Lavalle, Raúl Tesis Doctoral Facultad De Filosofía Y Letras Referencias
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Lavalle, Raúl Tesis doctoral Facultad de Filosofía y Letras Referencias naturales en Claudiano Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: Lavalle, Raúl. “Referencias natuales en Claudiano”. Tesis doctoral Universidad Católica Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, 2001. <http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/tesis/referencias-naturales-en-claudiano.pdf>. (Se recomienda indicar antes del URL la fecha de consulta. Ej: 19 de ago. 2010). REFERENCIAS NATURALES EN CLAUDIANO (Tesis de Doctorado en Letras1) Trabajo presentado por Raúl Lavalle mayo de 2001 Consejero de tesis: Dr. Pablo Cavallero PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Letras *** 1 Para las palabras griegas usamos la fuente Sgreek. 1 ÍNDICE Prefacio p. 3 Introducción p. 4 Referencias naturales en Carmina minora p. 12 Referencias naturales en obras políticas p. 72 Referencias naturales en El rapto de Prosérpina p. 128 Carmina Graeca y Carmina vel spuria vel suspecta p. 151 Conclusión p. 153 Bibliografía p. 167 *** 2 PREFACIO Umberto Eco, en la sección Enfoques de la edición dominical del diario La Nación (16-3-97), hacía referencia a un juego entre catedráticos norteamericanos que se escribían por correo electrónico. Ellos intentaban dar las razones por las cuales el Señor nunca había recibido un puesto permanente en una universidad. Una de ellas era que en el único libro escrito por Dios no había bibliografía. Debo confesar, entre burlas y veras, que no me ha sido fácil encontrar una bibliografía que se ocupara de los estudios naturales en la obra de Claudiano.1 Las ediciones citan sólo unos pocos artículos de revistas. No ocurre lo mismo con otros aspectos de su obra. Tal dificultad me hizo pensar, primero, si el tema que había elegido podía tener algún interés. La respuesta afirmativa me la dieron fundamentalmente mis alumnos, quienes en clase se sorprendieron de hallar, en un autor desconocido para ellos, valores literarios importantes. Entonces la dificultad se transformó en aliciente, y me puse a trabajar como buenamente podía; tal vez a la manera de Francesco Guglielmino, quien había dedicado su traducción italiana del De raptu Proserpinae: Al mio nipotino Franco, piccolo mio, molte di queste pagine ho scritto tenendoti sulle ginochia, mentre le tue irrequiete manine scompigliavano carte e matite e la pazienza del nonno sorrideva. Se un giorno le leggerai, quando egli forse non sarà più, ricordati da lui che ti ebbe caro come gli fossi due volte figlio, e per te invocava da Dio quelle gioie serene che Egli solo può dare. En cuanto al valor de Claudiano como poeta, leyendo un discurso de bienvenida a la Academia Cearense de Letras, pronunciado por Artur Eduardo Benevides para mi amigo, el poeta brasileño Luciano Maia, encontré una concepción de la literatura que satisface mis apetencias. Ella se basa en cinco elementos: legitimidad del talento, cultura humanística, facilidad para conceptualizar y decir, sobriedad y corrección de estilo, y profundidad en la síntesis interpretativa. Creo que estos los encontraremos fácilmente en la obra de Claudiano. 1 El curso de nuestro trabajo mostrará que tomamos el término naturales referido a la contemplación intelectual de la physis. 3 INTRODUCCIÓN Nunc autem tempus est de fulminibus disputare. In quo quidem expectari nolim a nobis ut disputem vel plene discutiam qualiter et ubi et de qua materia fulmina generentur, et quam varii soleant mirabilesque videri fulminum effectus. Sunt enim hec physice fa- cultatis. Solum autem ea narrative complectar que tacta memine- rim a poetis queve sufficere putavero nostro tractatui; cetera pe- ritis et philosophis relinquemus. Colucii Salutati De laboribus Herculis1 Claudio Claudiano floreció durante los reinados de Arcadio y de Honorio, los hijos de Teodosio el Grande. Poco sabemos sobre su vida. Al parecer era natural de Alejandría. Desempeñó algunos cargos públicos y fue laureado poeta. Su obra, reconocida por la posteridad, también es valorada por ser “la fuente más importante para conocer el período de finales del siglo IV y los inicios mismos del siglo V”.2 Recordemos aquí unos mínimos datos necesarios para leer a Claudiano. Teodosio el Grande (379-395) deja la parte occidental a Honorio (395-423) y la oriental a Arcadio (395-408); había dejado también como protector de ambos a Estilicón, un general de origen bárbaro. Estilicón se casó con Serena, sobrina e hija adoptiva de Teodosio; y afirmó todavía más su poder cuando casó a su hija María con Honorio (398).3 Entre los poemas de Claudiano llamados por lo común Carmina minora, algunos los hay maiora en cuanto a su trascendencia. Títulos como El anciano de Verona o El Fénix fueron conocidos e influyeron en los posteriores, incluidos los españoles.4 Otras piezas de la colección son pequeñas cuestiones naturales, y no han tenido la atención que a nuestro juicio merecen, de parte de los especialistas. Claudiano, hábil panegirista político y dominador de todo lo laudatorio, de notable versatilidad, que va desde el epigrama hasta El rapto de Prosérpina, se desenvuelve muy cómodo en pequeñas obras que loan (son en definitiva cada una un encomium) las maravillas de la naturaleza. Tal vez las razones de esa desatención de los estudiosos por nuestros poemas radique en ciertos prejuicios, en cierta “rivalidad” u oposición entre ciencia y poesía. Las obritas de Claudiano que estudiaremos no son tratados científicos, ni siquiera intentan dar explicaciones racionales, a la manera de Empédocles, de Arato, de Lucrecio o, a veces, de Virgilio. Simplemente expresan su admiración por las maravillas de la naturaleza, y 1 III, xliii (ed. B. L. Ullman. Turici, Thesaurus Mundi, 1951). 2 Miguel Castillo Bejarano, en la introd. (p. 15) a su ed. de las obras de Claudiano (2 vol.). Madrid, Gredos, 1993. 3 El poeta ha jugado también un papel protagónico en la novela de Hella S. Haasse. Un gusto a almendras amargas. Barcelona, Plaza & Janés, 1994 (versión española de Een nieuwer testament, 1966). 4 Puede ser útil mencionar como muestra al humanista de Zaragoza Jerónimo Zurita (1512-1580). Publicó una importante obra crítica sobre Claudiano que arrancó elogios del holandés Juan Segundo: Quin et Claudiani doctas euoluere chartas, / Hic reges etiam, nec minus arma canit, / Et raptam Siculo Cereris de littore natam, / Quam nunc et Manes, et Stygis unda colit. (Elegiarum III xvi, vv. 21-24); citamos por Juan Segundo. Besos y otros poemas, ed. Olga Gete Carpio. Barcelona, Bosch, 1979. Obsérvese que lo que menciona de nuestro autor son las obras políticas y El rapto de Prosérpina. La influencia de Claudiano sobre renacentistas y barrocos fue grande, pero es quizá Góngora el autor destacado que más hizo uso de él: cf. Eunice Joiner Gates. “Góngora’s indebtedness to Claudian”, The Romanic Review, XXVIII. New York, Columbia Univ. Press, 1937, pp. 19-31. 4 en forma heterogénea: las aguas termales, el pez torpedo y la piedra imán son casos diversos abordados por un mismo método de acceso intelectual que los no especializados antiguos llamaron física –hasta la physis de los dioses era objeto de la especulación de esta disciplina. Su carácter universal también se pone de manifiesto al considerar que física significaba ‘medicina’, sentido que recoge el propio diccionario de la Real Academia Española. Pocas artes humanas hay, en verdad, que tantas veces deban echar mano a conocimientos diversos. Como decía Chaucer en Los cuentos de Canterbury, un médico podía mezclar cirugía con astrología, un poco de magia y hasta habilidad en los negocios: With us ther was a Doctour of Phisik; in al this world ne was ther noon hym lik, To speke of phisik and of surgerye, For he was grounded in astronomye. He kepte his pacient a ful greet deel In houres by his magik natureel. Pról. vv. 411-4161 Empédocles es tal vez quien mejor representa esta poesía universal, que promete remedio para enfermedad y vejez, dominio sobre los vientos, lluvias y sequedades del clima, y hasta poder para resucitar muertos. Hombre titánico que se presentaba no como mortal, sino como Jeo\j a)/mbrotoj, ante miles de conciudadanos que querían escuchar sus palabras sanadoras y conocer el camino pro\j ke/rdoj.2 Ahora bien, la física, o la ciencia en general, no es en absoluto incompatible con la poesía; yo creo que un planteo en esencia acertado de los términos del debate es el que sigue: La diferencia entre la poesía y las ciencias exactas llega, de este modo, a ser muy sencilla: ambas encuentran su materia prima en el mundo de los fenómenos reales. Cuando un individuo determinado tiene tan solo cu- riosidad por saber algo respecto de estos fenómenos, entonces es hom- bre de ciencia; cuando tiende a establecer relaciones entre sí mismo y es- tos fenómenos, es poeta. Ambos impulsos, la curiosidad respecto a los fenómenos externos y el deseo de entrar en una especie de contacto con ellos son fundamentalmente humanos. Pertenecen, en forma estrecha, una a otra. Es inconcebible, empero, que un ser humano se muestre cu- rioso respecto de una cosa del mundo exterior, si no fuera a fin de pre- pararse para una comunión con él; tampoco puede comprenderse el an- sia de establecer contactos directos con los fenómenos exteriores, de no ser ésta la expresión de un impulso muy hondo de saber algo de ellos. Los vehementes deseos científico y poético en verdad son tan sólo variantes del mismo impulso...3 1 Varias veces se ha dado el caso de que el hombre de ciencia sea convertido en épico paladín de la búsqueda de la verdad; y en paradigma de conducta y virtudes.