia (Polri o Policía de la República de Indonesia) declaraba, diez días después de la tragedia: “El bombazo mortífero de Bali tiene similitudes con ataques previos [organizados por] un supuesto líder de Jemaah Islamiyah, Hambali. ‘Hay similitudes en el modus operandi’.” (pp. 147, 155, 156, 157, 161).

Balfas, Abdul Jamal: de nacionalidad indonesia, fue arresta- do por las autoridades de migración de Filipinas en marzo de 2002, junto con Agus Dwikarna y Tamsil Linrung, acusado de viajar con documentos falsos y de introducir explosivos al país. Desde el principio, los tres detenidos insistieron en que los explosivos les habían sido “plantados” por las autorida- des filipinas de migración. En abril de 2002, Balfas y Linrung fueron liberados por falta de evidencias. (pp. 144, 145).

Baraja, Abdul Qadir: indonesio, enseñante en Pndok Ngruki, autor del libro Jihad dan Hijrah (Guerra santa y emigración); fue arrestado en 1978 y permaneció en prisión hasta 1982, acu- sado de pertenecer a JI; en mayo de 1985 volvió a ser arresta- do, acusado de haber comprado los explosivos utilizados en los atentados contra una iglesia en Malang (diciembre de 1984), el templo de Borobodur (21 enero de 1985) y un autobús, en Java del Este. Fue sentenciado a 15 años de prisión; liberado a finales de los 90, volvió a integrarse al grupo de Ngruki y

186 participó en el primer congreso del Majelis Mujahedin Indonesia, en agosto de 2000. (p. 124).

Bashir, Abu Bakar: también conocido como Abdus Samad, es un ulama de nacionalidad indonesia; junto con Abdullah Sungkar fundó la escuela coránica conocida como Pondok Ngruki; es considerado uno de los fundadores de Jemaah Islamiyah, así como del Majelis Mujahedin Indonesia, del cual fue nombrado emir, o jefe supremo. Fue víctima de la repre- sión ejercida por el gobierno de Suharto contra los opositores musulmanes tradicionalistas, en los años 80; por esa razón, se exilió en Malasia, con un grupo de correligionarios; allí, gracias a los contactos con islamistas de otros orígenes y con trabajadores provenientes de todo el sudeste asiático, Bashir y sus compañeros concibieron la Jemaah Islamiyah como una comunidad que trasciende las fronteras de los Estados nacio- nales. (pp. 91, 92, 94, 96, 116, 120, 121, 122, 123, 124, 126, 127, 128, 129, 130, 131, 139, 143, 148, 156, 158, 159).

Bauw, Hasan: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah de finales de los 70 y principios de los 80; participó en algu- nos de los asesinatos y asaltos organizados por Musa Warman, mismo que lo asesinó, so pretexto de que había denunciado a Abdul Qadir Baraja y a Farid Ghozali. (p. 124).

Bawadi, Abdullah: Viceprimer ministro de Malasia; es el sucesor designado de Mohamad Mahathir. (p. 93). ben Abas, Hashim: singapurense, detenido por el gobierno de Singapur, a finales de 2001, señalado como miembro de Jemaah Islamiyah y como coautor de la vandalización de la estación del Metro de Yashun, en 1997-1998. (pp. 117, 118).

187 ben Abdurahman, Mohamad Iqbal: también conocido con los nombres Abu Jibril y de Fikkirudin Muqti, de nacionali- dad indonesia y hermano de Irfan Suryahardy; de acuerdo con algunas fuentes, a finales de los 80 y principios de los 90 participó en la jihad afgana; fue detenido el 30 de junio de 2001 por la policía malasia, en los alrededores de Kuala Lumpur, luego de pronunciar un sermón. Pertenece al grupo de dirigentes de la organización Jemaah Islamiyah y formó parte del Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo Mujahedin de Indonesia), como responsable del Departemen Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento Encargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin); aun- que se le acusó de pertenecer al KMM, las autoridades malasias nunca fueron capaces de ofrecer información fidedigna sobre esa filiación, ni sobre los nexos del mismo con Osama ben Laden. (pp. 87, 88, 92, 93, 96, 118, 121, 128, 129, 130, 131, 132). ben Jaffar, Mohamad Khalim: singapurense, detenido por el gobierno de Singapur a finales de 2001, señalado como miembro de Jemaah Islamiyah y como coautor de los actos vandálicos en la estación del Metro de Yashun, en Singapur, en 1997-1998. (pp. 116, 117). ben Laden, Osama: de origen saudita, es considerado como el principal dirigente de al-Qaeda, una red de organizaciones islamistas radicales, a la que se atribuyen atentados contra intereses estadounidenses y los ataques suicidas del 11 de septiembre. (pp. 19, 23, 32, 35, 85, 88, 89, 93, 97, 121, 139, 143, 148, 156, 161, 169). ben Yar Ali Khan, Mohd Aslam: singapurense, detenido por el gobierno de Singapur a finales de 2001; señalado como miembro de Jemaah Islamiyah. (p. 117).

188 Beureu, Mohamad Daud: ulama achejnes, de origen aristo- crático, encabezó la lucha por el reconocimiento legal de Aceh como una provincia autónoma, en el marco de la República de Indonesia. Ante la negativa de las autoridades centrales de reconocer la autonomía regional, se vio obligado a procla- mar, el 21 de septiembre de 1953, el Negara Islam Indonesia o Estado Islámico de Indonesia. Con la proclamación comenzó una revuelta armada contra el gobierno central. (p. 106).

Blair, Anthony: Primer ministro de Inglaterra, respaldó de manera irrestricta las campañas de George W. Bush contra el régimen talibán, en Afganistán, y el gobierno de Sadam Hussein, en Irak. (p. 27).

Bush, George W.: Presidente de los Estados Unidos de América, de filiación republicana; luego de los ataques suici- das del 11 de septiembre de 2001, concentró la política exte- rior de su gobierno en la lucha contra el “terrorismo” interna- cional; rápidamente, el combate se deslizó progresivamente contra los gobiernos considerados miembros del “eje del mal”, que “poseían” armas de destrucción masiva y “albergaban” a los terroristas; finalmente, durante la intervención militar en Irak, el “combate” contra el terrorismo se limitó a deponer por las armas el régimen de Sadam Hussein. (pp. 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 24, 25, 27, 28, 29, 32, 136, 138, 164).

Bustami, Mubin: indonesio; participaba en la edición del boletín ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabe- zado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p. 129 ).

189 D

Dagang, Zacaria: malasio, Jefe de la sección juvenil del PAS, en el estado de Terengganu. (p. 82).

Darus, Jamaludin: malasio, miembro del grupo Al Ma’unah, formado por musulmanes practicantes de artes marciales y de técnicas respiratorias; fue sentenciado a muerte, junto con el principal dirigente del grupo y con otro de sus correligionarios. (p. 79 ).

Daud, Abdullah: profesor universitario de 48 años, de na- cionalidad malasia; ante la Comisión de investigación de la policía malasia reconoció ser miembro de Jemaah Islamiyah, pero negó cualquier participación en un complot para derro- car por medios violentos al gobierno de Mohamad Mahathir. (p. 121).

Di Tiro Dayah Cut, Chik: ulama achejnes, de origen aristo- crático; tuvo una gran influencia en la oposición religiosa al dominio holandés sobre el territorio de Aceh. (p. 103).

Di Tiro, Hasan M.: aristócrata achejnes, descendiente de Chik di Tiro Dayah Cut, encabezó el movimiento por el reco- nocimiento del régimen especial de Aceh dentro de la Repú- blica de Indonesia. Ante la negativa del gobierno central a tal reconocimiento, Di Tiro proclamó la independencia de Aceh, el 4 de diciembre de 1976, iniciando la confrontación entre el Gerakan Aceh Merdeka (GAM o Movimiento Aceh Libre) y el gobierno central, que dura hasta ahora. La superioridad logís- tica del ejército indonesio se impuso pronto y Di Tiro tuvo

190 que exiliarse, en 1979, en Suecia, donde estableció el “Autogobierno Achejnes en Exilio”. (pp. 108, 109).

Djalil, Mataori Abdul: Ministro de defensa del gobierno de Indonesia, el martes 15 de octubre declaraba a la prensa: “creo que al-Qaeda está relacionada con lo sucedido en Bali” y “este incidente me hace pensar que existe una red de al-Qaeda en Indonesia”; con sus declaraciones se iniciaban los infundios sobre los autores del atentado de Bali. (p. 146).

Dwikarna, Agus: indonesio, fue arrestado en marzo de 2002, en Manila, acusado de introducir explosivos a las Filipinas. Proviene de la organización HMI-MPO, considerada el ala conservadora de la Asociación de Estudiantes Islámicos; pre- side Laskar Jundullah, el servicio de seguridad del Comité para la Aplicación de la Ley Islámica (KPSI), en Makkasar. Fue designado Secretario del Majelis Mujahedin Indonesia y es alguien cercano a Amien Rais, Presidente del Partai Amanat Nasional (PAN) y Presidente de la MPR (Consejo Consultivo Popular, la máxima autoridad constitucional); en el momento de su detención, también era el tesorero del PAN. (pp. 129, 132, 139, 144, 145, 146).

E

Emirati, Abu Abdullah: de acuerdo con The Sunday Times, de Singapur, “es un seudónimo de Osama ben Laden” y “fue utilizado para comprar tres toneladas de explosivos prove- nientes de fuentes militares.” (p. 148).

191 Estrada, Joseph Ejército: Presidente de las Filipinas de mayo de 1998 a enero de 2001. Se desempeñó como actor en pelí- culas populares. En 1969 fue electo Presidente del gobierno local, en su pueblo natal. Permaneció en esa función hasta 1986, cuando Ferdinand Marcos abandonó el país. En 1987 fue electo miembro del senado. En mayo 1992 fue electo Vi- cepresidente de la República y en mayo de 1998 asumió la presidencia. Pronto se vio envuelto en escándalos derivados de su afición a las mujeres y de acusaciones de corrupción. Se le fincó juicio político, acusado de haber recibido ilegalmente 80 millones de dólares; finalmente, fue destituido en enero de 2001. (p. 166).

F

Fallah, Ahmad: indonesio; en 1985, formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p. 129).

Fauzi, Ali: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de haber participado en la organización del atentado de Bali. (p. 158).

Fernández, Joe: malasio de origen indio, pertenecía al Malaysian Indian Congress, representándolo en el parlamen- to del estado de Kedah. Fue asesinado en plena calle, el 4 de noviembre de 2000, siendo el primer asesinato de un miem- bro de la clase política, desde el período llamado de “Emer- gencia”, durante el cual los comunistas fueron reprimidos. (pp. 85, 86, 89).

192 G

Ghozali, Farid: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah de finales de los 70 y principios de los 80; participó en algu- nos de los asesinatos y asaltos organizados por Musa Warman; fue detenido por la policía y juzagado. (p. 124).

Gufron, M.: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de haber participado en la organización del atentado de Bali. (p. 158).

H

Habibie, Yussuf: originario de Sulawesi del sur, fue un cola- borador cercano de Suharto; a iniciativa de éste, creó el Con- sejo de Intelectuales Musulmanes durante la islamización del régimen indonesio, en los años ochenta; más tarde fue Minis- tro de ciencia y tecnología; en la elección general de 1998, Suharto lo eligió como compañero de fórmula y fue designa- do Vicepresidente por la DPR (Asamblea Consultiva Popu- lar). En mayo de 1998, cuando Suharto renunció a la presiden- cia, el Presidente de la Suprema Corte de Indonesia nombró a Habibie Presidente de la República. Este hecho sirvió para que se le considerara un Presidente ilegítimo, en la medida en que no fue la DPR, la máxima autoridad constitucional, quien lo designó como Jefe del Ejecutivo. Presionado, se vio obli- gado a organizar una nueva elección general, en 1999; el par-

193 tido oficial, los Golkar, lo mantuvo como su candidato a la Presidencia, pero fueron derrotados. (pp. 111, 112, 163, 167).

Hafidz, Faiq: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; du- rante la estancia en Malasia, a finales de los 80 y principios de los 90, participó en la jihad afgana. (p. 131).

Halim, Taufik Abdul: también conocido como Dani, de nacionalidad malasia y miembro de Mujahedin Malaysia (no confundir con Kumpulan Mujahedin Malaysia), un grupo de nueve personas comprometidas con la jihad en Indonesia, fue arrestado por haber participado en los atentados con explosi- vos de la Navidad de 2000, en diferentes ciudades de Indonesia. (p. 142).

Hambali: también conocido como Riduan Isamuddin y como Nurjawan, ha sido presentado como uno de los tres dirigen- tes principales de la Jemaah Islamiyah; sin embargo, en las fuentes de información sobre esta agrupación, su nombre ja- más aparece; parecería, en consecuencia, más una figura mediática que un militante real. Los medios gubernamentales y los medios de comunicación lo consideran el principal me- diador entre Osama ben Laden y las organizaciones “terroris- tas” del sudeste asiático; por lo tanto, se le adjudica un sinnú- mero de atentados fallidos o exitosos; sin embargo, como se encuentra prófugo, nada se ha podido confirmar sobre todo lo que le ha sido achacado. (pp. 91, 92, 96, 118, 120, 121, 132, 155).

Hashim, Salamat: aristócrata moro, radicalizado a conse- cuencia de la represión ejercida por el gobierno filipino con- tra la elite y la población moro, en el sur de las Filipinas. Fun- dador del primer núcleo de guerrilleros moros que daría lugar

194 al Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN); en diciem- bre de 1977, ante las divergencias políticas con Nur Misuari, abandonó el FMLN y creó el Frente Moro Islámico de Libe- ración (FMIL). (pp. 61, 63, 64. 73).

Hobbes, Thomas: filósofo del siglo XVII, su obra política El Leviatán supone que los hombres, en el estado de naturaleza, viven un estado de “guerra de todos contra todos”; la supera- ción de dicho estado implica un pacto social, mediante el cual cada individuo renuncia a su derecho particular y depo- sita en el soberano la autoridad política. (p. 28).

Hussein, Sadam: Presidente de Irak, sostenido financiera y militarmente por el gobierno de Estados Unidos durante la guerra de Irán-Irak, en los años 80; fue el blanco de la “opera- ción tormenta del desierto”, durante la guerra del Golfo, en 1991; acusado, desde entonces, de poseer armas de destruc- ción masiva, fue conminado en diversas ocasiones por el Con- sejo de Seguridad de las Naciones Unidas a deshacerse de ese tipo de armas; después del derrocamiento del régimen talibán, en Afganistán, el régimen de Sadam Hussein se convirtió en el blanco del combate “contra el terrorismo internacional”. (pp. 15, 16, 26).

I

Ibrahim, Anwar: malasio de origen malayo, durante su ju- ventud fue dirigente de la organización islamista estudiantil ABIM; provocó una de las primeras escaladas islamizantes que llevó a la adopción de prácticas religiosas en la vida pú-

195 blica malasia; fue cooptado e impulsado a la vida política por Mohamad Mahathir; de manera fulgurante se convirtió en el sucesor designado del Primer ministro, ocupando simultánea- mente la Vicepresidencia de la UMNO, el puesto de Vicepremier y el cargo de Ministro de finanzas. En vísperas de la crisis asiática de 1997-1998, protector y protegido enta- blaron una feroz competencia por el control del partido malayo y del gobierno; la confrontación terminó con la destitución de Anwar Ibrahim de todos los cargos políticos dentro del partido y del gobierno y con una acusación judicial basada en cargos de corrupción y sodomía. El arresto y el juicio levan- taron una ola de protestas que, más tarde, fue capitalizada electoralmente por el PAS, en la elección general de noviem- bre de 1999. (pp. 98, 167).

Islam, Abdullah Minyak: comerciante de 36 años, de na- cionalidad malasia, ante la Comisión de investigación de la policía malasia reconoció ser miembro de Jemaah Islamiyah, pero negó cualquier participación en un complot para derro- car al gobierno de Mohamad Mahathir, usando medios vio- lentos. (p. 121).

Ismael, Zainon: malasio de origen malayo, acusado de per- tenecer al KMM, señaló que todo era un montaje del jefe de la policía de Malasia. (p. 90).

J

Jaffar, Khalim: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah, detenido en Singapur, en diciembre de 2002. (pp. 116, 117).

196 Janjalani, Abdurajak: moro, miembro del FMLN y funda- dor del grupo islamista radical Abu Sayyaf (Los Portadores de la Espada). De acuerdo con algunas fuentes, no necesaria- mente exactas, durante su estancia en Afgansitán, habría es- tablecido contactos con organizaciones islamistas radicales; allí mismo habría recibido apoyo financiero de Jamal Khalifa, hombre de negocios saudita, para crear Abu Sayyaf, una co- rriente opuesta tanto al FMLN como al FMIL, y que reivindi- caba la independencia de la bangsamoro y el establecimiento de un Estado islámico. (pp. 66, 67).

K

Kaddafi, Mohamad: Presidente de Libia, ofreció la media- ción del gobierno libio para resolver la crisis internacional provocada por el secuestro de los rehenes de Abu Sayyaf. (p. 70).

Kadungga, Abdul Wahid: indonesio, yerno de Kahar Muzakkar, se encargó de recibir, en Malasia, a los miembros de Jemaah Islamiyah que huían de la represión en Indonesia. A través de este personaje, el grupo de indonesios se internacionalizó y adoptó actitudes más radicales. Exiliado desde los años 70, mantenía relaciones con organizaciones musulmanas europeas, del Medio Oriente y de Malasia; entre todos sus contactos, destaca particularmente Usama Rushdi, miembro de Gama Islami (una escisión de Ikhwan Islami -Hermanos Musulmanes- de Egipto) y quien habría de in- fluir en la reorientación política de los dos principales diri- gentes del grupo de Ngruki. (p. 130).

197 Khalifa, Jamal: saudita acaudalado que, de acuerdo con al- gunas fuentes, habría financiado la creación del grupo radical moro Abu Sayyaf. (p. 66).

Khan, Mohd Aslam Bin Yar Ali: singapurense, miembro de Jemaah Isbamiyah, fue detenido en diciembre de 2001 por la policía singapurense. (p. 117).

Khomeini: Ayatolah chiita, dirigió la revolución de 1979 contra el Sha de Irán e implantó la República Islámica de Irán, convirtiéndola en ejemplo para las corrientes islamistas que aspiran a instaurar Estados islámicos. El dirigente iraní, expresó abiertamente su apoyo a la lucha del FMLN por la independencia de la región moro y legitimó al FMLN ante la comunidad musulmana internacional. (pp. 64, 128).

L

Lim, Kit Siang: malasio, Presidente del Democratic Action Parti (DAP) de Malasia. (pp. 81, 86).

Linrung, Tamsil: de nacionalidad indonesia, fue arrestado en marzo de 2002, junto con Agus Dwikarna y Abdul Jamal Balfas, acusado de viajar con documentos falsos y de intro- ducir explosivos al país. Desde el principio, los tres detenidos insistieron que los explosivos les habían sido “plantados” por las autoridades filipinas de migración. En abril de 2002, Balfas y Linrung fueron liberados por falta de evidencias. (p. 144, 145).

198 Loisy, Stéphane: rehén de Abu Sayyaf, en la isla de Jolo; el gobierno francés habría pagado el rescate exigido por el gru- po moro militante. (p. 70).

Lucman, Rashid: Sultán de la provincia filipina de Lanao, en algún momento fue miembro del parlamento filipino y fi- guró como promotor de la Organización para la Liberación de Bangsamoro (OLBM), como oposición al FMLN, encabe- zado por Misuari. (p. 63).

M

Macapagal-Arroyo, Gloria: hija del ex Presidente Diosdado Macapagal, nació en abril de 1947. Inició su carrera en el gobierno como Subsecretaria de comercio e industria, en el gobierno de Corazón Aquino. Fue electa senadora, en 1992, y reelecta en 1995. En 1998, acompañó a Joseph Estrada como candidata a la Vicepresidencia durante la campaña elec- toral de ese año; los escándalos derivados de las acusaciones de corrupción contra el Presidente Estrada se saldaron con su destitución y con el ascenso de la señora Macapagal-Arro- yo al puesto de Jefe de Estado, en enero de 2001. La política de la Presidenta contra los moros independentistas ha sido recia; en 2001 permitió la participación de tropas estadouni- denses en la formación del ejército filipino en la lucha contrainsurgente; en 2003 volvió a recurrir a ese expediente, extendiendo los enfrentamientos del ejército contra Abu Sayyaf y contra el Frente Moro Islámico de Liberación. (pp. 73, 138, 164).

199 Mahathir, Mohamad: Primer ministro de Malasia desde 1981 hasta la fecha. Participó como mediador activo en las nego- ciaciones entre el gobierno filipino y el FMIL. (pp. 73, 78, 80, 81, 84, 89, 93, 94).

Mai, Tan Sri Norian: malasio de origen malayo y jefe de la policía nacional de Malasia, estuvo a cargo de las investiga- ciones sobre las actividades terroristas denunciadas por el gobierno. (pp. 85, 88, 90, 92, 93, 94, 96, 120).

Maidin, Ibrahim: singapurense, detenido por el gobierno de Singapur a finales de 2001, señalado como miembro de Jemaah Islamiyah. (pp. 116, 118).

Marcos, Ferdinand: Presidente de Filipinas de 1965 a 1986. Nació en septiembre de 1917 y murió en septiembre de 1987. Inició su carrera política en 1947, figurando como asistente del Presidente de la República Diosdado Macapagal; en 1949, nominado por el Partido Liberal (PL), fue electo miembro de la cámara baja del parlamento por su provincia natal; en 1953 fue reelecto y ya desde entonces se le acusaba de utilizar su influencia política para enriquecerse; en 1957 volvió a ser reelecto, pero no terminó su tercer periodo pues, en 1959, fue promovido al senado, convirtiéndose en dirigente de la oposición en el parlamento. En 1961 planeaba presentarse como el candidato del PL a la presidencia, pero negoció con los dirigentes del partido la candidatura para la elección de 1965. En 1964 el PL rehusó cumplir el acuerdo contraído con Marcos y éste abandonó el partido para incorporarse al Partido Nacionalista (PN) y convertirse en su candidato a la presidencia. En noviembre de 1965 Marcos fue electo Presi- dente de la República; en su programa electoral destacaban el mejoramiento de las condiciones de vida de los filipinos y

200 una reforma agraria profunda que jamás fue cumplida. En 1969 Marcos fue reelecto Presidente; mientras, las tensiones políticas entre el gobierno, por un lado, y por el otro, el Parti- do Comunista de las Filipinas y el Frente Moro de Liberación Nacional, degeneraban en enfrentamientos militares. En 1971, una convención de la oposición adoptó una resolución ten- diente a impedir una nueva reelección de Marcos; éste, sin embargo, utilizó un atentado en contra del Ministro de De- fensa, Juan Ponce Enrile, como pretexto para declarar, el 21 de septiembre de 1972, la ley marcial; las principales figuras de la oposición fueron arrestadas (entre ellas, Benigno Aquino) y los periódicos hostiles al régimen fueron clausurados; en medio de ese clima, Marcos suspendió la Constitución, alla- nándose el camino para una nueva reelección. En 1973, una nueva Constitución fue adoptada, permitiendo a Marcos go- bernar por decreto y por tiempo indefinido; la represión con- tra los opositores siguió siendo aguda y tuvo como conse- cuencia la militarización de la vida política del país. En 1976, la Constitución fue enmendada para permitir a Marcos seguir gobernando por decreto, aun después de levantada la ley mar- cial. En 1977, Benigno Aquino fue juzgado y declarado cul- pable del cargo de subversión; aunque fue sentenciado a muer- te, la condena jamás fue cumplida y, en 1980, fue liberado para que recibiera tratamiento médico en Estados Unidos, convirtiéndose en el dirigente de la oposición en el exilio. El 17 de enero de 1981, Marcos proclamó el fin de la ley mar- cial; en julio, obtuvo una amplia mayoría en la elección presi- dencial de ese mismo año; elección que fue boicoteada por la oposición. En 1983, Benigno Aquino decidió volver a las Fi- lipinas; al llegar al aeropuerto de Manila, el 21 de agosto, fue asesinado; su asesino fue muerto en el mismo lugar del aten- tado y, más tarde, una Comisión investigadora descubrió que se trató de un complot organizado por militares, los cuales,

201 no obstante, nunca fueron castigados. El funeral de Aquino abrió una nueva fase de agitación política. En noviembre de 1985, Marcos anunció una nueva elección presidencial, pro- gramada para febrero de 1986; Corazón Aquino, la viuda de Benigno Aquino, anunció que se presentaría como candidata a la presidencia. En febrero de 1986, la elección fue realizada y Marcos fue proclamado ganador; la oposición, secundada por la Iglesia católica, movilizó a la población contra el frau- de electoral. La presión popular orilló al Ministro de defensa, Enrile, al subjefe del Estado Mayor, Fidel Ramos, y al co- mandante de la policía nacional a rebelarse contra Marcos. Sin apoyos políticos ni militares, Marcos abandonó el país el 25 de febrero de 1986. Estableció su residencia en Hawai, don- de murió el 28 de septiembre de 1989. (pp. 61, 62, 64, 166).

Masrukhin, Dedi: oficial de la fuerza aérea indonesia, de acuerdo con un artículo publicado por The Washington Post, “estaba detenido y confeso de haber construido la bomba” utilizada en el atentado de Bali. Los mandos del arma se apresura- ron a señalar que “no es verdad que arrestamos al oficial por una supuesta participación en el atentado. Sólo lo interrogamos por- que es un experto en explosivos y también vive en Bali.” (p. 147).

Mat, Nik Azis Nik: malasio de origen malayo, dirigente es- piritual del PAS malasio y Menteri Besar (gobernador) del estado de Kelantan. (pp. 31, 86).

Miron, Ali: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de ha- ber participado en la organización del atentado de Bali. (p. 158).

Misuari, Nur: profesor universitario de origen moro, miem- bro del grupo guerrillero organizado por Salamat Hashim que dio origen al FMLN. Luego de una ruptura política entre am-

202 bos personajes, Misuari y sus seguidores fundaron el FMLN, del cual devino su principal dirigente; una vez que el gobier- no central otorgó la autonomía administrativa a la Bangsamoro, Misuari ocupó los cargos más importantes de la administración provincial. (pp. 61, 63, 64, 72, 73 ).

Moarbes, Marie: ciudadana franco-libanesa, fue tomada como rehén por Abus Sayyaf, en Sipadan, y el gobierno libio ofreció pagar el rescate exigido por el grupo radical. (p. 70).

Muchiliansyah: indonesio, también llamado Solihin; a fina- les de los 70 y principios de los 80 era uno de los oradores más destacados en la Mezquita de Sudirman, en Yogyakarta; fue uno de los promotores de las Jemaah Islamiyah y, a princi- pios de 1985, fue el responsable de organizar el traslado, de Indonesia a Malasia, del grupo encabezado por Bashir y Sungkar; participó en la reunión para la fundación del Majelis Mujahedin Indonesia y fue nombrado responsable del Departemen Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o De- partamento Encargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin). (pp. 128, 129, 130, 131, 132).

Murad, Mohamad: moro, es uno de los principales dirigen- tes militares del FMIL; encabezó la delegación del Frente que negoció, del 22 al 25 de junio de 2001, el acuerdo de entendi- miento con el gobierno central filipino; más tarde, el 7 de agosto de 2001, firmaría, junto con la Presidenta Gloria Macapagal-Arroyo, un acuerdo para cesar las hostilidades, teniendo como testigo de honor a Mohamad Mahathir, Pri- mer ministro de Malasia. (pp. 72, 73).

Muslim, Zahit: malasio, miembro del grupo Al Ma’unah, formado por musulmanes practicantes de artes marciales y

203 de técnicas respiratorias; fue sentenciado a muerte, junto con el principal dirigente del grupo y con otro de sus correligionarios. (p. 79).

Mustafa, Kamarudin: malasio, miembro del comité de la sección juvenil del PAS, en el estado de Terengganu; de acuer- do con el testimonio de Zacaria Dagang, fue expulsado de la organización cuando la dirección se dio cuenta de que perte- necía al grupo Al Ma’unah. (p. 82).

Mustafa, Tun: durante los años setenta fue gobernador de Sabah, estado ubicado en la isla de Borneo y perteneciente a la federación de Malasia. Brindó apoyo a los moros filipinos, permitiéndoles establecer campos de entrenamiento guerri- llero en el estado por él gobernado. Los guerrilleros moros, más tarde, organizarían el FMLN. (p. 61).

N

Noor, Fadzil Mohamad: malasio, Presidente del PAS. (p. 81).

O

Omar, Mulah: líder religioso, considerado como la máxima autoridad del régimen talibán, en Afganistán. (pp. 14, 23).

204 P

Parcasio, Randolph: moro, lugarteniente de Nur Musuari y, por lo tanto, uno de los principales dirigentes del FMLN. (p. 73).

Pastika, I Made Mangku: inspector general y jefe del equi- po interinstitucional de investigación del atentado de Bali, fue el primero en anunciar a la prensa la detención del primer sospechoso del atentado de Bali. (pp. 157, 158).

Pendatum, Salipada: miembro de la aristocracia musulma- na de la provincia de Cotabato, Filipinas; tío de Salamat Hashim, contribuyó a la creación de la OLBM. (p. 63).

Pronoto, Ismail: originario de Brebes, pueblo limítrofe entre Java Central y Java Oeste, participó en la rebelión de Darul Islam, como comandante militar de las fuerzas que apoyaron el levantamiento de Sekamardi Maridjan Kartosuwijiro; fue arrestado en 1977, acusado de promover el reagrupamiento de los rebeldes de Darul Islam.(pp. 124, 126).

R

Rahardjo, Aris: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah, participó en la reunión de fundación del Majelis Mujahedin Indonesia y fue encargado de las comunicaciones con los Mujahedin. (P. 132).

Rahman, Mohamad Iqbal: indonesio, detenido por las au- toridades malasias el 30 de junio de 2001; acusado de ser uno

205 de los tres dirigentes de Jemaah Islamiyah. (p. 87, 88, 92, 93, 96, 118, 121, 128, 129, 130, 131, 132).

Rais, Amien: indonesio, Presidente de Muhammadiyah, la segunda organización islámica de Indonesia, en lo que res- pecta al número de adherentes. Durante el movimiento Reformasi, fue de las primeras voces en exigir la renuncia de Suharto y en proponer reformas políticas profundas. Antes de la caída de Suharto, propuso la creación de un gobierno de transición basado en un consejo formado por personalidades, que más tarde sería la base del Partai Amanat Nasional (PAN o Partido del Mandato Nacional); fue designado Presidente del partido y, como tal, candidato a la Presidencia de la Repú- blica en la elección general de 1999. Durante la reunión de la DPR de ese año, fue electo Presidente de la misma y tuvo una gran influencia en la formación de la coalición de partidos de filiación islámica que vetaron a Megawati Sukarnoputri como candidata a la Presidencia y que impulsaron la candidatura de Abdurrahman Wahid como Jefe de Estado. Más tarde, Rais se convirtió en el principal opositor de Wahid y no cejó en hostigarlo hasta lograr su destitución como Presidente. (pp. 112, 144, 145, 146).

Razali, Mohamad Amin Mohamad: malasio, especialista en ciencias paranormales, fundador del grupo Al Ma’unah, formado por musulmanes practicantes de artes marciales y de técnicas respiratorias; luego del supuesto asalto contra el cuartel militar de Grik (estado de Perak, Malasia), fue juzga- do por “hacer la guerra contra el Yang di Pertuan Agung y sen- tenciado a muerte, junto con dos de sus correligionarios.” (pp. 77, 78, 79, 80).

206 Ribband, Mark: director de una empresa británica que ela- bora el explosivo C4; fue de los primeros en hacer declaracio- nes sobre la naturaleza de los explosivos utilizados en el aten- tado de Bali; de acuerdo con su testimonio, recogido por The Jakarta Post: “el C4 es un explosivo plástico... muy potente, manufacturado principalmente en los Estados Unidos, pero ampliamente distribuido a las fuerzas militares alrededor del mundo”; “C4 es usado solamente por los militares aunque tiene algunos pequeños usos civiles”; “si ustedes encuentran C4 en los inventarios militares de otros países es porque allí ha habido una influencia americana...”; “C4 es difícil de com- prar; la mejor analogía es que está todavía más controlado que la heroína, pero si se desea comprar heroína, es posible obtenerla. Como todo, [C4 y heroína] están al alcance me- diante [el pago de] un precio.” (pp. 153, 154).

Rivaldi, Agung: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia; es hermano de Fajar Sidiq y forma parte del grupo arrestado por las autoridades malasias en enero de 2002. (p. 129).

Ryacudu, Ryamizard: General, jefe de Estado Mayor del ejército indonesio; en sus declaraciones mostraba la compe- tencia existente entre las diferentes agencias de seguridad de Indonesia, comprometidas en la investigación del atentado de Bali: “nuestra poderosa red de inteligencia detectó células terroristas en Indonesia desde hace mucho tiempo. No actua- mos porque ya no cae dentro de nuestra jurisdicción hacer- lo”, afirmaba. (p. 152).

207 S

Siazon, Domingo: Ministro de Asuntos Exteriores del go- bierno filipino durante la administración Macapagal-Arroryo; tuvo un papel protagónico durante las negociaciones para la liberación de los rehenes secuestrados por Abu Sayyaf en el estado malasio de Sabah. (p. 70).

Sidiq, Fajar: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; parti- cipaba en la edición del boletín ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p. 129).

Silam, Abdullah Minyak: malasio, detenido y confeso de pertenecer a Jemaah Islamiyah. (p. 121).

Suharto, Mohamad: nació en 1921, cerca de Yogyakarta, en Java del Este; su padre era comerciante y líder religioso. Sus padres tuvieron 11 hijos; el joven Suharto permaneció en el sistema de educación formal hasta la escuela secundaria y tuvo que completar su formación en el ejército. En 1939 se enroló en el Ejército Real de las Indias Holandesas. En 1943, durante la ocupación japonesa, ingresó como voluntario al Ejército Indonesio organizado por los ocupantes; allí recibió formación como oficial superior. Al final de la Segunda Gue- rra Mundial se unió al grupo de nacionalistas encabezado por Sukarno y fue uno de los dirigentes de la guerrilla contra los holandeses. En 1949, en el momento de independencia, tenía el grado de Lugarteniente Coronel y era un miembro destaca- do de los mandos militares. A mediados de los 50 fue nom- brado Comandante de la División Niponegoro de Java Cen- tral; sin embargo, pronto fue llamado a Yakarta y, en 1960, le

208 fue otorgado el grado de General de brigada. En 1963 le fue encomendada la Formación General Táctica del Ejército Indonesio, cuerpo especial de intervención y preparado para la represión interna. En 1959, el Presidente Sukarno instauró la “democracia dirigida”, basada en una relación de contrape- sos políticos entre el ejército y el partido comunista indonesio. Suharto y otros oficiales superiores rechazaban la nueva orien- tación de Sukarno; en 1965, cuando éste anunció la creación de un eje Pekín-Yakarta, Suharto y sus colegas reprimieron sangrientamente a los comunistas y a los simpatizantes de Sukarno. Con el apoyo de los oficiales, Suharto controló el gobierno y, en 1967, fue designado Presidente interino. En 1968 fue electo por primera vez y ha sido reelecto en 1973, 1978, 1983, 1988, 1993 y 1998. Para consolidar su control sobre el gobierno, en 1971 fundó el partido Golkar sobre la base de mecanismos corporativistas; desde ese año, el parti- do ejerce un predominio electoral total. Bautizó su régimen con el nombre de “Nuevo orden” y, para congraciarse con los inversionistas extranjeros, indemnizó las empresas que ha- bían sido nacionalizadas por Sukarno. Durante los 70 y la primera mitad de los 80, la política económica del “nuevo orden” se basó en la explotación de los recursos petroleros. En 1985, la caída drástica de los precios de los hidrocarburos y de las materias primas de origen agrícola y minero obligó a Suharto a promover la exportación de productos manufactu- rados. Para allegarse recursos financieros del exterior, libera- lizó la economía y otorgó concesiones a los inversionistas internacionales. De 1985 a 1997, la participación de las acti- vidades no agrícolas en el PNB sobrepasó la de las agrícolas; sin embargo, una parte muy grande de la PEA todavía depen- de de las actividades primarias. En términos sociales, la po- blación también se benefició con el rápido crecimiento eco- nómico. Los aspectos positivos de la política económica, no

209 obstante, se ven opacados por los negativos. Nepotismo y clientelismo son los rasgos predominantes en el régimen de Suharto. La fortuna de los seis hijos y de un nieto de Suharto es difícil de evaluar; las actividades de las empresas por ellos controladas van desde el monopolio de clavo de olor hasta las telecomunicaciones, pasando por hidrocarburos y deriva- dos, vidrio, cemento, construcción, automóviles, aerolíneas, bancos, por sólo citar algunos rubros. Sus amigos coetáneos también fueron beneficiados con concesiones económicas y en muchos casos sus intereses se entrecruzan con los de la familia directa de Suharto. Los lazos clientelares en el gobier- no y en la economía constituyeron la base del poder de Suharto. Luego de la crisis asiática iniciada en julio de 1997, Suharto se resistió, en dos ocasiones, a poner en práctica los progra- mas del Fondo Monetario Internacional; finalmente, ante la agudización de la crisis, en diciembre de ese año, decidió su- primir los subsidios a los energéticos y a los bienes de consu- mo popular; esas medidas provocaron revueltas populares, las cuales pronto fueron secundadas por los estudiantes indonesios de preparatorias y de universidades; en medio de ese clima, los principales dirigentes de oposición se unieron a las movilizaciones dando origen a Reformasi o movimiento por la reforma del sistema político. Desde Reformasi fueron formuladas las primeras demandas sobre la renuncia de Suharto a la Presidencia y, luego de violentas confrontaciones, Suharto acabó renunciando, en mayo de 1998, y fue sustituido por Yussuf Habibie. (pp. 30, 110, 123, 128, 129, 131, 140, 166).

Sukarnoputri, Megawati: hija de Sukarno y marcada políti- camente por el nacionalismo de su padre, fue electa Presi- denta del Partai Demokrat Indonesia (PDI), en 1993; puso en práctica una política basada en la crítica del régimen de Suharto; éste, en 1996, promovió un congreso extraordinario

210 del PDI y logró la destitución de Sukarnoputri; ella y sus seguidores se organizaron en el Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan (PDI-P o Partido Demócrata de Indonesia-Fracción Combate); en la elección general de 1999, el PDI-P ob- tuvo la mayoría relativa de los votos y se esperaba que Megawati, su candidata a la Presidencia, fuera designada como tal por la DPR; sin embargo, una coalición de partidos de filiación islámica se opusieron a que una mujer ocupara dicho cargo, y apoyaron la candidatura de Abdurahman Wahid, quien finalmente fue designado Presidente. La incapacidad de Wahid para resolver los problemas del país desembocó, primero, en una parálisis gubernamental y, luego, en el cuestionamiento de Wahid como Jefe de gobierno; ante ello, los militares ame- nazaban con tomar las riendas del gobierno; para salir del impasse, los políticos civiles acordaron destituir a Wahid y encumbrar a Megawati en la Presidencia. (pp. 111, 114, 122, 145, 150, 151, 163, 164).

Sunarto, Agus: indonesio; participaba en la edición del boletín ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p. 129).

Sungkar, Abdullah: indonesio, originario de Solo, Java Cen- tral, proviene de una familia de origen yemenita; fue cofundador de la escuela coránica Pondok Ngruki y promo- tor de las Jemaah Islamiyah, como método para reformar la sociedad indonesia; fue perseguido por el gobierno de Suharto y, en los años 80, se exilio, junto con Abu Bakar Bashir, en Malasia; allí, reformularon el proyecto de la Jemaah Islamiyah, para extenderlo más allá de las fronteras de los Estados na- cionales; murió en junio de 1998, a los pocos meses de haber regresado a Indonesia y luego de la caída de Suharto. (pp. 123, 124, 126, 128, 129, 130, 131).

211 Suryahardy, Irfan: indonesio, también llamado Irfan S. Awwas; miembro de Jemaah Islamiyah; en 1981, publicaba ar-Risalah, un boletín difusor de las ideas de Khomeini; en 1982, dirigía Badan Cordinasi Pemuda Mesjid (Cuerpo Coordi- nador de la Mezquita Juvenil); en este órgano de difusión publicó las audiencias del juicio contra Bashir y Sungkar; ac- tualmente preside el Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo Mujahedin de Indonesia). (pp. 128, 131).

Syafi’I, Abdullah: aristócrata achejnes, Lugarteniente de Hasan M. di Tiro, tuvo sobre sí la pesada carga de continuar con la lucha armada luego del exilio del principal dirigente del GAM; esa lucha, por las exigencias del entorno, se convir- tió en una guerra de guerrillas, que fue prácticamente liquida- da en 1982, y mantenida con muchísimas dificultades duran- te la década de los 80. (p. 109).

Syah, Ali Mughayat: Sultán unificador de todos los reinos que, en 1520, ocupaban el territorio de la provincia actual de Aceh, Sumatra (Indonesia). El sultanato unificado adoptó el nombre de Acej Darussalam. (p. 100).

Syakur, Shobbarin: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; fue designado Secretario ejecutivo del Comité Ejecutivo del Majelis Mujahedin Indonesia. (p. 131).

Swan, Brett: miembro de la Policía Federal Australiana y del equipo internacional de investigación sobre el atentado de Bali; señaló que éste sólo lo pudieron llevar a cabo perpetradores “altamente organizados”, que buscaban maximizar el número de víctimas. (p. 154).

212 T

Tandean, Silvestre: indonesio, vecino de Amrozi, a quien éste compró alrededor de una tonelada de sustancias quími- cas para hacer bombas, de acuerdo con las declaraciones de las autoridades indonesias; según los informes periodísticos, la policía tendría las facturas de compra como pruebas de la adquisición de los explosivos en el comercio. (p. 157).

Taqwa, Andi Mohamed: indonesio, estudiante de Pondok Ngruki, sirvió de conducto para poner en relación a Abdullah Sungkar con Sanusi Daris, uno de los Lugartenientes de Kahar Muzakkar, dirigente de la rebelión de Darul Islam, en Sulawesi del Sur. (p. 127 ).

Tolentino, Romeo: Coronel del ejército filipino, indicó a la prensa que la operación de Abu Sayyaf en Sipadan, Malasia, permitió al grupo islamista obtener recursos económicos im- portantes, que le permitieron consolidar su presencia en la isla de Jolo y mejorar sus pertrechos militares. (p. 71).

U

Umar, Abdullah: indonesio, enseñante en Pndok Ngruki y miembro de la Jemaah Islamiyah de finales de los 70 y princi- pios de los 80; participó en algunos de los asesinatos y asaltos organizados por Musa Warman. (p. 124).

213 W

Wahid, Abdurahman: indonesio, nieto de uno de los fun- dadores de Nahdlatul Ulama (la organización islámica con mayor número de adherentes) e hijo de uno de sus dirigen- tes, ejerció la presidencia de la organización hasta el mo- mento en que fue electo Presidente de la República. Du- rante el movimiento Reformasi, NU impulsó la creación del Partai Kebangunan Bangsa (PKB o Partido del Despertar de la Nación); Wahid rehusó convertirse en el Presidente del partido, pero fue su principal líder moral. En esa calidad fue designado candidato a la presidencia por parte de una coalición de partidos de filiación islámica; la DPR lo nom- bró Presidente, convirtiéndose en el cuarto mandatario de la República de Indonesia; pronto fue acusado de ineficiencia y, más tarde, de corrupción, por los mismos que lo impulsaron al poder; fue sometido a juicio político y destituido el 23 de julio de 2001; Megawati Sukarnoputri habría de sucederlo en la Presidencia. (pp. 111, 112, 114, 145, 163, 164, 167).

Walton, Charles: de 61 años e investigador del tristemente célebre Instituto Lingüístico de Verano, fue secuestrado por Abu Sayyaf, en Davo City, y liberado después de 23 días de cautiverio. (p. 68).

Warman, Musa: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah de finales de los 70 y principios de los 80; con nexos con grupos criminales, asesinó a sus compañeros y organizó asal- tos contra los “enemigos” del Islam. (p. 125).

214 Wendling, Sonia: rehén de Abu Sayyaf, en la isla de Jolo; el gobierno francés habría pagado el rescate exigido por el gru- po moro militante. (p. 70).

Wirajuda, Hasan: indonesio, representante de Indonesia ante la ONU, fue el signatario oficial del Joint Understanding on Humanitarian Pause for Aceh, alcanzado en mayo de 2000, en- tre el GAM y el gobiernode Wahid. (p. 112).

Y

Yara, Muchyar: portavoz de la Kopassus, fuerza especial del ejército indonesio, atizó la animosidad entre las diferentes organizaciones de inteligencia de Indonesia al declarar que “el equipo militar de inteligencia había identificado a los res- ponsables de la explosión de Bali y estaba tras ellos”, mien- tras el equipo de la policía todavía estaba “en la oscuridad sobre los perpetradores de la tragedia”. (p. 156 ).

Yudhoyono, Susilo Banbang: Ministro coordinador de asun- tos políticos y de seguridad del gobierno de Indonesia, fue el encargado de la coordinación de las investigaciones sobre el atentado de Bali. (p. 150 ).

215 Z

Zaini, Mahisin: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah, participó en la reunión de fundación del Majelis Mujahedin Indonesia y fue nombrado responsables del Departemen Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento Encargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin). (p. 132).

Zakaria, Mohamad: indonesio, director de Pondok Al Is- lam, donde Amrozi estudió, fue detenido durante la investi- gación del atentado de Bali. (p. 157).

Zin, Zainal Abidin: malasio, ministro del interior. (p. 87).

216 De la Umma: el islam, la política y el terrorismo en el sudeste asiático de: Juan José Ramírez Bonilla

Se terminó de imprimir en mayo de 2003, en los talleres de Mexicana Digital de Impresión, S.A. de C.V. Av. de la República 145-A, Col. Tabacalera, México, D. F. Se tiraron 1,000 ejemplares en papel cultural de 45 kilogramos. Se usó tipografía Garamond en 10 y 14 puntos.

Cuidado de la edición: Laura Guillén Formación María Luisa Soler