señor Fox, ese mismo espíritu lúdi- co marca la plasticidad del lengua- je y la velocidad con que pasan las páginas, la timidez solo se asoma en un personaje o dos. Detrás de su modestia y voz suave, los lectores descubren a una narradora osada, polimorfa. Y es cuando una se pre- gunta cómo es que no quedaron más fotos, entrevistas o conversacio- nes, más interés en dar a conocer la obra de Helen Oyeyemi. Libros Quizá sea parte de esa incom- patibilidad que la autora tiene con los circuitos de la escritura con - vencional. Cuando tenía dieciocho años escribió The Icarus girl (2005) en lugar de ponerse a estudiar para sus exámenes. El éxito de esa histo- ria sobre una niña y su doppelgänger, un oscuro amigo imaginario, le creó 72 Helen Oyeyemi fama de joven prodigio. Entonces l El señor Fox se animó a inscribirse a un mfa de NOVELA escritura creativa en Nueva York, Jean Franco pero al enfrentarse con sus histo- l Ensayos impertinentes Va de zorros rias los profesores repitieron en eco Letras Libres Evelio Rosero interminable ese mandamiento de abril 2014 Helen Oyeyemi l Plegaria por un papa El señor Fox Henry James: “Cuenta un sueño, envenenado Traducción de María pierde un lector.” A Oyeyemi le Belmonte Barcelona, Acantilado, resultaba incomprensible el méto- Varios autores 2013, 296 pp. do de trabajo tan organizado de l Lados B. Narrativa de alto riesgo los jóvenes escritores asistentes al taller, “gente admirable que puede Maricela Guerrero leer dentro de la fecha límite, hacer l.Peceras comentarios inteligentes en clase, Gabriela Damián Miravete y luego por la noche ir a una lec- David Miklos Apenas se pueden encontrar un par tura en un bar a beber vino y escu- l no tendrás rostro de notas acerca de la visita de Helen char más palabras”. Le importó muy J. Benito Fernández Oyeyemi a México el pasado octu- poco el consejo. Publicó dos novelas l Gide/Barthes. Cuaderno de bre, cuando se celebró el tercer Hay más, The opposite house (2007) y White niebla Festival en Xalapa. Ella y Benjamin is for witching (2009), narradas a tra- Markovits fueron invitados por figu- vés de elementos sobrenaturales, el Armando Uribe rar en la lista de los mejores novelis- ensueño, la novela gótica y los cuen- l Pound y Léautaud. Ensayos y tas británicos menores de cuarenta tos folclóricos. versiones años de la revista Granta en 2013 (en El señor Fox, la cuarta novela de la que por primera vez las mujeres Helen Oyeyemi, comienza en obtuvieron mayoría: doce de veinte). el estudio de St. John Fox, un Oyeyemi, además, estrenó la traduc- autor encumbrado que escucha a ción al español de su novela Mr. Fox. Glazunov en el gramófono –la his- En una de las fotografías aparece con toria ocurre en 1936– mientras se un formal vestido negro, pero lleva enfrenta al estancamiento creati- tenis Converse color rosa, sonríe vo. De pronto reaparece su musa, tímidamente dentro de ese juego en Mary Foxe, que no se daba la vuelta el que a ella le toca posar. Al leer El por allí desde hacía unos siete años. Le propone un juego a su autor: más poético del mundo.” Mary Foxe el señor Fox discuten la idea de que ¿y si dejara de asesinar a todas sus increpa al autor-asesino en serie: ninguna creación es inocente, pues protagonistas? “Siempre te niegas a ver o te niegas acabará convirtiéndose, de alguna “¿Me puedes decir por qué es a admitir que lo que estás hacien- forma, en realidad. necesario que a Roberta le corten do es construir un mundo. Lo que Pese a estar construida por cuen- una mano y un pie con una sierra y estás haciendo es construir una clase tos, El señor Fox es una novela en la se desangre hasta morir en el altar horrible de lógica. La gente lee lo que se percibe la transformación de de una iglesia?”, le reclama. Los que escribes y dice ‘Sí, está hablan- los personajes por debajo de la mera argumentos de St. John para matar do de cosas que suceden de verdad’, mutación a la que los obliga el reto a sus heroínas no la convencen: “que y sigue leyendo, y le parece nor- de ponerse en los zapatos de los demás. si era porque ella tenía que morir, mal.” A Oyeyemi le interesa llamar El señor Fox, Daphne y Mary Foxe simplemente tenía que hacerlo para la atención sobre el componente de se dan cuenta de que es necesario añadir más dramatismo, que si esto, violencia latente en las relaciones reescribir su propia identidad, así que si lo otro. Es obsceno mostrar entre hombres y mujeres, reforza- como el relato de la forma en que esas cosas como algo aceptable”. do por estas representaciones ficti- se relacionan, al haber sido toca- El reto que Fox acepta consiste en cias en clave de poesía... o de chiste. dos por la experiencia de convertir- 73 pasar por todas las metamorfosis La musa reta al autor a escribir se en el otro. creativas de las que sean capaces, más complejas. “Estaría Helen Oyeyemi incorpora a su tomar uno el lugar de la otra y vice- bien que después de todo esto escri- obra elementos aprendidos tanto versa con la finalidad de comuni- bieras por una vez algo donde la a Edgar Allan Poe como a Gabriel carse, de comprenderse y hallar gente se reúne en vez de separarse.” García Márquez, la poesía de Paz, posibilidades. El arduo juego de la Los lectores son testigos de lo que el ensayo de Margaret Atwood o empatía. Mary y el señor Fox imaginan: las la afanosa reescritura mitológica Letras Libres Cada capítulo es una historia que aventuras de dos chicos en un inter- de Angela Carter. Quienes se dejan abril 2014 Mary y el señor Fox construyen, nado para futuros maridos perfec- llevar solo por la apariencia darán una tras otra en distintos escena- tos (“Demostraciones explosivas de por hecho que, al ser hija de inmi- rios, épocas, tonos, formatos, aun- autoridad” y “Deporte y nutrición grantes nigerianos, declaradamente que los protagonistas son siempre contra la impotencia” son algunas feminista, lo suyo va de inmigra- ellos mismos, más otro personaje de sus materias), la historia de una ción, conflictos interraciales y fundamental: Daphne, la esposa del muchacha que mata al novio con denuncia de género. Pero aunque autor, atormentada por la preferen- solo desearlo para luego revivirlo, estas preocupaciones se atisban, la cia que su marido parece tener por la niña que se rebela contra los sol- literatura de Oyeyemi va de zorros una mujer imaginaria. dados invasores de su pueblo, una (así se titula el último relato de la Oyeyemi afirma que con esta modelo que dialoga con la falleci- novela). Y de fantasmas, de casas novela pretende reelaborar el cuen- da exmujer de su pretendiente, la embrujadas y lagos hechizados que to de Barba Azul a partir de su tragedia de un zorro enamorado... hacen de estas circunstancias moti- variante inglesa, Mr. Fox. En esta, la Oyeyemi parece protagonizar “De vos humanos, atemporales. La con- víctima del encantador asesino es este modo”, fragmento que narra clusión de El señor Fox retorna a los la valiente Lady Mary, cuya deter- el romance entre un inglés y una orígenes del arte narrativo: el cuen- minación otorga un final distinto al mujer yoruba con fantasmagóri- to de hadas. El talento de Helen de la historia francesa: ella lo con- cos ancestros, ávidos de historias: Oyeyemi consigue recuperar una fronta y derrota por sí misma. La “Cuenta los relatos. Cuéntanoslos. experiencia que ha sido soslayada autora decidió darle el tono glamo- Queremos saber en qué te pareces por la mayoría de los narradores roso de la guerra de los sexos propio todavía a nosotros y en qué has cam- modernos, y es que pocos recur- del cine hollywoodense de los años biado. Háblanos. Somos de un lugar sos pueden ser tan emocionalmen- treinta gracias a la influencia de y un tiempo diferentes...” Así lo te descriptivos como los símbolos otra reelaboración de Barba Azul, demuestra su capacidad para mutar implícitos en los animales parlantes Rebecca, de Daphne du Maurier. Por la voz narrativa, la atmósfera o el o los corazones que laten sin dueño. otro lado, Oyeyemi propone una humor. Los lectores pueden sentir- Esos elementos arcaicos, manejados reflexión acerca de las consecuen- se perdidos en el bosque tupido de con audacia y belleza por una auto- cias de esa famosa frase que Edgar estas historias, pero siempre vuelven ra dueña del lenguaje, son un trago Allan Poe acuñó en su Filosofía de la al camino gracias a las migas de pan de agua fresca no solo para los lec- composición: “La muerte de una mujer que obsequia la autora con capítu- tores, sino también para el oficio bella es indudablemente el tema los intermedios en los que Mary y mismo de narrar historias. ~ interés por la cultura latinoamerica- del debate político mediante [...] na comenzó en los años cincuenta, el uso del privilegio para destruir el ENSAYO cuando –según nos explica Marta privilegio.” Franco sabe que la inte- Lamas, quien prologó el libro e hizo lectualidad literaria se ha vuel- Humanismo la selección– conoció a un artista to marginal y que no es posible, pertinente guatemalteco y se mudó a su país; como antes, hacer una literatura en 1954, tras el golpe de Estado que adscrita a la izquierda comprome- Jean Franco Ensayos derrocó a Jacobo Arbenz Guzmán, tida. En aquel ensayo, Franco ana- impertinentes llegó a vivir a México. De vuelta en liza la vinculación entre lo público México, Océano/Debate Feminista, 2013, 256 pp. Londres, en 1957, estudió letras his- y lo privado que las madres de los pánicas, y en 1972 obtuvo un puesto desaparecidos en la dictadura de de catedrática en Stanford, donde Videla, en Argentina, hicieron posi- nació su interés por los movimien- ble mediante el traslado de lo ínti- tos feministas en América Latina. mo y lo familiar a la esfera pública LIBROS “Si bien se acepta como feminista (con un acto simple: la exhibición Lilián López Camberos a quien se asume como tal –precisa de las fotos familiares), constitu- Feminismo y América Latina: los Lamas–, existen distintas formas y yéndose en nuevos paradigmas de temas de un volumen titulado, tal niveles de serlo. Y el feminismo de ciudadano. Desmenuza el traba- vez demasiado provocativamente, Jean Franco se cuenta entre los más jo de varias escritoras: la chilena Ensayos impertinentes. Es posible que altos de los distintos grados y tipos Diamela Eltit, la argentina Tununa 74 el título y lo que se anuncia en la existentes.” Mercado, la peruana Carmen Ollé, contratapa –por ejemplo, los ensayos Una de las claves para leer Ensayos la mexicana Elena Poniatowska y la que abordan las figuras de Sor Juana impertinentes se encuentra en la prime- brasileña Clarice Lispector, cuyas y Frida Kahlo– respondan a una ra pieza, “Invadir el espacio público, voces ponen en crisis la separación necesidad razonable de marketing; transformar el espacio privado”. La entre lo subjetivo y lo dominan- que la promesa de la impertinen- clave es general y concierne a la per- te (tradicionalmente asociado a lo Letras Libres cia atraiga a un público interesa- cepción del feminismo en el amplio masculino). En “La larga marcha abril 2014 do en temas atractivos: la Malinche, espectro social. Jean Franco dice del feminismo”, que inicia con el las historietas populares mexica- que las mujeres que encabezaban recuerdo de su amiga Alaíde Foppa, nas, las disputas entre el Vaticano y los movimientos populares por la feminista e intelectual que murió los movimientos de izquierda. Los supervivencia en los Estados inefi- torturada por el ejército guatemalte- temas verdaderos, enunciados de caces solían “rechazar la denomina- co, Franco asume una postura hiper- manera menos explícita, contradicen ción de feministas, término que se ha crítica ante la izquierda ortodoxa la idea de impertinencia: el discurso envenenado al asociarse a mujeres que margina las necesidades de las del mercado que permite el uso de puritanas que odian a los hombres o mujeres; antes de iniciada la parti- la mujer como mano de obra barata, a grupos de mujeres de clase media cipación de las mujeres en la esfera los mecanismos del orden social que cuyos intereses no coinciden con los pública, se pensaba que la militan- logra prosperar del centro hacia los de las clases subalternas”. No hay, en cia feminista era una suerte de lucha márgenes y la injusticia, una verdad los dieciséis ensayos que componen armada. En los ochenta, con la crea- moral incontrovertible. “Una de las la colección, una definición explícita ción de centros de investigación y ironías del pluralismo es que hasta de lo que es o no es el feminismo, un publicaciones feministas, la esfera el compromiso se convierte en mer- concepto lleno de equívocos y con privada empezó a revalorarse como cancía”, afirma Jean Franco, tal vez una sorprendente mala reputación, arena política. ahí sí de modo impertinente. tal vez porque Franco da por sen- Tres veces interrumpí la lectura Pionera de la enseñanza de lite- tado que sus intereses conciernen a del ensayo más duro de este volu- ratura latinoamericana en Inglaterra, lo marginal, a la lucha de clases, a la men. En él se narran las viola- profesora emérita de la Universidad ciudadanía de las fronteras. ciones como estrategia de tortura de Columbia y autora de La cultura La segunda clave que Franco da y eliminación étnica en las gue- moderna de Latinoamérica (1967), Las al lector alude al papel que ella rras civiles de Perú y Guatemala conspiradoras. La representación de la misma juega en la crítica cultural: durante los años ochenta y noven- mujer en México (1994) y Cruel modernity “La mujer intelectual no puede ya ta. Apoyándose en los testimonios (2013), entre otros títulos, Franco sostener ingenuamente que repre- documentados por las comisio- acaba de cumplir noventa años y senta a las mujeres y que es su voz, nes de la verdad creadas en ambos todavía se mantiene productiva. Su pero puede ampliar los términos países, Franco describe escenas de una abyección intolerable. Es difí- libro: “–¡Morirás envenenado a los cil leerlas. “La violación: un arma treinta y tres días de tu pontificado!” de guerra” analiza la destrucción NOVELA No se requiere mucha perspi- y degradación del cuerpo humano cacia, pues, para concluir pronta- en los estados de excepción instau- Página escrita en mente que Plegaria no se centra en rados en ambos países para reprimir explorar el misterio de la muerte de movimientos insurgentes. En los los infiernos Juan Pablo I. El libro da por senta- Evelio Rosero dos casos, ejército y policía emplea- Plegaria por un da una versión, sin preocuparse por ron la violación sistemática como papa envenenado analizarla o demostrarla: que el reli- México, Tusquets, 2014, aniquilación colectiva de grupos 164 pp. gioso fue asesinado como producto indígenas y mujeres, a las que, ade- de un complot de integrantes de la más de considerar “parte del botín”, curia, a partir de que hubiese deci- creían portadoras de “la semilla”: la dido desmontar una red delincuen- matanza de niños, incluso de fetos cial inserta en las altas estructuras dentro del vientre, apunta a un pro- de la iglesia. Las voces coinciden en yecto de genocidio. Todavía más Geney Beltrán Félix entregar la imagen de un sacerdote 75 terribles son las consecuencias en Diré primero lo que Plegaria por un honrado, comprometido y humilde lo social, pues el concepto de “des- papa envenenado no hace. No recons- –aunque no se toman el trabajo de honra”, que tiende a culpar a la truye, ni analiza, ni reflexiona sobre explicar cómo alguien de esa pureza víctima, la lleva al silencio y al sufri- la historia del papa Juan Pablo I. llegó a ser escogido para encabezar miento en solitario. Franco no se No es esta una novela histórica ni a una mafia corrupta–. Es Luciani, limita a enlistar las atrocidades, ni psicológica ni tampoco una biogra- pues, un personaje ejemplar desde aplaude la creación de las comisio- fía novelada; el protagonista no tiene el primero hasta el último día de su Letras Libres nes de la verdad, cuyo poder repa- un desarrollo dramático ni la menor vida en desigual lucha contra pode- abril 2014 rador pone en duda. “¿Pueden la complejidad. El nuevo libro del res demoniacos, y quien al morir verdad y la reconciliación reparar las escritor colombiano Evelio Rosero viaja al infierno, donde dialoga con ruinas de tantas vidas [...], espe- (1958) toma forma con la voz narra- los grandes escritores de la literatu- cialmente dado el hecho de que ha tiva de un “pobre amanuense”, un ra universal. Los elementos están sido tan difícil acabar con la impu- escritor que esboza unos pocos puestos, así, para que nos veamos nidad de los responsables?” Franco episodios de la vida del sacerdote inmersos en un libro desastroso. apela a “valores esenciales de jus- Albino Luciani, elegido jefe de la ¿Algo se salva? ¿Este Rosero es el ticia” que deben ser establecidos, iglesia católica en 1978, y con las par- mismo de la extraordinaria Los ejér- mal que bien, por instancias supra- ticipaciones de un coro de prostitu- citos (2007)? nacionales de derechos humanos. tas de Venecia. Este discurso doble Plegaria por un papa envenenado Y se pregunta si los feminicidios en crea, por un lado, un circuito en el elige, como decía, algunos pocos Ciudad Juárez, Colombia y Ciudad que el “amanuense”, apoyado en episodios de la vida –y de la vida de Guatemala se han “privatizado”. fuentes documentales o en diálogos después de la muerte– de Luciani. Ensayos impertinentes es una lec- y “confesiones” de personajes secun- Pero esos episodios confluyen en tura intensa, que obliga a veces a darios, refiere parcial y caprichosa- una construcción de otro signo, por poner el libro abajo y pensar fría- mente al lector hechos biográficos supuesto no una realista, para empe- mente en lo que se ha leído. Hay que selectos, y otro en el que las prosti- zar. En la página 24, un sacerdote elogiar también el impecable traba- tutas interpelan al mismo protago- estafador visita al entonces obispo jo de edición, las acertadas traduc- nista –y, en menor grado, regañan del Véneto para confesar su falta: ciones individuales de cada ensayo al narrador–. Este choque de pun- “Los zapatos negros de Luciani, y la apuesta de una editorial más tos de vista provoca que la infor- grises de tierra, resquebrajados, bien comercial que decide colocar mación se suministre de una forma colindan con las dos pezuñas hen- en las mesas de novedades un libro salteada y anticlimática, sin tensión didas, la efigie de un sacerdote todo que no se asume (porque no lo es) dramática, con una toma de partido cubierto de pelos como espinas, como literatura de nicho, desbor- voluntariosamente maniquea y una los labios mojados en baba espe- dante de humanismo, inteligencia, hilvanación desarticulada de los epi- sa, su aliento huele a agua pútrida, nociones de izquierda verdadera, de sodios. Por eso no sorprende que, el rostro es granítico.” En la pági- contribución a la memoria colectiva por poner un ejemplo, en la página na 104, al hablar del antagonista del y, sobre todo, del feminismo que es, 17 las prostitutas adviertan al futuro papa, Paul Marcinkus, banquero que siempre ha sido, para todos. ~ papa, y al lector, qué nos espera en el del Vaticano, el narrador informa: “el príncipe del averno lo llamó [a su aprehensión de lo macabro y lo Marcinkus] a sus filas y lo prote- ultraterreno. gió –a su otra poderosa manera: lo A estas alturas ni cómo negar CUENTO inmensificó, le dio el don de la ubi- que en Plegaria se utiliza como mero cuidad, le hizo crecer en los sesos pretexto a Juan Pablo I: se le pre- Antologando a las plumas de ángel maligno, lo bau- senta menos como un papa ante el winners y a las losers tizó con agua negra del infierno”. dilema de reformar la iglesia, nunca Varios autores Estas descripciones de rasgos gro- como un personaje dominado por Lados B. Narrativa tescos, que en más de una ocasión fisuras morales o dudas religiosas, de alto riesgo México, Nitro/Press, rozan con fortuna lo quevediano, y sí enteramente como un escritor. 2013, 128 pp. se nutren obviamente de la imagi- La cuestión es esta: Luciani, cultí- nería religiosa y hacen entroncar simo, habría escrito a lo largo de su el libro con el viejo género narra- vida cartas a admirados autores clá- tivo de la hagiografía. Lo que surge sicos quienes lo reciben, como uno LIBROS entonces de estas páginas es una rea- de ellos, en el infierno. Esta es la sec- lidad alucinatoria en la que se vuel- ción más endeble en términos narra- Elisa Corona Aguilar ve lo más natural que las prostitutas tivos, acaso porque resulta explícita Siempre que me invitan a participar conozcan el pasado, el presente y el al hacer surgir el asunto central del en una antología de mujeres acepto futuro, y que el papa no agonice ni libro: la escritura. de inmediato. Lo mismo si se trata de sufra al ser envenenado sino que lo “El infierno existe sin Dios. [...] un ciclo de conferencias dedicado a 76 veamos abriendo una puerta y bajar, Nunca hubo Dios. [...] Todo fue las mujeres o en el cual todas las par- curioso, una escalera que lo condu- invento de evangelistas: escritores ticipantes serán mujeres, que si invo- ce al infierno. La etiqueta que fácil- como nosotros. Lo hicieron muy lucra cuestiones tanto literarias como mente habría de lanzársele al libro bien”, explica la voz de un poeta musicales, los dos medios en los que es la de la narrativa fantástica; en la muerto. Otro aclara, poco antes, me desarrollo y en los cuales invaria- trayectoria del autor se vincula con cuál es la “dolorosa condena” de blemente las mujeres somos menos. Letras Libres En el lejero –novela de 2003 reedita- sus cofrades: “escribimos la página “¿Y por qué son menos?”, pregun- abril 2014 da en Tusquets el año pasado– por sublime, aquella por la que mori- tarán algunos supuestos intelectua- mos toda la vida, y una vez escrita se les del país –grandiosos analistas de incendia ella sola hasta quedar con- la información– con un gran signo vertida en cenizas”. El castigo no ter- de interrogación sobre sus cabecitas, mina ahí: “de inmediato volvemos a tan libres de culpa. escribir otra página, [...] todavía más Sigue siendo necesario buscar a esas gloriosa, portentosa, inigualable, en escritoras precisamente por la evidente piedra, digna de nuestra inmensa desigualdad y la deliberada exclusión, vanidad, mucho más bella y profun- y ofrecer espacios en verdad accesibles da que la página escrita antes, y de en publicaciones, conferencias, ciclos, nuevo la hoja se incendia ante nues- para así mostrar que ahí están, que son tros ojos, sumiéndonos en la confu- muchas más de las que a muchos les sión, en la desesperanza, ¿para qué gusta afirmar y que sus méritos litera- escribimos entonces?, ¿quién leerá rios deben ser analizados por la crítica nuestras páginas? ¡Nadie!” literaria. Un ejemplo de esa crítica res- El libro, desigual en tanto pieza ponsable y necesaria a la actual pro- narrativa, se salva por esa podero- ducción es el de Sidharta Ochoa, en sa imagen del tormento a la escri- Radical Chick. Autoras contemporáneas en tura. Quizá Rosero se excedió, y la México (Universidad Autónoma de visión de la vida ultraterrena que le Nuevo León, 2014), en donde expo- espera a él –a pesar de este libro– y ne sus motivos para hacer crítica de a pocos más de sus contemporáneos escritoras: “Escribir sobre escritores es habría sido más que suficiente para importante. Tomemos ahora escritores una pieza más enjuta, un apólogo de que han sido subrepresentados. Ahora raigambre kafkiana que Borges supongamos que a estos autores los habría, pienso, suscrito sin que le define una subjetividad distinta. Ahora temblara la mano. ~ digamos, en lugar de autores, autoras.” Lados B. Narrativa de alto riesgo ejem- en todas las obras la crítica del cliché: soy lo que he decidido ser: ni más ni plifica la confusión entre ofrecer espa- lo ya contado mil veces toma un cami- menos, dicta la voz de las winners con- cios inclusivos, en favor de la equidad, no distinto, para mostrar una perspec- tra las losers que quedan en el camino. y perpetrar al mismo tiempo los deplo- tiva que permanecía oculta. En varias Soy una mujer tan liberada que no rables estereotipos de antaño. Desde ocasiones, al iniciar mi lectura, pensé necesito ni pensar en que lo soy.” El 2011, en que apareció el primer volu- “esto ya lo he leído antes”, líneas des- ensayo de Diana Fuentes aparece en men, el criterio de selección ha sido pués todo dio un giro inesperado. Cuerpo+Mente+Lenguaje: compilación de claro: a favor del riesgo, como su El único texto totalmente fuera de feminismos, volumen dirigido por Gidi nombre lo indica, apostando por pro- lugar en esta edición 2013 de Lados B es Loza (Piedra Cuervo, 2013), donde las puestas novedosas, muchas veces el de su editor, Mauricio Bares, quien autoras, con gran variedad de aproxi- desconocidas o de poco renombre, declara que la “única” intención al maciones y recursos, se centran abier- alejadas del canon. Un criterio que hacer un tomo exclusivo de mujeres es tamente en el tema de la experiencia ha apuntado a la apertura, la inclu- “privilegiar a un excepcional grupo de creativa y de qué sucede actualmente sión. No obstante, sin explicación narradoras, alejadas del amor melo- cuando se es mujer y artista. alguna, sin criterio ni postura ideoló- dramático, esa cosa pegosteosa [sic] Hace un tiempo, asistí en Letras gica, la antología ha sido dividida en que pocas autoras logran despegarse Inglesas en la unam a un seminario 77 dos tomos: hombres y mujeres. Como de los dedos al escribir”. Los “pegos- dirigido por Federico Patán llamado mero entretenimiento para los dise- teosos” prejuicios se aferran al discur- Cuento Inglés Contemporáneo. El ñadores. Como jugando a ser equipos so de Bares que sigue creyendo que las primer día, se nos entregó la lista de de futbol. O para que no se nos ocurra “autoras” (todas, menos sus winners) no lecturas para que la revisáramos. No ni por error leer a una mujer si lo que dejan esa mala costumbre de escribir pasaron más de quince segundos esperábamos leer es a un hombre o solo cartitas de amor: los señores, en su cuando un hombre preguntó alar- viceversa. Centrémonos por ahora tomo particular, sí que tienen el dere- mado: “¿por qué son solo mujeres?”, Letras Libres en el tomo Mujeres de 2013, donde la cho de escribir cursilerías. La separa- refiriéndose a las autoras, a lo que abril 2014 diversidad temática de los textos así ción por tomos, con portadas de ropa Patán respondió: “pues porque los como de los estilos alienta al lector a interior de acuerdo a cada sexo (en hombres escriben muy mal”. Al inte- seguir adelante. Las historias de zom- teoría), ya era de por sí innecesaria y rrogador no le quedó más que reír- bis de Raquel Castro nos muestran el boba; el número de hombres antologa- se (como si fuera una broma) y Patán lado más cómico de un tema que, de dos sigue siendo mayor al de mujeres agregó: creo que hay pocas oportu- tan gastado, revive no solo para pro- (al fin que esto no se trataba de equi- nidades de leer a las escritoras, de la vocar risa, sino también para poner dad) y a los lectores les queda claro época que sea, porque el canon sigue en evidencia los lugares comunes que, como diría Chico Che, “los nenes teniendo otras prioridades. El semina- de nuestro diario entretenimiento. con los nenes, las nenas con las nenas”. rio siguió llamándose Cuento Inglés Por otro lado, Zamara González, con ¿Cuál es el privilegio al que accedie- Contemporáneo, como para no alertar maestría y espontaneidad, juega ron las autoras? Ah, claro, publicar. a nadie. Me encantaría encontrarme con la perspectiva de tres testigos de En su ensayo “Nadie salta por más seminarios y clases así, también un crimen, en unas versiones suicidio, encima de su sombra”, la escrito - más revistas, más compilaciones, más en otras asesinato. El universo futuris- ra y filósofa Diana Fuentes recalca la antologías, donde deliberada, des- ta (y por desgracia no tan alejado del importancia de la reflexión alrede- caradamente, haya solo autoras, o su presente) que crea Claudia Solórzano dor de este tipo de discriminación y número sea drásticamente mayor al de es un ejemplo de ciencia ficción que de división, de su actualidad y de la hombres sin previo aviso, sin declara- no adolece de ninguno de los defectos necesidad de seguir cuestionándonos ciones que anticipen la queja, sin tan- que comúnmente se le atribuyen a este sobre ella: “El miedo a la radicalidad gas femeninas en la portada. ~ género: sus personajes son comple- –sintomático de nuestro tiempo– se jos, profundos, sin ayuda de pirotec- manifiesta como un rechazo abierto nia fácil. Descubro que el estilo de las a la historia del feminismo, tan evo- narradoras tiene en común la reflexión cado y al mismo tiempo tan desco- y la experimentación alrededor de la nocido. Yo critico la opresión de la escritura misma, de su proceso (Mayra mujer, pero no soy feminista, se oye Luna, Daniela Bojórquez), así como por ahí. Yo escribo, pero mi escritu- el desenmascaramiento de los arque- ra no refleja en nada mi condición tipos de “el escritor” y “la escritora” y de mujer, adelanta otra por allá. Al @Letras_Libres el medio en el que se desenvuelven en parecer presenciamos un renovado @Letras_Libres lo cotidiano. También es una constante individualismo autorreferencial. Yo casas? / Porque no les alcanza el dine- (oh, dulces... por mi mal halladas): –¿y si ro para hacer muros y los ponen de car- no pagas? / –te expropian la casa.” El POESÍA tón, / quiero vivir en una casa de papel: poema termina con estos versos: “yo no huecos: / : en el papel: papeles de pro- quiero que nos extirpen la casa / ni que Jugar al libro piedad: casas y ausencias/ porque si el nos dejen desvestidos”. En estas voces lobo aparece...” Los poemas ponen en infantiles se desliza el sentido irónico Maricela Guerrero tela de juicio la idea de la casa como que he señalado con anterioridad. Las .Peceras espacio de arraigamiento, de verdad, apreciaciones son tan crueles –hay que México, Filodecaballos/ Conaculta/inba, 2013, de solidez moral y social al simbolizar- decirlo– que únicamente puede plan- 90 pp. la como muñón o miembro fantasma, tearlas una voz niña: una casa puede como mudanza, persecución y bosque, extirparse como un tumor y una hipo- espacio al que un lobo siempre ace- teca vencida implica que te desvistan: cha. ¿Quién es ese lobo? ¿Las institu- clase media de hipotecas y desnuda- ciones, el Estado, el tiempo? La casa es mientos. Ahí se encuentra el burocráti- LIBROS Ingrid Solana un espacio de resquebrajamiento inte- co sentido del humor contemporáneo; Aquella sentencia de J. M. Castellet rior (simbólico), pero también exterior ya no puede ser trágico de esa mane- de que la literatura se rebela contra un (social y político). La imagen nostál- ra sorda en que el destino de los dioses mundo servicial, que niega su valor y gica de las “millones de casas de inte- arrasaba con el hombre porque ha que- anula su función social, es de alguna rés social que no interesan a nadie...” dado limitado a una retahíla de chistes manera encarnada en .Peceras, el libro me parece muy acertada para cuestio- sobre hipotecas y despojos. 78 más reciente de Maricela Guerrero nar el lugar común sobre la casa “polí- En la última parte, “Materia oscura”, (ciudad de México, 1977), que nos inci- tica y simbólicamente correcta”. Las se incluyen los textos que juegan con la ta a pensar en aquellos títulos contem- casas de interés social no interesan a movilidad de la página (“Hervideros”), poráneos clasificables como papeles nadie, oh paradoja, tu interés no me inte- y uno de los más humorísticos del volu- salvajes, es decir, textos poco compla- resa, a pesar de que son, posiblemente, men (“Antihistamínico”), que cuestio- cientes. Eso, sin embargo, no lo con- la única vivienda a la que puede aspi- na la pedantería de la “erudición”. El Letras Libres vierte en un libro aburrido, ilegible o rar la clase media: “casas y ausencias / caso de “Hervideros” es digno de men- abril 2014 “difícil”. Por el contrario, su conjun- porque si el lobo aparece...” La casa en ción, porque presenta fragmentos de to de textos es dinámico, porque su .Peceras vive bajo una amenaza no abs- prosa colocados de diferentes mane- mayor acierto es su libertad. Los poe- tracta sino material. ras en la página. De inicio podríamos mas que lo conforman están plácidos Rodrigo Flores Sánchez advirtió que cuestionar la gratuidad de este recurso en su caprichoso ser sin adaptarse a a partir de Desde las ramas una guacamaya tan utilizado por la poesía visual, pero una institución, a una editorial, a un (Bonobos, 2006) Guerrero había se trata de una técnica que responde a lector específico. manifestado “una preocupación cons- la concepción de Guerrero del poema .Peceras se divide en tres partes dife- tructiva por la corporeidad del poema”. como cuerpo. Estos textos simulan un renciadas, que funcionan por separado Es esta misma preocupación la de concierto de voces distintas –otro de los y que constituyen unidades autóno- .Peceras. El ritmo y la sintaxis son un rasgos significativos de la poesía de esta mas de sentido: “Casa en la orilla”, exoesqueleto y, a través de este, pode- autora– y, al estar situados en diferentes “.Peceras” y “Materia oscura”. No mos percibir el interior musical corpo- espacios verticales u horizontales, dan puede ser analizado entonces con una reizado en cada poema. Sin embargo, la impresión de movimiento. La idea preceptiva rígida y limitada, que espe- no son estos los rasgos más significati- del poema es ofrecernos voces disonan- re libros “unitarios”, bien “armaditos”, vos del libro, pues hay otro nivel que tes que coexisten en un mismo lugar y destinados a aburrir. Es, en cambio, me parece más interesante: el de la iro- que, quizá, no guardan ninguna rela- un conjunto heterogéneo que pide la nía y el sentido del humor. Guerrero ción entre sí. El efecto es el mismo que participación lúdica del lector. .Peceras explora ambos recursos a partir de pro- apreciamos en la estática de un radio nos permite leerlo a destiempo, abrir- cedimientos muy sugerentes, como el mal sintonizado. lo en cualquier página, reescribirlo con juego constante entre voces disímiles En “Ventanas” y en “Brasier” son nuestras propias claves. para representar un discurso esqui- notorias las incursiones críticas y a la En la primera parte (“Casa en la zoide, entre infantil y adulto. Cuando vez humorísticas en torno a los actos orilla”, poemas sobre el sentido sim- este concierto de voces tiene lugar ocu- de escribir y leer. Los textos se alejan bólico de la casa), un aspecto que rre un distanciamiento irónico: “¿Qué así de determinada actitud reverencial, merece interés es la orientación del es una hipoteca? / Es cuando te pres- propia de una visión romántica que discurso poético para abordar temas tan para pagar una casa y la casa queda dota a “lo literario” de un papel supe- sociales: “¿Por qué ellos viven en esas en / prenda, / ¿cómo? ¿Cómo vestido? rior y casi sagrado: “rellenar huecos con pechos o con dolores existencia- Habitan dos cabañas en una playa, puente que le permite a Fino transitar les es una / forma de jugar a escribir / donde fabrican licor, que destinan de la Historia a la solidaridad básica de palabras majestuosas / hasta en la sopa también al canje. Fino y la Rusa quie- la convivencia de pequeños grupos. / gallinita soy y preparo sopa de soste- ren casarse pero antes de eso él debe Los que se salvan, los sobrevivien- nes para psicoanalista...” De ese modo, viajar a la Ciudad destruida por la tes de esta historia, no lo hacen por ser la crítica no solo alcanza a ese discur- Violencia y resolver sus asuntos. Este los mejores o los más aptos. No desta- so obsoleto de determinadas tradicio- periplo es una parte fundamental de can en nada. Les tocó a ellos. Miklos nes literarias, sino que, al burlarse y la novela. Se trata de un viaje de retor- los eligió para poner en pie su visión reírse de sí mismo, consigue la ironía no que se vuelve arduo peregrinaje, de poética y narrativa del Recomienzo. y el sentido del humor ejemplares, de jornadas duras y en ascenso constan- Además de esta trama que sirve al ahí que ambos recursos funcionen en te, en compañía de otra mujer, cono- autor para poner en movimiento su todos los textos. .Peceras es un libro para cida como la Sueca. El registro realista idea de la vida en los límites, hay otra jugar, para reír y para entender mejor da paso aquí a tintes oníricos, de visio- historia que aparece incrustada en la y sin tantos aspavientos, nuestra mate- nes extrañas. No es esta una trave- novela sin que forme parte de la narra- ria oscura, negra, negrísima, un dis- sía que describa paisajes ni tampoco ción principal. Es la historia de una curso que hace bromas sobre su propio un viaje interior. Debemos entender- colonia formada por personas que 79 cuerpo y sobre los cuerpos observados, la más como un rito de pasaje previo espontáneamente se fueron adhirien- pero que entiende que el mundo está a las visiones postapocalípticas de la do a ella, congregadas en los bajos de atravesado por una mala suerte que es Ciudad destruida por la Violencia. un puente (antes de la destrucción). necesario mirar, relatar y transformar: Fino llega finalmente a la Ciudad Esta colonia en los márgenes de la “el mundo se merece mejor suerte que en ruinas. Desentierra del patio de Ciudad no está compuesta por vaga- la que ha tenido hasta ahora”. ~ su antigua casa un pequeño cofre que bundos sino por gente que de pronto guarda el cordón umbilical de su hijo sintió la necesidad de dejarlo todo y Letras Libres muerto a causa de la Violencia (culpa- afiliarse a la comunidad bajo el puen- abril 2014 ble también de la muerte de su prime- te. Una extraña congregación en la que NOVELA ra mujer). En la Ciudad recibe ayuda no era permitida el habla ni la higiene, de la Última y a ella Fino le entrega el que se alimentaba de desperdicios y Crónica de los recuerdo de su hijo. Así salda su pasa- que fue dándose a sí misma un singu- sobrevivientes do y comienza el retorno a las playas, al lar reglamento no escrito que la man- encuentro de la Rusa, su mujer. tenía unida. Un buen día, sin más, la David Miklos No tendrás La peor de las catástrofes deri- colonia desapareció. Esta segunda his- rostro va en comunas en los márgenes. Lo toria hace eco de la primera. De nuevo, México, Tusquets, 2013, 112 pp. que podemos encontrar en ellas, es un se trata de un conjunto de seres exclui- regreso a lo básico, al amor y al inter- dos de la civilización. Si en la primera cambio primario. Novela del amante historia esa exclusión fue el resulta- que emprende un viaje al pasado para do del estallido de la Violencia, en la merecer a la novia, No tendrás rostro es segunda los colonos bajo el puente han también una visión sobre el fin y el elegido apartarse para huir del ruido Fernando García Ramírez recomienzo de todo. Una visión poé- del mundo. En No tendrás rostro, la novela más tica (la Refundación) vuelta novela con David Miklos ha querido construir reciente de David Miklos (San personajes poco sólidos y que, sin con- dos maneras de narrar la sobreviven- Antonio, 1970), una multitud de con- sistencia psicológica, se transforman cia. Una implica un viaje; la otra, la flictos irresueltos dieron lugar a la en figuras. Es el caso de las mujeres construcción de un refugio. A la vio- Violencia, que acabó con la civiliza- de Fino: la Rusa, la Sueca, la Última, lencia actual, contextual, Miklos res- ción tal y como la conocemos. La ola que se le entregan y ayudan en su rito ponde con la fábula de la Refundación, de la Historia se estrelló contra la roca de de pasaje. Las tres son en realidad donde todo vuelve a comenzar desde sus contradicciones y se pulverizó una sola. La Rusa, mujer primordial, el principio. A la complejidad del pre- en minúsculas partículas de grupos casi diosa, es la que lo aguarda en la sente, Miklos enfrenta, con cierta can- humanos. En los márgenes reaparecie- playa del recomienzo; la Sueca, quien didez, la visión de un mundo regido ron los sobrevivientes, organizados en lo acompaña en el tortuoso viaje; y la solo por el amor, el trueque y la solida- un sistema mínimo de intercambios Última, quien lo guía a la Ciudad y le ridad. En No tendrás rostro hay un viaje y de pequeñas colonias autónomas. permite desanudar su pasado. Gracias y un refugio. Hay también la visión Una de esas pequeñas comunidades a ellas Fino regresa a su valiente desolada del ser humano (que destru- aloja a Fino, a la Rusa, a Blumenthal. mundo nuevo. Las mujeres son el ye la civilización) y esperanzadora al fin: en los márgenes, la vida en socie- Montaigne, Ricardo Sáenz Hayes, François Wahl, Incidentes resuena uno dad sigue, afirmada, en lo básico. una colección de paralelos canónicos: de Gide: las Incidencias, de 1924. Una visión romántica del recomien- Tácito y Plinio, Teresa de Jesús y Juan Recorriendo el eficaz paralelo de zo. Una visión idílica de lo que signi- de la Cruz, Montaigne y La Boétie, Fernández (afeado por la frecuencia fica sobrevivir. Cervantes y Lope de Vega, Boswell y con que recurre al lacanianismo, ese David Miklos nos cuenta la fábu- Johnson, Goethe y Schiller, Flaubert ocultismo de los incrédulos), recordé la de los sobrevivientes de la Historia. y Le Poittevin, Carlyle y Emerson, muchas cosas, aprendí no pocas. Tenía Incluso cuando eso supone a protago- Renan y Berthelot... En cuanto pude yo muy presente a las madres de ambos nistas que no alcanzan a ser persona- regresar a mi estudio, antes de seguir (en 2009 reseñé aquí el Diario de duelo, jes y un periplo con muchos pasajes de esa averiguación vi, con irremediable de Barthes) y a Madame Rondeaux mero desvarío. La conclusión –“regre- mala conciencia, el altero amenazan- digamos que la frecuento, pues por el saremos a lo básico”– parece ingenua. te de novedades recibidas y aún no Diario entro y salgo como Pedro por su Aun así, No tendrás rostro se mantiene leídas. En ellas encontré una salida al casa. En cambio, las iniciaciones homo- como una muy interesante propuesta problema, dos paralelos literarios que sexuales de Gide y Barthes las tenía yo ~ LIBROS narrativa. habían llegado, algún tiempo atrás, de medio borradas no solo por pudor sino las antípodas: uno de Chile, del poeta porque, habiendo releído el Corydon, Armando Uribe (Santiago, 1933): Pound cuyo didacticismo fastidia, no he hecho y Léautaud. Ensayos y versiones; otro de lo propio, como me lo sugiere la lectu- España, Gide/Barthes. Cuaderno de nie- ra de Fernández, con el explícito Si la ENSAYO bla, de J. Benito Fernández, nacido semilla no muere... Será porque el Gide 80 en Tomiño, Pontevedra, en 1956. Así sincero es el que menos me interesa El paralelo literario que no había que ir tan lejos y comen- y Barthes, a diferencia de su maestro, J. Benito cé a leer, primero a Fernández y luego siempre amó, de la homosexualidad, lo Fernández Gide/Barthes. a Uribe. que tenía de ocultamiento. En ese sen- Cuaderno de El paralelo propuesto por tido, Barthes es más viejo que Gide y, niebla Barcelona, Montesinos, Fernández es una carta robada. Estaba si no proustiano, es marcelinista, como Letras Libres 2011, 232 pp. sobre la mesa, era tan obvia y al menos él se llamaba: adorador de Marcel y no abril 2014 yo nunca lo había visto. Más que un de Proust. Lo homosexual, sin el ocul- paralelo, es una duplicación. Roland tamiento, les sabía a poco al de En busca Barthes (1915-1980) es una duplicación del tiempo perdido y al de El placer del texto: de André Gide (1869-1951): caminaron acaso les habría parecido idiota un siglo Armando Uribe Pound y Léautaud. juntos bajo el mundo sublunar durante donde los homosexuales tienen dere- Ensayos y 36 años, no muchos si se toma en cuen- cho a casarse mientras que a Gide lo versiones Santiago de Chile, ta que el joven Barthes vio a Gide una veo entusiasta llegando a alguna mairie Ediciones Universidad sola vez, comiéndose una pera en 1939 a contraer nupcias con Marc Allégret. Diego Portales, 2009, 214 pp. y publicó su primer libro en 1953, dos Fue más apegado Barthes que Gide años después de la muerte de su mayor. a su madre y, muerta en 1977 la proge- Glorias de la literatura francesa en la nitora del apóstata del estructuralismo, época en que serlo garantizaba la pro- a este no le quedó ni mucho tiempo ni Christopher minencia universal (tiempos idos: hace demasiadas ganas de salir del ropero. Domínguez Michael años le pregunté, regañón, a un joven Ambos franceses gozaron de las liber- Mientras escuchaba el arriesgado y al colega, de esos que citan a Barthes tra- tades que se toman habitualmente los final convincente paralelo que postu- ducido del inglés, por qué no estudia- turistas sexuales en el Magreb y la pre- laba Juan Villoro, durante su discur- ba francés y me dijo que si de lenguas ferencia de ambos por los menores so de ingreso a El Colegio Nacional, extranjeras se trataba, prefería meter- de edad (etimológicamente pederas- entre James Joyce y Ramón López se a un curso de chino), ambos fueron tas, como le gustaba precisar a Gide) Velarde, me propuse investigar sobre la protestantes, homosexuales, enfer- en la actualidad les acarrearía el des- historia del paralelo literario. ¿El pri- mos profesionales criados entre muje- crédito público y hasta la prisión. El mer crítico, Dionisio de Halicarnaso, res, melómanos irredentos y pianistas antiguo Gide se exhibe, el moderno lo habrá utilizado o hubo que esperar más que aficionados (sobre todo Gide). Barthes se oculta. Y pensando en el a las fundadoras Vidas paralelas? Pensé, Previsiblemente, Barthes adoraba a escándalo (y hasta en el agravio) causa- desde luego, en De la amistad en la vida Gide y uno de sus primeros artículos do por Antoine Compagnon al incluir y en los libros (1942), uno de mis libros fue sobre el Diario gideano y en el títu- a Barthes entre Los antimodernos (2005), de cabecera y obra del traductor de lo de su libro póstumo, publicado por me apetece pensar que ambos, en el siglo xxi, no son solo clásicos (obvia- baile en Pekín les dio el avión. Aquello alemanes invaden Francia y nuestro mente) sino viejísimos. Siguen pen- de la China comunista a Barthes viejo Léautaud, capaz de colaborar por sando en un mundo dividido entre le repugnaba y solo dijo naderías al pacifista, socorre, infatigable, gatos y paganos y cristianos. Por eso me sien- regresar para no herir a nadie. Pero perros. Solo admiraba genuinamente a to, obsolescente, tan a gusto con ellos. mucha razón tiene Fernández al decir Stendhal y además de escribir su diario Fernández en Gide/Barthes donde que la médula comunista, el marxismo, regular apenas le quedaba tiempo para lo enigmático está en el subtítulo, apenas si fue olisqueada o lamida por escribir otro diario, el irregular, dedica- Cuaderno de niebla, dedica un capí- ambos. Les gustó el saborcito pero no do a la salaz crónica de sus amoríos.1 tulo a la enfermedad en uno y otro, se sentían vivificados por el tuétano. El exquisito Uribe se propuso nada menos que la sagrada tubercu- Gide halló evangélico al marxismo y escribir en 1966 un ensayo a la losis, cuyos efectos habrían matado a Barthes fue, más que un marxista, un Montaigne para declarar su amor Barthes, muerto menos por haber sido brechtiano. Barthes, en efecto, dupli- por Léautaud pero el relato de su atropellado que por lo mal que esta- ca a Gide pero, en materia de compro- empresa habría fascinado, me imagi- ban sus pulmones para rehabilitarlo miso, este se va diluyendo con el siglo. no, al último Barthes. Lo que la retó- con éxito. Ambos fueron habitantes Barthes es un Gide agotado y acaso lo rica recomienda, tomar la pluma para de la Montaña Mágica y uno y otro sea porque, entre uno y otro, Sartre se instruir a los ignorantes, en su caso 81 la vivieron, Sontag dixit y Fernández comprometió en todo. Solo queda- fue un fracaso. Un hermoso fraca- redixit, como una variante de la enfer- ban algunos viajes turísticos y firmas so. Leyó todo Léautaud, se llenó de medad del amor. de desplegados. Migajas. datos, hizo veintitrés mil fichas (esas Los unió, también, la música. O A diferencia de Fernández, el chi- que Barthes colgaba como ropa para Barthes, quizá, la tomó como propia leno Uribe no se propuso desarrollar secarse en la azotea) y al final, una del Diario de Gide, el autor de La sinfo- un paralelo o lo hizo de una manera no vez escritas, desistió. Es decir, como nía pastoral (1919) que escribía, literal- fácil de descifrar. En el segundo de sus lo proponía Valéry (el otro yo de Letras Libres mente, con un piano al lado. Ensayaba ensayos, el dedicado al diarista, misán- Léautaud), Uribe, que vive encerra- septiembreabril 2014 2012 la escritura tocando a Chopin, músi- tropo y protector de las bestias calleje- do en su asumida calidad de expoeta co que Barthes censura pues lo tacha ras Paul Léautaud (1872-1956), que es en un departamento frente al Parque de virtuoso, prefiriendo a los músi- una demostración geométrica de la Forestal de Santiago, menos que ter- cos razonables frente a los del cora- imposibilidad de escribir un ensayo minar su ensayo, abandonó el borra- zón. Fernández cita a Algirdas Julien como prueba de admiración, Uribe dor y consintió en que se imprimiese. Greimas, buen amigo de Barthes, en se pregunta (nos lo recuerda Andrés No podía traicionar a Montaigne e esta materia neblinosa del gusto musi- Claro, el prologuista) si Ezra Pound y incurrir, ensayísticamente, Uribe en cal. Habría que ver los textos para pro- Léautaud se habrán conocido, pregun- la historia, la política, la economía nunciarse pero, con toda evidencia, ta retórica resuelta así por el poeta chi- o la demografía, como ciencias apli- sabemos que al semiólogo y a Gide leno: “Los presento, se dan la mano en cadas a su Léautaud, persuadido de les interesaba Schumann, afamado mi pecho... ambos dentro de mí.” que “bien fácil resultaría ahora modi- como el más literario de los músicos Pocas cosas más deliciosas en la ficar el texto, sujetarse a un esquema románticos. vida de un lector (en la variedad de ordenado, respetar las formas, las pro- Barthes no tuvo un Claudel que lo aquellos con tiempo para leer) que cedencias, una relativa opacidad y un atormentara con la conversión cató- asomarse regularmente al diario de brillo relativo, custodiar hasta cierto lica, con la que Gide jugueteó hasta Léautaud. No tiene la belleza campi- punto, el punto en que uno se aburre, arrepentirse cuando vio el celo horrí- rana del de Renard, aunque de alguna la tradición nacional de un buen decir sono que el poeta católico, transfi- manera lo continúa, en circunstan- medio jurídico, medio desgreñado y, gurado en rata eclesiástica, ponía en cias parisinas (el de don Jules es una diría, mediocre. Pero ¿y el ensayar del su “salvación” como corruptor de la de las últimas genuinas rusticatio de ensayo?”. juventud. Prefirió la atracción del Occidente), ni ofrece tanta miga histó- Lo que sigue es un antiensayo, un comunismo, de la que se libró yendo rica como el de los Goncourt y, sobre taco (chilenismo en honor de Uribe y a la urss y regresando con ese par de todo, no nos habla de un gran escritor, sus editores) de citas y notas que ten- libritos denunciatorios que provoca- pues Léautaud no lo fue por voluntad drán la virtud de arrojar a un puñado ron su excomunión. A diferencia de propia. Su mundo es un París literario de lectores hacia la religión del mal- Gide, Barthes fue mustio. Creyó (y eso y teatral bien marginal, lo que queda- humorado y viperino Léautaud y su lo honra) en que ante la política, sobre ba del xix en el xx. Allá lejos se publi- Diario, una demostración paradójica todo cuando esta es la religión de los ca la Nouvelle Revue Française donde amigos, hay que ser tibios y a los tel- hasta Léautaud llegó a ser el crítico de 1 Creo que Monsiváis regañaba a su gente por leer dema- siado a Léautaud y evadir así la realidad nacional. Pobre quelianos maoístas que se lo llevaron al teatro, Gide va y regresa de la urss, los Monsiváis. Pobres de nosotros. de la literatura como una forma pirró- supone al finalizarPound y Léautaud, de allí se detiene.2 Duda de que Pound nica de la felicidad, entendida Uribe. Su ensayo sobre Pound (1963) sea capaz de conversar con los curio- como ilusión, ceguera y estupidez. es anterior al de Léautaud y lo escribe sos y él no puede hacer nada por ellos Léautaud consideraba ridículos a los el poeta en Roma en un momento en y enseguida, tras ofrecer una versión poetas-rimadores (“Esa gente”, que que, recién salido del hospital psiquiá- singular (de las mejores que he leído “hace perder un tiempo considerable trico de St. Elizabeths, Pound era para en nuestra lengua) del “Homenaje para el desarrollo del espíritu” debe ser muchos un desconocido con leyenda, a Sextus Propertius”, Uribe calla... y alejada de los niños con aptitudes lite- misma que, meticuloso, Uribe desen- sigue el ensayo sobre Léautaud. Mi rarias, suplica), en modernidades no trañó: “Durante más de cinco años he teoría es que lo que no dice Uribe de fue más lejos que la lectura de su amigo leído a Pound con sumo interés, con los Cantares es lo que piensa del Diario y Apollinaire y su opinión de la novela sumo cuidado, con desconfianza...” así nos ahorra una explicación vulgar y no es mejor, me temo. “¿Y las nove- Vaya, esa primera línea debería ser didáctica. Nos pide que pensemos con las? ¿Cómo un hombre de cincuenta para los ensayistas lo que para los nove- nuestra propia cabeza; él ya ha ensaya- años puede todavía escribir novelas? listas fue la primera frase deCien años de do lo suficiente. LIBROS ¿Cómo se puede, incluso, a esa edad soledad. A diferencia de lo ocurrido en Así con el paralelo literario: la leerlas? Poesía y novela, ciertamente la el ensayo sobre Léautaud, aquí Uribe dificultad en la cuerda floja (Joyce parte inferior de la literatura”, escribió hace la tarea, compila e informa sin y López Velarde), la duplicación (Gide y Léautaud el 4 de marzo de 1927, según desesperarse, creyendo posible edu- Barthes), el vínculo secreto (Pound nos informa su escoliasta chileno. car al prójimo invitándolo a emular su y Léautaud). ~ ¿Y Ezra Pound? ¿Qué tiene que propia empresa hasta que llega a los 82 ver el bardo originario de Idaho con Cantares (y no Cantos, como lo escribe 2 Fernández nos ofrece, como colofón, la crónica del feliz arribo de Barthes a España, un verdadero suceso, el misántropo parisino que odiaba a Uribe y lo hacen otros pues Vázquez pues ávidos de modernidad siempre lo han estado los Flaubert y a su estilo, el monoteísta Amaral, su traductor, le preguntó al peninsulares. El chileno Uribe tan solo nos habla de que del Diario con el modernista imper- viejo Ez que prefería para su título en Pound, provinciano universal, le pidió a James Laughlin los derechos de su admirada Gabriela Mistral para sonal de Personae? Todo, según uno español y el viejo Ez dijo Cantares) y traducirla al inglés...

Letras Libres abril 2014