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8703528

Cragnolino, Aida Apter

EL NATURALISMO EN LA NOVELA . (SPANISH TEXT)

The Ohio State University Ph.D. 1986

University Microfilms

International300 N. Zeeb Road, Ann Arbor, Ml 48106

Copyright 1986 by Cragnolino, Aida Apter All Rights Reserved

EL NATURALISMO EN LA NOVEL. A ARGENTINA

DISSERTATION

Presented in Partial Fulfillment of the Requirements of the Degree Doctor of Philosophy in the Graduate School of The Ohio State University

By

Aida Apter Cragnolino, M.A.

* * * *

The Ohio State University

1986

Dissertation Commitee:

Grinor Rojo

Rolena Adorno of Romance J . Bekunuru Kubayanda nd Literatur Copyright by Aida Apter Cragnolino 1986 A Gustavo? Ana y Ernesto

i i AGRADECIMIENTOS

Ruiero expresar mi especial reconocimiento al profesor Brinor Rojo, quien me ha brindado a lo largo de la realizacidn de este trabajo su inteligente asesoramiento y ha seguido con dedicacidn y paciencia cada paso de su desarrollo.

Agradezco a mi hi jo Ernesto su valioso asesoramiento t£cnico en el uso del procesador de palabras, y a £1, a mi esposo Gustavo, y a mi hija Ana el aliento y la adhesidn con que me apoyaron en momentos dificiles. VITA

September9, 1938...... Born - , Argentina.

1964...... Law Degree, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

1964 -1975...... Private practice of Law. Buenos Aires, Argentina.

1979...... M.A. College of Education. The Dhio State University, Columbus, Ohio.

1980 -1984...... Graduate Teaching Assistant. Department of Romance Languages and Literatures. The Ohio State Universiity.

198 5 ...... Lecturer. Department of Romance Languages and Literatures. The Ohio State University.

198 6 ...... Lecturer. Department of Spanish and Portuguese. Columbia University. New York, New York.

FIELDS OF STUDY

Major Field: Latin American Literatures. Minor Field: Spanish and Romance Linguistics.

i v INDICE

DEDICATORIA...... ii

AGHADECIMIENTOS...... iii

VITA...... iv

INDICE...... v

INTRODUCCION

1. Objeto, objetivo y m6todos...... 1 E. Emile Zola y el naturalismo...... 5 3. Zola y su £poca...... 19 4. Panorama histbrico de la Argentina a fines del siglo XIX...... E4 5. La literatura del ochenta y el naturalismo argentino...... 36 Notas...... 45 □bras citadas...... 50

CAPITULO I La gran aldea de Lucio Vicente Lbpez

1. Lucio Vicente Lbpez...... 53 E. Buenos Aires: las transformaciones econbmicas y sociales...... 60 3. La gran aldea inovela o cuadro de costumbres?...... 65 4. El naturalismo en La gran aldea...... 87 Notas...... 9£ Obras citadas...... 96

CAPITULD II Las novelas de Cambaceres

v 1. Eugenio Cambaceres...... 98 2. Los comienzos en Pot Pourri y MOsica sentimental...... 101 3. Sin rumboi el apogeo contradictorio del naturalismo de Cambaceres...... 109 4. En la sanare ...... 132 Notas...... 151 Obras citadas...... 158

CAPITULO III Tres novelas del "ciclo de la bolsa"

1. La crisis del noventa...... 160 2. El tema de la especulacibn...... 163 3. Julian Martel y La Bolsa...... 172 4. Carlos Maria Ocantos y Qui 1 i to...... 182 5. Segundo I. Villa-fane y Horas de Fiebre 194 Notas...... 207 Obras citadas...... 212

CAPITULO IV Manuel Gblvez: Nacha Requles

1. Manuel Galvez...... 214 2. Literatura y prostitucibn...... 218 3. Gblvez y su tiempo...... 226 A . Nacha Requles...... 237 Notas...... 261 □bras citadas...... 266

CONCLUSI ONES...... 268

BIBLIOGRAFIA GENERAL...... 274

v i 1NTRODUCCION

1. Objeto, objetivo y mdtodos

tste trabajo se propons estudiar el naturalismo en la

Argentina desde su aparicibn en la ddcada del ochenta del sig 1 o pasadn hast a su ocaso a 1 reded or de 19S0 . No ex. i ste hasta la fecha un trabajo de conjunto sobre esta materia,

Hay si estudios de conjunto sobre el naturalismo en

America Latina o estudios especiales sobre su evolucidn en el continente. En el caso de la Argentina se encuentran articulos sobre autores, obras o inclusive corrientes especificas, en el interior o en la periferia de la

tendencia (es lo que ocurre con los trabajos que se dedican a investigar la llamada generacidn del ochenta), pero sobre la narrativa del naturalismo en cuanto tal y como un todo, con las caracteristicas particulares que ella asumib en el pais, carecemos aun de un trabajo que vincule obras, que establezca sus nexos y diferencias, a

la vez que el ritmo (o los ritmos) de su desarrollo. No es otro el propdsito de este estudio.

El naturalismo, como tendencia literaria, se encuentra necesariamente ligado al nombre de Emile Zola que acuna el tdrmino y produce un cuerpo tebrico que 2

intenta respaldar su produccidn literaria.

Elaborado y divulgado por Zola> a trav^s de sue ensayos criticos y su prActica novelistica el estudio de su concepto particular de naturalismo se hace entonces necesario en un trabajo de la naturaleza del nuestro.

Tambi^n serb indispensable que relacionemos ese concepto con las ideas que la alimentan desde fuera de la literatura: el cientificismo, desde los estudios sobre al mbtodo cientifico de Claude Bernard, el positivismo filosdfico de Comte, las tesis de Taine sobre la produccidn del arte y la idiosincracia del artista. No debemos olvidar, sin embargo, que la adopcidn de modelos literarios experimenta transformaciones en el proceso de adaptacidn a condiciones histdrico culturales distintas a los de su punto de origen. En America Latina estas tr ansformac iones llegan a ser sustanciales y no es raro que el bmulo 1 atinoamericano de un paradigma europeo acabe siendo entre nosotros y en mbs de un aspecto, una verdadera negacidn

En el desarrollo de esta tesis, a travds del anblisis de siete novelas, a las que consideramos representativas del naturalismo argentino por razones que se indicarbn oportunamente, trazaremos la curva de su evolucidn en el pais de conformidad con los cambios econdmicos, sociales y 3

politicos que se registrar! a lo largo de un periodo total de cuarenta anos. Estableceremos de ese modo las peculiaridades que el naturalismo asume a escala local.

Lc>^, textos argentinos que aqui analizamos no se

inscriben a la tendencia de una manera simple? sino que se encuentran atravesados por contradicciones y opacidades que diluyen su ortodoxia. Todo lo cual no es dbice para que encontremos en ellos conceptualizaciones? estrategias narrativaS) construcciones de personajes y formas de resolucidn que se vinculan muy claramente al modelo exper imental.

Nuestro trabajo adopta una metodologia cuyos axioma bdsico es la relacidn dialdctica entre literatura y sociedad y la determinacidn en dltima instancia de la primera por la segunda. Siendo parte de la cultura de una sociedad? creemos que la literatura se constituye como dsta a travds de un sistema de ideas? imdgenes y representaciones determinadas socialmente. Pero esto no significa que consideremos a la literatura un simple reflejo ni menos avln un reflejo mecinico de la vida social de los hombres. Por el contrario? la especificidad del fendmeno literario y la especial relacidn que dste mantiene con otras prdcticas humanas? la autonomia relativa de la obra y la determinacidn que ejercen sobre ella en dltima instancia las condiciones materiales de 4

existencia, sort para rtosotros el corolario imprescindible del axioma principal.

A pesar de sostener y proponerse como una "ventana" hacia la realidad* el texto naturalists, revela lo histdrico indirectamente, menos por sus contenidos que por su su organizacidn narrativa e incluso, muchas veces, como veremos, en contradiccidn consigo mismo, con su programs de constituirse en un acceso transparente a lo real. Por eso la bdsqueda de lo real que el naturalismo reclama se va a transformar en nuestra investigacidn en una bCisqueda de lo histdrico tal como se revela a travds de los pliegues del discurso ideoldgico con que algunos argentinos de esa dpoca se enfrentaron al mundo que les toed vivir. 5

2» Emile Zola y el naturalismo.

En 1865 Emile Zola publicd su primera novela importante Thfer^se Raouin. En el prdlogo aclara:

Dans Th£r£se Raouin j’ai voulu £tudier des temperaments et non des caracteres.

En un mot, je n ’ai eu qu’un ddsir: dtant donnd un homme puissant et une -femme inassouvie, chercher en eux la b©te, ne voir m§me que la bete, les jeter dans un drame violent et noter scrupuleusement les sensations et les actes de ces etres. J ’ai simplement -fait sur deux corps vivants le travail analytique que les chirurgiens font sur des cadavres. (Preface,iii)

Con este prdlogo a Th£r£se Raouin, Zola empieza a fijar sus puntos de vista sobre lo que deberia ser la novela: un trabajo de anilisis y experimentacibn semejante al que realiza el cientifico de las ciencias naturales. MAs precisamente, un trabajo prdximo sobre todo al del medico.

Tambi£ri en este texto formula por primera vez de una manera explicita su concepcidn de la psiquis humana basada en las perspectivas del materialismo ingenuo, como un conjunto de sensaciones, deseos y reacciones bestiales. En un nuevo prdlogo, esta vez de 1871, el que antecede a La fortune des Rouaon. Zola mantiene y expande sus ideas de 6

seis afios antes y que se resumen en el subtitulo de la serie de veinte novelas que formarin Les Rouoon Macauart, que se propone como la "l’histoire naturelle et sociale d ’une famille sous le Second Empire". Esta familia, que

desciende de una madre neurast^nica, son los Rougon

Hacquart. Sus v^sfcagos recorren las veinte novelas de la

serie renovando con otra est^tica el proyecto balzaciano de la Combdie Humaine y retratando de ese modo los distintos sectores de la sociedad francesa de mediados del siglo XIX. El ciclo de los Rouoon Macauart se cierra en

1S93, con la publicacibn de .

Entre tanto, en I860, Zola* en parte para defenderse de las numerosas criticas que se le hacian, publica una serie de ensayos en los cuales sistematiza las ideas sobre

la novela que hasta ese momento le sugirieran sus reflexiones y su pr«kctica concreta. Esos ensayos, y otros nuevos, aparecen publicados m£s tarde bajo el titulo de Le

Roman Experimental y constituyen el corpus mis completo que de mano de uno de sus cultores, y del m&s consecuente de ellos, poseemos del cbdigo naturalista. 1

En el texto central del volumen, el que le da el titulo, Zola dice que si bien antes, en varias oportunidades, se habia referido a este tema de la aplicacidn del m£todo experimental a la novela, lo que ahora se propone hacer es explicarlo claramente y explicar 7

adembs las razones que lo llevan a utilizarlo. Para ello, se basarA en los principios expuestos por Claude Bernard en la Introduction a 1 * dtude de la medecine experimentale, libro en el que el autor fundamenta la necesidad de la traslacidn de los mbtodos de observacibn y experimentacidn empleados en la fisica y la quimica al campo de la medicina.

La realidad visible posee para Bernard una esencial legalidad. SegQn bl todos los fenbmenos visibles estdn necesariamente determinados por leyes de diverse tipo.

Asi, siguiendo a Bernard, Zola parte de un axioms que asegura que la meta de todo experimento cientifico es establecer las condiciones que determinan la manifestacibn de un fendmeno. Pero lo que para Bernard constituye un sistema destinado a establecer los mecanismos fisiolbgicos de los cuerpos vivos se convierte para Zola en el principio que le permite analizar la realidad humans en su conjunto.

Zola se propone aplicar el mbtodo de las ciencias naturales a los fenbmenos psicolbgicos, espirituales y sociales, y llega asi a decir que igual determinismo debe regir la piedra del camino que el cerebro humano.

Relacionadas con el determinismo bioldgico, en sus novelas y en sus concepciones tebricas desempenan un papel preponderante las teorias de la herencia. En Le 8

Roman Experimental. Zola declara:

Sans me risquer £ farmuler des lois> j’estime que la question d ’hdr£dit£ a une grande influence dans les manifestations intellectuelles et passionnelles de 1’homme.(18)

La historia del tema de la especulacidn sobre la herencia es larga, arranca de las fabulaciones gen^ticas de la primera mitad del siglo XIX (si no de antes: del empirismo puro y simple) y no es este el lugar para

tratarlas in extenso. Baste decir que Zola conocid las obras candnicas que se refieren a este asunto. Del fisiologismo de la psicologia prefreudiana como por ejemplo en La physiology des passiones. de Letourneau, y de las disquisiciones tedricas del Dr. Prosper Lucas en su Traits philosophioue et physio looigue de l'heredite naturelle se deriva muchas de las t^cnicas que el m£todo naturalista emplea en la composicidn de las figuras novelescas. El subtitulo de los Rouoon Macquart; que circumscribe las acciones de la serie a los miembros de una familia> es sugerente desde ya.

La piedra angular de la dimensidn hereditaria de base cientifica» con todas sus implicancias en lo individual y en lo social( se encuentran sin embargo en los descubrimientos cientificos de Charles Darwin que 9

fundamentarbn un cuerpo de ideas de consecuencias

probablemente insospechadas para sus popio autor. Las

hipdtesis de Darwin, en Orioin of Species, que aparece en

1859, generan una verdadera revolucidn en la historia de

las ciencias y no es extrano que se hayan convertido por

ello en otro de los datos esenciales del cddigo novelesco

de Zola.

Como es sabido, Darwin descubrid que la existencia de

especies vegetales y animales diversas en zonas tambibn

diversas de la tierra proviene de un mecanismo natural de

seleccidn y adaptacidn al medio que desemboca en los

distintos procesos de cambio y evolucidn que pueden

registrarse entre tales especies desde un punto de vista

diacrdnico. En 1871, publica The Descent of Man and

Selection in Relation to Sex, 1ibro en el que extiende

bsos principios a la evolucidn del ser humano.

Aunque los p 1anteamientos de Darwin no eran nuevos,

su trabajo ofrecid por primera vez evidencia acerca de la realidad concreta del principio evolutivo sacbndolo del

terreno de la mera especulacidn. El escdndalo fue y sigue siendo cblebre. Darwin habla puesto en duda la idea de un

diseno inmaterial, divino y eterno del orden de la naturaleza, ademds de establecer ciertas bases segiin las cuales el cambio y el desarrollo no eran sucesos arbitrarios o de origen trascendente sino acontecimientos 10

enraizados en la inmanencia y suceptibles por lo mismo de conocimiento cientifico.

Las posibi1idades de manipulacibn ideoldgica del darwinismo eran tentadoras y a ello se debe que haya sido extrapolado, utilizado y no pocas veces abusado por los tebricos sociales y los dirigentes politicos tanto de izquierda como de derecha. Si por un lado, demostrando que en el mundo orgdnico existe el cambio continuo y que el hombre proviene de un animal inferior, Darwin barria con el dogma inmutabi1ista, sirviendo a las clases en ascenso en su lucha contra las clases en retroceso (esto es, a la burguesia contra la nobleza y al proletariado contra la burguesia), por otro, y ante los avances reivindicativos del proletariado, hacia posible justificar y hasta celebrar las desiguladades entre los hombres. En esta ultima perspectiva, se ubica por lo menos una parte de la obra socioldgica de Herbert Spencer.

En 1843, diecisbis afios antes de la aparicidn de

Origin of Species, Spencer habia publicado sus Principles of Sociology, donde concluia que la evolucidn humana (para

Spencer, "el progreso humano") estaba determinada por leyes invariables. En aquel primer trabajo Spencer adheria al principio de la transmisidn hereditaria de caracteres adquiridos si bien posteriormente se hard eco de las hipdtesis darwinistas relativas a la seleccidn y adaptacidn de la especie al medio. Es en esta segunda etapa cuando acufia su famosa frase relative a la

"supervivencia del mbs apto" hacibndose como consecuencia ldgica de este principio partidario del laissez faire en materia econfimica y social. Era bste el encuentro pr^cticamente inevitable entre las posiciones evolucionistas y las just ificaciones ideoldgicas de la burguesia ya afianzada en el poder. Si el sistema social era tambibn "natural", y si por lo tanto tendia de por si al equilibrio, el dominio de los "fuertes" o de los

"mejores" sobre los "dbbiles" o "defectuosos" era una

"ley" de la naturaleza, de la misma manera que eran leyes de la naturaleza la subyugacidn, la explotacidn y la

1iquidacidn, en casos de necesidad, de los grupos humanos

" infer iores" . 13

No era bste sin embargo el punto de vista de Zola. El diagnbstico de las enfermedades que aquejan al organismo social sdlo tenia para £1 sentido en vista de la mejoria del enfermo. Asi cuando en sus novelas presenta el cuadro de la "lucha por la vida" y de la "supervivencia del mbs apto", asimilando hasta cierto punto al menos el material ldarwinista o spenceriano, lo hace porque tal es la imagen adecuada a la representacibn del mundo que tiene ante sus ojos y no porque sacralice tal imagen.

Si la concepcidn que Zola tiene del hombre en cuanto IE

ser individual se basa en nociones bioldgicas* su concepcibn de la sociedad se enmarca en todo caso en una visidn positivista del progreso* mAs cercana a la formulada por Auguste Comte* quien consideraba que el conocimiento de las leyes que rigen la vida de los individuos y de la sociedad pueden garantizar la evolucidn de la historia hacia condiciones mAs favorables que las existentes en el presente.

Comte bused fundar una ciencia social "positiva" cuyas concepciones fueran suceptibles de verificacidn. El punto de partida de sus disquisiciones era la anarquia moral y espiritual de la Europa post revo1ucionaria* la que se reflejaba, segbn Al , en la i nestab i 1 i adad politica y social y en un caos intelectual. Por lo tanto se impuso la tarea de disenar un sistema social fundado en las leyes cientificas que rigen la evolucidn histdrica.

Pensaba que la humanidad, despuAs de haber pasado por tres etapas de pensamiento (la teoldgica* la metafisica y la legalista) habia por fin llegado a la etapa positiva regida Asta por los intereses econdmicos y la ciencia. En la nueva era* pensaba* la mente humana se atiene al dato* a lo dado positivamente. No busca lo absolute* que es inalcanzable para el hombre, sino que paso a paso va acercAndose al conocimiento de la realidad por medio de la observacidn y la formulacidn de sus leyes generales. 13

El progreso para Comte consiste por lo tanto en el desenvo1vimiento de las funciones humanas que distinguen al hombre del animal: el avance de la razdn y de los impulsos nobles sobre el egoismo y la agresividad. El problema social era asi para £1 un problema moral y el mejoramiento de la humanidad debia producirse trav^s de un cambio en las ideas de los hombres.

Mientras Spencer abogaba por una desaparicidn progresiva de todo sistema de gobierno lo que sobrevendria con el equilibrio que se lograse a travbs de un mejoramiento de la raza humana, para Comte, en la era positivista, el gobierno debe ser ejercido por expertos cuya funcibn es guiar la educacidn, informar a la opinibn pbblica y regular la produccidn social.

En Zola, el objetivo de mejorar el "cuerpo social" estb relacionado con sus ideas repub 1icanas, un sistema que a partir del anblisis cientifico de la sociedad sea capaz de resolver los problemas sociales, principalmente aqubllos que se derivan de la emergencia de una nueva clase, el proletariado industrial.

Estas ideas aparecen formuladas en su articulo titulado "La Rbpublique et la 1ittbrature", el que aunque incluido en Le Roman Experimental se habia publicado previamente en Revue Steue en 1879. La utopia del gobierno cientifico del mundo le hace decir que la tinica 14

forma de gobierno posible es la que 61 llama

"experimental” o "naturalista": "La R6publique sera naturaliste ou elle ne sera pas." <376)

Dentro de las ideas del positivismo decimondnico que como vemos son el fundamento filosdfico de la estdtica naturalistai no podemos dejar de referirnos a las concepciones de Hippolyte-Ado 1 phe Taine y a su intento de aplicar el nuevo mdtodo cientifico al estudio del arte y la literatura.

En la introduccidn a la Histoire de la litt6rature ana laise (1864), Taine plantea su concepcibn de la historia cultural y su modo de aproximacidn a la critica literaria. Manifiesta asi que todo fendmeno espiritual, asi como todo fendmeno fisico, responde a una causa que estd fuera de 61; agrega ademds que las civi1izaciones forman cuerpos orgdnicos en los que las partes son inter dependientes y que cada cambio produce modif icac iones interrelacionadas. La idiosincracia de los pueblos, y en consecuencia sus manifestaciones espirituales, como la religidn, el arte y la literatura, pueden ser retrotraidos a tres factores esenciales: la raza,

Estos tres factoresi la raza, el medio y el momento histbrico llegaron a ser una de las certidumbres mbs extendidas y persistentes en la estbtica del naturalismo.

En Ambrica Latina* sin ir mbs lejos, en las llamadas por

Cedomil Goic novelas del mundonovismo, que se escribieron durante las dbcadas del veinte al treinta de este siglo,

la derrota de lcs personajes por el medio es un suceso recurrente, casi un tbpico de la composicibn.

Todo este sistema de pensamiento, que explica los fenbmenos del universo y de lo humano, que reconoce una fe a ultranza en el poder benefactor de la ciencia, que renuncia exp1icitiamente al conocimiento de las esencias y que reduce la esfera del saber al registro de las regularidades que se observan en la manifestacibn de los fenbmenos, estb en mayor o menor grado en el tratamiento ideolbgico de cada una de las novelas naturalistas. Es obvio que una base filosbfica de ese tenor legitimaba y facilitaba el trabajo cientifico y experimental, ponibndolo por encima de toda proclividad especu1ativa.

Mutatis mutandi, al escritor naturalista, empenado en cientifizar su propio campo, este factualismo le resultaba poco menos que una necesidad.

En cuanto a la novela, la utilizacibn del mbtodo experimental la convierte en un estudio psicolbgico o sociolbgico. La confianza en la ciencia y en el papel de 16

la literatura le hacen concebir a Zola la idea de que el trabajo del escritor contribuye o debe contribuir al descubrimiento de los mecanismos bioldgicos y sociales que determinate la vida del ser humavto, con el fin de mejorar su condicibn. Afirma asi el carbcter altamente moral de su sistema literario y se defiende de las criticas que lo acusan de asumir, por el determinismo con que construye a sus personajes, una actitud fatalista.

Le jour ou nous tiendrons le mbcanisme de cette passion* on pourra la traiter et la rbduire, ou tout au moins la rendre la plus inoffensive possible. Et voil& ou se trouvent 1’utility pratique et la haute morale de nos oeuvres naturalistes qui expbrimentent sur l’homme, qui d^montent et remontent pi£ce A pibce la machine humaine* pour la faire fonctionner sous 1’influence des milieux. Quand les temps auront marchbi quand on poss£dera les lois, il n ’y aura plus qu’& agir sur les individus et sur les milieux, si l’on veut arriver au meilleur dtat social. (Le Roman Experimental* 2A)

La ubicacidn de la novela en el campo de las ciencias y la concepcidn de la misma como un "estudio" socioldgico abrid necesariamente nuevas formas de representacidn literaria. Fiel al mbtodo experimental de Claude Bernard, y partiendo de la concepcidn del cuerpo social como un organismo, Zola propone un esquema narrativo que se atiene a los pasos de un experimento cientifico: observacidn, hipdtesis, experimentacidn y ley. La narracidn se 17

desenvuelve entonces de acuerdo a un esquema que parte con

la observacidn de uno o mbs individuos, pertenecientes a

un cierto bmbito social, para obtener asi los datos bbsicos que harAn posible el desarrollo de la historia.

Luego, en el paso siguiente, se enfrenta a los personajes que son objeto de anblisis con el medio humano y fisico que los rodea, mediante episodios y situaciones que se organizan con el propbsito de ilustrar una hipbtesis: su naturaleza esencialmente material, tanto como el hecho de que todo cuanto les ocurre obedece a un repertorio de

leyes presuntamente comprobadas por la ciencia, hipbtesis que se confirma en el desenlace de la historia.

Muy importante en este esquema de representacidn literaria es el papel del narrador quien, en su caricter de "un greffier Cquil se dbfend de juger et de conclure"

(Zola, Le naturalisme au thbatre, 1S5). El narrador debe asumir por ende una actitud objetiva, impasible e impersonal ante el mundo narrado.

Demis estb aclarar que la pretensibn de objetividad y conocimiento univoco de la realidad que propone Zola para

la novela se encuentran renidas con la particularidad de la actividad literaria y que la pretendida visibn objetiva esta condicionada en bltima instancia por la conciencia ideolbgica del autor y por su particular experiencia de vida. La novela naturalista crea, eso si, tanto un tipo de 18

narrador como un tipo de relacibn entre bste y el mundo narrado. El papel del narrador, que se sitiia por encima de lo que narra y lo domina con su pretendida superioridad de experimentador cientifico y las distintas teorias en que se pretende basar las determinaciones biolbgicas y sociales, son manejadas por los autores que adoptan el modelo como forma (y pretexto) de fundar un cierto repertorio de tesis acerca de los individuos y las sociedades. En el caso de los autores que a nosotros nos interesan vis £ vis sus colegas europeos, teniendo en cuenta las circunstancias culturales e histdricas en que recogen el modelo, el deslinde de los contenidos ideoldgicos que inyectan en 61, es abso1utamente i nd i spensab1e . 19

3. Zola y su dpoca

La carrera literaria de Zola comienza en la ddcada del sesenta cuando la burguesia francesa del Segundo

Imperio se habia afirmado en el poder y los ideales de

igualdad y fraternidad de la Gran Revolucidn se iban sintiendo cada vez mds remotos. Del antiguo lema revolucionario tripartito* sdlo la libertad, convertida en desafuero capitalists, en la lucha sin descanso del

individuo por el acrecentamiento de su fortuna y su posicidn social, parecia subsistir. Por otro lado dste es el momento en que el capitalismo europeo se expande tanto geogrdfica como t^cnicamente. Tdcnicamente, con el nacimiento de la gran industria (Walter Benjamin ha llamado a este periodo el "alto cap i ta 1 i smo" ) .53 y g e o g r i c a m e n t e , a causa de la carrera imperia1ista. En realidad, fu6 en esos tiltimos treinta o cuarenta anos del siglo XIX cuando Occidente adquirid desde el doble punto de vista econdmico y social la fisonomia que, no obstante alteraciones posteriores numerosas pero no esenciales, sigue teniendo hasta hoy.

Los intelectuales y artistas de la dpoca perciben el cambio. Surge en ellos una creciente conciencia de la EO

inhumanidad del sisterna, de su inmoralidad repudiable. En

la sociedad francesa, sobre estas bases, con mds o menos certidumbre y rigor, se configura un nuevo concepto de la literatura y una nueva perspectiva (o unas nuevas perspectivas: quizes sea preferible hablar en plural) en lo que concierne a sus funciones. Asi desde mediados de siglo, con Baudelaire a la cabeza, la generacidn artepurista decide ponerse al margen de la poldmica social, convencidos sus corifeos de que no existe ya en el mundo histdrico un lugar para ellos. En estas circunstancias, creen que el arte, y solo el arte, es el dmbito en el que pueden y deben moverse y a 61 le entregan

la totalidad de su energia creadora.*

La idea del arte por el arte, no forma parte de las concepciones estdticas de Zola y de los escritores naturalistas. dstos enfrentan la falsedad del nrden histdrico y la perversidn de valores que dl engendra con la verdad (presunta, al menos) de la ciencia. Proclaman eliminar la casualidad y el milagro y fundamentan su criterio de verdad en la prueba cientifica. Es el suyo un pensamiento de cardcter utilitario y reformista, que estudia y que hace la critica del sistema con los instrumentos que el sistema habia generado para su edificacidn y defensa.

No cabe duda que este pensamiento reformista es 21

expresibn de las condiciones abiertas por la evolucibn del objeto de la critica, es decir que es expresibn de las formas de conciencia de por lo menos un segmento de las capas medias pequefio burguesas, que habian ido creciendo y que se habian fortalecido a la sombra de las nuevas condiciones. Estos segmentos ilustrados de la clase medias oponen, a buscan oponer , al poder del dinero el imperio de la verdad.

La confianza que esta clase media tiene en si misma arranca asi no tanto del goce de la propiedad, que no posee o que posee escasamente, sino del conveneimiento de que es en ella, en la moral objetiva que sus lideres preconizan, donde se encuentra la direccibn del futuro.

Acaso haya sido ahi y entonces cuando, por primera vez en la historia del mundo occidental, la pequena burguesia intentb pensarse a si mis:?’ autbnomamente, como una clase socia1 en si.

En el panorama de la historia de ese tiempo se ofrece adembs, como un hecho impactante a la consideracibn del artista, la ampliacibn, concentracibn y transformacibn del carbcter de la clase obrera.

En 1BA8, bsta habia participado en forma organizada y ya con una clara conciencia socialista en el movimiento popular que depuso a Luis Felipe. Aunque la organizacibn obrera fue en esa oportunidad reprimida salvajemente y sus 22

dirigentes asesinados o enviados al exilio, la presencia de la clase coma tal y su capacidad para convertirse en un factor revolucionario del status quo, no pudieron seguirse desconociendo. Zola, que como otros muchos de sus contempor^neos no puede ignorar esa realidad, se convierte en el primer escritor europeo que da un tratamiento serio a la vida cotidi ana y a las cond i c i ones de vida del

"cuarto estado".

No es raro que la critica conservadora impugnase la eleccibn tembtica que Zola y los escritores naturalistas hacian de lo "bajo", de lo "feo" y lo "vulgar". En el fondo, esa critica reaccionaba no tanto contra el modo de representacibn de la realidad como contra la realidad que era el bianco de la representacibn. Si esencialmente la idea y la prbctica de representar la realidad en la literatura no era nueva, como lo ha demostrado Auerbach en Mimbsis ~7 lo que si era nuevo era la diferente composicibn del pueblo al que Zola iba a mostrar sin condescendiencias paternalistas ni frivolidades f o1klbr icas.

Hacia finales de siglo a raiz del proceso Dreyfus,

Zola, que hasta entonces nunca habia intervenido en politica, publica su libelo J "accusse, en el que denuncia la infamia de la condena del oficial judio-francbs y acusa no a individuos sino a clases e instituciones. A 23

consecuencia de esta publicacibn es condenado a prisibn y se exilia en Inglaterra. Alii escribe Les Quatre

Evanailes. uno de los cuales, Travai1 es la utopia de una

sociedad socialista. En los trabajos preparatorios de

Travai1 Zola manifiesta su esperanza en la llegada de una sociedad liberada por el trabajo y la igualdad* es decir

la igualdad politica y la distribucidn de la riqueza, en que la utopia de hoy -asi piensa entonces el maestro en los anos postreros de su vida- se convertir^ en la realidad del manana. t*. Panorama histdrico de la Argentina a

fines del siglo XIX

La produccidn novelistica argentina se intensifica a partir de los anos ochenta del siglo pasado coincidiendo con un desarrollo capitalists que> aunque precario y dependiente* modified de manera profunda la fisonomia del pais. Sabido es que la novela florece sobre todo en el espacio del mundo burguds ® y ese es precisamente el tipo de mundo que con mds o menos certidumbre y dxito gana terreno en la Argentina de entonces. ^

Los contenidos y las formas de las novelas de la dpoca se encuentran conectados a este proceso histdrico* el que se caracteriza por su gran dinamicidad y al que hay que considerar conjuntamente con las tendencias ideoldgicas y los cddigos esteticos que se hallan a la sazdn disponibles. Estos cddigos estdticos pueden reducirse bdsicamente a cuatro: un romanticismo de ultima hora, que entrega en el teatro y mds adn en los poemas gauchescos el mejor de sus productosj una especie de versidn puesta al dia (esto es afrancesada) del articulo de costumbres, la llamada causer iei 10 que llegd a ser el 25

gdnero preferido de los "hombres del ochenta"i el modernismo, que se circunscribe sobre todo a la poesia y el naturalismo, que da su fruto en la novela.

La asociacidn de uno u otro de estos cddigos estdticos a tales o cuales posturas de clase sigue siendo hasta hoy (excepcidn hecha de la alternative gendrica del grupo oligdrquico) un problema abierto. La laboriosa poldmica que sostuvieron hace algunos anos Angel Rama y

Frangoise Perus en torno a la adscripcidn del modernismo hispanoamericano a la burguesia ascendente o a la clase senorial en retrocesoi es una prueba entre muchas de las dificultades que el tema presents. El hecho es que en la

Argentina el periodo que nos interesa es de una complejidad extrema y que frente a dl, la historia previa con todas sus agitaciones "andrquicas" es mucho mds fdcil de dilucidar.

Cuando en 1880 el general Julio Argentino Roca asumid la presidencia de la Repdblica Argentina, sesenta anos de guerras civiles parecieron llegar a su fin. Roca gobernd apoyado por una coalicidn que representaba a los intereses de los hacendados del interior del pais, de la provincia de Buenos Aires y de los grupos exportadores, dando principio a una etapa que la elite dirigente denominard de "paz y administracidn".

Con anterioridad a 1810, la tierra habia sido la 26

principal fuente de riqueza del Virreinato del Rio de la

Platai carente de otros recursos naturales. 11 La revolucidn de la independencia y los gobiernos que la sucedieron no cambiaron esta situacidn ni tampoco el carScter de las relaciones econdmicas y sociales entre los duenos de la tierra y la masa campesina. Tanto el gobierno de Bernardino Rivadavia como el de Juan lianuel de Rosas* aunque con signos ideoldgicos discrepantes> produjeron el mismo resultado: la mayor concentraci6n de la tierra en pocas manos. Despuds de la caida de Rosas* los liberales exiliados* no obstante haber favorecido desde siempre la adopcidn de una via capitalista para el desarrollo nacional, no se empenaron en dictar leyes que modificaran las condiciones de propiedad de la tierra. Fuera del establecimiento de algunas colonias durante los gobiernos posteriores a Caseros 1,2 el cuadro rural de la Argentina no cambid sustancialmente.

No otra cosa hicieron Roca y sus seguidores. El capitalismo que promovieron no pasaba por un incremento en el numero de los propietarios de la tierra. Se desarrollaron* eso si* en esta etapa, los medios de comunicacidn entre el campo y la ciudad puerto* y se introdujeron tdcnicas para modernizar la explotacibn agraria y adaptarla a las necesidades fluctuantes del mercado internacional.13 Se promovid asimismo la E 7

inmigracibn para aportar brazos a un pais que carecia de suficiente mano de obra.

La campana del desierto, emprendida por Roca en 1879, vencid las Oltimas resistencias indigenas y expandib las fronteras del suelo explotable, mientras que las leyes de alambrado y "vagancia" fijaron la propiedad de la tierra y establecieron de hecho un rbgimen de trabajo obligatorio de la masa campesina.

Para esa dpoca ya se habia operado la derrota de los masas populares del interior arruinadas por las leyes de comercio 1 ibre que comenzaron a dictarse desde 1810 y que fueron fundamento importante de las tendencias separatistas de las provincias. Desde 1776, afio de la fundacidn del Virreinato del Rio de la Plata, Euenos Aires habia sido una provincia metrbpoli. "Los caudilos, -dirb

Josb Hernandez-, surgieron en cada provincia como resultado fatal de la confiscacibn de las fortunas de las provincias hecha por Buenos Aires" (citado en Hernandez

Arregui , 11)

Aunque Rosas repartib las tierras entre sus allegados, el apoyo que le dieron las masas se debib a su proteccionismo, que, al favorecer los intereses ganaderos, coincidib parcialmente con los sistemas estables de las formas de produccibn de los grupos rurales y artesanales del interior. 28

Los emigrados liberales enemigos de Rosas eran los

campeones de las ideas -filosbficas y politicas de la

Europa occidental> pero estas ideas* progresistas en su

oriqen* se conviritieron al trasladarlas al pais* en los

instrumentos que prepararon la ruina y la opresibn de las

poblaciones nativas.

Al ingresar la Argentina definitivamente al sistema

econbmico internacional se produce la despiadada

expoliacibn de las poblaciones autbctonas convertidas en

mano de obra barata. El caudillaje fue la respuesta a esta situacibn* fub una defensa desesperada frente a la minoria

que organiza al pais a su servicio.

La politica "civi1izadora"* estrechamente ligada al

capital inglbs* se consolida con Bartolomb Mitre. Despuds de la batalla de Pavbn, los sectores ganadero y mercantil

operan la transformacibn de los restos de la economia precapita1ista y la liquidacibn a sangre y fuego en una

lucha desigual* de las masas del interior organizadas en

la montonera.

Hacia el ochenta se produce una unificacibn de los

intereses ganaderos y comerciales del interior y de Buenos

Aires que* al margen de antagonismos politicos* a veces

importantes* asimila a los hacendados del interior plegdndolos a la politica que se consolida con el presidente Roca. Este aparece entonces como el gran £9

"pacificador" y el tenaz "administrador" del pais. Sin embargo su aplicacibn del modelo libracambista no estuvo extento de conflictos.

Hacia fines de la dbcada del ochenta, se desata en la plaza de Buenos Aires una especulacidm desenfrenada. La moneda argentina se desvaloriza en mis de un cincuenta por ciento y el gobierno de Miguel Juarez Celman se apresura a garantizar los prbstamos y beneficios de las concesiones britbncias en valor oro. Esta situacibn, consecuencia en cierto modo de la crisis mundial, trajo como resultado una debacle financiera que arruind a gran parte de las fortunas amasadas al calor de la especulacidn y afectb gravemente a los sectores asalariados. Producido un levantamiento de carbcter popular, el presidente Jubrez

Celman se vid obligado a renunciar.

Este fub el primer cimbronazo de los gobiernos oligbrquicos iniciados con Roca. Pero ni esa crisis ni otras posteriores lograron comprometer seriamente las raices mismas del sistema que se consolida a partir de

1880, cuya duracidn se prolonga sin mayores altibajos por casi cuarenta anos. Pieza clave del mismo es la politica inmigratoria.

Desde 1880 en adelante, la inmigracidn, que hasta alii se habia cumplido con relativa modestia, adquiere un impulso extraordinario. Los miles de extranjeros que 30

llegaron a Buenos Aires, escapando de situaciones de miseria en sus paises de origen, venian atraidos por la prosperidad y por la aparente disponibi1idad de tierra. Lo cierto, sin embargo, es que la mayor parte de la tierra cultivable se hallaba ya en manos privadas y que los

inmigrantes que fueron al campo debieron conformarse con ser arrendatar ios o peones de estancia. La niayoria de los inmigrantes optd por permanecer en las ciudades del

litoral, principalmente en Buenos Aires, ciudad que, dada su condicidn de puerto internacional, era el centro econdmico del pais y ofrecia por lo tanto mds y mejores posibi1idades de trabajo. Algunos de esos inmigrantes hicieron fortuna con el correr de los anos y pasaron a formar parte de la clase media argentina, otros formaron un contingente obrero empleado en los ferrocarriles y en las nacientes industrias manufactureras. La poblacibn de la ciudad de Buenos Aires, que era de 187.000 habitantes en 1869, pasd a ser de 663.200 en 1895. De esa cifra, mds de 300.000 personas eran extranjeras. (Maeder, 556/7)

La concentracidn masiva de la poblacibn en una ciudad que hasta no mucho antes habia sido una aldea modified radicalmente su aspecto y cred problemas derivados de la falta de previsidn de los gobiernos para asimilar ese caudal humano. En los suburbios, seres desarraigados, procedentes del interior del pais y del extranjero, faltos 31

de trabajo regular y atrapados en un medio que cambiaba velozmente crearon un ambiente de delito y prostitucidn, origen de todo tipo de lacras sociales (aunque tambidn de algunos logros duraderos de la cultura popular portena tales como el sainete criollo y el tango).

Entre tanto, la elite gobernante, ciega a los problemas que se iban acumulando en el pais, se afanaba en su "ser para Europa" (Vinas, Literatura, 50) Pasando por alto la distancia entre una Argentina eminentemente rural y la Francia y la Inglaterra industrializadas, copia los estilos de vida de la alta burguesia europea. Rechaza lo criollo, indent ificando la civilizacidn con las formas exteriores de vida de esa burguesia y por lo menos en un primer momento se convence a si misma de que estd cumpliendo una gran misidn histdrica: la de sumar al pais al carro de las naciones "cultas" de Occidente. En los escritos de la dpoca abundan las expresiones relativas al

"lugar que merecemos", al ser Argentina "el pais mds europeo de la Amdrica del Sur", etc. En la literatura de los hombres del ochenta se revela esta autocomp 1acencia y esta conviccidn sobre el papel destacado del pais en el concierto de las nuevas naciones 1atinoamericanas.

El positivismo fue la filosofia elegida para guiar la estructuracidn de la sociedad liberal. En su vertiente spenceriana, el darwinismo social justified la politica de 32

adecuaciin de la economia a los intereses del imperialismo ingles, los que por cierto coincidian con los intereses de los hacendados y comerciantes axportadores. Esta politica hizo recomendable (y la filosofia que la guiaba legitimd) las campanas de exterminio del indio. En sus Apuntes de la cartera sobre la conquista del desierto. Roca decia:

Es por efecto de una ley de la naturaleza que el indio sucumbe ante la invasion del hombre civilizado. En la lucha por la existencia en el mismo medio la raza m£s d£bil tiene que sucumbir ante la mejor dotada. (citado por Vifias, De Sarmiento a CortAzar, 27)

Peroj cualesquiera hayan sido los argumerttos "f i losdf icos" que se esgrimieron, la verdad es que tales campanas se llevaron a cabo con el fin de extender y reafirmar el poder de los duenos de la tierra.

El positivismo fue tambi£n el fundamento filosdfico de las reformas legislativas tendientes a organizar la sociedad civil desde un punto de vista laico. Leyes como las de 188^, de Ensenanza Comtin y Matrimonio Civil, son de impronta positivista. Este tipo de legislacibn adecuaba adem£s el pais al ingreso de inmigrantes de diversas nacionalidades y credos. No hay que olvidar que los prbceres liberales argentinos propugnaban sobre todo la inmigracidn anglosajona a la que consideraban racialmente 33

superior.

Peroi para desengano de estos prbceres, los

inmigrantes que llegaron masivamente al pais no fueron anglosajones ni fueron distribuidos por el interior, como

lo queria Sarmiento. Llegados de zonas empobrecidas de

Italia y en menor medida de Espana, Buenos Aires y en segundo lugar las ciudades del litoral fueron para la gran mayoria de ellos su domicilio inicial y final.

Muchos de esos inmigrantes habian sido obreros en sus paises de origen y habian asimilado las nuevas corrientes politicas de su clase, esto es, el anarquismo y el socialismo. A la Argentina trasladaron, aunque bastante mecinicamente, tales teorias y formaron las primeras asociaciones obreras y mbs tarde el Partido Social ista. 153

Diez anos despubs de la subida de Roca al poder, el pais comenzd a sentir los efectos de las primeras huelgas de trabajadores. El desarrollo econbmico fortalecid y amplid asimismo a una clase media que no tardaria en reclamar un lugar en el manejo de los destines nacionales.

Ante esta doble amenaza a su preponderancia hasta entonces absoluta, la oligarquia se repliega y adopta una actitud defensiva, abandonando del liberalismo politico y del positivismo filosdfico cuanto ellos tenian de progresista. Durante la segunda presidencia de Roca no se aprueba la ley de divorcio ni la separacibn de la iglesia 34

del estado y en 1905* ante el boicot y las huelgas

□brerasi el gobierno* a iniciativa de Miguel Canb* dicta

la Ley de Residencia, por la que los extranjeros indeseables podian ser repatriados.

Entre los intelectuales mbs conspicuos de la oligarquia) el optimismo de los primeros anos cede lugar a un sentimiento de fracaso o en todo caso de escepticismo.

Si hasta ese momento se ven como los dirigentes

"naturales" de una nacibn que habia de modelarse de acuerdo a los paises de la Europa Central* renovando su caudal humano por medio de la inmigracidn blanca* ante los resultados del proceso inmigratorio y el desfio a su poder que comienza a producirse, se retraen y pretenden erigirse en el bastibn del espiritu nacional.

Es entonces cuando se produce la reivindicacibn del gaucho legendario al que sus antiguos perseguidores y actuales panegiristas convierten en una figura mitica, simbolo de la argentinidad. El gaucho es entonces "lo puro" y "lo natural" en rigurosa rontradiccibn con el inmigrante y el proletario de las ciudades. Asi, despubs de su entusiasmo por el progreso y su fe en el futuro* los intelectuales del liberalismo vuelven la vista hacia el pasado* hacia lo telbrico* "lo congelado y lo hierbtico”

(Vinas, Li teratura. 114).

El positivismo como teoria conductora es desplazado 35

entonces por teorias espiritualistas e irracionalistas, que llegaban al Rio de la Plata con el prestigio de su reciente boga europea. Adembs, a la apertura del pais "a todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar suelo argentino" (Prebmbulo de la Constitucibn de la

Republics Argentina)* sucede una xenofobia furibunda* que va en aumento a medida que las nuevas clases sociales presionan sobre los centros del poder.

Todo esto trae como consecuencia un desgaste progresivo del modelo oligbrquico y su crisis y ruptura hacia la segunda dbcada del presente siglo. Incapacitada para gobernar por si sola, necesitada de ampliar su base social, la oligarquia del ochenta, a cambio de asegurarse sus privilegios econbmicos, estb dispuesta a esas alturas a entregar el poder politico. Este es al menos uno de los factores que explican la sancibn de una serie de leyes que permiten el triunfo y el acceso al poder de un partido de raices populares, la Unibn Civica Radical, en 1916. 36

5. La literatura del ochenta y el naturalismo

argentino

"Causeries"> autobiografias, recuerdos de la ninez y la ado 1escencia, o crbnicas de viajesj la literatura del ochenta ha sido caracterizada como fragmentaria, y como de "hombres que se escriben en la campechana seguridad del circulo excluyente." (Pezzoni > 706) Son estos unos hombres que se autovaloran en su actividad transformadora, que se sienten duefios del presente y artifices del futuro. Desde ese punto de vista, ante una realidad que creen poder abarcar, reaccionan espontAneamente y la analizan, la cuentan, la relevan.

En la m£s reciente relectura de sus obras, se descubre sin embargo "una impaciencia ante la realidad"

(Pezzoni, 706), "un derrumbe, una falta de composicidn bisica de la voz que enuncia, un notable desencanto"

(Molloy, 753).

A pesar del impetu militante y iransformador, se ha senalado asi que tambi6n el escepticismo es una de las actitudes m£s tipicas de los escritores del ochenta. 37

Si ahora volvemos los ojos a mil ochocierttos ochenta comprobamos que justamente en esta ddcada se hace notorio que la fe en el progreso carece de sustento firme. Y como la fe en el progreso es la fe bdsica de las clases dirigentes de entonces* el dominio entero de las creencias comienza a encarecerse. (Olazo, 698)

Refiridndose a este escepticismo en los escritos de

la "generacidn del ochenta", dice Nod Jitrik que "El positivismo, de que hacian gala los hombres del ochenta, no conduce a la duda sino a la creencia en £1" (113). En todo caso, agrega, el escepticismo es el resultado de "la actitud critica respecto a las contradicciones del sistema y de la clase" (114). Tal actitud tiene sus 1imitaciones, ya que "el sentimiento de clase es mds poderoso y entonces deriva hacia colaterales: los inmigrantes que invaden, el

"burgu^s rastaquou^re" y el "temor a perder pid en las consecuencias del proyecto desvian el posible andlisis y lo hacen servir a lo peor de la contradiccidn en lugar de ubicarla." <114) .

Se ha dicho que la novela naturalista es la que da nacimiento a la narrativa argentina y se ha valorado el cardcter testimonial que estas obras asumen de una dpoca decisiva en la historia del pais. En los illtimos anos, la critica vuelve sobre el estudio del naturalismo argentino, uniendo los presupuestos tedricos que lo guian a la configuracidn artistica de los temas y motivos preferidos 38

por Zola y sus seguidores.

En la Argentina la novela y m£s especificamente la novela naturalista que empieza a tomar forma definitiva en la produccirin de Eugenio Cambaceres crea estructuras, personajes y situaciones que acomodan ya no sblo

"fragmentariamente" ese sentimiento inconfortab 1e (y que a medida que pasa el tiempo se transforma en sensacidn de peligro) que inunda al patriciado argentino

Cambaceres, Ocantos) e incluso en los que no forman parte de la elite (Martel, Villafane).

Los temas, motivos, y situaciones a trav^s de los cuales Zola denuncia las injusticias del nuevo orden industrial, en los naturalistas argentinos sirven para hacer gala de escepticismo hacia el proyecto transformador o para establecer fronteras de clase y reafirmar asi una especie de derecho "natural" e inalienable de la burguesia argentina a la dirigencia del pais.

Lucio Vicente Ldpez publica en 1B8A La gran aldea, novela clave por cuanto recrea los cambios sufridos por la sociedad portena entre 1860 y 1880. La primera parte de la obra m£s que constituirse como una serie de tramos de novela, contiene cuadros de costumbres del Buenos Aires antiguo. La segunda parte acentiia el caricter novelesco al poner en primer piano la complejidad y la conf1ictividad del mundo narrado. 39

La dicotomia entre el "espiritu y la materia"> cargada de connotaciones de clase) formaliza el dssaliento del patriciado ante la ciudad que crece. Esta dicotomia recorrerS luego otras novelas de la bpoca> contradiciendo de alguna manera los presupuestos positivistas del modelo.

Pero sin duda es Eugenio Cambaceres el mbs importante novelista de la dbcada del ochenta y el primero que estructura sus novelas

y en En la sanore) utilizando los esquemas narratives y los presupuestos natura1istas. Sin rumbo. de

1886) ofrece una disposicibn narrativa y una representacibn de la realidad modeladas segiin el esquema del mbtodo experimental) lo que es indicio de una opcibn estbtica rigurosa. La asuncibm de este modelo por parte de

Cambaceres no implica un compromiso suyo con los presupuestos ideolbgicos de Zola. El autor revela en Sin rumbp_ una percepcibn darwinista del mundo natural y social) que plasma con indudable pericia artistica combinbndola con un sentimiento irracionalista del personaje y del narrador cuyas fuentes estbn en

Schopenhauer y en el decadentismo francbs. Al final de la novela) el fracaso del protagonista no se debe tanto a la herencia familiar o a las presiones del medio como a la accibn de fuerzas incontrolables por el hombre. El 40

discurso del protagonists* que no se contrapone al del narrador, niega la confianza de un Emile Zola en las posibi1idades de la ciencia:

...y todo fue en vano: los recursos de la cienciaj el ardiente empeno del medico* el amoroso anhelo del padre* el fervor religioso de la tia y todo el arsenal humano* todo fue a estrellarse contra el escollo de lo desconocido e imposible. (Sin rumbo * 102)

De esta manera el protagonista termina siendo victima de un mundo que parecia destinado a dominar.

La amenaza m£s bien metafisica que propone Sin rumbo* se concreta en la cuarta obra de Cambaceres. En , la sanqre* que aparece en 1887* cuenta la historia del ascenso social del hijo de un inmigrante italiano hasta alcanzar una posicidn de relieve en los circulos de la oligarquia portefia. Este asunto responde con toda nitidez a la reaccifin negativa que la elite empezaba a manifestar frente al "aluvibn inmigratorio" que ella misma habia propiciado. Antonio Argerich ya habia tocado el tema en su novel a .LInocentes o culpables?* de 1884.

En En la sanqre. el uso de la estructura del narrador experimental establece un diAlogo entre narrador y lector implicito, el que unido al motive de las 41

determinaciones raciales, se convierte en elocuente advertencia al patriciado contra el peligro de un excesivo democratismo. El extranjero que en la primera novela de

Cambaceres Pot Pourri de 1884, es un mero "gracioso" motivo de bur la por parte del narrador, en Sin rumbo es un elemento molesto y un ser nocivo y disolvente en En 1a sanqre.

La xenofobia de Cambaceres en su cuarta y ultima novela la retoma Julian Martel en La Bo Isa, de 1890, novela que atribuye la debacle financiers de ese ano a una supuesta conjura judia. El asunto de la crisis del noventa resurge en Qui1ito de Carlos Maria Ocantos

(1890) y Horas de fiebre de Segundo I. Villafane (1891).

El argumento de la decadencia de un personaje al que sus tendencias hereditarias y el medio arrastran a la perdicibn se convierte en estas novelas en un juicio sobre el lugar de las clases medias en el todo social, en una admonicibn para que permanezcan dentro de los limites que les corresponde sin pretender trepar mbs allb de las alturas que se les suponen asignadas. La critica a las costumbres morales del presente condena asi a las clases en ascenso y reivindica las tradiciones del patriciado heredero de un pasado glorioso.

El acceso de la Unibn Civica Radical al gobierno en 1916 did a la clase media argentina la oportunidad de compartir el poder con quienes habian sido hasta entonces sus exclusivos detentores. Irigoyen no pudo llevar a cabo muchas de las reformas que se propusot presionado y limitado como se encontraba por el poder de la oligarquia.

Durante su gobierno las huelgas y enfrentamientos obreros continuaron y se multiplicaron y hubo momentos en los que fueron reprimidos con tanta o mayor violencia que durante los gobiernos anteriores.

Ante el fracaso del proyecto oligdrquico, el de la

Argentina como realizadora del ideal de civilizacidn

"occidental" segtin la visidn anglosajona» algunos intelectuales contribuyen a reivindicar la idea de la latinidad, opuesta al racionalismo positivista y afirma la religidn catdlica y los valores del ancestro espanol.

En esta 1inea se ubica Manuel G£lvez> uno de los escritores de mayor prestigio durante los primeros treinta afios de este siglo. Llegado de Buenos Aires desde la provincia, Galvez logra llamar la atencidn de un piiblico numeroso con obras en las que la reaccibn antipositivista y espiritualista va de la mano con el nacionalismo que empieza a estructurarse desde principios de siglo.

En 1919» GAlvez publica Nacha Reoulesi donde adopta el discurso tipico del irigoyenismo, un humanitarismo que se solidariza con los problemas de las clases populares> 43

pero que se resuelve en salidas abstractas. La apologia

del "amor universal"* del "bien" y de la "justicia" es

tipica de esas formas de conciencia. Por otro lado* el

aristocratismo de Gblvez nada tien que ver con el

populismo del partido gobernante. Tambibn es claro que* a

despecho de las convicciones catblicas y espir i tua.1 istas

de Gblvez, su sistema expresivo* sigue pagando tributo al

naturalismo.

Nacha Reoules. como Juana Lucero (190S)> del chileno

Augusto D ’Halmar o Santa (1903), del mexicano Federico

Gamboa, pertenecen a la novelistica prostibu1aria

hispanoamericana, una serie de novelas que con mbs o menos

apego a su modelo descienden de la * de Emile Zola. El

tema cambia mbs tarde en el tratamiento que del mismo

tema hacen un Onetti o un Spota.

En suma: entre los cbdigos estbticos disponibles a

fines del siglo pasado, el liltimo romant ic i smo * el

modernismo, la literatura "fragmentaria" de crdnica social

de los intelectuales mbs orgbnicos de la elite, y el

naturalismo, los nDvelistas adoptan bste bltimo como

referente tbcnico de su trabajo. El hecho es que ese

naturalismo argentino tiene una historia, y que el la se

inicia en el siglo XIX, a principios de la dbcada del

ochenta, y alcanza su ocaso con posterioridad a la primera guerra mundial. Si Lbpez y La gran aldea son un punto de partida, Galvez y Nacha Recmles bien puede ser un punto de llegada. Entre uno y otro, escritores como Cambaceres,

Martel, Ocantos y Villafane asumen las diversas coyunturas histbricas vertebrando un desarrollo diacrbnico de diversos matices.

Al estudio de ese desarrollo, mediante el andlisis de siete textos representativos se dedica este trabajo. Ab

Notas

1 En 1883, Dona Emilia Pardo Bazbn publica en Espafla

La cuestidm palpitante. obra en la que expone sus puntos

de vista sobre el naturalismo. Despubs de hacer una

revisibn de la novelistica del siglo XIX, defiende el

realismo de Zola, si bien desde su posicidm de catdlica se

resiste al determinismo que niega la doctrina del libre

albedrio y que se basa "en hipdtesis gratuitas que no

descansan en ninguna prueba sblida" <134-41). En Peril,

Mercedes Cabello de Carbonera publica en 1892 La novela

moderna. Estudio filosbfico, en el que critica a Zola en

nombre del "verdadero realismo", que segun el la retrata al hombre en toda su complejidad. Al describir al hombre como

la "bestia Humana", dice la autora, el naturalismo olvida al hombre "sano de cuerpo y alma . . . al cual la religibn

y la moral ban levantado mbs arriba de la bestia” (n.p. cap. III).

E- Este cuerpo de ideas tiene aplicacidn en el terreno de la criminologia. Cesare Lombroso, por ejemplo, sostiene que el hombre se encuentra determinado en su conducts por su constitucibn fisicobioldgica, la que puede establecerse a travbs de mediciones cientificas. (Kurella)

3 Las posiciones evolucionistas justificaron los 46

avances del imperialismo y la destruccidn de pueblos enteros. John C. Greene* en Science* Ideology and World

View* cita una carta de Darwin a William Graham donde aqubl manifiesta: "the Caucasian race had beaten the

Turkish hollow in the struggle for existence . . . the

lower races would be soon eliminated by the higher civilized races throughout the world" <150). La idea de la superioridad de la raza blanca fue desarrollada posteriormente por Gobineau: "l’histoire nous montre que toute civilization dbcoule de la race blanche* qu’aucune ne peut exister sans le concours de cette race"

Buenzod* Janine, 470)

*• Cedomi 1 Goic caracteriza a este tipo de novelas de la siguiente manera: "con estas novelas nos encontramos con un tipo de obras de estructura espacial. . . . Ahora se conoce el espacio como factor de la realidad . . . en el Mundonovismo es el paisaje mismo . . . el que comunica a los hombres la condicidn de bestias del mundo natural incorpordndolos al reino de la violencia" (154).

LJi En Charles Baudelaire: A Lyric Poet in the Era of

High Capitalism.

A esta concepcidn del arte, es necesario atribuir adembs como causa, el desarrollo capitalista que estimula y casi esfuerza el ritmo de la divisibn del trabajo.

"Zola no presentaba su obra como de estilo bajo o 47

siquiera cdmico, casi cada linea suya revela que todo lo que dice lo dice con la mayor seriedad y sentido moral y que el conjunto no es un pasatiempo o un capricho artistico, sino la imagen verdadera de la sociedad de la dpoca, tal como £1 Zola, la ve y tal como pide al pdblico que la vea en sus obras." < Mimesis, 479)

ta G.W.F.. Hegel, en Aesthetics Lectures on Fine Arts, senala el car^cter burguds de la "dpica moderna" por primera vez: "the whole state of the world today has assumed a form diametrically opposed in its prosaic organization to the requirements which we found irremisible for genuine epic . . . consequently epic poetry has fled from great national events into the restrictedness of private domestic situations." (1109)

"Nadie que conozca algo de nuestra historia se atreverla a negar que en 1Q90 existia ya en lo fundamental del litoral argentino el regimen capitalista. . . . La precocidad que su desarrollo en funcidn del mercado exterior comprador did a la economia agropecuaria, marcd con su sello al conjunto de la economia nacional.”

10 Nod Jitrik caracteriza de la siguiente manera a la causerie; "Es el estilo de la conversacidn cuyo centro se atribuye con justicia a Mansi 11a . . . conversacidn que es intercambio y que, al convertirse en estilo, muestra ^8

que es una categoria, un piano de la realidad social que ha logrado tomar forma expresiva . . . tiene un transcurso en el que reside su mayor encanto: sblo puede llevarse a cabo entre semejantes, entre los que manejan similares referencias." <130)

11 "Esta tierra, que no contenia metales a flor del suelo, ni viejas civi1izaciones que destruir, que no poseia ciudades fabulosas, sino punados de salvajes semidesnudos, siguid siendo un bien metafisico en la cabeza del Conquistador. Constituyd un bien de poder, de dominio, de jerarquia. Poseer tierra era poseer ciudades,

. . . dominar gentes. . . . Lo demds no tenia valor."

(Martinez Estrada, 1^)

1(3 En la batalla de Caseros <3 de febrero de 1B5E)

Juan Manuel de Rosas fub derrotado por las fuerzas unidas bajo el mando de Juan Jose de Urquiza.

icy "El estado nacional hizo de la Argentina el paraiso de los inversores extranjeros. Los capitales que ingresaron al pais desde el exterior tenian de antemano garantizados altos porcentajes de ganancias" (Puigrds,

110).

La mayoria de los histor iadores coinciden en su caracterizacibn del gobierno de Jubrez Celman y de la politica econbmica que fue origen de la crisis. Luis V.

Somi, por ejemplo en La revolucidn del noventa. dice: 49

"Juarez Celman fue en economia y en finanzas el mds liberal de todos los presidentes liberales que hasta entonces tuvo el pais. Fue el prototipo de la nueva generacidn de grandes terratenientes capita1istas, aliados al capital europeo que comenzd su ciclo histdrico en 18B0.

Durante su gobierno la politica liberal en economia y en las finanazas conocid su mayor expansidn y su primera crisis. . . . El punto mds alto del ciclo de prosperidad lo encontramos en el ano 1889, pero en el segundo semestre ya estalla la crisis financiera que conmueve la sociedad argentina hasta sus cimientos." (41)

1SS El partido social ista fue fundado en 1894 por un joven mddico, Juan B. Justo y desde su fundacidn hasta el presente ha sido un partido debilitado por sucesivas divisiones. (Navarro Gerassi, 31-3S). 50

Obras citadas

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. "Le Naturalisme au Theatre. Le Roman Experimental. 107-156. CAPITULO I

La oran aldea. de Lucio Vicente Ldpez

1. Lucio Vicente Ldpez

Lucio Vicente Ldpez nacid el 13 de diciembre de

18^8, en Montevideo, donde sus padres se habian exiliado durante el gobierno de Rosas. Nieto de Vicente Ldpez y

Planes, el autor del Himno Nacional, y de Vicente Fidel

Ldpez, investigador de la historia argentina, amigo de

Miguel Cand, Aristdbulo del Valle y Roque Saenz Pena, pertenecia por tradicidn familiar y por sus conexiones sociales a la elite de intelectuales vinculada a la clase alta portena.

En 1873, se tituld de abogado en la Universidad de

Buenos Aires.

En su juventud, Ldpez fud partidario del Partido

Autonomista de Valentin Alsina que se oponia a Bartolomd

Mitre y a la federalizacidn de la ciudad de Buenos Aires.

En 1878 fud diputado por la Legislatura de la Provincia y en 1880 apoyd la federa1izacidn de la ciudad que propiciaba AveJlaneda, unidndose despuds a un grupo de jdvenes, los que, descontentos con las posiciones de

53 Alsina, habian formado el Partido Republicano. Este proponia una depuracibn de la vida civica argentina, programa que le atrajo la adhesibn de ciertos sectores de

las clases medias. Abogaban sus miembros por la pureza del sufragio, la autonomia de los municipios, la abolicibn de los servicios de frontera y el reparto de tierras entre

los pobres para evitar su acaparacibn por los

1 atifundistas. Sarmiento > que apoyaba a los repub 1icanos , sonaba con una repbblica de agricu1 tores, conforme al sistema de los Estados Unidos:

un modelo de riqueza distribuida y de tierras para todos, una nacibn que identifica la virtud con el desahogo econbmico, una nacibn que sobrepone el bienestar general y la expansibn nacional a los intereses sectoriales. < Hi stor ia. 36E )

En 1878, Lbpez fub nombrado profesor de historia argentina de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Buenos Aires. Para ser utilizados por sus estudiantes, escribib unas Lecciones de historia araentina. En la introduccibn precisa su concepto de la historia y su visibn del pais en estos tbrminos:

No somos un pueblo antiguo, somos un pueblo nuevo. No vamos a deslumbrarnos pues, con las hazanas heroicas de las leyendas sino a estudiar el desarrollo de una nacibn que ama mbs celebrar 55

los tiempos de paz* del trabajo y de la tierra, que el bxito de los combates. Les pueblos modernos y libres no deben ser contados como Troya sino estudiados como los Estados Unidos . . 163).

Para la misma bpoca, Lbpez colabora con Sarmiento en el peribdico El Nacional, en el que aparecieron las notas sobre su viaje a Europa de 1880. En estas notas* que reiine en el libro Recuerdos de viaie publicado en 1881 » toca una variedad de temas que mbs o menos perfilan otros aspectos de su pensamiento. "Don Polidoro", por ejemplo, cuenta con gran humorismo la historia de un rastaououbre argentino en su larga y - dado su provincialismo, su ignorancia del francos y de las costumbres del pais - dificultosa estadia en Paris. El asunto del rastaououbre se repite* como veremos mbs adelante* entre los escritores de la elite de aqubllos anos, que veian con desconfianza el surgimiento de nuevas clases dotadas de poder econbmico. Incluso, en lo que concierne al medio europeo,

Lbpez retrocede ante todo cuanto signifique clases nuevas en ascenso: en otro de sus "recuerdos", manifiesta su actitud de disgusto ante la admisibn de Labiche, "un escritor de boulevard", en la Academia Francesa. David

Vifias ha dicho que con sus actitudes Lbpez muestra anhelar

"un quietismo desdenoso de la historia como indice de cambio" <18A). 5 6

Recuerdos de viaie incluye tambidn algunos articulos politicos, tales como "Disraeli en la Cdmara de los Lores" y "Politica europea", en los que se detecta igualmente la

incomodidad del autor ante la democracia y la incipiente influencia de sectores medios en los mecanismos del poder.

En 1884, Ldpez fundci, junto a Carlos Pellegrini y

Delfin Gallo, el periddico Sudam^rica, drgano politico literario destinado a sostener, entre otras cosas, la candidatura presidencial de Miguel Judrez Celman como sucesor de Julio Argentino Roca.

En el mismo ano de la fundacidn de este periddico, aparecid en dl, en forma de folletin, La oran aldea.

Despuds de publicada su novela, Ldpez se concentrd en su profesidn de abogado y en la ensefianza. Ricardo Rojas senala que "trabajd con ahinco en su buffet de abogado . .

favorecido por grandes empresas, especialmente britdnicas, pues conocia la lengua y las instituciones de

Ing1aterr a . "

El 24 de mayo de 1890, Ldpez pronuncid en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires una conferencia, en la que en nombre de la "ar i stocr ac i a de la cultura", manifiesta su desagrado ante el "mater i al i smo escdptico" que segiin dl amenaza la vida espiritual de la nacidn. Los contenidos ideoldgicos de este discurso se hallan dramatizados en su novela. 57

Pero nosotrosi pueblo nuevo, organismo tierno expuesto a todas las epidemias del mundo iqub escuela de cultura formaremos? Han desaparecido nuestras clases intelectuales y los pocos representantes que quedan de el las son ya segbn la expresibn del poeta latino piblago inmenso. iQub creencias tenemos? Este pueblo no cree en nada o por lo menos ha dejado de creer. que barrera opondremos para dar pruebas de nuestra virilidad? No somos ni artistas, ni poetas, somos escbpticos y hay quien afirma que hemos dejado de ser belicosos. Entonces digo senores que es gran deber, gran virtudj gran imperio, volver al pasado, inspirarnos en la influencia clbsica de nuestra Revolucibn argentina, defender a la America del materialismo que lo amenaza, ser dignos para ser fuertes, ser fuertes para ser grandes, volver al pasado . . . releer nuestra historia, respetar el talento, combatir la modernidad, demoler el cosmopo1itismo y trazar, de una vez, con rasgos firmes el perfil definitivo de la patria. (Piccirilli, 17E)

Mil ochocientos noventa es el ano en el que la especulacibn, la venalidad del gobierno y la enajenacibn de los recursosnacionales adquieren proporciones de escbndalo. Lbpez se une ese ano a las fuerzas de la Unibn

Civica Nacional, agrupadas en contra del gobierno de

Jubrez Celman cuya candidatura habia promocionado. El levantamiento, muy heterogbneo en su composicibn, fub apoyado por vastos sectores populares pero fub copado por

Roca y sus adherentes que lo desvian y ponen al servicio de sus propios designios. Convierten asi a Jubrez Celman en el gran culpable de la situacibn y aseguran la continuidad de la camarilla que defendia los intereses de 58

los terratenientes y el capital extranjero.

Finalizado el periodo presidencial de Carlos

Pellegrini, que asumib la presidencia al renunciar Jubrez

Celman, se planted el problema de la sucesibn presidencia1. Pellegrini era partidario de Roque Saenz

Pena, proponente del sufragio libre y a quien podian apoyar algunos sectores "cultos" de la Unibn Civica

Nacional. Roca, consciente de que esta politica significaba su desplazamiento de la politica nacional, propone como candidato al padre de bste, a Luis Saenz

Pena, y termina por imponerlo. En esa oportunidad, Lbpez escribe una carta a Roque Saenz Pena en la que le dice:

"Estoy contigo porque eres mi amigo, estoy contigo porque estan enfrente regimenes viejos que debemos voltear . .

(Piccirilli, 173).

En 1893, durante la presidencia de Luis Saenz Pena se producen varios levantamientos de la Unibn Civica Radical, desprendimiento de la Unibn Civica Nacional. Con el fin de pacificar al pais, el presidente intenta tender una mano al radicalismo. Incorpora entonces a uno de sus representantes, a Aristbbulo del Valle, en su gabinete.

Este nombra a Lbpez ministro del interior y poco despubs interventor de la Provincia de Buenos Aires adonde marchb a presidir comicios. Casi finalizada su gestibn, a raiz de un derivado de una venta de campos, fub 59

retado a duelo por el Coronel Carlos Sarmiento. En el duelo, un proyectil lo hirid mortalmente. Murid el 29 de diciembre de 1894 a los cuarenta y seis anos de edad. 60

2. Buenos Aires: Las transformaciones

econbmicas y sociales

La transformacidn de la ciudad de Buenos Aires ocurrida entre 1860 y los anos posteriores a 1880 es el asunto de la novela de Ldpez: La oran aldea. Costumbres bonaerenses. Esta transformacidn ha sido ampliamente estudiada por historiadores, economistas y socidlogos y puede definirse en lo esencial como las consecuencias de un trdnsito de una sociedad en la que todavia tienen peso importante formas precapita1istas de organizacidn a una sociedad en que las formas capital istas terminan por imponerse.

En su Historia crltica de los partidos politicos aroentinosi Rodolfo Puigrds dice que la ciudad de Buenos

Aires habia sustentado, desde su creacidn, un papel importante con respecto al resto del pais, gracias a su ubicacidn geogrbfica privi1egiada, a orillas del rio que forma un puerto natural que la comunica con Europa.

Despuds de la independencia de Espana, esta situacidn se afianzd mbs todavia gracias a dos factores. En primer lugar, el quebranto del monopolio comercial espafiol trajo como consecuencia la invasidn del mercado por los 61

productos de Inglaterra> los que desalojaron las antiguas

producciones artesanales del interior y desarrol laron aiin

mds a la clase comercial portena. Por otro lado, el

comercio con Inglaterra impulsd la produccidn ganadera de

la provincia.

En 1880 se federaliza la ciudad de Buenos Aires.

Poco despuds, Julio Argentino Roca, ayudado por una

conjuncidn de fuerzas en las que tambidn tiene

representacidn los intereses de los terratenientes del

interior asume la Presidencia.

Lograda asi la paz, despuds de veinte anos de guerras

civiles, se produce el gran impulso econdmico que afianza

en la Argentina un orden capitalista cuya principal caracteristica fud la introduccidn de brazos y capitales

extranjeros en gran escala. Ya desde 1860, la penetracidn

imperialista habia empezado a cambiar . Los nuevos capitales construyeron ferrocarriles y fdbricas e

implantaron las tdcnicas mds avanzadas de la dpoca.

En ninguna otra regidn de Amdrica Latina las

inversiones de capital extranjero fueron tan cuantiosas y rdpidas. Importantes sociedades andnimas se formaron en

Europa para invertir sus capitales en la Argentina, en ferrocarriles, teldfonos, bancos, etc., y miles de inmigrantes comenzaron a arribar a las playas de la ciudad de Buenos Aires. (Capitulo 3)* 62

Gino Germani, en Politica v sociedad en una Apoca de

transicidn. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas, analiza el crecimiento enorme de la ciudad. La

inmigracidn, dice» comenzd a partir de la segunda mitad del siglo pasado, pero se mantuvo en un promedio inferior a los diez mil individuos anuales como saldo inmigratorio hasta 1880, cuando alcanzd en el decenio 1880 - 1890 un promedio de hasta sesenta y cuatro mil individuos anuales.

MAs importante todavia es la concentracidn de esa masa

inmigratoria en los centres urbanos, y principalmente en la ciudad de Buenos Aires* y la gran proporcibn de extranjeros que tuvo que ser absorbida por una poblacidn nativa relativamente pequena. <239 y ss.)

Un cuadro vivaz y detallado del aspecto y la evolucidn de las costumbres del Buenos Aires de los anos ochenta es el que nos ofrece Thomas Me Gann en Argentina.

Estados Unidos v el sistema interamericano.

En 1880* cuando se decreta la federa1izaci6n de la ciudad, bsta no presentaba un aspecto muy diferente al que habia tenido en la bpoca del Ultimo virrey. Las calles, las viejas y las nuevas, no pasaban de los nueve metros de ancho y el viajero que osaba salir de las reducidas Areas pavimentadas era victima del polvo y de las cibnagas que ofendieran a los paseantes setenta anos atrAs. Las casas eran de un sdlo piso, con enlucido liso o de adobe. Sblo 63

despubs de 1870 se hicieron mbs comunes las casas de dos

pisos, con balcones y macizas balaustradas.

Tanto dirigentes politicos como terratenientes habian

conocido tiempos dificiles. La pobreza» en los niveles

mbs bajos, y una economia de escasez incluso entre las

clases mbs altas de la sociedad caracterizaron la economia

argentina hasta 1870.

Los que gobernaron al pais de 1853 a 1880, en su

mayoria proscriptos de la §poca de Rosas se consideraban herederos de las tradiciones de la Revolucibn de Mayo.

Aunque conocedores de las doctrinas filosdficas y politicas europeas, admiradores del progreso de esos paises fue bsa una generacibn esencialmente argentina y

los anos que dirigib al pais fueron, al decir de Groussac, de "triunfante criollismo, de viejas costumbres nativas"

(13 y ss.)

Despubs de 1880 todo cambid y, junto a la clase patricia, se enriquecieron los extranjeros. La clase patricia argentina no era muy afecta a recibir en sus salones a los noveaux riches pero si la fortuna era grande terminaban por abrirles las puertas de sus salones. E.sas mansiones se fueron trasladando poco a poco desde el centro hacia el barrio norte.

En 1882 comenzb a construirse el puerto de Buenos

Aires, el que fub inaugurado en 1B89. A Buenos Aires 64

llegaba el trigo y la carne del interior para ser embarcados a Europa, y en Buenos Aires se descargaban las mercaderias que entraban de Europa. En la ciudad estaban los rbpidos beneficios, las ganancias seguras.

Especuladoresi empresarios extranjeros y argentinosi estancieros, todos hacian negocios alii.

Para las clases altas , la "civi1izacidn" era Europa. Desde el otro lado del Atlbntico se importaban toda clase de inventos y chucherias: las modas, las ideas, las corrientes artisticas. Los espectbculos europeos eran anunciados y transmitidos por la prensa con mayor asiduidad y mbs rbpidamente que las noticias del interior del pais:

La dbcada del ochenta fub activa y elegante, sbrdida y superficial. Precisamente en el momento en que apareclan condenadas a la desaparicibn las toscas costumbres del pasado, aparecid una nueva forma de barbarie no prevista por los profetas del liberalismo. A los sistemas primitivos y sangrientos de los anos anteriores contra los que Sarmiento escribid la gran protesta de Facundo se agregaba una nueva forma de desorganizacibn social, la fuerza deshumanizante de una gran ciudad que saparaba al hombre del hombre. (64/65) 65

3. La gran aldea. iNovela o cuadro de costumbres?

. . . yo> que habia conocido aquel Buenos Aires en 1862> patriots, sencillo, semitendero, semicurial y semialdea me encontraba con un pueblo de grandes pretensiones europeas que perdia su tiempo en flanear en las calles y en la cual ya no reinaban generales predestinados, ni de los Trevexo, ni la de los BerrotarAn. (La oran aldea. 63)

A1 volver a Buenos Aires luego de varios anos de ausencia Julio Rolaz, el protagonista de la novela encuentra la ciudad cambiada.

Las escenas y los acontecimientos que se suceden en

La gran aldea definen "un antes y un despu^s", que constituyen signos del paso de una sociedad tradicional, con influencias coloniales, espanolas y criollas, a una sociedad moderna, y una ciudad que adopta pautas culturales extranjeras.

En la primera parte de La oran aldea, el Buenos Aires de los anos sesenta es poco m£s que un villorrio. El centro comercial abarca solo cinco cuadras. Los comercios mAs importantes> o por lo menos los m6s caracteristicos, son las tiendas que venden telas provenientes de

Inglaterra. s

Las Cinicas casas que se describen en esta parte de la 66

novela son las de Medea BerrctarAn, casa de ricos, y las

de TomAs Rolaz, mansidin modesta. De £sta ultima sabemos

que sdlo adornan sus habitaciones algunos grabados

ingleses y un retrato al dleo de su joven duena, muerta

hace muchos anos. La casa de Medea se encuentra ubicada en pleno centro, posee un gran saldm con magnifies arana, pero tambi^n hay en el la retratos pintados al dileo por "un pincel primitivo", "verdaderos absurdos artisticos", segun observa el narrador. (5) La duena de esta casa pertenece a los que a si mismos se hacen llamar "la clase patricia, las familias decentes y pudientes." (15)

Representantes de esta clase son Medea, hija de un militar del que habia heredado su fealdad y su fiereza pero tambi£n su fortuna, 3 los tenderos de la ciudad y

los estancieros.4* El lider de todos ellos es el Dr.

Trevexo, un abogado ignorante, cuya habilidad consiste en tergiversar para un ptiblico ingenuo los principios repub1icanos, y el "predestinado” General Buenaventura

(alusidm al Gral. Mitre, el h£roe de la batalla de Pavdn).

Los destinos del pais parecen manejarse en forma casi familiar. Los dirigentes se rednen en casa de Dona

Medea y resuelven las cuestiones fundamentales de la vida del pais mientras circula el mate y el nino Julio los observa admirAndolos, escondido detr£s de la puerta de la sala. 67

El partido dirigente no tolera cambios ni

intromisiones, ningiin tipo de oposicibn ni siquiera en su

propio seno: "mira con desconfianza a la universidadj y al

talento de los hombres nuevos y pobres como un peligro

para su existencia." <16)

La descripcidn de la calle Victoria, que es en ese

entonces "el boulevard de la ’fashion’ de la capital

portena" (£9), es indicativa de la atmdsfera social de la

ciudad- Los tenderos, "aquAlla juventud dorada, hija de

la tierra, bltimo vAstago del aristocrAtico comercio al

menudeo de la colonia" (30), dan la tdnica que define a

una ciudad provinciana y localista, de costumbres muy

criollas y con un orden social estrictamente jerarquizado.

Las tiendas, modestas y sin vidrieras, exponen sus

mercancias sobre las paredes que dan a la calle. El paseo

por la calle Victoria da cuenta de costumbres morosas y

de pueblo chico: los parroquianos conversan y toman mate

con el dueno al atardecer, los transeiintes se saludan

fami 1iarmente y comentan las noticias del dia.

De las tiendas se dice que son "mostrador democrAtico

al alba, cuando cocineras y patronas madrugadoras concurren al mercado, y burguAs sino aristocrAtico entre

las siete de la noche y el toque de Animas." (£9) No es extrano que los tenderos traten entonces a los clientes de

acuerdo a su clase: "Don Narciso, subia y bajaba el tono 68

segiin la jerarquia de la parroquiarta ..." (35).

El teatro es el centro de reunibn exclusive de las

clases altas. La obra "La flor de un dia", que despierta

el entusiasmo del pbblico, es una pieza de corte

romAnticO) patriotera y pueril.

Cuando desembarcan las tropas triunfantes de Pavdn*

el pueblo sale a recibirlas en el Bajo. Trepado en los

hombros de un sirviente, el pardo Alejadro, el nino que es

entonces Julio, las observa. Alii se reiine gente de "todas

menas"<41): la senora de clase media con pretensiones de

ascenso social* que vive en el barrio de Montserrat con

sus dos hijas de moral dudosa vestidas con evidente mal

gusto* los carreros con guitarra embanderada* que cantan

"un aire vulgar pero cadencioso, antepasado en lines recta

de la milonga..."(45)* y los negros del Bajo. Estos dos

ultimos sectores hablan con las peculiaridades del

lenguaje porteno: "chb”, "largb", "el virola" <^4/A5>.

El clima general es de una intensa vida civica. Tanto

es asi que el narrador comenta que el general ejerce sobre

las mujeres, y hasta sobre la agria Medea* una seduecidm

apasionada, evidentemente una manifestacibn del fanatismo politico. Del entusiasmo participa el pueblo todo* que

"aplaude sin entender" el discurso del General

Buenaventura, confirmando de este modo la opinibm del Dr.

Trevexo, de que la "muchedumbre es como el mar, el viento 69

la agita, la calma o la atempera." (27)

Cuando en 1882» Julio vuelve del internado encuentra

una ciudad en la que se vive con lujo. Se han multiplicado

los edificios* hay muchas librerias* recorren las calles

carruajes tirados por troncos de caballos de raza a los que guian cocheros de aspecto correcto.

La casa de los Montefiori, un nuevo rico, representa el mbximo del despliegue de riqueza y sofisticaci6n del

Buenos Aires de los nuevos tiempos. Adornada segiin la moda europea finisecular, con plantas tropicales, tapices y profusidn de bibelots> posee estatuas y cuadros en los que se mezcla lo apdcrifo y lo aut6ntico.

Las corrientes est^ticas tambi^n se adoptan, en la dbcada del ochenta, siguiendo las tendencias de las grandes ciudades europeas. La escuela literaria de "La flor de un dia"» se nos cuenta* habia completado su bpoca.

Ahora se leia a Droz > Halevy y Maupassant.®

Las mujeres tambibn han cambiado* son mbs sofisticadas, cultivan las letras. Los colores y las formas de sus vestidos han perdido la ingenuidad de antafio. Se visten con trajes cenidos al cuerpo "d’apres nature" (63). Incluso los colores son una manifestacibn de sofisticacidn: en lugar del rosaj el bianco y el celeste de antafio se usa "un medio color intedeterminado en los siete de la paleta: el oro y plata viejos, bxido y 70

marfil antiguos." <63)

Las modas las dictan los modistos europeos,

("Mesdames Carreau y Vigneau, con Dames de Genova y

terciopelos de Venecia; Kitty Bell y Flora Campbell, hacian los figurines, Sara Bernardt, los guantes . .

C 63 3 ) .

El habla se llena de gal icismos ("Oh mon cher! , cantaba Mon Oscar !... estbbamos en el avant scbne con la legacibn turca" C843) y hasta se modifican las costumbres culinarias <". . . aqubl gran vividor . . . lleno con los topacios liquidos del Sauterne . . . debla sufrir mucho, cuando mi tia Medea, a quien frecuentaba, lo sentaba a una mesa a comer aqubllos platos dignos sdlo de su robusta pepsina de nandb." C31D)

La opinibn publica ya no la dirigen los generales predestinados, ni los oradores hbbiles, ni los consabidos tenderos. A travbs de hilos misteriosos, la controlan personajes como Eleazar Cueva, especulador y financista,

"el hombre de negocios mbs vastos y complejos de la

Reptiblica Argentina." (63)

La eficacia y la dedicacibn con que se trabaja en las oficinas del gran financista son un signo de la organizacibn que reclama el nuevo sistema econbmico y contrasta con las formas morosas de la vida de antafio.

Los modos de vender han adquirido un carbcter 71

impersonal. En la calle* las viejas tiendas criollas han

sido reemplazadas por tiendas regentadas por espanoles o

franceses, "hibridas y sin carbcter local"

relacibn entre mercaderia y comprador se encuentra

mediada: "Aquella era buena fb comercial y no la de hoy

en que la enorme vidriera engolosina los □jos sin

satisfacer las necesidades del tacto que reclaman

nuestras madres con un derecho indiscutib1e" (£9).

En este mundo de los anos ochenta las pasiones

politicas han sido reemplazadas por la pasibn pecuniaria.

Si a Medea* el personaje femenino central del mundo de

antano la poseia "una especie de delirio" (15) cuando se

hablaba del lider de su partido* Blanca* el personaje

femenino clave del bmbito social de bse decenio solo

delira por el dinero y el lujo.

La imagen de la ciudad de los anos sesenta nos 1lega

a travbs de los recuerdos de la ninez de Julio Rolaz. Su padre* habia sido un hombre pobre* empleado subalterno y

de una moral intachable.

Al morir su padre, Julio es recogido en casa de su

tio Rambn, el marido de Medea Berrotarbn. Pasa alii su

infancia y al llegar a la adolescencia lo envian a un

internado alejado de la ciudad. Al volver vive en casa de

Don Benito Cristal* quien se convierte en su mentor, y en 72

la persona que lo introduce a la vida social de la alta burguesia portena.

La novela comienza en 1B83? con el anuncio que Ramdn? a la sazdn viudo de Medea y heredero de su fortuna, le hace a Julio de su casamiento con Blanca Montifiori? una mujer joven y hermosa que Julio conociera dias antes en el Club del Progreso? sinti^ndose los jdvenes mutuamente atraidos.

Inmediatamente despuds? el narrador retrotrae la accidn a 1863? a sus anos de infancia? a la dpoca de su vida en casa de Medea. Recuerda luego los episodios que precedieron a la muerte de su padre? en 1860? a lo que sigue un relato de acontec imientos cuya referenda comdn es la batalla de Pavdn ocurrida en 1861. La vuelta del internado ocurre en 1882 y a partir de alii la narracidn sigue un orden cronoldgico.

La manipulacidn del tiempo en la novela convierte el matrimonio de Blanca y Ramdn en un hecho significativo? de contenido simbdlico? que apunta a la escala de valores que rige el mundo de los ochenta. Puesto al principio de la obra? este suceso se va llenando poco a poco de sentido.

La historia de Blanca ilumina el cardcter del mundo social de los ochenta: el sacrificio de los sentimientos a la potestad del dinero.

El desenlace trdgico de la novela? la muerte de la 73

nifia de Blanca y Rambn, y como consecuencia del impacto,

la hemiplegia de bste, descarga sobre el matrimonio de

interbs el castigo que el autor reserva simbblicamente

para aqudllas formas de vida que considers reprobables:

Blanca, la linda portena, corre la vida fbcil y elegante, pero duerme con los ojos abiertos, porque cuando los cierra, la cara de un viejo idiota y el brazo rigido de su hija muerta se levantan sobre el la como una eterna amenaza. <136)

Los personajes de la primera parte de la novela son

tipos representatives de actitudes, creencias y

comportamientos del tiempo histbrico y del estrato social

al que pertenecen. No hay alii individualidades o heroes

conf1ictivos. Los personajes son "de" una sociedad y no

en conflicto con ella. Son estbticos y representan

conjuntos de valores y vicios que describen pautas

culturales y formas de sociabilidad colectiva. La

descripcibn de los tenderos de la calle Victoria no crea

individuos que encarnen el papel social de un sector o las

caracter 1sticas vivas de su comportamiento. La

descripcibn no individualiza, colectiviza, y de esta

manera, lo que se logra es la pintura de un grupo

tradicional, de "alcurnia" e influyente, como se pintaria un aspecto de la vida urbana: interesan las costumbres 7h

nativas, el fervor patridtico, las fronteras de clases,

todo ello en franco contraste con el presente desde el

cual se escribe y en el que las notas mds relevantes son

la disolucidn del viejo estilo de vida, el desplazamiento

de grupos otrora influyentes y la llegada de los extranjeros.

En cuanto a la composicidn de los otros personajes, de Trevexo, el portavoz del partido dirigente, sdlo conocemos un discurso caricaturesco e hiperbdlico, que satiriza un modo de hacer politica entonces ya anejo y que refleja a la clase social que 61 lidera, que se describe como . . pasabiemente bedtica, sana, iletrada, muda, orgullosa, aburrida, localista, honorable, rica y gorda

. ." (15/16).

Medea es el personaje de quien se dan mds detalles.

Por su fortuna y sus influencias, Medea representa a un sector de la clase alta, pero sus vicios y virtudes constituyen un simbolo de las ideas y los principios que mueven a todo un conglomerado social, visto desde la perspectiva critica del autor. Los hechos de la realidad que se invocan, tales como la batalla de Pavdn, y los personajes secundarios que desfilan por los cuadros y escenas de esta primera parte, conforman un ambiente que

Medea encarna, y que alude al orgullo de la burguesia portena y a la violencia con que defendid sus privilegios. 75

Un buen ejemplo es el senor que opina que Julio, a la

sazdn de diez anos, merece cuatro balazos por haber sido

su padre urquicista (enemigo del General Mitre).

Se construye asi el retrato de una sociedad en la

que existen relaciones conf1ictivas, pero en la que

todavia no han aparecido las formas problem^ticas de existencia que se percibirdn despuds.

Como vemos, la primera parte de la novela carece de verdaderos "protagonistas". Esto, unido a las demds caracteristicas que hemos descripto, quiere decir que en

la primera parte de La oran aldea prima el cuadro de costumbres, uni^ndose un costumbrismo colorista y pintoresco a un costumbrismo ideoldgico que adopta rasgos satiricos.*

Es por dsto que Enrique Navarro Viola, apenas aparecida la obra, publicd una nota en la que expresaba que la de Ldpez no era una novela, "sino una serie de cuadros mas o menos chispeantes, vivaces, con detalles de puro realismo que revelan la observacidm perspicaz del autor." A renglbn seguido el mismo critico advertia la falta de unidad de la narracibn, adn cuando otorgaba que

"las escenas se suceden con naturalidad y que los caracteres casi todos estdn diestramente dibujados y sostenidos con ldgica ..." (Historia, 105).

En el mismo asunto de la ambigiiedad genbrica del 76

texto insiste Ricardo Rojas en 1914, cuando arguye que "la composicidn general de la obra es mbs bien deleznable, no hay en el la ni un cardcter, ni una pasidn, ni una tesis que den orgdnica unidad a la obra". Concluye Rojas diciendo que La gran aldea es mbs que todo un "documento"

<403/404).

Bbsicamente, habida cuenta de que se trata siempre de personajes estbticos, las figuras de la segunda parte pueden clasificarse en tres grupos: los tipos que representan un aspecto crucial del nuevo orden, como es el caso de don Eleazar Cueva; los que como Blanca o su padre son productos de un medio; o los que como Benito y mbs que todo Julio se elevan sobre las condiciones que los circundan haciendo resaltar la autenticidad de sus valores frente a la degradacidn de los valores del mundo.

Personaje significativo de esta segunda parte de la obra, porque encarna las fuerzas que han cambiado la fisonomia de la sociedad, es Eleazar Cueva, quien es un tipo nuevo en el mundo social porteno. Don Eleazar domina las finanzas y controla con y a travbs de el las la vida politica del pais. Desde ese punto de vista, puede decirse que constituye "un tipo social", que reiine en su actuacidn y en sus rasgos morales a los individuos y a las formas econdmicas que otorgan su caracter a la nueva etapa. Por otro lado es evidente que Cueva responde al 77

modelo literario que hace del judio la encarnacibn misma

del capitalismo. Este modelo, que se constituye a partir

de la figura del usurero (el Shylock de Shakespeare es el modelo clbsico), en la etapa avanzada del capitalismo se

metamorfosea en el gran financista. A ambos se les atribuyen poderes secretos, misteriosos, casi mbgicos. En

realidad estos atributos no hacen mbs que proyectar en una raza el carActer abstracto de las operaciones financieras y la creciente complejidad de las "altas finanzas" que el hombre comiin no puede explicarse claramente pero que siente como una fuerza dominadora.

La confluencia de ambos estereotipos se observa en la siguiente descripcibn del personaje:

...era una especie de astrblogo para sus negocios, porque todos ellos participaban de ciertas formas nigrombnticas llenas de misterio, y se preparaban con procedimientos anblogos a los que en lo antiguo se empleaban para buscar la piedra filosofal. Don Eleazar sin ser hombre politico, tenia influencias en la politica, sin ser hombre de partido tenia intervencibn en todos los partidos. En fin, en el mar humano, don Eleazar era corriente de fondo y no de superficie, arrastraba sin ser visto ni sentido. (63/6A)

Cueva y Cristal son personajes antitbticos, empezando por el simbolismo de sus nombres, que contrapone a los oscuros negocios del primero la moral pristina del 7 8

segundo. El texto de Ldpez no ofrece datos sobre el origen de la fortuna de Cristal, que pudieran permitirnos contraponer su dinero al dinero de Cueva, pero sus actos no hacen dificil asociarlo a un sector tradicional, el sector de los "caba11 eros", quienes, a diferencia de los que no lo son, afiaden o anteponen el honor al dinero. Lo que caracteriza a este sector de los caballeros por sobre toda otra cosa es que la fortuna aparece en ellos como algo dado de suyo cuyos origenes no es necesario exp 1icitar.v En ese sentido la actitud de Benito que insta a Julio a abandonar su empleo en las oficinas de

Cueva y a vivir bajo su proteccidn (no haciendo nada, probablemente), opone una mentalidad hidalga a la actitud burguesa que se impone a fin de siglo, basada en la idea de capital, contrato y trabajo productivo.

iAmigo ...busque otro dest ino . . . Va 1 e m£s correr el peligro de perder la camisa como yo, que exponerse a perder la honra. Pero no era f£cil salir de lo don Eleazar, y adem^s el sueldo era bueno y el pago exacto . . . (65).

Cristal es moral y espiritualmente distinto de los individuos del nuevo orden. Mientras Cueva "pillaba al enemigo" (66) y "cubria sus gavilanadas con palabras de humildad" (66), Benito "amaba con delirio la verdad" (65). 79

Si Cueva es el capitalists acumulativo y poco

interesado en los placeres mundanos, Montifiori es el

nuevo rico con pretensiones de "dandy", que ha logrado

hacerse un lugar dentro de los ambientes selectos del

patriciado. La mirada del narrador, que distingue lo

"aut^ntico" de lo "apdcrifo" , lo verdaderamente "chic” de

lo "charro" distingue tambi^n al "caballero antiguo",

(106) que es Benito, del nuevo que es Montifiori. Aunque

este tiltimo: "Habia progresado mucho" , era "un poco burgubs, a lo Monsieur Jourdain" <10B). Su mansidn "pagaba

tributo a la moda", pero "un galgo aristocrAtico de raza habria encontrado mucha incongruencia alii, mucho

apdcrifo, mucha frusleria.” (109)

El "aristocrAtico barniz" , la "libreria de amateur"

<101) de Montifiori, se contrasts con la verdadera cultura de Don Benito, quien lee a Rabelais y es un hombre que no se "hace" sino que "nace": "Ca! un hombre elegante no se fabrica; nace. Mirame..." (73)

En realdiad, la gran aldea que es Buenos Aires adolece de ese carActer imitative que no llega a emu 1ar el modelo. Este es la Europa aristocrAtica, que por otra parte, en la realidad, ya iba desapareciendo ante el avance de la industrializacidn pero que el patriciado argentine seguia considerando como su modelo. El club del

Progreso, por ejemplo, que es el centro de reunibn 80

exlusivo de la alta burguesia portena ("era necesario ser crema batida de la mejor burguesia social y politics para hollar las mullidas alfombras del gran saldn . . .” ,

C753.) estA decorado pretensiosamente. Pero la verdad es que: "no ha tenido nunca ni la distincidn aristocr^tica de un club inglAs ni el "chic" de los clubs de Paris" (75). 13

El nuevo orden trae aparejado* como es natural» un nuevo repertorio de ideas> valores y formas de vida. En

Blanca Montifiori se resumen los vicios y las pasiones de la Apoca: una pasidn desenfrenada por el lujo y los placeres mundanos. Julio es su antitesis. La sinceridad de sus sentimientos y su honradez enfatizan la caracterizacidn negativa del medio del cual Blanca es un producto.

Los personajes se presentan por medio de retratosi que nos entregan en bloque sus rasgos fisicos, de temperamento y morales siguiendo un esquema mAs o menos consecuente y segun el cual el fisico y la manera de vestir constituyen indicios del carActer de la figura del caso. Las acciones se encargan de continuar o complementar postoriormente el retrato. Por ejemplo, en la primera parte Medea es:

Una senora feroz» hija de un mayor de caballeria 81

. . que habia heredado el carActer militar de su padre, su fealdad proverbial, un gesto de tigra, y una voz, que, cuando resonaba en el histbrico comedor de su casa, hacia estremecer a mi t i o . . .(5).

Carbcter, fisonomia, gesto y voz constituyen en este caso a un personaje cuyas caracterizacibn no contiene elementos contradictorios o ambiguos.

En la primera aparicibn de Blanca, Julio nota en el la la "misma aparente frialdad" de su madre, que parece manifestarse en "su palidez mate" <78). A su -frialdad y serenidad se une sin embargo un "encanto voluptuoso" destacado por sus "ojos sombreados" <78) que cobra todo su vuelo en el vestido que realza las formas de su cuerpo.

El vestido de Blanca era una antitesis con su serena palidez: una pollera corta de tul de seda color fuego, estrecha, determinaba como un calco las lineas misteriosas del cuerpo. . . . Una bata de terciopelo fuego encerraba apenas el misterio de su pecho, dejando adivinar las lineas audaces de sus senos altos y erguidos . . <78).

Si se comparan sus repectivas descripciones, tanto fisicas como de vestuario, la contrapartida de Blanca es la novia de la adolescencia de Julio; Valentina.

Fisicamente Valentina posee "...la boca roja y fresca como las guindas ..." <55). Se viste con 8 2

un vestido de gasilla bianco cerrado por su cuellecito plegado* sobre el cual se destacaba su cabecita adorable llena de inocente coqueteria. (57)

El acento se pone en esta descripcibn en la sencillez y la frescura, en la modestia y en la inocencia, frente a la sofisticacibn de Blanca.

Las dos mujeres configuran asi dos arquetipos femeninosi en rigor figuras tbpicas de la novela romintica y finisecular. Valentina> pura, asexuada, su cuerpo escamoteado entre gasas blancas> encarna el tipo rombntico de la mujer que forma un nexo con la naturaleza como ideal de pureza incontaminada. Julio siente hacia ella . . un casto amor que embriagaba mi alma" (57) y en sus suenos ella es la novia que lo espera en el pueblo y con quien se va a casar "una memoria suave y tranquila" (135).

Blanca estb mbs cerca de la heroina finisecular del romanticismo tardio o de ciertas vertientes del decadentismo. La atraccibn que Julio siente hacia ella se explica en funcibn de la magnitud fisica:

...y yo sentia ese estremecimiento inexplicable que produce la lucha de la timidez con la audacia, cuando el cuerpo de una mujer joven y linda toca y calcina esta miserable arcilla humana de que estbn hechos todos los seres desde Satanbs hasta San Antonio. (79) 83

En la caracterizacidn de Blanca se subraya la sensualidad que no existe en la figura virginal de Valentina. Pero lo que mbs importa es el cbculo y la indiferencia, rasgos de una mujer que se deja amar pero que no ama y que abandons sus deberes de madre y esposa. La traicidn al sentimiento maternal, que es sentido por la voz narrativa como un valor profundamente positivo es un signo claro de la corrupcibn de la moral social.

Julio nos llega desde el relato de sus acciones y desde la descripcibn de sus sentimientos. El que la narracibn sea en primera persona justifies parcialmente la diferencia entre el tratamiento que se le da a bl y el que se le da a los dembs personajes. Sin embargo, lo importante es que Julio es la figura mbs novelesca de La oran aldea y a esta razbn debe que su desarrollo sea mbs individualizado y directo. La novela evoca pasajes de su vida que cubren el lapso que va de su ninez a su juventud.

La formacibn en el hogar de su padre determina su personalidad y establece lo que psicolbgica y socialmente llegarb a ser en el futuro.

Los valores que prevalecen en la casa de don Tombs

Rolaz, el carino, la benevolencia, la modestia y el amor por los libros, se reproducen en Julio joven y adulto.10

En la segunda parte de la novela bl los actualiza, oponiendo a la frivolidad de los placeres, la superioridad 8^

del amor; a las tentaciones de la pasibn, el temple moral; y a la banalidad del ambiente, la valoraciin del arte por su calidad moral y como expresibn espontbnea de los sentimientos.

Como ya lo hemos senalado, La gran aldea recrea la dimesibn cambiante de la ciudad de Buenos Aires entre los anos 1860 y 1880.

Si en la primera parte prima el cuadro de costumbres sobre la novela, en la segunda podria sostenerse que ocurre lo contrario. Hay en Julio un hbroe individual que afirma valores autbnticos en un mundo que los niega, conformbndose asi el tipo de estructura que de acuerdo a

Georg Lukbcs constituye un mundo esencia1mente novelesco.11

En cuanto al piano de la narracibn, Lukbcs senala que en la novela moderna la conciencia del novelista supera a la de los personajes. El modo narrativo es por tanto irbnico. Si aplicamos esta observacibn a nuestro anblisis de La gran aldea, veremos que el narrador adulto relata su pasado reelaborando y enjuiciando los hechos de su ninez y de su juventud gracias a la experiencia que ha acumulado a travbs de su vida y educacibn. El punto de vista del joven, contrapuesto al del adulto, establece la perspectiva irbnica a la que se refiere Lukbcs y la que aqui sirve para desnudar la naturaleza abyecta del mundo y 8 5

la inutilidad de toda biisqueda:

Valentina me esperaba y busqub a Valentina en el pueblo del colegio. Llevaba el espiritu enfermo y agitado bajo los tormentos que habia atravesado y la realidad de un sueno de juventud iba a darme la eterna felicidad. . . . La pobtica criatura se habia casado con don Camilo. . . . Don Camilo poseia una renta considerable . . . <135).

Segiin el modelo que ofrece Lucien Goldmann, a partir de la fdrmula de Lukbcs, la novela es la transposicidn al piano literario de una sociedad individualista creada por la produccidn de mercado. En este tipo de sociedad, el individuo pierde conciencia del valor intrinseco o valor de uso de los objetos, el que ha sido substituido por el valor que le confieren las leyes del mercado. El mercado es, por lo tanto, el gran mediatizador. El valor de cambio llega a convertirse en valor absoluto y la relacidn mediada con los objetos tiende a extenderse a todas las relac iones humanas. lf~

Desde £se punto de vista, el mundo de la segunda parte de La oran aldea es, sin ninguna duda, un mundo novelesco. En el bmbito social del Buenos Aires de los af>os ochenta, el dinero y el prestigio social se han convertido en valores en si y no meramente en medios para acceder a valores aut6nticos. La supeditacidn del amor al 8 6

afbn de fortuna y el matrimonio por interns son ejemplos por excelencia en los que se pone de manifiesto la norma abstracta fijada por Goldmann. La experiencia del protagonista sirve para revelar la realidad del mundo social. Julio Rolaz, a su regreso a Buenos Aires, intenta relacionarse con ese mundo desde principios que no encuentran cabida en 61. Se convierte as! en un hbroe

"problembtico", cuyo pensamiento sigue dominado por valores autbnticos, y al aferrarse a ellos, la fuerza portadora de la realidad es la que acaba por imponerse y el protagonista termina su vida en la soledad y el f racaso.

iSenti la desesperacibn, la horrible desesperacibn que se siente ante lo imposible, ante lo irremediable, y pensb si el alma podrb arrancarse del cuerpo y arrojarse como iniitil estorbo de la vida! (136) 87

4. El natural ismo en La gran aldea.

German Garcia dice que, aunque Ldpez habia arremetido contra el naturalismo de Zola, revela su influencia al describir las costumbres de una "dpoca que iba enfilando hacia el noventa y en la que el afdn de obtener dinero no era el caso individual sino la ambicidn colectiva"

( 44 - 4 5 ) .

Creemos que la asimilacidn que hace Garcia del naturalismo a la existencia de una sociedad capitalista establecida es justa ya que el naturalismo es la estdtica que surge en una dpoca de desarrollo pleno del cap i talismo,

paralelamente a una serie de procesos . . . el mds sintomdtico de ellos la concentracidn de capitales que de hecho va compartimentando el mercado en zonas de monopolio haciendo periclitar el principio de la libre competencia . y que a nivel de la concepcidn del mundo se manifiestan por la desvalorizacidn del elemento personal y la crisis de los valores individualistas. (Oleza, 17)

Al caracterizar la estdtica que surge en el Segundo

Imperio, Arnold Hauser dice: 88

seria inconcebible sin el auge econdmico can el que coincidid . . . la riqueza de los ciudadanos> la construccidn de ferrocarriles y vias fluviales> la ampliacidn y acelaracidn del trdfico de mercaderias y la creciente flexibilidad del crddito. El arte naturalista es ciertamente un sintoma de la concepcidn del mundo de las ciencias naturales y del pensamiento racionalista y tecnoldgico sobre el espiritu del idealismo. <3:76)

Como ya lo hemos senalado, a partir de 1880 y como

culminacidn de un largo proceso que habia comenzado

treinta anos atris, la Argentina se integra al mercado

mundial capitalists como productor de materias primas

alimenticias y en una situacidn de dependencia econdmica

del capital britdnico.

Cualquiera sea el modo de integracidn de esta

economia en la economia capitalists mundial> lo cierto es

que a fines del siglo XIX se implantan (o se importan) al

pais tdcnicas modernas* nuevos medios de comunicacidn y

relaciones de produccidn definitivamente capitalistas.

Asi, Buenos Aires se convierte muy pronto en una de las

ciudades latinoamericanas a las que programdticamente se

quiere poner mds cerca del modelo de las grandes capitales europeas.

Todos estos factores producen transformaciones

importantes en la vida de los "portenos"> una de las cuales es que la gran prosperidad de que disfruta el pais 89

permits el acceso a la fortuna a sectores hasta entonces excluidos de ella.

Lbpez siente hacia esa Buenos Aires, objeto de la pasidn roodernizadora de los hombres del ochenta, una mezcla de atraccidn y repulsa y le interesa dar cuenta de

los cambios que han experimentado las conductas

individuales a raiz de las transformaciones de la vida mater ial.

El determinismo del medio es de ese modo perceptible, sean o no zolezcas sus fuentes. Mbs importante sin embargo es el foco de la atencidn narrativa en la segunda parte de la novela. En ella el centro del interds del narrador estd constituido por la vida moderna, por la existencia del individuo en un medio social que no existid histdricamente en la Argentina sino hasta las ddcadas finales del siglo XIX.

La generacibn de los emigrados se habia propuesto un proyecto econdmico, politico y cultural cuyo nucleo estaba en las ciudades como recintos de la c i vi 1 i zac idn. La generacidn del ochenta contribuyd a 1levar a cabo ese proyecto, que miraba a Europa como modelo. Sin embargo, apenas iniciado, el engrandecimiento de la ciudad produce desaliento, sensacidn de desapego. La ciudad parece empezar a empobrecer la vida de la elite.

Por eso, en la novela de Lbpez, a pesar de las 90

caracteristicas conflictivas con las que se evoca el

pasado* la narracibn revela en el protagonista un

sentimiento de pertenencia al reducido universo de los

afios sesenta que la vida de la ciudad, veinte anos despuds

cancel a.

Esta es la ciudad que en mayor o menor medida serb el

escenario de las novelas naturalise as que vamos a estudiar a continuacibn.

Ldpez construye a su protagonista como un aristbcrata espiritual, ni rico ni influyente, pero superior al medio.

Parte de esa superioridad consiste en su capacidad para percibir que la gran aldea no ha alcanzado las perfecciones ideal izadas de Paris o Londres, y en su sensibilidad para detectar lo arribista, lo charro. Este aristocratismo se fundarb en la literatura de esos anos en variantes de clase o de raza pero serd el nticleo de un pensamiento con el que los novelistas encararbn su tiempo y desde el que justificardn el papel protagdnico de la elite en los destines del pais. Aun Manuel Gblvez, quien

intenta abarcar la realidad argentina de principios del siglo XX desde perspectivas opuestas a las de la burguesia liberal, no termina de liberarse del pensamiento elitista que tan exp 1icitamente habia expuesto Miguel Cand:

En las inst i tuc iones, en los atrios, en la 91

prensa, ante la ley> la igualdad absoluta es de derecho. Pero es de derecho natural tambi£n el perfecc ionamiento de la especie, el culto de las leyes morales que levanten la dignidad humana, el amor a las cosas bellas> la proteccibn inteligente del arte y de toda manifestacidn intelectual. Esto se obtiene por una larga herencia de educacibn y la conciencia de una misibn casi diria providencial en ese sentido. Tal es la razbn de las ar i stocracias en todos los paises de la tierra tenga o no txtulos. Entre nosostros existe y es bueno que exista . . . (12^/125). 92

Notas

El siguiente cuadro comparative da una idea de los

cambios experimentados en la Argentina en una d£cada.

1878 1889

Habi tantes: 5,000>000 m£s de 4,000,000

Inmiaracidn anual: 40,000 550.000

Tierras cultivadas: 300,000 Ha. 5,500,000 Ha.

Produce idn: 80,000 fr. 300.000 fr.

en cereales en cereales

300,000 fr. 580.000 fr.

en ganado en ganado

Ferrocarr iles; 1,950 K m . 7,700 Km.

Deuda externa; 4,000,000 fr. 786.000 fr.

La importacidn de articulos manuf ac tur ados provenia, como ya se dijo, principa1mente del Imperio

Br i t6nco.

3 El General Rauch, a cuyas drdenes el narrador dice que habia servido el mayor de caballeria, padre de Medea, se habia destacado precisamente por la ferocidad con que se dedicb a "combatir" a los indios. No est£ dem£s 93

recordar que la mayor parte de los militares de grado que combatieron en las campanas contra los indigenas hicieron rbpidas fortunas al repartirse las tierras que les iban quitando a aqubllos.

La imagert del estanciero de La gran aldea, es la antitesis de la que luego presentarS Cambaceres en Sin rumbo. En la novela que ahora nos ocupa el estanciero es todavia un campesino semignorante. A propbsito, Adolfo

Prieto sefiala que la “ intencional idad critica que impregna esta visibn de la clase dirigenta portena", se explica al entender que el autor pertenecib a la primera generacidn universitaria que se formb sin los sobresaltos de las guerras civiles y en una Universidad que se modernizaba, y se sentia alarmado por la pervivencia del espiritu pueblerino en Buenos Aires y la obstinacibn con que la clase dirigente cerraba el paso de los puestos dirigentes a los jbvenes cdmo 61, provistos de conocimientos modernos sobre la organizacibn del Estado. (106)

Gustave Droz, era muy popular a fines de siglo. Su libro Monsieur, Madame et Bebe (que mbs adelante en la novela Blanca aparece leyendo) propugna el amor en el matrimonio y aconseja a las mujeres a ser coquetas y comportarse como amantes con el marido (Housewife or

Harlot, 86). El que Blanca lea a Droz es otro signo de la revolucibn modernizadora que sufre la ciudad de Buenos 94

Aires y la contrapone a las costumbres tradicionales de una Medea por ejemplo.

**■ Juan Bautista Alberdi, en la tradicibn de los costumbristas rombnticos espanoles* como Larra por ejemplo* destacaba el carActer utilitario de la literatura costumbrista que describe las costumbres y prbcticas sociales que segbn d?l, era necesario investigar para conocer el destino de una sociedad. Otra vertiente costumbrista es la representada en Espana por autores como Pereda, quien registra en sus textos imbgenes de una sociedad en vias de desapar ic ibn y valoriza lo tradicional castizo contra lo extranjerizante y moderno.

Pereda encuentra la conservacibn de lo castizo en los ambientes rurales espanoles.

7 El origen de la fortuna de los "caballeros", no se explicita porque viven de sus rentas.

m Maria Cecilia Grafla senala que el ideal de las capitales europeas que tanto aparece en los escritos de la generacibn del ochenta, evoca a un modelo "histbricamente atrasado, ”ya ciue las principales capitales europeas tambibn habian cambiado su fisonomia cortesana en el proceso de industrializacibn" (98).

'v La primera imagen de Valentina responds a la concepcibn de la mujer construida desde la Ilustracidn> que critica a la mujer aristocrbtica por su independencia 95

y desapego al hogar. La critica a la disolucidn de la familia en la aristocracia y la necesidad de la burguesia de asegurar la legitimidad hereditaria integran a la concepcidn ideal de la mujer su funcibn de madre y esposa mbs la imagen feudal de la doncella virginal.

20 La adquisicibn de valores que controlan el comportamiento humano en un hogar ejemplar tiene sus antecedentes en Jean Jacques Rousseau: "How could I be wicked, when I had nothing but examples of gentlness before my eyes and no more around me but the best people in the world"?

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Las novelas de Cambaceres

1. Eugenio Cambaceres

Eugenio Cambaceres nacib en Buenos Aires? el 29 de

febrero de 1B93. Su padre era un quimico francos? que

habia abandonado su profesidn y se habia trasladado a la

Argentina en 1883? donde se convirtid en estanciero y

hombre de negocios. Los Cambaceres pertenecian a la clase

alta portena y algunos criticos del autor sostienen que

don Antonio Cambaceres? el padre del novelista? era nieto

de un ilustre hombre de estado francds? circunstancia que ha sito desmentida por los miembros de la familia

(Tcachuk ? 39 ).

Criado en un hogar rico? Eugenio Cambaceres recorrid

la trayectoria mds o menos tipica de los varones portenos de su dpoca y de su clase. Estudid en el Colegio Nacional?

se recibid de abogado? actud en politica y se dedicd? cuando tenia casi cuarenta anos y por menos de una ddcada? a la literatura. Sus bidgrafos destacan su vida mundana en Buenos Aires y en el curso de sus frecuentes viajes a Europa. En Francia? se casd con una italiana?

98 99

cantante de dpera> Luisa Bacichi.

En 1871 > siendo diputado en la Convencibn de la

Provincia de Buenos Aires> presentb un proyecto de

separacibn de la Iglesia del Estado» fundbndose en que era

inconsecuente sostener una religibn oficial y proclamar al mismo tiempo la libertad de cultos. Combatia asi , segun

sus propias palabras, "la libertad religiosa a medias".

Su proyecto fu£ rechazado, pero causb cierto escbndalo, lo que le did fama de "impio". En 1B73 acusb de fraude a su propio partido» en las elecciones par 1amentarias que se celebraron ese ano. Su acusacibn no prosperb y a partir de entonces dejb de participar en los debates de la

Cbmara. En 1876 lo reeligieron diputado> pero renuncib a su banca.

Su primer libro, Pot Pourri. Silbidos de un vaooi fub publicado anbnimamente por la Editorial Biedma de Buenos

Aires en 18B2. En la segunda edicibn, que aparecib con su nombrej Cambaceres agregb un prblogo en el que trataba de salirle al paso al escbndalo que habia provocado por la publicacibn del libro. Dice en bl que? aunque no ha pintado personalmente a nadie* ya que las historias que relata son ficticias, ha tratado sin embargo de cantar

"clarito la verdad", 100

...pienso con los sectarios de la escuela realista que la exhibicibn sencilla de las lacras que corrompen el organismo social es el reactivo mbs enbrgico que contra el las puede emplearse. (Obras, 15)

En 188^ Cambaceres publicb en Paris MQsica sent imental, con el mismo subtitulo que llevaba su novela anterior. En 1885, aparece en Buenos Aires, publicada por la Editorial Lajouane, su tercera novela, S in rumbo, la que ha merecido los mayores elogios de la critica.

El 1° de agosto de 1887, el diario Sud America, en el que Cambaceres figuraba como corresponsal, aunque nunca publicara nada en bl , anuncib la aparicibn de En la sanare. novela en la que, segiin dec ia el diario, "a la modernidad de los autores franceses se une el ardor de una imaginacibn de vidente y de una observacibn de psicblogo humano." (Tcachuk, 66). El peribdico siguib anunciando el libro y comentbndolo, lo que generb una gran expectativa.

Finalmente, la primera entrega vib la luz pbblica el IS de septiembre de ese ano. El 35 de octubre, el mismo diario publicb la novela en su integridad.

Despubs de desempenarse como representante del gobierno argentine ante la Exposicibn Universal de Paris en 1889, Cambaceres regresb a Buenos Aires, donde murib de una enfermedad pulmonar en 1889. 101

2. Los comienzos en

Pot Pourri y Mtisica sentimental.

En este capitulo analizaremos en detalle las dos ultimas novelas de Cambaceres, Los breves comentarios que hacemos sobre Pot Pourri y Nusica sentimental tienen por objeto senalar rasgos que son antecedentes de los modelos estbticos que Cambaceres utilizarb posteriormente en Sin rumbo y en En la sangre asi como tambibn ciertos temas que se reiteran en las cuatro obras que publicd.

Pot Pourri. Silbidos de un vaao es* como su titulo lo indica* una serie mbs bien errAtica de comentarios y criticas acerca de la vida social y politics de la clase alta portena del ochenta* a cargo de un narrador que asume un papel protagbnico y que adopta la actitud y el estilo del costumbrista urbano* mezcla de sociblogo y de chismoso de salbn. Es este el "caseur" tipico de la literatura portena de entonces:

Vivo de mis rentas y nada tengo que hacer. Echo los ojos por matar el tiempo y escribo.

Es decir: El que crea encontrar en las pbginas de este libro estudios serios* fruto de una labor asidua* debe desde luego cerrarlo sin mbs vuelta. 10S

No quiero ni puedo hacer nada serio. El mAs pequeno esfuerzo me postra. Vivo por vivir, o mejor: vegeto. (21).

Asi se describe a si mismo el narrador y protagonista de la novela en una actitud que formalizarb y profundizard posteriormente en Sin rumbo y que asume ciertas poses caracteristicas de la elite.

Nob Jitrik senala, a propbsito de las actitudes de

Cambaceres, que son formas de las constantes ideolbgicas de su obra y que, al pasar de "caseur" a

"novelista", bste

"formaliza" 1iterariamenta a medida que ordena y canaliza los supuestos ideolbgicos naturalistas. Ahora bien, no hay que creer que 1lega a una sistematizacibn completa: en realidad sigue manejbndose con lo que tiene a mano conceptualmente, acentuado tan solo de costado por el arsenal positivo. (46)

Culto, de gustos refinados, poseedor de una rica experiencia de vida, este indiviudo critica, desde el mirador de su personalidad superior, las costumbres y valores de su sociedad.

Los afectados acusaron el golpe. Alejandra Tcachuk cita la opinibn de un critico anbnimo publicada en la

Nueva Revista de Buenos Aires, quien al referirse a la novela destaca la habilidad del autor en la pintura costumbrista, pero lamenta el mal uso que hace de su 103

talento, ya que considera que el libro esta escrito por un

"espiritu enfermo". (3A)

En el estilo deliberadamente conversado, de tono coloquial del narrador se notan sin embargo los manierismos tipicos de su clase. La pro-fusidn de expresiones en francos, italiano e ingles destacan su calidad de hombre de mundo. Es jovialmente irdnico, cuando se trata de construir tipos y acciones que representan a sus "amigos"» y mordaz y desconfiado, cuando representa al "burgu^s", al trepador social y a los nuevos politicos que acceden a posiciones de poder. Asi, mientras sus "rentas", cuyo origen, como es de rigor no se aclara, no le impiden ser " honrado" <"poseo un fondo innegable de honradez", manifiesta al abrirse el libro,

E21D), el comercio le parece un "robo", producto del

"espiritu del siglo".

Su fina sensibilidad se siente herida ante el espectAculo de un estanciero que es hi jo de un mayordomo de hacienda y que se ha enriquecido por "obra de la reproduccibn animal", pero la fortuna de su amigo, habida de una estancia que es herencia de un abuelo, que la adquirid "por un par de estribos de plata" (49), le merece solo una sonrisa condescendiente.

Todo o casi todo en esta novela es actitud de

"poseur". Por ejemplo el mismo narrador aparece haciendo 104

uso de su posicibn de hombre influyente para salvar la institucibn del matrimonio a la que previamente ha calificado de "contraria a la ley natural".

Cambaceres construye asi cuadros de costumbres portenas, que registran tipos y hbbitos observados en y desde las formas de conciencia de su propia clase. En la elaboracibn de los datos utiliza de vez en cuando algunos motives tornados de sus lecturas del naturalismo francos.

Ejemplo de ello, es el rechazo de la idealizacibn del amor y la consideracibn del mismo como el efecto del instinto sexual, perceptible en el argumento construido alrededor de la historia casi arquetipica de una pareja: Juan y

Mar i a.

Tambibn tiene rasgos naturalistas el control que el narrador ejerce sobre el mundo, al situarse por encima de los personajes y anticipando de esta manera por su conocimiento de la legalidad de lo real, las consecuencias tanto de sus propias acciones como las de los dembs.

Miguel Canb, amigo del autor, opinb que Musi ca sentimental. mbs que literatura "era un capricho de patricio que hace tapizar sus letrinas con telas de

Persia" (Tcachuk, 59).

En realidad, en Mbsica sentimental. Silbidos de un vago., la historia de Pablo y Loulou, el idilio de una prostituta y un parvenu argentine en Paris, que tanto 105

parecib molestar a Canb, Cambaceres se separa mbs del

"caseurLa historia tiene consistencia propia,

independiente de la figura del narrador y se acerca en

algunos aspectos a los temas y al estilo narrativo de la

novela experimental. Me refiero a la adopcibn del estilo

indirecto libre y a ciertas descripciones y escenas que

revelan las preferencias estbticas de la escuela: los

ambientes en que se va a desarrollar la historia (el

"demimonde" parisino) o la descripcibn detallada y

"cientifica" de la enfermedad hereditaria de Pablo que se

oculta detras de su fisico de apariencia vigorosa.

El narrador de Mdsica sentimental no deja de ser sin

embargo un personaje importante, y asume actitudes

similares a las del narrador de Pot Pourr i . Es un

individuo distinguido, conocedor del mundo, que relata con

sorna y superioridad la historia tambibn arquetipica del

joven "nuevo rico" que va a Francia a dilapidar la fortuna

recientemente heredada de su padre.

La actitud del narrador es siempre la del hombre

experimentado, conocedor del mundo, que viene de vuelta

del encandilamiento provinciano que caracteriza a su

personaje. Con una percepcibn del mundo y el progreso que

anticipa ciertas concepciones que Cambaceres retomarb en su prbxima novela, declara que Francia, precisamente por

el grado de civilizacibn que ha alcanzado, es el centro 106

mundial de la decadencia:

Pisa usted, en suma, la latitud del globo donde mbs echada a perder estb la vida. . . . La poblacidn se amontona hasta estorbarsei el exceso mismo del progreso trae aparejada la mbs cruel dificultad en los medios de existencia - . . . pedir entonces al hombre que viva por los dembs es un absurdo. i Feli2 cuando consigue a duras penas vivir para bl mismo!- de ahi que no db nada, si nada le dan a 61 . . . de ah 1 el imperio del egoismo absoluto; de ahi la relajacibn moral; de ahi la degradacidn de la especie, tanto mbs grande y m^s completa cuanto mayor es el grado de civilizacidn . . . (168).

Tanto en MQsica sentimental como en Pot Pourri aparece ya la figura del inmigrante, a la cual Cambaceres iba a dedicar la Ultima de sus novelas. Poco menos que un

"gracioso", presentado incluso con una parodia del lenguaje de las comedias del Siglo de Oro, el inmigrante es en Pot Pourri un criado gal lego:

iQuibn eres? -Una bestia.

En MUsica sentimental , la misma -figura adquiere ciertas connotaciones peligrosas. Se trata ahora del 107

inmigrante que no es uno, sino muchos, que se ha

convertido en masa y que para colmo se ha enriquecido. El

dinero adquirido, producto de una "labor bestial", le

permite confundirse con los senores:

Lecheros, horneros y ovejeros, transformados con la vuelta de los tiempos y la ayuda paciente y resignada de una labor bestial, en caballeros capitalistas que se vuelven a sus tierras pagdndose pasajes de primera para ellos y sus crias, pero siempre tan groseros y tan bdrbaros como Dios los echd al mundo. Surtido de portugueses y brasilenos . . . Gentes blandujas y fofas como la lengua que hablan. . . la casi totalidad enferma, es vulgar, dejada y sucia. Cuestidn de sangre y cuestidn de temperatura.

a ■ • Y por illtimo, uno que otro particular decente que, sblo o. acompanado de su familia, viaja por quehacer o diversidn. (165)

Vemos pues que en ambas novelas la concepcidn de la

existencia humana regida por el determinismo fisico,

-fisioldgico y social, le sirve a Cambaceres para

establecer diferencias y justificar prejuicios sociales.

Esta actitud ante el mundo se suma y complementa con el motivo del "hastio", verdadero lei tmotiv de las tres

primeras novelas del autor. El narrador de Pot Pourri y

Musica sentimental. tanto como el protagonista de Sin rumbo, son individuos de una cultura y una civilizacidn que trascienden su medio de origen, Argentina. Pertenecen 108

a la civilizacibn europea> y su hastio provienen no sblo de haber apurado con rapidez excesiva los placeres mundanosj sino de un conocimiento de la vida y del mundo que los lleva a la desilusibn y que justifica la actitud

"blas£" de que hace gala el narrador de las dos primeras novelas de Cambaceres. 109

3. Sin ruroboi el apogeo contradictorio

del naturalismo de Cambaceres

En 1985, cuando aparece S in rumbo, la opinibn de la critica hasta entonces adversa a las novelas naturalistas se habia modificado considerablemente. Garcia Merou, en un articulo titulado "Las novelas naturalistas de

Cambaceres"* reivindica el naturalismo y atribuye la reaccibn anterior negativa a la gazmoneria del ambiente porteno". Dice que la nueva escuela "hace una copia exacta y honesta de la realidad* diferencibndola de la literatura licenciosa, que "apela a las imaginaciones enfermas.” (Tcachuk* 39)

Es asi como Sin rumbo* a pesar de recibir algunas quejas del grupo catdlico, el que la calificb de

"inmoral"* tuvo una recepcibn mbs -favorable que las novelas anteriores del autor. Considerada su mejor obra, es la que ha merecido mbs comentarios y estudios.

Sin rumbo cuenta la historia de Andrbs* un rico estanciero cuya vida transcurre entre la estancia y la ciudad de Buenos Aires. Andrbs es un neurdtico, que vive sumido en un perpetuo estado de hastio e irritacidn. Un verano* impelido por un capricho momentbneo, viola a 110

Donata, la hija de un puestero, y mantiene con el la un

breve contacto amoroso que se interrumpe cuando a

principios del invierno decide irse a Buenos Aires. Antes

de su partida, Donata le anuncia que va a tener un hi jo.

En Buenos Aires, Andres se entusiasma con Marietta

Amor ini, una cantante de dpera, con la que inicia un

amorio del que no tarda en hartarse. Melancdlico,

disgustado de la ciudad, comienza a sentir nostalgia por

el campo. A esto se une una inquietud creciente ante la

sospecha de que pueda haberle nacido un hi jo. Parte

entonces de vuelta a la estancia, y despu^s de un viaje

accidentado, llega a principios de la primavera. En la

estancia se entera que Donata ha muerto, pero que ha

dejado una nina, Andrea, a la que el dandy estanciero

recoge y cria y cuya presencia desencadena en £1 un hondo proceso de regeneracidn. Se dedica desde ese momento a

cuidarla y a rehacer su fortuna, la que se halla al borde del colapso a causa de su anterior tren de lujos y vicios.

A principios del otono y a consecuencia de una

tormenta, la hacienda de Andres es diezmada. Esa misma

noche, Andrea contrae el crup, del que muere dos dias despu£s, a pesar de los cuidados del medico y del padre.

Andres entonces se suicida, abri£ndose el vientre en cruz, mientras observa con indiferencia que a lo lejos alguien

incendia los restos de su fortuna, los galpones en los que 111

se amontona la lana.

En Sin rumbo. Cambaceres utiliza el modelo formal del

naturalismo para caracterizar una realidad social a trav^s

de la historia de la vida de un rico estanciero argentino

a fines del siglo XIX. Como se lo habia propuesto (la

novela lleva el subtitulo "Estudio") y como lo queria

Emile Zola estudia asi "un coin de la nature vu a travers

un temperament". Incluye en su "estudio" los motivos y

los principios de estructuracidn de la novela

experimental* a la vez que adopta elementos propios del

decadentismo del fin de si£cle europeo.

Las dos corrientes literarias no pueden aislarse

completamente. Tanto el naturalismo como el decadentismo

derivan de una concepcidn similar de la naturaleza humana:

une existence soumise aux necessity impitoyables du ddterminisme physique, physiologique et social, qui dcrase l’homme sous les lois de l’h£r£dit£, 1’esp^ce sous celles de 1’^volution . . . (Pierrot, 19).

La escena inicial de la novela presenta una esquila en la estancia de Andrds, a fines de la primavera,

actividad tipica en el campo de la provincia de Buenos

Aires durante esa dpoca. La descripcidn que se hace del acontecimiento pone en evidencia una rigurosa jerarquia entre los seres vivientes, desde un piano inferior, que es HE

el de las ovejas, a un piano intermedio, el de los peones que esquilan, hasta llegar a un piano Ultimo, el que ocupa el patrbn. Se insinba asi que el piano intermedio no se ha separado atin del estado de naturaleza. El pebn que se rebela contra el patrbn, al que se apela el "chino"1 , es un individuo que, como su sobrenombe lo indica, no es bianco. En la perspective de la novela, se halla mbs cerca de los animales que de los seres humanos. De £1 se dice que es "uno de esos gauchos retobados, falsos como el zorro, bravos como el tigre”(5). Un revblver lo pone en la jaula:

la boca de un revblver lo contuvo. Entonces, con la rabia impotente de la fiera que muerde un fierro caldeado a travbs de los barrotes de su jaula, el chino amainb. < 5)

El chino es pues una fiera, naturaleza pura e inddcil, que obedece solo a la mayor fuerza del hombre.

Irdnicamente

La idea de lo humano que se observa en este primer capitulo estb por lo tanto en consonancia con el espiritu de lo que, como deciamos mbs arriba, es comiin al naturalismo y a la estbtica decadente. El ser humano es 113

visto en esta novela en tbrminos que se aproximan a

Darwin. Los personajes estin relacionados con un medio de caracteristicas precisas, la estancia, del que dependen y dentro del cual su conducta se atiene a la ley de la supervivencia del mbs apto. Dado que la estancia era entonces la unidad fundamental de la economia argentina y puesto que las relaciones que se dan en su interior son en efecto relaciones tipicas, podria plantearse la hipdtesis de que la escena inicial de Sin rumbo, es, toda ella, una gran metbfora de la vida econdmica y social del pais. El darwinismo social justificaria asi desde un punto de vista presuntamente cientifico, las desigualdades del status duo.

La raza es una clave que determina la jerarquia de las figuras. Los peones de la estancia son de raza indigena: "la vincha sujetando la cerda negra dura de los criollos . . ." (5). Del otro lado, a Andres, el dnico al que se denomina "hombre", se lo describe en los siguientes tbrminos: "alto, rubio, de frente fugitiva, surcada por un profundo pliegue vertical en medio de las cejas, de ojos azules . . ."(8) Metonimicamente, la casa de Andrbs es una extensibn de su persona, lo prolonga y lo implica, ya que revela su relacidn con la cultura y la civilizacidn 11

europeas. Esa casa estb constituida por "un pabellcin Luis

XIII, sencillo, severo, puro" (6). En contraste* los peones viven en condiciones de semianimalidad:

el hacinamiento de bestias y de gente, de perros y de gatos, de mujeres y hombres viviendo juntos, echados en montcbn, al sereno en la cocina, en los galpones . . . (7).

En el capitulo III de S in rumbo se completa la visidn del protagonista. Desde el interior de la conciencia de

Andrbs, en estilo indirecto libre, el narrador pasa revista a sus recuerdos, reproduciendo la vida del personaje en t^rminos de su educacibn tanto familiar como institucional. Este ha tenido un padre que con sentido prbctico quizo hacer de su hi jo un individuo iltil, pero que hubo de doblegarse a los caprichos de una madre

"sofiadora de grandezas", que lo vence "con el triunfo del mafioso sobre el fuerte" y resultando "cdmplice inconciente" del dafio de su hi jo (8). El resultado es

Andrbs, un individuo contradictorio, inconsecuente , que movibndose entre entusiasmos repentinos, que no tardan en agotarse acaba en el fastido y en la mbs profunda depresidn. Ha "gastado" su vida en placeres vanos, y prematuramente envejecido y cansado de la vida pasa la mayor parte de sus dlas paralizado "por su negro 115

pesimismo":

Seco, estragado* sin fd muerto el corazdn, yerta el alma* harto de la ciencia de la vida, de ese agregado de bajezas: el hombre, con el arsenal de un inmenso desprecio por los otrosi por dl mismo, iqud habia venido a parar? iqud era al fin? Nada, nadie...<10)

En su conjunto) los tres primeros capitulos completan

el movimiento inicial caracteristico de la novela

naturalista, el de la observacidn del personaje con

relacidn a un conjunto de variables que determinan lo que

dste es y serd en el futuro.

Al final del capitulo III* ya es posible levantar una

hipdtesis. Entre el capitulo I y el III ha transcurrido*

ademds, un dia complete. La enunciacibn de la hipdtesis

coincide con la noche.

Media hora despuds cerraba los ojos sobre estas palabras de Schopenhauer, su maestro predilecto: "el fastidio de la nocidn del tiempo, la distraccibn la quita; luego, si la vida es tanto mbs feliz cuando menos se la siente, lo mejor seria verse libre de ella." (10)

Estos tres primeros capitulos describen casi con minuciosidad los atributos que conforman la naturaleza del personaje decadente. 116

El primero de estos atritmtos es el pesimismo* el cansancio del mundo. La razbn es un exceso de civi1izacibn. El personaje decadente se considera a si mismo el producto de una mundo decrbpito y su mismo agotamiento fisico y nervioso se explica asi, como el resultado de siglos de civi1izacibn. Esta conviccibn tiene tambibn su origen en las teorias darwinianas: como todas las especies animales, la humanidad, o las distintas civi1izaciones en su historia, siguen un camino parecido al del individuo, pasando por bpocas de juventud, madurez y vejez. En los periodos prbximos a la decrepitud, la criatura humana, demasiado refinada, se enfrenta al desencanto y a la desilusibn:

Quand la creature humaine est trbs civilisbe, elle demande aux choses d ’etre selon son coeur, recontre d ’autant plus rare que le coeur est plus curieusement raffinb, et 1'irrbmbdiab1e malheur apparait.

Hemos visto ya que las descripciones de Andrbs asimilan al personaje no solamente al mundo europeo sino a su pasado histbrico.

Ahora bien, el pesimismo que caracteriza la

"sensibi1idad" decadente de fines del siglo XIX que se observa ya en escritores como Flaubert, pero que cristaliza en la poesia y la novela finiseculares, va a 117

encontrar, su justificacidn doctrinaria en los escritos

del fildsofo alemdn Arthur Schopenhauer. Su obra mayor,

Die Welt als m i l e und Vorstelluno, publicada en 1819,

pero conocida en Francia a principios de la ddcada del

ochenta, ejercid en el medio artistico de la dpoca una

influencia determinante . ( Pi err ot, 7*») 3

Partiendo de la conviccidn de que en la vida el padecimiento es mayor que la felicidad; que el placer,

cuando posible, es puramente negativo y consistente sdlo en la cesacidn momentdnea del sufrimiento, Schopenhauer atribuye la desdicha del ser humano a una fuerza que estd presente en todas las especies vivientes y que dl llama la

"voluntad de vivir" o simplemente la "voluntad". Esta voluntad es una dimensidn bioldgica y psicoldgica, que designa las fuerzas impersonales que conducen la existencia de los hombres. Es el mecanismo que los obliga, a veces, a pesar de ellos mismos, a obedecer a los mecanismos del instinto, mecanismos dstos que cumplen con los fines superiores de la especie. Es la voluntad la que hace concebir al hombre esperanzas desproporcionadas sobre sus posibi1idades de felicidad y que lo conducen a la frustracidn. Contra la voluntad enceguecedora,

Schopenhauer propone una actitud puramente intelectual y desinteresada, que sustituya la "voluntad" por la

"representacidn", la conviccidn de la imposibi1idad del 1 IB

conocimiento de la realidad de verdad y una comprensibn de

la vida lbcida y sin complacencias.

La narracibn posterior a la "hipbtesis", que enuncia el protagonista de Sin rurobo al final del capitulo III, tenderb a dramatizar y a demostrar las afirmaciones de

Schopenhauer.

La naturaleza se presents en la novela como una lucha

inacabable> en la que todo es tensibn, conflicto y violencia, y en la que toda posibilidad de ternura estb condenada al fracaso. La naturaleza es asi. La existencia del hombre, que es tambibn naturaleza, no puede sustraerse a esta ley. El capitulo V estb constituido por un episodio parabblico que ejemplifica este planteo. Andrbs mata de un tiro al perro del capataz, el que acosa a su gato, . .el bnico ser . . . para el cual tenia siempre un mimo, una caricia ..." <16). Pero al ir a socorrerlo, al bajarlo del brbol, al que asustado se habia trepado, el gato le clava las unas.

Los estados de bnimo de Andrbs, sus ciclos de entusiasmos y hastios, asi como los acontecimientos que protagoniza, estbn punteados por los ciclos naturales, confirmando de este modo la idea de un tiempo de la naturaleza que rige la vida del ser humano por encima del tiempo histbrico.

Una fiesta en la aldea pone en evidencia un orden de 119

sociabilidad que, como el del capitulo primero, presenta una rigurosa estratificacibn. El gaucho ocupa en este episodio, como en la descripcibn de la esquila, el illtimo escalbn en la escala social en tanto que Andrbs es su bpice. "Condiscipulo y amigo del gobernador", el

Bstanciero es un individuo al que todos respetan. La rbpida caracterizaci6n de los notables

"hechas un cuero de escuerzo" C17/183), refleja el desprecio que el protagonista, y el narrador sienten por la humanidad que los rodea y por la ideologia oficial que se pone en boca de los grupos medios. En el ampuloso discurso que pronuncia el juez de paz se parodia el discurso progresista, de raiz sarmientina, sobre la educacibn comiln y sobre la importancia de la ciencia para lograr la felicidad de los hombres. Andrbs responde reiterando las hipbtesis del esceptimismo decadente:

Dbjense de perder su tiempo en iglesias y en escuelas, es plata tirada a la calle. Dios no es nadiej la ciencia un cbncer para el alma. Saber es sufrir; ignorar, comer y dormir y no pensar la solucibn exacta al problema, la ilnica dicha de vivir. En vez de estar pensando en hacer de cada muchacho un hombre hagan de bl una bestia, no pueden prestar a la humanidad mejorservicio. <2 0 ) le o

Reafirma asi su certidumbre en el car^cter bestial de lo humano, en la imposibi1idad de que el hombre pueda acceder al conocimiento de la verdad. Andres sabe que la vida no tiene sentido, que el hombre no es dueno de su destino. Este conocimiento, que lo lleva a tener una conciencia lucida de la realidad, deriva en sufrimiento.

En las relaciones que Andresentabla con las mujeres se afirman las determinaciones del instinto como motivacibn del amor:

sin poder dominarse ya, en el brutal arrebato de la bestia que estaba en bl , corrib y se arrojb sobre Donata . . . el la pasmada, absorta, sin atinar siquiera a defenderse, acaso obedeciendo a la voz misteriosa del instinto, subyugada a pesar suyo por ascendiente de la carne en el contacto de ese otro cuerpo de hombre, como una masa inerte, se entregaba. (13)

El amorio con Marietta se explica en tbrminos s i mi 1 ares:

Locamente enamorada de su amante, presa de esos sentimientos intensos, repentinos, que tienen su explicacibn en la naturaleza misma de ciertos temperamentos de mujer, sin reservas la prima donna se habia dado a su pasibn, . . . (46).

Ya hemos visto que Andrbs tiene rasgos que lo 1S1

vinculan directamente con los personajes de la novela decadente.

El argumento de la novela decadente narra generalmente la historia de la degradacidn de una familia noble, que se desintegra al caer sus Oltimos v^stagos en los excesos y la locura/' Hemos visto que la vida en el campo y las descripciones que se hacen del protagonista de

Sin rumbo insiniian un origen aristocritico > un pasado sefiarial, que su morada simboliza. Tambi£n tienen perfiles senoriales las relaciones que establece con los peones de su estancia, perfiles que se ir=m desvaneciendo en relacidn inversamente proporcional al desarrollo de la historia argentina, un proceso que en la novela se siente pero que no se explica ni representa. Es £ste un senorio que se conserva pero que se adivina amenazado. El padre de

Andres ha sido un luchador, participante de las "viejas patriadas contra la dictadura" (16). El hijo, si embargo, tributario de otra historia, es un individuo esc6ptico y prematuramente gastado. Se desprecia a si mismo pero m£s desprecia la vulgaridad de la ciudad moderna.

Insensible al encanto de las fiestas populares, antip£tico al vulgo por instinto, enemigo nato de las muchedumbres, Andres penosamente iba cruzando por lo m£s espeso del montbn. <50) 1S2

En la ciudad, que es al bmbito preferencial del progreso histbrico (en tbrminos de Sarmiento seria el bmbito de la "civi1izacibn"), Andrbs lleva una vida de placeres y vicios. Su casa en Buenos Aires es un refugio, en el que la fachada enganosa oculta un interior exquisito. Repleta de joyas, de objetos exbticos e inumerables, de diferentes culturas y periodos artisticos, y con un arreglo de colores y detalles aptos para la excitacibn de los sentidos, es tipico del personaje decadente. 13

Par mbpris de la rbalitb contemporaine, on se retournera vers certains bpoques prestigieuses du paseb comme la Dbcadence romaine du la Byzance lbgendaire, ou encore, par une sorte de fuite en avant, on adhbrera aux aspects les plus spectaculaires de la modernitb, comme le dbcor urbain ou la machine. (Pierrot, 19).

Tambibn Mario Praz, en The Romantic Aoonv, seflala que este tipo de decoracibn, que alcanza en el Palazzo

Vitoriale de D ’Annunzio su expresibn mbs acabada :

is a combined shrine of Parsifal, of a princely palace and an aesthete’s paradise. . . . All these innumerable things, rare and courious, played an important part in the world of Gautier, the Goncourts, des Esseintes, Dorian Gray, Lorrain and in that century which made use of every kind of exoticism and eclecticism to distract the restlesness of its exasperated senses and to make up for its lack both of a 123

profound fate and an authentic style. <403)

El interior de la qargoniere de Andres en la calle

Caseros se describe en los siguientes tbrminos:

Era una sala cuadrada, grande, de un lujo fantbstico, opulento, un lujo a la vez de mundano refinado y de artista caprichoso. . . . contra las paredes, cubiertas de arriba abajo de viejas tapicerias de seda de la China, varios divanes se veian de un antiguo tejido turco. . . . en mArmol de Carrara un grupo de Jiipiter y Leda de tamano natural. . . . reproduceiones de bronces obscenos de Pompeya. . . . una cama acolchada de raso negro, ancha, baja, blanda . .

Hay otros aspectos de la personalidad de Andres que

lo acercan a los personajes negros del decadentismo. Por

ejemplo, la trivialidad y la banalidad que encuentra a su

alrededor, su soledad, la decepcibn del amor y de las

grandes ilusiones colectivas como el progreso.

Pero el protagonista de Sin rumbo no se limita a

reproducir a un personaje como el des Esseintes de

Huysmans, por ejemplo, un individuo incapaz de ningun

esfuerzo creador, postrado, anbmico que sblo encuentra placer en lo perverse y artificial.

A diferencia de A Rebours, que plantea desde el

titulo un programa de violacibn sbdica de la naturaleza virgen, en Sin rumbo bsta es un bmbito creador, el medio 12^f

para la libertad y la regeneracibn de Andrbs. En la caracterizacibn de bste intervienen datos que lo constituyen, a pesar de su psicologia negativa, en un verdadero superhombre nitzscheano. Su inteligencia, su coraje> su vigor fisico y su determinacibn lo habilitan para superar obstbculos que para otros resultan

insalvables y para veneer todo intento que los dembs hagan de igualarse a su figura. Con esta superioridad legitima su orgullo y el control que ejerce sobre el mundo que lo rodea.A

Las dembs figuras de la novela carecen del mismo relieve. Su caracterizacibn obedece a un esquematismo que hace uso de la nocibn de causalidad, pero que constituye al personaje del caso mbs que en un individuo en un simbolo del tipo de realidad con la que Andrbs entra en relacibn en tal o cual momento del despliegue de la h i stor i a.

Las dos mujeres, Donata y Marietta, son por ejemplo la expresibn simbblica de las significaciones que en la novela adquieren el campo y la ciudad, los espacios entre los que se divide la vida del protagonista. Donata es la naturaleza inocente y generosa, que al ser fecundada por

Andrbs da origen a una criatura que posibilita la vuelta del protagonista a la vida. Andrea, hija de Donata y

Andrbs, es el fruto de la relacibn creadora del hombre con 125

la naturaleza.

En oposicibn a Donata? Marietta simboliza la

sofisticacibn del medio urbano. Es una actriz? su espacio es el teatro y su oficio es el fingimiento. A la generosidad y autenticidad del campo se opone la falsedad de la ciudad y el teatro bs una metbfora de bsta:

. ese mundo aparte? heterbclito? mezcla de escorias humanas? donde el oficio se incrusta en la costumbre? donde la farsa vivida no es otra cosa que la farsa representada. (30)

Marietta es adembs una heroina decadente? una belleza sazonada "d’un air de corruption”

Su boca entreabierta? mostrando el esmalte bianco y hiimedo de los dientes? era una irresistible tentacibn de besos? sus ojos cansados? ojerosos? un manantial de lujuria. Algo como el acre y estimulante aroma de las flores manoseadas se desprendia de su persona.< ^2) v

Con no Regino y Contreras se introducen dos tipos de servidores que corresponden a relaciones distintas de produccibn. Ko Regino es un tipo de caracter1sticas serviles? con un estilo de vida y de conducta vinculados a un tipo de produccibn precapita1ista. Contreras es el 126

pebn a contrata, asalariado, que pertenece por lo tanto a formas de produccibn mbs avanzadas. fa Construidos ambos

a partir de una oposicibn simbtrica, no Regino se debe a

la tierra y al patrbn;

. . . no Regino, un servidor antiguo asistente del padre en las patriadas de antaflo contra la tirania, uno de esos paisanos viejos, cerrados, de los pocos que aun se encuentran en la Pampa . . . Habia visto de nino a Andres, lo llamaba el patrbn chico y tenia idolatria con bl ; era un culto una pasibn. (20)

No es casual que sea la hija de no Regino la que da a

Andrbs la nina que lo reconciliarb con la vida.

Contreras por su parte, desde su misma caracterizacibn nominal, es un rebelde y una continua amenaza para Andrbs, amenaza que se consuma con el incendio de los galpones de lana con que se cierra la nove1 a.

Como hemos dicho, el nacimiento de Andrea produce en el padre una verdadera resurreccibn. Andrbs cambia, se libera del "mal" que habia ensombrecido su vida. La voz del narrador explica entonces la razones del cambio. Es el "instinto” que vence a la "razbn":

el grito de la naturaleza vencedora llenando implacable y fatalmente su tarea, donde la voz 1H7

ciega del carino, un carino inmenso, infinito acababa de estallar en 61 venciendo la resistencia de humanas preocupaciones* acallando sus alarmas, conmoviendo extrafiamente todas las ocultas fibras de su ser. (60)

Introduciendo las dudas que asaltan a Andrbs sobre

las posibi1idades que tiene su hija de llegar a ser feliz

se evita el simplismo de la radicalidad de su cambio.

Estas dudas se fundamentan tambibn en las concepciones de

Schopenhauer. Se trata esta vez de la concepcibn de la

mujer como naturaleza esencialmente animal, representante

de la "voluntad" de la especie, fijada para cumplir una

funcibn biolbgica reproductiva en un tiempo ahistbrico.

La mujer es, segbn esta teorizacibn, un ser dbbil de

cuerpo y espiritu, frente al cual el hombre es protector o

victimario. Esta racionalizacibn del orden patriarcal

aparece formulada en estilo indirecto libre desde la

conciencia de Andrbs, el que sin embargo, a pesar de su

supuesta "lucidez", se aferra a la creencia en Dios ante

el terror de perder la felicidad alcanzada junto a su

hija.

Es ahi donde el narrador separa su conciencia de la

del personaje y, con gesto de sabiduria, senala la falacia de un pensamiento renido con las leyes que

ineluctablemente gobiernan el universo: 128

Y ante la horrible amenaza* un secreto sentimiento lo asaltaba, hecho de egoismo, de debilidad, de cobardia y queriendo creer y temiendo no llegar a conseguirlo, obstinadamente se empenaba en cerrar los ojos a la importuna luz de la razdn. Contra todo* a pesar de todo y porque si, se esforzaba por remontarse en alas de una fe ficticia hasta la nocibn de Dios. (87)

Si hasta este episodio narrador y personaje

coincidian en espiritu y opiniones, ahora, salvo en los

pasajes en que las dudas de Andrbs iluminan su "razdn",

las opiniones de narrador y personaje se separan.

El narrador se encargari de senalar, implacablemente,

la falacia de las esperanzas del protagonista. Este punto

de vista escbptico de la voz narrativa senala una de las

diferencias entre la novela naturalista y la novela

decadente. Cuando la novela naturalista "estudia" el

"caso" de un personaje decadente, el narrador lo observa

desde la altura moral de un estudioso. Asi , a pesar de la

filosofia determinista que puede respaldar la construccidn

del personaje, la novela naturalista puede expresar un

ideal transformador.

En la novela decadente el narrador se sume en su

material y adopta la filosofia nihilista de su personaje.

En Sin rumbo, la voz narrativa utiliza los raptos de

optimismo del protagonista para demostrar su falacia y reafirmar el escepticismo que aqubl habia enunciado desde 129

un comienzo.

El desenlace de la novela confirma entonces la hipbtesis. Andrea muere y la fortuna de Andrbs se destruye. “Las leyes ocultas que gobiernan el universo"

(87) terminan por vencerlo.

Es sabido que la adopcibn de modelos estbticos europeos sufre en Latinoambrica transformaciones que muchas veces llegan a negar el modelo adoptado. Esta circunstancia obedece a la particu1aridad contradictoria con la cual esos modelos se trasladan y se adaptan.

Los dos polos de la personalidad de Andrbs, quien por un lado asurne los rasgos tipicos de los personajes negros del decadentismo y por otro se diferencia de ellos con una personalidad emprendedora y vigorosa, nos parecen un buen ejemplo de esa contradiccibn no resuelta.

El personaje de la novela decadente, de la que A

Rebours es el ejemplo mbs destacado, expresa en su historia y en el desenlace de bsta historia la muerte de una clase, la nobleza feudal en una sociedad de capitalismo desarrollado.'”

A pesar de su desprecio por la nueva sociedad, el protagonista, inmerso en ella, se solaza con todo lo elaborado o deformado por el hombre, al que a pesar de todo considera un dios capaz de recrear el mundo con los 130

descubrimientos de la ciencia.

La insercibn del capitalismo en la Argentina no produce) como en Francia> la desmembracibn de la propiedad territorial, ni un cambio profundo en las formas de produccibn, en las relaciones del hombre con la naturaleza. En Andrbs, y en la visidn del mundo que proyecta el narrador de Sin rumbo, Cambaceres plasma alqunas contradicciones fundamentales de la clase dirigente argentina a fines del siglo pasado. La tierra,

la gran estancia, es en ese momento la unidad econbmica clave de esa clase y del pais. Andrbs, que es un cabal representante de la oligarquia, se constituye en Sin rumbo desde y con sus valores: raza blanca, pasado prbcer, aristocratismo, en el sentido de considerarse un grupo superior por su educacibn y su cultura europea.

Entre los intelectuales mbs lbcidos de la clase se plantean dudas sin embargo acerca del futuro, mbs que todo acerca de las posibi1idades de perduracibn del proyecto o 1igbrquico.

La desconfianza se remonta al propio Sarmiento, quien despreciaba el material humano con el que era necesario construir el pais y propiciaba una politica inmigratoria que permitiria, entre otros beneficios, renovar esa misma raza que el narrador de Sin rumbo ubica en un nivel intermedio entre la bestia y el ser humano. Pero la 131

solucidn de Sarmiento ya no satisface a los herederos de

los padres fundadores:

Abajo entre el tumulto, los italianos de la Boca encorbatados arrastraban a sus mujeres, cargaban a sus hijos. . . . No obstante su descreimiento, su manera de encarar las cosas de la vida, se decia, que algo mds sonaron acaso merecerse los revo 1 uc ionarios argentinos, que lo que en la exacerbacidn violenta de su espiritu calificaba de indecente mamarracho. (50)

El movimiento pendular entre la conciencia de

superioridad y la posibilidad de fracaso, papel y destine

de su clase y de su estirpe, se expresa claramente en el

sueno que tiene Andres sobre su hi jo. Andres lo suena

primero grande, poderoso, al que "las masas subyugadas

C. ..lendiosaban", para sofiarlo luego "un enano deforme de

piernas flacas y arqueadas, de cabeza desmedida de

idiota", una especie de "escuezo, burlado y perseguido por

todos. " (6A/65) .

Si el romanticismo social fue la estdtica adecuada a

la actitud optimista de los tedricos de la nacionalidad

argentina, la estdtica de la decadencia es consistente con

el escepticismo histdrico de sus descendientes. Es la evasidn en los placeres primero y ante el agotamiento de

la evasidn, la adopcidn de filosofias nihilistas que desembocan en la soledad y la muerte. 13 e

^ • En la sanare

En 1883, en carta dirigida a Miguel Cand, Cambaceres

express sus simpatias por la novela naturalista:

Entiendo por naturalismo, estudio de la naturaleza humana, observacidn hasta los tu^tanos. Agarrar un carScteri un alma, registrarlos hasta los dltimos repliegues, meterle el calador, sacarle todo, lo bueno como lo malo, lo puro si es que se encuentra, y la podredumbre que encierra, haci^ndole mover en el medio donde se agita . . . zamparle al piiblico en la escena personajes de carne y hueso en vez de titeres rellenos de paja . . . sustituir a la fantasia del faiseur la ciencia del observador, hacer en una palabra verdad, verdad hasta la cuja . . . (Cymerman, 8).

El espiritu analitico y la bbsqueda de la verdad

cientifica, a los que se refiere Cambaceres en esta carta,

son por entero consistentes con los postulados tedricos de

Zola. El naturalismo afirma la posibilidad de una

perspectiva objetiva, lo que corresponde a unas premisas

epistemoldgicas y a un programa estdtico que aspira a registrar "hechos" no por af£n realista sino porque esos hechos son los "datos" de un programa de investigacidn de

la realidad. El autor e s , en esta perspectiva, un

socidlogo, y su fin Ciltimo consiste en la reforma 133

cientifica del conjunto social.

En la sanore pretende ser el "estudio" de la

inmigracibn italiana en la Argentina a trav^s de la historia de un caso ejemplificador. Trata asi esta novela un problems candentes de la Argentina de fines del siglo

XIX, a saber, las consecuencias de un proceso transformador de la composicibn btnica del ser nacional, puesto en marcha a mediados de siglo y que alcanza en el decenio del ochenta su punto culminante. En el tratamiento de este problems Cambaceres da muestras de una intencibn tendenciosa, de ataque al inmigrante, que recoge y formaliza los prejuicios e ideas a travbs de los cuales los hombres de su bpoca y de su clase perciben la historia que les toca vivir. Habria que agregar a esto que el discurso impugnatorio aparece en el pais tan pronto como la inmigracibn masiva y los cambios econbmicos comenzarona transformar el orden tradicional y la estructura de clases. 10

Las nuevas fortunas crearon una situacibn competitiva entre los advenedizos y la antigua clase dirigente. Con todo, era bsta la que mbs habia aprovechado las transformaciones ocurridas en el pais y la que a la sazbn se estaba beneficiando en gran escala de la prosperidad reinante. Convertida en oligarquia, pretende consolidar entonces su papel dirigente, 134

atr ibuydndose las caraceristicas de una ar istocrac ia , esto es, las caracteristicas de un grupo que dirige al pals por derecho propio y "natural". Constituyen sus miembros en efecto el grupo social mds antiguo del pais, creador de su organizacidn politica y de sus instituciones. Por otro ladoj se autoatribuyen una excelencia espiritual y cultural que los distinguiria del resto de la poblacidn.

A la sobrevalorizacidn del dinero, que era previsible dadas las condiciones impuestas por el desarrollo del capitalismo en la Argentina, oponen entonces un retdrica que ataca el "materialismo" y la "falta de espiritu" de los grupos en ascenso. Ya se ha mostrado como esa retdrica se expresa en La gran aldea, de Lucio V. Ldpez, y en las novelas anteriores de Cambaceres.

El llamado a la defensa de la hegemonia del grupo se hace oir tambidn en la forma de una convocatoria a cerrar filas y a protegerse contra la "invasidn" de sangre ajena. En este contexto, no faltaron las filipicas acerca de las funestas consecuencias que para la clase, o para el future de la patria misma, pudiera tener el matrimonio entre las mujeres de la oligarquia y los "advenidizos".

Miguel Cand, uno de los intelectuales del ochenta que mds abierta y enfdticamente expresd las veleidades aristocrdticas de la elite, manifestd con claridad, mds de una vez, el disgusto que le producia la mencionada 135

"invasion". En De cepa criolla. que se publicd en 188^,

escribe lo siguiente:

No tienes idea de la irritacidn sorda que me invade cuando veo a una criatura delicada, fina, de casta, cuya madre fue amiga de la mia atacada por un grosero ing6nito, cepillado por un sastre. . . . Mira, nuestro deber sagrado, primero, arriba de todos, es defender nuestras mujeres contra la invasion tosca del mundo heterog^neo, cosmopolita, hibrido, que es hoy la base de nuestro pais. . . . Por honor y respeto a los restos puros de nuestro grupo patrio; cada dia los argentinos disminuimos. Cerremos el circulo y velemos por 61. <12^>

En el de Can6, asi como en otros escritos

literarios y periodisticos de entonces, se hace bisicamente una defensa de clase del grupo olig^rquico.

Pero En la sanare va m£s lejos. Cambaceres retoma en esa novela los mismos impulsos defensives, pero con una embestida de contenidos racistas contra los italianos.11

La razdn por la que elije a ese grupo en particular no es dificil de entender. Los inmigrantes italianos constituian a la sazbn el ^tO*/. del total de los inmigrantes extranjeros y provenian en su gran mayoria de zonas rurales sumamente atrasadas. El segundo lugar lo ocupaban los espanoles, pero dstos, por razones de lengua y cultura, y por provenir en un mayor porcentaje de centros urbanos, podian adaptarse mds rdpidamente y no 136

proporcionaban un bianco de ataoue tan fAci1 como los

i talianos.

En la estructura narrativa candnica de la novela

naturalista, un narrador intelectual, inteligente, que se

supone en comunicacidn con un lector igualmente

inteligente, analiza un mundo dominado por el determinismo. En este mundo, los personajes que son objeto de su observacidn acttian (salvo aquellos que son los portavoces del narrador) sin tener conciencia clara de

las consecuencias de los actos que realizan, ya que carecen de la racionalidad que demuestra poseer aquel que cuenta la historia. Este vive en un mundo irracional, cuyas claves sdlo dl y el lector implicito conocen, lo que los hace a ambos participes de un orden superior. El describir y el estudiar el proceso desvastador de los personajes constituye asi en la novela naturalista un intento por delimitar las fronteras de la accibn humana, para de este modo evitar para dl y para aquellos a los que se dirige la caida en el mundo irracional que la novela crea. Esa es la forma con la cual la novela experimental plantea a sus lectores los problemas sociales o dticos que se propone evaluar y cuya solucibn abre las puertas de un posible programa reformador: 137

[although it] strips the protagonist of will and ethical responsabi1ity . . . will is not really absent from the naturalistic novel. It is rather taken away from the protagonist and the other characters and transferred to the reader and to society at large. The reader aknowledges his own will and responsabi1ity even as he pities the helpless protagonist. (Walcut, 27)

Cambaceres utiliza este modelo narrative para

convertir a su novela en un libelo y una advertencia.

Libelo contra un grupo £tnico y social y advertencia a qui£nes son sus pares acercade los males que acarrea la

excesiva liberalidad con que las leyes y la sociedad argentina, supuestamente, tratan al inmigrante.

Una de los argumentos tipicos de la novela naturalista es el que sigue las peripecias del proceso de declinacidn de una familia en el mundo de sus condicionamientos sociales y hereditarios. Cambaceres emplea este esquema narrativo para contar la historia de una familia de la oligarquia, cuya hija, Maxima

fortuna familiar. Maxima era hija

de un hombre rico, dueno de muchas leguas de campo y de muchos miles de vacas, poseedor de una de esas fortunas de viejo cuno, donacidn de algun virrey o algiin abuelo, confiscada por Rosas y decuplada de valor despu£s de la caida del tirano. (Ill)

Fortuna de viejo cufio, persecucibn por el tirano( las

leguas y el valor de la tierra conforman la tradicidn de

que hace gala la oligarquia. "Anda nombs, hija de mi

alma"...le dice Senaro a Maxima al cerrarse la novela,

cuando bsta se niega a proveerle mbs dinero, "te he de

matar un dia de bstos si te descuidbs." (185)

Puesto que Maxima encarna a su clase, la amenaza que

hace Genaro de matarla importa la advertencia social y politica que la novela desarrolla en su totalidad. Las

causas que llevan a Mbxima a caer en los brazos de Genaro

Piazza son indicios por otra parte de las actitudes que

prevalecen en la bpoca con respecto a la debilidad

intrinseca de la mujer, reiterando asi la cortcepcidn que

Canb manifiesta en la cita que incluimos mas arriba.

Si por un lado la mujer es el bastidn de la concepcidn burguesa de la familia y la moralidad familiar, garantia por eso mismo de la legitimidad de la

linea hereditaria, por otro lado es un ser desvalido, a 139

quien es necesario proteger» ya que, puro instinto, ignora

los peligros del mundo exterior y es incapaz de conocer

las consecuencias de sus actos. Carece en defintiva de las facultades (masculinas) de autoanilisis, racionalidad y contro1.

Maxima es por eso un objeto tipico de investigacibn para el narrador naturalista. Este, convertido en sociblogo, explica, clasifica, diagnostica y prescribe. Lc que prescribe es la necesidad de que quienes tienen la obligacidn de hacerlo reguarden mejor a quienes por definicibn no pueden hacerse cargo de si mismos. Inscripta en la narracibn, esta perspectiva se explicita en el momento en que el padre de Mbxima toma conciencia de su error cuando se ve obligado a autorizar la boda entre su hija y Genaro: "Ha sido usted un gran canalla mocito y yo... yo... un gran culpable...” <151).

Pero, mbs que ocuparse de la victima, Mbxima, la novela pretende ser un "estudio" de su victimario, Genaro

Piazza, el hijo de un inmigrante italiano, el que, nacido en un conventillo de los barrios pobres del Sur de Buenos

Aires, logra con su astucia y con la negligente y generosa ayuda de la sociedad argentina, emparentarse a una familia encumbrada.13

De los dos extremos en que la novela experimental basa su explicacibn del individuo, la herencia bioldgica y 140

el medio social> Cambaceres magnifica en esta novela al primero convirtiendo los impulsos atbvicos en determinantes absolutos e irreversibles de la conducta humana y presentando lo histbrico, a un personaje perfectamente explicable en el medio social argentino de fines del siglo XIX, en tbrminos de "Id natural".

Dado que la conducta del personaje se explica a partir de su herencia biolbgica, la novela se abre con la descripcion fisica y psicoldgica del padre. Esta descripcibn se aprovecha evidentemente del cuerpo de ideas que formalizarla luego Cesare Lombroso, en sus estudios de antropologia criminal. Segtin bstas ideas los sentimientos, la inteligencia y, por consiguiente, la conducta del hombre estarian determinadas por su constitucibn fisica, la que, al ser inmodificable, le da a la determinacibn un caricter de inexorabi 1 idad .

A estas teorias, que reconocen su origen en las tesis darwinianas sobre la evolucibn de las especies, debe su origen toda la imagineria animal que los criticos detectan en la descripcibn del "bruto" en la novelistica del naturalismo. Las caracteristicas de estos personajes que pueblan las novelas de Zola y de sus seguidores son precisamente la bestialidad, la depravacibn y la estupidez.

Esas mismas lineas descriptivas son las que 141

Cambaceres utiliza para caracterizar a don Esteban Piazza:

De cabeza grande, de facciones chatas, ganchuda la nariz, saliente el labio inferior, en la expresidn aviesa de sus ojos chicos, una rapacidad de buitre se acusaba.(49)

La "rapacidad de buitre" anticipa los rasgos de la personalidad de Don Esteban, que son los que a su vez herederS su hijoj la ambicidn desmedida, la avaricia y la falta total de sentimientos generosos incluso hacia aqubllos seres que le son mbscercanos, su mujer y su hi jo.

La divisibn de lo humano en hombres y bestias pasa esta vez la linea divisoria, mezclando clases y razas, entre italianos y criollos, pero el carActer fuertemente irremediable que se le atribuye a la naturaleza birbara de los primeros elimina toda posbilidad de cambio, y por lo tanto, de asimilacibn.

En la novela naturalists de ambiente proletario, como

L ’Assomo i r (1877) y (1885) de Emile Zola, asumiendo el papel del reformador social, el narrador intenta demostrar como un medio miserable condiciona y acentua en el ser humano la fuerza de sus instintos irracionales. Lo que Zola pretende es poner de manifiesto las condiciones de vida que el desarrollo de la sociedad 142

industrial impone sobre la clase obrera. En En la sanore. en cambiQ) la vida miserable de los conventillos se convierte en la atmbsfera propia de los individuos que lo habitan: "Algo insdlito, anormalj parecia alterar la calma, la tranquila animalidad de aqudl humano hacinamiento." <50) Las huellas del atavismo hereditario son entonces un estigma que convierte al receptor en un ser indeseable al que es necesario marginar.

Si Genaro es esencialmente un trepador social, ya que tal es la base de su actuacibn en los acontecimientos de la novela, esto se explica por su pertenencia a un grupo btnico. Cambaceres, apelando a los prejuicios racistas del lector, acrecienta la fuerza de la impugnacidn. Los sentimientos que respaldan este procedimiento, son definidos por Allport de la siguiente manera:

There is a courious air of finality in the term racial. One thinks of heredity as inexorable, as conferring an essence upon a group from which there is no escape, (Allport, 107)

Race is a fashionable focus for the propaganda of alarmists and demagogs. It is the favorable bogey used by those who have something to gain, or, who themselves are suffering from some nameless dread.

Los estudios del discurso de la dpoca contra el parvenu descubren no solamente el sentimiento de malestar social 143

al que nos hemos referido y que muchas veces se manifiesta

en nostalgia de un mundo pasado, sino tambidn la inquietud

de que todo el equilibrio del cuerpo social se encuentra

amenazado.10 La amenaza de la que habla Allport, cuyo

sentimiento oscura o abiertamente se manifiesta en la

elite, se encarna en la novela que analizamos en Genaro

que viene de un medio humilde a prostituir y a arruinar a

la burguesia.

No deja de ser significativo el despalzamiento que se

produce desde Sin rumbo a En la sangre. Si en Sin rumbo la

amenaza encarna en un gaucho rebelde, el chino Contreras,

o sea en el elemento autbctono, en En la sangre es Genaro

Piazza, el hijo de un inmigrante italiano, el que se

convierte en peligroso. Desde este punto de vista, y dado

el contexto histdrico argentino En la sangre es una

novela mds "moderna" que Sin rumbo.

En la sangre sigue el desarrollo de la vida de

Genaro paso a paso. La estructura del relate adopta asi

la forma de un proceso de develacidn de lo que se halla

fijado previamente en la condicidn bioldgica del personaje, en "las sugestiones imperiosas de la sangre . .

. del patrimonio de la raza . . (79). Pero no sdlo eso. En lo que hace al medio social, su debilidad se manifiesta como una serie de "negligencias" que hacen posible que a Genaro se le abran puertas que deberian 144

estar necesariamente cerradas a individuos como 61. Su

padre se enriquece con rapidez, Genaro consigue entrar a

la Universidad rindiendo un examen risible (lo que se

explica! por otra parte, por estar a cargo de un individuo

desprestigiado: "un hijo del pais, zambo, picado de

viruela, y vestido de levita color plomo" C701) y en la

culminacibn de su carrera estudiantil el bedel de la

facultad deja abierta la puerta del aula por descuido,

haciendo posible que Genaro robe una bolilla de examen, rinda un examen brillante y asi su "desconocido nombre",

el del "hijo del gringo tachero" aparezca en "las

columnas de la prensa" (96). Genaro llega incluso a estar a punto de entrar al prestigioso Club del Progreso por la

liviana actitud de sus miembros jdvenes, los que con

imprudencia democr^tica quieren “abrir de par en par las dos hojas de la puerta", para que "vaya entrando gente, la muchachadaj el elemento nuevo y de accidn ..." (120).

No menos imprudente es la actitud de la familia de

Maxima al recibir a Genaro en su casa, desidia que el padre posteriormente lamenta amargamente.

La tesis general de la novela surge de su argumento y estructura, pero la diatriba contra los italianos se implements a trav6s de la voz del narrador, quien senala

las causas ocultas del temperamento de Genaro. Sin embargo, al tratar de ofrecer una explicacibn 145

satisfactoria, que incorpore lo biolbgico y tambibn lo social, la voz del narrador, mezclada con la del personaje en el estilo indirecto libre, reinscribe las contradicciones que sus teorias tratan de resolver e

ilumina indirectamente la verdad histbrica. Asi, cuando sus amigos descubren su origen humilde, Genaro sufre un cambio profundo. En realidad, lo que le sucede es que toma conciencia de las prebendas injuriosas de un nacimiento pr ivileg i ado:

V ya que solo en el azar del nacimiento, en la condicibn de sus familias, en el rango de su cuna hacian estribar su vanidad y su soberbia, les habia de probar, bl , que, hijo de gringo y todo valia mbs que el los . . .(80). x~r

La voz del narrador, separada de la conciencia del personaje, desestima las conclusiones y la decisidn de bste y las explica en funcibn de su herencia negativa. La ambicibn de don Esteban se convierte en Genaro en

"envidia", en "rivalidad", en "ruin ambicibn".

Genaro manifiesta adembs un "tesbn de buey" para estudiar, el mismo que habia manifestado su padre en el trabajo prbctico. Pero, no siendo mucho mbs que un buey, es decir, pura materia, no puede captar "lo impalpable", algo asi como "el alma de la tinta" (83). La oposicibn entre "materia" y "espiritu", por completo ajena al 146

cientificismo de que se jacta Cambaceres, pasa entonces al primer piano cuando se trata de justificar privilegios,

llegAndose al extremo de desestimar la necesidad del esfuerzo en aqu£llos sobre quienes la naturaleza ha derramado la luz del espiritu:

Pero era que brillaba en sus frentes la luz de la inteligencia, que podian ellos, que sablan, que comprendian que el solo privilegio del ingenio bastaba para emanciparlos de toda improba labor. (84)

Estos privilegiados son, naturalmente, la elite, los

"nombres" prestigiosos, a los que se identifies con la patria misma:

Llenaban esos la Universidad con sus nombres, no parecia sino que en ellos toda una generacidn se encarnara, el porvenir de la patria se cifrara sdlo en ellos . . . (83).

En razonamientos como estos coinciden la voz del narrador y la del personaje. Genaro toma por fin conciencia de su inferioridad, algo que el narrador le habia anticipado al lector desde el comienzo.

La herencia biolbgica vence a la bondad del medio.

La generosidad y la pureza de los individuos con los que

Genaro entra en contacto desde temprano no consiguen 1 47

torcer el estigma de su nacimiento:

inspirarsei retemplarse, redimirse en el ejemplo de lo bueno, de lo puro, de lo noble que en torno suyo vela. Vana tarea. Obraba en 61 con la inmutable fijeza de las eternas leyes, era fatal* inevitable estaba en su sangre . . . le venia de casta . . . transmitido por hcrencia, de padre a hijo* como se transmite el virus venenoso de la sifilis. (103/4)

La bondad del medio solo le procura a Genaro la

oportunidad de destruirlo y la destruccibn se ejecuta

sobre la tierna e inocente libxima, victima no sblo de las

malbficas intenciones de Genaro sino* y esa es la

tembtica fundamental de la novela, de la negligencia

culpable de sus propios padres.

Ahora bien, el trepador social, es una de las figuras

fundamentales de la novela europea del siglo XIX. Inserto

en un cierto tipo de esctructura social* es asi como la

novela realista lo trata. 1 * En En la sangre, Cambaceres

trabaja este mismo motivo, pero echando mano de

explicaciones biolbgicas y premisas racistas.

La explicacibn de la realidad y del ser humano prescrita por los principios de la novela experimental se

prestan de alguna manera a esa visibn parcializada de la conducta humana. June Howard, en un excelente estudio 148

sobre el naturalismo en los Estados Unidos observa algo similar:

[American Naturalists]. They are writers who refuse to give up the attempt to imagine the social yet fail to propose meaningful correlations between individual choices and social processes. <145)

Mcis adelante la misma critica agrega:

from the vantage point of the naturalists the effective causes of events are becoming less and less immediate) their sense and significance more and more abstract.

The choices that remain to the characters may be imbued with personal or metaphysical meaning, but they can never be adequate to the central, social theme of the novel. (145)

En la novela de Cambaceres, la causa, ciertamente abstracta, de las motivaciones del personaje se atribuye exclusivamente al atavismo racial. V en un grupo dtnico especialmente se1eccionado, proyecta los vicios y defectos que la elite tiende a atribuir al conjunto de los inmigrantes que no son m£s que los que se dan, tipicamente, en la sociedad, en el momento en que se produce la gran expansion capitalista a fines del siglo pasado. 149

Algunos criticos han destacado la descripcibn

realista del ambiente social argentine en esta novela de

Cambaceres. E.M.S. Danero dice, por ejemplo:

Escrita con total desenvo1tura, En la sanore abunda en descripciones de lugares, tipos y costumbres de Buenos Aires. . . . Cambaceres aparece en la plenitud de su instrumental novelistico . . . (Prblogo, Cambaceres) Obras Comp 1 etas. 11).

Teresita Frugoni de Fichte opina por su parte:

Hay en en la sangre excelentes pinturas del conventillo, la vida de las pandillas callejerasi el ambiente estudiantil y universitario. Es la primera vez que ciertos medios humildes asoman a su novelistica de manera similar como se habia ofrecido en L'Assommoir de Zola. (Prblogo, Cambaceresi En la sanore. 41)

Por ultimo. Alberto Oscar Blasi considera que en la

nove1 a:

Es visible el influjo de Zola y de su escuela. esta concebida con el deseo de explicar a su personaje, Genaro, como resultante de la herencia y el medio. Esta tesis tipica del naturalismo era connatural al ideario del autor.(47)

Creemos, por nuestra parte, que, si bien es cierto que Cambaceres pinta con colorido algunos ambientes de los 150

barrios humildes, tales descripciones no se integran a lo narrado para establecer las relaciones entre un ambiente* un medio y las motivaciones de los personajes, como lo prescribe el modelo naturalista. El carActer de Genaro no se explica ni por la miseria de su vida de nino, ni por las ma1 as companias de su ado 1escencia. Los valores de la nueva sociedad, el afAn de enriquecimiento y el acento en el prestigio social tienen desarrollo sdlo en las motivaciones del personaje central y son atribuidas unilateralmente a su atavismo racial y no a un ambiente social.

En realidad* en En la sangre* a diferencia de su novela anterior* la voluntad tendenciosa de Cambaceres es preeminete. De ello resulta una novela did^ctica, que intenta demostrar una tesis para educar a un sector social, versidn caricaturesca del modelo que se proponia seguir, y en la que se formaliza novel 1sticamente todo un elenco de prejuicios ya existentes. 151

Notas

1 "Chino" (o "china") es la forma despectiva con que se designa en la Argentina a los individuos de facciones ai nd i adas.

e La cita pertenece a Paul Bourguet, quien en una serie de articulos publicados en Nouvelle Revue entre

1879 y 1883 y que formaron luego la materia de sus Essais de psvchologie contemporaine. formuld con gran claridad los temas y la sensibilidad que conforman la estbtica decadente.

3 En el segundo capitulo de los Essais... titulado

"Le Pessimisme de Baudelaire"> Bourguet, al analizar el tema del pesimismo de la bpoca> dice que entre los eslavos ese pesimismo adopta la forma de nihilismo, entre los germanos estb ilustrado por las teorias de Schopenhauer y entre los franceses provoca la aparicidn de solitarios bizarros y neurbticos de los cuales las obras de

Baudelaire y Flaubert ofrecen ejemplos significativos.

“ El argumento del derrumbe de una familia, tipico del naturalismo, tiene en la novela decadente la connotacibn de la desaparicidn de una estirpe y nace de un tema seudombdico, el de la degradacibn de una raza. El 15S

mito del "Crepiisculo de Occidente"> de una destruccidn

general de la civi1izacidn» similar a la que se habia dado

en Roma y Bizancio con la invasidn de los b^rbaros planea

en el pensamiento de la £poca. La amenaza de destruccidn

se imagina entonces proveniente de pueblos en un estado

m£s cercano a la naturaleza.

El modelo m£s exhuberante es el refugio del

protagonista de ft Rebours en Fontenay> en las afueras de

Par is.

No6 Jitrik hace un anAlisis de los ndcleos

significativos que dividen la dualidad entre "lo feo" del

exterior de la aargoniere de Andres y lo exquisito de su

inter ior :

"un sitio lleno de objetos exquisitos es presentado

como el lugar adecuado para la intimidad y por extensidn

de los sentimientos de un ser exquisito . . .

. . el Ambito en que se sitiia no puede sino ser un

individualismo que resulta de una mentalidad poseedora. La

verificacibn no es sorprendente asi como tampoco el hecho

de que> trasladada al campo de lo imaginario, hace fortune

en la literatura argentina hasta el punto de conformar una linea cada uno de cuyos puntos resulta de una estrecha

y nitida conexidn con los ideales que impuso . . . la alta burguesia liberal . . . convencida de representar de

manera excluyente el destino y el modo de ser nacional." 153

(4-8 / 4 9 )

v La fascinacibn con este tipo de mujer deriva de la

huida decadente de todo lo "natural". Es tambibn parte del

gusto de lo exdtico que es tambibn, obviamente, una huida

de la realidad cotidiana.

m En el contexto de la novela, Contreras es tambibn

parte de una naturaleza bbrbara y salvaje, el gaucho

rebelde, por oposicibn al gaucho domado que es no Regino.

Adolfo Prieto senala adembs la existencia de un

pensamiento providencialista o fatalista entre muchos

escritores de entonces quienes por otro lado se consideraban participantes en el desarrollo de los paises

centrales. Prieto dice que este sentimiento deriva en definitiva de la dependencia de una economia bbsicamente rural y ligada a los avatares del mercado internacional.

En 188^+, el mismo ano en que se publica A Rebours, considerada el breviario de la novela decadente, se publican otras dos obras significativas, Le Crbpuscule des dieus, de Elbmir Bourges, la historia de la decadencia de una familia de la aristocracia alemana, y Le Vice Supreme, de Pbladan.

10 "tQub va a pasar cuando los hijos de bsta gente quieran gobernarnos"? La pregunta se la hacia el 154

Presidente de la Repiiblica, Julio Argentino Roca, en ocasibn de su visita al Hotel de Inmigrantes, y resume la

inquietud de la clase dirigente argentina (aiin de aqubllos que como Roca fueron los responsables directos de la politica inmigratoria) no mucho despubs de lanzado su proyecto de desarrollo, en el que se incluia como elemento fundamental la inmigracidn europea. (Citado por Gladys S.

Onega, 55).

11 En 1884, Antonio Argerich, habia publicado ilnocentes o culpables?, novela en la que intenta fundamentar una posicidn adversa a la inmigracidn italiana basbndose en argumetos simi lares a los de Cambaceres.

ie Jorge Panesi y Noemi S.Garcia, sefialan que este nombre es un indicio del carbcter superior de la clase que

Maxima representa.

13 "La magnitud del torrente migratorio que se agolpa en Buenos Aires, ciudad que no ha sido preparada para recibirlo, crea problemas para los que no se encuentra solucidn adecuada.

El ’conventi1lo' aparece como respuesta improvisada para dar alojamiento a millares de familias en condiciones infrahumanas de hacinamiento y precariedad." (Roulet, 62)

La armonia entre los rasgos fisicos y espirituales de un personaje no es por supuesto nueva en la literatura. Pero lo significativo en este caso es que 155

el personaje de Cambaceres? como otros de las novelas

naturalistas? se construye a partir de un cuerpo de

ideas segiin las cuales los sentimientos y la conducta del

hombre estdn determinados por su constitucibn fisica? lo

que le da un caricter definitivo e irremediable. Cesare

Lombroso formal izd este sistema de ideas en L ’uoino

delinquente? publicado por primera vez en 1897.

Posteriormente? anadid la influencia del medio como

determinants de anormalidades? incluso fisicas? que pueden

transmitirse de padres a hijos. El propdsito de Lombroso era inducir a una reforma carcelaria? a la creacidn de un

sistema mds benevolente hacia los infractores a la ley? que no constituyera a la cdrcel en castigo. Basaba su

argumento en la no culpabilidad del delincuente cuyas caracteristicas psicoldgicas? y> por consiguiente su conducta? eran hereditarias o producto del entorno soc ial.

is "Para juzgar rectamente? se debe establecer una diferencia estricta entre la actitud emocional de las distintas clases sociales para con el presente y para con el futuro. Las clases que se encuentran en un periodo de auge> aunque tampoco juzgan el presente de modo tan pesimista en lo que concierne al futuro confian plenamente. Las clases dominantes? por el contrario? a pesar de todo su poder y dominio? estan poseidas con 156

frecuencia por el sentimiento angustioso de su ruina

inminente.” (Hauser* 3:100).

^ Gringo es el mote despectivo con el que se did en

llamar a los inmigrantes italianos y por extension a sus hijos, legalmente ciudadanos argentinos. La frase hace

ademds alusidm al humilde oficio del padre.

1V En realidad, muchos hijos de inmigrantes bien pronto lograron destacarse en los medios profesionales e

intelectuales.

10 subtle and atractive mistery surrounds the concept of blood. There is a definitenes an intimacy, a symbolic importance hovering around this shibboleth. Both family and racial proud are focused on blood. This symbolism has no support on science ..." (Allport,110).

Los mejores ejemplos se encuentran por supuesto en las novelas de Honors de Balzac. Rastignac, el personaje que representa al trepador social en Le pfere

Gor i ot. se entiende a traves de sus conexiones de clase y las pautas que acepta al llegar a la ciudad; su psicologia y su moral cambiante se explican por su insercidn histbr ica.

eo "Why do human beings slip so easily into ethnic prejudice? They do so because the two essential ingredients -erroneous generalization and hostilty- are natural and common capacities of the human mind. 157

(Allport,17) En otro contextoj Gramsci tambi^n caracteriza las actitudes con que las clases altas visualizan a los grupos subordinados: "for a social elite the features of subordinate groups always display something barbaric and pathological." (Citado por Howard, 79). 158

Obras citadas

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Cambaceres) Eugenio. En la sangre. Buenos Aires: Ediciones Plus Ultra) 1968.

. Pot Pourri y Musica Sentimental en Obras Completas. Santa Fe. Argentina: Libreria y Editorial Castelvi > 1968.

. Sin rumbo. Buenos Aires: Centro Editor de America Latina) 1980.

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Prieto, Rodolfo. La literatura autobioor£fica aroentina. Rosario. Argentina: Facultad de Filosofia y Letras, s/f .

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Tcachuk, Alejandra. "Eugenio Cambaceres. Vida y obra". Diss. North Western University, 1976.

Walcut, Charles Child. American Literary . A divided stream. Connecticut: Greenwood Press, 1976. CAPITULO I H

Tres novelas del "ciclo de la bolsa"

1. La crisis del noventa

Hemos dicho que una nota de prosperidad domina el panorama econdmico argentino hacia 1890. Entre 1876 y 1890 se construyen numerosas l ineas ferroviarias que unen

Buenos Aires a las zonas agropecuarias, se construyen tambi^n puertos y edificios piiblicos y se inician obras de mejoramiento y embellecimiento de la ciudad capital. La produccidn agropecuaria se multiplica y sobreviene un crecimiento global de la economia.

Pero este desarrollo estaba apoyado sobre bases muy dbbiles. Los emprbsitos, contraidos en su gran mayoria con

Inglaterra, promovian la importacibn de articulos manufacturados y aumentaban la deuda nacional. El gobierno que sucedib al de Julio Argentino Roca, en 1886, terminb de enajenar los resortes de la economia del pais a la banca britbnica justificando esa politica con las presuntas bondades de un liberal ismo econbmico a todo trance.

El ingreso de capital, que no se reinvertia

160 161

productivamente, y la emisidn superior al valor del producto desencadenaron una gran especulacibn de dinero,

tierra y titulos de empresas, sobre todo de concesiones de llneas ferroviarias, que en muchos casos no llegaron ni siquiera a concretarse.

A fines de 18B9 se produce una crisis econdmica en

Inglaterra, la que afecta a todos sus dominios, colonias y semicolonias. En la Argentina) la consecuencia inmediata de esa crisis fue la contraccibn del crbdito y la reduccibn del precio de los productos agropecuarios. A causa de ello cierran varios bancos oficiales, no se pagan las obligaciones contraidas y se produce una brusca baja de valores. En esta situacidn, numerosas fortunas, que se habian hecho al calor de los negocios bursbtiles durante los afios anteriores? se esfuman de un dia para otro. Los que sobreviven la crisis son los establecimientos mejor dotados desde el doble punto de vista organizativo y f i nanc iero.

La situacibn social, que por la inflacidn y la baja de los salarios se torna calamitosa, mbs la corrupcibn del gobierno, que habia adquirido proporciones de escdndalo, aunb a diversos sectores de la sociedad en un

1evantamiento civico militar, que tuvo lugar en junio de

1890 y que ocasionb la renuncia del Presidente. No obstante la participacibn del pueblo en la revuelta, el 162

movimiento fue copado por el General Roca y sus acdlitos> los que mantuvieron la politica que favorecia a los terratenientes y al capital britdnico.

Carlos Pellegirni, que asumid la Presidencia al renunciar Miguel Judrez Celman, despuds de recibir una suscripcidn de $50,000,000 oro, gird ese dinero a la casa

Baring Brothers que se encontraba a la sazdn en quiebra.

No fueron pocos los inmigrantes que a causa de la crisis abandonaron el pais. Los que se quedaron canalizaron su descontento en la lucha sindical y politica. Se producen entonces movimientos reivindicativos tanto urbanos como rurales. Nada asombr osamente ■> el patriciado atribuyd esos movimientos a las "ideas extranjeras" contrabandeadas por los inmigrantes en el pais. 163

2. El tema de la especulacidn.

En la historia literaria europea, las peripecias de

la especulacion bursbtil son el origen de un verdadero

subgdnero de la novela naturalists. El desarrollo

espectacular del capitalismo financiero, asi como las

crisis periddicas que el sistema en su conjunto sufre,

proveyeron el trasfondo histdrico de estas novelas. Sus motivos y personajes deben mucho a la mentalidad que es

producto de las nuevascondic.iones sociales, al

individualismo y a la lucha sin descanso del burguds por el acrecentamiento de su fortune y posicidn social.

Asi la especulacidn y los negociados que se dan en la

Argentina a fines del ochenta no constituyen un fendmeno puramente domdstico, sino un acontecimiento propio del sistema econdmico que a mediados del siglo pasado se consolida en Europa y que irrumpe en la Argentina treinta o cuarenta afios despuds.

Los negociados planeados dando la impresidn de que se teme carecer de tiempo para realizarlos y usufructuarlos, tenian variados modelos aiin en dpocas muy prdximas. La consigna de Guizot, de enriquecer a cualquier costa habia tenido tantas aplicaciones en la Europa de la segunda mitad del siglo y el desempeno de quienes se 164-

sintieron llamados a cumplir esa consigna tuvo magnitudes tan desusadasi que esta burguesia naciente de la Argentina, desesperada por ganancias sdbitas, no constituye siquiera un modelo de origina1idad. (Ortiz, 2:317)

Dentro del ciclo de los Rouoon Macouart, Emile Zola habia dedicado L *Argent (1890) a este tema. En Estados

Unidos, donde con posterioridad a la Guerra Civil se produce un desarrollo industrial de caracteristicas espectaculares, tambien hay autores que se ocupan de £1.

La ideologia del darwinismo social, en su versibn spenceriana de la supervivencia del mds apto, y su articulacidn en la novela naturalista hacia de d?sta un modelo especialmente iddneo para dar cuenta de fendmenos tales como la competitividad y la movilidad social que generaban las nuevas formas de vida y que contrastaban con los principios morales y las tradiciones que habian informado a la sociedad del pasado.

En The Octopus (1883) y The Pit (1903), que son partes de un proyecto novelesco del autor sobre la produccidn, comercia1izacidn y distribucidn del trigo,

Frank Norris narra el surgimiento y caida de un hombre de negocios de Chicago, y documenta a travds de las aventuras de este personaje ciertos aspectos de la especulacidn y la monopo1izacidn de la produccidn triguera en dicha ciudad a fines del siglo XIX. 165

Theodore Dreisser, uno de los novelistas

norteamericanos mbs destacados del periodo, publica entre

1912 y 1919 dos de las tres novelas que conforman A

Trilogy of Desire; The Financier (1912) y The Titan

(1919), novelas que, a trav^s de la biografia de un gran

financista resume, la era de gran industrializacibn y

creciente monopolizacibn de la economia y la mentalidad

que respalda la actuacibn del nuevo entrepeneur.

Estas novelas, que tienen su origen en un mismo tipo

de proceso histbrico, y algunas de las cuales basan su

asunto en situaciones reales,1 ofrecen descripciones

minuciosas de los negocios financieros, que se convierten

por momentos en los verdaderas protagonistas de la obra.

Para los naturalistas ese poderoso mundo de los negocios

era de vital importancia novelistica no por un mero afbn

de detalle o de "efecto realista" sino porque en su

experiencia sensible ese mundo ejercia sobre el individuo

una fuerza incontro1able y su descripcibn documentaba el medio que domina y a veces degrada al personaje. En The

Octopus el mismo poder sobrehumano se traduce en la denegacibn total de las posibi1idades de actuacibn del

individuo. Esta imposibi1idad del hombre de modificar las condiciones de su entorno se dramatiza en los hechos de la novela y es expresada al final por uno de los personajes: 166

Believe this young man...that railroads build themselves. Where there is a demand sooner or later there will be a supply. Mr. Derrich, does he grow his wheat? the Wheat grows itself. What does he count for? does he supply the force? What do I count for? Do I build the Railroad? You are dealing with forces young man, when you speak of wheat and the Railroad. (2:285)

En la Argentina, en torno a la crisis del noventa se producen unas once novelas que la critica ha agrupado bajo

la denominacidn de "ciclo de la bolsa”.15 De ellas analizaremos en este trabajo La Bolsa, de Julian Martel

(1891), Qui1ito, de Carlos Maria Ocantos (1891), y Horas de fiebre. de Segundo I.Villafane (1891).

Como testimonio de una bpoca y de un episodio sobresal iente de la historia argentina, el valor documental de estas novelas es ciertamente importante. En ellas se recrea un ambiente, el de Buenos Aires poseido por la fiebre de las ganancias rbpidas y por la ilusidn de un progreso sin limites. Estos son precisamente los castillos de naipes que la crisis se encargaria, para muchos, de derrumbar poco despubs.

La descripcibn de las mansiones, de las casas de juego y de los hipbdromos que se levantan desplazando a las antiguas construcciones, proyectan la imagen de un mundo optimista y en continuo proceso de cambio. Por debajo de esa superficie, deslumbrante y enceguecedora, 167

aparece la situacibn de aquellos a los que los cambios,

lejos de beneficiar, perjudican, y la venalidad

administrativa que documenta las actividades de un

gobierno que propicib y participb directamente en uno de

los peores episodios de despilfarro ocurridos en la

historia del pais.

Antonio Pagbs Larraya senala con respecto a Horas de

Fiebre que:

la realidad siempre mudadiza queda limitada a un repertorio muy breve de temas sin que resulte demasiado dificil advertir cuiles son las zonas de su propia experiencia que Villafarie incluye en la nove1 a.(Estudio Preliminar, Horas de fiebre, x i i i )

Mbs adelante dice que la novela de Villafane y tantas obras de esos afios son el resultado "de una invencibn amarrada a lo inmediato y dispuesta a ser fiel a una particular reaccibn frente a la bpoca".(xiii)

Creemos que, efectivamente, las obras del ciclo de la bolsa reproducen con variantes los lugares comunes de una visidn superficial y simplificadora de una periodo complejo de la historia argentina y cuyas consecuencias se perciben hasta nuestros dias.

El noventa constituyb una encrucijada de la historia 1 68

moderna del pais, en la que por primera vez se desafia

seriamente el poder de la oligarquia al mostrar un amplio

descontento, que anticipaba la llegada de los cambios que

se concretizarian en la estructura politica un cuarto de

siglo despubs (Navarro Gerassi, 27).

La alarma que produce este cimbronazo de la

estabilidad oligbrquica se traduce en la profusa obra

literaria del "ciclo de la bolsa", que recrea el episodio

desde una perspectiva que intenta restablecer un "orden"

aparentemente perturbado por la ambicibn de las nuevas

clases en ascenso. En La Bolsa y en Horas de Fiebre el

mundo se construye con un sentimiento nostblgico en el que

el presente se vive como una degradacibn de un pasado

idea 1i zado.

Autores como Zola o como Dreisser crearon obras que

capturan la complejidad de una sociedad cambiante en la que los hombres en su hacer se revelan determinados por

las condiciones materiales de su existencia. Las ideas del darwinismo social, que sirven de marco a la construccibn de los elementos que conforman la novela (personajes, acciones, etc.) son las que tamibbn proveen una

interpretacibn de la realidad socioeconbmica.

En el mundo novelistico de L ”Argent la alta burguesia ha triunfado definitivamente sobre la vieja aristocracia, a la que sblo le queda la posibilidad de 169

sucumbir o integrsrse al nuevo orden. Aunque en algunos

pasajes Zola muestra cierta simpatia piadosa por aqu£llos

que se debaten tratando de aferrarse a las viejas

tradiciones, se da cuenta claramente que aquel es un mundo

ya muerto y que el progreso pasa, a pesar de la

destruccibn y la ruina que ha traido consigo, por el nuevo

orden soc i a1.

Los protagonistas de A Trilogy of Desire y L ’Argent

se construyen como productos particulares de un medio, de

una economia que se expande con fuerza arrolladora, y son

personajes poderosos, fuertes, capaces de sucumbir y

volver a levantarse mil veces. Con bstos personajes, ambos

autores aceptan de alguna manera la racionalizacidn

plutocr^tica de la supervivencia del mbs apto, aunque

expresen su simpatia por los caidos en el curso de la

lucha.

Zola enjuicia las injusticias del nuevo orden. Su

idea es que el progreso lineal de la sociedad y de la raza

humana necesariamente traerb un mundo mejor. En la novela

estas concepciones aparecen en boca de personajes que son portavoces del narrador, como Sigismund Bush, un idelista

que pasa su vida planeando un futuro socialista, o Madame

Caroline, de la que el narrador dice que es una "savante".

Dreisser, por su lado, enfrenta los valores morales y

los principios de libertad y democracia, que se proclaman 170

como las bases mismas de la sociedad, a la dura realidad

de su tiempo, y demuestra que en la bpoca de los "Barones

del oro" de comienzos del siglo, bstos valores se han

convertido en una mascara hipbcrita.

Force was the answer . . . the little guardians of the so called law and morality, the nwespapers, the preachers, the police and the public moralists so loud in their denunciation of evil in humble places were cowards all when it came to corruption in high ones. (Financier, 135)

El argumento de las tres novelas del ciclo de la

bolsa que nosotros vamos a analizar adopta un desarrollo

que sigue el proceso de acm£, decadencia y ruina de un

pesonaje, el que, arrastrado por fuerzas indominables,

marcha a ciegas hacia su destruccibn, constituybndose de

esa manera en un simbolo de los acontecimientos sociales:

el perlodo de gran prosperidad sucedido por la crisis. Por

otro lado la historia de dicho personaje conforms siempre

un caso ejemp1 ificador.

Siguiendo una estructura que, como senalbbamos, es

frecuente en las novelas naturalistas, el narrador de estas obras, que observa y describe la realidad y que

preanuncia las consecuencias de los errores de los personajes, coincide en el texto con una figura que la 171

novela privilegia y que posee en principio ciertas caracteristicas que se juzgan esencialmente positivas.

Tales figuras se acercan m£s o menos al nivel de "lucidez” de que haca gala el narrador.3 Veremos como se construye en cada una de estas novelas este tipo de personaje. Su andlisis y el andlisis temdtico revelan, en las tres novelas, la recurrencia de ciertas ideas cuyo propdsito es interpretar las fuerzas que influyen en la vida humana, ideas tenidas de criterios moralizantes o de prejuicios raciales. Lo que se confronta es el bien al mal, el espiritu (en tdrminos abstractos) al materialismo.

De ahi el caracter melodramdtico de ciertos pasajes o el cardcter de novela de tesis que vemos en Quilito, con una tesis moral izadora exp 1 1 cita 17E

3. Julian Martel y La Bolsa

La Bolsa; de Julidn Martel (seuddnimo de Juan Josd

Mird) es, entre las novelas del ciclo, la que mas dxito de

pdblico ha tenido y a la que la critica ha dedicado mayor

atencidn. Su autor nacid en 1867, en un hogar de recursos modestos, aunque emparentado a una vieja familia portena.

Muerto el padre, Mird mantuvo a su madre y hermana trabajando como periodista en el diario La Nacidn. Sus bidgrafos cuentan que pertencid a la bohemia literaria de

los anos noventa

En 1896, cuando contaba apenas veintiocho afios, murid de tuberculosis.

La Bolsa. escrita en 1890 y publicada por el periddico La Nacidn entre julio y octubre de 1891, fue su linica novela.

La Bolsa cuenta la historia de Luis Glow, un joven y prestigioso abogado que abandona su profesidn para dedicarse a los negocios, a travSs de los cuales logra 173

amasar una fortuna considerable. Acicateado por la

ambicibn, Slow compromete la totalidad de sus bienes en

negocios audaces, y muchas veces delictuosos, que lo

llevan primero a la ruina y por liltimo a la locura.

La novela se divide en dos partes* cada una de nueve

capitulos. Los capitulos llevan titulos que resumen el

contenido. En la primera parte de la novela, Martel traza

el panorama de la ciudad, describe al protagonista y lo

sitiia en un ambiente, con tipos y situaciones mis o menos

caracteristicos. Establece asi las claves de una accibn

dramAtica que se desencadena principalmente en las segunda

parte a modo de un desarrollo involutivo que se debe a

circunstancias aparentemente ineludibles. Ese desarrollo

es el proceso que lleva a la ruina del personaje central.

La novela sigue asi, en un primer nivel, la

disposicibn narrativa de la novela naturalista, con un

despliegue en el que causas y consecuencias se encadenan

ldgicamente y en el que las hipbtesis enunciadas en el

piano de la narracibn tienen su desarrollo en el terreno

de la accibn narrada. En este nivel, Glow, un individuo

honrado en el fondo, pero dbbil y ambicioso, se deja

arrastrar por un medio negativo que hace fbei1 presa de

sus aspiraciones.

El medio que arrastra y destruye a Glow es un clima moral en el que la especulacibn y los negocios delictuosos i 7^

se hart convert ido en una enfermedad que ataca a buena

parte del todo social, empezando por las esferas

gubernamentales mbs altas. Desde esta perspectiva, se hace

un enjuiciamiento moral y un llamado a la prudencia,

contra las tentaciones de la ambicibn.

Pero en la caracterizacibn del medio negative y de

las causas que lo determinan la primera parte superpone

afirmaciones que no armonizan con los acontecimientos que

mueven el relato. Estas afirmaciones se encuentran en boca

del narrador tanto como en la del personaje principal.

Cuando al final del capitulo noveno de la novela un

joven poeta observa con sorna y tristeza el desfile de la

burguesia portefia por el paseo de Palermo, en un

despliegue de lujos y riquezas hasta entonces nunca

vistos, y tiene la visidn de que esa es una marcha

irremediable hacia , el lector tiene acceso a un

primer nivel de "lucidez", el del vislumbre apocaliptico de una sociedad al borde del colapso. Aunque el Dr. Glow participa del desfile y de la enfermedad general, su conocimiento, mbs profundo, coincidente con el del narrador, le permite descubrir las causas verdaderas de

la crisis. Estas causas no son atribuibles a un grupo de ambiciosos y aventureros sino a algo o a alguien que escapa a la visidn superficial de los demds. 175

Allb va el conquistador de America - como Glow lo llamaba- el judio presidente de la Alianza Universal Israelita? el ascensor del oro? el rey de las finanzas del Plata? el enviado secreto de Rotschild? la causa oculta de tantos cracs y desastres cuya responsabi1idad ha recaido injustamente sobre los que no la tienen . . . (La Bolsa? 150).

La afirmacibn anterior se respalda con el prestigio de un texto extranjero: La France Juive? de Eduard Adolphe

Drummond? y en el cual? segbn el protagonista de La Bolsa.

"abundan datos abrumadores que nadie ha rectificado"<1S3).

La construccibn de los personajes judios? las caracteristicas fisicas y culturales que se les atribuyen y los factores religiosos que se invocan como imperativos de su manera de actuar? es en La Bolsa una copia casi literal del libro de Drummond. El judio? en su universalismo inexorable? constituye la encarnacidn del capital internacional y es la antinomia de la "patria"? esto es? del patrimonio fisico y espiritual de la nacibn.

Por otra parte? Glow? en unibn con su esposa

Margarita? son quienes en el pensamiento del autor encarnan a la patria misma? quienes representan la quintaesencia de lo que en la novela constituye "la flor y nata" de la sociedad? el sector que 1 leva en si las fuerzas espirituales que el "materialismo cosmopolita" amenaza desvirtuar. Margarita es nieta de "un guerrero 176

de la independencia"? de padres relativamente pobres? pero con un apellido que "resonaba como un titulo nobiliario"

(90). Por su origen patricio y por su misma descripcidn fisica (ojos "andaluces"? pelo negro? cutis "b1anquisimo") represents a la vieja burguesia criolla? sin mezcla con la nueva escoria inmigrante ni con las razas indigenas.

Su unidn con un descendiente de la raza aria simboliza la unidm ideal de las fuezas que para los tebricos de la

□rganizacibn nacional habrian hecho de la Argentina un pais a tono con las naciones civilizadas de Europa.

Convencidos bstos que el atraso americano se debia a la inferioridad de las razas autdctonas y a las tradiciones retrbgradas del coloniaje espanol? consideraban al ario el brazo mismo del progreso. Pero lo cierto es que histdricamente los arios no fueron los que llegaron al Rio de la Plata como inmigrantes? ni tampoco trajeron sus capitales para industrializar el pais sino para el entronizamiento de una economia agraria y dependiente cuyos resultados poco auspiciosos? si bien es cierto que el autor de La Bolsa percibe, los explica tratando de limpiar de responsabi1idad a sus verdaderos beneficiaries.

Por eso ? aunque en el mundo de la novela todos especulan y se involucran con mds o menos escrdpulos a los negocios mds fraudulentos, Glow? el especulador ario? parece menos especulador que los demds: hi jo de un 177

inmigrante ingles, "con una hermosa cara de hombre del

Norte", (117)

Estaba dotado de los sentimientos mas puros y era refracatrio a todo lo que saliera del terreno legal abierto a las ideas generosas, pero el medio ambiente en que respiraba habia influido 1astimosamente en dl.(72)

En cuanto a los personajes judios, no hay en la

novela indicio alguno de cdmo ellos llevan a cabo sus

oscuros designios.

La falta de armonia entre tesis y dramatizacion

evidencia un propdsito pan-fletario que se impone en la

novela desde afuera. Si a Glow se lo disculpa por sus

cualidades inherentes, derivadas, en la tortuosa ldgica de

la argumentac i dn , de su pertenencia a la raza aria, a los

judios se los condena sin mdts:

Los ingleses, que tan buenos ojos tienen para descubrir filones estan trayendo sus capitales con una confianza que nos honra. Los que me mspiran recelo son los judios que empiezan a invadirnos sordamente y que si nos descuidamos acabarAn por monopolizarlo todo. (45)

Lo que explica entonces el fracaso de esta unidn simbdlica entre Glow y Margarita es el medio negativo, que se atribuye en primer lugar a la presencia del extranjero 178

indeseable y que en la novela es sindnimo del aventurero o

del trepador social. El desplazamiento de la culpa de la

crisis hacia el judio oculta, por otra parte, las verdaderas causas y a los verdaderos responsables del caos

econdmico del noventa.

Muchos afios despuds de escrita esta novela, y en circunstancias histbricas mbs dramdticas, Jean Paul Sartre habria de desarrollar su teoria del marginado segun la cual este como "chivo expiatorio", es una imagen cargada de proyeccidn:

And whom does one strike in the person of the "dirty, greedy, sensual, negating" Jew. One’s self, one’s own greed, one’s own lechery. . . Evil is a projection. I would go so far as to say that it is both the basis and aim of all projecting activity. As for the evildoer we all have our own: he is a man whose situation makes it possible for him to present to us in broad daylight an in objective form the obscure temptations of our freedom. If you want to know a decent man, look for the vices he hates most in others. You w 11 have the lines of force of his fears and terrors you will breathe the odor that befouls his beauteous soul.”

Si en el noventa, la aligarquia argentina aprovechd mds que nadie de los millonarios emprdstitos ingleses y especuld y se enriquecid con los dineros ptiblicos, Martel proyecta sus vicios en un tipo social, el que, segiin las investigaciones sobre la dpoca, ni siquiera tenia 179

presencia efectiva en el medio porteno. A

Pero no sblo los vicios de la oligarquia argentina se proyectan en el judio sino tambien sus terrores. El judio no sblo es el representante del capitalismo internacional sino el encargado de su liquiaacibn definitiva:

su triunfo seri mbs seguro si se le ocurre aprovechar el elemento socialista como fuerza de combate, y dirigir la revolucibn socialista que se aproxima iel cataclismo horroroso a cuyo lado sospecho que el drama de la revolucibn francesa parecerA un idilio! (1S5) '7

En L 7 Argent. el judio se describe tambien como un

"tipo" y su habilidad para el manejo del dinero tiene explicaciones ativicas. Las implicaciones racistas que esta construccibn podria tener se contraba1ancean sin embargo. Cuando el judio banquero, Gundermann, figura de central importancia en L ’ftrgent. destruye al protagonista de la novelai Zola pone en boca de bste los argumentos antisemitas en boga, precisamente para demostrar que en la lucha por el poder y la fortuna los contendientes echan mano de cualquier argumento falaz para buscar un culpable.

Madame Caroline vocero del autor en el texto, expresa que el carbcter judio no es mbs que un resultado de complejas circunstancias histbricas y sociales.

En La Bolsa la explicacibn antisemita aprovecha del 180

ideologismo de los grupos europeos mis reaccionarios, que

como Drummond acusaron al judio de los males del

capitalismo, oponibndose asi a las conquistas de la

Revolucibn Francesa, la que con las Declaracibn de los

Derechos del Ciudadano permitib en principio a los judios

integrarse igualitariamente a las comunidades nacionales.

La clase alta argentina aparece asi, una vez mbs,

victima de su exceso de liberalidad. En el baile que el

Dr. Blow da en su casa, como en el recinto de la bolsa y

en las calles de Buenos Aires, se mezclan "promiscuamente"

"tipos e idiomas", el trepador social, el aventurero

extranjero y la "flor y nata de la sociedad" <39). El caos

tiene entonces origen en una supuesta democracia que ha

desplazado la jerarquia necesaria y con el la a las fuerzas

espirituales del pasado.

La novela se abre con una alegaria en la que el

viento, metbfora del autor implicito ("miisico

deseinteresado, artista vagabundo", C3S3) recorre la

ciudad, acerca de la cual se va a contar una historia, definida por las imbgenes de la alegoria: en ella la

"patria" y la "libertad" han sido avasalladas por la escoria financiera, por la "especulacibn" y los "abusos administrativos".<3A) A nivel del narrador, la critica se centra en el "cosmopolitismo", es decir, en las consecuencias de la politica liberal que, sin criterio 181

selectivo, ha abierto las puertas a la inmigrac itin, a

"esos parAsitos de nuestra riqueza" (35). El enjuiciamiento a las convulsiones que produjo la politica liberal autoriza por otro lado una defensa de las clases dirigentes, basada en criterios de raza, mAs enfAtica adn que la que produjeron sus intelectuales orgAnicos.

El ideal es entonces un "progreso" que preserve un orden aristocratizante y que frene la movilidad de los grupos sociales medios que irrumpen en el panorama histdrico como resultado de ese mismo progreso que en principio se juzga deseable.

El enemigo externo, el judio, permite librar de responsabi1idades a los actuales detentores del poder y disimular en todo caso las responsabi1idades de la politica del imperio britAnico, intentando unir a los grupos internes, mancomunAndo1os contra un fantasma, hecho de simbolos e imAgenes de vieja estirpe cultural, pero que no reconoce fundamento en la realidad. Prueba de ello es que en el desarrollo de la accidn dramAtica los judios no tienen actuacidn alguna y que la acusacidn se queda a nivel de la pura retbrica. 185

A. Carlos Maria Ocantos y Qui 1 i to

Carlos Maria Ocantos nacid en Buenos Aires, en 1860, estudid derecho y a la edad de catorce afios escribid su primera novela a la que tituld E1 esc 1avo .

Pertenecia a la clase alta portena y pasd la mayor parte de su vida en Madridi como representante diplomdtico del gobierno argentine. Alii produjo casi todas sus obras, entre las que se destacan las veinte Novelas aroentinas que escribid entre 1888 y 1959.

Poco reconocido en su pais de origen, Ocantos fue sin embargo admitido en 1897 en la Real Academia Espanola.

Propusieron su candidatura tres grandes escritores de la

£poca: Benito P6rez Galdds, Josd Maria de Pereda y Juan

Valera. Ademds, en 1953, recibid un premio de la Academia, el Hispanoamericano de novela por La cola de paja, cuyo asunto gira alrededor de la decadencia de una vieja

-familia criolla.

Fruto de su experiencia en Dinamarca, en donde se desempend como Ministro Plenipotenciario del gobierno argentino, entre 1910 y 191B, es Fru Jenny, seis novelas danesast de 1915. En El camidn, seis novelas espanolas, traslada a la novela corta recuerdos de su larga 183

permanencia en Espafia. Carmucha, de 1931, recoge recuerdos

de viajes por Argentina, Brasil, Galicia, y Noraega,10

Retirado de la diplomacia, Ocantos se instala en

Aravaca, en las afueras de Madrid, donde residirb desde

1918 hasta su muerte, ocurrida en 1949.

Qui1i to es la segunda de las Novelas aroentinas,

novelas en las que, segiin el autor, "se estudia y describe

la vida contemporbneaen sus diversas manifestaciones".11

Fu£ publicada por primera vez en 1891, en Paris, por la

Libreria Espanola de Garnier Hermanos.

Aunque de escaso m^rito literario, la interpretacibn

y anblisis de esta obra permite investigar cbmo percibe y

juzga un representante del "rbgimen", como era Ocantos,

las circunstancias que llevaron al episodio de la crisis

del noventa.

Theodore Andersen, uno de los pocos bibgrafos y criticos de Ocantos, ha desechado el "naturalismo" que suele atribuirse a sus novelas:

. . . the Novelas aroentinas are imbued with a quiet idealism which is quite out of consonance with the spirit of naturalism. . . . Ocantos’ method is neither that of minute psychological analysis no relentless phyisiological exposure; his novelistic equipment is unequal to the former, his good 184

taste precludes the latter.(76)

Por su parte, Nob Jitrik sostiene que . . se

trata de una historia -familiar* tipica del realismo

tradicional) tal como se encuentra en Balzac, y en la cual

los problemas del dinero cumplen un papel

f undamenta 1."(Historia, 2:66)

La oposicibn que Andersen establece entre el

" ideal ismo" de Ocantos y la estbtica natural ista se -funda

en una ya tradicional polbmica en cuanto a la definicibn

del naturalismo como doctrina estbtica. La relacibn de la

estbtica naturalista con el determinismo filosbfico hace

que se la caracterice en muchos casos como un materialismo

determinista, negador del libre albedrio y por lo tanto

con una visibn pesimista de la vida humana:

The author portrays life as it is in accordance with the philosophical theory of naturalism . . . a naturalist believes that man is frequently an animal without free will. (Ahnebrich vi)

Adembs, no faltan los criticos que separan la obra novelistica de Zola de sus principios tebricos, diciendo

que sus novelas constituyen una negacibn de sus principios, precisamente por su carbcter reformador. El naturalista, dice V.L. Farrington, 185

tends to lose his objectivity and scientific detachment, and becomes the partisan of a cause. Such was the fate of Zola. The philosopher of naturalism, in practice he abandoned his principles and became a reformer, attacking the church, the capitalist order, etc. (3:325)

En las novelas natura1istas, los personajes se enfrentan a fuerzas externas e internas y son, casi todos ellos, victimas de las trampas de su propia naturaleza y de las circunstancias sociales. La paradoja entre esta imposiblidad de la actuacidn humana para modificar sus condiciones de existencia, que implica la construccidn del personaje, y el reformismo de la novela se resuelve a trav^s de la intervencibn del novelista, quien si cree en la posibilidad de cambio.

[the novelist! has to establish the validity of two assumptions, that the state of man needs to be improved and that human conditions are determined by the operations of material causes.

The more helpless is the character the stronger the proof of determinism, and once such a thesis has been established the scientist hopes and believes that men will set about trying to control the- forces that control them. (Walcut, 24/25)

El conocimiento se constituye asi en el medio de la libertad. AdemAs de los atributos del narrador, la comprensidn y el concimiento son privativos en Qui1i to 186

(como tambi£n en Horas de fiebre) de ciertos personajes

cuya capacidad intelectual, o cuyo altruismo, les permiten

1ibrarse de las fuerzas que mueven a los dembs. Estos

personajes son vehiculos de nticleos temdticos que tienen

que ver con construcciones ideoldgicas y culturales.

Qu i1i to » mientras los "criollos" son mis o menos

perezosos, indolentes y perseguidores de fortunas f^ciles,

y empujados por sus vicios y el medio social que los

refleja se dirigen ciegamente a su ruina, Mr. Robert, un

anglosajdn, hijo de un inmigrante irlandbs, despliega una

comprensidn de la realidad solamente superada por la del

narrador y encarna las normas moralizantes que dste

proclama.

Esta comprensidn y esta fortaleza moral se ofrecen

en un didlogo edificante que Mr. Robert sostiene con Don

Raimundo, nada mbs y nada menos que un usurero:

-Si aqui no hay opinidm, ni energia, ni principios ni nada, ni quien se levante y se ponga enfrente del gobierno. Nos hace falta un hombre, como a Didgenes Mr. Robert. -Lo que hace falta es no vivir al dia, gastar menos de lo que se tiene; no arrastrar coche cuando el puchero escasea, y confiar el porvenir al trabajo honrado y no al azar del juego. (79)

Aunque Mr. Robert se arruina, ya que la catdstrofe econbmica afecta a todo el mundo, £1 es el linico que 187

posee las aptitudes necesarias para forjar un futuro para si mismo y para la nacidn. El proyecto de Mr.Robert es confirmado al final por el narrador, quien lo sumariza en un repertorio de mbximas de conducta:

Gue tu caballo de combate sea el trabajo y tu espada la perseverancia; mas si quieres veneer en la contienda no dejes el escudode la prudenc i a. . . . La mejor loteria es el ahorro, no el que amontona por vicio, sino el que guarda por previsibn.(284)

No es casual que el personaje que cumple con esas aptitudes sea, tambibn en esta novela, un anglosajbn. Sus costumbres de trabajo tesonero y ahorro se contraponen a la molicie y la inconciencia de la juventud criolla. Estos prejuicios son de vieja data y formaron parte del cuerpo ideoldgico de los pensadores argentinos de la primera mitad del siglo XIX. Juan Bautista Alberdi decia por ejemplo :

Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas populares, por todas las transformaciones del mejor sistema de educacibn: en cien anos no harbis de bl un obrero inglbs que trabaja, consume, vive digna y confortablemente. En Chile y en el Paraguay saben leer todos los hombres del pueblo y sin embargo son incultos y selvbticos al lado de un obrero inglbs o francbs que muchas veces no 188

conoce ni la "o".1E »

El argumento de Qui1ito se organiza a trav^s de la

historia de tres generaciones de una familia criolla. El

propdsito de la narracidm es establecer las causas que

condicionaron las actitudes de los individuos en la

actualidad. Demds estd decir que esta historia reproduce

una serie de eiementos que son tipicos de la

interpretacibn ofical del pasado argentino.

La primera generacidn de los Vargas vive en tiempos

de la dictadura de Rosas. Aquiles Vargas, comerciante

porteno, enriquecido "con el comercio de g^neros de las

provincias"<30), es, ldgicamente, un "unitario puro" (30).

Reiine, sin embargo, en su personal idad, los rasgos

negativos, que, de acuerdo a la visidn modernizante de los

honbres del ochenta, habrian caracterizado a esa bpoca.

Positivistas y furiosamente anticlerica1es, los hombres

del ochenta veian en la religidn un resabio reaccionario del coloniaje espariol e interpretaban al periodo rosista como un retorno al pasado colonial. En consonancia con tales concepciones, Vargas, quien no sblo tiene un "genio endemoniado" sino "aquella mania de las cosas religiosas que secaba su corazdn y descarrilaba su sentido" (31), somete a su familia a un regimen tir^nico y dornina a su esposa, una mujer tonta y sin carActer. 189

Resultado de esa unidn y ese regimen tirdnico es la segunda generacidn de los Vargas: Bregoria, Pablo y

Casilda. £stos, aunque con caracteristicas diferentes y hasta opuestasj tienen en comun su incapacidad para desenvo1verse eficazmente en un mundo que se torna cada vez mas complejo. Caen por eso en las garras del

infaltable trepador social:

Era Don Bernardino Esteven tenedor de libros, de familia obscura y sin mds beneficio que su mezquino sueldo; de facha vulgar, pero listo y truhAn, supo colarse en el corazdn de Gregoria, por mis que la tarea no fuese dificil, pues la pobre estaba tan harta de aquella vida de ayunos, sermones, gritos, cerrojos y amenazas, que al sacristan de la parroquia diera oidas, con tal de salir de su purgatorio. <36 )

No solo se cuela Bernardino en el corazbn de

Gregoria sino que su hermana Pilar, por similares razones, se cuela en el corazbn de Pablo. Esta muere joven, dejando un hijo, Quilito, al que el padre y la tia Casilda crian sobreprotegido y rodeado por un tren de vida que no condice con sus condiciones econdmicas, ya que, ddbiles e ingenuos, se han dejado despojar de la herencia del viejo

Aquiles por el hdbil Bernardino.

El tema del trepador social, que como hemos visto recorre la literatura de esos anos, tiene en Ocantos un tratamiento un tanto distinto al de los demdis autores y 190

aparece en varias de sus novelas mbs bien coma la

decadencia y posterior despojo de las viejas familias

criollas por aqubllos que con sus agallas se encuentran

mejor preparados para la vida moderna.13

La historia familiar de los Vargas es obviamente una

metifora que condensa la historia social del pais segun la

interpretacibn del autor. En el pasado, la tirania y el

fanatismo impidieron la formacibn de individuos

responsables y el resultado fue una generacibn de dbbiles

y abblicosj incapaces de defenderse de la avidez y

presiones de los advenidizos.

El protagonista es en parte un heredero de esa

"abulia". A1 contrario de lo que opina Andersen* en

Quilito la estructura del personaje responde plenamente a

los cbnones de la novela experimental: dbbil, indolente* neurbtico y desorientado* sus rasgos de carbcter derivan de su herencia (una madre neurbtica y un padre pusilbnime), de una crianza desatinada y de un medio que no valora ni la aptifud ni el esfuerzo* sino la carencia de escrbpulos y el arrojo en el manejo del dinero. Esas son las "determinaciones" y las circunstancias que lo arrastarbn a su ruina y posterior suicido. Abandonando estudio y trabajo, Quilito cifra su porvenir en las veleidades del juego de la bolsa* el que por supuesto no lo favorece y asi, endeudado mbs allb de cualquier 191

posibilidad de redencibn, termina pegbndose un tiro.

El medio reconoce un forjador directo, el trepador

social, el que a diferencia de los que como Mr. Robert

cifran su futuro en el trabajo productivo, buscan la

riqueza fbcil. Este Qltimo es el ejemplo a seguir.

Pero en este mundo de seres condenados por la

arnbicibn desenfrenada o por sus debilidades, hay un grupo

que, por sus cualidades intrlnsecas, escapa a las

determinaciones del ambiente social. Este grupo es la elite argentina, que no tiene representacibn en la novela

a travbs de un personaje especifico, pero que posee en cambio, una presencia implicita al identificarse los rasgos de los que carecen los seres mediocres y supuestamente encaramados en puestos de poder. Lo que se

implica es que el peculado y el fraude administrativo se deben a la apertura de la sociedad y del gobierno a individuos ajenos a las "filas de la elite, Personajes como

Bernardino Esteven, don Raimundo y toda la coleccidn de arribistas que pululan por la bolsa, y quienes se enriquecen vertiginosamente, son al mismo tiempo los hombres de confianza de "el ministro". £ste, al que sc descibe como unignorante, tampoco posee los rasgos de refinamiento que caracterizan a quienes, segiin cree

Ocantos, son los dirigentes naturales del pals: 192

. . . todas las trazas del doctor Enene eran las de un boticario retirado, y boticario del pueblo, por anadidura; alii no se veian rastros del pensador, ni del hombre de Estado ni del tribuno, ni nada de esto . . . (186— 187). (el subrayado es mio)

Qui1i to, es una novela claramente propagandistica,

que, aunque da testimonio del clima y los hechos de la

crisis de 1890 y de las secuelas de dsa crisis para

algunos sectores sociales, tambi£n reproduce, punto por

punto, la versidn de los acontecimientos que adoptaron los

vencedores de los movimientos reivindicatorios de julio de

ese ano.

Al hacer suyo el lema comteano de "orden y

progreso", las oligarquias latinoamericanas de fin de siglo* expresaron su decision de reducir y canalizar la actividad politica y just ificaron su poder con la creacibn de un porvenir de riqueza y prosper idad. La Repdblica de

Brasil lo inscribid en su bandera, en Mdxico, Porfirio

Diaz lo expresa en tbrminos de "poca politica y mucha administracibn". En la Argentina, Julio A. Roca lo proclama al hacerse cargo de la Presidencia en 1880 con el

lema de "paz y administracidn."

Ante la crisis del noventa y el alzamiento de junio, ante los movimientos reivindicatorios de los sectores 193

populares y la creciente inquietud de los grupos medios?

la decision de limitar la actividad politica tiene cada vez m£s el caricter de restringir los m^rgenes de participacidn de los sectores medios en ascenso y la fdrmula proclamada por Roca diez anos antes adquiere renovada vigencia.

Qui 1 i to, de Carlos Maria Ocantos, el lema se asume y se desarrolla en un contenido cuyo tema central promueve la idea del orden como prerrequisito del progreso, al oponer a la crisis que vive la sociedad argentina una 6tica individualista de trabajo, disciplina y ahorro como garantias de prosperidad y triunfo personales. 194

5. Segundo I. Villafane y Horas de fiebre

Los datos biogrdficos de Segundo I. Villafane son escasos. Se sabe que nacid en 1S59 y que pertenecid a una vieja familia criolla del Tucumcin. Antonio Pagds Larraya dice que "vivid con senorio y con sencillez" y que fue

"uno de los jdvenes que ante el peligro de una guerra se alistaron llevados por su fervor patridtico en contingente de voluntarios. . ."("Estudio Preliminar", xvi). La guerra a la que se refiere el critico argentino es la guerra contra el Paraguay,

Villafane fue periodista de La Tribuna. El Tiempo y

La Nacidn y participd de la fundacidn de las revistas

Caras v Caretas y la Quincena. En dsta liltima publicd algunos cuentos fantdsticos.

Desde su adolescencia se desempend en diversos cargos en la Administracidn Publica. Fue empleado de la

Municipalidad de Buenos Aires y de la policia, secretario del Ministro de Hacienda Wenceslao Escalante y, durante la segunda presidencia de Roca (1898-1904), ingresd en el servicio de correos, del que llegd a ser secretario general.

Escribid varias novelas de temas nacionales: Emi1io 195

Love (1888), Horas de Fiebre (1891) Tapias v Morales

(1901) y Los paisa ies del camino (1931). Pasd sus dltimos

af?os entre su casa en Buenos Aires y un "refugio" en las

sierras de Cordoba y murid en 1937.

Al igual que las otras novelas del ciclo de la bolsa,

Horas de Fiebre intenta registrar los cambios ocurridos

en la Argentina en la ddcada del ochenta y elaborar una

interpretacidn critica de los acontecimientos de fines de

esa misma ddcada y principios de la siguiente.

Creemos que el andlisis de esta novela permite

detectar en ella la presencia, tanto en sus elementos explicitos

implicitos (desde la constr ucc i cbn de personajes y la elaboracidn de los acontecimientos hasta la eleccidn de

las formas estdticas), de un conjunto de valores y esquemas de pensamiento que al autor le sirven para entender la realidad histdrica y que coinciden con las ideas y actitudes sociales y politicas de los sectores medios mds tradicionales de la sociedad argentina. Estos esquemas tienen probablemente su raiz en el ambiente en que Villafane nacid, la pequeria clase media criolla de 196

origen provinciano> y en el ambiente de su posterior ejercicio profesional, el periodismo y las funciones burocrdticas de la Administracidn Pdblica.

Josd Luis Romero caracteriza de la siguiente manera a la clase media argentina de fines del siglo:

Por sobre esta masa activada por el impacto del desarrollo econdmico se situaba segun la escala de prestigio social, una clase media tradicional; profesionales, comerciantes, pequenos propietarios, burdcratas, que se mantuvieron al margen de la ola de ese desarrollo. Atada a sus costumbres y a sus prejuicios, declind por el solo hecho de mantenerse estable y no quiso o no fue capaz de encontrar un camino para salir de su posicidn. Pero por encima de el la se situd otro sector de la clase media que si supo encontrarlo. De sus filas salieron quienes integraron la primera o la segunda fila de esa alta burguesia, un poco aventurerai que se puso a la cabeza de la sociedad en cambio. (109)

En estrecho paralelismo con los acontecimientos histdricos, esto e s , el auge econdmico de principios del ochentaj la crisis de diez anos mds tarde y la cancelacidn de la ola de prosperidad > el protagonists de Horas de

Fiebre se enriquece entre 188A y 1886, se enferma poco despuds, se arruina en 1889 y termina suiciddndose a finales de ese ano.

Alfredo Rios, es por lo tanto, un estereotipo sumamente esquematizado del nuevo orden social. En 197

tdrminos de la tradicidn critica de Lukdcs y Boldmann, es un personaje cuya relacibn con el entorno es la tipica del individuo en una economia de mercado: se trata de una figura que en su relacibn con los objetos y las personas sustituye los aspectos cualitativos por valores cuantitativos.

Al abrirse la novela, la relacibn de Alfredo Rios con el mundo se refleja en los cambios que introduce en la vieja casona colonial de sus padres. Tales cambios dicen relacidn con un decorado que se repite una y otra vez en las novelas y en los comentarios de aquellos escritores que, cualesquiera sean sus paises de origen, se enfrentan al auge econdmico provocado por la irrupcidn definitiva del capitalismo. Es la casa del nuevo rico, para el que nada es caro si sirve a sus fines ostentosos, pero que no tiene cultura ni tradicidn que le permitan brillar sin groseria 1K3. De ahi la mezcla de estilos y materiales, de obras de arte verdaderas y falsas, con que Rios atiborra sus habitaciones. Pero no solo eso. En Horas de Fiebre, las modificaciones que el protagonista introduce en la casa de sus padres tiene connotaciones todavia mds precisas. Tales mod ificaciones sacrifican por ejemplo las "condiciones higidnicas" y las "comodidades", el

"aire y la luz" a los valores mediados: "cachivaches de alfareria, de gusto pevertido" segiin los califica el 19B

narrador y que crean un ambiente de "fuerte pesadez", ya que estAn hechos sblo para "impresionar la vista y atraer a la concurrencia." (Horas. 3)

En el camino hacia la consecucibn y la multip 1icacibn de su fortuna, Alfredo Rios se aleja de si misntos abandona toda humanidad, toda autent i c i dad .

Reemplaza su amor adolescente por un matrimonio de conveniencia, compromete sus afectos familiares, reniega de la amistad y sblo en el bltimo tramo de su vida, perdida ya su fortuna es capaz de darse cuenta de su equivocacibn. Entonces se produce en bl una vuelta a la sencillez de la naturaleza:

con sus imbgenes nuevas, con sus suaves medias tintas, con sus armonias de luz y color tan nuevas para los ojos de Alfredo, hecho hasta hacia poco a los reflejos del oro y a las combinaciones de los nbmeros. (195)

A diferencia del Luis Glow de La Bolsa, a quien la vorbgine especulativa parece arrastrar a pesar de si mismo, o del ingenuo Quilito en la novela del mismo nombre, en la personalidad de Alfredo no existen las contradicciones. Posee las cualidades necesarias para triunfar: es “simpbtico, activo, inte1igente” (5), pero sobre todo estb convencido de la legitimidad la "lucha por la vida", dadas las nuevas circunstancias sociales. Adembs 199

pretende obtener de tales circunstancias todas las ventajas posibles.

Esta conciencia, que el personaje asume exp 1icitamente, la expresa repitiendo la prddica spenceriana sobre la seleccidn natural y la supervivencia del mas apto:

Que se hundan los ddbiles y se salven solamente los fuertes, los que puedan, . . . Todo recuperari su equilibrio mamd, mds tarde o mis temprano, cayendo unos y levantdndose otros; la cuestidn en el liltimo momento es ser de los que se salvan . . .(43).

Lo que el desarrollo del argumento demuestra, sin embargo, es la falacia de este proyecto de vida. Alin en sus momentos de esplendor, rodeado de lujos y de mujeres, disfrutando de todo tipo de diversiones, la existencia de

Alfredo es mds bien una agonia. En realidad, es una victima de la "fiebre" histdrica que da titulo a la novela la que se traduce en un bregar sin descanso del protagonista por mantener su tren de vida, lo que termina quebrdndolo fisica y espiritua1mente.

Su caida, que el autor atribuye a su propia imprudencia, con lo que formula la moraleja de la historia, es indicio del sello esencialmente pragmdtico de la novela naturalista, la que en su "forma interior 200

conduce al fracaso o a la muerte a quien ignora las leyes

que rigen el mundo."

econdmico que desvaloriza la mera capacidad personal,

estableciendo limites al autdntico desarrollo del

individuo.

Pero la constatacidn de esa circunstancia no deriva

sin embargo en resentimiento o en oposicibn al sistema.

Al cabo de rebeldias y errores( y ante el fracaso de sus

ambicionesj el protagonista recupera la filosofia que

previamente habia abandonado. Aconseja entonces: "la

sensatez> la moderacidn, la delicada modestia y sencillez

metddica de vida ..." (211).

Producto de un medio y destruido por dl , nuestra

opinidn es que este personaje representa a aqudllos

sectores de las clases medias tradicionales argentinas que

buscaron mejorar su nivel econdmico y lograr cierta

participacidn politica desentedidndose de las limitaciones

de su situacidn social.

En ese sentido, es interesante notar que, a

diferencia del protagonista, que habia abandonado "un

empleo decente" en su afdn de "ganar y hacerse rico, de

aparecer y derrochar"(5), todos aqudllos que habian

constituido antano el circulo de sus relaciones previas a

la "fiebre", su novia y la familia de su novia, su madre y su hermano, se mantienen, por conviccidn y por principios, 201

al margen de la carrera de la fortuna.

Estos otros personajes representan a los sectores

sociales que enumera Jos6 Luis Romero cuando se refiere a

los grupos de clase media a los que caracteriza como de

"cierto prestigio social". Tales sectores se diferencian

de los grupos extran jeros, que se integraron a los

sectores obreros o campesinos, o se dedicaron al

comercio, o a los negocios de la banca, o instalaron la

naciente industria nacional. En la novela* los personajes

de la clase media "digna"

burbcrata* la viuda de un soldado de la guerra del

Paraguay y un futuro militar.

Estos personajes constituyen en esta novela la parte

i ncontami nada del medio social. Son personajes a travbs

de cuya creacidn el autor enjuicia el pragmatismo que fundamenta el actuar de quienes como Alfredo han decidido

sacar venta ja de las transf or mac iones que estAn producidndose en el pais. Sus cualidades son aqu£llas valoradas por las clases medias tradicionales y consisten por un lado en la honradez, la responsab i 1 idad y el trabajo tesonero, y por otro, en la pureza de los sentimientos * la bondad y la caridad. Lo primero lo oponen al utilitarismo y a la valoracibn del dinero en y por si mismo* con absoluta presc indenc ia de su origen, y lo segundo a la insensib i 1 i dad y la "miseria del alma del 202

nuevo rico" (21) - For ultimo las costumbres sencillas y el amor espiritua11zado son en ellos la contrapartida al erotismo y la bbsqueda del placer que permea las costumbres del presente.

El hecho es que, dentro de una misma clase social, al enr iquec imiento de a1gunos corresponde la pobreza de otros. De esta manera Horas de fiebre, como Qu i1i to hasta cierto punto, incorpora una representacibn de los sectores pauperizados de la sociedad. Mbs que en Qui1i to, sin embargo, en Horas de fiebre, se alude tambibn al carbcter conflictivo de la vida de tales grupos.

Por ejemplo, con los Martinez, la familia de la antigua novia de Alfredo, se representa a los que viven de un salario y que son (fueron) las victimas de la inflacibn que se desatb a mediados de la dbcada del ochenta. Don Juan Martinez, el padre de Celmira, es un antiguo y fiel empleado de la Administracibn Pbblica, que cae de un pasar modesto pero "digno", hasta niveles de verdadera miseria. En medio de su desesperacibn, sin dejarse conmover por la corrupcibn que lo rodea, mantiene, pese a todo su honestidad y la aplicacibn a sus funciones.

Ni que decirse tiene que este Don Juan Martinez es

"conservador, amigo del orden y respetuoso de las instituciones" (101). Adembs, lucha a brazo partido para 203

mantener las apariencias que lo distinguen del "mozo de cafb" o del "oficial de peluqueria", (111). Esto significa que la necesidad de las jerarquias es para £1, como para el autor, una premisa inconmovible del universo social, fundamentalmente porque ante la aparicibn del obrero y de la ideologia proletaria, a esta clase media con "cierto prestigio social" se la visualiza como una garantia del statu quo;

el dia que esa pobreza vergonzante desaparezca bajo la garra de la miseria, cuando se pierda esta digna altivez con que se ocultan al publico las pobrezas y afliccidn de los hogares, y toda una clase social venga abajo de la posicidn que hoy ocupa; iay de nosotros! porque entonces ya no seremos el pueblo glorioso y altanero de otro tiempo, nos habremos con-fundido con las multitudes degradadas que mezcladas con la emigracibn sana nos llegan de las viejas naciones corroidas por la miseria y conmovidas hondamente por el socialismo. (102)

Completa esta concepcidn el hecho de que los personajes de la clase media tradicional estbn poseidos por un sentido de responsabi1idad social y un patriotismo del que los otros carecen. Asi, mientras el padre de

Alfredo habia sido "un militar distinguido que se portb bizarramente en la guerra del Paraguay” (5), su hi jo desprecia todo gesto que implique el mbs minimo sacrificio por el bien comiin. Al lema patribtico de Alberdi, E04-

"gobernar es poblar", el opone, cuando sus intereses se lo

dictan, algo mucho mbs fructifero:

El poblar se dejaba para los inocentes. iQue otros poblasen y no se apurase £1! Con lo que otros poblaban valorizaban lo popio y lo de 61. Ahi estaba el negocio.<93)

Qtros personajes de Horas de Fiebre son expresiones

del sentimentalismo y la caridad de que Alfredo carece.

Celmira Martinez* por ejemplo, es un "tipo" de heroina

rombntica, muy melodramatizado* prbximo a las figuras

femeninas que aparecerAn posteriormente en el tango y la

poesia popular y en nitida antitesis a la falta de

sensbilidad de que Alfredo hace gala. Celmira, que

languidece a causa de su amor no correspondido, comparte

la miseria de su familia en uno de los barrios pobres del

sur de la ciudad, donde se han visto forzados a mudarse.

Entre tanto, su antiguo novio se construye un segundo palacio lujoso para habitarlo con su futura esposa, una muchacha rica y "linda pero vacua"<9Q>

En la novela del siglo XIX, mbs todavia en la naturalista, el mbdico (o, en general, el "cientifico") es un personaje prestigiado, ya que su profesibn es indicio de un caricter generoso y sensible y de una personalidad sblida, la de un individuo seguro de si mismo. xr' En 20 5

Horas de Fiebre. este tipo lo encarna Daniel Rios, el

hermano de Alfredo, medico, y portavoz de las opiniones del narrador. Daniel posee una sabiduria general de la vida, un conocimiento que le permite anticipar las consecuencias de las actuaciones errdneas de los demds personajes, no con la anticipacidn romintica del vidente, sino por el acceso que dl tiene como cientifico, a las

leyes que controlan la realidad. Es asi el primero en senalar el error y en anticipar las consecuencias de la alienacidn de su hermano. Tambidn, con perfecto conocimiento de causa, hace el diagndstico de la enfermedad de Celmira. Opina que la joven padece menos por sus carencias econdmicas, como sostiene Alfredo, que por su frustracidn amorosa. Asi, al burdo "positivismo" que

Alfredo representa, Daniel opone la importancia de los sentimientos y los afectos.

Con el fracaso y posterior suicidio de Alfredo, todos los errores de una dpoca parecen purgarse sin embargo. La vida de los personajes mejora y recupera su normalidad. Como el titulo de la novela lo indica el sistema que llevd a la crisis, y la crisis misma, quedan reducidas a un episodio efimero, culpa de algunos desorbitados. Todo vuelve a ser lo que era y la vida, las costumbres y los ideales de las clases medias, recuperan su condicidn inmutable. Elios son el verdadero cauce de 2 0 6

ia vida humana que continba en su fluir.

Mientras Ocantos ve en las clases medias a un grupo

incapaz de hacerse cargo de si mismo > por su abulia o por su ambicibn de hacer dinero sin esfuerzo o por su incapacidad y su falta de educacibn y refinamiento>

Villafane celebra en ellas una cierta fuerza moral pero que va unida en su mejor expresibn a un quietismo que las excluye de una participacibn activa en la sociedad. En ultimo t^rmino, el mensaje de Villafane no difiere del de

Ocantos: advertir a las clases medias a que se mantengan entre los limites que les sefiala su posicibn y su historia. ao7

Notas

1 "...the trilogy from one standpoint resembles a

rather accurate biography of Charles Tyson Jerkes Jr. in fact it approaches something close to a roman k clef in which all of the financier’s historical foes and associates have their fictional counterparts." (Gerber,

Introduction, xi) En cuanto a L ’Argent, dice Richard B.

Grant: "It was at this time (1882) that the great Catholic

Bank the Union Gbnbrale, failed, ruining thousands of small investors. . . . Emile Zola . . . was able to take as the source of L ’Araent this colapse of the Union

Gbnbrale” (955).

a Las siguientes son las novelas que componen el ciclo: Manuel Bahamonde, Abismos (1890); Julian Martel, La

Bolsa (1891); Carlos Maria Ocantos, QuiIi to (1891);

Segundo I. Villafane, Horas de Fiebre (1891); Eduardo de

Ezcurra, Buenos Aires en el sialo XX (1891); Alberto del

Solar, Contra la marea (189^); Pedro G.Morante, Grandezas

(1896); Francisco Grandmontagne, La Maldonada (1898); Josb

Luis Cantilo, Duimera (1B99); Osvaldo Saavedra, Grandezas chicas (1901); Emilio Gouchdn Canb, El 90

3 Ya hemos hecho mencibn, en el capitulo dedicado a 508

En la sanare, de Eugenio Cambaceres, del siginificado de

esta estructura narrativa.

** "The sensationalism or intensification of affect we

associate with melodramatic fiction and drama is

necessarily associated with a clearly defined conflict

between good and evil." (Howard, 175)

~n> Citado por Howard, 80.

Los estudiosos del periodo y los criticos de la

novela sefialan que el judio no era una presencia real en

la sociedad argentina del noventa. J.B. Lewin, en Como fub

la inmioracibn iudia en la Argentina, indica que sblo mil

quinientos judios habian ingresado a la Argentina hasta

1888 y que la mayoria se habia dirigido a lascolonias

agricolas del interior. (citado por Fishburn, 108)

La Alianza Universal Israelita que nombra Martel era

una organizacidn destinada a ayudar a los judios de Europa

Oriental, fundada por James Rotschild y el Barbn Hirsh.

(Abba Ebban).

Por supuesto, bstas posiciones tampoco son

originales suyas. Son las fuerzas que intentan en Europa retornar al pasado feudal las que acusan al judio de

acaparador de riquezas tanto comode instigador de la subversibn social. En 1880, por ejemplo, a raiz del asesinato del zar ruso por un anarquista, los judios fueron culpados de fraguar el asesinato y se iniciaron 20 9

"pogroms" contra sus aldeas.(Abba Ebban).

m La quiebra del banco L ’Union Gbnbral, en que se

basa L ’Argent, fue el asunto de otras novelas que hicieron

un tratamiento antisemita del acontecimiento. "One, Louis

de Chercusac, had written a serial novel, L ’Amour de

1 ’argent, which had run in the Gil B1 as from 19 February

to 11 April 1882. This novel is definitely anti-semitic".

(Grant, 955)

^ La serie se compone de las siguientes novelas: Lein

Zaldlvar (1888); Qui1ito (1891); Entre dos luces (1892);

El candidato (1893); La Ginesa (1894); Tobi (1896);

Promisidn (1897); Misia Jeromita (1898); Peguefias miserias

(1900); Don Perfecto (1908); Nebulosa (1904); El pelioro

(1911); Riouez; memorias de un vieio verde (1914);

Victoria (1922); La cola de paia (1923); La ola (1925); El emboscado (1928); Frav Judas (1929).

30 Esta enumeracicbn no agota la obra de Ocantos, que se compone de treinta y dos titulos, entre novelas, novelas cortas y 1ibros de cuentos.

13 La intencibn realista que se propone se ve un tanto desnatura1izada por el lenguaje que utilizan tanto el narrador como los personajes. En las novelas de Ocantos se hace uso del dialecto de Espana e incluso se imitan, cuando corresponde, los modismos de las clases bajas madrilenas. Esta eleccibn linguistica se debe a una 2 1 0

posicibn consciente y bastante polemic? del autor, quien

se habia pronunciado por la necesidad de resguardar el

castellano de su "corrupcibn y reemplazo por el llamado

idioma argentino".

espanol, Josb Francbs, para el diario La esferai de

Madrid. (Madrid, Agosto 1918).

Citado en Cardenas (1:299-50).

1=5 El tema es central en Riouez. . . , y en La cola

de oaia y secundario en Tobi.

Augusto Comte no creia en la evolucibn orgSnica

sino en una evolucibn humana y sostenia tambi^n que habia que organizar la sociedad para generar un orden moral que

mitigara los antagonismos.

1S "Para los nuevos adinerados, que son lo bastante ricos para querer brillar, pero no lo bastante antiguos para brillar sin ostentacibn, no hay nada demasiado caro ni pomposo. No hacen distincibn alguna en los medios, en

la aplicacibn de materiales verdaderos ni falsos, ni en

los estilos que acoplan y mezclan" ( Hauser, 3:79).

1 Uno de los inte 1 ectua 1 es mbs bri 1 lantes de la

"generacibn del 80", Eduardo Wilde, escribia en relacibn a este deseo de aparentar: "Buenos Aires estb enfermo. . . .

La causa de esta afeccibn es la necesidad pero no la necesidad imperiosa de vivir y de poder completar los elementos necesarios para mantener en funcibn los 21 1

organismos. . . . Existe entre nosotros la necesidad imperiosa de aparecer• (CitadD por Enrique Pezzoni, 710).

1'?r En las novelas que comoponen los Rouaon Macauart. de Emile Zola, este personaje es Pascal Rougon, quien resume e interprets la historia de la familia. En

L * Argent, el personaje es una figura femenina, Madame

Caroline, de la que el narrador dice que es una filbsofa, una savant, y que sirve en varias oportunidades de portavoz de las opiniones del autor. Estos personajes se destacan ademAs por escapar a la irracionalidad y a las pasiones que dominan a los demAs. 212

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Zola, Emile. L ’Aroent. Paris. Fasquelle, 1960. CAPITULO IV

Manuel Gblvez: Nacha Reoules

1. Manuel Gdlvez.

Manuel Galvez nacid en Paran4> la ciudad capital de

Entre Rios, el 18 de julio de 1888. El mismo se decia descendiente de Juan de Garay, el conquistador espanol que fundd Santa Fd y refundd Buenos Aires. Su padre y otros miembros de su familia ocuparon importantes cargos politicos en el gobierno de la provincia de Santa Fd.

La familia de Galvez era catblica y a ello se debe que el nino haya hecho su educacibn primaria y secundaria al principio en instituciones parroquiales, y luego en el Colegio de la Inmaculada de la ciudad de Santa

Fd. En Buenos Aires se recibid de abogado en 1904* aunque nunca ejercid la profesidn. Durante algunos anos fue empleado de los Tribunales de Justicia y en 1906 lo nombraron Inspector de Escuelas Normalesi cargo que ocupd durante veinticinco anos.

En realidad, Gdlvez fue esencialmente un escritor, un periodista y un critico literario. En este papel, se convirtid en un activo promotor, a travds de su trabajo en

Sl

editoriales y revistas, de la literatura argentina y latinoamericana. Frecuentd en Buenos Aires el ambiente literario de su 6poca, lo que recuerda en unas memorias escritas a lo largo de veinte anos, entre 19^0 y 1960.

En 1910 contrajo matrimonio con Delfina Bunge, quien pertenecia a una familia de la alta burguesia boneaerense.

Con su mujer realizd un viaje de dos anos por Europa.

Promovid despuds la creacidn de tres editoriales, a cuyos directorios renuncid mds tarde. Tambidn fundd la seccibn argentina del P.E.N. Club Internacional' y fue miembro fundador de la Academia de Letras Argentina, en

1931. En tres oportunidades se presents su candidatura al

Premio Ndbel de Literatura, en 1932, en 1933 y en 1951.

No obtuvo el premio pero su postulacidn contd con el respaldo de importantes grupos literarios no sdlo argentinos sino de otros paises latinoamericanos.

Participd como fundador o colaborador regular en las revistas Ideas. Nosotros y Revista de Amdrica. Entre otras, colabord tambidn en E 1 Hoaar, At 1dnt ida , Leop1 bn y

II Mattino de Italia.

En el aspecto politico, desde las pdginas del periddico La Unidn y en el diario catdlico El Pueb1o ,

Gdlvez expuso sus posiciones antimperialistas y defendid la neutralidad argentina en las dos guerras mundiales.

Su obra literaria, ensayistica e histdrica, es muy 216

vasta. Su primera novela, La maestra normal, fud publicada

en 1914 con gran dxito de pdblico. El solar de la raza,

de 1913, obra en la que recoge sus impresiones de Espana

y donde reivindica la afinidad espritual argentina con la

"madre patria", le valid el Tercer Premio de Literatura

Nacional y asimismo el encomio de algunos escritores

esparioles como Miguel de Unamuno. Quizes si su novela mds

valiosa sea Hombres en soledad, que se publicd en 1938.

Escribid varias novelas histdricas: las mds conocidas

son Escenas de la Guerra del Paraguay, de 1928, Vida de

Hipdlito Iriaoven, de 1939, Vida de Rosas, de 1940 y Vida

de Sarmiento, de 1945. Todas son novelas poldmicas ya que

en ellas Gdlvez expone sus opiniones nacionalistas,

opiniones que lo acercan aunque con matices, a los

historiadores del revisionismo historiogrdfico argentino.

Gdlvez murid en Buenos Aires, el 14 de noviembre de

1962. Para dsa dpoca su obra y su persona ya no suscitaban

la atencidn que habian despertado veinte anos antes. Su

obra literaria adquiere hoy, sin embargo, renovado interns porque expone en sus libros perspectivas ideoldgicas que

todavia tienen vigencia en la Argentina de hoy.

En 1910 Gdlvez fud delegado de la Argentina al

Congreso Internacional sobre el Paro Obrero, que se celebrd en Paris. En 1913 escribid un informe titulado "La

inseguridad en la vida obrera" en el que manifestaba sus 217

preocupaciones sobre la situacidn de la clase obrera en nuestro pais y en el extranjero. Parte de las ideas que desarrolla en ese informe reaparecen en dos de sus novelas de tema social. Ellas son Nacha Regulesi publicada en 1919, e Historia del ftrrabal. que se publicd en 1922.

La tesis doctoral de GAlvez, escrita en 1904, habia versado sobre el problema de la trata de blancas en Buenos

Aires. El tema de la prostitucidn, que estudia en esa tesis de 1904, es el mismo de Nacha Reaules, la novela de la que nosotros nos vamos a ocupar a continuacibn. 21 8

P. Literatura y prostitucidn

El tema de la prostitucibn, responde siempre en la

literatura a concepciones bticas y a visiones del mundo contingentes. En el Nuevo Testamento, en el Evangelio de

Lucas> Maria de Magdalena es por ejemplo una "pecadora penitente"» a quibn Jestis perdona porque se arrepiente de sus pecados. Jesiis da as 1 una leccidn a Simbn el

Fariseo quien consideraba a la Magdalena con condescendencia. Qrganizada en forma de parabola* esta historia alegoriza la prbdica cristiana del amor y la salvacibn por la caridad y la fb.

En la literatura de la modernidad, y hasta muy recientemente> el personaje de la prostituta reviste perfiles arquetipicos al modelarse como un simbolo que revela los valores patriarcales de la sociedad.

La prostituta podia ser en primer lugar una mujer seductora, que conduce a los hombres a la ruina o a la muerte de la que la Nana de Emile Zola es uno de los mejores ejemplos, o la femme fatale que enamora a los hombres hacibndolos sentimentalmente desafortunados> como la Manon Lescaut del Abbb Prevost. El romanticismo, crea el "tipo" de la prostituta con un "corazdn de oro>" la 519

que, a pesar de su profesibn degradada, mantiene su

inocencia y su humanidad como es el caso de la Nancy de

Oliverio Twist. de Charles Dickens. Tambibn crea el

romanticismo el personaje de la prostituta, mujer

virtuosa "en el fondo", al que un "hombre bueno" salva de

la mala vida por amor. Otro "tipo" caracter 1stico de la

literatura de fin de siglo es el personaje de la muchacha

seducida y abandonada que al haber perdido su virginidad,

es repudiada por su familia y su medio social, y no

encuentra otra forma de sobrevivencia que la prostitucibn.

Por supuesto que la enumeracidn ni es exhaustiva ni los

tipos literarios que mencionames responden a ella

estr ictamente.

En America Latina, a fines del siglo XIX y durante

las primeras dbcadas del nuestro, se publican varias

novelas prostibularias cuyos esquemas narrativos y

principios de interpetacibn de la realidad permiten clasificarlas como obras natura1istas. La produccidn de

estas novelas se da en paises que alcanzan en esos momentos un desarrollo capitalista visible y que por lo mismo se encuentran en un acelerado proceso de urbanizacibn. Los cambios que este proceso trae aparejado son sentidos por muchos de estos autores como peldanos en un proceso de degradacibn de las condiciones de existencia de la sociedad en general y la mujer de "mala S 2 0

vida" es un simbolo de la nueva realidad.

Por otro lado, el tratamiento del tema de la

prostitucidn por parte de escritores diversos y de varios

paisest suele ser un bardmetro de las actitudes y

sentimientos de la bpoca hacia lo femenino y hacia la

sexualidad. En los palses 1 atinoamericanos estas actitudes

se articulan con fuertes tintes represores de origen

catblico. Nacha Regules, mds que las otras, tiene marcadas

connotaciones del ideario cristiano. Predica la redencibn

por el sufrimiento y el gesto caritativo del protagonists

hacia las mujeres de "mala vida" se explica, entre otras

motivaciones, por la necesidad de la salvacidn de su alma

por la expiacidn de una culpa.

Siguiendo los postulados de la "novela experimental",

con sus principios de determinacidn por la herencia y el

medio, estas novelas proveen, una explicacidn de todas y

cada una de las actitudes de sus personajes.

Nana de Emile Zola, por ejemplo, la novela

naturalista a la que se considers el modelo de las novelas

del mismo tipo en America Latina, crea un personaje que

pasa su infancia (descripta en L'Assomoir) en un medio

miserable y abyecto y en el que es testigo de la

degradacidn d«> su familia. Como consecuencia de su

crianza, Nana crece despreciando los cddigos de la moral convene iona1. £21

En las novelas latinoamericamas, las dificultades

econdmicas que debe enfrentar una mujer sola son un

ingrediente clave en el tratamiento del personaje,

formulAndose de esa manera una critica a las desigualdades

sociales. Sin embargo, en lo que mds coinciden las novelas

prostibularias 1atinoamericanas con Nana es la

visua1izacidn de la sexualidad como una fuerza

destructiva, como un poder violento y desintegrador.

Zola, efectivamente, se habia propuesto escribir con

Nana el "poema de los deseos masculinos", tratando a dstos

como impulsos irracionales, que conducen a los que

sucumben ante ellos, a la abyeccidn y a la ruina. Nana,

nacida en la clase obrera, venga inconcientemente a su

clase con el poder de su sexo, ya qu? destruye las bases

morales y econdmicas de la alta burguesia y la

aristocracia del Segundo Imperio francos con la

irresistible atraccidn que ejerce sobre los hombres. Fiel

a los principios del materialismo determinista, Zola

elimina en esta novela toda consideracidn del "corazdn" o

de la conciencia en el tratamiento de la atraccidn sexual.

Lo sexual es para Zola un signo y un simbolo de degradacidn.

Por otro lado, Santa (Santa, de Federico Gamboa,

Mdxico, 1903), Juana Lucero (Juana Lucero, de Augusto d ’Halmar, Chile, 1902) Maria Luisa (Mar i a Lu i sa , de y£2

Mariano Azuela, Mexico* 1907) y Nacha Regules, (Nacha

Reoules. de Manuel Galvez* Argentina* 1919), para citar a

algunas de las prostitutas mis cdlebres de la literatura

1 atinoamericana del novecientos, aunque victimas de las

desigualdades sociales* son mds que todo presas de la

sensualidad y de la concupisceneia masculinas, ayudadas en

algunos casos por el "instinto", las tendencias

"animales" de las mujeres mismas y lo que las hace

artifices de su propia "caida". En dstas novelas, la

protagonists proviene invariablemente de la pequena

burguesia urbana o rural. Al perder su virginidad,

seducida o violada por alguien de mejor condicidn social,

y ante el rechazo incomprensivo de la familia y de la

sociedad, cae en la prostitucidn.

A la interpretacidn de los acontecimientos por la

determinacidn del "instinto" como fuerza degradante del

sexo y del "medio" mds que todo como abuso social de los

privilegiados, se une en el tratamiento de estos temas, un

fuerte ingrediente espiritua1ista y catdlico, que opone

"alma a cuerpo” y que niega* con mds o menos consecuencia,

a la mujer, la sexualidad como un impulso normal. De esta manera se actualiza un lugar comdn sobre las actitudes

sexuales femeninas y masculinas:

...exime a la mujer del "placer" sexual 223

convertibndolo en amor, es decir, en excelsitud a fuerza de no definirlo, o de abandonar sus rasgos en el limbo de una nocibn medieval (el amor cortbs, la amada inaccesible y lejana, etc.). Cuando los papeles se intercambian, cuando el la siente el apetito sexual, bste se convertirA en lujuria, (pecado) en exceso, en quiebra del cbdigo de honor y en degradacibn de la esencia femenina enaltecedora. (Rufineiii, 21 ) .

Ianto Jorge Rufineiii, en su anblisis de Maria Luisa, como Jaime Concha en su estudio sobre Juana Lucero, senalan adembs que esas novelas expresan, en las condiciones histbricas distintas de ambos paises, los sentimientos y valores de la bpoca en que se escriben. Mbs precisamente, los sentimientos y valores de una clase, la pequena burguesia urbana de principios de siglo en "el inicio de su despegue social” (Concha, 32). De ahi la presencia en estas obras de valores tales como la santidad del hogar, el bmbito en el que rige el orden de la familia patriarcal y en el que la "clase se desarrolla y perdura" (Rufineiii, 19), adembs de la exaltacibn de una vida sencilla, pero decente, que es a lo que la clase media aspira a disfrutar por el momento. A esto se anade el abuso del sentimentalismo, que "conduce a una visibn indiferenciada, extraclasista, de la explotacibn” (Concha,

39) i

Por su parte, Santa, de Federico Gamboa, una de las s e a

novelas mbs logradas del grupo, hace de su protagonista,

un simbolo de la vileza de la ciudad moderna. Santa es

una campesina, que, seducida y abandonada por su amante,

escapa a Mexico y se prostituye. Mirada asi, su historia

es la de la violacidn del campo por la ciudad. Lo que la

ciudad viola es la "pureza" de Santa. De esta manera, la

novela expresa el sentimiento de malestar que produce la

urbe moderna y que 1 leva como contrapartida a una

veneracidn de la vida rural a la que se considera

expresidn deuna existencia mfes pura: la utopia

idealizada del pasado precapitalista.

La pureza es por otra parte:

sinbnimo de castidad, de educacidn espiritual, contra la cual atenta el sensualismo de fin de s i fee 1e tan cultivado por los parnasianos franceses como por los modernistas hispanoamericanos y por el decadentismo de la literatura de saldn. Ante esta literatura fina, elegante, llena de dandies a la moda, el naturalismo pervive en Mfexico para dar el retrato crudo de la "realidad" humana. (Rufineiii 18)

La caracterizacidn de la pureza que hace Rufineiii es

aplicable a otras de las novelas latinoamericanas que trabajan estos temas. Tambifen las observaciones de este critico nos permiten caracterizar ciertos aspectos de la estructura narrativa de dichas obras: 22 5

lo que podemos llamar ideologia de la "pureza" y que no es otra cosa que la defensa de esa nocibn a fuerza de satanizar toda fuerza opuesta, no sdlo abunda en referencias sino que estructura al mismo relato. Como vimos, bste es sencillo en su an^cdota: cuenta como por amor se pierde una muchacha. Esta perdicibn la lleva finalmente a la muerte . . . como "castigo" que el relato (y el autor) le infligen. (18)

La expiacibn del pecado, aun cuando se trate de un

personaje con un "alma pura", reasegura en el desenlace de estas novelas el primado del cbdigo de la honra

conveneional. Aunque Gblvez no se aparta de esa norma, en

Nacha Requles la prostituta, despubs de un proceso de sufrimientos que constituyen su propio castigo, se redime, abandona el "vicio" de la carne y se construye una vida

"respetable" que garantiza su felicidad. 336

3. GAlvez y su tiempo

tn 1919, cuandD GAlvez publics Nacha Reoules. la

presidencia de la Repiiblica la ejerce Hipdlito Irigoyen,

el primer presidente argentino elegido en elecciones

populares y como resultado de las leyes de sufragio que la

oligarquia argentina se habia visto obligada a promulgar

en 1913, ante la presidm de las fuerzas aliadas en torno

al caudillo radical.

Ya hemos visto como el desarrollo del capitalismo

argentino, al que se le da un impulso definitivo en 1880,

tiene su primer sacudimiento diez anos despu£s, cuando se

produce una detencidn del ritmo de crecimiento de la

economia. Pasados los efectos de esa crisis el pals se

recupera. "Aunque como pais perifdsrico y dependiente, la

Argentina crecia" (Altamirano, 17) y los festejos del

primer centenario de la Revolucirim de Mayo (1910)

auguraban una nacibn prdspera con un futuro brillante.

Sin embargo, adembs de las contradicciones propias de una economia dependiente, los cambios produjeron todo

tipo de tensiones y conflictos asi como la lucha de clases caracteristica del mundo capitalists. Protestas obreras,

anarquismo y socialismo y las demandas y presiones de las £27

clases medias para democratizar el regimen politico

creaban un clima de perpetua inestablidad en el pais.

En el radicalismo irigoyenista confluyeron, y se

superaron dentro de una nueva unidad, las tendencias

democrdtico burguesas anteriores a 1890. El radicalismo

aund a sectores heterogdneos de la vida argentina* entre

los que se incluian campesinos del interior, sectores de

la incipiente industria manufacturers de Buenos Aires y

otras ciudades del litoral (que reclamaban la proteccidn

del Estado), peones de estancia, chacareros, estancieros

medios, obreros industriales y sectores de la pequena

burguesia urbana. La heterogeneidad del movimiento se

tradujo a la larga en un marcado divorcio entre bases y

dirigentes, aunque en un primer momento esa heterogeneidad

se haya resuelto en un programa comun: lucha electoral,

vigencia de la Constitucidn, distribucidn recta y correcta

de las rentas pdblicas, proteccidn de las industrias

"utiles", exclusidn de favoritismos, moralizacidn de la

gestidn del estado. El movimiento que lidera Irigoyen se

convierte poco a poco en un amplio movimiento popular. Es

en la historia argentina la primera gran fuerza de

oposicidn al regimen de la oligarquia liberal.

Llegado al poder, Irigoyen intentd convertirse en un mediador entre los intereses sociales en conflicto y

excedid en mucho la prescindencia del estado postulada por 228

el liberalismo. Su posicibn aparece expuesta en varios documentos. En 1920* en su Mensaje al Congreso, decia:

Tras grandes esfuerzos el pais ha conseguido establecer su vida constituciona1 en todos los brdenes de la actividad democrat ica; pero le falta fijar las bases primordiales de su constitucidn social. Esta no se alcanzari mientras los gobiernos no se compenetren de su esencial deber de propulsar los medios para que la justicia discierna sus beneficios a todos los rangos sociales.

Consecuente con estas ideas, Irigoyen contribuyb a mejorar las condiciones de vida del proletariado argentino y propicib la sancibn de diversas leyes obreras.E Adembs, el irigoyenismo tratb de darse una doctrina propia para lo que su lider apelb a una suerte de espiritualizacibn de la idea del estado, coneibibndo1a como la realizacibn de la moralidad que faltaba durante al gobierno de la o 1igarquia.

Somos una fuerza de la historia nacional y continental, que consiste en darle constitucionalidad a la Independencia, en constituirla; en dar a la Nacibn, en su pueblo, bases firmes para su desarrollo autbntico. (Puiqros, Irioovenismo, 78)

En el orden internaciona1, Irigoyen, en oposicibn a 8 29

la estridente prddica liberal que la gran prensa argentina

sostenia, se mantuvo al margen del conflicto armado de

1914-18 declarando la neutralidad de la Argentina en la

guerra europea. En lo continental, fud este gobierno el

que por primera vez sostuvo una posicibn clara contra los

avances de la hegemonia estadounidense sobre los paises de

America Central.

Hero, pese a su popularidad, el irigoyenismo no

cristalizd en el gran movimiento nacional que se habia

propuesto ser. En 1930 un golpe militar puso fin a su

dominio de quince anos en la Argentina. El golpe aprovechd

las debilidades de una politica que, victima de sus

propias contradicciones no pudo resistir la doble

oposicidn desde la izquierda y la derecha del espectro

ideoldgico nacional.

Manuel Gdlvez pertenece a un grupo de intelectuales

argentinos que, ante la mentalidad europeizante y cosmopolita de la burguesia liberal y el impacto de las

masas inmigrantes, se plantean desde el novecientos un programa ideoldgico y cultural de reivindicacibn nac ionali sta.

Este nacionalismo reconoce elementos diversos y reiine en su seno tendencias muchas veces di spares. En el orden cultural, sus elementos mds significativos pueden encontrarse en la primera historia de la literatura 330

argentina, la de Ricardo Rojas, quien intentb hacer una revisidn de la evolucibn literaria del pais ena 1 tec i endo sus valores autdctonos. Tambi^n responde a esta tendencia la rei v ind icac i dn del Martin Fierrn como el poema de la nac ionalidad.

Uno de los principales componentes ideolbgicos del pensamiento nacionalista es el hispanismo, a 1 imentado por el mito de la comunidad racial. En El solar de la raza, de 1913, Gdlvez implementa esta concepcibn de la argentinidad basada en la comunidad racial y cultural con Espana que intenta oponer a 1° fordneo, que segdn dl habia llevado al pais, a la posternacidn cultural. En todo caso* el intenta de retorno a las raices hispAnicas no pasa de ser una anoranza romdntica, la que en su ar istocrat ismo racial elude la presenc ia del indio como uno de los elementos formativos del ser nacional.

En el piano politico, e 1 pensamiento de Bdlvez es afin a las posiciones del "nacionalismo ol igdrquico".

Este tiene su cu 1 minac i bn, asi como su primer intenta de imp 1 ementac ibn real, en el movimiento castrense del general Uriburu contra el gobierno de Irigoyen en 1930.

Gdlvez no pertenecib a ninguna de las organi zac iones nacional istas, aunque se identified con el las. En realidad, sus posiciones pD liticas se sitban hacia el centro del movimiento, ya que propugnaba una sociedad 231

jerbrquica y autoritaria pero que mostrara una cierta

preocupacibn por las condiciones de vida del pueblo. En

esto ultimo radica la diferencia entre las posiciones a

las que adheria GAlvez y el extremismo nacionalista de

derecha, cuyos adherentes sentian el m£s profundo desdbn

por el pueblo. (Navarro Gerassi, 164)

Juan Josb Hernandez Arregui* en Imperialismo y

cultura (La politica en la inteligencia argentina). dice

que los rasgos del nacionalismo pueden resumirse de la

siguiente manera:

Es un movimiento anti liberal que apoya su critica en la tradicional posicibn antimodernista de la Iglesia y sus enciclicas papales. Es aristocrbtico e hispanista. Es autoritario al menos en sus origenes. Es antimarxista y bsta es en ultima instancia su razbn de ser. (20)

Es asi como Ernesto Palacio, historiador

revisionists* y cofundador del peribdico pro fascists La

nueva Repbblica. en el que Gblvez escribib alguna vez,

dirb que la principal virtud del linaje hispbnico es su naturaleza senorial, cuyo rasgo definitorio es el "amor a

los humildes" (Arregui* 21). De manera que* ante el avance de las ideologias proletarias* este nacionalismo oligdrquico ofrece "una mano" paternalista a la clase 23£

obrera y auspicia algunas reformas tendientes a mejorar la

situacidn econdmica de los trabajadores, aunque

sosteniendo por otro lado la necesidad de una estricta

jerarquizacibn social la que considers ni mbs ni menos que el orden impuesto por Dios:

Cuando Dios creb a los pobres y a los ricos fub su intencibn salvar a los ricos por medio de su riqueza y a los pobres por medio de su pobreza. siendo ambos obra de Dios, el rico puede probar su origen divino y pagar sus pecados ayudando al pobre y bste mediante la humillacibn dejbndose ayudar por el rico. (Arregui, El) 23

Sin embargo, el mismo Hernbndez Arregui sefiala que el nacionalismo oligbrquico, "hi jo del fracaso del liberalismo colonial" (E4), al quebrar los falsos supuestos de la historia oficial y los mitos de la clase gobernante, "fundamentb el espiritu de defensa ante lo extrano, fundamento de toda verdadera cultura nacional."

(24) Transformbbase asi en la base de un pensamiento antimperia 1ista y de una futura politics progresista.

Si los nacionalistas coincidieron con las posiciones de Irigoyen en algunos aspectos, no es menos cierto que repudiaron las tendencias genuinamente populares de su movimiento y terminaron unibndose a las fuerzas que lo combat ian.

Gblvez expuso sus ideas politicas y sociales, tanto S33

como sus posiciones sobre la literatura y la cultura

nacionales* en los tres tomos que titulb Recuerdos de la

vida literaria que se publicaron entre 19AA y 1961.

Aunque con las correcciones y las modificaciones de

una serie de reflexiones que recogen "memorias", el nbcleo

del pensamiento expuesto en el las se encuentra en toda su

obra artistica, empezando por su primera novela* La

maestra normal* en la que ataca la escuela laica y la

filosofia positivista y "atea". En otras palabras, lo que

rechaza del proyecto liberal es el laicismo de la

educacibn argentina impuesto desde la sancidn de la ley de

ensenanza comLm de 188^.

Nacha Regules fub publicada por primera vez por la

editorial Pax* en diciembre de 1919. La novela tuvo un bxito inesperado y, posteriormente* Gblvez le otorgb al

diario socialista La vanouardia el derecho a su publicacibn en forma de folletin.

Cuarenta anos despubs* en el segundo volumen de

Recuerdos de la vida literaria* subtitulado En el mundo cie

los seres ficticios. Gblvez cuenta los motivos que lo

1levaron a ofrecer la publicacidn gratuita de su novela a un diario socialista:

Yo sblo tenia un interbs: que las familias obreras conocieran los males revelados en mi libro* para que vigilasen a sus hijas. i-Por qub £34

no acudi a otro diario? Porque ninguno de los grandes "rotativos", instituciones capitalistas habria publicado mi violento ataque al capitalismo. <1£3)

Mbs adelante transcribe una parte de la carta que acompand su ofrecimiento a La Vanouardia:

Creo que en sus pbginas atormentadas he logrado concretar los sufrimientos del pueblo, y en el liltimo capitulo, la esperanza del pueblo. Nacha Requles es un libro absolutamente sincero. . . . Es una voz del corazdn. (1£4>

Al defenderse de algunas acusaciones de "marxismo", Gblvez completa su explicacidn de los valores y la visidm ideolbgica de la novela:

...Monsalvat Cel protagonista de la novelal es un revolucionario sentimental: habia contra los ricos y quiere establecer la Justicia Social. Estas palabras, que tenian al aparecer mi novela un pavoroso contenido revo1ucionario, hoy son empleadas por todo el mundo. Los nacionalistas argentinos las empleamos desde hace treinta anos.(135)

creo que nunca fub escrito en la Argentina un libro tan esencialmente cristiano. Lo fundamental del cristianismo estb alii, la piedad, la resignacibn, el amor al prdjimo. <1£5/136)

Para aclarar las razones, aparte de las que da el propio autor, por las que un nacionalista catdlico otorga £ 35

a un periddico socialista la publicacidn "gratuita" de

este libro, cabe hacer una breve resefia de las

caracteristicas del socialismo argentino de esos anos.

El Partido Socialista nacid y se desarrollb

mayormente entre los circulos de inmigrantes que recalaron

en las playas del Plata y que traian consigo los esquemas

ideoldgicos de paises cuyo desarrollo histdrico y social

habia seguido un proceso diferente al argentino. Esto

quiere decir que el socialismo argentino se caracterizd

por su profundo desconocimiento de las peculiaridades del

ser nacional. En funcidn de un internaciona1ismo

abstracto, apoyd la politica de dependencia llevada a

cabo por la oligarquia liberal. Nada mbs lejano que este

"socialismo" de las concepciones ideoldgicas de Gdlvez.

Sin embargo habia otros aspectos que acercaban al autor de Nacha Reoules, a las concepciones que publicitaba

La Vanouardia. Por ejemplo el Partido Socialista:

adoptd . . . una aristocrdtica critica moral de las costumbres, los hdbitos y las preferencias de las muchedumbres argentinas . . . (Puigrds, Las izouierdas,45).

El tdrmino que los socialistas usaron para designar a estas muchedumbres fue "chusma". En sus discursos y escritos, dividian al proletariado argentino entre la £36

"chusma" y los "obreros sensatos". En realidad, este era un partido que respondia mbs a los intereses de los sectoresintelectuales y de la pequena burguesia urbana, mayormente de origen extranjero, que a los de los trabajadores industriales. El elitismo de que hacia gala le hizo decir a uno de sus dirigentes, Juan B. Justo, en una editorial de La Vanquardia del 7 de abril de 1899, que su partido representaba "al proletariado inteligente y sensato".

Por Ultimo, habria que anadir, que el partido socialista argentino, recogia el pensamiento de la social democracia alemana cuyo principal tebrico, Edward

Bernstein, (Evolutionary Socialism) creia en:

Una disminucibn relativamente progresiva en el numero de los capitalistas y una riqueza creciente del proletariado o una clase media mbs numerosa . . . (Puigrbs, I zouierdas, 97/98).

Veremos cbmo se aunan y se estructuran en el relato de Gblvez el discurso reformista y el nacionalismo aristocratizante.

Tal es el punto de vista que en general adoptaremos en nuestro anblisis de Nacha Reoules. d 37

4. Nacha Reaules

Un personaje literario no es m£s que un conjunto de signif icados, unidos bajo un nombre propio '"i. Bien y mal *

saber y no saber se relacionan respectivamente y forman niicleos tem^ticos que al concatenarse con nuevos juegos de contrarios revelan esos significados. Los personajes de la novela constituyen vehiculos de tales oposiciones.

Horn y Pringle* en The Image of the Prostitute in

Modern Literature. dicen del personaje de la prostituta

"buena" lo siguiente:

The whore - with - a heart of- gold Romanticism with its belief in the natural goodness of mankind was the ideal breeding ground for this type of literary heroine. (Horn* 3)

Goerge Watt* en The Fallen Woman in the XlXth Century

English Novel. estudia el mismo tipo literario como una manifestac idin de las tendencias reformistas que impugnaron el moralismo victoriano y su repudio a la "mujer caida", a la que la moral oficial consideraba irremediablemente perdida e incapaz de "reforma" y "mejoramiento". La bondad natural de la heroina demostraba que su condicidn 838

era producto de un medio que la empujaba al vicio y que luego la enjuiciaba por £1.

Frederik Jameson* al hacer un anblisis de la obra de Gissing, de quien dice que es el mbs francos de los naturalistas ingleses, advierte, en relacibn a la literatura de linea reformists del siglo pasado, lo s i gu i ente:

. . . a book like The Nether World is best read not for its documentary information about the conditions of Victorian slum life, but as testimony about the narrative paradigms that organize middle class fantasies about those slums and about "solutions" that might resolve, manage, or repress the evident class anxieties aroused by the existence of an industrial working class and an urban 1umpenpro1etariat. <186 ).

El personaje de la prostituta "acostumbrada a vender su cuerpo pero que conserva su alma limpia" * concreta un desp1azamiento del tratamiento de los problemas de los sectores inferiores de la jerarquia social, a un sector marginal de ella. Esto, unido al catolicismo de Galvez, uno de los ingredientes de la perspectiva ideoldgica que maneja, hace del caso de la prostituta el simbolo de un crisis del orden social en su conjunto. v

En Nacha Reoules, la sexualidad en la forma de prostitucibn deviene por otra parte indicio de una £39

libido sin control, que amenaza el status quo al ser una

fuente de degradacibn y contaminacibn.

Monsalvat veia sin cesar el desfile monstruoso y fantbstico de aqubllas mujeres. Las veia manchar las ciudades, pudrirlo todo, envenenar la estirpe. (175) m

La historia de la protagonista de la novela, que,

seducida y abandonada, intenta trabajar en un empleo

"decente" para sobrevivir, pero brutalmente explotada

recurre a la prostitucibn, advierte en primera instancia

(como lo ha senalado, Rufineiii en su anblisis de Mar 1 a

Luisa, de Mariano Azuela), contra los peligros del

"vicio", entendido como el amor o el sexo fuera del

bmbito matrimonial. En efecto, una vez "deshonrada" y

abandonada por su amante, a Nacha se le cierran las

puertas de la "sociedad decente", que la margina y la

empuja de esa manera a la prostitucibn. Este repudio

colectivo de la muchacha que se ha atrevido a seguir sus

impulsos naturales, comienza por la misma madre de la

heroina la que, a pesar del carino que siente por su

hija, se considera en la obligacibn de echarla del hogar por haber violado el cbdigo de la moral familiar.

Es interesante notar que la madre que rechaza a la hija caida es casi un tbpico de las novelas 2^ 0

prostibularias 1atinoamericanas de la ^poca. En Juana

Lucero, de Augusto D ’Halmar, la protagonista ve, por ejemplo, en el espejo la imagen de la madre muerta que le recrimina su vida pecaminosa. “i>

La madre personifica asi el repudio de la sociedad entera a la mujer que "ha perdido la honra" y se constituye en el bastibn de los valores patriarcales de la familia burguesa.

Sin embargo* a pesar de que la consideracibn del

"pecado" como causa de la degradacibn de la muchacha, tiene en Nacha Reoules un papel importante* y como lo hemos senalado "ejemplificador"* lo cierto es que en la novela que nos ocupa la historia de la protagonista, apunta tambibn a la critica del orden histbrico al que

Gblvez denomina de la Injusticia Social.

En efecto, tanto Nacha como algunas de sus companeras fracasan en sus intentos de trabajar en las fbbricas o en las tiendas* ya sea porque los magros sueldos no les permiten subsistir o porque son brutalmente explotadas en largas jornadas laborales o porque finalmente el abuso sexual, al que las someten patrones o empleados superiores es superior a sus fuerzas.

Nadie ignora la imposibi1idad de que una empleada de tienda viva con treinta pesos. Pero el idolo dividendo exigla un monstruoso altar SA1

construxdo por el dolor y la humillacidn. Para formar un buen tanto por ciento se necesitabam ocbanos de lbgrimas. La libra esterlina sonaba a besos vendidos, a ayes de mil lares de almas sacrificadas . . • (150).

LI comienzo de Nacha Regules se ubica en agosto de

1910. En Buenos Aires prosiguen las celebraciones del

"Centenario de la Revolucidn liberadora", que habian

comenzado tres meses atrds: "Fiestas suntuosas, prddigas,

desmesuradas, fiestas de un pueblo joven, que exhibe con

jactancia sus miisculos" (5). Este pueblo joven adolece sin

embargo de oscuras lacras: "En los cabarets se codeaban el

ruidoso libertinaje y la curiosidad" (5)

En este caso, el curioso es el protagonista de la

novelai Fernando Monsalvat, un abogado de aspecto ascdtico

y distinguido, quibn, a los cuarenta anos, sufre una

crisis de conciencia al descubrir la "Injusticia Social",

por lo que decide dedicar su vida a la causa de los

"oprirnidos” . El impacto que produce su despertar no es la

visibn del cabaret, sin embargo, sino la represibn

policial de una manifestacibn obrera. Pero, como adembs se enamora de Nacha Regules, que es en ese momento la

mantenida de un "patotero", 10 su tarea redentora se

orientar£ fundamentalmente en relacidn a las "mujeres de mala vida" y especia1mente, como es natural, hacia

Nacha. 2^2

Por esoi con el fin de mejorar el destine del

confuso conglomerado humano al que denomina "los

humi1lados"* "los tristes" o "los hambrientos", el

protagonista de Nacha Reoules se plantea un experimento

filantrbpico que incluye, entre sus piezas fundamentales,

la redencibn de la mujer caida. Este experimento, su

puesta en marcha, constituye el aparato narrativo de la

novela.

Monsalvat desbarata su fortuna y pierde su empleo y

su salud tratando de ayudar a Nacha y a las otras mujeres

como el la. Mejora tambibn, un conventillo "de cuya renta

vivia", y que era "un antro donde se apelmazaban quince

familias" para convertirlo en una "casa higibnica" .

Salva a algunas prostitutas del "fango", pero su relacibn

con las mujeres lo hace acreedor de la persecucibn y la

burla de sus "protectores", los que tienen vinculos con

la policia y han desarrollado un sistema que preserva

sus privilegios. En primera instancia, la intervencibn de

Monsalvat perjudica, y no beneficia a Nacha, aunque

Monsalvat persiste en buscar su "salvacibn". Mientras

tanto, tambibn se dedica a mejorar la suerte de los

pobres. El proyecto filantrbpico adopta entonces las pautas consabidas del reformismo humanista: extirpar el

"mal" con el libro: "Creia que la renovacibn del mundo vendria por el amor y el libro.” (205) El protagonista 2^3

tratarb entonces de elevar culturalmente a los obreros. La

lectura y la escritura, a cuya ensenanza se dedica

Monsalvat* son el primer peldano en el camino de la

salvacibn.

Cuando se da cuenta que sus esfuerzos no f rue t i-f i can *

Monsalvat predica la violencia para "deshacerlo todo.

Construir de nuevo la sociedad...". (28) Pero tampoco la violencia tiene posibilidad alguna de realizacidm concreta. En realidad* en la perspectiva del escritor* las fuerzas econbmicas* politicas (o bioldgicas) que dominan a los pobres son lo suficientemnte poderosas como para anular todo intento de regeneracibn. Su ignorancia es inescapable y por lo tanto tambibn lo es 1/i inmoralidad y la miseria.

Monsalvat lleva su celo hasta el punto de habitar £1 mismo en el conventillo, compartiendo asi mbs plenamente la vida de los pobres, pero encuentra a bstos soeces, ignorantes, "con una maldad natural". Hay un abismo entre ellos y £1, entre redentor y redimidos. Mbs allb de la adhesidn sentimental hacia los menos favorecidos, que el personaje reitera y que el narrador confirma, las barreras de clase se muestran infranqueables. Asi, sacudido* con sus nervios destrozados a causa de la

•frustracibn y alterado por su incapacidad de salvar a

Nacha y de unirse a ella* Monsalvat enceguece. £44

El proyecto de Monsalvat results entonces una

demostracibn por parte del narrador de quijotismo, lirismo

y mania. Para el personaje es un proceso de aprendizaje:

"...no se indignaba contra nadie. Su espiritu habia

alcanzado la serenidad." (£05)

La ceguera tiene un contenido simbblico de larga

tradicibn. Nob Jitrik, senala que "como Edipo Monsalvat

recibn empieza a ver despues de quedarse ciego". < 6£ > 11

Pero, adembs, la parblisis que implica su ceguera, es la

solucibn literaria a su excentricidad: "No era el no ver

lo que apenaba a Monsalvat, sino la inutilidad en que

aqublla desgracia lo sumia" (£05). Ciego, se encuentra

impedido de seguir destrozbndose contra el muro

infranqueable de un mundo extrano, que se resiste a todo

intento de mejoramiento. Entonces, es cuando "alcanza la

serenidad. "

Queda claro asi que la situacibn experimental y su

resolucibn involucran en esta novela el planteo y la salida frente a un problema ideolbgico. La aventura del protagonista de Nacha Regules, inmerso en el funesto mundo de los "otros", los parias, los desgraciados, sirve al menos para "documentar esa realidad atroz" : para tomar conciencia de el la, para saber donde estb el mal generando de esta manera la posibilidad de un cambio. Esta filosofia, expuesta por Zola en La novela experimental, se £■^5

dramatiza en la novela de Galvez. Monsalvat apela a la

"sociedad aristocrdtica"* para que dsta tome conciencia de

105 cambios que son necesarios. El arte naturalista

reclama aqui su valor prdctico. Gdlvez advierte al

lector contra males peores:

Pero es un horror las piezas que dan esos franceses .... dramas entre obrerosi atorrantes, ladrones, i toda la chusma, en -fin!

-Senora..., esas piezas se dan para ustedes. Es la linica forma que ustedes* las senoras elegantes y distinguidas* adquieran alguna noticia de los sufrimientos humanos. (51)

iYo no sd cdmo ese mundo de abajo no ha venido todavia a degollarnos en masa!(53)

En este Gltimo aspecto, el personaje de Monsalvat posee

las caracteristicas tlpicas del narrador del naturalismoi que apela a los buenos sentimientos de los

sectores privilegiados * intentando demostrar como la degradacidn moral de las clases bajas estd determinada por

causas materiales que una vez conocidas y entendidas pueden superarse. Esta apelacibn niega* y niega porque

teme* la posibilidad de que el "pueblo” decida tomar en sus propias manos la solucidn de sus problemas.

En las condiciones de un pais con un desarrollo histdrico tan distinto, como es el caso de los Estados £46

Unidos a fines del siglo XIX y comienzos del XX, es interesante notar como el surgimiento de movimientos populistas que proclaman programas de cambio social y que son contemporAneos al surgimiento del naturalismo, inscriben en las novelas de la £poca signos ideoldgicos simi lares a los de la novela argentina que estarrius analizando. Esta ideologia se implementa a trav£s de la tlpica estructura '’experimental") la indestructible barrera entre el espectador y el objeto de la observacidn.

June Howard nota que en Estados Unidos el naturalismo, a pesar de sus tendencias reformistas

(muchos de los autores militaban de hecho en movimientos de izquierda), es incompatible con un movimiento genuinamente democrdtico:

...for it imagines the "toilers" as brutalized, disruptive Others and identifies reform rather with a privileged perspective that is middle class and yet somehow emancipated from its conditioned location, into the realm of understanding and free will. (127)

Desde otra perspectiva, Jaime Concha senala cdmo en el naturalismo chileno de principios del siglo y mds concretamente en Juana Lucero, de Augusto D ’Halmar,

se manipula la dualidad alma - cuerpo en el sentido de la conciencia de clase de las capas 2A7

medias nacionales. La accibn de la metafisica cristiana se ve convertida en vehiculo ideolbgico mediante una rigida jerarquia que express muy bien el conflicto de las capas medias, el divorcio entre su realidad y sus asp iraciones.(37)

La dualidad mencionada expresaria en Juana Lucero las

aspiraciones de la "mesocracia" a asumir un papel

preponderante en el espacio social* pretendiendo

"justificar la necesidad de su influencia y de su accibn"

(Concha* 29),

En Nacha Reaules. la misma oposicibn divide a la

propia protagonista* que ama a Monsalvat espiritualmente*

pero que fisicamente se siente atralda por el Pampa

Arnedo,KS Esta dualidad se concatena* como luego veremos*

con la oposicibn entre la barbarie* que es instinto*

representada por el Pampa* y la cultura que es el

espiritu, y que encarna en Monsalvat.

A diferencia de Juana Lucero, cuya historia, como la

de las dembs prostitutas del naturalismo latinoamericano,

es la de un proceso de degradacibn que termina en la

muerte, Nacha se redime. Su redencibn es el triunfo de un proyecto de mejoramiento btico individual.

Dada la inexorable fatalidad* que parece perseguir a

los personajes del "pueblo", este mejoramiento llega a ser posible sblo elevando a Nacha al nivel de la clase a que s^a

pertenecen el narrador y el lector implicito. Por su

sensibilidad y educacibn, la clase media parece capaz

de liberarse de las fuerzas del medio y de lograr su

mejoramiento individual. Estas condiciones solo se dan en

aquellos que no pertenecen, o que han logran zafarse, de

lo que podria llamarse el mundo de la pobreza.

Desde su ceguera, Monsalvat se convierte en una

presencia casi mbgica que estimula ese mejoramiento:

Desde que el ciego estaba en la casa, no se oian las palabras groseras ni los torpes relatos que en otros tiempos se daban. Las bromas de estudiantes habian pasado y se dijera que la generacibn de ahora tuviese de la vida un concepto noble y trascendenta1. El jugar a las cartas habia sido reemplazado por la lectura de cuentos, de versos, de articulos de diarios. (205/6)

En cuanto a Nacha Regules, su redencibn llega a ser posible cuando logra cortar el circulo vicioso al que la habia sometido la miseria. Cuando puede poner fin al ciclo entre sus intentos de trabajar en un empleo "decente"> seguidos por la explotacibn a que la someten las empresas y su recaida en la "mala vida". Muerta su madre, Nacha hereda su casa de pensibn. Convertida asi en una senorita honrada, (y pudiente) rechaza a un campesino que la pretende y se casa con el ciego.

Comienza entonces para ella la etapa de su vida 'd h 9

burguesa: "Ella y Monsalvat vivian en la casa de la calle

Tacuari que Nacha gobernaba hbbilmente." <205) Vuelta a un

bmbito social desde el que habia sido expulsada

previamente, el bmbito envidiado al que el la misma, en los

malos tiempos, llamara el de "las mujeres que tienen la

dicha de vivir norma1mente" <32), Nacha, no sblo se

convierte de ex - prostituta en senora sino en una

burguesa prbctica. "La esperanza del pueblo", que segun

Gblvez se expresa en su novela consiste ni mbs ni menos

en el ascenso de las clases populares al status de la

pequena burguesia.

Nob Jitrik observa que los dos hombres con los que

Nacha se relaciona en la novela son portadores de significaciones distintas:

el Pampa Arnedo, prepotente, arbitrario, aprovechado, rufianesco . . . Monsalvat, apostblico, limpio, apasionado y verdadero, sacrificado, descarnado. (66)

Obviamente, lo que estb por detrbs de estas caracterizaciones es la atribucibn de la bestialidad al sexo y de la civilizacibn al espiritu, crebndose asi una polarizacibn de la conducts humana. Los nombres de los personajes son denotativos de esta polarizacibn. "El

Pampa" %*+ hace alusibn al oriren indigena del individuo, 250

lo que su descripcidn fisica corrobora;

Alto* corpulento, cariancho . . . (9).

en sus ojos con algo de indio* y ahora m£s achicados y enfurecidos que nunca surgia un odio birbaroi de maldad primitiva y ativica. (10)

Por su parte el nombre de Monsalvat es alusivo a su

papel de redentor. Sus descripciones insisten en la

reflexidn del alma en el rostro del personaje: "Vestia de

negro con elegancia y severidad, Su rostro era

magneticamente atrayente. Se sentia que ese hombre tenia

un alma ...” < 6)

Al proponerse interpretar el significado de estos

dos personajes, construidos en forma antit^tica, No£

Jitrik observa que el de Monsalvat es un apellido

extranjero mientras Pampa Arnedo incluye un sobrenombre

y un apellido criollos. Jitrik excluye la posibilidad*

dado el nacionalismo de GAlvez, de que £ste valorice con

la construccidm y los nombres de los personajes lo

extranjero sobre lo criollo. Concluye entonces que, a pesar de su perfeccidn e idealismo, Monsalvat es un

"ingenuo, un anarquista"* mientras el Pampa, aunque torpe y sanguinario, un individuo real, "por eso en instancia

final rescatablets] en un perspectiva no frustrante como es el anarquismo" (Jitrik, 69). 251

Por mi parte, creo que las descripciones del Pampa

y los patoteros se oponen a las del protagonista y la

"sociedad aristocrAtica" y recogen 1iterariamente el

discurso ideolbgico contradictorio de Gdlvez. Ese discurso

se inscribe en (y se explica por) las caracteristicas de

la historia argentina del momento en que se escribe la

novela. Recordemos que bsta se publicd en 1919, tres anos

despubs de que Irigoyen asume la presidencia de la

Republics Argentina.

En En el mundo de los seres ficticios (I960), Gblvez

dice lo siguiente a propdsito de la politics irigoyenista:

me gustb la politica internaciona1 de Irigoyen y su obrerismo. No aceptd su mala administracibn ni el antiintelectualismo de su obra y de su part ido. (1^7)

Estas contradicciones de Gdlvez se reflejan en la novela.

Nacha Regules termina cuando en Buenos Aires se anuncia

el comienzo de la Primers Guerra Mundial. Monsalvat declara que el estallido armado senala el fin de una

ilusibn: la de la democracia burguesa. Ademds, califica el conflicto de interimperialista. ia Es pues el comienzo del fin de una era:

Esta guerra es un crimen monstruoso. 252

Y no tanto por la muerte de millones de seres humanos . . . sino porque destruye una de las mbs bellas ilusiones que sofiaron los hombres de corazbn.

Pero a pesar de todo ibienvenida sea la infamia de la guerra! Elios lo han querido y ellos lo tendr^n. . . . Eran los poderosos de la tierra los que poseen la riqueza, la fuerza, la felicidad. (207/8)

Por eso anuncia que "el rayo vengador" de la guerra traerd por -fin la justicia. Era ese "el principio de aquellos anos de Justicia con que sonaba." (208)

GAlvez y los naciona1istas criticaron a la oligarquia liberal argentina por su mentalidad extranjerizante y por su polltica interna: "El individualismo -dice GAlvez- es hermano del capitalismo y conduce a la explotacidn del hombre por el horabre"

Para ^1s sin embargo* la elite oligPrquica, no constituye tanto una "fuerza conservadora negativa como un poder conservador que no ha estado a la altura de su responsabi1idad histbrica. Es la teoria de las ’elites conductoras' ..." (Arrequi, Imperialismo, 20).

Tambi£n arraigaron en mi esplritu . . . estas ideas esenciales: la tolerancia, el anti 1iberalismo y la necesidad del orden, no solo del orden policial sino del orden jerArquico. He deseado y deseo, que se establezca la justicia social pero sin violencias excesivas o innecesarias y conservando la religibn y el orden tradicional. 2 5 3

La democracia . . . estd basada en el absurdo del voto universal. Todos tienen derecho a vivir. Pero estoy convencido que la verdadera democracia es un resultado de la cultura . . . (Mundo , 159).

Como ya dijimos, Irigoyen es el primer presidente

argentino elegido por voto universal. Originado por los

cambios que trajo consigo el desarrollo capitalista

argentino, el irigoyenismo se conviritid en un gran

movimiento de masas que aund a sectores marginados del

pueblo. Pero la oligarquia liberal, los socialistas de

Juan B. Justo (en cuyo diario se publica la novela),

tanto como los naciona1istas de derecha, se alejaron de

las multitudes argentinas, considerdndolas una expresidn

de la "barbarie") y calificaron a los movimientos

populares, el irigoyenismo, y mds tarde el peronismo, como

expresiones de la "politica criolla" que despreciaban.

Los socialistas argentinos parecian no darse cuenta que la

deshumanizacidn de las masas era provocada por el sistema

econdmico y propugnaban como condicidn previa a todo

cambio la "elevacidn intelectual y moral de los

trabajadores", (Puigrds, Izguierdas, 65). Los

nacionalistas, por su parte, como lo hemos visto en el

caso de Gdlvez, propugnaban un rdgimen de predominio de la

elite, que ejerciera sobre el pueblo una vigilancia paternal. Tal era para ellos la forma de capear las 25^

conmociones sociales que el desarrollo capitalista traia consigo indefectiblemente. El hecho es> que cualesquiera hayan sido b u s contradicciones> todos estos grupos coincidian en considerar al pueblo irigoyenista (y lo mismo dirian mds tarde del pueblo peronista) una expresicin de la barbarie, la misma que creian eliminada con la liquidacidn de las montoneras cuarenta anos atrds,

Nacha vela en el acto infame del Pampa ”la patada de ultratumba" de que tantas veces oyera hablar a su madre. Era el remoto abuelo indigena que reaparecia en £1 y le obligaba a un acto de barbarie. (192)

El pensamiento elitista de Bilvez se articula en

Nacha Requles a travds de tres tipos de personajes claramente delineados. Al primero pertenecen el Pampa y la patota:

No pertenecian aqu^llos sujetos a la sociedad ar istocrditica> . . . pero sus apellidos tenian representantes en la politica y en los negocios y salian con frecuencia en las crbnicas sociales de los diarios. <7)

Algunos de estos hombres tienen un titulo de abogado o llevan un apellido notorio. Son todos carreristas y jugadores. Viajaron por Europa injuriando con su arrogancia y su rastacuerismo a las gentes civilizadas. . . . Mezcla de bdirbaros y civilizados> de compadritos y personas decentes, constituyen la descendencia urbana del gaucho Juan Moreira. (9) lm 855

Con este comentario el autor trata evidentemente de

implicar que los descendientes de la barbarie y la

montonera, son los que en 6se momento controlan los

recursos econbmicos y los resortes politicos del poder*

avergonzando a la nacidn (que como sabemos la oligarquia

consideraba la mbs europea de America Latina) ante el

resto del mundo. Lo que se infiere es que, el otro grupo,

la sociedad aristocritica, debiera asumir sus

responsabi1idades y hacerse cargo del papel dirigente,

que por su cultura y su superioridad naturalmente le

corresponde.

Entre tanto, los sujetos que gobiernan el pais

encarnan las fuerzas del instinto:

Productos de la incultura . . . veian en los hombres de estudio sus mbs fuertes enemigos. No comprendian que se pudiera vivir para otra cosa que para el placer y entendian por placer la satisfaccidn de sus instintos primarios. □diaban al libro . . . adivinando en la obra de la inteligencia una fuerza poderosa que podria acabar con sus indiadas. (69)

El grupo contrario es el de la "sociedad aristocrAtica", a cuyos sentimientos apela el protagonista de la novela sin resultado. Con los personajes que

integran este sector Gblvez caracteriza a la oligarquia liberal, una clase que no sabe ponerse a la altura de las 256

• luevas necesidades histbricas. Monsalvat, sin embargo,

surge de su seno. Pero Sblvez lo hace un bastardo, alguien

que es y no es al mismo tiempoj que afirma simu1tdneamente

la identidad y la diferencia. Monsalvat es un hi jo

natural, cuyo padre pertenecib a "una familia

aristocrbtica y poseyb muchos mi llones. 11 (15) La madre,

en cambio, es "hija de obreros que llegaron a pequenos

comerciantes" (20) El narrador dice que es el padre de

Monsalvat quien "did a su hijo bastardo, que era

inteligente y distinguido, una buena educacidn" (15)

La marginalidad, o mejor dicho la semimarginalidad,

de Monsalvat salva la coherencia a la historia. Monsalvat

es un hombre sensibi1izado por el desprecio del que le

hace vlctima "la casta", los poderosos. Su origen

aristocrdtico y esa especial sensiblidad que le otroga su

situacidn de descastado explica por otra parte sus

"nervios en desequ i 1 i br io" (29), sus excesos, y, segiin su

amigo mbdico, "su lirismo ingenuo". (29)

Pero su origen, su cultura y su sensibilidad crean en

£1 la conciencia de su responsabi1idad social,

constituydndose en ejemplo de lo que la oligarquia no es, pero daberia sers

Soy mbs inteligente, mbs culto que ustedes; tengo mbs conocimiento de la vida. Me correspondia a mi ejercer una especie de tutela 5 5 7

. . vigilarlas, educarlas. (65)

N06 Jitrik ha dicho que la ambigtiedad ideolbgica de

Sdlvez hace que la preocupacibn social de sus novelas se

desvirtue y muchos de sus personajes (en el caso de Nacha

Regules, el de Monsalvat)* que en principio son

representatives* se conviertan a la larga en simbolos, lo

que neutraliza y congela el espiritu de documentacibn

existente en la obra. (59/60) Norma Desinano opina* por

su parte* que Gblvez toma distancia de la realidad

descripta* que la deforma y revela asi una falta de

compromiso con ella. (9)

Para nosotros* son precisamente estas ambiguedades*

bstos silencios y bstas deformaciones los que revelan la

presencia en el texto de un nivel que el texto mismo

desconoce y del que no puede dar cuenta. En su

estructura y resolucibn, Nacha Reoules revela los limites

de la ideologia humanitarista de Gblvez.

Los cambios que la voz del personaje pnclama en la

novela devienen preconizacibn de valores abstractos. El mundo de los desfavorecidos* que al principio se

confronta, termina siendo abandonado por irredimible.

Nacha se salva* pero su salvacibn es la de un destino

individual. Esto es asi, porque si algo tiene la novela de proyecto (y Gblvez dice en sus recuerdos que la novela £58

expresa la esperanza del pueblo), se trata de un proyecto en beneficio del pueblo pero sin el pueblo que lo incluye como un sujeto pasivo, al que "se compadece", pero sin darle jambs las posibi1idades de actuar.

La aristocracia del espiritu que en La gran aldea, de

Lucio Vicente Lbpez, caracterizaba al personaje principal, es el niicleo de una conciencia de clase que asi legitima su poder. En las novelas que hemos analizado el tema reaparece una y otra vez.

En La gran aldea era el engrandecimiento de la ciudad el que comprometia el modo de existencia de la elite. En

Nacha Reoules la misma ciudad es ya un verdadero monstruo:

Durante los grandes dias, el gentio en procesibn monstruosa y lenta cubrib el asfalto de las calles centrales. El pasar de las gentes era infinito: las calles y las casas parecian moverse. Al atardecer cuando la multitud se espesaba, las calles producian la sensacibn de algo que se iba hinchando . . . (5).

No es extrano, ni puede atribuirse a influencias literarias, que en otra novela sobre el tema de la prostitucibn, en Santa, de Federico Gamboa, la prostitucibn y el crecimiento de la ciudad tambibn se concatenen simbblicamente. Mientras Santa y el Jaramillo se divierten en el cabaret (al igual que Nacha y los S59

"patoteros" en las jornadas de celebracidn del

Centenario)» la ciudad de Mexico celebra el Dia de la

Independencia Nacional, el 15 de septiembre. En un

crescendo descriptivo, la multitud termina por asimilase a

un "rebano humano":

Por dondequiera, vendimias, lumbaradas, chirriar de fritos, desmayado olor de frutas, ecos de canciones, fragmentos de discursos, arpegios de guitarra, lloro de criaturas> vagar de carcajadas, siniestro aleteo de juramentos y venablos . . . principio de rinas . . . una amenazante inquietud, el rebano humano apinado . . . (9 8 ) .

En 193^, Gdlvez en Este pueblo necesitai expresb sus

simpatxas por el fascismo, considerandolo una doctrina

capaz de despertar el sentimiento nacional hasta entonces

dormido porque los dirigentes habian "encanallado al pueblo engandmdolo o viviendo a su costa" (ISO). El

fascismo era la respuesta a los reclamos de las izquierdas y a las imposiciones de la derecha. Respetaria al

catolicismo y estableceria una sociedad jerdrquica (Este pueblo. 105). Hombres en soledad. de 1938, manifiesta la

desilucidn del intento fascista de 1930. Su protagonista define los males del pais siguiendo una linea que sdlo estd implicita en Nacha Regules; habia de la masa canal la y grosera, carente de valores espirituales y opone a ella 260

ciertos seres privilegiados no por su pertenencia a una clase sino por su superioridad espiritual.

Surgido el peronismo, Galvez, que ve en el nacionalismo de su 1ider posiciones que parecen coincidir con las suyas, se desilusiona muy pronto. Si el nacionalismo ofrece mejoras al proletariado a cambio de su sumisibn, Perbn organiza al proletariado? otorgindole efectividad. En El uno v la multitud? obra publicada en

1954, uno de los personajes centrales expresa el malestar que le produce el pueblo reunido en la Plaza de Mayo, en el momento en que celebra, el 17 de Octubre de 1945, uno de sus mayores triunfos:

A sus vecinos se les multiplicaban los cuerpos, los brazos, las contracciones, los olores. . . • El sentlase contento, por el espectbculo grandioso que estaba asistiendo y desgraciado por las molestias que experimentaba. Sentlase enfermo de multitud.<255/56) S61

Notas

1 Caracterizando mds precisamente esa conciencia de

clasei por lo menos en las circunstancias de su derrota

histdrica con la caida del presidente Balmaceda, Jaime

Concha agrega: "Apologia de lo inferior, conciencia

pasiva, valoracidn del sufrimiento como expresidn suprema

de heroismo) el sentimentalismo es todo eso mds esto: una

emocionalidad estdril. En el acto de las ldgrimas las

capas medias subliman su impotencia." (Lucero. 3^)

e Durante la presidencia de Hipdlito Irigoyen se

sancionaron las siguientes leyes obreras: descanso

dominical, jornada de ocho horas en los ferrocarriles,

escalafdn de salarios y ascensos en todas las empresas

ferroviarias, inembargabi1iadad de sueldos, salarios

jub 1 icac iones y pensiones menores de '$100.-, vivienda obrera, jubilaciones y pensiones de ferroviarios,

portuarios, tranviarios, bancarios. (Puigrds,

Ir iqoyenismo. 55). Los mayores beneficios que obtuvieron

los obreros ferroviarios se deben a su alto nivel de organizacidn y combatividad y a la importancia que la regularidad del servicio ferroviario tenia para la economia argentina. 262

3 Este es el pensamiento de los antiguos padres

jesuitas que, segun Arregui, los nacionalistas al estilo

de Palacio recogen.

Los socialistas de Justo nunca entendieron el

problema de la dependencia econbmica. Si el capitalismo

tendia cada vez mis a una distribucibn de la riqueza y no

a su concentracibn monopblica tanto daba que fuera

extranjero o nacional. Por esa via los socialistas se

convirtieron en soportes de una politica de entrega

llevada a cabo por los gobiernos oligbrquicos, y

combatieron las medidas de naciona1izacibn a que

propendieron los gobiernos populares.

53 Como lo hemos senalado brevemente en la segunda

parte de este capitulo, el personaje de la prostituta es

un vehiculo de ideas recurrentes.

Gblvez transcribe las palabras de un critico

alemin, D.B.Mittof, con respecto a su novela en En el

mundo de los seres ficticios; "Manuel Gblvez analiza

todas las inquietudes que experimenta una muchacha acostumbrada a vender su cuerpo pero que conserva el alma

1impia..." <131).

’’’ En el caso de la novela que nos ocupa se trata de un conglomerado social unido bajo el signo de la pobreza, que es, tambibn segiin Jameson, el objeto descriptivo de

las novelas de Dickens y de las de los naturalistas. S63

™ George Watt, en The Fallen Woman in the XlXth

Century Enolish Novel, dice que, segiin las rigidas normas de la moral victoriana ,"the fallen woman was the source of disease, social degradation, and moral pollution."

< 15) .

<5> El motivo de la madre que rechaza a la hija

"caida" se repite en Nacha Requles, Santa y Mar i a Lu i sa .

10 Individuos que actuando en grupo se sienten fuertes y asumen actitudes prepotentes y soeces con los extranos.

11 A partir de esa afirmacidn, Jitrik hace un an£lisis psicoanalitico del personaje.

l£i! Es la conciencia de las clases medias intelectuales que consideran que pueden cumplir un papel decisivo en la sociedad. Este pensamiento no esti lejos del de Galvez, aunque 6ste> como veremos, se impregna m£s de concepciones elitistas.

13 "Dictio sar ccist i camente -dice Jitrik- , mientras no hacen mds que conversar con los buenos, se acuestan con los malos o para los malos" (67)

l'* Pampas eran los indigenas que habitaban la zona que hoy ocupa la provincia de Buenos Aires.

is "En tiempos del presidente Castillo, creyendo que nuestro pais no debia mezclarze en una guerra -lucha de imperialismos. . . ." (Galvez, Mundo. 15B) 264

GAlvez criticaba la prbdica liberal: "No me

importaria la supresibn de la propiedad de la tierra.

iTienen todos tierras en los paises capita1istas? . . . no

creo que las libertades politicas -la de pertenecer a un

partido, echar discursos de oposicibn y escribir contra el

gobierno- tenga demasiada importancia cuando el gobierno

va realizando una gran obra para el pueblo" (Mundo, 159)

En el pensamiento nacionalista hay en realidad una

inversion de la famosa fdrmula sarmientina. No obstante,

los nacionalistas como Gblvez pensaban que los "viejos

criollos" debian ejercer una especie de tutela cultural

sobre el pueblo argentino en su totalidad. La novela es

adembs, como hemos dicho, una reaccibn al populismo de

Ir igoyen.

lm El personaje existib. Los prontuarios policiales

lo calificaron de "vago y malentretenido", muchas veces guardaespalda de caudillos politicos. Eduardo Gutierrez

mezclb mito y realidad y creb un personaje literario

(1879-1880) que represents a un ser acosado por una

justicia prepotente que lo acuchilla por la espalda.

Gblvez lo constituye en simbolo de la "politica criolla" como politica de malevos y caudillos.

ls> "Criticism - dice Terry Eagleton - is not a passage from text to reader. . . . Its task is to show the text as it cannot know itself, to manifest those 265

conditions of its making

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Creemos haber demostrado en este trabajo la realidad de la existencia de un ciclo de obras conectadas con la estbtica a la que, en la segunda mitad del siglo pasado, did origen en Francia Emile Zola. La adhesidn al modelo naturaiista ha sido puesta en duda por ciertos criticos en relacidn a algunas de las novelas que se incluyeran como tales en la novelistica argentina del novecientos.

Concluimos que el naturalismo crea una disposicidn narrativai un tipo de desarrollo argumental y una relacidn entre narrador y mundo narrado que configuran formas distintivas de imaginar el mundo, de establecer una relacidn especifica con la realidad. Esta estructura formal es asimilada por los autores argentinos que la utilizan inyectbndole contenidos que derivan de la especificidad de sus circunstancias histdricas y de las posiciones ideoldgicas de los novelistas.

Estas modificaciones se manifiestan no solo en el piano del mundo y los contenidos ideoldgicos de las novelas que hemos comentado, sino adembs, en una serie de detalles formales, concernientes a la composicidn y el modo narrativo. No obstante, estas alteraciones no niegan

268 269

en modo alguno la adhesidn formal de los autores

argentinos al modelo de la novela "experimental". Es mbs,

y como ya lo hemos sefialado, en ese modelo los autores

argentinos encuentran la forma adecuada para canalizar las

inquietudes que les crea una etapa histdrica que, como la

que tiene su inicio en la dbcada del ochenta del siglo

pasado, se caracteriza por una transformacidn sustancial

delas formas de vida hasta entonces existentes.

Hay una coincidencia entre el proceso de

modernizacidn que experimenta la Argentina durante esa

bpoca, el incremento en el niimero de novelas que entonces

se publican y la gradual asuncidn del cddigo naturalista.

El afianzamiento de formas de produccidn capitalista, asi

como el crecimiento y consolidacidn de una importante

clase media significan un reacomodo de la estructura de

clases y en consecuencia una expansidn de las

posibi1idades de acceso a la cultura de mayores sectores de poblacibn. Cualesquiera h&yan sido sus limitaciones y

defectos lo cierto es que este proceso alcanzd en la

Argentina una profundidad particular que explicaria la mayor produccidn novelistica argentina (aunque no necesariamente la mejor) en comparacidn con la de los otros paises latinoamericanos en la dpoca.

Esta modernizacidn es por otra parte el tema mismo de las novelas que nos han ocupado. Sin embargo, la B? O

asimilacidn del modelo, como el tratamiento del tema por

los distintos autores y su despliegue diacrdnico, tienen una historia, en la que la aclimatacidn del cddigo naturalista adquiere caracteristicas diversas. Punto de partida de esa historia es La gran aldea de Lucio Vicente

Ldpez, en la que la transformacidn de la ciudad capital, ademds de establecer el escenario de la narrativa posterior, trae consigo una serie de alteraciones de la sensibilidad histdrica. Estas, a su vez, creardn las condiciones adecuadas para los cambios estdticos posteriores. Asi , la distancia que media entre el viejo y el nuevo Buenos Aires, la que lleva a la transformacidn de la "aldea" en la "gran aldea", es equivalente a la distancia que media entre el romanticismo costumbrista y un realismo mechado de rasgos "naturalistas". La obra de

Ldpez que empieza adoptando el primero acaba desembocando en el segundo. La naturaleza misma de su asunto fuerza en el la los reajustes formales que son de rigor.

Eugenio Cambaceres, sin duda el mds destacado de los novelistas del periodo, asimiia las formas del modelo para expresar el desencanto y el sentido de fracaso, o de peligro, que le inspiran las consecuencias del proyecto modernizador. Sin rumbo se haya atravezada por estrategias narrativas y elecciones temdticas que la acercan a la sensibilidad decadente del fin de siglo 271

europeo. La estructura del narrador naturalista y las

teorias sobre la determinacidn de la raza le sirven en En

la sangre, para alertar contra el supuesto peligro de la

excesiva liberalidad con que la sociedad argentina recibe

al inmigrante italiano.

El argumento de la declinacidn del personaje

arrastrado por un medio negativo son utilizados por

Martel, Villafane y Ocantos para expresar sus puntos de

vista sobre la crisis que sacudid a la sociedad argentina

en 1890.

El caso de Ocantos cuya novela propagandiza sin

mayores contradicciones la visidn oficial de los eventos

del noventa merece, sin embargo, un breve comentario

aparte. Su larga estadia en Espana y su romance con la

cultura hispdnica acercan sus preferencias estPticas y sus

formas liguisticas a los modelos espanoles. Es mds, en

Qui1i to es notable cierta visibn de las actitudes de las

clases medias que lo acercan a la percepcidn que de las

clases medias espafiolas tiene Benito Pdrez Galddz cuando

las describe en novelas como La desheredada o Miau. El

naturalismo de Ocantos, que algunos han negado, estd por

tanto mds cerca de Madrid que de Paris, mds cerca de

Galdds que de Emile Zola. Sin embargo, esto no niega que estructuralmente la novela de Ocantos se afilie, con todas

las modificaciones del caso, a la tendencia ava

"exper imental".

Luando Manuel Gblvez escribe Nacha Reoules en la

segunda dbcada del siglo XX, los aspectos mbs ingratos del

proceso de modernizacibn que se iniciaran cuarenta anos

atris se evidencian cada vez mbs agudamente. La miseria

de los barrios bajos y el espect^culo abyecto de la

prostitucibn aparecen denunciados en la novela de GAlvez.

Pero bsta es el testimonio de formas de conciencia que se

quedan a medio camino entre el pensamiento oligbrquico y

la naciente moral pequeno burguesa en la que conviven el

nacionalismo elitista con la prbdica humanista. La

impotencia de la prbdica humanista que ensaya la novela se

inscribe en la misma narraciiin con el fracaso del

protagonista en su intento de mejorar la situacibn de los

"pobres". La tipica estructura experimental (la separacibn

del narrador del objeto de su observacibn) sirve

indirectamente para iluminar una ideologia que establece

fronteras insuperables entre el intelectual y los

desposeidos. La enorme popularidad de que gozb la novela

es menos una prueba de la lucidez de su mirada que un

reflejo de los lugares comunes que bsta contiene, dirigida a un pbblico que se identifies con ellos. El

sentimentalismo exagerado de que hace gala expresa las formas de conciencia de ese pbblico que se resuelve en

compasibn estbril ante las condiciones de vida de las 873

clases bajas.

Cada uno de los textos que hemos analizado combina asi diversas estrategias narrativas con estructuras y caracterizaciones que son propias del naturalismo.

Analizadas las novelas desde el punto de vista de la disposicibn narrativa, del tipico argumento de la dec 1inacibn del personaje o de la particular relacibn que se establece entre narrador > mundo narrado y lector, estas novelas adquieren significados que ayudan a coraprender el universo ideolbgico (e imaginativo) de un periodo de la historia argentina que se inicia a principios de 1880 y comienza a entrar definitivamente en crisis en 1930, pocos anos despu^s que Gblvez escribe Nacha Requles. Es por ello que hemos elegido esta bltima novela como exponente de lo que podrlamos llamar la culminacidn y cierre de la novela naturalista argentina. BIBLIOGRAFIA

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