el ¨ ARP – Sociedad para el Avance escéptico del Pensamiento Crítico La revista para el fomento de la razón y la ciencia PRESIDENTE DIRECCIÓN Félix Ares de Blas Félix Ares de Blas VICEPRESIDENTE CONSEJO DE REDACCIÓN José Mª Bello Diéguez Julio Arrieta SECRETARIA Javier E. Armentia Luisa Martínez González José Mª Bello Diéguez Pedro Luis Gómez Barrondo TESORERO Borja Marcos Ibon Gabriel Basterretxea Hernández COLABORADORES CORRECCIÓN DIRECTOR EJECUTIVO José Luis Calvo Pedro Luis Gómez Barrondo Alfonso López Borgoñoz VOCALES Sergio López Borgoñoz Teresa González de la Fe Carlos Tellería Borja Marcos SECCIONES Víctor R. Ruiz Primer Contacto, Alfonso López Borgoñoz Juan Soler Enfedaque Mundo Escéptico, Sergio López Borgoñoz Ferran Tarrasa Blanes Cuaderno de Bitácora, Javier Armentia CONSEJO ASESOR Guía Digital, Ernesto Carmena José María Alcaide Paranormalia, Julio Arrieta Carlos Álvarez González De Oca a Oca, Félix Ares de Blas Javier Armentia Sillón Escéptico, José Luis Calvo Buey Julio Arrieta Sanz Red Internacional Escéptica, Arturo Bosque Luis J. Capote Pérez Manuel Caro Terrón DELEGADO DE EDICIÓN Y DISTRIBUCIÓN José Luis Cebollada Gracia Borja marcos y Alfonso López Borgoñoz Fernando L. Frías Sánchez COMPAGINACIÓN Y PRODUCCIÓN Pau Garcia i Quiles RBS fotomecánica, s.l. Sergio López Borgoñoz COORDINADOR DE TRADUCCIONES RELACIÓN PARCIAL DE SOCIOS Pedro Luis Gómez Barrondo Miguel Ángel Almodóvar (Periodista científico); Francisco Ayala (Biólogo, Universidad de California, en ILUSTRACIONES INTERIORES Irvine); David Alvargonzález (Filósofo, Universidad de Pedro Mirabet Oviedo); Henri Broch (Físico, Universidad de Niza); Gustavo Bueno (Filósofo, Universidad de Oviedo); Mario EDITA Bunge (Filósofo, Universidad McGill); Pedro Caba ARP — Sociedad para el Avance del (Médico, ex vicepresidente de la Organización Mundial de Pensamiento Crítico la Salud); Victoria Camps (Filósofa, Universidad de IMPRIME Barcelona); Ignacio Fernández Bayo (Periodista científi- Imprenta Baroca co); (Filósofo, Universidad de Nueva York); Carlos López Borgoñoz (Biólogo); Eustoquio Molina DEPÓSITO LEGAL (Paleontólogo, Universidad de Zaragoza); Ramón Núñez Z—1947—1998 (Director de la Casa de las Ciencias de La Coruña); Ernesto ISSN Páramo (Director del Parque de las Ciencias de Granada); 1139—938X (Ilusionista y divulgador científico); Andrés Sanjuán (Biólogo, Universidad de Vigo); Fernando EL ESCÉPTICO mantiene intercambio expreso de contenidos Savater (Filósofo, Universidad Complutense de Madrid); con otras publicaciones. Fuera de este margen, queda prohibi- Manuel Toharia (Periodista científico, director del Museo da la reproducción total o parcial de contenidos por cualquier de la Ciencia Príncipe Felipe de Valencia); Victoria Toro medio sin previa autorización de la dirección de la revista. (Periodista científica); Alberto Virto (Físico, Universidad EL ESCÉPTICO no se identifica necesariamente con las opinio- de Zaragoza); etc. nes de los artículos firmados, que pertenecen a la exclusiva res- MANTENIMIENTO PÁGINAS DE INTERNET ponsabilidad de los autores. Ibón Basterretxea, Manuel Caro y Gorka Moral EL ESCÉPTICO se reserva el derecho a utilizar el material reci- bido, solicitado o no, en cualquier momento y sin previo aviso, ADMINISTRACIÓN DE SISTEMAS salvo indicación en contra de los autores o autoras. No se man- Borja Marcos tendrá correspondencia por el material no solicitado ni éste Toda información sobre ARP — Sociedad para el Avance del será devuelto. Pensamiento Crítico o esta revista, colaboraciones o recensio- Más información sobre la revista en: nes, petición de números atrasados, suscripciones y consultas, http://www.el-esceptico.org/ debe dirigirse a la C/ Juan Flórez, 36, 2º F (15004 - A Coruña); Para correspondencia, dirigirse a la dirección de: o a la dirección de correo electrónico: ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. [email protected] y [email protected]. Más información sobre la entidad en la página de Internet: Impreso en España. http://www.arp-sapc.org

2 (2004) el escéptico sumario ÉTICA Y CLONACIÓN 36 Joséprimer Luis Calvo contacto El autor nos explica su posición ante la prohibición del uso de embriones para la investiga ción de la clona ción y ante los inten - tos, según él, de imponer una ética que es sólo una moral basa - da en prejuicios religiosos.

Portada SECCIONES el escéptico n¼ 17 Comentarios sobre embriones y células madre Erik Stengler 38 Como persona de formación científ ica y que comparte el a fán por SECCIONES promover el pensamiento crítico, el autor llama la a tención sobre determinados hilos argumentales respecto al tema de la clona ción 5 EDITORIAL que no son nada propios de personas que dicen promover el pensa - miento crítico y el análisis ra cional. PRIMER CONTACTO 6 Divulgación científica y escepticismo en la universidad, de Inés Rodríguez Hidalgo y Ricardo Campo Pérez; ¡A nosotros, que ya Sobre la existencia de vida inteligente en el cosmos: somos gatos viejos, con ésas! , de Alfonso López Borgoñoz y El debate histórico entre Ernst Mayr y Carl Sagan 46 Rincón Escéptico: Pseudociencia en la prensa , de Manuel Calvo Alberto González Fairén y Francisco Anguita Hernando. En el año 2000, el libro Rare Earth retomaba el viejo deba te sobre (Coordina este número Alfonso López Borgoñoz) la pluralida d de la vida inteligente en el Universo. Sin embargo, cinco años antes, Ernst M ayr y Carl Sa gan habían profundizado y a en el MUNDO ESCÉPTICO: problema desde puntos de vista diametralmente opuestos, en un 10 ¿Somos realmente quienes creemos que somos? debate que permanece como un clásico en los anales de la gran cien - Sergio López Borgoñoz cia popular moderna. CUADERNO DE BITÁCORA: 26 El pozo Influencia de la luna en los nacimientos en Barcelona Javier Armentia Jordi Galbany y Núria Garriga 52 L a Luna, nuestro sa télite na tural, tiene un gran ef ecto sobre la Tierra, DE OCA A OCA: siendo la causante de sus mareas y a fectando la vida de algunos seres 44 Del petróleo al hidrógeno y tiro porque me toca vivos, ma yoritariamente de vida marina. ¿L a tiene también sobre los Félix Ares de Blas nacimientos de seres humanos?

GUÍA DIGITAL La ciencia y la guerra 62 Bitácoras y pensamiento crítico Marcos Pérez 56 Ernesto J. Carmena L as guerras empiezan mucho antes del primer disparo, cuando alguien la decide, la planif ica y ha ce las cuentas de lo que le v a a cos - SILLÓN ESCÉPTICO tar. También acaba mucho después, porque la gente sigue muriendo 74 A hombros de gigantes. Las grandes obras de la física y la astro - durante meses a causa del hambre, la pobreza, la enf ermedad y las nomía, edición de S. Ha wking heridas que causa. (comentario de J. L. Calvo.)

CARTAS AL DIRECTOR El agua milagrosa y la homeopatía 78 Comentarios sobre embriones y células madre. Respuesta a Javier Armentia 57 Stengler , de Oswaldo Palenzuela y reflexión desde el campo El pasa do 26 de noviembre, una serie de divulga ción científ ica ingle - escéptico sobre células ma dre e investiga ción, de sa, emitía un polémico programa sobre la homeopatía, una de las lla - Josué Belda Martínez. m a das “medicinas alterna tiv as” que más popularidad están alcanzan - do en toda Europa. En ella, contando con las opiniones a f avor y en contra de diversos expertos, se sometieron a prueba —una vez más— INFORME ESPECIAL algunas de las a firmaciones de esta práctica. ELEGIR LA VERDAD A la caza de los Fowler. 12 Fernando Savater Sobre el concepto de verda d circulan muchas def iniciones y ha y Mark Twain desmonta la teoría diversas maneras de rela cionarse. El autor reflexiona sobre lo que Delano José López 63 implican las mismas y nos habla a cerca de las dif iculta des de tra - En el año 1863, Mark Twain realizó una prueba para comprobar la tar de alcanzarla, aunque sea de f orma provisional. fiabilida d de la técnica usa da por L orenzo Niles Fowler, uno de los frenólogos más eminentes de la época. BUENAS Y MALAS RAZONES PARA 20 CREER La vuelta al mundo en cinco megalitos (quinta parte): Richard Dawkins La cabeza del puma El autor escribe a su hi ja, a la que tra ta de explicar algunas de las José Luis Calvo Buey malas razones que aún hoy existen para fundamentar las cosas. 69 Cerca de la ciuda d de Cuzco (o Cusco), la antigua capital del Imperio INFORME: SOBRE ÉTICA, CLONES Y Inca, se le vanta la f ortaleza de Sa csahuamán. La tra dición nos dice 28 CÉLULAS MADRE. que la ciuda d fue construida a ima gen de un puma. CLONES Y ÉTICA: SOBRE CÉLULAS MADRE Y PREJUICIOS RELIGIOSOS El planetario: ¿Ciencia o Ficción? Oswaldo Palenzuela Manuel Roca 72 L os primeros embriones humanos obtenidos por transferencia En estos días, el Planetario del P arque de las Ciencias de Grana da nuclear somática, más conocida como clonación marcaron un recibirá a su visitante 1.000.000. Dejando a un lado la frialda d de las hito científ ico, pero también aña dió una carga más al debate cifras, el autor ha ce una bre ve reflexión que sirve para poner rostro a sobre experimentación con embriones y óvulos humanos, que esos números y para hacer memoria de algunas de las a ctivida des rea - algunos colectivos consideran ina ceptable por razones morales y liza das durante estos años. También, por qué no, para recordar algu - religiosas. na anécdota divertida.

el escéptico (2004) 3 el escéptico ¨ La revista para el fomento de la razón y la ciencia

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4 (2004) el escéptico editorial

Disculpas

E l pasa do mes de marzo, durante los días 15 y 16, se celebró la asamblea ordinaria de ARP-SAPC. Recibí la convoca toria por escrito el día 20. Sorprendido miré el ma tasellos, era del 20 de f ebrero. Nuestro servicio de correos había tarda do un mes en hacer llegar una carta. -Bueno –pensé- un fallo lo tiene cualquiera. M ala suerte con mi carta. Al día siguiente me llamó por teléf ono uno de los socios más veteranos; me regañaba por lo tarde que habíamos mandado la carta. -¿Qué ocurre que los que no tenemos correo electrónico no podemos ir a las asambleas?... L a asamblea era el 15 y habéis echa do la carta el 20. M e costó convencerle de que la carta se había echa do, ef ectiv amente, el 20 pero no de marzo sino de f ebrero. En los días siguientes hubo una a valancha de correos electrónicos en la lista Arp-socios, en los que se decía que habían recibido la carta con la convoca toria alrededor del día 20 de marzo. Aunque la culpa ha sido totalmente ajena a nuestra asocia ción, pido disculpas.

Cambio de aspecto

eguro que os habéis da do cuenta de que este número tiene una apariencia muy dif erente a los anteriores. Ha y muchas razones para Sello: hemos cambiado de maqueta dor, de imprenta y de f orma de envío. El motivo fundamental que nos ha lle vado a este cambio es que Alf onso López Borgoñoz, que hasta ahora se ocupaba de esos y otros temas, por obliga ciones f amiliares, no puede seguir ha ciéndolo con la dedica ción que él quisiera, por lo que hemos trasla da do la reda c- ción a una ciuda d más cercana al nue vo equipo de redacción. Como nuevo director , sólo me queda a gradecer la enorme y estupenda labor realiza da por Alf onso López Borgoñoz, que sigue cola - borando con nosotros en todo lo que puede.

-Alfonso: ¡Gracias!

Temas para la revista

R ecientemente se ha suscita do entre los socios un deba te sobre los temas que debe tra tar la revista. Algunos son partidarios de continuar con los temas clásicos, mientras que otros apuestan por una amplia ción de los mismos. Mi opinión personal es que hay que extender el pensamiento crítico a todas las áreas en las que la irra cionalida d sea fla grante. Pau Garcia i Quiles ha roto fuego ha ciéndonos ver una magufería en la alta tecnología de los computa dores. P ara que los archivos ocupen menos hay v arios programas que comprimen la inf ormación. Uno que casi todos conocemos es el f amosísimo Winzip. H ay otros muchos que funcionan muy bien. Que comprimen todo lo que se puede. Subrayo: todo lo que se puede. Pau nos ha hecho ver v arias empresas que comprimen de un modo increíble. Tanto que superan el límite ma temático establecido por Shannon. Decir que se puede comprimir más de ese límite, es equiv alente a decir que podemos le vantarnos del suelo tirando de los cor - dones de nuestros zapatos, o que la tierra es hueca. Sin embargo, rara vez decimos que eso es una idiotez y damos los argumentos a de - cua dos. Mi opinión personal es que este tipo de asuntos también deben ser tra ta dos en El Escéptico.

Un abrazo a todos

Félix Ares

el escéptico (2004) 5 el primer contacto Divulgación científica y escepticismo en la universidad

na de las “quejas históricas” del escepticis - escepticismo . Como solemos asegurar con fre - mo organizado es la ausencia de la visión cuencia, este concepto realmente no es ajeno a la Ucrítica de lo “” y lo “enigmá tico” vida cotidiana, pues lo ejercemos contínuamente en los medios de comunicación, mientras que la en multitud de ocasiones: por ejemplo, cuando presencia de particulares a f avor de dichas creen - deseamos adquirir un coche de segunda mano no cias es abundante. conf iamos ciegamente en la palabra del vendedor, Por supuesto, las Islas Canarias no son una sino que nos colocamos, de entra da, en una posi - ex cepción a este respecto, y a que contamos tradi- ción de desconf ianza, esperamos que sea el cionalmente con populares ejemplos de divulga - comerciante quien responda satisf actoriamente a dores de lo “misterioso”, ampara dos en la despre - todas nuestras preguntas (sobre el esta do del ocupación del sector a ca démico por la e valua ción motor, la carrocería, la segurida d del vehículo, su crítica de sus a firmaciones y la divulga ción del eda d, su historia, etc.) y damos por senta do que pensamiento escéptico en los medios de comuni- debe ser él quien demuestre la vera cida d de sus ca ción. afirmaciones, no nosotros quienes probemos su Con la f inalida d de contribuir a paliar esta falseda d. Pues esto, ni más ni menos, es una a cti- situa ción, un colectivo f ormado mayoritariamente tud escéptica na tural que resulta muy saludable por prof esores y alumnos de la Universida d de L a frente a la ma yoría de inf ormaciones que recibi - Laguna —ULL— (Tenerif e) decidió ha ce y a tres mos, especialmente las rela ciona das con f enóme- años iniciar un pro yecto a cadémico abierto tam - nos extraños, supuestos enigmas de la ciencia, bién al público externo interesa do, del que habla - terapias alterna tiv as o la influencia de los astros mos en este artículo. en nuestra personalida d y futuro, entre otras Este colectivo inf ormal de miembros de la muchas temáticas a fines. El propósito de quienes ULL, así como personas ajenas a esta institución defendemos esta actitud crítica no es decir a tanto de Tenerif e como de Gran Canaria, preocu- na die lo que debe o no creer, sino equilibrar el pa das igualmente por la divulga ción de la ciencia tipo de inf ormación que llega al público medio y la difusión del escepticismo frente a los “enig - ofreciéndole una visión dif erente para que, con mas mediáticos de la ciencia”, estaba a grupado todos los da tos y todas las opciones, pueda juzgar desde 1999 en torno a una lista de debate a tra- por sí mismo. vés del correo electrónico llama da Esceptican . A raíz de esta confluencia de intereses comen - Con la a gilida d, espontaneida d y esa cierta desor - zaron a surgir diversas inicia tiv as como la colabo - ganiza ción que cara cteriza a estas listas, ra ción con el diario La Opinión de Tenerife en su Esceptican ha supuesto para nosotros un enri - suplemento de los jue ves Ciencia y Cultura 2·c; la quecedor f oro de encuentro y na cimiento de ini - asistencia a a ctos públicos de carácter pseudo - ciativ as, como se comenta más adelante. científ ico y el envío de cartas de protesta a los Algo más de una decena de miembros de la medios de comunicación cuando se consideraba misma lo son además de ARP-SAPC, la entida d necesario; la presencia en programas tele visivos y que a glutina f ormalmente al colectivo escéptico ra diof ónicos de debate para argumentar escépti - español. L os miembros de dicha lista de correo camente frente a las a firmaciones menos raciona - consta tamos que, a pesar de la difusión ma yorita- les de nuestros oponentes; y la organiza ción de ria de la cultura y del conta cto diario con los a de - actos puntuales en el Museo de la Ciencia y el lantos tecnológicos, toda vía muchas personas Cosmos de La Laguna, el Ateneo y el Orf eón La confían ciegamente en el primer esta fador pseu - Paz de la misma ciuda d y en la Faculta d de docientíf ico que cuenta increíbles historias de via - Psicología de la ULL, entre otros f oros. jes astrales, cura ciones mediante energías positi - Precisamente de entre todas estas a ctivida des vas, visiones de ovnis, etc. Todo ello corre parejo desta ca la lle vada a cabo dentro del marco de las con el escaso nivel cultural generaliza do en nues- activida des del Vicerrectora do de Extensión de la tra socieda d, en su doble f aceta científ ica y huma - ULL, consistente en el diseño y organiza ción del nista. curso Mitos y realidades en la ciencia y las pseu - Ante este desalenta dor panorama podíamos dociencias , cuy a tercera edición se celebró del 20 permanecer indif erentes o involucrarnos en ofre - de marzo al 14 de mayo de 2003 en el aula cer una alterna tiv a crítica a la desmesura da inv a- “Tomás y Valiente” de la F aculta d de Derecho de sión de creencias y prácticas irra cionales en nues - la ULL. El próximo año conf iamos en celebar la tros medios de comunicación. Y optamos por lo cuarta edición, lo que esperamos conf irme a la segundo. Tal implica ción surge na turalmente Universida d de L a L aguna como un referente entre prof esionales de la docencia y la investiga - na cional en el terreno de la divulga ción científ ica ción científ ica, e interesa dos por la difusión del y la perspectiv a escéptica ante las pseudociencias.

6 (2004) el escéptico primer contacto

otros mitos muy extendidos, se habló también de los ‘productos mila gro’ en cosmética y nutrición, las técnicas de presunta a divina ción del futuro, astrología, ovnis, f enómenos parapsicológicos, las ideas de la “Ne w Age” o las frecuentes f alsifica- ciones en torno a la arqueoastronomía, la historia y la arqueología; se abordó también la perspecti - va juridíca de las pseudociencias y la rela ción de éstas con el periodismo, para concluir con dos mesas redondas sobre el papel de los medios de comunicación en la divulga ción de la ciencia y las pseudociencias. Todos estos contenidos fueron presenta dos con un lenguaje a ccesible al público no especiali - za do, en f orma de charlas de algo menos de una hora de duración seguidas siempre de un tiempo dedica do al deba te y la resolución de dudas. Como puede verse por los temas trata dos, el curso tiene un marca do carácter multi e interdis - ciplinar , contando en su última edición con 32 prof esores de 18 áreas de conocimiento dif eren - tes, la ma yoría de ellos de la Universida d de L a L aguna, entre los que se contaron once miembros de ARP-SAPC. Como conferenciantes invita dos hemos tenido el honor y el pla cer de contar con Manuel Calvo Hernando, Premio Mario Bohosla vsky 2003 (concedido por ARP-SAPC), Presidente de la Asocia ción Española de Periodismo Científ ico y que, a demás, fue Director General de Tele visión (Cortesía de los autores) Española; Ja vier Armentia, Director del Planetario de Pamplona, conocido divulgador de la ciencia y crítico de las pseudociencias, que fue durante El curso está estructura do en dos módulos de años presidente de ARP-SAPC; y José María Bello, 30 horas (20 conferencias) ca da uno: el primero, Director del Museo Arqueológico e Histórico de Panorama de la ciencia contemporánea, es una L a Coruña y vicepresidente de ARP-SAPC. re visión divulga tiv a —no necesariamente exhausti - va ni completa— de los principales asuntos que tiene entre manos la ciencia de nuestros días. Tras una introducción a cerca del método y el na ci- miento de la ciencia moderna, en esta última edi - ción se abordaron temas como la relatividad, mecánica cuántica, f isión nuclear , el origen del Universo, las presuntas amenazas del cielo o las posibilida des de existencia de vida e inteligencia extra terrestre; se habló también de e volución, ciencia cognitiv a, salud y ra dia ciones electroma g- néticas, SID A, vitaminas y antibióticos; y de bio - logía molecular, desde sus orígenes a los concep - tos básicos de genética, clona ción o transgénicos; para terminar con el vulcanismo en Canarias, eco - logía y ecologismo, y la comunica ción de los resulta dos científ icos. El segundo módulo, La ciencia frente a las cre - encias pseudocientíficas , trató temas como la rela ción general entre socieda d, ciencia y pseudo - ciencias, las percepciones engañosas de nuestro cerebro, diversos mitos en torno al mismo, expe - riencias inusuales como las de “salida del cuerpo” y cercanas a la muerte, así como un estudio psi - cológico de la rela ción entre nuestras creencias y la realida d; se analizaron el f enómeno sectario y el punto de vista de la ciencia y la sociología fren - te a las llama das medicinas alterna tiv as; entre (Cortesía de los autores)

el escéptico (2004) 7 primer contacto

Página 35 del diario Avui, del 23 de agosto de 2002, en la que se menciona la noticia. (Premsa Catalana S.A.)

En sus tres ediciones el número de matricula - y un libro con los resúmenes de las charlas y los dos ha ido creciendo progresiv amente hasta currículos de los prof esores. Es de desta car tam - alcanzar en el segundo módulo del curso 2003 bién la repercusión en medios escritos de ámbito casi el centenar de alumnos, la gran ma yoría pro - na cional como las re vistas Muy Interesante, cedentes de la ULL, de muy diversas especialida - Mundo Científico o CNR, que publicaron reseñas des. de esta a ctivida d (pueden consultarse, junto con Esta última edición se celebró con el pa troci- la amplia cobertura periodística local, en nio del diario La Opinión de Tenerife, Alcampo, http://webpages.ull/users/esceptic, donde tam - Cepsa, Apeles Limpiezas y Fundación Anomalía, bién se podrá hallar, para ca da conf erencia, un cuy a colabora ción permitió editar, además del resumen y una breve presenta ción del prof esor tríptico anuncia dor , un cartel específ ico del curso correspondiente).

Aspecto de la mesa redonda La divulgación científica, Imagen de la mesa redonda Las pseudociencias y los el periodismo científico y la utilización de la ciencia en medios de comunicación participaron (de izquierda a los medios en la que participaron (de izquierda a dere- derecha) Javier Armentia, José Mª Bello, Ricardo cha en la imagen) Jesús Burgos (director del progra- Campo (moderador, coordinador del segundo módu- ma “Canarias innova” de RNE en Canarias), José Mª lo), Carlos Álvarez (profesor titular del Dpto. de Bello, José Mª Riol (moderador, director de esta edi- Psicología Cognitiva de la ULL, profesor del curso) y ción del curso), Manuel Calvo y Javier Armentia. Manuel Calvo. (Cortesía de los autores) (Cortesía de los autores)

8 (2004) el escéptico primer contacto

L os organiza dores conf iamos en que este Pues bien, el otro día leí que el artista Frederic curso cuente con nue vas ediciones en el futuro, Perers, a pocos kilómetros de Cardona (Lleida), a de modo que se consolide como una oferta única finales de a gosto del año pasa do, había escrito por su amplitud y enf oque en nuestro país, con la sobre la tierra cultiv able del Pla de Bergús la participa ción de entida des que como ARP-SAPC palabra ‘Sempervivens’, de 25 metros de largo tienen entre sus objetivos la potencia ción de la por cien de ancho, con la tipogra fía Swiss72 1, rea- divulga ción científ ica y la crítica ra cional a los lizada mediante un arado de cinco discos. mal denominados “enigmas de la ciencia” y otras Pero, ¡a quién quieren engañar? Está claro que creencias populares. no a nosotros (bueno, supongo), que tras los dibujos de Nazca y los círculos campestres ingle - Inés Rodríguez Hidalgo y Ricardo Campo Pérez ses sabemos que eso sólo puede ser obra de gigantes o alienígenas, aunque los granjeros britá - ¡A nosotros, que ya somos gatos nicos se empecinen una y otra vez en decir que viejos, con ésas! han sido ellos. No hemos hecho caso a los cam - pesinos del Reino Unido, ¿y le v amos a ha cer Como siempre, los diarios están llenos de f al- caso a un artistilla que reclama para sí la gloria de seda des, ¿quién lo ignora en estos días a cia gos un diseño marciano? que nos ha toca do vivir? El dinero escéptico, No y mil veces no, por pruebas y pruebas que financia do por la CIA y el FBI, a flora por doquier el contumaz artíf ice pueda llegar a proponernos. y sólo las mentes prepara das que realmente esta - N a da nos puede llegar a servir más que esas mis - mos inf ormados, gra cias a pasarnos horas en teriosas llama das a medianoche, que nadie sabe inmundos lavabos públicos de a eropuertos (entre de dónde vienen, o que esos sueños que se meten m a carras, pro xenetas —que nos han hecho más de en nuestra cabeza cuando hemos tomado, quizás una proposición sonrojante— y a gentes de la CIA en ex ceso, el néctar de Ba co, no por honrar a tan que se niegan, entre risitas —nunca sabemos por ilustre deida d, sino para f acilitarnos el conta cto qué— a f acilitarnos ninguno de sus da tos persona - con inteligencias superiores a la humana y mejor les ni a mostrarnos ninguna prueba de lo que adentrarnos, guia dos por ellos, en los saberes dicen), en vez de ha cer el absurdo de ir a com - ignotos que pueblan este mundo y que sólo nos - probar las cosas y resolverlas basándonos en los otros, con nuestra pericia especial a credita da, da tos que nos suministra la realida d y lo que somos capaces de a cometer. vemos (¿hay algo más f also que la realida d? Ya lo Un artista ¡ja! ¿Qué dirán la próxima vez? ■ dijo Heisenberg, o Demócrito, o un cuñado suy o, que ahora no me acuerdo). Alfonso López Borgoñoz

científ ico y , en consecuencia, la difusión de Pseudociencia temas pseudocientíf icos. — L os intereses del merca do suponen una perturba ción para difundir el conocimiento y en la prensa contribuy en al sensa cionalismo de la noticia científ ica. De este modo, su papel f ormativo se l periodista brasileño Valdir P ereira convierte a veces en def ormación. Gomes ha realizado un trabajo sobre — L as áreas de medicina y salud son las más Ciência e pseudociência na midia propicias para perturbar al público, debido a E su rela ción directa con la calida d de vida de la [Ciencia y pseudociencias en los medios], para su conclusión del programa de post -gradua- población. ción en Comunicación Social de la — Como consecuencia, la divulga ción y el Universida d Metodista de Sa o Paulo (Brasil). análisis de inf ormaciones de esta na turaleza Se tra ta de un análisis de las f alsas ciencias pueden producir confusión cuando se abor- desde el periodismo científ ico, a partir de los dan de modo inadecuado. debates en el área de la llama da medicina — L os temas situa dos en la frontera tenue alterna tiv a, que generaron amplia discusión en entre ciencia y pseudociencia, como las medi - el diario Correio Popular de Campinas (Estado cinas alterna tiv as, tienen consecuencias para la de Sa o Paulo, Brasil). El tema deba tido era la socieda d, principalmente cuando los medios homeopatía. no ofrecen análisis seguros y completos. Entre las conclusiones del trabajo, desta ca- — En esta perspectiv a, la desinf ormación del mos las siguientes: público resulta más gra ve, como, por ejemplo, — El periodista, en general, no tiene suf i- en el caso de la homeopatía, reconocida como cientemente clara la importancia de su papel especialida d médica por la Asocia ción Médica ■ social en la f ormación de la opinión pública. Brasileña desde 1980. — L a falta de prepara ción de los prof esio - Manuel Calvo Hernando nales de los medios provoca el analf abetismo Premio Mario Bohoslavsky 2003

el escéptico (2004) 9 mundo escéptico ¿Somos realmente quienes creemos que somos?

SERGIO LÓPEZ BORGOÑOZ

l pasa do año, la re vista escéptica New H y de cre yó a divinar que el motivo podía ser Zealand Skeptic lle vó a cabo un estudio que en los EEUU los temas religiosos eran más, Eesta dístico con el f in de determinar cuál es como si di jéramos… candentes y amenazadores el gra do de a finida d o dif erencia entre diversos en ciertos aspectos que en su propio país, en grupos escépticos y, en particular , cuáles eran los cuanto a que pretendían ocupar ámbitos que no temas que tenían en común —o servían como ele - le correspondían, especialmente en materia de mento de cohesión— los miembros de su propia historia y biología e volutiv a. Esta reflexión le con - socieda d, publicando las conclusiones en el dujo a considerar las dif erencias que podrían número 65 de su revista (prima vera 2002). establecerse entre grupos o personas con idénti - Según señala la autora de ese trabajo, Vicki cos f ines escépticos y a realizar el estudio en cues - Hyde, lo lle vó a cabo al consta tar que el líder del tión. CSICOP, Paul K urtz, durante el 4º Congreso Así, empieza Hy de por a firmar que su asocia - Mundial Escéptico, emplazaba a tra tar la religión, ción na ció con el nombre de Comité la economía y la política en un plano similar a los Neozelandés para la Investigación Científica de fantasmas, OVNI, alienígenas, iridólogos, etc. Afirmaciones Paranormales (cuy o a crónimo en inglés es NZCSICOP) y que en sus estatutos f igu - ra como principal objetivo “ex aminar críticamen - te los ef ectos paranormales y pseudocientíf icos”. L as primeras “cruza das” de esta entida d fueron dirigidas contra dobla dores de cucharas o perso - nas que leían la mente. Sin embargo, durante los últimos diez años, el interés se ha concentra do en a quellas áreas con m a yor potencial de daño (léase físico, mental, emocional, moral o económico) tanto a escala individual como colectiv a. Probablemente este proceso ha conducido a que los resulta dos del estudio puedan resultar sorprendentes en algu - nos aspectos. En la a ctualida d, se conoce a la asocia ción en los medios de comunicación y público en general como “los Escépticos de Nueva Zelanda”, por lo que frecuentemente se asume su posición escép - tica sobre todas las cosas, incluy endo creencias religiosas en general, movimientos políticos, pre - dicciones económicas e, incluso, noticias científ i- cas. Las principales áreas de interés detectadas en los escépticos neocelandeses han sido, por este orden: las medicinas alternativas, ciencia creacionista/diseño inteligente, falsa memoria, calentamiento global, ingeniería genética/manipulación genética. Es decir, una interesante mezcla de materias escépticas “fáciles” con otras que incluyen una alta dosis de Portada de la revista escéptica neozelandesa New Zealand Skeptic nº 65 (primavera 2002). (New Zealand Skeptic) subjetividad y opinión.

10 (2004) el escéptico mundo escéptico

Este hecho se ha tra ducido en ocasiones en dos tipos de situa ciones dif erentes: a) Percepción por parte de ciertas personas (incluso asocia dos) de que los miembros de la asocia ción estaban “por encima” del resto de los mortales, incluso los científ- i cos, y constituían un club de “a gra ciados intelectualmente” con potesta d para juzgar sobre lo humano y lo divino b) Percepción por parte de otras personas (incluso asocia dos) a cerca de que el ser escéptico imposibilita la a dscripción a otros grupos de pensamiento o a tener dif erentes ideologías (pues todo puede ser tamizado por el pensamiento crítico) y obliga a permanecer en una posición más de árbitro que de juga dor L ógicamente estos conceptos estaban camu- fla dos bajo distintas apariencias en las respuestas. Otras interesantes conclusiones del estudio fueron: a) Constatar que las principales áreas de inte- rés de los miembros de la asocia ción eran, por este orden: medicinas alterna tivas, ciencia crea cionista/diseño inteligente, falsa memoria, calentamiento global, inge- niería genética/manipulación genética. Es decir , una interesante mezcla de ma terias escépticas “f áciles” con otras que incluy en una alta dosis de subjetivida d y opinión. b) Considerar la astrología, espiritismo, f an- Portada de la revista estadounidense n¼6, vol. 26, tasmas, f enómenos síquicos y ovnis/extra- nov./dic. 2002. (CSICOP) terrestres como materias “muertas”, blan- cos f áciles y para no ser toma das demasia- resto de los escépticos y al movimiento escéptico, do en serio. Estos temas f iguran como de en general? ¿Quiénes nos creemos que somos? segundo orden. Estas conclusiones parecen coherentes con la En un reciente artículo del Skeptical inquirer se idea de “potencial de daño” expresa da al princi - pio, aunque debemos tener en cuenta de que apuntan tres conceptos con los que el público en también hay sectas que son capa ces de conducir general suele catalogar a los escépticos: Los escépticos al suicidio a sus a cólitos por una promesa reali - consideran estúpidos a quienes no lo son; los escépticos za da por extra terrestres. son “cerrados de mollera” y creen que la lógica y la T rasla dando estas cuestiones a un ámbito más próximo, resultaría interesante conocer si existe ciencia pueden explicarlo todo, y los escépticos intentan algún tipo paralelismo entre los intereses y las socavar los cimientos de la fe religiosa, y mostrar que la opiniones de los miembros la asocia ción neoze - vida es un sinsentido carente de esperanza. landesa y los del movimiento escéptico hispano, por ejemplo. ¿Nos preocupan los mismos temas? Precisamente, en un Skeptical inquirer de P arece f ácil deducir (quizá las listas de correo final del pasa do año (nov/dic 2002), podía electrónico sean un buen instrumento para cole - encontrarse alguna de las respuestas a las pre - gir esta inf erencia) que cuando surgen temas rela - guntas f ormuladas, pues en un artículo titula d o ciona dos con el, digamos, segundo nivel de inte - ¿Son cínicos los escépticos? se apuntan precisa - rés (ovnis, f antasmas, alienígenas, etc.) los mente tres conceptos con los que el público en comentarios suscita dos suelen ser sarcásticos y general suele ca talogar a los escépticos: mordaces, mientras que los temas rela ciona dos 1.— L os escépticos consideran estúpidos a con la religión o la política, o con la clona ción, quienes no lo son (escépticos). han hecho saltar chispas o correr ríos de tinta 2.— L os escépticos son “cerra dos de mollera” y entre los dif erentes escépticos ¿será un indica tivo creen que la lógica y la ciencia pueden de la implicación con que nos tomamos estas explicarlo todo. diferentes materias? 3.— L os escépticos intentan soca var los cimien Y por otra parte, probablemente de mayor tras - tos de la f e religiosa, y mostrar que la vida cendencia ¿cómo nos percibe el resto de la socie - es un sinsentido carente de esperanza. dad (los pocos que nos conozcan y no nos odien ¿Será verda d que nos perciben así? ¿será ver - por dif erentes motivos)? ¿Cómo percibimos al da d que somos así? ■

el escéptico (2004) 11 Elegir la verdad

FERNANDO SAVATER

“Que se enfrenten la verdad y la falsedad; ¿acaso se ha instructiv a vela da. L os elementos desconocidos visto alguna vez que la Verdad sea derrotada en una que componen el cuerpo humano intervienen en confrontación franca y leal?” (John Milton) el asunto, aunque también las manchas solares y la polución a tmosférica: por supuesto, de vez en cuando, los extra terrestres echan una mano de ace años vi en cierta ca dena española de forma totalmente desinteresa da. televisión un programa que me impresio- Frente al coro a quiescente de los convencidos Hnó especialmente. Me ref iero a que me sólo se alzaba una voz disidente: la de un ca te- dejó juntamente indignado y desola do: vuelvo a drá tico de química de alguna universida d ma dri- sentirme así cuando rememoro aquella ocasión. leña. Con obstina ción cortés pero inamovible, Se trataba de un espa cio semanal dedicado a procurando no ofender a na die —¡a y, si y o hubie - debates generalmente tumultuosos sobre f enó - se esta do allí...!— sostenía que la combustión así menos paranormales, milagros, pla tillos volantes plantea da era físicamente imposible y científ ica- y asombros baratos semejantes. Por entonces mente absurda. Todos se unían para zaherirle: había al menos uno de este género en ca da canal resultaba e vidente que le habían invita do ex clusi- y se publicaban media docena de re vistas a cerca vamente con tal f in. Le dijeron con malos modos de tales candentes cuestiones, a cuál más inventi - que representaba el dogmatismo más obsoleto, la va. Quizá ho y ha ya disminuido la a fición, aunque estrechez mental y el ra cionalismo estreñido, la no esto y muy al tanto: pero lo más probable es ufana autocomplacencia del pensamiento domi- que el negocio siga siendo rentable. nante que se niega a a ceptar lo que no controla o El programa de aquella noche f atídica, en el cuanto le alarma: ¡la verda d está ahí fuera! que vine a dar por casualida d o aburrimiento, tra - taba de la combustión espontánea. Para mí el fenómeno era desconocido, pero la mayoría de El que rechaza la verdad de los contertulios lo consideraba tan habitual y ruti - lo real no aspira a nada nario como las puestas de Sol: consiste en que de alternativo más rico ni más pronto, sin más trámite, una persona se pone a complejo, sino sólo a arder sin causa justif ica da ni ex cusa v álida. P or lo visto ocurre frecuentemente que, junto a la gente intercalar en las normas fumadora que nos pide fuego en la calle, ha y otra objetivas que no le obedecen a la que el fuego le sale de dentro sin poderlo excepciones arbitrarias de remediar, como la inspira ción a los poetas. las que pueda sentirse dueño. L a nómina de los así espontáneamente calci - na dos es por lo visto copiosa y la ma yoría de los asistentes al pla tó podía aportar un caso a testi- Único y modesto paladín de la ilustra ción a co - gua do por v arios amigos que lo presenciaron o rrala da, el prof esor sonreía y seguía resistiendo. hablaron con quienes lo presenciaron. Alguno Finalmente uno de sus adversarios, creo que el invocaba el testimonio de “importantes científ i- mismo que apeló antes a la autorida d de científ i- cos americanos” que se dedican a estudiar estos cos ignotos, le espetó: “¿Cómo puede usted decir sucesos flamígeros pero pref ieren callar su nom - que algo es imposible invocando a la ciencia? bre por miedo a represalias de sus colegas ignífu - Sepa usted que la ciencia contemporánea se rige gos o quizá de los bomberos. por dos grandes normas: la teoría de la rela tividad Sobre qué o quién provoca este repetido pro - de Einstein, que nos enseña que todo es rela tivo, digio, las escuelas dif ieren, según aprendí en esa y el principio de incertidumbre de Heisenberg,

12 (2004) el escéptico según el cual na da podemos dar por seguro a Desde luego, no todos los a dversarios de la nivel suba tómico. De modo que ¡viv a la combus - verda d pelean bajo la misma bandera. Algunos tión espontánea!”. En ese preciso momento apa - sostienen que ellos aman tanto la verda d que no gué mi tele visor o, al menos, cambié de canal. quieren verla sometida a sus habituales controles Indigna do, desola do... incurablemente ingenuo. ni criterios (los partidarios de la combustión Esa misma noche, y a en la cama, me re volví espontánea antes mencionados podrían conside - inquieto, obsesiona do por la pregunta que se a tri- rarse uf anos miembros de esta caterv a): rechazan buy e a Pila tos: ¿qué es la verda d? Aunque quizá la ciencia sólo porque es demasia do a comodati- la cuestión debiera ser: ¿existe la verda d? Pero cia o estrecha y se les ha queda do pequeña. sobre todo y antes de na da: ¿por qué se odia, se Otros, en cambio, señalan que la verda d no es desprecia y se teme a la verdad ? ¿Por qué la ver - na da objetiv amente contrastable sino una cons - da d primero nos f alta, y luego nos sobra y nunca trucción social intersubjetiv a en permanente rein - nos basta? Para mí es e vidente que quien busca y vención, que los intelectualmente dominantes obli - requiere la verda d no carece de ima gina ción, ni gan a compartir al resto de su comunida d hasta muchísimo menos de coraje. Tampoco padece que el poder cambia de manos y de discurso. cualquier gra do de ineptitud ante el asombro o la H a y una tercera v ariante, clásica, que a cepta en maravilla poética: porque lo verda deramente teoría la posibilida d de tal cosa como la verda d asombroso y poético no es que arda lo que nada pero descarta que los humanos podamos acceder enciende, sino que sepamos cómo algo se encien - a ella f iablemente y nos conf ina todo lo más en el de y arde. L o maravilloso es la realida d presente aca tamiento resigna do o utilitario de ciertas enga - del fuego, no a gobiarla bajo truculentas le yendas ñosas apariencias que de momento nos convienen. y burdas supersticiones. Que ca da cosa sea como A centuando esta postura no f altan quienes denun - es y responda a su propia na turaleza, a pesar de cian la proclama ción de verda des determinadas que cuanto existe parece presa de incesante como un síntoma de pereza intelectual, la dimi - mudanza, debería bastar para mantener activo, sión presuntuosa del espíritu crítico que debiera asombrado y curioso el espíritu cuerdo. Si se seguir zapando disconf orme mientras dura. diera, el capricho mila groso no aña diría na da a la Apenas merecen especial mención aquellos fascina ción del mundo: ¿a quién le aburre ver que no f ormulan ningún tipo de reserv as episte - cómo, primavera tras prima vera, florecen las mológicas contra la verda d, a la cual condenan rosas? ¿cuánto ra to le entretendría verlas florecer por motivos “estéticos”, pref iriendo siempre el en invierno o sólo las noches de Luna llena? No, arrobo delicioso de la f antásticamente imposible el que rechaza la verda d de lo real no aspira a o los consuelos contra el mundo de lo sobrena - na da alterna tivo más rico ni más complejo, sino tural. Seguramente dejo de mencionar alguna sólo a intercalar en las normas objetiv as que no le familia en esta nómina de urgencia, aunque pro - obedecen excepciones arbitrarias de las que bablemente constituirá una rama peculiar de pueda sentirse dueño. A ciertas almas descom - cualquiera de las y a mencionadas. pensadas se les ha ce duro asumir que lo real no L o desta cable es que, para el amante de la ver - ha ya espera do su visto bueno para constituirse da d, ca da una de estas a ctitudes no carece de su como tal. Supongo que a ello se ref ería T . S. Eliot verda d propia. Hasta para negar verosímilmente cuando comentó que los humanos sólo soporta- la verda d, es imprescindible manejar ciertas ver - mos la realida d en dosis limita das... da des y no es éste por cierto el menor de los méri - tos que ha cen superior a lo Lo destacable es que, para el amante de la verda dero sobre sus contra - verdad, cada una de las actitudes frente a la rios. realidad no carece de su verdad propia. Hasta Según Spinoza, la ver - para negar verosímilmente la verdad, es da d es índice de sí misma y también de lo f also: cuando imprescindible manejar ciertas verdades y no es la establecemos, obtene - éste por cierto el menor de los méritos que hacen mos al punto el modo de superior a lo verdadero sobre sus contrarios. saber a qué distancia está

el escéptico (2004) 13 de ella lo f also y en qué medida es, en verda d, De modo que puedo ahora reformular la pre - falso. gunta inicial que me suscitó a quel debate televisi- Muchos de los objetores de conciencia contra vo y en lugar de plantearme “¿qué es la verda d?”, la verda d, en realida d se oponen a un f antasma pref erir esta cuestión: ¿qué es “verda d”? Una m a yúsculo, la Verda d. Desconfían de que exista la inquietud quizá algo menos congestionada que la Verda d o se rebelan contra ella, si es que existe: y anterior , pero no menos difícil de responder con en ambos casos hacen bien, porque tan cierto es na turalida d. Intentémoslo, empero, recurriendo al que hay verdades para nuestro conocimiento dictamen clásico: es “verda d” la coincidencia como que la Verda d total y absoluta es un absur - entre lo que pensamos o decimos y la realida d do (es decir , algo que no ha y por dónde cogerlo, ni que viene al caso. Vayamos por partes, como nos por dónde comprenderlo, algo que ni siquiera enseñó Ja ck el Destripa dor . La “verda d” es una podemos inteligiblemente “echar en f alta”) que cualida d de nuestra f orma de pensar o de hablar pertenece al limbo de la teología (como el Bien, la sobre lo que ha y, pero no un a tributo ontológico Belleza o el Sentido de la Vida) y cuy a sombra de lo que ha y. Se dicen o se piensan cosas “ver - paraliza cuanto oscurece en lugar de curar a los da deras”, pero no existen cosas verda deras en sí paralíticos, como cuentan que lograba la de Cristo. mismas (ni cosas f alsas, claro está). L a verda d es Porque la verda d es siempre verda d a quí y coincidencia, acierto: la posición de quién pre - ahora, respecto a algo: es una posición y por tanto tende saber qué es lo que mejor se a decua a lo no puede absolutizarse sin sabotearse a sí misma. que pretende sabido. Así pues no ha y verda d sólo No hay Verda d en términos absolutos lo mismo en quien conoce ni sólo en lo conocido, sino en que no hay Izquierda o Derecha absolutas (hablo la debida correspondencia entre ambos, tal como de topología, no de política) sino siempre respec - decimos que un flechazo certero no está ni en la to a algo y de a cuerdo con determinada orienta - flecha de Guillermo Tell ni en la manzana sobre ción. Eso no quiere decir precisamente que todas la cabeza de su hi jo sino en el a tina do encuentro las verda des sean “rela tiv as”, si por tal entende - entre una y otra. No basta el arquero, ni el arco, mos que sean menos verdaderas de lo que creen ni la flecha ni el blanco para que ha ya un buen ser o deberían ser, del mismo modo que lo situa - tiro: es necesaria su conjunción armónica. Así do concretamente a la izquierda o a la derecha — también en el asunto de la verda d. aunque no sean términos absolutos— no están Decir “coincidencia” o “correspondencia” realmente menos a la izquierda o la derecha de lo implica asumir que nuestras cogita ciones y ase ve- debido. Son posiciones ref eridas a algo (y en tal ra ciones se ref ieren a algo distinto e indepen - sentido no están “absueltas” de cualquier rela ción diente de ellas. Podemos llamar provisionalmente determinante, como parece exigir lo Absoluto) a ese algo “realida d”. P ensamos y hablamos sobre pero no padecen “rela tivismo” alguno en lo que el hechos o esta dos de cosas a los que nuestras término implica de “def icitario” o poco f iable. ideas y palabras se ref ieren, los cuales f orman la Precisamente sería su carencia de ref erencia con - realida d. Desde luego, si no ha y na da real en este creta, su posición imposible en lo incondicional, sentido (como parecen sostener diversas v arieda - lo que las inv alidaría totalmente... des antiguas, modernas y postmodernas de idea - lismo filosóf ico) la verda d carece La “verdad” es una cualidad de nuestra de objetivida d, no siendo en el mejor de los supuestos sino lo que forma de pensar o de hablar sobre lo cree o crea quien piensa y habla. A que hay, pero no un atributo ontológico de lo mi juicio, elegir la verda d signif ica que hay. Se dicen o se piensan cosas aceptar algún tipo de realida d “verdaderas”, pero no existen cosas verdaderas objetiv a, independiente. Y me en sí mismas (ni cosas falsas, claro está). parece sumamente probable que la minusv alora ción o rela tiviza ción La verdad es coincidencia, acierto: deprecia tiv a de la verda d sea a f in la posición de quién pretende saber qué es lo de cuentas una f orma de animad- que mejor se adecua a lo que pretende sabido. versión a la realida d. Ahora bien,

14 (2004) el escéptico antes di jimos que es “verda d” la coincidencia entre a quello que pensamos o decimos y la reali - dad que viene al caso. El requisito subra yado es muy importante, porque se dan distintos niveles o tipos de verda d (los he llama do “campos de la verda d”, en homenaje a los terrenos de las a fue - ras que en las ciuda des medievales servían para dirimir por medio de torneos las ordalías o jui - cios de Dios), ca da uno de los cuales pretende coincidir con un aspecto cara cterístico de lo real. No todos los campos de la verdad ni por tanto los planos de lo real de que aspiran a dar cuenta son iguales. L as realida des que deberían cumplir lo que el prof esor Searle (por ejemplo, en Mente, lenguaje y sociedad ) denomina sus “condiciones de sa tisf acción” resultan esencialmente dif erentes. Creo que bastantes anta gonistas de la verda d lo son porque ignoran que hay campos de la verda d dif erentes y realida des también distintas requeri - das para sa tisf acerlos o desmentirlos. Niegan de hecho o derecho la coincidencia verif icadora por - que presuponen erróneamente que el pensa- miento o la palabra debe tomar siempre postura ante un mismo tipo de realida d... Estudiar de manera suf iciente los diversos campos de la verdad y los tipos de realida d a que se ref ieren exigiría un doble tra tado que combi- nase metafísica y epistemología. A quí habremos de contentarnos con unos pocos ejemplos que indiquen por dónde se encaminaría esa investiga - ción a la que renunciamos. Para empezar, veamos estas a firmaciones: “L ope de Vega na ció en M adrid en 1562”; “L ope de Vega es el autor de Fuenteovejuna”; “L ope de Vega fue el Fénix de los Ingenios”; “L ope de Vega es el mejor dramaturgo español del Siglo de Oro”. Ca da una de ellas per - tenece a un campo de la verda d más o menos dis- tinto o, si se pref iere, tiene unas condiciones de satisf acción dif erentes. L a primera y la segunda se ref ieren a hechos que pueden comprobarse por Lope Felix de Vega y Carpio medio de investiga ciones históricas (registros (1562-1635) parroquiales, testimonios de la época, etc...) aun - Decir “coincidencia” o “correspondencia” implica asumir que nuestras cogitaciones y aseveraciones se refieren a algo distinto e independiente de ellas. Podemos llamar provisionalmente a ese algo “realidad”. Pensamos y hablamos sobre hechos o estados de cosas a los que nuestras ideas y palabras se refieren, los cuales forman la realidad.

el escéptico (2004) 15 que una tra te de la ubica ción de un hecho físico L ope es el “mejor” dramaturgo de su época en y la otra de la autoría de una a cción simbólica. En España. L os criterios de sa tisfacción del campo de el primer caso, decir que la a firmación es verda - la verda d en este caso se ha cen especialmente rela- dera signif ica que si hubiéramos esta do cierto día tivos, porque dependen de lo que se entienda por del siglo X VI, a cierta hora y en cierto determina - “mejor dramaturgo” y de qué estima subjetiv a do lugar, hubiésemos visto na cer a una cria tura merezcan a cada cual las obras de dicho autor. humana de sexo masculino que poco después M ás que verda dero o f also, el dictamen nos puede sería bautiza da como Félix L ope de Vega y Carpio. resultar “verosímil” o “inverosímil”, es decir que en A quí el campo de la verda d es muy estrecho: este caso puede tener ciertas apariencias discuti - o tal cosa ocurrió o no ocurrió, sin ma yores bles de verda d (ma yores, desde luego, que si se ambigüedades. En cuanto a la autoría de afirmase de L ope que fue “el mejor cocinero o el Fuenteovejuna, también implica hechos físicos mejor espadachín de su época”). concretos (cierto personaje escribiendo con No todos los tipos de verda d son iguales, pero pluma de ganso, por ejemplo, o dictándole versos eso no equiv ale a decir que el concepto de verda d a un escribiente, etc...) pero no se limita a ellos. carezca de contenido o que toda “verda d” sea una Ser “autor”de una obra literaria no es meramente construcción tan caprichosa e imprecisa como las transcribirla o copiarla, sino inventarla . Que tal falseda des que se le oponen. Af irmar que “ciertas atribución a L ope sea verda dera implica que el personas sufren una combustión espontánea sin escritor , pese a que se inspirase en alguna le yen - ninguna causa externa” puede ser verda d si y sólo da o historia del pasa do, incluso aunque tomara si ciertas personas pa decen de hecho tal tipo de presta das v arias metá foras y demás tropos litera - combustión, lo cual por cierto nos obligaría a rios de otros autores, debe ser considera do según modificar casi todo lo que sabemos sobre física, los criterios de la crítica literaria el fundamental química y sobre las pautas mismas del pensa - responsable artístico de la obra en cuestión. El miento científ ico. En cualquier caso, la verda d o campo de la verdad a que se ref iere esta a firma- falseda d de esa ase vera ción no depende mera- ción también puede ser satisf echo con bastante mente de la “ima gina ción” de los científ icos ni de nitidez, aunque intervengan considera ciones algo su f orma de “interpretar” la realida d, sino de suce - más imprecisas que en el caso anterior. sos que ocurren en el mundo exterior a ellos sin Mucho más ambiguas son las condiciones de pedirles permiso ni anuencia. En cambio, cuando verda d que se requieren para sa tisf acer las otras Q u e vedo —en un soneto de esplendor f amoso— dos proposiciones. ¿Fue realmente L ope el Fénix escribe: de los Ingenios? Sin duda es un hecho compro - bable documentalmente que recibió semejante título encomiástico por parte de algunos contem - “Alma a quien todo un dios prisión ha sido, poráneos y que luego otros muchos posteriores a venas que humor a tanto fuego han dado, su época lo han repetido con aprobación. Si sólo médulas que han gloriosamente ardido, se tra ta de esta consta ta ción nominal, es algo veri - su cuerpo dejará, no su cuida do; ficable con notable precisión. Pero si lo que dese - serán ceniza, mas tendrá sentido; amos saber es hasta que punto merece tal nom - polvo serán, mas polvo enamorado” bra día, el campo de la verda d se ha ce mucho más fluido. L a denominación elogiosa es una especie de metáfora basa da en una le yenda griega trasla - L a verda d encerra da en estos versos es de da da al plano literario y no aspira a la ex actitud género poético y depende de la sensibilida d cul - sino a ser emotiv amente expresiv a. De modo que tural de los lectores. O sea que no puede ser des - puede tener aspectos verídicos y f alsos a la vez , de mentida ni conf irmada por ningún suceso del acuerdo con el punto de vista que se a dopte y el mundo externo sino sólo por la capacida d inter - gusto estético de ca da cual. Esta ambigüeda d aún preta tiv a de quien recrea en su mente la expe - es mayor si queremos determinar hasta qué punto riencia espiritual a que el poeta se ref iere. Quien

16 (2004) el escéptico Francisco de Quevedo (1580-1645). (Archivo)

el escéptico (2004) 17 no vea la “verda d” de los versos de Que vedo (aún En palabras de Popper: perteneciendo a su área y tra dición cultural) puede ser tenido por un triste f ilisteo estético, “No disponemos de pero su caso será más def endible que el de a que - criterios de verdad y esta llos partidarios de la combustión espontánea que situación nos incita al se niegan a los controles científ icos pertinentes de pesimismo. Pero poseemos los fenómenos que aceptan a críticamente. en cambio criterios que, con ayuda de la suerte El que no toda (el subrayado es de Popper), verdad pueda fundarse del pueden permitirnos mismo modo no reconocer el error y la equivale falsedad”. a que la pretensión de verdad sea siempre L os partidarios de la verda d absoluta o de que sólo el Todo puede ser verdadero comparten con infundada. los escépticos 1 el desdén por lo que podríamos denominar verdades “portá tiles”, es decir , las que L o que pretendo establecer es lo siguiente: el realmente cuentan para nosotros en la vida y en que no toda verdad pueda fundarse del mismo la ciencia. Al comienzo de su Fenomenología del modo no equivale a que la pretensión de verda d espíritu , Hegel propone a su lector el siguiente sea siempre infundada. Este planteamiento es ejercicio: considere la verda d que resulta más e vi- perf ectamente compatible con ciertas f ormas dente e incontrovertible según la experiencia (moderadas, supongo) de escepticismo. L a a dver - actual, por ejemplo la de que en ese momento es tencia fundamental del escéptico dice que, aun - de día. Puede anotarla en una hoja de papel, por - que nuestra creencia en la verda d o f alseda d de que nada pierde la verda d por ser escrita: “ahora algo parezca tener suf icientes e videncias, nunca es de día”. Basta que pasen seis o siete horas y, podemos descartar totalmente el estar a pesar de cuando relea la consigna ción de a quella verda d, ello equivoca dos. Así lo f ormula Montaigne: “L o comprobará que se ha hecho no menos evidente que y o mantengo hoy y lo que creo, lo mantengo e incontrovertiblemente f alsa. Luego habrá que y lo creo con toda mi creencia [...]. No sabría abra - buscar una verda d que no tenga condicionamien- zar ninguna verda d ni conserv arla con más fuerza tos temporales, espa ciales ni experimentales de que ésta. M e entrego por entero, me entrego ver - ningún otro tipo, etc... Sin embargo, algún lector daderamente; pero ¿no me ha sucedido y a, no cauto de Hegel, al realizar esa prueba, podría una vez, sino cien o mil, y todos los días, haber apuntar debajo de su anotación la hora y el huso abraza do alguna otra cosa con el mismo aparato, horario en que la realiza y la modesta verda d que - del mismo modo, y después haberla juzgado daría más resguarda da frente al venda val de lo falsa? Por lo menos hay que ser capaz de ha cer - Absoluto. nos sensatos a nuestras expensas” (Apología de No cabe negar que, por cuidadosos que sea - Raymond Sebond). Admitir esta posibilida d de mos, nuestras convicciones mejor documentadas error comporta cierto desasosiego pero también pueden revelarse antes o después equivoca das. prudencia y cordura: desde luego, no implica a mi Pero la posibilida d misma de equivocarnos impli- modo de ver renunciar a conseguir verda des aun - ca también que es posible a certar: si na da fuese que estén sometidas a re visión ni considerar cual - verda d, tampoco nada podría ser f also. L os erro - quiera de ellas igual de v aliosa que las f alseda des res desalientan a los apresura dos o a los que año - que sa tisf acen ilusoriamente alguno de nuestros ran la inamovilida d de los dogmas, pero instruy en caprichos supersticiosos. poco a poco a los demás. Según enseñó Popper,

18 (2004) el escéptico nuestras verda des son a quellas a firmaciones con - Quien no se somete a la realida d, tendrá que gruentes con los sucesos reales que resisten a los contentarse con obedecer órdenes o creer en aje - intentos de probar su f alseda d. Al re vés ahora de nas prof ecías. Es muy probable que el desdén lo que sostuvo Spinoza, quizá sea precisamente el postmoderno por el sentido tra dicional de la ver - error el índice de sí mismo y de lo verda dero. En da d (es decir , entendida como concordancia entre palabras de Popper: “No disponemos de criterios nuestras a firmaciones y los sucesos del mundo de verda d y esta situa ción nos incita al pesimis - externo) sea en parte el lamento de subjetivida des mo. Pero poseemos en cambio criterios que, con ambiciosas que no se resignan a tener menos ayuda de la suerte (el subra yado es de Popper), ascendiente social que el concedido a los resulta - pueden permitirnos reconocer el error y la f alse - dos objetivos de la investiga ción científ ica. A esta da d”. A partir de estos tanteos, v amos estable - “volunta d de poder” (a ca démica o ideológica) le ciendo provisionalmente las verda des científ icas atribuy e Searle la culpa de la puesta en cuestión cuy a intuición se nos niega por caminos más de toda realida d indif erente a nuestros designios: directos: buscar la verda d es un ejercicio de “En las universida des, y de f orma muy destacada modestia. Pues ef ectiv amente, como señaló en diversas disciplinas humanísticas, se supone Ernest Gellner, se tra ta de “inda gar” y no de que si no existe un mundo real, las humanida des “poseer”. pueden tratar a la ciencia en pie de igualda d. Ambas tratan con constructos sociales, no con Buscar la verdad realida des independientes” (Mente, lenguaje y sociedad) . Esta a ctitud, que no renuncia a imitar es un “crea tiv amente” las apariencias de la ciencia, lle va ejercicio de modestia. a imposturas como las denunciadas en el f amoso “asunto Sok al” o, como vimos al comienzo, las de Si no asumimos este ejercicio de modestia, no ciertas tertulias tele visa das. Por supuesto, tampo - nos encontraremos más libres sino más avasalla - co son mejores los a ca démicos e ideólogos “cien - dos por los embaucadores. L a ma yoría de los que tif istas” que —ignorando la existencia de dif erentes dicen desconf iar de la verda d o niegan que sea campos de la verdad— pretenden dirimir las cues - algo más que una “convención social” no suelen tiones axiológicas o estéticas aportando como cara cterizarse en su vida cotidiana por no creer en ultima ra tio resulta dos obtenidos en el labora to- na da sino por creer en cualquier cosa. Y, sobre rio... todo, creen a cualquiera: al que mejor encarna la Nuestro conocimiento es limita do e incierto moda intelectual de esa temporada, al que más pero existe y es rele vante para nuestra vida. Como ef icazmente seduce o intimida. Renunciar a la bien señaló Max Horkheimer (en Materialismo y objetivida d de la verda d —que es por tanto inter - metafísica ), “que no lo sepamos todo no quiere subjetiv a— equiv ale a someternos a los dicta dos de decir , de ninguna manera, que lo que sabemos es alguna subjetivida d ajena (las mañas de la propia lo inesencial y lo que no sabemos lo esencial”. las conocemos demasiado de cerca como para Tan absurdo resulta creer en la omnipotencia de que nos convenzan, salvo en casos de perturba - nuestra razón como en la de nuestra ignorancia: ción mental). Por eso escribió Antonio Macha do: absurdo y peligroso . Entre las elecciones de nues - tra liberta d, ninguna tan imprescindible y llena de “No tu verda d: la verda d. sentido como la que opta por pref erir y buscar la Y ven conmigo a buscarla. verda d. ■ L a tuy a, guárda tela”.

1.— El autor se ref iere a quí a los seguidores de lo que podríamos denominar aquí escepticismo clásico o f ilosóf ico que, basa do en las enseñanzas de Pirrón de Alejandría, tuvo un resurgimiento en el siglo X VII def endiendo, básicamente, que el conocimiento del mundo estaba fuera del alcance de los seres humanos, por motivos epistemológicos (su rela- ción con la manera de entender el escepticismo en entida des como la que promueve esta publica ción es algo lejana, y esperamos tra tarla en bre ve en un nue vo número de esta re vista). (Nota del Editor)

el escéptico (2004) 19 Buenas y malas razones para creer

RICHARD DAWKINS

A menudo, la evidencia no es sólo pura obser - vación, pero ésta última siempre está tras ella. Querida Juliet: Cuando se comete un asesinato, normalmente na die (¡ex cepto el asesino y la víctima!) lo observ a. Ahora que y a tienes diez años, quiero escribir - Pero los investiga dores pueden reunir otras te sobre algo que es importante para mí. ¿No te muchas observaciones, que en conjunto señalen a has pregunta do nunca cómo sabemos lo que un sospechoso concreto. Si las huellas da ctilares sabemos? ¿Cómo sabemos, por ejemplo, que las de una persona coinciden con las encontradas en estrellas, que parecen minúsculos pinchazos en el el puñal, eso demuestra que dicha persona lo cielo, son en realida d enormes bolas de fuego tocó. No demuestra que cometiera el asesinato, como el Sol y que están muy lejos? ¿Y cómo pero puede ayudar a demostrarlo si existen otras sabemos que la Tierra es una bola más pequeña, muchas evidencias que apunten a la misma per - que gira alrededor de una de esas estrellas, el Sol? sona. A veces, un detective se pone a pensar en un L a respuesta a esta pregunta es “e videncia”. A montón de observaciones y de repente se da veces, “e videncia” signif ica literalmente ver (u oír , cuenta de que todas encajan en su sitio y cobran tocar , oler ...) que una cosa es cierta. L os astronau - sentido si suponemos que fue fulano el que tas se han aleja do de la Tierra lo suf iciente para cometió el asesina to. ver con sus propios ojos que es redonda. Otras L os científ icos —especialistas en descubrir lo veces, nuestros ojos necesitan a yuda. El “lucero que es cierto en el mundo y en el Universo— tra - del alba” parece un brillante centelleo en el cielo, bajan muchas veces como detectives. Hacen una pero con un telescopio, tu puedes ver que se tra ta suposición (ellos la llaman hipótesis) de lo que de una hermosa pelota: el planeta que llamamos podría ser cierto. Y a continua ción se dicen: si Venus. Algo que tu aprendes viéndolo directa - esto fuera verda deramente así, deberíamos obser - mente (u oyéndolo, tocándolo,...) se llama una var tal y cual cosa. observación .

Imagen de la Vía Láctea, en rayos X. La posibilidad de observar en diferentes longitudes de onda, permite descubrir nuevos datos acerca de la realidad del Universo que nos rodea. (D. Wang —Umass— et al., CXC, NASA)

20 (2004) el escéptico Los científicos ra yos X, para completar las observ aciones hechas con sus ojos, manos y oídos. L a manera en que —especialistas en descubrir lo los científ icos usan la e videncia para aprender que es cierto en el mundo y en cosas a cerca del mundo es tan ingeniosa y tan el Universo— complicada que no te la puedo explicar en una carta tan bre ve. trabajan muchas veces como detectives. Hacen una Quiero advertirte suposición (llamada hipótesis) en contra de lo que podría ser cierto. de tres malas razones para Y a continuación se dicen: si creer en cualquier cosa: se esto fuera verdaderamente así, llaman “tradición”, deberíamos observar tal y cual “autoridad” y cosa. “revelación”. A esto se le llama predicción. Por ejemplo, si el mundo fuera verdaderamente redondo, podría- Pero dejemos por ahora la e videncia, que es mos predecir que un viajero que a vance siempre una buena razón para creer en algo, porque quie - en la misma dirección a cabará por llegar al punto ro a dvertirte en contra de tres malas razones para del que partió. Cuando el médico dice que tienes creer en cualquier cosa: se llaman “tra dición”, sarampión, no es que te ha ya mira do y ha ya visto “autorida d” y “re vela ción”. Empecemos por la tra - el sarampión. Su primera mira da le proporciona dición. Ha ce unos meses estuve en tele visión, una hipótesis: podrías tener sarampión . Entonces, charlando con cincuenta niños. Estos niños habí - va y se dice: “Si de verda d tiene el sarampión, an sido educados en dif erentes religiones: había debería ver ...” Y empieza a repasar toda su lista de cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, si js... El predicciones, comprobándolas con los ojos (¿tie - presenta dor iba con el micróf ono de niño en nes manchas?), con las manos (¿tienes caliente la niño, preguntándoles lo que creían. L o que los frente?) y con los oídos (¿te suena el pecho como niños decían demuestra ex actamente lo que y o suena cuando se tiene sarampión?). Sólo enton - entiendo por “tra dición”. Sus creencias no tenían ces se decide a declarar “Dia gnostico que la niña na da que ver con la e videncia. Se limitaban a tiene sarampión”. A veces, los médicos necesitan repetir las creencias de sus pa dres y sus abuelos, realizar otras pruebas, como análisis de sangre o que tampoco estaban basadas en ninguna e vi- dencia. Decían cosas como “los hindúes creemos tal y cual cosa”, “los musulmanes creemos esto y lo otro”, “los cristianos creemos otra cosa dif eren - te”. Como es lógico, da do que cada uno creía cosas dif erentes, era imposible que todos tuvieran razón. Por lo visto, al hombre del micróf ono esto le parecía muy bien, y ni siquiera los animó a dis - cutir entre ellos sus dif erencias. Pero no es esto lo que me interesa en este momento. Lo que quiero preguntar es de dónde habían salido sus creencias. Habían salido de la tra dición. L a tra dición es la transmisión de creen - cias de los abuelos a los pa dres, de los pa dres a los hi jos, y así sucesiv amente. O mediante libros (Corel) que se siguen le yendo durante siglos. Muchas veces las creencias tra dicionales se originan casi de la na da: es posible que alguien las inventara en

el escéptico (2004) 21 algún momento, como tuvo que ocurrir con las Cielo”, como hacen los ca tólicos. La tra dición que historias de Thor y Zeus; pero cuando se han afirma que el cuerpo de María fue ele vado al cielo transmitido durante unos cuantos siglos, el hecho no es demasiado antigua. L a Biblia no dice na da mismo de que sean tan antiguas las convierte en de cómo o cuándo murió: de hecho, a la pobre especiales. L a gente cree ciertas cosas sólo porque apenas se la menciona en la Biblia. L o de que su otra gente ha creído lo mismo durante siglos. Eso cuerpo fue ele vado a los cielos no se inventó es la tra dición. hasta unos seis siglos después de Cristo. Al prin - cipio, no era más que un cuento inventa do, como El problema de la tradición Blancanieves o cualquier otro. Pero con el paso de los siglos se fue convirtiendo en una tra dición es que, por muy antigua que y la gente comenzó a tomárselo en serio, sólo por - sea una historia, es igual que se había ido transmitiendo a lo largo de de cierta o de falsa que muchas generaciones. Cuanto más antigua es una tra dición, más en serio se la toma la gente. Y por cuando se inventó la historia fin, en tiempos muy recientes, se declaró que era original. Si te inventas una una creencia of icial de la Iglesia ca tólica: esto historia que no es verdad, no ocurrió en 1950, cuando yo tenía la eda d que tú tienes ahora. Pero la historia no es más verídica se hará más verdadera en 1950 que cuando se inventó por primera vez, porque se transmita durante seiscientos años después de la muerte de María. Al f inal de esta carta volveré a hablar de la tra - siglos, por muchos siglos que dición, para considerarla de una manera dif eren - sean. te, pero antes tengo que hablarte de las otras dos malas razones para creer una cosa: la autorida d y El problema de la tra dición es que, por muy la re vela ción. antigua que sea una historia, es igual de cierta o L a autorida d, como razón para creer en algo, de f alsa que cuando se inventó la historia original. signif ica que ha y que creer en ello porque alguien Si te inventas una historia que no es verda d, no se importante te dice que lo creas. En la Iglesia ca tó- hará más verdadera porque se transmita durante lica, por ejemplo, la persona más importante es el siglos, por muchos siglos que sean. En Ingla terra, Papa. En una de las ramas de la religión musul - gran parte de la pobla ción ha sido bautiza da en la mana, las personas más importantes son unos Iglesia anglicana, que no es más que una de la ancianos de barba llamados a yatolás. En nuestro muchas ramas de la religión cristiana. Existen país ha y muchos musulmanes dispuestos a come- otras ramas, como la ortodo xa rusa, la ca tólica ter asesina tos sólo porque los a yatolás de un país romana o la metodista. Cada una cree cosas dif e- lejano les dicen que lo ha gan. rentes. L a religión judía y la musulmana son un poco más diferentes, y también existen v arias cla - ses distintas de judíos y de musulmanes. L a gente que cree una cosa está dispuesta a ha cer la guerra contra los que creen otra ligeramente distinta, de manera que se podría pensar que tienen muy buenas razones —evidencias— para creer lo que creen. Pero lo cierto es que sus dif erentes creen - cias se deben únicamente a dif erentes tra diciones. Vamos a hablar de una tra dición concreta. L os ca tólicos creen que M aría, la ma dre de Jesús, era tan especial que no murió, sino que fue ele vada al cielo con su cuerpo físico. Otras tra diciones cris - tianas discrepan, diciendo que M aría murió como cualquier otra persona. Estas otras religiones no hablan mucho de María ni la llaman “Reina del (Corel)

22 (2004) el escéptico Cuando te decía que en 1950 se dijo por f in L a tercera mala razón para creer en cosas se a los ca tólicos que tenían que creer en la asun - llama “re vela ción”. Si en 1950 le hubieras podi - ción a los cielos del cuerpo de M aría, lo que que - do preguntar al Papa cómo sabía que el cuerpo ría decir es que en 1950 el Papa les di jo que tení - d e M aría había ascendido al cielo, lo más proba - an que creer en ello. Con eso bastaba. ¡El Papa ble es que te hubiera respondido que “se le había decía que era verda d, luego tenía que ser verda d! re vela do”. L o que hizo fue encerrarse en su habi - Ahora bien, lo más probable es que, de todo lo ta ción y rezar pidiendo orienta ción. Había pensa - que di jo el Papa a lo largo de su vida, algunas do y pensado, siempre solo, y ca da vez se sentía cosas fueran ciertas y otras no fueran ciertas. No más convencido. Cuando las personas religiosas existe ninguna razón v álida para creer todo lo que tienen una sensa ción interior de que una cosa es diga sólo porque es el Papa, del mismo modo que cierta, aunque no exista ninguna e videncia de que no tienes porqué creerte todo lo que diga cual - sea así, llaman a esa sensa ción “re vela ción”. No quier otra persona. El Papa a ctual ha ordena do a sólo los papas aseguran tener re vela ciones. L as sus seguidores que no limiten el número de hi jos. tienen montones de personas de todas las religio - Si la gente sigue su autorida d tan ciegamente nes, y es una de las principales razones por las como a él le gustaría, el resulta do sería terrible: que creen las cosas que se creen. Pero ¿es una hambre, enf ermedades y guerras provoca das por buena razón? Supón que te digo que tu perro ha la superpobla ción. Por supuesto, también en la muerto. Te pondrías muy triste y probablemente ciencia ocurre a veces que no hemos visto perso - me preguntarías: “¿Estás seguro? ¿Cómo lo nalmente la e videncia, y tenemos que a ceptar la sabes? ¿Cómo ha sucedido?” Y supón que yo te palabra de alguien. Por ejemplo, y o no he visto respondo: “En realida d, no sé que Pepe ha muer- con mis propios ojos ninguna prueba de que la to. No tengo ninguna e videncia. Pero siento en mi luz a vance a una velocida d de 300.000 km por interior la curiosa sensa ción de que ha muerto.” segundo; sin embargo, creo en los libros que me Te enfadarías mucho conmigo por haberte asus- dicen la velocida d de la luz. Esto podría parecer tado, porque sabes que una “sensación” interior “autorida d”, pero en realida d es mucho mejor que no es razón suf iciente para creer que un lebrel ha la autorida d, porque la gente que escribió esos muerto. Hacen f alta pruebas. Todos tenemos sen- libros sí que había observ ado la e videncia, y cual - sa ciones interiores de vez en cuando, y a veces quiera puede comprobar esa evidencia siempre resulta que son a certa das y otras veces que no lo que lo desee. Esto resulta muy reconf ortante. Pero son. Está claro que dos personas distintas pueden ni siquiera los sa cerdotes se a tre ven a decir que tener sensa ciones contrarias, de modo que exista alguna e videncia de su historia a cerca de la ¿cómo vamos a decidir cuál de las dos a cierta? L a subida a los cielos del cuerpo de M aría. única manera de asegurarse de que un perro está muerto es verlo muerto, oír que su Yo no he visto con mis propios ojos corazón se ha para do, o que nos lo cuente alguien que ha ya visto u oído ninguna prueba de que alguna e videncia real de que a muerto. la luz avance a una velocidad A veces, la gente dice que ha y que creer de 300.000 km por segundo; en las sensa ciones internas, porque si no, nunca podrás conf iar en cosas sin embargo, creo en los libros que me como “mi mujer me ama”. Pero éste es lo dicen. Esto podría parecer un mal argumento. Puedes encontrar “autoridad”, pero en abundantes pruebas de que alguien te realidad es mucho mejor que la ama. Si estás con alguien que te quiere, durante todo el día estarás viendo y autoridad, porque la gente que escribió oyendo pequeños fragmentos de evi- esos libros sí que había observado la dencia, que se v an sumando. No se evidencia, y tra ta de una pura sensa ción interior , como la sensación que los sa cerdotes cualquiera puede comprobar llaman re vela ción. Ha y da tos exteriores esa evidencia siempre que lo desee. que conf irman la sensa ción interior:

el escéptico (2004) 23 miradas a los ojos, entona ciones cariñosas en la pez necesita branquias para sobre vivir en el a gua, voz, pequeños f avores y amabilida des; todo eso es la gente necesita cerebros para poder tra tar con auténtica e videncia. A veces, una persona siente otra gente. El mar está lleno de a gua sala da, pero una fuerte sensa ción interior de que alguien la el mar de gente está lleno de cosas difíciles que ama sin basarse en ninguna e videncia, y en estos hay que aprender. Como el idioma. Tú hablas casos lo más probable es que esté completamen - inglés, pero tu amiga Ann-Ka thrin habla alemán. te equivoca da. Existen personas con una fuerte C a da una de vosotras habla el idioma que le per - convicción interior de que una f amosa estrella de mite “na dar” en su propio “mar de gente”. cine las ama, aunque en realida d la estrella ni El idioma se transmite por tra dición. No exis - siquiera las conoce. Esta clase de personas tienen te otra manera. En Ingla terra, tu perro Pepe es a la mente enf erma. L as sensa ciones internas tie - dog. En Alemania, es ein Hund. Ninguna de estas nen que estar respalda das por e videncias; si no, palabras es más correcta o verda dera que la otra. no podemos fiarnos de ellas. L as intuiciones L as dos se transmiten de manera muy simple. resultan muy útiles en la ciencia, pero sólo para Para poder na dar bien en su propio “mar de darte ideas que luego ha y que poner a prueba gente”, los niños tienen que aprender el idioma buscando evidencias. Un científ ico puede tener de su país y otras muchas cosas a cerca de su pue - una “corazonada” a cerca de una idea que, de blo; y esto signif ica que tienen que absorber, momento, sólo “le parece” a certa da. En sí misma, como si fueran papel secante, una enorme canti - esta no es una buena razón para creer na da; pero dad de información tra dicional (recuerda que sí que puede ser razón suf iciente para dedicar información tra dicional signif ica, simplemente, algún tiempo a realizar un experimento concreto cosas que se transmiten de abuelos a pa dres y de o buscar pruebas de una manera concreta. L os pa dres a hi jos). El cerebro del niño tiene que científ icos usan constantemente sus sensa ciones absorber toda esa inf ormación tra dicional, y no se interiores para sa car ideas; pero estas ideas no puede esperar que el niño seleccione la inf orma- valen na da si no se apo yan con e videncias. ción buena y útil, como las palabras del idioma, descartando la inf ormación f alsa o estúpida, como creer en brujas, en diablos y en vírgenes Las intuiciones resultan inmortales. Es una pena, pero no se puede e vitar muy útiles en la ciencia, que las cosas sean así. Como los niños tienen que pero sólo para darte ideas absorber tanta inf ormación, es probable que tien - dan a creer todo lo que los a dultos les dicen, sea que luego hay que poner a cierto o f also, tengan razón o no. Muchas cosas prueba buscando evidencias. que los a dultos les dicen son ciertas y se basan en evidencias, o, por lo menos, en el sentido común. Te prometí que volveríamos a lo de la tra di- Pero si les dicen algo que sea f also, estúpido o ción, para considerarlo de una manera distinta. incluso maligno, ¿cómo se puede evitar que el M e gustaría intentar explicar por qué la tra dición niño se lo crea también? ¿Y qué harán esos niños es importante para nosotros. Todos los animales cuando lleguen a a dultos? Pues seguro que con - están construidos (por el proceso que llamamos társelo a los niños de la siguiente genera ción. Y evolución) para sobre vivir en el lugar donde su así, en cuanto la gente a empeza do a creerse una especie vive habitualmente. L os leones están equi - cosa —aunque sea completamente falsa y nunca pa dos para vivir en las llanuras de África. L os can - existieran razones para creérsela—, se puede seguir grejos de río están construidos para sobre vivir en creyendo para siempre. ¿Podría ser esto lo que ha agua dulce, y los boga vantes para sobre vivir en ocurrido con las religiones? Creer en uno o v arios agua sala da. También las personas somos anima- dioses, en el cielo, en la inmortalida d de M aría, les, y estamos construidos para sobre vivir en un en que Jesús no tuvo un pa dre humano, en que mundo lleno de... otras personas. L a ma yoría de las ora ciones son a tendidas, en que el vino se nosotros no tiene que cazar su comida, como los transf orma en sangre... ninguna de estas creencias leones y los boga vantes: se la compramos a otras está respalda da por pruebas auténticas. Sin personas, que a su vez se la compraron a otras. embargo, millones de personas las creen, posible - N adamos en un “mar de gente”. L o mismo que el mente porque se les di jo que las cre yesen cuando

24 (2004) el escéptico toda vía eran suf icientemente pequeñas como años. Pero podrías probar una cosa: la próxima para creerse cualquier cosa. vez que algo que parezca importante, piensa para tus a dentros: “¿Es esta una de esas cosas que la La próxima vez gente suele creer basándose en e videncias? ¿O es una de esas cosas que la gente cree por tra dición, que algo que parezca autorida d o re vela ción?”. Y la próxima vez que importante, alguien te diga que una cosa es verda d, prueba a piensa para tus adentros: preguntarle: “¿Qué pruebas existen de ello?” Y si no pueden darte una buena respuesta, espero que “¿Es esta una de esas lo pienses muy bien antes de creer una sola pala - cosas que la gente suele bra de lo que te digan. ■ creer basándose en Te quiere, papá. evidencias? ¿O es una de esas cosas que la gente cree por tradición, autoridad o revelación?”

Otros millones de personas creen en cosas distintas, porque se les di jo que cre yeran cuando eran niños. A los niños musulmanes se les dicen cosas dif erentes a las que se les dicen a los niños cristianos, y ambos grupos crecen absolutamen- te convencidos de que ellos tienen razón y los otros se equivocan. Incluso entre los cristianos, los ca tó- licos creen cosas dif erentes de las que creen los anglicanos, los episco - palianos, los shakers , los cúa queros, los mormones o los holly rollers , y todos están absolutamente conven - cidos de que ellos tienen la razón y los otros están equivoca dos. Creen cosas dif erentes por la mismas razo - nes por las que tú hablas inglés y tu amiga Ann-Kathrinn alemán. Ca da uno de los idiomas es el idioma correcto en su país. Pero de las reli - giones no se puede decir que ca da una sea la correcta en su propio Portada del libro How Things Are: A Science Tool-kit for the Mind, país, porque ca da religión a firma editado por John Brockman y Katinka Matson. (Quill) cosas dif erentes y contra dice a las Tra ducido del original en inglés Good and demás. María no puede estar viv a en la ca tólica bad reasons for believing de R. Da wkins, ensa - Irlanda del Sur y muerta en la protestante Irlanda yo incluido en el volumen How Things Are: A del Norte. Science Tool-kit for the Mind, edita do por ¿Qué se puede hacer con esto? A ti no te v a a John Brockman y Katink a M atson. resultar f ácil ha cer na da, porque sólo tienes diez

el escéptico (2004) 25 cuaderno de bitácora El pozo

JAVIER ARMENTIA

n la zona occidental de la comarca de Pues bien, un vecino de mi amigo se animó a Pamplona, donde habita el que escribe este construir el pozo. ¿Dónde comenzar a tala drar? Ecua derno, existe un pueblecito llama do Iza. Hablando de la cosa con amigos tuvo conoci - M e cuentan los que de estas cosas saben que tal miento de un experto en la prospección a cuíf era topónimo hace referencia a los juncos, y es cierto que por unos simples 9.000 euros le marcaba el que, allí donde la a gricultura ha llena do de cereal lugar idóneo. Echó cuentas y se animó. Y concer - el terreno, aparecen manchas húmedas con jun - tó la cita: para su sorpresa el lugar de encuentro cos, cañizos y otras plantas amantes del a gua en iba a ser un bar en una localida d cercana, y debía grandes cantida des. A Iza se ha ido a vivir un lle var un plano detalla do de la f inca. Y el dinero, buen amigo, a una de esas viviendas unif amiliares por supuesto... que (aunque esto mejor sería objeto de otra his - En una mesa del bar, el prospector , un hom- toria) prometen las delicias a las f amilias que bre bien conocido en la zona, y hasta f amoso por huy en de los pisos enla ta dos. ser el mejor de todos los que se mue ven por Como muchos otros pueblos cercanos a la N a varra, desplegó el ca tastral, colocó un péndulo ciuda d, Iza ha ido cambiando su f isonomía con sobre él y lo dejó moverse dentro de los límites de las urbaniza ciones de a dosados. En parcelas de la f inca del cliente. Hizo unas marcas a quí y allá, unos mil metros cuadrados, estos nue vos ruralitas volvió a colocar el péndulo... y tras un ra to marcó comienzan a hacer sus pinitos de burgués llega do con una X el lugar donde deberían hacer el pozo. al campo y, así, unos se colocan un tremendo jar - El trabajo había f inaliza do, en poco más de diez dín con arboleda, otros una piscina-cubeta para minutos. L os euros cambiaron de mano, adiós y usar los pocos días que la temperie lo permita y luego na da... algunos se lanzan a la horticultura amateur. Unos N a da más que encargar el proceso de hacer el y otros consumen agua, que han de pa gar religio - pozo: ahí colocaron el tala dro, ex actamente en el samente si la toman de la a cometida legalmente punto que el zahorí había descubierto ra diestési - coloca da... un dinero que algunos pretenden camente, y comenzaron a horadar el suelo. obviar ha ciendo por su cuenta y riesgo (e ilegal - Bajando y bajando cada vez más profundamente, mente) un pozo para aprovechar lo que el sub - lo que prolongó la labor y, por supuesto, encare - suelo tiene. ció aún más el proceso. Finalmente, a una pro - fundidad de 150 metros, apare - Mi amigo intentó hacerle ció el a gua. Tal profundida d exigía redimensionar la bomba ver que allí, en Iza, eléctrica del pozo, lo que aún normalmente los pozos no tienen más supuso un poco más de incre- que unas decenas de metros, a lo sumo: mento del presupuesto. Pero, al fin y al cabo, el vecino de Iza que el agua sale casi cuando no quieres. consiguió su pozo (ilegal) y se Que, desde luego, un zahorí no es lo más quedó contento. Este hombre, unos días des - conveniente para hacer prospecciones (...) pués, hablaba con su vecino y que, ya el colmo, lo de la radiestesia finca, mi amigo, quien intentó era simple y llanamente ha cerle ver que allí, en Iza, nor - malmente los pozos no tienen una tomadura de pelo. más que unas decenas de

26 (2004) el escéptico cuaderno de bitácora metros, a lo sumo: que el a gua sale casi cuando A yer volvimos a hablar del tema: el vecino, por no quieres. Que, desde luego, un zahorí no es lo supuesto, no ha a tendido a las razones de mi más conveniente para hacer prospecciones amigo. Pero una sombra de duda había nacido en (a caso, concedía, uno de la zona que conoce bien él: otro vecino, el siguiente en la línea de a dosa- el terreno y las pistas que la propia na turaleza dos, había hecho un pozo a pelo, y en menos de deja e videnciando acuíf eros cercanos a la superf i- veinte metros había da do con una vía de a gua cie, que siempre será más ef ectivo...) y que, y a el suf iciente para su terreno. Sin pa gar a demás colmo, lo de la ra diestesia era simple y llanamen - 9.000 euros. Eso, claro, jode. te una tomadura de pelo. Que, en f in, a pesar de A mi amigo, y a mí con él, nos consolaba al todo y aunque no le cre yera sus argumentos ra cio- menos un poco el que, si bien los argumentos no nales para dudar de todo eso, que contar a cuán - habían v alido de mucho, la consta ta ción pública to le iba a salir el a gua, y que si no era mejor y notoria entre tus vecinos de que eres un pardi - haber pagado sin más una tasa de riego de la llo podía llegar a servir como la más ef icaz de las mancomunidad de aguas de la región. argumentaciones. ■ Por supuesto, el crédulo vecino no llegó siquie - ra a considerar las dudas. Mi amigo lo dejó por imposible, pero me contó el asunto para ver si podía darle argumentos por si el tema volvía a sus conversa ciones. ¿Qué más decirle? En ef ecto, las pruebas que se han hecho en situaciones contro - ladas con zahoríes han mostrado que no aciertan más allá de lo que el azar les deja (incluso en el caso del subvencionado estudio de Munich sobre el asunto, una historia que muestra cómo se pue - den gastar unos 250.000 euros de dinero públi - co por parte de un grupo de físicos en ha cer el idiota dejándose engañar por a vispa dos zahoríes). El azar es, considerando el caso que me con - taban, en una región llena de a gua (y juncos), ase - gurar un a cierto casi completo. Incluso había habido mala suerte: un lecho de margas que había convertido el punto elegido en el peor de los posibles. L e expliqué que ni los zahoríes eran más que adivinos, históricamente perpetua dos como siempre sucede con estas cosas, ni el uso del péndulo de ra diestesista mejoraba las cosas. Que la f ama de estas gentes venía de f alacias como considerar éxito a cualquier cosa, el f a m o - (Corel) so post-hoc . Que la publicida d de estas gentes se mantiene porque a quien no le funciona, o quien se siente tima do, no suele ir por ahí contándolo. Por el contrario el éxito , siempre. Consuela pensar que, si bien los argumentos no valen para mucho a veces, la constatación pública y notoria entre los vecinos de que eres un pardillo puede ser la más eficaz de las formas de convencer.

el escéptico (2004) 27 CLONES Y ÉTICA: Sobre células madre y prejuicios religiosos

OSWALDO PALENZUELA

ace apro ximadamente dos vacuamente de las dimensiones Puesto que la campaña del años, el 13 de octubre de interna cionales y de la noveda d de gobierno alude fundamentalmente a H2 0 01 , investiga dores de la su inicia tiv a. “España lidera una ini - motivos éticos, y éstos consisten en empresa americana Advanced Cell ciativ a interna cional para la prohibi - el juicio sobre la legitimida d moral Technologies (A C T) observ aban f asci- ción de la experimenta ción en clo - de las investiga ciones en clona ción, na dos al microscopio a quello que na ción terapéutica”. Triste titular resulta fundamental una inf orma- habían perseguido activamente que, a demás, resulta f also, pues esta ción apropia da sobre los elementos durante v arios meses. Unas peque - declara ción llega cuando y a los paí - implica dos. Esta inf ormación puede ñas bolitas de células que, días des - ses que lideran este tipo de investi - resultar difícil de asimilar sin un pués, convulsionaron la opinión gaciones han debatido y digerido el conocimiento previo de nociones pública tras el anuncio de que se tra - tema hasta la sa cieda d. L o único que sobre biología, motivo por el cual taban de los primeros embriones lidera el gobierno español con su quizás el deba te se centra en los humanos obtenidos por transferen - inicia tiv a es una cruza da por la pos - aspectos más frívolos, superf iciales y cia nuclear somática, más conocida tura más rea ccionaria de las posi - subjetivos, que están más próximos a como clonación . bles, apo yándose en presuntos ries - la experiencia del gran público. L os Este logro marcó, e videntemente, gos y en supuestas razones éticas, esfuerzos del Dr. Frank estein por un hito científ ico, pero también aña - que no son sino un disfraz a una crear lo que sólo Dios puede, o el dió una carga al y a convulso terreno postura moralista de base profun- aberrante orden social idea do por de las considera ciones sobre experi - damente religiosa. L a línea está Aldous Huxley en su novela Un mentación con embriones y óvulos en perf ecta sintonía con sectores del Mundo Feliz son ref erencias obliga - humanos, que algunos colectivos gobierno republicano de EE.UU. das en estos planteamientos, a pesar consideran ina ceptable por razones y, como no, con el Vaticano. Recu- de estar muy aleja dos de las verda - morales y religiosas. Si bien la legiti - peramos así nuestro papel de deras cuestiones éticas que se plan - midad ética de las reivindica ciones “Reserv a Espiritual de Occidente”, tean con la experimenta ción en clo - de estos colectivos es cuestionable, por si alguien lo creía perdido. na ción humana. El gobierno, lejos el peso social y político de sus pos - Lo único que lidera el de emprender una turas está fuera de duda. Numerosas campaña de informa- campañas, aireadas por los medios y gobierno español con su ción pública y de refle - centra das en los aspectos más mór - iniciativa es una cruzada por xión social sobre estas bidos de las posibilida des de la clo - la postura más reaccionaria m a terias, ha asumido nación humana con f ines reproduc - de las posibles, una postura paternalis - tivos, han tenido eco en las fuerzas ta que prohíbe aludien - políticas y legisla tiv as, que, en algu - apoyándose en do a “riesgos” y a “moti - nos países, han emprendido o están presuntos riesgos y en vos científ icos y éticos”. en fase de emprender vías que pro - supuestas razones En mi opinión, son los híban o restrinjan este tipo de inves - éticas, que no son sino un ciuda danos inf ormados tiga ciones. quienes pueden v alorar Recientemente, el gobierno espa - disfraz a una postura realmente los riesgos, y ñol ha emprendido una de estas moralista de base juzgar si tras esos campañas, v anagloriándose a demás profundamente religiosa supuestos motivos éti -

28 (2004) el escéptico cos ha y algo más que una moral reli - mos existen una clase de células, las do por Alzheimer o Parkinson, al giosa tra vestida, una intrusión —una CM, que tienen la capa cida d de con - páncreas de un diabético, o a la más— de la moral católica más tras - vertirse en las distintas células que médula espinal seccionada de un nochada en el cuerpo legisla tivo de forman un individuo. L os biólogos tetrapléjico. un esta do supuestamente laico. Por han aprendido a aislar, cultivar y ello, es mi pretensión contribuir a reproducir estas células, y mediante Un vistazo superficial enf ocar este deba te, del cual la clo - sus investiga ciones están comenzan- na ción es sólo uno de los aspectos, do a vislumbrar los mecanismos que a esta orientación en su debido terreno. ha cen que puedan especializarse en terapéutica del uso células sanguíneas, nerviosas o de de las células madre LAS CÉLULAS MADRE músculo cardíaco, por mencionar consistiría en la A cabo de a firmar que la clona - algún tipo. ción es sólo uno de los aspectos, el Desde sus orígenes, la investiga - posibilidad de aportar más recientemente aireado y recogi - ción con CM se ha planteado con un este material a un do por la campaña del gobierno enorme potencial terapéutico en su corazón infartado, a español, de un debate subyacente, haber, es decir , como una herra - más amplio, sobre las cuestiones éti - mienta médica que, como algunos un cerebro devastado cas que a fectan al uso de óvulos y prestigiosos científ icos a firman, abri - por Alzheimer o embriones humanos para investiga- rá una nue va era en medicina huma- Parkinson, al ción científ ica. Y este aspecto es sis - na y plantará ba talla abierta a un temáticamente obvia do. L a raíz de gran número de enfermedades, algu - páncreas de un todo este embrollo está en las llama - nas de las más insidiosas de nuestra diabético, o a la das células madre (CM). era. Un vistazo superf icial a esta médula espinal En los últimos años, un sector de orienta ción terapéutica del uso de la investiga ción biomédica ha vuelto las CM consistiría en la posibilida d seccionada de un la cabeza con interés ha cia el reco - de aportar este ma terial a un cora - tetrapléjico. nocimiento de que en los organis - zón inf arta do, a un cerebro de vasta -

(Cortesía del autor)

el escéptico (2004) 29 Si conseguimos que estas CM celulares que f orman un organismo, desprogramar células a dultas para reconstruy an a quellos tejidos irre ver- desde neuronas hasta células cardía - convertirlas en células ma dre, ha siblemente dañados, de un modo cas o pancreá ticas. L os embriones, conseguido algunos descubrimien- completamente análogo a los proce - durante todo su desarrollo f etal, son tos alenta dores en tiempo reciente, sos na turales de regenera ción de especialmente ricos en CM pluripo - pero por lo general no se ve como otros tejidos, entonces queda claro el tentes. una alterna tiv a viable al uso terapéu - potencial para realizar auténticos Sin embargo, conf orme avanza la tico de CM verdaderamente pluripo- “mila gros” médicos y para brindar formación de los tejidos y órganos tentes, a corto o medio plazo. soluciones a enf ermedades incura - adultos, éstas se ha cen ca da vez más L os ma yores a vances en genera - bles y muy prevalentes en nuestra raras. L o que persiste durante toda la ción de líneas de CM pluripotentes socieda d. Debo hacer hincapié de vida de un organismo son CM capa- se pueden producir, pues, con los que ningún científ ico en su sano jui - ces de regenerar determina dos teji - óvulos f ecundados, en ese esta do lla - cio discute este enorme potencial dos, pero por lo general sólo éstos. m a do blastocisto, en el cual unas terapéutico de las CM. Se las suele conocer como CM mul- pocas células conserv an casi todo su Ahora bien, el problema viene tipotentes , ya que pueden generar potencial, momento ligeramente con la fuente de las CM para estas algunos tipos de células, pero no anterior a cuando se implantaría en investiga ciones. Todos los organis - cualquiera. Por ejemplo, un organis - un útero en condiciones naturales. mos adultos las tenemos. Pero, des - mo adulto mantiene un número ele- gra ciadamente, no todas las CM son vado de células multipotentes de las Los mayores avances iguales. Cuando un óvulo se f ecun- series sanguíneas en la médula ósea, da, la célula resultante es totipotente , ya que estas células tienen un ritmo en generación de es decir , tiene capa cida d para divi - de regenera ción ele vado. Pero estas líneas de CM dirse y f ormar un organismo com- células no parecen ser capa ces de pluripotentes se pleto. Durante las primeras etapas formar neuronas ni regenerar médu- de desarrollo subsecuentes, se f or- las espinales. pueden producir, man un pequeño número de células Recientes descubrimientos han pues, con los óvulos que siguen manteniendo todo su conseguido demostrar la presencia fecundados, en ese potencial. Si las separamos en ese en a dultos de células multipotentes momento, cada una de ellas podría de otros tipos, incluy endo células estado llamado generar un organismo completo. Es nerviosas, pero son especialmente blastocisto, en el cual lo que sucede, por ejemplo, cuando raras y su purif icación en número de modo natural se producen melli - suf iciente no resulta viable. Por ejem - unas pocas células zos idénticos. Poco después, las suce - plo, se han encontra do en el cerebro conservan casi todo siv as divisiones de estas células pro - de ra tas, o en trozos de encéf alo su potencial, ducen lo que los embriólogos humano extraído durante operacio- llaman un blastocisto . En esta nes quirúrgicas para paliar casos gra - momento ligeramente pequeña bolita microscópica (f orma- ves de epilepsia. No son, desde anterior a cuando se da por unas 100 células), se puede luego, procedimientos rutinarios o implantaría en un distinguir una capa externa de célu - asequibles desde un punto de vista las que se ocuparán de proteger y terapéutico. L a investiga ción en esta útero en condiciones nutrir al embrión, f ormando la pla- línea, y en a quellas encaminadas a naturales centa y estructuras asocia das, mien - tras que en su interior ha y un con - junto de CM pluripotentes . Estas células aisla das y a no serían capaces de generar un organismo viable, pues no tendrían capa cida d para implantarse en un útero y des - arrollarse como tales. Sin embargo, mantienen la capacida d de dif eren - ciarse en cualquiera de los tipos (Cortesía del autor)

30 (2004) el escéptico Una fuente excelente de este De nue vo, es necesario conocer fecundación normal), hasta esa etapa m a terial en humanos son los óvulos en qué consiste y por qué las células de blastocisto (a partir del cual pode - y embriones congelados, a quellos m a dre obtenidas mediante estas téc - mos generar líneas de CM) tendre - que sobran tras los procedimientos nicas pueden ser mejores que las mos unas células pluripotentes de f ertiliza ción invitro que son hoy procedentes de los tra tamientos de genéticamente idénticas a las del en día rutinarios para parejas que infertilida d. Una de las razones fun - donante, con las cuales, potencial - sufren de inf ertilidad. Y aquí empie- damentales es la capa cida d de pro - mente, se podrían aplicar terapias zan los problemas. Para los sectores ducir CM “a la carta”. Un problema regenera tiv as personaliza das, sin más influidos por ciertas morales primario con el que tropezaría una posibilida d alguna de rechazo. religiosas, cualquier uso de estas terapia basa da en CM obtenidas de No a caban ahí las aplica ciones células es ina ceptable, y a que alegan un donante anónimo, es común al de las células humanas clónicas. que se tra ta de vidas humanas y que se plantea en los trasplantes de M ediante la clona ción de células como tales deben protegerse. Se órganos: el organismo reconoce el con def ectos genéticos o, por ejem - tra ta, por supuesto, de una visión m a terial extraño como intruso y, en plo, mediante la clona ción de células subjetiv a y en gran medida funda - vez de colaborar con las células para tumorales, se puede generar conoci - mentalista, que no es justif icable que regeneren los tejidos daña dos, miento de v alor incalculable sobre desde un punto de vista científ ico ni, las destruiría rápidamente. Desde cuales son los mecanismos genéticos como veremos más adelante, ético. luego, al igual que se ha ce en los últimos que regulan el desarrollo y Poco se aleja esta postura de la refle - transplantes, estas rea cciones de dif erencia ción celular , incluy endo el ja da en el Génesis 38: 9,1 0: “Pero rechazo pueden hasta cierto punto descubrimiento de las causas por las sabiendo Onán que el hijo que le controlarse eligiendo tipos compai- t que a veces el proceso se descontro - na ciera no sería considera do suy o, bles y usando medicamentos inmu- la y se genera un cáncer, o de los sucedía que ca da vez que se unía a la nodepresores, pero lo cierto es que mecanismos responsables del enve- mujer de su hermano, vertía en tierra estas soluciones —aunque salv an jecimiento. Esto son sólo esbozos de para no dar descendencia a su her - vidas— distan mucho de ser ideales y la utilida d de las CM clónicas huma- mano. Pero lo que ha cía era malo limitan enormemente la diversida d y nas en investiga ción biomédica. ante los ojos del Eterno, y también a viabilida d de las terapias a aplicar . Podemos comprender ahora mejor él le quitó la vida.” Sin embargo, si a un óvulo humano la ex cita ción de los investiga dores de Sobre todo teniendo en cuenta le sustituimos su núcleo por el de la A C T cuando obtuvieron estas célu - los miles de años pasa dos desde célula de un pa ciente, e inducimos a las, por primera vez, ha ce menos de aquello. este ente clónico a que se divida un año. (como lo haría un óvulo tras una OTRA VUELTA DE TUERCA: LA CLONACIÓN Aunque las CM derivadas de m a terial sobrante de los procedi - mientos de f ecundación in vitro son un excelente material de investiga - ción, en los últimos años se ha emprendido un paso más hacia los posibles usos terapéuticos de estas células. Ello ha lle vado al desarrollo de las técnicas de clona ción por transferencia nuclear somática (aun - que también se han desarrolla do téc - nicas que consiguen inducir a los óvulos no f ecundados a dividirse, en un proceso conocido como parteno - génesis , que en este caso genera células clónicas de la donante de óvulos). (Cortesía del autor)

el escéptico (2004) 31 Mediante la m aterial genético humano, como y a 1. ¿Cuál es el estatus clonación de células vimos anteriormente con la historia moral de los organismos cre- de Onán y el castigo divino por des - ados mediante clonación? con defectos perdiciar su semilla. Frente a postu - Argumento: Si un organismo clo - genéticos o, por ras simplonas, desinf ormadas y na do se implantase en un útero, ejemplo, mediante la pa ternalistas como la asumida por el como se hizo con el famoso caso de clonación de células gobierno español, resulta imprescin - la oveja Dolly , sería posible que se dible un debate serio sobre las autén - desarrollase completamente hasta tumorales, se puede ticas cuestiones de carácter ético con na cer . A causa de este potencial, generar conocimiento las que nos enfrentamos al ha cer uso habría quienes argumentasen que de valor incalculable de estas nue vas tecnologías. los embriones generados en los Sirv a como ejemplo esclarecedor experimentos de clonación humana sobre los mecanismos el análisis que el comité asesor de la con f ines terapéuticos son equiv alen - genéticos últimos que empresa ACT realizó al respecto, tes a embriones humanos normales regulan el desarrollo cuando se iniciaron sus trabajos y corrientes, y merecen el mismo y diferenciación encaminados a conseguir clona ción gra do de protección y respeto. de células humanas. Este comité L a ma yoría de los miembros del celular, incluyendo el estaba constituido por especialistas comité no estuvieron de a cuerdo. Se descubrimiento de en ética, aboga dos y científ icos, de recalcó que, a dif erencia de un porqué se genera un diversas a filia ciones en instituciones embrión humano, un organismo clo- cáncer, o de los públicas y priv adas americanas. Su na do no es el resulta do de una porta voz, Ronald M. Green, director fecundación de un óvulo y un esper - mecanismos del Instituto de Ética de la m a tozoide. Se tra ta de un ente bio - responsables del Universida d de Darmouth (EE.UU.), lógico nue vo, no presente en la na tu- envejecimiento. resumía lo que el comité consideró raleza. Aunque tiene cierto potencial como las cinco mayores cuestiones para convertirse en un ser humano, éticas, que se abordaron y resolvieron este potencial es muy limita do. En la ÉTICA Y del siguiente modo [Green, R.M. etapa de blastocisto, cuando el orga - F U N D A M E N T A L I S M O (2001) Scientific American , Nov . 24.] nismo se disocia para generar las ¿A qué viene pues tanto re vuelo? líneas de células ma dres, se L a investiga ción con CM clónicas tra ta de una bola de células humanas puede, como hemos visto, del tamaño de un punto. re volucionar la medicina. Casi todos L os embriones generados hemos perdido a seres queridos víc - por f ertiliza ción normal, timas del cáncer o de inf artos, a generalmente, no se muchos de nosotros nos correspon- implantan en el útero hasta derá terminar nuestros días de este después de esta etapa de modo. ¿Por qué, pues, prohibir la blastocisto. No ha y órga - investiga ción orienta da a solucionar nos, no ha y posibilida d estos problemas? L os motivos a duci - alguna de que pueda pen- dos por el gobierno incluy en, funda - sar o sentir , y no tiene nin - mentalmente, objeciones éticas. Es guna de las cara cterísticas innegable que el desarrollo de estas de un ser humano. Aunque nue vas tecnologías despierta nue vas los miembros del comité cuestiones de carácter ético. reconocieron que habría Sin embargo, en el caso de la clo - quienes asociasen este nación terapéutica humana, pocas organismo con un de estas cuestiones tienen distinta embrión, se pref irió reco - raíz que las objeciones morales de nocerlo como un “huevo sectores conserv adores al uso de (Cortesía del autor) activ ado”, y se concluy ó

32 (2004) el escéptico que sus cara cterísticas no debieran recolectar sus órganos en benef icio podría lle var a la degenera ción impedir que se usase para trabajos de otros. Algunos de quienes pien - moral y a la rapiña de órganos de que podrían salv ar vidas. san de este modo, sin embargo, adultos sin su consentimiento. podrían considerar a ceptable la Estos argumentos simbólicos y Aunque los miembros investiga ción en células ma dre de “pendiente resbala diza” tienen humanas generadas de embriones frecuentemente una poderosa fuerza del comité asesor de sobrantes (congela dos) de los proce - emocional, pero son difíciles de la empresa ACT dimientos de f ecundación in vitro. valorar . ¿Es realmente cierto que el reconocieron que Su razonamiento, correcto o no, es uso de huevos a ctiv ados para tera - que estos embriones v an a ser des - pias salv avidas conducirán a esos habría quienes truidos de todos modos, y que por lo supuestos abusos? Por el contrario, asociasen este menos algún bien podría generarse si la ciencia médica puede aumentar organismo con un del uso de estas células. Pero la clo - la supervivencia de la gente y su cali - na ción terapéutica humana resulta da d de vida, ¿no podría incluso esta embrión, se prefirió totalmente ina ceptable para estas investiga ción incrementar el respeto reconocerlo como un personas, porque conlle va la crea - por la vida humana? L os miembros “huevo activado”, y ción delibera da de lo que ellos con - del comité señalaron el hecho de sideran un ser humano con el pro - que el Reino Unido, hasta muy se concluyó que sus pósito de destruirlo. recientemente, ha permitido legal - características no Muchos de los que no reconocen mente la crea ción y destrucción deli - debieran impedir que estatus moral a los entes crea dos bera da de embriones humanos en se usase para trabajos mediante clonación terapéutica investiga ción desde principios de la están en desa cuerdo con este punto década de los noventa. No ha habido que podrían salvar de vista. Al igual que los miembros ningún ef ecto nega tivo aparente de vidas. de este comité, argumentan que los este permiso en la socieda d británi - benef icios de esta investiga ción y de ca. Al f inal, los argumentos simbóli - 2. ¿Es permisible crear un las posibles terapias que genere cos y de pendiente resbala diza no ente de desarrollo humano sobrepasan ampliamente las alega - persuadieron a los miembros del sólo para destruirlo? ciones sobre los hue vos a ctiv ados. comité de que la investiga ción en Argumento: A quellos para quie - Sorprendentemente, algunos de los clona ción terapéutica no debiese nes la vida humana comienza en el que comparten esta moral se opo - continuar. momento mismo de la fecundación nen de todos modos a la investiga - —y consideran, pues, a los hue vos ción, apo yándose en el terreno sim - 3. ¿Es correcto buscar activados como moralmente equiva- bólico. M antienen que es impropio activamente huevos huma- lentes a embriones humanos— no el crear vida humana de ningún tipo nos para investigación cientí- pueden aprobar éticamente la inves - sólo para destruirla. L es preocupa fica? tiga ción en clona ción terapéutica. que esto pudiera suponer el a cerca - Argumento: L a necesida d de una P ara ellos, esta investiga ción es equi - miento de nuestra socieda d ha cia fuente de óvulos humanos lle va a valente a ma tar a un niño vivo para una “pendiente resbala diza”, que una de las cuestiones éticas más delica das en esta investiga ción. En ca da ciclo mensual, una mujer pro - duce sólo uno o dos óvulos madu - ros. P ara aumentar este número hasta los niveles necesarios en inves - tigación, deben tomarse medicamen- tos inductores como los usa dos en los procedimientos de f ertiliza ción in vitro. En raras ocasiones, esta medicación puede causar el llama do síndrome de hiperestimulación , que (Cortesía del autor) puede provocar daños hepáticos, dis -

el escéptico (2004) 33 función renal, o f ormación de trom - En segundo lugar, señalaron que (normalmente fibroblastos de la piel) bos causantes de inf artos. De a cuer - los voluntarios para investiga ción que se fusionan con los óvulos enu - do con algunos estudios, ciertas dro - aceptan frecuentemente riesgos sig - clea dos en las investiga ciones de clo - gas estimulantes ovula torias se han nifica tivos para el a vance del conoci - na ción terapéutica no a frontan ries - asocia do con un mayor riesgo de miento médico. Si una persona con - gos, aparte de la posibilida d remota cáncer de ov ario. L a cirugía necesa - siente en participar en un estudio de una inf ección en el punto de la ria para recolectar los óvulos tam - peligroso sobre v acunas de malaria biopsia de piel. P ero la clona ción es bién implica riesgos, como los de la para a yudar a curar esta enf ermedad, un asunto controvertido, que expone anestesia y las posibles hemorra gias. ¿por qué debería impedírsele donar a todos los participantes de la inves - ¿Es ético someter a una mujer a óvulos para una investiga ción simi - tiga ción a riesgos nue vos. L os donan- estos riesgos para f ines de investiga - lar , orienta da a salv ar vidas? tes de células, por ejemplo, podrían ción? Si a las mujeres se les ofrece Finalmente, concluy eron que encontrarse en medio de una tor - dinero para someterse a estos ries - sería desproporciona damente pater- menta mediática si se identif ica que gos, ¿podría esto ha cer que los ma te- nalista el prohibir a mujeres donar han permitido que se les clone. riales reproductivos humanos se óvulos para esta investiga ción. Al P ara pre venir esto, el comité ase - comenzasen a ver como artículos mismo tiempo, se estableció un pro - sor de ética insistió en que los proce - con los que se puede comerciar? No cedimiento riguroso de consenti - dimientos asegurasen la conf idencia - está permitida la venta de órganos miento con conocimiento de causa, lida d más estricta para los donantes humanos o de bebés, ¿son los óvu - de modo que las donantes tuviesen de óvulos y células (a no ser que ellos los dif erentes? plena conciencia de los posibles ries - eligiesen lo contrario). Una cuestión En respuesta a estas cuestiones, gos. Se insistió en que los medica - que lle vó mucho tiempo debatir fue los miembros del comité tuvieron en mentos estimulantes de ovulación si los niños podrían donar células cuenta dos hechos. En primer lugar, debían a dministrarse en dosis segu - para las investiga ciones y se concluy ó ya existe un merca do sustancial de ras. Y se fijó un pago moderado por que en general esto no era apropia - óvulos humanos con f ines reproduc - la participa ción, que se cifró en do, puesto que al alcanzar la ma du - tivos. Algunas mujeres jóvenes reci - 4.000 dólares (unos cuarenta por rez los niños podrían sentirse a fecta - ben sumas considerables por pro - hora), lo que supone apro ximada- dos moralmente por haber porcionar óvulos que permiten a mente lo mismo que el pago medio contribuido a un procedimiento de mujeres solas, o a pareja inf értiles, por donación de óvulos con f ines clona ción. Se hizo una ex cepción, sin tener hi jos. Si estas mujeres pueden reproductivos en a quella zona de los embargo, en el caso de un niño con sobrelle var los riesgos con ese f in, EE.UU. Se quiso evitar que el pa go se una enf ermedad genética letal, y a que nos preguntamos: ¿por qué no se les convirtiese en una influencia indebi - se sabía que una línea de células debiera permitir abordar los mismos da que pudiese a fectar a las donantes m a dre basa da en el ADN de este riesgos para la investiga ción orienta - a la hora de v alorar los riesgos. niño podría ser una herramienta da a salv ar vidas humanas? Y si se les poderosa en la investiga ción dirigida puede pagar por el tiempo y las 4. ¿Cuales son las cuestio- a la cura ción de su enf ermedad. molestias que la dona ción de óvulos nes éticas en relación con la Aunque el niño probablemente no con f ines reproductivos conlle va, persona cuyas células se clo- sobre viviría lo suf iciente para benef i- ¿por qué no pueden recibir un pa go nan? ciarse de estas investiga ciones, se razonable por la inducción ovula to- Argumento: Puede parecer que pensó que sus padres tenían el dere - ria con f ines de investiga ción? los individuos que donan las células cho de tomar esa decisión en repre - senta ción de su hi jo. Estas células no han sido usa das aún en ningún pro - Si una persona consiente en participar en cedimiento de clonación. un estudio peligroso sobre vacunas 5. ¿Facilitará la clonación de malaria para ayudar a curar esta terapéutica una clonación enfermedad, ¿por qué debería impedírsele reproductiva, el nacimiento donar óvulos para una investigación similar, de un bebé clonado? Argumento: Una importante orientada a salvar vidas? cuestión f inal plantea da por estas

34 (2004) el escéptico investiga ciones es si estimularán la clona ción terapéutica no hará que la CONCLUSIONES llega da del día en que se aborde la reproductiv a sea menos probable. L os aspectos éticos rela ciona dos clona ción reproductiv a humana. Aunque la clonación terapéutica con las nue vas tecnologías de clona - Esta preocupación presupone que la podría a yudar a los científ icos a per - ción de células humanas exigen un clona ción reproductiv a es y siempre feccionar las técnicas necesarias para riguroso análisis desde el conoci - será éticamente incorrecta. Muchos clona ción reproductiv a, también miento de causa y desde el distan - de los que sostienen este punto de puede dejar mucho más claros los ciamiento de posturas sesga das por vista mencionan la incidencia de peligros de intentar producir seres prejuicios religiosos. Si bien este muertes y malf ormaciones en ani - humanos de este modo. Ya existen análisis es necesario y debe exten - males clonados. Otros se preocupan evidencias de que algunos animales derse a niveles que alcancen todos por peligros más remotos. Señalan clona dos pueden experimentar los estra tos de nuestra socieda d, los posibles riesgos psicológicos de expresión genética def ectuosa, así incluy endo los políticos y legislai- t niños genera dos en f amilias en las como interf erencias en su impronta, vos, una lectura ra cional de los que uno de los pa dres es también, el pa trón normal de silencia do de aspectos implica dos proporciona, genéticamente, un hermano gemelo. genes que no se necesitan en deter - ho y por ho y, un terreno ético f irme Temen que los niños clonados minados tejidos. Estos problemas no sólo para permitir, sino para podrían enfrentarse a expecta tivas podrían desanimar a posibles padres incentiv ar la investiga ción en clona - infundadas de vida, basa das en los a generar bebés mediante esta tecno - ción de células humanas con f ines logros de sus progenitores genéticos. logía. De este modo, la investiga ción terapéuticos. L os benef icios espera - Y manif iestan su preocupa ción sobre en clona ción terapéutica puede inclu - dos de estas investiga ciones para el posibles riesgos sociales de la clona - so reducir la probabilida d de que la bienestar humano sobrepasan inf ini- ción si las socieda des deciden repli - clona ción se aprecie como una alter - tamente las objeciones que desde carse a larga escala hasta un número nativ a de reproducción viable. determinadas morales religiosas se determinado de genomas elegidos, Una prohibición de la clona ción plantean. L as diversas asocia ciones para f ines militares o de otro tipo. terapéutica, a demás, no prevendría científ icas y comités bioéticos inde - En contraposición a lo anterior, algu- que ciertos investiga dores incontrola - pendientes, así como las editoriales nos a claman la perspectiv a de la clo - dos siguiesen a delante con intentos de las principales re vistas científ icas, nación humana. La ven como un de clona ción reproductiv a por su se han alinea do unánimemente en modo nuevo de generar descenden - cuenta. Algunos grupos, como los este sentido. L a controversia científ i- cia, genéticamente rela ciona da, a ra ëlianos (un culto religioso), o cientí - ca, pues, tampoco existe. parejas inf értiles, o como un método ficos renega dos como Richard G. Cruzadas como la emprendida de reducir el riesgo de algunas enf er- Seed, (un médico que ejerce en por nuestro gobierno con su campa - medades genéticas hereditarias. Illinois —EE.UU.— y ha esta do traba - ña sólo pueden ser tilda das, benévo - jando en embriología), han anuncia - lamente, como irresponsables. Independientemente do su propósito de intentar clonar un Quienes no buscan, o ignoran cons - humano y presumiblemente lo inten- cientemente, el v alor de la inf orma- de lo que uno tarán independientemente de si la ción y los argumentos ra cionales, piense sobre la ética investiga ción en clona ción terapéuti - emprendiendo campañas políticas de la clonación ca se prohíbe o no. Una prohibición bajo el influjo de prejuicios religio - reproductiva, de la clona ción terapéutica bloquea - sos, cargan sin embargo un enorme rá la investiga ción útil mientras que peso sobre sus conciencias, que en el prohibir la permitirá que gente menos concien - este caso se tra duce en un coqueteo clonación terapéutica cia da intente la clona ción reproducti - con la salud, el bienestar y la calida d no hará que la va allá donde encuentren un ambien - de vida humanas. Muchas de esas te legal más permisivo. Bloqueando vidas no comparten, ni tienen por reproductiva sea la investiga ción responsable en la qué ha cerlo, su particular visión menos probable. biología celular de la clona ción moral. Es nuestro deber recordarles humana, se estará también garanti - el peso de esta gran responsabilida d, Independientemente de lo que zando que los primeros intentos de y ha cérselo de este modo tan insos - uno piense sobre la ética de la clo - clonar seres humanos se basen en un tenible como sea posible. ■ na ción reproductiv a, el prohibir la conocimiento científ ico def iciente.

el escéptico (2004) 35 Ética y clonación

JOSÉ LUIS CALVO

a Sra. Ministra de Sanida d, ¿Qué es lo ideal? doña Ana Pastor , asegura que Aquello que contenga Lexisten “suf icientes justif ica cio - nes de tipo científ ico, jurídico y ético el mayor número de como para evitar en estos momentos cosas con valor la investiga ción con embriones humanos.” 1 positivo. Es e vidente que sí existe un pro - blema jurídico, la legisla ción españo - Así, para e valuar si una a cción es la prohíbe esa experimenta ción ética o no, lo que debemos pregun - (mejor dicho, la limita de tal f orma tarnos es si ra cionalmente tiende a que a ef ectos prácticos equiv ale a un f in ideal y si existe una propor - ello), pero la cuestión es, precisa - ción entre el f in busca do y los mente, si esa situa ción debería cam - medios empleados. ¿Qué es lo biar o si ha y motivos científ icos y/o ideal? A quello que contenga el éticos para que continúe veda da a la m ayor número de cosas con v alor investiga ción. George Edward Moore (11/04/1873-10/24/1958). (Archivo) positivo. Centrémonos en el segundo Todos estaremos de acuerdo en aparta do. ¿L a investiga ción con que la enf ermedad y el dolor son Ethica , dio comienzo a la llama da embriones es contraria a la ética? claramente negativos, por tanto una filosofía moral analítica. Su funda - Sospechamos que la Sra. Pastor ha vida sana y sin sufrimientos innece - mentación es clara: “Una conclusión confundido dos términos distintos, sarios es un ideal. Como consecuen - correcta siempre se puede obtener moral y ética. No dudamos en que es cia de ello, si la experimenta ción con de un razonamiento falaz, y la vida contraria a su moral, es decir , al con - células embrionarias fuera anti-ética , buena y las máximas virtuosas de un junto de v alores que ella considera lo sería por los medios emplea dos, hedonista no demuestran de ningu- como buenos. Tampoco dudamos nunca por su f in, puesto que preten - na manera que su f ilosofía ética sea que su opinión es compartida por de lograr nue vas técnicas de repara - también buena. A mí sólo me intere - otras muchas personas puesto que la ción de lesiones ho y incurables, así sa esta f ilosofía ética. L o que discuto premisa de que un embrión es un como la obtención de órganos para aquí es la eminencia del razona - ser humano es defendida por la transplantes sin problemas de dispo - miento, no la eminencia del carácter Iglesia Ca tólica y otras conf esiones nibilida d de donantes ni de recha - del hedonista como persona ni religiosas; pero eso no es ética. zos. siquiera su eminencia como maestro L a ética no es el conjunto de nor - ¿L o son sus medios? Puesto que de moral.” 2 mas más o menos arbitrarias sobre la pretensión moderna de la ética es lo que es bueno o malo sino la refle - la de que tiene que ser lo más obje - xión ra cional sobre por qué lo consi - Para evaluar si una tiv a y racional posible porque, de deramos así. Moralmente, la Sra. acción es ética o no, otra f orma, no existiría una ética Pastor puede decir que la investiga - general, no podemos aplicar la lógi - ción con células embrionarias es lo que debemos ca sobre premisas inciertas. El que mala porque así lo dice el Papa que preguntarnos es si un embrión sea un ser humano no está ilumina do por el Espíritu Santo racionalmente tiende se sostiene desde un punto de vista y ella lo a cepta, pero si es incapaz de científ ico. Así, F rancisco A yala, cate- def ender esa postura de una f orma a un fin ideal y si drá tico de ciencias biológicas en la ra cional, su juicio no puede ser con - existe una proporción Universida d de Calif ornia, en Irvine sidera do como éticamente válido. (EE.UU.), ha dicho: “En realida d, un Cuando George Edward Moore entre el fin buscado y embrión congelado es una especie publicó en 1903 sus Principia los medios empleados. de morita que tiene el tamaño de la

36 (2004) el escéptico cabeza de un alf iler .” “Esas moritas mo, hay células ma dre que reprodu - ¿Quién está no son seres humanos. Un embrión cen parte de las células del sistema congela do no es un ser humano.” 3 inmune y los glóbulos rojo. Pero una manteniendo una Por tanto, al no ser el embrión un célula ma dre a dulta no puede con - postura anti-ética? ser humano no se puede aducir una vertirse en cualquiera de las del orga - ¿Los que nos desproporción entre f ines y medios. nismo, como las embrionarias.” 3 mostramos favorables No existe colisión de derechos por - Aunque pudiéramos sentir algún que sólo los seres humanos somos tipo de desa gra do por la destrucción a dicho titulares tanto de deberes como de de embriones congelados sobrantes experimentación con derechos. Entonces, los únicos dere - de técnicas de f ertiliza ción in vitro, la esperanza de que chos que deberían tenerse en cuenta ¿qué se piensa ha cer con ellos? En de ella se derive un son, por un la do, el derecho a la libre España hay unos 40.000 que no se investiga ción y , por otro, el derecho a van a emplear para reproducción (en gran bien o los que se la salud de los enf ermos a los que las técnicas de f ertiliza ción se f ecun- oponen a ella por esta prohibición absurda puede dan v arios óvulos de los que no todos motivos derivados de impedir su cura ción. se emplean), pero tampoco se permi - Sin embargo se habla de que la te su empleo para investiga ción. Su su creencia religiosa? cura ción podría lograse igualmente destino más probable es el de ser Por ello no es de extrañar que mediante el empleo de células madre destruidos sin provecho alguno. desde diversos estamentos se ha ya obtenidas de, por ejemplo, cordones protesta do por esta situa ción. Por umbilicales o de la médula espinal, ejemplo, Carlos Martínez, del CSIC las llama das células ma dre a dultas (Consejo Superior de Investiga ciones por contraposición a las células Científ icas), declaró: “España no m a dre embrionarias. No obstante, debería quedarse atrás [en la investi - eso no es así. L as células ma dre a dul - gación sobre células madre ]” y “pero tas son pluripotentes pero no son el sueño es que todas, o al menos, totipotentes como las embrionarias. una buena fracción de las enf erme- Es decir , sí pueden ser útiles para da des podrían curarse con esta regenerar algunos tipos de células, Francisco J. Ayala, el día de la entrega n u e va estra tegia.”1 pero no todas. En palabras de del premio Mario Bohoslavsky el año pasado, acompañado por Ana Román. Así las cosas, es lícito que nos Francisco A yala: “En nuestro organis - (ARP-SAPC) preguntemos ¿quién está mante- niendo una postura anti-ética ? ¿L os que nos mostramos favorables a dicho experimentación con la espe - ranza de que de ella se derive un gran bien o los que se oponen a ella por motivos deriv ados de su creencia El oocito receptor se halla sobre una pipeta de cristal (a la izquierda de cada ima- gen), mientras una aguja de cristal extrae el material genético durante el proceso de religiosa? Creemos que la respuesta enucleación. (ACT) está clara. Nos sumamos, pues, no sólo a los que piden que se derogue la pro - hibición del uso de embriones para la investiga ción de la clona ción tera - péutica sino que también queremos le vantar nuestra voz contra los inten - Se coloca una célula que contiene el material genético del donante dentro de la zona pelucida (capa de glucoproteína que envuelve el ovocito; se cree que esta tos de imponer una ética que es sólo estructura no celular es producida tanto por el ovocito como por sus células circun- una moral basada en prejuicios reli - dantes durante el comienzo del desarrollo folícular) de otra célula. Entonces se apli- ca un pulso eléctrico a las dos células, provocando que sus membranas se fundan, giosos. ■ formando así una sola célula completa. (ACT)

1. Cita dos en http://www.terra.es/ciencia/articulo/html/cie772 7.htm. 2. Cita do en Ética y Filosofía Política , Francisco Fernández Buey (http://www.upf.es/iuc/buey/etica c/tema1.htm). 3. Cita do en la entre vista realiza da por Luis Alf onso Gámez y publicada en El Correo el 4 de octubre de 2002.

el escéptico (2004) 37 Comentarios sobre embriones y células madre

ERICK STENGLER

n rela ción con el a ctual deba te persona de f ormación científ ica y encontrar, en los textos arriba cita - en torno a la utiliza ción de que comparte el a fán por promover dos, contenidos que divulguen los Eembriones para la investiga - el pensamiento crítico, no puedo argumentos de la ciencia en este ción con células ma dre, quisiera lle var sustra erme a llamar la a tención debate. a cabo un análisis de los argumentos sobre hilos argumentales na da pro - que, por parte de la colectivida d pios de personas o de una publica - ¿EL FIN escéptica, se están utilizando a f avor ción que dicen promover el pensa - JUSTIFICA de dicho uso. Respecto al propio miento crítico y el análisis ra cional LOS MEDIOS? debate, yo tengo una determinada de las diversas cuestiones. opinión, pero vo y a prescindir de ella En su lugar aparecen, ma cha co - en este análisis y pediría a los lectores En el debate namente, ref erencias a los benef icios que hicieran un esfuerzo por leerlo que la investiga ción con estas célu - sin ca er en el recurso f ácil de encasi - de las células las, como si el loable f in de curar llarme en una determinada corriente madre muchas enfermedades y aliviar a de opinión, ni leer entre líneas más obtenidas de muchos enfermos justif icara por sí de lo que realmente escribo. solo los medios, es decir, el uso de Concretamente, baso mi análisis embriones, sin embriones f ecundados, cuy a a cepta - de la cuestión en los siguientes tex - embargo me resulta bilida d ética es precisamente la cla ve tos: la entre vista a F rancisco A yala muy difícil del debate. realiza da por L. A. Gámez y publica - En todos los artículos, reportajes da en divulcat.com 1, cuy os conteni - encontrar, en los e intervenciones en medios de dos han aparecido en El Escéptico textos citados, comunicación se ha ce hincapié Digital nº 8 y los artículos apareci - contenidos que insistentemente en los ingentes dos en el número 7 de El Escéptico benef icios de la utiliza ción de los Digital: Cruza da embrionaria de L. divulguen los embriones para la investiga ción o la A. Gámez 2 ,Ciencia sin barreras ide - argumentos de la clona ción terapéutica. ¿Realmente ológicas de Juan Carlos Ispízua 3, la ciencia en este se piensa desde la comunidad escép - entre vista a Berna t Soria realiza da tica que quienes se oponen a estas por Ja vier Sampedro 4, y Grupos cató- debate. prácticas lo ha cen porque ignoran licos y conservadores maniobran esos benef icios o, peor aún, porque, para recortar la ley de repro- Siempre he supuesto que desde conociéndolos, quieren priv ar a la ducción asistida de Rafael Méndez 5. ARP-SAPC y El Escéptico en sus socieda d de ellos por algún malévo - Asimismo incluyo los más recientes versiones impresa y digital se preten - lo afán de f astidiar? textos publica dos en el nº 8 de esta de contrarrestar las pseudociencias y Por lógica considero que la res - revista digital: Clones y ética: sobre las opciones que se perciben como puesta a esta pregunta es nega tiva. células madre y prejuicios religiosos contrarias al pensamiento crítico Pero entonces, ante el deba te de si se de Oswaldo Palenzuela 6 ,Ética y clo - mediante una buena divulgación de pueden o no utilizar dichos embrio - nación de José Luis Calvo 7 y Lo divi - la ciencia y de sus argumentos ra cio - nes, ¿tiene algo que aportar que el no y lo humano de Ja vier Armentia 8. nales. En el deba te de las células fin de esta práctica sea bueno, inclu - Comprendo la irrita ción que se m a dre obtenidas de embriones, sin so buenísimo? Quien así piense está respira en estos textos, pero como embargo me resulta muy difícil aceptando implícitamente que el f in

38 (2004) el escéptico justif ica los medios, puesto que el El recurso de divulgar m u y, muy bueno, y éstos son malos, debate realmente versa sobre si éti - pero sólo un poquito: “Así, para e va- camente es aceptable utilizar esos los inmensos luar si una a cción es ética o no, lo embriones. beneficios que que debemos preguntarnos es si Es el caso, y creo importante aportaría esta ra cionalmente tiende a un f in ideal y resaltar la gra veda d de la a firmación, si existe una proporción entre el f in de los argumentos cita dos por O. investigación (...) no buscado y los medios empleados. Palenzuela 6, provenientes del comité constituyen sino un ¿Qué es lo ideal? A quello que con - asesor de la empresa AC T (una fomento del apoyo tenga el ma yor número de cosas con empresa que se dedica a la clona - sentimental valor positivo.” ción... ¿iba a f inanciar un comité ase - En el bre ve escrito de Ja vier sor que censurara sus a ctivida des?): —y no de la adhesión Armentia 8 vuelve a abundarse en “Muchos de los que no reconocen racional— del público, este sentido: “...están promoviendo esta tus moral a los entes crea dos que no es capaz de (o amparando) acciones que inten - mediante clonación terapéutica tan impedir cualquier tipo de inves - están en desa cuerdo con este punto detectar que está tigación biomédica de futuro que de vista [el de la a ceptabilida d del siendo inducido a utilice este tipo de células, por más uso de embriones clonados como que la ciencia esté demostrando el poner en práctica que enorme potencial de estas técnicas fuente de células ma dre]. Al igual para la resolución de enf ermedades.” que los miembros de este comité, el fin justifica los Vamos, que si la ciencia está argumentan que los benef icios de medios. demostrando su enorme potencial, esta investiga ción y de las posibles da igual la objeción de que se están terapias que genere sobrepasan Un texto que parecía querer abor - utilizando embriones de los que no ampliamente las alegaciones sobre dar la necesaria distinción entre se está aún seguro si son o no seres los hue vos a ctiv ados.” Una vez más: moral y ética es el de José Luis humanos. los benef icios (los f ines) sobrepasan Calvo 7. Sin embargo lo que contiene Permítanme preguntar: ¿de ver - las alega ciones sobre los hue vos a cti- es una curiosa manera de expresar, dad apoya la comunidad escéptica vados (eliminan cualquier objeción a solapa damente, pero poco, que para esta concepción de la ética? M e su uso y lo justif ican). la ética ra cionalmente aceptable un resisto a creerlo, pero si se me con - Si desde la ciencia se quiere disi - fin justif ica los medios si a quél es vence que es así, tengo que llamar la par , pues, la oposición a esa utiliza - ción, en lo que ha y que ha cer hinca - pié es en ese aspecto, y solamente en ese aspecto, y na da aporta saber si son muchos o pocos los benef icios que de ella se deriv arían. El recurso de divulgar los inmensos benef icios que aportaría esta investiga ción, y la enumeración de las terribles enf er- medades que se podrían llegar a curar , no constituy en sino un f omen- to del apo yo sentimental —y no de la adhesión ra cional— del público, que no es capaz de detectar que está siendo inducido a poner en práctica que el fin justif ica los medios, al apo - yar el uso de embriones únicamente en función de los males que se Página Web de El Escéptico Digital, donde se hallan todos los textos citados podrían e vitar por ella. (http://digital.el-esceptico.org). (ARP-SAPC)

el escéptico (2004) 39 atención sobre el hecho de que mente en uno de los aspectos más ser humano a un embrión de resulta que desde las posiciones denostados de las morales religiosas. menos de cuarenta días 1. escépticas están dando pábulo preci - 3) L as células aún tienen la capa - samente a la sensa ción que una ética LOS VERDADEROS cida d de convertirse en cual - desliga da de la moral religiosa es A R G U M E N T O S quier órgano 1 . capaz de llegar a a firmar estas abe - En el deba te que nos ocupa, 4) L os embriones no están ni rra ciones sin pestañear. Todo lector como en cualquier otro, en lo que han esta do implantados en el que se sienta incómodo con la a cep - ha y que centrarse es en los argu - útero 3. ta ción de que el f in justif ica los mentos racionales, no en los senti - Es pa tente que es principalmente medios llegará a la conclusión de mentales. Concretamente, quienes F. Ayala quien ha sentido la necesi - que para salv ar el principio contrario se oponen al uso de embriones para da d de abordar la cla ve del deba te, ha de recurrir a las tan denosta das la obtención de células se basan en aunque creo que con unos argumen- éticas religiosas. el presupuesto de que los embriones tos poco a fortunados. El primero es Y peor aún, como se verá más que se utilizarían son y a seres huma - ridículo en sí mismo y creo que no abajo, parece que desde tal ética nos y, por tanto, sujetos de derechos merece más comentario. El segundo laica se descalif ica a quien no com - que quedarían viola dos. tiene gra cia incluso, y a que ahora v a a parta tales presupuestos identif icán - En los textos que estamos anali - resultar que v ale lo que la Iglesia del dole siempre con los fundamenta- zando, no abundan los argumentos siglo XIX decía en cuestiones de cien - lismos religiosos. Creo que sería que verda deramente giren en torno a cia mientras que, obviamente, no v ale mucho más provechoso, para si hay o no un ser humano en esos lo que la Iglesia pudiera decir ho y(!). fomentar una ética laica, no ex cluir embriones y he podido encontrar Tampoco merece mayor análisis, la posibilida d de que desde tal ética únicamente estos: pues, esta salida de pa ta de banco. El laica pueda también def enderse una 1) Al tener f orma de mora, y no tercer argumento y a tiene más visos postura contraria al uso de los de pequeño feto humano, no de ser serio, aunque no explica por embriones para obtener células se puede considerar un ser qué esa propiedad de las células m a dre. L o contrario sería f omentar humano1. embrionarias hace que el embrión un “pensamiento único” dentro de la 2) Santo Tomás, y la Iglesia del sea cualita tiv amente distinto y pudie - ética no religiosa, ca yendo precisa - siglo XIX, no consideraban un ra afirmarse que por tanto no es un ser humano. Realmente este tercer argumento dicho así, sin más, lo único que expli - ca es por qué son tan v alio- sas para la investiga ción esas células. Convendría profun - dizar en esa línea y a finar la argumentación si de lo que se tra ta es de convencer con argumentos racionales de que no hay ahí un ser huma - no. Finalmente está el cuar - to argumento, esgrimido por J. C. Ispízua. L e ocurre lo mismo que al tercero: f alta demostrar y explicar que un embrión implantado es cua- litativ amente dif erente en su esencia de uno sin implan - tar , pero que, recuérdese, podría ser implanta do y via - Página web de Advanced Cell Technologies (ACT), que trata acerca de cuestiones legales y éticas sobre clonaciones (http://www.advancedcell.com/issues.html). (ACT) ble.

40 (2004) el escéptico El rechazo a la el preserv ativo (¿realmente es nece - el divorcio, pero bajo ningún con - sario recordar que quienes se opo - cepto es aplicable al de los embrio - posibilidad de estar nen al preserv ativo no quieren que la nes: usar o no un preserv ativo, o matando seres gente coja el SID A, sino que lo e viten divorciarse o no, e videntemente es humanos no es de otro modo, puesto que conside - una cuestión de la conciencia de cuestión de ran que el preserv ativo es un medio ca da uno y cabe opinar que no se malo que no queda justif ica do por el debe legislar en función de las con - conciencia de cada loable f in de e vitar dicha enf erme- vicciones de algunos. Pero el rechazo uno y no depende de da d? Se comparta o no tal a ctitud, a la posibilida d de estar ma tando una creencia no es justo tergiversarla para ridiculi - seres humanos no es cuestión de zar a quienes la sostienen o, peor, a conciencia de ca da uno y no depen- religiosa: la ley puede quienes sostienen otra cosa en otro de de una creencia religiosa: la le y y debe defender la debate.) puede y debe def ender la vida de los vida de los Un detenido análisis crítico y ciuda danos y, repito una vez más, lo ra cional deja claro que no se susten - que necesita para no prohibir deter - ciudadanos y, repito ta en una f e religiosa la a firmación minada práctica es la segurida d de una vez más, lo que de que en esos embriones podría que no ha y personas en peligro. necesita para no haber seres humanos (y si lo ha ce en Para confundir mas, el texto sigue prohibir determinada la argumentación de alguno, seré el así: “Una creencia no debe impedir a primero en denunciar que no es v áli- un enf ermo la posibilida d de un tra - práctica es la da). L a religión estará quizás presen - tamiento. Si ha y alguien que tiene seguridad de que no te para algunos en la motiv ación esa creencia lo razonable es que él hay personas en para, da da esa posibilida d, oponerse no a cepte el tra tamiento cuando a la utiliza ción de los embriones, exista. P ero impedir ese tra tamiento peligro. pero no es parte necesaria de la a los demás —a quienes no compar- argumentación: cualquiera que no ten ese punto de vista— a duciendo Y, en los textos cita dos, no ha y considere suf iciente la e videncia creencias religiosas es una f orma de más argumentos que aborden la esgrimida para a firmar que no son integrismo[...].” cuestión cla ve y fundamental de si personas esos embriones, puede hay o no un ser humano en un dudar que de no lo sean y oponerse embrión fecundado. a su utiliza ción al menos hasta que ¿Quién es este autor esté claro def initiv a y unívocamente —o cualquier otro— LOS FALSOS que no la ha y sin necesida d de recu - para imponer que A R G U M E N T O S rrir a una f e religiosa, sino a la obvie - En su lugar, sí que es ubicua en da d de que no se puede tomar a la una ética laica ha todos los textos que estamos anali - ligera el peligro de estar utilizando de incluir zando la persistente insistencia en en la investiga ciones embriones que necesariamente ha cer aparecer la a firmación de que ya son seres humanos. los embriones son seres humanos A modo de ilustra ción analice - una aceptación como una creencia que interf iere mos un párrafo en concreto, de del uso de con la ciencia. De paso se equipara a Bernat Soria 4: “...Sostener que un embriones, quienes la detentan con los que con - embrión es un ser humano no es denaron a Galileo o a Darwin (equi - más que una creencia religiosa. Toda máxime cuando eso para ción incorrecta, y a que las cues - creencia es respetable, pero no se implica asumir tiones de éstos no eran de índole puede legislar para todos los ciuda - implícitamente, ética como la que nos ocupa) y se danos basándose en las creencias de adereza todo ello poniendo en su algunos.” como hemos visto, boca un disparate como que son los Este argumento quizás v alga, y es que el fin justifica los mismos que pref ieren que la gente utiliza do habitualmente, en los medios? se conta gie del SID A a que utilicen debates de los preserv ativos o sobre

el escéptico (2004) 41 Realmente no creo que debiera cuando se acerca a la cuestión fun - mos claro, por ejemplo, que el ra cis- ser necesario explicar a gente ra cio - damental (¿son esos embriones mo es condenable por mucho que lo nal por qué esta argumenta ción seres humanos o no?) lo único que apruebe una sociedad por mayoría o carece de todo rigor: na die está leemos es esto: “Para los sectores unanimidad? poniendo en duda la aceptabilida d más influidos por ciertas morales del tra tamiento, sino la de la meto - religiosas, cualquier uso de estas LOS JUICIOS DE dología utiliza da para obtenerlo. Ni células es ina ceptable, y a que alegan INTENCIONES Y LOS se tra ta de impedir el tra tamiento, ni que se tra ta de vidas humanas y “OSCUROS INTERESES” se a ducen creencias religiosas —es el como tales deben protegerse. Se A lo mencionado en los párra fos autor del texto quien se empeña, en tra ta, por supuesto, de una visión anteriores, se aña de casi siempre la línea con lo comenta do arriba, en subjetiv a y en gran medida funda - acusa ción de que los grupos que encasillar como creencia religiosa la mentalista, que no es justif icable promueven la oposición a estas oposición al uso de embriones, para desde un punto de vista científ ico ni, investiga ciones lo ha cen por oscuros así poder desa creditarla diciendo como veremos más adelante, ético.” intereses que les lle van a querer pri - que como tal no tiene por que inter - Es decir , toda la argumenta ción var a tantas personas de los benef i- ferir con la investiga ción científ ica—. se limita a a firmar una vez más que cios que se ellas se seguirían. Por También el artículo de O. oponerse a su uso proviene de un muchas vueltas que le do y no se me Palenzuela 6 insiste en predisponer al fundamentalismo religioso. No ocurre qué benef icios obtendrían lector en que toda oposición a la uti - explica qué le ha ce suponer que los estos grupos de que otra gente que liza ción de células ma dre emana de embriones en cuestión no son seres ni siquiera conocen sufran diversas un prejuicio religioso: “...una intru - humanos. enfermedades. Si me di jeran que se sión —una más— de la moral católica No es cuestión de religión, sino tra tan de intereses de empresas f ar- más trasnochada en el cuerpo legis - de cautela y de ética (supongo que m a céuticas que ven peligrar su clien - la tivo de un esta do supuestamente desde las f ilas escépticas no se tela quizás le daría visos de verosimi - laico.” def iende que la ciencia debe sus - litud a la a cusa ción, pero no parece ¿Quiere esto decir que todo el tra erse a la ética, ¿no?) Una vez más, que v ayan por ahí los tiros. que no sea ca tólico ha de a ceptar el si se quiere disipar la oposición al uso de embriones para no ser enca - uso de esos embriones, la argumen - El mejor servicio sillado por Palenzuela como “católi- ta ción ra cional deberá dirigirse a co trasnocha do”? ¿No es una afir- despejar esa duda, a ex cluir def initi- que puede hacerse m a ción así una f orma de presión al vamente la posibilida d de que sean a la investigación lector que procede del prejuicio (pre - seres humanos esos embriones. Pero con embriones es cisamente son los prejuicios lo que a lamentablemente no es eso lo que Palenzuela parece molestarle más) he encontrado en los textos que cito asegurarse antes de que si alguien se opone lo ha ce sino una a gria argumenta ción en la que nada de que no por fundamentalismo religioso? que a flora la a versión a lo religioso se está atentando ¿Quién es este autor —o cualquier de sus autores, a versión que también otro— para imponer que una ética considero respetable, pero que no contra la vida laica ha de incluir necesariamente pinta na da en un debate como éste. o la dignidad una acepta ción del uso de embrio - Otro f also argumento es el del humana y, sólo nes, máxime cuando eso implica “consenso” de tantos y tantos cientí - asumir implícitamente, como hemos ficos que piden que se liberalice el una vez visto, que el f in justif ica los medios? uso de los embriones. Incluso se alcanzado esto, Siguiendo con este texto, al leerlo menciona a que más de cincuenta lanzarse con todo a uno le parece que a pesar de a fir- premios Nobel han hecho la peti - m a ciones como las que a cabo de ción en los Esta dos Unidos 4. Pero el empeño a citar, se tra ta de un artículo que por ¿desde cuándo depende del consen- investigar. fin va a acometer una argumenta- so de la ma yoría o del consenso de ción científ ica sobre el tema. Tras los más prestigiosos investiga dores la De todos modos, a quienes están varios largos párra fos, sin embargo, moralidad de una a cción? ¿No tene- a f avor de estas investiga ciones y del

42 (2004) el escéptico A MODO DE C O N C L U S I Ó N El mejor servicio que puede ha cerse a la investiga ción con embriones es asegurarse antes que na da de que no se está a tentando contra la vida o la dignida d humana y, sólo una vez alcanza do esto, lan - zarse con todo el empeño a investi - gar . El haber da do luz verde a estas investiga ciones antes de zanjar la cuestión ética, sólo ha propicia d o este estéril deba te en que unos y otros no ha cen más que repetir argu - mentos racionalmente inaceptables. Dejadme que termine expresán- dolo de este modo: dudar es una de las a ctitudes fundamentales del cien - Noah, primer animal clonado en peligro de extinción. (ACT) tíf ico. P ermítanme, pues, dudar de que no hay seres humanos desde el uso de los embriones no les reco - Bernat Soria reconoce que es una principio en los embriones f ecunda- miendo entrar en la dinámica del “...espa da de Damocles [...] que le dos, y ante esta duda, optar , hasta juicio de intenciones (por lo demás puedan cerrar el labora torio o can - que se disipe, por la decisión más una pobre herramienta argumental) celar la línea de investiga ción.” 4 segura, la de no utilizarlos. Ha gan y de la búsqueda de oscuros intere - Así pues, el tema de los “oscuros pues, amigos escépticos, un esfuerzo ses, sencillamente porque lle varían intereses” no conviene tocarlo por si por disiparla con la honra dez de, las de perder: si alguien pudiera sale el tiro por la cula ta. De todos mientras no lo consigan, estar a la tener intereses ocultos en este deba - modos, aunque no ocurriera, no vez dispuestos a respetar la opción te son precisamente los investiga do - creo que sea una técnica argumenta - de oponerse a lle var a cabo esas res que han orienta do grandes canti - tiv a de la que quien promueve la investiga ciones. ■ da des de f ondos, tiempo y esfuerzo ra cionalida d y el pensamiento crítico en montar laboratorios y líneas de se pudiera sentir orgulloso. ¿O es [Nota del editor: todos los investiga ción que, de prosperar una que no recuerdan lo mucho que les números y artículos de esta re vis- prohibición total del uso de embrio - molesta que los “ma guf os” a tribuy an ta están a ccesibles en la w eb en nes humanos, quedarían sin aplica - la oculta ción de la e videncia de que la dirección http://digital.el- ción alguna, o, en el mejor de los nos visitan los extra terrestres a “oscu - esceptico.org], casos, serían difíciles de reconducir . ros intereses gubernamentales”?

1. Gámez, L. A. (2002): “Un embrión congelado no es un ser humano. Entrevista a F rancisco J. A yala, Ca tedrá tico de Ciencias Biológicas de la Universida d de Calif ornia”. Divulcat. com (http://www.divulca t.com/inicio/articulo.php?id=240) y El Escéptico Digital nº 8/2002 (http://digital.el-esceptico.org). 2. Gámez, L. A. (2002): “Cruza da embrionaria”. El Escéptico Digital núm. 7/2002 (http://digital.el-esceptico.org). 3. Ispízua, J. C. (2002): “Ciencia sin barreras ideológicas”. El Escéptico Digital núm. 7/2002 (http://digital.el-esceptico.org). 4. Sampedro, J. (2002): “Entre vista a Berna t Soria”. El Escéptico Digital núm. 7/2002 (http://digital.el-esceptico.org). 5. M éndez, R. (2002): “Grupos católicos y conserv adores maniobran para recortar la le y de reproducción asistida”. El Escéptico Digital núm. 7/2002 (http://digital.el-esceptico.org). 6. Palenzuela, O. (2002): “Clones y ética: sobre células ma dre y prejuicios religiosos”. El Escéptico Digital núm. 8/2002 (http://digi- tal.el-esceptico.org) y en este número de El Escéptico. 7. Calvo, J. L. (2002): “Ética y clona ción”. El Escéptico Digital núm. 8/2002 (http://digital.el-esceptico.org) y en este número de El Escéptico. 8. Armentia, J. (2002): “L o divino y lo humano”. El Escéptico Digital núm. 8/2002 (http://digital.el-esceptico.org). *Publica do en *El Escéptico Digital, 9/2002]

el escéptico (2004) 43 De oca a oca Del petróleo al hidrógeno y tiro porque me toca

FÉLIX ARES

ltimamente se están dando grandes pasos abundante y se espera que se convierta en una de en la instaura ción del hidrógeno como las fuentes de energía más importantes del futuro”. Úcombustible para mover automóviles y ¿ L e ha salta do a usted a la vista la f ala cia? ¿Se autobuses. ha da do cuenta de la fuerte dosis de pseudocien - Uno de los últimos ejemplos es el de una cia implícita en esta a firmación que se repite con gasolinera en Re ykja vik (Islandia) que a demás de frecuencia en muchos medios? normal, súper y gasoil, tiene hidrógeno. El hidrógeno prácticamente no existe en esta - L a noticia en sí —en mi opinión— es muy do libre en la superf icie de la Tierra. P ara obte - buena, pues es un paso más en la dirección de nerlo ha y que emplear energía. Por tanto, no es disminuir nuestra dependencia del petróleo. una fuente de obtención de energía. Es una cosa El hidrógeno lo obtienen por electrólisis, es muy interesante: una forma de almacenarla , pero decir , el agua se descompone en hidrógeno y oxí- no es una fuente de energía. geno a partir de electricida d que procede del Frases como ésta y peores se leen con fre - calor del suelo: energía geotérmica . P or tanto, cuencia. Me da la sensa ción de que se ha dota do estamos ante una energía limpia de verda d, de lo a todo lo rela tivo al hidrógeno de una cierta aure - cual nos f elicitamos. No ha y desprendimiento de ola de mágico, cuando la verda d es que de ma gia gases de ef ecto inverna dero ni de compuestos ha y poco. que producen lluvia ácida en ninguna de las f ases del proceso. Ha y un pequeño problema, si se El hidrógeno prácticamente escapa el hidrógeno sin convertirse en a gua podría dañar la capa de ozono. no existe en estado libre en Hasta a quí na da que tenga que ver con las la superficie de la Tierra. pseudociencias. Éstas surgen cuando leemos algunos de los artículos publica dos sobre el tema. Para obtenerlo hay que Por ejemplo, en la pá gina de Internet Iceland emplear energía. Por tanto, Naturally (http://www.icelandna turally.com/web- zine/webzine_july_01.html) se dice: “A la vez que no es una fuente de escasean las reserv as de combustibles f ósiles y obtención de energía. Es una nucleares, el mundo está mirando a fuentes de energía alterna tiv as. Ocurre que el hidrógeno es cosa muy interesante: una forma de almacenarla, pero no es una fuente de energía.

Muchas veces he leído que los coches de hidrógeno son limpios. Son verdes y ecológicos. Así dicho, sin más matiza ciones, es f also. M e explico, supongamos que el hidrógeno lo he obte - nido mediante energía eléctrica que se ha genera - do quemando petróleo. Obviamente, ese coche es

Coche de hidrógeno de BMW. (BMW) limpio en la ciuda d donde circula, pues el único

44 (2004) el escéptico De oca a oca residuo que desprende es a gua destila da, pero en se están desarrollando, las molestias de las ener - el proceso global de obtención de su energía gías limpias disminuy en drásticamente. En el motriz es sucio, se producen dióxido de carbono, caso de mi amigo, la energía solar se emplearía óxidos nitrosos y azufres que pueden dar lugar a para producir hidrógeno y sería éste el que pro - lluvia ácida. Eso no signif ica que en este caso los dujera electricida d mediante células de combusti - coches de hidrógeno—-o los eléctricos en general— ble. El mantenimiento de los depósitos de hidró - no sea útiles. L o son para disminuir la contami - geno y de las células de combustible es mínimo. na ción en lugares concretos y lle varla a sitios ale - Es más, podría aña dir un genera dor eólico o cual - ja dos de las pobla ciones. quier otra f orma de producir electricida d que Supongamos ahora que el hidrógeno lo he contribuiría a producir hidrógeno. Incluso f ormas obtenido mediante bacterias transgénicas a partir de producción marginal que no tienen interés por de basuras orgánicas. L a fuente última de energía sí solas pueden ser interesantes como un ele - es el Sol. En este caso estaremos ante un com - mento más que contribuye al hidrógeno de la bustible absolutamente limpio. E incluso algo casa. Tener v arias fuentes de hidrógeno puede más, estamos reutili - permitir sua vizar los zando basuras. desequilibrios. Por Otro tanto po- ejemplo, en invierno dremos decir del suele ha cer mucho hidrógeno obtenido viento (bueno para el por medio de ener- eólico), pero poco gía solar , eólica, Sol (malo para el maremotriz, de las solar), tener dos sis - olas, etc. P ero nunca temas conectados a debemos olvidar un único depósito que el hidrógeno de hidrógeno puede actúa únicamente Autobús de hidreno de Mercedes Benz. (Mercedes Benz) ayudar a tener una como medio para producción de elec - almacenar esas energías. tricida d más equilibra da en todo momento. Una de las cosas que dif icultan enormemente El hidrógeno a ctúa como el gran sistema de el desarrollo de las energías más amigables con el almacenamiento para todo tipo de energías y, al medio ambiente es la f alta de un sistema de alma - ha cerlo, puede f acilitar la instala ción de centrales cenamiento ef icaz y bara to. Os cuento un ejem - ecológicamente limpias que antes no se instalarí - plo real, tengo un amigo que se ha ido a vivir al an, por inf inida d de causas. Una por no ser auto - campo. A su casa, bastante aleja da del núcleo del suf icientes. P or ejemplo, un a erogenerador para pueblo, no llegaba la electricida d. Pensó en insta - una casa de campo que produzca electricidad es lar paneles solares. El precio era caro, pero estaba bara to, pero si tenemos que ha cerlo convivir con dispuesto a pa garlo, hasta que llegaron al punto la red eléctrica normal, las instala ciones eléctricas de las ba terías y allí se le quitaron las ganas. No necesarias, son complejas y caras. Otra puede ser sólo es que fueran caras, es que necesitaban un la ubica ción. Ha y lugares con mucho viento, o gran mantenimiento y cambiarlas cada cuatro o con mucho Sol tan aleja dos de los lugares de cinco años. Mi amigo, al verse y a ma yor y tenien - consumo que hacen inviable su conexión a la red do que hacer el mantenimiento y el cambio de eléctrica, pero si en vez de conectarlos, los utiliza - ba terías, desistió. M andó poner la línea de mos para producir hidrógeno la cosa cambia. Se villana de Electricida d y se a cabó su problema Algo así han visto los argentinos y están creando personal, aunque —por desgracia— ahora su con - parques eólicos en la Pata gonia con la misión de sumo eléctrico depende del petróleo. producir hidrógeno. ■ Con los almacenes de hidrógeno, baratos y con un mantenimiento prácticamente nulo, que

el escéptico (2004) 45 Sobre la existencia de vida inteligente en el cosmos: El debate histórico entre Ernst Mayr y Carl Sagan

ALBERTO GONZÁLEZ FAIRÉN y FRANCISCO ANGUITA

En el año 2000, el libro Rare Earth retomaba el viejo debate sobre la el Homo sapiens el último prima te pluralidad de la vida inteligente en el Universo. Sin embargo, cinco años que ha e voluciona do sobre la Tierra. antes, Ernst Mayr y Carl Sagan habían profundizado ya en las raíces cientí - ficas del problema desde puntos de vista diametralmente opuestos, en un debate que permanece como un clásico en los anales de la gran ciencia popular moderna.

L a vida de tipo microbiano es el tema durante el año 2001 por muy común en el Universo, tal medio de dos artículos: uno en la “vez más común de lo que soña- prestigiosa re vista planetaria Icarus 2 ron Frank Drake y Carl Sa gan”. Esta y otro, que lle va el expresivo título ase vera ción se recoge en el prólogo “El Universo hostil”, en Scientific del libro Rare Earth 1 f( ig. 1), publica - American 3 . do en el año 2000 por el paleontó - Basándose en argumentos astro- logo Peter Ward y el planetólogo nómicos, geológicos y biológicos, Donald Brownlee, profesores de def endían la universalida d de la vida la Universidad de Washington microbiana, pero consideraban un

(EE.UU.), que ha vuelto a poner de ex otismo particular de la Tierra las Ernst Mayr (S. Haschen) actualida d el deba te sobre la posibi - organiza ciones complejas de tipo lida d de vida inteligente en el animal; y mucho más aún la inteli - Este repaso histórico nos sirve Cosmos. Los autores abundaron en gencia. Es muy posible que la tecno - para f ijar posiciones ideológicas logía futura (de un futuro quizás aproximadas: tradicionalmente, los inminente) permita la resolución de progresistas han sido partidarios de esta duda fundamental; pero en el la multiplicida d de seres inteligentes, momento presente, esta polémica y los conservadores de su carácter recuerda demasiado a las que, al único, lo que encaja con el carácter menos desde el Renacimiento, se utópico o realista de una y otra pos - han mantenido sobre la unicidad o tura. En 1995, dos gigantes de la pluralida d de seres inteligentes en el ciencia, el zoólogo Ernst M ayr y el Universo. No podemos olvidar que planetólogo Carl Sa gan sostuvieron, una opinión demasiado avanzada en las pá ginas de Bioastronomy sobre este tema, a demás de sus afir- N e ws, el boletín de astrobiología de m a ciones sobre cuestiones religio - la Socieda d Planetaria, un apasio - sas, lle vó a la hoguera a Giordano nante debate sobre las probabilida - Bruno. Sin embargo, el heliocentris - des de éxito del programa SETI mo y el antropocentrismo fueron (siglas de Search for ExtraTerrestrial Figura 1. Ð El libro de Ward y Brownlee. superados hace tiempo por los pri - Intelligence , búsqueda de inteligen - En él, se replantea el exotismo de nues- tro lugar en el Cosmos: la Vía Láctea, el meros arquitectos de la ciencia cia extra terrestre): en otras palabras, Sol y la Tierra deben ser, respectiva- moderna, Copérnico y Darwin. se dedicaron a e valuar nuestra posi - mente, una galaxia, una estrella y un Desde entonces, sabemos que el Sol ble soleda d cósmica 4. El hecho de planeta realmente singulares. (Cortesía de los autores). es sólo una estrella entre billones, y que Sagan estuviese y a gra vemente

46 (2004) el escéptico enf ermo (una extraña f orma de leu - cuenta mil millones de especies que LA RÉPLICA DE SAGAN: cemia le había sido dia gnostica da a han poblado la Tierra a lo largo de TANTOS SOLES, TANTOS finales de 1994) añade dramatismo su historia ha desarrolla do la capa ci- MUNDOS... al tema: de alguna f orma, su toma de da d necesaria para establecer una En su réplica, Sa gan 6 defendió postura es parte del testamento cien - civiliza ción; tal vez porque en reali - ardientemente el programa SETI (f ig. tíf ico del gran comunicador neoyor- da d la inteligencia no esté f avorecida 2). En primer lugar, basándose en quino. por la selección na tural, o porque en los entonces recientes descubrimien - todo caso su aparición sea extra ordi - tos de los primeros planetas en nariamente difícil. torno a otras estrellas, y en las pro - A demás, continuaba, sólo una de puestas sobre la estabilida d de los las grandes civiliza ciones terrestres océanos en planetas de tipo terres - ha llega do a un nivel tecnológico tre, concluía (en lo que ho y parece suf iciente como para enviar y recibir un optimismo desbordado) que era señales del espa cio, y esto sólo muy probable la existencia de uno o dos recientemente. Por otra parte, no mundos oceánicos en torno a cada sabemos cuánto tiempo puede durar estrella de tipo Sol. A su juicio, tales esta civiliza ción, pero los indicios no perspectiv as aumentaban enorme- son tranquiliza dores. P ara Mayr, éste mente la probabilida d de que exis - último punto era de crucial impor - tiesen innumerables biosf eras en el tancia: para que dos civiliza ciones Cosmos, puesto que la vida en la lleguen a comunicarse, ambas deben Tierra surgió en cuanto las condicio - de coincidir en el tiempo, lo que, nes geológicas y astronómicas se da da la probable fuga cida d de las suavizaron mínimamente. Pero civiliza ciones a vanzadas, sería a su Sa gan reconocía que todo su razo - Carl Sagan (Cornell University) juicio una f antástica casualida d. En namiento era una gigantesca extra - def initiv a, concluía, el programa pola ción basa da en un único ejem - SETI continúa en marcha única- plo. “Es lo único que podemos LOS CÁLCULOS DE mente porque ha sido ideado por ha cer”, argumentaba. ERNST MAYR: UNA astrónomos, físicos e ingenieros, sin Desde esta perspectiv a optimista, CASUALIDAD INCREÍBLE tener en cuenta que el problema de el problema de la comunicación Abrió el deba te M ayr5, que ta c h ó la vida inteligente en el Universo “es entre civiliza ciones se reducía al de de “improbabilidad de dimensiones esencialmente una cuestión depen - la probabilida d de que surgiesen astronómicas” la idea de que la vida diente de f actores biológicos y socio - cria turas “capa ces de construir y inteligente pueda existir en múltiples lógicos”. manejar ra diotelescopios, tanto si mundos. Para apo yar su postura planteaba una serie de preguntas que delimitaban el problema. Comenzaba concediendo, como ahora hacen Ward y Brownlee, que en las galaxias deben existir miles de millones de planetas, y que la exis - tencia de vida procariota en el Cosmos tiene una alta probabilida d. Sin embargo, a continuación plante - aba serias dudas sobre las condicio - nes que tales mundos pudieran ofre - cer como asiento para la vida compleja y para el desarrollo de la inteligencia: “L a evolución no sigue una línea recta ha cia un objetivo (la inteligencia), como ocurre en un proceso químico”. En realida d, ase - Figura 2. Ð Radiotelescopios del VLA, similares a los empleados en el programa guraba, sólo una de las quizá cin - SETI. (NASA)

el escéptico (2004) 47 viven en tierra como si son seres En el caso de que tales civiliza - día una declara ción f inal de procedi - marinos o aéreos, y sean cuales fue - ciones no llegaran nunca a alcanzar miento: “Estamos convencidos de ren sus composiciones químicas, f or- un esta dio tecnológico, serían barri - que la única prueba concluy ente mas, tamaños, colores, apéndices y das por la selección na tural: en la acerca de la existencia de inteligen - opiniones”, y a que esas particulari - Tierra ocurren ca da cierto tiempo cias extra terrestres es de índole expe - da des serían sólo los f inales de los impactos de asteroides o de cometas rimental. En este tema, ningún argu - muy distintos caminos e volutivos capaces de destruir una civiliza ción mento a priori puede sustituir a un posibles. A continua ción, Sa gan entera (f ig. 3). Sin la capa cida d de programa de observ aciones”. subra yaba un rasgo de la biosf era detectarlos e interceptarlos, cual - terrestre que le parecía esencial: en quier socieda d (una f ormada por MAYR su opinión, el registro f ósil muestra poetas, o por guerreros de la Eda d CONTRAARGUMENTA: una tendencia general ha cia la inteli- del Bronce, según los ejemplos de LA IMPROBABLE gencia. En términos coloquiales (y Sa gan) que perdurase el tiempo suf i- INTELIGENCIA aparentemente perogrullescos), “es ciente sería aniquila da. Y como este L os editores de Bioastronomy mejor ser listo que ser tonto”. L a pre - proceso colisivo debe de ser general News concedieron a ambos investi - sión de la selección na tural a f avor en todos los sistemas estelares, si ga dores el derecho de réplica. En la de la inteligencia sería intensa en una civiliza ción ha persistido lo bas - suy a, M ayr7 retomaba la idea de que unos mundos y moderada en otros. tante, necesariamente debería ser lo importante para realizar una e va- Pero la Vía L áctea contiene innume - tecnológica, y por ello poseer la luación rigurosa del programa SETI rables estrellas con eda des de hasta capacida d de comunicarse con nos- era analizar las probabilida des de diez mil millones de años y abun - otros. coincidencia temporal de las posi - dantes elementos pesados como Como réplica a la a cusa ción de bles civiliza ciones. A demás, discutía para tener en órbita planetas de tipo M ayr de que SETI es un programa la perogrulla da de Sa gan: “¿Cuál es terrestre. Es decir , espa cio y tiempo puesto en marcha por astrónomos, la probabilida d de que la vida des - suf icientes para el desarrollo de físicos e ingenieros, Sa gan terminaba arrolle un linaje de ele vada inteligen - millones de civiliza ciones, si toma - recordando a algunos de los biólo - cia?” P ara el ilustre zoólogo de mos la nuestra como ref erencia. No gos que trabajaban o habían trabaja - Harvard, muy baja: tanto como lo sería improbable que muchas de do en el programa, desde Melvin demuestra el que, de esos 50.000 ellas “se precien de ser la única inte - Calvin y Stephen Ja y Gould hasta millones de especies, la inteligencia ligencia del Universo”. Linus Pauling y Francis Crick. Y aña - sólo ha aparecido en un subgrupo de primates: ningún procariota, nin - gún protista, ningún hongo, ninguna planta, ningún otro animal ha des - arrolla do nunca ese rasgo que supuestamente le habría dotado de enormes ventajas e volutiv as. P ara concluir, se reafirmaba en que el caso de la Tierra demuestra que el tiempo de permanencia de una civi - liza ción sobre un planeta es más bien corto, por lo que las probabili - dades de éxito de un programa como SETI pueden considerarse nulas.

LA ESTIRPE DE LAS BACTERIAS En su contrarréplica, Sa gan 8 esta - blecía un paralelo entre los f actores de probabilida d empleados por M ayr y los que empleó el astrónomo Figura 3. – Impactores del tamaño del que devastó la región siberiana de Tunguska (Rusia) en 1908 podrían caer sobre la Tierra con una periodicidad de algunos cien- Frank Drake en la ecua ción (en reali - tos de años. (Cortesía de los autores). da d, una expresión de probabilida d

48 (2004) el escéptico ¿no podrían haber desarrolla do ra diotelescopios con el tiempo si la inv asión de su mundo por el impe- rio español no les hubiese priv ado Figura 4. – La ecuación de Drake. N* es el número de estrellas en la Vía Láctea; fp la frac- de futuro? ción de estrellas con sistemas planetarios; ne el número de planetas adecuados para la El parlamento f inal de Carl vida; fl es la fracción de ne donde la vida surge realmente; fi es la fracción de planetas con vida inteligente; fc es la fracción de fi que desarrolla una civilización técnica comunicativa; Sa gan tenía un tinte ideológico: “No y fl la fracción de una vida planetaria agraciada con una civilización técnica. (Gráfico de C. hemos sido testigos de la e volución Sagan, en Cosmos). de biosf eras en un gran número de planetas, no sabemos lo que es compuesta, f ig. 4) que, para e valuar f( ig. 5). Puede ser una f ase necesaria posible y lo que no. (...) A dmitamos la probabilida d de vida inteligente en la e volución ha cia sistemas com - nuestra ignorancia, olvidemos los en nuestra galaxia, había plantea do plejos, o quizás no; de lo que no ha y argumentos a priori , usemos la tec - en 19 61. Pero su gran triunf o (que, duda es de que es posible: nosotros nología que hemos tenido la f ortuna ha y que reconocerlo, el propio M ayr somos la e videncia. de poder desarrollar e intentemos le sirvió en bandeja) fue recordar que Por otro la do, Sa gan resaltaba el encontrar la respuesta. Esto es lo provenimos de las bacterias: “L os hecho de que en la Tierra la inteli - que Charles Darwin, que se convirtió procariotas y los protistas han evolu - gencia ha surgido cuando aún tene - de la ortodo xia religiosa a la biología cionado a seres inteligentes, y a que mos ante nosotros cinco mil millo - evolucionista cediendo al peso de las son nuestros ancestros”. L a idea de nes de años de e volución planetaria: observ aciones, hubiese def endido”. que la e volución ha f ormado cria tu- si el ejemplo fuese representa tivo, ras muy complejas (y e ventualmente una civiliza ción se podría desarrollar inteligentes) a partir de las ba cterias en mucho menos tiempo que la vida EPÍLOGO: es una de las bases de la concepción media de una estrella de tipo Sol. ¿ES LA TIERRA TAN moderna de la teoría e volutiv a, Reconoció de nuevo que realizaba “RARA”? tal como fue propuesta por esta extrapola ción a partir de un A la luz de los argumentos apor - Lynn Margulis 9, una de las f iguras único caso; pero si esto ha cía ina cep - tados por Mayr y Sagan, las reflexio - científ icas más brillantes y originales table el argumento, lo mismo suce - nes recogidas en el libro de Ward y de todo el siglo X X. Para Margulis, la día con el de Mayr sobre la única Brownlee parecen, cuando menos, vida es fuerte y oportunista y busca especie inteligente entre cincuenta poco originales. Pero no sólo eso: en continuamente estrategias nue vas mil millones. Por último, tampoco le Rare Earth se descarta la posibilida d para a daptarse a su ambiente y pros - parecía convincente considerar una de que existan planetas habitables perar . Probablemente la más inme - sola civiliza ción tecnológica en la en las galaxias elípticas, un tercio del dia ta de estas estra tegias es la coope - historia: da do que el calendario total, al ser demasia do pobres en ele - ra ción entre estirpes celulares, base astronómico de los aztecas era supe - mentos pesados; igualmente, en las de la organiza ción multicelular rior al de los europeos de su época, espirales, sólo un toroide bien def i-

Lynn Margulis, Distinguished Professor Figura 5.— El núcleo de la célula eucariota se originó a partir de un proceso de sim- en la Universidad de Massachussets biogénesis entre procariotas primitivos. Después, un nuevo evento endosimbiótico (EE.UU.) y miembro de la Academia con bacterias purpúreas y con flagelados dotó a los nuevos organismos de mito- Nacional de Ciencias de EE.UU. condrias y motilidad. Finalmente, los cloroplastos vegetales fueron desarrollados a (Fotografía de los autores). partir de simbiosis con cianobacterias. (según Lewin).

el escéptico (2004) 49 nido, la “Zona de Habitabilida d dos similar a la de las estrellas incluso de la Vía L áctea como gala - Galáctica”, sería propicio para la de cualquier galaxia espiral; el con - xia, constituy en ex centricida des difí - vida, pues en las zonas muy próxi - cepto de “Zona de Habitabilida d ciles de explicar . Difíciles pero no mas al núcleo galáctico la vida sería Galáctica” recuerda demasia do imposibles: Rare Earth ha sido un insostenible a largo plazo, debido a al de “Zona de Habitabilida d gran éxito editorial. ¿L o hubiese sido los ef ectos de los a gujeros negros, la Circumestelar”, propuesto ha ce también un libro que glosase la ubi - ra dia ción y las supernov as, mientras décadas para la región alrededor de cuida d de vida inteligente en el que en la zona externa habría, de una estrella donde existen las condi - Universo? Ello por no citar la perte - nue vo, escasez de á tomos pesados. ciones a decuadas para que el a gua nencia de Guillermo González (un A demás, aseguran, para que un pla - permanezca en estado líquido, al tercer autor incorpora do al grupo) a neta sea habitable precisa de compa - menos local o temporalmente (para la Socieda d Bíblica Americana, un ñeros gigantes tipo Júpiter , capa ces el Sol, coincidía curiosamente con la colectivo de dudosa imparcialida d de desviar las lluvias de cometas y órbita de la Tierra), y que se demos - en el tema. asteroides; de un sa télite de gran tró inconsistente a raíz del descubri - L o cierto es que una colección volumen, como la Luna, que ancle el miento de los v astos océanos inter - cada vez más abrumadora de datos eje de rota ción e impida el cabeceo nos de algunos sa télites de planetas apunta en sentido contrario. Pero, ca ótico del planeta; y de la cantida d gigantes; desde 1995, los da tos nue - aunque éste no fuera el caso, tampo - suficiente de uranio como para vos incorpora dos al deba te sugieren co habría que concluir por ello que generar por ra dia ctivida d el calor que lo ex cepcional es que ciertos la vida compleja es ex clusiv a de la preciso para a gitar el interior del pla - tipos estelares, na da escasos en la Tierra: de ha cerlo así, estaríamos neta y provocar así el movimiento de Vía L áctea, no tengan planetas en cayendo en el geocentrismo de supo - los continentes, un rasgo esencial órbita; y , en nuestros mundos veci - ner que todas las posibles biosf eras para la vida por su influencia sobre nos, hemos descubierto océanos, requieren condiciones terrestres . Los el reciclaje de elementos y el clima. volcanes a ctivos y toda una colección requisitos a decuados pueden ser En def initiv a, Ward y Brownlee con - de atmósferas (fig. 6). A demás, la dif erentes en otros lugares de la Vía sideran la coincidencia de todos superf icie de nuestra Luna, sa tura da L áctea o de otras galaxias. L as res - estos f actores como un evento alta - de impactos, es la prueba e vidente puestas de sus posibles biosf eras mente improbable, lo que hace prác - de que Júpiter no protege en absolu - serán, por tanto, distintas. Y allí ticamente nula la posibilida d de que to a la Tierra del intenso bombardeo donde la cooperación entre estirpes, la e volución ha ya tenido tiempo meteorítico (f ig. 7); y su papel como o cualquier otro sistema de aumento para que la inteligencia llegue a des - estabiliza dora de la rota ción terrestre de complejidad, constituy a un bene - arrollarse en otros lugares del es aún hoy discutido. Por otro la do, ficio e volutivo, sucederá. Cosmos. el calor que mue ve los continentes En palabras de Sa gan, “la ausencia Sin embargo, los objetos en el parece provenir, en realida d, de su de pruebas no es prueba de la ausen - límite del Universo observ able (los almacenamiento durante la f orma- cia”. Nuestra ignorancia no es menor objetos HERO, de Hyper Extremely ción planetaria en el núcleo terrestre, que en 1995, pero la altura del deba - Red Objects) parecen ser galaxias donde no hay uranio. te entre M ayr y Sa gan ha queda do elípticas muy ricas en polvo, en las D a do este contexto, plantear de como un hito de la gran ciencia popu - que se están f ormando estrellas con nue vo el exotismo de la Tierra como lar moderna. Y nos proporciona fuer - una abundancia de elementos pesa- planeta, del Sol como estrella, e za moral para seguir a la escucha. ■

Figura 6.— Volcán activo en el limbo de Ío; corte del interior de Europa, mostrando su océano escondido; y la tenue atmósfera de Marte sobre la cuenca Argyre. (NASA).

50 (2004) el escéptico Figura 7.— Mapa que muestra los cráteres de impac- to bien documen- tados existentes sobre la Tierra. La superficie de la Luna, igual que las de Marte o Mercurio, está saturada de cráte- res; esto es, cual- quier nuevo impacto caería sobre un cráter previo. Si en la Tierra o en Venus no ocurre lo mismo es única- mente porque dis- tintas formas de erosión los han destruido. (NASA).

REFERENCIAS Y NOTAS: rnst Mayr nació arl Sa gan nació 1. W ard, P . y Brownlee, D. (2000). Een Kempten, Cen Nueva York Rare Earth. Why complex life is uncommon in the Universe . Alemania, en 1904. en 1934. Se gra - Copernicus Books/Springer, Comenzó su carre- duó en física por W ashington. ra como ornitólogo, la Universida d de lo que, en los años Chicago a los 20 2. González, G., Brownlee, D. y Ward, P . (2001): “The Gala ctic Habitable Zone: veinte, le dio la oportunida d de par - años, doctorándose después en Galactic chemical e volution”. ticipar en v arias expediciones a astronomía y astrofísica. Desempeñó Icarus ,152, 185-200. N u e va Guinea. En 1930 fue contra - un importante papel en las misiones ta do por el Museo de Historia M ariner , Pioneer , Viking, V o yager y 3. González, G., Brownlee, D. y Ward, P . (2001): “Refuges f or lif e in a hostile N a tural de Nue va York. Su labor Galileo, por lo que recibió el Premio Universe”. docente comenzó en 1953, como Interna cional de Astronáutica. Fue Scientific American ,285, 60-67. prof esor de Biología Evolutiv a en la fundador de la Socieda d Planetaria, Universida d de Harv ard, donde hoy así como Presidente de la sección de 4. El texto original del deba te puede encontrarse en la pá gina w eb de la ocupa el cargo de ca tedrá tico eméri - Ciencias Planetarias de la Socieda d Sociedad Planetaria: http: to de Zoología. En 1995, esta Astronómica Americana y de la sec - //www.planetary .org/html/UPDATES Universida d puso su nombre al ción de Planetología de la Unión /seti/Contact/debate/def ault .html. Museo de Zoología Comparada que Geofísica Americana. Murió en 5. Mayr, E. (1995): “Can SETI succeed? alberga. 1996, siendo catedrá tico de astro - Not lik ely”. Bioastronomy News ,7, Sus trabajos han contribuido a la nomía y ciencias del espa cio de la nº 3. re volución conceptual en biología Universida d de Cornell. que supuso la síntesis de la genética 6. Sa gan, C. (1995): “The abundance of Director durante doce años de la lif e-bearing planets”. Bioastronomy mendeliana y la e volución darwinis - revista Icarus , escribió una docena News ,7, nº 4. ta, así como a los conceptos de espe - de libros de ciencia popular y más cie biológica y de equilibrios pun - de 400 artículos científ icos. En 7. Mayr, E. (1995): Response to “The abundance of lif e-bearing planets”. tuados en e volución. Es autor de 23 19 78 fue galardona do con el Bioastronomy News, 7, nº 5. libros y centenares de artículos cien - Premio Pulitzer de Litera tura por su tíf icos, tanto sobre e volución como obra Los dragones del Edén. Su 8. Sa gan, C. (1995): “Is Earth-lif e rele de historia y f ilosofía de la biología y vant? A rebuttal”. Bioastronomy News, serie de tele visión Cosmos, y el libro 7, nº 6. el pensamiento de Darwin. Ha sido que la sucedió, abrieron las ventanas distinguido con los más importantes de la ciencia a toda una genera ción. 9. M argulis, L. (1 9 81): Symbiosis in cell galardones de la biología, tales como evolution: Microbial evolution in the el Premio Interna cional de Biología, Archaean and Proterozoic eons . W .H. F reeman Company, New York. el Premio Balzan y el Premio Crafoord.

el escéptico (2004) 51 Influencia de la luna en los nacimientos en Barcelona

JORDI GALBANY y NÚRIA GARRIGA

a Luna, nuestro sa télite na tural, tiene un gran ef ec- Lto sobre la Tierra, siendo la causante de sus mareas y a fec- tando la vida de muchos seres vivos, ma yoritariamente de vida marina, como por ejemplo crus- táceos (Camargo et al., 2002; Chatterji et al., 1994), corales (Gorbunov & Falkowski, 2002) y peces (Di-Natale & Mangano, 19 91; A dam & Elie, 1994; Linkowski, 1996). También se encuentran estudios que hacen ref erencia a la influencia de la Luna sobre animales no mari- nos, como puede ser en mamífe- ros, como los oposums (Julien- Laff erriere, 1997), o en anf ibios, como las ranas tropicales (Brooke-Paris et al., 2000). Otros estudios ha cen ref eren - Figura 1. La Luna, ¿influye en nuestro nacimiento? (A. López Borgoñoz) cia a nuestra especie, como la influencia de la Luna en la inci - dencia de enf ermeda des de distinta na turaleza (Buckle y et al., 1993; Milulecky & Valachov a, LA LUNA 1996; Peters-Engl, 2001; Sok et al., 2001), altera - Y LOS NACIMIENTOS ciones de la conducta (Ow en et al., 1998) o en el El presente estudio intenta ver sólo si existe parto (Ba ck e et al., 1988; Cohen-M ansf ield et al,. alguna rela ción entre el momento del parto y la 1989; Trap et al., 1989; Ghiandoni et al., 1998; fase lunar existente en ese momento. L os da tos Ong et al., 1998; Waldhoer et al., 2002). Sin utiliza dos han sido cedidos por el Instituto embargo, ningún estudio muestra relaciones de Universitario Dex eus, de Barcelona, y correspon - estas con la f ase lunar , a excepción de Ghiandoni den a todos los partos comprendidos entre los et al. (1998) y Sok et al. (2001). Éste último fue meses de mayo de 1995 y Septiembre del 2002, realiza do en un centro médico de Ljubljana con un total de 13.704 casos. (Eslovenia), y en él se muestra una rela ción entre Se han analiza do distintos parámetros, como la aparición de neumotórax espontáneo y el ciclo la rela ción de sex os (sex-ratio) , dimorf ismo sexual lunar . De todos modos, la muestra es muy reduci - al nivel de talla corporal y peso, así como las dif e- da y puede lle var a conclusiones erróneas. rencias en las semanas de embarazo según el sexo Éste ef ecto sobre nuestra especie también se del bebé. ve refleja do en las creencias populares de dif e- Asimismo se ha estudiado la distribución de rentes culturas, con respecto a la a gricultura, los na cimientos a lo largo del año para ver si ganadería, pesca, crecimiento del pelo, conductas seguían algún pa trón esta cional y ,f inalmente, el suicidas u homicidas, o en el momento del parto. análisis de la influencia de la Luna en el momen -

52 (2004) el escéptico to del parto. P ara éste último análisis, solamente cuencias de los na cimientos a lo largo del ciclo se consideraron a quellos partos espontáneos y lunar (p=0’391), siendo éstos equifrecuentes , sea na turales, y a que en estos casos el momento del cual sea la f ase de la nuestro sa télite. parto no se ve influencia do por ningún f actor externo, como podrían ser cesáreas electiv as, y la En el análisis realizado Luna podría tener su ef ecto. L a pobla ción analiza da presenta una sex-ratio sobre la influencia de 105,91 niños por ca da 100 niñas, un v alor de la Luna normal en nuestra especie (Zeitlin et al, 2002). Con respecto al dimorf ismo sexual, existen dif e- en los partos rencias signif icativ as para el peso y las semanas de analizados, no se observan embarazo; siendo los niños de mayor peso al diferencias significativas nacer (promedio 3,259 kg) aunque con menos semanas de embarazo (promedio 38,835 sema- entre las frecuencias de los nas), mientras que las niñas na cen con menos nacimientos a lo largo del peso (promedio 3,140 kg) y con ma yor tiempo de embarazo (promedio 38,972 semanas). Por lo que ciclo lunar, siendo éstos respecta a la talla no existen dif erencias signif icati- igualmente frecuentes, sea vas, siendo el promedio total de 49,049 cm. cual sea la fase de la L os na cimientos de la pobla ción analiza da se distribuy en a lo largo del año siguiendo un pa trón nuestro satélite. esta cional, con un máximo de nacimientos en el mes de mayo y un mínimo en f ebrero (f igura 2), Este resulta do concuerda con la mayoría de siendo éste signif ica tivo para el análisis de estudios existentes en la bibliogra fía, con la única Edwards con la ji-cua dra do corregida para dos gra - ex cepción del estudio realiza do por Ghiandoni et dos de liberta d (_2(2g.l.)=81 ’387, P-v alor < 0’001) al (1998). Estudiaron un total de 1.248 naci- (Edwards, 19 61). mientos espontáneos a lo largo de tres años, obte - nidos del Hospital Civil de M arche (Italia), en los que se observ aba un aumento de los nacimientos el primer y segundo día después de la Luna llena, especialmente en partos múltiples. El resto de estudios no presentaron ningún tipo de asocia ción entre el momento del parto, la duración del embarazo o la mayor activida d en salas de maternida d con rela ción a la f ase lunar (Ba ck e et al, 1988; Cohen et al, 1989; Trap et al, 1989; Ong et al, 1998; Waldhoer et al, 2002). ■

Figura 2. Patrón de estacionalidad anual.

Esta distribución se encuentra presente en muchas poblaciones humanas y es atribuible a múltiples f actores que pueden ser de carácter ambiental, biológico y sociocultural, por ejemplo la a ctivida d laboral, disponibilida d de luz, distri - bución de las lluvias, tempera tura, períodos v aca- cionales o f estivida des religiosas o sociales (P ascual et al, 2000; Pascual et al, 2002). Por último, en el análisis realiza do sobre la influencia de la Luna en los partos analiza dos, un El sistema Tierra-Luna. Fotografía captada por la sonda Galileo en diciembre de 1992, cuando ésta últi- total de 4.324 na cimientos espontáneos, no se ma se hallaba a una distancia de 6,2 millones de kiló- observ an dif erencias signif icativ as entre las fre - metros. (NASA)

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54 (2004) el escéptico COMPLETE SU COLECCIÓN DE el escéptico ¨ Nº 1 ‘La Mars Global Surveyor le borra la cara a M arte’; ‘L a verda d oculta tras el código de la Biblia’; ‘L a cruza da de la Sábana Santa’; ‘Orce: ¿Falta de rigor o fraude?’ (número a gota do). Nº 2 ‘El arca de Noé de los seres extra ordinarios’; ‘De Condon a Sturrock: los ovnis se estrellan con la ciencia’; ‘Ascenso de lo irra cional’; ‘L a A cademia de Lagado’; ‘El misterio de Rennes-le-Châ teaux’. (número agota do). Nº 3 ‘El rela tivismo cultural y otros rela tivismos’; ‘L a paranoia conspira cionista’; ‘¡Busque a E.T . en su ordenador!’; ‘Potenciar la razón’; ‘L a necesida d de creer’; ‘M edicinas alterna tiv as y bioética’; ‘¿Qué garantía nos da la ciencia?’. Nº 4 ‘Feynman contra la superchería’; ‘Astrología en clase’; ‘5 de ma yo del 2000: el día del juicio f inal’; ‘Abusos inf antiles y recuerdos inducidos’; ‘L a chica con ra yos X en los ojos’ (número a gota do). Nº 5 ‘Nostra damus volvió a f allar’; ‘Cajal y la ciencia (verda dera y f alsa)’; ‘Enigmas’ rema ta a L orca’; ‘Da wkins: sobre lo paranormal’. Nº 6 ‘¿Se a caba el milenio?’; ‘El trasf ondo cultural de las abducciones’; ‘Una interpreta ción mecanico- cuántica de la homeopatía’; ‘El estudio científ ico de la mente’. Nº 7 ‘ M anif iesto Humanista 2000’; ‘El ‘ef ecto Júpiter’ y cosas semejantes’; ‘Sobre pirámides, majanos y estrellas’;’ M agia y tecnología’. Nº 8 ‘Argumentando a favor de la e volución’; ‘Entre vista a F rancisco A yala’; ‘Tunguska: el impa cto, la hipótesis, el mito’; ‘Dogon, un misterio inexistente’; ‘Arqueología soña da: la historia de las pirámides de Guímar’. Nº 9 ‘Templarios con teléf ono móvil’; ‘El fra caso de la uf ología’; ‘Recordando peligrosamente’; ‘El argu- mento del diseño y el principio antrópico’. Nº 10 Extra: ‘El f in del hambre en el mundo’; ‘Plausibilida d, trascendencia y la epidemia panespérmica’; `L os caballeros de ninguna parte’; ‘Entre vista a John Allen Paulos’. Nº 11 Extra: Informe Especial sobre Historia y Pseudohistoria: ‘El Conocimiento de la historia’; ‘¿Hubo un eclipse durante la crucif ixión de Jesús?’; ‘L a Atlántida y L aputa’. Nº 12 Extra: Informe Especial: Comunicación social de la ciencia y, a demás, ‘El misterioso mapa de Piri Reis’, ‘Astrología: Apuntes sobre la historia y e volución de un mito’, y ‘¿Son compatibles ciencia y religión?’. Nº 13 ‘A diós a Stephen J. Gould’; ‘El holandés errante ’; ‘Psicologías alternativas’ ; ‘El mundo después de Darwin’ y ‘L a vuelta al mundo en cinco megalitos (I)’. Nº 14 ‘El regreso de los visionarios’; ‘Bromas útiles’; ‘L a Gran Pirámide y las otras’; ‘¿Regresó Houdini después de la muerte?’. Nº 15 ‘Las f abula ciones de Jehov á’; ‘Por qué salen mal las cosaas: el enigma del Universo resuelto para su comodidad y conveniencia’; Supermerca do de a divinos. Modus Operandi de una gran esta fa pública’. Nº 16 ‘Algunos siguen en la Luna’; ‘¿Por qué es peligrosa la pseudociencia?’; ‘¿Es capaz el método científ- i co de encontrar ef ica cia en la a cupuntura o en la homeopatía?’; ‘Misterios de M oscú’.

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Escriba a: el escéptico ¨ c/ Juan Flórez, 36, 2º F • 15004 - A Coruña Correo Electrónico: [email protected]

el escéptico (2004) 55 La ciencia y la guerra

MARCOS PÉREZ

pesar de lo que parece, la nue vo y lo gra tis. Una guerra como meros pasos hacia la aparición de la guerra no es un f estejo que nunca antes se había visto. Una gue - “gran ciencia”, cara cteriza da por la Acomience con el chupinazo rra sin apenas muertos. necesida d de ingentes presupuestos de la primera bomba y acabe con la y equipos humanos para la consecu- traca f inal de la última salv a de mor - ción de objetivos científ icos tan tero. L a guerra empieza mucho Aunque no es fácil ambiciosos como viajar a la Luna o antes, cuando alguien la decide, la cuantificarlo con desvelar los secretos del genoma planif ica y ha ce las cuentas de lo que exactitud, España humano. le v a a costar . También acaba mucho Finalmente, este comentario no después, porque la gente sigue dedica al menos el puede terminar sin ha cer una ref e- muriendo durante meses a causa del 39% del dinero rencia a la importancia que nuestro hambre, la pobreza, la enf ermedad y país concede a la investiga ción mili - las heridas que causa. Por eso, por - público disponible tar. Aunque no es f ácil cuantif icarlo que no ha terminado todavía, sigue para la investigación con ex actitud, España dedica al siendo necesario hablar de la guerra menos el 39% del dinero público de Irak, desentrañando por ejemplo científica y el disponible para la investiga ción cien - el papel que juega la ciencia, y en desarrollo tecnológico tíf ica y el desarrollo tecnológico a particular los a vances tecnológicos, pro yectos militares. Esta proporción en la forma en que se hace y se pre- en proyectos militares. es comparable a la inversión de senta la guerra. Ingla terra (37%) o Francia (25%) y En los días pre vios al comienzo L o cierto es que desde que nues - muy superior a la de Alemania (9%) de los bombardeos y durante las pri - tros antepasa dos de la Eda d de o Japón (4%). L a situa ción es toda vía meras f ases de la guerra, los medios Bronce comenzaron a fabricar armas más grave si tenemos en cuenta que de comunicación se hicieron eco del de metal, las innov aciones tecnológi - en estos países la f inancia ción públi - sofistica do arsenal a disposición de cas han juga do un papel esencial en ca no constituy e una parte tan las fuerzas angloamericanas. Misiles la historia de la guerra. El carro de importante del dinero total de la guia dos por láser, a viones teledirigi - ba talla egipcio, las arma duras griegas ciencia como en España. dos, bombas capaces de inutilizar o la invención de la pólvora son Quizá por ello son ho y más nece - aparatos electrónicos, conexión a algunos hitos de la tecnología que sarias que nunca inicia tiv as como la Internet en el campo de batalla y cambiaron las le yes de la estra tegia de la Fundación por la Paz, con una ga fas de visión nocturna de última militar . En el siglo X X, los a vances campaña para denunciar inversiones genera ción parecían garantizar una científ icos dieron pie al desarrollo que “no tienen utilida d social, guerra rápida, ef icaz y sin apenas víc - de las armas nucleares, cuy a enorme fomentan las guerras y la carrera timas civiles. Sin embargo, esa capacida d destructiv a ha cambiado armamentística y consumen recur- misma tecnología también permitía la na turaleza de las guerras. El inf or- sos en detrimento de la investiga ción a los reporteros retransmitir en me Franck de 1945 reconocía que civil”. ■ directo la primitiv a realida d de la “el desarrollo de la potencia nuclear muerte bajo las bombas, dejando en constituy e una importante contribu - evidencia la na turaleza promocional ción al poder tecnológico y militar de a quel despliegue tecnológico. Al de los Esta dos Unidos, pero al fin y al cabo, todo publicista sabe mismo tiempo plantea graves pro - que la ciencia, con su aura de preci - blemas económicos y políticos para sión y noveda d, ayuda a mejorar la el futuro del país”, y terminaba des - ima gen de cualquier producto, y a aconsejando el empleo de la bomba sea un cosmético, un electrodomés - atómica contra Japón. De hecho, el tico o la propia guerra. L a versión Proyecto Manhattan en el que cien - of icial que se nos dio de este con - tos de ingenieros y científ icos cola - Página web de la Fundación por la Paz / Fundació per la Pau (http://www.funda- flicto reunía los dos argumentos más boraron para desarrollar esta arma cioperlapau.org). (Fundación por la poderosos de cualquier anuncio: lo puede considerarse uno de los pri - Paz)

56 (2004) el escéptico El agua milagrosa de la homeopatía

JAVIER ARMENTIA

l pasa do 26 de noviembre, la serie Horizon ria de la práctica médica muestra cómo se han de divulga ción científ ica de la ca dena ido empleando terapias y f ármacos que funciona - Epública británica de tele visión, la BBC, ban adecuadamente aunque no se supiera por emitía un polémico programa sobre la homeopa- qué lo ha cían: por ejemplo, la aspirina tiene más tía, una de las llama das “medicinas alterna tivas” de cien años, aunque sólo ha ce un par de dece - que más popularidad están alcanzando en todo nios se comenzó a entender cómo afectaba el Europa. En él, contando con las opiniones a f avor ácido a cetilsalicílico a la síntesis de las prosta - y en contra de diversos expertos, se sometió a glandinas. Su uso como analgésico, mucho antes, prueba —una vez más— alguna de las a firmaciones estaba bien a testigua do. de esta práctica, como que la a cción de algunos Con la homeopatía, sin embargo, las cosas no medicamentos se puede efectuar incluso en dosis parecen tan sencillas. L as bases de esta práctica se tan ínf imas que ni siquiera una sola molécula del establecieron en 1810, cuando un médico ale - producto está realmente presente. Algo que, mán, Samuel Hahnemann (1755-1843) publicó como calif icaba el físico Robert P ark en el mismo el Organon der Rationellen Heilkunde, en el que programa “es simplemente ridículo”, porque des - establecía una teoría completa sobre el origen de afía las le yes de la ciencia. las enf ermedades y sobre la manera de curarlas, utilizando mecanismos similares a los que causan los males, de ahí el nombre “homeopatía” (curar Aunque no se entienda por con lo similar) y el a da gio en la tín similia simili - qué, o aunque vaya en contra bus curantur conocido como “ley de la similitud”. de lo que conocemos del Esta idea no era nue va de Hahnemann, sino un principio de la medicina medie val casi má gica de Universo, si algo funciona, se Para celso. En esencia, si una enf ermedad produ- debería investigar y aplicar. ce una serie de síntomas en una persona, y si No en vano, la historia de la conocemos una sustancia que provoque síntomas similares, precisamente esa sustancia y no otra, práctica médica muestra será la que pueda curarle. Evidentemente, cómo se han ido empleando Hahnemann comprendió que tal administra ción podría sin duda empeorar la condición del terapias y fármacos que pa ciente, por lo que intentó diluir el f ármaco de funcionaban adecuadamente manera extrema, para que sus propiedades cura - aunque no se supiera por qué tiv as permanecieran, pero no sus ef ectos a dversos. ¿Cómo se le pudo ocurrir a una persona de lo hacían. finales del siglo X VIII tal idea? Normalmente se Con la homeopatía, sin apunta a la manera en que entonces se tra taba embargo, las cosas no son una enf ermedad mortal, la síf ilis. La única cura - ción posible era la a dministra ción de v apores de tan sencillas. mercurio, muy venenosos, que provocaban de hecho la muerte de gran parte de los pa cientes. En cualquier caso, cabría pensar, aunque no se Hahnemann intentó probar otra manera, diluyen- entienda por qué, o aunque v aya en contra de lo do los dif erentes “venenos” hasta ha cerlos ino - que conocemos del Universo, si algo funciona, se cuos. En a quella época, la teoría a tomista de la debería investigar y aplicar . No en v ano, la histo - m a teria no era demasia do popular, y la química

el escéptico (2004) 57 moderna estaba comenzando a nacer, con las mal hahnemanniano”). Entonces se le somete a contribuciones de L avoisier y Dalton. una a gita ción específ ica (llama da “sucusión”), y se Un coetáneo del padre de la homeopatía, el vuelve a disolver: se toma 1cc y se completa hasta italiano Amedeo Avoga dro (17 76-1856), estable - un litro, utilizando a gua. En este segundo centesi - cía ex actamente un año después de la publica - mal (2C) tenemos una parte de sustancia en diez ción del Organon un principio fundamental para mil de a gua destila da. Una vez pasa da la a gita- la química: “los volúmenes iguales de cualquier ción, se sigue diluy endo: el 3C tiene una parte en gas a idéntica tempera tura y presión contienen el un millón, el 4C una parte en cien millones... mismo número de moléculas”. Este Principio de Cuando se repite este proceso y se obtiene un Avogadro se basaba en que la materia no se 12C (algunos medicamentos homeopáticos a fir- puede dividir indef inidamente, sino que existe man diluir hasta 30C) entramos en un serio con - una unidad, la molécula, que es la mínima canti - flicto con la química. Porque hemos disuelto da d de una sustancia que mantiene sus propie - hasta tener una parte en un cua trillón, ya es dades químicas. El número de moléculas en un menor que el número de Avoga dro. Esto quiere volumen característico de un gas (lo que los quí - decir que si tuviéramos un mol de moléculas de micos denominan un mol, 22,4 litros a 0ºC la sustancia inicial, en esa disolución y a no ten - de temperatura y una a tmósfera de presión) dríamos probablemente ni una sola molécula. es enorme, el llama do número de Avogadro: Evidentemente, si seguimos diluy endo seguire - 6,023 x 10 23, es decir , apro ximadamente un seis mos igual: sólo tendremos a gua (o alcohol, a y veintitrés ceros detrás: ¡seiscientos mil trillones veces empleado como disolvente en homeopatía). de moléculas! Si disolviéramos un grano de sal en todos los océanos de la Tierra, la disolución resultante sería incluso mayor que la de un medicamento homeopático.

Si disolviéramos un grano de sal en todos los océanos de la Tierra, la disolución La transcripción completa del programa Horizon de la BBC donde se trato este tema se resultante sería incluso ma yor puede encontrar en la página http://www.bbc.co.uk/science/horizon/2002/- que la de un medicamento trans.shtml. (BBC) homeopático. Pero pocas per - Sin embargo, las disoluciones homeopáticas sonas creerían que tomando una gota de esa a gua son incluso mayores. Típicamente, se parte de tomaríamos algo de aquel grano de sal. Sin una porción de una sustancia determinada y se embargo, se estima que un 40% de los f ármacos diluy e por vez primera en cien veces ese peso que se venden en Francia, pertenecientes a los (ima ginemos un centímetro cúbico de esencia labora torios homeopáticos, tienen aún menos vegetal en a gua para completar un litro, por ejem - concentración. Y la gente los toma cre yendo que plo). Esta disolución es llama da 1C (“un centesi - realmente está tomando algo...

58 (2004) el escéptico hecho de tomar una medicina hace que el pa ciente mejore. ¿Se tra ta de algo aún más esotérico que las extremas dilucio - nes de la homeopa- tía? Realmente no, y dice más de la manera en que inter - actúan en las perso - nas las terapias y las expecta tivas. La semana que viene profundizaremos en este asunto, siguien - do con el análisis de la homeopatía. Nos ref eríamos Introducción del código ético (http://www.homeopathy-soh.org/web/pages/ethics2001.pdf) de anteriormente a la The Society of Homeopaths, entidad inglesa que agrupa a los aficionados y ‘profesionales’ que trabajan la homeopatía. Tras este programa, hicieron una declaración pública que, hasta imposibilida d física hace poco, se podía encontrar en http://www.homeopathy-soh.org/web/pages/horizon.htm. de entender cómo (The Society of Homeopaths) funcionan las extre - En el programa de la BBC se sometió a prue - mas diluciones de los medicamentos homeopáti- ba, precisamente, esta posibilida d. No era la pri - cos. Na cida a comienzos del XIX, esta práctica mera vez, pero se utilizó una disolución homeo - pseudomédica sufrió precisamente de este pro - pá tica que se aplicó, en v arios labora torios, junto blema, lle vando desde entonces un desarrollo con otras muestras que sólo contenían a gua des - paralelo y aparte del resto de las prácticas médi - tila da, a cultivos de células, para comprobar si cas que poco a poco irían conf igurando la medi - tenían algún ef ecto. L as pruebas se realizaron con cina científ ica: la mejor comprensión del origen todos los controles a decuados, y con el a cuerdo (o etiología) de las enf ermedades, el descubri - de la principal socieda d homeopática inglesa miento de microorganismos y agentes pa tógenos, sobre los protocolos. Se ponía en juego algo más el desarrollo de una f armacopea basada en el de un millón de dólares que la Fundación James ef ecto que ciertas sustancias tienen en el organis - Randi, crea da por el ilusionista americano y f irme mo chocan frontalmente con los postulados más opositor a las pseudociencias, ofrece a quien bien f ilosóf icos de Hahnemann. Por ejemplo, en pueda demostrar un fenómeno paranormal homeopatía realmente síntomas y enf ermedad (como que la homeopatía funciona). L os resulta - son la misma cosa, y se llega al extremo de a fir- dos volvieron a ser nega tivos para la homeopatía: mar que “no hay enfermedades, sino enf ermos”: no funcionó. son los síntomas de una persona concreta los que se estudian para buscar un remedio que, sin ¿Y POR QUÉ TIENE diluir, provoca el mismo cua dro. Algunas veces se TANTO ÉXITO? ha comentado que este proceso es la base de las A lo largo de los años se han ido realizando vacunas, pero realmente no es así: las v acunas uti - numerosos análisis científ icos de las a firmaciones lizan la capa cida d inmune del organismo para homeopáticas, y a menudo nunca se ha encon - “aprender” a a ta car una versión débil de un pa tó- tra do ef ecto alguno, aunque otras veces ha habi - geno. No se tra ta por lo tanto de una cura ción, do algún indicio de que podría estar sucediendo sino de medicina pre ventiv a. Por otro la do, a nin - algo. L os médicos suelen acha car estos resulta dos gún médico se le ocurriría tra tar una meningitis más al llama do efecto placebo , es decir: el mero meningocócica, ocasionada por una bacteria, con

el escéptico (2004) 59 una disolución de un preparado de las ba cterias. podía realmente solucionar, el término (que viene Los homeópatas, afortunadamente, tampoco lo del la tín, “te compla ceré”) tuvo durante mucho ha cen, y normalmente recurren a la medicina alo - tiempo una connotación negativa. pá tica (como ellos la llaman) cuando se presenta Sin embargo, comenzó a v alorarse en medici - una enf ermedad seria en la que la ciencia puede na especialmente a partir de los trabajos de H. K. proporcionar una respuesta a decuada. Beecher en 1955, quien comprobó que cerca de Éste es un f actor muy importante que a menu- una tercera parte de las personas que tomaban un do se sosla ya: la homeopatía se autolimita a un placebo realmente acababan curándose. Una pri - tipo de dolencias normalmente inespecíf ico o mal mera interpreta ción sería de índole psicosomái- t def inido, a menudo dolores con cierta tendencia ca, como si la mente fuera capaz de, esperando crónica o de remisión espontánea, que en la medi - curarse, llegar realmente a la cura ción. Beecher es cina convencional no disponen de una cura com- también responsable de que los ensayos clínicos pleta, sino de palia tivos farmacológicos principal - de cualquier f ármaco se hagan con técnicas esta - mente de tipo analgésico. Su propia voca ción dísticas “de doble ciego”, es decir , que ni los complementaria le ha permitido permanecer fren - pa cientes ni los médicos involucra dos en la prue - te al avance imparable de la ciencia médica. De ba sepan a priori si el sujeto está tomando la esta manera, es f ácil comprender que cualquier medicina que se quiere analizar o un pla cebo. proceso que permita al pa ciente sentirse mejor Beecher comprobó que en muchas ocasiones la será conta do como un éxito por los homeópatas. existencia de un grupo de control (que no toma la medicina) no era suf iciente para comprobar si un La homeopatía medicamento era efectivo: a menudo a ctuaban se autolimita las expecta tiv as del pa ciente, en otras procesos como la regresión o cura ción espontánea durante a un tipo de dolencias el tra tamiento. Para complicar aún más las cosas, normalmente si no se tenía cuida do de que tampoco los médi- inespecífico o mal definido, cos conocieran si una persona estaba tomando la medicina o un placebo, como se comprobó, los a menudo dolores resulta dos resultaban dudosos: los propios inves - con cierta tendencia tigadores son humanos y, por ello, sujetos tam - crónica o de bién a los mismos ef ectos de querer que algo fun - cione o de interesarse por el trabajo. remisión espontánea. L os trabajos de Beecher y muchos otros análi - Por ello, cualquier proceso sis realiza dos en los últimos cincuenta años han que permita al paciente permitido entender mejor el mecanismo por el sentirse mejor será contado cual un pla cebo (una simple píldora azucara da, por ejemplo) puede funcionar como una medici- como un éxito por los na. Por un la do está el hecho de que muchas homeópatas. enfermedades, incluso gra ves, tienen una e volu - ción que de f orma espontánea llega a la comple - El otro f actor que permite entender por qué ta remisión o, al menos, a la mejoría. Una perso - los pa cientes (y los pra cticantes) de la homeopa - na que está tomando un fármaco interpretará esa tía —y de muchas otras medicinas llama das alter - mejoría de su condición como ef ecto de la sus - nativ as— tienen la impresión de que se curan con tancia. Por otro la do, ha y f actores esta dísticos, estas terapias es conocido en medicina con el como la regresión a la media, que en muchos nombre de efecto placebo . Pla cebo es cualquier casos funcionan (sobre todo cuando se realizan sustancia que, sin contener un principio a ctivo, se ensayos clínicos en los que seleccionan enf ermos suministra a un pa ciente con el “engaño” de que por una determinada cara cterística: por ejemplo, es un fármaco capaz de curarle. Usa dos desde si se eligen pa cientes que tengan la tensión alta de antiguo para complacer a los pa cientes que que - entre una pobla ción más amplia, existe un sesgo rían una solución a problemas que el médico no esta dístico que, de f orma matemática, conducirá a

60 (2004) el escéptico Página web de la James Randi Educational Foundation, en http://www.randi.org. (JREF) que un porcentaje de ellos disminuy a su tensión las publica ciones más importantes del mundo incluso sin terapia alguna). Pero también hay que sobre el tema) se concluía que “el contenido quí - tener en cuenta ef ectos psicológicos: el pa ciente mico de los productos homeopáticos está a menu - tiene una “creencia” en que la enf ermedad será do indef inido, y algunos están tan diluidos que es cura da; a demás está el f enómeno de la sugestión, improbable encontrar en ellos na da del material algo fundamental en la rela ción entre médico y original. No se han proba do que estos productos pa ciente. Muchas terapias, no sólo la medicina sean ef ectivos en condiciones clínicas. No ha y bue - homeopática, tienen en el ef ecto pla cebo la más nas razones para usarlos”. ■ probable explica ción de su funcionamiento.

¿PLACEBO HOMEOPÁTICO? En el caso de la homeopatía, los análisis clíni - cos que se han realiza do en los últimos cincuen - ta años no consigue poner en claro si aparte del ef ecto pla cebo hay algo más. Cierto es que se han publica do muchos trabajos apoyando la a cción de medicamentos homeopáticos extrema damen- N O T A te diluidos, pero en re visiones y meta-análisis rea - El presente texto surge de la unión de dos artículos liza dos, donde se v alora tanto el resulta d o como sobre la homeopatía, escritos por el mismo autor , que aparecieron publica dos en el suplemento Territorios del la corrección metodológica, el ef ecto homeopáti- diario El Correo , los pasa dos miércoles 11 y 18 de co casi desaparece (por no decir que desaparece diciembre de 2002 respectiv amente. Ambos artículos por completo) 1 . pueden ser descargados en versión original y en f ormato En uno de estos estudios, publica do en 19 9 9 PDF desde: http://www.arp-sapc.org/eedigital/Homeopatia01 .pdf y en Cartas Médicas sobre Fármacos y Terapias (The http://www.arp-sapc.org/eedigital/Homeopatia02.pdf Medical Letter on Drugs and Therapeutics , una de

el escéptico (2004) 61 guía digital Bitácoras y pensamiento crítico

ERNESTO J. CARMENA

lgo ha cambiado en la red . blogs de Flex arorion y Ja vier son ros sólo tienen que usar un na vega - Uno busca cualquier tema imprescindibles cuando la a ctuali - dor desde cualquier conexión (es Aque le interese y a caba da d se pone pseudocientíf ica. Casos ideal para los viajeros), introducir encontrándose con breves notas que, como el de la supuesta clona ción una contraseña, y teclear su historia. acompañadas de f echa y hora de ra eliana, o el fraude del Bio-Ba c Comodidad y ahorro de tiempo publica ción, mezclan reflexiones de tuvieron en estas bitácoras una res - son algunos de los motivos de Luis lo más v ariopinto en pá ginas w eb puesta crítica difícil de hallar en Alfonso Gámez para crear Magonia que parecen diarios personales. otros medios. (www.magonia.blogspot .com) en f or- Estos sitios están hasta en la sopa. En Hazte Escuchar (www.hazte- m a to de blog . En esta “ventana críti - C a da día na cen v arios centenares. Es escuchar.blogalia.com), promovida ca al mundo del misterio”, con la el explosivo f enómeno de los blogs . por Arturios se ha desarrolla do una calida d y el rigor a que nos tiene Un blog, weblog o bitácora es una intensa campaña en f avor de la acostumbrados, Gámez está aña - pá gina w eb cuy o contenido se pre - investiga ción médica con células diendo comentarios inéditos sobre senta en orden cronológico. Al con - m a dre embrionarias. pseudociencia y lo paranormal, así trario que los clásicos sitios w eb con La jo ya de Blogalia es, sin duda, como artículos publica dos en diver - índice y múltiples secciones, la La Biblioteca de Babel (www.daur - sos medios. estructura del blog suele ser tan sen - mith.blogalia.com). Su autora es Otros blogs escépticos son la de cilla como un simple tablón de his - Daurmith, una investiga dora que Julio Arrieta, que podemos hallar torias ordena das y enla ces. Su carác - escribe historias poéticas, irónicas, en http://basestar.blogspot .com; ter tiende a ser inf ormal, amigable y divertidas, siempre f ascinantes. La katana de Ockham (www.escepti - personal. En cuanto a los temas, se Y, de vez en cuando, piezas geniales cismo.blogalia.com), de Claudio abarca prácticamente todo: desde el de divulga ción científ ica, como Va P astrana; Los cien gaiteros del análisis de la política interna cional de Bombas (http://daurmith.bloga - delirio (www.gargantua.blogalia.com), hasta las frases gra ciosas que suelta lia.com/historias/3627), sobre el por Tenebris; Kakasico (www.kakasi- ca da día un niño pequeño... pasando, escarabajo bombardero (el más co.blogalia.com), de Sa cha por supuesto, por el escepticismo. querido por los crea cionistas), M arquina; El Sanador (www.sana- Víctor R. Ruiz (alias rvr) es o Aovillando que es ADN dor .blogalia.com), de Arturios , los un inestimable promotor del pensa - (http://daurmith.blogalia.com/his - Archivos del Doctor Putten miento crítico bita coril. En su pro - torias/8097). Vendell, el crea dor de (www.putten.blogalia.com), o Karl en pio blog , titulado precisamente la ex quisita Una cuestión Personal el País de los mentirosos (www.mun- Cuaderno de Bitácora (www.rvr.blo- (www.verbascum.blogalia.com), tam - chi.blogalia.com), de Don Cicuta. galia.com), rvr escribe sobre astrono - bién combina calidad literaria, origi - Desde aquí os invitamos a crear mía, reflexiona sobre internet , nalida d y ciencia. un blog escéptico, especialmente si o comenta las extra vagancias del ¿A qué se debe el auge de las os f alta el tiempo, las ganas o los mundo de lo irracional. Víctor es bitácoras? Probablemente, a la apa - conocimientos necesarios para cons - el crea dor de Blogalia (www.bloga - rición de servicios automa tizados truir un sitio w eb tra dicional. En lia.com), una gran comunidad de que f acilitan enormemente al autor http://vrruiz.freezope.org/blogosf e- ex celentes bitácoras donde el escep - la tarea de publicar sus historias. Ya ra/ encontraréis la inf ormación ticismo y la ciencia están muy bien no son necesarios los conocimientos necesaria para tener, en cuestión de representa das. A pesar de su hetero - de programación o diseño de pá gi- minutos, una bitácora propia lista geneidad temática, la interconexión nas w eb, ni tampoco hay que subir para lanzar vuestras reflexiones a la es sorprendente, generándose inten - archivos a un servidor . L os bita core - red .■ sos debates por medio de los comentarios que cada uno puede publicar en las bitácoras de los demás. En Blogalia escribe, por ejemplo, el astrofísico Ja vier Armentia (www.ja varm.blogalia.com). Por la boca muere el pez , se llama su bitá - cora. “El Pez” lee mucho, piensa mucho, y, sobre todo, viaja mucho. El resulta do es un blog personal y científ ico de lo más enriquecido. Flex arorion, en su Ciencia 15 (www.ciencia15.blogalia.com), nos regala regularmente noticias, curiosi - da des científ icas a dereza das con sus originales comentarios, y algún que otro castañazo a lo paranormal. L os Portada de varios blogs escépticos. (Cortesía del autor)

62 (2004) el escéptico A la caza de los Fowler. Mark Twain desmonta la frenología

DELANO JOSÉ LÓPEZ

En el año 1863, Mark Twain realizó una prueba n la obra de Mark La f acilida d con la que se a ceptó esta parodia para comprobar la fiabili - Twain Un yanki como algo cierto es una de las cosas que más dad de la técnica usada de Connecticut contribuy eron a que Twain se rela cionara el resto por Lorenzo Niles Fowler, E en la corte del rey de su vida con la crítica y el desmantelamiento uno de los frenólogos más Arturo, el prota gonis - tanto de ‘verda des’ a cepta das como de afirmacio- eminentes de la época. ta, Hank Morgan, con - nes ex cepcionales. No sólo fue un simple humo - templa a su a compañante me-dieval revolcándose rista, sino a demás, un político sin pelos en la len - entre cerdos —que ella cree son nobles encanta - gua, crítico social y literario cuy os objetivos dos— y dice: “Estaba a vergonzado de ella, a vergon - abarcaban desde el imperialismo americano (To za do de la raza humana”. L a vergüenza que sentía the Person Sitting in Darkness) , el anti-semitismo el propio Twain por sus colegas humanos, re vol- (Concerning the Jews) y la intolerancia anti-china cándose en la superstición y la pseudociencia, (Goldsmith’s Friend Abroad Again) , hasta las está presente a lo largo de toda su tra yectoria. “of ensas literarias” de James Fenimore Cooper y Como muchos buenos escépticos, Twain era la autoría de las comedias de Shak espeare. un experimentado tramposo y bromista. Cuando Su crítica también se orientó ha cia lo religioso de joven se ganaba la vida como reportero en un y lo paranormal, despreciando a gente como periódico, escribió una parodia sobre una de las M ary Bak er Eddy y la Ciencia Cristiana, y a fir- numerosas afirmaciones arqueológicas f alsas que mando que resultaba altamente improbable que acompañaron la conquista del oeste. En su traba - ella fuera la única autora de Science and Health . jo El hombre petrificado , describió el descubri - Era también escéptico respecto al Libro de los miento de semejante hallazgo. Presenta do como Mormones y sus pretensiones de una autoría divi - una auténtica crónica de prensa, el rela to conte - na. F ue su hostilida d ha cia el engaño lo que le nía numerosos datos geográ ficos improbables, movió a encontrarse con otro gigante del siglo que cualquiera que estuviese f amiliariza do con la XIX, una celebrida d por derecho propio como era zona donde se ubicaban los restos del supuesto L orenzo Niles Fowler. hombre, los podría haber identif icado como absurdos, o al menos eso era lo que pensaba el conocido escritor. Sin embargo, le desanimó des - cubrir que sus lectores y la prensa crédula a lo ancho de su país (e, incluso, a escala interna cio - nal) a ceptaba la historia de una f orma acrítica. Si un lector a tento hubiera reconstruido la posición que se indicaba de manos y dedos, se le hubiera hecho patente que este ser tenía, literalmente, el pulgar ante la nariz, en un gesto de burla para la posterida d.

La vergüenza que sentía Mark Twain por sus colegas humanos, revolcándose en la Página web dedicada a la residencia de Mark Twain (http://www.markt- superstición y la wainhouse.org) en Hartford, Connecticut, a medio camino entre Boston y pseudociencia, está presente Nueva York. (© 2000 The Mark Twain House) Tanto Twain como Fowler eran personas a lo largo de toda su hechas a sí mismas que desde unos orígenes trayectoria. humildes habían llega do a convertirse en las gran -

el escéptico (2004) 63 des celebrida des del momento, catapulta das a la Tal como se describía por sus pra cticantes y fama a tra vés de las tendencias y movimientos seguidores, na da menos que toda la experiencia predominantes en su época. Sin embargo, pasado humana podía explicarse mediante una adecuada el tiempo, mientras uno sigue permaneciendo aplica ción de esta ciencia. Con este f in, L orenzo y con su nombre y apellidos, el otro y a se ha sumer - su hermano Orson Squire Fowler publicaron gido en la oscurida d. Ambos compartieron libros que tra taban sobre diversas aplica ciones de muchas similitudes, tanto de carácter como de la frenología en la vida diaria; desde cómo descu - puntos de vista, hasta que el destino les hizo brir al colega ideal, hasta qué cualida des deberían adoptar posiciones dispares en torno a la ocupa - escrutarse en un empleado. Puede observ arse la ción de Fowler: la frenología. influencia de la frenología en las obras de Whitman, Poe y Melville. LA FRENOLOGÍA L os Fowler alcanzaron una gran notorieda d Y LOS FOWLER como líderes del imperio frenológico con sede en Para entender bien ese siglo, es importante el Instituto Frenológico de la ciuda d de Nue va conocer la frenología, por cuanto esta creencia York, donde L orenzo realizaba análisis frenológi - ilustra bien el pensamiento de la na ción [ los cos a sus clientes. No sólo eso, sino que a demás Estados Unidos de América —N. del T.—] en a quel allí los Fowler entrenaron a la siguiente genera ción momento respecto a lo que impulsaba el com- de frenólogos. A demás, había un Gabinete portamiento humano. Frenológico conectado al Instituto, al que deno - minaban “Gólgota”, que poseía una amplia colec - ción de cala veras, emplea das tanto con f ines de investiga ción como de exposición abierta al públi - co. A menudo entraba en una seria competencia con P. T. Barnum como foco de a tra cción para turistas. Con el tiempo se puso de moda ha cerse analizar frenológicamente por los f amosos frenó- logos, y muchas celebrida des de entonces hicieron ex aminar sus cabezas, como Julia Ward Howe, Clara Barton, Hiriam Po w ers, Theodore Weldand y Edwin Forrest . L os Fowler llegaron a ser celebrida - des por derecho propio, aunque pasaron también por ser sa tiriza dos en la prensa popular junto con otro socio del negocio, Samuel Wells, cuando se creó la f irma Bumpus and Crane. Los hermanos Fowler también dirigieron una gran editorial, que sirvió para publicar los trabajos frenológicos escritos tanto por ellos como por otros, a demás del Phrenological Journal . Pero sin embargo no se limitaron a ser meros frenólogos, Lorenzo Niles Fowler (1811-1896). (John van Wyhe, sino que se consideraban a sí mismo integra dos The History of Phrenology on the Web — http://pages.britishlibrary.net/phrenology—, 2002) en un amplio movimiento progresista que se había sa cudido de encima la superstición tra di- cional y el f ana tismo, reemplazándolos mediante Tal como se describía una ref orma racionalista. En aras de este f in publicaron una colección de libros, un tanto por sus practicantes ecléctica, que vino a ser el equiv alente a los a ctua - y seguidores, les libros de auto-a yuda en el siglo XIX. Contenía desde trabajos sobre hidropa tía y homeopatía, nada menos que toda la hasta cómo construirse una determinada casa experiencia humana bara ta octogonal. Publicaron trabajos sobre temas tan diversos como la poesía, el f eminismo en sus podía explicarse albores y sobre el nue vo arte de la f otogra fía. Suy a mediante una fue la primera edición de la obra de Whitman Leaves of Grass (Hojas de Hierba) , así como una adecuada aplicación re vista sobre f otogra fía llama da Life Illustrated . Su círculo de amista des incluy ó a ref ormadores tales de la ciencia como la f eminista Amelia Bloomer y el nutricio - de la frenología. nista Sylvester Graham.

64 (2004) el escéptico alegría, un poco de buena suerte y un poco de mala”. Asimismo se había dado cuenta de cómo empleaban los frenólogos semejantes interpreta - ciones v agas para complacer a sus clientes. En su autobiogra fía, describe así al frenólogo ambulan - te que visitaba Hannibal en su juventud: “No es en absoluto probable, pienso, que el experto ambulante captase muy bien siquiera el carácter de ningún aldeano, pero es una a divina ción segu - ra que él siempre era lo bastante hábil para pro - porcionar a sus clientes unos mapas de carácter que podrían compararse favorablemente con los del mismo George Washington. Fue ha ce mucho tiempo, y aún recuerdo que ninguno de los fre - nólogos que llegaron a mi pueblo no encontraron nunca ningún cráneo muy inferior al estándar de W ashington. Esta pro ximidad generaliza da a la perf ección debería, quizás, haber provoca do la sospecha, pero no recuerdo que lo hiciera. A mi entender la gente a dmiraba la frenología y creía en ella, y la voz de quien dudaba no se escucha - ba en la tierra.” (Neider 1959) “Aún recuerdo que ninguno de los frenólogos que llegaron a mi pueblo no Portada de una edición de la revista American Phrenological Journal. (John van Wyhe, The History of Phrenology on the encontraron nunca ningún Web —http://pages.britishlibrary.net/phrenology—, 2002) cráneo muy inferior al estándar de Washington. ENTRADA EN ESCENA Esta proximidad DE MARK TWAIN generalizada a la perfección Fue una ironía que el encuentro entre esos dos ejemplos del espíritu americano del progreso debería, quizás, haber tuviera lugar en L ondres. Fowler se había trasla - provocado la sospecha, pero da do allí en 1863, para abrir una sucursal de su firma (Fowler y Wells tuvieron v arias en Boston y no recuerdo que lo hiciera. Filadelfia). Twain a menudo emprendía giras A mi entender la gente europeas y permanecía en dicho continente durante largos periodos, en un intento de “pulir - admiraba la frenología y se” como ef ecto de su exposición a la cultura creía en ella, y la voz de europea. Muchos de los americanos del siglo XIX arrastraban también un sentimiento similar de quien dudaba no se inf eriorida d intelectual. escuchaba en la tierra” Twain poseía y a alguna experiencia con la fre - nología, al haber escrito de joven sobre un frenó - logo ambulante que llegaba a Hannibal, la ciuda d en la que él residía, y ha cía demostra ciones (ha y quien a firma que ese frenólogo anónimo pudiera tra tarse de uno de los Fowler, pero no ha y prue - bas de ello). Estaba f amiliariza do también con la técnica conocida ho y día como lectura en frío, de lo que ha ce una descripción sa tírica al comienzo de su obra Lionizing Murderers , en la cual un Las partes del cráneo según la frenología clásica. (John van echador de cartas empezaba su visión de esta Wyhe, The History of Phrenology on the Web —http://pages.bri- manera: “Usted tiene muchos problemas, alguna tishlibrary.net/phrenology—, 2002)

el escéptico (2004) 65 Conocedor de des y brillantes cualida des; pero que una a una se antemano tanto de la fueron de valuando porque a todas le emparejaba frenología como de un def ecto contrario que las anulaba”. (Neider, las artimañas de los 1959) artistas del timo, lle vó Según Twain, Fowler estaba dispuesto a mojar - a cabo una prueba de se en una cualida d: “Sin embargo, encontró una ciego único . En 18 72 ca vida d en un la teral, una ca vida d donde en la ó 18 7 3, Twain visitó la cabeza de cualquier otro hubiera encontra do un of icina de los Fowler bulto. Ese hueco, di jo que era ex clusivo, único en en L ondres para que sí mismo, en medio de la na da, no encontrando le hicieran una lectu - ningún bulto opuesto, ni tan siquiera una le ve ra, usando un seudó - prominencia con la que pudiera modif icar o nimo. Como su retra- mejorar su perf ecta plenitud y aislamiento. ¡M e to se había emplea do asustó cuando dijo que a quello signif icaba una en propaganda, tal total ausencia de sentido del humor!”. precaución podría Twain a firma que ese mismo defecto fue la parecer poco a decua- única desvia ción de su carácter respecto al están - da, aunque Fowler no dar cuando se sometió a la quiromancia, para lo dio señales de haberle cual envió anónimamente una foto de la palma reconocido. El resulta - de su mano a destaca dos videntes en L ondres y do estuvo en línea con N u e va York. De dieciocho lecturas, el humor se sus expecta tiv as res - citó solo dos veces, y fue para decir que carecía pecto a una lectura en completamente de él. frío: “Fowler me reci - El autor esta dounidense regresó donde los bió con indif erencia, Fowler tres meses después y se sentó para que le señalando mi cabeza realizaran una segunda lectura, esta vez identif i- con cierto aire de des - cándose. En esta ocasión la lectura resultó muy gana, mientras que dif erente. “Una vez más realizó un descubrimiento recitaba y estimaba impresionante; la ca vida d había desaparecido y en mis cualida des con su lugar lo que encontró fue el monte Everest Reproducción de un busto usado hacia una voz monótona y —dicho de f orma f igura da—, 31.000 pies de altitud. 1865 por L. N. Fowler para la enseñanza y práctica de la frenología. (John van Wyhe, aburrida. Di jo que y o ¡El chichón del humor más prominente que había The History of Phrenology on the Web — poseía un coraje sor - encontrado en toda su dila ta da experiencia!” http://pages.britishlibrary.net/phrenology— prendente, un espíritu Debería mencionarse sin embargo, que éste , 2002) de a tre vimiento anor - fue solo un test de ciego único , con un sujeto pre - mal, un ánimo y volunta d se vera, una auda cia que dispuesto a la hostilida d contra la frenología. no tenía límite. Yo estaba sorprendido con esto, a Puede ser que en esta segunda visita, Twain, se la vez que a gra decido. No lo había sospechado condujera de modo más jovial y divertido. Sin pre viamente, pero se puso a hurgar en el otro embargo, semejante treta no pasó desapercibida la do de mi cabeza y encontró allá un montículo ante los Fowler, que llegaron a decir que desde el que denominó ‘cautela’. Este montículo era tan principio habían nota do f ácilmente la trampa. grande, tan prominente, que redujo el chichón de Se añade que la memoria de Twain podía la v alentía, en compara ción, a un simple colla do, haber f alla do al rela tar el análisis que le hicieron. pese a que ese abultamiento hasta entonces había M adeleine B. Stern, historia dora literaria y biógra - sido tan desta ca do —según lo describía él— que fa de los Fowler, señala que la terminología de podría haberme servido para que colgara ahí mi Twain (por ejemplo, “bultos” y “ca vida des”) es sombrero; pero a continuación se quedó en nada inconsecuente con la que empleaban los Fowler. ante ese abultamiento que denominó mi cautela . Continúa apuntando que era raro que L orenzo M e explicó que si el primer bulto hubiese queda - Fowler, conocido por su prodigiosa memoria, do predominando en el esquema de mi carácter, hubiese olvida do las cara cterísticas que había yo podría haber sido uno de los hombres más señala do a Twain tres meses antes. valientes que hubieran existido nunca —probable - Pero resulta que Twain di jo que poseía los mente el que más—, pero que mi cautela era pro - mapas de personalidad que le conf eccionaron en digiosamente superior, con lo que quedaba aboli - las dos lecturas (por una suma a dicional, los da mi v alentía y terminaba por convertirme en Fowler solían entregar un mapa con la frenogra fía alguien casi especta cularmente tímido. Continuó de ca da cliente). “A cudí a Fowler bajo un nombre sus descubrimientos, con el resulta do de que al supuesto y ex aminó mis elevaciones y depresio - final salí sano y salvo, y con un centenar de gran - nes, entregándome una carta que me lle vé al hotel

66 (2004) el escéptico L angham, que luego ex aminé con gran interés y tuvieran un mejor conocimiento de la obra de detenimiento —el mismo interés y detenimiento Twain. Signif icativ amente, en los casi treinta años que y o experimentaría si hubiera encontra do la transcurridos desde a quel primer frenograma, la carta de un impostor que se hubiera hecho pasar obra de Twain había ma durado, y el grueso de la por mí, y que resultaba no tener absolutamente misma era mucho más conocida por el público en ningún rasgo lo bastante detalla do que fuera simi - general. Su mordaz crítica al imperialismo ameri - lar a los míos—. Esperé tres meses y regresé donde cano, To the Person Sitting in Darkness , había Mr. Fowler de nue vo, anunciando mi visita con sido publica da el año anterior . una tarjeta que lle vaba tanto mi auténtico nombre Pese a que este análisis frenológico se había como mi nom de guerre. Nue vamente salí con la publica do, Twain nunca quiso hacer comentarios carta que había elabora do. Ésta señalaba v arios al respecto. De hecho, cuando en 1906 se le pre - detalles de mi carácter def inidos con precisión, guntó a Twain si quería contribuir con un escrito pero no tenían ninguna semejanza con la carta en un simposio de frenología, se despa chó con el que elaboró la primera vez” (Neider 1959). rela to de sus experiencias inf antiles en Hannibal, así como con las pruebas realiza dos en L ondres con Lorenzo Fowler, pero no mencionó su más “Nuevamente salí con la reciente experiencia en Nue va York. Madeleine B. carta que había elaborado. Stern especulaba así sobre las razones de esta omisión: “Quizá el análisis había resulta do dema- Ésta señalaba varios detalles sia do preciso, y la insinua ción sobre su ‘carácter de mi carácter definidos con trá gico’, demasia do inquietante. Puede también que Mark Twain se negara a re velar su persistente precisión, pero no tenían fascina ción por la pseudociencia de la que se ninguna semejanza con la había burla do, pero cuy a seducción no pudo elu - dir” (Stern 19 71). carta que elaboró la primera Puede ser, por el contrario, que los frenólogos vez” se benef iciaran de su bene volencia. Ha cia 19 0 6 , la estrella de la frenología había declina do consi - derablemente respecto a a quellos f elices años en Es una tra gedia menor para la historia del que Twain mantuvo su cara a cara con L orenzo. A escepticismo que esas cartas parezcan no haber partir de entonces son muchos los que no la con - sobre vivido. sideraban y a como una auténtica ciencia, y Sin embargo, Twain no quedó satisf echo y en América se estaba volviendo para contemplar la 1 9 01 se sentó para una última lectura, esta vez en importación europea más reciente, el emergente la ciuda d de Nue va York. L orenzo Fowler para campo del psicoanálisis, como el mejor medio entonces había pasado el negocio a su hi ja, para explicar el comportamiento humano. Charlotte Fowler Wells, y a su hi jo, Jessie Allen Según iba mermando la fortuna del Instituto Fowler. Fue este último quien realizó la última lec - Frenológico, sus of icinas se vieron f orza das por tura frenológica a Twain (hubo un tal Edgar C. los menguantes ingresos y crecientes rentas a tras - Beall, que por entonces se ocupaba del control la darse a lugares ca da vez menos ref ina dos. El del almacén de la compañía, quien más adelante lugar donde realizaron a Twain su última lectura di jo haber sido quien ex aminó personalmente a dejó de ser la a tra cción turística del bajo Twain —no obstante, en la a genda de Twain quedó Broadway, para lle varse a cabo en una ubica ción anotada la cita con Jessie A. F owler—). mucho más modesta en la calle 21 Este. El análisis se publicaría más a delante en el Ciertamente, Twain no era de los que ha cían leña Phrenological Journal , f irmado por el editor . Tanto del árbol caído, y quizá fue por su compasión o si fue Jessie F owler como Beall, el autor resultó ser su vergüenza por el hecho de que la f amilia ciertamente un crítico literario mejor que L orenzo Fowler continuara con a quel absurdo, a su enten - Fowler. L a última frenogra fía de Twain se centra no der, lo que le lle vó a omitir comentarios sobre la sólo en el humor de éste, sino en su serio com - última prueba que había realiza do. promiso hacia la humanidad, como quedaba Twain puede que se volviera más benévolo para pa tente por el enorme desarrollo de sus áreas de con a quellos a quienes consideraba crédulos, y a escrupulosidad y benevolencia . El frenólogo inter - que para entonces había enterra do miles de dóla - pretaba el humor de Twain como algo meramente res y muchos años de su tiempo en una máquina habitual, y como un medio al servicio de sus más para impresión que resultó un fra caso. Al terminar altos compromisos con la sociedad. Quizá el edi - el siglo, tanto L orenzo como Orson Fowler habían tor poseía una mejor disposición para el análisis fallecido, habiendo dedica do el grueso de sus frenológico que L orenzo, o puede que él o ella vidas a def ender una teoría desa credita da genera -

el escéptico (2004) 67 liza damente. Puede que el escritor, que en esa últi - m áquina de impresión cuy a utilida d se había des - ma frenografía se describía como “un cre yente en carta do. Sin embargo, a dif erencia de los Fowler la humanidad”, “un crítico muy a gudo de sí que, a ceptando de manera enormemente acrítica mismo” y “con una enorme condescendencia”, los a vances, se quedaron en la penumbra del viese demasia da de su propia credulida d refleja da “progreso” y la “ref orma”, Twain se mantuvo críti - en a quello por lo que abogaban los frenólogos en co tanto con el status quo social vigente como los albores del siglo X X, queriendo relegar su f ala- con sus ref ormas, juzgando cada cosa por sus cia particular al pasa do de la humanidad. propios méritos. En el f ondo, tanto Twain como los Fowler fue - L a trampa de Twain a Fowler puede verse ron ref ormistas, de alguna manera. L a frenología como una acusa ción contra la frenología como de los Fowler era una curiosida d americana. Por el ciencia o de Fowler como un curandero. Pero, en contrario, sus homólogos europeos no participa - ultima instancia, pudiera ser vista como una ver - ban de la creencia en que el carácter de una per - güenza para la humanidad en sí misma, al igual sona era inmutable, sino que mediante lo re vela - que la doncella medie val que creía que los cerdos do por el análisis frenológico podían indicarse eran nobles, el que personas tan inteligentes y sin - def ectos de carácter que posteriormente podían ceras como los Fowler permanecieran autoenga- ser rectifica dos mediante la ejercita ción a decuada ña das toda su vida. ■ de función específ ica, que podría entonces resal - tarse, al igual que un a tleta acrecienta su muscu - la tura, tras una nue va explora ción. L a premisa más básica de la frenología, que dif erentes áreas del cerebro se corresponden con dif erentes funciones, se ha mantenido en pie como cierta, y constituy e un fundamento para la neurociencia moderna. Su error f atal fue la asig - na ción rela tiv amente arbitraria de estas funciones a áreas concretas, y su creencia en que ello se exteriorizaba en la cabeza de una f orma determi- na da. De haber tenido la habilida d para ex aminar esta premisa y contrastarla objetiv amente con da tos controla dos, quizá no hubiesen desperdi - cia do una parte tan importante de su existencia detrás de este largo ejercicio de inutilida d. Portada de la revista Skeptical Inquirer de enero/febrero del 2002, La premisa más básica de la donde apareció originalmente en frenología, que diferentes áreas del inglés este artículo. (CSICOP) cerebro se corresponden con diferentes REFERENCIAS: funciones, se ha mantenido en pie como — Neider, Charles (ed.) 1959. The Autobiography cierta, y constituye un fundamento para of Mark Twain. N u e va York: Harper. — Stern, M adeleine B. 1969. Mark Twain had his la neurociencia moderna. Su error fatal hea d ex amined. American Literature , M arzo. fue la asignación relativamente — Stern, M adeleine B. 19 71. Heads and Headlines: The Phrenological Fowlers . arbitraria de estas funciones a áreas Norman, Oklahoma: University of Oklahoma concretas, y su creencia en que ello se Press. exteriorizaba en la cabeza de una forma Delano José L ópez a ctualmente enseña diseño escé - determinada. nico tea tral en la Bullis School en Potomac, Maryland. Es uno de los colabora dores en la Guía de la Cultura Popular en Esta dos Unidos, y ha escrito sobre las bandas Bien por credulida d, o por intuición, muchas de skinheads —cabezas rapa das—, el mito de Fausto en el de las causas e ideas def endidas por los Fowler cine contemporáneo y la representa ción de los america - fueron reivindica das posteriormente, como lo fue nos nativos en la cultura popular . Su dirección: 151 2 la obra literaria de Whitman, los ideales f eminis - Columbia Rd. NW, Washington, D.C. 20009. E-mail: tas de Bloomer o las técnicas de construcción [email protected] determinadas de Orson Fowler. Ciertamente, tam - bién lo fueron muchas de las de Twain, como la Tra ducción de Jesús M. Villaro

68 (2004) el escéptico la vuelta al mundo en cinco megalitos (V) La cabeza del puma

JOSÉ LUIS CALVO

“No tenía ninguna duda de que podríamos hacerlo. Existieron alma cenes, una gran explana da, al Nuestros antepasados lo hicieron, así que sabía que menos dos torres, un templo... pero lo que ho y se también nosotros podríamos hacerlo. El trabajo del ser conoce como La Muralla , tres muros en zigza g de humano puede lograr cualquier cosa.” (David Canal) unos cua trocientos metros de longitud, posible - mente no sea tal salvo con un signif icado simbó- lico. Probablemente Sa csahuamán no fue nunca erca de la ciuda d de Cuzco (o Cusco), la una f ortaleza sino un centro de culto. Es en esta antigua capital del Imperio Inca, se le van - construcción en la que se centran los esoteristas . ta la fortaleza de Sa csahuamán (o C Alguno de los bloques empleados tienen hasta Saqsaywaman). La tra dición nos dice que la ciu - cinco metros de altura y su peso sobrepasa las da d fue construida a ima gen de un puma. Si en la 120 toneladas. A demás, están ensamblados con zona que correspondería a su corazón se edif ica- casi total perf ección, pese a que no se empleara ron diversos templos, su cabeza era la f ortaleza de ningún tipo de cemento para rellenar las junturas. Sacsahuamán sobre el cerro homónimo. El mito inca de la crea ción nos dice que Antes de dar pábulo a las Vira cocha emergió de las a guas del Titica ca para castigar , convirtiendo en rocas, a sus mora dores acostumbradas teorías de que le habían of endido. En sustitución de éstos civilizaciones perdidas o creó diversas f ormas de vida, entre ellos M anco extraterrestres en la antigüedad, Capac y sus tres hermanos que se dirigieron por hay una serie de puntualizaciones que túneles subterráneos hasta Cuzco. Allí estallaron discordias entre ellos que concluy eron con la deben quedar claras: las historias muerte, también convertidos en piedra, de los recogidas por los cronistas españoles y hermanos y la proclamación de Manco Capac por el inca Garcilaso aseguran como primer Inca. L os restos de su f amilia se consideraron huacas o piedras sa gra das. A ya que estas construcciones Auca, el tercer hermano, se convirtió en Cuzco Esto explica, en parte, a firmaciones como la H u a ca y fue considera do como protector de esta de Ja vier Sierra: “Terminan preguntándose seria - ciuda d. mente qué clase de tecnología se empleó para No es de extrañar que para este pueblo, la cortar , transportar , encajar y moldear —a veces con piedra fuera algo muy importante. El ser humano precisión de cirujano— piedras de ma teriales muy podía convertirse en roca y ésta en a quél como se duros en tamaños no pocas veces ciclópeos.” 1 narra en la le yenda del Inca Pacha cutec, que rezó Sin embargo, antes de dar pábulo a las a cos - a los dioses y obtuvo la gra cia de que un montón tumbradas teorías de civiliza ciones perdidas o de piedras se metamorf oseara en un ejército que extra terrestres en la antigüeda d, ha y una serie de derrotó a sus enemigos. Rocas y hombres com - puntualiza ciones que deben quedar claras: las his - partían el mismo espíritu al que se ofrecían sa cri- torias recogidas por los cronistas españoles y por ficios y se a doraba. el inca Garcilaso aseguran que estas construccio - Quizás ésta sea la razón de la perf ección nes tienen un origen y f echa muy determinados. alcanza da en su trabajo y que mara villó a los con - Fue Pacha cuti el que ordenó su erección en el quista dores españoles que no dudaron en consi - siglo X V d. de C. L a construcción se prolongó derar a Sa csahuamán como una de las maravillas durante, al menos, cincuenta años y trabajaron en del mundo. Por desgra cia, esta a dmiración no les ellas 20.000 hombres, cuatro mil extra yendo y impidió emplear la f ortaleza como cantera, oca - puliendo las piedras, seis mil transportándolas sionando la pérdida de numerosos elementos, lo con la a yuda de cuerdas vegetales y de cuero, y el que hace que se nos planteen dudas sobre qué y resto en diversos cometidos, como la ex ca vación cómo fue Sacsahuamán. de fosos y la obtención de ma dera.

el escéptico (2004) 69 la vuelta al mundo en cinco megalitos (V)

Que los incas no habían olvida do la f orma de realizar este trabajo cuando llegaron los españo - les en el siglo X VI, quedó demostrado cuando desmontaron y condujeron a la vecina Cuzco grandes piedras de Sa csahuamán para su empleo en la Ca tedral de los conquista dores, causando una admiración que fue consigna da en las cróni - cas contemporáneas. Sin embargo ¿el transporte de un bloque con un peso de 120 toneladas por los empinados senderos de los Andes peruanos es técnicamente posible? A quí debemos hacer una a clara ción, Una puerta de La Muralla. (Cortesía del autor) aunque se diga frecuentemente que las rocas de L a Muralla son andesitas procedentes de la can - Aún así habrá que hablar de las canteras incai - tera de Rumiqolqa, a 35 kilómetros de Cuzco, cas. Se han estudia do dos de ellas, la cita da eso no es ex acto. L a andesita se empleó en Rumiqolqa y Kachiqhata, a veces llama da Sacsahuamán, pero no en La Muralla, que está Ollanta ytambo por ser ésta la pobla ción impor- realiza da en caliza que puede obtenerse en el tante más próxima. En ambas se han encontrado mismo cerro. los mismos útiles, martillos líticos, de f orma ovoi- de y con pesos que v an desde los diez kilos hasta menos de uno, elaborados con rocas con un alto Aunque se diga contenido f érrico, percutores de basalto y epido - frecuentemente que las rocas rita a los que se pueden sumar palancas y cince - de La Muralla son andesitas les de bronce encontra dos en otros y acimientos como Machu Picchu. En ambas quedaron aban- procedentes de la cantera de donados bloques sin utilizar , más de 250 en Rumiqolqa, a 35 kilómetros Rumiqolqa, con las señales de impacto de los martillos líticos. de Cuzco, eso no es exacto. L os mecanismos de transporte han dejado sus La andesita se empleó en huellas en Ka chiqhata, una rampa artif icial así como bloques que muestran las señales (estrías Sacsahuamán, pero no en La longitudinales y pulido sólo en la base más Muralla, que está realizada ancha) producidas por su arrastre. En en caliza que puede Sacsahuamán se han encontrado piedras redon - deadas que posiblemente fueran empleadas obtenerse en el mismo cerro. como elementos deslizantes. El programa Nova, de la tele visión pública esta dounidense, realizó una prueba en Kachiqhata. Con la a yuda de la pobla ción de Ollanta ytambo movieron uno de los bloques abandonados por una pendiente de ocho grados de inclina ción. El medio empleado fue el simple arrastre con cuerdas. No obstante, el ma yor misterio de las cons - trucciones incas es la perf ección con la que se ensamblan los sillares, a veces de f ormas extrañas como la piedra de doce ángulos en Cuzco. A des - cifrarlo ha dedica do sus esfuerzos el suizo Jean- Pierre Protzen. Después de observ ar las marcas en las piedras y las herramientas abandonadas en las canteras, Vista general de La Muralla de Sacsahuamán. (Cortesía del autor) pudo reconstruir el procedimiento. Para desbas -

70 (2004) el escéptico la vuelta al mundo en cinco megalitos (V) tarlas, se empleaban los martillos más pesa dos nico, el Líbano bajo el Imperio Romano y el flo - haciéndolos girar en el último momento para que recimiento de Rapa Nui. el golpe fuera oblicuo. L os bordes se sua vizaban L as construcciones que los escritores esoteris - con un martillo más pequeño. El procedimiento tas pregonan como imposibles se han demostra- se repetía en ca da una de las caras. do f actibles. Arqueólogos, arquitectos, canteros... P ara situarlas, una vez dispuesto un sillar , se han dedicado sus esfuerzos a reproducir con tallaba en su cara superior la junta de ensambla - éxito las técnicas emplea das por nuestros antepa - je, se colocaba sobre él un nue vo sillar y se perf i- sa dos. L ejos de disminuir nuestro aprecio por laba el borde requerido que era talla do mediante ellas, su realiza ción humana las enaltece. Son el mismo procedimiento. fruto no de civiliza ciones a tlantes o extra terrestres En sus demostraciones públicas, Protzen ha que emplearan láseres y ele vadores antigra vitato- obtenido resulta dos tan buenos como los de los rios, sino de hombres que se enfrentaron a los incas en tan sólo noventa minutos. Con una prác - problemas armados de su ingenio y su capa cida d tica frecuente ese tiempo se a cortaría. A demás, las de trabajo y sufrimiento. huellas de la talla (más fuertes en el centro de la H o y, cuando son sólo polvo anónimo, siguen, cara de los sillares que en sus bordes) son idénti - en cierta f orma, viviendo en sus obras que nos cas a las que presentan los reales, a demás de que hablan de a quellos que las erigieron. A nosotros las crónicas aseguran que eran necesarios v arios nos corresponde escuchar sus palabras. ■ intentos para encajar las piedras, una descripción perf ectamente aplicable a esta técnica. Aún así, el propio Protzen reconoce que su procedimiento es inviable en aparejos ciclópeos. Esta dif iculta d ha sido resuelta por Vincent L ee mediante el uso de una especie de sencillo pan - tógra fo realiza do con cuerdas, madera y una plo - m a da. Una vez dispuesto un bloque megalítico se recorrería su borde con un palo. Otro, comunica - do con éste, iría dibujando el perf il en la piedra a encajar . Después, el trabajo se limitaría a tallar la silueta señala da y a colocar el sillar en su lugar . También Lee ha realiza do demostraciones de la viabilida d de esta técnica. Soluciones sencillas que no merman la genia - lida d de sus descubridores, los miembros del La célebre "Piedra de doce ángulos" que forma parte de un muro situa- do en una calle de Cuzco. Apréciense los salientes de los sillares para Tawantinsuy o, el Imperio Inca. facilitar su manejo. (H. Plenge)

N O T A 1.— Sierra, J.: En busca de la Edad de Oro. Círculo de L ectores. Barcelona, 2000.

BIBLIOGRAFÍA Scarre, Ch.: Las setenta maravillas del mundo antiguo .Los grandes monumentos y cómo se construyeron . Tra ducción de J. González Detalle de los muros. (Cortesía del autor) B a tlle y C. Rodríguez Castillo. Círculo de L ectores. China, 2001.

C O N C L U S I Ó N WEBGRAFÍA Hemos concluido un largo viaje. Desde la NOVA. Secrets of Lost Empires: Inca . En: Europa del V milenio a. de C. hasta la Suramérica http://www.pbs.org/w gbh/nova/trans - del siglo X V d. de C., pasando por el Egipto f ara ó - cripts/2404inca.html

el escéptico (2004) 71 El planetario ¿Ciencia o ficción?

MANUEL ROCA

n este ano 2003, el Planetario del Parque cultura, sin ha cer distinción entre cultura de cien - de las Ciencias de Grana da recibirá a su visi - cias o cultura de letras. Etante 1.000.000. Dejando a un lado la frial - P ero al f inal, lo que realmente ha ce má gico al da d de las cifras, me gustaría ha cer una bre ve refle- planetario no son las má quinas, sino las personas xión que sirv a para poner rostro a esos números y que miran al cielo con asombro, respeto y tam - para ha cer memoria de algunas de las a ctivida des bién con a dmiración. Que, en def initiv a, no es realiza das durante estos años. También, por qué otra cosa que lo que ha venido ha ciendo la huma- no, para recordar alguna anécdota divertida. nida d desde sus orígenes y que nuestro ritmo de He sido testigo de momentos muy emocio- vida y la contamina ción lumínica nos ha hecho nantes. Recuerdo el día en que a yudé a desemba- olvidar . lar aquella máquina con aspecto y nombre de Es difícil explicar la sensa ción que produce robot futurista, Skymaster ZKP3. Su laboriosa y observ ar esa mira da, mezcla de sorpresa, asombro compleja instala ción. Su despegue, con un pro - y reflexión, con la que muchos visitantes abando - grama elaborado en el Parque de las Ciencias. Y nan el planetario. Algunos, tímidamente, se a cer - la ilusión de su puesta de largo en ca da una de las can a la mesa de control a dar las gra cias. Otros inauguraciones posteriores. salen absortos en sus pensamientos. Se me han A punto de cumplir ocho años, los cientos de acerca do niños llenos de ilusión a preguntar qué pro yectores que recrean este sueño han propor - ha y que ha cer para ser astrónomo. También he ciona do miles de noches cuaja das de estrellas. visto llorar a grandes y a pequeños. Para el asom - Nos han lle vado al mismísimo Polo Norte para bro no hay edades. L o cierto es que poca gente ver el espectáculo de una noche interminable. sale indif erente. Recuerdo que un año, durante la Han hecho posible recrear el Sol de media noche, jorna da de puertas abiertas con que se celebra el evitándonos el largo viaje hasta el círculo polar aniversario, alguien olvidó sus muletas en el pla - ártico en verano. Nos han trasla da do a miles de netario. Sin duda ha sido el caso más llama tivo millones de kilómetros de distancia para ver a entre los que se han mara villado contemplando nuestro Sistema Solar en un espectáculo de este cielo. danza difícil de ima ginar , algo que nunca na die Sin embargo, todo esto no debería ha cernos ha podido ver en la realida d. Han hecho las olvidar que esta má quina casi perf ecta es un refle - delicias de los más pequeños, con el viaje del jo de la realida d. Nos muestra en pocos minutos ra tón Ulises a la Luna. Nos han permitido ver el lo que todos podemos disfrutar ca da día a lo largo Universo a los ojos de un poeta y hojear el álbum de nuestras vidas. Sería estupendo que recuperá - de f otos f amiliar de nuestro Sistema Solar, reco - ramos esa costumbre que tenían nuestros antepa - rriendo los rincones más interesantes. sa dos de mirar al cielo, sobre todo en los tiempos Todo ello con unos guiones y unas imá genes que nos han tocado vivir . Es bueno que recorde - pensadas para quien nunca ha mirado al cielo, mos que todos estamos subidos en la misma nave evitando a cudir a lecciones ma gistrales, ecua cio - viajando a gran velocida d por el espa cio, en un rin - nes o cálculos complica dos. Con la sencillez y el cón del Cosmos. Nuestra casa, la Tierra, es menos rigor con que se desvela la ciencia en el resto del que una gota de a gua perdida en la inmensida d Museo y, como siempre, con la complicida d de del océano. Como también lo era para quienes quien lo visita. nos precedieron. L o que nos dif erencia de ellos es Y no sólo de astronomía se ha llena do en que hoy más que nunca la visión que la ciencia estos años el planetario. L os conciertos y los reci - nos proporciona de la realida d está al alcance de tales de poesía han encontra do en él un marco todo a quel que quiera conocerla. incomparable. Sin duda son una buena muestra L os planetarios son un ma gnífico f oro para de la permanente apuesta de este centro por la dar a conocer la ciencia y f omentar el pensa -

72 (2004) el escéptico (Parque de las Ciencias de Granada) miento crítico. Un buen programa de planetario y vuelve a sus queha ceres habituales. Es impres - debe resolver dudas y plantear nue vos interrogan - cindible que ca da programa v aya dejando un tes. L ogrando que el visitante salga con la sa tis- poso que ayude a interpretar nuestra realida d sin facción de haber entendido a quello que durante supersticiones ni miedos absurdos. Sin duda, el años no era capaz de ver y con el deseo de resol - fomento de la aplica ción del método científ ico y ver nue vas dudas plantea das al mirar al cielo con del pensamiento crítico es uno de los mejores ojos de científ ico. lega dos que podemos dejar los que nos dedica - Otra labor muy importante es aclarar qué ha y mos a la divulga ción científ ica. de cierto (na da) y de f also (todo) en la astrología Con el deseo de que la labor que ha cen los actual. L os argumentos de los astrólogos no resis - planetarios de a cercar la Ciencia a todos los sec - tirían una sesión de planetario porque bajo su tores de la socieda d siga dando sus buenos frutos, cúpula se ha ce muy cierto el dicho de que viajar me atre vo a animar a todas a quellas personas que enriquece y durante unos minutos podemos ver aún no los conocen a que visiten el más cercano nuestra realida d cotidiana desde otra perspectiv a. y pasen una noche bajo su cielo estrella do. ■ Sin duda es la mejor f orma de poner a cada uno en su sitio y separar la astronomía (ciencia) de la (Basa do en un artículo publica do en el diario astrología (f icción). Ideal de Granada, el 24 de abril de 2003) A veces es difícil e vitar la tenta ción de recurrir a imá genes y a ef ectos especta culares, que consi - guen un gran resulta do en el momento pero no acompañan al visitante cuando sale por la puerta

el escéptico (2004) 73 el sillón escéptico A hombros de gigantes. Las grandes obras de la física y la astronomía

EDICIÓN COMENTADA DE STEPHEN HAWKING EDITORIAL CRÍTICA, S.L., CÓRDOBA, 2003

los que les gusta ver la vida en un mani - libros distintos, Sobre las Revoluciones de los queo blanco o negro esta obra debería Orbes Celestes de Nicolás Copérnico, Diálogo Aplantearles dudas sobre la conveniencia Sobre Dos Nuevas Ciencias de Galileo Galilei, de tal proceder. Al margen del contenido, del que Las Armonías del Mundo (sólo el quinto libro) de hablaremos posteriormente, nos arroja a la cara Johannes Kepler , Principios Matemáticos de la cuestiones sobre los límites entre una simple ope - Filosofía Natural de Isaa c Ne wton y El Principio ración de mercadotecnia y la búsqueda honesta de la Relatividad (una recopila ción de siete artí - de un benef icio comercial, sobre la autoría de los culos sobre el tema) de Albert Einstein. El papel textos, sobre la f ina linde que separa (y a la vez de Stephen Hawking, pese a la importancia con - une) la divulga ción de la considera ción de la cien - cedida a su nombre, se limita a haber selecciona - cia como espectáculo de masas, sobre la socieda d do los cinco títulos más rele vantes (a su juicio) de y qué es la cultura... Un lector curioso se plantea - la historia de la física y la astronomía, y a la reda c- rá éstas o parecidas cuestiones aunque temo que ción de una bre ve introducción general y de los la ma yoría de nuestros lectores sencillamente se da tos biográ ficos que suponen, en conjunto y sienta f eliz por la publica ción de un texto sobre aproximadamente, 31 páginas del total. cuestiones científ icas en un tiempo en el que pre - domina la basura editorial. También sospecho El libro debe ser bienvenido que su rea cción sería completamente dif erente si por cuanto supone no sólo la el contenido del volumen fuera crédulo. reunión de textos ¿Por qué estas cuestiones? Comencemos por el principio, por la porta da que, para numerosos fundamentales en la historia lectores, es su único conta cto con un libro antes de la física y la astronomía, de proceder a su a dquisición. En ella se desta can, sino también porque supone por encima de cualquier otra considera ción, el la traducción al castellano, título y el nombre de Stephen Ha wking. Así, no es aventura do suponer que muchos compradores lo por primera vez, de algunos habrán adquirido en la creencia de que estaban de los originales. ante una obra del físico inglés muy conocido popularmente (hasta el punto de convertirse en No obstante, y pese a las dudas éticas que un icono de nuestro tiempo) tanto por sus tristes plantea este proceder, la realida d es que el libro circunstancias personales como por sus obras debe ser bienvenido por cuanto supone no sólo anteriores, Historia del Tiempo y El Universo en la reunión de textos fundamentales en la historia una Cáscara de Nuez que fueron insospechados de la física y la astronomía (aunque la considera - éxitos de ventas. Na da más aleja do de la realida d. ción de si son los cinco más importantes se la El voluminoso texto que nos ocupa (1.135 pági- dejo a los a ficiona dos a lista dos como el de mejor nas) es en realida d una recopila ción de cinco película o mejor novela) sino también porque

74 (2004) el escéptico el sillón escéptico supone la tra ducción al castellano, por primera la bella historia del “Eppur si muove” de Galileo vez, de alguno de los originales como el del quin - sea posiblemente una le yenda y no lo es, en cam - to libro de K epler o el de cinco de los siete artí - bio, el vergonzante texto de la abjura ción: “Sin culos de Einstein. Ya que hablamos de traducto- embargo, deseando eliminar de las mentes de res, los responsables de ca da uno de los libros vuestras Eminencias y de todos los f ieles cristia- son: David Jou, de la Introducción y las Notas nos esta vehemente sospecha razonablemente Biográ ficas de Stephen Hawking; Carlos Mínguez concebida contra mí, abjuro con corazón sincero y M ercedes Testal, del De revolutionibus orbium y pieda d no f ingida, condeno y detesto los dichos coelestium de Copérnico; Carlos Solís y Ja vier errores y herejías, y generalmente todos y ca da Sá daba de los Discorsi e Dimostrazione uno de los errores y sectas contrarios a la Santa Mathematiche intorno a due nuove scienze de Iglesia Ca tólica” (P ág. 352), porque K epler se Galileo; José Luis Arántegui Ta m a yo de las ganara la vida publicando calendarios astrológi - Harmonices Mundi de K epler; Elo y Ra da García cos y realizando horóscopos, porque Ne wton rea - de los Philosophicae naturalis principia mathe - lizara experimentos alquímicos o porque Einstein matica de Ne wton y Ja vier García Sanz de Das fuera un pésimo estudiante (como también lo fue Relativitätsprinzip de Einstein. N e wton, por cierto). Todo ello, por supuesto, muy Ni que decir tiene que el hecho de que v arios aleja do de los tópicos con los que se presenta a de estos textos no hubieran sido nunca tra duci - estas personas y que ha cen que alguna de sus bio - dos al castellano desde los originales deja bien a grafías más parezca una ha giogra fía que un estu - las claras la extraña considera ción social de la dio imparcial. ciencia en España. El que se ta che de inculta a una persona que desconozca obras fundamenta- El que se tache de inculta a una les de la litera tura universal como el Tartufo o el Hamlet y no se extienda dicho calif ica tivo a la que persona que desconozca obras ignora los textos fundamentales de la ciencia no fundamentales de la literatura deja de ser algo inexplicable salvo desde la consi - universal como el Tartufo o el Hamlet dera ción de tales obras como algo completamen - y no se extienda dicho te accesorio. El unamuniano “¡Qué inventen ellos!” parece pro yectar largas sombras incluso en calificativo a la que ignora los textos una sociedad tan tecnif ica da como la nuestra. fundamentales de la ciencia no deja Después de este largo preámbulo, que espero de ser algo inexplicable salvo desde la que sepan disculparme pero que me parecía consideración de tales obras como necesario, podemos entrar en el contenido en sí. algo completamente accesorio. Poco podemos decir de las notas biográ ficas por su bre veda d. No obstante, cumplen con una doble misión, la de a cercarnos tanto a la impor - N a da de todo ello, repitámoslo, era extraño en tancia histórica y científ ica de la obra como a la su propia época y es desde esa perspectiv a desde peripecia vital de los autores. la que debe estudiarse y no desde nuestros pro - Es de a gradecer, además, que no se haya pios conocimientos cuando sabemos que la hecho el menor intento por ocultar a quellos ras - astrología o la alquimia son pseudociencias, gos que hoy pueden parecer curiosos (siendo cuando podemos reírnos de una condena ecle- benévolos con los calif ica tivos) pero que en su día siástica o cuando el a cceso a los estudios supe - eran de lo más habitual. Espero que na die se ras - riores depende principalmente de la v alía de una gue las vestiduras porque Copérnico fuera sa cer - persona. No obstante, y junto a esos a ciertos, tam - dote y porque su obra fuera publica da a petición bién se ha desliza do algún error como la repeti - expresa del papa Clemente VII a su autor, porque ción (pá g. 14), por enésima vez, de que la conde -

el escéptico (2004) 75 el sillón escéptico

na de Bruno estuvo motiv ada principalmente por 1. Todo cuerpo sigue en su esta do de repo- su a firmación de que existían en el Universo inf i- so o de movimiento unif orme rectilíneo, nitos mundos habitados cuando ésa es solamen- salvo que sea obliga do a cambiar dicho te una de las numerosas causas por las que fue esta do por fuerzas aplica das. condenado (entre otras a firmaciones que fueron 2. El cambio de movimiento es proporcio- considera das heréticas f iguraban la nega ción de nal a la fuerza que a ctúa sobre el cuerpo; la virginida d d e M aría y que se produjera la tran - y tiene lugar en la dirección en que se substancia ción durante la consa gra ción). aplica la fuerza. Ya con rela ción a los libros que se consideran 3. A ca da a cción se le opone una rea cción fundamentales en la historia de la física y la astro - igual; o las a cciones mutuas entre dos nomía nos limitaremos a exponer las razones de cuerpos siempre son iguales, y dirigidas su importancia. en sentidos opuestos. El de Copérnico supuso el primer intento de ruptura serio (aunque convenientemente disfraza - do como mera hipótesis para evitar problemas con la Iglesia) con el modelo geocéntrico def en - dido por Aristóteles y Ptolomeo. En su lugar pro - puso un modelo heliocéntrico y helioesta cionario en el que la Tierra era un planeta más, lo que ter - minó (pese a los errores) abriendo el camino a la astronomía moderna y afectó tanto a la ciencia como a la f ilosofía y a la religión. El de Galileo supuso la f ormulación de las le yes del movimiento acelera do que rigen la caída de los cuerpos. L as dos nue vas ciencias a las que se ref iere el título son las de resistencia de los m a teriales y el estudio del movimiento. Entre otras cosas, explicó por vez primera la tra yectoria curv a de una bala de cañón, curv a resultante de la acción de dos movimientos, el horizontal regido por la inercia y el vertical debido a la gra veda d. El de K epler porque incluy e la tercera le y del movimiento planetario que, como señala oportu - namente Hawking fue lo que realmente inspiró a

N ewton y no una manzana. Recordemos que de (Ed. Crítica) acuerdo a esa le y, los cubos de las distancias medias de los planetas al Sol son proporcionales A demás, y como y a dijimos, demostró que al cua dra do de sus periodos de re volución. “ha y una fuerza de gra vita ción que tiende ha cia Resumiendo, Kepler describió el cómo orbitan todos los cuerpos, proporcional a la cantida d de los planetas. Ne wton descubrió el porqué. m a teria que contiene ca da uno de ellos” e identi - El de Newton es importante por muchas razo - ficó esa fuerza de gra vita ción con la causa tanto nes, por ser la demostra ción de su teoría de la de que los objetos ca yeran, de las órbitas elípticas Gravita ción Universal a la que había llega do por la de los planetas (descritas y a por K epler), como de aplica ción a la tercera le y de K epler de su propia las mareas y la precesión de los equinoccios. Es le y de la de la fuerza centrífuga. A demás, f ormula decir , dio una única respuesta a una v arieda d de las tres le yes de Ne wton sobre el movimiento: problemas que antes de él se consideraban como

76 (2004) el escéptico el sillón escéptico inconexos. L a trascendencia de esos descubri - cercanías del Sol, la luz parecería curv arse: “En mientos está en la base tanto de la astronomía ef ecto, de la teoría que a quí se expone se sigue moderna como de la física. que los ra yos de luz que pasan cerca del Sol son L os artículos de Einstein (en especial Sobre la desvia dos por el campo gravita torio de éste, de electrodinámica de los cuerpos en movimiento) modo que la distancia angular entre el Sol y una supuso el a vance de la teoría especial de la relai- t estrella fija que parece próxima a él se incremen - vida d que niega la considera ción ne wtoniana del ta aparentemente en casi un segundo de arco.” espa cio y del tiempo como magnitudes separa - (Pág. 1055) Nuevamente, ese ef ecto predicho das. Como consecuencia de ello, f ormuló la hipó - pudo ser conf irmado experimentalmente durante tesis (posteriormente conf irmada de forma expe- el eclipse de 191 9 lo que supuso la consa gra ción rimental) de que la masa de un objeto aumentaría de la teoría y de su autor . al incrementarse su velocida d. Otra consecuencia Vemos como de acuerdo con la célebre frase es que esa rela ción entre masa y velocida d puede de Ne wton que da título a este libro, ca da uno de expresarse mediante una ecuación matemática, la ellos pudo llegar a ver lejos por estar subido a célebre E=mc2 lo que supuso que los científ icos hombros de gigantes. En las obras de los que les tomaran conciencia de que la f isión de una precedieron encontraron el a cica te intelectual pequeña cantidad de materia supondría la libera - para corregir o completar las teorías anteriores. ción de una gran cantida d de energía o, dicho de K epler corrigió las órbitas circulares de los plane - otra f orma, es el fundamento teórico de la bomba tas en las que creían tanto Copérnico como atómica cuy as consecuencias en todos los órde - Galileo, Ne wton unif icó la causa tanto de las órbi - nes de la vida no es necesario explicar porque tas elípticas de K epler como de las tra yectorias forma parte de la historia reciente. curv as de las que habló Galileo, Einstein modif i- có la concepción ne wtoniana del espa cio y el Vemos como de tiempo... sólo al leer consecutiv amente y en orden acuerdo con la célebre cronológico las obras de unos y otros podemos apreciar con total clarida d la secuencia recorrida frase de Newton que da por la ciencia. título a este libro, cada Aunque sólo sea por ello y pese a las reticen - uno de los autores pudo cias apunta das, merece la pena el considerable llegar a ver lejos por desembolso económico a realizar y el esfuerzo (recuérdese que estamos hablando de obras cien - estar subido a hombros tíf icas, no de novelas) que exige la comprensión de de gigantes. En las obras los textos al lector no experto en temas científ icos. de los que les Por último, y en el caso de que esta crítica precedieron pueda animar a algunos de Vds. a embarcarse en encontraron el acicate su lectura, me permito recordarles (de f orma posi- blemente innecesaria) que deben ser capa ces de intelectual para corregir leer estas obras de a cuerdo a su contexto históri - o completar las teorías co. No se extrañen, por tanto, de que Ne wton anteriores. considerase que la existencia de la gra vita ción era obra divina o de las rela ciones que Kepler cre yó En otro de los artículos, Sobre la influencia de observ ar entre las órbitas planetarias y la escala la gravitación en la propagación de la luz , expresa musical. Esas a firmaciones no deben hacernos uno de los postula dos de la teoría general de la olvidar la importancia de sus descubrimientos sin relativida d, que la masa def orma el espa cio de los cuales la ciencia no hubiera llega do a ser lo forma que al pasar la luz de las estrellas por las que hoy es. ■

el escéptico (2004) 77 cartas al director

gro la vida de un pa ciente! Multitud de ejemplos Comentarios sobre similares me vienen a la cabeza, pero basta con éste para comprender que precisamente la razón embriones y células y la ética tra tan de eso: de def inir qué medios son legítimos según para qué f ines. P one el Sr . madre Stengler en boca de quienes justif icamos la inves - tiga ción con células ma dre embrionarias y la clo - Respuesta a Stengler na ción terapéutica, por —entre otros motivos— el benef icio espera do de esta investiga ción, un ter - OSWALDO PALENZUELA giversa do “el f in justif ica los medios” que na die EDITORIAL CRÍTICA, S.L., CÓRDOBA, 2003 ha entonado. Sabe perf ectamente, Sr. Stengler , que algunos f ines justif ican algunos medios.

Pone el Sr. Stengler n rela ción con el artículo de E. Stengler: Comentarios en boca de quienes sobre embriones y células madre (El Escéptico Digital, justificamos la investigación E9/2002 y en esta misma revista), y ante la decepción que muestra el autor frente a los argumentos de científ icos y escépti - con células madre cos en el deba te de la clona ción terapéutica y el uso de células embrionarias y la clonación m a dre procedentes de embriones para investiga ción, es mi deseo, como autor de uno de los trabajos critica dos, el responder a algu - terapéutica (...) nos de los puntos tra ta dos por Stengler, en la presuntuosa espe - un tergiversado ranza de iluminar y justif icar algunas de las dudas que tanta desa - “el fin justifica los medios” zón le causan. Aunque el artículo de Stengler es extenso, creo que sus fuen - que nadie ha entonado. Sabe tes de decepción pueden resumirse sin pérdida signif icativa en perfectamente (...) las siguientes ideas. que algunos fines justifican ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS? algunos medios. El autor no a dmite como argumento, a favor o en contra de las experimenta ciones con células embrionarias, el que estas SOBRE LA ENUMERACIÓN DE investiga ciones estén enf oca das a proporcionar salud y bienestar LOS BENEFICIOS ESPERADOS a la humanidad, y podrían generar poderosas herramientas tera - Por lo supra dicho, no parece pues inútil (al péuticas. P ara Stengler , utilizando sus propias palabras: “…ante el menos no tan inútil como el Sr. Stengler ha ce ver debate de si se pueden o no utilizar dichos embriones, ¿tiene en su escrito), en un análisis ra cional de este algo que aportar que el f in de esta práctica sea bueno, incluso debate, la enumera ción de los benef icios espera - buenísimo? Quien así piense está a ceptando implícitamente que dos (los f ines que persigue el uso de células el fin justif ica los medios...” L a recurrente enumeración de los m a dre embrionarias y clónicas), que serían la jus - benef icios deriv ados del uso de las células ma dre embrionarias tifica ción necesaria para utilizar según qué por parte de científ icos y escépticos, en opinión de Stengler, es medios. Coincidimos pues el Sr. Stengler y y o en un recurso emocional y no ra cional de quienes def endemos el el segundo elemento cla ve del deba te, que es la uso de estos materiales. No quisiera ca er en una carica turiza ción identif ica ción de esos medios y de lo que impli - de este argumento, pero, ¿de verda d piensa Stengler que es ra cio - can desde un punto de vista ra cional, científ ico y nal y éticamente igual el ejercicio de determina das prácticas ético. Evidentemente, si estas investiga ciones con - (sobre las que existen alega ciones morales) para salv ar vidas que lle vasen el asesina to premedita do de seres huma- para pasar el ra to? Si así fuese, ignora profundamente los aspec - nos, no serían a ceptables éticamente, por más tos más básicos de la disciplina de la bioética. Parece casi absur - que resultaran en enormes benef icios. El Sr . do tener que recordar que ni la ética ni el código penal amparan Stengler no encuentra en los argumentos esgri - el cortar a un señor la pierna, pero que ¡esto es a ceptable y exi - midos por escépticos y científ icos, entre los que gible si se presenta una inf ección gangrenosa que pone en peli - me incluy o, datos objetivos sobre la hipotética

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condición de ser humano de pleno derecho que Desde el punto de vista de su condición humana, lo único tendrían los óvulos a ctiv ados, las blástulas o las que dif erencia a un embrión no implantado de un cabello es un células ma dre clona das. cierto potencial —bastante escaso, todo sea dicho— de desarro - No puedo sino sorprenderme ante esto, y llarse como ser humano de pleno derecho. El v alorar si este lamentar que no haya leído con suf iciente a ten - potencial es —o no— suf iciente para cumplir con una def inición ción nuestros argumentos. Como se decía en mi acientífica y puramente humanística, la de ser humano (v alga la artículo, por poner un ejemplo: “En la etapa de redundancia), no es terreno de la ciencia. Pero cabe a dvertir que blastocisto, cuando el organismo se disocia para la postura prudente que preconiza el Sr. Stengler , lle vada a pleno generar las líneas de células ma dres, se tra ta de ejercicio, implicaría la desaproba ción de la f ertiliza ción in vitro , una bola de células del tamaño de un punto. L os de la masturba ción masculina y hasta de la ducha, pues en todos embriones generados por f ertiliza ción normal, estos procesos se desperdician células humanas que pueden generalmente, no se implantan en el útero hasta tener cierto potencial de desarrollarse como seres humanos de después de esta etapa de blastocisto. No ha y pleno derecho (y más aún desde que la clona ción de células órganos, no ha y posibilida d alguna de que pueda somáticas es posible). Es, en el f ondo, el argumento del castigo a pensar o sentir , y no tiene ninguna de las cara c- Onán por desperdiciar su semilla, y a comentado en mi anterior terísticas de un ser humano”. Y si las cita das pala - trabajo. bras del porta voz de un comité de expertos en Quizás sea por esto que, por más que el Sr. Stengler lo des - ética no convencen al Sr. Stengler , por el tremen - apruebe, la condición humana de un embrión no implantado o dísimo pecado de estar este comité convoca do de un óvulo a ctiv ado es cuando menos cuestionable desde cual - por una empresa que tiene entre sus a ctivida des quier punto de vista (salvo el religioso ca tólico), y es por ello que la clona ción (como si lo que importase fuese la — los medios utiliza dos, es decir , las técnicas que implican la mani - prejuzga da— f ilia ción interesa da del comité, y no pula ción y destrucción de estos ma teriales, son legítimos desde el peso de los argumentos expuestos), cabe tam - un punto de vista ético y ra cional si los f ines perseguidos sobre - bién apelar al menos común de los sentidos, el pasan el na tural derecho a la objeción moral alega da por algunos común. Quiere el Sr. Stengler , ingenuamente, colectivos. ejercer la prudencia, y que los científ icos demues- A este respecto, na da puede ser más ilustra tivo que recordar tren inequívocamente la no naturaleza humana que nuestra socieda d y nuestro cuerpo legisla tivo recogen como de un conjunto de células clona das o aisla das de legítima la interrupción voluntaria del embarazo desde ha ce algu - un blastocisto, y a que sólo entonces la manipula - nos lustros (en determina dos supuestos y dentro de ciertos lími - ción de estos materiales sería a dmisible. tes temporales, lo que de nue vo deja pa tente la legitimida d del factor de proporcionalida d de benef icios Desde el punto de vista de su condición comentada anteriormente), así como la donación de material genético y la gene - humana, lo único que diferencia a un ra ción de embriones por f ertiliza ción in embrión no implantado de un cabello es un vitro para f ines reproductivos. Si en estos casos el ma terial manipu - cierto potencial —bastante escaso, la do no es considera do “ser humano” de todo sea dicho— pleno derecho, ¿por qué en el caso de las de desarrollarse como ser humano células ma dre y la clona ción terapéutica habría de serlo? El potencial humano, de pleno derecho. por decirlo de algún modo, de un f eto de El valorar si este potencial tres meses es enorme en comparación con un blastocisto clónico no implanta - es —o no— suficiente para cumplir do, ¿por qué ha de prohibirse lo segun - con una definición acientífica y do mientras está permitido lo primero? puramente humanística, Una posición consecuente en este sentido debiera priorizar la desautoriza - la de ser humano ción del aborto y de la f ertiliza ción in (valga la redundancia), no es terreno vitro sobre la de la clona ción terapéutica, pero aunque estas técnicas fueron en su de la ciencia. día —y aún lo son— f erozmente objetadas

el escéptico (2004) 79 cartas al director desde ciertos colectivos (casualmente religiosos), Permítaseme dar la vuelta a este argumento, y decirle que tam - las socieda des desarrolla das las han asumido con bién existen colectivos que apo yan y estimulan la clona ción gran na turalida d. Curiosamente, si bien la iglesia humana (incluso la reproductiv a), desde bases profundamente ca tólica ho y en día permite la reproducción de religiosas, como es el caso de la delirante secta de los ra ëlianos. parejas estériles mediante f ertiliza ción in vitro (a Estas posturas son igualmente condenables desde un punto de pesar de que implica la genera ción y destrucción vista ra cional, y lo único que e videncian es que las religiones tie - de embriones que ella misma considera seres nen poco o nada que aportar a este deba te. A pesar de ello, la humanos), condena terminantemente el aborto y práctica totalida d de las posturas contrarias que han llega do a el uso de células ma dre embrionarias bajo cual - nuestros oídos son conf esionales, y en particular lo son las más quier supuesto y con cualquier f in. Considerará el organiza das e influy entes. Es por ello que las condenamos de Sr . Stengler que mi postura es cerril, pero no modo especialmente beligerante, pues conocemos por experien - puedo sino ver, en esta profunda contra dicción, cia cotidiana el desgra cia do eco que en nuestra socieda d y en una muestra clara de hipocresía y de justif ica ción nuestro gobierno tienen estos puntos de vista. Ojalá existiese sus - de los mismos medios, aunque con otros f ines trato para un debate a conf esional sobre las implica ciones éticas que ese colectivo sí considera deseables (la repro - de este tipo de investiga ciones, pero mientras los argumentos ducción). esgrimidos sean de base religiosa, los escépticos los criticaremos como sesgados e irra cionales. No nos lo a gra dezca, es nuestro tra - ¿UNA IDENTIFICACIÓN bajo. ■ TENDENCIOSA? Alega el Sr . Stengler una identif ica ción ten - [Publica da en El Escéptico Digital, 1/2003] denciosa, por parte de los escépticos, de las pos - turas contrarias a las manipula ciones de material genético humano con posturas influidas por el fundamentalismo religioso. Reivindica la legitimi - da d de un rechazo a estas técnicas desde bases estrictamente laicas.

Ojalá existiese sustrato para un debate aconfesional Una reflexión sobre las implicaciones desde el campo éticas de este tipo de investigaciones, pero excéptico sobre mientras los argumentos células madre e esgrimidos sean de base religiosa, los escépticos los investigación

criticaremos como sesgados JOSÉ BELDA MARTÍNEZ e irracionales. l artículo de Erik Stengler [ Comentarios sobre embriones y Tiene razón, sin duda, en este punto y reco - células madre —publica do en El Escéptico Digital, nozco que esto es posible. Ahora bien: tales pos - E9/2002 y en esta misma revista—] sobre el deba te a cerca turas, si existen, me son desconocidas. de la utiliza ción de las células ma dre en la investiga ción, aporta L amentablemente, lo que sí conocemos y denun- algunos elementos que mueven a una reflexión desde el campo ciamos en nuestras aporta ciones es la objeción escéptico en cuanto a la correcta f orma de abordar el propio desde presupuestos profundamente influidos por debate. la religión ca tólica e inf iltra dos en nuestros cuer - Stengler asegura que la discusión real se ref iere a la conside - pos legisla tivos. ración de las células embrionarias como seres humanos o perso -

80 (2004) el escéptico cartas al director nas, pues ésa es la única fuente de desa cuerdo. Y pide que los No existe, en este momento, escépticos, en tanto def ensores y divulga dores del pensamiento científ ico, se apliquen a la tarea de exponer los argumentos cien - modo de decidir si se está tíf icos sobre la cuestión. atentando contra la vida

¿UN DEBATE CIENTÍFICO? humana de manera El debate es, pues, si las células f ecundadas son, o no, seres significativa, salvo como humanos. ¿Es ésta una cuestión científ ica? No se tra ta de deci - convención no basada dir el carácter de pertenencia de las células a la especie humana, en el sentido en que se puede decidir a cerca de cualquier otra directamente en dato célula, pues en este caso es indudable tal hecho. Tampoco se científico tra ta de decidir sobre la base de los da tos que la ciencia puede aportar (dota ción genética, capa cida d de percepción sensorial, alguno. En mi opinión, el conciencia o autoconsciencia, etc.) si es que los embriones son escéptico debe denunciar personas, algo también indudable, pero en sentido contrario. Se cualquier intento de tra ta de una decisión convencional que en el caso de los def en - sores de esa dignida d sólo se apo ya en argumentos emocionales establecer que sí existen o sentimentales, como los llama Stengler. tales datos. El único argumento, digamos ontológico, que se presenta al debate es de procedencia religiosa; la dota ción de un alma desde LA POSICIÓN ESCÉPTICA el momento mismo de la concepción. Estamos, pues, ante una No existe, en este momento, modo de decidir cuestión en la que la aporta ción de da tos objetivos a f avor de la si se está a tentando contra la vida humana de dignida d humana para las células no existe. En el mejor de los manera signif icativ a, salvo como convención no casos se expresa el hecho de una duda abstra cta nunca explica da basada directamente en dato científ ico alguno. ni sometida a debate. Eso no quiere decir que no pueda tomarse En mi opinión, el escéptico debe denunciar cual - una decisión ra cional, por muy convencional que sea. Pero enton - quier intento de establecer que sí existen tales ces es ine vitable el uso de los argumentos emocionales. da tos. L a posición escéptica no puede e vitar la ponderación del único da to objetivo en juego, la EL PESO DE LOS ARGUMENTOS existencia de unos benef icios reales. Debe com - EMOCIONALES ba tir la idea de que no a ctuar es mantener una No existen datos objetivos, ni ha y esperanza de encontrarlos, posición escéptica semejante a la suspensión del que decidan la cuestión por sí mismos. L a decisión es nuestra. juicio en asuntos de hecho. L a necesida d de la decisión se nos aparece a partir del hecho de Es muy estimulante ver que el debate existe en que esas células tienen una utilida d, puede a ctuarse sobre ellas. el seno de la comunidad escéptica y todo esto no Si no existiese tal utilida d, la cuestión podría permanecer siem - puede más que enriquecernos. ■ pre en la indef inición sin causar ningún problema ético. Es ahora cuando la decisión debe ser tomada, y es entonces cuando el [Publica da en El Escéptico Digital, 1/2003] peso de los benef icios a dquiere toda su presencia. No es una cuestión de alcanzar el f in por cualquier medio, es una cuestión de no renunciar a un benef icio a favor de una de las posiciones L os textos destina dos a esta sección no deben ex ceder los 2.500 cara cteres —o 25 líneas mecanogra fia das— y en deba te sin considera ción alguna por da tos objetivos que, al deberán tener un título. Es imprescindible que estén f ir- margen del propio benef icio de la utiliza ción, no existen. m a dos si se envían por vía postal y que consten los da tos (domicilio y teléf ono) del autor, autora o autores. “El En lugar de pedir que se benef icie de la utilida d a quél al que Escéptico” se reserv a el derecho de publicar tales cola - boraciones, así como de resumirlas o extra ctarlas cuando tal uso no presente un conflicto moral y se permita prescindir de lo considere oportuno. En caso de publicarse, f igurará el él a a quél para quien sí lo es, se nos pide la misma a ctua ción que nombre y dos apellidos de la persona que f irme, o la pri - mera persona que f irme el escrito, junto con la frase se ef ectuaría en el caso de que el deba te hubiera sido decidido “acompañado por X f irmas más”, siendo X el número de en uno de los dos sentidos. Y todo en el nombre de un argu - firmas que a compañan el escrito. En caso de pedirse expresamente, se podrá incluir la dirección de correo mento religioso o de una duda inconcreta. L o demás son inten - electrónico de la persona que nos ha hecho llegar el tos de def inición de tal manera que quien la ha ce no puede más texto. No se de volverán los originales no solicita dos, ni se facilitará información postal o telef ónica sobre ellos. que tener razón.

el escéptico (2004) 81 primer contacto

PRÓXIMO NÚMERO el escéptico ¨

comienzos del siglo X X, la a tención popular y científ ica fue sorprendida por las Aincreíbles hazañas de ciertos animales que, desa fiando la inteligencia humana, no solamente pusieron en tela de juicio sus supuestas “capa cida des intelectuales” sino que plantearon enigmas que muchos intentaron explicar como fenómenos extrasensoriales. El autor argentino L. Enrique M árquez, nos inf orma sobre este tema en su nue vo artí- culo Psi animal. Animales prodigiosos .

n otro de los textos que publicaremos, EMedicina alternativa y errores comu - nes de razonamiento, de Barry L. B e yerstein, se nos hablará a cerca de por qué tantos pa cientes inteligentes en otros aspectos —y sus terapeutas— pa gan considerables sumas por productos y terapias de medicina alterna tiv a, aún sabiendo que la mayoría de ellas son inútiles —a veces incluso peligrosas— ni han esta do sujetas a ningún tipo de pruebas científ icas. El autor nos pro - pondrá toda una larga serie de razo - nes para tra tar de explicarlo.

omo siempre, seguirán también Cacompañándonos otros muchos artículos nue vos, así como también las secciones habituales de Primer Contacto, Mundo Escéptico, Cuaderno de Bitácora, Guía Digital, De Oca a Oca y Sillón Escéptico.

Según algunos, es sólo cuestión de querer oírlos (eso parece indicarse, al menos, en What the Animals Tell Me de SonyaPet Fitzpatrick : (Animal Planner) ).

82 (2004) el escéptico RED INTERNACIONAL ESCÉPTICA 2-94172 0 71. F ax: 61 -2-94177930. Correo-e.: conta [email protected]. 4828. Tel.: 504-766-4747. Sk eptical Inquirers of Ne w England. Arturo Bosque Regionales: Canberra: PO Box 555. Civic Square AC T 2608. Correo-e: Contacto: L au-rence Moss, Ho & Moss. 72 Kneeland St . Boston 02111. [email protected]. Hunter Valle y Region: (Ne wcastle). PO Bo x 166. Great L ak es Sk eptics. Conta cto: Carol L ynn. 1264 Bed-ford Road. E U R O P A W aratah. NSW 2298. Correo-e: [email protected]. Northern Grosse Pointe Park. MI 84230-1116. Minnesota Skeptics. Conta cto: European Council of Skeptical Organiza tions (ECSO). Presidente: Terri-tory: PO Bo x 809. Sanderson. NT 0812. Correo-e: Robert W. McCoy. 549 Turnpike Road. Golden Valley, MN 55416. St. Amardeo Sarma. Arheilger Weg 11, 64380 Rossdorf —Alemania—. Fax: [email protected]. Queensland: PO Box 6454. Fairf ield Gardens. Kloud ESP Teaching Investiga tion Committee (SKEPTIC). Coor-dinador: +49 6154 695022. Tel.: +49 61 54 695023. Correo-e: [email protected]. QLD 4103. Correo-e: qld@sk eptics.com.au. South Australia: Correo-e: Jerry M ertens. P sychology Department . St . Cloud Sta te University. St. W eb: www.ecso.org. [email protected]. Victoria: PO Bo x 516 6 A A. M el-bourne. VIC 3001. Cloud. MN 56301. Kansas City Committee f or Sk eptical Inquiry . ALEMANIA: Gesellscha ft zur wissenscha ftlichen Untersuchung von Correo-e: vic@sk eptics.com.au. Western Australia. Correo-e: wa@sk ep - Presidente: Verle Muhrer. 2658 East 7th. Kansas City. M O 6 4124. Parawissenscha ften e.V . (GWUP). Presidente: Amardeo Sarma. Arheilger tics.com.au. Ne w South Wales: Correo-e : nsw@sk eptics.com.au. Victoria G a te-wa y Sk eptics. Presidente: Ste ve Best . 6943 Amherst Avenue. (Gold Fields): Correo-e: goldf ields@sk eptics.com.au. Victoria University City . M O 6 31 30. Montana Rationalists and Sk eptics Network W eg 11, 64380 Rossdorf. Tel.: +49-61 54695021. Fax: +49- (Borderline): Correo-e: borderline@sk eptics.com.au .Tasmania: Correo-e: . Correo-e.: [email protected]. Skeptics Resource Center. Conta cto: 6154695022. Correo-e.: [email protected]. Web: www.gwup.org. [email protected] . Albury/Wodonga: Correo-e: J.J. Kane. 89 Glengarry Dr. Stratham. NH 03885. Tel.: 603-77 8-6873. BÉLGICA: Comité Belge pour l'Investiga tion Scientif ique des [email protected]. N e w M exicans for Science & eReason. Presidente: John Geohegan. 450 Phénomènes Réputés Paranormaux (Committee Para). Presidente: Jean BRASIL: Opçao Racional. Luis Gutman. Rua Santa Clara, 431. Bloco 5, M ontclaire SE. Albuquerque. NM 87108; John Small-wood. 320 Artist Dommanget. Ob-serv atoire Ro yal de Belgique. A venue Circulaire 3. B- Apt . 803. Copacabana - Río de Janeiro 22041-01 0. Tel.: 55-21 - R o a d. Santa Fe. NM 875 01. Tel.: 505-988-2800. Inquiring Skeptics of 1180 Bruxelles. Tel.: +32 (0)2 373 02 41. Fax.: +32 2(0)2 374 98 5482476. Correo-e: [email protected]. Web.: Upper New York (ISUNY). Contacto: Micha el Sofk a. 8 Providence St . 22. Correo-e: [email protected]. Web: www.comitepara.be. SKEPP. w w w.geocities.com/CapeCanaveral/2664. Albany. NY 12203. Tel.: 518-437-1750. New York Area Sk eptics Presidente: Prof . Dr . Gustaa f C. Cornelis. A cademisch Centrum voor CANADÁ: Alberta Sk eptics: Secretaria: Heidi Llo yd-Price. PO Bo x (NYASk). Conta cto: Wayne Tytell. 15 9 M el-rose A venue. E. M assapequa. Huisartsgeneeskunde, L aarbeeklaan 103. B1090 Brussel. Tel.: 32-2- 5571. Sta tion A. Calgary , Alberta. T2H 1X9. Correo-e: absk eptics@hot - NY 11758. Tel.: 516-798-6902. Western Ne w York Sk eptics. Presidente: 477 43 11. Fax:32-2-4774 3 01. Correo-e: secretariaa [email protected] Web.: mail.com. Web: abskeptic.htmlplanet .com/index.htm. Bri-tish Columbia Tim Madigan. 3965 Rensch Road. Buff alo. NY 14228. Carolina www.skepp.be/ Sk eptics: Conta cto: L e e M oller. Correo-e: leemoller@sha w .ca. Web: seer - Sk eptics, Conta cto: Eric Carlson, Phy sics Department , Wake Forest ESTONIA: conta cto: Indrek Rohtmets. Horisont . Laulupeo 2/Tartu com.com/bcs. Manitoba Sk eptics: Presidente: John Toe ws. PO Box 92. University, Winston-Salem, NC 27109. Correo-e: [email protected], Tlf: . m n t . 63, Tallinn 10 11 5. Correo-e: indrek@horisont .ee St . Vital. Winnipeg. M anitoba. MB R2M 4A5. Ontario Skeptics: (336) 758-4994. South Shore Skeptics. PO Bo x 5083. Cleveland. FINLANDIA: Sk epsis. Conta cto: Jukk a Häkkinen. Secretaría: Veikk o Presidente: Eric McMillan. Correo-e: [email protected]. P .O. Bo x Ohio 44101. Conta cto: P age Stephens. 4534 Grayton Road. Cleve-land. Joutsenlahti. Dirección: Roihuvuorentie 30 A 96, 00820 Helsinki. Tel.: 53003, 10 Royal Orchard Blvd., Thornhill, ON -- Cana da -- L3T 7R9. Ohio 44135. Tel.: 216-676-4859. Correo-e.: [email protected] . +358 9 786 079. Web: www.skepsis.f i. Correo-e: inf [email protected] W eb: www.sk eptics.ca. Sceptiques du Quebec: Correo-e: Inf o@scepti - Associa tion for Rational Thought (Cincinnati Area). Ro y Auerbach. FRANCIA: Cercle Zététique. Conta cto: P aul-Eric Blanrue. Correo-e: ques.qc.ca. Web: www.sceptiques.qc.ca. Correo-e.: [email protected] . Oregonians f or Ra tionality . Se-cretario: John [email protected]. COLOMBIA: EC (Escépticos Colombia). Contacto: Da vid Galeano. Reese. 7555 Spring Valle y Road N W. Sa-lem. OR 97304. Tel.: 503- Tel .: 06 62 23 38 91. Web: www.zetetique.ldh.org/ Comite Francais Urbanización Cerros del Escorial, calle 51, nº 82-190, Bloque 1, 364-6676. Correo-e.: [email protected]. Paranormal Investiga ting pour I’Etude des Phenomenes Paranormaux (CFEPP). Claude Benski. Apartamento 521. Medellín. Correo-e: escepticoscolombia@y ahoo.com. Committee of Pittsburgh (PICP). Presidente: Richard Busch. 8209 Secretario General: M erlin Gerin. R GE/A2 38050 Grenoble Cedex. W eb: www.geocities.com/escepticoscolombia. Thompson Run Road. Pittsburgh. PA 15237. Tel.: 412-366-4663. Union Rationaliste. Presidente: Jean-Pierre Kahane. 14, Rue de l’Ecole COREA: K orea Awareness. Contacto: Dr . Gun-Il Kang, Phila delphia Associa tion f or Critical Thin-king (PhA C T). Presidente: Bob Polytech-nique. 75005 París. Correo-e: Union.ra tionaliste@wana doo.fr . Director, 18 7-11 Buk ahyun-dong, Sudaemun-ku, Seoul 120-190, Glickman. PO Box 219 70. Philadelphia. PA 19124. Tel.: 215-533- W eb: perso.wana doo.fr/union-rationaliste. L aboratoire de Zététìque. K orea. Tel.: 02/393-2734 Correo-e: [email protected], Web: 4677. Ra tionalists of East Tennessee Presidente: Da ve Buck. Correo-e.: Université de Nice-Sophia Antipolis. Director: Henri Broch. Dirección: www.k opsa.or.kr. dbuck@visumllc. Houston Asso-ciation for Scientif ic thinking (HAST). Faculté des Sciences, Parc V alrose, 061 08 Nice cedex 2, France. Correo- COSTA RICA: IPPEC-CR. Correo-e: ippeccr@y ahoo.com. Contacto: Contacto: Darrell Ka chilla. PO Bo x 541314. Houston. TX 77254. e: [email protected]. Web: www.unice.fr/zetetique. Víctor Quirós Vargas. Correo-e: victorcr@y ahoo.com. Web: www.geoci - North Texas Skeptics. Presidente: Curtis Se verns HUNGRÍA: Hungarian Skeptics. Gyula Bencze. Termeszet Vila ga. PO ties.com/ippeccr/principal.htm. (president@ntsk eptics.org). PO Bo x 1117 94. Carrollton. TX 75 011- B o x 25. Budapest 8, 1444. Fax: 011 -36111 8 7 506. CHINA: China Association for Science and Technology. Conta cto: Shen 17 94. Email: sk eptic@ntsk eptics.org The Society f or Sensible IRLANDA: Irish Sk eptics. Conta cto: P eter O’Hara. St . Jose-ph’s Zhenyu. Research Center - cast . po Bo x 8113. Bei jing. Correo-e: cas - Explanations. Secretario: Tad Cook. PO Box 45792. Seattle. W A Hospital, Limerick. tint@cast .org.cn. Web: www.cast .org.cn/english/index.html Chinese 9 8145-0792. Correo-e.: [email protected] . ITALIA: Comitato Italiano per il Controllo delle Aff erma-zioni sul Sk eptics Circle. Conta cto: Wu Xianghong. PO Box 4-doctor. Renmin INDIA: Indian Skeptics: Presidente: B. Premanand. 10 Chettipala ya m Paranormale (CICAP). Conta cto: M assimo Polidoro. CIC AP Casella pos - Univ. de China, Bei jing 100872. Hong Kong Skeptics. Conta cto: Road. Podanur 641-023 Coimbatore Tamil Nadu. Web: www.indian- tale 111 7 - 351 0 0 P adov a. Fax: 0426-22013 - e-mail: inf o@cicap.. Web: Rebecca Bradley. PO Box 1010. Shatin Central Post Of -fice. Sha tin, NT. sk eptic.org/html/index.html. Correo-e: inf [email protected]. Indian w w w.cicap.org/root/cicap.htm ESTADOS UNIDOS: N a cionales: Committee f or the Scientif ic R a tionalist Associa tion: Conta cto: Sanal Edamaruku. 779, Pocket 5, NORUEGA: Sk epsis. St Ola vsgt . 27, N-0166, Oslo. Web: Investiga tion of Claims of the Paranormal (CSICOP). Presidente: Paul M ayur Vihar 1. Ne w Delhi 110 0 91. Maharashtra Superstition www.sk epsis.no. Correo-e: k [email protected]. K urtz. PO Bo x 703. Amherst . NY 14226-0703. Tel.: 716-636-1425. 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