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E s p ropi º dml — e c e u o l e i m» a u e Q n l .¡ h n e d póu to q m n l a l y .

'

¡ n . d e En r i u e R u b ú : !n n de l a a a 1 bis m q s , p P j , A P O L O E N P A F O B

( I N T ER VI E!

on oci q ue era mi hombre , q uiero decir ,

t r ti lla gmi dios , en que almorzaba una o de hierbas . Una asidua y larga observación me ha hecho adqui ri r la evidencia de q ue todos los pers on aj es a quien cualquier periodista noticiero

i r r r de a n qu e e saca las palabras del cue po , se j sorp render siempre almorzando to rtilla de h ier

ó a t r . n r le bas , , todo i ar , h uevos fritos Ig o o la y q ue preside a este fenómeno constante; apu n to el hecho y prosigo . A lmorzaba tortilla de hierbas el dios Bsmi n teo á lo , el que lanza lejos las saetas de su arco

d r de plata . Buenos sudores me había costado a

c on el . fi n r á r a dos va Al le tenía f ente f ente , a .

t d r os ó elis me s ras , sen ado en una especie de ¿/ con pies de madera en fo rma de tenazas abi ar t n ri a servi da á as , dela te de u na mesa c men te l a eu rº ea p moderna , si n q ue h ubiera allí nada

r r c r Lb ar d a r q ue no pudie a of e e y, no se u n q ueso helado de amb rosia legi tima q ue estaba

diciendo comed me . M iento : también había en una

r caja de lató n una substancia ama illenta q ue ,

r i e— r as a segú n después supe , e a f o g de poeta q u i n tan esco degollado e n el momen to crí ti co de fl r r 6 6 a i n a se para canta al mar , al sol , Padi

l la ó a 6 r . A l re , al i nvento del hipo dad or de la mesa había varios tr onas y lechos ó

c l i na s . l l vacíos Apolo a morzaba sólo aq ue d ía , C porq ue se había levantado tarde . uando yo en tre en el comedor estaba el dios de Delfos sin

más G an i medes r compañ ía q ue la de , q ue J úpite a r días i r había prestado Ven us po unos , m ent as ella pasaba con sus h uéspedes u na te mpo rada en G Pafos . an i med es vestia casaca con los colores y las armas de A frodita; los colores eran : carne co n polvos de arroz y vi vos escarlata ; las ar

ta n r mas i ndecorosas , q ue no se p uede deci a u n público cristiano y moderno c uál simbolo

all í se ostentaba rapan te en campº de gules . En e n cuanto al dios de T nedos , estaba en m a gas t r r r de y l ucia i antes; po cie to q ue u no ,

r r detrás a l . desp e ndido , le caia po h sta e s uelo l rt r r r El panta ón , co o y est echo po abajo e a 7

r a i n lés . za atº s del mejo p ño g Los p , de pun r r r t c . ta uad ada , e an de cha ol y enian lazºs Se le vei an un os calcetines de color de oro viejo

l ar r . l a re co n un es neg os La cami sola , b anc , lu l ciente y m uy planchada , l ucía cuello m uy a to ,

cº n i . 6 0 p cos doblados Era u n guapo mozo , en ;

tal c m to . G ri ses o o le conocemos dos Si , su

r l r ta l sace dote , e h ubie a visto en momento , de cl ararí a q ue no habia pasado día por el .

en tró l r r Yo con e somb e o en la mano , con r t r paso ta do , y , valga la verdad , u n an to tu

bado . A l atraves ar el u mbral reco rdé de repente ue q en m i n iñez , en mi adolescencia y en mi p ri mera j uventud había escri to m i les de m i les r de ve sos , no tan malos como decían mis ene m i os ñ r g , que conocen de ellos u na peq ue a pa te , pe ro al cabo capaces de saca r de sus casil las al l r dios de a poesía , au nque fue a éste de un natu ral menos i ras cible del q ue en efecto le ca raota

r i r l os li a . iza , como d cen aho a esti st s E n aq uel momento creia q ue se me l lamaba y l r r r a rr t emp azaba pa a eso , pa a condena me ga o e vi l por poetastro; pe ro el rostro risueño y bon dadoso l r r !i del dios de C a os , y su mi ada mpida y cari ñosa me tranqui lizaron en seguida . S in en sé r r r tr duda , p ya se eno , debe de se pa a o a r li ti h an r s cosa , po q ue mis de tos poé cos ya p e

cri to .

l l a rt a Apolo i nc inó a c beza con cie a afect ción , 8

t a r t r t i mi ando su pad e J úpi e , como uve ocasión l de observar después; y con una mano b anca , fi r d r l r larga , na, de uñas osa as y aba q ui lladas, a

u e a gas y li mpias , me i ndicó q tomase asiento d r os r G an i medes su lado , en un ¿/ q ue ace có

G e u sº n ri en do . Por cierto q ue el tal an i medes (

t u ién r an to º onces yo no sabia q e a) se me j ,

º r r l frescac hon a r p su ca il a y si n asomo de ba ba , r t l a l r de una exp esión i n fan i , enojosa la a ga, se

r u r o me antojó , digo , u n gen io p emat o de es s que suelen asomar la ca beza en el A ten eº de r Madrid cada j ueves y cada ma tes .

r so n A polo , con el bocado en la boca y siemp e r a r riendo , me mi ó , dispuesto , se conocía , deci a algo , en vist de q ue yo no decía nada, en cuan

to le pasara aquello del gaznate . — ¿ Con q ue usted es el señor!… — l r r r a . . . r ma C a in , pa a se vi r V M O (Vuest a

e j stad olimpica . ) — l … l r Cla ¡Oh tan to bueno por aqui C a i n ,

r i n l . … , e Sr Clarin , vaya, vaya r t E n el modo de deci todo es o , se conocia q ue

sabi a ó r r r u Apolo no no eco daba q u ién e a yo . E

t r e l ? en sé. onces , ¿ pa a q u me ha l amado p — ¿ Y a que debo el honor?… pr º sigu i ó el di os . — V . M . — Apee usted el tratamien to; llám ame usted d e t r a . us ed , y yo le llama é usted de tú — Corri ente . Como usted me ha llamado por a t medio de una cit ción en forma , q ue uvo q ue fi rmar u n veci no por no es tar yo en casa… — ¡Una ci ta ción ! ¡U na citación m i a !… Esas son cosas de Hermes . — ¿ De qu i én ? — r ri r Temi s . De Me cu o , que le hace la osca — ¡ A Themis?

— a Te mi s No , hijo , no; , si n h , en buen cas

s i s tal lano . Pues ; Mercu rio ob eq uia a Temi s y q uiere tenerla con tenta y todo me lo envuelve en papel sellado y en fore nses fórmulas . ¿ Conque te han ci tado!

r r o r t u r º r Y yo q ue te tomaba po u n ep e , p un noticiero de periódico que venia a ti rarme de la

e ! . C . l ngua Vaya , vaya onq ue u na citación Vamos a r e r a n oveli lla ? ve , y q u has ob do ¿ alguna , eh — Señor , yo soy i ncapaz — Eso es una excusa ciertamen te . — ¿ El q u é? — se r . r es El i ncapaz Es cl a o , el q ue incapaz

r ar r r l . de c e , oba; es natu a — . so Señor, no nos en tendemos Digo q ue y i n capaz de robar nada a nad ie . — llamém osl o r . B ueno , plagia — t l . Tampoco; no, senor , yo no admi o el p agio

— r u é te a ? P ues entonces , ¿ po q se cit — e Eso s lo q ue yo ignoro . Lo q ue pu edo de ci r os que se me ha hecho venir de j usticia en

a . . j usticia buscando V . M O Apea . — a t . r l Bien , buscándole us ed Prime o a Heli cón ; no es taba usted ; después a lo m ás al tº del

Ju n o a Olimpo; nos echó de alli escobazos , di r r ciendo q ue e a usted u n perdido como su pad e ,

r y q ue andaría probablemen te a picos pardos . P o cierto que la diosa l ucia u nos brazos de red …

pe te y unos ojos como pu ños .

Ya sabes que Hera n o me puede ver . ¿ Q uién ? — r . N os rr mi a J uno , homb e abo ece y mi

r es tá l buena mad e Latona , de q uien ce osa comº

un poeta lí ri co . — Después me llevaron al Pi ndo y al Parna

arec í a t . l so , y nada , no p us ed Se alargó e viaje

e u é o ! y estuvi mos en Delfos y en T nedos , ¡q se y r fi n r a s po encont Baco , q ue se e taba em

bo r racb an do r o en med io del ma Egeo , b rdo de

' r r una t i e a . Los remos batian pausadamente las r i t r olas de colo de v no into; habia cont aste , el

t e r S udes e y el S udoest , alias el E u o , y el Noto , formaban espuma de pú rpura sobre el lomo de

las ri zadas ondas . — r e Vamos , ya sé po q u es la citación . Tú de

des bes de ser u n novelista cursi , de esos q ue lo

c ri ben n o a t todo , venga ó cuen o

— N o r r , seño , tºdo lo dicho es pu a broma; yo

n o sº y de esos . El caso es que Baco me dij o q ue le había visto a usted pasar por aq uellas n ubes - _ u _

r t r escalon adas , de ama an o y o o , q ue iban des lizá n dose en p rºcesión ciclopea hacia el abismo

fue º tr de g de Occidente ; y dijo , o osí , q ue le

acompaña ban las M usas y Mercu rio . La pre

u n tamos t t g q ue adónde i ria us ed , y nos contes ó a t r r que dar la vuel a al m undo , pa a amanece en

h r en C ip e , donde le aguardaba Ven us s u bos t q ue e de Pafos; Ven us , con q uien usted , mal

asa ra a t a r q ue p Mar e y Vulcano , estaba aho a

metido . Metido dijo . — Ese Di o n i sos nu nca ha tenido ed ucación ;

fi n bá rbaro . al , — Y aq u í hemos ve nido; los alguaciles q uedan a la r r i pue ta y ¡yo agua do m i se ntenc a , si bien q u isiera saber antes la culpa; pe ro no se apure

r r ñ l so eri ºdi sta usted po eso, po que espa o y, p he s r r t ido en tiempo de conse vado es , y en iendo m ucho de llevar palº s si n co n ocerlas la fi lo

s oñ a .

— i º r i r P ues , hijo , si no v enes n i p plag a io , n i

º r r i des cri ti vº r p p os sta p , deben de habe te to

r r . A r G an i m edes m ado po ot o ve , , m anda q ue

a r G an i medes a i busquen Me curio (sale ); y t , r a r t r l r m ient as t nto , pa a qui a te e susto , te da é

— t rr r! P om en dome ¡Cómo ie a , seño ( en pie .

li vi do . )

— Un t r vaso de ie ra , — P refi ero el Valdepeñas … 1 2 — P ero fij ate en q ue el tierra aq ui es …

C hipre . — N o . t r me hacia cargo Venga ier a . ( Bebo . ) r r Ent ó He mes , buen mozo también , con to d os l r A ol l r os at ibutos de su cargo , y p º e p e

o or e m e gu nt , con tono de mal humor, p q u se

l o h a había deten ido y citado , y demás que se bí h o a hec con migo . — A lo que Mercu r io d i j o : Este caballero se ocupa en escribi r y publica r unos folletos litera

l á en ten der r rios en que , como Dios e da , p eten r de examinar, burla burlando , ó se io como un

sº la los ro colchón , segú n p el viento , p d uctos

t r r los más li e a ios de su país , y au n algunos de

notables del extranjero . ¿ No es es to? — m Eso y ás me pr º po n go; v . — Es el caso que el úl timo folleto de es te

t t Cán vas s u tiem ter» señor se i o y p o , y el

Q ue ya es tá en

- Rl te r r n o debe º h abl ar Cán ov as ce o de , por q ue dicen las M usas que ya es tá n harta s de Monstruo y q ue corre más p ri sa deci r algo de

las novedades lite rari as del país . Para esto se le r r r ha llamado , pa a mandarle deja en p en sa , por

rt las r l ahora , la segunda pa e de aventu as ite r 6 r a rarias del canto de Elisa Luisa , y da lu z

r m s i t l r osa de á var edad y de ac ua i nte és . — ¿ Dónde e s tá n ahora las M usas? pregun tó 13

! do l i m 1a n se ºs t . Apolo , p labios co n la servi lle a ( Es de notar q ue en cuan to Hermes nombró a

la s en ro t r hi o N ueve , el s o del j de Latona se

pi ntó una expresión de ted io y an ti pa tí a . ) — ¡Las M usas ! dijo Mercu ri o; es tá n cantan do

u n co ro en el gi neceo .

— U n ? s t ! ¿ coro , eh ¡Estºy de M u as has a aqui l A º lo m i t exc amó p , volviéndose con ono co n fi denci al y señalando con la mano la mitad de la r t r r t f en e , pa a indica has a dónde estaba de

Musas . ¡ Conq ue u n cº ro? Si pa recen el ej ér ci to

d e la sal va i ó n ó tr t r e c , , como dijo u n ad uc o s pa l ño ar mad a d e la sa l ud . A bi r , la vend án ; ya

v erás q ue fachas . Todas parece n inglesas li te ra t a t ! t as , sensibles los encan os de ar e y de la vi r ¡P uf ! ¡Dios nos libre de las mujere s in s

t es tetic is tas r co tara r aí das y , y po n pias y cas tas ! Y no puedo h uir de ellas ; as í no se me lo

gra aven tu ra . E n tre ellas y mi hermani ta la

as ta diva r h an c , Diana cazado a , me hecho mal

r m ató á l a de ojo , y por su culpa pe di Dafne y

c t ri u r i n o , y me puse en dic lo en mi l emp esas

amorosas. ¡Ya se va! No hay m ujer n i diosa que se en tr egue a u n dios acompañado de nueve

basbleues a , q ue vienen ser como n ueve cuñadas — t r . R e Jú i ter ! t re li e atas ¡ p Aquí me ienes , homb ,

la r vi lla en casa de Ven us , en p eciosa que ha levantado sob re las esco ndidas rui nas de s u templº de Pafos la sin par A frodi ta ; pues fue 1 4

en vano q ue q uisiera escapar por unos a i a vigi lancia y a las sabi du rías de las nueve her

Z r . manas que eos , mi pad e , confunda Venus me

t a m i r u es á habia invi ado solo , es natu al ; p pesar de deci r en la carta q ue me m a ndó por

: c A mi o t r I ris g Apolo , e espe o en Pafos , donde i en sº r t r tr i p pasa una e mpo ada; áete Mercur o , si sus m uchas ocupaciones se lo consien ten ;

pero nada de Musas , ya sabes q ue me empala t t r gan ; además , supongo q ue ú ambién desea ás perderlas de vista por algún tiem po ; si q uere

m os r t t t ao canta , ya can aremos baj i o ú y yo » lº s t . . a t r , e c , etc pesar de es e desai e ma

n i fi esto t a t … a t , aqu í las ienes odas ellas odas , si n excepción del marimacho de U rania la cos

mó rafa r i n sº o r table ra g , ni siquie a de la p cated

t P li m n i a am o n a i n sº or table ica o , j p , Licurga de t más mis pecados , capaz de hacer ascos al pla o s abrosº si en el men u aparece con u na falta de

o r tº r fía . so n t g a Las menos malas E u erpe , y Era

' ' to y singularmen te l erps i core ; las de más … ¡fue

n ellas ! C afé ( a n i medes . go e , j r t r a Yo m i aba espan ado al divi no o ador , y p

el a idi en dº a saba los ojos de Mercurio , como p

és te u na explicación de lo q ue oía . Notó Hermes

u i ñóme o º el gesto , por que g un j , y disi mulada

t l le vó á de dº da n do á e n men e una sien u n ,

li s m i n teo tende_r q ue al dios le fal taba un tor

nillo . — ¿ Qué opinas t u de las hembras li te ratas y sabihondas! — e r t t t r S ño , con es é u n poco u bado ; no le fal ta moti

vo V . M .

— ué es hº mbre ! ¡Q maj tad , ¡ Vaya una maj estad que no puede echar una cana al aire si n ofender los cas tas oidos y los ce s tos ojos de n ueve co ri atas del ejérc i to de la ¡Todas son c uákeras ! El Parnaso se ha convertido en una capi l la protes tan te ; el Olim po ya no es l a man l r r t sión de os dioses aleg es , ni C is o q ue lo fun

a r a ta dó; ho a, u n poe , aunque sea u n dios , le piden la céd u la de com unión ó u n ejemplar de

B l a se ú n t . t la ib ia si n not s , g los gus os La cas i

dad ha m atado a la inocencia . U n crí tico francés

ha a t r r cºmbatido Víc o Hugo . después de m ue

t e r o el po ta , llamándole viejo verde; ha q ue i

ta atri bu ón dole do qui rle gloria , y vicios ; se con

f u n da t a m i a m i se r el ar e con la policia; , , con

u eS i a lºs q ien soy , se me p , se me siguen pasos :

t re y en esta misma quin a aleg y risueña , donde

r r r c cá n pa ece que todo debie a se ino ente j uego ,

di r o mi s do placer , a moni sa am istad , abandono

t ha fi r t r m u r m u ico , aq ui y un i n e no de in igas y

r c aciones , delaciones y sospe has , y se habla de acusarme an te mi padre para q ue otra vez me vea cuidando bueyes en los apriscos del rey Ad

? a meto . ¿ Y todo por qué Porq ue Venus me gust — 1 6 más q ue Mi nerva; porq ue me aburren los n e oci os r l os ho l g lite arios , según entienden y os l os r c on dioses y homb es , y prefiero vivir Venus ,

t a e . cantando baji o su lado , como ella dic

' Ya i r dí a sabes que el dios Momo , c e to de t asamblea celes ial , me condenó , co n la autoridad a r r r rofesi o de Júpi ter , escoge ent e mis va i as p r médi co : º nes de adivi no , cita ista y ; pues bien y t r r escogí la cí a a; pe º , segú n se han puesto las

r c i cosas , ya eniego de la elección , y casi as es toy deci dido a colgar la li ra y a ded icarme a una

especialidad cualquiera del arte de cu rar . Si no fuera po r l o q ue me apes ta n los li teratos que abusan de la fisiolºgía y de la terapéu ti ca y de o m e … fi n la patºlogía, médic declaraba En , no se lo que me digo; pe rº lo q u e j u ro es que Venus vale más y merece más consideraciones q ue to

das las M usas j u n tas . r c rr Dijo , y poniéndose en pie de u n b i n o , a o

ó ím etu t r el di ó j con p la serville a sob e el mant , u n ta i e l ta r d u n p p a bu ete , que no sólo en Ma rid se llama as i cuando es asiento si n brazos n i r re spaldo (diga l º que q uie a la Academia) , se r o t r ab och el i ante q ue colgaba de un solo botón ,

e a : y salió del com dor , gri t ndº — ¡Vu el v o i — l r e tá ch l ad o E pob e s u n poco i/ , dijo Hermes son ri endo; y después de se ntarse sobre un tr i c£í n i o r r r l r , c uzó una pie na sob e a ot a y se puso a apretarse los torni llos de las alas q ue le ador naba n el talón de oro .

- l i atreví a . No o ent endo yo así , me deci r Más bien creo que hay u n sen ti do p rofundo y c omo si mbólico en las palabras y hasta en el hu mor de A polo . — . r ri l os P uede Me cu o encogió homb ros , dan do a en tender q ue le in teresaba poco la conver sacio u y q ue nada sabia de sí mbolos .

Se oyó ruido de faldas . Por la puerta por don de habi a sa lido Apolo en tró una dama vesti da como una de esas inglesas q ue represen ta n el herm afrodi s mo en tre el pastor protes tan te y la

monja callejera , y que tienen también algo del

comi sionista .

t r ah í tr S i ienes ganas de discuti , está n ues a

ti P oli m n i a n º m uy amada y pun llosa , q ue sabe

hacer otra cosa . A si r dijo Me curio , poniéndose en pie y sal u

d ando co n afectación a la m usa de la Retóri ca .

con t a La cual , un gesto displicen e , dió entender a r Hermes que le desp eciaba . 1 8

or l o h abía l Y p si no entend ido , exc amó ¡M ercachifl e!

Fi º m i r con a j en sus ojos ve des pi nt s , ojos de

mi º e a p , cargados de lectura, ojos de esos que t r m i º e odo homb e de letras , p también y cansado

l e r n áu seas los en de eer , deb n de da le cuando

r r r . P oli m n i a cuent a en el ost o de una m ujer , aunque vestida más con sotana que con falda

r n º h a r (pues de vestid u as griegas y que habla , porq ue todos los dioses y diosas han adopta do la

i ndumentaria e u rº pea moderna) ; digo que P º o

l t a r i mnia, aunq ue nada elegan e en el tr je , e a u na

r n s i r co hermosu a clásica , algo jada , eso , pe o r rect¡s i ma; ¡lásti ma q ue la palidez de la piel y la

ri l t c f a dad de la expresión en odas sus fac iones ,

l os º o s amén de la cargazón de j , la hiciesen poco menos q ue de aspecto repulsivo! S us gestos y ademanes eran hombr u no s ; pero pudiera deci r r se q ue no de hombre vigo oso , si no de enclenque r r va ón de vida sedentaria , de bufete , en fe mizo , nervioso . Lo peor era la mirada; cada vez q ue

m i fi s ex am la clavaba en , se me guraba e tar i n án dom e a t o de diez asignaturas u n iem p , y además se n tía la i nexplicable aprensión de q ue

s r m arcada r la dama debía de e ta de tanto lee , a condenada dispepsia y jaqueca perpetuas . En

r P oli m n i a p esencia de , toda idea de relación sexual parecía abs u ¡ da; no sólo no se le atri bu ía

u e sexo, sino q se experi mentaba como u n dispa

20

. r t a t a s en ti dº u na j aula Sob e odo , us ed le f lta el

a t ! a t de lo bello , como o ros e del olf o; confund e

usted la hermosu ra con la policía urbana . Para r usted , u na comed ia ya es digna de ecomen da ción en cuan to el au tor n o se propone e n v e n e … t nar nadie Nº me i nterrumpa usted . Bas a r de acusaciones generales , y vamos al g ano . P oli mni a sacó de una carte ra un libro de pocas

á i n as a r t r s p g y se puso lee en voz al a ve so q ue ,

t ocº l s . valga la verdad , en ían p de agradab e Era aquello una comedia est renada en Mad ri d en el t r a f 1 886 r eat o de la Princesa i nes de , ob a de u n

s i m áti c º t o r lo t j oven p , mºdes o , p menos has a

e t l e » en to nc s , y digno de q ue la crí ica no engaña se miserablemen te a labán dole u n en sayo d ram á

t l a adº rr r — ico p g de inco ecciones , de i nt iga si

u ello aq era intriga manoseada , casi pueri l y de todo pun to anodina por la manera de ser t ra tada . Ni aque! ensayo demostraba en el au tor do tes de

º eta t ti a p d ramá ico , n i se concebía cómo la cri c h abia podido seguir lo s i mpulsos de la benévola y descuidada gaceti lla q ue habia puesto por las P li n ubes semejan te cosa . o m n i a leía versos y más versos de u n diálogo en el q ue era difíci l — valga ahora también la verdad seguir el pe nsa»

t r i n te rr u m miento de los i n erlocuto es , q ue se pían m u tuamen te para deci r a su vez frases cor t r i r adas po puntos suspensivos . Los r pi os e an ! r r de ta calib e , que hacian eir al mismo M erc u ri l r ta t a l l a o , el cua solia p es r poca a ención as

c u br aci ones lite rarias . Abundaban las frases pe d t r t es res , de una v ulgaridad molesta , epugnan e , los di charach os cal lejeros que no deben llevarse al ! t tr j amás verso , y menos al de ea º ; las pocas veces q ue el au tor vencía en la l ucha por el con t tr sonan e , era no más para decir ivialidades en forma prosaica ó en metáforas consisten tes en ri

r r o t . pios ó en p endas de gua darropía , odo j unto l rr t l s Ab undaban as i nco ecciones grama ica e , los

sº lec i s mos m ás t es upe ndos especialmente , y la

propiedad de las palabras andaba po r los suelos .

co n t a o la Y odo esto , aú n había alli lgo pe r , y era r t d pºb eza de cºncep o y de frase , y algo peor to a

i n s i n i fi ca nci a t a u se n vía , la g de odo aq uel lo . la

t t re a la cia otal de vida , la tris eza lób ga q ue c usa buena vol un tad haciendo esfuerzos i n ú tiles po r suplir el ingen io y la habilidad ar tí sti ca con re

cursos ex traños a la natu raleza de la poesía . P o R t limnia , la M usa de la e órica , no pen saba en aquel momen to en el autor bien i ntencionado :

tri tu raba l os r i ba la comedia , en comenta ios que

P oli m n i a a haciendo , como si fuese ella , , hembr

r . si n ent añ as Y dicho sea en honor suyo , aque lla hermosu ra fría de sus facciones tomaba ex

r m a p esion y calor de pasión noble y co unic tiva . ú seg n se engolfaba en su discurso . Hasta Her mes a r r ñ comenzó mi arla con i nte és . Ca ete son r r de eía con la cabeza u n poco to cida . en señal — 22 i rónico respe to parec ía estar espe randº u na pausa de la i rritada y elocuen te M usa para meter l la m eli fl u a cucharada y anonadar a la diosa de

P i ndº r los , en buenas palab as , con eufemismos de ºrdenanza y cºn la cºrtesía a que j uzgaba acreedora a P oli m n i a pº r M usa y por hembra . Y vociferaba ella : ¡En mi n o hay enco no de ni ngú n génerº !

P or e r o a a ¿ qu he de q ue er y mal este joven , t q uien n i de vis a cºnºzcº ; q ue , segú n he ºídº r t r deci , ha dado en o ras ºcasiones p uebas de d iscreción y buen gusto? ¿ Q ue ha h echº una co media mala? ¿ Y q u é? U n a de tantas . Tampºco

t tr t r n º más me i rri o con a los gace ille os , q ue sºn q ue u n eco material de las en las que

des i ncluyº los palco s y las bu tacas . Mi cólera

r c rí t ic a r si n u lar m en carga sob e la , sob e usted g

t S r . r r t t e , Cañete , q ue , diciéndose ep esen a n e de

l a t cº n ci en zu da a censura ilus rada , , bas da en r t fi r r tó p i ncipios cien i cºs , e n seve a disciplina e ex e rica , en erudición escogida , en la sabia p t r r riencia de lº selec o , en la pa si mon ia p udente y j us ticiera del c r íti co d ucho en tales j uiciºs y r a los de sang e fria , gracias años , se ha dej adº llevar cºmº l os demás pº r la cºrrien te de la

º i n i ó n n o sabe a p impuesta , se cómo , n i pu ntº

fi o r u i én L a i bre j po q siquiera , y ha elogiado f e

d el d ía r r tr i u n , y ha p ºnºsticadº pa a su autor

f o s r , lau eles , y hasta ha cºpiadº con fruición 23

r r l ve sos y más ve sos de a comed ia infeliz , si n pararse a ver q ue lo m ismo que cº pi aba era

l r r . S . ñ ma a p osa disf azada de poesia r Ca ete , ust ed que habla de deca dencia del arte y r e

r Cº mellas a cue da los tiempos de los cada pasº , ¿ po r que u n di a y o tro di a elogia ob ras d rama ti i n cº rrec ti si m as r lº cas , anodinas , absurdas po i n s u s tan ci al es l rt t ? , simbº os de la nada a is ica ¡Señor Cañ ete !… La m us a echaba espu ma pº r la boca ; y comº se puso en pie de u n saltº y di ó u n paso hacia el crí ti cº Hermes y yº te m i mos

Que le quisiera pega r . — Sosié u e% d s r atrev í a g uste , eño a , me yo deci r; es te caballero no lº ha bºº b ) pº r mal . —¿ Y usted q u ién es?

— r º sº r r a radador Seño a , y y Cla in , el g an g de todos lº s Segi s m u n dos ; y me gusta ver cómº va por la ventana el palaciego q ue lo merece; erº i n i tr alaci e º s p en esta ocas ón , se ata de p g , n i el casº es para tan to … ¿ Ha vi stº uste d esta cº media? — r No , seno a , yo no veo comedias n uevas h ace l u a n º a g nos años, en buena hora lo diga , ser por rara excepción ; y de alguna que vi me r al r l r mal r pesa, po que auto e pa eció que s u ºb a

r re n i i n o me h ubie a pa cido bien , med o bien ; y me mandó dos pad ri nos para pregu n tam e si le había r r r que ido ofende , y yo le mandé ot os dos 24

(porque hay q ue vivi r con el m u ndo , y don d e fu eres haz lo q ue vi er as ) para que dijesen a lo s otrº s q ue n o; q ue q u é h abía de querer ofender ! e r . n o ; que Dios me lib ase Ya ve usted , se pue de ver comed ias . — t ? Pero al menos , ¿ ha lei do us ed ésta — Si , señora; el autor tuvo la amabilidad de m an d r m el ó. a al — ¿ Conoce usted al autor? — De vista n o; pero se q ue es u n b uen m a

r cº m ren chacho , amante del a te , capaz de p der q ue la cri tica teatral en Madrid es cºsa

'

er . t le llam ar a mo p dida Si us ed , y con buenos dos le fuera haciendo nota r l os defectos de su

comedia. — ¿ N o cree uste d que es tará envanec ido cº n los apl au sº s de es tos señores? — N o lo creo; aunq ue n o tendria nada de par porq ue tales han sido las

t a n o Si n embargo , es e caballero , q u ien tengo el

t a lº s más e rr os honor de rat r , ha sido de p en el

elogio . — ¿ Cómo? ¿ Le parece a usted poco lo q ue d ij º ?

— N o r r , senora ; me pa ece demasiado ; pe o t o ros han dicho m ucho más . — t es Pero esos ienen menos autoridad , y no

tan cº mo és te a r lo obligados , , sabe q ue es es c r i bi r en verso — r dos r ! r Señora , ¿ se me pe miten palab as p e n tó ñ d t a a re n gu Ca ete con una h umilda , al vez p

te, pe ro de todos m odos de m uy buen ver. — l o r r r a Diga usted q ue quie a , pe o si n i m ita los que i m itan a lº s clásicos y si n rodeºs y si n Porq ue esa es otra : escribe u s ted u nos articulos que todo se vuelven i n trod u c e a r ción y deci r q u es lo que vamos hace , y

v am º s a a r r cómo lo hacer , mane a de ºpositº t r No , no se ñor; no consien o p eli mi nares n i ¡al grano ! — : r P ues bien , senora ya q ue aq ui se t ata de un j uiciº en toda cºmienzo pº r rec usar al j uez comº mejor prºceda en de recho y con el r t t r espe o debido; us ed , seño a , es la M usa de la r r t t º etórica; pe º aq uí se ra a de u na c med ia , y el j uez cºmpeten te es

— l r r mío ! rt ¡A to el ca ro , seño Apa e de q ue mi j uri sdicci ón abarca los domi niºs de la m ayor

r a r m i o pa te de m is hermanas , pues viene se el a manera de t ribunal de alzada; en pun tº a cº

e º lº m d ias , y puedº cºnºcer de tºdº q ue al len u a r r r g aje y al es tilo y la fo ma métrica se efi e e . rr r tr Y aq ui se me ocu e pone me o a vez furiosa , reco rdando las mi l sandeces q ue se esc riben y publican por cien y m i! m aj aderi to s metidos críti cos y a autores res pecto de la crí tica al por

r la r . u é meno , de censu a ni mia , de la fºrma ¿ Q r r tr r r q uie e deci , atándose de ob as de a te en q ue l a fi r t r belleza se man i esta en fo ma li e aria, q ue 26 es n i mia la cuestión del lenguaje y del esti lo? Tan to valdria deci r q ue u n pintor n o neces ita saber dibujo ni entender de co lores . Sólo a los a r ti prºfanºs , los bárbaros , se les puede pe mi r que hablen cº n tºno despecti vo de la forma t r r te t t li e a ia , del ma rial de es e ar e . E n n ingún

aí s t o r r si p civilizado se iene p cosa sec unda ia , se t t t ra a de versº , el ri mo y la rima , si la hay , ni demás los elementºs formales de la poesia , n i tratándose de prosa se olvida la gramáti ca ó se r t l c ri pasa po al o , ni las eyes del bien de ir se ar n

. r l fi r . conan B urla se de as gu as , v . gr , es m ucho más fáci l q ue saber c u áles sºn ; come ter soleci s

r más r mos y ba barismos , m ucho llano que ave i

r eu e t . N o t gua qu consis en son ar istas , no lo

r r l os n o t se án n unca , nº pueden se lo q ue ienen el sen tido y el sen ti miento de la forma como i n separable del objeto artísti co y esencial en él

como lo más esencial . E l cri tico q ue al llegar a estas cosas se d ice

a u i la n on a i ! muecas r g c p , es u n ost ogodo , u n s i li n o t a t g , un alano , u n suevo me ido Q uin i lia

l … S r . no , es u n sa vaje , mejor dicho Usted , Ca

ñ ete está a los r , la cabeza de q ue debie an ded i

r a r ! A l u bi l la rec º i laci ón ca se colabo ar en e c , p a tr t a s r d min is a iva , y que , sin embargo , pe a de r sus excepcionales condiciones pa a el casº , se a r t r dedican j uzga , como u s edes dicen , ob as

r t li terari as como pu amen e , la Academia de Cien

… es

m i n . l a ºs si n dejar de ser tal comº es g á. ese m i

as i : r lagro realizado , y era Ven us su t aje , de

con r cº r te cºlor de carne polvos de arroz , e a de semejan te a los q ue suele lucir la gran cómica r r t francesa, ob a del cap icho d ivi no , forma alar

i tó n d de j griego , mezcla a con pliegues y ondula ciones de coquetería moderna; en tal fruncido se s la linea pura defendía la honestidad , que u n

º t l úbr i cº t cº n tras g excén ricº y cºnver ía , pºr el t e n t r t t e , una pican e exp esión de la en e lascivia ; y a pesar de parecer el traje cortado y cosido por

más l os c t r el h umano de pe ados capi ales , la g a cia y elegancia suprema del conj un to rescataban t t t para el ar e aquella di vina es atua ves ida , q ue sólo te n í a de cas ta lo q ue tenia de bella.

e Apºlo y Ven us , en lazados , apºyadºs suav

u n o con r i n mó mente en otro , hombrº homb o ,

n º más r r l a viles , hacían que son eir y pasea m i r t i a ada dis raída , llena de fel cidad , de Cañete

P oli m n i a P oli m n i a y de a Cañete . Tal vez pen sando en la dicha de amarse espe raban asisti r a una ri ñ a de gallos cº mo entrem és graci ºso de P ol i sus j uegos de amor . m n i a se había puesto de pies al ver entrar a Ven us . Pa recía u na linte r na apagada de repente; ya no brillaba en el la nada más q ue el refl ejo i ndeciso del crista l de

o os r d ca a os . Se r sus j , g de lectura gu ía siendo he r l di mosa , pe o como la una de a .

a más más u En c uanto Cañete , n i feo ni g apº 29

ue t los s i m q an es , volvió ojos al dio de Delfos

as i i benévo!o r r Apolo lo entend ó , y , po q ue e a

— P º li mn i a a u e , lo q entiendo , este es el senor C r r r añete , un eincidente de mi mayo ap ecio que

a te ti . Si P ol i mn i a r . Ca y habla des nado , , el S ñata es para ti una buena prº pº rción ; si le otor

as t º s re r l g u m ano , pºnd casa en Mad i d , en a

v calle de Valverde . 1I ablaré a Cán o as para que s e le de a este cabal le ro la Sec retaria de la Aca demia… au n q ue haya q ue quitársela Tamayo r t r r más Baus , pa a quien yo engo ese vados al

t o t s des inºs .

— N i a l yo me casº con nadie , am dº Apº º , n i e l a t a rs Sr . Cañete debe de est r dispues º casa e n r i r co migo , n i en la calle de Valve de puede vi v

P oli m n i a r t sea rt , la m usa de la e órica , ó el a e

del bien decir .

— ! x te metían ¡Senora e clamó Cañe , do dos de d os en tre al cuello de la camisa y la bi en sena !… lada n uez . ¡Señora — S eñoi i ta r . , dijo A polo son iendo — c . t t r Con edido Señori a, pude , mien ras se t a tº li h r de mi persona dad umi lde , abstene me , por re speto a las vari as prerrogati vas que en usted

e ar r cºncurren , de cont st , siquie a fuese en legi

t a du ri s i m º ima defensa , los ataq ues s de que h a s i a idº vict ma; pude, y p uedº , p sar en si lencio _ 30 _ ofensa tan grave como la de echarme a freir es

árra os vale a p g , q ue tanto mandarme despachar expedientes en u na ofi cina y a colaborar en una recºpilación admi nistrativa . — ¡Cómo ! ¿ Eso ha di c hº P oli mn i a? gri tó Apo

l o . . C ! U e ta l ¡Oh , Sr añete sted s oca.

… P oli m n i a ? ué a asi º esta , ¿ cómo ha sido ¡Q p

n ami en to ! u é ex a e raci on as ! r . ¡Q g E l S Cañete ,

m i a t u e tr amiga , es u n erudi o q ha demºs ad º grandes co noci mien tos en en v ari º s ramos del saber h umano , y singular

c n mente del saber a adémi co . o recuerd º

es te … i m º rta en momentº nada suyo perº nº p , se que es un erudi to; me lo ha dicho Menéndez

n o e la Pelayo , aunque s si en el seno de con i f anza; pero el m e lº ha dicho . Y es te caballe

u e t es añº l q es ambién p , acaso ¿ Ha

… r n e t . C Cº leido us ed algº del Sr añete , amigo ti n ?… — Clari n… — Esº . , Clarin

Si a l o ha … , señor; g leido y au n

— u e ? C r d? ¿ Y q tal , eh ¿ osa rica , ve da t t fi e t Antes de con es ar j la vis a en el suelo , y me puse a dar vuelta s al somb rerº en tre lº s

. f : dedºs Pºr i n , dije — Como l o es algo de lo q ue ha hech o el S r . Cañete… Debe haber de todo en li te ratu

. S t t los i n teli en ra us rabajos de erudi o , dicen g 3 1 tes q ue sº n m uy ap reciables: Parece ser q ue u l as sabe m ucho de comedias antig as , y au n de m ºder n as entiende más q ue cuatro 6 cinco ga es ti l leros q ue la hacen la competencia . Cº mpa rado con ellos es u n pe ro comparado

c rí ti co r críti co con u n de ve as , lo q ue se llama , q ue has ta tenga gusto y sepa distingui r el arte de demás r crí ti co todo lo , compa adº con u n

á u i la ñ r r ya no es u n g , no , se o ; pe o siem

r r r u e esta t º p e es ulta á q señori a , cuy s pies beso , ha estado demasiado fue rte con el … y con el

r r autor de La F ieb e a ma i ll a . — D el d ía r . , ectificó Cañete — Corrien te; de la fi eb re de marras . — ¿ Y q u e fi ebre es esa?

u e a la H ubo q enterar Apolo de comed ia , v Es hasta se leyero n algunos ve rsos . Y el dios

u m u e a ta u e m i o , q lanza lo lejos sus sae s y q es benévolo con los escri to res malos por cierto as r r rr l e cepticismo muy la go de explica , a ugó e c ño cu ando oyó versos comº es tos :

Es in j usto hablar así

ui en mi l c te º b . q _ ve es p r ó

— — ¡R e Jº vel gri tó ; ese verso n º puede pasar . Yo perdonº m uchas clases de pecados; perº en pun r más t r to al met o y á la rima , hilº delgadº; En e

e Ter s i core r mi s ri t p , p y E ato son favo as , y en t ue t cº m ás odo lo q sea medida, ri mo , p , igualdad — 32 de r so sonidos y soltu a de movi mientos , y tan exigente como en l os dias de mis buenos Home

ri das .

— h i º r l Oye , j de Latona, p ºsiguió a M usa, q ue era q uien leia; oye l o qu e un amante le di ce a su

amada , pi ntándole el cuadro de su felicidad en

la pobreza que les aguarda .

Todºs dirán — Mir ad ; esos se h an casado p or amor; aún está vivo ese af ecto p r imiti vo (l ) ue hemos s u uesto ta q p ago do, y en tanto nosotr os d os n tr s a ta en ues a ca es remos , y a lli j u n tos vi vi remos en az en r aci a de D i os p y g .

— A P u r í s i m a ! t ¡ ve Maria i n errumpió Apolo ,

u olvidándºse de q e era pagano . — ¡Qné velad as! ya verás cóm o a l a l u z del q ui nqué t a r b u l do esc i iré, m n tra u tú bo da á ie s q e r r s .

— ! d r ¡Bien bordado exclamó el e Cla os . — Y en aq uel i ns tante no

se i á. trº º r en nues ap osento .

— r Ese ve so es como las Súplicas , cojo .

(l ) P oli m n i a su b rav aba con l a voz l o q u e yo su !» ra c n l a u m a yo º p l . más q ue el leve movi mien to

' del r elo del p éndulo , y e! de nu es tros corazones i o d e! m af q u e hench d s ismo án , segur amen te tendrán

i gual es p alpitaciones .

— ¿ Qué te parece? pregun tó P oli m n i a tri u n fante . — ¡Acaba !

— Entonces te di r é aq uellas pal ab ras dulces v herm º sas q u e ex pr esan tan grandes cº sas

º aú n si en do tan b re ves llas .

— Mientr as q u e te ndré apoyada en l a manº la mej i lla y el codº sobre la si lla en don d e te cuen tre: sentada.

— ¡ Rayos y truenos ! ¡Por las barbas de mi

re ! ri t Pad ¿ Y eso se esc be y se aplaude en Cas illa , tr r en Madrid , en aquellos tea os donde habla on aquellos poetas cuya lengua e ra digna de l os dio ? tr a ses ¡Donde q uiera q ue se encuen e , sent dº ó

a có as ele r i a mi r de pie, ese poeta , j y t á ganle p e

— l l ! i P oli mn i a r ¡Ca ma , ca ma d jo son iendo , 34

serena y compasiva . El poeta n o ti ene la c u lpa

de esto . — ¿ Cómo que n o?

— N o n o lo e , Apolo, ; él hace que ve , sigue l cami no q ue le señalaron ; l os crí ticos le han d i ch o que esº es taba bien ; ha o í do alaba r en otros

ta mañas de atrºcidades , escándalos d icción se

m e an tes or j , y se ha dejadº llevar p el ejemplº y

ram ti ca el mal gus tº . El nº saber g á es pecadi llº

! di a a los r venia para la censura del , y ve sos ras

tre ros afi des m ade , z os , ramplones , prosaicos y

ados a j , c cofónicos y cursis , nadie , ó casi nadie , l as conoce lºs defectºs; y se llama naturalidad y

l t c hº carrer i a sencillez a v ulgaridad y has a la , la

i nsipidez y la i n sign i fi ca n ci a . A ! poeta stro q u e

r tr ro zurce edondillas a abiliarias , de aleluya , y

m an ces r de l de ciego , se le aplaude po q ue h uye

li r i smº i mp r ºp i o d el teatr o . t de n o t º Los crí icos ahºra ienen gust , ni oidº , n i lectura sana y abundan te; s o n i ncapaces de cºger al vuelo en el estreno u n solecismo ó u n

t . A s i n o verso cojo , ó un hia o como hay en Ma

dri d r r t t r ve dade ºs cri icºs de pi n ura , pº q ue nº l os hay metidos de veras en el arte y sus m iste

r t los las a ios , ampoco hay para la poesia , que p

rece a lo m n ti u all i n ver símil con s ás una a g a o , la

que hay qu e transigi r po r ahora . — ! R P oli mn i a l ¡Fuego en ellos azón tienes , ; a culpa n o es del pobre mozo que escribiendo co t de los eria absurdos elogios , en q ue han demos tradº notºria incompetencia y falta de apren sión m ultitud de crí ticos incapaces .

— do l m b a os . Bueno , bueno; la hoja

E n aq uel momento se º yó hacia el ves tíbu lo rumor de m uchas voces , cºmo el q ue suele es ta r eu l os t t r lla ea ros , entre bastido es , cuando hay q ue fi ngir q ue el populacho se alborota . ¿ Q uién está ah í? ¿ Qu é ruidº es ese? pre

u n tó r t á G an i medes t g Af odi a , u n tan o picada au nq ue si n dejar de sºnreir . ¿ Qu é gente se me mete h oy en casa? ¿ Q uién ha traido á mi silen cioso bosquete de Pafos estos ruidos del mun do r ? P or M a neciº , feº y abur ido culpa de tus sas ¡oh Febo ! mancha la hermosura de mi man sión veraniega la presencia de todos estos m or ? ta les de ridícula catad ura . ¿ Qu ién anda ah í ¿ Q uién gri ta? ¿ Qué q uieren? — r Gan i medes son lo aca m o Seño a , dijo , s dé i cos de la lengua española q ue vienen a rescatar a C G an i medes su compañero añete (y , como u n

en ºder A n u i se s día la m isma Venus p de q , vol cab z vió la e a y h umi lló los ojos) . — S H r u í , dijo e mes; dicen q ue está aq i pri 37

si onero y q ue se lo . quieren l levar de grado 6

po r fuerza . — ¡Hola ! ¡Hola! ex clamó Apolº : ¿ conque esas

t ? 6 º r ? A r a enemºs ¿ de gradº p fuerza ve , q ue p

s ca ballerates t t t sen e ºs ; y en iénde e ú con ellos ,

P oli m n i a .

A bri óro nse de par en par las puertas del co r l r medo , que la Academia llama tric inio , y ent ó

l a t t h m ul i ud académica hec a una malva , ó una

c l de l des haci ón dº se cº rte o ección ma vas , y en I sias y zu rdas gen u il ex i º n es . ba delante de to

dos con de t cº n el de Ches e , uniforme de capi tán ge neral ; y con gran reposº en la voz y en r medi o l t los ademanes , pa ándose en de a es an

— ¡Oh Febo ! Q uien quiera qu e seas de estos

c r t r l a pró eres q ue p esen es veo , oye n uest a súp ic , t t e y antes permi e q ue e d u n poco de jabón , como entre nosotros l os i nmortales de l a calle

. te r á de Valverde se usa ¿ Cómº alaba é ti , el más digno de alabanza? Tú eres ¡º h F ebº ! q uien

lº s t sobre t i i nspira can os , ya sea la ierra f rme

u e tr t r s ea las . q n u e las e neras , ya en islas Las em i n º rº tadas r t t r p g ºcas e can an , y las cu mb es los rí os á de las montañas , y que se llevan la r mar en velºz cºr ida , y lºs pro montorios q ue avanzan sobre l os dominios de A n fi tri ta y los

r . P or di ré t e pue tos lo pronto, como e parió L to

Latº n a r lº s r r a ó , aleg ia de homb es mº tales , s 38

r de Ki n ti º s tandº acostada ce ca la montaña de ,

en l a º r en una isla áspera , De os , rode da p las Y de ambos lados el agua negra azotaba

l o r l os a tierra , empujada p vientos q ue armo n i º sam en te sº pl aba t M i general , i n errumpió Apolo , demasiado

e o r f u e l s y q ue me parió m i mad e , y cómo ; a

grano . — ! C a to ¡Oh Tú q ue mandas , como ánovas ,

d l o á l os r á l os os s mortales , de C eta y de la

E i n a á los Ra n t o r s us i sla g , y de boi , il us re p a S a naves , y en el Atos , y en el P lios , y en

m os . , y en y en la divi na Lesbos — ¡Rej úpi ter ! ¡P o r las barbas de mi Pad re ! Le u h a di ch o á usted q ue se fuera al grano . ¿ Q é ocurre? ¿ Qu é tenemos? ¿ Q ué tripa se las ha roto a ustedes?

— ! ! u é r ! H i º de ¡Tripa ¡Oh , tripa ¡Q t ipa j La t r ona , que ei nas en , y en M icala , y en t H Mile º , y en la encumbrada uidos , y en Carpa

tos t de t P a , ba ida lºs vien os , y en Naxos y en

ro s…

¡P o r Cristo v ivo ! Ahora m ismo se me ate

con a a t codo codo est lºco rema ado , y se me le meta en la Prefi ero el P ues en el E rebo !… Y hable otro y diga r lo u e no t o ra p onto que pretenden , q es ºy y pa templar gai tas ! _ 39 _

. Mientras en el di recto r de la Academ ia se r r cumplían las ó denes de Apºlº, se adelantó ºt º

l melifl u º académicº , de largas patil as , y negli

cº n vº z u s i lbaba r r gente , y en q e u na lige a i ºnia c r r : ºmº una b i sa etozona , exclamó

— r v r r u é P egun tabas , d i i nº A que º , q tripa se

r n º s t las nºs había ºtº ; pues bien , se han rº º tripas de ºveja q ue Hermes , que me escucha ,

t r a r r día ató , bien es i adas , la sºnº a tº tuga , el r ctta ra r feliz en que , i nspi adº , i nventó la ; q uie º

i n º s h a n r r r dec r , q ue se ºto las cue das de la li a académica ; q ue un ai re de descrédi tº cºrre pº r

m u n dº amen azan dº r ar r t r el , de rib la lite a u a aca

démi ca t r l a i . S r , ma a M usa ºf cial e te hab á di chº q ue veníamºs en sº n de mºtín rescata r a

… n l º f i rl Cañete º creas . Ya pºdéis re º ; de la

r t r t . r g asa de u n Cañe e nace ían cien º Nºsºt ºs , t r además , enemºs u n g an espí ritu de cuerpo , perº unºs a ºtrºs n º s despreciamos ; amamºs la

Academ ia y aborrecemos al rival literariº . N º n º s i mpºrta el renºmbre persºnal de lº s n ues

r t a . a t os , sinº la fama cºlec iv Venimºs, pues , ti para q ue pºngas remediº a lº s des manes de

º n q ue sºm º s víctima alla abajº . N se º s res

. r peta Hemºs dej adº de ser sag adºs . E l m iste riº de la autºridad ya nº n º s rºdea . Un rey de derechº divinº había delegadº en n uestrºs an tecesº res la pº testad de decir al i diºma: d e aqu í nº pasarás,»la I nquisi ción ataba el pensami en 40

r lal en ua . r tº, y nºsºt ºs atábamos g Un escritº

fué c o r u satíricº , que nº a adémicº , y que p co si

s erá r guiente nº i n mº tal , aunque lº sea , dijº u n d ía : a la Academia es u na autºridad cuandº » ! tiene razón . ¡D el etéreº afºrismº Pºr abi en trº t : r e t la m uer e la Academia , pa a ser , nec si a te

r t . Di s cu ti rn º ner azón , pºrq ue iene autºridad s

di s es matam ºs . Yº nº cºbrº para q ue me cu tan . S i tú ¡ºh F ebº ! amante de la virgen Aza n t r a i n di ci ida , nº pºnes emediº este ºleaje de s a t r r rr pli na , es e unive sal clamo eo de i nsu ección a t t r r y estºs i nsul ºs de procaces bºcas , e j u º pº t r r la laguna Es igia, q ue es u n j u amentº ter ible , que tºdºs nºsºtrºs dejaremºs de crear el verbº

t t ac a naciºnal , abandonaremos n ues ras areas dém i cas t r , consen i emos que se pudra el idiºma ;

t ta . siquiera , pºr esón , sigamºs cºbrandº die s — P er º ¿ q u é es ellº? ¿ Q ue pasa? — Ell º es q ue m ul ti tud de esc ri tº rzu elº s des v er º nzadº s tr g se nºs echan encima un día y º º , cºn pre tex tº de q ue n uestrº Dicciºnariº es malº; y es en vanº q ue salgamºs a la tela a defender t a t l la ºbra de lºs inmºr ales , pºrq ue lºs q ue a

º s amº s c r t nºs des alabran singula men e , si n pe r j u i ci º de segui r minandº el mºn u mentº mara villoso de n uestrº léxicº ºfi cial .

—A r P º li m n i a : u é t ? ve , ¿ q hay de es º

r P º li m ni a r a mi Son ió , y mi ándºme de hitº en i h tº , dijº — 41

— t l r º r allá n º Es e caba le º , que es d e p y es más ra académicº , acasº esté ente dº q ue yº de

n º s . . esas men udencias , y pºdrá decir algº

R º r i céme º i r t r ub al al , cºmº e a de esperar , v ién dº me ºbligadº a hablar entre tan tos diºses y en tre tantºs académicos ; y n º pudiendº hall ar

r r ta tº ma mejº salida , pº que la de la puer estaba

da t : , exclamé balbucien e — . n . Señore s … yº n º sº y digno . º sº y q uién

nº sº está . l r y nadie apenas ; y aqui el Sr Ba ague , tr r q ue es minis º y académicº , y hºmb e de sesº

e i r l . a n º mpa cia E n España , lo menºs , se hace

n º a tr a casº del que sea c paz de ser mi nis º , y

r lº º i rle este seño , que es ahºra , deben ustedes

si q ui e re hablar . — ! d º . ¡Q ue hable , que hable u Apºlº En tºnces Balaguer se distinguió de la mul ti t ud académica dandº un pasº adelante; y después de una ceremoniosa incli nación de mediº cuerpº

rr a cº n vº z a ib , llena de dignidad , exclamó de cu yº tºnº sºlemne n o ca be dar idea — A pº lº : señºras y señºre s : nº vºy a prº n u n i i ó ciar u n di scu rsº . Se q uiere saber mi º p n n cº n creta sºb re el pun tº º materia puestº º pues ta (porq ue ami n º me d uelen concordancias) á dis

cu si ón . t º sen º res En iendº y , , que aqu í viene cºmº llº al dedº recºrdar lº q ue yº deci a acer ca del realismº el añ º 82 en mi di scu r sº resumen 6 del Ateneº . He b ed aqu i lº que yo decía en esa 42

r l : a Sen º res r del r li fecha memº ab e , ace ca ea smº decía yº en el añº de gracia de 1 864 : tºdº lº i deal … » r . r es eal , tºdº lº real es ideal Hºme º — ! t ¡Basta , basta gri ó Apºlº , cºn música de

a E l Ba r ber º d e S evi ll a . Pºr ese caminº de cit s r etrº s pec ti vas va u sted a llegar a la épºca del

hºmbre al alº . Q ue hable ºtrº . — ¡O tr º l ¿ Cómº? ¿ Pºr q ué? Estº es u n desai re; murmuró Bal aguer vºlviéndºse a sus compa

n eros . A rnau tºmó sºbre si la tarea de en ter arle de

que nº se trataba allí de lº ideal y lº real , si nº

del Dicciºnariº . t e r Y en ºnces fu cuandº Balague , haciéndºse

r fi n a r ca gº al y al c bº , pro rumpió en aq uella ex clamaci ón q ue lleva impresº el sel lº de su geniº

peculiar . Y fue lº q ue exclamó ¡A h !

a cº n tes Se prºpusº Tamayº que hablase él , y º t en b uenas palabras q ue nº le daba la gana .

— N o ha t ¿ y pºr ah í unº , pregun ó Ven us,que se llama Alejandrº Pidal ? C reº que es buen º ra

dor a ; ver , q ue hable

A le an dr i tº Señºra , dijº j ; cºn m il perº sºy u n padre de familia cºn diez ú ºnce hi

os a r t j , y adem s , pad e de la pa ria; y estºy m uy m i … ºcupadº , y lº que es al pºr que lº esq uilen ; lº q ue yº quierº es q ui tarle u n es tan u i llº Tº ren r e l ll l l q a º , pº que m º evó ma l evadº;

— 44 de q ue esºs señºres ilustres nº tºman cartas en el asuntº del Dicciºnariº . U n º de ellºs me decía a mi : < El a r , nº ha m uchº Dicciºn riº es m uy g an » de y nadie l o puede leer tºdº . Y es verdad ; m u chºs de lºs disparates de abolengo q ue fi guran

n º r allí , han desapa ecidº pºrq ue nº lºs ha vistº nadie . Lºs señº res académicºs quieren q ue su

t t n º º r ºbra tenga un méri º ex raºrdi nariº , p su

r i n trí n seco r c i valº , si nº pºr u n de e hº pri vileg a do r ri ; pues bien , ya se sabe q ue lºs de echºs p v i legi adº s sºn de i n terpretación estric ta; i n d u bi i s n tr a i scu m i n d u bi ¿ s n tr a cº j , digº yº , cº — 1 cad enai a m . a aten iéndº n º s a Vamºs ver , una in terpretación es tricta de l a lógica en sus leyes

t t de l t t y reglas rela ivas al crédi º es i mºniº ajenº , vamºs a ver en q ue puede fundar la Academia su pretensión de j ló lº ga

t di s en sa rr e Us ed me p , dijº inte umpi ndo me un académicº m uy ti nº á q uien yº nº cono ci a r t t ; la Academia nº p e ende ser i ndiscu ible , nº se tiene pº r infa lible; lº q ue nº puede tºlerar es q ue se la ta che de ignºran te v se la cºmpa re cºn lºs pollinos v se la i u s u lte cºmº la ha i n s u l ta dº desde las cºl um nas de E l I mp a r cial Antºniº

—Di s €msem e t a m i t o p us ed , i n errumpí y ; perº el tºnº cºn que se ha cºntestadº a Valbue l r r na, y las artes que se emp ea ºn para levanta u r tr el u r na c uzada cºn a , dem est an que la Aca — 45

- a l º r dem ia tºmaba m uy mal las censuras , só º p ser censu ras . E lla dice en el prólºgº de su librº r que admite ad ve tencias , vengan de q uien ven r t i gan , pe o estº no bas a ; es necesar º que las adm ita vengan cºmº vengan . S upº ngamºs que lºs adalides de l a A cade mia l legaran a demostrar que no había un sºlº académicº que t uviera pelº gris en el vientre :

¿ y qu é? Nº era esº lº q ue se di scu tía . Suponga mos que se prueba q ue a Escalada ó Valbuena se le va la burra cuandº mal t ra ta a lºs autºres del D icciºnariº : ¿ y q u é? Cºn esº nº se dem ues t ra que lºs disparates apu n ta dºs nº sean dispa

lº s r era r rat_ es; defensº es han creídº q ue p ºbar a sabid uria académica demºstrar tal 6 cual ! equ ivºcación de Escalada . ¡Aberración insigne La m ulti tud de palab ras q ue q ueda vistº q ue están r r ah i plagadas de e rº es en el Dicciºnariº , se es tán tan llenas de disparates después cºmº an tes de atacar en falange m acedón i ca a Valbu e na . Esta ha sidº la gran il usión de l º s aca démi c º s en tal cºntienda; han creídº que pº r ani qu i

º di a n — n º r — al la_ r , si tantº p , que pudie on , ene r r rt migº , que e a u n cabal le º pa icular , aniquila

l º s a te ban adefesios que él había hecho p ntes .

Nº hay tal cºsa; lºs adefesios demºstradºs , q ue sºn m uchºs , nº dependen de la autºridad del censºr; el mismº bºbº de Cºria q ue dijese que i r i r ten lºs poll nos nº siemp e t enen el pelº g is , — 46

dria razón cºntra lºs siete sabiºs de G recia . La

s tá u Academia e ºbligada , si q uiere cumplir s a t t deber , admi ir ºdas las lecciºnes q ue se le

e de delas den , d las quien las y cºmº qu iera q ue las dé; si en tre cien i nsul tºs viene u n a

t . lección buena , hay q ue admi ir la lección Na di a me n egara que algunas de las advertencias de Escalada (yº creº que m uch ísi mas) están en su pun tº; exigen una rectifi cación en el tex

to del Dicciºnariº ºficial . ¿ Va a dejar de hace rse la variación necesaria pºr ser Escalada el que la enseñó? ¿ Va a ser castellanº en adelante lº

m a á Valbu e q ue nº debe serlº , sólº pºr ortific r

na? Estº es absu rdº . Pues si la Academia tºma t t el º rº cam i nº , el únicº j us º , el de segui r las lecciºnes de su censºr y cambiar lº q ue se debe el t r cambiar , cºnfºrme demºs ró , nº pa ece bien q ue se pºnga tan tº empeñº cºmº se ha puestº r t en prºba que Escalada es un ignºran e , u n en

t re me ti dº . t . u é º l r , etc , e c ¿ Q en tal cua palab a n º ha lugar a las recti ficaciºnes de Esca lad a?

Cºrriente , pues nº se hacen . ¿ Q ue Escalada se

? u é? excede en la fºrma , al censurar ¿ Y esº q Al pais nº le i m pºrta esº; lº q ue le i mpºrta es que el D icciºnariº diga lº que debe d eci r; de lº s errºres y de las malas fºrmas de u n caballerº particular nº tiene para q ue cuidarse . Esta des a t vent j a siempre la endrá. la A cademia cuandº l uche cºntra cualquiera que le demuestre que 47 . ú n i cº i n re h a cºmetidº u n l ap su s . Lº q ue te sará

s e rá t l a s us A c …demi a n º al públicº es e p de la , lºs de q uien n º cºb ra pºr hablar bien a r Y dejandº esta digresión , que me ha t aidº

r te di ré ese senº académicº al i n rrumpirme , q ue si es ve rdad que la Academia sufre mal q ue se la di scuta ; yº mismº sº y prueba vivien te de

. t n º ellº Pºrque me cºns a , aunq ue me lº han di chº las pe rsºnas q ue i n tervinierºn en el as un

e t arti c u le º s to , q ue cuandº yº publiq u cier ºs j t eti m º lº i as n º cºn ra ciertas g de la Academia , fal tó es ti radi s i mº académicº que descendiese r í ºcupa se en im pedi r, si pºd a , la i nserción de mi s h umi ldes renglºnes i nsurgen tes; y se nece

' s i tó la energia de q uien yº me se y el es tar el tal m uy pº r encima de las vani dades académi

t n º cas , para q ue lºs dichºsºs ar ículºs se q ue

en . r daran las pruebas ¡Vaya , vaya, señº es , que tºdº se sabe !

S i ; se sabe tºdº . Hasta se sabe cómº se hacen lºs dicciºnariºs y las gramáti cas en las A cade m i as ; y hasta cómº se hacen m uchºs académi

cº s . Y se a l º s _ s be , pºrque lº dicen algunºs de t C r mismº i nmºr ales que se rien , cºmo ice ón

u i t cº n r a se ar sp ce , de su i n mºr alidad lib e , y la b uscan pºr ºtra par te más segura y más i n depen di en te . Y para que n º se di ga q ue vengº cºn chi s m es t t y cuen ºs , en vez de ci ar cºn vivºs y espa

ñ º les mº i r ci tará n muer t ex tr an , cº pud e a, cº un o er º — j ; y cºnste que lº q ue dice Sai n te Beuve , de la

r r i atu r a Academia francesa , mad e de la c , de la

r a i n d a m a is n uest a , se puede decir , y , de la Aca

demia Españºla . Es el casº que Edm undº Gº n cºurt ha publica dº hace pºcº u n D i ar iº en el q ue él y su d ifuntº hermanº Juliº cºpiarºn sus cºnversaciºnes cºn l os li teratºs eminen tes de

' r r s º lían F ancia; y ent e ºtras , algunas de las que

e - r tener cºn Saint Beuve , el pri me críticº de su

t . u n º ali u es t iempº En de aquellºs p q í n i mºs , el

r V l u té t r L os autº de o p , el emi nente escri º de

L u n es r : , decia hablandº de la Academia f ancesa

Leº : u H a 1 ( ) y sesiºnes , cuandº Vi llemai n ( ) nº

a d se está allí , q ue cºmienzan las tres y me ia y

acaban a las cuatrº menºs cuartº . Si n º hubiese

un hºmbre de i niciati va cºmº Vi llemain , aquellº

n º marcharía . m ismº es P atí n para el dicciºnariº; n o

l o ha e bi en er l o ha e el r c , p o c , y sin nº se ha ia

. N º t nada es es º mala vºluntad de la A cademia , l es i n r a n i a . tr í a g º c El º º d a , prºpósitº de a

r ha eau de l eu r s . palab a c p _/ , M de Noailles ha di r e chº que e a una palabra descºnºcida , que l nº

la había encºntradº en ninguna parte . Y es que

nº ha leído a Teócri tº .

c A hi ! l s ¡ tienen ustedes Y º m ismº q ue en e tº ,

1 El fa º V c t r ( ) mºs illemain , se re a iº de aquella

c f ué a m o s 1821 a 1870. cºrp ºra ión , ac dé ic de de _ 49 _

a suce de en tºdº . N º cºnºcen un nºmbr n uevº

desde hace diez añºs . Y además la Academia tie

ne u n miedº atrºz a la bohemi a . De hºmbre que

ha ellºs nº hayan vistº en sus salºnes , nº y q ue

r . hablarles; le temen , nº es de su esfe a Pºr lº mismº A u trán tiene prºbabilidades de ser n o m

brado académicº . Es u n candidatº de bañºs de

l as a ua s d e… . . m ar . Se le ha encºntradº en g etc ( Hablado) : Tºdº estº que yº traduzcº se puede también trad ucir de la realidad francesa a la re a

. ui én . r . Ca lidad española ¿ Q me niega q ue , v g , tali na es un académicº d e agu as ? E n la Academia Espanºla también se hace 0

el 6 r a añ Dicciºnariº sºlº , g acias u nºs pºcºs c i º n adº s ; ¡y cómº se hace ! Pºr aparen tar (y pºr r r cºb a ) , lºs inmºrtales se j untan de cuandº en cuandº y pasan revista a unas cuantas palab ras

r es tán n º e para ve si limpias ó , y vºtan si aqu

llº es eS paíi º l 6 deja de serlº . ¡Decidir pºr vºtación si un vºcablº perte nece a e t l u na lengua ó nº perten ce , si cabe admi ir º ó nº ! ¡Cuan lejºs está semejan te prºceder de aquella his tº r i a n a tu r al de las palabras q ue el buen Hºraciº exponía en fáci les y elegan tes versºs ! r r c r r e Hº aciº e ue da en la exp esión clara , en r

ri º n ltº s gica y precisa a. lºs ilustres j u c s u de su l pueb º , que nºs han dichº , hablandº del valºr de las cºstu mbres en general : ma r es s u n t taci tus — 50 cons en sus p op u li l º nga cº ns uetudi ne i noeter a tua

r a e es E l pºeta , efiriéndºse la vida del l nguaje , cri bía :

— Li i t em e ue licebit cu , s p rq S igna tu m p r cesen te n ota p r o ducer e nome» — t il vce oli ia r on os mu ta ntu r i n a n nos U s f p ,

adu nt: i ta ver ba r u m veta s i n ter it (etas P r i ma c ,

Et u vm um i tu lor m t modo na ta vi ent . , j r , j g t

“ Fue y será siempre lícitº (permi tase me la r r traducción , pº que algunº me ºi á q ue nº sepa latin) i n trºducir en el discu rsº palab ras q ue l le ven el sellº de la nºvedad . »Cº mº las hºjas de lºs bosques se m udan al r cºrrer de lºs añºs , y caen pri me º las q ue pri

t a si t merº bro aron , las palabras an iguas se mar

t r t fi º recen chi an y m ue en , y º ras nacen y vigo » rºsas . P ues diga lº q ue q uiera el amigº de lºs P i s º n es tr º r v º ta , n ues ºs académicºs deciden p ción que hºjas del bºsq ue h a n caídº y c uáles r t r han b otado , en vez de ºmarse el t abajº de darse u na v uelta pºr la selva para ver lº que en realidad sucede . A la Academia le pasa cºn las palabras lº q ue a la Iglesia cºn la ciencia mºderna (cºn la di ferencia de q ue la Iglesia ya sabe lº q ue se hace) . Rºma nº admi te q ue la tierra gire al rededºr del sºl hasta pri ncipiºs l l X IX a l i rr l de sig º , cuandº ya a t e a a van dan

52 q ue lºs académicºs tuvierºn el valºr de vºtar a

eder a l r u n f , pudierºn haber escºgidº , nº pº

a . jefe , si nº pºr ser quien es , D Franciscº Pi y

M ar all a g , del cual pueden decirse m uchas cºs s , perº nº negarle u na recti tud mºral m uy her

m º sa tr v as tí , y un gran talentº , y u na ilus ación

sima y escºgida . Nº niegº al S r . Ben º t servi ci º s sufi cientes para merecer u n puestº en la l Academia, n i se ºs negaría aunq ue sólº llega sen atal distinción las verdaderas n º tabi li dades;

más t t t tr es , prº es º enérgicamen e cºn a el chiste

t a m i º frus r dº de ºtrº am igº , según el cual el

Sr . Benot es u n sabiº de segu nda enseñanza; perº es lº ciertº q ue lºs méritºs lite ra ri ºs del

Sr . Pi sº n tºd avía superiºres a lºs de su i lue

t radº cº rreligi º n ari º . — t . Q ueda discu idº ese incidente Siga usted ,

d ij º Apºlº .

— t nº Decía q ue , en m i sen ir , la Academia tiene u n cri teriº cºnstante para hacer su Dic

deten i ouario . Tratar este asuntº cºn tºdº el r ri a m ientº q ue merece , es emp esa supe ºr mis

é c . fuerzas , i mprºpia de la º asión — t rr l r a Ve Gracias , i n e umpió Apº º , mi andº

n us , sºnriente . Sólº har é algunas i ndi caciones desordena 3as respectº de lºs pri ncipales pun tºs del deba

55 r . , cºmº si dijé amos a º s l u r fl x i a H sta l sa vajes sig en alguna ley , e e v 53 a r tr veces , pa a la ansfºrmación del lenguaje; así , n º s habla Max M ñller de la prºhibición que hay en m uchas tribus pºcº cultas de usar las pala b ras que tengan tales ó cuales analºgías cº n el nºmb re del rey úl timamente m uertº . N uestrºs académ icºs n i estº h an discurrido; Cánºvas pº di a haber mandadº que se prohibiera usar pala b ras semejan tes a las pri meras sílabas de su r r apellidº sag adº , pºniendº en ent edichº , verbi

r ca n as tº s ! g acia , las vºces ¡ canesú , canicula ,

t . t . e rº lº canónigº , can uto , e c , e c ; p nº ha hechº . E pºrque n º se da pº r m uertº tºdavia . n la dis c u s ió n de lº s defensºres an ó n i mºs de la A cade

cº n l la m ia Va buena , se apuntó idea de que la i lustre Cºrpºración admi tía tºdas las palabras que s e encuentren en n uestrºs escri tº res ca ste

º r t r i llanºs , p an iguas que sean , pº que as se pue de saber lº q ue han queridº decir aquellºs se ñº E . t t t res ste criteriº la i udinario , q ue cºnsis i ría en

r r n º a emba ca de tºdº , seria absurdº , sería siq ui ra criteriº; pe rº además n º es ciertº q ue la Aca demia l º siga . Cºn la arbitrariedad que la disti n t gue , conserva , cºmº an icuadas , m uchas pala r r bras del más emºtº castellanº, pe º prescinde

t cl arº — v º y hace bien en es º , es de m uchísimas t ces de es e génerº , de la i nmensa mayºría de

. t e ellas Para cºnvencerse de ellº , bas a cºg r u n vºcabulariº de lºs que suelen acº mpañar a lºs l r r r ib ºs esc itºs en espanºl vetusto , verbig acia, 54

Mí o Ci d el que acºmpaña a ciertas ediciºnes de .

L as tr es t r n as d e a m r t . . a r ó el de o o j o , e c etc , y ve cuántas de aquellas palabras fi gu ran en el D ic ci º n ari º ; y de fijº nº faltan sus eq uivalen tes ac t u tr ales . La Academia , en estº cºmº en º as m u

c chas cºsas , carece de idea sistemática y care e de métºdº; perº en tal particular casi se le debe r r ag adecer q ue nº haya sidº cºnsecuen te , pº q ue ¡dónde íbamºs a parar cºn u n Di cciºnariº del

X IX t t s c siglº que con uviera ºdas las e ºrias ,

l º s d etr i tus r tºdºs , de las t abajosas tentati vas de n uestra lengua bár ba r a y balbuciente en tiem pos de i nfºrme li terat ura; tºdºs lºs conatos des raci adº s t r g , tºdas las torpezas , ºdºs lºs t ºpiezºs

' t s ab r d e c ler ecza ! r a del beneméri o e Pe º , falta de t criteriº , nº se puede negar que la Academia ie r ne una preocupación , lº que pºdría llama se la a r u eº m an ía tº lº q ; se enamºra de dº viejº , y tºma pºr buen castellanº antiguº tºd º lº que fi t ro gura en librºs m uy vetustos , si n q ue es é p

t u ísi mº s . badº que , además de an i , sean buenºs ¿ Q ue les pareceria a lºs aca démicºs de hºy de u n Dicciºnariº de la Academia que se h iciera den trº t r de diez siglºs , y en el cual se admi ie an cºmº anticuadas las palabrej as i nnobles q ue hºy apa r en r ri ecen cie tºs librºs y cºmedias y pe ódicºs , vºcablºs q ue nº pueden ser n i serán españºles n unca? ¿ Creen lº s inmºrtales de allá abajº q ue todºs l os li brºs que se cºnservan de la Edad 55

º r r in erecen r Med ia , sólº p cºnse varse , se teni dº s pºr fuen tes del verdaderº castellanº de en tº n ces? La Academia tºma pºr buenº u n barba

r º r r t . A bs u r ismo , sólº p usarlº escritº an iguº ¡ do l También Bremó n llegará a ser an tigu º y pue den caer sus escri tºs en manºs de lºs académicºs del siglº XXX (supºniendº q ue pº r entºnces lºs haya) y asegurar el Dicciºnariº q ue en tales ti em pº s se haga q ue p r eten ci ºso era palab ra españºla

e rnán dez r en el siglº X I X , pºrq ue la usaba F B e — r t e . er món , esc i ºr m uy bien r lacionado Si fu a m os r º r esº t tºntºs , pºdríamºs pasa p de que ºdº lº q ue puede leer un académicº en cualquier li b rº te viejº fu é españºl legí timº en algún día… Y r t t t en ve dad , ra ándºse de aquellºs iempºs , de

r l e i ti mi aquella civilización , ¿ q uién pºdrá nega g

a 6 r n e ár sel a a a ? dad tal cual palab a , y g ºtr s Se m ej an tes pre te n s i º n es recuerdan lº s v º cabu lari º s que lºs misiºnerºs curiºs ºs é i l ustradºs escri bían en tre lºs salvajes; cuandº después de vei n te añºs vºlvían los buenºs apóstºles a visitar a sus

t r cº n an iguºs huéspedes , se encºnt aban q ue el idiºma habí a cambiadº en gran parte y el voca

r i bu la º ap enas les se r vía . t Nº eran salvajes , n i m uchº menºs , n ues rºs

r r a sa que idºs antepasadºs , lºs q ue cºmenza ºn car el españºl del lat ín cºrrºmpidº y de variºs elemen tºs germánicos ºrien tales etc . ; perº tam pºcº se puede descºnºcer la inseguridad q ue 56 había en las fºrmas i ntui tivas del nuevº len

l a r dº mi n ar ía . guaje , va iedad anárquica que S ucedería entºnces en el castellanº i ncipiente

s lº que hºy cºn el bable , recuerdº de aq uellº tanteos linguísticos; el habl e varía de cºmarca a a a a cºmarca , de valle valle , de parrºquia p r rº u i a or q ; de estº puedº hablar yº , pºr esº , p q ue sºy de la parrºquia . Nº ha m uchº q ue he t n u n º ven r r U e idº carta de j suecº , p ºfesº en p

" f u é a a t a sala , q ue Asturias , m i ierra , estudiar

hable a U el , y que de vuelta su n iversidad me cºnsulta a men udº sºbre varias men udencias t r del rºmance as urianº; pues bien . si quie e de c i r t u e r algº segurº , iene q i r p eguntandº cómº

t tal se llaman las cºsas en al región , en pueblº fi del Principadº , pºrq ue la variedad es i nde ni f l . áci r da Lº que es hacer hºy cºn el bable , po

u e a q v ive , aunq ue gonizando , nº cabe hacerlº l t cºn el españºl inicial , pues nº basta a cºnsul a de unºs pºcºs librºs ; y lº que se saca de lºs as tu di º s habla l as actuales del , es que cºsas se di cen en asturianº tan legí ti mamen te de un mºdº c ºmº de y se dicen de m uchºs mºdºs . Perº ¿ q u é ha de saber a pu ntº fi jº la A cade t t mia de tan remº ºs días , si au n de lºs ac uales sabe ta n pºcº y tan mal pº r lº q ue se refi ere a p rº v i nci ali smº s? E n esta materia habría q ue aplicar algº parecidº a la teºria de Sainte Beuve acerca de lºs académicºs de baños 6 de t r r Cal d as . Se van nues rºs i nmº tales da una

l r l d is tr i t . r . 6 a r vue ta pº e º , v g , da se tºnº en el

r t á bañars e a pueblº me amen e , ó ó lº que sea , y a r r a t v uelven Mad id m uy mº enºs , ºliendº o cº n r t mi llº , sanºs y y u n ca gamen º de p rº vi nci ali s mº s gratui tºs . ¿ Y q uién le va a

r . . tr e nega al Sr X , que ha pasadº es mes s en la

Z . º r í prºvincia de , y q ue es diputadº p all , ver bi raci a 6 t t rr g , ha es adº ºmandº leche de bu a r h a en u n pueblº de aq uella _egión , q ue alli se bla cºmº él vi ene aseguran d º? P rº v i n ci al i s mº s de Astu rias hay en i a úl tima edición del Biccio nario que ya deben de ser de Pidal . Debe de h a e t t r b rselos man dadº algún agen e elec º al suyº , que le engana en gl º sa!ogía lº mismº que en elecciºnes . Así pº r ejemplº dice el léxicº fi : A bl anº rº avellanº º cial , p vincial de Asturias , ; r t r y nº hay tal cºsa , pº que en As u ias , al avella n o bable n º r se le llama así , y en (que es p ovin

r vi n i a l cial asturianº , cºmº el gallegº nº es p º c d e c a Galicia , n i el at lán castellanº prºvi ncial de

Cátal u ña hable abl an al te ) , en se dice , y si us des

ablan u t abl an u ó ablan º quieren , y en ºdº casº , , esº sería hable y el hable nº figura en el D i cc i º i f r . r nario , n i d ebe gura En cambiº es p ºvi ncial

t ri r ch ºch a r D i cci º de As u as a cea ( pe diz) , y el n º r nariº lº sabe; y cien y cien palab as más .

i n º r ri Si la Academ a tiene u n c i te º , en cam

a n º bio tiene m uchas debilid des; y así , se niega — 58 a admi ti r las palabras que le i mpºnen lºs tena

a t t ces , lºs udaces , lºs en rome idos , lºs pretendi dos t t especialis as , y las au ºridades civi les y mi litares .

Pºr lº menºs malº , pºr que se admiten pala

r . acadé bras si n estudiarlas , es pº cºrtesía Lºs m icºs sºn muy capaces de des pel lej ars e pº r la

t r a espalda m utuamen e; pe º alli , en sesión , c ra a r t d cara , reina la u banidad más exquisi a , y tº ºs están dispuestºs a ceder an te el que insis te . U n t r t i n ñ u en te t e cº , un pedan e , un hºmbre y , ienen allí la seguridad de i mpºnerse al Dicciºnariº . Se

—es añº la m eñó declara p una palabra , pºrque se e p

s en que lº fuera D . Fulanº , q ue es muy pe adº , d t q ue es m uy tenaz , que es muy pe an e , ó q ue

tº dº u n tº . r manda muchº , ó j Le dice , verbig acia , Cánºvas a P idal :— ¿ Q uiere usted q ue hagamºs

' castellana la palabrej a ca n ovzs ti cº en el sen tidº de

a fi e S len dº rº s a?— C t di rá cºsa m gní ca , p orrien e , Pidal de fi jº; haga us ted castel lanº lº q ue quie a ra , y de su lengua u n sayo; lº q ue nº hay que tºcar me es a lºs distri tºs de m i allí nº t te en ra nadie , n i admitº cambiºs ; en el cas llanº ,

t t t a . me a us ed lº que quiera , has a Toreno , si cabe

t : t . Pues º rº ejemplº se presen a el Sr Silvela ,

Veli l a cº n l (alias s ), la amabilidad de m undº , sua “ n º n cha la n t S ha r a bell e d í n d º lence ve , , cºmº , ; r t a r t r a ap ie a la manº mº ºs y cris ianºs , sºn íe

:— Señº res t bº n todºs . y dice , ¿ ienen ustedes la

— 60

¿ Q uién se ha acºrdadº de el para hacerle aca

démi cº ? Nadie . Nº lº es; nº lº será . Cºmº nº lº i . Bar dón r a es D Lázarº que sabe m uchº g egº ,

pesar de tºdas sus ex travagancias . Yº nº niegº su méri tº a lºs helenistas q ue hayan trabajadº t r en la úl ima edición del Dicciºna iº , perº puedº asegurar q ue m uchºs dislates qu e han pasadº

- ºc u en la materia greco española , nº h ubieran

r i r dº si Bardón hubiese tºmadº a s u cargº esº . La mayºr parte de lºs académicºs es tá n a os t fi curas en ma eria de lºlºgía prºpiamente dicha . n i han estudiadº la ciencia del lengu aje cºmº hay q ue estudiarla para sacar partidº d e ella en aplicaciºnes a la gramática y al léxicº del

idiºma naciºnal , n i cºnºcen las lenguas sabias n i ºtras m uchas que es necesariº cºnºce r para

A de m eterse en hºnduras de li n gii ís ti ca . La ca a r es mia viene se , en asuntºs de dicciºnariº , y

eci al men te ti p de e mologías , lº q ue seria u n j u radº pºpula r cºnºciendº en materia de técnica j urídica : un ciem piés . Estº viene a recºnºcerlº la m isma docta Cºr º

º r aci ó n r p en el p ólºgº de su dicciºnariº , cuandº declara q ue su trabajº nº puede ser perfec tº

a » pºrque es ºbra de m u ch º s cºn igual sen º r íº . t r t (Véase el ci adº p ólºgº , que pºr cier º abunda

t ra t e n fal as de g ma ica y de lógica , y dice varias

veces cºsa distin ta de lº q ue quiere d ecir . ) Es r r t ob a de m uchºs caballe ºs , unºs en endidºs , 61

ñlº ló i ca r más ó menºs , en la materia g , y ºt ºs

s r cº n vº z cº n i gnºrante , pe º tºdºs y vºtº , igual

r . t . n º señº íº Es º es absurdº Tºdºs sabemºs , y hay par a qué andar cº n tapujºs n i hipócri tas

aten u aci º n es lº s , tºdºs sabemºs cómº se hacen académicºs; que si de tarde en tarde se i m pºne la ºpi nión pública y a regañ adien tes se ad mi te

'

9. t r á Z a en la A cademia un Cas ela , u n ºrrilla , un Echegaray ( n º si n que vºten en cºn tra m u

chº s l r ) , lº usua es q ue venza la cábala eacciona

ri a 6 º r u , mejºr, la cábala de la envidia y del g

llº t r á t , y se afec e desp eciar lºs escri ºres q ue

el pueblº aclama , diciendº , cºmº aseguran que se dijº tratándºse de Galdós : ( N º queremºs q ue » lºs gace ti lleros nºs i mpºngan u n candidatº . Y

a r fi r ? n º a ¿ quién se p e e e A l q ue hace sºmbra , t r á u n pºeta de administración subal e na , u n

t r s ilbadº a adémic au º , al primerº q ue pasa , al c o

de a uas al t o cº n r rete si º g , ó pºlí ic idículas p n t r l tri a nes de li e atº , ó a i n gante van idºsº , ó un sºbri nº de su Sea enhºrabuena; que hagan

l º r l n º que quie an , allá e lºs; perº q ue preten l t dan que se les haga casº , ni se es ºme en se

riº cºmº padres del i diºma . En vanº q uieren taparnos la bºca p resen tá n dº n º s en la lista de lºs académicºs algunºs nºmbres de veras i l u s

tre º r u e r t t s , p q la mayº ía la cºns i uyen las media r t n ias y las n ulidades , y además , pº q ue en la a rea que la Academ ia tºmó a s u ca rgº n i esºs 62 hombres i l ustres tienen autº ridad sufi ciente para hacer callar a lºs demás ci udadanºs q ue ven y

ºyen y lee n y estudian . Z r r º rilla y Martºs , verbigracia , sºn i l ust es , admiración de tºdº el q ue en tiende españºl ; el r t u nº en ve sº , el º rº en prºsa , hacen mara villas cº n la lengua ca stellana; perº n i Zºrrilla

sº n f r ni Martºs ilólogos , ni ganas , ni se pa an

rr s i n tá x i ca en ba as en materia , n i se han de di cadº al estudiº de las fuentes históri cas del t idiºma . Y lº mismº se puede decir de casi o dos l º s académ icºs que sºn emi nen tes li tera

tos r r º . u é c , º adº es , lº que sean ¿ Q su ede cºn

? r e estº Q ue las medianías p esuntuosas , lºs p

de n tes . sé i ncapaces de crear , se impºnen Yº r sánscritº , ó heb eº , ó siriaco , dice u n curita , r ve bigracia; y tºdºs se separan y le dejan pasar ,

: si r i acº l r es u i ta y exclaman ¡Oh , sabe ¡Es cla º , j 6 t ó ! al cabº , benedic inº , fraile descalzo Y puntº

en en bºca . Al que dij º que sabía siriaco se le c º mi en da a t tºdº lº q ue h uele cºsa ºriental , ºdº l º m que se escribe cºn arabescos , cº º decía u n

t cº n académicº , y llegadº el casº , ºdºs vºtan él , y cuan tº dice se pºne en el Dicciºnariº . ¿ Y q u é r ? t esulta Q ue la ºpinión de u n J uan Par icular , r r q ue si h ubiese esc itº pºr su cuenta y iesgº , tendria meramen te el valºr que tuviesen sus ar

u mentº s rt k li n íi i sti cº g , se cºnvie e en el u ase g del Estadº; pºrq ue el Estadº hace suyº lº que 63 i dicen lºs académicºs , y la Academia da su v sto buenº á lº q ue ha dichº aquel J uan Particular .

Y es tº nº puede pasar en n uestrºs tiempºs . Y

ta t . nº pasa . Es mºs en el secre º , y nºs reimºs Y nºs llaman irreveren tes . Pensar que pueden ser vi r h º yi n s ti t uci º n es i n ven tadas yac li ma ta das pº r

a p laciegos de lºs Bºrbºnes franceses , y acºgidas pº r és tºs cºn en t usiasmº pºrq ue les daban nue

t r ti r a n ía r i m va ma eria pa a su , es pensa en lº

. 1 626 a m º n posible U n día , en , se le ºcurre u n

t u t t sieur Valen í n Go rar , cºnsejerº y secre ariº

r ter tu li º h tel Ra t r del ey , del o mbouille , eunir en a t su casa , un a vez pºr semana , unºs cuan ºs t r t li e a ºs , y así se funda la Academia francesa , r t t mad e de la n ues ra , pues º q ue ya se sabe que la Academia Españºla es un galicismo vi vien te . Lºs pri merºs que frecuen tan la tertulia li terari a

C º n rar t G º deau Gº mba u d t de sºn , , lºs Haber ,

S er i za Girey , y y M illevi lle; cºmº se ve , ningú n

i n mo r tal ver dader º . R t Más adelante , ichelieu ºmó

u t t bajº s u amparº la i nvención de Go rar , y ya e t fi t t nemos fundada la iranía º cial de la li era ura , q ue ha de ser en lº sucesivº la pretensión i nva ri abl e de aquella Academia, y de su hija la Espa

ñ º l a t . tr , en cuan º nazca E l cardenal se a ibuye el derechº de aprºbar lºs Es tatutºs de la Academia

1 635 n o en , y tras m i l vicisitudes que sºn del

cº rtesan a l casº , llega la sapiencia ante ºs pies

r u e di na acº er u la del ey Sºl , se ba º s p nta q g _ g j - 64

r á pode osa lºs prºcuradºres , más ó menºs au

tén ti cº s . P elli ssº n al , de las M usas ha dichº , r f cºntempla tantºs cambiºs , que se le iguraba a ver esta isla de D elº s de lºs pºetas errante y fl º » tante hasta el naci mientº de su Apºlº . (S u Apo

l o X IV . t a era Luis ) Luis X IV , en efec º , empezó t mandar en la Academia , cºmº en tºdas par es , y

acadé entre ºtras cºsas , dispusº q ue tºdºs lºs

e micos fuesen de la m isma categºría , es d cir , la igualdad de lºs súbdi tºs ante el sultán : Catal ina t y Castelar disfru andº del mismº señºríº , cºmº

n r dice u est º D icciºnariº . Véase si lºs absu rdºs vienen de lejºs . Demasiadº sabéis ¡ºh diºs de C larºs y cºmpañía ! para q u é si rvió la Academia a pºcº de creada; perº ta l v e z l o ignºre algunº de estºs in mºrtales de la calle de Valverde . P ues

r R abº sirvió pa a que ichel ieu , q ue envidiaba y r reci a á Cº rn ei lle , le persiguiese pºr mediº de r lºs sabuesºs académicºs , echándolos sºb e él y

r u . e r sºb e s s ºbras inmºrtales Y , en ef ctº , Scude y, tr r t a más de º ºs , se ar ojó sºbre el gran pºe a y escribió sus Obser vaciº n es c r í ti cas a cer ca d el

C id n º l i ; y cºntentº el Cardena vengat vº , ºbligó a la Academ ia a publicar un i nfºrme ti t uladº

' S en ti men ts d e ¿ A ca démi c s u r le Cid r , edactado r pº Chapelai n , que ponia cºmº rºpa de pascua , r l r en nºmb e de Gºbiernº , la ºbra del t ágicº em i nente — ¡Oh ! ¡Qu e nº fueran éstºs aq uellºs tiempºs ! 65

ri t i n terr u m ién dº me a l g ó p u n ac démicº , ad u a

dº r C t tr de ánºvas , y es e país aq uél , y nºsº ºs R cºmº Scudery y Chapelai n , y Cánºvas u n i r X III 6 chelieu , y el ey de España u n Luis , me V jºr un Luis X I . Lº q ue en sº n de censura dice

t t fº li c u lar i º ! es e mal gace i llero , i lusº ¡ºh Apolº

a t r sº n q ue has dejadº llegar u p esencia , en de

º t alabanza lº digº , y ampli , y cºmen º , y para

f ra seº º y , q ue deseara ver redivivos aquellºs

t . hºmbres y aquellas cºs u mbres A ñada , añada en buen hº ra ese cº rn eti n d esafi nadº q ue Luis X IV hacia á sus palaciegos literatºs esco ger á lºs grandes señºres de la cºrte ignº ran tes

l º s y neciºs , para ºcupar sillºnes vacantes de

la c t á t r i n A ademia , pos ergando lºs escri º es

signes q ue el rey miraba cº n malºs ºjºs . Es

t r a A a a cier º , y esº hºn a la c demia francesa , y

Luis X IV . Verdad es asi mismº q ue tºdº un

a n º Boileau debió el llegar ser académicº , á t t sus méri ºs , pues m uchºs enemigºs enía , sinº — á la p rº tección del il ustre rey sº l ; y nº es me n º s exactº que La fon tai ne n º pudº ser nombra b rado has ta q ue cºnsiguió el perdón del gran Luis que dijº : c Vº u s pºuvez recevoir i n cessa m ' » men t Lefº n ta i n e; i l a promis d étre s aga . Es tas humi llaciºnes del ingeniº ante el pºder sºn n ecesari as para el buen gºbiernº del Estadº y para el º rden de las letras ; si ahºra vi niesen r r Bala rt Pé ez Galdós , y Pe eda , y Federicº , y 5 66

M ar all º trº s Adolfo Camus , y Pi y g , y , y se C proste rnasen an te D . A n tºniº ánºvas ofre cién d le º y j urándole ser prudentes , b uenºs chi cº s u é fi t , ¿ q di cul ad habría de tener él en de jar que lºs hiciesen académicºs ? Ninguna .

Pºrq ue la envidia sabría disim ularla y vencerla ,

r . á fuer de hºmb e de Estadº y de m undº Sí ,

A pºlº , lº digº m uy altº; lº q ue hace falta es r regenerar las letras pº mediº de la ley marcial ,

a ta ra t y si nº se dºp n medidas d conianas , ºdº estº se lº lleva la trampa . — Vamos a ver; prºpºnga usted lº q ue le pa rezca más urgente , dijº Apºlº , q ue estaba de r buen h umº , pºrq ue se había acabadº m i d is

c u r sº tr t r . , cºn a sus emº es

— r se ahº r P opongo , dijº el académicº , que

u e á este t t q bichº i nsurgen e q ue ha ºmadº aqui ,

a a en tu presencia august , la defens del li berti n aje li terariº .

ahº rcará a Cla rí n n º r eso Buenº , se , a p , sinº pºr la brºma de haber estadº hablandº t t tan º iempº después de deci r q ue sería breve . ¡Rayº en él ! ¿ Y q u é más? —E rt . s precisº descua izar al Sr D . A n tºniº

c Fe r ta Valbuena , autºr del librº de er a s del

a » Dicciºnariº de la Ac demia , q ue se está ven di en dº a tºdº vender en España y en A mé r ica .

—S descuar ti zará l i l e a simpát cº Esca ada , ó estamºs en el ajº; perº nº cº n fu n dái s las espe t e º a cies , n i roqu is lºs frenºs , ni lº echéis t dº baratº; q ue lºs i n mºrtales verdaderºs sabemºs d istingui r y pºner sºbre n uestra cabeza á lºs grandes ingeniºs , aunque sean académicºs; y nº creáis que pºr acá se comete la inj us ticia de t á C t ener en pºcº hºmbres cºmº as elar , Cam

º am º r r r e a p , Vale a , N úñez de A c , Tam yº , Z Menéndez Pelayº , Echegaray , ºrrilla , Alar

cón t t . r á , e c , e c A éstºs se les q uie e pesar de r se académicºs , y sabiendº que m uchºs de ellºs

º r lº sºn p Pºr lº demás , yº pu a u s ta rº s t r o r diera aú n j las cuen as , si nº fue a p q ue Apºlº tuerce el gestº y ya ha agºtadº su paciencia este desven turado C larí n cºn su dis r t cu so largº y desºrdenadº , dºnde fal ó lº pri n cipal … — di s en s a a m i Señora , usted p ; perº se me ha destripado el cuen tº; yº iba pasandº mis ca bras u n a á u na y me quedaba la mayºr parte del rebañº de m is argumen tºs de es te ladº del ríº . — P ues ¡ira de Diºs Trinº y Unº ! aunque este u ramen tº tr j sea cºn a mis i ntereses , q ue yº t r nº he de ºlerar más discursºs , y j u º pºr e l t t a Olim pº y pºr ºdºs lºs mºn tes de la ierra , fuer de Apºlº , q ue aquí nadie me ha de hablar t r r ya más de vein e palab as seguidas , palab a más ó menºs … ¡Ea! Despejen ustedes el cº me 69

r r r dº ó tricli nio , ó cºmº ustedes q uie an llama r á C t lº , señº es académicºs , y llévense añe e , y nº parezca pº r aqui ningunº de ustedes en su

º r vida , ni tampºcº p ningun a de mis pºsesiºnes

Delº s t . . a r de , Clarºs , e c , etc Ven us , vamºs da

u n paseº .

—Cº n s te t a a r cri n adº Febº , me a reví yº grit , , r i q ue yº nº habia te min adº m i acusación f scal , n º u edár sem e y que en el buche ha de q , y que

r n á la prime a ºcasión pºsible he de e caj arla . m i 6 Pues, m ira nº sea delante de , te hagº

t r . ahorcar , cºmº lº engº p ºmetidº

G an i medes º r y Mercuriº , p ºrden de Apºlº , barrieron lºs académicºs que se mºstraban r ehac i º s para marcharse; y lº m ismº fu é sali r l t t t el ºs , q ue en rar m uer as de risa ºdº el cºrº

de las sagradas M usas . Debº advertir que el únicº académicº de lºs r a buenºs que se había p esent dº , Tamayº , se

había escabullido ratº hacía .

or r r Nº pudº , p más q ue quisº , lib a se el diºs

Es mi n teº de la cºmpañía de las M usas , las cua r r l les , ent e jarana y b ºmas de cº egialas en asue to r r , esºlvierºn me endar en el campº , en un clarº del bºsque de Afrºdita . Fué Erato la qu e cºn más calºr defendi ó el fea prºyectº . Nº estaba la M usa de la églº ga y

ºtras canciºnes , cºn su sombrerito de paja de

t . r I alia i nclinadº sºbre el ºjº derechº E a alta ,

r a adº s c gar ida , y aunque de encantºs algº j , ºmº

las fl r rodeabale º es del sºmbrerº , u n ambiente de

r r cº n fº r f escura y de ºlºres campest es q ue taba.

r i s i ta s t Era m uy amiga de , carcajadas , sal ºs y carreras; perº en su a legr ía graciºsa h abía de t cuandº en cuandº paradas en falsº , repen inas

i nq uietudes , calderones de melancºlía , pºr de

Te r c i rlº á lº m úsicº . Después de ps ícº re y de

r r . E uterpe , e a la M usa q ue Apºlº más q ue ia La t a diºsa del baile , sen ada lºs pies de Ven us , es tiraba sºbre el pavi mentº una pierna vestida t l cºn calzón de pu n º cº ºr de carne , m usculosa

T r y m uy bien dibuj ada . En el rºstrº de e ps ícº t re , mºrenº y de ºjºs negrºs , inºcen es y d ul ces ,

cº n t más fuegº á ra ºs en las pupi las , nº hab ía r r exp esión que la de la fuerza física , g aciºsa y dócil ; tenía algº la M usa del hermºsº caballº de

r . F ebo car era vencedºr de cien ri vales , de vez

a a r a en cuandº , sºnrien dº Venus , se ce caba t sus rºdillas , ºmaba en ellas la cabeza de Terp

s ícº re barba á , allí apºyada , y cºgiendº pºr la la r r M usa , la hacía mi arle y sºnrei también cºmº

r r r . lº ha ía u n b uen per º de caza , si pudie a Nº había en Terpsícº re la enfermiza exaltación de Erato q ue i nq uietaba; pºr eso Apºlº amaba más

er si cº e a T p r . — 7l

ri a E ratº en vi di º si lla a Y g t ba , algº , viendº Febº acariciar á su hermana — Ate nción atención ; fuera mi mºs y atención al prºgrama : merendaremos sºbre la hierba y se

cº merá á t n º la an igua , cºmº diºses , sinº cºmº l º s hºmbres q ue un tiempº habi tarºn la i n mº r

tal Hellas . A E ratº se la dejó el cuidadº de dispºner la fi es ta vesperti na; y cºmº era ya la hº ra de la t siesta , las M usas se re irarºn al gi neceo , que

n º t estaba en el pisº al º , diga lº que quiera la Academia; A pºlº se f u é cºn Ven us nº sé adón

c m i de, y ºmº tºdos se ºlvidarºn de , Hermes , rt cºmpasivº , me dispusº u n lechº en el pó icº

n r a sº º º de j aspes bien puli men tados , cºmº

u r . h ésped q ue e a , au nque i ndignº r t r Se d u mió la siesta , y cuandº ya la arde p e pa raba al sºl blandº lechº en las lejanas ºndas

r rt cº n r t del ma , cubie as ed edón de abul adas y esponjosas n ubes de pú rpura ; y lº s pri merºs

i t r t F e sºplºs de la br sa mi igaban el calº es ivo, bº r t , Af ºdi a , Hermes y las n ueve M usas busca rº n en el sagradº bosquete u n clarº bien ta piza do fl de ºres y menudº césped , y tendiéndose en rr r t cº º sºb e el campº , dis ribuidºs en platºs de

r r r á cº n º º lºs ricºs manja es , cºmenza ºn cºmer l a r t ºs dedºs , y bebe , en vez de nec ar, vi nº de la

t rr C G an i medes r ie a, es decir , hipre , q ue ext aía

u al r t di rí an r de na mane a de bº a q ue en Je ez , 72

a í.: º s pipa peq ueña q ue allí se llamab p , y estaba apºyada y u n pºcº h undida en la tierra . Gani medes sacaba el Chipre del p íz º s en án fºras de panza m uy abultada q ue llamaban ud r i a y ca t is a p , y de las ánfºras iba dar el liquidº generºsº

t a l n es bom en las bº ellas , que se ll maban cº º y bi l íº s i a , y eran cºmº nuestrºs frascºs de v j e; y

r t a a e n de tales ecipientes , si n i n ermediº , c í las sedien tas fauces de lºs diºses tºda aq uell a h u

r P º li m n i a be bía medad bienhecho a . Sólº , pºr r se cºrrecta en tºdº , en un vasº , en un esq ui

t . fos á icº Se cºmió y bebió m uchº , primerº en

t e t y c º n silenciº , después en r carcajadas , gri ºs v er ac ió n a c º n sen tía s alegre , que j más Apºlº q ue degenerase en discu rsº , ni menºs en brindis .

C a v º l uandº ya llegaban lºs pºstres , Apºlº se

m i ta vió hacia , que cºn permisº de Afrºdi y pºr encargº de Mercuriº había servidº de pi n a r t t che E a o , direc ºra de aquel ºlí mpicº ban q uete .

— t t ! i : tr ¡Oh ú , m íserº mºr al d j º el diºs en e tan ta maravilla cºmº n ues tra presencia te º fre

t a en v i ce , ¿ qué es lº que más e pasm a v mayºr d ia te prºvºca? — P ues lº que más ºs envidiº es la ausencia de bri ndis , y lº que menºs la ausencia de cu charas y tenedºres ; pºrque nº hay cºsa más

r l º s n sucia q ue cºme cºn dedºs , i más san a

r i c r s que cºme sin d s u sº . 73

B o i se A polo , pidió café y cigarros , apoyó su

r t en tu me codo en el egazo de Ven us , es iró las

á Ter s i cº re cidas piernas , y dijo p q ue bailase u n

N o r a poco . se hizo ogar la M usa , y empezó r hace cuantas maravi llas cabe que se hagan , ex p resando con los pies y los saltos y las co n tor siones de todo el cuerpo y el ri tmo de los mo v i mi en tos com variados , sensaciones tan poco plicadas como profu ndamente h umanas . E ute r

ala ri lla t pe , g , ba iendo palmas , acompañaba e l baile con polos del Parnaso q ue e ran de oi r; y en tan to las otras M usas disputaban con calor a t rr hablando u n iempo , m ientras Hermes , bo a a cho med ios pelos , de bruces sobre el césped , se divertía i mi tando co n la voz el zu mba r del tá r bano, y escarbando con una h ierba la ga y barbu

r P oli m n i a a da las o ejas de , q uien el fuego de la polémi ca n o dejaba atención libre para rascarse

ó sacudi rse . t Era o , u n pºco separada de las otras , hablan do a sola , pues nadie le hacía caso , miraba las a a i r n c adas n ubes , ecostada sobre u n montón de h ierba fresca que había s egado Hermes con las alas suti les del talón de oro; y decía la M usa del somb re ro de paja de I talia :

— l o so m Digan que quieran , yo y la poesía ás t amable , y aunque mis atributos no es én bien

fi t a de nidos y en es o haya confusiones y disput s , r s s i n u l l r de mi ju i dicción es , d da, e du ce can ta 71

l o de la naturaleza, donde se m ezclan s ayes de

l os n o l pastores enamorados , auténticos ó , y os arpegi os de las aves con el bullicio de las hoj as

t r s i con q ue en e conversan en el bosque , y el rumor suave de la brisa q ue rueda sob re las

c los mieses y la hierba cre ida , i nclinando tallos en graciosos — ¿ Eh? ¿ Qu é es eso? ¿ Qu ién perora? p reguntó

amos do . Apolo , , i ncorporándose — So o r t y y , ing ato Apolo; Era o , que hablo

6 con fl r con migo m isma , las o es , y las n ubes , y

ra rboles r las mas de estos á , si q uie en escu

charme . t t r a En onces , me iendo la cucharada , me at eví deci r (después de acercarme con respeto a l a M usa de lo que llaman los pedan tes y otras per

a ! sonas poesía líric , y algunos ¡rayo en ellos

tr a : subjetiva) , digo que me a eví decir

— r t con fl r E a o , pues las o es y las n ubes y los troncos h ablas n o desdeñarás q ue yo u n t r mor al , un hombre , te oiga y hasta esponda si

q uieres .

— l l ombre ? a ¿ , dij iste Mí rate y p lpate bien , y

r r r 6 li r t n o lo advie te si e es homb e te a o , q ue es

m i smo .

— I l om bre s o r me y, amiga m ía , y bien segu o

n o a estoy de ello , q ue pocos años llevo de apr n

di za e r j en el arte , d ifíci l para quien lee y esc i be , de no dejar la cali dad h umana para converti r

76 to n o con l i r i s m t se compadece el o riste, egoísta , q ue sale al campo a pedi r al rocío y a la aurora

q ue lloren con él . — ¿ P ues n o lloraban los pastores y n o ped ian los ríos y al m ismo cielo lágri mas para acom pañar su llan to? — Sí pedían y s i lloraban mas aquello era otra

n o r o r r or cosa; llo aban si no p una i ng ata, ó p

or r ausencias , ó p m uerte de la zagala q ue ida , ó

or or 6 or n o p desdenes , ó p celos , p rivalidades ; r or llo aban p cansancio de la vida , ni por q uej as

b ado or t re del , n i p i nq uietudes mis eriosas ó cón di tas l acer i as del án i mo; n o hacían fi losofar

a t a r la na uralez , n i siquie a la llamaban así , como

o t . y misma hago ahora , para que se me en ienda Yo n o te n iego q ue haya belleza en la poesía naturalista de nuestros poetas románticos ; pero q ue n o digan que esa belleza la i nspira esta

… n o t t i n o M usa ; el amor espon áneo , i nmedia o , t cen e y d ulce de bosques , riberas , prados , mon

c u etos tes , valles , y cañadas , vegas y ríos , ven

ti s u eros r q y lagos , ma y cielo , alegrias cam pes r r rr r _ t es , melancolías de la ta de , te o es ó m iste

rios de la noche , esperanzas de la mañana; todo

eso t t r les fal a, y el dolor q ue vier en sob e la n a

t u ra leza r t como una l ibación sob e una vic ima ,

t r los t má l ad ul e a can os s hermosos , envenena a

tierra con lágrimas . — N o dispu taremos po r eso . Pero suponiendo r a r m t n o que tengas azón en cuanto los o án icos , la ten drás acaso respecto de los poetas modern í s i m os q ue de la natu raleza hablan también . Pen

o r t sando c mo tú , m uchos de ellos p e enden des r t terra oda subjeti va (así dicen , aun que está mal di cho) y can tar el m undo físico po r el i m er s na lmen t re ñe a n solo, y tal como es , p o e , j do como en un espejo sus bellezas . — s i a . Sí , , ya conozco también esos Tampoco me …en ti en den a , aunq ue se creen de n ueva cep ; por lo q ue ami i mporta son tan román ticos como d los tr . los ta los i m á vi 0s o os Son natural is s , p , l os r mi sta s l os e ºc u l tu r a l es lo s es i mi s tas f o , , p , los o r r t t o ¡Ay , p b e E a o , q ué engo y que ver con ellos ! No es i mpasi bi li dad lo q ue

o t r t y pido , n i que el poe a p e enda mi rar las co sas del m u ndo con la serenidad de un dios ; no n ecesi ta e l t ar ista dejar de ser hombre , como se

f . t o e iguran m uchos ahora Además , en re los p tas moder n í si mos q ue se creen desligados de

t r omá n ti ca la radición y de la herencia , hay r t lo p eocupaciones idealis as , aunq ue ellos nie

i m ers on ali s m o t guen ; y ese mismo p , y sobre odo t t el tecnicismo , la ciencia y el ar e descrip ivos tomados como objeto i nmediato y único la transcendencia metafí sica q ue casi siemp r e l t r r r a e en las ob as de esos auto es , sea pa a blas fe m ar r r r son , ó para duda , ó para esigna se , ele mentos ex traños a la verdade ra po es ía natu 78

r l t a , según esta M usa la en iende y la — C a t r ? ¿ onoces Lecon e de Lisle , E ato — ¡P ues n o he de conocerle ! Y le esti mo y re t conozco gran des méri os; allá , en el Parnaso ,

tiene m uchisima fama; y Apolo , las pocas veces

de s tos q ue se digna hablar e asuntos , se hace ! lenguas del sucesor de Víctor H ugo . ¡Ya l o creo P ero ¿ q u é quieres? Tampoco ese entra en mis rei n os sino de tarde en tarde y por m uy pºcos m o

mentos . Es m uy sabio y es m uy pesi mista para

l s que pueda servirme m i . Es de o q ue más va

l os de r t len , de que aman ve as la na uraleza y la sienten y la en tienden ; pero la transporta tam

bi én r r a , como la t anspo taba la poesía india , una

e t t especie de pasmosa t ogon ía pan eis ica , des

l u mbrado ra u t , grandiosa , s bli me , pero riste al

. . s i . or a m i r cabo , triste Y p ahí me viene la m ue

r… n o r s o i n m o r es deci la m uerte , po q ue y

r a : ha tal ; pe o si la agon ía , una gon ia eterna ¿

bra u ?— Un di a mayor s plicio Ven us , paseándose

con tr t á rboles n o e A polo en e es os , sosp chando

o l os es i aba : — E a q ue y p , dijo hablando de m í s chica está yi o dijo son riendo co n des pr e

. r r e t t precio ¡Si vie as , pob e mortal , qu ris eza sen tí ! ¡U n a tisica i nmortal ! Tú n o puedes compren

t so n t der M i exal ación , mis alegrías , ris t t t tes , ex remadas , sin mo ivo; es e volver de la

as adº a i maginación y del deseo al p , u n pasad o

r r r r to emoto , enter ado pa a siemp e sin remedio , 79

de ello nace de m i enferm edad; una tubercu losi s

es pi ritual q ue me viene de acaso .

r be Maya , la divi na Maya , la ilusión sup ema es

d r a r lla , eslumb a; los poet s hacen ala de de con

t a r co n r ! ent se su hermosura , ¡pe o es i lusión En r i o r t ot o t em po , cuando y ei naba en Occiden e , r Maya no e a ilusión , n i se hablaba de estas di fe rencias entre la realidad y el sueño; más bien se tomaban los sueños por realidad también ; de la Mi tol ogía habíamos hecho u n m undo real : aho r fl r a a , con la in uencia de Oriente , de la e lidad se h ace una Por eso yo me consu mo ,

o r u e r oét ica p q no puedo v ivir de esignación p , de misticismo triste y en el fondo ateo; m i reino era la natu raleza como ser real y si n más trans cen de n ci a q ue su hermosu ra ; las sensaciones que ella sugiere y los afectos natu rales y h u mi ldem en te h u manos en t relazados en las ca n r a r ciones , como la h ied a al olmo , la i nspi ación

t . t ? a lo de la na uraleza misma ¿ Me en iendes Yo , t t a menos, te hablo con odos es os términos b rba

ros r t y abor ecibles , de u na abs racción helada , pa ra que me y me compadezcas S o o r t t y una p b e ah í ienes , y una ísica

n o . N o r a on i za r que puede mori r ¡ m ue o , g ete na men te !

C a r a r al ló la m us ; m i ó Febo de soslayo , teme o sa de que el dios la repren di ese por sus lamenta ci on es; y después de encoger l os hombros con 80

r u t gracia y cambian do de tono , me p eg n ó , cre yen do q ue m udaba de conversación y en ri gor hablando de l o mismo .

— t t t ra Y en u ierra , ¿ enéis aho muchos buenos poetas?

— l os t . De que ú quisieras , ni nguno Buenos de otro modo , m uy pocos . — t ? Ayala ha m uer o , ¿ verdad Algunas poesías de ése algo se acercab an a l o q ue yo necesi to; pero la sensual idad predominaba demasiado . S u m a i n aci ó n l t g fresca y origi na , espon ánea , su t t pasión cierta y vi va , su gus o exquisi o en la forma y un sen tido poderoso para escoger l o n o

en ble el idioma , mas u n don singular de abun dan ci a t l a da y novedad en la expresión poé ica , ban grandes ven tajas para vencer a m uchos con temporáneos de l os q ue pretenden ser grandes

t í co n t poe as l ricos propia i n ven iva , con fuerza pero ni i nsistió Ayala en cul tivar

t t t t t . tales facul ades , n i rabajó n i es udió bas an e

t a t í t t o r Además , el e ro y la pol ica le arras raron p

i : a t . s r o ros cami nos Pero , c éeme si hubiera i sis

en t t tido la poesía lí rica , como decís voso ros , al vez h ubiera sido de l os m íos ; porque esa misma

con l os sensualidad excesiva , años se h ubiera c r a t modificado , onvirtiéndose en pa te o ros obje tos y acabando en un equilibrio sano y hermoso . ¿ Me en tiendes? r l C eo q ue a go . — 81

— P º r demás : lo , tenéis buenos poetas ¡ya lo creo ! n º es de los m íºs ni cº n r r r m ucho , n i él lº p etende; pe º es g ande , ¿ quién

lo d uda? m uchº . Yº nº sºy i nj usta . N º n º s en

º r r . . A llá tendem s , pe o le admi º Es de su tiempo

e r . l , buen p ovecho Calló ºtra vez la M usa y se asomar on á sus

ºjºs dºs lágri mas . Y después de u n silencio r :— a t iste , añadió Tambié n ad mirº Nú ñez de

r e r es en . A c ; pe º también ese de siglo D udas ,

r r ! ! re g andes p ºblem as , ¡puf ¡S u siglo ¡Vaya u n galo i ¿ Y tú ? ¿ También e res de t u siglº? — Yo no sº y poeta . — P erº ¿ eres de t u si glº?

— r r a i P ocura é meter la c beza en el q ue v ene ,

a más e t seré . y si me gust que s e , del ºtro

— u ién si ¡Q uién sabe , q sabe Mas dicen

e º n que la tisis n o tiene cura . Pero º y ; y º te quería hablar de Campoamor n i de Núñez de r n º r A ce , n i de e a eso; de estos ya

sabía yo antes que t u nacieras . Te preguntaba

o r lº s o r r . t p n uevºs , p la espe anza ¿ Hay en u ti erra esperanza de poeta s n uevºs?

— o v º vº l M usa . y , según me hagº viejº , me y l a . r r viendo pasadº M i espe anza son Ga cilaso ,

r és te r r F ay Luis de León , sob e tºdos , y ot ºs

pocºs .

r Tembló la M usa estremecida pº un recuerdo . — ¡Luis de León ! Si yo te Yo vivi m u 6 82

r él celosa chos años enamo ada de , y del cielo , de vuestrº cielº cristianº . Así comº h ubo u n Fer n an dº es tú i dº r de Herrera , p dºcto que qu i sº cºnvertir en religiosas las pºesías eró tica s de t fl Garcilasº , y donde el can ºr de la ºr de G u ido

Sa li c íº t o había dicho , él pusº Cris o , y , pºr el t r t ' con ra io , convier o para m i solaz las pºesías

r L u i s t religiosas de F ay en profanas , y le engº r t pºr u nº de lºs m íos , po q ue su m is icismº es prºfundamen te hum a no ; la tristeza cºn q ue mira

e r t n º l e hacia el su lº ºdeado de in ieblas , impide

r t t con ve y sen ir la na uraleza tal cºmº es ella , ín ti ma emoción y conciencia de su belleza yde su

. S i s i : r t t n o real idad , pº m ul i ud de razones que

a r r º e es del casº explic ahº a , y s q ue Fray Luis , t t sin dejar de ser pºeta cris iano y bien cris iano , t t m i o es ambién pºe a , cºmº apenas los hay ahº ra . ¿ Me en tiendes?

C reº q ue sí . P or eso yo te decia q ue m i as

eran za es tá t or lo a E p en esºs poe as , p q ue s paña toca .

r n o t . Es deci , que confías en la j uven ud — N uestra j uven tud nº es pºética .

— s i Pues fuera de España , hay jóvenes poe

Ya lº se; aunque decaden tes y pºcº amigos

t t los ha … de us gus ºs , fuera de España y ; pero en España n o . —Tal vez tienen la culpa ésas…

84 mente a las necedades q ue se predican con tra el

r l i i smo y cºntra el versº . Esas tonterias más ó

r r a menºs cubie tas de erudición curiºsa , pºd í n r r a a i ntimidar ó pe suadi u n al ma peq ueña , u n versi fi cador po r an tojo; mas a un pºeta verdade ro t , ¿ cómº habían de cºnvencerle crí icºs super fi c i ales ni tosco vulgº de q ue la poesía había pa sado de mºda? Pºetas hay en otrºs países dº n t r de también se predica esa dºc ri na absu da , que se ríen de ella 6 protesta n i ndignados co n e lo

t o con cuen es defensas de la poesía , poemas her m º sº s q ue prueban más que mi l disquisiciones

. t doctas E l mismo Lecon e de Lisle , de q uien

t cº n e an es hablábamºs , ¡ qu sºberano desdén ha venido pro testandº desde sus primeros ca n tºs con tra ese p r osaís mo invasor q ue q uiere hacer r r renaci del a te u na demºcracia absu da, u n m iento bá r ba r o q ue sería u n cri men de lesa h u man i dadE— Eu r t n o a España , E a o , hay pºet s porque nº lºs hay ; pºrque nº han na tr cido . N ues a generación jºven es enclenque ,

r n o t es pe ezosa , iene ideal , nº tiene energia;

más ca u ex i a dºnde se ve su debilidad , su q , es en

r u r i to s lºs p nerviºsos de rebelión ridícula , de naturalismº en r agé de algun os infelices . Parece q ue n o vivi mos en E u rº pa n o pen samos e n nada de lo q ue piensa el m undº i nte lectual ; hemos decretado la libertad de pensar para abusar del derechº de n o pensar nada . 85

¿ Cómº ha de salir de esto u n a poesía n ueva?

ese r ¿ Ves pesi mismº , ese t ascendentalismo na tu ral i s ta t t n i hi li s , ese orien alismo panteis ico ó t d t r r cº n ta , o o lº q ue an es eco dabas tú cºmo r a r r tra io tus aspi raciºnes , pe º ecºnociendº que e ran fuentes de poesía a su modo? Pues tºdo ello l o i r a a r d e a yº por bien venidº España , rese va n o m i r de tomarlº para , pe sonalmente , y cºn

r Ri che i n gusto vería aqu í ext avíos de u n p , s a ta n ís mos de u n Baudelai re p r eci os ís mos

r t u íetísmos psicológicos de un Bou ge , q de u n A miel y hasta la p rocesión caótica de s i mboli s

r t eso tr las y decadentes; pº que en ºdo , en e cien rr r am an erami en tº s r e o es , y ext avíos , hay vida , r fuerza , cierta sinceridad , y sºb e todº un pensa

r . m ientº siemp e alerta .

' '

Ve eter c es t mou r i r bea ucou ense c est vi vr e. g , p p r t r ó No enemos pºetas jóvenes , pº q ue nº hay j ven es q ue tengan nada de particular q ue decir en vers o . Para l os pocos autºres n uevºs q ue tienen u n pensamien tº y saben sen tir cº n i n te n s i dad l a y originalidad vida n ueva , basta la r t 6 a forma reposada y pa si moniosa de la crí ica , lº sumo la de la El arrebatº l írico n º lº sien te nadie… Ah í n o se l lega… Iba a E i nterrumpirme rato , q ue ten ía cara de r deci muchas cºsas , cuandº estalló en el corro

r estré í to de la ºtras M usas un g an p , y acudi mºs a ver lo que era . 88

Y r a l ñ e a que Clío y Caliope andaban a gre a , A ta a algº borrachas , y tuvº pºlº que levan rse r t t pºne paces y en ender en el li igiº .

C r más lío , la prime a y venerable de las Nue

t t a C o r n o ve , en ía suje a aliope p el moño , y q uería sol tar mientras la inspiradora de la poe s i a n o a épica confes se q ue la nºvela , género li terar i º que los antiguos n o dedica rºn a ninguna t a m usa en par icular , pertenecía q uien i nspira

C . ba la historia , que era ella , lío C ali º pe j u raba q ue primero se dejaría hacer t a la e r ajadas q ue ren unciar novela , que a cosa

t t la t suya; y ci aba , en re ºtras , au oridad de dºn

Luis Vi da r t . E n v a nº P o li m n i a q uería pºner paces v º ci fe rando que a ella co rres mn día diri mir la co n t í t ienda; nadie le recºnºc a com pe encia , y Her

di ver tía co n a r bu llo t mes , que se m uchº el g , a i zaba la discordia diciendº : -Yo creo q ue hay argu mentos favºrables a l a e C or más n o pret nsión de lio , p que le faltan á Cali ope razones en q ue apoyar su derecho;

l o n o pºr cual , y siendo aplicables al casº las reglas de la j urisprudencia para los con fl ictºs — 5 7

r ent e dºs derechºs , nº hay más remedio que re c u rr i r á la ordalia , y q ue midan ambas M usas sus fuerzas ; sea el mºño de cada cual el si mbo l o l a de novela , y la q ue se q uede cº n el pelº de

. P o r l su enemiga en las manos , esa venza o la t pronto , vic oria se incli na del lado de Clio , q ue ya ha hechº presa… y ya se sabe aquello de beati oes n p id e tes . En tºnces fue cuandº acudió Apºlº al ruido; a se le enteró de todo , y q uiso oir las partes , obligándolas previamente a ren unciar a la ma n us i n ecti o e te j , es d ci r , haciendo que sºl ra Clio

ñ C C lis s n el mº º de aliope , y aliope el p o o de

Clio . Habia empezadº la dispu ta con motivo de dº s

r r t r t e3 añoles á esc itos ecientes de li e a os p , saber, l º s artículos de Valera acerca del A r te d e escr i bir n velas l a R vi sta de E s a ñ a o , publicadºs en e p , y las confer encias dadas por doña Emilia Par

e ti t : L a r ev l u ió n do Bazán en el At neo , uladas o c

la n v n y o ela e R us i a . De uno y otro trabajº se había hecho lenguas

li m n i a l º s leído í P o , que era q uien había ; y hab a alabado en el de Valera la gallardía de la forma ,

r t la copia , la va iedad y selección de la lec ura, la origi nalidad de m uchºs j uicios y la profundidad

t allá r e de la doc rina acá y espa cida, sin pret n r i r siones de orden n i de igºr didáct cº , pe o con más al cance del que podían cºmpren der lecto 88

E n u a c res vulgares ó distraídos . c anto las on

i as Bazán dec la feren c de dºña Emilia Pardo , raba P º li m n i a que ella las fi r m ar ía si n i nco a t r venien e , y alababa , sobre todº , la ºpo tunidad del i ntento . — ¿ Y que dicen de la novela en cuanto género? h abía preguntadº Hermes , que deseaba ver en zar zadas a Clío y a C a líº pe . ¿ Dicen q ue perte n a l os t ece domi nios de vues ra hermana mayor ,

6 l a a al dominio de pºesía épica , ó n inguno de ellºs? — Nada dicen de eso; perº a lº que se ded uce

t u n o r t de la doctrina respec iva de y ot o au or ,

n o ac r a según Valera , la novela debe e carse la historia , pues ésta lleva la verdad por delan

r a te , y aquélla pa a nada la necesit ; en cambio , l a escritora coru ñesa da tal i mportancia y ca r e fl a la ácter utili tario i n uencia sºcial novela , C que lógicamente podría lío sostener que , de ser este génerº segú n esa señora dice , es un mºdº de histºria de la actualidad . ¡Aquí fue ella !… Las dºs Musas q ue se di s pu t a t a r aban la novela , cºmenzaron gri ar y pe o r u v o ar , comº prºcurando cada c al apagar las ces de la otra . M ás alta s sonaban las de C ali 0 p e; perº bien se cºnocía que C líº ten ía aliento más largo y tardaría más en cansarse de voci

r r fe a sus excelencias y el derecho q ue la asistía .

as í fu e Y q ue , cuandº ya la diosa de la poesia — 89

n o épica había callado pºr poder más , la Musa de la H istoria con tinuaba diciendo : — Repi to y repeti rá cien vec es q ue me importa m ucho recabar mi j urisdicción s obre la novela , ya q ue és te es el génerº más cºmprensivº y li bre de la literatura en l º s días que cºrren ; y

n o n t comº hay para la ovela M usa de erminada , yo debo ser qu ien l a dirija ; pºrq ue así como se

l a es ta dí s ti ca t a r ad a h a dicho que es la his ºria p , yo creo que la novela es la his toria cºmpleta de t cada actualidad , nº habiendo , en rigor , en re la historia y la novela más diferencia q ue la del

r º ós i to n o a p p al escribir , en el ºbjetº q ue es p ra

h a ambas la verdad en l os hechos . Regiones y del arte en que nºvela (3 h istoria casi casi se cºnfunden , y es allí donde el historiador y e l novelista se prºpusierºn fi nes pºco menos q ue

t e t semejan es ; así , como ej mplo de gran dis ancia

t a t entre la h is ºria y la novela , podrí mos ci ar un cron i có n t apelmazado y soso , escue o y pelado

r c º n de la Edad Media , y compara lo Amadí s de Gaula ó cºn las Serges de Es pla n dián ; en el cr on i cón n o hay más q ue la verdad m e n da y li r º n da l os a t di dác de hechos , si n r e , si n orde n ti cº n , si n prºpósitº ideal ; ada más que algunºs hec hos de s nudos y de la realidad más s u per fi

l o cial , de que cae en el campo de ºbservación del más vulgar testigo de la vida ordi naria; en

a n o m ás a a el librº de caballerí s hay que fant sí , 90 el valor de verdad se desprecia aun en su ele m en te t co n l a más cºmpa ible i nvención , ó sea

la l o t en verosimilitud ; q ue menos impor a es , n o h a a c ya q ue aquellº ;, su edidº , sino que haya

s u r e l er t u e n podidº ; aqu í , el único méri o q ada i mporta es el de la verdad y au n posibilid a d de l os e n el o º hechos ; cronic u , el únicº valºr p si tivo es la realidad de los hechos apun ta dos .

e t : r P ues ahora , el ej mplo con rario la histº ia , según la en tienden y escriben algunos grandes historiadores modernos que tienen facultades de

fi t t . . Re lósofos y ar is as , v gr , nan ; y la nºvela ,

la t t segú n escribe Flauber , y en cier o modo ,

ta Vi da d e Jes ús según la escribe Frei g; en la , en Los A p ós tol es el arte de resucitar la vida de nombres y tiempos remotos se vale de me dios y tiene pr º pós i to s a nálogos a lo s q ue em plea en sus ºbra s arqueológica s e l autor de S a l ammbo y H er odi as; y es de esperar que cuan

“ do el n ovelista se h aya l legadº á penetrar más t fi n a d t h i s tº ºdavía del educ or de s u ar e , y el ri n d e r com prenda m ejºr todaví a lo s misteriºsºs

s t i nfa libles recursos de la vi ión poé ica , para evocar la m ás aprºximada i magen de la reali t dad pasada; es de esperar , digº , q ue en onces sea n mayores las semejan zas de novela y de t t a his oria , y ha de es ar veces en m uy poco ,

c . es tº m uy pocº , la diferen ia Nada de se puede entender bien cuandº nº se t iene la fe profunda

92 por fuera de la posibilidad de sus combinaciones t t i t fan ás icas m undos de relaciones i nf ni as , cuya

e n o . belleza l puede sospechar siquiera ¡Oh , n e l La mayor belleza nº la compone el sujeto

as i t soñador , q ue pron º se agotaría el manan t l o t t tr ial de bello ar ís ico; de fuera aden o , de la a t realid ad la fantasía , viene la savia del ar e , y t toda ºtra fºrma de vida es anuncio de m uer e . fi t t La verdad , ese cielº abierto al i n ni o que ene mos t t t lo s an e es os es rechºs agujeros de ojos ,

t e o r e s o a es la fuen e de b lleza , y p la novel , la t forma más l ibre y comprensiva del ar e , se da l a co n t t de m i mano la h is oria , pen e ra en sus h o s o ios ; y y , Clío , q ue y la M usa de Tucídides

ta t y de Pl u rcº , debº ser la M usa de Cervan es y de Manzoni . " ” — I º do es o t t es aría bien , amada Clío , i n e r r u m i ó cr i n ado n o p el Febo , si fuera u n excl u s i vi s m o ta n erróneº comº todos l os ex cl u s i v i s

mos . Z a Bien sabe eos , m i P dre , q ue me pesa dar lecciones de es tética; pero nº sien tº darl a s

t t . de ºlerancia , de espíri u expansivo S í es cier tº q ue hay génerº de nºvela q ue viene casi a

c n t a s í confundirse o la his oria , como hay modo de escribir histºria q ue es ºbra de a rte casi casi novelesco; nº te niego q ue la verdad com

rt m ás o r t m ás po a poesía , p compºr ar belleza u t t t que c an o cabe que inven e el hombre , y es o pºr las razºnes q ue oscuramen te has pretendidº 93 alegar; pe ro nº tºda la historia nec esi ta ir po r ese r cam ino , ni , y esto sºb e tºdo , la nºvela en general es comº tú dices , pues ha habido , hay

h abrá r t fan tá s ti ca y siemp e novela puramen e ,

i deali dad r fl r aspiración de la , e ejº del pu º an

' helº ra í t m i , q ue se tan leg ima como la ás n s tr uc t r e t t iva , p ºfunda his órica creación del novelis a más concienzudamen te enamoradº de la real i

s u e . e so s e u i rá dad y b lleza Pºr h ubo , hay , y g

más a C acer» habiendo , nºvelas q ue , q ue líº , se

a e . q uen Caliop , al poema épico Pero así como digo es to y sostengo la legitimidad de aquellas fábu las q ue pºco 6 nada se cu idan de respe tar 6 r t r la verdad , sólº espe an la verdad de u n o den t t y ºlvidan la de º ros , ambién asegurº que el gran i nterés q ue en lo s tiempos presen tes alcan

t t más a za la li era ura novelesca , se debe las

r los r r ºb as de que en general llama é ealistas ,

a t tr . q ue las de s us cºn rariºs , algu nos ilus es

t . Y sien o en el alma que u n D J uan Valera , orgullo m ío , lince y ruiseñºr en una pieza , en esos artículos acerca del A r te d e escr i bi r no ve las a , de que antes habl bais , se i ncline con todo el peso de su autoridad del lado de aquellºs ex cl u s i vi s ta s que n o quie ren en el arte más que

r a t t t di ve sión y p sa iem po , y dividen abs rac a t men e las oc upaciones raciºnales de la vida , y t t dejan oda la formalidad para unas , y oda la brºma y jarana para otras . I ndigna es semejan — 94

t es te separación , arbi raria , infecunda y fría de piritus poderosºs y noblemen te i nspiradºs po r el amor seriº y profundo de la bella san tidad de las cosas; y n o debieran los hombres q ue han sentido en el amºr del arte toda la d ulzura de l

li z a lº s cá de la belleza , hacer cºro que dicen q ue la ciencia enseña y la poesía n o; siendº así

t c uál q ue la poesía ºdos sabemos es , y ciencia

a lo lo más o r se llama q ue nº es , las veces; p q ue n o hay más ciencia q ue la que cºnsiste e n t t n o el cºnocimien o eviden e de la verdad , y s on libros cien tifi cºs lo s q ue lº s o n tan sólo po r e l r t r p opósitº ó el as un º , sino que han de se lº po r la verd ad sis temática que hagan ver; mien t ras de la evidencia de la pºesía , allí donde la

. l o hay , sabemos pºr medios i nfalibles Y verda

con dero puede saberse poéticamente , así como la mayor p r osa del m undº se puede tragar el

r r . er º Y , sin q ue yº an u ncie ahºra si se cum pli rá ó nº la prºfecía de u n poeta fran cés mo der n º t r n a en r , que dice q ue lºs pºe as vºl ve á ca garse algún día de enseñar el camino de la luz a r s i lºs hºmb es , declarº que esº puede ser, pºrque en nada modifica á la verdad el ser s a bida poéticamen te; y di ré más : así cºmo siem pre os q uedaría algo pºr saber de la esencia y

t t de s co n º cualidades de la na uraleza , mien ras c iér ai s la t la n o exis encia de m úsica , mientras

ar mon i s amen te a h ubieseis oído sºnar º las cos s , 95 pues e n la v i br ac¡ o n sonora van misteriºs de la t r realidad de o ra mane a incom unicables , del prºpiº modo hay en la verdad u n pr i n c i pali s i m o aspecto q ue sólo puede ser comprendido me

t el t : re t dian e ar e , estº es en la exp sión perfec a — . Y n o r de su poesía digo más , po que ya las bri sas me sisean pidiéndome silenciº para cele b t rar , ºdºs callando y m urm urando ellas , el

t t rº i a divinº mis eriº de la arde , cuandº m i p p

o ro a fl i magen , el sºl de , se acerca besar el in a

A n fi tr i te . S i mado s eno de , callemos , divinas hermanas : oigamos la sosegada armonía de lºs t r cielos y la ier a , que en el silenciºsº ritmo de l os en t t f ómenos na urales repe idos dias y días ,

t t e l can an el hi mno del amºr perfec o , cayendo disco de fuego sobre el mar y rodando pere zosa la t ierra para recibir sobre la húmeda e s palda de las olas la caricia voluptuosa de la luz d t . s i oi t mística del Pºnien e Callad , , y ambién el armonioso conciertº de vuestra prºpia idea cºn la idea divina q ue el m undº a n te los ojºs e s e t r vela; y ved cómº odo , lº de dentro y lo de

r t s s a fue a , can a la m i ma ºda y a pira la misma paz y se arrºba e mbebecido en el mismo i n e fa

. s í ble amºr M u as , si amáis la poes a , no riñáis , n o alborº téi s t r t es as en amadas ranquilas , sien do espan to de las aves y es cán dalo de la gra Eco a é ciosa ; mad y comprenderéis , amad i ns pirareis; tolerar es fecundar la vida . Y basta y 96 sº br a . Nadi e diga de esta agua n o beberé; odi º lºs vanºs discursºs y llevº u n cuarto de hora a arengando mis M usas ; pero ya callº . Di spe r sémon os t t t ; ú , Afrodi a , sígueme , q ue ras aque lla peña hemos de cºn templar dignamen te el postrer misterio del día .

a t a Seguí al dios , escondidas , en re las mat s t del sagradº bºsque , cuyas úl imas ramas , ver

z des y graciosas , se mecían sobre lºs ri ºs blan cos de las ondas . Apolº y Ven us desaparecierºn un momen to de mi vista al rodear una peña que avanzaba sobre el mar en t re espuma; pe rº fuí

ac u r r u cadº t audaz , seguí su camino , y en re las a rt piedras , como convenía u n m ísero mo al en t a t aquel rance , v i lºs dioses ransformadºs , i n t t gentes , ves idos sólo de la l uz de la arde y del

. ta esplendor de su hermosura A frodi sin velºs ,

o r fl Febo desn udo , dºradº p lºs re ejºs de sus

r º i os v p p rayos , sumergían lºs pies di i nos en l as aguas tranq uilas q ue cºmo cin tas de plata y

en redá n dose de púrpura enlazaban , en ellas , las plantas de los i n m º rtale s . La cabeza de Venus descansaba lánguida y graciosa en el pe chº de

co n la e t a A polo , que fr n e erguid , iluminada , m iraba con a rr ºgan te s ll a m arad a s en los ºjºs a _ 9 _ l o más t del bu scan dó r Zeº s al o cielo , la f ente de , P su adre , para an unciarle sus desposorios co n

r . la diosa de la hermosura , la mad e del amor Morla l a tarde majest uosamente ; las brisas

a q ue se desat ban del bosque perfumado , embal saw ahan el aire; un r u i s e ñº r can taba desde el mis terio de la espe s ura; el mar de ace ro bru

ñi dº cu br í a a llá , se , , cerca del hºrizonte , con un

' man to de púrpura; tras de la apoteo s i s de las

s co n n ubes lumino as , manchadas la sangre de o ro del sol que acababa de estallar en aquella r d t H e polva e a de luz , se ex endía el caminº de llas i o r ascen div na; y p Oriente , pºr donde ya r r t r día la palidez del c epúsculº , el hº izºn e t is te ocultaba las cºstas arenºsas v bajas de P a lesti na .

— e n s é a l li ta t t tr Sí , p ; es la ierra cris iana, de ás de esas olas oscuras . Y cºmo una imagen q ue

r r vi brota a al conj u o de un pensamiento , un t t r mendigo de raje talar q ue , sen ado en la a ena , ºlvidado de las m agn i fi ce n ci as del ci elº y de la t t hermosura del mar y de la isla , m uy a en º , al

r a lo cº n pa ecer , q ue hacía , la cabeza sumida en

t m edi tabu n dº t el pecho , rabajaba en un ºscº

t z rem en daba cº n r . api , que g ºserºs hilvanes l l i Era un hombreci lo de gadº , nerv oso, de ºjºs r t r i t a dien es , de pá padºs irr ados , rºjizos , de barba rala y en maranada . Al cha s qui do de un besº de Apolº en lºs la gg

i t b s e b ºs de Afrodi a , el viejo i rguió la ca eza y

u n s a l tº es tre m e ci ón dº se puso en pie de , , cºmo

preparándose contra un peligro .

º a l º s di º s es s i n i Vi desnudos , y escandal zar

se a t t : , volvió o rº lado la mirada y pregun ó — ¿ Q uién sois? R r epa ó Febo en el mendigº , y exclamó

A pºlº y Ven us .

¡Ah ! sí ; l os diºses falsos .

— n o B uen hombre , hay dioses falsos; sºmºs

n r . . tú u ién i mo tales Venimos del Olimpo Y , ¿ q eres? — Yoi S o . Ven º ¿ y Pablº de Tarsº , en Ci licia g de An tioquia; me e mbarque en y dejó mi nave en Salamina; he pas adº pºr Ci t i º n y

f l m atº n ta des ca n sº . M a por , y ahora en Pafos

ñan a t l lev ará a f , º ra vela me Pan ilia , la des

r del t r íº s u bi ré h as embocad u a Ges ro , y pºr el ta P ergo — ¿ Y q u e destinº te conduce? ¿ P o r q ue viaj as?

V a al Predico lo s gen tiles . oy convertir

m undo . — ¿ A qu é reli gi ón ? — A la de Cristo . — ¡Bah l La religión de Cristo ya comenzó a r d d ser p e icada hac e casi o s mil añºs . — Ya lo . se Fuí yo mismº . Perº ahora em

r . í piezo ºt a vez N º me entendieron . P or aq u mismo pas ó ºtra vez hace m il oc hº ci en to s añºs ;

“BROS RECIBIDOS

— “ G F a rº º m º s . P ér ez al dóe. or tu na ta y Jaci nta (cu t t

Madrid. V ' M a r d . ad . Palaci o aldés . íym na ( os to mºs) M rid ' —El en r M º . a . Picón . e mg drid r — ºvela e Eu Pa dº de Bazán . La Revol ución y la n n

si a t e tom º . Ma r ( r s s) d id . — mb r n . F . Ar a n l M d u u La ueva ciencia p e a . a rid — — Jº sé Verd es M º en r Ca m oamor . Ex tu díoc nt eg º . p i Madr d . V ri os t — La n V r enes m rº º o . i b aaa i a au res g , nºvela p

ad a. M vis ad ri d . — l M n n D e o tó d . Matº ses . M . a rid 8 R — ! e E cielo re. . l M a . ueda. a g drid — de Marq ués de N gu m La vizcondes a A n aas .

Federi cº Rahola — Economistas esp a ñola de los si . X VI X VI I B rc n . 9 108 y . a elº a — d . M at ar a so. a J M . n r i ncón del í M 056 heu . U p rid l c A Sal R Ví M r . tor . nge ced º y ui z . ad id F M t P r — D iá os de salón e ías . i n z l ar e ed osa og , po s

re r n t b s a trº tº m º . M . p ese a le , cu s adrid — F r u . M . U c h a M i r acie . a dr . r e h La ij de los id E G ñ - H º r m af i nriq ue . Ce al E l mb e (nºvela et ís co

ad d . soci al) . M ri — . r n . u a . F Mo e o C ba su gente. M drid

J B H es a . . A n ta z li í . dá em ed . as ter ar i os (poes as) u c — m dramá Raf ae T m e . La iebr e del ia l o m f , co ed

— n i a i D ía r io de u n d o º . A ton O p ssº . ep or tad (n vela)

— C a i en t Sánchez P érez . l ses de adorno (cºmed a res a dr i t . M c os) a d . — M . Ma í z B i º E l P ad r e Eter no . rt ne arr onuev . (nove l d a . Ma ) rid . J I x art — r . El a ño l t r . i Ba asa o a . e p (cr ic ) c lona. J a n P c L n I P oesí as la ti nas t X II . as o qui ec i ( eó ) , pues n rim a a t an º r Jai M t í M M e l . _ c s ell a p m ar ique a gr i d Fe m í n H errán — Emi l io te ar t Cas l r . V r (discu so) i ori a. ta u r — d Fr n a . L nce e Ma i º a a la vi da . . dr d x — P . T . Sa ondreau enu a (poesías) . ntiago de l Cl n e . E a º be — Cos u i11a r A . í M l di l niz q a (poes as) . ad id . an u el as — Tha is M a d. M Cub . dri — S . M a n o La i cción la verdad de l r en re c . f y o ocur ido

Ya . M a r p d id . Va b n a — H is tor ia del co azón º n d l ue r (idili , segu a n a i ed ició ) . M dr d . El m m F e de er r a ta s de! N uevo i is º . D … de la — — ra º a r . A da nia . Tom M d id — P u n to us ns i vos . a os r . º í M J é Bor ás e s p e (p es as) dr i d . b ar o r a l s — Cr isá1…ída l A M F monó el do e errer. ( ºgº re re tab M d a r . p se n l e) . id — E c — T — m I . P Juan M n tal I es e tador . º o í º va p ar s . M an P al ac — H uel as di lºm c í i º áti as º . uel del . g p (p es as) M a r d id . ll — D e cm El Bachi er Franci scº de O suna . academica t t a c. O s n ci u a. F í Mar í El Ca n ta r de los Ca n tar e! tra . R z n odr gue .

u c d l ebr l a º . u n d ción e h eo e n verso caste l n Os a. — á a P J l ti c . uan Mon ta l vo M er cu r i al ec esi s arís . d bierta . a . Ju a L. La o u li d D escu M n p e . rid — i a r a . a Lu i s Alfonsº D oe c ta: (nº vel s) M dr d . J G í —E l ro e o de la J. z . c s . arc a G º nzál e p …

Madrid . — J A v r M n a Pºeaím . P l m u an cº e y asp o a a.

Ram ab r S ueños de madr e em . ón C alle º . ( po a ) Mad rid . O — P bli cadu des» br a: . n Jº aq n í n G arcía Caveda.

u m t co n ó º D . Fer í Os p és de su uer e , un p r log de m n nel l a y Secadee . O vied º .

l O i . a r la men ta r . º Adolfo Posad a . E P iemo v ed — na r o . F er mín Canella. La I conoteca asturi a (discu s )

O vied º . — …!r . l mi s La BmI ca astu r ia na fº tº . O v e º E m º . ( lle ) i d