Claudio Magris: La Literatura De Frontera
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YVONNE AVERSA CLAUDIO MAGRIS: LA LITERATURA DE FRONTERA Tesis doctoral dirigida por el Cat. Dr. MANUEL GIL ESTEVE DEPARTAMENTO DE FILOLOGIA ITALIANA FACULTAD DE FILOLOGÍA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID 1999 ÍNDICE PRÓLOGO 4 INTRODUCCION 9 CAPITULO 1 Biografia del autor, o sea las ciudades de Magns 19 CAPÍTULO 2 La frontera como patria: Trieste 25 CAPiTULO 3 Illazioní su una scíabo(a: la frontera de las fronteras 46 CAPITULO 4 Danubio: un río que no conoce fronteras 72 CAPITULO 5 Stadefmann: la frontera entre el relato y el teatro 176 CAPITULO 6 Un aIIm mere: la frontera entre persuas¡one e rettoñca 193 2 CAPÍTULO 7 1/Conde: la frontera entre vivir y morir (o el bien y el mal) 221 CAPITULO 8 Le voci: la frontera telemática 232 CAPITULO 9 Micracosmí: el telescopio de la memoria 248 CAPÍTULO 10 Reflexiones sobre la literatura y la escritura de Magris 304 CONCLUSIONES A modo de epilogo abierto 326 BIBLIOGRAFíA 336 APÉNDICE 376 Entrevista 377-419 Cartas 1-12 Paesagg¡o con figure, (texto inédito de emisión radiofónica) .... 1-79 3 PRÓLOGO La afición a la literatura de Magris, por parte de quien escribe el presente trabajo, se remonta a los años, ya lejanos, de las primeras publicaciones del escritor triestino, como II mito absburg¡co nella Ietteratura austriaca moderna. 1 Era el año de los 04ndnes de maturitá y cada uno de los alumnos intentaba - como era habitual en Italia para esta prueba fundamental, conocida por lo duro que era, hasta el punto de que, los que tenemos cierta edad, seguimos con la pesadilla de la maturitá toda la vida - leer y estudiar algo muy especial y original que le permitiera distinguirse de los demás. Quien escribe se sentía particularmente atraída por el nordeste de la península Italiana, concretamente Trieste, hacia donde miraba como hacia un lugar mitico ya que había acogido a personajes tan sugerentes como Joyce y había visto pasear por sus calles a escritores como Svevo o poetas como Saba. Además, Trieste, con su peculiaridad geográfica de ciudad por un lado agarrada a las rocas blancas de sus montañas abruptas, por otro abierta a la mar que la penetra como una dulce, profunda herida, funcionó como un imán. Empezó, por lo tanto, un atento seguimento de Magris, favorecido, por un lado, 4 por el ambiente vivo y fecundo de la Universidad de Roma, La Sapíenza, donde quien escribe cursaba sus estudios, y por otro por la colaboración del escritor triestino con el diario Corñete della Sem, cuya página cultural en aquellos años se consideraba una pequeña joya. Circunstancias de la vida hicieron que, en los anos ‘80, quien escribe viajara a Trieste, quedándose una corta temporada en la ciudad. Allí, por pura casualidad, en el Cafié San Marco, uno de los lugares sagrados de la ciudad, conoció personalmente a Magris, quedando atrapada por su amabilidad y disponibilidad, por la rara atención con que escuchaba lo que una simple y desconocida lectora de su obra le preguntaba, por la extraordinaria y palpable capacidad de hacer que una se sintiera tan relajada como en una reunión de amigos de toda la vida. La impresión de ese encuentro fue imborrable. Cuando quien escribe ya habla dejado atrás Italia camino de España, la llegada de Magris al Centro Cultural Conde Duque de Madrid, en enero de 1993 para participar en el Primer Encuentro internacional sobre la novela en Europa, abrió la puerta a una nostalgia creativa que se transformó, poco a poco, en el presente trabajo. Claro esté que, sin la subrayada disponibilidad de Magris, que además con los años se hizo más concreta y evidente, quizá no existiría la presente 5 investigación. De hecho, cuando se presentó la oportunidad de elegir un tema para la tesis doctoral, quien escribe no tuvo duda alguna. El apoyo del director de dicha tesis fue también inmediato: él declaró su total aceptación de un trabajo sobre literatura contemporánea, subrayando lo positivo y lo necesario, en el campo de la literatura de autores vivos, de utilizar un método en el que se pueda trabajar en contado directo con el autor - con su respaldo o ¡ y también con su oposición constructiva - al análisis de la obra que se quiere estudiar. Evidentemente, el método dejaría de ser positivo si la investigación se basara sólo en las posibles interpretaciones del autor. En ello está su aspecto positivo y su limite: el autor sirve para profundizar en las interpretaciones de la investigación, como contraste, nunca como finalidad última. Esto, a ser posible a menudo, garantizaría una visión dinámica y viva de la literatura que, a pesar de estar en el umbral del siglo XXI, todavía sigue considerándose como algo que se encuentra casi sólo dentro de los libros, más o menos sagrados, pero que no pueden funcionar como interlocutores activos. De no haber podido hablar, escribir, comunicar directamente con Magris, por ejemplo, no existiría el Apéndice del presente trabajo, donde aparece una larga entrevista al autor, recogida en Trieste después de haber acabado la investigación, que responde por lo menos a dos razones: la primera, discutir una vez más directamente con el autor y verificar si lo que se ha expuesto a lo largo de la tesis se confirma mediante lo que él dice; la segunda, demostrar el e valioso privilegio, como se decía antes, de estudiar a autores contemporáneos que pueden intervenir en primera persona en los debates sobre su obra y su pensamiento. En este sentido, se ha decidido reproducir, igualmente en el Apéndice, algunas de las cartas que Magris escribió a quien redacta el presente trabajo durante el proceso de investigación de la tesis, que se presentan con su permiso, para que sirvan como documentación de primera mano, además del texto inédito de una emisión radiofónica, Paesaggio con figure, que llegó directamente del archivo del prof. Magris. 7 1 C. Magris, limito absburg¡co nella Iefteratura austriaca moderna, Milano, Einaudi, 1963 8 INTRODUCCIÓN “Tutti gli antichi confini della terra, da quando ci sono uom¡ni, e una commissione destinata a vigilare se essi siano reali: ‘Accademia dei Confini. Unenciclopedia del confini, che viene corretta a ogni edizione. Una valutazione dei costi di questi confini. GIi eroi che per essi sono moni e ¡ loro discendenti, che gil portano via ¡1 confine da sollo la tomba. Mura in luoghi sbagliati, e i luoghi dove invece dovrebbero sorgere, se giá da un peno non si dovessero innalzare altrove. Le uniformi dei funzionari di confine morti e lo soandalo dei passi contestati, eteme trasgressioni, smottamenti e ciottoli inattendibili. II mare presuntuoso; i vermi incontrollabili; gli uccelli che migrano, proposta per ¡lloro sierminio”. Así se expresa Elías Canetti, gran escritor de la cultura m¡tteleuropea 2 respeto a las fronteras, a los confines, dando de ellos una imagen dura e irónica a un tiempo mediante palabras que a su vez parecen piedras e invitan a pensar, a reflexionar sobre la locura que lleva a los humanos a querer separar siempre lo que es ‘mío’ de lo que es ‘de los demás’. Separar hasta la muerte, como ocurre en las guerras, las del pasado, las del presente y, desgraciadamente, las del futuro. Canetti ha sido objeto de atención y admiración por parte de Magris, también profundo conocedor de la cultura rnitteleuropea y gran experto de la cultura judía a la que Canetti pertenecía. Debido al hecho de ser judío, Canetti tuvo que exiliarse, moviéndose por toda Europa, hasta acabar sus días en Suiza. Sobre las fronteras, reflexiona también José Luis Sampedro,3 confirmando sus 9 rasgos de escritor comprometido con la vida y con los demás hombres, consciente de la existencia de fronteras omnipresentes y a la vez orgulloso de ser un hombre fronterizo: “(...) Se trata del mundo de la frontera y voy a referirme a él como hombre fronterizo que soy, más que el errante de la definición barojiana. Lejos de caminar sin rumbo, la frontera siempre fue mi norte <...). La primera frontera que recuerdo surgió allí donde no parecía tener razón de ser. Aquel Tánger de los años veinte, donde transcurrió mi infancia, era ciudad internacional, en la que convivían en igualdad todos los países (...). En medio de aquella cosmópolis se alzaba una isla rodeada de muro y puertas: el recinto donde los moros del campo vendían hortalizas y otros productos frescos (...) se vendía y gritaba en árabe y sólo se admitía moneda hassani (...>. Así, en el corazón de la ciudad moderna e internacional se pasaba de pronto a casi la Edad Media y a lo que luego aprendí a llamar el Tercer Mundo (...). Poco más tarde <...) Aranjuez (...) fue decisivo para orientar mi vida (...). Allí, a los catorce años, empecé a sentir doblemente la magia de lo fronterizo, porque en Aranjuez existe una frontera temporal, entre el siglo XVIII de los palacios y el siglo XX de la villa, a la vez que otra frontera espacial separando el mundo mitico del cotidiano (y’. A esta clase de límites que han marcado, o más bien ‘guiado’ - por repetir sus palabras - la vida de Sampedro, se añadió hace no mucho tiempo otra frontera: la que él tuvo que cruzar, afortunadamente en sentido positivo, en el hospital Monte Sinaí de Nueva York, ‘la frontera más decisiva para nuestra personal existencia: la establecida entre la vida yla muerte’. ~El escritor quiso rememorar y fijar mediante la escritura todos los momentos vividos al cruzar dicha línea: “Mi distanciamiento no era incompatible (...) con la certeza de que al adentranne en la pirámide traspasaba una frontera, avanzando hacia un mundo desconocido, sombrío y lleno de riesgos (...) era como si ese otro yo, con quien a veces siento vivir emparejado, el escritor, se hubiese disociado de mi ser enfermo (...).