Revista de Estudios Tarifeños

Año VI. Segundo Trimestre. Junio 1996

Editada por el Excmo. Ayuntamiento de . Núm. 21

ALJARANDA SUMARIO

Año VI. Número 21 -29 Trimestre Junio 1996 Revista de Estudios Tarifeños 4 Richard Ford en Andalucía Edita: Fragmento de sus escritos y dibujos a su Exorno. Ayuntamiento de Tarifa paso por Tarifa Concejalía de Cultura Manuel Liaño Rivera Director: 9 La Cueva del Moro (Tarifa) Jesús Terán Gil Consejo de Redacción: El arte paleolítico más meridional de Europa José Fuentes Pacheco Lothar Bergmann Juan Manuel Diosdado Lozano 12 La supuesta ubicación de lulia Manuel Liaño Rivera Traducía en Tarifa Wenceslao Segura González José Araújo Balongo Enrique Gozalbes Cravioto Manuel Reiné Jiménez 16 Geopolítica del Estrecho Miguel Manella Guerrero "La política de Tarifa" José Donda Cárdenas Sebastián Trujillo Martínez Andrés Sarriá Rafael Sánchez Ruiz 20 Alm enaras en las costas d e Tarifa (II) Lothar Bergmann Ángel Sáez Rodríguez Antonio Casado Ortiz Francisco Molina González 26 Personaje tarifeño Fotografía: 27 III Premio de Poesía Luz'96 Manuel Rojas Peinado Emilio Pérez Gallego Ildefonso Sena Rodríguez Gaspar Cuesta Esté vez Distribución: Delegación de Cultura Jesús Sobrado Castellano Dirección: 28 Monólogo de un loco ALJARANDA José Araújo Balongo Casa de la Cultura Amor de Dios, s/n 31 Ocurrió hace 200 años 11380 TARIFA 32 Plaza de San Hiscio Imprime: Manuel Liaño Rivera Tipografía la nueva, S.C. Arapiles, 11. Tarifa Depósito Legal: C A-157/91 í ISSN: Nuestra Portada 1130-7986

ALJARANDA sólo se hace Manuel Reiné ilustra de nuevo la portada responsable de los trabajos sin origen de la revista. En esta ocasión con una expresamente indicado. ALJARANDA no comparte vista parcial de la calle Agustín Segura necesariamente las opiniones que fue ilustre pintor tarifeño e hijo pre­ expuestas en los artículos por ella publicados, no manteniendo dilecto de nuestra ciudad. correspondencia sobre los trabajos que nos envían. V

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Richard Ford en Andalucía Fragmentos de sus escritos y dibujos a su paso por Tarifa

Manuel Liaño Rivera

ichard Ford nace en 1796 en el 129 de Sloane de estancia en , disfrutan enormemente del Street, Chelsea. Estudia en Winchester y en bello paisaje que le ofrece la costa africana y los R Trinity College (Oxford) donde realiza sus estudios alrededores. Desde Gibraltar, embarcan para Cádiz de Derecho. Viaja por Italia y Francia, ampliando su y el 27 de Noviembre llegan a Sevilla, instalándose biblioteca así como su colección de grabados y pin­ en una casa del Barrio de Santa Cruz. turas. Da constantes paseos por las calles y pla­ El 1824 contrae matrimonio con Harriet zas de la ciudad, asiste a cacerías y excursiones Capell y en 1830, la delicada salud de su esposa, por los alrededores de Sevilla y se ausenta de ésta a la cual le recomiendan una temporada de reposo durante meses recorriendo los diversos pueblos y en clima templado les hace dirigirse hacia España. ciudades estudiando los diversos tipos de arquitec­ Los Ford parten hacia Gibraltar por ruta ma­ tura, tanto religiosos como civiles, dibujando los te­ rítima, el 29 de Octubre de 1830, desembarcan en mas que más le llaman la atención, las fachadas y la Roca, donde son huéspedes del General Don, a monumentos. la sazón Gobernador de la Plaza. Durante los días En los años 1831 y 1833, los Ford vera-

Castillo de Guzmán el Bueno, Dibujo de Richard Ford. (Foto colección de S. Trujillo)

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nean en Granada. Se alojan en la Alhambra siguien­ montorio es Trafalgar. Tarifa se eleva justo delante do las recomendaciones de su amigo Washington de nosotros y las llanuras del Salado, donde triunfó Irving. Las construcciones arquitectónicas y el clima la Cruz sobre la media luna. Los muros blancos de les maravillan. Tanto él como Harriet se dedican a Tánger, relucen en la costa opuesta, descansando la pintura, su afición favorita, siendo los dibujos de como una corona de nieve, sobre montañas oscu­ su esposa superiores a los que realiza el marido. ras; detrás de ellas se extiende el desierto, la gua­ En Febrero de 1832, marcha solo a una gi­ rida de las bestias salvajes y el hombre más salvaje ra por el extremo suroeste de la península. Casi aún. Los dos continentes, separados, se levantan siempre emprende sus viajes en otoño o en prima­ altivos; fruncen severamente el ceño el uno contra vera. Suele viajar con la sola compañía de un criado el otro, con el aspecto frío y herido de la amistad a lomo de una jaca cordobesa de su propiedad. terminada. Es geológicamente cierto que los dos con­ Su curiosidad le lleva a conocer los más re­ tinentes estuvieron unidos en otro tiempo. Se dice motos rincones del sur de Andalucía y entrar en to­ que Hércules (es decir, los fenicios) cortó un canal dos los edificios, a pesar de los inconvenientes que entre ambos, como se piensa hacer ahora con el generalmente encuentra. Todo lo que ve queda re­ istmo de Panamá. cogido en los cuadernillos de los que nunca se se­ para, todo queda anotado y dibujado. Esta actividad Los moros llamaban a éste estrecho Bahr- de dibujar todo lo que veía, era especialmente peli­ z-zohak, ésto es, el mar estrecho; el Mediterráneo grosa para un extranjero en la España del siglo XIX, era para ellos Bahr-el-abiad, o sea el mar blanco; como el mismo recoge: la longitud del estrecho desde el Cabo Espartel has­ ta Ceuta, en Africa, y desde Trafalgar hasta Punta Nada suscita mayor desconfianza o recelo Europa, en España, es de alrededor de doce leguas. que el forastero que anda dibujando o tomando no­ El punto más estrecho está en Tarifa, y es de unas tas en un cuaderno; a quien quiera que sea visto doce millas de anchura. sacando planos o mapeando el país, se le toma por un ingeniero o un espía, y en cualquier caso indivi­ Esta parte litoral de la península estaba ha­ duo de quien nada bien cabe esperar. bitada por los túrdulos y más al este por los Poeni Bastuli. La preocupación por la guerra en el vecino Portugal y las noticias que llegan de Sevilla sobre Entre la Peña del Ciervo y Tarifa hay una la epidemia de cólera, les hace acelerar los prepa­ llanura regada por el salado río Salado. Fue aquí donde Walia, en el año 417, derrotó a los Vandali rativos para su regreso a Inglaterra. El 4 de Julio Silingi, echándolos a Africa; y aquí también, donde de 1833 se produce su arribo a las Islas. el caballeroso Alonzo XI, el 28 de Octubre de 1340, Desde su regreso a Inglaterra, Ford se plan­ derrotó a las fuerzas combinadas de Yusuf I, Abbú- tea la posibilidad de escribir un libro sobre sus vi­ l-Hajaj, rey de Granada y Abú-I-Hassan, rey de Fez, vencias en España y para ello se sirve de los múl­ que hicieron una desesperada y última intentona de tiples cuadernillos que llevó siempre consigo por reinvadir o reconquistar España. Esta victoria abrió tierras españolas. En 1845 sale a la luz el el camino del triunfo final de la cruz, ya que los mo­ A'Handbook for Travellers in Spain and Readers at ros nunca se repusieron del golpe. Home. Tarifa es la ciudad más mora de toda Fie aquí unas páginas sacadas del mismo, Andalucía, esa Berbería Cristiana. La Posada, o el en las que se recoge su paso por Tarifa y el dibujo mal café, es muy poca cosa. Esta antigua ciudad que hizo del Castillo de Guzmán el Bueno. púnica era llamada Josa, lo que Bochad (Can., I, En la Venta de Taibilla el camino se bifurca, 477) traduce por "pasaje"; buen nombre para éste el que sigue a la izquierda conduce a La Trocha, punto, el más estrecho de todos; los romanos con­ mientras una pintoresca garganta a la derecha, mo­ servaron éste significado al llamarla Julia Traducía; teada por fragmentos de antiguos puentes y calza­ los moros la llamaron por el nombre de Tarif ibn das de los moros, conduce a la orilla del mar. En la Malik, y que no tiene nada que ver con Tañe (Moh. torre de La Peña del Ciervo, la Highar Eggél de los D. I. 318). Tarifa tiene en el escudo su castillo sobre moros, se abre la magnífica costa africana: Ese pro­ olas, con una llave en la ventana y la leyenda: "Sed

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hombres valientes que han desafiado balas y bombas. Solt, a quien Barrosa hizo comprender la importancia de éste punto de desembarco, tenía grandes deseos de tomarlas. El General Campbell, desafiando a las autoridades superiores, decidió con buen sentido guarecerlo y envió mil hombres de los regimientos 47 y 87 bajo el mando del Coronel Skerrett; se le añadieron setecientos españoles mandados por Copons, Skerrett desesperó de defender Tarifa, pero el Capitán Charles Félix Smith, del cuerpo de ingeniero, mostró su habilidad y el Coronel Gough, del regimiento 87, resultó ser un soldado resuelto. Víctor y Lava!, el 20 de Diciembre de 1.811, atacaron la plaza con diez mil hombres; entre el 27 y el 30 consiguieron abrir una brecha practicable cerca de la Puerta del Retiro, y entonces los españoles, que habían recibido la orden de defender la ciudad, resultaron no estar allí (Napoleón XII, 6); pero Gough en un momento muy oportuno, llegó con el regimiento 87, y ahora con quinientos hombres, consiguió rechazar a mil ochocientos soldados franceses escogidos, de una manera que

Richard Ford, por J. F. Lewis, 1833 sobrepasa todo elogio. Gough ha vivido para vencer en China y en Gwalior. Víctor, Victus, como de fuertes en la guerra". costumbre, se retiró silenciosamente en plena noche, dejando a sus espaldas toda su artillería y Tarifa es casi cuadrangular; su población es bastimentos. El enemigo se retiró vergonzosamente de unos doce mil habitantes sus calles son angosta con infinito honor para los bravos soldados que y tortuosas; está cercada por murallas moras. La defendieron Tarifa. La cercanía de Trafalgar y el Alameda va a lo largo de su parte sur, entre el mar recuerdo de los "Guerreras azules" de Nelson y la ciudad; el Alcázar es un auténtico castillo moro, indujeron a todos los "Guerreras rojas" a hacer en situado en el este, justo dentro de las murallas, y ese día algo más que su deber. Hoy en día los es ahora morada de galeotes. La ventana desde tarifeños se atribuyen toda ésa gloria, y tampoco donde Guzmán tiró la daga ha sido emparedada, Paez, Mellados y compañía mencionan a los pero puede ser reconocida por su reborde de ingleses. Así pues Skerrett fue elogiado por Lord azulejos; el lugar donde fue asesinado el niño está Liverpool, y Campbell censurado: ¡sic vos non vobis! marcado por una torre más moderna; La Torre de Los ingleses sin embargo, no solo defendieron la Guzmán. Los Leones de Tarifa son las mujeres; Las brecha, sino que además la repararon. Su Tarifeñas son proberbiales por su gracia y su mampostería es buenas, y su inscripción, si bien no meneo; su manera, curiosa y oriental, de llevar la clásica, por lo menos dice la verdad: mantilla ha sido ya mencionada más arribaj*). "Hanc parten muri a Gallis obsidentibus Lo más peligroso después de éstas tapadas dirutam, Britani defensores construxerunt, 1812". eran los toros, que solían ser soltados por las calles, La verdadera fuerza de Tarifa consiste en con gran entusiasmo del pueblo, asomado a las la isla rocosa que se lanza mar adentro, y sobre la ventanas, y horror de quien se topaba con el incivil cual está siendo construida una fortaleza. Tarifa, cuadrúpedo por la callejas angostas. ciertamente está destinada a convertirse, para los Las murallas en ruinas de Tarifa podrían ser españoles, en una compensación a la pérdida de echadas abajo con naranjas -que aquí, aunque las La Roca. más pequeñas, son, sin punto de comparación, las Esta fortaleza está siendo construida con más dulces de España-, pero están defendidas por dinero obtenido de un impuesto sobre personas y

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cosas que pasan por España a Gibraltar; de ésta manera ios ingleses se ven obligados a sufragar su propia irritación. Tarifa, en tiempos de guerra, estaba llena de barcos de guerra y corsarios, "Estos" escribe Southey "causaban más pérdidas al comercio británico que todas las flotas enemigas juntas, interceptando los barcos atrapados por la calma en esas aguas caprichosas. Sir Charles Penrose redujo estas molestias armando algunos barcos en Gibraltar, pero el almirante Keats dió orden de que fueran a Cádiz, donde no hacían ninguna falta y asi se perdió propiedad británica por valor de miles de libras esterlinas". El Gobernador recibe los fondos de Tarifa y siempre se le pega un poco de ese dinero entre los dedos, mientras todos los que le rodean, hasta su mismo asistente, hacen buenos negocios en la tarea de facilitar el contrabando, que es precisamente lo que están allí para impedir. Los que quieran examinar el Castillo de Guzmán o dibujarlo harían bien en visitar antes al Gobernador y conseguir su permiso. Gibraltar, a fuerza de haberse convertido en un hervidero de revolucionarios de todo tipo, de Torrijos para abajo, ha hecho a todas las guarniciones españolas singularmente sensibles; de la misma manera los fenicios recibían a todo los extranjeros que curioseaban por el estrecho arrojándolos de cabeza al mar. Mujer con manto y saya. (Foto colección de S. Trujillo) El trayecto de Tarifa hasta por las siempre es negra y se pone encima del vestido de montañas es maravilloso; las vistas son espléndidas. estar en casa cuando se va a salir. El bosque salvaje a través del cual el Guadalmesí espumea y salta es digno de Salvador de la Rosa. Da un aire decoroso y modesto y hace más Gibraltar y su bella bahía se ven a través de vistas suave la piel poco lúcida. El predominio de capas llenas de follaje y de las ramas sangrantes de los y velos negros en La Alameda y en la Iglesia da al alcornocales descortezados, retocadas con forastero recién llegado la idea de una población de monjas y clérigos. Por lo que a las mujeres se delicadísimos heléchos; la espléndida Roca se refiere, éste vestido le favorece tanto que lo difícil agazapa como el león británico, centinela y dueño es aparecer fea con él puesto, y de aquí que, a del Mediterráneo... (*) pesar de su monotomía quedamos contentos con una uniformidad que sienta bien a todas por igual. (*) EL TRAJE ESPAÑOL.- EL MANTO Y SAYA La Mantilla es el tocado femenino aborigen Los españoles, tanto los de las clases altas, como de Iberia, en cuyas primeras monedas, que son los los de las clases bajas, tienen todos trajes libros de ilustraciones de la antigüedad, se les nacionales; y recomendamos insistentemente a representa en forma de una mujer velada. El velo, nuestros lectores, tanto a las damas como a los que cubría completamente la parte posterior de la caballeros, que se surtan de atuendo a ÍEspagnole cabeza, se abre por delante; pero se considera que en la primera ciudad a donde lleguen. El color negro cubrir en parte las facciones, tanto en tiempo antiguo ha sido siempre el favorito, el color nacional, este como ahora, es un adorno, la cara tupida o tapada, sagum masculino, en árabe sayah, es el tipo de la o sea, el rostro así envuelto, fue siempre respetado moderna saya, una larga prenda externa, que en España, de la misma manera que Mesalina

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envolvía bajo el manto de modestia sus adulterios La saya y la mantilla son para la mujer imperiales. Este camuflaje es indudablemente de española lo que el buen caldo y los chalotes para origen oriental, ya que en Oriente las mujeres están el cocinero francés; que la materia prima, sea la que dispuestas a mostrarlo todo menos la cara, porque fuere, se aliñe con esta mágica sauce picante y se estas cuestiones de honor son convencionales; y habrá preparado en un momento una sabrosa no se crea que la costumbre está pasada de moda entrée; La Andaluza, cuando está en casa, donde en Andalucía, porque sigue practicándose en Tarifa, solo su marido la ve, es una cenicienta en el donde las mujeres siguen usando la Mantilla de la desaliño y apenas hace otra cosa que ponerse la misma manera que las árabes el Boorkó y de enagua exterior y el velo, y ya está lista para ir a la acuerdo con la actual moda egipcia del Tob y el iglesia. Habarah, que consiste en no mostrar más que un A la mantilla le pone en su debido sitio el ojo; éste sin embargo, punza y penetra, emerge del abanico, que es parte imprescindible de la mujer velo oscuro como una estrella, y la belleza se española, en cuyo agradable manejo, nadie le gana, concentra en un solo foco de luz y significado. Estas nadie entiende como ella éste arte y éste ejercicio, tapadas están muy bien camufladas, y como todas es la ventana de su alma, el telégrafo de sus ellas visten igual, van por ahí como en una camaleónicos sentimientos, su contraseña para los mascarada, hasta el punto que se ha dado el caso iniciados que éstos entienden, para bien o para mal, de maridos descubiertos en el acto de hacerle la como el agitarse de la cola de un perro. Con su corte a sus propias mujeres. Estas miradas mudo abanico la española puede expresa más que asesinas, digna de los partos, ha sido origen de Paganini con su arco. bromas abundantes por parte de los ingenios españoles, Quevedo compara a éstas fusileras con el abadejo, que significa dos cosas: reyezuelo o BIBLIOGRAFÍA aguzanieves y cantárida; esta comparación combina, GARCÍA DONCEL HERNÁNDEZ, M. R„ Una nueva visión por lo tanto, el meneo y el acicate. Tal era, sin la de Cádiz a través de un viajero inglés, Richard Ford. menor duda, la manera de usar la mantilla entre las Aproximación a su estudio. RICHAR FORD., Manual para viajeros por Andalucía y coquetas fenicias. "Ay" dice Eccequiel (XIII, 18) que lectores en casa. conocía bien Tiro, "ay de las mujeres que se ponen EDICIONES TURNER, Reino de Sevilla.-De Cádiz a pañuelos en las cabezas para cazar almas". Gibraltar por Los Barrios y Tarifa., Madrid 1980., pág. 154.

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La Cueva del Moro (Tarifa) El arte paleolítico más meridional de Europa

Lothar Bergmann

n la primavera de 1995 el autor, miembro del El director del Conjunto Arqueológico de Espeleo Club Algeciras (ECA), descubrió en Baelo Claudia, José Castiñeira Sánchez realizó E la Cueva del Moro (término municipal de Tarifa) los trabajos de coordinación de un primer estudio un conjunto de grabados paleolíticos que convierten del arte rupestre. En este participaron Martí Más esta estación en la más importante del extremo Cornellá (1), Sergio Ripoll López (1), Juan Antonio Sur de España en cuanto a su antigüedad, la te­ Martos Romero (2), José Pablo Paniagua Pérez mática de las representaciones, su estado de con­ (2) José Ramón López Moreno de Redrojo (2), servación y valor arqueológico. El hallazgo se pro­ Juan José Álvarez Quintana y Lothar Bergmann dujo cuando el autor estaba colaborando con la (3) . Delegación Provincial de la Junta de Andalucía en Ya en 1995 se publicaron los primeros in- Cádiz en la realización del Catálogo de Zonas Ar­ fomes (ver bibliografía: Revista de Arqueología, queológicas al objeto de su inclusión en el docu­ Trabajos de Prehistoria) y se presentaron los re­ mento urbanístico Plan Especial de Protección y sultados de los estudios en dos congresos de pre­ Mejora de la Ensenada de Bolonia y Núcleo de El historia, en Bañólas y en Torino (Italia). El informe Lentiscal (Tarifa, Cádiz). Durante los últimos años completo de los grabados prehistóricos, que inclu­ ha descubierto también otros 24 nuevos yacimien­ ye también la topografía de la cueva (realizado tos con arte rupestre (ver también: Actas de las III por el Espeleo Club Algeciras) y la situación eco­ Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, 7, 8 lógica (elaborada por Domingo Mariscal Rivera), y 9 de octubre de 1994, Almoraima, núm. 13), la se publicará en el próximo número (16) de la Re­ mayoría con pinturas postpaleolíticas. Este hecho vista de Estudios Campogibraltareños, Almoraima. demuestra que el Campo de Gibraltar con casi 130 Se ha informado también a las autoridades (Ayun­ cuevas con representaciones prehistóricas ofrece tamiento, Arqueólogo Provincial, Delegación de grandes expectativas para futuros estudios. Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz) sobre La Cueva del Moro, que en realidad es un la importancia excepcional de la Cueva del Moro abrigo de grandes dimensiones, alberga pinturas porque es necesario tomar medidas urgentes para rupestres (sobre todo puntiformes) y figuras natura­ su protección y conservación. listas grabadas que representan en su mayoría Este año (1996) se han encontrado ocho équidos (ver Panel - A y Panel - B). Los grabados nuevas estaciones con arte rupestre (todavía inédi­ se encuentran en el piso inferior del abrigo y datan tas). De estas nuevas cuevas se encuentran dos de dos etapas distintas dentro del horizonte cultural en el término municipal de Tarifa, cinco en el tér­ solutrense (inicio y final). Son el documento más mino municipal de Castellar y una en el término vivo de la mente humana y de su creatividad. La municipal de Jimena. Esto demuestra, que las sie­ importancia de estas representaciones reside sobre rras de la región albergan todavía secretos aún todo en la gran antigüedad de unos 18.000 años por descubrir. (4.000 años más antiguas que las pinturas rupes­ tres de la Cueva de Altamira) y la posición geográ­ REFERENCIAS fica del yacimiento en el extremo sur de Europa. (1) Departamento de Prehistoria e Historia Antigua de El abrigo, que consta de dos pisos super­ la Universidad Nacional de Educación a Distancia. puestos, está formado por la erosión eólica y por (2) Becarios predoctorales del Departamento de Prehis­ corrosión, lo característico para las areniscas silí­ toria e Historia Antigua de la Universidad Nacional de ceas de las sierras del Campo de Gibraltar (Arenis­ Educación a Distancia. cas del Aljibe). (3) Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia (Tarifa).

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En el panel - A, se encuentran representaciones de 6 équidos. ALJARANDA PREHISTORIA

Fotografía del grabado de una yegua preñada.

BIBLIOGRAFÍA (1) BERGMANN, L., Nuevas cuevas con pinturas rupes­ tres en el término municipal de Tarifa. III Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, 7, 8 y 9 de octubre de 1994, Almoraima núm. 13 págs. 51-61, Algeclras. (2) BERGMANN, L., Informe sobre experiencias en la instalación del primer banco de imágenes digitalizadas de pinturas rupestres del Campo de Gibraltar; III Jorna­ das de Historia del Campo de Gibraltar, 7, 8 y 9 de oc­ tubre de 1994, Almoraima núm., 13, págs. 62-64, Alge- ciras. (3) BERGMANN, L., Los grabados paleolíticos de la Cueva del Moro (Tarifa), Almoraima núm. 16, Algeciras, 1996 (en imprenta). (4) MAS CORNELLÁ, M„ RIPOLL LÓPEZ, S., BERG­ MANN, L„ PANIAGUA PÉREZ, J. P„ LÓPEZ MORENO DE REDROJO, J. R. Y MARTOS ROMERO, J. A.: La Cueva del Moro, Revista Arqueológica, Madrid, Enero 1996. (5) MAS CORNELLÁ, M„ RIPOLL LÓPEZ, S„ MARTOS ROMERO, J. A., PANIAGUA PÉREZ, J. P., LÓPEZ MO­ RENO DE REDROJO, J. R., y BERGMANN, L.: Estudio preliminar de los grabados rupestres de la Cueva del Moro (Tarifa, Cádiz) y el arte paleolítico del Campo de Gibraltar, Trabajos de Prehistoria, Vol. 52, núm. 2 págs. El panel B muestra el prótomos de un équido 61-81, Madrid 1995, Consejo Superior de Investigaciones y un ciervo. Científicas.

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La supuesta ubicación de Iulia Traducta en Tarifa

Enrique Gozalbes Cravioto

iversos eruditos del Renacimiento defen­ que se detectaban y ponerlos en relación con los dieron que la antigua ciudad de Carteia se textos clásicos. Con ello las menciones de ciuda­ D encontraba situada debajo del solar de Tarifa. No des podían confirmarse y se proponía una ubica­ obstante, en el siglo XVII esta hipótesis era ya ción concreta para las mismas. Fariñas utilizó manifiestamente inmantenible por lo que, con una fuentes literarias relativamente completas, junto al gran rapidez, fue abandonada. Paralelamente, la Itinerarium manejó Strabon, Plinio, Mela e, incluso, lectura de fuentes clásicas permitió descubrir que a Marciano de Heraklea. Como resultado de su en la comarca del Campo de Gibraltar había exis­ viaje redactó una memoria que llevaba por título tido en la antigüedad a otra ciudad, fundada por Tratado de las Marinas desde Málaga a Cádiz y el emperador Augusto, y conocida con diversos algunos lugares sus vecinos según fueron en los nombres que le atribuyen los autores antiguos: siglos antiguos (1663), conservada en manuscrito lulia Traducta, Iulia loza o Tingentera. en la Real Academia de la Historia (existe una El redescubrimiento de la existencia de edición facsímil que fue publicada en Málaga en esta ciudad, y en especial de su ubicación en es­ 1965). ta comarca, fue obra del erudito Rodrigo Caro. En Fariñas iba a ser quien, por vez primera, su obra Antigüedades y Principado de la llustrísi- iba a ubicar la urbe de lulia Traducta en Tarifa. ma ciudad de Sevilla y Chrorografía de su Con­ Su influencia, por tanto, iba a resultar decisiva, vento Jurídico (Sevilla, 1634, fol., 182-183), a partir como veremos más adelante. Iniclalmente intentó de los textos clásicos, situaba esta ciudad de lulia la localización de Carteia. Desconocedor de las Traducta (o Tingentera) en la línea costera entre ruinas de la Torre de Cartagena, junto al río Gua- las antiguas poblaciones de Carteia y de Melaría. darranque, los únicos vestigios romanos de la zo­ Pocos años más tarde Isaac Vossio, en sus Ob- na los encontraba en Algeciras, Su conclusión servationes ad Pomponium Melam (1658), destacó principal era que Carteia se hallaba en Algeciras, cómo en el texto del mismo aparecía la mención en concreto en los márgenes del río de la Miel. de la ciudad de Tingentera. De este error inicial Iban a derivar todos los pos­ Rodrigo Caro no ubicó estas poblaciones, teriores, y así todas las restantes ciudades que por lo que el conocimiento acerca de las mismas aparecen en las fuentes clásicas serían emplaza­ quedaba bastante en el aire. Las fuentes clásicas das mucho más al occidente de su ubicación real. ofrecían una relación de nombres pero no estaban Fariñas comentaba el texto de Mela (II, contrastados con la realidad de vestiglos arqueo­ 96) acerca de la antigua Tingentera. Se trata, en lógicos. Por esta razón debemos descartar la gran realidad, de una descripción que, pese a su es­ importancia que tuvo la iniciativa precursora lleva­ quematismo, resulta fundamental. La mención de da a cabo por el licenciado Macario Fariñas que Mela fue erróneamente transcrita: de hecho, Anto­ en 1663 realizó un viaje entre Málaga y Cádiz, nio García y Bellido, en su divulgada obra La Es­ tratando de seguir el recorrido que fue descrito paña del siglo Primero de nuestra Era (Según Me­ por el Itinerarium Antoninum (texto romano del la y C. Plinio), 2- ed., Madrid, 1977, p. 31 ofrece siglo III). una mala lectura de este texto, atribuyendo a Car­ La experiencia, muy original en la época, teia que era ciudad habitada por púnicos traslada­ tenía por objeto el recoger los vestiglos antiguos dos de África, cuando esta apostilla se refería a

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Tingentera. Macario Fariñas era consciente de que el texto de Mela había sido leído, transcrito e inter­ pretado de formas diversas y contradictorias: mu­ chas y varias lecciones y aún enmiendas se han dado e este lugar. El engaño ha procedido de po­ ner el punto en Mellaría, con que sacan por con­ clusión que Mellaría estaba en el Estrecho. En todo caso, Mela ubicada en el mismo golfo a Carteia y Tingentera, lo cual viene a indi­ car que ambas se hallaban en la bahía de Alge- ciras. Un dato que escapó al análisis de Fariñas, que también leyó mal el párrafo, hecho que ya fue destacado en el siglo XIX por Don Miguel Cortés y López, en su Diccionario geográfico- histórico de la España antigua (Madrid, 1835). Si Tingentera fue la misma lulia loza de Strabon (III, 1, 8), y la lulia Traducta de otros autores clásicos

Emisiones de monedas más numerosas de Traducta. En la segunda aparece la vid, símbolo de una de las riquezas de la ciudad.

do su propio sistema de análisis, aún reconocien­ do que en Tarifa no existía ante la vista grandes restos romanos, ubicada Traducta en Tarifa. En ese momento utilizaba en su apoyo un texto de un geógrafo compilador tardío (siglo V), Marciano de Heraklea: yo cito este autor por el conocimien­ to de Transducta que no pasa las distancias..., pues como se ve que desde Algeciras hasta Tarifa no hay rastro de población, es forzoso que Tarifa sea Julia Traducta, (fol. 42). Debemos de reconocer que la identifica­ ción de Traducta con Tarifa con el tiempo ha es­ tado llamada a tener un cierto éxito, una acepta­ ción considerable a posteriori. Sin embargo, la misma ocasiona una distorsión general en la ubi­ cación de las ciudades romanas que las fuentes Primeras emisiones de monedas de lulia Traducta, a nom­ citan como existentes en esta zona. Así Fariñas bre de Augusto, fundador de la ciudad. no podía menos que, a continuación, confundir y amonedaciones, forzoso es ubicar esta única Mellaría con las ruinas de la antigua Belo: ciudad en Algeciras. Y así lo consideró al P. Hen- ya con todos los autores nos llaman Mellaría, esta rique Florez en su España Sagrada (vol. X, Ma­ hallamos a tres leguas de Tarifa. Aquí se ven las drid, 1752, pp. 49 y ss.). ruinas de una ciudad sumergida en el mar que Macario Fariñas no lograba identificar rui­ en menguante descubren sus mares casas y to­ nas romanas entre Algeciras y Tarifa. Contradicien­ rres. Llaman a esta ciudad Bolonia y engañados

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la zona europea del Estrecho las distancias mar­ can localizaciones diferentes. En efecto, dada las distancias con respecto al único punto localizado con total seguridad, Belo en la ensenada de Bo­ lonia, la ciudad de Mellaría debía hallarse en el litoral más próximo a Tarifa, mientras la de Traduc­ ta ya debe ubicarse en la bahía de Algeciras o en sus más directos aledaños. Todavía más clarificador es el texto del geógrafo Claudio Ptolomeo. Este menciona en el litoral, de oeste a este, como pertenecientes al pueblo de los Túrdulos, la desembocadura del río Belon, y la cuidad de Belon. Como pertenecientes a las Bástulos, las ciudades de Menralia, Trans­ ducta, Baresula (se trata de un error) y Carteia (PTOLOMEO II, 4). Las coordenadas geográficas Monedas de Traducta con referencias a la riqueza econó­ vienen a indicar lo mismo que deducíamos del mica: la espiga y el atún. texto de Marciano: si entre Belo y Traducta se hallaba otra ciudad, llamada Mellaría, parece im­ creen que allí fue Betón. posible la identificación de lulia Traducta con Ta­ Obsérvese la contumacia en el error de rifa. las ubicaciones de ciudades antiguas. Los propios Un siglo más tarde que Fariñas, el canci­ naturales de la zona de Bolonia le indicaban que ller Ignacio López de Ayala volvió a la interpreta­ las ruinas allí existentes correspondían con la an­ ción del siglo XVI, considerando Traducta como tigua Belo. Fariñas trataba de corregir el pretendi­ una ciudad ubicada en el Norte de Marruecos. do error de los locales con el disparate de la Para ello tenía que atribuir a diversos geógrafos identificación con Mellaría de este campo de rui­ antiguos el error de situarla en la costa hispana nas. Y desde este punto, quedaba rematar la ca­ del Estrecho. Por el contrario, en Tarifa ubicaba dena de errores, ubicando la ciudad de Belo en la ciudad de Mellaría: Mellaría corresponde a Ta- la desembocadura del río Barbate, donde vió edi­ ficios arruinados de mezcla romana. En consecuencia, la cadena de errores acometidos en 1634 por Fariñas es el origen de la muy difundida ubicación de lulia Traducta en Tarifa. Sin embargo, esta conclusión presenta, a mi juicio, algunos problemas muy difíciles de re­ solver. El aludido Marciano de Heraklea tiene un texto que en buena parte hace muy dificultosa la identificación: De Transducta a Menralia no hay más de 115 (sic.) estadios ni menos de 123. De Menralia a la ciudad de Belona no hay más de 140 esta­ dios ni menos de 100 estadios. A partir de aquí comienza la gens de los Turdulos. Desde la ciu­ dad de Belona hasta la desembocadura del río Belo no hay más de 75 estadios, ni menos de 50 estadios (MARCIANO II, 9, seguimos la traducción de M. PASTOR. La Península Ibérica en Marciano de Heraklea, Hispania Antiqua, 8, 1978, p. 107). En esta descripción de la navegación por Monedas de Traducta con símbolos diversos

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rifa, porque ésta, como aquella, se sitúa en lo sula Ibérica. Valladolid-Granada, 1975, pág. 272. más angosto del Estrecho porque en sus inmedia­ (11) PASTOR, M., La Península Ibérica en Marciano de ciones se descubren algunas monedas, cimientos Herackea, Hispania Antiqua, 8, 1978, p á g . 114. (12) ARIAS, G., Repertorio de caminos de la Hispania y otros indicios de pueblo antiguo (Historia de Gi- romana. La Línea, 1987. braitar, Madrid, 1782, p. 96). El erudito ofrecía así (13) PONSICH, M., Prospección arqueológica: metodo­ conclusión que, pese a su elevado grado de acier­ logía para la lectura de un paisaje en la Antigüedad. to, no iba a tener apenas éxito en el futuro. Almoraima, núm. 5, 1991, pág. 22 (mapa). (14) En la historiografía tarifeña, Vid. ARMENGOL TRI- BIBLIOGRAFÍA VIÑO, J., Tarifa en la Historia. Tarifa, 1949. (1) La identificación de lulia Traducía con Tarifa fue Por el contrario, identifica Traducta con Algeciras otra recogida por MULLA, C. y DUBNER, F., en su Strabo- larga relación de studiosos que pueden verse recogidos en J. I. de VICENTE y MARFIL, P. F. Nuevas perspec­ nis Geographica, Paris, 1853, pág. 836. Este hecho dio tivas de la arqueología romana de Algeciras. Almoraima. a la misma una gran autoridad. Así diversos autores núm. 5, 1991. págs. 127-145. posteriores han aceptado que Traducta se hallaba en (15) Un estudio sobre la evolución cronológica de las Tarifa: distintas ubicaciones propuestas, en SEDEÑO D. Sobre (2) DELGADO, A., nuevo método de clasificación de la localización de lulia Traducta. Fuentes antiguas y las Medallas Autónomas de España. Sevilla 1871, pág. relatos históricos modernos. Actas I Congreso Interna­ 303. cional El Estrecho de Gibraltar, I, Madrid, 1988, pág. (3) BONSOR, G., Les villes antiques du détroit de Gi- 811-819. El autor va sugirendo la mayor veracidad de braltar, Bulletin Hispanique, 20, 1908, pág. 147. la identificación con Algeciras. (4) FITA, F., Inscripciones romanas y visigodas de Tarifa, (16) SILLIERES P., Les villes antiques du littoral septen­ Ronda y Morón de la Frontera, Boletín de la Real Aca­ trional de détroit de Gibraltar. Actas I Congreso Interna­ demia de la Historia, 5 3 , 1 908, pág. 351. cional, pp. 794-796, con buenas razones apunta a situar (5) MILLER, K., Itineraria Romana. Berlín, 1916, p. 184. Traducta en la behía de Algeciras. (6) SCHULTEN, A., Geografía y Etnografía de la Penín­ (17) GOZALBES E., Carteia y la región de Ceuta. Actas I Congreso Internacional, pág. 1047 y ss., donde defen­ sula Ibérica. II, Madrid, 1965, pág. 162. dimos la misma conclusión, apuntando razones para (7) THOUVENOT, R., Le détroit de Gibraltar chez le ubicar Mellaría en Tarifa. géographe Ptolémée. Revue des estudes anciennes, (18) CRIADO F. J., Evolución histórica del urbanismo 53. 1951, págs. 197-198. tarifeño, Almoraima, núm. 5, 1991, págs. 147-152, reco­ (8) GARCÍA, A. y BELLIDO, Las colinas romanas de ge los datos de discusión y defiende la existencia de Hispania. Anuario de historia del derecho español, 29, un núcleo de población en la Tarifa antigua. 1959, págs. 493-494. (19) Finalmente, el episodio histórico de la fundación (9) TOVAR, A. Iberische Landeskunde.l. Baetica. Baden- de Traducta lo hemos estudiado en GOZALBES Baden, 1974, págs. 68-69. £.,Establecimiento de mauritanos en el Campo de Gi­ (10) ROLDAN, J, M., Itineraria Hispana. Fuentes anti­ braltar en época de Augusto, Almoraima, núm. 9, 1993, guas para el estudio de las vías romanas en la Penín­ págs. 269-276, y núm. 10, 1993, págs. 44-46.

NOTA DE LA REDACCIÓN

Debido a la limitación de espacio que contiene nuestra revista, este Consejo de Redacción se ve en la necesidad de solicitar de nuestros colaboradores, que los artículos que nos envíen no sobrepasen la extensión de ó folios mecanografiados a doble espacio por una sola cara. En el caso que por las características del artículo, su extensión sea mayor, el autor deberá indicar la forma para su publicación parcial. Por otra parte, les solicitamos también, que en la medida de lo posible, nos envíen las reproducciones que deseen que aparezcan, indicando el pie de foto que deban llevar.

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Geopolítica del Estrecho "La política de Tarifa"

Andrés Sarriá Muñoz

ifícilmente podrá ser cuestionado el extraor­ cuando los musulmanes se adueñaron de él, el dinario valor geopolítico del Estrecho de comercio y la economía europea en general se D Gibraltar, tal como ponen de manifiesto los nu­tambalearon, según la clásica aunque superada merosos autores que se han ocupado de estudiar tesis de Henri Pirenne (4). esta zona en las diversas épocas históricas (1). A mediados del siglo X el mundo musul­ Probablemente, este paso marítimo haya sido uno mán estaba enfrentado en fratricidas luchas políti­ de los más citados referentes geográficos en las co-religiosas. Una de las facciones más activas historia de España. No en vano, en este espacio del Islam, la de los fatimíes, dominaban el Norte concurren dos de los más importantes ejes de co­ de África desde Egipto hasta Marruecos, llegando municación mundiales: uno, en el sentido de los incluso a atacar el Sur peninsular. Por su parte el meridianos, al acercar Europa a África; otro, en el califa omeya cordobés Abderramán III que dio sentido de los paralelos, poniendo en contacto el enorme brillo a Al-Andalus, ejercía un control po­ Mediterráneo con el Atlántico. En este sentido, no lítico sobre gran parte de Marruecos, y se dispuso podemos dejar de citar unas palabras de un gran a enfrentarse a los fatimíes. Al parecer, Abderra­ estudioso del mundo mediterráneo, Fernand Brau- mán fue un verdadero hombre de Estado, distin­ del, para quien el Estrecho no es una barrera líqui­ guiéndose por su dominio de la política y por ser da que se levante entre masa continental del mun­ un gran constructor. Fortificó los puertos de Melilla, do ibérico y la del mundo mediterráneo, sino un Ceuta y Tánger, y ordenó la construcción de un río que une más que separa, que hace del que buche o torre de vigía y defensa rodeada de mu­ África del Norte y de Iberia un solo mundo, por lo ros en Tarifa como complemento al sistema im­ cual, concluye, se puede hablar de un bicontinente, puesto contra una posible invasión proveniente de para emplear el término acuñado por el historiador África. La misión de esta fortaleza consistiría, por Gilberto Freyre (2). tanto, en servir de potente atalaya desde la que Como queda demostrado a lo largo de los se controlaría cualquier desagradable sorpresa tiempos, este puente intercontinental ha permitido para los dueños de esta orilla del Estrecho. una fluida corriente migratoria tanto en el sentido Con la posterior decadencia del poder mu­ Norte-Sur como viceversa. Pero la privilegiada si­ sulmán, los castellanos irían ganando terrero en tuación del Estrecho de Gibraltar como nexo entre la Península. Desde comienzos del siglo XIII, tras dos continentes se ve engrandecida siendo también la victoria de las Navas de Tolosa (1212) y la ocu­ el punto convergente de la ruta marítima de mayor pación del valle del Guadalquivir, se planteaba la importancia mundial, la que relaciona el Mediterrá­ necesidad de dominar el Estrecho de Gibraltar con neo con el Atlántico. Desde la Antigüedad se con­ un doble objetivo: obstaculizar el tránsito de tropas figuró como una ruta comercial de primer orden y, entre el Norte de África y el reino nazarí de Gra­ por tanto, factor de desarrollo económico de todos nada y facilitar el tráfico comercial entre el Medi­ los pueblos que han habitado su rivera (3). Así terráneo y el Atlántico. Así pues, la cuestión del pues, el dominio de este mar anterior ha sido siem­ Estrecho, es decir, la lucha entre castellanos, gra­ pre punto de mira de los diversos Estados o Impe­ nadinos y norteafricanos por el dominio de esta rios que a su alrededor se han formado. Bástenos zona, constituyó un factor esencial en la política recordar a los siempre activos comerciantes feni­ de aquellos reinos durante dos largos siglos (5). cios, a los colonizadores griegos o el mismo Impe­ En ese contexto, para los monarcas cas­ rio romano, que hizo de éste el Mare Nostrum. Y tellanos, Tarifa tenía un valor estratégico militar

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extraordinario. Pero no sólo era cuestión de dominio rompió la promesa de entregarla a sus aliados territorial, sino también de símbolos. Y la posesión granadinos. En aquel estado de cosas cobra ma­ de esta ciudad representaría todo un símbolo, una yor interés la heroica defensa de Alonso Pérez de Guzmán, en 1294, ante los desesperados Intentos de los benimerines por recuperar la plaza que les podía abrir las puertas del Al-Andalus. Fernando IV ocupó Gibral- tar en 1309 con la participa­ ción de Guzmán El Bueno; aunque posteriormente, en 1333, la plaza se perdió en favor del sultán de Marrue­ cos. Por su parte, Alfonso XI consiguió entrar en Algeciras en 1344, tras un largo y te­ rrible asedio en el que pu­ sieron en acción todas las fuerzas disponibles tanto de los reinos europeo como por parte de los musulmanes. El impacto que tuvo la conquista de esta ciudad fue enorme en toda la Cristiandad, lo que le dio a Castilla un mayor protagonismo en la política no sólo peninsular, sino también europea (6). Por desgracia, Algeciras fue completamente destruida por los musulmanes en 1369, y no volvería a reconstruirse hasta 1704. En 1462 Gibraltar fue re­ cuperada definitivamente para Castilla, aunque en principio permaneció bajo el señorío Estrecho de Gibraltar, según Jean Petit. de los duques de Medina Sidonia, que mostraron un gran interés en poseer la muestra ejemplar de la efectiva superioridad del plaza, principalmente para asegurarse la explota­ Cristianismo sobre el Islam. Quizás fue por esta ción de sus almadrabas en la zona del Estrecho. razón por lo que en 1085 Alfonso VI se arriesgó a Lógicamente los Reyes Católicos no veían con llegar hasta aquí, en una fugaz cabalgada por terri­ buenos ojos que una plaza fuerte tan vital para torio aún musulmán, para proclamar con orgullo el la monarquía estuviese en manos nobiliarias. Por poder castellano tras haber metido su caballo las tanto, cuando concluyeron la campaña de Grana­ patas en las aguas tarifeñas. da y estuvieron en condiciones de hacer frente a La conquista de Tarifa por Sancho IV el 21 cualquier disención interna, pusieron manos a la de septiembre de 1292 se enmarca en esa carrera recuperación de la ciudad. Como resultado de la por el dominio del Estrecho. Cuando la hubo ocu­ presión de Isabel, en 1501 fue un hecho su rein­ pado y comprobó la importancia estratégica, el rey corporación a la corona (7).

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Para Viñas y Mey, el dominio del Estrecho entonces privativas de España. Francia emerge por parte de Castilla marcó un importante giro en pujante como primera potencia continental, mien­ la orientación de sus intereses vitales. Hasta ese tras que Holanda e Inglaterra consolidan su domi­ momento, el objetivo siempre perseguido por todos nio de los mares. Inglaterra tuvo tempranas pre­ los reyes había sido alcanzar el Estrecho, al que tensiones sobre el Mediterráneo, la posibilidad de se contemplaba como vía para la invasión norteafri- hacerse con un punto de apoyo en el área del cana. Sin embargo, desde el punto y hora en que Estrecho de Gibraltar determinó en gran parte su Castilla lo controlaba, ese canal pasó a convertirse política exterior durante mucho tiempo. Ante este en una frontera marítima relativamente bien asegu­ peligro en ciernes, España hubo de permanecer rada. Este viejo anhelo por mantener el flanco Sur alerta, manteniendo un difícil equilibrio entre una libre del peligro musulmán es lo que el emocionado no deseada confrontación armada y la también autor denomina, muy gráficamente, política de Ta­ desigual lucha diplomática. Y es que en ambos rifa (8). Viñas y Mey afirma que con la ocupación campos nos llevaban amplia ventajas los ingleses. de Tarifa, Castilla abrió el Estrecho a los europeos, Braudel señala que desde 1572-73 comerciaban permitiéndoles el comercio con Extremo Oriente. activamente, recurriendo a una amplia red de ba­ Desde mediados del siglo XIV a finales del XV los ses portuarias donde fueron relativamente bien intereses militares de Castilla en el Estrecho fueron recibidos: Malta, Constantinopla, Argel o Génova. dando paso a otros de carácter más comercial. Parecía como si el Mediterráneo se hubiese con­ Paralelamente a estos cambios, tuvo lugar un des­ vertido en un mar inglés, pues se les podía ver plazamiento de ia actividad económica hacia el At­ por todas partes (11). lántico. Sevilla se erigió en centro del comercio Tarifa siguió siendo uno de los enclaves suratlántico, evolucionando ai tiempo que Lisboa más tenidos en cuenta por las autoridades a ia o Brujas (9). hora de planificar una estrategia defensiva del Con la Edad Moderna, la posición de claro área del Estrecho. En este contexto se enmarca predominio ejercido por el Mediterráneo se vio sú­ la visita de inspección que efectuó en 1577 Luis bitamente alterada. El Atlántico tomó el rápido re­ Bravo de Laguna por toda la costa gaditana para levo, ejercido especialmente tras el descubrimiento verificar el estado de sus fortificaciones. En su del Nuevo Mundo. Además, otros nuevos factores informe elogiaba el castillo tarifeño pero recomen­ vinieron a reforzar la progresiva supremacía comer­ daba la reparación de las murallas de la ciudad cial atlántica: por una parte, la implantación de una y la construcción de tres torres de vigía en el tér­ ruta marítima hacia las Indias Orientales bordeando mino (12). el continente africano; y, por otra, el aumento del En 1596, la armada inglesa bombardeó la peso político y económico de los países situados flota española fondeada en la bahía de Cádiz, vol­ a orillas de los mares del Norte y Báltico. A este viendo a atacar la ciudad en 1625 (13). Inmedia­ respecto, Braudel asegura que la decadencia no tamente después hubo proyectos para reforzar las se afirma antes de 1620, cuando los ingleses y defensas de la costa andaluza, especialmente des­ holandeses se hayan apoderado de las salidas le­ de Cádiz hasta Gibraltar. Estas dos ciudades, jun­ janas del Mediterráneo e invadido su propio espa­ to con Tarifa, formarían el eje básico del sistema cio (10). defensivo que pretendía hacer frente al emergente El siglo XVI marcó el apogeo de la supre­ peligro inglés. En primer lugar, fue comisionado macía militar española, alcanzando con Felipe II la Luis Bravo de Acuña, miembro del Consejo de monarquía su mayor expansión territorial al heredar Guerra, para la inspección de las plazas costeras el trono de Portugal (1580), cuyo imperio también a lo largo de dicho litoral. Sus Memoriales y pare­ se agregó el español. Pero, al mismo tiempo, ios ceres procuraban adoptar las medidas pertinen­ signos de decadencia estaban ya presentes. El tes, dentro de la escasez de medios que aquejaba desastre de la Armada Invencible (1588) significó al país (14). Por lo que respecta a Tarifa, Luis un duro golpe al poderío marítimo castellano y el Bravo elaboró un Memorial en el que exponía el claro inicio de Inglaterra; y tras la Paz de Westfalia estado de sus defensas, señalando las muchas y (1648), España pierde definitivamente su hegemo­ graves deficiencias del conjunto. Las reparaciones nía política y militar en el continente. Por el contra­ necesarias supondrían un elevado coste económi­ rio, otras potencias surgen en la escena internacio­ co, lo que hacía prácticamente imposible acome­ nal, intentando ocupar zonas de influencia hasta terlas, pues la ciudad se encontraba en tal situa­

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ción de miseria que hacía muy difícil aprontar el centró en la comarca un numeroso ejército al que dinero con que costear las obras. Curiosamente, las ciudades andaluzas, y sobre todo las más cer­ Luis Bravo observó que la mejor defensa con que canas a la zona, contribuyeron a alimentar y per­ contaba la ciudad era el mal estado que el mar trechar. Los tarifeños se vieron obligados a dar adquiría allí durante el invierno, lo cual dificultaba alojamiento a muchos soldados que iban y venían sobremanera la navegación. Por fin, el Consejo del frente establecido en el Campo de Gibraltar, o propuso la asignación de 8.000 ducados para las a los que aquí embarcaban y desembarcaban para reparaciones más urgentes y, sobre todo, confiaba la guarnición de Ceuta. A la constatación documen­ en el valor de los tarifeños, sobradamente demos­ tal de estas y otras cuestiones de Tarifa contempo­ trado, para repeler cualquier agresión enemiga. ránea a aquel acontecimiento hemos dedicado al­ Por otro lado, recordaba la normativa que des­ gunas horas de investigación archivística (16). aconsejaba fortificar plazas sin puerto, como era el caso de Tarifa. A pesar de todo, la isla de las NOTAS Palomas sí podría fortificarse, con lo cual quedaría (1) Véase las voluminosas actas de los dos Congresos sobre el Estrecho de Gibraltar celebrados en Ceuta y or­ cumplido el primordial objetivo perseguido: defen­ ganizados por la UNED. der la ciudad y vigilar el Estrecho. (2) BRAUDEL, J., El Mediterráneo y el mundo mediterrá­ La hegemonía marítima de Inglaterra se neo en la época de Felipe II. F.C.E.,1976, tomo 1, consolidó definitivamente bajo el gobierno de pág.152. Cronwell. Y con la determinación del que se sabe (3) BRAUDEL, F., El Mediterráneo. Espasa Caipe, Colec­ poderoso, a fines de 1654, el Lord Protector envia­ ción austral, Madrid, 1987, pág.10. ba una armada al Estrecho bajo el mando del al­ (4) Véase su pequeña pero magnífica obra Las Ciudades de la Edad Media, Alianza Editorial, Madrid, 1981. mirante Blake con el fin de acabar con el poder (5) El profesor LADERO QUESADA, M. A., ha analizado naval de las Habsburgo, suspender las comunica­ esta cuestión en diversos trabajos: Andalucía en el siglo ciones con las Indias e interrumpir la llegada de XV. Estudios de historia política, Madrid, 1973; Castilla, los cargamentos de plata. Por consiguiente, su de­ Gibraltar y Berbería (1252-1516), en Actas del I Congreso seo de obtener una plaza fuerte en la zona supuso Internacional el Estrecho de Gibraltar. UNED, Madrid, que la costa comprendida entre Ayamonte y Mála­ 1988, tomo II, págs. 37-62; Castilla y la batalla del Estre­ ga estuviese bajo el constante acoso de la flota cho en tomo a 1292: la toma de Tarifa, en Almoraima, núm., 9, Mayo 1993, págs. 15-24. inglesa en los años de 1656 a 1658 (15). (6) VIÑAS Y MEY, C „ De la Edad Media a la Edad Mo­ Por otra parte, la diplomacia inglesa se in­ derna. El Cantábrico y el Estrecho de Gibraltar en la his­ tensificaba en el Norte de África, donde sus buques toria política española, en Hispania, núm., 1, 1940, págs., solían acudir en busca de refugio y de los necesa­ 52-70; núm., 2, 1941, págs., 53-79; núm., 4, 1941, págs., rios pertrechos. En 1661 ocurrió un hecho de gran 64-101; núm., 5, 1941, págs., 41-105. trascendencia política que vino a alterar el inestable (7) Cfr. CANO DE GARDOQUI, J. L , y BETHENCOURT, control ejercido por España sobre el Estrecho: Por­ A., de, Incorporación de Gibraltar a la corona de Castilla (1436-1508), en Hispania, núm., 103, 1966, págs. 325- tugal cedía Tánger a Carlos II Estuardo como dote 381. de la infanta Catalina, con lo que se cumplía el (8) VIÑAS Y MEY, C., Ob., cit., en Hispania, núm., 1, viejo anhelo de los ingleses por adueñarse de un 1941, pág. 55. buen puerto en el área. Lógicamente, España de­ (9) Idem., en Hispania, núm., 2, pág. 58. cidió entonces tomar ciertas medidas de carácter (10) BRAUDEL, F„ Ob. cit. pág. 60. preventivo, reforzando las fortificaciones de Gibral- (11) BRAUDEL, F., El Mediterráneo y el mundo mediterráneo..., tomo 1, págs., 818-828. tar, Ceuta y Tarifa. Poco tiempo estuvo Tánger bajo (12) CALDERÓN QUIJANO, J. A., Las fortificaciones de el dominio inglés pues, con la muerte de Carlos II Gibraltar en 1627. Sevilla, 1968, pág. 8. en 1685, la plaza hubo de ser abandonada. No (13) Cfr. RIVAS BENSUSAN, J., Asaltos a Cádiz por los obstante, ya por entonces el dominio de Inglaterra ingleses. Siglo XVI, XVII y XVIII. Cádiz, 1974. en el Mediterráneo era un hecho indiscutible. (14) Cfr. CALDERÓN QUIJANO, J. A., Ob. cit. Con la conquista de Gibraltar en 1704, los (15) SÁNCHEZ BELÉN, J, A., La presencia en el Estrecho ingleses consiguieron finalmente el soporte territorial a finales del siglo XVII, en Actas del Congreso Internacio­ estratégico que tanto deseaban. Sin duda, este nal El Estrecho de Gibraltar, tomo III., UNED, Madrid, 1989, pág. 32. hecho vino a aumentar de manera repentina el va­ (16) SARRIÁ MUÑOZ, A., Tarifa a comienzos del siglo lor geopolítico de la zona. A partir de ese momento XVIII. Una sociedad conflictiva en ia encrucijada de Gibral­ el deseo de España por recuperar el Peñón con­ tar. Andrés Sarriá, ed., Málaga, 1996.

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Almenaras en las costas de Tarifa (II)

Angel Sáez Rodríguez

LA TORRE DE GUADALMESÍ con las almenaras de Gibraltar, por la necesaria pre­ El director de fortificaciones Luis Bravo de Laguna sencia de guardas con esa función en las inmediacio­ ordenó en 1577, en el mencionado viaje de inspección nes del Cerro del centinela, dada la falta de enlace encargado por Felipe II, la construcción de una torre óptico de Guadalmesi con el Peñón (22). Su construc­ en la boca del río de Guadamecie, a donde suelen ción obedece en este caso no tanto al riesgo de des­ venir a tomar agua los enemigos, porque el mes de embarcos para efectuar saqueos como a evitar el apro- agosto no hay otra por allí, con dos guardas y dos fal- visionamiento de agua por buques enemigos, conetes para estorbarles el hacer el aguada; esta torre imposible de efectuar en pleno verano en otra parte ha de ser en la parte de Levante entre Tarifa y Gibral- de la costa. tar y sin ella no se podría responder a Gibraltar, porque La documentación de cuatro siglos ha bauti­ Tarifa está metida en la tierra un poco adentro y no zado a la torre y al río Guadalmesi con al menos siete puede ver ninguna humada de las que hiciere la costa denominaciones diferentes a la actual, siendo nombra­ de Gibraltar (21). Esta explicación tiene sentido, por dos como Guadamecil en el XVII; como Guadamesí, una parte, por la inexistencia todavía de la torre de la Guadarmesí y Gualmesí en el XVIII y, por último, figu­ Isla de las Palomas; por otra parte, y como conexión rando como Gaudalmesí y, de nuevo, guadamesí y Gualmesí en el XIX (23). Se ha pretendido que la ubi­ cación de las almenaras en la cercanía de arroyos de los que tomaran el nombre fuese una norma general. Para el caso de Tarifa es, precisamente, la excepción. Además de este caso, tal origen toponímicos sólo se cumple, de entre todas las de la provincia de Cádiz, en las del y el Guadarranque. En 1588 se ordenó su construcción, si bien se la sitúa en la punta de la Renilla (24), error de ubi­ cación cartográfica ya que terminó siendo elevada junto al río que le da nombre; en Arenilla -otro leve cabo en este tramo de costa poco sinuoso- no se hu­ biesen cumplido las funciones defensivas expresadas. Antes de que acabase el siglo la torre debía ser ya una realidad, según consta en las actas capitulares de la ciudad (25). Construida sobre un montículo inmediato a la orilla, corresponde al modelo de almenara de tiempos de los austrias. Planta circular, cuerpo cilindrico y no­ table alambor en su base, sobre plinto. Una sola es­ tancia abovedada y terrado a la barbeta abocelado. Un bocel rodea el terrado, marcando la altura del pretil. Presenta dos puertas-ventanas en su tercio superior, orientada una al sur, hacia el mar, y otra al norte, a la sierra. A principios del siglo XVII se la califica como buena torre, conviene tenga 3 soldados, ha de ser Torre de Guadalmesi. (Foto A. Sarriá) socorrida de dicho Tarifa (26), estableciéndose su do­

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tación m ilitar como en la torre de la Peña. porte de dos mil reales en 1821. Fracasado el último Intento sobre Gibraltar en Sus muros, de sillarejo, conservan restos del 1782, la frebril actividad en el Estrecho se torna tran­ enlucido que lo revestía. Su estado general es bueno, quilidad a pesar de los sinsabores de la guerra con la habiendo sufrido pérdida parcial de materiales en las República Francesa. En 1796, el mismo año del cam­ proximidades de sus dos aperturas. En la actualidad bio de alianza que realiza España al firmar el Primer enlaza por el este con la Torre del Fraile, en el término Tratado de San Ildefonso con los franceses, nuestra de Algeciras; por el oeste, con la Torre de la Isla de torre cuenta sólo con un cabo y un soldado de guarni- las Palomas.

TORRE DE LA ISLA DE LAS PALOMAS Yo dejé ordenado que hiciesen [...] otra atalaya en una isla que está delante de Tarifa que descubre a la (que se ha de hacer) en dicho Guadarnésí con otras dos guardas y sin artillería, porque está frontera de Tarifa (29) continúa explicando el visitador real. Previa­ mente dibujó el propio casco urbano como de doscien­ tas casas y flaco, Imposible de fortificar adecuadamen­ te por los padrastros que lo circundan y con la muralla algo caída. Queda mejor parada la descripción de la fortaleza, su artillería y sus vigilantes. Esta obra era de vital importancia en el com­ plejo defensivo tarifeño. Aparte de garantizar la conti­ nuación de las ahumadas que llegasen por el este o el oeste -sus enlaces ópticos son la Torre de Guadal- mesí en el Mediterráneo y la de la Peña en el Atlántico- había de constituir el punto de observación avanzado de Tarifa sobre el mar. Este punto (la isla) tiene tam­ bién ventaja de no poder ser sorprendido, pues colo­ cado en la torre un vigía inteligente puede con bastan­ te anticipación dar aviso de los buques sospechosos que se dirijan a entrar en este estrecho, así de levante como de poniente, con cuya novedad puede con tiem­ po aumentarse la guarnición de la Isla con la de la Plaza (30). La torre era ya una realidad a comienzos del XVII, construyéndose con fines más ambiciosos que las simples almenaras. Sus dimensiones así lo atesti­ guaban: casi diecisiete metros de altitud y, sobre todo, Proyecto de reforma de la Torre de la Isla de las Palomas (1798). A diez metros de diámetro en el terrado, que generaban la torre original se le había de colocar el cuerpo troncocilíndrico una superficie suficiente para algunas piezas de arti­ superior como plataforma para el fanal de señales. Finalmente se desechó la idea, adoptándose el modelo que hoy conocemos. llería de la época. Construida la piedra labrada, de figura cónica truncada (31), fue la torre más potente ción. El informe de Ramón de Villalonga de ese año del litoral tarifeño. Su estado actual corresponde a la sostiene, no obstante, que su guarnición debe constar reforma efectuada según proyecto del último año del de un sargento, un cabo y ocho soldados de infantería XVIII, cuando se le incorporó un nuevo fanal giratorio. y en ei cuerpo de guardia que está al pie de dicha to­ Entonces se le duplicó la altura para cumplir fines más rre debe haber un cabo y cuatro hombres de caballería pacíficos que aquéllos para los que fue construida. (27). Una vez más, su dotación resulta exigua para Originalmente presentaba alambor macizo en su tercio las necesidades de la defensa. inferior y pequeño plinto. Sus dos cámaras interiores Finalizada la Guerra de la Independencia, que abovedadas se comunicaban por una escalera de ca­ acabará desmantelando buena parte del conjunto de­ racol embutida en un poderoso muro -de más de cua­ fensivo de estas costas, torre y cuerpo de guardia se­ tro metros de espesor- y tenían acceso exterior por guían en pie; éste para media docena de hombres y sendas puertas-ventanas abiertas al sudeste, desafian­ aquélla, aunque con la mayor parte de sus muros en do al levante pero enfilando Ceuta y sus costas inme­ buen estado (28), precisaba de reparaciones por im­ diatas. Dos pequeños tragaluces iluminaban la esca­

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lera de caracol y un patín facilitaría el acceso por me­ tas gemelas a las anteriores en todos sus detalles. dio de una escalera, todo ello protegido por una única Ventanas, escalera de caracol, tragaluces, proporcio­ ladronera dispuesta en su vertical. El bocel corrido que nes y medidas la imitan. El segundo cuerpo, que alber­ marca al exterior el terrado de la torre sólo queda in­ ga el fanal luminoso, constituye el característico remate terrumpido por la ladronera, sobre tres ménsulas. El actual, que la eleva hasta los 29 metros. El patín ori­ parapeto se muestra al estilo moderno, ya sin almenas. ginal ha sido sustituido por una obra cubierta de acce­ A mediados del XIX presentaba revestimiento de silla­ so a la puerta de la primera estancia. res que quedaron ocultos por el enlucido (32). Desde las primeras referencias documentales TORRE DE PUNTA PALOMA que se conservan, se requiere la presencia entre la Con este nombre se designa una torre de vigía en guarnición de la torre de algún artillero. Su función de Punta Paloma, entre las ensenadas de Bolonia y Val- vigilancia había de completarse con la de refuerzo a devaqueros, desde el siglo XVIII. Es una obra tardía, la ciudad en caso de asedio o intento de desembarco no contemplada en los proyectos de construcción al­ en la Caleta o en Los Lances, las playas inmediatas. menaras que se elaboran desde la época de Felipe Así, desde principios del siglo XVII encontra­ II. Esta aparente laguna en el sistema de alerta que mos la recomendación de tener 3 guardas y un artillero intenta consolidarse desde el XVI no es tal. Punta Pa­ (33) y que, siendo muy fuerte y buena, convendría loma no tiene suficiente proyección sobre el mar para mucho hubiere dos medias culebrinas y un sacre, su impedir el enlace óptico entre la Isla de las Palomas artillero, tres soldados, quintal y medio de pólvora, 20 y Cabo de Gracia, por lo que las ahumadas se reali­ balas para cada pieza, 4 mosquetes, algunas libras zaban directamente entre las torres construidas en de balas para ellos, 3 arrovas de cuerda, 2 medias ambos puntos desde el comienzo del XVII al menos. picas y demás pertrechos a la artillería pertenecientes, Por otra parte, la transmisión de la alarma podía rea­ porque esta torre importa mucho para la guardia de lizarse por el interior, dada la conexión existente entre la ciudad (34). Vejer de la Frontera y los puntos de señales interiores En 1691, en contraste con la pobre guarnición que por la Janda conectan con el Campo de Gibraltar de Gibraltar que habría de costar en breve su pérdida (las mencionadas torres del Pedregoso, el Rayo y a manos inglesas, nuestra torre contaba con cinco Monte Ahumada). hambres de dotación. Se la seguía considerando im­ Contamos con información de 1796, fecha en prescindible para el buen resguardo de Tarifa, por lo que se encontraba desocupada, cuando se considera­ que respeto de lo inexpugnable delta, será de gran ba que habían de formar su guarnición un cabo y 4 consequencia la fávrica de un fuerte Real capaz de hombres de infantería (37). No obstante, su historia artillería para resguardo de los desembarcos de po­ fue breve. En el cambio del siglo acabó derribada por niente y levante (35). Esta preocupación será constan­ efecto del oleaje, que habría socavado sus cimientos, te hasta que se dote a la Isla de las baterías y demás lo que nos indica no tanto su proximidad a la orilla - instalaciones precisas para su adecuada defensa. de donde distaban 130 metros, en medio de unas Hasta que el Ejército acabó asumiendo el huertas- como su escasa elevación sobre el nivel del mantenimiento del puesto como instalación militar que mar (38). Volvemos a encontrar la relación de la torre era, correspondió al cabildo tarifeño el sufragar los de vigilancia con las tierras de labor que completaban gastos del salario para sus torreros. Resulta curioso la escasa soldada de los torreros. Debieron concurrir que la vigilancia de este enclave, a pesar de la inme­ circunstancias que desconocemos -como ocurre con diatez de la población, resultase de los más peligrosos. su descripción- para que fuese construida en lugar tan Podría ocurrir que un fuerte temporal impidiese su vulnerable, contándose con alternativas más ventajo­ comunicación con el continente, dificultando los sumi­ sas a escasos metros, en las estribaciones de la Sierra nistros de agua y alimentos (36). de San Bartolomé. La litología arenosa de Punta Pa­ Las dos medias culebrinas y el sacre de 1618 se ha­ loma debe estar relacionada con este acontecimiento, bían convertido en 1796 en otros tres cañones de ya que haría sumamente difícil la consolidación de grueso calibre. En 1833, sin embargo, sólo se mencio­ unos cimientos firmes. Semejante final han sufrido na el emplazamiento adecuado para tres cañones, numerosa obras de fortificación, diseñadas contra el que ya no estaban montados. ataque del hombre pero inútiles ante el empuje de la La reforma prevista en 1799 se ejecutó con naturaleza. Es el caso de la Torre del Espolón, al su­ retraso. El primer proyecto contemplaban tan sólo la deste de la Villa Vieja de Algeciras; de la onubense añadidura de un pequeño cuerpo sobre el terrado, Torre de la Higuera ; de Torre Quebrada, en el Guadia- pero el definitivo fue mucho más contundente. Se le ro, lindando con el Reino de Granada; o Torre Redon­ sumaron dos cuerpos más: el primero, sumamente da, Chiquita o del Conilejo, toda ellos, nombre para respetuoso con la obra primitiva, creó dos nuevas plan­ una misma almenara arrasada por el maremoto de

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1755 en Conil. Sin embargo, la que nos ocupa debió ser obra débil, muy diferente de las restantes que se reflejan en este trabajo, porque dos decenios después de su pérdida no quedaban restos de su emplazamien­ to. En 1823 leemos que en la Punta de Paloma hubo en otro tiempo una torre que al fin se abandonó, de que sólo hay noticia y, en 1826 que en el día ya no existe de ella ni aun sus fragmentos. Aunque no se la había considerado imprescin­ dible durante siglos ante de su construcción, una vez integrada en el sistema de señales se achacaba en 1815 a su falta el que esta parte de costa no quedaba bien descubierta ni podían proseguirse las señales. La solución adoptada fue, lejos de erigir una nueva torre, la colocación en una altura distante media legua de ella una vigía con un asta bandera en la que resi­ dían 2 torreros y de este modo quedó la comunicación expedita (39). La cartografía al uso durante el siglo XIX con­ tinúa situando Punta y Torre Paloma o viceversa como elemento geográfico de referencia indisolublemente ligados, trasmitiendo la impresión errónea de que el edificio se mantuviese aún en pie (40). La confusión se explica por la casilla de carabinero que ocupó su lugar, si bien consiguió referenciándose como anterior­ mente se hiciera. La rica documentación militar que revisa una y otra vez el estado de defensa de estas costas insiste, para la ensenada de Valdevaqueros, a levante de Pun­ ta Paloma, en la existencia de otros medios de vigilan­ Torre de Cabo de Gracia. cia alternativos a la torre referida. Así, considerándo­ sela cala de buen fondeadero, se construyeron dos cuerpos de guardia, uno de infantería y otro de caba­ llería, en esta ensenada. Éste existía ya en 1796 con TORRE DE CABO DE GRACIA un cabo y tres soldados con sus caballos, resultando Esta almenara ostenta un par de privilegios entre las incapaz para los siete soldados que habían de guar­ tarifeñas: es la única reformada para su reutilización necerlo según la memoria presentada por Ramón de y a recibido más denominaciones, de diferente origen, Villalonga. que ninguna otra. Pero las inclemencias del tiempo y la poca En 1990 sufrió una radical restauración por atención prestada a su mantenimiento hicieron que en iniciativa del M.O.P.U., lo que impidió el avance del 1826 estuviese ya abandonado y en ruina (41). Por deterioro que venía sufriendo al quebrarse por el muro esos años, el de infantería necesitaba empedrar su debilitado por la caja de escalera. Este proceso es suelo, hacer los tablados del dormitorio y cubrirlos frecuente entre las torres de almenara, ya que su enor­ todos de nuevo, mientras que el de caballería precisa­ me solidez concentra los resquebrajamiento, que se ba renovarle toda su cubierta dándole antes a sus pa­ producen, en los muros debilitados por vanos o esca­ redes una vara más de alto, rehacer su pavimento, leras embutidas, como es este caso. Es el mismo pro­ tablados y pesebre, con algunos recalzos y demás ceso ocurrido en las torres de Botafuegos (Los Ba­ consiguientes. Nada novedoso, a juzgar por el resto rrios), Quebrada (San Roque) y El Rayo (Tarifa), de los casos expuestos (42). Algunos documentos fracturadas por sus vanos o del Pedregoso (Tarifa) y mencionan una Torre de Valdevaqueros de Casa de del Tajo (Barbate) hundidas por la escalera. La coloni­ Porro o de Carabinero de Porros en alusión al torreón zación de plantas es otra causa frecuente de deterioro, cuadrangular adosado a un pequeño edificio aún exis­ especialmente acebuche (Torre del Arroyo del Lobo, tente en las inmediaciones de Casa de Porro (43), en Algeciras), lentisco (Torre del Pedregoso) e higuera triste heredero de la magnificencia de las almenaras (Torre de Roche, en Conil). estudiadas. Construida según el modelo que vimos en la

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Torre de Guadalmesí, es cilindrica con alambor, acceso mejores torres aquí estudiadas y más próxima a la de por una única puerta-ventana y una estancia aboveda­ Punta Paloma. da. Se accede al terrado, que cuenta con antepecho a la barbeta, por una escalera de caracol Inscrita en OTRAS TORRES TARIFEÑAS el muro. Obra de sillarejo, conserva las ménsulas de Posiblemente existieran a lo largo del tiempo otras su único matacán en la vertical de su acceso (44). Su torres en las costas tarifeñas al margen de las expues­ perfil tradicional ha quedado alterado por la instalación tas. La arriesgada existencia de sus moradores por la de la linterna del faro y una moderna escalera de ca­ presión pirática o corsaria llevaría a la construcción racol exenta, en hormigón. de torreones, al estilo de los mencionados en Punta Su nomenclatura es variadísima: desde Torre Paloma y Cabo de Plata para su protección. Son obras de Cabo de Gracia, su nombre más pertinente, a Faro de menor entidad que las erigidas por la Real Hacien­ de Camarinal, el último neologismo, ha sido llamada da y sostenidas con fondos públicos, pero que en prác­ Vieja -en contraposición a la Nueva o de Cabo de Bo­ tica multiplicaban los puntos de vigilancia y defensa lonia y del Ancón de Bolonia. Alusiones a todos los del territorio. Algunos quedarían integrados en el sis­ accidentes de relieve más o menos inmediatos. tema de alerta, como se ha explicado. Suelen ser Es la tercera torre ordenada construir por Bra­ construcciones modesta, poco pretenciosas, ligadas vo de Laguna en 1577 en Tarifa, en el cabo que llaman en ocasiones a la propia vivienda como reducto forti­ de enmedio que responde a la isla (45). Existía en los ficado en caso de necesidad. Su existencia es tradicio­ primeros años del XVII y se proyectaba artillarla, do­ nal desde la Antigüedad en tierras fronterizas e inse­ tándola de tres guardas y un artillero (46). Han de te­ guras. Sin grandes medios para repeler una agresión, ner la mesma artillería que se dice en la relación de los pobladores del lugar podían hacerse fuertes en las torres de Sant Lucar al cabo de Santa María, es ella mientras recibían ayuda armada desde la guarni­ decir, como torre ordinaria, había de contar con un ción más próxima (52). sacre de 15 quintales y un falcón, cuatro hombres para Ciertos documentos señalan la existencia de que puedan hacer la guardia y velar de noche (47). algunas de estas torres que, a falta de mayor concre­ Sin embargo no se la llegó a dotar de cañón, siendo ción, no podemos detallar por el momento. Es el caso su guarnición al finalizar al siglo XVIII de un cabo y de la Torre Arruinada de Bolonia que señala Francisco cuatro soldados de infantería. Posteriormente se la Coello en su mapa de 1868, o la de Barranco Hondo dotó de un cuerpo de guardia en una choza de piedra datada a comienzo del siglo XVII (53). en seco para alojamiento de sus ocupantes (48). Finalmente, la impermeabilización de la costa Esta torre conectaba por el este con la Isla se conseguiría con la instalación de cuerpos de guar­ de las Palomas (Salvo durante el siglo XVIII, que lo dias en los puntos más ocultos desde las torres. Aparte hizo con la de Punta Paloma); por el oeste, con Torre de las mencionadas hubo uno de infantería en Arenilla Nueva o del Cabo de Plata. y otro de caballería e infantería en Bolonia, las más de las veces desasistidos. Este último a la orilla de TORRE DEL CABO DE PLATA una pequeña rada y enmedio de las ruinas de una Era la última torre tarifeña por el oeste, enlazada óp­ antigua población. ticamente con la anterior y con ia Torre de Zahara. Este importante fondeadero sería también ob­ Recibe el apelativo de Nueva por contraste con la Vieja jeto del resguardo procurado por la batería del Ancón o de Gracia. Cuando aquella ya cumplía misiones de de Bolonia, Fuerte de Bolonia o Fuerte de Camarinal, vigilancia litoral, en la Caleta de Cabo de Plata se dis­ que son los diferentes nombres que recibió a lo largo ponían dos guardas con tal función (49) -como quedó de su corta existencia. Construida en los años iniciales indicado para los tramos de costa sin obra de defensa- del XIX como una batería a la barbeta, era capaz de cuatro cañones de 24 libras con el equipamiento habi­ Obra posiblemente del siglo XVIII, al finalizar tual para servidores y material. Los ingleses la tomaron el siglo tenía la dotación habitual del momento (una en 1808, arrojando su artillería al escarpado de su escuadra de infantería bajo el mando de un cabo) y frente y volando parcialmente sus instalaciones por contaba con un cuerpo de guardia con doce hombres. la molestia que les causaba. En 1821 se presupues­ En 1821 precisaba de 2500 reales para su reparación taba su reparación en 250.000 reales, respetable can­ y uso. tidad que da ¡dea de su deterioro. Aún así, se aconseja El Derrotero General del Mediterráneo (50), su reconstrucción por las innegables ventajas que pro­ obra muy fidedigna, ya no la mencionada en 1883, porcionaría este punto fuerte: defender la ensenada siendo muy imprecisas las fuentes respecto a su his­ y cala de Bolonia de los desembarcos enemigos, pres­ toria (51). Sería obra de figura cuadrada de siete me­ tar cobertura a los mercantes acosados y activar el tros y medio de lado característica diferente de las comercio de las poblaciones de la costa (54). El pro­

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yecto, una vez más, no se vería hecho realidad. menzar el siglo XVII, sus 3 guardas percibían 35 reales men­ suales y el artillero 7 ducados, el mismo sueldo que en otros REFERENCIAS puesto de costa de Tarifa. Como se indicó, estas cifras que­ (21) Ídem. Nota 2, pág. 60. daban por debajo de las habituales en los términos de Gibral­ (22) El Cerro de las Hermanlllas y el Pico Canillas, al norte tar, Conil o Vejer. del Cerro del Centinela, dan vista a la Bahía de Algeciras y (37) Idem. Nota 27, folio 20 v. constituyen las máximas elevaciones -alrededor de 300 me­ (38) PÍO DE LA CRUZ, J „ y ESPERANZA, A., (copia de SIE­ tros- en la parte más próxima de la costa. El sugerente nombre RRA, J.), memoria descriptiva de la posición militar del Campo de la última sugiere la ubicación de algún puesto más o menos de Gibraltar según existía en su mejor estado de defensa y permanente de observación, a falta de atalayas de obras. No del modo que se halla I indicación de las obras más urgentes debió ser el único en lugares tan falto de protección como para proteger nuestros buques mercantes e impedir el contra­ importantes estratégicamente. Así, la Ahumada, en la sierra bando, Servicio Histórico Militar, Rollo 35, Doct2. núm. 3799, del Cabrito, parece corroborar esta hipótesis de trabajo. Por Algeciras, 1826. otra parte, la continuación de las señales entre Tarifa y Gibral- (39) Reconocimiento de la costa de levante de Cádiz hasta tar sólo quedará garantizada con la construcción, al menos, el confín de la de Granada, Servicio Histórico Militar, rollo 34, de las torres del Fraile y de Punta Carnero. Tenemos noticias Doct2. núm. 845, 1815, folio 11. de la existencia de aquella en 1662 y de esta ya en 1618. (40) Véase como ejemplo MONTOJO, José, Plano de los Ca­ (23) CUESTA ESTÉVEZ, G.,en notas sobre microtoponimia bezos e isla de Tarifa, 1871 o cualquiera de los múltiples ma­ del término de Tarifa, Almoraima, Vol. 9, Mancomunidad de pas de la zona del Servicio Geográfico del Ejército como el Municipios del Campo de Gibraltar, Algeciras 1993, págs. 115- de referencia núm. 570, de 1877. 116, aborda el estudio de algunas de estas y otras denomina­ (41) Idem. Nota 38. ciones. (42) Idem. Nota 31, folio 64. (24) APARICI, J., Costa de Andalucía, copia de cédula de 1588 realizada en Simancas en 1849, Servicio Histórico militar, (43) Al sudeste de Casa de Porro, denominada Casa de la rollo 1, Doct2 núm. 561, fol. 93. Torre, hoja 2-2, escala: 1/25.000, Instituto Geográfico Nacional (25) Archivo municipal de Tarifa, Tomo 1, fol. 150 v.,1599. SECEG, M.O.P.U., 1987, frente al Camping Torre de la Peña (26) Idem. Nota 16. II. (27) VILLALONGA Ramón de, Servicio Histórico Militar, Rollo (44) Véase el análisis de su restauración en VALDECANTOS 35, Doct2. núm. 949, folio 20. DEMA, R., La reciente restauración de torres de vigía en el (28) Plano de la Costa que comprende el distrito de la Coman­ litoral gaditano: del respeto ocioso al utilitarismo mixtificador, dancia General del Campo de Gibraltar, en el que se demar­ en Estudios de Historia y de Arqueología Medievales, vol. X, can los Fuertes y Puestos existentes y demolidos y la torres Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994. de Vigía que tiene e de estas las que solo deben ocuparse (45) Idem. Nota 2. en el dia para comunicación, Servicio Histórico Militar, Sevilla, (46) Idem. Nota 5, fol., 4 36 v. 1826. (47) Relación de las torres que aparece haber menester desde (29) Idem. Nota 2. fin del estrecho la vuelta de Poniente, Archivo General de (30) MEDRANO, Lorenzo y PÉREZ Juan, Discurso y proyecto Simancas, Doct2., G.A.155, en CALDERÓN QUIJANO J. A., sobre las defensas de la Plaza de Tarifa, Servicio Histórico y otros, Cartografía militar y marítima de Cádiz (1513-1878), Militar, Rollo 34, Doct2. núm. 3740, Tarifa, 1818, fol. 4 v. Escuela de Estudios Hispánicos, C.S.I.C., Diputación Provincial (31) SIERRA, Joseph de, Visita de las plazas, castillos, puertos de Cádiz y otros, Sevilla, 1978, figura 8. fortificados, torres de costa y edificios afectos en que se ma­ (48) Idem. Nota 19, folio 5. nifiesta su situación, estado e importancia con las observacio­ (49) Idem. Nota 45. nes que esto ofrece, Servicio Histórico Militar, Rollo 32, 1833. (50) MURGA Y MUGARTEGUI, Gonzalo de y CARRASCO (32) MADOZ, R, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico Y GUISASOLA, Francisco, Derrotero General del Mediterrá­ de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850), voz neo, vol., I, Dirección de Hidrografía, Madrid 1883, pág., 94 Tarifa, Nueva edición de la parte correspondiente a la Provincia lám., 1. de Cádiz, por CORZO SÁNCHEZ, R„ y TOSCANO SAN GIL, (51) Para el caso que nos ocupa encontramos un típico ejem­ M., Caja de Ahorros de Cádiz, Cádiz, 1987. plo de documentación histórica poco fiable, como ocurre con (33) Idem. Nota 5. la (34) Idem. Nota 16. Memoria que hace relación y clasificación de las plazas... (35) SZMOLKA CLARÉS, J., La seguridad del Estrecho a fi­ (Véase nota núm. 14) que confunde la secuencia de las torres nales del siglo XVII según una consulta del Consejo de Cas­ Nuevas y Viejas de Tarifa, dando a una las características de tillo. Las defensas de la ciudad de Tarifa, Almoraima, Revista la otra. El mismo documento equivoca las características de de Estudios Campogibraltareños, vol., 9, Mancomunidad de la torre de Punta Carnero, asignándole peculiaridades de la Municipios del Campo de Gibraltar, Algeciras, 1993, pág., 246. de San García, como su planta circular. (36) Idem. Nota 9, pág., 315. En opinión de SARRIÁ MUÑOZ, (52) Tito Livio (libro XXI1-19) cuenta que España tiene en lu­ este hecho llegaría a dificultar especialmente el reclutamiento gares altos emplazadas muchas torres, usadas como atalaya de torreros para esta torre, por lo que el desempeño del pues­ y defensas contra ladrones. to estaría mejor pagado que en otros casos -4 reales y medio (53) Idem. Nota 5, folio 4 37. en vez de 3 lo habitual en el siglo XVIII-. No obstante, al co­ (54) Idem. Nota 39, folio 9 v.

25 PERSONAJE TARIFENO ALJARANDA

Luis Fernández

l personaje que traemos hoy a nuestra Re­ división, y en el Avignon, pero no vieron el fruto vista, es uno de esos tarifeños conocidos deseado. Por fin puede fichar con el equipo que E internacionalmente, en el caso de nuestro paisano,marcaría su vida deportiva: el París-Saint-Germain, por su profesionalidad en el mundo de fútbol. un equipo al que Luis ha contribuido, en muy mucho, Luis Fernández Toledo, nace en la tarifeña a adornar sus vitrinas con numerosísimos trofeos; calle de las Parras, el Copa de Francia, viernes 2 de octubre Eurocopa, preci­ de 1959. Su padre era samente en esa transportista, y tenía ocasión jugando que mantener a seis contra España, hijos, con lo que del que era finalista. camión de su propie­ D e sp ué s dad sacaba dando de una intensa portes. Así que en el vida como juga­ año 1961, Juan Fer­ dor, el tarifeño nández Serrano y Ana Luis Fernández Toledo Araujo cogen su continua su tra­ prole y emigran a yectoria deportiva Barcelona. de entrenador, Corría el año dos temporadas 1966, el 2 de febrero en el N ante y cuando en la Ciudad otras dos en el Condal fallece su pa­ París-Saint- dre, quedando su ma­ Germain, para el dre sola y con seis hi­ que últimamente jos a su cargo, así que ha conseguido la vuelta a emigrar, en Recopa, avala su este caso a Francia profesionalidad. donde tenía familiares, Últimamente y también tarifeños, que hace tan sólo una por diversas circuns­ semana, nuestro tancias vivían en el paisano ha fi­ vecino país. chado como en­ Estudió en la trenador, en el escuela francesa hasta equipo español los 16 años, luego Athetic Club de trabajó durante un Bilbao, al que di­ tiempo como ayudante rigirá durante las electricista, ya que Luis Fernández Toledo. dos próximas había que arrimar el temporadas. hombro a una casa de familia numerosa. Un tarifeño que, aunque su deseo hubiese Sería La Mangueta en la provincia de Lyon sido venir a un equipo andaluz, ha conseguido su primer equipo de fútbol en plan serio, pues Luis, regresar a su país de origen entrenando a un equipo como cualquier chiquillo, ya le daba al esférico en del norte. el colegio. El San Priece seguiría su carrera futbo­ Desde estas líneas deseamos muchos éxitos lística, haciendo prueba en el Nanci, de primera a este tarifeño internacional.

26 ALJARANDA CREACIÓN LITERARIA

III Premio de Poesía Luz'96

ROJO Y AZUL ( Io Premio)

Emergeremos en un solo de luz, en un solo de mar:

ahogados en un solo sangrar del qué no brotará más dolor; rotos en un solo pedazo de piedra al cuello de la desesperanza, que se hunde; extinguidos en un solo adiós desde los escombrosos extramuros de la pena, que se olvida; y unidos, unidos...

Emergeremos en un solo de luz, en un solo de mar. Emergeremos.

Emilio Pérez Gallego

TUS MANOS (2o Premio) A UN AMIGO DE TARIFA (3o Premio) Miro tus manos. Admiro la forma en que se mueven. El busto hacia adelante Seco tus lágrimas un bronce retorcido y beso un recuerdo entre tu pelo. como viejo y añoso chaparro colosal. Abro tu pecho y vuelan, Raíz alta, en la cumbre, sorprendidas, dos mariposas. parece que domina la curva de la estrella Tú no me miras, pero me ves y el viento huracanado que tuerce el manillar... entre tus brazos. Hace frío, De sus manos, mucho frío en los cristales. la bicicleta escapa remontando la cuesta... Dos, quizás tres, copos de mar Y al cruzar nuestra calle, se alojan en tu seno. los murmullos se escuchan sin agravios: Tengo extendida una mano ¡ se nos viene el levante, a lo largo de tu espalda ya ha remontado en vuelo nuestro amigo y un temblor te recorre su velero vacío! entera. El cielo se sacude ¡ ya dobla la cintura y se cimbrea y un relámpago brota de la acera. al alcanzar la esquina ! A tus pies florece una península Y, en el aire, y se adentra en el océano como brisa\ feliz, su misma historia: de tu cuerpo. Otro relámpago. i Dos mil duros y un traje por mi niña de luto ! La calle se está cubriendo Y, a su paso, de recuerdos, de nuevo recordamos el relato mojados, ávidos, tensos. de nuestro común amigo de Tarifa...

Gaspar Cuesta Eslévez Jesús Sobrado Castellano

27 CREACIÓN LITERARIA ALJARANDA

Monólogo de un loco

José Araújo Balongo

Siendo yo muy niño, aquí, en Tarifa, vi como sacaban a un hombre de su casa, inmobilizado de pies y manos de una extraña manera, con el cuerpo embutido en algo que luego supe que era una camisa de fuerza. También supe luego que los hombres forzudos que a duras penas lograron meterlo dentro de una ambulancia eran loqueros y que lo conducirían a un manicomio. La imagen de aquel loco, con la cara descompuesta y cubierta de sudor, mocos y babas, los ojos desorbitados, las palabras que farfullaba a gritos, su resistencia y su desesperación, me quedaron para siempre en la memoria como grabadas a fuego. Este monólogo no es más que fruto de mi imaginación, inspirado en la impresión terrible que me produjo aquella patética, lejana y horrorosa escena.

levo tres días ingresado aquí. Lo hicieron en ban ojo. Me vestí y calcé con un pijama y unas za­ contra de mi voluntad. Para trasladarme desde patillas que me dieron. Sentado en una silla, resig­ L mi pueblo, un par de hombres forzudos de bata nado y hasta cierto punto tranquilo esperé aconteci­ blanca me inmovilizaron primero para luego colocar­ mientos. Los gorilas no se apartaban de mí. Al poco me la camisa de fuerza. Después me introdujeron entró una enfermera que me traía leche fresca en en la ambulancia, donde me tumbaron sobre una un vaso de plástico y un par de madalenas. La le­ camilla y me sujetaron con correas. Toda esta ma­ che la bebí con avidez; tenía la boca seca. No pro­ niobra me había excitado tanto que sudaba y tem­ bé las madalenas. De aquella noche ya no recuerdo blaba y me ahogaba. Los atados de la camisa de nada más; algo me darían con la leche de efecto fuerza y las correas que me sujetaban a la camilla inmediato. A la mañana siguiente otra enfermera me oprimían mi pecho. Respiraba ansiosamente; con condujo al comedor para desayunar; es grande el hambre de aire. Aquellos hombres iban sentados comedor y estaba casi lleno de residentes; hombres cerca de mis pies, sobre unos taburetes adosados y mujeres marcados por la locura o la estupidez. a la carrocería de la ambulancia; hablaban de goles, Algunas de estas personas hablaban animadamen­ jugadores y partidos de fútbol; indiferentes a mi per­ te, otras monologaban con incoherencia, las más sona. Las gotas de sudor que brotaban de mi frente permanecían calladas y ensimismadas. Después y mi cara corrían cosquilleantes hasta mis labios; del desayuno vinieron los reconocimientos, pruebas, las recogí con la lengua y supe de su sabor salobre. entrevistas y demás, en los que quienes las hacían Tenía sed. Pedí agua, pero no me hicieron caso. tomaban nota con aspecto grave y sin hacerme nin­ Una mosca se posó sobre el párpado de mi ojo iz­ gún comentario; deduje que estaban rellenando mi quierdo y me picó en el lagrimal; agité la cabeza (la ficha, clasificándome. Estos tres días han sido un única parte de mi cuerpo que podía mover) para ir y venir de una dependencia a otra y de uno a otro espantarla, pero volvía una vez y otra a martirizar­ especialista. Hoy, esta mañana, me han dejado tran­ me; parecía como si fuera consciente de mi impo­ quilo; espero que dure. Y aquí estoy, sentado en un tencia. Planeé una estratagema para librarme de banco del jardín. Solo. Vigilado, pero solo. Cerca ella: dejé la cabeza quieta y que recorriera mi cara, de mí, en otros bancos, hay más gente sentada; hasta que estuvo cerca de mis labios y, con un rá­ otros pasean por los caminos enarenados que ser­ pido movimiento, la apresé entre ellos espachurrán­ pentean entre los jardines; algunos se ven recosta­ dola; luego la escupí con repugnancia. No sé cuánto dos sobre los altos muros que rodean todo el con­ duró el viaje desde mi pueblo hasta el manicomio; junto del Psiquiátrico, como lagartos gigantes al sol por lo incómodo, el tiempo se me hizo interminable. de la mañana. Cuanto me rodea, en contra de su Me llevaron a una habitación donde hicieron que apariencia de serenidad y placidez, me desazona me desnudara del todo; tuve que quitarme incluso y deprime. ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué he sido los calzoncillos y los calcetines. No opuse resistencia apartado de mi entorno habitual? ¿Qué peligro pue­ porque sabía que no valdría de nada: los dos gorilas do representar para ser recluido si nunca hice ni de bata blanca, que seguían conmigo, no me quita­ intenté hacer mal a nadie? Aquí solo pueden conse-

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guir que cambie de comportamiento, que la deses­ de inmorales; de gentecilla innoble, sin propia esti­ peración pueda llevarme a la violencia; a la violencia mación; de reidores de gracia de sal gorda; adora­ contra las cosas, contra los otros o contra mí mismo. dores reverenciales del mal gusto, con bisagras en­ Yo, tan pacífico siempre, que soporté injusticias sin grasadas para las fáciles genuflexiones; caterva de mala ralea, sin personalidad ni prestigio, envidiosos, falsos, protervos, miserables; dis­ puestos a atacar a quien destaque y a despreciar cuanto ignoran. Debieron intuir que mis silencios y medias sonrisas, más que mis pala­ bras porque bien poco hablo desde hace tiempo, podían ponerlos en evidencia, des­ enmascararlos. Bien; ya es­ tarán tranquilos. Pero más censurable ha sido todavía la conducta de los indiferentes; de los que, pudiendo hacerlo, no han movido ni un dedo para evitar mi destierro. También ellos, por omisión, son cómplices culpables de la injusticia que se ha cometido conmigo; su cobardía los in­ volucra. No hubo nadie que se comprometiera a mi favor. ¡Qué solo me siento! Solo de la peor de las soledades; de la soledad compañera del que le van mal las cosas; la so­ ledad de Cristo camino del Calvario, vendido por Judas, negado por Pedro, abando­ nado por su padre... ¿Dónde estaban los que decían ser mis amigos, las mujeres que me juraron amor, los parientes que llevan mi sangre...? Na­ die. Cuando de verdad lo necesitas no tienes a nadie. Siempre fue igual y esto no protestar, humillaciones sin rebelarme. Yo que son­ hay quien lo cambie. A este convencimiento he lle­ reía despreciativamente ante el poderoso en el ejer­ gado después de no tener ya 56 años; porque es cicio de su poder, viendo como se agrandaba mi falso decir que se tiene la edad del tiempo transcu­ estatura moral en la misma medida en que se em­ rrido desde el nacimiento hasta el presente, por eso pequeñecía la del tirano. Tal vez por eso estoy aquí; digo que ya no tengo 56 años. Con esa cifra sólo debía ser molesta mi presencia, o más que mi pre­ se mide el tiempo pasado; algo que no tiene marcha sencia mi actitud. Yo no encajaba en aquella especie atrás ni rectificación posible. Lo que fue, fue; y ya de corte de medio pelo que es mi pueblo, plagada no tiene remedio, ni para bien ni para mal. A pesar de bufones, lame culos y corruptos; de mediocres, de todo, de nada me arrepiento; ni siquiera de mi

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ingenuidad, de esa ingenuidad que me hizo vulne­ acuerdo con el diagnóstico; y que me digan que rable a la mentira. Me han engañado desde los púl- ningún loco reconoce estarlo no me vale. Dicen que pitos y desde las tribunas políticas; de modo que la sociedad tiene que defenderse, y para ello dicta no quiero que me cuenten más cuentos, poque a leyes; pero la sociedad está dirigida por los podero­ mí, como a León Felipe, me han contado ya todos sos y sus cómplices, por eso las leyes no son más los cuentos. Cada vez creo en menos cosas y he que la coartada legal para que la minoría se impon­ perdido definitivamente la esperanza. Aquí estoy, ga sobre la mayoría. Y ellos mismos saben (no son capturado y vendecido, anulado; esperando a la tontos; son malvados pero no son tontos) que la muerte liberadora. Yo debí haberme suicidado a los sociedad es injusta, pero como beneficia a los que 24 años, fecha de mi primera gran crisis; pero toda­ tienen cerdas en el corazón tratan de perpetuarla. vía entonces creí posible recuperar la ilusión pasado A veces hacen alguna concesión en lo anecdótico algún tiempo. No fue así. Dicen que el tiempo todo para que nada cambie en lo fundamental. Es su tác­ lo cura, pero no en mi caso. Tal vez por eso, cuando tica y les va bien; pero no todos nos dejamos enga­ ya no tuve 38 años, se me desencadenó la crisis ñar. Y como hay dos modos de protestar, uno de total, la que les ha servido a ellos de justificación manera violenta y contraviniendo leyes, y otro de para estar donde estoy y como estoy, aquí clasifica­ manera pacífica y sutil, para los primeros se inven­ do, almacenado, suprimido, ignorado...Me dijeron taron las cárceles y para los segundos los manico­ que me internaban para curarme. ¿Para curarme mios. Desde luego que no piensen que voy a estar de qué? ¿Del dolorido sentir? ¿De mi inconformis­ aquí mucho tiempo; antes muerto. Prefiero la muerte mo? No; no quiero que me curen de eso. Que me a esto y algún modo encontraré para quitarme la dejen así. Me niego a formar parte de la manada. vida. Ahora sólo me preocupa lo que puedan hacer Prefiero, aunque solo sea con la imaginación, volar con mi cadáver; no quiero tumba ni lápida, ni duelo en solitario, como la águilas. En manada van las ni funeral; no quiero coronas ni ramos de flores; no ovejas o los cerdos y todos los animales que se de­ quiero llantos. Si pudiera elegir, preferiría que arro­ jan conducir. A mí me gusta ir contra corriente; ir a jaran mi cuerpo por un barranco para que sirviera favor de la corriente es lo más fácil; sólo hay que de alimento a los buitres. Y cuando ya mis huesos dejarse llevar no importa a dónde. Pero a mí sí me estuvieran bien limpios y calcinados por el sol, que importa el final del recorrido, y tengo comprobado alguien los recogiera y los tirara al mar en un lugar que los caminos fáciles no suelen llevar a lugares profundo para que el tiempo los cubra de escaramu­ interesantes. Que me dejen con lo que los otros ca­ jos y se integren y confundan con los roquedales lifican como mi locura. Naturalmente no estoy de del fondo por los siglos de los siglos.

\ ALJARANDA está abierta y al mismo tiempo solicita colaboración a todos cuantos autores e investigadores tienen como objeto de estudio la Ciudad y Campo de Tarifa, en sus más diversas especialidades (Historio, Geografía, Ciencia, Patrimonio, Folklore, Arfe, Tradiciones), sin olvidarnos d e la creación literaria,

Los artículos pueden ser remitidos a: Consejo de Redacción. Revista ALJARANDA. Excmo. Ayuntamiento de Tarifa. Plaza de Santa María n° 3. 11380 TARIFA (Cádiz).

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30 HACE DOSCIENTOS ANOS

El estado del Arroyo

Los desagües de inmundicias en Tarifa siempre ha sido una fuente de problemas, (Foto I. Sena.)

En el año 1796 uno de los problemas Arroyo, calle principal del pueblo que lo atraviesa de principales con los que se enfrentaban los tarifeños parte a parte es un depósito lo más terrible de cuantas y sus autoridades era el mal estado en que se porquerías e inmundicias son dables, impidiendo en encontraba el arroyo, que atravesaba el centro de el invierno el curso de las aguas, originando las la población, y de los graves problemas que inundaciones tan frecuentes que se experimentan ocasionaba. con tan grave perjuicio de los vecinos, haciendo En el Cabildo del 7 de abril de ese año se intolerable su putrefacción y mal olfato en todo el exponía un informe que reflejada gravedad del pueblo. problema: Es notorio que el común de los vecinos Es verosímil que lo expuesto es la causa de por lo general es paupérrimo que por esta causa, y la plaga de mosquitos que se experimenta, de los la estrechez del recinto viven apiñadas en sus males cutáneos tan comunes y del mal de Lázaro habitaciones, pues un pequeño cuarto es la morada que hay con tanta abundancia, que a no ser por la de una familia, con la circunstancia de estar situado providencia de los levantes que limpia la atmósfera el pueblo en la unión de dos colinas, siendo su calle de multitud de partículas, sería muy frecuente la principal desagüe de toda la inmundicia de él, y en peste [...] tiempo de invierno una acogida de porción de agua terrible de los montes inmediatos. Sus calles en lo general angostísimas están mal empedradas, [...] El (Datos tomados del Archivo Municipal de Tarifa)

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Plaza de San Hiscio

Manuel Liaño Rivera

Conocida popuiarmante como A ellos se deben la denominación de PLAZOLETA DEL PERULERO en conm em oración las calles que desembocan en ella, pués el de Don Juan Fernández de Riofrio, indiano del p u e b lo las d e n o m in ó LORITO ALTO, (ver Perú y ben efa cto r de las iglesias tarifeñas, el AUARANDA, núm. 11) y LORITO BAJO, la actual cual poseía casa solariega en dicha Plaza. CALLE DEL LORITO, por lo cual confluía el pueble Acostumbraba a traer pájaros exóticos llano desde el BARRIO DE SAN MATEO, a través de allende los mares y exponerlos en su del CALLEJÓN DEL TRIGO (hoy desaparecido), fachada para público solaz de todos los para la contemplación de tan exóticas aves tarifeños. parlantes.