Bolivia El Prometeo De Los Andes
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BOLIVIA EL PROMETEO DE LOS ANDES Raúl Ruiz Gonzáles Obra suministrada por la Universidad Mayor San Andrés, Bolivia COLECCIÓN PROBLEMAS DE AMERICA VOLUMEN II BOLIVIA El Promoteo de los Andes 1 RAUL RUIZ GONZALES BOLIVIA El Prometeo de los Andes EDITORIAL PLATINA BUENOS AIRES 2 Libro de Edición Argentina C by Editorial Platina Santa Fe 2970-Buenos Aires Queda hecho el depósito que Marca la ley 11.723 3 A la esforzada y combativa clase Obrera de mi país. A mi digna y sacrificada madre. A Guille, mi compañera infatigable, Cuyo espíritu es la protesta Encendida contra la injusticia social. A ella que, como educadora, conoce El drama que viven la mujer y el Niño del pueblo boliviano. 4 I. PAISAJE País mediterráneo, Bolivia limita con varios países: al norte y al este con el Brasil, al sud con la Argentina y el Paraguay y al oeste con el Perú y Chile. Su territorio se extiende al occidente del centro geográfico del Continente Sudamericano, con una superficie de 1.098.581 kilómetros cuadrados. El macizo central de los Andes o Promontorio de América (1), denominado con razón por el escritor Jaime Mendoza, Macizo Boliviano, constituye en toda su diversidad geográfica, el variadísimo escenario en el que vive y se desarrolla un pueblo de ricas tradiciones históricas. “El macizo boliviano —escribe Fernando Diez de Medina— da contextura fundamental al país, coherencia a la síntesis cósmica de sus paisajes, fusiona los pueblos que lo habitan y se proyecta al continente.”(2) A una altura media de 3.700 metros sobre el nivel del mar, el gigantesco Altiplano es, en realidad, la configuración de dos cordilleras que se desatan de los nudos de Apolobamba y Vilcanota y se extienden como sus bordes hacia el sud, enlazándose nuevamente en el nudo de Lípez. La Cordillera Occidental o de la Costa, sale de Bolivia por el sud hasta las riberas del Pacífico, formando “un laberinto de sierras y macizos sobre la “puna” de Atacama”(3). La Cordillera Oriental o interior que atraviesa el territorio boliviano, comprende dos macizos: el septentrional o de yungas, que en rápida sucesión de valles profundos y estrechos, desciende hasta las llanuras de la hoya amazónica; y el meridional o de Charcas, que atravesado de norte a sud por planicies elevadas y valles amplios y templados, desciende lentamente hasta los llanos de la hoya platense. Diríase mejor. El macizo boliviano se alza por su flanco marítimo en vertiginosas pendientes, en tanto que por su flanco oriental se alza desde los llanos que forman su base, lentamente, por mesetas escalonadas hasta las planicies altas conocidas con el nombre de punas, a modo de gigantesca gradería. Las tierras ribereñas del Pacífico constituyen, de esta manera, la plataforma desde donde se yergue la Cordillera Occidental del macizo boliviano, del mismo modo que “las tierras bajas de la cuenca del Madera integran, en lo orográfico y en la hidrográfico, el 5 macizo de los yungas; y ]as planicies de la hoya platense, entre el Paraguay y el Pilcomayo, pertenecen por los mismos conceptos, al macizo de Charcas”.(4) “Geográficamente —dice Jaime Mendoza—, Bolivia es un país mixto, de tierras altas y bajas, que se complementan mutuamente... está constituida por dos partes al parecer divergentes, pero que con su misma oposición están llamadas a formar una maravillosa unidad.” Comprende en general tres grandes regiones fundamentales, claramente diferenciadas por su altitud, su topografía, su clima y su fauna y flora. La región altiplánica, fría y árida, azotada por los vientos, pero soberbia por su inmensidad, su cielo profundamente azul y sus montañas siempre coronadas de nieve, comprende parte de los Departamentos de La Paz, Oruro y Potosí y el lado occidental de Cocha-bamba. Abarca un catorce por ciento del territorio. Los yungas y los valles, de clima cálido y templado respectivamente, dotados de tierras fecundas para todos los frutos, se extienden en los Departamentos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija y aun Potosí y representan el diez por ciento del territorio. Las tierras bajas, de clima tórrido, de montes, bosques, llanuras y pampas y de una fertilidad realmente asombrosa, comprenden el Departamento de La Paz, la parte oriental de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija y en toda su extensión los Departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz, constituyendo el sesenta por ciento del territorio. Cada una de estas grandes regiones geográficas tiene sus características propias; y sin embargo, es necesario destacar el hecho de que en la región de los valles, situada entre el Altiplano y los llanos, los del macizo septentrional son estrechos y profundos, yungas de clima cálido y húmedo; y los del macizo meridional son amplios y más altos, de clima templado y menos húmedo. Asimismo, en la región de las tierras bajas, se distinguen las selvas del norte en la cuenca del Madera, las llanuras de Chiquitos y las pampas y arenales del Chaco en la hoya del Plata, lo que tipifica un clima y paisaje variados, si bien toda esta región tiene, en general, un clima tórrido. Este es el panorama geográfico que ofrece Bolivia. Es, como dijera su autor, “la síntesis geográfica de América”. Tiene selvas y montes, llanuras y valles profundos y templados, Altiplano y montañas de eternas nieves: Illampu, Sajama, Illimani, Parinacota, Huayna Potosí, Mururata, Chacaltaya y otras; lagos como el Titicaca, el más alto del mundo, a 3.810 metros del nivel del mar y cuyo dominio se comparte con la vecina República del Perú. En las zonas de influencia de este lago se desarrolló una de las culturas más antiguas de América, y es célebre, porque una de sus islas, la Isla de Coati (Isla de la Luna), convertida en penal para delincuentes comunes durante la República es, hasta la insurrección de abril de 1952, el lugar de confinamiento de los políticos opositores. Tiene otros lagos como el Poopó, unido al anterior por el río Desaguadero; salares como los de Coipasa, Uyuni y otros; ríos grandes y caudalosos, navegables muchos de ellos y que por su sistema hacen de Bolivia el centro hidrográfico del Continente. Bolivia que, sin lugar a dudas, por su misma posición geográfica, “como clave del pasado histórico y centro de equilibrio del hemisferio”(5) desempeña un destacado papel en la historia de América Latina, encierra un potencial de riqueza asombrosa. “Mesa de 6 plata, asentada sobre bases de oro”, como dice Humboldt, el macizo andino es, ciertamente, de enormes riquezas naturales. En las cumbres de sus montañas anidan el águila y el cóndor. Este último es símbolo del escudo patrio. En las entrañas de sus cerros y en las cuencas de sus ríos, palpitan casi todos los minerales conocidos, desde el oro y la plata, el estaño y el plomo, el cobre, el cinc, el antimonio, el wolfram, la fluorita, el hierro, el manganeso, asbesto y muchos otros, hasta minerales radioactivos. Sus bosques guardan la quina y el tanino, la castaña, la goma, el cacao, la vainilla, etc. y una ingente riqueza forestal aún explotada. Es realmente sorprendente la variedad de maderas que poseen los bosques de la región oriental del país. En ellos anidan aves de los mas variados plumajes, desde el loro y el papagayo bulliciosos, hasta la elegante garza que planea sobre las altas y cimbreantes palmeras de las tierras de Mojos; moran el tapir y fieras como el tigre americano, junto al asustadizo mono. En los lagos, lagunas y ríos existen peces y caimanes. Sus valles profundos y templados y sus llanuras orientales, son fecundos para todos los productos: caña de azúcar, yuca, café, arroz, maní, trigo, maíz, coca, patatas, legumbres, etc. y frutas de todas clases. En sus pampas y llanos se crían el ganado vacuno, caballar, ovillo, caprino y otros. Las llanuras orientales, particularmente en el Departamento del Beni, se hallan expuestas periódicamente a las inundaciones de los grandes ríos de la cuenca amazónica. En la aridez del Altiplano, azotado por los vientos fríos que silban en los pajonales, se siembra la papa, la cañahua, la oca, la quina y la cebada; y por la vastedad impresionante de estas tierras que se alzan a los 4.000 metros, recorren el guanaco y la vicuña ariscos, y la llama, como símbolo telúrico que acompaña al indio. “¡La llama! Adorable bestia que no requiere domadores ni arrieros que le den de latigazos, ni de ronzales, ni de jáquimas, ni de herrajes, ni de caronas, albardas y sudaderos. Animal providencial que manumitió a los chullpas y collas de la condición de bestias cargueras a que estaban reducidos hasta la domesticación de este camélido. Es el rumiante de los viajes dilatados. Es el portador milenario de la sal común, mercadería mágica de los collaymarás, desde salares de Coipasa y Uyuni hasta los jocundos valles y vallejuelos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.”(6) La zona estañífera situada en la Cordillera de los Andes a una altura entre los 3.500 y los 5.000 metros, tiene yacimientos dispersos de condiciones naturales muy diversas La riqueza de sus vetas es muy variada. Las famosas minas de Llallagua, de la empresa Catavi, en el Departamento de Potosí son, sin duda, las más ricas. “Hay tres clases de yacimientos estañíferos, según la clasificación de los geólogos: unas sin plata, otras con ella y la tercera la de Potosí.” “Naturalmente hay aluviones en varios lugares, que pro- ducen la tonelada fina a muy bajo costo: Ocurí, Huanuni, Aroifilla son los más 7 importantes... si bien estos aluviones bolivianos son mucho más ricos en estaño que los de Malaya, pero tienen una masa de mineral mucho menor.” (7) Durante más de un siglo, en la época de la Colonia, Bolivia, entonces el Alto Perú, figuró como el primer productor de plata en el mundo.