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Bajo el signo de la Educación 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Tomo II

Paulí Dávila Luis Mª Naya Hilario Murua Patrocinadores:

Gipuzkoako Foru Aldundia Diputación Foral de Gipuzkoa

Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tomo II Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

[Lehenengo argitalpena / 1ª edición]. - 2009

804 or/pp. ; 24 zm./cm.

I.S.B.N. (Obra completa): 978-84-613-4080-4 I.S.B.N. (Tomo II): 978-84-613-4085-9 L.G. / D.L.: SS-1039-2009

© Los autores, 2009. Editorial: Hermanos de las Escuelas Cristianas. Distrito de Bilbao, 2009.

Diseño de cubierta: Joaquín Gogorza, Hermano de La Salle.

Michelena artes gráfi cas (Gipuzkoa) ÍNDICE

Tomo II

4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos (1937- 2006) ...... 7 4.1. La situación general de Gipuzkoa ...... 9 4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas ...... 36 4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza ...... 61 4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa ...... 93

5. Los centros escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y evolución ...... 109 5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos centros y continuidad ...... 110 5.2. Oferta escolar y reformas educativas ...... 115 5.3. Evolución y actividades del alumnado ...... 121 5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades ...... 132 5.5. La presencia del Euskara en los centros lasalianos ...... 147 5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao ...... 154

6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) ...... 169 6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, , Zestoa, , y (1942-1988) ...... 173 6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988) ...... 176 6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970) ...... 208 6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967) ...... 227 6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971) ...... 250 6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969) ...... 274 6.2. Donostia: San Luis, Los Ángeles y La Salle ...... 287 6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977) ...... 287 6.2.2. Donostia: San Luis ...... 321 6.2.3. Donostia: La Salle ...... 349 6.3. : el Colegio La Salle-San José ...... 398 6.4. : San Martín de Loinaz ...... 446 6.5. Zumarraga: De las Escuelas Legazpi a La Salle-Legazpi Ikastetxea .... 489 6.6. : de la escuela de Aprendices al complejo escolar La Salle- Berrozpe...... 546 6.7. : Azitain e Isasi dos centros lasalianos en la misma Villa (1958- 2006) ...... 590

3 6.8. : un complejo educativo y de formación ...... 627 6.8.1. El Colegio de San Martzial: de las reformas a la integración en el complejo Irungo La Salle...... 631 6.8.2. Irun, Escuela Profesional ...... 673 6.9. La Casa-Noviciado de La Salle Enea (1940-1990) ...... 721 6.9.1. La Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal (1948-1970) ...... 759

7. Conclusiones: un siglo de presencia de La Salle en Gipuzkoa ...... 775

Bibliografía ...... 797

Índice de tablas ...... 803

4 ÍNDICE del Tomo I

Presentación ...... 7

Introducción ...... 17

1. Los Hermanos de La Salle y su aportación a la Historia de la Educación ... 25 1.1. Aportaciones pedagógicas lasalianas ...... 26 1.1.1. Aportaciones al derecho a la educación ...... 30 1.1.2. Aportaciones al campo de las metodologías y didácticas en la enseñanza básica ...... 31 1.1.3. Aportaciones a la formación profesional del magisterio ...... 36 1.1.4. Fundador de una congregación religiosa docente ...... 37 1.2. Expansión de los Hermanos por el mundo ...... 38 1.3. Política laicista francesa y exilio religioso ...... 39 1.3.1. Distribución geográfi ca. Un exilio que sigue las vías del tren ... 47 1.3.2. Cierre de comunidades y retorno a Francia ...... 50

2. Los Hermanos de La Salle y el proceso de modernización en Gipuzkoa, 1904-1937 ...... 55 2.1. La modernización económica, social y política ...... 56 2.1.1. La política provincial ...... 64 2.2. La modernización educativa y cultural ...... 68 2.2.1. Repercusiones de la política educativa en el País Vasco ...... 69 2.2.2. El proceso de alfabetización en Gipuzkoa ...... 72 2.2.3. La situación escolar y tipos de escuela ...... 75 2.2.4. El magisterio vasco ...... 83 2.2.5. La formación profesional y las escuelas de artes y ofi cios ...... 87 2.3. El euskera: los usos del euskera y los libros de texto ...... 92 2.3.1. Las diputaciones y la defensa del euskera ...... 93 2.3.2. La promoción y recuperación del euskera ...... 95 2.3.3. Los libros de texto en euskera ...... 99

3. Las escuelas lasalianas y los Hermanos de La Salle: de “franceses” a “papar zuriak” ...... 103 3.1. La llegada de los Hermanos franceses ...... 106 3.2. Creación de centros, evolución del alumnado y currículum ...... 110

5 3.3. Las Comunidades de Hermanos de La Salle ...... 118 3.4. El euskera y los Hermanos de La Salle ...... 125 3.5. Los centros escolares de Gipuzkoa: su creación y evolución ...... 132 3.5.1. Zarautz y : los primeros centros educativos de Gipuzkoa ...... 133 3.5.2. Donostia: el Colegio de San Bernardo y las Escuelas de Los Ángeles y San Luis, 1905-1937 ...... 184 3.5.3. Eibar, , y la formación profesional ...... 252 3.5.4. Irun: El Colegio de San Marcial y la Escuela Gratuita de Los Ángeles Custodios ...... 270 3.5.5. Beasain, Zumarraga y Andoain: las Escuelas de San Martín de Loinaz, Legazpi y Larramendi ...... 292 3.6. La formación de los Hermanos y el Noviciado de Irun (1909-1930) .... 363

Bibliografía ...... 383

Índice de tablas ...... 393

6 4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos (1937-2006)

En el primer tomo de esta obra dedicamos un capítulo introductorio a la situa- ción general de Gipuzkoa, también aquí queremos hacerlo con otro que abarca el periodo comprendido desde la ocupación de este Territorio Histórico tras la Guerra Civil hasta las fechas más cercanas. En aquella primera parte nos intere- saba resaltar dos aspectos que se producen en el contexto histórico y también en relación con el papel de las escuelas y colegios de La Salle: el proceso de modernización que se produjo en diversos ámbitos de la vida económica, social, cultural y educativa, y la evolución de los centros de La Salle tanto en cuanto fue- ron un referente modernizador, así como el proceso de paulatina incorporación de los Hermanos guipuzcoanos en la Congregación y, consecuentemente, a un cambio, en la presencia del Instituto en Gipuzkoa.

En esta segunda parte, seguimos este mismo hilo argumental, recuperando los polos entre los cuales podemos referirnos tanto al contexto histórico como a la evolución de La Salle. Se trata de un proceso que hemos denominado “de la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos”. Gipuzkoa tiene que recuperarse en este periodo de una situación económica, social y cultural de extrema precariedad, debido a los años de la posguerra y, paulatinamente, va a ir recuperando los primeros puestos en cuanto a la industrialización, al aumento demográfi co, a la recuperación cultural, política y educativa, para fi nalizar siendo un referente en cuanto a cierta normalidad de estas actividades, a pesar de los confl ictos que han sacudido a este Territorio Histórico, al igual que al resto de Euskal Herria.

En la evolución de las escuelas y colegios de La Salle se aprecia un pro- ceso paralelo, en el que, de acuerdo con los dictados del primer franquismo, se instaura un tradicionalismo pedagógico marcado por el nacional-catolicismo

7 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

imperante, para ir evolucionando, junto con la propia sociedad guipuzcoana del momento, hacia una oferta educativa ligada a las necesidades locales, laborales y educativas. Los últimos treinta años y, sobre todo, a partir de la reforma edu- cativa de los setenta, La Salle adecúa su evolución a la misma; esta adaptación se verá confi rmada con la reforma educativa de los años noventa. Las dos refor- mas educativas (1970 y 1990) fueron un punto de infl exión para la moderniza- ción escolar y educativa de La Salle, que ha procurado adaptar su oferta a una visión innovadora de la educación, pero también abrirse a las necesidades de Gipuzkoa, bien sea incorporando el euskara en la enseñanza, bien abriendo sus puertas a los procesos de calidad en la enseñanza y en la gestión.

Por lo tanto, cuando afi rmamos que existe una evolución desde el tradicio- nalismo pedagógico a los procesos de mejora en la educación, nos estamos refi riendo a una de las características que distingue el papel de La Salle en la educación, como es su plasticidad para adaptar sus principios pedagógicos a las condiciones y a las características que se viven en cada momento y en cada una de las localidades en las que el Instituto se ha hecho cargo de la enseñanza. Claramente, en todo este proceso, se aprecia una línea divisoria, que marca de alguna manera la evolución en este periodo. Nos referimos a que la década de los setenta es de tal importancia, en tantos aspectos, que permite diferenciarla de la etapa anterior y también de la posterior. Así, estos síntomas de cambio van desde el afi anzamiento de las escuelas y colegios existentes, después de que desaparecieran un conjunto de centros en esa década, en muchos casos por la imposibilidad de adaptarse a los nuevos requerimientos de la reforma educativa, hasta las directrices de los distintos Capítulos del Distrito de Bilbao, encami- nadas a un reconocimiento de la realidad social y su aceptación; pero también, desde el aumento del alumnado y la clara incorporación del profesorado seglar, hasta la normalización de la oferta educativa. Todas estas cuestiones nos dibu- jan un panorama en el que La Salle ha demostrado la capacidad que tienen los organismos vivos: es decir, la adaptación al medio. La dinamicidad y, en algunos casos, el prever situaciones futuras han otorgado al Instituto lasaliano el mante- ner un papel protagonista en los cambios y procesos educativos que se estaban fraguando en el contexto de la sociedad guipuzcoana. Un ejemplo de ello lo tene- mos en la opción decidida a favor de la enseñanza profesional y en la prematura incorporación del euskara en la enseñanza, en aquellos colegios y escuelas donde era factible. Pero, lejos de pensar que estas opciones se tomaban en aras a coyunturas más o menos favorables, hay que recordar que se hacían sin renunciar a los principios e ideales pedagógicos que han señalado siempre los Hermanos de La Salle.

En esta segunda parte, por lo tanto, podrán apreciarse con precisión estos rasgos característicos, tanto en el conjunto de centros educativos existentes en todo el periodo, como en cada uno de ellos. De ahí que hayamos precedido de una manera, casi lasaliana, pro cartesiano, en cuanto al orden de exposición,

8 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

trazando en los primeros capítulos el contexto general de Gipuzkoa; posterior- mente, una visión panorámica de todos los centros, marcando los agentes que propiciaron la presencia de los Hermanos en los diferentes colegios y escuelas, la construcción de edifi cios escolares, la evolución de los centros, la evolución del alumnado y del profesorado, así como las actividades escolares, extraes- colares y la vida religiosa. Finalmente, el estudio de cada uno de los centros encuentra su espacio explicativo en ese contexto, pero también en las pro- pias características de la localidad y las diferencias con respecto al resto de centros.

No obstante, con respecto al contexto general de Gipuzkoa, tenemos que señalar que no se trata de un estudio en profundidad, pues ello requeriría otras hipótesis de trabajo que no hemos barajado. Tratamos únicamente de señalar algunos rasgos que nos permitan entender el objeto principal de nuestra apor- tación con esta obra: es decir, la creación, evolución y características de la presencia lasaliana a través de los centros escolares que han existido en este periodo. En este sentido, además de estudiar el contexto económico, demográ- fi co y social de este Territorio Histórico, preferentemente en una etapa menos conocida como la que llega hasta el decenio de los setenta, nos hemos centrado en el proceso de alfabetización y euskaldunización, citando el caso de las ikas- tolas, que son un referente insoslayable en este periodo, y, fi nalmente, nos ha parecido pertinente señalar los aspectos más destacables de la política educa- tiva, los niveles de enseñanza y los cambios que se producen con la asunción de competencias en educación por parte del Gobierno Vasco. En algunas ocasio- nes las referencias se han ampliado, intentando enmarcarlas en el conjunto de Euskal Herria, pues muchos de los fenómenos educativos de Gipuzkoa tienen su explicación en un marco más amplio.

4.1. La situación general de Gipuzkoa

Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, la provincia de Gipuzkoa fue una de las primeras provincias del Estado en verse ocupada por las tropas rebel- des; “el País Vasco fue la primera gran región industrial que cayó en manos del ejército franquista, lo que le convierte, junto con Asturias, en una pieza clave en la evolución de la guerra y en la victoria fi nal”1. Este hecho permitió que su economía fuese menos dañada que la de alguna provincia limítrofe, como por ejemplo la de Bizkaia, pero ello tampoco fue motivo sufi ciente como para que su sistema productivo no se viese alterado de forma notoria, como a continuación tendremos ocasión de ver.

1. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): La posguerra en el País Vasco. Política. Acumulación. Miseria. Donostia, Ed. Itxaropena. p. 37.

9 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Desde otra perspectiva, en este caso demográfi ca, hay que señalar que, durante el período que duró la guerra en nuestra provincia, se produjo un doble proceso de emigración-inmigración. Por un lado, fueron muchos los ciudadanos guipuzcoanos que se vieron en la necesidad de partir hacia otras tierras; la emigración se dirigió principalmente hacia la provincia de Bizkaia que, como ya sabemos, fue tomada militarmente casi un año después que Gipuzkoa; se calcula que 100.000 personas2 se vieron obligadas a participar en el mismo y, desde este territorio vecino, muchas de ellas, recién llegadas al mismo, tuvieron que partir nuevamente hacia otros lugares, principalmente hacia el extranjero. Pero, por otra parte, Gipuzkoa también sufrió un importante proceso inmigra- torio a consecuencia de la entrada de numerosas familias de las burguesías catalana y madrileña en su mayoría, que veían en esta provincia un lugar idóneo para establecerse en el período bélico en base a dos razones: una primera la ya comentada de que Gipuzkoa había caído rápidamente en manos de los subleva- dos, lo que era una garantía para los nuevos vecinos, y una segunda razón de tipo geográfi co, dada la proximidad de la frontera con Hendaia en caso de que el golpe militar no terminase de triunfar.

Desde el punto de vista económico, Gipuzkoa también se había convertido en un pequeño paraíso fi scal para los partidarios del nuevo régimen, pues gran parte de los empresarios guipuzcoanos habían sometido al Gobierno Vasco a un intenso boicot y se habían convertido en una inestimable ayuda en defensa del General Franco. No obstante, a la fi nalización de la guerra “las ventajas con las que partía la industria vasca sobre otras regiones industriales, como Cataluña, por ejemplo, colocaron a la burguesía vasca en una posición de ventaja que le posibilitará acumular importantes masas de capital, acumulación que invertirá de diferentes formas: bien creando nuevas sociedades y negocios, ampliando las existentes, especulando en la Bolsa o depositándolo en entidades fi nan- cieras”3. Pero si existe algún acontecimiento que pueda ser considerado como trágico para la economía vasca en general, y guipuzcoana en particular, éste es la derogación de los Conciertos Económicos, por los cuales “las provincias se comprometían a pagar al Estado un ‘cupo’ en pago por las acciones del Estado en estos territorios, reservándose las provincias el control de la hacienda pública”4.

2. González, M. y Garmendia, J.M. (1988b): La Guerra Civil en el País Vasco. Política y economía. Leioa. (Bizkaia), Ed. UPV/EHU. p. 94. 3. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 20. 4. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): “Las políticas educativas de las diputaciones vascas” en Dávila, P.: Las políticas educativas en el País Vasco durante el siglo XX. Madrid, Ed. Biblioteca Nueva. p. 144.

10 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

A lo largo de los muchos años de su existencia, las provincias vascas habían gozado de ciertos privilegios en materia económica en relación a otras provincias del Estado, privilegios que, con motivo del golpe militar del General Franco y dada la actitud tomada por Bizkaia y Gipuzkoa –fueron consideradas “provincias traidoras”–, con respecto al mismo, quedarán suprimidos mientras dure el régimen franquista, por medio de la Ley de 23 de junio de 1937. No ocurrió así con Araba y Nafarroa, cuyo Concierto Económico ha durado hasta la actualidad, mientras Gipuzkoa y Bizkaia observaban atónitas cómo sus infraestructuras, su educación, su cultura, sus servicios sociales, etc., pasaban a depender de la Administración Central.

Dejando momentáneamente el tema del Concierto Económico y siguiendo con los sectores económicos, observaremos también cómo fue transformándose la sociedad guipuzcoana, pasando de tener un elevado porcentaje de población dedicada a las tareas propias del sector primario, principalmente la agricultura y la ganadería, las cuales giraban alrededor del tradicional caserío, a abandonar éste y acudir masivamente al sector secundario, concretamente a la fábrica, e incluso al terciario. Este abandono del caserío, supuso la emigración a pueblos con mayor número de habitantes, creándose medianos núcleos industriales en torno a los que se concentraba gran parte de la población. Cuando el paso se daba para trabajar en el sector terciario, la emigración se dirigía a la capital, donde se con- centraba mayormente este sector. Lógicamente, estos cambios de la sociedad guipuzcoana requerían a su vez equipamientos e infraestructuras actualizadas, según las necesidades que se estaban produciendo, con especial atención a las vías de comunicación y transporte, tal y como veremos más adelante.

Evolución demográfi ca

La población guipuzcoana sufrió un importante despegue demográfi co a comienzos del siglo XX, “aunque ya en el decenio 1877/1887 registra un cre- cimiento considerable”5. Sírvanos como ejemplo el siguiente dato: mientras el conjunto de la población española había crecido un 27 por ciento entre los años 1900 y 1930, nuestra provincia, en el mismo periodo de tiempo, lo había hecho en un 54 por ciento. Si hubiera que encontrar una explicación a esto, tendríamos que recurrir a dos circunstancias claramente diferenciadas: “por un lado el creci- miento natural, que suponía aproximadamente las tres cuartas partes del mismo y que se debía principalmente a la reducción de la tasa de la mortalidad infantil y

5. Castells, L. (1987): Modernización y dinámica política en la sociedad guipuzcoana de la Res- tauración, 1876-1915. Leioa, Ed. Siglo XX de España. p. 160.

11 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

a la política preventiva higiénico-sanitaria desarrollada en el territorio, y la cuarta parte restante al saldo migratorio positivo”6.

Hay un crecimiento paulatino de la inmigración en Gipuzkoa que “a medida que transcurren los primeros años del siglo XX adquiere mayor envergadura, pero sin alcanzar los términos absolutos a los que se habían llegado en Bizkaia”7. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil y las condiciones en que queda el pueblo guipuzcoano después de la fi nalización de la misma suponen un fuerte frenazo a esta explosión demográfi ca que venía produciéndose, aunque pasados los prime- ros años de la fatal década de los años cuarenta Gipuzkoa vuelve a recobrar esa aureola de “tierra prometida” que desde diversos sectores se le habían asignado, y el crecimiento de su población, con el fenómeno conocido como baby boom en pleno auge, no se estabilizará hasta bien entrados los años setenta. Así pues, a los factores migratorios y a los avances médicos e higiénico-sanitarios hay que añadir este nuevo factor de crecimiento de la población guipuzcoana, cuyo grado de culpa- bilidad residía en la edad de los inmigrantes, generalmente jóvenes que constituye- ron familias, en muchos casos, numerosas.

Centrándonos en la etapa que a nuestro estudio se refi ere, la evolución que la población guipuzcoana sufrió en los años que estuvo bajo el régimen fran- quista fue la que aparece recogida en la siguiente ilustración.

Crecimiento de la población en Gipuzkoa, 1940/1975

Fuente: Arrieta, L. y Barandiaran, M. “Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1973”

6. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1975. Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa. p. 88. 7. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 166.

12 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Durante las tres primeras décadas del siglo XX la mayoría de las personas que llegaron a Gipuzkoa procedían de territorios limítrofes como Nafarroa, Araba, La Rioja, Santander y Burgos; “entre los años 1950 y 1970 Gipuzkoa acogió 113.599 efectivos poblacionales procedentes de otros territorios”8. En este periodo la inmigración correspondió a Galicia, Castilla-León y Extremadura: “del total de población que inmigró a Gipuzkoa entre 1961 y 1970 un 37 por ciento procedía de la comunidad castellano-leonesa, un 25 por ciento de Extremadura y el resto, de Andalucía y Galicia”9.

Este crecimiento se repartió por toda la provincia, no concentrándose úni- camente en la capital, como había ocurrido en otras zonas del Estado donde el fenómeno migratorio también existió. Al contrario, se instaló en diferentes municipios, algunos de los cuales rápidamente alcanzaron cifras superiores a los 10.000 habitantes (Irun, Eibar, Rentería, Arrasate,...). En concreto, más de veinte localidades guipuzcoanas superaban esta cifra en 1975. De los más de 680.000 habitantes que vivían en la provincia a la fi nalización del régimen franquista, casi 390.000 lo hacían en municipios de este tipo, lo que constituía aproximadamente el 57 por ciento del total. Fenómeno radicalmente distinto sufrieron las poblaciones rurales del interior, donde en el año 1975 no llegaban a 30.000 los guipuzcoanos establecidos en municipios de menos de 2.000 habitantes, cuando en el año 1940 constituían cerca del 28 por ciento del total, con más de 93.000 habitantes, lo que nos indica que en la propia provincia tam- bién se dio un movimiento migratorio, abandonándose el medio rural para diri- girse a núcleos de población mayor. Estos núcleos de población mayor tampoco eran necesariamente muy grandes, “en ocasiones eran simples cabeceras de comarca que contaban con ciertas actividades industriales”10 que les permitían acoger a los vecinos de los pueblos limítrofes.

El despegue demográfi co del que estamos hablando también trajo sus con- secuencias para el posterior desarrollo de la provincia. Entre ellas, situaríamos el problema de la vivienda y el incontrolado desarrollo urbanístico que se originó en los pueblos medianamente grandes y, sobre todo, en la capital. La creación de barrios en la periferia de las localidades más industriales era una práctica habitual, pero la misma no iba acompañada de los servicios urbanísticos, socia- les y culturales mínimos que se requerían. Así, encontraríamos amplias zonas sin urbanizar, problemas de circulación con un tráfi co en pleno desarrollo, caren- cias de centros de salud, escuelas, bibliotecas, zonas de ocio y esparcimiento, espacios verdes, etc.

8. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89. 9. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89. 10. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 177.

13 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

La Diputación, siendo consciente de lo que estaba ocurriendo, optó por apro- bar un dictamen con fecha de 1 de mayo de 195011, propuesto por la Comisión de Sanidad, Urbanismo y Vivienda para que ésta, acogiéndose a los benefi - cios del Estado y por medio del Instituto Nacional de la Vivienda e implicando también a la Caja de Ahorros Provincial, realizara un estudio sobre un Plan de Construcción de Viviendas Protegidas. Ello provocó que la Diputación también se ocupase de intentar solventar los problemas citados y, en un intento de raciona- lizar la situación, comenzase a aprobar diferentes planes urbanísticos.

La economía tras la Guerra Civil. Reparto de presupuestos

Desde el mismo momento en que se produjo el levantamiento militar, el País Vasco, incluida Nafarroa, se divide en dos campos antagónicos que refl ejarán las dos situaciones estructurales existentes entre las provincias agrarias del interior (Araba y Nafarroa) y las costeras (Bizkaia y Gipuzkoa), más industrializadas. La obsesión centralista por parte del Estado tuvo sus nefastas consecuencias para las provincias costeras desde el punto de vista económico. En lo que al pueblo guipuzcoano se refi ere, desde que el nuevo Régimen se instaló en los sillones de la Diputación, ésta ya nunca más gozó de la independencia económica a la que estaba acostumbrada y el presupuesto que dispuso no sirvió para paliar las necesidades que presentaba. Dos fueron los factores que constituyeron el desastre de la economía guipuzcoana: la ya comentada supresión del Concierto Económico en el año 1937 y el profundo desajuste que se produjo en la econo- mía guipuzcoana como consecuencia de las numerosas transformaciones que se dieron en nuestra provincia en la década de los años cincuenta.

Respecto del Concierto Económico, considerado como “el instrumento amortiguador de la centralización teórica del Estado de la Restauración de las provincias vascongadas”12, hay que recordar que se trataba de un sistema con- certado en materia económica que regía en las provincias Vascongadas, “las Diputaciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa eran libres de establecer, dentro de los respectivos territorios, los impuestos que mejor estimasen, sin necesidad de atenerse para ello a la legislación estatal general del Reino de España, ni en conjunto, ni en detalle”13.

Con la caída de Bilbao el 19 de junio de 1937 y la práctica fi nalización de la Guerra Civil en las provincias Vascongadas, las horas del Concierto estaban con-

11. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 96. 12. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp.14-18. 13. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., p. 23.

14 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

tadas. De hecho, el 20 de junio de 1937 este Concierto Económico, tal y como ya señalábamos anteriormente, quedaría derogado en virtud de la posición adoptada para con el nuevo Régimen por las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa: “En su virtud, dispongo: Desde el día primero de julio próximo, la gestión y recaudación de todas las contribuciones, rentas e impuestos ordinarios y extraordinarios del Estado, se realizará en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya con arreglo al régimen común vigente y en la forma que establezcan las disposiciones de la Hacienda Pública [...]. Queda, por tanto, sin efecto, en aquellas provincias, el régimen concertado de sus Diputaciones que en materia económica estaba vigente”14.

Una vez que el Concierto Económico que disfrutaban estas dos provincias había quedado fuera de la Ley era el momento de emprender nuevas aventuras económico-administrativas dirigidas por los recién instalados en los sillones de la Administración del Estado. Así, desde primeros de julio de ese año, “la Junta Técnica de Estado dictó una Orden por la que se establecía la formación de una Comisión Mixta Estado-Diputaciones, en la que formarían parte representantes de la Administración estatal y de las propias Diputaciones. La representación del Estado, además del Gobernador Civil de Gipuzkoa estaría formada por un Vocal de la Junta Técnica y el Delegado de Hacienda de la provincia, y por cada Diputación un solo miembro. Como Secretario actuaría, con voz pero sin voto, un abogado del Estado”15.

A lo largo del franquismo en nuestra provincia hubo tres etapas económi- cas claramente diferenciadas: la primera, caracterizada por la precariedad de medios y de vías de actuación, consecuencia de la recién fi nalizada Guerra Civil, transcurre entre 1940 y 1953; la segunda representa una situación bastante holgada y comprende desde 1953 hasta 1964; en ella Gipuzkoa alcanza el pri- mer puesto del Estado en el ranking per cápita, consecuencia de la fi nalización del régimen autárquico y las ayudas procedentes de países extranjeros, con los Estados Unidos a la cabeza, y la tercera etapa en la que Gipuzkoa vuelve a sus orígenes de precariedad y falta de medios económicos, consecuencia de una planifi cación mal estructurada y de la crisis económica mundial, que comienza en 1964 y fi naliza en 1975.

Ya durante la propia Guerra Civil, se pudieron establecer dos periodos den- tro de la economía vasca y, consecuentemente, de la guipuzcoana. El primer periodo dura hasta la caída de la provincia de Bizkaia, con un fuerte retroceso en la economía del País Vasco; y un segundo periodo, establecido a partir del verano de 1937, en el que comienza una notable recuperación. En el caso con-

14. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Historia Contemporánea del País Vasco. Donos- tia, Ed. Txertoa. p. 173. 15. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp. 347-348.

15 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

creto de Gipuzkoa, las palabras del Presidente de la Diputación venían a ratifi car lo que anteriormente habíamos señalado respeto a la cantidad que se había entregado desde el empresariado guipuzcoano al ejército sublevado en aras de su fi delidad, y aquellos casi 500 millones entregados a la “causa nacional”, a partir de ahora, iban a tener su recompensa en el periodo de reconstrucción de la provincia: “la caída de la provincia de Guipúzcoa conllevó la conversión de sus principales talleres en factorías movilizadas que entregaron a nuestro Ejército material por valor de 301,5 millones de pesetas y 172,4 millones de pesetas en artículos para intendencia”16.

Sin embargo, esta notable recuperación fue de vida muy corta, lo que duró la contienda, por lo que a la hora de establecer las “auténticas” etapas de la economía guipuzcoana las dividiremos según indicamos a continuación:

1ª Etapa (1940/1953): la desaparición del Concierto Económico redujo por completo la autonomía fi scal y administrativa que poseía la provincia. La Diputación perdió las facultades para la creación, reglamentación y administra- ción de aquellos impuestos, contribuciones y arbitrios considerados necesa- rios para satisfacer sus necesidades y para pagar al Estado los cupos por los impuestos concertados. No obstante, no fueron éstos los únicos factores que afectaron al sistema económico provincial. Las terribles consecuencias que la contienda civil dejó como herencia, falta de materias primas básicas, cartillas de racionamiento, escasa liquidez económica, etc., unidas a la fi losofía económica del régimen, –inexistente para Fontana: “Franco leía, anotaba y seleccionaba los informes de los asesores políticos y económicos y sólo autorizaba la puesta en práctica de aquellas ideas que merecían su aprobación personal”17–, y su política autárquica, contribuyeron a que la situación fuera realmente alarmante. González Portilla y Garmendia, en su obra referente a la posguerra en el País Vasco, señalan cómo fueron estos primeros años del franquismo en este terri- torio: “el crecimiento industrial y económico del País Vasco en la década de los años cuarenta se basó en los sectores económicos vinculados a la reconstruc- ción y al equipamiento del ejército, como el siderúrgico, cementos, naval, y en los sectores que nacen o se expansionan en base a la sustitución de importacio- nes (químico, eléctrico, máquina-herramienta y otros)”18.

Pero al margen de esta situación puntual que sirvió para que algunos empre- sarios guipuzcoanos se enriquecieran, algo que con anterioridad ya hemos señalado, la situación general del resto de la provincia no era la adecuada. No

16. González, M. (1988): “100 Años de Historia del País Vasco”, en Cuadernos de Extensión Universitaria. Leioa. Ed UPV/EHU. pp. 75-79. 17. Fontana, J. (1986): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica. p. 25. 18. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., pp. 22-23.

16 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

podemos olvidar “la dramática escasez de alimentos básicos, el alza de los pre- cios de los artículos existentes en los dos modelos de comercio”, esto es, en el ofi cial y en el conocido como el de estraperlo “y la caída de los salarios rea- les”19 que condujeron a niveles de auténtica hambre. Los únicos ingresos para las arcas de la Diputación guipuzcoana procedían principalmente de los arbitrios provinciales (35 por ciento) y de los derechos y tasas (23 por ciento), estos últimos procedentes de dos servicios públicos que tuvieron gran importancia en aquel momento: el ferrocarril del Urola y el teléfono provincial.

Esta primera etapa también es conocida como la etapa de la autarquía, un periodo de tiempo en el que la acumulación de capital por parte de unos pocos está a la orden del día. Con una política consentida de “precios altos y salarios bajos” las clases trabajadoras se ven en una difícil coyuntura: la represión o el paro. Sin embargo, aquellos grupos dominantes que, en la década de los años cuarenta, se habían enriquecido con la práctica del estraperlo, comenzaban a demandar la fi nalización de esta etapa de autarquía y la apertura hacia nuevas aventuras que, coincidiendo con la recuperación económica que se estaba produciendo en el con- tinente europeo, rápidamente obtenían los primeros resultados: “la supervivencia a largo plazo del sistema de dominación, la ampliación y extensión de sus negocios y el crecimiento económico con el desarrollo de nuevas actividades”20.

2ª Etapa (1953/1964): La Ley de Bases de Régimen Local de 3 de diciembre de 1953 introdujo cambios fundamentales en la Hacienda Provincial, siendo especialmente importantes los nuevos recursos de los que pudo disponer la Diputación, como el arbitrio sobre la riqueza provincial, el arbitrio sobre el pro- ducto neto de las explotaciones comerciales e industriales de las sociedades y compañías y el arbitrio sobre el rodaje y arrastre de vehículos no sujetos al pago de patente nacional. El aumento presupuestario fue consecuencia de la reforma legislativa pero también por el propio desarrollo económico que comenzaba a vislumbrarse en Gipuzkoa.

3ª Etapa (1964/1975): La Ley de Reforma del Sistema Tributario de 11 de junio de 1964 suprimió el arbitrio sobre la riqueza provincial y lo sustituyó por el de trá- fi co de empresas. Esta Reforma se vio alterada en 1966 cuando la Administración Central suprimió la asignación directa del rendimiento del arbitrio sobre tráfi co de empresas y lo sustituyó por una distribución entre todas las Diputaciones estata- les a través de un fondo nacional administrado por el Estado, de manera que la Diputación, presupuestariamente hablando, pasaba a depender totalmente del Estado. La Hacienda Provincial adquiría así la condición de una Hacienda subven- cionada e integrada por la fuerte reducción de su autonomía fi scal.

19. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 52. 20. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 89-93.

17 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1974

Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.

En esta segunda ilustración vemos la evolución que sufrieron los diferentes presupuestos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, apreciándose claramente que es en la última década del franquismo cuando se produce un importante despe- gue en los mismos, pasando de los escasos 200 millones de pesetas en el año 1965 a más de 600 en el año 1974. Hasta 1960 las cifras que manejaba la Corporación foral eran realmente bajas si las comparamos con las que empiezan a disfrutarse a partir de la década de los sesenta, lo que nos da una imagen de qué posibilidades tenía la Diputación.

En esta tercera etapa económica la autonomía fi scal de la Diputación habría sido devaluada pero, a la vista del gráfi co, podemos observar que el presupuesto del que disfrutaba había ido aumentando progresivamente a lo largo de los años. Ahora bien, también se debería de saber en qué se gastaban esos millones, cómo se gestionaban y a quién le correspondía el reparto; “las Diputaciones parecen reducir su cometido al cumplimiento defi ciente de funciones benéfi cas y a recibir, para gastar en caminos vecinales, ciertas cantidades que les giraba el Ministerio de Obras Públicas”21.

21. Baraja, E. y Cifuentes, A. (1985): La provincia: pasado, presente y futuro. Cádiz, Diputación Foral de Cádiz. p. 195.

18 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Con unos ingresos escasos, las posibilidades económicas de actuación resultaban, evidentemente, reducidas. En cierta manera fueron los años 40 los que indicaron el camino a seguir por la Diputación en lo que a gasto se refi ere. Tras Obras Públicas y Edifi cios Provinciales, con más de un 28 por ciento del presupuesto, se encontraba Benefi cencia y Asistencia Social, con casi un 23 por ciento, Instrucción Pública alcanzaba un mísero 1,14 por ciento del total del pre- supuesto, lo que traducido a pesetas no llegaba a las 160.000. Esta situación venía a contrarrestar la tarea que en 1930 había emprendido la Diputación de Gipuzkoa referente a las Escuelas Rurales provinciales; “las Escuelas Rurales iban a cumplir un reglamento para ellas establecido relativo a la construcción de escuelas, la aportación económica de la Diputación y los Ayuntamientos, la ins- pección, el idioma en que debía impartirse la enseñanza, etc.”22. Pero la entrada en vigor de una nueva disposición legislativa, el 18 de abril de 1938, según la que las Escuelas Rurales pasaban a ser Escuelas Nacionales, iba a marcar lo que posteriormente sería el presupuesto destinado a la enseñanza por parte de la Diputación guipuzcoana.

Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1950

Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.

22. Larrañaga, J. (2003): La enseñanza rural en Gipuzkoa. La labor de la Diputación y los Ayun- tamientos, 1900-1950. Donostia, UPV/EHU. pp. 181-182.

19 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

La década de los cincuenta se caracteriza por un importante incremento en materia de Benefi cencia y Asistencia Social, con una cantidad por encima del 31,5 por ciento, el descenso en Obras Públicas y Edifi cios Provinciales, hasta un 22,7 por ciento, y un ligero aumento en Instrucción Pública, el 2,6 por ciento o casi un millón de pesetas. Al llegar a 1960 las partidas presupuestarias cam- bian, pero aún así, las cantidades destinadas a Benefi cencia y a Cultura siguen siendo radicalmente diferentes. Así, mientras para el primer departamento se dota de casi el 16 por ciento, la cifra destinada para Cultura es realmente escalofriante, 0,28 por ciento. La tónica permanece inalterable al comenzar la década de los setenta, con un 24 por ciento dedicado a Benefi cencia y un 0,35 por ciento para Cultura. En 1974, se produce un notable retroceso en lo percibido por Benefi cencia bajando su presupuesto hasta el 16,5 por ciento y un ligero incremento en Cultura, llegándose hasta el 1,75 por ciento.

Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1960/1974

Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.

Comentábamos anteriormente, al establecer las etapas económicas de la provincia, que en el periodo comprendido entre 1953 y 1964 nuestro territorio estaba experimentando un importante despegue económico. En este marco Gipuzkoa se consideraba ahogada por la intromisión del Estado, lo que no le permitía una capacidad de desarrollo acorde con la que estaba viviendo, por lo que, sin renunciar a los planteamientos básicos del Estado, sí proponía una reforma de la Administración Local, que permitiera a un mismo tiempo mantener

20 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

dichas estructuras del Estado y las reivindicaciones del pueblo guipuzcoano. Para ello, la Diputación optó por un intento de reforma que estuviese centrada en el aspecto económico; sin embargo, “durante todo el franquismo son esca- sas las voces que se alzan pidiendo la recuperación del Concierto”23.

Con la supresión del Concierto Económico, Gipuzkoa se había sentido agra- viada. El 8 de junio de 1966, el Presidente de la Diputación, D. Antonio Epelde, leyó una moción en la que solicitaba la derogación del Decreto de 1937 que daba por fi nalizado el Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia. A esta moción se sumaron la práctica totalidad de los ayuntamientos guipuzcoanos, incluido el de Donostia. La labor emprendida por Epelde tuvo su continuidad con su sucesor, D. Juan María Araluce Villar. La principal preocupación de la Diputación radicaba en el excesivo control del Estado en materias de gobierno local, lo que de alguna manera difi cultaba el desarrollo económico del territorio, llegando la situación a preocupar hasta a los Gobernadores Civiles que constituían la máxima repre- sentación del Estado en la provincia, pero que comprendieron el sentir de los guipuzcoanos y se posicionaron a favor de los deseos de reforma.

El proyecto tardó mucho tiempo en debatirse en las Cortes Españolas y, fi nal- mente, no fue aprobado, desvaneciéndose la primera posibilidad de abordar una profunda reforma en la administración. Los cauces legales solicitados para pro- ceder a la derogación del Decreto se establecieron el 7 de noviembre de 1975 con la creación de una Comisión que a lo largo de seis meses debía estudiar la implantación de un régimen administrativo especial para Gipuzkoa y Bizkaia. Esta Comisión funcionó dentro del Instituto de Estudios de la Administración Local y estuvo formada por Procuradores de las Cortes Españolas y Consejeros Nacionales elegidos por las provincias afectadas y por representantes de las corporaciones locales, así como de otras instituciones o entidades de carácter local y estatal. El día 19 de noviembre se aprobaba la nueva Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local, de poca duración, pues al día siguiente moría el dic- tador y comenzaba el proceso de desarticulación del Régimen.

Los sectores económicos

Por lo que respecta al sector primario, estamos en condiciones de asegurar que éste sufrió una importante recesión, pasando del 23 por ciento de 1940 al escaso 10 por ciento de 1975, aunque en el sector pesquero la recesión se notó menos. El proceso industrial y de modernización que se produjo en nuestra provincia fue realmente espectacular, lo que condujo a que, tanto la agricultura

23. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): Op. Cit., p. 150.

21 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

como la ganadería, pasasen a ocupar un segundo lugar en cuanto a importancia de ocupación de empleo.

Este subsector agrícola-ganadero había sufrido una fuerte recesión como consecuencia del acelerado proceso de desarrollo que se estaba dando en la provincia y del traslado de la población activa al sector industrial, por lo que el sector primario va abandonándose poco a poco, y el sector secundario tiene que ir asumiendo a quienes procedan de él. También hay que indicar que “la España agrícola había caído rápidamente en las manos de la tropas insurrectas y en los primeros años de la guerra no hay problemas de abastecimiento”24, pero con la caída de Madrid, Cataluña y Valencia los problemas del subsector se extienden por todo el Estado y, lógicamente, llegan hasta Gipuzkoa; “el corte de comunica- ciones con la España interior y las difi cultades de enlazar con el territorio de la zona republicana y el exterior, acrecentarán las difi cultades de abastecimiento tanto para la industria a nivel de materias primas y utillaje, como de alimentos y manufacturas para la población”25.

Vista esta situación de abandono de las tareas del subsector agrícola-gana- dero guipuzcoano, desde un punto de vista más romántico, habría que señalar que la misma provocó una profunda crisis en la manera de vivir del pueblo guipuzcoano y de su principal baluarte, el caserío. Numerosas familias enteras dejaron sus caseríos y pasaron a formar parte de los grandes núcleos urbanos, con lo que las necesidades del sector primario, además, pasaban a depender de otros territorios.

Desde la Diputación se trabajó en apoyo de los sectores agrícola y ganadero siendo su labor más destacada el establecimiento de granjas provinciales. La que alcanzó mayor reconocimiento se instaló en Fraisoro (Billabona), y data del 7 de septiembre 189526. Fraisoro se convirtió en el centro de dirección y orientación del conjunto de explotaciones agrícolas guipuzcoanas. Su misión principal era la capacitación de los alumnos para el trabajo agrícola y ganadero. La formación del alumnado se limitaba a una estancia de cinco meses al año, con carácter interno, procurándose que coincidiese con la etapa de menor activi- dad en el campo, en invierno. Esta Granja Provincial se dividía en los siguientes departamentos: escuela, explotación agrícola, explotación ganadera, lechería, gallinero, sidrería, laboratorio agrícola, observatorio meteorológico, terrenos agrí- colas de explotación, prados, manzanales, monte, huerta, jardín y el campo. Si todos ellos tenían su importancia dentro de la actividad de la Granja, había uno

24. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 75-79. 25. González, M. y Garmendia, J.M. (1988) (b): Op. Cit., p. 94. 26. Karrera, A. (1998): Fraisoro; 100 años al servicio del agro guipuzcoano. Zarautz, Ed. Itxaro- pena. p. 11.

22 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

que destacaba por su aportación económica, el departamento de lechería, ya que diariamente fabricaban en él, además de las leches, mantequillas y quesos que se comercializaban: “las actividades de Fraisoro fueron ‘in crescendo’ hasta la Guerra Civil de 1936. La Guerra Civil resultó muy negativa para la agricultura y ganadería guipuzcoanas. Los cursos de Capataces Agrícolas dejaron de funcio- nar y los fondos para la potenciación del sector disminuyeron en gran medida”27 y, posteriormente, “de la Guerra Civil al año 1977 es un periodo sobre el que no ha podido obtenerse la información sufi ciente para hablar con certeza de progra- mas, cursos, etc.”28.

Se sabe que impartían cursos de duración variada que iban desde los quince días hasta los seis meses. Al principio, hasta 1945, estos cursillos se desarro- llaron de forma ambulante, pero a partir de esa fecha comienzan a impartirse nuevamente en Fraisoro. En 1951, debido a la aparición en el Boletín Ofi cial del Estado de las bases para el establecimiento de Escuelas Ofi ciales de Capataces, se realizó la misma para la implantación de la Escuela, pero hasta 1956 no se decidió que sería la Granja Escuela de Capacitación Agrícola, con programa y estudios adaptados a lo dispuesto por el Ministerio de Agricultura.

De la actividad pesquera ya hemos señalado que, a pesar de su condición de pertenecer al sector primario, no sufrió las consecuencias de la industrialización como las otras actividades. La explicación a esta situación la podemos encon- trar en que una gran cantidad de los productos que recogía eran exportados a otras zonas del Estado e incluso al extranjero. La fl ota pesquera guipuzcoana, con su puerto de al frente, dividía su actividad en tres apartados: la fl ota de gran altura compuesta por buques de gran calado que realizaban sus cam- pañas lejos de nuestras costas en busca de bacalao, en Islandia o Terranova, por ejemplo; la pesca de altura encargada de otras especies de pescado como la merluza, que normalmente requería para su trabajo la presencia de dos bar- cos para las modalidades de pesca que empleaban, y, por último, la pesca de bajura, que estaba representada por pequeñas embarcaciones que faenaban en las cercanías de nuestras costas y que capturaban especies como la anchoa, la sardina o el bonito. Hay que señalar que, a mediados de los años cincuenta, la fl ota pesquera guipuzcoana conoció una época de crisis provocada por tres factores. En primer lugar, sus barcos fueron quedando obsoletos; en segundo lugar, al agotamiento de algunos de los caladeros de pescado habituales, y en tercer lugar, la desaparición de la sardina de nuestras costas por causas que todavía hoy se desconocen. El procedimiento que implementaron para dar la vuelta a esta situación fue la de emplearse en operaciones de conserveras y salazones y la creación de cooperativas en torno a estas actividades. Ya en

27. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 16. 28. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 34.

23 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

1973, la fl ota guipuzcoana se había renovado como consecuencia de la reestruc- turación llevada a cabo en el sector.

Otra actividad que dentro del sector primario contó con la atención de la Diputación de Gipuzkoa fue la actividad forestal. Una provincia como la nuestra, de superfi cie montañosa y con gran cantidad de lluvias a lo largo de todo el año, podía constituir una zona interesante para la explotación forestal, encargándose de esta tarea la propia Diputación, aunque también participaran en ella los dife- rentes Ayuntamientos. El objetivo del mantenimiento de la superfi cie terrestre del territorio guipuzcoano era triple: la intensifi cación de su aprovechamiento, evitar el empobrecimiento de sus suelos y la regulación de sus abundantes aguas. Así que, desde las instituciones antes mencionadas y con la ayuda procedente del Servicio Forestal del Estado, se crearon unos consorcios, que obtuvieron exce- lentes resultados en lo que a esta actividad se refi ere, e incluso se permitieron el intento de repoblar ciertas zonas con especies autóctonas.

Por lo que respecta al sector secundario, e independientemente de que vayamos a centrarnos en la etapa comprendida a partir de 1936, el proceso de industrialización de Gipuzkoa ya había comenzado a primeros del siglo XX, coincidiendo con la llegada a nuestro territorio de los Hermanos de La Salle; “la industria fue, sin duda, el verdadero motor del boom económico, la clave del segundo proceso de modernización de Gipuzkoa. Este desarrollo industrial de los años cincuenta y sesenta hunde sus raíces en la primera industrialización del territorio operada durante las tres primeras décadas del siglo XX”29.

Los factores anteriormente comentados respecto a la autarquía del régimen, la escasa destrucción de la industria guipuzcoana, como consecuencia de la rápida toma de la provincia por parte de los sublevados, o el propio desarrollo emprendido por parte de pequeños y medianos empresarios conducen a que, a la fi nalización de la etapa del franquismo, el 57 por ciento de la población gui- puzcoana esté empleada en el sector secundario.

En torno al subsector de la metalurgia se creó un fenómeno característico de la provincia califi cado como “monocultivo diversifi cado”30 que hacía referen- cia al hecho de que fueron muchos los subsectores industriales dependientes de manera indirecta de él y que jugaron un papel importante en el proceso de industrialización, si bien fue la propia metalurgia quien lo lideró. Pero esta dependencia del subsector, unida al modelo de pequeña y mediana empresa de tipo familiar y con una preocupante falta de planifi cación de cara al futuro que se les presentaba, arrastró al propio subsector y a cuantos dependían de él a una

29. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 102. 30. Arrieta, L. y Barandiaran, M. (2003): Op. Cit., p. 104 y Castells, L., (1987): Op. Cit., p. 17.

24 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

profunda crisis a la fi nalización del franquismo, constituyendo uno de los aspec- tos negativos de la actividad secundaria.

En un segundo lugar, en orden de importancia dentro de este sector secun- dario, se encontraban el subsector de la construcción, seguido del papel y las artes gráfi cas, pero todos ellos lejos del subsector metalúrgico. Otros subsecto- res como la madera, la alimentación o el textil, eran de escasa pujanza o en fase recesiva, como es el caso de este último.

Finalmente, con respecto al sector terciario, destaca por méritos propios el subsector del comercio, íntimamente ligado al sector industrial y controlado por el Estado, la Liga Guipuzcoana de Productores y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Gipuzkoa. Uno de los puntos fuertes del comercio gui- puzcoano lo constituyó el puerto de Pasaia, bajo el control de la Junta de Obras del Puerto de Pasajes, la cual era una de las comisiones dependientes de la Diputación.

Por otra parte, tras la Guerra Civil, el turismo en territorio guipuzcoano estaba bajo mínimos, pero llegados los años cincuenta comenzó nuevamente su recu- peración. Tres eran las características del turismo de la provincia; su carácter estival, la autonomía y movilidad de los turistas y el objetivo primordial de éstos: descanso, comodidad y distracción. Desde la Diputación se creó una ofi cina que sirviera para el impulso del mismo, y ésta se encargó de realizar diversas actividades como organizar itinerarios turísticos por la provincia, mantener los monumentos históricos de la misma, conceder premios y contribuir a la creación de hostales. Desde 1951 hasta 1953 la ofi cina de turismo asumió la organiza- ción de estos viajes, pero a partir de entonces, una empresa privada de nombre ATESA (Autotransporte Turístico Español) se ocupó de esta tarea31.

En relación al mantenimiento de los monumentos, se atendió a su conserva- ción así como a edifi cios y casas que, por sus características, tuviesen un sig- nifi cado especial. También contribuyó a la creación de los paradores turísticos de y de Jaizkibel, sirviéndose del atractivo de las vistas que desde esos lugares se podían apreciar.

Con el auge del turismo de los años sesenta en todo el Estado español, nuestra provincia no quiere verse descolgada de esta situación y es en la década comprendida entre los años sesenta y setenta cuando nuevamente la Diputación entra a participar en los planes turísticos siguiendo las directrices que llegaban desde la Asamblea de Municipios Turísticos de España. En 1962 se elabora el

31. Gárate, M. y Rudi, J.M. (1995): Cien años de la vida económica de San Sebastián (1887- 1997): Donostia, Instituto Dr. Camino de Historia Donostiarra.

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I Plan Provincial de Turismo. Éste abarcaba desde la promoción de alojamientos hasta fórmulas para combatir la estacionalidad, pasando por la promoción de nuevas rutas, itinerarios y zonas turísticas, instalaciones en playas, revaloriza- ción artística y monumental de la provincia y atracción y propaganda turísticas. Sin embargo, alcanzado el año 1974, todavía muchos de estos proyectos con- tinuaban siendo eso mismo, proyectos, por lo que se vieron en la necesidad de dar un nuevo impulso al turismo guipuzcoano con la ampliación del aeropuerto de Hondarribia, el aumento de la oferta hotelera, la puesta en funcionamiento de un nuevo centro de producción de TVE y otras actividades más.

Equipamientos e infraestructuras

El panorama de la provincia de Gipuzkoa en lo que a equipamientos e infra- estructuras se refi ere no era muy alentador, dado que la iniciativa privada se había preocupado casi exclusivamente de la industria y había olvidado otras necesidades. Así, nos encontramos con una Diputación que tuvo que correr con los gastos de transportes, comunicaciones, saneamiento y medio ambiente, suministro energético y otros servicios. En la siguiente ilustración podemos comprobar cómo se distribuyeron esas cantidades durante los primeros años de mandato franquista en la Diputación.

Presupuestos empleados en obras públicas y edifi cios provinciales en Gipuzkoa 1940/1955

Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.

26 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Ante la situación creada, se optó por participar con la colaboración de los municipios en una actitud que resultó recíproca. Esta colaboración tuvo su ori- gen en el año 1954 a través de un organismo que se denominaba Cooperación Provincial a los Servicios Municipales y estaba destinada a los municipios con censo inferior a 20.000 habitantes, es decir, a la práctica totalidad de la pro- vincia, pues en aquel instante únicamente seis de ellos, además de la capital, superaban esa cifra.

Los planes de cooperación se iniciaban atendiendo a las peticiones de los municipios. Una vez estudiadas se redactaba el plan que se debía presentar a la Diputación para su aprobación, que tenía treinta días de provisionalidad, tiempo durante el cual estaba expuesto al público y en el que tenía que haber sido publicado en el Boletín Ofi cial de Gipuzkoa (BOG). Finalizado este trámite, el Servicio de Inspección y Asesoramiento de las Corporaciones Locales se encar- gaba de enviarlo al Ministerio de la Gobernación para su aprobación defi nitiva. Para poder realizar todos estos proyectos se establecieron algunas fórmulas de actuación como las que pasamos a detallar: orientación económica y técnica, ayudas en la redacción de estudios y proyectos, subvenciones a fondo perdido, ejecución total de obras e instalación de servicios y creación de cajas de crédito para facilitar a los Ayuntamientos operaciones de crédito a corto plazo. De las operaciones que, fi nalmente, se llevaron a cabo, las más comunes por orden de preferencia, fueron las de aguas potables, abrevaderos y lavaderos, alcanta- rillado, alumbrado público, botiquín de urgencia, baños públicos, cementerios, campos de deporte escolares, extinción de incendios, etc.

Venimos hablando del desarrollo que la provincia de Gipuzkoa estaba expe- rimentando a lo largo de este periodo de mandato franquista. Decíamos que factores como el crecimiento demográfi co, la urbanización y el desarrollo eco- nómico estaban dando un nuevo status a nuestro territorio; pero, para ello, Gipuzkoa debía dotarse de nuevas infraestructuras, principalmente en lo que a transportes y comunicaciones se refi ere. Siguiendo a Arrieta y Barandiarán32, vamos a ver cómo eran estas infraestructuras.

Red Viaria: Gipuzkoa necesitaba modernizar su red viaria para garantizar no sólo el tráfi co de mercancías y los desplazamientos de su población, sino tam- bién para absorber un parque de vehículos que crecía de manera desmesurada. Hasta 1936 la construcción, conservación y mantenimiento de las carreteras guipuzcoanas había sido tarea exclusiva de la Diputación, pero con la supresión del Concierto Económico en 1937, 403 kilómetros de carreteras pasaron a manos del Estado, quedando a cargo de la Diputación pequeñas vías comarca- les, cuya principal misión era la de unir zonas rurales y provinciales.

32. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit.

27 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

La red viaria principal giraba en torno a dos grandes ejes de comunicación, la N-1 y la N-634, y tres ejes secundarios, dos de ellos siguiendo los trazados de los valles del Deba y del Urola y otro de carácter transversal. Si bien parece poder afi rmarse que el trazado de las dos principales vías era adecuado, la situación de las carreteras provinciales no se encontraba a la misma altura, debido principalmente a la falta de presupuesto que gozaba la Diputación. La situación creada fue tal que, el mismísimo Presidente de la Diputación, D. Juan María Araluce Villar, hizo entrega de un documento a los Ministros del Gobierno en el que se exponía la problemática que giraba en torno al sistema de carrete- ras de la provincia. En dicho documento, además, se solicitaba la concesión de una línea especial de crédito que permitiese a la Diputación afrontar no sólo la reforma de la red viaria sino también otras obras. Pero hasta 1970, momento en el que el Consejo de Ministros concedió un crédito de 1.000 millones para infraestructuras, esto no fue posible.

Red Ferroviaria: La infraestructura ferroviaria estaba basada en torno al Ferrocarril del Norte, conocido popularmente como “El Vascongado”, que unía Bilbo y Donostia y RENFE, cuya principal línea transcurría entre Madrid e Irun. Otra importante línea ferroviaria perteneciente a la primera compañía del ferro- carril, la constituía “El Topo”, tren de pequeño tamaño que realizaba práctica- mente todo el trayecto bajo la superfi cie terrestre, de ahí su nombre, y que unía la capital guipuzcoana con Hendaia, al otro lado de la frontera. Existieron otras líneas ferroviarias de menor alcance como las del “Bidasoa”, que transcurría por el valle del Baztan, el “Plazaola”, que recorría el valle de Leitzaran, el “Irati” de Donostia a Iruña o “La Sociedad Minera”, que iba desde Lasarte hasta Iruña.

Transporte Aéreo: La sociedad guipuzcoana suspiraba por un aeropuerto desde 1928, año en el que se hicieron los primeros estudios para poder crear un aeropuerto en la desembocadura del Bidasoa, pero éste no vio la luz hasta casi treinta años después. Las condiciones topográfi cas y climatológicas de la provincia tampoco favorecían al proyecto, pero parecía que una provincia de las características de Gipuzkoa, principalmente en lo que a densidad humana y eco- nómica se refi ere, precisaba de un aeropuerto. Aunque fi nalmente el factor prin- cipal lo constituyó el dinero, por fi n, en agosto de 1956 el Aeropuerto Provincial de San Sebastián quedaba inaugurado.

Red Portuaria: Hondarribia, Pasaia, Donostia, Orio, Getaria, y Deba constituían los siete principales puertos de la provincia de Gipuzkoa. De entre todos ellos destacaba sin lugar a dudas el de Pasaia, tanto a nivel pesquero como de transporte. Este puerto contaba con una institución propia, depen- diente de la Diputación de Gipuzkoa, denominada Junta de Obras del Puerto, cuya misión principal consistía en un adecuado uso, mantenimiento y aprovisio- namiento del mismo. El resto de puertos guipuzcoanos se dedicaba de manera casi exclusiva a la actividad pesquera.

28 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Red Telefónica: Hasta llegado el año 1949, el servicio telefónico de la capital lo atendía la red telefónica municipal, ocupándose del servicio de la provincia la Diputación. Pero el 14 de abril de 1971, el Ministerio de la Gobernación hacía saber a través del Boletín Ofi cial del Estado (BOE) que, a partir de ese momento, se producía el traspaso de la red provincial a la Compañía Telefónica Nacional de España. A cambio, la Compañía se comprometía a que todos los teléfonos de la provincia estarían automatizados.

Medios de Comunicación: Dos puntos clave van a marcar la prensa española y vasca desde la fi nalización de la Guerra Civil hasta el fi nal del régimen autoritario del General Franco; “por una parte la censura previa de los periódicos, las revis- tas y los libros y la orientación de los contenidos de las informaciones de prensa mediante un sistema de consignas que durará hasta la Ley de Prensa de Manuel Fraga en 1966, y por otra, el peso de la cadena de prensa del Movimiento”33.

En la inmediata posguerra se confi guran tres cadenas de radio a nivel del Estado, dependientes las tres del “Movimiento Nacional”, del “Frente de Juventudes” y del “Sindicato Vertical” respectivamente. Sus nombres tampoco ocultan su procedencia, “Cadena Azul de Radiodifusión”, “Red de Emisoras del Movimiento” y “Cadena de Emisoras Sindicales”34. En 1945 se inaugura Radio Nacional de España, y la televisión comienza a extenderse por el Estado a fi na- les de los años cincuenta, pero las cuatro provincias vascas junto a Burgos, Logroño y Santander quedan fuera del proyecto de instalación de dos cadenas de televisión, aunque consiguieron que la primera cadena pudiera verse, no así la segunda. Sin embargo, en el año 1959 las Diputaciones de estos territorios, a excepción de Burgos, deciden asociarse para aportar ayuda económica, técnica y de representación con el fi n de que pueda instalarse la televisión.

Dentro de lo que supusieron los medios de comunicación también hay que tener en cuenta su relación con la Iglesia. Con la fi rma del Concordato de 1951 entre el Estado y la Santa Sede establecieron que “el Estado debía cuidar para que se dé conveniente puesto a la exposición y defensa de la verdad religiosa por medio de sacerdotes y religiosos en los programas de radio y televisión”35, pero en el mismo no se reconocía nada sobre la posibilidad de otros medios de comunicación no pertenecientes a las entidades religiosas, por lo que la Iglesia desarrolló un sistema paralelo de emisoras que en 1955 originó ciertas tensio- nes entre el Estado y la propia Iglesia Católica y que no se resolvió hasta que

33. Garitaonaindia, C. (1990): “La prensa, la radio y la televisión en el País Vasco durante la dictadura de Franco y en la democracia” en Cuadernos de Extensión Universitaria. Bilbao, UPV/EHU. pp. 105-108. 34. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 133-135. 35. Garitaonaindia, C. (1990): Op. Cit., p. 110.

29 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

quedó establecido el Plan Transitorio de Ondas Medias, en el que se reservaban cuatro emisoras a la Comisión Episcopal.

Planes Hidráulicos: El desarrollo tanto industrial como demográfi co exigía de Gipuzkoa un plan hidráulico. El primer problema con el que se encontraba nues- tra provincia era el del abastecimiento de aguas, para lo cual la Diputación tomó parte en ello, orientando, asesorando y regulando la utilización de los recursos hidráulicos. Hasta ahora, esta labor del abastecimiento de aguas había ido de la mano de los Ayuntamientos a través de la captación de pequeños manantiales, pero el crecimiento estaba siendo de tal magnitud, que hubo que recurrir a los servicios de la Diputación.

El momento de máximo desarrollo de la provincia, en torno a los años sesenta, marcó la línea a seguir en el abastecimiento de aguas, optándose por la creación de grandes embalses en las cabeceras de los ríos, pues gran parte del agua que se recogía en nuestra provincia era desaprovechada y rápidamente ter- minaba en el mar. Para solucionar este problema se creó un Plan de Regulación y Utilización de Recursos Hidráulicos que consideró prioritario dejar fuera del Plan a Donostia y sus alrededores, dado lo avanzadas de las obras de su propio proyecto, y construir siete presas en la provincia, cuya fi nanciación correría 50 por ciento de parte del Estado y 50 por ciento a cargo de la Diputación.

El segundo problema lo constituyó la contaminación de los ríos. El rápido cre- cimiento de la industria no tuvo en cuenta la eliminación controlada de residuos, convirtiendo los ríos en verdaderos estercoleros donde eran vertidos productos de cualquier tipo. También se crearon comisiones para el saneamiento de las aguas, estableciendo previamente una clasifi cación de los ríos según su nivel de contaminación. Dicha clasifi cación fue la siguiente: protegidos, vigilados, norma- les e industriales. Por fi n, en 1960, se establecía el Plan de Saneamiento del Urumea, al año siguiente el del Oria y, ya en 1964, se aprobaba el primer estudio del Plan de Regulación de los Ríos de la Provincia y Distribuciones Comarcales, que era un estudio global de las necesidades de saneamiento de las comarcas de los ríos que vertían sus aguas en el litoral guipuzcoano.

Red Eléctrica: La red eléctrica guipuzcoana se caracterizaba por la existencia de gran cantidad de pequeñas centrales eléctricas, pero el desarrollo industrial experimentado a lo largo de estos años vino a confi rmar que era insufi ciente. Si hasta ese momento el consumo eléctrico estaba desviado principalmente hacia la industria y no llegaba a todos los puntos del territorio, con la llegada de la década de los años setenta y la revolución de los electrodomésticos en los hoga- res, la situación se tornó especialmente grave, por lo que hubo que establecer un nuevo plan que se denominó Plan de Electrifi cación Rural y que se realizó en tres etapas: 1972/73, 1974 y 1975.

30 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Benefi cencia y Bienestar Social

Al hablar de las partidas presupuestarias de la Diputación, veíamos que ésta era una institución que destinaba importantes cantidades al apartado de “carácter benéfi co”. La Benefi cencia distribuía su dinero entre hospitalización de enfermos, huérfanos y desamparados, maternidad y expósitos, servicios espe- ciales, dementes, etc., mientras que la Asistencia Social consistía en el reparto de subvenciones a “Obligaciones impuestas por las Leyes” o a instituciones de carácter social que colaboraban con la Benefi cencia, entiéndase, Asociación Guipuzcoana de Cáritas, Sección Femenina de Falange y de las JONS, Frente de Juventudes de Gipuzkoa, Instituto Provincial de Sanidad, Asilo de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, Junta de Protección de la Mujer, Instituto Anticanceroso, Delegación Provincial de Excombatientes, etc.

En cuanto al capítulo destinado a Bienestar Social, hay que señalar que los indicadores que presentaba la provincia de Gipuzkoa eran netamente superiores a los de otras provincias del Estado. Esto tampoco quiere decir que estuviesen a nivel europeo, incluso en ocasiones estaban por debajo de países que supues- tamente deberían situarse al mismo nivel, pero eran francamente aceptables. Otro tema sería si, como señalábamos en el párrafo anterior, esas cantidades llegaban siempre al mejor destinatario, pero ello sería motivo de otro análisis diferente a lo que es nuestro objetivo.

A la vista de la siguiente ilustración parece que las partidas presupuesta- rias poco variaban con el transcurso de los años. Se aprecia un incremento en las cantidades destinadas a “Dementes” entre 1940 y 1955, que coincide con un descenso en las destinadas a “Huérfanos y desamparados” en las mis- mas fechas, siendo el resto de partidas presupuestarias bastante similares; si acaso, se puede señalar un ligero altibajo que sufre la partida destinada a “Hospitalización de enfermos” entre los años 1940/1945 y 1945/1950, para volver a una cantidad similar a la existente en 1940 cuando se alcanza el año 1955. En cualquier caso, lo que queda meridianamente claro es la importancia que desde la Corporación Provincial se dedicaba a este tipo de servicios, de ahí que a esta Institución se le atribuya un cierto carácter “benéfi co”.

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Reparto del presupuesto de Benefi cencia en diversos servicios, 1940/1955

Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.

El mundo de la cultura

El golpe militar no sólo tuvo sus trágicas consecuencias en los campos econó- mico y político. En el campo cultural, la represión que se ejerció sobre todo aquello que tuviese la más mínima huella de corte republicano o nacionalista también alcanzó cotas insospechadas; así Sueiro y Díaz afi rman que “la situación de la cul- tura española en los decenios anteriores a la guerra merece ser califi cada, cuando menos, de esperanzadora. La República que con razón ha sido califi cada como ‘de intelectuales’, habría tratado de potenciar con todos los medios a su alcance aque- lla cultura, pero el nuevo régimen instalado tras la victoria nacionalista, supuso en ese terreno, como en tantos otros, un hachazo brutal, una ruptura total”36.

Fueron años muy duros en los que la libertad de todo pensamiento que se alejase de lo establecido por el Movimiento podía ser considerado como ilícito, con las terribles consecuencias que ello podía acarrear. Toda actividad creativa tenía que ser supervisada por el correspondiente Tribunal, quien se encargaría de determinar la posibilidad de que dicha actividad pudiera seguir adelante, y,

36. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Historia del franquismo. Vol. II. Madrid, Ed Sarpe. p. 113.

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por supuesto, si alguna actividad cultural estaba bajo control total y absoluto, ésta no era otra que la educación.

Ante este panorama que se presentaba en el mundo de la Cultura y de la Educación, se pueden observar dos posiciones: una primera adoptada desde el campo ofi cial –en este caso, desde la Diputación– limitándose a una política de construcciones escolares, especialmente en las zonas rurales de la provincia, acompañada de ciertas ayudas económicas en forma de becas y subvenciones, pero que ninguna de ellas terminó por solucionar el grave défi cit que presenta- ban ni el campo de la cultura ni el de la enseñanza de la provincia; y, por otra parte, otra postura adoptada desde el campo no ofi cial en la que tomaron parte desde todo tipo de organismos e instituciones, incluida la Iglesia vasca, que lucharon por la recuperación del idioma y de la cultura vasca que “ha sufrido durante largos siglos, y sobre todo en los últimos años, una tremenda presión de culturas extrañas, impulsada por motivos extraños a la misma dinámica cul- tural e intercultural. Ello ha conducido la cultura histórica del País Vasco al borde de la desintegración. Podrá recuperar su personalidad a través de la asimilación de elementos extraños y conseguir una nueva vitalidad, si efectivamente se crean las condiciones aptas para una reafi rmación de la identidad de la cultura vasca”37.

Ciñéndonos únicamente al apartado cultural de la institución guipuzcoana, ésta se limitó al mantenimiento del servicio de archivos y bibliotecas, la conser- vación de los monumentos artísticos y lugares históricos, la concesión de alguna beca a centros e instituciones culturales y en la organización de concursos, con- gresos y homenajes. Sin embargo, hay que hacer constar que todas estas acti- vidades tuvieron su desarrollo principalmente en la década de los años setenta, es decir, en los últimos años de dominación del régimen franquista.

En lo que al campo de las bibliotecas se refi ere, observamos que en el año 1941 se adoptó la decisión de crear un Centro de Estudios Históricos cuya fi nalidad era velar por el pasado de la provincia y promover los estudios históri- cos en todas sus ramas. Este centro recibió el nombre de “Centro de Estudios Históricos de Guipúzcoa - Instituto Esteban Garibay”, cuyo Presidente de Honor era el mismísimo Francisco Franco. El cargo de Presidente Honorario recaía en el Presidente de la Diputación y, el de Presidente Ordinario, lo ostentaba Julio Urquijo. Junto a este Instituto se abrió la Biblioteca Provincial de Gipuzkoa constituida en torno al Fondo Jaizkibel. En 1957 la Diputación acordó solicitar al Ministerio de Educación Nacional un concierto para acogerse a los benefi - cios del Servicio Nacional de Lectura que a través de un Centro Coordinador de Bibliotecas de Gipuzkoa se regularía por un régimen mixto de patronato y direc-

37. Euskaltzaindia (1977): El libro blanco del euskera. Bilbao, Euskaltzaindia.

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ción técnica. Como consecuencia de ello, en el año 1962, nueve bibliotecas guipuzcoanas estaban ya adscritas al Servicio Nacional de Lectura, y ya, con el II Plan de Desarrollo del Estado en 1968, fueron 38 las nuevas bibliotecas que se crearon en los municipios de la provincia.

Por otra parte, el Archivo Provincial de la Diputación, instalado desde 1904 en Tolosa, continuó funcionando. Sus orígenes remontan al siglo XIV, con el nacimiento de “La Hermandad”. En 1942 quedó constituida la Junta Provincial de Archivos y Bibliotecas, cuyos integrantes eran el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario de la Diputación y el Presidente de la Comisión de Fomento. En la década siguiente se recuperaron los documentos guipuzcoanos que estaban en los Archivos Diocesanos de Iruña, pero para entonces, en el año 1946 ya se había encargado a la Sección de Archivos y Bibliotecas que estableciera un índice o catálogo de los humilladeros –lugares que se encontraban a las afueras de los pueblos y que tenían alguna cruz o alguna imagen religiosa–, ermitas y santuarios de Gipuzkoa, clasifi cándolos en relación a su importancia histórica, artística o religiosa. Una vez fi nalizada la relación, los contenidos allí presentes fueron considerados monumentos artísticos o históricos.

La labor desarrollada por la Diputación de Gipuzkoa en materia de Cultura no acababa ahí. Anualmente se encargaba de proteger y subvencionar a diferen- tes entidades culturales de diversa índole: la Orquesta Municipal de Donostia, el Orfeón Donostiarra, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el Museo San Telmo, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la Academia de la Lengua Vasca, el Centro Cultural Femenino Nazaret, etc. Merece la pena señalar las sub- venciones que se otorgaron a los miembros del Servicio Español del Magisterio (SEM), para llevar a cabo “misiones de cultura” en los pueblos de la provincia y cuyo fi n no era otro que difundir la propaganda y el espíritu del Movimiento.

En el ámbito deportivo las ayudas y subvenciones fueron prácticamente inexistentes a lo largo de todo el periodo franquista, limitándose a la creación de algún espacio deportivo como los campos de deporte de , en el barrio de Amara de la capital.

Algunas claves de la evolución política en Euskal Herria

La muerte de Franco y la etapa política que se abre en los años sucesivos suponen la apertura a un proceso de transición democrática de la vida política que, para una parte importante de la población, marca un horizonte plural de las diferentes opciones políticas, cuyo marco de referencia será la Constitución Española, aprobada en 1978. En el dilema, de “reforma o ruptura”, que se arras- traba desde la década de los setenta, la política que se estaba llevando a cabo pretendía la reforma del sistema, sin más objetivos de cambio radical y que,

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por lo tanto, no satisfacía las esperanzas depositadas en un proyecto político alternativo.

Todavía faltaba mucho tiempo para la caída del muro de Berlín, y las posi- bilidades de un cambio social se veían en el horizonte de muchos partidos políticos, que conservaban intactos sus planteamientos revolucionarios de una década prodigiosa. En este sentido, la evolución política de este periodo, nos puede dar algunas claves que resultan imprescindibles para explicar el grado de politización existente en la sociedad vasca, en un proceso de transición demo- crática. Así, se pueden distinguir cuatro periodos: el primero que va de 1977 a 1979 que es el de la transición vasca; el segundo el de institucionalización interna (1980-1984); tercero, crisis del nacionalismo hegemónico con la ruptura del PNV (1984-1986), y el cuarto, en el que se abre una fase de consolidación del sistema (1986-1993)38. Esta periodización es meramente informativa, pero sirve para marcar algunos hitos del comportamiento político de los vascos en este periodo reciente de su historia, a través de la sociología electoral, en una etapa donde las convocatorias electorales se sucedieron muy a menudo.

Así, durante este periodo se irán dibujando los mapas electorales con dife- rencias entre cada uno de los territorios históricos. Mientras que en 1977 el nacionalismo todavía no es mayoritario en la sociedad vasca, en 1979 en las segundas elecciones generales, el nacionalismo ya conseguiría ser mayoritario, con la aparición de Herri Batasuna y otras fuerzas nacionalistas, además del PNV. Esta mayoría se irá confi rmando en las siguientes elecciones locales y forales, donde el nacionalismo radical rechaza su participación en las institucio- nes forales. En Navarra, sin embargo, UCD (Unión de Centro Democrático) man- tiene cierta hegemonía, aunque emergerá una nueva fuerza política, defensora del regionalismo navarro UPN (Unión del Pueblo Navarro) que irá consiguiendo paulatinamente su hegemonía. Durante este primer periodo es cuando los aten- tados de ETA alcanzaron su máxima expresión numérica, con un total de 242 muertos.

No obstante, la aprobación del Estatuto de Gernika en 1979 favorecerá que, en las elecciones autonómicas de 1980, el PNV conforme el primer gobierno autónomo en la Comunidad Autónoma Vasca. El intento de golpe de Estado de 1981, la nueva política de la LOAPA, la crisis de UCD y el ascenso del PSOE, con el triunfo en las elecciones legislativas de 1982, serán una serie de elemen- tos externos que reactivará el confl icto nacionalista contra el Estado. De esta manera en las elecciones locales de 1983 se confi rmará la hegemonía del PNV, el ascenso del PSOE y el nuevo papel de EE (Euskadiko Ezkerra). La conforma-

38. Llera, F. (1994): “El proceso político vasco en la democracia” en Aguirreazkuenaga, J: Gran Atlas histórico del Mundo Vasco, Bilbao, El Mundo, p. 452.

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ción institucional de la autonomía y las competencias de las diputaciones fora- les será una fuente de confl icto dentro del nacionalismo, de manera que con las segundas elecciones autonómicas de 1984, aunque el éxito nacionalista vuelve a producirse, y se llega a un empate parlamentario entre el PNV y la oposición, tras el ascenso del PSOE, el problema más grave va a ser la fractura dentro del nacionalismo y la dimisión de Carlos Garaikoetxea como lehendakari, que culmi- nará con la creación de un nuevo partido nacionalista (EA, Eusko Alkartasuna).

El adelanto de las elecciones, en 1986, tras la escisión del PNV, “se carac- teriza por una mayor segmentación y pluralismo en el sistema de partidos, al repartirse el PNV y EA los votos del primero e incrementarse el peso electoral de los partidos de la izquierda nacionalista (EE y HB), todo lo cual le da al PSOE el triunfo parlamentario”39 en la Comunidad Autónoma Vasca por primera vez. Esta nueva situación producirá un gobierno de coalición entre PNV-PSOE, presidido por José Antonio Ardanza. Las cuartas elecciones autonómicas de 1990, pue- den considerarse como una continuidad, defi niéndose unos escenarios donde la izquierda y la derecha se conjugan con su posición ante el nacionalismo, además de diferenciar espacios de dominio de partidos, según los diferentes territorios. De esta manera, Bizkaia y Gipuzkoa tendrán predominio de fuerzas nacionalistas, mientras que en Araba y Nafarroa la presencia mayor de partidos estatales será una permanente. En este sentido, el pluralismo político está garantizado, más allá de los intereses políticos en un momento determinado. El mapa electoral parece permanecer sin demasiados cambios a lo largo de las elecciones que se irán produciendo en la última etapa de este periodo.

4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas

Uno de los aspectos diferenciadores del proceso de modernización llevado a cabo en Gipuzkoa es, sin lugar a dudas, la evolución de una serie de rasgos que la han situado en la cabecera de los indicadores culturales y educativos en el conjunto de Euskal Herria. En este sentido, debido a las características sociales y lingüísticas de este Territorio Histórico, se pueden apreciar las actividades a favor del euskara y de la enseñanza en esta lengua que, con años de diferencia, marcan la pauta progresiva del paulatino reconocimiento de esta realidad.

No obstante, no podemos desvincular Gipuzkoa del proceso de alfabetiza- ción, sobre todo en euskara, que se está produciendo en Euskal Herria, sobre todo a partir de fi nales de la década de los cuarenta, y que en las siguientes décadas se confi guran plenamente, implicando a todo un movimiento a favor del

39. Llera, F. (1994): Op. Cit., p. 458.

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euskara y de la enseñanza en esta lengua. En un trabajo precedente40, señalába- mos que el modelo de alfabetización vasco durante el siglo XX obedecía a unas características que lo diferencian de otros modelos de alfabetización occidenta- les. Para ello nos valíamos de un esquema explicativo, basado en tres ejes: el modo de alfabetización, el uso del euskara y el código ideológico. A continua- ción recogemos estos planteamientos, todavía útiles para explicar el proceso evolutivo de la alfabetización, el surgimiento de las ikastolas y el proceso de euskaldunización. Lo ocurrido en Euskal Herria en los últimos cincuenta años en este terreno es de tal importancia que, comparado con lo ocurrido en los últimos siglos, marca una ruptura y un proceso irreversible. Las ikastolas y todos los procesos de euskaldunización llevados a cabo son de tal fuerza que han logrado fraguar una nueva realidad. El aspecto fundamental, como se ha señalado hasta en el último informe de 2009 sobre la situación sociolingüística del país41, es que, gracias a la escolarización en euskara, se ha podido alcanzar cotas supe- riores de alfabetización y de uso del euskara, con una elevación importante de la tasa de escolarización en esta lengua.

Competencia lingüística por territorios. CAV, 2006. Gobierno Vasco (2009)

40. Davila, P. (coord) (1995): Lengua Escuela y Cultura. El proceso de alfabetización en Euskal Herria, Siglos XIX y XX. Leioa, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco. 41. Gobierno Vasco (2009): 2006. IV Mapa Sociolingüístico. Gasteiz, Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco.

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Como puede apreciarse en la ilustración, Gipuzkoa registra más de un 50 por ciento de la población bilingüe, que junto con los bilingües pasivos, conforman un panorama halagüeño respecto al futuro, pues tan solo el 30,9 de la pobla- ción se declara monolingüe castellano parlante. La competencia lingüística de la población alcanza porcentajes que superan el 60 por ciento entre la población comprendida entre 5 y 15 años. Comparada esta situación actual con la que arrojaba el primer censo de 1981 sobre el conocimiento del euskara, el progreso ha sido espectacular, a pesar de las difi cultades y de las resistencias.

El modelo de alfabetización en euskara, en el periodo inmediatamente pos- terior a la fi nalización de la Guerra Civil y hasta la década de los años sesenta, sigue el mismo modelo de la etapa anterior a la misma y que denominamos “alfabetización restrictiva”, ya que su objetivo iba dirigido a los vascoparlantes, con escaso número de castellanoparlantes, que aprenderán el euskara de forma autodidacta. Es de destacar la formación de grupos dentro de las órdenes y congregaciones religiosas, señaladamente los franciscanos y los benedictinos, preocupados por su propia alfabetización. Este tipo de grupos van a resultar fundamentales para la elaboración de obras y revistas escritas en euskara. Asimismo, Euskaltzaindia se mantendrá de una forma institucional en la promo- ción de la alfabetización. La primera campaña de alfabetización promovida por Ricardo Arregi será una experiencia que marque una ruptura respecto al carácter restringido de la alfabetización. De la misma forma, la campaña Kili-Kili adquiere su importancia basada en la alfabetización infantil.

Por lo que respecta a los usos del Euskara, y dada la represión que ejercía el gobierno sobre la lengua, su uso se mantendrá en un nivel privado y en contextos sociales restringidos. No obstante, existen una serie de revistas de circulación controlada, cuya temática se referirá a la literatura y a temas religiosos, aunque también se traten otros de carácter académico. También hay que registrar toda una serie de obras para ser utilizados como medios de enseñanza. Además de estos ámbitos de la literatura, también hay que considerar otras revistas de tipo más popular. Junto con todo este conjunto de revistas, lo cual es buena mues- tra del alcance público de la escritura, también hay que considerar la existencia de radios parroquiales, de una discografía vasca y el surgimiento de una nueva literatura vasca. En un nivel más académico, hacia el fi nal del período, se darán los pasos más importantes para la standarización lingüística del euskara, que dará lugar al euskara batua (euskara unifi cado) y que supondrá en las etapas siguientes una forma de normativización lingüística que, paulatinamente, se introducirá en las ikastolas y será adoptado mayoritariamente como norma tanto para textos literarios como científi cos.

Dentro del campo nacionalista se continuarán manteniendo de forma sote- rrada las elaboraciones ideológicas sabinianas o del nacionalismo tradicional vasco, en un contexto de represión. Desde un punto de vista ideológico se

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puede constatar la permanencia de valores como la religión y la raza en el código nacionalista. No obstante, este nacionalismo puede califi carse de residual, si tenemos en consideración el surgimiento de otros planteamientos, tanto cultu- rales como políticos, que intentan sintonizar con un nacionalismo más radical, sobre todo a partir de la década de los sesenta. Desde luego, el surgimiento de las primeras ikastolas irá poniendo las bases de la escolarización y consecuen- temente sentando la posibilidad de una alfabetización de la población infantil, que en este período será mayoritariamente vascoparlante.

En el decenio de los setenta y ochenta, antes de las transferencias educati- vas a la Comunidad Autónoma Vasca, asistimos al periodo más fecundo desde la perspectiva de la alfabetización en euskara. Los objetivos que subyacen en el proceso de alfabetización pueden diferenciarse en función de dos procesos de alfabetización, según se trate de vascoparlantes o de sujetos cuya lengua materna sea el francés o el castellano, en cuyo caso se tratará de un proceso de euskaldunización. También hay que remarcar que la alfabetización primaria va a correr a cargo de las ikastolas, mientras que los adultos tendrán acceso a toda una red de cursos a cargo de instituciones propias. En este sentido, podemos constatar un “boom” en cuanto al número de personas que van a seguir cursos de aprendizaje del euskara, sobre todo en la euskaldunización, mientras que la alfabetización de los vascoparlantes irá progresivamente descendiendo. Se trata de un fenómeno básicamente urbano. Todo ello redundará en el surgimiento de una nueva fi gura dentro del estudiantado que será conocida como “euskaldun- berria”. Para atender esta demanda surgirá A.E.K. a principios de esta etapa, con la intención de coordinar todas las “gau eskolas” y “euskal eskolas” que funcionaban por todos los territorios vascos. El proyecto de esta Coordinadora intentará dar respuesta a las nuevas reivindicaciones respecto a la lengua y la cultura vascas dentro de un proyecto nacional, donde la recuperación de la lengua actúe como eje promotor. Será esta institución la que además desarrolle nuevos métodos de enseñanza, en función tanto del tipo de alumnado, como de la necesidad de unir el aprendizaje a los contextos de uso de la lengua. Resultarán, por lo tanto, fundamentales las aportaciones didácticas a través de materiales pedagógicos, así como la preparación de un profesorado adecuado. Complementando todo este proceso interno de lo que signifi ca la enseñanza de la lengua en sus aspectos organizativos, didácticos, etc., surgirán toda una serie de campañas de alfabetización y de otro tipo de actividades públicas, cuya reper- cusión social se hicieron constatables. Entre ellas la más importante sería, en 1978, la campaña “Bai Euskarari” que daría gran impulso a las reivindicaciones del euskara, en el sentido de tomar conciencia de la situación, y que consolida- ría el papel de Euskalzaindia en su trayectoria a favor del euskara.

Los usos del euskara en esta etapa van a resultar importantes por el com- plejo mapa de utilización del euskara en diversos ámbitos de la vida pública y privada, unas de carácter institucional y con reconocimiento ofi cial y otras de

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carácter reivindicativo respecto al uso público del euskara. Es un fenómeno expansivo que cuenta con una progresiva implantación debido a las característi- cas del momento y a la coyuntura política indefi nida sobre la lengua y la cultura vascas. Estos aspectos se pueden apreciar tanto en lo que respecta a la lectura y la escritura, al uso oral, como al uso social del euskara. El número de revistas en euskara resulta, en ese momento, importante, tanto en su aspecto cuan- titativo como cualitativo, así como las editoriales que surgirán con el objetivo de publicar textos en euskara, ya sean literarios, científi cos, o dedicados a la enseñanza. En su aspecto oral, la nueva canción vasca resultará un fenómeno especialmente destacable, junto con la mayor programación en euskara en la radio. De la misma forma, y relacionado con el proceso de standarización lingüís- tica, que irá afi anzándose, no sin una serie de confl ictos que irán más allá de los propiamente lingüísticos y que se producirán en el seno de Euskaltzaindia, surgi- rán la U.E.U. (Udako Euskal Uniberstitatea) y UZEI (Terminologia eta Lexikografi a Zentroa) que trabajarán en el ámbito de la alfabetización técnica, produciendo material imprescindible para la utilización de los profesionales y universitarios. El nacimiento de E.H.E. (Euskal Herrian Euskaraz) será también otro punto de referencia, para exigir la normalización pública del euskara.

Se aprecia en estas dos décadas, sobre todo tras la muerte de Franco, un proceso de redefi nición nacionalista, donde el código nacionalista tradicional no va a ser el hegemónico. El surgimiento de otras fuerzas políticas, así como el contexto social, permiten una redefi nición del nacionalismo anterior haciendo más hincapié en que la identidad vasca no reside en la religión y la raza, sino en la reivindicación de la lengua. A partir de esta redefi nición, donde se aboga por una integración de los inmigrantes, los lemas sobre Euskadi y el euskara serán permanentes: Euskadi euskaldun. No obstante, hacia el fi nal del periodo y coin- cidiendo con las victorias electorales del PNV, se aprecian distintas formas de entender este lema. Hemos de resaltar la signifi cación que para el País Vasco tuvo el tránsito del franquismo a la democracia, así como la nueva confi guración constitucional y el desarrollo preautonómico. De la misma forma, los usos del euskara se irán extendiendo por todo el tejido social, mientras las ikastolas estarán afi anzándose como una red competitiva con las otras redes escolares. No obstante, se plantea un momento de crisis con las nuevas redefi niciones del código ideológico, entre un nacionalismo tradicional y otro más radical.

Finalmente, a partir de mediados de la década de los ochenta y hasta la actualidad, podemos hablar de que la alfabetización en euskara va tomando unos derroteros institucionales, debido a las nuevas competencias que en mate- ria educativa recaen sobre el Gobierno Vasco. Se aprecia que, desde el punto de vista de la recuperación lingüística, comienza a distinguirse el modelo “D” dentro de las redes escolares, como un elemento imprescindible para la alfabeti- zación de los niños desde la escuela, mientras que la alfabetización de adultos, a través de la euskaldunización, adquiere un sentido más institucional. La propia

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alfabetización y euskaldunización del magisterio será un complemento impres- cindible para el propio proceso de euskaldunización generalizado. Asimismo, los requisitos exigidos de disponer de reconocimientos de competencia lingüís- tica, convierten al euskara en una forma instrumental de acceso a puestos de trabajo. El aumento en el uso del euskara hace necesario su aprendizaje instrumental, en contra de otros planteamientos más sociales. En esta etapa, los métodos de aprendizaje del euskara se han diversifi cado, aunque se aprecia una dedicación más importante a los textos dedicados a los euskaldunberris. La inmersión en contextos euskaldunes será una de las formas más efi caces de aprendizaje de la lengua, así como de la cultura y las tradiciones vascas. La lengua está inmersa en su propia cultura y, de esta forma, debe ser su aprendi- zaje. En cuanto a la formación de la tipología de grupos, además de consolidarse A.E.K., surgirá H.A.B.E como un proyecto paralelo e impulsado por el Gobierno Vasco, lo cual supondrá una situación confl ictiva, sobre todo, en aspectos rela- tivos a la fi nanciación y a la homologación del profesorado, observándose una polarización entre ambas instituciones, en función de los proyectos políticos de cada una de estas instituciones. En Nafarroa e Iparralde la presencia de A.E.K. continuará manteniéndose. No obstante, y a pesar de la existencia de toda esta red institucional de dependencia variada, pues también deben incluirse institu- ciones privadas, la demanda de alfabetización y euskaldunización decrece con- siderablemente, llegando a estabilizarse hacia el fi nal de esta etapa, sin que se pierda el carácter urbano. También surgirán otras formas de aprender euskara en internados. Las campañas de alfabetización continuarán de una forma nor- malizada por parte de las instituciones dedicadas a la alfabetización, sobre todo al inicio de los cursos para la obtención de alumnado. No obstante, también hay que resaltar el carácter reivindicativo de otras actividades, como Korrika, que presupone toda una representación simbólica de la lengua y de la identidad vasca.

En este contexto, y en cuanto a los usos del euskara, se puede apreciar una ampliación en el uso del euskara, a todos los niveles de la actividad pública, desde la administración hasta los medios de comunicación, donde será de des- tacar la existencia de un canal de televisión que emite íntegramente en euskara. De la misma forma, en 1990 aparecerá un diario en euskara, consolidándose a partir de un público lector. Debe resaltarse las actuaciones institucionales en cuanto a la organización de actividades que aseguren un bilingüismo, de acuerdo con los principios del Estatuto de Gernika. En este marco, la ley de normaliza- ción del euskara de 1982, será la base de todo este desarrollo institucional, de la misma manera que en Nafarroa lo será la ley del vascuence. A pesar de todos estos esfuerzos de planifi cación lingüística, así como la ampliación del uso oral del euskara de una forma publica, a través de las diferentes emisoras de radio, de la canción, de los bertsolaris, del teatro y del cine, no se puede afi rmar que se trate de un fenómeno masivo. En los censos elaborados de 1981 y 1986 se recogía información sobre el grado de conocimiento del euskara por parte de la

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población, siendo su resultado que tan sólo un tercio de la misma era vascopar- lante. En un plano orientado hacia la normalización del euskara, será también de resaltar la continuidad de la UEU, de UZEI, y ELHUYAR, así como la presencia cada vez más importante del euskara en la enseñanza universitaria. También el surgimiento de EKB con el objetivo de la defensa del euskara, promoción de la cultura vasca y la normalización.

En este último periodo, en el código ideológico, y tras la redefi nición nacio- nalista, pueden apreciarse diversos proyectos nacionalistas cuyo frente político reside en la forma de entender el País, en función del papel que debe jugar la lengua, aunque para unos ésta ocupe un lugar accesorio dentro del proyecto de construcción nacional y, para otros, fundamental. La batalla política respecto a la lengua entrará por lo tanto en una confrontación ideológica, más allá del pro- pio fenómeno lingüístico.

El proceso de alfabetización institucional y de normalización lingüística, en este último periodo, se debe al carácter que van tomando todas las iniciativas alrededor de la alfabetización. Esta cuestión puede apreciarse desde las propias instituciones de enseñanza, como la consolidación de los medios de comunica- ción, e incluso Korrika. Dicha institucionalización no es, por lo tanto, caracterís- tica de la acción de gobierno debido a la nueva situación autonómica, sino que afecta a todos los ámbitos sociales. Por otra parte, el proceso de escolarización a través de las ikastolas, tendrá que compartir la alfabetización primaria en euskara con las otras redes escolares públicas y concertadas, donde la Ley de la Escuela Pública Vasca marca un importante punto de infl exión. La nueva fun- ción social que comienza a adquirir el euskara, en una sociedad que cada vez más demanda las credenciales como un valor instrumental, hace aumentar la demanda del aprendizaje de esta lengua. Los usos del euskara irán extendién- dose, privilegiando la efi cacia y cierta normalización social. Es precisamente en este proyecto de normalización donde se manifi esta una confrontación en el código nacionalista ante la inoperancia de la institucionalización en el pro- ceso de normalización y las demandas de cotas más altas en el proceso de alfabetización.

Las ikastolas y la euskaldunización

Al referirnos a las diversas etapas del modelo de alfabetización vasco, hemos resaltado la importancia que tenía la escolarización en euskara, bien sea a tra- vés de las ikastolas, bien de aquellas escuelas públicas o concertadas que opta- ron por algún modelo lingüístico euskaldunizante, de acuerdo con las demandas sociales. Aquí, tan sólo señalaremos algunos aspectos relativos a la alfabetiza- ción primaria en euskara, apuntando algunas cuestiones relativas al movimiento de ikastolas. Somos conscientes de que todo el proceso de instauración de las

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ikastolas conlleva un estudio más detallado, lo cual no invalida el planteamiento general sobre el proceso de alfabetización en todos los ámbitos señalados, donde se recogen aspectos no únicamente relacionados con la escolarización.

Desde los primeros años del régimen franquista la persecución de cualquier manifestación en euskara será patente y afectará a diversos ámbitos del uso de esta lengua. Así, bajo la política de la unidad sacrosanta de la patria se prohi- birá desde la utilización del nombre propio en euskara, hasta la designación de buques mercantes, documentos notariales, nombres de sociedades, etc., pun- tos de ataque allí donde pudiera detectarse el mínimo rasgo de separatismo42. A esta política habrá de unirse la depuración del magisterio y la represión del euskara en las escuelas43.

Dentro del campo de la legislación educativa, la ley de educación primaria de 1945 y el texto refundido de 2 de febrero de 1967 excluían cualquier apren- dizaje de la lengua materna, haciendo hincapié en el “vínculo fundamental de la comunidad hispánica” a partir de la lengua del Estado. Todo ello dentro de un contexto donde la cultura euskaldun será puesta en cuestión ante los nue- vos cambios sociales y demográfi cos que se están produciendo en esta época debido al desarrollo industrial.

Esta situación, en lo que respecta a la legislación general del Estado sobre la enseñanza, comenzará a cambiar a partir de la Ley General de Educación de 1970, en la que se habla del cultivo de las “lenguas nativas” y más parti- cularmente, a partir del decreto 1433 de mayo de 1975, por el que se regula la incorporación de las lenguas nativas a los programas de los centros de edu- cación preescolar y general básica, y del decreto 2929 de octubre del mismo año, relativo al uso de las lenguas regionales españolas. Durante esos años, no obstante, el movimiento de recuperación cultural y lingüístico estaba en pleno apogeo, vinculado a una serie de demandas políticas en un contexto de lucha antifranquista.

La Constitución Española de 1978, al proclamar en su artículo 3.2 la ofi cia- lidad de las diferentes lenguas del Estado, dejaba a los diferentes Estatutos de Autonomía dicha ofi cialidad. El R.D. 1.049/1979 por el que se regula la incorpo- ración de la lengua vasca al sistema de enseñanza en el País Vasco, no hacía si no promover toda una legislación abundante sobre la aplicación de aquel man-

42. Euskaltzaindia (1977): Op. Cit. 43. Arpal, J.; Asua, B.; Davila, P. (1982): Educación y Sociedad en el País Vasco. San Sebastián, Txertoa. Ostolaza, M. (1992): El garrote de la depuración. Donosti, Ibaeta- Pedagogía.

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dato constitucional, señaladamente la de normalización del uso del euskara44, como veremos más adelante.

Respecto tanto a la alfabetización como a la escolarización, dependiente de la centralización administrativa de la enseñanza estatal y hasta su transferencia a las comunidades autónomas, no podemos mostrar aspectos diferenciales con el resto del Estado, si acaso tan sólo hacer constar que, debido a las altas tasas de alfabetización y de escolarización, la acción del Estado no fue especial- mente patente45. Asimismo, entre los datos estadísticos manejados por la Junta Nacional contra el Analfabetismo, las cuatro provincias vascas aparecen siempre entre los diez primeros lugares respecto al número de alfabetizados, e incluso respecto al número de reclutas no analfabetos mantiene esos primeros lugares, durante los años 1950, 1951 y 1952. Todo lo cual repercutiría en la escasa presencia de las campañas alfabetizadoras –que por aquel entonces se estaban promoviendo– en las Provincias Vascongadas y Navarra46. Otro tanto puede afi r- marse, si consultamos la documentación relativa a la Comisión de Enseñanza y Formación Profesional de la Comisaría del Plan de Desarrollo Económico, donde los porcentajes de analfabetos son los más bajos para las cuatro provincias vas- cas47. Todo lo cual indica la situación favorable respecto al número de escuelas y al de personas alfabetizadas, que repercutió en una política de construcción de acuerdo con esas necesidades48.

Como hemos señalado, podemos decir que la verdadera efervescencia en términos cuantitativos de la alfabetización y escolarización, tanto en Europa como en Euskal Herria, no se dará hasta el fi nal de la Segunda Guerra Mundial. El despegue económico europeo de los años cincuenta provocará el boom de la educación, en la medida en que los mercados comienzan a demandar mano de obra especializada. La educación se revaloriza y se sitúa defi nitivamente en el pensamiento liberal burgués con un signifi cado ideológico claro, la educación como sinónimo de prosperidad económica y de movilidad social. La alfabeti-

44. IVAP-HAEE (1986 y ss.): Euskarari buruzko araubidea. Normativa sobre el euskara, Vitoria- Gasteiz, Herri-Arduralaritzaren Euskal Erakundea-Instituto Vasco de Administración Pública. 45. Respecto a los datos sobre alfabetización en este perido puede consultarse Vilanova, M. y Moreno, X. (1992): Atlas de la evolución del analfabetismo en España de 1887 a 1981, Madrid, C.I.D.E. 46. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educa- ción, Leg. 79.331. 47. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educa- ción, Leg. 79.336. 48. Para el caso de Gipuzkoa, puede consultarse el Informe Gaur, Aguirre, J.A. (1969): Así está la enseñanza primaria. Hablan los maestros. Madrid.

44 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

zación se convierte en el paso previo a cualquier intento de formación y de su consecuente éxito social.

Este despegue económico europeo tendrá también su correspondencia en el Estado Español, sobre todo a partir del comienzo de la Guerra Fría y del consecuente desbloqueo y legitimación internacional del régimen franquista. El Plan Marshall, la entrada de los tecnócratas del Opus Dei al gobierno y el plan- teamiento desarrollista que impulsaron produjo también el boom escolar en el Estado, como lo muestra la promulgación de la ley del 18 de julio de 1956, que autorizaba la emisión de deuda pública para la construcción en cinco años de 25000 escuelas.

No obstante, este boom escolar se produce en un momento socio-político adverso para el euskara. El Estado dispone de medios económicos para la alfa- betización y escolarización, pero bajo el signo de la afi rmación de la españolidad, centralización férrea y negación de todo indicio diferencial. La alfabetización se hará en castellano por ley, trayendo no pocos problemas a los vascoparlantes. La alfabetización y escolarización de éstos se ha de dar en el marco tanto de la legislación vigente como en el marco social de la negación de su propia existen- cia como vascoparlantes: el euskara no sólo es expulsado del espacio ofi cial y público sino que su uso individual conllevará el castigo. La estigmatización de lo vasco, su exclusión de ámbitos lingüísticos de prestigio, y la imposibilidad real para un vascoparlante de desenvolverse en un ámbito más allá del familiar, con riesgo de ser objeto de burlas o castigo, junto con la valoración social general de la alfabetización, impulsa a muchas familias vascas a rechazar su propia lengua materna y escolarizar y alfabetizar a sus hijos en castellano, en un intento de evitarles la discriminación de la que ellos mismos han sido objeto.

Con esto no queremos decir, ni mucho menos, que ésta sea la razón exclu- siva que caracteriza la alfabetización en castellano de los niños/as vascoparlan- tes, ya que realmente la oferta escolar era prácticamente exclusiva en castellano hasta bien entrados los años sesenta; sino señalar que la represión lingüística en las áreas rurales, donde el uso del euskara era generalizado, profundizó la diglosia a medida que los procesos de industrialización avanzaban y que el uso del castellano se iba imponiendo con el añadido de prestigio y prosperidad. La alfabetización en castellano, impuesta desde las necesidades políticas de un estado centralista y desde las necesidades económicas de un mercado en desa- rrollo, encontró menos resistencias en estas zonas rurales tan golpeadas por la experiencia discriminatoria del castellano.

Sin embargo, esta alfabetización en castellano no va a penetrar tan fácil- mente en las áreas urbanas, donde se registra una progresiva resistencia. Es en este ámbito donde surgen las primeras experiencias de alfabetización en euskara, de los vascoparlantes en un primer momento, y de los castellanopar-

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lantes más tarde. Así pues, la etapa franquista será el escenario de surgimiento de diversos intentos de alfabetización y escolarización en euskara. El retroceso que sufría la lengua, fruto de la represión y del refl ejo diglósico, así como del aumento de la población castellanoparlante procedente de las emigraciones de otros puntos del Estado, comenzó a crear preocupación en diversos sectores vasquistas (clero, jóvenes...) que emprendieron diversos proyectos para atajar el retroceso del euskara. No queremos dejar de apuntar que esta preocupa- ción se estaba produciendo, tanto en la Euskal Herria Peninsular como en la Continental.

Por lo tanto, la alfabetización en euskara para los vascoparlantes tenía ya, a fi nales de los años cincuenta, en la zona continental algún desarrollo, si bien con un planteamiento bastante informal y muy dependiente de la voluntad y ánimo de los profesores. En el País Vasco Peninsular, la necesidad de “hacer algo” en euskara se plasma de maneras diferentes, que podemos clasifi car según su nivel de formalización. Así, distinguimos iniciativas de alfabetización primaria en euskara en marcos de educación no formal, e iniciativas plenamente insertadas en proyectos de escolarización formal en euskara (caso de las escuelas domés- ticas de Donostia y de las ikastolas a partir de los años sesenta).

Sin embargo, a medida que avanza la década de los sesenta, el entramado cultural vasco se corporeiza y expande creando en amplias áreas sociales la necesidad de la recuperación lingüística, la conciencia de que el euskara se estaba perdiendo y que había que recuperarlo, porque en el caso de perderlo Euskal Herria dejaría de existir (“euskararik gabe ez dago Euskal Herririk”); se pasa a un planteamiento mucho más dinámico, donde la euskaldunización se establece dentro de un proceso de recuperación lingüística. La recuperación lingüística se traduce también en una alfabetización en euskara de los cas- tellanoparlantes, es decir, una euskaldunización precoz y su correspondiente alfabetización primaria en la segunda lengua. Se supera el discurso del bilin- güismo como fenómeno individual (derechos del individuo a aprender en su len- gua materna), y se desarrolla la conciencia del confl icto lingüístico, la diglosia y como consecuencia la reivindicación social del euskara.

Como constata Núñez49, pese al aumento del número total de euskaldunes experimentado durante la centuria siguiente, la proporción de los mismos dentro de la masa de la población, sin embargo, ha disminuido, bajando del casi 100 por ciento al 44 por ciento en el período 1868-1970. El número de euskaldunes de Gipuzkoa había aumentado en 1981 de esta forma:

49. Núñez, L.C. (1977): Opresión y defensa del Euskara. Donostia, Txertoa.

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Tabla 40. Población que habla, entiende, lee y escribe en Euskara por sexos (1982)

Varones Mujeres Total Entiende euskara 192.680 198.876 391.556 Habla euskara 180.558 188.765 369.323 Lee euskara 147.419 154.416 301.835 Escribe euskara 133.389 139.322 272.711 Fuente: “A.E.V.” (1982). E. Jaurlaritza.

Tabla 41. Población que habla euskara por comarcas en 1981

Varones Mujeres Total Alto Deba 20.749 20.807 41.556 Bajo Deba 19.799 20.743 40.542 Urola Costa 25.008 24.067 49.075 Goiherri 20.353 20.598 40.951 Tolosaldea 17.704 17.095 34.799 Donostialdea 66.028 73.544 139.572 Bajo Bidasoa 10.917 11.911 22.828 Total 180.558 188.765 369.323

La alfabetización “informal” se produce en diferentes ámbitos, como la cate- quesis, o el intercambio de experiencias en las escasas escuelas en las que el euskara tenía alguna presencia, y sirvieron para mantener de alguna manera un ensayo de alfabetización vasca, al menos en su mínima expresión, “Umeen Deia” (1957-1964), una pequeña revista infantil nacida en Nafarroa en el marco de la Institución Príncipe de Viana de la Diputación Foral de Nafarroa, que se convirtió en este caso en un elemento dinamizador y de interrelación entre los niños/as euskaldunes. A esto habría que añadir, en los casos de Nafarroa y Gipuzkoa sobre todo, los exámenes en euskara y los premios que aportaban. Los concursos se convirtieron así en lugares de encuentro en donde el tra- bajo alfabetizador de cada día encontraba una plasmación festiva y lúdica, y, al menos, un espacio “público” de valoración. Los exámenes tenían dos partes, una oral y otra escrita; primeramente se hacía el trabajo escrito que consistía en escribir un cuento aprendido de memoria, un dictado corto y la respuesta a tres preguntas realizadas en aquel momento, para después recitar un verso, una

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oración o una canción así como alguna lectura corta50. Los premios a los mejo- res resultados consistían en excursiones y pequeños regalos a los participantes. Estas iniciativas nos dibujan, sin lugar a dudas, de una manera más certera, las características de unos procesos de alfabetización primaria en euskara que son los precedentes inmediatos del surgimientos de otro ensayo educativo, que dentro de una dinámica de modernización del discurso sobre la lengua y un contexto socio-político de resistencia y contestación al franquismo, provocará el nacimiento del movimiento de ikastolas (escolarización en euskara tanto de niños/as vascoparlantes, en un primer momento de función conservadora de la lengua, como más tarde de castellanoparlantes, en el contexto de recuperación lingüística y reivindicación social del euskara).

La escolarización en euskara: las escuelas domésticas y el movimiento de ikastolas

Cuando abordábamos la situación política de Euskal Herria como consecuen- cia del estallido de la Guerra Civil, decíamos que la represión que se ejercía con- tra todo aquél que se salía de la línea establecida por los dirigentes del nuevo Régimen era atroz. La persecución ideológica a la que se sometió a la población causó serias difi cultades para que se pudiera desarrollar con la más mínima libertad cualquier tipo de actividad cultural o lingüística en cualquier comunidad del Estado, “porque si la cultura ha sido amordazada en lengua castellana, la catalana, la gallega y la vasca, lo han sido doblemente. Se suprimieron los cen- tros de estudio, publicaciones y editoriales en idioma propio en todas las regio- nes que lo tenían. Con motivo de la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en las ofi cinas de la Inspección Primaria de Barcelona el 26 de mayo de 1939, según reseña publicada al día siguiente por ‘El Noticiero Universal’, el nuevo Obispo dijo que: ‘la enseñanza debe ser cristiana, católica y saturada de amor a la Patria, y siempre en castellano, esta lengua que exaltaron entre otras grandes fi guras de la Historia como Santa Teresa de Jesús e Isabel la Católica’”51.

En lo que a nuestra cultura o lengua se refi ere, esta persecución de la que hablamos alcanzó con ambas sus máximos niveles, convirtiéndose el idioma vasco en uno de los principales caballos de batalla de cualquier partidario fran- quista, lo cual, lejos de obtener los resultados por ellos deseados, tuvo el efecto contrario, logrando que muchas personas ajenas al mundo de la cultura y de la lengua, comenzasen a dar los primeros pasos en la recuperación de ésta. En relación a dicha recuperación hay que señalar que “el retroceso que sufría la lengua como consecuencia de la represión y del efecto diglósico, así como la

50. Torres, I.: Op. Cit., p. 454. 51. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Op. Cit. pp. 123-124.

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cada vez mayor inmigración castellano-parlante procedente de otros puntos del Estado, comenzó a crear preocupación en ciertos sectores vasquistas (clero, jóvenes,...) que emprendieron diversos procesos para atajar esa pérdida del euskera”52.

Pero no cabe duda que el surgimiento de las ikastolas, y su incorporación a la enseñanza, constituyó uno de los puntos clave dentro de lo que supuso este proceso recuperador. La actitud de muchísimas personas euskalzales, entre las que no faltaron numerosos Hermanos lasalianos, fue otro de los factores a tener en cuenta, con una predisposición al trabajo en pro de la lengua que llegaba a alcanzar cotas insospechadas, de auténticos militantes de la cultura vasca, tanto de personalidades como del pueblo llano, sin olvidar a toda la corte de andereños y maixus que trabajaron en unas condiciones laborales impropias de un sistema educativo medianamente normalizado. El tercer gran grupo que participó activamente en la recuperación del idioma fueron algunos medios de comunicación, que dentro de la restricción de las libertades en las que se podían mover, apostaron por esta labor, con los peligros, principalmente de cierre del medio, que ello conllevaba.

Dentro de esta etapa de desaparición del euskera existieron ciertos facto- res como los factores socio-políticos, socio-económicos, institucionales y psico- sociales que a continuación vamos a relatar: “el confl icto lingüístico y cultural vasco surge en los años fi nales del siglo XIX y tiene su origen en un doble proceso: la transformación de las estructuras tradicionales provocada por el fenómeno de la industrialización y en el afi anzamiento progresivo de los poderes estatales en detrimento de los regímenes forales. Estas nuevas condiciones políticas, económicas y socioculturales acabarán alterando el statu quo del eus- kera y de la comunidad euskaldun”53.

De los factores socio-políticos tenemos que destacar la labor que ejercieron los representantes de la Administración Central y los funcionarios públicos, principalmente de los Secretarios de los Ayuntamientos, de los que partían las disposiciones para el cumplimiento de las prohibiciones de la utilización del eus- kera, pero tampoco se puede olvidar la actuación que en materia represiva del euskera mantuvieron los “Maestros Nacionales”, con sus ya conocidos castigos, tanto físicos como psíquicos, y la creación de sentimientos de culpabilidad den- tro de su alumnado. De entre estos castigos el más famoso fue el de la imposi- ción del anillo escolar, que consistía en que al niño que hablaba en euskera se le castigaba con un anillo, del cual tenía que desembarazarse entregándolo a otro niño al que había de sorprender hablando en euskera. El que tenía el anillo

52. Dávila, P. (1995): Op. Cit.. pp. 65-66. 53. Ostolaza, M. (1996): Op. Cit., pp. 38-39.

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cuando terminaba la clase o la semana escolar era castigado con un castigo físico o con la obligación de aportar una determinada cantidad de dinero54. Este castigo tenía sus orígenes en la “Nota Galesa” de similares características al anillo vasco, con la particularidad de que en este caso se colocaba una señal o marca, generalmente de madera atada con un hilo y se le colgaba del cuello al primer niño al que se le hubiese oído hablar en galés en la escuela; “el desgra- ciado que tuviese el infortunio de poseer la nota colgada al cuello al fi nal de la sesión escolar –dos veces por día– era castigado con suma severidad”55.

Entre los factores socio-económicos, la industrialización de gran parte del territorio vasco, unida al proceso de inmigración masiva que no permitió una integración cultural y lingüística escalonada, y la práctica desaparición de la actividad rural, constituyeron otro de los ejes negativos para la conservación de la lengua. Para analizar los factores institucionales, hay que reseñar que ciertos sectores de la Iglesia vasca, con todo lo que representaba para una población de fuertes raíces cristianas, también se convirtieron en otro de los azotes per- manentes contra el euskera, llegándose incluso a abandonar la predicación a sus fi eles en esta lengua; “el Cardenal Gomá muere desilusionado del nuevo régimen que no le ahorra el mal trago de la publicación de una carta pastoral acusado de indulgente para con los opositores de Franco. Una Orden ministe- rial conmina a los obispos a poner término a la predicación en euskera y en catalán”56.

Sin embargo, como decíamos, no todos los integrantes de la Iglesia adop- taron una actitud beligerante contra el euskera, y la mejor muestra de ello es el mensaje que el 30 de mayo de 1960 envió un grupo de sacerdotes vascos a la sociedad: “así ahora denunciamos ante todos los españoles y ante el mundo entero la política que hoy impera en España, de preterición, de olvido, cuando no de encarnizada persecución de las características étnicas, lingüísticas y socia- les que Dios nos dio a los vascos. Si las piedras de un monumento nacional se cuidan por la belleza de su arquitectura y el refl ejo que conservan del alma de la época que las labró, EL EUSKERA, INSTRUMENTO NECESARIO PARA LA EVANGELIZACIÓN Y CULTURA DEL PUEBLO VASCO, tiene derecho ante la Iglesia y ante la civilización, un derecho a la vida y a ser cultivado, [...] y éste es nuestro

54. Dávila, P. (2003): Enseñanza y educación en el País Vasco contemporáneo. Donostia, Erein, p. 101. 55. Lasa, J.I. (1968): Sobre la enseñanza primaria en el País Vasco. San Sebastián, Ed. Auña- mendi, pp. 29-30. 56. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): “Breve Historia de España”. Madrid, Alianza Editorial, p. 593.

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caso hoy en España. Y no hay razón histórica, social ni política que justifi que semejante crimen”57.

Incluso el mismísimo Monseñor Añoveros, en su homilía de 9 de marzo de 1974, se atrevió a realizar una defensa del euskera en la que decía: “el pueblo vasco tiene unas características propias de tipo cultural y espiritual entre las que destaca su lengua milenaria. Estos rasgos peculiares dan al pueblo una per- sonalidad específi ca dentro del conjunto de pueblos que constituyen el Estado español actual. El pueblo vasco, lo mismo que los demás pueblos del Estado español, tiene el derecho de conservar su propia identidad, cultivando y desarro- llando su patrimonio espiritual, sin perjuicio de un saludable intercambio con los pueblos circunvecinos dentro de una organización socio-política que reconozca su justa libertad. Sin embargo, en las actuales circunstancias, el pueblo vasco tropieza con serios obstáculos para poder disfrutar de este derecho. El uso de la lengua vasca, tanto en la enseñanza, en sus distintos niveles, como en los medios de comunicación, está sometido a notorias restricciones. Las diversas manifestaciones culturales se hallan también sometidas a un indiscriminado control”58.

Finalmente, con respecto a los factores psico-sociales, la otra institución que no pudo aguantar la presión social a la que era sometida fue la familia, que no tardó en abandonar su idioma, para sustituirlo por el castellano. Sin pretender justifi car su actitud para con el euskera, hay que señalar que la imagen del caste- llano gozaba de una popularidad internacional que la lengua vasca no disfrutaba. El castellano era considerado como una lengua moderna, unida a procesos cul- turales y de civilización que, además, era hablado por millones de personas por todo el mundo. De esta manera, frente a “esa pequeña y diminuta lengua, que no llega a la condición de idioma, cuyo origen se desconoce y que se encuentra a punto de extinguirse porque ya no sirve. Esa lengua de aldeanos que sólo sirve para hablar con el ganado y que no es sino una rémora y un retraso para la vida moderna”59, la población vascófona optaba por dejar de enseñar su idioma a sus hijos para que no hicieran el ridículo ante el mundo por no saber expresarse en castellano y, de paso, que no se viesen sometidos a las vejaciones que se producían en las escuelas y en la vida cotidiana.

57. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 181 o Iztueta, P. (1981): Sociología del fenómeno contestario del clero vasco, 1940-1975. Donostia, Elkar. 58. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 183. 59. Informe SIADECO (1979).

51 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

No obstante, y a este respecto, tenemos que hacer referencia al trabajo de Idoia Fernández60 en el que se informa sobre la labor que desde antes del inicio de la Guerra Civil comenzaron a desempeñar las mujeres vascas, nacionalistas en particular, a través de una organización denominada Emakume Abertzale Batza (Asociación de Mujeres Patriotas) y que llegó a aglutinar a más de 25.000 mujeres. Éstas desempeñaban diferentes funciones, desde su participación en escuelas vascas hasta la creación de grupos de teatro, danzas, un cuerpo de enfermeras o labores de alfabetización. Este tipo de acciones las desempeña- ban bien desde una perspectiva de socialización primaria (el hogar familiar) o secundaria, batzokis e ikastolas, creando unos espacios educativos que se com- plementaban entre sí y que de paso servían para lograr su objetivo: “vasquizar” a sus hijos.

Finalizada la Guerra Civil la transmisión de estos contenidos y reproducción de las prácticas socializadoras llevadas a cabo antes del inicio de la misma, continuará ejerciéndose en Euskal Herria pero con intensidades y ritmos diferen- tes. Las mujeres vascas van a continuar transmitiendo a sus hijos la lengua, los cantos, las danzas y los relatos referentes a la Patria, dándose la situación de que las familias nacionalistas más pudientes llegaban a contratar a muchachas de servicio de origen euskaldun para que facilitasen la tarea de mantenimiento y aprendizaje del euskera en el hogar. El paso de los años va a permitir que este tipo de prácticas socializadoras vayan extendiéndose fuera del estrictamente marco familiar, trasladándose hacia los grupos de danzas, de teatro, de mon- taña, ... donde se da una importante presencia masculina y un intenso ambiente nacionalista.

Sin embargo, el proceso socializador no fi nalizaba con estas prácticas e iba un poco más allá. En la capital guipuzcoana comienza una tarea de enseñanza formal en la que la mujer nuevamente va a desempeñar un papel fundamental, las etxe-eskolak o pisos privados en los que se produce la escolarización de niños vasco-parlantes comprendidos entre los tres y los nueve años, desta- cando en esta tarea durante los años 40 y 50 dos “andereños”: Elbira Zipitria y Mª Dolores Goya, cuya experiencia dará lugar al surgimiento de las ikastolas en los años sesenta, aunque desde planteamientos ideológicos y organizativos diferentes.

Además de las distintas experiencias de alfabetización a la que ya hemos hecho mención en el epígrafe anterior, surgen en Euskal Herria, primero de un modo muy restringido y más tarde de un modo amplio y general dos experiencias de escolarización en euskara de gran importancia desde el punto de vista de la

60. Fernández, I. y otros (1997): “La transmisión de contenidos nacionalistas en el contexto familiar” en Historia de la Educación, Revista Interuniversitaria, nº 16, pp. 363-372.

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alfabetización, ya que suponen la puesta en marcha de una verdadera escolari- zación en euskara. Se trata de las Escuelas Domésticas de Donostia desarrolla- das en torno a la fi gura de Elbira Zipitria entre 1946 y 1969, y el Movimiento de Ikastolas que empieza a desarrollarse a partir de 1960.

Respecto a las primeras, podemos apuntar que se trata de pequeñas escue- las de tamaño reducido (unos diez alumnos) que ponía en marcha cada maestra titular en su propia casa. Este tipo de experiencia sólo surge en Donostia y está muy vinculado a un modelo de educación con una fuerte raíz en la escuela vasca de preguerra, de hecho la organización tiene en su base la estructura de relacio- nes del Emakume Abertzale Batza del que Elbira Zipitria había sido una relevante militante.

El planteamiento alfabetizador de las escuelas domésticas de Donostia tiene como objeto, al igual que las experiencias de alfabetización informal de las que ya hemos hablado, la conservación del euskara, y por esta razón están dirigidas hacia la población vascófona con el fi n de alfabetizar en lengua materna, para después de estar bien asentados los niveles de lecto-escritura se proceda a la alfabetización en castellano. Esta escolarización en euskara se extendía hasta los nueve años, edad en la que se accedía al nivel de ingreso, momento en el que se continuaba la escolarización en colegios privados en castellano.

La importancia de las escuelas domésticas de Donostia tiene, según nuestro punto de vista, una doble vertiente; por un lado permite dar una conti- nuidad, precaria y aislada pero necesaria, a toda la labor emprendida en torno al bilingüismo y la escuela en la época de preguerra, aportando un modelo de escuela vasca adecuada a unas circunstancias difíciles pero con un gran con- tenido pedagógico e ideológico, y, por otro lado, aporta al inmediato proyecto general de escuela vasca en que se convirtió la ikastola una práctica pedagó- gica de marcado contenido renovador (Decroly y Montessori) en un momento en el que la escuela ofi cial se plegaba a los cánones más tradicionales y reaccionarios.

El modelo de escolarización restringido correspondiente a las escuelas domésticas, en consonancia con el proceso general de alfabetización, responde a la función conservadora de la lengua así como a una ideología nacionalista que podríamos defi nir como residual, en el sentido que supone un transplante de un discurso de preguerra en una situación nueva, la posguerra, en donde los cambios infra y supraestructurales de las sociedades europeas habían tomado un rumbo sin retorno.

La evolución ideológica en el ámbito vasco no habría de hacerse esperar; el surgimiento de ETA en 1959, la organización de la resistencia cultural vasca,

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la regeneración de la lengua y la formulación del euskara batua, el desplaza- miento de la infl uencia religiosa a todos los niveles, así como los cambios económicos inminentes a los procesos de urbanización e industrialización en la nueva coyuntura de posguerra traen consigo una nueva formulación ideoló- gica de la cultura vasca. Ricardo Arregi será uno de los representantes más importantes de esta tendencia, que propugnará la necesidad de moderniza- ción de la cultura vasca, su codifi cación a tenor de la industrialización en una sociedad que es ya eminentemente urbana. De este marco general surge el impulso a las campañas de alfabetización y la importancia de la escolarización en euskara.

El discurso modernizador de la lengua, en un contexto social de organiza- ción clandestina intensa, tiene su repercusión en el ámbito educativo vasco. El modelo de escuela doméstica se dinamiza, se inserta en el nuevo contexto social y surge la ikastola, con un perfi l semejante al actual. La ikastola va a supo- ner la puesta en marcha de una alfabetización general en euskara, tanto para vasco parlantes como castellano parlantes, tras haberse superado la función de conservación, en aras de la recuperación lingüística. Alfabetización y escolariza- ción, que abarcan todos los niveles de enseñanza, según lo van marcando las necesidades de los grupos escolarizados en la ikastola; se supera el esquema de las escuelas domésticas de ciclo de escolarización en euskara equivalente a ciclo de alfabetización, para articularse un proceso educativo general en eus- kara (queda fuera el nivel universitario, aunque la reivindicación al respecto es generalizada e incluso se organiza una universidad vasca popular, Udako Euskal Unibertsitatea).

La implantación de la ikastola en todo Euskal Herria, aunque es desigual (se desarrolla más intensamente en Bizkaia y Gipuzkoa), tiene una incidencia indudable en la consideración del aprendizaje del euskara en todo el sistema educativo no universitario. Creemos que no es atrevido afi rmar que la movi- lización social consecuente al movimiento de ikastolas creó las condiciones necesarias para su introducción en el curriculum escolar de toda la población escolar de una parte de Euskal Herria (la Comunidad Autónoma Vasca), aunque retomando los planteamientos bilingüistas y tratando de marginar la reivindica- ción social del euskara en el nuevo marco político diseñado por la constitución española.

El movimiento de ikastolas será la iniciativa que fi nalmente dará cuerpo a una escolarización íntegramente en euskara, tanto para alumnos vascoparlantes como castellano parlantes. Su incidencia y evolución en los años en los que son la única red educativa en euskara, es decir con anterioridad a la fi jación de los modelos de enseñanza bilingüe, son muestra de la posición favorable hacia las ikastolas. El aumento constante de alumnado en todos los territorios vascos

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registra, no obstante, una evolución diferenciada, siendo Gipuzkoa el territorio con mayor número de matrícula61.

Tabla 42. Evolución de la matrícula en las ikastolas (1964-1982)

Alumnos matriculados Curso P. Vasco Total Guipúzcoa Álava Navarra Vizcaya Continental 1964-65 520 22 54 --- 596 1696-70 5.770 171 348 1.958 8 8.255 1970-71 8.181 334 765 2.591 14 11.885 1971-72 10.673 376 950 3.157 47 15.203 1972-73 13.245 486 1.377 3.755 101 18.964 1973-74 15.272 677 1.631 4.938 175 22.693 1974-75 17.971 1.026 1.892 5.822 225 26.936 1975-76 21.325 1.429 2.158 8.634 305 33.851 1976-77 25.314 1.812 2.621 10.977 341 41.065 1977-78 29.652 2.654 3.094 13.422 382 49.204 1978-79 31.423 3.293 3.744 14.875 390 53.809 1979-80 34.733 4.277 4.909 16.136 474 60.529 1980-81 37.145 5.086 5.369 17.157 516 65.273 1981-82 39.128 5.509 5.727 19.107 564 69.935 Fuente: Garagorri, X. y otros62

Esta evolución vertiginosa del movimiento de ikastolas, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia, debe ser contemplada a la luz de un contexto social diná- mico, movilizador y creativo, en un momento en el que el euskara se encontraba en su momento más crítico. La ikastola va a convertirse en un núcleo de identi- fi cación cultural muy intenso que produce y reproduce adhesiones y apoyos. De esta manera, y siempre en ese contexto de resistencia y reconstrucción cultural,

61. Para hacer un seguimiento estadístico de la evolución del alumnado de las ikastolas puede consultarse, para la primera etapa: Aduriz, A. y ot. (1972): “Gure Ikastola”, Jakin, nº 6; Basurko, F. (1990): “La normalización de la Ikastola: breve historia y estado de la cuestión de la escuela pública vasca”, Historia de la Educación, nº 8, pp. 139-166; SIADECO (1979): Confl icto lingüistico en Eus- kadi, C.L.P.; Euskara Zerbitzua (1990): Euskal Irakaskuntza: 10 urte, Gazteiz, Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen-Zerbitzu Nagusia. 62. Garagorri, X. y otros (1983): “Ikastoletako irakaskuntzaren garapena eta egoera”, en Jakin, nº 28, uztaila-iraila, pp. 6-60, p. 10.

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lingüística y política, las ikastolas van encontrando los modos de ir poniendo en marcha todo un sistema educativo paralelo y extraofi cial en todos sus niveles (ideológico, organizativo, formativo y pedagógico). Así, antes de la publicación del famoso decreto de bilingüismo de 1979, podemos observar una serie de características diferenciadoras de estas dos etapas63, coincidiendo con los cam- bios que se están produciendo en el campo de la alfabetización en general.

Posteriormente, y sobre todo a partir de la instauración del Gobierno Vasco en la Comunidad Autónoma Vasca, se entrará en un proceso de normalización jurídica y equiparación pública. Como ya hemos indicado, no tratamos de hacer un estudio pormenorizado de las ikastolas, sino tan sólo señalar algunos rasgos que revelen su importancia en el proceso de alfabetización en euskara y también en el de euskaldunización, visto desde la perspectiva de su importancia como red de escolarización.

En primer lugar, la ikastola, como indican la evolución de alumnado y su asentamiento, permite la generalización de la alfabetización primaria en eus- kara en amplios sectores de la población, superando la restricción numérica y geográfi ca, que suponían experiencias anteriores. Podemos afi rmar que, por pri- mera vez, se consolida una oferta de escolarización en euskara de dimensiones amplias. Las etapas en esta evolución coinciden con la marcha general seguida en el proceso de alfabetización de adultos y, en general, con los diferentes usos del euskara a nivel social y administrativo.

En segundo lugar, la infl uencia del movimiento de ikastolas sobre la alfabeti- zación y euskaldunización de adultos ha permitido que la recuperación lingüística se generalice. En este sentido, son de destacar las posturas favorables hacia una expansión donde se verán implicados amplios sectores de la población.

En tercer lugar, se produce entre el profesorado un asentamiento de la alfabetización en euskara, a través de la enseñanza en las ikastolas. En los años sesenta, cuando empiezan a ponerse en marcha las ikastolas, el euskara batua no existía aún, así como tampoco una oferta editorial en euskara que pueda considerarse tanto en cantidad como en variedad. Los profesores, tanto euskaldunes como euskaldunberris que se incorporan a la ikastola, comenza- rán a asentar y sistematizar su propia alfabetización en euskara a través de la práctica docente y, posteriormente, a partir de una preparación específi ca en las escuelas de formación del profesorado. Este proceso alfabetizador a través de la enseñanza, ha sido una práctica generalizada en el movimiento de ikastolas durante todo el franquismo, y creemos que una de las claves de la producción de espacios de interacción lingüística para los profesores euskaldunizados, así

63. Basurko, F. (1990): Op. Cit., p. 145.

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como para la evolución desde una situación de lengua de uso oral y coloquial hacia otra situación inicial en el uso de la lecto-escritura.

No obstante, el dato más relevante en cuanto al proceso de alfabetización será el impulso que, a partir de la ley de normalización del uso del euskara de 1982, se dará a toda la planifi cación de política lingüística. En un marco de cierta normalización política e institucional se producirá una vuelta a los planteamien- tos bilingüistas, focalizando de nuevo el tema en el nivel de los derechos indi- viduales. Tal vez se trataba de desactivar todas las iniciativas de reivindicación social de la lengua, con toda la carga política y popular, pero también negando en cierta medida el fenómeno de la diglosia y ensalzando un discurso político de coexistencia armónica de las dos lenguas. Desde este planteamiento, la alfabetización en euskara adquirirá un reconocimiento legal, materializado en los modelos lingüísticos, situándola dentro del llamado “modelo D”. Las ikastolas se adscribirán mayoritariamente a este modelo, mientras que en la red escolar transferida los porcentajes son claramente menores, si la comparamos con los otros modelos. Respecto a la evolución de matrícula en los diferentes modelos, la tendencia nos indica que, en los últimos años, se apunta a una estabiliza- ción del porcentaje de población escolar que se alfabetiza en euskara, en aquel momento en un nivel muy inferior a la alfabetización en castellano64. Los datos referentes a Nafarroa e Iparralde siguen apuntando hacia un lento y constante crecimiento de la alfabetización en euskara, siempre en el marco de la escolari- zación en las ikastolas. Cuantitativamente hablando representan un porcentaje muy pequeño respecto a la población escolar que se alfabetiza en castellano o en francés, a pesar de su importancia, en unos marcos legales más restrictivos si lo comparamos con la Comunidad Autónoma vasca.

Tras esta visión general sobre la historia de los procesos de alfabetización que se registran en Euskal Herria, podemos apreciar la importancia de la escola- rización en euskara como elemento nuclear hacia una alfabetización masiva en esta lengua. Evidentemente se trata de un fenómeno reciente, si lo comparamos con otros modelos de alfabetización, pero de gran signifi cación para la recupe- ración de la lengua y la cultura vascas. Hemos querido señalar tan sólo el ele- mento escolar porque parece el más evidente, sobre todo a partir de utilizarse la escuela como agente de alfabetización primaria; no obstante, el proceso de alfabetización requiere toda una serie de ámbitos de uso, tanto social, familiar, cultural, escolar, administrativo, etc. sin los cuales no puede garantizarse el nor- mal desarrollo de una lengua.

El éxito de la alfabetización en euskara a través de la escolarización pri- maria sea a través de las ikastolas o de cualquier otro tipo de centro público,

64. Euskara Zerbitzua (1990): Op. Cit.

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concertado o privado, ha seguido diferentes líneas de evolución desde la implantación de los modelos lingüísticos, como puede observarse en la siguiente gráfi ca.

Enseñanza no universitaria. CAV, 1983/84-2007-08 (Gobierno Vasco, 2009)

Está claro que no todos los modelos han conseguido los objetivos prescritos por la ley, es decir, una población escolar bilingüe. Los diferentes estudios que se han realizado sobre las competencias lingüísticas que los alumnos y alumnas obtienen al fi nal de su escolarización muestran que tan solo el Modelo D y, en menor medida, el B, pueden garantizar que los alumnos y alumnas consigan unos niveles aceptables en el dominio de la lengua, tanto a nivel académico como de uso en la vida cotidiana. Asimismo, la matriculación en cada uno de los modelos ha seguido una tendencia diferente, pues mientras el modelo D ha ido registrando una matrícula creciente en todos los territorios de la Comunidad Autónoma Vasca, en cambio el B se ha ido manteniendo y el A ha seguido una curva claramente descendente. Esta situación marca diferencias en cuanto a la preferencia de los padres por un determinado modelo y, sobre todo, aquel que garantice la plena euskaldunización de sus hijos.

58 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Tabla 43. Evolución de la enseñanza no universitaria por modelos lingüísticos, CAV, 1983-84/2007-08 (Gobierno Vasco, 2009)

Modelos Lingüísticos (nº) Modelos Lingüísticos (%) Curso Total A+X B D A+X B D 1983/84 524.448 407.705 42.401 74.342 77,7 8,1 14,2 1985/86 513.146 377.226 52.925 82.995 73,5 10,3 16,2 1987/88 499.154 343.705 64.821 90.628 68,9 13,0 18,2 1989/90 471.241 302.910 73.055 95.276 64,3 15,5 20,2 1991/92 437.377 261.910 75.269 100.198 59,9 17,2 22,9 1993/94 405.405 227.503 70.767 107.135 56,1 17,5 26,4 1995/96 373.022 190.912 68.465 113.645 51,2 18,4 30,5 1997/98 340.490 154.499 64.050 122.941 45,2 18,8 36,0 1999/00 317.152 121.908 66.550 128.694 38,4 21,0 40,6 2001/02 302.663 99.639 66.932 136.092 32,9 22,1 45,0 2003/04 301.497 87.747 67.967 145.783 29,1 22,5 48,4 2005/06 310.309 75.971 71.284 163.054 24,5 23,0 52,5 2007/08 319.842 66.689 74.077 179.076 20,9 23,2 56,0 Fuentes: Eustat (1983/84-2006/07) y Departamento de Educación, Universidades e Investigación (2007/08).

Por lo que respecta a Gipuzkoa, en los años comprendidos entre 1984 y 2004, se aprecian tendencias mucho más marcadas de ese proceso general. De manera que, en la actualidad, el modelo A sigue una tendencia descendente siendo, prácticamente, residual en la Red Pública y con incidencia escasa en la privada. El modelo B, en cambio, es el que, dentro de la Red Pública, ha descen- dido notablemente, de manera que en 1984 representaba casi un 42 por ciento y en 2004 este porcentaje es de 12,6; en cambio, en las ikastolas privadas, se incrementa ligeramente y en la red privada, ha pasado de un 30 a un 38 por ciento, aunque ha pasado por porcentajes muy cercanos al 50 por ciento. En cambio el modelo D es el que registra una evolución más marcada con respecto a su oferta escolar, sobre todo en el sistema público, pues ha pasado de casi un 20 por ciento a más de un 87 por ciento en estos 20 años; el aumento es menor en los centros privados, que casi han duplicado su oferta y en las ikastolas que, incluso, la han disminuido.

59 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Evolución de los modelos lingüísticos A, B y D en Gipuzkoa (1984-2005). Fuente Gobierno Vasco

Modelo A

Modelo B

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Modelo D

4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza

El periodo que abarca nuestro estudio es de una gran complejidad en el ámbito de la política educativa, debido a los cambios que se producen durante tan largo periodo de tiempo. Así, tras cuarenta años de dictadura, que irá evolu- cionando en cuanto a las reformas educativas, los últimos treinta han supuesto una cierta normalización democrática, donde la pluralidad de opciones está garantizada por un marco constitucional, en el que se recogen los límites del Estado en cuanto al derecho a la educación y a la confi guración de un sis- tema educativo, adecuado a una nueva realidad desconocida hasta entonces: el Estado de las Autonomías. Así, a lo largo de todo el periodo de estudio se puede constatar en el ámbito de la división territorial del Estado que la Constitución marcará un antes y un después en cuanto que se pasa de un régimen centra- lista, donde el sistema educativo continúa la tradición decimonónica, a otro nuevo, ensayado en unos cuantos años durante la Segunda República, donde las Comunidades Autónomas que confi guran ese nuevo Estado irán asumiendo nuevas competencias en el ámbito educativo. Proceso que culminará en el año 2000, con la asunción plena de todas las comunidades de dichas competencias. Por lo que respecta al País Vasco, ya en 1979, con la aprobación del Estatuto de Gernika, se comienza a legislar sobre cuestiones educativas, iniciando un proceso que se ha mantenido hasta la actualidad.

61 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Si bien 1978 marca, en el ámbito de la política y legislación educativas, el inicio de unos nuevos planteamientos democráticos aplicados a la educación y que cada Comunidad Autónoma irá desarrollando en el marco de sus compe- tencias, no por ello se puede afi rmar que el Estado haya hecho dejación de sus propias competencias, para asegurar la existencia de un único sistema educa- tivo. De esta forma, el marco normativo impuesto por el Estado ha supuesto las correspondientes regulaciones competenciales a cargo de cada una de las comunidades autónomas, adecuándose a ese marco, bien sea con la LODE, bien con la LOGSE, que tienen el mismo rango jerárquico que los estatutos de autonomía. Por lo tanto, y para diferenciar y remarcar este importante cam- bio, hemos preferido abrir un nuevo epígrafe para el desarrollo de esta parte del trabajo, recogiendo los aspectos más sobresalientes de este importante proceso.

Por otra parte, y a la vista de las características que tiene la política edu- cativa durante el periodo anterior, hemos preferido trazar algunos aspectos sobresalientes de dicha política, sobre todo con referencia a las leyes más importantes que se promulgaron, pues son el marco en el cual se va a desa- rrollar toda la educación y la enseñanza en Gipuzkoa, al igual que ocurre en el resto del Estado. Terminaremos esta primera etapa con la reforma educativa que se produce en 1970, la Ley General de Educación que, en su momento y hasta prácticamente la reforma de la LOGSE de 1990, se mantuvo vigente, confi gurando un nuevo marco legislativo y el establecimiento de unos niveles hasta entonces inexistentes, debido a la profundidad con que se reordenó el sistema educativo. Asimismo, a continuación de este marco legislativo, seña- laremos los diferentes niveles educativos no universitarios, con referencia a la situación en Gipuzkoa, como marco en el cual podamos explicar la evolución de los mismos en el contexto más cercano a la presencia de La Salle en los mismos.

Por lo tanto, esta primera etapa comprende prácticamente todo el régimen franquista, sobre el cual ya se han establecido una serie de épocas más o menos asumidas dentro del estudio de la política educativa franquista, estableciéndose cuatro épocas. La primera de ellas abarca hasta la fi nalización de la Guerra Civil en 1939. La segunda abarca desde abril de 1939 hasta 1951, caracterizada por lo que se denomina la “dictadura nacional-católica” y que fi naliza con la entrada en el Ministerio de Educación Nacional del Ministro Ruiz Giménez, en 1951, iniciando una tercera época denominada “dictadura tecnocrática”, que abarcaría desde el nombramiento como Ministro de Villar Palasí en 1968 hasta la muerte del dictador. También otros historiadores de la educación prefi eren distinguir dos amplias etapas, entre el denominado “primer franquismo”, que llegaría hasta 1951, y el “segundo franquismo y las reformas”, que abarcaría

62 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

hasta 197565. Los años comprendidos desde 1975 hasta las elecciones genera- les de 1977 son considerados como una etapa de transición que se cierra con la promulgación de la Constitución Española.

La dictadura franquista y las reformas educativas

La etapa inmediatamente posterior a la fi nalización de la Guerra Civil no consti- tuyó el mejor momento para emprender cualquier tipo de iniciativa ni tampoco para el desarrollo de las tareas educativas. Desde el inicio de la contienda la situación social era especialmente dura, con millares de personas fallecidas, encarceladas o exiliadas, por lo que el papel a desempeñar por la educación quedaba en un segundo nivel: “el propio Franco se quejaba amargamente a un periodista de que el Gobierno de la República al no querer rendirse les obligaba a hacer una guerra: ‘En todos los países civilizados, cuando el Ejército se ha alzado contra un Gobierno de forma tan arrolladora como en la ocasión presente, prueba de la razón que nos asiste, los gobernantes han cedido por patriotismo, para que el territorio nacional no sufra los horrores de la guerra’”66. Sin embargo, desde el propio Estado se encuentra en la educación un vehículo de ideologización del nuevo Régimen, que servirá para domesticar esas conciencias que estaban en condiciones de poblar las escasas aulas del sistema educativo español.

Comenzaremos por una breve referencia de lo que supuso el papel de la Iglesia y la Falange en el primer franquismo, pues es la cuestión más relevante en los primeros años del franquismo, en el que se buscaba constituir el Nuevo Estado, y donde el Estado era subsidiario con respecto a la Iglesia en el sistema de enseñanza. Ambas instituciones asumieron desde un principio tan ardua labor, “no hay nada tan importante en la misión apostólica de la Iglesia como la educación cristiana de la juventud, porque sólo con esa educación podrá for- jarse una sociedad cuyos miembros vivan según los criterios y las normas del Evangelio67“. Pero tanto la Falange Española como la Iglesia tenían intereses muy dispares, lo que les llevará a más de un enfrentamiento que terminará con el triunfo de la institución eclesiástica, apoyada por el General Franco y sus prin- cipales colaboradores, entre ellos José Pemartín, el cual ocupó durante años el cargo de Jefe del Servicio Nacional de Enseñanza Media y Superior del Ministerio de Educación Nacional y que decía que “la nacionalidad española se hallaba fun-

65. Puelles, M. de (2009): Modernidad, republicanismo y democracia. Una historia de la educa- ción en España (1898-2008). Valencia, Tirant lo Blanch. 66. Raguer, H. (2001): La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española, 1936-1939. Barcelona. Ed. Península, p. 69. 67. Guerrero, E. (1951): En defensa de la libertad de enseñanza. Madrid, Ed. Jura, p. 89.

63 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

dida con un ideal católico, que el fascismo era la fusión de la Nación y el Estado, por consiguiente, si España había de ser nacional y había de ser fascista, el Estado español había de ser necesariamente católico68.

Observamos, pues, cómo la Religión se convertía en el eje sobre el que debía girar la vida pública y privada de los españoles, con el consentimiento de las autoridades políticas y, en concreto, del General Franco. No olvidemos que “es preciso dejar claro que no fueron los sublevados los que solicitaron la adhe- sión de la Iglesia, sino que fue ésta la que muy pronto se les entregó en cuerpo y alma”69. Sírvannos como ejemplo algunas de las declaraciones de los diferen- tes Obispos y Arzobispos para valorar la postura de la Iglesia sobre el confl icto armado: “Nos encontramos de nuevo en Lepanto”, según expresaba el Arzobispo de Granada en el Boletín Ofi cial Eclesiástico del Arzobispado de Granada (1 de octubre de 1936); “El pueblo español se ha puesto en pie para la Cruzada más heroica que registra la Historia”, según el Obispo de Córdoba en Boletín Ofi cial Eclesiástico del Obispado de Córdoba (30 de diciembre de 1936); “Revelación enérgica de la fe y de todos los valores de la raza hispana”; continuaba expre- sándose el Obispo de Palencia en Boletín Ofi cial Eclesiástico del Obispado de Palencia (15 de septiembre de 1936); “Honor a los héroes sin miedo y sin tacha, cruzados de Cristo y de España”, también nos recordaba el Arzobispo de Valladolid en Boletín Ofi cial Eclesiástico del Arzobispado de Valladolid (28 de agosto de 1936); “Nuestra guerra persigue únicamente la defensa de nuestra fe, de nuestra Patria, de nuestra religión, de la civilización y de la cultura que nos legaron nuestros antepasados” según el Arzobispo de Santiago en Boletín Ofi cial Eclesiástico del Arzobispado de Santiago (15 de diciembre de 1936). Todas estas jerarquías eclesiásticas coincidían en que la victoria franquista garanti- zaba una tradición solidaria entre el Estado y la Iglesia.

Pero, fi nalizado el período de guerra, llegaba el momento de reorganizar el sistema educativo español, “había llegado el momento de repartirse el botín de la victoria entre las diversas familias del bloque triunfador, esto es, el tradiciona- lismo, la Falange, los grupos monárquicos y el catolicismo más conservador con su jerarquía a la cabeza”70. La Orden Ministerial de 19 de agosto de 1936 era un programa ideológico de lo que debería ser, y cómo hacerse, la educación nacio- nal: “la Escuela de Instrucción Primaria, piedra fundamental del Estado, debe contribuir no sólo a la formación del niño en el aspecto cultural general sino a la

68. Pemartín, J. (1938): Qué es lo nuevo. Consideraciones sobre el momento español presente. Santander, Ed. Aldos. pp. 69-70. 69. Raguer, H. (2001): Op. Cit., p. 84. 70. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): Op. Cit., p. 592.

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españolización de la juventud del porvenir”71 y, para ello, qué mejor que preparar una escuela hecha a la medida de las necesidades: si se precisaban cambiar los objetivos, los contenidos, la metodología o lo que hiciera falta dentro del campo de la enseñanza y ello era por el bien de la Patria, se hacía y asunto resuelto; “así, la Enseñanza Primaria no residirá fundamentalmente en los contenidos de instrucción, sino en los principios religiosos, morales y patrióticos que impulsen al Glorioso Movimiento Nacional”72.

La creación de una Nueva Escuela suponía no sólo construir, sino eliminar cualquier rastro que recordase a la experiencia republicana, lo que conllevaba acabar con todo recuerdo de esa Escuela republicana basada en “los objetivos masónicos, los cuales han tenido y tienen una precisión insuperable: la imposi- ción de una Escuela única, obligatoria, laica o antirreligiosa y bisexual”73. Una vez desterrados todos estos principios “perversos”, como que la Educación fuera potestad del Estado –aunque se pudiera aceptar la enseñanza privada–, que la escuela pública pudiera ser laica, además de gratuita y obligatoria en los niveles primario y medio, y que tuviera un carácter activo y creador, además de ser parte de la sociedad en la que actuaba, manteniéndose el principio de la coeducación y un profesorado que constituyese un todo unitario y orgánico74, una vez terminado con todos estos “peligrosísimos” principios, daría comienzo una Nueva Escuela, para la que desde el inicio del año 1939, y una vez que los últimos territorios que faltaban por ocupar fuesen pasando a estar bajo el con- trol del Ejército sublevado, se irían asentando las bases de lo que debería ser. Una Escuela a la que “habría que llevarse Crucifi jos, retratos del Jefe del Estado, banderas nacionales y algunos letreros breves con emblemas y leyendas sinté- ticas que den la idea a los niños de que se forma un Estado español nuevo y un concepto de Patria que hasta ahora desconocían”75.

Para la destrucción de esos siete principios perversos de origen republicano y la creación de esta Nueva Escuela se contaría con la colaboración de la Iglesia Católica y la de un nuevo organismo que acababa de surgir a la sombra del golpe militar, la Comisión de Cultura y Enseñanza que no sólo puso en marcha el proceso de depuración del Magisterio sino que, además, sentó las bases de lo

71. Capitán, A. (2000): Educación en la España contemporánea. Barcelona, Ed. Ariel S.A., p. 244. 72. Puelles, M. (1999): Educación e ideología en la España contemporánea. Madrid, Ed. Tecnos, p. 306. 73. Pérez de Urbel, Fray Justo (1953): “Anuario católico español”. Madrid, Tomo II, p. 607. 74. Navarro, C. (1993): La educación y el nacional-catolicismo. Cuenca, Ed. Servicio de publica- ciones de Universidad Castilla-La Mancha, pp. 15-16. 75. Morente, F. (1997): La depuración del Magisterio Nacional, 1936-1943. La Escuela y el Es- tado Nuevo. Valladolid. Ed. Ámbito, p. 21.

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que debía ser esta Nueva Escuela de la que estamos hablando. Esta Comisión de Cultura y Enseñanza, cuya fecha de fundación es el 23 de enero de 1937, estaba presidida por José Mª Pemán. Bajo su mando se encontraban otros des- tacados miembros próximos a los sectores más conservadores y reaccionarios de la Iglesia católica, muchos de ellos pertenecientes al grupo llamado “Acción Española” lo que sirvió “para crear una nueva Escuela católica, mucho más que una Escuela fascista a secas”76.

Plenamente consciente del papel que le estaba tocando interpretar en esos primeros instantes de la fi nalización de la contienda civil, pero, a su vez, sabiendo que este papel no iba a ser fugaz, también en 1941 fi rma un acuerdo con la Santa Sede en el que se ratifi ca, entre otros, el artículo 2º del Concordato de 1851 en el que se establecía “la obligatoria conformidad con la doctrina cató- lica de la enseñanza impartida en las instituciones escolares públicas y privadas y el derecho de la jerarquía eclesiástica de velar sobre la pureza de la fe y las costumbres así como sobre la educación religiosa de la juventud”77.

Hasta 1942, siempre con la guerra como telón de fondo, Falange e Iglesia continúan disputando su liderazgo ideológico en tres años de hostigamiento mutuo, saldados con serias fricciones entre la jerarquía eclesiástica y el poder político. Sin embargo, los principios pedagógicos fundamentales de los falangis- tas no diferían sustancialmente de los defendidos por la Iglesia; en realidad, “la diferencia entre ambos proyectos educativos radicaba en la estructura educa- tiva, y específi camente en quién debería de tener el control de la enseñanza”78. Fue en la época de dominio fascista por Europa, entre 1940 y 1942, cuando la Falange cuestionó con mayor intensidad el control que los sectores católi- cos ejercían sobre el sistema educativo español, pero este cuestionamiento no fue sino simples fuegos de artifi cio, limitados a alguna que otra andanada desde sus respectivos órganos de prensa, en la que los falangistas acusaban de manera más o menos velada “la falta de ‘espíritu del Movimiento’ que en las Escuelas se practicaba”, a lo que desde los portavoces de la Iglesia se respon- día “con grandes alardes patrióticos, la mención a sus numerosos mártires por la Cruzada, y la advertencia de que se empezaba por pedir el control de la ense- ñanza confesional por parte del Estado y se terminaba por prohibir la enseñanza de los ejercicios religiosos”79.

76. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 106. 77. Mayodomo, A. (1990): Op. Cit., p. 48. 78. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 113. 79. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 114.

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En realidad, las demandas de la Iglesia se dirigían fundamentalmente a obtener del Estado la recuperación del papel preponderante que su jerarquía había desempeñado hasta el año 1931 y la respuesta del Estado era favorable a su petición, esto es, derogación de toda la legislación republicana, dotación de considerables ventajas de tipo económico y devolución a la categoría de ser la reguladora de los valores morales del nuevo régimen, entendiendo dentro de éstos la educación, la cual ocupará un lugar excepcional80. Porque como bien dice Guerrero: “el derecho de la Iglesia a dirigir y dar la educación cristiana no se agota con la vigilancia y dirección mencionadas en las escuelas estatales o puramente privadas. Se extiende también a crear centros propios, donde se enseñen no sólo disciplinas eclesiásticas como Sagrada Escritura, Teología y Derecho Canónico, y otras que fueren requisito previo, sino todas, sin excepción alguna de cuantas se enseñan en los diversos centros del Estado: elementales, medias y superiores”81.

La solución a esta situación de enconamiento entre Falange e Iglesia parece proceder de la fi rma del Concordato el 27 de agosto de 1953 entre la Santa Sede y el Estado español, y en la que la Iglesia sale claramente benefi ciada frente a las posiciones defendidas por los falangistas. El Concordato fue la base de lo que se conoce como el nacional-catolicismo, “proclamando la personali- dad católica de España y haciendo valer el monopolio religioso de la Iglesia, a cambio de lo cual ésta justifi có la existencia del régimen”82, aunque desde los inicios del régimen franquista la práctica educativa estaba dirigida por los prin- cipios que defendían la Patria y la Iglesia. El citado Concordato supuso para la dictadura franquista una cierta legitimación exterior, y para la Iglesia católica, la inclusión en un tratado internacional de una serie de privilegios económicos y jurídicos, honores y excepciones concedidas de todo tipo, incluyendo entre ellos el sostenimiento del clero y el culto por parte del Estado, además de establecer el monopolio de la institución eclesiástica en materia educativa, dejando en sus manos aspectos como: “la confesionalidad de toda clase de enseñanza, el con- trol e inspección eclesiástica sobre ella, la facultad de retirar todos los libros, publicaciones y material contrarios al dogma y la moral católicos, la obligación de la Religión como disciplina en todos los niveles educativos y la sufi ciencia de los grados mayores eclesiásticos para el servicio de la docencia”83.

80. Puelles, M. (1999): Op. Cit., p. 301. 81. Guerrero, E. (1951): Op. Cit., p. 91. 82. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 56. 83. Viñao, A. (2004): Escuela para todos. Educación y modernidad en la España del siglo XX. Madrid, Ed. Marcial Pons, p. 70.

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Nos encontramos, pues, en una etapa en la que el papel de la Iglesia se considera determinante dentro de lo que es el sistema educativo español, lo que unido a la desidia mostrada por parte de los mandatarios del gobierno franquista en materia de educación, y, siendo la Iglesia conocedora de su potencialidad, irá asumiendo cotas de poder sorprendentes. En cualquier caso el área de infl uencia de ambas instituciones alcanzó también a la educación de la mujer, atribuyéndole a la misma un papel determinado por su propia condición de mujer, como señala Ballarín: “ni sexismo ni racismo son consecuencia de las diferencias físicas sino de la utilización que de ellas se hace para mantenerse en el poder”84.

Si alguna institución o grupo de poder tuvieron un alto grado de responsa- bilidad en tal tarea de implicar a las mujeres en las labores educativas, éstas no fueron sino la Iglesia y su ultraconservadora ideología y la Falange a través de su organización para mujeres, más conocida como la Sección Femenina85: “José Antonio os diría a vosotras cómo no queremos que las mujeres sean meras destinatarias de piropos y galanterías, cómo no queremos que tampoco seáis aspirantes a cargos que sólo al hombre le corresponden desempeñar, sino que cumpláis vuestro magnífi co destino de mujer en la vida, como esposa, como madre, como hija, con equilibrio armónico de todas las cualidades y de todas las virtudes inherentes a vuestra feminidad”. No nos debería sorprender la opinión de Pérez de Urbel sobre la asignación de “tareas femeninas”. En la misma página de la obra citada ya dejaba sentencia de lo que debía suponer la labor de la Sección Femenina de la Falange: “la formación de la mujer española, haciendo de ella una cristiana y patriota, pero útil a la familia y a la sociedad”86. Aunque a decir verdad no era Pérez de Urbel el único que pensaba así. Uno de los ideólogos del Movimiento del que ya hemos hablado anteriormente, D. José Pemartín, tampoco se quedaba detrás cuando se le preguntaba sobre el papel destinado dentro del sistema educativo para la mujer: “se debe tratar de encau- zar la gran corriente de estudiantas (sic) apartándolas de la pedantería feminista de bachilleras (sic) y universitarias, que deben ser la excepción, orientándolas hacia su propio magnífi co ser femenino que se desarrolla en el hogar”87.

Al igual que en 1940 el Frente de Juventudes se iba a encargar de la forma- ción política y física en la enseñanza primaria, la Formación del Espíritu Nacional

84. Ballarín, P. (2001): La educación de las mujeres en la España contemporánea, siglos XIX y XX. Madrid, Ed. Síntesis, p. 20. 85. Discurso pronunciado en el acto de clausura del II Congreso Nacional de la Sección Femeni- na el 23 de enero de 1938 en Segovia por Fernández Cuesta, R. (1939): Discursos. Ed. Fe, p. 83. 86. Pérez De Urbel, Fray Justo (1953). Op. Cit., p. 567. 87. Fontana, J. (1980): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica, p. 219.

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para chicas también va a tener su importancia: “participar en la educación religiosa y cooperar con las actividades parroquiales (catequesis, benefi cencia, acción católica,...), tomar parte de la formación política y social a través de “cátedras ambulantes”, “Escuelas de mandos”, “Escuelas para profesoras o monitoras de Educación Física” y, por supuesto, preparar las Escuelas del Hogar para los quehaceres domésticos como esposa y como madre”88. En defi nitiva, “el ideal de formación de la mujer se cifraba en este tríptico esencial: Dios, Patria y Hogar”89. Este es el panorama que se presentaba para la mujer como consecuencia de la nueva fi losofía de la escuela franquista, una escuela en la que el nacional-catolicismo había implantado la separación de sexos; “los niños y las niñas debían de asistir a clases distintas por razones morales e incluso fi siológicas”; pero, en defi nitiva, lo que verdaderamente subyacía a esta fi losofía “era un sentimiento despectivo hacia la mujer, cuya presencia no era conside- rada necesaria salvo el tiempo necesario para conocer los elementos fundamen- tales”90; de hecho, “se le considera como una menor de edad o una defi ciente, salvo en situación de viudedad”91.

Hechas estas consideraciones sobre cuál fue el papel desempeñado por Iglesia y Falange y analizadas las consecuencias que el mismo tuvo en la ense- ñanza de la mujer, vamos a pasar a continuación a describir los modelos de escuelas existentes en aquella época, comenzando por decir que si por algo estaba caracterizado el sistema educativo español, y por ende el guipuzcoano, en la época franquista era por el gran número de modelos de escuelas existen- tes. Éstas podían variar por dos motivos: por la edad de los asistentes o por quien fuera el propietario de la escuela; pero a su vez, dentro de cada uno de estos dos motivos que las diferenciaban, existían más modelos, siendo la Ley sobre Educación Primaria de 1945 la que más variedad de escuelas permitía. Así, en el capítulo II de dicha Ley, dedicada a los “Tipos de Escuela” se recogen las siguientes: Escuelas maternales y de párvulos; de niños y de niñas; Unitaria y graduada; Preparatorias; de iniciación profesional; Públicas nacionales; de la Iglesia; de patronato; Privadas; y extranjeras en España. Es decir, una variedad de 10 tipos diferentes de escuelas. Sin lugar a dudas, la que requiere mayor desarrollo en esa disposición es la dedicada a las escuelas de la Iglesia que, a su vez, pueden ser reconocidas y subvencionadas, marcando una serie de requi- sitos. En cambio, la escuela pública nacional es aquélla que está “organizada

88. Capitán, A. (2000): Op. Cit., p. 252. 89. Capitán, A. (1994): Historia de la Educación en España. Pedagogía contemporánea”. Madrid, Dykinson, p. 697. 90. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 75. 91. Gracia, J. y Ruiz, M.A.: Op. Cit., p. 94.

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y sostenida directamente por el estado y regentada por Maestros Nacionales pertenecientes al escalafón del Ministerio de Educación Nacional”92.

El rasgo más característico de la política gubernamental durante el periodo comprendido entre la fi nalización de la guerra y julio de 1951, periodo que estuvo a cargo del Ministro José Ibáñez Martín, miembro de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, es el afi anzamiento del nacional-catoli- cismo. Durante los doce años de su mandato “el número de escuelas efectiva- mente creadas, si se descuentan las de preescolar y la reapertura de otras ya existentes con anterioridad y que habían sido cerradas durante la guerra civil […], se acerca a 6.000 unidades escolares, una cifra inferior a la ofrecida por el régimen republicano en sus dos primeros años”93. La acción legislativa en el campo de la educación, durante esta primera etapa, está caracterizada por ese enfrentamiento entre la Falange Española y la Iglesia, donde pronto la Iglesia tuvo un papel preponderante. A este periodo corresponden dos grandes leyes: la de 1938, sobre la enseñanza secundaria y la de 1943 sobre ordenación de la Universidad. La primera de ellas fue califi cada de elitista y en ella se anuncia una reforma profunda de la educación, que empieza por la secundaria, porque se considera de enorme relevancia para seleccionar a la nueva clase directora desde los diez años. La consecuencia de ello es que lleva a la privatización de la enseñanza al suprimir los tribunales de examen para los centros privados. Asimismo, existe una política de estancamiento en la creación de institutos de enseñanza secundaria, a favor del surgimiento de centros de enseñanza dedica- dos a la enseñanza secundaria dirigidos por las órdenes y congregaciones reli- giosas. Así, entre 1946-48 se crearon más de 100 centros privados, mientras que institutos había 113, en 1939, y en 1960, sólo 120. La ley de 1943 sobre ordenación de la universidad es de predominio falangista: sindicación obligatoria y única de los alumnos en el SEU, los rectores tenían que ser de la Falange, etc. Como puede observarse la división de los niveles de enseñanza se estaba realizando de conformidad con las familias ideológicas del régimen y la omnipre- sencia de la Iglesia.

Sin embargo, cuando la derrota militar de los regímenes fascistas en Europa es patente, el franquismo comienza a poner más énfasis en el componente católico del régimen, de manera que la Iglesia estará presente en el Consejo de Regencia, en el Consejo de Estado, en las Cortes Orgánicas, etc. La Ley de Educación Primaria de 1945 es paradigmática del predominio de la Iglesia en la enseñanza y refl eja la pugna entre Falange y la Iglesia, favorable a esta última, recogiendo todos los postulados de la Divini illius Magistri (derecho educativo

92. Ley de Educación Primaria de 17 de julio de 1945. Madrid, Editorial Escuela Española. 1945. p. 9. 93. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 68.

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cristiano) y la subsidiariedad del Estado respecto a la Iglesia, además de favo- recer la creación de escuelas de magisterio de la Iglesia. La otra ley importante de esta etapa fue Ley de Bases de la Enseñanza Profesional de 1949, que creó el Bachillerato Laboral, con el objeto de llevar la cultura a las clases obreras y campesinas.

Durante el periodo 1951-1968, el de la transición desde el totalitarismo nacio- nal-católico a la tecnocracia autoritaria, se sucedieron al frente del Ministerio de Educación, que en 1966 cambiaría por el de Educación y Ciencia, tres ministros: Joaquín Ruiz Giménez, católico, desde julio de 1951 hasta febrero de 1956; Jesús Rubio García Mina desde febrero de 1956 hasta julio de 1962, y Manuel Lora Tamayo, miembro del Opus Dei, que fi nalizó su mandato en abril de 1968. Tras este ministro se nombró a Villar Palasí, con el objetivo de apaciguar el inci- piente movimiento estudiantil. Hasta esta última reforma general del sistema educativo se había mantenido el sistema dual de enseñanza, por el cual los alumnos ingresaban en la enseñanza primaria, pero a los diez años, siguiendo una tradición decimonónica, podían optar por continuar en la primaria o acceder a los estudios de bachillerato. La Ley General de Educación de 1970 rompía con esta tradición instaurando una Enseñanza General Básica que abarcaba desde los 6 hasta los 14 años, iniciando así una formación comprehensiva que se reafi rmará con la LOGSE de 1990, que ampliará esa edad de obligatoriedad escolar hasta los 16 años.

Con la reforma de esta Ley y la entrada en vigor de la Ley sobre reforma de la Enseñanza Primaria de 1964, se produce una reducción en la diversidad de las mismas, aspecto éste que va a ser refrendado por la Ley General de Educación de 1970, la cual únicamente contemplará dos únicos modelos de escuelas: las Estatales y las No Estatales. En esos momentos de los años setenta la impor- tancia de las Escuelas No Estatales, alcanza valores muy signifi cativos, “con independencia de su mayor o menor peso cuantitativo; la importancia cualitativa del sector privado excede a la que le correspondería por dicho peso, sobre todo a causa de ese 60-65 por ciento que dentro del sector privado correspondía a fi nales de dicho siglo a los centros docentes de la Iglesia católica”94.

En el periodo comprendido entre 1951 y 1956, en el que ocupa el cargo de ministro de educación Joaquín Ruiz Giménez, no se produce una negación de los valores del nacional-catolicismo, aunque se hace más fl exible su aplicación. Así, las leyes educativas más importantes afectan a dos niveles de la enseñanza, a la enseñanza secundaria y a la enseñanza profesional. La primera de ellas supuso la división del bachillerato tradicional de siete años, según la ley de 1938, en un bachillerato elemental de cuatro años, seguido de un bachillerato superior de

94. Viñao, A. (2004): Op. Cit., pp. 188-189.

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dos años; y, fi nalmente, de un curso preuniversitario. Esta ley estaría en vigor hasta que fue sustituida por la Ley General de Educación, y la consecuencia más directa de la misma fue la generalización del bachillerato elemental, que alcanzó grandes cifras de matrícula en 1970, cuadruplicando los 300.000 alumnos que cursaban este nivel en 1953.

La segunda Ley fue referente a la formación profesional y se denominada “Ley de Formación Profesional Industrial”, aprobada el 20 de julio de 1955, y “pretendía potenciar la formación de los trabajadores que, en principio, iba a necesitar la industria española en un proceso de rápido crecimiento. La Ley y las normas que lo desarrollaron dividían la Formación Profesional en tres fases: iniciación (primero llamada preaprendizaje), aprendizaje u ofi cialía y maestría”95. En 1957, el ministro Rubio García Mina, publicará una ley sobre la Enseñanza Técnica Superior. Por otra parte, la enseñanza promovida por la Ley de Formación Profesional Industrial, pretendía plantearse como un nuevo tipo de enseñanza independiente a la que se accedía con el Certifi cado de Escolaridad y 12 años cumplidos. Estas escuelas profesionales “fi nanciadas con la cuota de formación profesional a pagar por las empresas, serían promovidas por la Iglesia, la organi- zación sindical, algunas empresas públicas o privadas y el mismo ministerio”96.

No obstante, hemos de recordar que durante este periodo se fi rmó el Concordato de 1953 que, como hemos señalado, supuso para la Dictadura una cierta legitimación exterior, después del ingreso, un año antes, de España en la UNESCO y la fi rma de acuerdos bilaterales con Estados Unidos. También hay que recordar que en 1955, España sería admitida en la ONU. Asimismo, y como señala Viñao, la principal preocupación del momento era la reorganización de la enseñanza media y su “rasgo más característico […] durante esos años (1951- 1968) [fue] el de la crisis del bachillerato tradicional o, si se prefi ere, el inicio del proceso hacia la enseñanza secundaria para todos”97.

A partir de 1959, con la fi nalización de lo que se ha denominado el primer franquismo98, comienza otro periodo donde se aprecia el predominio de los planteamientos técnicos y económicos sobre los ideológicos y políticos, que habían caracterizado la etapa anterior. De esta manera se inicia un proceso de institucionalización, dirigido por un grupo de técnicos ligados al Opus Dei que, en todo momento, harán manifestación pública de que su desarrollo legislativo

95. Pérez-Díaz, V. y Rodríguez, J.C. (2002): La educación profesional en España. Madrid, Funda- ción Santillana, p. 102. 96. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 77. 97. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 76. 98. Puelles, M. de (2009): Op. Cit.

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no está dominado por lo que en aquella época se llamaba “hacer política”. Con esta fase se inicia lo que podríamos denominar la dictadura tecnocrática en educación en un contexto social y económico de una incipiente industrialización y urbanización que se está produciendo en España. La pugna, que al principio del franquismo se había mantenido entre Falange e Iglesia, cambiará de signo y se establecerá en los hombres del Movimiento y los nuevos técnicos represen- tantes del conservadurismo. No obstante, las condiciones sociales del momento tenían este panorama fi jado por los Planes de Desarrollo, pues se producirán una serie de acontecimientos que muestran la dinamicidad de la sociedad espa- ñola en aquel momento: una nueva clase obrera que comenzó a organizarse y se producen, así, las primeras huelgas; la repercusión del Concilio Vaticano II, que dejaba anacrónico el nacionalcatolicismo, y la agitación política en los centros universitarios.

En el ámbito de la educación, el ministro Manuel Lora Tamayo, que se hizo cargo de esta cartera desde 1962 a 1968, iba a iniciar una política de moderni- zación, sobre todo, en el ámbito de la enseñanza primaria. En este sentido pode- mos destacar la Ley de 1964, que ampliaba la escolaridad obligatoria hasta los 14 años y que coincide con el Primer Plan de Desarrollo, posibilitando un periodo de transición hacia una formación general para todos, que será el objetivo que se cumplirá con la LGE. Asimismo, otro elemento que contribuiría a la ampliación de la escolarización fue la política de construcciones escolares, ya iniciada en 1953, y que, bajo el ministerio de Lora Tamayo, conseguirá tener un soporte institucional de carácter más permanente.

Este periodo que estamos analizando terminará con la promulgación de la Ley General de Educación de 1970, a cargo del ministro Villar Palasí, que había sido nombrado en 1968 y que era un profesional competente del Opus Dei. Su nombramiento se debió, sobre todo, a la posibilidad de apaciguar la agitación universitaria que vivía la Universidad Española durante esos años, pero, una vez llegado al ministerio, esta prioridad cambiará planteándose una reforma total del Sistema Educativo. Así, durante su mandato “el principal acontecimiento político-educativo de estos años (1968-1970) sería la Ley general de Educación y Financiamiento de la reforma Educativa, de 4 de agosto de 1970”99. El encar- gado de la redacción de dicha ley fue Díez Hochleitner, quien desde el principio proponía “la necesidad de una reforma global del sistema educativo”. Para llevar a cabo esta reforma se tiene que tener presente su signifi cación en el proceso de elaboración, pues hasta ese momento resultaba insólito adelantar las líneas y propuestas de la reforma a través de un texto como el Libro Blanco, publicado en febrero de 1969, en el que se hacía un análisis de la situación de la educación en el momento. El planteamiento podría sintetizarse en la siguiente

99. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 80.

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afi rmación del propio libro: “En resumen: de cada cien alumnos que iniciaron la enseñanza primaria en 1951, llegaron a ingresar veintisiete en Enseñanza Media; aprobaron la reválida de Bachillerato Elemental dieciocho y diez el Bachillerato Superior; aprobaron el Preuniversitario cinco y culminaron estudios universitarios tres alumnos en 1967”100. Ante sus propuestas, la Comisión Episcopal plan- teaba que, si se quería hacer gratuita la enseñanza básica obligatoria, las ayu- das debían ser recibidas por todos los centros privados. Se trataba de la primera Ley General, después de la Ley Moyano de 1857.

Esta reforma supuso la formación común de ocho años de duración, deno- minada Educación General Básica, y la confi guración estructural de una escuela única desde los 6 hasta los 14 años. De esta manera se rompía con el sistema dual que procedía del siglo XIX. Es cierto que, con esta ley, se marcó una priori- dad en las actividades del gobierno, pero, también, supuso un cierto fracaso con la reforma del Bachillerato que, a partir de ese momento, se llamará Bachillerato Unifi cado y Polivalente y que fue criticado por el mundo educativo. Lo mismo ocurrirá con la Formación Profesional, a pesar de la novedad que suponía el establecimiento de diferentes grados, aunque, en realidad, el primero de ellos no cumplió con los objetivos marcados en esta reforma. Sin embargo, el aspecto más positivo de esta Ley fue la modernización del Sistema educativo y sentó las bases de las reformas posteriores, ya en un contexto democrático.

A pesar de la novedad que supuso el “libro blanco”, lo cierto es que esta reforma fue propiciada desde arriba con escasa participación de los diferentes agentes educativos: “la Ley General de Educación se lanzó, se aprobó y tuvo que aplicarse, en efecto, en los años fi nales de un régimen autocrático ya debilitado y en una época de ascenso y consolidación de una serie de movimientos sociales opuestos al mismo de índole sindical, vecinal, y educativa. Uno de estos movi- mientos fue el que se ha dado en denominar el de los ‘enseñantes’, con el cual estaría íntimamente relacionado el de los grupos de ‘renovación pedagógica’”101. En este sentido adquieren todo su valor los planteamientos que se hicieron al inicio de la etapa de transición democrática, donde la enseñanza se situó dentro del debate público, planteándose una serie de alternativas y documentos de dis- cusión, tanto desde ámbitos religiosos como en los ámbitos de enseñantes que ya se planteaban los Movimientos de Renovación Pedagógica102.

100. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 82. 101. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 80. 102. VV.AA. (1976): Enseñanza: Debate Público. Madrid, Seminario de Educación.

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La democratización de la enseñanza y modernización del sistema educativo

El periodo comprendido entre 1977 y la actualidad tenemos que enmarcarlo dentro del proceso de restauración democrática, en cuyos primeros cinco años, tras las primeras elecciones de 1977, el gobierno estará en manos de la Unión de Centro Democrático (1977-1982), posteriormente del Partido Socialista Obrero Español (1982-1996), del Partido Popular (1996-2004) y, fi nalmente, la vuelta al gobierno del Partido Socialista en 2004. El inicio de esa transición democrática, como tantas veces se ha puesto de manifi esto, estuvo basado en un consenso político sobre todo en dos acuerdos fundamentales: los Pactos de la Moncloa, en 1977, y la Constitución, en 1978.

El primero de ellos, aunque era un acuerdo económico y laboral, con el obje- tivo de intentar solventar la crisis económica iniciada en 1973, tuvo algunas consecuencias sobre la política educativa referente a la construcción de centros docentes, los niveles educativos y la gratuidad de la enseñanza. La Constitución se consideró el mayor éxito de esta transición por el amplio consenso logrado entre casi todas las fuerzas políticas. Las bases de la misma giraron alrededor de dos conceptos claves de lo que signifi có el Derecho a la Educación, recogido en la Carta Magna. Por una parte los derechos de libertad de creación de centros y otras libertades fundamentales, defendidas por la UCD y los partidos conserva- dores, que defendían los intereses eclesiásticos en educación; y, por otra, el de igualdad, defendida por el PSOE, asumiendo, de esta manera, una concepción pública de la educación, siguiendo sus clásicos postulados educativos. De esta manera, se consiguió, en el ámbito escolar, el acuerdo entre esos dos princi- pios que supusieron, de alguna manera, ciertas difi cultades para llegar al pacto escolar que, en defi nitiva, suponía una transacción en las fuerzas políticas de la derecha y de la izquierda. Asimismo, este pacto constitucional garantizaba cierta paz escolar, pues la redacción del famoso artículo 27 permitía el juego de la alternancia democrática y el respeto a estos dos principios103. Además, la Constitución posibilitaba la descentralización de la gestión educativa, dentro del marco del Estado de las Autonomías. Por lo tanto, los principios constituciona- les garantizaban los siguientes derechos: aceptación de la educación como un derecho fundamental, libertad de enseñanza, obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza básica, programación de la enseñanza por parte del Estado y autono- mía universitaria104.

La política llevada a cabo por los gobiernos de la UCD se basó en una dis- cusión política-pedagógica centrada en dos problemas: la organización de la

103. Puelles, M. de (2009): Op. Cit. 104. Puelles, M. de (2000): “Política y educación: cien años de historia”, en Revista de Educa- ción, número extraordinario, pp. 7-36.

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nueva escuela pública, según la cual las instituciones públicas deben defender el control y la gestión de la enseñanza y la inefi cacia del Estado, donde las escuelas deben funcionar como un agente económico de carácter empresarial y la concepción de la libertad de enseñanza. Por otra parte, en esta época la única ley que desarrollaba la Constitución fue la Ley Orgánica Reguladora del Estatuto de Centros (LOECE, en 1980), que suponía una lectura incompleta y sesgada del Pacto Constitucional y que el Partido Socialista llevó al tribunal constitucional por considerar que menoscaba el principio de libertad de cátedra y la participa- ción de la Comunidad Educativa. La sentencia del alto tribunal de 13 de febrero de 1981, declaró inconstitucional parte del texto, ya que no se respetaba el pluralismo ideológico y la no confesionalidad del Estado.

Durante el largo periodo socialista (1982-1996), se llevarán a cabo las refor- mas educativas de mayor calado y, en la actualidad, en alguna de sus leyes, siguen en vigor, al menos parcialmente, como la LODE (1985) y LOGSE (1990). El primer gobierno de Felipe González, cuyo primer ministro de educación fue Maravall (1982-88), llevó a cabo la Ley de Reforma Universitaria (1983), en la que se concedía autonomía económica, académica y de gobierno a las Universidades. No obstante, la Ley que ha tenido mayor calado desde su aprobación fue la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, de 3 de julio de 1985, que supuso la derogación de la LOECE y que constituye la versión moderada del socia- lismo del Pacto Educativo Constitucional. Dicha Ley se encontró con resistencias, tanto dentro como fuera del Parlamento, y fue motivo para el primer confl icto, por razones educativas, del Partido Socialista con la Iglesia Católica debido a que se entendía que se trataba de un intento de nacionalizar la enseñanza privada, de imponer el ideal de la escuela única, pública y autogestionaria, aunque su concep- ción de la libertad de enseñanza era mucho más amplia, estableciendo un ideario de carácter propio y el derecho de los padres a escoger centro docente.

Los dos aspectos más signifi cativos de la LODE eran su énfasis en la par- ticipación y la regulación que efectuaba de los centros privados, distinguiendo entre los sostenidos con fondos públicos mediante el régimen de conciertos –privados concertados– y aquellos que optaban por un régimen no sujeto a acuerdo o pacto alguno con los poderes públicos. En defi nitiva, “con esta ley el partido Socialista renunciaba ya defi nitivamente a la idea de la escuela única o unifi cada y al monopolio público de la enseñanza, al tiempo que pretendía hacer algo públicos los centros privados que optaran por ser fi nanciados con fondos públicos”105. La LODE constituía, en comparación con el Estatuto de Centros Escolares, un desarrollo mucho más completo de los derechos y libertades cons- titucionales que, además, tenía en cuenta lo dicho por el Tribunal Constitucional

105. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 105.

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en su sentencia sobre esta última disposición106. Una vez aprobada la LODE, y “tras un periodo de desconcierto inicial, la jerarquía eclesiástica recomendaría a los colegios católicos, con una clara visión pragmática y de futuro, acogerse al régimen de conciertos”107. Por lo tanto, esta ley garantizaba el principio de igualdad y el derecho a la educación, reafi rmando la competencia del Estado y la neutralidad ideológica de los centros públicos, consiguiendo democratizar el interior de los centros docentes, tanto públicos como privados subvencionados, mediante la creación de los Consejos Escolares.

El otro gran logro de este periodo sería la promulgación de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, siendo minis- tro de educación Javier Solana, que había accedido al cargo en julio de 1988. Para entonces ya se habían puesto de manifi esto las divergencias dentro del seno del Partido Socialista entre los ideólogos y promotores de las primeras propuestas contenidas en un documento titulado “Proyecto para la reforma de la enseñanza”, en el que se planteaba una reforma general del sistema y que seguía una línea más pragmática centrada en cuestiones de evaluación y calidad del sistema educativo, y los utópicos, más afi nes a las tesis clásicas del Partido Socialista. En el documento citado, se señalaban los problemas esenciales exis- tentes en aquel momento: la enseñanza infantil y los referentes a la enseñanza secundaria, planteando la extensión de la obligatoriedad hasta los 16 años, a fi n de conciliar la edad mínima laboral, según lo establecido en el ordenamiento jurí- dico español en 1976; la estructuración de la Educación Secundaria Obligatoria de 12 a 16 años, y la confi guración de una educación técnico profesional en dos niveles, entre los 16 y los 18 años. El proceso de elaboración de esta ley, que responde, fi nalmente, al reto de la educación de calidad, venía precedido por una experimentación previa iniciada en 1983, y que aspiraba a garantizar la unidad básica del sistema educativo en el marco de una fuerte descentralización del Estado.

Por lo tanto, la LOGSE signifi caba modifi caciones importantes dentro del Sistema Educativo, pero la confi guración de la ESO, como una etapa de natura- leza híbrida, planteaba más de un problema, sobre todo, en la ubicación en los Institutos o en centros de Educación Primaria. Responder a los nuevos cambios sociales que se vivían en ese momento sería uno de los retos a los que había de hacer frente la LOGSE, debido a los cambios sociales y culturales de los adoles- centes, y supuso, también, una infl exión o cambio en la política socialista pues “frente al discurso participativo de la LODE, la LOGSE introducía el discurso de

106. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 103. 107. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 106.

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la calidad –sería la primera ley que dedicaba a la calidad un título específi co–, la autonomía de los centros docentes y la evaluación”108.

La aplicación de esta ley supuso algunos reajustes, como la Ley Orgánica de Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG) de 1995 que, aunque no alteró sustancialmente el equilibrio de poderes y contrapo- deres instaurado por la LODE, sí limitó algunas de sus funciones. A la larga, la aplicación de la LOGSE provocó el rechazo por parte del profesorado, en especial de la Educación Secundaria Pública, debido a la nueva estructura de la ESO.

La llegada al poder del Partido Popular en 1996 y su permanencia hasta 2004, no supuso alteraciones fundamentales en estas leyes, a pesar de que la publicación de la Ley de Calidad de la Educación suponía, de alguna manera, una contrarreforma a los planteamientos educativos del Partido Socialista. En este sentido, se pretendía llevar al campo educativo las propuestas neoliberales de la primera legislatura del Gobierno Popular. La elección de la ministra Esperanza Aguirre, fue un síntoma representativo de estas propuestas, donde se defendía, fundamentalmente, la libertad de elección de centro y, como derivado lógico, la libre competencia entre los centros educativos: “se trataba de reemplazar la intervención del Estado en la educación, por la libre elección de los padres y de sustituir la pacífi ca convivencia de los centros para atraer más clientes, los alum- nos. La nueva ministra de educación dio pronto esta nueva dirección neoliberal a su política”109. Las propuestas educativas estaban propiciadas por la Fundación para el Análisis de los Estudios Sociales (FAES), que preparaba un ambicioso proyecto de reforma de la educación y que será posteriormente recogido en la LOCE. Estas propuestas giraban alrededor de la naturaleza de la educación, de la importancia a la atención a la educación obligatoria y su duración, de la pre- ferencia por un sistema educativo selectivo y de la desregulación de la misma. Algunas de las actuaciones llevadas a cabo durante este periodo tenían que ver sobre la investigación acerca de la calidad educativa, según un informe del INCIE en el que se achacaban los malos resultados de la LOGSE a su aplicación; otra actuación fue el Real Decreto sobre Humanidades que pretendía recuperar los aspectos más conservadores de estas enseñanzas, imponiendo un determinado modelo de la concepción histórica de España; la liberación de los precios de los textos escolares, etc. En este contexto de contrarreformas en 1997, se produjo una declaración de 18 organizaciones de diverso signo desde la FERE hasta CC.OO., CONCAPA, etc. a favor de que la educación fuera un tema de máxima prioridad y que se refl ejara en los presupuestos del Estado.

108. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 118. 109. Puelles, M. de (2009) Op. Cit., p. 441.

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La segunda legislatura del Partido Popular insistió en los mismos princi- pios neoconservadores, y tuvo como consecuencia fi nal la publicación de la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) el 23 de diciembre de 2002. Ley que no entró en vigor, ya que el Partido Socialista, cuando llega al poder en 2004 aprueba un nuevo calendario de aplicación que, de facto, dejó sin efecto lo señalado en la misma y se plantea un nuevo marco legislativo que será aprobado en 2006, con la Ley Orgánica de Educación, donde se recuperan los principios moderados del socialismo, recogiendo los aspectos más positivos que, hasta entonces, se habían planteado y proponiendo unos retos educativos adecuados a la nueva realidad social.

La enseñanza primaria en Gipuzkoa

Por lo que respecta al caso de Gipuzkoa110 durante este largo periodo las series estadísticas sobre la evolución de las escuelas de primera enseñanza unitarias, graduadas y otros modelos nos ofrecen la siguiente imagen: un mante- nimiento de las escuelas unitarias que, en general, correspondían a núcleos de población rural; un ascenso de escuelas graduadas para las pueblos y ciudades con mayor población infantil, y otros modelos, generalmente de la Iglesia o de Patronato, que registran un aumento considerable a partir de 1947.

Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1940/1941–1957/1958

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.

110. Murua, H. (2007): La enseñanza primaria y el Magisterio español en Gipuzkoa, 1936/1975. Leioa, Servicio Editorial de la UPV/EHU.

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En una visión global de la situación de las escuelas en la provincia de Gipuzkoa en la época del franquismo, podemos decir que estuvo caracterizada por dos etapas: una primera hasta 1968/1969 en la que coexistieron diferentes mode- los de escuelas y entre las que destacaron por su volumen las Escuelas Unitarias (bajo la dirección de un único maestro), seguidas a notable distancia por los Otros Modelos de Escuelas (agruparían las Escuelas Mixtas, las Preparatorias, las de Iniciación Profesional, las de Patronato, etc), y una segunda etapa, mucho más breve que la primera, en la que se observa una gran cantidad de Centros No Estatales, lo que nos da una idea de la importancia que tuvo en Gipuzkoa la Enseñanza Privada. El otro dato a destacar correspondería a la enseñanza según el sexo del alumnado, observándose que las Escuelas Unitarias estaban destinadas en la mayoría a los niños, mientras que las Graduadas (atendidas por varios maestros) y los Otros Modelos se dirigían hacia las niñas.

Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Donostia, 1940/1941–1968/1969

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.

Centrado este análisis en la capital donostiarra, la imagen que nos presenta la misma entre los cursos 1940/1941 y 1968/1969 es la de una ciudad en la que, en una primera etapa, coexistieron los tres modelos de escuelas que hemos establecido, sin una clara mayoría por parte de ninguno de ellos frente a los demás, y una segunda etapa, en la que únicamente se tenía en cuenta si las escuelas eran Unitarias o Graduadas y en la que en un principio existían más Escuelas Unitarias que Graduadas, pero que mientras las primeras tenían

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o presentaban una tendencia a la baja, las segundas sin tender al alza, sí al menos se mantenían en sus cifras. Por tanto, estamos en condiciones de decir que la provincia y la capital llevaron caminos diferentes en lo que a distribución de escuelas se refi ere, pues mientras en la provincia había un claro modelo de escuela, la Unitaria, en la capital esa preferencia no se daba, estando más dis- tribuidos los modelos de escuelas.

Durante la primera etapa del franquismo, la provincia de Gipuzkoa vivió un gran incremento, sobre todo, en las construcciones escolares, durante los pri- meros “Veinte años de paz”, donde se recoge la intervención del Estado en una diversidad de ámbitos de la provincia: económicos, culturales, pesqueros, comu- nicaciones y transportes, vivienda, sanidad, etc. y que en el ámbito educativo signifi có una serie de benefi cios para un conjunto de centros escolares, además de ampliaciones, reformas y acondicionamientos que sobrepasaron los 450 centros escolares, entre ofi ciales y particulares; además, contribuyó al levanta- miento de la sede del Instituto Peñafl orida, la Escuela Profesional de Comercio y las Escuelas Industrial y de Trabajo, que estaban emplazadas en el nuevo ensan- che de Amara. Asimismo, con estas ayudas procedentes del Ministerio fueron renovadas la Escuela de Maestría Industrial de Eibar y la de . También se instalaron Escuelas Profesionales Sindicales de Aprendizaje en Irun, Rentería y Zumaia, además de las de Beasain, Andoain y Arrasate, que iniciaron su fun- cionamiento en este nivel de la enseñanza. Otros grupos particulares y entida- des religiosas pusieron en marcha diferentes centros docentes con esta ayuda ministerial: Irun, Beasain, Zarautz, Zumarraga, Legazpi, Hernani y Arrasate111.

No obstante, no se puede entender la situación de la enseñanza primaria en Gipuzkoa durante la década de los sesenta, sin hacer referencia al denominado “Informe Gaur” titulado “Así está la enseñanza primaria. Hablan los maestros”112, en el que se recogen encuestas realizadas a los maestros sobre la opinión que tienen acerca de la enseñanza primaria en esos años. Como puntos importantes de dicho informe se señala que “la Iglesia escolariza en Guipúzcoa a una mitad de los alumnos primarios y el Estado, la otra mitad, mientras que en España, aquélla escolariza sólo a una cuarta parte”; también se señala el excesivo número de escuelas unitarias y que la calidad de la enseñanza era baja, sobre todo en las zonas rurales. No obstante, la tasa de escolaridad en Gipuzkoa, para las edades comprendidas entre los 6 y los 14 años, era de un noventa por cien. En dicha encuesta se recogía también otro aspecto relativo a la situación del “vascuence”, afi rmando que un 13,9 por ciento de alumnos hablaba bien el vascuence y mal el

111. Falange Española Tradicionalista y de las JONS (1959): Veinte años de paz en el Movimien- to Nacional bajo el mandato de Franco. Provincia de Guipúzcoa. San Sebastián, Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., pp. 100-105. 112. Aguirre, J.A. (1969): Op. Cit.

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castellano, un 17,1 por ciento hablaba bien ambas lenguas y un 12,1 por ciento hablaba bien el castellano y mal el vascuence, quedando un 54,2 por ciento que hablaba sólo castellano y un 2,7 por ciento que sólo lo hacía en euskara. Ante esta compleja situación, se propiciaban cauces para el establecimiento del bilin- güismo en las aulas, proponiendo algunas medidas para la formación del magiste- rio y la implantación del euskara en la enseñanza.

Finalizamos con un recorrido por la Enseñanza Privada, recordando los problemas con los que nos encontramos para un estudio que tuviese el mínimo rigor y que con anterioridad ya hemos señalado; pero, no obstante, vamos a aportar los escasos datos de los que disponemos y que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística. En general la situación de este tipo de escuelas en Gipuzkoa fue superior al resto del Estado, donde en 1950 el 24 por ciento de las escuelas son privadas, mientras que en 1970 ya era el 32, 6 por ciento del total. Este porcentaje se fue manteniendo en los años siguientes, aunque a partir de 1975 comienza a descender; estabilizándose hasta llegar a un 33 por ciento en el curso 1999-2000. Por supuesto los porcentajes en el País Vasco siempre han sido superiores. Así, mientras en el curso 1985-1986 el porcentaje total era del 34,7 por ciento, en el País Vasco era del 47,8113. En el caso de Gipuzkoa la evolución ha sido la siguiente en la primera etapa de este periodo:

Colegios de Gipuzkoa clasifi cados por clase de Propietario, 1946/1947-1957/1958

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.

113. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 198.

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A la vista del gráfi co podemos decir que del total de Centros de Estudios de la provincia en torno al 35 por ciento pertenecía a la red privada en esta época, y de ellos alrededor del 50 por ciento eran de Religiosos, algo más del 20 por ciento, de Particulares, y el resto se repartían entre los otros modelos de propie- tarios, con porcentajes que difícilmente pasaban del 10 por ciento de represen- tación, siendo signifi cativa la casi nula presencia de los colegios pertenecientes a la Diputación.

Por lo que respecta a la distribución de los Colegios en Donostia vemos que suponían un 20 por ciento de los de la provincia, y que la presencia de los Colegios Religiosos es mayor en la capital que en la provincia, alcanzándose valores por encima del 70 por ciento. Los pertenecientes a Particulares siguen en orden de importancia con cantidades entre el 15 por ciento y el 20 por ciento del total de colegios. Surge como novedad una mayor presencia de los de Otras Instituciones, una pequeña representación de los pertenecientes a Fundaciones y la práctica nula existencia de colegios pertenecientes a la Diputación o los considerados Municipales.

Colegios de Donostia clasifi cados por tipo de Propietario, 1946-47/1955-56

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.

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Si nos fi jamos en los datos relativos al periodo franquista, el número de centros escolares estatales y no estatales, según la denominación de la Ley General de Educación, ofrece un panorama ligeramente favorable a la presencia de centros no estatales, lo cual corresponde a una tradición clara en Gipuzkoa y que irá confi rmándose hasta la actualidad.

Tabla 44. Número de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1973-74/1975-76 Año escolar Centros estatales Centros no estatales Total 1973-74 1.448 1.464 2.912 1974-75 1.484 1.769 3.253 1975-76 1.509 1.696 3.205 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.

Como complemento a la información relativa a los centros educativos a cargo de órdenes y congregaciones religiosas podemos señalar que la diócesis de San Sebastián, creada en 1950, contaba con 486.076 habitantes en 1975, y con 176 parroquias, agrupadas en 9 arciprestazgos, y se hallaba dotada de 777 sacerdotes incardinados y 508 seminaristas. En el “Diccionario de Historia Eclesiástica de España” se da un resumen muy detallado de la situación de Gipuzkoa con respecto a los centros a cargo de dichos institutos religiosos114:

Centros de Enseñanza Media y Primaria:

Franciscanos Aranzazu Capuchinos Fuenterrabía y San Sebastián Mercedarios Azcoitia, Motrico y Zumaya Jesuitas Loyola y San Sebastián Escolapios Tolosa

114. Aldea, Q.; Marín, T. y Vives, J. (dirs.) (1972): Diccionario de Historia Esclesiástica de Es- paña. Madrid: Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones Científi cas. Recogido de la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en http://www.euskomedia. org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009).

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Centros de Enseñanza Media y Primaria:

Marianistas San Sebastián Hijos del Inmaculado Corazón de María San Sebastián Salesianos Pasajes Clérigos de San Viator Elgóibar, Mondragón y Escoriaza Escuelas Cristianas (La Salle): Andoain, Beasain, Cestona, Fuenterrabía, Eibar, Herrera, Irún, Loyola, San Sebastián, Usúrbil, Villafranca, Zarauz, Zumárraga y Legazpia Maristas Anzuola, , Oñate, Placencia y San Sebastián Santísimo Corazón de Jesús Eibar, Rentería y San Sebastián Religiosas Agustinas Arechavaleta, y Rentaría Benedictinas Oñate Compañía de María Irún, San Sebastián y Vergara Clarisas Elgóibar Concepcionistas Mondragón, San Sebastián Adoratrices San Sebastián Agustinas Misioneras Astigarraga Amor de Dios Cegama Angeles Custodios San Sebastián Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús San Sebastián Asunción de Nuestra Señora San Sebastián Bienaventurada Virgen María San Sebastián y Zumaya Carmelitas de la Caridad San Sebastián y Zumaya Carmelitas Descalzas Misioneras Beasain, Deva, San Sebastián y Villafranca Compañía de Santa Teresa San Sebastián Sagrado Corazón de Jesús San Sebastián Damas de la Asunción Mondragón Dominicas de la Anunciata Pasajes Esclavas del Amor Misericordioso San Sebastián Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús Azpeitia y San Sebastián Sagrada Familia Tolosa y Usúrbil

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Centros de Enseñanza Media y Primaria:

Franciscanas de la Inmaculada Concepción San Sebastián Franciscanas de Montpellier San Sebastián Hermanas de Santa Ana y Zarauz Hijas de la Caridad Andoain, Azcoitia, Azpeitia, Beasain, Elgóibar, Cestona, Fuenterrabía, Hernani, Motrico, Oñate, Pasajes San Pedro, Rentería, San Sebastián (donde tienen ocho casas), Segura, Tolosa, Vergara, Villafranca, Villarreal, Irún, Urrestilla y Zarauz Hijas de la Cruz Rentería, Villabona y Zumárraga Hijas de Jesús Andoaín, Azpeitia, San Sebastián, Tolosa Salesianas San Sebastián Marianistas San Sebastián Hijas del Inmaculado Corazón de María Berástegui y Lasarte Hijas de San José San Sebastián Hijas de Santa María de la Providencia Eibar Hijas de la Unión Apostólica Elgueta, Irún Hijas del Divino Celo Alzota Jesús y María Azpeitia San José de la Montaña San Sebastián. Mercedarias de la Caridad: , Eibar, Escoriaza, Mondragón, Oyarzun y Placencia Mercedarias del Santísimo Sacramento San Sebastián De la Misericordia de Lamourous San Sebastián Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María San Sebastián Misioneras del Santísimo Sacramento y María Vidania Inmaculada Niño Jesús Fuenterrabía y San Sebastián Presentación de María San Sebastián y Siervas de María de Anglet San Sebastián Institución Teresiana San Sebastián

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Centros o Escuelas Profesionales:

Salesianos Pasajes Jesuitas San Sebastián Escuelas Cristianas (La Salle): Andoain, Villafranca; Irún y Zumárraga Franciscanos Zarauz Jesuitas Azcoitia San Víator Mondragón Sacerdotes seculares San Sebastián

Como puede observarse, se trata de una interesante información que nos per- mitiría confeccionar un mapa sobre la distribución geográfi ca de estos institutos religiosos, sus idearios pedagógicos, y la importancia de cada una de ellos. Por lo que se refi ere a la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas puede apreciarse que es el instituto que mayor presencia tiene en los tres niveles de enseñanza. Como puede observarse, Donostia es un punto de atracción que concentra a un importante número de centros educativos privados a cargo de insti- tutos religiosos, pues más de la mitad de las órdenes y congregaciones religiosas tienen un centro educativo en la capital guipuzcoana (35 de un total de 57 institu- tos religiosos). También puede apreciarse el crecido número de institutos religio- sos dedicados a la educación femenina. Es de destacar la importante presencia de las Hijas de la Caridad, con un abundante número de centros.

Por lo tanto, Gipuzkoa ha contado con una buena red de escuelas y colegios tanto en escuelas públicas como privadas que en la década de los sesenta sufrirá un incremento debido a la inmigración y que entonces planteó problemas a la escolarización de alumnos por no existir centros escolares sufi cientes. Problema, por otra parte, que se ha solucionado en la década de los setenta ampliando la red de escuelas de los niveles de Educación Preescolar, EGB, FP, BUP-COU. La dotación de puestos escolares durante el curso 1979-80 alcanzó la cantidad de 219.073 distribuidos entre privados y estatales; destacan los primeros en todos los niveles excepto en B.U.P. para el que los centros estata- les ofrecen el 51,2 por ciento de los puestos escolares. Puede decirse que la dotación de centros escolares en esa época era correcta si se tiene en cuenta que la oferta de puestos supera a la demanda. La fuerte incidencia de los cen- tros privados se debe, en parte, al desarrollo de las ikastolas surgidas en los años sesenta. Así, por lo que respecta a la Enseñanza Preescolar y EGB, durante ese curso, Gipuzkoa contaba con 36.046 alumnos en los niveles de Educación Preescolar, desglosados de la manera siguiente: el 33,5 por ciento acude a los Centros Públicos, el 29,8 por ciento a los privados y el 36,6 por ciento asiste a las Ikastolas. El hecho de que un número tan elevado de niños (13.192) sean escolarizados en Ikastolas es un índice de la importancia y volumen que ha tomado la enseñanza en euskara en Gipuzkoa.

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En la EGB, de carácter obligatorio, el alumnado se repartió de la manera siguiente: en Centros Públicos 41.592 (39,7 por ciento del total), en Centros Privados 41.206 (39,4 por ciento) y en Ikastolas 21.804 (20,8 por ciento). Como en el apartado de la Educación Preescolar es de resaltar el número de alumnos que acuden a las Ikastolas. Porcentualmente es menor que en los niveles de Preescolar, debido a que muchas Ikastolas no tenían todavía el ciclo completo de la EGB, por haber sido creadas en los últimos años. En la medida que avanzaban los cursos estaba subiendo también ese porcentaje. Con res- pecto al euskara se debe señalar que entre los niveles de Preescolar y EGB de los Centros públicos, 6.600 (12,3 por ciento del total) alumnos cursan sus estu- dios en euskara o en bilingüe, mientras 45.846 (85,4 por ciento) aprendían el euskara como asignatura común obligatoria. Para cerrar este apartado destacar la importancia que la enseñanza privada tiene en Gipuzkoa: en los niveles de Preescolar atiende al 29,8 por ciento del alumnado total115.

Un aspecto importante, a tener en cuenta a la hora de analizar la situa- ción de las escuelas privadas, es el relativo al de las ayudas económicas. Así, durante los primeros tres decenios del franquismo, las ayudas que reci- bían, por lo general se hacían bajo la forma de préstamos a la construcción, renovación o ampliación de edifi cios, dentro de un marco legislativo que se confi gurará en la Ley de Construcciones Civiles de 1954, donde el reconoci- miento de “interés social” del centro posibilitaba la obtención de una serie de privilegios económicos, bien fuera en créditos o en reducción de impuestos. El primer cambio fundamental se producirá con la aplicación de la Ley General de Educación de 1970, en cuyos desarrollos legislativos se plantea clara- mente la fi nanciación pública de los centros privados, a través de la vía de los conciertos. La cuantía de las subvenciones se establecía por el coste de sos- tenimiento por alumno en los centros ofi ciales, más la cuota de amortización e intereses por las inversiones requeridas. No obstante, como señala Viñao: “la realidad, como es habitual, difi rió bastante de lo legislado. De hecho, lo que existió hasta la LODE en 1985 fue un sistema no de conciertos con sus correspondientes contrapartidas u obligaciones para ambas partes, sino de subvenciones parciales, progresivamente ampliadas año tras año, pero insu- fi cientes para hacer efectiva la gratuidad total y con escaso o nulo control sobre su utilización”116. En la actualidad, la extensión de este sistema, por lo que respecta a la educación obligatoria, es decir hasta la ESO, está garanti- zada en todo el sistema educativo.

115. Se puede consultar la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en http://www.euskomedia.org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009). 116. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 200.

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La enseñanza secundaria

Con respecto a la enseñanza secundaria, y como hemos podido observar en la política educativa hasta la Ley General de Educación, no se hizo mayor hin- capié en la creación de Institutos de Enseñanza Media. De manera que fueron las órdenes y congregaciones religiosas, como hemos recogido en el epígrafe anterior, las que se encargarían de poner en marcha la reforma de las enseñan- zas medias propiciada por las leyes de Ruiz Giménez en 1953. Así, muchos de estos centros ofertarían, como una continuación de la primaria, el Bachillerato Elemental hasta los 14 años, mientras que es más escaso el número de centros que ofertaron el Bachillerato Superior en sus especialidades de ciencias y letras. La creación del Instituto Peñafl orida y el Instituto Usandizaga de Donostia, éste ya en los años setenta, asumirá la reforma de la Ley de 1970, con un plantea- miento diferenciado. También durante esa época se crearon Institutos en todas las comarcas de la provincia, consiguiendo, de alguna manera, el inicio de la universalización de la enseñanza secundaria.

No obstante, y al igual que ocurre en el resto del Estado, al principio la oferta pública atraerá más alumnado, aunque paulatinamente los centros privados irán aumentando su matrícula con respecto a los públicos. Finalmente, la LOGSE, con la aplicación de la ESO, unifi cará al alumnado en Centros de Educación Secundaria quedando las modalidades de Bachillerato en una oferta diferen- ciada. La implantación de esta ley será progresiva a lo largo de los noventa, ofreciendo un panorama completamente distinto a la anterior reforma de 1970, con respecto a la formación secundaria y de bachillerato.

La enseñanza profesional

Con respecto a la enseñanza profesional, es un nivel de la enseñanza que, tradicionalmente, ha tenido un fuerte desarrollo en la provincia desde fi nales del Siglo XIX hasta la actualidad. Una muestra de ello es que en el curso 1970-1971, Gipuzkoa alcanzaba la proporción más alta de alumnado en Formación Profesional industrial sobre la población de hecho, con un 13,4 por ciento del total matricu- lados, de los cuales un 3,3 por ciento seguía su formación en centros ofi ciales, mientras que un 10,1 por ciento estaba matriculado en centros no ofi ciales. En España esta proporción era de 4,5 por ciento (1,5 en centros ofi ciales y un 3 por ciento en no ofi ciales)117. Remitimos para la presencia de las Congregaciones reli- giosas en la Educación Secundaria al cuadro del epígrafe anterior.

117. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 138.

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A partir de los años cuarenta, la Formación Profesional en la provincia irá siguiendo la propia evolución marcada por las leyes que, sobre este tema, se produjeron. En concreto, nos referimos a la Ley de Bases de la Enseñanza Media y Profesional de 1949 que instauró, por primera vez, el Bachillerato Laboral dentro del panorama educativo en la enseñanza profesional. Con esta ley “se pretendía proporcionar una mezcla de formación humana y técnica que facultase al estudiante para colocarse en empleos de nivel medio o acceder a estudios superiores. Se aspiraba a extender esta enseñanza a zonas y grupos sociales menos cubiertos por la enseñanza media y general; por ello, se instalaron sobre todo en zonas rurales”118, aunque el éxito obtenido fue muy escaso pues, el Bachillerato laboral representaba un 0,3 por ciento del Bachillerato general en el curso 1950-1951 y en su punto más álgido, durante el curso 1966-67, tan sólo alcanzó a un 5,9 por ciento. La Escuela elemental de trabajo de Bergara, creada en 1929 y convertida en Escuela Ofi cial de Maestría en 1944, representa otra referencia de la formación profesional guipuzcoana hasta mediados de siglo. Hasta los años cincuenta, el número de alumnos de formación profesional en Gipuzkoa no superaba los 2.000.

El fracaso de esta ley supuso una reforma que llegó en 1955 con la Ley de Formación Profesional e Industrial, dentro del conjunto de medidas propiciadas por Ruiz Giménez para posibilitar una formación profesional de acuerdo al rápido crecimiento que se estaba produciendo en la industria. En esta última Ley se fi jan cuatro niveles de enseñanza: pre-aprendizaje, aprendizaje, maestría y espe- cialización, y en un balance general se aprecia que creció el número de alumnos y que éstos encontraban empleo con facilidad y que las empresas estaban satis- fechas con la formación recibida. Esta ley marca el comienzo de un desarrollo espectacular de la formación profesional en Gipuzkoa. En quince años el número de alumnos pasa de 2.000 a 9.000. El alumnado es mayoritariamente mascu- lino y la formación, eminentemente industrial.

Durante este periodo en Gipuzkoa se registró la presencia de una nómina importante de escuelas profesionales, cuyas características varían, pero en las que se aprecia la dependencia sindical, empresarial y religiosa, de acuerdo con la legislación vigente hasta 1970. En este sentido, hemos podido loca- lizar, en el Archivo del Ministerio de Educación, documentación relativa a la apertura de una serie de centros que estaban en funcionamiento en 1958, creados con anterioridad y que, todavía, en la década de los sesenta, conti- nuarán funcionando; se trata de119:

118. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 100. 119. Archivo del Ministerio de Educación, Alcalá de Henares, Legajos 57554 y 57555. Hemos anotado tan sólo el nombre de estas instituciones y las localidades en las que estaban situados dichos centros, pues las características varían ampliamente de un centro a otro. La documentación abarca, en algunos casos, hasta 1970.

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Centros de Formación Profesional existentes en Gipuzkoa en 1958

Localizacion Denominación de la Escuela

Andoain Escuela Profesional

Beasain Escuela de Formación Profesional de la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles Escuela Profesional de San Martín de Loinaz

Deva Escuela de Iniciación Profesional

Elgoibar Escuela Fundación Eulogio Estalta

Irún Escuela Profesional La Salle Escuela Profesional Sindical Nuestra Señora del Juncal

Hernani Escuela Profesional

Legazpia Colegio Buen Pastor

Mondragón Escuela Profesional

Escuela de Aprendices de la Unión Cerrajera

Motrico Escuela Profesional Nuestra Señora de Idurre

Rentería-Pasajes- Escuela Sindical de Formación Profesional Nuestra Señora de la Alza-Herrera Asunción Escuela Profesional Juan XXIII de Alza, Escuela Profesional masculina de Herrera Escuela de Formación Profesional “Ciudad Laboral Don Bosco”

San Sebastián Instituto Obrero del Colegio de San Ignacio de Loyola Escuela Profesional San Sebastián Mártir Centro Femenino Cultural Nazaret

Urnieta Escuela Salesiana San José Obrero

Villafranca de Oria Escuela Profesional del Goyerri

Zarauz Escuela Profesional Obrera Escuela de Hostelería del complejo de Euromar Escuela Profesional Obrera Escuela Profesional Monte Albertia

Zumaya Escuela Sindical Virgen de Arritokieta

Zumárraga Escuela Profesional Legazpi

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Sin embargo, será la Ley General de Educación de 1970 la que prefi gurará, de alguna manera, los distintos niveles de la Formación Profesional, aunque, comparada con la legislación anterior, la formación que recibían, en el primer grado, constaba de menor número de horas y de prácticas, si bien consiguió una enorme expansión cuantitativa de la formación profesional, tanto en alumnos, centros como profesores. La crítica que sufrió este nivel era que los alumnos estaban “poco motivados, los profesores improvisados y los centros surgieron al calor de las subvenciones públicas”120. A partir de esta ley se aprecia una cierta desprofesionalización de la formación, aumentando el peso de la formación general, un número de alumnos de 15 años más numeroso; también fue notoria la incorporación de alumnado femenino, aunque siempre con menor presencia que el masculino.

Esta situación contrastaba con dos factores: uno, la escolarización al 100 por ciento de los alumnos con 14 años de edad, y otro es que, a partir de 1976, se prohibía trabajar legalmente a los menores de 16 años, lo cual supuso un elevado número de abandonos en la formación del primer nivel.

La reforma propiciada por la LOGSE supondrá la creación de los Ciclos Formativos Medio y Superior a los que se accede una vez fi nalizada la Educación Secundaria Obligatoria, que permite la incorporación al mercado de trabajo o la continuación de los estudios en el nivel superior.

El alumnado total que en Gipuzkoa acude a Centros de Formación Profesional sumaba un total de 17.632 alumnos, en el curso 1979-80. De éstos el 44,2 por ciento era atendido en Centros Públicos, mientras que el 55,7 por ciento restante acudía a Centros Privados. Hay que hacer mención especial del Centro Politécnico de Mondragón y de la Escuela de Armería de Eibar, aquél privado y éste público, por el renombre que han adquirido incluso a nivel estatal. Se des- tacan también la Universidad Laboral de Eibar, el Centro D. Bosco de Rentería y el Centro Cultural Femenino “Nazaret”. En todos estos Centros se estaban impartiendo clases de euskara a partir del curso 1979/1980. Gipuzkoa cuenta con 58 Centros de Formación Profesional. En los niveles de BUP y COU el alum- nado total de la provincia es de 24.744 estudiantes, que se distribuyen de la forma siguiente: estudian en Centros Públicos el 52,9 por ciento, mientras que a los Centros Privados acude el 39,8 por ciento. Las Ikastolas atienden el 7,1 por ciento. En todos los Centros Públicos el euskara es materia común y obligatoria, impartiéndose algunas asignaturas en euskara en los Institutos de Hondarribi, Lasarte, Elgoibar, Zarautz, Bergara, Irun, Rentería, Hernani, Tolosa, Azpeitia, Eibar y de Oñati. El número de Centros de Bachillerato en Gipuzkoa es de 57.

120. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 117.

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4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa

Antes de referirnos a la política y legislación educativas desarrollada por el Gobierno Vasco, haremos referencia a uno de los asuntos más relevantes en los últimos años. Nos referimos al proceso de descentralización y a la división terri- torial del Estado, pues sus correlatos educativos han supuesto una asunción de competencias en este ámbito por parte del Gobierno Vasco. El franquismo, como sabemos, signifi có una vuelta a los principios centralistas del Estado nacional y la represión de cualquier expresión cultural o lingüística diferente a la española, lo cual no evitó el surgimiento de experiencias educativas en Cataluña121, o la creación del movimiento de las ikastolas en Euskadi122. Expresiones ambas propiciadas por el catalanismo y el nacionalismo vasco respectivamente. Con el paso del tiempo, las nuevas necesidades sociales y económicas reclamaban una modernización de la enseñanza primaria que se conseguiría con la Ley General de Educación de 1970 que “efectivamente modernizó el sistema edu- cativo español y sentó las bases para reformas posteriores”123. No obstante, esta ley no supuso un cambio sustancial en el reparto territorial de competen- cias, pero sí “llevó a sus últimas consecuencias el proceso de racionalización del centralismo en el ámbito periférico, mediante la creación de un solo agente territorial –el delegado provincial– frente a la diversifi cación de servicios preexis- tente”124. Además, esta ley suponía la introducción por primera vez de la ense- ñanza de las lenguas vernáculas.

Tras la muerte de Franco y el proceso de transición democrática, se puso en evidencia la necesidad de una nueva organización territorial del Estado, que tomará cuerpo en la Constitución de 1978 con el Estado autonómico, que signi- fi cará una ruptura del centralismo hasta entonces imperante. Llegar al consenso de esta Constitución supuso conciliar en este ámbito distintas propuestas ideo- lógicas en una época donde democracia y autonomía estaban en el mismo nivel de reivindicación social, además de las diferentes posturas que sobre la nación mantenían los distintos partidos políticos en la época de la transición democrática125.

121. Canals, M.A. y otros (2001): “La renovació pedagogica a Catalunya des de dins (1940- 1980)”, Barcelona, Edicions 62 y Monés, J. (1981): L’escola a Catalunya sota el franquisme. Barce- lona, Edicions 62. 122. Fernández, I. (1994): Oroimenaren hitza. Ikastolen historia (1960-1975). Bilbo, Udako Eus- kal Unibertsitatea y Davila, P. (1995): Op. Cit. 123. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 26. 124. Viñao, A. (2004): Op. Cit. 125. Tusell, J. (1999): España, una angustia nacional. Madrid, Espasa, p. 11.

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La Constitución y el nacionalismo constitucional

La Constitución, además de su concepción autonómica del Estado, supuso también la creación de un nuevo nacionalismo hasta entonces desconocido, el “nacionalismo constitucional”, fruto de la nueva concepción territorial del Estado. La discusión del artículo 2º de la misma puso de manifi esto la difi cultad para conciliar diferentes posturas acerca de la nación española, siendo así que la propia idea de “España como nación”, postergaba cualquier otra denomina- ción de nación para las comunidades autónomas, rechazando la idea de Estado Español, por considerarlo de corte franquista. Se optaba en la Constitución por una concepción de España como nación política, mientras que el resto serían naciones culturales. La presencia de los planeamientos de Ortega gravitaron sobre los padres de la Constitución, tanto en las frecuentes citas a este autor como a la aceptación de fondo de su pensamiento respecto a la organización territorial: ningún privilegio para las naciones históricas. La discusión y redac- ción fi nal del artículo 2º de la Constitución ponen de manifi esto que la idea de nación española es una “sorprendente invención de la cual se nutre el actual nacionalismo españolista de rango constitucional”126.

Tanto en el contexto político del momento como en la posterior evolución, la creación de la España de las autonomías intenta dar respuesta a una demanda política: “la de integrar los llamados nacionalismos históricos en un proyecto de Estado”127 o para decirlo con otras palabras: “en 1978 se había vivido una ilusión autonómica: la creencia de que la aprobación de las autonomías pondría fi n al problema de los nacionalismos (y al terrorismo de ETA). Eso no fue así”128. No hace falta recordar que la exclusión del Partido Nacionalista Vasco del con- senso creó, entre otras cosas, una frustración que favoreció el voto negativo a la Constitución en la Comunidad Autónoma Vasca.

La descentralización educativa

Si el artículo 2º de la Constitución fue producto de un consenso entre las diversas concepciones sobre la nación que, en su momento, mantenían los diversos partidos políticos con mayor representación, el artículo 27 sobre el derecho a la educación fue una transacción entre la derecha y la izquierda129.

126. Bastida, X. (1998): La nación española y el nacionalismo constitucional. Barcelona, Ariel Derecho, p. 11. 127. López Aguilar, J. (1996): “Estado autonómico y nuevos nacionalismos. El caso de la Coa- lición Canaria” en Claves de Razón Práctica, vol. 65, p. 32. 128. Fusi, J.P. (2000): Op. Cit., p. 275. 129. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 29.

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Es decir, entre quienes defendían los importantes intereses eclesiásticos en la educación y quienes asumían una concepción pública de la educación y los inte- reses de las clases populares; entre la libertad de enseñanza y el principio de igualdad. El pacto escolar consistió en conciliar estos dos principios.

El resultado de la nueva situación constitucional supuso una ruptura del centralismo del sistema educativo. Las comunidades autónomas pueden asumir cuantas competencias fi guren en sus estatutos de autonomía, excepto las reser- vadas al Estado, y el comienzo del ejercicio de las mismas está marcado por el traspaso de funciones y servicios, desempeñados y gestionados hasta entonces por la administración central, y de los recursos fi nancieros. Para conocer el reparto de competencias es necesario tener en cuenta tanto los artículos del 148 al 150 de la Constitución, como los estatutos de autonomía, así como las leyes orgánicas correspondientes, por ser del mismo rango que los estatutos. En el ámbito educativo estas leyes son la LRU (1983), la LODE (1985), la LOGSE (1990) y la LOPEG (1995). En todas aquellas comunidades que han recibido los traspasos de servicios se ha suprimido la administración periférica del Estado afectando a ámbitos tan importantes como el profesorado, la inspección técnica, los centros docentes –incluidas las universidades–, desarrollo parcial del currí- culum, etc. De esta forma puede afi rmarse que estamos ante “una descentra- lización administrativa prácticamente total y una considerable descentralización política”130. En enero del año 2000 las transferencias y traspaso de competen- cias en materia de enseñanza se habían consumado en todas las comunidades autónomas. Este proceso lento y gradual ha permitido a las comunidades aco- modarse al nuevo marco constitucional y consolidar la ruptura descentralizadora producida en el ámbito de la administración educativa. Además, y en el ámbito de la realidad educativa de los centros de enseñanza, toda la legislación educa- tiva durante el periodo de gobierno socialista ha estado regida por los principios de participación, autonomía y calidad, ampliando de esta manera la concepción sobre la descentralización educativa131.

Con toda esta arquitectura administrativa se consolida el sistema educativo español, pues parece que se garantizan las competencias reservadas a la admi- nistración central. En este sentido, los pactos autonómicos de 1992 y las refor- mas de los diferentes estatutos asumiendo mayores competencias en 1994, sobre todo en la enseñanza, obteniendo todas las comunidades autónomas las mismas competencias plenas que las comunidades que desde el inicio las tenían, marcando un punto de infl exión en las trasformaciones competenciales del Estado y consagrando una fórmula hasta entonces no manifi esta: la existen- cia de un “sistema educativo nacional”. Expresión reservada para la administra-

130. Puelles, M. de (1996): “Educación y autonomía en el modelo español de descentraliza- ción” en Revista de Educación, núm. 309, p. 171. 131. Marchesi, A. (2000): Controversias en la educación española. Madrid, Alianza Editorial.

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ción general del Estado en su seguimiento y evaluación132. Finalmente, parece que al objetivo de modernización, que subyacía en todos los cambios producidos desde 1978, sólo le quedaba un reto por cumplir: el de la calidad. Conseguir este objetivo supondría lograr un “sistema educativo moderno, plural, homologa- ble con los mejores de Europa y, por tanto, con calidad para todos, sin sectores de población infraeducados, marginados, segregados o excluidos”133.

Como señalaba el entonces viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco, al referirse a los puntos confl ictivos en la aplicación de la LOGSE, la amplia capacidad reservada constitucionalmente a la administración del Estado para dictar normas de carácter básico pueden afectar a “características diferencia- les y específi cas de algunos sistemas educativos del estado español: el bilin- güismo, la distinta cuota de participación de la red concertada o los distintos sistemas de fi nanciación” y también a que la confrontación educativa se ha visualizado en torno a dos ejes: “el que representa la difícil relación centro- periferia (fundamentalmente en los casos de Cataluña y el País Vasco) y el más específi camente denotativo de la pugna ideológica (en términos políticos funda- mentalmente representada por Comunidades gestionadas por el Partido Popular o por el Partido Socialista)”134. Hemos de recordar que Cataluña y el País Vasco son dos comunidades que desde el logro de la autonomía han sido gobernadas mayoritariamente por partidos nacionalistas.

La normalización lingüística

No podemos olvidar que uno de los elementos más signifi cativos de todo el proceso de cambios y rupturas en el orden administrativo en educación no se produce al margen o ignorando unas realidades educativas que tenían su propia trayectoria histórica. Nos referimos al desarrollo de una serie de alternativas o de experiencias educativas que surgieron con el franquismo y que con la transi- ción y el desarrollo estatutario conseguirían un cierto reconocimiento legal. Los movimientos de renovación pedagógica, o las actividades desarrolladas para llevar el catalán a la escuela, para el caso de Cataluña, o la creación de una red educativa en euskara con el surgimiento de las ikastolas en el caso del País Vasco, serán unas realidades escolares que tendrán que adaptarse a la nueva situación de la lengua dentro del entramado legal.

132. Embid, A. (2000): La enseñanza en España en el umbral del siglo XXI. Madrid, Tecnos, pp. 36-74. 133. Puelles, M. de (2000), Op. Cit., p. 35. 134. Unceta, A. (2000): “El desarrollo de la LOGSE en las Comunidades Autónomas” en VV.AA: Informe educativo 2000. Evaluación de la LOGSE, Madrid, Fundación Hogar del Jubilado-Santillana, pp. 169-170.

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Tenemos que volver nuevamente a la Constitución para ver el papel de la lengua en el sistema educativo. Como se señala en el artículo 3º “el castellano es la lengua ofi cial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de cono- cerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas serán también ofi ciales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos”. Como podemos observar, la constitución es imperativa en cuanto al deber de conocer el castellano, pero no el resto de las lenguas, a pesar del reconocimiento ofi cial de las mismas en cada una de las comunidades autónomas. Los estatutos que siguieron no tardaron en incorporar la situación de la lengua en las respectivas comunidades, de manera que en los mismos se habla de la ofi cialidad de la “lengua propia” de cada comunidad, junto con el castellano. Son los casos de País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Navarra, Asturias y Aragón135. A partir de este reconocimiento, entre 1982 y 1986 se dictarán diversas leyes de normalización lingüística de sus respectivas lenguas, y las correlativas al campo de la enseñanza, por parte de las siguientes comu- nidades: País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y Navarra136.

No obstante, cada comunidad ha seguido procesos diferentes en la aplica- ción de sus normativas. En general, se suelen adaptar las escuelas a las carac- terísticas lingüísticas del alumnado; de manera que, como consecuencia de ello, surgen varios modelos lingüísticos que, aunque no se reconozcan como tales –es el caso de Cataluña– fi guran en su reconocimiento legal. El más explícito de estos modelos es el caso del País Vasco donde existen en la práctica tres mode- los lingüísticos A, B y D según el grado de presencia de cada una de las lenguas. Así, en el modelo D la enseñanza es completamente en euskera, excepto la lengua castellana; el modelo A es su caso inverso, mientras que en el modelo B se imparten ciertas asignaturas en euskara y otras en castellano. Modelos similares se aplican en la zona de predominio del vascuence en Navarra. En el País Vasco, por ejemplo, la ikastola ya no es el único referente de enseñanza en euskara, pues los modelos lingüísticos están al margen del tipo de centro. La ikastola en todo este proceso ha sido una referencia fundamental para con- seguir los objetivos de euskaldunización escolar, manteniendo una identidad de cultura escolar muy signifi cativa, aunque en la actualidad muchas de las ikasto- las se han integrado en la red de escuela pública137.

135. Lázaro, E. (1984): La educación en el Estado de las Autonomías. Atribución y ejercicio de competencias educativas. Madrid, MEC. 136. Siguán, M. (1992): España plurilingüe. Madrid, Alianza Universidad. 137. Naya, L.M. y otros (1995): “La situación del euskera en el sistema educativo del País Vasco” en Davila, P. (1995): Op. Cit, pp. 221-256.

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La evolución del sistema educativo español durante los tres últimos decenios del siglo XX ha pasado de la centralización a la descentralización, como conse- cuencia de una diferente concepción del Estado. En este proceso se han reco- gido las aportaciones de los nacionalismos “periféricos” (catalán y vasco), no por evolución “natural” del sistema educativo o por la magnanimidad del Estado, sino por las reivindicaciones, las resistencias, las defensas y nuevas creaciones procedentes de dichos nacionalismos que han propiciado una serie de cambios que permiten el desarrollo de un curriculum nacional “compartido” y de nuevas identidades nacionales diferentes, dentro del único sistema educativo nacional, el español, al margen de las expectativas que hubieran podido crearse en cada una de las comunidades con lengua y cultura diferentes. En este contexto es en el que podemos entender la legislación, y la política educativa del Gobierno Vasco, dirigida por unos ejes que desarrollamos en el siguiente epígrafe.

La legislación educativa en la Comunidad Autónoma Vasca

La política educativa desarrollada en la Comunidad Autónoma Vasca desde 1979 hasta la actualidad se ha movido entre el marco constitucional y la trans- ferencia de competencias, por un lado y, por otro, en el desarrollo de las propias competencias en virtud del marco que supone el Estatuto de Gernika. Por lo tanto, la tarea prioritaria, aunque no la única, ha sido sobre todo euskadunizar el sistema educativo vasco, a fi n de cumplir con los objetivos legales. En este sentido, se observará que muchas de las disposiciones del Gobierno Vasco tie- nen como referencia este proceso que encaja tanto con el marco constitucional como con el derecho a implantar un sistema que garantice el uso del euskara en todos los ámbitos de la administración y de la vida pública y, sobre todo, en el sistema educativo.

Lo primero que hay que señalar es que la CAV tiene competencia plena en educación, tal y como se reconoce en el artículo 16 del Estatuto de Autonomía, que es explícito en esta materia: “En aplicación de lo dispuesto en la disposi- ción transitoria adicional primera de la Constitución, es de la competencia de la Comunidad Autónoma del País Vasco la enseñanza en toda su extensión, nive- les y grados, modalidades y especialidades”. Esta referencia debe insertarse también en el principio de coofi cialidad del euskara, como lengua propia del País Vasco y el garantizar el uso del castellano y el euskara, sin ningún tipo de discri- minación. Este principio será nuevamente corroborado en la Ley de la Escuela Pública Vasca (Ley 1/1993 del 19 de febrero) en la que se recuerda que: “la Comunidad Autónoma del País Vasco tiene, según el art. 16 de su Estatuto de Autonomía, competencia plena en materia de Educación, sin perjuicio del art. 27 de la Constitución y las leyes orgánicas que lo desarrollan, de las facultades que atribuye al Estado el art. 149 de la misma y de la alta inspección necesaria para su cumplimiento y garantía”.

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A lo largo de estos años de autonomía, en la que se han sucedido ocho gobiernos diferentes, de acuerdo con los resultados electorales, la Consejería de Educación ha sido ocupada por los siguientes Consejeros, pertenecientes tanto al Partido Socialista, Partido Nacionalista Vasco como a Eusko Alkartasuna

1978-1980 SANTAMARIA ANSA, Karlos Mayo de 1980 - febrero de 1984 ETXENIKE LANDARIBAR, Pedro Miguel Abril de 1984 - enero de 1985 URRUTIA ELEJALDE, Juan Enero de 1985 - Marzo de 1987 CHURRUCA ARELLANO, Juan Marzo de 1987 - febrero de 1991 RECALDE DIEZ, Jose Ramón Febrero de 1991– septiembre de 1991 OLIVERI ALBISU, Inaxio Septiembre de 1991– enero de 1995 BUESA BLANCO, Fernando Enero de 1995 - diciembre de 1998 OLIVERI ALBISU, Inaxio Enero de 1999– mayo de 2001 OLIVERI ALBISU, Inaxio Junio de 2001 - septiembre de 2001 INTXAURRAGA MENDIBIL, Sabin Septiembre de 2001 - junio de 2005 IZTUETA AZKUE, Anjeles Junio de 2005- mayo de 2009 CAMPOS GRANADOS, José Antonio Mayo de 2009 - CELAÁ DIÉGUEZ, Isabel

Uno de los ámbitos que requirió mayor atención en el decenio de los ochenta fue el relativo a la búsqueda de una cobertura legal para las ikastolas que, como una tercera red escolar, había estado funcionando hasta esa fecha. En este sen- tido, ya en 1980 se inicia un proceso de institucionalización a través de la titu- laridad ofi cial de las ikastolas. Las ikastolas son centros públicos no estatales, pero se imponía una serie de condiciones: la cesión de uso y titularidad, la repre- sentación en los estamentos escolares y órganos de gobierno de las ikastolas, normas para la matriculación; profesorado por concurso-oposición; planifi cación de puestos escolares; sistema de control económico; programas y planes peda- gógicos y la aceptación de las disposiciones del Departamento de Educación. En este proceso de la llamada normalización, se creó el Euskal Ikastolen Erakundea (EIKE) Instituto Vasco de Ikastolas en 1983, como un organismo autónomo den- tro del Departamento de Educación, que se establecía como un paso transitorio hacia la consolidación de la Escuela Pública Vasca y se derogó la Normativa sobre Titularidad. En 1986 el tribunal Constitucional dicta sentencia favorable a EIKE con vías de normalización jurídica de las ikastolas. Por otra parte, el Decreto de 10 de junio de 1986 aprobaba el reglamento de Conciertos con las Ikastolas para el sostenimiento con fondos públicos de las ikastolas y centros de iniciativa social. Finalmente, y como pasos previos al diseño y la elaboración común de la Ley de la Escuela Pública Vasca, se aprobó la Ley de Confl uencia de Ikastolas y la Escuela Pública (1988), y en 1990 la Confederación de Ikastolas presentaba su propuesta para la normalización de las ikastolas.

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En todo este proceso, y hasta la Ley de la Escuela Pública Vasca, subyacían dos planteamientos o dos modelos de cara a la normalización de la Escuela Pública Vasca. Eran los siguientes: 1) El Modelo estatal de Escuela Pública, regulado a través de la LODE, de carácter uniformizador, reglamentista y pre- ocupado por la reserva de competencias y la homogeneización, más que por la especifi cidad y la singularidad; según el cual las Ikastolas, para su transforma- ción en escuelas públicas, deberían integrarse o fusionarse en la actual escuela pública y según la normativa vigente; y 2) El Modelo de Escuela Vasca, según la cual la Escuela Pública Vasca aparece como un paso de confl uencia entre las Ikastolas y las Escuelas Transferidas de cara a la confi guración de la futura Escuela Vasca. Ello suponía un período de acercamiento de ambos sistemas o redes hacia los principios derivados de un amplio consenso social y político sobre la Escuela Pública Vasca.

Como señalaba en su momento, el Vicelendakari y Consejero de Educación, Universidades e Investigación, Fernando Buesa, tanto la Ley de la Escuela Pública Vasca, como la Ley de Cuerpos Docentes, publicadas ambas en 1993, establecían “un cuerpo normativo propio que permiten la confi guración de una E.P.V. más autónoma, de mayor calidad y con mayor capacidad de adaptación a las demandas de nuestra sociedad”; también señalaba que eran fruto de un largo proceso, en “búsqueda de un respaldo social más amplio encaminado a un sistema educativo de calidad y al servicio de la sociedad”. La Ley de la Escuela Pública Vasca propone el mayor grado de autonomía en la esfera de la organi- zación, propiciando la participación de toda la comunidad educativa y buscando fórmulas de autoorganización; asimismo, clausuraba el tema de las redes esco- lares, pues como se señala en la introducción de la Ley, ésta “responde a una decisión clave que es la de defi nir de un modo completo y defi nitivo dos redes escolares, la red pública y la red privada, con una consecuencia derivada de esta decisión que es la de terminar o concluir el proceso de confl uencia de las ikasto- las”. Con esta ley se daba por concluido el proceso institucional con respecto a las redes escolares y al papel de las ikastolas, dando inicio a un proceso que en su momento se denominó de publifi cación por el cual las ikastolas tuvieron que decidir la permanencia como centro privado o concertado o incorporarse defi niti- vamente a la red pública.

A pesar de que la escuela defi nida en esta ley se propugna como plural, bilingüe, democrática, al servicio de la sociedad vasca, enraizada social y cultu- ralmente en su entorno, participativa, compensadora de las desigualdades, inte- gradora de la diversidad, lo cierto es que un conjunto importante de ikastolas, sobre todo en Gipuzkoa, optaron por una organización paralela manteniendo las señas de identidad que habían defi nido desde siempre a este tipo de centros educativos. El transcurso de los años no ha logrado los fi nes previstos en la ley,

100 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

existiendo una brecha importante en el ámbito escolar y un horizonte con objeti- vos distintos de lo que pudiera ser la denominada Escuela Pública Vasca.

Además de este importante campo de actuación por parte de las diver- sas consejerías de educación hasta 1993, otro de los ámbitos que ha reque- rido mayor atención ha sido el que podríamos denominar “Euskaldunización del sistema educativo”. Así, si en el anterior ámbito de política educativa parecía importante encontrar un lugar de confl uencia entre las tres redes escolares exis- tentes, ahora se trata de cumplir el mandato constitucional, y también fi jado por el propio Estatuto de Gernika, relativo al papel del euskara en el sistema educa- tivo. En este sentido, las normas que desarrollan este principio se establecieron ya desde la primera legislatura y, todavía, permanecen en vigor. Se trata de la Ley de normalización y uso del euskara, Ley 10/1982 del 24 de noviembre y los sucesivos decretos que la desarrollaron. No obstante, en el periodo del Consejo General Vasco, un Real Decreto de 1979, ya regulaba el uso de los diferentes idiomas en la Comunidad. La mencionada Ley de 1982, que no afectaba única- mente al sistema educativo, establecía claramente que todo ciudadano tiene derecho a conocer y usar las lenguas ofi ciales en la administración, medios de comunicación, etc.; reconocía, asimismo, su derecho a recibir enseñanza en ambas lenguas; planteaba que se crearán modelos lingüísticos, según la demanda de los padres y la situación de cada zona, con el objetivo de garantizar el uso práctico de ambas lenguas.

A partir de ese año se publicarían diversas órdenes y decretos relativos a la obtención del certifi cado de aptitud de conocimiento del euskara y, sobre todo, el decreto 138/1983 sobre Regulación del uso de las lenguas ofi ciales en la enseñanza no universitaria, mediante el cual se plantea que el euskara y cas- tellano serán materias obligatorias en la enseñanza, creando, en su momento, cuatro modelos, pero que en la práctica han resultado tres modelos (A, B y D), cuyo éxito ha variado a lo largo de estos años, como hemos visto previamente y que pretendían garantizar el conocimiento y competencia de ambas lenguas a fi n de posibilitar el uso del euskara, tanto en el ámbito académico como social, y cumplir, de esta manera, con los principios contenidos en el Estatuto de Gernika. En el Capítulo 2, artículos 15 a 21, desarrolla la obligatoriedad de la enseñanza del euskara y del castellano en las enseñanzas no universitarias, ordena al Gobierno la regulación de los modelos lingüísticos (Art. 16.2), siendo uno de los objetivos fundamentales “garantizar al alumnado la posibilidad real, en igualdad de condiciones, de poseer un conocimiento práctico sufi ciente de ambas lenguas ofi ciales al fi nalizar los estudios de enseñanza obligatoria” (Art. 17), y contempla medidas para la progresiva euskaldunización del profesorado (Art. 20). Así, quedan los modelos lingüísticos defi nidos de la siguiente manera en los anexos I y II de la misma:

101 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Para Preescolar y E.G.B.

MODELO A: Todas las materias –exceptuando el euskara– se impartirán bási- camente en castellano. El euskara se impartirá como cualquiera de las otras materias comunes, dedicándose semanalmente las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. Cuando los alumnos hubieran adqui- rido una buena práctica en la utilización del euskara, en los niveles superio- res de E.G.B. se podrán impartir en euskara algunos de los temas de otras materias.

MODELO B: Tanto la lengua castellana como el euskara se utilizarán para impar- tir las otras materias. La lengua castellana se utilizará, en principio, para mate- rias tales como la lectura y la escritura y las matemáticas. El euskara, para las demás materias: las experiencias, plástica y dinámica, sobre todo. Además, el euskara y el castellano se trabajarán como materias de aprendizaje dedicán- doseles por semana las horas que el Departamento de Educación y Cultura establezca.

MODELO D: Todas las materias –exceptuando la lengua castellana– se impar- tirán básicamente en euskara, trabajándose éste también como materia de aprendizaje, dedicándosele para ello por semana las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. La lengua castellana se impartirá desde el inicio de la escolarización como cualquiera de las otras materias escolares.

Para B.U.P. y C.O.U.

MODELO A: Todas las materias, excepto la Lengua y Literatura Vasca y las Lenguas Modernas se impartirán básicamente en la lengua castellana. El eus- kara tendrá tratamiento de materia común y obligatoria, dedicándosele por semana las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. Con grupos de alumnos que hayan adquirido buen conocimiento del euskara se podrán trabajar algunos temas también en euskara.

MODELO D: Todas las materias, exceptuando la Lengua y Literatura Castellana y las Lenguas Modernas, se impartirán básicamente en euskara, impartién- dose éste también como materia de aprendizaje al igual que la lengua caste- llana, siguiendo para ello los programas y horarios que se establezcan por el Departamento de Educación y Cultura.

Esta normativa que dejaba defi nidos claramente los tres modelos lingüísti- cos para Preescolar y E.G.B. y los dos para EE.MM., ha tenido en el quehacer

102 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

diario escolar aplicaciones muy diversas. Hoy por hoy podemos decir que, mien- tras los modelos A y D, al ser modelos monolingües, no han tenido problemas de interpretación de la norma, es decir, existen tal y como fueron defi nidos por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, la situación es considera- blemente diferente si analizamos lo ocurrido en el modelo B, ya que los centros educativos han aplicado la norma de manera diferente; es decir, la realidad de este momento es que no hay un único modelo B, sino que hay una gran diversi- dad de aplicaciones que conviven bajo el rótulo de “modelo B”; las razones de ello son diversas: zona sociolingüística donde está situado el centro, falta de profesorado para impartir ciertas asignaturas, etc.

Por otra parte, aunque no viene defi nido como modelo, hay un colectivo de alumnos que están eximidos del aprendizaje del euskara: son los que se englo- ban bajo el título de ‘Modelo X’, procedimiento previsto en el Art. 21 de la Ley Básica de Normalización del uso del euskara, que dice: “los alumnos que hayan iniciado sus estudios de E.G.B. fuera de la Comunidad Autónoma o aquellos que justifi quen debidamente su residencia no habitual en la Comunidad Autónoma, podrán ser eximidos de la enseñanza del euskara”. Lo cierto es que este colec- tivo está siendo lo que estaba previsto en la norma, un grupo pequeño con una razón para la exención.

En el aspecto del aprendizaje de los dos idiomas ofi ciales, está demos- trado por diversas investigaciones138 que los alumnos que cursan sus estudios en los modelos B y D no tienen ningún problema de aprendizaje del castellano; es más, en los tests de lengua castellana obtienen puntuaciones similares a las de los del modelo A. En cambio, con el euskara no ocurre lo mismo; mientras los sujetos que estudian en el modelo D no tienen ningún problema de aprendizaje, los del modelo A terminan sus estudios con niveles de eus- kara muy inferiores a los que debían tener, lo cual hace imposible, tal y como estaba previsto en la Ley, que a fi nales de la E.G.B. puedan recibir algunas asignaturas en euskara.

138. Son de especial interés las investigaciones realizadas por el Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco, entre las que cabe destacar EIFE 1, EIFE 2 y EIFE 3. Asimismo hay que señalar que diversas tesis doctorales defendidas en la Universidad del País Vasco: Etxeberria Balerdi, Fx. (1985): Bilingüismo y Educación en Euskadi; Ayerbe, P. (1985): Las va- riables sobre la lectura en alumnos bilingües, Etxeberria Sagastume, F.: Marco lingüístico del euskara de los niños en las diferentes situaciones sociolingüísticas en el ciclo inicial; Arregi, P. (1987): Euskara en diversos entornos escolares y familiares; Lukas, J.F. (1990): Habilidad y rendimiento matemático en contextos bilingües; Naya, L.M. (1991): Adaptación Escolar y bilingüismo en 8º de EGB en la co- marca de Donostia-San Sebastián, o Etxague, X. (1992): Rendimiento en euskara de los alumnos de 8º de EGB del modelo D de Navarra. La infl uencia de diversas variables escolares.

103 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Por otra parte, Gurrutxaga139, hacía el siguiente análisis sobre los modelos A y B: “El modelo A, en su actual diseño y condiciones, es un factor de desigualdad que a posteriori genera situaciones de discriminación, porque su inefi cacia se convierte en el fracaso de miles de alumnos que se ven impedidos a ejercitar ple- namente su derecho al conocimiento del euskara, con todas las consecuencias de orden académico, económico, social y cultural que ello les puede acarrear a la hora de participar e integrarse en una sociedad que se reclama bilingüe, [...]; en lo que respecta al modelo B, si bien inicialmente se plantea como un diseño a experimentar, con un mínimo esbozo de sus características que pretendían ir decantándose en función de lo que marcase su propia evolución, hay dos factores que van a desplazar a los anteriormente mencionados: la aceleración de su expan- sión, fruto de la demanda, y las difi cultades derivadas de tener que fundamentar su implantación con un profesorado monolingüe transferido”. Las características de los tres modelos lingüísticos las resume Lukas140 en la siguiente tabla:

Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos MODELO A B D Descripción Todas las asignatu- Euskara y castellano, Todas las asigna- ras, excepto el eus- además de asignatura, turas, excepto cas- kara en castellano. se utilizan como lengua tellano se dan en En los últimos cursos vehicular. Lecto-escri- euskara de EGB, si fuera posi- tura y matemáticas en ble, algunas asigna- castellano, el resto en turas en euskara euskara Dirigido a Castellanoparlantes Castellanoparlantes Vascoparlantes Castellanoparlantes? Objetivos Aprendizaje pasivo Aprendizaje del euskara. Enriquecer el eus- del euskara. Capaci- Capacitación para seguir kara. Obtener un tación para la comu- las EE.MM. en euskara o buen nivel de caste- nicación en euskara castellano llano. Ser motor de en la vida común la euskaldunización Centros Públicos Públicos (principal- Ikastolas Privados mente) Privados Ikastolas

139. Gurrutxaga, X. (1989): Escuela Vasca. 2ª Ponencia presentada en la Conferencia Nacional de Educación de Euskadiko Ezkerra, Gasteiz, diciembre, p. 10. 140. Lukas, J.F. (1990): Trebetasun eta errendimendu matematikoa testuinguru elebidunean. UPV/EHU, p. 124.

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Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos MODELO A B D Matriculación Descendiendo Ascendiendo Ascendiendo Manteniéndose Resultados obteni- No aprenden eus- Nivel de castellano Resultados similares dos kara como los del modelo a los demás en cas- A, en euskara no lle- tellano. Nivel bueno gan al nivel de los del de euskara modelo D Tipo de bilingüismo Monolingües Bilingües desequilibra- Bilingües equilibra- dos dos Problemas Falta de motivación. Falta de profesorado. Falta de posibilida- Falta de voluntad de Descoordinación Dife- des de seguir las aprendizaje. Métodos rentes tipos de modelo. EE.MM. y la Univer- inadecuados para Falta de preparación del sidad en euskara. aprender euskara profesorado. Cuándo Desde pequeños y cómo trabajar la lec- comienzan a utilizar toescritura en caste- el castellano. llano De cara al futuro ¿Será un modelo mar- ¿Serán capaces de ¿Se dará la presión ginal? (sobre todo en seguir las EE.MM. en social para que se la red pública) euskara? ¿Utilizarán el pongan los medios euskara en la calle? para seguir los estu- dios en euskara? ¿Utilizarán el eus- kara en la calle?

El llevar a cabo todo este proceso de euskaldunización del sistema educa- tivo ha supuesto, correlativamente, la preparación del profesorado adecuado a esta tarea. En unos casos esto ha tenido como consecuencia la contratación de profesorado vascoparlante, y en otros, la puesta en marcha de programas de capacitación lingüística en euskara para el profesorado, y capacitarlo así para la impartición de diversas materias en esta lengua. Posteriormente, en 1993, se aprobaría el decreto relativo a los perfi les lingüísticos del profesorado, estable- ciendo dos perfi les básicos: PL1, que reconocía la capacidad de comunicarse en euskara, pero no docencia, y PL2, que reconocía al profesor como capaz para impartir clases de euskara y en euskara. En otro orden de cosas, desde 1983, se estableció el programa IRALE, dirigido a la formación del profesorado en euskara. Ese mismo año se aprobó la creación del instituto HABE, entre cuyas funciones cabe destacar la de alfabetizar y euskaldunizar a los adultos, la inves- tigación pedagógica y la creación de centros para la enseñanza del euskara.

105 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Finalmente, otro de los aspectos que queremos destacar en la política edu- cativa de este largo periodo es el relativo al Curriculum. Al poco tiempo de la aprobación de la LOGSE, y siguiendo sus imperativos, el Gobierno Vasco aprobó en 1992 el Diseño Curricular Base fi jando, entre otros, los contenidos de lengua y literatura vasca y castellana. En esta misma línea, y en un proceso que ha durado desde el año 2000 hasta la última legislatura, se llevó a cabo la elaboración de un curriculum vasco, cuyo objetivo es marcar las competen- cias, contenidos, destrezas y valores que debe dominar todo alumno vasco en su formación escolar obligatoria. La elaboración de ese curriculum supuso, en sucesivos momentos, programas de colaboración entre el Gobierno Vasco, la Confederación de ikastolas, Kristau Eskola, así como la participación de exper- tos y otros agentes del mundo educativo.

Al margen de estas líneas permanentes de los diferentes programas de gobierno y de acción legislativa, también la Consejería de Educación ha llevado a cabo dos ámbitos de acciones educativas que muestran las inquietudes y preocupaciones de los diversos consejeros y equipos de gobierno en relación con dos ámbitos importantes en la actualidad: la atención a lo que en su momento se denominaba como “Educación Especial”, término que ha ido evo- lucionando a lo largo de los años, y los “Programas de Innovación Educativa”. Por lo que respecta al primer ámbito, en estos años se puede observar una evolución desde las etapas previas al Gobierno Vasco y que parte, en la década de los setenta, con la constitución de los centros específi cos entre 1970 y 1980, para posteriormente, de 1982 a 1988, elaborar diversos Planes de Educación Especial para el País Vasco y, fi nalmente, a partir de 1988, entrar en la etapa que el propio Gobierno denominó como “De la escuela uni-núcleo e integradora, a la escuela inclusiva”. Esta evolución concuerda con las preocu- paciones mostradas por la legislación internacional sobre personas con disca- pacidad. Así vemos cómo se da una evolución, incluso en los conceptos, pues si en las primeras normativas se hablaba de alumnos minusválidos, luego hará referencia a alumnos con necesidades educativas especiales y, fi nalmente, ya se optará por la integración escolar como paso imprescindible para la educa- ción inclusiva.

En relación con el segundo ámbito, el Gobierno Vasco, recogiendo muchas de las aportaciones que, en el campo de la renovación pedagógica, se estaban llevando a cabo tanto dentro de la Escuela Pública, como en la red privada y en las ikastolas141, promovió programas de innovación educativa. En todo este pro- ceso anterior, dos elementos son destacables por su vinculación a la renovación pedagógica: por una parte, el papel jugado por las ikastolas y sus implicaciones en el profesorado, en la elaboración de material, en las innovaciones metodoló-

141. Dávila, P. (2003): Op. Cit.

106 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

gicas en la enseñanza del euskara, etc.; y, por otra, la vinculación de una parte importante del profesorado con los movimientos de renovación pedagógica y la defensa de una escuela pública vasca142.

Estos programas, en general, solían ser experimentales y estaban dirigidos, tanto a la formación del profesorado como a poner en práctica las innovaciones emanadas de las diferentes reformas educativas. Paulatinamente estos progra- mas irán institucionalizándose, creando diferentes organismos e instituciones, que serán las encargadas de promover, coordinar e implementar esta política de innovación educativa. En este sentido, tanto dentro del Departamento de Educación como en los diferentes Territorios Históricos, se crearon los Centros de Apoyo y Recursos, en 1984, los COP en 1988 y, fi nalmente, los Berritzegune en 2001. Otros programas estaban dirigidos a la formación del profesorado, como los IRAPREST, IRALE, GARATU, etc., y otros, resaltando unas líneas priori- tarias dirigidas hacia una escuela inclusiva, las dimensiones socio-culturales, la normalización lingüística y multilingüismo, la Ciencia, Tecnología y Sociedad y la Calidad y mejora de los centros escolares, apoyando programas de educación intercultural, conocimientos y habilidades para la vida, Educación para la convi- vencia y la paz, Educación para la equidad en medio desfavorecido y Educación para superar las barreras de aprendizaje en las Necesidades Educativas Especiales. Por lo tanto, a lo largo de estos años se aprecia que la actividad legislativa del Gobierno Vasco ha intentado abarcar diversos ámbitos que afec- tan no solamente a los centros educativos, sino a la formación del profesorado y a la creación de un curriculum adecuado a las nuevas necesidades, surgidas tanto en el ámbito educativo como en la sociedad.

142. Dávila, P. (2005): “La renovación pedagógica en el País Vasco. Segunda mitad del siglo XX” en Sarmiento Anuario Galego de Historia de la Educacion, nº 9, pp. 85-103.

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5. Los Centros Escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y evolución

Antes de entrar en la descripción y estudio de cada uno de los centros de Gipuzkoa, y a fi n de tener una visión panorámica del conjunto de todos ellos, en este apartado trataremos, en los subsiguientes epígrafes, los aspectos más relevantes de todos estos centros. Se trata de enmarcar, en sus características principales, el conjunto de los centros y, en la medida de lo posible, comparar y establecer paralelismos entre los mismos.

El esquema que hemos planteado, tanto para este apartado como para el relativo a cada uno de los centros, es simple en cuanto tratamos de estudiar los pilares que han fundamentado cada uno de ellos. En este sentido vamos a desarrollar, en primer lugar, el conjunto de los centros en su evolución y sus características; seguidamente trataremos los aspectos relativos al currículum escolar y al tipo de oferta educativa que tenían cada uno de los centros, a fi n de intentar ofrecer un mapa de la oferta escolar. Una vez estudiados estos dos aspectos, dedicaremos nuestra atención a los aspectos personales que confi gu- ran el proceso educativo, es decir, los alumnos y el profesorado. En estos dos ámbitos, resaltaremos no solamente la evolución estadística de los mismos, sino que señalaremos algunas de las actividades que se llevaron a cabo en los centros lasalianos de la provincia. Finalmente, y dada la presencia que hemos podido apreciar con referencia al Euskara, hemos incluido un apartado en el que señalaremos los aspectos más signifi cativos y su relevancia en cada uno de los centros.

Por otra parte, y a pesar de que las propuestas lasalianas en educación son fundamentales para entender la vida interior de cada uno de los centros, no hemos abordado con la debida profundidad esta cuestión. No obstante, para paliar esta carencia, hemos decidido añadir un epígrafe con las propuestas edu- cativas realizadas desde 1968 hasta la actualidad por los respectivos capítulos

109 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

del Distrito de Bilbao, a partir de las cuales se pueden entender muchas de las decisiones y la evolución y los cambios y reformas que han sufrido muchos de los centros.

5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos centros y continuidad

En esta segunda etapa podemos apreciar, en relación con los centros edu- cativos establecidos en Gipuzkoa, dos fenómenos importantes. El primero de ellos, y más llamativo, fue la creación de una serie de centros que desaparecen en la misma etapa y que, por lo tanto, tienen un periodo corto de vigencia. Se trata de los centros correspondientes a Zestoa (1950-1967), Hondarribia (1951- 1969), Ordizia (1948-1970) y Usurbil (1953-1971) y también Legazpi (1942- 1984) que aunque no desaparece como tal centro, sí dejó de estar a cargo de los Hermanos a partir de esa fecha. El estudio pormenorizado de los mismos nos facilitará información sobre los avatares de su creación y desaparición tem- prana, cuestión que no abordamos ahora. No obstante, se trata de centros que aportaron un importante número de alumnos durante los casi veinte años que estuvieron abiertos.

El otro fenómeno relativo a la apertura de centros es el surgimiento de otros tres: La Salle Donostia (1946), Eibar Azitain (1958) y Eibar Isasi (1970) y la Escuela Profesional de Irun (1957), que permanecen abiertos hasta la actua- lidad. Se trata de dos fenómenos interesantes en cuanto que demuestran la vitalidad que, en las décadas de los cuarenta y cincuenta, tuvo La Salle para afrontar la dirección de un número de centros importante. Por lo tanto, durante este largo periodo (1937-2006), la presencia de colegios y escuelas de La Salle, comparada con el resto de centros gestionados por órdenes y congregaciones religiosas es, sin duda, de gran importancia y marcan la dinamicidad de La Salle, no solamente en Gipuzkoa, sino también en el resto del Estado. La desaparición de los centros mencionados, además del de Los Ángeles de Donostia, no debe entenderse como un abandono de la labor docente de los Hermanos en estas poblaciones, sino más bien como una adecuación a las necesidades educativas, sobre todo a partir de la Reforma educativa de 1970 y, también, como un forta- lecimiento de otros centros que ya tenían una tradición en la etapa anterior.

Como tantas veces hemos insistido, la apertura de centros lasalianos no obedece a una programación predeterminada por parte de los órganos directivos del Instituto, sino más bien a las demandas y requerimientos de una serie de promotores que solicitan la asistencia de los Hermanos en la labor docente de dichos centros. Así, se puede observar que en la creación de los nuevos centros que se abren en la década de los cincuenta, desaparece el papel preponde- rante que, en la primera etapa, había adquirido el cura párroco como agente

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intermediario entre los Hermanos, las corporaciones locales o las fundacio- nes particulares, con la excepción de Hondarribia, cuya creación se debe a un legado particular gestionado por el cura párroco. El resto de centros creados en esa década tienen diversos agentes promotores, entre los que cabe desta- car, en primer lugar, los ayuntamientos de las respectivas localidades donde se van a abrir los respectivos centros que van a ser un elemento dinamizador, como podemos ver en los casos de Ordizia, que, a su vez, recibe una petición del Obispo, Zestoa, Legazpi y Usurbil. No obstante, el Ayuntamiento, en estos casos, contó siempre con algún tipo de asociación o intervención de otros agen- tes. Es el caso de Legazpi, donde el benefactor, Patricio Echeverría, intervino en la creación del centro; o de Zestoa, donde el director general de enseñanza primaria, Romualdo de Toledo, jugó un papel importante. En todos ellos se apre- cia que las Asociaciones de Padres de Familia o Patronato también participaron con su apoyo en la instauración de estos centros en las respectivas localidades. Por lo tanto, parece que la llegada de los Hermanos a estos nuevos centros se debía, sobre todo, a la intervención de una serie de agentes promotores que buscaban una educación cristiana para sus hijos. Ni qué decir tiene que la Ley de Enseñanza Primaria de 1945 facilitaba la creación de estos centros a cargo de la Iglesia, tal y como queda claramente recogido en su artículo 25.

En cambio, la creación o el surgimiento del Colegio La Salle de Donostia tiene otro régimen de dependencia, pues es de los pocos centros en los que el Instituto Lasaliano optó por su creación con la intención de continuar la estela y el prestigio que había dejado en la ciudad el famoso Colegio de San Bernardo. Por lo tanto, en la provincia, son este centro y el de Irun, donde, de forma mani- fi esta, se ve la intervención del Instituto como propietario de centros. El resto de los existentes en este periodo siguen el mismo régimen que ya estaba en vigor en la etapa anterior, sea el caso de Zumarraga, con el patronato de Escuelas de Legazpi, el de Andoain, con la fundación Legarreta-Etxebeste, cuyo gobernador principal era el Obispo, o el de Zarautz, con la Asociación de Padres de Familia; asimismo, el centro de Beasain tendrá su Junta de Patronato, creada en 1961, y cuya continuidad será la Junta Administrativa en 1972; el de Eibar, con la Asociación Propulsora de la Enseñanza, propietaria de los centros de Azitain e Isasi, y el de San Luis con la Asociación de Padres que será la propietaria del centro y que, en su momento, adquirió una importancia relevante. Como puede observarse, en todos estos centros, las respectivas asociaciones de padres jugaron un papel fundamental, sobre todo, en la dirección administrativa de los centros.

Otro aspecto importante en la marcha de estos centros fue, sin duda, el de la construcción de nuevos edifi cios y las obras de ampliación de los mismos para poder dar respuesta a las crecientes demandas educativas que recibían en cada momento. Como en algún momento hemos señalado, se podría hacer un estudio interesante sobre la importancia de las obras de construcción durante todo este

111 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

periodo. A través de la documentación consultada se aprecia una constante refe- rencia a este tipo de trabajos. En este sentido, tenemos que hacer especial hin- capié en la construcción de nuevos edifi cios, en algunos casos con traslados del que ocupaban anteriormente, como es el caso de San Luis, que se trasladó al nuevo en 1977; Beasain que lo hizo en 1964; Zarautz en 1967; Irun Profesional en 1965, así como obras de ampliación llevadas a cabo en Zumarraga, en 1964 y en 1977, o en Andoain, con las reformas del antiguo seminario en 1937. Sin embargo, la construcción exnovo de dos importantes edifi cios escolares la encontramos en los casos de La Salle Donostia, en 1946, que sufriría constan- tes obras de ampliación a lo largo de los años, y el emblemático nuevo edifi cio de Irun, construido en 2005, que es un ejemplo de adecuación de una cons- trucción a las necesidades escolares de la educación infantil y primaria. Punto y aparte merece la constatación de la existencia de un internado en el Colegio de La Salle de Donostia entre 1946 y 1977.

Con respecto a los cierres que hemos apuntado, sus causas varían en cada uno de los casos. Así, por lo que respecta al colegio de Los Ángeles de Donostia, se aprecia que los nuevos requerimientos legales impuestos por la Ley General de Educación de 1970 suponían la imposibilidad de adaptarse a los mismos; a pesar de ello, el centro continuaría abierto hasta 1993. Lo mismo ocurrirá con los casos de Usurbil y Ordizia. En cambio, el resto de cen- tros que se cierran en esa época tienen otras causas que las explican. Así, el cierre del centro de Hondarribia se debe, sobre todo, al desinterés por parte del Patronato y a las características de este centro, que era una auténtica escuela parroquial, atendida por dos Hermanos dependientes de la Comunidad de San Marcial de Irun. El centro de Zestoa debe su desaparición a las tensio- nes que se produjeron entre el cura párroco y el Ayuntamiento. En cambio, la presencia de los Hermanos en los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa también tiene su explicación debido a la situación escolar y a la existencia de cierta competencia en la población, como es el caso de la creación de una ikastola en Zestoa en 1967 o la de dos centros con los que competían por el alumnado en Ordizia.

Otro aspecto a tener en cuenta, en cuanto a las características de estos centros, es el relativo a la gratuidad o pago de cuotas en cada uno de ellos. Esta cuestión debemos incluirla también en la búsqueda de fuentes de fi nan- ciación que permitiese el desarrollo de la actividad escolar y, sobre todo, el mantenimiento de unos sueldos dignos como pago de la actividad docente que desarrollaban los Hermanos. Debemos de tener en cuenta que el hecho de que la escuela fuera gratuita sólo tenía como consecuencia que los alum- nos no pagasen cuotas, aunque debido a las diferentes subvenciones, bien sea del Ayuntamiento, de los Patronatos o de las Asociaciones de Padres, los Hermanos tenían asegurado un sueldo, en muchos casos, inferior al de los maestros nacionales. Esta situación irá solventándose con el tiempo y las

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ayudas fi nancieras que se irán obteniendo, tanto del Ministerio de Educación, a partir de 1970, como del Gobierno Vasco desde la asunción de las compe- tencias educativas, servirán para asegurar una estabilidad en la percepción de los sueldos y un equilibro con el del resto de personas dedicadas a la actividad docente. En la mayoría de los centros la enseñanza gratuita en la etapa primaria estaba garantizada, pero este hecho no era así en los estudios de Bachillerato o Formación Profesional, como ocurre en los casos de Zestoa, Ordizia, Beasain, San Luis, La Salle Donostia, Zumarraga, Andoain, Zarautz e Irun. En otros casos, la industria local asume el pago de cuotas para garanti- zar la presencia de los hijos de sus obreros en la escuela, como ocurre en los casos de Legazpi e Irun. El caso de Hondarribia es particularmente reseñable pues se dice que se trata de una escuela privada subvencionada parroquial. En San Marcial de Irun, estaba clarísimamente establecida la diferencia entre los alumnos de pago y gratuitos, debido a la existencia de dos escuelas encar- gadas de atender a estos últimos: los Ángeles Custodios, que duró hasta 1944, y la Escuela del Cincuentenario, que se abrió gracias a los deseos de la Asociación de Antiguos Alumnos en 1958 y que estuvo abierta hasta 1972; a este centro acudían los hijos de alguno de los asociados, así como de otras personas con limitados recursos económicos.

Finalmente, y por lo que respecta a la evolución de los centros, hay que constatar un proceso de fusiones en varios de ellos debido, sobre todo, a la reorganización derivada de la aplicación de la LOGSE (1990). Con ello se trataba de adaptarse a las exigencias de esta nueva ley en cuanto que la ampliación de la obligatoriedad escolar obligaba a la creación de grupos para la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y también, en algunos casos, a la Educación Infantil. De esa manera vemos cómo en Beasain, después de un proceso de acercamiento iniciado en 1989 y que no se fraguaría hasta 1992, el Colegio de las Hijas de la Caridad se unió al de los Hermanos, aunque fi nalmente, en 1996, éstas se retiraron y todos los niveles de enseñanza fueron asumidos por el centro de La Salle. Lo mismo ocurrió con el centro de Andoain que, tras suce- sivos acercamientos con el colegio la Milagrosa de las Hermanas de la Caridad, fi nalmente se fusionó con las Hijas de Jesús en 1990. Parecido proceso, pero de mayor duración en el tiempo, ha sido el ocurrido en Zumarraga, donde, desde la década de los sesenta, se pretendía crear una mancomunidad de centros de la zona a fi n de atender a las necesidades educativas comarcales. Sin embargo, dicho proceso de fusión no se llevará a cabo hasta bien entrada la década de los noventa, en la que el centro de La Salle de Zumarraga se fusionará con el colegio San José de las Hijas de la Cruz y la escuela Labeaga de las Hijas de la Caridad.

Por otra parte, en la vida de estos centros se llevaron a cabo una serie de conmemoraciones y de efemérides para celebrar los aniversarios de la llegada de los Hermanos a las respectivas localidades, por ejemplo las Bodas de Plata,

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Oro o Centenarios, según el año de creación de los centros respectivos. Así, tam- bién se puede señalar que dos celebraciones tuvieron un gran impacto en todos los colegios de Gipuzkoa, como fueron la canonización del Hermano Benildo, en 1967, diecinueve años después de su beatifi cación y la celebración del tricen- tenario lasaliano, en 1951, en Donostia. Como nota llamativa podemos señalar que, en 1979, el centro de San Luis celebró el Año Internacional del Niño, para conmemorar los 20 años de existencia de la Declaración de los Derechos del Niño.

Desde luego la existencia de los centros escolares no puede explicarse sin las relaciones que establecían los mismos con las autoridades religiosas, civiles e incluso militares, en determinado momento. En este sentido, tanto los informes de visita como los históricos señalan que, en general, estas rela- ciones siempre fueron cordiales, sobre todo en la primera época, cuando las que se mantenían con las autoridades locales eran más intensas debido a la dependencia de muchos centros con las respectivas corporaciones municipa- les. Las relaciones con las autoridades religiosas, podemos decir que fueron, en general, cordiales, aunque en los años cuarenta se aprecia cierta confl icti- vidad con alguna de ellas, como ocurre en los casos de Ordizia, Hondarribia, Los Ángeles de Donostia, Andoain y Zarautz. En estas dos últimas poblaciones éstas fueron más confl ictivas debido a los intentos de ingerencia de los párro- cos respectivos en las actividades de los centros dirigidos por los Hermanos. En un caso por hacer valer su papel dentro del Patronato, como ocurre en Andoain, en el que incluso tuvo que intervenir el Obispo para solucionar estas desavenencias y en el otro, en Zarautz, en cambio, por la fuerte personalidad del cura párroco, que se ingería en la formación religiosa que impartían los Hermanos, y que motivó las desavenencias que se producían. No obstante, en la mayoría de centros puede apreciarse la presencia de autoridades civiles y provinciales que acudían, por diversos motivos, a visitar los centros. Así se aprecia, sobre todo hasta la década de los setenta, la presencia de las auto- ridades locales en los exámenes y repartos de premios de fi n de curso, así como las visitas de autoridades provinciales con motivo de las inauguraciones de nuevos centros o la ampliación de algunos de ellos, sea la del Presidente de la Diputación, Gobernador Civil, etc. También adquirió una especial rele- vancia la visita del Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de Toledo, muy cercano al Instituto y que estuvo presente en las gestiones para la apertura de los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa. Además de estas visitas, como no podía ser de otra manera, los centros recibían al Hermano Visitador que, periódicamente, realizaba las visitas reglamentarias. Asimismo, la visita del Hermano Provincial o el Superior General del Instituto se produjo en algu- nas ocasiones con motivo de su presencia en la provincia. También se aprecia que, en diversas ocasiones, los centros reciben intercambios de alumnos, así como la de Hermanos procedentes de otras comunidades más o menos distantes.

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No podemos dejar de mencionar que en la última etapa de alguno de los centros más emblemáticos del Territorio se iniciaron procesos de calidad en la gestión, siguiendo tanto las propuestas del Distrito de Bilbao como dinámicas internas de cada uno de ellos, y que concluirían con la obtención de diver- sas menciones, Q de calidad, a centros como La Salle de Donostia, Andoain, Zumarraga, etc. Esta última apuesta ha signifi cado cierto grado de asunción, por parte de los centros, de unos procesos que, sin duda, están redundando en la mejora de la calidad docente y en la gestión interna de dichos centros.

5.2. Oferta escolar y reformas educativas

El estudio de la oferta educativa de cada uno de los centros resulta de una extrema complejidad por la variedad de niveles de enseñanza que se impartían. A la hora de clasifi car estos niveles de enseñanza hemos optado por señalar los cuatro niveles característicos que todo sistema educativo se plantea, sobre todo haciendo hincapié en la enseñanza primaria y secundaria. A lo largo de estos setenta años ha variado tanto la denominación de los diferentes estudios como las etapas de obligatoriedad de los mismos. Por lo tanto, la tabla resumen que puede consultarse a continuación, necesita una serie de matices para adecuarla a la realidad de cada uno de los centros.

Se hace necesario remarcar que todos los Centros de La Salle se ajustaban a la normativa legal y que fueron adecuando su oferta educativa a las diferentes reformas educativas que se han implementado a lo largo de este periodo.

Por lo que respecta a la obligatoriedad escolar, la Ley General de Educación de 1970 introdujo la Educación General Básica que abarcaba desde los 6 hasta los 14 años, y la LOGSE, de 1990, amplió esta obligatoriedad hasta los 16 años, reduciendo en dos años la enseñanza primaria e instaurando una Educación Secundaria Obligatoria a partir de los 12 hasta los 16 años de edad. Este cambio supuso, en su momento, la reestructuración tanto de los estudios como la redistribución del alumnado por diferentes centros. No obstante, hemos de señalar que, con anterioridad a este periodo, la obligatoriedad escolar, de acuerdo con la Ley de 1945, llegaba hasta los 12 años, aunque sucesivas refor- mas llevadas a cabo en la década de los 60, ampliaron la misma hasta los 14 años, con anterioridad a lo marcado en la Ley de 1970.

Por otra parte, tenemos que recordar que la existencia de un sistema dual en el Sistema Educativo Español suponía que los alumnos podían optar por continuar su formación primaria hasta la edad legalmente fi jada o comenzar el bachillerato a partir de los 10 años. En este sentido, hemos optado por incluir bajo la rúbrica de secundaria a los alumnos que cursaban el bachillerato elemen-

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tal, es decir, entre 10 y 14 años. Esta cuestión puede distorsionar la visión de algunos centros ya que, en realidad, se trataba de esa diversifi cación curricular por la cual estos alumnos podían continuar el bachillerato superior que, en esos mismos centros, no se ofertaba.

Asimismo, hemos de hacer notar que el bachillerato laboral, que algunos centros de Gipuzkoa ofertaron, ha sido incluido en la rúbrica de “Profesional”, al igual que los “Cursos de iniciación profesional” que, en sentido estricto, no con- fi guraban el curriculum de la enseñanza profesional como se establecería legal- mente a partir de las reformas de la década de los cincuenta. No hemos incluido dentro de este mismo epígrafe algunos centros que impartían enseñanzas para adultos, bien fuese en su rama profesional o bachillerato nocturno. Con estas aclaraciones podemos analizar la situación de cada uno de los centros en rela- ción con su oferta educativa. Por lo que respecta a la Educación infantil, también hay que matizar alguna cuestión pues esta denominación está más en conformi- dad con la última reforma de la LOGSE; por lo tanto, en aquellos centros en los que aparece este nivel de enseñanza tenemos que entender que nos estamos refi riendo a lo que, en el lenguaje de la época, se denominaba “Preescolar”. Como podrá apreciarse, en la mayoría de estos centros la conversión de una a otra se hizo en línea de continuidad.

Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)

Niveles de enseñanza Fecha Ubicación Nombre colegio Infantil Primaria Secund. Profes. Colegio La Salle 1933-2006 Andoain 1974- 1937- 1937- 1945- Berrozpe Colegio La Salle-San 1909-2006 Beasain 1977- 1937- 1964- 1951- Martin de Loinaz 1959- 1911-1977 Donostia Los Angeles 1937-1977 1953-1977 1977 * 1928-2006 Donostia San Luis 1983- 1937- 1958- 1946-2006 Donostia La Salle 1983- 1946- 1949- 1959- 1958 -2006 Eibar Azitain 1958- 1958- 1964- 1970-2006 Eibar Isasi 1998- 1970- Escuelas Nuestra 1951-1969 Hondarribia Señora de 1951-1969 Guadalupe

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Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)

Niveles de enseñanza Fecha Ubicación Nombre colegio Infantil Primaria Secund. Profes. Colegio La Salle 1906-2006 Irun 1984- 1937- 1947-1973 1948- San Marcial Escuela Profesional 1957-2006 Irun 1954- 1986- 1958- La Salle Colegio del Buen 1979- 1942-1984 Legazpi 1942-1984 1952-1984 Pastor 1984 Colegio de Santa 1948-1970 Ordizia 1948-1970 1954-1970* Ana 1953-1971 Usurbil Colegio La Salle 1953-1971 Colegio La Salle 1929-2006 Zarautz 1963- 1937- 1994- 1965- San José 1950-1967 Zestoa Colegio San José 1950-1967 1914-2006 Zumarraga Escuelas Legazpi 1988- 1937- 1962- 1953-

Para la explicación de la tabla precedente vamos a ir siguiendo el criterio marcado por cada uno de los niveles de enseñanza. Así, por lo que respecta a lo que actualmente denominamos Educación Infantil, podemos decir que es el nivel que más tarde se incorpora a los diferentes centros de La Salle; así, tenemos que señalar que el pionero fue el Colegio San José de Zarautz, que lo hizo allá por 1963, adelantándose al establecimiento de este nivel en la Ley General de Educación. Como sabemos, este nivel no ha sido, ni es, obligatorio, por lo tanto su incorporación hay que entenderla como una ampliación de la oferta escolar, pero también, actualmente, como una captación previa a los estudios obligato- rios. En este sentido, la mayoría de los centros, y a la vista de la disminución de alumnos, bien fuese por el descenso de la matrícula o por las recomendaciones legales de limitar su número por aula, empezaron a estudiar la posibilidad de implementar este nivel. No obstante, la mayoría de esos centros optaron por abrir estas aulas, incluso antes de que la LOGSE entrara en vigor, con lo cual lo que ocurrió en la mayoría de los centros fue una adecuación del Preescolar que impartían a la nueva legislación, con la excepción del Centro Isasi de Eibar, que lo hizo considerablemente más tarde, en 1998.

Con respecto a la Enseñanza Primaria, lo primero que tenemos que decir es que éste ha sido el nivel preferido por los Hermanos para el desarrollo de su actividad docente, siguiendo la tradición del Instituto. No obstante,

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hemos de señalar que las reformas educativas que hemos indicado tendrán su impronta en todos aquellos centros que continúen abiertos en los años en que se llevan a cabo la implantación de la LGE y de la LOGSE. La mayoría de los centros ofertaron primero EGB y después la enseñanza primaria, aunque en algunos años se aprecia, a la vista del aumento de matrícula, que tuvieron que simultanear los últimos cursos de EGB con los primeros de la Primaria a fi n de cumplir con la etapa de extinción de la primera y puesta en marcha de la segunda. Un caso especial puede ser el de la Escuela Profesional de Irun que, en sus primeros años, en la denominada “Escuelita” impartió la Primaria y algunas asignaturas de iniciación profesional ya que servía de Escuela aneja a la Escuela de Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal. También tenemos que señalar el caso particular de Irun que, hasta la reforma de 1970, tuvo una oferta variada pero que, a partir de la misma, optó por centrar la misma en la enseñanza primaria y, posteriormente, incluir también la educación infantil. Este nivel, posiblemente, es el que menos trastornos organizativos ha supuesto para el Instituto en cuanto que su tradición en el mismo ha estado asentada tanto por la captación de alumnos como por la preparación de su profesorado.

En el nivel de secundaria tendríamos que analizar dos cuestiones. Por una parte, hay que diferenciar aquellos centros que impartieron Bachillerato Elemental de aquellos otros que, tradicionalmente, han mantenido este nivel educativo llegando hasta el Bachillerato Superior y el Preuniversitario, de acuerdo con la legislación anterior a la reforma de 1970 y, a partir de este momento, la oferta del BUP y COU. En este sentido, en la columna de la tabla de secundaria hemos señalado con un asterisco aquellos centros que única- mente ofertaban Bachillerato Elemental, es decir, Ordizia, a partir de 1954, y Los Ángeles, 1959; de manera que, aunque el resto de los centros ofertasen también Bachillerato Elemental, en algún momento de su trayectoria ofrecieron el Bachillerato Superior, el BUP y el COU. Asimismo, a partir de la reforma de 1990 y, sobre todo, en el primer lustro de ese decenio, la mayoría de centros comenzaron a impartir Educación Secundaria Obligatoria y los Bachilleratos de la LOGSE. Tal es el caso de San Luis, cuya oferta educativa en todos estos años se adecua a esta normativa; La Salle de Donostia, Beasain, Andoain, Eibar Azitain y Zarautz. También hemos de hacer notar algunas características específi cas de algunos de estos centros de Gipuzkoa; así, en los centros de La Salle de Donostia, en el de Andoain, en el de Zumarraga y en la Escuela Profesional de Irun, durante los últimos años de la década de los ochenta se implantó el programa de Reforma de las Enseñanzas Medias, que supuso una nueva adaptación a una realidad cambiante. Caso particular es el de Irun San Marcial, que dejó de ofertar este nivel educativo a partir de 1973 pasando a impartirse durante unos años en la Escuela Profesional de Irun y después en el Centro de Estudios La Salle de La Salle Enea. También es de resaltar que en el de Irun San Marcial, en los últimos años de la década de los sesenta,

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se establecieron los estudios de “Despachantes de aduanas” que, aunque se trataba de estudios claramente profesionalizantes, fueron impartidos por este centro.

Sin duda, uno de los niveles de enseñanza que mejor defi ne la actividad docente de La Salle, además de la Primaria, es la Formación Profesional, diri- gida, sobre todo, a responder a las necesidades locales y sociales demanda- das a la hora de la apertura de centros. En la etapa anterior nos referíamos a esta situación entendiendo que La Salle cumplía con una de las demandas más requeridas por parte de los promotores de centros educativos. Esta situa- ción suponía alcanzar unos niveles de reconocimiento y fama, por los cuales el alumnado optaba por este tipo de estudios en la esperanza de encontrar un puesto de trabajo adecuado a la formación recibida. En ese sentido, se puede apreciar, en muchos documentos, el nivel de demanda de muchas empresas a determinados centros para obtener una mano de obra profesional y acorde con las necesidades industriales o comerciales; en algunos casos, este hecho supuso que esta demanda fuese tan alta que algunos alumnos se incorporaban al mercado de trabajo antes de la fi nalización de sus estudios, aunque previsi- blemente los continuarían como adultos. No obstante, tenemos que señalar que esta formación profesional, a lo largo de este periodo, se ha ido normalizando desde el punto de vista legislativo, desde las primeras leyes de la década de los cuarenta, hasta lo establecido en las últimas reformas en las que viene recogida bajo la denominación de Ciclos Formativos.

Bien es sabido que, en este campo, algunas Congregaciones Religiosas han optado por este nivel educativo, y el éxito conseguido les ha posibilitado lograr un reconocimiento social; entre ellas está, por supuesto, el Instituto Lasaliano.

No obstante, tenemos que señalar que muchos centros optaron por la oferta de un Bachillerato Laboral y que, en otros, se impartió la modalidad de Iniciación Profesional que, de alguna manera, está ligada a la enseñanza pri- maria. En la tabla hemos señalado aquellos centros que, en algún momento, ofertaron este tipo de Bachillerato, como Legazpi en 1965, aunque desde 1952 impartía el nivel de aprendizaje; Eibar, desde 1964 y Zarautz desde 1965. Además, en otros centros se impartían cursos de “Comercial libre” como en Los Ángeles desde 1953, o en La Salle Donostia desde 1959; lo mismo ocurría con Beasain que, desde 1954, tenía establecida una sección industrial, comercio libre e iniciación profesional, con Zumarraga y su Escuela Profesional de Aprendices desde 1953, o con Andoain y la escuela de aprendi- ces desde 1945 hasta 1973. De todos modos el centro que más claramente optó por ser un Centro de Formación Profesional desde sus inicios fue la Escuela Profesional de Irun. Como puede apreciarse, todo este tipo de oferta profesional se produce en la etapa anterior a la reforma educativa de 1970,

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pues a partir de la misma la Formación Profesional ya estará completamente reglada, en su nivel 1 y 2, a la cual se acogieron centros como Andoain, Zarautz, Escuela Profesional de Irun, etc. Caso peculiar es el de Hondarribia, que ofertaba una formación complementaria sobre agricultura y pesca, o el de Beasain, que conoció un confl icto con Falange y los Sindicatos ofi ciales por el control de unas clases que impartía fuera del colegio.

Finalmente, hemos podido apreciar que, bien sea por propia decisión del centro o por las demandas que se le hicieron, determinados centros impartieron clases para adultos y, en la actualidad, en algunos de ellos está implementada la oferta de cursos de formación continua, a través de convenios establecidos con la Administración. En el periodo anterior podemos señalar que Legazpi y Zestoa hasta 1963 impartieron algunos cursos para personas adultas de la localidad, o que el Colegio de Los Ángeles de Donostia en 1966 abrió un grupo de bachillerato nocturno para adultos. Asimismo, en Zumarraga durante algunos años se abrió un curso para los trabajadores de Patricio Echeverria, y, a partir de 1972, se impartieron clases nocturnas y de Euskara a un importante número de personas. Por último, la Escuela Profesional de Irun, desde 1969, mantuvo diversos grupos nocturnos para adultos y enseñanza no reglada para obreros desde 1987.

Así pues, desde una visión global de la oferta de estos centros, y a partir de las reformas educativas de los años setenta, y defi nitivamente, con la reforma de los noventa, se aprecia que existe una oferta global de todos los niveles de enseñanza no universitarios, de manera que en dos poblaciones, Donostia e Irun, la oferta escolar de los Hermanos cubre totalmente el periodo completo de escolarización desde la infantil hasta el Bachillerato y que, en otras poblaciones, debido a las fusiones o acuerdos con otros centros, también han conseguido responder a las demandas a través de la impartición de casi todos los niveles de enseñanza.

Como podrá apreciarse, la distribución geográfi ca de los centros de Gipuzkoa abarca, prácticamente, todas las comarcas del Territorio Histórico; en algunos casos no se trata únicamente de centros que atienden las necesidades de la población en la que están establecidas, sino que acogen alumnado de localida- des cercanas. Esta cuestión, a lo largo de este periodo, ha ido evolucionando y centrando cada vez más dicha oferta a las necesidades locales. También la incorporación de alumnas ha supuesto un mayor afi anzamiento de los centros, abriendo nuevas posibilidades de una formación continua. Por supuesto, el hecho de que la mayoría de los centros ofrezca todos los niveles educativos conlleva que, además de la formación académica que reciben, sean un nexo de unión con el proyecto lasaliano a través de toda una serie de actividades escola- res, extraescolares y religiosas.

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5.3. Evolución y actividades del alumnado

En este apartado nos vamos a referir a tres aspectos fundamentales rela- tivos al alumnado que ha cursado sus estudios en los diversos centros de La Salle en Gipuzkoa: su evolución cuantitativa, las actividades escolares y extraes- colares y la vida religiosa en los centros en tanto que tiene su repercusión en la vida diaria del centro.

Evolución cuantitativa del alumnado

Por lo que respecta a la evolución cuantitativa, tenemos que señalar que, en términos generales, en este periodo se da un considerable aumento en la matrícula de alumnado que alcanza su cota máxima en la década de los setenta y principios de los ochenta. Esta época coincide también con la incorporación del alumnado femenino a los centros. Al fi nal de este periodo observaremos que la presencia de alumnos y alumnas en las escuelas es, prácticamente, proporcional, con lo cual se aprecia un progresivo descenso en la matrícula de alumnos y el correspondiente aumento en el de alumnas. Otro aspecto a consi- derar en el incremento de esta matrícula es, sobre todo, la apertura de niveles nuevos, como son los de Preescolar, posteriormente denominada Educación Infantil.

En la presentación de los datos correspondientes a esta evolución hemos optado por establecer tres periodos. El primero de ellos va de 1937 hasta 1968, en tanto que es una etapa en la que todavía no está en vigor la LGE y, por lo tanto, sus características se adecuan más al tipo de oferta escolar de ese momento; el segundo periodo es un punto central de toda la evolución, abar- cando de 1969 a 1981, y, fi nalmente, el último periodo arranca en 1982 y llega hasta el 2006, y obedece a un criterio lingüístico, en cuanto que, a partir de 1983, comienzan a introducirse en los centros los diversos modelos lingüísticos de acuerdo con la normativa legal vigente del Gobierno Vasco. Como veremos, la mayoría de centros de La Salle optó, en su momento, por el modelo B, aunque progresivamente han ido transformándose en modelos D, sobre todo a partir de la apertura de los grupos de Educación Infantil.

El estudio de la evolución del alumnado durante el primer periodo (1937- 1968) debemos centrarlo en dos cuestiones especialmente relevantes. La pri- mera se refi ere al aumento progresivo del alumnado, después de la Guerra Civil, y la segunda, a la apertura y cierre de centros en la misma etapa. Con respecto a la primera cuestión, ya habíamos señalado que al fi nal de esta etapa se consiguen cifras máximas en la matriculación de alumnos que, tras un leve descenso, volverá a aumentar en el decenio de los sesenta. Por lo tanto, puede

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constatarse un éxito en la oferta escolar de la Congregación, a pesar de que, en algunos años, se observen leves caídas en la matriculación.

A pesar o gracias a todo ello se puede decir que el aumento de las matrí- culas no cesó durante toda la etapa, como puede observarse en el siguiente gráfi co.

Total Alumnado en los centros de La Salle de Gipuzkoa (1937-1968)

La matrícula en estos centros irá variando a lo largo de los años. No obstante, si nos referimos al promedio de alumnos durante el periodo en el que estuvieron abiertos podemos comprobar la existencia de tres tipos de centros: los que no superan una media de 225 alumnos; se trata de los centros de Zestoa (125), Hondarribia (122) y Usurbil (217). Un segundo grupo estaría formado por los centros cuya matrícula oscila entre los 225 y los 300: Andoain (265), Beasain (259), Zarautz (235), Donostia-San Luis (253), Donostia Los Ángeles (261), Ordizia (271), Legazpi (268) y Zumarraga (300). Finalmente estaría un grupo que oscila entre los 388 de Irun Profesional y los 646 de La Salle Donostia, además de Eibar (486) y San Marcial de Irun (631). Por lo tanto, el grupo mayoritario está formado por los centros de un tamaño medio, aunque el peso mayor lo tienen los centros de Irun, de Eibar y el de La Salle en Donostia y también hay que decir que su oferta educativa es más amplia.

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Esta etapa se distingue por un trasfondo de cambios legislativos que afecta a los diferentes tipos de escuela y una gran variedad de denominaciones no sólo en la enseñanza pública, sino también en la privada. Esta situación no nos permite realizar análisis comparativos con este proceso de escolarización y la importancia de cada uno de los tipos de escuela.

Por lo que respecta al segundo periodo, podemos considerar que se trata de un periodo de cierta estabilidad en la evolución del alumnado y de ascenso continuo, llegando estos a casi los 9.000 al fi nal de la etapa. A partir de los primeros años de la siguiente etapa comienza un descenso paulatino, volviendo a las cifras características de esta etapa. A diferencia de la etapa anterior, son pocos los centros que se crean, pues tan solo lo hace el Centro de Estudios de Irun, en 1973, que se cierra en 1989. En cambio, se cierra un importante centro de prestigio y reconocimiento en la Parte Vieja donostiarra como es el de Los Ángeles, que lo hace en 1977, concluyendo una larga tradición de enseñanza primaria y comercial, muy estimada durante años.

No obstante, además de esa estabilidad hemos de señalar también dos fenómenos nuevos que se producen en esta etapa. Se trata de la incorporación por primera vez de alumnado femenino y la inclusión de la enseñanza preescolar como nuevo nivel de enseñanza. Por lo que respecta a la primera cuestión, se puede apreciar que esta incorporación no se lleva a cabo en todos los centros de forma simultánea. Así, podemos observar que algunos centros van a perma- necer siendo centros de alumnado masculino: Beasain, Eibar Isasi, Donostia Los Ángeles, San Marcial y Escuela Profesional en Irun. En cambio el resto de los centros comienza a registrar matrícula femenina en diferentes años: Andoain (1974), Zumarraga (1974), Legazpi (1975), Zarautz (1977), Donostia San Luis (1977), Eibar Azitain (1978), La Salle Donostia (1979) y el centro de Estudios de Irun (1980). Por lo que respecta al inicio de las clases de preescolar, cuatro son los centros que establecen este tipo de enseñanza: Andoain (1974), Beasain (1978), Zarautz (1977) y Legazpi (1979).

En el siguiente gráfi co se puede apreciar la estabilidad a la que hemos hecho referencia, así como el peso de cada uno de los centros en el total de alumnos y alumnas por año.

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Total de Alumnado por Centros de La Salle en Gipuzkoa (1969-1981)

No obstante, si nos referimos al promedio de matrícula por cada uno de los centros, también volvemos a encontrarnos con tamaños diferentes, aunque ya las cifras de matrícula son más altas. Así podemos apreciar la existencia de tres centros que no sobrepasan una media de 400 alumnos: Eibar Azitan (367), Donostia Los Ángeles (299) y el Centro de Estudios de Irun que, por sus caracte- rísticas de centro de secundaria, alcanza una media de 117. Existe un segundo grupo de centros con una matrícula de entre 500 y 700 alumnos: Beasain (683), Eibar Isasi (526), Zarautz (585), Donostia San Luis (512), Legazpi (571), y Escuela Profesional de Irun (589). Finalmente se confi rma la continuidad de cuatro centros con un promedio de matrícula que oscila entre casi 900 y 1.200: Andoain (910), Zumarraga (905), La Salle Donostia (1.159) y San Marcial de Irun (895). Hemos de señalar que la carencia de datos para los años 1971 y 1972 debe matizar los promedios citados.

Lo que sí parece evidente, a la luz de los datos sobre evolución del alum- nado, es el descenso paulatino que sufrirá en el tercer periodo, que abarca desde 1982 hasta 2006. Así, podemos apreciar que durante la década de los 80 el alumnado oscila, en el total de los centros, entre 8.000 y 9.000. A par- tir de esta fecha se aprecia un paulatino descenso hasta 1998 y, fi nalmente, desde 1999 hasta la actualidad la matrícula irá oscilando en su conjunto en cifras cercanas a los 6.000 alumnos. Con respecto a los centros, se aprecia una cierta estabilidad en los mismos, a pesar del descenso señalado.

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Total alumnado por centros escolares de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006)

El interés con respecto al tamaño de los centros debemos completarlo con la presencia mayor o menor de alumnos o alumnas, pues, como hemos seña- lado, la incorporación de alumnado femenino es un fenómeno característico de esta etapa. No obstante, se aprecia que, en casi todos los centros, con la excepción de Beasain, la matrícula de chicos es superior a la de chicas. En este sentido podemos apreciar tres tendencias con respecto a la evolución de la matrícula. La primera de ellas comprende aquellos centros que regis- tran un descenso, tanto en la matrícula de niños como de niñas (Donostia San Luis y Eibar Azitain); otra tendencia que se caracteriza por el descenso en la matrícula de chicos y aumento en la de chicas (Andoain) y una tercera tendencia, que es la dominante, caracterizada por el descenso paulatino del alumnado masculino y un aumento considerable de la matrícula femenina (Beasain, La Salle, Isasi, San Marcial, Irun Profesional, Zarautz y Zumarraga). En la siguiente tabla recogemos los extremos de la etapa con la matrícula segregada por sexos.

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Tabla 47. Matrícula de alumnos y alumnas en los Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006) al principio y fi n del periodo Alumnos Alumnas Ubicación Nombre colegio 1982 2006 1982 2006 Andoain Colegio la Salle Berrozpe 966 524 415 398 Beasain La Salle - San Martin de Loinaz 690 287 25 292 Donostia San Luis 498 170 272 144 Donostia La Salle 1004 464 122 427 Eibar Isasi 635 269 5 (1990) 214 Eibar Azitain 291 224 250 130 Irun Colegio La Salle San Marcial 679 278 20 211 Irun Escuela Profesional La Salle 669 353 6 221 Zarautz Colegio La Salle San José 632 364 185 313 Zumarraga Escuelas Legazpi 850 309 79 285

Por otra parte, la mera descripción cuantitativa de la evolución no nos arroja información sufi ciente sobre otros aspectos de tipo sociológico. Los datos a los que hemos tenido acceso no nos permiten, en la mayoría de los centros, tener información sobre la procedencia social de los padres de los alumnos, aunque en alguna ocasión se señale que los alumnos proceden de una determinada posición social. En general, y a la vista de la evolución del tipo de estudios, de la localización, de si los alumnos pagan cuota o no lo hacen, etc. podría dibujarse un perfi l sobre cada uno de los centros. No obstante, a la vista de la escasa información que poseemos, no podemos atrevernos a aventurar una hipótesis al respecto. Es cierto que, por ejemplo, en los centros de Hondarribia, la “Escuelita” o la del Centenario de Irun se habla explícitamente de la proceden- cia de los alumnos, diciendo que son hijos de pescadores o de trabajadores de las diversas fábricas de la localidad, pero este tipo de información también lo podemos hacer extensivo a localidades como Zestoa, Usurbil, Andoain, Beasain, Ordizia, Zumarraga o Legazpi. De hecho, en muchos de estos centros, como veremos posteriormente, queda patente la presencia de alumnos cuyos padres trabajan en las industrias donde están establecidos los centros. Otro indicador sobre la procedencia social de este alumnado podemos tenerlo a partir de las subvenciones y ayudas que ofrecían diversas empresas para el mantenimiento de alumnos con escasos recursos.

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Un aspecto que, sin duda, sí que hay que remarcar, pues hemos tenido posi- bilidades de analizarlo, es la procedencia laboral de los padres de los alumnos del Colegio Los Ángeles de Donostia. En este sentido, se aprecia que la escuela cumplía una función de movilidad social, en cuanto que muchos de los alumnos accedían a puestos de trabajo de rango superior al de sus padres. En general, se trata de padres cuyos trabajos tienen escasa cualifi cación, mientras que los hijos van accediendo a puestos de trabajos en la banca o el comercio. Es posible que un estudio sociológico pudiera darnos centros con perfi les diversos; a modo de hipótesis podemos plantear que centros como el de Zarautz o el de San Marcial de Irun el perfi l de alumnado correspondería más a una clase media, mientras que en los otros serían hijos de clases populares los que formarían parte del alumnado mayoritariamente. No obstante, no nos atrevemos más que a mencionar esta hipótesis ya que, en la actualidad, no son cuestiones econó- micas las fundamentales en los criterios de elección de un determinado centro escolar.

Otro aspecto a destacar es la capacidad de captación de alumnado proce- dente de poblaciones diferentes de la que estaba situado el centro. En general, la mayoría de los centros acogía a los niños, y luego a las niñas, que vivían en el propio pueblo, ciudad o villa donde estaba establecido el Colegio o escuela en cuestión. Esto ocurre, sobre todo, en las pequeñas poblaciones como Hondarribia, Zestoa, Usurbil, Legazpi, etc. En cambio quisiéramos destacar cua- tro poblaciones en las que se aprecia cierto poder de captación de alumnado diferente al de la propia localidad: Beasain, Zumarraga, La Salle Donostia e Irun San Marcial y Profesional. En los dos primeros casos, la asistencia de alumnos procedentes de los alrededores es patente. Incluso en el caso de Zumarraga llegó a constituirse una Mancomunidad para atender esas necesida- des comarcales. Por lo que respecta al Colegio de La Salle de Donostia, en su primera época fue un polo de atracción que, incluso, supuso el ofrecimiento de un servicio de autobuses, además del célebre “topo” que traía a los alumnos procedentes de Pasaia, Rentería e, incluso, de poblaciones más lejanas. Es tan patente esta característica en este centro que durante muchos años, como ya hemos señalado, mantuvo un internado con un importante número de alumnos, procedentes, la mayoría de ellos, del interior de Gipuzkoa. Lo mismo podríamos decir del caso de los dos centros de Irun (San Marcial y Profesional), donde también fue acogido numeroso alumnado procedente de los pueblos tanto de la comarca de la costa guipuzcoana como de pueblos del Noroeste de Navarra. Sin embargo, esta situación irá cambiando paulatinamente y, en la actualidad, la mayoría del alumnado ya será procedente de la comarca donde está radicado el centro.

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Actividades escolares, culturales y recreativas

Práctica habitual en los centros lasalianos, tanto en la primera etapa como en ésta, es el desarrollo de una serie de actividades escolares y extraescola- res, entre las cuales podemos incluir las actividades lúdicas y recreativas que, muchas de ellas, formaban parte de un curriculum no prescrito, pero que, sin duda, eran un elemento de distinción con respecto a otro tipo de centros. La nómina de actividades desarrolladas por estos centros es extensa, como podrá apreciarse en el estudio pormenorizado de cada uno de ellos.

Así, por lo que respecta a actividades propiamente escolares, tenemos que señalar la realización de exámenes fi nales y entregas de premios de fi n de curso, a las que, como ya hemos señalado previamente, eran invitadas las autoridades locales y benefactores de los centros. Estos exámenes no correspondían única- mente a los que eran requisito para el cambio de nivel, sino también tenemos que resaltar que muchos de ellos eran exámenes de reválida que se realizaban en Institutos u otros centros educativos, como escuelas de comercio, etc. a fi n de evaluar externamente los logros obtenidos. En los históricos se aprecia el seguimiento que se hace de este tipo de exámenes, pues es el momento en el cual el propio centro tiene conocimiento de su propio éxito escolar.

Otro tipo de actividad escolar era la celebración de los cursillos de verano que, en general, comenzaron a impartirse en la década de los cuarenta y que desaparecerán defi nitivamente en la década de los setenta. Estos cursillos se ofrecían en el propio centro en los meses de julio y agosto y tenían una doble función. Por una parte, se trataba de asegurar los conocimientos adquiridos durante el curso o posibilitar la recuperación de los que iban algo rezagados o incluso, en algunos casos, para adelantar curso. Por otra parte, también eran una fuente de fi nanciación, escasa por cierto, a través de la cual determinados centros conseguían unos fondos que les permitían equilibrar el maltrecho pre- supuesto del que disponían. No obstante, el verano también era ocasión para que los Hermanos ordenaran deberes para que los alumnos los realizaran en el periodo vacacional. En algunos casos con tal detalle, que marcaba las priorida- des del tiempo estival del chavalerío.

Dentro de lo que podríamos considerar actividades en el propio centro y cuyo valor pedagógico es indudable, pero que no constituían parte del currí- culum escolar, podemos reseñar la importancia que siempre se le ha dado al deporte en las actividades de los centros lasalianos. En la medida en que el centro ofrecía posibilidades para su práctica podemos observar que su dis- frute estaba garantizado y que, incluso, algunos Hermanos llegaron a tener cierto reconocimiento público entre el alumnado, como es el caso de La Salle Donostia o del Colegio de Beasain. En este último caso, el orgullo deportivo es tal que, incluso, llegan a vanagloriarse sobre la multitud de trofeos que

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llenan sus vitrinas. En la mayor parte de los casos se trataba de actividades deportivas de equipo, aunque, en algunos casos, también el ciclismo tuvo cierto predicamento en colegios como Irun, Beasain o Zarautz. En el primero de estos casos la Asociación de Antiguos Alumnos fue la promotora de la Vuelta Ciclista al Bidasoa que todavía hoy se celebra. En los diferentes centros se podrá observar un mayor detalle de cada una de ellas, aunque también hay que reseñar que no todos los relatos históricos realizados por el propio centro recogen este tipo de información, en algunos casos por dar escaso valor a los mismos y, en otros, porque no tenía la relevancia sufi ciente como para merecer ser recordado en un documento.

Otro conjunto de actividades que se realizaban en el propio centro escolar son más de carácter cultural y/o recreativo, como son el caso del cine, teatro y danzas y cantos regionales. El cine ha sido una de las actividades de la que tenemos mayor cantidad de información, suponemos que debido tanto a la nove- dad de este medio como a su uso en los centros escolares. En la mayoría de los casos se trataba de sesiones dominicales con el doble objetivo de ofrecer un espacio de distracción en épocas en las cuales ni la televisión ni otros medios estaban al alcance de la población infantil y, por otra, de ofrecer películas cuyo valor moralizante era evidente. En muchos casos eran los propios padres los que solicitaban la instalación de este tipo de sesiones cinematográfi cas; así, podemos reseñar su existencia en los centros de Ordizia, Zestoa, Zumarraga, Los Ángeles, San Luis y La Salle de Donostia, entre otros. En este último caso alcanzó gran prestigio por las sesiones que ofrecía y el de Zumarraga llegó, incluso, a ser competitivo para el cine comercial existente en el pueblo. A partir de la década de los setenta, muchas de estas sesiones, especialmente las diri- gidas a los mayores, se convirtieron en cine-forum, lo cual ofrecía otro aliciente en cuanto que la selección de películas tenían una orientación más política y comprometida. En este sentido, la apertura de diversos centros a otras activi- dades populares, es un indicador importante de la relación con la población, sobre todo en la década de los setenta, cuando podemos apreciar como centros de pueblos como Zumarraga, Beasain, Irun, Legazpi, etc. ceden sus locales a grupos políticos y culturales. En el caso de Beasain el colegió llegó a conocerse popularmente como “La casa del pueblo” debido a la política de puertas abier- tas que llevaba a cabo la dirección de este centro.

En cuanto a los cantos y danzas son muchos los centros que disponían de grupos corales, rondallas, de baile y de teatro. Sin duda, uno de los coros de más prestigio en esta época fue el de Los Ángeles de Donostia, que ya había alcanzado la fama en la etapa anterior y que era, en muchas ocasiones, invitado a las celebraciones de otros centros de la provincia. De la misma manera, paula- tinamente, se van a ir creando grupos de niños para intervenir en la tamborrada, como Los Ángeles, La Salle o San Luis de Donostia, además de otros centros de la provincia.

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No cabe en las dimensiones de este epígrafe enumerar la multitud de pueblos y localidades, tanto de la geografía guipuzcoana como de los terri- torios más o menos cercanos o extranjeros, que fueron visitados por los alumnos de los diferentes centros de Gipuzkoa. La razón para la realización de estas excursiones era variopinta, bien con motivo de alguna celebración, o de alguna visita escolar determinada. En general, este tipo de visitas más cercanas solía tener una función meramente lúdica, pero en otros casos se trataba de excursiones escolares para aprender del medio. También hay que reconocer que, en los primeros años, este tipo de actividades se podían reali- zar gracias a la ayuda de algún benefactor que se hacía cargo del costo de los autocares, o prestaba sus camiones. Con el tiempo, estas excursiones fueron adquiriendo una mayor constancia y, en general, solían realizarlas los alum- nos de mayor edad que, con motivo de la fi nalización de algún curso, se tras- ladaban, en muchas ocasiones, al extranjero. Sin embargo, a partir de 1966 comienza a apreciarse la existencia de campamentos a los cuales acudían gran número de alumnos y que, en alguna ocasión, también sirvieron para que se juntaran en ellos alumnos de diversos centros lasalianos. Algunos de estos campamentos no fueron muy del agrado de los Hermanos pues estaban organizados por organizaciones juveniles de claro signifi cado político, lo cual no era de su gusto, por lo que la duración de este tipo de campamentos en colaboración con agentes externos fue breve. Opakua, en Araba, y diferentes pueblos de Nafarroa acogieron este tipo de campamentos a los que acudieron alumnos procedentes de Los Ángeles, La Salle Donostia, Andoain, Zumarraga, etc.

A partir de la década de los setenta comienza a apreciarse la organización de diferentes Clubes juveniles en La Salle de Donostia, Beasain, Andoain, Zarautz, etc. que se encargan de llevar a cabo actividades de tipo recreativo- cultural además de salidas al monte, etc. También hemos de resaltar que la organización de Asociaciones de Antiguos Alumnos ha sido una de las cars- cterísticas de los centros lasalianos. En algunos casos ésta comenzó en la década de los cuarenta, aunque la mayoría de ellos se organizaron en la de los cincuenta (La Salle Donostia, Beasain, Zumarraga, Irun, etc.). Este tipo de organizaciones, muchas veces, eran promovidas por el propio centro, a instancia de recomendaciones del Hermano Visitador, que veía en ellas una forma de garantizar el nexo de unión entre el centro y sus exalumnos. El caso de Irun es importante en cuanto que ésta promovió la creación de la Escuela del Cincuentenario, llegando a tener el uso y usufructo de dicha escuela y con capacidad de intervención en la selección de alumnos para ingresar en dicho centro o la concesión de becas para alumnos con escasos medios económicos.

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Vida religiosa

En este epígrafe podemos incluir todo un conjunto de actividades que afec- taban menos a cuestiones académicas, pero que, sin embargo, impregnaban la actividad general del centro, dándole una impronta religiosa. El conjunto de estas actividades podemos clasifi carlas en cuatro categorías: fi estas y celebra- ciones religiosas, obras complementarias, exámenes o concursos catequísticos y, fi nalmente, vocaciones.

En algunos casos, el conjunto de fi estas y conmemoraciones religiosas, sobre todo en los primeros treinta años de esta etapa, impregnó de manera palpable toda la vida de los respectivos centros, marcando, incluso, un calenda- rio de fi estas religiosas a lo largo del curso escolar. Por supuesto, el hecho de que se lleven a cabo en centros religiosos no tendría que sorprendernos mayor- mente, teniendo en cuenta que la legislación del primer período del franquismo era proclive a este tipo de celebraciones, dentro de la ideología del nacional- catolicismo que impregnó dicha etapa del franquismo, pues muchas de estas celebraciones también tenían lugar en las Escuelas Nacionales. La retahíla de celebraciones es larga, y casi podemos decir que, en algún caso, hemos llegado a enumerar hasta un volumen de treinta celebraciones diferentes entre fi estas religiosas y otro tipo de conmemoraciones. Por supuesto, además de las fi estas en honor del Fundador del Instituto, se celebraban las fi estas patronales, de San José, Inmaculada, Patrón del Centro respectivo, además de los meses de mayo, dedicado a la Virgen María y noviembre, dedicado a los difuntos. El caso más llamativo, no obstante, en cuanto a este tipo de celebraciones es el de Hondarribia, donde se tiene la sensación de estar en una continua celebración religiosa. Otros centros, en cambio, tenían un menor número de celebraciones de este tipo, aunque siempre eran importantes. No obstante, hay que señalar que, a partir de la década de los ochenta, decae este tipo de celebraciones, aunque permanecerán las más emblemáticas.

Con respecto a las denominadas “Obras Complementarias”, que consistían en la organización de Congregaciones infantiles y juveniles, se puede obser- var cómo los Hermanos Visitadores recomiendan a los Hermanos Directores de los diferentes centros que procuren organizar este tipo de obras apostó- licas. En muchos casos se observa que, la mayoría de los alumnos, están afi liados a la Archicofradía del Niño Jesús, a la Congregación de la Inmaculada y, en algunos casos, a la Acción Católica. La mayoría de estas organizaciones surgirán en los años cuarenta y cincuenta y sus objetivos eran claramente de apostolado.

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Los concursos catequísticos y exámenes de catecismo fueron una práctica habitual en las décadas de los cuarenta y cincuenta y consistían en exámenes de Religión, celebrados en los propios centros. En otras ocasiones se observa cómo los alumnos entraban en competición con los de los otros centros a fi n de distinguir a los que demostraban un mejor conocimiento del Catecismo. Este tipo de actividad, en algún caso, entraba en confl icto con la preparación catequística llevada a cabo por los párrocos, que entendían que esta labor les correspondía en exclusiva, al igual que la preparación religiosa para la Primera Comunión.

Finalmente, en el campo vocacional, la información que hemos recogido nos permite diferenciar a los centros en función del reclutamiento obtenido a lo largo de los años. En este sentido, podríamos considerar que Legazpi, Los Ángeles de Donostia, San Luis, Usurbil, Zumarraga, Hondarribia y Beasain eran centros con una alta captación de vocaciones. En cambio, en Ordizia, La Salle Donostia, Andoain, Zarautz e Irun la captación era a otra escala en cuanto a éxito. En Eibar, por otra parte, era más bien baja. Como es evidente, estas vocaciones se produje- ron, sobre todo, hasta la década de los setenta, pues en las dos últimas décadas del Siglo XX se observa que las vocaciones se producen casi con cuentagotas. En muchos casos, tanto en los informes del Hermano Visitador, como en los propios Históricos, se ofrecen datos pormenorizados sobre el destino vocacional de los alumnos que, no siempre, eran para el Instituto Lasaliano, sino que se dirigían a otro tipo de órdenes y congregaciones religiosas. Las recomendaciones por parte del Hermano Visitador hasta la década de los sesenta son muy persistentes a fi n de que los Hermanos desarrollen esta labor con más ahínco, además de la incan- sable labor de los Hermanos reclutadores. En las dos últimas décadas se llevaron a cabo en los centros actividades para la promoción de las vocaciones, aunque no se observa que el éxito corone el esfuerzo realizado.

5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades

Otro de los elementos clave de los centros de La Salle en Gipuzkoa es el profesorado, que es central en todo proceso educativo. Entre las peculiaridades de los colegios y escuelas regentados por el Instituto, una de ellas es que su profesorado, en un principio, era casi exclusivamente religioso y miembro de la congregación religiosa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. De hecho, hasta bien entrado el Siglo XX, en la mayoría de los colegios a cargo de La Salle en Gipuzkoa la docencia ha estado en manos de Hermanos. Sin embargo, y debido a múltiples causas, a partir de los años sesenta se aprecia la incorpo- ración progresiva de profesorado seglar masculino, en un primer momento y, posteriormente, de profesorado femenino. En una visión general de la evolución de este profesorado en el Territorio Histórico, al igual que ocurre con la mayo- ría de las Órdenes y Congregaciones dedicadas a la educación, se aprecia una

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tendencia decreciente en la presencia del profesorado religioso, mientras que el seglar comienza a incorporarse, en la mayoría de los casos, en la década de los sesenta. Siguiendo esa tendencia general, y debido a la incorporación de profesorado femenino en las últimas décadas, se aprecia que, en la actualidad, la presencia de Hermanos es, casi, testimonial mientras que el profesorado femenino y masculino es el que forma los claustros de las escuelas y colegios lasalianos en Gipuzkoa.

Al igual que en el apartado anterior, relativo al alumnado, también hemos establecido unas etapas en la evolución del profesorado en estos centros, siguiendo los mismos criterios utilizados en dicho epígrafe. En cada una de las etapas se aprecian las afi rmaciones precedentes, que denotan unas tendencias progresivas y, desde luego, en ningún momento con cambios bruscos. Ello es debido a que las incorporaciones del profesorado seglar se han realizado res- pondiendo a las necesidades escolares de los diferentes centros y supliendo la carencia de Hermanos, que es una realidad en muchos centros. Además de la evolución cuantitativa, en este apartado hemos intentado recoger algunos datos que nos aproximen a la actividad cotidiana de los Hermanos, tanto en el aula como en su vida comunitaria. Como sabemos, la apertura de un colegio supone, dentro de las reglas lasalianas, la creación de una Comunidad formada, gene- ralmente, como mínimo por tres Hermanos, uno de los cuales ejerce el papel de director. A lo largo de tantos años, en función del tamaño de los centros esco- lares, estas Comunidades han llegado a estar compuestas por un gran número de Hermanos encargados de la docencia; también, como se verá en cada uno de los centros posteriormente, hemos tratado de recordar a aquellos Hermanos que, por su presencia constante en la documentación, han tenido un papel pre- ponderante en el desarrollo del centro, lo cual no es obstáculo para que dejemos en el olvido a todos aquellos otros que, con su labor docente callada y continua, han contribuido a los mismos fi nes.

Evolución cuantitativa del profesorado

El primer periodo (1937-1968) es especialmente fructífero desde el punto de vista institucional, como ya hemos señalado, pues se crean diversos centros, lo cual dará lugar a la creación de nuevas comunidades de Hermanos para atender las necesidades docentes. Por otra parte, el incremento de alumnado en los cen- tros ya existentes también creará una demanda que será atendida tanto por los Hermanos como por profesorado seglar de reciente incorporación. Los centros educativos de nueva creación (Zestoa, Hondarribia, Legazpi, Ordizia o Usurbil) atienden una demanda reducida de alumnos y, por lo tanto, se trata de comu- nidades con pocos Hermanos. No es el caso de La Salle en Donostia, creado en 1946, y que desde el comienzo tiene un importante número de Hermanos y, posteriormente, de profesores seglares, o el de San Marcial de Irun.

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Todos estos factores producirán un aumento de Hermanos que irá en creciente ascenso desde 1937 hasta 1968. Así, podemos ver que los años cincuenta y sesenta son de verdadero esplendor, pues es la etapa en la que se registra mayor número de Hermanos dedicados a la docencia. El éxito parece tal que, a pesar del alto número de Hermanos, será necesario contar con profesorado seglar a partir del último decenio para atender las nuevas demandas con el aumento de alum- nado. En 1968, un 42 por 100 del profesorado está integrado por profesores segla- res, iniciando un aumento progresivo, mientras que el número de Hermanos, aún teniendo su punto más alto en estos años, comenzará un paulatino descenso.

Evolución del profesorado (Hermanos y Seglares) en los Centros de La Salle en Gipuzkoa (1937-1968)

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Con respecto a la incorporación del profesorado seglar se aprecia que 1958 es una fecha de claro cambio de tendencia, pues hasta ese año los casos de profesores seglares existentes parecen testimoniales, como ocurre en San Marcial en Irun, San Luis y La Salle en Donostia, Legazpi o Zumarraga. A partir de esa fecha, y hasta 1962, prácticamente la mayoría de centros ya ha incorpo- rado profesorado seglar masculino en sus colegios. En 1958 son 13 los profe- sores seglares repartidos entre los colegios de San Marcial en Irun, La Salle en Donostia, Andoain y Zumarraga. A partir de ese año y hasta el fi nal del periodo, San Marcial y La Salle-Donostia son los que acogen mayor número de profeso- res seglares, seguidos por la escuela profesional de Irun, Andoain, Zumarraga y Eibar. En sentido contrario, es inapreciable la presencia de seglares en Ordizia (1) y Usurbil (2) y nula en los centros de Zarautz, Beasain, Hondarribia, Zestoa y Los Angeles de Donostia.

En cambio la presencia de Hermanos está prácticamente garantizada en todos los centros, con un número mayor o menor, según las condiciones de los mismos. De esta situación, hemos de destacar dos datos importantes: que San Marcial y La Salle de Donostia son los centros que tienen las comu- nidades más numerosas y que el resto de comunidades son muy estables en lo relativo al número de Hermanos, no superando éstos la decena. Así, San Marcial comienza el periodo con una comunidad de 8 Hermanos y en 1968 son 17 los que la conforman. La Salle de Donostia, en cambio, comienza con 6 Hermanos y terminará con 19, aunque en diversos años la comunidad estará formada hasta por 24 Hermanos. Otras dos comunidades que superan los diez Hermanos son las de Zumarraga que pasa de 6 a 12 y Eibar que lo hace de 4 a 12 al terminar el periodo. Si calculamos la media de Hermanos por comunidad durante el periodo que permaneció abierta cada una de ellas, podemos cons- tatar que Zestoa, Hondarribia, Andoian, Usurbil, Ordizia, Zarautz y San Luis en Donostia no superan los 5 hermanos de media por comunidad, mientras que Beasain, Zumarraga, Legazpi, Eibar, Los Angeles de Donostia y la Escuela Profesional de Irun tiene comunidades comprendidas entre 5 y 10. San Marcial de Irun, con 12 y La Salle de Donostia, con 19, son las comunidades con las medias más altas.

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Total de Hermanos por centros (1937-1968)

Como sea que durante este periodo tenemos más información relativa a las Comunidades en cuanto al seguimiento y permanencia de los Hermanos en las mismas, gracias al trabajo meticuloso realizado por Martin Lasa en el segui- miento de esos Hermanos en las mismas, es posible establecer una tipología de Comunidades en función de la mayor o menor permanencia en la misma. En la mayoría de los casos existe una alta movilidad pues su permanencia en un mismo Centro no supera los cinco años, como ocurre en las Comunidades de Legazpi, Ordizia, San Luis, Zumarraga o Zarautz. Es cierto que estos cambios obedecían a una peculiar manera de entender la obediencia y que, por lo tanto, no es achacable al deseo o no de cada uno de los Hermanos de permanecer en un Centro determinado como a la aplicación de un principio de necesaria movilidad. Se aprecia que hay una movilidad media en Usurbil y que las comu- nidades de Los Ángeles, Beasain o Eibar son más estables. El hecho de que remarquemos la mayor o menor presencia de Hermanos en una Comunidad tiene su interés, pues, así podríamos establecer una regla por la cual a mayor permanencia de un Hermano en una Comunidad, habría más posibilidades de establecer nexos y relaciones, tanto con el alumnado como con los padres y otros agentes sociales de cada localidad. En sentido contrario, puede afi r- marse que una alta movilidad en el profesorado supone una menor identifi - cación con la realidad escolar local. No obstante, en cada uno de los centros hemos señalado los nombres de los Hermanos que lograron una permanencia superior a los cinco años, existiendo algunos casos en los que el nombre de un Hermano determinado iba muy unido al prestigio y reconocimiento del cen- tro en cuestión.

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En la segunda etapa (1969-1981), el rasgo más defi nitorio es la estabilidad que se percibe. Por una parte, se aprecia cierto mantenimiento de las comunida- des y del profesorado seglar masculino y, por otra, la paulatina incorporación del profesorado seglar femenino. Esta situación se produce justo en un periodo en el que existen unos cambios difícilmente prescindibles, no sólo en el contexto social y político, sino también en el educativo. A saber, el cambio de régimen político que se produce en esos años y la progresiva implantación de la reforma educativa de la Ley General de Educación de 1970. A estos dos elementos externos a la propia dinámica del proyecto educativo lasaliano debemos añadirle otros internos, de la mayor importancia, como es la repercusión interna de los cambios alentados por el Concilio Vaticano II y la celebración del Primer Capitulo Regional de la Asistencia de España en 1968 que tendrá, como veremos, conse- cuencias en una nueva orientación del proyecto lasaliano.

Se trata sin duda de una etapa compleja, en la cual el cambio de régimen polí- tico supuso la instauración de la democracia. La aprobación de la Constitución de 1978 supondrá asimismo una nueva ordenación del territorio, y la distribución de competencias que hasta ese momento eran privativas del Estado. El Estado de las Autonomías conllevará la aprobación de los Estatutos de Autonomía y el surgimiento de los respectivos gobiernos autónomos, de manera que las compe- tencias educativas pasarían al gobierno autónomo. El Estatuto de Gernika reco- gería dichas competencias, y ya en 1981 se transferirán todas las competencias educativas al Gobierno Vasco.

Por lo tanto, en esta etapa nos encontramos con dos límites legislativos importantes en el campo educativo. Por una parte la Ley General de Educación y Financiación de la Enseñanza de 1970, que reformará el sistema educativo vigente hasta entonces, con el cambio de denominaciones de los centros esco- lares, la ampliación de la escolaridad, la reforma en la formación del profeso- rado, etc. y que se irá imponiendo en fechas posteriores. Y, por otra parte, la asunción de competencias por parte del Gobierno Vasco, y las transferencias de la enseñanza.

Asimismo, por lo que respecta a los centros educativos de La Salle, pode- mos observar la desaparición, por causas diferentes, de dos escuelas que sur- gieron en la etapa anterior, y una de larga tradición. Nos referimos a Hondarribia y Ordizia en 1970 y Los Angeles en Donostia en 1977, además de la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal en 1972.

En el siguiente gráfi co podemos observar la presencia del profesorado por años, destacando el equilibrio existente entre Hermanos y profesorado seglar masculino, además de la paulatina incorporación del profesorado seglar feme- nino, a partir de 1973. En este sentido podemos destacar que en el Centro San Marcial de Irun se registra, por primera vez, en 1969, la contratación de una

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profesora; mientras que, en la mayoría de centros, el año de 1973 marca la incorporación defi nitiva del profesorado femenino, como puede constatarse en los Centros Beasain, Zumarraga, Andoain, Eibar y Zarautz. En cambio, habrá que esperar dos años más, hasta 1975, para que se integren en Legazpi y La Salle Donostia. En general, la incorporación del profesorado femenino se debía a la apertura de cursos de Preescolar, que fue un buen acicate para que se abrieran las puertas a este tipo de profesorado.

Hermanos y seglares (1969-1981)

No obstante, nos interesa resaltar la distribución de ese profesorado por los diferentes centros educativos, de forma que podamos apreciar el peso de cada uno de ellos. En este sentido, existen tres centros con un cierto equilibrio de los tres tipos de profesorado: San Luis en Donostia, Zarautz y la escuela Profesional de Irun. En otros centros predomina ligeramente la presencia de Hermanos, en los casos de Eibar Azitain, Los Ángeles y La Salle en Donostia. Por el contra- rio, en otro conjunto de centros predomina la presencia de profesorado seglar masculino: Andoain, Zumarraga y San Marcial de Irun. Asimismo, en los totales, también se puede comprobar un equilibrio entre Hermanos y Profesorado seglar masculino. La explicación a este fenómeno debemos buscarla en las caracterís- ticas de cada centro, sobre todo en los niveles de enseñanza que se imparten, como hemos podido comprobar en el apartado anterior.

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Tabla 48. Media de profesorado segregado por centros (1969-1981)

Centros Hermanos Profesores Profesoras

Andoain 8,2 14,9 8,4

Beasain 7,4 9 3,7

Eibar Isasi 7 4,8

Eibar Azitain 7,7 6,2 1,6

Zumarraga 9,3 17,2 3,5

Zarautz 6,3 8,5 5,4

Donostia Los Ángeles 5,1 4,8 1,7

Donostia San Luis 5,1 5,2 5,2

Donostia La Salle 22,9 15 3,6

Legazpi 5,6 5,6 18

Irun San Marcial 12, 13,2 3

Irun Profesional 10,3 12,5 11

En la siguiente gráfi ca puede apreciarse cómo, en la mayoría de comuni- dades, la presencia de Hermanos oscila entre cinco y quince Hermanos por comunidad, excepto el caso de La Salle de Donostia, que oscila entre veinte y treinta. Pero estos promedios no nos muestran la evolución que sufre cada uno de los colectivos de profesores por centros educativos. Así, puede apre- ciarse que a lo largo de toda la etapa los Hermanos van descendiendo de forma paulatina, pero sobre todo a partir de 1977, sobre todo en San Marcial de Irun y La Salle en Donostia. En cambio, en el resto de colegios se aprecia un descenso de dos o tres Hermanos anualmente. La incorporación de profe- sorado seglar para completar este descenso parece favorecer al profesorado seglar masculino en la mayoría de los casos (Andoain, Beasain, Eibar Azitain, Zumarraga, Zarautz, Legazpi, Irun San Marcial e Irun Escuela Profesional), en otros casos la incorporación del profesorado seglar tanto masculino como femenino se produce de manera similar (Eibar Isasi, Los Ángeles y San Luis de Donostia).

139 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Total Hermanos por centros (1969-1981)

Para poder explicar este fenómeno tenemos que tener en cuenta el tipo de centro de que se trata, pues la existencia de la enseñanza preescolar, por ejemplo, supuso la incorporación de profesorado seglar femenino, como puede apreciarse en el caso de Legazpi a partir de 1978 o en el de Andoain a partir de 1974. En cambio, aquellos centros que no tienen este nivel de enseñanza, como por ejemplo Irun Escuela Profesional, no registra la incorporación de este colectivo del profesorado. A pesar de ello ya comienza a apreciarse el progre- sivo ascenso del profesorado seglar femenino, que en la última etapa ya será defi nitivo.

En la tercera etapa (1982-2006), la nueva situación escolar derivada de la transferencia de competencias al Gobierno Vasco repercutirá levemente en la situación y evolución tanto de los centros educativos como del profesorado. En este sentido, la opción por cada uno de los modelos educativos en cada uno de los centros defi nirá el tipo de profesorado necesario, así como la mayor profun- dización por la euskaldunización del mismo.

La evolución del profesorado en esta etapa viene marcada por tres tenden- cias diferentes en cuanto al tipo de profesorado, sobre todo a partir de 1990, siendo ya defi nitivas estas tendencias a lo largo del decenio de los noventa hasta la actualidad. En primer lugar se observa una tendencia descendente en la presencia de los Hermanos en los centros educativos, siguiendo la línea ya marcada en la etapa anterior. En segundo lugar se constata el mantenimiento del profesorado seglar masculino a lo largo de toda esta etapa. Finalmente, una tercera tendencia marca el aumento progresivo del profesorado seglar femenino que, a partir de 1990, comienza a superar a los otros colectivos de profesorado; llegando al fi nal de la etapa a duplicar al conjunto de profesores y Hermanos.

140 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Se puede afi rmar, de esta manera, que este colectivo ha adquirido una pre- sencia tal que afecta no solamente a sus valores cuantitativos, sino también cualitativos. Este fenómeno no es propio de los colegios de La Salle, sino que podemos observarlo en todo el conjunto de la enseñanza no universitaria en la provincia de Gipuzkoa y en todo el conjunto del Estado. Se trata de un proceso de feminización del profesorado, cuya explicación hay que buscarla en las nue- vas posibilidades que abre la enseñanza a las mujeres.

Total Profesorado (1982-2006)

En 1988 se aprecia que todavía la incorporación del profesorado seglar feme- nino y masculino es prácticamente igual (115 profesoras y 115 profesores), pero desde esa fecha hasta el fi nal del periodo va despegando su incorporación corriendo un camino paralelo al progresivo descenso de los Hermanos (en 1989 son 90 Hermanos y al fi nal del periodo 32), mientras que la incorporación del pro- fesorado seglar masculino oscila entre los 139 de 1992 a 133 en 2006. En cam- bio la incorporación del profesorado seglar femenino aumenta de los 157 en 1990 hasta los 280 en 2006. De esta forma, la media de cada uno de estos colectivos por comunidades es claramente favorable a la presencia de este tipo de profeso- rado que, en unos casos, se muestra de manera evidente: Andoain, Eibar Isasi, Zarautz, San Luis y La Salle en Donostia y en San Marcial de Irun. En otros casos existe un mayor equilibrio, como ocurre en Beasain y Eibar Azitain. Mientras que en Zumarraga existe un equilibrio entre el profesorado seglar. Finalmente en la Escuela Profesional de Irun predomina el profesorado seglar masculino.

141 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Tabla 49. Media de profesorado segregado por centros (1982-2006)

Centros Hermanos Profesores Profesoras

Andoain 7,9 24,8 33,5

Beasain 5,8 10,9 15,7

Eibar Isasi 2,9 5,6 12,1

Eibar Azitain 6,6 6,7 6,9

Zumarraga 5,8 17,8 16,7

Zarautz 5,1 10,1 18,6

Donostia San Luis 4,7 5,7 15,1

Donostia La Salle 14,6 14,4 22,5

Irun San Marcial 5,4 7,6 11,8

Irun Profesional 9,2 23,5 16,8

Por lo que respecta a la evolución de cada uno de los centros con res- pecto al diferente tipo de profesorado, el ritmo de descenso de los Hermanos varía en proporción en cada una de las comunidades. Siendo así que existen comunidades que, a pesar de ser pequeñas en número de Hermanos, conti- núan manteniéndose durante un periodo largo de tiempo (Beasain, Eibar Isasi, Zumarraga, Zarautz y San Luis en Donostia). En otras, en cambio, el ritmo de descenso es más notable, como ocurre en los casos de Andoain, a partir de 1996, La Salle en Donostia desde 1990 y la escuela Profesional de Irun desde 2001.

En cambio, si observamos la evolución del profesorado seglar masculino en cada uno de los centros, se aprecia una tendencia que coincide con la carac- terística general del mismo durante toda la etapa. Es decir, el mantenimiento y ligero aumento en algunos casos de este tipo de profesorado, sobre todo en los centros de Andoain, que pasa de 17 profesores en 1982 a 31 en 2006, obser- vándose un aumento más claro a partir de 1992; Beasain, que al inicio de la etapa tiene 11 profesores y al fi nal 10; Zarautz, con 8 profesores al comienzo y 13 en 2006, y, fi nalmente, San Luis de Donostia con 5 y 4 en cada uno de los extremos, y San Marcial de Irun con 8 en 1982 y 7 en 2006. Por el contrario, Zumarraga registra un ligero descenso desde 1997, pasando de los 24 profeso- res en 1996 a los 14 en 2006; una situación similar se observa en Eibar Azitain, que pasa de los 11 profesores en 1987 a 4 en 2006. En los dos casos restan- tes se aprecia un aumento de profesores seglares masculinos. Así ocurre en

142 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

La Salle de Donostia que duplica su profesorado entre 1982 y 2006, pasando de 10 a 20 profesores y la Escuela Profesional de Irun en la que se pasa de 17 profesores en 1982 a 26 en el 2006. Por lo tanto, en estos dos últimos centros se puede hablar de una mayor presencia de este tipo de profesorado, aunque al fi nal del periodo el profesorado seglar femenino supere ligeramente al masculino.

Pero, como ya hemos señalado, es la incorporación del profesorado seglar femenino la que marca la tendencia ascendente, no sólo en líneas generales y en las medias de incorporación, sino también por cada uno de los centros. Lo único que nos queda observar en esta incorporación es el ritmo progresivo que se observa en cada uno de los centros y la fecha en la que se aprecia un despegue notable. En este sentido, es a partir de 1990 y a lo largo del decenio de los noventa cuando se acelera ese ritmo, siendo ya imparable en estos últi- mos años. No obstante, cada centro requiere un estudio pormenorizado para poder apreciar las diferentes cadencias y aceleración de los ritmos. Así pues, en el caso de Andoain en el inicio de la etapa existen 12 profesoras, mientras que, tras un aumento progresivo, alcanza las 42 en 1990, para descender ligeramente en los años posteriores y fi nalizar en 2006 con 52 profesoras. Lo mismo ocurre en Zumarraga que, en 1982, tiene cuatro profesoras y, tras un ligero aumento, alcanza en 1996 el número de 20 profesoras, para fi nalizar la etapa con 30. Casos similares podemos observar en La Salle de Donostia, con un espectacular aumento en 1990 (30 profesoras) y que se mantiene en estas cifras hasta 2006 (32 profesoras) y la Escuela Profesional de Irun, que arranca en 1990 con 13 profesoras, que pasarán a ser 30 al fi nal de la etapa. Con ritmos más pausados en la incorporación de profesoras están los casos de Beasain, Eibar Isasi, Zarautz, San Luis de Donostia y San Marcial de Irun. En todos estos centros la incorporación de profesoras se va produciendo de una manera paula- tina, aunque, en algunos casos concretos y en momentos puntuales, se aprecia algún aumento brusco. Así, en Beasain se pasa de 6 profesoras en 1982 a 31 en 2006, con un punto de incidencia en 1993, donde se pasa de 9 a 15 pro- fesoras. En el centro Isasi de Eibar es casi imperceptible el aumento año tras año, aunque se pasa de 5 profesoras en 1981 a 22 en 2006. Lo mismo ocurre en el centro de Zarautz, que pasa de 10 profesoras en 1982 a 40 en 2006 y en el de San Marcial de Irun y San Luis de Donostia donde los aumentos son poco acelerados. Finalmente, el único caso donde el sentido se invierte es en el de Azitain de Eibar que pasa de 10 profesoras en 1982 a 4 en 2006, debido a la redistribución del profesorado y la atención docente del Colegio Isasi, de la misma población.

Con motivo de los cincuenta años de vigencia del Distrito de Bilbao, se realizó un estudio del profesorado, uno de cuyos aspectos era el relativo a la edad de los Hermanos; en el mismo se aprecia el progresivo aumento en este indicador, siendo de 33,2 años en 1940 y 1960, de 43,3 en 1978 y de 51,5 en

143 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

1989. Como puede observarse existe un mantenimiento en la edad media hasta 1960 y, a partir de esa fecha, se observa el paulatino envejecimiento de los Hermanos que ejercen en el Distrito. Este dato confi rma, de alguna manera, la escasa incorporación de nuevos Hermanos en las diferentes Comunidades. Por otra parte, y aunque los datos recogidos corresponden a 1989 y son referentes a todo el distrito, no sólo al territorio de Gipuzkoa, se aprecia que Gipuzkoa es origen de casi el 40 por ciento de los Hermanos (116 de un total de 292)1.

Actividades religiosas y de formación

Además de la evolución cuantitativa que hemos señalado y que es un aspecto importante para conocer cada uno de los Centros, hemos de tener presente que las actividades de los Hermanos, y del profesorado general, no se ceñían únicamente a las tareas docentes. Así, tanto en los informes de visita, como en los documentos históricos, se recogen una serie de aspectos relativos a otro tipo de actividades. En este sentido, nos parece relevante la preparación de los Hermanos, tanto en su aspecto inicial como permanente. Como veremos posteriormente, al tratar la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal, que estuvo en funcionamiento desde 1948 hasta 1970, la formación inicial estaba más o menos garantizada dentro de esta Institución que era la última etapa de la formación en el Escolasticado y que, de alguna manera, es asimilable a la formación recibida en las Escuelas de Magisterio públicas. No obstante, se aprecia que la mayoría de los Hermanos, sobre todo a partir de la década de los setenta, obtuvo el título de magisterio y, por lo tanto, está capa- citado para hacerse cargo de las escuelas que necesitan ese tipo de acredita- ción. Asimismo, en algunos casos, también puede apreciarse la presencia de titulados superiores, bien fuesen ingenieros o licenciados. A partir de esa misma fecha, se aprecia que muchos Hermanos se presentaban a las oposiciones del magisterio nacional, garantizando así, la misma competencia que el profesorado de las escuelas nacionales.

Por lo que respecta a la formación permanente, se aprecia que, a lo largo de todo este periodo, existe una preocupación por capacitar a los Hermanos en diversos aspectos de su quehacer educativo. En este sentido, el verano se convertía en el periodo preferido para asistir a diferentes cursos y cursillos impartidos dentro de la propia Comunidad o en otras Comunidades o centros específi cos. En general solían ser cursos dirigidos a temas concretos de la for- mación académica. También, con motivo de las reformas educativas, se llegaron a realizar cursos específi cos para poder adaptarse a las mismas, bien con conte-

1. Lasa, M. y otros (1989): Distrito de Bilbao. 50 años en camino. Bilbao: Hermanos de las Escuelas Cristianas, Distrito de Bilbao, pp. 240-245.

144 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

nidos de pedagogía personalizada, bien con respecto a la organización escolar, etc. La nómina de este tipo de actividades es larga, como podrá apreciarse en cada uno de los centros. No obstante, como se verá posteriormente, una de las preocupaciones que mayor atención obtuvo fue la euskaldunización del profeso- rado que, con gran esfuerzo, lograron llevar a cabo los Hermanos en Gipuzkoa. También se aprecia que la formación para la incorporación de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación fue un tema clave que se desarrolló con- tinuamente desde sus primeros pasos. En una visión general de todo este tipo de actividades, se aprecia que, en los primeros años, existía una menor oferta, y suponemos que también demanda, de este tipo de actividades, pero, sobre todo, a partir de los años ochenta es una constante en la mayoría de los Centros lasalianos.

Otro aspecto importante dentro de la formación fue el desarrollo de una serie de actividades de formación religiosa de los propios Hermanos. En este sentido, también se aprecia la misma dinámica de formación y la asistencia anual a los Ejercicios Espirituales correspondientes, cuyo espacio para la rea- lización variaba a lo largo de los años, aún y todo Deusto y San Asensio eran los destinos más visitados. En general se trata de actividades dirigidas a pro- fundizar en la labor de apostolado de los Hermanos y en la actualización de su formación religiosa.

Por otra parte, también en la información recogida en la documentación, los Hermanos, dentro de otras actividades anuales, acudían a lugares de descanso en centros del propio Instituto, bien fuese San Asensio, Cambrils, etc. para, junto al descanso, compartir unos días de convivencia con Hermanos de otras Comunidades. Además de estos momentos de asueto, en muchas ocasiones, se llevaban a cabo excursiones o visitas a otros lugares, con el fi n de fortalecer las relaciones entre los propios Hermanos y llevar a cabo días de convivencia que, sin duda, eran favorecedoras de las relaciones comunitarias.

Recomendaciones del Hermano Visitador

La existencia de informes de visita desde el comienzo del periodo hasta 1965, realizados por el Hermano Visitador, es una buena fuente para conocer sus opiniones con respecto a los Centros y Comunidades a los que giraba visita, pero también para que se registraran las recomendaciones anuales que hacía con motivo de las mismas. Esta documentación es muy rica para conocer la vida interna de la Comunidad, así como el interés por plasmar el programa educativo lasaliano dentro de las mismas. No obstante, por lo que respecta al interés de este trabajo, como se verá, hemos señalado en cada uno de los Centros aque- llos aspectos que más se relacionan con la actividad de los propios centros, al margen de algún hecho curioso.

145 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

En general, las recomendaciones se dirigían a diversos aspectos, sean de índole académico, a la Comunidad o al Hermano Director. Se trata de un con- junto de consejos que tratan de mejorar la docencia de los centros a la vista de los exámenes que realizaba el propio Hermano Visitador y también de mejorar las relaciones entre los miembros que componían cada Comunidad y favorecer la labor directiva del Hermano Director.

Por lo que respecta a las de tipo académico, éstas iban dirigidas a que los Hermanos estuviesen actualizados en su formación pedagógica y, sobre todo, se aprecia el interés, en algunos momentos, por la mejora en la enseñanza del catecismo. De ahí que se insistiera, en algunos años, en que, a la vista de que los alumnos tenían difi cultades para comprender el castellano, se utilizasen catecismos escritos en euskara. También se recomendaba que la actividad educativa estuviese regida por el principio de la práctica, y que las clases fueran intuitivas, siguiendo así uno de los principios pedagógicos del ideario lasaliano. El Hermano Visitador, en muchas ocasiones, era consciente de que algunos Hermanos, sobre todo los jóvenes que se hacían cargo por primera vez de la docencia, pasaban por momentos de difi cultad y era necesario un apoyo por parte de los Hermanos más experimentados para superarlos.

Otras recomendaciones de tipo pedagógico hacían referencia a la disciplina, aconsejando siempre que no se utilizasen medios incompatibles con el respeto debido a los alumnos. No obstante, este no es un tema que tenga gran presen- cia en dichos informes, lo cual puede suponer que las normas, en general, se cumplían en los centros de Gipuzkoa. Asimismo, muestra cierto interés por que la vigilancia en espacios comunes pudiera realizarse fácilmente y, sobre todo, que se tuviese presente el principio pedagógico lasaliano de guardar silencio.

Con respecto a las recomendaciones a la Comunidad, los Hermanos Visitadores, en general, solían ser muy escrupulosos en el cumplimiento de la regla lasaliana con lo cual se aprecian una serie de consejos que tienen que ver con su cumplimiento, y otros también más relativos a ciertos comportamientos incompatibles con una Comunidad religiosa, bien sea lo que él califi ca como “uso excesivo de la radio” o el consumo de tabaco. También, en algunos momentos, el Hermano Visitador recomienda que se huya de las discusiones políticas que pudieran enrarecer las relaciones entre los Hermanos en la Comunidad. Por supuesto, tratándose la Comunidad de un espacio de convivencia humano, tam- bién el Hermano Visitador insiste en que las relaciones deben ser respetuosas, evitando entrar en confl ictos entre los Hermanos o con el propio director.

Además, otro aspecto que tiene cierta incidencia en la vida comunitaria es el ejercicio de la dirección, tanto del Centro como de la Comunidad. En este sen- tido, el Hermano Visitador era escrupuloso en sus recomendaciones para que la labor directiva se ejerciese con la autoridad necesaria, pero con la fraternidad

146 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

recomendable para que la Comunidad pudiera conseguir sus fi nes. No obstante, a veces el Hermano Visitador solía ser riguroso en las recomendaciones al Director cuando apreciaba en la Comunidad algún tipo de confl icto o desave- nencia entre los Hermanos o incluso en el control del régimen económico o de las actividades ajenas a la dirección de la misma. No obstante, en general, las recomendaciones, tanto a la Comunidad como al Hermano Director, solían ser elogiosas y procurando aportar elementos constructivos en la mejora, tanto de la Comunidad como del Centro.

5.5. La presencia del euskara en los centros lasalianos

En la primera etapa ya tuvimos oportunidad de hacer referencia a la impor- tancia que fue adquiriendo el euskara en algunos centros lasalianos, a pesar de las limitaciones que eran propias de aquella época. Pero no podemos olvidar que la confección de una serie de textos en euskara, así como la impartición de algunas clases en esta lengua fue un elemento distinto de algunos centros lasalianos si lo comparamos con el resto de órdenes y congregaciones religio- sas. Por supuesto, no cabe esperar, al menos en las primeras décadas de esta etapa, que continuase esta labor, pues la represión contra el euskara por parte del franquismo no propiciaba las condiciones más favorables para continuar con esa labor iniciada en tiempos de la República.

En esta etapa se aprecian tres fases en relación con el papel del euskara en los centros educativos: una primera que abarca hasta mediados de los años sesenta en la que se constatan las difi cultades de aprendizaje por parte de los alumnos debido a su condición de euskaldunes; una segunda fase, entre los años sesenta y setenta, en la que, de manera voluntaria, se imparten clases de euskara y comienza la alfabetización y euskaldunización de algunos Hermanos y, fi nalmente, una tercera fase en la que se aprecia, en la mayoría de los casos, una apuesta por la opción de modelos lingüísticos adecuados a las condiciones sociolingüísticas en las que están insertos algunos centros. Además, también hay que señalar que, en paralelo a este proceso, se llevaron a cabo en algunos centros actividades relacionadas con la cultura vasca o con la promoción del euskara. Como curiosidad podemos señalar que, en los documentos históricos, aparecen expresiones y frases de salutación escritas en euskara e, incluso, ya en la década de los sesenta, el propio documento histórico que se envía a la Casa Generalicia está completamente redactado en euskara.

Con respecto a los informes de visita, el Hermano Visitador, en los años comprendidos entre 1938 y 1965, se refi ere a los problemas que plantea en muchos centros la condición euskaldun del alumnado, en poblaciones rurales y en otras que no lo son. Así, en Legazpi en 1950, hace notar que el fracaso de los alumnos en la escuela se debe a problemas con el euskara, pues no

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pueden seguir las clases en castellano; quince años después todavía acusará de dicho fracaso al bilingüismo. Parecida apreciación se recoge con relación a Zestoa en 1950, cuando aconseja que el catecismo se dé en euskara. Más llamativo, si cabe, es el caso del colegio San Luis, en el que, en 1940, expresa que los alumnos desconocen el idioma castellano; en ese mismo año, también se muestra preocupado por los alumnos del colegio de Beasain, y recomienda a los Hermanos que impartan el catecismo en euskara. Andoain también es un caso en el que la persistencia sobre estas recomendaciones abarca desde 1938 a 1960, manifestando que desconocen el castellano y recomendando, por supuesto, que el catecismo se imparta en euskara. Finalmente, el caso de Zarautz, es más llamativo pues parece que la presencia del euskara en las aulas era una realidad y no solamente a través del catecismo; no podemos olvidar que este centro desde 1951 a 1954 fue dirigido por el Hermano Ignacio Olabeaga, promotor de la enseñanza del euskara y defensor de su uso en las aulas.

Estas apreciaciones que estamos haciendo sobre las recomendaciones del Hermano Visitador se hacen en un contexto en el que está en vigor la Ley de Educación Primaria de 1945 que señalaba que el castellano era la lengua nacional y donde en su artículo séptimo señala expresamente que “la lengua española, vínculo fundamental de la continuidad hispánica, será obligatoria y objeto de cultivo especial, como imprescindible instrumento de expresión y de formación humana en toda la educación primaria nacional”. Asimismo, la prohi- bición expresa de enseñar el catecismo en cualquier otra lengua que no fuera el castellano estaba recogida en la legislación de principios del Siglo XX. Por lo tanto, la enseñanza del catecismo en esta lengua rozaba los límites de la legalidad, cuando no los traspasaban, aunque al parecer este hecho no parece importar demasiado al Hermano Visitador, a menos que tuviese permiso expreso del Obispo de turno. Lo cierto es que, al menos en los centros que hemos seña- lado, la recomendación de estudiar el catecismo en euskara parece que fue una práctica que se llevó a cabo, por lo menos hasta mediados del decenio de los sesenta.

En la segunda fase que hemos indicado, la preocupación ya no es tanto por conseguir el éxito escolar, utilizando el castellano, aunque el catecismo se impartiera en euskara, sino el comenzar a impartir clases de euskara y a formar profesorado capacitado para poder llevar a cabo esta tarea. En este sentido se aprecia un esfuerzo por parte de los Hermanos en asistir a cursos de eus- kara. Así podemos ver que en 1966, dos Hermanos del centro de Ordizia se trasladaban a Lazkao a recibir clases de euskara; lo mismo puede observarse en Beasain, donde en 1968 se aprecia una preocupación por incorporar el eus- kara al centro y, un poco más tarde, en 1976, en Zumarraga con la asistencia de Hermanos a cursos de euskara. También Andoain, ya en los años setenta, manifi esta su compromiso fi rme de euskaldunizar todo el profesorado a fi n de capacitar a todo el profesorado para que, diez años más tarde, puedan impartir

148 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

su docencia en euskara. Asimismo, y en un contexto urbano, y de forma precur- sora, en el Colegio de Los Ángeles se impartían clases de euskara en 1966; lo mismo ocurre en Zumarraga en 1973, donde llegan a establecerse doce grupos de clases de euskara que se impartían en horario nocturno; poco después, en 1975, en el centro de Legazpi se impartían clases de euskara.

En el contexto de estos años no podemos olvidar, como ya hemos señalado, que el movimiento de ikastolas estaba en pleno auge y que, por lo tanto, el con- tacto con las ikastolas existentes en muchos locales donde estaban los centros podía promover cierta preocupación hacia el futuro de esta lengua en el contexto escolar. Asimismo, hay que recordar que, en la década de los setenta, muchos centros escolares, al resguardo de alguna disposición favorable a la enseñanza de la cultura y la lengua vernáculas, incorporaron la enseñanza del euskara, como es el caso de Zarautz. También existen dos casos de especial relevancia, en los que los centros existentes en Andoain e Irun cedieron algunas aulas para las incipientes ikastolas de cada localidad.

En otro orden de cosas, la celebración de actividades a favor de la cultura y la lengua vascas estuvo presente también en algunos centros. Por su temprana aparición es de destacar el caso de Zarautz donde, desde 1954, celebraban unas denominadas “Fiestas Vascas” y, a partir de 1962, se comenzó a celebrar unas fi estas a favor del euskara, al igual que ocurriría a partir de 1964 en Irun. Por supuesto, en los últimos decenios, es más habitual encontrar en la docu- mentación referencias a este tipo de celebraciones bien sea en jornadas preci- sas, bien en semanas dedicadas al euskara, como ocurre en Zumarraga, San Luis, La Salle de Donostia, Andoain, Beasain, etc.

Asimismo, y como veremos más adelante, en el Segundo Capítulo de Distrito de Bilbao, celebrado entre 1969 y 1971, se hace una apuesta clara por la incor- poración del euskara en la formación de los Hermanos y por su enseñanza en los diferentes centros, cuando plantea que “se enseñarán lengua y cultura vas- cas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro, y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo”

Finalmente, en la década de los ochenta, el proceso a favor del euskara es irreversible, tanto porque las condiciones del contexto han cambiado, debido a las competencias asumidas por el Gobierno Vasco en esta materia, como por la apuesta decidida del profesorado que ya, a lo largo de los años setenta, se había estado preparando para poder asumir la realidad bilingüe de muchos centros escolares. En este sentido, tenemos que resaltar el caso de Legazpi, cuando dos profesores se incorporaron a la ikastola de esta población impar- tiendo sus clases en esta lengua. Con una diferencia de escasos años, entre 1983 y 1987, la mayoría de los centros optará, en un primer momento, por el

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modelo B y, con posterioridad, el modelo D irá siendo mayoritario, según el nivel educativo. El caso de Eibar es llamativo en cuanto que hasta la década de los ochenta no tenemos noticias sobre la situación del euskara, aunque en este momento parte del profesorado se liberará para iniciar su proceso de euskaldu- nización. Asimismo, se aprecia que en 1987 opta por los modelos B y D, según niveles, y que, incluso, en 1988 celebran una fi esta a favor del euskara.

Para terminar este apartado nos parece pertinente recoger algunas aporta- ciones de Joxe Ertzibengoa y Patxi Ezkiaga, presentadas a un congreso sobre lenguas europeas celebrado en Budapest en el año 2005, y que resumen, tanto la trayectoria de los Hermanos a favor del euskara como las perspectivas de futuro que tienen planteadas. En las siguientes páginas, hasta terminar este epígrafe, transcribimos parte de dichas refl exiones sobre el euskara2:

NUESTRAS SEÑAS DE IDENTIDAD. Nosotros comenzamos por experimentar el método en nuestras escuelas antes de publicarlo. Fueron un par de años más o menos los que necesitamos para cerciorarnos de la bondad de nuestro pro- yecto. Experimentamos con alumnos de una amplia gama de edades. Nuestros puntos clave iban a ser: los objetivos, los contenidos, los ejercicios estructura- les y los complementarios.

OBJETIVOS. Sabíamos muy bien lo que queríamos. Habíamos contemplado con nuestros propios ojos, habíamos oído con nuestros propios oídos que había que utilizar el idioma. Que había que hablarlo paso a paso pero sin descanso. Luego, sin dejar los aspectos orales de lado, había que trabajar el idioma escrito, paso a paso, comenzando con frases cortas, luego con oraciones compuestas, coordinadas y subordinadas, para pasar a textos narrativos. Con eso nos confor- mábamos. Le dimos el nombre de Euskara Mailaka. Y nos pareció bueno.

CONTENIDOS. Nos costó determinar cuales debían ser los contenidos del idioma, aquello que debían aprender nuestros alumnos para empezar a dominar la lengua. Tras mucha refl exión y consulta decidimos apostar por los esquemas de Koldo Mitxelena. Por una parte estaba el verbo unifi cado, tal como proponía la Academia. Por otro los 14 casos mas importantes de la declinación vasca, siguiendo las mismas pautas. Luego, el amplio mundo del léxico, con todo lo que comporta: expresiones, proverbios, sinónimos, prefi jos,... etc. Por fi n la oración. Y aquí nos atuvimos al esquema básico de la oración en vascuence: Sujeto+Objeto+Verbo. Era un esquema que había que respetar siempre, aunque luego comenzaríamos a fl exibilizarlo.

2. Ertzibengoa, J. y Ezkiaga, P. (2005): Documento inédito. Archivo del Distrito de Bilbao.

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EJERCICIOS. ¿Cómo poner en marcha la dinámica activa que hemos men- cionado? ¿Con qué medios? En buena parte, adoptamos los esquemas que se utilizaban para los idiomas extranjeros. Fundamentalmente los cinco tipos de ejercicios propuestos para la práctica oral inglesa. Con el tiempo fuimos enri- queciendo el mundo de los ejercicios, dando amplia entrada al universo de los audiovisuales: diapositivas, videos, películas, fotos, láminas mudas, esquemas de viajes... Y todo ello entró a formar parte del siguiente método que íbamos a desarrollar los próximos años: Txanpa. Y vimos que también era bueno.

COMPLEMENTARIOS. Hasta este momento habíamos dado prioridad al tra- bajo mecánico, aunque habíamos trabajado con intensidad tanto los aspectos orales como los escritos. Sin embargo, según íbamos avanzando en los pro- cedimientos comenzamos a subrayar la importancia capital del habla, de la escritura, de la actitud y de la comprensión, junto con los tres elementos que el fi lólogo vasco Txepetx había puesto de moda: la actitud, el conocimiento, el uso, aunque es verdad que este ciclo no funciona de la misma manera en todos los casos […].

Nuestra situación actual es diferente. Queda mucho por hacer, pues si quiere seguir vivo, un idioma tiene que seguir en el camino que hemos marcado, pero es indudable que en una nación pequeña como la nuestra el progreso de la lengua va estrechamente unido al poder político. Queremos decir, que nos hemos servido de él para dar pasos hacia el futuro. Sin embargo nos pregunta- mos si la cantidad de lo que hemos hecho va estrechamente unida a la calidad. Es una pregunta peliaguda. En el País Vasco, en una gran parte al menos, las asignaturas se dan mayoritariamente en euskara, pero no está claro que haya habido una gran mejora en la calidad del idioma utilizado por nuestros alumnos. También los medios a nuestro alcance han mejorado, pero el resultado posible- mente no sea el esperado. Queda aún mucho por hacer. Tal vez sea por eso que se siguen organizando actividades estrechamente relacionadas con el tema: cur- sillos, campamentos de verano, internados, liberación de profesorado ... Todo eso está muy bien pero si no conseguimos que se hable, y que se hable bien, podríamos decir lo que San Pablo proclamaba sobre el amor en su carta a los Corintios.

Nuestra enseñanza ha cambiado. También el euskara. Se ha adaptado, es más manejable. Tal vez no podemos decir que hayamos llegado a la nor- malización, con todo lo que conlleva, pero nos encontramos en una situación de dignidad tanto en lo relativo a la forma como al fondo. Y hemos seguido experimentando, y lo hemos hecho con buenos resultados, aunque no hayamos plasmado nuestras experiencias en nuevos libros. Existe una gran dispersión, se han confundido método y aprendizaje de conceptos; los idiomas pequeños han querido ponerse a la altura de los grandes. Pero esto, aunque factible en algunas partes, todavía es irrealizable en muchos lugares del País Vasco. La

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primacía debe tenerla el idioma, el idioma bien aprendido. A modo de ejemplo de cómo concebimos una unidad didáctica, ofrecemos un ejemplo en la comunica- ción escrita en euskara e inglés.

CONCLUSIONES Y EL FUTURO. Creemos que son de dos tipos. a) los refe- rentes al idioma en sí, b) los referentes a los parámetros con infl uencia sobre el idioma. Nosotros, los vascos, queremos una lengua viva y apropiada y que, a la vez, sea correcta y auténtica.

1. Los referentes al idioma en sí

a) Cuando decimos vivo, nos referimos al hecho de que pueda utilizarlo cual- quiera. No queremos un idioma para el museo, como decía Jorge Oteiza. Queremos el euskara en las calles de nuestros pueblos y ciudades, recu- perar el dinamismo de la calle, sobre todo en ambientes urbanos, pues el de los pueblos de tamaño medio o pequeño no se ha perdido.

b) Apropiado quiere decir que debe ser correcto, auténtico. Debe ser un aguijón para su uso en la cuadrilla, en el taller, en las mass media, en el mercado y en la tecnología. Nuestro idioma debe fl exibilizar su estructura interna, aligerarla y dejar la rigidez de lado.

c) Del siglo XXI. El proceso de renovación no ha acabado y ahí siguen en su empeño la Academia, el Gobierno Vasco y otras instituciones. Es verdad que nuestros escritores clásicos son un auténtico tesoro y válidos para confi gurar nuestro idioma actual, pero hemos de adecuar muchos concep- tos que nos vienen de fuera, si queremos estar en punta.

d) La escuela. Ha sido una de las grandes propulsoras del euskara hasta ahora, y sigue siéndolo. Pero los que estamos en ese mundo debemos preguntarnos si la lengua que estamos enseñando realmente es válida para la sociedad de ahora. Los lasalianos debemos reconocer que aún podemos hacer más y que codo a codo con otros factores sociales debe- mos hacer un trabajo serio y profundo de puesta al día.

e) Coherente. Pello Esnal, un lasaliano comprometido, hace tiempo que nos advirtió que el euskara que utilizamos en nuestros escritos frecuen- temente peca de incoherencia, de falta de lógica. Por utilizar estructuras demasiado rígidas, hemos olvidado la transparencia del concepto. Es algo en lo que también ha insistido Bernardo Atxaga: necesitamos una lengua actualizada, fl exible y que además de conservar su esencia (pues es lo que la hace tan especial en Europa), prime la comprensibilidad.

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f) El método. Es un medio de aprendizaje y debe marcar el camino paso a paso. El profesor debe saberlo. Nosotros, los lasalianos, en su día, apor- tamos nuestra metodología, pero estos últimos años no parece que se vislumbren grandes avances, como si los códigos siguieran siendo total- mente válidos. Está claro que hoy en día se priman los conceptos, pero no está tan claro que eso asegure el aprendizaje del idioma, a menos que se haga una sistematización continua, progresiva y duradera.

g) El profesor es el mejor método. Debe ser bueno, pues si no, sobran todas las tecnologías de las que pueda disponer. Es el profesor quien debe dominar el idioma, no el libro. El libro podrá darle pautas, signos... pero serán inútiles si no se sabe cómo interpretarlos. Creemos que este punto merece una refl exión profunda. Dos cosas son necesarias: una, conocer y utilizar apropiadamente el idioma; y dos, poner el alma en la enseñanza.

2. Factores que infl uyen en el euskara

a) La ofi cialidad. Es una condición sine qua non para que los idiomas peque- ños puedan perdurar. Una ofi cialidad obligatoria, verdadera, y que lo abar- que todo. Aún así el peligro nos viene de la tremenda presión a que los idiomas grandes someten a los pequeños. Es lo que sucede en Europa. Los idiomas ofi ciales son solamente unos pocos, y esos perduraran mien- tras sigan apoyados por sus correspondientes Estados. Pero las lenguas de las pequeñas naciones sin estado, ¿a qué deben recurrir para buscar cobijo y seguir vivas? ¿Acaso bastará con traducir la constitución europea? Necesitamos una ofi cialidad verdadera, que pueda utilizarse en todos los estamentos. ¿Es que acaso no es un derecho natural que tenemos?

b) El plurilingüismo. Es un fenómeno cada vez más extendido en el País Vasco. Tenemos nuestro idioma propio, el euskara, más el castellano o el francés, con la irrupción del inglés por medio. El tener muchos idiomas no es problema, es una riqueza, sin duda. Pero, ¿cómo jugar con los idio- mas pequeños? Creemos que los gobiernos de estas pequeñas naciones necesariamente tienen que implantar y protegerlos.

¿Y qué sucede con los emigrantes? ¿Es que tienen que aprender el idioma? ¿Y cuando hay más de uno? ¿Deben aprender solamente el grande y dejar el pequeño, aunque sea el del país que les ha acogido? Un emigrante que lleva un buen montón de años en nuestro pueblo y que no ha aprendido el idioma, ¿qué favor nos hace, lingüísticamente hablando? Pues es de eso que estamos hablando, de nada más. Es un tema difícil pero parece que estamos ya vislumbrando posibles salidas.

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c) Las nuevas tecnologías. Se han apoderado del mundo. ¿Qué hacer ante ellas? Aprender, no nos queda otro remedio. Con los idiomas pasa exac- tamente lo mismo. Necesitamos adaptarlos, creer que son capaces de ello, como decía Pedro Axular nuestro gran escritor clásico.

Vamos a terminar. Estos pequeños idiomas de Europa, los que los habla- mos, debemos juntarnos y defender nuestros intereses ante los grandes. Y, a la vez, debemos trabajarlos, adaptarlos y llevarlos por el buen camino. A eso nos invitaba Gabriel Aresti nuestro poeta bilbaíno. No va a ser tarea fácil”.

5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao

De la misma manera que nos hemos acercado al contexto social y edu- cativo de Gipuzkoa, a fi n de poder contextualizar los centros educativos, tam- bién nos parece pertinente un acercamiento a las propuestas educativas que realiza el Distrito de Bilbao con el objetivo de poder comprender algunos aspectos de la actividad educativa de los centros educativos guipuzcoanos. Como no puede escapársele al lector, este tipo de acercamiento reclama un conocimiento exhaustivo de la historia lasaliana, tanto en su aspecto externo como interno. Esta labor, por el momento, escapa a los redactores de esta obra, pues los conocimientos adquiridos sobre esta historia son escasos y necesitaría una preparación que, en estos momentos, no hemos podido abor- dar. Sin embargo, creemos que, por mínima que sea nuestra aportación, ésta es necesaria para comprender, en una perspectiva más general, uno de los aspectos más fundamentales que ha regido el desarrollo y evolución de las diferentes escuelas y colegios de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Gipuzkoa.

Entendemos que un acercamiento posible puede realizarse a partir de las conclusiones de los “Capítulos Distritales del Distrito de Bilbao”, sobre todo referentes a la educación. Por supuesto, estas conclusiones deben insertarse, asimismo, en los acuerdos de los diferentes Capítulos del Instituto, así como de los “Capítulos Regionales de la Asistencia de España”. Por lo tanto, y dadas nuestras carencias en el conocimiento de la historia lasaliana, vamos a limi- tarnos a una mera recogida de información de dichos Capítulos que, sin lugar a dudas, nos aportan una visión complementaria a muchas de las decisiones tomadas y las recomendaciones que se han hecho y que han repercutido en la marcha de los centros educativos, dado su carácter normativo.

Dentro de la evolución de la historia lasaliana, al igual que ocurre con el resto de órdenes y congregaciones religiosas y con la propia Iglesia Católica, el Concilio Ecuménico Vaticano II signifi có un punto importante de infl exión,

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pues marcó muchos cambios y reformas que se producirán a partir de la década de los sesenta y setenta. En este sentido, “el Concilio Vaticano II es el acontecimiento eclesial decisivo que, con su renovada visión del ser y de la actividad de la Iglesia y de sus relaciones con el mundo hace posible todas las expectativas e impone nuevas urgencias en la accomodata renovatio de la vida religiosa”3. Por otra parte, y desde una lectura interna de la historia de los Hermanos, también ese momento fue decisivo, pues “nunca la sociedad FSC ha vivido un drama semejante: sentir, por un lado, que estaban confi gu- rando sus vidas como se les decía que habían de hacerlo; y encontrar, por otro, que semejante renovación se acompañaba con un vaciamiento general de sus Comunidades y con una puesta en tela de juicio de la validez de todas sus instituciones. La más hermosa honradez que el Instituto iba viviendo se le convertía diariamente en mayor amargura”4. El reto que se le pedía al Instituto en ese momento, después del Capítulo de 1966, era contribuir a que la nece- saria renovación de la escuela “ayude al nacimiento de una escuela capaz de formar hombres del Siglo XX”5. De la importancia y repercusión del Concilio Vaticano II dentro del Instituto Lasaliano es una muestra el planteamiento sobre el “Hermano posconciliar” donde se aboga por un nuevo compromiso apostólico renovado6.

El Concilio supuso la renovación de las reglas lasalianas, que se llevará a cabo a partir de la elaboración de cuatro proyectos que, fi nalmente, serán aprobados en el Capítulo General de la Congregación de 1966/1967. Dicho Capítulo es considerado, dentro de la historia lasaliana, como de gran tras- cendencia, tanto por su preparación, su celebración y por las consecuencias que tuvo. En este sentido, uno de los temas centrales del mismo fue el de la dedicación a los pobres, siguiendo, de alguna manera, los mismos principios que promovieron el Concilio Vaticano II de adecuar la Iglesia a las necesidades sociales del momento. Así, se señala que la labor de apostolado debía basarse en “la solidaridad con los hombres de hoy, la atención a los requerimientos de la Iglesia, nuestra vocación religiosa que nos obliga de modo particular a la imitación de Jesucristo, la fi delidad a las intenciones específi cas del Fundador, todo ello nos designa claramente a los pobres como aquellos a quienes Dios nos envía con preferencia”7. De esta manera, los textos capitulares reiteran

3. Alpago, B. (FSC) (2000): El Instituto al servicio educativo de los pobres. Roma, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Estudios Lasalianos, nº 7, p. 375. 4. Gil, P. M. (1994): Tres siglos de identidad lasaliana. La relación misión-espiritualidad a lo largo de la historia FSC. Roma, Frères des Écoles Chrétiennes, Études Lasalliennes, nº 4, p. 311 5. Gil, P. M. (1994): Op. cit, p. 332. 6. Gallego, S. (1969): El Hermano posconciliar. San Sebastián. 7. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 386.

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esa característica fundamental de la vocación lasaliana: “la vocación de los Hermanos es donación total de sus personas a Dios, en servicio de los pobres por la educación”8.

No obstante, en las respuestas al cuestionario que se presentó a dicho Capítulo General, se aprecia que muchas de ellas no concuerdan con la trayec- toria seguida en los últimos años por el Instituto con respecto a la gratuidad de la enseñanza, pues no era un tema relevante ni obedece a la práctica ordinaria de los centros educativos del momento. A pesar de ello, el Capítulo insistirá en la defensa de este principio siguiendo la tradición lasaliana y las propuestas del Fundador. De manera que prevalecerá “el servicio a la juventud y a los pobres por la educación”, permaneciendo fi eles al Instituto. Este Capítulo, en este ámbito particular, sigue la misma trayectoria de anteriores Capítulos, como el de 1956, en el que también se habían planteado el mismo tipo de cuestiones, pero que, fi nalmente, optó, en una de sus recomendaciones, por solicitar al entonces Hermano Superior General Nicet Joseph, que se realizasen estudios objetivos y precisos “sobre el origen y la naturaleza y el alcance del voto de enseñar gratuitamente”9.

Por lo tanto, en este momento se aprecia que uno de los principios que más nos interesa con respecto a la educación, aún poniéndose en duda debido a la realidad de muchos centros, continúa siendo reiterado y reivindicado como eje central de la actividad de los Hermanos. En términos generales, puede obser- varse que a lo largo de todo el Siglo XX ha ido variando la presencia de alumnos gratuitos en los centros escolares lasalianos. Así, si en 1924 el porcentaje de alumnos gratuitos era de un 50,80, mientras que, en 1968, este tipo de alum- nado representa el 30,7510.

En el siguiente Capítulo General, el número 40º celebrado en 1976, se aprecia que todavía continúa presente el empuje del Concilio Vaticano II, pero además también se reconoce que la colaboración fi nanciera del Estado es insu- fi ciente o nula, con lo cual todavía se hace necesaria la labor educativa de los Hermanos, prioritariamente dedicados a los hijos de los trabajadores y de los pobres. De manera que, todavía, tanto en los discursos preliminares de la Asamblea Capitular, como en los informes, se invita al Hermano Superior General, José Pablo Basterrechea, a que continúe profundizando en estos princi- pios, sobre todo a la vista de la internacionalización del Instituto.

8. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 387. Puede consultarse en esta misma obra las propues- tas acerca del servicio educativo de los pobres, recogido en la sesión de 8 de noviembre de 1967, donde se pormenorizan las conclusiones de dicho Capítulo. 9. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 361. 10. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 368.

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Por otra parte, en el siguiente Capítulo, que se llevó a cabo en 1986, aunque el lenguaje ha cambiado, se insiste en los temas de justicia y solidaridad con los pobres que se convierten en un nuevo lema de la conducción del Instituto. En este sentido, el Hermano Superior General, John Johnston, en sus cartas y circu- lares dedica atención prioritaria al tema de la solidaridad, planteando una educa- ción para la justicia y de las implicaciones que ello supone para los Hermanos; asimismo, insiste en que el analfabetismo es uno de los temas claves que hay que resolver, adelantándose a las propuestas del Año Internacional de la Alfabetización previsto por las Naciones Unidas para 1990. En este sentido, hay que recordar que la UNESCO otorgó al Instituto Lasaliano el premio NOMA de alfabetización, sobre todo por entender que la concepción que está barajando el Instituto sobre la alfabetización no termina en el mero aprendizaje de unas téc- nicas elementales, sino en la integración social, confi anza en sí, superación de barreras psíquicas o sociológicas y evangelización y que, por lo tanto, los grupos marginados (inmigrantes, fracasados escolares, nómadas, adultos analfabetos) eran el destinatario adecuado; siempre con el objetivo de la capacitación labo- ral. Finalmente, en el Capítulo General de 1993 se vuelve a insistir en este tema preferente, refl ejado en alguna propuesta que reafi rma los objetivos del Instituto como “una Comunidad de Hermanos asociados para el servicio educativo de los pobres en un mundo y una Iglesia en cambio”11.

Si éstos son los aires que se respiran en los Capítulos Generales del Instituto Lasaliano, también podemos encontrar una situación similar en el Primer Capítulo General de la Asistencia de España, celebrado en abril de 1968, y en el que se recoge expresamente cuanto estamos diciendo. Las palabras del enton- ces Superior General, Charles Henry, así lo atestiguan “son los mismos ideales que el Vaticano II ofreció a todos los Institutos religiosos y que nuestro Capítulo General ha trasladado concretamente a nuestra Congregación, atendiendo siem- pre a la doble norma recomendada por el Concilio: la inspiración originaria y el carisma del Fundador, y las necesidades actuales del mundo en que vivimos”12. Este Capítulo regional trabajó, según esas dos coordenadas, considerando, en primer lugar, al Hermano como religioso, como apóstol y como educador, para lo cual se formaron tres comisiones, una relativa a la vida religiosa, otra relativa a la vida apostólica y, la tercera, relativa a la vida profesional. Con respecto a la vida apostólica se insistía que el apostolado preferente de los pobres era un ele- mento fundamental de la acción educativa, así como el conocimiento de la pro- blemática de la adolescencia y de la juventud, la catequesis escolar, la pastoral de las vocaciones, la promoción social y la Asociación La Salle. En este sentido, y por lo que respecta a este último aspecto, en 1970 se elaboró el “Ideario de

11. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 436. 12. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Primer Capítulo Regional de la Asistencia de España. Zaragoza, Hermanos de las Escuelas Cristianas, p. 11.

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las Asociaciones La Salle”, donde se marcan las razones de este tipo de com- promiso apostólico, porque además representan un agente educativo valioso para la labor complementaria de la escuela y de la asociación13.

Este Capítulo regional, en el aspecto que nos interesa, la educación y la relación a la vida profesional del Hermano, entre sus conclusiones marca, explí- citamente, en qué consiste la vocación apostólica del Instituto y su actividad educativa: “nuestros tiempos piden al Instituto que aporte su contribución al necesario remozamiento de la escuela, y que participe en los movimientos reno- vadores de la moderna pedagogía, con el fi n de responder a las necesidades de los jóvenes de nuestros días […]. Urge que nuestras obras, sean cuales fueran la naturaleza y su grado, se caractericen por la calidad de los estudios y la serie- dad de la formación, como exigidas ambas por la honradez profesional y por la dedicación a los jóvenes y a la sociedad civil”14.

Asimismo, en conclusiones más particulares, se aboga porque el centro lasa- liano sea una auténtica “Comunidad educativa”, emitiendo una serie de conclu- siones en relación con la defensa de la enseñanza primaria como campo propicio para la acción educativa, la crítica sobre la atención desproporcionada a los cole- gios de pago, a que a las Escuelas de Magisterio de la Iglesia asista personal seglar o a que los Hermanos opositen a cátedras en centros estatales de todo grado, especialmente a escuelas de magisterio. Tres aspectos son importantes a resaltar dentro de estas conclusiones; el primero de ellos se refi ere a las escue- las profesionales donde se dice textualmente: “como respuesta a las llamadas de la Iglesia a favor de los medios populares, este Capítulo cree de urgencia una mayor y preferente atención a las enseñanzas profesionales, técnicas de carác- ter industrial, agrícola, pesquero, administrativo,… según las necesidades de la comarca”15. Un segundo aspecto es la recomendación del Capítulo para que se establezcan centros de educación especial y, fi nalmente, también se declara favorable “a los estudios nocturnos y recomienda a nuestros colegios que los organicen, los atiendan directamente o, cuando menos, presten sus instalaciones a este objeto”16. Como puede observarse, este Capítulo recoge fi elmente las pro- puestas anteriores con respecto a la enseñanza primaria y profesional, criticando el papel que cumple La Salle en los colegios de pago, generalmente de secunda- ria, y recordando que “urge aprovechar el máximo de oportunidades que se nos brindan para democratizar la enseñanza”17. Estamos en 1968.

13. Asistencia de España. Federación Lasaliana Española (1970): Ideario de las Asociaciones La Salle. Madrid, Asistencia de España. Federación Lasaliana. 14. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. pp. 71-72. 15. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 74. 16. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 75. 17. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 73.

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Propuestas educativas en los Capítulos del Distrito de Bilbao

Por lo que respecta a la plasmación de todas estas propuestas en nuestro contexto más cercano, el Distrito de Bilbao ha celebrado, desde 1968 hasta el 2005, once Capítulos Distritales. En todos ellos se aprecia alguna mención a cuestiones educativas, aunque ciertamente, en los últimos Capítulos ha ido variando el nivel de preocupaciones de los Hermanos, centrándose en una serie de cuestiones más relacionadas con la “Misión Lasaliana”. En este sentido, el Capítulo Noveno (1996-1997) se dedicó al tema de “Unidos en la Misión”, mientras el Capítulo Décimo (2000-2001), tenía como tema “Asociados en Comunidad para la Misión”, y el Capítulo Undécimo (2004-2005) llevaba como tema la pregunta “¿Qué ves en la noche, dinos, centinela?”.

Para entender todo el proceso seguido en estos Capítulos nos parece per- tinente mencionar a los Hermanos Visitadores que vivieron durante este largo período de tiempo. Incluimos también el nombre de los Hermanos Visitadores del Distrito, anteriores a la celebración de los mismos y posteriores a 2004- 2005. He aquí sus nombres:

1939 - 1948 Hermano Cesáreo (Andrés Goicoechea) 1948 - 1955 Hermano Carlos Bautista (Lorenzo Larrazábal) 1955 - 1963 Hermano Pablo Manuel (José Basterrechea) 1963 - 1969 Hermano Alberto Zabala 1969 - 1972 Hermano Juan Enrique Beltrán 1972 - 1978 Hermano Alberto Zabala 1978 - 1986 Hermano Jesús Egusquiza 1986 - 1992 Hermano José Manuel Agirrezabalaga 1992 - 2001 Hermano Juan José Brunet 2001 - 2008 Hermano Mikel Balerdi 2008 - Hermano José Román Pérez Conde

Nuestra pretensión no es, ni mucho menos, analizar la evolución de dichos Capítulos, sino recoger algunas conclusiones relacionadas con la educación. Así, y en una visión general, podemos decir que los primeros Capítulos, hasta el Quinto (1980-1981), la educación y la escuela cristiana es un elemento de preocupación que está más presente, mientras que a partir del mismo varía el orden de preocupaciones, centrándose más en la identidad del Hermano lasa- liano y en la planifi cación y acción vocacional y pastoral y, a partir del Capítulo Octavo, será la “Misión compartida” el eje central de los mismos.

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El primer Capítulo del Distrito se celebró en 1968, y la Segunda Comisión se dedicó a la educación. En la misma se recogen una serie de conclusiones entre las que podemos señalar que la planifi cación de los centros debía establecerse de acuerdo con el “apoyo a las clases populares, promoción de la clase obrera y retorno a los pobres”, siguiendo las directrices del Concilio y del Capítulo General de 1966. En este sentido se plantean la elaboración de “organigramas tipo” para que cada centro los acomode a sus condiciones particulares, estable- ciendo un equipo de orientación profesional y atención psicotécnica, además de servicios de información pedagógica y cursillos especiales. Por lo que respecta a los Hermanos, se sugiere la conveniencia de dar facilidades para que algunos Hermanos se puedan preparar para la obtención de cátedras en centros ofi ciales y, principalmente, en Escuelas de Magisterio, adoptando así la conclusión del Capítulo General de la Asistencia de España. Asimismo, otra de las conclusio- nes de esta comisión, gira alrededor de que los licenciados en pedagogía pue- dan dedicarse a dirigir escuelas de patronato y sean especialistas en escuelas primarias, asimilando el elemento seglar, tanto masculino como femenino. En esta misma línea, y ante la imposibilidad de contratar para el Bachillerato pro- fesorado titulado masculino, se permita la contratación de profesoras y la con- veniencia de intercambio de profesorado entre religiosos o religiosas de otras comunidades.

Al año siguiente, en el Capítulo de Distrito que se desarrolló desde 1969 a 1971, éste postula por la creación del Secretariado de Educación como “exi- gencia imprescindible de la acertada planifi cación del Distrito en el momento actual”, apuntando los cometidos que, con mayor urgencia, tendría que llevar a cabo: servicio de orientación psicopedagógica; preparación del personal en los métodos modernos de enseñanza y dirección de actividades; creación de un centro piloto de enseñanza básica y otro de enseñanza bilingüe, y mentalizar a los maestros en torno al valor del ocio y especializar a los mismos en las téc- nicas correspondientes. Como puede observarse en este Capítulo, el orden de preocupaciones del Distrito estaba centrado en cuestiones organizativas y de planifi cación.

No obstante, por primera vez, aparece una mención especial al euskara. En este sentido se propone que, en todos los grados, los formandos sigan clase de lengua y cultura vascas, así como que cada Comunidad estudie, si le es posible, rezar o cantar los Ofi cios en euskara, al menos una vez por semana, que los Ejercicios Espirituales se organicen en esta lengua para los Hermanos que así lo deseen, así como otras cuestiones relacionadas con la Liturgia. Por lo que atañe a nuestro tema, se dice textualmente que “se enseñarán lengua y cultura vas- cas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro, y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo”. Como consecuencia de este planteamiento se indica la creación de una Comisión de Euskara que formará

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parte del Secretariado de Educación, con presupuesto propio. Los objetivos de esta comisión serían, entre otros, la atención a la lengua y cultura vascas en las casas de formación y en los colegios del País Vasco; organización de cursillos, ejercicios y convivencias; información a los Hermanos respecto a publicaciones y cursillos relacionados con la Pastoral; relación y colaboración con instituciones de lengua y cultura vascas; creación y mantenimiento de una biblioteca vasca, y composición de textos en esta lengua.

El tercer Capítulo tuvo lugar entre 1973 y 1974, y en su tercera ponencia vuelve a insistir sobre los medios concretos para reavivar, en la perspectiva de la fe, el apostolado al servicio de los pobres. Este principio se concreta en rela- ción con los centros escolares propios: que conviene reducir los centros “para ganar en libertad y dedicarse a los más pobres, en línea de mayor exigencia que la marcada por la planifi cación del Capítulo anterior”. En este sentido, se dice que el Hermano Visitador, con el Consejo de Distrito, deberá “arbitrar medios para orientar los centros propios de ambientes pudientes hacia los alumnos de menor capacidad económica”. Se sugiere, en esta línea de intervención, la cons- titución de Comunidades ubicadas en ambientes muy pobres. En este espíritu de servicio a los pobres se acuerda que los centros escolares estén “abiertos a todos y colaboren en la cultura, lengua, tradiciones y actividades del pueblo o barrio, en la Pastoral parroquial o de zona y en las campañas de alfabetización o formación profesional intensiva”. De la misma manera, se recomienda que en su trabajo escolar los Hermanos tengan una dedicación esmerada a los más pobres; entre ellos cita la recuperación de los “retrasados y torpes”, atención a su formación permanente, integración de los inmigrantes y el entronque con las organizaciones parroquiales, culturales, deportivas, sociales y laborales de su entorno. Como colofón a todo ello se pide a los Hermanos llenar la jornada con una dedicación plena a su trabajo profesional y que la vivienda y el estilo de vida se asemejen al de las familias humildes, disponiendo que algunas propiedades del Instituto se pongan al servicio social de las clases humildes, además de la formación permanente y sensibilización con el mundo de los pobres.

Finalmente, en la quinta ponencia de ese mismo Capítulo, se abordan las características nacionales y el entronque de esta pluralidad en la unidad del Distrito. En este sentido plantea que la convivencia comunitaria debe estar asentada en la aceptación de los valores propios y de otros y en la caridad cristiana, principios que deben tenerse en cuenta y que posibilitan que los Hermanos se dediquen a la atención a la cultura regional, que no sólo es algo legítimo y bueno “sino un deber de servicio y encarnación y nada tiene que ver con lo que se llama ‘hacer política”. Por lo tanto, y desde esta perspectiva, se afi rma que cada Hermano tiene derecho a poseer sus propias opiniones socio- políticas y que en la exposición de las mismas se tenga en cuenta el respeto que merecen las opiniones contrarias “y que al hacerlas públicas, y aunque no lo quiera, involucra al centro y a la Comunidad de Hermanos”, por lo que

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recomienda el abandono de cualquier postura extrema, pues es la manera de contribuir al mayor respeto mutuo y a la mejor marcha del Centro. En algún momento también sugiere la formación de Comunidades con Hermanos vascoparlantes.

Como puede observarse, en estos tres primeros Capítulos de Distrito que, por cierto, tienen una línea de continuidad temporal apreciable (1968-1974), los temas básicos de sus conclusiones giraron sobre aspectos cuya tras- cendencia no podemos soslayar, si tenemos presente lo que en esos años estaba ocurriendo en nuestro entorno, tanto por lo que respecta a la situación política en la que se vivía, como por los planteamientos religiosos que sub- yacían y, por supuesto, las reformas educativas que se estaban llevando a cabo en los centros educativos, con motivo de la aplicación de la Ley General de Educación de 1970. Por lo tanto, nos parece importante resaltar que, en estos años, se fragua una nueva orientación dentro del Instituto Lasaliano en el Distrito, cuyo punto de partida podemos encontrarlo en el Capítulo General de 1966, consecuencia, a su vez, de las aportaciones trascendentales que supuso la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. Muchas de las cues- tiones que aquí se estuvieron planteando en dichos años, van a tener sus consecuencias en los centros educativos y, también, en una nueva lectura de la regla lasaliana en cuanto a la orientación del proyecto educativo a las clases más necesitadas y también al estrechamiento de relaciones con el contexto social, cultural y lingüístico donde estaban enraizados los colegios y escuelas en Gipuzkoa. Por lo tanto, cuando más adelante analicemos la historia de cada uno de los centros, se observará que estos años son espe- cialmente fructíferos en cuanto a los nuevos planteamientos referentes a la formación de los Hermanos, a la implicación y compromiso de los centros con la realidad local y social y el interés por incorporar el euskara a vida ordinaria de los centros.

El Cuarto Capítulo del Distrito se llevó a cabo en 1977 y supuso una dila- tada preparación. En él se abordaron temáticas sustantivas que afectaban al gobierno y reestructuración del Distrito, a la Pastoral vocacional y formación, al compromiso político y evangelización y, por supuesto, a la educación, que, en esta ocasión, se plantea como “nuestra alternativa educativa-la escuela cris- tiana”. Por lo tanto, ya no se trata tanto de recoger las propuestas que emana- ban de Capítulos Generales de rango superior, sino de plantear una propuesta coherente con respecto a un modelo de escuela cristiana. En este sentido, se considera necesaria la aceptación del pluralismo, en cuanto a la dedicación de los Hermanos y los tipos de centros, siendo su principio fundamental el con- cepto de una acción cristiana. En consecuencia, se manifi esta a favor de que se respete la decisión de los Hermanos que deseen “trabajar en ikastolas o en niveles distintos a EGB y en Centros de Educación Especial”, no difi cultando la integración de los Hermanos en centros estatales.

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Por otra parte, el Distrito se “inclina por la llamada ‘escuela pública nueva’ como alternativa más coherente con la socialización y el respeto al derecho de elegir enseñanza”, considerando que esta escuela es la promovida por enti- dades distintas del Estado, gestionada democráticamente, fi nanciada por el Estado (que controla, además, su calidad técnica y la real gestión democrática de la escuela) y defi nida conforme a un proyecto educativo propio. Como conse- cuencia de todo ello se apuesta por una verdadera participación democrática y que los centros estén en estrecha conexión con los movimientos de promoción cultural y lingüística de cada región o nacionalidad “incluyendo su necesaria transformación en ikastolas o centros bilingües en las zonas donde la situación lo exige”. Por otra parte, el Distrito consideraba como campo preferente de los Hermanos, en centros propios en los que tuvieran la dirección, los niveles de enseñanza de EGB y FP. El Distrito también muestra su interés por el pro- blema asociativo y la necesidad de reorganizar la Asociación La Salle (Juventud, Antiguos Alumnos, Padres) para favorecer la participación y la gestión democrá- tica de los centros.

En la ponencia sobre “Compromiso político y evangelización” se apuesta por “promocionar la conciencia nacional o regional y de clase de las capas populares y defender sus reivindicaciones justas como respuesta de fi delidad al pueblo por el que se ha optado y como postura de lucha contra la explota- ción de ese pueblo”. En concreto, sobre Euskadi, se afi rma que en los centros bajo la dirección de los Hermanos se procurará impartir la enseñanza del euskara al menos cinco horas semanales y de la cultura vasca en todos los niveles, además de procurar impartir la enseñanza en euskara. Asimismo se plantea la conversión de algunos centros (Legazpi, Beasain, Zarautz,…) en ikastolas y procurar la contratación de profesores euskaldunes. Al margen de estas cuestiones de tipo académico y de bilingüismo, se plantea la necesidad de que los locales estén abiertos “a las escuelas nocturnas de euskalduniza- ción y de cultura popular”.

El Quinto Capítulo de Distrito (1980-1981) recupera la ponencia sobre la escuela cristiana, puntualizando algunos aspectos. Esta vez, la propuesta está dentro de los cambios que, en el campo educativo, se pretendían, como era la reorganización de los secretariados de educación y su estructura, y la formación básica y permanente de los Hermanos y demás profesorado. En este sentido, también se aprecia que el lenguaje del entonces Hermano Superior General estaba presente en los capitulares, al insistir sobre el servicio educativo de los pobres y el esfuerzo por promover la justicia. Entre los aspectos de formación permanente de los Hermanos, se recoge la necesidad de que se realicen planes en los que se incluya la posibilidad de que algunos Hermanos se “dediquen al aprendizaje o perfeccionamiento en el tema del bilingüismo o en el de las cul- turas autóctonas”. Así, se acepta como válida la decisión de este Capítulo con respecto a que el centro promueva “la enseñanza del euskara entre los profeso-

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res y les proporcionará los medios más adecuados para que lo aprendan en un plazo de cuatro años”, considerando que también sería positivo trabajar en la euskaldunización de los padres como elemento positivo para el bilingüismo, así como que la vida y el ambiente del centro se exprese en euskara; “para lograrlo, las relaciones mutuas en el Centro (anuncios, información, avisos, letreros, decoración de las clases) serán bilingües”.

Con objeto de lograr estos ambiciosos objetivos propone la creación de un Secretariado de Bilingüismo, con un liberado al frente y cuyas funciones serán “analizar con frecuencia la situación de cada centro y ayudarle a cumplir los objetivos propuestos en cuestión de bilingüismo; reunir, evaluar y coordinar las experiencias que se lleven a cabo; mantener relaciones y colaborar con orga- nismos ofi ciales y responsables del euskara y la cultura euskaldun; coordinar la promoción de textos y material pedagógico e informar de cualquier novedad; organizar cursos de euskara y ofrecer ayuda para euskaldunizar al profesorado de los centros, y mantener una estrecha coordinación con el Secretariado de Educación”.

El siguiente Capítulo se llevará a término entre 1984 y 1985 y entre sus conclusiones se plantearon las necesidades prioritarias educativas a las que iba a atender el Instituto, señalando una serie de líneas prioritarias de acción dentro de la escuela cristiana. Entre ellas se recogen una serie de necesidades más urgentes: potenciar la tutoría como medio efi caz de atención al alumno, particularmente a los adolescentes; analizar el estilo educativo de cada centro, observando los elementos que pueden originar el fracaso escolar, y un plan de acción concreto para atender a los marginados dentro y fuera de la escuela. Este último punto suponía la organización de grupos especiales (aulas de educación especial, educación compensatoria, grupos especiales de FPI y talleres ocupa- cionales), además de cuidar la orientación de los alumnos, ofreciendo alterna- tivas concretas y atención en el campo de la drogradicción. En lo relativo a los contenidos educativos se plantea integrar en la vida de cada centro “el esfuerzo para promover la justicia y la educación para la paz”. Por otra parte, se insiste en que los Hermanos asuman labores de animación, tanto en lo pastoral como en lo educativo. También se propone asumir la integración del profesorado seglar en el “espíritu de la escuela lasaliana” y también colaborar en el establecimiento de “escuelas de padres”, a fi n de elevar el nivel intelectual de los mismos. Con respecto a los centros de Euskal Herria se plantea la integración cultural de las personas que viven en el país, para lo que proponen que en los centros educati- vos se hagan ofertas valiosas de modelos lingüísticos, adaptados a la clientela escolar a la que sirven, para posibilitar efectivamente el acceso a la lengua y cultura vascas. Es de reseñar, asimismo, que este Capítulo tuvo una ponencia centrada en la identidad del Hermano aquí y ahora, así como otra sobre la ani- mación y gobierno del Distrito.

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El Capítulo séptimo (1988-1989) está centrado en una ponencia que continúa el último aspecto reseñado del anterior, sobre animación y gobierno del Distrito, y otra sobre planifi cación en la que se plantean las respuestas que debe dar el Instituto a la renovación educativa de los centros. En este sentido se insiste en la necesidad de mejorar la calidad educativa de los centros a través de la reno- vación educativa. Se aprecia, asimismo, cómo La Salle ha tomado conciencia de las bases de la reforma del Sistema Educativo que, al año siguiente, iba a plantear la LOGSE, marcando objetivos de cara al curso 1991-92, en cuanto a la formación y actualización del profesorado. Pocas novedades pueden apreciarse en las conclusiones del mismo en tanto que se comparte la necesidad de esa reforma y de su aplicación. También dentro del mismo ámbito se constata la necesidad de proseguir las acciones realizadas en años anteriores para integrar al profesorado seglar en el espíritu de la escuela lasaliana, y de consolidarlas dentro de un plan general que contemple también a los demás estamentos de la Comunidad Educativa. Para ello se seguirán las orientaciones contenidas en la denominada “Carta a la familia lasaliana”.

El Capítulo Octavo del Distrito se celebró en un periodo de sesiones celebra- das entre 1992 y 1993. El tema principal del mismo se centró en la “animación de la vida de los Hermanos en Comunidad” y en la “Misión compartida” pues, como se había aprobado en el 42º Capítulo General: “el Instituto, a todos los niveles, hará de la misión compartida, una de sus prioridades en los siete próximos años”. En este sentido, se entendía que la “misión compartida” ya estaba recogida en las reformas de la regla y que hacía referencia al hecho de que los Hermanos, “compartimos la misión del Instituto con otros colaborado- res, sean seglares, religiosas o sacerdotes”. Esta afi rmación suponía también un desafío ante la realidad educativa pues, en aquellos años, en el Distrito de Bilbao lasaliano trabajaban unas 720 personas en la misión educativa, de ellas 160 Hermanos y 560 entre seglares (la mayoría), religiosas y sacerdotes. La proporción, pues, era de un Hermano por cada 3,5 colaboradores. Por lo tanto, en este Capítulo se aprecia claramente un giro hacia la signifi cación del proyecto lasaliano que encuentra su horizonte en las denominadas “Familia lasaliana” y “Misión compartida”. En cuanto al tema educativo, las conclusiones a que se llega están orientadas hacia la actualización del profesorado para la adecuación a la reforma que se estaba llevando a cabo, impulsando planes concretos de atención a la diversidad y la elaboración del proyecto educativo, con la participa- ción de toda la Comunidad Educativa y de acuerdo con los planes de acción del Distrito.

En los tres últimos Capítulos celebrados, el noveno (1996-1997), décimo (2000-2001) y undécimo (2004-2005), se aprecia que el orden de preocu- paciones de los Hermanos está centrado, en la concreción de estas últimas propuestas del Capítulo Octavo. Es decir, la familia lasaliana y la misión com- partida. Prueba de que esta preocupación no es peculiar del Distrito de Bilbao

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es la celebración de un Coloquio en Roma, en el año 2000, organizado por la Comisión Europea de Formación Lasaliana (CEFL), alrededor del concepto lasa- liano de “Asociación”. La evolución de este concepto es recogida por uno de los participantes en el mismo, André Jacq, quien, haciendo historia del Instituto en los últimos cincuenta años, destaca tres cambios: De “un mal necesario” a “una gran familia”, que abarca hasta 1976; de la “Familia lasaliana” a la “Misión Compartida”, hasta 1987; y, fi nalmente, de la “Misión Compartida” a la “Asociación”, hasta el año 2000. A partir de esa fecha se abre otro periodo donde la Asociación es el concepto distintivo en la evolución del Instituto Lasaliano18. Resulta alentador observar cómo en la Carta Pastoral dirigida a los Hermanos del Distrito de Bilbao, escrita por el Hermano Superior General John Johnston en 1997, se hable de la invitación a todo el Instituto y a la familia lasaliana “a hacer de la defensa y la promoción de los Derechos del Niño un compromiso propio y específi co”, dentro de una concepción en la que el carisma lasaliano, con la asociación de los seglares, sepa responder a los retos y a la lucha contra las nuevas pobrezas y contra todo tipo de exclusión. Como muestra del interés del Instituto Lasaliano por la defensa de los Derechos del Niño, en el 2002, la Casa Generalicia dedicó su boletín a un número monográfi co sobre estos dere- chos, recogiendo, incluso, el articulado de la Convención sobre los Derechos del Niño de 198919. Las implicaciones en la labor educativa son importantes, pero siempre insistiendo en los mismos principios que han caracterizado la tarea apostólica primordial de los Hermanos, es decir, “la educación por la escuela”, dentro de la nueva concepción de la “misión compartida”.

Siguiendo en este orden de preocupaciones, y recogiendo las aportaciones del 43º Capítulo General, el Capítulo décimo (2000-2001), destaca que los pro- yectos educativos deben tener los siguientes rasgos identifi cativos: sentido de comunidad y fraternidad, luchas contra la pobreza y las situaciones de injusticia; educación para la justicia, la paz, la solidaridad y la tolerancia, y la formación de personas libres y, a la vez, justas. Todo ello supone desarrollar estructuras para la misión educativa lasaliana con la participación de Hermanos, colabora- dores/as y asociados/as. Asimismo se insiste en los avances para promover la calidad educativa, tanto en la gestión, en los programas pedagógicos, en la edu- cación en valores, siempre al servicio de la atención a los pobres. Finalmente, en el Capítulo undécimo (2004-2005), bajo el enigmático título de “¿Qué ves en la noche, dinos, centinela?”, las propuestas capitulares relativas a la edu- cación son escasas, insistiendo en cuestiones ya avanzadas en los Capítulos anteriores.

18. VV.AA. (2000): Asociados para la Misión. Valladolid, Centro Vocacional La Salle. Cuadernos Lasalianos, nº 10. 19. Boletín del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2002): Número Especial dedicado a los Derechos del Niño, nº 247.

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Para concluir con las últimas aportaciones relativas a la misión compar- tida, creemos interesante resaltar las conclusiones a las que llegó la Primera Asamblea Internacional: Asociados para la Misión Educativa Lasaliana, cele- brada en 2006 en la Casa Generalicia de Roma. En esta Asamblea, en la que participaron tanto Hermanos como asociados de todo el mundo, se fi jaron las orientaciones fundamentales y áreas prioritarias que debían ser promovidas. De manera sintética enunciamos las ocho orientaciones a las que se llegó20:

1. Nuevas respuestas de la Misión a las nuevas realidades, con un área prioritaria de atención prioritaria a las nuevas situaciones familiares y otra de la exclusión. 2. Lo multicultural y multirreligioso, con un área prioritaria de diálogo y aprendizaje. 3. Comprensión de la misión lasaliana, con un área prioritaria de criterios y terminología común y, otra, sobre diversidad y calidad en todos los niveles. 4. La Pastoral y la formación en la Fe de los jóvenes, con las áreas priorita- rias siguientes: formación humana y cristiana e Iglesia-Comunión. 5. Servicio educativo de los pobres, con las siguientes áreas prioritarias: revisión de obras educativas y creación de nuevas obras y, otra, sobre programas de formación. 6. Comprensión y proceso de la Asociación Lasaliana, cuyas áreas priorita- rias serían el discernimiento de las diversas experiencias de asociación y la dimensión comunitaria. 7. Formación inicial y permanente para la Misión y la Asociación con el área prioritaria de formación y acompañamiento y, otra, para responder a las necesidades actuales. 8. Estructuras para la Misión y la Asociación, con un área sobre estructuras locales e intermedias, otra sobre estructuras internacionales y una ter- cera sobre colaboración y comunicación.

No queremos terminar este apartado sin poner sobre la mesa las mis- mas preguntas para la refl exión que esta misma Asamblea había planteado: “¿Cuáles detectas que sean las prioridades para el mundo lasaliano hoy? Y ¿De qué manera organizas y visualizas la coordinación y la priorización de las Orientaciones Fundamentales, así como las áreas prioritarias señaladas por la Asamblea Internacional?”.

20. Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2006): Asociados para la Misión Edu- cativa Lasaliana. Informe de la Asamblea Internacional. Roma, Casa Generalicia, pp. 34-40.

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6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)

Dentro del conjunto de esta parte de la obra, las páginas que siguen a con- tinuación se refi eren a los centros escolares existentes en Gipuzkoa durante todo este periodo. Se trata, al igual que hicimos en la primera parte, de hacer la historia de cada uno de ellos, resaltando los aspectos más relevantes de los mismos, una vez conocida las características generales de este periodo, la evo- lución de los centros, alumnos, y profesorado; además de otros aspectos que distinguen la presencia de La Salle en la provincia.

El desarrollo que hemos dado a cada uno de los centros sigue un esquema determinado previamente, a fi n de ordenar las cuestiones más signifi cativas de las escuelas y colegios de La Salle. Hemos optado por centrar nuestra atención en cuatro grandes bloques que, a nuestro entender, recogen los aspectos más signifi cativos de lo que es un centro escolar. Asimismo, hemos pretendido que queden refl ejadas las vicisitudes por las que ha pasado cada centro en cada uno de esos aspectos, señalando otros ámbitos relacionados con ese esquema inicial. Los grandes ámbitos en los que hemos dividido el estudio de los centros son los siguientes: características y evolución de los centros; currículo o estu- dios que oferta; alumnado y profesorado. Como puede observarse se trata de grandes temas que confi guran los avatares de un centro escolar.

No obstante, esos ámbitos necesitan una explicación que nos permita faci- litar su lectura. De esta manera, en cada uno de esos ámbitos hemos recogido información y datos que nos ayudan a interrelacionarlos y a ofrecer una expli- cación del proceso histórico seguido. A continuación señalamos los contenidos que cabe esperar en cada uno de ellos:

1. Características y evolución de los centros: en este epígrafe general hemos tratado de situar el centro en el contexto histórico de cada una de las poblaciones donde surgieron o continuaron su evolución. Tratamos cues-

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tiones relativas al edifi cio, a las diferentes construcciones y obras de mantenimiento que, en su aspecto material, nos permiten ubicar el cen- tro en su desarrollo, confi gurando así la base sobre la que se apoyo la acción educativa. En este sentido, hemos optado, en la mayoría de las ocasiones, por establecer alguna etapa diferenciada en función de los cambios que se producían, debido a que la construcción de un nuevo edifi cio adquiere una gran relevancia en el desarrollo del centro. Pero no podemos entender el signifi cado de un centro escolar si no tenemos presente a los promotores de los centros, la economía y administración o el papel jugado por las asociaciones de padres. En este sentido, hemos incluido toda esta serie de aspectos, además de las efemérides, con- memoraciones o relaciones que mantenía el centro con las autoridades civiles y religiosas, a fi n de ofrecer una imagen panorámica del mismo. Es decir, hemos tratado de ofrecer una primera aproximación al centro a fi n de poder apreciar su evolución general, de manera que la lectura de los ámbitos siguientes pueda quedar contextualizada.

2. Currículo y estudios: una vez descrita las características del centro en su contexto histórico, hemos centrado nuestra atención en desarrollar la evolución seguida por el centro con respecto a la oferta escolar. Se trata de caracterizar al centro en función de los estudios que ofrecía pues, en la mayoría de los casos, esta información resulta básica para defi nir la identidad del centro. De esta forma, podremos observar centros cuya peculiaridad es el centrar su actividad educativa en un determinado nivel educativo, o en un planteamiento más general. Por lo tanto, el estudio de este aspecto nuclear de cada uno de los centros nos ha permitido poder referirnos a la evolución del curriculum, a la incorporación de nuevos nive- les educativos, a los planes de estudio, a las reformas educativas, etc. El conocimiento de los cambios, rupturas y continuidades del curriculum son fundamentales porque nos permite conocer, a su vez, las consecuencias que conlleva, bien sea a nivel administrativo, bien en la incorporación de nuevo profesorado o de alumnado. En este ámbito hemos incluido un aspecto importante que afecta a los estudios, nos referimos al euskara, pues a través de la documentación hemos podido conocer las inquietu- des que sobre este tema se manifi esta en cada uno de los centros.

3. Alumnado: el estudio que hemos realizado sobre el alumnado va más allá de lo que es la mera evolución estadística del mismo a lo largo de los años. Es cierto que esta información es imprescindible, y de hecho fue una de las primeras tareas que abordamos y cuyo resultado puede encontrarse en el anexo de datos que fi gura con esta obra. Pero también es cierto que el análisis de esos datos puede quedar descontextuali- zado sin las explicaciones necesarias sobre los estudios que cursaban y las características de la oferta escolar. En este ámbito también hemos

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incluido dos aspectos relevantes que tienen que ver con la formación edu- cativa del alumnado: las actividades escolares y extraescolares y la que hemos denominado “vida religiosa”, además de aspectos relativos a las asociaciones de exalumnos. Por lo que respecta a las actividades escola- res y extraescolares hemos incluido cuestiones relativas a los exámenes, disciplina, etc., además de otro conjunto de actividades culturales, depor- tivas y recreativas, como excursiones, cine, teatro, danza, campamentos, etc. En lo que hemos denominado vida religiosa, hemos recogido todos aquellos aspectos relativos a la vertiente religiosa que ha conformado la educación lasaliana, refi riéndonos a las fi estas y celebraciones religiosas llevadas a cabo a lo largo del año, a los ejercicios espirituales, concursos catequísticos y otras actividades de apostolado, sin olvidar las vocacio- nes surgidas.

4. Profesorado: el tratamiento de este tema ha sido amplio, pues nos hemos centrado no sólo en los Hermanos como docentes, sino en el conjunto del profesorado. De esta manera, hemos podido constatar las tendencias y su evolución, sino también la incorporación del profesorado seglar tanto masculino como femenino. Asimismo, en la medida de los datos disponi- bles hemos podido esbozar algunos rasgos peculiares de determinados Hermanos que tuvieron mayor relevancia, bien sea por la permanencia en los centros, bien por los cargos de responsabilidad que tenían. No obstante, dado el interés, también hemos estudiado la formación del profesorado y las actividades académicas y religiosas de los Hermanos. Un epígrafe al cual le hemos dedicado menor atención es el referente a la vida comunitaria de los Hermanos, a través de los informes de visita del hermano Visitador.

Todos estos epígrafes hemos procurado estudiarlos de manera sistemática y siguiendo un criterio cronológico. Esta forma de enfocar el tema nos permite un mejor conocimiento de cada uno de los ámbitos, cuya explicación debe hacerse de una manera conjunta. También hemos procurado evitar reiteraciones, excep- tuando las imprescindibles para facilitar un mejor conocimiento del tema tra- tado. Desde esta perspectiva, cada centro tiene vida propia y pueden leerse independientemente del resto pues, si bien existen rasgos comunes entre ellos, también cada uno tiene sus propias peculiaridades que lo hacen diferente.

Las fuentes utilizadas para la confección de esta parte del trabajo continúan siendo las mismas que las utilizadas para el resto, con alguna particularidad como el uso de las relaciones de personal por cada uno de los centros, o el Boletín del Arlep que recoge todos los datos estadísticos correspondientes a los “Nominatif” que han sido la fuente fundamental para recopilar los datos estadísticos referentes al alumnado y profesorado, pero que dejaron de confec- cionarse a partir de la década de los setenta. Por lo tanto, dichas fuentes han

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sido las siguientes, además de la documentación depositada en el Archivo del Distrito de Bilbao: los denominados “Históricos” que comprenden tanto los pri- meros relatos sobre los inicios de un determinado centro, como las “crónicas”, los “supplèment” al histórico que se elaboraron hasta el año 1968, pero en un impreso escrito en francés, o los “suplementos” que es el mismo tipo de docu- mento pero desde 1969. Este conjunto de documentos recoge un relato más o menos descriptivo de lo ocurrido en cada uno de los centros y comunidades, desde sus inicios hasta la actualidad. Para evitar cargar el texto con citas a pie de página, se apreciará que hacemos referencia a los mismos mencionando el año y a continuación abrimos una comillas que recogen la cita textual. Para evitar posibles confusiones también hacemos citas textuales y señalamos el documento concreto a pie de página.

Junto con los documentos estadísticos y los históricos, otra fuente docu- mental interesante, para conocer los centros y las comunidades respectivas, ha sido los “Informes de Visita” realizados por los Hermanos Visitadores que facilitan información sobre el centro y la comunidad y además de ofrecernos una serie de recomendaciones sobre la formación del profesorado, la situación de la comunidad, o los consejos pedagógicos para orientar la labor educativa de los Hermanos.

Por otra parte, como podrá observarse, a lo largo de este apartado y, sobre todo, al referirnos a la evolución del alumnado y del profesorado, se hace men- ción a unas tablas que recogen las series completas de dicha evolución. No obstante, para aligerar el texto no se han incluido en este texto escrito, remi- tiendo al Anexo Documental que fi gura en el CD que acompaña a la obra. Por lo tanto, aunque hagamos el análisis de las mismas, los datos completos deberán consultarse en dicho Anexo. A pesar de ello hemos reelaborado algunas gráfi cas e ilustraciones para hacer más comprensible el texto. Remitimos, por lo tanto, a dicho Anexo para conocer la evolución del alumnado y el profesorado, aun- que en el apartado precedente hemos ofrecido las series globales sobre estos aspectos.

La ordenación seguida en apartado ha seguido un criterio cronológico y comarcal. No obstante, en el primer epígrafe hemos preferido referirnos a un conjunto de centros educativos que surgieron en la década de los cuarenta, pero que tuvieron una corta duración. Se trata de las escuelas y colegios existentes en Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil y Hondarribia. El siguiente epígrafe recoge los centros existentes en Donostia, que tienen también alguna diferencia con el resto en cuanto a su surgimiento, pues mientras que el Colegio Los Ángeles y el San Luis fueron creados en la etapa anterior y en esta etapa tienen su conti- nuidad, en cambio el Colegio La Salle surge en 1946. Por otra parte, mientras el San Luis y el La Salle permanecen hasta la actualidad, el colegio Los Ángeles dejó de estar a cargo de La Salle en 1977. El resto de los colegios los hemos

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situado en sus respectivas localidades, señalando el nombre de los mismos, haciendo hincapié en la existencia de más de un centro en la misma localidad, como ocurre en Eibar e Irun.

Finalmente, aunque La Casa Noviciado forma parte del complejo educativo y formativo de Martindocenea en Irun, hemos preferido tratarlo de manera inde- pendiente, pues las características del mismo, así los objetivos formativos que cumple este centro demandan un tratamiento aparte. En este mismo epígrafe hemos incluido la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle-Nuestra señora del Juncal que cumplió una importante labor en la formación de los escolásticos desde 1948 hasta 1970. Con la inclusión de este epígrafe completamos la pri- mera parte del Noviciado de Irun existente desde 1909 hasta 1930 y al cual ya nos hemos referido en el primer tomo de esta obra.

La estructura de esta obra permite hacer una lectura de cada uno de los centros, independientemente del resto, e incluso hemos intentado que, en los casos en los que dichos centros hubiesen surgido en la etapa anterior, facilitar una línea de continuidad que nos permitiera hacer una lectura seguida de cada centro. En este sentido, la ruptura de las dos etapas adquiere su signifi cación, aunque haya permanecido la continuidad del centro.

6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil, y Hondarribia (1942-1988)

En algún momento ya hemos apuntado que la creación de colegios y escue- las por parte de La Salle, aparentemente, no obedece a ningún tipo de estrate- gia que parezca indicarnos que existe una política prefi jada para ir ocupando un determinado territorio o determinadas poblaciones. Las evidencias nos mues- tran que allí dónde acuden es porque existe una demanda educativa, que se ha canalizado por diferentes vías. Es decir, en la mayoría de los casos, no son los Hermanos los proponentes de la apertura de un determinado centro en un deter- minado lugar, sino que existe toda una amalgama de circunstancias y agentes que solicitan la labor docente de los Hermanos.

No obstante, a la vista de lo que ocurre en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, estaríamos tentados a decir que no se comprende esa especie de fi ebre por la apertura de centros en diversas poblaciones guipuzcoana. ¿Qué ocurre en la Provincia para que surja tal cantidad de centros privados y des- aparezcan al poco tiempo? Podemos encontrar razones internas de la propia evolución de los centros, pero, sobre todo, hay que buscar la explicación a este fenómeno en el contexto social. Las reformas educativas que se produ- cen en los años setenta serán la causa de su desaparición. Para el caso de

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las Escuelas de la Salle en la provincia, podemos observar que además de los casos de los centros de Donostia (1946), Eibar (1958) o la Escuela Profesional de Irun (1960), que permanecen hasta la actualidad, se produce un fenómeno curioso cuya explicación histórica es compleja, pues son centros que surgen y desaparecen, permaneciendo con una vigencia que no supera los veinte años en todos los casos, excepto el de Legazpi que, aunque continúe, los Hermanos se retiraron defi nitivamente del mismo en 1988.

Este conjunto de centros, dispersos por la geografía guipuzcoana –Legazpi (1942-1988), Ordizia (1949-1970), Zestoa (1950-1967), Hondarribia (1951- 1969), y Usurbil (1953-1971)–, surgen prácticamente al comienzo de la década de los cincuenta, excepto el Colegio del Buen Pastor de Legazpi, debido a diver- sas circunstancias. Desde luego no podemos ignorar que el contexto de la época era especialmente favorable para que se produjera este auge de la enseñanza privada, pues los privilegios y protección ofi cial posibilitaban este crecimiento desmesurado, comparado con la enseñanza pública. De la misma manera, la reforma Villar, con su Ley General de Educación de 1970, obligaba a este tipo de centros a una remodelación para adecuar los criterios de aumento de la esco- laridad, de la fi nanciación o de la obligatoriedad escolar. En concreto este fenó- meno, aunque de escasa duración, debemos interpretarlo no sólo en esta clave de reformas, sino también como de consolidación de un prestigio reconocido de los Hermanos que van a ser requeridos desde las más inesperadas instancias para satisfacer una demanda real.

En este sentido, no existe una pauta que nos permita decir que la aper- tura de centros se debe a un tipo determinado de agente, pues si observamos los promotores y patrocinadores de los centros, en cada uno de los casos es diferente. Lo que sí parece apreciarse es que los curas o párrocos de las dis- tintas poblaciones cumplen un papel secundario, y a veces inexistente, lo cual contrasta con lo que ocurría en el primer periodo. Así, excepto en el caso de Hondarribia, donde el cura párroco es el legatario de una donación privada, en el resto no existe participación alguna de los párrocos en las demandas a los Hermanos. Caso diferente es el de la escuela de Ordizia donde, siendo promotor del centro el Ayuntamiento, es el obispo de la diócesis de Vitoria el que requiere a los Hermanos para hacerse cargo de la escuela que se pretende crear. En los otros dos casos es el Ayuntamiento el que promueve la creación de escuela, contando con algún patronato, y dirige su demanda a los Hermanos para las labores docentes. Finalmente, la escuela de Legazpi es un caso de particular relevancia pues su fundador fue Patricio Echeverria, creador de la escuela y promotor permanente. En todos ellos existen matices respecto a los agentes promotores, pero son personas particulares, o corporaciones, o asociaciones de padres las que están detrás de estas demandas. Todos los centros, debido

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a las condiciones impuestas por los promotores o por los propios Hermanos, eran escuelas gratuitas, aunque en algún caso existe cuota para los alumnos, como en la escuela de Zestoa, o en la de Ordizia para los alumnos que estudian bachillerato.

Si la apertura está más o menos documentada y se aprecia esta conjunción de intereses y proyectos, en cambio si nos referimos al cierre de los mismos ya existe mayor difi cultad para poder explicar las razones que infl uyeron en el cierre de cada una de las escuelas. En algunos casos la razón parece más o menos evidente o manifi esta. Así, en el caso de la escuela de Usurbil, la llegada de la Ley General de Educación de 1970 suponía un reto imposible de superar y, por lo tanto, se opta por la retirada. Circunstancia parecida podría haber infl uido en el cierre de la escuela de Ordizia, aunque también parece infl uir la competencia existente con otros centros, lo mismo que en la de Hondarribia, aunque en este caso habría que sumar la cada vez más escasa presencia de los Hermanos en la escuela y cierto desinterés. En cambio en el caso de la escuela de Zestoa, las tensiones entre el cura párroco y el Ayuntamiento dieron al traste con una escuela por la que se había manifestado públicamente el pueblo a favor de los Hermanos. Finalmente la escuela de Legazpi, que tuvo el doble de duración que el resto, habría que analizarla desde la complejidad en la que está inmersa el centro y la nueva situación escolar en la comarca.

Si nos referimos al tipo de enseñanza que ofrecía y a la oferta de estudios, también aquí hay un panorama complejo, aunque en todos ellos el centro de los estudios que ofrecen las diferentes escuelas es el correspondiente al nivel primario, dentro de la estructura de los planes de estudio correspon- diente a la primera legislación franquista y las sucesivas reformas, excepto en el caso de Legazpi que debido a su duración más allá de 1970 pudo ofertar la Enseñanza General Básica. Pero además de esta oferta principal también se ofertó educación de adultos en los casos de Zestoa y Legazpi, durante algu- nos años y la enseñanza secundaria, según el modelo del antiguo bachillerato de la reforma de Ruiz Giménez, en los colegios de Ordizia y Legazpi. Lo que sí parece apreciarse es la presencia de estudios de “iniciación profesional”, con mayor o menor intensidad, en los casos de Zestoa, Usurbil y Legazpi. El tamaño de los centros no sobrepasó en ningún caso los 400 alumnos, excepto el de Legazpi a partir de un determinado momento; la media oscilaba alrededor de los 200 alumnos, excepto el de Hondarribia que nunca llegó a esa cifra.

Al margen de estas características generales, cada uno de los centros tenía su propia vida cotidiana, sus actividades escolares y su vida religiosa. En muchos casos se repiten ciertas festividades, ceremonias, celebraciones, etc. También

175 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

hay que destacar el papel que en algunos centros tuvo el euskera, sobre todo teniendo en cuenta los años en los que están abiertos estos centros, pero bien sea por la demanda de clases en euskera, bien por la presencia del catecismo en esta lengua, lo cierto es que se aprecia una cierta presencia de esta lengua en las actividades de algunos centros. Las comunidades de Hermanos tuvie- ron su propia dinámica y, en general, y según los informes de los Hermanos Visitadores, gozaron de cierta estabilidad, sin que tuviesen que afrontar situacio- nes confl ictivas. Por lo tanto, la impresión general es que los centros gozaron de un reconocimiento público, tanto de los padres, de las autoridades civiles como de las eclesiásticas.

6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988)

El colegio de La Salle-Buen Pastor de Legazpi inició su andadura en esta población gracias al patrocinio del conocido industrial y empresario Patricio Echeverria, que a lo largo de los años subvencionó el centro y lo dotó de las mejores condiciones, gracias a ello, en algún momento, se llegó a decir que era “una escuela modelo” para todo el Distrito. El local fue cedido por el Ayuntamiento y la construcción de un nuevo y excelente edifi cio evitó que el centro pasase por las difi cultades económicas que, en otros casos, era moneda común.

En la evolución de este centro hay un momento de infl exión, en 1973, cuando el centro se establece como una Fundación integrada por el colegio Buen Pastor y el Colegio Santa Teresa que con lo años se fusionarían, formalizando una oferta escolar reconocida para la impartición de la Enseñanza General Básica de conformidad con la reforma educativa de 1970. Esto supuso el aumento del alumnado, ya masculino y femenino, así como la ampliación de la oferta escolar a los cursos de preescolar. Hasta ese momento el centro vivía en una cierta indefi nición pues su oferta escolar incluía la enseñanza para la iniciación profesional y también el bachillerato laboral que, con esta nueva organización, desaparecerían.

El contexto social de la época, las nuevas necesidades escolares, así como la reducción de la matrícula llevarían a la retirada de los Hermanos de Legazpi en 1984, si bien dos Hermanos continuaron hasta 1988 en la ikastola del pueblo debido a la organización previa y a la distribución del profesorado en los años anteriores. La comunidad de Hermanos fue también decreciendo, aunque la fama de la labor de los Hermanos fue una constante durante el tiempo que permanecieron en esta población.

176 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Creación y evolución del centro

La creación de este nuevo centro se debió, sobre todo, a la actitud favorable de D. Patricio Echeverria y a la buena disposición del Ayuntamiento, para incor- porar a los Hermanos a la labor docente de la escuela. Así, el 11 de agosto de 1942, se fi rmaba un convenio entre D. Patricio Echeverría y los Hermanos de las Escuelas Cristianas que, en poco más de un mes, el 14 de septiembre, conse- guía el visto bueno del Obispado de Vitoria para la apertura de una casa de los Hermanos lasalianos en Legazpi. Ese mismo día de septiembre, el Hermano José Mª Icíar Aguirre enviaba al Jefe de la Sección de Primera Enseñanza la instancia y expediente necesarios para la apertura de la escuela. Sin embargo, habría que esperar hasta el 10 de diciembre de ese mismo año para que la Dirección General de Primera Enseñanza autorizase la apertura de tres clases de Primera Enseñanza. Pocos meses después, los días 6 y 7 de febrero de 1943, se procedía a la inaugura- ción ofi cial del colegio y a realizar un homenaje a D. Patricio Echeverría al que el Ayuntamiento había cedido los terrenos para la cons- trucción del colegio1.

La puesta en marcha del centro fue muy bien acogida por el Hermano Visitador Cesáreo, que veía en ello amplias posibilida- des para la expansión de los Hermanos en el pueblo, sobre todo a la vista de las inmejorables condiciones

El Hermano Vicario General con el Fundador del Colegio D. Patricio Echeverría.

1. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 252-Carpetas 1, 9 y 10.

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que ofrecía la escuela: “es un edifi cio construido, según planos con nuestro VºBº, llevado a cabo con un cariño extraordinario y ha resultado una escuela modelo. Tendremos capellán, misa diaria los niños en la preciosa capilla, con- fesión semanal […]. La enseñanza completamente gratuita. El Colegio tendrá inmensos patios con sus cobertizos, frontones, huerta. Esta escuela es modelo de las similares. Los fundadores, industriales, miran esta obra con verdadero cariño y atenderán a las necesidades de ella con generosidad, ya que son perso- nas sencillas, piadosas, generosas, desprendidas y les gusta tener bien todas las cosas”2. Esta favorable impresión continuará a lo largo de muchos años en la vida del centro, como se confi rma en 1963, cuando el Hermano Visitador Alberto Lucas dice que “es una Escuela que honra al Distrito”.

Pero volviendo a sus inicios, los actos de la inauguración transcurrieron con arreglo a un interesante programa de fi estas. Desde la víspera, al mediodía, el alegre tañido de la recién bendecida campana anunciaba al vecindario el comienzo de la fi esta. Con todo, el fallecimiento de un sobrino del fundador, D. Patricio, ensombreció algo la alegría de aquellos momentos. Sin embargo, a pesar del mal tiempo, hubo alegres pasacalles, recepción de autoridades y solemne misa mayor, cantada por un nutrido grupo del Orfeón Donostiarra, con asistencia del Sr. Obispo. Desde la mañana se advertía extraordinaria concurrencia, pues los nume- rosos amigos de D. Patricio querían, de algún modo, participar en la inauguración de este centro docente, obra cumbre de su humanitaria y cristiana labor. El primer documento Histórico de este colegio narra de esta manera los acontecimientos que rodearon la inauguración del curso: “quiso la Providencia que las cosas salie- ran tan bien que, en aquel preciso momento de la procesión, un sol espléndido lucía entre los aguaceros. Seguidamente hubo en el Salón de Actos del colegio el acto inaugural con la simbólica entrega de llaves por la Fundación a los Hermanos y el homenaje a D. Patricio, nombrándole Alcalde Honorario de la Villa. No faltaron encomiásticos discursos de las autoridades, iniciándolos el Reverendo Hermano Visitador seguido por los del Sr. Alcalde, del Sr. Presidente de la Diputación, del Gobernador Civil y por fi n con el del Sr. Obispo, que resumió en un elocuente dis- curso los sentimientos de admiración y agradecimiento de todos los presentes para con el homenajeado”3. A continuación, el Orfeón Donostiarra dio en la plaza de la Villa un interesante concierto y también hubo una chispeante velada recrea- tiva a cargo de reputados artistas bilbaínos que hicieron las delicias del numeroso público que llenaba el salón del colegio, cerrándose con esto el programa de fes- tejos de aquel inolvidable día.

Como colofón a la marcha emprendida, el primer curso terminaría con la entrega de premios y diplomas. Al inicio del nuevo curso 1943-44 se regis-

2. Rapport de Visite de 1943. 3. Histórico de la Casa de Legazpia, 1943.

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tró una importante matrícula de 240 alumnos y fue inaugurada la escuela de Aprendizaje el 1º de noviembre de 1943. A partir del curso siguiente se aprecia que comienza a establecerse una cierta normalidad en el colegio, que queda refl ejada en sus típicas fi estas y celebraciones religiosas, una carrera ciclista y la puesta en marcha de la Congregación de la Inmaculada, de San Juan Bautista de La Salle y un Turno de Tarsicios, para fomentar la piedad entre los alumnos. Los años siguientes continuarán sin alteraciones signifi cativas que muestran la carencia de confl ictos en el centro. Al contrario, la participación en los Congresos Eucarísticos de Bergara y Donostia en 1945 y 1946, respectivamente, son los únicos acontecimientos que parecen interrumpir la marcha normal del centro. Tal es así que, quizás un buen resumen de cuanto ocurrió en el colegio es reco- gido en la crónica de 1949, cuando se hacía referencia a la vida escolar del Buen Pastor y se señalaba textualmente que: “si es verdad el aforismo de que ‘FELICES LOS PUEBLOS SIN HISTORIA’, con toda razón podríamos aplicarlo a la vida escolar en el colegio del Buen Pastor. Los años se repiten en continua y renovada sucesión de fechas, estudios, fi estas, excursiones, visitas y vacacio- nes…es que la vida escolar es continua y monótona, repetición que sólo trae de nuevo el continuo renovar de las generaciones infantiles que se suceden sin intermisión. La crónica, si bien se simplifi ca, pierde de su interés y atractivo… Sólo los que la viven pueden saborearla en toda su plenitud”4.

No obstante, esta normalidad escolar se verá afectada por una serie de fatalidades de todo tipo y condición, externas al propio centro, que salpicaron al colegio desde sus orígenes. Así, en 1945, se produjo un violento tempo- ral de nieve que azotó a la población la víspera de Reyes y que cubrió todos los alrededores con tan espesa capa que, a decir de los viejos, no se había visto nada igual desde hacía más de 50 años, lo que provocó que la carretera estuviera cortada al tráfi co. Ahora bien, las mayores fatalidades se dieron en fallecimientos y enfermedades, como la padecida por un alumno en 1969 el cual caía gravemente enfermo por un tumor cerebral y a pesar de que se hicie- ron novenas al Hermano Miguel a favor de su recuperación, en el momento de redactar el Histórico de aquel año todavía no se habían obtenido resultados. En esta lúgubre crónica, como decíamos, no faltaron a la cita más trágicos falle- cimientos, como el de otro niño que moría ahogado en el pantano en 1964, o como la muerte del Obispo de la Diócesis un año antes. Pero sin duda alguna, según nos cuentan los Históricos, fueron los fallecimientos de D. Patricio y de su esposa, Doña Teresa, los que verdaderamente conmovieron al pueblo. El Histórico, como motivo del fallecimiento de Doña Teresa, fundadora del colegio, recoge que “toda la población llora la desaparición de tan ilustre y querida dama. Que el Señor la tenga en su gloria. Al funeral de la Fundadora asisten muchos HH. que patentizan así el agradecimiento del Instituto a su ilustre bienhechora.

4. Supplément à l’Historique pour l’année 1949.

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Ciertamente resultó un acto impresionante y a la vez enormemente popular”5. La muerte de D. Patricio el 28 de febrero de 1973, también causó profunda conmo- ción, y de su importancia da fe el aviso que se envío por parte de los Hermanos a la Secretaría General de Roma del fallecimiento del mismo: “toda la empresa cierra. Todo el pueblo lo siente. Es una cosa imponente”6. Como homenaje a dicho industrial y empresario el Ayuntamiento de Legazpi le dedicó una calle, como muestra de agradecimiento por su labor a favor del pueblo.

En 1968, tenían lugar las Bodas de Plata del colegio y alumnos, exalumnos, padres de alumnos y todo el pueblo en general, iban sintiendo el calor que esta conmemoración iba despertando en todos: “la tamborrada infantil abre las fi es- tas. La olimpiada deportiva anima a los muchachos. Un festival artístico musical de los elementos del pueblo patentiza la admiración del mismo a la obra del colegio y los HH. La apertura de la exposición pone a la vista la obra realizada. Gustó muchísimo. Buen gusto y trabajo fueron sus dotes dominantes”7. Pero esta celebración venía cuajada de una serie de antecedentes inmediatos que habían dado una verdadera identidad al colegio que, tras los veinticinco años, podía presumir de haber logrado duplicar la matrícula de los alumnos, estable- cer una escuela de aprendices, desde 1952, que con el transcurrir de los años será un semillero para las escuelas profesionales de los pueblos vecinos; una asociación de exalumnos en 1957, implantar el bachillerato laboral y ser un buen semillero de vocaciones. Por lo tanto, la satisfacción de los Hermanos, por boca de su Hermano Visitador, la complacencia de las autoridades y las buenas expectativas que éste tenía cumplían sobradamente la labor realizada en el colegio.

No obstante, no podemos dejar de lado una información recogida por el Hermano Visitador en su informe de 1961, que resume la situación del momento: “transitoriamente, la fundación de una academia en el pueblo por elementos quejosos de las orientaciones de la empresa tutelar del Colegio ha removido algo los ánimos con ganas de superar y enmendar la plana a lo que en el Colegio se hace. Pero la estima práctica de la gente, manifestada en la ausencia de bajas en las clases y la afl uencia normalmente numerosa de nuevas inscripciones, sigue en estado de adhesión al Colegio. Por otra parte, la apertura este curso de la sección de Iniciación Profesional, y la supresión total de lecciones marginales retribuidas, de cuyo sostenimiento económico hace cargo la Empresa para exi- mir de todo pago a los alumnos, son otros tantos pasos y nuevos progresos de

5. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 6. Supplément à l’Historique pour l’année 1973. 7. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.

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la escuela, cuyos resultados han sido magnífi cos en todas las diversas pruebas a que se han presentado los alumnos”8.

Los años siguientes no harán más que confi rmar esta buena marcha que se refl eja en los Históricos, que muestran cierta parquedad en la información, posiblemente porque no había muchos elementos a destacar en cuanto a esa normalidad. Sin embargo, en la década de los setenta serán muchos los facto- res que se pongan en juego en un pueblo que, no sólo debido a la inmigración, que ya en la década anterior se había hecho notar con la llegada de nuevos habi- tantes procedentes de las zonas rurales, pero también de las provincias limítro- fes, llegando, en 1980, a superar los 10.000 habitantes, sino en los cambios sociales y políticos que se produjeron. Todo ello tendrá su refl ejo en la situación escolar del municipio y también en la propia escuela. Así, en el Colegio del Buen Pastor de Legazpi, al igual que ocurría en otros centros de la provincia la situa- ción socio-política que se vivía dio pie para que “se cediese nuestro centro para múltiples actividades de orden político, sociales, sanitarias, etc., aunque existen algunas posiciones contrarias”9. También en el ámbito cultural se aprecia esa efervescencia y movilización, pues en el propio colegio se creó una Gau Eskola en 1978, que congregó, en su primer año, a más de 300 alumnos, mantenién- dose con vida hasta el año 1982.

En este periodo el colegio logrará su clasifi cación defi nitiva de conformidad con la Orden de 8 de noviembre de 1973 (Boletín Ofi cial del Estado de 6 de diciembre) y de acuerdo con la Ley General de Educación que regulaba la situa- ción de los colegios no estatales. Así, ofi cialmente el Colegio estaría bajo la denominación de “Buen Pastor-Santa Teresa”, con domicilio en la calle Santa Cruz, sin número, y San Ignacio. El Titular del colegio era la Fundación Buen Pastor-Santa Teresa. El colegio era el resultado de la transformación y clasifi ca- ción defi nitiva en Colegio de Educación General Básica de 28 unidades con capa- cidad para 1.120 puestos escolares, constituido por tres edifi cios. Se aprobaba su fusión y el cambio de denominación citado. Para completar esta información se señala una denominación más completa: Colegio La Salle-Buen Pastor-Santa Teresa, a cargo de los Hermanos de La Salle y las Carmelitas de la Caridad, y como entidad patrocinadora Padres de Familia de Legazpi10.

Esta transformación es de especial trascendencia, como se recoge en un documento, donde se aprecia la adecuación del centro a la nueva reforma11. Así,

8. Rapport de Visite de 1962. 9. Supplément à l’Historique pour l’année 1978. 10. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 3. 11. Ibídem

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se marcan los objetivos del centro, de acuerdo con las nuevas orientaciones de la reforma educativa que “implícitamente, al menos, conciben o parten de un concepto más rico y complejo de PERSONA. Algo que podríamos denominar: PERSONALIDAD INTEGRAL”, donde se la considera en su aspecto individual y social. Partiendo de esta concepción el centro plantea que su objetivo es formar a la persona en los aspectos intelectual, afectivo y social, con formación en téc- nicas de trabajo, espíritu crítico y con capacidad para la comprensión, expresión y comunicación para lograr la integración social. Consiguiendo un desarrollo adecuado de su personalidad. Asimismo adquiere un nuevo valor la educación religiosa, para fomentar la mayor responsabilidad religiosa y social de los alum- nos. Como complemento a todo ello se imparten unas normas de convivencia adecuadas a estos objetivos, bajo el principio de respeto y responsabilidad en el trabajo escolar; además de otra serie de normas sobre el calendario escolar, los actos académicos, las fi estas y las vacaciones.

Pero con respecto al centro se aprecian cambios sustanciales a partir de 1975, pues en otro orden de cosas, el colegio estaba dividido en 3 secciones, que funcionaban coordinadas por el Director de la Comunidad:

a) la del colegio antes regido por los Hermanos (286 alumnos que abarca de 5º a 8º de EGB. Hay 11 niñas en el sexto grado); b) la del colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad (288 alumnas exclusivamente, de 5º a 8º de EGB) y c) la de la sección de la Ikastola (dos grados de preescolar más un grado por cada uno de los cursos de 1º a 8º de EGB),

No obstante, hay que indicar que el personal de la ikastola se encontraba con contrato independiente de los Hermanos. El resto del personal seglar tenía contrato laboral dependiente del Director del centro, aunque las obligaciones salariales eran cubiertas por la entidad Patricio Echeverría S.A. Como puede observarse, el centro había sido clasifi cado para impartir la Enseñanza General Básica, y “es lo único que se cursa en sus aulas”12, además en ese año se dice que se imparten clases de vascuence y continuará con este tipo de docencia en los siguientes años.

En 1976 la escuela seguía siendo de Patricio Echeverría S.A., aunque en un documento de 1975 también se indica que la propiedad es de la Asociación de Padres de Familia13, quien respondía del mantenimiento de la misma y enjugaba los gastos que por cualquier concepto se originaban. A partir de esa

12. Supplément à l’Historique pour l’année 1975. 13. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 4.

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fecha, la documentación se refi ere a la distribución de los seis Hermanos que formaban la comunidad y a cinco profesores que atienden la docencia de los diferentes centros: “en los locales confi ados directamente a los hermanos hay en este curso 286 alumnos, mas 41 que dependen de la dirección de la Ikastola, aunque ésta y el Colegio de Santa Teresa estén bajo la misma dirección, los Hermanos”14. Esta situación conllevaba que los Hermanos se juntasen con los tres centros: Colegio Santa Teresa, la Ikastola Kimu-Berri y el Colegio La Salle “para plantearnos los objetivos comunes y hacer el mismo calendario de evaluaciones”15.

A partir de 1980 la situación quedó plenamente aclarada pues “la fusión, sólo teórica de los centros Buen Pastor-Santa Teresa, este curso ha sido real (misma Dirección, mismo Claustro de Profesores, mismos textos, misma pre- paración y programación)”16. Con este acuerdo dos Hermanos pasaron a des- empeñar su función docente en la Ikastola de Legazpi, el resto de Hermanos y profesores trabajaban indistintamente en los dos centros anteriormente citados. De esta manera se confi rma la independencia de la Ikastola, en cuanto a seguir su propia marcha, dejando atrás algunas discrepancias en cuanto a la ense- ñanza del euskera: “se siguen los programas ofi ciales con dedicación de tiempo que a muchos les parece insufi ciente a la enseñanza del vascuence en dos niveles de conocimiento: los que acuden de la ikastola y los que no saben nada de vascuence o saben muy poco”17. Así se entiende la reunión de Padres de Alumnos Buen Pastor-Santa Teresa el 18 de noviembre de 1981, donde se efec- túa un plan para la nueva redistribución asignaturas y escoger un nuevo sistema de fi nanciación en función de la misma18. En este sentido, en julio de 1980, se emite un informe sobre el funcionamiento de la Fundación, con orientaciones generales de funcionamiento, basado en dos objetivos: la formación cristiana y la euskaldunización. Es decir, hacer hincapié en la catequesis y en la formación del profesorado en el ámbito del euskera. Con respecto a este último aspecto, casi todo el profesorado se apuntó a algún tipo de curso de euskera, bien en Lazkao, Donostia o bien en el mismo centro, a fi n de que a partir del siguiente curso los Hermanos pudiesen impartir clases en euskera, con la siguiente previ- sión: “pensamos que en cuatro años el profesorado seglar pueda coger el nivel D maila que exige Euskaltzaindia”.

14. Suplemento al Histórico para el año 1976. 15. Suplemento al Histórico para el año 1979. 16. Suplemento al Histórico para el año 1980. 17. Suplemento al Histórico para el año 1976. 18. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8.

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Esta nueva situación no dejaba de tener su complejidad, de forma que la misma comunidad de Hermanos veía peligrar su continuidad, ante la disparidad de centros a los que atendía. A ello habría que sumar la bajada de alumnos, que ya es perceptible en 1982, junto con otras causas, que señala ese mismo Histórico, por cierto escrito en euskera de la mano de Jokin Otaegi, al igual que este mismo Hermano hizo en 1978. Entre esas causas está también el descenso de la natalidad, el modelo lingüístico adoptado, el modelo B, y, sobre todo, que la mayoría de alumnos se dirige a la ikastola. En este sentido, Jokin Otaegi constata que tanto los hijos de familias nacidas en Legazpi, como los inmigrantes prefi eren llevarlos a la ikastola, porque quieren euskaldunizarlos, y se lamenta que “guk gai honetan fama txarra merezi izan dugu”19, a pesar de los esfuerzos que hemos podido constatar a favor del euskera. Desde 1982 no tene- mos noticias de los avatares del colegio, pues entre la documentación no hemos encontrado los Históricos de esos años, aunque los Hermanos continuaron en la comunidad hasta 1984, fecha en la que ésta se retira. Aún y todo la presencia de los Hermanos continuará hasta que, en 1988, cesa defi nitivamente.

De la complejidad de la situación a nivel general eran conscientes los Ayuntamientos de la Comarca, pues la Comisión de Educación del Ayuntamiento de redactó un documento sobre la problemática de la Enseñanza en la Comarca, con fecha de febrero de 1983, en el que sin demasiadas esperan- zas de que sus conclusiones puedan servir, analiza la situación escolar de la comarca, pues se centra en la evolución estadística de los diferentes centros escolares de Urretxu (Ikastola, Labeaga y Gainzuri), de Zumarraga (La Salle, San José Mercedarias y Zelai Aristi) y Legazpi (Kimu Berri, Buen Pastor-Santa Teresa y Domingo de Aguirre)20. De todo ello se constata que la evolución escolar es más o menos estable, aunque ya se apreciaba un descenso en el alumnado debido al descenso de la natalidad y al desfavorable saldo migratorio.

Economía y relaciones del centro

El hecho de que este centro dependiese de las subvenciones y ayudas que su patrocinador, D. Patricio Echeverria, logró dotarlo de cierta estabilidad econó- mica a lo largo de su andadura. No obstante, se pueden señalar algunos aspec- tos que afectaron a la marcha del centro y de la propia comunidad. Así, en 1943, al año siguiente de la inauguración hubo que comenzar y continuar con algunas obras que iban a completar el extraordinario edifi cio y que le iban a dotar de fron- tón, salón, cobertizo, casa para el Capellán, así como huerta y gallinero.

19. Suplemento al Histórico para el año 1982. 20. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8 y Caja 832-Carpeta 6.

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Esta situación económica relativamente holgada permitía que los recursos fueran abundantes, pero la serie de impuestos distritales y centrales abruma- ban a la Comunidad. La economía parece que estaba gestionada desde San Asensio, porque en el año 1961 el Hermano Director tuvo que ir a esta localidad a presentar ante el Liquidador de Derechos Reales la documentación precisa en la que se señalaba la exención del impuesto de personas jurídicas para el colegio del Buen Pastor. A tenor de lo que decían los Hermanos, la situación eco- nómica de los padres de los niños de colegio no era preocupante, sin embargo, en el mes de enero de 1955 llegaban ayudas desde otras latitudes. Así ocurría cuando se repartieron entre los alumnos diversos artículos donados por Cáritas Norteamericana a la misma entidad española. En breve, también se recibieron órdenes contrarias, prohibiéndose a los Hermanos repartir más racionamiento y encargándose la parroquia de hacerlo, aunque por muy poco tiempo, pues éste originaba trabajo y disgustos entre los habitantes, “quizás por falta de cierta justicia en dicho reparto”21.

En otro orden de cosas, hay que indicar que en el año 1962 el Hermano Director comunicaba a los alumnos que, en lo sucesivo, no se cobraría nada a los Bachilleres ni a los alumnos de la lección particular, como tampoco se haría con las clases de Iniciación Profesional, corriendo con esta responsabi- lidad la fábrica22. Además, estas ayudas económicas permitían que, en 1963, se compraran diversos aparatos de gimnasia (potro, plinto, etc.), con los que los alumnos pudieran prepararse para los duros exámenes que debían de realizar en Donostia, así como material de laboratorios con el fi n de que la escuela fuera considerada como autorizada. Tampoco se creó difi cultad alguna para que, en 1965, comenzaran nuevas obras de ampliación del colegio, sin embargo parece que las tornas cambiaron dos años más tarde cuando el Director acudió a Madrid en busca de subvenciones que fueran destinadas al taller, y cuando en el año 1969, por primera vez en la historia del Buen Pastor legazpiarra, 60 nuevos alumnos se veían en la obligación de tener que pagar 150 ó 300 pesetas, respectivamente, según sus padres trabajasen o no lo hicieran en la empresa, llevándose el cobro de estas cuotas a través de una entidad fi nanciera, la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa. Ahora bien, a lo largo del proceso vemos cómo se estaban deteriorando las fi nanzas lasalia- nas cuando para comprar una multicopista en el año 1973 surgen diversos problemas o cuando las canastas de baloncesto las tuvo que proporcionar el Ayuntamiento.

21. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 22. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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Por otra parte, aunque en algunos momentos la situación fuese holgada no signifi caba que los Hermanos percibieran un sueldo digno23, siendo los únicos ingresos por aquella etapa de 1974 los procedentes de sus salarios a pesar de que el centro contaba con una subvención del 50% de lo que correspondía a las nóminas de una escuela nacional. Independientemente de las subvenciones, “bien que tenía subvención total y los sueldos del profesorado eran de lo más corriente que se estilaba por los alrededores para centros de la misma catego- ría”24, la escuela seguía siendo propiedad de Patricio Echeverría S.A. quien res- pondía del mantenimiento de la misma y enjugaba los gastos que por cualquier concepto se originaban. Así se reconocen cuando textualmente dicen: “la enti- dad patrocinadora del centro mantiene las instalaciones en perfecto estado de conservación. Son de su propiedad y para obras no escatiman demasiado”25.

En cuanto a las relaciones del centro con las autoridades civiles y eclesiás- ticas en general fueron buenas, inmejorables en el año 1975. Asimismo, desde sus inicios, este colegio recibió la visita de los inspectores, como ocurrió en 1948 cuando llegó en visita ofi cial el Sr. Inspector de Primera Enseñanza. Se trataba de un antiguo alumno de los Hermanos en Benicarló que pasó por las clases haciendo una piadosa refl exión sobre el ejercicio de la Santa Presencia de Dios, animando a los alumnos a practicar este ejercicio con el mayor esmero. En el libro de visitas dejó el siguiente informe: “los seis beneméritos Hermanos que regentan las seis secciones de esta graduada cumplen magnífi camente su misión formativa. Todos saben despertar, dirigir y sostener la actividad de sus alumnos, lo que se ve correctamente refl ejado en los cuadernos escolares y en las acertadas respuestas que éstos han dado a esta Inspección. Se cumplen además todas las disposiciones vigentes. Los locales y dependencias anejas excelentes”26. Unos meses más tarde quien hizo su aparición por el colegio fue, ni más ni menos, que el Sr. Director General de Enseñanza Primaria y Profesional, D. Romualdo de Toledo. En el libro de visitas dejó estampada su impresión, muy acorde con los tiempos que corrían en aquella etapa de la enseñanza que se conoció con el nombre del nacional-catolicismo y que queda perfectamente refl e- jada en la citada impresión: “la magnífi ca obra de D. Patricio Echeverría, orgullo de España, tiene asegurada su proyección en la Historia a través de este her- moso centro pedagógico, modelo en su clase, forjador de católicos y españoles que siguiendo su ruta contribuirán al engrandecimiento de España”27. No debió salir insatisfecho tampoco el Sr. Inspector de Primera Enseñanza cuando al año

23. Suplemento al Histórico para el año 1974. 24. Suplemento al Histórico para el año 1976. 25. Suplemento al Histórico para el año 1977. 26. Supplément à l’Historique pour l’année 1947. 27. Supplément à l’Historique pour l’année 1947.

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siguiente volvió por estos fueros escribiendo nuevamente un cálido elogio a la labor de educación religiosa y patriótica “que aquí, como en todas partes, reali- zan los Hermanos”28.

No hay más visitas de la Inspección hasta el año 1966, cuando llega la Inspectora que recomienda una puesta a punto del personal “a efectos de archivo, bastante desfasado, por cierto”29 y en 1968, cuando a diferencia de la visita anterior, apareció por Legazpi nuevamente la Sra. Inspectora de Segunda Enseñanza “yéndose muy complacida”30. Otra muestra de esas buenas relacio- nes la constituye la situación provocada cuando dan comienzo los arreglos de la parroquia de Legazpi y, por tal motivo, el Sr. Párroco pide al Hermano Director le autorice el uso de la capilla lasaliana para celebrar las funciones sagradas durante el tiempo que durasen las citadas obras, cediéndosela éste sin pro- blema alguno.

Puede presumir este colegio de que recibió numerosas visitas, unas en plan solaz otras en plan de estudio, tratándose, en la mayoría de los casos, de las principales autoridades eclesiásticas, como cuando llegó hasta él el Reverendo Hermano Provincial en 1949, que recorrió todas las clases y examinó a todos los alumnos recompensando a los más aplicados. Ese mismo año se recibió también la vista del Excmo. y Rvdmo. Fray Nicasio, Obispo de Casanare y años más tarde, en 1953, la del Reverendo Hermano Superior General, visita que se repite en 1964 pero en esta ocasión acompañado de los Reverendos Hermanos Visitador y Asistente “a los que les llama la atención la ropa, el calzado, la lim- pieza, todos los alumnos gratuitos, etc.”31. El Procurador de la Santa Sede y el Obispo de Gipuzkoa también se acercan al colegio de Legazpi en el año 1960 y tres años más tarde lo hace un Obispo llegado desde Argentina.

También tuvieron visitas de otra importancia, como las que les hicieron los alumnos aprendices de Arrasate, los Aspirantes de Irun y San Asensio, que se repite varios años seguidos, o los Escolásticos, así como la primera visita que recibe el centro y que procede de Donostia, del Colegio de Los Ángeles, que trajo su grupo artístico y que se fueron totalmente defraudados, pues apenas asistió público a su función, a pesar de lo que habían trabajado en los ensayos. Sin embargo, la visita, quizás más importante, que reciben los Hermanos por las consecuencias que tuvo para el devenir del colegio, fue la efectuada por el Hermano Visitador en 1960, para hablar con D. Patricio. En esa conversación

28. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 29. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 30. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 31. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.

187 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

se le proponía a D. Patricio la conveniencia de organizar la escuela de Iniciación Profesional a lo que dio su conformidad.

Ya en esa década se produce un acontecimiento que no gusta nada a los Hermanos. Según era costumbre, los quintos del pueblo, la mayoría antiguos alumnos, iban a despedirse del colegio pero a pesar de que se les ofrecieron unas pesetillas para la merienda que solían tener como despedida, no lo acep- taban en consideración con los Hermanos. Sin embargo, esto no les pareció mal a los Hermanos, sino la mala impresión que recibieron por parte de los exalum- nos, quienes al encontrarse con los Hermanos, no saludaron. Esta actitud quedó claramente refl ejada en el informe de 1960 cuando el Hermano Director hace constar lo siguiente: “por eso he insistido ante los actuales para que se vayan acostumbrando a ser corteses con los Hermanos sin distinción de personas”32. En esa tarea de mantener unas buenas relaciones destacaba la Asociación de Exalumnos que, si bien, en los primeros años de vida del colegio apenas se hace notar, a partir de 1973 irrumpe con gran fuerza y se va a encargar de las tradicionales actividades deportivas, culturales, religiosas, etc., que se desarro- llaban en los colegios lasalianos, así como de la asistencia a reuniones a nivel estatal de exalumnos lasalianos, siendo en el año 1966, al acudir a Madrid a una de estas reuniones, cuando sufren un accidente de carretera que les impide llegar a su destino.

En general parece que las relaciones que los Hermanos lasalianos de Legazpi tuvieron tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas fueron bastante buenas, sin embargo, en el año 1978 realizan una queja en relación a que el Provincial les visitaba muy poco, aunque quizás ésta estuviera provocada por la preocupación que mostraban ese mismo año porque las relaciones con los patrones de la fábrica no estaban a la altura de las que mantenían con las demás autoridades.

Los estudios: Enseñanza Primaria, Iniciación Profesional y Bachillerato

Como hemos señalado, en este centro siempre se mantuvo la Enseñanza Primaria como un nivel de enseñanza permanente, aunque también, desde sus comienzos, se intentó atender la Formación Profesional Inicial. A estos dos nive- les de enseñanza se incorporaría el Bachillerato Laboral, formalmente a partir de 1965, aunque dos años antes ya se señala, sobre todo en los informes de visita, la existencia de clases de bachillerato.

32. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

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Con respecto a las enseñanza de iniciación profesional se recoge informa- ción contradictoria, pues mientras en algún Informe de Visita se señala que existen 12 “aprendices”, además de los 5 grupos de primaria, en otros informes en cambio, como el de 1956, se dice que “sería de desear que la obra de ini- ciación profesional que se hace con los aprendices fuera más intensa, pero no entra en las miras de la entidad protectora y sostenedora del centro”. Es decir, parece existir cierta ambigüedad con la continuidad de la enseñanza correspon- diente a este nivel. En este sentido, se aprecia que la utilidad de estos estudios adquieren toda su relevancia si los alumnos continúan su formación en otros centros: “el complemento más desarrollado de formación profesional industrial que requeriría podrá establecerse más ampliamente en la vecina Escuela de Aprendizaje de Zumarraga, actualmente en ampliación”33. En este sentido, hay que entender este tipo de estudios.

No obstante, poca actividad encontramos con referencia al tipo de estudios hasta el año 1952. Algo debió de ocurrir ese año para que el Hermano Director, y por dos veces en el mismo curso, fuera examinando clase por clase todas las asignaturas: “preciso es notar el entusiasmo de los alumnos por sus notas, en algunos tan sensible, que se notó en más de una ocasión resolviéndose en blan- cos lagrimones que corrían por sus mejillas”34. En 1953 la Enseñanza Primaria quedaba ampliada y en 1955 se obtenían los primeros buenos resultados de los alumnos que se habían presentado a los exámenes de Ingreso y al primer año de Bachiller.

Una preocupación constante por alcanzar los mejores resultados se aprecia en algunos momentos, porque se observaban los primeros síntomas de cierta fl ojedad en el nivel de bastantes alumnos, lo que dio lugar a que en 1960 se efec- tuase un riguroso examen para la admisión de nuevos alumnos, que parece ser que, en sus orígenes, cumplió con su objetivo inicial de selección de alumnado, y es obligado señalar los éxitos extraordinarios que consiguieron los alumnos del colegio en la convocatoria del Patronato de Igualdad de Oportunidades: “han conseguido beca 34 alumnos para disfrutarlas en las Universidades Laborales, en el Instituto Laboral de Vergara, en Escuelas Profesionales y en el mismo cole- gio de Legazpia”35. Ese mismo año de 1962 se hacía entrega en Donostia de la documentación precisa para el reconocimiento de la Iniciación Profesional. Una de las razones de que estos resultados no fuesen todo lo deseable, era el bilin- güismo, como señala en su informe el Hermano Visitador en 1964: “con todo el nivel cultural no es alto por las difi cultades del bilingüismo”.

33. Rapport de Visite de 1960. 34. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 35. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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Visto el éxito obtenido en esta obtención de becas, al año siguiente nueva- mente sufren los exámenes los bachilleres y los que aspiran a las becas que patrocina el Patronato de Igualdad de Oportunidades y el de las Mutualidades Laborales. Si los primeros consiguen resultados altamente satisfactorios, los segundos obtienen cuantiosas becas, ascendiendo el importe total a 300.000 pesetas. Ocho alumnos consiguen una beca de 30.000 pesetas de las Mutualidades Laborales, con las que podrán seguir estudios de ofi cialía, maes- tría y peritaje: “todo ello ha creado un gran ambiente de trabajo entre los alumnos actuales, ya que ellos no quieren ser menos que sus compañeros”36. También consiguieron una beca de 5.000 pesetas los 22 alumnos que se presentaron este año al examen ofi cial para disfrutarla en nuestro centro de Zumarraga. Pero no todo fueron éxitos, porque en el año 1968 nos encontramos con una queja importante de los padres de los alumnos y de los propios Hermanos en relación a un examen de los de 4º curso que hubieron de realizar en Urretxu y cuyos resultados dejaron bastante que desear.

Es en estos años de la década de los sesenta, cuando el colegio se plantea otros tipos de enseñanzas, como la Iniciación Profesional que, como ya hemos señalado, formalmente comienza en 1962 y que va a servir para que años más tarde, en 1964, se produzca el primer contacto con los padres para orientarles sobre las ideas que tenían en el colegio. Así, en 1965, el Director y los profeso- res se reúnen con los padres para ponerles al corriente de la nueva orientación dada al colegio con la implantación de los estudios de Bachillerato Laboral, después de que en Madrid dieran por bueno el expediente incoado por el centro con el objetivo de que fuera reconocido el Bachillerato Laboral. Con anterioridad se habían recibido en las instalaciones del “Buen Pastor” diversos aparatos de gimnasia y un notable contingente de material científi co y de laboratorio con vistas a esa pequeña revolución educativa que estaba comenzando en el cole- gio lasaliano de Legazpi. Ello da lugar a que, en 1967, el Director se desplace hasta Madrid en busca de subvenciones para poder dotar los talleres que quería montar. Ahora bien, esta pequeña revolución de la que hablamos también tiene su aspecto menos positivo, como que en 1969, 60 alumnos nuevos tienen que pagar por primera vez en la historia del colegio, como ya hemos indicado previa- mente, 150 ó 300 pesetas según trabajasen sus padres o no en la empresa.

El año 1964 se distingue por tres actividades, la primera de ellas es que 16 alumnos acuden al colegio de Iniciación Profesional de Zumárraga para el examen de becas para el próximo curso, la segunda es que acuden 31 alumnos al Instituto de Oñate para el examen de ingreso y la tercera que unos 200 traba- jadores de Patricio Echeverría sufren el examen para la obtención del Certifi cado de Estudios Primarios. El año 1968 es testigo de dos situaciones totalmente

36. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

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diferentes, por un lado el examen que los alumnos de 4º curso del centro tienen que realizar en Urretxu y que fue considerado como bastante parcial, incluso por los propios padres y, por otra parte, las notas que se dan con frecuencia bisema- nal, “se ha puesto a cada alumno una nota en rojo que señala apreciativamente la capacidad del alumno. Los padres pueden relacionar con ella el esfuerzo de sus hijos”37.

Como ya hemos señalado los nuevos avatares de la escuela se irán acomo- dando, en cuanto a la oferta escolar, a las nuevas reformas propiciadas por la Ley General de Educación. En este sentido, se aprecia que el colegio hace una apuesta por la oferta escolar adaptada a la Enseñanza General Básica, siguiendo las directrices marcadas por el Ministerio de Educación y Ciencia, e incluso “se presta una gran atención al estudio del euskera con una hora diaria en todos los niveles y alguna asignatura en euskera en algunos cursos”38. Así pues, esta continuidad de los estudios, reconocidos ofi cialmente desde 1975, suponía la desaparición del bachillerato elemental hasta entonces existente, además de los de iniciación profesional. En 1976 el centro solicitará al Ministerio de Educación y Ciencia autorización para el “legal funcionamiento de un Centro de Educación Preescolar”, dependiendo de la Fundación Buen Pastor-Santa Teresa, para niños de cuatro y cinco años. A partir de 1979 ya se constata la existencia de matrícula en este nivel de enseñanza.

En esta situación permanecería hasta que nuevamente vuelva a plantear su situación con las reformas educativas desde el Gobierno Vasco y la elección de un determinado modelo lingüístico. En este contexto se entienden las explicacio- nes que se recogen en el Histórico de 1982, a las que ya nos hemos referido: “aunque damos los modelos B y D la gente no confía en nosotros. La mayoría llevan sus hijos a la ikastola, incluidos los inmigrantes. Las 2/3 partes del alum- nado los tiene la ikastola y 1/3 corresponde a las nacionales y las privadas. El futuro es oscuro”39.

Evolución de la matrícula de alumnos

En el análisis de la evolución del alumnado, hemos de tener presente los cambios que se producen en el centro, sobre todo con el reconocimiento ofi cial como Fundación Buen Pastor-Santa Teresa, pues se aprecia un aumento sustan- cial en la matrícula debido a la incorporación del centro femenino. Desde el ini-

37. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 38. Suplemento al Histórico para el año 1977. 39. Suplemento al Histórico para el año 1982.

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cio de la escuela hasta 1975, fecha en la que comienzan a registrarse los datos relativos a este último centro, la evolución de la matrícula se sitúa entre los 200 y los 400 alumnos, con una distribución por clases que variaba según los dife- rentes grados existentes. Es cierto que el número de alumnos por clase puede parecer desproporcionado y nada homogéneo, pero los datos que se señalan en el Nominatif suele ser de escasa fi abilidad, al menos en su distribución, pues no se entiende que de un curso para otro varíe tanto el número de alumnos. El criterio que podemos utilizar es que la 6ª clase corresponde a los alumnos de iniciación profesional y el resto a los diferentes grados inferiores, aunque tam- poco tengamos certeza de que fuera así. En algún momento, al contrastar estos datos con los que proceden de otros documentos se aprecian ciertas inexacti- tudes, aunque en números globales los datos sean parecidos. Así, en el curso 1972, los 332 alumnos estaban repartidos de la siguiente forma: en 5º de EGB había 75 alumnos, en 6º de EGB 130 y en 3º de Bachiller 89 y en 4º de bachiller 43. Se trata de cifras que corresponden al proceso de implementación de la Ley General de Educación.

Legazpi. Alumnos por clases (1942-1968)

A partir de 1975 asistimos a un considerable aumento de la matrícula y a la incorporación del alumnado femenino, procedente del Colegio Santa Teresa. Con ello nos encontramos con un volumen importante de alumnado. A estas cifras hay que sumar, a partir de 1979, la matrícula correspondiente al alumnado de

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preescolar, con lo cual los datos ofrecen una panorámica mucho mas completa del alumnado matriculado en el centro. Sin embargo, a la vista de la documen- tación consultada no podemos explicar lo ocurrido con la matriculación que se registra a partir de 1981, cuyo elemento más importante es el descenso en la matriculación en todos los niveles, pero también es posible que infl uyeran otros factores ya apuntados. De cualquier manera estos datos rompen una tendencia que hasta 1980 mostraba un continuo aumento.

Esta evolución en la matrícula ocasionó más de un problema, como era tradicional en los centros de Gipuzkoa, nos referimos a los límites de entrada de los alumnos. Así, el primer problema que se presenta en el Buen Pastor es una cuestión de espacio, allá por el año 1944, cuando en la reapertura del curso se precisaba de una ampliación si no se quería dejar a 15 niños fuera de la escuela, lo que conllevaba que se necesitase un Hermano más, a la petición el Hermano Visitador accedió sin problemas. Llegado el año 1954 el problema de la falta de espacio perduraba en el colegio; las clases estaban hasta los topes y el hijo de D. Patricio rogaba, en nombre de su padre, al Hermano Visitador para que enviara otro Hermano, pues había 25 niños en la calle y quería que, urgentemente, se abriese otro grado, pero ello no pudo ser y ante la negativa recién comunicada, el hijo de D. Patricio quedó profunda- mente apenado.

La situación de falta de espacio continuaba agravándose porque la población escolar iba en aumento y, en 1960, en una reunión conjunta con D. Patricio, se tomaba una drástica decisión: únicamente se recibirían niños que fueran hijos de obreros de la empresa. El cambio de Director, al año siguiente, poco pudo aportar en este aspecto, pues desde el primer día las clases estaban comple- tas y la Dirección se encontraba asediada por los padres que no habían podido matricular a sus hijos. Analizada la situación, se tomaba una nueva decisión: a partir de ese instante se realizarían exámenes de entrada para la admisión de alumnos, pero tampoco era una decisión que terminase de solventar el pro- blema porque en 1963 se encuentran con más de 100 solicitudes y 40 plazas y en 1964 se veían imposibilitados para aceptar más niños en las aulas del colegio.

Entrados en la década de los sesenta, y a pesar de que los problemas de matrícula continuaban, la asistencia a clase era completa pese a las inclemen- cias del tiempo: “todo se suaviza con el perfecto funcionamiento de la calefac- ción. Sin embargo se producen dos inesperadas bajas en las clases mayores, para colocarse en la Fábrica del Fundador del Colegio”40.

40. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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Dentro del día a día de la vida del Buen Pastor legazpiarra, el curso 1950- 51 no comenzó con normalidad por causa de las órdenes recibidas de la Superioridad Académica, motivadas en algunos casos por una enfermedad que producía parálisis infantil en la provincia y principalmente en la capital y, un año más tarde, los problemas generados por la gripe, que tuvo como conse- cuencia que más de dos terceras partes del alumnado tuviera que pagarle su tributo tarde o temprano. La perspectiva del alumnado que tenía el Hermano Director la podemos ver en esta larga cita, que por su interesante contenido cargado de metáfora entendemos necesario señalar: “damos comienzo al segundo trimestre con asistencia casi total de los alumnos, todos dispuestos una vez vencida la modorra, a trabajar con más ahínco y a subsanar los errores que les hicieron culpables de malos resultados el trimestre anterior. Seguimos deshojando el calendario, pues los días pasan. El alumnado va encarrilándose poco a poco en las vías de disciplina y del trabajo. Los malos días no les asus- tan. La Señora Blanca Nieves nos ha visitado una y dos veces y otras tantas es recibida con júbilo. No les es difícil capear el temporal con buenas clases y mejor calefacción. Con estas variaciones, únicamente atmosféricas, llegamos al 25. Los benjamines están de gala. Es que quieren cerrar con broche de oro la fervorosísima novena que han hecho al Niño Jesús, y además, dicen que es su fi esta. ‘Fiesta de los Congregantes del Niño Jesús’. Lucen sus galas con rosadas cintas al cuello y hermosas medallas bruñidas en plata al pecho. En la Misa las gargantas infantiles cantan a su Divino Modelo. Llegado el momento los Congregante se acercan a la Sagrada Mesa. A continuación en un acto muy simpático y piadoso, 19 angelitos quedan admitidos en la Archicofradía. Nuestro Capellán les impone las medallas. ¡Qué emocionados las contemplan en sus pechos! Tras la Misa suben al Salón de Actos donde se les obsequia con algo que alegra el corazón; no hacía falta pero nadie rehúsa el vinillo dulce y los ricos chupetes y pasteles”41.

También tenemos que señalar que la salud de los alumnos fue en todo momento motivo de interés en el Buen Pastor e incluso se llegaron a realizar revisiones médicas que gratamente sorprendieron a los galenos, como la llevada a cabo en abril de 1955 “en la que los señores doctores quedan prendados de la limpieza y demás condiciones higiénicas del colegio y al no hallar ningún niño enfermo dicen ‘No nos extraña, así debieran ser todas las escuelas y los niños se desarrollarían en perfectas condiciones de salud’. Otras razones contribuyen a ello, pues sin duda los obreros de esta entidad están bien retribuidos y pueden atender con buena alimentación a sus hijos”42.

41. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 42. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

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Las actividades escolares

Una de las actividades escolares más importantes a lo largo del año de los alumnos del Buen Pastor legazpiarra era la celebración del santo del fundador del colegio, D. Patricio, el 17 de marzo, y el de Santa Teresa, esposa del fun- dador, el 15 de octubre. En ocasiones, en estas celebraciones iban incluidas meriendas así como sesiones de cine o reparto de caramelos entre los niños. En el caso del año 1948 el agradecimiento del alumnado al creador de su colegio fue un poco más allá y en su honor, los niños cantaron a dúo la Santa Misa y después obsequiaron a D. Patricio con una vistosa exhibición de bailes regionales. Él, por su parte, sufragó los gastos de indumentaria y obsequió a los niños con una rica merienda. Sin embargo, a partir de 1972 este acto que había venido desarrollándose desde el año de la fundación del colegio, en 1944, dejó de celebrarse, o al menos los informes ya no dan más cuenta de él.

En este capítulo de fi estas y celebraciones también podemos incluir las que tuvieron lugar a partir del año 1959, cuando, por primera vez, se celebra el día del alumno y del exalumno, repitiéndose la misma en 1961 y 1962, año en el que acudieron al colegio todos los maestros y maestras de la localidad, a los que se obsequió con un refrigerio. Además, más de 100 alumnos vestidos de blanco, realizaron diversos ejercicios gimnásticos con extraordinaria maestría. A esta fi esta se sumó el Hermano Jesús, primer Director del colegio y apreciadí- simo por los alumnos, lo que contribuyó a realzar el acto.

También eran dignas de destacar las numerosas excursiones que realizaban por la provincia de Gipuzkoa y limítrofes, como a los Santuarios de Estibalitz y Urkiola, a la basílica de Begoña o a localidades como Irun, Donostia, Hondarribia, sin olvidar el año en que se realiza una peregrinación a Lourdes. No faltaron tam- poco los tradicionales viajes de fi n de curso que se celebraron por primera vez en 1969, cuando los alumnos de 4º año se van hasta Madrid, pasando también por Toledo y Segovia. Este viaje de los niños fue sufragado por la Asociación de Padres de Familia, “que aportaron todas sus energías y dinero”43. Al año siguiente para recaudar fondos para el viaje sin vaciar los bolsillos de los padres, se puso en marcha la rifa de una lavadora automática y así sacaron unas pese- tillas los alumnos del 4º grado. Pero sin duda alguna, el año de las excursiones fue el de 1972, pues los diplomados fueron a Francia, los cantores a Urbia, los de 5º grado a Hondarribia y los de 4º grado a Madrid, donde encontraron un hotel que les resultó bastante caro.

Para relatarnos la excursión que costeó D. Patricio en el año 1951, el Hermano que realiza el informe se envuelve en una cierta cursilería que a continuación

43. Suplemento al Histórico para el año 1969.

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señalamos: “llega el día tan esperado por los 120 jilguerillos que con sus alegres gorgojeos pisan el patio del colegio, parece que le da vergüenza al sol el haberse escondido y…lució. ¡Gracias a Dios! Lo celebramos con cohetes y bombas reales. Por gracia y delicada atención de nuestro magnánimo bienhechor D. Patricio, los 120 alumnos pudieron realizar esta excursión gratis en 2 autobuses”44.

Además de los viajes y las excursiones, otra actividad interesante eran los campamentos de verano que organizaba el Buen Pastor legazpiarra. Allá por 1967, por primera vez sus alumnos tienen la oportunidad de ir hasta la localidad navarra de Estella donde disfrutaron de unos días de vacación. Dos años más tarde, dado el éxito obtenido con estos campamentos y con la colaboración de Pedro Zubía, quien les deja su piscina y sus terrenos para poder hacer la acam- pada, se establecieron dos turnos de vacaciones. En 1973 el campamento se lleva a cabo en Irache con total normalidad, pero al año siguiente, se crearon unas fuertes tensiones entre el Hermano Juan José y el “Josca” que provocaron la salida del primero y quizás el fi nal de esta actividad, ya que no volvemos a tener constancia de que la misma se repitiera años más tarde.

Otra actividad típica de todos los colegios lasalianos eran los cursillos de verano, y en Legazpi tampoco faltaron, teniendo lugar por primera vez en el año 1951, a los que acudieron 130 alumnos de forma voluntaria y gratuitamente. Su fi nalización se sitúa en 1974, pues ya no vuelve a hablarse de ellos en los informes del colegio. No podía faltar en un colegio de La Salle el acto público de entrega de notas y diplomas, con la presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas, que en el caso de Legazpi, en el año 1944, era revestida de solemnidad con la presencia de D. Patricio y el premio de una excursión: “al día siguiente unos 90 alumnos salían de excursión al Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz. La sucu- lenta comida preparada por el popular ‘Singer’ y consiguiente visita al Seminario Diocesano de Vitoria y al Santuario de San Antonio de Urquiola”45. Para obtener el premio los Hermanos dejaban bien clara la condición fundamental, “los constantes triunfan pues el último sprint vale poco si antes no se ha corrido bien”46.

También fue acogida con gran agrado la participación del colegio en las fi es- tas de la localidad o la creación en 1969 de un cineforum para los niños del cen- tro. Otra de las actividades que gustaban en el centro y en las que anualmente se participaba, era en los coros en honor a Santa Águeda, sin embargo esta actividad en el año 1972 se vio empañada por el boicot al que le sometieron diversos agentes del pueblo que andaban con todo tipo de reivindicaciones.

44. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 45. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 46. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.

196 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Más actividades que se realizaron en el colegio fueron una velada recreativa con teatros y bailes en 1966, la participación en el Certamen Musical de en 1972, la Semana Cultural Vasca de 1973, la realización de una rifa en 1967 para recaudar dinero para la tamborrada infantil que, sin embargo, años más tarde recoge su recompensa cuando el propio Ayuntamiento le aporta una ayuda de 40.000 pesetas. Sorprendentemente, en el colegio también se celebró durante un par de años el día del jubilado, concretamente en los años 1972 y 1973, de la que no se vuelve a tener más noticias. De la que sí hubo más noti- cias fue de la actividad de la Asociación de Antiguos Alumnos, que si bien nos hacen saber que en el año 1953 todavía no existía, sí aparecía allá por 1973 sin aportación digna de destacar ni ese primer año, ni en el siguiente. Ya en 1974 se dice de ella que su actividad era casi exclusivamente de orden deportivo, aunque, un par de veces al año, habían colaborado con los días del jubilado, por lo que los Hermanos se vieron obligados a participar “en esa vida mortecina de la Asociación”47 en 1976, repitiendo en 1977 “por su lánguida vida”48 dedicada exclusivamente a las actividades deportivas o folclóricas.

Vida religiosa

Siguiendo la tradición lasaliana de celebrar todo tipo de acontecimiento de carácter religioso, a continuación vamos a dar una relación de actividades reli- giosas que se celebraron en el Buen Pastor de Legazpi:

1. Domingo de Ramos 2. Fiesta de San José 3. Día de los niños 4. Procesiones y Vía Crucis 5. Fiesta del Beato Benidlo 6. Primera Comunión 7. Fiesta de Santo Tomás 8. Imposición de medallas y escapularios 9. Fiesta de San Juan Bautista de La Salle 10. Fiesta del Beato Salomón 11. Fiesta de la Inmaculada

47. Suplemento al Histórico para el año 1976. 48. Suplemento al Histórico para el año 1977.

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12. Fiesta de Cristo Rey 13. Imposición de la Ceniza 14. Mes de las fl ores 15. Fiesta de la Santísima Trinidad 16. Ejercicios Espirituales y Retiros 17. Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia 18. Bendición de la Bandera 19. Fiesta del Sr. Capellán

Pero además de esta larga lista de festividades de tipo religioso, y dentro del mismo ámbito, hubo algunos detalles que nos gustaría recordar. Así, en el primer año de actividad del Buen Pastor legazpiarra, nos encontramos con que “desde el 15 de mayo de 1944 funcionaba en nuestra querida escuela la Congregación de la Inmaculada y de San Juan Bautista de La Salle, para fomentar la piedad entre sus mejores alumnos. Juntamente se había constituido un turno de Tarsicios que celebraba mensualmente su vigilia y estaba animado del mejor deseo de alabar al Santísimo Sacramento del Altar”49. En este tema de las Congregaciones existie- ron varias que funcionaron en el colegio y que recibieron un impulso ascensional, “resolviéndose en numerosas llamadas del Señor para trabajar en su viña y a la que han respondido generosamente un buen número de nuestros alumnos”50. Un ejemplo de ello es lo ocurrido en el mes de enero de 1952, y que tuvo un atractivo particular, a causa de celebrar los misterios de la infancia del Señor: “imposible describir la alegría que los niños experimentan cunado su nombre fi gura en la lista de los Congregantes. Como coronamiento de la novena irán una vez más a recibir a su amigo. Fruto de este fervor son las numerosas vocaciones religiosas y ecle- siásticas que cada año salen del colegio”51.

La fi esta de las comuniones también suponía un día de alegría y regocijo generalizado entre los niños y mayores: “solícitamente preparados e instruidos por el Hno Profesor y el Sr. Párroco, el domingo de Quasimodo los inocentes corazones reciben a Jesús. Día de gala y hermosura para todos nosotros, vién- doles tan apañaditos, luciendo sus trajes de azul marino. Y para Jesús, visitando aquellos vergeles deliciosos que eran sus pechos. El soñado día dejó huella indeleble en los tiernos corazones”52. La fi esta del Santo Fundador, en 1953, también era día de comunión: “llegada la víspera hubo confesión, seguida de la

49. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 50. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 51. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 52. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.

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vigilia de Tarsicios con el fi n de dar al día siguiente más realce. ¡Qué emocio- nante era de ver, al día siguiente el total desfi le del alumnado acercándose a la Sagrada Mesa!”53. O cuando se produjo la beatifi cación del Hno. Benildo que los niños oyeron por la radio, “era esperada con vivo anhelo por todos los alumnos. Fervorosísimo novenario precede a este día señaladísimo. La víspera, a las ocho de la tarde el disparo de cohetes alborota a la vecindad. El toque de las cam- panas anuncia la fi esta. La capilla, primorosamente adornada. Todo está prepa- rado para la fi esta. Alegres y risueños acuden presurosos al rayar los primeros albores del alba. Vienen exultantes de alegría a ofrendar a su santo patrono con una fervorosa comunión”54. No quedó atrás la fi esta de la Santísima Trinidad de 1945, cuando “el pueblo entero participó activamente en aquella manifestación de fe, ya engalanando con luces y transparentes sus casas, ya formando en la Magna Procesión Eucarística, que partiendo del colegio se dirigió hasta la Iglesia Parroquial sobre las 10 de la noche”55.

En el año 1945 se celebró un Congreso Eucarístico en Bergara en el que por la mañana hubo misa de comunión para unos 2.000 niños y donde el orden y la piedad fueron perfectos, a pesar de la fi na llovizna que deslució el acto. No se deslució del todo el acto de 1946 pero sí hubo alguna queja por parte de los Hermanos en relación a la organización de la jornada de los congresistas “cuando los 150 niños que se alistaron como tales con otro centenar de niñas, se dirigieron llenos de entusiasmo en cinco camiones cedidos por la Fábrica de D. Patricio y la Papelera. Hubo por la mañana en el Ensanche de Amara una Comunión General en la que participaron unos 20.000 niños. Todo esto resultó verdaderamente magnífi co, aunque un tiempo algo lluvioso y alguna lentitud en la organización deslucieron un poco su esplendor”56.

Los certámenes catequísticos constituyeron otra actividad dentro de la vida reli- giosa de los alumnos. En 1950 se celebró el primero de ellos en el colegio de Los Ángeles de Donostia. La selección del Buen Pastor consiguió el primer puesto con el consiguiente trofeo donado por el Hermano Visitador, pero la trayectoria de estos certámenes fue relativamente corta, pues desde 1960 no hay más noticias de su existencia. Por último, en lo que concierne a la vida religiosa de los niños de La Salle de Legazpi, indicar dos noticias relacionadas con los archicofrades del Santísimo Niño Jesús. La primera de ellas en relación a la bandera de la Archicofradía que se les encargó a las monjas de los Ángeles Custodios de Bilbo y que, a decir de los Hermanos, resultó bastante cara, y la segunda relativa a las noticias de la salida que los archicofrades hicieron en Navidad para recaudar fondos para comprar una estatua de mayores dimensiones que la que tenían en la Capilla.

53. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 54. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 55. Supplément à l’Historique pour l’année 1945. 56. Supplément à l’Historique pour l’année 1946.

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Las obras complementarias dedicadas a la labor de apostolado tuvieron en el centro una permanencia importante y casi desde el inicio del colegio. En este sentido, tanto el Histórico como los Informes del Hermano Visitador eran precisos en apuntar el número de alumnos que pertenecían a dichas asocia- ciones, como podemos observar por la tabla siguiente. Casi se puede decir que el 50 por ciento de los alumnos estaban implicados en alguna de estas asociaciones (Archicofradía del Niño Jesús, Congregación de la Virgen María y Cruzada Euscarística), lo cual les obligaba a una serie de actividades apostola- res periódicas.

Tabla 50. Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944- 1968) Archicofradía del Congregación de Cruzada Niño Jesús la Virgen María Eucarística Vocaciones 1944 72 2 1945 82 4 1946 60 98 4 1947 60 90 1948 70 70 120 1949 70 70 140 6 1950 60 65 120 7 1951 60 65 120 5 1952 60 68 4 1953 75 60 110 2 1954 85 70 5 1955 85 74 5 1956 87 70 12 1957 90 65 6 1958 150 80 10 1959 199 40 12 1960 108 40 14 1961 116 100 7 1962 56 72 72 9 1963 112 100 110 11 1964 104 98 98 10 1965 118 105 85 5 1966 158 104 5 1967 158 86 8 1968 180 110 4

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Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944-1968)

El apartado vocacional también tuvo su importancia dentro del Buen Pastor. Los Ejercicios Espirituales y los Retiros no faltaron a su cita año tras año y prueba de su éxito es que en el año 1964 se alcanzaron las 10 vocaciones. En un resumen sobre este tema, se reseña que el total de vocaciones habidas entre 1942 y 1965 era el siguiente: Hermanos 3, Formandos 12, Sacerdotes 12, Seminaristas 9 y otras congregaciones 2957. Ello no signifi caba que todos los años se alcanzase dicho éxito, pues en 1955 queda refl ejado en el comentario de los Hermanos cierto desasosiego ya que “se cultivan con esmero aunque con cierta desilusión, pues el pasado curso el seminario rechazó a varios y el noviciado menor sólo admitió dos sobre diez. ¿Qué será de ellos este año? No basta que la mies y los operarios sean muchos, es necesario otras cosas, que no perdamos la confi anza en que Aquél que los envía sepa proveer a su debido tiempo”58. Así, entre deseos, como el de 1974 cuando se dice “¡Quiera el Señor concederles el don de la perseverancia!”59, y críticas, como la de 1977 “¡Poco atendidas por parte de los Hermanos!”60 fi nalizaba el capítulo de las vocaciones

57. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 255-Carpeta 10. 58. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 59. Supplément à l’Historique pour l’année 1974. 60. Suplemento al Histórico para el año 1977.

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de los niños del colegio del Buen Pastor de Legazpi. Es decir, puede afi rmarse que Legazpi fue un buen semillero de vocaciones, sorprendiendo en algún año el alto número de las mismas, aunque como ocurría en el resto de los centros, a partir de la decada de los setenta comenzaron a decaer.

Profesorado

La complejidad de este centro, sobre todo a partir de 1975, obliga a matizar la evolución y presencia de los Hermanos y profesores seglares, pues desde esa fecha se incorpora profesorado religioso y seglar femenino. No obstante, por lo que respecta a los Hermanos se aprecia una evolución creciente en los primeros años que logrará estabilizarse en un número de siete Hermanos en la Comunidad hasta 1967. A partir de esa fecha decrece el número de Hermanos llegando a la retirada en 1984, aunque durante algún tiempo se mantengan dos Hermanos en la Ikastola. La mayoría de los Hermanos tenían votos perpetuos y también poseían el titulo de maestro de enseñanza primaria.

En cuanto a la permanencia de los Hermanos tenemos que matizar que durante toda la vigencia del centro pasaron por el mismo del orden de unos ochenta Hermanos. Es decir, casi dos Hermanos de media durante los más de 42 años en que el centro permaneció abierto. Se trata de un índice un tanto elevado de movilidad, pues son muchos los casos en los que algún Hermano permanece tan sólo un año. A pesar de esta movilidad, que siempre puede interpretarse como un descenso en la dedicación y escasas posibilidades de establecer relaciones, el centro siempre gozó de buena fama y de prestigio en cuanto a las características de su labor docente. No obstante, podemos señalar algunos casos en los que los Hermanos estuvieron más de cinco años: el primer director que permaneció desde sus inicios hasta 1948, Hermano Lizier de Jesús, estuvo pues 6 años, junto con él también llegó el Hermano Demetrio Lamberto que permaneció quince años en el centro desde 1942 hasta 1956 y volvió como director entre los años 1962 y 1964. Otros tantos años estuvo en el centro el Hermano Juan Teodoro, desde 1951 hasta 1963. El Hermano Fausto Samuel, que fue director en 1953, perma- neció en el centro seis años (1953-1958) y, fi nalmente, el Hermano Javier Urbano que permaneció en el centro desde 1960 a 1970. El resto de los Hermanos que pasaron por el centro no permaneció más de cinco años.

A partir de 1970 se observa, por vez primera, la presencia de 2 profesores seglares, número que asciende hasta 5 en 1975; en 1982, el año del cierre del colegio, se encontraban impartiendo clase, además de 4 Hermanos 6 mon- jas, habiendo aumentado paulatinamente la presencia del profesorado seglar, sobre todo de mujeres, a partir de la década de los setenta y ochenta, debido a las nuevas características del centro con la incorporación del Colegio Santa Teresa.

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Respecto a la formación del profesorado, quizás pueda resultar sorpren- dente pero hasta la década de los sesenta no encontramos información sobre las actividades educativas para el profesorado del Buen Pastor, siendo la pri- mera actividad en la que toman parte unos cursillos organizados por el Frente de Juventudes y que duró “veintitantos días”. Otros cursillos a los que asistieron fueron los dirigidos a Directores, en la localidad de Villagarcía en el año 1969, y los que se impartieron a partir de 1980 para que diariamente los profeso- res estuvieran aprendiendo euskera durante un mínimo de 45 minutos diarios. También tuvieron la oportunidad de acudir a un Congreso de Antiguos Alumnos en Palma de Mallorca, allá por el año 1969, así como a la reunión de la FLAVA (Federación Lasaliana de Antiguos Alumnos Vasco Aragonesa) en 1967. Los exá- menes que realizaron también fueron escasos, uno el de Reválida, para el que tuvieron que acudir a Calahorra, y otro de Religión que se llevó a cabo en Irun.

Lo más destacado del año 1944 fue el nombramiento de un nuevo Párroco, “celoso Párroco de Montellano (Vizcaya)”, D. Juan Añibarro, como Capellán del colegio “que viene a ser el más preciado complemento de la labor educativa y religiosa que está destinado a hacer el colegio”61 y la Consagración del altar de la Capilla por el Obispo de Docimea, Vicario Apostólico de Guam. Entre el 15 de mayo y el 7 de junio de 1946 se celebró en la Casa Generalicia de Roma el Capítulo General del Instituto. El capítulo empezó sus tareas con la elección del nuevo Superior, el Rvdo. Hermano Athanase-Emile, como sucesor del Vicario General nombrado en 1940 por la Santa Sede y, en 1959, se organiza la primera asamblea de Antiguos Alumnos con la intención de formar la FLAVA.

En cuestión de personal debemos hacer constar la queja que realizan los Hermanos en el año 1959 con respecto a los cambios que se producen conti- nuamente en las Comunidades y que textualmente decía así: “es muy lamen- table tanto cambio en las Comunidades, pero tiene que ser así”62. Quizás por ello al año siguiente se produce la baja de un Hermano, que pidió abandonar la Congregación religiosa el cual “vino de modo extraño para vivir cerca de su madre, se declara al fi n con propósito de pedir la dispensa de los votos para desligarse del estado religioso. El Hermano Visitador lo manda a Zaragoza en espera de la respuesta de Roma. Para reemplazarlo viene de Zaragoza otro Hermano”63. Sin embargo, no parece que hubiera más abandonos, al contrario, años más tarde llegan al colegio en plan experimental dos novicios que dan un muy buen resultado, por lo que al año siguiente se repite la experiencia.

61. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 62. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 63. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

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Terminamos este capítulo de los lasalianos legazpiarras señalando las tradicionales excursiones a Pamplona, Estella, San Asensio, Bilbo, etc y, por supuesto, recordando que todos ellos acudían a los Ejercicios Espirituales y a los Retiros que se llevaban a cabo en Irun, Donostia o Bilbo.

Recomendaciones del Hermano Visitador

Las tradicionales recomendaciones del Hermano Visitador las hemos divi- dido en tres apartados: el primero referido a las relaciones tanto internas como con el exterior, por parte de los Hermanos, el segundo relativo a las actividades profesionales o académicas y el tercero en lo que concierne al aspecto religioso. Comenzando pues por el apartado de relaciones, vemos que, desde el primer instante, se incide bastante en ello, de manera que, en 1944, nos encontramos con una enhorabuena por parte del Hermano Visitador dadas las buenas relacio- nes existentes entre los Hermanos a la vez que aprovecha para indicarles que en sus relaciones con los extraños fueran muy prudentes y edifi cantes. Esta prudencia siempre estuvo presente en la vida de los Hermanos del Buen Pastor de Legazpi pues en 1962 se sigue exigiéndoles una exquisita discreción sobre todo en el trato de personas extrañas, “dado que con frecuencia no sabemos dónde pueden ir a parar nuestras opiniones”64. En esa línea también va la suge- rencia de 1961, cuando se les dice que “por ese mismo interés por conocer los problemas del medio en que servimos a las almas, no impida el saber man- tenerse en discreción”65. Esta petición, casi permanente de discreción, quizás tuvo más lógica después del año 1962 en el que parece que las relaciones con el pueblo no eran lo más fl uidas, como queda refl ejado en el informe de ese año “la circunstancial oposición de una parte del pueblo les ayude y estimule a una más íntima unión en criterios para lograr más fácil el fi n que perseguimos”66. En este orden de sugerencias, que nos pueden causar sorpresa en la actualidad, estarían la prohibición de estar en las clases fuera de las horas reglamentarias, la de salir de casa sin sombrero durante el día o la de tener que dejar abiertos y no cerrados los cuartos67. Tampoco encajaría muy bien hoy en día, más tratán- dose de Hermanos que eran jóvenes, la recomendación de 1950 cuando se les pedía expresamente que “al tomar parte en los juegos de los alumnos, sea en el patio o en el salón, no ha de manifestar el profesor tanta o más afi ción que los alumnos”68.

64. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 65. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 66. Rapport de Visite de 1962. 67. Rapport de Visite de 1947. 68. Rapport de Visite de 1950.

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En el caso de que las diferencias internas pudieran surgir, la recomendación al respecto era clara, no debían de comentarse las defi ciencias que pudieran existir en la Comunidad y sí avisar respetuosamente al Director69, evitando en todo momento cualquier vulgaridad o dejadez70. De elevado sacrifi cio era la pro- puesta del Hermano Visitador en lo que a obsequios y regalos respecta, pues se solicitaba de los Hermanos “que atendiesen con personal esmero a renovarse durante este año en el amor y la práctica de la pobreza religiosa, evitando cuida- dosamente todo atentado contra la vida común, particularmente en la recepción de regalos, aún de familia”71.

Al referirnos al apartado académico o profesional, la primera de las reco- mendaciones, efectuada en 1944, se distinguió por la “contundencia” de la misma, que decía así: “en la enseñanza metódicos y prácticos, sabiendo que a los niños les entra más por los ojos que por los oídos”72. Pero también se les animaba a que las clases y las explicaciones fuesen intuitivas siempre que fuera posible73, más cuando había alumnos que tenían difi cultades con la lengua en la que se les enseñaba74. Este problema de la lengua era palpable, pues en 1950 se intentaba que con aquellos alumnos que estudiaban el Catecismo en vascuence, se les reuniera un par de veces semanalmente para explicarles bien la lección y explicarles el sentido literal del texto75.

No faltaban las invitaciones a cuidar de los recreos y los retretes y la posibilidad de que se redujesen los castigos entre los alumnos, con recomendación expresa para que con los niños se procediese más por estímulo que era más formativo que por castigo76. El tema de los castigos también se intentaba regular, de manera que si casualmente, transcurrida la hora de salida de los alumnos, éstos tuvieran que permanecer en el colegio, a todos se les reuniría en una única clase.

En cuanto a los trabajos de los niños se observaba que los trabajos grá- fi cos estaban bien, sin embargo se les notaba falta de gimnasia mental con ellos, con frecuentes preguntas y explicaciones adecuadas77, por lo que se

69. Rapport de Visite de 1949. 70. Rapport de Visite de 1950. 71. Rapport de Visite de 1957. 72. Rapport de Visite de 1944. 73. Rapport de Visite de 1944. 74. Rapport de Visite de 1946. 75. Rapport de Visite de 1950. 76. Rapport de Visite de 1948. 77. Rapport de Visite de 1951.

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invitaba a dar preferencia a cuanto respondía a una fi nalidad formativa de sus facultades e incipientes hábitos, con preferente atención a todo lo práctico y que fuera realmente educativo y de buen gusto78. Esto es, se exigía de los Hermanos que dieran primacía en su trabajo con los alumnos a su formación en los buenos hábitos de exactitud, orden, urbanidad y religiosidad79. En defi - nitiva, la recomendación del año 1962 deja meridianamente claro cuál era el objetivo a cumplir: “una mayor exigencia en su actuación profesional, con sumo respeto al niño, hombre del mañana y portador de los más sublimes valores”80.

Los aspectos religiosos recogidos estaban dirigidos a las prácticas de los Ejercicios Espirituales, al conocimiento de la letra del Catecismo Diocesano, a aprovechar la circunstancia del Año Lasaliano y del Año Santo para una mayor renovación espiritual, a vivir muy unidos con visitas frecuentes a la capilla o a llevar el solideo. No faltaban entre las recomendaciones la petición de mantener la integridad y renovar el fervor y entusiasmo por el estudio de la Religión, ni la explicación del sentido del silencio, que no era sólo señal de trabajo y buena convivencia, sino verdadera “patria de fuertes” y elemento positivo de actividad sobrenatural81. Como vemos un gran espíritu de sacrifi cio el que se exigía de los Hermanos y que podía quedar resumido en la recomendación del año 1957: “sepan siempre combinar sus trabajos de apostolado con una intensa aplicación a la formación y estudios personales”82.

Evidentemente también existieron las habituales recomendaciones al Director y también dirigidas en los tres aspectos que se hacían a los Hermanos, las relaciones, los aspectos profesionales y los estrictamente religiosos. El Director es felicitado por la buena convivencia de la casa, en la que se con- servaba la armonía, pero en la que también surgían pequeñas diferencias por lo que el Hermano Visitador deja claramente refl ejado en su informe que el Director, en ningún caso, debería consentir desconsideraciones hacia su persona, tratando de evitar cualquiera de los motivos que las pudieran pro- vocar, y para ello siempre contaría con el apoyo incondicional del Hermano Visitador83. Continuamente se le recordaba lo interesante que es mantener sin- ceros y frecuentes contactos con todos los Hermanos de la Comunidad y que

78. Rapport de Visite de 1955. 79. Rapport de Visite de 1956. 80. Rapport de Visite de 1962. 81. Rapport de Visite de 1960. 82. Rapport de Visite de 1957. 83. Rapport de Visite de 1949.

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su magisterio de ejemplo (vida) y doctrina orientase a los Hermanos jóvenes que le habían sido confi ados84. Otras recomendaciones al Director fueron la búsqueda de un cocinero en lugar de la cocinera que había en la Comunidad, que evitase con todo cuidado toda salida que fuera evitable, que fuera prepa- rando su reemplazo en la lección particular que él venía dando o que procurase suavizar sus formas, no dando sensación de suspicacia o desconfi anza entre los Hermanos.

En el aspecto académico se le invitaba a visitar las clases regentadas por los Hermanos más jóvenes con el objeto de infl uir en su formación pedagógica, organizando a la vez las pruebas periódicas de las clases e interviniendo en la preparación de los exámenes. También se le exigía que, al comienzo de los cursos, las clases quedasen lo más completas posibles, pero evitando que hubiera grandes diferencias de edad entre los alumnos de la misma clase85 y que pusiese su mayor cariño en tutelar y en impulsar la enseñanza técnica en el centro86.

Las recomendaciones que se le ofrecían en materia religiosa estuvie- ron marcadas por los estudios del Catecismo materia en la que el Hermano Visitador insistía bastante, pues en 1945 le muestra claramente su enfado cuando le dice “no descuide el Catecismo de formación, que le he dicho tantas veces”87 y la organización de actividades extraescolares relacionadas con las Congregaciones, además de exigirle “que viviera íntimamente unido a Nuestro Señor”88. Otras recomendaciones podían consistir en que entonase con mayor claridad las oraciones vocales o que prestase mayor atención en la capilla en la que los niños desentonaban y se distraían. El último de los consejos que recibe el Director es en materia vocacional de la que se pide que “prosiga con renovados entusiasmos, aún dentro de las limitadas obligaciones permitidas por la Providencia, ya de su doble cometido, ya de la necesaria limitación de admisiones”89.

84. Rapport de Visite de 1959. 85. Rapport de Visite de 1963. 86. Rapport de Visite de 1962. 87. Rapport de Visite de 1945. 88. Rapport de Visite de 1943. 89. Rapport de Visite de 1954.

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6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970)

El Colegio de Santa Ana de Ordizia surgió en 1948 a requerimiento del Sr. Obispo de la diócesis de Vitoria, Monseñor Ballester, y con el compromiso del Ayuntamiento de hacerse cargo del mismo. En este sentido, las buenas relaciones entre los Hermanos y el Ayuntamiento permitieron que el centro gozase de cierta estabilidad que se mantuvo durante los más de veinte años de existencia del mismo.

En la evolución del alumnado se aprecia una matrícula estable superior a los 200 alumnos y que, en los últimos años, llegará hasta casi los 400 alumnos. El tipo de estudios que ofrecía hasta 1954 se centraba en la enseñanza primaria, pero a partir de esa fecha abrió sus posibilidades a la enseñanza secundaria. Esta evolución en los estudios no deja de ser sorprendente, pues no parece que estableciesen estudios profesionales, lo cual contrasta con las características del pueblo y de la industria local. La matrícula del colegio fue siempre gratuita, aunque a partir de 1956 comienzan a existir unas cuotas de pago que irán aumentando con el trascurso de los años. La comunidad de Hermanos permane- ció asimismo más o menos estable, sin superar la presencia de cinco Hermanos dedicados a la docencia.

Creación y evolución del centro

Corría el año 1948 cuando “Dios Nuestro Señor ha dispuesto que el colegio de Santa Ana de la Villa de Villafranca de Oria regentado a través de los tiempos por Comunidades religiosas pertenecientes a varias Congregaciones, lo sea en la actualidad por la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que, pujantes, van extendiendo su radio de acción en toda España y particularmente en esa cristianísima provincia de Guipúzcoa. El nombre del colegio para conformarse de los deseos del pueblo será el de Santa Ana”90. Con estas palabras se inicia el Histórico de la Comunidad de Ordizia, que continúa señalando que el estable- cimiento de los Hermanos en esta localidad se debía al requerimiento que el Sr. Obispo, Monseñor Ballester, realizó al Hermano Visitador Cesáreo, quien se comprometió a hacerse cargo del colegio mientras el Ayuntamiento colaborase en la labor. Este compromiso se llevará a cabo en enero de 1949 a través de un contrato fi rmado entre el Ilustre Ayuntamiento de la Muy Noble Villa de Villafranca de Oria de una parte, que se transformó en patrocinador del colegio, y, por otra, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en la persona del Hermano Carlos Bautista, que dice lo siguiente:

90. Comunidad de Villafranca de Oria (Abierta en 1948). Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1026-Carpeta 24. Existe también un “Histórico de la Casa” que narra todos los acontecimientos de este centro desde 1949 a 1969. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 258-Carpeta 1. No obstante, ni en el Archivo de la Casa Generalicia de Roma ni en el Archivo de la Provincia hemos podido localizar los “Históricos” correspondientes a los años comprendidos entre 1949 y 1952.

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a) El Ayuntamiento cede gratuitamente y en usufructo absoluto el edifi cio del “Colegio Santa Ana” en todas las dependencias y terrenos anejos al mismo a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Entregará igualmente muebles, biblioteca y demás enseres necesarios para el alojamiento de los Hermanos y el material escolar preciso para el funcionamiento de las clases.

b) El Ayuntamiento se compromete a contribuir con una aportación de 9.000 pesetas anuales por cada Hermano al sostenimiento del personal.

c) Por su parte los Hermanos de las Escuelas Cristianas se hacen cargo del Colegio de Santa Ana comprometiéndose a impartir a los niños de Villafranca una cristiana educación. Dicho colegio contará con 4 gra- dos con un promedio de 40 a 50 alumnos. La enseñanza que se dé en las horas normales de clase será completamente gratuita mientras el Ayuntamiento no disponga de otra cosa. Fuera de las horas normales de clase podrán los Hermanos dar clases particulares retribuidas a los alum- nos que lo soliciten.

d) Los Hermanos deben gozar de la más amplia autonomía en la administra- ción del colegio, organizando libremente los estudios de acuerdo con los métodos tradicionales del Instituto.

e) La admisión de los alumnos, así como la expulsión de los mismos por motivos graves, pertenece exclusivamente a la Dirección del Colegio.

f) El Superior General tendrá facultad de cambiar a los Hermanos como lo juzgue conveniente.

g) Si el Ayuntamiento o Patronato que se constituya resolviera cerrar el colegio o prescindir de los Hermanos en la dirección del mismo no podrá hacerlo sin haberlo notifi cado con 6 meses de antelación al Superior General por conducto del Hermano Visitador Provincial91.

Como puede observarse este tipo de acuerdos era conforme a la práctica habitual entre La Salle y los Ayuntamientos, y confi rman el papel de Patrono que se otorga a sí mismo el Ayuntamiento, junto con los compromisos de los Hermanos y la propia corporación municipal. No obstante, el nuevo colegio ya se inauguraría ofi cialmente el 27 de septiembre de 1949 con la presencia del Director de Primera Enseñanza, D. Romualdo de Toledo, quien aparece como un personaje ligado a este tipo de eventos y protector de este tipo de escuelas, y otras personalidades de la provincia.

91. Ibídem.

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Colegio Santa Ana, Hermanos y Alumnos.

No obstante, el colegio ya había comenzado a funcionar en el curso anterior, previo a una serie de gestiones entre los Hermanos y el Ayuntamiento. Así, el 3 de octubre de 1948, aprovechando el paso por la Comunidad de Beasain del Reverendo Hermano Asistente y Hermano Visitador, una comisión del Ayuntamiento, presidida por el Alcalde, se entrevistará con el Hermano Cesáreo. En dicha reunión se iba a determinar la gratuidad de la Escuela, corriendo el sostenimiento del personal docente a cargo del Ayuntamiento. Se cobrarían tan sólo 5 pesetas a los alumnos para material escolar, en cuyo caso, se darían los libros gratis. Así que, con fecha 7 de octubre, se publicó el bando en Ordizia para que al día siguiente acudiesen los interesados a matricular a sus hijos o reco- mendados, y el día 8 dio comienzo el periodo de matrícula haciéndolo en ese día tan sólo 30 alumnos. En los días siguientes se matricularon unos cinco niños, lo que provocó una decepción absoluta: “con las orejas gachas y a aguantar lo que viniese. Entre las causas están la propaganda de los maestros en contra de los Hermanos. Siendo obra del Ayuntamiento carlista el elemento nacionalista se manifestó un tanto indiferente”92. Desde luego la situación no era nada hala-

92. Ibídem.

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güeña para el futuro del colegio, aunque, en poco tiempo, lograría encauzarse la misma. La inmediatez de todo el proceso y la propia vía seguida para la creación del colegio podrían explicar la escasa respuesta por parte de los padres de los futuros alumnos. El curso comenzó el 11 de octubre de 1948 con solamente 45 alumnos. Al fi nalizar el año pasaban de 90 y al fi nalizar el curso había en el Colegio 135 alumnos. Al año siguiente la matrícula ascendió a 130 alumnos, después de ser reconocido el colegio a través de un escrito de la Inspección de Enseñanza.

No obstante, durante el curso 1949-50, el Hermano Director recibíó una denuncia de la Inspección de Enseñanza que decía así: “me es muy doloroso el tener que decirle, teniéndoles el concepto que les tengo, que llegase a mis oídos quejas de ciertos procedimientos de captación de los niños para su colegio que, justamente de ser ciertos, pueden herir a los Maestros Nacionales, estable- ciendo de este modo una pugna entre la enseñanza ofi cial y la privada, que estoy dispuesto a cortar denunciando el hecho, de comprobarse, como lo intentaré, en conocimiento de las Autoridades Superiores. Trabaje cada uno honradamente y no vayamos a la caza personal del niño, desacreditando y haciendo la vida impo- sible a las Escuelas Nacionales93”. El jueves siguiente, aprovechando la vacación de la tarde, el Hermano Director fue a enterarse de dónde procedía la denuncia, sin embargo nadie supo dar una explicación satisfactoria. Era el nuevo maestro quien había lanzado la acusación y se dudaba de que, a pesar de la propaganda que había hecho, no le acudieran los niños. Los Hermanos ante esta situación permanecieron en su lugar: “los Hermanos seguimos en nuestros puestos sin molestar a nadie. No nos metemos con nadie94”. En el fondo, según le confesó el mismo Inspector al Director se trataba de un procedimiento burocrático, pues compartía el proyecto de crear escuelas católicas. Es más, le dijo que le había escrito en plan de amigo, en la confi anza de que la acusación era falsa, pero tenía que aparentar que defendía a los Maestros Nacionales, cuando como sacerdote que era, le decían que lo que defendía era a las sotanas. “Mucho le hacen sufrir”95, como recoge el Histórico de ese año. En cualquier caso, parece que así quedó el asunto de la dichosa denuncia.

Días más tarde, el 19 de noviembre, el Hermano Director fue llamado por la Superiora de las Carmelitas y en su presencia, ésta le manifestaba el plan que tenía el Sr. Párroco de poner una academia en Ordizia a base de seglares, pero siempre bajo dirección de los sacerdotes, con el fi n de dar satisfacción a los padres que querían la segunda enseñanza para sus hijos. Según dicho Párroco

93. Ibídem. 94. Ibídem. 95. Ibídem.

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el Ayuntamiento apoyaría el plan mediante una aprobación en metálico: “las monjitas están un poco alarmadas, pues sabido es que ellas tienen un buen número de alumnas que estudian el bachiller. No parece que la gente está muy contenta de ellas. Es fácil que perdieran algunas alumnas”96. De todas formas el Sr. Párroco manifestó a la Superiora su deseo de perjudicarles lo menos posible, ahora bien no se dignó de decir nada a los Hermanos quienes dejaban ver su deseo: “de realizar el plan es fácil que fracase”97.

Como despedida de fi n de año, el 31 de diciembre de 1950, fue llamado nuevamente el Hermano Director, pero esta vez por el Ayuntamiento para tra- tar las cuestiones de orden económico a seguir en lo sucesivo. Desde la casa consistorial querían hacer pagar a los alumnos 15 pesetas y, por parte del Hermano Director, se les manifestaba el deseo de llegar a las 12.000 pesetas por Hermano. Con el cobro de 15 pesetas por alumno, la subvención del Estado y lo que el Ayuntamiento daría, se llegaría, aunque la propuesta quedaba pen- diente de otras instancias superiores de los Hermanos, pues “veremos lo que dice el Hermano Visitador y después los Superiores de Roma”98.

Con el cambio de año, el día 4 de enero de 1951, el Hermano Director se presentaba en el Ayuntamiento para tratar de la reforma del contrato. Eran del parecer de imponer al alumnado la citada cuota de 15 pesetas con lo que que- daría disminuida la subvención que el Ayuntamiento daría a los Hermanos en 25.000 pesetas, pero nuevamente quedaban a expensas de lo que dijeran los Superiores porque “los Superiores tienen la palabra”99. Sin embargo, en ese mismo mes de enero se corría por el pueblo la noticia de que Hidalgo, el dís- colo maestro que intentaba torpedear la labor de los Hermanos, iba a cerrar su escuela. De manera que el día 31 de enero se presentaba en el colegio pidiendo puesto para 27 alumnos. Fue satisfecho su deseo y el primero de febrero que- daban admitidos, aunque esos sí, “un poco atrasados”100. Este acontecimiento de cambio de centro a los niños a mitad del curso puede servirnos para darnos una idea de la escasa importancia que se daba a la enseñanza por parte de las autoridades académicas, no sólo de las ordiziarras o guipuzcoanas, y muestra la débil organización administrativa de la enseñanza de la época.

Volviendo a los orígenes del centro, el periplo del centro lasaliano de Ordizia comenzaba con un compromiso por parte del Ayuntamiento, para levantar un

96. Ibídem. 97. Ibídem. 98. Ibídem. 99. Ibídem, año 1951. 100. Ibídem.

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piso en el edifi cio escolar y ponerlo en condiciones para que fuese habitable por los Hermanos, aunque hubo algún problema con los sacerdotes, pues “se apro- vecha el salón por los señores sacerdotes para dar sesiones de cine. Solicitado por los sacerdotes se les exigió que a cambio hiciesen un cobertizo en lo que hoy es huerta. Hubo conformidad por su parte y así pudieron usarlos de la forma indicada. Como no cumplieron con su palabra, al fi nalizar el curso escolar se les pidió que se retiraran. Así lo hicieron sin ninguna difi cultad para ello”101. Sin embargo, en el Histórico se señala las consecuencias que se derivaron de esta situación y muestra claramente su descontento, pues “conseguido por los Sres. Sacerdotes el salón para las sesiones de cine, a cambio, D. José Esnal nos con- siguió la pequeña huerta que los Sres. de Arana tienen a continuación de la del Sr. Aguirre Zabala. Hemos podido disfrutar solamente durante un año. En efecto, el 31 de julio de 1950, se presentó en nuestra casa la Sra. Silveria, de la familia Arana, para decirnos que ya desde ese momento dejáramos de trabajarla pues pensaban hacerse cargo de ella. Parece ser que el que se benefi cia de ella en la actualidad es D. José Esnal. No nos parece que ha obrado con mucha lealtad. Así piensan muchos”.

Cuando llega el año 1954 parece que estos problemas iniciales se van solucionando, más cuando en esa fecha los Hermanos estampan la fi rma que les acreditaba como dueños de la casa, sin embargo, ésta necesitaría notables mejoras, aunque las mismas no comenzarán hasta bien entrado el año 1961, cuando a través del Ayuntamiento se van realizando pequeñas mejoras, “pero con el ritmo acostumbrado a ir las cosas de palacio”102. Parece que la queja de los Hermanos con respecto a la velocidad de las obras estaba bastante fun- dada, más cuando la mayor parte de los concejales y el mismísimo Alcalde eran padres de alumnos del colegio. Los Hermanos entendían que las autoridades municipales actuaban con la mayor de las voluntades posibles, pero unas veces por faltas de iniciativas, otras por falta de recursos y otras por causas que se desconocían, el caso es que muchas de dichas obras, que hacía tiempo que habían sido aprobadas, veían muy en lontananza su realización.

Por lo demás, la vida del centro discurría sin mayores novedades, de no ser la instalación de una tubería en el patio que iba a estar a disposición del alum- nado, la importante afl uencia de niños en esos primeros años de andadura o las subvenciones que se recibieron en el año 1952, como así lo hacía saber la carta recibida de la Inspección de Primera Enseñanza. Pero sin duda alguna, una de las mayores preocupaciones de los Hermanos era la presencia en Ordizia de la ya citada Academia, “desde hace 3 años funciona en la localidad una Academia de segunda enseñanza patrocinada por el Sr. Párroco. Hasta el presente curso

101. Ibídem, curso 1949/50. 102. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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eran los Hermanos los que preparaban los alumnos a Ingreso y automáticamente pasaban después a dicha Academia. En vista del fracaso que ello suponía, y a fi n de aumentar, dicho señor ha optado por admitir directamente y sin más preparación, lo que ha ocasionado algunas deserciones en el Colegio”103. Sin embargo, en 1958, y para satisfacción de los Hermanos, la Academia cerraba sus puertas, aunque un nuevo disgusto se generaba en la Comunidad: “hay algunas bajas inesperadas entre nuestros alumnos que acuden al colegio del Goyerri, recientemente abierto para cubrir la desaparición de la Academia de Urdaneta que por falta de recursos económicos y de personal estudiantil se vio en la precisión de cerrarla. Es lamentable que uno de los más fervientes defen- sores del Colegio, Juan Usabiaga, se haya vuelto tan acérrimo defensor y alma del colegio fundado. Su propaganda por la prensa y ante las familias ha sido de alguna manera descomunal. Que el Señor tenga en cuenta nuestras ambicio- nes y santos deseos de que nuestro campo de acción se extienda más y más para su gloria y servicio”104. No obstante, tampoco supuso un problema de gran envergadura la creación de ese nuevo centro tan fervientemente defendido por el Sr. Usabiaga, pues en el año 1960 se observa un notable aumento del número de alumnos que da lugar a que en años posteriores, 1961, 1963, etc. el colegio se vea obligado a poner limitaciones en su matrícula.

Tres acontecimientos más ocurrieron en los últimos años del colegio de Santa Ana: el primero fue la inauguración de los patios, que “contó con la pre- sencia del Gobernador Civil, del Presidente de la Diputación y de la Inspectora de Primera Enseñanza, amén de otras personalidades y las fuerzas viva del pueblo”105; el segundo acontecimiento fue la aparición del “sábado inglés”, en el año 1966, y el último la creación, en 1968, en Beasain de un Instituto de Enseñanza Media del Estado que sirvió para elevar el orgullo de los Hermanos, pues “no hemos sentido mengua de muchachos. Al contrario, la gente compara los dos centros y nos coloca a nivel superior”106.

Como hemos señalado, no comenzaron bien su andadura los Hermanos en la localidad goierritarra, pues debido a la escasez de vivienda que se padecía en la localidad, cinco familias fueron recogidas en los locales del colegio, en ausen- cia de los religiosos, aunque estaba previsto que salieran en cuanto encontraran habitación. Pero la solución parecía lejos de encontrarse y en la imposibilidad de poder ofrecer casa-vivienda a dos de las familias que durante este curso habían vivido en el recinto escolar, el Ayuntamiento se comprometió a construir una casa

103. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 104. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 105. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 106. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.

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frente al lavadero pero con tan mala suerte que, debido a que sobre un tejado pasaban unos hilos de alta tensión, no se pudo habilitar. Así, el 18 de noviem- bre de 1949, arreglada su vivienda las dos familias marchaban a su nueva casa, lo que permitió a los Hermanos que “en ausencia de gente extraña se nos permi- tiera poner una docena de gallinas en el sótano del edifi cio”107. Pero además, en tanto no se arreglaba defi nitivamente la casa de los Hermanos, éstos tenían que vivir en Beasain. Habitualmente comían en el bar Aurrera y pagaban 10 pesetas por persona y para facilitar el traslado a otra localidad, el Ayuntamiento entregó a los Hermanos tres bicicletas con las que se movían entre las dos localidades goierritarras. Sin embargo, una vez terminado ese periodo de transición dos de las bicicletas fueron devueltas al mismo Ayuntamiento, quedando la otra al ser- vicio de la Comunidad.

Las consecuencias de todo orden derivadas del enfrentamiento bélico fi na- lizado hacía una década, dejaban su rastro de diferentes maneras, siendo una de estas en forma de salud. Así, en el año 1952 se produjo un acontecimiento un tanto peculiar en Villafranca, la enfermedad del tifus. Una enfermedad que se extendió por el pueblo y que, de forma cruel, se cebó con algunos alumnos, mientras que otros, por precaución, no acudían al colegio aunque se tomaron las debidas precauciones. Esta enfermedad provocó que todos los vecinos del pueblo se tuvieran que vacunar, no quedando al margen la Comunidad, la cual tuvo que ir a casa del Sr. Elicegui y por 3 veces recibir la vacuna. Una idea de la situación creada por el tifus en Ordizia fue que en el hospital hubiera más de 30 enfermos, entre ellos 4 alumnos del colegio. Pero la aparición del tifus no fue la única enfermedad peligrosa que asomó por el pueblo. Unos años más tarde, en 1957, aparece también la fi ebre asiática, lo que no impide que, por primera vez, los alumnos del colegio saliesen a las calles ordiziarras para cantar los tradicio- nales villancicos navideños.

Por lo que respecta a la economía, y al igual que en otras centros de la pro- vincia, la situación tampoco era demasiado holgada, sin embargo ello no fue obstáculo para que a lo largo de estos 20 años de historia del colegio Santa Ana de Ordizia, las obras y mejoras también fueran continuas, principalmente en sus últimos años. Los primeros años de vida del colegio estuvieron más marcados por la necesidad, sirviendo de ejemplo lo acontecido en 1955 cuando una furgo- neta de la Prócura les hacía llegar a modo de ayuda un queso de 37 kilos!!!! y 4 kilos de mantequilla para los Hermanos. Ahora bien, como decimos esta difícil situación económica de los primeros años fue mejorando y así, en 1968, los Hermanos estaban en condiciones de comprar dos bicicletas que además de servirles para desplazarse serían útiles para ejercitarse o pasear.

107. Supplément à l’Historique pour l’année 1949/50.

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En otro orden de cosas, y con referencia a las relaciones que mantenía el centro con las autoridades civiles y eclesiásticas, tenemos que señalar que fue- ron variando a lo largo de los años. Así, en una primera etapa se observa cierta confl ictividad con el Párroco, debido a la actitud que mantenía con los Hermanos y al apoyo manifi esto a una Academia particular, no obstante, esta relación variará unos años más tarde. En cambio, las relaciones con las autoridades locales siempre fueron cordiales y respetuosas, lo cual facilitaba el acceso a la corporación municipal y la colaboración por parte del Ayuntamiento en cuanto se le pedía.

Al poco tiempo de ponerse en marcha el colegio ya comenzaron las rela- ciones confl ictivas con el cura párroco, pues ya el 18 de septiembre de 1950, fecha en la que el Hermano Directo recibió al Sr. Cura, quien le venía a pedir el salón de la casa para que el organista pudiera dar de 5 a 7 de la tarde leccio- nes de solfeo a los niños, al mismo tiempo que pudiesen pasar dichos alum- nos un rato con otros juegos y diversiones, pero el Hermano Director antes de conceder dicho permiso le hacía saber al Sr. Párroco de los inconvenientes que había para ello. Sin embargo, la insistencia del Sr. Párroco hizo que el Hermano Director dejara dicha resolución en manos del Hermano Visitador. Este malestar creado entre ambos llegó hasta el año siguiente sin visos de solución, más cuando el Sr. Párroco ponía en conocimiento del Hermano Director la intención de abrir la dichosa Academia y cuando el domingo se celebraba la bendición de la Santísima Trinidad. El organista encargado de la misma era el Sr. Gurruchaga, el cual no era del agrado del Sr. Párroco, quien así se lo hizo saber al Hermano Director. Es más, en cuanto a las relaciones entre el organista Sr. Gurruchaga y el organista de la parroquia, hay que señalar que éstas eran “difíciles”. De manera que con el enfado que tenía en aquel instante el Sr. Párroco, le invitó al Hermano Director a que diera “algo” a los sacerdotes que estaban celebrando misa en la Capilla, lo cual cumplió con exquisita formalidad entregándoles 7 pesetas que fueron rechazadas por los sacerdotes, provocando su enfado. En este caso fue el Hermano Director, quien se encargó de hacerles saber que dicho rechazo llegaría a oídos del Sr. Párroco. Pasarían todavía unos años para que las relaciones con el cura se recondujeran.

En contraposición a estas relaciones, el Ayuntamiento y su Alcalde mostraron una actitud más atenta con el centro, del cual eran los patronos. Así, por ejem- plo, en el año 1954 el Hermano Director le proponía al Sr. Alcalde el arreglo de dos clases y de la Capilla. Las buenas relaciones que mantenían el Sr. Alcalde y el Hermano Director facilitaban la resolución de problemas. Así, esta propuesta se llevaba a sesión y se aprobaba sin vacilaciones. El Alcalde, al mismo tiempo, pedía al Sr. Director la bajera de la casa para futura habitación del Capellán de la Misericordia. Consultado con el Rvdo. Hermano Visitador, éste daba su aprobación.

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Por otra parte, en 1962, en visita ofi cial y anual “el Sr. Inspector de Primera Enseñanza recorrió el grupo de elementales, animando, con su palabra fácil y amena a los alumnos a realizar su trabajo de estudiantes con espíritu cristiano y patriótico”108, siendo muestra de las buenas relaciones que también mantenía el centro con las autoridades académicas. El Sr. Inspector expuso la conve- niencia de trasladar la vacación de la semana, dada generalmente el jueves, al sábado por la tarde, diciendo que somos los únicos que en el pueblo la damos tal día. En efecto, tenía razón y de desear sería que se llevara a cabo tal deseo, aunque contrastaba con la práctica habitual lasalianas de librar la docencia la tarde de los jueves. El Hermano Director ha dejado aparte el asunto y la vaca- ción sigue dándose como siempre: “es de creer que en su próxima visita vuelva a la carga”109, sin embargo no parece que esto ocurriera ya que en 1964 nos señalan que las relaciones con las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas eran excelentes, especialmente con la Parroquia, hasta el punto de que, un año más tarde, y con la excusa de que la escuela pertenecía al Ayuntamiento, eran invitados a una comida de Hermandad tanto el Sr. Párroco como el mismo Ayuntamiento.

Otra prueba de las buenas relaciones que existían con todos en estos últimos años de existencia del Colegio Santa Ana de Ordizia era que en 1963 el colegio fue visitado por el Alcalde y los concejales además de por el Ilmo. Sr. Arcipreste y por el Rvdo. Hermano Visitador, Hermano Alberto Lucas, quien aprovechó la ocasión para que los Hermanos pudieran recibir nuevas gracias del Espíritu Santo, se renovaran en la regularidad, consideraran juntos su noble tarea apos- tólica, amén de que apreciaran más y más las dotes del buen gobierno de nues- tro Señor. Sus consejos, sobre todo en el orden vocacional, les animaron mucho a trabajar en ese campo, quizás el año anterior un poco abonado y trabajado escasamente.

Para fi nalizar con este apartado, podemos reseñar otro hecho importante que se produjo en los últimos años de vida del colegio, en 1966, cuando por primera vez se interpretaba “la misa en vasco del Hermano Jesús Errandonea (excepto el gloria y el Credo) siendo del agrado del clero parroquial por su sen- cillez y adaptabilidad para el pueblo”110. Por cierto, ese mismo año comenzó en Lazkao un cursillo de “metodología del Euskera” al cual acudían dos Hermanos cada martes, con gran satisfacción, y “esperando que puedan ser emprendidos a escala distrital”. No deja de ser curioso que a partir de 1965 se termine el Histórico con un “Eguberri ta urteberri zoriontsuak”, cómo si en Roma, a dónde

108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 109. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 110. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

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iban dirigidos estos documentos, pudieran darse por felicitados, pero es una muestra del interés prematuro por incorporar el euskera a la vida cotidiana.

A pesar de la buena marcha del colegio, de las buenas relaciones y de la labor de los Hermanos en la enseñanza, a partir de 1965 el Hermano Visitador comienza a constatar que “la escuela no tiene despejado su porvenir. Grandes centros docentes absorben la población escolar en edad adolescente”111. En la última visita al centro, correspondiente al mes de noviembre de ese mismo año el Hermano Visitador ya dice que “las clases de Primera enseñanza están algo desorganizadas por la poca preparación de los profesores seglares y la falta de inspección de los Hermanos”. Nada nuevo sabemos sobre la situación del centro, pues los Históricos no refl ejan una posible marcha de los Hermanos, tan sólo en el Histórico de 1969, último año en el que permanecieron se dice “vivimos al día, como las familias de nuestros alumnos. Y este no contar con fondos, nos da una libertad de espíritu muy grande y nos hace felices”. Desde ese momento dejamos de tener noticias del centro, pues dejan de elaborarse los Históricos, tan sólo en 1971 tenemos conocimiento de un escrito dirigido al Hermano Visitador, Javier Beltrán, por parte de una denominada “Asociación de Padres de Familia de Villafranca” que gestionaba la creación de un Patronato en Santa Ana, en la que le solicitan la cesión “del mobiliario que actualmente se halla en el Colegio Santa Ana y es propiedad de Vds.”112. Es decir, que los Hermanos rigieron el Colegio hasta 1970 y su retirada podría obedecer a las escasa posibilidades de continuar atendiendo la enseñanza primaria y media ante el aumento de la oferta escolar. Por otra parte, no podemos olvidar que en Beasain los Hermanos tenían otro cen- tro, con lo cual posiblemente se podría dispersar los recursos existentes en este centro. De cualquier manera, el hecho de que la mencionada asociación se erija en nuevo Patronato nos indica que el Ayuntamiento prescindía de su responsabili- dad. En este contexto es comprensible este tipo de remodelaciones, ya que esta- ban enmarcadas en una reforma educativa que tenía que afectar inevitablemente a la situación escolar de la villa.

Estudios

Una de las principales características del colegio Santa Ana, y de casi todos los colegios lasalianos, era la gran afl uencia de niños, y así nos lo hacen saber los Hermanos desde prácticamente su llegada a la ribera del Oria. Esta situación, que tiene lugar en 1951, vuelve a producirse año tras año y en 1957 el comen- tario que recibimos de los Hermanos dice textualmente “clases llenas hasta los

111. Rapport de Visite de 1965. 112. Escrito de la Asociación de Padres de Familia de Villafranca, fecha 21 de enero de 1971. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 259-Carpeta 11.

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topes”113. Esta superación de la capacidad de acogida de alumnado no tardó en derivar en medidas que, aún no siendo del gusto del colegio, hubo que adoptar, como la limitación de plazas de ingreso que se impone a partir de 1961. Si a ello añadimos que Ordizia era un pueblo con un alto índice de inmigración, consecuen- cia de su emergente industria y de una intensa construcción de viviendas, y que se estaba produciendo un pronunciado aumento de la población escolar, a pesar de que el centro atraía a numerosos padres preocupados por la educación de sus hijos, éste se veía impedido de dar satisfacción a la demanda y así nos lo repiten en 1963 “las clases son insufi cientes para recibir más alumnos”114.

Hay dos hechos relacionados con los estudios de los alumnos que causan cierto estado de preocupación entre los Hermanos; por un lado se observaba que los alumnos mayores dejaban los estudios por la situación de sus familias y comenzaban a trabajar demasiado pronto y, por otro, pero estrechamente unido a este primero, que en las clases de cultura general parecía que estaba bajando algo el nivel con relación a otros años, lo que, en opinión de los Hermanos, “era debido a que nuestros alumnos mayores buscan colocación lo más pronto posi- ble. Será el mal de todos los años”115.

De los estudios pocas referencias más tenemos, salvo la realización de los exámenes de Ingreso en los años 1951, 1954 y 1956, el recordatorio que se hace en el año 1963 de la aplicación de los planes de estudios emanados del Ministerio de Educación Nacional para la Enseñanza Primaria y de la misma actitud con los programas del Bachillerato que se impartían en el Instituto de Peñafl orida de Donostia, además de la oportunidad que tenían los alumnos en el año 1963 de asistir a clases particulares en el colegio durante una hora a partir de las 17 h., para quienes así lo deseasen.

Por lo tanto, se trata de un colegio centrado en la enseñanza primaria, que es la que acoge al mayor contingente de alumnos, sin que hayamos podido apreciar la existencia de estudios profesionales. Esta situación es sorprendente, ya que debido a las características de la población cabía esperarse algún tipo de oferta escolar acorde con las necesidades de la industria de la zona. Tal parece que el centro preparaba a los alumnos en la enseñanza primaria con el objetivo de facili- tar el acceso a la enseñanza secundaria. De ahí la importancia que se le concedía a los exámenes en el Instituto de Enseñanza Media de la provincia. No obstante, a partir de 1954, se abre “una clase más para completar a los que desean el Bachiller para sus hijos. Actualmente son 24 los que siguen tal enseñanza distri- buidos en dos años”. Es decir, que comienzan a impartir lo que sería el Bachiller

113. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. 114. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 115. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

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elemental, posibilitando el acceso al Superior en otro centro diferente. A partir de esa fecha se constata la continuidad de esa nueva clase, aunque en pocas oca- siones se haga mención a la existencia de este nivel de enseñanza, que corres- pondía a los niños mayores de 10 años. No obstante, desde 1954 hasta 1958, a ese grupo de “bachiller” el Hermano Visitador no lo reconoce como tal y en sus informes habla de un nuevo grupo “especial”. Sólo a partir de 1958 se habla de esa clase como “bachillerato” y suponemos que así sería desde entonces, pues no podemos corroborarlo debido a que en 1959 cambió el formulario de los Informes de visita y este tipo de información no quedaba registrado. Sin embargo, por otros documentos, en 1961 y 1962 se hablaba de la matrícula de alumnos de “enseñanza media”, lo cual signifi ca que el proceso de adecuación a la legislación vigente se produjo de una manera gradual.

Evolución del alumnado

A lo largo de los 20 años que permaneció abierto este centro el éxito de matrícula de los alumnos puede confi rmarse, aunque los datos que poseemos, en algún momento parecen contradictorios debido a las diferentes fuentes con- sultadas. Así, mientras en los Nominatf se señala que la matrícula ronda entre los 200 y los 300 alumnos, en los informes de Visita aparecen cifras comple- mentarias, aunque incompletas, mientras que en los Históricos se dan cifras glo- bales que difi eren de las ya conocidas y aún en algún documento se dan cifras muy por debajo de las mantenidas por el resto de documentos. Mantenemos los datos recogidos por los Nominatif, y que fi guran en el anexo, pues parecen adecuados al tamaño del centro y además especifi ca las diferentes clases exis- tentes, aunque su distribución no corresponde con otros documentos.

Tabla 51. Ordizia, Alumnos (1949-1969) Año Alumnos Año Alumnos 1949 200 1960 291 1950 182 1961 321 1951 220 1962 257 1952 206 1963 332 1953 212 1964 168 1954 259 1965 174 1955 259 1966 201 1956 242 1967 380 1957 256 1968 384 1958 260 1969 384 1959 279

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De cualquier manera, lo que sí parece claro es que, a partir de 1954, se abre una nueva clase que se suma a las cuatro existentes hasta entonces. En este sentido, este dato concuerda con el proceso de incorporación del bachillerato a la oferta escolar y también coincide con la llegada de un nuevo Hermano para hacerse cargo de esta nueva clase que, hasta 1958, se denominaba especial y que registró la siguiente matrícula: 25 alumnos en 1954; 24 en 1955; 22 en 1956; 30 en 1957: 30 en 1958; 90 en 1961 y 93 en 1962. Previsiblemente estos alumnos pagaban algún tipo de cuota por sus enseñanzas, pues coinciden con los datos que fi guran en el Nominatif bajo la rúbrica de “pago”, o de “secun- daria moderna”, mientras que el resto de los alumnos fi gura como “gratuita”. Siguiendo este criterio, se aprecia que este grupo de alumnos de bachillerato irá aumentando con los años hasta llegar a los 172 en 1968. La distribución de los alumnos por clases era bastante homogénea excepto en las de bachillerato.

Actividades escolares y vida religiosa

Dentro de las actividades propiamente escolares, y al igual que ocurría en otros centros de la provincia, la entrega de diplomas, con la presencia de la corporación municipal, era un acto que tenía la mayor relevancia. Asimismo los cursillos de verano tuvieron su presencia y continuaron durante un largo periodo, además de las clases particulares, que suponían una buena fuente de ingresos para el centro. Con éstos hubo un pequeño problema en el año 1960 cuando de los cinco Hermanos que había en el colegio, sólo quedaron dos, pero como decían los Hermanos “no obstante, hay que arreglarse y menos mal que la Divina Providencia tiene en cuenta y así pone en manos del Director la buena voluntad de dos profesores que se prestan a colaborar con los Hermanos durante el tiempo de vacaciones. Así y todo, la caja de la Comunidad queda bas- tante mermada porque hay que pagarles sus servicios”116.

Otra de las actividades, que combinaban con las escolares, era la de las excursiones que se llevaron a cabo durante todos los años. En este caso, por citar algunas, las excursiones se realizaron a Barakaldo, Gasteiz, Markina, Estibalitz, Donostia o San Asensio, en esta última excursión, como consecuen- cia de la niebla y el frío, se sufrieron dos pinchazos en el vehículo, lo que no fue óbice para que la excursión agradase a todos.

En el año 1960 surge una iniciativa de los padres del alumnado cuando se dirigen al Hermano Director y éste les recibe escuchándoles la petición que le formulan: deseaban el salón existente en los bajos del colegio para proyec- tar películas para los niños del pueblo durante el transcurso del año escolar.

116. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

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Evidentemente el Hermano Director no ponía ningún reparo en conceder el per- miso solicitado, cediendo el salón los domingos por la tarde. Ese mismo año, siguiendo con lo que se estaba convirtiendo en una tradición del colegio, volvían a salir por las calles del pueblo alegrando la Navidad lo que provocó que el Hermano encargado de la música volviera encantado por el buen ambiente que había encontrado y que la prensa local se hiciera eco de ello: “Así lo dice la recaudación que ha tenido”117.

Pero no todo eran alegrías, pues en 1962 y tras 15 años de presencia en Ordizia, “a día de hoy es de sentir que todavía no funcione la Asociación de Antiguos Alumnos, aunque parece que se va despertando cierto interés”118, aunque este interés no debía ser muy grande, pues no vuelve a hablarse más de la supuesta Asociación. Sin embargo, lo que sí parece funcionar es la Asociación de Padres, pues en 1965 se inaugura el Salón de Juegos, que previamente se había solicitado al Hermano Director, cuya cuota era mínima y para el que había apuntados 257 niños. Este Salón de Juegos suponía “un poco más de trabajo, de sujeción, de sacrifi cio y de vigilancia, pero el buen espíritu que reina en la Comunidad lo suple todo. El apostolado lo exige”119. En las vigilancias dominicales se turnarían los Hermanos. Ese mismo año se recibe en el colegio y se instala en el Salón de Juegos un televisor recién lle- gado que haría las delicias de los chavales.

El centro de Ordizia no fue diferente a los demás centros lasalianos en cuanto a mostrar un verdadero interés por los aspectos deportivos, aunque también se aprecia otras actividades como la danza y la música. Es decir sobre el canto y las danzas del país. En 1952 tomaron parte en un concurso de cantos organi- zado por el Frente de Juventudes, en 1967 creaban una Rondalla, y en 1966 el grupo de danzas Salleko ofrecía por primera vez su actuación en las fi estas del pueblo. El equipo infantil de Ordizia se proclamó por vez primera campeón de Gipuzkoa en 1967. A estas actividades deportivas se unieron las apostólicas: “un grupo en germen de la Unión Catequista nos lo muestra. ¿Quién niega a Villafranca de ser un vivero de apóstoles seglares?”120. No deja de ser simpática la anécdota referida a lo sucedido en relación con una competición prevista para la festividad de Santo Tomás en la que se esperaba la participación de todos los alumnos de Secundaria del pueblo, pero que debido a lo desapacible del tiempo y a la nieve que caía, no era conveniente dicha celebración. El interés estaba en la competitividad que se había establecido. De ahí las palabras del narrador del

117. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 118. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 120. Supplément à l’Historique pour l’année 1967.

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Histórico: “fue una gran desilusión para nuestros muchachos que desde tiempo atrás fueron dejando sus grasas y sudores en las canchas colegiales y ardían en deseos de medirse con los ‘Académicos’ que días antes se mostraban muy eufóricos, pero llegado el día lo que más les arredró, más que el tiempo fue la debilidad de sus tobillos y la moral de triunfo de los santaneros”121.

Por lo que respecta a la vida religiosa del Colegio de Santa Ana, ésta estuvo caracterizada por su similitud con el resto de colegios lasalianos, esto es, celebraciones múltiples en honor al Santo Patrono, aunque en 1962 tuvo que ser suspendida dada la situación social de alrededor, con obreros en huelga y demás incidentes; a la Inmaculada; al beato Benildo, más tarde San Benildo; a Santo Tomás de Aquino; la celebración del mes de María, etc. También en Santa Ana se organizaban la Semana Vocacional, la semana Lasaliana, los grupos de perseverancia, los Ejercicios Espirituales, los días del DOMUND, etc., además de algún que otro Concurso Catequístico o peregrinación a Lourdes.

Pero si algo dio carácter a este colegio fueron dos actividades distintas: los exámenes de Religión interprovinciales en los que participaron repetidamente los años 1951, 1955 y 1956 y los problemas que se derivaban de la prepara- ción para la Primera Comunión de los niños. Con respecto a este último asunto hay que señalar que, debido a la falta de entendimiento entre el Párroco y los Hermanos, se puso de manifi esto el famoso confl icto, siempre regido por la exigencia de competencia exclusiva en la formación catequística de los alumnos por parte del Cura. Así, ya en el curso 1949/50, habían surgido los primeros roces con el clero parroquial con la impartición de la Catequesis: “Todo el alum- nado pertenece a la Catequesis. Los del pueblo porque así lo desean sus padres y los que no lo son por imposición de los Hermanos. Al fi nalizar el curso todos los componentes de ella fueron invitados a una excursión. El día señalado para ello fue el 26 de junio. Muy natural era que avisaran a los centros docentes, no lo hicieron así. Los Hermanos permanecimos sordos a los dichos de los alum- nos. Un grupito de ellos fue a pedir un justifi cante a los Sres. Sacerdotes, se dieron cuenta lo que ello suponía y pasó lo que tenía que suceder. Quedaron perplejos. El Sr. Párroco se encargó de poner las cosas en su punto. Escribió a los Hermanos una carta excusándose y rogando el permiso. Todo se arregló en la debida forma”, pero las heridas continuaban abiertas, a pesar de que en 1951 se les enviasen unos 30 niños para que hiciesen la Primera Comunión, a petición expresa de los Sacerdotes, porque en 1953, los Hermanos dicen textualmente: “el que sean los señores sacerdotes los encargados de la prepa- ración directa de los niños a la Primera Comunión es costumbre arraigada en la provincia. No obstante, no se descuidó en el colegio esta obligación moral que tenemos, aunque después sean los sacerdotes quienes se llevan la gloria” y en

121. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.

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1955 vuelvan a hacer algún comentario al respecto “los encargados de la pre- paración directa son los sacerdotes. No obstante, no implica que los Hermanos descuidemos la preparación de estos angelitos”122.

Para dar por concluida esta parte dedicada a la vida religiosa del alumnado del colegio Santa Ana de Ordizia, tenemos que hacer referencia a otra de las actividades típicas de los Hermanos, cual era el trabajo vocacional que tampoco difi ere en gran cosa con el de otros colegios, tal y como se refl eja continuamente en los Históricos. Podemos decir que en el curso 1949/50 el número de candi- datos era de 3, que en los años 1962 y 1968 asciende hasta 8 y que, a pesar del éxito de 1962, ese mismo año se lamentan de que no se está trabajando bien esta cuestión.

Profesorado

Debido a las dimensiones de este centro el número de Hermanos fue redu- cido, siendo entre 3 y 5 los Hermanos los que se hacían cargo de la docencia hasta 1955. A partir de 1956 el número de Hermanos se estabilizó en cinco, permaneciendo en esta cifra hasta el cierre de la escuela. Respecto a la per- manencia de los Hermanos, tenemos que señalar que en los años de vigencia pasaron por el centro un total de 36 Hermanos, lo cual nos da idea de que fueron muchos los Hermanos que estuvieron durante uno o dos cursos. Se trata de una tasa de alta movilidad del profesorado, aunque también hemos podido detectar que algunos estuvieron más años. Tales son los casos de los siguientes Hermanos: León Arsenio que permaneció catorce años (1949-54 y 1958-64) y que fue director en 1949-54 y 1960; Darío Santiago que estuvo diez años (1956-64); Ignacio Augusto con ocho años (1963-70); José Adrián con seis años (1955-60) y Narciso Gregorio que permaneció nueve años en el centro (1961-69), siendo Director del mismo en los dos últimos años. También durante el curso 1960-61 había un seglar, que abandonó el centro para incorporarse al servicio militar.

Por otra parte, la información que disponemos sobre las actividades acadé- micas del profesorado es realmente escasa, siendo lo más destacable el cursi- llo de formación que hicieron los Hermanos en el curso 1949/50 en Igeltegi en Donostia, y de ser pioneros en el aprendizaje del euskera, pues ya para 1966 se habían dirigido a Lazkao a recibir unos cursillos de “metodología del euskera” que fue impartido por Juan Oñatibia.

122. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

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Tampoco hay mucho que señalar en cuanto a la vida religiosa que llevaron los profesores del Santa Ana, pues además de la participación en el Jubileo Ignaciano del año 1956, hay que destacar el comentario en relación a un exa- men que los Hermanos tienen que realizar en Irun, “3 jóvenes de la Comunidad van a Irún para sufrir los exámenes de Religión”123. Por lo demás, hay que des- tacar los habituales Retiros que se dividen entre Donostia y Bilbo, siendo signi- fi cativo el del año 1960 por el tono con el que se trata al citado profesor seglar de quien se dice: “después de un Retiro de fi n de año, enfervorizados espiritual- mente y llenos de santo celo por la salvación de las almas, reanudamos el curso escolar con toda normalidad, salvo en el mes de febrero que se da de baja un profesor seglar por tener que acudir al llamamiento de la Patria para cumplir con sus deberes ciudadanos. No es una pérdida sensible porque el citado maestro reúne muy pocas cualidades como educador y profesor”124. No obstante, hay que señalar que la mayoría de Hermanos que ejercieron la docencia estaban en posesión del título de magisterio primario, aunque en algunos años no se señala la titulación que posee cada uno de ellos.

Recomendaciones del Hermano Visitador

Al igual que en los demás centros lasalianos en el Santa Ana de Ordizia las recomendaciones del Hermano Visitador no faltaron a su cita, de manera que en lo que a la Comunidad se refi ere, a los Hermanos se les invitaba a que, en aras a su labor, vigilasen las entradas y salidas del centro, así como que pusiesen un especial énfasis en el control de los recreos y retretes. Quizás, y sin que sirva de excusa, en esta ocasión el informe del Hermano Visitador justifi ca ese con- trol dado que, en su opinión, los retretes estaban mal situados para su normal vigilancia.

Centrándose en los aspectos exclusivamente académicos, les sugería que aten- diesen en la clase a la educación de los alumnos y a los hábitos de orden, piedad y esfuerzo. Más aún, a proporcionarles un caudal de conocimientos125. Es por ello que expresamente les pedía: “no descuidar la vigilancia solícita y discreta sobre los alumnos en el tiempo en que estén encomendados a nuestros cuidados, no sólo para evitar peligros a su frágil virtud, sino para seguir y orientar paso a paso las mil facetas de su desarrollo e infl uir más positivamente en su educación”126.

123. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. 124. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 125. Rapport de Visite de 1956. 126. Rapport de Visite de 1957.

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Otra de las recomendaciones del Hermano Visitador era que atendieran a supe- rarse día tras día en su trabajo profesional, sin dar importancia a iniciativas ajenas que pudieran interferirse en su infl uencia social y pedagógica. Así, “en presencia de las tensiones y oposiciones que quieren estorbar nuestra infl uencia aumentemos nuestra fuerza moral colectiva por una más íntima unión de espíritus y corazones, de criterios y métodos; por una regularidad más consciente y fi el y por un presti- gio profesional más cuidado”127. En defi nitiva, en los aspectos académicos quería de ellos que fomentasen una gran ilusión por progresar en los métodos educati- vos y docentes, más cuando ya en 1964 la educación bilingüe se lo exigía más particularmente.

Estas recomendaciones de tipo académico no eran sólo para los Hermanos, el Hermano Director también llevaba su parte, como cuando en el año 1950 le dice expresamente que tome con interés la salud (buena alimentación, que no chille en clase, etc.) y la formación profesional del Hermano joven de la Comunidad128. Pero sin duda alguna la reprimenda más notable que recibe el Hermano Director es la del año 1962 cuando se el Hermano Visitador le trans- mite que no le parece normal ni elogiable que en el reparto de asignaturas de las clases de bachillerato se asignase precisamente la Religión al profesor seglar. Sin embargo, no le parecía mal que en 1965 ese u otro profesor seglar le supliese a él parcialmente en la clase para que el Director pudiera atender con mayor profundidad la escuela y la Comunidad. Previamente ya le había suge- rido que intentase darles mayor confi anza y encargarles de algunas tareas que les vinculasen a la marcha de la escuela a los demás Hermanos y profesores. Quizás esta última recomendación viniera precedida por mutuas desconfi anzas surgidas entre el Director y los demás Hermanos, porque ya en 1954 había algún comentario como el siguiente: “pese a la buena voluntad el Hermano Director, su temperamento, un poco seco y sus mismas ocupaciones (todo el día en clase) tenían un poco distantes a los Hermanos”129.

Las cuestiones religiosas estaban prácticamente dirigidas en su totalidad a los Hermanos, con una excepción clara destinada al Hermano Director: “busque siempre a Dios y lo que es de su mayor servicio”130. En cuanto a los Hermanos se les invitaba a que colaborasen en la creación de alguna Asociación Piadosa o Congregación con el objeto de emprender una campaña metódica a favor de la frecuencia de los Sacramentos. También se les pedía que procurasen animar todos sus actos con espíritu sobrenatural para que el Señor bendijese su obra

127. Rapport de Visite de 1962. 128. Rapport de Visite de 1950. 129. Rapport de Visite de 1954. 130. Rapport de Visite de 1965.

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con algunas vocaciones escogidas131, o que estableciesen en su interior y en cuanto les rodeaba el orden, “ese orden que como decía San Agustín guardán- dolo lleva a Dios y si no lo guardamos en la vida no lograremos elevarnos hasta Él”132. No faltaban tampoco los ánimos y elogios pues: “este trabajo que tan abnegadamente llevan vaya bien entendido según el criterio cristiano: como cruz santifi cante cuando llega a ser penoso por su pesadez; como contribución glo- riosa y llena de amor a la obra redentora de Cristo, por su naturaleza apostólica; como ejercicio constante de caridad, fuente insospechada de méritos ni un vaso de agua fría sin recompensa”133.

En defi nitiva, las recomendaciones religiosas dirigidas al centro podíamos resumirlas en la preocupación que tenía el Hermano Visitador por las corrientes vocacionales, que si eran elevadas en 1955, un año más tarde eran sensible- mente frenadas, de ahí su preocupación, pero también se centraban en una atención particular del Catecismo Nacional (sic), en que en ningún momento se abandonase el recuerdo de la existencia de Dios134 y en que toda acción edu- cadora estuviera llena de Dios, para lo que ellos también deberían llenarse de Dios135.

Las cuestiones comportamentales también fi guraron en la agenda del Hermano Visitador, así que no faltaron referencias a las formas de realizar los paseos y recreos, los llamamientos a algunas ausencias de los Hermanos o la prohibición expresa efectuada en el año 1962 del uso del tabaco, siendo preci- samente el Hermano Director uno de los que más fumaba, como así se lo indica en el informe de ese año.

6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967)

Entre la década de los años cuarenta y cincuenta, en la que llegan los Hermanos de La Salle a Zestoa, esta villa contaba con unos 3.000 habitantes, cifra que casi se duplicaba a lo largo de la temporada veraniega cuando acudían a la localidad más de 5.000 agüistas que ocupaban las 700 plazas con las que contaba el Balneario. La presencia de los agüistas era tal que, comenza- ron a alojarse en casas particulares, dado que los 14 hoteles existentes en la localidad no daban abasto para acogerlos. Zestoa era una villa de pequeñas

131. Rapport de Visite de 1953. 132. Rapport de Visite de 1958. 133. Rapport de Visite de 1960. 134. Rapport de Visite de 1964. 135. Rapport de Visite de 1964.

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dimensiones, el casco histórico constituía su núcleo principal, aunque contaba con numerosos barrios en sus alrededores. El comercio y la pequeña industria, además del turismo, constituían sus principales fuentes de ingresos.

El edifi cio colegio San José de Zestoa fue construido aproximadamente en 1929; es decir, dos décadas antes de que llegasen los Hermanos de La Salle. Durante esa primera etapa gozó de muy buena aceptación y fue gestionado por los Hermanos Maristas. Sin embargo, tras la Guerra Civil, en mayo de 1941, comen- zaban a fraguarse las primeras desavenencias económicas con el Ayuntamiento, que subvencionaba al colegio con 9.000 pesetas, mientras que éste pedía que aquella ascendiese hasta las 13.000 pesetas, hecho que constituyó el comienzo del fi n de la primera etapa del San José. Transcurridos unos meses, en agosto de ese mismo año, el tema de la subvención volvía a tratarse en sesión plenaria y, por parte de los mandatarios municipales, se consideraba que dicha petición era desproporcionada, con lo cual se daba por fi nalizado el período de docencia de los Hermanos Maristas y se iniciaba la colaboración con los Clérigos de San Viator. Esta última colaboración, además de ser demasiado corta, estuvo marcada por las duras condiciones de posguerra y poco se habla de ella en los documentos municipales “todos ellos muy institucionales y poco o nada dados a extenderse en temas que pudieran ‘deslucir’ la grandilocuencia de las sesiones plenarias”136.

Dentro de la información que se dispone de los Hermanos viatores, hay que señalar que desde su llegada los problemas que se les presentaron eran de tipo económico los cuales provocarían que antes de terminar el curso 1945/46 el Ayuntamiento recibiese la triste noticia de que los Hermanos dejaban el centro que, con tanto acierto y agrado de la Corporación y el vecindario, venían regen- tando137. Por otra parte, y en lo que se refi ere a otros servicios educativos en la localidad, no parece que en Zestoa existiese otro centro que no fuese el San José, pero no obstante, se tiene constancia de que existían un maestro y una maestra nacionales, que respondían a los nombres de D. Juan José Goyena y de Dña. Dionisia Santamaría.

Tras la marcha de los clérigos de San Viator se realizaron grandes esfuerzos para que el colegio de San José estuviera regentado por otros religiosos y entre estos esfuerzos está el viaje que el Alcalde de la localidad, D. Luis Suso, hizo a Irun acompañado del Párroco de la Villa, D. José Azcoitia, para entrevistarse con los Hermanos138, en primera instancia, y con otras congregaciones después.

136. Arzallus, F. (2002): “Zestoa y los Hermanos de San Viator”. Archivo Histórico de Zestoa. 137. Para conocer la presencia de esta Congregación en Zestoa puede consultarse su pagina web www.csviator.es (consultada el 30 de marzo de 2009). 138. Urrutia, J.M. CSV (2003): Juan Bautista Etxaburu Aristondo. Clérigo de San Viator, 1923- 2001. Madrid, Clérigos de San Viator-Provincia de España, p. 35.

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La respuesta afi rmativa, por otra parte, se hizo esperar más de lo previsto, en vista de lo cual la autoridad municipal se puso en contacto con el Ministerio de Educación Nacional de Madrid, a fi n de poner el establecimiento escolar en manos del Magisterio Nacional. Sin embargo, llegada esta propuesta a oídos de la Inspectora General de la provincia, la Sra. Oloriz, teresiana y bien conocida por su labor profesional y depuradora entre el Magisterio guipuzcoano, ésta se puso en contacto con una maestra nacional, Dña. Esperanza Rodríguez, miembro de la Acción Católica local y a la que también habían acudido diferentes Párrocos, con el ánimo de que redactase el acta de petición a favor de los educadores religiosos.

Fracasados los primeros intentos del Alcalde y del Párroco, allá por el año 1950 llegaban hasta esta pequeña localidad del Bajo Urola los Hermanos de las Escuelas Cristianas manteniéndose en ella hasta 1967, si bien años antes, como tendremos oportunidad de comprobar, ya habían comenzado las hostilida- des contra la Comunidad de los Hermanos de La Salle, hostilidades en las que el clero parroquial y el Ayuntamiento tomarían parte de forma activa.

La llegada de los Hermanos de La Salle

Antes de su llegada a Zestoa, el 24 de noviembre de 1949, el entonces Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de Toledo, y el Secretario del Ayuntamiento se habían dirigido por carta al Hermano Visitador, Carlos Bautista, proponiéndole la posibilidad de la apertura de una escuela139. Esta propuesta fue corroborada, en cierto modo, por el Obispado de Vitoria que, con fecha 26 de julio de 1950, mandaba un escrito en el que se planteaba otra posi- bilidad, la del cierre del centro de Zarautz, que entonces estaba pasando por un periodo crítico, y la de la apertura del de San José. Un mes más tarde tuvo lugar una reunión en la que se fi rmó un convenio entre los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la Junta del Patronato de la Asociación de las Escuelas de San José de Zestoa; aprovechando la ocasión la Junta Directiva para enviar un escrito a los Padres de Familia de la localidad en el que se notifi caba que, a petición del Hermano Visitador, se solicitaba un aumento en el presupuesto como sub- vención del profesorado. El 1 de octubre de 1949 el Obispo de Donostia, Font y Andreu, autorizaba la apertura de la Comunidad de Zestoa y, ese mismo día, el Ayuntamiento daba cuenta al Hermano Visitador del acuerdo al que se había llegado, en el que se incluían los sueldos de los Hermanos.

139. Para un conocimiento de las vicisitudes por las que pasó este centro y su relación con el Ayuntamiento, se pueden consultar las actas del Ayuntamiento de Zestoa entre Noviembre de 1948 y enero de 1959. Gracias a la generosidad de Xabier Unanue hemos tenido acceso a las mismas, además de otro material diverso sobre la Asociación de Padres y de Antiguos alumnos. También queremos agradecerle su información oral sobre la evolución de este centro.

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Colegio de Zestoa, que fue regentado por los Hermanos de La Salle.

La creación de esta escuela se acogía a la fi gura jurídica que aparece en el Decreto del Ministerio de Educación Nacional de 9 de abril de 1949 (BOE del día 30 del mismo mes) sobre la creación de Patronatos Escolares de Primera Enseñanza, lo cual supuso que, por parte de la Corporación Municipal, se adoptase un acuerdo en este sentido y se nombrase dicho Patronato, confeccionando el Reglamento pertinente. Por otra parte, también el Ayuntamiento llevó a cabo las gestiones ante el Ministerio informándole de la instalación de la mentada escuela en el edifi cio de la escuela Graduada de tres secciones, dotándola del mobiliario y material pedagó- gico necesario, ya que dicho edifi cio era propiedad del Ayuntamiento140. A lo largo del año 1949, y hasta el comienzo de la andadura de la escuela, el Ayuntamiento estableció contactos personales con personas del Ministerio, incluido el propio Director General de Enseñanza Primaria, Don Romualdo de Toledo, para aclarar algunos detalles de la futura escuela, por ejemplo la transformación de escuela graduada en escuela unitaria o el reglamento de régimen interior. El citado político se mostró siempre favorable a dicha escuela y a favorecer una ayuda económica. Este tipo de relaciones se debía sin duda a una relativa cercanía ideológica entre el Alcalde y algunos cargos directivos en el Ministerio de Madrid.

140. Acta de 9 de mayo de 1949 del Ayuntamiento de Cestona.

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En la década de los cincuenta el deseo de los habitantes zestoarras era claro: “todos ansiaban su reapertura, pues se hacía sentir la falta de religiosos que tomaran por su cuenta la educación de sus hijos”141 y, afortunadamente, el día 2 de octubre de 1950 el colegio quedaba inaugurado, recibiendo dos días más tarde la primera visita del Alcalde. El colegio quedó a cargo de cuatro Hermanos y con una matrícula inicial de 110 alumnos, “observando el entusias- mos, competencia y celo que demuestra el profesorado y la buena asistencia de los alumnos”142.

Al año siguiente se recibía la documentación que acreditaba al centro como tal y se recibía la primera visita regular del Hermano Visitador, el cual se mos- traba gratamente sorprendido por las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con la parroquia, con el Ayuntamiento y con el propio vecindario, dato corroborado un año más tarde cuando expresamente decía: “esta escuela gratuita es modelo en su género por las buenas relaciones que mantiene con la parroquia, con el Ayuntamiento y con el vecindario”143.

Por otra parte, el 15 de enero de 1951 quedaron aprobados los estatu- tos de la “Asociación de las Escuelas de San José de Cestona”, con la fi rma del Gobernador Civil de la Provincia, constituyéndose dicha Asociación, con su Consejo Directivo, el 3 de febrero del mismo año. En dichos estatutos se fi ja los fundamentos por los cuales se constituyen en Asociación; es decir, el deseo de mantener una escuela por parte del vecindario, desligando “al ilustre Ayuntamiento de esta Villa del compromiso y responsabilidad que supone el sostenimiento de tales obligaciones”. En este sentido, la responsabilidad última recae sobre la Asociación y no sobre el Ayuntamiento, que no obstante colabora, arrendando el local, y subvencionando la escuela, al igual que se pretendía la subvención de entidades y particulares o con las cuotas de los socios y pago de matrícula.

Los fi nes de la Asociación, aparecen recogidos en los Estatutos y entre otros, son los siguientes: “promover y proteger la educación y enseñanza de los niños, siempre dentro de las normas de la Encíclica de Pio XII sobre la educación de la juventud”; facilitar el que los niños se abran “caminos honrados en la vida”; “ampliar la educación patriótica y social de conformidad con las disposiciones vigentes” o “fomentar y practicar la educación física de los niños en su propio benefi cio y de la Patria”, además de otros fi nes relativos a la aceptación del tipo de enseñanza propiciado por los Hermanos.

141. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 142. Acta de 11 de noviembre 1950 del Ayuntamiento de Cestona. 143. Rapport de Visite de 1951.

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La escuela y el Ayuntamiento: una relación confl ictiva

Las relaciones entre el Ayuntamiento y la escuela no siempre se mantuvieron en el mismo tono inicial, al igual que había ocurrido con las otras congregaciones religiosas, durante la primera etapa. Así, en 1952, existía una buena relación entre el colegio y las autoridades, pues el Alcalde ofreció su colaboración al cen- tro a la vez que “con sentidas palabras manifestó su satisfacción por la buena marcha de colegio así como por el cambio tan grande que estaban experimen- tando los niños”144. Este cambio que había observado el Alcalde coincidía con la perspectiva que, quizás de forma un poco exagerada, mostraba el Hermano Visitador a su paso por el colegio en 1955, pues dentro de las habituales reco- mendaciones que hacía al Director, señalaba que “era patente el cambio obser- vado en los niños, incontrolados antes de la llegada de los Hermanos”145. No obstante, y a pesar de esta aseveración del Hermano Visitador sobre la actitud del alumnado, en general se mostraba bastante satisfecho con la labor empren- dida por “esa simpática escuelita de reciente creación que cuenta con la sim- patía de todo el vecindario y en la que los Hermanos desarrollan una labor muy hermosa, en forma muy callada y digna”146. Es más, llegaba a decir que además del vecindario, el clero y, en especial, su Párroco, apreciaban la obra educativa de los Hermanos “cosa realmente excepcional en la manera de ser del clero de esta provincia de Guipúzcoa”147.

Sin embargo, estas buenas relaciones que venían manteniéndose con el Ayuntamiento, se vieron truncadas en 1957 por causas que para el Consejo Directivo de la Asociación de Padres estaban medianamente claras, pero que en nada coincidían con las alegadas por el Ayuntamiento. Los miembros de la Asociación citaban, entre otras, que ninguno de los componentes de la Corporación municipal tenían hijos en edad escolar y, por ello, el problema no les afectaba directamente, además de que varios de los que no eran contra- rios a este colegio no veían mayor problema escolar debido a la existencia de dos Escuelas Nacionales en los barrios de Aizarna y Arrona. Pero, sin duda alguna, la más curiosa de las causas por las que, en opinión del Consejo, el colegio se vio castigado fue que los miembros del Consejo habían denegado al Ayuntamiento la organización de una lucha de carneros en el patio del colegio, alegando cuestiones de higiene, moralidad y salubridad. Pero seguramente los desencuentros entre la Asociación y los miembros de la corporación muni- cipal tenían raíces políticas e ideológicas que afectaban al colegio, como nos

144. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 145. Rapport de Visite de 1955. 146. Rapport de Visite de 1952. 147. Rapport de Visite de 1955.

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manifestó en una entrevista Xabier Unanue, quien nos narró la manifestación popular que salió a la calle para defender el que los Hermanos continuasen en el colegio.

La respuesta por parte del Consistorio no se hizo esperar y con bastante pre- mura hicieron públicas las causas del confl icto generado, que no eran otras que el escrito enviado por el Consejo al Gobernador y en el que se sentían aludidos y ofendidos. En dicho escrito se solicitaba la concesión de unos terrenos colin- dantes con el colegio y un donativo municipal, lo más amplio posible, para la construcción de un centro pedagógico de orientación profesional. Sin embargo, también en dicho escrito se decía “incomprensiblemente, durante varios años, el colegio no ha contado con el apoyo de la mayoría de los componentes de la Corporación Municipal por haber estimado con carácter de preferencia otras actividades carentes de sentido social y en contra de los intereses de la Noble y Leal Villa de Cestona”.

El enfado de las autoridades municipales alcanzó tal grado que preguntaron a otros Ayuntamientos las cantidades que aportaban a los colegios, siendo 20.000 las pesetas que recibía el colegio de Zarautz, sin que el edifi cio fuese municipal, 18.000 pesetas recibían los Maristas de Azpeitia, entre 12.000 y 14.000 pesetas los del colegio de Legazpi que tampoco era edifi cio municipal y así continuaron por varios centros más de la provincia hasta conseguir desmantelar la falsa teoría de los miembros del Consejo, más cuando el San José de Zestoa percibía 40.000 pesetas de la corporación municipal148.

El Ayuntamiento defendía su postura diciendo que en relación a un determi- nado acuerdo fi rmado el 29 de noviembre de 1952 con la Asociación, los propó- sitos iniciales de ésta no habían tenido la debida y esperada satisfacción, puesto que la Asociación no había conseguido las ayudas procedentes de la industria, comercio y particulares para que ésta llevara a cabo el cumplimiento de los conve- nios con el Ayuntamiento, y éste era objeto de una nueva solicitud para la que la ayuda que venía aportando fuera mayor.

En vista de cómo había degenerado la situación, ya que en repetidas ocasio- nes le habían solicitado al Consejo una rectifi cación de ese escrito que habían enviado al Gobernador y de que el citado Consejo continuaba haciendo caso omiso a su solicitud, la decisión tomada por el pleno, en reunión celebrada el 28 de junio de 1958, fue la de dar por fi niquitada cualquier relación con la Asociación, incluida la subvención económica. Así, el Ayuntamiento se desentendió de la repa- ración del tejado, a pesar de su estado lamentable que obligaba a los Hermanos a recoger el agua descalzos y sin sotana, así como de que el Consejo pudiera utilizar

148. Acta de 15 de noviembre de 1957 del Ayuntamiento de Cestona.

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un almacén que había en los terrenos del colegio y que estaba pensado para sala de recreo de los niños y dejó de cumplir con lo acordado sobre la subvención en función de lo que subiese el nivel de vida.

Sin embargo, no terminaban ahí las negativas, pues en la dinámica de prohibi- ciones en la que había entrado la representación municipal, ésta llegó hasta lími- tes insospechados, como por ejemplo la negativa para la celebración de la fi esta del colegio o la negativa para la publicación de un Bando en el que se convocase para la constitución de la Asociación de Antiguos Alumnos. También existió la amenaza de cursar una denuncia contra el Hermano Director si no ordenaba que los txistularis se despejaran de sus chaquetas pretextando que las mismas tenían un signifi cado político, aún cuando estas chaquetas eran similares a las utilizadas por otras agrupaciones patrocinadas por entidades ofi ciales. No faltó la revocación del acuerdo por el cual el Ayuntamiento colocaría cuatro focos en el patio escolar ni la negativa a dar una subvención a los dantzaris del colegio, a pesar de estar programados para las fi estas patronales. Como podemos comprobar la deriva que tomaron las relaciones colegio-Ayuntamiento era realmente grave.

Preocupados por esta extrema decisión del Ayuntamiento, el Secretario y determinados Vocales de la Asociación, enviaron en desagravio un escrito al Consistorio, aunque previamente, el Párroco, que también había fi rmado el docu- mento inicial enviado al Gobernador, consciente de la situación creada, ya había tomado sus propias medidas y había escrito a los mandatarios municipales pidiendo sus disculpas. Aún así, el problema lejos de solucionarse parece que cada vez se iba enquistando más, lo que viene confi rmado por la actitud que adoptó el vecindario a principios de 1958: “el pueblo se manifestó de modo unánime y clamoroso (que pudo haber sido motín si no hubiera toda una disci- plina admirable) contra una maniobra urdida con el fi n de cambiar la Asociación (y eliminar a los Hermanos de rechazo)”149. La incómoda situación persistía en 1959, pero “después de una etapa dura, provocada y sostenida por ban- derías locales”150, los Hermanos prosiguieron con su labor y consiguieron que la tensión fuese rebajándose hasta que, por fi n, el 30 de septiembre de 1958 el Ayuntamiento reconsideró la postura que había venido manteniendo en los últimos meses tras leer la carta que les habían enviado los miembros de la Asociación pidiendo disculpas151. Defi nitivamente, en 1960, después de difi cul- tades y diferencias, la “paz” quedaba restablecida en el pueblo y las relaciones, tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas, volvían a su cauce.

149. Rapport de Visite de 1958. 150. Rapport de Visite de 1959. 151. Acta de 30 de septiembre de 1958 del Ayuntamiento de Cestona.

234 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Esta normalización de la situación dio pie para que el Hermano Visitador hiciera constar que las relaciones con el cabildo parroquial eran mucho mejores, pero, a la vez, señalaba que “el cambio de Párroco por fallecimiento del anterior había sido un factor decisivo”152. En las siguientes visitas se enorgullece de que esas relaciones siguieran mejorando e incluso llega a darles la enhorabuena, aunque en 1964, realiza un comentario cargado de ironía en el que considera que si estas relaciones eran buenas “era seguramente porque eran algo dis- tantes”153. Mientras, la labor religiosa no quedó descuidada y las relaciones con otros centros y Hermanos fueron en todo momento cordiales, acudiendo a Zestoa muchos Hermanos procedentes de otras Comunidades a tomar las aguas.

Volviendo a los primeros años de los Hermanos en Zestoa, concretamente a 1953, observamos otra prueba de su buena voluntad por mantener unas correc- tas relaciones con las autoridades cuando realizaron una salida con todos los niños del colegio a la estación del tren para ir a recibir a unos Misioneros. Dicha salida se realizó a petición del cura-párroco y a ella no faltó alumno alguno del colegio, como tampoco lo hicieron cuando en el año 1951 el Alcalde les solicitó que acudiesen a la estación de Azpeitia porque a ella iban a llegar el Sr. Ministro y demás autoridades con motivo de las Bodas de Plata del Ferrocarril del Urola. Fue en aquellos primeros años de la década de los 50 cuando las relaciones eran más fl uidas con las autoridades civiles y eclesiásticas. Así, en el año 1953 en el colegio se recibían la visita del Obispo y la de más de 400 alumnos proce- dentes de los colegios de Barakaldo y Sestao.

En lo que a la relación entre los Hermanos concierne, parece que el cambio de Director, allá por 1961, fue positivo, pues diferencias de edad y de criterios con el Director que estaba en 1960 hacían difícil la convivencia. Una vez producido el cambio, el Hermano Visitador no repara en halagos hacia el recién llegado, al que defi ne como serio y reconoce su contribución a una buena armonía, pues “el espíritu de la Comunidad se ha afi anzado gracias al nuevo Director ya que sus hábitos de orden y método benefi cian grandemente a los Hermanos”154.

La economía del centro

En lo que respecta al centro en sí, hay que señalar que su economía, al igual que la de sus predecesores no fue precisamente brillante y, a la vista de

152. Rapport de Visite de 1961. 153. Rapport de Visite de 1964. 154. Rapport de Visite de 1962.

235 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

lo analizado en el epígrafe anterior, nos atreveríamos a decir que fue la principal causa de la desaparición del colegio. Tampoco los desperfectos ocasionados por las inclemencias climatológicas contribuyeron a una posible recuperación económica o simplemente a arrancar holgadamente su andadura. Así, ya en el año 1951 un viento huracanado causó grandes desperfectos en el colegio, al igual que las lluvias de 1954, aunque éstas no llegaron a la gravedad de las del año anterior, las cuales produjeron 24 muertos en el Estado y que, en lo que a Zestoa se refi ere, provocaron que durante alguna jornada el centro tuviera que permanecer cerrado como previsión ante el peligro que originaban las revueltas aguas del Urola y que inundaban las calles zestoarras.

Volviendo a los aspectos meramente económicos, entre otras ayudas que per- cibió el San José, estaban las procedentes de la Sociedad de Aguas y Balneario de Cestona, dinero que fue a parar a la Asociación de Padres de Familia y que dio lugar a que en 1952, un año más tarde, la Junta de Padres se reuniese con el Director para ver cómo había quedado la situación con el Patronato. En sus inicios, como ocurría a casi todas las Comunidades que se abrían con falta de tiempo, hubo muchos aspectos que quedaron sin cubrir, y en el caso del colegio San José de Zestoa uno de ellos tenía carácter especial para los Hermanos, la ausencia de una Capilla.

En lo que respecta al acuerdo fi rmado en 1949 entre el Ayuntamiento y el colegio, el primero se comprometió a abonar la cantidad de 40.000 pesetas anuales a la Asociación de las Escuelas de San José “para las atenciones y necesidades de los cuatro Hermanos, así como 16.000 pesetas en concepto de aportación inicial obligatoria. Además de otros fondos para limpieza del centro (960 pesetas anuales) o compra de material (1.000 pesetas), el Ayuntamiento se comprometía también a conceder gratuitamente los servicios de agua, elec- tricidad, así como el combustible para la calefacción. Por su parte, la Asociación debería ingresar al fi nal del año las cantidades correspondientes por el arriendo del edifi cio, material escolar, mobiliario y demás efectos inventariados, siendo a cargo de la Asociación los arreglos por desperfectos tanto en el edifi cio del colegio, como en el frontón o en el patio escolar”155.

Mientras tanto, el colegio pretendía llevar su vida normal, aunque muchas veces esas difi cultades económicas provocasen situaciones especialmente difí- ciles, como, por ejemplo, la ausencia de calefacción en el centro que, feliz- mente, en 1955 era solucionada, gracias a la colaboración del Ayuntamiento, el cual intervino con la compra de varias estufas ante el frío que se avecinaba. Sin embargo, la situación originada tras la carta del Consejo Directivo al Gobernador se había convertido en el detonante de las malas relaciones y el Consistorio

155. Acta de 23 de mayo de 1951 del Ayuntamiento de Cestona.

236 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

dejaba de abonar la subvención correspondiente, poniendo a la Comunidad en una situación de apuro permanente. Efectivamente, con fecha 1 de julio de 1958, el Consejo Directivo del colegio se dirigía al Ayuntamiento haciéndole saber que cuando el pasado 28 de junio se conmemoraban las Bodas de Oro de la Sección Adoradora Nocturna de Cestona, el Consistorio a través del ofi cio nº 557 de la citada fecha, suspendía toda relación con el Consejo Directivo de las Escuelas de San José creando con ello una difícil y comprometida situación para los padres.

Una prueba de estas situaciones de apuro por las que atravesó el colegio, fue la carta dirigida a los padres el 1 de marzo de 1954 en la que se les pedía una colaboración anual de 120 pesetas, ayuda que serviría para pagar los des- perfectos que tenía el edifi cio y que habían sido provocados por un aguacero producido el 14 de octubre anterior, dejando el tejado y el cielo raso en estado de ruina. Otra prueba más de esta débil situación económica se produjo cuando en 1961 los alumnos organizaron una tómbola benéfi ca en colaboración con Cáritas Parroquial yendo parte de aquella recaudación a las actividades benéfi - cas del pueblo mientras la otra parte se destinaba al arreglo de los retretes del colegio.

Vemos pues que este centro de San José de Zestoa, a pesar de que inició su andadura con mucha ilusión, las difi cultades económicas y las malas rela- ciones con el clero y el Ayuntamiento en gran parte de su corta vida, obligaron a los Hermanos a cerrarlo en junio de 1967. Quizás una frase pronunciada por el Hermano Visitador en 1960 defi ne claramente cuál fue la situación global del colegio en sus 17 años de trabajo: “trabajan con espíritu y entusiasmo pese a penuria”156. No obstante, cuando se cierra el Colegio de San José ya estaba en marcha un movimiento popular para promover y gestionar la creación de una ikastola. De todos modos, la causa principal del cierre de la colegio se debió a que no pudieron lograr el reconocimiento ofi cial como escuela profesional, que se preveía llevar a cabo en 1956.

La oferta de estudios

Las difi cultades que atravesaba el colegio San José quedaban claramente refl ejadas en los informes anuales que proporcionaba el Hermano Visitador, difi cultades que no sólo eran de tipo económico, sino también académico, pues no podemos olvidar que además de la pequeña industria y del turismo, Zestoa también tenía un importante número de vecinos que trabajaban en la agricultura y ganadería, como se refl eja en los informes de 1953 y 1963, cuando se decía

156. Rapport de Visite de 1960.

237 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

textualmente “se trabaja considerablemente a pesar del inconveniente que representa la asistencia bastante irregular de un sector del alumnado, formado por muchachos procedentes de caseríos o haciendas rústicas de las vecinas montañas que sólo aspiran a tener una cultura rudimentaria y se ven urgidos por las faenas agrícolas en ciertas épocas del año”157, y que “la escuela era popular, de pueblo sencillo, agrícola e industrial, de población muy dispersa por el carácter de esta agricultura”158.

En un principio tampoco parece que los problemas, al margen de los econó- micos, revistiesen mayor importancia, aunque en ocasiones los unos fuesen uni- dos a los otros, pues, como bien se recoge en el informe del Hermano Visitador de 1963, “la escuela está estancada en su perfección de enseñanzas por la falta casi íntegra de recursos económicos”159. De similares características es la información de 1964, donde la falta de espacio –únicamente existían 3 aulas, la elemental, la media y la superior–, se convierte en un motivo de preocupación, pues se trataba de “una escuela sin grandes complicaciones. Lucha contra su propia pequeñez que le impide ordenar las clases como conviene a una labor efi ciente”160. Si a todo ello unimos que la diversidad de edades en las clases y el bilingüismo difi cultaban todavía más esa labor docente, nos encontramos con la conclusión fi nal que aporta el Hermano Visitador, que reconoce que “la ense- ñanza que se da en las clases no es de gran nivel”161.

Centrándonos en los estudios que se impartían en el centro, una de las características más signifi cativas del San José zestoarra fue la apertura de unas clases nocturnas desde su inicio. Estas clases estaban destinadas a los “case- ros e hijos del pueblo”, si bien en 1960 había cambiado esta fi losofía sobre los educandos; las clases nocturnas ya no serían dirigidas a caseros e hijos del pueblo sino a unos 40 jóvenes que trabajaban en las distintas fábricas de la localidad.

Al llegar al año 1963 el Hermano Visitador hacía la primera propuesta de supresión de estas clases nocturnas y al año siguiente quedaban defi nitiva- mente suspendidas por falta de alumnado. No obstante, las asignaturas que éstos recibían eran las de Dibujo Industrial, Matemáticas, Francés, Lectura y Escritura y Lengua Castellana. Curiosamente, la asignatura de Dibujo Industrial era impartida por dos trabajadores de la empresa Eguiguren de la localidad.

157. Rapport de Visite de 1954. 158. Rapport de Visite de 1963. 159. Rapport de Visite de 1963. 160. Rapport de Visite de 1964. 161. Rapport de Visite de 1965.

238 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Las características industriales de la zona requerían de jóvenes bien prepa- rados para las fábricas y talleres, por lo que los Hermanos hicieron especial hin- capié en esta formación. Así, si en los primeros años se dedican a la enseñanza primaria, a partir de 1956 son conscientes de la posibilidad de crear una sección que ampliase la formación y preparación de los alumnos dirigida a la formación profesional. El Hermano Visitador también se percata de esta posibilidad y en 1957 da sus primeros consejos siguiendo esta línea: “formar hombres, formar cristianos […] iniciarles bien en el dibujo y en los primeros elementos técnicos dada la orientación industrial que la villa toma y no descuiden la formación prác- tica pedagógico-catequística”162, a la vez que sugiere la creación de algún taller mecánico. A partir de aquel instante las recomendaciones del Hermano Visitador irían todas en la misma línea: “dirigir con tenacidad y solicitud el crecimiento de la iniciación profesional industrial”163, “incrementar algo la iniciación industrial estableciendo hora y media diaria de prácticas de taller”164, “estructurar la culmi- nación de la enseñanza que aquí se da por el montaje y organización de un taller de iniciación profesional tutelado por la industria local”165.

Es pues en 1957 cuando D. Jesús Aramburu, hijo ilustre de Zestoa, soli- citaba a los Ministerios de Trabajo y de Educación Nacional la ampliación del colegio, continuando con carácter municipal y estableciendo una escuela profe- sional que abarcase las ramas de Madera, Electricidad y Metalurgia. En principio la respuesta a la ampliación por parte del Ministerio de Educación Nacional fue negativa y en cuanto a la posibilidad de la escuela profesional era preciso contar con un capital muy elevado, porque para obtener dicho reconocimiento debía de contar con profesorado propio y titulado, al margen del ya existente, maquinaria, etc. Esta respuesta por parte del Ministerio provocó una situación reivindicativa pues, “Cestona no debe dormirse en los laureles, ya que son pocos los pueblos que cuentan con un colegio tan magnífi co, obra del pueblo entero, y debemos anteponernos a un futuro inmediato de cultura que va a requerir esta nueva etapa atómica-revolucionaria, que se aproxima a pasos gigantescos. Es más, nos urge otro problema interesante y crucial, que debemos afrontar toda la Nación, que es el necesario ingreso en la Unión de Estados Europeos”. Con toda claridad se aprecia pues la visión de futuro de los Hermanos lasalianos, que ya veían en 1957 como algo próximo y para lo que había que estar preparados la incorporación a la Comunidad Europea, acontecimiento que se produciría, como sabemos, aproximadamente 30 años más tarde.

162. Rapport de Visite de 1957. 163. Rapport de Visite de 1958. 164. Rapport de Visite de 1960. 165. Rapport de Visite de 1961.

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Como se puede comprobar, la actividad docente del San José de Zestoa estuvo claramente vinculada a la Formación Profesional, pero sin descuidar las enseñanzas primarias, sugiriéndose a los Hermanos lasalianos que no des- cuidasen una especial atención en las clases a cuanto signifi case actividad práctica y formativa del propio alumno en varias asignaturas y, particularmente, en la Religión, centrando su tarea en los cuadernos, hábitos de orden y buena presentación. En esa misma línea iba otra propuesta del Hermano Visitador, el cual decía que debían concretarse en todas las clases los programas trimestra- les por asignaturas y que los trabajos de los alumnos debían estar a disposición de cualquiera que los quisiera inspeccionar, además de invitar al Director a que redujese la diferencia de edad en las clases en la medida de lo posible.

La evolución de la matrícula de alumnos

A la vista de las condiciones materiales del colegio y de las difi cultades eco- nómicas por las que pasó, el progresivo aumento de la matrícula escolar en la década de los años sesenta no puede interpretarse de otra manera que como un éxito escolar. No obstante, ya en los años sesenta el sentido de esta tendencia va a cambiar registrándose un constante goteo en la pérdida de alumnos. La edad de los alumnos que asistían a la primera clase era de entre 6 y 8 años, los de la segunda clase correspondía a los de 9, 10 y 11 años, mientras que los alumnos de la tercera clase podían tener entre 12, 13 y 14 años.

A pesar de que los datos que registramos no son fi ables en cuanto a la distribución de alumnos por clases, debido, posiblemente, a una transcripción errónea, lo que cabe pensar es que las clases inferiores eran las que registra- ban mayor número de alumnos, como solía ser en el resto de los colegios de esta categoría. En general, las clases superiores eran menos frecuentadas y, en muchos casos, se incluían en las mismas los alumnos con alguna especializa- ción profesional. Por lo tanto, la siguiente tabla debe leerse con estas precaucio- nes. Tampoco muy son fi ables los datos relativos a la matrícula de los alumnos adultos.

Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Adultos Total 1950 36 38 42 28 104 1951 32 30 45 28 105 1952 50 37 28 115 1953 32 43 50 125 1954 33 36 50 119

240 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Adultos Total 1955 33 39 71 143 1956 33 66 45 144 1957 68 48 33 149 1958 36 46 59 21 162 1959 39 46 52 137 1960 35 38 47 120 1962 27 48 48 103 1963 31 47 52 130 1964 28 50 50 128 1965 20 40 47 107 1966 60 40 100

Las causas de este descenso se deben, entre otras, a la marcha de los alumnos a otros colegios que garantizaban su formación profesional, pues a pesar de estar presente en el colegio este tipo de estudios no se constituyeron formalmente. En 1965 el número de alumnos había comenzado a disminuir, principalmente porque muchos de ellos se dirigían a las Escuelas Profesionales o a Bachilleratos, lo que pudo ser el origen de que al año siguiente, en 1966, se comunicase a la Junta de Padres la decisión que habían tomado los Hermanos, y que no era otra que la de retirarse de Zestoa, hecho éste que causó la lógica consternación en el pueblo. La decisión tomada tenía además un añadido, esto es, que la fecha en la que los Hermanos habían acordado como día de salida era en enero de 1967, lo que signifi caba dejar a los alumnos sin escuela a mitad de curso. Vista la situación creada, los representantes de los padres de familia hicieron ver a los Superiores el problema que se les planteaba al retirarse los Hermanos a mitad de curso y solicitaron que continuasen, al menos, hasta el fi n del mismo, propuesta que fue aceptada por los Superiores.

La situación creada tampoco cogió de sorpresa al Hermano Visitador, pues también él venía observando, y así lo hacía saber en 1966, que el número de alumnos descendía curso tras curso (en 1966 había en el centro 2 Hermanos y 67 niños), entre otras causas porque, como ya hemos indicado, los mayores acudían a realizar sus estudios a otros pueblos, porque la situación económica tampoco era muy brillante y porque la escuela ya no estaba consiguiendo los fi nes para los que se había creado. La llegada al centro de niños procedentes de otras localidades próximas como Aizarna o Azkoitia (llegaron 3 y 7 alumnos respectivamente en el año 1963), la apertura de una pequeña biblioteca infantil

241 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

para crear hábitos de lectura o la donación de una televisión por parte de los padres de familia, “preocupados por el espectáculo que a ciertas horas presen- taban los bares de la localidad, llenos de chicos”166, no sirvieron tampoco para que le decisión de los Hermanos fuese reconsiderada.

Ya hemos apuntado alguna de las características del colegio San José de Zestoa, como la asistencia a las clases nocturnas o la inasistencia a clase por tener que ayudar en las tareas del caserío. Sin embargo, tal como señala el Hermano Visitador en 1950, “el alumnado daba excelente impresión y se notaba porque los Hermanos habían sabido percatarse de las condiciones especiales en que se encontraban”. Algunas veces los comentarios del Hermano Visitador se extralimitaban un poco, como cuando con motivo de una propuesta metodo- lógica decía que “con objeto de vencer esa cortedad natural de los chicos de los caseríos, procuren preguntarles mucho y que contesten en alta voz”.

A grandes rasgos podemos decir que los informes que realizó el Hermano Visitador giraron en torno a tres aspectos: en primer lugar a la presencia coti- diana del euskera en la vida de los niños, con las difi cultades que ello conlle- vaba a la hora de la enseñanza. Esto queda refl ejado en las recomendaciones del Hermano Visitador, el cual, recién abierto el colegio, allá por 1950, les decía que le parecía muy bien que a los alumnos que estudiaban el Catecismo en vas- cuence se les explicase también algo en esa lengua, pero que lo más importante era hacerles entender el sentido literal de las palabras que empleaban. Es más, al año siguiente les invitaba a emplear esas palabras en ambos idiomas. Él entendía que “la circunstancia de que la práctica totalidad del alumnado hablase en vascuence, no debía ser motivo para el descuido de la enseñanza en caste- llano, sino todo lo contrario, pues de ser así se estaría defraudando el interés de los niños y el deseo de las familias”167. En 1953 quiere que se implante un nuevo método de enseñanza en la escuela para un buen conocimiento del caste- llano, consistiendo éste en insistir con ahínco tanto en la expresión oral como en la escrita, pero no debió ser muy exitoso porque en 1963 el Hermano Visitador se despacha a gusto con la escuela y dice de ella que “está algo retrasada a nivel intelectual, debido principalmente a la composición bilingüe de los niños y a la falta de textos adecuados en vasco”168.

El segundo de los aspectos en los que se centró en Hermano Visitador fue el de la inasistencia a clase. En 1955 realiza la siguiente reseña: “siempre se nota una notable inseguridad de asistencia en un buen sector de alumnos, pro- cedentes de la zona rural circundante: inseguridad desarrollada en la época de

166. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 167. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 168. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

242 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

las principales tareas agrícolas”169. La preocupación por esta falta de asistencia perduraba en el tiempo; así, en 1959 nuevamente señalaba: “no es fácil hacer un extraordinario trabajo con los alumnos de esta escuela, pues la procedencia rural de buena parte del contingente escolar provoca tiempos de ausencias difícilmente evitables que entorpecen el adelanto. Con todo, se ha iniciado con entusiasmo la formación industrial de los mayorcitos”170.

De manera que entre las difi cultades creadas por el bilingüismo de los alum- nos y su inasistencia a clase, la tarea de los Hermanos resultaba más difícil de lo esperado, así que, para ayudarles, el Hermano Visitador, cumpliendo el tercer aspecto, les dio las habituales recomendaciones, entre las que podemos encontrar que atendieran cuidadosamente los buenos hábitos de los alumnos, hábitos de limpieza y orden, hábitos de verdadera y sentida piedad, evitando sonsonetes y precipitaciones en las oraciones vocales. Asimismo, les proponía que continuasen con sus buenas tradiciones de esmero en los trabajos escritos de los alumnos y, además, que se limitasen a enseñar lo más fundamental y que tratasen con afán y constancia la enseñanza, de manera que los niños asi- milasen los conocimientos lo más posible.

En cualquier caso, por grandes que fueran los esfuerzos de los Hermanos en su tarea docente, su alumnado no parecía muy interesado en sus estudios, posiblemente debido a las escasas expectativas laborales. Este desinterés de los niños por acudir a clase quedaba muy bien refl ejado en una de las recomen- daciones del Hermano Visitador, cuando decía “soporten con paciencia y luchen sin descanso contra los inconvenientes de la falta de puntualidad y asistencia”.

No podemos terminar este apartado sin mencionar tres trágicos sucesos que empañaron la alegría de los alumnos y profesores del centro. En 1952, un par de años más tarde de abrirse el colegio, un alumno del mismo perdía la vida en una carrera ciclista, lo que causó gran conmoción en toda la Villa, como tam- bién la causaron las muertes por anemia y la provocada por el disparo fortuito efectuado por el hermano de otros dos alumnos en el año 1963.

Actividades extraescolares

Al margen de las actividades exclusivamente académicas, los Hermanos desa- rrollaron también otras actividades extraescolares en compañía de los niños y en el colegio se dieron ciertos acontecimientos que despertaron el interés de todos. Algunos de los acontecimientos eran muy propios de los Hermanos en muchos

169. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 170. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.

243 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

otros centros, como la organización de los cursillos de verano o la entrega de notas y diplomas en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas. Otra de las actividades típica de los colegios de La Salle eran las excursiones, excursio- nes que se llevaron a cabo por la cornisa cantábrica, visitando en unas ocasiones Barakaldo, Bilbo o Donostia, e incluso yendo allende las fronteras, hasta Baiona, con la posterior visita al Santuario de Guadalupe de Hondarribia. También pode- mos considerar la salida de los Coros de Santa Águeda en el mes de febrero, recaudando fondos que luego se entregaban a los más necesitados.

No queremos terminar en este apartado sin hacer mención a dos hechos que hicieron vibrar a los niños zestoarras. Uno de ellos tuvo lugar en el año 1954, cuando un buitre de 2,63 m. de largo fue llevado al colegio entre la admiración de todos los presentes. A la vez, se aprovechó la presencia del animal para dar unas clases sobre cómo se disecaban los animales, entre la alegría y el albo- rozo de los alumnos. El segundo de los acontecimientos se produjo en el año 1952, cuando los padres de familia hicieron una aportación para que los niños pudiesen asistir a una sesión cinematográfi ca en el cine de Zumaia. La película en cuestión era “Los Videntes de Fátima y “cuál fue la alegría de los alumnos al contemplar la película. Algunos profundamente conmovidos derramaron gruesas lágrimas al ver la correspondencia de los humildes pastorcitos a los deseos de la Virgen. Regresaron todos alegres y contentos, y con sendos propósitos de imitar la piedad de los Videntes de Fátima”171. Estas fueron la práctica totalidad de cuantas actividades extraescolares recogidas en la documentación que se llevaron a cabo en el colegio San José de Zestoa, si bien hay que decir que, en ocasiones, estas actividades se vieron acompañadas de algún que otro campeo- nato de pelota.

Entre la documentación facilitada por Xabier Unanue podemos señalar unos cuantos programas y revistas de Salleko elaborados por los antiguos alumnos del colegio entre 1957 y 1959 en las que, al margen de los contenidos propios de una revista de este tipo, resalta el hecho de que muchos de los artículos están escritos en euskera, lo cual no deja de ser sorprendente pues el uso escrito de esta lengua en estos ámbitos no estaban escasamente extendidos.

Vida religiosa

Evidentemente, los Hermanos de Zestoa no dejaron olvidada la labor de apostolado y al margen de las actividades lúdico-festivas, también las hubo de carácter religioso. En este tipo de actividades siempre contaban con la colabora- ción del Hermano Visitador, quien les recomendaba formar a los alumnos en el

171. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.

244 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

arte de la oración, “una de las metas más espléndidas de nuestro ministerio”, a la vez que les recordaba que merecía la pena ensayar de alguna manera el establecimiento de alguna asociación de piedad. También les sugería que no desperdiciasen el buen ambiente existente para el fomento de las vocaciones, que estimulasen a los alumnos la idea de la vocación religiosa y, sobre todo, que no descuidasen el apostolado vocacional de sus alumnos.

Ahora bien, si las actividades extraescolares del San José no fueron nume- rosas, no se puede decir lo mismo de las actividades religiosas, como podemos comprobar en la siguiente relación sobre celebraciones religiosas:

• Todos los Santos • Domingo de Ramos • Fiesta de San José • Día de los Niños • Pentecostés • Procesiones y Vía Crucis • Fiesta del Beato Benildo • Primera Comunión • Fiesta de Santo Tomás • Imposición de medallas y escapularios • Fiesta de San Juan Bautista de La Salle • Fiesta del Beato Salomón • Fiesta de la Inmaculada • Acto de la Reparación de la Cruz • Fiesta de Cristo Rey • Imposición de la Ceniza • Mes de las Flores • Fiesta de la Santísima Trinidad • Ejercicios Espirituales y Retiros • Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia

Alguna de estas celebraciones fue acompañada de comentarios del Hermano Visitador, como la festividad de Todos los Santos del año 1950, “de veras que los cielos congratularon a su Reina y Señora; también los fi eles de la Tierra festejaron a la madre de Dios y madre suya con muestras de verdaderos hijos”. Con motivo de la Procesión del Domingo de Ramos, en una exageración produ- cida por la alegría que encontró al ver la numerosísima presencia de las gentes

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del pueblo en la misma, nos decía “creemos estar en el Huerto de Getsemaní”, de lo que deducimos que además de la multitudinaria presencia de asistentes, éstos iban acompañados de las tradicionales palmas del día.

Ese mismo año alrededor de 20 niños hicieron la Primera Comunión, cuya descripción de la misma por parte del Director fue la siguiente: “hoy, día de Pentecostés, se ha albergado Jesús por primera vez en los corazones de una veintena de inocentes niños. Todo nos conmovió, cánticos, fervorín y, sobre todo, el fervor de estos angelitos esmeradamente preparados”. En otras oca- siones, para indicar la incorporación de los niños al campo vocacional, utili- zaba recursos metafóricos como el empleado en 1952, cuando dice “El Divino Jardinero busca las fl ores para el jardín del Noviciado Menor de Irún. Para esto tiene cogido un instrumento celoso cual es el Hermano Samuel, y así vino a esta Villa de Cestona, para esparcir el olor suavísimo de la vocación de Hermano en las Escuelas Cristianas. Efectivamente, causó mucha admiración en los corazo- nes de los chicos y, ¿cuántos capullos despuntaron?, el tiempo hablará”172. Y así fue, el tiempo habló, y “el primer fruto para el jardín” era en 1953. En 1954 se daban tres vocaciones más, de los cuales uno de ellos fue para Irun, pero hasta 1960 no tenemos más constancia de nuevas vocaciones, aunque en 1964 tenemos el año más vocacional con 6 nuevas incorporaciones, completán- dose la última de las vocaciones en 1966.

Un par de deseos hubo por parte de las autoridades eclesiásticas, allá por 1954, el primero relacionado con el Papa cuando “según deseo de la Santa Madre Iglesia, todo el alumno postrado ante los pies de Jesús Sacramentado, expuesto, oró por nuestro Santísimo Padre, el Papa, para que el Señor le con- ceda las luces y gracias necesarias para tan alta misión”. Ese año de 1954 era Año Mariano y, también a petición de las autoridades eclesiásticas, se hizo una fastuosa recepción a la Madre del Cielo, saliendo a las afueras de la Villa todos los alumnos y gentes del pueblo. Fue aclamada con enérgicos vítores, aplau- sos, bombas reales, cantos y con el rezo del Santo Rosario hasta llegar a la Parroquia. Allí recibió toda clase de muestras de afecto durante 4 días, al cabo de los cuales se despidió organizando en su honor un llamativo festejo.

El profesorado

El número de Hermanos que se dedicaron a la docencia en el Colegio San José de Zestoa fue bastante escaso, concretamente no pasaron de 3 los Hermanos dedicados a la docencia, exceptuando los años 1950 y 1957 en los que hubo 4 Hermanos. La mayoría de ellos tenía votos perpetuos.

172. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.

246 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Durante toda su vigencia no hubo presencia de profesores seglares, pues en esos años eran todavía pocos los centros que contaban con ese tipo de profesorado.

El Director del centro desde 1950 hasta 1956 fue el Hermano Lucas Eusebio, quien permaneció por lo tanto siete años hasta dejar la dirección del centro. La sustitución estuvo a cargo del Hermano Juvenal Ignacio, quien también estuvo entre los primeros Hermanos y permaneció en Zestoa hasta 1959, siendo el Hermano que más tiempo estuvo en dicha población como profesor. El relevo de estos dos Hermanos, en cuanto a años de permanencia, lo recogió el Hermano Juan Andrés que permaneció en el centro hasta el cierre del mismo, después de siete años de permanencia.

En cuanto a las actividades relacionadas con la enseñanza, hay muy poco que contar, de no ser que en el año 1951 un Hermano tuviese que ir a Oviedo a realizar el Examen de Conjunto, que, como sabemos, era un examen que tenían que realizar aquellas personas que no hacían sus estudios en las Escuelas Normales, sino en las privadas, y que para convalidar dichos estudios se veían obligadas a superar esta prueba. En 1960 no se trata del Examen de Conjunto sino de un cursillo que un Hermano realiza en Bilbo, pero en esta ocasión se trata de un cursillo de Peritaje y en 1966, el cursillo es de un carácter totalmente diferente al anterior, ya que un Hermano acude a Iruña a participar en los cursi- llos organizados por la Falange Española Tradicionalista.

Como era habitual dentro de las Comunidades lasalianas, las excursiones ocuparon parte de las actividades del profesorado. Así vemos que los Hermanos de Zestoa viajaron por la cornisa cantábrica, con visitas a Barakaldo, Bilbo, Donostia e Irun. Las excursiones montañeras, también de gran tradición entre los Hermanos lasalianos fueron a montes como Ernio o Izarraitz.

Vida en Comunidad

Como podemos suponer, las actividades religiosas para el profesorado del colegio San José fueron más numerosas que las extraescolares, comenzando por los habituales Retiros en Donostia, Bilbo, Irun y San Asensio, localidad ésta a la que también acudieron a participar en los tradicionales Ejercicios Espirituales e incluso a modo de vacación en Semana Santa, como así lo hicie- ron en el año 1960. A veces, los desplazamientos de los Hermanos tenían que ver con pruebas que debían realizar en otras localidades, como las que hacían en Irun, unos exámenes de Catecismo, pues no debemos de olvidar que en 1954 los Hermanos habían comenzado a dar clases de Catecismo en la parro- quia del pueblo y en 1960 eran requeridos para demostrar “su valía” con las pruebas de la localidad fronteriza.

247 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

En otro orden de cosas, y antes de pasar a analizar las recomendaciones que les daba el Hermano Visitador, tenemos que destacar un hecho que se dio en la Comunidad, cual fue el abandono de la misma por parte de un Hermano que llevaba dos años como lasaliano, lo que provocó cierto malestar entre los demás. No obstante, a pesar de este lunar, el trabajo del Hermano Visitador ofrecía numerosos consejos o recomendaciones. Así, observamos que estas recomendaciones estaban divididas en dos partes, la que correspondía a la Comunidad y la que era para el Director. En ambos casos podemos comprobar cómo dichas recomendaciones abordaban tres campos: el estrictamente reli- gioso, el de las relaciones y el profesional.

Comenzando por las recomendaciones efectuadas a los miembros de la Comunidad, vemos como se les invitaba a los Hermanos a que, cuando rea- lizasen los paseos, deberían ir juntos y no deberían quedarse en casa bajo ningún motivo, además de que los citados paseos les deberían ayudar y servir a fomentar efi cazmente la obra de Dios. Asimismo se les decía que atendiesen primordialmente a la ferviente y exacta práctica de sus ejercicios regulares, particularmente el de la oración mental, así como que vigorizasen su espíritu en la práctica de los Ejercicios Espirituales, y que llenasen dicho espíritu de ideas religiosas y santos afectos en la lectura espiritual y en el estudio de la Religión, estudiando el programa global de ésta y evitando la disociación entre las diver- sas infl uencias que querían infundir dirección a la vida cristiana del niño.

Las invitaciones a seguir con su obra de apostolado eran numerosas, pues también hemos recogido otras en las que se les insistía en que se afi rmaran en su vocación de religiosos educadores y en que aprovechasen de la sencillez de la escuela y el horario comunitario para atender con esmero a su formación reli- giosa, catequística y profesional. En defi nitiva, en todo instante debían recordar su misión, claramente recogida en el año 1960 cuando se les dice “lleven en esa cada vez más fuerte unidad de miras y criterio la obra que aquí realizan: uni- dad de criterio que sólo es posible y legítima cuando concuerda abnegadamente con las directivas que vienen de arriba”173.

En el apartado de las relaciones también encontramos algunas dirigidas a los Hermanos, como cuando se les dice que en sus salidas y en cuantas actua- ciones tuviesen con los vecinos de la Villa, cuidasen siempre de seguir siendo objeto de edifi cación y aumentasen el prestigio de la Religión, además de que cuidasen con creciente esmero de su preparación y actuación como catequis- tas y ministros de la palabra divina. No faltaban tampoco las recomendaciones sobre el trato con los demás, como cuando se les invita a extremar la discreción con los extraños, por prudencia y regularidad. Para ello se les recordaba que se

173. Rapport de Visite de 1960.

248 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

debían a su misión, a no mezclarse en cuestiones temporales y extrañas que pudieran mermar su posibilidad apostólica de acción y que, precisamente, por amor y servicio a esta santa misión a la que estaban consagrados, debían celar el prestigio de dicha acción en formas y modales dignos y adecuados.

Todo esto siempre sería más fácil bajo la dirección de un buen Director y así parece que era a partir de 1963, cuando se reconoce la labor de éste, que había contribuido a afi anzar el espíritu de la Comunidad y cuyos hábitos de orden y método benefi ciaban grandemente a los Hermanos.

Las recomendaciones en el campo profesional son escasas, pero entende- mos que debemos indicarlas como aquella que se realiza en 1953 y en la que se señala que quedaría todo un poco más completo si se dieran más a sus estu- dios personales con miras a perfeccionar más y más sus condiciones profesio- nales. Y dentro de esa perfección a la que hacía referencia el Hermano Visitador, estaría otra recomendación que realizaba allá por 1962 y que textualmente decía: “Siempre el BIEN a manos llenas con generosidad y sin preocuparse por el rédito que a sus personas puede volver. El BIEN DE LA CULTURA adap- tando y haciendo hábil su esfuerzo para vencer las peculiares difi cultades de su clientela; el BIEN DE LA EDUCACIÓN, con la exigencia y la constancia en formar hábitos humanos y cristianos; el BIEN DE LA GRACIA, anunciada y cultivada”. En defi nitiva, lo que se pedía o se deseaba de los Hermanos era que pusiesen en común su experiencia docente y sus aciertos y compartiesen tanto las alegrías como las penas y realizasen las labores de forma común.

El Director también es objeto de las recomendaciones del Hermano Visitador y comenzando por las relaciones se le felicitaba en el año 1950 por su acierto en encauzar bien la Comunidad, así como se le proponía que recibiese regular- mente a los Hermanos en rendición. A veces, después de algún encuentro des- agradable o represión motivada, se le observaba cierta frialdad o retraimiento que el Hermano Visitador le invitaba a abandonar y a intentar aprovechar las buenas disposiciones que tenían los Hermanos para intensifi car en todos la vida y el celo apostólico sobrenatural. Sin embargo, no siempre se conseguía llegar a buen puerto y a pesar del trabajo del Hermano Visitador, se veía en la obligación de recordarle que no manifestase lo más mínimo ante los alumnos o ante perso- nas extrañas el descontento que pudieran sentir por ciertas defi ciencias, reales o supuestas, aprovechando la ocasión para que, por el contrario, manifestase su afecto tanto a los Hermanos como a otros colaboradores. En defi nitiva, se le pedía que velase siempre tanto por él como por los otros Hermanos, de manera que los demás siguiesen viendo en ellos “el buen olor de Cristo y el prestigio de la Santa Religión”174.

174. Rapport de Visite de 1955.

249 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

En ocasiones, el Director también era diana de alguna crítica relacionada con los hábitos de limpieza y orden de la casa, como ocurrió en el año 1956, y además de las exigencias que se le reclamaban a la hora de un buen gobierno de la casa, se le pedía también que no descuidasen los Hermanos la sensación de limpieza así como el incremento de su cultura personal, sin descuidar la dirección de las clases y sin olvidar que en el año 1958 en la casa había entrado a trabajar un criado al que debía de formar para que la Comunidad no tuviese la necesidad de contratar mujeres ni quedarse en el desamparo. Esta recomenda- ción es, si cabe más, expresa en el año 1964 cuando llega a la Comunidad un joven Hermano y expresamente se le dice al Director: “apoye, aliente y oriente al Hermano joven que por ser su primer año y dada su clase, bastante difícil, está necesitado de apoyo”175.

Este tipo de recomendaciones ya se habían producido con anterioridad, como en el año 1953, cuando al Director se le proponía que facilitase los estudios de los dos Hermanos jóvenes, pero sin duda alguna la recomendación más impor- tante que recibió el Hermano Director fue la recibida en el año 1965, cuando la situación del colegio comenzaba a estar en grave peligro, y que textualmente decía así: “tenga en cuenta la impenetrable reserva exigida por el posible cierre de la escuela y la conveniente y aún ecesaria intensifi cación de las actividades escolares para atajar habladurías en el pueblo”176.

6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971)

Después de conocer el surgimiento y evolución del centro de Usurbil se tiene la sensación de que debía ser un centro casi modélico, pues se mire cualquiera de los aspectos que lo componían se aprecia la estabilidad, el buen hacer, la corrección de las relaciones, la calidad del profesorado y del alumnado. La sorpresa llega cuando no hay ninguna razón interna aparente que nos anticipe su desaparición en 1971. En este sentido, lo sorprendente de este colegio es, precisamente, el hecho de su cierre, que sólo se explica por razones externas: las reformas educativas del momento y la planifi cación educativa por parte del Distrito de Bilbao. Se trata de un centro cuyo titular fue un Patronato Municipal Socio-Cultural del pueblo que estaba formado por la Parroquia, el Ayuntamiento y la Asociación de Padres.

El tipo de estudios que impartió durante los casi veinte años de permanencia eran los propios de la enseñanza primaria, aunque desde sus inicios siempre mostró interés por incorporar estudios de orientación profesional, que lograrían

175. Rapport de Visite de 1964. 176. Rapport de Visite de 1965.

250 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

establecerse desde 1964. El tamaño del centro, al igual que la mayoría de centros creados en esta década, superó escasamente los doscientos alumnos, lo cual supuso la presencia de una comunidad que no superaba los cuatro Hermanos. Se trataba de un colegio gratuito subvencionado, cuya gestión corría a cargo del citado Patronato. El prestigio de sus enseñanzas y las posibilidades de colocación de los alumnos en la industria local sería también un rasgo carac- terístico de este centro.

Antecedentes de la escuela y llegada de los Hermanos

Por regla general, entre la documentación disponible de los diferentes centros a cargo por los Hermanos, siempre existe un documento inicial que narra las primeras vicisitudes para la creación de cada uno de los centros. En este caso, no existe tal documento, pero el Histórico de 1953 resulta ser una buena fuente para conocer los antecedentes y las gestiones que se llevaron a cabo para la fundación de esta nueva escuela. En este sentido, recurrimos a este documento para recuperar los datos iniciales de este centro. Así, en cuanto a los antecedentes más remotos tenemos que irnos hasta el año 1948, fecha en que en el local que luego será la escuela quedan sin asisten- cia los tres asilados de la Benefi cencia, por el fallecimiento de la encargada y el Ayuntamiento de Usurbil gestionó su traslado a Zarautz. A partir de ese momento quedó este local vacío y los miembros del Ayuntamiento pensaron en transformarlo en escuela de niños, en vista del abandono que se encontraba la enseñanza en el pueblo, en manos de un único maestro y con una población excesiva.

Para llevar a efecto este propósito se pusieron en contacto con los Hermanos de Zarautz, los cuales les relacionaron con el Rvdo. Hermano Visitador, Carlos Bautista, y, tras muchas vicisitudes, sobre todo económicas, que se fueron ori- llando merced a la ayuda de los empresarios de los alrededores, –Luzuriaga con el hierro, Rezola con el cemento o Michelín con 100.000 pesetas–, llegaron a transformar los antiguos locales en una escuela limpia y cómoda.

Hasta la llegada de los Hermanos se imponía solucionar el confl icto esco- lar y, para ello, el Ayuntamiento de Usurbil, con la ayuda de los Hermanos de Zarautz, buscó dos maestros que dieran la enseñanza a los niños de la localidad en un período de tiempo que fue de septiembre de 1948 a septiem- bre de 1953, es decir, mientras se arbitraban recursos y se adaptaban los viejos locales a la nueva fi nalidad. Mientras tanto, el 18 de abril de 1951 la Delegación Administrativa de Enseñanza Primaria autorizaba el funcionamiento reglamentario, con carácter provisional, del expresado centro bajo la dirección de Federico Iturriaga y en 1952 se aprobaba el proyecto de reforma y ampliación del colegio.

251 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Ese mismo año de 1948 se fundó una Asociación de Padres de Familia que sirvió de enlace entre las autoridades y demás entidades de la localidad con los Hermanos, asegurando así una mayor estabilidad a la Escuela. En marzo de 1953 el presidente de la Asociación, D. José Udabe, envía una carta al Hermano Visitador, Carlos Bautista, comunicando las condiciones o acuerdos adoptados con respecto a la apertura de una escuela bajo la dirección de los Hermanos de La Salle. A su vez, el Ayuntamiento que había recibido también la misiva, daba su visto bueno para la apertura de la escuela de acuerdo con las condicio- nes planteadas. Entre dichos acuerdos fundacionales se decía que cuando los miembros del Consejo hubieran cumplido los compromisos contraídos con el Rvdo. Hermano Visitador, harían entrega de poderes a esta Asociación y desde entonces los Hermanos dependerían de esta entidad. Sin embargo, el sueño dorado de todo el pueblo se hizo esperar durante casi cinco largos años y, por fi n, llegaba la tan ansiada fecha y a mediados de septiembre de 1953, los Hermanos tomaban posesión de la casa. Los vecinos del pueblo, de los barrios y de los pueblos colindantes acudieron en gran número a matricular a sus hijos. Pronto el número sobrepasó las profecías de los habituados a pronosticar y al llegar el mes de octubre hasta se tuvo que cerrar la matrícula con 170 alumnos repartidos de la siguiente forma: 48 en la clase de los mayores, 48 en la clase de los medianos y 74 en la clase de los pequeños.

A grandes rasgos podemos decir que gran parte de los habitantes de Usurbil se dedicaban a la agricultura, cuyos productos principales eran maíz, trigo, nabo, legumbres, hortalizas y frutas, sobre todo la manzana de sidra y de mesa. En la jurisdicción existían importantes factorías siendo las principales Michelín, Luzuriaga, Rezola, Abrasivas, la sidra-champán Illarramendi, los mármoles Ingemar, etc.: “a muchos habitantes les benefi ciaba no poco esto en el aspecto económico, que a las ganancias del caserío podían juntar un sueldo bastante regular”177. Por otra parte, el aumento de la población se irá haciendo notar, pues de los 4.013 habitantes que había en 1950 se pasará a los 4.489 en 1970, lo cual ya es un índice del fenómeno que comenzará a iniciarse con la inmigración de los años setenta debido a la industrialización que comienza a desarrollarse en ese periodo.

El colegio estaba situado en el mejor sitio de la Villa, “retirado de todo peli- gro, cerquita de la parroquia, delante tiene la plaza del pueblo que sirve como campo de fútbol y un inmenso frontón. Aunque todo es público somos los únicos en usarlo”178. La Comunidad poseía además de un huerto tapiado de 1.500 m2, un edifi cio capaz para gallinas, conejos, cerdo, etc., es decir, disfrutaban de una situación similar a la de otros centros lasalianos en lo que a huerta y corral se

177. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 178. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.

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refi ere y también eran similares los problemas derivados de unas instalaciones que precisamente no se podían considerar modélicas para poder vivir en unas condiciones medianamente cómodas, pues la casa en la que habitaban los Hermanos estuvo sometida año tras año a pequeñas reformas, dado que una reforma integral no se podía realizar por falta de presupuesto. Esta situación de incomodidad se hacía notar de forma más sensible en los primeros años del colegio, concretamente en el año de su inauguración, en 1953, cuando “estába- mos casi a oscuras, ni en las clases ni en la Comunidad se observaba nada una vez que había anochecido y no hubo más remedio que instalar un elevador para tener la luz que se necesita para trabajar”179. La situación mejoró ostensible- mente con el cambio de Alcalde, ya que en 1963 pudieron disfrutar de unas aco- gedoras reformas producto del dinero que había proporcionado el Ayuntamiento a través del citado Sr. Irasuegi; “el cual parece sentir más los problemas voca- cionales que su predecesor”180.

El día 21 de septiembre de 1953 daba comienzo el curso, “con todos los medios de estímulo: vales de disciplina, vales de conducta, […]. Los niños desde el primer día con sus brazos cruzados y bien tiesos, en interminables fi las, al entrar y salir de la escuela, llamó poderosamente la atención de todo el vecindario, que aturdidos contemplaban increíbles esta metamorfosis en los niños, unos abriendo descaradamente las ventanas y otros con disimulo por detrás de los visillos”181.

No fueron fáciles los comienzos en 1953 y, por si fuera poco, nos encontra- mos con que en ese mismo año sufrieron un duro invierno que provocó diferentes averías en la vivienda como consecuencia de los intensos fríos y las consiguien- tes heladas. En 1953 también se producían importantes inundaciones que arra- saron toda la vega y hubo de dar vacaciones forzosas “porque la mayoría tenía motivo de ausencia y lamento”182. Vacaciones forzosas que se repiten en los primeros meses de 1955 con otro invierno realmente crudo: “el frío, las nevadas y heladas hacen víctimas y estragos entre el alumnado y objetos de la escuela. El termómetro de la asistencia desciende notablemente por el catarro y la gripe general de la que tampoco se excluye algún miembro de la Comunidad”183.

Esta situación de duros inviernos y lluviosas primaveras, la vamos a conocer desde otro punto de vista más positivo, bajo el tono poético del Hermano que,

179. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 180. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 181. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 182. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 183. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

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en 1966, nos relataba la climatología usurbildarra en los siguientes términos: “Febrero: sinónimo de frío, al menos por estas tierras. La nieve cubre mansa- mente nuestros campos. La naturaleza vive el letargo invernal. El hombre redes- cubre la intimidad del hogar. Todo en nuestro rededor parece el escenario de un gigantesco belén. Abril: lluvias mil. Los campos en fl or y dos centenares de vidas en capullo. Primavera. El mes se inicia con el gozo interior de la Pascua del Señor. Resucitó. Resucitaremos… Las aguas remansadas del nuevo curso bajan dulcemente la pendiente del año que termina. Fertilizan a su paso los cam- pos vírgenes de las inteligencias y corazones infantiles”184.

Pero, venas poéticas al margen, la dura realidad llegaba a la Comunidad con el fallecimiento en poco tiempo de D. Calixto, el cura de Usurbil, del Obispo Font y Andreu y del Papa Juan XXIII. En 1962, D. Calixto fallecía, pero entre muchas obras nos dejaba alguna anécdota como la siguiente: “mucho se habló del homenaje que el pueblo de Usurbil iba a dedicar al nonagenario P. Calixto Astier, junto con los venerables aitonas de esta villa. Todo quedó reducido a agua de borrajas; con su gracia chispeante y comentando este hecho, después de haber tenido en su bolsillo la invitación y haber acudido con su puntualidad acostum- brada al lugar de la cita, quedó sorprendido al oír de la architriclina la respuesta de que se había suprimido, nos decía: ‘se han apuntado un gol negativo’. Antes nadie me conocía; ahora todo el mundo habla de D. Calixto. De día en día se notaba que sus facultades iban decayendo. Con todo, el P. Astier nunca dejaba de acudir a la hora indicada de los miércoles a confesar a los Hermanos”185. Al año siguiente, fallecían el Obispo y el Papa, por este orden. Con respecto a la muerte del Obispo Font y Andreu, se dice que su entierro constituyó una señal de duelo por la bondad que siempre le había caracterizado y con respecto a la muerte del Santo Papa Juan XXIII, se señalaba que “su óbito constituyó el sublime ejemplo de una resignación perfecta en aras de la unidad y éxito del Concilio. Usúrbil se suma para no ser menos que otros pueblos y ciudades a las exequias que por el eterno descanso de su alma se ofi ciaron en nutrida repre- sentación”186. El fallecimiento del Papa Juan XXIII signifi có que Pablo VI llegara a la cúpula eclesiástica y que, en una de sus primeras actuaciones, se dirigiera a Tierra Santa, viaje que despertó un inusitado interés entre los Hermanos de la Comunidad que, aprovechando la invitación parroquial, siguieron desde la pequeña pantalla de ésta los incidentes y pormenores de dicho viaje.

Por aquellos comienzos de la década de los sesenta parece que existía cierta holgura económica, lo que permitió que en el año 1962 se realizaran diversas reformas en la Capilla “que se hallaba desnudita, exceptuando la presencia del

184. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 185. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 186. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

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Señor. Ha quedado muy piadosa con la adquisición, a cuenta de la Comunidad, de las imágenes de la Virgen María y de San José, colocación de la reliquia del Santo Fundador, traída ex profeso por el Hermano Director desde Roma a su regreso del Segundo Noviciado y de la pintura de las paredes, imitación a piedra y de las puertas a madera. Que todo nos sirva para el acrecentamiento del fervor interior y exterior”187.

Ya que nos acabamos de referir al aspecto económico del colegio de La Salle de Usurbil, hay que señalar que en los últimos años de su andadura las fuentes de ingresos de este centro eran las mensualidades que el patronato pasaba. Los niños pagaban 125 pesetas como mensualidad, que desde septiembre de 1969 se vieron incrementada a 250 pesetas. Todo ello iba a la cuenta del patronato, que era el que gestionaba la escuela. El centro se quedaba con la permanencia, de 50 pesetas por alumno, que pasaba a redondear la paga de los profesores seglares. Ese mismo año, el Hermano Visitador subía la paga de los Hermanos; desde entonces cada uno de ellos cobraba 6.000 pesetas y 7.000 el Director: “hoy por hoy la situación económica de la casa es satisfactoria; no tiene deudas y tiene algún dinerillo ahorrado”188. Así pues, observamos como de unos comienzos en los que la situación económica no era precisamente muy boyante, parece que una buena gestión del patronato conseguía dar la vuelta a la misma y los Hermanos podían respirar tranquilos. Todo ello le llevaba a la conclusión al narrador del Histórico de ese año a afi rmar que: “por ahora la casa no pasa por momentos apurados”.

Pero la buena marcha del colegio les permitía abordar un proyecto que desde los inicios del colegio tenían en su horizonte: ampliar los estudios con una orien- tación profesional, como se recoge en el Histórico de 1953, pero que hasta este año no va a poder ir materializándose. En este sentido, es signifi cativo que en 1960 se comprara el primer torno que iba a ser objeto de curiosidad por parte de muchos, adquirido en condiciones sumamente ventajosas. Más tarde, pinchando a la Junta de Padres de Familia y al Ayuntamiento se lograron nuevas adquisi- ciones, como un esmeril, un taladro, una sierra mecánica y 5 tornillos más para cubrir poco a poco las necesidades que se van planteando: “estamos en vías de completar ciertos requisitos para lograr una autorización por parte del Estado para ser reconocido como centro de Iniciación Profesional. Hemos de constatar que el logro de una autorización para hacer un empalme de luz trifásica ha sido una verdadera batalla de campeonato, debido a la obstinada tenacidad en su negativa del Sr. Arocena, que por fi n, gracias a las diligencias del Hermano Director todo ha quedado resuelto satisfactoriamente”189. Ese mismo año tuvo lugar la Visita de

187. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 188. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 189. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.

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la Inspectora de la zona: “poco sabíamos de ella; era nueva y desconocida para nosotros. Con todo, después de su visita podemos decir que por su religiosidad, bondad y cultura es una excelente persona. Todo fueron elogios y ánimos para que continuásemos incansables en nuestra magna misión”.

Las labores para conseguir ser reconocidos como centro de iniciación profe- sional continuarían hasta que, en 1964, se formalice la situación, a la vista de la visita del secretario de la Junta de Enseñanza Profesional de Gipuzkoa que, una vez fi nalizada, manifestó su “buena impresión, asegurándonos que el informe que mandaría a Madrid sería favorable”. Lo cierto es que en 1963 se concluyó la construcción del taller de Orientación profesional completando así la escuela que, al decir del Hermano Visitador, era muy apreciada, pues “los padres y las industrias en particular solicitan mucho los alumnos de la escuela”190. A partir de 1964, el Hermano Visitador se refi ere al centro como: “Escuela Primaria e Iniciación Profesional”. Esta nueva situación cumplía con los objetivos que dis- tingue la labor de los Hermanos, además los alumnos que salían de la escuela con esta formación completaban sus estudios en las varias “Escuelas profesio- nales de la Comarca: Hernani, La Salle de Andoain, Zarauz, etc.”191.

La Comunidad de Usurbil, en el Curso 1964-65.

190. Rapport de Visite de 1963. 191. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.

256 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Esta estabilidad del centro que lograba tener reconocimiento popular, y de las autoridades civiles y eclesiásticas, sólo tenía el problema habitual del aumento de la matrícula de alumnos que, necesariamente, tenían que ser rechazados debido a las condiciones materiales del edifi cio escolar. Así, año tras año, tuvie- ron que rechazar, excepción hecha de lo ocurrido en el año 1968 cuando tienen la posibilidad de crear una nueva aula, de corta duración, pues como sabemos en 1970 el colegio de La Salle de Usurbil cerraba sus puertas en contra de la voluntad de los Hermanos, que en ese instante no reparan en su crítica hacia la decisión del cierre: “nuestra labor educativa ha estado y sigue siendo mermada por la continua amenaza de cierre de la escuela, ahora ya confi rmada. La ame- naza y el cierre viene de nuestra parte por la Junta de Planifi cación del Distrito, a quien parece estorbar todos los centros pequeños o de los pobres; eso que nos debemos a los pobres. Las amenazas se han prodigado. El ánimo que nos han inyectado con ello ha decaído. No sabemos qué va a ser de nosotros y menos de la zona tan interesante que abandonamos. Que Dios ilumine a los que nos rigen”192.

De manera inesperada, y a pesar de que la información de los últimos años de vigencia del colegio no muestran ningún confl icto que presagie su desapa- rición, nos encontramos que entre 1969 y 1970 se respira un ambiente nada favorable a su continuidad, pero no por razones internas al propio centro, sino por la marcha de los acontecimientos y la nueva situación de reformas escola- res que se vivía en esa época. Así, en 1969 la normalidad parece continuar y observamos que el Alcalde, que es presidente del patronato local, patrocina y ampara al centro. Los concejales, en su mayoría, son padres de alumnos que acuden al colegio. También se pasa a una nueva situación administrativa, por la que este centro que hasta ahora había sido regentado por la Junta de Padres de Familia, pasa a serlo de un Patronato Local, denominado Udarregi, con presiden- cia y dirección distintas. El Alcalde es, por el mero hecho de serlo, Presidente, y él personalmente nombra a su vez 3 miembros y los 4 restantes son por parte de los socios. Las fuentes de ingresos de este centro, por otra parte, continúan siendo las mensualidades que el patronato controla.

Pero ya el último año, antes del cierre de la escuela, se comienza a percibir el acercamiento de algún peligro, con la creación de un nuevo grupo escolar para “suplir las escuelas nacionales que se encontraban en un estado deprimente. Se hizo una encuesta en nuestro centro por la que los padres de los alumnos debían contestar si querían que sus hijos continuaran con nosotros o preferían ir al nuevo centro. De los 280 alumnos contestaron afi rmativamente 265. Nuestro centro era de pago, el municipal totalmente gratuito. Hemos botón de muestra”. A pesar de esta favorable opinión de los padres de los alumnos, lo cierto es que

192. Supplément à l’Historique pour l’année 1970.

257 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

el proyecto continuaba inexorablemente hacia delante, perjudicando de alguna manera a la escuela regentada por los Hermanos. En las palabras del narrador del Histórico recogidas previamente ya se observa de dónde proceden las cau- sas que dieron con el cierre del colegio: las reformas educativas que se acerca- ban con la Ley General de Educación y la transformación de muchos centros, la creación de un nuevo grupo escolar y, fi nalmente, la muestra de poco interés por parte de la Junta de Planifi cación de los propios Hermanos. Todos ellos son ele- mentos sufi cientes para dar por fi nalizada la andadura de este centro que des- aparece, no por causas o confl ictos internos, sino por causas externas. Es cierto que para esas fechas la presencia de los Hermanos se había ido reduciendo y tan sólo quedan para esas fechas dos Hermanos, lo cual explica, en cierta manera, la actitud de la Junta de Planifi cación y también es muestra de rendición ante los nuevos cambios que en esa época ya se estaban produciendo, no sólo en el ámbito educativo, sino también en el propio pueblo donde ya en 1968 comienza a ser evidente la llegada de inmigrantes al pueblo y las nuevas necesi- dades que se van creando, como refi ere el Histórico de ese año.

Por otra parte, y como muestra de esa buena situación a lo largo de todos los años, no podemos dejar de referirnos a las relaciones con las autoridades civiles y con las eclesiásticas que, en general, fueron bastante cordiales y qué decir con el pueblo, el cual apreciaba notablemente la tarea de los Hermanos. Tampoco parece que eran malas las relaciones con otras Comunidades, pues reciben visitas de los Hermanos de Zaragoza, de Sestao, de Donostia, de Zestoa, de Zarautz, etc., además de las de los novicios menores, que aparecen por Usurbil año tras año, aunque alguno de estos novicios menores pecase de imprudente, pues en el año 1961 el comportamiento no debió ser muy adecuado: “al igual que el año pasado dieron ejemplo de buen comportamiento y piedad, aunque no hubiera estado mal que alguno de ellos se abstuviera de meter las narices en donde no le llamaban”193.

También se recibieron visitas del Hermano Vicario General, del Hermano Asistente, del Secretario y las tradicionales visitas regulares, además de la de la Inspectora en 1956, relatada previamente, y de la del Inspector en 1965.

Estudios: Primaria e Iniciación Profesional

En relación a los estudios del centro la información que disponemos es muy escasa, aunque sufi ciente para poder afi rmar que, durante toda su vigencia, se impartieron los estudios correspondientes a la enseñanza primaria, aten- diendo a los cursos que conformaban dicha enseñanza y que, a partir de 1960,

193. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

258 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

se comienzan a impartir clases de iniciación profesional que, con el paso del tiempo, se confi gurarán en dos clases de este nivel de enseñanza. Esta última situación favorecía que los alumnos pudiesen continuar su formación profesio- nal en los centros de los pueblos de alrededor.

Con respecto al tipo de alumnado podemos decir que en el año 1953 los resultados de los exámenes trimestrales fueron muy buenos y que en 1955 hay una clara referencia a la situación lingüística “todos los alumnos muestran una gran afi ción al estudio y no digamos nada de sus progresos a pesar de sus difi cultades originadas por la lengua, pudiéndose codear con otros centros de mayor veteranía”. Sin embargo, los Hermanos en Usurbil abrían las puertas a la creación de una Escuela Nocturna “en vista de la defi ciencia habida en esta villa en la enseñanza y para satisfacer los deseos de los solicitantes que deseaban adquirir algunos conocimientos se dio principio a la escuela nocturna”194. Esta experiencia se repitió al año siguiente lo que signifi caba que además de la clase de día funcionaba otra por la noche, de 19 horas a 20 horas, para aquellos jóve- nes, alrededor de 30, que querían completar su formación o adquirir conocimien- tos fundamentales no logrados por ellos en la época de la niñez por carecer en absoluto de medios de enseñanza.

Como ya hemos comentado, la proyección innovadora del centro se produce con la incorporación a la oferta escolar de materias que confi guraban un curri- culum profesional. Así, en 1962, daban los primeros pasos para poder impartir la Iniciación Profesional, aunque no sin difi cultades pues “creíamos, confi ados en las palabras de altos entendidos, que todo estaba a punto para conseguir la autorización como centro de Iniciación Profesional. Entregados los documen- tos en regla y habiendo cursado visita uno de los componentes de la Junta de Formación Profesional de Guipúzcoa, sin decirnos un NO categórico vino a mani- festarnos que había que detallar y completar ciertos puntos. De lo contrario, iría un informe desfavorable a Madrid cuyo resultado sería una negativa. Poco a poco se han ido completando los detalles y a no tardar mucho se conseguirá lo que se desea”195. En los años siguientes se continuará adecuando el centro a la posible oferta de la profesional, sobre todo con la adquisición de material industrial que conformase un taller sufi ciente para impartir este tipo de formación. A partir de 1964 se superaron todas las trabas y el centro impartía formalmente dos clases de iniciación profesional, posibilitando que los alumnos fuesen requeridos por la industria local o bien continuasen sus estudios en otras escuelas profesiona- les. De esta manera, cuando se produce el cierre del centro, su oferta escolar estaba plenamente conformada: primaria e iniciación profesional.

194. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 195. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

259 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Evolución del alumnado

Si algo resulta llamativo con respecto a la evolución del alumnado es preci- samente que no se observa ninguna tendencia y que, prácticamente recibe el mismo número de alumnos, sobre todo a partir de 1955. Los datos proceden tanto del Nominatif como de los informes de visita. En los dos últimos cursos no tenemos ese tipo de información, si bien en los Históricos se habla de un aumento considerable del número de alumnos, ocasionando más de un pro- blema al no poder admitir a más alumnos que los que cupiesen en cada una de las aulas. Aún así se puede apreciar que se trata de clases con un número de alumnos bastante grande, a la vista de los actuales requerimientos de alumnos por clase. Pero esa masifi cación se interpretaba más como un éxito escolar que como un impedimento para la tarea pedagógica en el aula.

Tabla 53. Usurbil. Alumnos por clases (1953-1967) Cursos de 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase 4ª Clase Total adultos 1953 74 48 48 170 1954 48 48 87 183 30 1955 48 54 52 48 202 1956 48 52 65 62 237 20 1957 48 52 65 65 230 15 1958 52 54 68 62 236 18 1959 64 53 44 49 210 10 1960 56 59 48 48 211 1961 60 55 44 51 210 1962 52 60 48 52 212 1963 52 60 48 52 212 1964 52 47 56 59 214 1965 50 47 60 59 216 1966 49 47 56 56 208 1967 50 50 60 60 220

El problema de la masifi cación de alumnado era palpable y todos eran cons- cientes de ello, desde el presidente de la Asociación de Padres hasta el Hermano Visitador. Así, en diciembre de 1955, éste se dirige al citado presidente, D. José Udabe y le hace saber lo siguiente:

260 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

“Muy estimado amigo:

A mi paso por ese colegio de Usúrbil en visita canónica he observado que el primer grado o clase de los pequeños está excesivamente recargada con los inconvenientes obli- gados para Hermanos y alumnos.

Por otra parte, en conversación tenida con usted me expuso los deseos de tener algún Hermano más para las clases. Le hice ver las difi cultades que se presentan por una serie de años en esto de aumentar los efectivos de Hermanos asignados a nuestros cen- tros por el crecimiento que todos ellos van adquiriendo, crecimiento que obliga a dosifi car y ordenar rigurosamente la adjudicación de algún nuevo profesor.

Con todo y atendiendo a mis deseos de favorecerles en todo lo posible, les propongo el siguiente arreglo que modifi ca en su favor algunas bases del convenio fundacional, advirtiendo que la actual situación de atender entre tres Hermanos profesores el número de 202 alumnos (demasiados, más de los 150 que corresponden), habiendo de ayudar- les con perjuicio de sus particulares obligaciones el Hermano encargado de los cuidados domésticos, no puede mantenerse. Lo más puede tolerarse hasta fi nales de curso”.

He aquí el arreglo aludido:

“el Hermano Visitador fi rmante asignará cuatro Hermanos a las clases y otro para las aten- ciones domésticas: total, una elevación de la plantilla a cinco Hermanos que percibirán cada uno 15.000 pesetas anuales como hasta ahora: 75.000 pesetas en total.

De momento y mientras las circunstancias actuales lo impongan, podrán los Hermanos reemplazar al encargado de los funciones domésticas por un criado varón, a quien aloja- rán, mantendrán y sostendrán a su cuenta con cargo a la asignación que reciben para el quinto Hermano. Las 10.000 pesetas que se pagan por aumento de un Hermano en la plantilla en concepto de gastos de formación…no se exigirán por este quinto hasta que efectivamente pueda ser un Hermano el que atienda la cocina etc. en vez del criado cuyos servicios se utilicen entretanto. Tan solo vendrán obligados (la Asociación o la entidad que de ello responda a su requerimiento) de momento a montar el ajuar (cama…) de la nueva habitación que se ha de habilitar.

El abono de la asignación correspondiente al quinto Hermano o al nuevo Hermano que se destina exclusivamente a la clase será obligatorio desde el momento en que, acep- tadas las condiciones, puedan los Hermanos –los cuatro– dedicarse efectivamente a la clase solamente y así, al funcionar cuatro grados pueda elevarse la matrícula de alumnos a 220. En caso de no ser aceptado el arreglo, el número de alumnos no podrá pasar del máximo de 160, –tope absoluto para tres grados– y se atendrán a esto para los comien- zos del curso 1956/57. Fdo Hermano Pablo Manuel”196.

A partir de la solución aceptada se ampliarían las clases, continuando en esta situación hasta el cierre de la escuela.

196. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 251-Carpeta 5.

261 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Actividades escolares del alumnado y vida religiosa

A diferencia de otros centros lasalianos, no parece que las actividades deportivas ocuparan un lugar especial dentro de las que se realizaban en este colegio. Así, sólo tenemos constancia de que se celebrasen en el día del Santo Fundador, fecha que en el año 1954 se aprovechó para llevar a cabo una carrera ciclista. Tampoco los cursillos de verano, aunque existieron, parecen tener la importancia que se daba en otros colegios de La Salle. Donde sí toman parte es en los cantos en honor de Santa Águeda y del Olentzero, cuyas recaudaciones son destinadas a los más necesitados del pueblo.

La actividad escolar que parece tener una mayor importancia en este centro fue la entrega de notas y diplomas que, anualmente, se celebraba en presencia de las autoridades civiles y religiosas, actividad tradicional como señalan en 1961, “éste es el pueblo de las tradiciones, como se dice en nuestra lengua vernácula ‘oituras’. Primero los exámenes y luego la entrega de notas”197. Esta entrega de notas, en ocasiones, fue el preludio de las exposiciones escolares de los trabajos realizados durante el curso y que si bien en un primer instante tuvie- ron una buena acogida por el pueblo, el interés fue poco a poco descendiendo llegando incluso a desaparecer.

Este es otro centro en el que las festividades religiosas eran numerosas. Así, tenemos la celebración del Santo Fundador, la Fiesta de los Congregantes, la Fiesta del Beato Benildo, la de San José, la del Hermano Director, la de la Inmaculada, la de Cristo Rey la cual “marca un hito fundamental en la renova- ción litúrgica de la parroquia. Al fi nal las voces de los alumnos de la escuela estrenan en la parroquia la misa en lengua vernácula: el EUZKERA”198, la de los Fieles Difuntos, la Semana Santa, el mes de las fl ores, el mes de las ánimas y del purgatorio, “inculcamos en los niños la devoción en las benditas ánimas y la obligación de nuestra parte de rezar por ellas”199, la imposición de la ceniza, la celebración del Domund, etc.

Como ya hemos indicado, según la documentación las relaciones con las autoridades civiles y eclesiásticas eran cordiales, pero no debía ser del todo cierto, pues en la celebración de la fi esta del Santo Fundador de 1953 no falta la ironía cuando se comenta lo acontecido en esa fecha con motivo de la utili- zación del órgano y la actitud mostrada por la autoridad eclesiástica, cuando se vierten algunos comentarios como el siguiente: “el barómetro natural con su

197. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 198. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 199. Supplément à l’Historique pour l’année 1967.

262 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

aguja el ‘ojo clínico’ parece señalarnos un día nuboso con fuerte viento gallego y amenaza de tormenta. Con todo y desoyendo a todos los dioses del Olimpo comienza la fi esta universal y patronal de los maestros con el fuerte tronar de las bombas adquiridas desde la víspera a tal efecto. Grandes competiciones y Santa Misa, hasta con órgano a pesar de que el gavilán creía boicotearnos con su ausencia y cierre hermético de todos los accesos a dicho instrumento. Muy a disgusto suyo, pero sin remedio tuvo que tocar. ¡Había que contemplar! ¡Qué cara más simpática la de dicho ave! Los cantos salieron lo menos mal posible, dado que al pajarraco se le ocurrió acompañar lo que él quiso. El Sr. Párroco très bien. Sin comentarios”200. En la fi esta del año 1961 también existe algún comentario digno de destacar por su alto contenido irónico cuando el Hermano que realiza el informe nos relata que además de que la mayoría de los partici- pantes tomaron la comunión, algunos mostraban la desgana propiciada por el comienzo de la semana: “era lunes y alegró no poco muchas caras, que tal día de la semana parecen más bien las de las pinturas de Fray Angélico y tomaron parte en el Pan Eucarístico la mayoría de ellos”201. En la fi esta celebrada en 1963 con motivo de la festividad de San Juan Bautista de La Salle, se cursó una invitación a los maestros y maestras de la localidad y “tuvieron la gentileza de sumarse a nuestro gozo espiritual y material acudiendo al Santo Sacrifi cio. Quiera Dios que exista siempre la misma armonía entre los del gremio”202.

La actividad religiosa del colegio dependía del mes en que nos encontráse- mos, así mientras en el mes de octubre se celebraba el mes del Rosario y “en las clases se nota una verdadera renovación en lo que respecta a esta universal devoción”203, en el mes de noviembre se caracterizaba por “el olor a crisante- mos… cera y responsos por los difuntos”204 o por la “Misa por los fi eles difun- tos y visita al cementerio ganando las correspondientes indulgencias por esta visita”205.

Al igual que en otras Comunidades la labor para hacer surgir nuevas voca- ciones es incansable, aunque no siempre se recogieran los frutos deseados y desde un primer instante nos lo hacen saber. En cualquier caso, si por algo estuvo caracterizada la labor vocacional del colegio usurbildarra fue por el tono poético que el redactor de los históricos empleaba a la hora de señalar esas nuevas vocaciones. De esta manera en el año 1953 se da “el primer fruto”, y

200. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 201. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 202. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 203. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 204. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 205. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

263 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

en 1954 y 1955, cuando surgen cinco nuevas vocaciones, nos dice que “dada la bondad y sencillez de las gentes de este pueblo, sería un buen semillero de vocaciones religiosas”206. En 1956 “una vez más el Señor se dignó echar su mirada sobre el jardín de Usurbil para escoger dos rosas”207, algo que se repe- tía en 1961 “una vez más el Señor paseó su amorosa mirada entre nosotros. Esta vez eran dos los elegidos”208, en 1962 “una vez más paseó el Señor su mirada por el semillero vocacional de la Escuela y escogió dos rosas para el Seminario”209, o en 1966 “es una cantera nada despreciable. No es extraño si se examina a fondo el clima auténticamente cristiano de nuestros hogares”210. Sin embargo, en 1968 comienzan a surgir las primeras preocupaciones en esta materia pues afi rma que el “movimiento muy activo e interesante pero no da frutos”211. También en los informes de visita se hace mención a la marcha de las vocaciones, señalando la buena marcha en este terreno, indicando que “se tiene generalmente varias vocaciones al año”212.

Para completar esta actividad religiosa, a partir de 1956, comienza a funcio- nar la Congregación del Santísimo Niño Jesús, con sus acostumbradas novenas mensuales, a la que pertenecían un nutrido grupo de alumnos. Además no existe nota negativa sobre la vida parroquial, con asistencia a los cultos parro- quiales y el rezo de los niños, que cumplían con sus ejercicios espirituales que normalmente se practicaba durante la Cuaresma.

Profesorado

La comunidad de Usurbil fue muy estable, pues prácticamente estuvo com- puesta durante los casi veinte años de vida por cuatro Hermanos, aunque por ella pasaron del orden de 25 Hermanos. En los primeros años la permanencia de los Hermanos era mayor, pero en los últimos años, la presencia de algunos Hermanos es de dos años. Los Hermanos Directores fueron los que permane- cieron más años, lo cual podría redundar en una mejor dirección de la escuela y de la estabilidad de la comunidad. Así pues, el primer director, el Hermano Juan Bartolomé, procedía del Colegio de Santiago Apóstol de Bilbo donde ejerció su

206. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 207. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. 208. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 209. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 210. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 211. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 212. Rapport de Visite de 1961.

264 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

meritoria labor, permaneció en el centro desde 1953 hasta 1959, aunque fue sustituido interinamente durante una ausencia en Bordighera, por el Hermano Pablo Manuel, “un doctor nada menos”, como indica el Histórico. Pero en ese primer curso se completó la comunidad además con el Hermano León Amadeo, también procedente del Santiago Apóstol, demostrando gran competencia y dina- mismo en el apostolado y con el Hermano Leopoldo Adrián, “todo un Subdirector del Noviciado de Nuestra Señora de la Estrella”, quien llegó el 6 de octubre a “tomar contacto con sus dóciles ovejitas”213. Es decir, el plantel de Hermanos del primer curso estaba formado por unos profesores de reconocida competencia.

Pero, sin duda, este colegio de Usurbil le debería mucho al Hermano León Amadeo, quien permaneció desde el comienzo hasta el año 1964, completando así 15 años dedicados a la docencia y a la dirección del centro, pues ejerció como Hermano Director desde 1959, después de la marcha del primer director hasta la fecha de su marcha del centro. A continuación se hizo cargo del colegio el Hermano Eusebio Lucas que estuvo ejerciendo el cargo en 1965 y 1966, conti- nuando en esta labor el Hermano Ángel Gerardo. Al margen de estos Hermanos, que fueron directores y tuvieron una prolongada estancia en Usurbil, podemos señalar la presencia durante siete años del Hermano José Felicísimo que estuvo desde 1964 hasta el cierre de la escuela. Así pues, los dos últimos años de la escuela, los dos Hermanos que permanecieron hasta esa fecha fueron los dos últimamente citados.

A partir de 1968 se incorporaron dos profesores seglares, que mantuvieron siempre una buena relación con los Hermanos. A partir de 1970, justo cuando el centro está viviendo sus últimos días, se incorporan otros profesores segla- res, reduciéndose la presencia de los Hermanos a los dos ya señalados. Este aumento del profesorado se explica por la continua mención de que estaba aumentando el alumnado, pero desconocemos dónde podría ubicarse pues se observa casi un “numerus clausus” durante toda la vida del colegio.

Actividades académicas y religiosas del profesorado

Las actividades de los Hermanos en materia formativa estuvieron marca- das por las asistencia a cursillos de toda índole, desde uno en Madrid, en el año 1961, para enseñanzas de carácter profesional, al cursillo de 1964 en Iruña para Instructores Elementales, al cursillo de Donostia de 1964 y a los de 1965, cursillos organizados por el Distrito “para elevar el nivel intelectual y la adaptación profesional de nuestros Hermanos. Las nuevas exigencias

213. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.

265 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

piden más y más. Es preciso estar “à la page”!”214, así como el cursillo de instructores organizado por Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Todo ello en vistas a entrar en el escalafón del Magisterio Español. Y así fue, en el año 1967, uno de los Hermanos conseguía integrarse en el Escalafón de Magisterio del Estado.

En otro orden de cosas, los Hermanos de Usurbil al igual que los de otras Comunidades realizaban continuas excursiones por Gipuzkoa y alrededores. Así, sabemos que viajaron a Ernio, a Guadalupe, a San Asensio, a Bidania, a Gernika, a Itziar, etc. y además, en alguna de estas excursiones se dedicaban a recoger “‘perrechicos’ como se dice por aquí”215. Otros datos que nos relatan son la enfermedad de la tuberculosis que atacó a un Hermano allá por 1955 y que le obligó a dejar temporalmente el colegio e irse a San Asensio a recupe- rarse, el trabajo que hacían los Hermanos en la huerta de la que disponían o la participación de dos Hermanos en el coro de La Salle.

En lo que respecta a las actividades religiosas, éstas fueron las tradiciona- les, con los Retiros a Bilbo y Donostia y los Ejercicios Espirituales. Sin embargo, el primer acto de tipo religioso de gran importancia fue el acontecido en el año 1953, con la inauguración de la Capilla: “el 20 de diciembre tomó posesión de la casa el Señor de los señores. En solemne procesión, acompañado de las autoridades, numeroso público y todos los alumnos, tomó posesión de su nueva morada”216.

Hemos venido observando que una de las características de los colegios lasalianos era que cada determinado tiempo sus Hermanos cambiasen de aires y fueran trasladados de un centro a otro. Este proceder no parece que era del agrado del redactor de los Históricos de Usurbil pues realiza alguna velada crí- tica al respecto. Así, en los años 1962 y 1963 respectivamente, se producen dos fuertes comentarios de los Hermanos sobre dichos traslados del personal del colegio; textualmente decía así: “los tan afamados ‘caballitos blancos’ lle- garon también este año pero con la variante de ‘pareados’”217 o “los caballitos parecen merodear todos los años por estos andurriales. El día 15 de agosto llegaba el sobrecito característico con su membrete de procedencia, que sin dar lugar a duda alguna hacía sospechar algún cambio”218.

214. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 215. Supplément à l’Historique pour l’année 1964. 216. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 217. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 218. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

266 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Sin embargo estas ácidas críticas pasaron a convertirse en recomendacio- nes en el año 1968, cuando el Hermano Visitador plantea su postura cuando afi rma que “en principio creo que se debía evitar casas de tan poco personal, pues no ayuda a la vida familiar ni comunitaria. No digo cerrar ninguna de estas casas, pues es grande la labor que en ellas se puede realizar y de hecho se hace. Me refi ero a los Hermanos que las componen, por ejemplo agruparlos”219, o nuevamente en quejas al año siguiente: “lo lamentable de esta casa es la reducción a 2 Hermanos que se ha visto la Comunidad. En el momento cuenta con 5 seglares. La labor apostólica queda difi cultada o anulada”220.

Los informes del Hermano Visitador

Si hasta ahora hemos visto las actividades de los Hermanos integrantes de la Comunidad de Usurbil, es el momento de ver qué opinaba sobre este colegio el Hermano Visitador y para ello diferenciaremos tres aspectos dentro de las recomendaciones que efectuaba con motivo de sus visitas: el académico, el de las relaciones y el estrictamente religioso.

Parece que había especial interés por una correcta educación de los niños, así se recomendaba que en la clase debían “atender principalmente a lo for- mativo y lo que tiende a formar hábitos buenos: ejercicios bien graduados y adecuados, constantes, de cálculo, elocución, orden y presentación de trabajos, etc.”221 y en esa línea continuaba en 1959 cuando les invita a que tengan “un mayor orden tanto en su labor docente y metodología de las asignaturas que se enseñen como en la disposición material de los objetos a su uso en la sala de comunidad”222, recomendación que venía a repetirse el año siguiente: “cuiden mucho de mantener una buena organización de su trabajo escolar y asegurar los resultados de su trabajo”223.

Cuestiones como el euskera o la tardía incorporación de parte del alumnado no quedaban en el olvido en los informes del Hermano Visitador, el cual reco- mienda a los Hermanos que “superen con perseverancia la difi cultad parcial ofre- cida por la población escolar bilingüe y entréguense por entero a la instrucción

219. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 220. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 221. Rapport de Visite de 1955. 222. Rapport de Visite de 1959. 223. Rapport de Visite de 1960.

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religiosa”224 y que “traten de compensar con una buena formación, una acertada organización de exámenes y de programas las diferencias que presentan los alumnos por su retraso en la llegada o ingreso en la escuela”225. Tampoco se olvidaba el Hermano Visitador de recordarles lo que debían hacer en los recreos y retretes, pues la vigilancia de los mismos, como ya hemos visto también en otro centros, era materia de especial preocupación para este Hermano, el cual también consideraba que la utilización del tiempo libre por parte de los integran- tes de la Comunidad debía ser objeto de control. Así, además de animarles a que afi anzasen defi nitivamente la enseñanza profesional en el año 1958, les invitaba a que “aprovechen con usura el tiempo libre, que es tan escaso. Con ello irán más seguros a la docencia y lograrán completar los estudios que casi tienen completados”226, y les daba ánimos cara a su motivación: “sean siempre una motivación sobrenatural la que les lleve a atender a los alumnos en sus juegos y deportes. Una evasión buscada por otros motivos sería menos noble y formativa”227.

También tuvo sus recomendaciones hacia la persona del Hermano Director, pero en este caso estaban dirigidas hacia el desarrollo de la Formación Profesional, pues desde 1957 le invitaba a que implantase la formación prác- tica de taller; así, en 1959, le decía: “prosiga con renovado entusiasmo en su empeño por dotar a esta escuela de los elementos para el adiestramiento industrial de los alumnos mayores”228 y al año siguiente le animaba a que siguiese con su tenaz empeño para ir dotando, modesta pero efi cazmente, el taller profesional.

A la hora de hacer balance sobre la situación general de la enseñanza en el colegio usurbildarra, el Hermano Visitador ya había planteado la primera suge- rencia para el establecimiento de la enseñanza profesional en el año 1953, esto es, recién abierto el colegio. Vuelve a insistir cuatro años más tarde al apreciar que había llegado una ayuda concreta que permitía “establecer este mismo curso un taller donde se pueda iniciar la formación práctica de los muchachos mayores en el Aprendizaje Mecánico”229. Con esa ayuda se pudo montar el taller de formación profesional en el que 15 alumnos tomaron parte en el curso práctico en el año 1958 y, gracias a ello, se pudo proseguir en su labor “con la

224. Rapport de Visite de 1963. 225. Rapport de Visite de 1965. 226. Rapport de Visite de 1964. 227. Rapport de Visite de 1965. 228. Rapport de Visite de 1959. 229. Rapport de Visite de 1957.

268 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

aprobación y afecto del pueblo y, poco a poco, va completándose el utillaje para el taller donde inician su formación profesional los alumnos”230.

Parecía contento el Hermano Visitador con la forma en que se trabajaba en Usurbil y así nos lo hace saber en el año 1954 cuando reconoce la labor de los Hermanos en su informe anual: “la disciplina es muy buena y buenos los métodos empleados en los diversos aspectos de la enseñanza, que se encauza principalmente a la preparación de obreros especializados de fácil colocación en las industrias”231. Sin embargo, y a pesar de que las instalaciones eran sencillas e iban mejorando dentro de la parquedad de disponibilidades y de asignaciones de las entidades locales, los medios eran modestos tanto en personal como en material232. La satisfacción también la demuestra cuando dice del colegio que es un centro de Primaria y de Orientación Profesional con los grados bien organiza- dos233 aunque quizás peque de cierta dureza cuando, aún reconociendo la labor desempeñada por los Hermanos, se refi ere al alumnado en los siguientes térmi- nos: “el nivel intelectual más bajo que el de otros centros nuestros de igual natu- raleza por las difi cultades de la composición mixta o bilingüe de las clases y por el abandono de algunas familias esparcidas por esta geografía montañosa”234.

Las relaciones que se mantenían, bien entre los Hermanos dentro de la pro- pia Comunidad, bien las que se establecían con otras personas, eran objeto de interés para el Hermano Visitador, de manera que nada más estrenado el cole- gio se hacía un llamamiento a los Hermanos para que “en pueblos de este tipo es más obligado que en otras partes proceder con todos con la más discreta reserva”235, recordándoles un año más tarde que “mantengan cuidadosamente el buen espíritu y la unión cordial que reina en la Comunidad” y “hagan todo lo posible para evitar cuanto estorbe el dar los paseos regulares todos juntos”236. Este tema de los paseos tenía su importancia cuando vuelve a hablarse de los mismos al año siguiente y se recuerda nuevamente que “el paseo no debe supri- mirse con facilidad”237. Los avisos de los paseos también estaban dirigidos al Hermano Director cuando, en 1961 y 1962, le dice expresamente: “no omitan los paseos regulares semanales, tan convenientes para fomentar el espíritu

230. Rapport de Visite de 1959. 231. Rapport de Visite de 1954. 232. Rapport de Visite de 1962. 233. Rapport de Visite de 1963. 234. Rapport de Visite de 1963. 235. Rapport de Visite de 1953. 236. Rapport de Visite de 1954. 237. Rapport de Visite de 1955.

269 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

de familia y mantener un equilibrio físico y anímico”238 y “sólo muy excepcional- mente deje el paseo regular en Comunidad. En caso de tener que hacer algo ese día, sería mejor que lo hiciera otro Hermano para que el Hermano Director no abandone a la Comunidad”239.

Otro de los aspectos en los que el Hermano Visitador insistía era en la lim- pieza del colegio, avisándoles tanto en 1956 como al año siguiente sobre cómo llevar la misma, esto es, “cuidar el ambiente de limpieza y orden en locales y ocupaciones”240 y “esmerarse más en lograr un mayor orden y limpieza en el cuarto de ejercicios, e inculcar esos hábitos”241. Sin embargo, los Hermanos podían ser excusados porque, como el propio Hermano Visitador reconocía en 1955, “la congestión de horarios recomienda recortar ciertas ocupaciones”242, e incluso llegaba a sugerirle al Director lo siguiente: “procure simplifi car el regla- mento de los Hermanos para que puedan con alguna hora de trabajo personal al día”243, aunque también recibía su particular recado el Director cuando le hablaba de la limpieza: “vele porque en las clases, en la casa y en las salas de ejercicios reine un conveniente orden y limpieza, evitando la acumulación de objetos”244.

En lo que se refi ere estrictamente a las relaciones personales, no faltaron las recomendaciones al Director, como la efectuada en 1955 cuando concreta- mente le solicita que “vigile mucho todo en cuanto en expansiones o golpes de humor pudiera impresionar desfavorablemente a estas gentes sencillas y por su sencillez misma de miras y costumbres”245. Consciente de la importancia que tenían las relaciones personales, en 1963 le invitaba al Director a que algunas responsabilidades fueran compartidas por él con los Hermanos e incluso le comentaba que no dudase en conceder algunas compensaciones que juzgase convenientes dentro de las normas regulares246. Es más, insistía un año más tarde en que mantuviese el interés por los Hermanos jóvenes, porque mejo- rasen en su vida religiosa y profesional y, si era menester, les debería ofrecer todo tipo de facilidades. Quizás estas pretensiones del Hermano Visitador eran

238. Rapport de Visite de 1961. 239. Rapport de Visite de 1962. 240. Rapport de Visite de 1956. 241. Rapport de Visite de 1957. 242. Rapport de Visite de 1955. 243. Rapport de Visite de 1956. 244. Rapport de Visite de 1958. 245. Rapport de Visite de 1955. 246. Rapport de Visite de 1964.

270 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

producto de que había observado alguna tensión dentro de la Comunidad, por- que en el relato del año 1961 nos decía que “el temperamento de algunos de esta Comunidad les pone en algún riesgo de individualismo y de cortedad que les será muy útil superar siempre”247. En cualquier caso, parece que esos pro- blemas quedaban solventados, tanto con las personas extrañas como con las autoridades, con las que las relaciones habían vuelto a la normalidad en 1964, hecho que quedaba corroborado un año más tarde, cuando se insistía en las buenas relaciones entre superiores e inferiores.

En general las relaciones con la gente parecía que eran aceptables, princi- palmente con las familias de los niños, que en orden de 200 habían comenzado sus estudios en el colegio allá por 1953. Hay que decir que, evidentemente, se trataba de familias muy cristianas y de costumbres patriarcales, lo que contribuía a esa buena química entre padres de alumnos y Hermanos. Esta buena química podía quedar refl ejada también en que la gestión económica estaba en manos de los Padres de Familia, una gestión que se afi anzaba lentamente, como afi rma en 1955, pues hay que recordar que el centro tenía muchos gastos que, en parte, eran sufragados por la propia Asociación de Padres de Familia, con módi- cas cuotas de los asociados, así como con las contribuciones del Ayuntamiento y de algunas industrias locales. Estas ayudas procedentes de algunas industrias podrían tener su origen en la labor que se desarrolló años antes y que, en 1965, comienza a fl ojear, por lo que el Hermano Visitador le hace una petición expresa al Hermano Director en la que le pide que busque personas infl uyentes de la comarca para que se organizase una Junta que lograse dar una solución más airosa a este centro ahogado en su misma estrechez.

En otro orden de cosas, quisiéramos resaltar también alguno de los aconte- cimientos que dejaron su impronta en el colegio usurbildarra de La Salle, como la preocupación que presentaba el Hermano Visitador por el uso de la radio, la cual, era escasamente utilizada, pues entre otras cosas estaba controlada. En este aspecto relacional también podemos descubrir otra de las causas que preocupaban al Hermano Visitador, cual era la presencia de una cocinera, aun- que era de avanzada edad, aún y todo él mismo recuerda que antes de haber sido ésta contratada habían pasado por diferentes pruebas tres criados de sexo masculino.

Al tratar los aspectos religiosos el Hermano Visitador rápidamente se da cuenta de que Usurbil podía convertirse en un fi lón de vocaciones y ya para 1954, un año más tarde de abierto el colegio vaticinaba así su primer pre- sagio: “dado el carácter patriarcal de esta localidad y el establecimiento de

247. Rapport de Visite de 1961.

271 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

algunas potentes industrias en la misma, pueden esperarse unos muy buenos resultados con los hijos de estas profundas familias cristianas, serias y rigu- rosas. Es de esperar que pueda darse aquí un fi lón rico de vocaciones”248. En su visita del año anterior ya había dejado su sospecha al respecto pues decía a los Hermanos que “procurasen vigilar bien el campo privilegiado de las voca- ciones”249 y, en 1963, insistía con lo de las vocaciones proponiendo que se ini- ciase una campaña vocacional en las clases de mayores. En la primera visita al colegio La Salle de Usurbil, se les recordaba a los Hermanos recién llegados que tuvieran presente que “ser fundadores de una Comunidad llevaba consigo una grave responsabilidad; se iniciaban las tradiciones de la casa y de cómo fueran éstas, dependía mucho el futuro de la Comunidad”250, “una Comunidad ha de ser ante todo un hogar en el que todos hallen la felicidad prometida por Dios”251, pues “cuán agradable es vivir los Hermanos en unión de corazones y de pensamientos. Esta unión es el antídoto de los silencios que a veces nos invita el amor propio herido e impide las discusiones que más que aclarar ideas separan las mentes”252.

Cuando en 1954 aparece nuevamente el Hermano Visitador les invita a los Hermanos a que organizasen la Congregación del Niño Jesús, aprovechando la ocasión para recordarles que “debían de conservar en la Comunidad un ambiente de silencio como parte de su vida reservada en la soledad con Dios”253. Los Ejercicios Espirituales eran tarea diaria y de ellos se esperaba que contribuye- sen no solo a la integridad exterior, sino también en cuanto al fervor interior254, renovando su generosidad y su atención en la práctica exacta y ferviente de los mismos255. Les recordaba que “nuestra labor es apostolado y apostolado es lucha. Nuestra vida lo es como la de la Iglesia, pero lucha de conquista también. Es asunto de fe y constancia. Tened fe en Dios”256 y que “no cedan a la rutina. Estar al día es ley de nuestro empeño. Sirvan a su personal renovación las reuniones de tipo ascético y pedagógico-catequístico”257 y para ello les recomen-

248. Rapport de Visite de 1954. 249. Rapport de Visite de 1953. 250. Rapport de Visite de 1953. 251. Rapport de Visite de 1964. 252. Rapport de Visite de 1964. 253. Rapport de Visite de 1954. 254. Rapport de Visite de 1956. 255. Rapport de Visite de 1955. 256. Rapport de Visite de 1962. 257. Rapport de Visite de 1962.

272 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

daba que mantengan “viva y operante esa buena unión de caridad que les una y da fuerza apostólica y actúen ante los alumnos y con ellos en la santa misa, sacrifi cando la devoción particular a la actuación por lograr una activa participa- ción de los niños en el sacrifi cio”258.

En la misma línea situaríamos la labor de apostolado para la que estaban preparados y que desde 1955 el Hermano Visitador se encarga de recordarles, proponiéndoles a la vez que se aplicaran más en avanzar el método catequístico haciendo valer para ello las reuniones de la Comunidad, unas reuniones que en su opinión “deberían seguir con todo entusiasmo, poniendo cada vez más cui- dado en la observancia, que ya cultivaban con tanto esmero y fi delidad, sin que se convirtiese en un mero cumplimiento externo, sino en ofrenda amorosa de toda su actividad”259. Quizás esta labor de apostolado era demasiado exigente con los Hermanos, a los que se les pedía que “mantuvieran celosamente un ver- dadero horror a los regalos, aún de familiares, como a todo lo que pueda atentar contra la VIDA COMÚN, nota esencial de la pobreza religiosa”260.

Al Director, las exigencias para su cargo se le multiplicaban; así, en 1953, se le pide que “proceda en su cargo con plena confi anza en el Señor que no abandona a los que se entregan en el cumplimiento”261; en 1954 que procurase aumentar las obras catequísticas, al año siguiente que no se demorase en la organización de la Congregación del Niño Jesús, en 1956 que proporcionase a los Hermanos libros de ejemplarios y doctrinas, en 1958 que continuase las reuniones catequísticas con constancia y, ya en 1964, que recibiese a sus infe- riores en rendición. Estas fueron entre otras algunas de las recomendaciones que recibió el Hermano Director del Hermano Visitador en el colegio de La Salle de Usurbil.

En defi nitiva, al igual que otros colegios lasalianos, la vida del de Usurbil no fue especialmente sencilla. Desde sus inicios se vieron con serias difi cultades y su trayectoria fue relativamente corta, salpicada con sus propias características como que fue un vivero de vocaciones, a pesar de que en palabras del Hermano Visitador, en ocasiones, el nivel intelectual de sus alumnos fuera un poco bajo en comparación con otros centros, quizás debido al carácter euskaldun de sus integrantes.

258. Rapport de Visite de 1961. 259. Rapport de Visite de 1960. 260. Rapport de Visite de 1957. 261. Rapport de Visite de 1953.

273 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969)

Dentro del conjunto de centros que se crearon en la década de los cincuenta este colegio podría parecer un tanto atípico, sobre todo por el hecho de que su fundación fuera motivada por la existencia de un legado particular, y fuera ges- tionado por el cura párroco de Hondarribia. Se trata de un centro de pequeñas dimensiones en el que existían dos clases, de carácter gratuito y con una redu- cida comunidad de Hermanos.

Sus estudios se centraron en la enseñanza primaria, aplicando algunas enseñanzas profesionales debido a las características y procedencia del alum- nado, que eran hijos de caseros y pescadores, aunque también servía para la preparación de los alumnos que podían trasladarse posteriormente al Colegio San Marcial de Irun para continuar los estudios de bachillerato. La nota signifi ca- tiva más sobresaliente del centro fue su dedicación a las actividades religiosas, que destacan si los comparáramos con el resto de centros de la provincia.

Surgimiento y evolución de la escuela

El Párroco de Hondarribia llamó a los Hermanos en 1951 para dirigir una escuelita fundada por medio de una donación, un legado que Doña María Elizalde había hecho a la parroquia con objeto de atender a la infancia abandonada, pero que no era lo sufi cientemente importante como para mantener la gratuidad. Con estas condiciones el Sr. Párroco, D. Agustín Zurutuza, insistió al Rvdo. Hermano Carlos Bautista, Visitador, para la apertura de una escuela. Habiendo aceptado el Sr. Párroco todas las condiciones del Rvdo. Hermano Visitador, éste dio su conformidad y la mencionada escuela se instaló en los locales del antiguo Casino Mirentxu con el nombre de “Nuestra Señora de Guadalupe”. La matrícula comenzó el 17 de septiembre de 1951 y el primer día ya pasaron de 100 los matriculados, llegando en días sucesivos a más de 200. Los días 21 y 22 de septiembre se hizo un examen eliminatorio, pues, solamente se podían recibir 100 niños en las dos clases que se abrieron. De este modo dio comienzo esta escuela, con tres Hermanos, dos en clase y otro para los empleos y 100 alumnos.

Tras estos primeros pasos, en abril de 1953 el contingente de Hermanos y de alumnos se mantenía en los números iniciales; si bien es verdad, que al fi nalizar el primer curso, se habían presentado muchos queriendo ingresar en la escuela, pero el Hermano Director se vio obligado a negarles sus deseos por falta de espacio, situación que se repetirá año tras año. No fue pródigo en noti- cias el colegio hondarribitarra, sin embargo sí existe algún dato que entendemos merece la pena destacar. Así, por ejemplo en el año 1955, a los pocos años de estrenado el colegio, los Hermanos se daban cuenta de que existía un notable

274 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

abandono escolar en base a dos criterios: por un lado, los niños eran requeridos por sus familias para que empezasen a trabajar y, por otro lado, eran numerosos los niños que dejaban el colegio para dirigirse al Seminario y continuar allí con sus estudios religiosos. Si bien en la información facilitada en los Históricos no hemos tenido la oportunidad de recoger el número de vocaciones que año tras año se iban produciendo en este centro, sí la hemos podido obtener de los Nominatif, donde se constata que hay una media de dos alumnos por año que manifi estan su vocación.

Sin embargo, la situación económica sí era recogida en los Históricos y en este caso estamos en condiciones de decir que era bastante similar a la de la mayoría de los centros lasalianos, esto es, que los gastos ocasionados se cen- traban en el pago de las gratifi caciones a los Hermanos. De esta manera, nos encontramos con que en el año 1957 saltó la polémica, cuando se le presentó al Párroco “para que la leyera”, una carta que envió el Rvdo. Hermano Visitador, a lo que el Párroco contestó que se reuniría con la Junta, para arreglar esa pos- tura un poco tensa creada por las penurias económicas. Penurias económicas que quedan refl ejadas en algunos datos que se consideraban como importantes y que no eran más que la simple instalación del teléfono o la compra de sendas máquinas de escribir, o de una freidora en 1960 o dos estufas para las clases en 1963. A diferencia de otros centros lasalianos, en los que las obras eran casi permanentes, en el Nuestra Señora de Guadalupe las obras también fueron muy escasas, sin ir más allá de los arreglos de los baches de acceso al centro en 1960 y las reparaciones de las puertas de los “excusadores” en 1962.

Alta fue la importancia que desde el colegio hondarribitarra dieron a la salud, porque hemos podido comprobar que en los años 1955, 1957 y 1958, se pasaron sendas revisiones médicas que, si bien también se llevaron a cabo en algunos otros colegios, no era práctica habitual, o al menos no se hacía constar, en todos los centros lasalianos. Por lo demás, la crónica del colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, más parece una crónica de tragedias que la crónica alegre que correspondería a un colegio, pues en ella se señalan como acontecimientos más importantes, que sin duda alguna lo eran, el falleci- miento del Párroco, con el que había muy buena relación, y que antes de morir hizo saber a los representantes de la Junta del colegio que se habían acercado a visitarle que, “una de mis mayores satisfacciones es la escuela, para la que tanto he trabajado”262. Evidentemente, los niños acudieron en masa al fune- ral. En esta negra crónica también hay que resaltar que, en el año 1958, la escuela en pleno se dirigió a la parroquia para tomar parte en el funeral cele- brado por los tripulantes del barco “Angelito” que había naufragado días antes en las costas francesas y en cuyo naufragio había perdido la vida el padre de

262. Supplément à l’Historique pour l’année 1956.

275 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

un alumno. Este año de 1958 fue especialmente cruel, pues también fallece el Alcalde del pueblo, con el que se mantenían unas excelentes relaciones, y también el Papa Pío XII, lo que a su vez dio lugar a la Coronación de un nuevo Papa, Juan XXIII, el cual fallece en 1963, entrando en su lugar el Su Santidad, Pablo VI. Para terminar con las tragedias, indicar también que hubo dos suce- sos que conmocionaron de manera especial a la localidad hondarribitarra, la muerte de una niña abrasada por el fuego en el año 1960, y a cuyos funerales acudieron los alumnos y cuatro años más tarde la muerte por ahogamiento de un niño en verano en el río Jaizubia.

En relación a la vida cotidiana del colegio habría que destacar otros dos acontecimientos más en los que el Alcalde adquiere un notable protagonismo: por un lado, la petición expresa que hizo al colegio para que el grupo de cantores del mismo tomase parte en el concurso de Villancicos de la localidad, y que dio lugar a que el propio Alcalde enviara una carta de agradecimiento al colegio en los años 1960 y 1961, carta que fue acompañada de 500 y 470 pesetas res- pectivamente por haber participado, y, por otro lado, una actividad de carácter claramente político cuando en el año 1961 organiza una Fiesta de los Caídos, en uno y otro bando, que supuso que, por la tarde, se diera fi esta en el colegio para disfrute de los alumnos. A ello tendríamos que sumar otros dos acontecimien- tos de carácter muy distinto para fi nalizar con esta crónica del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe; por una parte, el reconocimiento explícito de la falta de higiene que existía en el centro, pues en 1958, después de 7 años de funcio- namiento del colegio, el Histórico recoge textualmente la siguiente información: “se friegan las clases. Desde la fundación sin limpiarlas”263, y, por otra, la rea- lización de exámenes de ingreso para poder acceder al centro, tanto en el año 1963 como en 1964 años, debido al problema habitual de la falta de espacio en los centros lasalianos.

En 1965 desapareció esta comunidad. En todo ese tiempo los Hermanos vivían en Irun (San Marcial) e iban todos los días a la escuela que, posterior- mente, encontró cobijo en el Consejo Escolar Primario La Salle. La planifi cación del Distrito retiraba a los Hermanos en 1969. No obstante, todavía en el curso 1972-73 este centro continuará funcionando, impartiendo docencia en todos los niveles de la Educación General Básica, según la Ley General de Educación, con unos 266 alumnos matriculados y con un 8 profesores a su cargo, y aparece el Hermano Gumersino Ojanguren como “animador religioso”264.

263. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 264. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 261-Carpeta 26.

276 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Relaciones y actividades religiosas

El colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, comparado con los otros centros de Gipuzkoa, tiene dos características a señalar: las relaciones que mantuvo con todo tipo de autoridades y las actividades religiosas. En este último ámbito podríamos decir que fue el estandarte de los centros lasalianos. Así, además de las obligadas visitas regulares que tenían todos los centros, y en contra de las quejas de algunos de ellos que nos decían que apenas recibían visitas, veamos de dónde procedieron éstas para el centro de Hondarribia: de los Hermanos de Usurbil repetidas veces, del Rvdo. Hermano Subdirector de San Asensio, del Alcalde, del Director del Escolasticado y Procurador de Barcelona, de un misionero de Argentina, de los Hermanos de Andoain, del Inspector de Bilbo, de los Hermanos de Zaragoza, del Rvdo. Hermano Asistente, de los Hermanos de Sestao, de los Hermanos de Barakaldo, de los Aspirantes de La Salle, de los Hermanos del Reformatorio de Pamplona, de “multitud de visitas con motivo de las fi estas del pueblo”265 e incluso de un sacerdote americano, “gran peda- gogo e inspector de Grammar School”, quien quedó admirado por “el desarrollo intelectual de estos niños en relación con su edad y en contraste con los niños norteamericanos a esta misma edad. Hasta los 13 años, dice, apenas tienen desarrollo intelectual”266. Es decir, no hay narración del Histórico en el que no se nos informe de algún tipo de visita.

Huelga decir que Hondarribia ha sido y es una villa privilegiada en cuanto a belleza y ello constituía un notable atractivo a la hora de establecer las excur- siones, tanto del alumnado como de los Hermanos, pero no sólo la Comunidad hondarribitarra recibió visitas de todo tipo, sino que también fueron invitados a acudir a otros centros, como así lo hicieron cuando en los años 1957 y 1964 les invitaron a su casa los responsables de la Sagrada Familia de Irun.

Pero en el ámbito de las actividades religiosas este centro resalta de manera especial, lo cual puede ofrecer una imagen distorsionada del mismo, como vere- mos al referirnos al alumnado, pues la mera enumeración de las celebraciones religiosas resulta exagerada. Desconocemos el porqué de la relevancia de estos actos, pero posiblemente se deba a un sesgo en la narración de los acontecimien- tos del centro o a la presencia del cura Párroco. No obstante, en los Informes de Visita se aprecia que la labor realizada por los Hermanos era “muy hermosa a satisfacción del pueblo, del clero y de las autoridades” (1952), que “el ambiente de las clases es muy bueno: se trabaja bien y los resultados logrados son nota- bles” (1959), o que “dentro de las limitadas posibilidades que ofrece la casa –no muy adecuada para su objeto– va creciendo el número de alumnos y es palpable

265. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 266. Supplément à l’Historique pour l’année 1957.

277 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

el interés del pueblo por la labor de los Hermano, que son estimados” (1961). Es decir, se trataba de un centro cuya reputación era muy apreciada por el clero “y muy envidiada por las Autoridades Escolares Civiles” (1961), que además “obtiene muy buenas colocaciones para sus alumnos” (1961).

Estudios y alumnos

El reconocimiento público del colegio fue también una constante durante su corta vigencia. El centro se defi nía como una “escuela privada subvencio- nada parroquial”, como señalaba el Hermano Visitador en 1957, aunque en los años siguientes se hable de ella como “escuela primaria subvencionada” o “escuela primaria reconocida y subvencionada” que además impartía “lecciones retribuidas” o “lecciones particulares”, lo cual coadyuvaba a cimentar mejor su prestigio. Es decir, los estudios que se impartían se ceñían a los propios de la enseñanza primaria, preparando a los alumnos “convenientemente para el bachillerato de San marcial y Maestría de La Salle Enea”267.

La matrícula del centro fue bastante estable durante toda su vigencia. Hasta 1960 prácticamente se mantiene constante la matrícula entre 100 y 111 alumnos. A partir de 1961, con la apertura de una tercera clase para los más pequeños, esta cifra aumentará hasta los 177 alumnos. No obstante, no podemos conocer la evolución posterior debido a que no hemos podido localizar los “Nominatif “a partir de 1965, ni en Archivo de la Casa Generalicia de los hermanos en Roma ni en el Archivo del Distrito de Bilbao, sito en La Salle de Donostia.

Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Total 1951 44 56 100 1952 46 56 102 1953 44 60 104 1954 47 61 108 1955 47 60 107 1956 50 61 111 1957 47 63 110 1958 47 63 110 1959 44 66 110

267. Rapport de Visite de 1964.

278 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Total 1960 44 66 110 1961 45 69 46 160 1962 48 60 69 177 1963 48 60 69 177 1964 49 66 69 177

El tipo de alumno que acudía a esta escuela, como señala en alguna ocasión el Hermano Visitador, era “en su mayoría hijos de pescadores y de caseros del campo” (1952), pero que obtenía una formación adecuada y que, en la mayoría de los casos, era superior a la de sus padres, aunque “normalmente los alumnos adoptan la profesión de sus padres, pescadores, con cultura muy superior a la requerida por su ofi cio”268, pero que no completaban otros estudios pues las “cla- ses de ampliación” no lograron completar su organización, como señala el Hermano Visitador en 1958. No podemos olvidar que se trataba de una escuela gratuita.

Actividades escolares y vida religiosa

La información que disponemos con respecto a las actividades escolares que se desarrollaron en el colegio de Nuestra Señora de Guadalupe es también bastante escasa, si bien hay que destacar que fue la entrega de notas con pre- sencia de las autoridades locales una de las más señaladas. En este sentido, se puede señalar que en los años 1955 y 1956 los trabajos de los alumnos fue- ron expuestos al público siendo motivo de comentarios, alguno de ellos con un claro corte clasista, por parte de la prensa, como el realizado en 1955 cuando se decía que “los trabajos allí expuestos, son obras de verdadera maestría, muy refi nado y de mucho gusto; trabajos éstos de auténticos artistas. Y lo más gran- dioso de todo, que estos niños, que nos demuestran que serán algo, son hijos de humildes arrantzales, de baserritarras, de obreros trabajadores”269.

Otra de las actividades del colegio fue la tradicional organización de los cur- sillos de verano, a los que también tenían posibilidad de asistir los alumnos que veraneaban en la localidad. A diferencia de otros centros lasalianos, en Hondarribia las competiciones deportivas no eran habituales, con la excepción de la llevada

268. Rapport de Visite de 1958. 269. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

279 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

a cabo en 1957 y la carrera ciclista de 1960. Los niños del Nuestra Señora de Guadalupe se inclinaban más por la música, así el coro de la escuela participaba año tras año en el concurso de villancicos, con buenos resultados, lo que les era recompensado con alguna buena merienda o con paseos o excursiones.

Hondarribia. Grupo de dantzaris.

Con respecto a la vida religiosa, como ya hemos mencionado previamente, podemos decir que fue una de las características que marcó al colegio hondarri- bitarra. Únicamente nos limitaremos a señalar este frenesí festivo, además de dos acontecimientos que vamos a destacar, como la utilización del euskera en algunos rezos y la importancia que se da a las campañas del Domund. “Después del ejercicio del Perdón los niños entran en clase y se habla de los Misterios de la semana. Luego van a la procesión y cantan los himnos Vexilla Regis y Gurutz Bidea en vascuence” y la “Fiesta de los maestros con solemne misa y asisten- cia de todas las fuerzas pedagógicas de Fuenterrabía y sus aledaños”270. Con respecto a la participación en las diferentes campañas del Domund, las recauda- ciones fueron de 500 y 570 pesetas en los años 1956 y 1957 respectivamente, sin datos de lo recaudado en 1958 y de 1.460 pesetas en 1962.

270. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.

280 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Relación de actividades religiosas dirigidas al alumnado del colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia:

• Octavario del Niño Jesús • Iniciación a la Congregación • Procesión de la Candelaria • Fiesta del Beato Benildo • Fiesta del Santo Fundador • Fiesta de Santo Tomás de Aquino • Procesión de Ramos • Fiesta de San José • Fiesta del Sagrado Corazón • Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe • Día del Crucifi jo • Fiesta de Todos los Santos • Mes de las fl ores • Fiesta de la Inmaculada • Día de la Santa Infancia • Fiesta de San Blas • Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes • Fiesta de Nuestra Señora de las Escuelas Cristianas • Fiesta de las “Opilak” de San Marcos • Fiesta del Corpus Christi • Imposición de la ceniza • Fiesta de la Visitación de María • Imposición del Escapulario del Carmen • Fiesta del Beato Salomón • Domingo de la Santísima Trinidad • Misa por los fallecidos en la Guerra Civil • Viernes de Cuaresma • Primer viernes de mes • Día de la Virgen del Pilar • Domingo Mundial de la Propagación • Nuestra Señora de los Dolores • Procesión de las Tinieblas

281 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Como puede observarse, a la vista de esta enumeración, la vida religiosa adquiría una presencia sobresaliente, si la comparamos con el resto de cen- tros de Gipuzkoa. No sabríamos dar una explicación a este fenómeno, pero es posible que debido al tamaño de la escuela, o a la infl uencia del Párroco, que tenía una papel especial debido a ser el depositario de la fundación, se hiciese más hincapié en este tipo de formación, que, sin duda, dio algunos frutos en las vocaciones religiosas. De cualquier manera se trata de una hipótesis, pues entre la documentación manejada no existe una explicación a este hecho que, seguramente, se vivía de una forma natural y sin ser conscientes de la importan- cia que tenía en el conjunto de las actividades del centro.

Para completar estas celebraciones, el centro contó con dos asociaciones piadosas para los niños, con lo cual se redundaba en el mismo objetivo. Así, y a recomendación del Hermano Visitador, se promovió la creación de la Archicofradía del Niño Jesús que agrupaba casi a la totalidad del alumnado de los niños en edad de pertenecer a la misma, al igual que ocurrió con la Congregación de San Luis, como puede observarse en el siguiente gráfi co.

Hondarribia. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1954-1964)

Profesorado

Con respecto al profesorado no podemos señalar ningún tipo de evolución pues, excepto en el primer año, que hubo cuatro Hermanos, el resto de los años la comunidad de Hermanos dedicados a la docencia estuvo formada por tres

282 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Hermanos, la mayoría de ellos con votos perpetuos y con título de maestro. De esta información se deduce que los Hermanos no se constituyeron en una comu- nidad con sede en el colegio, pues se trasladaban desde Irun para atender las necesidades docentes de este centro.

En la línea de escasez de información sobre el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia, poco hay que merezca la pena destacar en este apar- tado si no son las numerosas excursiones que organizaban los Hermanos lasalia- nos hondarribitarras, excursiones muchas de ellas a lugares de culto, siguiendo la tradición de los otros centros de La Salle. Así, en su corta vida como centro pudieron visitar el Santuario de Arrate en Eibar, la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe en Hondarribia, el Santuario de Itziar en Deba, el castillo de Javier en Navarra, el Santuario de Loyola en Azpeitia, el Santuario de Nuestra Señora de Aranzazu en Oñati, el Santuario de San Antonio de Urkiola en Bizkaia, la ermita de San Marcial de Irun, además de otras excursiones como la que realizaron en motora por aguas de Hondarribia, excursiones a Zestoa, Pasaia, Donostia, Santimamiñe, Baracaldo, Elgeta o Aralar.

Dentro de las actividades de carácter religoso, además de los tradicionales Ejercicios Espirituales y de los Retiros que realizaban indistintamente en Bilbo o Donostia, en el año 1958 realizaron un Examen de Religión, en el año 1959 participaron en la Consagración del Altar de la capilla de La Salle Enea y en 1961, además de asistir a las Tinieblas de San Marcial y de acudir al Congreso Eucarístico, también tomaron parte en la procesión de la Virgen del Pilar: “la vanguardia de la comitiva formada por nuestros chicos ha constituido una emo- tiva manifestación de piedad, orden y organización. La caravana, al atravesar las estrechas y tortuosas callejuelas ondarribiarras, amparadas por las som- bras nocturnas, ofrecía un encanto poético de la más pura esencia euskara”271. Parece que las actividades religiosas de la Comunidad de este año fi nalizaron con la visita a los Fieles Difuntos que reposaban en el Camposanto “en espera del llamamiento supremo para incorporarse a la vida eterna”272. La celebración de un Concilio en el año 1962 supuso “la interrupción del sueño a media noche para asistir a misa y pedir al Señor desde la primera hora por dicho Concilio”273, dando por terminadas las actividades religiosas de los Hermanos de Hondarribia con la asistencia en 1963 a los maitines que tuvieron lugar en la localidad vecina de Irun.

Vemos entonces que este centro estuvo caracterizado por tres cuestiones: la primera de ellas es la falta de información que respecto al mismo existe; la segunda la corta existencia que disfrutó y la tercera la frenética actividad

271. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 272. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 273. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

283 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

religiosa, muy por encima de la académica. A partir de ahora vamos a ver cuál fue la postura que el Hermano Visitador tomó para con el personal del colegio Nuestra Señora de Guadalupe.

Recomendaciones del Hermano Visitador Las recomendaciones del Hermano Visitador, como ocurría en su práctica habitual, se centraban en tres aspectos: el académico, el religioso y el de las relaciones personales. Los primeros consejos de tipo académico no llegan hasta el año 1958, cuando el Hermano Visitador, al dirigirse a la Comunidad, les invita a que programaran bien las actividades docentes, contando con el visto bueno del Hermano Director, el cual aprobaría el programa trimestral. Asimismo les aconsejaba que se animasen a dar a los mayorcitos, y como complemento de la buena cultura básica que reciben, alguna asignatura o lección especial sobre ciencias de la aplicación en la pesca o la marinería274, tarea en la que también quiere implicar al Director a quien también traslada la petición expresa de que prosiguiese la incansable labor de realizar las diligencias que preparasen al colegio como establecimiento dotado para implementar una escuela técnica de pesca275. Parece que los Hermanos le hicieron caso en esta recomendación, pues en 1964 el Hermano director es felicitado por el Hermano Visitador quien le da la enhorabuena por los cursos de patrones y pilotos de pesca, aprove- chando también la ocasión para recordarles que entre esos cursillos se podían establecer charlas de carácter religioso. La preocupación por estas últimas era patente, pues ya un par de años antes se les invitaba a que afi nasen incansable- mente la generosidad y la calidad humana y religiosa de su entrega, no dejando nunca la preparación cultural necesaria para ir respondiendo a las exigencias que esta labor irá presentando progresivamente al ritmo de su desarrollo: estu- dio, especialmente religioso, perfeccionamiento didáctico276. Por último, en lo que a las recomendaciones enviadas a la Comunidad por parte del Hermano Visitador, encontramos otro de los puntos que se venían repitiendo en los dife- rentes colegios lasalianos, la preocupación por mantener el orden y la vigilancia en los recreos, pero también en los retretes, hasta el punto de que les sugería que en los recreos les acompañasen permanentemente debido al peligro que presentaban algunas de las zonas destinadas a tal efecto277.

Dadas las características que hemos venido observando en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia, podemos sospechar que las recomendacio- nes religiosas fueron numerosas. A la Comunidad se le exigía que los Ejercicios de la mañana tuviesen una duración de 1½ hora, sin incluir el Rosario y al Hermano

274. Rapport de Visite de 1961. 275. Rapport de Visite de 1962. 276. Rapport de Visite de 1962. 277. Rapport de Visite de 1963.

284 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

encargado de la cocina se le recordaba que debía realizar su trabajo de forma que pudiera asistir a los Ejercicios al mismo tiempo que el resto de los Hermanos de la Comunidad. De otra parte se les insistía en la enseñanza del Catecismo, durante todo el curso y sin restar nada de tiempo a las 4½ horas que le correspondía, a la vez que se les invitaba a que estimulasen al alumnado con una mayor frecuencia de Sacramentos y a organizar alguna organización piadosa; en concreto, en el año 1954, se les requiere que emprendan la organización de la Congregación del Niño Jesús. Quizás, donde mejor queda refl ejada la idea que el Hermano Visitador tenía de la Comunidad es en la recomendación que les hace en el año 1955 “siempre permanezca en primera fi la de sus preocupaciones la enseñanza catequística y sigan progresando en el empleo de medios para cultivar la piedad y estimular el buen ejemplo de los más selectos en la práctica de esta virtud”278.

Al Hermano Director se le hacen las recomendaciones habituales, esto es, que recibiese a los Hermanos en rendición, que tratase con ellos el tema voca- cional, que revitalizase la piedad en los Hermanos, que estableciese los Retiros mensuales y que mimase su formación catequística. Pero además, también se le animaba a que organizase la celebración del Año Santo Mariano y a que pusiese algunas obras catequísticas más en manos del resto de los Hermanos, recordán- dole a su vez que el rezo del Santo Rosario en clase no debía suponer disminución del tiempo destinado por la Regla para la explicación del Catecismo.

En relación a los aspectos de trato entre los diferentes miembros de la Comunidad y con los niños, el Hermano Visitador felicitaba a los Hermanos en 1953 por la discreción con la que trataban a todas las personas del centro y les animaba a aumentar esa cordialidad y afabilidad en sus mutuas relaciones, así como a que llevasen el encanto de la vida de Comunidad a todas las actividades y tratasen de superar las diferencias temperamentales y de criterio que pudiesen existir entre ellos279. No es el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe el único centro en el que se realiza la siguiente recomendación: “pongan todo empeño en man- tenerse fi eles a la pobreza religiosa particularmente en lo que concierne a la vida común, amenazada especialmente por toda clase de regalos”280, dándoles ánimos para ello cuando les dice que “cuán dulce es vivir los Hermanos en unión. Este sacrifi cio les proporcionará bendiciones que suplan lo exiguo de la Comunidad”281.

Las recomendaciones al Director iban en otro sentido diferente a las que se hacían a los Hermanos. Al Hermano Director se le exigían cambios de com- portamiento en su labor con los Hermanos, pues ya en 1955 se le dice expre-

278. Rapport de Visite de 1955. 279. Rapport de Visite de 1964. 280. Rapport de Visite de 1957. 281. Rapport de Visite de 1963.

285 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

samente: “vele por caridad y conciencia de los deberes de su cargo en evitar y reprimir las desigualdades de su carácter y procure mostrarse siempre solícito y deferente con los Hermanos”282, pero no debió obedecer mucho al Hermano Visitador cuando en la visita del siguiente año le tiene que enviar otro mensaje: “siga trabajando por dominar los prontos de su temperamento para ganar más aún las voluntades de sus Hermanos y llevarlos mejor a Dios”283. En el informe general del año 1956 del Hermano Visitador quedaba claramente refl ejada la situación: “Comunidad formada por Hermanos sencillos y sufi cientemente madu- ros y reposados. Ambiente de seria observancia y nimia regularidad, un poco rígido en las formas por el carácter autoritario y fuerte personalidad del Director, frente a la sencilla y abnegada sumisión de los Hermanos de esta casa”284, unos Hermanos que se entendían bien y que mantenían un “buen espíritu de seriedad y caridad recíproca”285, una Comunidad “observante” que llevaba muy bien su trabajo “en esta escuelita de matrícula reducida y entre muchachos de fami- lias muy cristianas”286. Una escuela que no ofrecía complicaciones de ningún género, bien “relacionada con la parroquia, estimada por las autoridades civiles y apreciada por los padres de familia”287. Sin embargo, parece que la actitud del Director no era de fácil cambio en su proceder y fue sustituido en 1957, siendo este cambio bien recibido288. A este nuevo Director le recuerda el Hermano Visitador que “entienda siempre su cargo como un caritativo servicio a la felici- dad de su Hermanos y alumnos y estime particularmente meritorio cuanto esto le exija de renuncia de ideas o gustos particulares”289.

La permanencia de los Hermanos en este centro fue bastante estable, ya que podemos observar que algunos Hermanos estuvieron más de cinco años en el centro, como ocurrió con el hermano Matías Alberto que permaneció diez años (1951-1960), o el Hermano Luis Arsenio con seis años (1952-1956), o el hermano Lucas Eusebio que estuvo de Director desde 1959 a 1965. También permane- cieron cinco años los Hermanos Francisco Justino (1960-1964), Román Alberto (1962-1966) y Francisco Justino (1960-1964). Estos datos confi rma la afi rmación del Hermano Visitador respecto a las características que conformaban esta comu- nidad de Hermanos de observancia religiosa y de buen trabajo profesional que, de diferentes caracteres “saben hermanarse en provecho de la tarea común” (1961).

282. Rapport de Visite de 1955. 283. Rapport de Visite de 1956. 284. Rapport de Visite de 1956. 285. Rapport de Visite de 1957. 286. Rapport de Visite de 1958. 287. Rapport de Visite de 1963. 288. Rapport de Visite de 1957. 289. Rapport de Visite de 1958.

286 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

6.2. Donostia: Los Colegios San Luis, Los Ángeles y La Salle

A diferencia de la etapa anterior, en la que Donostia disfrutó de un impor- tante centro, como fue el San Bernardo, en esta etapa vamos a notar esa ausencia hasta que en 1946 surga el Colegio La Salle, entre cuyas pretensiones estaba la de ser la continuidad de dicho famoso centro.

Así, en la ciudad tan sólo quedaban el Colegio de Los Ángeles, en la Parte Vieja donostiarra, que también había alcanzado un reconocido prestigio hasta esa fecha, y el Colegio San Luis en Herrera, ambos dependientes del San Bernardo, como escuelas gratuitas, pero que lograron su propia autonomía ya en la etapa anterior. Por lo tanto, tendrán que pasar casi unos veinte años para que Donostia vuelva a tener otro centro educativo regido por los Hermanos y que sea continuidad del San Bernardo. En esta ocasión será el Colegio de La Salle, situado en el barrio de Loyola. La instalación de este centro, como veremos, pretendía recuperar la aureola y el prestigio del antiguo San Bernardo. Con todo ello nos encontraremos que Donostia iba a disfrutar a partir de 1946 de tres centros, de los cuales el más antiguo era el Los Ángeles, cuya creación hay que relacionarla con la primera llegada de los Hermanos a Donostia, aunque su crea- ción sea de 1911, el San Luis ya mencionado y el Colegio La Salle.

Cada uno tiene sus propias caracteristicas y en su conjunto abarcaban todos los niveles posibles de la oferta educativa. Así, mientras el Colegio de los Ángeles se va a centrar en la formación profesional dirigida a los futuros profesionales de la ciudad en el campo comercial y de los negocios, el Colegio La Salle tendrá una oferta más centrada en el bachillerato, mientras que el San Luis estará apegado a las necesiades locales. Excepto el Colegio de los Ángeles que dejó de estar a cargo de los Hermanos en 1977, los otros dos colegios han seguido su andadura hasta la actualidad, acomodando su oferta escolar a las diferentes reformas educativas llevadas a cabo desde 1970.

6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977)

A pesar de la Guerra Civil y de los cambios tan importantes que se produjeron en la política educativa franquista, este Colegio continuó con el mismo prestigio que había adquirido hasta 1936, debido a la fuerte demanda por parte de cajas de ahorro, bancos, gestorías, comercios y empresas ante la exquisita formación que recibían los alumnos, tanto en la enseñanza primaria como en la comercial. Ser alumno de Los Ángeles era una garantía de competencia y una seguridad de encontrar empleo. Esta situación no va a variar durante los años en los que estuvo abierto el colegio. La larga permanencia de los Hermanos desde 1911 hasta 1977 fue siempre muy elogiada por las autoridades y muy demandada por

287 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

los padres de unos alumnos que deseaban la mejor formación profesional para sus hijos de cara a la búsqueda de un futuro empleo. En 1977 los Hermanos dejaron de estar presentes en este Colegio, aunque el centro continuó funcio- nando hasta 1993.

Los primeros años después de la Guerra Civil

El comienzo de la Guerra Civil y la caída de San Sebastián, en manos de las fuerzas franquistas, a los pocos meses de iniciada la contienda, quedó refl e- jada en los documentos históricos de 1936 de la comunidad con la sensación de cierta normalidad, pues los Hermanos que la formaban estaban en Bugedo y, por lo tanto, son escasas las referencias al confl icto bélico. El tono de las siguientes crónicas, a partir de 1937, refl eja esa misma sensación, pues no en vano el peligro del Frente Popular se había desvanecido en Donostia, aunque la guerra continuase en otros frentes, y tanto el colegio como la comunidad conti- nuarán “con las más halagüeñas esperanzas y santo entusiasmo”, como señala la crónica de 1937, o “el año ha transcurrido, dentro de la anormalidad, en la más completa normalidad”, frase recogida en la crónica de 1938, que refl eja mucho mejor la situación general. Es decir, el colegio, al igual que ocurría en muchas partes del País Vasco vivía en una especie de oasis mientras la guerra se desarrollaba en otros frentes. Con esa relativa tranquilidad y normalidad, los Hermanos, con una comunidad totalmente renovada, habían recuperado el hábito de la Congregación.

Pero la realidad que estaba viviendo España también se introducía en la comunidad, con un “carácter distintivo”, como se señala en la crónica de 1937, pues durante ese año hubo un gran número de visitas, rebasando la cifra de tres- cientos Hermanos que acudieron por diversos motivos: “Evadidos de la zona roja, que han entrado en España por esta frontera; americanos y de otros países, que han venido a cumplir sus deberes militares y buena parte de Hermanos jóvenes de este Distrito y Madrid”1. Pero estas visitas se veían completadas con otras más ilustres, como la del Rvdo. Hermano, Visitador de Barcelona, el Hermano Wenceslao Juan, debido a su cargo y al refugio de sus numerosos Hermanos en esta comunidad. También se califi có el paso por el Colegio de “notables fi guras de la España Nacional […] destacándose la del Sr. Bau, Presidente de la Junta Técnica del Estado para la Industria y Comercio; del Sr. Marín, profe- sor de la Escuela de Ingenieros de Madrid; del Sr. Oñate, Catedrático de este Instituto de San Sebastián; de Ingenieros, antiguos alumnos de la Bonanova y de Maravillas”.

1. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1937.

288 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

La fi nalización de la guerra, como no podía ser de otra manera, fue acogida con entusiasmo, pues tras la caída de Tarragona y Barcelona, y “a resultas de la conquista de Cataluña por las huestes victoriosas de Franco, comienza el éxodo de los Hermanos de nuestra Congregación en aquella zona roja. Vienen hechos una lástima y reciben los primeros socorros en las Comunidades fronterizas de Irún y San Sebastián. A fi nes de mes se celebró con delirante entusiasmo la toma de Madrid por los ejércitos nacionales. A consecuencia de ello se adelan- taron las vacaciones de Pascua que duraron dos semanas. En acción de gracias por el feliz término de la guerra, los alumnos cantaron una misa a dos voces el día 31, asistiendo a continuación a diversos actos patrióticos”2. El Colegio de Los Ángeles, como ocurría con otras órdenes y congregaciones religiosas, con sus colegios situados en la “zona nacional”, fue lugar de refugio para aquellos religiosos que la guerra había sorprendido en la “zona republicana”. En este caso la mayoría procedían de Madrid y Barcelona quienes, una vez fi nalizada la guerra, volvieron a sus lugares de procedencia, pues tan pronto terminó el con- fl icto bélico se abrieron los respectivos centros en aquellas ciudades.

Durante los años posteriores, y como fi el refl ejo de la realidad, la falta de ali- mentos y las difi cultades para su adquisición estarán presentes entre las inquie- tudes de los Hermanos, como se refl eja en 1941, pues la ciudad carecía de algunas subsistencias, pero los Hermanos recibieron de parte de los Hermanos de Argentina “bastantes víveres que nos ayudarán a vivir más holgadamente”3. En parecidos términos se expresarán en 1945, pues en octubre de ese año reci- bieron vituallas de Buenos Aires, enviados por D. Juan J. Odriozola y que fueron un gran alivio para la Comunidad. Aunque el Director en 1947 contribuía ya que “su familia le regala alubias, queso y lo que tienen en casa, porque están en buena posición”4.

Pero en esos años, parece que las desgracias no llegaban solas, pues en 1940 ocurrieron unas muertes sentidas: en Bayona, a primeros de año, murió el director de aquel colegio entre 1914-1920, celebrándose la misa de Réquiem en la iglesia de San Vicente, con la participación de elementos del Orfeón Donostiarra, o el fallecimiento de dos alumnos tras una larga enferme- dad y de Antonio Olondris, coadjutor de San Vicente. Asimismo, 1941 no fue un año, climatológicamente hablando, de lo más favorable, ya que en el mes de febrero se registraron varias nevadas en toda Gipuzkoa, con daños en varias poblaciones de la provincia y también en el tejado de la casa, debido al tempo- ral. Otros temporales fueron especialmente fuertes en 1951 pues, tanto el día

2. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1939. 3. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941. 4. Rapport de Visite del año 1947.

289 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

como la noche, fueron de continuo sobresalto por la tempestad marítima y las calles de la Parte Vieja parecían ríos, los sótanos inundados, etc. No es difícil suponer que el Colegio, por su propia situación se viese afectado directamente. Algo parecido ocurrió en 1961, pues una galerna en el mes de julio puso de luto a varias familias de pescadores donostiarras, entre ellas las del alumno Miguel Urtizberea, cuyo padre desapareció con el barco y tripulación completa.

Y si el rosario de desgracias era largo en los años y en intensidad en las vidas de los Hermanos, de los alumnos y de la población en general, en 1942 se sumaría la desaparición del “Santo Criado”, como se recoge en la crónica de ese año, para referirse a un sirviente, Antonio Elósegui, que “sustrajo cuanto pudo y dejó sin saldo las facturas de varios meses por un total aproximado de 7.000 a 8.000 pesetas. Pidió como préstamo a varios Sres. de su confi anza cantida- des que oscilan en 2.500 Pts., que Dios se apiade de él, y arregle sus asuntos debidamente antes de comparecer en la presencia de Dios”. La cosa no quedó ahí, pues el 15 de abril elevaron al Sr. Juez de Eibar un escrito que decía: “En conversación con él sacamos la conclusión de que una denuncia formal por parte nuestra en relación con los daños y perjuicios por él ocasionados, nos acarrearía muchos disgustos sin compensación de ventaja alguna. Por lo tanto previo dete- nido estudio, optamos por no inmiscuirnos en absoluto en este asunto. Por otra parte es cosa sabida que Antonio Elósegui Ayestarán ha realizado diversas esta- fas abusando de nuestra amistad desde que dejó de ser dependiente nuestro. Y claro está que para juzgar de esa actuación, fuera de nuestra casa, el Sr. Juez tiene plena autoridad e independencia… (Firma) Hno. Nemesio Iriarte”5. Para compensar esta pérdida, la comunidad recibió del Sr. Brunet 4.000 pesetas para aliviar la mala situación en la que les dejó el criado en cuestión. No obstante, la opinión del Hermano Visitador nos aclara que posiblemente ello fue posible por no ejercer el Director de la Comunidad la necesaria vigilancia, “la administración está bien pero el cocinero le ha jugado al Director una mala partida. Entre lo que ha quitado de la caja y el importe de las facturas llega a la cantidad de 5.310,35 ptas. Se marchó el criado y no se sabe el paradero […] En cuanto a la adminis- tración lo hace buenamente, sin mala voluntad, antes bien creyendo que lo hace admirablemente, es su manera de ser. Este año le ha dado el criado buena lec- ción, robándole unos cuantos miles de pesetas”6.

Este encadenado de situaciones adversas parece que va a ir atenuándose a lo largo del decenio de los años cincuenta, aunque hasta abril de 1952, no llegará la venta libre de pan y aceite, debido al racionamiento y al control de los alimentos. Pero ya desde el año 1950, fecha en la que se celebró la inaugura- ción del monumento al Sagrado Corazón en la ciudad, y hasta 1956, se repar-

5. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1942. 6. Rapport de Visite del año 1942.

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ten en el colegio el día 24 de diciembre, para las navidades, unas cestas de alimentos para los pobres, que son distribuidas por Acción Católica. En algunos años, a este acto asistían el Gobernador, Alcalde, Obispo y otras personalida- des. Desconocemos el arraigo de esta tradición y las personas que estuviesen ligadas a este tipo de actos, muestra de la más sincera caridad cristiana. No obstante, el Sr. Brunet, primer benefactor de este colegio desde 1906, tenía una larga tradición con los movimientos de Acción Católica, con importante pre- sencia en cuantos actos tenían que ver con este tipo de actividad. También, en 1954 se recoge otra práctica, que se inicia ese año y que fue bastante exten- dida en los colegios de toda España, como era la entrega de leche en polvo, que hace Cáritas, procedente de Norteamérica, en una especie de remedo del Plan Marshall. Por lo tanto, las penurias sufridas tras la Guerra Civil tuvieron su refl ejo en el colegio, tanto por la escasez de alimentos, como por las prácticas de caridad que conllevaban.

Pero a lo largo de los años las tareas de mantenimiento del colegio eran cons- tantes, pues ya desde el comienzo de esta etapa, al igual que ocurría con ante- rioridad, las peticiones de matriculación superaban la capacidad real del edifi cio. Las condiciones materiales no eran las más adecuadas para un colegio, pues se tuvo que adecuar salas y otras dependencias. Además la existencia de una parte del sótano bajo el nivel del suelo tampoco era el mejor espacio para actividades deportivas y escolares. A lo largo de los años los informes del Hermano Visitador dan cuenta de la situación del edifi cio, siendo el mayor inconveniente las condi- ciones que tenía: “lo que hace de patio (un sótano) y lo que sirve de sala de juego (una buhardilla) y la posición de los W.C. son antipedagógicos y antihigiénicos, pero no se vislumbra, al cabo de cuarenta años de estar así, una solución que remedie esa situación”7. Las condiciones arquitectónicas del edifi cio no podían variar y, todavía, en 1965 eran un inconveniente que “limita grandemente el bien que podría hacerse con no mucho mayor sacrifi cio”.

A pesar de todo ello a lo largo de los años se procuró ir adquiriendo material escolar y adecentar con cierta frecuencia las aulas. Así asistimos con mucha fre- cuencia a las tareas de blanqueo y limpieza de aulas y a diversas reparaciones en el mobiliario escolar. Todas estas labores iban encaminadas a conseguir un estado sanitario satisfactorio, como en alguna ocasión se recordará. La carencia de calefacción obligó en 1954 a que se enviaran a los niños a casa, por el inten- sísimo frío. También se tuvieron que realizar obras en los lavabos y, en más de una ocasión, el salón de actos se trasformaba en clase y periódicamente volvía a su antiguo uso en las reuniones de padres. En 1954, se instaló una biblioteca que el Hermano Director consiguió de Don Agustín Brunet en uno de los cuartos del último piso.

7. Crónica de la Casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1953.

291 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Pero lo que realmente era una constante preocupación era la adquisición de máquinas de escribir. Las fórmulas para conseguirlas irán variando con los años. Así, en abril de 1945 se celebró una velada por parte de los Antiguos Alumnos para recolectar dinero destinado a comprar máquinas de escribir, a la vez que se realizó un sorteo que rindió muy buena cantidad. Asunto que, por otra parte, no fue del agrado de D. Agustín Brunet, aunque como señala el redactor del Histórico de ese año, “si hubiera sufragado las máquinas no hubiera hecho falta la velada”. El mismo cuadro artístico y la misma función se representó en Legazpi, bajo los auspicios y garantía económica de D. Patricio Echeverria. Nueve años más tarde el director, en visita a D. Agustín Brunet, consigue una máquina de escribir valorada en 6.000 pesetas. La tarea de equiparse con las dichosas máquinas continuaba durante años, de manera que en 1956, el director compra una máquina de escribir “Hispano Olivetti” con dinero de donantes y además se renuevan otras tres máquinas de escribir. Colaboran con 6.220 pesetas el Banco de San Sebastián, con 2.000 el Banco Guipuzcoano, con 2.500 la Caja de Ahorros Provincial y con 1.000 el Banco Vizcaya. Como puede observarse no es de extrañar esta tarea, a la vista de los precios que tenían. Hasta se llegó a hacer en 1961 una campaña para proveer a todas las clases de material esco- lar, en la que se recogieron 80.000 pesetas

El Patronato y las cuotas de pago en el colegio

Como pudimos ver en la primera etapa de este colegio, los gastos del mismo se sufragaban mediante un convenio económico del Patronato con los Hermanos. Las tres personas de mayor relieve que fi guraban en aquel momento en el Patronato eran los dos fundadores y benefactores, Juan Muñoa y Agustín Brunet, y el párroco de la Iglesia de San Vicente, que irá cambiando a lo largo de los años, siendo ocupado este puesto por Vicente Barrena, Ramón Ormaechea y Jesús Azcue. La situación económica del colegio se verá agravada en los primeros años, pues, a partir de 1941 y debido a que Juan Muñoa estaba en el exilio, por su actividad a favor de la cultura vasca, la aportación económica que realizaba cesó, tanto para el colegio como para la parroquia, pues tenía confi scados todos sus bienes. En esa fecha, y tras la visita del administrador apostólico Monseñor Javier Lauzurica, se ajustó la nueva Junta del Patronato del Colegio, donde quedará planteado el problema económico entre los Hermanos y la Junta del Patronato, en relación con las cuotas de los alumnos y el pago a los Hermanos8.

Por otra parte, hasta la Guerra Civil este colegio era gratuito, pero a partir de 1940 se estableció un sistema de cuotas a cargo de las familias de los alum-

8. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): La parroquia de San Vicente. 900 años al servicio de los donostiarras, en Estudios Históricos sobre San Sebastián, Boletín número 40, p. 358-359.

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nos. Este cambio no fue del gusto de los Hermanos, ni tampoco del Hermano Visitador, quien en sus informes hasta 1956, fecha en que falleció el Sr. Brunet, recuerda constantemente esta situación anómala. Así se expresa en 1940: “en las circunstancias actuales ha perdido esta escuela el carácter de gratuidad por- que cada alumno debe abonar una cuota para sufragar los gastos de la escuela. Las familias se imponen con gusto este sacrifi cio en provecho de la escuela. Veremos si algún día recobra su carácter primitivo”, pero en 1945, y por si acaso nos hubiésemos olvidado de esta situación vuelve a insistir: “la escuela perdió desde el año 1936 la nota simpática de la gratuidad, a pesar de ello hay gran empeño en colocar a los niños en esta escuela” y vuelve con el tema en 1946: “antes la enseñanza era gratuita. Ahora cada alumno paga una cuota mensual en vista de las circunstancias actuales y la carestía de la vida”, o en 1956 “los gastos corrientes de mantenimiento de la casa son abonados por el Patronato que la sostiene, con buena aportación de las cuotas de los alumnos”. Aunque ya en 1957, el Visitador señala que la “administración está muy bien llevada. Fallecido el fundador se impone un reajuste en la forma más precisa y defi nitiva de las condiciones de trabajo de los Hermanos. Se han tomado los debidos contactos con los miembros del Patronato y se espera llevar las cosas a buen término en bien y estabilización de esta interesante obra, cuyos antiguos alumnos llenan el comercio y banca local, con buena reputación e infl uencia”.

En esta situación la persona clave sobre la que recaía la máxima responsa- bilidad era Agustín Brunet, quien ostentaba la presidencia del Patronato, y que en 1942 accedió a la Presidencia de la Diputación de Gipuzkoa. Casi puede afi rmarse que entre la documentación revisada no hay documento en el que no se hable de Agustín Brunet. Su omnipresencia es tal que no deja frente abierto a la improvisación, ni ningún asunto se le escapa al control, bien sea las sub- venciones económicas al Colegio, la entrega de premios, los concursos, las asociaciones o cualquier celebración. Este excesivo control ya fue origen de algún confl icto, como ocurrió en 1941, con la admisión de un alumno, pues en una de las reuniones para reparto de Diplomas mensuales, “D. Agustín se fi jó en un niño que se había admitido sin su autorización; esto originó una serie de cartas que hacía cuestión cerrada con el asunto de las admisiones tradicional- mente privativa de los ‘patronos’”. Al no cejar el Hermano Director intervino el Sr. Lizasoain que se entrevistó con el R.H. Visitador en Irún. “Desde entones se ha reiterado nuevamente la intención de asentar la situación del colegio sobre nuevas bases empezando la entrega del edifi cio al Obispado y nombrando una nueva Junta de Gobierno. Dios quiera que esta nueva etapa, que está todavía sin plasmar en fórmulas completas, no adolezca de las equivocaciones de la ante- rior que ha durado treinta años. Posteriormente a estos hechos el Sr. Brunet no ha presidido ninguna de las reuniones del colegio”9.

9. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941.

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Como puede observarse en esta larga cita, se ponen en juego una serie de características del tipo de relación que mantenía el Sr. Brunet con el Colegio, además de una fuerte personalidad. Este malentendido también se recoge en el informe del Hermano Visitador de ese año, quien señala que “hay algo defi ciente en la relación con el fundador y la parroquia, ya que el Hermano Director no se entiende bien con ellos. No tiene la parroquia motivos para estar descontenta. El fundador, por unas cartas que se han cruzado, está disgustado, pero no merece tener muy en cuenta, porque las razones son bien obvias. Que el Director admi- tió en la escuela a un niño sin permiso. Este derecho tenemos que recabar de la fundación, porque es bochornoso que un Director no pueda admitir a un niño ni en caso de un compromiso”10.

No obstante, esa situación no tardó en reconducirse, pues ya en agosto de ese mismo año, en una entrevista entre los Hermanos y el citado bene- factor la situación cambió, como se recoge en el Histórico de ese año: “con algún temorcillo, de recibir alguna repulsa, solicitamos entrevistarnos con el Sr. Brunet. Grande fue nuestra sorpresa cuando al hallarnos en su presencia y entablar conversación se mostró en todo tiempo tan caballero, tan amable con los Hermanos […]. Demostró interés por nuestra obra y habló con entusiasmo del bien que hasta el presente habían hecho los HH. que habían estado al frente de esta Institución. Lo mismo podemos decir de nuestro venerable párroco, que también se interesa por la marcha de este acreditado colegio. Por indicación del Sr. Obispo, el Sr. Brunet accedió a que el H. Director tomara parte en la admi- sión de los nuevos alumnos. Este asunto tan importante, ha sido el caballo de batalla entre ambas partes, triunfando por fi n la justicia, claudicando en parte sus derechos el Sr. Brunet”. Por lo tanto, a partir del curso siguiente la prerroga- tiva que tenían los patronos fundadores de censurar la admisión de los alumnos desaparecerá, dejando en manos de la dirección del colegio esta práctica en el control de entrada.

A partir de 1948 los avatares de salud del fundador de la Escuela, así como los reconocimientos que se le tributan, van a estar presentes, pues ya en ese año se le somete a una dura operación, y en 1954 se le brindó un homenaje íntimo ofrecido por la Asociación de exalumnos, con motivo de habérsele otor- gado por el ministro de Justicia la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort por la relevante gestión al frente de la Presidencia del Tribunal de Menores. En la celebración que tuvo lugar, el salón estaba abarrotado de público, entre ellos el Sr. Vicario de la Diócesis, Dr. Sudupe exalumno de Azkoitia, D. José Irastorza, D. Ramón, párroco de San Vicente y exalumno del colegio, Subdirector de Banco Guipuzcoano, un Consejero del Tribunal de menores, etc. “todo salió a pedir de boca y se despidió como había comenzado con un ‘Agur jaunak’. Mandó 1000

10. Rapport de Visite de 1941.

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pesetas para pagar los gastos y 500 para los Cantores”11. Al año siguiente la Asociación de Antiguos Alumnos pasó por su casa a felicitarlo en su cumplea- ños, pero ya en 1956, el día 26 de diciembre este “caballero profundamente cristiano” falleció, celebrándose el funeral y entierro, a los que acudió toda la Comunidad, el 28 de diciembre de ese mismo año. En 1949 también había falle- cido el otro benefactor, Juan Muñoa.

El fallecimiento de don Agustín Brunet y González, en diciembre de 1956, supuso un nuevo cambio, pues la propiedad del edifi cio pasó a manos del Obispado y la parroquia de San Vicente asumió todos los gastos de manteni- miento del colegio. Esta situación agravará los problemas económicos del sos- tenimiento de la comunidad que, si antes eran debidos a la escasez de recursos y a los difíciles momentos de racionamiento después de la guerra, ahora serían por motivos de adecuación de los salarios a la nueva crisis económica. Así, aun- que en 1944 se redujeron los Hermanos para mantener los mismos honorarios, en 1954 aumentó a tres mil pesetas la pensión de los Hermanos, llegando a las 15.000 pesetas al año por este concepto. También en 1964 la Junta Parroquial subió las cuotas de los alumnos de 85 a 150 pesetas. Esta subida pareció exagerada, pero lo cierto es que el colegio carecía de medios para sostenerse, ya que los fondos existentes ascendían a 60.600 pesetas12. Esta situación con- tinuará durante los años siguientes, planteándose incluso una cuota diferente según la procedencia de los alumnos, siendo menor para los vecinos de la Parte Vieja y superior para el resto. Esta solución no parece que fuera adelante, pero sí el aumento de las cuotas, que en el curso 1968-69 ascendía a 250 pesetas para los alumnos de primaria, 350 para los de enseñanza comercial y 400 para los de bachillerato13. Ya en 1962 se había puesto en evidencia la situación de precariedad en la que vivían los Hermanos, admitiéndose la subida de sueldo hasta las 3.000 pesetas por 15 mensualidades, ya que los Hermanos carecían de la “Seguridad Social y tienen que afrontar las mismas cargas familiares, seguros de enfermedad, de vejez, etc., dedicándose exclusivamente a la misión educadora, renunciando a otro ministerio”, además de la “carestía de la vida y la infl ación económica de aquel momento”14.

La solución defi nitiva a esta cuestión llegará cuando el futuro del colegio es más incierto, a partir de 1972, pues la Junta Parroquial, que hasta ese momento “retribuía muy pobremente, nos iguala en sueldo a los profesores seglares con lo que podemos contribuir con una pequeña asignación a los gastos distritales,

11. Supplément à l’historique pour l’année 1954. 12. Supplément à l’historique pour l’année 1964. 13. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 359. 14. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 358.

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cosa que no podíamos hacer en años anteriores”15. Como continuación de este mayor reconocimiento de las tareas docentes de los Hermanos, a partir de fi na- les de agosto de 1973, el centro ya estaría fi nanciado por el Estado, por lo que los alumnos aportan cantidades mínimas (3.000 Ptas.) para mejorar la retribu- ción del profesorado y las mejoras de las aulas. Desde ese momento, la situa- ción económica de la Comunidad era buena y “después de varios años hemos empezado a aportar a la caja común del distrito”, como vuelven a recordar en los Históricos16. Al siguiente año, el Ministerio de Educación y Ciencia concedió una subvención, que servía para sufragar las tres cuartas partes de los gastos del centro escolar, y una pequeña aportación voluntaria de los padres de los alum- nos cubría el resto de los gastos17. En 1974, el centro escolar era dependiente de la Parroquia de San Vicente, siendo el Presidente del Colegio el cura párroco de dicha parroquia. Durante once años esta responsabilidad había recaído sobre D. Jesús Azcue Lizaso Portu, de elevada edad, y que fue relevado en la presiden- cia por el coadjutor y antiguo alumno de este colegio D. Jesús Aldanondo. Jesús Azcue falleció ese mismo año.

Pero ya a partir de 1971, comienza a vislumbrarse un futuro incierto para el Colegio o, al menos, para la presencia de los Hermanos en el mismo, pues “a mediados de año se va creando un clima de incertidumbre con respecto al porve- nir del colegio y de la permanencia de los Hermanos en él. El Plan de Educación exige una serie de condiciones que no se poseen”18, en clara referencia a las reformas educativas que introducía la Ley General de Educación de 1970. En el mismo sentido se reafi rmarían al año siguiente, aunque concediéndose a sí mismos una tregua: “el futuro incierto del Colegio queda esclarecido con la visita del Hermano Visitador Alberto y la entrevista que sostuvo con la directiva de los padres de alumnos y la Junta parroquial propietaria del colegio. Los Hermanos no se marcharán mientras no se hayan realizado las obras del “futuro colegio” de Bidebieta donde se fusionarán con los de San Luis de Herrera”19. En estos años comienza el lento “canto del cisne” de los Hermanos en el Colegio, pues la no disponibilidad de Hermanos para dedicarse a la enseñanza en el curso de 1970-71 obligó al centro a contratar profesorado laico, para sorpresa del párroco de San Vicente, Jesús Azcue, que guardaba la esperanza de la continuidad de los Hermanos. En años sucesivos el problema se irá agravando, hasta que, en 1977, el nuevo presidente del patronato, don Jesús Aldanondo, consciente del problema propuso la formación de un “Consejo Pastoral de la parroquia de San

15. Suplemento al Histórico para el año 1972. 16. Suplemento al Histórico para el año 1973. 17. Suplemento al Histórico para el año 1974. 18. Suplemento al Histórico para el año 1971. 19. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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Vicente”. Así, en una reunión llevada a cabo en abril de ese año expone que “los Hermanos de La Salle le comunicaron hace ya unos cuatro años las difi cultades por las que pasaba la comunidad al contratar personal laico en sus colegios. Ellos solos no pueden desarrollar la labor docente por falta de vocaciones, y se ven en la necesidad de concentrarse para atender primordialmente sus cen- tros de enseñanza. Ya a principios de este curso se planteó como inminente el abandono del Colegio de Los Ángeles al término del presente curso escolar”20. A continuación dicho párroco expuso los problemas que se habían acumulado: la bajada de la matrícula de alumnos, la desaparición de la subvención por parte del Estado, etc. pero también planteó posibles soluciones, como la oferta de la enseñanza bilingüe, la persona que podría hacerse cargo del colegio, la petición de crédito al Estado para la realización de obras, etc. Dicho Consejo pastoral dio su asentimiento al proyecto iniciándose así otra nueva singladura del Colegio, esta vez sin la presencia de los Hermanos que desde 1906 se habían hecho cargo de la enseñanza.

El 9 de septiembre de 1977 se tributó a los Hermanos un acto de despe- dida, a fi n de mostrarles su gratitud, reconocimiento y amistad y al cual acudie- ron exalumnos y otras autoridades. En la misa celebrada en la parroquia de San Vicente por el obispo auxiliar Monseñor Setién, y ante un nutrido grupo de profe- sores y muchas generaciones de alumnos, destacó, en euskera y castellano, la labor de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, sus métodos de enseñanza y la formación permanente de muchas generaciones de donostiarras. También, en el salón de sesiones de la Casa Consistorial tuvo lugar un acto de homenaje a los Hermanos. Terminados estos actos se celebró un almuerzo en el restaurante Urbía, entre discursos, cantos y recuerdos en reconocimiento a la labor de los Hermanos.

Aunque sin la presencia de los Hermanos, este colegio continuaría funcio- nando hasta el año 1993, siendo gerente del mismo el cura de la parroquia de San Vicente. Para el curso 1992-93, la Delegación Provincial propuso el cierre del colegio ante las nuevas reformas educativas, derivadas de la LOGSE, y que fueron aceptadas por el profesorado entonces presente. A partir de esa fecha hubo varios intentos de compra del edifi cio, hasta que fi nalmente el Orfeón Donostiarra lo adquirió en 1995. La parroquia de San Vicente mostró su interés a los nuevos propietarios porque en el edifi cio conservase alguna señal o indica- ción de que en el mismo estuvo presente el Colegio de los Ángeles desde 1911 a 1993, pero ello no fue posible por la negativa del Orfeón, en un alarde de negación de la memoria histórica, a pesar de su tradición en el canto coral21 y de la tradicional relación que a lo largo de la historia tuvo con los Hermanos de este

20. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 360. 21. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 362.

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centro. Tras el cierre defi nitivo del colegio en 1993, se pensó homenajear a los Hermanos por su larga permanencia. No obstante, no fue posible, según comentó en 1997 el párroco de San Vicente, Félix Garitano, con ocasión del homenaje que fi nalmente se les tributó a los Hermanos en esa fecha. En el artículo que recoge los actos de ese homenaje se citan unos cuantos nombres de personas que fueron antiguos alumnos y que gozan de un reconocimiento público, como los siguientes: “deportistas como Ignacio Eizaguirre, comentaristas deportivos como Iturrioz o Erostarbe; músicos como Gorostidi, Ansorena, Arregui, Juanito Urteaga; hombres de la Administración como el ex alcalde J.M. Alkain, el actual presidente del Orfeón Donostiarra J.M. Echarri, dirigentes, empresarios, artistas como el pintor José Luis Zumeta y cantantes como Carlos Munguía, Maiza, N. Aldanondo, Muniain, etc.”22.

La conmemoración de dos efemérides

A lo largo de los cuarenta años que comprenden esta segunda etapa del Colegio se llevaron a cabo dos celebraciones importantes, recordando dos efe- mérides: el tricentenario del nacimiento de Juan Bautista de La Salle, en 1951, y las bodas de oro del Colegio, en 1961. Sin menos realce festivo, también se celebró el cincuenta aniversario de la creación del primitivo colegio los Ángeles en 1956, con una visita a Arantzazu de los alumnos, que se trasladaron en dos autobuses, y también en septiembre de ese mismo año se llevó a cabo una peregrinación a Lourdes en taxi. Todo lo pagó el Sr. Brunet que, en los últimos años de su vida, dio muestras de una mayor generosidad con el colegio. Con respecto a las primeras efemérides, la celebración vino precedida por la noti- cia del año anterior, en 1950, de que el Vaticano había reconocido a San Juan Bautista como “patrono de los maestros cristianos”. Así, en abril de 1951, en su última semana, se celebraron las Fiestas Tricentenarias. Para ello la prensa local estuvo a entera disposición de los Hermanos, con crónicas diarias de los actos que se iban celebrando: “Sábado 21, pregón lasaliano. Día 22, gran carrera ciclista. Día 23, inauguración de la exposición lasaliana y confe- rencia. Día 24, “gran velada teatral”. Día 25, conferencia de D. José de Arteche “Juventud y aburrimiento”. Día 26, en el teatro del Gran Kursaal, actuación del Coro Easo y danzas de la Schola Cantorum de Ntra. Señora del Coro. Día 27, conferencia a cargo del exalumno Inspector D. Francisco Avila sobre “San Juan B. de la Salle, patrono Celestial de todos los maestros y estudiantes de magis- terio”, actuación de los pipeaux y de la coral “Sine Nomine”. Día 28, día del niño: misa, partidos de pelota, fútbol…Orfeón Donostiarra, fanfarre Gaztelubide y coro “La Castaña”. Día 29, día del exalumno. Misa solemne ofi ciada por el Sr.

22. “Los Hermanos del Colegio de Los Ángeles, homenajeados con cuatro años de ‘retraso’” en Diario Vasco, 25 de octubre de 1997.

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Obispo Don Jaime Font y Andreu. A las 12, acto de afi rmación lasaliana, presi- dido por las Autoridades y representaciones de A.A., actuación de la Coral Santa Cecilia, saludo de D. Modesto Escobosa, cónsul de Portugal y exalumno de Los Ángeles, alocución del Rvdo. Hermano Fernando Bautista, Visitador General. El Excmo. Sr. Obispo cerró el acto. A las dos de la tarde, en el Hotel María Cristina, banquete”23.

Los preparativos para dicha celebración se desarrollaron desde el mes de enero de ese año, estableciéndose contactos con los directores de otros centros y el propio Obispo de la diócesis. Además, la Junta Directiva recabó la opinión de los Directores de los coros: Orfeón Donostiarra, Easo, Nuestra Sra. del Coro, Santa Cecilia, para que participasen en las fi estas Tricentenarias. La Asociación de Antiguos alumnos, por su parte, trató el proyecto de las fi estas del tricentena- rio y dejó como recuerdo una estatua de San J. B de La Salle en la parroquia de San Vicente, que fue colocada el 15 de abril. En fi n, se establecieron contactos con todas las autoridades provinciales, locales y directores de bancos para que el tricentenario fuese una auténtica fi esta lasaliana.

Por lo que respecta a las “bodas de oro”, el realce de la celebración fue ampliamente reconocido, en contraposición a lo ocurrido con las “bodas de plata”, que coincidieron con la Guerra Civil que, debido a la situación bélica, pasaron desapercibidas, como nos recuerda un exalumno: “Yo entré en el Colegio de los Ángeles en el curso 1935-36. Eran los años de la República. Los Hermanos del colegio no llevaban el hábito del Instituto, sino un guardapolvos gris oscuro. En el año 1935 tenía 7 años. […] el curso 1936-37 coincidía con los 25 años de la inauguración ofi cial del edifi cio del Colegio de los Ángeles. Pero esas fechas pasaron de puntillas porque el 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil. Y con ella también se resintió el colegio”24.

En cambio, la celebración de las Bodas de Oro, en 1961, fue importante y duró desde el 7 al 15 de octubre de ese año. Así, el domingo 8 se celebró el día de la parroquia con una Misa Solemne de “Acción de Gracias” en la Iglesia de San Vicente y el lunes, martes y miércoles se celebraron festivales artísticos y deportivos. Hay que resaltar tres acontecimientos que culminaban la celebración de este aniversario. El primero se refi ere a la lectura, por parte de un exalumno, de un Diploma de Su Santidad Juan XXIII, enviando su Bendición Apostólica al colegio, a los Hermanos y a los alumnos y exalumnos25. El segundo fue el acto de fi nalización de las celebraciones, el domingo día 15 en el que la coral “Sine

23. Supplément à l’historique pour l’année 1951. 24. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 357. 25. La revista La Salle de 1962 da noticia de estos acontecimientos, así como del discurso de Su Santidad al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de 14 de mayo de 1961.

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Nómine” intervino en la misa solemne. Terminada la celebración religiosa, hubo una gran concentración de antiguos alumnos de la Federación Lasaliana Vasco- Navarra. El alcalde de la ciudad, don Nicolás Lasarte Arana, agradeció a los Hermanos su labor educativa y procedió a la imposición de la medalla al mérito de la enseñanza en honor del Colegio de los Ángeles, en la persona de su direc- tor, anunciando que estaba previsto concederle “la primera corbata de la ciudad al colegio”. Finalmente, el tercer acontecimiento quedó grabado en piedra, pues se dedicó un homenaje a los tres fundadores: los benefactores don Juan Muñoa y don Agustín Brunet y el cura párroco José Sotero, colocándose a la entrada del colegio una lápida de los bustos de estos tres fundadores26. Estos tres bustos permanecieron en el mismo lugar hasta la adquisición del edifi cio por parte del Orfeón Donostiarra, borrando de la memoria de quienes los conocimos un trozo de la historia del edifi cio y de su dedicación a la educación de la Parte Vieja donostiarra.

De esta manera se recoge este acontecimiento en la documentación histó- rica del centro: “El día 7 comienzan las Fiestas Cincuentenarias con el pregón de las mismas por radio San Sebastián […]. Gran festival artístico en el salón del colegio, se pone en escena la obra ‘Santo y Seña’. El martes actúa en el Kursaal el Coro Easo y la Schola Cantorum […]. El jueves la operita ‘Faranduleros’ […]. El viernes el Orfeón Donostiarra […]. El día 15 está dedicado a la Federación Lasaliana Vasco-Aragonesa. Hay un acto de afi rmación en la Abadía de San Telmo. En la Asamblea hace uso de la palabra el Sr. Alcalde poniendo de mani- fi esto la labor realizada por los Hermanos y el colegio en cincuenta años de exis- tencia y anuncia la concesión de la medalla al mérito en la enseñanza concedida por la Corporación Municipal. También se anunció se iba a incoar la concesión a la Bandera del Colegio de la Corbata de la Ciudad [...]. A la una y media se trasladan los comensales al Restaurante Igueldo acudiendo 340 comensales”27. Efectivamente la solemne imposición de la Corbata de la ciudad a la bandera del Colegio se llevó a cabo al año siguiente, en el salón de Sesiones de la Corporación Municipal, al que acudieron toda la Comunidad y representaciones de los Hermanos de las Comunidades vecinas.

Pero, al margen de estas celebraciones que ponen de manifi esto la vida inte- rior del colegio en cuanto al reconocimiento del Fundador de los Hermanos de la Salle y a la larga permanencia de este Colegio, la vida de este centro estaba inmersa en un contexto educativo y religioso que venía marcado por las caracte- rísticas educativas de la primera etapa del franquismo. Es decir, por lo que se ha denominado el nacional-catolicismo y, de alguna manera, esto también se refl eja, por ejemplo, en la celebración tanto de las fi estas “nacionales”, como

26. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355. 27. Supplément à l’historique pour l’année 1961.

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en las religiosas. Podemos encontrar en los diferentes documentos históricos anuales alguna mención a la celebración de la fi esta nacional, sobre todo en los años inmediatos a la terminación de la guerra. Así, en 1939, se habla de la “participación en las fi estas religiosas y patrióticas con ocasión de la visita de Franco”, o de que el día 10 de marzo de 1941 se “dio asueto por orden superior por ser día de ‘los mártires de la Tradición’”, o la celebración del uno de abril por ser el “día de la Victoria”. En otro orden de cosas, en 1942, algunos alumnos tomaron parte en el Certamen escolar organizado por las J.O.N.S., aunque este tema no gustaba mucho a los Hermanos, como veremos en el epígrafe dedicado a los alumnos. Como podemos observar son fi estas obligadas por el calenda- rio del nacional-catolicismo, como la fi esta del Caudillo en octubre, además de alguna obligada asistencia a la Salve en las fi estas de verano, a la cual acude también el Generalísimo, llegando a cantar los niños del colegio con el Orfeón Donostiarra, como ocurre en 1955. Pero en general, la fórmula recogida en los históricos y que se repetirá en esos años hasta 1963 era que “las relaciones con las autoridades eclesiásticas y civiles son excelentes”, sin especifi car el grado de implicación.

Por lo que respecta a la vida religiosa al margen del centro escolar, a lo largo de los años nos vamos a ir informando de los diversos acontecimien- tos, bien fuese la celebración del Congreso Eucarístico de 1946, que con- gregó el día 31 de mayo a una importante masa de feligreses, con un “día de los Niños que comulgaron 30.000 en el campo de Amara”, además de una importante aportación económica por parte de los Hermanos de la Provincia, bien la concentración de Peregrinos en 1948, donde el Sábado y Domingo de Resurrección se concentraron los peregrinos del segundo itinerario: “en total se concentraron unos ciento veinte, de los sitios más dispares de España. La atracción para optar por este segundo Itinerario estaba en Lourdes punto por excelencia de este trayecto. De Guipúzcoa fueron 17. Aparte de los supe- riores de Irún acompañaron a los peregrinos de la provincia el Director de los Ángeles, Hermano Octavio de Jesús”. También en 1954, la celebración de la fi esta de Cristo Rey adquirió el mayor realce, pues los Hermanos acudieron “en Cuerpo de Comunidad” a la misa que se celebró en la explanada del muelle, “en el altar se colocaron las imágenes coronadas de la provincia, acudió un gentío imponente de la ciudad y de los pueblos, que vino a acompañar a las imágenes. Al fi nal de la misa el Sr. Obispo consagró al Inmaculado Corazón de María, a la ciudad y a toda la diócesis. Por la tarde se celebró una magna procesión que recorrió las calles de la ciudad hasta llegar a la Santa Iglesia Catedral, por el camino se rezó el Santo Rosario y se cantaron con mucho entusiasmo cantos a la Santísima Virgen”28.

28. Supplément à l’historique pour l’année 1954.

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Como no podía ser de otra manera, los nuevos cambios que se producen en la cabeza de la Iglesia católica van a ser saludados con satisfacción, pues al fallecimiento de S.S. Pío XII, le sucedió el nuevo Papa en la persona del Cardenal Roncalli, “grata noticia para la familia lasaliana”, pues es afi liado al Instituto. La coronación de S.S. Juan XXIII supuso un cambio importante en la Iglesia, con la convocatoria del Concilio Vaticano II, al cual fue llamado el Hermano Superior de la Congregación para que asistiera a sus sesiones. También la canonización del Hermano Benildo fue saludada con alegría y a la misma acudieron dos autobu- ses de exalumnos que se dirigieron a Roma.

Por otra parte, el Colegio parecía un foco de atracción, pues a lo largo de los años se va registrando una constante llegada de Hermanos, autoridades y otras visitas que parecen darle una cierta vida social. Así, además de la estancia de los Hermanos huidos de la “zona roja” y que permanecieron hasta 1939, y las visitas correspondientes de los Hermanos Visitadores, en 1939 visitó el centro el Sr. Obispo de la diócesis Sr. Lauzirica. También algunos Hermanos o autoridades con destino a Roma encontraban en esta Comunidad su acogida; así, en 1948, varios Hermanos americanos de visita familiar o camino a Roma pasan por esta casa, además del obispo chileno Monseñor Munita que lo hace en 1950, al igual que el obispo Font Andreu y el Rvdo. Hermano Visitador de Brasil, de paso a la Ciudad Eterna, y otros Hermanos Visitadores, como el de Valladolid, y del Hermano Director del Colegio Hispano de Valladolid o el Superior General en 1967.

Los planes de estudio

Si algo caracterizaba a este centro en Donostia, con respecto a otros, era su casi exclusiva dedicación a formar alumnos cuyo destino, mayoritariamente, era encontrar empleos administrativos, bien en la banca, seguros o gestorías y en otras empresas. Este objetivo ya era evidente en la etapa anterior a la Guerra Civil y en esta etapa continuará con esa misma trayectoria. Es cierto que los alumnos acudían a este centro para completar sus estudios de primaria, que también podían seguir en el mismo barrio, y muy cerca del propio colegio, en las escuelas del Ensanche Oriental, pero para que estos estudios adquirieran todo su sentido, a continuación se podían completar con los estudios de comercio. Todo ello les facultaba en la adquisición de unas competencias profesionales muy demandadas todavía entre los años cuarenta y sesenta. La colocación de estos alumnos en esas ocupaciones necesitaba de una red establecida entre los Hermanos y los directivos de esas empresas.

Así pues, el curriculum que se impartía comprendía la Enseñanza Primaria y el Comercio, aunque con la puesta en marcha de los bachilleratos elemental y superior se incorporarán también en su momento. No obstante, en 1938 se habla de un programa donde se “destacaban los siguientes puntos: 1º

302 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Certámenes de Catecismo, celebrados entre las cuatro clases primeras, que habían de tener lugar a fi nales de junio; 2º Exámenes generales presididos por D. Agustín y la junta de Patronato. A estos habían de preceder tres exámenes bimensuales. 3º Seguir los programas ordinarios de dibujo y archivar los mejores para la exposición de 1938”. Este escueto programa ya incluía lo fundamental de esa enseñanza que también era, por supuesto, el catecismo sobre todo en esos primeros años, aunque tendrá una larga duración. En cambio la introduc- ción de cursillos de Dibujo y Trigonometría en 1941, no tuvieron éxito por la actitud de los alumnos. Estas asignaturas más técnicas no consiguieron atraer al alumnado, volviéndose a la enseñanza del comercio.

La fórmula empleada en los documentos del centro, para referirse al tema de los estudios que impartían, entre los años 1953 y 1956, era la siguiente: “la enseñanza que se da es la primaria y la Comercial libre. Obtienen los niños muy buenos puestos en los Bancos de la ciudad y ofi cinas”. No obstante, desde 1959 a 1963 esta fórmula varía, afi rmándose que “los estudios se ajustan, en general, a los programas editados por el Instituto”, en clara referencia al Instituto de Enseñanza Media y a la existencia de estudios de bachillerato. En otro momento, en 1961, se indica que los “estudios se ajustan, en general, a seguir nuestros textos Bruño, haciendo trimestralmente los exámenes”. A partir del curso 1966-67, y al referirse a los horarios, nos percatamos de la organiza- ción escolar de ese momento: “por la mañana de nueve a una y por la tarde de tres y media a seis y media para los Bachilleratos; y de nueve a doce y media por la mañana y de tres a cinco y media por la tarde, para la enseñanza primaria. La vacación semanal es el sábado y el miércoles se dedica a algunas actividades y se sale una hora antes”29. Todo lo cual nos indica que entre 1959 y 1963 se puso en marcha la enseñanza del bachillerato elemental y posteriormente el superior, como podremos observar por la matriculación del alumnado, aunque no tenían reconocidos dichos estudios, con lo cual los alumnos tenían que acu- dir al examen de Reválida de 4º de bachillerato en la modalidad de “bachillerato por libre”, como se reconoce en el Histórico de ese año: “ya que no tenemos reconocido el Bachillerato. Todo esto hace que los resultados fi nales bajen un tanto”. En otro orden de cosas es de señalar que, en 1966, se estableció el Bachillerato Nocturno acelerado a petición de un grupo de Antiguos Alumnos. Se trataba de “30 jóvenes los que después de su trabajo acuden al colegio de 9 a 10 ½ de la noche. Han conseguido aprobar entre junio y septiembre, Ingreso, Primero, Segundo y Tercer curso. Obtuvieron 15 matrículas”.

Así pues, el currículum se irá manteniendo a lo largo de esos años y práctica- mente hasta 1975, ampliando siempre en algunas modalidades. De manera que en 1969, se indica que a “las clases de otros años (4 de primaria y 4 de bachi-

29. Supplément à l’historique pour l’année 1966.

303 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

llerato) se añade una nueva: la comercial, para preparar a los fi nalistas para opo- siciones a auxiliares de banco”, o también se dice que “para los alumnos hay clases de euskara, música y dibujo”. Por cierto, ya en 1966, se indica que “con el fi n de colaborar en la campaña de vascuence que se desarrolla en toda la pro- vincia, el colegio organizó tres clases de Vasco, que comprendían 120 alumnos. Los padres de familia han recibido esta iniciativa con intensa alegría y sincera gratitud”30. Esta posición, favorable a la enseñanza del euskera, y después en euskera, se mantendrá hasta el cierre del Colegio en 1993, evidentemente en otra situación, que nada tenía que ver con la década de los sesenta. Así pues en los años que restan hasta 1977, se continuará recordando que “se imparte la enseñanza primaria, bachillerato elemental y curso de comercial”, haciendo refe- rencia siempre al éxito obtenido en los exámenes del Instituto, para los alumnos de bachillerato.

No obstante, estos tipos de enseñanza se irán manteniendo aunque, debido a la reforma propiciada por la Ley General de Educación, a partir del curso 1972- 73 se implante la enseñanza personalizada en el 5º curso de General Básica, al mismo tiempo que se dio entrada a los alumnos de 1º Básica, para tener el curso completo de la General Básica en sus dos etapas. De igual forma se tuvieron que reestructurar los estudios de bachillerato del Plan Ruiz-Giménez, con la incorporación de éstos en la nueva EGB. Finalmente, en 1975, se indica de manera escueta que se siguen las directrices del Ministerio de Educación y Ciencia.

Evolución del alumnado

A pesar de las limitaciones del edifi cio de la calle San Juan, donde estaba situado el colegio, justo en la parte trasera del edifi cio que ocupaba el mercado central del pescado, el éxito del colegio estaba garantizado con la matrícula de los alumnos. Desde 1937 hasta 1977, fecha en que los Hermanos abandonan su docencia en el Colegio, la matrícula superó siempre los 250 alumnos, lo cual suponía la existencia de clases muy numerosas, sobre todo en los grados inferiores. Ya en 1937 se formaron seis clases, con un total de 270 alumnos y todavía quedaron más de un centenar sin poderse matricular. Esos seis grupos se mantuvieron en 1938, y a partir de 1939 se estabilizan cinco grupos hasta 1964. Lo cierto es que, como señala el Hermano Visitador, en 1962, “las clases inferiores están demasiado cargadas de alumnos. Ninguna clase debería alcan- zar el número sesenta”, tope que no se cumplía en las dos clases inferiores. Tanto los Hermanos como el Visitador eran conscientes de que más de 200

30. Supplément à l’historique pour l’année 1966.

304 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

alumnos en el colegio era un exceso que impedía las mejores condiciones para el aprendizaje. El número no varía, siendo imposible la admisión de los dos- cientos. Todos los años quedan bastantes sin poder lograr sus deseos de ser admitidos.

Al comienzo de cada curso se procedía a contabilizar la matrícula registrada, procurando adecuarla a la capacidad del edifi cio, pero también se constata que cada año quedan alumnos en la calle. Como hemos señalado más arriba, la admisión era una prerrogativa que se mantuvo en manos de los fundadores, pero a partir de 1942, y a raíz del confl icto generado por la admisión de un alumno por parte del Director, esta potestad pasó a la dirección del Colegio. Los deseos de entrar en el colegio eran tales que, en alguna ocasión, acudían hasta al Nuncio buscando alguna recomendación, como ocurrió en 1947. A partir de 1965 comienza la matriculación de alumnos para cursar bachillerato, registrándose en primero 59 alumnos, en segundo 30 alumnos y en ingreso 58 alumnos. También se indica que se dio preferencia en la matrícula a los alumnos procedentes de las parroquias de Santa María y San Vicente, ambas situadas en la Parte Vieja de Donostia. En 1968 se realizaron los exámenes de admisión en el colegio y en el bachillerato, descendiendo el número de los solicitantes de la entrada en el colegio. La explicación que se da a esta bajada es que la existen- cia del bachillerato libre, al cual acudieron algunas personas, haya podido infl uir. Pero, a pesar de las limitaciones del edifi cio y “para superar el bache existente entre primaria elemental y el sexto grado o clase comercial, al mismo tiempo que para ‘recoger’ los fracasos en el bachillerato, comienza a funcionar una nueva clase, en total 310 alumnos”31. Sorprende esta lógica, pero la situación parece que duraría en los años siguientes, ya que en 1973, el Histórico indica que “el centro cuenta con 276 alumnos, repartidos en 7 clases de EGB y una de 4º de bachiller. El ingreso lo hacen el año civil que cumplen 6 años”, y al año siguiente continúa aumentando la matrícula, aunque ya se constata que se ha puesto en marcha la Ley General de Educación, desapareciendo en el curso 1973-74 el Bachillerato por enseñanza libre; a partir de este curso sólo se imparte la E.G.B., en sus ocho grados. En la siguiente tabla puede observarse la evolución de la matrícula por años y clases. Estas clases correspondían en general a la ense- ñanza primaria y comercial. En general la 5ª clase, que corresponde a un grupo de alumnos menos numeroso, correspondía al curso superior. A partir de ahí los cálculos sobre la distribución es más confusa, pues parecen mantenerse los cri- terios de clases, aunque no todos corresponden a la primaria, incluyéndose los alumnos de comercio, y posteriormente de bachillerato elemental y fi nalmente de EGB.

31. Supplément à l’historique pour l’année 1968.

305 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Tabla 55. Colegio Los Ángeles: número de alumnos por clases (1937-1963)

1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase 4ª Clase 5ª Clase TOTAL

1937 72 40 48 52 36 248

1938 72 55 48 40 36 251

1939 69 56 48 41 38 252

1940 70 56 49 40 38 253

1941 68 61 49 40 37 255

1942 70 62 48 40 37 257

1943 72 60 50 43 35 260

1944 60 40 50 76 33 259

1945 77 40 48 64 36 265

1946 78 41 49 64 35 267

1947 80 39 48 58 35 260

1948 78 40 49 58 38 263

1949 78 60 52 42 38 270

1950 76 60 52 42 40 270

1951 60 76 52 43 40 271

1952 76 60 52 42 40 270

1953 78 62 54 42 37 273

1954 76 62 54 44 40 276

1955 76 62 54 44 40 276

1956 70 62 54 44 34 264

1957 70 58 52 42 34 256

1959 71 60 52 40 41 264

1960 70 60 51 41 41 263

1961 71 59 54 39 39 262

1962 71 56 53 40 40 260

1963 70 56 52 35 38 251

306 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Prestigio profesional del Colegio

La fama del Colegio se sostenía a base del reconocimiento y demanda de alumnos por parte de los bancos y comercios de la ciudad. Se puede decir que era un semillero de alumnos destinados a engrosar las plantillas de este tipo de servicios, que estaban en auge debido a la expansión adquirida a partir de los años veinte del siglo XX. Como ha escrito un antiguo alumno del colegio: “han salido varias generaciones de antiguos alumnos. Éstos, en sus puestos de trabajo, van dando la talla de su formación. Las Cajas de Ahorros, Bancos, Gestorías y Empresas solicitan al colegio alumnos que hayan terminado el ciclo completo de los cursos impartidos por los Hermanos de La Salle”32. Este tipo de demanda continuará, pues ya en 1938, con gran orgullo, se señala en el Histórico de ese año que “en el curso pasado sobre 24 alumnos de que se com- ponía la clase superior se colocaron 24 en los bancos”. Es decir la totalidad del alumnado.

En años sucesivos se continuará en esta misma tónica y desde 1947 hasta 1963 no hay año que no se diga algo al respecto. En general el tono de los comentarios es el siguiente: “Durante las vacaciones estivales se han colocado varios alumnos en Bancos, en especial en los de Bilbao, Guipuzcoano, San Sebastián y Vizcaya a petición de los directores”; “obtienen los niños muy bue- nos puestos en los Bancos de la ciudad y ofi cinas”; “en cuantas oposiciones hay para bancos de la localidad, todas ellas son obtenidas por nuestros alumnos, base de una preparación comercial de todo punto elogiable”; “todos los bancos de la ciudad se hallan servidos por cantidad de Antiguos Alumnos del Colegio de los Ángeles”, etc. En el mismo tono se expresan los informes de visita, que señalan además el sacrifi cio de los padres para darles este tipo de formación, pagando las cuotas correspondientes. Pero está claro que la colocación laboral no se obtenía por mera voluntad de los contratadores, sino que los Directores del Colegio, de vez en cuando, visitaban a los Directores de los bancos, con la excusa de suscribirlos a la revista Lasaliana, posibilitando un mejor conoci- miento del alumnado. Los chavales que accedían a estos puestos, en general, solían completar la carrera meritocrática tan propia de la época en este tipo de empresas. Es decir, empezaban trabajando de “botones” a la edad de 13 ó 14 años, continuaban estudiando por las tardes, y completando su formación hasta que obtenían un mejor puesto de ofi cinista.

En la primera etapa de este colegio ya señalábamos el papel que jugaba el tipo de enseñanza que recibían en cuanto a la movilidad social del alumnado. En esta segunda etapa se puede confi rmar que la situación permanece, pues si nos fi jamos en la profesión de los padres y en las ocupaciones que van a desempe-

32. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355.

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ñar los hijos, se puede observar que, en general, los alumnos lograban mejores empleos que sus padres. No podemos hacer un seguimiento de cuanto estamos diciendo con datos exactos, pues entre la documentación existente no se recoge esta información de manera sistemática. En los datos de los años 1948 y 1950 se señala que los niños, una vez terminada su formación, estaban trabajando en las siguientes profesiones: bancos, ofi cinas, casas de seguros, casas de viajes, con su padre, delineante, joyería, y en dos casos están de mecánico o panadero. También existen otros casos de niños que continúan estudiando en la escuela de trabajo. En cuanto a la profesión de los padres, que es un dato que aparece más frecuentemente entre las matrículas de los niños, entre 1942 y 1970, y tras una cata en los años 1942, 1955 y 1969, la profesión que registra una mayor frecuencia de empleo por parte del padre (en la mayoría de los casos la profesión de la madre es “sus labores”), corresponde a la de carpintero, seguida de la de pescador, conductor, camionero, mecánico, electricista, tendero, puli- dor, dependiente, obrero, etc. es decir, la mayoría de los ofi cios que ejercen son de tipo manual o relacionado con las características del barrio (como pescador o dependiente). No obstante, se aprecia una paulatina presencia de ofi cios como ofi cinista, empleado de banca, delineante y dibujante, cuyo peso es mayor en la década de los setenta33. Es decir, parece observarse una transformación en la tipología de los ofi cios con el trascurso del tiempo. A la luz de estos datos, se puede confi rmar que los alumnos que se formaban en el colegio lograban adqui- rir ofi cios de mayor “distinción” social, comparados con los de sus padres, con lo cual el colegio era un medio que posibilitaba cierta movilidad social.

Actividades escolares y extraescolares

La vida escolar del centro estaba regida por una serie de actividades propias relacionadas unas con la enseñanza y los procesos de aprendizaje, otras con actividades extraescolares y, fi nalmente, existía otro conjunto de actividades que nos muestran la intensa vida religiosa en la que participaban los niños. Con respecto a la actividad propiamente escolar, o del seguimiento del programa, tenemos pocas indicaciones y, en general, se trata de indicaciones facilitadas por el Hermano Visitador en sus informes, en los que se insiste en la prepara- ción del profesorado sobre determinada materia, o el favorecer determinadas formas de aprendizaje, siguiendo siempre la tradición lasaliana. Con relación a las actividades extraescolares, la documentación consultada recoge sufi ciente información sobre excursiones, visitas, cine, teatro, danza, etc., además de las actividades llevadas a cabo por la Asociación de Antiguos Alumnos. A la vida religiosa le dedicaremos el siguiente epígrafe, debido a su amplitud.

33. Registros de matrícula de los años correspondientes. Archivo del Distrito de Bilbao.

308 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Una forma de conocer los progresos conseguidos en el aprendizaje escolar en aquella época era a través de la realización de exámenes, o el seguimiento de sus deberes escolares, con lo cual las referencias a los mismos eran constantes. Como ya pusimos de manifi esto en la etapa anterior, los deberes de verano eran una práctica muy arraigada, de manera que se fi jaban las actividades que debían realizar los alumnos día a día durante sus vacaciones. Así en 1937, se señala que “una inspección general hecha a las clases comprobó los deberes escola- res de las vacaciones, cuyo resultado fue satisfactorio para el Profesorado y de noble emulación. A fi nal de curso se les dan también deberes. El 30 de junio se dieron vacaciones ofi ciales a los alumnos y los correspondientes deberes para las mismas, distribuidos por semanas, para facilitar la labor de hacerlos, su mayor utilidad y facilidad en la corrección. Debían presentarlos el domingo a Misa y llevar los de la semana siguiente. Estos deberes sirvieron para el pase de clase, retra- sándose algunos por no haberlos hecho en condiciones y por haberlos omitido en gran parte. Esta sanción les ha sido muy útil posteriormente, habiendo servido a algunos que los han repetido para pasar de clase y recuperar los puntos perdidos”. Esta práctica todavía se recoge en 1955, y damos por supuesto que continuó haciéndose posteriormente, aunque no se indique nada en la documentación.

Los exámenes habían adquirido cierta estabilidad y periodicidad y se referían a dos ámbitos. Por una parte un denominado “certamen” catequístico y, por otra, los exámenes públicos. Estos exámenes de catecismo parecen sobrepasar el mero conocimiento de la doctrina cristiana y estaban orientados a un verdadero combate entre compañeros para demostrar quién conocía mejor el catecismo. Esto queda muy bien refl ejado en el Histórico de 1944 en el que se indica que el “día 14 de junio se celebró el Certamen Catequístico entre los grados 3º, 4º y 5º con la asistencia del Párroco, varios coadjutores y de D. Agustín Brunet. La lucha fue épica. Dieron el Catecismo completo quedándose como invencibles más de sesenta. Se recomienza la lucha y se elimina la gente con todos los recursos adecuados. La lucha adquiere un aspecto dramático entre los supervivientes. No hace al caso un solo nombre, el del vencedor, ya que al fi n, sólo los nervios que saltaban determinaron las derrotas. El Sr. Párroco dio cien pesetas para repar- tir entre ocho alumnos más meritorios”. Estos exámenes de catecismo, como también se denominaban, eran de carácter provincial y en más de una ocasión el colegio se llevó el campeonato, como ocurrió en 1949. Por otra parte, los exá- menes “públicos” que producen “admiración ante el repetido público formado por el Párroco, D. Agustín Brunet y varios sacerdotes. Sobre todos los ejercicios, destacó el de estilo, sobre asunto complejo, cual es la descripción del Museo de San Telmo”. Además de estos exámenes, también tenían lugar los exámenes de ingreso para la clasifi cación de los alumnos. Estos exámenes de admisión eran una verdadera criba, pues signifi caban la posibilidad de entrar o no en el colegio “quedándose muchos sin plaza a pesar de valerse de poderosas infl uencias”34.

34. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1944.

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De mayor riesgo eran los exámenes que debían celebrar en el Instituto para aquellas pruebas de reválida de cada uno de los bachilleratos, a partir del curso 1964-65.

Pero estas pruebas también tenían sus recompensas, pues ya en 1937 en el citado certamen de catecismo, que “constituyó un gran éxito, por la admira- ble preparación de los alumnos y la gran competencia que mostraron el día que se realizó. Hubo premios para todas las clases, distribuyéndose en metálico 90 pesetas y los diez diplomas”. También en 1938 se “repartieron diplomas y entre los alumnos triunfantes en los exámenes fi nales y un grupo, formado por la tercera parte del Colegio, fueron recompensados con un paseo en autobús a varios pueblos de la provincia y costeados por el Fundador”. Estos premios no corrían a cargo únicamente del propio colegio, sino que hasta la Caja de Ahorros Municipal destinaba 500 pesetas para premiar a los alumnos más brillantes, con la indicación de que “sólo a este Colegio de niños ha galardonado la Junta de la citada institución” en 1944. También, y como un gesto de emulación, durante los dos meses de vacaciones estaba abierta al público la exposición de los trabajos escolares, que fue muy visitada. Entre las autoridades que la visitaron hay que mencionar al Gobernador Civil Sr. Marqués de Rozalejo, el Director del Banco de San Sebastián, el del Banco Guipuzcoano y el de Vizcaya. Es decir, que el colegio conseguía a través de estas exposiciones una proyección pública importante.

Durante el verano, y a partir de 1948, se pusieron en marcha a modo de ensayo unos denominados “cursillos de verano”. El éxito fue tal (unos 150 niños acudían diariamente) y el resultado tan magnífi co, que a partir de entonces se continuaron celebrando los meses de julio y agosto. Esa cantidad de alumnos suponía casi la mitad del alumnado total, lo cual supone casi una continuidad escolar durante todo el año. Se trataba de clases de repaso que permitían a los niños la posibilidad de cambiar de clase al comienzo del curso siguiente. Pero el verano no se empleaba únicamente en actividades digamos escolares; a partir de mediados del decenio de los sesenta comienzan a realizarse una serie de salidas a campamentos de verano, de una duración de unos quince días, y en las que participaban gran cantidad de niños (en 1966 llegaron a ser hasta 150). No obstante, en 1968 se organizó un campamento en Opakua, junto con los alumnos de Herrera y Zumarraga, en unas instalaciones pertenecientes a la Organización Juvenil Española (O.J.E.), creada en 1960, quienes también enviaron a algún representante propio. Esta circunstancia no parece que agradó mucho, pues en el Histórico de 1968 se señala que, “dado el ambiente en que nos movemos sería conveniente que nos desligáramos de la O.J.E., aunque en el primer año nos supusiera pérdida económica. Además habría que disminuir el número de chicos y aumentar el de los dirigentes, si es que pretendemos algo formativo. De otra parte no parece que nuestra misión sea dirigir una colonia de vacaciones, cuando hay otros aspectos de la formación de nuestros alumnos que nos urgen más”. A partir de ese momento no se constata que continuasen este tipo de campamentos,

310 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

donde la exaltación patriótica española era un elemento clave. Lo que sí parece observarse es que a esos campamentos acuden conjuntamente los alumnos del San Luis de Herrera, de las Escuelas Legazpi y los de este colegio. En cambio, no se dice nada de si asistían también los alumnos de La Salle de Donostia.

Estas actividades de verano se completaban durante el curso con excursio- nes, deporte, cine, teatro o danza. Así, durante toda esta etapa, y casi todos los años, podemos constatar la existencia de algún tipo de excursión que, en gene- ral, era a la propia provincia y, ocasionalmente, fuera de ella (Urkiola, Jaizkibel, Arrate, Barakaldo, Estibalitz, Lourdes, Roncesvalles, Orio, etc.). Habitualmente estas excursiones se realizaban en el mes de junio. A partir de 1966 se formó entre los alumnos mayores el Club Salleko de Montaña.

En cuanto a los deportes tenemos que señalar que se trata de un défi cit que arrastró durante todo el tiempo, pues, como hemos señalado, las características del edifi cio no permitían disfrutar a los alumnos de unos campos deportivos ni de otro tipo de instalaciones, siendo muy precarias las existentes en el sótano del edifi cio. Todo lo cual no les impidió tomar parte, en 1945, con casi todos los colegios de San Sebastian, en un concurso de juegos gimnásticos, “quedando nuestros alumnos clasifi cados en 2º lugar, detrás de los Marianistas. A los pocos días hubo una exhibición conjunta de unos 600 muchachos, acudiendo 100 de los nuestros”35. No obstante, en 1969 llegaron a sacar dos equipos de futbol playero.

En otro orden de cosas, y siguiendo con este tipo de actividades, hay que señalar que, en 1963, el Colegio participa por primera vez en la Tamborrada Infantil del día de San Sebastián, desfi lando “una compañía vestida de marino, cuyos trajes han sido un donativo del Centro de Atracción y Turismo al Colegio”. Asimismo, y continuando con la tradición propia del colegio y con las propias recomendaciones del Fundador de La Salle, los días de carnaval, no era reco- mendable que los niños anduviesen disfrutando de la calle. Así, y como ya observamos en la etapa anterior, y desde 1938, los días de Carnaval, se apro- vechaban “para apartarles de las malas infl uencias de la calle, y se les distrajo en el salón del Colegio con unas veladas lírico-recreativas, asistiendo antes al ejercicio de las 40 horas en la Parroquia”; lo mismo ocurriría en 1941, aunque ahora bajo la égida de las costumbres patrias, pues “los días de Carnaval se dio clase en el centro, según costumbre del Movimiento Nacional. El lunes y el mar- tes los alumnos desfi laron por la parroquia”. No obstante, en 1946 esos días de carnaval se hicieron más rentables desde el punto de vista económico ya que “se dieron veladas para arbitrar recursos para liquidar cuentas de las bodas de Plata”.

35. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1945.

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En cuanto a otras actividades más de tipo artístico, hay que destacar el interés por distraer a los niños con el cine. Ya en 1938 se indica que todos los domingos y “para evitar que los alumnos frecuenten los cines públicos, que por lo regular no son sanos, se les recoge en el salón de actos y después de una sesión de cine infantil, se quedan jugando a juegos de salón hasta las ocho”. En 1965 se intentó transformar estas sesiones en “cine forum”, sin éxito. También se formó un grupo de danzas populares. Este grupo, llamado “Salleko”, en 1956 tuvo ocasión de bailar una ezpata dantza y un aurresku ante el Sr. Obispo y auto- ridades, con ocasión de una recepción. El Visitador, en 1958, al ser consciente de que se ensayaban en el colegio “las danzas populares por el cuadro mixto”, indicó al Hermano encargado que estos ensayos habían de ejecutarse fuera del Colegio. Este grupo irá conociéndose paulatinamente, actuando en algunas loca- lidades de la provincia. A fi nales de los años sesenta y comienzo de los años setenta es cuando consiguen establecerse este tipo de actividades, como se señala en 1970: “Como actividades postescolares hay que destacar los cursos de euskara y el canto, la danza vasca, la creación de un grupo de teatro infan- til. También se participa en campeonatos deportivos con dos equipos de fútbol playeros”.

Al margen de estas actividades, las relaciones de los Hermanos con los padres se procuró que fueran participativas, aunque no existe constancia de que ello fuera así, dadas las características escolares de la época. Aun así, en 1938 el Hermano Director reunió en el salón de actos del Colegio a los padres de los alumnos con el fi n de ponerles al tanto de la labor que, tanto a los padres como a los maestros, corresponde en la educación de “los hijos que nos confían; les explicó los medios de que disponen para cerciorarse del adelanto o estaciona- miento de sus hijos en la enseñanza y de la compenetración que debe existir entre ambas partes para lo cual disponen del boletín semanal; los frutos los han hecho visibles”. Asimismo en 1964 se propuso la creación de la Asociación de Padres de Alumnos, en una reunión con una asistencia numerosa y ambiente excelente a favor de la constitución. A ella asistieron D. Francisco Yarza, D. Ignacio Barriola y D. Luis Olaizola. Por parte de los padres de familia de la ciu- dad D. Jesús Ferro, Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y D. Felipe Alcorta, Secretario de la Asociación de Padres de Familia de La Salle. El 22 de junio se reunió la Junta de Padres de Alumnos y se nombró la primera Junta, que se irá reuniendo anualmente.

La Asociación de Antiguos Alumnos

Desde su creación en 1949 hasta 1973 la asociación de exalumnos va a mantener una actividad constante. En 1949 se reconstituye la Asociación de Antiguos Alumnos, que ya funcionaba en la etapa anterior, y que parece que tuvo bastante ajetreo en ese año, a la vista del comentario del Hermano Visitador,

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quien aconseja a la comunidad que “deben de procurar que las actividades de los antiguos alumnos les absorban lo menos posible durante los actos propios de la Comunidad”. Ya tempranamente, en 1954, funciona la revista “Boletín de la Asociación de exalumnos” y mantienen una Obra Benéfi co-Social, soco- rriendo a los exalumnos especialmente en tres momentos del año: San Juan Bautista de La Salle, la Virgen de Agosto y Navidad. Sorprende la cantidad de exalumnos asociados, pues ya en 1958 son 1.160, y al año siguiente 1.185. Justamente en ese año, 1959, hubo una concentración de Antiguos alumnos en Irun, donde se constituyó la Federación de Antiguos Alumnos del Distrito. La revista “Salleko” será el órgano de la Asociación y del colegio, editándose cada trimestre. También en 1960 el Hermano Julián y D. Luis Aranzabal salen camino a Roma, para asistir al Congreso de Antiguos Alumnos. En el mes de mayo acostumbraba esta asociación celebrar el día del exalumno. Aprovechando esa fi esta, la Asociación promovía algún tipo de acto, como la conferencia de D. Manuel Zubillaga, sobe la encíclica “Pacem in terris” y la operita “Los farandule- ros”, celebrados en 1963.

Los comentarios anuales sobre la marcha de la asociación eran favorables. No podemos olvidar que este tipo de asociación era apoyado por la propia con- gregación y, como señala el Hermano Visitador en 1961, a raíz de las fi estas del cincuentenario, “prolonguen el efecto de las fi estas cincuentenarias encau- zando y dirigiendo cada vez mejor los movimientos escolares y paraescolares de Asociaciones piadosas y Exalumnos”. Durante la década de los sesenta, la asociación tuvo un mayor nivel de actividades y de reuniones que, en algún año, llegan a ser semanales, como en 1967, participando “en la periferia escolar por medio del concurso de nacimientos, cuadro artístico, asistencia social, revista, organización de algunos actos, reuniones…”. No obstante esta efervescencia irá decreciendo y ya en 1973 la documentación del Histórico señala: “la Asociación ha decaído casi totalmente y la actual Directiva no parece querer remediarlo. Funciona un grupo de teatro mixto y la Revista Salleko se ha interrumpido tempo- ralmente” y ese mismo año, en una cena de trabajo con el presidente nacional de antiguos alumnos, Jesús Ferro, y el regional, Santos Arzac, ambos antiguos alumnos, se piensa en revitalizar la asociación, pero a partir de entonces des- aparecen las referencias a la misma.

Actividades religiosas

Si sorprende el cúmulo de actividades escolares y extraescolares que se llevaban a cabo, mayor es la sorpresa cuando observamos la “vida religiosa” tanto por sus implicaciones en la actividad propiamente escolar, como en el mantenimiento de las asociaciones religiosas, en las que estaban involucra- dos muchos de los alumnos, independientemente de la edad que tuvieran. Ya hemos señalado la importancia de los certámenes religiosos, pero si observa-

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mos el siguiente calendario de festividades religiosas, recogido del año 1956, nos podemos percatar de la multitud de este tipo de festividades, que, segura- mente, estará incompleta:

• 20 de enero: San Sebastián • 22 de enero: Día de San Vicente, patrón de la parroquia • 2 de febrero: Fiesta de la Purifi cación • 15 de febrero: Miércoles de ceniza • 23 de febrero: Día del Beato Benildo • 2 de marzo: Día del Papa • 7 de marzo: Santo Tomás de Aquino • 19 de marzo: San José • 23 de marzo: Nuestra Señora de los Dolores-Fiesta del Santo Crucifi jo • 25 de marzo: Bendición de los Ramos • 1 de abril: Pascua • 27 de abril: Llega la reliquia de S. Ignacio • 15 de mayo: Día del Niño • 8 y 9 de septiembre: Fiesta de la Natividad Nuestra Señora del Coro y Aranzazu • 12 de octubre: Fiesta del Pilar • 17 de octubre: Fiesta del Beato Hermano Salomón • 28 de octubre: Fiesta de Cristo Rey

A todas ellas habrá que sumar las celebraciones del día del Fundador de la congregación, las fi estas locales y otras de ámbito general. En defi nitiva, no hay mes en el que no haya unas efemérides que celebrar, bien sea con fi esta escolar, bien con celebración en el propio colegio. A ello también habrá que sumar el mes de mayo con la celebración del “Mes de María”. Muchas de estas celebraciones no eran patrimonio único de los colegios religiosos, pues muchas escuelas públi- cas también las llevaban a cabo. Así, la fi esta del fundador se celebraba de esta manera en 1938: “el día de San Juan de La Salle, gran afl uencia de niños a la misa de comunión; asistieron también gran número de antiguos alumnos. A las diez misa cantada en la parroquia con veneración de la reliquia del Santo al fi nal. Por la tarde se recrearon en el salón del colegio con la interpretación de algunas comedias”. En 1941, la celebración salió del centro, pues después de la misa en la parroquia, hubo deporte para todos: una parte en Atocha, cuyo campo les fue graciosamente cedido, y otra parte en el Hípico de Amara.

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Edifi cio del Colegio de los Ángeles.

Pero todas estas prácticas debemos incluirlas en un contexto de religiosidad propiciado en la escuela por los propios Hermanos, que venían aconsejados por el Hermano Visitador cuando les decía, por ejemplo, en 1956, que había que “cultivar el esmero y variedad en el cuaderno de religión y en mantener siempre una amplitud renovadora para las buenas ideas entre las nuevas, ya en Catequística, ya en pedagogía general. No cansarse en inducir a los alumnos a una conveniente frecuencia de sacramentos”. Entre estas prácticas también es llamativo el acto llevado a cabo el día de los muertos, ya que por “la tarde cada Hermano va con su clase a hacer una visita al Cementerio, para ganar las indul- gencias a favor de las almas del purgatorio”, como ocurrió en 1962.

No podemos dejar de reseñar lo sucedido en 1947, donde se narran dos acontecimientos califi cados de milagrosos y que afectaron a dos alumnos del colegio, que mejoraron tras las plegarias al Beato Hermano Benildo: “A principios de Febrero el niño Vicente Domínguez se puso gravísimo de meningitis. Estando desahuciado, se hizo una novena al Venerable Hermano Benildo y el niño se curó salvo que quedó sordo. ¿Milagro? ¿Infl uencia celestial benéfi ca? […]. El día 13 de marzo ocurre un grave accidente en Amara. La cerca de las obras que efectúa la

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Caja de Ahorros Municipal, bajo la presión de un viento huracanado cayó sobre un grupo de niños. Uno quedó muerto y cuatro heridos, entre ellos nuestro alumno Vicente Simón que sufrió la fractura del cráneo. Es tal su gravedad que los médi- cos tras una breve observación le abandonaron. Allí no había nada que hacer. Así estuvo abandonado más de un día. Se comenzó a rezar al Venerable Hermano Benildo y se inició una verdadera resurrección. El Doctor Martín Santos le operó ya esperanzado y el niño en breves días estaba fuera de peligro ¿Otro milagro? Dios lo sabe. Y nosotros sabemos que el recurso al Venerable Hermano Benildo está indicadísimo en casos desesperados”. Por cierto, el Beato Benildo fue canonizado por Pablo VI, veinte años más tarde, en 1967.

Otro ámbito donde podemos constatar la religiosidad de los alumnos del cole- gio es en su participación en las asociaciones piadosas, o también denominadas obras complementarias o de vida cristiana de la escuela, según la documenta- ción. Así como en otros colegios de Gipuzkoa esta información no se recoge sis- temáticamente, en éste, en cambio, se hace un seguimiento permanente de los alumnos involucrados en tales asociaciones y el tipo de actividades que desarro- llaban. Estas obras complementarias recibían distinto nombre según acogieran a los más pequeños o a los mayores. En el caso de los pequeños se trataba de inculcar prácticas religiosas, como el cumplimiento de los sacramentos, la reali- zación de vigilias o celebraciones eucarísticas. En el caso de los mayores el com- promiso podía suponer su militancia en los grupos de jóvenes de Acción Católica. En algunos años, aparecen más niños que alumnos, lo cual podría indicar que además de los alumnos se inscribían también niños del barrio.

Ya en 1937, el Histórico del año reconoce que “en el colegio están en plena pujanza las obras establecidas para mantener la piedad y formación cristiana entre los alumnos: Tarsicios, Estanislaos y Congregación de los Mayores. Las prácticas mensuales y los actos de la Comunión y Misa tienen lugar en la forma que dictan los Reglamentos”. En los años siguientes se señalan sus actividades: “todos los terceros jueves se celebra regularmente la vigilia con el grupo de los Tarsicios que lo constituyen 55 alumnos, de los más fervorosos. Yendo uno de ellos al Noviciado Menor de Bugedo”, que se trata del Hermano Luis Arzac, que en el momento de escribir este texto tiene 83 años y se encuentra en el Colegio La Salle de Donostia, o “el grupo de los Estanislaos, al que pertenecen las tres cuartas par- tes del Colegio, celebran el último domingo de cada mes su comunión general”36. Asimismo en 1940 se trasladaron en peregrinación a Zaragoza, acudiendo toda la comunidad junto con ochenta y tres alumnos; “llevaba dos banderas nuevas para su bendición en la Santa Capilla; una magnífi ca bandera nacional, que se hizo por subscripción, costando alrededor de dos mil pesetas y la bandera de los Tarsicios, donada por la Adoración Nocturna de San Sebastián”37.

36. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1938 37. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1940.

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A partir de 1945 se consiguió establecer la adoración nocturna, señalándose la importancia de tal logro, pues “el 26 de junio quedará como fecha memorable para el Colegio. Por diligencia del Hermano Nicolás, después de atar bastantes cabos, se inauguró el turno San Juan B. de La Salle, de Adoración Nocturna, 27 en número el primer día, jóvenes de 16 a 20 años la casi totalidad”. En años posteriores se seguiría con esta práctica para los mayores. Los pequeños aprovechaban la fi esta del Beato Hermano Benildo para llevar a cabo algún acto eucarístico. Los mayores, en cambio, aprovechando la visita del Hermano Visitador formaban grupos de aspirantes de Acción Católica. En 1955, se señala que están establecidas las Congregaciones siguientes: Luises y Estanislaos, los Tarsicios y la Cofradía del Santísimo Niño Jesús. Todavía en 1968 se registran actividades a cargo de los Tarsicios, como una función de Tarsicios, celebrada en Alsasua y en la que participaron 75 representantes del colegio.

Vocaciones

Como hemos señalado en la tabla anterior, el goteo anual de vocaciones garantizaba un reclutamiento permanente tanto para el clero diocesano como para otras órdenes o congregaciones religiosas, incluida la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En un documento sin fecha, aunque podría correspon- der a los primeros años de los setenta, se recogen las vocaciones salidas del colegio, suponemos que desde 1911, distribuidos por destinos. El resultado es el siguiente: 38 sacerdotes seculares, 29 Hermanos de La Salle, 10 Jesuitas, 6 Agustinos, 5 Franciscanos y Paúles; 3 Opus y Corazón de María, 2 Carmelitas y 1 Capuchino, San Juan de Dios, Sagrado Corazón y cartujo38. Es decir, un total de 106 personas que abrazaron la vida religiosa, lo cual supone una media de dos vocaciones anuales, en casi 60 años.

La captación de vocaciones podía hacerse de muchas maneras, aunque en general se lograba a través de alguna sesión informativa a los alumnos, como declara un exalumno del colegio: “todos los años solía visitar las aulas del cole- gio un Hermano encargado de ‘sembrar la buena semilla’ para que, por la gracia de Dios, surgieran vocaciones religiosas para la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas”39. Estas vocaciones eran tan fi rmes, según reconoce este mismo alumno, que a pesar de “la crisis de sacerdotes y religiosos que después del Concilio Vaticano II se secularizaron, ninguno de los que salimos del colegio dimos un paso atrás. Todos hemos seguido en nuestros puestos con-

38. Datos sobre el Colegio de Los Ángeles. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 515-Expe- diente 19. 39. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 354.

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tra viento y marea. Esto honra al colegio y a nosotros también”40. Como puede observarse en el anexo documental, es cierto que en el decenio de los sesenta comienzan a decrecer las vocaciones pero, a diferencia del Colegio de La Salle también de Donostia, este centro ha dado un importante número de vocaciones.

A pesar de esta situación, las recomendaciones por parte del Hermano Visitador, para continuar en la brecha de las vocaciones todavía se mantenía en 1967, insistiendo en las giras vocacionales o en la campaña vocacional que en ese año dio “como resultado un aspirante a la vida de Hermano y otro para sacerdote misionero. Además de esta campaña en el colegio, algunos días de vacaciones se han destinado para sembrar la semilla de la vocación por la pala- bra en los pueblos de Álava, lo que ha dado como resultado que cinco chicos de estos pueblos hayan ingresado en nuestro Aspirantado de San Asensio. Quiera el señor que recojamos en un futuro no muy lejano, abundante fruto. Que así sea”. Desde luego la batalla no se daba por perdida en ningún momento, pues todavía en 1972 se realizó una semana vocacional lasaliana, aunque ya al año siguiente se reconoce explícitamente que “aunque tiene un buen plantel de vocaciones, este año no ha habido nadie que siga sus pasos”.

El Hermano Visitador insistía de forma constante en que se debía “trabajar mucho en fomentar buenas vocaciones que las debe de haber en esta escuela donde hay buenos alumnos y familias tan cristianas. Procure que los Hermanos sean piadosos y trabajen para fomentar las vocaciones en general y en especial para nuestro Instituto”41. No obstante, no parece que las vocaciones se dirigie- sen a la propia Congregación, pues muchos niños preferían ir al Seminario, y así el Hermano Visitador, muestra su preocupación en 1942, pues a pesar de que el Hermano Reclutador cumplía su cometido, y hubiese excelentes alumnos, “para nosotros no ha salido ninguna vocación en los últimos 5 años. Para seminaristas varias vocaciones”. Se entiende pues que, cuando en 1944 surja una vocación para La Salle, se haga constar este dato: “a fi nes de Agosto se fue al Noviciado de Irún el alumno de quinto grado, Valentín Lasarte, que por sus buenas cuali- dades, fundamenta las más halagüeñas esperanzas. Se van también dos a los Paules, uno a los Franciscanos y otro al Seminario”. En años sucesivos se va señalando la orden o congregación a la que se dirigían los alumnos: Jesuitas, Carmelitas, Franciscanos, al propio noviciado de La Salle en Irun o, como ocu- rre con mayor asiduidad, al seminario. También en 1949, Leonardo Urteaga, Presbítero, y antiguo alumno va a la “Misión de los Ríos”. Por otra parte, suele ser una norma indicar, en el Histórico de cada año, el nombre de aquellos exa- lumnos que celebran su primera misa, bien en la parroquia de San Vicente o en la de Santa María, así como las conferencias del Hermano Samuel (reclutador) un día del mes de marzo para hablarles a los niños de las vocaciones.

40. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355. 41. Rapport de Visite de 1940.

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Profesorado

Una vez ocupada Donostia por las fuerzas nacionales, y al igual que ocurrió en otros centros, todos los Hermanos de la época anterior a la guerra fueron trasladados a otros colegios, de manera que una nueva plantilla de Hermanos se hizo cargo del colegio en 1937. La dirección estuvo a cargo del Hermano Luciano, y se ocuparon de los distintos grados de enseñanza los Hermanos Eduardo, Nicolás, Gregorio, Cándido y Pedro42, aunque al año siguiente alguno de ellos fuese sustituido. En 1939, y a resultas de una reducción de perso- nal decidida por el Reverendo Hermano Visitador para atender en lo posible a las necesidades de todas sus casas, esta comunidad queda reducida a seis Hermanos, con la supresión de una clase y la sustitución del Hermano cocinero por un seglar. A lo largo de los años se irán cambiando algunos Hermanos, siguiendo las recomendaciones del Hermano Visitador, sin que ello merme las buenas relaciones que, a lo largo de toda esta etapa, es característica en esta comunidad. En general los cambios que se producen afectan a Hermanos proce- dentes de otras comunidades de la provincia de Gipuzkoa.

La evolución de la comunidad, en cuanto al número de Hermanos, no sufre muchas variaciones, pues en 1937 y 1938 la comunidad está compuesta por 8 Hermanos y a partir de 1939 hasta 1955 la forman 6 Hermanos. A partir de esta última fecha son 5 los Hermanos que integran la comunidad hasta 1973, aun- que en algún año haya constancia de algún Hermano más. En general se trata de una comunidad donde casi todos los Hermanos tienen votos perpetuos, con una pequeña proporción de Hermanos con votos trienales y, en casos esporádi- cos, Hermanos con votos anuales. Este dato es relevante en cuanto nos indica que la mayoría de los Hermanos llevan más tiempo en la Congregación, con lo cual tienen una edad más madura. Esta característica es puesta de manifi esto también por el Hermano Visitador en sus informes anuales, donde se refi ere a los miembros de la comunidad como Hermanos “veteranos”, o “maduros”, lo cual podría repercutir en el buen espíritu que gobernaba esa comunidad. En general, la mayoría de los años se insiste en que “en esta Comunidad se entienden muy bien los Hermanos, hay completa armonía”, o bien “Comunidad de muy buen espíritu y de excelente tradición del mejor ambiente en clase”, o también “Hermanos veteranos (casi todos) y de buen espíritu. Sin difi cultades para una buena y religiosa convivencia” o “el espíritu de la escuela sigue siendo excelente. Comunidad madura y equilibrada. El Hermano joven tiene excelentes aptitudes para congeniar y convivir con los mayores”, como se señala en el informe de 1961.

42. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 357.

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La llegada de profesores seglares va a ser constante desde 1958, en que se incorpora por primera vez este tipo de profesorado, aunque en 1961 se esperaba poderlo reemplazarlo por un Hermano. Con el paso del tiempo la necesidad de profesores seglares se hizo más evidente de manera que ya en 1968, el Histórico de ese año confi rma la realidad “al disminuir un Hermano la comunidad se ha impuesto el aumento del profesorado seglar. En el momento hay 5 profesores seglares”. Al año siguiente llegará de Chile el Hermano Ignacio Ayestarán, “como refuerzo, es antiguo alumno”. Ya en los años setenta es mayoritaria la presencia del profesorado seglar que, a partir de 1973, incluirá a profesoras seglares, que se hacían cargo de los alumnos más pequeños.

La dirección del colegio y de la comunidad sufrirá diversos cambios sobre todo en los primeros años, con la presencia de los Hermanos José Pelayo, Luis, Anselmo, Aproniano, aunque el Hermano Octavio de Jesús permaneció en el cargo desde 1943 hasta 1949, cumpliendo sus bodas de oro de vida religiosa en 1947, recibiendo un gran homenaje. Posteriormente a esta fecha se suce- derán otros directores, entre ellos Justo María, Nicolás, Leoberto Fernando, Valentín Lasarte o Sabino Ezeiza, que ocupaba dicho cargo en 1975. Entre los Hermanos que permanecieron más de cinco años en la Comunidad, entre 1940 y 1960, podemos señalar los siguientes: Asterio Nicolás, que estuvo 17 años, desde 1940 hasta 1956; Leopoldo Ignacio, 16 años (1944-1960); Juan Andrés, 11 años (1940-1943 y 1953-59); Julián María, 9 años (1952-1960); Arturo Anselmo, 8 años (1942-1950) y Octavio de Jesús, 6 años (1943-1948). En ese periodo de 20 años pasaron por el centro un total de 30 Hermanos.

Finalmente, en cuanto a la formación permanente de los Hermanos, pode- mos señalar cómo en 1950, los Hermanos jóvenes se iban a los cursillos de formación en Irun y al colegio de La Salle durante las vacaciones. También en 1964 el Hermano Victorio se traslada a Francia para perfeccionar el francés; o el Hermano Tomás siguió “los cursillos de Instructor Elemental del Frente de Juventudes en Pamplona y luego a un segundo cursillo de Derecho Canónico en Zaragoza”. En 1968, el Hermano Jesús Mª Otazu y el Hermano Bonifacio Martínez comienzan el peritaje o ingeniería industrial en Alcoy. Para concluir, ya en la década de los setenta, “con las vacaciones viene la dispersión de la Comunidad. Los diversos cursillos de formación nos reparten por toda la geogra- fía: Ávila, Bilbao, Madrid y los Hermanos Veteranos a San Asensio”43. Es decir, una nueva realidad se ha inscrito en la formación de los Hermanos, cada vez más preocupados por su propia formación.

43. Suplemento al Histórico de 1972.

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6.2.2. Donostia: San Luis

La tardía instalación defi nitiva de los Hermanos en el Colegio San Luis de Herrera, en 1928, a pesar de que el centro estaba abierto desde 1913, se debió a la marcha del Internado de San Bernardo en aquella fecha pues, hasta enton- ces, el Colegio dependía de aquella Comunidad. El hecho de que la Comunidad se estableciera cerca del propio colegio le dio una vitalidad y reconocimiento cre- ciente, como tuvimos oportunidad de ver en la etapa anterior. En esta segunda etapa también continuará en la misma tónica de reconocimiento tanto popular, en cuanto al éxito de matriculación de niños, como también de la propia cor- poración municipal. Por otra parte, la adecuación a las nuevas exigencias de un bachillerato de masas también tendrá cabida en este establecimiento. Así pues, tan pronto se pongan en marcha los cambios producidos en la enseñanza secundaria, el colegio optará por su implementación en el centro, como una continuidad de los estudios primarios. De la misma manera ocurrirá a lo largo de los años siguientes, en los que se irán ofreciendo otros tipos de estudio para adecuarse a las nuevas necesidades y demandas.

Otro rasgo de este centro educativo va a ser las constantes obras de man- tenimiento y reformas, así como la búsqueda de una nueva ubicación para el centro, que se logrará en 1977. Coincidiendo con estas fechas, también se producirá un cambio en la dependencia jurídica del colegio, pues la titularidad y propiedad del mismo pasaron a la Asociación de Padres.

Un centro educativo inmerso en la realidad del barrio

Como pudimos ver en la etapa anterior, los días posteriores al inicio de la Guerra Civil fueron especialmente confusos en este Colegio debido a algún malentendido que fi nalmente se solucionó. La coincidencia de las fechas vera- niegas con el inicio de la contienda y la pronta ocupación de la provincia tuvieron como consecuencia que apenas se pudieran apreciar cambios en la actividad escolar. Así, el curso 1937-38 se inició con casi completa normalidad. La única salvedad que se produjo fue que los alumnos asistían en masa al colegio y que los Hermanos recuperaron el hábito religioso, para sorpresa de los alumnos más jóvenes que “se extrañaron un poquito de ver a los nuevos maestros con el hábito religioso, pero los de más edad y, sobre todo, los antiguos alumnos, quedaron muy bien impresionados por el cambio y recibieron los Hermanos muchos parabienes”44. Por lo demás, en la documentación analizada no se recoge ningún comentario sobre la situación por la que atravesaba la provincia y la situación de guerra que se vivía.

44. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1937.

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Pero esta normalidad aparente se va viendo truncada por los pequeños comentarios que se van infi ltrando en las crónicas de esos años, bien sea refi riéndose a que, repentinamente, el Hermano Casimiro “deponía las armas de una manera defi nitiva derribado por una traidora enfermedad”, o a que el mismo fue sustituido por un Hermano “glorioso mutilado de guerra”, o a que a mediados de marzo visitó la Comunidad el Hermano Visitador, Carlos Borromeo, “animando y alentando a profesores y alumnos para continuar las labores de cristianización y de patriotismo todavía con más ahínco, si cabe”45, o a que el curso fi nalizó “sin premios a causa de las circunstancias, pero con una merienda costeada por la Asociación”, como ocurrió en 1938, o a que un Hermano se vio obligado a realizar el servicio militar en 1939, o a las constantes bajas de los Hermanos que eran movilizados y que obligaba al resto de los Hermanos en la Comunidad a hacer un esfuerzo suplementario.

Los documentos históricos de esos años son más bien escuetos y sin mucha información relevante, así parece que el redactor de los mismos se aplicó el poema de Pemán, que copió en el Histórico de 1942: “No hay virtud más eminente/que el hacer sencillamente/lo que tenemos que hacer” alabando así la sencillez de su escritura y dejando huérfanos de información a los pobres historiadores. Lo que sí quedó para la posteridad, con cierta relevancia, fue el gran acontecimiento mariano celebrado en Zaragoza en 1940, consistente en una magna peregrinación de los alumnos y profesores de toda España, a pesar de los sacrifi cios para las familias que tuvieron que pagar a los 18 alumnos que se trasladaron desde el colegio a la capital aragonesa, junto con dos Hermanos que les acompañaron. Así nos narra el cronista esta peregrinación: “¡Qué espec- táculo más conmovedor presenció toda Zaragoza a tantos miles de jóvenes con sus profesores al frente rindiendo homenaje de pleitesía a la Virgen Santísima del Pilar en su glorioso centenario! ¡Qué hermoso espectáculo tantos miles de alumnos con sus profesores implorando por sus familias, por la Iglesia y por España entera!”46. Este fervor mariano volverá a ser recogido en las crónicas de 1950, cuando “Nuestro Santísimo Padre, el Papa Pío XII, gloriosamente rei- nante, ha engastado una nueva perla en la hermosa corona de Nuestra Madre del Cielo, al proclamar y defi nir como dogma de fe la Asunción de María. ¡Que el nuevo dogma sea para toda la cristiandad un vehículo de paz y un medio de acrecentamiento de la devoción mariana!”47.

45. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1938. 46. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1940. 47. Libro de Actas del Colegio San Luis, Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Expediente 25. Como ya comentamos en la etapa anterior, este documento es una auténtica joya literaria que narra algunos acontecimientos con una gracia digna de una obra de arte. ¡Lástima que sólo llegue hasta 1960! Felicidades al ilustre cronista. Como contraste, la mayoría de la documentación de esta época, sobre todo los Históricos, es muy anodina.

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En el curso 1944-45, y como muestra de la continuidad del centro con su etapa precedente, se realizó un homenaje a la memoria de Doña Teresa Barcaiztegui, viuda de Zappino, con la asistencia del Excmo. Sr. Gobernador Civil interino y Presidente de la Diputación, D. Agustín Brunet, el Alcalde de la capital, Sr. Lataillade, y otras personalidades y amigos de la familia, así como numeroso público. Después de la Misa se cantó un responso en sufragio del alma de la fi nada, verifi cándose a continuación el descubrimiento de la lápida dedicada a su memoria, acto en el que pronunció el Alcalde de la capital, Sr. Lataillade, elocuen- tes y sentidas palabras enalteciendo las virtudes de Dña. Teresa Barcaiztegui, benemérita de la Iglesia, propulsora de la Enseñanza Católica y Madre de los pobres48. Como recordamos en su momento, el 17 de octubre de 1907, D. Luis de Zappino moría víctima de un accidente de circulación y en su memoria, su esposa, levantó en el lugar del siniestro la Capilla de San Luis con las habitacio- nes para el capellán y, desde entonces, un coadjutor de Alza fi jó su residencia en Herrera. A partir de aquel momento ya se pensó en establecer un colegio a cargo de los Hermanos, que no llegaría hasta 1913.

Otro de los acontecimientos más relevantes, entre la marcha normal del colegio, a la cual nos referiremos más adelante, fue la celebración en 1951 de los actos del tricentenario lasaliano en Donostia y en cuyas fi estas provin- ciales, organizadas por el Colegio de Los Ángeles en la denominada “Semana lasaliana”, y a las cuales nos hemos referido en el capítulo correspondiente, el centro participó con dinamismo. A la citada conmemoración asistieron los alum- nos del San Luis, que se trasladaron en tres unidades de tranvías puestas a dis- posición del Colegio. No obstante, parece que la fi esta les supo a poco, debido a su menguada participación, porque a continuación ellos mismos organizaron otras entusiastas fi estas en Herrera de manera espontánea, con un extenso y variado programa cívico-religioso. Así, se invitó al primer director del colegio, el Reverendo Hermano Juan, siendo lo más saliente de los actos su llegada y la Misa Mayor, “la más esplendorosa de las habidas en Herrera hasta la fecha, con exalumnos de la Cátedra del Espíritu Santo y del Santo Altar y una comida en un restaurante al pie del Monte Ulía”. A los postres tomó parte la primera fi gura de los “bersolaris vascos”, el gran Basarri, haciendo las delicias de todos y en especial de los “basarritarras” que se hicieron lenguas para elogiar las agude- zas chispeantes de su actuación. Para los “peques” hubo partidos de pelota y sesión de cine sonoro, además de una opípara merienda.

No obstante, la opción de ampliar los estudios a partir de 1958, incluyendo el bachillerato elemental y superior, de acuerdo con la legislación vigente, supon- dría una nueva apertura y el afi anzamiento del centro, que a la larga supuso un aumento de la matrícula. De igual forma, los cambios de la Ley General de

48. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.

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Educación de 1970, también supusieron un nuevo reto. Lo mismo ocurriría con los cambios producidos con las transferencias educativas al Gobierno Vasco y los acuerdos que se establecieron sobre los modelos lingüísticos, o con la ampliación de la escolaridad con la LOGSE. Todo ello es muestra de un dina- mismo y capacidad de adaptación a las demandas escolares de la población de Altza. Así, en 1993, en la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres se aprueba, además de las subidas de las cuotas, el proyecto de una línea en Educación Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria.

Esta adaptación no se haría sin ninguna resistencia, ya que en el año 1984 se produce un hecho inédito hasta ahora, con motivo del intento de implanta- ción de la LODE: “al igual que el curso pasado se ha intentado informar a los padres de lo que la LODE pretende. La respuesta por parte de los padres ha sido variada; los que militan en el partido del gobierno claro está que no quieren saber nada en contra de la nueva ley de educación. A la manifestación de Madrid asistieron el Presidente y Sra., el Administrador y Sra. y el Director del Centro. Se recogieron 22.300 pesetas de los padres en apoyo a la campaña anti-LODE. Tanto el viaje como la manifestación constituyó un éxito”. El objetivo de esta protesta era poner de manifi esto las lesiones que se producían a los intereses de las escuelas privadas y las consecuencias de las nuevas regulaciones para la subvención de centros. Con todo, no se trataba de ningún cambio en cuanto a la estructura del sistema educativo y sus niveles de enseñanza.

Este régimen de cuestiones tenía otro marco de solución como era el Gobierno Vasco, de manera que la fi rma de los convenios entre el mismo y la FERE estabilizaba las relaciones y las subvenciones correspondientes. Así, en 1991, se recuerda que “se ha fi rmado un acuerdo entre Gobierno Vasco y FERE por el que el tope de alumnos por Preescolar es de 25 y nosotros hemos tenido 36 solicitudes. Por otra parte, el Gobierno nos ha denegado la subvención a una clase de 1º argumentando que no teníamos el mínimo de alumnos que se requería. Para ver qué hacer se celebra una Junta con el presidente de la FERE de Gipuzkoa. En octubre se concede el aula denegada el curso anterior”. En este sentido, en la documentación se hace poca referencia a este tipo de cuestiones por entender que se aplica el marco vigente y que no existen novedades sobre el mismo.

Antes de referirnos a la década de los noventa, donde el centro va adquiriendo un mayor compromiso con los problemas del barrio, nos vamos a referir a un par de efemérides que tienen que ver con la celebración del cincuentenario en 1963 y también la de los 75 años de su inauguración, en 1988. Se trata de dos fi estas que tuvieron diferente alcance, pues si bien las bodas de oro lograron plasmar un interesante programa de actividades, en cambio, la siguiente celebración no fue recogida en la documentación más que de una manera muy marginal. Más bien, parece que esta celebración pasó sin pena ni gloria. Así nos narra la celebración

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el suplemento al Histórico de 1989: “en Abril tienen lugar los actos centrales del aniversario del colegio. Se reparte a las familias un folleto escrito por el Hermano Javier Lorenzo, en el que se cuenta brevemente la historia del mismo. Del 17 de Abril al 1 de mayo tiene lugar un torneo deportivo con la participación de colegios de la ciudad invitados. El 23 es el día en que se celebra de una forma especial el aniversario: eucaristía a la que asisten antiguos Hermanos profesores del colegio, antiguos alumnos, padres de alumnos, alumnos y profesorado actual. A continua- ción tiene lugar una comida de hermandad en un restaurante”. Comparada esta escueta narración con lo escrito en 1963, uno se queda extrañado de que el cen- tro haya cumplido 25 años más y que la alegría sea menor. Así comienza, el suple- mento de 1963: “año importante éste de 1963 en el historial del Colegio de San Luis de Herrera: ¡50 años de vida! ¡Bodas de Oro!”, y continúan cuatro páginas de apretada escritura para narrar lo acontecido.

Para la celebración de esta efeméride, en 1962, se creó una Comisión organi- zadora, formada por las directivas de los Padres de Alumnos y Antiguos Alumnos. En lo económico esta comisión logró una importante donación de los hijos de los Fundadores del Colegio, además de regalarles una hermosa bandera. La celebra- ción se llevó a cabo en el mes de mayo y la prensa local y Radio Popular, dirigida por el exalumno lasaliano Félix Monedero, trataron el tema ampliamente. Además de las celebraciones religiosas, deportivas y los concursos propios de este tipo de fi esta, lo más importante fue la imposición de la “corbata de la ciudad” en la recién estrenada bandera del colegio, de manos del Sr. Alcalde de Donostia, D. Nicolás Lasarte, quien elogió las aportaciones del Colegio a Herrera. También el Ayuntamiento les concedió la “medalla al mérito en la enseñanza” que les fue entregada en el colegio el domingo 15 de diciembre. En agradecimiento a la labor de la viuda de Zappino se colocó en la fachada del centro una lápida de homenaje. Después de estas celebraciones y justo el día en que se conmemoraba el inicio de las clases en 1913, se produjeron unas inundaciones que anegaron las aulas de Bachillerato y afectaron a Pasaia y Herrera.

La buena marcha del colegio durante este periodo parece que se va con- formando por la existencia de una comunidad que cada vez parece estar más cohesionada, a pesar de los cambios permanentes que se producían, pues en 1983 se crea “el café de los viernes” en el que se reúne el equipo educativo para charlar, además de comenzar a festejar los cumpleaños de sus miembros con la organización de pequeños lunchs, etc. Es posible que este tipo de rela- ciones favoreciese una nueva actitud para con los problemas del barrio y la cada vez más constante preocupación por unas cuestiones claves: el problema de la droga, la ayuda a los más necesitados y la preocupación por la paz. Así, si en 1984 ya se habla de la celebración de una Semana de la Paz, consistente en una oración diaria y Eucaristía semanal, a partir de 1991 la referencia a estos temas es constante. Así, se nota una especial sensibilización por el tema de la droga, llegando uno de los Hermanos a reunirse con diferentes asociaciones

325 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

antidroga del barrio para estudiar cómo se podía prevenir la drogodependencia. Al año siguiente se puso en marcha, de común acuerdo con AGIPAD (Asociación Guipuzcoana de Investigación y Prevención del Abuso de Drogas), una campaña con este objetivo.

En 1991, también se recuperó la Semana por la Paz, ya citada en 1984, con motivo de la Guerra del Golfo. En años sucesivos se llevará este tipo de actividad que, de alguna manera, suponía educar en valores a los alumnos. La continuación de estas semanas será permanente a lo largo de los años, aunque algunas veces se denomina de “Justicia y Paz”. En 1996, la celebración con- sistió en reunir a las 12 del mediodía al alumnado en el patio; a cada alumno se le imponía una pegatina alusiva a la paz y cada clase elaboraba una frase que era leída en público. Otra actividad de alcance exterior fue la denominada “Operación Kilo”, que también se realizará año tras año, y que consistía en la recogida de alimentos para los más necesitados por parte de los alumnos para, posteriormente, entregarlos en las dos parroquias del barrio. En 1996 se llega- ron a recoger 250 kilos de alimento.

Para terminar este apartado dos notas marginales. Una que tiene que ver con las relaciones que en cierto momento mantuvieron los Hermanos con la Parroquia, y la otra de carácter político. Por lo que respecta a la primera, y en contraste con las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con las autoridades religiosas en general, entre 1950 y 1962 parece que éstas no estuvieron en su mejor momento pues en la primera fecha hubo problemas con el coadjutor de la parroquia, D. Tomás Zufi ría, quien solicitaba que los alumnos asistieran “como antes los primeros viernes. ¡Ante el desorden no pudo! Sin embargo, no viene a celebrar Misa semanal en nuestra capilla como lo hacía antes”. No obstante, en 1962 cambia el tono y se manifi esta que las relaciones con el clero parroquial han pasado últimamente “de correctas a cordiales, de franco entendimiento y colaboración mutua: confesiones semanales traducidas en más comuniones, misa dominical sólo para chicos, misa fi ja los jueves para colegiales; éstos añaden a sus anteriores funciones de cantores las de mona- guillos”49. Estas relaciones, a partir de entonces, continuarán siendo cordiales.

Con respecto a la segunda, en 1978 se saludó el año civil con la esperanza y democracia, aunque en el 2000 y con respecto a la celebración del día 6 de diciembre, de la Constitución española, se dice que es una “fi esta impuesta por las autoridades”. Es decir, mientras en 1978 se saluda gratamente la llegada de la democracia, a partir de la Constitución, transcurrido un tiempo, se refi eren a ella como una fi esta impuesta, sin ningún comentario más.

49. Ibídem.

326 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

El hecho de que el colegio, en determinado momento, pase a ser propiedad de la Asociación de Padres va a suponer que, a lo largo de los años, esta aso- ciación adquiera una relevancia importante. Así, si en la década de los sesenta las reuniones de los padres de familia son más bien esporádicas, ya a fi nales de esa misma época las reuniones de la junta van a ser mensuales, propiciando no sólo la buena marcha del colegio, sino también promoviendo actividades con los alumnos, como excursiones, ciclos de conferencias para la formación de los propios padres o clases de euskera.

Los problemas del edifi cio y la economía

En la etapa anterior, y debido a las necesidades de espacio, los Hermanos consiguieron trasladar la Comunidad a Villa Concheshi, después de solicitar insistentemente al cura párroco que les cediera dicha villa, pues él ya ocu- paba un chalet. Aunque se hicieron obras de acomodación, lo cierto es que los Hermanos suspiraban porque se construyera una galería. Dicho anhelo no llegaría hasta 1940, fecha en la que, por fi n, se cumplía “el sueño dorado de los Hermanos de la Comunidad, dar a la casa un poco de amplitud y de expansión, sin limitarse exclusivamente a una habitación más para comedor o cocina, […] la tan deseada galería que ocupaba toda la fachada sur de la casa, aparecía con sus elegantes ventanales alegre y coquetona, rematada con una amplia azo- tea”50. Estos cambios para la comunidad tenían que repercutir en unas mejores condiciones de trabajo, como se pone de manifi esto.

Durante el decenio de los cuarenta, la marcha del colegio no podía ser mejor, tanto por el éxito de la matrícula, que iba aumentando, como por las diferentes actividades que se realizaban. De manera que en más de un documento se ter- mina la narración del año con exclamaciones del estilo “que el año 1949 que vamos a comenzar no sea menos próspero que el pasado”. No obstante, a partir de 1951, comienzan a ser constantes las referencias a las condiciones materia- les del colegio. Así en ese año, se cambió una escalera “que pedía a gritos una nueva pues era tan pendiente y tan vieja que sus peldaños se habían quejado en más de una ocasión del peso que soportaba de parte de algún ‘espátula’ (sic), que las recorría con cierta frecuencia”51. Lo interesante de esta reforma es que fue realizada por un exalumno, discípulo del Director de entonces, y que se ofreció a sustituir dicha escalera por una “hermosa escalera de cemento” en un rasgo de generosidad y gratitud. También en ese mismo año se llevaron a cabo algunas reformas en las clases, aprovechando el tiempo de las vacaciones; por ejemplo, las clases de los pequeños no cumplían las mejores condiciones, ya

50. Ibídem. 51. Ibídem.

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que tenían columnas molestas y defi ciencia de luz. Estas reformas se llevaron a cabo gracias en parte a la ayuda recibida de algún antiguo alumno del desapare- cido colegio San Bernardo. Al año siguiente continuarán este tipo de obras en las clases por motivos de la defi ciente ventilación o por la oscuridad de las aulas, “amén de otros estorbos”. En 1953 las obras se centraron en mejoras de la casa y en la Capilla. En el mismo sentido se expresaba el Hermano Visitador en repetidas ocasiones en sus informes anuales donde dejaba constancia, sobre todo a partir de 1958, de que el edifi cio está para demolerlo.

Esta situación de continuas reformas no cesará en el decenio de los sesenta, donde ya en 1961 se construye un aula prefabricada, o en el año 1963, cuando se llevan a cabo diferentes reformas y compras de diverso material, tanto escolar como de ocio, para los domingos (futbolines). Pero las difi cultades mayores comen- zarán a surgir a partir de 1966 con la construcción de la autopista que “obliga a cambiar de horizontes”. Es decir, las expectativas de que el edifi cio continuase en pie parecían bastante escasas. A partir de ese momento las gestiones se dirigirán al Ayuntamiento ante las difi cultades económicas que se preveían por el traslado del Colegio a un nuevo terreno. La compensación económica del Ayuntamiento no se ajustaba a las necesidades reales de una obra de tal envergadura. Esas gestiones se van a prolongar en los años siguientes, pues el objetivo principal era que la expropiación de terrenos para la construcción de la autopista no signifi case la imposibilidad de continuar en las condiciones adecuadas. Mientras tanto, en julio de 1968 hubo unas inundaciones que dejaron el colegio muy sucio, lo cual se añadía a las insufi ciencias de los locales, aunque fi nalmente se procedió a una limpieza general. En marzo de ese mismo año, tuvieron una “visita extraña”, a consecuencia de la cual se llevaron 3.000 pesetas y estropearon la mesa del despacho. Todo ello para colmar un poco más los infortunios.

La demolición del colegio por la construcción de la variante de la autopista Bilbao-Behobia, en 1972, vino precedida de las últimas negociaciones con el Ayuntamiento en el año anterior y con el Patronato de las Escuelas San Luis, presididas por D. Federico Zappino. El Ayuntamiento de Donostia barajaba varios emplazamientos como solución provisional, entre ellos Intxaurrondo. Pero lo que se veía inminente era que la variante se iba a abrir a la circulación en agosto de 1972 y, por lo tanto, urgía el traslado del colegio. En esa fecha los problemas se resumían de esta manera: expropiación del actual terreno; solar para aplicar el volumen de edifi cabilidad; licencia de obra para el nuevo colegio (todavía no con- cedida); solución provisional y planteamiento económico (en este último punto, la comunidad lamenta el desamparo del distrito). Finalmente se decidió que el traslado provisional sería a la villa denominada Echaide-Borda, propiedad del Ayuntamiento. Así, a fi nales del mes de agosto de 1972, la comunidad se alojó en el Colegio de La Salle de Donostia, mientras se procedió al derribo de la casa y de la iglesia aneja a ella. El día 20 de septiembre la Comunidad se trasladó a la citada villa donde el colegio disponía de 9 aulas, 3 clases y vivienda para los

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Hermanos. Todo ello en mejores condiciones, pues “en realidad hemos salido ganando con el traslado en cuanto a local y condiciones externas de ambiente, ya que es zona mucho más resguardada y tranquila que el anterior edifi cio. El día 25 de septiembre comenzábamos la clase con la Básica y el día dos de octubre lo hacía todo el colegio”52.

En esa situación permanecería el Colegio, sin ninguna modifi cación en las instalaciones escolares, hasta que en 1977 se traslada a su lugar defi nitivo en Mendiolabe (Bidebieta-La Paz), abandonando Echaide-Borda, después de cinco años de permanencia en ese establecimiento, a pesar de ser el edifi cio de la Asociación de Padres y no contar en un principio con vivienda para los Hermanos, ya que éstos van a tener que vivir en el mismo colegio, ocupando unos espacios como viviendas. Así pues, el curso 1977-78 se inicia en su nueva ubicación y con unas instalaciones que se han duplicado en cuanto al número de aulas. El Colegio se encontraba repartido en cuatro pabellones de dos pisos y una amplia parte baja en la que se instalaron los servicios, siguiendo criterios de funcionalidad. A lo largo de ese año y el siguiente se comenzaron a adquirir enseres para completar el mobiliario y, sobre todo, se adquirió un coche, pues como señala el Histórico “vivimos en el corazón de un monte, separados del barrio por una abrupta cuesta”.

Además de estos cambios fundamentales en cuanto al edifi cio y la eco- nomía, también hay que resaltar que se produjo un importante aumento del alumnado de más de trescientos, llegando hasta los 697 alumnos. Pero este aumento cuantitativo tendrá otra signifi cación en cuanto que, a partir del curso 1977-78, se decidió, tras una consulta a los Padres de Familia, que el Colegio se transformase en un centro mixto, donde se podía seguir una línea pedagógica de coeducación. La capacidad del centro era entonces de 16 unidades de E.G.B. Asimismo aumentó el profesorado, incorporándose profesores procedentes de Los Ángeles, del cual ya se habían ido retirando para esa fecha, además de dos religiosas Carmelitas de la Caridad y una religiosa Hija de la Caridad, y de tres profesoras nuevas contratadas.

Mientras dura este proceso de traslado al edifi cio defi nitivo, también fueron cambiando algunas de las características del centro en cuanto a su situación jurídica y a las dependencias económicas que se van a ir produciendo. Así, y en aplicación de la nueva legislación educativa, desaparecen los centros fi liales y el Estado subvenciona toda la enseñanza de la nueva Educación General Básica, lo cual repercutía también en el centro al ofrecer cierta tranquilidad y esperanza, de momento, a la parte económica en la retribución del profesorado. Sin embargo, como se reconoce en el Histórico de 1972, “si nos atenemos al canon estable-

52. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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cido por el Estado, nos veríamos obligados a pagar al profesorado, motivo por el cual se les pide a los alumnos una cuota de 300 pesetas”53, que pagan a la Asociación Católica de Padres de Familia. El centro, de hecho, era propiedad de la Asociación de Padres de Familia: y como se indica en 1973, “nosotros econó- micamente actuamos como los funcionarios del Estado. El sueldo es como el de cualquier maestro o profesor”, pues percibían las mismas retribuciones econó- micas que los demás profesores, siendo los ingresos de la Comunidad los que se perciben a través de estas nóminas que, en el año 1980, ascendían a unas 40.000 pesetas al mes. En 1979, los ingresos de la comunidad proceden en su totalidad de los sueldos de los 6 Hermanos que la forman, y que cobran con- forme al Convenio de la Enseñanza en Euskadi y están dentro de la Seguridad Social del Estado. En 1993 tenemos la última referencia a los salarios de los profesores, cuando se produce el “pago delegado” a los mismos.

La Asociación de Padres de Familia es de gran importancia para la organi- zación del colegio. La Junta de Padres de Familia se reunía mensualmente y, cuando el centro pasó a ser subvencionado, va a ser esta Junta la que gestione la subvención (1974), subvención que es insufi ciente y que es cubierta por “las espaldas doloridas de los padres de familia”. La situación económica del centro es totalmente dependiente de las citadas subvenciones. Así, ya en 1971 surgen los primeros problemas para pagar al profesorado como consecuencia de que el Estado no hace frente a algunos pagos. En ese instante el 5º grado queda sin subvención y la Asociación de Padres se ve obligada a aumentar las cuotas para poder mantenerlo. Este problema, en el año 1972 queda parcialmente resuelto al conseguir la subvención para toda la EGB, al solicitar a los padres la aporta- ción de una cuota de 300 pesetas que cubriera los gastos de este colectivo.

Sin embargo, y a pesar de que la situación del colegio nunca fue holgada, en el año 1985 va a empeorar tras el cambio que el Gobierno Vasco dio en materia educativa al negar todo tipo de apoyo a la enseñanza privada y al ser conscien- tes en la Asociación de que las cuotas no se pueden subir nuevamente, dada la trágica situación económica y laboral de la zona. Ahora bien, si a lo largo de la década de los 80 se congelan o intentan congelar las cuotas, en la década siguiente las subidas se convierten en algo habitual, haciéndolo en 1990, 1991 y 1993. Además, en el año 1990 se pone en marcha el comedor escolar con unos 60 comensales que abonan una cuota de 7.000 pesetas mensuales, creciendo periódicamente esta cifra de comensales y, por tanto, haciéndolo también el apartado económico. En ese año, si las cuotas ascendían a 1.200 pesetas en Preescolar y a 1.700 pesetas en EGB, en 1993 esas cuotas han aumentado hasta 2.500 en Preescolar y 3.000 en EGB. Asimismo, ya en 1991 se precisan dos autobuses para el transporte escolar.

53. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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El número de alumnos por clase, tras la fi rma de un acuerdo en 1991 entre Gobierno Vasco y FERE, sufrirá alguna variación, pues se fi ja el tope de alumnos en Preescolar en 25. El Colegio en ese nivel tenía 36 solicitudes, lo cual suponía un problema. Por otra parte, el Gobierno les denegó la subvención a una clase de 1º, argumentando que no tenía el mínimo de alumnos que se requería; fi nal- mente se concede el aula denegada el curso anterior, tras la celebración de una Junta con el presidente de la FERE de Gipuzkoa. Pero estas cuestiones de tipo económico y organizativo se irán completando a lo largo de los años con la adap- tación a los nuevos cambios que se producen a partir de la LOGSE, de manera que en 1993, la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres aprueba, además de las subidas de las cuotas indicadas, el proyecto de una línea en Educación Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria. Con lo cual el Colegio se incorpora plenamente a lo legislado, ampliando hasta los 16 años la escolarización de los alumnos en la educación secundaria obligatoria hasta la actualidad.

En los años siguientes, y al margen de estas cuestiones marco de la legis- lación educativa y de los acuerdos con la administración educativa, se llevarán a cabo una serie de obras de mejora en el propio centro, como el asfaltado del patio, o una nueva instalación telefónica, que supondrá en 1996 la conexión a Internet. Junto con estas obras también se irá ampliando el capítulo de compras que van desde un órgano electrónico hasta la renovación constante de ordena- dores. También en 1993, el Colegio invirtió ocho millones de pesetas para arre- glar la cuesta que daba acceso al Colegio.

Los estudios y el currículum

Los estudios primarios son la característica propia de este centro que con- tinuó la misma trayectoria que tenía en la etapa anterior. No obstante, llama la atención el comentario que fi gura en el informe de visita del Hermano Visitador, con respecto a la formación de los alumnos en 1940, pues se dice que “el pro- greso de los alumnos es lento debido a que desconocen el idioma”, insistiendo en el mismo punto en el informe de 1942 cuando se refi ere a ellos como “niños piadosos, dulces, buenos, pero les difi culta la lengua”. A lo largo de los prime- ros años, se hace escasa mención a los estudios que se cursaban, siendo en 1953, cuando el Histórico hace mención expresa al funcionamiento del centro en cuanto a sus estudios. En ese momento señala que los programas de estudios abarcaban “todas las disciplinas de la Enseñanza Primaria”, con la distribución de los alumnos, clasifi cados en 4 cursos cíclicos y con la información de que “en el 4º grado se daban asignaturas de ampliación, como Dibujo Lineal, Álgebra, Contabilidad y Mecanografía”. Al año siguiente, además de las asignaturas de ampliación del curso pasado, surgen otras dos nuevas: Francés y una Academia de Solfeo y Canto. Por otra parte se destaca que al cumplir los 14 años los alum-

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nos dejaban la escuela como norma general para trabajar o aprender un ofi cio, y que la Asociación Católica de Padres de Familia pagaba una excursión a los alumnos que, a fi n de curso, obtenían un Diploma de Honor.

La introducción de los estudios de bachillerato en 1958, fue vista como un gran avance, al decir de la documentación, pues “se ha dado un paso glorioso para esta humilde Comunidad, con la creación de la Sección Filial del Instituto de Enseñanza Media Peñafl orida. Esto ha sido llevado a buen término mediante un acuerdo entre nuestro Rvdo. Hermano Visitador y el Ilmo. Sr. Director de Enseñanza Media. Mediante ello nuestros alumnos pueden cursar aquí el Bachillerato Elemental lo mismo que lo hacían en el Instituto Ofi cial”54. Este afi anzamiento seguía una trayectoria desde comienzos de los años cincuenta, donde la creación de un grupo escolar en Herrera, en 1953, por parte del Ayuntamiento no supuso ninguna pérdida de alumnos ni de pres- tigio. Nuevamente en 1960 se recogen las asignaturas que se imparten, seña- lando las notas obtenidas en los dos primeros cursos. Estas asignaturas son las siguientes: Religión, Lengua, Matemáticas, Geografía, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional, Educación Física y Francés. La década de los 60 está caracterizada por los exámenes de Reválida, pero, sobre todo, por la llegada de una nueva Ley de Educación, la de 1970, lo que va a suponer la implan- tación de la EGB, aunque la incorporación de ésta al sistema educativo no suponga grandes cambios en algunos aspectos pues como señalan, “los alum- nos están con pocas ganas de estudiar y muchas de aprobar”. Al comienzo del curso 1960-61 2 maestros se encargan de la Enseñanza Primaria. En la sección de Bachillerato el profesor anterior del Frente de Juventudes ha sido reemplazado por dos instructores, que se hacen cargo de la Educación Física y de la Formación del Espíritu Nacional.

La incorporación del Colegio a los nuevos planes derivados de la Ley General de Educación supuso, en su momento, una serie de reuniones con el profeso- rado para aplicarla. En 1971 ya se creó el 5º curso de EGB con dos grupos. También en la documentación muestran su extrañeza por el sistema de califi ca- ción y control del trabajo escolar, pues había una novedad en la nueva Ley de Educación; la referente a la evaluación de los alumnos de 4º de Bachiller y de los cursos de Primaria. De la misma manera, al año siguiente, el centro que seguía la línea de los años pasados, es decir, el bachillerato en la sección Filial y la enseñanza de la EGB en el resto de las clases, implantó la enseñanza personali- zada con las fi chas en las clases de 1º, 2º, 5º y 6º de EGB. Las otras clases, 3º y 4º de Bachiller y 3º y 4º de EGB siguen el método tradicional. La implementación completa de todos los niveles de la EGB se producirá en 1976 ocasionando, en

54. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.

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algún momento, la duplicación de más de una unidad. Así pues, una vez están en marcha los ciclos de EGB, en 1977 se optó, como hemos señalado previa- mente, porque el centro fuese mixto.

No obstante, en la década de los ochenta se producirá otra novedad con respecto al curriculum, pues las transferencias educativas al Gobierno Vasco, en el año 1981, comenzaban a dar sus frutos. Así, ya en el Histórico de 1980, es decir, un año después de la aprobación del decreto de bilingüismo por parte del Gobierno Vasco, se recoge que en los primeros cursos de EGB se ha comen- zado a introducir el bilingüismo. Da la impresión que ese año el centro parecía dotado de una nueva vitalidad que no está presente en los años anteriores. En 1978, el desánimo se centraba en que “el Estado cada vez monta más escuelas y da menos posibilidades a la enseñanza privada, la cual tiene que aumentar su cotización, yugulando el acceso de esta forma a determinada gente”. En cambio, en 1980, parece que todo es entusiasmo pues la labor de la comunidad contri- buye a educar a las nuevas generaciones de los barrios de la La Paz, Trintxerpe, Herrera, Alza, Pasajes o Rentería. Los Hermanos están contentos por el número de alumnos y de alumnas y por el mantenimiento de 16 unidades de EGB, con una media de 42,6 alumnos por clase y, sobre todo, se reseñan las siguientes novedades: “a nivel de estudios se ha empezado este año en los dos Primeros de EGB el bilingüismo y en los quintos de EGB una hora semanal de Francés. A nivel de padres están a punto de comenzar unas clases de Euskara nocturnas: el número es sufi ciente y el interés importante”.

Esa alegría parece impregnar todas las actividades escolares y extraesco- lares, sean las clases de inglés o el deporte. No deja de ser sorprendente, de forma favorable, la celebración del “Año Internacional del Niño con un día de juegos y mentalización de los deberes y derechos del niño. Donde los disfra- ces engalanaron las cumbres de por sí ya variopintas, alegres y bullangueras”. Hay que señalar que, en ese momento, el impacto de la “Declaración de los Derechos del Niño” de 1979 no estaba tan extendido, como cabe pensar en la actualidad; por lo tanto, esta celebración es de la mayor importancia, sobre todo en un centro religioso. Pero esa alegría abarcaba, al parecer, todos los ámbitos: las relaciones con los padres, mucho más participativos, y con propuestas de discusión en la Escuela de Padres, sobre temas de drogas o control de la nata- lidad; la buena disposición del profesorado, tanto de la “vieja” comunidad que parece que disfrutó de lo lindo en los Picos de Europa y la playa asturiana, como de la “nueva” que vino con proyectos de cambio, además de la tranquilidad de un sueldo más que aceptable y que ayudaba a los últimos balances. Para mayor entusiasmo hasta se consiguieron tres nuevos aspirantes en el Hogar. No es extraño que Félix Velasco, el relator de los acontecimientos del año, deseara a los lectores “un feliz año y unas renovadas esperanzas en el Amor, la esperanza y la Fe en el hombre y en Jesús de Nazaret”.

333 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

En ese mismo decenio de los ochenta el colegio se va a ir abriendo a una nueva necesidad pedagógica con la incorporación de una religiosa, que atendía la “pedagogía terapéutica” para los niños con difi cultades de aprendizaje. Si esta incorporación es de 1983, al año siguiente se creará un aula de apoyo para alumnos de 1º a 5º y de aula taller. También en este mismo año comienza el Preescolar para asegurar la continuidad del colegio, según se manifi esta en la documentación. El inglés comenzará a impartirse a partir del sexto de EGB en 1985 y, en la década de los noventa, la informática será el nuevo reto que se irá incorporando a la formación del alumnado. Esta ampliación de la oferta escolar suponía la compra del material informático necesario para el desarrollo de la actividad. Por otra parte, se puso en marcha un plan denominado Ikertze, en el cual se realizan estudios de música, plástica y expresión dinámica, que tuvo su continuidad, aunque las actividades eran periódicas a lo largo del año escolar.

Finalmente, y para dar cumplimiento a las reformas educativas puestas en marcha por el gobierno socialista, y que permanecerán prácticamente hasta la actualidad, en el año, 1991 el Consejo de Distrito, en el que se planifi can las obras distritales, propuso que en Educación Infantil y Primaria hubiese una sola línea de enseñanza y en Secundaria dos. Hasta 1996 en que comience a impar- tirse la ESO, irán desapareciendo paulatinamente los diversos niveles de la EGB. Así, en ese año desaparecen los cursos 7º y 8º de EGB y comienza el 1º y 2º de la ESO. Finalmente, en 1997, se crean nuevas aulas de Infantil. Paralelamente a estos cambios para la adecuación a los cambios de niveles y de curriculum, que suponían la ampliación de la escolaridad hasta los 16 años, el Claustro del colegio se dedicó a profundizar en el planteamiento pedagógico, realizándose reuniones con los padres y se comenzó con el Proyecto Educativo Individualizado (PEI). Al año siguiente se presenta el Proyecto Educativo de los Centros de La Salle, proyecto que es aprobado el curso siguiente. Asimismo, a partir de 1998 se insistirá en la formación educativa en valores como la justicia, la paz o la solidaridad. De esta forma el centro completaba las dos vertientes que lo van a distinguir; por una parte adecuación a las necesidades de formación profesional, con la inclusión de la informática, y por otra, la formación del alumnado como personas integradas en una sociedad que busca unos valores sociales, morales y religiosos.

Evolución del alumnado

La evolución general del alumnado está en consonancia con los cambios curriculares que se van a ir introduciendo a lo largo de todo este periodo. Algunas de estas reformas tienen que ver con la incorporación de un determinado tipo de estudios, como ocurre entre 1958 y 1961, periodo en el que la oferta escolar del colegio incluyó el bachillerato elemental y superior a partir de aquel momento, o bien la completa impartición de todos los niveles educativos de la EGB o de la

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ESO. Pero también el incremento del alumnado se va a producir a partir de 1977 por la conversión del centro en mixto o, al contrario, el paulatino descenso del mismo debido al descenso de la natalidad a partir de 1985.

Por lo tanto, los hitos señalados nos explican los cambios en la evolución de la matrícula de los alumnos y alumnas. La matrícula general, hasta los años sesenta, ronda los 200-250 alumnos. Así, en el año 1957 el número de alum- nos era de 247, y aunque a lo largo de los años siguientes no aumente sustan- cialmente el número de alumnos, sí que existe una diversifi cación en cuanto a los cursos en los que están inscritos, donde ya se incluye el bachillerato. A partir de ese momento, y seguramente debido a la oferta escolar, va a ir aumentando la matriculación de alumnos a lo largo de toda la década de los setenta. La incor- poración de alumnas en el curso 1977-78 va a suponer un aumento repentino de casi doscientas niñas desde entonces. A lo largo de esos años el porcentaje de alumnas, en general, supone un tercio de la matrícula total hasta 1990. A partir de esta fecha comienza a decrecer la matrícula de los alumnos, llegando casi a suponer el 50 por ciento de alumnos y otro 50 de alumnas, igualándose así la presencia de chicos y chicas. Con todo, es el decenio de los ochenta cuando este colegio alcanza la matrícula máxima de alumnado debido, sobre todo, a la matrícula femenina. Para observar esta evolución pueden verse los anexos.

Uno de los problemas constantes, debido al éxito de matrícula, era el de la admisión de alumnos pues, prácticamente, desde el primer curso de 1937, en el que se presentaron en septiembre 152 alumnos y lo fi nalizaron 206, la tónica de los inicios de curso no va a variar. Para ello, en los años siguientes, es decir en 1938 y 1939, se van a establecer una serie de condiciones a los niños para que puedan ser matriculados: tener los 6 años cumplidos, que supieran leer un poco y tengan unas nociones de sumar y restar y no residir fuera del municipio, mientras haya alguno del mismo que pueda ocupar las vacantes existentes. De esta manera se pretendía controlar un poco la afl uencia masiva de los alumnos. No obstante, hay que señalar que esta tan alta presencia de niños suponía una cierta aglomeración en algunas de las clases, como puede observarse en la distribución por aulas que se registra en los primeros años, superando, en la mayoría de los años, una media de 40 alumnos por clase. Las clases más llenas de alumnos correspondían, como es evidente, a los cursos más elementales.

Este tipo de selección tenía sus aspectos positivos pues, como se reconoce en 1953, “se nota en las clases que son más uniformes en inteligencia, bondad, aplicación y formalidad”. Los más afectados por esta política de selección de alumnos eran los más pequeños. Claro está que, al establecer estas condicio- nes, no se trataba de implantar una política discriminatoria, pues las condiciones del edifi cio no permitían aceptar más alumnos en unas condiciones razonables de enseñanza. Si esta selección funcionaba bien, su consecuencia mayor era el relativo éxito escolar del que es muestra el hecho de que se concediesen becas

335 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

a los alumnos que cursaban en este centro, como se recoge en 1955: “en octu- bre fueron seleccionados para ir a Deusto, de interno, todos subvencionados por el Sr. Luzuriaga, tres alumnos de la clase superior, sobre plazas y veintiún candidatos. Después de sufrir dos exámenes, por un ingeniero de la empresa y tres P. Salesianos, venidos de Bilbao para examinarles. Los candidatos eran de diversos centros docentes de los pueblos de la provincia. Por eso se nota el cariño de esos señores a la escuela. Hay estímulo entre los alumnos (pagados por Victorio Luzuriaga) para conquistar esas becas”55. Esta situación no llegó a solucionarse en los años siguientes porque, como se reconoce en 1968, “la zona no está bien atendida”, lo cual suponía que cada año se presentasen una gran cantidad de alumnos de los cuales sólo podían ser admitidos menos de la mitad, como ocurrió en 1967 que de 180 presentados tan sólo se pudo admitir a 70.

No obstante, como hemos señalado, en el decenio de los ochenta va a haber un giro en esta tendencia, ya que año tras año se ve un progresivo descenso de alumnos en Preescolar y Ciclo Inicial debido al alarmante descenso de nata- lidad. En el mismo documento de 1985 que estamos consultando se reconoce que “de seguir así el Gobierno Vasco su política educativa, algunos no podrán aspirar a ser alumnos de San Luis y los que ya están dentro mal se las van a ver para poder seguir haciendo frente a las cuotas mensuales; en concreto aquellos alumnos/as cuyos padres están en el paro, porque desde este curso se niega a otorgar becas a hijos de padres sin trabajo”.

Si bien el centro se había ido adaptando a todos los cambios legislativos en el ámbito de la enseñanza obligatoria, incluyendo incluso el bachillerato de los años cincuenta, lo cierto era que a partir de la década de los ochenta comienza a apreciarse una cierta preocupación por la salida profesional o por la conti- nuación de los estudios del alumnado que salía de sus aulas. En 1985, “con el fi n de orientar en los estudios a los que se veían obligados a abandonar San Luis Ikastetxea, se tuvo una reunión con los padres de los alumnos fi nalistas y el director del Instituto de Bidebieta y los directores de los centros de Escuela Profesional de La Salle de Irun y de BUP de Loyola. Muchos alumnos han querido seguir sus estudios en Centros de La Salle. 25 han pasado al BUP de Loyola y no todos los que quisieron matricularse en la Escuela Profesional de Irún pudieron hacerlo por falta de plazas. Otros han pasado al Instituto de Bidebieta y otros a la Ciudad Laboral Don Bosco”. También se aprecia que, en alguna ocasión, exis- ten reuniones de los directivos del Colegio con representantes de las fábricas que les rodean, práctica habitual también en otros centros de la Congregación.

55. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

336 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Actividades escolares y extraescolares

Una de las actividades que tenía su propio ciclo durante todos los años, sobre todo en los primeros, era la entrega de premios y diplomas a los mejo- res alumnos, distinguidos por la mejor nota en los exámenes, aunque ya en 1939 se establece que la condición para ser premiado debía ser el hecho de que el alumno hubiera asistido todo el curso y se distinguiera por su aplica- ción y buen comportamiento. En general, la mención a estos actos se hacía siempre con la siguiente fórmula: “solemne entrega de premios”. La entrega de los respectivos “diplomas de honor” podía ir acompañada por un premio que podía consistir en alguna excursión que, en el año 1947 y siguientes, consistía en una “excursión por Guipúzcoa”. En ese año el recorrido de la excursión consistió en salir de “San Sebastián, Tolosa, Alegría, a nuestra Señora de los Remedios ‘Larraiz’, sita al pie de la sierra de Aralar o CHINDOKI. Mañana espléndida. Llegamos al punto señalado a las 8 y ½. A las 9 según lo previsto tuvimos la Santa Misa en el Santuario”. A esta excursión asistieron 72 alumnos. En cualquier caso el número de premiados solía ser bastante grande; en 1948, por ejemplo, el número de diplomas de aplicación era de unos 70, y los alumnos, tras esta celebración, daban por fi nalizado el curso.

Pero el curso no siempre parecía fi nalizar tras la excursión prevista des- pués de la entrega de diplomas, pues, a partir de 1943, se introduce una novedad de la cual se habla casi veinte años seguidos: la celebración de “cur- sillos de verano”, “cursos de vacaciones” o “cursillos de vacaciones”, que era así como se conocían unas clases de recuperación para poder adelantar en las asignaturas de cara al curso siguiente, aunque también se dice que los cursos servían para mantener a los niños en el trabajo y la disciplina56. En 1943 y “a través de una circular” se anuncia a las familias de los colegiales la idea de organizar cursos de vacaciones en el Colegio. Las familias y los niños correspondieron (sic) muy bien a nuestro llamamiento y esfuerzo, alistándose unos 135”57. En general la afl uencia a estos cursillos era buena, pues según se recoge en uno de esos años, 1947, llegaron a seguirlos unos 150 alum- nos. Es decir, casi el 75 por ciento de los alumnos matriculados. En 1955, para resaltar el éxito de esos cursos, que se celebraban en el mes de julio, se dice que acuden todos los alumnos, excepto los que se ausentan para ir a sus pueblos de origen.

56. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1946. 57. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.

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Colegio San Luis Mendiolabe. Juegos en el patio.

Estas actividades más o menos escolares tenían su complemento con otras de carácter lúdico o deportivo que se desarrollaban a lo largo de todo el año. Así, por lo que respecta a las excursiones, la mayoría de las veces tenían como destino localidades o santuarios de la propia Gipuzkoa: Hondarribia, San Antonio de Urkiola, Guadalupe, aunque también en los años sesenta estas excursio- nes podían extenderse hasta Bilbo, Gasteiz, Estibalitz, Iruña, Durango, San Miguel de Aralar, Bayona, Roncesvalles, Lekaroz, Lekeitio y Javier e incluso a Santander, Covadonga, Madrid, Burgos o Lourdes, para los alumnos mayores, como ocurrió en 1962. El objeto de la excursión o su organización podía variar a lo largo de los años pues, en algunas ocasiones, se debe al buen compor- tamiento de los alumnos y está organizada por los catequistas, y en otras es para los Congregantes del Niño Jesús y los Tarsicios a Orio, que en 1951 van con sus Cantos de Villancicos por las calles en Navidad obteniendo una buena recaudación. En 1958 una de estas salidas acabó de forma desgraciada, pues el alumno Gerardo Gracia Mayor pereció ahogado en la playa de Ondarreta: “habiendo salido de paseo de disciplina las dos clases de los mayores hacia el Santuario de Lourdes-Chiqui, he aquí que algunos hurtándose a la vigilancia del Hermano se fueron a bañar. Debido al mal estado del tiempo y del mar, el infor-

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tunado muchacho se metió siendo arrastrado por las aguas y desapareciendo a los pocos momentos sin poder hacer nada para salvarle la vida”58. Este tipo de excursiones o viajes de fi n de curso van a tener una continuidad, excepto en 1990, que se llegó a suprimir debido al mal comportamiento de los alumnos y alumnas durante el curso.

El verano también ofrecía la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones en campamento, como ocurrió durante algunos años desde 1966. Los alumnos de este centro solían ir de campamento con los de Los Ángeles de la Parte Vieja donostiarra, como ya hemos mencionado. Así en 1966 ya se habla del primer campamento en Opakua (Alava), al cual asisten 150 alumnos, que se suspen- derá dos años más tarde por estar controlado por el Frente de Juventudes. En los años setenta se continuará con este tipo de campamentos con los compañe- ros de Los Ángeles, quienes también realizan viajes de fi n de curso a Barcelona, como ocurrió en 1971. En estos años el lugar de acampada de los dos colegios solía ser el pueblo de Angosto (Álava), y duraba unos veinte días. Suponemos que este tipo de actividades llegó a cuajar en la creación de un Club de montaña “Mendizaleak”, que llegó a tener gran éxito a partir de 1973. En 1986 la colonia veraniega es, por primera vez, en euskera para chicos y chicas de 5º y 6º de EGB y se lleva a cabo en Navarra. La continuidad de estas estancias para favorecer el uso del euskera durante el verano va a proseguir en los años siguientes y durante los años noventa, con estancias en Álava y Navarra.

Como estaba más o menos establecido, la Fiesta de San Juan Bautista de La Salle, además de celebrar los actos religiosos, solía ser un día de juegos y actividades deportivas. Con el tiempo iría teniendo una mayor relevancia, como se informa en 1952, donde después de dicha celebración, tuvo lugar “en el patio una serie de juegos y competiciones deportivas entre los alumnos de las diversas clases, que resultaron muy interesantes y muy aplaudidas por el nume- roso público que los presenció. El festival deportivo terminó a la una y media y, a continuación, vino la consiguiente “Pedrea” de pesetillas para los diversos campeones y vencedores”59. En 1963 se crea el equipo de futbol playero que, una vez federado, iniciará las correspondientes competiciones. El éxito de estas actividades parece que iba en crecimiento, pues en 1971 se constata que han descendido todas las actividades, excepto las deportivas y en 1974 comienzan a funcionar algunos equipos deportivos con la ayuda de los Antiguos Alumnos, el Club de Herrera y “con la colaboración del joven Pello”. Éste será un tema constante, pues en la mayoría de los años se indica que existen “multitud de actividades deportivas” (1978) o que “el deporte es una faceta muy impor- tante” (1983), o que “ocupa un lugar destacado”, o que es “la actividad más

58. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1958. 59. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1952.

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mimada”(1985) o que se impulsa el deporte escolar, pero sin indicar qué tipo de actividades concretas, aunque se refi ere preferentemente a los equipos de fútbol y de baloncesto, llegando a señalar en 1995 que los alumnos de 6º curso son proclamados campeones de Gipuzkoa de fútbol. También a partir de 1985 los sábados por la tarde comienzan “Actividades de Tiempo Libre”.

En cuanto a las actividades culturales, también a lo largo de los años podemos ir apreciando su presencia constante, aunque no con la asiduidad con la que se llevan a cabo las deportivas. Así, en 1950, se interpretan diversas obras de tea- tro por parte de los alumnos, al igual que ocurre en 1996, o también se celebró, en aquel año, una sesión de cine sonoro, aprovechando que la Caja de Ahorros les dejó el material para realizar esa función, pero desgraciadamente debió de ser suspendida por falta de fl uido, con gran decepción en los niños. También en 1955 se llevó a cabo un concierto de acordeón del alumno Miguel Vicondoa, de 13 años, “con el que señoritas inglesas, francesas, etc. quieren fotografi arse”, curioso comentario cuyo origen desconocemos. Este mismo alumno volverá al colegio diez años más tarde al quedar campeón del mundo de acordeón, brin- dando su primera visita al colegio. La celebración de conferencias también fue una actividad promovida, sobre todo para los alumnos de los cursos superiores y para los padres, como hemos indicado anteriormente, sobre temas de actualidad como en 1995, en el que se habló sobre sexología. Ya hemos indicado también la cele- bración de “eusko astea” en 1993 y el “euskera eguna” en 1995, o la “semana de la paz” o el “día de la paz” en los últimos años de la década de los 90.

A partir de 1986 otro acto que se va a iniciar es el de la asistencia de los niños y niñas del colegio a la tamborrada infantil del día de San Sebastián, como se recoge insistentemente. También, en sintonía con las celebraciones navide- ñas, desde 1998 sale del colegio el Olentzero, completando otras actividades que se han mantenido desde siempre hasta la actualidad, durante las fi estas de Navidad. No deja de ser simpática la anécdota que se recoge en el Histórico de 1978 con respecto a la fi esta de Navidad y al concurso de villancicos que merece la pena destacar: “participan las 16 clases del colegio presentando canciones por cada clase. Todos miramos cariacontecidos cómo la clase de 6º de EGB se llevaba todos los premios; consecuencias: unos decían que habían emborrachado al jurado con anís, otros decían que se valieron de su tutora para secuestrar al espíritu, dada su cercanía ofi cial y natural hacia él”.

Por otra parte, tenemos que señalar un hecho signifi cativo como fue la crea- ción en el año 1963 de la Asociación lasaliana de Antiguos Alumnos de Herrera, con más de 400 participantes. Esta Asociación en el año 1967 se dedica a enviar periódicamente circulares y a organizar conferencias, y en 1968 organiza una jornada denominada “día del Exalumno”. Dos años más tarde, en 1970, ponen en marcha 5 comisiones: informativa, recreativa, deportiva, cultural y de resolución de problemas, inaugurando un local de nombre “Batasuna”, el cual generará algún problema de tipo económico, no teniendo más información sobre

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esta asociación a partir de ese año. Asimismo, participó en innumerables activi- dades del centro. Pero la Asociación de Antiguos Alumnos no se limita exclusiva- mente a los aspectos económicos sino que, desde sus orígenes, comienza una intensa actividad social realizando visitas a Asilos de Ancianos, participando en la FLAVA, en las asambleas regionales y nacionales, etc.

Vida religiosa

Al igual que ocurre en otros centros, también en éste las actividades reli- giosas tenían su amplitud, aunque no se detallen con tanta precisión como en otros casos. Entre ellas las que resaltan, por su constancia, son la fi esta de San José y la de La Salle. Así, durante las dos primeras décadas se cita anualmente la fi esta de San José, desapareciendo prácticamente en los años siguientes. En cambio, la fi esta del Fundador continuará de una manera permanente. En el curso 1944-45 uno de los documentos nos narra así la celebración de la Fiesta de San Juan Bautista de La Salle: “a las 8h de la mañana tuvimos Misa con cánticos y Comunión General, que se practicó con edifi cante devoción, dándose a besar, al terminar, la Reliquia del Santo, mientras se cantaban los himnos. Y con el consa- bido ‘regaliz’ y una estampita del Santo que se repartió a los niños y al público se marcharon a desayunar. A las 10h dio principio el segundo número del programa, ‘los Clásicos Juegos’ de la fi esta, revistiendo extraordinario entusiasmo todos los números”60. Por supuesto, “la víspera los niños purifi caron sus almas con la con- fesión”, como se recoge en el Histórico de 1946. A estas fi estas podemos añadir como las más señaladas, la de los Reyes Magos y Navidad.

A diferencia de otros centros en éste se celebraba el Día del Crucifi jo, que comenzó a festejarse a partir de 1962. Según se nos narra en 1964, esta cele- bración fue promovida ese año por la Unión de Catequistas de Jesús Crucifi cado y María Inmaculada “como jornada dedicada a honrar el Sto. Crucifi jo. Con este fi n, todos los alumnos aistieron a una ceremonia en la iglesia. El ejercicio de las Cinco llagas, alma de la Unión de Catequistas, fue fervorosamente rezado por todos. Por otra parte, esta jornada tuvo un ambiente y preparación en las clases”. Todavía en 1968 se continúa haciendo referencia a dicha celebración.

Junto con estas festividades religiosas también se organizaban anualmente los Ejercicios Espirituales, Convivencias, Adoraciones Nocturnas, y peregrinacio- nes varias, además de la participación de los alumnos en congregaciones como la del Niño Jesús, la Cruzada Eucarística o la Congregación Mariana. Los ejercicios espirituales sí que tuvieron desde los inicios una mayor permanencia, pues ya en 1938, a los dos meses de empezar las clases, se llevaron a cabo. En el año 1953 se trascribieron las preguntas que se hacían en los Ejercicios Espirituales: “¿Razón de mi existencia?... ¿Qué rumbo sigo?... ¿Debo rectifi car algo?...”. La

60. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.

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celebración del triduo de los ejercicios espirituales también será una continua mención, por ejemplo el del 1946 es narrado de esta manera: “a principio de octubre tuvieron los colegiales un triduo de Ejercicios Espirituales que les predicó con santa unción el reverendo Padre Estanislao (Pasionista) aprovechado antiguo alumno de nuestro colegio de Beasain. La Santa Palabra fue escuchada con avi- dez por el joven auditorio. Terminaron el ‘Triduo’ con la comunión del primer vier- nes; durante la Santa Misa les dirigió el último fervorín; terminando los ejercicios con la exposición del Santísimo Sacramento, Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y la bendición Papal”. Hasta 1980 todavía se continúa hablando de “ejerci- cios espirituales” entre la documentación. No obstante, a partir de 1983 parece cambiar la denominación por la de “ejercicios de convivencias del alumnado”. Desconocemos si se trataba de la misma actividad, pero lo cierto es que desde esa fecha la palabra que más se va a ir usando es la de “convivencia” con diferen- tes grupos y durará prácticamente hasta la actualidad, aunque en 1997 se reseñe la celebración de unos “ejercicios espirituales” durante la Semana Santa.

Los años cuarenta fueron especialmente fructíferos en todo este tipo de acti- vidades. Otro ejemplo de cuanto estamos anotando fue la celebración en 1947 de la “fi esta de Santo Tomás de Aquino, patrono de los E.C. Tuvimos la solemne imposición de las insignias de la Cruzada Eucarística por el Rvdo. Padre A. Sierra, delegado provincial de dicha organización. El acto tuvo lugar en nuestra Capillita de Cristo Rey, primorosamente adornada para la solemnidad. Después de una calurosa alocución del Rvdo. Padre y según el ceremonial de rúbrica, hicieron las promesas y Consagración delante de Jesús Sacramentado, recibiendo acto seguido la medalla de la C.E. Los 45 nuevos soldados fueron obsequiados con una tarde de campo contemplando las bellezas de los alrededores de San Sebastián e Igueldo”61. También el 5 de junio del año siguiente tuvo lugar una curiosa fi rma de los alumnos denominada “voto asuncionista”; tras las previas “explicaciones de los Hermanos Profesores todos los alumnos del Colegio estamparon su fi rma pidiendo a Nuestra Santa Madre Iglesia declare dogma de fe la Gloriosa Asunción a los Cielos en cuerpo y alma de María Santísima”62. Dogma que fue establecido efectivamente en 1950 por el Papa Pío XII.

Durante la década de los noventa el conjunto de actividades que se van a ir reseñando en este ámbito de la vida religiosa se refi ere a la celebración de una misa los jueves para los alumnos de la etapa superior, la semana de la paz, la semana misionera (con la venta de 200 hojas de India, para impulsar la recauda- ción de fondos, en 1991), la semana lasaliana, los concursos de belenes (desde 1992 y con los que se hacía una exposición pública de los mismos), cantos en Nochebuena, etc. Lo escueto de la información facilitada por los diferentes “cronis- tas” no nos permite extendernos con mayor profundidad en sus características.

61. Ibídem. 62. Crónica de la Casa Alza-Herrera correspondiente al año 1948.

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No obstante, la vida religiosa quedaba completada, sobre todo, por el aso- ciacionismo religioso. Como se señala en 1953, para fomentar el fl orecimiento de la piedad y la vida espiritual de los alumnos, se hallaban establecidas en la Escuela dos Asociaciones Piadosas: la Congregación del Santísimo Niño Jesús, para los alumnos pequeños, que agrupa bajo su bandera a 87 benjamines, y para los colegiales mayores, la Sección de Tarsicios, cuyos 60 militantes encienden sus corazones en ardores eucarísticos en la fervorosa intimidad de sus vigilias mensuales. Entre los componentes de estos dos grupos de selectos todos los años distingue el Señor con la vocación religiosa o sacerdotal a varios alumnos, que su predilección ha escogido para seguirle de cerca. Este año fueron tres los que respondieron generosa y valientemente al llamamiento divino”63. Estas obras ya estaban establecidas en la etapa anterior, pero en esta nueva comien- zan a ponerse en funcionamiento en 1941, sobre todo la Obra Eucarística de los Tarsicios, y en ella hubo 38 alumnos que “juraron la bandera, prometiendo a Jesús Sacramentado hacer todos los meses la hora de guardia como pajes leales e incondicionales”64. En 1962 la mayoría de los niños pertenecían a la Congregación del Niño Jesús, a la Cruzada Eucarística o a la Congregación Mariana. Desconocemos hasta cuando estuvieron en funcionamiento estas aso- ciaciones, pues los datos obtenidos tan sólo llegan hasta 1967.

Donostia-San Luis. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1939-1967)

63. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 64. Ibídem.

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Vocaciones

Las vocaciones religiosas, comparadas con el resto de los colegios de Donostia, son altas a lo largo de todo el periodo, como se puede comprobar en la tabla anterior, pues como señalaba en 1945 en el “Rapport de visite” el Hermano Visitador, “el ambiente es bueno para las vocaciones y salen, pero no para la Comunidad sino para el Seminario”. Cada año hay alguna vocación religiosa y, en alguno, supera las cinco vocaciones anuales, lo cual es indicativo de la labor de los Hermanos, pero también de las condiciones sociales y religio- sas de la población de Altza. Los comentarios sobre las vocaciones, en algunas ocasiones van acompañados de algún halago como “es uno de los mejores alumnos”, o “el Divino Pastor de las almas ha escogido con suaves e insisten- tes llamadas al joven alumno… a la vida más perfecta”. O incluso se hace refe- rencia a los obsequios que le realizaban sus compañeros de clase a quien había tomado ese camino. A uno de ellos sus compañeros le regalaron el Misal Diario como recuerdo de despedida, como ocurrió en 1946.

No obstante, a partir de 1983 desaparece cualquier mención al tema de las vocaciones, aunque en los años anteriores a esta fecha se registran hasta tres vocaciones en 1980, a pesar de la intensa labor que se llevaba en este campo, como se señala en 1974. En algún momento se indica que la existencia de las asociaciones piadosas favorecía el surgimiento de vocaciones, de ahí su importancia.

La constante caída de vocaciones en los años sesenta supuso la puesta en marcha de un denominado “triduo vocacional” para orientación de los alumnos que consistía en las conferencias a cargo de un sacerdote, un Hermano y un seglar, que al menos en 1967, produjeron las vocaciones de dos niños que ingresaron en el Aspirantado de San Asensio. También en 1976 tuvo lugar la celebración de una semana para las vocaciones lasalianas y otra para las voca- ciones sacerdotales, esta última coincidiendo con la semana vocacional sacer- dotal de las diócesis vascas.

Profesorado

La vuelta de los Hermanos al Colegio, después de los avatares sufridos durante la guerra en Altza y Donostia, supuso una cierta alegría para los con- vecinos que, al ver que los nuevos componentes de la Comunidad aparecieron nuevamente vestidos con el traje religioso, les hacía exclamar a más de uno: “¡Qué bien están ustedes, ya era hora!”. Esos años fueron de alegría por esos retornos, pero también de tristeza por los que se tenían que incorporar a fi las o los que fallecían. Así, a comienzos del año 1938, tras la Navidad, el Hermano Leobaldo Benito, después de 15 meses en el servicio de la Patria, quedaba

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licenciado con orden de sumarse a la Comunidad de Altza-Herrera para prestar su caritativa y preciosa colaboración. Por esta razón, el número de alumnos pudo subir de 200 a 220. O cómo tras el fallecimiento del Hermano Casimiro llegó el Hermano Eulogio Blas, “glorioso mutilado de guerra”, que enseguida se hizo estimar y querer. Todo lo cual provocó que el Hermano Visitador, no disponiendo de personal para cubrir las bajas de los Hermanos movilizados, echara mano de los caritativos servicios del Hermano Leobaldo Benito, que tomó a su cargo la tercera clase y sin otro incidente particular transcurrió el resto del curso65.

Uno de los rasgos característicos de la Comunidad San Luis fue que se producían cambios con excesiva frecuencia, como señala el Histórico en 1968. Entre 1940 y 1960 pasaron por esta comunidad 26 Hermanos, la mayoría de ellos no permaneció más de cuatro años, exceptuando al Hermano Juan María que fue director y permaneció desde 1943 a 1947, o los Hermanos Emilio Manuel (1943-48), José Ignacio (1948-1955) y Juvenal Ciro, que fue quien más años permaneció en la comunidad, 12, de 1949 a 1960. Esta situación todavía continuaba en los años ochenta, como puede verse por la sorpresa que le causó al propio cronista del Histórico de 1987, al decir: “hay que empezar subrayando, por ser inusual en esta Comunidad, que los 6 miembros de principios del 86, fueran los mismos en estos inicios del 87”.

A la vista de los datos se trataba de una comunidad reducida en su número pues, como hemos señalado, el número de alumnos no era muy grande hasta 1977, año en el que con la conversión del centro en mixto aumentó considera- blemente el número de matrículas y de profesorado. Hasta 1960 la comunidad estaba formada por cuatro Hermanos y a partir de esa fecha irá aumentando en uno o dos Hermanos, teniendo en cuenta que desde 1968 la presencia de profe- sorado seglar, tanto masculino como femenino, va a ir en aumento. La mayoría de los Hermanos tenían votos perpetuos, aunque en muchos casos se señala la presencia de Hermanos recién incorporados a la Comunidad. Ya en la década de los noventa, y hasta la actualidad, la presencia de los Hermanos es poco sig- nifi cativa, aunque ha sido permanente, incluso con la incorporación de personal religioso, posiblemente de otras congregaciones desde 1993. La evolución de estos datos puede verse en el anexo documental.

Al margen de esta evolución cuantitativa del número de Hermanos, sus activi- dades eran bastante variadas, al igual que ocurre con el resto de comunidades, bien sea con los retiros, los Ejercicios Espirituales, o el seguimiento de cursos de formación. Así, en 1946, se inició una actividad que va a tener continuidad en años posteriores; se trataba de una celebración religiosa al comienzo del Año Nuevo “en compañía de los fervorosos Adoradores Nocturnos, dando gracias

65. Ibídem.

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por los inmensos benefi cios recibidos durante el año que termina y pidiendo a Dios Nuestro Señor su especial bendición para la Comunidad y su obra para el año venidero”66, aunque en 1951 fue interrumpida por inoportunas sirenas de la vecindad. Al año siguiente se nos ofrece una narración de este acto: “Los Hermanos de esta Comunidad postrados a los pies de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado en la Iglesia Parroquial de San Luis de Herrera. En efecto, a las 23 horas y 30 minutos del último día del año 1951, según es ya tradicional en esta Casa, los Hermanos se trasladaron al citado templo para adorar a Jesús- Hostia expuesto a la veneración de los fi eles con motivo de la Solemne Vigilia General, que, como fi n de año, tenían los hombres de la Adoración Nocturna Española. Allí mientras dan gracias a Dios por los benefi cios recibidos durante el año que agoniza, presencian la llegada de un nuevo año que nace preñado de incógnitas. Cuando el recién nacido Año cuenta la solemne 0 hora y 25 minutos, y estando el templo repleto de fi eles, dio comienzo la Misa Solemne, cantada con afi nado arte y en la cual comulgan los Hermanos”.

También las excursiones formaban parte del calendario anual, como consta en un accidentado “viaje al corazón de Guipúzcoa” en 1950, pues “aprove- chando la festividad de Nuestra Señora de Aránzazu, la Comunidad proyectó un paseo a . Después de oír Misa en Tolosa comenzamos la subida. Hacia la una estábamos ya en el pueblo. Sorpresa para los del caserío Aitzalde, cuna de nuestro Hermano Gregorio. Tras una comida opípara preparada con todo el cariño en el caserío de nuestro “gazte”, un auto que por casualidad subió aquel día se encargó de llevarnos a unos a Beasain y a otros a Villafranca en donde hicimos noche, ya que por averías del auto no pudimos lograr ningún tren”67. En ese mismo año se nos narra otra excursión a San Miguel in Excelsis: “el día cinco de julio se hizo realidad un proyecto acariciado con mucho interés hacía ya algún tiempo: un paseo a San Miguel in Excelsis en la Sierra de Aralar, pasando la noche en el monte. En la tarde de dicho día ocho Hermanos, 3 de Herrera, 2 de Fuenterrabía y 3 de Zarauz tomaron en Amara el ‘expreso supersónico’ de la Compañía Plazaola, que, discurriendo a través de maravillosos paisajes, los condujo hasta Lecumberri. En esta localidad, subieron a una potente ‘rubia’, que, en poco más de una hora los trasladó a la casa del Guarda Forestal, ya en plena sierra, donde pasaron la noche magnífi camente. Al amanecer comienzan la ascensión hacia el Santuario, pero la niebla se echó encima quitando vistosi- dad al paisaje. En el Santuario se hizo la Oración de la mañana, se oyó la Santa Misa y se comulgó. Allá en las alturas, in excelsis, todo marchó colosalmente hasta el momento de emprender el descenso de regreso. Entonces la niebla se hace más densa y, a causa de ello, los excursionistas se ‘despistan’. Después de mil peripecias y hartos de ir y volver, y de descender para volver a subir de

66. Ibídem. 67. Ibídem.

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nuevo, dieron con una vereda; pero cuando creían haber hallado el camino que los llevara ‘derechitos’ a Lecumberri, vienen a parar de nuevo a las puertas mis- mas del Santuario. Habían dado una vuelta completa a la montaña. Con todas estas andanzas se ha hecho tarde y no hay tiempo que perder, por lo cual el Alto Mando ordena que se baje a Huarte-Araquil y que se tome allí el tren de Alsasua: en Lecumberri ya no hay que pensar. Para colmo de males, apenas se reem- prende el descenso se desencadena una tremenda tempestad con gran aparato de relámpagos y truenos. La lluvia cae torrencialmente y convierte las sendas y caminos en verdaderos riachuelos. Los impertérritos ‘monjes alpinistas’ que han aguantado ‘a pelo’ el imponente chaparrón durante más de una hora y cuarto, llegan a Huarte-Araquil hechos unos verdaderos ‘robinsones’. En esta localidad gracias a la compasiva generosidad de unos buenos aldeanos, pudieron secarse un poco al calor de una fogata preparada ‘ad hoc’. Al fi n lograron tomar el tren hacia Alsasua y a las 12 de la noche los Hermanos de Herrera se reintegraban a su Comunidad”68.

En fi n, 1952 fue un año con un anecdotario fl orido y simpático, como el que se recoge con motivo del despido de la cocinera, ya que el día 31 de enero se marchó la señora Josefa, “más conocida por ‘la Coli’, que durante más de un año había prestado sus servicios en la casa. Para reemplazarla llegó un pobre e infeliz ‘esperpento’ que ni veía, ni oía, ni ‘barruntaba’. De cocina no entendía ni poco ni mucho; fue incapaz de preparar una triste y ‘viuda’ cena. Al día siguiente, después del desayuno, el Rvdo. Hermano Director le puso 3 duros en la mano, le agradeció los ‘servicios prestados’ y le dijo que a las 8,30 tenía tranvía para San Sebastián. Como consecuencia nos quedamos ‘orfanos’ en la cocina. Mas gracias a la pericia y saber culinario del buen Hermano Pedro se pudo ir ‘tirando’ hasta el 15 de febrero, fecha memorable en que llegó un nuevo ‘elemento’ para hacerse cargo de los quehaceres de la cocina: una escuchimizada ‘Coli’ con un geniecillo de la piel de Barrabás”. A pesar de estos avatares y de los cam- bios permanentes, en general, la opinión del Hermano Visitador es favorable y el ambiente positivo, como se constata incluso en 1983 donde reina buen ambiente en el equipo educativo, con el café de los viernes, los cumpleaños de los profesores y los lunchs que se celebran a lo largo del año, o con motivo de la celebración de las Bodas de Plata de docencia de “Don Bixente”. Este ambiente interno de la comunidad a veces contrasta con las relaciones con el cura de la parroquia en la década de los años cincuenta o con las autoridades locales, en 1978, pues a pesar de considerarse unas relaciones normales “creo que igual carecemos de importancia para esas autoridades, de todas formas CREEMOS y nos sentimos apoyados por otra autoridad con mayúsculas que no sabe de importancia”.

68. Ibídem, p. 75.

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Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes:

• Hermano Julián Zenobio (Julián Gurruchaga) 1940-43 • Hermano Juan María (Juan Oyarbide) 1943-48 • Hermano José Ignacio (José Cruz Iguiñez) 1948-57 • Hermano Demetrio (Facundo de la Presa) 1957-62 • Hermano Ildefonso León (Luis P. Garitano) 1962-64 • Hermano Justino Ignacio (Ignacio Biain) 1964-66 • Hermano Luis Arzac 1966-72 • Hermano Manuel Cisneros 1972-79 • Hermano Félix Ezema 1979-83 • Hermano Miguel Esnaola 1983-87 • Hermano Sabin Eceiza 1987-92 • Hermano Inazio Acha 1992-96 • Hermano Félix Ezama 1996-99 • D. Segundo Garín 1999-2003 • D. José Manuel Crespo 2003-actualidad

En general, las recomendaciones del Hermano Visitador a la Comunidad, hasta 1956, tenían diferentes objetivos, así entre los pedagógicos se les invita a que preparen las lecciones con esmero (1940), la enseñanza debe ser prác- tica e intuitiva (1945), los alumnos deben corregir el tonillo de las oraciones (1948) y los alumnos no deben estudiar en voz alta (1953). Otros objetivos son religiosos: “las Congregaciones que funcionan bien serán semillero de vocaciones” (1947), y otros más de carácter de orden y urbanidad, como que vigilen los patios y retretes (1941), o que eviten el tuteo en el trato entre los Hermanos (1948). Los directores, en cambio, estaban sujetos a otro tipo de recomendaciones también relacionadas con el orden y la buena marcha de la comunidad y del colegio, y que afectaban, tanto a su comportamiento, como a las relaciones con los Hermanos. Así, se les invita a tomarles las lecciones de Catecismo a todos aquellos que lo impartan en clase (1949) y a dar las ins- trucciones individualmente a los Hermanos, (1953) o también otras de carác- ter educativo, proponiéndoles que en las aulas no haya más de 60 alumnos (1951 y 1952).

La formación del profesorado va a ser también un elemento que se irá cui- dando, sobre todo a partir de la década de los ochenta, bien sea asistiendo a cursillos de verano, o a cursos de euskera, también en verano, o a las diferentes

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conferencias, jornadas o congresos. Así podemos destacar en 1989 la parti- cipación de dos Hermanos en “Jornadas Educativas” en Bilbao con un trabajo llamado “Lectura Efi caz”; un cursillo sobre la Reforma, organizado por la FERE (1990); reunión sobre “Reforma Educativa y Escuela Cristiana (1991); cursillo para equipos directivos (1993); cursos de informática de una semana para los Hermanos (1996); jornadas organizadas por la FERE (1998); algunos profesores acuden a Irún a un cursillo de Calidad (2000). Junto con todos estos cursos de formación, entre otros, el Claustro del Colegio tomó parte, en 1990, en unos encuentros con los Hermanos Visitadores con el objeto de sensibilizar sobre “La Familia Lasaliana” o también en 1993 todo el Claustro se dedicó 2 horas sema- nales para prepararse para la Reforma educativa, o a profundizar sobre la misión compartida en 1998, o la creación de programas de voluntariado lasaliano, tam- bién ese mismo año.

Pero el fenómeno más destacable, con respecto al profesorado, a partir de los años sesenta, es la incorporación de profesorado seglar. Este fenómeno se produce a partir de 1960 con la contratación de dos profesores, encargados de los primeros cursos de la enseñanza primaria. Asimismo, el “Profesor del Frente de Juventudes” fue reemplazado ese mismo año por dos instructores encargados de la Educación Física y de la Formación del Espíritu Nacional. El reemplazo cons- tante de estos dos últimos profesores va a ser la tónica en los años siguientes. A partir de 1970 se produce una situación simpática, pues con el profesorado seglar “colaboran las ‘andereños’ de la Ikastola para dar clases de euzkera (sic)”. No obstante, a partir de 1973 se produce la incorporación de las mujeres al claustro del profesorado y desde ese año irá en constante aumento hasta la actualidad, pues en 2006 eran 22 las profesoras presentes en el colegio, mien- tras que los profesores seglares eran 4 al igual que los Hermanos, además de una religiosa, como puede observarse en las tablas y gráfi cos del anexo.

6.2.3. Donostia: La Salle

Después de la marcha del internado de San Bernardo en 1928, Donostia había quedado huérfana de un centro de referencia como lo fue este prestigioso colegio en su momento. Es cierto que continuaban su labor docente el colegio de los Ángeles en la Parte Vieja donostiarra y el San Luis de Herrera, pero las características de estas escuelas, centradas en la enseñanza primaria y pro- fesional, no satisfacían las expectativas de los Hermanos, que veían la posi- bilidad de afi anzar sus colegios después de pasada la Guerra Civil y recuperar un colegio que guardaba cierta aureola de prestigio y reconocimiento social en Donostia. Por lo tanto, y tan pronto se cree el Distrito de Bilbao, comenzarán las gestiones para la compra de una fi nca, denominada Igeltegi, perteneciente a la familia Echaide-Camio, en mayo de 1940. Después de seis años de la compra se tomó la decisión de abrir el colegio, el cual llevaría el nombre de La Salle y

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que serviría para resurgir el viejo Colegio de San Bernardo. Por lo tanto, no se trataba de un nuevo colegio sino la continuación del interrumpido durante unos años. El deseo era establecer estudios de Bachillerato y Comercio, algo que era propio del citado San Bernardo. Se inicia así la singladura de un colegio que a lo largo de los años pasará por las vicisitudes propias de los diferentes contextos sociales, pero que sentó las bases no sólo para el colegio, sino para otra serie de dependencias de la propia congregación (Editorial, Hermanos estudiantes, el Postulantado, el Prenoviciado y el Hogar y Casa Provincial).

El desarrollo de una variedad de actividades y dependencias que se darán en la fi nca adquirida en su momento, explica que una de las características de este centro sea la preocupación por las obras de construcción, bien sea de ampliación, reforma o acomodación, como también se pone de manifi esto en un trabajo monográfi co sobre el cincuentenario de la creación del centro69. En la documentación consultada no hay año en que no aparezca algún tipo de obra de mejora o de ampliación debido a las nuevas necesidades, pero también a las obras de infraestructura llevadas a cabo en los alrededores del colegio y que afectaban directamente al centro (la variante de la autopista). Con el paso de los años desaparecieron del Colegio las enseñanzas de Comercio y el internado, quedando articulado el centro en Preescolar, EGB, BUP y COU. Además, en el aspecto educativo el centro ha cuidado en los últimos años de la oferta de la enseñanza en euskera y ha fomentado el deporte a través de las actividades que se desarrollan una vez fi nalizada la jornada escolar.

Otro elemento a subrayar en esta etapa es la creación de dos comunidades de Hermanos. Así, a partir del curso 1977-78, después de muchas consultas a los interesados y algunas reuniones con el Hermano Alberto Zabala, Visitador, se optó por dividir la numerosa comunidad de la Salle en dos, con el fi n de favorecer la convivencia y facilitar su funcionamiento: se crea la denominada comunidad de “Ariztigane”, dirigida por el Hermano Juan Teodoro Sáez, y la de “Igeltegi”, tomando así el nombre inicial de la fi nca, dirigida por el Hermano Norberto Sagastagoitia70. Ambas comunidades continuaron desarrollando su tra- bajo educativo en el centro de La Salle. El prestigio perseguido con la intención de recuperar la memoria llegará en 1998, cuando se le conceda al centro la cer- tifi cación de Calidad Total, confi rmándose en el año 2006, año en el que recibe la “Q” de Plata del Gobierno Vasco, como premio a la calidad en la enseñanza.

69. Garitano, L. (1997): La Salle, una presencia. Medio siglo de servicio en San Sebastián. Donostia, La Salle Ikastetxea. 70. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 41.

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Construcciones y reformas del Colegio: una constante preocupación

A pesar de que la compra de la fi nca de Igeltegi se realizó en 1940, fi gurando como propietario la sociedad Instrucción Popular S.A. creada por los Hermanos, no será hasta 1946, al fi nalizar el Capítulo del Distrito, celebrado en Bilbao, cuando se nombre al Director del centro y se pongan en marcha las primeras obras de reforma en el edifi cio existente ya en la fi nca. La fi nca en cuestión estaba compuesta por una extensión importante de terrenos y un chalet que había sido construido en 1904 por la familia Echaide-Camio. En el periodo com- prendido entre la adquisición de la fi nca y la creación del Colegio, parece que los terrenos fueron explotados como una huerta, sin ningún benefi cio para los Hermanos, al no existir comunidad. Ante esta situación, todo eran propuestas que no llegaron a cuajar: albergue para gente de paso, o para los Hermanos que tuviesen que hacer el servicio militar en Loyola, comenzar las clases, permanen- cia de la Procura, etc71. En enero de 1943, el Hermano Visitador Cesáreo alber- gaba la esperanza de organizar la enseñanza en breve, pero no sería posible hasta 1946.

El Hermano Juvenal Celso, sobre quien había caído la obediencia de la dirección de la Comunidad se trasladó el día 3 de mayo de 1946 a dicha fi nca en espera de habili- tar los locales para la comunidad y el cole- gio. Como símbolo de continuidad de este centro con respecto al de San Bernardo, no está de más recordar que el Hermano Celso fue un joven profesor de dicho inter- nado. Mientras se realizaban los trabajos de rehabilitación, se comenzó con la propa- ganda del colegio a fi n de poder comenzar el curso 1946-1947. A tal fi n se convocó a los periodistas para informarles del nuevo proyecto y también se anunció en la prensa y radio local dicha apertura a fi n de captar a los alumnos para el curso escolar y lle- var a cabo unos cursillos durante el verano. A dicho cursillo acudió una cuarentena de Hermano Celso, Primer Director del alumnos, divididos en grupos destinados a Colegio La Salle de Donostia. la enseñanza elemental, ingreso y comer- cio. Después de terminar el curso de verano

71. Administración de la Finca Igueltegui 1942. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426- Carpeta 8.

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el día 1 de septiembre se tomó la decisión de comenzar el curso el siguiente día 10 del mismo mes. Acudieron un centenar de alumnos, aunque faltaban los alumnos de peritaje que todavía continuaban en las diferentes academias. A lo largo de este primer curso irán acudiendo los alumnos siguiendo un goteo cons- tante según las diferentes procedencias. Así, a primeros de septiembre llegarán los alumnos que deseaban ingresar en la Escuela de Comercio y el 2 de octubre, que fue la fecha ofi cial de apertura de las clases, se presentaron 142 alumnos. Al fi nalizar este primer trimestre ya eran 172 los alumnos que asistían a clase, no pudiendo recibir más alumnos debido a lo reducido de los locales. A pesar de todos los esfuerzos que se realizaron para implantar un medio-pensionado, fi nalmente no se pudo llevar a cabo. Asimismo, y dado que el colegio estaba apartado del centro, se estableció un servicio de tranvía vigilado desde Pasaia y Donostia. Este servicio suponía un esfuerzo complementario para los Hermanos, pero también se aseguraba la presencia de un importante contingente de alum- nos procedentes de estas localidades.

Durante ese primer curso la comunidad estaba formada por seis Hermanos, que pudieron hacerse cargo de la enseñanza inmediatamente, debido a que desde 1940 ya se había solicitado al Obispado la licencia para instalar la comu- nidad. De hecho, desde el 7 de agosto de 1946 la comunidad empieza a hacer su vida en el Colegio. También a los pocos días de haberlo solicitado llegó el permiso para abrir la capilla, con lo cual el 21 de noviembre de 1946 se celebró la fi esta de la Presentación de la Santísima Virgen, inaugurando así la citada capi- lla. Este acto podría considerarse como la fi esta de inauguración del centro, pues aprovechando los actos de la capilla, se invitó a los directores de los colegios de Los Ángeles y de San Luis, además del exalumno Juan Pradera, sacerdote, quien ofi ció la misa y que tras el evangelio leyó al auditorio el “histórico del Colegio San Bernardo, haciendo la unión de aquél con el actual”72. Durante estos primeros meses, por lo tanto, se aseguró la presencia de un importante número de alum- nos y de una comunidad amplia, además de unos locales reformados para poder acoger tanto a la comunidad como al colegio. En los años siguientes a esta fecha comenzarán los avatares de ampliación de locales, debido a las necesidades surgidas por la ampliación en la oferta de los estudios y, consecuentemente, al aumento del alumnado, como podremos observar más adelante.

Así pues, a partir de 1948 se comienzan los trabajos de preparación para el internado y ya en la crónica de 1949 se adelantan una serie de cuestiones claves para la construcción del edifi cio, desde la concesión de los permisos para el cupo de hierro, tubo y cemento, hasta las conversaciones con el arquitecto, Sr. Ponte, quien explica a la comunidad lo que supone la construcción del nuevo edifi cio aprovechando los desniveles del suelo y la manera más apropiada para

72. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1946.

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dar cumplimiento a las ordenanzas municipales. La comunidad decidió que en lugar de dos pabellones, era más conveniente optar por el pabellón único. De la misma manera decidió el Consejo de Distrito. Para el mes de octubre de 1949, por lo tanto, estaban tomadas las decisiones sobre el nuevo edifi cio. No obs- tante, las condiciones en las que estaba el Colegio eran de la mayor comodidad, pues “el alumnado encuentra las nuevas clases cómodas, amplias, bañadas de luz y recreando la vista con la perspectiva que de ellas se atalayan. Tampoco escatiman los elogios a la nueva construcción la diversidad de personas que nos han visitado”73.

A partir de enero de 1950 se comenzó con la obras de excavación y des- monte de lo que será el sótano del futuro pabellón. En el mes de febrero ya se procedió a la colocación de la primera piedra, que es narrada así por el Histórico: “Aunque la ceremonia se quiso exenta de pompa exterior, no careció de solem- nidad y sobre dulce emotividad y alegría los alumnos silenciosos y, hasta cierto punto impresionados siguieron atentamente el desarrollo de la litúrgica ceremo- nia, especialmente el momento de colocar en la oquedad la clásica piedra, un cilindro de xinc (sic), conteniendo algunas monedas, periódicos etc. y el acta de la ceremonia […]. Entre los asistentes e invitados se encontraban el Hermano Carlos, Visitador, Pbro D. Celedonio Mugica, el Rdo. Hermano Justo Director, Hermano Jesús Procurador, Autoridades militares, Coronel Sr. Insausti, Teniente Coronel Sr. Carbajo, Comandante Sr. Frades y Concejal Sr. Mugabure. También asistieron los Sres. contratistas Elósegui y Querejeta y, naturalmente, en lugar destacado, como le correspondía, el arquitecto Sr. Ponte… Seguidamente se sirvió a los invitados una copiosa y variada refacción así en los manjares como en la bebida”74. Para el mes de marzo se acabó con el desmonte y se comenzó con la cimentación.

En los dos años siguientes se irán realizando todas las obras, de forma que se permitía ampliar las instalaciones escolares y un mejor acomodo para la Comunidad y los internos procedentes de diversos pueblos de la provincia, que pasaron a ser un importante elemento de la vida colegial. Pero el inicio del curso 1951-1952 se considera como el año de las realizaciones, como indica la crónica de ese curso: “el sexto año del colegio La Salle será el de las realizaciones”, pues el nuevo primer pabellón, ya terminado, acogió a los alum- nos que en crecido número acudieron con puntualidad. Continúa la crónica narrando que: “las clases soleadas y llenas de luz con buen mobiliario y recién aderezadas, resultaron acogedoras y elegantes. Los dormitorios y las habita- ciones individuales son del todo confortables […] Tan sólo el comedor resul-

73. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1026-Carpeta 6. 74. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950.

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taba inadecuado pues creció el número de mediopensionistas. Mas pronto los nuevos salones quedarán habilitados así como las cocinas y dependencias”75. Es decir, que el ritmo de las obras no cesaba, simultaneándose con las nue- vas incorporaciones de alumnos. Al segundo mes del curso, prácticamente se habían abandonado las últimas dependencias de la casa vieja. Hay que señalar que en el año 1952, al margen del ritmo de las obras, se produjeron unas importantes inundaciones como consecuencia de las lluvias y el barrio de Loyola quedó prácticamente aislado, por lo que en la noche del 29 de diciem- bre numerosas familias del barrio se tuvieron que refugiar en este islote que era el colegio de La Salle.

Pero como decíamos al comienzo, las obras alrededor de los edifi cios, van a ser una constante en este centro. Así, y aunque después de la fi nalización de la construcción de este pabellón en 1952 las crónicas dejan de hablar del tema, ya para 1957 comienza nuevamente a aparecer alguna insinuación sobre las instalaciones del colegio que parece que se han vuelto a quedar pequeñas, aprovechando ese año para instalar el aire caliente, pues las nieves caídas ese invierno les habían hecho recordar la situación. A los cuatro años, volvemos al tema de las construcciones, a pesar de que el “año 1961 ha sido para el Colegio un año tranquilo y normal, sin acontecimientos excepcionales, ni reali- zaciones materiales de importancia. Pero sí ha sido un año en el que se habla de proyectos –¡Por fi n!– para dotar al colegio de lo más imprescindible para el normal desarrollo de las actividades religiosas, culturales y deportivas: capilla, salón de actos, patio cubierto y construcción de casa para los Hermanos”76. A partir de esa fecha y hasta 1965, que se comiencen de nuevo las obras, en los años siguientes se llevan a cabo obras de adecentamiento y pequeñas repa- raciones. En febrero de 1965 se procedió a la colocación de la primera piedra del nuevo pabellón de ampliación, después de más de seis meses de la labor de desmonte. El Sr. Vicario de la Diócesis, en representación del Obispo, presi- dió el acto, que se llevó a cabo el día 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, y que fue la misma fecha en que hacía quince años se celebró idéntica ceremonia en el pabellón ya existente. Este nuevo pabellón fue encargado al arquitecto Sr. Arizmendi. Para el mes de abril ya se comenzaron las obras del salón de cine y la capilla.

En los años siguientes las obras llevaban buen ritmo, aunque en 1968, y a punto de ponerse en servicio la Iglesia y el salón, se inician las obras de la nueva carretera de circunvalación de la ciudad, desapareciendo el parque y difi cultando los accesos al colegio. No obstante, en diciembre de 1969 ya se inaugura la capilla. Se trata de una Iglesia amplia, con capacidad para unos

75. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. 76. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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900 alumnos, funcional, con elementos constructivos duraderos, de muy bue- nas condiciones acústicas, bella en su sencillez y en la armonización de sus elementos arquitectónicos y acogedora. Está dedicada a San Juan Bautista de La Salle, cuya estatua, hermosa talla del escultor guipuzcoano Beobide, fi gura en un lateral del presbiterio77. Para esas fechas, el propio crecimiento del barrio de Loyola y la mayor cercanía al colegio hará que desaparezca la sensación de distancia y aislamiento que tenía en los primeros años. Después de esta fi ebre constructora tanto en el interior del colegio como en el exterior, parece que 1970 fue un año en el que “el colegio, después del inmenso esfuerzo económico, oca- sionado por la construcción del nuevo pabellón, empieza a recuperar parte del equilibrio perdido, y a superar bastantes difi cultades”78. No obstante, a partir de esa fecha serán otros los retos a los que tendrá que enfrentarse el colegio, con la aplicación de la Ley General de Educación aprobada en ese año. En los años siguientes se continuará con las pequeñas reparaciones que surgen, además de la compra de material, mobiliario, instalación de aire caliente en la Iglesia, labo- ratorios de historia natural. Sin embargo, no será hasta 1976 en que el centro adquiera conciencia de que las obras pueden darse por fi nalizadas: “la construc- ción del Colegio ha visto su fi n, al menos exteriormente”79, aunque todavía en 1978, 1980 y 1981 se lleven a cabo algunas mejoras y pequeñas obras en los patios, en las aulas para incorporar a los alumnos de COU, o en la comunidad, instalándose agua caliente en las habitaciones.

A pesar de este ritmo de obras y el desembolso económico que suponía, el Colegio, en 1955, contribuyó a la realización de una colecta de víveres y ropas que posteriormente fueron entregados al Sr. Párroco para que los repartiera entre los pobres de su jurisdicción, así como en el año 1981, el Histórico men- ciona que se ha dado una importante cantidad económica a Cáritas con destino a los parados. Sin embargo, esta etapa, en cuanto a las reformas y construc- ciones escolares, terminará con una cierta estabilidad en cuanto a la ocupación de los espacios, pues en 1981 desaparece defi nitivamente el internado y al año siguiente se trasladan aquí los grupos de formación (Prenoviciado y Aspirantado), lo cual permitió al Colegio disponer de amplios espacios para otras actividades escolares. También tendrá lugar la instalación de la Casa provincial en el quinto piso del pabellón nuevo, mientras que en el cuarto se instalará una residencia de estudiantes universitarios80. Para completar todas las instalaciones tan sólo faltará un polideportivo, que se construirá en 1996.

77. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 78. Supplément à l’Historique pour l’année 1970. 79. Suplemento al Histórico para el año 1976. 80. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 25.

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Así pues, a partir de 1981 decae un poco la preocupación constante por las reformas y construcción de nuevos pabellones para aumentar la capacidad, la oferta escolar, la apertura de nuevas dependencias y la mejora de las condicio- nes escolares; así como ampliar los espacios para las dependencias que se han ido instalando a lo largo de los años. A pesar de ello, todavía veremos que se continúan haciendo pequeñas y grandes obras para mejorar las condiciones de los patios, instalación de agua caliente en las habitaciones y algunas mejoras en la comunidad, instalación de la calefacción en el edifi cio de los alumnos de EGB y COU en 1991, o el arreglo de la fachada en 1992, remodelación de los antiguos dormitorios del internado para aulas de COU en 1978-79, muro de contención en el campo de fútbol, cambio de la entrada principal del colegio, biblioteca escolar, transformación completa del chalet para implantar en él el preescolar, obras para mitigar el ruido de los coches, creación de un amplio fron- tón, etc.81. No obstante, después de estas obras de mantenimiento que afectan mayoritariamente al interior del colegio, vuelve al centro la fi ebre constructora, de manera que a partir de 1994 ya se inician los trámites para la construcción del Polideportivo, que fi nalizarán en 1996.

Las obras del Polideportivo suponían un proyecto de gran envergadura, y con ellas se aprovechó para llevar a cabo otras obras de mejora, unas por nece- sidades pedagógicas y otras para mejorar las condiciones de las habitaciones de la Comunidad que ya habían quedado un tanto obsoletas; además de todos los trabajos de acomodación debido a la creación de aulas de informática. Asimismo se cubrió parcialmente la terraza que unía los dos edifi cios, “así los días de lluvia podemos acceder a la zona de comedores sin tener que ir corriendo o ‘cantando bajo la lluvia’”82. Asimismo los alrededores del colegio se fueron urbanizando a lo largo de estos años, con la creación de nuevos accesos y un barrio que está tocando el colegio. Así, en esta etapa, en sus aspectos materiales el colegio ofrece las mejores condiciones que se verán favorecidas con la creación de un nuevo barrio en las Riberas de Loyola, lo cual permitirá otro nuevo acceso al Colegio y el previsible aumento del alumnado. Así pues, cuando en 1997 se celebraron las bodas de oro del colegio, se aprovechó para bendecir el nuevo polideportivo y a la vez ofrecer una imagen totalmente renovada del edifi cio. A los actos con motivo del cincuentenario del colegio asistieron el Alcalde, quien felicitó al centro por los servicios prestados a la comunidad donostiarra, Inaxio Oliveri, Consejero de Educación del Gobierno Vasco, quien aprovechó el acto para recordar que el colegio La Salle “fue el pri- mer centro privado en impartir clases de euskera”83, hacía ya veinte años desde entonces, además de un nutrido grupo de exalumnos, del alumnado, padres,

81. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 22 y Suplemento al Histórico para el año 1977. 82. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 83. El Diario Vasco, 19 de mayo de 1997, p. 6.

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madres y profesorado. En este acto se colocó una placa en una de las paredes con el texto “Herriaren Zerbitzuan 1946/47” y el logotipo del colegio.

Todo este tipo de obras suponían una inversión importante para el centro, pero también una serie de gastos en constante crecimiento. Las fuentes de fi nanciación del centro eran el pago de matrícula del alumnado, pero sobre todo, las cuotas de los alumnos internos, que permitieron al centro abordar todas las reformas, por lo menos hasta 1981. También hemos de recordar que las sub- venciones para las construcciones escolares, fueron una vía indirecta de ayuda a los centros religiosos durante el franquismo. A partir de esa fecha, el uso durante el verano de las dependencias del internado para el sostenimiento de cursos o acogida de personas o estudiantes, también permitía abrir otra fuente de fi nanciación, pues se comenzó a alquilar habitaciones a personas de paso por Donostia, particularmente en verano, o a universitarios extranjeros, y a los alumnos de Cursos de Verano. Desde 1982, el 4º piso está ocupado por jóvenes universitarios durante el curso.

A partir del traspaso de competencias al Gobierno Vasco en 1981, se abría otra fuente de fi nanciación, pues “las subvenciones del Gobierno Vasco se empezaron a incrementar a partir de 1982… aunque menos de lo deseado e, incluso, pedido; vinieron a ayudar en dos campos: inversiones y cuotas de ense- ñanza. La especial atención que el colegio ofrecía a la euskaldunización aumentó algo la cuantía de las ayudas. Pero, correlativamente, subió, también, el coste al dividirse algunas clases, según los modelos lingüísticos, lo que exigía más profesorado”84. De esta manera se establecía una línea de subvenciones que permitía al centro afrontar nuevos retos, como la progresiva euskaldunización del centro, pero también se abrían las posibilidades para otro tipo de alumnado: “Así se saneó la economía del Centro: hizo asimismo accesible el colegio a familias menos pudientes, con lo que cambió nuestra clientela: el alumnado de EGB pasó a ser en su mayoría del barrio de Loyola y cercanías. Los autobuses que traían a los alumnos llegaron a desaparecer… En BUP se iban incorporando alumnos procedentes de ikastolas…”.

No obstante, la situación defi nitiva llegará con la ley de conciertos del Gobierno Vasco, de 1986, en aplicación de la LODE a la Comunidad Autónoma Vasca, aunque “cuando se iniciaba su aplicación, se produjo el cambio de gobierno con un pacto con los socialistas (en sus manos, precisamente, recayó la Consejería de Educación), y la ley de Conciertos fue recurrida al Tribunal Constitucional. Al año escaso del acceso del PSOE al Gobierno, publi- caron normas más restrictivas que las anteriores para los Centros… pero al seguir con los conciertos plenos situó al Colegio en posición ventajosa con

84. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38.

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respecto a otros colegios”85. Con respecto a las subvenciones en 1997, el libro del cincuentenario se refi ere a la diferencia de criterios con los concier- tos según se trata de pública, ikastolas o privada, y dice: “nosotros preferi- mos llamarnos ‘Centros de iniciativa social’ y pertenecemos a EIEF (FERE de Euskadi) y a Promengui (Promotora de la Enseñanza en Guipúzcoa), incluida a su vez en la Federación de ‘Educación y Gestión’”86. Esto lo dice el Hermano Juan Landa, presidente de esta última asociación, quien recordaba la huelga del profesorado en 1988, de especial incidencia en Guipúzcoa87.

El transporte escolar

Pero si estas son las vicisitudes por las que pasó el centro, sobre todo guiado por la preocupación de ofrecer las mejores condiciones materiales en el colegio y con el objetivo de ir adecuándose a las nuevas necesidades escolares, lo cierto es que tenemos que situarnos también en un contexto en el que llevar a cabo todas estas obras de reforma suponían una difi cultad añadida debido a la penuria que se estaba pasando en aquellos años en la provincia, y en general en todo el Estado Español. Por lo tanto desde esta perspectiva podemos comprender mejor otras preocupaciones más perento- rias. Nos referimos a la matanza del cerdo que, en general, en los primeros años es cita obligada en las crónicas de la Comunidad, como dice el redactor de la crónica de 1949, en febrero: “tuvo lugar la matanza de un buen cebado cerdo”. Otras preocupaciones afectaban a necesidades surgidas por las con- diciones del colegio, como la colocación de estufas en las clases en 1947, la instalación de servicios de altavoces en 1953, del aire caliente en 1958 coincidiendo con una gran nevada en Donostia, la adquisición temprana de un televisor para los alumnos internos en 1957 o la compra de aparatos de gimnasia en 1974.

No obstante, el transporte escolar fue una preocupación que permaneció desde el comienzo del colegio hasta mediados de los años setenta, pues de alguna manera la localización del centro impedía el acceso a los alumnos, a menos que no se dispusiera de dicho transporte. En defi nitiva, la solución era conseguir que llegasen al colegio tranvías, u otros medios de transporte, como autobuses que ya circulaban por la zona desde 1948, para facilitar el acceso al colegio a los alumnos procedentes no sólo de pueblos más o menos cercanos, sino también de la propia ciudad de Donostia. Debido a su ubicación, el Colegio

85. Ibídem. 86. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 39. 87. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 43.

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dependía de una buena red de transportes públicos. Así se podía contar con unos horarios especiales del Topo y hasta un vagón reservado para los alumnos procedentes de Rentería, Pasaia y Herrera. Otro tanto ocurría con el tranvía de Hernani, o los autobuses de Astigarraga. Durante muchos años, funcionó un sistema de autobuses propios para el servicio de los alumnos de Donostia que durante veinte años y hasta 1974 facilitaron su llegada al centro. En este año los cuatro autobuses propiedad del colegio se vendieron a la compañía Hijos de Aréizaga, quien aseguró el servicio colegial durante aquel curso88. Este sistema condicionaba de alguna manera al centro en cuanto a los horarios y también a los Hermanos que se veían obligados a la tarea de acompañamiento durante cuatro itinerarios al día. No obstante, con los nuevos cambios que se estaban produciendo en los alrededores del Colegio, se favoreció la matrícula de alum- nos que vivían cerca, con lo cual se vendieron los autobuses, como hemos seña- lado, y también se ganó en comodidad y en economía89. El servicio de autobuses también se utilizaba para que los alumnos pudieran asistir a misa colegial los domingos, como ocurrió en 1955.

El internado 1946-1981

Si como hemos señalado este Colegio de La Salle tenía como objetivo emular de alguna manera al primitivo pensionado de San Bernardo, lo cierto es que una de las condiciones para poder imitarlo era poseer un internado. De esta manera, ya desde el primer curso, se puede apreciar la presencia de alumnos internos que, paulatinamente, irán aumentando, según el centro vaya adquiriendo mayor prestigio y ofrezca las condiciones apropiadas para este tipo de establecimiento. Por otra parte, el internado, sobre todo en los primeros años, servía para con- seguir fondos económicos nada despreciables, sobre todo cuando “las obras se engullían los escasos ahorros”90. En este sentido, los informes del Hermano Visitador ponen en evidencia el continuo pesar por la mala situación económica de los primeros años del centro que dura casi hasta los años 60 y, por otro, la loa permanente hacia el Director y su buena gestión dentro de la poca economía que podía disfrutar. También el Hermano Visitador, en el año 1947, muestra su extrañeza cuando señala que por las clases se pagaban 18 pesetas, “pese a lo cual hay verdadero afán por colocar aquí a los niños”.

88. Suplemento al Histórico para el año 1975. 89. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 27. 90. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38.

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La matrícula fue aumentando de manera espectacular, llegando a rondar los 200 alumnos internos, como podemos observar en la siguiente tabla91:

Tabla 56. Donostia - La Salle, alumnos internos (1947-1981)

Curso Internos Curso Internos

1946-47 18 1962-63 150

1951-52 85 1963-64 165

1954-55 110 1964-65 186

1955-56 135 1966-67 182

1956-57 133 (179) 1971-72 163

1957-58 186 1976-77 87

1958-59 190 1980-81 40

1961-62 145 (211)

A pesar de que la matrícula total de alumnos iba ascendiendo en los años en que permanecía el internado, lo cierto es que a partir de la década de los 70 el descenso se irá produciendo paulatinamente. En general la pro- cedencia social de los alumnos era de “las mejores familias de los pueblos de Gipuzkoa…venían de nuestras escuelas de Zumarraga, Eibar, Beasain o Zarauz o de otros pueblos de la provincia”92. Es decir, por una parte, de fami- lias que querían que sus hijos pudieran cursar estudios de bachillerato, y por otra, porque era una salida para aquellos estudiantes de las propias escuelas que no ofertaban este tipo de estudios. Como cuestión anecdótica, hay que señalar la presencia entre los internos, a partir de 1957 del famoso “negrito de Bata (Guinea Ecuatorial) José Luis Buesule: que aquí hizo su primera comu- nión, las familias de sus compañeros se peleaban por llevarle algún domingo a comer a casa”93. La presencia de este alumno fue recibida como un regalo de Reyes, pues era un “encantador niño que une su inocencia propia de sus pocos años a una buena voluntad y un afán de agradar impropia de los mismos”. Por el hecho de encontrarse separado de los suyos, en su primera

91. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 46. Los datos recogidos en los Históricos, comparados con los facilitados en esta obra no coinciden para los cursos 1956-57 y 1961-62. Los datos entre paréntesis son los que fi guran en el libro citado en esta nota. 92. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47. 93. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47.

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comunión “recibió muestras de extraordinaria simpatía por parte de todo el alumnado que, gracias a Dios, no hace distingos raciales”94.

Para suavizar un tanto la vida en el internado, a partir de 1956 se puso en práctica una actividad que se continuará en los años siguientes y que consistía en dejar que los internos pudiesen ir a su casa una vez al mes. Pero para ello tenían que cumplir una condición: haber obtenido un determinado número de vales de estudio. Como señala el narrador del Histórico del año 1957, parece que “esa idea representa un estímulo para su trabajo”.

El cierre del internado, se debió a tres tipos de causas: académicas, socia- les y colegiales: “En los pueblos se fueron estableciendo Institutos de Segunda Enseñanza…En el último curso el internado no llegaba a 40 miembros…; los aires de libertad que soplaron a mediados de los 70 se hacían poco compa- tibles con el ambiente de austeridad y disciplina y trabajo característico de nuestro internado y que hasta ese momento se aceptaba como lo más natural del mundo”95. Pero para llegar a la situación del cierre, previamente se hizo un replanteamiento del Internado entre los miembros de la Comunidad, en el curso 1979-8096. Para entonces el internado estaba ocupado mayoritariamente por alumnos de BUP, excepto uno de COU y otro de 8º de EGB, pues eran los preferidos ya que los de COU eran demasiado mayores para la disciplina de un internado y los pequeños por la misma razón. La procedencia de los mismos era guipuzcoana, con mayor peso los internos procedentes de Legazpi, Ordizia, Beasain y Zarautz (pueblos donde los Hermanos tenían también su presencia con escuelas primarias). Pero las razones para el replanteamiento eran eviden- tes: con el número de internos existente entonces (39) era imposible su man- tenimiento económico; signifi caba una atadura laboral para los Hermanos que no se veía recompensada con una mayor adhesión al Colegio por parte de los internos y, fi nalmente, la última razón era de tipo apostólico, pues los Hermanos recordarán son “religiosos educadores dedicados a los pobres”. Tras el estudio pormenorizado de estas razones, con propuestas a favor y en contra, se optó por la alternativa de quitar el internado, frente a otra que planteaba el aumentar el alumnado hasta 75 internos.

94. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. Llama la atención que estos documentos entre los años 1953 y 1960 sean verdaderas joyas fotográfi cas, pues además del contenido escrito sobre las actividades del Histórico, se incluye una profusión de fotografías de alumnos, elegante- mente vestidos, de actividades religiosas, deportivas y sociales que nos ofrecen una visión muy vivida de las actividades del centro en esos siete años. Los redactores de esos documentos fueron el Hermano Epifanio Gazpio, Subdirector entre los años 1953 y 1957, y el Hermano José María Fernández Gurruchaga, Prefecto, entre los años 1958 y 1960. 95. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 48. 96. Replanteamiento del Internado del Colegio La Salle. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 450-Carpeta 20.

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Cuando el internado no estaba ocupado por los alumnos ordinarios del curso, en época de vacaciones, se solían recibir visitas de Hermanos de otras comuni- dades. El centro sirve de residencia en agosto para la celebración de actividades lúdicas y deportivas, como los Juegos del Cantábrico en 1966. En ese mismo año, en el mes de septiembre, pernoctaron en el centro “Les petits chanteurs des Versailles” que actuaron en distintas localidades de la provincia. Durante la Semana Santa un grupo de la J.O.C. se aprovecha de nuestros locales para hacer el Retiro anual. Al año siguiente se acoge a diversos grupos folklóricos internacionales que van a actuar por la ciudad y, asimismo, llegaron al colegio 300 deportistas infantiles de todos los rincones de España.

Vista panorámica del Colegio La Salle de Donostia

El centro se ve muy solicitado como hospedaje en verano para Hermanos y forasteros, de manera que en algún momento llegaron a tener una ocupación que rozaba la capacidad máxima del centro. No obstante, una de las utilidades mayores del centro durante el verano eran los cursillos que se organizaban, así como la per- manencia de alumnos internos que se preparaban para los exámenes de septiem- bre. Esta actividad además de emplear a los Hermanos en la docencia, suponía una entrada de dinero que servía para otras actividades y reformas del edifi cio.

Tal es la actividad y la presencia de personas durante el verano, que ya en 1970 se constata que “como ya es habitual en este Colegio, fueron organizados varios cursillos para Hermanos. Este año a nivel de ingreso en la Universidad. Por otra parte, el número de Hermanos de paso en esta época estival, proce- dentes de la geografía nacional y extranjera, es cada vez más creciente, lo que constituye un problema para la Comunidad”97.

La vida del centro y otras actividades escolares

Si el internado adquirió cierto prestigio sobre todo en los veinte primeros años, con el transcurso del tiempo los alumnos externos irán confi gurando el núcleo importante del centro, como veremos más adelante, al referirnos a la

97. Suplemento al Histórico para el año 1970.

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evolución de la matrícula. Por lo tanto, además de atender las condiciones exteriores y de ampliación del edifi cio también se llevó a cabo toda una serie de medidas que favorecieran un ambiente de aprendizaje y, en la medida de lo posi- ble, ir adquiriendo una atmósfera familiar que posibilitase la mayor presencia de los alumnos en el Colegio. No se trataba únicamente de acondicionar aulas o crear laboratorios, como vemos que ocurre a lo largo de los años, sino también tomar medidas para que los alumnos pasasen el mayor tiempo posible en los ambientes del colegio, a través de actividades lúdicas o deportivas.

Para propiciar este ambiente, una medida importante fue la apertura, en 1953, del Salón Cine-Colegial de gran éxito de público y que además cumplía otra misión como así nos lo hacen saber cuando textualmente dicen “con ello les apartamos defi nitivamente de las salas públicas y les entretenemos den- tro del ambiente escolar”. Pero al margen del cine, otra de las actividades en las que se volcaban los Hermanos de La Salle era en el deporte, organizando campeonatos de todo tipo e incluso llegando a tener un equipo hípico allá por 1957. Ese mismo año de 1957 es el comienzo de la conversión de La Salle en “residencia de verano” de numerosos alumnos, Hermanos de otros pueblos y ciudades y cualquier persona que se acercase por el colegio, hasta el punto de que en el año 1970 se constata que la presencia de numerosos Hermanos en el centro en época veraniega se estaba convirtiendo en un problema.

Si bien la vida del centro en sus actividades internas estaba centrada en cuestiones relacionadas con la mejor oferta escolar, acondicionar el centro a las demandas de los alumnos, o en facilitar el acceso al centro, también podemos observar, que a lo largo de los años se llevan a cabo una infi nidad de actividades que tienen que ver con el alumnado y su relación con el centro. Una fecha memorable fue en la primavera de 1951 en la que se celebró una Semana Lasaliana, con motivo del Tricentenario de San Juan Bautista de la Salle, organizada por los antiguos alumnos del San Bernardo y de los Ángeles, asesorados por los Hermanos Celso, Justo y Nicolás. En esa semana se cele- braron conferencias, conciertos y representaciones teatrales, además de “un inacabable y ordenado desfi le de alumnos al salir del solemne pontifi cal de la catedral, acompañando en procesión la bellísima talla de San Juan Bautista de La Salle hasta la Parroquia de San Vicente, para nosotros los Hermanos ofre- cía un espectáculo inenarrable. Lleno de dulce emoción la muchedumbre que se apiñaba en las aceras, y colgada en los balcones, refl ejaba en su rostro la devoción y simpatía que el piadoso cortejo le inspiraba. En esta semana es de destacar el homenaje de los orfeones y agrupaciones de San Sebastián a nues- tro Fundador”98

98. Crónica de la Casa de San Sebastián. Colegio La Salle, 1951.

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En este sentido la Asociación de Exalumnos, que comenzó sus actividades en 1951, y que pretendía recuperar el espíritu del San Bernardo, no llevó a cabo tantas actividades como se esperaba, de manera que en el año 1961 se la critica porque únicamente se limita a realizar una asamblea anual y no hace nada por conseguir un local para sus actividades. Sin embargo, en el año 1966 se organiza una visita a Bayona, al Colegio de San Bernardo, para reunirse con los antiguos alumnos de allí y en mayo se consigue reunir en asamblea a más de 200 exalumnos. Al año siguiente se organizan un par de comidas y en 1968 la cifra de exalumnos que se reúnen en la asamblea anual es de 450 personas, para, un año más tarde, crear un equipo de trabajo con reuniones semanales y una Dirección compuesta por antiguos alumnos y un representante de los “Bernardos”. Entre los proyectos de la Asociación estaba la creación de un fi chero de datos de exalumnos, montar un club social, una posible cooperativa de construcción de viviendas y, sobre todo, ejercer una labor social entre los exalumnos lasalianos procedieran éstos de donde procedieran.

Después de unos años sin tener noticia de sus actividades, en 1972 se reto- man las mismas, destacando entre ellas la organización de unas Conferencias Pedagógicas que consistieron en que la Asociación organizó unos cursillos de Mentalización Lasaliana a los que acudieron alrededor de 40 personas durante una semana de 19,30h a 22h. Lograron sensibilizarse de la problemática edu- cativa a todos los niveles y, sobre todo, el problema candente que hoy necesita una ayuda inmediata, el problema de la educación de la fe. Todos los primeros lunes de cada mes y a la misma hora, se volvieron a reunir los participantes de este primer cursillo dándole un matiz eminentemente religioso, ya que después del tema tratado se terminaba con la celebración eucarística. Al año siguiente se organizan cursillos para padres, Cursillos de Orientación Familiar sobre rela- ciones matrimoniales y sobre educación de los hijos, (estos dos temas dados por un matrimonio), sobre cómo conocer a nuestros hijos para mejor educarlos, impartido por el Hermano José Antonio Martínez Rosell, sobre la educación de la fe, a cargo del Hermano Javier Marquiegui, y sobre las relaciones familia-colegio dado por el Hermano Jaime Álvarez. Primero los trataban en grupos reducidos de ocho para luego tener la puesta en común en gran grupo. En palabras de los Hermanos, estos cursillos sirvieron para inquietar a los padres en la problemá- tica educativa, para acercarlos al centro y para animar a los educadores en tarea tan importante y trascendental. Además, de estos grupos surgieron dirigentes para potenciar la Asociación de Padres de Familia del Colegio99.

También en este ámbito de vitalizar las actividades externas con el Colegio, en el año 1973 se produce la creación del Hogar Lasaliano (una sociedad gas- tronómica tan de acuerdo con los gustos de la provincia) pero ampliando esta

99. Suplemento al Histórico para el año 1973.

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idea y destinando su local a la familia lasaliana. Aunque las pretensiones de esta sociedad denominada SALLETARRAK (los de La Salle) eran en un principio las de integración de los antiguos alumnos dentro de la Asociación, a medida que fue funcionando estos objetivos desbordaron con mucho las ideas iniciales; convirtiéndose en un trampolín de iniciativas y siempre de cara al colegio. De Salletarrak salieron las iniciativas de las convivencias lasalianas, el establecer el sábado familiar con la culminación con la misa de las siete y cuarto, la creación de un grupo de Cruz Roja de la Juventud en el colegio, cursillos de socorrismo para alumnos mayores, la operación papel (recogida de revistas y periódicos con cuyo fondo se atienden algunas obras sociales y culturales de los alumnos), la rifa de Navidad con la misma fi nalidad, etc. todas ellas con un matiz eminente- mente cristiano, como el retiro de tres días en Aranzazu para los socios en la Semana de Pasión. Hay que señalar que el que impulsó esta sociedad fue el Hermano Celso, quien supo inyectar este espíritu. Para él fue una de sus obras más queridas y la que más alentó sus últimos días vividos en este su colegio. El Hermano Celso murió el 29 de diciembre de 1973, a las 5 de la tarde, después de haberse preparado con aquella elegancia y serenidad, para decir: “me pongo en manos del médico de arriba, a lo que Él disponga”100.

Por otra parte, además de las habituales visitas del Hermano Visitador y de las autoridades eclesiásticas, también se da alguna visita de las autoridades civiles y de alumnos procedentes de otros centros extranjeros, como es el caso que se produce por primera vez en 1960 cuando llegan al barrio de Loyola 30 alumnos del colegio de Lille (Francia) a pasar el verano y a aprender español. En cualquier caso, como bien dicen los Hermanos, éste es un centro muy con- currido al ser zona de paso entre la península y Europa y ellos son partidarios de mantener relaciones con todos, pero especialmente con la Comunidad de Auxiliadoras del Purgatorio, con la Comunidad de canónigos regulares y con ciertas personas del barrio con las que compartían refl exión y oración común, es decir, con quienes trabajan cerca de nosotros pues “procuramos no ser una isla incomunicada”.

El año 1976 fue especialmente activo en cuanto a los cursos para los padres, organizados por la propia asociación de padres de familia. En los tres cursos organizados se trataron los siguientes temas: Los hijos interrogan; Valor del ejemplo de los padres; La jerarquía de valores en la familia y su repercu- sión en los hijos; ¿Se disuelve la familia?; ¿Cuáles son las bases de la familia para el futuro?; Los padres de cara a la calle; Los hijos metidos en la calle. A los mismos asistieron entre 80 y 100 asistentes. Durante ese año se organizó una excursión a Urdiain con más de 1.000 personas entre alumnos, padres, Hermanos, etc. y se realizó un homenaje al Hermano Fermín por llevar más de

100. Suplemento al Histórico para el año 1973.

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25 años en el colegio. Además de organizar un cineforum. También hay que recordar la participación activa de los alumnos en la Tamborrada que desde la década de los años sesenta se ha mantenido hasta la actualidad.

Por otra parte es de destacar la preocupación social en determinados momentos, como en 1982 ante el grave problema del paro y en el que los Hermanos, dentro de una campaña promovida por diversas instituciones religio- sas, colaboraron económicamente tanto personal como comunitariamente. La colaboración con organizaciones no gubernamentales también está presente como ocurre en 1987 donde ANESVAD agradece la colaboración económica a la comunidad para una leprosería en Filipinas, u otro tipo de colaboración con Manos Unidas y Proyde, en 1992. También los alumnos y familias colabora- ron con sus aportaciones a las misiones lasalianas de Aguarongo y Togo en 1988.

En el ámbito de las relaciones con el exterior, a lo largo de los años se apre- cia, además de las visitas más o menos frecuentes de Hermanos y del Visitador Provincial, la visita del Reverendo Hermano Superior General en 1947, 1950, 1964, 1974. En 1992 visitó el Colegio el Superior general John Johnston, acom- pañado por el Consejero General Martín Corral. También otras visitas más espo- rádicas se irán produciendo como la del Hermano Visitador General de Canadá, el de Nantes o el Procurador General del Instituto de París, en 1953, o la del obispo de Chile Monseñor Munita Izagirre en 1950, la del Nuncio de su Santidad Monseñor Antoniutti en 1957 y 1959. En la década de los ochenta se registran las visitas del obispo Setién, además de otros Hermanos procedentes de países de misiones, como Benin, Ruanda o Rumanía.

Fuera de toda costumbre en la redacción de los Históricos de las Comunidades, sorprende encontrar en el del año 2000 un comentario sobre la situación política del momento, pues después de referirse a la fi nalización del Capítulo General celebrado en Roma y al Capítulo de Distrito de Bilbao, el cronista nos dice: “Gure EUSKADIrentzat nahiko urte txarra izan da” (=Ha sido un año bastante malo para nuestra EUSKADI), para comentar a continuación los problemas que siguen sin resolverse: asesinatos, malas relaciones entre los partidos políticos, luchas y, al fi nal, sin Paz.

Planes de estudio y cambios curriculares

Durante esta etapa del colegio, se irán produciendo una serie de cambios legislativos referentes a educación. Hemos de recordar que, por una parte, cuando el colegio se abre está en vigor la Ley de enseñanza primaria de 1945 y cuando termine esta etapa, prácticamente se ha desarrollado la ley más impor- tante en esa época, es decir, la Ley General de Educación de 1970. Además,

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el centro se verá afectado sobre todo por las disposiciones legislativas relacio- nadas con la enseñanza secundaria, o también llamada media, y en concreto las nuevas formas que va a adquirir el bachillerato. Y tiene repercusión en el centro porque, al ser un centro privado estará obligado a tener que presentar a los alumnos a los diferentes exámenes ofi ciales, a fi n de acreditar los estudios cursados.

Si ello era así, se entiende la preocupación que tenían los diferentes narra- dores de los Históricos cuando constantemente se están refi riendo a la cele- bración de exámenes o a los resultados de los exámenes ofi ciales, celebrados en la Escuela de Comercio, o en los Institutos de secundaria. Observemos de qué forma nos narra la presentación a los primeros exámenes de bachillerato, después de ponerse en marcha la reforma de Ruiz Giménez, en 1954: “los exámenes de fi n de curso rubricaron la labor desarrollada durante el mismo. Era la primera vez que los alumnos de La Salle se presentaban al examen fi nal con caracteres de ofi cial, al participar en la prueba llamada de grado elemen- tal de Bachiller”101. Es decir, al tratarse de un sistema dual, los alumnos que pretendieran seguir sus estudios en el bachillerato debían presentarse a un examen ofi cial en el Instituto de Enseñanza Media. En 1957 se presentarán por primera vez también a los exámenes para el acceso al Bachillerato superior. En ambos casos el éxito fue seguro: “en los exámenes ofi ciales, gracias a Dios, obtuvo el colegio unas notas muy brillantes, que dieron mucho que hablar, favorablemente, en toda la Provincia. Particularmente los de Cuarto de Bachiller que aprobaron todos, siendo el único colegio que obtuvo tal resultado. Laus Deo!”102.

A esta preocupación por los exámenes de las famosas reválidas de bachi- llerato elemental y superior, al acabar los cursos 4º y 6º, o bien en el Preu al fi nalizar el bachillerato superior y, posteriormente, con la selectividad tras el curso de COU, a partir de 1971, tenemos que sumar los exámenes ordinarios del colegio. Todo ello conformaba una amalgama de exámenes continuos que podían estresar a cualquier alumno y por supuesto también a los profesores. Al pivotar toda la enseñanza alrededor de los exámenes ofi ciales se creaba un sistema de enseñanza y de aprendizaje que giraba alrededor de dicho examen. De ahí la preocupación constante por la obtención de buenas notas. Lo cual pone de manifi esto que, a pesar de los planteamientos pedagógicos que se puedan tener, el tener que rendir cuentas en un examen determina los modos de enseñanza. Es cierto que, con el tiempo, esta forma de eva- luación cambiará, no solamente con la puesta en marcha de la Ley General de Educación y la forma de aplicación, sino también por la evolución de la

101. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 102. Supplément à l’Historique pour l’année 1957.

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escuela, los nuevos planteamientos pedagógicos y la necesidad de acomo- dar la enseñanza a las características del alumnado. Por lo que respecta al centro, los cambios irán introduciéndose adecuadamente. Así, en el curso 1971-72 se sustituyó el Preu por el COU, mientras que el 1º de BUP cogería el relevo de 5º de bachillerato del plan anterior, durante el curso 1975-76. En el curso 1978-79 se completó el ciclo con los tres cursos del BUP, más COU. La implantación del COU por primera vez en 1972 es descrita de esta manera: “la experiencia que ha tenido el centro en el presente curso ha sido que por primera vez ha funcionado el COU, con unos 100 alumnos. Aunque la incer- tidumbre de los programas, la desorientación del profesorado, la angustia producida por el control del Delegado de la Universidad, etc., ha sido un curso que se ha desarrollado con dedicación por parte de todos y los resultados han sido francamente satisfactorios”103.

Este es el marco en el cual debemos contemplar las reformas educativas a lo largo de esta etapa. No obstante, también tenemos que señalar que este Colegio siempre ha mostrado una identidad propia, heredera del antiguo San Bernardo. El colegio de la Salle vivirá estas vicisitudes de la enseñanza secun- daria, pero con una particularidad: “nacido por así decirlo, como para revivir y prolongar la tradición del viejo San Bernardo, que se había destacado…y diferenciado por su atención especial a la Enseñanza Comercial, empezó cul- tivando el Peritaje Mercantil (más una clase de Técnica Comercial) hasta que desapareció en 1959, totalmente absorbido por el Bachillerato, por reforma ofi cial”104. También ha quedado en el tiempo aquella línea dual que perma- neció hasta la reforma de la Ley General de Educación, aquellos exámenes a la edad de 10 años, para iniciar el Bachillerato, o a los 12 para iniciar el Comercio, o continuar hasta los 14 para iniciar la vida laboral. Con la LGE y después de ocho cursos se podría obtener, a los 14 años, el Graduado Escolar. Por lo tanto, la primera imagen de un centro dedicado a las enseñan- zas comerciales se diluirá con el tiempo, centrando toda su actividad a partir de los años sesenta en la enseñanza secundaria. Por ello cuando se plantea la cuestión de por qué no la enseñanza profesional, la respuesta es clara: “no parece que se haya planteado nunca con fuerza la conveniencia de establecer en el colegio este tipo de enseñanza, cuando la institución lasaliana mantiene en Guipuzcoa, tres centros profesionales bien provistos y organizados: Irún, Andoain y Zumárraga”105. Es decir, se trata no sólo de una distribución más o menos coherente de centros por toda la provincia, sino también de dotar de identidad a este colegio.

103. Suplemento al Histórico para el año 1973. 104. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 30. 105. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54.

368 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Como ya se ha indicado, en este colegio además de las enseñanzas corres- pondientes a la primaria y secundaria se podían estudiar hasta 1959 estudios de Comercio que se realizaron siempre por libre. Para ello se requerían unos exá- menes de ingreso y, tras fi nalizar los estudios correspondientes a cada curso, se realizaban los exámenes de cada una de las asignaturas de manera ofi cial en la Escuela de Comercio. Al fi nalizar el 5º año de Comercio (último curso de la carrera) si se tenían aprobadas todas las asignaturas de los cinco años de dicha carrera, la Escuela de Comercio les expedía el “Titulo ofi cial” de Perito Mercantil. El primero de estos exámenes se realizó en 1947. Hasta 1958 los Históricos dan cuenta de la realización de dichos exámenes y del éxito obtenido en los mismos. En general, los resultados que obtenían los alumnos eran muy satis- factorios y, a partir del año 1954, estos exámenes de Comercio van a compartir viaje con los exámenes de Bachillerato, los cuales también se realizarán fuera del centro.

Respecto a otras enseñanzas que no eran tan habituales podemos poner un ejemplo con las que se impartieron en el año 1957, entre las que se podían encontrar 4 clases elementales de primera enseñanza, 6 cursos de bachillerato, las ya citadas enseñanzas de Comercio Ofi cial y Libre más las complementarias de Dibujo, Música y Mecanografía106. Así consta la distribución de las enseñan- zas en 1955: “Primera, que comprende las cuatro clases elementales; Segunda, que abarca los seis cursos de Bachillerato ofi cial, divididos en diez cursos: tres primeros, dos segundos, dos terceros, un cuarto, un quinto y un sexto. Enseñanzas especiales: de Comercio ofi cial y libre; en total son cinco los cur- sos de estas especialidades. Además se cursan en el colegio las enseñanzas complementarias de Dibujo, Música y Mecanografía”107. En 1959, ha aumentado el número de clases, llegando hasta 21, aunque el único curso de Comercio que quedaba estaba, lamentablemente, en vías de extinción. También durante el verano se aprovechaba para impartir cursillos de francés, ingeniería técnica, euskera o de castellano para Hermanos venidos de Francia, como ocurre en 1968. En esta situación permanecería hasta las reformas derivadas de la Ley General de Educación de 1970.

Si los exámenes eran la muestra que acreditaba los estudios cursados, también podemos señalar que en la mayoría de los casos en los que se recogen datos sobre número de alumnos presentados y notas obtenidas, se constata un alto índice de éxito escolar. Por ejemplo, en el curso 1959-60, de 23 pre- sentados en preuniversitario, 21 aprueban; del examen de reválida de 6º de bachillerato aprueban 21 de los 23 presentados, mientras que de los 78 presen- tados en la reválida de 4º aprueban 68. También en septiembre se presentaban

106. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54. 107. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

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alumnos a dichos exámenes. La primera vez que se presentaron a los exámenes de selectividad de COU en el año 1975, el éxito fue total, pues se consideraron aptos a todos los que se presentaron. Es cierto que también se recoge, en algún año, la insatisfacción por los “resultados del mes de junio (que) fueron defi cien- tes en particular la segunda parte del examen de Bachillerato Elemental. En la convocatoria extraordinaria del mes de septiembre se normalizó totalmente el fallo de junio”108. La preocupación por aprobar los exámenes era tal que desde el primer año de apertura del Colegio se organizan cursillos de verano para todas las enseñanzas. Con el tiempo serán cursos en el internado y a los mismos asistían no sólo alumnos del propio colegio, sino otros procedentes de distintos colegios, e incluso de la provincia.

Sin embargo el gran problema del colegio estaba por llegar y lo hacía en ese año de 1970 en el que tenía lugar la entrada en vigor de la nueva ley de educación la cual determinaba unos objetivos, sobre todo de cara a la gratui- dad en los niveles de la Básica que llegaba a abarcar hasta los 14 años. El Histórico de 1970 narra de esta manera el nuevo cambio legislativo: “la nueva ley de Educación que empezó a tener vigencia a comienzos del Curso 1970-71, ha introducido algunas novedades interesantes, como son: la supresión de la Reválida de 4º de Bachiller, la aplicación del sistema de evaluación continua que viene a eliminar los clásicos exámenes trimestrales o anuales, y la fórmula del sábado lectivo con asistencia voluntaria de los alumnos, pero obligatoria del Profesorado. Estas novedades unidas a la morosidad del Ministerio en dar normas concretas de aplicación, han creado algún pequeño desconcierto en sus comienzos”. Todavía, en 1973, se continuará dando vueltas al tema de la reforma educativa pues, en vista de que esas promesas no llegaban a plasmarse en la realidad, se intentó que los padres conociesen de cerca los problemas, ya que ellos mismos estaban muy desorientados ante la campaña de gratuidad llevada a cabo por los medios informativos. Se formaron unas comisiones de padres y directores de centros y se acudió a todos los colegios para llevar a cabo esta campaña. Se consiguieron clarifi car los hechos, unifi car criterios, sensibilizar a los padres en la problemática educativa, hacer una llamada al Estado sobre las promesas que iba haciendo estos años y se trató de que llegase hasta los altos ministerios la voz de los padres pidiendo al Estado que estuviese presente en ese momento clave para la enseñanza privada, ya que de no ser así se cerrarían muchos centros privados ante la estatifi cación estatal y estandarización de la enseñanza”109.

Pocas más aportaciones podemos decir con respecto a los estudios de no ser la paulatina implementación de la Ley General Básica y los cambios que se

108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 109. Suplemento al Histórico para el año 1983.

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iban produciendo en los diferentes grupos para acomodarse a lo prescrito por la ley. Desaparecerían, por lo tanto, los dos bachilleratos y el curso de preuniver- sitario para ser sustituidos por la enseñanza general básica, por el bachillerato polivalente y por el COU. A partir de año 1980 se inicia la enseñanza bilingüe tanto en 1º de BUP como en 1º de EGB, que siempre les produce una sensación de “miedo” aunque con una actitud positiva, “que todo sea para la gloria de Dios y fi el cumplimiento de la vocación para la que hemos entregado la vida”110. En esta situación permanecería el centro hasta 1991, pues debido a los cambios que supuso la aplicación de la LOGSE, nuevamente se producirá una reestruc- turación de cursos y cambios curriculares. Por lo tanto, hasta ese momento se puede hablar de una estabilidad curricular que duró casi veinte años, donde se mantienen las siguientes enseñanzas: Preescolar, EGB, BUP y COU.

Entre los años 1992 y 1996 existe una cierta convivencia de enseñanzas procedentes de la antigua legislación y la nueva que se va a ir aplicando progre- sivamente. Esta situación no afectará a la matriculación, que seguirá su propio ritmo. Así, los grupos de “preescolar” pasarán a denominarse “infantil”, los de “enseñanza general básica”, que afectaba a un alumnado hasta los 14 años, se denominarán “primaria” comprendiendo a un alumnado hasta los 12 años, y los grupos de BUP se reestructurarán para dar cabida a la secundaria obligatoria que alcanza hasta los 16 años. Toda esta situación producirá un reajuste en el tipo de oferta escolar, pues tras un periodo de convivencia entre las diferentes modalidades (BUP-COU-REM-ESO) fi nalmente el Colegio, a partir del curso 1999- 2000, estabiliza su oferta educativa de acuerdo con la aplicación plena de la LOGSE, con la enseñanza infantil, primaria, secundaria y bachillerato, cuidando, sobre todo, la mayor presencia posible del euskera. Durante los años comprendi- dos entre los años 1994 y 1997 el Colegio participó en la implantación de forma experimental de las reformas de enseñanzas medias (REM), junto con un grupo de centros guipuzcoanos.

Bilingüismo y uso del euskera

No podemos constatar que en los inicios de este colegio, la preocupación por el euskera estuviese presente, sobre todo porque la época no era propicia para una reivindicación de la lengua en la enseñanza. Por lo tanto, son esca- sas las referencias al euskera, si acaso en alguna publicación aparece algún poema en euskera, pero sin que signifi que una práctica establecida. En cual- quier caso, el euskera, aunque querido, no formaba parte del orden prioritario de las cosas. No será hasta la década de los años setenta, cuando La Salle de Donostia comience a dar sus primeros pasos, empezando por la alfabetización y

110. Suplemento al Histórico para el año 1983.

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euskaldunización del profesorado y la preparación de material en euskera. Con ello estaba en plena sintonía con los comienzos del movimiento de ikastolas, y todas las actividades alrededor de la lengua que tenían lugar. Pero además de esta preocupación, en 1976, se celebró una Semana Vasca, Euskal Kultur Astea, del 3 al 9 de mayo, organizada por la Dirección con el Hermano Beloqui, y en colaboración con la Asociación de Padres de Familia, Salletarrak y la Caja de Ahorros Provincial. A partir de 1977 parece que el euskera va a ir siendo un ámbito en el que sea mayor la preocupación por su promoción, tanto a nivel cole- gial como comunitario111.

En otro orden de cosas, también desde el centro se procuró contribuir con las familias atendiendo a una serie de demandas como cursos para padres que se van a convertir en algo habitual del colegio en la década de los 70, años en los que se impulsa la lengua vasca sobre todo gracias a la colaboración desin- teresada del Hermano Alkain, el cual bajará diariamente al barrio de Loyola a impartir clases de euskera. En 1986 y 1987 son años en los que la presencia del euskara queda defi nitivamente asentada tal como nos lo hacen saber en el informe de 1987, donde expresamente se dice: “seguimos manteniendo nuestro proyecto de dar una especial importancia a la cultura popular de Euskal Herria. De hecho, nuestra lengua habitual es el euskera”. Una muestra, un tanto sorprendente, de esta normalización lingüística es que a partir de 1992 y hasta la actualidad la redacción de los suplementos al Histórico, que deben ser remiti- dos a la Casa Generalicia en Roma, se redacta en euskera.

Al margen de estas preocupaciones por el uso del euskera y la promoción de la cultura vasca, la implantación de los modelos lingüísticos fue avanzando paulatinamente. Tenemos que tener presente que la ley sobre normalización del euskera del Gobierno Vasco es de 1982, aunque existiese una normativa de 1979 sobre bilingüismo, y que la ley de los modelos lingüísticos en la enseñanza es de 1983. En el caso de este colegio, en 1980 se inicia la enseñanza bilingüe en 1º de BUP y en 1º de EGB, según está escrito en el Histórico de ese año: “Dos Hermanos de la Comunidad inician la experiencia de enseñanza bilingüe en el Colegio: el Hermano Periko Alcain en 1º de BUP y el Hermano José Antonio Blanco en 1º de EGB”112. En ese mismo año se constata que “el verano se dis- tinguió por una intensa actividad en el aprendizaje o mejoramiento del Euskara. A fi nales de julio los Hermanos Edorta Zabaleta y Jesús Iturburu obtienen el llamado título D de Euskera”. Asimismo en el Histórico del siguiente año se comenta que “se progresa en el dominio y utilización del euskera como medio normal de comunicación dentro de la comunidad”, señalando la incorporación de otros profesores a la enseñanza en euskera. El proceso fue: Modelo D en

111. Suplemento al Histórico para el año 1977. 112. Suplemento al Histórico para el año 1980.

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COU y algunos niveles de BUP, Modelo B en preescolar y EGB. En 1985 se pasó al modelo D con todos los alumnos que tenían tres años113. Es decir, un par de años antes de la ley de normalización del euskera y tres de la de los modelos lingüísticos, el centro ya había hecho una apuesta fi rme por el establecimiento del euskera en la enseñanza, afi anzándose en la etapa siguiente. Consecuencia de todo este tipo de actividades será la constatación que se evidencia en el año 1981 de que se está consiguiendo el “progreso y dominio en la utilización del euskera”.

Pioneros de todo lo dicho, fueron los Hermanos José Manuel Agirrezabalaga, Patxi Ezkiaga y Periko Alkain. Estos dos últimos fueron autores de las publi- caciones del método de aprendizaje de euskera Mailaka, que tuvieron mucho éxito. Periko Alkain, además daba clases en la “gaueskola del barrio y es ani- mador nato en todas las fi estas con su acordeón”, todo ello en una muestra desinteresada y de colaboración con el barrio de Loyola. Por su parte Patxi Ezkiaga gran promotor del bilingüismo, “lleva con éxito el montañismo domin- guero con afl uencia de alumnos y familias”114. Por otra parte, no deja de ser sintomático que desde 1980 las oraciones comunitarias se hagan tres días en castellano y otros tres en euskera115. También comienza a ser frecuente la asistencia a cursillos de euskera por parte del profesorado, sobre todo en los primeros años de la década de los ochenta, siguiendo la misma trayectoria ya iniciada. En algunos casos los propios Hermanos conocedores del eus- kera serán los profesores de sus compañeros en clases de alfabetización en euskera para aquellos que eran euskaldunes. Por otra parte, y en un nivel de compromiso social, también se recoge en algún Histórico la presencia de los Hermanos en los días del euskera, como ocurre en el Euskeraren Eguna cele- brado en Mauleon, Bayona o en Donapaleu, celebrados en 1986, 1997 y 2000 respectivamente.

También es de señalar que, a partir de 1985, en el Histórico de la Comunidad de Igeltegi, resulte ser habitual el reseñar los premios que iría obteniendo el poeta y Hermano Patxi Ezkiaga, con motivo de su actividad literaria, pues “ya se está convirtiendo en pura rutina el decir que el H. Patxi Ezkiaga ha ganado tal o cual primer premio literario en euskera”116. Así sea la obtención del premio ciudad de Irún en 1986, el Resurreccción María de Azkue al año siguiente, o el Lizardi y Azkue en 1988 o el bien conocido de la crítica literaria como mejor escri- tor en euskera de 1989 o nuevos premios en 1998. Conjunto con estas referen-

113. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 37 114. Suplemento al Histórico para el año 1981. 115. Suplemento al Histórico para el año 1980, comunidad de Igeltegi. 116. Suplemento al Histórico para el año 1988, comunidad de Igeltegi.

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cias honorífi cas, se celebra de la misma manera la presentación de la novela “Zure Haragi bereko”, en 1996, o el estreno, en 1991, del “Euskal Requiem” con letra de este autor y que fue un éxito.

Evolución del alumnado

Para referirnos a la evolución del alumnado, hemos de tener presente lo dicho sobre esta etapa, en cuanto que la puesta en marcha de la Ley General de Educación de 1970 va a suponer un cambio en la estructura del sistema educativo y, por lo tanto, en sus repercusiones en las escuelas y colegios. Así, desde el año siguiente de la apertura del Colegio, es decir desde 1947, y prácticamente a lo largo de casi todos los cursos hasta los años sesenta, se constata que no se pueden atender todas las solicitudes de matrícula por falta de espacio. El tipo de alumnado que completó el primer curso tenía sus propias características, como señala el informe de visita de ese año: “los alumnos, aunque recogidos de varias academias, Escuela de Comercio, etc., y sin funda- mento de formación cristiana, corresponden a los desvelos de los Hermanos, porque no hay ningún díscolo, ni desobediente, ni indócil”. No obstante, en los primeros años de la década de los sesenta, se aprecia un descenso en la matrícula de primaria. La explicación a esta situación tiene una diversidad de causas: seguía produciendo efecto la norma que existió de no admitir alumnos de fuera de la ciudad, “sino como mediopensionistas o internos; luego la lejanía del Colegio; la fama que tiene el colegio en el ambiente de la ciudad de estar abarrotado; la falta de sufi cientes vehículos para un transporte cómodo y rápido de los alumnos; y, en parte, la falta de personal para atender adecuadamente a los pequeños”117. Respecto al número de alumnos por clase y a su saturación, en 1969, la Inspección presiona para que reduzcan el número de alumnos por clase a límites más pedagógicos.

La siguiente tabla es muy expresiva no sólo del número de alumnos matricu- lados por cada curso, sino de la oferta escolar del colegio. De manera que si tra- tamos cada una de las enseñanzas que se impartían veremos que siguen ritmos diferentes de matriculación, así como los años de comienzo y fi nalización de las respectivas enseñanzas. Así, por lo que se refi ere a la enseñanza primaria, existe un aumento paulatino hasta llegar al primer lustro de los años sesenta donde existe un descenso claro de la matrícula, debido a las causas ya apunta- das, y a partir de 1965 vuelve a tomar un ritmo de crecimiento notable. Por lo que se refi ere a los estudios de primaria complementaria y comercio se aprecia una matrícula más o menos estable, excepto los cuatro primeros años en los estudios complementarios. La explicación de este hecho es que en el mismo grupo se contabilizan los alumnos de comercio y enseñanzas complementarias.

117. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

374 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

A partir de 1950 y hasta 1957 se mantiene el grupo de Comercio Profesional, que fi nalizará al año siguiente con la plena aplicación de las reformas estableci- das en el Bachillerato por Ruiz Giménez, y la diversifi cación de los bachilleratos Elemental y Superior.

Tabla 57. Donostia - La Salle. Alumnos por niveles de enseñanza Primaria + Comercial Secundaria Comercio Total Primaria o complementaria moderna profesional 1946 170 80 90 1947 216 76 140 1948 274 105 169 1949 287 111 156 20 1950 310 111 25 45 129 1951 346 115 36 67 128 1952 419 154 32 98 135 1953* 530 1954 604 205 40 202 157 1955 698 243 40 303 112 1956 821 234 70 396 121 1957 820 235 38 469 78 1958 803 235 27 541 1959* 785 1960 710 160 550 1961 684 132 552 1962 717 146 571 1963 740 144 596 1964 763 212 551 1965* 920 1966 1001 356 645 1967 1150 465 685 1968 1150 466 684 1969 1150 466 684

Nota: Las cifras totales de los años con asterisco corresponden a datos obtenidos del Histórico y no del Nominatif. Por otra parte, a partir de 1958, los alumnos de Preu fi guran junto con los de Bachillerato.

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El año 1958 fue un curso marcado por la prosperidad, pues “La Salle ha popu- larizado su nombre extendiendo su ámbito de irradiación por toda Guipúzcoa; hasta no existir ya pueblo de importancia que no desplace su colonia a la capital a disfrutar de las ventajas del campo y de la ciudad: vivir en la incomparable y bellísima Easo y en la privilegiada fi nca Igueltegui”118. En el mismo sentido se expresan los Visitadores durante esos años, quienes hablan del prestigio obtenido, sobre todo, en las enseñanzas del Bachillerato. El aumento que se consigue a partir de 1965 se considera sorprendente para el propio director, pues era tal la afl uencia que se vieron precisados a preparar una clase elemen- tal más, además de una sala de párvulos de niños de 4 y 6 años. Finalmente se llega a afi rmar: “El porvenir del colegio parece ser optimista, teniendo en cuenta además que el ensanche de la ciudad de San Sebastián viene en dirección al Colegio”119

La puesta en marcha de la reforma de Villar Palasí suponía también que el profesorado encargado de esos cursos tuviera que tener una preparación previa, así los Hermanos y Profesores, en 1972, durante el verano, asisten a cursillos; la mayoría de ellos se celebraron en Bilbo, Madrid e Iruña con una duración en su mayoría de un mes. No obstante, ese curso de 1972-73 sólo se puso en mar- cha el COU, con una asistencia de unos 100 alumnos120. Por lo demás la matrí- cula estaba alcanzando unas cifras importantes, con lo cual se puede hablar de un gran centro que había conseguido unas construcciones y reformas escolares que podían dar respuesta a este importante número de alumnos, que oscilaba entre 1000 y 1300 alumnos y alumnas, sobre todo en los últimos años de esta etapa.

Otro elemento signifi cativo de este periodo es la incorporación de las niñas al colegio, así como de profesorado femenino. Este fenómeno se producirá a partir del curso 1979-80, con el curso de COU, y en el curso 1980-81 en la ense- ñanza básica y fi nalmente en el curso 1982-83 se incorporarán las niñas en el Bachillerato. Por lo tanto se trata de un fenómeno tardío y gradual, como ocurrirá en la mayoría de centros religiosos. También será importante la matrícula de preescolar a partir de 1982, que comienza con dos clases de 40 niños de 3 y 4 años.

No obstante, a fi nales de esta etapa parece que el problema del descenso de la matrícula parecía no ser acuciante, pues años más tarde, a partir de 1980 comienza a notarse un notable descenso de la natalidad en la provincia de

118. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 120. Suplemento al Histórico para el año 1972.

376 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Gipuzkoa y, sin embargo, tanto en 1986 como en 1991 e incluso en 1997 el colegio de La Salle presumía que este fenómeno, de momento, a ellos no les había afectado pues el número de matriculaciones seguía siendo similar a otros cursos.

Donostia-La Salle. Total Alumnado por niveles de enseñanza (1982-2006)

Como tantas veces se ha puesto de manifi esto, una de las claves del éxito escolar de este Colegio era el mantenimiento de la disciplina conforme a la pedagogía lasaliana. En este sentido, cuando leemos los informes de las visitas de inspección, por parte del Hermano Visitador, se aprecia una preocupación por relacionar la disciplina con el éxito y progreso escolar. De esta manera, la presencia del Hermano Prefecto de disciplina suponía una garantía. A mejor dis- ciplina, mejor funcionamiento de las tareas escolares. Lo que ocurre es que, en algunas ocasiones, se aprecia una vigilancia insufi ciente en espacios fuera del aula, como ocurre en 1947, en la que el Hermano Visitador recuerda la conve- niencia de no descuidar la vigilancia en los patios y retretes, “que es punto muy importante”. De la misma manera se fi ja la reglamentación de las permanencias de los alumnos en el colegio los jueves y domingos para estudiar o para cumplir algún castigo. También se recordará la exigencia de que los alumnos mantengan el orden de las fi las, particularmente a las salidas o cuando vayan a tomar el tranvía, como ocurre en 1949.

Todo este conjunto de reglas complementaban la disciplina dentro del aula que debía redundar en la mejora de la enseñanza y el aprendizaje. En

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1948, el Hermano Visitador pedirá que se ponga empeño en la Regla del silencio, particularmente en el estudio del catecismo y la lectura espiritual. O también se vuelve a insistir en el silencio en clase y en las buenas compos- turas. Esta disciplina, que forma parte de la pedagogía lasaliana, complemen- taba las recomendaciones sobre que “la enseñanza sea muy práctica y a ser posible intuitiva” o que en las clases interesa dar importancia a las pruebas y trabajos escritos, en 1948. Este tipo de referencia aparece sobre todo en los primeros años, porque el objetivo principal, como recuerda el Hermano Visitador en 1952, es que haya “buen espíritu entre los alumnos, pero la dis- ciplina y los estudios se resienten de una dirección benévola y tolerante”. Es decir, que se es consciente de que la disciplina no es todo lo rígida que se quería, pero “no se observa mal espíritu y sí más bien una aceptación gustosa del reglamento y exigencias del colegio”121. A partir de esas fechas existe una ambivalencia en las recomendaciones, pues se reconoce que el trabajo en clase ha mejorado o que los alumnos son muy dóciles, aunque algo “ligeros”, y que incluso “hay un ambiente vocacional, cosa desconocida hasta ahora”, en 1963; pero existe cierta preocupación por la labor de los Hermanos que no disponen del tiempo necesario para preparar las lecciones de clase, o las clases de Religión o que se aprecia mucha individualidad en contra del trabajo en equipo. De cualquier manera, todo este tipo de recomendaciones iban encaminadas a conseguir una organización fuerte que permitiese conso- lidar el prestigio del Colegio, como se pone de manifi esto en 1948, cuando el Hermano Carlos Bautista recuerda a la Comunidad que “no han de olvidar que el colegio está en los comienzos de su organización y que gravará en lo sucesivo sobre el actual personal la responsabilidad de las tradiciones que se establezcan ahora en materia de piedad, trabajo, disciplina y regularidad”. Este objetivo parece estar presente en toda la actividad de este Hermano Visitador, quien en 1949, volverá a recordar que “corresponde a este cole- gio, por su situación y emplazamiento, destacarse en la disciplina, trabajo y buenos modales de sus alumnos. Ha de ser un centro que atraiga la atención de las familias por la distinción de profesores y alumnos”. Objetivos ambos que se irán cumpliendo con el paso de los años, llegándose a afi rmar en los últimos informes que el centro es muy apreciado o que goza de buena reputación.

En defi nitiva, el éxito del colegio dependía no solamente del aumento pro- gresivo en la matrícula de los alumnos, o de las sucesivas ampliaciones del colegio, o el aumento del profesorado, sino sobre todo de cumplir con las expectativas con las que se abrió el colegio en cuanto al tipo de oferta escolar, y que se ponen de manifi esto en los informes del Hermano Visitador. Así, si en 1947 el Hermano Cesáreo, Visitador, escribía que “en el barrio ven con agrado

121. Rapport de Visite de 1952. Informe fi rmado por el Hermano Visitador Carlos Bautista.

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a los Hermanos en esta obra. En San Sebastián contamos con muchas sim- patías y esperamos prosperidad, a pesar de la distancia de la ciudad”, ya en 1963 se recuerda que la reputación del colegio es buena y ha ganado en estos últimos años, siendo un centro muy apreciado, como escribiría el Hermano Visitador Alberto Lucas. Pero todavía, aunque en otro tono, se mantiene esta relación del centro con los Hermanos, en 1987, ya que “el alumnado del Colegio totalmente mixto, sigue muy adicto a los Hermanos con quienes man- tiene excelentes relaciones tanto en el ámbito académico, como en el religioso y postescolar”.

Por otra parte, y si bien al comienzo de ponerse el funcionamiento del Colegio, pudimos apreciar que la mayoría de los alumnos procedían de Rentería, Pasajes, y de Donostia, lugares entonces apartados del Colegio, durante el curso 1996- 1997122 la procedencia geográfi ca del alumnado de todos los niveles educativos ha variado, pues la mayoría procede de Loyola y Martutene: 39%, seguido de Amara: 15%, Donostialdea: 17%, Intxaurrondo, Altza, Bidebieta: 11%, Egia, Gros, Ategorrieta: 8%, otros barrios: 4% y otros pueblos: 6%. Es decir, la desaparición del transporte y el desarrollo del barrio de Loyola han aportado un mayor número de alumnos y alumnas.

Las actividades escolares y extraescolares

Las características del centro desde sus comienzos, especialmente cen- trado en la enseñanza secundaria, el mantenimiento de un internado y sobre todo el aumento del alumnado, obligaba al sostenimiento de una serie de acti- vidades en todas las direcciones. Unas estaban encaminadas a mantener las señas de identidad de un centro de educación católica, otras a la realización de actividades lúdicas y deportivas que dieran al centro una cierta distinción con respecto a otros de la competencia. Todas ellas en un ambiente dominado por el nacional catolicismo, ya suavizado de la primera época, y posteriormente en unos procesos de reformas educativas y cambios políticos que desembocarían en un régimen democrático.

Además de las labores propias del quehacer escolar, el colegio tenía una amplia gama de actividades escolares y religiosas, además de fi estas, deportes, mantenimiento de revistas y asociación de antiguos alumnos.

En el capítulo de las excursiones éstas también eran preferentemente a lugares de culto (iglesias, santuarios, etc.) si bien hay que señalar que a

122. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 26.

379 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

partir de la década de los 60 los viajes de fi n de curso comienzan a conver- tirse en una tradición para aquellos a los que llamaban fi nalistas (es decir, los alumnos que estaban en el último curso). Los viajes de fi n de curso por parte de los alumnos de Preuniversitario comienzan a ponerse en marcha a partir de 1960, al fi nalizar el curso. Además se llevaban a cabo actividades de campamentos de verano, con el objetivo, aparte del descanso, de tratar de intensifi car el trabajo formativo e integral de los alumnos. En 1978 el Histórico recoge también alguna que otra excursión a la montaña, pues era un medio muy importante que utilizó la Comunidad a lo largo de todo el curso para fomentar la vida comunitaria y apostólica, pues los Hermanos creían que “practicar la montaña” era “una gran oportunidad que tenemos para realizar nuestra misión apostólica. Este potenciar nuestra presencia con alumnos en excursiones a nuestro entorno montañoso con fi nes apostólicos, es uno de los objetivos que nos hemos marcado este curso. Creemos que en este clima pueden fl orecer vocaciones, y ha sido este curso el que ha proporcionado tres alumnos ingresados en el Aspirantado y uno directamente al Postulantado sali- dos del colegio”. En 1992 un alumno y una alumna comienzan el Apostolado en Ecuador.

Con respecto a los deportes hay que comentar algo que ya hemos dicho con anterioridad, la tradición de los Hermanos lasalianos por potenciar las activida- des deportivas llegando incluso a organizar en 1955 la Olimpíada Colegial con 500 alumnos de las clases de medianos y mayores, los cuales aparecieron en el patio rigurosamente uniformados de blanco y formaron como primer número la estrella lasaliana. Días después, el Frente de Juventudes solicitó realizar tal exhibición en un campo de fútbol de la ciudad donde los alumnos llamaban la atención por su disciplina y su formación atlética. En 1952 se celebra por pri- mera vez una competición atlética entre los dos colegios lasalianos de Bilbo y Donostia, con ida y vuelta, quedando como campeones en fútbol, cross y pelota vasca en sus dos modalidades en 1957.

En 1958 se inauguraron unos nuevos campos de deportes con la presen- cia del Obispo de la Diócesis, del Excmo. Gobernador Militar, el Alcalde, el Presidente de la Diputación, Concejales y Diputados, lo que nos da una idea de la trascendencia que se le dio a este acto. Sin embargo, es preciso señalar la crítica que realizan en torno al fútbol y que decía así: “Físicamente salen los alumnos magnífi camente preparados gracias a la metódica lección de gimnasia. Todas las modalidades deportivas caben en nuestro programa. En parte porque se respeta así la libre determinación del muchacho y en parte para oponernos a esa absorbente solicitación del fútbol que predomina en España”. En 1977 se estrenó un nuevo campo de futbol y se organizó una rifa para sacar dinero para las actividades deportivas del colegio.

380 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Vida religiosa

Cuando se leen los documentos que recogen la historia del centro mes a mes y año a año, se tiene la impresión de estar inmerso en un calendario gobernado por las actividades religiosas, sobre todo en los primeros años. Se trata de un conjunto de actos religiosos que, a modo de calendario litúrgico, van marcando el ritmo ordinario de las clases. Un ejemplo de ello lo tenemos ya a partir de 1947, y en los años siguientes, donde aparecen las siguientes actividades festivo-religiosas:

• Mes de María (mayo); todas las clases se esmeran en honrar a la Santísima Virgen • Fiesta de la Ascensión (1ª Comunión para 11 niños) • Fiesta de Nuestro Santo Fundador • Fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen • Fiesta de San Sebastián • Fiesta de la Purifi cación de la Santísima Virgen • Primera Comunión para 7 niños • Fiesta de la Asunción • Festividad de Todos los Santos • Fiesta de la Inmaculada • Fiesta de Santo Tomás de Aquino (asueto) • Fiesta de San José • Ejercicios Espirituales para los alumnos de 5º de Comercio • Fiesta del Corpus Christi • Novena de la Purísima Como hemos señalado este tipo de referencias van a ser una nota habitual en todos los Históricos anuales. En la mayoría de los casos no se trata sólo de una nota escueta, sino que se señala el éxito obtenido, o las muestras de piedad, lo religioso del acto, el comportamiento de los niños, etc. pero además en algunos años se irán añadiendo otros más: año jubilar ignaciano y procesión tradicional con antorchas, con motivo de la fi esta de la Purísima en 1956; cente- nario de nuestra señora de Lourdes en 1958; procesión del Corpus Christi; pos- tulación del Domund; procesiones y vísperas para el Corpus y de la Inmaculada. Esta última, celebrada en 1959, tuvo especial relevancia, pues “las luminarias que portaban los alumnos ofrecían un aspecto tan sorprendente como piadoso haciendo exclamar a los numerosos asistentes que parecía “un Loudes-chiqui” en su lengua vernácula, es decir “un Lourdes en pequeño. Este acto estuvo honrado con la presencia del Reverendo Hermano Visitador”123. En 1965 esta

123. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.

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procesión no pudo llevarse a cabo debido a la lluvia. A ello hay que sumar la participación en la tamborrada infantil a partir de 1961, que, para aclarar la cuestión, el Histórico de 1966 lo califi ca, con mucho acierto, de “algo así como una parada militar”.

Además de las actividades religiosas que se desarrollaban en el marco del colegio, con un calendario muy preciso, como hemos señalado, existía otro conjunto de actos y celebraciones mucho más ligados a la vida religiosa de los alumnos como las primeras Comuniones de “los angelitos”, el formar parte de las secciones de la Archicofradía del Santísimo Niño Jesús, de la Cruzada Eucarística, de los Congregantes Marianos y de los Aspirantes de Acción Católica. También solían tomar parte en las procesiones que se celebraban en el colegio, siendo la más famosa la de las antorchas, la víspera de la Inmaculada. En 1955, 400 alumnos militan en las secciones Archicofradía del Santísimo Niño Jesús, Cruzada Eucarística, Congregantes Marianos y Aspirantes de Acción Católica. Semanalmente tienen reunión general y los domingos, Misa Colegial.

La imagen de La Salle, bendecida en la catedral, camino de San Vicente. 30 de abril de 1951.

382 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

El comienzo de la Cuaresma con la recepción de la ceniza era un acto reli- gioso que duró muchos años a lo largo de la década de los sesenta. Asimismo, las confesiones semanales y los ejercicios espirituales, serán actividades que tengan una más larga permanencia en el tiempo. El año 1954 fue especial- mente relevante por la celebración del año mariano. Durante todo el año “las clases rivalizaron en fervor y entusiasmo mariano adornando los altarcitos de la Santísima Virgen de las respectivas clases con profusión de fl ores y dedicando lo mejor de sus cantos y de sus rezos. Era digno de oírse el rezo diario de la ora- ción mariana compuesta por su Santidad el Papa que pronto todo el alumnado aprendió a rezar de memoria”124. Como acto ofi cial mariano se celebró, patroci- nado por la Congregación mariana, una peregrinación al santuario de la Virgen de la Asunción de Azkoitia. En el cierre del año mariano, se llevaron a cabo el 8 de diciembre varios actos, sobresaliendo la sesión literario-musical de la víspera y la procesión de las antorchas: “en la primera participó todo el colegio en un programa lleno de emotividad y de arte en el que se mezclaron las armonías deleitosas, los recitales poéticos embelesadores, las disertaciones teológicas y las emociones sentidas a través del canto mariano entonado por las voces del Hermano Subdirector del Colegio. Del acto fi nal, que fue la emocionante procesión nocturna, y la consagración recitada por el Hermano Director ante el colegio todo, nos queda un inolvidable recuerdo. Aquel rezo apropiado a María, ofreciéndole los corazones de todos mientras el aire perfumaba con el aroma del incienso quemado al rescoldo de los tesoros espirituales que ardían en holo- causto y en homenaje a nuestra Reina y Señora”125.

Como parte de esta formación religiosa tenemos también que indicar que en cada una de las clases se entronizaba una imagen de la Virgen María, costeada por los propios alumnos. En 1959, este tipo de actos nos señalan la importan- cia de los actos religiosos, pues como se encarga de recordarnos el Director del centro en 1959 “el primer aspecto formativo del Colegio es la Piedad. Esa piedad que comienza a cultivarse en ellos desde sus más tiernos años y cuyo punto culminante lo ofrece la ceremonia de la Primera Comunión”. Después, a lo largo de los años, y valiéndose de los múltiples medios de los que dispone el colegio, –recepción frecuente de los Sacramentos, Catecismos, Refl exiones, Congregaciones de la Santísima Virgen, del Niño Jesús, Ejercicios Espirituales– se celebraron diversos ejercicios espirituales en Burlada, Pamplona o Estella, según los cursos (superiores de Bachillerato y Preu) durante los años 1960 al 1975, para los mayores en los que un numeroso grupo de alumnos pudo obser- var en las serenas horas allí pasadas su conducta anterior y tomar las resolucio- nes que su generosidad le dictaba. A partir de 1975 no aparece mención sobre los ejercicios espirituales o los retiros de los mayores.

124. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 125. Supplément à l’Historique pour l’année 1954.

383 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Si bien estas actividades son la muestra del carácter educativo religioso del centro, lo cierto es que además de formar a los alumnos en las prácticas de un buen cristiano, también cabía albergar la esperanza de que alguno de ellos pudiese abrazar la carrera religiosa. En este sentido, esta esperanza se vio bastante frustrada en general, pues el centro no era un semillero de voca- ciones. Este es un tema que no dio los frutos esperados y del que apenas se habla en los informes de este colegio, siendo muy pocas las veces que hacen constar las vocaciones de algunos alumnos del centro. Más bien se recogen muestras de la preocupación por no tener vocaciones, aunque también es cierto que existe un contento general por la religiosidad del alumnado, sobre todo después de alguna actividad religiosa o de los ejercicios espirituales. Ante la escasez de vocaciones y en unos años en los que los cambios de mentalidad eran más claros con respecto a la religiosidad mantenida hasta entonces, en febrero de 1973 se llevó a cabo una semana vocacional, que se realizó con gran seriedad: “la siembra fue abundante. Confi emos que el copioso fruto llegue en su día, puesto que el trabajo intenso del Profesorado no va a faltar”. Esta actividad se continuará realizando aunque de una manera más espaciada en el tiempo.

Por otra parte, dentro de las prácticas voluntarias, en el ámbito de las activi- dades religiosas, podemos señalar que la Congregación Mariana, que comenzó a funcionar en 1951, alcanzó una envidiable vitalidad, a pesar de que no sea de origen lasaliano, al contrario de lo que ocurre con la Archicofradía del Niño Jesús. Además del estudio de temas de la vida cristiana, se realizaban activi- dades diversas desde procesiones, vísperas; destacando la peregrinación a Loyola el 5 de mayo de 1956 a la que asistieron 300 jóvenes para ganar el jubileo ignaciano, con motivo del IV Centenario de la muerte de San Ignacio126. También se pueden señalar los ejercicios espirituales y convivencias, la Unión de Catequistas, o las vocaciones sacerdotales y religiosas.

En los últimos veinte años este tipo de actividades más relacionadas con la vida religiosa van a tener una menor presencia, pues se irán incorporando una serie de actividades como jornadas festivas, la creación de un coro infantil el “Easo-Txiki” que gozará de algún éxito en representaciones públicas, como en el Victoria Eugenia en 1994, o concursos literarios, teatrales y musicales. En 1998, por ejemplo, tres alumnos ganaron el premio Koldo Mitxelena, lo que les permitió ir a París. Por supuesto continuaban también los campeonatos deportivos, siguiendo la tradición precedente. No obstante, se mantiene la tra- dición con respecto a los ejercicios espirituales para mayores que se celebran en diversas localidades de Gipuzkoa, como Irun, Loiola, , , etc. Asimismo, no se descuida “la preparación religiosa –catequesis adecuadas,

126. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 59.

384 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

misas por clases y conjuntas–, cultural y deportiva que ha hecho calar en las mentes infantiles y juveniles de nuestro colegio la idea de que San Juan Bautista de La Salle es nuestro patrono y protector”127.

La memoria escrita, visual y oral de los alumnos

Al margen del tipo de actividades que estamos señalando, la creación de revistas fue una decisión que se tomó tempranamente. Las revistas de las que hablamos son dos: por un lado la revista “La Salle” que era bimensual y “Memoria” (Memoria Escolar) que era anual. Tanto una como otra, además de los recuerdos recogidos de algunos exalumnos, son una pequeña muestra de la memoria escrita y visual, pues son publicaciones con una gran profusión de foto- grafías, tanto de los grupos de alumnos por curso como de todo tipo de activida- des que muestran el alcance de las realizaciones que se llevaban a cabo. Para completar esta memoria hemos incluido algunas declaraciones de los propios alumnos que explican su experiencia escolar en La Salle en algunos momentos determinados.

A partir de 1951 comenzará la publicación del Boletín del Colegio y de la Asociación de Exalumnos, bajo el título “La Salle”, que ha continuado publi- cándose hasta la actualidad. La publicación de este boletín es visto por los Hermanos como “el signo más efi ciente de la vitalidad que va adquiriendo el colegio… Ni que decir tiene que fue recibida por alumnos y familias con todo alborozo”128. También en 1952, salió a la luz la revista “Memoria” que se repartió a los alumnos al tiempo de los exámenes y “que llevó a las familias el historial de la vida colegial en el curso que terminó”129. El primer número de la revista “La Salle” corresponde a los meses de noviembre-diciembre de 1951 y se irá publicando con una periodicidad bimensual. Resulta curioso constatar cómo en los tres primeros números, en la portada, se recuerda que La Salle es el “antiguo San Bernardo”. Asimismo en el primer número, en una sección dedicada a los exalumnos “en la Salle Hoy-San Bernardo ayer”, se da cuenta de la constitución de la junta donde están presentes exalumnos del San Bernardo y de Igeltegi. En su contenido se recogen algunas informaciones de las obras que se estaban realizando, de las labores docentes, así como información propia de la asociación de Antiguos Alumnos. Durante unos cuan- tos años los dos apartados que permanecerán permanentes son los relativos a la vida religiosa y deportiva. Por lo que respecta a la vida religiosa se centra

127. Suplemento al Histórico para el año 1987. 128. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952. 129. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952.

385 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

básicamente en la Congregación Mariana, como muestra de formación educa- tiva de la juventud. Además se da información relativa a las tres secciones que conforman la congregación de María Inmaculada y San Juan Bautista de La Salle: Congregación Mariana, Cruzados Eucarísticos y Archicofradía del Niño Jesús, destinada a los más pequeños. La otra sección que irá adquiriendo su importancia será la relacionada con las actividades deportivas, donde se da cuenta de la formación de equipos, de las competiciones de fútbol con otros centros educativos, etc. Otras secciones permanentes son las dedicadas a las fotos de las tamborradas, a las actividades de los alumnos internos, las excursiones de los alumnos de los cursos superiores, además de noticias, poesías y, por supuesto, el cuadro de honor de los alumnos premiados. Con el paso de los años, esta publicación se irá transformando en una publicación de periodicidad variable y donde escasea la información, para convertirse en una memoria de curso donde obtienen lugar privilegiado las fotografías con los alumnos de los diferentes cursos y sus nombres. En algún momento hay que destacar la publicación de algunos textos en euskera, como en el número correspondiente al curso 1964-65, donde se recoge un poema a Donostia, escrito por Nemesi Etxaniztar, apellido de evidentes señas nacionalistas. En los últimos años dicha publicación tiene un formato de memoria de curso, más o menos estandarizada130. Asimismo esta asociación de alumnos irá estableciendo lazos con otras asociaciones lasalianas y desarrollando otro tipo de actividades131.

Como podemos observar, la amplitud de actividades nos ofrece una imagen del centro con recursos sufi cientes en todos los ámbitos: académicos, religiosos, deportivos y extraescolares. Esta imagen podemos completarla con otras opi- niones procedentes de los propios alumnos. En este sentido, en el curso 1969- 1970 los propios Hermanos llevaron a cabo una encuesta para recoger la opinión de los alumnos que llevasen unos cuantos años en el centro y que en aquel momento estaban cursando el Preu. Se trata de un colectivo de 35 alumnos, que rondaba su presencia en el centro durante unos 10 años, la mayoría de ellos, y que tendría aproximadamente unos 17-18 años. Por lo tanto, la imagen que nos ofrece del profesorado del centro corresponde al decenio de los sesenta, vistos desde 1970, en una Gipuzkoa que ha cambiado en muchos aspectos. Las pre- guntas que contestaron eran abiertas y se referían a los aspectos positivos y a las defi ciencias de los Hermanos, a su manera de ver, a la educación recibida y a las relaciones entre Hermanos y alumnado. Tras una lectura general de todas las res- puestas, la impresión que se tiene es que los alumnos tenían una buena opinión del profesorado en todos sus aspectos. Una respuesta tipo sería la siguiente:

130. En el Archivo del Distrito de Bilbao se encuentran prácticamente todas las memorias, Caja 989-Carpetas 1-10 y Caja 361-Carpeta 11. 131. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 50.

386 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

“en mi memoria ha quedado grabada una imagen de fraile efi ciente, enérgico y amable”132, dicho por un alumno tras once años en el colegio, matizando que como todas las personas tienen sus virtudes y defectos, pero que en general “trataban de entregarse a sus alumnos ayudándoles en cuanto les es posible”. Respecto a la disciplina que, en la memoria de muchos alumnos, suele marcar mucho, son escasas las respuestas que se refi eren a ello, en concreto tan solo tres respuestas se refi eren al tema. Una de ellas, refi riéndose a que el “método era el palo”, y las dos restantes, reconociendo que los castigos eran justos, al igual que los premios, o refi riéndose a que los castigos debían darlos los padres. El resto de respuestas no hace mención a esta cuestión tan criticada. Otros opi- naban que los Hermanos eran alegres, abiertos, que escuchaban, joviales, sim- páticos, conscientes de su labor, buenas personas, cumplidores de sus deberes, preocupados por sus alumnos, etc. En general, este es el tono de las respuestas, aunque a veces son críticos con la forma de enseñar, demasiado libresca, teó- rica, intelectual, pues se enseña a estudiar, pero no a pensar, o se enseña pero no se educa, según entendía algún alumno, aunque en general la mayoría afi rma que la educación era buena, e incluso excelente, sintiéndose orgullosos de haber estudiado en La Salle. Con respecto a las relaciones, las opiniones suelen resal- tar los cambios producidos a lo largo de los años, constatándose que a medida que eran mayores las relaciones eran más afables y positivas. Se trata de una fotografía panorámica de unos diez años donde la impresión general es positiva, sobre todo de los Hermanos como profesores preocupados por la enseñanza y sus alumnos. Una imagen creada tras unos cuantos años de convivencia con los Hermanos y a una edad en la que comienzan a sentarse las bases de la persona adulta. Entre algunos personajes más o menos conocidos, y que fueron alumnos de este centro, podemos señalar al portero de la Real, Arkonada, al periodista Iñaki Gabilondo o al escritor Bernardo Atxaga, quien en una entrevista, publi- cada en 1995, recordaba sus años en La Salle, donde “al segundo año llevaba unas melenas y era beattlemaníaco, que no te puedes imaginar. Yo siempre lo digo, Fernández Manchola y yo éramos los grandes modernos del colegio”133. De alguna manera estas expresiones son muestra de la huella dejada por su educa- ción en La Salle y que, de alguna manera, indican las señas de identidad de una determinada forma de entender la educación.

Profesorado

A la vista de las dimensiones y características del Colegio, el profesorado va a seguir una evolución acorde con el aumento del alumnado y las nuevas necesidades escolares. Si observamos el profesorado en su conjunto se

132. Los Hermanos te educan. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 792-Carpeta 20. 133. El Semanal, 23 abril 1995.

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aprecia, sobre todo a partir del decenio de los setenta, un descenso en la presencia de Hermanos como profesores; y, paralelamente, un aumento del profesorado seglar, masculino en un principio y femenino en los años fi nales de esta etapa. A pesar de esta situación, y a la vista de que la comunidad de Hermanos ya para 1976, reunía a 31 miembros, se decidió dividir esta Comunidad de la La Salle en dos: “Hariztigane” e “Igeltegi”. Ambas denomi- naciones están relacionadas con el entorno natural. Por una parte Igeltegi (=lugar donde hay ranas) era el nombre con el que se conocía el lugar donde estaba el Colegio; y, por otro, Hariztigane (= alto del robledal), era el nombre de una zona de la colina donde estaba instalado el Colegio. Para llevar a término dicha división el Hermano Visitador realizó una encuesta entre los miembros de la comunidad, resultando 18 votos a favor de la división, 10 en contra, un voto nulo y dos indiferentes. Los partidarios de la división expo- nían entre otras las siguientes razones: procurar mayor intercomunicación, interés por separar la comunidad de vida de la de trabajo, hacer más factible la vida comunitaria y religiosa, o ajustarse a las indicaciones del II Capítulo del Distrito sobre el número de miembros. Decidida la división, todavía el Hermano Visitador, Alberto Zabala, realizó otra encuesta sobre los criterios sobre los que debía hacerse la división. Aquí se pusieron de manifi esto sobre todo criterios de equilibrio entre las comunidades, vida interna propia, inde- pendencia entre las mismas, responsabilidades compartidas, que fueran igua- les en número de Hermanos o que, si era posible, reunir a los euskaldunes en una misma comunidad. La comunidad de Hariztigane quedó constituida por 16 miembros, cuya media de edad era de 33 años. Esta comunidad se ins- taló en la mitad oeste del tercer piso del edifi cio nuevo del Colegio, y al otro lado la de Igeltegi134. Por otra parte, la Comunidad de Igeltegi tenía, en 1980, 18 miembros, aunque tan solo 8 impartían docencia en el colegio. Lo mismo ocurrirá en 1983, pues de 16 Hermanos, 8 estaban jubilados y tan solo 7 se dedicaban a la enseñanza. Paulatinamente irá decreciendo esta comunidad en número de miembros, pasando de 13 Hermanos en 1991 a 6 en 1998, según los datos de que disponemos. Cada vez serán más constantes las notas e informaciones que informen del fallecimiento o de la enfermedad de algún Hermano. Hay que señalar que los Históricos de esta Comunidad insisten en que “los aspectos colegiales quedan excluidos de esta crónica- resumen”135, lo cual enriquece los avatares de la comunidad, pero transmite escasa información sobre los del Colegio.

El proceso de incorporación del profesorado seglar, debido a la falta de Hermanos y a las necesidades de atender a un numeroso grupo de alumnos y alumnas, plantearía en sus comienzos algún que otro recelo a la vista de los

134. Suplemento al Histórico para el año 1977. 135. Suplemento al Histórico para el año 1983.

388 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Históricos. Así, en 1953 se contrató a un “profesor civil”, pero ya en 1960 se señala que existen 16 profesores seglares, aunque no todos daban clase todo el día. En 1962, se señala que entre el personal civil también ha habido mejoría: se ha podido disminuir su número y eliminar a elementos muy poco valiosos, pues de 15 profesores en el curso pasado se pudo bajar a 10, de los cuales 5 daban clase todo el día; los restantes esporádicamente, incluyendo al profesor de Política y al de Educación Física.

Pero la preocupación por la presencia de profesorado seglar quedará puesta de manifi esto nuevamente en 1963, pues “debido a la abnegación de los Hermanos se ha hecho posible la reducción en el número de profeso- res civiles. Al presente quedan 2 que dan clase todo el día y 6 más que dan media jornada o alguna hora aislada por tratarse de titulados, amén del pro- fesor de Formación del Espíritu Nacional y el de Educación Física”. También, de los 12 profesores seglares en 1964, tres de ellos daban clase todo el día y los restantes algunas horas aisladas, aunque existe alguna queja con el profesor de Literatura y Lengua, que, aunque competente, adolece de falta de autoridad. Como podemos observar por el número de Hermanos presentes en esos años, es justamente cuando mayor es su presencia, pues a partir de 1965 ya va decayendo el número de Hermanos dedicados a la docencia. Por otra parte, y como se señala en el Histórico de 1969, la media de edad de la Comunidad era de 48 años, “excesiva” según se consideraba entonces y desde luego superior a la comunidad de Hariztigane en 1976, que era de 33 años, como ya hemos señalado. Por otra parte, también hay que señalar que la mayoría de los Hermanos, a lo largo de esta etapa, tiene votos perpetuos lo cual supone un mayor grado de compromiso con la comunidad y con la esta- bilidad de la misma. La presencia de Hermanos con votos anuales es casi inapreciable.

A la vista de los datos de que disponemos, la evolución de los Hermanos sufre un descenso entre los años 1965 y 1971, para volver a descender a par- tir de 1975. En cambio la presencia de profesores seglares va a ir conociendo un progresivo aumento, tanto en el profesorado masculino como femenino. En general ésta va a ser la tendencia y el ritmo evolutivo: descenso de los Hermanos e incremento del profesorado seglar. En los años ochenta todavía esta situación estaba prácticamente igualada entre la presencia de Hermanos y del profesorado seglar, como puede observarse en el gráfi co. Estamos hablando de una comunidad que comenzó en 1946 con seis Hermanos y que hasta la división, en 1976, llega a tener 31. A partir de esa fecha ya son dos comunidades con un parecido número de Hermanos. Por lo que respecta al profesorado seglar, en 1955 son 5 profesores que llegan a 1981 con una can- tidad de 13 profesores seglares y cinco profesoras, con algún que otro altibajo en su evolución.

389 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Donostia-La Salle. Profesorado (1982-2006)

A partir de 1982 comienza a confi gurarse un panorama distinto con respecto al profesorado, consolidándose dos tendencias: el descenso de los Hermanos y el aumento del profesorado seglar femenino, mientras que se mantiene, con un ligero aumento, el profesorado seglar masculino. De esta manera, se puede afi rmar que la fi sonomía del colegio ha variado, sobre todo en esta última etapa, ofreciendo un tipo de profesorado más de acuerdo con el perfi l de este tipo de centros. Esta situación, a la vista de la documentación, no parece haber provo- cado las suspicacias que hemos observado en los comienzos del centro. No obs- tante, hay que resaltar un momento especialmente grave, en 1988, con motivo de la huelga del profesorado seglar y que afectó a la mitad de los profesores y profesoras, pues, como señala el Histórico, “nos tenía desacostumbrados. Durante un mes largo las clases siguieron funcionando con relativa normalidad, estirándonos un poco los demás”136.

Como sea que una de las cuestiones más importantes, según entendían los Hermanos, era la formación académica y profesional, a lo largo de los años se puede apreciar que estas actividades irán adquiriendo una mayor presencia. Así, en el ámbito de las actividades educativas, tenemos que señalar la pre- ocupación por la formación profesional de los Hermanos. Para ello una de las vías era la celebración en Irun de un cursillo preparatorio de exámenes ofi ciales del magisterio, bien para ingresar, bien para superar algún examen. Hemos de recordar que durante estos años los Hermanos tenían su Escuela de Magisterio de Nuestra Señora del Juncal, que complementaba la formación no sólo de los

136. Suplemento al Histórico para el año 1988, Comunidad de Igeltegi.

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propios Hermanos sino de otras personas que estuviesen interesadas en la formación profesional del Magisterio. También se realizaban cursillos de contabi- lidad y dibujo industrial para los Hermanos en 1952. Con respecto a esta forma- ción académica, hay que señalar que en 1962 se trasladaron cuatro Hermanos a Oviedo para obtener el título de profesor auxiliar de Matemáticas y Ciencias, con resultados positivos para todos ellos. Paulatinamente se va a ir apreciando el aumento en el número de licenciados entre los Hermanos. Además de estas actividades encaminadas a la obtención de la titulación necesaria, sobre todo a partir de la aplicación de la Ley General de Educación de 1970, también se cele- braron cursillos para los Hermanos de EGB a fi n de ponerse al día con la nueva ley de educación y lo que signifi caba la enseñanza personalizada. Esta forma- ción en la década de los ochenta y noventa se centrará en jornadas educativas o cursillos, incluidos los de euskera.

El proceso de adecuación a la titulación profesional exigida por la ley será efectivo sobre todo a partir de la Ley General de Educación. Así, de los 24 Hermanos de la Comunidad existentes en 1974, 10 de ellos son licenciados (en ciencias y letras), 13 son maestros con títulos del Estado y 8 con título del magisterio de la Iglesia, además de 6 auxiliares de letras y 3 diplomados de francés137. Hay que señalar que no todos los Hermanos que formaban la comu- nidad se dedicaban a la enseñanza, pues algunos Hermanos se dedicaban a labores administrativas y otros estaban jubilados.

Una de las características de los Hermanos de esta Comunidad parece ser el que la mayoría de ellos son de procedencia geográfi ca guipuzcoana, según hemos podido observar en los años setenta. Así, en el año 1975 de los 29 miembros de la Comunidad, (23 Hermanos y 6 estudiantes), 13 han nacido en Gipuzkoa, 6 en Bizkaia, 3 en Nafarroa y 7 son de otra procedencia (Logroño, Burgos, Álava). Es decir, un alto porcentaje son de procedencia de la misma provincia. También se puede apreciar que la media de edad ya comienza a superar los 40 años, con la presencia en este año de 7 Hermanos que superan los 70 años y, por lo tanto, jubilados. Así, existen 3 Hermanos que superan los 60 años, 2 superan los 50, 6 son mayores de 40 años y 3 tienen más de 30 años; aunque 8 superen la edad de 20 años, entre los cuales hemos de incluir los seis estudiantes.

En otro orden de cosas, tenemos que señalar dos aspectos: por un lado que en el año 1966 35 Hermanos se dedican durante el mes de agosto a trabajar en “la composición de nuevos libros de texto para nuestra Editorial Bruño”138 siguiendo una tradición en la creación de textos escolares, pero que a partir de esa fecha se va a ir afi anzando.

137. Profesorado Curso 1974-75. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426-Carpeta 5 138. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

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El trabajo de los Hermanos, aunque centrado en las labores docentes, no dejaba de lado otro conjunto de actividades religiosas y comunitarias. En este sentido, estas actividades están divididas en dos líneas: la celebración de Ejercicios Espirituales y las excursiones. Por lo que respecta a los Ejercicios Espirituales se llevaban a cabo todos los años y se celebraban en distintas poblaciones, sobre todo en la primera época en Bilbao. En 1951 y 1957 se celebraba el retiro de todas las comunidades de Gipuzkoa en el propio colegio de La Salle. Al fi nalizar los retiros anuales, algunos Hermanos de la comunidad se trasladaron a Larraona a pasar unos días, durante los años 1962 al 1967. En 1971, algunos de los Hermanos de la comunidad se trasladan en su retiro anual de Semana Santa a Bilbao pues “el retiro es en vascuence”.

Las excursiones también eran una actividad que desarrollaron los Hermanos en la mayoría de los años, sobre todo a partir de la década de los sesenta. No deja de ser simpática la referencia que se hace en 1980 a la “tradicional cita de micólogos en Velate” y que continuará en los años siguientes. Pero lo que se observa es que en los últimos veinte años comienza a cambiar el disfrute de las vacaciones, pues si en 1984 el Histórico de Igeltegi, se refi ere a que había habido “vacaciones en San Asensio hasta que inventemos otra forma de des- canso veraniego”, en 1991 se señala que “las vacaciones estivales han sido esta vez de lo más heterogéneas: Cambrils, Guayente, Buenafuente, La Salle- enea, San Asensio y Donostia fueron los lugares preferidos”. Esta trayectoria se va confi rmando a lo largo de los años posteriores, para alegría de algunos Hermanos jubilados que en el año 2000 estuvieron en Andalucía, aunque este tipo de viajes ya se habían hecho con anterioridad, pues los jubilados fueron a Santiago de Compostela en 1982.

Para hacernos una idea de la movilidad que a veces se registra durante un año, a continuación recogemos algunas actividades realizadas en 1983:

• Se organizan convivencias de todo tipo en el Distrito: Infl uencia de la sociedad, de la familia y del colegio en el adolescente (San Asensio), Reunión Vocacional (Donostia), Didáctica Interdisciplinar (Compostela) Actualización teológica (San Asensio) y Directores y Administradores (San Asensio); • Se fomenta la Vida de Oración en comunidad; • Retiros en diversos lugares; • Salidas a Carrión y al Monasterio de la Oliva y dos grupos van a San Asensio de vacaciones, y los micólogos a Lacunza.

Ahora vemos las actividades recogidas en el año 2000:

• Celebraciones de los 75 y 50 años de algunos Hermanos;

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• Celebran la víspera de San Sebastián; • 2 Hermanos viajan a Madrid a realizar un cursillo; • En abril Ejercicios Espirituales en Irún y en euskera. • 2 Hermanos van a San Asensio; • Celebración de la Semana de La Salle en mayo; • Celebración de la Semana Vocacional • Los Hermanos jubilados van a Andalucía; • Vacaciones en Benasque; • Reunión en Irún para el Proyecto Comunitario; • Jubilaciones de varios Hermanos; • Celebración del Euskera Eguna en Donapaleu • Un Hermano viaja a Roma y otro a Viena.

Es decir, se trata de un conjunto de actividades que demuestran cierta pre- ocupación por la formación académica, religiosa y también lúdica. También se celebrarán otros tipos de reuniones, relacionadas con el Proyecto Comunitario, a partir de 1979 en Hernani. La elaboración de este proyecto suponía las reuniones correspondientes que se van a ir produciendo a lo largo de todos los siguien- tes años, como se repite insistentemente en los Históricos de la Comunidad de Igeltegi. En algún momento se recogen los objetivos que debía tener el Proyecto Comunitario, como ocurre en 1984, señalando que debe centrarse en: ser hom- bres de oración, lograr una verdadera fraternidad y vivir el apostolado, poniendo para ello los medios necesarios para conseguirlo. La enunciación del Proyecto Comunitario suponía un trabajo comunitario muy preciso: evaluación y plasmación de los objetivos y lo que suponía cada uno de ellos. Por ejemplo, el proyecto de 1976 recogía cuatro objetivos (Aceptación, disponibilidad, participación, trabajo y pobreza; Testimonio de fraternidad; Testimonio de oración y contemplación y Testimonio de compromiso apostólico). Para desarrollarlos se marcan una serie de metas y de compromisos precisos de trabajo que abordan tanto las relaciones personales entre los propios Hermanos, hasta las funciones del telefonista, los retiros, la catequesis escolar, las diferentes asociaciones, o los cumpleaños y otras fi estas139. Las labores relacionadas con la marcha de la Congregación tam- bién se refl ejan a lo largo de los años. Nos referimos a los trabajos alrededor de la celebración de los distintos Capítulos de Distrito y que suponía una serie de preparativos para las ponencias a presentar y las reuniones respectivas. Así en 1981 y 1982 se elaboran las ponencias y se eligieron los Consejeros del Distrito. De manera similar ocurrirá nuevamente en 1985, 1988 ó 1999.

139. Resumen del proyecto comunitario. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 846-Carpeta 34.

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Una forma de conocer el funcionamiento tanto de la comunidad de Hermanos, como de su actividad escolar ha sido recurrir a los informes de visita del Hermano Visitador, y a los que hemos tenido acceso hasta 1965. Con respecto a las reco- mendaciones sobre la educación, el Hermano Visitador les exige a los Hermanos que preparen bien las lecciones de catecismo, que expliquen bien los Misterios y que dediquen 4½ h. semanales a esta materia. También se les hacen varias recomendaciones en relación al comportamiento de los alumnos, etc. como ya hemos señalado. No obstante, para que la Comunidad pudiese cumplir con sus objetivos docentes y educativos y obtener el éxito esperado, se hacía necesario mantener una constancia en el trabajo, en la propia disciplina, en la preparación de las clases, etc. Todo este trabajo estaba bajo la responsabilidad de los pro- pios Hermanos, que a la vista de dichos informes cumplían adecuadamente con sus funciones docentes.

Las recomendaciones de los diferentes Hermanos Visitadores intentan coadyuvar en esta labor, de manera que en muchos casos se trata de consta- tar que están trabajando en el camino correcto o en otras pondrá en evidencia alguna observación para mejorar. Algunas de las recomendaciones están rela- cionadas con la vida comunitaria, las observaciones sobre prácticas religiosas o vocacionales, como se pone de manifi esto en 1959 “pues como protestamos en la 7ª respuesta solemne de nuestra toma de hábito ‘sólo hemos de buscar a Dios’ en nuestro estado, merezcamos progresar en su conocimiento, base psicológica de su amor, por el ESTUDIO SERIO Y AMOROSO DE LA RELIGIÓN consagrando a Él todo el tiempo dedicado por la Sta Regla. Sin este estudio concienzudo y constante, no podremos poseer la sufi ciente idoneidad reclamada por nuestra profesión de catequistas”.

Pero estas recomendaciones a la Comunidad adquieren su valor cuando las contrastamos con las que realmente van a tener una implicación en la labor docente. En este sentido es ilustrativa la recomendación realizada en 1960, donde se dice: “ahonden en un sentido de responsabilidad imprescindible para afrontar la obra tan hermosa que dirigen y en la que trabajan. Lo pide la trascen- dencia del trabajo que realizan, sus consecuencias temperales (sic) y eternas, la infl uencia para el bien o para el mal que han de ejercer tantos niños y jóvenes y de tan buenas disposiciones como aquí se juntan. Que ese sentido de respon- sabilidad se traduzca en: una mayor exactitud en el servicio de la educación, con vigilancias puntuales, completas, etc.; un mayor esmero en realizar el trabajo educativo, formas distinguidas practicadas y exigidas, mejor corrección de traba- jos escritos, más sistemas de trabajo en clase, etc.; una mayor entrega y gene- rosidad para no regatear ningún sacrifi cio por la cristiana y humana formación de los alumnos y el cuidado de crear una competencia creciente, muy necesaria”. Otro tanto podemos observar en la recomendación de 1958, insistiendo en la formación docente por encima de la preocupación por el deporte: “como conse- cuencia de este espíritu vayan bien organizadas y programadas las actuaciones

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escolares: diario del profesor, programas trimestrales, comprobación periódica que registre y oriente la ejecución de los programas. Y como corolario del mismo interior concierto, que las actividades superiores prevalezcan sobre las demás, en el elenco de organizaciones educativas: no supervalorar el deporte”140.

Por lo tanto, lo que se traduce de estas recomendaciones es que una Comunidad armoniosa repercute en la buena marcha de la actividad educativa. En este sentido se pueden aportar muchas más citas donde el tono de las reco- mendaciones no varía. Aunque exista un matiz más o menos diferente, todos ellas encaminadas a la completa identidad profesional de los Hermanos. De alguna manera estas recomendaciones también contribuían a completar la for- mación permanente del Hermano en su labor educativa y su propia personalidad “lasaliana”: “esmérense en fomentar una íntima estima personal y común del orden: orden interior que ordene ideas y afectos, rectifi que juicios y los haga prevalecer sobre los impulsos ciegos del humor; orden externo, refl ejo y reba- samiento del orden interno, impreso como sello característico en actuaciones y ambiente, que perviva indeleblemente en nuestros alumnos”141.

Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes:

• Hermano Juvenal Celso (Esteban Zaldua) 1946-55 • Hermano Javier Alfredo (Juan Enrique Beltrán) 1955-60 • Hermano Pedro Alberto (Pedro Orbezua) 1960-63 • Hermano Jacinto Venancio (Celedonio Arescurrinaga) 1963-65 • Hermano Cecilio Sáenz 1965-71 • Hermano Teodoro Sáez 1971-77 • Hermano Javier Alonso 1977-79 • Hermano Juan Landa 1979-88 • Hermano Segundo Garin 1988-94 • Hermano Mikel Arbizu 1994-2002 • Periko Alkain 2002-actualidad

Tanto Juvenal Celso, su primer director, como Juan Landa rondaron los diez años en la dirección del Colegio. Si bien no podemos evaluar la labor realizada por cada uno de ellos en la dirección del Centro, sí que podemos constatar que la primera dirección puso las bases que posibilitaron el prestigio que el centro años más tarde iba a lograr. Además, en esos primeros años, todavía no estaba

140. Estas tres últimas citas corresponden a los diferentes Rapport de Visite de los años señalados. 141. Rapport de Visite de 1958.

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totalmente defi nida la dedicación a la enseñanza secundaria, como lo sería a partir del segundo mandato. Por lo tanto, cabe decir que cada dirección atendió los diferentes cambios curriculares y legislativos, en función de la oferta escolar y el aumento de la matrícula, pero resaltando que todos ellos estaban preocupa- dos por la ampliación del centro y las obras de construcción.

No obstante, mención especial merece el primer Director del Colegio, pues representa muy bien el enlace que se hizo desde el principio entre este centro y el San Bernardo. El Hermano Celso, nació en la villa de (Gipuzkoa) el 1 de agosto de 1900. Tras cursar sus primeros estudios en su villa natal ingresa en Irun en 1913 donde realiza su formación religiosa y pedagógica, que poste- riormente coronará con los títulos de Maestro y Profesor Mercantil.

Su actividad docente la inicia el año 1918 en el Colegio San Bernardo de Donosti donde permanece hasta el cierre del mismo en 1928. En este colegio tenía particular relieve la enseñanza teórico-práctica de comercio. Tras varios destinos sucesivos en el Colegio de Los Angeles, Azkoitia, Bilbo y Valladolid es nombrado en 1940 Subdirector del Escolasticado y en 1943 Director del Noviciado de Irun. Aquí, además de su labor como formador, contribuyó con una ejecución impecable y con un abundante repertorio de composiciones poli- fónicas de carácter religioso y profano y, como organista, al esplendor de las funciones litúrgicas y demás fi estas.

A partir de 1946 se le encomienda la misión de construir en la fi nca de Igeltegi, en Donosti, un colegio que fuera continuador del recordado San Bernardo. Al que fuera de joven prestigioso profesor del viejo Saint-Bernard se le considera la persona idónea para enlazar la vieja generación de Antiguos Alumnos del centro de Ategorrieta con la actual. La organización de los estu- dios de comercio y bachillerato, la construcción del primer pabellón, la creación y animación de la Asociación de Antiguos Alumnos y la organización del Club Salletarrak, fueron todo un ejemplo de entrega y previsión. El Hermano Celso fue un hombre dinámico, emprendedor, efi caz, que manifestó extraordinario poder de convocatoria. Supo conquistar muchos amigos a lo largo de su vida con su amistad contagiosa.

Pero la labor de la dirección también era objeto de recomendaciones, avi- sos u observaciones, según el estilo de cada Hermano Visitador, en este caso el Hermano Cesáreo, hasta 1947; el Hermano Carlos Bautista, entre 1948 y 1953, el Hermano Pablo Manuel desde 1954 hasta 1963 y fi nalmente el Hermano Alberto Lucas, entre los años 1963 y 1965. En este sentido, dichas recomendaciones iban dirigidas a dos fuentes de preocupaciones: la primera, el ejercicio de la dirección espiritual, es decir, facilitando el trato con el resto de los Hermanos a través de un clima favorable, como se puede observar en esta recomendación de 1960, “que ayude en caridad a sus Hermanos a ir mejorando

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progresivamente en el modo de realizar su quehacer profesional. Son los frutos del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, etc., Todo se andará y siempre habrá imperfecciones que limar y faltas que reparar, para que así poda- mos seguir las huellas de Él, que va delante. Gobernar es servir, servir es amar”. La segunda fuente de preocupaciones estaba relacionada con el ejercicio de las labores más de vigilancia y buen gobierno, como se manifi esta en 1952, al avi- sar de que se restrinja “lo más posible las salidas de la Comunidad y sobre todo suprima los viajes a la frontera para prestar servicios a personas extrañas y que prescinda de las mujeres en todos los servicios que puedan ser desempeñados por criados, como la fregadera, hacer las camas de los internos, limpieza de las dependencias reservadas a los Hnos, etc.”, o que cuiden la censura cinemato- gráfi ca y de las publicaciones, u otra de menor enjundia, como por ejemplo la que le aconseja que “establezca un sistema completo y efi caz para que todos los Hermanos sean despertados a la hora regular”142.

También son de destacar las recomendaciones de 1952, del todo punto democráticas, en las que se le indica al director que reúna al Consejo de Comunidad con regularidad y proponga a su deliberación los asuntos genera- les de la casa. Incluso en 1954, vuelve sobre el tema, aconsejando que esas reuniones se celebren una vez al mes. Especial relevancia tuvieron los Consejos de Comunidad del año 1958, según se recoge en tres reuniones de ese año, para tratar temas relacionados con los requisitos ofi ciales para la obtención del permiso necesario para llevar a cabo la obra de construcción de los campos de deportes en la parte alta del patio colegial y el coste económico que suponía; la implantación para los cursos de Preuniversitario y último de Peritaje Mercantil, al programa de visitas culturales que la ley obliga a realizar a los centros industria- les y artísticos de la provincia; u otra serie de temas: no aceptar la propuesta de acortar el edifi cio por parte del Sr. Arquitecto; aprobar la propuesta del Director del Noviciado Menor de San Asensio “solicitando que se ponga a disposición (en el documento que transcribimos no aparece el qué hay que poner a disposición, aunque por el contexto previsiblemente se trate de algún medio de transporte) de los familiares de niños menores que quieran visitarlos los primeros domingos de cada trimestre”, cobrando el mismo precio que cuesta dicho viaje por ferrocarril; conceder un donativo de MIL pesetas para la suscripción de las Comunidades religiosas pro-damnifi cados de Valencia; confeccionar el reglamento del mes; y otras propuestas143. En este ambiente, la toma de decisiones por parte del Director resultaba mucho más fácil al poder compartir con los Hermanos una amplia variedad de temas.

142. Rapport de Visite de 1954. 143. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 721-Carpeta 10.

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6.3. Zarautz: el Colegio La Salle-San José

El rumbo de este centro, que fue el primero que se abrió en Gipuzkoa, seguirá las características de este periodo histórico, pero también las del resto de escuelas y colegios lasalianos del entorno. Como pusimos de manifi esto al referirnos a la etapa anterior, el Colegio de San José pasó por una crisis en los años de la República que se solucionó, por decirlo de alguna manera que no sea hiriente, con la incorporación de nuevos Hermanos a la Comunidad en sustitu- ción de los presentes hasta entonces, que habían sido acusados de “vascos”. Este cambio signifi có un giro notable para el centro, sobre todo en los años cua- renta, pues tachados como habían sido de pro-nacionalistas vascos, la nueva comunidad se empeñó en reafi rmar su españolidad por encima de todo, con lo cual, en muchas ocasiones, nos encontramos con unos alardes de tradiciona- lismo patriótico que no hemos visto en el resto de los centros, en las mismas circunstancias. Pero esa fi ebre españolista pasará con el tiempo, pues ya en los cincuenta se recuperan las fi estas vascas y la enseñanza del catecismo en eus- kera, siendo uno de los centros que más tempranamente comienza a impartir clases en euskera.

Otra de las características de este centro, que coincide con la mayoría de las escuelas y colegios durante esta época, es la fi ebre constructora, bien por las reformas que se llevarán a cabo, bien por la nueva edifi cación de la escuela, que se producirá en 1967. Aún así, no cesarán las nuevas construcciones para acomodar el nuevo edifi cio a las nuevas necesidades que vayan surgiendo. La celebración del 75 aniversario en 1979 fue la ocasión, dentro de este proceso de cambios y aumento de la matrícula alumnado, para que el centro cambie su denominación y pase a ser conocido como La Salle Ikastetxea-Colegio La Salle- San José, manteniéndose así hasta la actualidad.

La oferta escolar del centro fue variando a lo largo de este periodo, aunque ya tempranamente optó por los estudios de bachillerato laboral. Las reformas educativas de 1970 y 1990 tendrán su refl ejo también en el centro, adaptán- dose a las mismas y adecuando la oferta a las demandas del alumnado. Las características socio-económicas de Zarautz, con una dependencia importante del turismo veraniego, se refl ejarán en el tipo de estudiantes que acogía y en las opciones elegidas para su desarrollo profesional. El éxito de matrícula es especialmente constatable en la década de los ochenta, que coincide además con la incorporación de las niñas a este centro y la apertura de nuevas aulas. En las dos últimas décadas la matrícula quedará estabilizada aunque con un menor número de alumnos, bien por el descenso de la natalidad, bien por los límites en el número de alumnos por clase.

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Los años de la postguerra: entre la precariedad y el patriotismo

La situación posterior a la Guerra Civil en el centro, al igual que en el resto del pueblo, viene marcada por la precariedad económica, que se manifi esta a menudo con referencia a las condiciones laborales de los padres de los alumnos y también a los acontecimientos que se van sucediendo en el contexto social de esos años. Además, esta precariedad combinaba a la perfección con las manifestaciones de patriotismo español tan propio de la época, con un canto patrio que parece permanecer hasta los años cincuenta. Por otra parte, también el edifi cio escolar será un tema recurrente tan pronto termine la guerra, con una serie de peticiones de nuevos locales para acoger el colegio, que durante esos años, además, impartía docencia de bachillerato y tenía bajo su égida a alumnos y profesores procedentes de la “zona roja”. Por lo tanto, se trata de un conjunto de elementos que nos muestran la serie de vicisitudes por las que tuvo que pasar el colegio en unos años confl ictivos.

Recordemos que en 1936, al estallar la Guerra Civil, el colegio había sido protegido por “la bandera de los ‘solidarios vascos’ y no sufrió pesquisa ni requisa alguna”1 y que, tras la alegría por la llegada de los “requetés”, el centro recibió la orden de clausura por parte del Delegado de la Junta de Instrucción y el Gobernador con la obligación de cambiar el “personal vasco por el castellano”, lo cual no implicaba un cierre defi nitivo. La orden transmitida por el comandante militar el 29 de octubre de 1936 es tajante: “a partir del día de hoy quedan sus- pendidas las clases y clausurado el colegio de su dirección”2. El cambio exigido por las autoridades se produjo en noviembre de 1936, continuando el curso sin la mayor novedad. En ese mes de noviembre se inicia el Histórico de 1937, con estas frases de agradecimiento del pueblo de Zarauz por la llegada de los nuevos Hermanos: “Hijos de obediencia, sumisos y callados, llegaban a Zarauz cuatro humildes hijos de ‘La Salle’. Las gentes, sencillas y curiosas, apreciaban a su modo la presencia de los nuevos hábitos, que una ‘República indeseable’ en mala hora hiciera desaparecer. ‘Ya han vuelto los Jesuitas’, clamaban los niños asomándose por las esquinas. Las Autoridades, a quienes hubieron de visitar, se mostraron correctas y celosas de amor Patrio, tan necesario a todos, máxime a quienes tienen por misión restaurar valores olvidados o perdidos”3.

Pero en ese mismo año, ya comienza a manifestarse la situación precaria debido a la Guerra Civil, pues, por una parte, y “debido a las circunstancias”, cuarenta y tantos alumnos huyeron de la villa junto con sus padres “cuando las tropas nacionales reconquistaron estos pueblos de Vasconia”, y por otra,

1. Crónica de la casa de Zarauz correspondiente al año 1936. 2. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 32. 3. Crónica de la casa de Zarauz correspondiente al año 1937.

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“muchas familias viven precariamente, sin trabajo los padres y sin pan los hijos. Difícilmente acudirán a los colegios de pago”. Complemento a esta situación, también comienzan a darse muestras de patriotismo, ya que “queriendo dar fe pública de patriotismo el día de San José se celebró la BENDICIÓN DE LA BANDERA (subrayado y en mayúsculas en el original). Es de los colores nacio- nales y ostenta una preciosa imagen de San José con el Niño Dios. Lleva por inscripción DIOS y ESPAÑA”. Los actos se celebraron en la parroquia y en el patio del colegio, y al mismo asistieron las autoridades eclesiásticas, militares y civiles y gran parte del pueblo zarauztarra4.

Otras muestras de esa precariedad en la que viven no sólo determinadas familias, sino el pueblo en general, las vamos a ir encontrando en los años siguientes. No deja de ser curioso el caso que les ocurrió a los Hermanos en 1940, cuando tenían prevista una excursión a Getaria y que no pudieron realizar por falta de combustible para el autobús. Otro ejemplo de dicha precariedad lo constituye la orden que dio el Ayuntamiento en el año 1941 en la que conminaba al colegio a poner calefacción o si no procedería a su cierre, dadas las condicio- nes extremas en que los alumnos tenían que desarrollar sus actividades. Por si ello fuera poco, ese mismo año se produjeron en el litoral cantábrico una serie de vientos huracanados que dejaron el colegio en unas condiciones, si cabe, más maltrechas. La situación parece que era lo bastante grave como para que en el año 1944 la huerta del centro sea alquilada y trabajada por el padre de dos alumnos, además de cederle dos cerdos, con el objetivo de repartirse los bene- fi cios y pérdidas entre el padre de los alumnos y la Comunidad. Para continuar con esta retahíla, hija de las condiciones económicas de la época, en el año 1945 se recoge en el Histórico, el agradecimiento que se hace desde y entre las diferentes Comunidades al reparto de 750 kilos de arroz por parte del Ministerio de Industria y Comercio “que nos lo agradecen, pues les viene como del cielo”.

Más pruebas de la mala situación económica las constituyen la importan- cia que los Hermanos le dan a la plantación de seis perales en la huerta que tienen en la casa (1953) o la construcción del nuevo gallinero en una de las habitaciones de la propia vivienda (1955), el cual sufre una reparación en el año 1963 y la incorporación de 25 gallinas, las cuales dieron “satisfacción completa” (1963). Por supuesto, y como ocurre en otras comunidades, hay que destacar la importancia que se da a la matanza del “cherri” (sic) en los años de posguerra. Como refl ejo de lo que estaba sucediendo en aquellos años, también la documentación del centro se hace eco de la huelga general de 1951, debido a la carestía de la vida y que, como bien señalan en el informe, “no respondía a ningún interés de carácter político o social”, sino a la precariedad económica en la que vivían. Por otra parte, ese mismo año, los Hermanos habían acudido a Donostia a un reconocimiento médico y a la vuelta, entre Aginaga y Orio, el tren

4. Crónica de la casa de Zarauz correspondiente al año 1937.

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en el que viajaban descarrilaba “parándose milagrosamente al borde del río, entonces en marea alta” lo que obligó a los Hermanos a volver a Zarautz a pie.

Esta situación de precariedad, que afectaba a todos los órdenes de la vida, se desarrolla bajo un discurso y unas prácticas continuas de fervor patriótico, nunca antes puestas de manifi esto en este centro, ni siquiera en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, muy proclive también a este tipo de manifes- taciones a través de la escuela. Sin duda, el contexto social animaba a estas prácticas, pero posiblemente también la incorporación de Hermanos castella- nos, seguramente procedentes de otras comunidades del Distrito de Valladolid, las favorecieron. Esta actitud respondía a los antecedentes del centro y, por lo tanto, debían mostrarse de lo más patriótico, para así demostrar que no que- daba ni resquicio de la comunidad “vasca”. Sea por una cosa o por la otra, lo cierto es que en los primeros diez años no deja de apreciarse este tipo de mani- festaciones, que destacan con respecto a otros centros en Gipuzkoa en esa misma época.

Desde luego, los años que transcurrieron entre la llegada de las tropas franquistas a Zarautz hasta el fi nal de la Guerra Civil, están plagados de esas manifestaciones patrióticas, que aprovechaban cualquier acto para hacer alarde de la nueva ideología que se estaba imponiendo en la zona conquistada por la “España nacional”. Una muestra de ello la encontramos en la celebración del día de San José, festividad del colegio, en el que la madrina del festejo se dirige a los profesores y alumnos como “valientes guerreros y milicias infantiles”5 en la entrega de una bandera “roja y gualda, teñida de sangre y oro, símbolos del heroísmo y del amor”. Tras un discurso trufado de las joyas nacionales que triun- faron en la Unidad de España, solicita a los profesores y alumnos que guarden la bandera con cariño y que la honren con la virtud y valentía, “con vuestra vida de perfectos cristianos y perfectos españoles, como buenos hijos de Dios y de España”. Para fi nalizar el discurso con los dos gritos de la retórica del momento: ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva España!

Estos actos a veces surgían por propia iniciativa del colegio, como se puede comprobar por la petición de un permiso que hizo el Director del Colegio al Gobernador militar de la provincia en el “II año triunfal”, es decir en 1938, para celebrar “una función patriótica” en el Frontón Cinema y cuyo objetivo era fomentar “el amor Patrio y rendir tributo de admiración y gratitud a los Mártires y Héroes de Dios y España”6. Con ello se pretendía además recaudar fondos para un “monumento a los mártires de Zarauz muertos por Dios y por España” y rendir tributo de admiración y gratitud a “los Caídos, los Vencedores y a nues-

5. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 31. 6. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 40.

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tro Caudillo FRANCO”. El Histórico de ese año se hace eco del éxito alcanzado de la siguiente manera: “el Sr. Comandante felicitó públicamente al Colegio particularmente lo hicieron muchas familias principalmente los parientes de los caídos por Dios y España, en cuyo honor se dedicó la fi esta”. Posteriormente el Sr. Comandante Militar dijo al Hermano Director: “la fi esta patriótica fue muy oportuna. Ha sabido Vd. librar al Colegio de un trance difícil. Mis superiores mili- tares me han preguntado varias veces sobre la educación patriótica que se da en el colegio de San José. Les he contestado que esmeradísima y que podemos proponer al Colegio de San José como modelo de educación patriótica y ciuda- dana”. Como puede observarse por este último comentario, parece que el centro no escapaba de la vigilancia que sobre él ejercían las autoridades militares.

En otras ocasiones eran instancias ajenas al colegio las que promovían estas manifestaciones, como ocurrió en ese mismo año de 1938, cuando la jefatura Local de Zarautz de Falange Española Tradicionalista y de las JONS se dirige al director del Colegio recordándole la obligación de acudir todos los domingos y días de fi esta a la misa de la Parroquia de la villa, “encuadrando a sus alumnos, a tal fi n, en las Organizaciones Juveniles de Falange”7. La cola- boración del colegio con este tipo de actividades era patente, bien entregando dinero al Alcalde, con motivo de una suscripción abierta para el “aguinaldo del soldado”, bien impartiendo clase a un numeroso grupo de alumnos asilados en Zarautz, hijos de muertos en campaña8. Este tipo de actuaciones no quedaban en el ámbito local, sino que también se observa cierta relación con la Federación de Amigos de la Enseñanza, en su sede del Colegio de Santa María de Vitoria, que les remite la circular de 5 de marzo de 1938 del Jefe del Servicio Nacional de Primera Enseñanza, Romualdo de Toledo, por la que se recuerdan los debe- res y orientaciones que debe seguir el magisterio sobre educación religiosa, patriótica, cívica y física de los alumnos.

A pesar de la alegría por la fi nalización de la Guerra Civil en 1939, la marcha de los niños y profesores forasteros procedentes de las “regiones recientemente liberadas”, y la vuelta a una cierta normalidad, las manifestaciones patrióticas no cesan, ni tampoco la presencia de los delegados de organizaciones juveniles. Así, en 1940, con motivo de la celebración de la clausura del primer trimestre de ese curso, a la que acudieron las autoridades locales, el citado delegado repartió “regalos entre los afi liados que más se habían distinguido por su disci- plina en las ‘Milicias’”. El éxito de este festejo fue tan del agrado del Jefe local que se propuso otra fi esta similar con motivo de la celebración de Reyes, en la que se repartieron juguetes entre los niños. En los años siguientes se va a con- tinuar con este tipo de actos en los que tenía un papel preponderante el Frente de Juventudes. Veamos cómo narra el Histórico la celebración del año 1941:

7. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 29. 8. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 36.

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“esta velada resultó de lo más lucida de cuantas se han venido celebrando en los últimos años a juzgar por lo que dijo el público. Un llenazo importante, con las Autoridades al frente. Se rifó un cordero y tocó al que hizo de RETORTIJONES DE ¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhh! Las monjas de la Caridad nos ayudaron a vestir a los pastores en la ADORACION DE PASTORES y lo mismo en el misterio. Fue una cosa muy lucida gracias a su aportación. Arocena, D. Cándido, nos prestó los trajes de ángeles. Laus Deo”. 1943 fue un año especialmente agitado debido a la llegada a Zarautz de unos trescientos franceses que huían de su país a causa de la Segunda Guerra Mundial, de ellos unos treinta acudieron al colegio pidiendo clases de Lengua castellana. También ese año se consiguió recuperar una estatua de San Juan Bautista de La Salle, “que presidía la comunidad de Santoña y que después del Movimiento Nacional se rescató. Don Jesús Ibañez se encargó de traerla en un vapor pesquero hasta Zumaya y desde allí en tren hasta Zarauz. Hubo que hacer alguna reparación en los Talleres de San Ignacio de San Sebastián. Es un obsequio que hace la Comunidad de Zarauz a la casa Noviciado en donde no había ninguna estatua del santo hasta ese momento”9.

El edifi cio escolar: amenazas de cierre, nueva construcción y reformas

Las vicisitudes por las que pasó el colegio de San José se pueden contem- plar en todas sus dimensiones siguiendo la evolución y los problemas en los que se vio implicado el edifi cio y las condiciones materiales del Colegio. A la vista de este proceso, se puede establecer una serie de etapas que marcan muy bien algunas características distintas. De esta manera podemos señalar una primera etapa que va desde 1940 hasta 1964, en la que la precariedad de medios, la continua amenaza de cierre, las difi cultades económicas, el excesivo pago de los alumnos, los problemas con la dueña del edifi cio y el alto alquiler son las constantes. Se puede establecer otra segunda etapa que va desde 1964 hasta 1979, fechas en las que el centro muestra sus continuas preocupaciones por la adquisición de unos terrenos, la obtención de créditos y la construcción de un nuevo edifi cio, hecho que se llevó a cabo en 1967. La construcción del nuevo edifi cio no impediría que se continuasen las obras de reforma, establecimiento de nuevas aulas, construcción de un frontón y otras fuentes de preocupaciones, como las repercusiones de la construcción de la autopista Bilbao-Behobia en el edifi cio escolar. Finalmente, podemos establecer una última etapa a partir del 75 aniversario del Colegio, en 1979, y que supuso el cambio de denominación del centro y una cierta estabilidad, mucho más centrada en cuestiones admi- nistrativas y en la adaptación a las nuevas reformas educativas y a la nueva situación de centro concertado, detectándose una cierta rutina en la marcha normal del centro. Como vemos se trata de unas etapas que muestran los cam- bios habidos en el centro con relación a las nuevas necesidades y a la cada vez mayor aceptación del centro en la villa de Zarautz.

9. Crónica de la Comunidad de Zarauz, 1943.

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Situación precaria y amenaza de cierre

El decenio de los cuarenta no fue especialmente favorable para la mar- cha del colegio, por lo que respecta a las condiciones materiales del edifi cio escolar. Esta situación va a durar más de veinte años, caracterizando toda una etapa. Ya en 1939 asistimos a la manifestación de cierta inquietud por el porvenir del colegio, pues por una parte el Hermano Visitador, tras reunirse con una representación de la Junta Directiva de Padres de Familia y el párroco con el objeto de informar a la Superioridad en Roma, veía difi cultades para con- servar el colegio, debido a la necesidad de “personal para sustituir a los des- aparecidos durante la Revolución”. Pero tampoco agradaba la alternativa que ofrecía el Cura párroco, Melitón Pagola, en el sentido de ampliar la Parroquia y junto a ella acomodar locales para el colegio: “el Hermano Provincial agradeció la buena intención, pero rehusó el ofrecimiento, por falta de sentido pedagó- gico y educativo […]. La negativa, aunque muy cortésmente expresada, no debió agradar al Sr. Cura, D. Melitón Pagola, quien muestra desde entonces cierto descontento, con alusiones públicas o privadas, unas referentes a los niños, otras a los Profesores […]. No podíamos aceptar una Escuela Parroquial como el Sr. Cura la llamaba, carente de la libertad necesaria a una Comunidad Religiosa y sin fundamento económico ni pedagógico”10. Esta situación va a ser una constante, tanto por lo que se refi ere al edifi cio como a la actitud del cura, quien no cesará en su animadversión contra los Hermanos. A los pocos meses el Hermano Visitador ya se manifi esta a favor del cierre del colegio, pues no le ve un porvenir halagüeño11.

Esta opción del Hermano Visitador será permanente a lo largo de los años, y prácticamente se convierte en una retahíla que durará hasta que, en la década de los sesenta, se plantee la construcción de un nuevo edifi cio. Es decir, más de veinte años de continuas quejas y con algunas soluciones parciales. Las manifestaciones desfavorables sobre las condiciones materiales del centro, recogidas en los Informes de Visita del Hermano Visitador, son reiterativas hasta el cansancio. No pasa año sin que esté presente la amenaza del cierre del colegio y muestre las inquietudes por diferentes motivos (competencia con la escuela de los franciscanos, apertura de una Academia o el aumento de cuotas a las familias). Este es el tono de algunas de las afi rmaciones del Hermano Visitador en esos años: “No vemos porvenir”, “No vale hacer reformas en la casa” (1944); “Aunque la situación no es muy halagüeña, nos conviene conti- nuar para no perder un punto que es muy interesante” (1946); “Propuesta del cierre de la escuela” (1947); “Mala situación de la casa, traslado de la comu- nidad a otro punto” (1948); “Pocas esperanzas para el arreglo defi nitivo de la

10. Crónica de la Casa de Zarauz, 1939. 11. Rapport de Visite de 1939.

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Escuela” (1952); “Persisten los problemas con los locales del Colegio” (1959) o, incluso alguna más tajante, cuando afi rma que “fi nalmente se prevé el cierre para el verano de 1960” (1959).

De manera simultánea se van realizando obras de mantenimiento que ya se inician a partir de 1942, fecha en la que el Hermano Visitador, junto con el Director del Colegio de Santiago Apóstol de Bilbao y D. Pedro Ispizua, arquitecto de Bilbao, se trasladaron para ver la casa y estudiar su adaptación a las nece- sidades del colegio. Los arreglos parecían difíciles pero, aún y todo, se llegó a realizar unos planos y un presupuesto. Al año siguiente comenzaron las obras que terminaron en 1944 con el cierre de la huerta, que quedó aislada de los patios, además de otros arreglos en la casa, el salón, las vidrieras y la protección del frontón. Todos estos gastos son sufragados por los fondos de los Padres de Familia. Pero en ese mismo año comenzaron los problemas con la dueña del inmueble, Bernardina Aguinaga, quien se puso “un poco tonta, con motivo de la poda de los árboles del patio de los niños; pues en contra de lo que declara el Sr. Notario alega el derecho al ramaje de dichos árboles…porque… ‘los otros’ se la cedían”12. Lo cierto es que tuvo que intervenir hasta el Juez “ante la terquedad en que se coloca esta señora. Al fi n cedió con algunas reservas que se dejasen algu- nas ramas, que el viento se encargó de romper”. Todavía en diciembre de 1947 continúa este desencuentro, pues se procede al “derribo de árboles que rodea- ban la fi nca, cayendo todos menos los del patio, según la voluntad de la dueña. Destrozo importante que quita a la casa su aspecto señorial. Ella se quedó con los troncos, como es natural, pero las ramas, de acuerdo con la señora, que pre- tende varias veces deshacer, se repartieron a medias entre ellas y nosotros”13. En 1952 se llevarán a cabo nuevos arreglos en la casa y en 1955 se instaló en una de las habitaciones de la casa un nuevo gallinero, sistema americano, que según los prospectos, prometía resultados infaliblemente optimistas, pero la frase “con escarmiento en cabeza propia se quisieran experimentarlos”, parece indicar, sin duda, que esta experiencia no logró el éxito previsto.

Por otra parte, en el año 1951 también se celebra una rifa para recaudar fon- dos para pagar un préstamo, tarea que se repite algún otro año más, así como otras rifas que montaban las hermanas Zabalegui, en 1963, propietarias de un bar del mismo nombre y cuya recaudación iba a parar para la construcción de una Capilla. Ese mismo año el frontis del frontón se viene abajo y se sospecha que ello puede suponer el cierre defi nitivo del colegio, pero el Presidente de la Asociación de Padres de familia, sin previo aviso solicita un préstamo de 30.000 pesetas a la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián y se arregla el citado frontis con un gasto fi nal de 29.800 pesetas.

12. Comunidad de Zarauz. Crónica del año 1944. 13. Comunidad de Zarauz. Crónica del año 1947.

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Pero entre los problemas con la dueña del local y, sobre todo, debido a la pre- cariedad de la escuela, la situación no podía ser más deplorable e insostenible, como se comienza a palpar de manera escandalosa en 1960. El 10 de enero de ese año, el Hermano Pablo Manuel, a la sazón Visitador Provincial, se dirige a D. Ambrosio Aguirrezabalaga, Presidente de la Asociación de Padres del Colegio de San José, para comunicarle que, tras la visita regular de noviembre de 1959, y después de las pertinentes consultas, el trabajo de los Hermanos en Zarautz debía terminar defi nitivamente, pues los intentos de atender las demandas presentadas hasta ese momento no habían remediado la situación. Es decir, le expresa claramente la “retirada de los Hermanos de Zarauz, aunque la medida hubiera de resultar particularmente dolorosa”14. Para ello, el Hermano Provincial aprovecha este escrito para argumentar los motivos de su decisión y, sobre todo, manifestar que después de 30 años de vigencia del Colegio “son varias las circunstancias que siguen sin conveniente solución”. Entre ellas subraya las siguientes: en primer lugar, el hecho de que la casa en la que se encuentra el colegio es inadecuada, tanto por los locales, como porque la propiedad no corresponda al patronato o Junta; en segundo lugar, el régimen administrativo no garantizaba los recursos necesarios y, en tercer lugar, los estudios debían adecuarse a las necesidades locales de carácter técnico-industrial y, en este sentido, los PP. Franciscanos ya lo tenían resuelto magnífi camente. Además de estos argumentos también se consideran otros aspectos relativos al alumnado, a la gratuidad y al tipo de estudios. La contestación por parte de la Asociación de Padres llegará a los 12 días y en ella se le comunica al Hermano Provincial que se han puesto en contacto con el Ayuntamiento a fi n de solicitar la cesión de unos “terrenos amplios donde se pudiera edifi car un nuevo Centro digno de los Hermanos y de un Zarauz de progreso”15. Al parecer el Ayuntamiento ya había mostrado cierto interés en complacer tal demanda y la Asociación quedaba invi- tada a un pleno extraordinario para tratar exclusivamente este tema el día 24 de enero.

A partir de ese momento ya existe un acuerdo por el cual el Ayuntamiento se compromete a ceder a la Asociación de Padres de Familia un terreno de 10.000 metros cuadrado, lo cual permitiría a dicha asociación encauzar el problema de la edifi cación. En junio de 1960 el Visitador Provincial, a la vista de la implica- ción de dicha asociación y el tesón con el que han reivindicado la presencia de los Hermanos en Zarautz, además de la buena disposición de la Corporación Municipal, plantea a la Asociación los elementos a tener en cuenta de cara a la construcción del nuevo edifi cio. El punto de partida de los Hermanos era la reforma del plan de estudios, eje sobre el cual tenía que pensarse la nueva cons- trucción. En este sentido, la posición del Hermano Provincial es clara: hay que

14. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 13. 15. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 24.

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pensar en que los estudios se centren en el bachillerato laboral, “que responde a los deseos de quienes desean una preparación técnica y aún a los de quienes quieren seguir en general la Enseñanza Media para disponer de distintas carre- ras”16. Es decir, se pretende que con el nuevo edifi cio se amplíe la oferta esco- lar, complementando así los estudios de primaria y acogiendo a unos alumnos con un mayor tramo de edad. Si esto era lo que se pretendía, los requerimientos tenían que ser acordes y tener edifi cio e instalaciones sufi cientes: terreno de dos hectáreas, construcción de 10 aulas (primera enseñanza, cinco años de Bachillerato Laboral y clases complementarias), laboratorios, biblioteca, depen- dencias para una comunidad de doce Hermanos e instalaciones con mobiliario escolar adecuado para talleres y maquinaria. Estas premisas se convertían a su vez en una exigencia, pues habría que lograr el permiso de la Dirección General de Enseñanza Laboral y, para ello, habría que cumplir unos mínimos. En este mismo escrito, el Hermano Provincial es consciente de que se trata de una tarea ardua y que supondría una cierta dilatación en el tiempo, por lo cual muestra su disposición de continuar en las condiciones entonces existentes, siempre que se orienten los pasos en la dirección señalada.

Mientras tanto, el Hermano Director se dedica a recopilar información para estudiar la viabilidad de la propuesta del Bachillerato laboral. Para ello, desde la Escuela de aprendices de Altos Hornos de Vizcaya, el Hermano Alberto le transmite información relativa a las disposiciones vigentes sobre la Enseñanza media profesional (el Bachillerato laboral), además de una memoria sobre el organigrama de dichos estudios y los niveles de correspondencia en el entra- mado de los estudios profesionales, junto con el curriculum a impartir, según la orden ministerial de 14 de octubre de 1959, entonces vigente. Por su parte la Asociación está en contacto con el Ayuntamiento para solicitar colaboración y ayuda económica, formándose para ello una Comisión en su seno. La cor- poración municipal, a la vista de los avances, recopila información sufi ciente sobre los compromisos que pueden adquirirse. En este sentido, realiza una prospección de alumnado posible (unos doscientos, entre primaria y profesio- nal), el estado del edifi cio, la posición de los Hermanos en cuanto al edifi cio, la constitución de la Asociación y las ideas de dicha asociación y compromisos adquiridos. Es decir, se trata de un recopilatorio en el que se fi ja la situa- ción en la que se encuentran las tres partes implicadas: el Ayuntamiento, la Asociación de Padres y los Hermanos, reconociendo todos ellos la necesidad de un terreno cedido por el Ayuntamiento, el compromiso de la edifi cación de una escuela por parte de la Asociación y el proyecto de unos estudios de bachillerato laboral que permitiría la continuidad de los Hermanos17. El Alcalde

16. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 13. 17. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 27.

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ya había manifestado públicamente en la prensa18 su compromiso a favor de la permanencia de los Hermanos y a la cesión del terreno y también los candi- datos en representación del grupo de Cabezas de Familia para las elecciones a concejales de noviembre de 1960 habían manifestado en sendos pasquines que estaban dispuestos a solucionar el tema de las escuelas en Zarautz. Uno de estos candidatos era Ambrosio Aguirrezabalaga, que era a su vez el presi- dente de la Asociación.

Si bien tanto el Ayuntamiento como la Asociación habían mostrado su con- formidad y compromisos, en cambio la situación con respecto a los estudios de bachillerato laboral planteaba una seria difi cultad, pues en Zarautz existía esta oferta educativa por parte de los Reverendos Padres Franciscanos19. En este sentido resulta esclarecedor un escrito dirigido al Director de la Escuela de Zarautz por parte de la Comisión Episcopal de Enseñanza que, desde el Secretariado Nacional de Formación Profesional de la Iglesia, manifi esta sus dudas con respecto a la obtención de esos estudios por parte de los Hermanos, pues los franciscanos mostraron sus reticencias frente al Comisario de dicha Comisión, el Padre Mendoza, jesuita, en su visita de inspección a Zarautz. En síntesis, si se seguía por la vía de dependencia de la Iglesia, los franciscanos tenían las de ganar, mientras que si la petición de los estudios se hacía por los cauces de centros dependientes de Patronatos había más posibilidades, pues sería el Ministerio el que tenía toda la palabra20. No hace falta recordar que las relaciones entre los franciscanos y los Hermanos, en Zarautz, tenían una larga tradición de desencuentros, que se solucionarán en 1967, una vez afi anzada la enseñanza laboral de los lasalianos en esta población.

Todo lo que parecía encauzado en 1960 no tenía la fuerza sufi ciente, ni el nivel de compromisos era tan fi rme como se creía en aquel momento. Así, el 25 de mayo de 1961, el Hermano Pablo Manuel, Visitador Provincial, se dirige al Alcalde de Zarautz notifi cándole que en enero de 1960 ya había expuesto la situación lamentable del colegio de San José a los Padres de familia y al parecer se habían tomado algunas decisiones, pero que llegado ese momento no podían continuar los Hermanos regentando el Colegio de San José y “concluido este curso escolar a fi nales del mes de junio, tomarán lo más rápidamente que les sea posible las medidas oportunas para retirarse de Zarauz en estas mismas

18. Declaraciones del Alcalde al periódico Unidad de fecha 25 de octubre de 1960, p. 3. 19. Intxausti, J. (1995): Euskal Herriko Lanbide-Heziketa. La formación profesional en Euskal He- rria. Desde una experiencia comarcal: La Escuela Profesional Obrera de Zarauz 1943-1993, Langintza Eskola, Zarautz, 1995. 20. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 39.

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vacaciones veraniegas”21. Es decir, le hace saber, con un mes de antelación, la retirada de los Hermanos. Esta comunicación resultaba explosiva pues pare- cía zanjar cualquier posible continuidad de los Hermanos. Pero entre febrero y junio de ese año son varios los movimientos que se llevan a cabo22: los Padres de familia se constituyeron en una nueva asociación, presentando sus esta- tutos ante el Gobernador civil, el Guardián de los Franciscanos comunicó al Ayuntamiento la aprobación de los estudios de bachillerato, el Ayuntamiento realizó las consultas pertinentes para la cesión de los terrenos y el obispado de Donostia no comprendía la actitud de los Hermanos de retirarse de Zarautz23. Lo cierto es que el 12 de junio se celebró un pleno en el Ayuntamiento donde se discutió la posición de los Hermanos y una Comisión del Ayuntamiento se presentó ante el Obispo para solicitar su intervención y favorecer una solución aceptable entre los Hermanos y el Ayuntamiento. También la prensa se hizo eco de los acuerdos del Ayuntamiento que, desde hacía un año, se ratifi caba en la cesión de una parcela a la Junta de Padres de Familia24.

Pero a pesar del ultimátum de mayo de 1961 la situación no parece que se solucionara inmediatamente, pues como se recoge en el Histórico de 1962, “se abre el nuevo año sin nada concreto sobre el asunto del colegio, sino promesas del Ayuntamiento, de que el día de San José, los terrenos de la zona escolar pasarán a poder de la Junta; el tiempo se encargó de demostrar la falsedad de tales promesas”. A fi nales de ese año ya se habla de los problemas sobre la adquisición de nuevos terrenos: se van a adquirir nuevos terrenos para el cole- gio. Éstos pertenecen a una propietaria de origen belga. En septiembre llegó el matrimonio belga, cuya mujer era hermana de la propietaria de los terrenos, que- dando en escribir de nuevo a su hermana, llegando a dos conclusiones: el precio del terreno y una pronta contestación. La carta se demora y el Hermano Director vuelve a escribir a la propietaria (diciembre). El día 21 llega la carta con el precio del terreno “un tanto exagerado”, aunque el narrador del Histórico manifi esta que “veremos la forma de lograr que rebaje y sea un precio que el Ayuntamiento esté dispuesto a pagar”25.

En 1963 la situación del Colegio seguía como hacía doce meses: “muchos adictos al Colegio demuestran su extrañeza de que se demore tanto el comienzo

21. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 14. 22. La carencia de los “Históricos” de los años comprendidos entre 1956 y 1961, tanto en el Archivo del Distrito de Bilbao como en Roma, no nos permite recoger la voz de los Hermanos en todo este proceso. 23. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpetas 14 y 26. 24. Diario Vasco, 14 de junio de 1961. 25. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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de la construcción; como el Sr. Alcalde cuando se planteó el problema por pri- mera vez anunció en el periódico que aquel día los Hermanos eran propietarios de 10.000 metros cuadrados que el Ayuntamiento ponía a su disposición, la gente crédula tomó aquello como un hecho cierto y de ahí sus continuas pre- guntas por el inicio de las obras. A cuantos nos preguntaban procuramos acla- rar la falsedad de la cuestión. Hubo quienes no tan afectos a los Hermanos, hicieron correr la voz de que nos faltaba dinero para comenzar la edifi cación. ¡Si sólo fuera voz! Pero ninguno de los que así hablaban adelantó nada de su bolsillo”26. Pero lo cierto es que no todo funcionaba en el sentido correcto. Aún y todo, en mayo de ese año surge una esperanza: “como dejando los trámites en manos del Ayuntamiento, la cosa va para largo, Ambrosio (presidente de la Junta) pretende llevar el tema por nuestra cuenta. Se acepta el precio fi jado por la propietaria, 40 pesetas por metro cuadrado y el Presidente está dispuesto a adelantar el dinero. Se envió carta a la propietaria urgiendo una pronta contes- tación y rogando para que viniera a la fi rma de la compra o indicara otro que lo hiciera en su nombre, pero en el mes de agosto todavía no teníamos noticias”27. A primeros de diciembre se recibe la carta de la propietaria de los terrenos, “en ésta se ve bien claro su poco interés por la venta; da como solución que ella vendería a la familia de la Fabiola (reina de Bélgica) para que ella a su vez nos lo vendiera o regalara. Dejando a un lado a la belga, se piensa en unos terrenos próximos y que pertenecen a la marquesa de Narros. Acude el Hermano Director acompañado del Secretario de la Junta y se entrevistan con el Administrador, que les da muy buenas esperanzas”. Es decir, después de dos años detrás de la compra de las propiedades pertenecientes a una persona belga, se proyecta la compra de otro terreno y la edifi cación de una nueva escuela y de la vivienda para los Hermanos.

El cambio de la Junta de Padres de familia en 1964 logrará impulsar nuevamente la defi nitiva solución al nuevo edifi cio. El presidente de la Junta será Antonio Aranzabal y el secretario Kepa Murua, dinámico defensor de los Hermanos en la prensa de la provincia, entre sus objetivos principales estaba el lograr fondos para la construcción del colegio. Esta Junta merecía el mayor aprecio de los Hermanos, como se constata en el Histórico de 1963.

Impulso defi nitivo para la construcción de un nuevo colegio

Los años transcurridos entre 1964 y 1967 son defi nitivos para lograr la construcción de un nuevo colegio, iniciándose así una nueva etapa en la carac- terización de este nuevo centro escolar, no sólo por la construcción del colegio

26. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 27. Supplément à l’Historique pour l’année 1963

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sino por la aprobación del centro como de enseñanza media y profesional. Con ello se lograba dar un paso adelante en las pretensiones de los padres de fami- lia, pero también en los objetivos propuestos por los Hermanos desde 1960. En este sentido, es remarcable la referencia que a estos hechos se hace en el Histórico de 1965, cuando se habla de sucesos notables, refi riéndose a los siguientes acontecimientos: en primer lugar, reconocimiento ofi cial de la Enseñanza Media profesional en la modalidad industrial minera (a pesar del entorpecimiento por parte de los Franciscanos instalados en la Villa) en 1965; en segundo lugar, la existencia de un proyecto de un nuevo colegio elaborado por el arquitecto municipal que se levantaría en los terrenos propiedad de la Asociación de Padres de Familia, y previsto con una capacidad de 500 alumnos y, en tercer lugar, la elaboración de un plan de fi nanciamiento para el nuevo cole- gio. El presupuesto inicial era de más de cinco millones de pesetas; habiéndose emitido unos “bonos” reintegrables de quinientas pesetas entre los padres de alumnos.

Pero el año 1966 será, sin duda, el año de la búsqueda de fondos para llevar adelante la propuesta de la Asociación de Padres, basándose en el pres- tigio social del colegio “es fácil de apreciar el afecto que manifi esta el pueblo por la labor realizada por los Hermanos a lo largo del historial del Instituto en Zarauz”28. Este afecto se notó particularmente cuando se pidió colaboración en la recaudación de los fondos necesarios para la construcción del nuevo Colegio. En su momento se publicó un plan de fi nanciación con un detallado sistema de aportaciones de entidades ofi ciales, industrias, bonos reintegra- bles, etc. Veamos algunos de los detalles de la aportación popular: una de las empresas fuertes ha dedicado la jornada voluntaria del sábado por la tarde al fondo de la recaudación; la Parroquia ha contribuido a fondo perdido con 8.000 pesetas; las suscripciones anuales superan con mucho las 100.000 pesetas, así como otros donativos que no se expresan. El reconocimiento del colegio como centro de interés social posibilitaría la realización de nuevas empresas. A causa de este reconocimiento ofi cial como “modalidad minera”, se logró una subvención del estado de 1.200.000 pesetas en concepto de aula y vivienda. Además se lograron 100.000 pesetas más de parte de la Diputación y Caja de Ahorros destinadas a las obras que estaban ya, en ese año, a punto de terminar.

En 1967 mediante un crédito por valor de 4.420.000 pesetas del Banco de Crédito a la Construcción, amortizable en 27 años al 4,5% avalado por Keller (industrial zarauztarra del sector del juguete que apoyó extraordinariamente a los Hermanos de La Salle y en alguna ocasión repartió juguetes) se pueden pagar unas deudas ingentes y comprar 3.400 metros cuadrados de terreno. Pero ade-

28. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

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más consiguieron 500.000 pesetas de crédito de la Cofradía de Pescadores de Getaria, una concesión de 800.000 pesetas del Ministerio de Educación y Ciencia para la creación de 8 aulas de Primaria y de 400.000 pesetas para la construcción de vivienda para los Hnos. Por otra parte también recibieron unas 350.000 pesetas de una colecta entre socios y simpatizantes, destacando los donativos de M. Aranzabal, de la familia del Presidente, y del Hermano Arruti, con 50.000 pesetas cada uno. Defi nitivamente todo este conjunto de accio- nes a favor del Colegio lograron darle un empuje fi nal al Colegio que se estaba construyendo.

Nuevo edifi cio y cambio de denominación del Colegio

Después de todas las gestiones llevadas a cabo, en 1967 se producirá el acontecimiento largamente esperado: la inauguración del nuevo colegio. Los meses de abril y mayo de este año serán de enorme ajetreo hasta que el día 27 de mayo se celebre el acto de inauguración ofi cial. Para ello fue necesario trasla- dar todo el mobiliario escolar que el año anterior había llegado desde Madrid, así como los muebles de la Comunidad. No obstante, las clases habían comenzado ya un tiempo atrás, el 4 de abril, en el nuevo edifi cio.

A la inauguración ofi cial acudieron los representantes ofi ciales, el Vicario general, y el Hermano Pablo Manuel, que fue testigo de todo el proceso anterior a la construcción del nuevo colegio. Tras la bendición del edifi cio a cargo del Sr. Vicario Yarza se celebró un banquete en Euromar. Al día siguiente, 28 de mayo, se celebró la fi esta popular con representantes de casi todas las asociaciones de antiguos alumnos del distrito. Después de la misa solemne en la Parroquia, y de celebrar el congreso de la FLAVA (Federación Lasaliana de Antiguos Alumnos Vasco-Aragonesa) en el Colegio, unos 800 comensales celebraron un banquete en Euromar.

Al año siguiente, la asociación de Padres, a la sazón propietaria del Colegio, acumulaba una deuda de 7 millones, razón por la cual se hace una nueva peti- ción de ayuda; recaudando 600.000 pesetas. Además surge otro proyecto de Keller, de hacer campos de deporte pero que puede verse difi cultado por la crea- ción de la autopista. Pero como las alegrías no parecían querer tomar aposento en el colegio, al menos por lo que se refería a las condiciones económicas, durante más de diez años asistimos a una constante constatación de las difi - cultades económicas por las que pasaba el centro. En 1979 parece cambiar el sentido de esta situación y da la impresión que todo se recupera, entrando en una etapa de mayor estabilidad. Junto a este problema que repercutía también sobre los sueldos del profesorado, se unirá otro ajeno a la dinámica del centro, la construcción de la autopista Bilbao-Behobia que tenía su trazado cerca del edifi cio escolar y que repercutirá en los terrenos del centro.

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En 1969 la Junta de Padres tiene que plantearse la solución de la deuda, pues con las cuotas de los alumnos y otras entradas de dinero no podía hacerse frente a la misma. Además, la Comunidad de Hermanos tenía un módico sueldo que, ante la situación económicamente desfavorable, ni siquiera se plantea su aumento. Por otra parte, la ayuda que aportaba la media pensión redondeaba el presupuesto, escaso por otra parte. En 1971, los problemas parecen agravarse, sobre todo con la Comunidad, que no andaba muy boyante. Los Hermanos reci- bían de la Junta Administrativa un sueldo muy inferior a su trabajo y a sus títulos; “menos mal que la media pensión de unos 80 chicos, aunque muy módica, siempre deja algo”, como se recoge en el Histórico de ese año. El problema más grave era la posibilidad de homologar este Centro con los del resto del Estado. Para ello se debía invertir en laboratorios, clases, patios, etc. unos 3 ó 4 millones, tarea muy difícil teniendo todavía muchas deudas que amortizar. En resumen, parece ser que el Colegio tiene por su situación y prestigio un por- venir esperanzador, pero que va a tener que solucionar problemas económicos muy agudos que, de momento, parecen irresolubles, como eran conscientes los Hermanos.

Pero si la situación económica era preocupante, como se constata, lo cierto es que los paganos de la crisis eran los Hermanos; así, abarataban los pre- supuestos al no reconocérseles los seguros, siendo su cotización económica inferior a la de sus homólogos seglares. Los Hermanos, sin ningún tipo de exigencia, se plantean que la Comunidad “tenga igual califi cación económica a igual titulación de los seglares”29. En 1974, llegará una subvención por parte del Estado de 5 millones de pesetas correspondientes a 14 unidades escola- res. Pero aún así los problemas continuaban todavía en 1977, sobre todo en lo referente al sueldo y las condiciones laborales de los Hermanos que no se solu- cionarán hasta 1979, año en el que, fi nalmente, los Hermanos pueden quedar equiparados al resto de los profesores del centro. En esos momentos había dos Hermanos acogidos a la Seguridad Social, el resto se irá incluyendo uno cada año, hasta completar los cinco Hermanos que entonces formaban la comunidad. No podemos olvidar que en esos años, la lucha por un salario digno era una reivindicación que estaba en la calle y que fue motivo de más de una huelga muy generalizada en la provincia, por ejemplo, en 1975. De esta manera se estabilizaba la situación del profesorado religioso, sobre todo debido a que en los últimos años, los pagos de sueldos del personal, seguros sociales, gastos de mantenimiento, amortizaciones, obras, etc. ocasionaban un balance estable, e incluso con algún pequeño superávit, aunque dado el reducido número de alumnos, “seguimos en precario y a falta de muchos medios necesarios para la buena marcha de la educación en estas fechas”30.

29. Suplemento al Histórico para el año 1972. 30. Suplemento al Histórico para el año 1978.

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Los problemas con el trazado de la autopista Bilbao-Behobia, que afectaba a los patios del Colegio, van a comenzar a surgir a partir del curso 1969-70. Al año siguiente ya se confi rma que el trazado de la misma discurriría por donde en ese momento estaban situados éstos, con lo cual además de los inconvenien- tes de ruidos, polución del ambiente y peligros, “el quedarse sin patios va a ser un grave problema. Ya se ha pensado rellenar una parte de la actual propiedad y hacer una pista polideportiva, pero ¿con qué dinero?”. La inauguración de la autopista, en mayo de 1974, supuso el ver terminadas las obras que durante un año ocasionaron gran molestia al centro: acceso en mal estado, suciedad, peligro de obras etc; no obstante, a cambio de ello, “el campo de recreo que nos expropiaron fue reemplazado por la compra y construcción de patios de recreo que suponen cierta mejora respecto a los anteriores. El acceso, sin embargo, ha sido difi cultado, resultando más largo y abriendo más distancia entre el Centro y el pueblo. En ese momento se duplicaron todas las clases de EGB, lle- gando hasta las 16 unidades integradas en el Colegio. Asimismo, se ampliaron algunas salas del colegio, redistribuyendo la sala de profesores y la biblioteca. Recordemos que en ese año el Estado subvencionaba 14 unidades con una can- tidad de 5 millones, mientras que las dos restantes estaban cubiertas por ser de Patronato.

Pero las obras no cesaron, pues ante la expectativa de conseguir que el colegio fuese reconocido como de “interés social”, se realizaron obras de ampliación consistentes en cuatro aulas y sala de audiovisuales, aula poliva- lente, biblioteca y laboratorios. Conseguir ese reconocimiento suponía obtener del Banco del Crédito a la Construcción la fi nanciación del cien por cien del presupuesto. Asimismo, la Junta, en un alarde de generosidad que no demos- traron con respecto a los sueldos de los Hermanos, realizó obras en la sala de estar y la biblioteca de la Comunidad; “con ello se ha pretendido que la vivienda de los Hermanos quedara caliente y acogedora, sin lujos naturalmente, facili- tando así una agradable convivencia entre todos”31. También se comenzaron las obras de un frontón cubierto que tenía un presupuesto de cinco millones de pesetas. Al mismo tiempo se habilitaron pistas de balonmano y otros depor- tes, dada la amplitud de los terrenos obtenidos. Como señala el Histórico de 1975 “es este un conjunto soñado desde hace años con lo que pasará a la historia los momentos de pesadilla de los días de lluvia en que los alumnos, sin ningún cubierto, pedían permanecer dentro de casa”32. La inauguración del citado frontón, en 1976, fue todo un acontecimiento que contó con la asisten- cia del Gobernador Civil de la Provincia y las demás autoridades del pueblo. En dicho acto actuaron los dantzaris del Colegio y unos jóvenes pelotaris, alum- nos del colegio. Lo único que quedaba pendiente era pintar la fachada; para

31. Suplemento al Histórico para el año 1975. 32. Ibídem.

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ello un antiguo alumno, muy afecto al colegio, abrió una suscripción para pintar todo el exterior, consiguiendo 160.000 pesetas, con lo cual se dio inicio a las obras.

Desde este año hasta la celebración del 75 aniversario del colegio en 1979, se aprecia la apertura de un nuevo ritmo en el colegio. Las condiciones materia- les del colegio habían mejorado sustancialmente, aunque todavía en 1978 vuel- ven a realizarse obras en el patio interior para los alumnos de párvulos y otras ampliaciones de aulas, comedor para alumnos, cocina, sala de audiovisuales, dibujo, pintura, manualidades y laboratorios. Junto a todo ello se compra mobi- liario nuevo. En este momento, la importante subvención del Estado que alcanza casi los 14 millones de pesetas, junto con los 9 que se obtenían por las cuotas de los alumnos, además de los casi dos millones por la media pensión permitían al colegio disponer de un pequeño superávit. Las fuentes de ingresos y los gas- tos corren a cargo de la Asociación, que también se cuida de la administración, sin que los Hermanos tengan en este aspecto ninguna actividad33.

La estabilidad del Centro

La celebración por parte de la Asociación de Antiguos Alumnos y Padres de Familia del 75 aniversario de la reapertura de la escuela de los Hermanos en esta Villa, y el 50 aniversario de la fundación de la Asociación de Antiguos Alumnos que se mantenía en el Colegio de La Salle-San José, será el momento elegido para que este centro pase a ser conocido como La Salle-Ikastetxea.

La mencionada efeméride fue celebrada con un amplio programa de activi- dades que abarcaron los días comprendidos entre el 26 de octubre y el 3 de noviembre de 1979, como se recoge en el programa, escrito en Euskara y cas- tellano. La organización de la misma se estructuró alrededor de los asistentes a las mismas: los padres, alumnos o antiguos alumnos. Así, el primer día el Hermano Saturnino Gallego, doctor en teología y reciente autor entonces de una obra monumental sobre la presencia de los Hermanos de La Salle en España, disertó sobre “La Salle ante el derecho de los padres para elegir la educación de sus hijos”. Pero ésta no fue la única conferencia, pues también Juan María Torrealday fue invitado a hablar sobre la “Panorámica del movimiento cultural vasco”, o Iñaki Linazasoro sobre humor euskaldun, o Sabino Ayestarán, profe- sor entonces de la Universidad de Salamanca, sobre “bilingüismo y desarrollo intelectual” y otra sobre tema religioso. Complemento de estas conferencias también se incluyeron un par de películas como El señor de La Salle, sobre la vida del Fundador o Spartaco, cedida por la embajada de la URSS, en la que un

33. Suplemento al Histórico para el año 1979.

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“ballet ruso escenifi ca un bello canto a la libertad”, como se indica en el pro- grama. Como no podía faltar, además de las celebraciones religiosas, también se incluyeron las clásicas competiciones deportivas y las intervenciones de dan- tazaris y txistularis del Colegio34.

Con esta conmemoración se asienta la tradición de los Hermanos en Zarautz, a través del colegio de San José, en el camino de Urteta, después de haber recorrido diversos lugares del pueblo, Villa Manuela desde 1929, en la Avenida de San Ignacio y anteriormente en casa Portu, calle Cigordia y, por supuesto, en la Villa “Nere Etxea” y Casa Espejo, cuando llegaron a la Villa en 1904. Desde entonces todos estos cambios hacían irreconocible la situación actual del Colegio, ciertamente alejado del pueblo, pero en unas envidiables condicio- nes y con unas instalaciones adecuadas a las necesidades escolares. De esta manera, 1979 es el comienzo de una cierta estabilidad del centro donde la Comunidad está compuesta por siete Hermanos y entre el profesorado cuenta con 19 profesores y profesoras seglares más y donde el alumnado sobrepasa los setecientos, entre niños y niñas, que ya se han incorporado a la primera etapa de EGB y al parvulario. Sus estudios se han estabilizado en la Enseñanza General Básica, con la impartición de enseñanzas en euskera. Las relaciones con el entorno civil y religioso eran cordiales y de apoyo mutuo. Asimismo, los Hermanos mantenían unas relaciones inmejorables con la “Titularidad” del centro.

Este tono de normalidad parece apreciarse desde esta fecha hasta la actualidad, aunque no dejemos de apreciar la constante preocupación por las obras, bien sea para las sustitución de la calefacción (1988), que fue sufra- gada por los padres, la dotación de un aula de informática (1989), pequeñas reformas o la obra de más envergadura llevada a cabo en 1993, con la adap- tación de los locales y la acomodación del edifi cio antiguo y la ampliación de una nueva planta, que permitiría la ampliación de los estudios ofrecidos. Esa reforma concluirá en 1994 de manera que el centro en aquel año “está dotado de todo lo que Vd. pueda y quiera imaginar” siempre al alcance de las limitadas posibilidades de un centro sin grandes recursos económicos. Ese nuevo edifi cio se inauguró en diciembre de 1994, con la asistencia de todo el alumnado y profesorado, y las bendiciones del cura párroco del barrio. A partir de esa fecha ya se habla de los habituales trabajos de mantenimiento y ade- cuación de las instalaciones.

Las transferencias educativas al Gobierno Vasco traerán como consecuencia el cambio de una de las fuentes de fi nanciación, dejando de ser el Estado una de las fuentes principales, junto con la cuota de los padres de alumnos. Así, en

34. La Salle Ikastetxea, 1979. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 1.

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1986 los 16 millones de pesetas de la aportación del Gobierno Vasco iban diri- gidos sobre todo al Plan lingüístico. Aunque la marcha económica del centro no era inquietante en esos años, a partir de 1990 descienden las ayudas ofi ciales y comenzarán a surgir problemas económicos y a partir de ese momento se asiste a un vaivén de adecuaciones a la reforma educativa y también a las expectativas económicas esperables, que nunca se sustancian en lo prometido. De manera que, en términos generales, el 75 por ciento de los ingresos económicos proce- derán de las subvenciones del Gobierno Vasco, mientras que el resto correrá a cargo de las cuotas de los padres.

Que la normalidad del colegio se ha afi anzado a lo largo de los años lo pode- mos observar en los Históricos de los años sucesivos, donde la información general de la marcha del Colegio va adquiriendo menos importancia, y sí, en cambio, cuestiones relacionadas con la labor de los Hermanos y la Comunidad; una muestra de ese tono normalizado es la expresión recogida en el Histórico de 1984, donde se dice que “la rutina forma parte normal del funcionamiento”, o la que se recoge en 1991, “un año sin historia especial, lo cual es de agrade- cer dentro del ambiente de sencillez y opacidad en que nos movemos”. A esas tareas rutinarias se irán sumando las elecciones al nuevo consejo escolar (1986 y 1997), el aumento de unidades escolares, la compra de fotocopiadoras, el cambio de los estatutos del centro (1994), las expectativas sobre la clasifi ca- ción del centro por parte del Gobierno Vasco (1995), el comedor o el transporte escolar. También la aplicación del Plan de Gestión de Calidad, a partir de 1997 será el nuevo reto que se marque el colegio, siguiendo el mismo camino de otros centros lasalianos.

La Asociación de Padres de Familia

Una constante que permanece a lo largo de toda la vida de este Colegio es la Asociación de Padres de Familia. No podemos entender la marcha del mismo sin el apoyo de esta Asociación a la permanencia de los Hermanos en Zarautz, como se pondrá de manifi esto en algunas ocasiones. No obstante, también se aprecia que existe una confi anza en la tarea desempeñada por los Hermanos, de manera que las labores propias de la Asociación se ciñen a cuestiones mera- mente administrativas, del control de cuotas o de la economía del centro. Así, ya desde 1937, el Histórico señala estas funciones: “la gestión administrativa del Colegio, la desempeñó anteriormente la Asociación de Padres de Familia, consti- tuida por los padres de alumnos. Al entrar las tropas nacionales desapareció la anterior Junta Directiva, quedando solamente el Sr. Tesorero. Tiene difi cultades para cubrir los gastos del colegio, por varias razones: disminución de matrícula, disminución de socios, disminución de la subvención del Ayuntamiento y exa- gerada renta de 4.500 pesetas anuales por alquiler de los locales y fi nca del colegio”.

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A lo largo de todas las etapas que hemos señalado, esa labor será perma- nente, incluso cuando las amenazas de cierre del colegio debido a la marcha de los Hermanos ponía la situación un tanto difícil para la Asociación. En este sentido, es de señalar la postura decidida de defensa de los Hermanos, cómo comienza a manifestarse ya en 1949, con motivo de una Asamblea General de Padres y exalumnos, en la que el Hermano Visitador amenazó con el cierre del Colegio, por los siguientes motivos: la situación económica de la Comunidad era muy precaria, había un gran bajón del alumnado y una falta de locales adecuados para el Colegio, como ya hemos señalado. Ante esa situación, se reunieron los padres y el pueblo entero y todos, por unanimidad, acordaron que los Hermanos no marcharían del pueblo, aunque les costase muchos sacrifi cios. En aquel momento se nombraron dos Juntas: una para dirigir la Asociación de Padres de Familia que se comprometía a cumplir los deseos manifestados por el Hermano Visitador, y la de los Antiguos Alumnos, que se comprometía a ayu- dar y colaborar en lo posible, a fi n de procurar la prosperidad de la Escuela. Ya tempranamente la Asociación de Padres fue al Ayuntamiento a pedir ayuda para el sostenimiento del Colegio y consiguieron una subvención de 20.000 pesetas. Más adelante se reunieron ambas Juntas y suscriben una cantidad voluntaria para el sostenimiento de la Escuela.

Pero donde la Asociación va a demostrar mayor su grado de compromiso con el proyecto educativo de los Hermanos va a ser en el momento de la construc- ción de un nuevo edifi cio para el Colegio, como ya hemos señalado, donde se vuelcan para estudiar todas las formulas posibles para recaudar fondos y apo- yos para que el proyecto vaya adelante. A pesar de los cambios de Junta, como ocurre en 1955 o en 1964, los proyectos eran fi rmes pues en 1964 la nueva Junta, que cuenta con el visto bueno del Hermano Visitador, puso en marcha un estudio para la adquisición de los fondos necesarios para la construcción del establecimiento. Para ello, y a fi n de recabar información, se trasladaron a otros puntos para estudiar sobre el terreno las soluciones a las fi nanciaciones para este tipo de construcción. De esta manera, puede afi rmarse que gracias a la dinámica actividad de la Asociación pudo conseguirse un nuevo edifi cio para el Colegio.

Como ya hemos señalado, las funciones de la Asociación se ceñían exclusi- vamente a las labores administrativas y al cobro de las cuotas, de forma que los Hermanos, en una primera época, y después todo el claustro de profesores, se dedicaban a las labores pedagógicas, docentes o religiosas. En algún momento, el Hermano Visitador, reconociendo la labor favorable que siempre habían mos- trado hacia los Hermanos, constata también que es una “asociación de Padres muy activa en apoyo del Colegio, pero poco espiritual”35.

35. Rapport de Visite de 1965.

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A pesar de ello y, sobre todo, a partir de la década de los años setenta comienzan a llevarse a cabo una serie de actividades alrededor de una escuela de Padres. Así, en 1974 se llevan a cabo unos cursillos para padres en los que toman parte unos 70 padres y madres y, posteriormente en 1985, se constituirá la denominada Escuela de Padres, que en 1986 realizará diversas actividades, a las que asisten del orden de unos cien padres y madres. En la década de los noventa continuarán esas reuniones periódicas de la Escuela de Padres, que aunque se lleven a cabo de manera asidua, no registran una asistencia masiva.

Las relaciones externas del Colegio

Al igual que el resto de centros educativos, además de las relaciones con las juntas, patronatos o asociaciones directamente relacionadas con el Colegio y que, en general, fueron satisfactorias tanto para los Hermanos como para dichas agrupaciones, también el Colegio se veía obligado a mantener unas relaciones externas que, en ocasiones, no fueron todo lo correctas que se esperaban. En este caso las relaciones con las autoridades civiles fueron de mayor cordialidad que con las religiosas, pues bien sea con los franciscanos establecidos en la Villa, o con el clero parroquial nos encontramos con algunos episodios que sólo se apaciguarán en la década de los años sesenta.

En el conjunto de centros de Gipuzkoa, es posible que no exista un caso más llamativo que este de Zarautz, en cuanto a las relaciones del centro con el Cura Párroco, D. Melitón Pagola. Desde un principio, a través de la lectura de la documentación, se tiene la sensación de que estamos asistiendo a un culebrón de dimensiones desconocidas. Es cierto que a D. Melitón lo conocíamos desde 1931, año en que comenzó a ejercer de cura párroco de esta Villa, con sus crí- ticas a los Hermanos porque eran demasiado nacionalistas, o porque los alum- nos no le hablaban de ‘berori’ y lo hacían de ‘zu’. La República y la Guerra Civil o el nuevo cambio de la Comunidad de los Hermanos, parece que no alteraron en lo más mínimo la percepción que D. Melitón tenía de los Hermanos, volvién- dose incluso más agresivo y desconsiderado tanto con los Hermanos como con los alumnos del Colegio. Esta actitud todavía se mantendría hasta 1953, con lo cual los Hermanos de Zarautz tuvieron que soportar durante más de veinte años a un personaje cuyo apostolado parecía únicamente orientado por su ene- mistad contra los Hermanos, a quienes quería tener bajo su control, a la vista de su comportamiento y de las actitudes de las que hará gala durante ese largo periodo. Solamente el cambio del cura logrará un clima de cordialidad y buenas relaciones.

Con la fi nalización de la Guerra Civil, en 1939, el Párroco desea que el Colegio continúe con su obra educadora y pretende ampliar la Parroquia a la vez que acomodaría unos locales para el Colegio, pero el Hermano Provincial rehúsa

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el ofrecimiento por falta de sentido pedagógico y educativo, lo cual no gustó al Párroco, quien mostraría desde entonces cierto descontento, con alusiones públicas o privadas, unas referentes a los profesores otras a los niños. Como señala el Histórico: “no podíamos aceptar una Escuela Parroquial, como el Sr. Cura la llamaba, carente de la libertad necesaria a una Comunidad Religiosa y sin fundamento económico ni pedagógico”36. En parecidos términos se expresa el Hermano Visitador, en su informe de 1940, tras referirse a la necesidad del cierre de la escuela: “a pesar de la indiferencia del Sr. Cura, tío carnal de un Hermano, respecto de la Escuela (por no decir hostilidad) y la oposición de los RR.PP. Franciscanos, que tienen enseñanza, tienen los Hermanos las clases lle- nas. Lo que prueba que el pueblo aprecia la labor de los Hermanos. Siendo esto cierto, no veo ningún porvenir halagüeño para esta escuela”37.

A pesar de que el Hermano Visitador, Hermano Cesáreo, era partidario del cierre de la escuela a la vista de las condiciones materiales de la misma, lo cierto es que esta opinión no parecía estar extendida ni entre los padres de los alumnos ni entre las autoridades, pues el confl icto se planteará años más tarde. Es más, en 1942 acudieron al colegio, junto con el Hermano Visitador, el director del Colegio de Santiago Apóstol y un arquitecto para estudiar las posibili- dades de mejorar las condiciones del edifi cio. Pues bien, justamente ese año, el Párroco vuelve a las andadas para demostrar su hostilidad hacia los Hermanos. En esta ocasión D. Melitón invitó a los asistentes, aprovechando el día de la celebración de la comunión solemne, a que acudiesen a una reunión “impor- tante” en el salón parroquial; la mayoría de ellos no acudieron pues estaban “hartos de oírle siempre lo mismo”, pero hete aquí que les comunicó que “tenía una carta de Vitoria en la que le comunican que los Hermanos de las Escuelas Cristianas nos vamos de Zarauz, por cuestión económica y falta de personal”38. De allí salió una comisión y cundió la alarma en el pueblo, acudiendo dicha comi- sión al colegio para aclarar la situación, pero “todos los padres de los alumnos lo lamentan y despotrican contra el párroco, porque han visto que está contra los Hermanos”. Días más tarde el Hermano Visitador se entrevistó con dos señores que formaron parte de la comisión y se aclaró la situación: no existía tal carta de despedida. Con posterioridad los padres manifestaron al Párroco su opinión favorable a los Hermanos, dejando en ridículo al Sr. Párroco.

Al año siguiente, y aprovechando el púlpito para hacer valer su autoridad, vio como acudieron a misa los Hermanos invitados con todos sus alumnos, mientras sólo lo hicieron siete alumnos de las escuelas públicas. Pues bien

36. Crónica de la casa de Zarauz, 1939. 37. Rapport de Visite de 1940. 38. Crónica de la casa de Zarauz, 1942.

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“terminada la misa durante la cual no se rezó nada ni se cantó ni se predicó, el Sr. Párroco se vuelve y sin ningún miramiento empezó a despotricar contra todos, profesores y alumnos, porque los niños no saben el catecismo ni rezan en vascuence. De haber sabido eso mejor no haber acudido”39. Días más tarde el Hermano Director escribió una carta al Párroco protestando de sus palabras, a la que el Párroco “contestó por peteneras”.

Como ya comentamos en su momento, antes de la Guerra Civil, los Hermanos no gozaban de la simpatía de D. Melitón porque los consideraba vascos, ahora tampoco porque sospecha que los alumnos no saben el catecismo en euskera. Pero, como no podía pasar año sin que nuestro ínclito párroco volviese a demos- trar su antipatía, en 1944, hizo un gesto desagradable, cuando “dejando a los niños en fi la en medio de la iglesia se puso a dar a besar la reliquia, a las niñas y a las mujeres en una esquina del comulgatorio” y el Director “ante esa mani- fi esta desatención retiró los niños sin besar la preciosa y santa reliquia”. Meses más tarde, en octubre, con ocasión de la circular del Sr. Obispo, D. Melitón “inte- rrumpe la lectura y comienza a desahogarse disparando contra todos. Contra los Colegios de Religiosos, contra la Juventud Parroquial, Hijas de María, etc.” y con- tinúa la crítica al Párroco del que se dice textualmente “es una lástima que en Zarauz haya semejante hombre al frente de la parroquia. Es un viejo y chochea”. La crítica no cesa y se quejan de que la mayoría de los domingos han tenido que aguantar parecidas indirectas: “no le interesan los niños de las escuelas públi- cas aunque no acuden a misa ni los domingos. Dice que nuestros alumnos no saben el Catecismo, pero ¿cómo sabe él si lo saben o no si hace ya siete años que no pisa nuestras clases?”.

Como después del año 1944 va el 1945, también ese año D. Melitón vuelve sobre su tema favorito, al parecer. Esta vez para mostrar su vigorosidad: “no se organiza nada y nosotros vamos a misa a la parroquia. D. Melitón, furioso y con cajas destempladas nos echa de allí para que dejemos sitio a las chicas: “aquí mando yo, gritaba”, el Hermano Director se le acercó y le dijo: “¡Hermano en Cristo! Es usted el responsable del escándalo que está dando a todos” y subi- mos al coro, “está más que probado hasta la saciedad que en ciertos momentos no rige. El pobre pueblo sufre las consecuencias”. En fi n, en 1953, volvemos a toparnos con D. Melitón, que ya era una institución en la Villa, pues desde que llegó en 1931, ya eran más de 22 años de permanencia y también de actitud nada favorable a los Hermanos a lo largo de todo el periodo. En ese régimen de tensiones, que tanto parecía agradar al Sr. Cura, sobre todo cuando tomaba la palabra desde el púlpito, vuelve a meterse con los Hermanos, pues al parecer cualquier excusa era buena. Al parecer el Sr. Párroco decía las Ave Marías del fi nal de la misa en castellano, “nosotros no habiendo seguido su misa no tene-

39. Crónica de la casa de Zarauz, 1943.

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mos por qué responderle, nos amonesta públicamente desde el altar. A la salida le pido explicaciones y le ruego que no se meta en lo que no es de su incum- bencia”. Meses más adelante se señala que “el Reverendo Párroco parece que tiene a gala ir contra los Hermanos y escogió este día para manifestarlo una vez más. Ya en la iglesia empezó a meter la pata mandando bajar del coro a nues- tros niños donde la escalera se hallaba abarrotada de hombres. ¡Que bajen los niños! ¡Que bajen primero los niños! ¡No quieren obedecer! Al regresar la proce- sión a la iglesia, ya que era la fi esta del Corpus Christi recriminó severamente al Hermano Director y a su propio sobrino el Hermano Luis, ante todo el pueblo, no teniendo razón alguna para ello”. Parece que estas relaciones continuaron tirantes mientras permaneció D. Melitón de párroco en Zarautz, pero a partir de 1958 se habla de que las relaciones con las autoridades eclesiásticas eran muy buenas.

Al igual que ocurría con el D. Melitón, tampoco las relaciones con los Padres franciscanos establecidos en Zarautz40, fueron de lo más cordiales. Los des- encuentros entre ambos institutos religiosos procedían ya desde antes de la Guerra Civil y permanecieron así hasta 1967, fecha en la que el Histórico de ese año reconoce textualmente que “después de años de fuerte tirantez entre franciscanos y lasalianos se ha llegado a un entendimiento para colaborar en las necesidades de la enseñanza con prestación de títulos y personal si hace falta entre ambos colegios”. Es decir, que esta colaboración surgirá justo el año en el que el colegio de San José consiguió un nuevo edifi cio y también se aclarase la oferta educativa de dicho centro. No podemos olvidar que los franciscanos poten- ciaron la enseñanza profesional obrera en la Villa con la creación de la Escuela Profesional Obrera en 1944 y que, en pocos años, logró un cierto prestigio, justo en una época en que el colegio regentado por los Hermanos estaba en crisis debido a las condiciones materiales del mismo. Pero, como hemos señalado, las discretas relaciones entre ambos venían de años atrás, pues ya en 1937, se nos recuerda que “de antiguo las relaciones entre el Colegio y los Rdos. PP. Franciscanos no fueron tan cordiales como quisieran los Hermanos. Parece ser debido a la competencia que nuestro colegio hace al suyo. Por nuestra parte hemos sido correctos y atentos en todo momento, no siendo correspondidos, pero siempre estamos dispuestos a la concordia”. Esta buena disposición siem- pre aparece en los documentos de los Hermanos, aunque desconocemos cuál era la posición de los Franciscanos.

A pesar de estas relaciones enfrentadas con el Cura y los franciscanos, lo cierto es que la escuela continuaba su buena marcha y reconocimiento público; como señala el Hermano Visitador en 1940, las clases estaban “llenas a pesar de la hostilidad del Sr. Cura y de los franciscanos”. Pero al año siguiente no

40. Intxausti, J. (1995): Op. Cit.

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parece que esta hostilidad hubiese cambiado; los franciscanos “nos invitaron, asistimos a la procesión y a la velada. Asistió escaso público en su teatro y la fi esta resultó sosa”. El elemento que desencadenaba esta mala relación era la captación de alumnos, como pone de manifi esto el Hermano Visitador en su informe de 1943. Pero también esta competencia benefi ciaba a los Hermanos, pues aunque los Franciscanos tenían edifi cio propio, “nuestra enseñanza es mejor”41. Así pues, a pesar de esta clara competencia que jugaba a favor de los franciscanos en la medida que su oferta docente se iba ampliando, los Hermanos mantenían la escuela, en una situación que, como hemos visto, no era nada halagüeña. Así se expresaba el Hermano Visitador en 1947: “los Franciscanos tienen: Primera Enseñanza, Comercio Ofi cial impartido por profe- sores seglares titulados y Escuela de Aprendices subvencionada por el Estado, Ayuntamiento e industria local. Los Franciscanos tienen mucha infl uencia en el pueblo (llevan siglos de existencia). Las cuotas de los Franciscanos son más bajas que las nuestras, aunque nuestra enseñanza es mejor”. Es decir, todas ellas razones sufi cientes para crear un clima de escasa colaboración. Todavía en 1959 el Hermano Visitador recoge ese mismo tipo de comentarios: “los Franciscanos han ampliado el Centro de Formación Profesional, lo que ha creado una dura competencia que es desfavorable para los lasalianos. Relaciones per- judicadas por propagandas de otro Centro en auge”. A partir de 1967 dejan de aparecer comentarios sobre esta relación, dándose por zanjadas las hostilida- des que hasta ese momento mantenían.

Con el resto de autoridades civiles y religiosas las relaciones fueron siempre correctas, recibiendo la visita regular de los Hermanos Visitadores o del Superior General en 1950, quien, a pesar de las condiciones del colegio, compartió con el centro sus preocupaciones. Una vez solucionadas las pésimas relaciones con D. Melitón, los Hermanos llegaron a compartir mesa, dos veces al año, con las autoridades religiosas locales a partir de 1964, aunque las Autoridades religio- sas no fueran muy dadas a la cooperación, de modo que la actuación cooperativa de los Hermanos se ve cortada por la falta de apertura de ellos a los trabajos comunes dentro de la juventud42. Esta actitud parece no cambiar demasiado en 1972, pues las relaciones con las autoridades religiosas se ceñían “sólo con la junta de exalumnos. Colabora la parroquia en la formación espiritual, por medio de las confesiones anuales, la misa mensual, la preparación de los niños de primera comunión, los retiros de los fi nalistas y en frecuentes intercambios de visitas, junto con los responsables de la dirección apostólica de los otros cen- tros”. De forma más colaborativa estaban las personas del Cabildo, pues en el curso 1969-70, pastoralmente empiezan a preocuparse un poco más, y tratan de mejorar el servicio y atención a los chicos, “con una asistencia mayor a las

41. Rapport de Visite de 1944. 42. Supplément à l’Historique pour l’année 1967.

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charlas y dirección en grupo reducido, por clases y tendiendo a mejorar la con- fesión haciéndola comunitaria, como la Misa de primer viernes, tremendamente masiva”.

A partir del año 1977 se insiste en que las relaciones con las autorida- des civiles y religiosas son cordiales; en este sentido, hay un comentario que entendemos digno de destacar y que decía lo siguiente: “se observa una gran independencia de funcionamiento respecto de las infl uencias de las autoridades tanto civiles como eclesiásticas de la Villa. Estas relaciones son extremada- mente cordiales y de sincera colaboración y apoyo a las iniciativas de ambas partes y del Colegio. Con el entorno social las relaciones son más bien pasivas, dado que en estos momentos hay cierta desorientación sobre las posibilidades de aunar fuerzas para programas de acción de largo alcance. Con todo, se da una auténtica colaboración para la realización de iniciativas concretas con todas las organizaciones civiles, religiosas, políticas y culturales sin excepción de nin- guna clase, salvo los casos en que la realización de dichas actividades resulten chocantes con los mínimos respetables en las distintas áreas”43. Algo similar se cuenta en 1991 con la particularidad de que en lo que a las relaciones religiosas se refi ere dice que son normales pues “como los fastos litúrgicos están ya en desuso, las relaciones son más bien de carácter personal que litúrgico y esta- mental” y con respecto a las civiles se indica lo siguiente: “las que el protocolo y sobre todo la mendicidad obligan a mantener para intentar recabar ayudas para el centro; la situación económica no es muy boyante y obliga a estas ‘esclavi- tudes’ que se soportan con gusto”. Por lo demás, desaparecidos los boatos civiles no hay encuentros comprometidos ni mucho menos. Por último, hay un duro reproche a las autoridades civiles, Consejero de Educación y Alcalde de la localidad, quienes en 1995, acudieron a “inspeccionar las instalaciones nuevas y las ya reformadas, ¿consecuencia?, ¿ayuda?, ¿paripé?”. En esta última etapa, las relaciones externas del centro están bien encauzadas y continuarán en la misma tónica ya señalada en el Histórico de 1987 de colaboración con la Iglesia local, fraternales y de colaboración con las autoridades religiosas y relacionadas con temas escolares y sin mayores problemas con las autoridades civiles en la localidad y con el Gobierno Vasco.

Estudios: entre la enseñanza profesional y el bachillerato

La marcha general de los estudios en este centro sigue la dinámica de las reformas educativas llevadas a cabo durante este periodo. No obstante, desde la década de los sesenta se aprecia el interés del Colegio por incorporar a sus enseñanzas las relativas a la enseñanza profesional. Este objetivo se cumple

43. Suplemento al Histórico para el año 1979.

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a partir de 1965, cuando el centro es reconocido como de Enseñanza Media y Profesional. La construcción del nuevo edifi co y la mayor capacidad del colegio les permitiría continuar con estos estudios, además del mantenimiento de cla- ses para párvulos que se habían iniciado en 1963.

Las reformas llevadas a cabo con la Ley General de Educación en 1970 per- mitirían al centro continuar con la enseñanza profesional, además de los grupos correspondientes de la Educación General Básica, que alcanzaba hasta los 14 años. Con la llegada de las reformas de la década de los noventa, el Colegio las incorporará llevándose a cabo los cambios pertinentes e incluso la ampliación con nuevos planes.

El hecho de seguir este ciclo de reformas no fue obstáculo para que de manera algo temprana el Colegio se interesase por una apertura a lo que en su momento se denominó la enseñanza de “las lenguas vernáculas” y ya en la década de los ochenta hiciese una apuesta clara por los modelos lingüísticos, preferentemente el “D”, con toda la enseñanza en euskera, aunque también existiesen aulas del modelo “B”. Por lo tanto, los rasgos característicos en cuanto a los estudios son los que hemos señalado: aplicación de las reformas educativas, presencia de los estudios profesionales e interés demostrado por la incorporación del euskera a sus enseñanzas.

Antes de referirnos a estos tres rasgos, no podemos dejar de mencionar la situación un tanto anómala del centro durante los primeros años de vigencia en esta etapa. Nos referimos a la impartición de estudios de bachillerato, debido a la importante presencia de niños que, con sus familias, se habían refugiado en la Villa procedentes de otras provincias republicanas. Es decir, si por una parte, algunos Hermanos fueron llamados a fi las para cumplir sus obligaciones militares, aunque la mayoría de ellos volvieron a sus respectivos colegios, por otra, algunos otros Hermanos lograron llegar hasta Zarautz donde fueron aco- gidos junto con un nutrido grupo de alumnos. Así, ya en 1937 “varias familias ‘refugiadas’ solicitaron para sus hijos enseñanzas especiales, de orientación comercial y secundaria”, lo que supuso un aumento de alumnos y profesorado. Fueron atendidos 32 alumnos de secundaria por dos profesores. Se trataba de alumnos eventuales “ellos no aseguran el porvenir del colegio, pero salvan la situación apurada de la economía en el momento difícil que atravesamos”, como señala el Histórico de ese año. Estos estudios fueron suprimidos en 1939, por- que “la mayoría de profesores y alumnos vuelven a las regiones recientemente liberadas”.

Los años comprendidos entre 1940 y 1963 son de cierta ambigüedad con respecto al tipo de estudios que se imparten en el centro, pues mientras en 1941 se dice que los alumnos realizan sus exámenes de ingreso en Donostia, se supone que para cursar el bachillerato en otro centro, una vez concluida la

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enseñanza primaria, en 1942 se refi eren a la presencia de estudios de comer- cio, ya que “acuden 17 alumnos de Comercio Ofi cial con el Director y traen muy buenas notas y vienen muy impresionados”. A la vuelta comentan “lo bien que han comido en cantidad y calidad, teniendo en cuenta las difíciles circunstancias que atravesamos”. Estos 17 alumnos acudieron a Bilbo a realizar los exámenes de Comercio Ofi cial y, por otra parte, 14 de los alumnos terminaron el 2º año de peritaje. Asimismo, en 1952 se habla de la apertura de una clase de párvu- los, mientras que en 1963 se dice que admiten por primera vez a este tipo de alumnos, al no existir esta etapa de la enseñanza en Zarautz, contradiciendo una nueva información sobre el hecho de que en 1964 no se admitían alumnos menores de 6 años. No podemos olvidar que durante esos años, los Hermanos, así como la Asociación de Padres, estaban fraguando la posibilidad de ofrecer un plan de estudios más amplio que la enseñanza primaria y que las pretensio- nes se dirigían al establecimiento del bachillerato laboral. De todas maneras, lo que sí consta permanentemente en los informes del Hermano Visitador es que se trata de una escuela elemental o primaria subvencionada y que los alumnos que se presentaban a los exámenes de bachillerato, en general, obtenían bue- nos resultados.

En cambio a partir de 1965 y hasta la reforma introducida en los estudios por la Ley General de Educación, se producen algunos cambios signifi cativos, sobre todo con motivo de la construcción del nuevo edifi cio y las amplias posi- bilidades que se plantearon. Así, en esa fecha se trasladó la clase de 3º que funcionaba en el Salón Parroquial a la Escuela Municipal y también se produce el reconocimiento Ofi cial de la Enseñanza Media Profesional en la Modalidad Industrial Minera, a pesar del entorpecimiento de los Franciscanos de la Villa que también tenían una escuela de ese tipo. Al año siguiente, se tramitaron las diligencias oportunas para el reconocimiento del Centro como de Interés Social y se concedió. A causa del Reconocimiento Ofi cial como Modalidad Minera se solicitó al Estado una subvención de 1.200.000 pesetas en concepto de aulas y vivienda, además de otras gestiones llevadas a cabo en Diputación y Cajas de Ahorros para lograr ayuda para las obras que estaban a punto de fi nalizar. Así pues, la coincidencia de la construcción del nuevo edifi cio en 1967, el reconoci- miento del colegio como de interés social y el establecimiento del primer curso de Bachillerato General con reconocimiento hasta el cuarto curso, en sustitución del bachillerato laboral, inician una nueva andadura en la oferta escolar del centro. Claro que este cambio no se produjo sin algún pequeño confl icto como, por ejemplo, la disparidad de criterios de dos inspectores sobre la manera de extinguir los estudios del bachillerato laboral, pues uno de ellos mantenía “que teníamos que seguir dando las clases de Laboral hasta consumirse año por año los cursos, lo que no nos interesaba, porque nos exigía la creación de Talleres y Laboratorios, lo que era improcedente al tener que cerrarlos en breve plazo. Después de muchas luchas, porque en la Secretaría del Instituto no querían admitirnos la matrícula como de Colegio reconocido, prevaleció el criterio del

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otro inspector y se pudo presentar a los chicos como Ofi ciales”. Esta nueva situación supuso un aumento del alumnado en el primer curso de bachillerato general.

Entre 1971 y 1974, debido a la aplicación de las reformas de la Ley General de Educación podemos apreciar cómo se va adaptando el centro al diseño de los nuevos estudios. Además, esta situación coincide con la implantación gene- ralizada del libro de escolaridad y su manera de aplicación en el centro, según las normas impartidas por la Inspección Provincial de Enseñanza Primaria, quien demandaba el cumplimiento de una serie de requisitos para obtener dicho libro para los alumnos que, nacidos entre 1958 y 1964, estaban obligados a cumplir con la normativa44. Pero estas reformas suponían cambios también en la con- cepción pedagógica imperante hasta entonces. Una muestra de esta inquietud la podemos ver en la narración del Histórico de 1971: “en septiembre, siguiendo las normas de la Nueva Ley de Educación se ha implantado la enseñanza indivi- dualizada en el 5º curso de Enseñanza Básica. La imparten un Hermano y un pro- fesor seglar. Previamente han asistido a diferentes cursillos en verano pasado y su preparación es óptima para esta iniciativa. Ha habido varios contactos con los padres y poco a poco van aceptando el cambio, aunque, como es natural se resignan difícilmente al memorismo, a las clasifi caciones comparativas, a las tareas, etc.… del sistema tradicional. La objeción mayor es ‘que aprenden menos’, pero hay que tener en cuenta que en este método lo principal es ‘cómo lo aprenden’. En las demás clases se sigue el trabajo normal con alguna nove- dad pedagógica a base de medios audiovisuales. En este campo nos vemos limitadísimos por falta de medios económicos”. Se trata de unas refl exiones que retratan muy bien las inquietudes que se estaban produciendo entre el profeso- rado debido a las novedades de la nueva ley de educación.

El proceso seguido se puede apreciar en los años siguientes en los que se van abriendo nuevas aulas bajo la denominación de la Enseñanza General Básica y, a la vez, iban desapareciendo los cursos del antiguo bachiller. En 1974 el colegio ya es reconocido para impartir 16 clases de dicha enseñanza. Pero a partir de 1977 las novedades ya se hacen más evidentes, pues junto con la continuidad de esos estudios, se comenzará a impartir el Primer Nivel de Enseñanza Profesional de Primer Grado, trabajando todo el año el análisis estadístico y comparativo, mediante reuniones de profesorado y controles y exámenes extraordinarios con el fi n de mejorar el rendimiento general. También, en plan experimental, se llevó a cabo la separación de grupos basándose en los rendimientos intelectuales, esto es, entre los que consideramos más dotados y menos dotados. Y en los primeros niveles dicha separación se fundamenta en el dominio del euskera. Estos indicios suponían una apuesta clara por mejorar

44. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 267-Carpeta 32.

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la enseñanza con la aplicación de métodos innovadores. No obstante, ese plan experimental al año siguiente fracasa volviendo al sistema tradicional de mezclar los más dotados con los menos dotados, equilibrando los distintos grupos. No ocurrirá lo mismo con el euskera que, a partir de esa fecha, irá consolidándose en la enseñanza.

La puesta en marcha de la legislación sobre los modelos lingüísticos será la primera muestra, ya de manera ofi cial, a partir de 1983, de la adaptación de seis unidades al modelo “D” y otras tantas al modelo “B”, además de las clases de preescolar que lo harán al modelo “D”. La paulatina sustitución de los grupos de castellano por los de euskera será una labor continua en esos años. Asimismo, en preescolar el centro se integra en el Proyecto Pedagógico “Haurtxoa” que pretende realizar una labor cooperativa en torno a la enseñanza 3-6 años en el ámbito de la cultura e idioma euskaldunes. Por otra parte, en sep- tiembre de 1987 se pone en marcha un Aula de Apoyo para ayudar a alumnos con difi cultades de aprendizaje.

La reforma educativa que se plasma en la LOGSE de 1990, supondrá un nuevo reto para el colegio, pues suponía la incorporación de alumnos hasta los 16 años y una nueva conformación de los estudios secundarios que se volverán obligatorios. En la documentación manejada se aprecia un interés por llevar a cabo estas reformas e, incluso, cuando pasados diez años de esta reforma y con el Gobierno del Partido Popular se veían peligrar los logros de dicha reforma, y se anuncia la llamada “contrarreforma educativa”, el centro muestra preocu- pación por la misma. No obstante, dicha reforma conlleva problemas para los Hermanos, pues, desde su perspectiva, ésta debería estar coordinada con los planteamientos de los demás centros educativos de inspiración cristiana de la zona y textualmente dicen: “la tarea es ardua y difícil, pero esperamos lle- gar a buen puerto”. En 1990 prosigue el estudio y discusión sobre la Reforma Educativa que parece que entrará en vigor en el curso 1992-93. Dos son las hipó- tesis que se barajan: la implantación en el Colegio de la Educación Secundaria Obligatoria lo que implicaría realizar obras de acondicionamiento y ampliación de 4 unidades más y puesta en marcha de un centro único de Secundaria, (con Obligatoria y Post-Obligatoria) en colaboración con los demás colegios de ins- piración cristiana de la localidad. La refl exión se lleva con padres de alumnos y Junta Rectora, además de profesorado y comunidad de Hnos. En 1992, con motivo de dicha reforma, la Junta de Padres decidió presentar a la Asamblea de Padres el proyecto de ampliación de las etapas de escolar hasta los 16 años o fusionarse con otros centros de la ciudad. La Asamblea optó por la autonomía y la ampliación. Esta decisión implicó la acomodación de los edifi cios actuales y la construcción de un pabellón nuevo de planta para acomodar en él la sección de Educación Infantil más una serie de servicios comunes: gimnasio, etc. Esto supuso un compromiso por parte de los padres de los alumnos que con sus aportaciones como socios debían hacer frente a los gastos.

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La situación de la enseñanza en Zarautz, en 1992, mostraba un panorama donde dos centros copan más del 60 por ciento de la enseñanza en preesco- lar: La Salle y la Ikastola; el resto está repartido en los otros cuatro centros: Inmaculada, Antoniano, Orokieta y Santa Ana. Este mismo perfi l se observa con respecto a la Educación General Básica, pero en cambio, el Instituto y el centro Antoniano copan la enseñanza media. El estudio sobre esta situación, realizado por el Ayuntamiento, observa que la mayoría del alumnado es de Zarautz, aun- que se observan fl ujos de llegada para cursar la enseñanza media y también de traslado a Donostia para cursar esos mismos estudios. Pero, en general, la tendencia a estudiar en el propio municipio era muy fuerte45. No obstante, con la reforma educativa de los años noventa se logrará mantener el alumnado local o de la comarca. Y así llegamos a 1995, año en el que están en vigor Educación Infantil (3-5 años), Educación Primaria (6-12 años) y Educación Secundaria Obligatoria (13-16 años) además de la implantación 3º ESO, la Revisión del Plan Lingüístico con la reorganización de las cuatro lenguas del Centro (castellano, euskera, francés e inglés) y, por último, la revisión de los servicios de apoyo a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales.

La presencia del euskera y de la cultura vasca en el centro

Después de los años críticos que supusieron para el centro los años cua- renta, donde las manifestaciones del nacional-catolicismo eran patentes, a partir de los cincuenta parece recuperarse el antiguo espíritu vasquista que respiraba el centro antes de la Guerra Civil. En este sentido, por primera vez en 1951 y también en años sucesivos, el Hermano Visitador se refi ere a la presencia del vascuence en las aulas, pues recomienda que a los alumnos se les enseñe el catecismo en esta lengua, “conviene darles algunas explicaciones sobre el sentido de las palabras que emplean”. Al año siguiente, el mismo Hermano Visitador aclara el sentido de sus palabras, diciendo lo siguiente: “encuentro muy en su lugar que a los alumnos que estudian el Catecismo en vascuence se les explique el texto en la misma lengua y que al dirigirse a todos en las expli- caciones usen indistintamente una u otra lengua para mejor aclarar conceptos”. En términos similares volverá a referirse a este tema, aunque insistiendo en la importancia del castellano: “bien está que se sirvan del vascuence para dar a los alumnos mejor comprensión de las verdades religiosas o aún de las materias profanas, pero no olviden que el interés de los niños y el deseo de los padres exigen que hagan cuanto esté de su parte para que sus alumnos aprendan bien el castellano”.

45. Zarautz. Informazio aldizkari munizipala, nº 12 (1992).

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No podemos ignorar que estas recomendaciones van dirigidas a la Comunidad que en esos momentos está regida por el Hermano Luis Ignacio (Iñaki Olabeaga, 1901-1983), quien ejerció como profesor desde 1948 y a partir de 1951 hasta 1954 fue director del Centro. No es ningún secreto destacar que su labor estuvo siempre presidida por su apostolado y la defensa del euskera entre el alumnado, fomentando su enseñanza en los centros en los que estuvo, además de su labor literaria en euskera, como destacaremos en su momento. A partir de 1954 des- aparecen ese tipo de recomendaciones, coincidiendo con el cambio de Director y de Hermano Visitador, ya que el Hermano Carlos Bautista es sustituido por el Hermano Pablo Manuel.

A pesar de que desconozcamos cómo quedó la situación con respecto a la enseñanza del euskera, aunque sólo fuese para el catecismo, lo que sí recobró un renovado brío fueron las expresiones de cultura vasca y que permanecerán desde 1954 a lo largo de más de dos décadas. En este sentido, el nuevo redac- tor de los Históricos no sólo nos informa por escrito sobre las actividades que se llevaban a cabo, sino que comienza a incluir una serie de fotos sobre las mis- mas: la cabalgata de reyes, que tanto reconocimiento tenía en la población, las diversas procesiones, fotografías del centro y, cómo no, fotografías de escenas folclóricas de bailes típicos y otras tradiciones vascas como el olentzero, donde los niños aparecen ataviados con los trajes típicos vascos. Así vemos cómo los sucesivos Históricos se refi eren a este tema haciendo mención a que, con motivo de las denominadas “fi estas vascas”, ya desde 1954, se engalana una carroza que recuerda a vascos primitivos (1955), o a las actuaciones teatrales en euskera (1967), o al VIII Concurso de cuentos, poesías y cantos vascos (1966). Estas celebraciones se enmarcaban, sobre todo, en la defensa de la lengua vasca, como ocurrió en 1962 con una fi esta sobre la Fiesta de la Lengua Vasca, consistente en un concurso infantil de poesías, cuentos y cantos. En esa ocasión se grabó el evento en una cinta magnética que se oyó durante meses en los bares y en la radio. También en el curso 1969-70 la fi esta vasca logró reunir a más de 1000 dantzaris. Por lo tanto, y a pesar de las condiciones nada favorables para el reconocimiento del euskera en la enseñanza e incluso en la actividad pública, podemos apreciar cómo este centro siempre mantuvo algún nexo de unión con el euskera y la cultura vasca. Ya en los últimos años del fran- quismo, este tipo de actividades lograron un mayor reconocimiento debido a que el espacio público comienza a ser escenario de estas actividades que vivieron en la resistencia y la clandestinidad.

Al primer síntoma de que el euskera pudiera encontrar un resquicio para estar presente en el aula, vemos que este centro lo aprovecha, como ocurrió con alguna disposición legislativa que permitía el uso de “las lenguas vernácu- las” en la enseñanza. Así, a partir de 1978 se asume la presencia del euskera en el centro de forma que cada vez se va a ir normalizando su situación, de acuerdo también con los nuevos aires favorables a su reconocimiento ofi cial y su

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normalización, como hemos podido observar, al adaptarse el centro a la nueva normativa sobre los modelos lingüísticos. Claro que todas estas reformas no podían hacerse sin el esfuerzo de algunos profesores que tendrían que liberar su docencia para aprender el euskera. Como curiosidad, no podemos pasar por alto el hecho de que en 1986 se redacte el primer Histórico de este centro en eus- kera, a cargo de Jon Lezamiz, que continuará dos años seguidos con esta misma práctica, signifi cando un paréntesis en la redacción de estos documentos, pues ya en 1989 se vuelve a escribir este documento en castellano. Excuso hacer mención a la sorpresa que pudo causar en la Casa Generalicia de Roma recibir un documento en esta lengua, aunque desde luego ya estaría acostumbrada a otros tantos idiomas diferentes, desde que el francés dejó de ser la lengua franca entre los Hermanos, en la década de los setenta.

Evolución del alumnado

En la evolución de la matrícula del alumnado en este centro desde 1937 hasta la actualidad podemos observar que, de acuerdo con la oferta educativa de cada momento, se registra un volumen de alumnado más o menos homogé- neo, que también coincide con las características materiales del centro, aunque en algún momento se puede apreciar cierta saturación. Así, en las dos primeras décadas el centro rondó un volumen de alumnos de doscientos, aunque ya a comienzos de los años sesenta se aprecia una matrícula superior, lo cual hacía imposible que todos los alumnos estuviesen en el mismo centro. No podemos olvidar que en los cursos de 1937 a los de 1939, el colegio mantuvo a un impor- tante grupo de alumnos que cursaban estudios de bachillerato. En estas circuns- tancias se aprecia el uso de otros locales para impartir las clases, además del antiguo edifi cio.

A partir de 1963, y hasta el inicio de los años setenta, se da un aumento de alumnado, que supera el número total de trescientos y que ya en los prime- ros años de ese decenio llegan a superar los 450 alumnos. La explicación del aumento de esta matrícula debemos buscarla, sobre todo, en la impartición del Bachillerato Laboral y también en la construcción de un nuevo edifi cio para el colegio, que permitió crear más aulas y acoger a un mayor número de alumnos. Incluidos los de parvulario.

A partir de la reforma de la Ley General de Educación, en la que desaparece el bachillerato elemental y superior, y se imparte la enseñanza obligatoria (la Educación General Básica) hasta los 14 años, comienza el despegue del centro en cuanto a consolidar un volumen de alumnos importante y que logrará pasar de 450 alumnos en 1970 hasta los más de 800 en 1981, fecha en la que se llevaron a cabo las transferencias educativas al Gobierno Vasco y se inicia el proceso de aplicación de los modelos lingüísticos. Se trata por lo tanto, del

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periodo en el cual mejor se aprecia el crecimiento del alumnado y cuando, por primera vez en 1977, se incorporan las alumnas. A que este proceso pudiese desarrollarse de la manera que lo hizo debe mucho la construcción del nuevo edifi cio y también el hecho de que se aclarase la identidad del centro, con una oferta coherente y adaptada a las nuevas necesidades de la reforma educativa.

Después de esa etapa de crecimiento que posibilitó que el centro alcanzase una matrícula de alumnos y alumnas superior a los 800, a partir de los años ochenta, podemos apreciar cierta estabilidad en el centro por lo que respecta a la matrícula del alumnado que coincide, por otra parte, con lo que hemos denominado el predominio de una normalización que parece estar presente en todos los niveles del colegio en esos años. Esta situación va a durar hasta los primeros años de la década de los noventa en los que la matriculación comienza a decaer ligeramente. En este contexto hay que tener en cuenta las reformas de la LOGSE, la ampliación de los años de escolaridad y obligatoriedad y, sobre todo, la aplicación de ratios profesor/alumno que obligaba necesariamente a un descenso del alumnado en el colegio.

Los cambios y variaciones de matrícula tienen alguna explicación, que se recogen en la misma documentación. Así, las razones del descenso de la matrí- cula, según entendieron en 1988 se debía a “la necesidad de reducción de alumnos por aula para una atención más personalizada y el descenso demográ- fi co de los últimos años (si bien esta última causa no es tan palpable en este centro como lo es en la generalidad de los centros del entorno)”. También la comparación con la situación de los otros centros era un buen barómetro para entender la situación del propio colegio, así, en 1989, y “aún cuando en los cen- tros educativos de la localidad se observan desde hace años graves problemas para completar sus matrículas, en este centro ha habido que rechazar peticio- nes de entrada en número mayor al que se hubiera deseado”. Otras razones son más de tipo académico, como ocurre en 1990, pues el descenso de la matrí- cula podía deberse a la incorporación de alumnos con necesidades educativas especiales y a la búsqueda de una ratio alumno-aula más adecuada. Esta última razón será, desde luego, determinante a partir de estos años, pues la exigencia por ley marcaba la ratio de 25 alumnos por clase. Su incumplimiento en 1992, al tener 4 alumnos más de lo marcado en la clase de párvulos, supuso que el Gobierno Vasco sancionase económicamente, y de manera sustancial, la indisci- plina. Si comparamos estas ratios con las existentes en los años precedentes, sobre todo en los primeros años de esta segunda andadura, donde podíamos encontrar clases con 70 alumnos, la situación a partir de estos últimos años puede califi carse de auténtico lujo.

Finalmente, a partir de esa última fecha y hasta la actualidad, se vuelve a una cierta estabilidad, con una matrícula que ronda más o menos los 700 alumnos y alumnas. En este sentido es en esta última etapa donde se van

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igualando la presencia de niñas con la de niños, con una diferencia casi inapre- ciable. El hecho de que la oferta escolar vaya desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Secundaria Obligatoria, también ha supuesto que la mayoría del alumnado permanezca durante toda la escolarización obligatoria en el mismo centro, permitiendo un mayor grado de adhesión al mismo y también de cohe- sión entre el alumnado.

Por otra parte, y como señalamos en el primer epígrafe, este centro siempre ha sido de pago, con una política de subvenciones y fuentes de fi nanciación que han ido variando a lo largo de su existencia. Sin embargo, ya desde los primeros años, aparece citado que asisten alumnos matriculados como gratuitos, o bien que debido “a la situación apurada se les rebaja la cuota”46 aunque ya en la década de los años sesenta desaparece este tipo de mención. También no deja de ser curioso, como en algunos años, en los informes del Visitador se señala que los alumnos matriculados son católicos. Nos estamos refi riendo a los años cincuenta.

Con respecto a la admisión de alumnos suele ser corriente el señalar, por parte del Hermano Visitador, que no se acepten niños “demasiado tiernos”, para referirse a los niños con edad inferior a los seis años. No obstante, lo que suele ser más habitual es el rechazar alumnos a la hora de matricularse debido a las limitaciones espaciales del Colegio, a pesar de la “impertinencia de algunos padres”47. Lo mismo ocurrirá en los años comprendidos entre 1963 y 1970, a pesar de que para esta última fecha ya se había construido el nuevo edifi cio. También durante esos años, en los que todavía permanecía vigente el bachillerato anterior a la LGE, se preveía que llegarían más alumnos, sobre todo los que provenían de la ikastola local, como se recoge en el Histórico de 1971. Asimismo las obras de la autopista atrajeron a un importante número de alum- nos hijos de los trabajadores de la autopista. Todo este aumento de alumnado suponía que, en algún momento, se tuvieron que realizar obras de ampliación para crear nuevas aulas.

La plena puesta en marcha del colegio con la adecuación a la Ley General de Educación de 1970 y sus enseñanzas supuso una sobrecarga en la segunda etapa de EGB es decir los cursos 6º, 7º y 8º, llegando incluso a su saturación, como se señala en los años 1975, 1977 y 1978. Además, esta situación pare- cía responder a que en “los niveles altos es el elevado número de alumnos inadaptados en otros centros de la localidad y de la zona, que rebotados entran en nuestro centro. Por otra parte en los últimos niveles se acentúa la preocupa- ción de los padres en el rendimiento escolar, en vistas a los estudios superiores

46. Rapport de Visite de 1954. 47. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.

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por lo que dirigen a sus hijos a nuestro centro; en este aspecto, parece que confían más en el Colegio de La Salle que en otros colegios de la zona”48. A esta situación habría que añadirse que, en ese año, se incorporan por primera vez las alumnas en la enseñanza preescolar.

Enseñanza y disciplina

La marcha general del colegio en cuanto a los estudios que se impartían era satisfactoria, según los informes del Hermano Visitador, en la mayoría de los años en los que tenemos este tipo de información, es decir, hasta el año 1965. No obstante, también en esos mismos informes se insiste en que se esmere la preparación de las clases de catecismos o se sugiere que la enseñanza fuera “práctica, intuitiva a ser posible y que escuchen los mismos mirando al que actúa”49. También se les sugiere a los Hermanos que se esmeren en la prepara- ción de los ejercicios espirituales.

Junto con este tipo de recomendaciones, que atañen a los aspectos religio- sos de la formación y a la preparación de las clases por parte de los Hermanos, nos encontramos otra serie de consejos que se refi eren más a la correcta com- postura y a la labor de vigilancia que debían tener los Hermanos en la buena marcha del colegio. En este sentido es de resaltar la insistencia en que se vigilen los patios en las horas de recreo y los retretes. Asimismo, se señalan algunas normas disciplinarias en las que se insiste en que los Hermanos “huyan con repugnancia de pegar y de utilizar palabras ofensivas que son actitudes abiertamente antieducativas”50. Esta recomendación, en su sentido negativo, podría dar a entender que la práctica de ciertas conductas disciplinarias estaban presentes, como era moneda habitual en esa época en la mayoría de los cole- gios tanto públicos como privados. Sin embargo, este tipo de recomendaciones no es muy habitual, de lo cual cabe deducirse que de existir esas prácticas dis- ciplinarias no eran motivo de alarma.

Pero el control sobre las faltas de disciplina se extendían hasta con los alum- nos que cometían este tipo de actos fuera del colegio. Es el caso de un alumno que en 1941 fue motivo de notifi cación a la Guardia Civil por su continuada falta de buena conducta. Así, tres alumnos que se encontraban protegidos en la Casa de la Misericordia venían observando una conducta de “ratería, robos, trave- suras, asalto a las fi ncas para robar fruta, desobediencias, faltas de respeto,

48. Suplemento al Histórico para el año 1977. 49. Rapport de Visite de 1944. 50. Rapport de Visite de 1964.

434 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

embustes, etc.”51 y fueron amonestados por el Director del Centro. Además, este mismo director se puso en contacto con la madre de uno de ellos, con la sorpresa de que la misma madre desautorizó la corrección y defendió a su hijo, ante lo cual el Director se percató de que era la madre la “verdadera culpable de que su hijo no se corrigiera”. Ante todo lo cual, realizaba dicha denuncia, solicitando la sanción conveniente “a los padres por alentarles y a los hijos por autores”. Desconocemos cómo terminó esta historia, pero es demostrativa del cuidado disciplinario para con los alumnos del colegio.

No obstante, en este colegio, a diferencia de otros centros de la provincia, se registra una frecuencia llamativa en hacer mención al fallecimiento, por cau- sas diversas, de sus alumnos. Así en 1940, tuvo lugar un accidente que tuvo como consecuencia la muerte de un alumno que, para más INRI, había sido castigado, y al salir al patio resulta electrocutado porque los cables estaban sueltos. Ante este hecho, “los padres dan muestras de cristiana y ejemplar resignación”. En los años siguientes se señala la muerte de otros tres alumnos y en 1945 un alumno fue alcanzado por una piedra al regresar a su casa de Getaria en bicicleta, pero gracias a la ayuda de 8 hombres que viajaban en el autobús de línea se consiguió liberarle de la misma, que le aprisionaba. Dada su situación le llevaron a Donostia, donde no pudo sobrevivir. Recibió la visita del Director, lo que el niño agradeció, comprobando el Director “las excelentes y santas disposiciones en que se hallaba. Todos los presentes coincidían en que esas disposiciones eran fruto de la buena educación que recibía en el colegio”. Todavía en 1966, 1975 y 1990 se cita la muerte de otros tantos alumnos por atropello, o por leucemia.

Actividades escolares y extraescolares

Como podemos observar en la mayoría de los centros de la provincia, era práctica habitual que durante el verano se llevasen a cabo los denominados “Cursillos de Verano”, que atraían a un buen número de alumnos del propio cen- tro. El objetivo de estos cursillos era mejorar lo aprendido durante el curso, rea- lizando una serie de ejercicios que les permitía acceder al curso siguiente con mejores garantías. Sin embargo, en este caso, además de los alumnos del cen- tro también acudían veraneantes procedentes, la mayoría de ellos, de Madrid, quienes aprovechaban las vacaciones para asistir a los cursillos. La mención a estos cursillos abarca desde 1939 hasta 1968, aunque en algunos casos estos mismos veraneantes solicitan clases particulares, a las cuales era imposible atender. Este tipo de actividad, sobre todo con la presencia de los veraneantes, suponía una entrada extra de dinero, especialmente en los años cuarenta. Así,

51. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 266-Carpeta 27.

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en 1944 acudieron a estos cursos todos los alumnos de peritaje y 12 proceden- tes de la “ALTER” de Madrid que “dejan muy buena impresión y pesetas”. En la década de los sesenta el éxito era tal que algún año hubo de rechazar algunas matrículas, debido a que también acudían alumnos de otros colegios.

Los exámenes y la entrega de premios también eran una actividad escolar que se mantuvo durante un largo periodo de tiempo; es decir, hasta la década de los setenta. Pues a partir de esas fechas dejan de existir los exámenes exter- nos, debido a las características del centro. En el tiempo en el que estos exáme- nes se realizaron se constatan los excelentes resultados registrados, tanto para los alumnos que acudían a los exámenes de ingreso, como los de comercio y de estudios mercantiles. Estos exámenes se celebraban para el caso de bachiller en Irun y los de comercio en la escuela ofi cial de Bilbo, a donde se trasladaba un buen número de alumnos. Así, en 1944, acudieron a esta ciudad unos 30 alum- nos que obtuvieron buenos resultados. A partir de 1958 ya no existe este tipo de exámenes excepto los de bachillerato. Los exámenes de reválida también alcanzaban buenos resultados mientras estuvo vigente el plan del bachillerato elemental y superior. En algunos años se celebraba una entrega de premios a los mejores alumnos, patrocinada por Keller y en 1951 llegó a celebrarse en el Frontón Cinema que, en opinión del centro, “hacen propaganda a favor del Colegio”.

Además de estas actividades puramente académicas, las excursiones a los pueblos de alrededor o a otras poblaciones fueron una actividad que estuvo pre- sente a lo largo de los años. Desde 1940 tenemos conocimiento de excursiones recreativas a Getaria, Orio, Donostia, Arantzazu, Bilbo, Nuestra Señora de Arrate, Santa Bárbara, etc. Es de destacar la excursión a Donostia en 1946 que se hizo en camiones adornados y en Amara se juntaron unas 40.000 personas en un acto inenarrable y “difícilmente se volverá a ver algo así en Donostia”. Se tra- taba de la celebración del “Día del Niño” en la que se llevó a cabo una procesión que “arrancó lágrimas a todos los presentes”. A la inversa, también en Zarautz acogieron a otros grupos de niños, como ocurrió en 1947 en el que llegaron a esta villa a veranear un grupo de niños procedentes de la escuela gratuita del Despartidero, Zaragoza, cuyo fundador había manifestado el deseo de que unos 20 alumnos, los más necesitados, veraneasen en Zarautz y se les contestó afi r- mativamente. Hicieron dos excursiones, una a Loyola y la otra a Donostia, mos- trando siempre una conducta edifi cante: “al acabárseles el caramelo sintieron volverse a sus casas. Se animaron bastante al llegar a su tierra de Aragón”. En 1971, esta actividad excursionista se transformó en un Club Mixto Aitz (monta- ñismo), donde todos los domingos un grupo de unos 30 ó 40 iban alcanzando las cimas más importantes de la provincia con los consiguientes benefi cios físi- cos y de convivencia que esta actividad reporta. También los bailes se desarro- llaron dentro de la mejor alegría y sana camaradería. No obstante, a diferencia de otros centros, en este de Zarautz no hemos encontrado ninguna mención a

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la celebración de campamentos durante el verano. Asimismo, tampoco se cons- tata la existencia de visitas a fábricas ni empresas, que en otros centros era una actividad habitual.

Por lo que respecta a las actividades deportivas, la permanencia de las mis- mas comienza a registrarse a partir de la década de los cincuenta y, sobre todo, en los años setenta ya se cita que su importancia es relevante, realizándose muchas actividades deportivas (balonmano, judo, montaña, salas de juegos, etc.), con la participación en competiciones tanto locales como provinciales.

Zarautz. Grupo de dantzaris en la fi esta de las familias.

Las actividades extraescolares también ocuparon un espacio importante en el colegio, abarcando un amplio abanico y estabilidad durante muchos años. Entre ellas no podemos dejar de resaltar, por la importancia que recibe entre la docu- mentación, llegando incluso a insertar fotografías de la misma, la “Cabalgata de los Reyes”, que salía la vísperas de esta festividad navideña. A la misma acudían los niños ataviados con trajes típicos vascos y en las carrozas los niños escenifi caban escenas navideñas que recorrían las calles de la villa. Esta cele- bración parece que se inició en 1949 y su narración queda recogida de esta manera: “los Antiguos Alumnos nuestros de la Juventud Parroquial, con la ayuda e iniciativa de los Hermanos Profesores, montaron una magnífi ca carroza. He

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aquí sus diferentes partes: S. José y la Sma. Virgen se trajeron de la Parroquia; el Niño Jesús, el del Colegio; un artista, el Sr. Ulacia, Antiguo Alumno, pintó en un lienzo detrás del Niño Jesús, el asno y el buey. Los pastores personajes vivos, escogidos entre los más pequeños del Colegio, calentándose delante del misterio, vestidos de caseritos. Los Reyes y sus pajes y más pastores detrás de la carroza, fueron recorriendo el casco y barrios de la población, cantando cantos alusivos al acto. Hizo gran efecto en todo Zarauz, que gustó muchísimo. Todo salió perfecto, si se ha de creer a los numerosos comentarios”. A partir de ese año, ya se habla de la cabalgata como de un acto tradicional e incluso en las fotos que fi guran en los Históricos podemos ver que los Reyes Magos ya van, incluso, a caballo.

A partir de los años setenta las actividades extraescolares se centralizan de alguna manera en el Club de Jóvenes, como se aprecia en el curso 1969- 70 con actividades diversas aunque la más llamativa es el baile mixto de los domingos. Creada a raíz de una reunión de juventudes en Zarautz y res- pondiendo a una necesidad de encontrar un sitio protegido y saludable para diversión de la juventud entre 15 y 18 años, y que funcionaba a gusto de la mayoría. Tiene secciones de cultura: teatroforum, cineforum, biblioteca, depor- tiva, la más numerosa, y artística. Paralelamente fue creado otro salón para diversiones de los alumnos del colegio para los días de fi esta y domingos. Las nuevas modalidades de la Ley obligaban a atender especialmente los tiempos libres de los colegiales. En esas fechas existía una gran inquietud por asistir a las sesiones de cine-forum, a las que también acudían alumnas de un colegio vecino. Es una etapa en la que se busca la colaboración con entidades deporti- vas, culturales y religiosas de la localidad. Asimismo, se llevan a cabo durante todos los días de la semana otras actividades de pintura, acordeón, guitarra, txistu, etc. además de deporte, coros, cine y danzas, con una asistencia que llegaba hasta los 250 alumnos, como ocurría en 1978. En la década de los ochenta se seguía con la buena tónica de estas obras postescolares y apos- tólicas: Olentzero, Carnavales, Fiesta de La Salle, Pagoeta Eguna y otras. En 1990 se crea una escuela de Bertsolaris y se continúa con la activad monta- ñera. Para ello el centro siempre prestó sus locales para el desarrollo de estas actividades de ocio y tiempo libre, de forma que, en 1997, se llevó a cabo la contratación de una persona para su coordinación, que se iba a encargar de coordinar las actividades deportivas (14 modalidades en las que toman parte 2/3 del alumnado), las actividades culturales (teatro, música, trabajos manua- les, danza y guitarra participando en cada una de ellas 6 alumnos), el grupo de montaña, la Escuela de Padres con cursillos de formación bíblica y de informá- tica, además de analizar temas de interés educativo.

A estas actividades habría que sumar las mencionadas sobre la cultura vasca durante el franquismo; cabe destacar que es en el año 1954 cuando con motivo de las fi estas vascas en el mes de septiembre se produce una celebra-

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ción de este tipo; sin embargo, no fue algo pasajero puesto que prácticamente todos los años posteriores se hace referencia a las mismas. En concreto, en el año 1962 se llevó a cabo la Fiesta de la Lengua Vasca, la cual consistió en un concurso infantil de poesías, cuentos y cantos, que, como hemos dicho ante- riormente, fue recogido en cinta magnetofónica y “aún les están oyendo en los bares por la radio”.

Vida religiosa

En muchas ocasiones, y en estrecha relación con las actividades escolares y extraescolares, se desarrollaban otras que tenían relación con la vida religiosa: comuniones, fi estas religiosas, novenas, misiones o ejercicios espirituales que, en general, marcaban el ritmo cotidiano de la marcha del Colegio. Desde 1937 ya comienza a apreciarse el valor que la celebración eucarística tenía en el centro, de manera que las comuniones de los primeros viernes de mes y en todas las fi estas principales era un recurso habitual, que complementaba la explicación diaria del catecismo y los concursos catequísticos. La Asociación Eucarística de los Tarsicios llevaba a cabo todos los últimos domingos de cada mes su “vigilia” con toda fi delidad y fervor, “mientras las mundanas gentes corren a los cines y paseos”52. Los Tarsicios fueron los encargados de llevar la Bandera el día del funeral de uno de los niños fallecidos. Por otra parte, en el denominado “Domingo de Tarsicios” se dice textualmente: “son los Hermanos los que lo animan, sostienen y encauzan, y no los Srs. curas”. Cuando se saca la foto de todo el personal del Colegio, los Tarsicios lo hacen en grupo aparte53. La importancia de la primera comunión queda expresada de esta manera: “siete angelitos hacen la comunión”, y todos coincidían en que “así había que celebrar el día más feliz de la vida”54. La comunión no sólo era patrimonio de las asocia- ciones apostólicas, sino que está presente en cualquier festividad que se lle- vase a cabo, como se aprecia, sobre todo, en las décadas de los años cuarenta y cincuenta.

En esos años, y también en los siguientes, el número de días con algún tipo de festividad es una constante: Mes de las fl ores, fi esta de Cristo Rey, Novena de la Inmaculada Concepción, de San José y de San Juan Bautista, Fiesta del Fundador San Juan Bautista de La Salle, los siete domingos de San José, misa del Espíritu Santo, etc. estas celebraciones irán decayendo con los años. A partir de 1970 se constata que las celebraciones más estables serán las de

52. Crónica de la Casa de Zarauz, 1938. 53. Crónica de la Casa de Zarauz, 1942. 54. Crónica de la Casa de Zarauz, 1944.

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San José y las del Fundador y, a partir de 1994, se indica que “a excepción de la Fiesta de La Salle no hay más fi estas”, aunque en el año 2000 se refi eran a otras fi estas como Santa Cecilia, San Blas y Navidad.

No obstante, podemos registrar algunos hitos dentro de esta actividad como la asistencia de 70 alumnos al Congreso Eucarístico celebrado en Irun en 1945, o el paso en 1947 por la Diócesis de Gipuzkoa de “la milagrosa imagen de la Virgen de Fátima, que se destina a Rusia cuando se convierta, tocó la suerte de poseerla en esta villa, el 16 de junio. El Cabildo parroquial la recibió al mediodía, a la entrada del pueblo y la muchedumbre, en la Plaza con vítores y agitación de pañuelos” y acudió el colegio. Ese mismo año, se celebraron unos ejercicios de los alumnos: “3 días de octubre fueron de recogimiento para los alumnos: Misa, Rosario y Viacrucis en la Capilla, dos pláticas del R.P.E., Eleustondo S.J., con- ferencia del Hno Director y explicaciones catequísticas por sus profesores […]. Buen programa para una santa preparación para la fi esta de Cristo Rey”. Un acto similar se llevó a cabo en 1954 pues, por disposición del Obispo, una imagen de María Santísima recorrió los pueblos de la Diócesis “a fi n de enardecer el amor de nuestra divina Madre a sus diocesanos. Llamó la atención la puntualidad y formalidad de todos los niños, principalmente los nuestros, al Rosario Perpetuo. En la procesión de llegada y despedida falló bastante la organización”.

También las misiones fueron objeto de celebración a partir de 1950 que se celebraron las Santas Misiones (se hacía cada 5 años). La parroquia resultó pequeña en la hora de los hombres, por ser tal el gentío que se abarrotó sin poder dar más cabida; “con admirable celo removieron los corazones, algunos quizá muy aletargados, los predicadores franciscanos”. En 1962, tuvo lugar la celebración del Día del Domund con una postulación que recaudó 5.691 pesetas y con los niños disfrazados con atuendos orientales. Cantidad similar logrará recaudarse al año siguiente.

La continuidad de los ejercicios espirituales se irá combinando en la década de los setenta con la programación de otras actividades espirituales y apostólicas, atendiendo especialmente a los alumnos de los niveles más altos. Así, en 1978, se organizan 4 grupos de alumnos de 8º de EGB para unos días de convivencia en el mismo colegio. En la década de los ochenta esta actividad se centra en grupos de convivencia y de profundización cristiana, creando grupos para la formación en la Biblia (1983) o centrados en la información sobre vocaciones. En 1992 se hace un resumen de todas las actividades llevadas a cabo en las denominadas “obras postescolares”, donde se puede observar que las fi estas religiosas se centran en la fi esta de La Salle, donde los alumnos participan en los actos religiosos y deportivos y se celebra también la “Fiesta de los Padres, de carácter religioso- deportivo-convivencial”, mientras que las fi estas profanas “solamente tienen una manifestación breve en los carnavales”. Por otra parte, la “labor vocacional no tiene frutos prácticos en estos últimos (bastantes) años. Se hace la semana

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Vocacional a nivel de 11 a 14 años”. Por su parte, en 1997 prosigue su labor el Departamento de Pastoral, que era el encargado de la coordinación de la educa- ción religiosa del Centro. Su coordinador era un profesor seglar y estaba integrado por todos aquellos profesores/as (es la primera vez que se realiza esta aprecia- ción de diferenciación de género) que dan formación religiosa en el centro.

Vocaciones

Así como en otros centros de la provincia las vocaciones se producían con un cierto éxito, no es el caso de este colegio en el que solamente se aprecia cierta actividad en este sentido en los dos primeros decenios. A partir de 1960 comienza una crisis de la cual no se va a recuperar. El motivo que se aduce para esta crisis es la “infl uencia negativa del ambiente turístico”, a pesar del buen ambiente familiar, según expresa el Hermano Visitador, Pablo Manuel, en su informe de 1960. No obstante, ese año se produjeron tres vocaciones: un sacramentino, un escolapio y uno se dirige al seminario.

Con anterioridad a esa fecha sí que se registra un goteo constante de voca- ciones, pudiéndose constatar un “buen ambiente” para las vocaciones en los años cuarenta, llegando en 1954 hasta seis vocaciones para diferentes insti- tutos religiosos y seminario. En los años siguientes continuará este ritmo de vocaciones a pesar de la crisis señalada, aunque algún año en concreto los resultados sean exiguos. En 1964, y a pesar de la “fama de esterilidad de Zarauz”, se producirán nuevas vocaciones y todavía hasta 1990 continuarán algunas más. La percepción del Hermano Visitador en 1965 era clara en sus recomendaciones a los Hermanos, quienes aunque trabajan “con tiento por los fracasos habidos, no se desiste y auque el fruto es exiguo, Dios ha escogido un excelente muchacho que se ha dirigido al Seminario”.

A partir de 1971 el trabajo vocacional se centra en las clases superiores. Los alumnos de 4º tuvieron su retiro cerrado de 3 días en San Asensio, “quizás no nos sonrió el éxito inmediato ya que sólo uno es el que fue al Aspirantado, pero la labor de siembra puede que dé cosecha abundante en lo venidero”. Trabajo similar se realiza en 1977 cuando se consigue un grupito de “posibles” a los que “se les orienta y anima a pensar y refl exionar a base de convivencias, salidas al monte, diálogos, etc.”. Esta labor vocacional se desarrollará a partir de la denominada “semana vocacional”, estableciendo contacto con algunos alumnos. A pesar de ello en la década de los noventa los frutos deseados se hacen esperar y, como se señala en 1994, “el capítulo es defi citario en esta casa; no se recuerda el último que profesara en la Congregación”. Una muestra de ese escaso éxito es la expresión que se recoge en el Histórico del año 2000: “esperemos que el dueño de la mies envíe operarios a su mies. Seguiremos pidiendo al Señor su gracia”.

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Profesorado

La evolución del profesorado de este centro en esta segunda etapa, al igual que ocurre en el resto de la provincia, sigue la misma tendencia que en el resto. Es decir, decrecimiento de la presencia de Hermanos, aumento sostenido de profesores seglares masculinos y aumento vertiginoso de profesorado seglar femenino. Esta tendencia sigue un ritmo marcado por las necesidades escolares y la apertura de nuevas clases, adecuándose a la oferta escolar en cada uno de los momentos de la evolución del centro.

Por lo que respecta a la presencia de los Hermanos, no podemos olvidar su llegada en 1937, ya citada al comienzo de este capítulo, con la sustitución de los Hermanos hasta entonces encargados de la docencia y sustituidos por otros venidos del Distrito de Valladolid: “hijos de obediencia, sumisos y callados, llegaban a Zarauz cuatro humildes hijos de ‘La Salle’. Las gentes, sencillas y curiosas, apreciaban a su modo la presencia de los nuevos hábitos, que una ‘República indeseable’ en mala hora hiciera desaparecer. ‘Ya han vuelto los Jesuitas’, clamaban los niños asomándose por las esquinas. Las Autoridades, a quienes hubieron de visitar, mostrándose correctas y celosas de amor Patrio, tan necesario a todos, máxime a quienes tienen por misión restaurar valores olvidados o perdidos”. En esta ocasión eran cuatro Hermanos, pero la cifra fue ascendiendo hasta los 8 de 1964, año en el que comienza a descender hasta llegar a los cinco Hermanos del año 2000 y a los dos en el año 2006. Desde ese comienzo hasta la actualidad serán muchas las vicisitudes que acompañarán a los Hermanos, tanto en cuanto a su labor como profesores, como a su perma- nencia en la Comunidad.

Una de las características de esta comunidad era que estuvo sujeta a muchos cambios y a la escasa permanencia de los mismos Hermanos en la misma. En este sentido podemos destacar algunos casos que llegaron a estar hasta ocho años, pero no era lo habitual. Así, los Hermanos Faustino Pedro (director en 1940), o Leopoldo Adrián (también director en 1946 y 1954), o Luis Ignacio, director en 1950, llegaron a sobrepasar los seis años de permanencia, no supe- rando ninguno de ellos los ocho años en el mismo centro, al igual que los Hermanos Lucio Matías (1940-1947) y Miguel Ignacio (1954-1960). En el resto de los casos lo habitual era permanecer no más de cuatro años. También es de destacar, por su larga permanencia en el centro, al Hermano Iñaki Olabeaga, quien estuvo desde 1948 hasta 1954, ejerciendo la dirección del centro entre 1951 y 1954 y que siempre se mostró favorable a proteger y promocionar la cultura vasca, como ya hemos indicado. Además, Iñaki Olabeaga merece un recordatorio especial por su labor a favor del euskera y su producción literaria en la década de los setenta, en que publicó tres libros de poemas donde muestra su vertiente religiosa y su dedicación al euskera: “Gogoetan” (Refl exionando) en 1972, que mereció los elogios del P. Villasante, Presidente de Euskalzaindia

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por tratarse de una poesía “sentida, honda y humana […] un gran sentimiento lírico, capaz de captar los problemas y las necesidades del mundo actual”. En la misma línea están sus otras dos obras: “Maite dedana” (lo que amo) y “Biotz Iturritik” (Del manantial del corazón) en las que continúa la misma temática religiosa. Debido a su planteamiento lingüístico, distante a las novedades que Euskaltzaindia estaba introduciendo en el euskera, formó parte de un grupo de escritores que se reunieron en torno a Euskerazaintza, perteneciendo como miembro de número de la misma.

Los directores del centro en esta segunda etapa son los siguientes55:

• Hermano José Santiago 1936-1940 • Hermano Faustino 1940-1946 • Hermano Leopoldo 1946-1951 • Hermano Ignacio Olabeaga 1951-1954 • Hermano Leopoldo 1954-1957 • Hermano Leon (Ignacio Etcheverry) 1957-1963 • Hermano José Goicoechea 1963-1967 • Hermano Jose Luis San Martín 1967-1973 • Hermano Jose María Mujika 1973-1974 • Hermano Ramon Landa 1974-1978 • Hermano Jose Ignazio Arruti 1978-1985 • Hermano Jesus Mari Arrieta 1984-1990 • Hermano Jose Ignazio Martin Sukia 1990-1997 • Hermano Manuel Udabe Manuel Udabe 1997-2003 • D. José Antonio Blanco 2003-actualidad

Por lo que respecta al profesorado seglar masculino, comenzamos a tener noticia de su incorporación en 1944, y en 1962 ya se habla de la presencia de dos profesores seglares que habían visto incrementados sus emolumentos de 3.000 a 4.000 pesetas. Años más tarde, como hemos tenido ocasión de ver, el tema de los sueldos y la equiparación salarial entre Hermanos y seglares va a ser un tema recurrente hasta que fi nalmente se logre la misma. También tenemos que recordar los confl ictos dentro del profesorado seglar y el cierto dis- tanciamiento existente entre Hermanos y profesores seglares y las huelgas del profesorado a partir de 1975. La recomposición de las relaciones no se logrará

55. Aguirre, C.; Agirrezabalaga, J.; Eizagirre, I.; Esnal, P. y Lombide, M. (2005): Salletarrak 100 urte Zarautzen, 1904-2004. Zarautz: La Salle San José Elkartea, pp. 30 y 176.

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hasta la década de los años ochenta, como hemos señalado en otro epígrafe. Lo cierto es que el profesorado seglar masculino irá aumentando paulatinamente llegando hasta los 13 en el año 2006.

El profesorado seglar femenino se incorporó por primera vez en 1973, lle- gando en 1978 a doce profesoras, cifra que permanecerá más o menos estable hasta 1992, en que comenzará un aumento considerable hasta llegar a las cua- renta en el año 2006, estando presentes en todos los niveles de la enseñanza que se imparte en el centro, superando al conjunto de profesores y Hermanos.

La Comunidad de Hermanos

El conocimiento de algunos aspectos de la vida en Comunidad es posible gracias a los informes de visita del Hermano Visitador, razón por la cual es difí- cil poder hablar de la misma a partir de 1965, fecha en la que los informes de visita dejan de realizarse. Aún así, tampoco interesa a los fi nes de este trabajo detenerse en los mismos, ya que el objetivo del mismo se centra en la labor edu- cativa. No obstante, cabe señalar que la vida en comunidad tenía ciertos rasgos que nos ilustran sobre la actividad de los Hermanos. Así, el hecho de levantarse temprano, a las 4,45h. o 5,30h. en 1942, suponía también ir a dormir pronto, lo cual ya marca un ritmo de las actividades cotidianas acomodado a dicho horario. Pero este aspecto de la cotidianidad debemos insertarlo en el conjunto de las dedicaciones docentes.

En el caso de Zarautz, al igual que el resto de las Comunidades, existía el denominado “libro de usos y costumbres”, que recibía el visto bueno del Hermano Visitador con la siguiente nota: “conforme con los usos aprobados y normas dadas”. Este texto en concreto es de 195756 y en el mismo se porme- noriza con todo lujo de detalles “los ejercicios diarios durante el curso esco- lar”, “Ejercicios de los domingos”, “Horario de las clases”, “Particularidades”, “Días de asueto total para los alumnos”, “Horario de la Semana Santa”, “Bendición de la mesa”, “Usos y costumbres en ciertos días del año” y, fi nalmente, “Aclaraciones sobre ciertos artículos de la Regla”. Como puede observarse todas estas reglas se referían de manera principal a la propia comunidad en su relación interna y con la docencia. En la mejor tradición lasa- liana se señalan y miden los tiempos que han de dedicarse a todas las activi- dades del día, adaptadas a la comunidad y al centro de Zarautz. No podemos entrar en un análisis pormenorizado de la misma, pero sí se aprecia que muchas de las actividades religiosas o de la enseñanza del catecismo, o las relativas a las horas de preparación de clases o de corrección de ejercicios

56. Libro de usos y costumbres. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 842-Carpeta 3.

444 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

están perfectamente situadas en el tiempo escolar. Incluso un aspecto tan nimio como el regalar regaliz como una forma de emulación aparece en dicha regla.

Junto con las recomendaciones a la comunidad sobre aspectos propios, también se les recordaba la mejora de algunas cuestiones en la enseñanza sobre todo del catecismo, u otras ya mencionadas sobre la disciplina. También el Hermano Director recibía otro tipo de recomendaciones relacionadas con su labor en la comunidad y su relación con el resto de los Hermanos. Como era de esperar, y a la vista de las relaciones que los Hermanos mantenían con el ínclito Cura Párroco, durante unos años, sus recomendaciones eran que no se “hable mal del clero, no consienta que los Hermanos hablen”. Esto lo recomendaba en 1942, aunque dos años más tarde aconseja suavizar los modales y que “no se hable ni deje hablar mal del Sr. Cura que se ofende a Dios”.

Otro ámbito de interés por parte de las recomendaciones del Hermano Visitador se centraba en la formación de los Hermanos. En este sentido se aprecia cierta preocupación porque los Hermanos “prosigan sin desmayo en el ejercicio del ministerio educador” (1959) o que se actualicen en sus programas de estudio. En algunos casos estas recomendaciones iban direc- tamente dirigidas a la preparación del Catecismo, pero en otras ocasiones tenían un carácter más general, como ocurre en 1964, año en el que propone el “estudio de la Pedagogía para no ser meros preparadores de exámenes”, animando a “preparar trabajos formativos y no meramente memorísticos”. Dos años más tarde continúa profundizando en este tipo de recomendacio- nes aconsejando que se adquieran “todos los medios didácticos”, o al año siguiente, que se “compren libros y aparatos útiles que compensen la falta de comodidades fundamentales”.

A partir de los años setenta, y hasta la actualidad, se aprecia, en ausen- cia del tipo de recomendaciones que facilitaba el Hermano Visitador en sus informes, que los Hermanos y en general el profesorado siguen una formación continua en cuanto a las necesidades que les son requeridas, bien por tener que implantar la enseñanza individualizada en los años setenta, bien en la lectura comprensiva y el cálculo matemático, que se consideraban defi citarios en el centro en 1977 y 1978. Asimismo, el área de informática será un nuevo requerimiento al comienzo de los años noventa, de manera que el profesorado sigue unos cursillos de actualización. En 1997 los cursos de formación del pro- fesorado eran los siguientes: Cursos Buena Noticia (formación bíblica) y CELAS (formación lasaliana); cursos de metodología de las lenguas (inglés y euskera) y cursos de formación informática (Word e Internet). Es decir, en cada momento los cursos que se realizaban estaban en consonancia con las necesidades y las nuevas reformas educativas.

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6.4. Beasain: San Martín de Loinaz

Este centro de Beasain, como señalamos en la primera etapa, fue una de las pocas creaciones del Distrito de Burdeos en el Territorio de Gipuzkoa. No obstante, con la reforma de 1939 de los distritos lasalianos, y por orden del Reverendísimo Hermano Superior General, el Distrito de Valladolid se dividió en dos, el propio de Valladolid y el de Bilbo, pasando el centro de Beasain a pertenecer a este último. A partir de ese instante este colegio va a caracterizarse por dos claros discursos estrechamente unidos entre sí, el económico y el de la construcción de un nuevo edifi cio, a pesar de lo cual, las obras en este centro se convertirán en una cons- tante del mismo, pues desde el año 1946, año en que la fábrica de la CAF se hace cargo de las reformas efectuadas en el mismo, hasta el mismo año 1999, es raro que no encontremos alguna referencia a la realización de obras de mayor o menor envergadura, incluso después de la construcción del nuevo colegio. En este sen- tido, la creación de una Junta Administrativa del Colegio en 1971 dará mayor esta- bilidad al centro, al descargar sobre ella la gestión administrativa, dedicándose los Hermanos a las labores puramente docentes.

Por otra parte, una de las características de este colegio ha sido su interés temprano por la creación de un centro de formación profesional, que desembo- caría en la oferta del bachillerato laboral de 1964, así como el interés mostrado por impartir su docencia en euskera en fechas en las que este tipo de centros no se distinguían por hacer este tipo de propuestas1.

La postguerra y las condiciones precarias del colegio

No cabe duda que la Guerra Civil no tuvo un fi nal feliz para todos y el perso- nal del centro andaba especialmente alterado, de manera que en el año 1939, cuando como consecuencia de que “los alumnos estaban algo díscolos”, a causa de varios cambios de profesores que esa clase había sufrido para que éstos pudieran acudir al servicio militar, hacia el fi n de curso, y procedente del cuartel, tuvo que acudir el Hermano Sebastián a tomar las riendas del primer grado. No obstante, y al igual que ocurría en la mayoría de centros durante los años posteriores a la Guerra Civil, la situación económica era precaria, llegando a ver como en el año 1947 se les suprimía a los Hermanos el pan de raciona- miento porque habían tenido licencia de importación de harina. Previamente en el colegio se había producido una llamada de Abastos de Donostia, a través de Manufacturas Olarán, preguntando cuánta harina habían recibido los Hermanos;

1. Imaz, J. (2009): Ehun urte, milaka bizi. Beasaingo LA SALLE SAN JOSE Ikastetxea (1909-2009). Beasain: Beasaingo La Salle San Jose Ikastetxea. En esta obra se pueden encontrar testimonios personales de interés para comprender la evolución del centro de La Salle en Beasain.

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el Director les contestó que esas preguntas no se hacían por teléfono y que si querían saberlo cursasen un Ofi cio al colegio. Así lo hicieron, personándose días después un representante del Gobierno Civil, atendiéndosele como merecía, pero semanas más tarde el Secretario del Ayuntamiento tomaba la medida ya comentada de suprimir el pan de racionamiento. Por si la situación no fuera lo sufi cientemente preocupante, una enfermedad afectó a las gallinas de la zona y, lógicamente, las existentes en el colegio también podían ser atacadas por el virus, lo que dio lugar a que, antes de que ello se produjera, los Hermanos las aprovecharan. En medio de esta situación de grave crisis económica también llegaron momentos de alegría, por ejemplo en 1948, cuando el matarife Sr. Oyarbide sacrifi có para la Comunidad un hermoso cerdo de más de 100 kilos, lo cual no fue más que algo coyuntural, pues en ese mismo año el Director partía para Valladolid en busca de víveres al que textualmente se le deseaba “que le acompañe la suerte”2. Tampoco el mal tiempo contribuía a un buen desarrollo de la escuela, pues el año 1945 “amanecía un tanto eclipsado por culpa de un temporal de nieves y ventiscas, lo que provocaba que consecuencia de una lógica y economía mal entendida, muchas de esas aves timoratas no regresaran a su palomar en la fecha señalada”. Es decir, que al mal tiempo se le unió la huida del alimento.

Estas preocupaciones, que afectaban directamente a los Hermanos, son una muestra de la grave situación económica por la que atravesaba la población. No obstante, por lo que respecta al colegio se constata, según los informes de Visita que la marcha de la escuela es satisfactoria, pues desde 1937 el nuevo director “se implica mucho en las clases, el pueblo lo sabe y han aumentado los alumnos”. En este sentido, las autoridades y la población tenían en buena consideración a los Hermanos, lo que hace esperar al Hermano Director que, tan pronto se restablezca la normalidad patria, les construirán una nueva escuela. Es decir que en plena Guerra Civil el colegio iba cosechando el éxito de alumnos que le distinguía antes de la misma y funcionando a plena satisfacción y con buena acogida popular, como se observa en los informes de visita de esos años y hasta 1947. Así, en el informe de visita de 1940, el hermano Visitador señala que “de la enseñanza de los Hermanos están muy contentos en el pueblo y la prueba es que tienen las clases llenas a pesar de que pagan y las escuelas veci- nas, que no cobran, están casi vacías”; en el de 1942 se insiste en el mismo sentido, pues “las familias estiman mucho la enseñanza de los Hermanos. Lo único que sienten algunas es que no pueden pagar la cuota y enviar sus hijos a nuestra escuela. Los niños son de familias cristianas y piadosas”. En 1946 el informe del Visitador es del mismo talante: “los alumnos corresponden a los desvelos de los Hermanos mediante su asiduidad, aplicación y buen comporta- miento. Pagan su cuota aunque sea muy módica”.

2. Crónica de la Casa de Beasain correspondiente al año 1948.

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Por otra parte, y hasta 1940, un Hermano atendía la denominada Escuela de la Fábrica. Así, en 1938 y después del retiro, el Hermano Santiago que era el profesor de la Escuela Industrial de la CAF se quedó en Bilbao, siendo reem- plazado por el Hermano León Arsenio. En el mes de agosto se hicieron gestio- nes para que dicha escuela, que estaba enclavada en los locales de la fábrica, con molestias para el Hermano Profesor que diariamente tenía que hacer dos viajes y mirando también para el mejor aprovechamiento de los alumnos, fuera trasladada a los locales del Colegio, gestiones que tuvieron feliz éxito gracias a la benevolencia y buena disposiciones de la Dirección de la Fábrica que vieron el traspaso de interés para los alumnos. Asimismo, el 21 de mayo de 1938 se presentó en el Colegio el Sr. Jefe de la Falange Española y de las JONS, Sr. Larriz, gran católico y cultísimo ingeniero de la CAF y admirador de la obra de los Hermanos, a pedir ayuda a la gran obra de la educación y formación de los niños. El Director fue receptivo a la propuesta pero la idea no pudo llevarse a cabo por haber cambiado el Jefe de las Organizaciones Juveniles. No obstante, en 1940 cesó de funcionar la escuela llamada de la Fábrica por haber entregado la dirección de la misma a un Sr. maestro en calidad de excombatiente.

Hacia 1950 el Ayuntamiento, como hemos señalado, estaba interesado en dar respuesta a las necesidades industriales que, para entonces, se hacían sentir en Beasain. En este sentido, en un documento previsiblemente elaborado para hacer una propuesta educativa3, se señalan estas necesidades para una población que entonces rondaba los 15.600 habitantes, siendo centro de una comarca que alcanzaba los 25.000 habitantes, con muchos pueblos próximos y una buena red de comunicaciones. Esas necesidades industriales obedecen a la existencia de una serie de industrias, entre las cuales podemos destacar la CAF, con más de 2.000 obreros, Construcción Electromecánicas Indar, con 120, o Forjas y Fundición de Beasain, con 250 empleados, además de otra industria de mueble o la imprenta. Este personal procedía, sobre todo de los pueblos de Beasain, Ordizia, Ataun, , Lazkao y otros pueblos de alrededor. Para la formación adecuada de la población infantil en esa época existían cuatro escuelas nacionales mixtas en los barrios de Garin, Astigarreta, Matxinbenta y Arriaran; Escuela Nacional Graduada de Niños y Niñas, la Escuela de Primera Enseñanza de la CAF, el Colegio de Nuestra Señora del Carmen de Primera y Segunda Enseñanza, regentado por las Hermanas Carmelitas, la Escuela del Hogar para enseñanza gratuita para obreras, de las Hermanas de la Caridad; la Escuela Municipal de Artes y Ofi cios, inaugurada en 1915 y el Colegio de San Martín de Loinaz, regentado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que impartían enseñanzas de primaria, industrial y comercial.

3. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 240-Carpeta 9.

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Para llevar a cabo una formación profesional se decidió establecer clases diurnas para la formación de aprendices a partir de 1950, encargándose de las clases teóricas los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Por lo tanto, como estamos observando, existe un interés manifi esto por parte del Ayuntamiento e industria local en favorecer este tipo de formación profesional. El prestigio de los Hermanos era una garantía, según entendía el propio ayuntamiento pues se trata de un colegio “con gran satisfacción de la población y de las industrias, pues son legión los alumnos que han pasado por sus aulas y que hoy ocu- pan puestos de responsabilidad en las diversas industrias de la localidad y en diversos puntos de las provincias vasco-navarras y la Rioja, tanto en el aspecto industrial que comercial”. Para llevar a cabo este proyecto, se presenta un plan de estudios donde predominan las materias relacionadas con la tecnología, el dibujo, las matemáticas y la mecánica, además del taller y religión y francés. Parte del profesorado de esa escuela correspondería a los Hermanos, uno de los cuales era Maestro Nacional y el otro Perito Mercantil.

La construcción de un nuevo edifi cio y la economía

Las cuestiones relacionadas con el edifi cio y la economía son dos elementos constantes en la evolución de este centro, sobre todo en las primeras décadas y hasta la construcción de un nuevo edifi cio en 1963. Los problemas, tanto de la vivienda de los Hermanos como del edifi cio escolar, son puestos de mani- fi esto constantemente por el Hermano Visitador quien en 1942 se refi ere a que es imposible la limpieza, pues la casa está destartalada y que, desde luego, la vivienda de los Hermanos y algunas clases no son nada confortables. Junto con esta constatación sobre la condiciones materiales del edifi cio, el Histórico vuelve a anunciar “la construcción de una Escuela Industrial ‘modelo’ en terre- nos de la fábrica”, a la que seguirán una serie de promesas que se repetirán durante muchos años.

Al año siguiente se vuelve a insistir en la mala calidad de la casa, aunque siempre con la esperanza de que la situación cambie: “los locales de la escuela y la vivienda de los Hermanos están en buenas condiciones, pero en breve espe- ran que tengan una escuela gratuita y modelo. Dios así lo haga”. En los años siguientes el Hermano Visitador repite la cantinela, constatando únicamente que las obras de adecentamiento de la casa corren por cuenta de la CAF. La situa- ción parecía tan insostenible que en 1950 se presenta el Sr. Alustiza, arquitecto enviado por los Sindicatos, quien manifi esta que el lugar no reúne condiciones y, por fi n, el proyecto de reformas es defi nitivamente rechazado. En ese mismo año 1950 se consiguieron 160.000 pesetas para compra de maquinaria, pero el asunto de la construcción del edifi cio pasa a segundo plano y “se trata de conseguir y establecer la Escuela en el edifi cio de la Falange, pero más tarde por las difi cultades con que se tropieza se abandona también este proyecto y de

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nuevo se piensa en el colegio y recibimos la visita del Sr. Villota (Subsecretario del Sindicato provincial) que viene a inspeccionar el edifi cio, del cual no queda muy conforme; poco terreno y muy metido. Terminada la inspección se reúne el Patronato tratándose de diversos asuntos, local, maquinaria,… sin llegar a nada claro y defi nitivo”4.

A partir de esta fecha, y durante los diez años siguientes, el centro de las preocupaciones girará alrededor de la búsqueda de los apoyos necesarios para poder llevar a cabo la construcción de un nuevo edifi cio escolar. En este sentido hay que destacar la reunión mantenida en mayo de 1950 entre el cura párroco, D. Florencio Aspe, quien mostró siempre una gran simpatía hacia los Hermanos, favoreciendo todas sus propuesta hasta su fallecimiento en 1957, el Hermano Visitador, el Director del Colegio, el coadjutor y dos personas más como vocales. En esta reunión, en la que el cura párroco, actuó como presi- dente, se trataba de plantear la posibilidad de que los Hermanos se hiciesen cargo de las deudas contraídas por la Junta Administrativa del Colegio. Al día siguiente el Hermano Visitador se dirige al Sr. Cura párroco, a la sazón presi- dente de la Junta Administrativa del Colegio, para concretar los términos del acuerdo, es decir se acepta la cesión de los terrenos y locales del Colegio a los Hermanos a cambio de que estos respondan a la deuda contraída por un valor de 51.250 ptas., asegurando, entre otras cuestiones, la plena posesión sin ulteriores compromisos, de manera que se garantizase que el arreglo de los locales signifi caba también la propiedad del terreno y el colegio, que queda- ban en manos de los Hermanos. Esta compra se hizo sin demasiado convenci- miento, dadas las características precarias en las que estaban tanto el edifi cio escolar, como la casa que habitaban los Hermanos5.

Así, en 1951, el Hermano Visitador muestra sus nuevas preocupaciones “esta escuela que ya lleva 43 años de existencia no tiene aún una base sólida que pueda garantizar su continuidad. El edifi cio es un caserón viejo que exige otro. Alguna ayuda se espera de Antiguos Alumnos, Ayuntamiento, empresas particulares, etc. pero en fi rme no hay nada aún”. Al año siguiente continúa con la misma retahíla: “es obligado pensar seriamente en buscar nuevos locales. El Hermano Director desde su instalación al frente de la casa viene ocupándose del asunto”. En ese mismo año, el Visitador habló personalmente con el Alcalde, que era antiguo alumno y parecía que había alguna perspectiva de arreglo, pero como se constata en el Histórico de 1953, el Alcalde “manifi esta su entusiasmo por la Nueva Escuela declarando que los Hermanos regentarán dicha institución y que por lo tanto ha llegado la hora de solucionar la vivienda de los Hermano, pero… hoy, 9 meses después no vemos nada”. Parecido entusiasmo muestra

4. Crónica de la Casa de Beasain correspondiente al año 1950. 5. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 240-Carpeta 9.

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el Hermano Visitador en su informe de ese mismo año: “en el pueblo no existen grandes proyectos de creación de algún centro de preparación profesional indus- trial. Unos pretenden que se confíe exclusivamente la dirección de ese centro a los sindicatos, y otros que se nos dé a nosotros una gran participación en la marcha del mismo. Si acordaran prescindir totalmente de nosotros en ese cen- tro poco tendríamos que hacer ya en este pueblo”.

A partir de ese momento parece que se abre una etapa de transición hasta la construcción defi nitiva de un nuevo edifi cio que no se producirá hasta 1964. Mientras tanto, en 1954, el edifi cio del colegio de San Martín de Loinaz pasa a ser propiedad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Las escrituras de compra fueron fi rmadas el 11 de marzo. Esta situación no impide que se sigan las gestiones para poder “dotar de unos locales más convenientes que los actuales, muy impropios, a la escuela. Durante este curso pasado se ha mon- tado con la colaboración de unos industriales locales, un taller para preparar las prácticas de aprendizaje industrial”, según narra el Hermano Visitador. Asimismo la Asociación de Antiguos Alumnos trabaja para que la construcción del colegio sea una realidad. Finalmente, en 1961, el Hermano Provincial hace saber, por escrito y oralmente, que si no comienzan las obras del nuevo colegio dentro del curso se verá precisado a comunicar a las autoridades que en verano retirará a los Hermanos. Y para que no suceda este triste desenlace, se crea y establece una Junta de Patronato, con la siguiente constitución: dos representantes de las empresas, dos del comercio, dos de Antiguos Alumnos, uno del Ayuntamiento, el Sr. Párroco y el Hermano Director. Esta nueva situación administrativa favo- recerá el que se adquieran los terrenos lindantes del colegio por 80.000 pese- tas, pasando la propiedad a la Junta Administrativa, “y como la Providencia es grande y hay un canto moderno que se denomina esperanza… seguimos espe- rando, que cual fruto maduro, sea realidad el tan soñado nuevo colegio”6. Los informes de visita son reiterativos, y en los últimos cinco años eran de clamor, aunque siempre en la esperanza de su inmediata construcción. Así, en 1962, ya se veía inminente su construcción, pues como señala el Hermano Visitador: “en 1961 se han dado pasos decisivos que permiten esperarlo fundamentalmente: formación de un Patronato, determinación de un nuevo proyecto y su fi nancia- ción”. Las opciones eran bien claras o construcción de nuevo edifi cio o retirada de Beasain, como se manifi esta en 1962 el Hermano Visitador. Esta opinión cambiará en pocos años con la construcción del edifi cio, pues se trata de una escuela “muy distinguida en poco tiempo”.

Ínterin se consigue que los deseos sobre la construcción del nuevo cole- gio avancen, la escuela, como señala el Hermano Visitador en 1963, “está reducida a las mínimas condiciones pedagógicas y sanitarias para la clase. La

6. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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construcción de la nueva escuela ha sometido a los Hermanos a condiciones penosísimas”. Después de las dudas sobre la continuidad de los Hermanos y la inutilidad de llevar a cabo nuevas obras, parece que ese año se da comienzo a la construcción del nuevo colegio, lo cual supuso que la Comunidad careciese de las mínimas instalaciones de vida separada del Colegio. Defi nitivamente el cole- gio queda terminado gracias a la colaboración de diferentes personalidades de la localidad, entre las que destaca el antiguo alumno Sr. Osinalde, quien contri- buye de manera expresa a la fi nalización de las obras. Estas ayudas no sólo se limitarán al aspecto de la construcción del edifi cio, sino que también contribuirá en la creación de un Club Juvenil.

La alegría llegó en 1964, tras un lento avance en la nueva construcción del edifi cio. De esta manera recoge el acontecimiento el Histórico de ese año: “sonó la hora para La Salle de Beasain. El auténtico Vaugirard del Distrito ha sido remplazado por un Manhattan College, de líneas elegantes y modernas a tono con los tiempos que vivimos”, aunque al año siguiente continuarán las quejas por los inconvenientes causados en la casa por la construcción del colegio. A partir de esa fecha, y hasta la década de los años setenta, no volvemos a tener noticias del edifi cio, situado en la calle de Santa María, en el mismo solar donde esta ubicado el colegio desde su inicio. Así, en 1976, el Histórico de ese año recoge una enigmática frase sobre el reconocimiento que “en su día hizo el MEC mientras no se realicen algunas obras”. Lo cierto es que en la década de los años ochenta y noventa no dejan de aparecer en la documentación las célebres “obras en verano” o “verano de obras”, cuando no “obras en el centro”, “verano agitado de obras”, “obras en los inmuebles “ o, como se señala en 1998, “obras: el problema de cada verano”. Leyendo esta continuidad de obras, año tras año, a más de un lector se le podría ocurrir que tal vez no hubiera sido un mal negocio que los Hermanos hubiesen creado una empresa inmobiliaria, dicho esto con un tono simpático y amistoso.

Pero si el tema del edifi cio y sus obras, en un primer momento de reformas y arreglos y en un segundo de mantenimiento, fue una constante a lo largo de todo este periodo, otro tanto podemos decir con respecto a la economía. Así, se aprecia que las fuentes de sostenimiento de la escuela irán variando a lo largo de los años, aunque siempre se mantiene una fuente permanente como es la proveniente de las cuotas de los alumnos, que resultarán fundamentales sobre todo en los dos primeros decenios, pues los alumnos pagaban religio- samente e incluso se podía plantear el aumento de las mismas, como ocurrió en 1946 en el que las mensualidades suben de 13, 14, 15 y 16 pesetas a 14, 15, 18 y 20, respectivamente. Asimismo, las clases particulares tenían una mensualidad especial. De esta manera como se afi rma en el Informe de visita del año 1947, los Hermanos “viven de la cuota de los alumnos porque no tienen otro apoyo”. En este sentido, estos mismos informes de visita elogian la buena administración de los recursos por parte del Director del centro y de

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la Comunidad, indicando que “la administración es la mejor y más clara”, en 1944, o “el Hermano Director sabe sacar dinero, contarlo y gastarlo”, con una administración clara, como indica el Hermano Visitador en 1947. No obstante, a partir de la década de los cincuenta ya comienza a apreciarse que son diver- sas las subvenciones y ayudas que reciben: las empresas INDAR (afecta a los Hermanos, como se dice en algún momento) y CAF (colaboradora de la escuela desde sus inicios), el Ayuntamiento y el Estado. Las dos empresas citadas aco- gían a muchos exalumnos entre su plantilla laboral y, en general, contribuían a las obras de mantenimiento del edifi cio. Por lo que respecta a las ayudas del Estado, se recoge alguna mención curiosa como ésta de 1959: “llega un sobre del Ministerio de Educación, concediendonos una subvención de 100.000 pts para ‘atender a toda clase de gastos de centros privados y particulares de Aprendizaje y Preaprendizaje’”7.

En este sentido, y mientras dure la enseñanza laboral, el colegio recibirá una ayuda del Estado y desde 1948 se enviaban solicitudes al Gobierno “pidiendo una subvención para nuestra escuela, como lo han hecho las demás casas del Distrito similares a ésta”8. Al año siguiente se procederá de la misma manera a través de una instancia cumplimentada por el Alcalde para solicitar la sub- vención. No obstante, en 1966 desaparece la ayuda del Estado a la Enseñanza laboral, lo que tuvo como consecuencia que fuera imprescindible subir las cuo- tas a los alumnos, lo que se hizo con la conformidad de los padres. No será hasta 1973 cuando el centro vuelva a ser subvencionado por el Ministerio de Educación, lo que permitió bajar las cuotas a los alumnos y encadenar a partir de esa fecha las peticiones de subvención en función del número de clases. Así, a partir de 1978, aparecen claramente expresadas las fuentes de fi nanciación del centro: subvenciones ministeriales, cuotas de los alumnos y alquiler de las instalaciones, además de los ingresos de los Hermanos por su contrato de tra- bajo9. No obstante, en 1980 se indica que también reciben “algunas ayudas de las fábricas cuyos obreros mandan sus hijos al colegio”. Durante estos años la situación económica del centro “sin ser boyante, cubre los gastos”10. Un nuevo momento de crisis con respecto a la situación económica, se producirá con la aplicación de la LODE, ya que “el centro camina y se mantiene, pero la situa- ción económica es peligrosa para nosotros como para los otros privados. Las consecuencias de la LODE famosa y los tratos internos de los partidos de los gobiernos autonómicos se han dejado sentir. En nuestro colegio nos deberán en

7. Notice Historique sûr l’Ecole Chrètienne ‘Colegio de San Martín Loinaz de Beasain’. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 244-Carpeta 27. 8. Crónica de la Casa de Beasain correspondiente al año 1948. 9. Suplemento al Histórico de 1978. 10. Suplemento al Histórico de 1983.

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este momento más de 3 millones de pesetas, que supone mucho para centros humildes como éste, donde todo el mundo se resiste a subir las cuotas”11. A partir de entonces las subvenciones van a depender de la política presupuesta- ria del gobierno autonómico y de la fi nanciación de este tipo de centros.

Por su parte, y a lo largo de estos años, el Ayuntamiento colaboró en el sostenimiento de la escuela de diferentes maneras, pues en 1947 y a “una insinuación que el Hermano Director hizo al Sr. Alcalde sobre la exención del pago del agua, no lo ve factible, y por su parte nos aconseja digamos a nuestros superiores que nos conviene amortizar de una vez la casa y que entonces ya accederían a ayudarnos pues hoy por hoy el Ayuntamiento paga los intereses del capital prestado y sin amortizar que alcanza la cifra de 40.000 pesetas”12. Así, en 1963, se nos informa que el Ayuntamiento venía subvencionando con 18.000 pesetas hasta esa fecha en que dicha subvención pasa a ser de 50.000 pesetas.

La necesidad de gestionar bien los recursos del centro motivó la creación de una Junta de Patronato en 1961 que coadyuvó a las labores de construcción del nuevo edifi cio, pero la estabilidad económica quedará mejor defi nida a partir de la creación de la Junta Administrativa en 1972 formada por 15 miembros divididos en dos comisiones, la del Convenio y la de Obras. Dicha Junta partió de la Junta de la Asociación La Salle. Así, en la primavera de ese año quedó cons- tituida dicha Junta, pero sin el refrendo de los Padres de los alumnos, que llegó tras una asamblea general celebrada en el cine Usurbe. La labor de aquellas dos comisiones quedó patente con la aprobación de un convenio por parte del Hermano Provincial y la fi rma subsiguiente y el levante de un piso en el ala dere- cha del edifi cio, que supuso la creación de tres clases nuevas con dos tutorías. Las relaciones entre dicha Junta y la Asociación La Salle fueron satisfactorias. Esta organización permitió deslindar las competencias, quedando los Hermanos a cargo de la docencia y la Junta Administrativa de las gestiones administrativas del centro, como se recoge en el Histórico de 1977: “los Hermanos organizan y dirigen la enseñanza en el Colegio, juntamente con el profesorado seglar, en cambio la Junta Administrativa es la que se encarga del asunto económico: paga puntual y mensualmente los sueldos a todo el profesorado y personal subal- terno. Así como provee los gastos de conservación del edifi cio y del personal de la limpieza. Todo el personal que interviene en el Colegio tanto el seglar como el religiosos están muy satisfechos y agradecidos a por la gestión de esta Junta Administrativa”.

11. Suplemento al Histórico de 1985. 12. Crónica de la Casa de Beasain correspondiente al año 1947.

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La evolución del Centro

Como ya hemos indicado, al referirnos a los años siguientes a la Guerra Civil, la situación de precariedad fue la nota más relevante, coincidiendo con las cartillas de racionamiento y los escasos recursos con los que contaba tanto el centro como la comunidad. Sin embargo, el éxito de matrícula y el pago de las cuotas por parte de los alumnos, ayudaron a superar esa época, además de que, con el transcurso de los años, se lograría un nuevo edifi cio para el cole- gio y estabilizar la economía del mismo. Sin embargo, y como hemos puesto de manifi esto, en la década de los cincuenta existe una cierta pugna por el control de la enseñanza profesional entre los Hermanos y los Sindicatos. Esta situación no es extraña, pues se trata de la plasmación del tipo de lucha por el control de la enseñanza que a nivel ministerial se estaba produciendo entre los entre los sectores católicos y la Falange. Esta última formación política lograría cierta incidencia en la formación laboral, con la creación de las universidades laborales por ejemplo, o las escuelas de trabajo, mientras que el control del Ministerio de Educación Nacional quedó en manos de los sectores católicos. De esta manera se pueden entender los confl ictos que surgen alrededor del centro en 1954, después de que el año anterior se llegase a un acuerdo con el Ayuntamiento.

La situación con respecto a la enseñanza industrial en el colegio en 1953 requería cierto tipo de reconocimiento. De esta manera el Hermano Visitador y el Hermano Director se entrevistaron con el Alcalde de Beasain a fi n de solicitar el reconocimiento ofi cial para la sección industrial, a través de una escuela muni- cipal. Para ello prepararon una memoria y unos planos de la “Nueva Escuela de Trabajo”, que fueron entregados en el Sección Laboral del Ministerio de Educación Nacional. Hasta ese momento todo parecía correcto. No obstante, el Sr. Alcalde, sin consultar con los Hermanos, cedió a los Sindicatos todo lo que el Ayuntamiento poseía, dando así origen a una denominada Escuela Sindical, que comenzó a funcionar el día 25 de marzo de ese año. Para sorpresa de los Hermanos, éstos son invitados por el Alcalde a una reunión de la Junta de la Escuela Sindical, para constituir el Patronato de dicha escuela en la que se inte- grarían los Hermanos, además de los industriales y el Ayuntamiento, dando así por fi niquitado el proyecto anterior. La prensa local se hizo eco de tal logro, sobre todo por el entusiasmo del Sr. Alcalde, quien creía satisfacer de esta manera a los Hermanos y a los Sindicatos, por supuesto bajo el control de la Falange local. También creía solucionar de esta forma la vivienda de los Hermanos, pero ello no se logró. Además, el problema de ubicación de la escuela chocó con algunas difi cultades, pues en un principio se pensó instalarla en el edifi cio de la Falange y después se volvió nuevamente al colegio. Como ya hemos visto, era imposible instalar esta escuela en el edifi cio del colegio debido a las condicio- nes materiales del mismo.

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En la confi anza de que el asunto del edifi cio se iba a solucionar inmedia- tamente, al tratarse el tema de la enseñanza industrial con los Sindicatos, se estuvo casi dos años en espera y utilizando unos talleres de prácticas, sin embargo, como señala el Histórico de 1954, los Sindicatos “poco a poco han ido eliminando al Colegio sin que surgiese ningún género de protestas, ello creemos que era lo más conveniente, dado el carácter de los Sindicatos los Hermanos hubiesen sido meros criadillos”. A partir de este momento se inicia un tira y afl oja entre los sindicatos y los Hermanos, en el que aquéllos tratan de hacer la vida imposible a los alumnos del taller, bien cortando la luz eléctrica, con la excusa de que los alumnos solo necesitan la lima para sus prácticas, bien impidiendo el acceso a los talleres. Finalmente, los Hermanos buscaron la solución por su cuenta, estableciendo en una de las salas del colegio un taller rudimentario con el apoyo de los antiguos alumnos y de otros señores13.

Lo cierto es que la mayor preocupación del Colegio de Beasain entre 1954 y 1964, fecha en que ya está construido el nuevo edifi cio, es atender a las necesi- dades de reforma del edifi cio y a una oferta escolar adecuada a la población, que sólo podría satisfacerse con un local nuevo. En este sentido, como se recoge en el Histórico de 1961, la apuesta era bien clara: o se consigue un nuevo edifi cio o los Hermanos se retiran, como ya había manifestado el Hermano Visitador, de manera que el propio Hermano Provincial participaba también de esta opinión. Para que ello fuera posible se contó, desde luego, con el establecimiento de la Junta de Patronato y, sobre todo, con la compra de los terrenos lindantes del colegio que pagó Don Ramón Ormazábal (80.000 pesetas fue el coste de dicho terreno), pasando la propiedad a la Junta Administrativa, “con la cláusula de que si un día se disuelve la Junta, se abonará al Instituto a razón de 200 pesetas, cada metro cuadrado, de los 1500 cedidos a dicha Entidad. Se cuenta con her- mosos planos, llegando los primeros fondos a 1.200.000 pesetas”14.

La construcción del nuevo edifi cio, en la evolución del centro, es como un antes y un después. Para percatarse de la importancia de este acontecimiento sólo hay que leer con cierta atención los Históricos de 1963 y 1964. En el primero de ello se nos narra, con todo lujo de detalles, la evolución de las obras: que si la limpieza de la maleza, la tala de árboles, derribo de retretes y gallinero, instalación de la grúa, etc. hasta que, por fi n, “aparecen las pri- meras columnas que actualmente forman ya el esqueleto de la parte central del edifi cio nuevo”. De manera que con el tiempo ya se ve que el proyecto será posible: se dispondrá de un frontón cubierto, salón de actos, taller, diez clases, sala de dibujo, laboratorio, biblioteca, cobertizo, calefacción, habitacio-

13. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 14. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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nes y consiguientes servicios para una Comunidad de doce Hermanos, etc. y, además, “con vistas al futuro queda la posibilidad de poder elevar uno o dos pisos más de clases”.

Beasain, edifi cio del Colegio San José.

La inauguración del curso 1964-65 fue recogida por la Revista distrital Unánimes, según se refl eja en el propio Histórico, y tuvo lugar el 15 de octu- bre de ese año, en un acto íntimo y familiar. En dicho acto se reconoció al Hermano Celso, Hermano Visitador, que fue el orientador de dicho centro y al que se denominaba el “Hermano Arquitecto”. También asistieron las auto- ridades locales, con el Ayuntamiento en pleno y el Diputado a Cortes, Pablo Hunolt, además de otros directores de los centros cercanos, representantes de la industria y el benefactor José Osinalde. Todos ellos hicieron la entrada en el templo, para la celebración de la Misa del Espíritu Santo, bajo los arcos de los dantzaris y acordes del Agur Jaunak, “antes de haber cruzado las dos largas fi las de alumnos en perfecta formación”. No obstante, esta inaugura- ción no suponía que el edifi cio estaba completamente terminado, pues en ese momento todavía faltaban el frontón y los talleres. Como recoge el narrador del Histórico de ese año, con una ingenuidad que llama a la sonrisa: “en atención

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a la verdad hay que decir que este comienzo del curso fue un tanto forzado puesto que las clases carecían de algunas cosas imprescindibles p. ej. los cristales”. No obstante, también resulta comprensible que, después de una larga espera de más de diez años para tener un nuevo edifi cio, se celebrase aunque fuese el levantamiento de una pared.

A partir de esa fecha el colegio desarrolla una expansión de actividades, como señalaremos más adelante, pero, sobre todo, había eliminado un pro- blema del orden de preocupaciones habituales de un centro escolar: el edifi cio escolar. Así, a los pocos años se aprecia una nueva visión del centro y su rela- ción con la realidad que le rodea. En este sentido es posible que la existencia de una comunidad con Hermanos jóvenes, incidiese en una nueva forma de relacionarse con la población. El Histórico de 1968 es un buen ejemplo de este giro, pues las inquietudes latentes se manifi estan en ese momento. La primera de ellas es la preocupación por la “formación espiritual”; la segunda la enseñanza del euskera y la tercera la nueva situación escolar en el conjunto de Beasain. Por lo que respecta a la formación espiritual y, siguiendo las directri- ces del Distrito, se pretende mejorar este aspecto de manera que su actividad abarque un espacio más amplio que el mero centro. Así “se procura trabajar a escala de toda la zona del Goyerri en la formación espiritual de los alumnos. Según esta más amplia perspectiva apostólica, se reúnen al trimestre los coordinadores espirituales de las diversas Comunidades del Goyerri para pro- gramar previsoramente la labor trimestral. De esta manera se atiende mejor a la novena vocacional, festividades litúrgicas, ejercicios espirituales de los Hermanos, etc.”. Parece que esta nueva orientación tuvo sus frutos con unas nuevas vocaciones.

Por otra parte, esta labor se complementaba con un nuevo sistema para las “buenas obras”, donde una comisión de chicos, representantes de las distintas clases de bachillerato, se encargaban de dar con una situación de “su” pueblo, de “su” barrio que exigiera algún tipo de remedio. Con ello se pretendía hacer conscientes a los alumnos de los problemas que les rodean y adoptar “ya desde sus primeros años una actitud cristiana ante los acontecimientos de la vida”. Ese mismo año tuvo lugar el nacimiento del Club Juvenil La Salle, integrado en la Asociación de Antiguos Alumnos, con el objetivo de continuar la formación de los chicos, una vez fi nalizada su escolarización en el centro. La adecuación de los locales fue posible gracias a la ayuda económica del Sr. Osinalde, benefactor del centro.

Este acercamiento a la realidad circundante incidió también en la percep- ción de la situación del euskera y la cultura vasca en la comarca. Como cita el mismo Histórico de 1968: “quien tenga los ojos abiertos a la vida del pueblo no tardará en advertir la pujanza con que brotan en todas partes ocultados valores legítimos de la cultura vasca: lengua, danzas, costumbres… En cuanto al sector

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más próximo a nosotros, debemos resaltar el hecho de las ikastolas, de donde nos llega un buen contingente de alumnos. Todos estos factores nos empujan a no descuidar la cultura vasca en nuestros centros, y en nuestro colegio. Con este objeto se ha comenzado este año a impartir la enseñanza de la lengua vasca. Por este curso se imparte dicha enseñanza al margen del horario ofi cial. Esperamos que el próximo curso lo podamos hacer dentro del horario de clases, ya que los programas ofi ciales permiten la inclusión de diversas actividades, una de las cuales podría ser esta de la lengua vasca”15. Es decir, no sólo existe una toma de conciencia de esa realidad del país, sino que, además, los Hermanos hacen tempranamente la apuesta por incluir la enseñanza del euskera en la oferta normalizada del centro, en una época en la que los centros privados no eran muy proclives a incluir este tipo de formación en su curriculum. Además el movimiento de ikastolas en esos años tampoco había alcanzado la extensión que logrará en la década de los setenta. De hecho, en 1976, el centro se marcó como objetivo, además de una esmerada formación religiosa, un mayor esfuerzo en “la extensión y profundización del euskera y de la cultura del pueblo que nos rodea. Todo el profesorado tiene lección diaria en euskera, para que en un tiempo prudencial todos estén en posesión de la lengua de Aitor”.

La tercera inquietud que se registra en ese año se refi ere a la situación esco- lar de la comarca. En este sentido dos son los elementos a tener en cuenta: por una parte la presencia de las ikastolas en el entorno y, por otra, la apertura de un nuevo instituto de enseñanza media. Es cierto que la expansión de estos dos tipos de centros es notoria en todo el Territorio debido, sobre todo, a un proceso de masifi cación escolar no solamente en la primaria, sino sobre todo en la ense- ñanza secundaria. Por lo tanto, esta nueva situación tenía que repercutir en una mayor competencia entre los centros y, consecuentemente, en una disminución de alumnos en el Colegio de San Martín de Loinaz, tanto en primaria, por la com- petencia de la ikastola, como en el bachillerato elemental, por la existencia de un nuevo instituto. Aunque es evidente esta situación, los Hermanos afrontan el reto, aportando su crítica a la política educativa: “vemos surgir institutos aquí y allá. Esto no nos desagrada. Lo que nos preocupa es el trato discriminatorio que los centros privados recibimos en la planifi cación nacional. No se cuenta con nosotros a la hora de atender a las necesidades docentes. La enseñanza ofi cial y la privada caminan separadas, con el lógico perjuicio para las entidades privadas si tenemos en cuenta las facilidades económicas de que disfrutan las instituciones ofi ciales. Un ejemplo demostrativo de lo expuesto lo tenemos en el proceso seguido para el funcionamiento del nuevo Instituto de Beasain”16. No obstante, hay que señalar que la apertura del nuevo instituto en ese curso no afectó a la matrícula de los alumnos del Colegio.

15. Suplemento al Histórico para el año 1968. 16. Suplemento al Histórico para el año 1976.

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A partir de estos años y con la evolución de los acontecimientos políticos, junto con la nueva postura del colegio de apertura a la realidad del pueblo, se va a ir apreciando una mayor inserción y compromiso del centro con el pueblo. De esta forma, en la documentación se encuentra una mayor referencia a la juventud y a los acontecimientos laborales y políticos del momento y el papel que debe cumplir el centro. No podemos olvidar que la década de los setenta y, sobre todo, con el proceso democrático abierto a partir de la muerte de Franco, el país y sus pueblos adquirieron una verdadera efervescencia de aconteci- mientos. Así, en 1973, nos topamos con esta declaración relativa al papel del centro y la juventud: “el colegio pretende ser un foco de cultura y lugar de espar- cimiento para la juventud, para lo que se organizan conferencias y actividades deportivas. Tanta gente en el colegio a veces resulta molesto, pero si hacemos algún bien para la juventud nos damos por satisfechos”. En este sentido, parece percibirse una preocupación por atender las necesidades de los jóvenes así como sus demandas. Ese mismo año, y conocedores como eran de la realidad del pueblo, se suspendió la comida anual de la Asociación La Salle, por estar la CAF en huelga y “no parecer bien andar de fi esta cuando un buen porcentaje de padres de alumnos llevaban un mes en tan triste situación”. Esta actitud se veía reconfortada por el éxito en la matrícula de los alumnos y la buena opinión del centro por parte de los padres, como se pone de manifi esto en el Histórico de 1974: “en la localidad hay otros centros que trabajan a plena satisfacción; puestos a analizar las causas de este motivo hemos podido comprobar que lo que los padres buscan es una formación religiosa seria para hacer frente a las corrientes que corren por doquier”.

Esta apertura del centro al pueblo supuso cierto compromiso con las activi- dades que en el mismo se llevaban a cabo, llegando a denominar al centro como la ‘casa del pueblo’: “el colegio es del pueblo y para el pueblo; mucha gente y muchas entidades vienen a lo largo del año a pedir los locales para practicar el deporte o llevar a cabo alguna asamblea. A gusto abrimos las puertas a todos los que llaman a ellas”17. El centro, por otra parte, comenzará a partir de 1975 a dedicar cierta atención a los niños durante los domingos por la tarde, pues “es una triste realidad que los niños no tienen nada, o tienen demasiadas cosas, pero lo que ocurre es que se aburren, máxime la tarde de los domingos; para atenderles y procurar que pasen divertidas las tardes de los domingos, la Asociación de La Salle ha montado una Sala de Juegos, atendida por dos matri- monios distintos cada domingo”. Esta apertura dominical del centro se conti- nuará desarrollando en los años siguientes.

Esta buena disposición tenía que desembocar en que el centro en algún momento tomase decisiones que, como en 1976, supusieran la suspensión de

17. Suplemento al Histórico para el año 1975.

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sus actividades, ya que “la Junta Administrativa se adhirió a todas las otras enti- dades de la localidad pidiendo la dimisión del Ayuntamiento ante la inoperancia de sus miembros. Este común sentir de todas las fuerzas vivas ha merecido una apreciación muy desigual por parte del Gobernador Civil que nos ha sancionado con una suspensión de todas las actividades por espacio de tres meses. Esta arbitrariedad del Gobernador Civil ha sido muy mal vista en el pueblo”. A pesar de ello, al año siguiente, el centro era un lugar de reunión y celebración de asambleas, pues “dada la época política que vivimos, de cara a las elecciones democráticas en que vivimos, las diversas ramas, incluyendo las dos extremas, la izquierda y la derecha, no cesan de pedir locales con ansias de “arreglar” el mundo […]. Habiéndose determinado en la Junta Administrativa, no negar a nadie […] todas las noches, el Colegio se convierte en un Ateneo. Con todo, no ha habido la menor nota discordante. Además de ello también se celebraban competiciones deportivas y folclóricas”. Tal es el cúmulo de actividades que se celebra en el Colegio, que el narrador del Histórico de ese año no puede dejar de preguntarse sobre la signifi cación social del centro: “muchas veces nos pregun- tamos qué y cómo sería la juventud beasaindarra sin su colegio, siempre abierto al arte, a la formación cívica y religiosa como el deporte”. Pero esta situación también conllevaba el tener que tomar decisiones que afectaban a al propia dinámica del centro, por ejemplo en 1977 “no se exteriorizó ningún acto con ocasión de las fi estas patronales lasalianas, por coincidir en parte con las loca- les, aparte de que para estas celebraciones existía un ambiente muy enrarecido por causas políticas que se tradujeron en huelgas y algarabías, ambiente que no aconsejaba festejos de ningún orden o tipo”.

El descenso del alumnado en la década de los ochenta va a encontrar su explicación tanto en la nueva situación escolar, con la creación de más centros escolares, así como en el descenso de la natalidad y también en el “éxodo de familias de trabajadores a otras regiones de más trabajo o de mayor tranqui- lidad cívica”18. Pero esa década va a ser especialmente confl ictiva, no tanto por el descenso de esa matrícula, que ya comienza a ser apreciable, sino por el profesorado y las relaciones que mantenía con la dirección del centro y que tendrán su punto álgido en 1985. Desde 1979 se aprecia que una de las “defi - ciencias notables” era la escisión existente entre el profesorado religioso y el seglar, que se manifestaba no tanto en enfrentamientos, sino en cierta dis- tancia entre ambos colectivos. Pero, además, la Junta de padres tampoco se llevaba muy bien con el profesorado seglar, pues tenía una mayor relación con el profesorado religioso en cuestiones educativas y con el profesorado seglar más centrada en cuestiones laborales. Esta situación larvada explotará en 1985, ya que “la tercera parte del año se ha pasado en reuniones por asuntos laborales. El centro lleva una carga de mal cumplimiento por parte del profe-

18. Suplemento al Histórico para el año 1980.

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sorado y muy poca dedicación por lo que las tensiones con la Dirección son frecuentes y era necesario clarifi car bastante estas situaciones. Los Hermanos han pasado momentos muy desagradables con todo esto y hemos estado incluso pensando la posibilidad de abandonar el centro. Ha habido reuniones con los Visitadores y encargados del Distrito, juntamente con los miembros de la Junta Administrativa, entidad titular del centro, y se ha llegado a confi gurar un marco laboral del centro que ahora lógicamente tenemos que llevar a la práctica”19.

Ese marco general viene recogido en una propuesta de los profesores cen- trada en dos puntos. “uno referente a la ‘marcha global’ del colegio y otro refe- rente al ‘horario laboral’ (Un posible tercer punto, el ‘económico’ es dejado de lado de momento pues, como suele ser habitual se conocen las posibilidades del Centro y no hay confl ictividad actualmente en este punto)”20. Respecto al primer punto se plantea un diagnostico del centro y en el segundo el horario escolar que parece ser el caballo de batalla, con todo lo que ello implica no sólo con res- pecto a los horarios de clase, sino y también de vigilancia de recreos, reuniones, evaluaciones, cursillos, etc. Esta propuesta fue estudiada por el Secretariado de Educación de la Salle-enea, para hacerla llegar a la Junta de Padres. En el informe elaborado por este Secretariado se mostraba la preocupación por cuestiones de fondo como el rechazo a la normativa laboral y una visión del centro que no concor- daba con la línea pedagógica mantenida hasta ese momento. Finalmente, la Junta Administrativa del Colegio, encontró su vía de solución proponiendo un horario escolar, de acuerdo con la normas del Convenio para la Enseñanza Privada, aun- que por debajo de las horas laborales recogidas en el Convenio.

Claro que esta situación irá mejorando con el tiempo, como se pone de manifi esto en el Histórico de 1998, donde todavía se recuerdan “otros tiempos de cierta tirantez o independencia en el equipo de profesores, constatamos los acertados pasos que se van dando, algo que pudieron comprobar el equipo de Visitadores, que el 4 de septiembre tuvieron una mañana de contacto con el claustro dentro del programa de ‘Misión Compartida’”21. Es decir, el fi chaje de nuevos profesores favoreció un nuevo clima relacional entre los profesores, a pesar de que a los “más veteranos les cuesta entrar en el juego y andan un poco despistados o por libres”.

Finalmente, el otro gran acontecimiento en la evolución del centro, fue el proceso de fusión con el centro que las Hijas de la Caridad tenían en la misma

19. Suplemento al Histórico para el año 1985. 20. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 205-Carpeta 8. 21. Suplemento al Histórico para el año 1998.

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localidad, que se inició en 1989 y que fi nalizó en 1996, después del proceso de publifi cación del centro en 1994, siguiendo las directrices de la Ley de la Escuela Pública de 1993, del Gobierno Vasco. Las primeras conversaciones entre las dos congregaciones se iniciaron en una serie de encuentros en 1989 e iban encami- nadas a “una posible fusión de los dos centros de cara a la reforma educativa que comenzaría aproximadamente dentro de dos años”. A estas reuniones asis- tieron representantes de las dos congregaciones, así como algunos padres de la Junta Administrativa del centro. En el curso 1992-93 se materializa esta fusión que es recogida de esta manera en el Histórico de ese curso: “desde hace cinco años se venía tratando la posibilidad de fusionarnos con el centro vecino de las Hijas de la Caridad, con el fi n de hacer una oferta educativa unifi cada desde los dos hasta los dieciséis años, con vistas a la implantación total de la Reforma Educativa incluyendo Educación Secundaria Obligatoria. En mayo de 1993 se llega a un acuerdo y el curso 1993-94 se inicia como un solo Centro que en ade- lante se llamará La Salle-San José. La Junta Administrativa San Martín de Loinaz titular y propietaria del centro anterior La Salle, asume la titularidad del centro fusionado y las Hijas de la Caridad hacen una ‘cesión en uso’ de su edifi cio. De esta forma, todos los padres pasan ahora a ser titulares representados en dicha Junta Administrativa. El Consejo Escolar, así como todos los organismos de la Comunidad Educativa apoyan el proceso llevado a cabo”22.

Después de esta fusión, y en los años siguientes, la documentación nos habla de que dicha fusión funcionaba muy bien e incluso que los resultados de la misma habían sido positivos. Sin embargo, en 1996, las Hermanas de la Caridad deci- dieron retirarse debido a la reorganización de esta Congregación, después de un largo proceso de preparación para la fusión y tres años de labor conjunta y bien llevada entre los Hermanos y las Hermanas. Tras previo aviso de la Provinciala de las Hermanas de la Caridad, a partir del curso 1996-97 se retiraron las tres Hermanas que hasta entonces impartían su docencia en el centro. Aprovechando esta circunstancia, y ante la marcha descendente de la matrícula y la desaparición de aulas, los propios Hermanos se llegaron a plantear si acaso no sería ese tam- bién el futuro que les quedaba, pues en ese momento tan sólo quedaban en el centro cuatro Hermanos. Y, como si de un aviso se tratara, esta reducción de pro- fesorado religioso les llevó a los propios Hermanos a “iniciar cambios, a intentar ir sensibilizando al profesorado seglar en temas religiosos, potenciar la pastoral y a repartir responsabilidades”23. Ese curso se implantó por completo la reforma educativa contemplada en la LOGSE, pero además la existencia de centros en Beasain aumentó con uno más, debido a la falta de acuerdo entre las ikastolas, con motivo de la Ley de la Escuela Pública Vasca. Tras un largo litigio y desacuer- dos, porque no todos lo padres estaban de conformes en pasarse a la red pública,

22. Suplemento al Histórico para el año 1992-93. 23. Suplemento al Histórico para el año 1996.

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se abrió otra nueva ikastola, con lo cual en ese momento existían cuatro centros educativos para “repartirse el centenar de niños que nacen cada año. El futuro se presenta incierto”24. Con estas lacónicas palabras se refi ere a la nueva situación. No obstante, al año siguiente, y debido al cierre del Colegio de La Milagrosa de Ordizia, el centro volvió a recuperar la matrícula, ya que una parte de sus “pocos alumnos ha optado por dar continuidad a sus estudios en La Salle de Beasain”, lo cual propició la nueva contratación de profesorado.

A partir de ese momento se aprecia una cierta normalidad en el centro, trabajando en las labores de reforma educativa, proyectos curriculares, etc. y, sobre todo, el desarrollo de los equipos de trabajo que están centrados en el proyecto de Calidad Total aplicada al centro, en los que participa la mayo- ría del profesorado, incluido el profesorado religioso que todavía permanece en el centro. Asimismo, a lo largo de todos estos años, el centro celebró en 1984 sus Bodas de diamante y, en 1999, los 90 años de permanencia de los Hermanos en Beasain. En el año 2005 este centro recibió la “Q” de plata del Gobierno Vasco como premio a la calidad de enseñanza, que es recogido por el Boletín del distrito de Bilbao de la siguiente manera: “La prensa difun- dió el pasado 4 de diciembre (de 2005) la noticia de que el Gobierno Vasco ha concedido el distintivo ‘Q’ de plata al Colegio La Salle de Beasain. Se trata de la primera entidad que obtiene este reconocimiento en Beasain. La entrega del premio se realizó en Vitoria/Gasteiz el día 22 de diciembre y al acto asistió una nutrida representación de la Comunidad Educativa del centro beasaindarra”25.

La participación de los padres y relaciones externas

Como hemos podido observar la implicación de los padres en el gobierno del centro estuvo presente desde la década de los sesenta, con la formación de una Junta de Patronato, a fi n de orientar las obras de construcción del nuevo edifi cio, pero, sobre todo, con la formación de la Junta Administrativa del centro desde 1972, que logró liberar a los Hermanos de las responsabilidades económicas del centro. Esta Junta tenía un papel importante por cuanto que, además de esta labor de control de la economía, también se implicaba en otras cuestiones, como las relaciones con el profesorado en cuanto al pago de las nóminas y las condiciones laborales del mismo. En algún momento se habla de la Asociación de Padres de Alumnos, en 1980, que parece asumir las mismas funciones que la mentada Junta, pues se dice que “posee la titularidad de la escuela y es pro- pietaria de las instalaciones escolares” y que en ese año llevó a cabo una serie

24. Suplemento al Histórico para el año 1996. 25. Boletín Informativo del Distrito de Bilbao del 31 de diciembre de 2005.

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de reformas de renovación y conservación del edifi cio, impermeabilizado de la terraza y pintado de todo el piso superior y de las habitaciones de la vivienda de los Hermanos.

También los padres de los alumnos estaban implicados en la Escuela de Padres, que comenzó a funcionar en 1975. El primer tema tratado fue “Cómo ayudar al chico en los estudios” y alcanzó una asistencia signifi cativa; cosa que no ocurrió cuando en ese mismo año trataron el tema “La formación religiosa de los hijos”. Todavía en 1987 se hace mención a la actividad de esta Escuela de Padres, que continuaba funcionando y a la que acudían tanto padres como perso- nas interesadas de otros centros, “lo que demuestra claramente su gran acepta- ción”. En 1989 se nos informa con más detalle de su funcionamiento, de manera que nos enteramos de que las reuniones eran semanales durante el primer y segundo trimestre, de que el número de asistentes era de unos 30, que la acti- vidad está a cargo de dos Hermanos del centro y que, justo ese año, se organizó una concentración de todas las Escuelas de Padres del Distrito en San Asensio, con asistencia masiva de padres e hijos (más de 500 personas). Del centro de Beasain acudieron unas 55 personas y fue una jornada muy positiva. En 1993, los cursos celebrados en esta Escuela de Padres se centraron en temas referentes a la Reforma Educativa y charlas de orientación médica o sobre problemática fami- liar. En 1997 hubo un cambio en la organización de esta escuela, pues los cursos los dirigieron los responsables de Bienestar Social del Ayuntamiento, teniendo esta invitación “mucha aceptación y se han creado grupos de acuerdo a horarios e idiomas y se han desarrollado a satisfacción de todos”. En estas actividades participaron casi un centenar de padres, suponiendo un alivio para los Hermanos que eran los organizadores de este tipo de actividades.

Por otra parte, a lo largo de todo este periodo, las relaciones del centro con las autoridades civiles y religiosas, tuvieron su propia evolución, en función de los diferentes contextos políticos. Así, con respecto a las civiles quizás la más llamativa la constituyera la que mantuvieron en el año 1948 con el Jefe Delegado Comarcal del Frente de Juventudes, quien ese mismo año inauguró las conferen- cias para mayores, que tenían lugar una vez por semana entre las 11,30h y las 12,15h. Por lo demás, las relaciones civiles se limitaron a una visita que efectuó el Gobernador Civil en 1965 y a mantener, en unos casos, relaciones respetuo- sas con el resto de las autoridades civiles. En otros tiempos éstas fueron más tormentosas, como en el año 1956, cuando surgió un confl icto con el Alcalde, ya que éste, aún siendo exalumno del colegio, se mostró partidario de la Escuela Sindical en detrimento del colegio, y al cual ya nos hemos referido.

Este tipo de relaciones estaban sostenidas sobre todo en la buena fama que tenía el centro, pues ya desde el curso 1936-37, como señala el Informe de Visita, “las autoridades y en general toda la población tiene en alta conside- ración a los Hermanos lo que hace esperar al Hermano Director que tan pronto como se restablezca la normalidad patria les construirán una nueva escuela”. En

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parecidos términos volverá a referirse al centro el Hermano Visitador en 1964, cuando se refi ere a que el ambiente favorable del pueblo se va ganando poco a poco. Pero estas relaciones con las autoridades políticas no fueron constantes, pues en la primera etapa del franquismo, no acabaron nada bien, por el recelo con el que se miraban tanto las fuerzas vivas de la Falange y cargos afectos a la misma, como los propios Hermanos, que no querían fi gurar en un proyecto que no se adecuaba a sus principios educativos. Así pues, durante la década de los años sesenta, después del distanciamiento ocasionado por la denominada escuela sindical, las relaciones del colegio con las autoridades civiles fueron cordiales y hasta en algún momento se habla de satisfactorias.

No obstante, y después del giro que tomó el centro en los años iniciales de la transición democrática, en el que, como ya hemos citado previamente, llegó a autodenominarse “casa del pueblo” las relaciones con las autoridades civiles desaparecieron y hasta entrarían en algún momento confl ictivo, por ejemplo cuando en 1976, la Junta Administrativa pidió la dimisión del Ayuntamiento en pleno ante la inoperancia de sus miembros y que tuvo sus consecuencias para el centro, como hemos visto previamente. A partir de 1978 prácticamente no se habla de las autoridades civiles pues apenas existe relación, como se pone de manifi esto en el Histórico de ese año.

Al hablar de las relaciones con las autoridades religiosas, éstas son las habituales de otros centros: las visitas regulares que realizaba periódicamente el Hermano Visitador hasta el año 1966, las que efectuaron los Hermanos Consejeros Generales en los años 1983, 1988 y 1996, la cuatro Hermanos Misioneros procedentes de Argentina en 1942, las de los diversos Obispos en 1939, 1953 y 1972 y la del Hermano Asistente en el año 1955. No podemos dejar de señalar el afecto especial de Monseñor Sukia hacia el centro, pues había sido alumno del mismo, y agradeció la gentileza de los Hermanos al feli- citarle al alcanzar el cardenalato en 1985. Por otra parte, las relaciones que se mantuvieron con la Parroquia fueron de todo tipo, desde inmejorables o excelen- tes en los años 1956 y 1978 respectivamente, a relaciones normales en otras etapas de la historia del colegio, resaltando las “relaciones poco correctas con el clero” de 1948, debido posiblemente a algún desplante por parte del Director del centro en aquel momento, como recoge el Informe de visita de aquel año. No obstante, no sorprende ese desplante, cuando en 1946 el comportamiento del cura párroco no fue nada amable, pues con motivo de la celebración del Día del Papa, el 16 de marzo de aquel año, tuvo el siguiente gesto: “el Sr. Párroco no nos invita para nada. Envía a Roma un telegrama que lee desde el púlpito, en nombre del cabildo, Ayuntamiento, Juez y feligreses. No menciona para nada a las Comunidades religiosas, ni Colegios. Se le entregan 100 ptas. recaudadas, pero ni siquiera acusa recibo”26.

26. Notice Historique sûr l’Ecole Chrètienne ‘Colegio de San Martín Loinaz de Beasain’. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 244-Carpeta 27.

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La evolución de los Estudios

Como continuación de la etapa anterior, los estudios que se imparten en este centro están caracterizados por la aplicabilidad a la industria local. No obstante, en el año 1940, y desde principio de curso, la Escuela llamada de la Fábrica (CAF) cesó por haber entregado la dirección de la misma a un maestro que era excombatiente, como hemos señalado. Pero además de esta escuela, el centro mantenía sus estudios de primaria y bachillerato, aunque hasta 1949 no tenemos constancia de que ello sea así, pues el Histórico relata que los alumnos de bachillerato se han examinado en Irun, aprobando todos menos dos, que lo hacen en septiembre. Esta información contrasta con lo recogido en 1946 que habla de la imposibilidad de atender a los alumnos de 4º y 5º de Bachillerato, aconsejándoles a éstos que acudiesen a Ordizia o a Lazkao a com- pletar su formación en alguna de las academias que existían a tal fi n. De toda esta información cabe deducir que los estudios de bachillerato eran incomple- tos, al menos en los primeros años de esta etapa.

No obstante, a partir de 1953 y dentro de las actividades que se están llevando para la construcción de un nuevo colegio, se pide el reconocimiento ofi cial para la Sección Industrial, que conformaba uno de los ámbitos de ense- ñanza de la escuela. Como hemos visto, esta propuesta quedo frustrada, a pesar de que se había preparado una Memoria, unos planos de la Nueva Escuela de Trabajo que se entregan en la Sección Laboral del Ministerio de Educación Nacional ya que el Alcalde, sin consultar con los Hermanos, cedió a los Sindicatos todo lo que tenía, empezando su existencia la Escuela Sindical. Con ello se distanciaron las posturas entre las autoridades civiles y los Hermanos, que siguieron con el Colegio como hasta entonces. A partir de 1954, los Históricos comienzan a ser más explícitos en cuanto a los estudios que se impartían en el colegio. Así, en ese año, se indica que las enseñan- zas que se imparten son las siguientes: Primera Enseñanza, Bachillerato, Comercio libre e Iniciación Industrial. Incluso se indica que estos dos últimos son muy apreciados tanto por los bancos, como por las industrias y que, incluso, cuando el Director de un Banco “necesita gente viene al colegio y pide un alumno que entra sin examen”. También el nivel de éxito de la escuela es reconocido, pues en los exámenes ofi ciales de bachiller aprueba el 100 por cien, mientras que en los exámenes de Ingreso con el 83 por cien. Asimismo, el Hermano Director, además de las gestiones para una ampliación de los estudios, se preocupa de que los alumnos mayores estén orientados en los primeros cursos de la enseñanza profesional. Consecuencia de todo ello, como nos recuerda el Hermano Visitador, es que “los alumnos salen muy bien forma- dos y tienen muy buenas situaciones en las industrias locales e infl uyen efi caz

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y cristianamente en la vida de la población”27. En 1958 aparece la complemen- taria de la Comercial y continúan el resto, pero con muy poca matriculación en el Bachillerato. En 1964 se habla de la Primera Enseñanza, los 4 primeros cursos de Bachillerato y de 2 años de Iniciación Profesional, sin aparecer el Comercio, repitiéndose la situación para 1962, 1963 y 1964, aunque en este último año comienzan los estudios de Bachillerato Ofi cial Reconocido. El año 1966 registra que las enseñanzas son las siguientes: Enseñanza Primaria, Bachillerato Elemental y Bachillerato Clásico, aunque éste último lo cursan pocos alumnos, mientras que en 1967, una vez reconocido el Bachillerato Laboral se prepara el Bachillerato Elemental. En el año 1970 las enseñanzas se reducen a la EGB y el Bachillerato Elemental, desapareciendo este último defi nitivamente en 1974.

Parece que esta situación compleja, con respecto a la oferta escolar del colegio se va a ir superando y, en 1964, se obtiene la autorización para impartir el Bachillerato Laboral Elemental de modalidad industrial y minera, lo que podría traer alguna subvención estatal a favor del profesorado. Además, a partir de 1965, se comenzaron a impartir cursos nocturnos para técnicos de empresa, lo que se denominaban “mandos intermedios”, que consistían en unas clases de dos horas diarias tres veces a la semana. No obstante, la incertidumbre vuelve a sobrevolar por el colegio al inaugurarse un nuevo instituto en Beasain allá por 1968, año en el que también se abre la primera ikastola, lo que tiene su infl uen- cia en la matriculación de Primaria, como ya hemos señalado y que signifi cará una toma de conciencia en cuanto a que el centro debe tomar un compromiso con el euskera, como así lo hará desde esa fecha.

Sin embargo, un tema interesante, en cuanto a la oferta de estudios, se produce cuando se plantea en el centro la necesidad de impartir el Bachillerato Superior en el centro, a la vista de que el Instituto impartía ese nivel de enseñanza. El narrador del Histórico de 1969 se expresa claramente: “hay un problema que nos planteamos los Hermanos y la mayoría de los padres de familia y es el ¿por qué los Hermanos no implantan el Bachillerato Superior en el Colegio? Es una pena que los chicos se nos marchen al terminar la Enseñanza media, es decir, con cuarto de bachillerato. Es la mejor edad para trabajar con el muchacho. Creo que un Colegio de 60 años de existencia, y por su situación geográfi ca, comarcal, es hora de que dé este paso hacia delante”. Esa posibilidad nunca llegó, entre otras cosas porque en esas fechas ya se estaba estudiando la reforma educativa de Villar Palasí, que reestructuraba el sistema educativo y ampliaba la escolari- dad básica, lo cual supuso el fi n del Bachillerato elemental, introducido por la ley de Ruiz Giménez en la década de los cincuenta, que se impartió por última vez en 1974. Con la Ley General de Educación de 1970, se instauró la Enseñanza General Básica (EGB), que estaría en vigor hasta la reforma de 1990.

27. Rapport de Visite de 1954.

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Mientras todas estas reformas se iban implementando en el colegio, esta- bilizándose en la Enseñanza General Básica, es decir obligatoria hasta los 14 años, a partir de 1977 se ofrece la enseñanza preescolar, a cargo de dos “seño- ritas”, cuya fi nalidad era principalmente la familiarización de los alumnos con el euskera, “iniciando a unos pocos y fomentando en los demás”. Es decir, con el fi rme propósito de ir sentando las bases para la instauración del bilingüismo en el colegio, como así se expresarán en 1979, fecha en la que todavía la legisla- ción sobre el tema no obligaba a este tipo de planteamientos en este tipo de escuelas. Con el tiempo este planteamiento bilingüe afectó, en primer lugar, a este nivel, como se plasma en el Histórico de 1981: “desde hace varios años el Colegio pretende alcanzar el objetivo del BILINGÜISMO. Para conseguirlo ha ido replanteando la estructura escolar paulatinamente. Este año se ha realizado la separación de los vascoparlantes de los de habla española en el nivel del PARVULARIO. De esta manera se logra que los alumnos se encuentren en la clase en que predominantemente se habla el idioma escogido como dominante desde su entrada en el Colegio hasta terminar sus estudios”.

Hasta la reforma de la LOGSE, en 1990, en el centro se impartían las ense- ñanzas correspondientes a Preescolar y la Enseñanza General Básica, que per- manecieron, en los últimos cursos de la misma, hasta 1995, pues a partir de 1996 se implementaron los cursos correspondientes a la Enseñanza Secundaria Obligatoria, “que nosotros llamamos DBH, Derrigorrezko Bigarren Hezkuntza” según recoge el Histórico de ese año. Con ello se daba inicio a la reforma al completo que continuará en los años siguientes, con la consecuente contrata- ción de nuevo profesorado, ya que las exigencias pedagógicas, entre otras cues- tiones, limitaban el número de alumnos por aula. Los últimos años de la década de los 90 estarán determinados por la implantación del Plan de Enriquecimiento Instrumental (PEI), la creación de las aulas de apoyo para niños con difi cultades, la presencia de una orientadora o la colaboración con el centro de GAUTENA.

A la preocupación por ir implementando las reformas educativas y los pla- nes de estudios entonces vigentes se sumaba otra preocupación mayor del cen- tro como era “la correcta implantación de los ‘modelos’ para el aprendizaje del Euskara y del aprendizaje de las asignaturas en Euskara, según la ley de modelos lingüísticos aplicados a la enseñanza, de 1983. Tenemos tres tipos de modelos en el centro y esperamos en el plazo de cuatro años llegar a terminar este plan por lo menos en la primera fase experimental: es decir que dentro de 4 años saldría el primer grupo de alumnos que ha seguido estas modalidades. De todas mane- ras desde hace años el centro viene impartiendo asignaturas en Euskara para los alumnos euskaldunes de familia, que son aproximadamente la mitad”28.

A partir del curso 1989-90 se comienza a recoger entre la documentación una serie de referencias a “programas educativos”, de los que se resalta su valor

28. Suplemento al Histórico para el año 1985.

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“novedoso” y experimental; se trata de los siguientes programas: “Ampliación del Plan de Enriquecimiento Instrumental” a todos los alumnos del Ciclo Superior, en el que se implicaron seis profesores, siendo una experiencia positiva, aunque en la documentación no se explica en qué consiste; los “Txokoak” en preescolar, experiencia que consistía en la organización de la clase por lugares y centros de interés con diferentes actividades por las que los niños van pasando a lo largo de la jornada; “Programa de salud y prevención de la drogodependencia”, incluyendo preescolar y ciclo inicial; “Lectura efi caz” que se llevaba a cabo en el ciclo Medio y estaba centrado en la asignatura de Lengua Castellana, con posterioridad se llevó a cabo también en euskera; y fi nalmente “ordenadores”, donde se trabajaba el lenguaje LOGO en todo el Ciclo Superior, además de ejercicios de lectura efi caz.

Por otra parte, y para llevar poder adecuarse a las reformas que se estaban llevando a cabo en la década de los noventa, se irán desarrollado una serie de cursillos, conferencias y otras actividades para profesores y padres, en colabora- ción con otros claustros de de otros centros La Salle a fi n de “captar la fi losofía del Plan que se irá progresivamente implantando”29. En algunos casos se trataba de una labor intensiva, sobre todo con el profesorado, con sesiones semanales, para poder plasmar un proyecto educativo de centro: objetivos de etapas y áreas, nuevas orientaciones pedagógicas, formas de evaluación, etc. Todo ello suponía “un largo esfuerzo de mentalización y adaptación de cara al futuro”30, hasta que fi nalmente se implemente completamente la reforma en el curso 1996-97.

El euskera en el centro

Al fi nal del decenio de los sesenta, concretamente en 1968, como hemos comentado más arriba, el centro tomó una decisión clara con respecto al euskera, incluyendo su enseñanza en el plan de estudios, aunque fuera del horario escolar. Esta decisión obedecía a una opción manifi esta en esa época de que el centro no podía permanecer ajeno a la realidad del pueblo, ni tampoco a los “valores legítimos de la cultura vasca”. Además el progresivo aumento de las ikastolas en muchos pueblos de Euskal Herria se presentaba como un modelo del cual cabía aprender alguna cosa. Desde esta perspectiva debemos entender la temprana preocupación por la enseñanza del euskera y posteriormente de la enseñanza en euskera.

La realidad escolar del colegio, como se pondrá de manifi esto en algunos aná- lisis realizados por el propio centro, es que la población escolar era heterogénea, y que los alumnos euskaldunes suponían más de la mitad del total. Esta situación requería una respuesta que los Hermanos, en la medida de lo posible, supieron dar si nos atenemos a que este tipo de centros, en la mayoría de los casos, no

29. Suplemento al Histórico para el año 1991. 30. Suplemento al Histórico para el año 1993.

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eran muy proclives a impartir materias que estuviesen relacionadas con la cultura y la lengua vasca, entre otras cosas porque el marco jurídico y educativo en el que se movían no era nada receptivo a este tipo de propuestas. Así, tanto por la fecha en que se hacen este tipo de propuestas, como en la intensidad y extensión que irán tomando, hay que reconocer que sin estar enmarcados en una red escolar vasca, como pudieran ser las ikastolas, dieron muestras de querer implantar lo antes posible el euskera en la enseñanza. Hemos de tener en consideración que en esas fechas la legislación educativa no contemplaba ningún tipo de opción para la enseñanza bilingüe o de lenguas “autóctonas”, y que sólo a partir de 1975 comienza a vislumbrarse alguna posibilidad de este tipo de enseñanza en los centros ofi ciales y privados, si exceptuamos las ikastolas, que, de todas formas, tenían que revalidar sus estudios en la enseñanza ofi cial.

Pero la situación del euskera en el centro ya era un motivo de preocupación por parte del Hermano Visitador en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, como se recoge en sus informes de visita, siguiendo la misma trayectoria que ya se mostraba en la etapa anterior. Es decir, el hecho de que los niños tuviesen como lengua materna el euskera, suponía una difi cultad para el proceso de ense- ñanza-aprendizaje, que por supuesto era en castellano. Así se expresaba en 1943 el Hermano Visitador: “por causa de la lengua tienen grandes difi cultades en la enseñanza, pero con grandes esfuerzos hacen apreciables progresos”. En los años 1951 y 1953, las recomendaciones del hermano Visitador se centran en el aprendizaje del catecismo, aconsejando el uso del castellano y del euskera: “pres- tarán un excelente servicio a los alumnos que estudien el catecismo en vascuence si algún Hermano puede explicarles al menos el sentido literal de las palabras que emplean”, además “es muy conveniente que en estas poblaciones en las que unas veces rezan en castellano y otras en vascuence, ya sea en casa o en la Iglesia, que se les enseñe las oraciones más usuales en ambas lenguas”. Por lo tanto, estos antecedentes demuestran el grado de preocupación de los Hermanos por adecuar su enseñanza a la realidad lingüística del pueblo, a pesar de que las condiciones políticas no eran nada proclives a este tipo de planteamientos, es más estaba prohibido que la enseñanza, incluida la del catecismo, se hiciera en una lengua diferente al castellano, que era la única lengua ofi cial del Estado.

A lo largo de la década de los setenta se aprecia un tono reivindicativo con respecto al euskera, pues todavía no existía en el País ninguna competencia que posibilitase la aplicación del bilingüismo escolar. Ya en 1976 se planteaba como uno de los objetivos inmediatos a alcanzar “un mayor esfuerzo en la exten- sión y profundización del euskera y de la cultura del pueblo que nos rodea. Todo el profesorado tiene lección diaria en euskera, para que en un tiempo prudencial todos estén en posesión de la lengua de Aitor”. Lo mismo ocurrirá en 1978 cuando se afi rma que “se siguen los programas de años anteriores, pero se ha puesto como objetivo alcanzar cuanto antes una estructura de bilingüismo, creando clases paralelas para euskoparlantes impartiendo cada vez más clases en euskera y clases para no euskoparlantes a los que se impartiría el euskera como asignatura”. La consecución de este objetivo afectaba sobre todo a la

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formación adecuada de los profesores y profesoras, la mayoría de ellos euskal- dunes, pero que seguramente no estaban alfabetizados en euskera, pero tam- bién a los padres, pues ya vemos que en 1979 se formaron una serie de clases “vespertinas como en las diurnas 15 grupos de adultos acuden a las clases de euskera”. Se trata de unos años en los que podría hablarse de una etapa de aceleración por recuperar las señas de identidad culturales y lingüísticas, algo que no era característico únicamente de Beasain, sino de toda Euskal Herria, en un contexto donde la política ha recuperado nuevamente la calle.

No obstante, la paulatina normalización política con la aprobación del Estatuto de Gernika y la constitución del nuevo Gobierno Vasco supondrá un giro en la pre- sencia del euskera en el centro, con indecisiones, como la que ya se detecta en 1980, pues la “disminución de la natalidad ha obligado a desistir de dividir el primer curso de preescolar en dos grupos separados según el idioma dominante de los alumnos. Quizá, esta decisión contraria a la euskaldunización de la escuela pueda acarrear mayores mermas de alumnos euskoparlantes”, asunto que se resolvió al año siguiente creando dos grupos en función de la lengua materna de los niños. Pero sobre todo a partir de 1985 la preocupación principal es procurar adaptarse al modelo lingüístico más adecuado. Todo ello supuso una inversión personal del profesorado en cursos de aprendizaje y formación permanente. A partir de 1988 se organizó una “semana del euskera”, que tendrá continuidad, por lo menos, hasta 1994. El objetivo de esta actividad era “explicitar y motivar al profesorado y alumnado en torno a todo lo que supone nuestra lengua y promocionar más su uso. Cantos, propaganda, actos culturales, participación en actividades del pueblo… confi guran esta semana centrada a mediados del tercer trimestre escolar”31.

Evolución del Alumnado

En la evolución del alumnado de este centro puede observarse tres etapas que coinciden con la oferta escolar, con las reformas educativas y con los cambios y remodelaciones del edifi cio escolar. Así, en la primera etapa, que podría abarcar desde fi nales de la Guerra Civil hasta la reforma educativa de 1970, se observa que la matrícula total ronda los 300 alumnos, aunque el nuevo edifi cio escolar permitió que en los últimos años de la década de los sesenta esta matrícula aumentase. En este sentido, también se puede hablar de que es un centro muy heterogéneo en cuanto a la oferta escolar, pues como se puede observar en el gráfi co adjunto, ade- más de la enseñanza primaria, se impartía otro conjunto de enseñanzas técnicas y profesionales que, ciertamente, podían dar lugar a la formación de diferentes tipos de clase, aunque la enseñanza predominante es la primaria. Entre los años 1949 y 1966 puede hablarse de que la enseñanza profesional ha tomado cuerpo y que podía constituir una seña de identidad reconocida del centro.

31. Suplemento al Histórico para el año 1988.

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Beasain. Alumnos por niveles de enseñanza (1937-1968)

En la segunda etapa se alcanza el momento en que el colegio logra el mayor número de alumnos matriculados, en 1973, año en el que la matrícula llega hasta los 774 alumnos en total. Pero en este periodo también se ha pro- ducido otro cambio importante en la oferta escolar, pues debido a la reforma de 1970 la enseñanza obligatoria llegará hasta los 14 años, desapareciendo los otros tipos de enseñanza que hasta ese momento tenían presencia en el colegio, aunque la matrícula no fuese elevada. Ello supuso, por lo tanto, la desaparición del Bachillerato Elemental y la implementación de la Enseñanza General Básica (EGB) que se mantuvo en el centro hasta la sustitución de la misma por la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), tras la reforma de la LOGSE. Asimismo, en esta etapa se introdujeron los cursos de preescolar, en 1978, y que supusieron un buen semillero de alumnos en los cursos superio- res. Esta enseñanza será sustituida en 1992 por la Educación Infantil. Por lo tanto, puede decirse que en esta etapa el centro vivió uno de sus momentos más dinámicos, tanto por los cambios que se produjeron en la matrícula, como en la serie de propuestas educativas, de inserción popular y de defensa del euskera. A partir de 1987, en la siguiente etapa, comienza a descender el número de alumnos, ante una realidad escolar evidente: el aumento de cen- tros escolares y el descenso de la natalidad.

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La tercera etapa, que cuantitativamente incluye más años, es una etapa de normalización marcada por la estabilidad en la matrícula que, a pesar de un ligero descenso en los primeros años de la década de los noventa, se manten- drá rondando los 600 alumnos. Entre las características más reseñables cabe citar la presencia del alumnado femenino, que comienza a partir de 1984 con una matrícula casi inapreciable de 25 alumnas en preescolar y 10 en EGB. A partir de ese año comenzará a aumentar la matrícula de niñas en preescolar de forma pausada, pero ya en 1994 supera a la matrícula de niños, estabilizándose posteriormente. Algo parecido ocurrirá con las niñas en EGB y posteriormente en la ESO. Esta evolución en la matrícula femenina, no obstante, continuará siendo inferior a la masculina hasta el año 2000. A partir de esa fecha prácticamente ambas matrículas logra igualarse, de manera que en esos años no existe un claro predominio de un tipo de matrícula sobre la otra.

En cuanto a los niveles de enseñanza se observan las siguientes tendencias. Con respecto a la enseñanza preescolar-infantil hay un claro aumento desde 1994 hasta el año 2006. En cuanto a la enseñanza primaria hay un claro descenso que va desde una matrícula que rondaba los 600 alumnos en 1982 a los 222 del curso 2006-07. Este descenso, aunque paulatino en el tiempo, signifi ca una pér- dida considerable de alumnos y alumnas. Finalmente, en cuanto a la enseñanza secundaria, es decir alumnos de hasta 14 años con la vigencia de la LGE y hasta 16 con la LOGSE, se puede hablar de una estabilidad de la matrícula, aunque el aumento de la obligatoriedad escolar, de hecho signifi ca una ampliación que, leído en términos de matrícula representa una pérdida de alumnos.

Beasain: Total Alumnado (1982-2006)

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Respecto a la procedencia del alumnado es de destacar que se trata de un centro que acoge un alumnado en el que casi el 50 por ciento procede de Beasain, un 20 por ciento es de Ordizia y el resto de los otros pueblos de alrede- dor. En este sentido, refl eja la realidad del pueblo y la centralidad que tiene res- pecto a la comarca del Goierri. Por otra parte, la continuación de los estudios del alumnado de este centro se solía hacer, al menos en la década de los ochenta, en la Escuela Profesional del Goierri, o bien en el Instituto de Beasain o en el de Ordizia, donde, por cierto eran muy apreciados32. En el Histórico de 1988 se recogen unos datos estadísticos sobre la procedencia de los alumnos, donde se confi rman estos datos: durante el curso 1987-88 el 60 por ciento procedía de Beasain, el 15 por ciento de Ordizia y el 25 por ciento restante de Lazkao, Idiazabal, , Zaldibia, , Segura, o . En el Curso siguiente estos porcentajes son los siguientes: 65 por ciento de Beasain; el 14 por ciento procede de Ordizia y el 21 por ciento restante de los pueblos circundantes.

El éxito de matrícula durante un gran periodo de la escuela se debía no sólo a su tradición histórica y al reconocimiento de padres, autoridades y empresas, sino, sobre todo, a las posibilidades de encontrar un puesto de trabajo en las empresas de Beasain o alrededores. Hasta la década de los años sesenta se aprecia que, además de la CAF e INDAR, que eran empresas que colaboraban con el centro a través de subvenciones, otras fábricas fueron benefi ciarias de alumnos que habían sido formados en este colegio: “unos treinta alumnos de 2º de Aprendizaje y otros 20 de primero, se han colocado en puestos muy ven- tajosos, empezando a ganar el ‘corrusco’ cotidiano; Indar, Aristrain, la CAF, Comevasa y la Imeguisa, han sido las Empresas donde se han cobijado la mayo- ría de estos alumnos”33. Todo lo cual nos indica la capacidad de integración de la escuela en las empresas locales y la oferta de una formación profesional adecuada a las necesidades escomidas y locales.

Actividades escolares

Antes de referirnos a la variedad de actividades escolares que se desarro- llaban en el centro, nos queremos referir a uno de los aspectos de la pedagogía lasaliana, ahora objeto de crítica, pero que era de los más apreciados por que era un signo de distinción de este tipo de escuelas. Nos referimos a la disci- plina, al interés claramente puesto de manifi esto en la pedagogía lasalianas de la necesidad de un método, del trabajo correcto, de la importancia del silencio para favorecer el aprendizaje; además del cuidado por las reglas de urbanidad,

32. Suplemento al Histórico para el año 1985. 33. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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el respeto o la limpieza corporal. En este sentido, en los años en que existen los Informes de Visita, el Hermano Visitador es muy cuidadoso y pródigo en recomendaciones a los Hermanos en particular y a la Comunidad para que se ajusten a estos principios pedagógicos. Entre los años 1936 y 1965 podemos apreciar una cierta continuidad en el celo que deben tener los Hermanos tanto en estas cuestiones pedagógicas como en las propiamente más académicas.

Entre las recomendaciones de orden disciplinario podemos observar que se pide a los Hermanos que exijan mayor silencio a los alumnos y más disciplina en clase, como ocurre en el año 1937, 1947, 1952 ó 1954, aunque se cons- tate que la disciplina era buena en general. En el orden de la urbanidad y las buenas costumbres se insiste en algunos años en que debe cuidarse la vigilan- cia de los retretes, y que no entren varios a la vez, vigilar también los recreos o que era conveniente pasar, aunque sea de vez en cuando, la revista de limpieza en la clase, como ocurría en los años comprendidos entre 1944 y 1948. Una síntesis de este tipo de recomendaciones es la de 1957: “no dejen de fomen- tar en los alumnos los hábitos de limpieza, orden y urbanidad en su persona. Que el mucho trabajo no sea pretexto ni principio para descuidar la vigilancia del muchacho”. Pero el mayor número de recomendaciones que se registran es de orden pedagógico y de preparación por parte de los Hermanos de las clases y el catecismo. Así, ya en el curso 1936-37, el Hermano Visitador recuerda que “menudeen un poco más las correcciones con tinta encarnada en los cua- dernos de tareas escolares”, o que se dé la mayor importancia a la escritura y su corrección, aspecto sobre el que se insiste en más de un año; a que los Hermanos preparen bien las clases y en especial el Catecismo o a solicitar a los Hermanos que la enseñanza debía ser más intuitiva y práctica. Es decir, se trata de un conjunto de recomendaciones que pretenden cubrir dos frentes: la formación religiosa, a través de la aplicación en la enseñanza del catecismo, y la formación cultural y profesional, pues junto con la conveniencia de corregir a los alumnos, a fi nales de los años cincuenta y comienzo de los sesenta, se insiste en lo estimulante que es la preparación de los alumnos tanto en la parte comercial como técnico-industrial.

Una de las actividades complementarias del Colegio, y que comenzó a ponerse en funcionamiento desde fechas muy tempranas, eran los denomina- dos “cursillos de verano”. En 1939 estos cursillos parecían que eran específi cos sobre alguna de las materias del curriculum, pues se señala que serían sobre “Dibujo y Contabilidad”. Así, desde esa fecha y hasta 1975, se cita en la docu- mentación la celebración de los mencionados cursillos e, incluso en ese mismo año, se indica que “por primera vez, se han simultaneado los cursillos y el cam- pamento”. Asimismo se señala la preferencia porque los cursillos se celebren en el mes de julio, ya que la mayoría de los padres tomaban las vacaciones en agosto y era una medida para favorecer que padres e hijos coincidieran en ese mes. De esta manera se libraba el mes de agosto, lo que permitía dedicar ese

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mes a los cíclicos trabajos de arreglos y reformas del colegio. Los cursillos, por lo tanto, eran una actividad que permitía que los alumnos que habían suspen- dido en el mes de junio pudieran recuperarse y no dejar el curso pendiente. No obstante, resulta llamativo el que, en ese año, de 84 alumnos de 8º de EGB aprobasen todos excepto seis alumnos, pues resulta una cifra bastante elevada de alumnos que recuperan el curso. Suponemos que sería el número total de alumnos y que repetirían alguna asignatura.

La disciplina y los premios formaban parte de los planteamientos peda- gógicos de la escuela, con lo cual resulta normal el que se haga referencia a los mismos, aunque también hay que hacer notar que las referencias a esta temática es más habitual en los primeros años del franquismo. Así, en 1941, se hace referencia a que los alumnos han sido premiados con “una religiosa, interesante e instructiva excursión costeada por la generosa dirección de la CAF”. Todavía en 1975 se habla de estos premios que, en general, se debían al buen comportamiento de los alumnos, o a que se “distinguieron por su trabajo y disciplina durante el curso”. El premio ese año consistió en 20 días de descanso y contacto con la naturaleza en Ezcaray. A partir del curso 1945- 46 se introdujo una novedad, cuya duración en el tiempo desconocemos, se trataba de unos “vales de disciplina” con el fi n de estimular a los alumnos y favorecer la disciplina y que, al decir del narrador del Histórico, produjeron su efecto.

Una de las actividades que alcanzó cierto relieve dentro del colegio, al igual que ocurría en otros centros de La Salle, eran las deportivas. En este sentido, los campeonatos de pelota y, sobre todo, las carreras ciclistas parece que fue- ron las actividades preferidas, pues ya en 1956 se habla de de la celebración de la “IV Carrera ciclista de La Salle” y todavía continuará durante muchos años. No deja de ser simpática la referencia que a estas carreras se hacía en 1961, donde se narran los diversos actos deportivos “destacando el circuito ‘La Salle’ en la que los alumnos, después de varios meses de serio entrenamiento, dejan constancia de tener madera de excelentes ‘grimpeurs’, y de que un día, no lejano, llegarán a ser émulos de Bahamontes”34. Estas actividades deportivas cada vez se iban ampliando con la inclusión de otros deportes y, en general, no se trataban de meros ejercicios complementarios, si no que se incluían en un programa de campeonatos y que continuarán prácticamente hasta la actualidad. En algunos casos se consideraba que eran actividades post-escolares, inclu- yéndolas entre otras muchas de índole diversa, como ocurre en 1983, donde también se habla de cursos nocturnos de euskera, catequesis los sábados por la mañana, reuniones de pastoral o grupos de confi rmación.

34. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

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El éxito de estas actividades parecía tan boyante que en 1995 el narrador del Histórico de ese año llega a decir: “tendremos que ampliar las vitrinas para dar cabida a tanto trofeo”. Lo cual es un índice no sólo de participación en dichas actividades, sino también de ciertos logros alcanzados. En esa época, en la que alrededor del deporte se movía mucha gente, se reconoce que el “alma mater es el Hermano Andrés que gasta tiempo, ilusión y paciencia”. En una reciente entrevista al Hermano Andrés, con motivo de sus más de treinta años en el centro de Beasain35, él mismo manifi esta la importancia que tenía el deporte y los cambios producidos entre el alumnado. No obstante poder desa- rrollar esta actividad signifi caba algún desgaste físico para los Hermanos que, a pesar de ello, continuarán manteniéndolas: “llevamos años viendo la manera de aliviar a los Hermanos del agobio y la sobrecarga que causa esta actividad, pero no encontramos una fórmula fácil, máxime habida cuenta que es un campo interesante de apostolado”36.

Otra de las actividades que, con frecuencia, realizaban los alumnos bea- saindarras eran las excursiones, los viajes escolares y los campamentos. En relación a las excursiones tenemos que indicar que, en los primeros años de postguerra, estuvieron subvencionadas por la CAF y, en general, como hemos señalado, obedecían a una especie de premio recompensa por parte de alguna persona generosa. Por ejemplo en 1942 la excursión fue al Santuario de Loyola, gracias a la generosa cooperación de D. Antonio Sierra, Director de la CAF, e incluso cuando ésta no subvencionó el viaje, como en el año 1945, aquél tuvo que ser suspendido. También en el año 1948, con motivo de de una excursión al monte Murumendi, a la que asistieron los Hermanos con un centenar de alum- nos, cada clase preparó y aderezó su marmitaco “que envidiarían los del Hotel Mª Cristina de San Sebastián”, en un alarde de reconocimiento por las buenas trazas culinarias demostradas. En cualquier caso, la mayoría de los destinos de estas excursiones eran, entre otros, los tradicionales lugares de peregrinación religiosa, como Loyola, Itziar, etc, aunque también se iba a Legazpi, Donostia, Igeldo, etc., e incluso a Santiago de Compostela, como ocurrió en 1971. A partir de ese año, las excursiones cortas dejan de aparecer en los documentos histó- ricos, pero unos años antes, en 1966, comienzan los campamentos de verano. Este acontecimiento es narrado de esta manera: “por primera vez en este año, también nuestro colegio, siguiendo los pasos de los colegios modernamente organizados, dispuso un Campamento juvenil. El sitio electo, fue Artieda, pue- blecito situado sobre el Pantano de Yesa, y no lejano al Castillo de Javier, los chicos, todos alumnos del Colegio, salieron encantados y con ganas de repetir la acampada. Mención muy particular en esta nueva forma de apostolado merece

35. “Nos sentimos muy agradecidos por estos 100 años de acogida” en Diario Vasco, 25 de enero de 2009. 36. Suplemento al Histórico para el año 1995.

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el Rdo. D. Jesús Dorronsoro, cura ejemplar de la localidad y muy afecto a los Hermanos”37. En los años sucesivos se continuaría con este tipo de campa- mentos que tenían una duración de 15 días y cambiaba de lugar. En 1967 la localidad elegida fue Egozcue, a 25 kilómetros de Pamplona, y a la que también asistió D. Jesús Dorronsoro, capellán de la CAF, que colaboró con el dinámico grupo de Hermanos promotores.

Sin embargo, esta actividad de los campamentos no dejaba al centro carente de otros usos, pues en el Histórico de 1967, con un toque poético que recuerda al escritor José Bergamín cuando nos habla del silencio del toreo, recoge que el centro cumplía otras funciones durante el verano: “todos tenemos en la pupila la estampa soñolienta de las plazas taurinas cuando no suena en ellas la hora de las faenas. Misma imagen de calma y soledad percibimos durante el verano en nuestros patios colegiales. No ha sucedido así en el pequeño patio de San Martín de Loinaz. Todo lo contrario. Los chicos se han pasado sus mañanas y sus tardes llenando de ruido las paredes del Colegio. Es cierto que en los diver- sos campamentos organizados por el Colegio los chicos han hallado eco a sus ganas lúdicas. Pero sin duda alguna la situación céntrica del Colegio ha infl uido de modo particular en esta afl uencia de los alumnos”. De esta manera este centro se sumaba al resto de escuelas de La Salle que, a partir de estos años, bien uniéndose varios centros, bien de forma individual, organizaban este tipo de actividad lúdica. El pueblo de Ezcaray fue uno de los preferidos para estos campamentos, al menos entre 1972 y 1974. Así, en 1972 ya se señala que, al igual que años precedentes el campamento se instalaba en Ezcaray, y estaba dedicado a los alumnos de 4º de bachiller, aunque también “pudieron ir aquellos alumnos que se habían planteado el problema vocacional, para que lo fueran madurando en un contacto más próximo con Hermanos y compañeros”38.

Además de estas actividades más o menos periódicas, que podríamos cla- sifi car de extraescolares, y que cumplían diversas funciones, entre ellas la bús- queda de un ambiente propicio para el surgimiento de vocaciones, también se creó, en 1968, un Club Juvenil, denominado La Salle. Este club surgió en el mes de diciembre de dicho año integrado en la Asociación de Antiguos Alumnos y formaba parte del entramado de dichas actividades, además de la Sala de Juego o las organizaciones deportivas federadas o no. Junto con todo ello, tampoco quedaron atrás las conferencias sobre drogodependencias, las actividades tea- trales patrocinadas por el Gobierno Vasco, que desde mediados de la década de los ochenta continuarán durante un largo periodo, y las tradicionales Semanas por el Euskera también celebradas en otros centros lasalianos y que en éste se llevaron a cabo desde 1988 hasta 1995.

37. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 38. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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Estas actividades se irán complementando con algunas otras de conte- nido religioso. En este contexto es de destacar que la Asociación de Antiguos Alumnos comenzó a funcionar con una relativa normalidad a partir del año 1953, contando en ese instante con aproximadamente 350 integrantes, y que, entre otras actividades, intentaron dar un fuerte impulso a la construcción del colegio, además de organizar otras actividades de tipo más lúdico como la preparación de las tradicionales fi estas que en el centro se celebraban. El surgimiento de esta asociación fue celebrado por todo lo grande con las misas solemnes, los cantos a cargo de la Coral Loinaz, formada por estos antiguos alumnos, y el Coro de tiples del Colegio, juegos y asamblea, además de un “fraternal ágape” al que acudieron 90 exalumnos. Después de tanta celebración, varios de los antiguos alumnos formaron un Patronato sobre el cual se guardaba la esperanza de que “sabrán defender los intereses del Colegio”39.

Vida religiosa y vocaciones

La vida religiosa, como una de las características del centro, se manifes- taba sobre todo en actos puntuales o en actividades periódicas que pretendían recoger el proyecto educativo defendido por La Salle. Las fi estas religiosas fi jaban periódicamente un calendario que, paulatinamente, se irá engrosando, sobre todo en la década de los años cuarenta y cincuenta, pero que a partir de la década de los sesenta irá disminuyendo, o creando otras actividades que no se plasmaban en un acto puntual. No tratamos de confeccionar una nómina con todos los días festivos que se celebraban, pero citar algunos de ellos nos puede orientar, aunque muchas de estas fi estas también eran patrimonio común del resto de los centros lasalianos y de las escuelas y colegios públicos, naciona- les u ofi ciales, que a estos efectos cualquier denominación vale. Estas serían algunas de las fi estas: Fiesta del Santo Fundador, del Hermano Salomón, de la Inmaculada, de San Martín de Loinaz (Santo Patrono del pueblo), de la Santísima Trinidad, de las Misiones, de Santo Tomás de Aquino, del Sagrado Corazón de Jesús, del Beato Benildo, de San José Obrero, entre otras. Además, muchas de estas celebraciones estaban acompañadas de Novenas, como la de San Martín de Loinaz, la del Santo Fundador o la de la Inmaculada, por poner algunos ejem- plos. Hay que recordar que en 1962 se celebró el Año Jubilar Loinaciano, con la celebración de una misa en la Basílica de dicho Santo, ofi ciada por el Obispo de Tucumena, Colombia, Monseñor Irizar, distinguido exalumno de este colegio, y que terminó con un banquete en el que participaron unos 150 comensales.

Junto con este tipo de fi estas también hay que recordar otras de carácter político y patriótico, u otras no tan centradas en el santoral que complemen-

39. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.

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taban a las citadas. Un buen ramillete de ellas las encontramos citadas en el Histórico de 1947, donde se habla de la fi esta de los Mártires de la Tradición, Fiesta del Caudillo (1 de octubre) o la Fiesta del Estudiante Caído, celebrada en 1948, además del Día del Papa, Día del Párroco o Fiesta de las Misiones. No obstante, es de señalar la celebración del Congreso Eucarístico Arciprestal de Ordizia, celebrado en 1945 y al que acudieron los niños del colegio “en perfecta formación toda la grey infantil de Beasain se trasladó a la plaza de Villafranca, lugar fi jado para la concentración. Acto seguido el Excmio. Sr. Obispo de la Diócesis comenzó la misa de comunión. Entre cánticos y plegarias los corazones infantiles fueron enardeciéndose para recibir a Jesús Hostia; este mismo fervor y piedad reinó en la función Eucarística de la tarde”40.

La preparación para la Primera Comunión también alcanzó en este centro una larga continuidad y era motivo de alegría para los Hermanos, como se expresa el narrador del Histórico de 1945: “el ansiado día llegó y desde el amanecer todos formalitos se encontraban en el patio del colegio; sus mejores trajes y sus almas cándidas traslucían en sus rostros a Jesús Sacramentado, que pronto iba a ser morada de sus anhelantes corazones”. Pero esta preparación, que corría a cargo del cura párroco, no parece siempre se desarrolló en total buena armonía entre dicho religioso y los Hermanos, como ocurrió en 1948: “un grupito de niños del colegio se está preparando para la 1ª comunión en la Parroquia, y como están de vacaciones y los Sres. Curas no quieren molestarse, encargan a unas chicas para que los atiendan durante unos días, en vez de decir una palabrita al Director para que se ocupase de ellos, como lo hubiera hecho si se le hubiera hecho la menor indicación. Quieren que ese acto sea exclusivamente parroquial aunque falte preparación y organización”.

Pero donde mejor se manifestaba la vida religiosa del centro era en la orga- nización de asociaciones piadosas a las que se sumaban los alumnos según las edades y características. No obstante, la puesta en marcha de estas asociacio- nes fue relativamente tardía, y casi a petición del Hermano Visitador, quien, en 1948, expresa su sentir porque “los Hermanos no tengan a su cargo alguna aso- ciación piadosa como Cruzados Eucarísticos o Congregantes”41. Al año siguiente se vuelve a insistir sobre el tema, diciendo que “traten de organizar dentro del Colegio la Archicofradía del Niño Jesús y el Centro Interno de Acción Católica”. En ninguna de estas dos ocasiones se logró organizar dicho tipo de asociacio- nes, y en 1959 ya se nos informa por el propio Hermano Visitador que “se ha organizado la Congregación del Santísimo Niño Jesús”. Además de solicitar que se abriesen todas aquellas asociaciones de piedad y apostolado, como la de los

40. Notice Historique sûr l’École Chrètienne ‘Colegio de San Martín Loinaz de Beasain’. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 244-Carpeta 27. 41. Rapport de Visite de 1948.

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Padres de Familia. A partir de 1961, ya funcionan la citada congregación, ade- más de otra bajo la invocación de María Inmaculada y la de San Juan Bautista que son vistas como atracción de nuevas vocaciones. Todavía en 1966 se habla de la continuidad de dichas congregaciones.

También el colegio de Beasain se caracterizó por la celebración de Retiros y de Ejercicios Espirituales desde sus inicios, aunque a partir de los años setenta van a ir cobrando fuerza la celebración de las Semanas Vocacionales o las Semanas Lasalianas, los grupos de refl exión cristiana, las convivencias o las Jornadas de Justicia y Paz hasta fechas bien recientes. El conjunto de estas actividades debe enmarcarse en el desarrollo de los principios religiosos de apostolado sobre los que se basa la pedagogía lasaliana, como cualquier otro centro religioso, pero también en la búsqueda de diversas formas para despertar las vocaciones religiosas, sobre todo a partir de la década de los años ochenta.

En este sentido, el tema vocacional estuvo muy presente en los primeros años de andadura del centro beasaindarra, tras la Guerra Civil. Entre los años 1937 y 1948 las vocaciones son continuas entre al alumnado del colegio, registrándose cifras importantes de vocaciones religiosas y sacerdotales, de manera que se va estereotipando esta frase: “como fruto de la buena semilla sembrada en los catecismos y refl exiones han surgido varias vocaciones eclesiásticas y religiosas y una de ellas ha sido para nuestro Instituto”. En 1941 el Hermano Visitador no muy conforme con las vocaciones de ese año pide a los Hermanos que se tomen empeño en la labor, de manera que para el año siguiente se vuelve a recuperar el número de vocaciones precedentes, siendo un total de siete. Así continuará hasta 1949, fecha en que inexplicablemente baja a dos vocaciones, ya que “siendo este colegio desde siempre semillero de vocaciones como siempre Dios Nuestro Señor se dignó llamar a almas escogidas”, extrañaba en gran manera el considerable descenso. Pero ya en los años sesenta se hace más difícil que los niños opten por la vida religiosa, pudiéndose constatar una especie de crisis, de la cual es consciente el propio Hermano Visitador, quien en 1959 se queja de que “no se obtienen los debidos frutos vocacionales”. En este contexto es donde tiene su explicación la insistencia por organizar las congregaciones piadosas, que antes hemos mencionado, pues “la estima de la Congregación y la misma esperanza- dora construcción del colegio nos tiene que llevar a una campaña vocacional orga- nizada y perseverante”42.

Sea por lo que fuere, lo cierto es que a partir de esa fecha comienza a subir el número de vocaciones religiosas, siendo en 1964 de seis, al igual que en 1969 y más baja en otros años. Pero para activar estas vocaciones a partir de

42. Rapport de Visite de 1963.

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1971 se organiza la “semana vocacional”, en la que los hermanos pasaban por las clases para “exponer cómo surgió su vocación y responder a las preguntas”43 de los alumnos, lo que comenzó a cosechar nuevamente algún que otro éxito, pues nuevamente vuelven a subir las vocaciones, siendo de 7 en 1972, de ocho en 1973 y a partir de esas fechas se producen altibajos de años con seis voca- ciones y otros con dos. Expresiones como las siguientes muestran la dedicación a este tema: “sigue fructifi cando el celo ardiente de los Hnos. del Colegio en el reclutamiento de las vocaciones. El Señor se ha dignado escoger este año para trabajar en su mies a 2 niños” (1962); “para ayudar a esta selección de vocacio- nes funciona ofi cialmente la Congregación del Santísimo Niño Jesús. Esperemos sea semillero de buenas y numerosas vocaciones” (1962); “la divina semilla esparcida por nuestras clases ha producido también su fruto este año. 4 voca- ciones” (1963); “el Señor se ha dignado bendecirnos al escoger para Sí a 6 de nuestros alumnos, que fi eles a su llamamiento han ingresado en los diferentes seminarios o aspirantados” (1964). No obstante, en el año 1985, se produce un punto de infl exión, pues no se produjo ninguna vocación: “en el plano vocacional este año no hemos conseguido resultados para enviar personal a las casas de formación… Que Dios bendiga esta labor porque aunque el ambiente de profe- sorado es como ya se ha dicho, los alumnos tienen una madera increíble”. No obstante, a partir de ese año se producen esporádicas vocaciones, pudiéndose constatar que, de una manera general, se trata de un centro del cual surgieron muchas vocaciones religiosas y sacerdotales y que ésta era la fama que parece logró desde los años cuarenta hasta los setenta.

La evolución del profesorado

El perfi l de la evolución del profesorado de este centro sigue la misma ten- dencia que el conjunto de todos los centros de Gipuzkoa: descenso de los Hermanos, estabilidad del profesorado seglar masculino y tardía incorporación del profesorado femenino seglar con un considerable aumento a partir de la década de los noventa. De esta forma podemos observar como, a pesar de que el centro va a disfrutar de un plantel amplio de profesores y profesoras durante todo este periodo, la presencia de los Hermanos no superó nunca el número de nueve, y eso durante dos años únicamente (1975 y 1976). Por lo tanto se trata de una Comunidad relativamente pequeña a partir de esos años, si la comparamos con el conjunto total del profesorado del centro a partir de esas fechas. La presencia de profesores seglares ya desde la década de los cincuenta se irá incrementando hasta que en 1969 estos profesores superan al de los Hermanos.

43. Suplemento al Histórico para el año 1974.

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Por otra parte, a partir de 1973 el profesorado seglar femenino irá aumen- tando paulatinamente desde las dos primeras profesoras de ese año hasta las 31 que formaban parte del claustro del centro en el año 2006. A partir de 1993 el aumento es ya importante, pues pasa de 9 a 15 profesoras, continuando en un progresivo aumento. Estos cambios se deben, sobre todo, a la ampliación de la oferta de enseñanza infantil y también a la progresiva feminización del profeso- rado que, con carácter general se produce en el sistema educativo. En el siguiente gráfi co puede observarse la evolución del profesorado en los últimos 25 años.

Beasain. Profesorado (1982-2006)

La paulatina presencia del profesorado seglar pasó por diversas fases por lo que respecta a las relaciones con los Hermanos y, en general, fueron cordiales. No obstante, hay que señalar que, a partir de cierto momento existió cierto dis- tanciamiento que coincide precisamente con la desigual presencia numérica de los Hermanos con respecto al profesorado seglar. Así, en 1972, esas relaciones pasaban por un momento satisfactorio, en el que incluso existía cierta conviven- cia, como se recoge en el Histórico de ese año: “periódicamente hemos tenido convivencias-cenas con los profesores seglares y con las Juntas Administrativa y la Asociación de La Salle, en las que ha reinado el buen humor y han servido para estrechar los lazos y hacer entre todos una labor de conjunto”. Ese buen ambiente continuará refl ejándose en los años siguientes, pues en 1975 se habla de ello y de que se nota que hay ganas de trabajar, posiblemente debido a “la conside- rable subida de sueldo”. Este buen ambiente debía de notarse también en las propuestas de evaluación del profesorado que se pusieron en marcha en 1976, a fi n de mejorar la calidad de la enseñanza: “la evaluación personal, aunque sea tema vidrioso, fue redactada en términos tan valientes como delicados, precisos y humanos, que la misión llevaba garantías de producir efectos positivos”.

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Sin embargo, en 1979, ya comienza a apreciarse cierto distanciamiento entre el profesorado seglar, los Hermanos y la Junta de Padres, más cercanos a los Hermanos que al profesorado seglar, con quienes las relaciones se reducían a las cuestiones laborales o a las tutorías de sus hijos. Para entonces el claus- tro de profesores estaba formado por 8 Hermanos y 14 profesores y profesoras seglares. En el año 1985 se manifi esta más claramente el confl icto entre los Hermanos y el profesorado seglar, como hemos puesto de manifi esto más arriba. Dicho confl icto se sustentaba en dos cuestiones: las relaciones laborales, posi- blemente al margen del propio centro, pues en esa época las transferencias del Gobierno Vasco estaban en vigor y por otra, “el mal cumplimiento por parte del profesorado y la muy poco dedicación”. Tras las reuniones correspondientes y la intervención tanto del Hermano Visitador y los encargados del Distrito, además de la Junta Administrativa lograrían encauzarse las relaciones, confi gurando un “nuevo marco laboral”, sobre el que se depositaron las esperanzas.

Formación de los Hermanos

Como es habitual en este tipo de centro, la formación de los Hermanos es un aspecto que se ha desarrollado desde los inicios de esta etapa. Así, ya en 1940 se recoge en la documentación la realización de cursillos de verano para los Hermanos, o también denominados “cursillo de vacaciones” en los que bajo la competencia y dirección de otro Hermano se trataban diversos temas relacionados con la enseñanza. A los mismos acudían tanto los Hermanos de la Comunidad de Beasain como otros que se agregaban, y se invitaba a expertos a impartir el cursillo, que al decir del Histórico de ese año, “producen mucho fruto. En 1943 dicho cursillo se impartió en Irún, antes de comenzar las vacaciones. En sucesivos años se va citando la celebración de estos cursos, de manera que puede decirse que estaban perfectamente integrados en la formación de los Hermanos. Junto con ello, también se aprecia un interés por alcanzar las titu- laciones correspondientes e incluso licenciaturas, posiblemente no necesarias para el desarrollo de la actividad docente.

Además de estos cursillos, también se registran otro tipo de actividades formativas, como un cursillo de taller en 1953, llevado a cabo por los Padres Salesianos de Deusto, al que acudió uno de los Hermanos de la comunidad, llegando a obtener el primer año de Maestro Industrial. Ese mismo año otro de los Hermanos acudió a unas Jornadas Catequísticas en Barcelona, por haber terminado el Curso Superior de Religión. A lo largo de los años se informa de este tipo de formación personal que suponía la obtención de diversos grados en la formación docente. Tal es la marcha de este tipo de formación que, en 1965, al referirse a las vacaciones de verano, el narrador del Histórico afi rma que la mayoría de los Hermanos se habían ausentado para asistir “a los distintos cur- sos organizados para ampliar sus estudios personales” dejando a dos Hermanos

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para hacerse cargo de los cursillos de verano de los alumnos. Incluso el subdi- rector del centro se trasladó a una Comunidad en Francia para “seguir con mucho provecho el perfeccionamiento de la lengua francesa”. Al año siguiente, y a la vista de que llegado el verano se ausentaba la mayoría de los Hermanos para seguir su formación, tuvieron que venir otros Hermanos de otras comunidades de Zaragoza y Salamanca para hacerse cargo de los cursillos de verano.

A partir de esa fecha deja de citarse ese tipo de actividad, aunque nueva- mente en 1971 se vuelve a recuperar la senda, en este caso ya se refi ere a cursos, celebrados en Bilbao, que están relacionados con los nuevos métodos de enseñanza. A dichos cursos asistieron tanto los Hermanos como los profeso- res seglares y obedecían a la reforma de la Ley General de Educación de 1970, que en el curso siguiente se iba a implantar. En este sentido, la formación que se demanda está relacionada con las reformas educativas y la preparación del profesorado para impartir sus clases en euskera. Así, desde 1978, se aprecia el interés por intensifi car esta última formación. A partir de la década de los noventa, y con motivo de la reforma educativa propiciada por la LOGSE, los cursi- llos se van a centrar en dicha reforma en coordinación con el resto de centros de La Salle. Estos cursos específi cos se irán combinando con otros de formación permanente, que arrancan desde esa misma época hasta la actualidad.

Junto con esa formación, más claramente académica y de adaptación a las reformas educativas que se produjeron en la década de los setenta y los noventa, también se observa otra línea de formación más ligada al carácter religioso o de proyecto de centro. En este sentido, tanto los denominados cursos de la “Buena Noticia”, que comenzaron a impartirse en 1990, y que trataba sobre la actualidad catequética, como el proyecto de Comunidad, iniciado en 1976, o la participación en el Departamento de Investigación Sociológica de 1994 en Donostia, eran con- venientes para refl exionar y trabajar no solo las líneas del apostolado, sino las reuniones comunitarias o el mismo proyecto comunitario. A la vista de todo ello y de la implicación también del profesorado seglar, por ejemplo, con el espíritu de la “misión compartida”, se entiende que a partir de 1999 el centro se implique en los equipos de trabajo para el desarrollo de la Calidad total que desembocaría en la obtención de la “Q” de plata en el año 2005.

La comunidad de los Hermanos de Beasain

El número de Hermanos de la comunidad de Beasain oscilo entre los cinco y los nueve, lo cual es demostrativo de las dimensiones del Colegio, aunque ya tempranamente se van a ir incorporando profesorado seglar por las necesidades docentes. Por otra parte, en los primeros veinte años de esta etapa, el número de Hermanos que pasaron o permanecieron en Beasain no supera la cifra de cuarenta. Se observa que la mayoría de los Hermanos permanecen por lo menos dos años

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en la comunidad, aunque unos cuantos superaron los cinco años de permanencia como los casos de los Hermanos Cesáreo Vivian (1940-1945), Lorenzo Domingo (1941-1947), José Benito (1943-1955), Junian Basilio (1949-1957), Feliciano Pedro (1952-1959) y en fechas posteriores hay que destacar al Hermano Andrés, ya citado, que permaneció en el centro desde 1977 hasta fechas recientes.

Algunos de estos Hermanos desempeñaron el cargo de Directores del Colegio, como el Hermano Cesáreo, que permaneció en el cargo durante los años en que estuvo allí, o el de Junian Basilio que se incorporó al cargo en 1949 y también estuvo de director en todo su tiempo de permanencia en el centro. Otros directores del centro fueron los Hermanos Emerio (1937-1940), Faustino Pedro (1946-1949) Celestino Víctor (1958-1963), Leonardo Ramón (1965-1967), Sebastián Grandemontagne (1967-1971), Jesús Izagirre (1977- 1979), Alberto Zabala (1979-1981), Juan Carlos Arribas (1981-1984), Mikel Arbizu (1984-1994), Román Pérez (1994-2001), José María Calvo (2001-2004) y desde el 2004 hasta el 2008 ha sido su directora Dª Jaione Mujika.

La creación de la Escuela de Santa Ana en Ordizia, a cargo también de los Hermanos, en 1949 tuvo como consecuencia la separación de las dos comuni- dades y la necesidad de atender de manera más cercana las necesidades esco- lares y al aumento de los Hermanos en cada una de las comunidades. En esta situación parece que permanecieron las dos comunidades hasta que, en 1970, vuelven a unirse, incorporándose a la comunidad de Beasain dos Hermanos procedentes de Ordizia. Así narra la situación el Histórico de ese año: “este año cuenta la comunidad con dos Hermanos más, a partir del nuevo curso, debido a la unión de las dos Comunidades de Beasain y Villafranca. De los 8 Hermanos, dos ejercen su actividad profesional en la escuela de Villafranca”.

Al margen de las actividades más relevantes en cuanto a la docencia y a la formación académica de los Hermanos, resaltaremos algunas notas relativas a la vida comunitaria, sobre todo hasta 1965, fecha hasta la que poseemos información facilitada por los Informes de visita de los Hermanos Visitadores. Entre dicha información, muy prolija en cuanto a los detalles de la vida comuni- taria, nos interesa resaltar aquellos aspectos relacionados con la educación y las recomendaciones que se hacían, pues nos ayudan a entender el régimen de preocupaciones pedagógicas que del proyecto educativo lasaliano y también la formación del profesorado.

Entre las recomendaciones de tipo pedagógico, sobre todo en las recomen- daciones al Director de la comunidad, se insiste en que vele por la marcha del colegio (1937), que los Hermanos no se den tanto a las clases particulares en detrimento de la marcha general de las clases (1938) o que tengan mucho celo en la explicación del catecismo (1939, 1941, 1945, 1954, 1955). Se trata por lo tanto de recomendaciones generales y que no afectan a la buena opinión que,

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en general, muestran los diferentes Hermanos Visitadores al realizar sus infor- mes de visita. Esta opinión estaba basada en la marcha general de los cursos y en los propios exámenes que realizaba el Hermano Visitador a los alumnos.

Estas recomendaciones se entremezclan con otras observaciones, felicita- ciones o críticas que afectaban a la marcha de la comunidad, bien por el carác- ter de algún Director en sus relaciones con las autoridades civiles o religiosas o entre los propios Hermanos, dicho todo ello en un tono de respeto. Pero también entre estos documentos y los propios Históricos, a veces nos topamos con algún comentario que no deja de ser simpático como, por ejemplo, cuando en 1944 llegó a la comunidad un Hermano procedente de América, quien tenía alguna manía rara como la de escribir de derecha a izquierda y que tenía alterada a la comunidad, o la de otro Hermano, quien en 1991, “como buen hortelano de Legorreta, suministra a la Comunidad el fruto de sus sudores que alivia los gastos comunitarios y mejoran los platos”. Otro conjunto de comentarios tienen mayor calado, como cuando se refi ere el Hermano Visitador a que “no existe política”, que dicho esto en los años 1937, 1938 y 1940 no deja de sorprender. Otros comentarios no dejan de pasar por anecdóticos cuando se refi eren por ejemplo a que “juegan sin abuso a la pelota”, también durante esos años, o bien a que escuchan la radio al principio sin abuso, pero ya a mediados de los años cincuenta se pide que se la controle, al igual que la prohibición de fumar.

Pero sin duda donde la comunidad alcanzaba su sentido de ser era en las actividades de sentido religioso, como los Ejercicios Espirituales, los Retiros o las Convivencias. En este sentido, los informes del Hermano Visitador son elogiosos en cuanto se felicita y felicita a la comunidad por el espíritu religioso reinante, a la vida comunitaria a la realización de los ejercicios espirituales o incluso a los viajes en comunidad. Un ramillete expresivo de este tipo de recomendaciones podemos encontrarla en las siguientes expresiones, que dejaron escritas los Hermanos Visitadores entre 1954 y 1961: “favorezcan y cuiden con esmero su vida interior y sobrenatural, condición sine que non de perfección y apostolado”; “para alimentar adecuadamente esta vida interior esmérense en hacer íntegros y fervorosamente sus Ejercicios Espirituales”; “pongan todo su empeño en supe- rarse más y más en el desempeño de su misión excelsa de catequistas”; “enho- rabuena por el espíritu”; “pongan al frente de sus preocupaciones la de cultivar una vida espiritual intensa y una unión real y efi ciente con N.S.”; “pongan toda atención y cariño en ser fi eles al estudio diario de la religión. Con la fi delidad y el amor a esta observancia y a este estudio de la Revelación Divina lucrarán incrementos de fe viva que estimularán la caridad y el amor de Dios, sin la que ni nuestra vida tiene sentido ni nuestra profesión de catequistas podrá ser aten- dida competentemente”; “la verdadera caridad fraterna, a la vez que les atrae las mejores bendiciones de Dios, sea ayuda recíproca que les facilite el llevar mejor y con más efi ciencia ese mismo esfuerzo exigente” o “mantengan su alma muy abierta a las preocupaciones y a los problemas de esta población fabril en la que trabajan y a cuyos intereses espirituales sirven por amor de Dios”. Leídas, así

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de corrido, podría parecer una retahíla de máximas, pero detrás de todas ellas se observa la preocupación por una correcta correspondencia entre los ideales pedagógicos y religiosos y la práctica docente y comunitaria. Se trataba, por lo tanto, y más en la época en que se escribieron, de dar cierta coherencia a la vida religiosa y al proyecto pedagógico de los Hermanos.

Este sentido religioso irá evolucionando hacia otro conjunto de preocupaciones más conectadas con la realidad del pueblo, sobre todo a partir de 1968, como hemos mencionado y también a extender la pedagogía lasalianas hacia otros entor- nos a través de las misión compartida, ya en la década de los noventa.

Beasain. Estrella realizada por los alumnos de Colegio.

6.5. Zumarraga: De las Escuelas Legazpi a La Salle-Legazpi Ikastetxea

Cada centro tiene su vida propia en función de una serie de características tanto internas como externas al mismo. En este sentido, la evolución de las Escuelas Legazpi en este periodo nos permite señalar dos etapas, para dar cuenta de algunos rasgos que, bien sea por la construcción del nuevo edifi cio, bien por el tipo de estudios que imparten, o hasta por la propia evolución del

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alumnado, nos permiten distinguir un conjunto de elementos más o menos esta- bles en cada una de ellas. De este modo, la primera etapa, que comprende los años 1937-1963, estaría caracterizada por ciertas difi cultades económicas y por unos locales insufi cientes en la primera década, pero que se vieron resueltos al fi nal de la misma con la localización de fuentes de fi nanciación y el aumento del alumnado. Los estudios que impartían eran los correspondientes a la enseñanza primaria pero, a partir de 1953 con la creación de la “Escuela Profesional de Aprendices”, el centro da un giro marcando así una trayectoria de formación pro- fesional que no abandonará en ningún momento. El número de alumnos es más o menos estable, aumentando en la década de los años cincuenta y sesenta debido a la nueva situación en la oferta de estudios. El profesorado estaba formado mayoritariamente por Hermanos, aunque paulatinamente comienza la incorporación de profesorado seglar.

La segunda etapa, un poco más larga y más compleja, abarca desde 1964 hasta la actualidad. Durante estos años el contexto social y político sufre unos cambios apreciables no sólo en lo referente al régimen político y de la nueva realidad social, sino también, y como consecuencia de ello, en la legislación educativa. Estamos asistiendo a un periodo de reformas educativas iniciadas en 1970 y que continuarán en 1990, las cuales no eran ignoradas por las Escuelas Legazpi, al contrario, siguiendo su propio ritmo y opción por la ense- ñanza profesional, buscaron acomodo en ese entramado legislativo. Para ello, los reconocimientos ofi ciales eran necesarios para continuar en ese proyecto. Pero además, el centro, a los inicios de esta etapa, había ampliado el edifi cio y ofrecía mejores recursos para la formación profesional. Se trata de una etapa de una gran variedad en la oferta educativa y que irá sufriendo los correspon- dientes cambios de acuerdo con esas reformas, aunque siempre se mantendrá la enseñanza primaria, la enseñanza secundaria, primero en la modalidad del bachillerato elemental y fi nalmente en la secundaria obligatoria, pero, sobre todo, en la enseñanza profesional a diversos niveles. La diversifi cación del alumnado se va a hacer patente en esta etapa; ésta también afectó al profe- sorado, con la disminución de los Hermanos y el crecimiento del profesorado seglar masculino y femenino. No obstante, en la década de los noventa, el centro se convertirá en un verdadero complejo de estudios alrededor de la Mancomunidad Urola Garaia, donde la fusión de varios centros de la comarca inicia una nueva etapa, con el objetivo de adecuar los servicios educativos a las necesidades comarcales. Con esta nueva propuesta educativa desde Zumarraga, las Escuelas Legazpi, que pasarán a denominarse La Salle-Legazpi Ikastetxea desde 1997, inician una nueva singladura estabilizando su oferta educativa y la matriculación de alumnos y alumnas.

Todos estos cambios conllevaban la adecuación a las nuevas realidades educativas por las que fue pasando el centro; así, por ejemplo, se irán actua- lizando los diferentes estatutos por los que se regían las Escuelas Legazpi,

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sufriendo diversas modifi caciones en 1965, en 1975 y en el año 2004. En todos ellos se regulan las relaciones entre los Hermanos y se contempla la organización y los órganos de gobierno, así como los objetivos que debía cum- plir el centro: orientación religiosa, pero también en los dos últimos estatutos una visión más amplia y cierta modernización pedagógica. Por otra parte, el centro siempre contó con un reconocimiento social, empresarial y de las insti- tuciones locales, que siempre apostaron por las Escuelas Legazpi y después por La Salle-Legazpi Ikastetxea. Esta situación posibilitó también que el centro estuviera inserto en la vida social del pueblo y participar en muchas activida- des populares.

Tanto el alumnado como el profesorado se irán adecuando a los cambios que se producían en el centro, bien sea de ampliación de locales, bien de oferta educativa. De esta forma veremos cómo existe un progresivo aumento del alumnado que, en la última etapa, se estabiliza. Lo mismo ocurre con el profesorado, que en las primeras décadas está prácticamente formado por los Hermanos y en la última etapa existe un claro predominio del profesorado seglar femenino.

Las Escuelas Legazpi entre las ampliaciones y reformas (1937-1963)

Dentro de la crisis general que supuso para Zumarraga el tiempo transcurrido desde la ocupación de la villa por parte de las tropas nacionales hasta la termi- nación de la Guerra Civil, las Escuelas Legazpi también vivieron su propia crisis, como lo pusimos de manifi esto en la etapa anterior; esta crisis tuvo sobre todo un carácter económico. También señalábamos que la escuela estuvo sumida en un ritmo de vida intermitente, con suspensión de clases y otras actividades, que tuvo como consecuencia el escaso aprovechamiento escolar. Así, el curso escolar 1937-38 comenzó el 16 de septiembre de 1937 con una importante asistencia de alumnos en las cinco clases que ya estaban establecidas en el curso anterior. Pero ya en esa temprana fecha se puso en marcha todo el aparato franquista para la adecuación de las escuelas a los dictados de la ideología franquista.

Los dos frentes utilizados para poder soportar las fuentes de la ideología franquista estaban claros, tanto aquí como en cualquier otro centro al que tuvie- ran acceso: la imposición de los principios educativos y religiosos acordes con la defensa de la patria y la religión católica y la puesta en marcha de la corres- pondiente Junta Local Depuradora, cuyo fi n era no sólo vigilar el comportamiento de los maestros y maestras, sino expurgar las bibliotecas públicas y escolares eliminando cualquier rastro de libros, revistas o periódicos que atentasen contra la religión católica, la moral y las buenas costumbres. Para completar este con- junto de normativas, explícitamente ancladas en la ideología nacional-católica, por orden del Gobernador Civil de la provincia de 14 de abril de 1937, se tuvo

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que colocar en cada una de las aulas de los colegios de la villa “cinco carteles patrióticos que, en lenguaje sencillo, recordasen a todos los escolares el amor a la patria y a lo que a ella le debían”1. En este ambiente de cierta normalidad en el terreno conquistado, en septiembre de 1938, el alcalde de la villa será Martín Aranguren, antiguo secretario de la Junta de Patronato de la Asociación Escuelas Legazpi.

Como señalamos en su momento, el tema de la graduación de las escuelas fue especialmente confl ictivo antes de esta etapa, pues el ayuntamiento prefería la opción de desgraduar las escuelas que ya era más barata, frente a la norma- tiva legal a favor de la graduación. Con el franquismo las autoridades municipa- les volverán al machacón tema de la graduación de las escuelas, solicitando la vuelta a las escuelas unitarias. De esta manera, el pleno del Ayuntamiento de 16 de octubre de 1939 propondrá a las autoridades educativas la eliminación de la graduación de las escuelas públicas, entonces denominadas nacionales. El Ayuntamiento cerraba un incómodo círculo, volviendo a sus consabidas tesis de ahorro en el presupuesto municipal, aunque manteniendo la graduación en las escuelas privadas; además de criticar la enseñanza pública y mostrarse a favor de una enseñanza acorde con las necesidades locales. Pero junto a estas cuestiones, las crónicas de la Casa de Zumarraga, despunta de vez en cuando alguna cuestión relativa a la situación de esos años, como la relativa a dar vacaciones a los alumnos “debido a las circunstancias actuales”, o la marcha de Hermanos para cumplir el servicio militar, o la presencia de otros Hermanos procedentes de Barcelona o de frentes más cercanos.

Pero 1939 no fue sólo el año de la vuelta a una determinada estabilidad política impuesta por el Nuevo Régimen, sino también el año de la celebración de las bodas de plata de la llegada de los Hermanos a la villa. Con tal motivo, la Junta del Patronato dispuso, bajo la dirección del Hermano Director, una serie de actos que resultaron muy del agrado de la Comunidad y de cuantos los pre- senciaron. El acto central fue presidido por el Sr. Elías Querejeta, Jefe Provincial del Movimiento y al mismo tiempo Presidente de la Diputación, junto con el Sr. Garrigo, representante del Gobierno Civil, y el Hermano Visitador que se des- plazó desde Alfaro. En un día de noviembre, el colegio apareció engalanado con exquisito gusto, con las banderas nacionales, y se realizó un desfi le general, llevando a la cabeza de todos los alumnos del colegio la Banda Municipal y pre- sididos por las dignísimas autoridades. La gran Misa Pontifi cal de Perosi resultó magnífi ca, algo grandioso que llamó poderosamente la atención. A las 11¾ se sirvió a cuantos quisieron un exquisito lunch, a la 1¼ en punto dio principio el gran banquete con un número aproximado de 60 comensales y presidido por las

1. Prada, A. (2005): Historia de los centros escolares de los Hermanos de las Escuelas Cristia- nas en Zumarraga, Zumarraga-Urretxu, La Salle Legazpi Ikastetxea, p. 123.

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dignísimas autoridades, según narra el “Histórico” de los años 1928-1966. Los discursos que se pronunciaron fueron califi cados de grandiosos, según recogió la prensa local de la época, el Diario Vasco y La Voz de España, toda la cele- bración “fue un canto castizo a España y de recriminación a los separatistas”2. También dijo breves palabras de agradecimiento el Hermano Director y con los himnos nacionales ejecutados por la Banda Municipal se dio fi n a las fi estas, quedando todos muy agradecidos a todos cuantos directa o indirectamente contribuyeron a dar esplendidez a la fi esta. No deja de ser curioso que en la narración de este mismo hecho por parte de la “Crónica” de 1939, se sustituya la palabra “separatistas” por la de “rojos” al referirse a la recriminación que se pretendía con dicho acto. En la retórica del momento, tanto valía un califi cativo como el otro.

La década de los cuarenta fue un periodo de difi cultades económicas que afectaba, sobre todo, a la comunidad de los Hermanos, pero también al propio edifi cio, en el cual pocas reparaciones podían hacerse. Así, con respecto a la comunidad, en 1940 el Hermano Visitador se refi ere al sueldo de los Hermanos indicando que iba mejorando la administración y, poco a poco, la asignación a los Hermanos, aunque todavía era insufi ciente, “motivo por el que no abona la cuenta al distrito”. La situación en 1943 no es mejor, como puede observarse por el siguiente comentario: “económicamente esta escuela está en el aire. Viven los Hermanos de las cuotas de los alumnos, el edifi cio no está terminado, porque no hay clases. Hay una deuda de 100.000 pesetas que responde de ella la Junta de la Escuela. El Hermano Director, recién nombrado, administra bien y saldrá a fl ote”. Pero esta situación no parece que se solucionase, pues al año siguiente, el mismo Hermano Visitador señala que “hay en esta escuela un error de principio: con el gasto que se hizo podría estar terminada la obra y ahora hay deuda y no tenemos clases. Las cuotas de los alumnos eran muy bajas, según señala el Hermano Visitador y ascendían en la clase 1ª a 13 pesetas; 2ª a 11; 3ª a 10, y 4ª a 8 pesetas”, con una matrícula de 165 alumnos, apuntillando: “no sacan para comer. Entre la huerta, las lecciones particulares, ganancias de los clásicos y alguna pequeña limosna pueden vivir malamente. Esta casa nece- sita una solución. Como lleva seis años de Director en esta Comunidad es fácil el remedio. El que venga es de suponer que hallará remedio”. La observación fi nal del Visitador parece algo esperanzadora: “la escuela se desenvuelve con bastante difi cultad económica y su reputación no ha sido muy halagüeña estos últimos años. Ahora parece que va reaccionando un poco”. Como ya se apun- taba la solución podía venir del cambio de Director que se produjo en 1948 y que al parecer le dio nueva vitalidad a la comunidad y consiguió nuevas fuentes de fi nanciación.

2. Histórico y primeras actas. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1474. Citamos indistinta- mente el Histórico y este mismo documento, pues prácticamente recogen los mismos datos.

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En 1948 se planteaban nuevamente los problemas de la escuela, pues toda la semana anterior a Navidad hubo gran actividad por parte de la Junta del Patronato. Se discutía el modo de mejorar la situación de los Hermanos que se hallan al frente de la Comunidad. Había varias opiniones: subir las cuotas, solicitar al Ayuntamiento que elevase en 10.000 pesetas más la subvención que tiene, soli- citar de los industriales ayuda económica, etc. Por fi n, después de consultas varias, el Sr. Aparicio dio una solución que pareció agradar a todos. Ésta consistió en solicitar del Ayuntamiento lo anteriormente indicado; además, propuso elevar una circular a todos los industriales del pueblo de Zumarraga y algunos importan- tes de Urretxu proponiéndoles que pudieran disponer de becas para hijos de sus obreros mediante el pago de 250 pesetas por alumno al año. También indicaba que podían recibirse donativos de 5.000 pesetas, dando derecho a una beca en la Escuela a perpetuidad. Por fi n, el citado Sr. Aparicio, a quien el Patronato debía 25.000 pesetas, solicitó cinco becas a perpetuidad a favor de su empresa y saldó esa cuenta con la Junta. Todos parecen estar conformes. En esta reunión se levantó la sesión en espera del resultado de ayuntamientos e industriales.

Por otra parte, los locales de la escuela comenzaron ya en 1940 a resultar insufi cientes, algunas clases reducidas, excepto dos de ellas; aunque, como señala el Hermano Visitador en 1944, “la vivienda de los Hermanos es mag- nífi ca, pero las clases muy defi cientes porque propiamente clases no existen, están en proyecto”. También en 1946 señala que “el edifi cio no está terminado aún, porque los locales para las clases son provisionales”. Tanto la situación del edifi cio, como el de la fi nanciación de la comunidad de los Hermanos parece que entraron en vías de solución con la llegada del Hermano Hipólito Ángel, en 1948, y su permanencia en el centro hasta 1953, que fue muy fructífera, pues ya en el mes de marzo de 1949 el Ayuntamiento de la Villa acuerda conceder una subvención de 12.000 pesetas anuales al centro, duplicando así la subvención que daba hasta ese momento. Asimismo, se consiguen diversas donaciones por parte de algunos empresarios: Juan Unanue otorga una beca a José Azpillaga, asignando 250 pesetas anuales y el gerente de Eguzkia entrega 500 pesetas de ayuda de la empresa, notifi cando al Hermano Director que en enero se dirija nuevamente a él y verá el medio de contribuir con algo más. También Orbegozo otorga 3.000 pesetas anuales y “Rojo Zaldua” comunica una subvención de 2.000 pesetas y los “Hijos de Ormazabal” de Urretxu contribuyen con 1.500 pesetas. Es decir, el buen hacer del nuevo director le dio un giro a la situación económica. En la escuela hay una nueva reunión de la Junta y se solicita nue- vamente a algunos industriales morosos algún tipo de subvención; además, decidió asignar una subvención de 10.000 pesetas a la comunidad y dotar la clase del director de una cuota de 25 pesetas mensuales denominándola “clase especial”. En 1950 estas fuentes de fi nanciación continuarán, pues el 17 de abril de ese año el inspector de Renfe comunica que dicha compañía accede a aumentar la subvención solicitada; hasta ese momento daba 3.300 pesetas; a partir de éste será 6.250, siendo fi jado el número de becarios en 25.

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El año 1951 no fue menos activo en cuanto a obtener fi nanciación, pues en enero de ese año, el Hermano Director se reunió con la Junta del Patronato y solicitó una asignación similar a la que los Hermanos tenían en colegios de la misma categoría, o sea 9.000 pesetas anuales por profesor. Tras una breve discusión se atendió la petición a contar desde enero de 1951. Esta buena gestión por parte del Hermano Director se complementó con la elevación de la subvención del Ayuntamiento que pasó de 12.000 a 15.000 pesetas. Para aprovechar esta bonanza, el Hermano Director propuso a la Junta del Patronato elevar el número de becarios del Ayuntamiento en el centro, acordándose que fueran 25 alumnos. Este cambio en el rumbo de la economía del colegio tam- bién le impulsó, en una reunión celebrada en junio de la Junta del Patronato, a solicitar de la Caja de Ahorros Provincial un préstamo de 130.000 pesetas con las que se proponía liquidar la deuda con el Sr. Tapia y pagar las diversas facturas por las obras hechas en la casa. El préstamo es concedido, teniendo que pagar una anualidad de 10.000 pesetas durante 20 años. Esas obras se llevaron a cabo en el verano de 1950 y en noviembre se arregló el tejado, las clases 2ª y 3ª, el pasillo y la cocina comedor. Además, llegó una cocina nueva, regalo del Sr. Orbegozo, que era del último modelo. Con su colocación se puede decir que terminaron los trabajos y obras que se llevaron a cabo durante las vacaciones. Para cuando el Hermano Hipólito Ángel deja la escuela se había conseguido solucionar los dos problemas claves de esa época: un pago digno a los Hermanos por su dedicación profesional, que ya en 1952 era de 12.000 pesetas anuales, y mejorar las condiciones del edifi cio y de los locales, aunque no de manera defi nitiva, pues todavía en 1954, el Hermano Visitador anota que “las condiciones de la casa son muy buenas en cuanto al emplazamiento, pero con los inconvenientes de tener tan sólo construida la parte de las instalaciones previstas en los planos: clases demasiado exiguas para el número actual de alumnos, WC defi cientemente instalados aunque de fácil vigilancia”.

Desde luego la gestión del Director era de elogiar, pues “ha conseguido elevar el prestigio de la Escuela, atraer a los antiguos alumnos y librarla de los apuros económicos”, según recoge el Hermano Visitador en 1952. En el mismo sentido se expresan los Históricos de la época alabando la gestión del Hermano Hipólito Ángel, que marcó una etapa de recuperación económica patente a lo largo de la década de los cincuenta y sesenta, pues en los años siguientes se va apreciando el aumento de sueldo de los Hermanos que pasará de 15.000 pesetas anuales en 1956 a 36.000 en 1961 y a 50.000 en 1962. A partir de esa fecha deja de consignarse la asignación que obtienen los Hermanos. En defi nitiva, en cuanto a este aspecto, como se recoge en la documentación de 1956, la situación económica de la casa era “bastante pasable, desenvolvién- dose normalmente y sin agobios”.

Pero todos estos avatares, tan propios de la situación escolar de la época, y que observamos en otros centros, no fueron ningún obstáculo para que el centro

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de Zumarraga gozase de “excelente reputación”, como señala insistentemente en sus informes el Hermano Visitador, sobre todo después de las incidencias económicas sufridas antes de la llegada del Hermano Hipólito Ángel, pues la “marcha de la escuela da, en general, buena impresión por la disciplina y orden que se observa en las clases”, además de las buenas relaciones que mante- nía con las autoridades locales. En general, esta impresión se va a mantener en todos los informes realizados en todas las visitas, llegando hasta los años sesenta. El 25 de julio de 1954, la Asociación de Antiguos Alumnos tributó un merecido homenaje de despedida al Hermano Hipólito Ángel que en los seis años de directorado reorganizó las Asociaciones de Antiguos Alumnos y del Patronato, dio principio a la Escuela Profesional y dio un auge grande a las Escuelas Legazpi.

En este ambiente de reconocimiento de las Escuelas Legazpi, en el mes de marzo de 1955, se conmemoraron las Bodas de plata de la inauguración de las Escuelas Legazpi. La Junta de Antiguos Alumnos y del Patronato, con tal motivo, rindió un homenaje al Hermano Javier Faustino, Director en aquel momento del Colegio La Salle de Zaragoza y que “fue el alma y TODO (en mayúsculas en el ori- ginal) en la realización de las Escuelas Legazpi”, como ya se puso de manifi esto en la anterior etapa. El 18-19 de mayo se celebraron las fi estas conmemorativas, todo el pueblo se asoció a las fi estas y al homenaje al Hermano Javier Faustino. Hubo una representación de una opereta por los Antiguos Alumnos de San Sebastián y el coro de tiples de Iturribide dio un hermoso concierto en el parque público; y hubo lectura de discursos. Para recordar dicha efemérides se colocó una lápida con los nombres de los que formaron la primera Junta del Patronato y del que fue el alma de todo ello, el Hermano Javier Faustino. El ayuntamiento se unió a la fi esta y en corporación, y precedidos de la Banda de Música, fueron hasta el colegio para acompañar a los homenajeados hasta la parroquia donde se celebró la Misa Mayor. Después de la misa y el concierto se procedió al des- cubrimiento de la lápida conmemorativa de las fi estas efectuada por el primer teniente alcalde de la población y antiguo alumno Abelino Mendiola. El secretario de la Asociación de las Escuelas Legazpi leyó unas cuartillas indicando el porqué de esta lápida que se iba a descubrir3.

Para cerrar ese año de celebración, el 19 de noviembre de 1955 el Consejo de Ministros declaró las Escuelas Legazpi de “interés social”, lo cual suponía determinadas ventajes fi scales a la escuela, según la ley de 15 de julio de 1954 y el decreto de 25 de marzo de 1955. De esta forma se confi rmaba la opción tomada en 1953 con la creación de la escuela Profesional de Aprendices, patro- cinada por las empresas Orbegozo S.A. y Aparicio Hermanos. Para cerrar este proceso de reconocimientos durante esta etapa, por Orden Ministerial de 2 de

3. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.

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marzo de 1959 (BOE de 21 de marzo) se declaró la Escuela como Centro no ofi cial autorizado de Formación Profesional Industrial, dependiente de la jerar- quía eclesiástica. A partir de este reconocimiento ya se podían cursar en este centro los grados correspondientes a Iniciación Profesional y Aprendizaje para las Ramas de Metal, en sus especialidades de Ajuste-matricería, Torno y Fresa, y de Electricidad en las de Instalador-montador, siguiendo los planes de Estudio establecidos por el decreto de 23 de agosto de 1957. Los alumnos que seguían estos estudios, debían inscribirse, a efectos de matrícula, en la Escuela Ofi cial de maestros Industriales más cercana4.

A este contexto de cambios en la escuela debemos añadir los que se esta- ban produciendo en el propio municipio, donde los planes de edifi caciones de viviendas, para acoger al incremento de la inmigración, se estaban llevando a cabo por parte del Ayuntamiento, o la construcción del actual puente de la calle de Islas Filipinas o los planes de ensanche en todas direcciones y que afectaba a parte de la fachada del edifi cio de la Escuela. Esta nueva situación en la urba- nización de la villa afecta a las necesidades de expansión del centro y más a la vista del nuevo reconocimiento del centro5. Tal era la situación en esos años, que el Hermano Visitador, lo señala en su informe de 1958: “esta casa pasa por una larga crisis aún no superada, que proviene de descuidos anteriores que minaron bastante el prestigio de los Hermanos y también del reajuste que se lleva a cabo en preparación de una más amplia actuación en el campo de la formación industrial. Se prevé una ampliación muy grande y llevada a un ritmo rápido (tal vez harto rápido para nuestras actuales disponibilidades de personal) por las grandes empresas que han tomado con calor las sugerencias que se les hicieron. El momento es crítico porque tan rápido crecimiento puede reba- sar demasiado la actuación de los Hermanos y relegar algo su infl uencia […]. Podemos decir que el año que corra entre esta Visita y la siguiente será, pro- bablemente, muy decisivo”. En el informe del año siguiente ya se aprecian los avances que ha ido tomando la escuela en el contexto de industrialización que registra Zumarraga: “esta escuela que ha atravesado numerosos momentos difí- ciles, camina por pasos lentos, pero seguros, a una muy notable amplifi cación de sus locales y de sus enseñanzas, particularmente en el campo de la técnica, de acuerdo con las exigencias del formidable desarrollo industrial de la comarca en que está enclavada”. También en ese informe de 1959, el Hermano Visitador ya adelanta los nuevos planes que se piensan llevar a cabo con respecto a las obras de ampliación: “con bastante fundamento, se puede considerar como inminente el comienzo de las obras de ampliación, que permitirán una mejor ins- talación y desarrollo del trabajo que se realiza y exigirá, e irá seguido de la nece-

4. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 127-129. 5. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 131.

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saria complementación del personal religioso. Sin duda alguna, podrá aumentar la infl uencia y el bien actualmente ejercidos”.

A partir de esa fecha, y hasta la terminación defi nitiva de las obras en 1964, pasan unos años de actividad creciente alrededor de la ampliación del centro. Así, ya en 1960 se inician las obras de ampliación de la Escuela, y el 19 de marzo de ese año se presentaron al público los planos. Al año siguiente, el Hermano Visitador, ante la marcha de los acontecimientos, señala que el centro “va arrastrándose un poco por penuria en medios materiales y perso- nales. Con la gran ampliación actual en el edifi co se incrementará el personal gradualmente y se abre al centro un porvenir inmediato muy bueno”. Pero, ya en 1962, se inaugura un nuevo pabellón, el 15 de septiembre, con gran representación ofi cial y eclesiástica. De esta manera se da por inaugurado el “Centro Profesional Escuelas Legazpi”. Esta ampliación conllevaba también la construcción de un frontón y un gimnasio, para lo cual en octubre el Hermano Director y el Hermano Vicente se entrevistan en Donostia con la Delegación Provincial de Deportes para solicitar una ayuda. Para completar estas obras, en enero de 1963, se hace un arreglo en el patio para encauzar las lluvias y en septiembre se hacen obras reemplazando el tejado viejo. Finalmente, en 1964, se terminan las obras de las habitaciones de los Hermanos que tenían goteras; asimismo, se puso a punto la cocina y el comedor. En abril de ese año se inauguró la capilla de la Comunidad. La construcción de un nuevo edifi cio destinado a Enseñanza Profesional Industrial confi rmaba esta etapa de amplia- ciones que se estaban llevando a cabo. El proyecto de esta ampliación fue realizado por Vega de Seoane y Bernabé y en el mismo se “preveía un sótano, con aula magna, vestuario y servicios; una planta baja destinada a ajuste de los edifi cios, en la que también se instalarían servicios; una planta primera, con capilla y tres aulas y una planta segunda, con cinco aulas y una sala para profesores”6. Asimismo, se preveía un edifi cio deportivo que no había de tener un uso exclusivo para el centro, sino que se pretendía que las instalaciones deportivas estuviesen a disposición de todo el vecindario en los días festivos y los días laborables a partir de las cinco y media de la tarde. Estas obras fueron inauguradas en 1966; la capilla tuvo que esperar dos años más y fue inaugu- rada en 1968. Para la edifi cación del complejo deportivo en la zona Este se contó ya con la ayuda de los Ayuntamientos de Zumarraga, Urretxu y Legazpi y la Diputación Provincial de Gipuzkoa.

Todas estas obras fueron posibles gracias al acuerdo logrado en 1960 entre la Junta de Patronato de las Escuelas Legazpi, por un lado, y el Gobernador Civil de la provincia, así como los Alcaldes de Zumarraga, Urretxu y Legazpi, por otro. El presupuesto del proyecto alcanzaba el millón de pesetas. Para su

6. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 139.

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realización hubo que pedir un crédito, haciéndose cargo de los intereses, amor- tizaciones y demás gastos los tres ayuntamientos citados, correspondiendo al Ayuntamiento de Zumarraga el 50 por ciento de la cantidad solicitada. La envergadura de toda esta operación, además de la nueva situación que había logrado la escuela, al afi anzarse como centro profesional de enseñanza técnica, conllevaba tener que adecuar los estatutos del centro a esa nueva realidad que se estaba conformando. De esta manera en una Asamblea General celebrada el 20 de mayo de 1962, se aprobó la actualización y renovación de los estatutos7. Se creó una sociedad civil denominada Patronato de Enseñanza Legazpi, que absorbía a la Asociación de las Escuelas Legazpi, aunque realmente era conti- nuadora de la labor educativa de la misma. Con estos estatutos se pretendía dar forma jurídica al papel que debían desarrollar los tres ayuntamientos impli- cados, integrados en Mancomunidad, aunque la representación la ostentaría el de Zumarraga. También se reguló el criterio de selección de alumnos, predomi- nando el de igualdad de oportunidades frente al cupo establecido por cada uno de los municipios. En estos estatutos se recogen los nuevos órganos de direc- ción y gestión, formados por un Consejo de Patronato, la Comisión Permanente y los órganos unipersonales como el presidente del consejo, vicepresidente, tesorero, secretario y vocales, junto con una nueva fi gura, la de Consiliario, presente en todos los órganos de dirección y con derecho a veto sobre cual- quier cuestión que afectase a los dogmas, doctrinas y leyes de la Iglesia y la defensa de los intereses morales y religiosos de los alumnos, impuesto por el Obispado a presentación del Párroco y que era una fi gura esencial en el nuevo organigrama del colegio8.

En esos años el centro se estaba transformando en el eje cultural del Goierri, pues como señala el Hermano Visitador en 1963, “se va ganando mucha repu- tación en estos dos últimos años por el desarrollo de la Escuela en enseñanzas y profesorado. Hay muchas demandas para entrar en la Escuela […] es una escuela que está en franco desarrollo de enseñanzas, instalaciones y población escolar. Todo ello da una impresión a primera vista de desorden pero se observa aún en realidad una gran labor de formación y de instrucción que hace de esta Escuela una realidad consoladora y una promesa de centro modelo y ambicioso”. Es decir, se plasma la realidad de las obras que se estaban llevando a término, pero también el reconocimiento tanto popular, institucional como ofi cial, como escuela Profesional Legazpi; a todo ello se une el decreto del Ministerio de Educación Nacional 1063/1963.

7. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 186-202, donde se recoge este Estatuto. 8. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 133.

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Afi anzamiento del centro y nuevas propuestas educativas (1964-1996)

Como hemos venido señalando, los primeros años de la década de los sesenta, fueron especialmente activos en el centro sobre todo en tres frentes: ampliación del edifi cio y nuevas construcciones, reconocimiento ofi cial de las enseñanzas que se impartían en el centro y nueva reorganización interna, que se plasma en los estatutos vigentes. A partir de 1964 continuarán los cambios, pero se aprecia que los problemas del edifi cio ya han dejado de ser tan impor- tantes, aunque continuarán las reformas educativas y las nuevas reorganiza- ciones correspondientes, todo ello en un contexto político y social que quedan refl ejados en la vida del centro. Por lo tanto, aunque parezca arbitrario el señalar una ruptura en 1964, de hecho se trata de un periodo de continuidad en muchos aspectos y de apertura y nuevos reconocimientos en otros, aunque todos ellos van encaminados a afi anzar el centro en diversas dimensiones. No obstante, 1964 es un buen año para iniciar una nueva andadura, a la vista de los cambios que se fueron produciendo y también porque en ese mismo año se celebran los cincuenta años de presencia de los Hermanos en Zumarraga.

El Histórico de ese año hace referencia a este último y realiza un breve repaso de las actividades llevadas a cabo, como a continuación recogemos: “en el mes de mayo la Comunidad marcha en peregrinación a Lourdes. Las Escuelas Legazpi quieren recordar los cincuenta años de labor de los Hermanos en la villa de Zumárraga. Mucho ha cambiado el pueblo desde aquel 1914 en que el alcalde de la diminuta Villa D. Miguel de Ugalde ponía bajo la dirección de tres Hermanos las clases elementales en el llamado Colegio San José. El pueblo se ha industrializado, ha sido objeto de una fuerte inmigración. Los dos grados de aquel 13 de noviembre se han desarrollado a impulsos de su vitalidad. Familia, Asociación y Hermanos han conseguido la continuidad y fl orecimiento actual. Así hermanados, se dio el impulso de agosto de 1929 con la inauguración de estas ‘Escuelas Legazpi’ cuyas primeras palpitaciones se recogen en este Histórico. En la conmemoración de este cincuentenario no ha faltado la adhesión de los Cabildos e ilustres Ayuntamientos de ambas villas. También de las familias que, invitadas a ello por la radio y prensa locales, nos honraron con su preciada asistencia en las conferencias culturales y educativas y actos religiosos de agra- decimiento a Dios por su especial ayuda. El 17 de mayo se celebra el Homenaje Ofi cial de la Comarca al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en el Teatro-cine Itzalón. A las 12,30. El Sr. Párroco, Domingo Irigoyen, Sr. Alcalde D. Eugenio Altuna y D. Enrique Mendiola por parte de la Asociación fueron los que con gran habilidad testimoniaron este cálido homenaje. A todos ellos con- testó con sentidas palabras el Hermano Visitador Alberto Lucas. El Sr. Vicario de la Diócesis ostentó la representación del Sr. Obispo, D. Lorenzo Bereciartúa, quien nos envió su saludo y bendición. Estas fi estas han sido promovidas por la Asociación de exalumnos. No han olvidado al gran pueblo. Lo han ambientado con la prensa, radio, competiciones deportivas y grandiosa tamborrada infantil

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que, de una manera especial, en su recorrido por ambos pueblos ha hecho estallar en calurosos aplausos a la sin par concurrencia. Las carrozas lograron instruir al pueblo con el signifi cado de las fi estas. Generaciones de exalumnos han vibrado esta semana lasaliana en mayo. La activa Asociación de Exalumnos y su infatigable consiliario Hermano Antonio, no han desaprovechado medio informativo: a los ya citados unamos la exposición lasaliana y la nueva revista ‘La Salle-Legazpi’ que, como órgano de la asociación, se distribuirá cada dos meses. Gracias a esta Asociación ha sido posible la formación en música instru- mental de un grupo de alumnos que ya nos han obsequiado con varios concier- tos de Rondalla. Es lástima que los exalumnos no tengan un lugar de reunión”. De esta manera se narra la celebración del cincuentenario, al cual colaboró el Ayuntamiento por medio de la entrega de una placa, con el siguiente texto: “El Ilustre Ayuntamiento de Zumarraga al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en las Bodas de Oro de su llegada, y como agradecimiento de la villa por la labor cultural realizada”9.

Con respecto a las obras del edifi cio, y a pesar de haber desarrollado la parte más importante de ampliación, todavía en los años siguientes continuará la marcha de algunas obras menores. Así, en abril de 1965, se inaugura un grupo deportivo frontón-gimnasio. Este edifi cio sirvió también de residencia a la Asociación de Antiguos Alumnos. Los 3.900.000 de pesetas del presupuesto se cubrió a tercios (Diputación y Ayuntamientos de Zumarraga, Legazpi y Urretxu; Delegación Nacional de Deportes y Tesorería de la Asociación de las Escuelas). Al año siguiente, la junta, en estrecha colaboración con la Comunidad, realizó un buen trabajo a lo largo del curso, al poner a punto el edifi cio deportivo, arre- glando el patio (por fi n cementado), dando comienzo el edifi cio que una la resi- dencia con el bloque deportivo y la instalación en el edifi cio nº 2 (clases, talleres) de la calefacción central10. Asimismo, y dado el aumento de alumnado, se inició la construcción de siete nuevas clases, aula magna y un nuevo emplazamiento para el taller eléctrico. Todavía y aprovechando las vacaciones de navidad, en 1967, se hizo el montaje e instalación de la calefacción del nuevo pabellón con una subvención del Ministerio.

Tendremos que esperar diez años para que volvamos a enterarnos, a tra- vés de la documentación de los Históricos, de nuevas obras menores en el centro, de forma que en 1977 se inauguraron las nuevas instalaciones para la administración del centro, y en mayo de 1980 se pinta la fachada con la ayuda económica de la empresa Echeverría. También en el capítulo de adquisiciones la escuela tiene necesidades que llenar, y el 9 de enero de 1981, en la capilla se estrena un fl amante órgano eléctrico, cuyo costo fue de 265.000 pese-

9. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 141. 10. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

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tas, para cuya adquisición el Distrito aportó 78.000. Pero, también, la propia Comunidad se plantea nuevas compras como un coche y un TV en color, asi- mismo el Hermano Justo hizo ver la necesidad de un montacargas. De hecho, ya en 1970, se adquirió un coche para el servicio de la comunidad y del campa- mento de verano, según el Histórico de ese año, aunque en 1975 y “después de mucho tiempo llega la autorización para comprar coche”. Nuevamente en 1979 se compra un nuevo coche “Zimca” (sic) y en 1981 se vuelve a comprar otro. La adquisición de coche no terminó ahí, pues todavía en 1998 se compró un nuevo coche de marca Opel, ya que el anterior daba síntomas de senectud y para mayor seguridad de todos y “fueron a bendecirlo a Aranzazu”. Pero las compras no eran lo único que preocupaba al centro, sino también una serie de sucesos que sorprendieron en su momento y fueron los siguientes robos, según narra el Histórico de 1981: “el 25 de junio entraron a robar en la librería, parece que buscaban dinero en efectivo, que no había, se han llevado algunas herramientas y han dejado mucho desorden. El 28 de agosto la puerta del taller electrónico aparece deshecha, parece que no han tenido tiempo para el robo. El 3 de octubre a las 11 de la noche han entrado en la Secretaría en busca de dinero; como a esa hora entraron tres Hermanos no les dio tiempo para cumplir su objetivo”.

Finalmente, en la década de los noventa, las obras y adquisiciones se ciñen a la inauguración de un ascensor, que se bendijo el 15 de mayo de 1992, y en cuyo pago parece ser que la Diputación colaboró con algo de dinero. Asimismo, ese mismo año, el 26 de junio se inauguró en el pueblo el nuevo frontón, cons- truido en la antigua huerta de los Hermanos. En 1994, el 15 de enero, el albañil y el fontanero trabajan en las duchas; con estos trabajos la Comunidad tendría tres duchas en buenas condiciones. Los gastos fueron a cuenta del Distrito y el 14 de septiembre en el presupuesto extraordinario de la comunidad se propusie- ron dos obras: adecentar los servicios de la cocina y acondicionar los servicios de la comunidad.

Con respecto a las fuentes de fi nanciación del centro, y debido a los reco- nocimientos del centro dedicado a la formación profesional, desde 1963 comienza a apreciarse la colaboración del Ministerio de Educación en cuanto a determinadas ayudas que, en general, se traduce en la entrega de material necesario para desarrollar el tipo de docencia que demanda la nueva califi ca- ción del centro. Así, en ese año se dice en el Histórico que “ya se va puntua- lizando la ayuda Estatal en efectivos y maquinarias”. Dos años más tarde el “Ministerio de Educación Nacional envía un lote de mesas individuales, que ha completado tres clases, y diversos equipos de Metrología. El taller mecá- nico se ha visto completado con dos fresadoras y un grupo de soldadura, y el eléctrico ya pasa al estado adulto primeramente por los hermosos locales donde se ha instalado y después por las numerosas concesiones ministeria- les: tornos, cizalladoras, grupo dínamo y diversos aparatos de metrología entre

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otras cosas”. Continuando con esta trayectoria, en 1966 el Ministerio con- cedió un presupuesto extraordinario de millón y medio de pesetas a emplear en maquinaria y, al año siguiente, llegaron las últimas máquinas donadas por el Ministerio, por un valor de millón y medio para ambos Talleres. Con este obsequio los Talleres quedaron con muy buena maquinaria, según se resalta en el Histórico de ese año. Lo mismo ocurrió en 1968, ya que el Ministerio dota varias clases con mobiliario nuevo; asimismo, el 26 de abril envió una máquina de cine de 16 mm. Como se señala “este envío y otros son fruto de las diligencias de nuestro presidente D. Faustino Orbegozo”. Es decir, que las gestiones de mediación de dicho empresario favorecieron las demandas del centro, logrando abastecer parte de las necesidades de infraestructura docente. En los años siguientes, el Ministerio continúa su política de ayudas y subvenciones; así, en 1972, se logró traer dos máquinas y algunos instrumen- tos de electrometría por un valor de 600.000 pesetas. Asimismo, se pusieron en marcha dos máquinas de proyección para el cine y se colocó una nueva pantalla lo que tuvo como consecuencia que el local se viera muy concurrido en las sesiones de cine, cine-forum, etc. Con todo ello, la EGB se veía mejo- rada con la actualización de algunos medios audiovisuales: magnetófonos, retroproyectores, diapositivas y nuevas enciclopedias de cultura general.

Con la llegada de la reforma educativa que suponía la Ley General de Educación, el centro que había sido califi cado en octubre de 1973, como de “Centro no estatal de EGB”, con ocho unidades y capacidad para 320 alum- nos11, continuará acogiéndose a los benefi cios económicos de su nueva titula- ridad, además de que en ese año se logró una mejora sustancial en el sueldo del profesorado. Por otra parte, las fuentes de ingresos de la escuela eran: el Estado, las empresas, y los Socios, aunque los Hermanos recibían “un corto sueldo mensual”, según se señala en el Histórico de 1973. En 1976 se volverá a recordar la existencia de estas mismas fuentes de fi nanciación, el presu- puesto del centro era de 30 millones de pesetas, de los cuales algo más de un tercio provenían de las cuotas de los alumnos, el resto quedaba cubierto por las subvenciones estatales, de las empresas y de particulares asociados. Al parecer, la obtención de determinadas subvenciones suponía que el director del centro tuviese que hacer varios viajes a Madrid para solicitar subvenciones al MEC para la escuela y los alumnos, consiguiendo su propósito en 1976. Asimismo, fueron necesarias diversas reuniones tanto en la provincia como en Madrid para tratar el problema económico de la escuela. De todo ello, se obten- dría en esos años las ayudas en material escolar de mesas y sillas por parte del Ministerio o dinero por parte del mismo Ministerio para comprar máquinas de escribir y más material.

11. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 143.

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A partir de la década de los ochenta, con las transferencias educativas derivadas de la nueva situación estatutaria, la fuente de fi nanciación variará del Ministerio a la correspondiente Consejería del Gobierno Vasco. Así, en octubre de ese año, los Hermanos Martín y Daniel van a Vitoria a entrevistarse con el Gobierno Vasco por un asunto relativo a la ayuda económica a la escuela. Vuelven satisfechos por la “buena voluntad” para esa ayuda. No obstante, en 1983, el Ayuntamiento de Zumarraga niega al centro la ayuda que le pide por los gastos de calefacción, luz, etc. Esta situación se resolvería en 1984, ya que el 9 de marzo se trató con representantes de Euskadiko Ezkerra el tema de la ayuda económica a Escuelas Legazpi por parte de los Ayuntamientos. Esta conversa- ción dará frutos y se continuará contando con las ayudas de los Ayuntamientos de Zumarraga y Urretxu para los niveles de Formación Profesional. En 1993, hay una oferta de 10.000.000 de pesetas del Gobierno Vasco, como ayuda a la Reforma en la Básica, aunque el tema quedó para estudiarse y ver si convenía a la escuela por las condiciones que acompañaban a la oferta. En esa década de los noventa, la adquisición de ordenadores, por ejemplo en 1992, corrió a cargo del Distrito de Bilbao a cuenta del Presupuesto Extraordinario de este año. También las ganancias de la librería se entregaban al centro en los años siguien- tes y hasta 1995.

Las mejoras a todos los niveles que había ido logrando el centro durante toda esta etapa, tanto en los aspectos de ampliación y reformas del edifi cio escolar, como en las ayudas recibidas para el material escolar y la infraestruc- tura docente del centro, conllevaban también algunas reformas organizativas en las estructuras de dirección del centro, ya que, como señalaba en 1965 el Hermano Visitador, se trataba de un centro con una población escolar compleja que abastecía las necesidades de la mancomunidad de pueblos e industrias que “acuden a ella de lugares distantes con los inconvenientes que esto puede suponer para viajes y horarios”. Así pues, se hizo necesario que esa nueva realidad que ya se apreciaba desde 1964, obligara a los dirigentes del centro a plantearse una nueva reforma de los estatutos vigentes desde 1962. De esta manera, en 1965, se reformará ese estatuto adaptándolo a las nuevas circunstancias. Esta reforma suponía actualizar la relación que mantenían los Hermanos con el centro, según el convenio de 1928.

En una Junta extraordinaria de la Asociación de las Escuelas de Legazpi, celebrada el 27 de julio de 1965 se aprobó un nuevo “Proyecto de reforma de los estatutos de la Asociación de las Escuelas Legazpi”12. Al igual que ocurría en los estatutos anteriores, se continúa manteniendo que el ámbito territorial de la Asociación lo forman los pueblos de Legazpi, Urretxu y Zumarraga y también los

12. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 203-211. En estas páginas se puede encontrar el texto com- pleto de dichos estatutos.

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fi nes continúan ligados a los principios religiosos y morales de la doctrina cató- lica y el encargo docente de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En dichos estatutos se señalan los recursos disponibles de la asociación, así como las fuentes de fi nanciación posibles (Estado, Diputación, Ayuntamientos, entidades ofi ciales, empresas y demás entidades particulares). En junio de 1965 la asocia- ción tenía un patrimonio de más de diez millones de pesetas y un presupuesto anual que superaba las cien mil pesetas. No obstante, el aspecto organizativo es el más relevante de los estatutos, señalando el tipo de socios y los órganos directivos, donde adquiere la importancia sobresaliente el Consejo Directivo que adquiere una amplia representación de la parroquia, de los ayuntamientos, empresas y otros asociados.

En el tiempo que transcurre entre estos estatutos y los siguientes, que son de 1976, en el centro se van produciendo los cambios que hemos señalado y que afectan al carácter profesional del mismo y a los diferentes reconocimientos ofi ciales. En 1971 el Ministerio de Educación y Ciencia aprueba la incorporación del 5º de EGB a las enseñanzas del centro y, a lo largo de ese año, se implanta la enseñanza programada, además de fortalecer la enseñanza profesional. Al año siguiente se comenzó “un plan experimental y en colaboración con las Hijas de la Cruz, en la familia administrativa, se han matriculado 49 chicas y 1 chico”. También en 1975 se presentaron 15 alumnos de la antigua Escuela Orbegozo que la Inspección mandó cerrar por no cubrir las condiciones indispensables para su funcionamiento, y el centro tuvo que admitirlos, haciendo grandes esfuerzos, en los cursos 3º, 4º y 5º. Pero el año 1975 sería, nuevamente, otra fecha para la homologación del centro con las nuevas disposiciones de la reforma educa- tiva ya que consiguió, por orden de 23 de junio de 1975, la orden del Ministerio en la que se aprobaba su transformación y clasifi cación defi nitiva en Centro de Formación Profesional de primero y Segundo Grado, impartiéndose las especiali- dades de mecánica, electricidad, electrónica industrial y delineación, y el primer grado de los estudios administrativos13. Esta nueva realidad escolar supuso nuevamente la revisión y reforma actualizada de los estatutos hasta entonces vigentes de 1965.

Los nuevos estatutos fueron aprobados en asamblea extraordinaria cele- brada el 22 de junio de 1976. Comparados con los anteriores estatutos, hay que reconocer que los nuevos, que tendrán una duración hasta la nueva reforma del año 2004, tienen rigor jurídico y se aprecia una mayor precisión en cuanto a los temas que tratan de regular. Así, hay cuestiones que continúan inamovibles, como el valor jurídico de la Asociación, que continúa manteniendo el mismo nombre y su domicilio social en la sede del edifi cio del que es propietario, es decir, las Escuelas Legazpi. En cuanto a los fi nes se recoge el tipo de enseñan-

13. Prada, A. (2005): Op. Cit., p.143.

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zas que imparte: EGB y Profesional en los dos ciclos reconocidos, sosteniendo que la dirección pedagógica del centro estará siempre “encomendada a un Instituto Religioso Católico. Actualmente lo está a los Hermanos de las Escuelas Cristianas”. Hay que destacar que en este estatuto ha desaparecido la alusión general al cuidado de la enseñanza religiosa y moral, conteniendo una defi nición más amplia y acorde con los presupuestos religiosos y sociales del momento, no sólo debido a los cambios producidos por el nuevo contexto social, derivado de la desaparición del franquismo, sino también la ya aposentada tradición de reformas dentro de la Iglesia, como consecuencia del Vaticano II.

En este sentido se apuesta por una enseñanza que tenga una triple dimen- sión: individual, social y trascendente, donde se apuesta por una educación integral, en libertad, personalizada y de calidad en cuanto a sus aspectos de desarrollo de la personalidad y del individuo. En cuanto a la dimensión social se plantea una educación en la cual es necesaria la comunidad educativa, una educación para la convivencia, universal y a la vez inserta en los valores propios del contexto socio-cultural, con una capacidad crítica encaminada a una sociedad mejor, más justa y perfecta y con el mantenimiento de las relaciones entre el Centro y las familias. En la dimensión trascendente también se aprecia ese espí- ritu renovador, en cuanto que se apuesta por la íntima relación que debe existir entre la comunidad de Fe y la comunidad educativa; una educación en la Fe que debe vivirse en relación con la comunidad, los valores humanos, religiosos y cris- tianos. Esta concepción cristiana adquiere sentido, cuando se complementa con el compromiso cristiano de construir la vida con los demás, “por la solidaridad, el respeto, la búsqueda fi rme y constante del bien de la Humanidad”. Es decir, el objetivo de la Asociación se sintetizaba en “formar hombres comprometidos en trabajar por la Paz, el Amor, la Justicia, la Verdad, la Libertad y la Felicidad de los demás, con preocupación especial por quienes conviven con ellos”. Corolario de todos estos presupuestos y objetivos educativos, será el que “todo proselitismo o acción de grupos políticos o religiosos contrarios al espíritu católico de esta Asociación y sus fi nes, no serán permitidos en el Centro”. En cuanto a los recur- sos, se continuarán manteniendo las mismas fuentes de fi nanciación y se señala que el patrimonio social de la Asociación asciende a más de 17 millones de pese- tas. La organización no varía sustancialmente en cuanto a los representantes y órganos directivos, que esta vez se plasma en un organigrama donde se señalan las dependencias y competencias administrativas y pedagógicas. La actualidad de esos planteamientos permitió su vigencia hasta el año 2004, momento en que tendrán que adaptarse a la nueva realidad que surja entonces.

Por otra parte, no podemos dejar de señalar que el 31 de enero de 1977 fallece Faustino Orbegozo en Madrid. La escuela debía mucho a este industrial pues fue presidente de la Asociación desde su fundación. El Ayuntamiento le nombró “Hijo adoptivo” de la villa, al igual que a su hermano Satur. La labor de Orbegozo fue fundamental para la buena marcha de la escuela, no sólo porque

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debido a su mediación se obtuvo alguno de los reconocimientos ofi ciales de la escuela, sino también porque supo movilizar a otros empresarios para colaborar con la escuela; con ello se conseguía una vinculación e inserción de la escuela en el pueblo y una comunicación directa con los intereses que representaba, como pone de manifi esto el Histórico de 1972.

El centro es, en estos años, tal y como señala el Histórico de 1976, “bas- tante complejo en el que los niños inician sus estudios de EGB a los 6 años y tienen posibilidad de concluirlos a los 18, tras un largo recorrido por la EGB y diferentes especialidades de Enseñanza Profesional”. Pero con el transcurso del tiempo, en 1981, se plantea el futuro del alumnado y en una reunión comu- nitaria en abril se habla de los problemas de la Básica en cuanto al futuro, viéndose la falta de alumnos motivada por no tener Parvulario. Continuando con otras conmemoraciones celebradas con anterioridad, en 1980, y a lo largo de la semana del 14 de mayo, hay algún acto para celebrar las fi estas de las Bodas de Plata de la Escuela. El 18 se celebran misa solemne (con seis sacerdotes), concierto de la banda del pueblo en el patio, comida (270 personas), con homenaje de los tres ayuntamientos. Asisten tres provinciales y varios antiguos directores y profesores. Como podemos observar, estas celebraciones se lle- vaban a cabo tanto para conmemorar la llegada de los Hermanos a Zumarraga, como con motivo de la creación de las Escuelas Legazpi, en este caso en 1930. Por otra parte, las obras continuaron llevándose a un ritmo más pausado entre 1977 y 1984, pues a principios de 1977 se trabaja en la planta baja del antiguo edifi cio, adecuándolo a servicios generales y en 1984 se realiza una remodelación de parte de la primera planta, también en el antiguo edifi cio, para dedicarlo a impartir Enseñanza Preescolar, además de dos aulas para la Educación General Básica.

La tranquilidad y la buena marcha del colegio en estos años de la década de los ochenta se verán completadas con dos cuestiones de índole institu- cional. Por una parte, la aprobación de los estatutos que habían de regir la Asociación, en abril de 1986, y la fi rma del convenio entre las escuelas Legazpi y el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas del Distrito de Bilbao. Por lo que respecta a los estatutos internos de la propia Asociación, se trata de una adecuación a las nuevas disposiciones sobre este tipo de asociacio- nes de “Padres de alumnos” que se encontraba incorporada a la “Federación Libre de Asociaciones de Padres de Alumnos de Guipúzcoa”. Los fi nes de dicha asociación consistían en “apoyar toda la labor de la escuela, colaborando con ella en bien de sus propios hijos”14, además de confi gurar las estructuras orgá- nicas de la asociación, sus órganos de gobierno y el papel de los delegados de curso. Por lo que respecta al convenio de 1988, se aprecia “a las claras

14. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 224-230, donde se recoge estos estatutos.

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la perfecta simbiosis existente entre Asociación e Instituto, y por él se seguía confi ando a los Hermanos de las Escuelas Cristianas las enseñanzas”15. La administración económica del centro recaía directamente en la Asociación, que nombraría al Director administrativo del centro, ajeno al propio Instituto, aunque el Director General del centro sí que pertenecería al Instituto, y será nombrado a propuesta del Hermano Visitador. Dicho convenio tenía carácter indefi nido. Para terminar esta década de los ochenta, en 1989 se celebró el 75 aniversa- rio de los Hermanos en Zumarraga. Con tal motivo se publicó un folleto en el que se recogían las aportaciones del antiguo alumno y Hermano, Luis Garitano, un trabajo histórico sobre la primera etapa de los Hermanos en Zumarraga, a cargo de Antonio Prada y algunas impresiones del Hermano Justo. En torno a la Fiesta de La Salle se programaron actos académicos y culturales con motivo de la celebración de los 75 años de llegada de los Hermanos a Zumarraga. El día 15 de mayo de 1990 el Hermano Juan José Brunet da una conferencia sobre “La reforma educativa ante el reto europeo”. El día 22 hay una mesa redonda en el salón de actos sobre “El reto de la Formación técnica y profesional en la comarca” en la que participan la escuela, empresas y ayuntamientos, y el 24 se presenta el estudio de SIADECO sobre perspectivas de futuro, a cargo de Juan José Rodríguez. El día 27 se señalará con la celebración de la Eucaristía con- celebrada por los AA D. Manuel Zaldua y el P. Cortaberria; a continuación, en el patio de la escuela y con la asistencia de autoridades y de los Hnos. Provincial José Manuel y Auxiliares Juan José y Martín, hubo exhibición de baile, a cargo del grupo Irrintzi y concierto de la Banda Municipal. A continuación se descubre la placa conmemorativa de esta celebración. Durante la comida se rinde homenaje al constructor Felipe Mendiola, entregando una placa a sus familiares. Entre los actos deportivos hubo una olimpiada escolar y entre los culturales, exposición fotográfi ca, concierto, jornada de puertas abiertas, etc.16.

Los años comprendidos entre 1990 y 1996 son especialmente activos en el centro y en toda la mancomunidad de ayuntamientos que, hasta el momento, habían estado más o menos en contacto para apoyar el proyecto de las Escuelas Legazpi, en tanto que signifi caba apoyar también un proyecto educativo centrado en la enseñanza profesional. La nueva legislación estatal y la reforma que supo- nía la aplicación de la LOGSE y también la transferencia de las competencias correspondientes al Gobierno Vasco suponían desde otro plano repensar y reor- ganizar las enseñanzas profesionales en la zona y el papel que debían cumplir las diferentes escuelas existentes en Zumarraga. En este sentido podemos entender los movimientos que se llevan a término en los primeros cinco años de este decenio.

15. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 147. 16. Suplemento al Histórico para el año 1990.

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El tema clave sobre el que iban a girar todas las actividades que se desarro- llan en este periodo es el de la reforma educativa, propiciada por el cambio en la legislación estatal y sus consecuencias en la distribución de la población esco- lar y el encauzamiento de la enseñanza profesional. En este sentido, se explica que desde 1990 se plantee la necesidad de crear una Fundación con la que poder dinamizar la Escuela Profesional; para ello, el 10 de octubre de ese año se celebra una reunión comunitaria con los Hermanos Visitadores José Manuel y Juan José para tratar la propuesta de la Fundación que se pretende crear. El Consejo Directivo de la Asociación de las Escuelas Legazpi había tratado este tema en su asamblea de 4 de octubre, mostrando su acuerdo en participar en una Fundación, en la que se podría ceder la titularidad del Centro a la misma17. Al cabo de un año, el día 23 de octubre de 1991, en la reunión comunitaria se habla del futuro de la Escuela y la “integración con los Colegios San José de las Hijas de la Cruz y Labeaga de las Hijas de la Caridad”, según se recoge en el Histórico de ese año. Desconocemos cómo fueron estas conversaciones, pues en 1992, nuevamente con motivo de la reunión comunitaria del 9 de diciembre, una vez más se comenta el “futuro de la escuela”; parece que la escuela de San José no quiere saber nada de la unión de ambas escuelas. No transcurrió un año para volver a tratar el tema de la integración de ambas escuelas, pues en abril de 1993, el Hermano Juan Landa se reunió con la Provincial de las Hijas de la Cruz para tratar de conseguir una oferta educativa conjunta entre los Centros de Ideario Católico de Zumarraga-Urretxu. Según señala el Histórico parece que había “muchas reticencias por parte de las Religiosas de la Cruz y no se logra ningún acuerdo en ésta ni en posteriores reuniones”. Transcurrido otro año, en 1994, volvemos a encontrarnos con la negativa de las Religiosas de la Cruz, ya que el 19 de marzo los Hermanos Juan Landa y Alfredo tienen una entrevista con el Hermano Provincial para ver cómo están las futuras relaciones con las Religiosas de la Cruz para la próxima Reforma de las Enseñanzas y parecía que “ellas no se interesan por la unifi cación de las Escuelas”18. No obstante, al cabo de un mes, el 12 de abril, en la reunión comunitaria el Hermano Visitador comunica la propuesta de venta del Colegio San José de las Hijas de la Cruz a la mancomunidad de Urola Garaia con el propósito de ubicar en él el nuevo centro de Formación Profesional.

De manera simultánea los Hermanos también estaban en contacto con la Mancomunidad de Urola Garaia a fi n de llevar a buen término las reformas que se pretendían. En este sentido, “en la reunión comunitaria del 7 de julio el Hermano Juan comenta la reunión habida con algunos miembros de la Mancomunidad de Urola Garaia sobre la constitución de una Fundación semipública que se hiciera Titular de las Enseñanzas Profesionales del Centro. Las conversaciones resultan

17. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 149. 18. Suplemento al Histórico para el año 1994.

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bastante complicadas y no se ven claras las motivaciones y ventajas de dicha Fundación”19. Asimismo, y para el logro de los objetivos tendentes a crear una fundación pública, también había que contar con el Gobierno Vasco, cuya pos- tura era contraria a una fórmula mixta de la fundación como vía de conversión en públicas de las Escuelas de Legazpi. Si la propuesta se encaminaba hacia su consideración de una fundación pública, las Consejerías de Educación y Trabajo podrían participar en el proyecto aportando el 50 por ciento y el 15 por ciento cada una de las consejerías respectivamente. Por su parte, la Diputación guipuzcoana aportaría el 15 por ciento; el 20 por ciento restante lo aportaría la Mancomunidad Urola Garaia, los empresarios de la zona y la Asociación de las Escuelas Legazpi. Desde el punto de vista organizativo lo que se pretendía era que las Escuelas Legazpi asumieran su titularidad pública, y su oferta se cen- trase en la formación profesional. De esta manera, el Colegio San José podría dedicarse a las enseñanzas obligatorias (Infantil y Primaria), en un contexto de Zumarraga-Urretxu, donde existiría un centro religioso, un colegio público, una ikastola y el centro de formación profesional, reajustando la situación escolar existente. Este proyecto necesitaba de la aprobación de la Asociación de las Escuelas Legazpi que, por medio de la Mancomunidad, tendría que habilitar y ampliar los locales para resolver el problema de la enseñanza profesional20. Por lo tanto, cuando en abril 1994 se conoce la decisión de las Religiosas de la Cruz, ya se contaba con una buena parte del camino andado. No obstante, y a pesar del apoyo decidido de la Diputación y del Gobierno Vasco, las decisiones afectaban a unos centros que tenían que dar su conformidad, lo cual requería más tiempo del que estas instituciones planteaban.

Todavía en 1995 se continúa a vueltas con todos los cabos que había que atar, y que afectaba a obras en los centros, tanto en el San José de las Religiosas de la Cruz, como en las Escuelas Legazpi. Como se recoge en el Histórico de ese año “durante este año y sobre todo este mes (diciembre) hemos estado recibiendo constantes noticias-rumores sobre el futuro de nuestro centro. Al no poder confi rmar hasta la fecha ninguna de las opciones presentadas sólo hace- mos constar aquí nuestra incertidumbre”. Además el profesorado se tenía que redistribuir en función de la oferta educativa de cada uno de los centros. Estas cuestiones entre otras retrasaban la puesta en marcha del proyecto global. Sin embargo, a fi nales de enero de 1996 se ratifi có el convenio entre la asociación de las Escuelas Legazpi, por el que la Mancomunidad asumía la incorporación de 16 profesores. El 25 de abril los dos directores del Centro, los Hermanos Juan y Alfredo, acuden a una reunión en el Colegio San José donde tratan de llegar a un acuerdo sobre el futuro de los dos Centros. La reunión se llevó a cabo con representantes de los Ayuntamientos y empresas de la Mancomunidad Urola

19. Suplemento al Histórico para el año 1993. 20. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 153.

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Garaia. Las cosas no parecían a estas alturas lo sufi cientemente claras, pues, como se recoge en el Histórico, “después de reunidos quedan todavía muchas cuestiones pendientes de resolución”. No obstante, ese mismo mes se fi rmó el protocolo entre la Asociación y la Mancomunidad fi jando las obligaciones y los objetivos.

El mencionado protocolo, fi rmado el 2 de abril de 1996 en Urretxu, entre Ángel Rico Urbano, en representación de la Asociación de Escuelas Legazpi, y Pello González Argomaniz en representación de la Mancomunidad Urola Garaia, manifi esta el mutuo interés por impulsar el desarrollo de la Formación Profesional de la comarca de Urola Garaia, mediante la creación de un centro de Formación Profesional en Zumarraga. Asimismo, acuerdan la cesión y asunción de titulari- dad por parte de “Urola Garaiko Fundazioa” de la Asociación y la titularidad del colegio San José, y señalan las especialidades que se impartirán en el mencio- nado centro: Bachillerato Tecnológico (LOGSE) y los Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior de diversas especialidades electrónicas, mecánicas y equipos industriales. En ese mismo protocolo se señalan las trasferencias y asunción de personal por parte de la Fundación y de la Asociación, además de la adquisición de material y adecuación de las obras necesarias21.

Por otra parte, la Mancomunidad compró el Colegio San José a la Congregación de las Hijas de la Cruz. Una vez aclarado todo este panorama, tan solo quedaba por formalizar la Fundación Urola Garaia y sus órganos correspondientes, a fi n de dirigir el centro resultante, con lo cual se daba por terminado el ciclo iniciado, con la propuesta de 199022. Por lo tanto, tan sólo quedaba comenzar el curso 1996-97 ya con esta nueva reorganización, motivada por la reforma educativa. Todo este proceso llevó consigo el cambio de titularidad de las enseñanzas que impartía el Colegio San José que pasaban a depender de la Asociación de las Escuelas Legazpi, acogiendo a los alumnos de los extintos colegios San José y de las Escuelas Labeaga, según se recoge en el B.O.P.V. del 12 de noviem- bre de 1996. Las Escuelas Legazpi remodeladas de esta manera pasaban a impartir Educación Infantil, Primaria, Educación Secundaria Obligatoria y, en ese momento, algunas clases de Formación Profesional y REM de primer ciclo.

Durante ese último curso se celebraron una serie de actividades que cerra- ban de alguna manera el proceso seguido hasta ese momento. El 23 de junio se celebró el Homenaje de despedida a las Hijas de la Cruz y por las calles de Zumarraga y en su Ayuntamiento las Hijas de la Cruz recibieron el agradecimiento del pueblo y, especialmente, de sus antiguos alumnos. En agosto se realizaron obras en el edifi cio para acoger a los alumnos provenientes del Colegio San

21. Prada, A. (2005): Op. Cit. En las páginas 231-237 se encuentra dicho protocolo. 22. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 157.

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José de las Hijas de la Cruz y del Colegio Labeaga de las Hijas de la Caridad. La transformación afecta a la zona de la capilla y taller electrónico. El 5 de septiem- bre hubo una comida de despedida-acogida en el Restaurante Etxeberri al que acudieron los profesores que se incorporarán al centro de F.P. “Urola Garaiko Lanbide Eskola”, los Profesores que permanecen en Escuelas Legazpi y los profesores que provienen de los Colegios San José y Labeaga y, fi nalmente, el 24 de septiembre se inaugura el Comedor Escolar en el local que antaño fue el ambigú de los Antiguos Alumnos y que los fi nes de semana era utilizado como ludoteca.

Este centro de Zumarraga fue refl ejo de las reformas educativas que se lleva- ron a cabo en este periodo, desde la Ley General de Educación hasta la LOGSE, aunque siempre mantuvo una determinación por la Formación Profesional; tam- bién era un centro que estaba implicado en la realidad del pueblo y de lo que ocurría en Euskal Herria, como se puede apreciar a partir de 1970. Desde esa fecha y prácticamente hasta la década de los noventa, asistimos a la lectura de unos Históricos donde a veces se tiene la impresión de estar leyendo la crónica política de esos años. No se trataba tanto de utilizar dicha documentación para plasmar una determinada ideología o una opinión respecto a lo que estaba ocu- rriendo, sino narrar de manera descriptiva los hechos que, de por sí, ya transmi- ten información sufi ciente sobre la situación política o económica del momento. Así, en diciembre 1970 el redactor señala que “se nota en nuestras aulas cierta inquietud entre los alumnos por los hechos políticos de la nación. Hay inasisten- cia masiva a las clases por tres días de los alumnos de Ofi cialía y de Maestría. Se toman medidas efi caces para evitar que se extienda el hecho”. Sin duda se está refi riendo al Proceso de Burgos. Cinco años más tarde, en 1975, también resultará ineludible referirse a las últimas ejecuciones del General Franco: “en septiembre hay mucho revuelo en la provincia por la ejecución de cinco jóvenes, los alumnos de profesional y administrativo no acuden a clase en protesta, tam- poco los de 8º y 7º”. En noviembre “sigue el malestar por la política, tenemos varios exalumnos en la cárcel y otros huidos a Francia” y el 3 de diciembre se refi ere a la muerte de un alumno de ofi cialía José Javier López en Matxinbenta, a manos de la Guardia Civil, “los días posteriores hay mucha propaganda clandes- tina en protesta, los mayores no acuden a la escuela”.

Pero si estos asuntos tenían presencia a la hora de relatar el Histórico se debía, sobre todo, a que el centro se veía afectado por los mismos, tanto por las acciones llevadas a cabo en el colegio, como ocurrió en agosto de 1973, día en que “gente armada se presentó en la escuela y sustrajo una policopia y una grabadora”, o bien por otras acciones externas al colegio. De aquí se entiende la insistencia, por ejemplo, en señalar las huelgas que se llevaban a cabo, sobre todo porque los alumnos de las clases superiores tomaban parte en las mismas. Así, en diciembre de 1974: “hay huelgas estudiantiles en la comarca, los mayores deciden dejar las clases”, pero lo mismo continuará ocurriendo en

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1976. A lo largo del curso el alumnado se ha visto envuelto y comprometido en la problemática social de la zona y en dos ocasiones han salido a la huelga: la primera para unirse a los obreros de Irimo y la segunda para protestar por los métodos represivos de la policía. También en septiembre se comenta la huelga por el aniversario “del fusilamiento de Otaegui”, pero no se cita a Txiki ni a los militantes del FRAP. Pero 1977 no fue más tranquilo en cuanto a la movilización general en el pueblo, pues en el mes de marzo “aparecen los primeros síntomas de agitación social y política que, indudablemente, afectarán a la escuela. Esta comarca está muy sensibilizada y no es de extrañar que aquí y en todos los nive- les se reaccione con más intensidad que en otras partes. La muerte a manos de la Guardia Civil de dos miembros de ETA en los límites del pueblo, y en circuns- tancias confusas, supuso una gran movilización de protesta en todos los niveles sociales. Hubo manifestaciones sentadas y toda clase de protestas. La escuela se sumó al clamor general. La intranquilidad política y social seguirá manifestán- dose a lo largo de los próximos meses, con brotes de violencia y dura represión que daría un trágico balance de muertes en el mes de mayo con ocasión de la 2ª semana pro-amnistía”. Esta movilización externa también volvía a afectar al colegio, ya que en noviembre tienen que desalojar el centro, a causa de un aviso de bomba. La situación se repitió en excesivas ocasiones y hubo una reunión de padres para resolver el problema de los avisos.

En 1979 no había día al mes que no hubiese una convocatoria de huelga a las cuales se unían los alumnos de ofi cialía. Los motivos eran muy variados y la mayoría de ellos muestran cierto acercamiento a la propuesta de la izquierda abertzale: por el trato a los refugiados “baskos” (sic) en abril; con el lema “Presoak Kalera”, siguiendo una convocatoria general en toda la enseñanza, en mayo; por dos detenidos de ETA, por una huelga general en toda la provincia, en junio; por la muerte de un obrero en Urretxu; en octubre, por la muerte de un concejal en Etxarri, en diciembre. El año 1980 fue más calmado en cuanto a las huelgas, pero en 1981, se recoge la huelga general por la muerte de Joseba Arregi de y otras manifestaciones, aunque no deja de señalar la ocupa- ción del Parlamento por parte de Tejero señalando el narrador: “Noticia BOMBA en España!”, para continuar señalando algún pormenor. Pero 1982, y en el mes de noviembre, en el que algunos Hermanos fueron a Loyola a ver al Papa, hubo dos acontecimientos reseñables. Por una parte, la escuela se vio afecta porque estallaron “dos bombas delante de la escuela. Dos jóvenes, ambos Antiguos Alumnos, que la manipulaban resultaron heridos, uno perdió una pierna y el otro el brazo. Ambos fueron detenidos por la policía. Nos rompieron bastantes cristales y dejaron otra preparada cerca de la escuela. Por ello la dirección dio vacación al alumnado y vinieron dos especialistas para desactivarla ¿Qué inten- ción tenían esos jovencitos con estas bombas? ¿Colocarlas en otros lugares? ¿Bancos? ¿Iberduero?”. Por otra parte, el día 14 de noviembre es secuestrado al salir de misa Saturnino Orbegozo, “la escuela debe mucho a la empresa Orbegozo. En los días siguientes hay manifestaciones para pedir su liberación.

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El 30 de diciembre es liberado por la Guardia Civil y es recibido en su domicilio en triunfo. Los dos jóvenes que le retenían en una chabola son detenidos. El día 31 el Director felicita a la familia por teléfono de parte de la Comunidad”. En años sucesivos desaparecen estas referencias de forma permanente, aunque en la década de los noventa se vuelven a señalar la inasistencia de los alumnos mayores a causa de alguna huelga por la visita de los Reyes, en 1993, o por la detención de algún antiguo alumno del centro.

El Complejo educativo de Zumarraga y la Formación Profesional

Todo el proceso seguido en los últimos años era de una gran signifi ca- ción desde muchas perspectivas, pues lograron adecuar los diferentes centros escolares a las necesidades locales, adaptándose a las nuevas exigencias de la reforma educativa. Como hemos podido observar, en este proceso se vie- ron implicados diferentes agentes e instituciones, desde el Gobierno Vasco, la Diputación, la Asociación de las Escuelas Legazpi y la Mancomunidad Urola Garaia, orientados todos ellos por un mismo objetivo: dotar a Zumarraga de un centro escolar que pudiese abastecer las necesidades educativas de los niños y niñas hasta la edad de 16 años, en cuanto a su obligatoriedad y además ofertar un alto nivel de formación profesional. Pero también hemos de tener presente que aquellos años registraron las consecuencias del descenso de la natalidad y también las exigencias de una ratio menor por alumno en las aulas, lo cual se apreciaría en el descenso de las matrículas.

Por otra parte, esa nueva situación exigía nuevas obras de remodelación en las edifi caciones. Así, en 1997, y como recoge el Histórico de ese año, se llevaron a término, en los meses de julio y agosto, las mencionadas obras de reestructuración: “hace dos años se iniciaron las obras de la nueva estructura- ción del Centro, requeridas por exigencia de la ESO, obras que inició el Hermano Juan Landa y que culminaron con la reforma del ala oriental del edifi co (zona de los talleres eléctrico y electrónico). Este año se vio, asimismo, la necesidad de abrir un acceso al Centro en su ala occidental (zona del taller mecánico), estruc- turar las aulas de dicha ala y adecuar también la vivienda y habitaciones de los Hermanos, en su parte central. Las obras dieron comienzo en el mes de julio; ello supuso un montón de molestias y sacrifi cios para los que se quedaron en casa en plan de vigilantes, cooperantes y conserjes. El calor, el polvo, los ruidos, mazazos, la suciedad, y un etc. largo de inconvenientes constituyeron el menú diario de los guardianes de la casa”. Para aliviar esta situación tres Hermanos de la Comunidad se desplazaban diariamente para dormir al convento de los PP. Pasionistas que, “galantemente, ofrecieron las habitaciones de su residencia para nuestro descanso nocturno. Se portaron como auténticos caballeros. Su gesto les honra y la acogida ha sido siempre su distintivo. ¡Que Dios les ben- diga como se lo merecen! Las habitaciones de la Comunidad se han adecuado

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convenientemente: el lavabo, la ducha, el servicio, la cama, armarios empo- trados, ventanas de aluminio y la calefacción para el invierno, han convertido estas moradas de cuevas prehistóricas en estancias dignas de ver y utilizar en los tiempos que nos toca vivir. El 40% del costo de las obras de la Comunidad ha corrido a cargo del Distrito. Quedan por ultimar la capilla y otros detalles ornamentales. En noviembre se celebró una comida de agradecimiento a los PP. Pasionistas”23. En los años siguientes se continuarían algunas obras en las ventanas y se adquirió renovado material escolar.

Para cerrar el inicio de esta nueva etapa se acordó, el 2 de octubre de 1997, por parte del Consejo Directivo, cambiar la denominación del centro por la de La Salle-Legazpi Ikastetxea, que recibió la aprobación del Gobierno Vasco por orden de 16 de junio de 1998 y, con el paso de los años, concretamente en 2004, se renovaron los estatutos vigentes. En el tiempo transcurrido entre esas fechas, el centro asumiría una unidad de Educación especial en el curso 1999-2000 y el primer ciclo de Educación Infantil. En otro orden de cosas, en el curso 2002- 2003 el Hermano Provincial de los Hermanos, Mikel Balerdi, anunció al Consejo Directivo y al claustro de profesores, la decisión de que la dirección del centro estuviera a cargo de personal seglar. Abierto el proceso de elección, se designó como director a Iosu Sarasola Oyarbide.

Los nuevos estatutos fueron aprobados el 30 de noviembre de 2004 por la Asamblea General Extraordinaria, y así quedaban por derogados los anteriores de 1928, 1932, 1962, 1965 y 1976, aunque mantenían el contrato entre los Hermanos y la Asociación suscrito en 1928. Estos son muy prolijos, comparados con los anteriores y se acomodan a las disposiciones de la legalidad vigente, aunque mencionan algunos aspectos ya recogidos en los últimos estatutos, sobre todo los artículos referentes a las dimensiones (individual, social, y tras- cendente) que deben tener los fi nes educativos que persigue la Asociación y que están prácticamente copiados del documento de 1976. En cuanto a las ense- ñanzas, se recogen las que impartían y que son las correspondientes a la LOGSE (infantil, primaria y secundaria obligatoria). Al margen de estas cuestiones más pedagógicas, los estatutos señalan los órganos de gobierno y administración, los órganos unipersonales y los derechos y deberes de los socios24.

Relaciones del colegio con el exterior

Como hemos podido observar en el apartado anterior, las Escuelas Legazpi siempre mantuvieron unas excelentes relaciones con las instituciones locales,

23. Suplemento al Histórico para el año 1997. 24. Prada, A. (2005): Op. Cit., pp. 238-257, donde se recogen estos estatutos.

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tanto de Zumarraga, como de Urretxu y Legazpi, pero también con los empre- sarios e industriales, y las autoridades civiles y eclesiásticas. De hecho, a lo largo de los años, los informes de visita del Hermano Visitador dan cuenta de este buen nivel de relaciones con dichas autoridades. Así, en abril de 1941 se recibió la visita inesperada del Sr. Gobernador quien salió satisfechísimo de su visita. Fue invitado a un amaiketaco (sic) junto con las autoridades de la villa. También en 1948, el 22 de noviembre, reciben visita del Embajador de Filipinas en Roma y ministro plenipotenciario ante la ONU, quien presenta a su hija a los Hermanos, ya que fue alumna del Colegio de La Salle de Filipinas. En cuanto a las visitas religiosas, en 1952, con motivo de la consagración del nuevo altar en la parroquia, el 22 de marzo, llega por primera vez al pueblo el Sr. Obispo de la diócesis de San Sebastián, acuden los niños a recibirle, y el día 23 gira una visita al Colegio. Pero estas buenas relaciones se extendían a los maestros y maestras que fueron al Colegio donde se les sirvió un “vino español y algo más”, en 1956.

En la década de los años sesenta, setenta y ochenta, ya pudimos ver cómo la actividad de los Hermanos, con respecto a sus relaciones, se mantenía sobre todo con aquellas personas que apoyaron en todo momento a las Escuelas Legazpi y que ayudaron a todas las reformas y obras de mantenimiento que se iban realizando. Las consecuencias de este tipo de relaciones fueron benefi cio- sas para el centro. Por otra parte, y a la vista de la situación política durante esos años, como hemos señalado, parece que el centro tenía las puertas abiertas a cualquier actividad popular, que se manifestará en actividades de tipo deportivo y cultural, que favorecía sin duda un reconocimiento social del centro. A partir de los años noventa, el centro registra una serie de visitas de Hermanos que están de misiones en otros países, como ocurrió en 1992 con la visita del Hermano Ángel Orbe, antiguo director de Legazpi, y actualmente director de La Salle de Santo Domingo, que acompaña a la Comunidad en la comida. El día anterior había salido hacia Santo Domingo el Hermano Xabier que va a pasar allí sus vacaciones “en plan de apostolado”. En 1994 las visitas proceden de Ruanda, donde estaba el Hermano Jokin Otaegui, o el Hermano Jesús Mª Iriondo, misio- nero en Venezuela, o en 1998 cuando el Hermano Alfredo, misionero en Togo, visitó el centro.

Al margen de estas visitas, también el centro atiende gran número de acti- vidades ofi ciales o protocolarias, aunque poco a poco va orientándose hacia visitas de intercambio con otros centros, como por ejemplo, en noviembre de 1988, alojan a algunos maestros de la Escuela Saint Etienne de Baigorri, como intercambio de alumnos-as de ambos centros, o de tipo pastoral como en marzo de 1998, con la visita de los componentes de la Pastoral Vocacional, Hermanos José Sarasa, José Ángel Múgica y José Ángel Arrizabalaga que, con su presen- cia, “nos animaron a seguir trabajando sin desfallecer en esta tarea importante y difícil del apostolado vocacional”. Aunque otras tenían un carácter más entra-

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ñable, como en 1997, cuando se recibió la visita del Hermano Ignacio Biain, zumarragatarra, “antiguo alumno de este centro y, en la actualidad, secretario particular del Hermano Superior General. Con su habitual espontaneidad y fl ui- dez de palabra nos deleitó sobremanera, al tiempo que nos daba una visión global del Instituto con sus sombras y luces. Fue una visita muy agradable”. En 1999, en septiembre, se estableció el primer contacto con el Sr. Párroco, Luis Mª Segurola, “que estaba ansioso por comunicarse con la Comunidad y a la que ha expuesto, con claridad y sencillez, los proyectos de la parroquia, las funciones que desempeña, los problemas que existen y lo que pretende de los Hermanos en su plan de colaboración con y en la parroquia”.

Un centro de referencia en la enseñanza profesional de la comarca

La evolución de los estudios en este centro tiene una peculiaridad que se pondrá de manifi esto a lo largo de todos los años, pero sobre todo a partir de 1953, al ponerse en marcha la “Escuela Profesional de Aprendices”. Desde entonces y hasta la actualidad este es un rasgo distintivo y una referencia en la comarca. No obstante, en las diferentes etapas por las que pasó el centro se aprecia una adecuación a la legislación educativa vigente en cada momento y la acomodación de la misma a las peculiaridades del centro.

Desde 1940 y hasta 1953, el tipo de estudios que se impartían eran los correspondientes a la enseñanza primaria, y según los informes de la Inspección cumplían sobradamente los objetivos. En enero de 1948 se presentó en el centro D. Francisco Ávila, Inspector de Primera Enseñanza de esta zona para la visita ofi cial. Su actuación como Inspector fue “más como amigo y antiguo alumno que es de los Hermanos de Benicarló, produciendo en todos la más grata impresión y se despidió haciendo del Colegio los más cálidos elogios, no fi ngidos, pues estuvo en consonancia perfecta el informe que hizo acto seguido. El Hermano Director hubo de acudir a la reunión celebrada en el Ayuntamiento del personal docente y Junta de Instrucción, reunión que presidió el mismo Sr. Inspector que nuevamente dejó en muy buen lugar a los Hermanos”. Un año más tarde el informe abundaba en los mismos elogios. Al margen de estos estudios, en 1950 se iniciaron unas clases nocturnas de francés para antiguos alumnos, asistiendo un buen número de ellos.

El giro en las enseñanzas del centro se produjo en 1953, pues el 29 de marzo de ese año, en solemne sesión, se acuerda la apertura para el mes de octubre de una Escuela Profesional de Aprendices patrocinada por las empresas Orbegozo S.A. y Aparicio Hermanos. En opinión del Hermano Visitador esta nueva situación era favorable, ya que “esta escuela situada en una zona industrial cada vez más amplia requiere como complemento obligado más clases de aprendizaje profesio- nal con vistas al porvenir de los alumnos y sobre todo que la infl uencia formativa

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de los Hnos. no termine a los trece o catorce años de edad”. Se realizan gestio- nes en ese sentido con buenas esperanzas de éxito y recomienda al Director que “continúe sin desmayos para conseguir una o más clases destinadas al aprendi- zaje o preparación profesional de los alumnos mayores”25. Nuevamente volverá a insistir sobre este tema, recomendando que se vea la forma de encauzar bien, en todos sus aspectos, la marcha de la clase de aprendices que es una obra muy interesante. Esta nueva reorientación profesional signifi caba también un esfuerzo para los Hermanos y su preparación en los nuevos encargos docentes. Durante los cursos 1954-1955, los programas que se llevaban a cabo eran los publicados por el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas: “los textos son los de nuestras procuradurías. Los de aprendices siguen en general los programas de los Salesianos”. En 1957 también se señala que “los programas que se siguen son los publicados por Bruño […]. Los de aprendices (Sección mecánica) siguen la orientación Salesiana, aunque desde primero de este año nos guiamos por la Escuela Profesional de Hernani que es una escuela reconocida”.

Estos cambios en las enseñanzas profesionales se refl ejan también en los Informes de Visita: “la administración de la casa presenta ahora como detalle de interés la serie de trámites que se siguen para la ampliación de los estudios y programas de las clases con las disciplinas de orientación y formación profesio- nal mecánico-electricista que responde muy bien a las exigencias y al carácter industrial de la comarca y villa, y podrá dar prestigio acrecentado a la Escuela y buena formación cristiana y técnica a los alumnos”26. El Hermano Visitador feli- cita a la Comunidad por el buen trabajo que lleva realizando en este ámbito y, en 1956, reconoce la efi cacia del mismo, sobre todo en la enseñanza técnica con los mayores, que eran los que seguían el grado de Aprendizaje Industrial y que “pese a ser algo intentado por primera vez, va logrando excelentes resultados. Las pequeñas defi ciencias que se observan en el acoplamiento de las clases resultan muy difíciles de evitar al no tener más personal”. La misma satisfacción mostraría al año siguiente el Sr. Inspector de la zona que realizó su visita anual y queda altamente satisfecho. En 1960 se vuelve a insistir en las mismas apre- ciaciones: “con no pocas difi cultades por penuria de personal y, al menos por ahora, de medios, se va desarrollando una Escuela de Aprendizaje Industrial que promete hacer mucho bien. Este año inician las obras de ampliación que costea el Patronato constituido al efecto. Es de esperar que, coincidiendo esta mejor adecuación de los nuevos locales con las mejores disponibilidades de personal previstas para los años inmediatamente siguientes, la obra marche aún mejor y pueda hacer mayor bien”.

25. Rapport de Visite de 1953. 26. Rapport de Visite de 1955.

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En el Histórico de 1962 se recoge con precisión el tipo de estudios que se impartían en ese momento: “el estudio del Bachillerato alcanzó los cuatro cursos elementales sufriendo un examen fi nal de cada curso en el Instituto de Enseñanza Media de San Sebastián. La rama de Mecánica, que da carácter de adulta a esta institución, comprende el periodo de aprendizaje. Cuenta con dos años de preparación, seguido de tres cursos de Ofi cialía. Estos alumnos han de sufrir también un examen ofi cial en San Sebastián o en Vergara, hasta que sea reconocida la Escuela por el Ministerio. Con el fi n de preparar estas prue- bas ofi ciales se hace la programación por trimestres, concluidos los cuales se hace el examen riguroso con intercambio pleno del profesorado y bajo la más estricta vigilancia. Es en estas ocasiones cuando más justamente se aprecia la labor de los escolares. En estas actividades se ha mantenido estrecho contacto con la Escuela de Vergara. Muchas de las pruebas de los exámenes han sido dictadas por los profesores del susodicho centro”. Es decir, mantiene la doble vía de formación: la primaria que suponía realizar los exámenes de bachillerato en los institutos, para continuar el bachillerato elemental y la formación profe- sional a diversos niveles, hasta ofi cialía. De alguna manera, el funcionamiento de este centro tendría que tener algún tipo de reconocimiento, más allá de la propia comarca, cuando vemos que en 1963 se dice que “el Secretario Nacional de Enseñanza Profesional, Sr. Vázquez, desde el reconocimiento de la escuela prodiga las visitas sacando de ellas buenas impresiones”. En ese año, el cen- tro había conseguido el reconocimiento por parte del Ministerio como Escuela Profesional, dando comienzo a las ayudas por parte del Ministerio, como hemos indicado previamente. También en ese año, y en los siguientes, se sigue con las clases nocturnas para obreros, “a cargo de los cuatro profesores seglares”27. También se inicia “el curso de Enseñanza Acelerada para una veintena de alum- nos” para el cual se contaba con ayuda del Ministerio para poder desarrollar los cursos en la rama eléctrica, según el Histórico de 1965. Hasta 1969 tenemos noticias de la celebración de estos cursos para adultos. La orientación profe- sional del centro era, sin lugar a dudas, una referencia apreciada, pues “se les prepara particularmente para el mundo del trabajo”28, aunque en la visita llevada a cabo en 1967 por el “Sr. Inspector, se presentó con bastantes exigencias: pide los títulos, el reconocimiento de la escuela, critica los textos, el número exagerado de la matrícula […]. Cuando el Hermano le contesta haciéndole ver la situación de las Escuelas en Zumárraga cambia de tono y se despide con mucha amabilidad”.

27. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 28. Rapport de Visite de 1965.

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Zumarraga, galería de las escuelas Legazpi.

Las enseñanzas profesionales se iban ampliando en función de las peticio- nes de la propia Asociación de las Escuelas Legazpi, como ocurrió en 1967, cuando la Junta “acuerda poner en marcha en la escuela en este curso la especialidad de delineantes y presentar solicitud para su aprobación por el Ministerio. Un miembro de la Junta apunta la necesidad de que para el curso próximo se estudie para que esta especialidad sea mixta. Se le contesta que el Hermano Provincial tendrá la respuesta y se le avisará con la debida antelación”. Asimismo, en 1972, se amplió el carácter de algunas enseñanzas nocturnas, impartiendo el primer curso de Ingeniería Técnica, de 7 a 10 de la noche, y tres cursos intensivos para mayores de 18 años, patrocinados por el Ministerio de Trabajo. A estos cursos en total acudieron 56 alumnos.

A partir de 1970, el centro aplicará las reformas implantadas por la Ley General de Educación y, en 1973, se comenzaron a impartir los 8 niveles de EGB, además de Ofi cialía industrial en especialidades de mecánica, delinea- ción, administrativo, electrónica y electricidad, maestría mecánica y eléctrica y un curso de Pre-COU. También se seguían impartiendo cinco cursos nocturnos para adultos, patrocinados por el Ministerio de Trabajo, y por la noche clases de Euskara (12 grupos). Estas enseñanzas continuarían prácticamente vigentes hasta la siguiente reforma de 1990, con la LOGSE, aunque su implementación se iría llevando a cabo en los primeros años de la década de los noventa. A par-

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tir de 1996 las enseñanzas que se imparten están adecuadas a la legislación vigente. Pero ir implementando todas estas enseñanzas desde 1973, supuso también intentar ampliar los diferentes niveles que mantenía. En este sentido, y a la vista del descenso de matrícula previsible, se le plantea al centro la posibili- dad de dar apertura a un curso de Preescolar, como así se hizo a partir de 1983, contando con una matrícula mixta de 32 alumnos; también era mixta la matrícula de primer curso de EGB. Es decir, por primera vez se abren las puertas a estos niveles de enseñanza a la matrícula femenina, que ya estaban presentes en la Formación Profesional. También se plantean algunas novedades en algunos gru- pos de Formación Profesional y en diversos talleres, como los de la especialidad de corte y confección, en 1983. Al año siguiente, en Formación Profesional se puso en marcha en el primer curso la enseñanza polivalente o rotativa por la que los alumnos estudian y practican en los trimestres correspondientes las especia- lidades mecánica, electricidad y administrativa, y en los cursos de segundo ciclo de EGB, se comienza con una experiencia de enseñanza utilizando el ordenador. En alguna ocasión, como ocurrió en 1983, el centro también atendía alguna petición externa, como la recibida por parte de Patricio Echeverría para realizar unos cursillos intensivos para la puesta a punto de los obreros de la empresa. De estas experiencias la que consiguió una mayor envergadura era la que se implantó en la Enseñanza Profesional en 1985 con la aplicación de la Reforma de Enseñanzas Medias (REM) con dos grupos de 30 alumnos cada uno. En los otros grupos se siguen impartiendo las enseñanzas de la Formación Polivalente. Se extinguió la Rama de delineación.

En 1988, como se pone de manifi esto en el protocolo ya señalado anterior- mente, el complejo escolar de las Escuelas Legazpi, incluía Jardín de Infancia, Preescolar, E.G.B., Formación Profesional de 1º y 2º Grado y la Reforma de Enseñanzas Medias (REM). En este contexto planteado por la reforma edu- cativa de la LOGSE, también hay que incluir las prácticas en las empresas dentro del proyecto de Formación Compartida, para los alumnos del Módulo III de “Mantenimiento de Máquinas y Sistemas Automatizados”, con la empresa Patricio Echeverria, dentro del “ámbito de acuerdo para esa misma formación suscrito entre Confebask, el departamento de Educación y los Sindicatos, el cual suponía la asistencia de los alumnos durante quinientas horas en la empresa legazpiarra”29.

A partir del cambio que se produjo en 1996, como hemos indicado, se pre- veía que las Escuelas Legazpi se harían cargo, por cesión del Colegio San José, de la Educación Infantil, la Educación Primaria, la ESO y algún grupo de Garantía Social, mientras que este colegio se haría cargo de las enseñanzas postobliga- torias, lo cual suponía el Bachillerato Técnico Industrial, módulo II, además de

29. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 147.

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unos grupos de FP II rama de electrónica, y algunos otro módulos30. En el año 2000 se aprobó y se consiguió la segunda aula de Educación Especial.

Dentro del ámbito de las enseñanzas, el papel del euskera tuvo una impor- tancia destacable, sobre todo en la década de los setenta. Así, en 1978, las Escuelas recibieron la visita del Superior General a mediados de abril; acompa- ñado por los consejeros J. Cervantes y Maurice, se trasladan a Aranzazu donde llevan a cabo una convivencia con el Superior General y Hermanos de las comu- nidades de Eibar, Beasain, Legazpi y Zumarraga. Le plantean que el fomento del Euskara no está sufi cientemente recogido en las proposiciones del reciente capí- tulo provincial una vez “retocadas” (sic) en Roma. Desconocemos el alcance de esta afi rmación. No obstante, hay que señalar que las referencias a este tema no son muy extensas en los Históricos. Los modelos lingüísticos, de conformi- dad con los nuevos planteamientos del Gobierno Vasco, comenzaron a aplicarse inmediatamente a partir del curso 1982-83 para el primer curso de la Enseñanza General Básica, con el Modelo B, cambiando en este nivel de primaria al Modelo D a partir del curso 1996-97. Por lo que respecta a Infantil se comenzó también aplicando el modelo B a partir del curso 1983-84, y el Modelo D desde el curso 1996-97. Por su parte, durante el curso 1992-93 se aplicó el Modelo D en pri- mer curso de REM. Por lo tanto desde el curso 1996-97 el modelo que se aplica es el D, es decir, toda la enseñanza en euskera.

Al igual que ocurre en otros centros de la Provincia, años atrás, en la década de los cuarenta, el Hermano Visitador recomienda a los Hermanos de la Comunidad que “procuren que los niños sepan bien la letra del catecismo, especialmente los que estudian en vascuence. Si fuera preciso dediquen algún tiempo más al estudio”31. Recomendación sobre la cual no insiste a menudo, pero que denota el interés por facilitar el aprendizaje del Catecismo en euskera, a pesar de que en esos años el euskera estuviese proscrito de las aulas. Por otra parte, en el ámbito más público y relacionado con las actividades que se realizaban alrededor de la Navidad, al igual que en otros centros, parece apre- ciarse una recuperación del folklore vasco, ya que un grupo de cantores recorre las calles de la localidad ataviados a la manera regional llevando un nacimiento portátil, cantando escogidos villancicos. No es ciertamente una actividad en eus- kera, pero demuestra cierta recuperación de las fi estas y tradiciones populares.

Sin embargo, a partir de los años setenta, y en un contexto de recuperación de la lengua y la cultura vascas, presente en otros muchos pueblos y ciudades de Euskal Herria, tenemos noticia de la existencia, en 1973, de doce grupos de adultos que, por la noche, estudian el euskera. Se trataría de una más de las

30. Prada, A. (2005): Op. Cit., p. 155. 31. Rapport de Visite de 1943.

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numerosas gau-eskolas que en esos años se registran por doquier del territorio. Que las Escuelas Legazpi diesen cobijo a este tipo de alternativa para el aprendi- zaje del euskera, tanto para euskaldunes como para euskaldunberris, es demos- trativo de la implicación del centro en las actividades populares de Zumarraga. Como complemento a este tipo de actividades de aprendizaje, también tenemos noticia, en 1975, de la celebración en el salón de actos del colegio de una “semana vasca” con conferencias, música y baile, aunque desconocemos quie- nes fueron los organizadores. Parecida situación se aprecia al año siguiente, en el que además de continuar las clases de euskera y de inglés, se impartían cursos de cultura vasca.

Pero esta implicación en las actividades extraescolares parecía tener una cierta continuidad; lo que sí ya comienza a observarse en el curso 1976-1977 es que el profesorado era consciente de que su preparación en esta lengua comenzaba a ser necesaria, razón por la cual se organizaron cursos de eus- kera expresamente concebidos para el profesorado, pues “las circunstancias ambientales y las nuevas perspectivas docentes de la zona, exigen un esfuerzo en este sentido”32. Tal es la preocupación por este tema que en 1977 serán seis los Hermanos que acudieron a cursillos de euskera en Legazpi, haciéndose constar en el Histórico de ese año: “la preocupación por aprender y perfeccio- nar el euskera se ha acentuado últimamente y la presión que se va ejerciendo a los centros es patente”. Estas noticias son sufi cientes para entender que el euskera estuvo presente a diferentes niveles, aunque, volvemos a repetir, son escasas las referencias a este tema.

Evolución del Alumnado

La complejidad de este centro, como hemos puesto de manifi esto al referir- nos al tipo de enseñanzas que ofertaba, se manifi esta también en la evolución del alumnado y la diversidad de matrículas existentes debido a la variación y ampliación del curriculum a lo largo de todos los años. Al igual que ocurre con las diferentes etapas en las que hemos dividido este centro, también cabe hacer algunas precisiones con respecto a la evolución de la misma. En el anexo de datos se observará una división diferente en cuanto a los años, ya que los datos recogidos se obtuvieron de diferentes fuentes y, por lo tanto, no coinciden con las etapas señaladas. Así, hasta 1953, fecha en la que se crea la “Escuela Profesional de Aprendices”, el centro únicamente registraba una matrícula de enseñanza primaria, con cuatro clases diferentes, por lo general. En este sen- tido se trata de un centro de cierta coherencia en su oferta curricular y también en el tipo de alumnado. Como se puede observar la matrícula en ese periodo,

32. Suplemento al Histórico para el año 1976.

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excepto en los primeros años, no superó los 200 alumnos. El número de alum- nos de pago supera con creces a los gratuitos. Como hemos puesto tantas veces de manifi esto, tenemos nuestras dudas sobre la exactitud de los datos por cursos, pues en general las primeras clases, que correspondían a los mayo- res eran menos numerosas que las últimas. A efectos de ratio alumno por clase es ilustrativo el contingente de alumnos que ocupaban las aulas en los primeros cursos.

En los años en los que el Hermano Visitador realiza sus correspondientes informes, es decir, entre 1940 y 1958, manifi esta un interés por señalar el número de alumnos que asisten a la escuela de manera gratuita y que, paula- tinamente, va aumentando. Así, mientras en los primeros años el número de estos alumnos no sobrepasa los cuarenta, a partir de 1956 casi la mayoría de los alumnos no pagan cuota. De la misma forma, también señala la opinión de las familias que “aprecian nuestra enseñanza y nos envían sus hijos a pesar de que tienen que pagar una cuota y enfrente tienen las escuelas nacionales con muy pocos niños y no pagan nada”33. Parecida apreciación se recoge en los informes de 1945 y siguientes años, llegando en 1948, a indicar las cuotas que se pagan en ese año: “tienen cuotas muy bajas 1º, 13 pesetas; 2º, 11; 3º, 10, y 4º, 8”. Por otra parte, el número de alumnos iba creciendo a lo largo de los diferentes cursos: “conforme al viejo y poco agradable vicio que aquí impera siguen ingresando nuevos discípulos”34 hasta sobrepasar la matrícula inicial de septiembre. Lo mismo ocurriría en 1951, pues de 187 matriculados en septiem- bre, cifra que hace años no se conocía, hubo que rechazar la matrícula de los pequeños ya que había llegado hasta 71. Esta situación a la hora de matricu- larse ocurría habitualmente.

A partir de 1953 y hasta 1973 la fi sonomía del centro había cambiado, al incorporarse las enseñanzas profesionales. Pero hemos de tener presente que también se registra la matrícula correspondiente a los alumnos de secundaria, que, en sentido estricto, correspondía a los alumnos del Bachillerato elemental. De ahí que en esos años hablemos de tres tipos de alumnado: el de primaria, el de secundaria (aunque en realidad se trataría de alumnos de 10 a 14 años que cursaban el bachillerato elemental, debido al sistema dual de enseñanza domi- nante en esos años) y el de formación profesional, en sus variantes de comercial y de aprendizaje de ofi cios. El alumnado de enseñanza primaria fue aumentando paulatinamente hasta alcanzar a principios de los años setenta más de cuatro- cientos alumnos matriculados. En cambio, los alumnos de secundaria manten- drían una matrícula de progresivo aumento, oscilando entre los 16 alumnos de 1953, a los 80 de 1958, llegando a superar los 300 a partir de 1966. Hay que

33. Rapport de Visite de 1944. 34. Supplément à l’Historique pour l’année 1944

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tener en cuenta que en esos años se había ampliado el edifi cio, dando cabida a un mayor número de alumnos, tanto de bachillerato elemental, como de pri- maria, pues desde 1962 se habían creado dos clases más de primaria. Por lo que respecta a la profesional, el fenómeno es similar, en cuanto al aumento de la matrícula, tanto por la novedad que supuso el inicio de dichas enseñanzas como a la nueva capacidad y reconocimiento que había recibido el centro. Así, la matrícula aumentó de 24 alumnos en 1952 a más de doscientos hacia el fi nal de este periodo. Por supuesto, esta situación obligaba a que no quedasen pla- zas vacantes, superando la capacidad de las clases y estableciendo una lista de espera35.

Esta situación de relativa bonanza o de éxito escolar no se refl ejaba única- mente en el rechazo de matrícula de los niños, debido a los límites impuestos por las aulas disponibles, sino que también se refl ejaba en la necesidad del aumento del profesorado. Así, entre 1955 y 1957, en la documentación se argumenta que ya no se puede admitir más alumnos por la falta de Hermanos, planteándose en este último año el tener que aumentar una clase más, y se pretende encontrar algún seglar para que se haga cargo de la misma; ese curso transcurriría sin el deseado profesor seglar y sin el aumento de los Hermanos, aunque ya en 1960 se ha conseguido el profesor seglar, que se hizo cargo de las clases de aprendizaje profesional. Pero ya en 1963 se aprecia que, con el aumento de la oferta escolar, también se tiene que tomar alguna medida res- trictiva: “el alumnado sigue en franco aumento. A falta de locales hubo de pro- cederse a examen riguroso para la admisión de nuevos alumnos en las clases elementales […]. A estos alumnos se les agrega un grupo nutrido de Legazpi, procedentes de nuestra Comunidad del Buen Pastor, que es de suponer segui- rán enviando estas treintenas de alumnos tan bien preparados”36. En defi nitiva, a partir de ese año existirán 15 clases, cuatro elementales, dos de iniciación, cinco de ofi cialía (que aumentaría al año siguiente con la de maestría) y cuatro de Bachillerato. Todavía en 1967 se continuaba con este tipo de medidas res- trictivas, frente al aumento de alumnado: “el 17 de junio se celebra el examen de admisión de los nuevos para el año próximo. Los Sres. Maestros ayudan al Hermano Director en esta tarea ardua e ingrata, pues muchos tendrán que que- darse necesariamente sin ingresar por falta de plazas disponibles”. Suponemos que los citados maestros son los profesores seglares, aunque en el Histórico no se aclare este extremo.

La normalidad y la relativa estabilidad del centro a partir de 1973 supusieron también la aclaración de la oferta educativa y la distribución del alumnado durante esos años por los distintos niveles educativos que, corresponderían a la Enseñanza

35. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 36. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

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General Básica y a la Formación Profesional, desapareciendo la matrícula de secun- daria, o de “falsa secundaria” que se manifestaba en los cuatro cursos que confor- maban el bachillerato elemental. Hasta la reforma de los años noventa, la situación está plenamente aclarada en cuanto a la oferta escolar del centro y, por lo tanto, se aprecia la evolución de los dos niveles de enseñanza que se ofertaron en este periodo. En términos generales se mantiene un progresivo aumento del alumnado, sobre todo después del salto que supuso las nuevas condiciones del centro, en fechas anteriores a la reforma educativa de los sesenta. Por lo tanto, desde 1973 hasta 1996, fecha en que se registra una nueva reorientación del centro, la matrí- cula total del centro variaría entre los más o menos 1000 alumnos de 1975 hasta los 893 de 1994, manteniendo una media de 900 alumnos.

No obstante es necesario hacer una serie de precisiones. En primer lugar, se mantiene la Enseñanza General Básica con una matrícula de alumnos que oscila entre los 506 de 1973 a los 218 en 1994, manteniendo un descenso progresivo, que comenzará a apreciarse a partir de 1982. En segundo lugar, la matrícula correspondiente a la Formación Profesional conoce un aumento en los primeros años, entre 1974 y 1976, debido a la fuerte e inicial matriculación femenina (en 1976 son cien alumnas las que cursan Formación Profesional Administrativa) e irá descendiendo, aunque muy paulatinamente, sobre todo a partir de 1986. Entre esos años se pasará de los 636 alumnos y alumnas en 1975 a los 511 en 1984, mientras que en 1983 la matrícula era de 658. Una explicación posible a este descenso a partir de 1985 es que en 1986 se distri- buyó la matrícula, al ampliarse la oferta escolar, con la incorporación del bachi- llerato y las reformas de las enseñanzas medias (REM en plan experimental); de ahí que, en términos generales, como hemos indicado antes, la matrícula total no manifestase ningún descenso del alumnado. Asimismo, debemos señalar que en 1983 el centro pasó a ofertar la enseñanza preescolar, como un medio de garantizar una matrícula en los cursos superiores; con la LOGSE ésta se tras- formará en educación infantil. Por lo tanto, no podemos dejar de señalar que el centro refl eja una estabilidad en cuanto a la matrícula total, si bien a partir de 1986 se diversifi que la enseñanza secundaria y profesional.

Finalmente, el último periodo, desde 1996 hasta la actualidad, la situación vuelve a aclararse, debido a las nuevas disposiciones derivadas de la reforma de los noventa, en cuanto a la oferta escolar, manteniéndose los siguientes niveles: Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Las cifras totales, que ya han descen- dido considerablemente debido a las cuestiones que hemos señalado en otro lugar, se van a mantener en cifras que no superan los 600 alumnos. Por niveles, la Educación Infantil no llega a superar los doscientos alumnos y alumnas matricu- lados, la ESO va descendiendo paulatinamente desde los 250 alumnos y alumnas en 1999 a los 141 en 2004, mientras que la Primaria se mantiene en cifras cer- canas a los 200 alumnos. Es decir, un afi anzamiento en las enseñanzas infantil y primaria mientras que la secundaria va descendiendo paulatinamente.

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No es una situación muy habitual, en cuanto ese mantenimiento de las enseñanzas infantil y primaria tendría que ser la cantera para la enseñanza secundaria, cuestión que no se refl eja en este centro, a la vista de los datos que estamos comentando. También resulta simpático ver cómo se refl eja en el Histórico de 1999 la llegada de niños de otras culturas, como comienza a refl e- jarse en las estadísticas, pues ese año “ingresaron los tres primeros gitanillos en nuestras aulas”.

Actividades escolares, extraescolares y recreativas

El conjunto de actividades existentes en este centro nos muestra una diná- mica que parece mantenerse a lo largo de los años, pues además de los con- sabidos actos relacionados con la entrega de premios y los cursillos de verano, en el centro también adquirieron cierta relevancia las actividades deportivas y recreativas, alrededor de las sesiones de cine que se mantuvieron durante muchos años. Muchas de estas actividades eran características tanto de los centros de La Salle como del conjunto de centros de la provincia en una época en la que el centro escolar se había transformado en una referencia para el pueblo, tanto por su localización, como por la política de puertas abiertas que mantuvo sobre todo entre las décadas de los setenta y noventa.

La celebración de los exámenes adquiere toda su importancia hasta la década de los setenta, debido al cambio que supuso la reforma de la Ley General de Educación. Así, desde 1939 en adelante, no hay año en que no se haga referencia a la celebración de los diferentes tipos de exámenes, como eran los exámenes fi nales una vez terminada la enseñanza básica, siguiendo el mismo ritual que se acostumbraba en esos años. Es decir, con toda la seriedad que se exigía y con la asistencia de “dignísimas autoridades”37, aunque en 1949 el “Ayuntamiento envió un ofi cio manifestando su deseo de acudir a los exámenes de junio con la Junta Local de Primera Enseñanza. No acuden en la fecha”. En 1951, a mediados de junio, la Junta Local de Enseñanza primaria y presidentes de ambas juntas, Patronato y Antiguos Alumnos, acuden al colegio para efectuar por su cuenta exámenes públicos. En 1941, y debido al éxito alcanzado por los alumnos en los exámenes, el colegio fue recompensado con una excursión a Hondarribia.

No obstante, con la puesta en marcha del bachillerato y de las enseñan- zas profesionales, los exámenes ya pierden esta situación habitual, ya que los alumnos tenían que desplazarse al Instituto más cercano, para sufrir el examen de bachillerato, o a la Escuela de Bergara, para los exámenes de enseñanza

37. Supplément à l’Historique pour l’année 1940.

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profesional. En 1959, hay muestras de especial alegría pues en los exámenes de junio celebrados en el Instituto los alumnos obtuvieron “notas brillantes gra- cias al trabajo realizado por el Hermano Luis Arsenio”38. Lo mismo ocurrió en las pruebas para obtener el Certifi cado de primera enseñanza y en las de apren- dices en la Escuela de Bergara. De este éxito escolar también nos da cuenta el Hermano Visitador en su informe, quien señala que “los Aprendices de este centro son inmediatamente colocados en trabajos esenciales y bien remunera- dos”39. En los años siguientes el Hermano Visitador continuará congratulándose por este éxito en todos los tipos de exámenes, bachillerato, aprendizaje y ofi cial industrial, llegando a indicar que el 100 por cien de los alumnos que se habían presentado “al examen de maestría en Vergara han aprobado”. A partir de 1974, se celebraron estos últimos exámenes en Bergara y desde entonces deja de comentarse cualquier noticia que tenga que ver con los exámenes, debido a la aplicación de la nueva reforma.

Otra actividad escolar, que se mantuvo durante muchos años, eran los famo- sos cursillos de verano, que comenzaron a organizarse en 1943, “con el fi n de aliviar un poquito la delicada situación económica de la casa”40. Llama la atención esta mención, resaltando el carácter económico y no educativo de los mismos. Lo cierto es que hasta 1974 se mantuvieron los mencionados cursi- llos, organizando más de una clase y que, en general, duraban un mes y medio, desde mediados de julio hasta fi nales de agosto, en sesiones de mañana de 9,30 hasta 11,30 horas. En general la matrícula era bastante elevada, supe- rando en algún año los cien alumnos.

Mención aparte tenemos que hacer sobre algunas cuestiones disciplinarias que, en general, consistían en las recomendaciones y consejos que daba el Hermano Visitador en sus informes de visita y que trataban cuestiones muy variadas. Entre ellas estaban las que correspondían propiamente a las labores de vigilancia en patios, clases, retretes, o de entradas y salidas al colegio, ya que “los alumnos debieran salir de las clases formados de dos en dos y no libremente como salen”41. A pesar de estas recomendaciones, en opinión del Hermano Visitador “en las clases hay mucha disciplina y los Hermanos se esmeran en enseñarles bien, haciendo la enseñanza intuitiva, siempre que les sea posible”42. En los años siguientes y hasta 1965 las recomendaciones son del mismo tono: “hagan intuitiva la enseñanza siempre que se pueda y

38. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 39. Rapport de Visite de 1959. 40. Supplément a l’Historique pour l’année 1943. 41. Rapport de Visite de 1942. 42. Rapport de Visite de 1945.

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les felicito por la disciplina que hay en el colegio”43, o “la escuela ofrece una buena estampa de disciplina y seriedad en las clases. Docilidad de los alumnos. Bastante buenos resultados”44. No obstante, en 1946, se hace mención a un asunto que sólo en algún momento se recoge, la cuestión del castigo físico. Así, en esa fecha, dice el Hermano Visitador: “traten con distinción a los alumnos ya que se prestan para todo y no les peguen que no tienen necesidad”. En con- traste con la opinión excesivamente extendida entre muchos alumnos lasalianos de que era práctica común el rigor en la aplicación de la disciplina y la existencia generalizada de los castigos físicos, son pocas las ocasiones en las que en la documentación se hace mención a esta cuestión. Algunos exalumnos asimilan la disciplina y este tipo de castigo como algo exclusivo de los colegios religiosos, cuando en realidad era una práctica muy extendida en todo tipo de escuelas, sobre todo durante el franquismo. Con ello no estamos negando la existencia de este tipo de disciplina, pero lo que podemos constatar de la documentación no es precisamente habitual que se recomiende el castigo físico, sino al contrario se recrimina, aunque en realidad este tipo de recomendación es indicativo de su existencia. Por otra parte, este tipo de información nos muestra lo difícil que es hacer la historia del castigo físico en la escuela, al menos si recurrimos a la documentación existente, pues sus rastros están en el cuerpo de los alumnos y en su memoria y, escasamente, en la documentación escrita. Este conjunto de disciplinas, desde luego tenían un eje mayor para su comprensión: la educación en la urbanidad y los buenos modales, como manifi esta el Hermano Visitador en 1947: “hagan piadosos a los alumnos y bien educados, exigiéndoles buenos modales, posturas, lenguaje”, siguiendo un aspecto importante de la pedagogía lasaliana.

En el capítulo de las excursiones, hay que distinguir tanto los objetivos que cumplían, como el tipo de alumnado que las realizaba. Así, en la mayoría de oca- siones, las excursiones se realizaban con motivo de la fi nalización de curso que, en general, eran a poblaciones o lugares cercanos, como Urbasa, Arrate, Bilbo o Gasteiz y, “como siempre, con los camiones de la empresa Orbegozo”45. A partir de 1973, las excursiones toman vuelos mayores, tanto por los lugares que van a visitar, como por parte de quienes los realizan, en general los alumnos de los últimos cursos de la Formación Profesional. Ese año de 1973, “el 4 de agosto salen para Italia 30 alumnos de maestría, 3 Hermanos y un capellán para pasar 20 días; los gastos corren a cargo del trabajo realizado en horas extraescolares por los mismos muchachos”. En 1977, “los alumnos fi nalistas organizan un ambicioso viaje a Francia, Inglaterra y Escocia (cinco días en París, Londres y Edimburgo), han vuelto satisfechos de la experiencia y con superávit en las cuen-

43. Rapport de Visite de 1948. 44. Rapport de Visite de 1965. 45. Supplément à l’Historique pour l’année 1949.

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tas”. Al año siguiente el viaje de fi n de estudios, como así se le denominaba, fue al Norte de Italia, Suiza y Francia y, en 1980, a París. Al margen de estas excursiones y viajes de fi nal de estudios, hay también otro tipo de actividades que resultan más ilustrativas para la formación de los alumnos, nos referimos a las visitas que casi cada año y desde 1975 realizaban los alumnos de cursos superiores de Formación Profesional a la Feria de Herramienta de Bilbo. Esta actividad se mantiene a lo largo de las décadas de los años ochenta y noventa. Se trata, por lo tanto, de una actividad escolar más y no propiamente una excur- sión recreativa.

De la misma manera hay que entender el núcleo de actividades que se cele- bran a partir de 1982, año en el que se hicieron cursillos y conferencias sobre las drogas y varias conferencias sobre el “vicio” de fumar. En 1983 se celebró también el día del árbol, organizado por el Ayuntamiento de Zumarraga, y a partir de la década de los noventa tuvieron lugar una serie de excursiones y salidas a la naturaleza, generalmente en el mes de mayo; en esas fechas el Hermano “Javier Fernández va al caserío Legarrategi de Beizama con los alumnos de 5º de EGB para realizar un programa didáctico de una semana”46. Estas salidas de contenido didáctico y de experiencia medio-ambiental, también tenían un compo- nente convivencial como se pone de manifi esto a partir de 1993. A partir de ese año será el Hermano Alfredo quien se haga cargo de estas salidas que solían durar hasta una semana y a las cuales asistían los alumnos del ciclo superior de EGB.

La celebración de la Fiesta de La Salle, que se llevaba a cabo todos los años, era una buena ocasión para realizar diversas actividades lúdicas, deportivas y religiosas. Así, en 1997, la fi esta fue precedida de una solemne preparación: novena, murales, cuadros, pancartas, deportes y otras actividades variadas, de las que se encargaron varios profesores/as abnegados/as. La víspera de la fi esta hubo Eucaristía, libre para mayores y profesores, a la que acudieron los “generosos”. Por la tarde se desarrollaron los campeonatos fi nales de todas las actividades programadas a lo largo de la semana. El día del Santo Fundador se inició con la Eucaristía para los de Educación Primaria y, seguidamente, se desarrollaron las competiciones deportivas de los alumnos de Primaria y ESO. Al mediodía se sirvió un lunch para el profesorado y personal de servicio del centro a cargo de la Comunidad, al que acudió una treintena de profesores. En pareci- dos términos se comenta en el Histórico de 1998 la Fiesta del Santo Fundador, con asistencia voluntaria y nutrida. La víspera, por la tarde, se desarrolló el programa deportivo en el patio de la escuela. Al día siguiente, fi esta de La Salle, se tuvo la Eucaristía para los grupos de Primaria a las 9 h. con sus ofrendas res- pectivas. Otro tanto hicieron los infantiles un poco más tarde. La mañana de ese

46. Suplemento al Histórico para el año 1990.

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día se completó con un concurso gastronómico en los soportales de la escuela y con el lunch que se ofreció al profesorado a las 13 h. A decir verdad, el lugar del concurso gastronómico quedó convertido en un basurero que algún anónimo se encargó de limpiar para evitar el bochorno y la vergüenza de los comentarios que se hubiesen tenido al día siguiente, sábado, en los encuentros deportivos. Mención especial merece la celebración de la Fiesta de La Salle en 1970, ya que la Asociación La Salle celebró el día del fundador con un “baile en el Casino Mercantil con la actuación extraordinaria de un cantante regional, Benito Lerchundi. También el Hermano José Mª Valladolid presentó a la Asociación La Salle el ‘Ideario’ de dichas asociaciones, acto en el que se hizo una buena pro- paganda y entrega de dichos ‘idearios’ a los asistentes al acto”.

En los años siguientes se aprecia un conjunto de celebraciones como el día del Nieto, que “fue un encuentro agradable y maravilloso ver a los abuelos y nietos agarrados de la mano y gozando las dos infancias mutuamente”47. En sentido inverso ese mismo año el Hermano Félix acompañó a un grupo de chi- cos que estudian francés a Saint Etienne de Baigorri para que ejercitaran dicha lengua y como intercambio escolar entre ambos centros. También en esos años se organizó una curiosa tamborrada infantil que se celebraba en el mes de julio, además de teatro solidario, día de la Paz o Escuela de Padres48. Además de la presencia de las actividades deportivas en estas celebraciones también, en 1951, se organizó un campeonato de pelota entre los centros lasalianos de la provincia con alumnos y exalumnos. El campeonato lo gana la pareja de Zumarraga y el “regreso tras el campeonato no es para contar”.

Al igual que ocurrió en los centros de San Luis y Los Ángeles de Donostia, este centro de Zumarraga compartió durante un par de años los campamentos celebrados en Opakua. Así pues, el primer campamento tuvo lugar del 13 al 29 de julio de 1966 en dicha población alavesa, junto a un bosque de hayas; el tiempo fue bueno, con excepción de la primera noche en la que hubo una fuerte tormenta; se desarrolló en las instalaciones de FORTUNA (desconocemos a qué tipo de instalaciones se refi ere) que contaba con un rústico fogón, una serie de grifos para el aseo y retretes rudimentarios. A él acudieron 120 alumnos de los centros de Herrera, Donostia y Zumarraga que fueron divididos en sectores en relación a su centro de procedencia; dentro de cada sector los alumnos se organizaron libremente en grupos de seis que se denominaron escuadras y ocupaban una tienda. La organización era claramente “militar” con un jefe de campamento, el Hermano José Antonio Fernández, de quien dependía todo el personal y la actividad del campamento, también había un segundo jefe de formación, D. Ángel Acosta, falangista, a cuyo cargo estaba la consigna diaria y

47. Suplemento al Histórico para el año 1999. 48. Suplemento al Histórico para el año 2000.

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la dirección del periódico-crónica que presentó cada escuadra; un tercer jefe de actividad, D. Ángel López-Camacho, también falangista, quien se encargaba de la gimnasia; además de los Hermanos en cuyas espaldas recaía la responsabi- lidad de la formación religiosa, deportes, paseo de rastreo, canto, etc. Para el servicio estaba destinado el Hermano Antonio, que se encargó de las cuestiones económicas, el Hermano José Irízar que hizo las funciones de cocinero y tres señores del pueblo y un chófer con un Land-Rover al servicio del campamento. Asimismo, disponían de un médico, D. Francisco Hidalgo, que estaba todo el día a disposición de los acampados y un capellán, aunque hubo algunos problemas con la Jefatura Provincial para su nombramiento; los últimos días este puesto lo asumió D. Manuel Zaldua.

Todas las actividades estaban controladas y se daban puntos con una recom- pensa fi nal: limpieza (cada escuadra debía cuidar de su tienda, mesa de come- dor, petates, aseo, vajilla, etc.); deportivas, los asistentes, divididos en grupos participaron en una olimpiada en la que se practicaron fútbol, balonvolea, balon- mano, carabina, natación, etc. y culturales, que se dividían en varios tipos:

a) consigna, en el acto de izar banderas el Jefe de formación daba la con- signa del día (una frase comentada) y con ella la oración matinal,

b) Máxima, en el acto de arriar banderas, un Hermano impartía una refl exión religiosa,

c) Clases de orientación sobre el periódico-crónica, primeros auxilios, canto, naturaleza, etc.,

d) Fuego de campamento que se solía realizar después de la cena. Alrededor del fuego se contaban anécdotas, se recitaban escenas teatrales o se hacían representaciones musicales,

e) Revista, todos los días se examinaba cada escuadra, puntuando la lim- pieza, la consigna y la máxima que debían recordar,

f) Izar banderas, para lo cual se seguía un ritual formando los tres sectores ante el mástil, se rezaba una oración y se izaban las banderas nacional, carlista y falangista mientras se cantaba el “Cara al sol”,

g) Arriar banderas, siguiendo el mismo ritual que en la izada, se rezaba la oración de la noche y la máxima religiosa y se terminaba con la ofrenda a la Cruz de los caídos con las voces de costumbre. En ese momento se daba el orden del día siguiente y se hacían públicas las puntuaciones obtenidas por cada escuadra, haciéndosele entrega de un banderín a la que obtenía mayor puntuación.

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El horario de actividades era el siguiente:

8 h. Diana musical, Santa Misa voluntaria y desayuno; 10 h. Izada de banderas y revista de tiendas; 11 h. Clase, gimnasia, olimpiada, baño; 14 h. Comida y descanso; 16 ½ h. Canto, clase, deporte, baño; 20 ½ h. Arriada de banderas y preparación de petates para dormir; 21 h. cena, fuego de campamento y descanso.

Como pusimos de manifi esto, al referirnos a esta cuestión en los casos del Colegio San Luis de Herrera y en el de Los Ángeles de Donostia, los Hermanos no estaban muy de acuerdo con este tipo de actividad veraniega, por lo que estos campamentos duraron dos veranos, pues ya a partir de 1969 se cita que “los alumnos de la escuela tienen su primer campamento organizado por ella misma, lo dirige el Hermano Joaquín Irastorza y se lleva a cabo en Santa Cruz de Campezo”. Es decir, que es el propio centro el que, por primera vez, en ese año organizó su propio campamento, distanciándose así de ese otro tipo de campamento organizado por la organización juvenil de la Falange. A partir de ese año, se menciona la realización de estos campamentos, por lo menos hasta 1976. En el año 1972 se celebró conjuntamente con los alumnos del centro de Andoain y también “otro grupo a las órdenes del Director se trasladan a Nalda y se dedican a la recogida de fruta ayudando con sus benefi cios al asilo de la loca- lidad”. En 1977 se realizó el campamento en San Asensio, para los alumnos de EGB, y al año siguiente se trasladaron a Huarte-Araquil.

Uno de los aspectos más llamativos de este centro, en cuanto a las activida- des extraescolares fueron las sesiones de cine, que ya desde 1938 se pusieron en marcha. En ese año, el Histórico señala que “tuvo excelente acogida la idea del Hermano Juan de dar los domingos y festivos sesiones educativas de cine. Se aprovecha este medio moderno de recrear para nuestros fi nes de educadores cristianos, pues se escogen con exquisito tacto las películas que se proyec- tan de modo que sólo se proyectan aquellas que persiguen fi nes francamente morales y de las cuales con un poquito de buena voluntad se pueden deducir enseñanzas provechosas para la vida”. La continuidad de esta actividad era una referencia en el pueblo durante las décadas de los cuarenta y cincuenta. Tal era el éxito obtenido que de alguna manera afectaba a la vida de la comunidad por los requerimientos y exigencias de la misma, de forma que el Hermano Visitador en 1953, expresa su opinión al respecto ante algunas quejas sobre el cine y en los avisos al Hermano Director le dice que “parece haberse complicado excesi- vamente la marcha de la comunidad con el cine de los sábados y los domingos

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y la asistencia diaria a los locales de la Escuela de Antiguos Alumnos y simpati- zantes hasta bastante avanzada la noche. Vea si guardan relación las ventajas obtenidas con las molestias que originan”. En los años siguientes parece que esa actividad se llevó a cabo sólo los domingos, y que en opinión del Hermano Visitador estaba bien orientada, aunque en 1957 le recuerda al Director que “debe evitar que entre en el cine colegial ninguna niña”. A partir de 1952 en todas estas actividades de cine aparece implicada la Asociación de Antiguos Alumnos que logró aglutinar todo un abanico de actividades promovidas o apo- yadas por la misma.

Con respecto al cine escolar, en 1978 surgirá un problema pues a partir de enero se observaba poca asistencia; el motivo de ello era la apertura de un cine público: “la apertura del cine Itza-salón nos ha hundido. Han puesto a la misma hora y al mismo precio la entrada y por la novedad y salón ofi cial, los chavales acuden allí. Se habla de cerrar el nuestro. El 16 de enero se trata el tema en la Comunidad y se acuerda el cierre, hay desacuerdo con esta decisión por parte del Comité y la Comunidad decide continuar algunos domingos más”. No obstante, en enero de 1980, a petición de los padres, se pone en marcha nuevamente el cine escolar, que ya comienza a ofrecer algunos benefi cios a sus promotores. Así, fi nalizada la temporada de cine-escolar, en junio de 1981 dejó una ganancia de 41.021 pesetas; al año siguiente estas ganancias fueron de 74.879 pesetas, pero ya en 1984 se suprimieron defi nitivamente las sesiones del cine dominical.

La Asociación de Antiguos Alumnos

En la primera etapa de este centro, ya pudimos observar el surgimiento de la misma y la activa vida que llevaron en la misma. No obstante, tras unos años en los que desaparece cualquier mención a sus actividades, en 1950 vuelve a reorganizarse49. Así, el primero de enero de ese año, el Hermano Director recibe una Comisión de Antiguos Alumnos para tratar de reorganizar la Asociación de los mismos. Hay mucha animación. Por parte del Director se da toda clase de facilidades. El día 5 hay una nueva reunión con algunos miembros de la Junta de Patronato. Una de las conclusiones es imprimir una circular con su Boletín de inscripción y repartirla. A fi nal de mes se empieza a repartir los Boletines de inscripción siendo la animación extraordinaria. La Comisión confecciona listas y, el 18 de mayo, se celebró la fi esta de los exalumnos; de víspera, los cohetes anuncian los actos: “a las 9, alumnos y exalumnos acuden al colegio, donde se forma el cortejo para asistir a las 10 a la solemne Misa Mayor. Vemos exalumnos

49. En el libro de Prada (2005): Op. Cit. se recogen los nombres de los directivos de esta Aso- ciación durante las diferentes etapas.

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que llegan de Vitoria, Pamplona, Irún, etc. una concurrencia nutridísima. Pocos minutos antes de las 10 se dirigen los exalumnos, precedidos de los actuales, a la parroquia; en la Misa Solemne, dirige unas palabras a la concurrencia el celoso sacerdote, también exalumno, D. Nicolás Apaolaza, llegado de Azpeitia. Después de la misa tiene lugar la Asamblea General en el Colegio. Nunca se han visto estos actos tan concurridos. Reina gran entusiasmo y compañerismo entre los asistentes. En la Asamblea tiene lugar el cambio de Junta de Patronato y nom- bramiento de la Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos. A la hora seña- lada se reúnen los 203 exalumnos en fraternal ágape; el lugar escogido es el frontón. A todos estos actos acuden las autoridades de la villa. Son muchas las felicitaciones recibidas por el paso dado, siendo deseo de todos que estos actos se repitan cada año”. Efectivamente, al año siguiente, los Antiguos Alumnos celebran el 13 de mayo su fi esta anual. Se representan dos obras de teatro y se imponen insignias de Antiguos Alumnos, se venden las 200 de las que disponían. Luego hubo un banquete con asistencia de las autoridades locales.

En 1952 se continuó con esta euforia organizativa de 1950, y el dos de febrero de aquel año se realizó una proyección de cine sonoro a la que acuden unos 60 exalumnos; es una prueba con vistas a la adquisición de una máquina por parte de la Asociación de Antiguos Alumnos. El 14 de marzo se hace una nueva prueba y se decide su adquisición. El 18 llega la máquina y a las 8 de la noche, tras su bendición, se da la primera sesión a los Antiguos Alumnos y al día siguiente a los alumnos. Nuevamente se realiza una sesión en mayo, con motivo de la fi esta del Sto. Fundador. También ese mismo año se hizo una representa- ción teatral en el Salón Parroquial. La opinión del Hermano Visitador en aquellos años era muy favorable, debido a los resultados que estaban alcanzando. Para 1953 la Asociación ya contaba con 453 asociados y ese mismo año se abrió una Sala de juegos, y comenzaron las sesiones de cine con las que la Dirección de la Escuela recrea al alumnado en los días festivos del curso. También se celebró un ágape al que acudieron 200 exalumnos. En los años siguientes se lleva el mismo ritmo de actividades, sobre todo por lo que respecta al uso de la Sala de juegos y de las clases nocturnas. Así, en 1954, 1955 y 1956 se repiten parecidos comentarios sobre dicha sala, “donde acuden después de su trabajo un buen número de jóvenes obreros. También hay algunos que se prestan para dar algunas lecciones de contabilidad y dibujo”50 y en 1957 el comentario del Histórico de ese año es el siguiente: “la Asociación de Antiguos Alumnos tiene 467 asociados […]. En el edifi cio de la escuela tienen un salón de juegos, donde acuden después de las horas de trabajo los asociados. Por las tardes de 7½ a 8½ tiene organizadas la asociación clases nocturnas para jóvenes obreros y analfabetos. También ha colaborado para la amortización de la máquina de cine para niños”.

50. Supplément à l’Historique pour l’année 1954.

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A partir de 1960 la asociación, a pesar de que mantiene parecido número de socios, comienza a languidecer, sobre todo por la carencia de locales. A pesar de ello, llegaron a organizar la cabalgata de Reyes, que continuaría mantenién- dose hasta casi la década de los noventa. También organizaban alguna carrera ciclista a lo largo del año, que se unirían a otro conjunto de actividades ya tradi- cionales, como señala el Histórico de 1963: “los exalumnos organizan las activi- dades clásicas: carrera ciclista, reunión y ágape así como campeonato de fútbol y competición atlética”. Con motivo del Cincuentenario, en 1964, “la Asociación de Exalumnos no olvidó al gran público. Lo animaron con prensa, competiciones ciclistas y grandiosa tamborrada infantil que de manera especial en su recorrido por las calles de Zumárraga y Villarreal, pueblo vecino, hizo estallar aplausos a la sin par concurrencia mientras recibía elocuente instrucción de la esencia del cincuentenario por medio de las carrozas”51.

Después de casi cinco años de escasa actividad, a partir de 1970, la Asociación vuelve a revitalizarse, con sus asambleas mensuales y la organiza- ción de todo tipo de actividades. Para empezar, la Asociación La Salle en diciem- bre de 1970 organizó un concurso de villancicos comarcal e “igualmente en su labor de promover la cultura durante este trimestre se han tenido los ‘martes cul- turales’, consistentes en charlas, conferencias, cine-forum, proyección de docu- mentales de diverso género, etc. La aceptación ha sido estupenda en nuestro pueblo. Igualmente ha fomentado el buen escribir con la organización de un cer- tamen de redacción en castellano y en vasco. 117 muchachos de ambos sexos participaron”. A partir de entonces parece que esta actividad se mantiene con los denominados “martes culturales” día en los que se impartían conferencias religiosas, educativas, culturales, etc. En el mismo sentido, la directiva de los Antiguos Alumnos y un grupo comprometido organizan manifestaciones deporti- vas y culturales: martes culturales, organización de la VI Asamblea de Antiguos Alumnos de España, concursos comarcales de redacción, villancicos, adorno de escaparates, misas, etc. En la VI Asamblea nacional de Antiguos Alumnos una tarde se dedica al recibimiento, exhibiciones eúskaras en la Plaza de Legazpi, merienda y despedida52. En los años siguientes continuarán todo este tipo de actividades, algunas de ellas, como las conferencias, irán registrando menos público, pero no así las sesiones de cine-forum que tenían un enorme éxito de público.

Pero la Asociación no sólo se preocupaba por estas actividades cultura- les, sino que también promovió conferencias y discusiones sobre las reformas educativas que se estaban realizando en la década de los setenta, celebrando incluso una asamblea sobre el tema en 1974. También en junio de 1976 y en

51. Supplément à l’Historique pour l’année 1964. 52. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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algunos años organizaron una excursión para los ancianos del asilo en coches particulares. Esta atención con los ancianos de Zumarraga, volverá a manifes- tarse en 1982, pues el 6 de enero, siguiendo las costumbres de años anteriores, el Hermano Director con varios miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos suben a la Residencia de ancianos a dejarles obsequios entregados por las familias de los alumnos. Pero ya en la década de los ochenta comienza a decaer la asistencia a las asambleas de antiguos alumnos, a pesar de que continúen ofreciendo alguna que otra actividad como un concurso de redacciones en 1982, al que acudieron un centenar de propuestas. En los años noventa, continuarán con este ritmo de actividades y con las asambleas anua- les, hacia el mes de junio, que eran aprovechadas para celebrar un lunch entre todos los asociados que acudían.

La vida religiosa del centro

Así como en las actividades escolares y extraescolares el centro disfru- taba de una dinámica activa, promovida tanto por los Hermanos como por la Asociación de Antiguos alumnos, en cambio por lo que respecta a la vida reli- giosa no parece que se llevara una vida muy activa. Así, como era tradicional en el centro se celebraban las festividades religiosas propias del calendario, sobre todo la fi esta de San José y la del Fundador. Sin embargo, no parece insistirse en otras fi estas religiosas, más allá del mes de mayo en honor a la Virgen o los triduos en honor del Beato Benildo. Por otra parte, el 30 de junio de 1940 se inauguró un monumento al gran patriarca San José, encargado a un escultor de Donostia, promovido por los exalumnos, y sufragado por sus- cripción. Acudieron autoridades civiles y eclesiásticas, siendo el padrino del acto D. José Aparicio.

Otro tipo de actividades tenían que ver con los exámenes de catecismo que ya desde 1939 comienzan a celebrarse. En ese año, los alumnos del cen- tro obtuvieron los tres primeros premios en los exámenes de Catecismo de la parroquia, celebrados con motivo de la Primera Comunión de los niños. Otros años, este concurso de catecismo se celebraba entre clases del mismo cole- gio. No obstante, también la parroquia se sentía responsable de la formación catequística de los niños, con lo cual surgiría algún roce con el Cura Párroco, como ocurrió en 1942: “desde el mes de octubre los niños de estas escue- las acudirán al catecismo parroquial los lunes y miércoles de cada semana y a la misma hora que ordinariamente tiene lugar en nuestras clases. Este acuerdo se tomó a consecuencia de unas reclamaciones formuladas por el Sr. Párroco, informando seguidamente al Hermano Visitador, el cual, aunque no muy complacido con el sistema de preferir el catecismo de unas jóvenes al de los Hermanos toleró lo dispuesto”. Bajo la responsabilidad de los Hermanos en 1964 se abrió en el Barrio de Echeverría una modesta clase de catecismo

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dominical. También los ejercicios espirituales tuvieron su presencia, aunque se hace escasa mención a los mismos.

Lo que sí parece una especie de Guadiana es la organización de las asocia- ciones apostólicas, pues en algunos años parece que están funcionando y al año siguiente el Hermano Visitador recuerda en sus informes la necesidad de organi- zarlas. Como ocurría en 1948 en que dice que “sería de desear que hubiera entre los alumnos alguna asociación piadosa como Cofradía del Niño Jesús, Cruzados Eucarísticos, Congregantes, etc.” o en 1949 en que recomienda la conveniencia de organizar en las dos clases inferiores la Archicofradía del Niño Jesús y en las de los mayores los aspirantes de Acción Católica. En 1952 el Hermano Visitador felicita a la comunidad por la puesta en marcha de las Asociaciones piadosas que han organizado, la frecuencia de Sacramentos que tienen entre ellos y el acierto conseguido para entretenerlos en el Colegio las tardes de los domingos y días festivos. También en 1950, el Director recibió la visita del Presidente y Secretario de la Adoración Nocturna de la localidad. El objeto de ella es solicitar del mismo que se restablezca el Turno de Tarsicios en la escuela. El Hermano Director, creyendo haber algún inconveniente por parte de la parroquia, no les da su palabra hasta entrevistarse con el Sr. Párroco y proponerle el asunto. Por su parte, los dos visitantes, cambian impresiones también con el Sr. Párroco. En la entrevista del Hermano Director y el Sr. Párroco éste da su conformidad para que se restablezcan el Turno de Tarsicios y un grupo de Acción Católica. El 2 de febrero tiene lugar la primera vigilia de Tarsicios en la Iglesia parroquial, se reúnen a las 6½ y es presidida la ceremonia por el Sr. Párroco; en la misma, los adoradores Tarsicios causan admiración por su piedad y recogimiento y, posteriormente, se sacan unas placas fotográfi cas a los Tarsicios, grupo de Archicofrades del Niño Jesús y Acción Católica.

Así hasta 1957, y no todos los años, se menciona el hecho de que están funcionando la Congregación del Niño Jesús que hace su novena mensual o la de los Tarsicios con una vigilia ritual mensual, como se refl eja en los Informes de visita de 1954 y 1955, pero en 1957 se dice que ambas asociaciones tienen poca actividad y que no existía ningún grupo de Acción Católica. A partir de 1959 el Hermano Visitador recomienda al Director del Centro que organice estable- mente la Congregación del Santísimo Niño Jesús y en esta tesitura va a conti- nuar durante los años siguientes, recordando al Director en 1962 que procure “que se pongan prontamente en marcha las asociaciones piadosas que ayuden a promover la generosidad y piedad de los alumnos mejor dispuestos”. Parece que en 1965 comenzó a atenderse esta solicitud, aunque no en el sentido soli- citado, pues se menciona la Congregación Mariana y la Unión de Catequistas, de la cual se espera buenos frutos, pero no se sabe nada de las otras organi- zaciones piadosas. Tan sólo en el Histórico de 1971 se dice que “funciona la Congregación del Niño Jesús con la fi nalidad de formar a los niños en la vida cristiana y ayudar con sus oraciones en el cultivo de vocaciones”.

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Al margen de esta situación inestable, en la década de los ochenta y noventa se registran otro tipo de acontecimientos, como la reunión celebrada en 1985 en las Escuelas por unos 500 jóvenes de toda Gipuzkoa para tratar temas de la Iglesia y la Juventud. En esta reunión el Sr. Obispo presidió la Eucaristía. En 1992, el 6 de mayo, se celebró una reunión Comunitaria a la que asistió el Sr. Párroco de Legazpi, donde les informa de su preocupación, como Arcipreste, por la enseñanza religiosa en la Escuelas (quiere que se nombre un responsable de enseñanza reli- giosa) y pide que se encargue de ello un Hermano, a lo que se le responde que los Hermanos estaban muy cargados de trabajo y que no pueden hacerlo, ya que ade- más de sus clases cooperan con las actividades parroquiales, etc. Estas últimas décadas no parecían propicias a muchas actividades que tuviesen que ver con la vida religiosa, pues ciertamente son escasas las referencias a este tema.

Por lo que respecta a las vocaciones no puede afi rmarse que fuese un centro que no diese sus frutos, pues de los años en los que consta información sobre este tema, es decir, entre 1939 y 1979, existe un goteo constante de vocacio- nes. Cada año se aprecia que existe, por lo menos, una vocación, aunque lo normal es superar esta cifra existiendo una media de unas cuatro vocaciones por año. Es cierto que existen años que hasta sorprende el número de voca- ciones, como en 1944 con ocho vocaciones, o en 1947 con siete, o 1956 con seis, pero el año sorprendente es el de 1964, con catorce vocaciones (siete al Aspirantado de San Asensio, cuatro al Seminario diocesano, dos al Seminario pasionista y una al Seminario de los benedictinos). La mayoría de estas vocacio- nes eran para el Seminario diocesano, aunque también los Hermanos lograron alguna vocación, como constata el propio Hermano Visitador en 1948: “para el seminario salen muchos. Para religiosos pocos”.

A pesar de que esta situación no era ni mucho menos negativa, el Hermano Visitador cuidaba en sus recomendaciones de animar a los Hermanos en este campo que, según su opinión, en 1946 no era apropiada, pues “no trabajan bas- tante”, al constatar que no existía “mal ambiente para las vocaciones”53; esta recomendación se irá repitiendo a lo largo de los años. Ya en los años sesenta el Hermano Visitador habla del empeño de los Hermanos, del buen ambiente, de la buena disposición de los alumnos, variando totalmente de opinión en 1963 en que afi rma que “es de agradecer a Dios las vocaciones con que premia los sacrifi cios de los Hermanos en Zumárraga. Sigan poniendo los medios para conseguirlas y hagan santa violencia al cielo para que los alumnos mayores de la escuela sean generosos a la llamada del Señor”. Claro que ese año la cose- cha fue importante, con seis vocaciones, dos de ellas para San Asensio, pero inmejorable sería al año siguiente, en que se registran catorce, como hemos mencionado previamente.

53. Rapport de Visite de 1946.

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A partir de 1971 las escuelas recibieron la visita del Hermano encargado del fomento de las vocaciones, y que al parecer realizó una buena labor entre los muchachos, como se apreciará todavía hasta fi nales de la década de los setenta. La preocupación en el decenio de los noventa, en cuanto a este tema, se centra en los medios para obtener vocaciones a la vida religiosa, pero la comunidad de Hermanos es más bien pesimista, debido a las difi cultades que se observan, por ejemplo en 1994, pero también en los años siguientes donde las reuniones de comunidad no daban con el camino a seguir en el tema de las vocaciones lasalianas.

Profesorado

La evolución del profesorado de este centro, a la vista de los datos que poseemos sigue la misma tendencia que se observa en la mayoría de los cen- tros que han tenido tan larga duración. Es decir, la presencia mayoritaria de Hermanos durante un prolongado espacio de tiempo, en este caso hasta 1986, la incorporación de profesorado seglar masculino a partir de 1958, pero que va aumentando hasta alcanzar cifras que sobrepasan a los Hermanos, sobre todo a partir de 1985 hasta 1995 y la tardía incorporación de profesorado seglar femenino desde 1973, pero que desde 1996 superan tanto al profesorado mas- culino seglar como a los Hermanos. Se trata, por lo tanto, de tres tendencias que se ajustan a las necesidades y cambios que se producen en el centro, con la impartición de la enseñanza profesional y posteriormente con las reformas de los años noventa y la progresiva feminización del profesorado en todo el sistema educativo como telón de fondo en esos años.

Por lo que respecta a los Hermanos, después de los primeros años en los que la comunidad de Hermanos ronda los siete, a partir de 1944 y hasta 1962, los Hermanos dedicados a la docencia eran cuatro, y cinco desde 1955. Es decir, mientras el centro impartía enseñanzas de primaria, hasta 1953, el grupo de Hermanos no superó los cuatro. Sin embargo, con la incorporación de las enseñanzas profesionales a partir de 1953 irá ascendiendo el número de Hermanos estabilizándose entre los diez y los quince entre 1962 y 1986. Es decir, es una comunidad importante de Hermanos dedicados a la docencia, a los cuales había que sumar el profesorado seglar que se fue incorporando en esos años. No obstante, hay que señalar algunos datos para poder entender la dedicación de los Hermanos a la docencia. Así, el primer dato que llama la atención es la gran movilidad que se registra en la comunidad, pues entre 1940 y 1960 pasaron por el centro 38 Hermanos, importante cantidad que refl eja la escasa permanencia del profesorado en el centro, la mayoría de ellos con dos o tres años de permanencia. Tan sólo cinco Hermanos permanecieron cinco o más años, algunos de ellos ejerciendo labores de dirección. Entre ellos podemos señalar los Hermanos Luis Domingo que permaneció seis cursos, entre 1942

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y 1947, siendo director los dos primeros años; Javier Patricio con cinco cur- sos (1942-1946); Juan Norberto, con siete cursos (1946-1951), Hipólito Ángel con siete cursos también, siendo director entre 1947 y 1953, Antonio Néstor que permaneció nueve años entre los periodos de 1950-1953 y 1956-1964, y Leoberto Fernando que permaneció cinco cursos, entre 1954 y 1958, siendo director en 1954.

En los diez años siguientes pasaron por el centro cuarenta Hermanos, siendo así que, en muchos años, se aprecia la presencia de un Hermano tan sólo durante uno o dos cursos escolares, aunque los Hermanos siguientes superaron los cinco años de permanencia en el centro: Enrique Manuel, Joaquín de Jesús, Justo Pascual, Leopoldo Ignacio, Justo María y Santiago Eloy. A partir de los años setenta hasta la actualidad es posible que la presencia de los Hermanos haya superado estos datos; con la información que poseemos no podemos afi rmar quienes fueron esos profesores, aunque sabemos, por ejemplo, que el Hermano Francisco Javier llegó a permanecer diez años entre 1970 y 1980. Es difícil encontrar una explicación a tanta movilidad de Hermanos; caben muchas interpretaciones que no podemos confi rmar a falta de datos, pero es posible que los cambios estructurales de las enseñanzas, la cercanía de otro centro como el de Legazpi, o las propias decisiones del Distrito tuvieran que ver con este fenó- meno. También hay que señalar que al inicio del curso 1976-77 se reestructuró la Comunidad y, por primera vez, se separan los cargos de Director del Centro y Director de Comunidad; “el de Comunidad es elegido por los miembros de la misma y recae en el Hermano Cecilio Sáenz que acaba de llegar de Irún, tras el cierre del Colegio-Bachillerato y el del centro en el Hermano Javier Haya, nom- brado por el Hermano Visitador. Estos dos cargos los ocupaba hasta la fecha el Hermano Carmelo Santamaría que ha sido destinado al CEL y Salamanca para su perfeccionamiento personal y merecido descanso”54.

Con respecto a la formación de los Hermanos, el Hermano Visitador reco- mienda que preparen bien sus clases y las den con entusiasmo, constatando la necesaria dedicación a esta labor. Al margen de estas recomendaciones resulta interesante resaltar el hecho de que muchos Hermanos estaban preocupados por obtener la titulación necesaria para su labor docente. Así, durante muchos años, entre 1958 y 1970, se refl eja en los Históricos, la asistencia de Hermanos a los exámenes de “escalafón”, suponemos que se trata de oposiciones de magisterio ofi cial, aunque la mención que hacen es escueta. Tal es el interés por estos exámenes que en 1967 se dice que la “comunidad se convierte en agosto en centro de estudios para varios Hermanos del distrito que se van a preparar para el examen de escalafón del Magisterio”55. Además en 1958, y

54. Suplemento al Histórico para el año 1976. 55. Suplemento al Histórico para el año 1967.

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“durante todo el resto de las vacaciones, el Hermano Luis Arsenio y el Hermano Luis Mª se trasladan todas las tardes a la vecina comunidad de Legazpi para componer los libros de matemáticas”. Se trataba de una labor importante para la docencia.

A partir de 1970 comienza a detectarse otro tipo de preocupaciones entre los Hermanos y que están relacionadas con la propia formación permanente: por una parte, la asistencia a cursos sobre diferentes temas relacionados con la educación; y por otra, el seguimiento de cursos de euskera que les capacite para la impartición de las clases en esta lengua. Por lo que respecta a los cursos de formación permanente, ya en 1970 unos Hermanos asisten a unas jornadas pedagógicas celebradas en el propio centro organizadas por la Inspección de Primera Enseñanza. El Hermano Director, en agosto de ese año, se traslada a Tarragona para seguir un curso de enseñanza individuali- zada. En los años siguientes otros Hermanos acuden a cursos celebrados en El Escorial sobre perfeccionamiento de la pedagogía moderna (1974), a San Asensio, sobre programación (1975), a Mondragón sobre perfeccionamiento en la Electrónica (1980), incluso en 1985 varios profesores se trasladaron a algunas escuelas de Bretaña con el fi n de “ir captando los métodos de una enseñanza más activa”; o en 1980 y a lo largo del año el profesorado de EGB asistió a diversos cursillos para la puesta a punto de las nuevas orientaciones dadas sobre la EGB. El profesorado de FP acudió, sobre todo en el mes de julio, a diversos cursillos organizados por La Salle o el Gobierno Vasco para las distintas especialidades. Pueden destacarse los de Laboratorio de Física- Química y mecánica-electricidad del automóvil con la fi nalidad de impulsar estas secciones en la Escuela, etc., siendo los años noventa especialmente activos en cuanto al seguimiento de cursos tanto internos como externos para actualizarse con respecto a las reformas educativas de esos años. Obsérvese como ejemplo las actividades llevadas a cabo durante 1992 y 1993: “un cursi- llo para los profesores de nuestros colegios de Eibar, Beasain y Zumarraga con vistas a renovarnos pedagógicamente de cara a la Reforma de la Enseñanza; los Hermanos Juan Landa, Alfredo y Jesús Mª Elgarresta van a San Asensio para tres días de estudio sobre el Plan de Reforma de la Enseñanza; el Sr. Montero da una conferencia en el centro en torno al programa a seguir para la preparación de la reforma de la LOGSE; en la reunión comunitaria de abril se trata el futuro del centro para cuando se implante la Reforma de la Enseñanza; los Hermanos Juan y Alfredo asisten en Santiago de Compostela a una reunión semanal sobre la Reforma de las Enseñanzas; el Hermano Xabier con el profe- sor Juan Arbizu acuden a Irun a un cursillo sobre la reforma”. Asimismo, algu- nos Hermanos asisten a algunos eventos dentro de La Salle para actualizar sus conocimientos, como en 1990 en que asisten a un simposium europeo de los centros de La Salle sobre el tema de la educación, o el Hermano Juan, con directores de otros centros, visita varios centros de La Salle en Francia para recoger experiencias para mejorar la enseñanza en sus Escuelas, en

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1993. Una vez superada esta fase de la preocupación por las reformas, el paso siguiente, como se ha visto en otros centros, es la preocupación por la calidad en la enseñanza para ellos, donde el Hermano Guillermo en 1998 dio diferentes conferencias en las tres capitales vascas sobre la calidad de la enseñanza.

Por lo que respecta a la asistencia a cursos de euskera, la cuestión suponía un esfuerzo mayor y más continuado. En este sentido, se puede apreciar cómo a lo largo del curso 1976-77 se organizó un curso de euskara para el profesorado ya que “las circunstancias ambientales y las nuevas perspectivas docentes de la zona exigen un esfuerzo en este sentido”. Durante el curso siguiente, seis Hermanos acudieron a cursillos de Euskara nocturnos en Legazpi, pues “la pre- ocupación por aprender y perfeccionar el euskera se ha acentuado últimamente y la presión que se va ejerciendo a los centros es patente”56. En 1978 es el Hermano Cecilio quien va al caserío Arretxe a practicar el euskara. Pero en gene- ral, la mayoría de los Hermanos “siguen tomando en serio su formación perma- nente y aprovechan cuantas oportunidades tienen para ello […]. Así, a lo largo del curso escolar, seis Hermanos han acudido a la Gau-Eskola de Legazpia, dos han obtenido el título de profesor que les acredita para impartir en esta lengua. Durante el verano se complementó el curso mencionado con otros dos cursi- llos, uno en Lazcano y otro en la Universidad de Deusto”57. Todavía en 1980 dos miembros de la Comunidad fueron a Donosti para un cursillo de euskara, y en 1983 un profesor es liberado de sus tareas docentes para dedicarse plena- mente al aprendizaje del euskara.

El Profesorado seglar

El profesorado seglar fue incorporándose a la nómina del centro a partir de 1958, pero ya el año anterior el Hermano Visitador recomienda al Director de las Escuelas que “no descuide ni omita esfuerzo por completar el cuadro de profe- sores con algún auxiliar seglar”58 y ya al año siguiente el Histórico reconoce que “este curso nos hemos visto en la necesidad de acudir a un profesor seglar”, sin que conozcamos la razón de esa incorporación y no la de otro Hermano. En 1962 el número de profesores seglares permanentes ha ido aumentando llegando a cinco que todavía en 1964 continúan siendo los mismos. Resulta curiosa la anotación que en 1966 se hace en el Histórico, ya que confi rma lo que hemos comentado sobre la escasa permanencia de los Hermanos en el centro, al afi rmar que “los profesores seglares son más estables que nosotros”.

56. Suplemento al Histórico para el año 1977. 57. Suplemento al Histórico para el año 1978. 58. Rapport de Visite de 1957.

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Es cierto que las referencias que se hacen al profesorado en los Históricos anuales son escasas, pero lo que ya resulta llamativo es que muchas de las mismas estén relacionadas con las reivindicaciones salariales o la celebración de días de huelga. Dos aspectos que, en muy pocas ocasiones, son objeto de reclamación por parte de los Hermanos. Por lo tanto, cabe pensar que esta insistencia se debía más a la extrañeza que pudieran suscitar que a un sesgo en la información. Así, entre 1976 y 1988, se menciona en cuatro ocasiones cues- tiones relacionadas con las huelgas; en 1976 el profesorado planteó al centro y al Comité un serio problema a la hora de sus reivindicaciones salariales, al no impartir clase por más de una semana. En 1981 el motivo de la huelga del pro- fesorado se debe a su disconformidad con el Estatuto de la Enseñanza. El 15 de febrero de 1985 los profesores de Formación Profesional se negaron a repartir las notas en protesta de su situación salarial. Este tema seguirá planteándose a lo largo del curso y como consecuencia de ello se decide cobrar doce mensua- lidades. Los días 30 y 31 de mayo se hace huelga en protesta por la situación de la enseñanza privada. Finalmente, el día 25 de febrero de 1988 fue de triste recuerdo según recoge el Histórico de ese año, “ya que da comienzo una huelga que dura casi un mes entero. Nosotros no por no ganar sino por solidaridad con los demás. En los claustros no hay unanimidad, pero por mayoría salen todos a la huelga. Hay que constatar que esta huelga nos ha puesto en mayor tensión entre el profesorado seglar y religioso. El 22 de marzo se reanudan las clases”.

Vida comunitaria y actividades religiosas

A través de los Informes de Visita que anualmente realizaba, el Hermano Visitador refl eja de alguna manera algunos aspectos de la vida comunitaria de los Hermanos, que a nuestros efectos tiene un interés colateral. En algunas de estas recomendaciones quedan refl ejadas muchas veces las opiniones del Visitador en función de las observaciones que haya podido hacer. Así, por ejemplo, durante los primeros años después de la Guerra Civil, el interés del Visitador parece centrarse en saber si los Hermanos hablaban de política, constatando que en 1940 no hablaban de política, pero en cambio en 1945 se hablaba de la Segunda Guerra Mundial, pero en los años sucesivos parece que no hablaban de política. También otro objeto de preocupación era el relativo al juego de la pelota, que parece que jugaban pero sin abuso, sobre todo los domingos y en vacaciones.

Otras recomendaciones, además de las ya referidas sobre la disciplina o la enseñanza intuitiva, tienen una mayor curiosidad. Por ejemplo, en 1948 el Hermano Visitador les hizo a los Hermanos la siguiente recomendación: deben ir con som- brero cuando acompañen a los niños a misa y siempre que salgan de casa. No se dejen tanto pelo y no se hagan la raya. Tres elementos de distinción que pueden llevarnos a la sonrisa, pero que sustentan la obediencia y disciplina. Asimismo, se prodigan recomendaciones sobre el trato con los alumnos, de forma que la con-

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fi anza necesaria para la relación entre alumno y profesor, no “degenere en falta de respeto”59. Otras opiniones se ajustan al cuestionario que debía rellenar el Hermano Visitador, de manera que no era nada aconsejable que los Hermanos tuviesen demasiado trato con la cocinera, más que el “estrictamente necesario”. A pesar de estas recomendaciones, la opinión del Visitador solía ser favorable, como en 1962, pues los “Hermanos que actualmente componen la Comunidad se hallan dotados de la mejor voluntad. Bien dirigidos por el Director, de larga experiencia”, después de algunos años donde la administración no estaba bien dirigida. Entre los años 1977 y 1981 son varios los Hermanos que se retiran de la Congregación por moti- vos diversos, bien por “crisis de la fe” o por ganas de trabajar más directamente por las necesidades del pueblo, según expresión de alguno de estos Hermanos.

Pero la vida comunitaria suponía también compartir otro tipo de actividades tanto religiosas, culturales, formativas como recreativas. En este sentido los ejercicios espirituales que se celebraban anualmente eran una actividad perió- dica que podía suponer el traslado a alguna población para su realización, como se menciona en diversas ocasiones. Los descansos o retiros anuales también se celebraron en diversas poblaciones, aunque en general solían ser en la casa de Cambrils o en cualquier otro centro escolar donde existiese una comunidad. En alguna ocasión llegaban a celebrarse estas salidas comunitarias junto con otras comunidades, como ocurrió en abril de 1999, que se trasladaron las comu- nidades de Andoain, Beasain, Zumarraga y otras más en un encuentro memora- ble en San Miguel de Aralar. En este sentido hay que señalar que la comunidad de Zumarraga parece que tenía buena sintonía con la de Legazpi pues existe traslado de personal entre ambas comunidades y, desde 1947, en muchas oca- siones celebran la fi esta del Santo Patrón y la Navidad de forma conjunta.

En septiembre de 1945 cuatro Hermanos acudieron al acto fi nal del Congreso Eucarístico de Ordizia, formando en la magna procesión con los compañeros de Beasain. También en mayo de 1952 con motivo del Congreso Eucarístico de Barcelona se realizaron algunos actos en el pueblo a los que el Colegio presta colaboración. En 1977 se celebró el capítulo de distrito en Zaragoza, al que acu- dieron tres Hermanos de la comunidad. Al año siguiente llegaría de Roma el docu- mento del capítulo distrital, parte con la aprobación del Hermano Superior y parte pendiente de votación. También en 1996 se celebró el IX Capítulo del Distrito en San Asensio al que acudieron los Hermanos Juan Landa, Román Pérez y Martín.

En otro orden de cosas, en 1993 el Hermano Julián Jauregui fue al centro para animar la campaña misionera de PROYDE (Promoción y Desarrollo) que es una ONGD sin ánimo de lucro, fundada en el año 1988 con un objetivo social prioritario: La Cooperación al Desarrollo y que está vinculada a la Institución Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle.

59. Rapport de Visite de 1951.

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6.6. Andoain: de la escuela de Aprendices al complejo escolar La Salle-Berrozpe

Una de las características principales de la creación de centros en Gipuzkoa ha sido la demanda dirigida a los Hermanos para hacerse cargo de determinados colegios y escuelas, además de adecuarse a las exigencias sociales y locales. En el caso de Andoain, esta exigencia se cubre sobradamente, desde sus comienzos. En este sentido, este centro en esta etapa desarrolla toda su actividad alrede- dor de la enseñanza profesional, sobre todo a partir de 1945, con la apertura de la denominada Escuela de Aprendices que sería el germen de la Formación Profesional en la Villa. Así, tras unos años donde se impartía la enseñanza prima- ria y complementaria, a partir de 1945 se inicia una etapa, que llega hasta 1973, en la que el centro se va defi niendo por esa característica, además de incluir otros estudios entonces vigentes. Para ello fue necesario realizar diversas reformas en el edifi co del antiguo Seminario y también una ampliación para dar cabida a la nueva oferta educativa. Asimismo, y debido a las reformas educativas de la Ley General de Educación, el centro se expande fusionándose, en primer lugar, con el Colegio Milagrosa, que estaba a cargo de las Hermanas de la Caridad, consi- guiendo de esta manera ampliar su capacidad y la oferta educativa.

Si con esta primera fusión el centro consiguió cierta estabilidad, será con la segunda fusión en 1990 con el Colegio Madre Cándida de las Hermanas de Jesús cuando el centro inicie un despegue defi nitivo, tanto en oferta escolar como en aumento de la matriculación. A partir de esa fecha, el centro pasará a denominarse La Salle-Berrozpe, aunque el titular del centro seguirá siendo la Fundación Legarra-Etxebeste. En esta segunda etapa el centro ofertará las ense- ñanzas previstas por la reforma de 1970, pero también, y a partir de la década de los noventa, se adecuará a los nuevos niveles de enseñanza prescritos por la LOGSE de 1990. De este modo, el complejo escolar La Salle-Berrozpe se consolidaría como un centro no sólo centrado en la Enseñanza Profesional, sino también en Infantil, Primaria, Secundaria Obligatoria y Bachillerato.

Estas realidades educativas supusieron un aumento del alumnado y la incor- poración de niñas al centro. Asimismo, el aumento del profesorado ha sido espectacular a lo largo de estos años, siguiendo las tendencias típicas de otros centros lasalianos: disminución de la presencia de Hermanos entre el profeso- rado, aumento paulatino de profesores seglares y considerable aumento del profesorado seglar femenino.

La reconstrucción del Seminario y la Escuela de Aprendices (1937-1973)

Hay que comenzar la historia de este centro donde la dejamos en la etapa anterior. Es decir, en 1937, e, inevitablemente, no podemos dejar de hablar del

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cura párroco D. Rosendo Recondo, quien hasta su fallecimiento al ser atrope- llado por el tren de Plazaola, en junio de 1957, estará presente en todos los avatares por los que pasó el centro. No podemos olvidar, tampoco, que la crea- ción de este centro en 1933 procedía de la Fundación Legarra-Etxebeste y que, aunque el gobernador principal fuese el Obispo de la Diócesis, el párroco de la villa cumplía un importante papel en la misma. Durante los años de la Segunda República este centro funcionó con el patronato de la denominada Asociación Larramendi-Cultura Popular. También vimos cómo la llegada del citado cura se debió a la persecución que sufrió el Párroco de la localidad, D. Joaquín Bermejo, quien después de ser conducido a la cárcel de Ondarreta y declarado absuelto, decidió expatriarse voluntariamente, quedando la parroquia de San Martín de Andoain en manos de D. Rosendo Recondo.

La sustitución del párroco supuso también un cambio en las relaciones que, hasta entonces, mantenían los Hermanos con el clero local en el poco tiempo que llevaban establecidos en Andoain, pues ya en 1937 aquel párroco preten- día liberar de clases a los alumnos con el fi n de que aprendieran el catecismo en horario escolar. Cuestión ésta que no fue del agrado del recién incorpo- rado párroco y que fue el comienzo de las fricciones entre este personaje y los Hermanos, como ya se pone de manifi esto en el Histórico de 1938, con motivo de un escrito recibido por el Obispo de la Diócesis: “debido a una falta de inte- ligencia con el Clero Parroquial, el Sr. Rector se distanciaba cada vez más de nosotros… ¿Motivos de tal actitud?... A primera vista, muy difíciles de adivinar… A la sazón, Don Rosendo Recondo que había sucedido al virtuoso Párroco, D. Joaquín Bermejo, tan sólo llevaba 6 meses al frente de la parroquia. No pode- mos poner muy en claro ni el momento ni el motivo por el cual el aludido Párroco se puso en forma tal que, todo hacía temer un fi n harto triste para una obra que en pleno período republicano había visto la luz”.

El hecho concreto era éste: el Sr. Párroco, por motivos ignorados o tal vez por supuestas actitudes, preveía incluso el cierre de la escuela; precavido de la situación, el Hermano Director se dirige al Ilmo. Sr. Obispo en demanda de acla- raciones sobre la situación de la escuela con relación a la Fundación Legarra- Etxebeste. Recibió con esta ocasión muy paternales palabras del Ilmo. Prelado, pero al mes y medio, el 15 de febrero, la respuesta del Obispado es tajante: “teniendo en cuenta que la inversión de las rentas en el objeto propuesto por el recurrente no es conforme a los deseos del piadoso fundador […] venimos en manifestar y manifestamos al susodicho Director que no estimamos opor- tuno conceder ninguna de las dos gracias que pide en la citada instancia”. El Histórico continúa narrando la situación de la siguiente manera: “lo que pasó en el intervalo es muy fácil de adivinar […]. Lo más sensible del caso era que entre las explicaciones dadas por el Sr. Cura al Hermano Director, aparecía el Prelado como destruyendo nuestra Obra por solo ser ella, obra de su predecesor, pues decía que no sería aventurado pensar que como consecuencia de los planes

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reformadores del nuevo Prelado, también había de desaparecer nuestra escuela: por de pronto ninguna otra explicación se dio a lo de que no se cumplían los fi nes educacionales. El efecto fue muy deplorable y tanto más sensible cuanto que los Hermanos llevaban sosteniendo la Escuela año y medio sin más aporta- ciones que las muy exiguas de los alumnos […]. En consecuencia, comenzaron a movilizarse los Padres de Familia con el fi n de dilucidar el fondo en cuestión. Una explicación dada por el Sr. Alcalde parece pintar con sus verdaderos colores este pequeño pleito: nuestra escuela era Obra de D. Joaquín y era menester deshacerla para, sobre sus ruinas, edifi car otra donde brillaran otros nombres y ciertas vanidades personales… cuestión personalista”.

Para aclarar la situación, el Hermano Visitador acudió a Vitoria donde se le dijo que este asunto estaba ya arreglado a satisfacción, pues así lo querían tam- bién las autoridades de Andoain. Por fi n, como llegaba el fi n de curso, se volvió a reanudar el dormido asunto. Pero entonces, ya soplaban otros aires; todos parecían dispuestos a mejor inteligencia. En efecto, se presentó un boceto de contrato en el que se disponía la constitución de la escuela bajo el Patronato de la Fundación Legarra-Etxebeste. Para ello se fi rmó un contrato entre el citado cura párroco y el Hermano Visitador, el 10 de agosto de 1937. Aún otra des- agradable sorpresa aguardaba a los Hermanos, cuando allá por el mes de octu- bre, se les entregó la copia del contrato formalizado con el Vº Bº del Ilmo. Sr. Obispo. Al articulado concertado entre ambas partes se había añadido todo un largo párrafo incluyendo, entre otras cosas, aquellas cláusulas que habían sido suprimidas después de numerosas explicaciones. A la queja que entonces se le formuló al citado párroco, dio la siguiente explicación: no hay ninguna obligación para que se cumplan por parte de los Hermanos estas adiciones, tan solo indi- can un deseo de los Patronos de la Fundación y es, en esta forma, que se debe interpretar el párrafo aludido. En consecuencia, la Escuela deja de llamarse de la Asociación Larramendi Pro Cultura, para convertirse en “Escuela de la Fundación Legarra-Etxebeste”. Desde ahora empieza una nueva época en la vida de la Escuela, “que deseamos próspera y feliz, realizándose en un inmediato porvenir su más vivo anhelo: la reconstrucción del antiguo Seminario de Andoain”1. Es decir, esta primera batalla consistía, sobre todo, en un marcaje del territorio por parte del Cura Párroco a fi n de hacer valer su posición frente a los Hermanos, con la connivencia del Sr. Obispo.

Hasta el año 1957 en el que se produce un cambio de párroco las desave- nencias eran norma habitual en las relaciones entre éste y la Comunidad, a pesar de los esfuerzos del Hermano Visitador porque esas relaciones fueran por buen cauce, como cuando expresamente les dice en el año 1940: “procuren

1. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1938.

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entenderse con el Sr. Cura aunque les cueste”2; dichas relaciones permane- cen inalterables. Prueba de ello son las afi rmaciones que realiza el Hermano Visitador año tras año. Así, en 1945 dice: “con las autoridades y el Patronato no hay sufi ciente compenetración, aunque sí aparentemente relaciones de buena vecindad e incluso de educación”. En 1946 cree que el patronato se iba amol- dando porque eran conscientes de que los Hermanos cada vez estaban más arraigados y un año más tarde la crítica al Párroco es feroz: “el Párroco, aunque parezca mentira, no puede ver nuestro triunfo en la enseñanza, por la sencilla razón que no nos llevó él a ese centro y busca pretextos para molestarnos, aburrirnos y que nos marchemos y traer otros religiosos y poder decir ‘Esta obra es mía’”3. En palabras de los Hermanos esta actuación no era pasajera porque idénticas actitudes adoptó con las religiosas y, con ellos incluso iba más allá, porque, en acto de represalia, les dejó de abonar las mensualidades sin que los Hermanos terminaran de entender su actitud; pero éstos a su vez también le dejaron claro que no iban a aceptar sus exigencias y estaban dispuestos a hablar con el Sr. Obispo esperando que fuera éste quien resolviera la citación de confl icto creada por el Sr. Párroco.

Ahora bien, lejos de solucionarse el problema, éste adquiría cada vez tintes más dramáticos; así, en 1955, el Hermano Visitador viendo que las rencillas con el clero parroquial perduraban y que estaban demasiado inveteradas en la localidad4, optó por hacer una clara recomendación a los Hermanos: “en sus relaciones con las autoridades eclesiásticas de la localidad sean sumamente discretos y prudentes en evitar cuanto fuera motivo de desedifi cación, atenién- dose en cuanto a obligaciones recíprocas a las directivas que se señalan en cada caso”5. Pero, como señalábamos con anterioridad, el año 1957 es el de la concordia con las mismas autoridades eclesiásticas; “las difi cultades con el clero local, favorecidas negativamente por ciertas estrecheces de criterio de parte de la parroquia, han entrado en buena vía con el nombramiento del nuevo Párroco, que reemplaza al fallecido recientemente y es antiguo alumno de los Hermanos, muy afecto a nosotros”6.

Si las relaciones de los Hermanos con el párroco estuvieron deterioradas casi veinte años, en cambio la normalidad de la vida escolar se veía benefi ciada con el aumento de los alumnos en la escuela, sin que trascendiera al público “este triste asunto”. La realidad y el contexto social se imponían por todas par-

2. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1940. 3. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1947. 4. Rapport de Visite de 1955. 5. Rapport de Visite de 1955. 6. Rapport de Visite de 1957.

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tes, pues no podemos olvidar que en estos primeros años, en los que la Guerra Civil continuaba abierta, en el bando vencedor se iba construyendo el Nuevo Estado. Así, la victoria defi nitiva el 1 de abril de 1939 supondrá la instalación de los principios educativos acordes con la defensa de la religión y la Patria; expandiéndose la idea de Cruzada Religiosa que perdurará durante demasiados años en muchos comportamientos sociales y que, a la vista de lo que estaba ocurriendo, también queda plasmada en los comentarios que realiza el narrador del Histórico de 1939: “el comienzo del año señálese por el avance triunfal de las tropas de nuestro Caudillo, el Generalísimo Franco. Continuando la victoriosa ofensiva desencadenada contra el reducto marxista de Cataluña, hacia el 23 de diciembre en este periodo de vacaciones navideñas todo son comentarios del arrollador avance de nuestras fuerzas por aquellas tierras. Durante todo el mes de enero síguese la gloriosa toma de Lérida, Tarragona, etc., para culminar el 26 con la toma de Barcelona. Todas estas etapas hacen vibrar el entusiasmo patrió- tico de las multitudes, repercutiendo en nuestras clases por medio de vacacio- nes y fervorosas exhortaciones patrióticas. Vamos así hacia el desenlace de la gran tragedia. El 28 de marzo cae Madrid y suena por fi n la ansiada palabra PAZ. Al terminar este atormentado año de 1939, que tan tristes recuerdos dejará en la Historia, no podemos por menos de pensar en otros Hermanos nuestros que por esta terrible guerra hoy están en alguna trinchera y se ven llevados muy lejos del campo de su apostolado. Quiera Dios N.S. se acaben pronto tan terribles males y amanezca por fi n el día dichoso de una paz cristiana y duradera”7. Este posicionamiento político manifestaba tanto los deseos de paz como la apertura de una época de bonanza para la religión, después de una etapa de sentida per- secución política. No obstante, en este centro, a diferencia de otros, no existe una insistencia en este tipo de manifestaciones y la documentación consultada está más centrada en los problemas cotidianos del centro que en los avatares políticos del momento.

La reconstrucción del Seminario

En este momento, uno de los temas clave era la reconstrucción del Seminario con objeto de adecuarlo a las necesidades escolares. Recordemos que la histo- ria del Seminario viene marcada por la mala suerte, pues ya desde su creación sufre todo tipo de vicisitudes. Así, por ejemplo, en el año 1801, el Estado Español enajenó sus bienes hasta el punto de tener que suspender las funciones para las que había sido creado8. En 1908 se restauró el Seminario de Pobres con un carácter distinto al señalado por su fundador, ya que pasó a ser Seminario

7. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1939. 8. Lasa, X. (1996): La Salle-Berrozpe (1945-1995). 50 años de vida al servicio del pueblo. p. 24.

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Menor de Gipuzkoa, en el que existieron diversos becarios que venían a confi r- mar esa función de Seminario de Pobres, al cual se intentaba de sustituir. El 28 de diciembre de 1924 el edifi cio fue devorado por un terrible incendio, lo que provocó que el Seminario fuese trasladado a Saturraran (Mutriku) quedando en Andoain poco más de cinco alumnos. En 1933, es decir, en pleno apogeo repu- blicano, el Párroco D. Joaquín Bermejo, intentó reconducir la situación y dar la oportunidad a los jóvenes andoaindarras de benefi ciarse de la situación, consti- tuyéndose la Fundación Larramendi Pro-Cultura Popular, con el fi n de que alguna congregación se hiciera cargo de la proyectada Escuela. Con este objetivo el Sr. Párroco contactó con los Hermanos de las Escuelas Cristianas y, en septiembre de ese mismo año, se fi rmaba el contrato entre la Junta Directiva y el que sería director de la Escuela, el Hermano José María Iziar. Sin embargo, la situación de la escuela no parecía tener carácter defi nitivo, pues existía la promesa de que el antiguo Seminario se iba a reconstruir.

Finalizada la Guerra Civil se retoma el tema del Seminario, pues suponía dejar el edifi cio viejo, situado en la Plaza Mercado, y trasladarse al nuevo edifi - cio del Seminario. Por fi n parece que las autoridades van tomando con interés el asunto: “se habla al Ilmo. Sr. Obispo, el cual accede con gusto y encarga al Ayuntamiento que de acuerdo con el cura Párroco lleve a efecto la recons- trucción. El día 13 de julio, entre aclamaciones de todo el vecindario, hizo su entrada triunfal el Ilmo. Sr. Obispo. Al día siguiente, se acercó a hablar del asunto con su Ilma. el Alcalde de la villa, D. José Mª Trecu. En esta ocasión se interesó vivamente su Ilma. por la pronta realización del proyecto. Después de un breve estudio del tipo de amortización se decidió planear la reconstrucción del Seminario. Decidióse luego hacer una suscripción […] hoy se puede contar con unas 6.000 pesetas recaudadas, siendo de notar que los donantes más importantes son: los Sres. Laborde Hermanos, con 15.000 pesetas, los Sres. Subijana con igual cantidad, la Caja de Ahorros Provincial con 10.000 pesetas y los Sres. Modela y Cía con 5.000 pesetas”9. Un año más tarde la situación permanecía sin resolverse, siendo la reconstrucción del Seminario un anhelo mil veces manifestado que ocupaba todos los pensamientos de los Hermanos, por lo que “el Hermano Director decide hacer una última gestión por ver si salía por fi n el asunto de este inacabable marasmo: se presentó al Presidente de la Diputación, para solicitar alguna ayuda. El Excmo. Presidente D. Elías Querejeta, dio tan buenas promesas que se decidió hacer por su indicación una solicitud de ayuda para la reconstrucción del Seminario, pero incluyendo formalmente una organización dirigida a la Formación Profesional de los alumnos. El 14 de junio una nutrida comisión del pueblo presentó la solicitud acompañada de las Bases para la Organización de la Escuela de Aprendizaje y de un presupuesto global de 200.000 pesetas. En principio, la Diputación aprobó la petición de ayuda y en

9. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1939.

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este sentido notifi có a la Comisión […]. Pero parece que aún hay recelos que vencer […]; parece que el Sr. Obispo, opuesto por principio a toda ingerencia de la Diputación en los destinos de la Fundación, se reserva el admitir o rechazar la ayuda de la Corporación Provincial. Estamos por tanto en este mes de agosto en un nuevo compás de espera. El Hermano Visitador viendo que este asunto no parece entrar nunca en vías de realización ha notifi cado (5 de agosto) al Sr. Obispo que si no empezábamos en septiembre de 1941 el curso en el Seminario reconstruido o en otro lugar conveniente, nos retiraríamos de Andoain el 31 de agosto del mismo año”10.

Hasta un año más tarde no volvemos a tener noticias de la posible cons- trucción del Seminario, noticias que llegan entre esperanzas y nuevas decep- ciones, porque la presencia en las clases del Cura Párroco D. Rosendo y el Sr. Coadjutor, D. Constantino Lasquíbar, hacían presagiar buenas noticias, y así fue en un principio, cuando ambos llamaron, con mucho misterio, al Sr. Director y le dijeron pomposamente que venían a anunciarle ofi cialmente que iban a comenzar las obras de reconstrucción del Seminario para escuelas: “el ansiado día había llegado para todos. Para el Sr. Cura en primer lugar; que fue contando como de costumbre sus cuitas: difi cultades en serie interminable dominadas; malevolencia y poco apoyo de determinadas personas a la obra (suposición gratuita), sus insomnios, hasta dolores de tripa, etc. etc. En fi n, sus triunfos a pesar de encontrarse ‘sólo’ y contra todos”11. Pero aunque las obras iban viento en popa, se desconfi aba, y con motivos fundados, porque la Junta del Seminario no se reunía ni se había reunido una sola vez: “el Sr. Cura Párroco, el Sr. Coadjutor con el Sr. Alcalde han obrado con absoluta independencia y a espaldas de la Junta, con fi nes indignamente rastreros”12.

Desde el 27 de julio de 1941 las obras habían quedado completamente para- lizadas, “se puede pensar que no pretendieron más que engañar al Sr. Obispo y quedar ellos en sus puestos sin ser molestados para nada”13. Así que no quedó más remedio que esperar hasta al año siguiente para que la decisiva fecha de puesta en marcha del proyecto fuera una realidad. Ya a comienzos de ese año, 1942, concretamente el día 10 de enero, el Sr. Alcalde dijo al Hermano Director que “cueste lo que cueste hay que ir al Seminario para el curso que viene”14. El 9 de marzo siguiente se reanudaron las obras, paralizadas desde el 27 de julio del año anterior. En agosto hubo algunas reuniones para ultimar las cosas y el

10. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1940. 11. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1941. 12. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1941. 13. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1941. 14. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1942.

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año fi nalizó sin haberse podido terminar los trabajos proyectados, aunque con muchas esperanzas de que en breve plazo pudieran instalarse en el hermoso edifi cio, después de una larga espera de 9 años. La “pesadilla” estaba llegando a su fi n. A mediados de enero de 1943 los albañiles terminaban con su cometido y daban paso a los electricistas, para que en agosto de ese mismo año se fi rmase la nueva “Contrata” por la que se hacía la entrega del Seminario a los Hermanos. En esta fi rma tomaron parte D. Rosendo, Párroco de Andoain, D. Constantino Lasquíbar, Coadjutor, y D. José Oyarzun, por parte también de la parroquia, pues en defi nitiva eran los tres religiosos sobre los que caía la responsabilidad de la Fundación, además del Hermano Visitador por nuestra parte y del Alcalde de la localidad, D. Fernando Zalacaín. Pero habría que esperar hasta el 23 de noviem- bre “¡¡¡¡¡BENDITO SEA DIOS!!!!!”15, para que después de una espera larguísima recibieran los Hermanos la autorización del Sr. Obispo para subir al Seminario.

La noticia fue acogida por los Hermanos con la consiguiente alegría y pronto corrió por la población la tan esperada y grata noticia, que fue acogida con una explosión de entusiasmo y alegría. A la fi nalización del año algunos cabos que quedaban por atar, eran defi nitivamente solucionados tras la reunión mantenida por el Hermano Director, el Director del Escolasticado, el Párroco de Rentería y el Diputado Provincial Sr. Chacón, que era el encargado de las Escuelas de Aprendizaje. Tras esta reunión puede decirse que el tema del Seminario de La Salle-Berrozpe quedaba defi nitiva y felizmente resuelto, de manera que el sábado día 27, fi esta de la Milagrosa, los Hermanos pasaban la primera noche en aquellas instalaciones y el día 1 de diciembre, con la presencia de las autori- dades civiles y eclesiásticas, el curso escolar quedaba inaugurado en los nuevos locales. Las primeras muestras de alegría por parte de los niños rápidamente quedaron neutralizadas cuando se les hizo saber que debido al retraso en el comienzo del curso, todos los días habría una hora de clase particular.

Directamente relacionado con el problema del Seminario estaba el de la vivienda; la que tenían los Hermanos no reunía las condiciones mínimas para poder vivir, como así lo expresan en el informe de 1940: “la casa-habitación no reúne condiciones para vivir y si no se construye lo que nos han prometido ten- dremos que cerrar esta Comunidad”16. Esta situación parece que duró hasta el año 1946 en el que señalan textualmente “el edifi cio: clases y vivienda muy bue- nas”17, comentario que se repite en 1948 cuando se dice que “tanto la vivienda como las clases están muy bien”18. Los años precedentes habían sido motivo

15. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1943. 16. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1940. 17. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1946. 18. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1948.

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de preocupación por esas condiciones de las que hablamos, porque también en 1942 la información que a este respecto nos transmiten era negativa: “la instala- ción actual es muy defi ciente”19, lo que corroboraban dos años más tarde al seña- lar que el estudio del Catecismo no se podía realizar por falta de luz. El problema de la luz no debió ser algo puntual, porque años más tarde, en 1954 se vuelve sobre lo mismo al solicitar que no faltase luz sufi ciente para la meditación, aunque paradójicamente un año antes la Comunidad disfrutase de teléfono, un artículo de lujo en aquel entonces. Al respecto, debemos indicar que la instalación del telé- fono coincidió con la inauguración ofi cial de los teléfonos de Gipuzkoa.

En otro orden de cosas, pero estrechamente ligado con la vivienda y sus con- diciones, resulta llamativa la apreciación que hizo el Hermano Visitador a esta Comunidad en relación a la limpieza y cuidado de la misma. Así, en el año 1959, hay una recomendación directa al Director para que tomase las medidas “rápi- das y oportunas”20 para mejorar la limpieza de la casa, en especial los retretes, alocución que vuelve a repetirse años más tarde, concretamente en 1959 y en 1960 al recomendar a los Hermanos que “pongan todos más cuidado en man- tener en estado conveniente de pulcritud las dependencias de la casa”21, reco- mendación que cumplieron con la llegada del nuevo Director en el año 1961, cuando el Hermano Visitador realiza su anual informe en el que recoge que algunas defi ciencias de higiene e instalación habían sido corregidas con acierto y tesón al llegar el nuevo Director.

Con el paso de los años se observa que las difi cultades que venían sufriendo los Hermanos en los primeros años de posguerra, van resolviéndose felizmente y se entra en una nueva dinámica de obras y mejoras en la casa y en el resto del edifi cio. La década de los 70 será el punto de partida de esta nueva situación y las obras ya no se detendrán, llevándose a cabo año tras año, incluso en ocasio- nes con la colaboración de algunos profesores seglares, como ocurrió en el año 1982, en el que éstos tomaron parte activa en las reformas que se estaban lle- vando a cabo en el colegio. Estas obras que estamos mencionando, en muchas ocasiones, iban acompañadas de compra de nuevo mobiliario o de reformas de mayor calado, como la propiciada en 1994 con la inauguración de un ascensor destinado a minusválidos, un ascensor que en palabras de los Hermanos “que- ría ser un símbolo del recuerdo y de la atención especial de La Salle-Berrozpe a los más necesitados”22.

19. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1942. 20. Suplément à l‘Historique pour l’année 1959. 21. Suplément à l‘Historique pour l’année 1959. 22. Suplemento al Histórico para el año 1994.

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La Escuela de Aprendices

La reconstrucción del Seminario, con el traslado consiguiente, y el éxito escolar que se estaba produciendo en la década de los cuarenta fueron moti- vos sufi cientes para que se plantease la enseñanza profesional, siguiendo una trayectoria en este tipo de oferta escolar. Los orígenes de esta Escuela de Aprendices, creada en 1945, debemos encontrarlos en la Escuela de Ofi cios que tras la Guerra Civil surgió en la empresa Labher (Laborde Hermanos). El confl icto bélico había dejado su huella y en las empresas escaseaba la mano de obra joven y además especializada, como recoge el testimonio de Patxi Seuskun: “unos porque sufrieron la prolongación obligatoria del Servicio Militar, otros por- que se encontraban en la cárcel o en el Batallón de Trabajadores, desvalidos o muertos en el peor de los casos. La franja de edad comprendida entre los 18 y los 30 años era la gran ausente del mundo social y laboral. La restante juventud disponible, lógicamente tenía nula formación técnica”23. Estas formas de ense- ñanza de los Hermanos les ratifi caban que la Enseñanza Primaria la estaban haciendo bien, sin embargo, entendían que era el momento de dar paso a la Enseñanza del Aprendizaje, pero “nos proponen una fórmula que nos llevará al fracaso y nosotros les proponemos otra que nos daría un buen resultado, ¿la aceptarán?”24. Lo cierto es que al año siguiente, 1946, la clase de Aprendices había comenzado su recorrido.

El 15 de octubre de 1945 es la fecha ofi cial de la apertura de la Escuela de Formación de Ofi ciales Industriales en las diferentes especialidades: Ajustador, Tornero, Fresador, y Delineante Industrial. Previamente se había producido una reunión en el Ayuntamiento para este tema y en ella tomaron parte el Hermano Visitador y el Hermano Director junto con los componentes de la Junta del Patronato más dos delegados procedentes de Vitoria. A efectos administrativos, esta escuela se llamó Escuela de Artes y Ofi cios, pero popularmente fue cono- cida como Escuela de Aprendices. De este modo, las bases estaban sentadas para que en un futuro próximo se pudieran alcanzar dos objetivos estrecha- mente ligados entre sí: la inmersión de los jóvenes en el mundo laboral y la satisfacción de la demanda de jóvenes técnicamente instruidos para el sector laboral de la Máquina-Herramienta que poblaba las comarcas de Tolosaldea y Donostialdea. Además, se trataba de una escuela pionera de entre las exis- tentes en la Congregación de las Escuelas Cristianas del Estado, en el cual sólo existían cinco escuelas técnicas. En 1950: el Asilo del Sagrado Corazón, Manlleu, Los Corrales de Buelna, Zumárraga y Andoain25.

23. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 49. 24. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1945. 25. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 51-52.

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A partir de estos inicios, el centro se consolidará en la enseñanza profesio- nal, con los reconocimientos ofi ciales por parte del Ministerio como Escuela de formación Profesional y de Grado de Ofi cial Industrial, desde 1962, y otras clasifi caciones posteriores. Ya desde 1960 en el centro se impartían también enseñanzas del Bachillerato Elemental y, desde 1968, la oferta escolar estaba estabilizada en la Enseñanza Primaria, el Bachillerato Elemental y la Ofi cialía. En defi nitiva, se trata de una etapa de la historia del centro en la que los cambios llevados a cabo repercutían también en un cierto éxito, como se constata por las solicitudes de admisión de alumnos, más en una época en que Andoain está registrando un fuerte fl ujo migratorio. No hay que olvidar que en 1940 la pobla- ción de Andoain no llegaba a los cuatro mil habitantes, mientras que en 1981 el registro de población cuenta con más de dieciséis mil habitantes, siendo la década de los sesenta y setenta donde se produce mayor incremento de la población.

La situación económica

Los años de posguerra fueron especialmente duros para toda la sociedad en lo que a materia económica se refi ere y, lógicamente, también los Hermanos tuvieron que padecer esas penurias, pero, a la vista de los informes que nos proporcionan los Históricos, parece que la administración económica del cen- tro andoaindarra estuvo muy bien dirigida por el Hermano Director. A pesar de ello, el año 1940 fue especialmente adverso, tal y como señalan dichos informes, pues “la administración ha sido clara, aunque se ha gastado mucho por la carestía de la vida”26; esta situación se prolongó durante años, si bien en todo momento se alaba la labor administrativa del Hermano Director, que sabía hacer frente a la misma. Los Hermanos son conscientes de esa carestía de la vida y necesitaban un aumento de la asignación27 que esperaban que se les concediese, lo cual debió ocurrir, porque al año siguiente, en 1942, dicen textualmente: “la administración mejorada hace 8 meses, es sufi ciente para vivir aunque se necesita mucho en este tiempo de carestía”28. Son unos años de economía sin grandes penurias, pero llegado 1948 los Hermanos se muestran preocupados por la base económica para el sostenimiento de la escuela, la cual no era muy sólida29, entre otras causas porque el Patronato pagaba poco y porque no se querían subir las cuotas de los alumnos de la clase ordinaria. La situación se deterioraba año tras año y, en 1952, se torna

26. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1940. 27. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1941. 28. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1942. 29. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1948.

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en especialmente grave, ya que la escuela es sostenida únicamente con las cuotas de los alumnos y con donativos particulares, lo que no garantizaba su continuidad30.

Sorprendente y afortunadamente la situación económica del centro da un nuevo vuelco, pero en esta ocasión a mejor, con una administración “plena- mente normal”31 en 1954 y “moviéndose con bastante holgura”32 en 1955. No obstante, se tarda poco más de una década en volver a sufrir las penurias económicas que, fi nalmente, son solventadas con una política de subvenciones llegada desde las altas instancias académicas del Estado. Estas subvenciones iban a servir para una notable mejora en las condiciones de la Comunidad y del centro33 y a partir de entonces se convertirán en parte del sistema de fi nancia- ción del colegio. Hasta ese momento, como venimos señalando, los vaivenes que sufre la economía son constantes, siendo conscientes los Hermanos de que sólo con las cuotas de los alumnos era imposible pagar todo34 y, casi sin ente- rarse, van acumulando una deuda que alcanzó la cifra de 4 millones de pesetas, lo que provocó que tuviesen que recurrir a la ayuda de las empresas del lugar para intentar solventar esta gravísima situación.

El complejo escolar La Salle-Berrozpe (1972-Actualidad)

Como se observa en otros centros, también éste de La Salle-Berrozpe conoce a fi nales de la década de los sesenta y la de los setenta “un salto cualitativo y cuantitativo de enorme magnitud en la historia del colegio”, como lo denomina Xabier Lasa, iniciando así una nueva etapa en la que se produce el despegue defi nitivo. El testimonio del Hermano Ángel Garate, Director del centro entre 1969 y 1978, es elocuente en cuanto a la confi anza que tenía en el proyecto que estaban llevando a cabo, frente a una competencia entonces desconocida por parte de las escuelas nacionales o de los salesianos y su enseñanza profe- sional, pero sobre todo lo más llamativo eran los viajes a Madrid para conseguir subvenciones y permisos, debido al carácter centralista que tenía el sistema educativo en esos años35.

30. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1952. 31. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 32. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 33. Suplemento al Histórico para el año 1974. 34. Suplemento al Histórico para el año 1969. 35. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 108-110.

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Esta segunda etapa viene marcada sobre todo por el proceso de dos fusio- nes llevadas a cabo a principios de la década de los setenta, la primera con el Colegio La Milagrosa a cargo de las Hijas de la Caridad, y la segunda a comien- zos de la década de los noventa con el Colegio Berrozpe de las Hijas de Jesús. Ambas fusiones se producen en un contexto de cambios y reformas educativas. La primera de ellas con las reformas derivadas de la Ley General de Educación de 1970 y la segunda con la LOGSE de 1990. De esta manera el centro logra organizar sus enseñanzas distribuyendo la oferta escolar y optimizando los recursos educativos de los centros implicados. Con dichas funciones, también el centro cambiará de denominación; con la primera fusión pasará a ser conocido como La Salle-Milagrosa y, con la segunda La Salle-Berrozpe, denominación que mantiene desde el curso 1990-1991.

Además de estos dos procesos de fusión de centros, en esta época también se llevará a cabo una nueva ampliación del centro, que se produce a fi nales de los años sesenta, con la construcción de un nuevo edifi cio para la Escuela Profesional y otro nuevo edifi cio para la Enseñanza General Básica, construido en 1980, para absorber a los alumnos de EGB provenientes de la escuela de la Milagrosa. De esta forma, se confi rma la impresión manifestada por su Director, el Hermano Ángel Garate, cuando se refería al despegue defi nitivo del centro en estos años. Como consecuencia de todos estos procesos, el centro conocerá un aumento importante de la matrícula y una estabilidad y aumento en la oferta escolar, pues a partir de 1980 se abrirán los cursos de preescolar, el estableci- miento de aulas de educación especial y la implicación del centro en la Reforma de las Enseñanzas Medias, a partir del curso 1986-1987; todo ello en un con- texto de adecuación a las nuevas reformas educativas. A todo ello, debemos añadir, por supuesto el proceso de euskaldunización del centro y la oferta de estas enseñanzas en euskera, en virtud de la nueva situación autonómica y de la transferencia de competencias al Gobierno Vasco. Como colofón de todos los cambios, en 1995, el centro conmemorará el 50 aniversario de la creación de la Escuela de Aprendices, reconociéndose así la trayectoria del centro en este ámbito de las enseñanzas profesionales.

Por lo que respecta a las obras, éstas comenzaron en 1967 e iban destina- das a un nuevo edifi cio que albergase las clases y talleres de la Formación; de esta manera las aulas de primaria y secundaria conseguían también mayor espa- cio, logrando que los espacios de la profesional pudiesen estar mejor dotados con salas de dibujo, sala de gimnasia, laboratorios de física, química, electrici- dad, etc. Con ello se lograba afi anzar la asistencia de los alumnos andoindarras a una formación profesional sin tener que ausentarse de la villa. La fi nanciación de las obras, cuyo presupuesto ascendió a ocho millones de pesetas, se logó gracias a la colaboración de varias instituciones: el Ministerio de Educación, con casi un 50 por ciento, y el resto el Ayuntamiento, la Fundación, empresas, perso- nas particulares, familias y grupos sociales. En este sentido hay que destacar la

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respuesta popular del pueblo de Andoain que, mediante una cuestación popular, consiguió respaldar el proyecto educativo de formación profesional.

Años más tarde, en 1980, y para dar respuesta al incesante aumento de matrícula en EGB, que se venía observando desde la fusión con Milagrosa, se acordó en 1979 llevar a cabo unas obras de ampliación con la construcción de un nuevo edifi cio, que estaría adosado al existente dedicado a la Formación Profesional, y terminado de construir en 1969. Al igual que en el caso anterior la fi nanciación corrió a cargo del Ministerio, y sobre todo del Ayuntamiento, que se hizo cargo con una importante aportación, pues el edifi cio sería propiedad del mismo, auque se comprometió formalmente a dedicarlo a la enseñanza durante un plazo mínimo de 30 años, y por acuerdo de 16 de octubre de 1981, cedió el inmueble y el patio al Colegio La Salle-Milagrosa, como “cesión de uso”36.

Proceso de fusiones y titularidades

La fusión de los centros de La Salle y Milagrosa, centro que estaba a cargo de las Hermanas de la Caridad, establecidas en Andoain desde 1921, se debe sobre todo a la aplicación de la legislación educativa de 1971 sobre clasifi cación y transformación de los Colegios, por la que se facilitaba la unifi cación de cen- tros. Atendiendo a este marco legislativo, ambos centros decidieron fusionarse en un centro único, tras una serie de contactos en 1972. Un año más tarde, para el curso 1973-1974, se habían formado 16 clases de EGB impartiéndose los cuatro primeros grados por parte de las Hermanas y el resto en el centro. Por Orden Ministerial de 1972 se aprobó dicha unifi cación con el nombre de La Salle-Milagrosa y, en 1973, se le otorga la clasifi cación para impartir preescolar, convirtiéndose en un centro integrado, unifi cado y mixto37. En esta situación se permaneció hasta el curso 1990-1991 en el que a algunas Hermanas les llegó su día de jubilación y no pudieron ser reemplazadas por otras. En 1993, tras una corta experiencia en la Residencia de Ancianos de San Juan Bautista, las Hermanas de la Caridad se retiraron defi nitivamente de Andoain.

Esta fusión fue muy bien aceptada, como manifi esta el Hermano Juan José Larrea, profesor del centro entre 1977 y 1993, además de colaborador en las tareas administrativas, para quien la fusión signifi có una paso trascendental hacia la modernidad, al transformarse La Salle en una especie de “Empresa Colegio”: “la fusión de los dos centros privados supone un momento crucial, diría que salvador para La Salle de Andoain; unos cimientos seguros para el

36. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 113. 37. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 117.

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crecimiento espectacular que se produjo desde aquellas fechas”38. En este sentido, se alaba la labor del entonces director Hermano Pedro Alberdi, quien se preocupó constantemente por tener todo en regla, favoreciendo las relaciones con las autoridades, la construcción y ampliación del nuevo edifi cio, etc. En esos años se producirá la actualización jurídica de la Fundación, los convenios y la titularidad única.

Años más tarde surgió la problemática del cambio de titularidad del colegio; así, en 1985, “al ser nuestro centro una Fundación, Legarra-Etxebeste, y ser el Obispo el garante de dicha Fundación, estamos en contacto con el Obispado para poner al día todo lo referente al asunto jurídico de la Fundación, Titularidad del Centro y Convenio de la Fundación con los Hermanos de La Salle”39. Ello signifi có que un año más tarde, debido a la tramitación de todo el expediente para la creación de la Fundación Legarra-Etxebeste, hubiera más reuniones con el Sr. Obispo, con el Sr. Párroco y con el Sr. Alcalde. Ese mismo año se produce el cambio en la forma de funcionar el titular: hasta entonces se venía diciendo que el titular era el Obispado de Donostia a pesar de que fi gurara la Fundación Legarra-Etxebeste, pero desde el 24 de julio de este año de 1986 el titular es la Fundación Legarra-Etxebeste, Fundación creada por el propio Obispado con todos los bienes, terrenos y edifi cio que hasta ahora poseía el centro educativo, que estaba regentado por una Junta de Patronato compuesta por seis personas, dos del Ayuntamiento, dos del Obispado y dos de La Salle.

En 1989 se da el proceso de integración de los Centros Madre Cándida de las Hijas de Jesús y La Salle-Milagrosa de la Fundación Legarra-Etxebeste, siendo La Salle quien se encargase de la dirección pedagógica: “se trató de un hecho de largo alcance en Andoain ya que en vistas a la reforma educativa (LOGSE) se quería ofrecer al pueblo una educación como labor eclesial y para ello era nece- sario potenciar la labor institucional, por lo que se dieron los primeros pasos para que en el curso 1990/91 los dos centros estuvieran integrados”40. Y así fue, en 1990, los centros La Salle-Milagrosa y Madre Cándida (Preescolar y EGB regentado por las Hijas de Jesús) se integran en un solo centro llamándose en lo sucesivo La Salle-Berrozpe. El titular del centro seguiría siendo la Fundación Legarra-Etxebeste y en la Junta de Patronato de la Fundación estará también presente una Hija de Jesús.

Las Hijas de Jesús cedieron para su uso los locales de su centro, inclui- dos los patios, a la Fundación para un período de 30 años, prorrogable según

38. Lasa, X. (1996): Op. cit., p. 118. 39. Suplemento al Histórico para el año 1985. 40. Suplemento al Histórico para el año 1989.

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las necesidades. Desde Madre Cándida se traspasan a La Salle 9 grupos de alumnos, 1 de Preescolar y 8 de EGB, todos ellos con concierto pleno, lo que supondrá que más de 9 profesores se tengan que incorporar al centro, 2 Hijas de Jesús, 4 de Madre Cándida y 3 profesores contratados provisionalmente. Las Hijas de Jesús llevaban desde 1940 establecidas en Andoain, villa donde nació su fundadora la Beata Cándida María de Jesús, impartiendo enseñanza de párvulos y primaria, ampliando posteriormente la oferta escolar hasta fusionarse con La Salle.

La organización del centro durante los años ochenta se centraba en una serie de Departamentos (Mecánica, Delineación, Electricidad, Electrónica y Administrativo), conforme a las especialidades que se impartían en la Formación Profesional, además de la Enseñanza General Básica.

Economía

Los reconocimientos ofi ciales y la nueva situación escolar permitían acceder a la política de subvenciones, que fue la salvación del colegio y así podemos afi rmarlo tras comprobar que desde que comenzó los Hermanos realizan todos los años el mismo comentario en relación a la situación económica: “estado de cuentas satisfactorio”41. La década de los años 80 continuará marcada por las subvenciones del Gobierno y las cuotas de los alumnos, lo que permitirá que la Comunidad perciba un salario igual al resto de los profesores del centro42. Por otra parte, pero en esta línea de las subvenciones, los cambios políticos derivados de la formación del nuevo Gobierno Vasco tendrán su refl ejo en las fuentes de ingresos del colegio, apareciendo por primera vez las subvenciones para que el profesorado pudiera asistir a clases de euskera y aportando, a su vez, ayudas para la EGB, y los dos grados de la Formación Profesional. A partir de este instante la economía del colegio será lo sufi cientemente holgada como para permitir la adquisición de diverso material para talleres y laboratorios43.

La política de subvenciones, independientemente de que fuera claramente benefi ciosa para el colegio, también presentaba sus problemas, como el susci- tado en el año 1985 cuando “hubo que soportar unos atrasos excepcionales”44, los cuales, en opinión de los Hermanos, eran debidos a la injusta política dis- criminatoria en el trato económico dentro de la red privada con respecto a otros

41. Suplemento al Histórico para el año 1975, 1976, 1977, 1978, 1979 y 1980. 42. Suplemento al Histórico para el año 1982. 43. Suplemento al Histórico para el año 1984. 44. Suplemento al Histórico para el año 1985.

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centros privados como eran las ikastolas. Esta afi rmación venía acompañada de otra preocupación de los Hermanos al observar que, en ese año de 1985, no iba a haber mejoras salariales del personal debido a unas reestructuraciones que hubo que realizar el año anterior. Además ese año se había procedido a reducir la cuota de los alumnos de Preescolar para que fueran compatibles con las cuotas de otros centros de ese mismo nivel, lo que a su vez conllevó una ligera subida en las cuotas de los alumnos de la EGB. Con el cambio de año se produce una sustancial reforma de las fuentes de ingresos ya que, como dice el histórico de 1986, “hemos fi rmado los conciertos educativos con el Gobierno Vasco habiendo salido muy favorecidos en EGB y Preescolar y no tanto en FP. El hecho de que tengamos concierto casi pleno supone que tenemos que reducir drásticamente las cuotas, sin embargo, en FP podemos triplicar e incluso cua- driplicar las cuotas con respecto al año pasado”45. A su vez, el Gobierno Vasco había creado una nueva modalidad de créditos llamados “blandos” para obras y equipamientos. Pero los vaivenes políticos siempre dejan su huella en el sis- tema educativo y la llegada de los socialistas a la Consejería de Educación del Gobierno Vasco, en opinión de los Hermanos, iba a entorpecer el libre funcio- namiento de la Enseñanza de Iniciativa Social. La citada Consejería iba a per- mitir cobrar algo a las familias en concepto de Enseñanza Reglada, pero todos los centros de Iniciativa Social iban a mantener un duro enfrentamiento con la Consejería debido a las llamadas “Actividades Complementarias” aunque en el caso de La Salle la ayuda percibida no fuera desdeñable, con 630.000 pesetas recibidas para formación del profesorado, además de las ayudas para que el pro- fesorado continuase con su proceso de euskaldunización y otro ingreso añadido para deportes por valor de más de 337.000 pesetas, aún y todo en 1987 “se cierra el año con superávit”46. No duró mucho éste porque al año siguiente, a pesar de los ingresos del Gobierno Vasco, de las cuotas de los padres y de las ayudas de la Diputación Provincial por dar cursos a empresas, además de una pequeña aportación que realizó el Ayuntamiento, los Hermanos preveían un défi - cit de cinco millones de pesetas. Quizás por ello, al año siguiente el Consistorio Municipal iba a realizar una aportación mayor para que, unida a las otras aporta- ciones y a la cada vez mayor actividad académica dirigida a trabajadores de las diferentes empresas de la comarca, la situación económica se equilibrase.

El verdadero desequilibrio tuvo lugar en 1992, cuando al fi nalizar el ejercicio económico los Hermanos se encuentran con un défi cit de 18 millones de pese- tas. Fue un ejercicio realmente duro porque en el mismo se indica que, a pesar de las subvenciones aportadas por el Gobierno Vasco para los Departamentos de Mecánica, Electrónica y Administrativo, hubo severas restricciones en cuanto a inversiones, no realizándose más obras que las estrictamente necesarias,

45. Suplemento al Histórico para el año 1986. 46. Suplemento al Histórico para el año 1987.

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y quedando pendientes de regularizar los sueldos de parte del personal. Esta crítica situación se intentó solventar con la petición de un préstamo por valor de 15 millones de pesetas, pero, felizmente, con la llegada del nuevo año el Gobierno Vasco, éste realiza una derrama de 17 millones de pesetas para esta- blecer la rama de Calderería, teniendo lugar además una inversión de 50 millo- nes de pesetas para equipamientos, lo que vino fenomenal al colegio, porque el Ayuntamiento, inmerso en una grave crisis tanto política como económica, al faltarle mayoría para gobernar, redujo notoriamente el capítulo de las subvencio- nes, con un claro efecto sobre las nóminas de los trabajadores, pues en 1994, denominado por los Hermanos como un año de “vacas fl acas”47 se produjo una congelación salarial que no pudo ser salvada ni con las aportaciones de Gobierno Vasco, cuotas del alumnado, Diputación, Ayuntamiento, Consejería de Trabajo e incluso de la propia La Salle como institución.

Bodas de Oro de la Formación Profesional

Después de la creación de la Escuela de Aprendices, en 1945, la opción por la formación profesional se fue afi anzando, llegando a constituirse como un centro de referencia en la comarca. Tal es así que, la celebración de las Bodas de Oro, en 1995, tuvo el mayor realce, al igual que ocurrió con el cincuentenario de la llegada de los Hermanos en 1984. El acto central de la citada conmemo- ración fue el 22 de octubre, con la celebración de una misa mayor celebrada por el Obispo de la Diócesis, José María Setién, y con la asistencia del Consejero de Educación Inaxio Oliberi, quien pronunció un discurso, acompañado del Hermano Mikel Balerdi, Director del Centro, el Hermano Jesús María Arrieta, Xabier Egaña, autor de un monumento conmemorativo y el Provincial de La Salle, Hermano Juan José Brunet. Por último, el Orfeón Donostiarra ofreció un concierto en la Iglesia Parroquial de San Martín de Tours.

Los actos se extendieron a lo largo de los meses de octubre, noviembre y diciembre, con una conferencia sobre “la evolución del factor humano en la empresa y en la sociedad”, o con la organización de un panel dinámico con el concurso de antiguos alumnos de la escuela procedentes del mundo político, cultural, de la música o del deporte. También se celebró una exposición sobre los mitos vascos, visita a los parajes de Andoain de la mano del circuito mon- tañero La Salle y una semana deportiva, amén de otra conferencia sobre “El papel de la Escuela Profesional del futuro en el mundo de la diversidad y de la marginación”48.

47. Suplemento al Histórico para el año 1994. 48. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 171-173.

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Esta conmemoración llegó en un momento en el que el centro llevaba unos años de reconocido prestigio y estaba inmerso en un proceso de Plan de Calidad Total, al igual que venían haciendo otros centros lasalianos de la provincia, y su oferta escolar era amplia, en cuanto se abordaban todos los niveles previs- tos en la LOGSE, con modelos lingüísticos B y D, Infantil, Primaria, Secundaria Obligatoria, Bachillerato LOGSE, Ciclos Formativos y Programas de Garantía Social, además de ser un “centro tutelado de Formación Ocupacional Continua”, con cursos no reglados a personal de empresas y a personas en paro. Por lo tanto, se trataba de una conmemoración que constataba la realidad presente, pero que también estaba abierta a un futuro esperanzador, como se iría confi r- mando con el transcurso de los años.

Las diversas enseñanzas en el La Salle-Berrozpe

La apertura de las clases del Colegio de La Salle se realizó, ofi cialmente, el 23 de octubre de 1933 en las aulas de la antigua Plaza del Mercado, cinco días después de fi rmarse el contrato entre la Fundación Legarra-Etxebeste y la Congregación de los Hermanos de La Salle. En total se matricularon 154 alum- nos que serían 220 al año siguiente con la incorporación de una nueva aula y otro Hermano que acompañaría a los tres que habían comenzado con esta tarea. La llegada de los Hermanos supuso una auténtica revolución: “cuando aparecieron los frailes, en principio Andoain tuvo la fortuna de que su realidad escolar y cultural se vio revolucionada. Para empezar, pusieron orden en el des- barajuste de las eternas clases unitarias. Organizaron las clases por edades. En Cuarto Curso los niños de 6 y 7 años. En Tercer Curso los de 8 y 9, en Segundo de 10 a 13 y, por último, en Primer Curso con los de 13 y 14 años. Suponía el primer paso para igualar los conocimientos de los alumnos de la misma edad. Pocos años más tarde implantarían ya la defi nitiva igualdad”49.

Tras la fi nalización de la Guerra Civil nos encontramos con que, por ejemplo en el año 1944, el curso escolar no pudo comenzar sus clases hasta el mes de diciembre, algo que evidentemente era anómalo y no parece que vuelve a suce- der, porque al año siguiente las clases daban comienzo el día 3 de septiembre, situación que produce la alegría de las familias de los alumnos, las cuales, al igual que ellos, estaban muy contentas dado el éxito que estaban obteniendo las enseñanzas de los Hermanos50. Prueba de este éxito es el comentario que efectúa el Hermano Visitador: “la escuela está muy bien conceptuada en la población, hasta por el clero y reúne en sus clases casi la totalidad del contin-

49. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 29. 50. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1947.

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gente escolar de la localidad”51 lo que da pie para que éste haga unas recomen- daciones para el ejercicio de la enseñanza: “pongan todo el empeño en que los alumnos sepan la letra del Catecismo y en primer lugar las oraciones” o “que no haya faltas de ortografía en los cuadernos, ni borrones, ni arrugas […] y un tra- bajo metódico, graduado y proporcionado”52; pero si por algo se caracterizaron esos primeros años de posguerra en el colegio fue por el comienzo característico de las clases; “el comienzo de las clases matinales, y después de la oración, generalmente venía marcado por una serie de actividades llamadas de gimna- sia mental, entre ellas el cálculo rápido –sobre todo en los primeros grados– y toma de lecciones del día anterior en los grados superiores […] para después, y una vez despiertas y centradas las inteligencias, venían las explicaciones de nuevos conceptos siguiendo una graduación ascendente del colegio”53. Otra de las características de los colegios lasalianos era el silencio y el orden que se podía encontrar en sus aulas, como manifi esta uno de los primeros alumnos de La Salle, Paco Romero: “es cierto que ello viene dado por un talante derivado de una pedagogía que constituye la esencia lasaliana, fundada en el respeto individual y colectivo, y en la disciplina. Pero, se ayudaba además de unas formas concretas que están grabadas en el recuerdo de forma indeleble”54. La clase contrastaba con la calle, como si existieran dos mundos paralelos: el del barullo, el recreo y el del silencio, el orden y la disciplina. Según manifi esta este mismo exalumno: “las aulas eran el coto cerrado donde todo estaba pro- hibido”. Para conseguir este orden existían diversas herramientas en manos de los Hermanos, como, por ejemplo es un instrumento de madera que se hacía sonar hasta “regalar coscorrones a los alumnos”.

Si bien la marcha de la enseñanza primaria era ya una garantía, los Hermanos quisieron dar un paso adelante e incorporar la enseñanza profesional, a través de la Escuela de Aprendices, al estilo de las antiguas Escuelas de Artes y Ofi cios. Así pues, en octubre de 1945, se puso en marcha la mencionada Escuela de Formación de Ofi ciales Industriales en las diferentes especialidades: Ajustador, Tornero, Fresador, y Delineante Industrial. De esta manera se atendían las nece- sidades de un futuro inmediato al posibilitar la formación profesional de los jóvenes de la comarca, abasteciendo de una mano de obra cualifi cada a las empresas del sector de la máquina-herramienta.

Del buen funcionamiento de la misma dio fe el Inspector de Primera Enseñanza, Sr. Armiño, “quien quedó complacidísimo de nuestra enseñanza y

51. Rapport de Visite de 1948. 52. Rapport de Visite de 1942. 53. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 31. 54. Lasa, X. (1996): Op. cit. p. 32.

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a entera disposición referente a subvenciones que se podrían recibir de parte del Estado”55. También acudió a la Escuela de Aprendices el Hermano Visitador, quien, en 1949, reconocía que la misma todavía se encontraba en periodo de organización, aunque un año más tarde, viendo los progresos, felicitaba efu- sivamente a los Hermanos encargados de esta enseñanza. Parece que esta Escuela era del total agrado del Hermano Visitador, porque año tras año realiza un comentario positivo sobre la misma. Así, en 1953, dice que continúa en vías de desarrollo y un año más tarde el elogio es el siguiente: “el trabajo que se realiza con los alumnos de esta escuela es realmente extraordinario, particular- mente en la clase regida por el Hermano Director”56. No cesaba en sus loas a la Escuela de Aprendices reconociendo en 1955 que el trabajo que se estaba rea- lizando seguía siendo de “primera calidad”57, aventurándose en 1957 a hacerle la siguiente recomendación al Hermano Director: “mire y estudie la posibilidad de organizar entre los alumnos mayores y también entre los Hermanos alguno de los cursos por correspondencia que pueden guiar y coronar con título reconocido su perfeccionamiento en las técnicas industriales y de dibujo, de acuerdo con las características de la región”58. Con la fi nalización de la década de los 50 se confi rma que “la organización del Aprendizaje Industrial es fi rme y completa”59, y, una vez entrados en los años 60, son conscientes de que la Enseñanza Profesional incrementaba su desarrollo día a día.

Hay que señalar que en 1957 se producen unos movimientos dentro del mundo de la educación que son muy positivos para la Enseñanza Profesional. El gobierno español regula este nivel de los estudios, les da validez y permite las convalidaciones con otros estudios. Mirando atrás observamos que esos años constituyeron una etapa importante de la historia, pues es el instante en el que el Estado Español comienza a recuperar las relaciones internacionales, la renta per cápita también comienza a recuperarse y en el mundo del sector indus- trial comienzan a introducirse las nuevas técnicas. Defi nitivamente la Escuela Profesional de Andoain obtenía el reconocimiento ofi cial el 6 de agosto de 1962 para las enseñanzas de Iniciación Profesional y de Grado de Ofi cial Industrial. En 1964 se clasifi caba como Centro no Ofi cial Reconocido en la Rama del Metal, Sección Mecánica, con las especialidades de Ajustador, Tornero y Fresador. Estas oportunidades que llegaban desde las nuevas leyes de enseñanza no eran desaprovechadas por el Hermano Visitador que se muestra orgulloso con la posibilidad que tiene el centro de impartir la Enseñanza Profesional lo cual

55. Crónica de la casa de Andoain correspondiente al año 1947. 56. Rapport de Visite de 1954. 57. Rapport de Visite de 1955. 58. Rapport de Visite de 1957 59. Rapport de Visite de 1959.

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“dará más prestigio y más infl uencia a la Escuela”60, a la vez que animaba a los integrantes de la Comunidad a que siguiesen cuidando con todo entusiasmo esta enseñanza porque había que “organizar bien y con competencia creciente la Enseñanza profesional con plan ofi cial y derechos plenos”61.

De esta manera nos encontramos con que en el año 1968 se cursaban en el colegio la Enseñanza Primaria, el Bachillerato y la Ofi cialía, a razón de 135 alumnos en cada una de ellas. Un año más tarde existían 3 aulas de Primaria, una de Iniciación Profesional, 3 de Ofi cialía y 4 de Bachillerato, pero en 1974 desaparece el Bachillerato Elemental y un año más tarde la situación era de 596 alumnos repartidos en 16 clases estudiando la EGB y 279 alumnos estudiando la Formación Profesional y Administrativo. Los distintos modelos de enseñanza van cambiando con el paso de los años y así llegamos hasta 1982, año en el que el colegio dispone de 8 cursos de EGB con las clases duplicadas, Formación Profesional I con las ramas de Mecánica, Electricidad, Electrónica, Delineación y Administrativo y Formación Profesional II con Mecánica, Electricidad, Electrónica y Administrativo.

Siguiendo con los estudios, pero haciendo el análisis desde otro punto de vista, nos encontramos con que a partir de 1982 se dan una serie de aconte- cimientos de todo tipo, como la aparición del Aula de Educación Especial para niños de entre 6 y 8 años, la del Aula de Electromecánica para alumnos de entre 15 y 16 años que presentasen difi cultades de aprendizaje o estuviesen desmo- tivados con los estudios y, ese mismo año, por primera vez se implanta en el centro un proceso de enseñanza bilingüe para los menores de 9 años. Tras esta experiencia piloto en relación al euskera, al año siguiente vemos que comienza el modelo D para los recién llegados al centro, esto es para el Preescolar. Ese año también encontramos algunas novedades académicas, como el surgimiento de un Aula-Taller para niños de 6º, 7º y 8º de EGB que pudieran presentar difi cul- tades especiales de aprendizaje. En esa misma línea iría el aula de Educación Compensatoria para los alumnos desmotivados y también en ese curso esco- lar se crea la Jefatura de Estudios, además de la incorporación de un aula de Informática con 20 ordenadores con 40 puestos para los usuarios. Esta incur- sión del mundo de la informática no era más que el preludio de lo que iba a ocurrir al año siguiente, esto es, la introducción de la informática en todos los cursos de FP y REM.

Son años de grandes cambios en el mundo educativo y que afectaban a todos los niveles y modelos. Así, en 1987, la informática también es introducida en 7º de EGB, se amplía la enseñanza del Control Numérico para los alumnos de FP

60. Rapport de Visite de 1961. 61. Rapport de Visite de 1961.

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II y, a nivel del ciclo medio de la EGB, se implanta también un nuevo modelo de lectura denominado Sistema de Lectura Efi caz. La introducción de la Informática se convierte en algo imparable y en 1988 ya la tenemos en los cursos superio- res de la EGB, desde 6º hasta 8º incluido, pero no son las únicas novedades del curso, para los niños más pequeños; para los que llegan al Preescolar, también hay cosas nuevas. Para ellos surge el sistema de “txokos”. Este año también trae modifi caciones para la FP, de manera que los alumnos tienen la posibilidad de realizar lo que se denominaban como Prácticas en Alternancia y comienzan para ellos los cursos de Autómatas Programables; sin embargo, no parece que estas nuevas iniciativas resultasen del agrado de muchos alumnos porque los Hermanos muestran su preocupación por un suceso que venía repitiéndose, “los alumnos dejan nuestro centro después de los estudios de FP I, no tienen ningún título y no quieren seguir estudiando”62.

Hemos querido dejar para el fi nal otro modelo de enseñanza que aplicaron los Hermanos y que no fue otro que las Escuelas Nocturnas. El 2 de noviembre de 1950 se inauguró la Escuela Nocturna creada por la Fundación Legarra- Etxebeste, que funcionó independiente de la Escuela de Aprendices. A ella acu- dían trabajadores de las empresas del pueblo a recibir clases teóricas. Las de Mecánica se llevaban a cabo en el Salón de Actos, donde no existía la calefac- ción, y duraban de 18,30 h. a 20 h. Más suerte tenían los que acudían a clases de contabilidad porque tenían la posibilidad de subir a las aulas, pero éstos, a diferencia de los mecánicos, tenían que pagar una pequeña cuota. En cualquier caso la vida de estas Escuelas Nocturnas fue efímera, porque en el año 1956 eran cerradas como consecuencia del éxito que estaba teniendo la Escuela de Aprendices y porque ya no era tanta la necesidad de preparar mínimamente a los trabajadores.

Estas Escuelas Nocturnas fueron, en cierto modo, el preludio de lo que años más tarde iba a ocurrir. Concretamente en el año 1987 aparecen los primeros cursos para trabajadores de empresas de la zona, repitiéndose la situación año tras año hasta que en 1990 mediante Resolución del Excmo. Sr. Viceconsejero de Trabajo y Seguridad Social del Gobierno Vasco y con fecha de 27 de noviem- bre, la Escuela Profesional La Salle-Berrozpe es califi cada como Centro Tutelado de Formación Ocupacional Continua. Ello suponía que el centro tendría que impartir una serie de cursos no reglados a personal de empresas y a gente que en ese momento se encontraba en el paro. Por parte del Gobierno se aportarían una serie de subvenciones a fondo perdido; “es un paso importante en vistas al futuro de nuestro centro y muy en la línea del espíritu de la Fundación que supone una atención prioritaria a la gente marginada, en paro o con especiales

62. Suplemento al Histórico para el año 1988.

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difi cultades de aprendizaje”63. A partir de 1992 tenemos noticias de que el Departamento de Centro-Empresas funcionaba con unos 20 cursos de 40 horas para los trabajadores y que en 1999 el colegio había hecho una apuesta por la Calidad: “la Enseñanza no reglada se proponía lograr la ISO 9001 y todo el cen- tro 300 puntos en la escala EFQM”64.

Euskara

La situación del euskera era una cuestión que preocupaba a los Hermanos y de ahí que se hicieran cuantas gestiones se consideraron oportunas para su recuperación tras unos primeros años de posguerra en los que los informes del Hermano Visitador refl ejaban las condiciones en las que se encontraban los Hermanos con un alumnado que prácticamente desconocía la lengua en la que se impartía la enseñanza. De ello queda constancia en los informes del año 1938 cuando textualmente podemos leer: “el desconocimiento del castellano difi culta mucho la enseñanza en las Vascongadas pero se va encaminando bien”65; pero, si se consiguieron algunos progresos en esta materia fue gracias a la actitud de los alumnos, porque en los informes del Hermano Visitador en los años venideros, desde 1939 a 1942 inclusive, se decía de los niños que “eran piadosos, dóciles, vivarachos, aplicados y se prestan para todo. La difi cultad de la lengua hace que no estén adelantados, pero de año en año se notan los progresos”66.

En un breve repaso podemos señalar que la etapa de 1940 a 1950 estuvo marcada por una ignorancia, cuando no persecución, a todo lo relacionado con la lengua vasca. En la siguiente década se percibieron algunas mejoras, sobre todo en relación a la impartición de Doctrina Cristiana y a la posibilidad de orar en euskera. Llegados a la década de los 60 y, a consecuencia de la cele- bración del Concilio Vaticano II y de la Asamblea General de la Congregación lasaliana, la generación más joven de Hermanos entendía que había llegado la hora de emprender nuevos caminos, así que, manos a la obra, optaron por un cambio de visión sobre Euskal Herria y entendieron la necesidad de una cultura popular y euskaldun, así como la necesidad de euskaldunizar la vida religiosa. Concretamente en 1968 se toman las primeras decisiones con respecto al eus- kera, como un posicionamiento a favor de la apertura de colegios en euskera, de ofrecerles a los novicios esta lengua y la cultura vasca y, por último, la rea-

63. Suplemento al Histórico para el año 1990. 64. Suplemento al Histórico para el año 1999. 65. Rapport de Visite de 1938. 66. Rapport de Visite de 1939, 1940, 1941 y 1942.

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lización de las oraciones en euskera. Entre los años 1969 y 1971 se ofi cializa el “Euskara Batzordea” como institución interna provincial, se pone a rodar una planifi cación de trabajo así como el surgimiento del método “Euskara Mailaka” para el aprendizaje de esta lengua.

Es entonces en la década de los años 70 cuando los Hermanos intentan comenzar un proceso de euskaldunización gracias a uno de sus promotores y, a la vez, profesor del Centro, D. José Mari Ormazabal. Para llevarlo adelante contaron con la ayuda de una casa que existía en el pueblecito de Gaztelu, en la zona de Tolosaldea, una casa que había sido propiedad de la Diócesis y que, en sus orígenes, fue la residencia del Párroco del pueblo. A esta casa desde un principio se la asignó un objetivo prioritario, como era de servir de internado para el aprendizaje del euskera para todos los integrantes del colegio de La Salle. Todos los fi nes de semana un grupo de personas, de forma totalmente voluntaria, se dirigían a esta casa para reformarla y rehabilitarla y, una vez rea- lizada esta tarea, la casa se convirtió no sólo en un internado, sino también en albergue para todo colegio o institución que lo solicitara. El único requisito era el de pagar una cuota diaria que, por aquel entonces, era de 150 pesetas. Sin embargo, la desgracia hizo su presencia en dicha casa y en 1991 el tejado de la misma era pasto de las llamas, lo que impidió que continuasen los cursos de euskera que hasta ese instante se habían venido celebrando.

Aquellos primeros años de los 70, en todas las estructuras de La Salle existía un interés especial por dar cauce académico a la enseñanza en euskera, hasta el punto de que, en 1977, hubo un compromiso por parte del profesorado para que en un plazo inferior a 10 años todos estarían capacitados para impar- tir en euskera. Entonces no existían las instituciones autonómicas y por tanto tampoco los modelos de enseñanza que hoy en día conocemos, por lo que lo primero que se hizo fue implantar la asignatura de euskera en la EGB y, en poco tiempo, se hizo un ensayo con un modelo de enseñanza de características simi- lares al conocido en la actualidad como modelo B. Este interés por el euskera llegó a tal extremo que los Hermanos consideraban que fue la Institución de La Salle la pionera en la tarea de euskaldunizar todos los órdenes de la vida esco- lar, con la evidente excepción de las ikastolas.

Es más, en su labor euskaldunizadora, se produjo un hecho que no por anec- dótico deberíamos de obviar: un cierto número de aulas del colegio de La Salle fueron generosamente cedidas a la ikastola Aita Larramendi por un determinado número de años. Otro aspecto que interesaría destacar es cómo se funcionaba a efectos legales, porque la ikastola no estaba legalizada y por tanto no podía expedir las Cartillas de Escolaridad que acreditaban a los alumnos los estudios realizados. Para que ello fuera posible, tanto desde la dirección de La Salle como desde la de Berrozpe, se prestaban a esta tarea, algo que era de sobra conocido por el Ministerio y que hacía que ambas direcciones estuvieran en el punto de

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mira del inspector de turno, el cual, en ocasiones, acudía a coger in fraganti al centro, comprobando si las aulas presentaban unas mínimas condiciones de habitabilidad o no, etc. Vemos pues que no fue fácil la tarea de euskaldunización que emprendieron los Hermanos en la década de los años 70 y que, felizmente, unos años más tarde quedaba defi nitivamente resuelta.

Relaciones

Las relaciones externas del centro con las autoridades civiles y religiosas, en general fueron buenas y cordiales, si exceptuamos los primeros años con el inefable cura Rosendo Recondo, que desde el comienzo hasta su muerte, tuvo sus altibajos, debido a la posición de privilegio que disfrutaba el mencio- nado párroco. Las recomendaciones del Hermano Visitador, durante esos años, desde 1937 hasta 1957, fueron encaminadas a fomentar la prudencia y el res- peto, señalando que las relaciones iban mejorando. No obstante, la situación parecía mejorar pero todavía quedaban algunos “fl ecos” pendientes porque aunque en el Rapport de 1959 se señala la buena reputación que tenían los Hermanos, aún quedaba espacio para comentar que “el clero parroquial es difí- cil de contentar”67.

El cambio defi nitivo, en lo que a las relaciones clero Hermanos se refi ere, viene a producirse en el año 1968, año en el que se destaca que la relación con el Párroco se ha estrechado gracias a que los alumnos estaban recibiendo formación religiosa, para lo cual el mismo Párroco se acercaba hasta el colegio para dar charlas y conferencias a los muchachos68. Más adelante tenemos la oportunidad de comprobar cómo esas relaciones con el clero se habían norma- lizado, pues además de indicarse en 1971 que las relaciones con el clero eran buenas, al año siguiente se insiste en lo mismo y se añade que son no sólo bue- nas con el Párroco, sino también con el nuevo coadjutor de la nueva parroquia. La noticia se reproduce en años venideros e incluso mejora al pasar las relacio- nes de buenas a excelentes, con ambas parroquias y extendiéndose, asimismo, a las autoridades civiles. Otra prueba de la notable mejoría de la relación entre clero y Hermanos es el comentario que éstos hacen en el año 1978 cuando dicen que “gracias a Dios nos ayudamos y entendemos mutuamente. El Párroco se interesa por la escuela y de nuestra parte intentamos echarle una mano los domingos y días festivos”69.

67. Rapport de Visite de 1959. 68. Rapport de Visite de 1968. 69. Suplemento al Histórico para el año 1978.

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Como comentábamos, esta tendencia a las buenas relaciones con las auto- ridades eclesiásticas se extendió a las autoridades civiles, destacando la cor- dialidad reinante en 1972, año en el que Ayuntamiento y Hermanos colaboraron conjuntamente en la preparación de la Tamborrada y la Cabalgata. Incluso con el Ayuntamiento gobernante en 1980 y de tendencia izquierdista70 las relaciones se mantuvieron de forma correcta, hasta el año 1992 en el que se vuelven bastante negativas “ya que no se ha tenido la mayoría sufi ciente para gobernar y además están en este momento en plan de hacer dimitir a la alcaldesa. Esperemos que todo termine de buena manera porque está infl uyendo en las inversiones del centro”71. Pero la situación no se arregló y, dos años más tarde, las relaciones con el Ayuntamiento no eran tan fl uidas como hubieran querido los Hermanos, sobre todo con la Alcaldesa, ya que “no hay forma de comunicar con ella a pesar de ser parte de la Junta Titular del centro y Vicepresidenta de la misma. Existe una crisis política en el Ayuntamiento toda vez que únicamente los cuatro conce- jales socialistas están en la Comisión de Gobierno de un total de 17 concejales. Pero a pesar de todo y debido a presiones de la oposición, el Ayuntamiento ha destinado 15 millones al centro. Ello ha sido posible porque la ikastola de la villa que hasta ahora había venido siendo pública y le daban más de 15 millones al año para sus gastos de mantenimiento, ahora que se ha quedado en la privada, necesitaba ese dinero y si no se nos daba a nosotros también, se incurría en una injusticia un tanto grave”72.

Es a partir de 1974 cuando comienzan a mantener con los movimientos sociales otro tipo de relación cuyos frutos son diferentes. Sírvanos de ejemplo lo acontecido ese mismo año, cuando gracias a la buena relación que mantenían con dos empresas de la comarca se pudo amortizar medio millón de pesetas cuya deuda había sido contraída por el nuevo centro73. En la década de los 80 es cuando las relaciones se extienden a otros centros educativos tanto nacio- nales como internacionales. Así, en 1982 aparecen por el centro 8 profesores de Zaragoza que tenían curiosidad por conocer los talleres y una década más tarde, en 1992 se celebran unos encuentros educativos europeos en los que, por primera vez, toma parte el Claustro en pleno, trasladándose a un centro educativo francés y dando lugar, también por primera vez a los intercambios de alumnado y profesorado. Ese mismo año se produce el hermanamiento con Bourges (Francia) y al año siguiente se potencian las relaciones con el Liceo Técnico Saint Jean Baptiste de La Salle de esa ciudad, llegando a nuestro cole- gio 6 profesores procedentes del otro lado de la frontera y enviando por nuestra

70. Suplemento al Histórico para el año 1980. 71. Suplemento al Histórico para el año 1992. 72. Suplemento al Histórico para el año 1994. 73. Suplemento al Histórico para el año 1974.

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parte a 6 alumnas de la rama de Administrativo. Estas relaciones internaciona- les fueron creciendo y en 1996 se crean lazos de unión con el colegio La Salle Barcelos de Portugal y con el colegio Saint Paul-Pirea de Grecia. Al año siguiente los Hermanos mantienen esta línea y amplían sus relaciones a colegios lasalia- nos y no lasalianos, destacando los encuentros que se llevaron a cabo con los profesores de un centro vasco-francés de Ustaritz y con otros centros europeos. El paso dado en materia de relaciones europeas queda claramente señalado en la obra de Xabier Lasa que dice expresamente: “nuestros jóvenes de hoy han nacido en Andoain perteneciendo a Europa. Ésta es una realidad ciertamente compleja. Ya casi nadie quiere unos jóvenes en una Euskal Herria cerrada al mundo. Todos hablamos de estar abiertos a Europa y de la necesidad de los idiomas para que lo anterior sea posible. No faltan voces, a veces autoridades que han regido los destinos de la Educación en nuestra Comunidad Autónoma, que incluso se preguntan si no es más necesario, y por lo tanto más importante, aprender el inglés que el euskera. Y ante estos planteamientos, uno necesita una refl exión sobre su propia identidad, sobre la identidad que debemos ofrecer a nuestros hijos de Andoain. ¿Habrán de perder las raíces que los constitu- yen como personas para hacerse europeos?... Por eso, en las experiencias de intercambio con otros países que el Centro ya viene haciendo, queda bien claro quiénes somos y cuál es nuestra historia. Bien recientemente, lo hemos podido demostrar con este encuentro formidable en el que han participado jóvenes fran- ceses, griegos y portugueses”74.

La Asociación de Padres

Los primeros datos que tenemos de esta Asociación son del año 1963; en esa fecha los Hermanos nos dicen que la misma funcionaba bien, de lo que se deduce que venía haciéndolo con anterioridad, aunque en la documenta- ción consultada no haya referencias a ello. Hay que señalar que el Hermano Visitador en uno de sus informes deja claro cuáles eran las intenciones al res- pecto; “superando sus propios gustos y recuerdos, hagan lo imposible para ser amplios en implantar, alentar y mantener todas las actividades que procuren el complemento de la formación dada en las clases; así, es interesante esta- blecer las reuniones de Padres de Familia, Asociación de Exalumnos, etc.”75. Impulsada por la Asociación, y siguiendo las sugerencias del Hermano Visitador, se crea en 1985 la Escuela de Padres. Se trataba de una actividad continuada de formación de padres de todos aquellos temas (psicológicos, pedagógicos, sociales, religiosos, de valores…) que tenían relación con la formación de hijos e hijas, con un método dinámico que se alejaba de la típica charla esporádica.

74. Lasa, X. (1996): Op. Cit., pp. 163-164. 75. Rapport de Visite de 1964.

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En su seno cobraba especial importancia el trabajo en grupo reducido, donde el compartir las pequeñas experiencias era el eje que aglutinaba el trabajo. Se con- taba con la colaboración de expertos que aportaban su saber en torno a muchos y variados temas: relaciones padres-hijos, educación para el amor, psicología evolutiva, premios y castigos, la familia del presente y del futuro, educación para la paz, prevención de las drogodependencias desde la familia, etc.

La evolución del alumnado

La evolución de la matrícula de este centro desde 1937 hasta la actualidad plasma de una manera clara el progresivo aumento de alumnos y alumnas a lo largo de estos últimos setenta años. El progresivo incremento de la matrícula, no obstante, alcanza su máximo en la década de los años ochenta, aunque de modo signifi cativo comienza su despegue a partir de 1974. La explicación a este fenómeno es bastante evidente; se trata del año en que coinciden dos fenóme- nos: en primer lugar, la fusión de La Salle con Milagrosa, de las Hermanas de la Caridad, que incrementa la matrícula hasta entonces habitual; y, en segundo lugar, se ha comenzado con la implementación de los cursos de la EGB, y lo que ello supuso al aumentar la escolaridad hasta los 14 años. Después de un mantenimiento de la matrícula que oscila entre mil doscientos y mil trescien- tos alumnos y alumnas más o menos, comienza un ligero repunte a partir del curso 1990-1991, nuevamente debido a la fusión del centro con Berrozpe, que estaba a cargo de las Jesuitinas, de manera que la matrícula llega casi a los mil cuatrocientos alumnos y alumnas. Sin embargo, a partir de 1996, comienza a observarse un descenso lento en la matriculación, aunque manteniendo una matrícula alrededor de una cifra todavía alta. La explicación a este fenómeno es más compleja, pues, además del descenso poblacional de Andoain, en unos dos mil habitantes entre 1981 y 2001, debemos sumar el descenso de la nata- lidad, además de la aplicación de ratios muy ajustadas por alumno-clase. Por lo tanto, resulta evidente que las reformas educativas y los procesos de fusión seguidos a comienzo de los años setenta y noventa fueron benefi ciosos para el centro, no sólo por aumentar la oferta educativa, sino también por incrementar el número de alumnos y alumnas y consecuentemente de profesorado, además de la ampliación de los locales dedicados a la docencia.

Por lo que respecta a la primera etapa, la evolución de la matrícula se va a mantener en cifras que no superan los doscientos alumnos, hasta 1945, fecha en que se puso en marcha la Escuela de Aprendices, y a partir de esta fecha y hasta 1973 no se superan los cuatrocientos alumnos. Como puede observarse en la siguiente tabla, donde hay vacíos, debido a la falta de información en las fuentes consultadas, no podemos afi rmar tajantemente la distribución de la matrícula, pues en la misma columna de “Primaria y Media” se incluía a los alumnos que presumiblemente cursaban el Bachillerato Elemental desde los

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años sesenta. Tampoco se puede afi rmar el número de alumnos en el grupo pro- fesional, aunque seguramente se recogen los alumnos que asistían a la Escuela de Aprendices, en sus diferentes modalidades.

La matrícula, a partir de 1974, sufrirá un incremento considerable debido, sobre todo, a la incorporación de los alumnos procedentes del Colegio Milagrosa. Esta incorporación conllevaba también la presencia de alumnas en el centro, bien en los cursos de preescolar, bien en los de EGB y Profesional, a partir de 1975. Por lo tanto, en esta larga etapa son varias las situaciones que se pro- ducen debido a los cambios de niveles y al aumento de la escolaridad hasta los 16 años con motivo de la LOGSE. La adaptación y adecuación a los nue- vos niveles educativos, por una parte, y las experiencias llevadas a cabo en el centro explican la complejidad de los datos que se observan en las siguientes tablas. Así, se puede observar que, prácticamente, hasta 1986 se mantienen los mismos niveles educativos: Enseñanza Preescolar, EGB en las dos etapas, y la Formación Profesional, dentro del esquema de la Ley General de Educación de 1970, que en la práctica se irá adaptando a la LOGSE entre los años 1992 y 1995.

En 1986 la puesta en marcha de la reforma de las Enseñanza Medias (REM), en plan experimental en muchos centros del País Vasco, ocasionaría la forma- ción de un grupo de alumnos y otro de alumnas que perduraría hasta 1993. A partir de esa fecha, con la implementación de los Cursos correspondientes a la Enseñanza Secundaria Obligatoria desaparecerán los grupos correspondien- tes a REM. En esos años comienza una variación en la matrícula, por causas diversas, como se recoge en el Histórico de 1985, entre ellas la limitación del número de alumnos por aula, que en FP I resultaba positiva por crearse el aula de Enseñanza Compensatoria y las aulas tener más alumnos y en FP II es nega- tiva por haber sido más exigentes en los exámenes fi nales, sobre todo en la rama administrativa. Al año siguiente, el descenso en el número de alumnos era provocado porque otro centro del pueblo había abierto un ciclo de REM, según el Histórico de ese año. Aunque ya en 1993 se achaca el descenso debido al “índice de natalidad”.

Por otra parte, y como complemento a lo señalado sobre el alumnado con necesidades especiales, desde 1987 se aprecia cierta preocupación por hacer referencia a los alumnos con “especiales difi cultades en el aprendizaje de las Enseñanzas Medias” y, en algunos casos, promueven la integración escolar de algún alumno proveniente de ASPACE; asimismo, a partir de 1994, se incorpo- ran en el centro 4 alumnos de GAUTENA (autistas profundos).

Con la puesta en marcha de la LOGSE asistimos al proceso de adecua- ción a las reformas, de modo que durante algunos años permanecerán cursos correspondientes a la reforma del setenta y los nuevos cursos instaurados por

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la nueva Ley. Asimismo, a partir de 1999, se imparten cursos del Bachillerato de la LOGSE y, a partir de 2002, se implementan los Ciclos de Grado Medio y Superior. También en esa fecha se produce una anotación que hasta ese momento no aparecía, nos referimos a los alumnos y alumnas denominados de “otras culturas”, suponemos que para acoger bajo esa rúbrica al alumnado inmi- grante o extranjero. También se señala al alumnado con necesidades especiales que, de alguna manera, necesitará un apoyo especial. Por lo tanto, a partir de 2002, la estabilización del centro gira alrededor de los niveles reconocidos en la LOGSE: Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos. De ahí que podamos hablar de un centro complejo en cuanto a su oferta educativa.

Por lo que respecta a la Enseñanza Profesional desde 1974 hasta 2006, podemos observar el paulatino aumento hasta 1985 y el descenso de la matrí- cula a partir de esa fecha. No podemos olvidar que el reconocimiento y amplia- ción de la obligatoriedad escolar hasta los 16 años es un elemento explicativo de ese descenso. Asimismo, el hecho de impartir docencia en el bachillerato a partir de 1999 también es otro elemento que infl uye en la distribución del alum- nado. Es decir, este fenómeno debemos entenderlo en un proceso de amplia- ción de la oferta escolar, por lo tanto en una distribución del alumnado entre los diferentes niveles de la oferta. Podríamos decir que, a partir de cierto momento, pierde la identidad de centro profesional, que le caracterizó desde 1945, pero a la vez gana en opciones formativas para un alumnado ante nuevos retos educativos.

La disciplina, los exámenes, los premios y los cursillos de verano

Dentro del ámbito escolar queremos hacer especial mención a esos aspec- tos, algunos de ellos tan característicos de la pedagogía lasaliana. Así, hablar de disciplina es hacerlo principalmente de los primeros años tras la Guerra Civil. Eran años en los que el espíritu del nacional-catolicismo se llevaba hasta su máximo extremo en todos los centros escolares y, por supuesto, los colegios lasalianos no podían quedar aparte, como así lo reconocen en la obra de Lasa. Sin querer justifi car ninguna actitud particular en modo alguno, deberíamos ser conscientes de que aún en los años 60 el número de alumnos por aula, por muy asombroso que nos pueda parecer, podía llegar a los sesenta o setenta. Si a ello añadimos la idea que existía de “sistema del cuartel” no es de extrañar que se desembocara en la utilización de una disciplina excesivamente férrea, como así lo atestigua un exalumno: “a las 8,55h el Director tocaba el pitido. Inmediatamente se cortaba cualquier tipo de juego o distracción que nos ocu- para. Como en la Ley Marcial, respondiendo a la llamada con rapidez, se for- maban fi las, dos por cada clase; hasta con el brazo medíamos las distancias. Cada cual ya sabía detrás de quien colocarse, pues las hileras ya se habían establecido de antemano, en base al criterio de la estatura. Después de pasar

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lista se entraba en las aulas en orden. Este ritual perduró hasta fi nales de los años 60. La salida también se vestía de ceremonia. Después de colocarnos otra vez por hileras, en formación bajábamos hasta Goiko Plaza, con los Hermanos a un lado”76.

Los castigos y reprimendas corporales tampoco faltaban en el régimen dis- ciplinario lasaliano. En relación a los primeros, existía una amplia gama de los mismos, desde la pérdida del recreo a tener que quedarse estudiando a la fi nali- zación de la jornada, a los deberes extras, ejercicios de conjugación escribiendo el verbo en todos los tiempos y en todos los modos, ordenar la copia de algún texto o una frase en negativo del tipo “no debo hablar en clase”, asistencia los jueves por la tarde (eran festivos) o los domingos, o el calentamiento de la palma de la mano con los azotes de la regla, etc. Paralelamente existían los premios o “vales de disciplina” más propio de los alumnos de Primaria que de los de la Escuela de Aprendices. La jornada escolar comenzaba con la entrega por parte del Hermano a la clase de los vales de disciplina que eran un premio al buen comportamiento, que se suponía de antemano. Estos vales podían cre- cer merced a una serie de valores considerados positivos, como en el proceder comunitario en el aula, en los juegos en el patio, en la participación en clase en tareas de ayuda (como la huerta, o la aportación personal de algún objeto de uso comunitario), preparación de juegos o fi estas, esmero en la limpieza del pupi- tre, etc. Los vales individuales también se restaban en señal de castigo, como estar involucrado en alguna pelea, falta de puntualidad, no acudir a las vísperas, etc. La acumulación personal de vales también repercutía positivamente en las califi caciones académicas, aunque muchas veces esa acumulación estuviese trucada, porque los alumnos se los solían apostar en sus partidos de pelota en el frontón. La recompensa, de la que todavía no hemos hablado, consistía en algún paseo o excursión al valle del Leizarán, al monte Adarra o similares.

Realizado este breve anecdotario, vamos a ver qué es lo que realmente nos cuenta el Hermano Visitador al respecto y para ello el mejor ejemplo es la cita textual que hemos recogido del año 1938, “Exijan mucha disciplina en clase, que los alumnos sean corteses, modales, lenguaje, posturas, etc.”77, cita que se repite letra a letra en 1939 y que al parecer no se estaba llevando de la manera que requería el Hermano Visitador porque al año siguiente reconoce que “la dis- ciplina es defi ciente”78 y en 1941 “la disciplina es suave, buen trato, empeño en enseñar y educar a los alumnos y éstos corresponden a los desvelos de los

76. Lasa, X. (1996): Op. cit., p. 70. 77. Rapport de Visite de 1938. 78. Rapport de Visite de 1940.

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Hermanos con su constante silencio, atención y aplicación”79. En esta línea continúan los Hermanos hasta el año 1954 cuando los objetivos disciplinarios parecen haber sido conseguidos “en disciplina y orden son sobresalientes y los métodos muy buenos”80. Los métodos aplicados en clase eran los tradicionales por aquel entonces, esto es, cuadernos limpios y aplicados, puntualidad para entrar y salir de las clases, evitar las críticas, comportamientos esmerados tanto en el colegio como fuera de él, etc. Y para poder llevar a cabo toda esta tarea hay un consejo del Hermano Visitador que creemos necesario resaltar: “enseñar es hacer ver y deben hacer ver muchas cosas”81 y quizás obsesionado por ese “hacer ver” sugiere un nuevo método de enseñanza para los alumnos: “la ense- ñanza que sea práctica porque a estos niños les entra más por los ojos que por los oídos”82. Sin embargo, disciplina no suponía aplicar castigos y reprensiones desmesuradas, y así nos lo hace saber el Hermano Visitador en su informe de 1965: “para adelantar más si cabe la gran tarea de la educación, les aconsejo que miren con cuidado la edad de sus alumnos y sus reacciones psicológicas al imponer los castigos y usar las reprensiones. Que el trato distinguido sea la norma de estas intervenciones”83.

Quienes sí recibían un trato distinguido eran los que obtenían los mejores resultados académicos, pues a la entrega de sus notas solían acudir el Alcalde, el Sr. Párroco y otras autoridades civiles y eclesiásticas. Esta entrega de notas venía acompañada de actuaciones musicales, recitaciones de poesía y otras actividades de carácter cultural, realizándose, a partir de 1960, unas exposicio- nes con los mejores trabajos de los alumnos, exposiciones que eran públicas y que incluso en 1964 llegaron hasta los bajos del Ayuntamiento de Donostia, donde los alumnos colocaron un stand gráfi co que representaba al colegio.

Lógicamente, para poder obtener estas distinciones previamente había que superar unos exámenes, exámenes que también llegaron a ser públicos, como los celebrados en 1951, con asistencia del Sr. Párroco, el Sr. Alcalde y represen- tantes de las diversas industrias de la localidad. Hay que decir que este examen estaba dirigido a los alumnos de la Escuela de Aprendices y que éstos sorpren- dieron gratamente a todas las autoridades, las cuales, a su vez, agradecieron la labor del Hermano Santiago. Finalizados estos exámenes públicos y transcu- rridos unos años, a fi nales de la década de los años 60, comenzaron otro tipo de exámenes, los de Bachillerato y Ofi cialía, que dados los buenos resultados

79. Rapport de Visite de 1941. 80. Rapport de Visite de 1954. 81. Rapport de Visite de 1942. 82. Rapport de Visite de 1943. 83. Rapport de Visite de 1965.

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obtenidos en los mismos, ofrecieron la posibilidad de que los tradicionales cursillos de verano que organizaban los Hermanos quedaran suspendidos. Con la llegada de la década de los 90 aparecen por vez primera los resultados de las pruebas de Selectividad, y en esta ocasión también los resultados de los alumnos del colegio de La Salle quedan en un alto nivel. Pongamos dos cifras que así lo demuestran: en 1992 los 7 alumnos del colegio que se presentan a la Selectividad, la aprobaron; pero no fue algo casual, porque cuatro años más tarde se presentaron 42 alumnos y 40 vinieron con el mismo resultado bajo el brazo.

Los cursillos de verano, que venían realizándose desde el año 1943 y con asistencia superior al 60 por ciento de los matriculados en el curso, fueron sus- pendidos a partir de 1968 por los extraordinarios resultados que año tras año venían obteniendo los alumnos, lo cual era motivo de satisfacción.

Actividades escolares y extraescolares del alumnado

Es evidente que las actividades escolares y extraescolares de los alumnos en una u otra etapa no tenían ninguna relación entre ellas, siendo el mejor ejem- plo el que a continuación señalamos; mientras en 1939 la Semana de Pascua era dedicada a fi estas en acción de gracias por la victoria alcanzada y todas las escuelas en recta formación y llevando sus banderas recorrían el pueblo en un desfi le cívico-militar, en 1974 el grupo Gazteleku –del que hablaremos más ade- lante– se dedicaba a organizar un Gran Festival Vasco.

Los primeros años de posguerra tienen como seña de identidad la celebra- ción del Día del Alumno, además de otra celebración de tipo religioso y que nos ha sorprendido que por aquellas fechas se llevase a cabo; ésta no es otra que la cabalgata del Olentzero que puntualmente salía todos los años, desde 1941, y que se aprovechaba para, a la vez que se entonaban villancicos, recaudar algún dinerillo, actuación que también se repetía cuando salían a cantar los Coros de Santa Águeda. Por otra parte, el Salón de Actos era un espacio donde se desarrollaban las más variadas actividades; desde cultos religiosos hasta proyección de películas, como narra el Hermano Sebastián refi riéndose a los actos de entrega de premios, de recitación de poesías, o las actividades del Círculo Recreativo los domingos por la tarde con las sesiones de cine mudo. A ello habría que sumar el comienzo de la tamborrada en 1944, a la que contri- buyó la recién creada Asociación de Antiguos Alumnos84. Desde 1947 tenemos constancia de que desde el colegio se organizaba una tamborrada que, en oca- siones, iba acompañada por la Banda de Música Municipal del pueblo. La fl uida

84. Lasa, X. (1996): Op. Cit., p. 45.

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relación que se mantenía con las autoridades locales dio pie, en más de una ocasión, a que a petición de éstas el grupo de danzas del colegio tomase parte en las fi estas de la localidad, como así lo hicieron en 1963, bailando en la Plaza de España “danzas vascas y aragonesas”85.

Es a partir de 1970, con el surgimiento del club juvenil Gazteleku, cuando las actividades escolares pasan a ser organizadas por éste. Su aparición hay que situarla dentro del contexto político-social que por aquellos años existía en Euskal Herria. La mayoría de la juventud andoaindarra estaba deseosa de participar activamente en la construcción de una sociedad más libre cultural y socialmente y Gazteleku no hizo más que encauzar toda esa energía. Su fi na- lidad quedó rápidamente establecida: iba a ser un medio idóneo con vistas a estrechar la convivencia social mediante un trato mutuo basado en el respeto, elegancia, colaboración entre chicos y chicas y que iba a servir de complemento a la formación integral (cultural, humana, religiosa, social, etc.) con vistas a la maduración de la sociedad.

El club siempre tuvo personalidad jurídica propia y, como tal, lo regía una directiva. Dentro del club, funcionaban tres secciones: la cultural, la recreativa y la deportiva. Estaba integrado por unos 200 socios, de los cuales la mitad eran socios activos. La fi nanciación procedía de cuestaciones populares y de la recaudación de los bailes que se organizaban los domingos, además de una pequeña ayuda procedente del Ayuntamiento por colaborar en la cabalgata. Los actos que mayor acogida tenían entre la juventud andoaindarra eran los bailables que se celebraban en un local del nuevo edifi cio y que contaron con la participación de los grupos de música de moda en el momento. También existía un cine forum en el que además de la proyección de las películas tenían lugar importantes debates donde, sin ningún tipo de censuras, se podía hablar de relaciones humanas, sexuales o socio-políticas, algo atípico por aquellas fechas86. A su vez, se contaba con el Salón, donde además de poder ver la televisión, se contaba con petacos, futbolines, mesas de billar y de otros jue- gos de mesa con el añadido de una biblioteca. Hay que señalar también que a comienzos de curso se celebraban unas jornadas de refl exión a las que solían acudir técnicos que hablaban, sin complejos, de cualquier tema de interés que podía darse en aquellos momentos. Como no se pretendía dejar fuera del club a los padres, se les propuso que, si así lo deseaban, podían tomar parte en clases de euskera, clases para lograr el graduado escolar y otras actividades similares. Pero tal y como indicábamos al comienzo de este apartado, las Fiestas Vascas constituían el plato fuerte anual. Se trataba de una quincena

85. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 86. Lasa, X. (1996): Op. Cit., p. 114.

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en la que las conferencias, exposiciones de pintura, de libros y de discos en euskera, los bertsolaris, los dantzaris, y los abeslaris eran parte de los ingre- dientes de las mismas.

No faltaban tampoco las tradicionales excursiones y campamentos lasalia- nos. Así, nos encontramos con que, allá por el año 1942, con las 270 pese- tas recaudadas con los cánticos navideños que llevaban a cabo por las calles andoaindarras, los alumnos hicieron una excursión a Legazpi, excursión que repiten al mismo pueblo un año más tarde. En 1945 cambian de destino y en esta ocasión lo hacen a Irun y al Santuario de Arrate y ese mismo año los alumnos salen a la calle disfrazados de cabezudos para participar en las fi estas de San Juan Bautista de La Salle. El año 1947 se signifi có porque además de realizar una excursión por toda la provincia de Gipuzkoa, a los niños se les llevó al Hipódromo de Lasarte para que tomaran parte en “un grandioso espectáculo que fue presidido por el Caudillo”87. Las excursiones se siguieron realizando con diferentes destinos, unas veces a Legazpi, otras a Donostia, otras a Guadalupe en Hondarribia, etc. hasta el año 1954, momento a partir del cual dejamos de tener noticias a ese respecto hasta el año 1998, cuando la excursión adquiere carácter internacional y los alumnos van a Poitiers (Francia).

Es en 1982 cuando arrancan los primeros campamentos lasalianos y lo hacen en la localidad alavesa de Santa Cruz de Campezo, repitiéndose año tras año y haciéndolo hasta fechas recientes, con la existencia de varios turnos durante el verano, debido a que existía una gran demanda para poder participar en los mismos y todos los campistas no entraban en una sola tanda.

Vida religiosa de los alumnos

Dejando a un lado lo que propiamente era la lección diaria de Catequesis, Evangelio, Historia Sagrada, etc., el espíritu religioso se profesaba de múltiples maneras. En la jornada escolar se comenzaba con las prácticas de piedad en el aula, sintetizadas en la refl exión. A media mañana se paralizaba la docencia para dar recuerdo a la Santa Presencia de Dios. En las salidas y entradas a los recreos y al fi nal de la jornada también tenían lugar oraciones cortas que evoca- ban a la Santísima Trinidad o a la Virgen. Otras vivencias en apariencia más pro- fundas se efectuaban a través de las prácticas, asociaciones o grupos piadosos surgidos al efecto.

87. Supplément à l’Historique pour l’année 1947.

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Como en casi todos los centros lasalianos la vida religiosa de los alumnos también giraba entorno a dos cuestiones: las numerosas festividades religiosas que celebraban y el número de vocaciones que surgían cada año. En relación con las primeras tenemos que señalar que se celebraba la fi esta del Santo Fundador, San Juan Bautista de La Salle, los coros de Santa Águeda, la beatifi - cación del Beato Benildo, la fi esta de la Ascensión, la de Pentecostés, la de San Pedro, la de la Purifi cación y la de San José de Calasanz, etc. Además de estas celebraciones también existían en el colegio los Ejercicios Espirituales, que eran anuales, y que, si bien los primeros años se practicaron en el propio Andoain, años más tarde podían celebrarse también en San Asensio. También hay que señalar la celebración en 1951 de un homenaje de los niños de Gipuzkoa a San Juan Bautista de La Salle, a la que se sumaron unos 500 niños de Bizkaia. Del centro de Andoain acudieron unos 130 niños: “todo ha salido bien, sobre todo la grandiosa procesión en la que tomaron parte 4.000 niños”, como recoge el Histórico de ese año.

Era costumbre que los niños “se confesasen y comulgasen con frecuencia espontáneamente”88, pero allá por 1966 surgió un problema con la actuación de nuestros alumnos durante la misa parroquial: “este año no se ha acudido a la misa parroquial de las 8,30h de la mañana (misa de ofrendas y responsos) ya que al ponerse las mujeres en los bancos de los niños –estorban!!!!!!– éstos no caben ni malamente. El Sr. Párroco se ha debido poner furioso y dicho: Qué formalidad es ésta!!!!! –al ver que los niños no acudían con sus cantos a realzar la función–. Versión es ésta de los monaguillos hermanos Oreja”89. Tras este lunar vinieron grandes actuaciones de los alumnos, como la acontecida en 1974 cuando masivamente acudieron a la misa de campaña que celebró el Sr. Obispo, D. Jacinto Argaya, con más de 2.000 chavales del pueblo tomando parte en la misma y tampoco quedaron a la zaga la fi esta de Navidad, la de la Cuaresma y la del Santo Fundador de 1976, cuando un numeroso grupo de niños ayudados por sus profesores preparaban las lecturas y exponían carteles y murales alusi- vos a las circunstancias, siendo lo más meritorio de ello que no era obligatorio y que, aunque todos no acudían a estas actividades, sí lo hacía un bien nutrido grupo. Este trabajo obtuvo sus frutos y años más tarde se conseguía que, con la participación de la Asociación de Padres, se celebrase una Eucaristía de Familia, actividad ésta que se hizo extensiva a otras familias del pueblo, a la vez que se seguía construyendo un Proyecto Pastoral del colegio, con 20 minutos de ora- ción que se invertían todos los viernes y en el que tomaban parte tanto alumnos como profesores.

88. Rapport de Visite de 1945. 89. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.

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Otra práctica bastante extendida en el tiempo, al igual que en otros centros lasalianos, era los concursos catequísticos de los centros de Gipuzkoa, en los que al parecer los años 1953 y 1954, los niños de este centro lograron un “triunfo resonante”, tanto en la categoría individual como en conjunto. Al margen de esta actividad, lo cierto es que la labor catequística iría desarrollándose a lo largo de los años, pues en 1966, se habla en el Histórico que seis alumnos hacen su consagración en la Unión de Catequistas de Jesús Crucifi cado y de María Inmaculada, “que esta pequeña célula de catequistas sea fermento y ori- gen de un gran acercamiento de la masa obrera a la Iglesia y a Dios”. Todavía en 1979 se menciona esta labor, aunque esta vez con referencia a la parroquia: “los domingos se reúnen en el colegio en dos tandas, los de euzkera (sic) y los de habla castellana. Finalizado el acto se reúnen para asistir al acto eucarístico. Lo bueno de todo ello es que los alumnos que acuden son de nuestro colegio, de las Escuelas Nacionales y de la Ikastola”. Siguiendo en esta tónica, aunque con nuevas formas, a partir de 1989 en las enseñanzas medias se proponen expresiones de Fe, que van tomando cuerpo en otros años con el estableci- miento de una celebración de la Fe una vez por trimestre, creando un grupo de profundización de la Fe entre los alumnos procedentes de bachillerato, de los alumnos mayores de Electrónica, o estableciendo cada mes un día especial de oración, o a partir de las convivencias.

Entre otras actividades, existe una muy simpática, que comienza en 1952, era la que se llevaba a término en las Navidades, donde dos grupos del colegio, con sendos belenes portátiles recorrían las calles del pueblo entonando villan- cicos. En 1992, y por segundo año consecutivo, se celebraba un concurso de belenes y villancicos para los alumnos de enseñanzas medias. Por lo que res- pecta a las asociaciones piadosas, desde 1945 comenzó a funcionar la Cruzada Eucarística y, desde 1952, la Archicofradía del Niño Jesús. Por otra parte, la Asociación de Antiguos Alumnos se constituyó en 1950, según la documenta- ción de los “Nominatif”, aunque en 1954 y siguientes el Hermano Visitador se queja de que “no existen obras posescolares y no parece fácil organizarlas aquí por ahora”, aunque en 1960 en el Histórico se señala que un exalumno de este centro impone “la medalla de Congregantes del Santísimo Niño Jesús a 30 nue- vos congregantes”.

En el apartado de las vocaciones, no podemos afi rmar que el centro fuese un gran semillero de vocaciones, pero también puede parecer un tanto precipi- tado el comentario que, en 1942, nos brinda Hermano Visitador: “los alumnos son piadosos y de familias cristianas, pero éstas ponen alguna oposición a que sus hijos sigan la vida religiosa”90. Los datos no confi rman esta impresión ya que, si nos atenemos a los datos hasta 1989, existía un goteo constante de

90. Rapport de Visite de 1942.

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vocaciones religiosas, llegando al llamativo caso de 16 vocaciones en 1964, y que el Hermano Visitador registra como “buen ambiente vocacional en clase de pequeños y medianos”. En cambio, los datos de los años cuarenta, cincuenta y sesenta no son nada despreciables, sobre todo en los años sesenta, pues a esos 16, hay que sumarles 6 en 1960, otros tantos en 1965 y 9 en 1966, año en que por cierto todos los niños y niñas de la Villa tuvieron la oportunidad de ver la película “El Señor de La Salle” que, como se señala, era una “estupenda propaganda para las vocaciones lasalianas”. En 1986 se registran por primera vez dos vocaciones religiosas de chicas. No obstante, en los noventa decaen las vocaciones de manera que en 1992 se establece la novena del 16 al 25 de cada mes para rezar por las vocaciones y tener encuentros de oración y, además, se realizan encuestas vocacionales y se dialoga con los alumnos que demuestran cierta inquietud, aunque el “resultado es escaso, por no decir nulo” (1994). Esa semana vocacional va a ser el único rastro que quede para promover las vocacio- nes religiosas.

Profesorado

Al igual que con la mayoría de los centros educativos que estamos estudiando, la evolución del profesorado en este centro sigue las mismas tendencias obser- vadas en el resto, aunque en este caso, debido a las dos fusiones ya comenta- das, existe otro rasgo característico: la presencia de religiosas jesuitinas entre el profesorado. Es decir, descenso del número de Hermanos a lo largo de los años, aumento paulatino del número de profesores seglares y presencia tardía e importante de profesoras seglares. En términos generales, nos encontramos con un centro que en 1945 tiene cinco Hermanos como profesores, en 1974, después de la fusión con el colegio Milagrosa de las Hermanas de la Caridad, asciende a 33 profesores (10 Hermanos, 10 Profesores y 13 Profesoras); en 1990, tras la fusión con el Colegio Berrozpe de las Hijas de Jesús son 73 profe- sores (9 Hermanos, 22 Profesores y 42 Profesoras) y, fi nalmente, en 2006, son 4 Hermanos, 31 profesores y 52 Profesoras. También hay que tener presente que la fusión con los dos centros citados supuso la incorporación de profesoras religiosas (Hermanas de la Caridad y Jesuitinas), llegando a un máximo de cinco, y paulatinamente irán descendiendo en número, hasta desaparecer del claustro de profesores en el año 2000.

La evolución de los Hermanos sufrirá la curva ya conocida: paulatino ascenso desde los 4 primeros Hermanos hasta los 10 de 1974 y, fi nalmente, terminar en 2006 con 4 Hermanos. La evolución del profesorado seglar masculino tendrá un progresivo incremento desde un único profesor, en 1958, hasta los 19 de 1975, pasando por los 26 de 1995 hasta llegar a los 31. Finalmente las profesoras que inician su presencia en 1973 con una única profesora, pasan a ser 13 en 1974, 42 en 1990 y, fi nalmente, 52 en 2006. Además, a partir de 1993 el cen-

584 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

tro cuenta con la presencia de 3 Religiosas que permanecerán durante tres años más, hasta que, en 1996, tan sólo quede una religiosa que permanecerá hasta el año 2003.

Por lo que respecta a la presencia de los Hermanos desde 1940 a 1970, pasaron por el centro unos sesenta Hermanos, lo cual nos da una media de dos Hermanos por año. No obstante, durante ese tiempo hubo una serie de Hermanos que permanecieron más de cinco años, entre ellos podemos señalar los siguientes: Sebastián Leoncio que estuvo 16 años, entre 1939 y 1955; Javier Ignacio, 6 años (1943-48) y que fue director en 1943; Lupercio José, 7 años (1944-1950); Santiago Simón, 5 años, fue director en 1952; Ángel Sabino, 6 años, (1954-59); Dionisio de Jesús que permaneció 14 años (1955-1968), director en 1968; Justino Martín, 7 años de permanencia y de director durante 1955 y 1961; León Nestor, que estuvo en el centro desde 1962 hasta 1969, siendo director entre 1962 y 1967. Finalmente el Hermano Jorge Ángel (nombre religioso de Ángel Gárate, y al cual nos hemos referido más arriba) permaneció 10 años como director entre 1969 y 1978.

El Hermano Sebastián Aranberri homeneajeado en Andoain.

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No nos resistimos a transcribir la primera impresión del Hermano Sebastián Aranberri (Sebastián Leoncio) al llegar a la escuela de Andoain en 1939: “llegué a Andoain en agosto de 1939. La escuela, como bien se sabe, se encontraba en la Plaza Mercado. Ésta, entonces, no funcionaba, aunque en la planta baja y dando a la calle había una carnicería y una pescadería. Encima de nuestras cla- ses vivían dos familias. Como se ve, forzosamente estábamos integrados en el pueblo […]. Además, la escuela no tenía patio, la calle era nuestro patio; coinci- día que aquella calle era paso obligado hacia Etxeberrieta o Bazkardo, donde se ubicaban Sapa, Laborde, Moleda, Subijana y otras empresas de menor entidad […]. En aquel mi primer año y con mis 25 abriles, de esa manera tan fortuita se concedió una oportunidad de conocer a medio Andoain”91.

Formación

En este periodo de tiempo y en cuanto a la formación de los Hermanos, podemos decir que en los primeros años de la década de los cuarenta se insiste en la preparación del catecismo y el cuidado que debían de mantener en aquella época los Hermanos más jóvenes, a los cuales se les decía expresamente que debían cuidar más su formación e instrucción personal92. También se insiste en que “pongan verdadero empeño en la preparación de clases, corrección de tareas, no consintiendo que haya faltas en los cuadernos, exigiendo limpieza, letra bien formada y variada en la 1ª y 2ª clase”93. Dos años más tarde, el mismo Hermano Visitador recalca que “la preparación de las clases no se descuida, aunque puede ser mejorada”. No obstante, en el Histórico de 1975, se habla de que los Hermanos se esmeran no sólo por la formación humanística sino que buscan para que el día de mañana sean hombres de provecho para la sociedad y adquieran virtudes de hombres formados con convicciones religiosas bien asentadas. Esta observación se hace extensiva al resto del profesorado, pues la labor que desarrollan los seglares, todos ellos son excelentes personas muy identifi cadas con nuestros métodos y percatados de la responsabilidad, aca- tando con docilidad las directivas del colegio.

Al margen de todo este tipo de recomendaciones efectuadas por el Hermano Visitador, los Hermanos también tuvieron sus tareas personales estrictamente relacionadas con el mundo de la enseñanza y, desde un primer instante, acu- dieron a cursillos de verano como los organizados en Irun en el año 1942, a cursillos pedagógicos en Bilbo, Salamanca y San Asensio en 1968. A partir de la

91. Lasa, X. (1996): Op. Cit., p. 30. 92. Rapport de Visite de 1953. 93. Rapport de Visite de 1941.

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década de los noventa se amplían estas posibilidades de formación permanente del profesorado. Como ejemplo, recogemos unas cuantas realizadas entre 1992 y 1993, en Educación Infantil y Primaria se está trabajando en la adquisición de la pedagogía propia de la nueva reforma de la LOGSE; los profesores de EE. MM. siguen sus cursos de perfeccionamiento tecnológico; cursos de “Círculos de Calidad”; liberación de un profesor para poder prever la implantación del nuevo sistema educativo LOGSE; las reuniones de formación para la LOGSE; los cursos de Formación Tecnológica; la creación del Equipo Pedagógico de Medias integrado por los miembros del equipo directivo, los jefes de Departamento y los responsables de la LOGSE; un curso de Directores para toda España; los profesores que siguen Formación Permanente fuera del centro, además de que gran parte de los profesores del centro asisten a unas Jornadas Pedagógicas organizadas en Bilbo y Donostia. Por otro lado, el Director acude a los encuen- tros de Cine, y se desplaza con fi nes didácticos a Madrid y Bruselas, etc. Esta anticipación del profesorado en cursos de formación fue realmente ejemplar y, desde 1995, se puede decir que un 85 por ciento de ellos estaban involucra- dos en Formación Permanente, además de impartir clases a jóvenes parados y empresas.

La Comunidad

Es en este aspecto de la vida en Comunidad donde el Hermano Visitador centraba la mayoría de sus observaciones, unas relacionadas con las relaciones entre los Hermanos y el Director, y que desde nuestra perspectiva tienen un inte- rés marginal, como la efectuada en 1940, cuando observa que la relación entre el Hermano Director y dos Hermanos mayores era especialmente difícil, sobre todo con uno de ellos al que califi ca como “difícil y testarudo”94, o el especial control que ejercía sobre el propio Director cuando éste había viajado a Bilbao varias veces y en la hoja de permisos no constaba tal circunstancia95, u otra “persecución” más individual, cuando ese mismo año hace saber el Hermano Visitador que el Director fumaba y nadie se lo había hecho saber y decimos la palabra persecución porque textualmente dice en el informe “el cajón de su mesilla de noche de su cuarto huele mucho a tabaco”. La norma estricta contra el fumar era especialmente vigilada para evitar este tipo de comportamientos.

A la luz de los informes del Hermano Visitador, el Director y sus funciones eran su caballo particular de batalla, porque años más tarde insiste uno tras otro en que los paseos de los Hermanos debían de realizarse bajo su supervi- sión, repitiendo esta consigna en 1946, 1947 y 1948. Sus críticas hacia él no

94. Rapport de Visite de 1940. 95. Rapport de Visite de 1943.

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descansaban, de manera que en 1948, le da a conocer que en la Comunidad existía un mal ambiente motivado en gran parte porque el Hermano Director “vivía un poco al margen de la vida regular de los Hermanos”96, a la vez que le invitaba a “dominar su temperamento y carácter en tal forma que evite todo lo que pueda molestar a los demás”97. Qué mejor para evitar molestar a nadie que no hablar de ese nadie, y para ello se dieron más invitaciones expresas, como las llevadas a cabo en 1949 y 1952, cuando se dice a los Hermanos que “eviten las conversaciones de censura del clero parroquial en la Comunidad”98. No pode- mos olvidar que en esos años las relaciones con el cura párroco no pasaban por su mejor momento, como ya hemos puesto de manifi esto.

En 1953 se produjo el cambio de Director y en su primer año el Hermano Visitador observó alguna defi ciencia que, rápidamente, quedó subsanada, más cuando se le recordaban sus tareas, entre las que se encontraba la dedicación plena a su Comunidad y a los ejercicios que en ella se practicaban99, procurando que se evitasen las ausencias en los ejercicios comunes. En cualquier caso, y aunque el Hermano Visitador le diera unas primeras recomendaciones para intentar corregir esos defectos que venía observando, también muestra su cara amable y reconoce explícitamente que las consignas que se le habían dado habían contribuido a que la Comunidad cambiase totalmente de aspecto: “los Hermanos se encuentran ahora contentos y sólo queda reclamar de ellos, como es normal, una fi delidad exacta a las exigencias de la vida espiritual, y su docili- dad y buena disposición lo hace fácil y efi caz”100.

Para que esa armonía fuera posible, el Hermano Visitador invitaba a los Hermanos de la Comunidad a que cumpliesen el “super omnia caritatem habete” de San Pablo, que consistía en superar religiosa y gallardamente las diferencias de temperamento y concepción, sin olvidar nunca en las discusio- nes el respeto y la deferencia tan insistentemente inculcada en el capítulo XII de las Reglas para con el Hermano Director. Esto es, “gozarse en adelantarse unos a otros en las precedencias y llevar en común las cargas y trabajos. En una palabra, recordar que la caridad había de ser la virtud servida por una religiosa abnegación en hechos y criterios”101. Sin embargo, no parece que todas las recomendaciones que efectuaba el Hermano Visitador daban

96. Rapport de Visite de 1948. 97. Rapport de Visite de 1948. 98. Rapport de Visite de 1949-1952. 99. Rapport de Visite de 1954. 100. Rapport de Visite de 1955. 101. Rapport de Visite de 1956.

588 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

sus frutos, porque nuevamente aparecen las difi cultades de convivencia entre los Hermanos, principalmente entre los más jóvenes, quienes trabajaban con un entusiasmo propio de su edad, pero que sus relaciones, quizás también fruto de su edad, creaban ciertas incomprensiones o nerviosismos que en cierta manera también eran producto de la falta de autoridad del Hermano Director102. En defi nitiva, todas las recomendaciones del Hermano Visitador a la Comunidad, y expresamente al Hermano Director, podían quedar refl ejadas en una que hace en el año 1960 y que decía así: “que este trabajo tan abun- dante y tan bien llevado no quede en ser una actividad entusiasta y humana. Sea, como es cristiano, cruz amablemente llevada cuando resulta penoso; colaboración generosa y honrosa con el trabajo redentor de Cristo, pues es apostolado; fuente de méritos incontables pues nada queda sin premio ante Dios, cuando por Él se hace”103.

Pero las actividades religiosas se movían, sobre todo, en el ámbito de los retiros y ejercicios espirituales que se llevaban a cabo, generalmente, en Bilbo, aunque irá variando de lugar con el transcurso de los años; así, en el 2000, los Ejercicios Espirituales se celebraron en Oharriz y San Asensio. A partir de 1988 se observa la existencia de unos encuentros a los que acuden “profesores cre- yentes”, aunque desde 1992 se establecen dos tipos de grupos de los cuales se sigue hablando hasta el año 2000, a los que asisten también profesores seglares uno de ellos es el denominado “Misión Compartida” y el otro alrededor de la formación teológica a través de “Jesús, Buena Noticia”. En 1993 se lleva a cabo una peregrinación a Santiago de Compostela y en 1996 varios Hermanos acuden a Roma con motivo de la beatifi cación de la Madre Cándida María de Jesús, fundadora de las Hijas de Jesús, junto con un nutrido grupo del centro y peregrinos de Andoain, incluido su Alcalde.

Estas ocupaciones de los Hermanos, tanto en su formación docente como espiritual, no fueron obstáculo para que, al igual que los miembros de otras Comunidades, los Hermanos de este centro pudiesen disfrutar de diversas excursiones, sobre todo en los primeros años desde la década de los cincuenta, a Guadalupe, Bilbao, Santuario de Izaskun o San Asensio en compañía de las comunidades de Irun, Los Ángeles e Igeltegi, en 1951, aunque a partir de la década de los noventa ya parecen disfrutar de unas merecidas vacaciones en Santiago de Compostela o en el centro lasaliano de la localidad mediterránea de Cambrils.

102. Rapport de Visite de 1956. 103. Rapport de Visite de 1960.

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6.7. Eibar: Azitain e Isasi dos centros lasalianos en la misma Villa (1958-2006)

Otra de las localidades guipuzcoanas en la que se instalaron los Hermanos de La Salle fue la de Eibar. Como ya pudimos estudiar en la primera etapa, Eibar no era una población desconocida para los Hermanos de las Escuelas Cristianas, ya que tuvieron un centro a su cargo hasta 1914. No obstante, el retorno, en 1958, se produjo gracias a la demanda de una Asociación Propulsora de la Enseñanza, A.P.E., sin la cual no puede entenderse ni el primer centro que se creó, el Colegio de Azitain, ni tampoco el de Isasi, que pasará a cargo de La Salle a partir de 1970.

En Eibar existía un colegio dirigido por los Hermanos del Sagrado Corazón, pero éste no llenaba las aspiraciones de las familias eibartarras ya que sólo se podían cursar los cuatro primeros niveles del Bachillerato y en el pueblo se sentía la necesidad de un centro que abarcara todas las Enseñanzas Medias y Profesionales, de manera que los comienzos no resultaron fáciles. Desde el pri- mer instante existieron intereses, ajenos a los Hermanos, para que no pudieran acceder a determinadas enseñanzas, realizándose esta oposición a través de la construcción de un Instituto de Segunda Enseñanza y de una Escuela Politécnica.

Conscientes de la situación, los Hermanos consiguieron continuar con su trabajo y, mientras algunas de estas propuestas iban quedando en el olvido, el colegio de La Salle de Eibar, dividido en dos centros, Isasi y Azitain desde 1970, proseguía con su andadura hasta la actualidad, consiguiendo a lo largo de su dilatada trayectoria el reconocimiento de la Sección de Primera Enseñanza, y el de los Bachilleratos Elemental y Superior, así como el Bachillerato Laboral Elemental. A partir de 1970, y con esta reorganización de los estudios, el centro Isasi comenzará a conocerse popularmente como “La Salle de arriba”, mientras que el de Azitain será conocido como “La Salle de abajo”.

Durante este largo periodo, y con la reforma del sistema educativo, el cen- tro de Azitain tuvo que adaptarse a la misma, al igual que el recién incorporado Isasi. De esta manera, a partir de los años setenta, el Centro de Azitain centrará su actividad docente alrededor de la Enseñanza Secundaria, el Bachillerato y COU, mientras que el centro de Isasi se centrará en la Educación General Básica. Cuando llega la reforma de 1990 los dos centros volverán a adaptar sus estructuras a la misma, pero manteniendo las mismas características en cuanto a los niveles de enseñanza.

La existencia de los dos centros, diferenciados por los niveles de enseñanza distintos, ha supuesto que La Salle en Eibar ha atendido y atiende todo el reco- rrido de oferta escolar. El éxito de matrícula también es una característica a destacar, a pesar de que en los comienzos se manifestó algún confl icto a raíz de la introducción del Bachillerato laboral. Por lo que respecta al profesorado, la

590 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

existencia de una comunidad ha dado mayor coherencia a toda la labor docente de los Hermanos y del resto del profesorado seglar que, con el transcurso de los años, es mayoría en la actualidad.

El retorno de La Salle a Eibar

El retorno de los Hermanos de La Salle a Eibar se debe a dos circunstancias ajenas a la propia Congregación. La primera, la imposibilidad por parte de los Hermanos Corazonistas, que tenían a su cargo el Colegio del Sagrado Corazón, de afrontar la petición de la Asociación Propulsora de la Enseñanza para que impartiesen enseñanzas del Bachillerato Superior y Comercio; y la segunda, a una cuestión meramente administrativa, como fue la recuperación de la perso- nalidad jurídica de dicha Asociación, perdida entre 1941 y 1956, y que pasaría a una nueva Junta dependiente del Obispado de Vitoria en esos años. Esta recu- peración administrativa supuso la puesta en marcha de nuevos proyectos, como el mencionado de ampliar las enseñanzas a la secundaria y profesional. Por lo tanto, la reconstrucción de los primeros años de este nuevo colegio a cargo de los Hermanos, como señala el Histórico de 1958, es un hecho “sencillo y radica en la necesidad que se sentía en la ciudad de Eibar de un Centro Docente que abarcara todas las enseñanzas Medias y Profesionales ya que dada la importan- cia de la citada villa, el colegio existente dirigido por los Hermanos del Sagrado Corazón no llenaba las aspiraciones de las familias ya que tan sólo se cursa en el mismo los cuatro primeros cursos de bachillerato”1.

Como puede observarse, es la primera vez en la historia de los Hermanos en Gipuzkoa que acceden a impartir la enseñanzas correspondientes al bachillerato sin hacerse cargo simultáneamente de la enseñanza primaria, nivel preferido por La Salle en todos sus colegios y escuelas. Por lo tanto, este hecho supone que dichas enseñanzas afectarían a los niños a partir de la edad de 10 años, en la que se comenzaba el Bachillerato elemental, con lo cual la formación pri- maria anterior a estos estudios se debía cursar necesariamente en otro centro escolar.

El nuevo colegio “Nuestra Señora de Azitain La Salle” inició su andadura en el curso 1958-1959 y su doble denominación obedece a estar situado en un barrio de la ciudad de Eibar en el cual se veneraba a la Virgen bajo esa advoca- ción y al fundador de las Escuelas Cristianas. Pero, además, no fue casualidad que la Asociación Propulsora de la Enseñanza se dirigiera a los Hermanos con el encargo de hacerse cargo del nuevo colegio, pues uno de los componentes de la Junta de la misma, el Sr. Gorrochategui, tenía a su hijo cursando sus estu-

1. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.

591 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

dios como interno en el Colegio La Salle de Donostia, y fue él quien se puso en contacto con el entonces Subdirector de dicho colegio, Hermano Epifanio, sugiriéndole la posibilidad de una nueva fundación en Eibar. Por supuesto, esta propuesta no cayó en saco roto, pues como podemos observar en esos años se llevaron a cabo otras fundaciones en Gipuzkoa y existía cierta predisposición por parte del Instituto lasaliano a expandir sus enseñanzas con este tipo de propuestas.

Las conversaciones entre los dirigentes de la A.P.E. y el Hermano Visitador se fueron sucediendo, así se llevaron a cabo entrevistas con el Secretario y el presidente de la misma, además del Sr. Párroco, y en ellas se aceptó la idea de dicho proyecto y el compromiso, por parte de la Asociación, de poner a disposición de los Hermanos un inmueble provisional en espera de poner en marcha el ambiciosos proyecto que querían abordar; es decir, la creación de un nuevo colegio. Por parte de los Hermanos, el Hermano Visitador puso bajo la responsabilidad del Hermano Javier Faustino el seguimiento del proyecto, dada su experiencia en otro tipo de fundaciones anteriormente. Los contactos se fue- ron ampliando a los dirigentes de las industrias locales que oyeron de boca del citado Hermano Javier Faustino los avances de dicho proyecto y prometieron su ayuda económica inmediata. Por lo tanto, ya en verano de 1958, estaban com- prometidos todos los agentes necesarios para dar vida al anhelado proyecto de la Asociación.

Eibar. Inauguración del Colegio La Salle. 30 de noviembre de 1958.

592 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

La habilitación del denominado Palacio Jauregui posibilitó que, tras el retiro anual, se nombrase la Comunidad que habría de hacerse cargo del nuevo cole- gio. Ésta estaba formada por su director, el Hermano Javier Faustino, el Hermano Epifanio, como subdirector, y los Hermanos Esteban Jesús y Sebastián Javier, que se instalaron en una casa de la vecindad, durante los últimos días de octu- bre para poder dar comienzo al curso el 3 de noviembre de 1958. Para ese día, los primeros alumnos acudieron puntualmente a las ocho y media a la plaza mayor, donde estaba estacionado el autobús que los transportaría al colegio, situado a dos kilómetros del centro de la ciudad, recogiendo a los demás alum- nos a lo largo del trayecto. Llegados a la iglesia de Azitain se celebró una misa con la esperanza puesta en el proyecto que daba comienzo.

En los locales provisionales se llevó a cabo la clasifi cación de los alum- nos, que se repartieron en tres clases, denominadas: “Preparatoria”, para los alumnos de siete y ocho años, “Ingreso” para los que preparaban dicha prueba durante el curso, es decir nueve o diez años y “Primero” de Bachillerato, para los que ya habían superado el examen de ingreso. En ese curso se alcanzó una matrícula de 130 alumnos. Asimismo, se habilitaron cocinas y comedores para comenzar a funcionar como centro de media pensión, estando inscritos 42 alumnos desde el principio. En este primer curso ya se descubren dos de las características iniciales del colegio: la aceptación de niños con edad inferior a la correspondiente para el inicio del Bachillerato Elemental, cursando la deno- minada preparatoria y el ingreso; es decir, una primaria encaminada al examen de ingreso de Bachillerato y la existencia de alumnos a media pensión, debido a la lejanía del colegio del centro de la ciudad. Por lo tanto, si bien el objetivo fi nal es el establecimiento de las enseñanzas medias, como se denomina a la secundaria en aquella época, lo cierto es que se va a ir consolidando la existen- cia de dos grupos de clases denominadas “elemental” y otra de “ingreso” a fi n de abastecer el bachillerato, tanto elemental como superior.

La inauguración ofi cial del centro no se produjo hasta el 30 de noviembre de 1958 y a la misma acudieron el Excmo. Sr. Gobernador Civil, el Excmo. Sr. Presidente de la Diputación, el Reverendo Hermano Visitador Provincial, el Clero Parroquial, cuyo Párroco ostentaba la representación del Excmo. Sr. Obispo, el Sr. Alcalde con el Ayuntamiento en pleno, los Reverendos Hermanos Directores de Bilbao y San Sebastián, así como numerosísimo público. Bendijo los locales el Sr. Cura Párroco y el presidente de la A.P.E., D. Eusebio Zamacola, leyó un emotivo discurso, que se reprodujo en la prensa de Gipuzkoa y Bizkaia. En el acto tomó la palabra el Excmo. Sr. Gobernador Civil, quien también pronunció un discurso lleno de emotividad, ensalzando la labor de los educadores y en particular de los Hermanos “con quienes tengo la suerte de encontrarme a cada paso por la provincia de Guipúzcoa”2. También intervino el Hermano Javier Faustino, quien se refi rió a lo objetivos del nuevo colegio que se inauguraba.

2. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.

593 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Si bien el retorno de los Hermanos a Eibar fue posible por cuanto hemos narrado, el Hermano Visitador, interpretaba a su manera la fundación de este nuevo colegio, partiendo de las características que, en algún momento, distin- guió a Eibar y que ahora es moneda común: su pasado socialista. Es de sobra conocido el carácter industrial de la Villa de Eibar y, quizás por ello, el Hermano Visitador recordaba en su primer informe de 1958 que “esta actividad industrial daba lugar a que la ideología marxista fuera incubada y desarrollada en aquella zona con arreglo a las mejores técnicas”3. Por ello se encontraba especialmente satisfecho de que el centro hubiera comenzado su andadura bajo los mejores auspicios, pues esta obra podía ser de doble infl uencia en un ambiente muy necesitado de ella, ya que sería una “magnifi ca plataforma para un buen aposto- lado de ideas y costumbres”.

El reconocimiento a la labor emprendida por los Hermanos llegaría un par de años más tarde por parte del Hermano Visitador cuando decía de ellos que constituían un buen equipo de religiosos, de los que se podía afi rmar que eran edifi cantes y efi cientes como profesores. El Hermano Visitador constataba que los Hermanos se iban ganando el prestigio “difícil de lograr en esta zona por el elevado nivel de exigencia técnica a que estaba acostumbrados y por el predominio actual de la mentalidad liberal y marxista en un buen sector de la población”4. Las loas y alabanzas a la labor de los Hermanos no eran fruto de un día porque, nuevamente en 1961, se ensalza la labor de éstos, al constatar que “se trabaja en loable unión de espíritu y con notable esmero en levantar el prestigio del nuevo colegio, en una zona en la que todo se necesita para hacer frente a la labor bien organizada de los marxistas y descreídos durante lustros”5. Al colegio, a pesar de encontrarse en “esa zona de marcado carácter industrial y socialista”, se le auguraba un gran porvenir apostólico y a ello, sin duda alguna, había contribuido la Comunidad que trabajaba ejemplarmente y con resultados halagüeños, “cosa singularmente necesaria en esta comarca de intensa actividad industrial y económica pero de gran exigencia y ambientes adversos a la Iglesia”6. Es decir, el Hermano Visitador no cesó durante los años en que pasó visita al colegio de recordar su pasado socialista, como si fuera un estigma condenable. Más sorprendente resulta que esas recordatorios se hagan en una época donde la actividad política, en el campo socialista, estaba prohibida y perseguida. Este ambiente adverso hacia la Iglesia ya había sido detectado por el Hermano Visitador, que en el Rapport de 1961 decía textualmente: “se ha comenzado a dibujar más netamente la campaña de los sectores empeñados en anular el plan amplio y ambicioso trazado para este

3. Rapport de Visite de 1958. 4. Rapport de Visite de 1960. 5. Rapport de Visite de 1961. 6. Rapport de Visite de 1962.

594 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

centro de común acuerdo entre nosotros y los mejor intencionados de Eibar. Particularmente se traduce en su habilitar en monopolizar las ayudas estatales a centros profesionales y de formación media”7, a la vista de las difi cultades que planteaba el bachillerato laboral frente a la existencia de la escuela de Armería. Todavía en su último informe volverá el Hermano Visitador a machacar sobre el mismo tema: “éste es un Colegio de gran porvenir apostólico por el sitio sonde está emplazado, zona industrial y socialista”8.

A pesar de esa pronunciada animadversión hacia la Iglesia, según entendía el Hermano Visitador en las visitas realizadas al centro entre 1958 y 1965, los Hermanos no tenían reparo alguno en dar clases a los hijos de los obreros, que infl uenciados por la intensa actividad política y sindical del momento, tomaban parte en la agitación que vivía la sociedad eibarresa y vasca en general, sobre todo, a partir del decenio de los setenta. Así que llegada esta década nos encon- tramos con los primeros problemas escolares derivados del ambiente político; un ambiente cargado de los acontecimientos en el año 1978 y que culminaba con la aprobación de la Constitución española, con elecciones, violencia, etc., lo cual no era impedimento para que, sin ser ajenos a nada de lo que ocurría, la tónica de la vida comunitaria y colegial fuera la normalidad y el trabajo. Ahora bien, también se produjo algún pequeño incidente en el colegio como cuando se sufrió una bullan- guera invasión del centro por parte de unos 300 alumnos del Instituto de la locali- dad que tuvo como víctima de su actuación el colegio.

Así, y adelantando un poco en el tiempo y en el contexto de Eibar en los años ochenta, la primera de las convocatorias de huelga que afecta a la normalidad del colegio se produjo en 1984, convocatoria de huelga efectuada por los parti- dos políticos, que se repitió años más tarde, en 1987, y que aunque no afectó de sobremanera al colegio, sí creó algún pequeño incidente. Tenemos que decir que, como era norma natural, a pesar de las convocatorias de huelga, el centro permanecía abierto para que los alumnos que así lo desearan pudieran acudir a clase. Pero cuando verdaderamente la convocatoria de huelga sí hace mella en la normal actividad del centro fue en 1988, cuando las huelgas estudiantiles afectan a gran parte del alumnado e incluso del profesorado. Los profesores de Azitain no secundaron la huelga, a pesar de las presiones de profesores de otros centros, los cuales, por espacio de tres horas estuvieron concentrados a las puertas del colegio “dándonos un concierto disonante de silbo”9. No obstante, el centro permaneció abierto para la actividad académica gracias al esfuerzo de los Hermanos que en él trabajaban.

7. Rapport de Visite de 1961. 8. Rapport de Visite de 1965. 9. Suplemento al Histórico para el año 1988.

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Al margen de estas cuestiones, hay que señalar que años atrás, en septiem- bre de 1972, quedó constituida la comunidad religiosa, con el Hermano Jesús Álvarez como Director y el Hermano Eusebio Iñigo como subdirector, aunque tenemos que matizar lo siguiente; en esta comunidad hay tres zonas de trabajo diferenciado, como señala el Histórico: La Salle Azitain con nueve Hermanos y 14 seglares, La Salle Isasi con dos Hermanos y 12 seglares y la escuela de Berriz, con dos Hermanos que trabajan en esta escuela del Estado con otros catorce maestros más: “son empleados del Estado. Salen todas las mañanas y se reintegran a la Comunidad todas las tardes. La vida en Comunidad la desarro- llan con normalidad”10. Por lo tanto, a partir de ese momento los Hermanos ya se habían hecho cargo de la enseñanza primaria en el Colegio Isasi y la comuni- dad adquiere una nueva fi sonomía desde la que se atienden todos los niveles de enseñanza que en ese momento se impartían en Eibar.

La Asociación Propulsora de la Enseñanza y las reformas de estudios

La trayectoria de los Hermanos en Eibar esta íntimamente ligada a la exis- tencia de la Asociación Propulsora de la Enseñanza, desde 1958, pues como señaló su presidente, Jesús Urquidi, en 2008, con motivo del cincuentenario de la presencia de La Salle en Eibar, el objetivo primordial de esta asociación era y es “procurar que se imparta la educación que demandan los padres procurando poner a disposición de los colegios los medios necesarios para su consecu- ción”, siempre desde una perspectiva de fomentar una instrucción y educación basada en valores morales y cristianos11.

La existencia de esta Asociación no es reciente, pues ya en 1922 se creó la Asociación Patronal Eibarresa, en un periodo en el que todavía se recordaba el “Colegio de San José” y la labor desarrollada por los Hermanos hasta 1914, en que abandonaron esta población. En aquella fecha se inició una serie de gestiones para que alguna congregación religiosa se hiciese cargo de un colegio promovido por dicha asociación. La demanda realizada ante los Marianistas, Maristas, Dominicos y la propia Salle no obtuvo respuesta positiva, aunque por fi n se hicieron cargo los “Hermanos Corazonistas” que lo regirán hasta 1970. En los primeros años el colegio se denominó “Inmaculada de Arrate” y, en 1924, se creó una Junta que asumió la gestión administrativa y económica. En 1931, se disuelve dicha Junta y se creó la Asociación Propulsora de la Enseñanza, cancelando formalmente el contrato con los Corazonistas, debido a las circuns- tancias del momento, aunque estos Hermanos continuaron haciéndose cargo,

10. Suplemento al Histórico para el año 1972. 11. Suplemento del Diario Vasco de 18 de noviembre de 2008, dedicado al Cincuentenario de La Salle Eibar, p. 3.

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a título particular, del Colegio que se denominaría “Grupo Escolar José Antonio Guisasola”. En 1933, se producirá el traslado al nuevo edifi cio de Isasi, situado frente al anterior y que es el que actualmente ocupa. En 1936 se fi rma un con- trato entre la A.P.E. y el Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón.

Estas eran las circunstancias desde antes de 1936 que venía funcionando esta Asociación, cuya principal misión era velar por la educación de los niños eibartarras. Pero entre 1941 y 1956, como hemos señalado, la A.P.E. dejó de tener personalidad jurídica y pasó algunos años complicados, quedando disuelta al no cumplir un decreto de 25 de enero de 1941, y pasa a manos del Obispado de Vitoria. Este poder será recuperado el 4 de septiembre de 1956. Todo ello supondrá la presentación de nuevos proyectos a los cuales ya no podían atender los Corazonistas, dando lugar a una nueva fase en la que resalta especialmente la presencia nuevamente de los Hermanos. Tras las conversaciones pertinentes, como hemos indicado, el proyecto en un primer momento fue del agrado de todos y las promesas de ayuda inmediata se cumplieron rigurosamente. De manera que estos fueron los primeros pasos del Isasi de La Salle.

Hasta ahí todo parecía ir sobre ruedas, pero los problemas no tardaron en hacer su aparición y, en 1962, cuatro años más tarde del inicio del colegio, dentro de la propia Asociación de Propulsores de la Enseñanza se iban perfi lando dos corrientes de opinión que resultaban totalmente dispares. Uno de los sectores mostraba su preocupación por los nuevos aires que iba adoptando el colegio, mien- tras el otro sector se preocupaba más por las cuestiones ideológicas. El confl icto que se suscitó giraba alrededor de las pretensiones de de la A.P.E. de conseguir que el colegio fuese fi lial de un instituto y, por lo tanto, conseguir el reconoci- miento ofi cial, pero contra ello se alzaban los intereses de la escuela de armería existente en la localidad. De esta manera narra el Histórico de 1962 estos aconte- cimientos: “ha habido unas cuantas reuniones un tanto movidas hasta la que tuvo lugar el día 25 fue de franca hostilidad. El alcalde, en nombre del organismo que representa, y haciendo un atropello por abuso de la autoridad que ostenta pide a los miembros de la A.P.E. retiren inmediatamente el expediente que en Madrid se tiene presentado para obtener del Ministerio para el colegio la categoría de Filial, por la que los alumnos que siguen sus estudios en el Centro tendrían la categoría de ofi ciales con todas sus consecuencias. Ante esta exigencia los miembros de la A.P.E. quedan desconcertados, pero después de larga discusión acceden a no hacer nada en tanto el Generalísimo no venga a Eibar por el verano. Esta visita prometida no se llevará a efecto, pero con todo, las gestiones de entorpecimiento, tramada y dirigida por la dirección de la Escuela de Armería, que ha visto desde el principio en el Colegio la posibilidad de un enemigo sobre el terreno de las ideas. No hay que olvidar que la escuela de Armería tiene ascendiente y lo que ha infl uido hasta el presente en todos los aspectos”12.

12. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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La continuidad de este confl icto se producirá el 14 de diciembre de ese mismo año 1962 cuando “aparece en la prensa en la sección de Eibar, una información según la cual parece se han conseguido para Eibar la formación de un Instituto de Segunda Enseñanza. La cosa se da por hecha. Las últimas gestiones han sido hechas por la Escuela de Armería, el alcalde dimisionario D. Javier Eguren y el alcalde recientemente nombrado que no está completamente informado de la complejidad y alcance de todas las maniobras. Parece ser que en principio se concede a Eibar se Filial de Bilbao y al cabo de los cuatro años se puede formar defi nitivamente el Instituto. Noticias recogidas en Madrid en la sección de Filiales, parece que no hay nada por ahora de todfo lo dicho, y además ni posibilidad que ello se lleve a tal efecto y como se ha planteado la cuestión. La mala intención se ve claramente en todas estas andanzas. Ellos han de poderse meter en terreno ajeno, pero en cuestión técnica no admiten que nadie pueda interferir su camino. La cuestión es mucho más profunda y de alcances poco nobles. La A.P.E. ha quedado muy desconcertada con todo esto. En el Colegio sin embargo no se ha comentado mayormente y nos hemos enva- lentonado ya que nuestra venida ha provocado tanto revuelo y seguramente por razones que nos enorgullecen. Adelante y sin desanimarse. Una recomendación para la A.P.E. para que limite el número de directivos a aquellos de quienes se tenga absoluta seguridad y sin tanta publicidad seguir haciendo todo lo que se pueda”13.

Pero no acabará aquí la cuestión, pues el 13 de marzo de 1963 “viene de Madrid el reconocimiento del Colegio para su funcionamiento ofi cial en su sección de Primera Enseñanza. Mientras tanto siguen en Eibar con la idea de poner el Instituto de Segunda Enseñanza; la difi cultad no es poca por carecer en absoluto de terreno. Hay varias visitas de las autoridades de Eibar a Madrid así como autoridades de fuera de Eibar, pero no encuentran lo que quisieran. Hay una oposición intencionada y dirigida en contra de la enseñanza religiosa, campaña que se está extendiendo bastante a otros pueblos. Quizá se la causa la insatisfacción del pueblo en nuestro quehacer. Hay que vigilar y estar prepa- rados a todas las eventualidades que puedan venir. Cuanta mayor preparación, más bien a efectuar. No estamos a principios de siglo cuando el escribir y con- tar era sufi ciente. Asistimos a un resurgimiento de todas las conciencias de la necesidad de una instrucción bien fundamentada”14. Como puede observarse a través de la trascripción de estos comentarios, el enfrentamiento parece claro entre una parte de las autoridades y los Hermanos, alrededor de la instauración de una enseñanza ofi cial, a través del Instituto, que pudiese menguar la infl uen- cia que, en la enseñanza secundaria, pudiera tener el Colegio regentado por los Hermanos. Se trata, sin duda de cuestiones ideológicas, pero también de poder

13. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 14. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

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controlar este nivel de la enseñanza. No obstante, en agosto de 1963, llegará de Madrid el reconocimiento del centro como “Colegio Reconocido Superior”, tras la visita del Inspector de Segunda Enseñanza, D. Felipe Ruiz, girada al centro en marzo de ese mismo año. Para entonces, el centro ya impartía los seis cursos de Bachillerato, además de dos clases elementales y la clase de Ingreso.

En el mes de enero de 1964, la Asociación cambia de dirección. El Sr. Martiriane Larrañaga se hace cargo de la presidencia de la misma y está en su ánimo seguir con los objetivos ya marcados y ratifi cados en la asamblea de 29 de diciembre de 1963. El cometido era bastante duro, pues tiene que enfrentarse al factor económico, debido a las construcciones previstas para la ampliación, en vista de la cantidad de solicitudes de ingreso que existía15. Estos cambios en la A.P.E., son coetáneos con los continuos rumores sobre la posibilidad de establecer en Eibar el tantas veces mencionado Instituto y ade- más una escuela Politécnica. Así, como recoge el Histórico de 1964: “con el fi n de establecer ésta última y tener un cambio de impresiones viene una comi- sión al Colegio de la que el Hermano Director saca como conclusión de que no saben qué es una Escuela Politécnica. Todo ello seguirá un trámite muy largo, aunque nadie sabe a ciencia cierta lo que pretende con el establecimiento de dicha escuela. Después de algunas averiguaciones, sacamos la conclusión de que seguramente sería una escuela de formación acelerada; el tiempo nos dirá que es lo que se pretende con ello, pero de momento quieren meter mucho ruido con ello. Otro tanto con el Instituto de Segunda Enseñanza. La difi cultad que encuentran es la de los terrenos. Incluso hemos oído se ha sugerido la idea de que el Colegio La Salle funcionara a la vez como colegio y como insti- tuto, con todo la idea no la llegado a manifestarse abiertamente pidiendo un parecer. Las cosas seguirán su curso. Para fi nales de curso tendrán otra cosa en perspectiva”16.

En fi n, dentro de todo este régimen de preocupaciones sobre el futuro que se pretende para la enseñanza secundaria, por parte del Colegio se vio la necesidad de establecer los estudios técnicos en algunas de sus ramas, como señala más adelante el Histórico de ese año: “escogemos como estudios previos los de Bachillerato Laboral. Se consulta a Madrid la posibilidad de que funcionen simultáneamente los dos bachilleratos y nos responden que verían con agrado que así se hiciera. En vista de ello nos disponemos a hacer los trá- mites necesarios para tener los documentos a su debido tiempo. Estos serán un tanto largos, no precisamente por las difi cultades sino por tener interés en que se publique esta nueva orientación de estudios y a su debido tiempo

15. Supplément à l’Historique pour l’année 1964. 16. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.

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se llevarán los papeles a Madrid a través del hermano Epifanio Gazpio”. En febrero de 1965, llega al colegio “una subvención de la Dirección General de Enseñanza Laboral de ciento cuarenta y siete mil pesetas, para los gastos de la nueva modalidad del Bachillerato Laboral, implantado como se dijo en la anterior crónica”.

Esta nueva situación va a suponer que el centro amplíe su oferta educa- tiva abarcando los siguientes estudios desde 1965: tres cursos de Elemental; Ingreso; dos cursos de Bachiller Laboral; los seis cursos del Bachillerato General y el Preuniversitario. Es decir, se abarca un amplio abanico de oferta que va desde la primaria hasta el preuniversitario, con una matrícula total de 681 alumnos. La novedad con los cursos anteriores fue la introducción de ese Bachillerato Laboral que, a la visita del proceso seguido, parece ser una apuesta de los Hermanos para neutralizar la posibilidad de crear una escuela politécnica, de la que se llevaba hablando. Estos planteamientos también son refl ejo de la situación que se vivía en aquellos años a nivel gubernamental, pues no pode- mos olvidar la pugna existente entre algún sector de la Falange y del Movimiento Nacional y el sector católico del gobierno, que siempre controló el Ministerio de Educación. En esta pugna, la enseñanza laboral quedó en manos de la Falange, pero esto suponía cierto confl icto de competencias, que se resolvió a favor del sector católico, como se ve en el Histórico de 1966: “se presenta un nuevo problema, el de la unifi cación de enseñanzas de Bachillerato, tras haber trasla- dado el Bachillerato laboral de la Dirección General de Enseñanza Laboral a la Dirección General de Enseñanza Media. Debido a estas modifi caciones no se percibe la subvención del bachillerato Laboral hasta mediados de septiembre. Esta subvención importa 175.000 pesetas”. No obstante, esta nueva adscrip- ción a un organismo diferente no supuso menoscabo alguno para la continua- ción del bachillerato laboral.

Tal como hemos descrito, siendo lo más fi eles posible a los contenidos de la documentación, entre 1962 y 1965, se vivió una situación especialmente confl ictiva donde se ponen de manifi esto un conjunto de intereses que, a la vista del resultado fi nal, fueron favorables para el Colegio. Por una parte, se pueden apreciar las gestiones llevadas a cabo por parte de las autoridades locales, interesadas en implantar un instituto de secundaria, aunque la falta de terrenos fue el obstáculo mayor para conseguir este objetivo; por otra parte, la A.P.E. que veía la necesidad de ampliar el centro ante la llegada de nuevos alumnos y del éxito que estaban cosechando y, fi nalmente, los Hermanos que, siguiendo un ritmo paralelo, estuvieron preocupados por ampliar la oferta educativa, adap- tándose a las nuevas necesidades de formación del alumnado, de manera que dejaba sin argumentos a cualquier proyecto de enseñanza laboral. Creemos que este conjunto de intereses es una buena muestra del enfrentamiento que, a otro nivel, se estaba viviendo en aquella época entre determinados sectores políticos en el ámbito de la educación.

600 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

En este periodo de tiempo, tuvo lugar un pequeño incidente entre la A.P.E. y el Colegio de los Corazonistas17, que tenían a su cargo la enseñanza prima- ria en Isasi, debido a la renovación del contrato, pues “hubo un momento de tirantez con la Junta, estando a punto de abandonar la Villa” pero, gracias a la oportuna y acertada intervención del Sr. Obispo, se dio por zanjado el tema obligando a los directivos de la Asociación a continuar en la Junta. Este tipo de tirantez, de la que nos habla la documentación, desaparecerá defi nitivamente en 1970, cuando los Hermanos Corazonistas plantean su marcha defi nitiva de la localidad, lo que aprovecha la Asociación de Padres para llevar a cabo diver- sas reuniones que tendrán como fi nal la asunción de la dirección del colegio de Isasi por parte de los Hermanos de La Salle, para lo cual contaron con el visto bueno del Distrito de Bilbao.

Desde ese instante no volvemos a tener noticias de la Asociación Propulsora de Enseñanza como tal, sino como Asociación de Padres, funcionando ésta en ambos centros, el Azitain y el Isasi. La Asociación, ante una campaña que se organizó en 1979 pro libertad de enseñanza, tomó parte activa en la misma, organizando numerosas reuniones. Años más tarde, con motivo de la entrada en vigor de la LODE, se constituirá en los dos colegios las respectivas asociaciones de padres de centro18. A partir de ese momento la A.P.A. mostrará su reconoci- miento a los Hermanos, como se expresa en el Histórico de 1993, cuando expre- samente manifi estan que la A.P.A. funciona con todo cariño y entrega, apoyando en todo momento la trayectoria colegial.

Finalmente, no podemos dejar de indicar las palabras del presidente de la A.P.E., Jesús Urquidi, en 2008, quien señala que la Asociación siempre ha estado acorde con los tiempos: “es una institución muy consolidada, con una larga trayectoria, que ha sobrevivido a muchos avatares y que da cabida a los cambios que se van produciendo en el mundo educativo y que se adapta a los nuevos sistemas de calidad y efi cacia”19.

La gestión económica y el edifi cio

A pesar de la existencia de dos centros a partir de 1970, lo cierto es que en la documentación, sobre todo en los Históricos, se refi eren simultáneamente a ambos, sin establecer diferenciación entre ellos, más allá de la relativa al profe-

17. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 18. Suplemento al Histórico para el año 1986. 19. Suplemento del Diario Vasco de 18 de noviembre de 2008, dedicado al Cincuentenario de La Salle Eibar, p. 3.

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sorado, al alumnado o a la oferta educativa. Ello se debe a que, al compartir los Hermanos una misma comunidad, no se hacía necesario emitir informes diferen- ciados por cada uno de los colegios. De esta manera, resulta laborioso poder dis- tinguir muchas actividades y datos. Sin embargo, cuando nos refi ramos al tipo de estudios, al alumnado y al profesorado, será más fácil poder seguir una serie con- tinuada de información, ya que estos son los criterios defi nitorios de cada uno de los centros. Así, hasta 1970, todos los acontecimientos que narran los Históricos se refi eren al Colegio Azitain. En este sentido, el Histórico de 1972 es esclarecedor en cuanto que recoge la nueva situación producida y los problemas de reubicación del profesorado y el tipo de alumnado de cada unos de los centros. A partir de ese año ya será habitual el referirse a los dos centros simultáneamente.

Con respecto a la gestión económica de los dos centros, no son muchos los datos que fi guran en los Históricos pues, de acuerdo con los contratos con la A.P.E., la responsabilidad de esta gestión recaía sobre la misma asociación. Por ello son varios los documentos existentes sobre el tema de los contratos entre la A.P.E. y los Hermanos que van, desde el inicial de 1958, con el compromiso de fundar un centro de estudios secundarios y de iniciación profesional, a otros en 1961, 1970, 1985, 1986, etc20. Lo que sí se constata son la puntualidad en el pago de los sueldos al profesorado, entre ellos a los Hermanos, así como las obras que se van a ir desarrollando a lo largo de todos los años.

No obstante, dos años más tarde del inicio de la singladura del Colegio Azitain ya se recogía el primer comentario de los Hermanos en relación a cómo funcio- naba económicamente, “este nuevo establecimiento sigue desarrollándose con un desenvolvimiento algo frenado por la coyuntura económica actual y por la normal revisión de personal religioso para regirlo”21. Pero las buenas noticias no iban a tardar en llegar, y así lo hacían en 1963, cuando se establecía un Plan de Desarrollo Económico que podía constituir una buena ayuda para los centros pri- vados que pretendían ampliarse. Ello no signifi có que los Hermanos se lanzaran a una loca aventura, porque eran muy conscientes de las penurias económicas de alrededor “somos muy conservadores al ser pobres. No hay empresario que nos sonría con unos cuantos millones. Con niños o sin niños siempre quedamos igual”22. Pero esta difícil situación no constituyó obstáculo alguno para que ese mismo año la Comunidad montase en el colegio una Sala de Audiovisuales.

Con respecto a las subvenciones, ya hemos señalado que la oportunidad de iniciar los estudios de bachillerato laboral supuso la llegada de dinero por parte

20. Estos convenios y contratos están depositados en el Archivo del Distrito de Bilbao. 21. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 22. Suplemento al Histórico para el año 1983.

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del Ministerio, como ocurrió con una subvención de 147.000 pesetas recibida en 1965, y que continuará durante unos años más. Esta situación no supuso pro- blema alguno para que los Hermanos dejasen de percibir sus salarios, cobrando los integrantes de la Comunidad según su categoría académica, y en el caso de este centro, en el año 1971, la cantidad ascendía hasta las 118.000 pesetas por los 11 miembros de la Comunidad. Esta cantidad ascendió, al año siguiente, hasta las 131.000 pesetas, siendo precisamente este año de 1972 cuando se produjo un amago de división entre el profesorado precisamente por razones económicas, creándose diversas tensiones que se tradujeron en un enfriamiento de las relaciones, aunque fi nalmente “las aguas volvieron por su cauce”.

En 1973 el aumento llegó hasta las 145.000 pesetas, siendo ésta la última información que en materia económica disponemos, pues a partir de entonces los informes se limitan a decir que la situación administrativa es igual que el año anterior, aunque en 1992 la situación se agrava notablemente y los Hermanos, preocupados por la misma, hacen constar que a esa fecha el défi cit que tenía la institución ascendía a los 11 millones de pesetas, que éste era crónico y que nadie osaba intentar una solución satisfactoria.

Como vemos, las difi cultades y penurias económicas no eran un problema puntual de un determinado colegio. Nada más lejos. Podemos decir sin temor a equivocarnos que la Comunidad lasaliana de Gipuzkoa vivió, casi permanen- temente, dentro de los límites de la pobreza y la austeridad, lo que no impidió que los pocos recursos económicos de los que disponían se empleasen en la reforma y mejora de sus edifi cios, tal como lo hicieron en Eibar desde un primer momento. Así, en 1961, se iniciaron unas obras de ampliación del colegio en las que se aprovechó para que la 4ª planta tuviera como destino las habitaciones de los Hermanos, sin embargo, estas obras fueron paralizadas en noviembre de ese mismo año de 1961 por falta de liquidez de los contratistas23.

Unos años más tarde, y dentro de lo que se contemplaba como el Plan de Desarrollo, el colegio eibartarra recibió una ayuda de cinco millones de pesetas que le permitió realizar diversas reformas, entre las que se encontraban la ins- talación de calefacción, aunque hay que señalar que ésta se llevó a cabo casi diez años después de haber recibido la ayuda. Para terminar con este apartado dedicado a la gestión económica y al edifi cio del colegio de La Salle de Eibar, tenemos que señalar que, a partir del año 1966, y prácticamente hasta la actua- lidad, casi todos los cursos académicos han estado salpicados por diferentes obras de mejora en las infraestructuras del colegio, obras que parece que tienen su fi nalización en 1995 con la inauguración de un nuevo pabellón destinado a las enseñanzas de la ESO.

23. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.

603 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Relaciones

Ya hemos señalado, al comienzo del trabajo, que el colegio de Azitain de Eibar estaba situado lejos del centro de la villa armera y que para llegar hasta él se precisaba de algún medio de transporte que facilitase el recorrido. Esta leja- nía y que el propio pueblo de Eibar esté casi equidistante de Bilbo y Donostia, a la larga se convirtió en una de las causas por las que el colegio de Azitain no recibiera muchas visitas, lo cual no quiere decir que éstas no existieran, pues también es cierto que desde sus orígenes, allá por 1958, Hermanos de otras Comunidades se acercaban hasta el colegio al aprovechar su paso por Eibar.

En 1958 se acercó a Azitain el Sr. Inspector de Enseñanza, D. Felipe Ruiz, correspondiendo la visita del año siguiente al Sr. Gobernador Civil de la provin- cia, quien aprovechaba la ocasión para exponer el sentir del Ministerio en la Dirección General de Enseñanza Laboral respecto a esta obra, mirada con cierto recelo por la pugna que le podía ofrecer la Escuela de Armería: “hay una enorme confusión de ideas sobre el particular. Será difícil luchar contra esa institución que es de gran infl uencia en la localidad. Y con todo hay que hacer una labor enorme y hasta diría enfrentada con esa institución por la labor que no se realiza en ella y por la que se realiza, no del todo correcta desde el punto de vista ideo- lógico y moral”24. Esta perspectiva que aportaba el Sr. Gobernador, en estos instantes actuando como portavoz del Ministerio, venía a refrendar, en cierto modo, aquello de lo que ya nos hablaban los Hermanos y que en el Histórico de 1961 lo dejan bien patente: “el honor de trabajar en una posición que merece la enemiga de los adversarios de la Iglesia, supone particular cuidado en prestigiar al apostolado y la acción educadora con un cuidado más esmerado en cultivar el estudio de la religión omitiendo de él toda ocupación extraña y desarrollar efi cazmente el apostolado eucarístico”25. Este confl icto quedará resulto con el reconocimiento del Bachillerato laboral en 1964.

Observamos entonces que los problemas y difi cultades no arredraban a los Hermanos en su labor, es más, eran muy conscientes de esos problemas derivados de otras latitudes a la vez que dicha consciencia alcanzaba también a los problemas de los Hermanos más jóvenes, “inestabilidad, reacciones tem- peramentales, insufi ciencia de medios personales y reales para llegar a todo”26. En defi nitiva, para poder suplir estas insufi ciencias establecían sus priorida- des, siendo éstas las siguientes: “cuidar de contar primero con Dios; luchar ‘in nomine domine’ como David y desarrollar aún más el sentido de la Organización

24. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 25. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 26. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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y la Austeridad de Vida y el Apartamento del Mundo”27. Eran pues estas tres premisas las que ayudaban a los Hermanos en los momentos difíciles, las que aureolaban el apostolado y le daban prestigio.

Finalizamos este apartado referido a las relaciones que mantenían los Hermanos del colegio Azitain de Eibar hablando de alguna de las escasas visitas que recibieron los Hermanos de esta Comunidad, como indicábamos al princi- pio, fruto de su mala ubicación. Además de las ya conocidas del Sr. Inspector de Enseñanza, del Sr. Gobernador Civil y las habituales del Hermano Visitador, también se dejaron ver por el colegio el Presidente y el Asesor Nacional de la Federación Lasaliana Española, allá por 1981, así como los Consejeros Generales en los años 1978, 1982 y 1983 respectivamente, sin olvidarnos de los también inspectores del Gobierno Vasco, ya en 1992. Estas relaciones con otras personas o instituciones no se limitaban a recibir visitas en el colegio. En ocasiones iban un poco más allá y se convertían en amenas cenas entre el pro- fesorado de los dos centros, el Isasi y el Azitain, como la que llevaron a cabo en el año 1971 y que hizo especial ilusión a los Hermanos, quienes explícitamente mostraban su satisfacción “aunque a veces los roces del diario vivir difi cultan estas reuniones, a la larga hacen mucho bien”28.

Normales debieron ser las relaciones del Colegio de La Salle de Eibar con las autoridades civiles y eclesiásticas, porque apenas se habla de ello en los infor- mes de los Históricos ni en los Rapports de Visite, a diferencia de otros centros lasalianos donde las relaciones entre los Hermanos y las diferentes autorida- des estuvieron marcadas en algunos colegios por alguna tensión. No obstante, no podemos olvidar el confl icto de los años sesenta entre el Ayuntamiento, la A.P.E. y los Hermanos, a raíz de las propuestas que se estaban efectuando en la enseñanza secundaria y laboral, como ya hemos citado, sin que ello menos- cabara el prestigio de los Hermanos ni del Colegio. La primera información que disponemos al respecto data del año 1977 cuando asépticamente nos dicen: “las relaciones con las autoridades civiles y eclesiásticas se reducen a nada”29. Habrá que esperar veinte años más para poder encontrar más información sobre este tema, instante en el que, a decir de los Hermanos, “las relaciones con la jerarquía eclesiástica habían sido ampliamente satisfactorias, tanto que el Párroco compartió mesa y larga sobremesa con la Comunidad”30. Sin embargo, estas relaciones que habían venido siendo inexistentes o extraordinarias, en los últimos años de la década de los 90 se van a ver entorpecidas por la presencia

27. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 28. Suplemento al Histórico para el año 1971. 29. Suplemento al Histórico para el año 1977. 30. Suplemento al Histórico para el año 1997.

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de un Arcipreste “que había sido elegido para tal tarea y que mostraba exage- rada tendencia a la centralización”31, lo que pudo derivar en ciertas tiranteces y situaciones más o menos desagradables.

Estudios

Al hablar sobre el colegio La Salle de Eibar debemos hacerlo diferenciando claramente los dos centros que lo constituían, el Azitain y el Isasi. Este último comenzó su andadura diez años más tarde que Azitain y toda su vida académica ha transcurrido unida a la Enseñanza Primaria o la Enseñanza General Básica. Esta vida académica se adecúa a las reformas educativas. Isasi comienza a impartir docencia allá por el año 1970, curso en el que las clases se denomi- naban de Primaria al igual que al año siguiente, pues como sabemos la Ley General de Educación se aprobó este año pero no cambio las denominaciones de las diferentes etapas hasta el curso siguiente. Desde ese instante y hasta el curso 1991/92 la enseñanza de Primaria se conoce como EGB, dividida en los 8 cursos que estaban establecidos por ley. Como dato a tener en cuenta con respecto a este Isasi, hay que señalar que en 1990 se produce la incorporación de las niñas a sus aulas y que entre 1992 y 1995 conviven ambos modelos de enseñanza, la EGB y la nuevamente conocida como Primaria, manteniéndose así hasta la actualidad, en el modelo impuesto por la nueva Ley de Educación, más conocida como LOGSE.

En su momento ya hemos señalado que el Colegio de Azitain debe su crea- ción, sobre todo, a la demanda de estudios de bachillerato por parte de los padres reunidos en la Asociación Propulsora de la Enseñanza. Ésta será, por lo tanto, la característica esencial de este centro. Tenemos que recordar que la situación escolar, derivada del sistema educativo vigente en esa época del Franquismo venía determinada por un sistema dual de la enseñanza, el cual per- mitía que los niños y niñas pudiesen cursar los estudios de primaria hasta los doce años o los catorce a partir de la reforma de 1964 sobre la obligatoriedad escolar, pero también existía la posibilidad de comenzar los estudios de bachi- llerato a partir de los diez años, debido a las reformas en la secundaria puestas en marcha por parte del ministro Ruiz Giménez. Ante este panorama resulta comprensible que los padres se interesasen en aquel momento por dar posibi- lidades de estudios de bachiller a sus hijos; primero, cursando el Bachillerato Elemental, al cual se accedía tras un examen de ingreso y, a continuación, con el Bachillerato Superior. Pero además, y dadas las características de la pobla- ción de Eibar, con alguna iniciación profesional. De esta demanda surgirán preci- samente los confl ictos que hemos señalado.

31. Suplemento al Histórico para el año 1997.

606 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Ya hemos comentado que el colegio Azitain de La Salle de Eibar comienza su segunda andadura a partir de 1958, siendo al año siguiente cuando se recibe un telegrama del Ministerio de Educación Nacional que era el preludio de lo que se esperaba, lo que provocó que los niños propagaran la noticia con el mayor de los entusiasmos y que los Hermanos recibieran la misma mostrando su gratitud al Señor. Esta noticia no era otra que el reconocimiento obtenido por el colegio para poder empezar el Bachillerato Elemental. Cuatro años más tarde se recibi- ría el reconocimiento para poder impartir el Bachillerato Superior, pero una vez obtenido éste, desde el colegio también se percibía la posibilidad, o quizás la necesidad, de establecer en el mismo los estudios técnicos de alguna de las ramas de la Formación Profesional. En un principio se escogieron como estudios previos los del Bachillerato Laboral, desde 1964, y para ello hubo que consultar a Madrid la posibilidad de que los dos Bachilleratos pudieran funcionar conjunta- mente, lo que así ocurrió, pues desde Madrid respondían que veían con agrado que tal circunstancia se produjese.

Durante esos primeros años se reconocerá ofi cialmente la existencia de la enseñanza del Bachillerato, de la Primera Enseñanza y, a partir de 1963, del Bachillerato Superior. Por lo tanto, antes de la reforma educativa de 1970, el centro estaba plenamente reconocido para impartir tres tipos de Bachillerato: Elemental, Superior y Laboral, además de la Enseñanza Primaria. En esta situa- ción permanecerá durante toda la década de los años sesenta el Colegio Azitain, hasta que, en 1970, coincidan una serie de circunstancias que dibujará un nuevo panorama para la labor educativa de los Hermanos en esta Villa. Por una parte, se produce la reforma educativa que implanta la Ley General de Educación de Villar Palasi; por otra, la decisión de los Hermanos Corazonistas de desen- tenderse de sus responsabilidades en el Colegio del Sagrado Corazón de Isasi y, fi nalmente, la decisión de los Hermanos de aceptar la oferta propuesta por la A.P.E. para hacerse cargo de este último centro. Por lo tanto, este conjunto de circunstancias nos permiten hablar de la apertura de una nueva etapa, al menos desde el punto de vista de los estudios.

A partir de esa famosa reforma se produjeron unos cambios que podemos considerarlos como fundamentales; por un lado, en el año 1972, tiene lugar la separación defi nitiva de las enseñanzas en los respectivos centros, quedando Azitain para el Bachillerato e Isasi, que mantenía la denominación que tenía de “Sagrado Corazón”, para la Enseñanza General Básica, coincidiendo esta etapa con la supresión en el año 1971 del COU en el Colegio Azitain, por la negativa del Distrito a continuar con ese curso. Esta negativa supuso el abandono del centro de unos setenta alumnos que tuvieron que marchar al Instituto32. No obstante, este curso de COU comienza a impartirse desde 1973 para los chicos

32. Suplemento al Histórico para el año 1971.

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y desde 1978 para las chicas. Ello trajo como consecuencia que se diera una notable disminución del número de matrículas, pues el PREU había desparecido defi nitivamente de las enseñanzas del colegio.

La implantación del nuevo sistema educativo, producto de la entrada en vigor de la LGE, trajo otro tipo de cambios además de los ya señalados, como fue el tipo de relaciones que el colegio comienza a mantener con las familias. A comienzos del curso 1973/74, en la primera quincena del mes de septiem- bre, las respectivas comunidades colegiales iban a sentarse para estudiar los problemas del curso y para ello realizaron numerosas reuniones en las que se diseñaron todas las programaciones de todas las asignaturas y la planifi cación completa del curso en todas sus vertientes. Ambos documentos se enviaron a todas las familias y en dichos documentos se recogían toda la información académica del curso, tal como los objetivos escolares, los programas detalla- dos de cada asignatura, etc. Los sábados se aprovechaba para la exposición de un tema determinado, como podían ser las teorías de estudio, evaluación o recuperaciones y, con un esquema en la mano, dos profesores se encargaban de exponer el tema y el resto de integrantes en la reunión aportaban sus ideas. En palabras de los Hermanos, la experiencia fue bastante provechosa porque a dichas reuniones acudían las familias en gran número, interesadas en mantener un contacto más directo con los profesores.

Decíamos que la década de los años setenta son años de cambio y tran- sición y es precisamente en 1974 cuando el 4º curso de Bachillerato desapa- rece defi nitivamente y es “sustituido” por el 8º de EGB, manteniéndose todavía el Bachillerato Superior y el COU. Los estudios del Azitain se mantienen así hasta la década de los años 90, instante en el que otro cambio notable se va a producir en el sistema educativo, la entrada en vigor de la LOGSE que, entre otras novedades, traerá consigo importantes cambios metodológicos, como la posibilidad de disponer de medios para realizar un seguimiento más amplio de cada alumno mediante la tutoría personal y la tutoría grupal. Ahora bien, hasta el curso 1997/98 no se da un estreno ofi cial de la LOGSE, que supuso otra forma de entender la enseñanza, pues a partir de ahora sería la Consejería de Educación del Gobierno Vasco la que implantase el nuevo modelo educativo, un modelo basado en el estudio por objetivos.

De forma simultánea con estos nuevos planteamientos tiene lugar otra nove- dad en el Isasi, pues es a partir de este curso académico cuando en el centro la oferta educativa se amplía hasta los dos años de edad, llegando también los cambios a Azitain lo que tuvo su refl ejo en el Claustro del centro al verse los profesores en la necesidad de establecer un nuevo Plan e Ideario del centro, que tras las reformas que traía la nueva Ley, coincidiese con el espíritu de los cen- tros lasalianos, algo que se logró, porque en el Histórico de 1998 se decía tex-

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tualmente: “la actividad escolar en ambos centros ha sido fructífera, buscando, según el carisma lasaliano dar formación humana y cristiana a los jóvenes y niños de esta comarca del bajo Deba”33. Ellos, los Hermanos, eran conscientes de que la reforma educativa iba a suponer una mejora en su oferta educativa y en su calidad como centro cristiano.

Para fi nalizar con este apartado de los estudios nos tenemos que referir al euskera, del que hasta el curso 1981-1982 no tenemos noticia. Es en ese curso académico cuando en 1º de EGB comienzan a impartirse todas las asignaturas en este idioma, con la intención de que además fuese implantándose progresi- vamente los siguientes cursos, como así fue. Para 1987 las enseñanzas en los modelos B y D están en pleno período de afi anzamiento, a lo que contribuyeron pequeños detalles como la preparación de una sala con televisión para que los Hermanos que hablaban en euskera pudieran practicarlo allí, u otra aportación de mayor calado como la liberación de un notable grupo de profesores en el conocido proceso de euskaldunización que se llevó a cabo por aquellos años entre el profesorado.

Centros diferenciados y evolución del alumnado

Una de las singularidades de los dos centros de Eibar es que, desde sus inicios hasta la actualidad, ha mantenido todos los niveles de enseñanza no uni- versitaria. Así, si bien desde los comienzos, el objetivo era impartir la enseñanza secundaria, lo cierto es que de una manera un tanto propedéutica, impartían algunos cursos de primaria, encaminados a la enseñanza secundaria. Ya a partir de 1970 la situación queda perfectamente delimitada diversifi cando la ense- ñanza debido a la existencia de dos centros. Desde esa fecha queda establecida la amplia oferta escolar.

A la vista de esta situación, el estudio de la evolución del alumnado en el centro de Azitain es un poco complejo, sobre todo hasta 1970, pues la evo- lución de las enseñanzas que se han ofertado en este centro se ajusta a los cambios producidos en el segundo nivel del sistema educativo. Asimismo, al observar los datos, se aprecian dos periodos de transición, debido a la ade- cuación necesaria a las reformas educativas. Entre 1973 y 1975 se observa que existe un descenso en el número de alumnos que, a simple vista, pueden confundir al lector de las tablas que se adjuntan en el CD anexo, y cuya expli- cación se debe a que los alumnos, que hasta ese momento estaban cursando la Primaria o los cursos de Bachiller Elemental, pasarán al Colegio Isasi, mien-

33. Suplemento al Histórico para el año 1998.

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tras que a partir de 1976 comienza a implementarse el BUP, de acuerdo con la LGE. El segundo periodo de transición se produce entre 1994 y 1999, como puede verse en la tabla correspondiente, pues, la implementación de la ESO suponía una recuperación de alumnos, procedentes del BUP, pero también es un periodo de experiencias educativas, donde se dan de manera simultánea cursos sobre BUP, Bachillerato y REM. A partir del año 2000, con el comienzo de los bachilleratos de la LOGSE, recupera la estabilidad y la distribución más adecuada con la legislación vigente, manteniéndose claramente como un cen- tro de secundaria.

En los primeros años del centro, y hasta 1970, en el centro de Azitain se aprecia como año tras año se va abriendo una “clase” más, de conformidad a la paulatina incorporación de los diferentes cursos. Así, en 1958 ya sabemos que existían tres clases: la Preparatoria, la de Ingreso y la de Primero de Bachiller, con un total de 126 alumnos, de los cuales 43 pertenecían al Bachillerato, como se puede ver en la tabla siguente. Las clases más altas correspondían generalmente a los cursos de primaria y las más bajas a los bachilleratos. Entre esos datos hemos de tener presente que, a partir de 1963, ya se impartía el Bachillerato Laboral; por lo tanto, los datos globales de la secundaria incluyen este tipo de bachillerato, al igual que ocurrirá en ese año con la impartición del primer curso de Bachillerato Superior, a los efectos el quinto de Bachillerato General. Los últimos alumnos de Bachillerato terminarán sus cursos en 1975. Previamente, en 1970 el PREU había sido suprimido y ya en 1973 comienza a impartir el COU, a pesar de que el BUP no comience hasta 1976. Esta situa- ción suponía que los alumnos de bachillerato del plan de estudios precedente podían estudiar ese nuevo COU, aunque no procedieran del BUP. A partir de 1979 comenzará la incorporación de alumnas, primero al curso de COU, y al año siguiente al de BUP.

Tabla 58. Eibar. Alumnos por nivel de enseñanza y total (1958-1969)

1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969

Primaria 83 110 144 159 200 227 172 154

Secundaria 43 116 350 452 470 516 552 552

Total 126 226 320 378 437 492 602 670 720 681 692 706

Desde 1979 hasta 1993, convivieron el BUP y el COU, para continuar hacién- dolo hasta 1996, sin embargo el bienio de 1994 a 1996 se caracterizó porque BUP y COU compartieron espacio con REM y ESO. Como vemos, la entrada en vigor de nuevas leyes estaba complicando cada vez más la impartición de las Enseñanza Medias, pero por si no hubiera bastante con este “cajón de sastre”

610 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

académico, en el curso 1997/1998 la situación se complica un poco más, teniendo durante ese curso la posibilidad de estudiar además de los ya citados BUP, COU, REM y ESO, la EGB y el Bachiller, esto es, un amplio abanico que nos presenta un panorama complejo, el mismo que se ha estado viviendo en todas las etapas de reformas educativas. Afortunadamente los dos cursos siguien- tes ven reducido el número de titulaciones y “solo” quedan ESO, BUP, COU y Bachilleres, para desde el año 2000 hasta la actualidad quedan en el centro la ESO y los Bachilleres de la LOGSE. A la vista quedan los esfuerzos que el profe- sorado del colegio de Azitain tuvo que realizar para poder adaptarse a semejante número de niveles en pocos años.

La evolución de Azitain, en cuanto a número de matrículas, habría que afron- tarla teniendo en cuenta un par de acontecimientos: por un lado, el fuerte des- censo en el número de matrículas entre los años 1973 y 1974 –etapa que coincide con los primeros años de Isasi y quizás el recuento no tuvo en cuenta este dato–, y la incorporación de las chicas en el año 1978, que contribuyó lógicamente a que aumentara el volumen de alumnado del colegio. Una vez la reforma de 1978 se estabiliza, prácticamente hasta 1996 se mantiene una matriculación estable, con un total de cerca de quinientos alumnos y alumnas. El pico que se observa entre ese año y hasta el año 2000 se debe a la reubi- cación del alumnado, con los procedentes del centro Isasi, donde simultánea- mente se observa un descenso de la matrícula de los alumnos. Por otra parte, en la década de los 90 podemos ver que la mayoría de los alumnos, el 84 por ciento, pertenecen al municipio de Eibar, mientras que el 16 por ciento restante pertenecen a Ermua y a Elgoibar, lo cual es demostrativo de la vocación comar- cal que tiene el colegio de Azitain34.

Además de estas características propias de la existencia de dos centros, el descenso de la matrícula que se observa se debe, como ocurre en otros centros, a las normativas legales de exigencia de un determinado número de alumnos por aula, y en otros momentos al descenso demográfi co que se aprecia en Eibar, al igual que ocurría en otras comarcas de Gipuzkoa, como ponen habitualmente de manifi esto los Hermanos en sus Históricos, intentando buscar una explicación al aumento o descenso de matrículas en las diferentes etapas que hemos señalado. Por ejemplo, en 1975, la explicación que se recoge en el Histórico es que se apre- cia que en el Colegio de Isasi ha aumentado la matrícula debido a que está sub- vencionado y en cambio en ese mismo año, desciende la matricula en el Azitain porque resulta caro y existen otros centros, lo cual supone una competencia, como vuelve a insistirse en 1976.

34. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 749-Carpeta 20.

611 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Evolución del alumnado de Azitain (1958-2006)

La evolución del alumnado del centro Isasi es mucho más simple, debido a que, desde sus inicios, se ha dedicado a la Enseñanza Primaria. No obs- tante, debemos matizar, pues el hecho de que este nivel sea más o menos homogéneo no quiere decir que la obligatoriedad escolar haya sido siempre la misma. Así, si la Ley General de Educación impuso la obligatoriedad escolar en la Enseñanza Primara hasta los catorce años. El cambio producido con la LOGSE ampliando esta obligatoriedad hasta los dieciséis y redistribuyendo los niveles entre la Enseñanza Primaria (hasta los doce años) y la Enseñanza Secundaria Obligatoria (hasta los dieciséis) ha ocasionado una redistribución de niveles y, en nuestro caso, el traslado de un numero considerable de alumnos del Isasi al Azitain, como puede observarse a partir del curso 1996-1997, hasta que logra estabilizarse en los años siguientes. Sin embargo, tras esta etapa de transición, entre los años 1992 y 1996, cuando en el centro conviven alumnos de EGB y de Primaria según la LOGSE, nos encontramos con que comienzan a impartirse a partir de 1998 los cursos correspondientes a la Educación Infantil, volviendo a recuperar la matriculación anterior. Asimismo, desde 1990, ya se observa la incorporación de alumnas a los cursos de Primaria y, por supuesto, desde 1998 la Infantil. Así, al igual que ocurre con el Azitain, desde el año 2000 el centro se adecua a la normativa legal de la reforma de la LOGSE, estabilizándose después de ese periodo transitorio.

El número de alumnos y alumnas matriculados ha sido más elevado en el cen- tro Azitain, de forma que, en general y hasta 1985, las matrículas superaban los seiscientos alumnos, aunque existe un periodo que coincide con la década de los noventa, en el que desciende debido a las reformas y el aumento de la edad de escolarización. No obstante, con el inicio de la enseñanza infantil y la estabilidad de la primaria se vuelve a recuperar esa matrícula inicial, superándola, llegando hasta los casi setecientos alumnos y alumnas en el curso 2006-2007.

612 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Eibar Isasi. Evolución del alumnado (1969-2006)

Actividades escolares y extraescolares

Dentro de este apartado de las actividades escolares no podemos olvidar- nos de los exámenes y de los excelentes resultados obtenidos por los alumnos que, indistintamente, se presentaban en Bilbao o San Sebastián, para pasar las pruebas que les permitiría acceder a los estudios de bachillerato. Estos exáme- nes, que se realizaban en los respectivos institutos de los que dependían, en general, estaban coronados por el éxito. No obstante, el examen por antono- masia, cuando hablamos de la Enseñanza Secundaria, es el que te permite el acceso a la Universidad. Es decir, el que se sufría después de haber seguido el curso preuniversitario, de acuerdo con la legislación anterior a la LGE, de 1970, y el COU, a través de la selectividad, impuesto por esta misma ley.

Aunque, en general, los resultados eran buenos, en 1969 hubo una excep- ción a estos maravillosos resultados, con los alumnos de PREU, los cuales acu- dieron a la capital donostiarra a realizar el tradicional examen de fi n de curso y, sorprendentemente, obtuvieron los peores resultados, dando lugar a una crítica por parte del colegio que decía así: “los examinadores actuaron con excesiva rigidez”35. Pero como señalábamos esta situación fue algo coyuntural porque años después los resultados volvieron a ser inmejorables, lo que permitió que los Hermanos hicieran una encendida defensa de su labor y de la de sus alum- nos “fruto de la seriedad que caracteriza a este centro, tanto por parte de los alumnos como por parte de los profesores”36. Pero, como decimos, esto no fue más que un lunar, porque al año siguiente el alumnado acudieron a las pruebas

35. Suplemento al Histórico para el año 1969. 36. Suplemento al Histórico para el año 1989.

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que se efectuaron en Valladolid y los resultados fueron buenos. La historia de malos resultados se repite, aunque por otros motivos, en el año 1975. Decimos que por otros motivos porque, si bien en 1969 se acusaba a los examinado- res, en esta ocasión el problema era el poco interés que habían mostrado los alumnos.

Con la puesta en marcha de la selectividad, tras el COU, los resultados de dicha prueba comenzaron a ser muy buenos, con porcentajes de aprobados por encima del 90%. Sírvanos de ejemplo que, en 1984, fue el Colegio Azitain el ter- cero mejor de la provincia en lo que a resultados de esa prueba de Selectividad se refi ere. Esta buena trayectoria en los exámenes permitió que en el informe de 1989 los Hermanos sin falsa modestia, digan textualmente que los “resultados de la Selectividad inmejorables. Es fruto de la seriedad que caracteriza a este centro, tanto por parte de los alumnos como de los profesores”37.

Dentro de las actividades escolares, también en el centro de Azitain los cursillos de verano fueron una práctica habitual, desde 1961 hasta 1973, que dejan de hacerse a consecuencia del bajo aprovechamiento de los alumnos en los mismos. Sin embargo, tuvo un éxito importante las colonias en Francia con el objetivo de estudiar francés y que se llevaron a cabo desde 1964 y, por las referencias documentadas, duraron hasta el año 1972. En otro orden de cosas, también es de destacar el primer premio que obtuvo un alumno de cuarto de bachiller en el concurso de redacción de la empresa Coca-Cola en 1970.

Las actividades escolares de los niños del Azitain y del Isasi poca variación tenían con las que se celebraban en el resto de centros del territorio, esto es, actividades de ocio y recreo, actividades religiosas, otras de carácter solidario, las propiamente educativas, etc. Aunque no se trataba de una actividad habitual, hubo un buen comienzo en materia de salud, ya que, tal y como lo ratifi can los Históricos de 1959 y 1960, “todos los alumnos pasaron revista médica y todos lo hicieron satisfactoriamente”38. También en 1989 se dio un serio problema de este tipo en el centro, con “unos oportunos microbios que afectan principal- mente a los alumnos de COU C, siendo un alumno afectado de tuberculosis, viéndose el resto de alumnos y profesores obligados a pasar la prueba de la tuberculina”39.

Pero, problemas de salud al margen, parece que los alumnos lasalianos disfrutaban con sus excursiones montañeras, campamentos y viajes de fi n de

37. Suplemento al Histórico para el año 1989. 38. Supplément à l’Historique pour l’année 1959 y 1960. 39. Suplemento al Histórico para el año 1997.

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curso. Estas excursiones eran de lo más variadas, unas veces se dirigían a Bizkaia, otras lo hacían por Cantabria y otras iban más lejos, como cuando en 1965 se fueron de viaje de fi n de curso hasta Palma de Mallorca, gracias entre otras colaboraciones a las rifas que organizaban. Estas rifas eran muy impor- tantes en todos sus aspectos, por lo que reportaban en materia económica y por el regalo que se realizaba, nada más y nada menos que un coche de la marca Mini-Morris, hecho éste que repitieron durante los años 1971 y 1972. Si a este último año le añadimos otro suceso positivo cual fue que en la lotería de Navidad cayese “un pellizco”, vemos que los chavales disfrutaban de unas muy buenas vacaciones y estupendos viajes como el señalado u otros que hicieron a Andalucía o a las Islas Doradas.

Esta fi ebre viajera ya tenía sus orígenes incluso antes de que echase a andar el centro de Azitain, pues, en 1936, se habían mantenido los primeros contactos con otros centros lasalianos de Francia para poder intercambiar el alumnado y el de Eibar pudiese conocer la lengua del país vecino, pero, lógicamente, este proyecto quedó aparcado durante muchos años, concretamente hasta 1994, instante en el que 30 alumnos del centro se dirigen al colegio de San Nicolás de Issy-les-Moulineaux, y otros tantos alumnos de allí vienen para la comarca del Deba. No podemos terminar este capítulo viajero sin mencionar un hecho triste de marcado carácter político que ocurrió en 1970. Ese año los alumnos tenían organizada una excursión a la localidad labortana de Baiona, pero ésta debió de ser suspendida porque, por motivos políticos, la frontera se encontraba cerrada, lo que causó una profunda desilusión entre los alumnos.

Otro de los momentos de ocio de los que disfrutaban los niños era cuando acudían al cine colegial y presenciaban películas tan conocidas en la familia lasaliana como “El Señor de La Salle”. Esta decisión de que los niños acudie- sen al cine colegial, venía precedida de un acontecimiento que no era del gusto de los Hermanos. En 1961 se suscitó un pequeño problema con las personas que acudían al cine del pueblo y que así nos lo relataban en el Histórico de ese año: “accediendo a las insinuaciones de los mismos padres de familia se ha establecido el cine del domingo, ya que en las sesiones que en Eibar se llaman infantiles, tienen poco de ella y, por otra parte, a ellas acuden cualquier género de personas, con lo que los chicos se encuentran constantemente en peligro. Acuden todos los domingos unos 200 chicos a los que se atiende en dos sesio- nes. Para ambas se pone a disposición el autobús con una mínima aportación de una peseta para gastos del mismo”

Pero los chavales eibartarras no solo se dedicaban a viajar y disfrutar. También adquirían otro tipo de compromisos solidarios, como cuando llegadas las Navidades salían por las calles de la localidad a entonar villancicos y recaudar unas pesetillas para el hospital del pueblo. En esta misma línea realizaban cam- pañas como la del Kilo de Navidad, colectas para Cáritas, el Domund, la Santa

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Infancia o las Misiones, por poner unos ejemplos. No obstante, hay que señalar que los Históricos de la década de los ochenta y noventa son poco dados a reco- ger las actividades escolares y extraescolares que se producen, lo cual no quiere decir que no se llevaran a cabo, pero posiblemente la diligencia del narrador estaba vertida en otros campos del relato. Por otra parte, hemos de señalar que las actividades deportivas también fueron un elemento importante en toda la vida de estos dos centros radicados en Eibar, en toda esta actividad la presencia de un de los primeros profesores seglares, Ramón Andrés, quien durante los últimos 40 años, ha sido un referente por su implicación en el deporte base40.

Vida religiosa

A la vista de las actividades religiosas que se llevaron a cabo en los dos centros de Eibar y de las vocaciones que surgieron, podemos afi rmar que el éxito en este terreno no es el elemento más distinguido de estos centros. Estaríamos dispuestos incluso a decir que los temores y recelos mostrados por el Hermano Visitador en los primeros años estaban plenamente justifi cados, pues el libera- lismo, el socialismo y el marxismo de esta Villa, parece que pesaron más que la labor de apostolado llevada a cabo por lo Hermanos, al menos en el campo vocacional, ya que los resultados fueron más bien escasos. Si a esta primera opinión del Hermano Visitador, seguramente recogiendo una opinión generali- zada por la postura de la Villa a favor de la República y la tradición socialista, le añadimos que durante el franquismo, sectores importantes del régimen también se enfrentaron al catolicismo, posiblemente encontremos una razón ideológica de fondo que pueda explicarnos los avatares que, en el campo de las mentali- dades, se fraguaron en Eibar en esos primeros años y, sobre todo, en la religio- sidad de los eibertarras. Lo cual no niega la labor permanente de la Asociación Propulsora de la Enseñanza por ofrecer a sus hijos una educación cristiana.

Pero esta cuestión debe matizarse, pues si observamos los actos y cele- braciones religiosas de los primeros años, el Colegio de Eibar sigue la misma tradición que el resto de los colegios existentes en la provincia. Una muestra de ello la tenemos en 1960 en la que se recogen las siguientes celebraciones religiosas:

• Festividad de la Candelaria • 7 domingos de San José • Festividad de San Blas

40. Suplemento del Diario Vasco de 18 de noviembre de 2008, dedicado al Cincuentenario de La Salle Eibar, p. 5.

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• Festividad del Beato Benildo • Santa Cuaresma • Fiesta de Santo Tomás. Concurso de declamación • Fiesta de San José • 3 días de Ejercicios Espirituales • Preparación y culto de la Semana Santa • Fiesta del Santo Fundador • Festividad de San Francisco Javier • Festividad de la Inmaculada

Por lo tanto, la vida religiosa de los alumnos del colegio de La Salle de Eibar estuvo salpicada, al igual que en el resto de los colegios lasalianos de la pro- vincia, de numerosas fi estas y celebraciones religiosas, unidas todas ellas a un sinfín de actividades religiosas entre las que encontraban lugar privilegiado las peregrinaciones al Santuario de Arrate o los cultos de la Semana Santa, con Vía Crucis incluido.

Una actividad que no disfrutó de la continuidad precisa y que sí tuvo su éxito en otros colegios lasalianos, fue la existencia de Congregaciones. Este dato lo dan a conocer los Hermanos en el año 1961 y parece que, a su sombra, comienza algún movimiento en esta línea, porque, en 1962, se habla de una Congregación mariana y, en 1964, se dice que la Congregación es bastante activa, sin embargo no volvemos a tener más noticias de su actividad. Esta insistencia por la devoción mariana es especialmente evidente en 1964 y 1965, aconsejando incluso el rezo del rosario para estimular esa devoción. También en 1966 se insiste sobre este tema de manera especial: “en la última etapa del curso se lleva un gran ritmo de trabajo. Con todo no se descuida la formación religiosa aprovechando las oportunas coyunturas que la liturgia nos va poniendo a lo largo del trimestre. Es especialmente aprovechando el mes de mayo para inculcar la devoción por la Santísima Virgen al mismo tiempo que despertar las vocaciones religiosas con motivo de la fi esta de San Juan Bautista. El mes de febrero se hizo la semana vocacional y media docena de muchachos han manifestado sus deseos de ingresar en nuestros aspirantazos. Se les está preparando”. De lo que sí tenemos noticias es de los tradicionales Ejercicios Espirituales, que no siempre se realizaban en la misma localidad, pues unas veces se llevaban a cabo en el propio Eibar, otras en Berriz u otras en Euba.

La vida religiosa de los años noventa estuvo caracterizada por la creación de Grupos de Perseverancia y Confi rmación, destacando en este apartado el grupo de Tandanacui que en lengua quechua quiere decir “juntémonos o reunámonos”, que también encontraremos en el centro de Irún. Este grupo se trataba de un

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grupo de alumnos que se reunía para tratar alguno de los problemas del mundo e intentar hacer algo, siendo su lema el siguiente: “mucha gente pequeña, en muchos sitios pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Dentro de esta teoría del grupo de Tandanacui, en 1998 se estableció un Plan Pastoral que estuvo integrado por grupos de confi rmación, comunidad cristiana juvenil, equipo de deporte y grupo Tandanacui, y entre otras actividades desarro- llaban: sesiones de tutoría encaminadas a orientar y encaminar a los alumnos en su proceso de maduración, campañas para favorecer y sensibilizar a los alumnos en los valores humanos y cristianos, festivales con motivos de la paz, solidaridad, etc. y como consecuencia de todo ello, al año siguiente se ponía en marcha por primera vez la Semana de la Paz, “encaminada a impulsar en nuestros alumnos este tan necesario valor, especialmente en nuestra tierra vasca”41.

No deja de ser sorprendente que desde la década de los noventa sea pre- cisamente la que más se insiste en la labor apostólica e incluso en la voca- cional. Desconocemos las razones, pero en los Históricos de esos años son frecuentes la referencias a esta labor desarrollada en varios campos a través del plan pastoral, como se señala en el Histórico de 1998: grupos de confi r- mación, comunidad cristiana juvenil, equipos de deporte, grupo Tandanacui, sesiones de tutoría encaminadas a orientar y encaminar a los alumnos en su proceso de maduración, campañas para favorecer y sensibilizar a los alumnos en los valores humanos y cristianos, festivales con motivo de la paz, solidari- dad, La Salle, etc.

En el campo de las vocaciones, si algo distingue a Eibar es que es un autén- tico páramo, donde se pueden contar con los dedos de las manos las que ha dado esta Villa. Hemos de señalar que el centro de Azitain era el más propicio para poder sembrar la semilla de las vocaciones. No obstante, podemos dis- tinguir dos etapas: una primera en la que se dan algunas vocaciones entre los alumnos, y que llega hasta 1990, en concreto hemos podido contabilizar dieseis vocaciones, ocho de las cuales se producen entre 1981 y 1982 y, una segunda etapa, a partir de los años noventa en la que se detecta una gran preocupación por este tema. Esta preocupación se manifi esta por la promoción de campañas vocacionales, aunque no con el éxito esperado. Los Hermanos son conscientes de que la vocación religiosa de los alumnos tiene difi cultades de manifestarse por dos causas: el tipo de vida que viven en una sociedad donde los valores reli- giosos están relegados y la presión de los padres, no muy proclives a respetar la decisión de sus hijos. Este tipo de argumentos queda refl ejado en tres citas que a continuación vamos a señalar: “en este ambiente pesetero y hedonista el pre-

41. Suplemento al Histórico para el año 1999.

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sente curso no contamos con nadie”42; “ha habido varios intentos que a última hora se evaporan. La propia familia no acepta que el hijo pueda ser Hermano y para el hijo supone la retirada”43 o “nuestros jóvenes siempre bien dispuestos pero nada decididos. La vida regalada en la que se encuentran inmersos supone un fuerte freno que al fi nal termina con sus ilusiones. Además, la familia gene- ralmente se opone a esta opción como parte de sus hijos”44. Pero para satisfac- ción de los Hermanos, tras estos años de crisis vocacional, en 1999 un alumno de ESO mostraba inquietud por este campo, hecho que provocó una notable satisfacción en la Comunidad.

El profesorado

La evolución del profesorado en los dos centros de Eibar tiene las mismas características que hemos podido constatar en el resto de centros del territo- rio histórico. No obstante, tenemos que señalar que los datos que poseemos nos indican que los Hermanos y profesores del Colegio Isasi se contabilizaron conjuntamente con los del Azitain hasta 1987, por lo tanto no podemos dis- tinguir el volumen del profesorado por centros más que a partir de esa fecha. Así, por lo que respecta al Colegio Azitain, desde 1958 hasta 1977, fecha en que se contabilizan también en los Nominatif el profesorado de Isasi, pode- mos observar que existe un aumento paulatino de los Hermanos, aumento que sigue el ritmo acorde con la implementación de los diferentes cursos del Bachillerato Elemental, Superior y Laboral. Así, de los primeros 4 Hermanos que formaron la Comunidad en 1958, diez años más tarde son ya doce en 1968, diez en 1978 y siete en 1988. Es decir, el número de Hermanos dedi- cados a la docencia en el Azitain ha ido decreciendo, debido a la incorporación del profesorado seglar. A partir de esa fecha y hasta la actualidad la presen- cia es mucho menor, llegando a ser testimonial en los últimos años, pues la incorporación del profesorado seglar femenino es una realidad que se ha ido observando desde 1996, año en el que la ESO comienza a impartirse en este Colegio, redistribuyendo así el conjunto del profesorado entre el Azitain y el Isasi.

Entre los Hermanos que permanecieron en Eibar, en el Colegio Azitain, pode- mos observar cierta estabilidad, siendo menor el número de Hermanos que permaneció pocos años. Así, entre 1960 y 1970 pasaron por este centro unos cuarenta Hermanos, de los cuales unos siete permanecieron más de cinco

42. Suplemento al Histórico para el año 1992. 43. Suplemento al Histórico para el año 1993. 44. Suplemento al Histórico para el año 1994.

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años. De manera más destacable, podemos citar a los Hermanos Enrique Luis y Santiago Benito, que estuvieron más de diez años, mientras que los Hermanos Justino Luis y Marcelino Julián, que fue director entre 1961 y 1967, permanecie- ron siete años. Los Hermanos Julián Domingo, Lécart Gregoire y Julián Sebastián lo hicieron durante cinco años. El resto de los Hermanos que tuvieron su destino en este centro lo hizo con una media de tres-cuatro años, todos estos datos demuestran una cierta estabilidad por parte del profesorado, que contrasta con los cambios constantes que en esos años se produjeron entre el profesorado seglar masculino. Por otra parte, en un documento del curso 1979-80 podemos observar que la totalidad de los Hermanos destinados en el centro en ese curso son guipuzcoanos o del resto de las provincias vascas, no existiendo ningún hermano foráneo.

Con respecto a los directores del centro de Azitain, no podemos olvidar el papel destacado del inefable Hermano Javier Faustino, durante los tres primeros años del centro, pues su experiencia en este tipo de actividades garantizó la puesta en marcha del Colegio. A partir de esa fecha los Hermanos que se hicie- ron cargo de la dirección de Azitain son los siguientes Hermanos:

• Marcelino Julián 1961-1967 • Arturo Ojer 1967-1968 • Jesús Luis Álvarez 1968-1974 • Julián Udabe 1974-1976 • Ángel de Orbe 1976-1977 • Eusebio Iñigo 1977-1985 • Segundo Garín 1985-1988 • Juan José Otaegui 1988-1996 • Javier Alonso 1996-2001

En el Sagrado Corazón, nombre que conservó el Colegio Isasi, este puesto fue ocupado por los siguientes Hermanos:

• Félix Tamayo 1970-1973 • Jesús Izaguirre 1973-1976 y 1979-1984 • Miguel Esnaola 1976-1979 y 1987-1988 • Gerardo Pérez 1982-1987 • Juan Luis Urmeneta 1988-1994 • Fidel Burgos 1994-2001

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A partir de 2001 hasta 2003 el director de ambos centros ha sido el Hermano Fidel Burgos y desde el 2003 hasta la actualidad ha ocupado ese puesto el Hermano Javier Cendoya.

También podemos observar que el profesorado seglar logra estar pre- sente desde los primeros años, pues ya en 1960 se plantean la necesidad de buscar “algún seglar que nos ayude a regentar las clases”. Señaladamente, desde 1962, comienza la incorporación de este tipo de profesorado, pues las necesidades en los nuevos cursos superiores que se comienzan a impartir reclamaban una mayor especialización. Así, hay que señalar que las primeras contrataciones fueron más costosas que lo que se hubiera deseado, hasta el punto de que en 1964 para poder impartir clase en PREU los profesores tuvie- ron que venir desde Zaragoza. La situación parecía haberse normalizado en 1970, cuando leemos en el Histórico de ese año: “aunque con difi cultades por tanto personal de fuera, se ha conseguido capear el temporal”45. Pero nada más lejos de la realidad, porque los años venideros serán fuente de confl icto cuando se desea recomponer el cuadro del profesorado, debido a las cuestio- nes económicas, que crea tensiones y relaciones frías46. A partir de 1973 des- aparecen ese tipo de comentarios, posiblemente debido a la mayor estabilidad del profesorado, cuestión que era un verdadero caballo de batalla en los años anteriores.

Con respecto a la presencia del profesorado seglar se constata la misma tendencia que en el resto de centros: un aumento inicial del profesorado seglar masculino, que paulatinamente se va estabilizando, y un aumento progresivo del profesorado seglar femenino, que en el caso del Azitain se constata a partir de 1996 hasta la actualidad. Estas tendencias se aprecian muy bien el caso del Azitain, manteniéndose esas constantes en las dos últimas décadas.

Por lo que respecta al profesorado del Colegio Isasi la situación del profe- sorado es diferente, ya que, debido a la fecha en que La Salle se hace cargo del mismo, ya son claras las tendencias profesionales en el campo docente en general. Además, debemos tener en cuenta que el hecho de dedicarse a la ense- ñanza primaria también supone ciertas características, como la feminización de este nivel de la enseñanza. Por lo tanto, el perfi l del profesorado del Isasi, desde sus comienzos hasta la actualidad, mantienen las tres características que veni- mos señalando: disminución de los Hermanos, que en 1972 son dos hasta 2006 que son tres, no variando excesivamente el número. El profesorado seglar masculino es importante al comienzo con ocho profesores en 1975, pero paula- tinamente va descendiendo hasta llegar a los cuatro en 2006 y, fi nalmente, las

45. Suplemento al Histórico para el año 1970. 46. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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Eibar, primeros Hermanos y alumnos.

profesoras que en 1973 son tres pasan a veintidós en 2006. Por lo tanto puede afi rmarse la clara tendencia hacia la feminización de este centro, sobre todo en el último decenio.

Con respecto a la formación del profesorado, en los Históricos comienza a hacerse referencia a ello a partir de la década de los setenta, señalando la asistencia de los Hermanos y profesorado general a los cursillos de perfeccio- namiento, o a cursos de inglés. Los profesores seglares también estaban en condiciones de disfrutar una formación complementaria y desde 1971 hasta 1999 hay información al respecto. Así, en ocasiones, eran los Hermanos los que recibían cursillos de perfeccionamiento, pastoral o pedagógico y, en otras ocasiones, era el profesorado seglar quien podía participar en formación de otro tipo, como era el caso del proceso de euskaldunización que se llevó a cabo.

Al tanto de esta formación complementaria solía estar el Hermano Visitador, el cual en 1958 invitó al Hermano Director a que “velase porque todos los

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Hermanos atendiesen con todo esmero el estudio de la Religión y a su forma- ción como catequistas ejemplares”47. La relación de los Hermanos para con sus alumnos iba mucho más allá de la meramente catequística, la cual ya hemos visto que en ningún momento descuidaban, y en todo instante también están pendientes de la labor pedagógica, la cual “debía de llevarles hasta el niño con respeto y amor. Estos sentimientos han de manifestarse tanto cuando estén presentes los niños, con dignidad de trato alejado de todo autoritarismo, como cuando estén ausentes, hablando de ellos con palabras caritativas y llenas de comprensión”48.

La Comunidad: Recomendaciones del Hermano Visitador

Como hemos ido señalando a lo largo de estas páginas, la existencia de dos centros en Eibar no supuso, correlativamente, la existencia de dos comunidades de Hermanos. Los pocos Hermanos encargados de la docencia se incorporaron a la comunidad ya existente del Colegio Isasi. Esta situación suponía que la información sobre los dos colegios se hiciese de forma conjunta, ya que los Históricos refl ejan la vida de los centros, pero en relación a las comunidades existentes.

Durante los años en que el Hermano Visitador emitió sus informes sobre las visitas al Colegio de Azitain, es decir entre 1958 y 1965, dejará su huella año tras año entre los integrantes del colegio. Al igual que en todos los centros, las recomendaciones del Hermano Visitador eran de distinto orden, priorizando las de contenido religioso. Así, era frecuente que le recordase al Hermano Director que no descuidase la rendición regular a llevar a acabo con los Hermanos de la Comunidad, “particularmente con los Hermanos más jóvenes”49, a la vez que le animaba “a crear un buen ambiente en la vida comunitaria y en la obra educa- tiva”50. Ese buen ambiente parecía haberse logrado en 1962 cuando se observa, por parte del Hermano Visitador, “la existencia de un buen espíritu con algunas normales ‘nubes’ por incompatibilidades o difi cultades temperamentales, con buena voluntad por superarlas”51. Quizás esa buena camaradería reinante entre los Hermanos hizo que el Hermano Visitador animase al Hermano Director “a

47. Rapport de Visite de 1958. 48. Rapport de Visite de 1963. 49. Rapport de Visite de 1958. 50. Rapport de Visite de 1958. 51. Rapport de Visite de 1962.

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que los otros Hermanos participasen en las tareas de gobierno”52, sin ser cons- ciente de que “los Hermanos más infl uyentes guardan alguna reserva con el Hermano Director por ser algo personal en su gobierno”53, aunque el Hermano Visitador sí había sido capaz de percibir que “algún Hermano quiere polarizar en torno a sí a los Hermanos más jóvenes”54.

Esa camaradería inicial, que había observado el Hermano Visitador y le había llevado a realizar proposiciones al Hermano Director en cuanto a cómo llevar la Comunidad, quedó fi nalmente disuelta tras observar que las relaciones entre algún Hermano y el Hermano Director no eran lo fl uidas que debieran, lo que provocó que el Hermano Visitador sometiera a la Comunidad a determi- nados cambios como consecuencia de haberse cometido alguna desdichada imprudencia por parte del citado Hermano, imprudencia que afectó al normal desarrollo de la vida comunitaria que continuaba con sus tareas habituales ajenas a cuanto pasaba entre ambos. Realmente los hechos no debían tener mayor importancia, pero el Reverendo Hermano Visitador, por prudencia, tomó la decisión de cambiar de Comunidad a algún Hermano. Estos desagradables momentos no fueron obstáculo para que días más tarde todos juntos cele- brasen la fi esta del Hermano Director y, a partir de ese instante, el Hermano Visitador nos hable de que creía que la Comunidad estaba más asentada, lo cual le permitía aventurarse en nuevos consejos a los Hermanos invitándoles “a que renovaran el afán de superación tanto en el aspecto espiritual como en el pedagógico y educacional”55.

En otro orden de cosas, en cierta ocasión el Hermano Visitador les hizo una apreciación a los Hermanos que tenía que ver con algo de la idiosincrasia de los vascos y que éstos hacen con bastante frecuencia, elevar en demasía el tono de voz cuando se habla. Corría el año 1964 cuando el Hermano Visitador apreciaba que las voces utilizadas por los Hermanos eran, como señalábamos, excesiva- mente altas y les sugería lo siguiente: “como resulta difícil la vida interior sin el silencio, les sugiero que tomen una resolución sobre los cantos y hablar fuerte en las escaleras, galerías y sala de Comunidad, que tanto desentona en la casa religiosa”56. Al hilo de ese celo que los Hermanos debían de guardar tanto en el aspecto espiritual como educativo, desde los orígenes del Azitain la fi losofía estaba claramente defi nida, pues si en el aspecto educativo nos encontramos con que el mismo año de la apertura del centro se les recomendaba a los Hermanos a que

52. Rapport de Visite de 1963. 53. Rapport de Visite de 1963. 54. Rapport de Visite de 1963. 55. Rapport de Visite de 1964. 56. Rapport de Visite de 1964.

624 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

prestasen mayor atención a actividades como la limpieza, el orden, la puntualidad o el respeto mutuo. Los años venideros, de 1959 y 1960, estarán marcados por invitaciones a cumplir con la buena voluntad habitual diferentes aspectos religio- sos como “esmérense en poner la mayor solera de buenas tradiciones religiosas y pedagógicas en este centro que nace y comienza a desarrollarse con las mejores esperanzas de gloria de Dios y apostolado cristiano y social”57. Evidentemente los Hermanos no podían descuidar su labor apostólica en una localidad como la eibar- tarra, impregnada de un fuerte componente marxista, como así nos lo recuerda el Hermano Visitador “creen un verdadero centro de formación cristiana en una ciudad muy trabajada por el marxismo y la indiferencia religiosa y, por la misma cir- cunstancia, cuiden con más esmero y arraigo las buenas y genuinas costumbres lasalianas: vigilancia amorosa y exacta, celo catequístico para instruir en la verdad de Dios a los alumnos –a veces muy necesitados de ello–, oración y buen ejemplo para servir a la formación del espíritu cristiano”58.

Es en los primeros años de creación del colegio cuando los Hermanos reciben más consejos del Hermano Visitador en relación a lo labor que debían desem- peñar. No falta algún toque de atención hacia alguna actitud de los Hermanos hacia su superior jerárquico. Ya hemos comentado a lo largo de este capítulo la existencia de pequeños roces entre el Hermano Director y algunos miembros de la Comunidad, lo que se tradujo en una llamada al orden por parte del Hermano Visitador en el año 1965 “el mérito de la obediencia está en obedecer al superior, que es un hombre como nosotros, respetando en él al representante de Dios. Bien está ayudar al buen gobierno de la casa, con sugerencias e iniciativas, pero quedando sumiso a lo que el superior ordene como última decisión”59. Estas situa- ciones de tensión originaban preocupación y malestar en el Hermano Visitador y es precisamente en este año de 1965 cuando lo hace más patente, pues venía observando “una sorda resistencia que, en algún caso, se manifi esta como frus- tración vocacional” y que daba lugar a que “hubiera fallos en la organización por falta de personas capaces de llevarla efi cientemente y por cierta concentración de responsabilidades en pocas manos”60.

Afortunadamente esa situación de tiranteces por parte de unos y otros fue felizmente resuelta y, años más tarde, observamos como un Hermano de la Comunidad pasaba a ser miembro del Comité Nacional de la Federación Lasaliana Española –FLE–, y de su Comisión Mixta, cargo que repetiría un año más tarde al asumir también ser miembro de la Federación Lasaliana de Gipuzkoa –FLAGUI– . Fueron años de concordia en los que se llevaban a cabo

57. Rapport de Visite de 1959. 58. Rapport de Visite de 1960. 59. Rapport de Visite de 1965. 60. Rapport de Visite de 1965.

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convivencias con otras Comunidades y todas participaban, en ocasiones conjun- tamente, en los Ejercicios Espirituales. Las costumbres y tradiciones también cambiaban en la Comunidad y, en 1988, coincidiendo con el abandono del cargo de Director de D. Segundo Marín, surgió la propuesta de elaboración de un Proyecto Comunitario, proyecto que se elabora en Irún y que a la Comunidad trae como novedad diversos cambios entre sus miembros; cambios que no supusieron obstáculo alguno para que los Hermanos continuasen disfrutando de una de esas tradiciones de las que hablamos, las vacaciones veraniegas, unas veces disfrutadas en Cantabria, otras en San Asensio y otras en el “cuartel” del Mediterráneo, en la localidad tarraconense de Cambrils.

El Hermano Visitador, continuando con su labor, hizo alguna recomendación expresa al Hermano Director en relación a las salidas y viajes que éste efectuaba con cierta frecuencia. Las salidas que realizaba el Hermano Director siempre estaban debidamente autorizadas y justifi cadas, pero en ocasiones éste debía acudir con cierta asiduidad a Bilbao o a localidades dentro de la propia provincia de Gipuzkoa, pequeños desplazamientos de los que no informaba, a pesar de estar obligado a ello, como se lo recordaba el Hermano Visitador “no descuide el acudir a un permiso expreso en cada caso en que haya que emprender un viaje de otra mayor consideración”61. La localización del centro de Eibar ya hemos dicho que era ciertamente problemática y que para ir al mismo era recomen- dable la utilización de algún vehículo. A tenor de la información del Hermano Visitador el único que parece que conducía era el Hermano Director, por lo que en 1962, y ante las numerosas salidas que éste se veía obligado a efectuar, le pide expresamente que “otro Hermano aprendiese a conducir”62 para evitar sus continuas ausencias, que preocupaban de sobremanera al Hermano Visitador, más cuando éste entendía que “el Hermano Director atendía muchos negocios de poca monta”63, situación que “se debía de repetir con algún otro Hermano”64 y que rápidamente se recondujo. En defi nitiva, lo que ocurría es que el Hermano Visitador estaba excesivamente preocupado porque el Hermano Director cum- pliese a rajatabla el objetivo para el que había sido nombrado, esto es, “enfervo- rice a los Hermanos para que busquen ante todo a Dios en su apostolado y vida comunitaria. De este modo se evitarán todas las frustraciones comunitarias”65 y el Hermano Director, sin descuidar la tarea para la que había sido encomen- dado, se desplazaba por las localidades limítrofes con Eibar con más asiduidad de la prevista.

61. Rapport de Visite de 1959. 62. Rapport de Visite de 1962. 63. Rapport de Visite de 1964. 64. Rapport de Visite de 1964. 65. Rapport de Visite de 1964.

626 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

6.8. Irun: un complejo educativo y de formación

Al escribir sobre el colegio de San Marcial desde sus inicios hasta la Guerra Civil, dejábamos constancia de que no es posible entender La Salle de Gipuzkoa sin referirnos a Irun, y viceversa. Las tradiciones y las relaciones entre el colegio y el pueblo son fi rmes y las respuestas afi rmativas de uno y otro confi rman este binomio permanente. Sin embargo, en la actualidad, cuando todos los centros están bajo la égida del espacio Martindozenea, se tiene el convencimiento de que todo ha vuelto a su seno. Allí tenemos un complejo donde la historia se une a lo actual sin solución de tránsito, respetando los espacios, las arquitecturas escolares, la convivencia de edades, los tipos de estudios. Se trataría de la plasmación de una pequeña ciudad imaginada donde el pasado y el presente se unen en un mismo espacio vital, educativo, con espacios comunes y de fácil tránsito de unos a otros, donde todo parece visible, donde todo puede verse y puede ser visto. Un acierto: poder ver toda La Salle de Irun bajo una sola mirada, casi íbamos a decir bajo la mirada del Fundador, de su pedagogía. Allí tenemos la primera creación del Instituto en Gipuzkoa en cuanto a edifi cios, con su novi- ciado de 1909 y, junto a este edifi cio rodeado de cierta tranquilidad y paz casi monacal, nos encontramos con el Colegio San Marcial dedicado a la enseñanza infantil y primaria, de moderna arquitectura. En este mismo espacio se sitúa la enseñanza profesional en la Lanbide Eskola y, un poco más allá, el edifi cio de su famosa “Escuelita”.

Pero este complejo actual tiene también su historia, por muy reciente que sea. El denominado Irungo La Salle tiene tras de sí por lo menos tres líneas de dependencia institucional, que nos ayudan a comprender la situación actual:

1. El Colegio San Marcial que, durante esta etapa, continuará los estudios de primaria y bachillerato hasta que, en 1973, el colegio se centre en la Enseñanza General Básica, de conformidad con la legislación de la época. En esta situación se mantendrá hasta el curso 1996-97 cuando, siguiendo la reforma propiciada por la LOGSE, imparta única- mente la enseñanza infantil y primaria. Alrededor de este centro y, con- tinuando la tradición inicial de mantener escuela gratuita, la Escuela de los Ángeles Custodios seguirá su actividad hasta 1944. Tras un periodo de inexistencia de este tipo de escuela, en 1958, con ocasión del Cincuentenario y respondiendo a la petición de la Asociación de Antiguos Alumnos, se inaugurará la Escuela del Cincuentenario, aneja al Colegio de San Marcial, que mantendrá su actividad hasta 1972, año en el que se incorporará al propio colegio, siguiendo la trayectoria del mismo. Finalmente, en el año 2005, cambiará de locales, trasla- dándose al Colegio de San Marcial, nuevo complejo arquitectónico en Martindozenea.

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2. A partir de 1964 comenzará su actividad la Escuela Profesional que continúa su actividad hasta el presente. En este centro se han venido impartiendo las enseñanzas profesionales de acuerdo con las diferentes denominacio- nes que a lo largo de estos años ha ido teniendo, compaginando sus estu- dios con la Reforma de las Enseñanzas Medias desde 1985, fusionándose fi nalmente con La Salle Enea en 1992. El surgimiento de esta escuela debe mucho a la existencia de la denominada “Escuelita”, creada en 1954 como centro de prácticas para los Hermanos que estaban formándose en la Escuela del Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal y que, poste- riormente, quedará integrada en dicho centro profesional. Por otra parte, desde 1974 hasta 1976, el bachillerato que se venía impartiendo en el colegio San Marcial se traslada a esta escuela. Además, desde 1987 el centro imparte una serie de cursos de Formación No Reglada en el campo de la Formación Continua, para trabajadores y empresas del entorno, y de Formación Ocupacional para desempleados. 3. Finalmente, a partir del curso 1979-80, el edifi cio de La Salle Enea aco- gerá el denominado Centro de Estudios La Salle con el objetivo de impartir el Bachillerato, debido a que el Colegio San Marcial se había desprendido de dicha enseñanza y, tras esos años de transición, en la escuela pro- fesional. Con la reforma de la LOGSE se continuará impartiendo en este edifi cio la Enseñanza Secundaria Obligatoria.

De esta manera, y a medida que se han ido implementando los niveles de enseñanza previstos en la LOGSE, el complejo Irungo La Salle ha diversifi cado sus espacios y las enseñanzas en los tres edifi cios actualmente existentes en Martindozenea: la ESO en La Salle Enea; el Bachillerato y los Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior en la Escuela Profesional o Lanbide Eskola, y la Enseñanza Infantil y Primaria en el Colegio San Marcial. Con ello se ha conse- guido un complejo integrado, donde el tránsito de un tipo de enseñanza a otro se produce sin el menor confl icto en cuanto a la identifi cación de los espacios arquitectónicos y escolares.

El complejo de La Salle en Martindozenea, a lo largo de los años, ha acogido otro tipo de formación tanto religiosa como profesional. En este sentido, no pode- mos olvidar que desde 1909 hasta 1930 fue el Noviciado para la formación de los Hermanos, hasta que fue trasladado en ese año a Bugedo. Posteriormente, y tras la creación del Distrito de Bilbao, Irun volverá a recuperar este noviciado en 1940, aunque sólo permaneció en esta condición hasta 1951, año en que emigró a San Asensio. Asimismo, y con el objetivo de formar a los Hermanos en su capacitación profesional, se creó la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal, que permaneció abierta desde 1948, impar- tiendo este tipo de formación hasta que fue sustituida por el Centro de Teología y Catequesis, en 1972, y cuya vigencia se alargó hasta 1988. Junto con todo ello, en este mismo edifi cio se ha mantenido la denominada “Sagrada Familia”, integrada por los Hermanos mayores del Distrito de Bilbao.

628 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Teología y Catequética Teología Donostia el Aspirantado No hay Postulantado No hay Nuestra Señora del Juncal Cierre Escuela Normal Apertura del Centro de Estudios se traslada a Donostia Postulantado y a a Irun del Postulantado Traslado Traslado a San Asensio del Noviciado. a San Asensio del Noviciado. Traslado Apertura en Irún Apertura de la Escuela Normal La Salle Ë Ë Ë Ë Los Ángeles Custodios Integración en el San Marcial Cierre de la Escuela gratuita Cierre de la Escuela gratuita Ë Ë Ë San Marcial Escuelas gratuitas Escuela Profesional Noviciado 1979 Centro de estudios 1990 1973 195419581964 La Escuela del Cincuentenario 1977 aneja a la Normal La escuelita, Escuela Profesional 1951 1948 1944 1940

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Ante esta complejidad es difícil marcar etapas en la evolución de cada uno de los centros, pues las trayectorias seguidas son distintas y el régimen de actividades también es variado. No obstante, por lo que respecta a los centros educativos, las dos reformas legislativas llevadas a cabo en 1970 con la LGE y en 1990 con la LOGSE son dos hitos importantes que explican los cambios lle- vados a cabo y que, de alguna manera, ayudaron a clarifi car la propia identidad de cada uno de los centros con respecto al tipo de enseñanza que debían impar- tir y también a tomar opciones con respecto a la oferta educativa. Así, se podrá observar que, para el caso del Colegio de San Marcial, las consecuencias de estas reformas son evidentes y casi podríamos establecer un punto de infl exión sobre todo desde el decenio de los setenta. En cambio, por lo que respecta a La Salle Enea y a la Escuela Profesional, que no imparten enseñanza ni infantil ni primaria, la complejidad es mayor y está relacionada también con los cambios que se producen en esos niveles de enseñanza y cuyo nivel de dependencia es más amplio, al incluir estudios obligatorios y no obligatorios.

Por lo que respecta a los otros tipos de formación, la dinámica interna de cada uno de ellos nos obliga a respetar su propia evolución, al margen de los cambios legislativos o de contexto, aunque no podemos dejar de resaltar que la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal, engarza con la tradi- ción lasaliana de formación de maestros, aprovechando una legislación favora- ble para la creación de este tipo de escuelas, la ley de 1945, y que sirvió no sólo para acreditar a los Hermanos en cuanto a su formación profesional docente, sino a muchos maestros que encontraron en esta Escuela de Magisterio una manera de acceder a la profesión docente.

Irungo La salle. Complejo educativo.

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6.8.1. El Colegio de San Marcial: de las reformas a la integración en el com- plejo Irungo La Salle

Para comprender en toda su amplitud la signifi cación del Colegio de San Marcial es conveniente tener presente una etapa que abarca desde los años inmediatos a la ocupación de Irun por las tropas nacionales hasta 1973, carac- terizada por las obras y reformas que se llevaron a cabo y por una oferta escolar que llega a alcanzar hasta el bachillerato, pero donde la enseñanza primaria es el eje de sus estudios. Por otra parte, durante esa etapa, se mantiene la tradicional escuela gratuita: primero con la escuela de los Ángeles Custodios y después con la escuela del Cincuentenario. La primera terminará su andadura en 1944, y la segunda se iniciará en 1958 para terminar en 1972, año en el que queda integrada completamente en el Colegio de San Marcial.

A partir de esta última fecha se inicia una nueva etapa que llega hasta la actualidad. El centro continuará, en esta época, con su identidad inicial, dedi- cándose a la enseñanza primaria y posteriormente a la enseñanza infantil. El traslado del colegio al complejo de Martindozenea, en el año 2005, dotará al colegio de una infraestructura nueva y compartida con el resto de los centros educativos de La Salle en Irun.

Los primeros años tras la Guerra Civil

Los primeros años del Colegio San Marcial, tras la ocupación de Irun por las tropas nacionales, fueron de cierta penuria. No podemos olvidar que los meses anteriores a este hecho el centro pasó por una situación trágica, paliada por la febril actividad de su Director, como ya pusimos de manifi esto en la etapa anterior. Esta actividad se centraba, no solamente en la puesta en marcha del colegio, sino también en la ocupación de Martindozenea para utilizarlo como hospital militar. En el colegio, no obstante, se iniciaron las primeras obras de reforma, después de que el Hermano Director se entrevistase en Bayona con los Hermanos Asistente y Visitador, a fi n de conseguir orientar la actividad escolar y una vivienda adecuada para los Hermanos.

Atrás había quedado el gran éxito de matrícula obtenido en 1936, con 410 alumnos en el Colegio de San Marcial y 187 en la Escuela gratuita de los Ángeles Custodios, y también toda la retórica a favor del “Alzamiento Nacional del 18 de julio” y el ambiente poco favorable creado por “la chusma sedienta de sangre y venganza”. También había quedado atrás la dispersión de los Hermanos por la geografía guipuzcoana en busca de cobijo ante la invasión de la ciudad. Pero, sobre todo, la casa del colegio había sido de las más castigadas, pues “los mili- cianos empezaron a instalar en él un hospital de la Cruz Roja; luego, pusieron comedores económicos; posteriormente la saquearon, y por fi n la quemaron,

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no dejando más que un montón de escombros. El pabellón de las clases había sido anteriormente destrozado por las bombas de la aviación nacional, inhabi- tándola para fi nes docentes”1. Esta era la situación del Colegio a principios de septiembre de 1936, antes de la llegada de las tropas nacionales a Irun. A los pocos días, el Hermano Director se instaló provisionalmente en una casita aneja al colegio, procediendo a los arreglos imprescindibles para el comienzo de las clases. Mientras tanto, regresaron a Irun siete de los dieciséis Hermanos que formaban la comunidad. En octubre de ese fatídico año comenzaron las clases de pago en el colegio con cuatro clases y dos clases gratuitas en la escuela de los Ángeles Custodios.

Sea como fuere, el paulatino regreso de las familias a Irun, a pesar de las circunstancias extraordinarias, trajo consigo el progresivo aumento de matrícula en el colegio a partir del curso 1937-1938, pues como recoge el Histórico de ese año, “notamos con verdadera satisfacción que las familias de Irún nos son fi eles y que los niños siguen acudiendo al Colegio con verdadero placer y dando el espectáculo reconfortante de la piedad y el asiduo trabajo”, aunque la comunidad de Irun seguía “agarrada a la pobre tabla de salvación que le dejaron los rojos en la Ciudad fronteriza, al cometer la monstruosa quema de la misma en Septiembre de 1936; pero nuestros ojos se han hecho ya a mirar con indiferencia el imponente montón de escombros que sumerge los solares y a transitar entre las calles bordeadas de tristes ruinas”2. Todo ello en un contexto donde se aprecia el ahínco de los Hermanos por volver a una cierta normalidad que, necesariamente, pasaba por adecuar los locales para la docencia y la casa para la comunidad, “de la misma manera que la ciudad protomártir de la Cruzada Española va resurgiendo poco a poco, aumentándose su población e ingeniándose para sacar fuerzas de su debilidad… así, el colegio San Marcial, no satisfecho con capear el temporal, viene realizando paulatinamente las indis- pensables mejoras que solucionen a la vez el doble problema de la vivienda de la Comunidad y el del ejercicio docente”.

En el pabellón de la calle San Marcial era imposible impartir clase, pues las aulas habían quedado a la intemperie; tras las obras de reconstrucción, que- daron reparados los destrozos originados por las bombas, tanto en las clases como en los patios, además de las obras en la capilla, presentando el Colegio un aspecto bastante parecido al que tenía antes del comienzo de las hostilida- des3. Pero toda esta labor se llevaba a cabo “entre las alegrías que proporciona la certidumbre de una victoria pronta y defi nitiva de las armas nacionales y el

1. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1936. 2. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1938. 3. Arzelus, X. y otros (2007): Irungo La Salle San Martizial 100 urte geroa ereiten 1906-2006, Irun, La Salle San Martzial, p. 73.

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temor harto fundado de que un buen número de nuestros Hermanos en religión sean llamados durante los próximos meses a participar en la vida cuartelera dejando nuestras obras en situación precaria”4.

La llegada del nuevo año, 1939, sirvió para manifestar las esperanzas en una próxima fi nalización de la guerra y para informarnos sobre la situación de algunos de los Hermanos transeúntes presentes en la Comunidad: “comienza el año con augurios de victoria y paz. Numerosos transeúntes pasan por esta Comunidad. Son Hermanos expatriados que en vísperas de la liberación de las casas del distrito de Cataluña, se encaminan a sus puestos”5. No podemos olvidar que, en ese año, y tras la toma de Barcelona por el ejército nacional, llegó a Irun, prove- niente de Italia, el Hermano Asistente General, Pedro Luis, para “reorganizar con la mayor presteza los deshechos distritos de Madrid y Cataluña y nos honra con su visita a esta humilde Comunidad víctima también de la barbarie roja”6. A partir de esa fecha queda organizado el Distrito de Bilbao con la adscripción de los centros correspondientes, quedando el colegio San Marcial integrado en dicho Distrito el 8 de diciembre de 1939, al igual que el resto de centros de Gipuzkoa.

Los cambios en la Comunidad se hacían necesarios tanto por los traslados de algunos Hermanos como por la incorporación de otros. No obstante, para comienzos del curso 1939-1940, la situación estaba plenamente normalizada, bajo la dirección del Hermano José Ignacio y con una Comunidad formada por siete Hermanos, dos de ellos encargados de la escuela gratuita. Se inicia de esta manera el curso con el “entusiasmo al abrigo de la paz” y con una afl uen- cia tal de alumnos matriculados que hubo que cerrar la misma. No obstante, bajo una orden pública se comunica al centro el cierre del Instituto de Segunda Enseñanza de esta ciudad, lo que dejó perplejos a los padres de los alumnos, los cuales solicitan a la dirección del colegio la reapertura del bachillerato, pero dicha apertura es denegada por falta de personal, a pesar de las reiteradas ins- tancias del Ayuntamiento y de las altas personalidades de la localidad.

Pero como la calma no era total, todavía en 1940 y 1941 quedaban un par de temas por resolver. Por una parte, recuperar Martindozenea para la sede del futuro noviciado; y, por otra, la reconstrucción del centro educativo. Por lo que respecta a la primera, el Hermano Asistente escribió al Hermano Director mani- festándole el deseo del Hermano Superior General, y también el suyo propio, de que el Hospital Militar de Irun volviese a ser lo que hasta hacía pocos años había sido, es decir, Noviciado. En el apartado sobre el Noviciado nos referiremos a

4. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1938. 5. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1939. 6. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1939.

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los pormenores y gestiones que se llevaron a cabo para su recuperación. Con el establecimiento del nuevo noviciado se lograba poner en marcha una casa de formación para el nuevo Distrito de Bilbao del Instituto lasaliano. Gracias a las gestiones que llevó a cabo el Hermano Toribio Juan, en Madrid, se consiguió que los militares entregaran las llaves al Instituto el 31 de mayo de 1940. Para llevar a cabo las obras llegaron los Hermanos de Zumarraga que realizaron diversos trabajos como derribo de árboles, podas, siembras de lo que tendrían que ser las primeras cosechas del nuevo establecimiento, etc.

Por lo que respecta al segundo asunto, la reconstrucción del pabellón de clases, que algo se había reformado con anterioridad, necesitaba de una nueva restaura- ción debido a los diferentes destrozos causados por las bombas en la plazoleta de las clases, en los patios y hasta en el mismo pabellón de las clases. También faltaba aún la reparación de una tercera parte del edifi cio. Se pidió al Régimen, y se obtuvo, la autorización para la reconstrucción de la parte destrozada, permitiendo de esta manera la ampliación de la oferta de enseñanza en Irun, a tenor de sus necesidades. Aunque el Régimen autorizó la reconstrucción con un presupuesto de 37.000 pesetas, esta suma rebasó bastante las previsiones y casi se duplicó. Fueron los motivos infl uyentes la subida incesante de los materiales y de la mano de obra, algunas mejoras en el mismo pabellón y, además, el aprovechamiento de algunos bajos del edifi cio para tiendas. Éstas fueron alquiladas en 6.000 pesetas anuales así que, en diez años, el alquiler de las tiendas llegó a saldar casi toda la deuda ocasionada por la reconstrucción del pabellón de las clases7.

A partir de 1942, y hasta la desaparición de la Escuela Gratuita, en 1944, el colegio de San Marcial disfrutó de una cierta estabilidad en la matriculación y un ritmo normalizado en cuanto al conjunto de actividades escolares que se iban desarrollando. Normalidad rota, si acaso, por la celebración de algunas activida- des extraescolares de relevancia, como la visita, en 1942, del Hermano Vicario General, que fue recibido por las autoridades eclesiásticas, civiles, militares y jerarquías del Movimiento. En el colegio, engalanado para la ocasión con bande- ras y gallardetes, y con el recibimiento a la entrada del colegio de las autoridades bajo un arco formado por los “makil-dantzaris” y la presencia de los alumnos, dos de ellos fueron felicitados por el Hermano Vicario General por su magnífi ca pronunciación francesa en la salutación que hicieron. Leamos la descripción del acto que se narra en el Histórico de 1942: “en la entrada del colegio, que pre- sentaba un aspecto magnífi co adornado con banderas y gallardetes, colocados por un equipo de obreros puestos al servicio de los Hnos por el Ayto, esperaban para recibirle el Comandante Sr. Ibáñez, concejales del Ayto., jerarquías de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Delegado Provincial del Servicio Exterior, Presidente de l’Amical de Exalumnos y numeroso público. La entrada

7. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1941.

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en el colegio la hizo bajo un arco formado por los makil-dantzaris, trasladándose a la tribuna levantada en el patio, bajo una atronadora ovación de los alumnos, que en perfecta corrección esperaban en el patio su presencia. El Director dirigió un cariñoso saludo de bienvenida, los niños Pedro Andino y Martín Arabaolaza leyeron unas cuartillas de salutación, el grupo de dantzaris ejecutó varios bailes típicos vascos, el exalumno Bernabé Merino recitó la poesía ‘El triunfo de la Cruz’ y, por último, se ejecutó por todos los alumnos el Himno Nacional”.

Otro acontecimiento relevante fue la celebración del Congreso Eucarístico Comarcal, que tuvo lugar en Irun y en el que se llevaron a término una serie de actos en los que participó el Colegio con una magnífi ca carroza, además de otros actos religiosos y culturales. No obstante, lo más sobresaliente en 1944 fue el cierre de la escuela gratuita, a la que nos referiremos en el siguiente epígrafe.

La escuela gratuita de los Ángeles Custodios (1937-1944)

Como pudimos apreciar en la primera etapa del Colegio de San Marcial, una de los requerimientos más presentes por parte de los Hermanos era el poder disponer de una escuela gratuita, que funcionó desde 1908, bajo la égida del Cura párroco de Irun. Así, ya en 1938, vemos que la escuela continuaba su actividad y, a fi nal de ese año, a iniciativa del Sr. Cura párroco se adquirió mobi- liario completamente nuevo y particularmente esmerado8. De la misma manera que había funcionado hasta entonces, el alumnado iba creciendo en matrícula y consiguiendo adquirir el mismo prestigio que tuvo hasta aquel momento. Desde 1938 hasta 1944 la matrícula gratuita de este centro rondó los cien alumnos recibiendo la enseñanza primaria.

No obstante, ya en 1944, los locales de la también denominada Escuela parro- quial los Ángeles Custodios “estaban reñidos con los planes de la Pedagogía. Los Superiores venían año tras año con amenazas de cierre y prórrogas tratando de acondicionar las clases y dependencias de esta Escuela. El Sr. Párroco se compro- metía a realizar las obras; pero, al fi n, sirviéndose de un ofi cio del Ayuntamiento, conseguido por vías más o menos rectas, prefi rió echar a los niños pobres a la calle, antes que realizar las reformas tan razonables e imprescindibles que se le exigían”. Esta situación provocó que los profesores, con hondo sentimiento, tuvie- ran que despedirse de los alumnos con el siguiente escrito dirigido a los padres de los alumnos: “Muy señores nuestros, personas capacitadas que asumen car- gos ofi ciales relacionados con la higiene y seguridad personal en los centros de enseñanza, nos aseguran que es imprescindible hacer obras en las escuelas de los Ángeles Custodios de Irún, para que puedan proseguir sin peligro las tareas de

8. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1938.

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la educación e instrucción de los niños; ahora bien, los encargados de verifi carlo se niegan a ello. Es cierto que el Reverendo Sr. Cura Párroco nos ofreció los loca- les del colegio de Nuestra Señora de Aranzazu, pero fue nuestro Asistente General de España quien juzgó que los mencionados locales no estaban de conformidad con nuestros usos y costumbres. En consecuencia, y con gran sentimiento nues- tro, nos vemos obligados a suspender la enseñanza que veníamos dando desde el año 1908, hasta que la Providencia disponga otra cosa”9.

A partir de esa fecha desconocemos los avatares por los que pasó la escuela. Lo cierto es que en los años en que estuvo en esta situación hasta 1944, los alumnos gratuitos en la misma no superaron los 117 del curso 1941-1942; siendo 112 en 1928; 106 en 1939; 109 en 1940, y 100 en el curso 1943- 1944. Es decir, se mantuvieron permanentemente dos clases a cargo de dos Hermanos que formaban parte de la Comunidad del Colegio San Marcial. La dependencia parroquial que, en la etapa anterior a la Guerra Civil, había logrado acoger a un centenar de niños pobres para recibir enseñanza primaria, desapa- recería por la misma voluntad de quien la impulsó en 1908. Habrá que esperar hasta 1958 para que se abra la Escuela del Cincuentenario y pueda recuperarse la enseñanza gratuita en esta nueva escuela, pero esta vez ya no iba a ser por voluntad parroquial, sino de los exalumnos de La Salle que siempre habían mos- trado simpatía por este tipo de escuela.

Nuevas reformas en el Colegio San Marcial

La pérdida de la escuela gratuita no afectó a la marcha general del cole- gio y de la vivienda de los Hermanos. Con respecto a esta última, el Hermano Visitador iba haciendo notar en sus informes las pésimas condiciones en las que se encontraba. Así, desde 1942, hacía constar lo defi ciente de la vivienda, que es “de lo peor que conoce, pero nadie se queja”; asimismo, afi rma en el informe de 1945 que “la vivienda en ruinas, y el pabellón en deuda y la vida muy cara”. Sin embargo, ya a partir de 1947 llega la hora de renovar dicha vivienda. Para ello, los Hermanos que constituían el Consejo de Comunidad exponen al Consejo de Distrito la necesidad imperiosa de construir una nueva vivienda para la Comunidad y, dos años más tarde, comenzaron las primeras proposiciones del Consejo del Régimen: amortización de la hipoteca del inmueble en ruinas, com- pra del terreno enclavado en la propiedad, venta de alguna parcela del terreno del colegio, empréstito de 1.200.000 pesetas para elevar un piso a las clases actuales y prolongación de la construcción para la Comunidad. Y así fue, en el año 1950, y con una fuerte crítica a la situación de la vivienda en la que venían realizando sus tareas, comienzan las obras y terminan las obras, abandonando

9. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1944.

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defi nitivamente esta casa pequeña, vieja, antihigiénica y sin condiciones para la vida de Comunidad, según varias expresiones de los diferentes informes.

No obstante, unos años antes, en 1948, el Hermano Visitador en su informe proponía alguna solución para la vivienda de los Hermanos: “el colegio no se ha repuesto aún de las consecuencias de nuestra guerra de liberación y la casa está en ruina y reúne muy malas condiciones. Por la economía actual del cole- gio no cabe esperar una solución. Quizás cediendo una parte de terreno para edifi car a algún contratista a cambio de que pudiera construir la vivienda de los Hermanos pudiera conseguirse normalizarse la situación”. Propuesta que como vemos no se tendrá en consideración.

El año en que se llevaron a cabo esas obras fue de suma importancia, como señala el Histórico de 1950, pues ese año quedará “en los Anales del Colegio como año de construcciones, reformas y ampliaciones”, pues se llevaron a cabo las obras de ampliación del colegio según el proyecto adjudicado al arquitecto Sr. Iribarren y al contratista Sr. Ibargoyen. Estas obras supusieron un engorro para la actividad normal del centro, ocasionando molestias para el funciona- miento normal de las clases, con tanto ruido y tanto andamio. Con estas obras desaparecieron los antiguos jardines y se amplió el patio de recreo; en el frontón también se cambiaron las vigas de madera por unas de hormigón. Asimismo, se levantó un piso sobre el pabellón de las clases, correspondiente a las obras citadas para la vivienda de la comunidad.

Las obras duraron todo el año 1950 y en el centro se trabajaba con la espe- ranza de que “el próximo año, año tricentenario lasaliano, podamos inaugurar la nueva residencia que venga a poner fi n a la vida precaria, por no decir excesi- vamente dura que durante estos últimos diez años han tenido que aguantar los Hermanos, sufriendo en el más edifi cante silencio las mil molestias de una casa pequeña, vieja, antihigiénica y sin condiciones para la vida de Comunidad”10. Con estos cambios también se consiguió que los alumnos pasaran sus ratos de ocio en los locales, aunque fueran los congregantes de la Inmaculada o de San Juan Bautista de La Salle, “decisión muy aplaudida por los padres preocupados por el abandono de sus hijos por las calles en los días de vacación”11.

Pero, a pesar de todas estas obras, todavía en 1952, recién terminadas las mismas, el cronista de ese año señala: “el año que acaba de fenecer fue para nuestro Colegio, tranquilo y próspero; tranquilo por cuanto no hay cosa notable que señalar y próspero por haber subido mucho el número de alumnos, de tal forma que resultan exiguos nuestros locales y casi nos ponemos a pensar en futuras ampliaciones”. No es de la misma opinión el Hermano Visitador, quien

10. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1950. 11. Crónica de la Casa de Irún-Colegio de San Marcial, correspondiente a 1952.

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en el informe de ese año manifi esta que “después de las mejoras hechas en el Colegio está en excelentes condiciones para la vivienda de los Hermanos y las enseñanzas que en él caben dar”. No obstante, este horizonte de nuevas obras llegará a verse a los pocos años con la creación de la Escuela del Cincuentenario, a iniciativa de los exalumnos, que ampliaría las posibilidades del propio Colegio, incluso con las obras de remodelación que se llevaron a cabo. Con todo ello la situación económica en 1953 había mejorado, como señala el Histórico de ese año, “después de las grandes mejoras realizadas en la casa, gracias a la afl uen- cia de alumnos y a la administración prudente de los recursos actuales, se ha mejorado notablemente la situación económica”.

Esta bonanza económica permitirá que nuevamente, en 1958, se propongan unas obras de ampliación del colegio, que den lugar a unas clases más espa- ciosas y alegres; en defi nitiva, más acordes con la Pedagogía moderna, como se argumentaba. Es decir, justo el año en el que se inaugura la Escuela del Cincuentenario, de la que hablaremos más adelante, también el Colegio recibe otro aluvión de alumnos de pago, “que no ha sido posible admitirlos por falta de sitio en las clases”12. Pero, al igual que los otros centros de la provincia, el colegio San Marcial atravesó por diferentes situaciones económicas y, si decíamos que en 1953 gozaba de una mejoría, en 1962 vive momentos de gran austeridad, que desparecen en 1964, y permiten que un año más tarde, en 1965, se adquiera diverso material de laboratorio e incluso un coche para uso y disfrute de los Hermanos. Y así, entre pequeñas mejoras que se van realizando en el centro y sin mayores novedades, transcurren los años sesenta, hasta que en 1969 parecen vislumbrarse oscuras previsiones, como así lo indica el redactor en el Histórico de ese año, después de señalar que el colegio vive de las cuotas que se cobran a los alumnos y puede hacer frente a los múltiples gastos (los exigidos por el Distrito y los empréstitos) sin tener que recurrir a medios extraordinarios: “A Dios gracias, el año ha transcurrido sin ningún trastorno. Dios haga que las pequeñas nubecillas que se ciernen en el horizonte por falta de personal desparezcan para bien del Instituto y de la Santa Iglesia”. La década de los cincuenta poco más nos aporta, pero algo similar ocurre con la de los sesenta, siendo las notas más destacadas de ésta el paulatino enriquecimiento que va sufriendo la Biblioteca del centro o la preparación de la documentación que se realiza con el objetivo de que el centro sea reconocido como Centro de Estudios Superior. Fruto de este proceso de enri- quecimiento, en 1971, se inaugura la nueva Biblioteca escolar.

La escuela gratuita del Cincuentenario (1958-1972)

Si tuviésemos que destacar algún acontecimiento importante a lo largo de esta primera etapa del colegio no podríamos ignorar la celebración del Cincuentenario

12. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.

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de la creación del Colegio San Marcial en 1956 y, sobre todo, la decisión que se tomó por parte de los exalumnos de llevar a cabo la obra escolar que diera con- tinuidad a la desaparecida escuela gratuita de los Ángeles Custodios. Con esta decisión se fraguó la posibilidad de crear una escuela cercana al propio colegio y que, con el transcurrir de los años, se incorporaría al propio Colegio San Marcial.

Pero vayamos por partes. Para que todo ello fuera posible se dieron dos con- diciones: primero, la existencia de una Asociación de Antiguos Alumnos; y, en segundo lugar, la ocasión de celebrar dicha efemérides conmemorativa. A ello también tendríamos que sumar la demanda cada vez más creciente, por parte de las familias, de una plaza escolar y la imposibilidad de atender dicha demanda en las condiciones que cumplía entonces el edifi cio. Por lo tanto, cuando en 1956 se celebra dicho cincuentenario, las condiciones eran propicias para lle- var a cabo tan loable decisión. En este sentido, la vida del Colegio San Marcial estuvo muy unida a la de la Asociación de Antiguos Alumnos que, en los aspec- tos culturales y deportivos, fue motor de las actividades extraescolares en Irun. Asimismo, la presencia de personas como Gabino Ochoteco, elegido Presidente de la Asociación en 1950 y de Eusebio Escalante que lo fue en 1953, junto a los Hermanos Directores Ignacio Oliden y Esteban Zaldua (Hermano Celso) y el entonces vicepresidente de la citada Asociación, Juan Antonio Lecuona, ayuda- ron a tomar la decisión de que “el único monumento conmemorativo del cincuen- tenario de la llegada de los Frères a Irún sea la construcción de una moderna y amplia escuela para que se benefi cien únicamente los más pobres”13.

Pero llevar a cabo este proyecto suponía disponer de fondos sufi cientes para poder construir un edifi cio nuevo y, precisamente, de lo que carecía la Asociación era de recursos, pues con los fondos de que disponían tan solo podían permi- tirse otorgar una serie de becas para benefi ciar a los niños del Asilo-Hospital de la ciudad. La movilización de la asociación para obtener fondos les permitió con- seguir una serie de subvenciones, además de realizar una cuestación popular.

Por otra parte, la celebración del cincuentenario supuso un gran aconte- cimiento, como queda narrado en el Histórico de 1955, resaltando que dicha conmemoración había partido de la Asociación de Antiguos Alumnos que “han querido organizar un homenaje en honor de los Hermanos”. Para ello se con- feccionó un amplio programa de actividades a desarrollar a lo largo del curso 1955-56. Entre las mismas podemos resaltar el recibimiento que se hizo a los Hermanos y Antiguos alumnos de Bayona, así como a autoridades civiles y eclesiásticas de Hendaya, que fueron recibidos en el Puente Internacional. Por la parte española asistieron el Rvdo. Hermano Visitador, Pablo Manuel, el coronel jefe de la frontera, Julio Ortega, y otras muchas autoridades civiles y

13. Arzelus, X. y otros (2007): Irungo La Salle San Martzial 100 urte geroa ereiten 1906-2006, Irun, La Salle San Martzial, p. 89.

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militares, así como numerosos sacerdotes y religiosos. El regreso al colegio de tan importante comitiva fue presenciado por el público, demostrando así su adhesión a los Hermanos. En el colegio se procedió a la inauguración de la Exposición Lasaliana. Este acontecimiento tuvo lugar el 17 de diciembre de 1955. Asimismo, en noviembre de 1956, el Ayuntamiento tributó un público homenaje a los Hermanos en la sala del consistorio municipal, entregando al Hermano Pablo Manuel, Visitador del Distrito, un artístico pergamino, en el que se hace constar la admiración y agradecimiento a la labor realizada por los Hermanos “en cumplimiento de la misión que se les encomendó. Así lo tiene acordado la Corporación municipal, siendo este pergamino testimonio de ello”14. Finalizados los actos de homenaje, se celebró una comida de hermandad en el Hotel Terminus, llenándose completamente el gran salón de comidas, con unas ciento cincuenta personas: “fue un día memorable para los Hermanos, varios de los cuales vinieron de diversas comunidades del Distrito”15.

Después de la celebración había que ponerse manos a la obra, en dos senti- dos: en obtener fi nanciación y en comenzar los trabajos de construcción, además de los permisos pertinentes. Así, gracias al entusiasmo y desbordante actividad de los miembros de la Directiva y del Hermano Director, se obtuvieron los prime- ros donativos a favor de la construcción del edifi co, que “será de nueva planta, en terrenos pertenecientes al Colegio, con fachada a la plaza San Juan. El primer donativo proviene del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad, consistente en 300.000 pesetas. El Colegio de Bayona y otras entidades bancarias han acordado aportar donativos considerables y ahora se espera organizar una suscripción pública entre los industriales, comerciantes y vecindario. También se ha hecho una visita al Excmo. Gobernador Civil, quien al saber el objeto de esta Obra y la forma en que se está realizando, mostró su admiración y simpatía, prometiendo su ayuda”16. Entre tanto, el Colegio y el Ayuntamiento llegaron a un acuerdo bene- fi cioso para ambos en la ampliación de la plaza de San Juan con una placa de hormigón, bajo la cual el Colegio pudo construir un salón que se denominó: salón Uranzu, mientras la parte superior se cedía en usufructo al Ayuntamiento.

Después de la colocación de la primera piedra el 14 de septiembre de 1956, las obras siguieron a un buen ritmo de manera que el 23 de agosto de 1958 tuvo lugar la bendición de la Escuela del Cincuentenario. El Histórico de 1958 recoge, con todo lujo de detalles y fotografías, el acto de inauguración del nuevo edifi cio de la Escuela del Cincuentenario al que asistieron las primeras autorida- des de la provincia (Gobernador civil y militar, Sr. Obispo de la Diócesis, Doctor

14. Ibídem, p. 93. 15. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. Más detalles sobre esta conmemoración pueden encontrarse en el libro de Arzelus y otros, pp. 91-93. 16. Supplément à l’Historique pour l’année 1956.

640 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Font-Andreu) y locales (Ayuntamiento en pleno, con banda de música y maceros, Párroco y sacerdotes, presidentes y representantes de otras entidades locales, etc.), reunidos todos ellos en el salón del nuevo edifi cio.

En el primer curso de 1958-1959 comenzaron a funcionar las clases, a cargo del Hermano Joviniano Fermín, con treinta y cinco alumnos, “hijos de Antiguos Alumnos de posición modesta”17. Mientras estuvo funcionando esta escuela el número de matrículas fue aumentando de una manera progresiva de manera que, ya en el curso 1959-1960, la matrícula fue de 75 alumnos; en 1960 los alumnos eran 163; en 1961, 210, manteniéndose en estas cifras durante los años siguientes, hasta que, ya en 1965, era de 370 y en cifras similares se mantendría hasta su defi nitiva integración en el Colegio San Marcial en el año 1972. La contabilización de esta matrícula se hacía por medio del Colegio San Marcial, al no existir una Comunidad propia que atendiese esta Escuela. En este sentido, los datos que fi guran en las series estadísticas del Colegio San Marcial recogen también a los alumnos de este centro, en tanto que alumnos gratuitos, sin hacer expresa referencia a la Escuela del Cincuentenario. De la misma forma, y a todos los efectos, se consideraba que la escuela era un apéndice más del colegio en cuanto a las actividades y control de las enseñanzas. No obstante, en 1972, la Escuela del Cincuentenario recibió una importante subvención del Ministerio, mientras que el San Marcial, a pesar de la petición en este sentido, no recibió tal subvención.

Escuela Arancelaria y de Comercio Exterior

Durante la década de los sesenta se puso en marcha dentro del Colegio de San Marcial una iniciativa de cierta importancia y que tiene que ver con una de las características típicas del Instituto lasaliano: la atención a las demandas de formación profesional adecuadas a las necesidades locales. Se trata de la deno- minada Escuela Arancelaria y de Comercio Exterior que, aunque venía funcionado de manera informal, se fraguará defi nitivamente a partir de un acuerdo entre la Junta Directiva del Colegio de Agentes de Aduanas y el Instituto lasaliano para la realización de tres cursos en la tarea formativa de esta Escuela de Despachantes de Aduanas. Se trataba de una experiencia única en este tipo de formación en España. Esta escuela fue pionera en su género y es la primera que se abre en España con un objetivo tan claro y adaptado a la comarca, como era la preparación de los jóvenes en las tareas administrativas unidas a los trámites aduaneros que, durante muchos años, han sido una de las bases de la economía de la comarca.

17. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.

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El acto de inauguración tuvo lugar en una de las aulas de los locales de la Escuela gratuita del Centenario y contó con la presencia de 24 alumnos que estaban siguiendo los cursos desde 1962. La ceremonia se celebró el 9 de enero de 1963, y participaron el Hermano Pablo Manuel, Visitador Provincial, D. Hilario Paradís, antiguo alumno y presidente del Colegio Ofi cial de Comisionistas y Agentes de Aduana, D. Joaquín Beltrán en calidad de representante del Ayuntamiento, el segundo jefe de Aduana, D. Mariano Calabuig, el Hermano Santiago Elosegui, nuevo director del Colegio, y otros muchos representantes del mundo del comercio. En las intervenciones de los distintos representantes se expresó la confi anza en que este tipo de oferta formativa, con un carácter téc- nico, iba a redundar en benefi cio del comercio y la industria del país, felicitando a La Salle y a los alumnos por esta iniciativa en línea con los mejores presupues- tos educativos del Fundador de La Salle.

Durante el primer curso, los estudios fueron seguidos por 24 bachilleres, algunos de los cuales continuaron su formación en verano al realizar prácticas en diversas agencias de la ciudad. Previamente, en un documento sin fecha18, se relatan los antecedentes del proyecto de implantación de estos estudios, que surgieron tras diversos contactos entre la Dirección del Colegio San Marcial y un Directivo del Colegio de Agentes de Aduanas. Los distintos trabajos para la puesta en marcha de esta experiencia innovadora se dividieron así: mientras la Junta Directiva del Colegio de Agentes decidía la implantación de estos estu- dios, la Dirección del colegio inició conversaciones con una persona bien situada en el Ministerio de Educación Nacional, que veía con muy buenos ojos esta experiencia ya que respondía directamente a las necesidades locales, indicando que no sería difícil conseguir el reconocimiento de un título especial al fi nal de los estudios, “refrendando así de un modo ofi cial esta enseñanza”. Además, el Colegio de San Marcial disponía de unos locales que eran aptos para impartir este tipo de enseñanza.

Asimismo, se hicieron diversos contactos con el objetivo de obtener del Gobierno la desgravación de un 75% del 1,20% de salarios que pagan las empre- sas para la Formación Profesional, lo que supondría un gran alivio para el sos- tenimiento del profesorado, mejoras para la enseñanza, así como disminución de las cuotas mensuales, dotación de becas, premios a los mejores alumnos e incluso estancias en el extranjero para el perfeccionamiento de lenguas.

El presupuesto inicial ascendía a 140.000 pesetas, de las cuales se dedica- rían 40.000 a los gastos de albañilería, 64.000 a la adquisición de 8 máquinas de escribir, 16.000 para la adquisición de pupitres, 9.000 para el mobiliario de las máquinas y 11.000 a posibles imprevistos que pudieran surgir. Para los años

18. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1486-Carpeta 7.

642 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

siguientes se preveía que no iba a haber demasiados gastos, posiblemente el mobiliario de alguna clase y alguna máquina de escribir más. Este presupuesto sería sufragado a medias entre el Colegio de Agentes de Aduanas y el Colegio San Marcial, quedando el centro docente como propietario del material.

El plan de estudios estaba organizado en tres cursos con la siguiente distribución:

Primer Curso Materia Horas semanales Aranceles y ordenanzas 5 Francés 5 Inglés 5 Cálculo y contabilidad 6 Correspondencia mercantil 6 Mecanografía ½ hora diaria

Segundo Curso Materia Horas semanales Aranceles y ordenanzas 5 Francés 5 Inglés 5 Cálculo y contabilidad 4 Derecho Mercantil y Marítimo 2 Correspondencia mercantil 5 Mecanografía ½ hora diaria

Tercer Curso Materia Horas semanales Aranceles y ordenanzas 5 Francés 5 Inglés 3 Tecnología industrial 2 Cálculo y contabilidad 3 Física y Química 3 Correspondencia mercantil 5 Mecanografía ½ hora diaria

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Además, en todos los cursos se impartiría a los alumnos formación moral y ética diaria. Todas las materias, con la excepción de la asignatura Aranceles y ordenanzas, dada la especifi cidad de la misma, serían impartidas por los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

La evaluación del rendimiento de los alumnos se realizaría por medio de exámenes trimestrales y fi nales, en los que podrían participar representan- tes de la Junta Directiva del Colegio de Agentes de Aduanas. Los requisitos que debían cumplir los alumnos, que serían unos 20 a 25 por curso, exigían que tuvieran aprobada la Reválida elemental y abonarían una cantidad de entre 300 a 350 ptas. al mes, comprometiéndose el Colegio de Agentes de Aduanas a aportar otras 6.000 ptas. por curso. Desconocemos la evolución y duración de esta experiencia, cuyo compromiso inicial era para tres cursos escolares.

De las reformas de los años setenta a la de los noventa

Después de tanta actividad como la registrada hasta la década de los setenta, con la creación de la Escuela del Cincuentenario, o la oferta escolar de la Escuela de Despachantes de Aduana, los años comprendidos desde 1970 hasta la actualidad son también de cierta complejidad y, en algunos momentos, hasta de problemas que afectaban a la buena marcha del centro, sobre todo los referentes a la defi nición del centro en cuanto a su oferta escolar. Las refor- mas de 1970 y de 1990 no fueron más que un detonante que coadyuvaron a que el Colegio San Marcial se desprendiese de la enseñanza secundaria, en un primer momento, y en la implementación de la enseñanza infantil y la primaria, de acuerdo con las nuevas propuestas de la legislación educativa. A todo ello, y posiblemente en el ejercicio de una cierta coherencia organizativa, se lograría trasladar el San Marcial desde un histórico emplazamiento hasta el complejo de Martindozenea, en 2005. De esta forma concluía un periodo de búsqueda de identidad por cada uno de los centros que componen en la actualidad el com- plejo Irungo La Salle.

Los problemas con los que se inicia la década de los setenta tienen que ver con la aplicación de la Ley General de Educación de 1970 y la implantación de la EGB, que suponían reformar la enseñanza que hasta ese momento se impartía, pues desaparecían los bachilleres elemental y superior de la manera que estaban concebidos por la reforma educativa de Ruiz Giménez y, a la vez, se instauraba la enseñanza comprensiva hasta los 14 años. Asimismo, suponía la creación de un nuevo Bachillerato, el denominado Bachillerato Unifi cado y Polivalente, además del Curso de Orientación Universitaria que venía a sustituir al Preuniversitario existente. Estos cambios en los niveles de enseñanza con- llevaban, sin duda, una reestructuración de los centros. Así debió entenderlo

644 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

el Capítulo de Distrito de Hermanos de 1971 en el que se planteaba incluso la desaparición de algunos centros, entre ellos el de San Marcial19.

Esta decisión parece que no agradó ni a la propia Comunidad, que entendía se tomaba una decisión empleando la política de los hechos consumados, al margen de toda consulta, ni a los padres, que tampoco entendían que sus hijos tuviesen que pasar a La Salle Enea para seguir los estudios de quinto y sexto de bachillerato, correspondientes al antiguo nivel de enseñanza. Por otra parte, tampoco llegaba a entenderse que la “venta del San Marcial no sería solución sufi ciente, ni siquiera para sufragar los gastos de un nuevo edifi cio escolar pro- yectado en la fi nca de Martindocenea”20. Propuesta que, al parecer se barajaba a fi n de acomodar en un nuevo edifi cio al alumnado de EGB. Lo que se aprecia en todo este proceso es que la pérdida de la enseñanza secundaria suponía una pérdida de identidad histórica, pues el San Marcial siempre había impartido la Enseñanza Primaria, el Bachillerato y el Preuniversitario.

La rápida implantación del COU en 1971, inmediatamente a la aplicación de la Ley General de Educación, suponía trastocar la trayectoria del centro, que en 1971 no abriría el curso correspondiente de COU. En 1972, todavía el Histórico de ese año, mostraba su preocupación por esta situación, ya que “el hecho de que no exista COU en este centro supone que los alumnos tengan que pasar por el Instituto antes de ir a la Universidad. Algunos toman esta precaución con anterioridad dejando el colegio al terminar el Bachillerato Elemental”21. El diseño de los nuevos centros parece que adolecía de cierta falta de información o de comunicación entre la dirección de La Salle y los padres e incluso el propio profesorado. Con la perspectiva del tiempo, parece lógico que existieran dos centros diferenciados: uno para la EGB y otro para el BUP, de forma que los alumnos que cursasen en el San Marcial la formación primaria, accedieran a la secundaria en La Salle Enea. En ese momento, la situación no era así, sino al contrario, creando cierta confusión en todos los implicados.

La sorpresa de que La Salle no impartiría BUP, según decisión del Consejo Provincial de los Hermanos y que, en 1973, se crease una comisión para el tras- lado del bachillerato a La Salle Enea, creaba una situación confusa en cuanto no se veía el camino claro una vez fi nalizasen los estudios de bachillerato según el plan de extinción previsto. El problema estribaba en que no se veía ningún plan de continuidad de ese bachillerato con el nuevo BUP. Para acentuar dicha confu- sión, existe constancia de que el Hermano Alberto Zabala, se había dirigido por

19. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 102. 20. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p.103. 21. Suplemento al Histórico para el año 1972.

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carta al delegado del Ministerio de Educación y Ciencia de Donostia en 1975, suplicando anulara una petición anterior en la que fi guraba un centro de BUP, y solicitando un expediente de transformación en el que desapareció el BUP y el segundo curso de Formación Profesional22. Pero esta información contrasta con la recogida por la prensa local que insiste que se refi ere a la “tan hermosa y bien orientada labor futura lasaliana en Irún, que en un futuro complejo, pre- cisamente, en Martindocenea abarcará a través de tres edifi caciones: primero, la Formación Profesional en las actuales instalaciones; segundo el Bachillerato Unifi cado Polivalente en las instalaciones del llamado Noviciado; tercero, entre los dos edifi cios anteriores se pretende edifi car un tercero para la Enseñanza General Básica. Se pretende que para el curso 74-75, se puedan llevar a cabo los dos cursos completos en Martindocenea”23. Es decir, todo un ejercicio de anticipación, que con el tiempo llegará a cumplirse; aunque en el contexto en el que se publica esta información sólo logrará acentuar el clima de confusión que se vivía.

La confusión no se aclararía, ante las posibles especulaciones de venta del edifi cio del Colegio San Marcial, pues en el Ayuntamiento surge una moción ava- lada por siete concejales en la que “con base en necesidades educativas, por imperativo del carácter noble de los edifi cios colindantes y, fundamentalmente, porque no se puede cambiar el destino noble del inmueble sin que medien razo- nes de interés público y no privado”24. Al efecto se nombró una comisión para realizar gestiones cerca de los propietarios, es decir del Instituto lasaliano, por si de continuar las pretensiones de venta fuese el Ayuntamiento quien adquiriese la fi nca, con edifi cio o sin él. Dicha moción no salió adelante, por ocho votos contra seis. En la discusión sobre este tema se pusieron sobre la mesa las necesidades escolares de Irun y el papel del Ayuntamiento en su ordenación.

Para tranquilizar los ánimos, el Hermano Visitador se dirigió a la Comunidad para informarles de las decisiones que se habían tomado y que el único criterio que prevalecía dentro del Instituto lasaliano obedecía, sobre todo, a “la falta de personal religioso con el que atender decorosamente a nuestros Centros docen- tes y actividades apostólicas”25, aprovechando la ocasión para explicar que ésta era precisamente la razón para no colaborar con un centro mixto de EGB compartido con el Colegio el Pilar de Irun.

22. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 104. 23. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p.105. 24. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., 106. 25. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 107.

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Por lo tanto, mediara venta del edifi cio o no, la decisión estaba clara: el bachillerato no continuaría en el Colegio San Marcial. Consiguientemente, a partir del curso 1974-1975, quedaba unifi cada la enseñanza primaria en Irun, establecida como siempre en el Colegio San Marcial junto a la Escuela del Cincuentenario, y el bachillerato se trasladaría en su nueva organización al edi- fi cio de La Salle Enea, “quedando ya claramente establecida la denominación de ambos centros como: San Marcial, para el ubicado en la Plaza de San Juan y dedicado a la primaria, y La Salle para el de Martindocenea”26. Después de los trámites necesarios, el Colegio de San Marcial quedaría reconocido, el 14 de octubre de 1983, como Centro de dieciséis unidades de EGB, con capacidad para 640 puestos escolares.

Si esta situación estaba más o menos solucionada desde el curso 1974-75, las tensiones surgirían con la Asociación de Antiguos Alumnos de La Salle usu- fructuarios de la escuela gratuita del Cincuentenario y que tenían cierto privilegio en cuanto a un determinado número de plazas vacantes. En enero de 1975, Iberduero cortó la luz al dicho edifi cio por impago de toda la facturación de 1974. Según los estatutos estos gastos corrían a cargo de dicha asociación, pero tras previos avisos y ante la falta de respuesta, la empresa eléctrica decidió no sumi- nistrar más electricidad a la escuela gratuita. Finalmente, desde el Colegio San Marcial se proporcionó un empalme que atendió las necesidades. La Asociación en esos años estaba sufriendo una crisis tanto económica como de identidad, que se solucionarían con cambios en la dirección de la misma.

Por otra parte, en 1974 el Colegio San Marcial lograría la subvención del Ministerio dando solución a un problema que se les estaba planteando en la administración del colegio y que era la alta cuota que se veían obligados a pagar los alumnos. Ésta ascendía a 300 pesetas por alumno y mes y venían a cubrir lo que la subvención no alcanzaba. Además, ese mismo año, los Hermanos comienzan a percibir un sueldo por el servicio que prestan, aunque el colegio sigue siendo propiedad de la Congregación.

Una vez reubicados los alumnos en función de las enseñanzas, los proble- mas para el Colegio San Marcial desaparecerán, entrando en una cierta norma- lidad escolar, aunque pudiese colear el espinoso asunto del Bachillerato. Para reconducir dicha situación se creó la cooperativa Bidegin, con la intervención del Director del San Marcial, Hermano Julián Udabe, aunque al no ajustarse a los términos jurídicos pertinentes, fue desautorizado por el Hermano Jesús Eguzquiza, Visitador Provincial, quedando invalidado el documento “Régimen Económico del Centro” de fecha 2 de junio de 1979.

26. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 108.

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Si la normalidad escolar estaba más o menos encaminada, no ocurría lo mismo con la situación política del momento, pues según el Histórico del curso 1976-1977, ocurrieron unos acontecimientos que afectaron directamente al colegio “debido al barullo callejero, continuas manifestaciones del público y la exasperación de las fuerzas del orden público. Dichas fuerzas, mal informadas, penetraron violentamente rompiendo las puertas a culatazos y a patadas; reco- rrieron el colegio llegando a las dependencias de la Comunidad obligando a los que se hallaban en la sala de la televisión a bajar al patio, donde fueron vícti- mas del furor tres Hermanos y otros tantos jóvenes, fi eles colaboradores en las actividades postescolares. Voló la noticia por la ciudad, prestándose el hecho a comentarios de todo gusto. Al poco tiempo de lo sucedido se personaron el presidente de la Asociación de Padres de Familia, el Sr. Payo, y los componentes de dicha sociedad y, al par que manifestaban su condolencia a la Comunidad, levantaban acta ante el notario y el abogado. Debido a este triste suceso, se suspendió el festival que había de celebrarse con motivo de la fi esta del Santo Fundador”, pues dicho acontecimiento ocurrió el 13 de mayo de 1977 festividad de San Juan Bautista de La Salle.

Prueba de la normalidad que iba logrando el centro, en 1982 se celebró las Bodas de Diamante, con numerosas competiciones deportivas. Además, se preparó una exposición fotográfi ca, ofreciendo una visión retrospectiva del centro y un ágape en el frontón del Colegio al que asistieron padres y antiguos alumnos, así como profesores y alumnos. No obstante, lo más llamativo, como recoge el Histórico de ese año “fue el solemne ofertorio como lo hizo ver el obispo celebrante. El Hermano Iñaki Olabeaga, antiguo profesor del Colegio, renovó los votos coincidiendo con la fi esta de la Santísima Trinidad; una representación de padres de familia hizo entrega de sus alianzas matrimo- niales simbolizando su colaboración en la marcha del Colegio como primeros educadores”.

La década de los ochenta estará especialmente dedicada a las tareas organizativas y a cambios innovadores dentro del propio colegio. Por una parte, se crean los grupos de preescolar, en 1984, con alumnado mixto y a partir de 1986 se incorporan por primera vez alumnas a los cursos de EGB. Por otra parte, la nueva regulación organizativa que supuso la LODE comen- zará a ponerse en marcha en el Colegio, de forma que en 1987, de acuerdo con esta normativa legal, se ponen en marcha los mecanismos para formar el Consejo Escolar del centro. También se pondrá en marcha el modelo “B”, según la normativa del Gobierno Vasco, que en 1987 alcanzaba hasta el pre- escolar y el ciclo inicial. Con la publicación de la nueva ley sobre “conciertos educativos”, el 30 de octubre de 1987, con una consejería gobernada por el Partido Socialista de Euskadi, se vería afectado el centro que “merced a él, probablemente, no se va a cobrar ninguna cuota a los alumnos o sería una cuota pequeña en razón a los servicios de más que se ofrece en la mayoría de

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los centros privados”. Es decir, como puede observarse, se trata de cuestio- nes ligadas a la normalidad escolar y a la aplicación de la normativa legal en el centro.

La década de los noventa, sin embargo, va a estar dominada por las obras de acondicionamiento y mantenimiento de los locales, sobre todo las relativas a las famosas goteras del salón Uranzu, con reparación de desagües, supresión de escaleras y reforzamiento de los muros de contención. Asimismo, se asfaltó el patio de la zona deportiva. Las obras supusieron un desembolso millonario para el centro, se intervino también en tres aulas que estaban a nivel del patio, y se prepararon un comedor luminoso y un aula para preescolar. También se reformó la antigua vivienda de los Hermanos. Se tiraron tabiques y se crearon cuatro aulas que permitieron acoger a todo el alumnado que se encontraba en la Escuela del Cincuentenario. De la misma manera, se preparó un aula de psi- comotricidad de piso fl otante y un aula de plástica. Es decir, se llevaron a cabo una serie de obras que dejaron como nuevo el edifi cio. Las obras continuarían todavía en el año 2000, sobre todo en el frontón.

Pero estos cambios se producían en un contexto social que si, ciertamente, había cambiado, todavía registraba algunos aspectos confl ictivos, que también tienen su resonancia en el centro. Así, hasta 1988 no volvemos a encontrar noticias referentes al ámbito político, pero en este año que señalamos la convo- catoria de una huelga general tuvo su refl ejo en el centro, pues “por la mañana, y aunque se trabaja con normalidad, se recibe alguna amenaza, y por la tarde se opta por dar fi esta a los chicos”. En 1992 se repite la situación y una nueva con- vocatoria de huelga general en el país provoca que sólo dos profesores seglares den clase, mientras el resto se sumaba a la huelga. Sin abandonar el campo de la política, hay que indicar también que los locales del centro se convirtieron en lugar de reunión de diferentes organizaciones, tanto políticas como sindica- les o sociales, destacando las presencia en dos ocasiones de la organización juvenil de la izquierda abertzale Jarrai y que, como bien señalan en el Histórico de 1996, “ideologías aparte”, tuvo un comportamiento ejemplar, algo que vie- nen a corroborar dos años más tarde cuando esta organización juvenil vuelve a reunirse en el centro y cuyo comportamiento “es impecable, como es habitual en ellos”. También la asociación de familiares de presos Senideak, hizo uso de las instalaciones para refl exionar sobre la situación de los presos por causas políticas y delitos de terrorismo.

Pero si alguien hace uso de los locales de La Salle en Irun éstos son los integrantes del Alarde. En 1996 se producen los primeros incidentes con motivo de la participación de la mujer en la fi esta y la posición de los Hermanos al res- pecto es clara: “Desfi le del Alarde: incidente penoso provocado por un grupo de mujeres, que a la fuerza y en contra del sentir de una mayoría aplastante, quisie- ron tomar parte en el desfi le como soldados y no sólo –costumbre inmemorial–

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como cantineras. En el ambiente fl otaba pena y repulsa ante esta innovación”. En 1998 y 2000, los alegatos en pro del Alarde Tradicional vuelven a mostrarnos la posición de los Hermanos con respecto a esta fi esta.

Por otra parte, de la lectura de los Históricos llegamos a la conclusión de que hasta el año 1988 prácticamente no existen los problemas laborales con el profesorado del colegio, pero en este año aparecen los primeros síntomas de confl icto entre los profesionales de la enseñanza, y en el transcurso del mismo se produce una convocatoria de huelga a la que los profesores del centro están a punto de sumarse pero que, muy a última hora, por motivos que no se especi- fi can, no termina de prosperar. Un año más tarde, en 1989 se fi rma el Convenio de la Enseñanza Privada y los ánimos del profesorado parecen calmarse. En 1994 vuelve a darse una convocatoria de huelga en el sector de la enseñanza privada y en esta ocasión tampoco salen a la huelga los profesores del centro. Asimismo, se celebraron, por primera vez, elecciones sindicales en el centro, elecciones a las que concurrieron dos profesores, uno por UGT y otro por ELA, siendo elegido el primero “sin tener en cuenta la afi liación, sino por ser quien era”.

En otro orden de cosas, y para fi nalizar este apartado con resonancias públi- cas, conviene señalar un hecho que ocurrió en 1994, el denominado “Affaire Txanpa”. Según el Histórico “a fi nal del mes y durante bastantes días aparece el affaire del libro de 8º curso Txanpa. Desde el PNV se exige la retirada del mismo por algún tema que parece no tratado convenientemente, según ellos. Uno de los autores de este libro de Bruño es el miembro de la Comunidad el Hermano Juan Carlos Alonso. Después de muchos dimes y diretes parece que la virulencia del tema se olvida: claramente se había entintado de colores par- tidistas”. El asunto en cuestión tuvo su eco en la prensa, ante la intervención de dirigentes del Partido Nacionalista Vasco que se sentían ofendidos por la inclusión de un tema ofensivo en el citado libro, y solicitaban su retirada. Parece que el tratamiento temático no era muy afortunado pues describía “la vida de un hombre que militó en partidos revolucionarios y de izquierda, para, después de casarse y tener un hijo, evolucionar hasta integrarse en un partido nacionalista y conservador, que incluso se presenta a unas elecciones. Su hijo de ideología radical y su esposa se avergüenzan de él y le abandonan. Él se suicida”27.

También en estos últimos años, debido a los cambios producidos por la inmigración, el Colegio acogerá a alumnos y alumnas de diversas naciona- lidades y etnias, con el consiguiente esfuerzo que, en muchas ocasiones, se produce. En este sentido, la acogida de este tipo de alumnado, en un

27. Diario El Mundo de 30 de septiembre de 1994.

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primer momento, parece que fue fuente de más de un confl icto, pues en 1998 tenemos lo que se consideró como un “asunto peliagudo” y que no era más que un problema de distribución de este alumnado, el cual consistió en que el Director del centro tuvo que resolver el citado asunto peliagudo: “los centros públicos de Irun (que recibían determinadas ayudas económicas del Gobierno Vasco y de la Diputación) pretendían que los centros privados (aún no teniendo ningún tipo de ayuda ad hoc) participasen en pie de igualdad con ellos en el mal llamado ‘reparto’ de niños gitanos entre los centros de la ciudad”. Asesorados por PROMENGI (Promotora de Enseñanza de Gipuzkoa) adoptaron la postura de no fi rmar ningún compromiso que no viniera “legiti- mado” desde el Gobierno Vasco. En este sentido, también podemos reseñar un pequeño incidente con la presencia de alumnos Testigos de Jehová, en 1988, cuyos padres acudieron con quejas a la dirección. La solución fue sim- ple, “se les hace leer el ideario del centro y algunos de ellos han retirado los hijos del colegio”.

Este asunto peliagudo, que puede ser muestra de cierta discriminación, vino a corroborarse dos años más tarde, en el 2000, cuando “como novedad, y más bien desagradable, desde la Delegación de Enseñanza nos han mandado dos alumnos, hermanos entre sí, niño y niña, de familia gitana. En cuanto a comportamiento son en extremo confl ictivos, ella caso límite, y va cundiendo cierta sensación de malestar entre los padres. Además, el día 23 la Delegación nos ha mandado 3 niños marroquíes. No crean, a Dios gracias, problemas de comportamiento, han sido bien aceptados entre sus compañeros, pero adole- cen de falta de nivel académico. La APA convoca, como cabía esperar, sesión extraordinaria para debatir el problema de los gitanos. El Director por su parte ya ha dado los pasos ante la Inspección y Delegación de Educación. Logran subvención para contratar un profesor que se dedique ex profeso a esos dos alumnos”. Como vemos, esta situación, preocupante para el centro, no es más que una muestra de los cambios y retos que han de afrontarse ante la nueva situación escolar.

Finalmente, los primeros cinco años del presente siglo van a ser defi nitivos para que el Colegio San Marcial adquiera nuevos derroteros. Nos referimos a la instauración de nuevos programas educativos y al traslado defi nitivo del San Marcial al complejo de Martindocenea. También hay que señalar que, por pri- mera vez, el Colegio estará dirigido por un seglar, D. Luis María Almazán, que accedió al cargo en el año 2002, continuando en la actualidad. Por lo que res- pecta a los nuevos programas educativos, pastorales o de gestión del colegio, podemos señalar los siguientes28:

28. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 119.

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• Programa Ulibarri de Normalización lingüística. • Agenda 21 en educación medioambiental. • Método CIM para el inglés temprano, a partir de 4 años. • Programas de innovación pedagógica de La Salle. • Gestión del Centro según el modelo EFQM. • Grupo de educadores lasalianos.

El cambio de sede del Colegio San Marcial, como no podía ser de otra manera, ha supuesto tener que desprenderse del edifi cio que ocupaban en el centro de Irun. Después de las obras de acondicionamiento y mejora de los años precedentes, nada hacía suponer que pudiese llevarse a cabo una decisión de tal envergadura. No se nos puede escapar, no obstante, que ya en la década de los setenta, la solución que ahora se pone en marcha estaba perfectamente diseñada, aunque la realidad de tal proyecto tardase más de quince años. Pero las circunstancias parece que habían cambiado sustancialmente y parece que el Ayuntamiento estaba interesado en la Escuela del Cincuentenario para poder ubicar en ella las ofi cinas y departamentos municipales. Por otra parte, el tras- lado defi nitivo del bachillerato a La Salle Enea parecía irreversible. Pero también había que tener en cuenta los intereses de la Asociación de Antiguos Alumnos que tenía sus derechos legítimos sobre una escuela que ya daba signos de malas condiciones.

Ante tal cúmulo de circunstancias se planteó formalmente al Ayuntamiento, por parte del Hermano Visitador y el Hermano Javier Haya, la adquisición de la Escuela del Cincuentenario. La respuesta del Ayuntamiento fue positiva. Con lo cual, el 15 de febrero de 2001, se hizo la valoración de dicha escuela. Pero, una vez iniciadas las conversaciones, comenzaron a surgir otra serie de intereses por parte de los técnicos del Ayuntamiento, como la adquisición de la placa de hormigón que servía de ampliación a la plaza San Juan y hasta la planifi cación total de la zona. Tras un año de proceso de refl exión sobre las propuestas, el 6 de mayo de 2003 se fi rmó un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Instituto lasaliano, con un proyecto urbanístico que parecía complacer a todas las partes. Dicha solución suponía el diseño de un nuevo centro para el San Marcial a cargo de los arquitectos Xabier Uranga y Nazaret Canónico en el nuevo emplazamiento de Martindocenea. Los Antiguos Alumnos también quedan satisfechos con el acuerdo logrado, pues suponía una donación de una superfi cie sufi ciente sobre el espacio ocupado por el Colegio San Marcial.

Con el diseño del nuevo edifi cio se logró dotar al nuevo Colegio San Marcial de una funcionalidad mayor y de mayor capacidad para el desarrollo de las activi- dades pedagógicas. El 30 de noviembre del 2005 se dio por inaugurado el nuevo San Marcial. Al acto de inauguración asistieron el Hermano Visitador Mikel Balerdi, el Alcalde de la ciudad, José Antonio Santano y el Sr. Cura párroco, Fernando

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Jiménez, en representación del Sr. Obispo, que bendijo la escuela. Intervinieron en el acto, el Director de la escuela Luis María Almazán, el Hermano Visitador y Juanjo Arrizabalaga, Directror de centros escolares del Gobierno Vasco y el Sr. Alcalde. Los alumnos del centro recibieron a las autoridades con un aurresku de honor, cantaron el himno de La Salle y soltaron globos azules y amarillos. Las autoridades visitaron las nuevas instalaciones, atendiendo a las explicaciones del constructor del edifi cio escolar29.

Este nuevo edifi cio, situado entre el primer edifi cio que dio cobijo al novi- ciado en 1909 y la escuela profesional, ha logrado una integración perfecta entre ambos. Por otra parte, y desde una perspectiva histórica y simbólica, se logra integrar en un mismo espacio todas las ramas del proyecto educativo lasa- liano: la formación de los Hermanos que todavía guarda cierta nostalgia, la for- mación profesional que es una señal distintiva del proyecto educativo lasaliano en Gipuzkoa y la educación primaria. Pero desde una perspectiva de formación integral del alumnado, se logra el tránsito desde la infantil a la secundaria y pro- fesional. De esta forma, un alumno o alumna que ingrese en infantil a los dos años puede continuar toda su formación en ese mismo espacio, pudiendo elegir entre la profesional o el bachillerato. Es decir, una parte importante de su vida puede ser acompañada con una formación netamente lasaliana.

Estudios

El período de posguerra posibilitaba el comienzo del curso “al abrigo de la PAZ”, tal y como señalaba el Histórico de 1939, año en el que hubo que cerrar la matrícula con prontitud dada la masiva afl uencia de alumnos que acudían al cen- tro con esa intención30. La situación se agravaba por momentos tras el cierre del Instituto de Segunda Enseñanza de Irun. Una Orden Pública así lo hacía saber y provocaba que, perplejos por la suerte de sus hijos, los padres solicitasen de la Dirección del colegio la reapertura del Bachillerato, lo que no pudo realizarse por la falta de personal, a pesar de las reiteradas instancias que se realizaron tanto al Ayuntamiento como a las altas personalidades de la localidad.

En el año 1942 se conseguía abrir el 3º curso de Bachillerato, para repetir la tarea al año siguiente con el 4º curso; pero en 1950, el Director, que además era nuevo, tuvo que enfrentarse con un problema ya planteado: se habían supri- mido los tres últimos cursos de Bachillerato; pero nuevamente, el alto volumen de solicitudes de los padres de familia ante los Superiores, así como las nume- rosas cartas de los mismos dirigidas a las autoridades universitarias (incluso

29. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 122. 30. Supplément à l’Historique pour l’année 1939.

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llegó la queja al Ministerio de Educación Nacional), forzaron a los Superiores a revocar aquel acuerdo y, en consecuencia, volvió a abrirse la matrícula de 5º de Bachillerato.

Alcanzado el año 1953, el centro contaba con la Primera Enseñanza, el Bachillerato Completo y la Reválida, para un año más tarde ampliar su oferta con la Enseñanza Elemental y el Bachillerato Completo con la Comercial libre. Esto es, a grandes rasgos, el recorrido de los estudios del San Marcial irunés hasta el año 1961, año en el que es reconocido al colegio el Bachillerato Superior.

Señalan los Hermanos que el espíritu era excelente en la Comunidad y en las clases, lo que invitaba a que en 1962 se incorporasen a las enseñanzas del colegio el Preuniversitario y la Preparación de Ayudantes de Aduanas. En relación al Preuniversitario parecía oportuno no aplazar su establecimiento porque el pro- pio desarrollo del colegio lo venía reclamando, y con respecto a la Preparación de Ayudantes de Aduanas venía motivada “porque responde a nuestras mayores tradiciones de realismo y adaptación pedagógica, y la oferta espontánea del Colegio de Agentes de Aduanas en el sentido de entenderse con el colegio para su organización no merecía perderse”31.

En 1963 el San Marcial constaba, pues, de Enseñanza Primaria, Bachillerato Completo, Preuniversitario y Aduanas y es en ese mismo año cuando se comen- zaba a preparar la documentación para solicitar el reconocimiento ofi cial del cole- gio como Centro de Estudios Superior. Dos años tardaría el reconocimiento del Preuniversitario y el Bachillerato Superior, lo que suponía que el colegio se iba abriendo a nuevas actividades formativas, “creándose una honda división de cri- terios de actuación, muy propia por la diversidad de edad de los Hermanos”32.

Con la reforma de la Ley, o dicho de otra forma, con la entrada en vigor de la Ley General de Educación de 1970, el Preuniversitario, más conocido en los ambientes estudiantiles por PREU, quedaba defi nitivamente suprimido en 1971, lo que no signifi có que inmediatamente comenzase el Curso de Orientación Universitaria (COU), dando lugar a nuevos problemas entre el alumnado que observaba cómo tenía que abandonar el colegio para ir al Instituto si querían continuar sus estudios a posteriori en la Universidad.

Las consecuencias de la desaparición del Preuniversitario y su no sustitución por el COU, no se hicieron esperar y rápidamente numerosos alumnos tomaban la decisión de abandonar el colegio nada más fi nalizar los estudios de Bachillerato Elemental. A partir de ese instante el colegio entra en la vorágine de cambios a los

31. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 32. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.

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que ya nos hemos referido. Así, en 1973 se crea una comisión para trasladar el Bachillerato a La Salle- Enea, pero no volvemos a tener más noticias al respecto. En 1979, en 8º de EGB, se crea un grupo “especial” para poder atender a “los más retrasados”. En 1983 se cubren la EGB y el BUP y se dan los primeros pasos para establecer el Preescolar en el próximo curso y, en 1987, se facilita un local para una asociación denominada GAUTENA (asociación guipuzcoana que trabaja con niños autistas) y dos personas especializadas serán quienes se hagan cargo del local. Como novedad con respecto a esta situación, hay que señalar que los niños que habitualmente venían ocupando este local, comienzan a compartir el patio y el comedor al mismo tiempo que el resto de los niños.

Ese año de 1987 también vino caracterizado por dos acontecimientos que tuvieron lugar en el mismo: por un lado la implantación del modelo B para Preescolar y Ciclo Inicial; y, por otro lado, la ambición mostrada por los integran- tes del centro para la implantación de un aula especial para los alumnos más retrasados, no siendo posible tampoco ese año, aunque sí al siguiente, con el correspondiente visto bueno del Gobierno Vasco.

Como es lógico pensar, la apertura de esa nueva aula de apoyo necesitaba personal para poder desempeñar con corrección la tarea, de manera que, en 1994, se contrataba a una profesora de apoyo y se intentaba hacer lo mismo con otra profesora que pudiera atender a un niño con necesidades educativas especiales (NEE); pero la persona que llegó no era la adecuada, al tratarse de una cuidadora con años de experiencia en tales menesteres pero que carecía de la titulación necesaria para el desempeño de tan delicada tarea. Esta vorágine de cambios de la que venimos hablando tendrá su fi nal en 1999 con la implan- tación del modelo D de enseñanza.

Vemos pues que a lo largo de esos casi 60 años de funcionamiento del San Marcial una vez fi nalizada la Guerra Civil, el colegio vivió momentos de gran alegría, como cuando se produjeron los reconocimientos de los Bachilleres, que existieron momentos más monótonos y que también tuvieron lugar confl ic- tos y pequeñas decepciones que, en muchas de las ocasiones, se resolvieron satisfactoriamente.

Exámenes

Estrechamente relacionados con los estudios estaban los exámenes que realizaban los alumnos de este colegio y que acostumbraban a llevarlos a cabo fuera del centro, acompañados de grandes éxitos, la mayoría de las veces. Así, los Hermanos nos dan a conocer que, en el año 1940, un número de alumnos cifrado en 21 se dirigía a la capital guipuzcoana para realizar el examen de ingreso y, ahí es nada, todos vinieron con el aprobado debajo del brazo; “¡Qué

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decir de lo acontecido en 1948!”, por esas fechas los alumnos se presentaban por primera vez al Examen de Estado, donde “el triunfo fue total33“, repitiendo los mismos resultados al año siguiente.

Una prueba evidente del éxito del alumnado del San Marcial la constituye el lugar de privilegio, el primero, que este colegio ocupaba en los exámenes ofi cia- les de la provincia, lugar que no abandonaría en dos años consecutivos. Ahora bien, los Hermanos también eran conscientes del precio de este éxito, como así lo transmiten en el año 1964 cuando “se observa algún exceso en las horas de clase en los cursos que tienen exámenes ofi ciales”34. La importancia que se atri- buía a estos éxitos en los exámenes solía ser motivo de reconocimiento por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, que al igual que en otros centros lasalia- nos de la provincia eran las encargadas de los repartos de premios y diplomas.

Alcanzar el éxito exigía, como es lógico, un gran trabajo por parte de todos, pro- fesores y alumnos, pero además una alta dosis de sacrifi cio y disciplina. Dentro de ese gran trabajo podíamos encontrar los tradicionales cursillos de verano que se celebraban en todos los centros lasalianos y que, en el caso del San Marcial, lo hicieron entre 1939 y 1979, año en el que muchos alumnos optaron por no acudir, lo que supuso que los cursillos desparecieran defi nitivamente.

Acabamos de mencionar el término disciplina, término que aparece en nume- rosas ocasiones en los “Históricos” y en los “Rapports de Visite” del colegio. Ésta fue especialmente rígida en los primeros años de posguerra y es raro el año en el que el informe del Hermano Visitador no hace referencia a ella. Así, se mostraba especial preocupación por el mantenimiento de la misma, tanto en cla- ses como en los patios y recreos, a la vez que se les exigía a los Hermanos una mayor vigilancia en los retretes, espacio éste que parecía destinado a que en él se realizaran las fechorías propias de la edad, ya que año tras año el Hermano Visitador insiste en su particular vigilancia.

A la vista de los hechos resulta evidente que el tema de la disciplina no dis- gustaba a los padres de los alumnos, pues el índice de matriculados iba in cres- cendo con el transcurrir de los años, para satisfacción y, a la vez, preocupación de los Hermanos. La satisfacción procedía de la confi anza y el reconocimiento que la población irundarra brindaba a los Hermanos, y la preocupación, por la evidente falta de espacio que año tras año venía sucediéndose, hasta que en 1952 se tomó una drástica decisión como fue la de no acoger a más niños que no supieran leer.

33. Supplément à l’Historique pour l’année 1948. 34. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.

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El euskera en la vida del San Marcial

A lo largo de su dilatada historia, el Colegio San Marcial también contribuyó al desarrollo del euskera, incluso en aquellos años de la década de los 60 en los que este idioma estaba casi proscrito. Cuentan los Hermanos que allá por 1962 y a petición de los padres, tres Hermanos de la Comunidad impartían clase de euskara a los alumnos a razón de una hora por semana y fuera de las horas reglamentarias, lo que evidentemente suponía un esfuerzo que era compensado por la satisfacción que esta labor les reportaba.

Los pasos en pro de la recuperación del euskera se iban introduciendo pau- latinamente. Así, nos encontramos con que en el año 1964 se celebraron dos fi estas de fi n de curso para los alumnos y sus familias, con la particularidad de que una de las fi estas era para los alumnos de castellano y la otra para los vascoparlantes. En 1966 el San Marcial extenderá estas clases a los padres de los alumnos, y otro pequeño paso o muestra de identifi cación con la lengua vasca lo constituyó la tercera misa de los domingos que, a partir de 1965, se celebraba en euskera. Pero, sin duda alguna, el gran aldabonazo a favor del eus- kera se produjo en los años 1987 y 1999 respectivamente, con la implantación de los modelos B y D de enseñanza, como ya hemos señalado anteriormente.

A fi nales de la década de los 80 se instauró la fi esta o día del euskera dentro de la Comunidad lasaliana, trasladándose esta fi esta de una localidad a otra año tras año. La primera de estas celebraciones tuvo lugar en Eibar, en 1988, y las jornadas previas a este tipo de celebraciones solían estar precedidas de acti- vidades de todo tipo cuyo objetivo principal era el impulso de la lengua vasca.

Evolución del Alumnado

Los datos sobre la evolución de la matrícula en el centro de San Marcial, como podrá observarse en las tablas que fi guran en el anexo, son complejos debido a las peculiaridades del centro. El hecho de la contabilización de los alumnos gratuitos de las dos escuelas gratuitas que hemos mencionado, así como los cursos sobre despachantes de aduanas y alumnos de bachiller, hasta 1973, ofrecen una complejidad de datos, pues hasta la década de los setenta los alumnos matriculados quedaban referenciados por el número de clases exis- tentes, llegando hasta 16 clases diferentes, además de los alumnos de bachille- rato, comercial, gratuitos y de pago.

Por lo que respecta a los alumnos asistentes a las dos escuelas gratuitas, ya hemos mencionado en sus epígrafes respectivos la evolución de esta matrí- cula que, en el caso de la escuela de los Ángeles Custodios, no llegó a superar la centena y que, con respecto a la escuela del Cincuentenario, fue registrando

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una matrícula progresiva que va desde los 4 alumnos matriculados en el primer curso, correspondiente a 1958-1959, hasta los más de 350 en los últimos cur- sos, a partir de 1968 y hasta 1972. Por lo tanto, los alumnos de la Escuela del Cincuentenario que se integran plenamente en el Colegio San Marcial en 1972, para cursar la Educación General Básica suponen una importante aportación para dicho colegio. En esos años la matrícula global del colegio llegó a superar, en algún curso, los 1500 alumnos y, en general, rondaba los 1300 por curso, en los primeros años de la década de los setenta. Podemos decir que, en cuanto a matrícula escolar, el periodo comprendido entre 1966 y 1976, es una etapa de verdadero éxito de matriculación, conforme a la variedad de la oferta escolar.

Entre 1938 y 1942 se produjo un espectacular incremento de alumnos que fue desde los 210 hasta los 532. La etapa comprendida entre 1943 y 1947 es una etapa de declive que los Hermanos justifi can porque “las pensiones subieron al empezar el curso porque la vida está imponente”35, y porque los Directores no se ocuparon sufi cientemente de la Primera Enseñanza, al contrario del recién llegado, “que se lo toma muy a pecho y funciona”36. Entre 1948 y 1952 el colegio sufre un nuevo crecimiento que conlleva la toma de alguna medida restrictiva en cuanto a la admisión de nuevos niños en el centro, pues en aquel instante sólo serían admitidos en el colegio como nuevos alumnos aquellos que supieran leer, como ya hemos comentado anteriormente. Los tres cursos siguientes mantuvie- ron un índice de matriculación más o menos estable, siendo a partir de 1957 cuando, hasta 1970 incluido, el crecimiento del número de matrículas del colegio asciende de manera vertiginosa, con la única excepción del año 1963 en el que se produjo un ligero descenso de 63 alumnos con respecto al año anterior.

Los alumnos de bachillerato también registraron una sobresaliente matrí- cula, pues incluía, además de los cursos correspondientes al bachillerato ele- mental y superior el preuniversitario, de manera que se trata de un contingente importante que daba cierta identidad a los estudios de bachillerato, por parte del San Marcial en Irun. No podemos olvidar que, hasta la reforma de 1970, este tipo de alumno estaba tipifi cado por niños que cursaban estos estudios a partir de la edad de 10 años, separándose así de aquellos que, con la misma edad, continuaban cursando sus estudios de primaria. En algún curso, este tipo de alumnado llegó hasta los setecientos, incluido el bachillerato elemental, el superior y el preuniversitario, que siempre tuvo una matriculación menor que el resto.

Este progresivo aumento de la matriculación conllevaba que, en más de una ocasión, el centro tuviese que limitar la entrada de alumnos. Así, en 1952,

35. Supplément à l’Historique pour l’année 1946. 36. Rapport de Visite de 1947.

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se señala que “es tal el número de alumnos matriculados que nos limitamos a admitir sólo a los que saben leer”, o que en 1956 se plantee la posibilidad “de crear más clases para poder atender más peticiones de ingreso”, al igual que ocurrirá en los dos años siguientes. Este aumento de la demanda se vería solucionado con la creación de la Escuela del Cincuentenario, pues a partir de la fecha de la creación de este centro desaparecen las referencias a este tipo de problemas, aunque ya en 1969 se vuelve sobre los problemas de admisión, ya que “provocan clases sobrecargadas”. La normativa legal sobre limitación de alumnos por aula, conllevó “una disminución de alumnos por clase por cuestio- nes legales”, como señala el Histórico de 1973.

La solución a esta sobrecarga de alumnos vino del propio Ministerio de Educación, producto de la aplicación de la Ley que acababa de entrar en vigor en 1970, la Ley General de Educación, de manera que de los 1.200 alumnos de 1970 se pasaba a los 1.054 de 1974, pretendiendo reducirse este cupo hasta un máximo de 640, según señala el Histórico de 1974. Con esta reforma educativa, como hemos señalado, se produjo una clarifi cación de los centros escolares de Irun, de manera que los alumnos existentes de quinto y sexto de bachillerato se trasladaron a La Salle Enea, quedando los alumnos de EGB en el Colegio San Marcial. De esta manera se conseguiría que este tipo de alumnado pudiera acceder al Bachillerato Unifi cado y Polivalente, según la nueva normativa legal, en otro centro también dependiente de La Salle. Esta situación provocó un descenso paulatino del alumnado y una reubicación de los alumnos procedentes del sistema anterior que, según la edad, ya no cursarían bachillerato elemental sino el ciclo correspondiente de la enseñanza general básica.

En la década de los ochenta se producirán dos novedades dentro del tipo de alumnado en este centro, pues, a partir de 1984, se inicia la enseñanza preescolar en el centro con unos 122 alumnos matriculados, de los cuales 20 corresponden a matrícula femenina. Otro fenómeno es la recién nombrada incorporación de alumnas a los cursos de EGB a partir del curso 1986-1987. También hay que destacar que en esa década existirá el denominado “Centro de Estudios” en Martindozenea correspondiente a los alumnos y alumnas que cursaban el BUP y que, en 1986, se incorporarán a la REM. El número de alum- nos y alumnas que cursaron estos estudios no llegó a superar los 300, con una matrícula media de 250 entre 1982 y 1989, años en los que tenemos datos segregados de este centro.

Por supuesto, la reforma educativa derivada de la aplicación de la LOGSE tam- bién supuso una serie de cambios en la organización de los diferentes centros de La Salle, como veremos al referirnos a la Escuela Profesional, pero que por lo que afecta al Colegio San Marcial supusieron una clara apuesta por la enseñanza Infantil y Primaria, de acuerdo con la nueva denominación que esta reforma daba a los estudios anteriores a la Educación Secundaria Obligatoria. La ampliación de la obligatoriedad escolar hasta los 16 años supuso que los alumnos hasta los 12

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años cursarían sus estudios en el San Marcial y los alumnos de la ESO pasarían a La Salle Enea. De esta forma observamos que, a partir del inicio de los años noventa, se aprecia un aumento en la matriculación de alumnos y alumnas en la enseñanza infantil que pasará de 161 alumnos en 1992 a 186 en 2006, tras un bache en los años 1996-2000. La enseñanza primaria tendrá una matriculación estable de unos 300 alumnos por curso escolar, aunque en los cursos escola- res comprendidos entre 1992, año en que se inicia la enseñanza primara según LOGSE, hasta 1995, año en que desaparece la EGB, exista un importante contin- gente de alumnos procedentes de los dos sistemas de enseñanza. No podemos olvidar que los descensos que se observan en la matrícula se deben a dos cau- sas importantes de estos años. Por una parte, el descenso de la natalidad que venía observándose en la sociedad irundarra, como lo refl ejan los Históricos de los años 1987 y 1995. Y por otra, a la ratio profesor alumno por aula, que había descendido, de acuerdo con la normativa legal.

En el libro del Centenario del centro se recogen una serie de testimonios personales de los alumnos que frecuentaron el Colegio en diversas etapas, que muestran el afecto y la huella que dejó el centro en sus vidas, entre las activida- des académicas, deportivas y religiosas, además de algún entrañable recuerdo hacia el profesorado del centro37.

Actividades extraescolares

No faltaron en el San Marcial las tradicionales excursiones que los colegios de La Salle tenían por costumbre realizar con sus alumnos. Ahora bien, en este caso la primera de las excursiones de la que tenemos noticia se produjo en el año 1945, una denominada “excursión científi ca” que condujo a los alumnos hasta la localidad de Andoain y que vino precedida por un jocoso comentario del Hermano Director encargado de realizar el informe por aquellas fechas y que decía así: “pensando que según el refrán pedagógico ARCO SIEMPRE ESTIRADO O ROTO O QUEBRADO y acatando órdenes ofi ciales que, de una forma u otra nos han indi- cado la conveniencia de estas excursiones, así como también para oxigenar los pulmones de nuestros jóvenes un tanto entumecidos por las fatigas del curso y el aire reducido de una clase, nos dirigimos al industrial pueblo de Andoain”38.

Dentro de estas actividades tenemos que señalar un acontecimiento luc- tuoso que tuvo lugar en 1951, con motivo de una excursión que los alumnos realizaban al monte Txindoki. El relato del Histórico dice así: “el 14 de julio unos 40 congregantes salieron de excursión con casi toda la Comunidad. Llegados a

37. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., pp. 121-149. 38. Supplément à l’Historique pour l’année 1945.

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las faldas del monte Chindoqui sin que mediara la menor imprudencia por parte de los niños ni de los Hermanos, una piedra desprendida del monte vino a herir mortalmente al alumno de 1º de bachillerato Ignacio Angulo. Fue verdaderamente impresionante la manifestación de duelo al que se sumó Irún con sus autorida- des. Nuestro mayor lenitivo fue la conducta admirable de sus cristianos padres que, desde un primer momento, nos animaron y consolaron, agradeciendo la conducta ejemplar que siguieron los profesores en tan dolorosa circunstancia”.

La siguiente excursión fue a Rentería y parece evidente que este tipo de actividades no eran muy del agrado de los rectores del colegio, porque hasta 1964, casi 20 años después, no volvemos a tener más noticias de las mismas, extendiéndose nuevamente hasta 1990, año en el que un grupo realizó un viaje a Madrid, y otro fue enviado a Irlanda con el objetivo de mejorar el inglés. Un par de salidas del club de montaña en los años 1992 y 1993 y una acampada en Erlaitz en 1990 es el pobre bagaje viajero del alumnado del colegio San Marcial de Irun. También la actividad montañera ha tenido presencia destacada en las actividades del San Marcial, sobre todo a partir de la constitución del “Club de Montaña Tiempo Libre Urtxintxa” en 1977-1978 con numerosas salidas monta- ñeras y otras actividades de montaña39. La mayor participación e implicación en las actividades del pueblo queda refl ejado en el Histórico de 1974, en el que se indica que “un objetivo importante para este año es introducirnos en la vida del pueblo de Irún. Para ello se intenta participar en cuantos concursos y acti- vidades culturales y deportivas se organicen (carrozas navideñas, concursos de redacción etc.)”40. Cuestión que podrá apreciarse en los años sucesivos.

También es conocida la afi ción por los deportes de la mayoría de los cole- gios lasalianos de nuestra provincia; sin embargo, en este caso el colegio irun- darra se diferenciaba de sus homólogos, no teniendo constancia de actividad deportiva alguna hasta 1978, año en el que precisamente la predisposición del colegio quedaba claramente defi nida: “Deporte: es una actividad que está en preeminencia en el colegio; todos somos defensores y animadores del deporte, aunque en ocasiones nos quejemos que les absorbe demasiado y dedican más tiempo a los entrenamientos y competiciones que el que debieran dedicar a los libros”41. Desde 1977 funcionó un Club de Judo que ha tenido una larga perma- nencia, logrando participar en campeonatos nacionales e internacionales42

El apartado festivo también resulta especialmente pobre en relación a otros centros de La Salle de la provincia, limitándose la información de la que dispone-

39. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., pp. 165-170. 40. Suplemento al Histórico para el año 1974. 41. Suplemento al Histórico para el año 1978. 42. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 161-164.

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mos a hacer una breve referencia a un concurso de villancicos y olentzeros que se celebró en 1943 y a las tradicionales fi estas de fi n de curso que, en el San Marcial, se limitaron a la década de los 40, por lo que habrá que esperar hasta 1983 para poder conocer algo más sobre las actividades festivas: “adaptándose a las costumbres populares se celebran los carnavales, manifestando ante la ciu- dad que lo festivo también tiene una faceta educativa”43. Esta especie de aleja- miento del colegio de la realidad social, ya había provocado años antes, en 1974, una refl exión que hemos comentado previamente, por parte de los Hermanos, que entendían que había que integrarse más en la vida de la Villa. También la creación de un grupo de danza fue un toque de distinción del Colegio San Marcial, y que estuvo animado en todo momento por el Hermano Ignacio, a quien se le tributa homenaje y reconocimiento, a raíz de su muerte en el año 200044, y que logró aglutinar a un grupo de niños y niñas alrededor del folklore vasco.

Al margen de estas actividades, en 1949 el centro estuvo marcado por diferentes problemas de salud. Los Hermanos observaban que en las clases se dan numerosas bajas, unas por enfermos de gripe, otras por catarros, otras por anginas y, sobre todo, por una enfermedad a la que denominan “galvanitis”, curiosa enfermedad que sin duda se refi ere a cierta vagancia por parte del alum- nado, dicho en tono de broma. Cuando sí se da un verdadero problema de salud es en septiembre del año 1950, pues los primeros días de este mes, por orden del Ministerio de Educación Nacional, se cierran todos los centros de educación como consecuencia de cierta epidemia (poliomielitis) que parece haberse decla- rado en otras provincias. Otra disposición Ministerial obliga a todos los maes- tros a pasar por rayos X, para que no pueda dedicarse a la labor docente quien tenga afección tuberculosa.

Antiguos Alumnos

Venimos observando algunas de las carencias que mostró el colegio San Marcial de Irun, pero también tuvo sus aspectos positivos, como una fuerte Asociación de Antiguos Alumnos. Esta Asociación arrancaba allá por 1947, cuando los primeros exalumnos comienzan a dar las primeras señales de vida. De entrada se constituyó una Junta Directiva provisional, dinámica y trabajadora dispuesta a vencer cuantas difi cultades se presentasen. Sus planes, vastísi- mos, abarcaban toda clase de actividades, “el tiempo mostrará que estos exa- lumnos han sabido cumplir su cometido”45. Para el año siguiente la Asociación

43. Suplemento al Histórico para el año 1983. Un relato de lo que signifi caron estos carnavales y los motivos que se utilizaron cada año puede encontrarse en el libro del Centenario, pp. 153-159. 44. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p.118. 45. Supplément à l’Historique pour l’année 1947.

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ya contaba con 450 socios y la cifra no dejaba de crecer. Durante muchos años el funcionamiento de esta Asociación fue ejemplar y su trabajo constante, pero los últimos años su actividad tuvo otros objetivos de distinto signo, prueba de ello es lo que a continuación vamos a relatar.

En 1956, con motivo del cincuentenario del colegio, se celebraron las fi estas en su honor y allí nació la idea de los exalumnos de crear una escuela gratuita junto al colegio, como ya hemos mencionado. Dicha idea cuajó muy bien en la villa y contribuyó a aglutinar voluntades y espíritus en la misma Asociación de Exalumnos. En 1958 se llevó a cabo por primera vez la Vuelta Ciclista al Bidasoa que logró mantenerse durante nueve años y en la que participaron importantes ciclistas de la época46, y que hoy día se sigue haciendo con éxito; esta carrera fue de gran resonancia internacional. Desde entonces y con la excepción de la creación de un club juvenil en 1968, las tareas de la Asociación de Exalumnos se limitaron prácticamente a las actividades deportivas.

Vida Religiosa

La vida de los alumnos del San Marcial tuvo su mayor intensidad en los pri- meros años de posguerra. Ya, en 1939, la recomendación que se le hacía al Hermano Director discurría en esa línea: “fomentad la piedad en los alumnos y háblenles de la vocación religiosa y procurad que los Hermanos ofrezcan escapula- rios, medallas y rosarios a los alumnos, y que éstos recen bien, que se confi esen y que comulguen con fervor. En una palabra, procuren formar y educar bien”47.

Más allá de las recomendaciones también podíamos encontrar aspectos más lúdicos, pero sin perder el sentido religioso, como la celebración de nume- rosas fi estas y peregrinaciones. Así, nos encontramos con la Fiesta de San José, la del Santo Fundador, la de la Inmaculada Concepción, la de la Beatifi cación del venerable Benildo, la de San José de Calasanz, etc. Alguna de estas festivida- des solía aprovecharse para la celebración de las primeras comuniones de los niños, como así ocurrió en 1941. Dice la crónica de aquel año que “la fi esta de San José tuvo lugar en nuestra Capilla. El acto, por cierto, tiernísimo, de recibir por primera vez la Divina Eucaristía, estuvo destinado a 20 pequeños. ¡Qué con- suelo para Jesús tomar posesión de esos corazoncitos angelicales!”48.

Otra actividad de carácter religioso fue la puesta en marcha de las Congregaciones. Así, existían la Congregación de la Inmaculada, que llegó a

46. Arzelus, X. y otros (2007): Op. Cit., p. 95. 47. Supplément à l’Historique pour l’année 1939. 48. Supplément à l’Historique pour l’année 1941.

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contar con más de 200 congregantes, el Coro de Tarsicios y la Cofradía del Santísimo Niño Jesús, cuyo número de cofrades llegó hasta los 100. Reconocían los Hermanos que esta actividad de las Congregaciones tenía su éxito; sin embargo, se quejaban de que, a pesar de ello, no se conseguían vocaciones, aunque se intentaban desde todas las instituciones religiosas.

En 1944 el Hermano Director del colegio recibía una carta del Director de la Cruzada Misional de Estudiantes (CMDE), en la que se decía textualmente: “desearía estimado Hermano que leyera estas letras de complacencia y felicita- ción en nombre del Secretariado Diocesano de Misiones de la CMDE de España a todos sus simpáticos y piadosísimos alumnos que tan alto saben levantar la bandera de sus ideales misioneros. Cuánto puede un alma consagrada al Señor y ansiosa de colaborar en la Iglesia Misionera en la dilatación del Reino de Cristo. Pero con ser tan óptimos los frutos cosechados, todavía me satisface más la implantación de la O.P. de la Santa Infancia –arbolito tierno que crece a la sombra de la propagación de la fe en todas las clases de ese colegio de San Marcial, cuyas listas de asociados espero que me envíe”49. Otro acontecimiento que tuvo cierta relevancia, por la carga emocional que supuso, fue de carácter mariano, en 1947, donde “la Comunidad en pleno se aprestó a recibir a la Virgen de Fátima con todo entusiasmo. La Iglesia parroquial se vio todo el día concurridísima, desfi lando ante la imagen infi nidad de fi eles para pedir favores a Nuestra Señora. El momento de más emoción fue la despedida a nuestra Madre del Cielo en el Puente Internacional. Allí el fl amear de los pañuelos, los vivas a la Virgen y las lágrimas daban un aire de fervor que demostraban el amor de la concurrencia a la Virgen sin Mancilla”.

Las convivencias dirigidas a profesores, padres y alumnos, los ejercicios espi- rituales, la semana del DOMUND, la celebración del año mariano y del año lasa- liano y las diferentes peregrinaciones a lugares de culto, como por ejemplo a Arantzazu, completaban la vida religiosa de los alumnos, sin olvidar el capítulo vocacional de los mismos, que año tras año quedaba refl ejado en el informe del Hermano Visitador, con comentarios en los que se sentía orgulloso de la marcha de las vocaciones pero también con una cierta preocupación porque en sus pala- bras, muchas de estas vocaciones iban a parar a otras congregaciones religiosas y no se quedaban en las Comunidades lasalianas. Este malestar que refl ejaba el Hermano Visitador tuvo su mejor muestra en una refl exión que realizaba en el año 1978 cuando dice: “creemos que se ha trabajado en este campo, aunque a veces no se haya palpado el fruto. Creemos que el temple de los chicos de Irún no es el más propicio para la seriedad y entrega que pide la vida religiosa. Con todo, no desistimos y seguimos pidiendo al Dueño de la Mies operarios”50.

49. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 50. Rapport de Visite de 1978.

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Profesorado

La evolución del profesorado en Irun, al igual que ocurre en el resto de centros educativos lasalianos del resto de la provincia, sigue parecidas pautas y tendencias en su evolución. Es decir, descenso progresivo de la presencia de Hermanos en el centro, presencia tardía del profesorado seglar femenino y relativa estabilidad del profesorado seglar masculino. No obstante, hay que hacer una precisión con respecto al profesorado seglar masculino de este centro, pues existe una evolución llamativa desde que se incorpora al centro hacia 1958 y que, en los años siguientes, se constata un aumento importante hasta los primeros años de la década de los setenta, llegando a superar a los Hermanos. Sin embargo, a partir de 1977 el número de profesores seglares masculinos se estabiliza en unos nueve-siete profesores, llegando hasta la actualidad. La explicación a este fenómeno puede residir, a falta de datos que lo desmientan, en el proceso de reubicación del profesorado a partir de las reformas del setenta y la desaparición de algunos grupos del bachillerato. La presencia de profesoras entre los años 1969, en que aparecen cuatro profesoras, hasta 1984 es inamovible en esta cifra. No obstante, a partir de 1985 y hasta la actualidad, el crecimiento de este tipo de profesorado ha sido constante, debido a la necesidad de contratar profesorado femenino para las clases de preescolar y posteriormente de educación infantil. De esta forma, en 2006 existían 17 profesoras, mientras que eran siete los profesores y tan sólo dos los Hermanos.

Uno de los aspectos que más llama la atención con respecto a la presencia de los Hermanos en el San Marcial, comparado con otros centros de Gipuzkoa, es el alto grado de permanencia que se constata desde 1939 hasta 1970, que es el periodo en el que el número de Hermanos es más relevante, ya que, a partir de esa fecha, comienza el descenso paulatino de los Hermanos. En este sentido, existe un importante número de Hermanos que sobrepasaron los diez años de permanencia. Tales son los casos de los Hermanos: Julián María (1939-1951); Marcelino Julián (1939-1949); Zenon Celestín (1943.1952); Joviniano Fermín (1946-1969); Lino Sebastián (1946-1970, con una carencia de cinco años entre 1952 y 1956); Matías de Jesús (1950-1970); Valentín Berriochoa (1954-1970). Es decir, una buena pléyade de Hermanos ejerció el magisterio en el San Marcial de manera prolongada, superando en muchos casos hasta los veinte años de permanencia. También existe otro buen grupo que permanecen entre diez y cinco años y, en menor medida, se registra la presencia de Hermanos con menos de cinco años. Como no puede ser de otra manera, esta permanencia prolongada en el centro, a diferencia de lo que ocurre en otros, debe observarse como un elemento positivo, pues lograba dar coherencia y continuidad a la enseñanza, además de favorecer lazos más estrechos entre los Hermanos y el alumnado, siempre favorable para el pro- ceso de enseñanza aprendizaje.

665 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

No obstante, no ocurrirá lo mismo con respecto a la dirección del centro, en que excepto algún caso, el resto no supera los cinco años en este cargo directivo, debido seguramente a normas internas del Instituto. Así, la relación de Directores del centro desde 1939 a la actualidad es la siguiente:

• Hermano José Ignacio 1939-1941 • Hermano Leopoldo Adrián 1941-1946 • Hermano Cesáreo Vivián 1946 • Hermano León Néstor 1946-1950 • Hermano Ignacio Oliden 1950-1956 • Hermano Juvenal Celso 1956-1962 • Hermano Santiago Elosegui 1962-1968 • Hermano Vicente 1968-1972 • Hermano Juan Carlos 1972-1974 • Hermano Juan Manuel Martínez Rosell 1974-1977 • Hermano Julián Udabe 1977-1986 • Hermano Mikel Arruabarrena 1986-1995 • Hermano Juan Carlos Alonso 1995-2000 • Hermano Kepa Aranberri 2000-2002 • D. Luis María Almazán 2002-actualidad

La labor profesional de los Hermanos del San Marcial de Irun en sus prime- ros años de andadura, tras la fi nalización de la Guerra Civil, vino caracterizada por los continuos traslados de los mismos. Los primeros problemas ya se plan- tearon en 1939, cuando cuatro Hermanos fueron movilizados por el ejército, lo que puso difícil la prosecución del curso en su segunda parte, pero “gracias a Dios y la bondad de los jefes militares, los cuatro Hermanos vuelven a sus pues- tos respectivos”51. Poco después, ya fi nalizada la guerra, dos Hermanos tenían la posibilidad de reintegrarse a sus puestos.

Resulta evidente que tanto cambio poco podía contribuir a un buen o ade- cuado desarrollo de la actividad académica, por lo que la teoría de que la ense- ñanza estuviese bajo el control de los Hermanos era una circunstancia que agradaba sobremanera al redactor del informe de 1954, cuando textualmente señalaba que “ningún profesor seglar forma parte del cuadro de profesores de

51. Supplément à l’Historique pour l’année 1939.

666 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

la Comunidad”52. Sin embargo, esta situación no perduraría más de una década, porque en 1963 se reconocía la existencia de demasiados seglares “por la penuria de Hermanos que en aquel instante se pasaba”53.

A partir de entonces la llegada de profesorado seglar se puede considerar como de masiva (había 20 profesores seglares en 1966) y la hasta hacía poco reinante satisfacción por el control de la enseñanza se convertía en preocupa- ción porque comienzan a detectarse algunos fallos en los estudios, principal- mente en los de la Religión, motivo por el cual el Hermano Visitador invitaba al Hermano Director a que, dentro de las posibilidades de tiempo que el cargo requería, atendiese las clases de Religión dirigidas por seglares. Además, ésta no era la única preocupación de los Hermanos, pues años más tarde se pro- ducía un “levantamiento” del profesorado seglar al igual que ocurría en otros centros y éste estaba a punto de hacer huelga, como se hacía en otros centros, aunque el contratiempo no prosperó.

En lo que a formación de los Hermanos y profesorado seglar se refi ere, los primeros datos al respecto son del año 1955, cuando dos Hermanos se diri- gieron a Zaragoza a realizar unos cursillos. Tendrían que transcurrir siete años más para que volviéramos a tener noticias de cursos de formación para los Hermanos. En este año de 1962 dos de ellos acudieron nuevamente a Zaragoza a realizar un cursillo organizado para titulados universitarios, otro lo hizo para un cursillo de preuniversitario y un cuarto Hermano fue a Madrid para asistir a un cursillo de Auxiliares de Ciencias.

Siguiendo con este apartado de cursillos, sorprendente, al menos en lo que a su denominación se refi ere, fue el que tuvo lugar en Figueras en 1977. Este cursi- llo se denominaba “Cursillo de Catequesis Política”. Entraba más en los cánones de la lógica el cursillo celebrado en 1979 en relación a la metodología del euskera, que estuvo destinado tanto a profesores seglares como a los propios Hermanos del centro. Los cursillos de euskera exclusivos para los Hermanos tardaron ocho años en llegar, hasta 1987, año a partir del cual la formación continua de todo tipo estará presente en el San Marcial de Irun con una asiduidad casi anual.

Así, en 1988, el personal del colegio asistió a varios cursillos, siendo éstos en 1989 sobre la lectura efi caz, la informática, la autosanación, etc. repitién- dose en 1990 el de la lectura efi caz. En 1989 también se llevó a cabo un cur- sillo de carácter internacional en Inglaterra para ver las nuevas innovaciones pedagógicas al que únicamente asistió el Director en calidad de tal. En 1991 el profesorado del centro acudía a Donostia para recibir cursillos sobre el currícu-

52. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 53. Rapport de Visite de 1963.

667 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

lum, en 1992 y 1993 sobre la reforma educativa y, a partir de ese año de 1993 se organizan cursillos para los directivos de La Salle, a los que acudió, entre otros, el Director, o para ir organizando la ESO, como el preparado en 1994. En 1995 la reunión es del conjunto de Claustros de todos los colegios de La Salle de Gipuzkoa, además de los cursillos de Formación Permanente que se repiten en 1996 y que darán paso al curso de la Calidad Total que se realizó en 1998.

Efectuado este breve recorrido sobre la formación continua del profesorado, tanto seglar como de los Hermanos, nos encontramos con una notable falta de información con respecto a las actividades religiosas que se desarrollaron en el colegio por parte del profesorado seglar. Existe un lógico “vacío” de información desde 1939 hasta 1962, pues como hemos comentado con anterioridad, la incor- poración del profesorado seglar a las aulas del San Marcial de Irun, no se produjo hasta la década de los años sesenta. Es pues en 1962 cuando, por primera vez, tenemos noticias sobre alguna actividad de tipo religioso en la que tomaron parte los profesores seglares. Así, en esas fechas, este modelo de profesorado partici- paba en unos retiros, que un año más tarde vuelven a tener lugar, pero ésta es la casi totalidad de información de la que disponemos a este respecto, excepción de un par de acontecimientos que se produjeron en 1982 y a partir de 1992. El pri- mero de estos acontecimientos de los que hablamos fue la Pastoral de Conjunto que se produjo a comienzos de los ochenta, y en la que la Comunidad trabajaba y tomaba parte activa de acuerdo con las directrices de la Pastoral de la zona. En el Consejo Pastoral de la Parroquia de Irun estaban dos Hermanos que atendían además de a la catequesis también al catecumenado, siendo otra de las tareas la de intentar concienciar en clase a los alumnos ante las injusticias reinantes, y se trataba de recoger alimentos en pro de los pobres y parados cuyos frutos se distri- buían a través de la parroquia. El segundo de los acontecimientos lo constituyó la impartición de “Cursillos sobre la Buena Noticia”, que comenzaron allá por 1992 y que en el año 2000 continuaban su marcha.

Comunidad

Desde diciembre de 1939 la Comunidad de San Marcial formaba parte del nuevo distrito de Bilbao. Este fue un año especialmente duro para los Hermanos de Irun porque el Reverendo Hermano Asistente Pedro Luís también había sido víctima de “la barbarie roja”54. Esta delicada situación contribuía a que existiese una completa armonía entre los Hermanos que quedaba refl ejada en el riguroso silencio que guardaban en la Sala55.

54. Rapport de Visite de 1939. 55. Rapport de Visite de 1939.

668 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Sin embargo, dicha armonía no se dilató en el tiempo porque al año siguiente se reconocía por parte del Hermano Visitador la abnegada y regular actitud de la Comunidad, pero no su armonía. Parte de esa responsabilidad recaía sobre el Director, “por su falta de habilidad”56, lo que podía dar lugar a complejas situacio- nes, como por ejemplo que los Hermanos tratasen por grupos de tres Hermanos por un lado y otros tres por otro. Parecía que tras la recomendación del Hermano Visitador en cuanto a cómo debían desarrollarse las relaciones “en las conversa- ciones sean dignos, respetuosos y caritativos”57, las aguas volvían a su cauce y así nos lo hacían saber años más tarde, en 1943 cuando se observaba “un buen espíritu y una buena armonía. Ha habido un cambio radical del año pasado a éste. El espíritu de la Comunidad ha mejorado; es muy heterogéneo pero se entien- den”58. Este buen entendimiento era reconocido nuevamente en los años 1944 y 1946 cuando se insistía por parte del Hermano Visitador que “en esta Comunidad los Hermanos se entienden, se aprecian y se quieren”, pero en 1947 saltaban todas las alarmas cuando se enrarecían notablemente las relaciones entre el Hermano Ciro Bernabé y el Hermano Director, pues entre ellos faltaba ese buen entendimiento del que se venía presumiendo en la Comunidad.

Transcurrieron bastantes años para que tuviésemos más noticias en torno a las relaciones entre los miembros de la Comunidad, pero éstas iban a ser posi- tivas “ha mejorado el ambiente desde la última visita”59, “mejora el ambiente general de la Comunidad”60. A la vista de los informes del Hermano Visitador, uno de los factores que contribuían a ese enrarecimiento de las relaciones entre los miembros de la Comunidad, podía constituirlo la edad “en ocasiones se observa falta de comprensión entre los Hermanos originada por la diferencia de edades entre los dos grupos”61. Para intentar dar solución a este problema, el Hermano Visitador enviaba de vez en cuando un sutil mensaje del tipo “esfuércense todos en aumentar la mutua comprensión y manifi éstense siempre en palabras y actos ‘el cordial afecto’ que han de profesar en Jesucristo”62; pero no parecía que sus intenciones diesen los frutos deseados, porque tenía que insistir “hagan más clara y más hondamente en su espíritu el amor práctico del orden, partiendo de una ordenación interna que regule y modere ideas, afectos y sentimientos de modo que vayan bien enderezados a nuestro fi n supremo”63. Sin embargo, las

56. Rapport de Visite de 1940. 57. Rapport de Visite de 1941. 58. Rapport de Visite de 1943. 59. Rapport de Visite de 1952. 60. Rapport de Visite de 1953. 61. Rapport de Visite de 1954. 62. Rapport de Visite de 1954. 63. Rapport de Visite de 1958.

669 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

desavenencias entre los Hermanos no parecían tener fi n; “la Comunidad, formada por Hermanos de cierta edad y distintos caracteres, en su mayor parte, no está todo lo unida que debiera, especialmente por lo que toca a algunos Hermanos de más recio o particular temperamento. No hay con todo estridencias y el Hermano Director es lo sufi cientemente prudente para impedirlas”64. Buena tarea tenía el Hermano Director con estos intentos de reconducir las relaciones entre los demás miembros de la Comunidad y así se lo reconocía el Hermano Visitador, cuando dice de él: “el Hermano Director tiene mucho tacto para mantener en el buen espíritu a Hermanos distanciados en la edad y en criterios prácticos de pedago- gía y catequesis”65. Es más, decía que “la relación entre Hermanos ha mejorado notablemente con respecto al año anterior”66, año en el que “se observan ciertos roces debidos a temperamentos difíciles o introvertidos de 2 ó 3 Hermanos”67.

Vemos pues que las preocupaciones del Hermano Visitador por las rela- ciones entre los Hermanos fue una constante en el colegio San Marcial de Irun. Estas relaciones que tantos quebraderos de cabeza le creaban se hacían extensibles a las que mantenían los Hermanos con los alumnos e, incluso, a alguna conversación de carácter político que surgió entre los integrantes de la Comunidad y que rápidamente hubo de cortar. Corría el año 1943 cuando se invitaba a los Hermanos a que “sean delicados en el trato entre sí y con los alumnos”68, pues se daba la existencia de algunos Hermanos jóvenes “y alguna niñería de vez en cuando, pero sin ninguna consecuencia, parece fruto de la buena armonía”69. No fueron fruto de la buena armonía las desavenencias surgidas entre los Hermanos en el año 1951, sino de “algún envenenamiento político”70, así lo indican las conversaciones mantenidas entre los diferentes miembros de la Comunidad, lo que dio lugar a que el Hermano Visitador tuviese que intervenir dándole las oportunas órdenes al Hermano Director: “evite toda discusión o reuniones sobre la actuación de las autoridades civiles y corte en el acto toda discusión política que se suscite en la Comunidad”71.

En realidad no era la primera vez que el Hermano Visitador tenía que avisar respecto a situaciones similares, porque ya en 1944 había dejado meridiana-

64. Rapport de Visite de 1960. 65. Rapport de Visite de 1965. 66. Rapport de Visite de 1965. 67. Rapport de Visite de 1964. 68. Rapport de Visite de 1943. 69. Rapport de Visite de 1944. 70. Rapport de Visite de 1951. 71. Rapport de Visite de 1954.

670 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

mente clara su postura en relación a algún comentario sobre las autoridades eclesiásticas “vigile mucho para que no se hable mal del clero… y mal nunca”72. Otro tema de preocupación del Hermano Visitador se refería a las ausencias, como cuando en 1956 se le conminaba a que “evitase con sumo cuidado toda ausencia inútil de la Casa y de la Comunidad”73 y que recordase que “la primera de sus atenciones es la de la Comunidad y la organización interna del colegio. Las necesarias salidas debían de ir tamizadas, para no ceder sino a verdade- ras exigencias e ineludibles responsabilidades”74. En defi nitiva, las ausencias debían de evitarse en la medida de lo posible y más si se consideraban que eran irregulares, considerándose por irregulares “todas las que se hacen sin el debido permiso y sin el compañero”75. Se trata de recomendaciones que tratan de reconducir los comportamientos y adecuarlos a las reglas que regían entonces. Otras recomendaciones eran de índole más domesticas, cuando el hermano Visitador se refería a la necesaria limpieza de la casa, que debido a las obras que se llevaban a cabo en los primeros años resultaba difícil de mantener y también a las difi cultades para encontrar un cocinero que sustituyese a una cocinera que ejerció su labor durante unos años, en los años cuarenta.

El aspecto académico-religioso era el segundo gran apartado en el que se cen- traban los informes del Hermano Visitador. En materia estrictamente académica hay un par de consideraciones realizadas principalmente en los primeros años de posguerra, cuando el Hermano Visitador invitaba a los Hermanos a que pre- parasen las clases, siendo consciente de que así lo hacían pero que les faltaba experiencia76. Ahora bien, la recomendación en la que más insistía el Hermano Visitador era en la de que preparasen bien las clases de Catecismo y las lecturas espirituales, de las que además exigía la máxima puntualidad en sus comienzos.

Si analizamos las recomendaciones de sentido estrictamente religioso, vemos que éstas eran múltiples, algunas tan curiosas como la acaecida en 1943, cuando se les decía a los Hermanos que llevasen el solideo (casquete que acostumbraban a llevar sobre la cabeza), que aguasen el vino de las comidas, que dijesen “Viva Jesús” antes de hablar y que realizasen la adoración antes de entrar en los aposentos77. Otra recomendación que a día de hoy nos resul- taría cuando menos sorprendente, la efectuaba el Hermano Visitador hacia el Hermano Director allá por 1944, cuando les decía “el día del paseo debe señalar

72. Rapport de Visite de 1944. 73. Rapport de Visite de 1956. 74. Rapport de Visite de 1957. 75. Rapport de Visite de 1958. 76. Rapport de Visite de 1944. 77. Rapport de Visite de 1943.

671 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

a los Hermanos la dirección y todos en la misma, y al mismo punto”78. Otras recomendaciones de carácter únicamente religioso y en las que insistía año tras año el Hermano Visitador era la función que el Hermano Director debía de realizar para con los Hermanos y que no era otra que “recibirles en rendición”, así como el respeto que debían de mantener los Hermanos en la “Regla del Silencio”.

Al combinar el binomio académico-religioso observamos que dentro de estas recomendaciones-observaciones-análisis, el Hermano Visitador decía en 1955 “vitalicemos nuestra pedagogía catequística mediante una atención particular a los catecismos de formación y reuniones catequísticas en Comunidad en la que estudien, siguiendo las orientaciones recibidas los asuntos propuestos relativos a nuestros textos de religión”79, u otra “esmérense todos en organizar convenientemente su trabajo en clase, sobre todo con verdadero cuidado su programa de enseñanza y educación religiosa”80. Pero veamos a continuación qué forma de analizar su profesión tenían: “solo por AMOR es aceptable y tiene sentido la DISCIPLINA religiosa que defi ne y tutela nuestra profesión. Y el amor no puede existir ni incrementarse sin una fe viva. Para su pureza, afi anzamiento y progreso cuiden con todo esmero el ESTUDIO DE LA RELIGIÓN. Toda ocupación extra durante este tiempo queda formalmente prohibida y las raras excepciones a ésta, deberán ir refrendadas por la autorización expresa del superior”81.

Vemos pues el ejemplar ejercicio de sacrifi cio que los Hermanos desempe- ñaban por el bien de la profesión y que, a veces, podía resultar excesivo; “sin desánimos han de ir superando su acción educadora en los alumnos hasta adquirir la madurez que es de esperar en sus cualidades tanto humanas como cristianas”82; u otro quizás más exigente aún, “hagan mejores modelos de espí- ritu de pobreza. Respeten la vida común siendo delicados en no recibir nada sin permiso y no disponer sin autorización. Sean delicados en el uso del dinero que se confía a su cuidado y cuiden siempre de los permisos regulares”83.

Es a partir de este año de 1965 cuando esta frenética actividad académico- religiosa sufre un notable cambio y los Hermanos empiezan a disfrutar, sin olvidar sus obligaciones, de un estilo de vida más acorde con el que llevaba el resto de la sociedad. Los cambios que en la sociedad guipuzcoana se están produ- ciendo en la década de los años 60 son notorios y tienen su lógica infl uencia

78. Rapport de Visite de 1944. 79. Rapport de Visite de 1955. 80. Rapport de Visite de 1956. 81. Rapport de Visite de 1959. 82. Rapport de Visite de 1964. 83. Rapport de Visite de 1965.

672 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

en la Comunidad, la cual a partir de 1966 comienza a acudir regularmente a los Retiros, a los Ejercicios Espirituales en otras localidades, a las Fiestas de los Jubilares de San Asensio o las del Noviciado y Escolasticado, además de tomar parte en reuniones con Directores y Hermanos de otros centros lasalianos. Es también en esta “mágica” década de los 60 cuando se producen los primeros viajes y excursiones, teniendo como eje el tradicional descanso en Cambrils en época veraniega. Atrás quedaban aquellos duros y exigentes años en los que las vacaciones se hacían en casa, impartiendo los también tradicionales cursillos de verano. Una única referencia tenemos de una excursión llevada a cabo en casi 30 años, los inmediatamente posteriores a la guerra, la realizada en 1946 y que los Hermanos la resumían así: “el alma sin esfuerzo se elevaba en pensamientos sublimes al contemplar las bellezas de la naturaleza. ¡Y que haya hombres que no sepan leer en este libro admirable que Dios nos ha puesto ante los ojos!”84.

En defi nitiva, estas fueron las vivencias de los Hermanos en el San Marcial de Irun desde un punto de vista académico-religioso, unas vivencias que estuvieron caracterizadas en todo momento por una cierta tensión en las relaciones, unas exigencias de sacrifi cio a los Hermanos, que quizás contribuyeran a enrarecer el ambiente, y unas anécdotas como estas últimas que hemos contado que contri- buyen a mostrar cómo fue la vida en este colegio en esta su segunda etapa.

6.8.2. Irun, Escuela Profesional

La creación de la escuela profesional de Irun va íntimamente ligada a la exis- tencia de una escuela, denominada cariñosamente “La Escuelita” que, en sus comienzos, estaba diseñada para servir de escuela práctica o aneja a la “Escuela de Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal”, a la cual nos refe- riremos más adelante. No obstante, con el transcurso de los años irá ampliando esta función, transformándose en una verdadera escuela de formación profesional y modelo de aprendizaje para el profesorado dedicado a este nivel de enseñanza.

Los límites entre la escuela aneja y la escuela profesional son difusos en tanto que, desde sus comienzos, siempre mostró una vocación por dedicarse a la enseñanza profesional, promoviendo los reconocimientos ofi ciales en los distintos niveles de formación profesional. No obstante, la creación de un nuevo pabellón para poder albergar el cada vez mayor número de alumnos y el recono- cimiento ofi cial de sus estudios nos permite distinguir una nueva fase a partir de los años sesenta, aunque no deje de apreciarse una continuidad en la marcha de la citada escuelita y la ampliación y construcción de un nuevo edifi cio. Por esta razón hemos distinguido una nueva fase en la evolución de la enseñanza profesional, a partir de estos dos acontecimientos ya citados: la construcción de

84. Rapport de Visite de 1946.

673 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

un nuevo pabellón y el reconocimiento ofi cial de los estudios de formación profe- sional. De esta manera, podemos afi rmar la existencia de una línea de continui- dad en la enseñanza profesional, aunque ofi cialmente en la documentación de la escuela todavía en 1963 se continúe hablando de este centro como escuela aneja. Los cambios que se producirán en la enseñanza profesional, quedan per- fectamente plasmados en la evolución de este centro desde sus inicios hasta la actualidad, integrado ya en el complejo Irungo La Salle.

La Escuelita: Escuela aneja y centro de formación profesional

La preocupación por la formación docente de los Hermanos lasalianos comienza a ponerse de manifi esto tan pronto como se conoce la posibilidad de crear una Escuela del Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con la Ley de Enseñanza Primaria de 1945, por la que se reconoce a la Iglesia el derecho a crear escuelas de formación del magisterio. Como veremos cuando nos refi ra- mos a la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal, ligada a la formación superior de los Hermanos en el escolasticado, en 1948 se planteará que dicha formación, en su aspecto docente, podría ser asumida por dicha escuela. Para que el éxito de la mencionada escuela estuviese garantizado se imponía la creación de una escuela aneja, donde los formandos pudiesen rea- lizar sus prácticas docentes. De esta manera surgirá la mencionada “Escuelita”, en los límites del terreno que poseía el Instituto religioso en Martindozenea.

Por lo tanto, de manera temprana se manifi esta este deseo y, también, que dadas sus características pudiese dedicarse a la enseñanza primaria, con ampliación a la enseñanza profesional. Además, también los Hermanos se plan- tearon que dicho centro tenía que cumplir una función social, dedicándose prio- ritariamente a los hijos de la clase obrera que vivían en el barrio donde estaba situada la escuela. Desde sus comienzos, se aprecia un conjunto de funciones que debía cumplir: escuela aneja, formación profesional y asistencia gratuita de niños de clases populares. Estas tres funciones se irán manteniendo a lo largo de los años, pero, sobre todo, en las dos primeras décadas de existencia. No es extraño que en esos primeros años se aprecien este tipo de demandas, tanto por parte de los Hermanos, para formar a su profesorado, como por los padres debido a las carencias económicas, y también por las empresas de la zona que veían en la escuela una buena opción para la formación profesional. No podemos olvidar, por otra parte, que la década de los cincuenta y sesenta es especialmente productiva en este tipo de centros en muchas poblaciones de Gipuzkoa, como puede apreciarse por las solicitudes de reconocimiento que en esos años llegaban al Ministerio de Educación Nacional, a través de la Junta Provincial de Formación Profesional Industrial de la provincia85.

85. Archivo del Ministerio de Educación. Archivo de la Administración del Estado-Alcalá de He- nares, Madrid, legajos 57554, 54953, 55012 y 54736.

674 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

La documentación relativa a este centro, a pesar de que su inauguración sea en 1954, y la primera piedra de la edifi cación sea de 1950, procede ya desde 1948, fecha en la que se solicita la apertura de la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal. Así, en 1948 se redactan los Estatutos del Patronato, en 10 artículos; más tarde vendrá el permiso ofi cial. El año 1949 fue especialmente productivo en cuanto a comunicaciones con empresas y orga- nismos ofi ciales. Así, existe un escrito dirigido al Director de la RENFE, en el que se dice que la Escuela sería muy provechosa para los hijos de sus empleados que viven en el barrio y, tras hacerle una petición económica, se toma el compromiso de admitirlos como alumnos gratuitos. También se pide una subvención monetaria al Ayuntamiento de Irun haciéndole notar que, gracias a la creación de la proyectada escuela, los gastos que tendría que hacer la Ciudad en enseñanza serían meno- res. Para darle un valor ofi cial al reconocimiento de la escuela, el 30 de junio de 1949, el Subsecretario de Gobernación había escrito desde Madrid al Gobernador de Gipuzkoa una carta de la que le da cuenta a Juan Bautista Minteguiaga, nombre civil del Hermano Javier Faustino (Director de la “Escuela de Magisterio La Salle”): una vez visto el informe favorable del Ministerio de Educación y el del Gobernador, tiene permiso para formar el Patronato de la Escuela Primaria. Por lo tanto, ya en 1949 se tenían los permisos necesarios para crear esta escuela aneja, aunque materialmente no había nada construido.

14 de mayo de 1950 - Irun. Primera piedra de “La Escuelita”, escuela aneja de la de Magisterio de la Iglesia “La Salle Nª Sª del Juncal”.

675 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Como corolario de todo ello, ya se había creado un Patronato Escolar “La Salle Ntra. Sra. del Juncal” en el que aparecen los nombres y cargos de la Junta: Presidente, Barón de Oña (Don José Rodríguez); Secretario, Juan Bautista Minteguiaga (Hno. Javier Faustino, Director de la “Escuela de Magisterio La Salle”); Tesorero, Don Benjamín Gómez, comerciante; y vocales, Don David Esnal, párroco; Don Juan Olazabal, coadjutor; Don Guillermo Bergareche y Don Gabriel Errandonea, concejales; y Hermano José María Alonso (profesor)86. Simultáneamente ya se había prefi gurado otro tipo de cuestiones relacionadas con la puesta en marcha del proyecto: los planos de una Escuela, los estatutos del Patronato, una petición de dinero, recalcando que el Gobernador ya había dado 50.000 ptas. además algunas notas y noticias: las secciones que tendrá la Escuela en los próximos años (4 clases de Educación Primaria, 5 modalidades de Formación Profesional gratuita en todas sus secciones); que los Hermanos jóvenes de la “Escuela de Magisterio La Salle” harán las prácticas en este Centro; que visto el nivel económico de las familias del barrio es muy necesaria una escuela gratuita y notando que para 2.000 niños-niñas sólo hay 16 maes- tros-maestras en Irun aunque haya algunos centros privados87.

Pero la construcción de la escuela requería movilizar apoyos tanto econó- micos como ofi ciales y, en este sentido, la acción positiva del Hermano Javier Faustino durante estos años es inusitada. Toda esa actividad suponía escribir al Jefe Nacional del Sindicato del Metal para obtener el hierro solicitado, a la Delegación Ofi cial del Estado para que informara favorablemente ante las industrias siderúrgicas, a los mandos militares, para obtener las toneladas de hierro necesarias de Luzuriaga, Altos Hornos de Bizkaia, Vasconia y Echevarria. De esta manera, y con las precariedades de la época, el 14 de mayo de 1950 se celebró una modesta ceremonia de colocación de la primera piedra, a la que no se invitó al Gobernador, aunque posteriormente se le pidió disculpas por no haberlo hecho, dado que se trataba de un trámite y que, con posterioridad, se celebraría una gran fi esta, y además se le agradecía su colaboración y apoyo. Sin embargo, no todas las instituciones mostraron el mismo apoyo; así, el propio Ayuntamiento de Irun no mostró gran entusiasmo, como comunicaría el Hermano Javier Faustino al Gobernador, a quien le indica que “las obras de la Escuela están en marcha y la economía en situación angustiosa, expresando que desde el Ayuntamiento, cuyo trabajo en alguna manera reemplaza nuestra Escuela, no hay respuesta y pidiendo al propio Gobernador ayuda monetaria”88. La marcha de construcción del edifi cio seguiría durante los años siguientes, con los avata- res económicos que ello conllevaba. En este sentido, es interesante el informe

86. Iñarra, K. y otros (2004): Irungo La Salle, 50 urte behar berrietan zabalik. Irun: La Salle, pp. 25. 87. Ibídem. 88. Iñarra, K. y otros (2004): Op. Cit., pp. 27.

676 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

de visita del Hermano Visitador de 1951, en el que además de reseñar las fuentes de ingreso obtenidas y de los gastos que estaba suponiendo la escuela, incluye un escrito del Hermano Javier Faustino, aclaratorio de la situación. Así, señala el Hermano Visitador que “el Hermano Director, con las autorizaciones correspondientes, ha puesto en marcha la construcción de una escuela gratuita aneja al Escolasticado, con un importante éxito”. Él mantiene que este trabajo no le ha exigido más que dos salidas, ya que maneja todo desde su despacho y por teléfono. La situación fi nanciera para la puesta en marcha de la misma era la siguiente:

“Fuentes de ingresos para la construcción de la escuela aneja

• Donativo del Excmo. Gobernador de Guipúzcoa 50.000 • Ministerio de Educación Nacional 15.000 • Exma. Diputación Provincial 10.000 • Compensación de materiales al Sr. Moleda 50.000 • Compensación de materiales al Sr. Ibargoyen 100.000 • Donativo recibido por cesión de una licencia de importación 85.000 • Por varios conceptos 18.000 Total recibidas 328.000

Cantidades con las que se cuenta:

• Por cesión de la licencia de importación: 100.000 • Por ventajas del empréstito que se solicita con la Caja de Ahorros Provincial: 130.000 • Por matrículas u otras ayudas: … • Quizás el ayuntamiento: …

Total 230.000 ptas y lo que pueda venir

En cuanto a las cantidades entregadas por liquidaciones varias:

• A Ibargoyen 200.000 • Al albañil 10.000 • Arquitecto 13.000 • Moleda 50.000 • Materiales 25.000 Total 298.000

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Las aclaraciones del Hermano Director son las siguientes:

1ª. Se debe hacer constar que en todo lo que se ha hecho a favor de la construcción de la Escuela Aneja a la del Magisterio de la Iglesia de Irún se ha PROCEDIDO CON AUTORIZACIONES EXPLÍCITAS DEL CMO. HNO. VISITADOR CARLOS BAUTISTA (en mayúscula en el original).

2ª. LA PARTIDA DE 85.000 Ptas. QUE PROVIENEN DE UNA LICENCIA DE IMPORTACIÓN CEDIDA: (en mayúscula en el original). Con el fi n de traer unos armonios para los escolásticos se solicitó una licencia de importación del Ministerio de Industria y Comercio, licencia que fue otorgada. Pero dicha licencia no fue utilizada por haber concedido las autoridades aduaneras que se pasasen los armonios sin formalidades de aduana. En vista de la inutilidad de dicho documento en nuestras manos, y solicitado por uno de nuestros exalumnos JAVIER MUJICA, de San Sebastián, se le cedió y él la utilizó para traer armonios eléctricos, operación con la que ha debido realizar buenos benefi cios. En reco- nocimiento por el favor que se le hizo, él ha abonado la cantidad apuntada y ha prometido abonar otra, que también va señalada, entendiendo querer él también favorecer la construcción de la Escuela Aneja, pues se le advirtió que todo lo que diese se dedicaría a tales efectos.

3ª. LAS PARTIDAS DE 100.000 Y 50.000 ptas. POR COMPENSACIÓN DE MATERIALES: Los constructores del edifi cio escolar, como casi todos los cons- tructores andan mal de materiales de construcción: hierro y cemento. Se les pro- metió proporcionarles mayor cantidad de materiales que la que hacía falta para realizar la obra que se proyectaba. Efectivamente se lograron los cupos regulares de dichos materiales, naturalmente, aumentados en cierta cantidad que queda- ría a disposición de los constructores, como efectivamente se ha hecho. Ellos, en compensación, han favorecido la obra con las aportaciones mencionadas, o si se quiere han rebajado el valor de sus trabajos en dichas cantidades.

4ª. Aún queda una partida más en ese concepto de compensación y que la abonarán, en forma de bonifi cación en obra, por algunos materiales que aún faltan por entregar.

5ª. Conviene hacer notar que en estos conceptos no ha habido manipulación de dinero, pues automáticamente han descontado las sumas de las liquidacio- nes, conforme llegaban. También conviene hacer notar que estas facilidades de los constructores las han extremado por favorecer la obra que estamos reali- zando. Así lo han declarado y así es efectivamente”89.

Hemos transcrito este extenso documento pues es ilustrativo de la febril actividad del Director del Escolasticado, el Hermano Javier Faustino, y de su capacidad de gestión y transacciones con las licencias obtenidas, y también

89. Rapport de Visite de 1951.

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es una muestra de la participación de diferentes entidades en la construcción de la escuela. No obstante, no será hasta 1954 cuando el edifi cio esté defi ni- tivamente construido. El 24 de octubre de 1954, “el edifi cio de la Escuela ya estaba previamente terminado; a modo de tejado tenía una terraza, con subida desde el exterior por medio de dos escaleras. Aunque las aulas eran cuatro, los primeros alumnos (46) utilizan una sola”90. El mes de noviembre de ese año se solicita al Ayuntamiento de Irun una declaración de que la Escuela cumple con las condiciones legales en cuanto a seguridad e higiene y, al mismo tiempo, de una confi rmación de que es necesaria en el barrio de Lapice que tiene 1.725 habitantes.

Finalmente, la escuela cumplía ya las funciones para las que se había creado, pues desde el comienzo “estaba claro que debía llenar dos vacíos”. Como se recoge en los documentos de la época, no había en Lapice una escuela para los niños del barrio. Además, visto que, en gran medida, era un barrio obrero, parecía que lo más apropiado era edifi car una Escuela de Educación Primaria y Profesional. Por otra parte, la Escuela de Magisterio “La Salle-Ntra. Sra. del Juncal” que se ubicaba allí mismo necesitaba una Escuela Primaria donde los Hermanos jóvenes (escolásticos) completarían la formación teórica con prácti- cas de enseñanza91. En este sentido, en la documentación remitida por Santigo Elosegui, Director de la Escuela de Magisterio de la Iglesia, en funciones de Inspector nato de la Escuela Aneja, solicita el 20 de octubre de 1954, al Director General de Enseñanza Primaria la legalización de la citada Escuela Aneja, de acuerdo con lo establecido por la Orden Ministerial de 15 de noviembre de 1945, sobre expedientes de escuelas privadas92. Tras dicha legalización se irá notifi - cando en años sucesivos la apertura de nuevas aulas, en función del aumento del alumnado, así como los nombres de los profesores que se encargarán de la docencia. Entre la documentación remitida al Ministerio de Educación Nacional se encuentra una “reglamentación pedagógica”, fechada en abril de 1954. En este reglamento se recoge que los estudios que impartirán serán los siguientes: “enseñanza elemental y de perfeccionamiento que distingue el artículo 18 de la Ley de Educación Primaria. Se prevé para un próximo futuro el completar estas enseñanzas con los cursos de iniciación profesional que recomiendan las carac- terísticas industriales de la comarca”. Asimismo, se recoge el horario escolar a seguir, según el calendario de las “escuelas nacionales”, la administración a cargo de La Salle, el material escolar y los textos de enseñanza, que correspon- derán a los “tan acreditados textos BRUÑO, cuya editorial ha publicado manua- les para todos los grados de la Enseñanza Primaria”.

90. Iñarra, K. y otros (2004): Op. Cit., pp. 31. 91. Ibídem. 92. Archivo del Ministerio de Educación. Archivo de la Administración del Estado-Alcalá de Henares, Madrid, Legajo 54990.

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Por lo tanto, los estudios que se impartieron desde el comienzo estaban relacionados con la enseñanza primaria y la formación profesional, como hemos podido observar por el reglamento del centro. Los niños que accedían a estos estudios tenían que tener siete años cumplidos y “saber leer y escribir con faci- lidad”. El 16 de septiembre de 1954 se abrió la primera clase, cuyo programa fue, en un principio, puramente elemental, ciñéndose a la Primera Enseñanza. No obstante, ya se empezaron a montar los talleres con miras a la Enseñanza Profesional y a dotarlos con la maquinaria elemental requerida para el curso siguiente. El primer curso estuvo a cargo del Profesor-Director Hermano Emiliano Cantabrana, natural de la Rioja. El segundo curso se incorporó Nicolas Zufi ria, natural de Itxaso (Gipuzkoa) y, en 1956, se incorporó Angel Oteiza, natural de Andosilla (Navarra) a cargo de la tercera clase, según la información remitida al Ministerio de Educación Nacional. En marzo de 1955 los alumnos matriculados eran de 40 en el primer grado y de 50 en el segundo. Ese mismo año, con los alumnos adelantados, se empiezan las prácticas de taller.

Estos años iniciales de la Escuelita son recogidos, en parecidos términos a cuanto hemos venido señalando, por una memoria del Centro, correspondiente a 1963. Siguiendo la misma, podemos apreciar la preocupación que, ya en 1947, mostró el entonces director del Escolasticado Hermano Javier Faustino. En este sentido, antes de crear la Escuela Normal de Magisterio Nuestra Señora del Juncal, dicho director mostró su interés por crear esta escuela que sirviera también para la formación del profesorado “los Superiores de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a instancias de los padres de familia y viendo la defi - ciente situación en que se encontraba la población infantil del Barrio Lapice, sin medios sufi cientes para recibir una educación adecuada, con los únicos recur- sos económicos del Instituto Lasaliano y la confi anza de la Providencia, el 15 de mayo de 1951, colocamos la primera piedra de la Escuela Aneja y Profesional en nuestra fi nca de Martindocenea”93. En este sentido, y ya desde 194894, cuando el Centro de Formación de La Salle Enea fue reconocido como Escuela Normal de la Iglesia, ya se pensó en una escuela aneja, gratuita y al servicio de los niños del entorno. Esta escuela sería el lugar para las prácticas escolares de los Hermanos en formación. El curso 1950-1951 tuvo fuertes resonancias lasalia- nas, ya que se festejó el Tricentenario del nacimiento de San Juan Bautista de La Salle y pareció que era el momento adecuado para la construcción de la citada escuela. Las obras comenzaron y, con grandes sacrifi cios, se pudo completar hasta la segunda planta, pero hubo que renunciar a completarla en este primer momento por razones de índole económica. En 1954 se pudo dar un nuevo impulso: semisótano (taller de carpintería), planta baja (taller mecánico y taller

93. Memoria de la Escuela, 1963. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 308-Carpeta 10. 94. Iñarra, K. y otros (2004): Irungo La Salle, 50 urte behar berrietan zabalik. Irun: La Salle, pp. 40-41.

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eléctrico) y dos pisos (clases y salón). Aunque los talleres quedaron sin equipar, se tomó la decisión de empezar con las clases de Primaria, y el primer grupo inició sus estudios. Poco a poco los talleres fueron algo más que cuatro paredes y, en el curso 1956-57, se pudieron impartir las clases teóricas por la mañana y las prácticas por la tarde. A partir de aquí se sucederán escalonadamente las construcciones y el reconocimiento de los distintos niveles. La Iniciación y la Ofi cialía fueron reconocidas en 1958.

También en el Histórico de 1962 se recogen los antecedentes de la crea- ción de esta escuela y se insiste tanto en la necesidad de que exista este tipo de escuela para la formación del profesorado, como también en dotar de una escuela gratuita a los niños con escasos recursos económicos: “desde el año 1947 sentían nuestros superiores la conveniencia de dotar a la Casa de Formación sita en La Salle Enea de una Escuela Elemental que sirviera de Escuela práctica para los CCHH Escolásticos. El Barrio Lapice de Irún se encontraba sin escuelas y con una numerosa población infantil sin los medios sufi cientes para recibir una educación adecuada. Dado que la mayoría de los habitantes de dicho barrio son trabajadores industriales se pensó en que dicha escuela estuviese dotada de todos los elementos necesarios para llevar a cabo la formación industrial de futuros obreros, con conciencia de sus deberes de hombres, ciudadanos y cristianos. Este pensamiento agradó a los padres de familia que ansiosos buscan la educación completa de sus hijos, y así, con estos objetivos comenzaron las obras a cargo del Instituto de las Escuelas Cristianas del Distrito de Bilbao”95.

La creación del Centro y su inmediato funcionamiento no supusieron su inau- guración ofi cial, que se produjo tres años después, en 1957. Mientras tanto, entre los años transcurridos desde su creación se había conseguido perfi lar un programa de estudios profesional, pues “como todos los niños son hijos de obre- ros, pensamos dar a esta Escuela el carácter profesional, para así, juntamente con la formación religiosa, moral, humana y social, darles un ofi cio con el que pudieran defenderse en la vida. Y así se hizo. Poco a poco, y con nuestro sacrifi - cio propio, fuimos llevando la Escuela adelante”96. Asimismo, en el Histórico de 1962 se señala que “el programa de estudios fue en principio puramente ele- mental, ciñéndose a la Primera Enseñanza. No obstante, ya se empezó a montar los talleres con miras a la Enseñanza Profesional y a dotarlos con la maquinaria elemental requerida para el Curso siguiente”. En los primeros tres cursos se llevaron a cabo una serie de obras de adecuación y de adquisición de material para que se pudiesen cumplir los objetivos de una escuela profesional. Así, en el curso 1954-55 se montó un pequeño taller mecánico con un taladro sensitivo,

95. Supplément à l’historique pour l’année 1962. 96. Memoria de la Escuela, 1963. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 308-Carpeta 10.

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una electro-esmeriladora, banco de ajuste con doce tornillos y sus herramientas correspondientes. En el curso siguiente se amplió el taller mecánico, instalando dos tornos mecánicos, una fresadora, una sierra alternativa, una limadora y un taladro. Finalmente, en el curso 1956-1957, se terminó la primera obra de la escuela, contando con cuatro aulas, taller mecánico, taller eléctrico, dependen- cias de laboratorios, Secretaría, Dirección y salón de reuniones, aumentando el taller en un torno y doce tornillos de banco.

Tal era el éxito que, en esos años tenía la escuela, que incluso, en 1956, José Ramón Aguirreche Picavea, alcalde de Irun y jefe local de la Falange publica un documento en favor de la Escuela ya que es necesaria y gratuita, y porque en ella se da una excelente educación tanto en el aspecto religioso y técnico como siguiendo “la más ejemplar fi delidad a los principios del movimiento”. Asimismo, y a la vista de la función social que cumplía el centro, se solicitó del Ministerio de Educación Nacional la declaración de la Escuela como Centro de Interés Social, lo que fue otorgado por Decreto del 14 de diciembre de 1956 (BOE del 23 de diciembre).

Como ya hemos indicado previamente, no será hasta 1957 cuando se realice la inauguración del centro que, al decir de los documentos que hemos consul- tado, fue una gran celebración. Así, concretamente, el 17 de mayo se inauguró, con la asistencia de las Autoridades provinciales y locales, la primera fase de la Escuela, con capacidad para 200 alumnos; ésta comprendía cuatro aulas, talle- res mecánico y eléctrico, salón de reuniones y dependencias de profesores. Los locales fueron bendecidos por el Reverendo Vicario de la Diócesis en nombre del Excmo. y Rdvmo. Sr. Obispo y con la asistencia del Excmo. Sr. Gobernador Civil y demás autoridades. Para esa fecha ya se había completado la instalación de locales, en el segundo piso la sala de dibujo y el salón de actos y cuatro aulas, equipadas con tres tornos mecánicos, un taladro, mesas de trabajo para el taller eléctrico con 25 puestos, y una bobina mixta, una guillotina, una soldadura eléctrica y una fragua. En los años siguientes continuaron instalándose tornos mecánicos, aparatos eléctricos, un equipo de soldadura autógena oxiacetilénica y doce tornillos de banco. A pesar de que los medios económicos eran limitados, como se aprecia, se logró aprovisionar bien los talleres pues era la única forma de que se lograse el reconocimiento ofi cial como escuela profesional.

Para que los estudios tuvieran valor ofi cial, se presentó al Ministerio de Educación Nacional el Expediente de Autorización de la Escuela como centro de Formación Profesional, y por orden ministerial del 13 de diciembre de 1958 (BOE del 6 de enero de 1959), fue declarada como AUTORIZADA para cursar los estudios de Ofi cialía Industrial en la Rama del Metal con las especialidades de Ajustador-Matricero, Tornero y Fresador y en la Rama Eléctrica con las especia- lidades de Instalador-Montador y Bobinador. De esta manera la escuela lograría un reconocimiento ofi cial comenzando su andadura subordinada a la Escuela

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Ofi cial de Bergara, de la que vendrían profesores a fi nal de curso a hacer los exámenes o a dar valor ofi cial a los que se hacían en el centro.

El tránsito de la famosa “Escuelita”, que en toda la documentación aparece como aneja a la Escuela de Magisterio Nuestra Señora del Juncal, es difuso, pues fue creciendo como edifi cio independiente hasta que, en 1964, se pro- cede a la construcción de un nuevo pabellón para albergar, defi nitivamente, una escuela profesional.

La nueva escuela profesional

El reconocimiento como escuela profesional y la autorización en el año 1958 es un buen punto de partida para detectar el comienzo de una nueva etapa de la escuela profesional, que se irá confi rmando en los años siguientes. Asimismo, y tras la autorización de 1958 como escuela para cursar estudios de ofi cialía industrial, por Decreto 1062/1961 de 8 de junio de 1961 (BOE del 4 de julio de 1961), la escuela fue elevada al Grado de Centro reconocido en el Grado de Ofi cialía Industrial para las Ramas del Metal y Eléctrica y en las especialidades arriba mencionadas. Hasta esta fecha, 1963, toda la obra de la escuela, tanto el edifi cio, como la maquinaria y demás instalaciones, con un presupuesto que ascendió a cuatro millones, había corrido a cargo del Distrito de Bilbao del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Una vez el centro recono- cido, se comenzó a recibir anualmente subvención de sostenimiento por parte del Estado a través del Secretariado Nacional de Formación Profesional de la Iglesia, que cubría la mitad del presupuesto anual de gastos. Al mismo tiempo, y anualmente, se recibía también subvención para la adquisición de maquinaria para los talleres y, con carácter extraordinario, subvención para la realización de diversas obras.

Antes de que se inaugurara el nuevo edifi cio, en 1965, y después de todo el proceso de reconocimiento y autorizaciones, se llevará a cabo la construcción del nuevo edifi cio que, en síntesis, siguió el siguiente proceso consecutivo de años. En 1960 se diseñan unos nuevos planos, donde en todos los pisos hay dos parejas más de ventanas en el ala de la carretera general, y una solamente en el otro extremo. Las obras se llevan a cabo a partir de la Semana Santa, desde la que no se puede utilizar el salón de actos por las obras de renovación. En octubre de ese mismo año, el patio se llenó de materiales de construcción, lo que obligó a que los recreos se llevaran a cabo en los patios de La Salle Enea. Para septiembre de 1961, ya se esperaba que todo pudiera estar utilizable; en el tercer piso una sala de dibujo (de 12 x 9 m.) equipada con 31 mesas de dibujo, un salón de actos con 250 localidades, la Capilla y la Comunidad. En el segundo piso 7 aulas con 50 puestos cada una, y en el primer piso el taller mecánico (de 32 x 9m.), equipado de mesas de ajuste con 54 tornillos de banco, mesa de

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trazado, 12 tornos, 4 fresadoras, máquina rectifi cadora, limadora, tres taladros, sierra alternativa, electro esmeril y almacén para las herramientas. Asimismo, el taller de forja y soldadura (de 10 x 4 m.), equipado con fragua, yunque y sus complementos; equipo de soldadura eléctrica y de oxiacetileno y el taller eléc- trico (de 16 x 9 m.) con 15 mesas de trabajo bipersonales con sus cuadros de medidas; un cuadro general de control con mandos de corriente alterna y directa para todos los puestos con diferentes tensiones; cuadro para comprobar moto- res, bobinadora, guillotina, taladro, 8 tornillos de banco y varios aparatos de medida. En esta misma planta se colocarán los despachos para la dirección, la secretaría y un recibidor.

A lo largo del curso 1961-1962, el edifi cio se prolonga hacia la zona de las actuales ofi cinas y se da por concluido el salón de actos. Así, el 14 de mayo de 1962, se bendicen y estrenan estas ampliaciones con una gran celebración, siendo presidida la misma por el obispo de Gipuzkoa, Jaime Font Andreu. El 60 por ciento de los gastos estuvo subvencionado, y el 40 por ciento restante lo pagó el Distrito de Bilbao. Al siguiente curso, 1962-1963, se procede a la adecuación de los locales escolares: taller mecánico (de 32 x 9 m.) y taller eléctrico (de 16 x 9 m.), siete aulas para 50 alumnos cada una, una sala de dibujo, provista de 40 mesas individuales, un salón con 250 asientos; asimismo, los laboratorios fueron instala- dos en La Salle Enea, y se construyó la Capilla y la sala de profesores.

El resultado del trabajo realizado y de las obras ve su fruto al ver cómo aumentan las peticiones de ingreso, lo que obliga a la apertura de otro taller mecánico, aunque el ayuntamiento pone algunos impedimentos para comenzar las obras para su puesta en marcha. Finalmente, en noviembre de 1963 se comenzó la ampliación del pabellón de 57 x 11 m. con tres plantas para así poder doblar los cursos de Ofi cialía Industrial e instalar convenientemente la Maestría Industrial. En la memoria de 1963, ya citada, todavía se continúa reco- giendo más información sobre las obras realizadas en ese último año, lo cual nos permite conocer la dotación e infraestructura que, en pocos años, había conseguido poner en marcha el centro:

• Taller Mecánico con superfi cie: 32 x 9 m. • Taller Eléctrico con superfi cie: 16 x 9 m. • Siete aulas con capacidad cada una para 50 alumnos. • Sala de Dibujo con 40 mesas personales de dibujo. • Salón de reuniones con 250 butacas. • Laboratorios adjuntos. • Dependencias de profesores. • Pequeño oratorio o capilla, anexo a la Sala de dibujo.

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La causa que motivó todo este proceso de infraestructura docente era el importante número de alumnos, aproximadamente unos 360, que, entonces, registraba el Centro. Por ello los Hermanos, en esta ocasión, dirigieron una instancia de solicitud de Obra al Ayuntamiento, “a favor de la juventud de Irún que se educa en nuestras aulas”. En esta misma memoria podemos apreciar el estado de ánimo del redactor al lamentarse diciendo “¿No es pues, de justicia social, que para apoyar el esfuerzo realizado por el Instituto Lasaliano, a las facilidades que encontramos por parte del Ministerio de Educación Nacional y a la mejor educación de los hijos de Irún, el Ayuntamiento en vez de poner difi culta- des, apoye la Obra, y si la Ley del Suelo impone, realice el Plan Parcial que nos exige”, pidiendo “que este sea el sentir de todos los miembros de la Comisión de Obras, y que en breve, apoyándonos mutuamente, llevemos a cabo la obra en favor de la educación de nuestros hijos”.

No obstante, al año siguiente, ya podemos observar cómo nuevamente se trabaja en la ampliación de la escuela con la construcción del nuevo pabe- llón 57 x 11 m. con tres plantas y un semisótano. Esta obra tenía un importe de 5.500.000 ptas. cuyo 60 por ciento será a cargo del Plan de Desarrollo Económico, además de un crédito de 1.000.000 ptas de la Caja de Ahorros Provincial y eventuales ayudas. Asimismo, el Secretariado Nacional de F.P. de la Iglesia envió maquinaria y mobiliario para clases.

Después de tal ajetreo de obras, fi nalmente, la inauguración del nuevo pabellón se produjo el día de San José de 1965, en un acto que fue presidido por el Ilmo. Sr. Director General de Enseñanza Laboral, el Ilmo. Sr. Vicario de la Diócesis, los miembros del Secretariado Nacional de F.P. de la Iglesia en pleno, las Autoridades Provinciales y locales, el Rdo. Hermano Visitador, un buen grupo de Hermanos y muchos padres de familia y de los alumnos, siendo el acto del agrado de todos. Ese mismo año se recibió, asimismo, maquinaria diversa con cargo al plan de desarro- llo, así como 20 mesas unipersonales y una mesa de profesor como subvención.

Los informes de visita del Hermano Visitador son muy elogiosos con res- pecto al prestigio y a la buena marcha del mismo; pero, en 1960, reconoce que a pesar de “la difi cultad que supone nuestra actual penuria de personal espe- cializado técnicamente, la Escuela marcha con frutos consoladores y la primera promoción de alumnos que de ella ha salido con el ciclo de estudios y talleres terminado, se ha colocado íntegra e inmediatamente con plena satisfacción de la Empresa que los ha absorbido. Magnífi co espíritu entre los alumnos. Muy buena reputación ante las Autoridades escolares y padres”. En el mismo sentido vuelve a insistir al año siguiente, remarcando que, dado el especial carácter de este centro, anejo y dependiente de la casa de Formación, como obra social y cristianizadora de la misma y como centro de adiestramiento de nuestros futuros Hermanos, este centro debe llegar a ser progresivamente un verdadero centro piloto. Defi nitivamente, ya en 1963, se insiste en el carácter de modelo del cen-

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tro, incluso para todo el resto del distrito, tratándose de una escuela en cons- tante crecimiento de instalaciones y enseñanzas. Asimismo reconoce que se trata de un centro muy bien dirigido en todos los sentidos, tanto de la formación profesional como cristiana, aunque adolece de falta de sufi ciente profesorado.

Por otra parte, ya apunta otra de las cuestiones que parece relevante en cuanto a la función que cumplía este centro en estos años, además de la for- mación profesional, pues como señala “presta grandes servicios a la formación de Hermanos que han de ser destinados a misiones” augurando que “dentro de unos años será una Escuela completa y modelo del Distrito”. En el mismo sen- tido volverá a insistir en 1964, después de reconocer que “es uno de los centros de más prestigio en la provincia”, ya que se trata de “un centro de formación técnica para casi todos nuestros Hermanos del Distrito ya que es aquí donde se han concentrado o se concentrarán los que estudien las carreras de Peritaje y Maestría”. En ese momento, el Hermano Visitador ya nos apunta la compleji- dad que tenía el centro en esos años, con un reglamento de ejercicios bastante complejo por la multiplicidad de enseñanzas, pues a las diurnas de Ofi cialía, Maestría y Peritaje se agregaban las intensivas que acudirán por la noche. En el último informe del que disponemos, realizado en 1965, la rotundidad de la afi rmación es mayor, si cabe, al decir que “es un centro que honra al Instituto. Sin ruido, con muy pocos medios personales ha alcanzado un prestigio y altura que no eran de sospechar hace pocos años”.

Pero como era práctica normal en la trayectoria de las escuelas y colegios creados durante este periodo en otras localidades de la provincia, la construc- ción de un nuevo edifi cio o la ampliación de un pabellón no suponía dejar de atender las nuevas necesidades de aulas, de servicios o de instalaciones que conllevaba el aumento de la matrícula de los alumnos. Así, entre 1965 y 1970, asistimos nuevamente a una serie de obras relacionadas con las dependencias de la Comunidad, la Capilla, el gimnasio y el frontón. En el Histórico de 1966 se reseña que la Delegación Nacional de Deportes había aprobado el proyecto del gimnasio y patios escolares, estando a la espera de la aprobación del presu- puesto. Todo ello conllevaba, necesariamente, la ampliación de los locales de la Comunidad, ante el inevitable aumento del número de Hermanos, obras que comienzan a mediados de agosto del año siguiente, 1967, con la ampliación de las dependencias de la misma y la Capilla. Esta intervención fi nalizó prác- ticamente a fi nales de año. Para la realización de obras en las instalaciones deportivas consiguieron una subvención de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, y fueron inauguradas en el mes de mayo de 1969. Asimismo el histórico de ese año hace una recopilación de la nueva infraestructura del centro, que comprende un frontón cubierto con sus correspondientes servicios, un salón de juegos y futuro Club Juvenil y una cancha polideportiva. A estas inauguraciones asistieron las primeras autoridades de la provincia, tanto civiles como deportivas. De todos modos el redactor del histórico insiste en que el

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inmueble se conserva en bastante buen estado, “aunque hay que reconocer que los materiales que se emplearon no fueron de muy buena calidad, por lo que uno de los edifi cios da ya indicios de vejez prematura. En cuanto al mobiliario se va renovando en la sección de Formación Profesional poco a poco gracias a la subvención anual que recibimos con este fi n de la Comisión Episcopal de la Enseñanza”. A pesar de las obras y mejoras realizadas, el redactor no mostraba su alegría al afi rmar que las mejoras en el edifi cio son casi nulas puesto que la situación fi nanciera actualmente es bastante defi citaria. En el curso 1969-70 fi naliza la construcción del frontón cubierto de Lanbide y se celebra una fi esta de inauguración en la que el pelotari Atano X, fue la estrella.

No pasarán muchos años sin que se realicen nuevas obras, tanto en la escuela profesional como en La Salle Enea, según nos narran los correspondien- tes “Históricos”. Ya en 1973, se comienza con el “retejado del edifi cio”. Al año siguiente las reformas se centran en el piso destinado a la Comunidad, siendo derribados algunos tabiques y se hicieron dos habitaciones más y otras dependen- cias. Ese año la intervención principal fue en la Capilla, que fue ampliada, para dar cabida a grupos más numerosos durante las celebraciones eucarísticas. En 1975 también vemos cómo en todos estos trabajos la colaboración del profesorado es patente, pues “es cosa antigua la facilidad con que el profesorado toma parte tanto en los trabajos de la Escuela como en cualquier celebración modesta pero alegre que se organiza con o sin excusa. Hermanos y profesores cogen el marti- llo, trasladan las máquinas, organizan bien que mal una afari merienda… en las grandes fi estas el trabajo se hace en común disponiendo el comedor, haciendo compras arregladas y preparando magnífi camente los alimentos”97. No obstante, a fi nales de esta década ya comienza a apreciarse que algunas partes del edifi cio debían mejorarse. Así, el Histórico de 1978, señala que hay que habilitar “depar- tamentos que estaban abandonados desde casi la fundación del mismo”. En el verano de 1981 se llevarán a cabo obras de adecentamiento del Centro escolar, lo que supuso rehacer la fachada norte del edifi co “nuevo”.

Los años noventa también fueron especialmente productivos desde el punto de vista de las obras. Algunas de ellas por motivos ajenos a las necesidades escolares, como ocurrió en 1991, cuando un coche bomba estalló en la calle Arturo Campion, junto a la esquina de la casa-cuartel de la Guardia Civil, que- dando totalmente destruidos los vestuarios recién edifi cados junto al frontón. Asimismo en el edifi cio La Salle Enea, las vidrieras de la iglesia sufrieron grandes daños y en los edifi cios de Lanbide los marcos de muchas ventanas quedaron rotos o doblados. Por parecidos motivos, casi diez años más tarde, en el 2000, se vio afectado el centro cuando, el 21 de noviembre, explotaron dos granadas en el edifi co donde reside gran parte de la dotación de la Guardia Civil de Irun;

97. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 59.

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otra granada, que cayó en una zona verde cercana a los patios del colegio, no hizo explosión. Como consecuencia del atentado, los alumnos de la ESO fueron desalojados del centro y por la tarde no se impartieron clases.

En cambio, otras obras se realizaron para llevar a cabo el plan de fusión pre- visto en 1992; así, el Histórico recoge que “durante el verano continuaron las obras en la Sección de La Salle Enea a fi n de que el plan de fusión previsto diera su último paso trasladando a esta sección todos los alumnos de 14-16 años y juntando a los mayores en la Sección de la Escuela Profesional. Dichas obras se centraron en la 2ª planta donde se ubicaron 11 aulas, 3 despachos y servi- cios higiénicos. Pensamos que han quedado bien y desde septiembre albergan a clases de alumnos. La Sección de la Escuela Profesional ha podido mejorar una fachada, la que se orienta a la carretera nacional que ha quedado saneada, con ventanales nuevos y mayores y una presencia más digna […]. Cuando termina el curso hay nuevas obras en el Centro que pretenden realizar una nueva salida para los alumnos que vienen en bici o en moto. Con ello se pretende evitar las dos salidas actuales que suponen un gran peligro de accidentes. Esperamos que de esta manera todo se haga con mayor seguridad”. Como fruto de todo ello, todos los alumnos de 14-16 años se instalan en esa Sección al curso siguiente y donde todavía permanecen en la actualidad. Al año siguiente, 1993, se llevaron a cabo una serie de obras para reforzar la planta baja ala este y sanear los locales de la casa en esa planta, al fi nal de ese año se instala la calefacción central en la única zona colegial que no contaba con ella, la zona de laboratorios.

En 1995 se procedió a la remodelación de las habitaciones de la Comunidad, además de otra serie de obras. Así, en el Histórico de ese año se señala que “aprovechando el momento de cambio de todo el espacio inferior a las mismas en que estaba el Gimnasio y ante la precaria situación de los cuartos existentes, se ha distribuido todo el espacio de las habitaciones para conseguir 9 habitaciones completas, con servicio y ducha. Aunque se han retrasado mucho las obras, se han acabado prácticamente las mismas para Navidad, han quedado habitaciones dignas y acogedoras”. Pero las obras no terminaron ahí ese año ya que asimismo se llevó a cabo la redistribución del espacio del Gimnasio en la Sección de Lanbide Eskola, la construcción del nuevo gimnasio en una parte del frontón de La Salle Enea, la ampliación del edifi cio cercano a la carretera nacional de Lanbide Eskola para ubicar una segunda escalera y un ascensor, así como el cambio de lugar del Laboratorio de Química de La Salle Enea en la planta baja. Cuatro años más tarde las instalaciones seguían mejorando, reformando las aulas de control numérico del área mecánica. Asimismo, en La Salle Enea se terminan los laboratorios. Con esta obra, el redactor del Histórico afi rma que “el centro de Secundaria Obligatoria dispone y se completa de todos los servicios y espacios necesarios para la prác- tica educativa”. Finalmente, ya en el año 2000, se dotará al centro de equipa- mientos diversos para adecuarlo a las necesidades del momento; así, destacan los equipamientos que se han realizado en las aulas de Diversifi cación Curricular

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y de Pedagogía Terapéutica, los espacios habilitados para dar cabida a las UBGs (Unidades Básicas de Gestión), al despacho del conserje, al del Coordinador de Sección y a los recibidores. Asimismo, en la zona ajardinada del colegio se han diseñado dos plazoletas, para el esparcimiento de los alumnos, y una pista para saltos de longitud. También se han mejorado las instalaciones de agua caliente para los vestuarios y al frontón se le ha dado una capa de revoque y pintado. En la ESPO (Educación Secundario Post Obligatoria) cabe destacar la nueva aula de Metrología y la Mediateca (sala polivalente con biblioteca, Internet,...). También se han pintado las aulas y pasillos del bachillerato. Con ayuda de la Diputación se ha llevado a cabo la instalación de fi bra óptica.

Administración y Economía del Centro

La evolución de todas las obras de construcción y ampliaciones que hemos podido ir describiendo no podían realizarse sin los sacrifi cios y con desembolso económico importante a lo largo de todos estos años. Ya hemos podido señalar las difi cultades que en los años cincuenta encontraron los Hermanos para poder construir la “Escuelita” y que, fi nalmente, pudieron obtenerse las ayudas nece- sarias. No obstante, en los años siguientes se procuró buscar nuevas fuentes de fi nanciación para poder seguir con los planes de ampliación motivados por las necesidades que surgían ante el aumento del alumnado. Sin duda la fuente principal va a ser el propio Distrito de Bilbao del Instituto lasaliano y el Ministerio de Educación Nacional, en función de los gastos o planes de que se trate.

En la década de los cincuenta también se consiguieron algunas subvencio- nes por parte del Ayuntamiento de Irun. Así, en 1957 se le solicitó una ayuda económica anual. No obstante, aunque la enseñanza era gratuita, para paliar la situación económica, se pidió a los padres de los alumnos una cuota de 25 ptas. como pago de otros servicios. En ese mismo año, el Distrito de Bilbao del Instituto aportó lo más necesario. También se conseguirá alguna aportación eco- nómica por las clases que a algunos alumnos se les daban fuera de horario, aun- que la enseñanza era gratuita. La situación económica no era nada halagüeña, pues “ocurre que la escasez se palpa a diario, la falta de dinero ante las factu- ras semanalmente, la difi cultad para comprar mesas, estanterías y herramientas necesarias... cada mes. Profesores y Director son obreros los fi nes de semana o al atardecer que realizan las instalaciones fuera de horas”98. Dos años más tarde, el Hermano Director, Emiliano Cantabrana solicitó al ayuntamiento de Irun la gratuidad del servicio de aguas, considerando el trabajo que realiza y su preca- ria situación económica, pero la respuesta fue negativa, aunque lo merezca por: “equidad, analogía, equivalencia, clase o fuero”99.

98. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 37. 99. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 39.

689 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

En la década de los sesenta esas fuentes de fi nanciación continuarán siendo las del propio Distrito de Bilbao, la del Secretariado Nacional de Formación Profesional de la Iglesia y el Ministerio de Educación. En 1961 se reconoce que “hasta ahora el Distrito de Bilbao (los Hermanos) ha dado 4 millones para los edifi cios, la maquinaria y otros gastos. En los próximos años, después de conseguir el reconocimiento ofi cial, las subvenciones cubren apenas el 50% de los gastos (dadas por el Estado a través de la Secretaría Nacional de la Formación Profesional de la Iglesia). En este aspecto, mucho le debe nuestra Escuela al Hno. Epifanio Gazpio que desde su puesto en esa Secretaría con- seguía que nuestra Escuela no fuera olvidada. Había otras subvenciones para obras y maquinaria pero eran puntuales y sin una periodicidad establecida”100. En los Históricos de los años 1963, 1964 y 1965 se reseñan las subvenciones por parte del Estado, pues “anualmente se recibe una subvención por parte del Secretariado Nacional de Formación Profesional de la Iglesia para cubrir el 50% de los gastos de presupuesto anual, maquinaria y mobiliario”101. Lo mismo ocu- rrirá en los años siguientes en los que la subvención rondaba el medio millón de pesetas, además de otras cantidades para el herramental mecánico o material eléctrico. En cambio, en 1966, por concesión del Ministerio, y con cargo al Plan de Desarrollo, se recibió “una subvención de 1.000.000 de ptas. en maquinaria independiente de la Subvención de sostenimiento y maquinaria de todos los años”102.

El régimen de subvenciones se irá acomodando a la nueva realidad edu- cativa, siguiendo las reformas de los años setenta y, sobre todo, con las transferencias educativas del estado a la Comunidad Autónoma Vasca. En 1990, se pudo califi car de muy favorable la situación económica, ya que “a nivel de inversiones en la Escuela podemos catalogar el año como de muy bueno. Obtuvimos 16,5 millones (de pesetas) del Departamento de Educación del Gobierno Vasco para resolver una emergencia que pudo ser muy grave: el derrumbe de una parte del tejado. Asimismo, hemos obtenido para equi- pamiento didáctico las siguientes cantidades: 15 millones del Departamento de Trabajo del Gobierno Vasco; 11,5 millones de la Diputación y 10,5 del Departamento de Educación. Esperamos de esta manera ir recuperando el retraso acumulado en equipamientos didácticos”103. En el mismo sentido se expresará el redactor del Histórico de 1993, aunque esta vez refi riéndose a la situación del profesorado: “en septiembre entra en vigor un ‘acuerdo escolar’

100. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 47. 101. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 102. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 103. Suplemento al Histórico para el año 1990.

690 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

no satisfactorio en su globalidad, pero sí en cuanto que mejora las condicio- nes salariales del Profesorado. Por este acuerdo los profesores aproximarán sus salarios a los profesores de la enseñanza pública. Se cierra el envío a la administración de una información exhaustiva para que sea ella la que efec- túe directamente los pagos a todos los profesores que trabajan en niveles obligatorios”.

A esta situación económica, a la vista de las fuentes de fi nanciación que se fueron logrando, poco pudo contribuir el escaso importe de las cuotas que pagaban los alumnos. Como hemos podido señalar, al comienzo, con la puesta en marcha de la escuelita, la contribución de los alumnos era más bien insig- nifi cante, dado el carácter popular que tenía y el tipo de alumno que acudía a la misma. No obstante, y seguramente para paliar esta situación, se aprecia la existencia de un gran número de alumnos que cursaban sus estudios por el pro- cedimiento de las becas, que ya desde 1963 comienzan a concederse a través del Fondo de Igualdad de Oportunidades. Por ejemplo, en 1964 se concedieron doscientas becas por un importe total de 800.000 pesetas. Al año siguiente serán 230 los alumnos benefi ciarios. En el Histórico de 1972 se señala que el 60% de los chicos de maestría y el 45% de ofi cialía se hallan becados por el Estado. Siguiendo este tipo de política de becas, en 1976, y “como novedad, por orden del Estado, se hace la solicitud de petición de subvención de ayuda a la gratuidad para la FP1 grado y Ofi cialía 2º y 3º a extinguir. Para la maestría no hay subvención del Estado sino una ayuda del Secretariado de la Iglesia que no podrá sostener en la cuantía que hasta el presente lo solía hacer”. Este tipo de aportaciones no variará con la llegada de las transferencias al Gobierno Vasco, pues “ha sido el primer año en que FP2 ha recibido subvención por tanto el Centro empieza a ver más claro su futuro porque ha bajado sus cuotas y piensa que podrá mantenerlas a niveles que permitan el acceso al Centro de jóvenes de condición económica modesta. Es claro, por tanto, que el centro funciona por las subvenciones y por las cuotas de la familia. Ha sido el primer año que el Centro ha dependido directamente de la nueva administración autonómica con centro en Vitoria-Gasteiz”104.

Uno de los aspectos mas relevantes en los últimos años, por lo que respecta a la administración, ha sido el proceso de implicación del centro en un plan estratégico encaminado a un proceso de calidad que se inició en 1994 y que concluyó con la obtención de la “Q de plata” a la excelencia en el año 2002. En este sentido, los pasos que se siguieron fueron los siguientes105:

104. Suplemento al Histórico para el año 1981. 105. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 97-99.

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1994. Elaboración de un Plan Estratégico y un Plan de Comunicación 1994-1998.

1995. Miembros del Equipo Directivo y 12 profesores reciben formación en Gestión de la Calidad.

1996. • Formación del Equipo Directivo en el modelo EFQM • Primera Autoevaluación • Redacción de la misión • Establecimiento de prioridades estratégicas e identifi cación de proce- sos clave. • Se inician los Planes de Gestión.

1997. • El Director José Antonio Urrutia participa en la Semana Europea de la Calidad con la ponencia titulada “La Mejora Continua, clave para una escuela de calidad”. • El Director y miembros del ED se forman en HETEL y Euskalit en Gestión por procesos, Mejora Continua, etc...

1998. • Revisión del Primer Plan Estratégico. • Elaboración del Segundo Plan Estratégico para el periodo 1998-2001. • Se empiezan a elaborar distintos Planes anuales. • 8 profesores reciben formación en Gestión de Procesos • EI responsable de la F N R y la técnico de Calidad reciben formación en la norma ISO 9001. 1999. • EI Equipo Directivo pone en marcha el Comité de Calidad. • Contratación de una técnico en calidad.

2000. • EI Equipo Directivo recibe formación en autoevaluación a través de Euskalit. • Los miembros del Comité de Calidad son formados en autoevaluación. • Formación interna en la metodología 5 S. Se participa en un proyecto de aplicación de 5 S organizado por Euskalit. • EI Equipo Directivo realiza, con ayuda del Comité de Calidad, la segunda autoevaluación. • En F N R se aplica la Normalización ISO 9001 • Se comienza a trabajar con el plan de HETEL hacia los 300 puntos de EFQM. 2001. • Implantación del EKKS (Sistema de Gestión Calidad Total por proce- sos) con apoyo de una consultora e integración del mismo en la red informática. • EI Equipo Directivo designa propietarios y Equipos de Procesos Enseñanza-Aprendizaje • EI Equipo Directivo diseña y realiza el Proceso de Refl exión Estratégica que se explicita en el Plan Estratégico 2001-2004.

692 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

• Se realiza la Tercera autoevaluación. • Se comienza a trabajar para la consecución de los 400 puntos EFQM en diciembre de 2002. • Ampliación de Equipos de Procesos. • Despliegue de los Procesos clave. • Obtención de los 300 puntos como consecuencia de la evaluación de la Agencia Vasca para la Evaluación de la Competencia y la Calidad de la Formación Profesional.

2002. • Formación adicional del Equipo Directivo, de los propietarios de proce- sos y del personal en Calidad. • Obtención de los 400 puntos EFQM y reconocimiento con la Q de Plata por el Gobierno Vasco.

2003. Organización y participación en la ponencia “Hacia la Excelencia desde la persona” dentro de la IX Semana Europea de la Calidad.

Este proceso supuso que, al inicio del Curso 1999-2000, y a iniciativa del Hermano Director, José Antonio Urrutia, se estableciera un nuevo organigrama y esquema organizativo del centro: “en el futuro los Departamentos tienden a desaparecer como unidad organizativa y son sustituidos por los U.B.G. (Unidad Básica de Gestión), que agrupa a todos los profesores que trabajan en la misma etapa educativa. Así el centro se organiza en cinco grandes U.B.G.s: Primer Ciclo de Secundaria, Segundo Ciclo de Secundaria, Bachillerato, Ciclos Formativos y Educación no Reglada”106.

Conmemoraciones, asociación de padres y relaciones del Centro

En el corto espacio de tiempo de poco más de cincuenta años, la Escuela Profesional ha querido recordar los hitos que marcaron la trayectoria seguida, seguramente para mantener la llama de permanente mejora y progreso. Así, en el curso 1988-1989, se celebraron los 25 años de implantación de la Formación Profesional completa, la Maestría. Con este motivo se realizaron diferentes actos. Entre ellos un encuentro Empresas-Escuela, otro encuentro de exalumnos de la primera promoción, así como dos jornadas de “puertas abiertas” en que todas las personas interesadas pudieron ver las instalaciones y actividades normales de la Escuela. A estos actos asistieron las autoridades provinciales y municipales. La respuesta a los mismos fue positiva desde los alumnos, padres, profesores y gente de empresa.

106. Suplemento al Histórico para el año 1999.

693 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

La segunda conmemoración es más simpática, pues venía a recordarnos el nexo de unión de la escuela Profesional con la famosa “Escuelita”, ya que se celebraba el 50 aniversario de la colocación de la primera piedra “de nuestra escuela que en aquellos tiempos se le llamaba cariñosamente la Escuelita. Escuela que originariamente se fundó con la intención de servir de prácticas para los Hermanos que estaban en la etapa de formación del Escolasticado. Los escolásticos residían en La Salle Enea, edifi cio que dista unos 200 metros de la escuela. La celebración se hizo de manera sencilla y familiar. Para la ocasión se colocó una placa, recordando el evento, encima de la que recuerda el inicio de la construcción en el 1950. También se fabricaron unos llaveros que recordaban la fecha. Especialmente emocionante fue el reencuentro de la primera promoción de alumnos que asistió a la Escuelita”107.

Finalmente, el tercer acontecimiento tuvo lugar en el curso 2003-2004, en el que se llevaron a cabo varias celebraciones anuales, de modo especial el Cincuentenario. Con tal motivo apareció un tríptico publicado para este acon- tecimiento. Entre las actividades que se fueron sucediendo a lo largo del curso podemos señalar las siguientes:

• El 21 de noviembre, en el salón de La Salle Enea tuvieron lugar las siguientes actuaciones: el Coro Escolar, el grupo de alumnos y exalumnos y el grupo BIG-BAND del Conservatorio. Pudimos ver también la proyección de “La Música en Irungo La Salle”. • El 26 de noviembre, acto Inaugural. En el mismo salón a las 19 h. El encuentro se desarrolló de acuerdo al siguiente programa: palabras de Don José Antonio Santano, alcalde de Irun, de Mikel Balerdi, Hermano provincial, de Don Xabier Iridoy, Director de Irungo La Salle y de Doña Anjeles Iztueta Consejera de Educación del Gobierno Vasco; presentación y distribución del periódico del Aniversario; lectura de la poesía “Itsaso eta Eguzkiaren Eskola” del Hno Patxi Ezkiaga, de La Salle y actuación del Coro Ametsa. Se terminó con un lunch. • El 3 de diciembre en La Salle Enea, salón del tercer piso a las 11'15 h. Presentación del Concurso Cincuentenario “Mejor Idea de Empresa” patrocinado por la Fundación Gaztenpresa jardunaldiak, labor social de Caja Laboral. • El 24 de diciembre en el salón de La Salle Enea a las 19'30 h. Festival Gabon Kanta: Coro de Irungo La Salle, coro Nayade y Angel Pazos con un ochote y Olentzero. A las 16 h., después de concentrarse en el patio, se realiza la ruta prevista. Este año hay un momento de actuación conjunta con el coro de San Marcial.

107. Suplemento al Histórico para el año 2000.

694 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Por lo que respecta a la Asociación de Padres de Familia, comenzamos a tener noticias de su existencia en los años setenta, cuando, en 1971, se nos dice que “sigue vigorosa en cuanto a la búsqueda de recursos para atender a los alumnos de la Escuela, aunque no en otras actividades formativas. En 1977 se nos indica que funciona con éxito la Asociación de Padres de Familia; además, este mismo año fueron aprobados sus Estatutos por las autoridades competentes, reafi r- mando así una personalidad con carácter propio. En la década de los ochenta ya está constituida una nueva Junta presidida por Alberto de La Iglesia y que, hasta la fecha, ha seguido participando en la vida colegial, reuniéndose unas diez veces al año y cooperando con ganas en muchas actividades. Otros presidentes de dicha Junta fueron las siguientes personas: Julio Iglesias, Francisco Mendiola, Emilio Martín, José Antonio Diest, José Ramón Garraus, Mikel Zubeldia, Mª Ángeles Martín y Mª Carmen Lequerica y, en estos últimos años, Pedro Goicoechea.

Menor éxito en su funcionamiento y permanencia parece que tuvo la denomi- nada “Escuela de Padres”, que se organizó durante el curso 1986-1987. En ese curso, parece que bastantes padres se dieron cuenta de su necesidad ya que se pudieron distribuir en cuatro grupos, de los cuales uno era en euskera. En cada encuentro se debatía un tema en pequeño grupo y luego se hacía la puesta en común en el grande. Previamente se había presentado y distribuido un material al comienzo del encuentro. En la última reunión cada grupo escenifi ca una situa- ción paterno-fi lial interesante. Al fi nal del curso el sentimiento dominante fue de alegría y acuerdo inequívocos. La organización de esta Escuela de Padres parece que fue más intermitente, aunque todavía en el curso 2003-2004 se habla de que “felizmente se ha logrado la sufi ciente respuesta para poner otra vez en marcha la Escuela de Padres. Acompañados de varios profesores han comen- zado ya las reuniones”108. La actividad desarrollada era más bien precaria, pues se habla de las difi cultades para llevar a cabo cualquier actividad en la que se pueda implicar a los padres.

En el complejo donde está situada la Escuela Profesional, al lado de La Salle Enea, es comprensible que el centro mantuviese buenas relaciones con las auto- ridades civiles y religiosas, como era norma general en la mayoría de los centros de Gipuzkoa. En este caso, queremos resaltar las relaciones dentro del ámbito de la enseñanza profesional, que ya se ponen de manifi esto en 1964, pues como nos indica el Histórico de ese año “se han mantenido buenas relaciones con las Autoridades Civiles y Religiosas. Se ha colaborado con la parroquia mediante el servicio diario de monaguillos y las confesiones semanales. Se tomó parte en la Exposición provincial de Enseñanza Profesional que se estableció con motivo de la visita del Director General de Enseñanza Laboral. Se ha participado en diversas comisiones regionales de Formación Profesional”. En esta misma línea

108. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 101.

695 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

de relaciones con la enseñanza profesional, en 1978 se celebró una reunión de las Escuelas Profesionales regentadas por los Hermanos de las Escuelas Cristianas en España. Dicha reunión tuvo lugar en Irun, a primeros de julio de ese año, con una asistencia de Hermanos de todas las regiones de España. Se visitaron los Centros más importantes de nuestra región: Zumarraga, Arrasate, Donostia, “evaluando cada visita con nuestros centros respectivos e intentando mejorar nuestras programaciones y mejoras habidas desde la última reunión en Barcelona. Los Hermanos salieron, según su propia manifestación, muy satisfe- chos de esta reunión; y visto el provecho de las convivencias, se determinó la siguiente dentro del año en Madrid, durante las vacaciones de Navidad”109.

No obstante, entre 1989 y 1991, se aprecia cierta frialdad en este tipo de relaciones pues, aunque se “mantienen relaciones amistosas y de colaboración con otros centros de religiosos del entorno”, se mantienen relaciones “correctas” con los Centros Públicos con quienes se “compite”. Asimismo, el Catecumenado, tanto de la Escuela como del C.E. La Salle nos obliga a mantener relaciones de colaboración con las Parroquias110. Por otra parte, la Escuela Profesional mantenía relaciones de colaboración con la Diputación y el Departamento de Trabajo del Gobierno Vasco, aunque las relaciones con el Departamento de Educación eran frías, según el redactor del Histórico de aquel año, quien por otra parte señalaba que el centro participaba también en el Comité de Empleo y Formación. Esta frialdad, al menos narrativa, se irá matizando con el transcurso de los años, sobre todo ante la actitud que el centro aprecia por parte de la administración educativa, pues “a pesar de que la Administración educativa es contraria al sector privado, la Escuela ha vuelto a demostrar que es valorada por el entorno. Ha tenido que desestimar muchas solicitudes de ingreso. […] La Escuela está integrada y relacionada con todos los organismos públicos que intervienen en la formación porque la muerte de la Escuela es el aislamiento de la Sociedad. Además de los organismos ya citados se trabaja seriamente en el Comité Comarcal de Empleo y Formación, órgano en el que se hallan presentes todas las fuerzas vivas que intervienen en el empleo y la formación. Asimismo, la Escuela estará presente en la Comisión Promotora para la creación de un Centro de Formación en el Transporte que palíe el problema de las Aduanas en enero de 1993”111. En defi nitiva, se pone de manifi esto que la única línea posible de crecimiento era la integración en el entramado social, pues “la sección de F.P. mantiene relaciones con todos los organismos que trabajan en el mundo del empleo y formación. La Escuela sabe que para cumplir su misión ha de estar integrada y no ser isla”112.

109. Suplemento al Histórico para el año 1978. 110. Suplemento al Histórico para el año 1989. 111. Suplemento al Histórico para el año 1990. 112. Suplemento al Histórico para el año 1991.

696 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Estudios

En la denominada Escuelita, los estudios que se impartieron correspondie- ron a la enseñanza primaria, aunque ya desde sus inicios se impartía la forma- ción profesional. Asimismo, ya hemos comentado que desde el 6 de enero de 1959, fecha en la que se publicaba el Expediente de Autorización de la Escuela como centro de Formación Profesional, ésta estaba autorizada para impartir los estudios de Ofi cialía Industrial en la rama de Metal, con las especialidades de Ajustador-Matricero, Tornero y Fresador, y en la rama Eléctrica con las especiali- dades de Instalador-montador y Bobinador. Tras la autorización para impartir la Iniciación Profesional y Ofi cialía, en 1961, los aprendices de 3º, fi nalistas, esta- rían obligados a realizar el examen de Reválida. Sin más preámbulos, en ese mismo año de 1959 en el que se recibía la autorización para los estudios de la Formación Profesional, se daba por fi nalizado el primer grupo de Maestría, con la realización de los exámenes en Bergara y una buena celebración que consistió en un viaje a Gernika para 6 alumnos y 2 Hermanos.

Era el año 1962 cuando se desarrollaban los Programas Ofi ciales de Aprendizaje que comprendían tres cursos de Ofi cialía, pero también se cursaban los estudios de Maestría Industrial y cursillos de Formación Acelerada, en con- nivencia con las directrices marcadas por el Ministerio de Trabajo. En el caso concreto de estos últimos, su duración era de cinco meses, con dos horas de clase diarias dedicadas a la teoría y tres horas de prácticas de taller113.

En 1963, siguiendo los programas trazados por el Ministerio de Educación Nacional, se intensifi caban los medios intuitivos que reclamaba la Pedagogía Profesional, esto es, en relación a los medios audiovisuales y prácticos aplica- dos especialmente a la Tecnología. Este año, que fue bastante pródigo en inno- vaciones, a mediados de septiembre y hasta el uno de abril del siguiente año, se llevó a cabo el primer curso de Formación Intensiva Profesional de nuestra provincia en la especialidad de Ajuste y, ese mismo año se iniciaban las clases de Maestría Industrial en régimen nocturno para 18 alumnos.

Poca variación experimentó la Formación Profesional en 1964 con respecto al año anterior, pues no hacía más que seguir las directrices emanadas del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Educación Nacional y éstos parecían satisfechos con su tarea. La mayor de las novedades la constituyó la autoriza- ción para la impartición de la Maestría Industrial publicada en el BOE del 26 de febrero. Lo que no cesaba en el centro irundarra de Formación Profesional era la impartición de cursillos. Existen datos al respecto del año 1966 en los que se recogía que en horario de 16,30 h. hasta las 21,30 h., y durante seis meses,

113. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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76 alumnos, de los cuales 18 eran procedentes del mismo Irun y del Valle del Baztán, acudían a los cursillos de Formación Intensiva que continuaba patroci- nando el Ministerio de Trabajo; “con estos cursos se está realizando una gran labor social y de formación para muchos peones y labradores que se encuentran en necesidad de inmigrar del campo. Tenemos bastantes casos de buenas colo- caciones en las industrias después de estos cursos”114.

Alcanzado el año 1969, en el centro se impartían dos tipos de enseñanza: la primera en régimen de Patronato, similar a la de una Escuela Nacional y que abarcaba desde los 10 hasta los 14 años, con un total de 379 alumnos, y la Enseñanza Profesional que comenzaba a los 14 años y podía extenderse hasta los 19, con una cifra de 264 jóvenes. Por supuesto, los cursos de Formación profesional para adultos continuaban con su régimen nocturno, surgiendo como novedad otra especialidad, la de Electrónica115.

Pero como ya sabemos, la entrada en vigor de la Ley General de Educación de 1970, produjo grandes cambios en el sistema educativo que hasta ahora había venido desarrollándose, y entre estas modifi caciones estuvieron la de la desaparición en el curso 1974-75 de los últimos grupos de Ofi cialía y Maestría, porque la Formación Profesional también debía adaptarse a la nueva legislación vigente. Así que, una vez alcanzado el año 1975, la nueva modalidad de la Formación Profesional de Primer Grado, se implantaba por vez primera con 41 alumnos en la rama de Mecánica, 41 en la de Electricidad y otros 40 en la de Electrónica. En Maestría quedaban 107 alumnos y en la sección de Bachillerato iban fi nalizando su recorrido las tres clases que aún lo cursaban.

Hecho el correspondiente análisis de la situación por parte de los Hermanos, éstos veían la necesidad de realizar una rotación por los talleres y, con la ayuda de los profesores que serían los encargados de dar las charlas, orientar a los alumnos de cara a la elección defi nitiva de la especialidad116. Pero el futuro de la Ofi cialía y la Maestría estaba llegando a su fi n y así fue, porque con la llegada de la autorización para la Formación Profesional de Segundo Grado ambas queda- ban defi nitivamente fuera del mapa escolar. Hemos de tener presente que en el curso 1974-75 pasaron a esta escuela los alumnos procedentes del San Marcial y que estaban cursando 5º y 6º de bachiller.

114. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 115. Suplemento al Histórico para el año 1969. 116. Suplemento al Histórico para el año 1975.

698 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Con el comienzo del curso 1983-1984 la escuela iba a ofrecer un plan experimental para los alumnos de los primeros cursos. Este plan consistía en que el alumnado de estos primeros cursos rotase por las cuatro especialidades existentes en el momento: Mecánica, Electricidad, Electrónica y una nueva apor- tación, Informática. El objetivo de estas rotaciones no era otro que conseguir que el alumnado adquiriese la confi anza necesaria a la hora de elegir la especia- lidad. No obstante, el plan de Reforma de Enseñanzas Medias (REM) estaba por llegar en breve lo que provocó el lógico revuelo entre los profesores del centro, bien fuesen jóvenes o mayores, que rápidamente convocaron las pertinentes reuniones entre los diferentes miembros de la comunidad educativa de La Salle, pues veían peligrar su plan experimental de las rotaciones, aunque éste consi- guió aguantar un año más, hasta 1985. Esta innovación pedagógica que había surgido del centro irundarra pretendía que una vez que el alumno había alcan- zado el tercer curso de la Formación Profesional, disponía de una panorámica experimentada y amplia de las especialidades y podía acertar en su elección con una mayor probabilidad. Además, junto a esta innovación de las rotaciones, desde La Salle se proponía otra: añadir a los grupos de Formación Profesional los que comenzaban la REM.

Consecuencia de las innovaciones era la necesidad de que para que este proyecto fuera viable, el profesorado de la Formación Profesional y el de REM trabajasen juntos y agrupados por Departamentos, programando y evaluando en equipo. Pero la última innovación estaba por llegar; ésta era el camino que se abría a los alumnos que quisieran seguir en euskera el Bachillerato de Administración y Gestión de tres años de duración.

Un par de años más tarde daba comienzo el curso 1987-1988 con 700 alum- nos realizando los estudios de Enseñanza Profesional y de REM. En relación a este último modelo de enseñanza, hay que señalar el esfuerzo que tuvo que realizar el profesorado para poner a punto todas las traducciones de textos y programaciones y tener la posibilidad de impartir en euskera el Bachillerato de Administración y Gestión, que un año antes había sido aprobado por el Gobierno Vasco. También era este curso en el que se atendía a un grupo de alumnos de carácter ocupacional y se dedicaba una atención especial a un grupo reducido de niños que ni se le podía atender con regularidad ni ellos podían continuar en la enseñanza reglada normal117.

En el curso 1988-1989 también tuvimos algunas enseñanzas novedosas, como por ejemplo la desaparición de la rama de Electricidad como independiente, aunque continuasen organizando cursillos para trabajadores de las empresas, unos cursillos que eran de gran aceptación, llegándose a alcanzar los 200 alum-

117. Suplemento al Histórico para el año 1987/88.

699 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

nos. Estos alumnos contaban con la ayuda del Departamento de Trabajo del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Gipuzkoa, quienes cubrían el 75% del coste de los cursillos, mientras el 25% restante era sufragado por el propio alumnado.

Por otra parte, al comienzo del curso habían llegado a La Salle un notable grupo de alumnos procedentes de las ikastolas para estudiar REM. Ello trajo como consecuencia que, cada vez, hubiera en el centro más alumnos del modelo D, lo que, a su vez, signifi caba una buena noticia para el mundo del euskera118.

Tras la autorización el curso anterior para dar el Bachillerato de Administración y Gestión en euskera y para una mejor adaptación a la reforma que llegaba, se solicitó por parte del centro la fusión de la Escuela Profesional y el centro de estudios, logro que se consiguió tras la publicación de la Orden de 20 de junio de 1990, con lo que jurídicamente sólo existía un centro. Este año fue bastante importante para la historia del centro, porque además del logro citado el número de alumnos de la Enseñanza No Reglada se duplicó, pasándose de los 200 alumnos del curso anterior a los 400 del actual.

La actividad académica no cesaba en el Irungo La Salle y las innovaciones eran continuas. Así, al principio del curso 1990-1991, nos encontramos con que se acogían en el centro un total de 10 alumnos de “Aprendizaje de Tareas”, es decir, niños y niñas con un elevada discapacidad física o mental e incluso alguno de ellos con Síndrome de Down. Esta novedad era fruto de los Programas de Garantía Social que habían sido puestos en marcha por la recién entrada en vigor Ley de Ordenación General del Sistema Educativo. En relación a esta novedad, en el histórico de 1991 consta que tanto los profesores de ese centro “como sus padres están muy contentos de cómo se trabaja con ellos y esta alegría, era mayor al saber que eran once alumnos fi nalistas quienes trabajaban con ellos en los talleres de prácticas, ayuda que ofrecían estos jóvenes para que sus compañeros avanzasen más”119.

Por otra parte, el centro continuaba con sus ya tradicionales cursos de reciclaje de trabajadores y con un éxito extraordinario en lo que a colocación de sus alumnos fi nalistas se refi ere, pues prácticamente el 100% de ellos conseguían trabajo a la fi nalización de sus estudios. No obstante, no todo eran buenas noticias y la posibilidad de que las aduanas fueran suprimidas pro- ducto de las determinaciones políticas de corte europeo, hacían que el centro se encontrase vigilante, más con la crisis económica que esta medida pudiera derivar para la comarca. Y así fue. A partir de 1993, esta crisis se hizo más

118. Suplemento al Histórico para el año 1988/89. 119. Suplemento al Histórico para el año 1991.

700 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

patente y trajo como consecuencia una descoordinación entre las institucio- nes competentes, hecho que creó una gran preocupación entre los miembros del colegio, pues veían que agentes externos al mundo educativo tenían una clara infl uencia en éste, a pesar de que el centro todavía había sido capaz de impartir más de 40 cursos de Formación No Reglada por parte de su Sección de Formación Profesional120.

Durante el curso 1992-1993 se daba por fi nalizado el proceso de unifi cación entre las secciones de La Salle Enea y Lanbide Eskola y, por otra parte, comen- zaba el módulo de Secretariado de Tercer Grado (Ciclo Superior hoy en día)121.

Entre 1994 y 2001 el centro Irungo La Salle tuvo como Director al Hermano Joxean Urrutia, quien tendrá bajo su mando las dos secciones, la de La Salle Enea encargada de la ESO y la de Lanbide Eskola responsable de los ciclos y los Bachilleres. Observamos como novedad que, a medida que los Módulos y REM iban desapareciendo, los Bachilleres y Ciclos se estaban asentando. Esta etapa bajo la batuta del Hermano Urrutia fue de gran importancia debido al fuerte empuje que se produjo en las relaciones con las empresas. Es sabido que, desde los primeros años de la historia de La Salle de Irun, las relaciones con las empresas habían constituido una prioridad del centro. Lo que a día de hoy nos podría parecer tan normal, en aquella etapa, que los Hermanos denominaban “tiempos heroicos”, estas prácticas se realizaban de acuerdo con la creatividad e iniciativa de los centros, y en ello Irungo La Salle fue pionero. Por ejemplo, en el centro se dieron los cursos intensivos de Formación Profesional desde 1962 y hasta 1972 y los alumnos hacían contratos por horas en las empresas, sistema éste que se conocía como de “prácticas en alternancia” y que servía para que los alumnos “metieran unas horas” con las empresas.

Como señalábamos anteriormente, las relaciones con las empresas en la actualidad son muy diferentes a las de hace unos años. La Formación No Reglada está dirigida a las personas que se encuentran en el paro; la Formación Continua, para trabajadores en activo e imparte los cursillos de las diferentes especialidades que tiene la escuela, y la Formación Reglada o Inicial, que se imparte por Ciclos, ha tenido su éxito por su capacidad de inserción laboral de los alumnos una vez que han fi nalizado la misma. Una de las causas de este éxito puede encontrarse en que los alumnos de esta modalidad realizaban proyectos en el mismo centro, tanto en relación a una asignatura como a una empresa, tenían la posibilidad de visitar éstas y, además, lo hacían desde el primer curso. Al acceder al 2º curso todos los alumnos participaban en los sis- temas de Formación en Centros de Trabajo (FCT) o de prácticas por un período

120. Suplemento al Histórico para el año 1993. 121. Iñarra, K. (2004) Op. Cit.

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de 10 semanas. Para ello, el centro tenía unas 200 empresas preparadas para aceptar al alumnado y se llevaba un doble criterio a la hora de seleccionar las mismas: la calidad de las prácticas que ofrecían y la posibilidad de obtener un puesto de trabajo a posteriori. En este aspecto, destaca el protocolo que se fi rmó en el año 2002 con la empresa TESA S.A., dedicada a la fabricación de cerraduras, empresa que compartía con el centro la idea de la inserción laboral para los alumnos y de que éstos formasen parte de proyectos de creatividad122.

Mientras el Irungo La Salle estaba metido en esta dinámica de cambios e innovaciones constantes, seguía integrado por sus dos secciones con la siguiente distribución: la sección La Salle Enea disponía de 4 clases de 1º de ESO, 3 clases de 2º de ESO, 3 clases de 3º de ESO y 5 de 2º de REM lo que hacía un total de 445 alumnos, incluidos los cinco alumnos del Grupo de Aprendizaje de Tareas, mientras la sección de Lanbide Eskola contaba con 4 cla- ses de Bachillerato con las especialidades de Ciencias, Humanidades, Técnicos Electricistas y Técnicos Mecánicos. Además contaba con otras 4 clases de REM con las mismas especialidades, 3 clases de Ciclos Formativos de Grado Medio de Comercio, Electricidad y Mecánica y otras 3 de Ciclo Formativo de Grado Superior de Secretariado I, Electricidad y Mecánica y un Ciclo Formativo de Grado Superior de Secretariado II, lo que daba un total de 422 alumnos.

En defi nitiva, por un lado comenzaba a dejar de existir la Formación Profesional de Segundo Grado y en su lugar estaban poniéndose en marcha los Ciclos Formativos de Grado Superior; la Formación Profesional de Primer Grado era reemplazada por los Ciclos Formativos de Grado Medio, se implantaban el primer y segundo ciclo de la ESO, lo que implicaba la desaparición del Grupo Compensatorio orientado a los alumnos con problemas para superar la EGB y, como mayor innovación de esta etapa, el modelo A desaparecía defi nitivamente de la ESO.

Con el año 1999 le tocaba el turno de desaparición al Ciclo Formativo de Grado Medio de Comercio, pero se prolongaba el Ciclo Formativo de Administración y Finanzas con un segundo curso. Además, en este año se producía un fuerte incre- mento de la Enseñanza No Reglada, que traía consigo un importante aumento en el número de alumnos, en el número de horas lectivas y en el de cursos impartidos. Por otra parte, La Salle Enea que, como ya hemos señalado, era el centro encargado de la ESO, ponía en funcionamiento el Aula de Diversifi cación Curricular, que estaba dirigida a alumnos con procesos de aprendizaje más lentos y se consolidaba el Aula de Pedagogía Terapéutica, para quienes tenían graves difi cultades de aprendizaje.

122. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 93.

702 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

En el año 2000 se hablaba de las 15 aulas que ocupaba la ESO que, como sabemos, estaba dirigida a niños de entre 12 y 16 años, pero también de la ESPO cuya edad para poder cursarla tenía que estar por encima de los 16 años y que, en este centro, ocupaba 18 aulas. Los alumnos de la ESPO tenían alguna diferencia en cuanto a horarios con los más pequeños; así, los mayores realiza- ban sus estudios en sesiones únicas de mañana, pero esto no era más que una prueba piloto de dos años de duración y que a los dos años fue valorada para ver sus pros y sus contras.

Los redactores del histórico del año 2000 daban constancia de que en los Ciclos de “Producción por Mecanizado” el número de alumnos era alto y fácil- mente se organizaban grupos de aprendizaje, a diferencia de lo que ocurría con los Ciclos de Administración y Finanzas y, sobre todo, en el de Sistemas de Regulación o Electrónica, con claras difi cultades a la hora de la creación de lo grupos. Quizás podríamos achacar estas difi cultades a las diferencias que se daban entre las distintas modalidades a la fi nalización de los estudios, pues mientras los alumnos que realizaban los FCT (Formación en Centros de Trabajo) de cualquiera de las especialidades, lograban la inserción laboral en un 75%, los alumnos de la rama de Mecánica eran los que más pronto y en mejores condi- ciones lograban acceder al mundo laboral, pues eran prácticamente el 100% de ellos los que lo conseguían.

En cuanto a la oferta del Irungo La Salle en relación a la Formación No Reglada, ésta seguía siendo amplia, con gran número de cursos y una buena aceptación de los mismos, destacando entre ellos los de Soldadura, los de Gestión Administrativa y los de Internet123. Similar situación se presentaba en los cursos posteriores; así, llegado el curso 2003-2004 la ESO mantenía en su Primer Ciclo 6 grupos (3 por cada nivel), al igual que en el Segundo Ciclo (otros 3 por cada nivel), con la particularidad de que en el 4º nivel, dos grupos eran de Ciencias y el otro de Letras. Además, el Grupo de Diversifi cación Curricular para los mayores de 16 años y el de Pedagogía Terapéutica continuaban fun- cionando con normalidad. Por su parte, Lanbide Eskola, que seguía con los Bachilleres, tenía tres grupos de Ciencias y Tecnología, uno de Humanidades y Ciencias Sociales y los Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior. En el Ciclo de Grado Medio se continuaba con el Mecanizado y los equipos de Instalaciones Electrotécnicas, y en el Ciclo Superior con Administración y Finanzas, Producción por Mecanizado y Sistemas de Regulación y Control Automáticos, teniendo en común todos ellos las 350 horas prácticas que sus alumnos debían realizar en empresas124.

123. Suplemento al Histórico para el año 2000. 124. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 103.

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Evolución del alumnado

Los datos sobre la evolución del alumnado que poseemos son bastante completos y, a la vez, bastante complejos debido a las continuas ampliaciones de la oferta escolar y a los diferentes programas que se van a ir implementando a lo largo de todos los años. En este sentido contamos con las series estadís- ticas provenientes de los “Nominatif”, los “Históricos” y también el libro sobre el Cincuentenario del centro en el que se recoge información interesante sobre la procedencia del alumnado. En cuanto a la evolución general del centro, se aprecia un aumento progresivo en la matriculación, en dos fases que correspon- den a las reformas educativas de 1970, con la oferta reglada de la Formación Profesional y a la de 1990, con la puesta en marcha de la ESO y las nuevas modalidades de formación, además de la ampliación de la edad de obligatorie- dad escolar, lo que supuso una reubicación del alumnado de la ESO, debido a que la primaria fi nalizará a los 12 años. Por lo tanto, estos elementos estructu- rales debemos tenerlos presentes para poder analizar la evolución del alumnado del centro.

En los primeros años, y mientras existía la denominada Escuelita, la matrí- cula del alumnado estaba compuesta por alumnos que cursaban la enseñanza primaria y también de alumnos que cursaban enseñanza profesional, siguiendo los programas de estudios que ya hemos mencionado. Como se puede observar en la siguiente tabla, a medida que van pasando los años va aumentando el número de alumnos que cursaban las enseñanzas profesionales.

Tabla 59. Irun. Alumnado por niveles de ense- ñanza (1960-1967) Primaria Profesional Total 1960 114 163 277 1961 114 211 325 1962 120 267 387 1963 116 275 391 1964 180 322 502 1965 180 415 595 1966 300 309 609 1967 601 1969 379 263 642 1970 371 302 673 1973 250 351 601

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En 1957 eran 146 alumnos los matriculados: en Primaria, 115 (1° curso 63 y 2° curso 52); Pre-Aprendizaje, 12 y Aprendizaje, 19 (1° curso 10 y 2° curso 9). Durante el curso 1961-1962 la distribución del alumnado era la siguiente: Iniciación Profesional, 1° curso, 54 alumnos; Iniciación Profesional, 2° curso, 54 alumnos; Ofi cialía Industrial, 1° curso, 47 alumnos; Ofi cialía Industrial, 2° curso, 42 alumnos; Ofi cialía Industrial, 3º curso, 25 alumnos. Es decir, un total de 222 alumnos en la Formación Profesional. En el curso siguiente, además de 114 alumnos en Primaria, había 263 alumnos en Formación profesional distri- buidos de la siguiente manera: Iniciación Profesional, 1º curso: 54 alumnos, 2º curso: 54 alumnos; Ofi cialía industrial, 1º curso: 55 alumnos, 2º curso: 48 alumnos, 3º curso: 34 alumnos y Maestría industrial (horario de tardes): 18 alumnos. En este curso se organizaron clases para mejorar el nivel profesional de empleados de las fábricas, con edades comprendidas entre 18 y 33 años. Estos datos contrastan ligeramente con otros procedentes de los Nominatif, pero sustancialmente son coincidentes. Todos estos alumnos son ciudadanos de Irun, a excepción de un pequeño grupo de Hondarribia. La puesta en marcha de los programas de Formación Profesional Intensiva, desde el curso 1962- 1963 hasta el curso 1964-1965, supuso una nueva apertura del centro hacia un nuevo tipo de alumnado adulto, que asistían a las clases por la tarde. Se trataba de alumnos becados que accedían a diferentes especialidades de formación profesional, después de un examen de acceso. Así, en el III programa de estos cursos llegaron a ofertarse las siguientes especialidades: Ajuste, 40 alumnos en dos grupos; Torno, 16 alumnos y Electricidad, 20 alumnos, con una asistencia de 105 “empleados”. Los alumnos navarros tenían el transporte gratuito gracias a la ayuda de su Diputación que, en esta época, fue bastante positiva para con la Escuela por la actitud del diputado señor Urmeneta.

Según el Histórico de 1965, en ese año había 409 alumnos en los cursos. Hay, además, dos cursos Intensivos de adultos en preparación con un total de 89 alumnos; en primer grado de primaria hay 55, en segundo 62 y en tercero 63. El total de alumnos asciende a 678 (79 más que el año anterior); este aumento se debe a que se imparte un año más de primero de ofi cialía y otro más de segundo de ofi cialía, con algún incremento en Maestría Industrial. Al año siguiente, el Histórico nos muestra cómo se distribuía la matriculación: “incremento de alum- nos, han pasado a 609, 300 en primaria, Ofi cialía y Maestría 250 y enseñanzas técnicas 59, además siguen los talleres. Hay un grupo de Hermanos del distrito de Méjico siguiendo los estudios”125. Este incremento del alumnado es com- prensible debido a la ampliación del centro; no obstante, ya para 1970 se reco- noce que “las aulas están sobrecargadas de alumnos y lo aconsejable es que disminuya su número para posibilitar mejor rendimiento”126. Al año siguiente se

125. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 126. Suplemento al Histórico para el año 1970.

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aprecia un descenso, recogido en el Histórico de 1971: “el número de alumnos ha descendido ya que se ha suprimido una clase (5º curso) y porque se han dis- minuido bastante en cada clase por el proyecto de alcanzar un número más ade- cuado para un trabajo más efi caz. En el grupo de enseñanzas profesionales ha aumentado porque ha sido reconocida la electrónica en el grado de maestría”.

No obstante, en los años siguientes continúa descendiendo la matrícula, aunque es posible que ello se deba a que no se contabilizaban los alumnos de maestría, pues, mientras en los datos ofi ciales se dice, por ejemplo que, en el curso 1976-1977, existían 420 alumnos en la profesional, en cambio en el Histórico se dice lo siguiente: “El aumento de alumnos en el grado de Maestría ha sido notorio. Los alumnos que en otras escuelas han cursado la Ofi cialía vie- nen a esta Escuela que es de las pocas que todavía imparte esta Maestría que va a extinguirse […]. El total de alumnos son 420 y en Maestría 145”. Es decir, estos 145 alumnos no se habían contabilizado. Hay que señalar que, a partir de 1972, ya no fi guran en las estadísticas alumnos de primaria, suponemos que este alumnado se incorporaría al Colegio de San Marcial, dando así al centro una mayor especialización en la enseñanza profesional.

Con respecto a la evolución de la matrícula durante el decenio de los setenta, puede apreciarse un incremento considerable de alumnos en la Formación Profesional, llegando a superar los 700 por curso escolar. Esta matrícula se irá manteniendo en la década de los ochenta, para aumentar de manera sustancial en la década de los noventa, sobre todo debido a los alumnos que están inmer- sos en las Reformas de las Enseñanzas Medias, que comenzaron a impartirse en el curso 1986-1987 y que se mantuvieron hasta el curso 1993-1994; ello supuso, asimismo, un descenso en el alumnado matriculado en la Formación Profesional. Por lo tanto, en el decenio comprendido entre 1986 y 1996 existe una variedad de alumnos importante, pues podían estar cursando FP o REM, además de otras modalidades de secundaria. A partir del curso 1998-1999, defi nitivamente, con la puesta en marcha de la ESO, que cursaban sus estu- dios en La Salle Enea, parece que se concreta ya la oferta escolar que se irá orientando a los ciclos formativos de grado medio y superior, además de una oferta puntual entre 1997 y 2001 de Programas de Garantía Social. En esos últimos años se aprecia un descenso de la matrícula que, en el Histórico de 1999, se explica argumentando que “el número de alumnos ha descendido. No es un descenso signifi cativo. Sobre todo es en el 1º curso de Bachillerato donde el número es sensiblemente inferior al esperado. Son los alumnos de la Ikastola, de forma mayoritaria, quienes no han optado por cursar los estudios de bachillerato en nuestro centro. El número de unidades concertadas es el mismo”. El Histórico del año 2000, no obstante, nos ofrece la siguiente expli- cación de la situación de ese curso: “el Centro Irungo La Salle tiene 33 aulas distribuidas de la siguiente manera: 15 corresponden a la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria de 12 a 16 años) y 18 a la ESPO (Enseñanza Secundaria Post Obligatoria, desde los 16 en adelante). En la ESO cursan sus estudios 391

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alumnos, 2 más que el curso pasado. En este nivel de la enseñanza es de des- tacar el esfuerzo que se realiza por atender a los alumnos con difi cultades en el aprendizaje. Esta atención se realiza a través de dos aulas diferenciadas. Una la denominada aula de Refuerzo Educativo y la otra de Diversifi cación Curricular. Cabe reseñar que un alumno con síndrome de Down está realizando los estu- dios en esta etapa. El alumno es atendido, durante algunas horas, por una pro- fesora auxiliar. En la ESPO cursan sus estudios 431 alumnos. El Bachillerato lo cursan 237 alumnos, y los Ciclos Formativos de grado medio y superior, 194. En el bachillerato se ha experimentado un aumento importante de alumnos y creemos que es debido a una mejor propaganda, a la implantación de la jor- nada continua y al mantenimiento de los valores tradicionales del centro. En esta etapa, bachillerato, es de destacar el numeroso grupo de alumnos repeti- dores, sobre todo en 20 de bachillerato”.

Con respecto a la procedencia geográfi ca del alumnado durante esos años, el Histórico de 1978 señala que se trata de un grupo “muy heterogéneo y muy interesante. Como es natural el mayor contingente lo da Irun, Fuenterrabia, Behobia y aledaños. Es de observar, con todo, que hay alumnos que acuden de hasta 72 kilómetros, sin que sean excepción. Gracias a la Santa Casa de Martindocenea, 80 alumnos disponen de los comedores, resolviéndonos así un problema que sería agudo”. También en esos años comienza a incorporarse a las clases alguna que otra chica, que es puntualmente señalado en la docu- mentación, suponemos por la extrañeza que suponía la integración de chicas en el grupo de “Eléctricos”. Años más tarde en 1984, también se señala la procedencia del alumnado. Así durante ese curso, los 714 alumnos matri- culados estaban, distribuidos por localidades de residencia: Donostia, 118; Hondarribia, 53; , 45; Lezo, 8; , 18; Pasaia, 63; Trintxerpe, 4; Lesaka, 11; Bera, 5; Hernani, 14; Urnieta, 9; Aranaz, 2; Mugaire, 2 Beasain, 4; Olaberria, 2; , 3; Zumarraga, 2; Tolosa, Segura, Andoain, Zizurkil, Legazpi, Zarautz, Usurbil, Astigarraga, Ergobia, Eibar, Bilbo: uno por lugar. Es decir, vie- nen de otra localidad: 374 (52,3%), domiciliados en Irun: 340 (47,6%). Incluso se llega a señalar la procedencia escolar de los mismos, “con los chicos/as que han fi nalizado la Enseñanza Básica, los más venidos de las ikastolas, se llenan dos aulas en modelo ‘D’ y con alumnos/as venidos de otros centros otra en modelo ‘B’”. En el curso 1988-1989 el origen del alumnado era el siguiente: Hondarribia, 92; Errenteria, 36; Donostia, 28; Oiartzun, 16; Pasaia, 3; Lezo, 5; Trintxerpe, 11; Altza, 7; Lesaka, 3; Bera, 2; Tolosa, 2; Segura, 2; Hernani, Urnieta, Beasain, Hendaia: uno de cada. Total: de otras localida- des 211 (31,1%), residentes en Irun: 467 (68,9%). Finalmente en el curso 2001-2002 los 724 alumnos distribuidos según su domicilio daba el siguiente resultado: Hondarribia, 44; Errenteria, 37; Donostia, 10; Oiartzun, 5; Pasaia, 4; Lezo, 1; Iparralde, 9; Bera, 9; Lesaka, Doneztebe, Gaztelu, y Etxalar, uno en cada población. Total: de otros municipios: 123 (17%), con residencia en Irun: 601 (83%). A la vista de estos datos, se puede apreciar que ha existido un proceso de paulatino aumento de la presencia del alumnado procedente del

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propio Irun o de poblaciones cercanas, pues mientras en 1984 la presencia de alumnado domiciliado fuera de Irun era de un 52,3 por ciento, en el año 2001 esta presencia se ha reducido a un 17 por ciento.

Actividades extraescolares y resultados académicos

Al realizar el análisis de las actividades extraescolares que se llevaron a cabo en el Irungo La Salle, podemos observar que hay algunas de ellas que curso tras curso se repetían, como por ejemplo las excursiones a fábricas, las actividades culturales, entre las que la música ocupaba un lugar especial, el intercambio de alumnos con otros colegios o los premios obtenidos por los alumnos del centro en los exámenes a los que se presentaban.

La primera excursión de la que tenemos conocimiento tuvo lugar en 1961127, cuando tres autobuses repletos de alumnos se dirigieron por la costa hasta la frontera con Bizkaia, a la última playa del litoral guipuzcoano antes de entrar en la provincia vecina, la playa de Saturrarán, en Mutriku. A la vuelta, los autobuses paraban en Elgoibar para visitar un par de empresas que se dedicaban a la fabri- cación de tornos y de fresadoras respectivamente. Dos años más tarde, las visi- tas se extendían a cinco empresas de la provincia “sacando buen recuerdo de ellas y una memoria sustanciosa”128. A la fi nalización del curso, y con el objetivo de estimular a los alumnos, se realizó una exposición escolar, con los trabajos teóricos y prácticos acompañados de una fotografía en cada fi cha, para que los padres pudieran comprobar los adelantos de sus vástagos.

Los siguientes cursos siguieron la misma tónica en relación a los viajes y excursiones, de manera que en 1966 los alumnos fi nalistas de Ofi cialía y Maestría se dirigieron a varias industrias de la provincia y de la región; en 1969 acudieron a la Feria de Muestras de Bilbo y un año más tarde lo hacían a la fábrica Morris de Iruña y a la de Guinea Hnos., además de a la central de Zeanuri129. Transcurrieron muchos años hasta que volvamos a tener noticias sobre las excursiones de los alumnos, pero a partir del curso 1984-1985 las excursiones ya no se limitarán al territorio estatal. En este curso los alumnos de la rama Tecnológica fueron hasta Bretaña, y allí pudieron conocer los criterios y programas del Liceo Saint-Joseph de Vannes. Dos años más tarde eran los alumnos de 2º de REM quienes se acerca- ban hasta la Feria Internacional de Burdeos130.

127. Supplément à l’Historique pour l’année 19631 128. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 129. Suplemento al Histórico para el año 1970. 130. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., 67.

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Sin embargo, a pesar del éxito aparente de estas excursiones “laborales” y aunque continuaron haciéndose, paulatinamente fueron sustituidas por las excursiones “culturales”. En 1989 los grupos euskaldunes de los cursos de 3º y 4º de REM en su especialidad de Administración y Gestión hacen una excur- sión cultural por Europa, alternando dos rutas: la primera que se hizo a París en su primer año y la segunda a Italia, visitando Pisa, Roma y Florencia. Los años siguientes también continuaron con este tipo de viajes culturales siendo Italia uno de los principales destinos, pero también los alumnos del Irungo La Salle se dirigieron a otras regiones y localidades, como a Andalucía, Barcelona, Madrid o Zaragoza, por poner algunos ejemplos.

Continuando con el apartado cultural, deberíamos destacar entre otras activi- dades la de la música, siempre muy presente en la historia de La Salle. Corría el año 1961 cuando, en un acto solidario de los alumnos, se compraban pequeños regalos para repartir entre los niños de la catequesis en el día de Reyes, tras haber conseguido un dinero al haber triunfado en el concurso de villancicos de la Plaza de San Juan de Irun. Desde 1954 se venían celebrando concursos de canto de Navidad e, incluso, durante el curso y dentro del horario escolar se reservaba media hora semanal para hacer ensayo de canto en la que se apren- dían canciones religiosas y populares. Entre éstos estaba la celebración de Santa Águeda, que en el año 1981 dio pie para que el Coro Escolar empezara a caminar, participando también en la celebración de Santa Cecilia y en los tradi- cionales villancicos.

Prueba de esta afi ción por la música es que el Coro Escolar se reunía todos los viernes para ensayar y que muchos de sus integrantes, años más tarde, eran miembros de diferentes bandas, orquestas, grupos o solistas. En esta misma línea podíamos encontrar las actividades culturales de los martes, donde los alumnos de Formación Profesional tenían una amplia opción de estudiar dibujo, teatro, deportes, etc. Precisamente, y gracias a la colaboración de parte del profesorado, se representaron obras como “Herrialde Berdea” y “Santa María de Iquique” que tuvieron un gran éxito. Aprovechando este éxito de las actividades culturales, los lunes se ocupaban con jornadas de profundización religiosa o profundización social, los miércoles con cine, teatro, estudio personal, biblio- teca, etc. y otros días de la semana se dedicaban al euskera, la química o las recuperaciones131.

La década de los años 90 se caracterizó por los intercambios de alumnado con otros centros. Por primera vez la escuela tenía un convenio con el centro Bemfsbildende Schulen II de Gifhron (Alemania) para el intercambio de alumnos fi nalistas, saliendo ocho alumnos hacia el país germánico y viniendo seis de

131. Suplemento al Histórico para el año 1976.

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allí. La relación duró ocho años y gracias a la lengua que habían aprendido allí muchos de los alumnos encontraron trabajo, sobre todo, en el sector del trans- porte. Según se hace constar en el Libro del Cincuentenario, las relaciones entre alumnos y familias habían sido muy buenas, incluso surgieron algunas parejas y se encontró trabajo en el país de adopción en ambos sentidos. Pero en el curso 1998-1999 se produjeron las primeras difi cultades de fi nanciación y resultó difícil encontrar alumnos alemanes para realizar el intercambio, por lo que el proyecto se dio por fi nalizado.

No obstante, a posteriori surgieron otros eventos similares, como los efec- tuados por los alumnos de Administración y Gestión con el centro de Lens (Francia) u otros centros al abrigo del programa Leonardo, por el cual diversos alumnos pudieron realizar prácticas en el extranjero, como las que se llevaron a cabo en Preston en el curso 1997-1998, en Coventry 1998-1999, en Lyon, en Llanplleu, etc. Como vemos, los encuentros internacionales cada vez eran mayores, llegándose el caso de mantener relaciones con el centro de La Salle de Toulouse, además de los ya citados del Reino Unido e incluso de Suecia.

En otro orden de cosas, en el curso 1998-1999 surgió una iniciativa deno- minada “Bidasoa Activa”. A través de ella se repartían diferentes premios a los mejores trabajos académicos. Así, ese año el premio recayó sobre los alumnos del Ciclo de Electrónica, el siguiente curso recibían el Accésit, mientras el primer premio se lo llevaba el Grupo de Administración y Finanzas. Este grupo repetía el Accésit en 2000-2001 y en 2001-2002 y 2002-2003 conseguía el primer premio y el Accésit a un tiempo.

Todos estos éxitos, evidentemente, no fueron fruto de la casualidad, sino pro- ducto de una larga trayectoria académica que venían realizando los Hermanos. Ahora bien, tampoco éstos eran los únicos responsables de tanto éxito. Los alumnos también aportaban su grano de arena a esta tarea de la enseñanza- aprendizaje. Para demostrarlo la mejor forma de hacerlo eran los exámenes y, como dice el Histórico de 1962, “la diligencia puesta por los Hermanos en dar a los alumnos una preparación esmerada se ha visto compensada en alguna manera con el brillante éxito de los exámenes de ofi cialía verifi cados en la Escuela de Maestría de San Sebastián”132. El éxito fue prácticamente total, por- que de los 20 alumnos que se presentaron a esta prueba, 19 de ellos lograron el diploma, “según el decir de algunos profesores que formaban el tribunal del examen, fue el grupo de la Escuela profesional de La Salle de Irún el mejor con- junto de los presentados a los exámenes del curso 1961/62”.

132. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.

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Desde un punto de vista meramente pedagógico, la dinámica en la que entraron los profesores con sus alumnos en lo que a exámenes se refi ere, parece que fue un poco excesiva, porque aunque los exámenes se realizaban aproximadamente cada mes y medio, el Boletín de Notas Escolar que los alum- nos debían devolver al profesor con la fi rma de los padres era enviado a casa semanalmente, lo que creaba una situación de control sobre el alumnado que, visto a día de hoy, resultaría sorprendente. Por norma general, además de los exámenes que se realizaban cada mes y medio, los exámenes eran trimestrales y el nombramiento de las notas se hacía en presencia de los padres, lo que solía venir precedido de alguna función teatral. Para terminar con este apartado de la realización de los exámenes, también podían existir los fi nales, según lo dispuesto por el Ministerio de Educación Nacional. Vemos, pues, la existencia de una evaluación constante en la que, a la vista de los acontecimientos, los exámenes constituían la base principal de la enseñanza, de manera que los alumnos se pasaban el curso de examen en examen, en una dinámica que podría llegar a entenderse como de excesiva, más cuando, en general, venimos observando que los resultados de los alumnos en las pruebas que se realizaban en el exterior eran francamente satisfactorios.

Un claro ejemplo de esto que acabamos de comentar está en las pruebas de Reválida de Ofi cialía Industrial, a las que se presentaron 34 alumnos, apro- bando la totalidad de ellos. Pero esto no era una excepción, porque los cinco que se presentaron a la Reválida de Maestría Industrial, también superaron la prueba con creces. Además, los resultados de los años 1965 y 1966 venían a confi rmar esto que se estaba produciendo, esto es, el 100% de aprobados de entre los presentados al examen y un 90% de los matriculados. La situación se mantuvo durante unos cursos más, como cuando en 1969 sólo se produjo un suspenso de entre los 57 presentados a Ofi cialía Industrial, y otro suspenso de entre los 17 de la Maestría Industrial. Esta tónica siguió hasta el año 1977, pero durante esta década este modelo de examen de la Reválida fue paulatina- mente desapareciendo y fue sustituido por la Selectividad. Ello no constituyó problema para los alumnos del Irungo La Salle, donde también dejaron alto el pabellón lasaliano, como así lo atestigua lo ocurrido en el curso 1988-1989 cuando todos los alumnos del colegio que se presentaron a esta prueba la superaron en junio y sólo uno no lo hizo en septiembre. Alguna mente un poco enrevesada podría pensar que esta situación fue algo coyuntural y nada más lejos de ello, porque en el año 2000 nuevamente casi el 100% de los presen- tados a la prueba de la Selectividad la superaba con relativa facilidad tanto en junio como en septiembre. Por tanto, como señalábamos con anterioridad, estos resultados no eran producto del azar sino de un buen trabajo compagi- nado entre el profesorado y el alumnado del centro.

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Vida religiosa

Los alumnos de este centro eran mayores y algunos de ellos, dentro de la opción religiosa que profesaban, se habían convertido en los encargados de impartir la catequesis en los locales de la escuela a una cantidad nada desprecia- ble de compañeros más jóvenes, que casi llegaban a la cifra de 70. Esto ocurría en el año 1961, cuando en la localidad de Aguaron se celebraron los “Cursillos de Cristiandad”, con la participación de 6 alumnos del centro. Ese mismo año de 1961 era el destinado para que 20 niños de la catequesis celebrasen su Primera Comunión133. También en los Informes de visita del Hermano Visitador, de esos años, se insiste en lo “bien llevada” que estaba la formación litúrgica y la cate- quesis, como se señala en 1963; “la formación espiritual está muy cuidada: retiros de entrada de las clases, de fi n de estudios, misa los jueves y domingos, confesiones semanales. Atienden una catequesis en la misma escuela”134.

Un año más tarde, la escuela podía presumir de disfrutar de un esmerado servicio religioso a cargo de los RR. PP. Capuchinos, que eran los encargados de celebrar la misa en la capilla de La Salle Enea todos los días festivos y los jue- ves, así como todos los primeros viernes de mes, con asistencia multitudinaria de alumnos.

Los años 1963, 1964 y 1965 estuvieron destinados a la celebración de los Ejercicios Espirituales en los que tomaban parte los alumnos de 2º y 3º de Ofi cialía, unos Ejercicios Espirituales que, como decía el Histórico de 1963, estaban orientados a estudiar su elección de estado y vida espiritual. Como recompensa, en el año 1966 los alumnos tuvieron la posibilidad de acudir a San Asensio a realizar los Retiros135, reconociéndose también el buen funciona- miento de la Unión de Catequistas, que albergaba a una docena de muchachos de 15 y 16 años, además de agradecer la regularidad con la que se había venido manifestando la Congregación del Santísimo Niño Jesús.

Para volver a tener noticias sobre la vida religiosa del Irungo La Salle, al mar- gen de los tradicionales Ejercicios Espirituales, habrá que esperar dos décadas. Llegado el curso 1985-1986 se lanza una oferta denominada “Educación en la Fe” y que estaba destinada a los alumnos, los cuales iniciaron en dos grupos el primer año de Catecumenado, con vistas a la Confi rmación. Estos grupos de Catecumenado, a partir de entonces, no dejaron de funcionar en ningún momento y entre medio, en las Navidades de 1992 surgió una nueva iniciativa:

133. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 45. 134. Rapport de Visite de 1963. 135. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 53.

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la “Comunidad Cristiana de La Salle”, cuyos miembros eran desde antiguos alumnos a profesores, Hermanos o, simplemente, personas que querían profun- dizar y compartir la vida de fe y estilo de La Salle; “poco a poco pero perseveran- temente, el camino tiene sus difi cultades, intentan ser un grupo de referencia para todo nuestro colectivo”136. Además, a la sombra de este grupo surgió otro de ayuda al Tercer Mundo denominado Tandanacui, que realizaba actividades como comidas solidarias, campañas de concienciación, etc.

No podemos fi nalizar nuestro recorrido por la vida religiosa del Irungo La Salle sin hacer mención a un capítulo tan importante como era el de las vocaciones. Una vez más, fueron los primeros años del centro los que más frutos dieron. Así, en 1964 un alumno de 3º de Ofi cialía ingresaba en el Santo Noviciado juntamente con otros tres compañeros que estando en el Aspirantado seguían los estudios de Ofi cialía en la Escuela. Este año, como vemos bastante pródigo en materia vocacional, otro alumno ingresó en el Aspirantado Menor de San Asensio. Este ingreso fue la llama que prendió en otros cinco alumnos al año siguiente, que también se iniciaron en el Aspirantado Menor. Tres serán las vocaciones que sur- jan en 1966, la primera de ellas para Padre Blanco, otra para Corazonistas y la tercera para el Aspirantado Menor de San Asensio. En los informes del Hermano Visitador las referencias a las vocaciones no son muy extensas, pero mientras estos informes se realizaron, hasta 1965, se señala más de una vocación al año. Por ejemplo, en 1963, se felicita al centro por la buena marcha de las mismas: “enhorabuena por las vocaciones salidas de sus clases, en particular para Hermanos. Les encarezco que trabajen también con los mayores, entre los cuales suscitará Dios, si lo merecemos, vocaciones selectas. Bien. Han ido tres aspirantes a San Asensio”. Dos años más tarde, vuelve a señalar que existe buena organización vocacional, “secundando las directrices del Distrito”137.

En la década de los años 70 existieron diversos altibajos, con años en los que no se obtuvo resultado positivo alguno, u otros en los que al menos dos alumnos ingresaban en el Aspirantado, como ocurrió en 1974. La década de los 80 se pre- sentó con una fuerte crisis en materia vocacional, como así lo recoge el Histórico de 1989, cuando señala textualmente: “durante el curso se ha trabajado lo voca- cional, aunque no ha dado un fruto palpable en forma de nuevas entradas”138, y poco más se puede decir al respecto. Únicamente señalar que, en 1991, “hemos tenido la alegría de ver ingresar en el Postulantado a Luis Peña, de 33 años, admi- nistrador del centro y participante en los grupos de refl exión”139.

136. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 83. 137. Rapport de Visite de 1965. 138. Suplemento al Histórico para el año 1989. 139. Suplemento al Histórico para el año 1991.

713 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Con esta última alegría damos por fi nalizado el recorrido del Irungo La Salle en relación a su alumnado. Hemos visto cómo eran sus estudios, los numerosos cambios que en ellos se produjeron, los incontables exámenes y sus excelentes resultados, que se obtuvieron gracias a la gran labor desarrollada por el tándem profesorado-alumnado, las actividades extraescolares que llevaron a cabo, con la música como fuente de mayor inspiración, los intercambios con alumnos de otros centros europeos y, por supuesto, parte de la vida religiosa en la que el alumnado de este colegio participó.

Profesorado

El centro Irungo La Salle fue un centro que disfrutó de un importante con- tingente de Hermanos dadas sus características de tamaño y modalidades de enseñanza. Pero, al igual que los demás centros lasalianos, estuvo caracteri- zado por los continuos cambios de su plantilla. Así, nos encontramos con que en el año 1957 había siete Hermanos dedicados a la enseñanza, además del profe- sor responsable de la asignatura de Formación del Espíritu Nacional. En la etapa comprendida entre 1957 y 1960, además de los habituales cambios, se notaba que había descendido el número de Hermanos en una unidad; sin embargo, en 1966 el centro contaba con 10 Hermanos, lo que no signifi caba que siguie- ran los mismos, pues, como venimos observando, los cambios de Hermanos en todos los centros de la Comunidad lasaliana eran práctica habitual. Uno de estos cambios que quedó refl ejado en el histórico de 1966 fue la baja del Hermano José Paciente, del que se decía que “lamentamos su baja, pero antes de hacer la profesión perpetua no se encontró con valor para ello”140.

En el arranque del curso 1970-1971, el reparto de profesorado en el Irungo La Salle era el siguiente: dos Hermanos y cinco seglares para la Enseñanza Primaria y doce seglares y ocho Hermanos para la Profesional. Con respecto a esta última la cifra, hay que remarcar que había aumentado al hacerlo también el número de clases y haberse incorporado la especialidad de Electrónica, sin olvidar a los dos profesores que se dedicaban a la Enseñanza Complementaria.

En realidad, lo que estaba ocurriendo en el centro era una paulatina sustitu- ción de profesores-Hermanos por profesores de carácter seglar. Así, encontra- mos que en el curso 1983-1984 había trece Hermanos y veintidós seglares, en el 1987-1988 ocho Hermanos y veinticuatro seglares y en el 2000 se mantenía el número de Hermanos pero el de seglares ascendía hasta 65.

140. Supplément à l’Historique pour l’année 1996.

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En cuanto a la formación, tanto del profesorado seglar como de los Hermanos, la primera noticia que tenemos a este respecto data del año 1966, cuando durante el mes de agosto se celebró un cursillo de Electricidad para doce Hermanos, entre los que se encontraban tres del Distrito de Valencia, pues era objetivo de la Comunidad “especializarnos en esta enseñanza y obtener el título ofi cial”141. La experiencia resultó positiva y un año más tarde se repetía, esta vez con la presencia de doce Hermanos, de los que seis se presentaron a la Reválida de Ofi cialía con buenos resultados, siendo dos de los participantes del Distrito de Valencia. Pero a pesar de que parece que la experiencia fue un éxito no volvemos a tener más noticias a este respecto.

Hubo que esperar hasta 1981 para que los profesores pudieran realizar cursos de actualización pedagógica, como el que se organizó en Bilbao para los miembros del Distrito; pero, sin temor a equivocarnos, la actividad de formación más importante que tuvo lugar en el Irungo La Salle fue el proceso de euskaldu- nización que comenzó en 1982. En ese instante, y por primera vez, un grupo de profesores abandonaba momentáneamente la docencia para aprender euskera y poder acceder al título que les habilitase para impartir docencia en este idioma. Un año más tarde, la Dirección del centro “realiza un gran esfuerzo y libera en parte a tres profesores seglares que estudian y perfeccionan su euskera, reco- nociendo que el Departamento de Euskera trabajaba en este sentido de manera incansable con el alumnado”142.

Los siguientes años continuaron caracterizados por las liberaciones para estudiar euskera; así, en el curso 1983-1984 son cuatro profesores y un Hermano los que se acogen a esta situación; en 1984-1985, cinco profesores; en 1986-1987 serían cuatro los liberados o semiliberados y así sucesivamente hasta el año 1994, último año del que tenemos constancia que el proceso de euskaldunización continuaba, con seis profesores dedicados a estas tareas.

La cuestión del idioma no fue un tema baladí en el Centro Irungo La Salle y no se limitó exclusivamente al profesorado, porque como señala el Histórico de 1991, “el proceso de euskaldunización es un proceso fundamental para su futuro”143 y de ahí que acordase con la Administración la fi nanciación de todas las liberaciones que se produjeron. En dicho informe se reconocía la importancia de la cuestión y se resumía en una simple frase: “es un tema de consecuencias indudables a nivel académico y también pastoral”144.

141. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 142. Suplemento al Histórico para el año 1983. 143. Suplemento al Histórico para el año 1991. 144. Suplemento al Histórico para el año 1991.

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En otro orden de cosas, pero también unido al apoyo al euskera, en al año 1985 el Hermano Tomás Agirre presentaba su proyecto fi n de carrera en eus- kera en la Escuela de Peritos de San Sebastián, con la particularidad de que era el primer proyecto de esta escuela que se presentaba en este idioma, obte- niendo la califi cación de matrícula y el consiguiente diploma. Pero, al margen de la formación adquirida en relación al euskera, también existieron otro tipo de actividades como las realizadas en el año 1984-1985 con motivo de la reforma educativa, cuando varios expertos de cada área acudieron al centro para ayudar didácticamente a los profesores. La Administración también envió algún funcio- nario con el mismo fi n, “pero más de una vez da la sensación de que viene sobre todo a llevarse copia de nuestros materiales”145.

Cinco años más tarde, en 1989, un grupo de profesores realizaba un curso a lo largo del año sobre el pensamiento, criterios y pedagogía de La Salle. Una o dos veces por mes se reunían y eran orientados por un experto poniendo en común lecturas y refl exión. En un par de reuniones les asesoró el Hermano Miguel Campos, pues al enterarse de que estaba en Madrid, Mikel Balerdi apro- vechó para llamarlo. El proceso terminó con una convivencia en Parmenia y parece que la experiencia fue muy provechosa146.

Al inicio de la década de los 90 se crearon los grupos de “Buena Noticia” y de CELAS (Centro de Estudios Lasalianos). Los primeros pretendían la actuali- zación de temas catequético-teológicos y, con respecto a los CELAS, se creó un grupo de trabajo sobre la vida de La Salle y sus textos pedagógicos. Ambas ini- ciativas se pusieron en marcha a partir del mes de septiembre con un importante número de asistentes, lo que “es un motivo de alegría para todos la valoración tan positiva que todos hacen de su participación en los mismos”147. En 1992 se continuaba con los dos grupos y la valoración sobre el trabajo que ambos realizaban estaba siendo muy positiva, e incluso había tres profesores de este grupo que estaban impartiendo formación religiosa, lo que viene a demostrar la confi anza que los Hermanos depositaban en ellos, como queda refl ejado en el informe del año 1992, cuando textualmente decía: “esperamos que siga profun- dizando y que de este grupo surjan personas que trabajen en la Pastoral”148.

Con la llegada del mes de julio de 1993 un par de Hermanos se traslada- ron a París para el perfeccionamiento del francés, experiencia que se repitió al año siguiente, pero esta vez sólo acudió uno de los dos Hermanos. Un año

145. Suplemento al Histórico para el año 1985. 146. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., p. 79. 147. Suplemento al Histórico para el año 1991. 148. Suplemento al Histórico para el año 1992.

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más tarde, la formación del profesorado iba a centrarse en la preparación de los Bachilleratos de la LOGSE y la enseñanza de la ESO, además de entrar en un tema que estaba en boga por aquella etapa, la “mejora de la calidad”. La aventura de la formación del profesorado de Irungo La Salle tocaba a su fi n en el año 2000, cuando los profesores entraban a formar parte de dos programas de formación pedagógica, el GPI (Gestión Pedagógica Integral) y el CREA.

Durante todo este periodo los siguientes Hermanos han ostentado la direc- ción del Centro, como se puede ver, durante periodos diversos149:

1.- Directores de la E.P. La Salle Hermano Leandro Emiliano (Emiliano Cantabrana) 1954-59 Hermano Tomás José (José Zurbano) 1959-60 Hermano José Santiago (Antonio Pérez) 1960-62 Hermano Jesús Eguskiza 1962-69 Hermano Alberto Zabala 1969-72 Hermano Dunixi Arcelus 1972-77 Hermano José Mª Fernández Gurruchaga 1977-82

2.- Directores del Centro de Estudios La Salle Hermano José María Pérez Baroja 1979-82 Hermano Jesús Reposo 1982-87 Hermano Félix Gutiérrez 1987-90 Hermano José Angel Mújica 1990-92

Directores de Irungo La Salle Hermano Mikel Balerdi 1982-94 Hermano José Antonio Urrutia 1994-2001 Hermano Juan José Otegui 2001-2003 D. Xabier Iridoy 2003-2006

Actividades religiosas

En otro capítulo ya hemos comentado que desde octubre de 1961 la escuela disfrutaba de un esmerado servicio religioso a cargo de los RR. PP. Capuchinos, pero, sin duda alguna, la actividad religiosa más importante del Irungo La Salle fue la puesta en marcha de la Pastoral. Pero ¿en qué consistía ésta?

149. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., pp. 186-187.

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Su objetivo era desarrollar los valores humanos y cristianos; así, todas las acciones que se encaminaban a conseguirlo entraban en el mundo de la Pastoral. Estos valores se trabajaban tanto en la misma Escuela como en accio- nes exteriores. Según esto, profesores, monitores y todo el personal del Centro, docente y no docente, eran colaboradores de la Pastoral. Estaban distribuidos en dos grupos de trabajo: el de La Salle Enea y el de la sección de Lanbide, aun- que se reunían semanalmente para coordinar la acción. Su acción se concreta en 3 niveles:

a) I Nivel: Personalizar o “pedagogía del umbral”. Aunque estas acciones no eran explícitamente religiosas, sin embargo, podían provocar actitudes de apertura y búsqueda. En este nivel se encuadran los valores y todas las acciones que se emprendían para promocionarlos:

• Al comienzo de la primera clase de la mañana se daba opción a refl exionar durante unos minutos. Como material auxiliar, se colo- caba un calendario muy visible en cada clase que tenía una sugeren- cia gráfi ca distinta cada semana, tratando cada vez un valor. Junto a ello, cada lunes se repartía a los alumnos una hoja provista de cinco textos. • En el segundo trimestre hacían la campaña PROYDE-PROEGA. El obje- tivo de todas las acciones e ideas era la sensibilización con respecto al Tercer Mundo, centrando en un proyecto concreto cada año la ayuda económica. • En el tercer trimestre se empleaba una semana en refl exionar sobre la vocación. Pasillos y clases se llenaban de material gráfi co y en dos sesiones de clase el tema eran las diferentes opciones de vida y sus valores correspondientes. • En el último trimestre celebraban la semana de La Salle en la que todos demostraban conocer mejor la personalidad del Fundador y en qué consistía el ser miembro de un colegio La Salle. • Grupo TANDANACUI. Este grupo surgió en los años 80 en el centro. Estaba formado por 35 alumnos y 5 monitores que se reunían quince- nal o semanalmente. Todos los monitores habían sido alumnos de La Salle y habían obtenido el título de monitor de "Tiempo Libre". ¸ Actuación exterior: Estaban en comunicación con los otros grupos TANDANACUI del Distrito de Bilbao y se reunían anualmente en un gran encuentro en San Asensio. Además, publicaban una revista a modo de comunicación entre los grupos y demás interesados.

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¸ Actuación interna: Organizaban acciones durante el año para sensi- bilizar a todas las personas del Centro y colectar además diversas ayudas: – Campaña del Kilo y venta de postales en Diciembre. – La semana de PROYDE-PROEGA. – Campaña del Mercado Justo.

b) II nivel: Diálogo entre Fe y Cultura

Consistía en mostrar cómo se compaginaba y fundamentaba el mensaje de Jesús en la cultura del mundo de hoy y en su vida cotidiana.

Acciones: Sesiones de Formación Religiosa en el horario escolar. En general, eran dos horas semanales, y en 2° de Bachiller se ofrecía una. En los Ciclos Superiores se optaba entre Formación Religiosa en dos sesiones o Intervención Social (comenzó en el curso 1995-1996 en residencias de ancianos de Errenteria, Irun, Hondarribia, Bera...) o dando Apoyo Escolar al Colectivo Gitano a través de Caritas. A destacar el trabajo, el personal, las horas, los materiales, la creativi- dad y, en una palabra, la generosidad que se había puesto en los Ciclos.

c) III nivel: Catequesis explícita

Se trataba de interiorizar la fe y de vivir de acuerdo con ella y se concreta en las siguientes acciones:

• Desde el curso 1986-1987 se pusieron en marcha los grupos de catecú- menos organizados en tres años por grupo. Se ofrecen a alumnos de 4º de ESO y a los de Bachiller y ciclos, a partir de los 14 años. El objetivo era preparar a estos jóvenes a recibir el sacramento de la Confi rmación. Las acciones: eran celebraciones (una por trimestre); reuniones semanales, y convivencias anuales, considerando como momento culminante la partici- pación en la Pascua Juvenil. • A lo largo del año se ofrece a la Comunidad Escolar tomar en las Celebraciones religiosas: – Eucaristía por los difuntos de la Comunidad Escolar y para celebrar la vida. – En Mayo Eucaristía de la fi esta de La Salle; para dar gracias y para pedir por todos los miembros de la Escuela. – Las celebraciones que se hacen en el horario de Formación Religiosa.

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• Dirigidas propiamente a docentes y colaboradores: – Formación Institucional C.F.I. en San Asensio. – ARLEP (en Madrid) y del Distrito (en San Asensio): CELAS a partir de 1995-1996. – Cursos de Actualización Teológica en Donostia, en Irun. – Título de Licenciado en Ciencias Religiosas (Seminario de Donostia) desde 2000. – Encuentros distritales de Hermanos y Seglares (en San Asensio) desde 1999. – La Comunidad Cristiana: formada por 8 personas, desde 1992. – Comunidad de Educadores Lasalianos: promocionada por el Capítulo General de 2000, comienza en 2003-2004150.

La Comunidad

El 15 de agosto de 1960 quedaba formada la nueva Comunidad que había de regir la Escuela Profesional, con un total de 9 Hermanos, unida a la Sagrada Familia. Seis años más tarde, ante el incremento del alumnado y con el fi n de lle- var más equipo de Comunidad, se independizaba por completo de todo menes- ter relacionado con la comida, el descanso, etc. Ello debió de constituir un éxito, porque una década más tarde en 1976 se reconocía explícitamente que era “una Comunidad muy compenetrada, cumplidora tanto de sus obligaciones reli- giosas con escrupulosidad, como de sus obligaciones académica. Alguien dijo de esta Comunidad que era ‘sin género de duda’ una de las mejores del Distrito. Y tengo el honor de confi rmarlo”151.

Fruto de ese buen trabajo, y dentro de la tradición lasaliana de disfrutar unos días de veraneo en la estación estival, observamos que a partir del año 1985 las vacaciones tienen lugar en diferentes parajes del Estado español e incluso en otros países. Así, en 1985 los Hermanos acudieron a una casita propiedad de un sacerdote que estaba en el Valle de Benasque; al año siguiente fueron a Cataluña; en el curso 1987/88 a la Residencia de los Hermanos en Granada, y así sucesivamente hasta que en el año 1995 acuden a Futuroscope, en Poitiers (Francia). Un año más tarde a París, aprovecharon la ocasión para estar con los Hermanos de la Rue de Sèvres; en 1998 el destino fue Portugal y en 1999 rea- lizaban las vacaciones en la tradicional localidad catalana de Cambrils, un lugar muy visitado por las diferentes Comunidades Lasalianas.

150. Iñarra, K. (2004) Op. Cit., pp. 85-89. 151. Suplemento al Histórico para el año 1976.

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A la vista de lo analizado podemos decir que la vida del Irungo La Salle poco difería de la de otros centros. Estuvo caracterizada por los continuos cambios de sus integrantes, por tomar parte en cursos de formación en los que, sin lugar a dudas, el más importante fue el proceso de euskaldunización y que la vida de Comunidad también fue similar a la de otros centros, pero con la etiqueta de ser de los mejores en este aspecto. Quizás parte del éxito residía en el ejercicio de la pastoral que, como ya hemos comentado, sirvió, entre otras cosas, para un perfecto desarrollo de los valores humanos y cristianos.

6.9. La Casa-Noviciado de La Salle Enea (1940-1990)

Finalizada la Guerra Civil, la situación del edifi cio de Martindozenea, ofrecía un panorama irreconocible, si recordamos lo que había sido el Noviciado hasta 1930. En esos años, y tras haber sido Hospital civil y después Hospital militar durante la contienda, parecía que para los Hermanos el edifi cio se daba defi ni- tivamente por perdido, debido a las circunstancias bélicas de esos años. Pero varias causas coadyuvaron a que, tan pronto terminase el confl icto militar, los Hermanos comenzasen a reivindicar el uso del edifi cio que legítimamente les pertenecía.

En la primera etapa de este Noviciado ya pudimos observar que las causas de su desaparición fueron, entre otras, el regreso a Francia de los Hermanos fran- ceses residentes en España, la presencia mayoritaria de directivos españoles en los Distritos españoles y la celebración del Capítulo general de 1928, con la inte- gración de los Hermanos españoles en el Distrito de Valladolid. Estas tres causas tuvieron como consecuencia que la formación de los Hermanos en el Noviciado se trasladase a Bugedo, que era la Casa de Formación del Distrito de Valladolid. Parecidas circunstancias se van a producir a partir de 1939, pero en sentido inverso, y ello nos posibilita entender las razones que propiciaron la apertura de nuevo del Noviciado en Irun. Se trata de la creación del Distrito de Bilbao el 8 de diciembre de 1939, la recuperación del Hospital militar y la compra de la Casa al Distrito de Bayona. Consecuencia de todo ello fue la necesidad de poseer una casa de formación propia del nuevo distrito, en nuestro caso, el Noviciado de Irun1.

La Salle Enea, desde 1940 hasta la actualidad, ha sufrido una serie de cambios y cumplirá diversas funciones que irán variando a lo largo de los años. En primer lugar, será la residencia de la denominada Sagrada Familia, que

1. Gallego, S. (1984): La historia de Martindocenea- La Salle Enea a lo largo de sus 75 años. Transcripción de la conferencia impartida el 7 de abril de 1984 con motivo de la celebración de dicho aniversario.

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acoge desde esa fecha a los Hermanos mayores, ya retirados de su actividad docente. En segundo lugar, ha cumplido un papel formativo de los aspirantes a Hermanos del Instituto, aunque acogerá a diversos grupos de formación. Así, podemos constatar que el Aspirantado o Noviciado menor ha tenido una larga duración desde 1940, aunque entre 1977 y 1981 dicha formación se hiciese en San Sebastián. Parecido itinerario ha sufrido la formación de los postulan- tes, pues estuvieron presentes hasta 1951 en Irun, y a mediados de los años setenta se traslada a Donostia. El Noviciado, que es la etapa más decisiva, ya que dirige la vocación de una manera más fi rme, sólo estuvo presente en Irun desde 1940 hasta 1951, fecha en que se traslada a San Asensio. Finalmente, el Escolasticado ha tenido una duración más prolongada, además de dar lugar a una experiencia de cierto interés para la formación pedagógica de los Hermanos, como fue la Escuela Normal de la Iglesia Nuestra Señora del Juncal, que estuvo vigente desde 1948 hasta el cambio legislativo de la Ley General de Educación de 1970 y que tendrá su continuidad en el denominado Centro de Estudios de Teología y Catequética.

Podemos decir, a la vista de la evolución de las diferentes etapas de forma- ción de los Hermanos, que, hasta 1951, se aprecia una destacada dinamicidad en todos los niveles, aunque a partir de esa fecha será el Escolasticado, es decir el nivel superior, y el Aspirantado, el nivel inferior, los que permanezcan. Por supuesto, toda esta dinámica y cambios de la casa de formación debe explicarse de muchas maneras, pero sin lugar a dudas todas ellas están rela- cionadas con la capacidad de reclutamiento de vocaciones. En este sentido, se deberá entender la evolución de los formandos o educandos, por no utilizar una expresión demasiado escolar como es la de alumnos, a lo largo de los años en cada uno de esos grupos de formación.

El Noviciado de Irun. Segunda etapa: 1940-1951

El primer Histórico del Noviciado de Irun, fechado en 1940, comienza con estas palabras: “Desde hacía ya varios años los Superiores veían la necesidad de crear un nuevo Distrito en España. La extraordinaria extensión territorial del Distrito de Valladolid, y su composición heterogénea, el gran número de comunidades y la defi ciencia de las comunicaciones en varias regiones difi - cultaban la labor administrativa del Reverendo Hermano Visitador. Por estas y otras razones los Superiores resolvieron crear un nuevo distrito, dividiendo en dos el de Valladolid”2. Es decir, claramente apunta a las razones indicadas al comienzo de este capítulo, pero además añade algunas de pura intendencia, distribución de comunidades y de facilidad de acceso a los colegios y comuni-

2. Crónica de la Casa de Irun para el año 1940.

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dades que tenía que visitar el Hermano Visitador. De esta manera se conseguía dar coherencia a un distrito demasiado heterogéneo y que quedaría dividido en dos: el Distrito de Valladolid con 24 comunidades, más la Casa-Noviciado de Bugedo; 241 Hermanos, 11 Novicios y Novicios menores. Mientras, el nuevo Distrito de Bilbao, recién creado, comprendía 16 Comunidades, 149 Hermanos, 11 Escolásticos; 6 Novicios y los Novicios menores. Por lo tanto, la decisión de abrir el Noviciado de Irun no estaba todavía tomada, por lo que en la distribución inicial se pensó únicamente en uno sólo: el entonces existente de Bugedo.

No obstante, esta situación no era la más adecuada, pues suponía que dicho Noviciado iba a tener que soportar un número importante de novicios; superior, posiblemente, a su capacidad y atención correcta. Así, se entiende cómo en ese mismo Histórico se presenten ya las dudas que esta solución acarreaba: “los educandos del Nuevo Distrito continuaron en Bugedo, pero estaba en el espíritu de todos, que la solución de Casa Noviciado común era una solución transitoria. En Bugedo no había sitio para los aspirantes de los dos distritos en las proporciones que cada uno requería y, además, cada grupo debe tener su sello y formación especial. Sabedores de esto, los Superiores Mayores velaban y trabajaban buscando la debida solución”3. En este sentido, y durante este año inicial, los movimientos estratégicos fueron en varias direcciones: en primer lugar, y lo más importante, se tenía que recuperar la Casa que todavía estaba en uso y usufructo de los militares, como Hospital militar; en segundo lugar, había que acondicionar el edifi cio a la nueva función prevista, preparar todas las gestiones para el traslado de los novicios y otros estudiantes; constituir la nueva comunidad, etc. Es decir, un conjunto de acciones en varios frentes, siguiendo las directrices de los Superiores del Instituto.

La inmediatez de todas estas acciones no deja de ser sorprendente, pues si el 8 de diciembre de 1939 ya se tomó la decisión de crear los dos Distritos, el 2 de enero de 1940 ya comenzamos a tener noticias del Hermano Asistente, quien se dirige al Hermano Visitador Cesáreo y le comunica que era “deseo formal del Rdmo. Hermano Superior empezase cuanto antes las diligencias en forma ofi cial ante las autoridades competentes, pidiendo la devolución de la Casa-Noviciado para instalar en ella los grupos de formación y la sede del Distrito”4. Esta fecha contrasta con la recogida en el Histórico de 1940, en el que se dice que “el Hermano Cesáreo recibió una carta del Rdo. Hermano Asistente, fechada el 16 de enero de 1940, en la que manifestaba el deseo formal del Rvdo. Hermano Superior General de establecer la casa Noviciado de Irun, lo antes posible”. Sea

3. Crónica de la Casa de Irun para el año 1940. 4. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Cincuentenario de La Salle-enea 1909-1959. Editado por el Distrito de Bilbao, p. 27.

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una fecha o la otra, lo cierto es que estas decisiones se tomarían previsible- mente en el momento en el que se decidió la creación de los dos Distritos.

Pero esta acción última no era más que la puesta en marcha de una deci- sión que ya se había tomado el 12 de noviembre de 1939 en Roma, por parte del Superior General, quien, en un escrito de esa fecha, narra el procedimiento seguido por los Hermanos españoles y la evolución en cuanto a los dos prime- ros distritos de Madrid y Barcelona hasta 1923 y la creación, en ese año, del Distrito de Valladolid. Por lo tanto, se plantea en 1939 esta división del distrito de Valladolid, proyecto ya antiguo pero que no había podido ponerse en marcha por las circunstancias por las que atravesaba España, pero que ahora, es decir en 1939, ya fi nalizada la Guerra Civil, “la noble nación española goza de paz, inspirándose su Gobierno en los principios cristianos, favoreciendo la religión y las obras de educación. Parece, pues, llegada la hora de iniciar la obra de división de Distritos”5. Además de las razones ya apuntadas para la creación de nuevos distritos, hay que añadir ésta que nos apunta el Superior General: la paz tras la guerra.

El distrito de Bilbao comprende desde su creación, las comunidades exis- tentes, o que más tarde pudieran abrirse, en las Provincias de Araba, Gipuzkoa, Logroño, Navarra, Bizkaia y Zaragoza. El 8 de diciembre, fecha en la que se procedió a la división, el Distrito de Bilbao contaba con 210 Hermanos y 5.023 alumnos en los colegios y escuelas de las provincias citadas. Entre todos ellos destaca el Santiago Apóstol de Bilbao, con 54 Hermanos y 1.085 alumnos y el Montemolín de Zaragoza, con 20 Hermanos y 707 alumnos. Los centros de Gipuzkoa representan un 34 por ciento del cómputo total, con 1.703 alumnos pertenecientes a los colegios de Altza-Herrera, Andoain, Beasain, Irun, Donostia, Zarautz y Zumarraga.

Por otra parte, para llevar a cabo la recuperación del edifi cio era necesario hablar con la Superiora de las Hijas de la Caridad que atendían la Casa y el Hospital civil y también con las autoridades militares. Así, el Hermano Visitador Cesáreo, después de recibir la carta del Rdo. Hermano Asistente de 16 de enero de 1940, se personó, junto con el Director de Donostia, el Director de Irun, y el Director del Noviciado de Bujedo, en el Noviciado de Irun el 2 de febrero de 1940. En esa reunión, el Hermano Cesáreo expuso a la Rda. Madre Natividad, Superiora de las Hijas de la Caridad, el objetivo de la visita, diciéndole ésta que “las Hermanas estaban deseando dejar este local, para atender debidamente al Hospital Civil e hizo petición expresa de la casa Noviciado para el más breve plazo posible, señalando el 15 de mayo como fecha extrema”, añadiendo la

5. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1989): Distrito de Bilbao. 50 años en camino. Bilbao, Distrito de Bilbao, p. 101.

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Superiora: “creo que los militares lo están deseando, pues por orden de la Superioridad, ya han llevado a San Sebastián algunos servicios, y están obliga- dos a trasladar allí todas las semanas los enfermos para su reconocimiento”6.

La Superiora pensaba dejarlo para el 31 de marzo, pero las fechas se fueron dilatando y los Hermanos Directores de Donostia e Irun presionaban tanto a la Superiora como a las autoridades militares. Pero los días iban transcurriendo sin que los Hermanos pudiesen trasladarse. Es cierto que durante ese tiempo el Hermano Junian Damian ya empezó a trabajar en la huerta del Noviciado, pero no terminaba de fraguarse el traslado defi nitivo, hasta que el 15 de mayo se acudió a Madrid dirigiéndose directamente “al Ministerio de Guerra. Era Ministro del Ejército el Sr. Varela quien, al enterarse del asunto, dictó una orden cate- górica disponiendo que para el 31 de mayo se evacuasen los últimos heridos y se hiciera la entrega de la Casa-Noviciado a los Hermanos”7. No hay que olvi- dar que el general Varela había sido antiguo alumno de los Hermanos lo cual favoreció, sin duda, esa gestión. En efecto, en esa fecha se hizo la entrega de las llaves y el inventario por parte de los Jefes militares, “se cerró la fi nca que desde hacía siete años estaba abierta a todos y los Hermanos Junián Dámaso y José Ignacio, Director del San Marcial, durmieron en ‘su casa’, en la casita de la entrada”8. Durante esas fechas la Casa se compró al Distrito de Bayona, que era la propietaria y había construido el edifi cio.

Una vez recuperada la Casa tan sólo quedaba la constitución de la Comunidad, la instalación de los Hermanos y novicios y la inauguración de la Casa-Noviciado. El Hermano Cesáreo señaló al Hermano Juan María para que tomara la dirección de los trabajos de la fi nca y arreglos de la Casa. Así, ade- más a los Hermanos citados se unió el Hermano Lino Julián, quien se ofreció como voluntario para ayudar en las tareas de limpieza y recuperación. Con el tiempo se fueron agregando otros Hermanos para contribuir a dichas tareas, lo cual supuso un verano ajetreado con el objetivo de que el mes de septiembre pudiera celebrarse la Primera Toma de Hábito y la instalación de los Hermanos. Así, el primero de septiembre quedó constituida la Sagrada Familia, y el 11 y 12 de ese mismo mes llegó “un grupo reducido de formandos de Bugedo […] al anochecer a Irun”. En total eran 9 Hermanos escolásticos, 10 novicios y 16 novicios menores. Les acompañan el Rdo. Hermano Julio Cristóbal, Director del Noviciado, y el Hermano Hegesipo María, Director del Noviciado Menor. Al entrar en la casa recibieron un buen chaparrón que les recordó dónde estaban, cantaron la Salve en la capilla y cenaron rápidamente antes de las doce, para

6. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 27. 7. Crónica de la Casa de Irun para el año 1940. 8. Crónica de la Casa de Irun para el año 1940.

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poder comulgar al día siguiente. El día 17 de septiembre se dió comienzo al curso escolar, tanto en el Escolasticado, en el noviciado, como en los novicios menores.

A la hora de instalarse, cada grupo tenía sus locales; así, en el piso de la Capilla fueron situados los escolásticos en la parte Sur, los novicios al Norte y los novicios menores en la parte Este. Para las comidas, los primeros días, todos los grupos compartían el comedor del Noviciado, pero luego los novicios menores comían en su propio comedor. Para el descanso, los novicios y escolás- ticos estuvieron juntos algún tiempo en el dormitorio situado encima de la capi- lla, mientras que los novicios menores lo hacían en el suyo y los Hermanos de la Sagrada Familia y los demás en sus propias celdas. Así pues, para el mes de septiembre, se puede afi rmar que la Casa había recuperado cierta normalidad, lo cual posibilitaba la inauguración ofi cial de la Casa-Noviciado. De esta forma, el día 26 de septiembre, se juntaron todos los Hermanos del Distrito, los cuatro directores de Bugedo, el Visitador de Valladolid y los Hermanos del Noviciado para asistir a la inauguración, en la que se celebraron las diversas ceremonias previstas: Misa Mayor, canto coral, etc. coronado por el ágape fraternal al que asistieron 180 comensales. El Hermano Visitador de Valladolid manifestó su “alegría al ver fl orecer el nuevo Distrito y le deseó toda clase de prosperida- des, prometiéndole su asistencia”. El Hermano Visitador del Distrito de Bilbao, Hermano Cesáreo, dijo, entre otras cosas, que “pase lo que pase y ocurra lo que ocurriere la Casa de Irun permanecerá incólume a través de los siglos, por hallarse cimentada sobre la fi rmísima e inquebrantable roca de la pobreza”9.

Poco a poco fue aumentando el número de novicios menores que, para el fi nal del mes, pasó ya de 50. Un relato pormenorizado de las actividades desarro- lladas el día de la inauguración se remitió al Hermano Superior General, Junien Victor, quien había sido fundador y primer Director de esta Casa-Noviciado. El 11 de octubre de 1940 contestó desde Mauleon, mostrando su alegría por la mar- cha de las cosas, excusando su ausencia a dicho acto por problemas de salud y enviándoles la mejor voluntad y sus bendiciones10. Meses más tarde fallecería en la Casa de Mauleon.

Para coronar toda esta actividad, defi nitivamente, el 6 de octubre de 1940, el Hermano Cesáreo reunió a todo el personal del Noviciado y tras una confe- rencia sobre el programa espiritual a seguir (observancia regular, alegría seria, espíritu de familia, unión y caridad, espíritu de proselitismo), entregó las obe- diencias a los directores y subdirectores. Las Comunidades se constituyeron a cargo de los siguientes Hermanos: Juan María, Director general; Lizier de Jesús

9. Crónica de la Casa de Irun para el año 1940. 10. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 34.

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(nacido en Azkoitia en 1903), Director del Escolasticado; Juvenal Celso (nacido en Berastegi, en 1900), subdirector; Julio Cristóbal, Director del Noviciado Mayor y Gregorio Andrés, subdirector; Hegesipo María, Director del Noviciado Menor y Leoncio Domingo, subdirector. En ese día había en el Noviciado 9 escolásticos, 10 novicios y 52 novicios menores. No se puede olvidar, en este contexto, la presencia desde ese mes de octubre del cocinero Máximo Cenitagoya, quien permaneció más de 20 años en la Casa, además de la costurera, lavandera y el encargado de la vaquería que se incorporaron a las tareas de la casa.

A partir de esa fecha, la normalidad y la tranquilidad llegó a Martindozenea, de manera que entramos en una fase, sobre todo hasta 1951, en la que las cosas seguían su ritmo, atendiendo a los diversos grupos de formación. Durante ese periodo se abrió la Escuela Normal del Magisterio de la Iglesia, en 1948, y su “escuelita”, como aneja a la misma. Por lo tanto, se trata de unos años con gran actividad en la Casa, podríamos decir que se trata de unos años germinales, en el sentido de que desde entonces se fi jarán defi nitivamente la escuela profesional y, con el transcurrir de los años, la creación del complejo educativo actual.

Si nos centramos en la Casa-Noviciado, los Históricos de esos años recogen información sobre las actividades propias del Noviciado y de los otros grupos de formación inicial, además de las obras, fi estas religiosas y visitas sobre todo, pues dado el carácter del centro era un polo de atracción. El narrador de estos Históricos no deja de destilar su vena poética en cada uno de los resúmenes de la actividad anual, que en defi nitiva son los Históricos. Veamos un ejemplo de 1942: “Nos amanece muy fresco, tanto que su frescura ha trocado en blanco manto la copiosa escarcha que por la noche cayera. A la hermosura de la natu- raleza propia de un día invernal, se nos une la armonía musical de los cantos litúrgicos que en unísono constante hacen que el primer día del año nuevo sea uno de esos que dejan recuerdo”. Este estilo irá salpicando, aquí y allí, la infor- mación que nos ha permitido reconstruir esos años, siendo el hilo conductor de los acontecimientos que narra.

Obras y administración de la Casa

Las obras de mantenimiento, las nuevas construcciones, las ampliaciones y otro tipo de tareas de conservación, como hemos podido observar a lo largo de este trabajo, es una constante que distingue una de las actividades de La Salle. La Casa-Noviciado no podía ser menos y, a pesar de que se trata de un edifi co sólido y consistente, no faltaron las inevitables obras, bien en el propio edifi cio, bien en las huertas y jardines. Así, ya en 1940 tras la primera visita del Hermano Visitador Cesáreo, se dio comienzo a unas obras de la entrada al edifi cio pues, según él entendía, era más conveniente acceder a la Casa por la puerta principal y no por una puerta lateral, como la existente hasta ese momento. También, a

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fi nales de ese mismo año, se procedió al derribo de una serie de árboles para destinar la fi nca a la producción agrícola: “se debe hacer producir a la fi nca: tanta superfi cie, bien cultivada, puede y debe ayudar a la solución del problema de la alimentación”11. Además, era necesario fabricar muebles: bancos para la capilla, mesas para los comedores, armarios-biblioteca y roperos para las celdas.

Por lo tanto, la medida de talar los árboles obedecía sobre todo a las nece- sidades de alimentación y de abastecimiento de material, pues no podemos olvidar que estos años no eran precisamente generosos en este terreno. Casi se puede apreciar en estas medidas una especie de autoabastecimiento, muy característico de la autarquía en el contexto social de esos años en otros ámbi- tos. Otras medidas, como la construcción de una zapatería en 1943, la del horno para la panadería, la de unos semilleros e, incluso, la compra de una máquina de hacer medias, en 1949, hay que entenderlas en este contexto, pues servían para ahorrar dinero a la Comunidad, al igual que la iniciativa y las acertadas gestiones del Hermano Javier Faustino, quien en diciembre de 1949, consiguió autorización legal para traer una cantidad de pan todos los días desde Hendaya, gracias a la cual el personal tenía una mejor porción de pan. La zapatería se instaló en la antigua sala que servía de gabinete de Química, arreglando de esta forma un urgente servicio, según se narra en el Histórico de ese año.

Por supuesto, el aprovisionamiento de comida también fue una de las pre- ocupaciones de esos años, pues a pesar de la gran producción de las fi ncas, se notaba en Irun la escasez de víveres para los formandos. La llegada providencial del Director del Colegio Santiago Apóstol de Bilbao, el Hermano Carlos Bautista, quien atravesando los mares hasta dos veces por tierras americanas, les llevó abundantes víveres de todo género para varios años, fue recibida como una ben- dición del cielo. Estos víveres venían a solucionar en 1941 la precaria situación alimenticia, lo que permitió, a la vez, recibir más sujetos en formación; los víveres llegaron a Irun en dos camiones de Patricio Echeverría y al día siguiente a la fi esta de la Inmaculada llegaron otros dos camiones más con la misma carga. Parecida situación se repite al año siguiente. No obstante, no deja de ser curiosa la venta que se produce en 1943, cuando salen de casa unas hermosas vacas bretonas traídas de Francia por el Hermano Javier Faustino.

Como contrapeso a esta penuria alimentaria, y después de la compra de la Casa al Distrito de Bayona, el Distrito de Bilbao adquirió los terrenos del barón de Oña, que lindaban con el muro Oeste de la primitiva fi nca, doblando así las tierras laborables, que hasta el año 1950 fueron muy útiles para la producción

11. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 37.

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agrícola12. Estas tareas agrícolas resultaban de lo más gratifi cante y resolvían una actividad física tanto de los estudiantes, como de los Hermanos de la Sagrada Familia, como se señala en 1943: “el día 11 de enero de 1943 se comienza un largo trabajo en la huerta. Se trata de rellenar de tierra cultivable la antigua entrada de la casa, con el fi n de agrandar el terreno para el cultivo. Por esta razón los estudiantes prolongan un poco más el trabajo manual. De la misma forma desde el día 15 al 20 se lleva también un gran arreglo del tejado de la casa, y el día 21 los Hermanos de la Sagrada Familia comenzaron a roturar los campos”13.

Al margen de estas tareas administrativas y de intendencia, a partir de marzo de 1941, se dio comienzo a las obras para abrir la magnífi ca entrada de la casa, practicando un desmonte. Para llevar a cabo estas obras se contó con obreros que vinieron de fuera. En esas fechas ya se había emprendido un trabajo que modifi có el destino de uno de los aposentos de la Casa. Los dos salones que estaban junto a la Capilla, y que eran residencia de los novicios, se destinaron a biblioteca general de la casa. Para ello se trajeron muebles de Donostia, que pertenecían hasta aquel momento a la Sociedad Easonense y, junto con ellos, se trajeron también los libros que contenían las estanterías y que, en la actua- lidad, todavía se encuentran en la Casa, formando un interesante fondo biblio- gráfi co. El mes de mayo de ese mismo año, fue pródigo en siembras, pues por lo visto se quiso hacer fructifi car la fi nca. En efecto, gracias a los desvelos del Hermano Dámaso, y a los que con él cooperaban, fue adquiriendo otro aspecto muy distinto, aunque se echaban de menos los frondosos árboles talados.

Los primeros meses del año 1942 las obras se centraron en la instalación de unas duchas en la planta baja de la casa. También se realizaron algunas obras de mantenimiento en la capilla, tras la reunión del Hermano Visitador y los Hermanos directores, pues la encontraron en bastante mal estado “debido a la humedad y al abandono en que ha estado estos últimos años. […]. Las obras comenzaron un poco más tarde de lo pensado por falta de materiales, pero como los pintores habían venido se aprovechó la ocasión para pintar las puertas y ventanas exteriores de la casa y el piso de los Superiores”14. Aprovechando esta situación, también se cepilló bien el suelo y el Hermano Leopoldo Fabián se encargó de la instalación de la luz eléctrica. Después de todo este conjunto de obras, el 21 de marzo de ese año tuvo lugar la inauguración de la capilla. También dentro del propio centro, en el mes de agosto de 1945, el documento Histórico señala una reforma muy importante realizada, gracias a los inmensos

12. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 38. 13. Crónica de la Casa de Irun para el año 1943. 14. Crónica de la Casa de Irun para el año 1942.

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desvelos del Hermano Javier Faustino. Se trata del arreglo del gabinete de física, para lo cual se hicieron una serie de reformas, instalándose los armarios de la clase de Física en lo que en su momento era el recibidor para dar mayor cabida; todo ello tuvo como consecuencia la disminución del espacio de la Comunidad del Noviciado Menor. Para solucionar esta situación ésta pasó a una sala espa- ciosa que hasta ahora era el despacho del Hermano Director; así, terminadas estas reformas, quedó magnífi camente instalado el gabinete, que era la admira- ción de todos los que fueron a visitarlo.

Durante esos años también se desarrollaron otro tipo de trabajos en el exte- rior de la casa. Así, al comienzo del mes de agosto de 1944, se llevó a efecto una pequeña obra; la construcción del nicho para colocar a la Virgen del Carmen, patrona del barrio donde se encuentra enclavada la Casa; “ha quedado muy bien y completa los adornos de la Casa”. Por otra parte, en el mes de marzo de 1948, después de laboriosos y largos trabajos, el Escolasticado terminó de levantar una preciosa gruta en honor de la Santísima Virgen de Lourdes en el extremo del paseo de entrada. El tramo que daba acceso a la gruta fue limitado por bordes de cemento armado y cubierto de arenilla. Dentro de la gruta se colocó una mesa de altar y en el frontis de la misma una placa de mármol con los nombres de los Hermanos fallecidos desde la inauguración por segunda vez de la Casa-Noviciado. Tras algunas reformas posteriores y traslado de lugar, todavía se mantiene ese espacio como recuerdo y homenaje a los Hermanos fallecidos.

El año 1949 fue especialmente activo en muchos frentes, ya que no pasará mes en el que no se registre alguna obra o actividad de reforma en el centro. Así, en enero, tras apercibirse que “los hermosos bancos de nuestra capilla tenían un fallo en el arrodillador, al que faltaba la debida consistencia y se arqueaban con el peso. El Hermano Director de la Casa, previo diseño dibujado por el Hermano Subdirector del Noviciado Menor, encargó a una carpintería unos tacos del mismo estilo que los bancos y después de un buen baño de nogalina y capa de cera, el buen Hermano León Andrés procedió a la colocación de dichos tacos, realizando el trabajo con mucha fi nura y dejando los bancos, además de sólidos, más cómodos”. Pero en febrero tocaba el arreglo de las tuberías: “en uso desde hace 40 años […] estaban tan carcomidas por la roña que apenas dejaban pasar agua. El Hermano Director de la Casa, con sus abnegados cola- boradores, emprendió el ímprobo trabajo de su reparación. Después de muchos sudores y no pocos contratiempos, a fuerza de tenacidad y constancia, llegaron a dar cima a trabajo tan importante, normalizando todos los servicios de higiene que todos los moradores de la casa agradecen de veras”.

Al mes siguiente, se instalaría la estatua del Santo Fundador que ocupó el nicho de la fachada principal de la casa desde su fundación, y que había sido llevada a Bayona cuando los Hermanos del Distrito de Bayona-San Sebastián

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regresaron todos a Francia: “al crearse el Distrito de Bilbao, e instalados los grupos de formación en la Casa-Noviciado San Juan Bautista de La Salle de Martindocenea, los moradores suspiraban porque la estatua de su padre y Fundador volviera a su trono”. Ello fue posible ya que en el mes de enero de 1949, el inagotable Hermano Javier Faustino, Director del Escolasticado, “fue a Bayona con el camión de Casa en busca de material de física que tenía alma- cenado en el Colegio de Saint-Bernard y a su regreso trajo también la preciosa estatua. Un escayolista sacó el molde para luego hacer otras semejantes; se hermoseó la auténtica y el 2 de marzo se colocó en su nicho”.

En ese mismo mes se terminó de montar una sierra y un molino para moler el trigo con toda perfección. Ambas instalaciones prestarán grandes servicios a la Casa-Noviciado. También el Hermano León Andrés pintó las ventanas del lado este del edifi cio dejándolas muy bien. En el mes de mayo las obras se centran en la modifi cación del altar de la capilla, donde “se quitaron los templetes, colo- cando en la parte central la estatua del Santo Fundador, reproducción exacta de la que se colocó en la fachada principal, y en los laterales, dos ángeles. El conjunto ha quedado muy agradable y bien iluminado”. En el mes de junio, se procedió al arreglo de la parte exterior del patio, poniendo una buena capa de grava y cemento y nivelando con cemento rápido, quedando todo liso como en su interior. Trabajaron los Novicios Menores, Postulantes y Novicios. Finalmente, para terminar la crónica de ese ajetreado año de 1949, en el mes de noviem- bre los Hermanos Lorenzo Ignacio y Javier Faustino, Directores del Noviciado Menor y Escolasticado, se trasladaron a Azpeitia a escoger los muebles para el recibidor. El 23 de ese mismo mes, se trajeron y se colocaron: “son hermosos, serios y de exquisito gusto. ¡Enhorabuena al iniciador y ejecutor del proyecto, el Hermano Director del Noviciado Menor!”.

Celebraciones religiosas y visitas a la Casa-Noviciado

A la vista de las referencias y del espacio que se dedica a las celebraciones religiosas y las visitas se puede afi rmar que tenían una enorme relevancia. La razón es fácil de comprender, dadas las características del centro y la impor- tancia que tenía dentro del Distrito de Bilbao, ya que era su casa de formación. El calendario de celebraciones religiosas es de una regularidad tal que casi se puede prever la redacción de una determinada celebración en su mes corres- pondiente al siguiente año, sin temor a equivocarse. Así, además de las fi estas religiosas del calendario: La Semana Santa o la Navidad, se recogen otras cele- braciones, como la del mes de María, en mayo, momento que el poético narrador de las crónicas se deja llevar por el fervor mariano salpicado por los cánticos a la fl oral primavera, como muestra este ejemplo de 1944: “Mes de las fl ores ¡Mayo! ¡Mes de las fl ores! ¡Mes de María! ¡Qué de sonrisas nos trae cada año con su gracioso despertar! En el campo las fl ores y en el cielo los pajaritos, todos a por-

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fía elevan un canto, el canto de la Naturaleza a Aquella que de tantos dones de la naturaleza y de la gracia ha sido dotada por el Creador […] ¡Qué espectáculo más grandioso crece el atardecer de los días de mayo cuando al repiqueo de las campanas se reúnen los fi eles ante la Virgen asentada sobre un mar de fl ores en honra de la Madre del Cielo y Reino! Mayo es un mes celestial. Un beso de la Madre a la Naturaleza”.

La celebración dedicada al Sagrado Corazón de Jesús también tenía su periodicidad; así, la de 1941, fue una fi esta más del cielo que de la tierra: “una vez concluida la Misa Mayor nos trasladamos junto al nuevo monumento sito en el jardín de los novicios y allí, con la mayor sencillez, se bendijo la estatua del Sagrado Corazón. La ceremonia más conmovedora del día tiene lugar por la tarde. El Santísimo es conducido en paseo triunfal por los alrededores de la casa y depositado en un altar arreglado con mucho gusto artístico por el Hermano Francisco, profesor del Noviciado Menor. […]. El Rdo. Hermano Visitador lee en nombre de todos los presentes un hermosísimo acto de Consagración, que viene a ser un estímulo para acrecentar nuestro fervor. A continuación, el Sr. Párroco de Irún, D. David Esnal, nos dirige una breve y entusiasta arenga sobre la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús. Terminó la función con la bendición del Santísimo”. Lo mismo ocurriría en 1945: “Sagrado Corazón: El gran acon- tecimiento del día, como los años precedentes, fue la procesión de la tarde. Después del canto de las Vísperas el Smo. Sacramento se paseó triunfalmente por los alrededores de la fi nca. Dos caballeros se distinguían haciendo corte al Señor. El uno era el cónsul de Francia en España y el otro D. Francisco Larrañaga de la Compañía de Seguros”.

Sin embargo, en contraste con estas dos celebraciones mensuales, en 1944 se señalan dos fi estas de hondo arraigo español: Santiago el Mayor y la Virgen del Pilar. Por lo que respecta a la primera, celebrada en julio, y “como es la fi esta patronal de nuestra querida patria nos unimos a los festejos religiosos que en toda España se celebraron en honor del Santo. Ya por la mañanita las argenti- nas voces de los novicios menores nos dieron a entender que nos encontrába- mos en un día grande. La Misa de Comunión fue además de sabor muy religioso por la emisión de los Votos de unos cuantos ejercitantes. La Misa Mayor fue otro alarde de gusto musical y de fervor religioso. La Bendición del Santísimo cerró como con broche de oro tan hermoso día”. La celebración del 12 de octubre también respira aires patrios: “Hoy en todo el pueblo español es día de regocijo y alegría porque se conmemora la venida a Zaragoza de la Santísima Virgen, en carne mortal. No echamos de menos esta fi esta en la Casa-Noviciado y por eso tenemos a la primera hora del día Misa solemne entonando al fi nal el ‘Himno al Pilar’”15.

15. Crónica de la Casa de Irun para el año 1944.

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Con una relación más directa con el Instituto lasaliano, durante esos años tienen lugar dos acontecimientos de cierta importancia para la vida del centro: el primero de ellos fue la fi esta de traslación de las reliquias de San Juan Bautista de La Salle, en enero de 1943, fecha en que “las reliquias del Santo Fundador estuvieron constantemente expuestas en el altar de San José, para la veneración de sus hijos. Se celebró una misa solemne, con asistencia de los Congregantes del Colegio de San Marcial, y por la tarde se dio el paseo semanal”. El segundo acontecimiento fue la fi esta por la Beatifi cación del Hermano Benildo, en 1948; así, “se señalaron los día 21, 22 y 23 de mayo para estas solemnidades. El Colegio de San Marcial celebró conjuntamente con la Casa-Noviciado. Los dos primeros días los actos se celebraron en la capilla del Noviciado. Misa rezada por la mañana y función religiosa con Exposición Mayor después de clase. El día 21 los Antiguos Alumnos celebraron una velada en el Teatro Bellas Artes donde tomaron parte algunos Antiguos Alumnos del Colegio de Los Ángeles de San Sebastián. El Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis que prometió presidir los actos del último día, llegó a Irun el sábado por la noche y pernoctó en el Dispensario. La conferencia sobre los Votos se dio en cada Comunidad”. Esta celebración tuvo su extensión por todos los colegios de La Salle de Gipuzkoa, como hemos podido señalar en tantas ocasiones.

Entre el resto de celebraciones religiosas como la del Santo Fundador, los Reyes Magos, San José, Fiesta de todos los santos, la Inmaculada, o la de San Cesáreo, onomástica del Hermano Visitador, queremos destacar la fi esta de la Santísima Trinidad, pues era el día en que los Hermanos renovaban sus votos. Así, se recoge, por ejemplo, en 1943, esta celebración: “siguiendo la tradición secular del Instituto renovamos con todo fervor, en medio de una solemnidad llamativa, los Votos de religión ¡Qué ejemplo para los formandos, el ver a los Hermanos más ancianos como a los más jóvenes tan decididos a renovar su santo holocausto! El hecho emocionaba. Por lo demás, el día pasó en medio de la mayor tranquilidad ¡Qué contraste el del mundo bullicioso y lleno de odios y rencores, y el de esta paz que se respira en los conventos religiosos! Verdaderamente que podemos exclamar con el salmista: ‘Ecce quam bonum et quam iucundum habitare fratres in unum’”. El año anterior, el Hermano Javier Faustino, a la sazón Director del Escolasticado, les dio una interesante confe- rencia sobre la obra del Instituto, sirviéndose de la máquina de proyecciones. De mayor realce parece que fue la de 1948 pues, el Excmo. Sr. Obispo celebró la Misa de Comunión General a la que asistió el Rdo. Hermano Visitador. En este acto, “la concurrencia fue muy numerosa y edifi cante. Terminada la Misa, el prelado se trasladó a la Casa-Noviciado, donde después del frugal desayuno, en compañía del Rdo. Hermano Visitador y el Cmo. Hermano Javier Faustino, recorrió las dependencias y visitó los gabinetes de física y química, quedando altamente complacido de las instalaciones y del aspecto serio del Noviciado. Para la Misa Mayor, todo el personal de la Casa se trasladó a la Parroquia; asis- tió en su trono el Excmo. Sr. Obispo, ofi ció el párroco D. David Esnal y ocupó la

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Sagrada Cátedra D. Julián Olazabal, coadjutor de la parroquia y antiguo alumno de los Hermanos. El coro parroquial, reforzado por el del Noviciado, cantó magis- tralmente la misa de Ravanello. Al fi nal se dio a venerar la reliquia del nuevo beato y una estampa recordatorio”.

Toda esta serie de celebraciones religiosas, se complementan con las visi- tas, muchas de ellas canónicas y que fueron muy frecuentes debido a su propia característica de casa-noviciado. Los diez primeros años fueron los más activos a causa del establecimiento del Noviciado y el Escolasticado. Los Históricos de esos años hacen constante referencia a la llegada y estancia del Superior General, del Vicario General, de los Asistentes, Visitadores, Directores de escuela, y otras autoridades civiles que, por motivos diversos, visitan el centro. Así, pode- mos señalar cómo el día 18 de septiembre de 1946 se “encontraron en nuestra casa todos los Hermanos de Guipúzcoa con el fi n de saludar al amado Superior. Al toque de la campana nos congregamos todos en el oratorio del Noviciado Menor donde el Rdo. Hno. Visitador pronunció un bello discurso. Señaló la labor realizada por el Hno. Pedro Luis en sus largos años de Asistencia, a pesar de los tiempos anormales por los que hemos atravesado, dando como muestra de esa actividad el fl orecimiento de los cuatro distritos españoles. Encomió a continuación las grandes dotes de gobierno y sobre todo su ilimitada bondad. El Rdo. Hno. Pedro Luis, después de darnos las gracias, nos prometió que si era la voluntad de Dios no sería la última vez que nos visitaría. Acto seguido nos aconsejó a todos el permanecer unidos con Jesús siendo verdaderos amantes de la Eucaristía y de su Santísima Madre. En la comida el regocijo fue grande. Nos reunimos unos 200 comensales. Cuanto se diga de la labor realizada por los artistas es poco; se superaron en todas sus intervenciones musicales. Los Reverendos Hermanos Asistentes estuvieron satisfechísimos e hicieron notar el gran espíritu de familia que se refl ejaba en todos”. Sin duda fue una visita rele- vante y que dejó huella en la casa.

La visita del Vicario General también fue celebre; llegó a la Casa el 31 de octubre de 1942 en el auto de Patricio Echeverría, después de haber visitado la magnífi ca escuela del Buen Pastor de Legazpi. En la entrada de la casa, el Vicario general quedó sorprendido por el canto de bienvenida del “Vivat” interpretado magistralmente por el coro del Noviciado; “acto seguido un novicio menor le pro- nunció un discurso de bienvenida en francés. Y después de los saludos corres- pondientes nos dirigimos a la capilla para entonar el Te Deum de Perosi. El día 1 de noviembre se celebraron solemnes funciones religiosas. Al terminar la Misa Mayor fuimos al recibidor para descubrir el cuadro del Rdmo. Hno. Junien Victor Q.E.P.D. Después de breves palabras encomiásticas el Rdmo., recordando la vida del fi nado, se cantó el “Libera me” de Perosi. Para este acto como para todos los demás del día estuvieron presentes todos los Cmos. Hnos. de Guipúzcoa. A las 12 nos reunimos todos en el oratorio del Noviciado Menor. El Rdo. Hermano Visitador le dio la bienvenida y fue el intérprete de los sentimientos de todos. El Rdmo.

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nos dio a continuación una conferencia sobre nuestro apostolado […]. Después del descubrimiento del cuadro antes citado, el Rdmo. entregó personalmente el diploma de bienhechor y afi liado al Instituto a la familia de Patricio Echeverría. Fue un día grande, grato y de los que dejan recuerdo”.

Otras visitas canónicas fueron más frecuentes debido a la periodicidad con que tenían que hacerse. En este sentido, tanto el Hermano Asistente como el Hermano Visitador no dejarán pasar un año sin aparecer por la casa. Así lo hizo el Hermano Asistente, Pedro Luis, en julio de 1941, antes de presidir el Retiro en Bilbao, o en 1943, después de visitar los centros de Zaragoza. En cambio en la visita de 1945, el Hermano Asistente, vino acompañado del Rdo. Hno. Director del Noviciado de Bugedo, Hno. Servando Paciente y “como siempre nos saluda con su peculiar cara sonriente. Este mismo día vienen unos cuantos antiguos alumnos del colegio de Baracaldo con el Rdo. Hno. Director para hacer entrega de una beca ¡Que el Señor les aumente la generosidad! Es la directiva de los antiguos alumnos de dicho colegio”. En la visita de julio de 1946 se había producido un cambio, pues el nuevo Asistente era el Hno. Guillermo Félix tras el Capítulo General de ese año. A su llegada “se le hace una recepción familiar y el Rdo. Hno. Visitador le manifi esta en un elocuente discurso los sentimientos que anidan en todos los corazones de los presentes. Él, a su vez, le contesta con sentidas palabras y se granjea desde los primeros momentos la estima y el respeto de todos sus subordinados. Después de pasar en nuestra compañía un día y medio, antes de partir nos quiso dar una sorpresa. Repartió una serie de obediencias de mucho interés para todos”.

Ese mismo año el Hermano Guillermo Félix volvió en septiembre, acompa- ñado esta vez por el dimitido Hno. Pedro Luis, con objeto de despedirse. Durante los años siguientes, y coincidiendo con el mes de julio, pasará por el centro para después dirigirse al retiro de Bilbao. También en febrero de 1946, había llegado el Reverendo Hermano Visitador General desde Barcelona con objeto de comen- zar la visita regular, como ya había hecho en años anteriores. La opinión de los Hermanos no pudo ser más favorable ya que “verdaderamente es un padre en todo el sentido de la palabra pues se capta las simpatías de todos a las prime- ras impresiones. Nos trae una grata noticia leyéndonos el telegrama que le envía el Rdo. Hno. Asistente Zacarías, desde Roma. En él le anuncia el comienzo del próximo Capítulo General el día 15 de mayo, fi esta de nuestro Santo Fundador”. En 1949, la visita fue más completa, pues el Rdo. Hermano Asistente, Guillermo Félix, llegó acompañado del Rdo. Hno. Visitador. El 30 llegó el Rvdo. Superior General como ya hemos señalado, quienes fueron recibidos por todo el personal delante de la Casa-Noviciado. Le dio la bienvenida el Rdo. Hno. Asistente y con- testó “con gracia” el Hno. Superior.

Pero la llegada del Visitador, más cercana y habitual, también era la que suponía una cierta inquietud en cuanto se trataba de visitar los diferentes gru-

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pos de formación para evaluar su marcha y, por lo tanto, no era una visita fuera del horario escolar. En este sentido, la visita realizada en 1941 tuvo lugar a comienzos del mes de diciembre de 1941. Se entrevistó con todos los sujetos de formación y con los Rdos. Hnos. Profesores y con la dirección de la casa. Se le dio cuenta del normal funcionamiento de los cuatro grupos y clausuró la visita con conferencias y observaciones. La visita de 1944, fue especialmente larga, pues llegó el 5 de enero y la fi nalizó el día 21; además vino acompañado por el Hermano Reclutador del Distrito de Valladolid. La impresión de dicha estancia fue muy favorable, pues “recogimos los frutos de su larga experiencia y aprecia- mos de nuevo su amabilidad siempre crecientes”.

Al margen de estas visitas, regulares y canónicas, también visitaron el centro otros Visitadores y Directores de otros Noviciados, como ocurrió en 1942, con la llegada del Rdo. Hermano Carlos Borromeo, Visitador de Valladolid, que tenía a su anciana madre en un pueblecito francés próximo a la frontera; “viene a asis- tir a los funerales de la misma y se hospeda en nuestra casa. […]. A los pocos días viene también a nuestra casa el Rdo. Hno. Santiago, Subdirector de la casa de formación de Griñón, con el fi n de montar el horno para la panadería que se quiere establecer en la casa”. El 5 de febrero de 1945 llegó el Hermano Visitador General, acompañado del nuevo Director del Noviciado Menor de Premiá de Mar que vino a cambiar impresiones, en vista de su delicada misión de la formación de los novicios menores. En abril de ese mismo año se recibió la visita del Rdo. Hno. Director de la Casa de Bugedo que vino aquí por cuestiones administrativas.

Entre las visitas civiles y militares podemos resaltar la que tuvo lugar en 1948 a cargo del Excmo. Sr. Gobernador Civil, quien había manifestado varias veces el deseo de visitar la Casa-Noviciado. En efecto, el día 2 de junio del citado año, acompañado de su séquito, Comandante de Marina, Alcalde, Sr. Párroco con algunos miembros del clero y Delegados del Frente de Juventudes, llegó al Noviciado. Fue recibido por los Hermanos Directores y los educandos formados en el patio de entrada. Después de los saludos de rigor, autoridades y personal religioso se trasladaron a la capilla, donde se celebró una misa rezada, cantán- dose durante la misma escogidos motetes. Luego se procedió a la bendición de los banderines. Terminado el acto religioso se sirvió un refresco y, a continuación, tuvo lugar un interesante acto patriótico en el frontón. Gimnasia, cantos, bailes regionales, poesías, todo el programa resultó a la perfección y fueron los jóvenes los más aplaudidos. El Excmo. Sr. Gobernador, en su discurso fi nal, “elogió la actuación de la Dirección y felicitó efusivamente a los educandos animándolos a aprovecharse de las enseñanzas que reciben y ser luego apóstoles de la juven- tud española”. El 25 de junio de 1949 el Excmo. Sr. Coronel del Regimiento de Zapadores de Donostia giró una visita a la Casa-Noviciado acompañado de sus Tenientes Coroneles, dejando “la mejor impresión de su visita”.

Finalmente, también visitaron la casa personalidades extranjeras, como la de dos delegados del Ministerio de Instrucción Pública de la Argentina, acompa-

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ñados de los directivos del Frente de Juventudes de Donostia, quienes habían visitado a un grupo de maestros nacionales que seguían cursos especiales de formación en el Albergue Elcano de Hondarribia. El día 6 de diciembre de 1948, visitaron la Casa-Noviciado donde fueron recibidos por los Hermanos Directores y el personal formado en el patio de entrada; acto seguido los delegados reco- rrieron la casa y visitaron los laboratorios de física y química y la exposición de aparatos de psicología experimental. Tras la visita, “salieron muy complacidos de la recepción y haciendo elogios de la casa”. Una visita un poco más simpá- tica fue la que tuvo lugar en mayo de 1943, por parte de unos cuatrocientos niños procedentes del Colegio de Bilbao y que pertenecían a los Congregantes de María Inmaculada y de San Juan Bautista de La Salle, que “tan pronto como llegaron que fue el mediodía, se dirigieron a la capilla para rendir los honores al Señor de la casa y allí depositaron las banderas”.

Algunos acontecimientos diversos

Todo este régimen de celebraciones y visitas le daba un carácter peculiar a la Casa-Noviciado. No obstante, en 1943, y debido a la presencia de Hermanos franceses en la Casa y a la situación de guerra, “muchos de nuestros Hermanos jóvenes de dicha nacionalidad, que se encuentran desde el año 1940 bajo la dominación alemana se ven forzados a irse a Alemania trabajar en los campos de concentración de dicha nación desventurada, dejando su formación, o aban- donando su apostolado escolar. Uno de estos Hermanos jóvenes del Distrito de Bayona logra pasar la frontera por el monte. Es el Hermano Lucien Raphael, que se refugia en Pamplona. El 16 se le va a buscar y tenemos la gran satisfacción de acogerle en nuestra compañía”. Sin duda, desde la frontera, todos estos acontecimientos se vivieron de diferente manera, sobre todo si recordamos los avatares por los que pasó la casa durante la Primera Guerra Mundial.

Otro acontecimiento más relevante, desde el punto de vista religioso, fue la celebración del Congreso Eucarístico, que tuvo lugar en los primeros días del mes de octubre de 1945 en Irun. Según la narración del Histórico de ese año los actos llevados a cabo para celebrar semejante acontecimiento fueron los siguientes: “comienza el día 10 con el día sacerdotal. El 11 se oye el repique de las campanas que suenan para anunciar tan fastuoso acontecimiento. El acto de apertura tiene lugar a las 7 de la tarde. Los cantores del Noviciado participan de las funciones eucarísticas pues han ido a reforzar el coro de cantores de la ciudad. Habla en primer término el Sr. Párroco de Irún dando la bienvenida a todos y convocando a todos a postrarse ante Jesucristo, que se va a pasear por las calles engalanadas de la ciudad mariana de la Virgen del Juncal. El Alcalde (antiguo alumno de San Marcial) con férvidos acentos dirige la misma invita- ción y luego es el obispo de Santander, D. José Eguino y Trecu, que se dirige a sus antiguos feligreses (es presidente honorario del Colegio de San Marcial) con palabras llenas de amor y cariño del Buen Pastor […]. El día 13 siguen los

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actos del Congreso. Los cantores asisten a la parroquia para la recepción del Sr. Obispo de la Diócesis, Excmo. Doctor Carmelo Ballester. El día 14 se clau- sura el magno CONGRESO EUCARÍSTICO con una gran aglomeración de gentes. Asistieron en representación de la casa los Rdos. Hnos. Superiores”. También dentro de este mismo ámbito, se celebró en febrero de 1948 una Semana Evangélica, anunciada en el Boletín Ofi cial de la Diócesis.

Pero, sin duda, el acontecimiento más relevante de todos ellos, por lo que suponía para la formación inicial de los Hermanos, fue la inauguración de la Escuela Normal de la Iglesia Nuestra Señora del Juncal, que tuvo lugar el día 12 de octubre de 1948, y a la que nos referiremos más adelante, al hablar de dicha Escuela.

Al margen de estos acontecimientos, podemos señalar también un confl icto que tuvo lugar en 1942 con los Padres Pasionistas que ejercían de capellanes, cuya narración dejamos en boca de los propios Hermanos: “desde hacía algunas semanas manifestaban poca seriedad en el servicio religioso que hasta enton- ces había sido impecable; tanto que algunos días nos dejaron sin servicio reli- gioso como aconteció el día 13, en el que tuvimos que salir fuera de la casa para oír la Santa Misa y comulgar. Esto no podía seguir así. Se les llamó la atención; y después de unas gestiones sin fruto, optaron por abandonar la Capellanía. Entonces se procedió a la búsqueda de capellanes. Se presentaron varios can- didatos y al fi nal se resolvió la situación con los Rdos. PP. Betharramitas que, ya en la época anterior, habían sido nuestros abnegados capellanes. Durante el interregno nos sirvieron los coadjutores de la Parroquia”.

Al margen de estos acontecimientos, que marcaron la actividad del centro, no deja de ser una muestra del signo de los tiempos el que en 1948 y 1949 se tuviese alguna relación con el Frente de Juventudes, pues “con objeto de tener título de instructores como profesores de gimnasia en nuestros colegios, se entra en contacto con el Frente de Juventudes quienes se comprometen a no molestar en nada el reglamento y la disciplina de la casa religiosa y sí prometen dar facilidades para proporcionarse artículos de vestuario y comida; en efecto, el día 21 trajeron una importante remesa de prendas de vestir a precio módico”. Es decir, se trataba de obtener una acreditación, que sólo dicha organización podía conceder, pues la educación física en esa época era un patrimonio bajo su control. No obstante, al año siguiente, y “aceptando la invitación de los directivos del FRENTE DE JUVENTUDES se acuerda que los novicios menores pasen 20 días en el Albergue Elcano de Fuenterrabía, con la promesa expresa de que estarán bajo la vigilancia de los Hermanos, seguirán el reglamento de vacaciones como en Casa y no harán exhibición con entidad alguna”. Como pudimos ver en el caso del San Luis de Herrera y otros centros de Gipuzkoa, estas relaciones fueron puntuales y de escasa duración, a la vista de que no había coincidencia de intereses.

También podemos señalar la publicación de una revista lasaliana a partir de 1943, fecha en que salió a la luz el quinto ejemplar de la revista APOSTOLADO

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ESCOLAR editada en Irun, pues debido a la Guerra Civil, “se suspendió la publi- cación de la revista infantil VIDA Y LUZ que se editaba en Madrid por nuestros Hermanos de dicho distrito. Para reemplazarle en parte y, a fi n de ayudar en la obra de S.J.B. de La Salle, se comenzó a publicar esta revista que ha tenido aceptación en el público. Está encargado de su dirección el incansable Hno. Javier Faustino, Director del Escolasticado”. Como se podrá observar, a lo largo de este capítulo se ha deslizado muchas veces el nombre del Hermano Javier Faustino, pero no puede ser de otra manera, ya que no hay acontecimiento, durante el periodo que estuvo como Director del Escolasticado, en el que no aparezca su participación directa o indirecta.

La celebración del Cincuentenario de La Salle Enea, en 1959, fue una efe- méride que sirvió para volver la vista atrás y contemplar la labor realizada. Desde su creación, en 1909, la trayectoria de la Casa había sido fructífera desde todos los puntos de vista. Pero esos cincuenta años también servían para reconocer la buena marcha de las acciones emprendidas: una Escuela Profesional, cerca de la propia Casa, una Escuela Normal y, también, el amplio reconocimiento de los Hermanos en Irun donde continuaba el Colegio San Marcial. Por lo tanto, el Cincuentenario era una buena excusa para recapitular sobre esta trayectoria y constatar la favorable situación del momento. De todo ello se deduce que dicha fi esta fue el hecho “más sobresaliente de 1959”16. Fueron tres días memorables de festejos. La visita y consagración del Altar por parte del Obispo de la Diócesis fue un acto al que acudieron numerosos Hermanos venidos de todas partes, de Francia, Roma, Madrid, y de todas las Casa del Distrito. La intervención de la Schola Cantorum amenizó una sobremesa, con txistularis y otros cantos, después de un ágape al que acudieron unos ciento veinte comensales. En ese contexto se celebró una concentración de exalumnos en el mes de abril, a la que acudieron representantes de todos los Colegios y Escuelas del Distrito: “asistieron a una Misa rezada, cantaron armoniosamente motetes y el himno a San Juan Bautista de La Salle; resultó una reunión numerosa y selecta, todos los paseos del contorno de la Casa estuvieron ocupados por los autocares y coches de los mismos”17.

Hay que señalar la celebración de las Bodas de Plata de la creación del Distrito de Bilbao, celebrada en 1965, en la que se aprovechó para rendir homenaje a D. Máximo, el cocinero de la casa, que estaba con los Hermanos desde el comienzo de esta segunda andadura, siendo nombrado “Bienhechor del Instituto”18.

Por otra parte, el traslado del Noviciado en 1951 a San Asensio, debido a que en la casa no se podían acoger tantas vocaciones19, supuso una transfor-

16. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 63. 17. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 66. 18. Supplément à l’historique pour l’année 1965. 19. Gallego, S. (1984) Op. Cit., p. 28.

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mación en los grupos de formación que continuaron sin uno de los grupos fun- damentales. La normalidad y regularidad de sus actividades queda refl ejada en un conjunto de documentos “Históricos” sin continuidad temporal y que hacen referencia a cada uno de los grupos de formación. El interés histórico de los mismos es menor, pues se continúa relatando el mismo tipo de actividades religiosas y académicas. Así, durante la década de los sesenta se confeccio- naron los suplementos al Histórico de los Aspirantes, también llamados según la documentación “Noviciado Menor”, “Aspirantado Mayor” o “Aspirantado”. La información que se recoge en los mismos se refi ere a las actividades que se realizaban y que, en general, corresponde a un ritmo cíclico de las mis- mas: celebraciones religiosas, visitas, excursiones, deportes, catequesis y los exámenes correspondientes a los cursos que realizaban que eran los de bachillerato elemental y superior; aunque también había un nutrido grupo de alumnos que cursaban los diferentes cursos de Ofi cialía en la cercana escuela Profesional. También existen unos cuantos suplementos al Histórico corres- pondientes a un grupo “Postulantado”, que había sido creado en 1968, y que permaneció en Irun hasta 1977, pues al año siguiente fue trasladado a Donostia; en este caso los estudios se centraban en el Preuniversitario y la maestría industrial. La información que recoge esta documentación se refi ere a las actividades académicas y al desarrollo de algunas actividades apostólicas de catequesis.

Finalmente, y ya que el Escolasticado continuó en la casa de Irún, también desde 1953 hasta 1975 se confeccionaron los suplementos al Histórico corres- pondientes a dicho grupo. La información recogida en esta documentación se refi ere a la marcha normal de las actividades académicas, siguiendo el mismo ritmo característico de este grupo. Es decir, las fi estas religiosas, las visitas, los exámenes de catecismo y los de reválida o de magisterio, la formación teológica o los cambios de Hermanos en la Comunidad. En general, las actividades esta- ban relacionadas con la formación catequística, la pedagógica (los escolásticos iniciaban su formación impartiendo clases en la Escuela Profesional, aneja a la Casa)20; manuales (ayudar en la huerta u otras labores domésticas); deportivas (los jueves y domingos practicaban varios deportes) y veraniegas, en general en San Asensio.

Hay que destacar que, con respecto al Escolasticado a partir de la segunda mitad del decenio de los sesenta, se aprecia una preocupación mayor por con- seguir el título de Maestro de Estado21, a través de cursillos preparatorios o bien preparando “el ingreso en el escalafón del magisterio nacional”22. Esto supuso que algunos Hermanos se presentaran a los exámenes de escalafón, es decir, a

20. Supplément à l’historique pour l’année 1965. 21. Supplément à l’historique pour l’année 1967. 22. Supplément à l’historique pour l’année 1969.

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las oposiciones al magisterio, como se observa en 1970, año en el que acudie- ron a dichas pruebas en distintas localidades: Bilbo, Zaragoza, Soria, Huesca, Ávila, Logroño, Gasteiz y Donostia.

Formación inicial de los Hermanos

En la primera parte de este trabajo, al hablar del Noviciado de Irun, ya tuvi- mos oportunidad de referirnos a la formación inicial de los Hermanos de La Salle. A lo largo de los años, esta formación fue variando y adecuándose a los dictados de los propios Capítulos Generales que, en defi nitiva, son los que marcan los diversos niveles de esta formación intelectual, religiosa y pedagógica23. Por lo tanto, las denominaciones que irán tomando a lo largo de los años, así como su duración, también están sujetas a criterios del propio Instituto religioso.

Nuestra pretensión no es entrar en detalle en esta formación, que en muchos casos se trata de estudios civiles que permiten un acceso a estudios superio- res, como es el caso del Aspirantado, sino conocer la evolución y presencia de alumnos que se irán formando paulatinamente en la Casa de Formación. En este sentido, y para quienes no estamos muy habituados a las denominaciones que se siguen en este ámbito, tenemos que señalar que el primer nivel de forma- ción corresponde a lo que se denomina Noviciado Menor, Aspirantado u Hogar y corresponde a los niños que han mostrado de alguna manera su vocación y siguen sus estudios ordinarios, siguiendo un régimen más o menos sepa- rado del resto de alumnos o formandos; son los más pequeños y, en muchos casos, todavía está fraguándose la vocación. Un segundo nivel sería el de los Postulantes o prenoviciado, que ya han dado muestras de querer acceder a una formación religiosa y, por lo tanto, tienen que llevar un régimen de espera antes de acceder al noviciado. El Noviciado, por el contrario, ya supone un cierto nivel de compromiso y madurez en la vocación, de manera que se centra, sobre todo, en estudios de carácter religioso, a fi n de dar solidez a su vocación. Finalmente, el Escolasticado, supone una preparación superior tanto en lo intelectual y religioso, como pedagógico, pues en este nivel es donde, defi nitivamente, se adquieren las destrezas pedagógicas y de otra índole, como religiosa o catequís- tica, que le permiten formarse como un Hermano capacitado para la docencia y la pertenencia al Instituto tras la emisión de Votos.

En el caso de la Casa-Noviciado de Irún, como mostramos en la siguiente tabla, no todos estos niveles o grupos se impartieron simultáneamente, pues en algunos casos hubo traslados a San Asensio, con el Noviciado, o a Donostia en los casos de los Aspirantes y los Postulantes.

23. Bedel, H. (2008): Iniciación a la Historia del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Siglo XX, 1928-1946. Roma, Casa Generalicia. 128.

741 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Catequética del Juncal Apertura del Centro de Estudios de Teología y y Apertura del Centro de Estudios Teología Apertura de la Escuela Normal Nuestra. Señora Cierre Escuela Normal Ë Ë Ë Traslado a Donostia Traslado Ë Ë Ë Aspirantado Postulantado Noviciado Escolasticado 1977 a Donostia Traslado a Irun Traslado 1981 a Irun Traslado 1982 1990 1940 Apertura en Irun1948 Apertura en Irun Apertura en Irun Apertura en Irán 195119681972 Apertura en Irun a San Asensio Traslado

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Así pues, esos grupos tuvieron una continuidad intermitente por lo que res- pecta a la Casa de Irun. Para mostrar su evolución nos parece pertinente recoger la lista de Directores de Grupos de formación, pues nos permite además ver los lugares, las épocas y los Hermanos que estuvieron a cargo de los diferentes niveles de esta formación inicial24.

Directores de los grupos de Formación

A) ESCOLASTICADO Ubicación: IRUN, Martindocenea/La Salle Enea (1940-77; 1980-86). TARRAGONA, Col.legi La Salle (1989-90).

1940-41: Hermano Lizier de Jesús (José Mª lciar Agirre) 1941-51: Hermano Javier Faustino (Juan Bta. Minteguiaga Pascual) 1951-62: Hermano Jorge Santiago (Santiago Elósegui Arrieta) 1962-67: Hermano Lorenzo Gabriel (José Anoz Castellano) 1967-68: Hermano Norberto Santiago (Juan Ignacio Sagastagoitia Calleja) 1968-69: 1.er período, Hermano Javier Marquiegui Candina.

2.º período, Hermano Ignacio Biain Arana 1969-74: Hermano Javier Marquiegui Candina 1974-77: Hermano José Sarasa San Martín 1977-80: Inexistencia de este grupo de formación. 1980-82: Hermano Juan José Brunet Gutiérrez. 1982-86: Hermano José Antonio Urrutia Menchaca. 1986-89: Inexistencia de este grupo de formación. 1989-90: Hermano Josep María Pons i de la Riba (Escolasticado conjunto con el Distrito de Catalunya)

B) NOVICIADO Ubicación: IRUN, Martindocenea (1940-1951); SAN ASENSIO, Santa María de La Estrella (1951-78; 1979-86; 1987-90).

1940-43: Hermano Julio Cristóbal (José Manuel Eizaguirre Aramendi)

24. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1989): Op. Cit., pp. 149-152.

743 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

1943-46: Hermano Juvenal Celso (Esteban Zaldua Arregui) 1946-51: Hermano Julio Cristóbal (José Manuel Eizaguirre Aramendi) 1951-53: Hermano Julio Cristóbal (José Manuel Eizaguirre Aramendi) 1953-68: Hermano Fernando Justino (Domingo Marquínez Pz. de Anúcita) 1968-69: (hasta el 8-12-1968): Hermano Fernando Justino 1968 (8-12)-1969: 1969-72: Hermano Ignacio Biain Arana 1972-78: Hermano Angel Castaños Urbina 1978-79: 1979-86: Hermano Mikel Arruabarrena Isasa (Desde 1984, Noviciado conjunto con el Distrito de Catalunya). 1986-87: 1987-92: Hermano José Antonio Urrutia Menchaca (Noviciado conjunto con el Distrito de Catalunya): 1992-93: Hermano Jon Lezámiz Conde (Noviciado conjunto con el Distrito de Catalunya).

C) PRENOVICIADO

Ubicación: DONOSTIA, Colegio La Salle (1977-80) Período formativo que se realizó tras el año de Postulantado y previo a la realización del

Noviciado canónico. 1977-80: Hermano Sebastián Grandmontagne Santamaría.

D) POSTULANTADO Ubicación: IRUN, Martindocenea (1940-51); SAN ASENSIO, Santa María de La Estrella (1951-68); IRUN, La Salle-enea (1968-71); DONOSTIA, Colegio La Salle (1971-77); IRUN, La Salle-enea (1977-82); SAN SEBASTIAN, La Salle Ikastetxea (1982-90). BILBAO, con interrupciones, (1990-99) ZARAGOZA, Colegio La Salle-Gran Via (1979-89)

De 1940 a 1968, período formativo de unos pocos meses, enteramente inte- grado en el Noviciado. Se hacía bajo la dependencia del Director del Noviciado. A partir de 1968, período formativo autónomo.

744 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Irun-Donostia 1968-74: Hermano Jokin Otaegi Otaegi 1974-79: Hermano Juan Landa Odriozola 1979-83: Hermano José María Múgica Urteaga 1983-85: Hermano José Angel Múgica Anduaga 1985-86: (no hubo postulantes, aunque existió una Comunidad en San Sebastian con el nombre de Postulantado). 1986-93: Hermano José Luis Negro Failde 1993-94: Hermano Jesús Mª Amescua Larrión 1994-97: Inexistencia de este grupo de formación 1997-99: Hermano Pedro María Alonso Madurga

Zaragoza

1979-85: Hermano Darío Miguel Medina Ozalla 1985-89: Hermano Juan Manuel Martínez Rosell

E) NOVICIADO MENOR, ASPIRANTADO, HOGAR

Ubicación: IRUN, Martindocenea La Salle Enea (1940-77); DONOSTIA, Colegio La Salle (1975-82); IRUN, La Salle-enea (1982-89) ZARAGOZA, c/ Ram De Viu (1976-1989) Denominación: Noviciado Menor (1940-62) Aspirantado (1962-68; 1971-75) Aspirantado Mayor (1968-71) Hogar (u Hogar La Salle) (1975-89)

Irun-Donostia 1940-46: Hermano Hegesipo María (Servando Alecha Rubio) 1946-49: Hermano Leoncio Domingo (Antonio Zufi ría Aguirre) 1949-50: Hermano Lorenzo Ignacio (José Ignacio Oliden Oyarzabal) 1950-57: Hermano Leoncio Domingo (Antonio Zufi ría Aguirre) 1957-65: Hermano Manuel Casiano (Manuel Cisneros Mestre) 1965-71: Hermano Julián Víctor (Julián Jáuregui Goenaga) 1971-76: Hermano Sebastian Grandmontage Santamaría 1976-77: Hermano Guillermo José Luco Múgica (Irun, Hogar La Salle)

745 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

1975-77: Hermano Sabin Eceiza Arteche (Donostia, Hogar La Salle) 1977-78: Hermano Sabin Ezeiza Arteche 1978-79: Hermano Mikel Arruabarrena Isasa 1979-82: Hermano Pedro María Orbezua Iriarte 1982-83:˙Hermano Pedro María Orbezua Iriarte (hasta fi nalizar 1982) Hermano Sabin Eceiza Arteche (enero-fi n de curso 82-83) 1983-85: Hermano Félix Velasco Ontañón 1985-89: Hermano Jose Angel Múgica Anduaga

Zaragoza 1976-82: Hermano Juan José Santos Hurtado 1982-87: Hermano Ricardo Pérez Alvarez 1987-89: Hermano Ignacio Mengs Calle

Es cierto que la mera relación de los Directores no nos ilustra sobre la for- mación de todos los grupos, pero también hemos de señalar que la formación académica de los mismos corresponde a la misma que recibieron en los centros educativos, a excepción del Noviciado y el Escolasticado, además de la forma- ción propiamente religiosa de este tipo de Instituciones. Por lo tanto, dejamos para más adelante la formación del grupo de escolásticos, a través de la Escuela Normal de Magisterio de la Iglesia, creada por La Salle, a fi n de destacar la for- mación docente de los Hermanos.

Evolución de los formandos

Por lo que respecta a la evolución del número de formandos en cada uno de los grupos, no podemos mostrar más que nuestra extrañeza, ante la disparidad de datos a los que hemos tenido acceso. Disponemos de tres fuentes: por una parte, los famosos “Nominatif” de la Casa, en la que se recoge la información a 31 de diciembre sobre el personal presente en ese día25; por otra, la información recogida en la obra que celebra el Cincuentenario de la creación del Distrito de Bilbao, y que es muy completa, y que merece todas las garantías y, fi nalmente, los datos que nos aportan los propios Visitadores. Ante esta situación hemos

25. Estamos utilizando también unos listados facilitados por el Hermano Mikel Arruabarrena, Director de Irun, en el que se recogen listas de Novicios menores del Distrito de Bayona que estu- vieron en Irun; lista de novicios menores del mismo Distrito enviados a Irun para el Postulantado y Noviciado y, fi nalmente, la lista de novicios menores en la Salle Enea desde 1940 hasta 1990. Estos datos proceden de los Nominatif. Agradecemos al Hermano Mikel Arruabarrena habernos facilitado esta información.

746 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

optado dar por buena la aportación del citado libro del Cincuentenario, pues es más pormenorizada y las series son más completas. Por lo tanto, remitimos a dicha obra para poder conocer con todo detalle la evolución seguida durante el periodo de 1940-1990, con indicación de años y niveles. En este sentido, se aprecia que hasta 1966 existe un aumento más o menos progresivo en todos los grupos, pero a partir de esa fecha comienza a decrecer el número de aspiran- tes, de novicios y de escolásticos.

En términos generales, y por lo que respecta al Escolasticado, al Noviciado y al Aspirantado, se observa una “década de oro”, que corresponde a los años sesenta, en la que se aprecia una presencia importante de formandos compa- rado con el resto de los años. También se aprecia que la edad media de los Hermanos va subiendo, siendo de 32,2 en el curso 1940-1941, manteniéndose en el curso 1960-1961. En cambio en el curso 1978-1979 asciende a 43,3 y en el curso 1989-1990 esa edad ya es de 51,5 años. Respecto a la procedencia, en el curso 1989-1990 casi un 40 por ciento proceden de Gipuzkoa26.

Por nuestra parte, tan sólo queremos aportar algunos datos que proceden de los Nominatif, pero que señalan la procedencia de cada uno de los Hermanos Novicios o Escolásticos, así como de los Aspirantes y Postulantes. Se trata tan sólo de ver la presencia entre ellos de quienes procedían de Gipuzkoa, con el fi n de completar la visión panorámica que nos ofrece el citado libro. A la vista de una cata para contrastar estos datos con algunos Históricos se aprecia que estos datos pueden corresponder al primer año de cada uno de los niveles, y no al número total de formandos en cada grupo, ya que la duración de la formación que se impartía superaba el año.

Tabla 60. Noviciado de Irun. Número de aspirantes que ingresan cada año, y número de aspirantes guipuzcoanos Total de Total de Año Guipuzcoanos Año Guipuzcoanos Aspirantes Aspirantes 1940 55 11 1965 37 7 1941 30 14 1966 75 26 1942 34 11 1967 21 6 1943 28 7 1968 66 19 1944 29 7 1969 59 8 1945 23 3 1970 49 12 1946 40 6 1971 34 10

26. Distrito de Bilbao (1989): Op. Cit., pp. 232-246.

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Tabla 60. Noviciado de Irun. Número de aspirantes que ingresan cada año, y número de aspirantes guipuzcoanos Total de Total de Año Guipuzcoanos Año Guipuzcoanos Aspirantes Aspirantes 1947 18 2 1972 33 15 1948 43 5 1973 37 18 1949 31 8 1974 21 11 1950 38 11 1975 -- -- 1951 35 3 1976 14 13 1952 35 7 1977 -- -- 1953 41 3 1978 -- -- 1954 65 25 1979 -- -- 1955 48 16 1980 -- -- 1956 53 14 1981 -- -- 1957 16 4 1982 21 18 1958 31 11 1983 13 10 1959 42 9 1984 2 2 1960 56 20 1985 2 2 1961 52 18 1986 2 2 1962 65 16 1987 -- -- 1963 45 10 1988 3 3 1964 36 10 Total 1478 433 (29.30%)

Tabla 61. Noviciado de Irun. Número de postulantes que ingresan cada año, y número de postulantes guipuzcoanos Total de Año Guipuzcoanos postulantes 1941 12 7 1942 19 4 1943 39 8 1944 13 3 1945 14 5 1946 20 10 1947 12 3 1948 14 3

748 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

Tabla 61. Noviciado de Irun. Número de postulantes que ingresan cada año, y número de postulantes guipuzcoanos Total de Año Guipuzcoanos postulantes 1949 21 4 1950 20 1 1951 30 1 1968 18 6 1969 1 0 1970 33 10 1977 8 6 1978 17 7 1979 5 1 1980 8 4 1981 3 2 Total 307 85 (27,69%)

Tabla 62. Noviciado de Irun. Número de novicios que ingresan cada año, y número de novicios guipuzcoanos Año Total de Novicios Guipuzcoanos 1941 22 11 1942 19 5 1943 21 6 1944 31 6 1945 14 4 1946 21 11 1947 9 2 1948 11 3 1949 20 4 1950 14 1 1951 17 0 Total 199 53 (26,63%)

749 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Tabla 63. Noviciado de Irun. Número de escolásticos que ingresan cada año, y número de escolásticos guipuzcoanos (primer año) Total de Total de Año Guipuzcoanos Año Guipuzcoanos Escolásticos Escolásticos 1940 6 2 1964 24 7 1941 10 4 1965 36 11 1942 10 6 1966 20 6 1943 17 2 1967 17 4 1944 17 4 1968 28 7 1945 25 5 1969 -- -- 1946 13 4 1970 14 6 1947 21 10 1971 24 8 1948 9 2 1972 12 7 1949 9 2 1973 20 3 1950 20 3 1974 17 2 1951 12 1 1975 6 0 1952 14 0 1976 8 3 1953 9 1 1977 -- -- 1954 15 5 1978 -- -- 1955 11 4 1979 -- -- 1956 20 8 1980 14 13 1957 7 0 1981 17 7 1958 17 4 1982 4 0 1959 16 4 1983 6 2 1960 22 5 1984 3 2 1961 33 8 1985 1 0 1962 28 7 1963 55 12 Total 687 191 (27,80%)

Los datos aquí recogidos se han extraído, como ya hemos indicado, de las listas facilitadas por el director actual de la Casa de Irún, que son nominales y en las que fi gura el nombre de todos los aspirantes, postulantes, novicios y escolásticos, independientemente del tiempo de permanencia en el centro. Por lo tanto, se trata de una contabilidad más real, a pesar de que en los diferentes cursos fuese mayor el número de matriculados. Como puede observarse, el porcentaje de personas procedentes de Gipuzkoa, en todos los grupos, es cer-

750 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

cano al 30 por ciento, a lo largo de todos estos años, lo cual nos da una idea de la presencia mayoritaria de futuros Hermanos guipuzcoanos en el Distrito de Bilbao.

En este sentido, se ve una continuidad permanente, aunque, en algunos años, la incorporación de guipuzcoanos no sea muy apreciable. A partir de cierto momento, también hemos podido apreciar que se van incorporando, sobre todo al Escolasticado, personas procedentes de Distritos americanos, como Venezuela o Perú-Bolivia, como puede observarse a partir de 1962. En general, puede observarse también que, excepto en algunos años dispersos, el des- censo de escolásticos y de los otros grupos comienza a ser patente a partir del año 1975, coincidiendo también con el descenso de vocaciones que comienza a ser preocupante en esa época, como se ponía de manifi esto en la documen- tación que hemos manejado referente a los diferentes centros escolares de la provincia.

Exámenes y tomas de hábito

La actividad en la Casa estaba regida, como podemos ir observando, por una serie de prácticas escolares y religiosas encaminadas a que la vocación inicial pueda ir sentando sus raíces a lo largo de los años. Desde esta perspectiva, los exámenes y las tomas de hábito son como dos rituales de paso que les permi- ten a los aspirantes ir avanzando progresivamente en el camino marcado desde la manifestación vocacional. Está claro que los exámenes, en el ámbito escolar, como ha demostrado Foucault en su obra Vigilar y Castigar, son un ejercicio de poder que permite, con una sencilla prueba sobre el saber, clasifi car a los alum- nos, diferenciarlos, jerarquizarlos y, en último extremo, establecer una norma que marque los límites entre la inclusión y la exclusión. Pero una interpretación más cercana, a lo que nos interesa resaltar nos indica que los exámenes a los que se sometían los formandos estaban regulados por el propio tipo de estudios que realizaban. Es decir, pasar de nivel y permitir el acceso a los siguientes cursos.

No obstante, había otro tipo de exámenes, regulados por el Instituto, y sobre el que se insiste en las recomendaciones de los Hermanos Visitadores, incluso una vez los Hermanos estaban ejerciendo su docencia, que eran los exámenes de Catecismo. Así, el Histórico recoge que, en fecha tan señalada como un 30 de diciembre de 1941, “unos cuantos Hermanos de las Comunidades de Guipúzcoa vienen a juntarse a los Hermanos del Escolasticado para el examen de Catecismo que lo preside el Hermano Visitador”. No un 30 de diciembre, como ocurriría en otras ocasiones, sino un 20 de enero de 1944 tuvo lugar el examen de Catecismo que “no pudo llevarse a efecto el año precedente a consecuencia de la falta de pruebas. Con esta ocasión vinieron unos cuantos

751 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Hermanos de las Comunidades de Guipúzcoa”. Como puede observarse a estos exámenes acudían los Hermanos de otras comunidades situadas en diferentes localidades de la provincia. De una manera ocasional, se organizaban también exámenes de catecismo en los colegios y escuelas de la provincia, como hemos tenido ocasión de ver. Así, en Junio de 1949, el Hermano Visitador, “después de estudiar el modo de hacerlo, estableció en el Distrito certámenes de cate- cismo entre los alumnos todos de nuestras escuelas, divididos en tres grupos que tuvieron por centros Bilbao-San Sebastián y Zaragoza. Dichos certámenes tuvieron un éxito insospechado el día 9, siendo presididos por el Rdo. Hermano Visitador en persona, asesorado por el Subdirector del Escolasticado”.

Con respecto a los otros exámenes más académicos, los Históricos de esos años recogen las fechas de celebración, los lugares y el éxito obtenido en los mismos. En general, solían ser los exámenes correspondientes a los estudios de Bachillerato y, por lo tanto, se acudía al Instituto Peñafl orida de Donostia para sufrir las pruebas. Otros tipos de exámenes, como los del magisterio, se llevaban a cabo en la propia Casa, o se realizaban las pruebas de ingreso en la Normal del Magisterio de la Iglesia. Sin embargo, los que tenían un mayor rango eran aquellos que tenían que celebrarse en Valladolid, debido a que era la capi- tal del Distrito Universitario hasta los años setenta, pues suponían el acceso a la Universidad y la obtención de una carrera de carácter universitario, carácter que hasta 1970 no tendrá la carrera del magisterio. Esta situación era motivo de alegría, como ocurrió en 1943: “el día 13 de octubre nos enteramos del exitazo que obtuvieron los que este año han pasado por la Universidad de Valladolid. Es el primer triunfo del Escolasticado y de sus abnegados profesores. Hay que hacer notar respecto al particular la labor realizada por el Rdo. Hermano Javier Faustino y las gestiones difíciles que ha tenido que llevar a cabo por estas cues- tiones de exámenes”.

La aprobación de estos exámenes suponía, por supuesto, pasar al nivel supe- rior en la formación. De esta manera se entiende cómo, cada año, se nos informa a través de los Históricos, del pase de los postulantes al Noviciado, que es la etapa en la que la formación de los Hermanos adquiere ya cierta solidez. Por ejemplo, en 1943, se informa así de esta situación: “el día 6 de julio pasaron 21 postulantes, llenos de entusiasmo y juventud al Noviciado para proseguir su formación religiosa en el seno místico del Noviciado”. En el caso de los aspiran- tes, los más pequeños, se acostumbraba a celebrar una “fi estecita” en su honor. Pero también la llegada de estos aspirantes era motivo de agradecimiento al Hermano Reclutador, en septiembre de 1943: “comienzo del curso escolar el día primero; ánimos, entusiasmo y ardor para trabajar. Se nota bastante la obra de reclutamiento del Rdo. Hno. José Nicolás; caras nuevas y aumento de personal en la casa”. En el mismo sentido se expresará en 1946: “desde el primer día del mes, con ganas o bien con las nostalgias de las vacaciones se dio principio al nuevo curso 1946-47. En el Noviciado Menor las caras desconocidas y un número

752 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa

más crecido que los años precedentes. Es el resultado del reclutamiento selecto de nuestro buen Hermano José Nicolás”. No obstante, ese mismo año de 1946, tuvo lugar el triste suceso: “El 4 de octubre cayó enfermo el novicio menor ingre- sado del Colegio de Baracaldo […]. Después de unos días de estudio, el médico declaró que tiene meningitis tuberculosa y le da pocos días de vida […] comenzó una fervorosa novena en honor del Bto. Hno. Salomón […] fue llevado en ambulan- cia a Baracaldo. Pudo confesar y comulgar en el pleno uso de los sentidos y murió como un angelito. Tenía 13 años cumplidos”.

En cuanto a la toma de hábito, también se trata de un rito de paso, cuya manifestación externa a través del hábito de la Congregación de La Salle, supone cierto reconocimiento público y un signo de distinción. Por lo tanto, es normal que alrededor de este acto exista un protocolo que dé cuenta de la importancia del mismo. Por ejemplo, y de esta manera, se narra la toma de hábito de 1942: “el día 7 de septiembre, 18 postulantes, con toda generosidad y entusiasmo propios del joven, engrosaron las fi las lasalianas. Tuvo lugar la ceremonia en el comedor del Noviciado Menor, dispuesto para el acto. Asistieron a la ceremonia muchos familiares. El Rdo. Hno. Visitador estuvo muy acertado en su interven- ción. Una vez terminada la vestición, nos dirigimos, al canto del Magnifi cat y en procesión, a la capilla, en donde la solemne Bendición del Santísimo dio fi n a ceremonia tan grata para los unos y tan evocativa para los otros. Al día siguiente 12 novicios pronunciaron los primeros votos de religión. Sus familiares asistieron al acto con notable piedad. Dos fechas imborrables en las almas de los formandos”. En parecidos términos se expresaría en 1949: “el día 7 de sep- tiembre llegaron los familiares de los que mañana vestirán el Hábito religioso. El día 8 se cantó la Misa de Natividad, asistiendo mucho público y acercándose a la Sta. Misa casi la totalidad de los padres y parientes de los Postulantes. A todos se sirvió el desayuno. A las 3,30 de la tarde, en el comedor del Noviciado Menor, transformado en Salón de actos, tuvo lugar la ceremonia. Después de una hermosa conferencia, el Rdo. Hno. Visitador dio el Hábito religioso a los 17 Postulantes. Resultó un acto solemne y hermoso en todos conceptos”. Es decir, se trata de un acto donde la familia adquiere una importancia relevante, además de los postulantes que van a acceder a novicios.

Recomendaciones del Hermano Visitador

Como complemento a toda esta información, es conveniente tener en cuenta los consejos y recomendaciones del Hermano Visitador entre los años 1942 y 1965. El Hermano Visitador en sus “Rapport sommaire sûr l’ensemble de la situation” relativos al Distrito de Bilbao, que se realizaban anualmente, nos ofrece alguna información sobre la situación del Distrito, con respecto a varias cuestiones. Entre esos años fueron Visitadores los Hermanos Pablo Manuel y Alberto Lucas.

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Entre esta información queremos resaltar la relativa al número de Hermanos en la Sagrada Familia (Anciens), los escolásticos, los novicios y el Noviciado Menor, siguiendo la denominación francesa que, como podemos comprobar, no concuerda con los datos adelantados anteriormente. Desconocemos la razón, pues incluso existen diferencias entre los datos aportados por el propio Hermano Visitador en sus Informes de Visita al Noviciado y los que recoge en este informe general (que fi gura en negrita y cursiva).

Tabla 64. Formadores y grupos de formación en La Salle Enea (1942-65)

Forma- Escolás- Formadores Formadores Año Anciens Novicios PN dores Total ticos Escolásticos Novicios PN 1942 7 10 2 12 2 69 5 107 1944 10 22 3 20 2 79 6 142 1946 8 43 4 14 3 64 5 141 1947 11 34 4 32 4 6 5 153 1948 71 6 1949 12 35 5 14 4 86 6 162 1951 11 36 5 29 2 72 6 161 1955 8 26 4 140 8 186 1957 8 22 7 123 7 167 1959 3 43 - 62 - 205 - 1960 16 28 (55) 5 66 120 7 176 1961 562 - 70 - 209 1962 570 - 62 - 310 1963 671 - - - 215 1964 7 73 71 201 1965 19 (7) 45 (88) 7 48 97 7 175 (193) Fuente: « Rapport sommaire sûr l’ensemble de la situation » de los años correspondientes.

Por otra parte, en sus informes generales, existen dos aspectos a destacar, que tienen que ver con los novicios y el profesorado: la formación de los maes- tros y del reclutamiento de novicios. Así, por lo que respecta a este último, a una pregunta sobre si eran las escuelas lugar de reclutamiento de vocaciones, la contestación es positiva y, en general, se aprecia que más de un sesenta por ciento de los novicios procede de los colegios y escuelas de La Salle, incluso en el año 1964, el Hermano Visitador llega a afi rmar que “casi todos los nuevos

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reclutados proceden de nuestras escuelas”. Según entiende el Visitador del Distrito las escuelas que más vocaciones ofrecían eran las siguientes: Deusto, Sestao, Barakaldo, Legazpi, Santiago Apóstol, Zaragoza, Montemolín (Zaragoza), Herrera, Zumarraga y Los Ángeles.

Sobre el ritmo de vocaciones, las observaciones son las siguientes: “recluta- miento sufi ciente con holgura para las necesidades del distrito” (1959, 1960); “se mantiene un buen movimiento vocacional” (1961); “va en aumento” (1962, 1963); “se ha notado una pequeña diferencia en el número de reclutamientos” (a menos); “ha aumentado la edad media de los ingresados” (1964), etc. También las causas de las vocaciones son objeto de explicación, como las siguientes: “son comarcas cristianas y familias de buena tradición”; “el ambiente familiar es muy bueno”. En 1965 señala que es el ambiente cristiano el que resiste como causa de la dismi- nución que ese año se aprecia. Es decir, que el éxito reclutador de esos años que, por otra parte, son los más fructíferos, se debía sobre todo a las familias y las comarcas de donde procedían, que tenían un marcado carácter religioso.

Sobre la formación de los maestros, estos informes comprendidos entre 1959 y 1965 resaltan la buena situación del Escolasticado, de su buena direc- ción, de la formación pedagógica de los Hermanos y de la participación en cursos y exámenes para la formación del profesorado. También se dice que, además de la asistencia al Escolasticado, “un número considerable se forman en el Escolasticado central de Tejares y otros en Inglaterra”. En 1961 se señala que un grupo bastante numeroso de escolásticos “frecuentan el Instituto San Pío X de Salamanca”, señalando que “los Hermanos se presentan a los diversos exámenes ofi ciales que sancionan y orientan su preparación académica y peda- gógica”, o que bastantes Hermanos “se presentan a los exámenes ofi ciales para la obtención de títulos que les permitan dar clases superiores”. Estas dos últimas cuestiones se van repitiendo durante los años 1963 y 1964.Igualmente se señala en 1965, que hay muchos “cursillos durante el verano para capaci- tar a los Hermanos”. También en estos informes, que estamos comentando, existe información relativa a la situación de las escuelas, señalando que, en general, “en nuestras clases se mantienen con sufi ciente fi delidad las tradicio- nes pedagógicas y religiosas de nuestro Instituto” y que los resultados de las campañas vocacionales eran alentadores o que tenían buen éxito. En 1964 y 1965 el Hermano Visitador del Distrito, Alberto Lucas, insiste en que se procura que la “educación sea integral, atendiendo con preferencia a los valores más elevados”, matizando en 1965 que “se atiende desmesuradamente a la forma- ción intelectual y de ordinario se procura la formación integral de los alumnos”, redondeando su opinión de que “cada día se siente más la necesidad de formar religiosamente a los alumnos”. Además de este informe sumario, el Hermano Visitador emitía otros más pormenorizados tras las visitas anuales correspon- dientes a los centros. A partir de estos informes podemos reconstruir, tanto el interés del Visitador por conocer la situación real de la formación que estaban recibiendo, como las recomendaciones y consejos de mejora.

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En este sentido, y hasta el año 1946, las recomendaciones e información que facilita no está estructurada por cada uno de los grupos de formación, sino que son observaciones generales. En 1942, las primeras observaciones esta- ban centradas en cuestiones materiales, dado que la Casa estaba en periodo de obras y reformas. De esta manera señala que la biblioteca espiritual es escasa; cuestión que se repetirá en 1944; en 1945 dice que, poco a poco, se va montando, en 1946 que está bastante bien provista y en el año 1947 dice que es muy pobre en la Casa de los Hermanos ancianos y sufi ciente para las otras comunidades. No obstante, afi rma que “ciertamente la bendición del cielo parece planear sobre una bella juventud”, aunque critica la situación de los Hermanos formadores, ya que “el personal enseñante, así como el encargado de los trabajos manuales, está muy incompleto […] y hay servicios importantes que no tienen todavía titular y son realizados, provisionalmente, por novicios, escolásticos o sus formadores”. Esta crítica, que en 1942 afectó incluso a su director, cambiará en 1946, pues en términos generales el Noviciado de Irun se muestra como un ejemplo a seguir, como puede observarse en esta serie de ala- banzas: “los trabajos manuales se realizan según la Regla, por ello es la mejor casa de España”, “las clases están bien, las tres del Escolasticado no están contiguas”, “una buena formación es impartida a todos estos niños y jóvenes. En los tres grupos se nota el silencio, la regularidad, el amor y la aplicación en el estudio, tanto para la limpieza de la casa como para el mantenimiento de la propiedad”.

Con respecto al Noviciado Menor, la opinión general del Hermano Visitador es excelente, así como las relaciones entre los Hermanos y los aspirantes. Otras observaciones afectan a la preparación de los novicios menores, que se presentan a los exámenes de bachillerato que pasarán en el propio centro. La situación en 1955 era la siguiente: “Bachillerato” (bachillerato español), los 140 novicios menores están repartidos como sigue: 1º año, 34; 2º, 51; 3º, 32; 4º, 15; 5º, 7 y 6º, 1. “El centro es reconocido ofi cialmente, los exámenes de grado tienen valor ofi cial. Sin embargo, los alumnos de 4º y 6º, deben pasar exámenes en San Sebastián, para hacer la ‘reválida’”. En cambio, en 1960, ésta es la situación; los estudios que se imparten son los de 3º, 4º, 5º y 6º de bachiller, 12 novicios menores maestría industrial, 4, peritaje industrial y 3 muy “atrasados” dedicados a los trabajos manuales. Los resultados obtenidos en los exámenes de reválida son los mejores de la provincia con varias matrículas de honor, así se habla claramente de éxito en la reválida de 4º, en la que de 39 presentados aprobaron los 39; en 1959, fueron 30 de 32; asimismo, en la reválida de 6º aprobaron 6 de 6 y en la de 1959 8 de 8. En relación con la Maestría y peritaje, en 1958 los aprobados fueron 22 de 22 y en 1959, 19 de 20.

Sobre el Noviciado tan sólo tenemos dos observaciones; una de ellas corres- pondiente al año 1948 en la que se dice textualmente: “excelente conjunto, buen espíritu, buena observancia. Los novicios son de buenas inclinaciones,

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buenas condiciones y piadosos”; y otra del año 1951, precisamente el último año en que está abierto el Noviciado en Irun, antes de su traslado a San Asensio, y que no es muy favorable: “el Hermano Director del Noviciado afi rma que algu- nas familias ‘buenas’ al parecer no son bastante ‘solventes’. Se reciben los que se presentan; no se buscan. No tengo ni un postulante de Guipúzcoa. En el Noviciado Menor no son bastante exactos en eliminar los de alcances dema- siado limitados. El director del Escolasticado dice que “quizá la selección de estos últimos años haya sido poco cuidada. Intelectualmente es defi ciente. Sin embargo, en el grupo actual de escolásticos hay un 50% de buenos jóvenes a punto de vista intelectual” (sic).

El Escolasticado fue objeto de una mayor preocupación por parte del Hermano Visitador quien, a partir de la creación de la Escuela del Magisterio de la Iglesia, sólo tendrá palabras de elogio sobre la preparación que en ella recibían. Opinión que contrasta con la expresada en 1945: “las clases son insufi cientes y están mal dispuestas en el Escolasticado y el Noviciado […]. Les haría falta, al menos, un profesor más en el Escolasticado”. Esta opinión cambiará en 1946 resal- tando la buena formación: “los escolásticos reciben una sólida instrucción y una buena preparación para la vida en Comunidad. Son dóciles, regulares y genero- sos; en ellos encontramos algunas almas de élite. Los novicios son formados con método en la adquisición de las virtudes de un verdadero Hermano de las Escuelas Cristianas […]. Una educación cuidada, así como una formación viril e impregnada de piedad es impartida a los novicios menores. Los profesores son, ellos mismos, modelos. En resumen, excelentes jóvenes Hermanos se preparan seriamente en Irun para las Comunidades del Distrito de Bilbao”.

En los informes siguientes, escritos indistintamente en francés o castellano, se insiste en los estudios que proporciona la Escuela de Magisterio, recién creada en 1948; “en este Escolasticado hay un espíritu excelente, tanto en los profesores como en los escolásticos, siguen mejorando su vida espiritual de año en año. Los estudios muy bien. Excelente conjunto”. En parecidos términos se manifi esta al año siguiente: “forma un grupo magnífi co. Los escolásticos forman 3 secciones, los 12 menos avanzados siguen el curso de ‘ingreso’ en la Escuela Normal, 18 el primer año de la Escuela Normal y 5 el segundo año”.

La evolución de la Escuela del Magisterio era tan favorable, y los esco- lásticos tan capacitados, que hasta el mismo Director del Escolasticado, en estos años el inefable navarro Hermano Javier Faustino, proponía que se podían cursar simultáneamente dos tipos de estudios, el bachillerato y el magisterio. Asunto que se repite en 1955: “todos siguen los cursos de la Escuela Normal de Magisterio de la Iglesia, 8 el 3º año, 11 el 2º y 17 el primer año. Dos de este último grupo están destinados a trabajos manuales”. El Hermano Director mantiene que, en general, los escolásticos de este distrito pueden afrontar los estudios de magisterio y los de bachillerato, ya que los de magisterio no les

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proporcionan sufi ciente trabajo. Seis escolásticos acabaron magisterio este año […]. Estudios: programas de la ‘Escuela Normal de la Iglesia’” en gran parte idénticos a los del Bachillerato Ofi cial. Tras tres años de estudios, los escolásti- cos pueden obtener el diploma de “Magisterio de la Iglesia” y, mediante un exa- men ofi cial ante las autoridades académicas civiles, el título ofi cial. El número restringido de los que lo han obtenido (7 en 1953 y 6 en 1954) se explica teniendo en cuenta que varios jóvenes Hermanos van a la Comunidad antes de fi nalizar los tres años de estudio. En la Comunidad obtienen los dos diplomas mencionados. Además, este centro de estudios, siendo reconocido por las auto- ridades académicas, cumple las escolaridades requeridas y puede obtener más adelante el bachillerato, tras un examen denominado reválida. Inútil decir que esta organización de los estudios y el alto valor profesional de los formadores aseguran un trabajo y unos resultados excelentes”. Este tipo de preocupacio- nes sobre la adquisición de certifi cado era importante, en cuanto que el nivel de exigencias respecto a la formación docente de los profesores religiosos va siendo cada vez más exigente, como veremos al referirnos a la citada Escuela de Magisterio.

Sobre este mismo tema se insistirá en el último informe que tenemos del Visitador, el de 1960: “Programas de ‘Salamanca’ para los estudios religiosos, no hay recitación diaria, pero sí redacción semanal, muy buenos resultados. Para el resto se continúa con el programa del ‘Magisterio de la Iglesia’ al cual se añade el latín y un poco de griego, de cara a los exámenes de bachillerato que se celebrarán en Comunidad. Continúan ejerciendo por turnos la docencia en la escuela aneja. Al no tener los tres años de Escuela Normal completos, ningún escolástico ha terminado el magisterio”.

No podemos olvidar que, además de la formación académica, los escolás- ticos llevaban a cabo una serie de actividades desde las 5.30 de la mañana, hora de levantarse, hasta las 21.30 hora del toque de retiro, según el “Libro de Costumbres” de la Comunidad del Escolasticado27, debidamente fi rmado por el Hermano Visitador, el Asistente y el Superior General. En él se recoge pormenori- zadamente una regulación del día: entre las clases, el estudio del catecismo, la Santa Misa, letanías, etc., además de la limpieza, el trabajo manual, los recreos o las horas de comer. Se trata no sólo de plasmar un régimen regulador de todas las actividades del día, sino también de las fi estas que se debían observar a lo largo del año. Así, se puede apreciar que en este texto se señala una retahíla de celebraciones que marcan el calendario religioso, reglamentando las fi estas móviles y hasta los días de asueto veraniego. Todo ello siguiendo la tradición de las reglas conventuales.

27. Libro de las Costumbres. Comunidad del escolasticado de Irun. Archivo Distrito de Bilbao, Caja 310-Carpeta 6.

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Como podemos apreciar, la formación pedagógica que suponía el Escolasticado, a partir de 1948, se hará recaer sobre una Escuela de Magisterio creada ad hoc y gracias a las posibilidades que ofrecía la legislación educativa y a las pretensiones del Instituto lasaliano de formar de una manera más profe- sional a los Hermanos dedicados a la docencia. A continuación nos referimos a ella, en el bien entendido de que esa formación inicial corresponde a la forma- ción conjunta del Escolasticado.

6.9.1. La Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal (1948-1970)

El 12 de octubre de 1948, según nos narra el Histórico de la Casa-Noviciado, llegó por fi n el día de llevarse a cabo lo que estaba aprobado desde el 27 de agosto de ese mismo año; la inauguración ofi cial de la Escuela Normal del Magisterio de la Iglesia en la Casa-Noviciado. El mismo Excmo. Sr. Obispo señaló el día y la hora del acto que quiso presidir en persona: el 12 de octubre a las cuatro y media. Con la debida antelación fueron llegando las autoridades: el Excmo. Sr. presidente de la Diputación de Guipúzcoa, D. Agustín Brunet, el Jefe Superior de Policía en representación del Excmo. Sr. Gobernador Civil, un Comandante en representación del Excmo. Sr. Coronel, primer jefe de fronteras en el Norte de España, el Sr. Alcalde de la ciudad con el Arquitecto munici- pal, el Sr. Párroco con su clero, delegaciones de las Comunidades de los PP. Capuchinos, Pasionistas y Betharramitas, Hermanos de la Instrucción Cristiana de Nanclares, etc. El Excmo. Sr. Obispo se presentó con toda puntualidad y fue recibido por el Rdo. Hno. Asistente, Visitadores y el Hermano Javier Faustino y tras ellos todas las Autoridades

El personal de la Casa-Noviciado estaba ya instalado en el comedor del Noviciado Menor, transformado en salón de actos, y allí se dirigieron los recién llegados. Instalados la Presidencia y acompañantes, se dio principio “al acto por un canto, después los niños bailaron un Aurresku (subrayado en el original) de honor y llegó luego la intervención del Hermano Javier Faustino, Director del Escolasticado, […] al levantarse el Excmo. Sr. Obispo para hablar una salva de aplausos mostró bien a las claras el afecto de los asistentes a su querido Prelado a quien sus relevantes méritos, le preconizan este mismo día para la dignidad arzobispal de Santiago de Compostela, arrancándole al cariño de estos hijos”. En tono grave y reposado, y con toda clase de detalles, hizo la historia de las gestiones que, desde muy atrás, se realizaron para conseguir el establecimiento de las Normales de la Iglesia en España, y la parte perso- nal que le tocó en este asunto; así, “tras laboriosas gestiones, y vencidas no pocas difi cultades, se aprobó el proyecto. Para llevar a efecto lo proyectado, hacía falta locales y hacía falta maestros competentes. Después de mucho buscar y mirar, por fi n fi jó su atención en esta Casa-Noviciado, cuyas depen-

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dencias, salas de estudio y gabinetes visitó personalmente pareciéndole lo más apropiado para los fi nes que se persigue […]. Queda pues inaugurada e instalada la primera Escuela Normal de Magisterio de la Iglesia para varones en esta Diócesis de Vitoria; tiene plena confi anza de que los hechos confi r- marán las esperanzas que ha cifrado en esta Casa y en estos maestros, y la Normal se acreditará a sí misma por su seriedad y por los resultados prácticos que muy luego todos han de palpar”28. Hasta aquí la narración de lo ocurrido en la inauguración de la Escuela Normal del magisterio de la Iglesia Nuestra Señora del Juncal.

De la siguiente manera se dio comienzo a la andadura de la citada escuela, como reza en el inicio del libro de Actas de dicho centro: “a mayor gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María, bien de la Santa Iglesia y de la Patria, quedó erigida una Escuela del Magisterio de la Iglesia bajo la denominación de ‘La Salle de Nuestra Señora del Juncal’, siendo Papa Pío XII, Jefe del Estado Español S.E.N. Francisco Franco Bahamonde y Superior General del Instituto de los HH de las Escuelas Cristianas el Reverendísimo Hno Atanasio Emilio. Dio el decreto de erección el Excelentísimo y Reverendísimo Doctor D. Carmelo Ballester y Nieto, Obispo de Vitoria y Arzobispo electo de Santiago de Compostela, el dos de octubre de 1948 y lo autorizó la Comisión Episcopal de Enseñanza Religiosa y Catequística”29. Las páginas que siguen, y ante la ausencia de una más amplia información sobre los avatares de este centro, provienen del Libro de Actas de dicha escuela, depositado en el Archivo del Distrito de Bilbao, en San Sebastián.

La creación de esta escuela de formación del magisterio, surgió a inicia- tiva de los propios Hermanos ante la situación que preveía la Ley de Primera Enseñanza de 1945, que indicaba que, a partir del curso 1952/53, los reli- giosos que no estuvieran en posesión del título de maestro no iban a poder dedicarse a la enseñanza. Pero también esa misma Ley posibilitaba el que la Iglesia pudiese crear escuelas de formación de maestros. De esta manera, en una pastoral de 7 de mayo de 1948, se recordaba que la Iglesia tenía derecho a enseñar y que la obtención del título de maestro no sólo iba a servir para conformar al Estado, sino también porque así lo requería el prestigio de la Iglesia. De manera que se realizó una encuesta para conocer el número de religiosos dedicados a la enseñanza que estaban en posesión del título y encargaron a los Hermanos de las Escuelas Cristianas organizar en Irun una Escuela del Magisterio de la Iglesia. Un expediente en el que se informaba sobre programas, profesorado, reglamento biblioteca, locales, gabinete de

28. Crónica de la Casa de Irún para el año 1948. 29. Libro de Actas y Crónica de la Escuela del magisterio de la Iglesia La Salle de Nuestra Señora del Juncal de Irun. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 494-Carpeta 3.

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Física, laboratorio de Química, material escolar, fotografías y planos, juzgando que para el bien de las almas fuera abierta una Escuela del Magisterio de la Iglesia en la ciudad de Irun. El mencionado expediente fue enviado a la Excelentísima Comisión Episcopal de Enseñanza y fue despachado por una- nimidad. Así que se decretó el reconocimiento como Escuela del Magisterio de la Iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora del Juncal y de San Juan Bautista de La Salle.

Dados estos primeros pasos se establecieron unas normas de funciona- miento que serían las siguientes:

a) Carácter de la formación: perfectamente resumidos cuando dice que la Escuela tratará de despertar y vigorizar las dotes vocacionales de sus alumnos, infundiendo en ellos el espíritu de su noble profesión y el senti- miento religioso y humano propio de todo educador, además de capacitar- les en las técnicas y conocimientos de orden psicológico y pedagógico y formarlos en un espíritu auténticamente nacional en servicio de la unidad de la Patria.

b) Profesorado: será nombrado y removido libremente por los superiores de la Congregación, quienes velarán cuidadosamente para que posean la preparación y los títulos académicos adecuados. En esta Escuela habrá como en las del Estado profesores numerarios, especiales, adjuntos y ayudantes de clases prácticas.

c) Plan de Estudios:

Asignaturas de formación y cultura Religión 3 Cursos Filosofía 3 Cursos Literatura 3 Cursos Geografía e historia 3 Cursos Matemáticas 3 Cursos

Asignaturas de Formación Profesional Pedagogía 3 Cursos Catequística 1 Curso Prácticas escolares 3 Cursos

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Asignaturas complementarias Lengua francesa

Formación cívico-social

Caligrafía en sus diversas formas 3 Cursos Dibujo en sus diversas modalidades 3 Cursos Trabajos manuales 3 Cursos Iniciación

Profesional comercial

Cursillos especiales (facultativos) Lengua latina

Lengua griega

Lengua inglesa

d) Clases de Alumnos: podrán ser ofi ciales y libres. Los ofi ciales estudiarán en régimen de internado y los libres podrán realizar sus exámenes en junio y septiembre. Podrán matricularse por asignaturas o por cursos completos.

e) Requisitos de matrícula: deberán reunir los siguientes requisitos: • Haber cumplido 14 años. • No padecer enfermedad contagiosa o defecto físico que la incapacite para la enseñanza. • Haber aprobado los 4 primeros cursos de Bachillerato. • Presentar la autorización de sus superiores, si es religioso. • Aprobar el examen de ingreso que constará de un análisis sintáctico de un texto y un comentario breve del mismo, un ejercicio de redacción sobre un tema vocacional, la resolución de 2 problemas de matemáti- cas y la traducción de un texto de francés, además de un ejercicio oral sobre las asignaturas de los programas.

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f) Exámenes de los cursos: • Escrito: matemáticas, pedagogía, literatura y fi losofía. • Oral: en general sobre las asignaturas sobre las que no se interrogue en el ejercicio escrito. • Práctico: dibujo, caligrafía, canto, trabajo manual y manipulaciones científi cas. Lección práctica a un grupo de alumnos.

g) Prácticas: los alumnos que deban estudiar por libres deberán encontrar una escuela reconocida y presentarán en el momento del examen una memoria compensatoria de sus observaciones, que llevará el visto bueno del maestro responsable y sello de la escuela. h) Asignaturas pendientes: el curso siguiente se podrá matricular de una o dos asignaturas pendientes. i) Bachilleres: los alumnos que tuviera aprobado el Bachillerato con su Reválida, podrán realizar un examen de conjunto que versará sobre aque- llas asignaturas que no forman parte del plan de estudios de Enseñanza Medias. j) Examen Final: los alumnos del Magisterio verifi carán una prueba fi nal que se ajustará a lo preceptuado en la Orden del Ministerio de Educación Nacional del 14 de marzo de 1948 k) Plan de Transición: los religiosos y sacerdotes que, aún sin tener apro- bados los 4 cursos del bachillerato deseen cursar los estudios en dicha escuela, podrán realizarlos durante 4 años, comprendiendo dichos estu- dios programas muy parecidos a los que sean regulares, teniendo el título que obtengan al fi nal el mismo valor que el otorgado a los demás alumnos. l) Convalidaciones: los titulados deberán aprobar un examen de conjunto ante un tribunal constituido por un presidente miembro del Consejo Nacional de Educación, y un vocal profesor de la Escuela de Magisterio del Estado, designados por el Ministerio, y otro vocal profesor de la Escuela del Magisterio de la Iglesia designado por la jerarquía eclesiástica.

Con respecto al Plan de Estudios, en el Informe de Visita del Visitador General, correspondiente a 1951, fecha del cierre del Noviciado, se recogen las siguientes anotaciones realizadas por el entonces Director del Escolasticado, el Hermano Javier Faustino, en las que se matizan algunos aspectos que tienen que ver con la simultaneidad de los estudios y el tiempo de dedicación a la for- mación como maestros. A continuación transcribimos dichas aportaciones:

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1º. El Plan de Estudios de la Escuela del Magisterio de Irun abarca las mismas asignaturas que el plan estatal. Se da a varias de ellas mayor extensión. Se las tiene distribuidas en distinta forma, pero varía poco. Además abarca el estudio del latín, por necesidades de los colegios. 2º. Es cierto que varios escolásticos podrían adelantar y terminar el Bachillerato al mismo tiempo que los estudios del Magisterio en los tres años del Escolasticado. Sin que ELLO SEA OBSTÁCULO PARA QUE LOS DEMÁS ESTÉN PERFECTAMENTE ATENDIDOS. 3º. Los programas estatales no dan sufi ciente trabajo para un buen grupo de escolásticos, para tres años. 4º. Es para mí un principio del que estoy convencido que los Hnos. jóvenes durante los primeros años de Comunidad no debieran tener más ocupación que la de sus clases y sus ministerios. Lo que no impediría que se les organizase durante las vacaciones para recordarles y hacerles adelantar en sus estudios. El mejor sitio para ello, para mí, sería la casa de formación. 5º. Los destinatarios a carreras universitarias deberían comenzar sus estudios universitarios hacia el cuarto año de comunidad. Lo que no impide que se les vaya orientando antes para que no se desentrenen y para estimularles. 6º. Es cierto que no todos los escolásticos podrían terminar el Bachillerato en el Escolasticado y que no todos tienen apti- tudes para estudios superiores; los superiores deben distin- guir entre ellos, habida cuenta, además de otros factores, no de menor importancia, cuales son: el espíritu religioso, su abnegación,… 7º. Los que no han podido terminar su Bachillerato en el Escolasticado (ahora todos los escolásticos por disposición superior) pueden terminarlo en los primeros años de comunidad.

Con respecto a la evolución del alumnado desde su creación hasta 1959, la podemos ver refl ejada en la siguiente tabla.

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Tabla 65. Evolución alumnado de la Escuela Normal del Magisterio Nuestra Señora del Juncal. 1948-1959

48-49 49-50 50-51 51-52 52-53 53-54 54-55 55-56 56-57 57-58 58-59 Año 1 35 13 14 11 14 7 10 6 8 13 13 Año 2 22 13 14 11 11 7 11 10 8 13 Año 3 6 12795 98 Año 1 libres 65 8 21 22 9 146411 Año 2 libres 72 27 35 3 179211 Año 3 libres 107 26 9 11 15 11 11 3 Año 4 libre 78 3 Bachilleres (Plan de 16 conjunto) Estudios 8 Equivalentes Fuente: Elaboración propia a partir de los Nominatif de los años correspondientes.

Como puede observarse, excepto los primeros años de vigencia de la Escuela, en los que, debido a la novedad que supuso, y a las potencialidades que ofrecía de cara a la obtención del título de magisterio eclesiástico, y también civil tras la superación de los exámenes perceptivos, los Hermanos que continuaron esta formación de manera ofi cial eran relativamente pocos comparados con los que cursaban por libre, posiblemente porque ya poseían algún tipo de formación previa. En los últimos años de vigencia de esta escuela, aumentará la matrícula libre, ante las expectativas que levantó la Ley General de Educación y la nueva formación que se preveía, pues muchas personas, no siendo Hermanos, opta- ron por matricularse con el objetivo de poder presentarse a los exámenes de Valladolid, como puede apreciarse por las convalidaciones (tabla 66).

Hemos de hacer notar que muchos alumnos con formación en Humanidades, Filosofía, Teología, etc. solicitaban ser admitidos al examen de ingreso en la escuela de magisterio, pero debido a dicha formación ingresaban en el plan de transición, lo cual, se supone, les permitiría examinarse del examen de conjunto que debían realizar en Valladolid. Otros muchos solicitan ser admitidos a los exámenes correspondientes “por dispensa de escolaridad a tenor del Decreto de 14 de marzo de 1952 (BOE 1 de abril de 1952)”.

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Precisamente, donde mejor se puede observar el éxito de esta Escuela es analizando la función que cumplió, además de la formación inicial de los Hermanos dentro del Escolasticado. El régimen de exámenes y “pruebas de conjunto” que realizaban los alumnos en la Universidad de Valladolid, que era el Distrito Universitario al que correspondía, nos muestra la progresiva adquisi- ción de la titulación necesaria para el ejercicio de la docencia en las escuelas públicas que, a partir de la Ley General de Educación de 1970, será ya requisito imprescindible también para las escuelas privadas. Además, dicha ley cambiaba no sólo los planes de estudios hasta entonces vigentes, sino que integraba las escuelas normales dentro de las Universidades respectivas, convirtiéndose en Escuelas Universitarias del Profesorado de Educación General Básica.

Irún. escolasticado. Formación musical.

Durante los años que estuvo vigente la Escuela del Magisterio de La Salle, los escolásticos que estaban formándose en la misma acudieron, con cierta frecuencia, a los exámenes que les permitían convalidar sus estudios con los vigentes en las escuelas ofi ciales del magisterio. Así, entre 1952 y 1970, hemos podido obtener información de los alumnos que se presentaron a dichas pruebas en las diferentes convocatorias30, ordinarias o extraordinarias, que se celebra-

30. Actas ofi ciales de examen de convalidación de Magisterio en Valladolid. Archivo Distrito de Bilbao, Caja 495 Carpeta 1.

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ron. Estas pruebas recibieron diferentes denominaciones en esos años, desde “examen de conjunto” o “convalidación” y debían realizarse frente a un tribunal regulado por la Ley de 22 de Diciembre de 1953 (BOE del 23-12) y consistían en un examen de conjunto escrito y oral y un ejercicio práctico. Se realizaban en la Escuela Normal de Valladolid, denominada “Escuela del Magisterio San Pedro Regalado”. Durante el periodo que hemos señalado se presentaron, por parte de la Escuela de Irun, un número importante de alumnos, como se recoge en la siguiente tabla:

Tabla 66. Convalidación del Magisterio en la Universidad de Valladolid Año Aptos No aptos Total 1952 9 0 9 1954 6 2 8 1956 4 0 4 1961 10 3 13 1963 11 3 14 1964 23 8 31 1965 34 5 39 1966 54 12 66 1967 51 27 78 1968 131 38 169 1969 117 69 186 1970 41 25 66

Como es fácil observar desde sus inicios hasta 1967 hay un paulatino aumento de alumnos y los que resultaban “no aptos” también suponía un porcentaje no demasiado elevado. No obstante, en 1968 y 1969, el aumento desorbitado de alumnos es incomprensible si lo comparamos con el de los esco- lásticos que estaban siguiendo sus estudios en la Escuela de Magisterio. La explicación a este fenómeno, según la información que hemos podido recabar a través de testimonios orales, tanto de los Hermanos que conocían la situación de la Escuela como de “alumnos” que se presentaron a estos exámenes, es que la Escuela Normal de La Salle les daba cobertura más o menos legal para que después de fi gurar como alumnos de su Escuela pudieran presentarse, no como alumnos libres, sino como alumnos de una Escuela del Magisterio de la Iglesia. Debemos tener presente que el nivel de exigencias de titulación previa para poder acceder al magisterio en esa época era más bien escaso: tan sólo se

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exigía el título de bachiller elemental. Resulta sorprendente el número tan alto de “no aptos” en 1969, además de los “no presentados” que no hemos conta- bilizado, dato únicamente explicable por esa situación de cierto “desespero” de unos profesionales, posiblemente maestros sin titilación adecuada, que veían peligrar su continuidad si no conseguían el título ofi cial. También es posible que, entre ellos, hubiese Hermanos que, a través de esta prueba, convalidaban otros estudios religiosos.

Este aluvión de “falsos alumnos” que se presentaban a este examen de conjunto supuso un trabajo extra para la propia Escuela de Magisterio, incluso después de haber cerrado, viéndose obligada a regularizar formalmente todo el procedimiento para obtener el título ofi cial del magisterio civil, impartido por la Escuela de Magisterio ofi cial de Valladolid. Así, todavía en los primeros años de la década de los setenta se continuaba pidiendo certifi caciones de convali- dación a Valladolid por parte de maestros que habían superado estas pruebas, pero que no habían conseguido el título ofi cial, que sólo el Ministerio podía otorgarles.

Principales acontecimientos de la Escuela Normal

Dado el carácter repetitivo de la marcha de la Escuela, a continuación seña- lamos algunos acontecimientos según los meses. Cuando comenzaba el curso académico, que lo solía hacer en los primeros días de octubre, se realizaba una sesión inaugural en la que, normalmente, era el Director quien tomaba la palabra para disertar sobre temas tan variados como “La problemática de la adolescencia”, “El arte en la Pedagogía” o “Vida y obra de D. Marcelino Menéndez Pelayo”. Esta presentación también servía para que el Director mos- trase su agradecimiento al profesorado y al alumnado por la labor que estaban realizando, o para dar algún consejo. También era el momento de comentar cómo se estaban llevando las obras de la Escuela Aneja, las ampliaciones y novedades que se realizaban en los talleres y los proyectos que se querían poner en marcha, como lo hacen en la década de los años sesenta, cuando comienzan las proyecciones de películas que “repercutieran notablemente en la efi cacia del futuro apostolado de los alumnos”. En otras ocasiones ese comienzo del curso servía para dar las fechas de los exámenes y el calendario del curso escolar. Pero quizás la información más importante que se trasladó al profesorado fue la de 1950, año en el que el Reglamento de las Escuelas del Magisterio había entrado en vigor, invitándoles a conocerlo en profundidad, pues éste iba a convertirse en la condición sine qua non para poder desarrollar la acti- vidad académica de las Normales.

El mes de noviembre tenía como seña de identidad la celebración de la fi esta de los Fieles Difuntos y la preparación de otras festividades como la de la

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Inmaculada del mes de diciembre o la de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Para estas celebraciones era costumbre organizar certámenes literario-musi- cales, teatros, etc. Los meses de diciembre y enero estaban marcados por la celebración de la fi esta de la Inmaculada y de la Navidad, pero también por la realización de los exámenes a primeros de diciembre y la suspensión temporal de las clases para que los alumnos tuvieran tiempo de preparar los exámenes de Teología que, en la última semana del mes de diciembre, debían realizar. La proximidad de las fi estas navideñas, además del signifi cado que tenían en sí, se aprovechaba desde la dirección de la Escuela para que los alumnos las celebrasen de una “manera especial”; esto es, con la preparación de “obritas teatrales”, de trabajos catequísticos, o de conferencias sobre la Inmaculada e, incluso, con una procesión de antorchas como la llevada a cabo en el año 1954. En el capítulo de lo anecdótico, dos casos: en el año 1951 el Director pide al resto de integrantes en la dirección de la Escuela que le informasen sobre las actividades que se habían realizado en la Normal durante su ausencia; y, en la Navidad de 1962, se les pide a los alumnos que, con la ropa y utensilios nece- sarios para la actividad que iban a desempeñar, colaborasen en las pequeñas reformas que se iban a practicar en la Escuela.

Las actas de los meses de febrero y marzo tienen como referencia principal la celebración de la festividad de Santo Tomás de Aquino, con actos similares a los llevados a cabo en otras celebraciones, esto es, certámenes artísticos, literario- musicales, teatros, etc. En relación a esta festividad hay que señalar que todos los años se preparaba un auto sacramental, hasta que en el año 1960 deja de hacerse como hasta entonces y pasa a convertirse en un “teatro de mesa”. Estos meses fueron prolífi cos en actividades y así, nos encontramos con que en 1950 se celebra en París una reunión de los Hermanos de diferentes países para enfocar cómo debían de trabajar las Escuelas Normales de la Iglesia, asis- tiendo a dicha reunión el Director. Previamente, en el mes de noviembre del año anterior, el Director ya había asistido al Congreso Internacional Iberoamericano, cuyos objetivos eran similares a los de la reunión de Irun.

En 1953 existe una propuesta para la intensifi cación de los estudios de inglés en la Escuela. Ese mismo año, con motivo del XIV aniversario de la pro- clamación de Pío XII como Papa, se celebran unas jornadas en su honor. Al año siguiente los alumnos son invitados a una excursión por el monte en la que recogen plantas y animales, realizando una posterior clasifi cación de las plan- tas y organizándolas en un cuaderno que posteriormente pasaría a engrosar el “museo de botánica” de la Escuela.

En 1955 la tarea más signifi cativa es la realización de trabajos acerca de la encíclica “Acerbo Nimis”, cuyo origen es de abril de 1905 y cuyos objetivos eran la enseñanza del Catecismo en las escuelas. Al año siguiente, desde la propia Escuela Normal, se editará una revista de carácter pedagógico de nom-

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bre “Magisterio Lasaliano” y que cambiará de nombre dos años más tarde para denominarse “Proa”. Podemos destacar también que, en ese año de 1956, la actividad religiosa es muy intensa y como consecuencia de ello se celebra tam- bién un certamen sobre “Doctrina Cristiana” que dará lugar a que en 1965 se repitan unas jornadas de similares características.

El año 1966 tiene dos hechos resaltables; por un lado se solicitó la presen- cia de un rapsoda (poeta que en la antigua Grecia iba por los pueblos recitando poesías y cantando canciones) que animase a los estudiantes a prosperar en el arte declamatorio y, por otra parte, se solicitó la presencia de algunos jóvenes de las Juventudes Obreras Católicas (JOC) para que establecieran un diálogo con los alumnos del centro sobre cuestiones sociales. Dentro de las actividades recogidas en las actas correspondientes a los meses de febrero y marzo, la última actividad que tenemos recogida es una reunión que tuvieron los alumnos y los profesores para analizar cómo estaba funcionando el centro y ver el futuro de la Escuela.

En el análisis efectuado de los meses de marzo, abril y mayo, nos encon- tramos con que las actividades principales giraban en torno a la celebración de la Semana Santa y la de la festividad de San Juan Bautista de La Salle, con los ya tradicionales certámenes de música, teatro, literatura, etc. Pero, sin duda alguna, la información más relevante que hemos encontrado en estos meses, fue la que aparece en el acta de 1951 cuando textualmente se decía: “igual- mente se señalan como temas de interés desde el punto de vista religioso el informar a los alumnos sobre el estado de persecución de la Iglesia en los países sometidos al comunismo”, dentro de las conferencias que se organiza- ron con motivo de la celebración de la fi esta de San Juan Bautista de La Salle. También por estas fechas se presentaban los inspectores educativos, los cua- les, en general, quedaban gratamente satisfechos.

Son estos dos meses los que van a recoger otros aspectos relacionados con la Escuela Normal, como son las fechas de los exámenes de junio, las fechas para los exámenes de convalidación, la recomendación de que fuesen termi- nándose los programas de las asignaturas y comenzasen los repasos de los mismos, etc. Si hay algo en lo que de verdad se volcó la Escuela Normal fue en la celebración del mes de María, así como de la festividad del patrón, San Juan Bautista de La Salle, al cual se honraba con concursos literarios, actividades deportivas, actuaciones musicales, etc. Al margen de las comentadas excursio- nes, que realizaban los alumnos para recoger plantas y fl ores, no tenemos cons- tancia de que hubiera alguna salida del centro hasta el año 1964 en el que se organizó una excursión a Bilbao, lo cual debió ser del agrado de todos. En el año 1968, año que casualmente se cierra la Escuela, se preparó el primer viaje de fi n de estudios, aunque dos años antes habían comenzado los campamentos de verano y en los que también podían formar parte, siempre de manera voluntaria, los profesores.

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Fue en junio de 1950 cuando se dio el permiso para la construcción de la Escuela Aneja, pero en general, como decíamos con anterioridad, este es un mes marcado por la organización de los exámenes y la entrega de notas y diplomas. Es una etapa del año en la que se diseñan las pautas que tienen que llevar los cursillos de verano, unos cursillos que lo mismo podían ser de una asignatura que de otra; así, por ejemplo, un año se impartieron las asignaturas de Matemáticas, Francés y Latín; otro curso lo hicieron con las de Biología, Inglés y Teología, y así sucesivamente, sin llevar una lógica en los proyectos. Con respecto a esta asignatura de Teología hay que señalar que si bien antes decíamos que los exámenes de la misma se solían realizar en la última semana de diciembre, a partir del año 1960 también se podían examinar en junio. Para fi nalizar, otro aspecto que entra dentro de lo anecdótico, como lo fue la decisión que se tomó desde la Escuela con respecto a las vacaciones de verano de los normalistas y sobre cómo debían emplear el tiempo de las mismas, tiempo que, por supuesto, tenía que estar destinado, en gran parte, a cuestiones relaciona- das con la vida religiosa.

El Cierre de la Escuela Normal y la creación del Centro de Estudios de Teología y Catequética

La nueva Ley General de Educación de 1970 establecía claramente cuál era el futuro de las Escuelas Normales que hasta entonces funcionaban. Ante esta situación, en el orden del día del Consejo de Distrito de 27 de julio de 1969, se hacían una serie de consideraciones con respecto a esta Escuela Normal de Irún que venían a decir: “Este Plan antiguo al que daba acceso el Título de Bachiller Elemental y que constaba de contenidos similares a los del Bachiller Superior más complementos de Pedagogía y Didáctica, ha permitido que en el Escolasticado de Irún se cursasen simultáneamente los estudios de Bachillerato Superior e incluso los de Preuniversitario con los del Magisterio. Previendo que el plan antiguo caducaría este curso, se ha hecho un esfuerzo para que todos los Hermanos se benefi ciasen de las oportunidades de la convalidación en Valladolid y hayan obtenido el Título de Maestro Nacional, pero en este momento nos interesa ver si nos conviene o no el Plan Nuevo del Magisterio. Si la res- puesta es afi rmativa habrá que poner soluciones, entre las que habría que contratar profesorado titulado, y si la respuesta es negativa cabían dos solu- ciones: solicitar la interrupción académica durante dos años conservando el reconocimiento del centro o cerrar el centro e intentar reemplazarlo por un cen- tro de Ciencias de la Educación, para la formación pedagógica del profesor de Enseñanza Media”. Está claro cuál fue la respuesta, ya que, con fecha 15 de julio de 1970, la Comunidad del Escolasticado de Irun presentó a la del Distrito la idea de renunciar defi nitivamente a la actual Escuela Normal en base a los siguientes criterios:

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a) El Plan de Magisterio de 1950 ha caducado defi nitivamente en el curso 1968-69. De él se han benefi ciado muchos Hermanos por la facilidad de simultanearlo con otros estudios. El Plan de Magisterio de 1967 exige dedicación plena, no es compatible con los actuales estudios de Pedagogía y Teología del Escolasticado. Por tanto no hay verdaderos alumnos que lo cursen.

b) El futuro de las Escuelas Normales previsto en la nueva Ley de Educación estará entre las Escuelas Universitarias. Si el Distrito quisiese tener esta Escuela Universitaria del Magisterio para la formación de profesorado seglar, tendría que demostrar su voluntad efi caz de ello y asegurar alum- nado sufi ciente.

c) Para la formación profesional de los Hermanos parece más interesante obtener el Diploma universitario en la especialidad de cada uno y cursar en el Instituto de Ciencias de la Educación lo correspondiente a cada nivel profesional

Ante todos estos antecedentes de tipo legal, podemos decir que la Escuela de Magisterio tenía los días contados. Por otro lado, el cierre de la Escuela Normal de la Iglesia Nuestra Señora del Juncal, en el año 1970, supuso también un cambio en la formación de los escolásticos, que la continuarán en el deno- minado Centro de Estudios de Teología y Catequética para Educadores Hermanos de las Escuelas Cristianas. Este centro se ajustaba al plan presentado ante el Obispado de San Sebastián en 1972, de modo que se permitía la expedición de títulos correspondientes a la enseñanza de la Religión en centros escolares de Educación General Básica, de Bachillerato y de Formación Profesional, con arre- glo a las disposiciones vigentes.

Con esta solución se clausuraba una trayectoria formativa del magisterio para centrar la formación de los escolásticos en un ámbito más restringido, de manera que se constituyó “en el núcleo de la formación en el año de Noviciado y los dos años del Escolasticado”31, que continuaba impartiéndose en la casa de Irun. La formación catequística y teológica tenía ya tradición en la propia casa desde 1940 y se irá reafi rmando a raíz de los capítulos generales, sobre todo el de 1966 que insistía en la formación exclusiva de este tipo de estudios. De manera que ya en el Histórico del Escolasticado de 1968 se habla de que comienza “el nuevo plan, denominado P.T. (Estudios de Pedagogía y Teología) con vistas a una mejor preparación para nuestra misión”. Dicha formación ha sufrido cambios a lo largo de estos años, aunque se mantiene la reforma de

31. Brunet; J.J. (1984): El centro de Teología y Catequética para educadores, conferencia pro- nunciada en la casa de Irun en 1984., p. 30.

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1982 que comprende la formación inicial en un año de Noviciado, dos años de Escolasticado; un plan de formación religioso-educativa entre los años que van del Escolasticado a la Profesión Perpetua.

Los contenidos de esta formación son complejos y abarcan diversas disci- plinas relativas a las Ciencias Humanas, a la Teología y a la Catequesis, que estructuran un plan de estudios donde se establecen tres ejes: La opción por la vida de Hermano, religioso-educador, en el Noviciado; el ser del educador cristiano hoy, que comprende el primer año del Escolasticado; y el educador cristiano, abierto a la misión eclesial, en el segundo año de Escolasticado. El objetivo es poder fomentar en los Hermanos la necesidad de sentirse animado- res de la catequesis y la pastoral de los centros educativos, para lo cual se hace necesario este tipo de formación, no ligada ya a la formación del magisterio o cualquier otra carrera, ya en el ámbito de los estudios civiles.

La Escuelita, aneja a la Escuela Normal

Al igual que ocurría en las escuelas de formación del magisterio civiles, se hizo necesario disponer de una escuela primaria aneja para completar la forma- ción práctica de los formandos. Así, tras diversas gestiones se dispuso de una escuela a partir de 1954. La denominada “escuelita” puede ser analizada his- tóricamente desde dos perspectivas: como una escuela ligada a las actividades de aprendizaje docente de los Hermanos que asistían a la Escuela Normal del Magisterio de La Salle, dentro de su formación inicial en el Escolasticado, o bien de manera autónoma con su propia dinámica y como un antecedente de lo que sería la Escuela Profesional de Irun.

Por nuestra parte, hemos optado por incluirla en el capítulo referente a la Escuela Profesional de Irun, ya que esta formación fue su característica más importante desde sus comienzos. No obstante, no podemos dejar de reconocer que su denominación “legal” era la de Escuela aneja a la Normal del Magisterio, pues en toda la documentación consultada se habla siempre de ella como “aneja” a la Escuela Normal, incluso en el libro sobre el Cincuentenario de La Salle Enea, se la nombra como la aneja al Escolasticado, pero también como “Escuela Profesional”32. Por otra parte, sorprende que en este mismo libro no se diga ninguna palabra sobre la Escuela Normal citada, cuando es difícil de enten- der el Escolasticado si prescindimos de esta Escuela de Magisterio y, además, en 1959, todavía estaba en funcionamiento.

32. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 50.

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Para cerrar este capítulo señalaremos sólo unos datos sobre esta escuela, que además fue gratuita, y tuvo una trayectoria singular desde que fue conce- bida hasta que fi nalmente pudo ponerse en marcha. Tenemos que remontar- nos hasta 1947 para constatar el interés del tantas veces nombrado Hermano Javier Faustino, quien “tomó a pecho la construcción de la Escuela Aneja por el año 1947; con la aprobación del Rdo. Hno. Visitador, Cesáreo, puso manos a la obra”33. No obstante, tras un largo proceso, que de manera más efectiva comenzó en 1950, en el que había que conseguir los apoyos económicos nece- sarios para la construcción defi nitiva, en 1954 será la fecha en que, por primera vez, acudan a hacer sus prácticas en dicha escuela los escolásticos que estaban estudiando en la Escuela Normal de la Iglesia. No obstante, habrá que esperar hasta 1957 para que se celebre la inauguración ofi cial de dicha escuela, como recoge el Histórico del Escolasticado de 1957. A dicha inauguración acudió el Gobernador Civil de la Provincia y el Vicario de la Diócesis, además del Hermano Visitador y de Javier Faustino, como promotor y primer iniciador de las obras34. No obstante, como ya hemos indicado, hemos dejado los avatares históricos de dicha “escuelita” para el epígrafe dedicado a la Escuela Profesional de Irun por parecernos más pertinente a los objetivos de este trabajo.

33. Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (1959): Op. Cit., p. 58. 34. Crónica del escolasticado del año 1957. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 799-Carpeta 7.

774 7. Conclusiones: Un siglo de presencia de La Salle en Gipuzkoa

Después del tiempo dedicado a la escritura de este libro, hemos tenido oportunidad de ir concluyendo aquí y allí en los diversos capítulos sobre diversas cuestiones relacionadas con el tema objeto del trabajo. Tanto en el primer como en el segundo tomo de esta obra hemos incluido sendos capítu- los que abordan, de manera general, la situación de las escuelas y colegios de La Salle en sus respectivos periodos. Por lo tanto, remitimos al lector a dichos capítulos para tener cabal idea de la importancia y características de los centros educativos que estuvieron a cargo de La Salle durante estos cien años en Gipuzkoa. No se trata, en este momento, de reiterar lo ya dicho, sino de abordar este Siglo con una visión general y refl exionar, en la medida que nos permite la información obtenida, sobre el papel y la presencia de La Salle entre nosotros.

Llegado, pues, este momento, y a la vista de la evolución seguida por el Instituto en Gipuzkoa durante más de cien años, tan sólo nos queda formular una pregunta: ¿Sobre qué pilares se ha basado La Salle para poder mantener esta larga permanencia? Puede parecer una pregunta retórica y cuya contes- tación está en la evidencia de una realidad. Sin embargo, una vez estudiada la complejidad del conjunto de centros, y la de cada uno de ellos; las razones de la apertura de las escuelas y colegios, las características del alumnado, del profesorado, de la formación recibida, del papel de los padres, de las activida- des desarrolladas, de la vida religiosa, etc. etc., se tiene que concluir que, sea lo que sea lo que sustancie cada uno de los aspectos señalados, tienen fuerza sufi ciente para fundamentar no sólo el pasado, sino también el futuro.

A estas alturas no está de más recordar las razones de la llegada de La Salle a Gipuzkoa, pues nos explican un proceso histórico europeo, como fue la puesta en práctica de una política laicista por parte de Francia, la consecuente expulsión de las órdenes y congregaciones religiosas dedicadas a la educación

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y el cobijo encontrado en este lado de la frontera. Estamos hablando de 1904. A partir de esta fecha se inicia un goteo constante de vocaciones religiosas, de asimilación de los Hermanos procedentes del País y, tras un proceso de creci- miento, la creación del Distrito de Bilbao en 1939. Pero esto es una parte de la historia de La Salle y también de Gipuzkoa, pues desde aquella fecha hasta la actualidad se abrieron y se cerraron un importante número de centros educati- vos. Ésta es la otra parte de la historia de los Hermanos y de Gipuzkoa que dura más de cien años. A la vista de todo ello, queremos plantear algunas respues- tas a este fenómeno histórico y educativo. Para ello nos vamos a valer de una sencilla imagen, de una metáfora: los pilares que sustentan un edifi cio. También de una sencilla representación gráfi ca: dos ejes que recorren toda la labor edu- cativa de los Hermanos de La Salle. Por lo que respecta a los pilares del edifi cio queremos señalar que tres han sido los que han mantenido el edifi cio lasaliano en Gipuzkoa: los agentes promotores de centros, el éxito del alumnado y las características del profesorado. Pero un edifi cio no se mantiene si entre los pilares no existe un nexo de unión y ahí es donde está la fortaleza del edifi cio lasaliano: su proyecto educativo. Este edifi cio está también atravesado por los dos ejes que hemos señalado: la dedicación a la educación para las clases más necesitadas y la permanente adecuación a las necesidades sociales, profesio- nales o educativas.

No descubrimos nada nuevo, por otra parte, si señalamos que la razón que más pesa a la hora de valorar el trabajo educativo realizado por La Salle es, sin duda, el segundo eje, la capacidad de adecuación del proyecto lasaliano a las necesidades sociales, locales y profesionales de las localidades, pueblos, ciudades y villas en las que ejercieron su labor docente y de apostolado. Así, esta capacidad ha resultado fundamental para que los cambios, las reformas y las nuevas necesidades hayan encontrado cobijo en dicho proyecto. En este sentido, durante la primera etapa (1904-1937) esa capacidad se demostró coadyuvando al proceso de modernización que estaba sufriendo Gipuzkoa en aquellos años. Lo mismo ocurre en la segunda etapa (1937-2006) en la que existe un tránsito que va desde la tradición pedagógica a los nuevos retos edu- cativos, adaptándose al dictado en una época y a las exigencias de calidad en otra. De esta forma, en su aspecto pedagógico, puede parecer que existe una ruptura en el proyecto lasaliano, pero la realidad es otra: existe la continuidad de un proyecto que, enraizado en la tradición pedagógica clásica, aborda los nuevos retos educativos sin olvidar los fundamentos pedagógicos y religiosos que lo sustentan. Ahí es donde el proyecto lasaliano hunde sus raíces, en una especie de dialéctica entre esa tradición que es vivifi cante y su adecuación a los nuevos requerimientos educativos y sociales. Por lo tanto, este eje ha resultado fundamental para la continuidad de la labor lasaliana.

El otro eje que hemos señalado, a pesar de que los momentos actuales no parece invitarnos a hablar de la pobreza, tiene su importancia tanto desde la fun-

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damentación del proyecto educativo lasaliano y las raíces que lo fundamentan, como en su evolución a lo largo de estos cien años; refl exionando acerca de la marginación, la educación de las clases populares y la exclusión social. Excepto algunos casos de colegios existentes en Gipuzkoa (el San Bernardo de Donostia, el San Marcial de Irun, el La Salle de Donostia y, en menor medida, el de Zarautz y algún otro), la mayoría de centros abiertos se han dedicado de manera casi exclusiva a las clases populares, procurando que los centros fuesen gratuitos. Es cierto que no es lo mismo plantearse el objetivo de la educación de los pobres a comienzos del siglo XX a hacerlo en el siglo XXI, en el contexto de una sociedad occidental y desarrollada. No obstante, sobre todo a raíz del Concilio Vaticano II, se aprecia una honda preocupación por este tema, renunciando en algún caso a la dedicación a las clases pudientes.

Por otra parte, a lo largo del trabajo hemos podido apreciar, y así lo resalta- mos en más de una ocasión, que los Hermanos de La Salle no van allí donde no son llamados. Tenemos muchos ejemplos con relación a la creación de centros, en los cuales su labor educativa es requerida, y menos casos en los que ocurre lo contrario. También existen otros ejemplos en los que la discreta retirada de los colegios ha sido consecuencia de que ese requerimiento no cumplía ya con sus objetivos iniciales. En este sentido, desde el centro de Azkoitia hasta todos los abiertos durante la década de los cuarenta y cincuenta, se cerraron por diversas causas, algunas de ellas ajenas a la voluntad de los Hermanos de La Salle.

Los centros educativos: apertura, cierre y estabilidad

Una vez puesto de relieve la importancia de esos ejes que atraviesan la labor docente y de apostolado de La Salle, pero que seguramente puede extenderse a otros contextos y centros educativos, nos vamos a centrar en los tres pilares que creemos fundamentan la presencia y la permanencia de los Hermanos de La Salle en Gipuzkoa durante estos últimos cien años. Para ello nada mejor que plantearnos esta evolución como una especie de balance donde podamos percatarnos del momento de llegada y del momento de salida, señalando alguna característica de esa evolución. Las conclusiones con respecto al primer pilar, es decir, la relativa a los centros educativos, tienen una amplia gama de implicaciones: los agentes promotores, la oferta educativa, las construcciones escolares, la apertura de centros, los contextos sociales, las asociaciones de padres, etc., desarrolladas a lo largo de este trabajo.

Como puede apreciarse en la siguiente tabla, donde fi guran en sombreado los centros escolares que ya no existen, a lo largo de este periodo son 22 los centros que se han abierto, permaneciendo diez de ellos abiertos en la actuali-

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dad. Asimismo, hay que señalar que algunos de ellos mantuvieron escuelas gra- tuitas dependientes de los mismos, como ocurrió con la escuela Los Ángeles, San Ignacio y San Luis, que dependían del Colegio San Bernardo y que, poste- riormente, se independizaron, excepto la de San Ignacio. Lo mismo ocurre con el colegio San Marcial, de Irun, que mantuvo dos escuelas gratuitas: la de los Ángeles Custodios y la del Cincuentenario. La mayoría de los centros actual- mente abiertos, iniciaron su andadura en la primera etapa, antes de la Guerra Civil. Son los colegios de las siguientes poblaciones: Andoain, Beasain, Irun, Donostia, Zarautz y Zumarraga. El resto surgieron en la segunda etapa. Desde una panorámica general, puede decirse que los centros que cerraron cumplen un ciclo coyuntural, tanto en la primera etapa como en la segunda. Cada uno de los centros tiene su propia causa del cierre, pero existen tanto causas externas como internas. Así, la mayoría de los centros que cierran alrededor de los años setenta, se debe a la imposibilidad de adaptarse a las nuevas exigencias de la reforma educativa. En cambio, otros centros, durante la primera etapa, se cie- rran por causas diferentes, como la retirada de Hermanos para incorporarse a fi las en la primera guerra europea, o problemas con las corporaciones locales o curas párrocos.

Tabla 67. Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1904-2006) Niveles de enseñanza Localidad Fecha Nombre colegio Infantil Primaria Secund. Profesional

Andoain 1933-2006 Colegio La Salle 1974- 1933- 1937- 1945- Berrozpe

Azkoitia 1904-1936 Colegio San José 1904-1936 1929-1935 de Floreaga

Beasain 1909-2006 Colegio La Salle- 1977- 1909- 1964- 1951- San Martin de Loinaz

Donostia 1905-1928 San Bernardo 1905-1928 1905-1928 1905-1928

1911-1977 Los Angeles 1911-1977 1959-1977 1935 * 1953-1977

1928-2006 San Luis 1983- 1928- 1958-

1946-2006 La Salle 1983- 1946- 1949- 1959-

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Tabla 67. Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1904-2006) Niveles de enseñanza Localidad Fecha Nombre colegio Infantil Primaria Secund. Profesional

Eibar 1905-1913 Colegio San José 1905-1913

1958 -2006 Azitain 1958- 1958- 1964-

1970-2006 Isasi 1998- 1970-

Elgeta 1909-1927 Escuelas del 1909-1927 Sagrado Corazón

Elgoibar 1905-1913 Escuelas 1905-1913 Municipales San José

Hondarribia 1951-1969 Escuelas Nuestra 1951-1969 Señora de Guadalupe

Irun 1906-2006 Colegio La Salle 1984- 1906- 1947-1973 1948- San Marcial

1957-2006 Escuela 1954- 1986- 1958- Profesional La Salle

Legazpi 1942-1984 Colegio del Buen 1979-1984 1942-1984 1952-1984 Pastor

Ordizia 1948-1970 Colegio de Santa 1948-1970 1954-1970 Ana *

Usurbil 1953-1971 Colegio La Salle 1953-1971

Zarautz 1904-1913 Colegio La Salle 1904-1913 San José

1929-2006 Colegio La Salle 1963- 1929- 1994- 1965- San José

Zestoa 1950-1967 Colegio San José 1950-1967

Zumarraga 1914-2006 Escuelas Legazpi 1988- 1914- 1962- 1916-1930 1953-

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Otro aspecto importante, en la creación de centros, era el agente promotor de los mismos, que funcionaba como elemento de contacto entre los Hermanos y el demandante en cuestión. En este sentido, se aprecia un cambio a lo largo de los años. Durante la primera etapa, en general, ese agente era el cura párroco que actuaba de intermediario, entre un Ayuntamiento, por ejemplo, y los Hermanos. En la segunda etapa, en cambio, ya van a ser las propias corporaciones muni- cipales, los empresarios, las fundaciones o las asociaciones de padres las que establezcan los contactos, encaminados a que los Hermanos se hagan cargo de la dirección educativa de los centros. En esta cuestión es interesante resal- tar que, excepto en algunos casos, las fuentes de fi nanciación irán variando a lo largo de los años y según el tipo de centro. En general, estas fuentes de fi nanciación van a ser: los padres, las corporaciones municipales, patronatos y fundaciones; posteriormente el Ministerio de Educación y, en los últimos años, el Gobierno Vasco. Tampoco podemos olvidar en este asunto la importancia de las construcciones escolares, mantenimiento de centros y la creación de nuevos edifi cios, que serán una constante en todos los centros y a lo largo de todos los años. No hay año en el que no existan obras en alguno de los centros lasalianos.

Por otra parte, la fundamentación de estos centros se basaba en la oferta escolar que tenía cada uno de ellos, la cual también determinaba el tamaño y el tipo de alumnado. En este sentido, el balance que puede hacerse es bastante claro: todos los centros privilegiaron la enseñanza primaria, de acuerdo con la tradicional dedicación de los Hermanos a este nivel educativo. Lo mismo puede decirse con respecto a la enseñanza profesional, que también está presente en la mayoría de los centros, aunque de manera diversa: bien sea una formación profesional industrial o comercial, cuando no enseñanza de adultos, o iniciación profesional. Incluso el caso del prestigioso internado de San Bernardo destacó por la formación comercial. En cambio, por lo que respecta a la enseñanza secundaria, son menos los centros que ofertaron esta enseñanza y, en algún caso, hasta se aprecia cierta resistencia a hacerse cargo de estos estudios, aunque los padres requirieron más de una vez su implantación. En algunos casos, los que en la tabla hemos señalado con asterisco, se trataba de la oferta del bachillerato elemental, sin mayor trascendencia. Por lo que respecta a la enseñanza infantil, puede apreciarse que su incorporación a los centros lasalia- nos ha sido tardía.

Mención aparte, pero que también defi ne la actuación de La Salle a lo largo de estos años, es su actitud a favor del euskara, en la medida en que las circunstancias lo posibilitaban. En la primera etapa impartiendo clases de eus- kera y elaborando textos escolares en esa lengua, además de sufrir más de un rechazo de ciertas autoridades locales por su exagerada posición ante lo vasco; y en la segunda, impartiendo el catecismo en euskara en una época en la que

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no era habitual, y posteriormente, impartiendo la docencia en euskara de forma temprana en la década de los sesenta y setenta, contando con el esfuerzo per- sonal de muchos Hermanos y profesores que lograban prepararse para impartir sus clases en esta lengua.

Como no se le habrá podido escapar a quien conozca la geografía gui- puzcoana, la localización de los centros sigue el itinerario trazado por la vía del tren que unía Vitoria con la frontera de Irun, con la excepción de Zarautz, Eibar, Azkoitia y Zestoa. Por otra parte, esta característica no es propia de los Hermanos, sino que la mayoría de los Institutos religiosos expulsados de Francia en 1904, se instalaron en la misma línea. Las causas de ello son muy variadas, pero, desde luego, se trata de localidades con un aumento de la población que caracterizaba el proceso de industrialización que se estaba viviendo en esa época en Gipuzkoa, durante la primera etapa. Además, el hecho de poder acce- der al tren como medio de transporte facilitaba la comunicación, el acceso a las escuelas desde otras poblaciones y el régimen de visitas por parte del Hermano Visitador.

La labor de los Hermanos en el fortalecimiento de este pilar consistía en ofrecer un apoyo constante en el mantenimiento de relaciones externas del centro, contactos con las autoridades correspondientes, promoción de las dife- rentes asociaciones de padres y su presencia en las mismas; su capacidad directiva, en todos los casos en el ámbito pedagógico y en otros también en el administrativo. La identifi cación de las escuelas y colegios con el proyecto de La Salle suponía, por otra parte, determinado signo de distinción que en muchos casos iba acompañado del prestigio, reconocimiento y tradición de los Hermanos en la labor educativa

El alumnado: evolución y éxito escolar

Por lo que respecta al segundo pilar, es decir, al alumnado, el estudio de la evolución del alumnado de una institución educativa, durante tan largo periodo de tiempo, no puede hacerse únicamente con la mera contabilización de los alumnos y alumnas matriculados en cada centro, sino que requiere, cuando menos, tener presentes los niveles de enseñanza, los tipos de centro, el currí- culo escolar, las actividades extraescolares, las necesidades escolares de las localidades donde estaban situados, los datos de matrícula y asistencia, etc. Pero, además, para un conocimiento más exacto de la realidad educativa, tam- bién hemos centrado nuestra atención en el tipo de alumnado, en la proceden- cia geográfi ca, en la función que cumplía la escuela en su formación profesional y hasta, como ocurre en el caso que nos ocupa, las vocaciones religiosas que se producen a lo largo de todo el periodo estudiado. Estas cuestiones han sido

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abordadas a lo largo del trabajo y en cada uno de los centros, en función de la documentación disponible, extrayendo conclusiones pormenorizadas de los mismos.

La primera cuestión que se aprecia a lo largo del siglo XX es el progresivo aumento del alumnado hasta los primeros años del decenio de los ochenta, logrando una matriculación anual cercana a los 9.000 alumnos y alumnas y, a partir de esa fecha, un progresivo descenso hasta la actualidad, que se sitúa en cifras cercanas a los 5.500 alumnos y alumnas. No obstante, en esa curva de progresivo ascenso se observa un ligero descenso, de unos 600 alumnos, durante los años 1936 y 1937 debido a la Guerra Civil. A partir de esa fecha, el aumento continuo de la matrícula de alumnos es la constante hasta llegar a los años 1980 y siguientes. Pero ese ascenso continuado va acompañado de la matriculación de alumnas que, a partir de 1974, comienzan a incorporarse a los centros educativos existentes.

Alumnos y Alumnas matriculados en todo el centro (1904-2006)

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Alumnos y Alumnas matriculados en todos los centros (1904-2006)

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El estudio de la evolución de este alumnado debe hacerse teniendo en cuenta el tipo de estudios que se impartían en los centros, con lo cual hemos podido apreciar que las reformas educativas llevadas a cabo a lo largo de estos cien años, se han implementado, con las lógicas consecuencias en el tipo y denomina- ción de los estudios que se cursaron. No obstante, y para poder hacer un análisis comparado, hemos optado por establecer unas categorías más acordes con una edad de escolarización y menos con el nivel que se establece en la ley vigente en cada momento. De esta manera, tenemos que tener presente que, a partir de 1901, con las reformas educativas llevadas a cabo por García Alix y Romanones, la edad de escolarización obligatoria abarcaba desde los 6 hasta los 12 años; en la Dictadura de Primo de Rivera, subirá hasta los 14; en la primera etapa del fran- quismo esta edad descenderá nuevamente hasta los 12 años, para que en 1964, y con la Ley General de Educación (1970) de Villar Palasí, vuelva nuevamente a los 14 años y, luego, en 1990 con la LOGSE suba a los 16 años. Por lo tanto, y desde una perspectiva actual, nos parece más pertinente referirnos a los niveles de enseñanza, de acuerdo con una categorización inexistente con ese nombre en su momento, pero que abarca similares tramos de edad, con el matiz imprescin- dible de que el sistema educativo español, hasta la LGE de 1970, es un sistema educativo dual, donde a cierta edad se podía optar por una formación secundaria académica (bachillerato) o continuar con la enseñanza primaria, de carácter obli- gatorio hasta determinada edad.

Por todo ello, cuando nos referimos a la enseñanza infantil recogemos el tramo de edad de entre 3 y 6 años y que, en algunos momentos, recibió el nombre de “Educación Pre-escolar”. Por lo que se refi ere a la educación primaria la situación es más clara, aunque hay que matizar que, a partir de la reforma llevada a cabo por Ruiz Giménez (1953), el denominado “Bachillerato elemental” comprendía edades que compartía también con la enseñanza primaria. A efectos de contabilización hemos incluido estos alumnos en la “Enseñanza Secundaria”. Con respecto a este nivel, se ha incluido al alumnado en el tramo de edad comprendido entre los 12 y los 18 años, es decir, el alumnado de bachillerato y lo que se conocía como Pre- Universitario y Curso de Orientación Universitaria (C.O.U.). Finalmente, por lo que se refi ere al alumnado de Enseñanza Profesional, la situación es considerablemente más compleja, pues hasta 1924 no se inicia la legislación relativa a la enseñanza profesional en el sistema reglado, de manera que, en una primera etapa, podremos observar que las escuelas profesionales, de hecho, recogían los estudios de ense- ñanza primaria complementaria, tanto en las ramas de comercio como industrial. Posteriormente, y ante los diversos cambios legislativos que se suceden, el sis- tema de enseñanza irá defi niendo en línea paralela la formación profesional para un alumnado en un tramo de edad comprendido entre los 10 y los 18 años.

Si clasifi camos los centros en relación con el número de matrícula registrado a lo largo del periodo de cada uno, podemos obtener la siguiente gráfi ca, en la que se ve claramente la distribución del alumnado por centros en tan largo periodo de tiempo.

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Total de Alumnos matriculados en cada centro (1904-2006)

No obstante, tenemos que matizar estos datos, pues la vigencia de algu- nos centros no es dilatada y, en cambio, el número de alumnos es alto. En este sentido, el caso de San Marcial de Irun y el La Salle de Donostia son unos buenos ejemplos. Por lo tanto, tendríamos que contrastar la duración de cada centro y el número de alumnos, pudiendo constatar la importancia en cuanto a alumnado de cada uno de los centros. Los centros, una vez hallado su promedio, quedarían clasifi cados de esta manera, en función del número de matrícula registrado. Los datos obtenidos deben matizarse viendo la evolución de cada uno de los centros, lo cual nos daría un panorama más claro del incremento que se va produciendo en cada una de las etapas. En la siguiente ilustración puede apreciarse la evolución del alumnado matriculado cada año en cada uno de los centros, resultando una imagen bastante com- pleta de la evolución del alumnado y del peso de los mismos en cada uno de los centros.

785 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Total de alumnos matriculados en cada centro (1904-2006)

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A lo largo del trabajo hemos podido constatar, de diversas maneras, el éxito escolar que se obtenía en cada uno de los centros. Las referencias a las colo- caciones laborales, las peticiones de empresarios de alumnos procedentes de determinados centros, o el mero hecho de tener que limitar la matrícula debido a la fuerte demanda son indicadores de ese éxito escolar. El equilibrio existente entre la oferta escolar y la demanda laboral permitía cierta movilidad e, incluso en algunos casos, los alumnos podían cambiar de estatus social, en relación con el de sus padres. Pero el éxito escolar también puede medirse por la ade- cuación de los estudios a las necesidades sociales, y así puede apreciarse que muchos centros tenían estudios acorde con las demandas de fábricas y empresas, sobre todo en la primera etapa y hasta la llegada de las reformas educativas de los años setenta y noventa, cuando el curriculum permitía ciertas licencias y adecuaciones.

Las actividades llevadas a cabo en los diferentes centros escolares también son indicativas de la preocupación por mejorar los procesos de enseñanza- aprendizaje. Las exigencias de exámenes de entrada, los diferentes tipos de exámenes y seguimiento de los trabajos escolares, los tribunales, los exámenes de ingreso, los cursillos de verano, etc. completan un abanico de actividades escolares que mantenían la atención del alumnado, unido a la disciplina y al orden, generalmente, imperante en las aulas. Pero no eran sólo las actividades escolares las que se realizaban en los centros, sino que también hemos podido detallar otro conjunto de actividades extraescolares como excursiones, visitas culturales y religiosas, prácticas deportivas, o actividades recreativas que com- pletaban la vida escolar del alumnado. En general este tipo de actividades se fue ampliando con el transcurso de los años, alcanzando cierta regularidad y permanencia, sobre todo en los centros con mayor número de alumnado.

El mundo escolar se completaba con otra serie de actividades que afecta- ban a la vida religiosa, que se transmitía en los centros. Así, en la mayoría de los centros estudiados se aprecia la celebración de una serie de fi estas que seguían su propio calendario religioso. En este sentido, la mayoría de los cen- tros celebraba el mismo tipo de festividad religiosa, como los patronos de cada escuela, la fi esta de San Juan Bautista de La Salle, los meses de mayo dedica- dos a la Virgen María, Navidades, etc. Tampoco hay que pensar que estas fes- tividades eran muy distintas a las de los colegios públicos, sobre todo durante el franquismo, pero sí hemos podido observar que, algunos centros, celebraban un importante cúmulo de este tipo de festividades. Los ejercicios espirituales y otras celebraciones religiosas estaban a la orden del día, aunque a partir de la década de los ochenta comienza a decaer este tipo de celebraciones y se desa- rrollan otras actividades más refl exivas sobre la actitud religiosa ante la vida. Por otra parte, el fomento de vocaciones religiosas fue un tema constante, de manera que algunos centros tenían una llamativa tradición reclutadora, mientras que otros registran un número menor de vocaciones.

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La labor de los Hermanos en su relación con los alumnos, como hemos podido describir, era extensa y abarcaba todo un amplio mundo de posibilidades que iban desde las meramente académicas hasta el fomento de asociaciones juveniles, religiosas y de apostolado; además de compartir actividades recrea- tivas, montañeras o deportivas. Estas actividades han permitido desarrollar un estrecho vínculo entre los Hermanos y el alumnado, más allá de las actividades escolares.

El Profesorado: evolución y tendencias

Como tantas veces se ha señalado, una de las claves más relevantes del proceso educativo es, sin lugar a dudas, la labor del profesorado y que con- forma el tercer pilar que hemos planteado. Por lo tanto, un estudio de esta labor requiere conocer los aspectos cuantitativos y, sobre todo, cualitativos de los Hermanos de La Salle en el ámbito educativo. No obstante, continuando con el estudio de tendencias que se apreciaba en el alumnado, procederemos de igual manera con respecto al profesorado. Ahora nos interesa contestar a algunas preguntas relativas al número de Hermanos que se dedicaron a la enseñanza, la incorporación de profesores y profesoras seglares y, en algún caso, a la procedencia, o a la distribución por las diferentes comunidades edu- cativas, etc.

La evolución del profesorado a lo largo de todo el siglo XX ofrece unas características y tendencias que son muestra de las vicisitudes por las que han pasado los Hermanos, la evolución del alumnado y la creación de nuevos centros educativos, además del contexto histórico y social de todo ese siglo. En este sentido, la primera tendencia que se aprecia es el continuo aumento del profesorado, desde los 22 Hermanos que conformaron las primeras comu- nidades de Hermanos de Zarautz y Azkotia hasta los 445 Hermanos y profe- sores y profesoras seglares que fi guran en el 2006, con ligeros aumentos y descensos, debido a la desaparición de alguna comunidad o al aumento del alumnado. Es el caso, por ejemplo, del descenso producido en 1928, debido a la desaparición del Colegio de San Bernardo, que aglutinaba a un importante número de Hermanos venidos de Francia. También puede apreciarse una serie de descensos en una línea continuada de ascensos durante los años 1967- 1978, debido a la desaparición de las comunidades de Zestoa, Hondarribia, Legazpi, Ordizia y Usurbil, todas ellas creadas entre 1942 y 1953. Hay que tener presente que, prácticamente hasta el comienzo de la década de los sesenta, el profesorado estaba formado únicamente por Hermanos.

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Total profesorado (1904-2006)

No obstante, la tendencia más destacada que se observa es la progresiva incorporación de profesorado seglar, tanto masculino como femenino, aunque se mantenga siempre la presencia de Hermanos. Así, hasta el decenio de los sesenta no se incorporan los profesores seglares masculinos, registrando un fuerte ascenso en ese decenio, para mantener la tendencia estable desde 1975 hasta la actualidad, con un número de profesores que oscila entre los 125 y 150. Hemos de tener presente que hasta 1975 no se incorporarán de manera clara las niñas en las escuelas y que, por lo tanto, hasta esa fecha los centros de La Salle son prácticamente masculinos.

Otra tendencia es la progresiva incorporación de profesorado seglar feme- nino desde 1970 y, sobre todo, a partir de 1976. El aumento de este tipo de profesorado es muy destacado y su progresivo aumento constante llega hasta la actualidad, suponiendo más del 60 por ciento del profesorado actual. Por supuesto, la explicación a este fenómeno se debe a dos causas: al aumento de matrícula de alumnado femenino y a la progresiva feminización de la profesión docente en estos niveles. La incorporación de este profesorado en las fechas indicadas no se debe a ninguna opción voluntaria por parte de los Hermanos, sino más bien a los factores sociales y educativos de esa época.

Finalmente, la otra tendencia observada es el paulatino descenso de los Hermanos dedicados a la docencia. En este sentido se observan tres ciclos. Uno que llega hasta 1928 en el cual existe un aumento sostenido desde su llegada a Gipuzkoa, pero que debido a la vuelta a Francia de los Hermanos producirá un

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descenso en esa fecha; otro que va desde la fi nalización de la Guerra Civil hasta 1977, donde se aprecia un aumento considerable de la presencia de Hermanos, llegando a sus puntos más álgidos en 1966 y 1976, con casi 125 Hermanos y, fi nalmente, un tercero que abarca desde 1978 hasta la actualidad, donde ya se aprecia un descenso paulatino. Las causas de este fenómeno deben estudiarse con más detalle, pues es un fenómeno complejo que no se explica únicamente con la falta de vocaciones.

No obstante, a la vista de la tendencia general, podemos observar tres modelos en el tipo de profesorado, en función de la mayor o menor presencia de Hermanos y profesorado seglar. El primero de ellos estaría caracterizado por una cierta homogeneidad del profesorado, formado mayoritariamente por los Hermanos dedicados a la docencia y abarca desde 1904 hasta el decenio de los sesenta. El segundo modelo se caracterizaría por la progresiva incorporación de profesorado seglar, manteniendo cifras similares en cuanto a la presencia de los tres tipos de profesorado (Hermanos, profesores y profesoras seglares) e incluso un cierto equilibrio en su presencia. Este modelo abarcaría los dece- nios setenta y ochenta. Finalmente, el tercer modelo que abarcaría desde el decenio de los noventa hasta la actualidad, y estaría formado por el aumento progresivo del profesorado femenino, la estabilidad del profesorado masculino y el descenso de los Hermanos. Por lo tanto, se trata de tres modelos cuyas con- secuencias en la práctica educativa, las orientaciones, las decisiones y la propia dinámica escolar tiene diferentes formas de explicación.

Estos tres modelos de profesorado hacen referencia a unas realidades dife- rentes en la actividad escolar y, por lo tanto, dibujan un panorama distinto en cada una de las etapas señaladas. Es cierto que el paulatino descenso de los Hermanos ha supuesto una etapa de refl exión sobre el papel de los Hermanos y de las escuelas lasalianas, como se ha puesto de manifi esto en los capítulos de distrito y de la marcha general del Instituto lasaliano.

A lo largo del trabajo hemos descrito las actividades desarrolladas también por el profesorado en cuestiones referentes a su formación académica, a la formación permanente a través de cursos, o a otras actividades escolares. Nos hemos centrado más en los Hermanos, pues en la documentación manejada se hacía mayor referencia a ellos. Por lo tanto, entre estas actividades hay que señalar las netamente religiosas y que afectan a la vida comunitaria, como corresponde a su régimen de vida. No podemos olvidar la peculiaridad de los Hermanos de La Salle, donde la educación es una forma clara de apostolado religioso, diferenciándolos de otras órdenes y congregaciones religiosas. En este sentido, los benefi cios de esta peculiaridad son más evidentes, por lo que res- pecta a las relaciones con el alumnado y al tipo de vínculo que pueda crearse, al no verse involucrados en otro tipo de actividad religiosa.

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Hermanos, profesores y profesoras (1904-2006)

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Para completar el capítulo referente al profesorado hemos incluido también dos epígrafes sobre el noviciado creado en 1909. En ellos hemos podido ana- lizar la evolución y formación recibida, pero, sobre todo, hemos destacado la creación de la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Junkal de Irun que permaneció abierta durante más de veinte años, formando tanto a los escolásticos como a otro tipo de alumnado.

Dos crisis de fortalecimiento en cien años

A la hora de refl exionar sobre cuanto estamos diciendo, y resaltar los pila- res que fundamentan el edifi cio lasaliano en educación, podemos señalar dos momentos críticos a lo largo de estos cien años. Nos referimos a la marcha del Colegio San Bernardo de Donostia, en 1928, y al decenio comprendido entre 1968 y 1978, donde se aprecian las consecuencias que, para el Instituto lasa- liano, tuvo el Concilio Vaticano II. El primero de los acontecimientos puede inter- pretarse como el inicio de una etapa de madurez de La Salle en Gipuzkoa, tras la marcha de los Hermanos franceses. Es un momento crítico en cuanto que los Hermanos guipuzcoanos asumen todas las responsabilidades con el entusiasmo de saber que delante les espera un gran esfuerzo, pero un futuro esperanzador. No podemos olvidar el año en que esto sucede, ni tampoco los años que llega- rán, cuando la Segunda República planteará una Ley sobre Congregaciones reli- giosas en 1933 nada favorable a los institutos religiosos, aunque no llegase a ponerse en práctca, debido al triunfo de las derechas en 1934. Se trata de una crisis de fortalecimiento en cuanto que los Hermanos demostraron su capacidad para tomar las riendas del Instituto en Gipuzkoa.

La otra crisis es más duración en el tiempo y, también, más compleja. A partir de la década de los sesenta comenzamos a ver un proceso que comienza ya a marcar las tendencias que se van a producir en los años siguientes, sobre todo desde la segunda mitad del decenio de los setenta. Por una parte, hemos visto que una serie de centros que surgieron en los años cuarenta y cincuenta para esos años ya han desaparecido, debido, en la mayoría de los casos, a la imposibilidad de amoldarse a los cambios derivados de la reforma educativa de los setenta. Por otra parte, ya hemos señalado el crecimiento imparable de los alumnos debido al crecimiento de la población tanto por razones de inmigración como por aumento de la natalidad. Finalmente, con respecto al profesorado se aprecia la crisis mayor en cuanto que los Hermanos que, hasta el decenio de los sesenta, habían sido los únicos profesores desde la llegada de La Salle a Gipuzkoa, comienzan a ver que el profesorado que se incorpora es seglar mas- culino y, posteriormente, también femenino, iniciando así las tendencias que ya hemos señalado

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Todos estos cambios se producen en un contexto muy peculiar de Gipuzkoa y del propio Instituto lasaliano. Por una parte, Gipuzkoa está viviendo uno de los momentos clave de su actividad política, cultural, lingüística, de desarrollo industrial y llegada de población inmigrante, etc.; y, por otra, los Hermanos están inmersos en un proceso de refl exión interna con motivo de las consecuencias del Concilio Vaticano II. Esta situación, tanto externa como interna a los propios centros escolares, va a repercutir en algunas prácticas y en las orientaciones que se aprecian, bien en una apertura de los centros escolares a las necesi- dades culturales y sociales de las poblaciones en las que están instalados y, también, en un mayor grado de compromiso social

Decimos que se trata de un momento crítico, en cuanto que redefi nen una serie de cuestiones. Por una parte, sabemos que existe una crisis de fortaleci- miento en cuanto que el número de centros es el máximo de los existentes y que el aumento de alumnos es ya un dato constatable. Con respecto al alumnado se confi rma el aumento de la matrícula, sobre todo en la década de los sesenta y setenta. Este aumento se debe también a la paulatina incorporación de alum- nas en determinados centros. De manera que desde esta etapa inicial hasta la actualidad se ha ido produciendo un aumento de matrícula femenina, paulatino y progresivo. En la actualidad la presencia de alumnos y alumnas es práctica- mente idéntica.

Ambas cuestiones demuestran la estabilidad de los centros y el éxito de matrícula del alumnado. Los tradicionales centros creados en la etapa anterior a la Guerra Civil consiguen estabilizar su oferta escolar, aunque se han cerrado los centros que se abrieron en la década de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado. En este sentido, se trata de un afi anzamiento. No obstante, la crisis mayor es la que afecta al profesorado. La crisis que se produce en este ámbito no es del mismo signo que la que afecta a los otros ámbitos, sino más bien es de signo contrario. En contra de lo que cabría haber esperado, la cantidad de Hermanos necesarios para atender estas demandas son insufi cientes, razón por la cual ya es necesario tener que contar, en un primer momento, con pro- fesorado seglar masculino. El cómo se vivió esta nueva situación no afecta a la clara realidad, que fue la incorporación del profesorado seglar debido a la gran demanda escolar y el aumento del alumnado: no fue una decisión tomada previamente por los Hermanos, sino una realidad impuesta por la evidencia de los datos. Pero en todo este proceso se ha hecho de la necesidad virtud, en el sentido más positivo. Éste va ser el pilar que sufrirá una transformación mayor a lo largo del tiempo, como ya hemos señalado.

En este sentido, nos parece que, en esos momentos, el profesorado era el pilar más débil, o al menos el más crítico pues, precisamente, todo esto ocu- rre justo en el momento en que el propio Instituto lasaliano está viviendo sus

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momentos de refl exión frente a las consecuencias del Concilio Vaticano II. Cuál era y debía ser el papel del Hermano frente a los retos que se planteaban refl e- jaba la crisis del momento, donde la Iglesia estaba defi niendo una nueva posi- ción de compromiso mayor con los pobres y los necesitados. Lo que ocurrió fue la conjunción de todos estos elementos, pero además frente a una realidad que era la mejor esperable para los centros educativos en Gipuzkoa. La situación, por lo tanto, era compleja, pues seguramente muchas de las vocaciones que se producían, y que daban sus frutos, no se dirigían al campo de la educación, pues los compromisos se orientaban hacia los países en desarrollo o hacia acti- vidades de tipo más político. Por otra parte, dentro del Instituto lasaliano, esta situación parece que se vivía como una especie de contradicción, pues justo en el momento en que el mensaje de la Iglesia coincide con su práctica tradicio- nal, de atención a las clases menos favorecidas, es cuando el contingente de Hermanos es menor. Es decir, su mensaje sale fortalecido; pero, en cambio, el Instituto vive sus horas más bajas en cuanto al número de Hermanos. Por lo tanto, se pueden sentir confortados; pero, en cambio, cuando más necesitaban de la fuerza del grupo es cuando éste está más debilitado.

Pero esta situación servirá también para que La Salle replantee su situación con respecto al papel de los “más pobres” en la sociedad del momento. La crí- tica a las clases pudientes está presente en el discurso que se mantiene dentro del Distrito de Bilbao, pero también coincide con los Capítulos generales y la trayectoria que una parte de la Iglesia había mantenido en esa época. Esta situa- ción vuelve a marcar una nueva tendencia dentro del Instituto, pues se pasará de la dedicación a los más pobres a la dedicación a los grupos excluidos. Se trata de un discurso que, con palabras nuevas, habla de la tradición del mensaje lasaliano: hay una vuelta a la Regla, pero de una manera renovada, como ocurre en las mejores crisis.

Hemos señalado que se trata de dos momentos críticos en todo este pro- ceso histórico, pero también hemos indicado que los pilares del edifi co lasa- liano se mantienen gracias al nexo de unión que supone el proyecto lasaliano y, en este sentido, la superación de esas crisis reside en la fortaleza de este nexo. Se trata de un elemento cohesionador que está presente tanto en las instituciones como en el discurso lasaliano y el mantenimiento de unas claves que sirven para que esos pilares puedan dar razón de sí mismos y, a la vez, no puedan entenderse sin el proyecto lasaliano. Es decir, de poco pueden servir los pilares si cada uno de ellos funciona independientemente, pues su fuerza reside precisamente en ese elemento cohesionante, y ese elemento es el más importante en los momentos de crisis. Por lo tanto, este último aspecto no puede funcionar de manera autónoma porque nos parece que es un elemento que atraviesa cada uno de los pilares. Con esto queremos decir que, para com- prender todo el proceso histórico y, en la medida de lo posible, alcanzar a ver

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el futuro, es necesario ver la estructura del edifi cio, los nexos de unión que se mantienen y las fuentes de las que se alimenta. En este sentido, a lo largo de la historia, y sobre todo en momentos críticos, siempre el Instituto lasaliano ha sabido salir adelante, sin perder las referencias originarias que fundamentaron su creación.

No nos corresponde en este momento, en el que estamos concluyendo, plantear cuestiones ajenas al trabajo realizado. No obstante, al refl exionar sobre lo ocurrido en estos cien años, podemos plantear algunas cuestiones sobre la fuerza y debilidad de los pilares que soportan el edifi cio lasaliano. Así, con respecto al primer pilar no cabe esperar grandes avatares, pues en el momento actual se trata de un pilar fuerte donde están garantizados los ele- mentos que lo componen. La presencia de los padres, la participación de los mismos o la fi nanciación de los centros está garantizada, pues no existe en el horizonte político ninguna perspectiva que vaya a negar la fi nanciación pública a este tipo de centros. Por lo que respecta al éxito escolar, la estabilidad de los centros y la constante presencia de alumnos se mantiene, pues la bajada del alumnado afecta a todo tipo de escuela, tanto debido al descenso de la nata- lidad, como a las medidas legales que disminuyen el número de alumnos por aula.

Finalmente, con respecto al tercer pilar, los cambios producidos en los últi- mos decenios han sido considerables y, por lo tanto, parece el pilar más débil, pues la incorporación de profesorado seglar suponía un cambio en las pers- pectivas vigentes hasta cierto momento de que sólo los Hermanos se hicieran cargo de los colegios y escuelas. No obstante, a la vista de la evolución sufrida durante los últimos años, con la apertura hacia esta nueva situación y tam- bién la elaboración de un discurso, basado en el nexo de unión y el proyecto lasaliano, la crisis parece haberse superado. El enriquecimiento del proyecto inicial a partir de nuevos conceptos como “familia lasaliana” o la “misión com- partida” parecen garantizar la integración del profesorado dentro de una tarea común guiada por los principios de la pedagogía lasaliana. Por lo tanto, es en este pilar, donde ha sido más necesario desarrollar la labor cohesionadora y el nexo de unión. Nos parece, y es una opinión meramente personal, que, de cara al futuro, es necesario continuar fortaleciendo ese nexo de unión para que los pilares se mantengan. Parece que lo más conveniente es procurar que el men- saje de la pedagogía lasaliana continúe en el sentido de la tradicional buena calidad; es decir, no renunciar a dos de los principios del proyecto lasaliano: la dedicación a los pobres a través de la educación, detectando las nuevas for- mas de pobreza que hay que atender, o sea, los excluidos; y la otra, es la ade- cuación a las necesidades que requiere la sociedad en la que están inmersos los centros de La Salle, adaptándose a las condiciones sociales, culturales, lingüísticas, etc.

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Para terminar, queremos volver al título de esta obra. Cuando comenzamos con este trabajo, barajamos un título diferente al actual, que quedó descar- tado, pues nos percatamos de que para dar cuenta de la labor educativa de La Salle durante los cien años en Gipuzkoa era más expresivo el actual. Para nosotros “bajo el signo de la educación”, que viene a combinar el lema de La Salle “Signum fi dei” con la fe en la educación que siempre han demostrado los Hermanos, era también una forma de rendir homenaje a unas personas que, siguiendo una larga trayectoria histórica, han sabido plasmar en la realidad más cercana un proyecto pedagógico donde la educación es el objetivo primordial.

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802 Índice de Tablas

Tabla 40. Población que habla, entiende, lee y escribe en Euskara por sexos (1982) ...... 47 Tabla 41. Población que habla euskara por comarcas en 1981...... 47 Tabla 42. Evolución de la matrícula en las ikastolas (1964-1982) ...... 55 Tabla 43. Evolución de la enseñanza no universitaria por modelos lingüísticos, CAV, 1983-84/2007-08 (Gobierno Vasco, 2009) ...... 59 Tabla 44. Número de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1973-74/ 1975-76 ...... 84 Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos ...... 104 Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) ...... 116 Tabla 47. Matrícula de alumnos y alumnas en los Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006) al principio y fi n del periodo ...... 126 Tabla 48. Media de profesorado segregado por centros (1969-1981) ...... 139 Tabla 49. Media de profesorado segregado por centros (1982-2006) ...... 142 Tabla 50. Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944- 1968) ...... 200 Tabla 51. Ordizia, Alumnos (1949-1969) ...... 220 Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966) ...... 240 Tabla 53. Usurbil. Alumnos por clases (1953-1967) ...... 260 Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964) ...... 278 Tabla 55. Colegio Los Ángeles: número de alumnos por clases (1937-1963) ... 306 Tabla 56. Donostia – La Salle, alumnos internos (1947-1981) ...... 360

803 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua

Tabla 57. Donostia – La Salle. Alumnos por niveles de enseñanza ...... 375 Tabla 58. Eibar. Alumnos por nivel de enseñanza y total (1958-1969) ...... 610 Tabla 59. Irun. Alumnado por niveles de enseñanza (1960-1967) ...... 704 Tabla 60. Noviciado de Irun. Número de aspirantes que ingresan cada año, y número de aspirantes guipuzcoanos ...... 747 Tabla 61. Noviciado de Irun. Número de postulantes que ingresan cada año, y número de postulantes guipuzcoanos ...... 748 Tabla 62. Noviciado de Irun. Número de novicios que ingresan cada año, y número de novicios guipuzcoanos ...... 749 Tabla 63. Noviciado de Irun. Número de escolásticos que ingresan cada año, y número de escolásticos guipuzcoanos (primer año) ...... 750 Tabla 64. Formadores y grupos de formación en La Salle Enea (1942-65) .... 754 Tabla 65. Evolución alumnado de la Escuela Normal del Magisterio Nuestra Señora del Juncal. 1948-1959 ...... 765 Tabla 66. Convalidación del Magisterio en la Universidad de Valladolid ...... 767 Tabla 67. Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1904-2006) ...... 778

804