FUNCIÓN DEL OLVIDO-PARABÓLICO EN EL HORIZONTE DE LA RECONCILIACIÓN: Aproximación teológica al derecho fundamental de la no-repetición

SANTIAGO ENRIQUE SÁNCHEZ SUESCA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ, D.C. 2013

7 FUNCIÓN DEL OLVIDO-PARABÓLICO EN EL HORIZONTE DE LA RECONCILIACIÓN: Aproximación teológica al derecho fundamental de la no-repetición

SANTIAGO ENRIQUE SÁNCHEZ SUESCA

Trabajo de grado para optar por el título de Licenciado en Teología

Director PROF. OSCAR ALBEIRO ARANGO ALZATE Magíster en Teología

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ, D.C. 2013

8 NOTA DE ACEPTACIÓN

“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los estudiantes en sus trabajos de tesis, sólo velará para que no se publique nada contrario al dogma y a la moral católica y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales; antes bien, se vea en el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

Reglamento General de la Pontificia Universidad Javeriana, Artículo 23 de la Resolución No. 13 del 6 de junio de 1964.

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FIRMA DEL PRESIDENTE DEL JURADO

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FIRMA DEL JURADO

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FIRMA DEL JURADO

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9 DEDICATORIA

A quienes nos han hecho arder los corazones dentro de nosotros, mientras íbamos de camino.

A quienes su ausencia nos han impulsado a elaborar nuestras memorias y nuestros olvidos parabólicos, sintiendo su presencia en la alegría.

A las víctimas del armado interno, hombres y mujeres, quienes desde su fortaleza nos enseñan a estar esperanzados en el Dios de Jesús.

10 AGRADECIMIENTOS

A mi papá Luis Enrique y a mi mamá Mary Esperanza, por enseñarme a creer, por impulsar mis sueños y proyectos. Su constante amor y apoyo, revelan el amor filial de Dios .

A mis hermanas, Ana y Sandra, quienes a su lado he aprendido a recorrer el camino de la vida. Ellas revelan el amor fraterno del Hijo .

A las Marías, Aleja y Anita, su inocencia y alegría nos recuerda que el Reino de Dios pertenece a quienes se hacen como una de estas pequeñas.

A Memo, Rafa y Marce, por estar ahí incondicionalmente en cada momento. Encuentro en ellos la fuerza actuante del Espíritu .

A mis amigos y amigas, en quienes he encontrado un tesoro, experimentando la alegría de salir a su encuentro.

A Oscar Arango por acompañarme en el camino y enseñarme el valor de vivir en la parábola.

A los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y a la Compañía de Jesús, por su formación humana y cristiana.

11 CONTENIDO

Pág.

Introducción 8 Planteamiento del Problema 12 Justificación 13 Objetivo general 15 Objetivos específicos 15 Categorías de análisis 16 Metodología 16

CAPÍTULO INTRODUCTORIO 18 I. EL RELATO: MULTIPLICIDAD DE VOCES A TRAVÉS DE UNA VOZ PARTICULAR 19 A. RASGOS DEL RELATO 22 II. LAS FORMAS DEL RELATO 26 A. LA FORMA MÍTICA DEL RELATO 28 B. LA FORMA PARABÓLICA DEL RELATO 38

CAPÍTULO UNO: EL OLVIDO 53 1. FORMAS DEL OLVIDO 57 1.1 OLVIDO MÍTICO 58 1.2 OLVIDO PARABÓLICO 63

CAPÍTULO DOS: LA MEMORIA 72 2.1 PROCESOS DE LA MEMORIA 75 2.2 LA MEMORIA ES CONOCIMIENTO 81 2.3 FORMAS DE MEMORIA: MÚLTIPLES MANERAS DE NOMBRARLA 84 2.3.1 MEMORIA MÍTICA 89 2.3.2 MEMORIA PARABÓLICA 94

12

CAPÍTULO TRES: EL RELATO COMO POSIBILIDAD DE MEMORIA 99 Y OLVIDO PARABÓLICO: Aproximación Teológica y Pedagógica al derecho fundamental de la no-repetición de las víctimas.

3.1 MEMORIA Y OLVIDO PARBÓLICO COMO NO-REPETICIÓN: 102 Una lectura del relato de Lc. 24, 13-35 . 3.2. OLVIDO PARABÓLICO Y LA NO-REPETICIÓN: Una pedagogía 114 de acompañamiento a la luz de Lc. 24, 13-35 : acciones para que no se repita. 3.3 MEMORIA Y OLVIDO PARABÓLICO: Derecho fundamental de la no-repetición desde el relato de Lucas. 116

A MODO DE CONCLUSIÓN 125

BIBLIOGRAFÍA 127

ANEXOS 131

13 INTRODUCCIÓN

El fenómeno de violencia, producto del conflicto armado que ha vivido Colombia en las últimas décadas, ha dejado serias y profundas secuelas a quienes han padecido esta forma de lucha de poderes territoriales e intereses particulares. Las dinámicas de desigualdad social, el crecimiento de la pobreza subyacente de la concentración económica y territorial, la lucha bipartidista por el poder y control político, el proceso inconcluso de conformación de la nación, la desatención a las poblaciones más apartadas del centro económico del país por la ausencia del Estado y una cultura de la violencia 1, son apenas algunas situaciones nacionales, que han servido de base para adoptar diversas acciones en búsqueda de una solución a éstas realidades; algunas de ellas han desencadenado en el uso de la fuerza y la estrategia de la violencia como mecanismo de control y de poder.

A ello también se suma el aumento de la concentración territorial y el latifundio con consecuencias de pobreza, miseria y marginación para la población campesina, por el fracaso de una reforma agraria que redistribuyera equitativamente la tierra 2. A pesar de que Colombia posee una diversa topografía para la producción agrícola y ganadera, como uno de los principales sustentos económicos de la nación, se priorizó los intereses por implementar en el país modelos de industrialización urbana -que posteriormente generó la apertura al modelo neoliberal- generando una disminución a los programas de atención a los pequeños productores.

Por esta situación, en búsqueda de una solución que pusiese fin a la opresión del Estado vivida por los campesinos, el sector rural se convirtió en el escenario propicio para gestar una mayor resistencia y lucha por la reivindicación agraria,

1 Cfr. ARBOLEDA, Sergio; LONDOÑO, Catalina. Desplazamiento intraurbano como consecuencias del conflicto armado en las ciudades. Bogotá: Defensoría del Pueblo, 2004, p. 10. 2 Cfr. PÉREZ, Edelmira; PÉREZ, Manuel. “El sector rural en Colombia y su crisis actual”. Cuadernos de desarrollo rural 48 (2002), p . 38 y 51.

14 inclusive, apoyada por algunos anarquistas europeos que ayudaron a conformar estos grupos de reivindicación 3. Por tanto, esta transformación del sector rural permitió la formación de los principales actores del conflicto armado, donde se dio un desarrollo de estos grupos, tomando la lucha de intereses territoriales, como fenómeno de la violencia en Colombia; en consecuencia, de este sector nacional provienen la mayoría de las víctimas.

Algunas consecuencias de este fenómeno, se han develado a través de sus manifestaciones (generales) como: crímenes, masacres, expropiación de bienes y desplazamiento forzado a/de comunidades, entre otras consecuencias por conocer; sean éstas ignoradas por un olvido impuesto, un silencio temeroso, por distorsión de la memoria, o simplemente, porque quienes relatan su experiencia no quieren recordarlas o se les prohíbe/impone hacerlo. Sean también, estas manifestaciones, ignoradas porque la violencia aún continúa, por lo cual, siguen siendo escasos los estudios objetivos que nos puedan indicar cuáles son todas las consecuencias de la violencia rural 4.

En cohesión a la violencia rural, sus consecuencias han conllevado a que las ciudades no sean ajenas a éste fenómeno. Las periferias urbanas han crecido en los últimos años, paralelos al conflicto rural, sin una adecuada planificación territorial. Éstas (las periferias) se han convertido en los barrios marginales de las grandes y medianas ciudades colombianas que presentan problemas de infraestructura, desigualdad económica (como tendencia a la concentración de la riqueza en la ciudad) y desarticulación social; por lo cual surgen formas de violencia como expresión de los conflictos propios de la ciudad y que dan origen a

3 SALAZAR, Gustavo. “Mirada crítica al conflicto armado colombiano”. Memorias del Seminario-Taller Internacional de contextualización sobre desplazamiento forzado y refugio en zonas de frontera ., compilado por Beatriz Peña Trujillo. Bogotá: Defensoría del Pueblo, 2005, p. 120. 4 Cfr. MOTERO, Jaime. Memoria, olvido y perdón la búsqueda del justo medio en la ley de justicia y paz. Bogotá, Universidad la Gran Colombia, 2008, p. 29.

15 la conformación de grupos delincuenciales como resultado de la crisis social urbana.

De esta manera, la situación de desigualdad social del país, generada por las políticas de gobierno (estatal-local) y los modelos económicos, como lo he mencionado, conllevó a tomar medidas diligentes que desencadenan en conflictos y violencia que se pueden evidenciar a nivel rural como urbano. Precisamente, en medio de este contexto, huyendo del conflicto rural, la mayoría de las poblaciones campesinas abandonan su forma de vida y actividad económica, obligándose a desplazarse a las ciudades en búsqueda de seguridad para salvaguardar su vida de los grupos ilegales que ejercen la violencia. Al llegar a las ciudades, por las dinámicas socio-económicas de éstas, las periferias urbanas se convierten en su lugar de asentamiento, de manera que se enfrentan, o son sometidos, a la inseguridad y vulnerabilidad de estos contextos urbanos; contextos, en los que también las milicias de los actores del conflicto rural (paramilitares, narcotraficantes y guerrilleras) se han filtrado para ejercer un control político-militar en las ciudades y represivo en sus periferias, mezclándose a través de los grupos delincuenciales que allí operan, o incluso conformando bandas criminales para tal fin.

Frente a este panorama, son múltiples los derechos humanos vulnerados a familias, poblaciones y comunidades tanto campesinas, como indígenas, afro y urbanas; siendo éstas víctimas del conflicto armado en Colombia, por lo cual el Estado debe ser garante de la protección y reparación a las víctimas de los derechos violados. Es así, que desde el año 1993, se ha tenido los mayores avances legales con respecto a la población desplazada, sin embargo,

… aún en este campo las falencias continúan siendo grandes como se desprende de las sentencias y autos de la Corte Constitucional y de los informes sobre la

16 situación de derechos humanos entregados en toda la década por diversos 5 organismos de Naciones Unidas o del Sistema Interamericano.

En el plano de los derechos de las víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, enunciados en la anterior Ley de Justicia y Paz (Ley 975 de 2005), se perciben las falencias, como lo asegura González Posso, el no considerar a las víctimas del crimen de agentes estatales, reparar solamente aquellas víctimas de grupos armados ilegales que estén en acuerdos de desmovilización, y no garantiza los instrumentos suficientes para asegurar la verdad de los hechos 6.

El hecho de no garantizar los instrumentos adecuados y suficientes para asegurar la verdad, nos debe confrontar si realmente se puede establecer una verdadera justicia, reparación integral y paz a las víctimas de diferentes actores del conflicto, tanto en el campo como en la urbe; porque él no garantizarlo, implícitamente atenta contra la construcción real de la memoria histórica. Al respecto, en liderazgo del senador Juan Fernando Cristo, se aseguró que:

En los últimos años se la ha brindado a los victimarios un papel más importantes que a las víctimas, se les ha escuchado en el Congreso de la República con masiva asistencia, (…) por el contrario , a las víctimas se les ha relegado a un segundo plano, el país y la sociedad los ha apartado, siendo víctimas una y otra vez por la indolencia, por la indiferencia, sus historias son desconocidas. 7

Esta falencia de escuchar al victimario y relegar a la víctima desconociendo su historia, nos ratifica las profundas debilidades para construir una memoria histórica que garantice los procesos de reconciliación y no-repetición -como derecho fundamental-; institucionalizando así, la versión de los victimarios como verdad

5 GONZÁLEZ, Camilo y GONZÁLEZ, Leonardo. Los complejos debates de la ley de víctimas. Unidad de Investigación, Indepaz. Bogotá D.C., noviembre de 2008., p. 2. [En línea] disponible en: http://www.indepaz.org.co/attachments/190_Ley%20de%20v%C3%ADctimas.pdf , recuperado: 28 de julio de 2011. 6 Ibíd., p. 4. 7 En la Ponencia para el primer debate en la Comisión Primera del Senado de la República sobre el proyecto de Ley 157/2007. Citado por GONZÁLEZ, Camilo y GONZÁLEZ, Leonardo, 2008, p. 2.

17 oficial ; se genera, o impone así, un silencio, un olvido un carácter de represión y enajenación a los relatos de las víctimas.

Planteamiento del Problema

Sin embargo, el olvido no sólo cumple con la función institucional de silenciar y llevar a la impunidad los relatos de las víctimas en los procesos de reconciliación, como en el caso colombiano. Desde la perspectiva de Marc Augé, el olvido es un componente de la memoria que le permite recuperar los recuerdos y organizarlos en forma de relato a fin de recuperar la narración y la memoria en los sujetos8.

Es en este sentido, donde nos encontramos confrontados ante esta forma de olvido, que contrariando a los presupuestos, nos permite recuperar y reconstruir el relato y la memoria-parabólica, con el fin de ser conscientes de nuestra historia para la re-construcción de nuestra identidad y realidad.

Por tanto, lleva a preguntarnos,

¿Cuál es la función que cumple el olvido-parabólico en el horizonte de la reconciliación a través de una lectura teológica al derecho fundamental a la no-repetición?

8 Cfr. AUGÉ, Marc. Las formas del olvido. Barcelona: Gedisa, 1998, p. 20.

18 Justificación

A través de esta investigación, abordar el papel del olvido en el proceso de construcción de memoria histórica, nos permitirá comprender su función desde la perspectiva: “olvidar para transformarse”. Ésta transformación no sucede si implícitamente no hay reconocimiento de sí, dicho claramente: transformarse es reconocerse para ser y crecer, de tal manera que dé vida a nuestra memoria a fin de desarrollarla y liberarla.

Según Augé 9, el papel del olvido en la memoria es permitirle recordar los relatos construidos a partir del orden y la claridad de los recuerdos; es decir, el olvido permite que la memoria recupere y sitúe las imágenes, los recuerdos, que están depositados en una constelación fija de lugares 10 , de tal manera que la memoria sólo recorra mentalmente la sucesión de lugares y rememore ordenadamente las imágenes; así ésta pueda recuperarse para narrarse, para desarrollarse y formarse a fin de fortalecer su capacidad de relatar.

Para abordar cómo se da éste proceso, acercándonos a Ricoeur comprendemos que éste (proceso) se desarrolla en la huella psíquica 11 , a través de la persistencia de las impresiones, es decir, de aquellas afecciones dejadas por los acontecimientos: Un acontecimiento nos ha afectado, impresionado, y la marca afectiva permanece en nuestro espíritu 12 ; por tanto, para acceder a estas impresiones se debe hacer de manera retrospectiva, sobre la base de experiencias precisas que tienen como modelo el reconocimiento de las

9 Cfr. Ibíd., p. 13. 10 WEINRICH, Harald. Leteo. Arte y crítica del olvido . Madrid: Siruela, 1999, p. 32. 11 Paul Ricoeur distingue tres tipos de huellas: la huella escrita, convertida, en el plano de la operación historiográfica, en huella documental; la huella psíquica, que se puede llamar también impresión en vez de impronta, impresión en el sentido de afección, dejada en nosotros por un acontecimiento que marca o, como suele decirse, que deja huella; finalmente la huella cerebral, cortical, de la que tratan las neurociencias. En: RICOEUR, Paul. La memoria, la historia, el olvido . 1 Ed.México. Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 534. 12 Ibíd., p. 547.

19 imágenes del pasado , o recuerdos según Augé13 . En este sentido, es el reconocimiento la esencia, el pequeño milagro de la memoria feliz, por la cual cuando vuelve a mí una imagen dejada por la marca afectiva, la reconozco en mi interior, en el espíritu, donde siempre ha permanecido y sobrevivido. De esta manera, Ricoeur considera la “ supervivencia de las imágenes ” como figura del olvido 14 .

Por tanto, el olvido, como componente de la memoria, no actúa sólo en el proceso de recuperar y ordenar los recuerdos con claridad, sino que junto a éste, el reconocimiento también se configura como experiencia clave que permite (reconocer) reencontrar, los recuerdos, y los articula a fin de relatar las impresiones de los acontecimientos que han afectado el espíritu; por tal motivo, evocando a Bergson, Ricoeur afirma que: “el acto concreto por el que volvemos a aprehender el pasado en el presente es el reconocimiento” 15 , y se configura como el acto mnemónico por excelencia. Esta experiencia hace pensar, que muchos recuerdos, los más preciosos quizás de entre los recuerdos de la infancia, no estaban (totalmente) borrados definitivamente, sino que sólo se habían vuelto inaccesibles, indisponibles, lo que nos hace decir que se olvida menos de lo que se cree o de lo que se teme.

Por ende, la definición de olvido u olvidar que encontramos como pérdida del recuerdo, toma otro sentido en cuanto se percibe como un componente de la propia memoria. Desde ahora, no podemos seguir concibiendo el olvido como algo que se opone a la memoria o la desprecia, y mucho menos aún ignorar el recuerdo; por el contrario, hay que reconocer el trabajo del olvido en la memoria, y detectar la presencia del olvido en el recuerdo, como componente necesario para la propia definición de memoria.

13 Cfr. AUGÉ, Marc. Ob. Cit. , p. 20. 14 Cfr. RICOEUR, P. Ob. Cit. , 2004 , p. 563. 15 BERGSON, Henri. Materia y memoria. Citado en: RICOEUR, P. Ob. Cit. , 2004 , p. 554.

20 OBJETIVOS

Objetivo general

Establecer, desde una lectura teológica, la función que cumple el olvido-parabólico en el horizonte de la reconciliación, específicamente frente al derecho fundamental de la no-repetición.

Objetivos específicos

− Analizar y determinar la función del olvido en horizonte de la reconciliación a través del relato de Ricardo León16 . − Comprender desde el texto Lucas 24, 13-35 la función que cumple el olvido- parabólico frente al derecho fundamental a la no-repetición. − Esbozar unos horizontes pedagógicos desde los que se asuma el olvido- parabólico como una posible herramienta de acompañamiento a víctimas que exigen el derecho a la no-repetición.

16 Líder campesino, víctima del conflicto armado en Colombia.

21 CATEGORÍAS DE ANÁLISIS

Las categorías de análisis aplicadas para esta investigación son las siguientes:

Categoría Aspecto Formas de la memoria: Memoria -Mítica (Obligada, manipulada, oficial). -Parabólica (Memoria Histórica). Formas del olvido: -Mítico (Opresión, exclusión, Olvido represión). -Parabólico (necesario, terapéutico. sanador). RELATO Derecho fundamental a la no- Para que no se repita. repetición Hermenéutica teológica Texto, contexto y pretexto. Esbozo pedagógico. Acompañar Herramienta pedagógica de no- repetición.

Metodología

El camino metodológico de este trabajo se sustenta a partir de la investigación cualitativa, propia de las ciencias sociales para aproximarse a una realidad y explorar las relaciones humanas, a partir de la percepción que tiene el sujeto de su propio contexto 17 , y que por ende, complementa al método de la teología de la liberación, de tal manera, que permita descubrir elementos de la realidad que

17 BONILLA, E., y RODRÍGUEZ, P. Más allá del dilema de los métodos. La investigación en ciencias sociales. Segunda Edición . Bogotá: Uniandes; Norma, 1997, p. 47.

22 muestren con claridad la opción por los pobres 18 y ratifiquen su compromiso con el contexto histórico.

Momento pre-teológico: Identificar las categorías que permitan analizar el papel de la parábola, en la configuración de relato, olvido y memoria, en comunidades víctimas de la violencia, para determinar su función en un proceso de reconciliación y posibilitador de nuevas formas de estar en la realidad.

Momento teológico (hermenéutico): Luego del acercamiento y análisis a la realidad del contexto, a través del diálogo que se establezca con este, es menester interpretarla a la luz de la teología y bajo la orientación de la Sagrada Escritura, de tal manera que permita una completa comprensión de la situación histórica que se vive a fin de buscar la liberación de la opresión, exclusión y represión impuesta por la circunstancia del conflicto.

Momento práxico: Una teología que se encarna en la realidad de su contexto, es liberadora en cuanto que, a partir de ella la realidad y desde el proceso terapéutico del olvido-parabólico en la construcción de memoria, se esbozan herramientas pedagógicas para el acompañamiento y la transformación de la realidad.

18 SUÁREZ, Gabriel. El método de la teología de la liberación. En Los métodos en teología . Compilado por Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Teología Equipo Interdisciplinario de Docencia e Investigación Teológica. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana: DIDASKALIA, 2007, p. 177.

23 CAPÍTULO INTRODUCTORIO

… Ud. sabe que posterior a eso estalló la violencia del conflicto interno en Colombia por la guerra de los mil días en 1905…, ya?… consecuencia de la disidencia conservadora y liberal, porque en ese tiempo no había sino dos partidos: liberales y conservadores, y los conservadores acababan de haber sufrido el golpe que les propinó Cipriano de Mosquera cuando salió Víctor Mariano Domínguez, cuando dio el golpe de estado a finales del siglo, y luego empieza entonces cuando el general Reyes renuncia a su mando militar, como era liberal sintiéndose presionado por los godos de influencia de Rafael Núñez, entonces decidió y fue cuando se creó el conflicto este ya.

En la introducción se realizó una aproximación al proceso del conflicto armado en Colombia, una realidad aún presente en el país y de la cual se quiere ocultar, en especial en aquellas regiones más apartadas que carece de la presencia del Estado. El desconocimiento o ignorancia de esta realidad y sus múltiples consecuencias, en parte, también obedece a los precarios e insuficientes instrumentos legales y políticos para garantizar el conocimiento de la verdad 19 , subordinando, de esta manera, los derechos de justicia y reparación de las víctimas.

Por eso, la posibilidad de recuperar el testimonio, la historia de vida que se narra para escuchar la multiplicidad de voces a través de una voz particular , en este panorama cobra una fundamental importancia; más allá de organizar unos hechos, entender la historia y comprender las necesidades de las víctimas del conflicto armado en Colombia, pretendo la posibilidad de abrir nuevos horizontes de esperanza desde los cuales abordar la reparación integral, la reconstrucción del tejido social y salud mental, la recuperación de la memoria histórica y la construcción de un futuro plural/abierto que garantice el derecho fundamental de no-repetición a las víctimas .

Lo anterior, será posible siempre y cuando el relato sea el instrumento articulador del pasado, del presente y del futuro de las víctimas, permitiendo la recuperación

19 Cfr. GONZÁLEZ, Camilo y GONZÁLEZ Leonardo. Ob. Cit. [En línea].

24 de la memoria a fin de dar sentido a la historia. De esta manera, el relato como voz visible de las víctimas, puede subvertir y transformar la realidad injustificable de la violencia que se legitima desde las estructuras de poder, que justifican su uso como estrategia de control y establecimiento.

I. EL RELATO: MULTIPLICIDAD DE VOCES A TRAVÉS DE UNA VOZ PARTICULAR

Las dinámicas, las realidades y las formas de relación que el ser humano establece y en las que vive inmerso cotidianamente, es decir, el mundo en el que vive, se da a través del relato , como instrumento mediador entre aquello que contamos, expresamos, manifestamos y revelamos, para darle vida al mundo. Relato que se narra, se crea y se re-crea a partir de las historias que entretejemos para organizar las cosmovisiones y la formas de relacionarnos en y con el mundo. De esta manera se hace mediador de lo que constituimos y adquiere una doble característica recíproca: por un lado, el relato es importante ya que articula (configura) el mundo, y por el otro, el relato se hace necesario o indispensable para interpretar y comprender el mundo que ha organizado 20 .

Por esta razón, no podemos pensar al ser humano ajeno al relato, por el contrario, el ser humano vive inmerso en el relato, se configura en él, desde las múltiples formas de narrarse y de narrar las historias que se entrelazan a partir de los hechos y acontecimientos significativos, que han dejado una huella indeleble en su espíritu, memoria y corazón. Por consiguiente, podríamos afirmar que el ser humano es relato mismo, no por el hecho de describir algo, una historia o unos acontecimientos; es relato porque la historia que cuenta está cargada de significados, de comprensiones, percepciones y sentimientos que se entretejen y otorgan sentido e identidad al sujeto que narra, como también el poder de

20 ARIAS, Fernando; MORALES, Carolina y JUNCA, César. Cuidar lo que decimos . En Cuaderno 3: Conversar para cambiar. Bogotá, Fundación Dos Mundos. p, 1. [En línea] disponible en: http://www.dos- mundos.org/pdf/pubs/cuaderno_3.pdf , recuperado: 30 de agosto de 2011.

25 apropiarse y empoderarse de su historia. Por eso, al respecto, Klein afirma que, las narraciones de vida surgen de la imperiosa necesidad del sujeto de saber quién es; la respuesta al “quién soy” sólo puede ser narrativa porque el sujeto es en la medida en que se puede relatar. 21

Ciertamente, en este sentido, los relatos son un entramado de tejidos por las múltiples subjetividades y cosmovisiones, por lo cual no se constituyen en estructura rígida y estática, sino que se van transformando según el tiempo y la fuerza emocional que se le imprime al ser contados una y otra vez, dejando descubrir sus innumerables intencionalidades: se narra para instruir, comunicar, consolar, testimoniar, distraer…22 .Cabe resaltar que el lenguaje–verbal como no verbal– con el que se narra, constituye un valor fundamental para descubrir y comprender la intencionalidad que subyace en el relato. La manera como nos narramos y la pregunta por el cómo nos comunicamos, nos lleva a reconocer que precisamos de un alter para posibilitar el lenguaje como herramienta de interacción; a través de él entramos en contacto con las demás personas, se comparten experiencias, se construyen mundos emocionales y simbólicos, establecemos acuerdos para convivir y puntos de vista posibles para comprender y explicar las experiencias, las realidades, las formas de sentir y de expresarnos 23 .

Al respecto, Camacho y Ucrós aportan que,

Cuando alguien decide qué contar, está llamando la atención sobre un hecho acontecido en su existencia y que es trascendental para él; quien narra distancia el hecho para comprender cómo este se comporta, cómo se entreteje en su realidad y cómo forma parte estructural de su propia identidad; el hecho en el acto de contar se dota de sentido, de significado, se hila sin angustia a la propia vida y la vida 24 individual se teje sin trastorno al tejido social .

21 KLEIN, Irene. La ficción de la memoria: La narración de historias de vida. Buenos Aires, Argentina, Ed. Prometeo Libros, 2008, p. 16. 22 MARGUERAT, Daniel y BOURQUIN, Yvan. Pour lire les récits bibliques . Traducción de José Pedro Tosaus. 1ra. Ed. en francés, 1998. Santander, España, Eds., Sal Terrae, 2000, p. 9. 23 ARIAS, Fernando; MORALES, Carolina y JUNCA, César. Ob. Cit. , p, 3. 24 CAMACHO, Ana y UCRÓS, María. (2009), Huellas del silencio [tesis de maestría], Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, Maestría en Comunicación, p. 35.

26

A partir de éste aporte, reconocemos cómo las diversas historias de vida personales se van entretejiendo para conformar experiencias comunitarias que permiten el reconocimiento de la identidad social, el desarrollo socio-cultural y la construcción de la historia colectiva que se va transmitiendo de una generación a otra, por medio de los relatos orales o escritos. Resaltamos entonces, cómo la labor de los relatos es importante para la construcción del tejido social, y a su vez para la transmisión tradende, presentando a las nuevas generaciones las formas de estar en la realidad.

… cuando esa gente se entregó nosotros volvimos a la tierra y le digo… ¡hicimos una fiesta! ¡Yo estuve en esa fiesta… la fiesta que hicimos… y matamos una vaca… de contentos!… ¡se acabó el problema! Es que eso era lindo. Vea, a mí se me eriza el “pellejo”. Eso me fascina. O sea la emoción que uno festejaba esas cosas, hubo una fiesta con bombos y platillos. Tanta era la alegría que sentíamos que, incluso un tipo pobre dijo: “no, que “hijuepucha”, yo doy una vaca que así sea como sea nos la comemos… y nos comimos esa vaca… esa fue la fiesta más grande y más famosa del mundo. Todo el mundo comió y bailó y así asistimos ahí muy contentos. O sea mucha gente no tenía ni siquiera la más mínima idea de por qué festejábamos. Pero nosotros si sabíamos, la mayoría del grupo bastante compacto o sea la gente que nosotros considerábamos seria y que no era torcida. Toda la noche y todo el día bailamos. Y “chévere”. Festejamos eso. Eso nos dio cierto poder, porque yo si digo… la organización se fortaleció con eso. Pues si hubiera sido un país que hubiera entendido mejor esa vaina… eso hubiera sido un logro enorme. Entonces eso fue una fiesta y se acabó ese problema. Y como eso quedó limpio, ¡nosotros respiramos! 25

Entonces, desde la labor del relato y según las intencionalidades del lenguaje, estos pueden emplearse como estrategia para articular el tejido social de una comunidad que se construye desde sus cosmovisiones. Sin embargo, cabe advertir que existen relatos y lenguajes que organizan, en falsa ilusión, las formas de relacionarnos en y con el mundo, generando una única mirada “objetiva ” de la realidad y de las experiencias, excluyendo así las posibles subjetividades que se encuentran a la base de las historias; por lo cual se emplean para desintegrar los tejidos sociales e implementar ideologías y estructuras sociales a través del

25 Testimonio Ricardo León No. 31.

27 lenguaje que debilitan la construcción comunitaria y colectiva de la historia. A estos tipos de relatos nos aproximaremos con más detalle en las formas del relato; por ahora es preciso reconocer los rasgos que constituyen los relatos.

…Y la sentencia es esa; y se lo dicen a uno de frente, el que se ponga a pasar gente pa'l otro lado, arrancadores, policías, ejército…, se va de cajón, se va o se muere. Entonces la situación ahora empeoró y resulta que la gente que está en la margen izquierda del río no gusta de la gente que está en la margen derecha del río. Ya estamos casi en el extremo que los que cruzan de este lado pa´l otro lado, así el solo hecho de vivir de este lado, es un delito pasar al otro lado porque se supone, entre comillas, que si está allá es porque está sirviéndole al grupo que está allá. Entonces eso se ha degradado muchísimo, eso tiene una degradación terrible, terrible… 26

A. RASGOS DEL RELATO .

No se relata de cualquier manera. El lenguaje y la intencionalidad que está en el relato, nos permite el narrarnos de diversas formas; sin embargo, no todo lo que se transmite oralmente o por escrito constituye en sí un relato, porque el relato, entreteje en el lenguaje las marcas afectivas y emocionales del pasado, reconstruyendo el contexto que dieron origen a esas marcas y otorgando sentido a las acciones, vinculándolas entre sí, a los acontecimientos. De esta manera, se hace necesario acercarnos a unos rasgos que constituyen los relatos; para ello, la propuesta de Marguerat y Bourquin de tres rasgos fundamentales, nos permiten establecer el relato dentro de unos límites, que lo diferencian de un texto descriptivo o de un discurso.

1. Construir el mundo del relato : Aunque el relato es transmisión tradende, no debe confundirse con la simple transmisión y repetición del conocimiento de unos hechos, como si se tratase de una descripción escueta de hechos. Si bien es cierto que los acontecimientos y los hechos son importantes y constituyen el marco del relato, la manera de cómo contarlos marcarán la

26 Testimonio Ricardo León No. 45.

28 diferencia entre: el marco histórico y el marco narrativo de los acontecimientos. Por un lado, el marco histórico organiza de forma cronológica los acontecimientos, describiéndolos tal como sucedieron realmente 27 , haciendo una lectura objetiva, excluyendo cualquier tipo de subjetividad que pueda revertir su mirada, por lo cual, su lectura otorga el carácter de literalidad histórica a la versión auténtica 28 que describe cómo sucedieron los hechos. Por otro lado, nos encontramos con el marco narrativo , dónde se sitúa la historia contada 29 que construye el mundo del relato, a partir de la reinterpretación de los hechos que se hacen desde las subjetividades, las cuales determinan cómo contar el relato. Por eso, el relato supera la literalidad histórica, para re construir el mundo donde se sitúa, con sus códigos y reglas de funcionamiento 30 . Desde ellos, el relato los transforma en símbolos de representación del contexto del cual emerge, para dar a conocer la intencionalidad, la fuerza que se quiere contar y, de esta manera, poder acceder/comprender a los sentidos que allí se esconden, que allí se construyen.

Bueno… pero es que hablar es la mejor herramienta que yo he tenido siempre para resolver los conflictos. Esos tipos entendieron. Hasta que dijeron…, ¡bueno…, listo! Si ustedes creen que es la mejor salida, ayúdenos a que el gobierno tome este documento. Y ayudé a redactar parte del documento. Porque yo ayudé a redactar eso. Me parece que desde ese entonces esa gente empezó como a tenerme confianza. Yo tuve problemas con el ejército por la confianza que esa gente empezó a tenerme, como persona capaz de resolver conflictos que me le enfrentaba, o sea yo de pronto no sabía mucho hablar ni esas cosas, pero yo me enfrentaba. “Lo que yo quiero es tranquilidad…, yo no quiero guerra… yo si soy enemigo de la guerra por todos los medios. 31

2. Vinculación de las acciones en una relación causal: La construcción del mundo del relato , nos anticipa que no es suficiente narrar una secuencia de acontecimientos; como ya lo hemos mencionado, el relato es un tejido de

27 MARGUERAT, Daniel y BOURQUIN, Yvan. Ob. Cit ., p. 37. 28 Ibíd. 29 Ibíd. 30 Ibíd. p. 32. 31 Testimonio Ricardo León No. 13.

29 historias, de sentidos y por ende, vincula acciones entre sí dentro de una relación de causalidad 32 . De ahí que el relato sea una cadena de acciones vinculadas consecutivamente, lo que permite un conocimiento amplio de los motivos de un acto. Por ende, el relato cargado de subjetividad, otorga sentido significativos a las acciones, de tal manera que relatar no es el simple hecho de ordenar unas acciones, unos acontecimientos, el relatar es dar un sentido a la relación y vinculación de las acciones, para entender cómo éstas se concatenan configurando los hechos para comprender ese mundo que se ha construido, lleno de sentidos y significados.

Resulta que cuando ya esa región se convirtió en un emporio y nosotros crecimos y pasamos de campesinos rasos a ganaderos y cosas así por el estilo y empezó gente a salir a estudiar y volvían y entraban y entonces nos reuníamos y creábamos una organización. Y dijimos, esta organización tiene que pararse en la raya, hacerse respetar, porque lo que dijimos es que esa gente no va a poder. Había algunas veredas que…como todo…, y había partes donde la gente simpatizaban donde las gentes pegaban mucho… y otras regiones no. 33

3. Temporalidad: Hemos insistido en que el relato es un tejido de sentidos y subjetividades que reinterpretan los hechos para contarlos de diversas maneras; luego hablamos de vincular las acciones en una relación causal. Al hablar de hechos y de acciones, en el fondo de ellas hay una realidad implícita: el tiempo en que sucedió. Marguerat y Bourquin recurren a Paul Ricoeur para desarrollar este tercer rasgo del relato, la temporalidad 34 como la estructura que puede articular de manera diferente la función narrativa, reconociendo que la función narrativa y la experiencia del tiempo (…) están estrechamente ligadas 35 . Existe entre ellas una relación recíproca, ya que todo relato, aquello que se narra se desarrolla en un tiempo, puede ser verificado en el tiempo.

32 Ibíd., p. 33. 33 Testimonio Ricardo León No. 10. 34 Cfr. Ibíd. 35 RICOEUR, Paul. Texto, testimonio y narración. Chile: Andrés Bello, 1983. p, 51.

30 En efecto, el relato posibilita la relación del pasado con el presente, en el cual se hace presente, pero a su vez crea una espera del futuro; por lo cual es el relato el que da cuenta de la temporalidad como totalidad; de tal manera, que aquello que se relata, se narra, se cuenta, sea una totalidad inteligible para su interpretación. En este sentido, para Ricoeur, el relato transforma la temporalidad y, al mismo tiempo, la temporalidad va transformando el relato, esclareciéndose así la experiencia temporal como dimensión humana. Por eso, cuando afirmábamos que el sujeto se apropia de su historia a través del relato, es porque, desde la experiencia temporal, puede darle sentido a su pertenencia al mundo y construir su historicidad, es decir, su ser en la historia como también la construcción de su identidad.

Entonces así está la situación después de que me pasó todo eso, es más o menos como esas cosas, hay muchas cosas alrededor de eso. Bueno, menos mal que algo bueno le tiene que quedar a uno y es que lo respetan de pronto por eso, le tienen afecto lo respetan y uno en cierta medida pues también tiene que coquetiarle a ciertas cosas a veces ¿ya?, por conveniencia, por necesidad o por estrategia o como sea pero también uno a veces le camina a algunas cosas. No sé lo que pasa es que yo tengo un problema es que yo muchas veces no soy capaz de decir no. Por ahora empecé el nuevo proceso ese con la cooperativa, bueno aparentemente están contentos, va bien con esos hay buenas expectativas ojalá y podamos hacer algo porque ese sería como el trampolín, porque yo estoy buscando eso como el trampolín pa´ volver a San Miguel, aunque la mujer dice que pa’lla, que primero se divorcia pero que pa’lla no va. 36

En este sentido, construir el mundo del relato, la vinculación de las acciones en una relación causal y temporal, el relato se hace posibilidad de expresión de aquellas experiencias que van transformando nuestras vidas. Por ende, el relato es la manera de recuperar nuestra identidad y comprender nuestra historia a fin de proyectar nuestra existencia; es posibilidad de articular el pasado, el presente y el futuro para transformar nuestra historia. Además, estos rasgos nos amplían el panorama para comprender cómo éste se configura y se hace posibilidad de narrar historias con miras a una transformación de la realidad.

36 Testimonio Ricardo León No. 146.

31

II. LAS FORMAS DEL RELATO.

Afirmábamos anteriormente que los relatos actúan como transmisión tradende, presentan a las nuevas generaciones las formas de estar en la realidad, abriendo la posibilidad de transformarla y crear nuevas formas de conocer y comprender la realidad con sus diferentes dinámicas. Además, cuando describíamos anteriormente, que el relato organiza las relaciones y posibilita la construcción de tejido social, o su desintegración, es porque el relato produce un efecto y vela una intencionalidad según sus intereses. En efecto, los intereses que cada relato salvaguarda, según la intencionalidad subyacente, nos llevan a percibir que existen múltiples formas de relato. Para abordar detenidamente estas formas, quiero abordar el trabajo desarrollado por John Dominic Crossan en su obra El intervalo oscuro 37 . Él nos aproximará de manera amplia a la comprensión de como el relato se va articulando a partir de una formas que construyen, organizan y establecen realidades. Dichas formas pueden disponer una manera determinada de habitar las realidades, u ofrecen posibilidades abiertas para vivir en ellas.

En este sentido, siguiendo a Crossan, es preciso acercarnos a las estructuras que conforman la existencia misma de los relatos, para comprender e interpretar de mejor manera la importancia que los relatos de las víctimas nos pueden ofrecer para un proceso de no-repetición. Donde su objetivo es poder subvertir y transformar su historia: crear nuevas formas de realidad. Unos relatos que se confrontan con las versiones de una historia oficial y objetiva que cuentan de otra manera, y a su manera de cómo sucedieron los hechos.

Vayamos al proceso, para Crossan, hay cinco formas de relatar: El mito, la apología, la acción, la sátira y la parábola. De éstas, desarrolla en su trabajo con

37 Original: Crossan, J.D., The dark interval: towards a theology of story , Polebridge Press, Sonoma, California, 1988.

32 vehemencia dos formas antagónicas: el mito y la parábola , como polos opuestos que aparecen en los relatos. Por un lado, el mito como relato crea y organiza la estructura del mundo, la defiende –y justifica– por medio de un sistema de valores “adecuados” a su modelo, buscando reconciliar la frustración [y la contradicción] producida por el choque entre la experiencia cotidiana y la unidad superior 38 . Por el contrario, la parábola como relato confronta el mundo “oficial” establecido y aceptado por el modelo del mito; genera crisis frente a las expectativas habituales del mito, encuentra una solución específica39 que frustra la reconciliación de las contradicciones.

Empleando la dinámica de Crossan, me centraré en la descripción de las dos formas antagónicas que aparecen en los relatos (mito y parábola); en primer lugar, por el grado significante que cada una representa en la manera de constituir, construir y ordenar el mundo bajo dos perspectivas antagónicas; así en consecuencia, (en segundo lugar) evidenciar la necesidad de tomar consciencia sobre la configuración de nuestra identidad:

A. LA FORMA MÍTICA DEL RELATO

Como se ha mencionado anteriormente, el relato se crea y se narra a partir de las historias significativas que entretejemos para organizar las cosmovisiones y las formas de relacionarnos en y con el mundo. Por eso, el mito, enmarcado bajo este contexto como manera de relatar-se, toma elementos históricos e historias para entretejer un relato bajo sus parámetros, definiendo así una cosmovisión y un modo de relacionarnos; construidos desde un perspectiva de “objetividad”, es decir, de versión única y auténtica, en la cual las posibles subjetividades son excluidas o vistas como subversivas 40 .

38 FUNK, Robert. Prólogo en CROSSAN, John. Ob. Cit. , 1988. p. XI. 39 Ibid. 40 Es importante aclarar que el concepto “subversivo” en este contexto, no hace referencia alguna a la beligerancia o en relación a una política armamentista. El sentido que aquí se emplea de subversión, es

33

Por tanto, antes de abordar el mito en profundidad, al igual que Crossan, es preciso aclarar que al referirnos a éste como forma de relato, dejamos de lado las estrictas concepciones heredadas sobre el mito como sinónimo de sofisticada, o como referencia a los relatos con dioses y diosas, simplemente porque estos personajes aparecen en los relatos 41 . En este sentido, centraremos nuestra atención en el análisis estructural que nos ofrece Claude Lévi-Strauss en su definición aguda sobre los mitos como forma de relatos. Para ello, bajo la dinámica de los rasgos del relato, iremos definiendo la estructura e intencionalidad del mito como forma de relato.

Rasgos del mito como relato:

1. Construir el mundo del relato: “Versión auténtica” Marco histórico vs. Marco Narrativo.

El mundo del relato mítico se estructura a partir de una célula explicativa:

Como forma que se da en el relato, el mito se entreteje a partir de la reinterpretación de unos hechos históricos, o de acontecimientos, que se transforman en historias -en narrativas- que a menudo suelen explicar el origen del mundo 42 y de las situaciones que allí se presentan.

Por tanto, me propongo exponer cómo el mito consigue dar explicación del origen del mundo, puesto que es él quien lo ha organizado y configurado a través de sus múltiples relatos, elaborados con la finalidad de establecer realidades en las aplicado a aquellos relatos que debilitan el mundo creado por el mito, socavando sus estructuras y las seguridades. Sobre este sentido, se ampliará a lo largo del desarrollo de la parábola como forma del relato. 41 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988, p. 32. 42 Como lo he mencionado anteriormente, el sentido y significado de mundo es concebido aquí como el conjunto de relaciones colectivas que se establecen en una determinada sociedad; y no explícitamente el significado cotidiano de éste como el planeta que habitamos.

34 cuales –a través de un orden- todo tipo de relaciones son factibles, posibilitando la reconciliación de situaciones contradictorias, de tal manera que en ellas todo pueda suceder.

En primer lugar, los mitos están constituidos por unos elementos propios que Lévi- Strauss denomina como unidades constitutivas 43 , las cuales se establecen desde la reinterpretación de los acontecimientos. A menudo, ese núcleo operativo, prefiere ciertos acontecimientos para restructurarlos y presentarlos como un único hecho, organizándolos así en un solo material con el fin de elaborar múltiples relatos. Así, podemos encontrar diversos relatos míticos, en los cuales hallamos una estructura básica, en común a todos ellos.

Un claro ejemplo de ello es el análisis que realiza Lévi-Strauss en las historias de dos clanes canadienses, ya que en éstas se encuentran semejanzas y diferencias. Por un lado, en una se narra la génesis de un desorden, es la historia de un deterioro colectivo. Por el otro, la historia está orientada a explicar el origen de un orden social que era correspondiente a aquel período histórico 44 .

Afirma que se trata prácticamente de la misma historia en ambos relatos 45 ; sin embargo, aunque parten de un mismo acontecimiento –que puede ser un hecho histórico– al elaborarse un análisis más detallado sobre cómo es explicado éste suceso en cada uno de los relatos, se revela que efectivamente el acontecimiento es el mismo, y cada relato se distingue por los detalles particulares que existen en cada uno de ellos.

Por consiguiente, a pesar de que en las historias –relatos– se presenten elementos y contenidos disímiles, su estructura básica se mantiene constante. Encontramos entonces, en los relatos míticos, como un mismo material puede

43 LÉVI- STRAUSS, Claude. Antropología estructural . 1ª Ed. Buenos Aires: Eudeba, 1968. p, 191. 44 Cfr. LÉVI- STRAUSS, Claude. Mito y Significado . Madrid: Alianza, 1990. p, 61. 45 Ibíd. p, 62.

35 utilizarse bajo diversos contenidos en la explicación de varios hechos y acontecimientos, es decir, un mismo núcleo operativo se conserva mientras se transforman los elementos, se readapta el contenido y se generan nuevas narrativas, nuevas células explicativas 46 que dan cuenta del origen del mundo y de los acontecimientos que allí acontecen; por lo cual hallamos que los relatos míticos son entramados de un material común, que se encuentra altamente repetitivo en las diversas historias que encontramos 47 .

Observa así, Lévi-Strauss, que la mitología es estática: encontramos los mismos elementos mitológicos combinados de infinitas maneras, pero en un sistema cerrado, por contraposiciones a la historia, que, evidentemente es un sistema abierto 48 .

En este punto, pueden surgirnos varias preguntas al respecto: ¿Por qué un solo material se percibe en muchos relatos? ¿Cuál es la intencionalidad de que las historias sean altamente repetitivas? ¿Cómo se transforma el contenido de cada célula explicativa? Estas preguntas se irán resolviendo a medida que abordemos otras características que configuran los relatos míticos. Sin embargo, por ahora me centraré en la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las características del material que hay en común en las historias?

Señala Lévi-Strauss que en todo el material común encontramos las siguientes características fundamentales:

1) Que cada tipo de historia pertenece a un grupo dado (familia, lenguaje o clan). 2) Intenta explicar el destino de dicho grupo (desgraciado o triunfal). 3) Justifica derechos o privilegios tal como existen en el momento presente.

46 Ibíd. 47 Cfr. Ibíd. 48 Ibíd. p, 63.

36 4) Intenta validar reivindicaciones de derechos que desaparecieron hace ya mucho tiempo 49 .

De esta manera podría inferirse que, a pesar de encontrarnos ante muchas historias, en términos de veracidad, ninguna versión es legítima, puesto que todas poseen un mismo material, todas pertenecen al mito, con sus elementos transformados para generar múltiples relatos.

El relato mítico proyecta su ideología a través de las relaciones y repeticiones:

Por otra parte, respondiendo a las preguntas formuladas anteriormente, me centraré ahora en la que concierne a la intencionalidad que subyace en la repetición de las narrativas míticas.

Como bien sabemos, el mito está compuesto en primera instancia por una unidad constitutiva, a la cual se le transforma su contenido para producir las células explicativas, es decir los relatos que dan cuenta del mundo establecido, que a pesar de que éstos posean diferencias, en ellos hallamos una estructura básica, un material común que es altamente frecuente en todos ellos.

Ahora bien, partiendo entonces de esa constante que aparece en común a los relatos observemos lo siguiente: en primer lugar se mencionó que para dar origen a las células explicativas forzosamente se transforman los elementos que allí se contienen. Sin embargo, en segundo lugar, a pesar de que se den esas diferencias entre relatos, en trasfondo, lo que existe en ellas es una serie de relaciones implícitas -que armonizadas entre sí- posibilitan la conservación de la unidad constitutiva del mito. En efecto, de la manera en que estos elementos aislados que encontramos en las diferencias narrativas sean combinados, se

49 Cfr. Ibíd.

37 consigue configurar una estructura de haces de relaciones 50 , que revela el sentido del mito, y con él se descubre la estructura ideológica que el mito quiere establecer en la configuración del mundo. Por tanto, de ahí la importancia de estructurar repeticiones.

Analiza Lévi-Strauss sobre la intencionalidad de la repetición que existe en los relatos míticos:

Se ha preguntado con frecuencia por qué los mitos, y en general la literatura oral, hacen un uso tan frecuente de la duplicación, la triplicación o la cuadruplicación de una misma secuencia. La respuesta es sencilla. La repetición cumple una función propia, que es la de poner de manifiesto la estructura del mito. Todo mito posee, pues, una estructura como de múltiples hojas, que en el procedimiento de repetición y gracias a él transparenta en la superficie, si cabe decirlo así 51 .

Por consiguiente, conviene indagar en detalle por el propósito de la estructura ideológica del mito. Esta nos ayudará a comprender la estrategia y función que ejerce el mito en la construcción de los códigos y reglas de funcionamiento de las relaciones y realidades instauradas por él en el tejido social.

2. Vinculación de las acciones en una relación causal. (Sentido a la acción y vinculación de las acciones).

La función del mito media entre los opuestos irreductibles y los reconcilia entre sí:

Desde la perspectiva de Lévi-Strauss, los mitos nos conducen a comprobaciones contradictorias 52 ; en ellos todo puede ocurrir. De esta manera, los hechos que allí

50 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988, p. 33. 51 LÉVI- STRAUSS, Claude. Ob. Cit., 1968. p, 209. 52 Ibíd. p. 187.

38 se relatan no están subordinados a una relación lógica de causalidad o de continuidad, permitiendo que cualquier relación concebible pueda ser posible.

Por esto, reflexionemos lo siguiente: si la repetición de una misma secuencia en diferentes relatos, evidenciada en el conjunto de relaciones entre sí, nos llevan a comprobaciones contradictorias, ¿será entonces dichas comprobaciones contradictorias la estructura ideológica que guarda celosamente el mito cuidando su conservación en la multiplicidad de relatos?

En efecto, afirma Edmund Leach, citado por Crossan, que: en todo sistema mítico encontraremos una secuencia que persiste de discriminaciones binarias: humano/sobrehumano, mortal/inmortal, masculino/femenino, legítimo/ilegítimo, bueno/malo... seguida de una “mediación” de las categorías aparejadas así diferenciadas 53 .

Encontramos así que el mito recurre a las discriminaciones binarias para generar polarización; presenta dos realidades que por sus características no son reconciliables entre sí, y a través de una posibilidad de solución, genera la mediación entre dichas realidades opuestas. Por ejemplo, dos realidades discordantes como vida y muerte, en los relatos míticos son totalmente reconciliables por medio del siguiente proceso que describe Crossan:

En un relato mítico, una oposición entre dos términos que no se pueden conciliar (oposición binaria) se representa por dos sucedáneos ficticios, y tales remplazos permitirán una reconciliación o mediación que la pareja original podría no recibir. También es evidente que estos dos términos opuestos son ordinariamente muy profundos y de importancia fundamental 54 .

En consecuencia, desde allí el mito configura realidades y relaciones de tejido social a partir de la mentalidad de los opuestos binarios y su respectiva

53 Leach, Genesis as Myth and Other Essays, 11. Citado en CROSSAN, John., Ob. Cit ., p. 35. 54 CROSSAN, John. Ob. Cit .,1988, p. 34.

39 reconciliación. De modo que, Crossan -basándose en el trabajo de los antropólogos americanos Elli Köngäs Maranda y Pierre Maranda al aplicar la fórmula estructural de Lévi-Strauss “ el mito realiza la tarea específica de mediar entre opuestos irreductibles”55 -, reconoce que la intención-función del mito, a través de la estructura e ideología que guarda, es la de intentar la mediación entre sí de dos términos contradictorios, de dos realidades de naturaleza incompatible; reconciliando la oposición binaria. No obstante, el mito además aprovecha de su función el éxito que de éste pueda obtener, para conseguir una ventaja: reforzar con vehemencia la posibilidad de armonizar lo irreconciliable: (…) es el canto alucinógeno en que la humanidad armoniza los caprichos de la historia 56 ; se asegura de que en nosotros permanezca la convicción de la posibilidad de la reconciliación.

El relato mítico brinda una ilusión sobre el mundo:

Hemos entrañado en la estructura de los relatos míticos, descubriendo así, la multiplicidad de su unidad constitutiva como su función de presentar y mediar entre opuestos irreductibles para la configuración y establecimiento del mundo. Conviene entonces, señalar la cosmovisión que nos ofrece el mito a través de la composición y recomposición de sus narrativas.

Sin duda alguna, aceptamos que vivimos en un mundo narrativo, conformado desde y por nuestros relatos. Aceptamos, a su vez, que las narrativas mitológicas a menudo suelen explicar el origen del mundo y las situaciones que allí se presentan. Partimos entonces, desde la aprobación a estas dos premisas, para abordar de manera sucinta el propósito de la cosmovisión que subyace en el mito.

55 Cfr. CROSSAN, John. Ob. Cit .,1988, p. 35. 56 Pierre Maranda, Mythologies, 123. Citado en CROSSAN, John. Ob. Cit ., 1988, p. 37.

40 En primer lugar, al configurar el mundo desde las narrativas míticas, se instaura en sus relatos la convicción de la estabilidad del sistema que ha construido. Es su prioridad ordenar el mundo desde un modelo que garantice la tranquilidad y nos proporcione seguridad de todo aquello que ha configurado, de tal forma que no tengamos duda alguna de su función. Y como posibilidad de reconciliación, su objetivo es hacernos sentir confortables al ofrecernos una comprensión general del universo y de todo aquello que acontece en él. El mito nos estructura en el pensamiento infalible de un mundo ecuánime y concreto 57 , en el cual podemos estar confiables, ya que todo allí está organizado para garantizarnos bienestar.

Este modo infalible de pensar el mundo y de comprenderlo objetivamente, no es más sino un pensamiento estructurado desde un principio en el cual todo se puede entender y explicar desde una totalidad, desde la universalidad que lo constituye; excluyendo de este modo, la comprensión de aquellas subjetividades emergentes, sobre las cuales si no se comprenden dentro del todo no se puede explicar nada. En consecuencia, lo particular, lo subjetivo, y lo personal deja de existir en el mito, ya que de ello no se puede dar cuenta en lo universal.

No obstante su objetivo sea ofrecernos un conocimiento y comprensión total del mundo, en segundo lugar, nos advierte Lévi-Strauss que dicho objetivo del mito fracasa, como resultado de la falta de explicación de lo relativo y subjetivo, cuando quiere proporcionar al hombre un mayor poder material sobre el medio 58 . Y a pesar de la incapacidad de explicar lo particular, el mito brinda la ilusión extremadamente importante, de que él puede entender el universo y de que, de hecho, él entiende el universo. Empero, como es evidente, apenas se trata de una ilusión 59 .

57 Cfr. FUNK, Robert. Prólogo en Crossan, J.D. Ob. Cit ., 1988. p. X. 58 LÉVI- STRAUSS, Claude. Ob. Cit ., 1990. p, 38. 59 Ibíd. [las negritas son mías].

41 Francamente, el mito a través de esa ilusión defiende la veracidad de sus relatos, justificando como no existente aquello que no está dentro de su marco narrativo; de ahí que sea necesario, generar una convicción de originalidad de sus narrativas, reiterando la seguridad de su autenticidad y superioridad frente a otros relatos y formas de narrar-se.

3. Temporalidad.

El mito conjuga tiempo pasado, presente y futuro, simultáneamente.

Por último, frente al rasgo temporal del mito, en cuanto forma del relato, es importante observar cómo aquí se entrelazan algunas de las características que se desarrollaron anteriormente. En efecto, la manera como se construyen los relatos míticos, no sólo evidencia el objetivo utópico de proporcionar al ser humano un conocimiento integral del mundo, la estructura ideológica que reconcilia las realidades opuestas y la intencionalidad de defender y justificar el mundo establecido. Evidencian, también, la construcción de un carácter temporal en sus relatos desde la manera en que los hechos y acontecimientos se entretejen y vinculan en una relación lógica que no está subordinada a una continuidad.

Esto produce una vulnerabilidad de la experiencia del tiempo respecto a la función narrativa, ya que, si en los mitos todo puede ocurrir, de la misma manera cualquier relación temporal discontinua puede ser posible en estos relatos. En este sentido, la realidad implícita del tiempo en el que sucedieron los acontecimientos estará subordinada a la manera en la que allí se narren los hechos y las acciones.

En consecuencia, la configuración temporal en los relatos míticos, como afirma Lévi-Strauss, tiene por finalidad asegurar, con un alto grado de certeza, que el

42 futuro permanecerá fiel al presente y al pasado 60 , formando así una estructura permanente –‘histórica’ y ‘ahistórica’– en la cual conjuga simultáneamente el pasado, presente y futuro, para fortalecer la intencionalidad de su estructura ideológica.

Así mismo, por su parte, Irene Klein afirma que el tiempo mítico es de carácter cíclico y atemporal, puesto que los mitos se constituyen como recuperación (“Wiederholung”) de un orden temporal perdido que responde a la necesidad de resistir el paso del tiempo y el cambio o transformación 61 .

Constituye así el mito, la posibilidad de establecer un mundo organizado entre lo histórico y ahistórico, donde el presente se convierte en el escenario para proyectar simultáneamente una sucesión diacrónica de acontecimientos para reconstituir, pieza por pieza, un orden sincrónico 62 . Reconcilia el pasado con el futuro (como realidades opuestas entre sí) a través de la justificación y validación de derechos o privilegios tal como existen en el momento presente.

Se constata entonces que el relato transforma la temporalidad. Desde el mito, esta experiencia humana es sometida a una lógica discontinua donde todo es posible y reconciliado. Por consiguiente, la dinámica que brinda la experiencia temporal –al darle sentido a los sujetos sobre su pertenencia al mundo y de la construcción de su historicidad, como la de su identidad– estará supeditada a los intereses de la estructura ideológica que salvaguarda el mito y que configura los tejidos sociales.

60 Ibíd. p, 65. 61 KLEIN, Irene. Ob. Cit ., 2008, p. 170. 62 LÉVI- STRAUSS, Claude. Ob. Cit ., 1990. p, 60.

43 B. LA FORMA PARABÓLICA DEL RELATO

Desde la perspectiva de Crossan, como polo opuesto que aparece dentro del relato, la parábola, se presenta como contradicción al mundo establecido e instituido, generando crisis al interior de la estructura de los valores constituidos en y por el mito. De esta manera, la parábola se convierte en una experiencia de desconcierto y de inversión a las expectativas del relato, permaneciendo siempre en éste, en el punto en que él muestra conciencia de su propia inevitabilidad y de su relatividad 63 .

Inminentemente el efecto parabólico que se presenta dentro del relato, nos lleva a aproximarnos al universo que se centra en la parábola como forma narrativa, para comprender la acción que subvierte y confronta la realidad, la cual nos interpela para construir nuevas realidades y formas de estar en el mundo.

En primer lugar, partiendo de su etimología, comenzaremos a recorrer el contexto en el que la parábola se concibe y se distingue de otros términos próximos a ella; de tal manera que, en segundo lugar, concibamos solamente a la parábola como forma de relato, y su posterior desarrollo esté circunscrito bajo el marco de la acción narrativa de la parábola.

Cuando se habla sobre las parábolas –dentro de un contexto cristiano-, es muy común relacionarlas con los evangelios, y particularmente con los dichos y hechos del Jesús histórico. En efecto, podríamos considerar el actuar del Jesús histórico y las diversas maneras de hablar ante sus oyentes como signos de contradicción al mundo establecido del siglo I, y así, inferir la relación que tenemos de parábola con este contexto.

63 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988, p. 38.

44 Sin embargo, la parábola, se inscribe en un campo muy amplio del lenguaje figurativo: el mashal como práctica de un lenguaje imaginado de las lenguas semíticas y orientales, que se complacen en hablar en imágenes, para captar la atención de quien escucha, de tal manera que pueda impresionar y estimular su imaginación64 , sea desde la breve adivinanza hasta la extensa y desarrollada alegoría 65 .

Ejemplo de ello, es la riqueza y abundancia del lenguaje bíblico que no escatima recursos en el uso de las imágenes, para ilustrar la fuerza que quiere resaltar en su discurso: El hebreo no dice simplemente de Dios que es poderoso, sino que «hace morir y hace vivir, bajar a los infiernos y salir de allí» (1 Sam 2, 6). El Señor no liberó simplemente a su pueblo de Egipto sino que «lo sacó de allí con mano fuerte y brazo tendido» (Dt 5, 15) 66 .

Lo anterior, nos ilustra la diversidad de expresar frases imaginadas, como característica propia del mashal ; la cual comprende una variedad de estilos literarios que develan las intencionalidades para las que fueron elaboradas. En este sentido, los proverbios, las sentencias de los sabios, la adivinación o el enigma, la alegoría, la metáfora y la parábola como géneros, se encuentran comprendidos en el campo de las formas literarias que expresan un hecho, una enseñanza o una verdad a través de la figuración e incluso del símbolo 67 .

En efecto, al interior de estas formas del lenguaje figurado, podemos identificar dos niveles de expresión de la imagen como recurso comparativo e interpelativo. A

64 Cfr. MARGUERAT, Daniel. Parábola . Estella: Verbo Divino, 1994, p. 9. 65 CROSSAN, John. En Parábolas. El desafío del Jesús histórico. Polebridge Press. Sonoma, California, 1992, p. 6. 66 MARGUERAT, Daniel. Ob. Cit., 1994, p. 9. 67 Cfr. Ibíd.

45 saber, nos propone Marguerat, en primera instancia, la palabra-imagen 68 como la categoría que desarrolla el uso de la imagen a través de una estructura descriptiva, en la que se puede explicar una realidad comparándola con otra; donde el recurso a los conceptos y elementos será de mayor recurrencia para poder contrastar imágenes que representan una situación. Sin embargo, a pesar de que la imagen sea expresada en palabras, no implica que su desarrollo sea del orden narrativo, puesto que su carácter descriptivo no despliega una historia, tampoco construye un mundo del relato a través de la vinculación de las acciones, ni desarrolla una temporalidad.

La segunda instancia propuesta, nos encontramos con el nivel propiamente del relato, el cual Marguerat prefiere designar con el nombre de parábola 69 puesto que en ella se construye una narración con elementos, personajes e imágenes tomados de la realidad, desarrollando unas acciones vinculadas a través del tiempo, con el fin de contrastar dos realidades y no simplemente compararlas.

Pues bien, desde este amplio panorama, una aproximación lacónica a este mundo del lenguaje figurativo, nos permitirá ir definiendo el carácter de impresión que guarda la parábola como manera de confrontación a la realidad establecida. Para ello, abordar la alegoría y metáfora, próximas a la parábola como lenguaje figurado, nos aportarán algunos elementos para identificar la intencionalidad subyacente en ellas –de orden mítico o parabólico- como géneros narrativos.

68 Cfr. Ibíd. p. 14. Marguerat propone como ejemplo de la palabra-imagen , la oposición que presenta Jesús entre la paja y la viga descrita en Lc. 6, 41; comparando la magnitud de estos elementos, sin construir necesariamente una historia con estos componentes. 69 Ibíd. Como ejemplo de la parábola como relato, Marguerat analiza el marco narrativo de la parábola del remiendo en el paño nuevo, narrada en Mc. 2, 21, en el que se construye una historia a partir de un personaje común con elementos de la cotidianidad, entretejiendo una de transformación entre un estado inicial y un estado final, presentando el desgarre como consecuencia producida de poner una pieza de paño nuevo sobre un paño viejo.

46 Esta aproximación nos ayudará a distinguir a la parábola , de tal manera que al momento de referirnos particularmente a ella, podamos saber qué estamos entendiendo, y cómo la estamos entendiendo.

Alegoría, Metáfora y Parábola:

Como bien se mencionó anteriormente, el lenguaje semítico y bíblico no escatiman recursos imaginativos y/o simbólicos para evocar o representar otras realidades, enseñanzas o dar mayor fuerza en su discurso. Por eso, desde este punto de vista Crossan menciona que una alegoría puede ser considerada como un relato en lenguaje figurado, el cual refiere otra realidad, oculta en principio y revelada en la narración 70 .

Considerar la alegoría y metáfora como lenguaje figurado hasta el momento no dista de la parábola, puesto que sabemos que estas pertenecen al mismo campo de la imagen como representación. Sin embargo, descubrir la intencionalidad bajo la cual son elaborados los relatos desde este género literario, posibilita que podamos establecer los elementos diferentes que configuran a cada uno de estos.

Para ello, Crossan nos presenta desde las tradiciones del lenguaje figurado bíblico dos relatos como ejemplos, los cuales a pesar de poseer puntos similares superficialmente, en trasfondo distan entre sí, develando cada uno sus intencionalidades.

En primer lugar, el relato que narra el profeta Ezequiel (Ez 17, 3-10) sobre la gran águila, el cual es interpretado posteriormente paso a paso y en profundidad inmediatamente en 17, 11-21, presentando el relato como la figuración de hechos históricos y concretos, haciendo referencia al rey de Babilonia y a la última etapa del reino de Judá durante el exilio. En segundo lugar, eso parece ser lo que hace

70 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1992, p. 6.

47 Jesús en el relato del Sembrador presentado en Mc 4, 3-8, posteriormente al explicarlo punto por punto en Mc 4, 14-20, aunque no narre en particular un hecho histórico concreto 71 .

Crossan, frente la distinción entre la alegoría y la parábola, reconoce que,

la mejor distinción entre alegoría y parábola la vemos llegar de una forma más bien mecánica y racionalista. La alegoría posee muchos puntos de referencia, pero conectados, donde cada detalle es importante en sí mismo; la parábola posee un punto central, y todos los detalles, sin excepción, sirven sólo para fortalecer ese referente. 72

A partir de esta mención, esta nos interpela a realizar un análisis para tratar de determinar en qué orilla del relato se puede elaborar una alegoría; ya sea desde una intencionalidad mítica -al pretender expresar un concepto o significado que refuerce una firme moral o una doctrina- desde los recursos analógicos y comparativos, o si por el contrario se presenta como una alegoría con intencionalidad parabólica que pretende socavar y controvertir lo configurado, interpelando al oyente a través de imágenes.

Por su parte, la metáfora posee una naturaleza controversial que impacta y sorprende, llamando la atención del interlocutor. Su magnitud es tan fuerte que, consigue

articular un referente tan nuevo o tan extraño a la conciencia, que este referente sólo puede ser aprovechado dentro de la metáfora misma. Aquí, la metáfora contiene una nueva posibilidad de mundo y de lenguaje tal, que cualquier información que uno pueda obtener desde ella, sólo es recibida después de haber participado –por la metáfora– en ese nuevo y extraño mundo referencial. 73

Atentos a esta articulación de un nuevo referente, como posibilidad de mundo, el ímpetu metafórico nos puede llevar a una nueva y radical cosmovisión que mina al

71 Cfr. Ibíd. p. 7. 72 Ibíd. 73 Ibíd. p. 12.

48 oyente de información hasta que experimente en su totalidad la metáfora en sí misma. Se corre por ende, un riesgo inminente: que subyacente a la metáfora un nuevo mito esté imperando como refuerzo de uno anterior, o en remplazo de otro; y frente a esta situación, el análisis que realicemos al lenguaje nos permitirá identificar e interpretar la intencionalidad de dicho ímpetu.

Por otro lado, desde un punto de vista parabólico, la vehemencia con la que llega la metáfora para presentar una nueva forma de estar en el mundo, puede generar crisis y rechazo por parte del oyente, puesto que, frente a una realidad que no haya sido expresada anteriormente consigue desestabilizar la estructura constitutiva del oyente; y ante el rechazo de una nueva realidad, el camino sencillo por el cual se puede optar es el regreso inmediato a la confortable normalidad 74 .

Rasgos de la parábola como relato:

1. Construir el mundo del relato: Marco Narrativo de la parábola.

La estructura de inversión en los relatos-parábola:

Mencionábamos desde un comienzo, que el ser humano vive en los relatos y no podemos pensarlo fuera de ellos, ya que a través de estos se configura, se narra, se entrelazan historias y acontecimientos significativos, de tal manera que va construyendo y constituyendo la comunicación y lo comunitario; es decir, a través de los relatos se tejen las redes humanas.

Dicho tejido, afirma Roland Barthes, consistiría en una tensión que se elabora en realidad entre el duelo de dos personas; es decir, la tensión que se produce de un

74 Citando a Paul Ricoeur, Marguerat quiere evidenciar la distinción entre las metáforas «muertas», aquellas que han sido domesticadas y aclimatadas por el lenguaje acostumbrado; y la metáfora «viva» como una innovación que lleva al lenguaje a algo nuevo. MARGUERAT, Daniel. Ob. Cit., 1994, p. 15.

49 duelo entre dos sujetos iguales por un objeto, o incluso, un duelo entre dos emisores iguales o dos receptores iguales 75 .

A partir de esta afirmación, Crossan señala un parámetro estructural que puede descubrirse en las parábolas en los dos momentos de su desarrollo que son investigados. De esta manera, analiza las parábolas sobre el eje de comunicación: emisor-objeto-receptor; particularmente, desde un desafío que se presente entre un emisor, dos objetos y dos receptores, o ya en términos de dos emisores, dos objetos y un receptor. La siguiente figura nos ayudará a comprender la estructura de análisis que propone Crossan:

Figura 1 76 O R E O E ó R O R E O E: Emisor O: Objeto R: Receptor

Esta estructura que se plantea en la figura 1, es apenas el paso inicial para poder descubrir como acontece el evento parabólico en el relato. Así mismo, se debe mencionar la importancia de la relación que se origine entre el narrador y el oyente; relación que depende del éxito que tenga el narrador en captar la atención del oyente y hacerlo partícipe del mundo narrativo que presenta. Porque de esta manera, afirma Crossan, es cuando se da una lucha de estructuras básicas: de parte del oyente se da la estructura de la expectativa, y de parte del narrador se da la estructura de la expresión. Estas estructuras están en oposición diametral, y es allí donde hallamos el corazón del evento parabólico 77 ; lo que en realidad sucede en la parábola es lo contrario de lo que el oyente espera; es decir cuando

75 BARTHES, “Introducction á l’analyse structurale des récits”, 17. Citado en: CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988. p. 49. 76 Esta figura 1 se toma de la obra de CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988. p. 50. 77 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988. p. 50.

50 sus supuestos frente a la trama del relato son derrocados por la narración, es ahí cuando la parábola actúa, frustrando su expectativa, generando cierto malestar frente al relato escuchado.

Para ser más específicos, y empleando la estructura gráfica planteada anteriormente, la expectativa se ve frustrada cuando el oyente -se ha hecho partícipe del mundo del relato-, espera que un determinado emisor recompense a un receptor que merece obtener un objeto (premio) positivo, y a su vez, este emisor castigue a un receptor que merece obtener un objeto (sanción) negativo, y en lugar de ello, se presenta toda una inversión a sus pre-juicios, subvirtiendo la ilusión que había establecido frente al relato. La figura 2 nos ilustra de manera clara el suceso del evento parabólico.

Figura 2 78 O+ R + E+ O+ E ó R O- R - E- O- E: Emisor Estructura de la expresión del narrador O: Objeto R: Receptor Estructura de la expectativa del oyente

En consecuencia, el evento parabólico acontece, producto del choque que genera la expresión narrativa frente a la expectativa del oyente. Es esa inversión a la esperanza provocada por el mito, a la seguridad establecida que nos brinda bienestar -de que así son y seguirán siendo las cosas-; la parábola cuestiona nuestras presuposiciones; nos fuerza a invertir y rehacer el mundo construido por los juicios y prejuicios que elaboramos culturalmente, porque hemos determinado que ciertas realidades procedan bajo unos parámetros, estableciendo conclusiones de que así actuarán siempre.

78 Esta figura 2 se toma de la obra de CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988. p. 51.

51

El mundo que subvierte el relato parabólico:

Desde una inversión a las expectativas, que en cierta medida son producto de la seguridad y de la ilusión configurada en los relatos míticos, y teniendo, además, presente que el mito nos configura en una estructura de oposición binaria, Crossan se cuestiona por la existencia de otro tipo de relato que a diferencia del mito no reconcilie los opuestos, sino que genere hostilidad en donde el mito había restablecido la concordia, armonizando lo irreconciliable 79 .

En efecto, para Crossan, la parábola es el relato que se opone a la estructura del mito, denominándola como “contradicción” , puesto que ésta no busca mediaciones, sino subvertir la organización del mundo que se ha establecido a través del contraste que hacen los relatos míticos. Por tanto, la función de la parábola es desafiar al mundo creado por el mito, manteniendo una constante tensión para socavar lo establecido, procurando evitar las mediaciones para no correr el riesgo de tergiversar su relato, que lo lleve a cruzar los límites y convertirse así en mito.

En este sentido, Crossan presenta la parábola bajo la figura de que “no trae paz sino espada y lanza fuego sobre la tierra que la acoge” 80 , y no es para menos, es espada a lo establecido, a lo determinado, a lo estructurado e ideologizado, a aquello que se ha idealizado y concebido como utopía. Desestabiliza la estructura de la ilusión que nos lleva a creer en la posibilidad de una solución; frente a ello, la parábola nos presenta las heterotopías que deshidratan el discurso 81 . Por eso, sin olvidar que la parábola es relato, ésta nos muestra los bordes del mito; frente a la estabilidad pretende cambiarnos, no nos brinda seguridad ni inmanencia pero si trascendencia , creando nuevas realidades y formas de estar-en-el-mundo.

79 Cfr. CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988, p. 38. 80 Ibíd. 81 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1992. p. 13.

52

Precisamente, la parábola como contradicción tampoco pretende remplazar el relato del mito e imponer el suyo; de lo contrario estaríamos hablando de un contra-mito , del cual debe diferenciarse con atención y no confundirlo con la intencionalidad de la parábola. Por eso, Crossan insiste en que la función de la parábola es subvertir al mundo creado por el mito, no lo remplaza, y debe mantenerse dentro de los límites de la contradicción para generar tensión a la estructura ya establecida, dejando en evidencia la relatividad del mito. Por tanto, concluye que: la parábola frente al mito, en primer lugar crea contradicción en medio de la seguridad dada autocomplaciente, de tal manera que, en segundo lugar, desafía el principio fundamental de la reconciliación al hacernos conscientes del hecho de que nosotros inventamos la reconciliación 82 .

2. Vinculación de las acciones en una relación causal. (Sentido a la acción y vinculación de las acciones)

El arte de la narración de la parábola:

La parábola como contradicción, se mantiene en constante tensión frente a lo creado y establecido para no petrificarse y convertirse así en mito. Ello conlleva a que sea un relato autoconsciente y autocrítico 83 , capaz de generar zozobra a sus oyentes amenazando la seguridad establecida.

Por ello, la parábola como relato que se narra, se crea y se re-crea, está entretejida desde un lenguaje sencillo y cotidiano que permite la persuasión e interpelación de sus oyentes. Sin embargo, por sencilla que parezca, no debe confundirse con una simplicidad en el lenguaje que agota todo su relato. Contrario a ello, como afirma Marguerat, la parábola desde su lenguaje dice más de lo que

82 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988. p. 40. 83 Ibíd.

53 dice [expresa] . No tiene su fin en sí misma, ni se agota en el gusto de contar 84 . Su lenguaje es delicadamente entretejido, en donde cada rasgo cobra un valor fundamental en el relato, ya sea por la presencia de ciertos detalles, o por la ausencia de estos, por los silencios que guarda al narrarse en un determinado contexto a un grupo particular de interlocutores.

Aunque la parábola sea sencilla en su lenguaje, se debe prestar mayor atención a su estructura narrativa, porque ella salvaguarda un sentido, que en primera instancia no es aquel que sobresale, sino que nos conduce a entender más allá de él una realidad que nos quiere hacer ver 85 .

Precisamente, para comprender la estructura de contradicción e inversión a las expectativas, el efecto parabólico comienza desde la capa más externa del relato, desde la superficie, desde la textura, donde el narrador de parábolas debe utilizar la más fina destreza, de modo que la estructura profunda de la parábola penetre en la conciencia del oyente, y solo es sentida en toda su fuerza cuando es demasiado tarde para hacer algo al respecto.86

Efectivamente, de la capacidad que tenga el narrador de elaborar con fineza la textura superficial de la parábola, dependerá la credibilidad que ésta tenga ante sus interlocutores. Dicha credibilidad debe ser la certeza de que aquel relato parabólico que se nos está narrando es absolutamente posible, o incluso real, dentro de la normalidad de la vida 87 , donde el oyente no tenga duda alguna, de la efectiva existencia cotidiana de los personajes o de los escenarios: como de un samaritano que se compadece, o de un camino muy real entre Jerusalén y Jericó, o entre Jerusalén y Emaús.

84 MARGUERAT, Daniel. Ob. Cit., 1994, p. 10. [La inserción entre llaves es mía] 85 Cfr. Ibíd. 86 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1988, p. 68. 87 CROSSAN, John. Ob. Cit., 1992, p. 14-15.

54 Consecuencia de ello, es el efecto parabólico que del relato surge: en primer lugar, la intención de crear participación de sus oyentes con el mundo ficticio creado por la parábola, para que, en segundo lugar, los oyentes al ser transferidos de regreso al mundo real se encuentren cara a cara, confrontados, con una realidad bien determinada frente a otras formas de estar en ella.

3. Temporalidad.

Tiempo parabólico: Advenimiento.

Pensar en el tiempo parabólico que se construye desde la narración, nos lleva a estar atentos a la contradicción que nos genera el relato al confrontar nuestro estable ritmo de vida mítico, y por ende, confrontar también nuestras estabilidades temporales con un tiempo adverso e incierto, consecuente a la inseguridad que nos genera la parábola.

Cuando el narrador de parábolas nos hace partícipes de su relato, y descubrimos el malestar que nos genera aquello que se narra, no solamente la parábola ha estremecido nuestra expectativa frente al relato, también ha estremecido todas nuestra estructuras que nos proporcionan comodidad. La temporalidad es una de ellas, recordando que somos sujetos llenos de experiencia que vamos tejiendo lo que somos con lo que hemos sido y lo que queremos hacer.

En cohesión, desde la perspectiva del advenimiento , esbozaremos la dimensión temporal de la parábola; dimensión que se contrapone a las estructuras habituales que empleamos para dominar el ‘tiempo’ y los periodos históricos que conocemos a diario.

En este sentido, Crossan, propone pensar y experimentar otra forma de concebir el tiempo, en la cual superemos la concepción cotidiana que tenemos de una

55 cronología descriptiva que establece periodos y determina el orden literal de los sucesos históricos.

En esta nueva forma de tiempo no se ignora la historia y el tiempo cronológico, sino que son machacados 88 , para dar apertura a un auténtico y primordial tiempo que no es determinado. Recurriendo a Martin Heidegger, Crossan explica que este nuevo tiempo surge de una respuesta al Ser, el cual viene siempre de fuera en lo inesperado e imprevisto, y destruye nuestras proyecciones planeadas hacia futuro por reafirmar en este lugar el advenimiento del Ser89 .

Por eso, cuando la parábola adviene, como el Ser de Heidegger, nos toma por sorpresa, confronta lo que habíamos constituido; al interpelarnos hace añicos nuestros pensamientos de lo que queríamos ser y hacer, dilapida nuestros planes y desaparece; tampoco vislumbra alguna alternativa para aferrarnos, porque ella no ofrece utopías como lo hace el mito.

No sólo dilapida ese futuro por dar paso al advenimiento, sino también destruye la retrospectiva de lo que habíamos configuramos y dimos por cierto. Razón por la cual, afirma Crossan, que

Este advenimiento revela un muy diferente pasado, desde el cual fue tomado para concederse como objetivamente dado antes de ese advenimiento. Puede bien suponer la radical revaluación y hasta inversión de ese pasado. Pero es en el adviento y en la inversión donde se constituye la fuerza y el poder del presente el cual es realmente nuevo y verdad en acción . En lugar de la objetiva y superficial sucesión en tres momentos en pasado-presente-futuro, uno recibe una profunda y ontológica simultaneidad de tres modos, en adviento-inversión-acción. 90

Ahora bien, contrastando esta ‘ simultaneidad ’ parabólica (adviento-inversión- acción) con la simultaneidad mítica (la relación temporal cíclica entre pasado- presente-futuro), claramente nos encontramos ante profundas diferencias:

88 Cfr. CROSSAN, John. Ob. Cit., 1992, p. 31. 89 Ibíd. 90 Ibíd. p. 31-32.

56 Mientras que el propósito del mito asegura imperceptiblemente un orden temporal de continua repetición capaz de resistir al cambio o a la transformación - afianzando la fidelidad permanente del futuro al presente y al pasado-, la parábola con vehemencia irrumpe ese orden temporal seguro y discontinuo para invertir cualquier comodidad generada y destruir cualquier presupuesto. Tampoco se resiste al cambio, nos deja tan desahuciados de sí mismos, que eminentemente nos implica una transformación, nos lleva actuar ante el vacío originado, revalorando así, el presente dominante por el ahora como don 91 que trae consigo una relectura de nuestra historia e identidad.

Es desde este presente como don, donde hacemos conciencia de nuestra historia, cambiamos de perspectiva y forma de ver nuestras vidas moviéndonos hacia una transformación. Al respecto, afirma Richard Palmer: «No está aquí una pura visión y comprensión de la historia sin referencia al presente. Al contrario, la historia es vista y comprendida sólo y siempre pasando por la conciencia de la posición en el presente» 92 .

Es el mismo presente parabólico que nos insinúa actuar, una vez que su relato ha subvertido toda nuestra estructura. Es esta, la propuesta de Jesús cuando proclama la presencia del Reino, desafiando la escatología apocalíptica de sus contemporáneos 93 :

Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «La venida del Reino no se producirá aparatosamente, ni se dirá, ‘Vedlo aquí’ o ‘Vedlo allá’, porque, mirad, el Reino de Dios ya está entre vosotros ». Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que deseareis ver uno solo de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. Y os dirán, ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis no corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Lc 17, 20-24

91 Ibíd. p. 29. 92 Esta afirmación de Palmer surge al resumir la filosofía hermenéutica de Hans-George Gadamer. PALMER, R. E. Hermeneutics (Evatson: Northwestern University Press, 1969), p. 176. Citado en: CROSSAN, John. Ob. Cit., 1992, p. 29. 93 Cfr. CROSSAN, John. Ob. Cit., 1 992, p. 26.

57

Por ende, encontramos en la proclamación de Jesús que ante la presencia del Reino podemos estar en permanente escatología, en permanente presencia de Dios 94 quien -a la luz de nuestras expectativas-, contradictoriamente nos exige una conversión y un abandono a su voluntad pero sin asegurarnos un plan o una manera de ser. Su presencia es activa, desafía nuestro cómodo mundo en el que elaboramos repetidas complacencias; incesantemente nos reta, insinuándonos a estar abiertos a la y a la acción de producir nuestra historia y nos da nuestro tiempo, esta historia y este tiempo. Tiempo es, en ambos sentidos, el presente de Dios 95 .

94 Ibíd. 95 Ibíd. p. 30.

58 CAPÍTULO UNO EL OLVIDO

Todo se hunde en la niebla del olvido, pero cuando la niebla se despeja el olvido está lleno de memoria. Mario Benedetti.

Al aproximarnos al concepto del olvido, Ricoeur nos presenta el olvido y el perdón como horizonte de su investigación. En primera instancia, cada uno deriva de una problemática distinta: para el olvido, la de la memoria y de la fidelidad al pasado; para el perdón, la de la culpabilidad y de la reconciliación con el pasado 96 . En segunda instancia, designan en conjunto, en cuanto que sus itinerarios se entrecruzan en un lugar (…) designado como Horizonte, de una memoria apaciguada, incluso de un olvido feliz 97 .

Deteniéndonos un poco más, frente a la primera problemática, el olvido se ha concebido por mucho tiempo como un atentado contra la fiabilidad de la memoria 98 , como un mecanismo capaz de alterar la memoria y borrar los recuerdos; es en este sentido, que el olvido se comprende como un proceso mental pasivo que se opone a los recuerdos, donde la memoria constituirá una lucha contra el olvido, exhortándonos a mantener siempre presente nuestros recuerdos, a no olvidar.

Por otro lado, Ricoeur nos presenta, cómo una memoria que no olvide nada es considerada monstruosa; es el caso de Funes el memorioso, aquel hombre que no olvidaba nada en la fábula de Jorge Luis Borges 99 . Desde esta perspectiva, surge la pregunta por la justa medida entre la memoria y el olvido: ¿Y no debería la

96 RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 531. 97 Ibíd. 98 Ibíd. p. 532. 99 Cfr. Ibíd.

59 memoria negociar con el olvido para encontrar a tientas la justa medida de su equilibrio con él? 100

Posteriormente cuando abordemos los procesos de la memoria, y particularmente las formas de la memoria, comprenderemos que ésta es un proceso intencionado que responde a las necesidades de quien la ejerza: una memoria intencionada a encubrir la estructura de dominación y poder transmitida en los relatos míticos, especialmente, desde los contextos de conflicto y violencia, como estrategia para implementar y aceptar las mentiras que los discursos oficiales transmiten; o por el contrario, una memoria intencionada a visibilizar la historia e identidad de las víctimas, confrontando la estructura ideológica que presenta una realidad ajena a la que vivieron, o están viviendo, para saber y entender qué pasó.

Desde esta perspectiva, la fiabilidad de la memoria respecto al pasado, y como mecanismo de lucha contra el olvido, queda en entre dicho. Por lo cual, abre la perspectiva de replantear si efectivamente el olvido es un proceso mental pasivo, o si por el contrario se ha subestimado su labor al construir la memoria y transmitir los relatos. De ser así, de entrada podría afirmarse que el olvido es un proceso activo, con funciones particulares en la determinación, codificación, selección y almacenamiento de los recuerdos como la recuperación de los mismos, al igual que la memoria.

Para abordar cómo se da este proceso, acercándonos a Ricoeur comprendemos que éste se desarrolla en la huella psíquica 101 , a través de la persistencia de las impresiones, es decir, de aquellas afecciones dejadas por los acontecimientos: Un acontecimiento nos ha afectado, impresionado, y la marca afectiva permanece en

100 Ibíd. 101 Paul Ricoeur distingue tres tipos de huellas: la huella escrita, convertida, en el plano de la operación historiográfica, en huella documental; la huella psíquica, que se puede llamar también impresión en vez de impronta, impresión en el sentido de afección, dejada en nosotros por un acontecimiento que marca o, como suele decirse, que deja huella; finalmente la huella cerebral, cortical, de la que tratan las neurociencias. Ob. Cit., 2004 P. 534

60 nuestro espíritu 102 ; por tanto, para acceder a estas impresiones se debe hacer de manera retrospectiva, sobre la base de experiencias precisas que tienen como modelo el reconocimiento de las imágenes del pasado, o recuerdos. En este sentido, es el reconocimiento la esencia, el pequeño milagro de la memoria feliz, por la cual cuando vuelve a mí una imagen dejada por la marca afectiva, la reconozco en mi interior, en el espíritu, donde siempre ha permanecido y sobrevivido. De esta manera, Ricoeur considera la “supervivencia de las imágenes ” como figura del olvido 103 .

Por otro lado, desde la perspectiva de Marc Augé, el papel del olvido en la memoria es permitirle recordar los relatos construidos a partir del orden y la claridad de los recuerdos; es decir, el olvido permite que la memoria recupere y sitúe las imágenes, los recuerdos, que están depositados en una constelación fija de lugares 104 , de tal manera que la memoria sólo recorra mentalmente la sucesión de lugares y rememore ordenadamente las imágenes; así ésta pueda recuperarse para narrarse, para desarrollarse y formarse a fin de fortalecer su capacidad de relatar 105 .

Por tanto, el olvido, actúa como componente de la memoria, no sólo en el proceso de recuperar y ordenar los recuerdos con claridad, sino que junto a éste, el reconocimiento también se configura como experiencia clave que permite (re- conocer) reencontrar los recuerdos, y articularlos a fin de relatar las impresiones de los acontecimientos que han afectado el espíritu; por tal motivo, evocando a Bergson, Ricoeur afirma que: “el acto concreto por el que volvemos a aprehender el pasado en el presente es el reconocimiento” 106 Y se configura como el acto mnemónico por excelencia. Esta experiencia hacen pensar, que muchos

102 RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 547. 103 Cfr. Ibíd. p. 563. 104 WEINRICH, Harald. Leteo. Arte y crítica del olvido . Madrid: Siruela, 1999, p. 32. 105 Cfr. AUGÉ, Marc. Ob. Cit., 1998, p. 28-29. 106 BERGSON, Henri. Materia y memoria. Citado en: RICOEUR, P. Ob. Cit., 2004 p. 554.

61 recuerdos, los más preciosos quizás de entre los recuerdos de la infancia, no estaban (totalmente) borrados definitivamente, sino que sólo se habían vuelto inaccesibles, indisponibles, lo que nos hace decir que se olvida menos de lo que se cree o de lo que se teme.

Por ende, la definición de olvido u olvidar que encontramos como pérdida del recuerdo, toma otro sentido en cuanto se percibe como un componente de la propia memoria 107 . Desde ahora, no podemos seguir concibiendo el olvido como algo que se opone a la memoria o la desprecia, y mucho menos aún ignorar el recuerdo; por el contrario, hay que reconocer el trabajo del olvido en la memoria, y detectar la presencia del olvido en el recuerdo, como componente necesario para la propia definición de memoria.

Como ya se había vislumbrado anteriormente, al abordar a Ricoeur, Augé coincide en que olvidamos aquellos acontecimientos tratados, aquellas impresiones que quedaron plasmadas en nuestra experiencia provocadas por los sentidos 108 ; además precisa que este proceso del olvido, es ante todo un proceso volitivo, que procede de la voluntad de las personas –habría que preguntarse por la intencionalidad que se esconde en la voluntad de las personas para emplear el olvido-, donde no lo olvidamos todo pero tampoco lo recordamos todo 109 . Metafóricamente Augé nos presenta el olvido como la labor del jardinero que selecciona y poda, y en ese sentido los recuerdos son como plantas, donde algunas son eliminadas rápidamente para ayudar al resto a desarrollarse, a transformarse, a florecer 110 .

Esa labor de jardinería que nos plantea Augé sobre el olvido, puede hacer de nuestros recuerdos el más bello relato que exprese la identidad, la historia y la

107 AUGÉ, Marc. Ob. Cit., 1998, p. 20. 108 Cfr. Ibíd. p. 23. 109 Ibíd. 110 Ibíd.

62 realidad de mi vida, permitiéndome transformarme en el tiempo desde las bases del pasado y del presente, siempre y cuando sea yo mismo su jardinero. Por otro lado, cuando son otros quienes ejercen esa labor de jardinería, sobre mis recuerdos, el olvido puede hacer de ellos el relato más lúgubre y ajeno a mi historia, sometiendo mi identidad a la voluntad de quienes ejercen sobre mi relato. Abordemos entonces, cómo –desde las formas del olvido– se configuran las memorias y los relatos.

1. FORMAS DEL OLVIDO

El olvido a lo largo de la historia se ha empleado como mecanismo para manipular experiencias, historias, acontecimientos, a fin de tergiversar la realidad e imponer discursos oficiales que alteran el orden y la claridad de los relatos. Esto genera un impedimento para conocer la verdad por medio de la narración y la construcción de memoria, por ende, abre posibilidades de dejar impunes acciones violentas, generando una amnesia cultural, de tal forma que la historia se repita una y otra vez, sin importar el precio humano que llega a pagar. A esta forma de olvido la llamaremos: olvido mítico.

Por otro lado, encontramos otra manera de olvido como proceso activo y como componente de la memoria, que permite reconstruir los relatos a partir de un orden que da sentido para que ésta pueda narrarse. Esta manera de olvido nos abre una posibilidad concreta de abordar un olvido parabólico capaz de subvertir la fuerza dominante que impera en la configuración de los relatos y las memorias míticas. Un olvido terapéutico, que desde la construcción de memoria parabólica, permita el empoderamiento de la identidad, para que las víctimas al relatar su historia, puedan con tranquilidad y consciencia transformar el sufrimiento, las secuelas que les produjo la violencia, sanando el dolor de un pasado para la construcción de nuevas realidades –diferentes a las de la estructura del poder opresor– en el presente, y proyectándolas en el futuro para que no se repita NUNCA MÁS.

63 1.1 OLVIDO MÍTICO

No olvidadizos sino olvidadores. es ilusión de estos olvidadores / que los otros las otras los otritos no sigan recordando su vileza / pero son fantasías sin futuro ni magia. Mario Benedetti

Comenzaremos por describir la forma del olvido mítico que da razón a la concepción de ser la inexorable devastación de la memoria parabólica; transformándose en el componente tergiversador de las impresiones, de las afecciones que impregnaron el espíritu y marcaron huella en el interior de cada persona; por lo cual, el pasado -representado a través de los recuerdos- carecería de valor, de significado; eliminando así el sentido a la historia e identidad de cada ser humano.

El olvido mítico, cargado de memoria mítica se emplea como estrategia que ha servido para justificar lo injustificable 111 , a través de los relatos ideológicos que perturban la salud mental y social de las poblaciones que viven bajo la presión de la violencia, institucionalizando ideologías contrarias a las convicciones e identidades de la población, llevándolas a la división y polarización para proteger sus vidas. Claramente esta forma de olvido válida su concepción de devastador de la memoria , porque al manipular (forzosamente) los recuerdos, destruye a su vez el pasado, la historia y la identidad de cada sujeto, es decir, reprime su experiencia generando un sujeto/población excluido de su propia historicidad y de la historicidad de su contexto social.

A esta situación, cabe añadirle otra estrategia al olvido mítico: el silencio y la negación como recursos indispensables para la total devastación o tergiversación de la memoria en los sujetos, que se refuerzan en la implementación de la violencia y la muerte como una vía de fuerza para que surja miedo, pánico, terror

111 GABORIT, Mauricio. Ob. cit . 2006, p. 11.

64 ejemplar que facilite el sometimiento y manipulación a la población. Por eso, las víctimas para salvaguardar sus vidas deben silenciar lo que han vivido, negar su existencia y su realidad, asumiendo la mentira institucionalizada como estilo de vida 112 , degradando su memoria, sobre todo, construyendo un futuro inconsecuente de la historia de los sujetos, a merced de la institución y la impunidad.

En la medida que nuestros recuerdos son apropiados por otros, nos alejamos de nuestra propia narración, renunciando a plasmar en forma de relato lo que denominamos recuerdos, alejándonos también de la memoria, configurando una amnesia a través de la negación de la identidad y la imposición de un olvido para el ocultamiento de la verdad y la aceptación del discurso oficial.

De esta manera, los abusos del olvido se convierten a su modo en abusos de la memoria porque,

El recurso al relato se convierte así en una trampa, cuando poderes superiores toman la dirección de la configuración de esa trama e imponen un relato canónico mediante la intimidación o la seducción, el miedo o el halago. Se utiliza aquí una forma ladina de olvido, que proviene a desposeer a los actores sociales de su poder originario de 113 narrarse a sí mismos.

Éste abuso del olvido se enfatiza aún más cuando en la imposición del relato canónico-mítico, en medio del contexto de violencia, obliga a las víctimas aceptar la verdad institucional conllevándolas al peligro inminente de interiorizar la violencia del relato oficial, y en consecuencia acoger el sistema ideológico como estilo de vida 114 . Así, no sólo la memoria y el olvido son manipulados a favor de los intereses oficiales, abre también la puerta a la imposición de una memoria y sobre todo un olvido, a favor de una amnesia cultural para dejar impunemente 115 los

112 Cfr. Ibíd. 113 RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 572. 114 Cfr. GABORIT, Mauricio. Ob. Cit., 2006, p. 11. 115 Cfr. Ibíd., p. 14.

65 actos violentos del pasado, del presente y los del futuro a través de la adopción y legitimación de políticas de amnistía, bajo el pretexto de facilitar la paz y armonizar las relaciones sociales.

Cuando afirmábamos que los relatos míticos no sólo generaban polarización, sino que también pretenden reconciliar forzosamente realidades opuestas entre sí, la amnistía es un claro ejemplo de cómo el olvido impuesto pretende presentarse como reconciliador entre la legitimación de la impunidad y el perdón de los horrores de la violencia; y como reconciliador entre victimaros y víctimas, prohibiendo, especialmente a estos últimos, recordar los males y las desgracias 116 .

Se presenta así, la amnistía como camino de reconciliación debilitando las fronteras entre la amnesia cultural y el perdón. Súbitamente silencia las memorias de las víctimas, diluye el esclarecimiento de la verdad de los hechos y pone fin a todos los procesos de justicia, llegando a constituirse en un amplio alcance, como medida para borrar la memoria en su expresión testificativa [narrativa] y a decir que nada pasó. 117

Por otra parte, en conjunto con la memoria mítica, el olvido mítico además de desarticular la identidad por su fragilidad, asume formas como estrategia para desvincular el tiempo; en esa medida consigue, por un lado, dificultar la elaboración de memoria parabólica, y por otro lado, implementar una realidad, según sea la conveniencia de presentar realidades sin un sentido de conexión en el tiempo. Bajo esta mirada, Augé nos presenta tres figuras:

La primera figura, el retorno , pretende recuperar un pasado perdido, llevando a olvidar por un instante el presente, y el pasado inmediato, para restablecer la

116 Cfr. RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 578. 117 Ibíd., p. 580. La inserción entre llaves es mía.

66 continuidad con el pasado más antiguo 118 . Es un olvido que desliga el vínculo del pasado con el presente, en beneficio de retornar a un pasado remoto. Por eso, para llevar a cabo un exitoso retorno, requiere una gran capacidad de olvido 119 del último pasado (el pasado inmediato, reciente) para anexarse el pasado anterior. En esta medida, el retorno como olvido desvirtúa cualquier intento para reanudar el hilo del tiempo, configurando un relato en el que se hace una relectura de la comodidad reconfortante de la costumbre, para validar su carácter en función de lo ausente. En consecuencia, se elaboran relatos en los que se evidencian el enaltecimiento de la comodidad del pasado, enfatizando en la nostalgia de lo ausente.

Un olvido mítico desde el retorno, hace que prestemos atención exclusiva al pasado remoto, a fin de que la memoria elabore relatos solamente de este tiempo, enalteciéndolo con añoranza y nostalgia que se tiene de éste.

La segunda figura, el suspenso , su intencionalidad es recuperar el presente seccionándolo provisionalmente del pasado y del futuro, especialmente olvidando el futuro por cuanto éste se identifica con el retorno del pasado 120 . Esta figura emplea la estrategia de inversión de la identidad, jugando abolir en las personas la presencia de sí mismos en el presente, dejando de ser lo que eran y olvidando lo que serán nuevamente o llegarán a ser 121 , de tal forma que el suspenso equivale a una estetización del instante presente que únicamente puede expresarse en futuro perfecto 122 que se plantea, pero no se concretiza por la prolongación continua del instante presente.

118 AUGÉ, Marc. Ob. Cit., 1998, p. 66. 119 Ibíd. p. 72. 120 Ibíd. p. 66. 121 Cfr. Ibíd. p. 67. 122 Ibíd.

67 Desde el suspenso, el olvido mítico propenderá por justificar la acción continua para vivir el instante del aquí y del ahora, bajo premisas que validen ideas para no volver al pasado porque éste ya sucedió y no podemos modificarlo, y de igual manera con el futuro, porque éste es incierto y no sabemos qué nos deparará; por ende, nos queda sólo el presente como único tiempo de realización para vivirlo intensamente y asumir múltiples realidades, todas y ninguna a la vez, para atrevernos a realizar aquello que nunca hemos pensado o imaginado. Nos suspende así en el presente generando comodidades en las cuales no sea necesario asumir una posibilidad de compromiso con el pasado, y mucho menos con el futuro.

La tercera figura, el comienzo o re-comienzo , pretende recuperar el futuro olvidando el pasado, crear las condiciones de un nuevo nacimiento 123 . Esta tercera figura, de re-comenzar implica que se pueden experimentar varios principios, es decir, que una misma vida puede tener varios inicios abriendo las puertas a todos los futuros posibles sin dar prioridad a ninguno 124 . Efectivamente, no puede darse una prioridad a ningún futuro porque no es consecuente con el pasado ni con el presente, con lo que ha sido ni con lo que es. En consecuencia, al experimentarse varios inicios conlleva a su vez experimentar varios finales, generando un poco retención de la vivencia anterior, configurando el olvido del pasado –en el instante en que surge un nuevo principio– como necesario para un reinicio verdadero; un olvido exclusivo para prefigurar un nuevo futuro 125 desligado de toda historia.

Con cierta frecuencia, se nos pide olvidar, se nos invita a dejar a un lado el pasado lleno de emotividades y afecciones, para dar inicio a una nueva etapa. El caso de la amnistía, como vimos anteriormente, es el caso perfecto que se aplica en esta tercera figura planteada por Augé. La amnistía, sutilmente nos invita a “superar” los horrores de un pasado violento; también a silenciar en el futuro las marcas de

123 Ibíd. 124 Ibíd. 125 Cfr. Ibíd. p. 99.

68 la violencia, y sobre todo, a perdonar (forzosamente) a los victimarios, a fin de construir un nuevo futuro que no ofrece ninguna garantía, pero implica lo que coloquialmente conocemos como “un borrón y cuentas nuevas”, restándole la importancia de lo acontecido para comenzar de cero.

Estas tres figuras, se constituyen en las estrategias perfectas de la estructura mítica, en orden a presentar dinámicas y realidades basadas en olvidos pertinentes, para vivir en un tiempo indeterminado, desligado de toda conciencia de la propia historia. Válida es entonces la fórmula que presenta Augé: Dime qué olvidas y te diré quién eres 126 .

1.2 OLVIDO PARABÓLICO.

las cicatrices que creí olvidadas ¿se abrirán como ostras sin su perla? las cicatrices mías o de otros ¿recordarán las gotas de su sangre? ¿o cerraran de nuevo y para siempre los acueductos del dolor insomne? Mario Benedetti.

Plantear la comprensión del olvido en función parabólica, que confronte y subvierta las estrategias de la amnesia cultural -generada por un olvido mítico que instaura una amnistía como perdón forzado y obligado-, representa un trabajo que debe realizarse en conjunto con la memoria que recupera la historia, la voz de las víctimas (la cual denominaremos como memoria parabólica) y con el relato que es entretejido con el lenguaje que visibiliza las realidades ocultas por el mito.

Esta forma de olvido, lejos de pretender ocultar la verdad, o silenciar forzosamente para que las personas vivan en un tiempo indeterminado, es un olvido que nos confronta, insinuándonos una acción para la transformación de la experiencia

126 Ibíd., p. 24.

69 dolorosa y traumática de las víctimas. A través de un proceso que acompaña la reconstrucción de la memoria histórica-parabólica, permite ser conscientes de las heridas del pasado para poderlas reparar con miras a generar nuevas lecturas sobre el pasado y elegir así, la posibilidad de perdonar desde la voluntad.

Múltiples son los efectos del horror de la guerra y de la violencia -del conflicto justificado como estrategia para establecer un orden-, que dejan marcas fuertemente emocionales en las víctimas que viven inmersos en esta realidad. Marcas que son conocidas como traumas producidas por la repetición de una serie de secuencias traumáticas que forman parte del contexto en el que el sujeto está inserto 127 , dejando graves secuelas en el tiempo, inclusive en situaciones de postconflicto.

Eso fue en agosto del noventa y nueve… Que quemaron la casa. Pero a mí… en marzo del noventa y ocho o sea del año anterior, me amarraron los paramilitares y le mocharon la cabeza a un poco de gente delante de mí. Eso es otra historia triste. ¡Muy dolorosa! ¡Una cosa terrible! Es una cosa muy, ¡muy terrible! Eso es muy, ¡muy espeluznante!... pero… ¡También sucedió! De ahí fue que nos quemaron las casas y yo dije, bueno, hasta aquí… se acabó quien te quería… 128

Al respecto, surge una pregunta: ¿Qué sucede con estas marcas traumáticas donde el conflicto no ha cesado, e incluso re-victimiza a quienes ya padecieron sus secuelas? Éste es el caso colombiano, donde el conflicto aún se manifiesta reforzando el miedo a través de estructuras en las que se repiten las experiencias traumáticas para que el silencio sea imperante ante la falta de justicia, intensificando así, en las víctimas, la sensación de impotencia, de desprotección y de marginalidad en términos de la pertenencia social 129 .

127 DÍAZ, Margarita. Aspectos Clínicos del Reconocimiento y Reconstrucción de la Subjetividad en Pacientes severamente Traumatizados . En Revista Virtual del Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos, p. 1. [En línea], núm. 4, disponible en www.ilas.cl/articulos/ilas_4/art_2.DOC , recuperado el 11 de enero de 2012. (Documento en Microsoft Office Word) 128 Testimonio Ricardo León No. 33. 129 DÍAZ, Margarita. Ob. Cit.

70 En consecuencia, la victimización, la re-victimización y la imposición del silencio, produce que muchas víctimas busquen estrategias para excluir, bloquear y evadir (consciente o inconscientemente) los recuerdos que quedan de los hechos traumáticos de la violencia vivida 130 . Dicha evasiva se asume como estrategia para ocultar el sentimiento de dolor, vergüenza y miedo que les genera el recuerdo al contar estos eventos. Por eso, en estos casos, el olvido representa una estrategia para que la memoria enfatice más sobre unos aspectos que en otros, sobre los que únicamente se quieren recordar y relatar; lo que peligrosamente puede llevar a la negación de la realidad.

Desafortunadamente, en este contexto donde no se ha superado el conflicto, los procesos de recuperación de la memoria parabólica (histórica) se ven amenazados, imperando el miedo de contar lo sucedido, porque

…los victimarios, en varias ocasiones, han retornado a las comunidades donde realizaron hostilidades o siguen amenazando a víctimas que reclaman reparación o que señalan culpables. En estas ocasiones, el temor no solo aparece en los recuerdos de hechos violentos pasados sino muchas veces es un sentimiento palpable en el presente. 131

Frente a estas amenazas, el olvido parabólico hace imperante la necesidad de crear mecanismos de protección a las poblaciones, donde los victimarios aparecen o reaparecen para imponerse como único orden y poder de autoridad. También es indispensable generar espacios, donde las víctimas que quieran alzar su voz para visibilizar sus relatos puedan recurrir con total seguridad a expresar sus emociones e interpretaciones, de tal manera que sus versiones consigan ser incluidas en los relatos históricos 132 .

130 Cfr. Grupo de Memoria Histórica. recordar y narrar en conflicto: Herramientas para reconstruir la memoria histórica . Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación – CNRR. Colombia, 2009, p, 51. [En línea] disponible en: http://memoriahistorica-cnrr.org.co/s-informes/informe-15/actividad-documento/ , recuperado el 01 de septiembre de 2011. 131 Ibíd., p. 52. 132 Cfr. Ibíd.

71 En la medida que se garanticen la seguridad y conformación de espacios de escucha y protección, éstos adquirirán un valor fundamental y una importancia única en los procesos terapéuticos, y parabólicos, de los relatos, las memorias y los olvidos, ya que

el espacio terapéutico es el espacio privado donde se pueden compartir, recordar y experienciar las vivencias de horror y desamparo. El reconocimiento, tanto público como privado, permite una transformación del contexto sociopolítico e intersubjetivo de [las víctimas]. Se puede iniciar, entonces, un proceso que articule la historia fragmentada, que ponga palabras a las sensaciones y angustias sin nombre, reconstruyendo así la subjetividad dañada. 133

Seguridad física y emocional: Reconocimiento y recuperación de sí

…yo veo una alternativa para volver a recobrar como un poquito esa confianza y es crear escenarios de diálogo, porque se pueden dar. 134

La exigencia de estos espacios seguros por parte del olvido parabólico, además de ofrecer seguridad física a las víctimas, también brinda una seguridad emocional que permite ir recuperando la confianza y estima de sí mismos. De esta manera, al recuperar su seguridad emocional, las víctimas pueden reconocer en primera instancia las vivencias de la violencia. Como mencionamos anteriormente, la memoria y el olvido es un proceso, ante todo, de reconocimiento de las huellas, de las marcas, de los recuerdos e interpretaciones que nos dejaron los hechos; por eso, el olvido parabólico se presenta como un proceso terapéutico donde se transita por una relación en la cual se reconocen las vivencias traumáticas, el dolor, las angustias, las ansiedades más primitivas135 a fin de transformarlas para mitigar el sufrimiento. Es un reconocerse que implica una consciencia total de sí mismo para ligar los sentimientos y emociones con la historia.

133 DÍAZ, Margarita. Ob. Cit., p. 4 134 Testimonio Ricardo León No. 47. 135 DÍAZ, Margarita. Ob. Cit., p. 5.

72 El reconocimiento y la confianza recuperada por las víctimas, conllevan a un proceso de elaboración de los sentimientos, para darle nombre a aquello que se negó y silenció por largo tiempo, a fin de que la experiencia traumática se transforme en palabras 136 . Esto facilita la expresión y verbalización de los sentimientos, lo cual lleva a un esclarecimiento de sus historias y de los hechos. Por consiguiente, la transformación de la experiencia en palabras es un paso que implica hacer memoria de los hechos, para configurarlos en un lenguaje inteligible –en su propio lenguaje cotidiano-, que se entreteje para expresar y relatar su historia. Es un proceso, donde el discernimiento de su propia experiencia ayuda a dejar de lado las versiones oficiales, para asumir la realidad y su papel en los hechos, otorgando así sentido de pertenencia a su historia.

Sin embargo, el reconocimiento de sí mismo y la transformación de la experiencia traumática en palabras no son suficientes. No es suficiente el hecho de que las víctimas elaboren sus relatos para empoderarse de su historia. El olvido parabólico, hace imperante la necesidad de que estos relatos sean contados, sean narrados, sean expresados para exteriorizar con ellos el lenguaje cargado de sufrimiento, para dejar salir de sí, el dolor y la angustia del pasado. El compartir los relatos ayuda a descargar las emociones reprimidas y aliviar las pesadas cargas que implica el silencio 137 . Para ello, es necesario que los espacios además de brindar seguridad a las víctimas les brinde también la disposición de acompañarlas y escucharlas 138 . Este paso, es un elemento clave para ayudar a las víctimas a recuperar la confianza en los demás. El hecho de que las víctimas se sientan escuchadas y acompañadas, les transmite el sentimiento de ser reconocidas por quien presta atención a su experiencia. No es un paso sencillo, ya que requiere de una absoluta disposición y respeto para escucharlas, dejando que

136 Ibíd. 137 Grupo de Memoria Histórica. Ob. Cit., p. 64 138 Cfr. BARRÍA, Cristián; GÓMEZ, Elena y PIPER, Isabel. La construcción de la memoria del trauma sociopolítico en el espacio intersubjetivo . En Revista Virtual del Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos, p. 5. [En línea], núm. 4, disponible en http://www.ilas.cl/articulos/ilas_4/art_6.DOC , recuperado el 11 de enero de 2012. (Documento en Microsoft Office Word)

73 expresen sus relatos libremente sin intervenir para pedir detalles explícitos de las situaciones.

En consecuencia, el olvido parabólico ayuda a que las víctimas no sólo se reconozcan a nivel personal por sí mismos, sino que también, para que sientan el reconocimiento personal por parte de quienes les escuchan, puesto que el otro debe ser reconocido como otro sujeto para que el sí mismo experimente plenamente su subjetividad en presencia de ese otro139 ; posibilitando la reparación de la confianza y autoestima de quienes han sido violentados, como estrategia de reconciliación.

Recordar y narrar en comunidad: Reconstrucción del tejido

Por otra parte, como hemos mencionado, los hechos violentos perpetrados por los victimarios dejan marcas traumáticas en las víctimas, no una, sino varias, afectando así el orden social al interior de las comunidades donde se llevó a cabo la violencia ejercida. Por eso, es un imperativo ayudar a transformar las huellas traumáticas del horror de la violencia al interior de las comunidades, para reparar los daños emocionales y físicos ocasionados a éstas.

Además de recordar y narrar individualmente, es importante también, que las víctimas compartan sus relatos, impresiones e interpretaciones sobre los hechos. Este compartir de experiencias facilita y fortalece los procesos de aprendizajes comunitarios, en la medida que unos a otros se escuchen la diversidad de las experiencias del pasado, las reflexiones personales sobre éstas y las expectativas de futuro 140 de cada uno de ellos. Este ejercicio comunitario, posibilita ver y comprender desde otras interpretaciones la realidad que los rodea. También, pueden activar recuerdos, emociones, detalles, que consciente o

139 BENJAMIN, Jessica. Sujetos Iguales, Objetos de Amor . Citado por: DÍAZ, Margarita. Ob. Cit., p. 2. 140 Cfr. Grupo de Memoria Histórica. Ob. Cit., p. 110.

74 inconscientemente se omitieron en los relatos individuales, y que contribuyen en la construcción de la memoria parabólica, tanto a nivel individual como colectivo.

Por eso, este proceso solidario de escucha, brinda la oportunidad de acompañarse mutuamente al interior de la comunidad, de reconocer que hay otras personas con historias y necesidades similares; al entrar en diálogo y en alteridad se solidarizan, unos con otros, a sobrellevar las cargas y transformarlas en historia. Es un proceso comunitario que ayuda también a construir la memoria parabólica, para superar los temores y subvertir desde la fuerza comunitaria las versiones oficiales que imperan. Además, potencia la reconstrucción de la vida e identidad de la comunidad, por medio de actos simbólicos que ayuden a reparar sus duelos, puesto que, Para los miembros de la comunidad, los rituales facilitan la expresión pública del dolor, creando un sentimiento de solidaridad; permiten reconocer una pérdida y ayudan a presentar sus respetos y honrar la memoria del muerto. En general, al intensificar la emoción compartida, emerge un sentimiento de unidad con los otros y, a pesar de las circunstancias, se desarrolla un interés renovado en la vida y una confianza en la comunidad. 141

Así, el olvido parabólico, promueve una reconstrucción del tejido social en orden a elaborar y transformar el dolor, a restaurar la confianza y generar una cultura más saludable. De esta manera, la reconstrucción de la vida e historia de la comunidad está enmarcada dentro de un proceso de autonomía para elaborar y transformar el sufrimiento desde un marco de acompañamiento y solidaridad, a fin de sanar y reparar el tejido social, con acciones simbólicas que contribuyan a reconstruir la identidad, que posibilite reconocerse tanto en el pasado como en el presente para proyectar la continuidad de la existencia.

141 GABORIT, Mauricio. Ob. Cit., 2006, p. 16

75 Esclarecimiento y responsabilidad: Compromisos de reparación

Junto a éste proceso de transformación del duelo y reconocimiento de la historia – a nivel personal como colectiva–, que posibilita la reconstrucción de la identidad y reconciliación con la vida elaborado por las víctimas, el olvido parabólico exige una acción necesaria e importante dentro de este proceso en pro del conocimiento pleno de la verdad de los hechos para reconciliar el pasado. A saber, el olvido parabólico (como proceso terapéutico) hace imperante la necesidad de conocer la verdad de los hechos e identificar a los victimarios, revelando sus propósitos a fin de esclarecer los hechos y elaborar una adecuada interpretación de la realidad. Es imperante, en la medida que contribuye a comprender plenamente qué sucedió, y conocer las razones que llevaron a realizarse los hechos violentos; como afirma Gaborit,

Cualquier intento por restablecer la salud mental de estas víctimas de la violencia tiene que pasar, necesariamente por el esclarecimiento (…), el reconocimiento de responsabilidad por parte de los implicados, de manera directa e indirecta, (…), y el ofrecimiento de actos reparativos por parte de los perpetradores.142

De esta manera, Gaborit nos sugiere que la práctica de la verdad, debe estar asociada a la práctica de compromisos reparadores como el reconocimiento de la responsabilidad de los hechos perpetrados y fundamentalmente, en un acto simbólico de arrepentimiento, pedir perdón sincero a las víctimas como parte del proceso de reparar el tejido social. En consecuencia, el olvido parabólico como proceso dinámico, subvierte por completo la estructura impuesta por la amnistía; de un olvido impuesto como amnesia cultural a un olvido elaborado a través de un ejercicio de memoria individual y colectiva; de un perdón impuesto a una reconciliación construida y concedida.

Entonces, desde esta perspectiva comprenderemos en primer lugar: Olvidar para transformarse, donde este olvido conlleva a reconocerse para ser y crecer, para

142 Ibíd.

76 dar vida a nuestra memoria; en este sentido, el olvido parabólico no implica la negación de la memoria desde el silencio o reinterpretación manipulada de los recuerdos, ya que los recuerdos están sometidos a la contingencia del acontecimiento, a los cambios de la existencia y a la propia historia, por ende, negarlos implicaría directamente negar la experiencia, la historia, de tal manera que no permitiría elaborar con orden y claridad el relato que quiere narrar la memoria. En consecuencia, el olvido parabólico es un proceso de apropiación de la experiencia, que permite reconstruir la identidad de las víctimas a través del empoderamiento de la historia para poder verbalizarla, compartirla y así, construir nuevas formas de estar en la realidad desde la elaboración y transformación del dolor.

El olvidar supone el ejercicio pleno de la memoria. Esto es relevante para la terapia, pues para olvidar experiencias dolorosas, suele ser necesario primero haberlas podido recordar y aceptar en el vivenciar actual. Sólo después de asumir esas experiencias pueden ser objeto del olvido sano. 143

En segundo lugar: El olvido parabólico asume una labor profética, al denunciar las injusticias y horrores de la violencia, siendo crítico frente a las realidades impuestas por la estructura mítica, y a su vez esperanzador, en la medida que ayuda a sanar las heridas, los dolores, empoderando a las víctimas de su historia e identidad para construir futuro, proyectos alternos a la violencia. Da esperanza y seguridad para que no se vuelva a repetir, no generando falsas utopías sino concretando las garantías para ello.

143 BARRÍA, Cristián; GÓMEZ, Elena y PIPER, Isabel. Ob. Cit ., p. 7.

77 CAPÍTULO DOS LA MEMORIA

Al aproximarnos a la memoria se devela una dificultad de querer encontrar o definir en un único término el complejo proceso dinámico de la memoria humana; por eso, amplio es el panorama que se nos presenta para comprender su diversidad. De manera que, explicar su organización y funcionamiento no lo será en término unitario debido a que la memoria es una capacidad enormemente compleja configurada por diferentes sistemas y subsistemas, con diferentes funciones, que dan lugar a distintos fenómenos 144 , los cuales son estudiados por múltiples disciplinas y áreas del conocimiento, desde los ámbitos clínicos, científicos y/o sociales.

En este sentido, centrándonos desde la perspectiva de nuestro relato que narra – desde la multiplicidad de voces a través de una voz particular – el contexto hostil del conflicto armado en Colombia, es preciso ubicarnos en el campo de estudio, que nos oriente para reconocer cómo la memoria facilita o dificulta el proceso de entretejer nuestros recuerdos –y por qué no también nuestros olvidos–. Por consiguiente, dejaremos de lado el estudio clínico y científico para enfocarnos en la pertinencia que la memoria tiene en la praxis social, en la elaboración de los relatos que organizan y configuran el mundo con sus códigos, normas y costumbres; y que además transmiten a las nuevas generaciones formas de estar en la realidad, según sea la intencionalidad.

Ya, desde la importancia que tiene el relato en los procesos de memoria y olvido, desarrollado anteriormente, se vislumbraban algunas características que el relato contribuye a la configuración de la memoria. Profundizando en estas características aportadas, el proceso fenomenológico de la memoria, nos

144 MANZANERO, Antonio. Psicología del testimonio: Una aplicación de los estudios sobre la memoria. Madrid: Ediciones Pirámide, 2008., p. 28.

78 conducirá para comprender cómo la memoria es, en primer lugar, la representación presente de la cosa ausente y, como segundo lugar, el puente que articula el tiempo pasado con el presente para proyectar el futuro.

Desde esta perspectiva, indagar por la relación correlativa que existe entre relato- memoria-olvido, como recurso que tenemos sobre la referencia al pasado, nos ayudará a consolidar, aún más, la idea de cómo el relato, la memoria y el olvido, configuran el mundo y sus dinámicas según los intereses de producir efectos de carácter de emancipación o de alienación, de identidad y dignidad o de enajenación y deshonra.

Sobre el concepto de memoria, su naturaleza, rasgos y formas, múltiples son las interpretaciones y concepciones que se han elaborado en torno a ella, por lo cual su definición se hace amplia según la perspectiva y área de estudio en que se aborde, como se ha mencionado. Esto produce diversos interrogantes al respecto: ¿Qué es memoria? ¿Qué función cumple la memoria? ¿Para qué sirve la memoria? ¿Qué importancia tiene la memoria?

Sin embargo, por amplias que puedan resultar las interpretaciones y concepciones sobre la memoria, en primera instancia encontramos una definición de memoria que nos ofrece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, para comprenderla como la Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado 145 . A ésta definición, encontramos en los discursos cotidianos respuestas similares que develan aquellos fenómenos, que comúnmente son designados con el término de memoria: memoria implica la capacidad de recordar (…), o sea, algún mecanismo que resultara responsable del recuerdo y del olvido 146 ; ampliando un poco más su panorama, encontramos que «la memoria

145 Memoria. Diccionario de la Real Academia de la lengua Española. [En línea] disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=memoria , recuperado: 15 de septiembre de 2011. 146 GREGG, Vernon. Memoria humana. México, Continental, 1978, p. 9.

79 sirve para almacenar y retener la experiencia pasada y utilizarla cuando convenga en el momento presente» 147 .

En efecto, Paul Ricoeur considera que esta primera comprensión y concepción se debe a la convicción de que no tenemos otro recurso, sobre la referencia al pasado, que la memoria misma. [A la cual] se le vincula una ambición, una pretensión, la de ser fiel al pasado 148 . Esta vinculación de la memoria, respecto a los recuerdos y en especial al pasado, no es más si no un fenómeno de la capacidad de la memoria; por eso, cuando se quiere evidenciar el pasado, recurrimos a ella como medio para reconocer que algo aconteció en un determinado momento (tiempo) y lugar (espacio).

De entrada, con respecto a esta primera instancia, varias son las implicaciones de fondo que se suscitan en torno a la fenomenología de la memoria y que merecen ser bosquejadas para comprender mejor este proceso: una memoria que es capacidad; que puede almacenar, retener, seleccionar, recordar, expresar; que es responsable del recuerdo y del olvido; que es único recurso temporal para conservar y evidenciar el pasado para utilizarlo cuando convenga en el momento presente .

Considerando las anteriores implicaciones, Ricoeur observa que es posible bosquejar una fenomenología de la memoria de una manera fragmentada, en cuanto a que su relación con el tiempo sigue siendo el último y único hilo conductor 149 . De este modo, la relación memoria-tiempo será el camino para reconocer que la memoria, además de capacidad, es configuración de historia, de identidad, de conocimiento, y de sentido; en última instancia es configuración de

147 RUIZ, José María. La memoria humana: Función y estructura. Madrid: Alianza, 1994, p. 91. 148 RICOEUR, Paul. La memoria, la historia, el olvido . 1 Ed. México. Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 40. La inserción entre llaves es mía. 149 Ibíd., p. 41.

80 humanidad, al ser capaz de entretejer el pasado en relato, el presente en identidad y el futuro en proyección, para construir historia la historia humana.

Por consiguiente, este vínculo de memoria y tiempo hace que ella esté presente en cada una de las acciones humanas de manera implícita (en la medida en que nos permite realizar hábitos y habilidades cotidianas) y/o de manera explícita (en cuanto somos conscientes del conocimiento para efectuar una acción) 150 . Cuando afirmamos anteriormente que el ser humano vive inmerso en el relato , de igual manera podemos afirmar que el ser humano vive inmerso en la memoria. Puede ser muy pretencioso llegar afirmar esto a priori, sin embargo a medida que abordemos los procesos de la memoria, describamos la relación de memoria- aprendizaje-conocimiento y planteemos las formas de la memoria, discerniremos con mayor claridad como ésta afirmación adquirirá su carácter válido dentro de los contextos de las diversas acciones humanas.

2.1 PROCESOS DE LA MEMORIA

Partiendo de la importancia que tiene la memoria en las acciones humanas -tanto habituales, como en las que requieren un mayor grado de consciencia-, es preciso analizar su capacidad para transformar las experiencias en recuerdos, acumular la mayoría de recuerdos que adquirimos a lo largo de la vida 151 , y recuperarlos para entretejer nuestro relato. De igual manera, la memoria no sólo conserva la información, también nos capacita para adquirir, utilizar y expresar conocimientos y habilidades que hemos logrado configurar en los procesos de humanidad. Es en este sentido, cuando Manzanero se refiere a que todo lo que somos es memoria 152 nos aporta que:

150 Cfr. RUIZ, José María (Dir.). Psicología de la memoria. Madrid: Alianza, 1991, p. 72. 151 Cfr. LIEURY, Alain. La memoria: Resultados y teorías. Barcelona : Herder, 1978, p. 110. 152 MANZANERO, Antonio. Psicología del testimonio: Una aplicación de los estudios sobre la memoria. Madrid: Ediciones Pirámide, 2008., p. 28.

81 Son los recuerdos acerca de nuestras experiencias pasadas los que nos proporcionan una biografía y definen quiénes somos; es el conocimiento, desde un punto de vista enciclopédico, el que nos permite desenvolvernos con soltura en el mundo en que vivimos, y son las habilidades que aprendimos en algún momento las que nos permiten sobrevivir. Sin memoria no sabría quién soy, no sabría dónde estoy y no sabría qué hacer o cómo actuar. 153

Biografía, conocimiento y habilidades destacado por Manzanero como capacidad de la memoria, se convierten a la vez, en el mecanismo social que nos ofrece la oportunidad para entrar en interacción con el mundo y sus dinámicas (que se han configurado desde los relatos). Respondemos entonces, a través de éste mecanismo, a las necesidades y exigencias que el mundo nos presenta. A su vez nos ayuda a protegernos de realidades hostiles 154 , en los que sin memoria, desaparecería todo tipo de referente: la historia, la comunidad, la identidad, la vida.

Partiendo de lo anterior, el desarrollo del proceso sistemático que permite que la memoria sea dinámica para recuperarse y responder a los diversos contextos del mundo; encontramos cuatro procesos que posibilita a la memoria entretejer el relato: la codificación, la selección, la retención o almacenamiento, y la recuperación .

1. Codificación: Los acontecimientos como hechos que sucedieron en un determinado tiempo –pasado por supuesto– son únicos e irrepetibles, pero por sí mismo no es codificado en la memoria. Entorno a éstos, otras son las informaciones que influyen para codificar los acontecimientos en huellas: primero, las informaciones ya almacenadas en la memoria que permiten asociar el acontecimiento con conocimientos adquiridos y relacionada autobiográfica y/o espacio-temporalmente con el episodio que es objeto de codificación 155 ; y segundo, las sensaciones que al tiempo del

153 Ibíd. 154 Realidades como los contextos de conflicto interno armado, dictaduras civiles y/o militares, guerras mundiales, entre otros. 155 MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p.38.

82 acontecimiento son recibidas a través de los sentidos. Esta doble influencia de la información, entreteje a los acontecimientos cargas significativas las cuales son codificadas como huellas, y hacen de cada una de éstas huellas específicas de la experiencia. Sin embargo, este proceso de la codificación es complementado con el de la selección, a fin de transformar la experiencia en recuerdos.

2. Selección: Mencionado anteriormente, la doble influencia que genera la información previa y recibida sobre el acontecimiento es la de entretejer cargas significativas. Esto se debe a que la información posibilita que éste sea interpretado de múltiples formas, de tal manera que el acontecimiento no lo guardamos como si se tratara de una imagen, o de una fotografía de la situación; por el contrario, el acontecimiento siempre es objeto de un proceso de selección de la información relevante, después de una interpretación que la dota de significado y por último de su integración en las estructuras previamente existentes 156 . Como son múltiples las interpretaciones que podemos elaborar entorno a una situación, así mismo pueden existir tantas huellas circunstanciales y específicas como codificaciones diferentes que podamos realizar. Esta capacidad de interpretación dentro del proceso de selección, no lo es solamente para codificar la información; a su vez, permite que la memoria sea selectiva con cada uno de sus recuerdos, brindándole a las personas la posibilidad de olvidar para recordar, como se abordó anteriormente en el olvido- parabólico.

3. Almacenamiento y retención: El proceso de almacenamiento y retención, nos permite no sólo conservar nuestros recuerdos, sino recodificarlos según el paso de tiempo. Para poder comprender cómo se da este proceso es necesario abordarlo atentamente en dos instantes: almacenamiento en

156 Ibíd.

83 primera instancia y la retención en segunda instancia. En primer lugar, el almacenamiento depende de la manera como codificamos y seleccionamos la información de las huellas. Es decir, nuestros recuerdos llenos de cargas significativas, se van asociando de acuerdo a una estructura y organización que nosotros mismos le damos a la memoria, de tal manera que vamos fijando los recuerdos de las experiencias según la importancia y afectividad que transferimos a éstas. De la estructura y organización de las huellas, depende que la memoria pueda acceder a ellas desde diversas posiciones y con intencionalidades muy variadas 157 , de tal forma que a través de este proceso se pueda responder a las contingencias que presenta el mundo.

En segundo lugar, en la retención de aquellos recuerdos fijados y almacenados en la memoria el paso del tiempo es un factor clave, porque el deterioro de la huellas está tácitamente relacionado con el período –en mayor o menor grado– de retención. Si una huella se deteriora por el paso del tiempo, cabe preguntarnos ¿qué sucede con la información? ¿Qué ocurre con la experiencia representada en esa huella? ¿Son modificados nuestros recuerdos? Al respecto, Manzanero nos indica que la recodificación:

Es el proceso más importante en la fase de retención,… que tiene lugar después de la codificación de un suceso y que provocan cambios en las huellas de memoria. Durante la recodificación, las propiedades funcionales de una huella de memoria se modifican, debido a todo tipo de actividad mental. Las circunstancias que provocan una mayor recodificación son aquellas en las que se repiten los mismos sucesos o aquellas en las que se producen sucesos muy similares.158

Frente a este hecho de repetición, dos son las consecuencias que se originan para la memoria: por una parte, la confusión de las experiencias y acontecimientos de la persona; y por otra parte, una accesibilidad mayor para ubicar las huellas originales. A la base de esta doble consecuencia, el

157 Cfr. Ibíd., p. 29. 158 Ibíd., p. 38.

84 proceso de codificación de las huellas es el responsable de generar que se asocien y asimilen nuevas experiencias con las anteriores bajo una misma clave, en las que pueden mezclarse y desvanecerse los recuerdos unos con otros, o asociar y asimilar las nuevas experiencias con las anteriores generando varias claves de tal forma que nos facilite recuperarlas una a una con la claridad con las que las interpretamos.

4. Recuperación: Evocar nuevamente aquello que hemos almacenado no siempre resulta una tarea fácil de realizar, pues no se trata únicamente de recuperar cualquier situación o acontecimiento; junto a éste también se recuperan las cargas afectivas y significativas 159 que hemos codificado y seleccionado en la interpretación de los acontecimientos, para que cada una de nuestras experiencias tengan sentido. También, como lo abordamos anteriormente, el proceso de retención influye en la medida que se facilita o dificulta la recuperación de los recuerdos. En esta perspectiva, evocar nuestros recuerdos exigen condiciones apropiadas para que pueda producirse el proceso de la recuperación. A saber, en primer lugar, el sistema cognitivo debe estar predispuesto para la recuperación 160 . En segundo lugar, Gregg y Manzanero aciertan en que debe existir un indicio, una clave categorizada que facilite encontrar las huellas, los recuerdos almacenados. Así la accesibilidad a los recuerdos, a las huellas, a toda nuestra información, dependen de los indicios adecuados que se emplearon en la codificación 161 . Por tal motivo, los indicios, las claves y las pistas en las que codificamos nuestra huella son efectivas para efectuar el proceso de recuperación, ya que éstas revelan el sistema, el plan, bajo el cual

159 Un acontecimiento por sí mismo no es importante o significativo. Lo que hace que él sea importante, es la huella que ha dejado en el sujeto a través de las percepciones, las comprensiones, las emociones, los sentimientos, entre otras, que el hecho generó en el sujeto o en la comunidad en el momento en que dicho acontecimiento se produjo. 160 Ibíd., p. 39. 161 Cfr. Ibíd.

85 almacenamos los recuerdos 162 . De esta manera, las claves-pistas bajo las cuales codificamos los recuerdos, pueden activarse de forma voluntaria, en la que se implica una recuperación consciente de las huellas, y por otro lado, pueden activarse de forma automática, inconsciente, en la que puede dar lugar a una conducta como respuesta dentro del proceso de recuperación. Esta activación, de forma voluntaria y consciente o automática e inconsciente, está asociada a múltiples factores, contextos y situaciones que pueden dar origen a ésta, en la que el recuerdo – independientemente de la forma de activación- siempre nos vuelve a presentar el contexto del acontecimiento y la carga significativa que entretejimos y codificamos entorno a lo ocurrido.

En resumen, indiscutiblemente, estos procesos nos refleja la importancia que la memoria tiene para que el ser humano responda no sólo a las necesidades que se le presenta, también a la configuración que hace cada sujeto sobre sí mismo elaborando su propia identidad, al entretejer las interpretaciones que hace sobre un hecho, al elegir qué recordar y cómo recordarlo, al re-interpretar, recodificar los recuerdos y recuperarlos con todo su significado. De esta manera, la memoria nos demuestra que es un proceso dinámico, capaz de decidir qué es lo que vale la pena almacenar y cómo debe ser almacenado 163 ; proceso dinámico porque se construye y reinventa a partir de lo que ya ha elaborado, permitiéndonos, asimilar conocimientos y transformar experiencias en aprendizajes para no iniciar de la nada constantemente, sino desde los contenidos que hemos producido.

162 Cfr. GREGG, Vernon. Ob. Cit., p. 87. 163 Ibíd., p. 11.

86 2.2 LA MEMORIA ES CONOCIMIENTO

El proceso dinámico de la memoria sigue develando la aptitud que posee como capacidad para asimilar y adaptarse a diversos contextos, situaciones y circunstancias que se le presenten. La memoria entonces nos permite avanzar; no tenemos que empezar a cada momento desde cero 164 porque retoma del conocimiento que ha codificado y elaborado, la cual podemos transmitir a través de nuestra propia historia de vida (de nuestros relatos), de nuestros saberes y nuestras acciones, que configuran lo que somos. Tal conocimiento –que se ha aprendido, interpretado, deformado, interiorizado y aprehendido-, por un lado nos ayuda a comprender el mundo y sus dinámicas, y por el otro a entrar en relación con él. Por lo cual, la memoria con todas sus implicaciones nos ofrece una mirada humana sobre el mundo 165 para interpretar los diversos vínculos de nuestras experiencias, emociones, recuerdos y relatos, de manera personal como social.

A partir de la idea de que “la memoria nos permite avanzar”, entraremos a explicar cómo ésta organiza el conocimiento que ha adquirido y elaborado a través de la experiencia.

Memoria episódica: Es la memoria que se refiere a los recuerdos de los sucesos vividos, y de los acontecimientos pasados que se recogen de forma personal. Es memoria autobiográfica; allí recogemos las experiencias y vivencias personales que almacenamos como biografía de cada uno, donde la huella de la memoria está fechada temporalmente y localizadas espacialmente respecto al propio sujeto y a otros sucesos 166 . Aplicando la ambición que nos presentaba Ricoeur sobre la fidelidad de la memoria respecto al pasado, la episódica es el registro de la

164 CRUZ, Manuel. Ob. Cit., p. 20. 165 Ibíd. 166 Al respecto confróntense los autores: RUIZ, José María (Dir.). Ob. Cit., 1991, p. 70. Y, MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 38

87 memoria fiel de nuestras experiencias, de los recuerdos sobre aquello que hicimos y realizamos.

Endel Tulving, quien ha influenciado con su trabajo la investigación psicológica, al respecto nos aporta sobre la memoria episódica lo siguiente:

La memoria episódica recibe y almacena información sobre episodios y acontecimientos fijados temporalmente, y las relaciones temporoespaciales entre tales acontecimientos. Un acontecimiento perceptivo sólo puede almacenarse en el sistema episódico en términos de sus propiedades o atributos perceptivos; y es siempre almacenado en términos de su referencia autobiográfica a los contenidos ya existentes en el almacén episódico. 167

Memoria semántica: Es la memoria que se refiere principalmente al conocimiento conceptual que tenemos sobre el mundo, por ende guarda una relación cognitiva sobre hechos, sucesos y acontecimientos generales independientes de las circunstancias históricas personales (biografía), por consiguiente la memoria semántica no contiene parámetros espacio-temporales ni se refiere a sucesos particulares de nuestro pasado 168 . No obstante, también organiza la información que corresponde a conceptos, usos del lenguaje, significados y referencias que las palabras y símbolos verbales poseen, como también de las normas y pautas para emplear con cohesión y coherencia las palabras, conceptos y símbolos verbales. En esta medida, nuestro bagaje cultural depende de la fidelidad de la memoria semántica.

Memoria declarativa: Como su nombre lo indica, éste tipo de memoria manifiesta, explica y declara de manera perceptible el conocimiento a través de palabras, imágenes y signos. Cabe precisar que ésta memoria está accesible al recuerdo consciente sobre hechos, acontecimientos, relaciones e itinerarios de la

167 TULVING, Endel. Episodic and semantic memory. Citado por: RUIZ, José María (Dir.). Ob. Cit., 1991, p. 70. 168 RUIZ, José María (Dir.). Ob. Cit., 1991, p. 71.

88 vida cotidiana 169 . Squire 170 otorga a la memoria declarativa la característica de estar configurada por el mundo exterior ; y en efecto, en esta memoria representamos el conocimiento que poseemos del mundo. Dicho conocimiento es obtenido, evocado a la mente y expresado conscientemente, a través del lenguaje verbal (palabras, oraciones, conceptos, enunciados) como no-verbal (imágenes, símbolos). En este sentido, la memoria declarativa incluye a la memoria episódica y a la memoria semántica. De ahí que se defina el contenido-conocimiento de la memoria declarativa como «el saber qué» 171 .

En el contexto de nuestro relato que narra la multiplicidad de voces a través de una voz particular, la memoria declarativa cobra un valor fundamental para poder construir el relato de Ricardo porque: en primer lugar, mencionamos que la memoria como proceso dinámico decide qué almacenar y cómo almacenarlo; en segundo lugar, hace una evocación, una declaración consciente de los recuerdos que almacenó de su historia personal (biográfica), como de la historia contextual de su mundo, específicamente de su región (semántica); y en tercer lugar, el lenguaje le permite entretejer sus recuerdos, emociones, cargas significativas y comprensiones de su mundo para transmitirlos y para compartirlos.

De este modo, podemos inferir la importancia que tiene la memoria declarativa no sólo para el relato de Ricardo, sino también para la elaboración de los relatos míticos o parabólicos, en la medida en que precisamos única y exclusivamente de sus características para entretejer relatos en sus diversas formas.

Memoria procedimental: En la memoria procedimental conservamos aquellas experiencias incorporadas a las acciones que elaboramos cotidianamente, y de las

169 Cfr. Ibíd. 170 SQUIRE, L. R. (1990). Brain system and the structure of memory. Presente y Futuro de las Investigaciones en el cerebro . Citado por: MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 42. 171 Al respecto confróntense los autores: RUIZ, José María (Dir.). Ob. Cit., 1991, p. 71. Y, MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 42.

89 cuales no somos del todo conscientes. Bien lo indica su nombre, es una memoria donde almacenamos los procedimientos, los contenidos relacionados con las habilidades o destrezas perceptivas, motoras, cognitivas y conductuales, que se traducen en acciones y comportamientos que responden a estímulos.

Sin embargo, las acciones y los procedimientos (que si bien los adquirimos en un pasado), por su ejecución diaria y la inconsciencia al realizarlas hace de ella una memoria no declarada como pasado. Este conocimiento procedimental forma parte de mi presente por la misma razón que mi hábito de caminar o de escribir; es vivida, ʻactuada ʼ, más que representada 172 ; en consecuencia, por ser una memoria no-declarativa, su transmisión y aprendizaje no se realiza a través del lenguaje, sino que accedemos a ella de forma gradual por medio de estrategias 173 :

En la medida en que se tratan todas ellas de acciones que forman parte de un procedimiento repetido hasta la saciedad durante un amplío periodo de tiempo se habrán automatizado, y la realización de gran parte de esas acciones deja de ser consciente, lo que no implica una peor ejecución sino más bien lo contrario. 174

Por eso, el conocimiento de la memoria procedimental es referenciado por el cómo se hacen las cosas, «el saber cómo»175 proceder para ejecutar una actividad.

2.3 FORMAS DE MEMORIA: MÚLTIPLES MANERAS DE NOMBRARLA

Describir los rasgos, procesos y características que posee la memoria no es suficiente para desarrollar la pertinencia que la memoria tiene en la praxis social. Como capacidad, la memoria nos ofrece un espectro más amplio en relación a la presencia que hace en los procesos comunitarios y sociales.

172 BERGSON, Henri. Materia y Memoria. Ensayo sobre la relación del cuerpo con el espíritu . Citado en RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 45. 173 Cfr. RYLE, G. (1949) The concept of mind. Citado por: MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 42. 174 MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 42. 175 Al respecto confróntense los autores: RUIZ, José María (Dir.). Ob. Cit., 1991, p. 71. Y, MANZANERO, Antonio. Ob. Cit., p. 42.

90 Ya, la memoria declarativa nos confiere elementos sobre los cuales la memoria adquiere un valor significativo en la pragmática social: ser consciente de recuperar los recuerdos, expresarnos a través del lenguaje, almacenar nuestras experiencias biográficas y las interpretaciones que hacemos del mundo en el que nos desenvolvemos a diario. Por otro lado, no podemos desconocer el aporte social de la memoria procedimental, al transmitir –sea de generación en generación o no– conocimientos adquiridos y elaborados de habilidades y destrezas a través de las acciones. Precisamente la posibilidad de transmitir nuestros conocimientos, declarativos o procedimentales, de entrada nos conlleva a generar relaciones con los demás: quien(es) transmite(n) el conocimiento y quien(es) lo recibe(n).

Retomemos, entonces, la inferencia que hacíamos de la memoria declarativa para profundizar en la importancia de ésta en la configuración de los relatos: es la memoria que almacena los recuerdos codificados de nuestra historia personal, los recupera conscientemente y los expresa a través del lenguaje. Partiendo de ello, podemos desarrollar varios argumentos derivados de la importancia de la memoria declarativa en la configuración de los relatos:

Apoyados en Ricoeur 176 , podemos decir en primer lugar que ejercemos nuestra memoria al hablar del pasado, al compartir las experiencias vividas. Es un ejercicio en el cual realizamos una búsqueda de hechos y acontecimientos, cargados de sentido, que responden a la circunstancia que nos está confrontando; dicha búsqueda –de nuestras interpretaciones personales del mundo, las experiencias íntimas y/o comunitarias que vivimos, sentimos y percibimos– capacita a la memoria el ejercerse como poder: poder acordar(nos), poder narrar(nos), poder decir(nos). No sólo es el poder expresarnos semánticamente, sino de empoderarnos de nuestros recuerdos para recuperarlos y transmitirlos con la fuerza de la experiencia que sentimos al vivirlos.

176 «…acordarse es no sólo acoger, recibir una imagen del pasado; es también buscarla, “hacer” algo. El verbo “recordar” duplica al sustantivo “recuerdo”. El verbo designa el hecho de que la memoria es “ejercida”» RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 81.

91 En segundo lugar, la memoria guarda un fuerte vínculo con el tiempo, el cual, es el único hilo que orienta su quehacer. Bien se ha dicho que la memoria almacena y retiene las experiencias codificadas en recuerdo; experiencias que se vivieron en un tiempo determinado: el pasado. Por eso, cuando evocamos nuestras vivencias la memoria actualiza en el aquí y ahora aquello que fechamos temporalmente y localizamos espacialmente como pretérito; abriendo nuevamente los sentidos y las marcas de lo vivido. Al respecto, como lo afirma Kaufman 177 , cuando evocamos y transmitimos las experiencias, el tiempo pasado toma densidad en la narrativa presente, y le permite al pasado y al presente actualizarse a través de quienes redescubren el sentido de las memorias recibidas; de modo que la memoria vehicula el tiempo pasado con el tiempo presente, re-significando los acontecimientos y entretejiéndolos en los relatos:

La memoria, al vincular presente y pasado, construye y enlaza experiencias vividas y transmitidas, y lo hace en un entramado entre temporalidad, dinámica intrapsíquica y acontecimientos. Se trata siempre de un presente armado sobre huellas, experiencias e inscripciones psíquicas, que toman el sentido que impone el tiempo en que la evocación se produce. 178

En consecuencia, la memoria nos brinda la posibilidad de entretejer conscientemente nuestras experiencias del pasado, siendo tan relevante para dotar de todo significado el presente, de tal manera que cualquier estado presente es una huella de lo sucedido en el pasado 179 .

Sin embargo, la memoria no sólo nos brinda la posibilidad de articular nuestro pasado para ofrecer sentido y significado a nuestro presente. La memoria trasciende, aún más, cuando podemos compartirla con los demás; es decir, cuando la memoria es transmitida a través de los relatos ejerce un carácter que

177 Cfr. KAUFMAN, Susana. “Lo legado y lo propio. Lazos familiares y transmisión de memorias”. En: JELIN, Elizabeth, y KAUFMAN, Susana (comps.). SUBJETIVIDAD Y FIGURAS DE LA MEMORIA. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2006, p.53. 178 Ibíd. 179 ROSA, Alberto; BELLELLI, Guglielmo y BAKHURST, David (Eds.). MEMORIA COLECTIVA E IDENTIDAD NACIONAL. Madrid, España: Editorial Biblioteca Nueva, 2000, p. 43.

92 bien hemos mencionado como memorable, y a su vez da una enseñanza que perdura en aquellos a quienes les hemos compartido nuestra memoria. En este sentido, en tercer lugar reconocemos que la memoria no sólo es vínculo del pasado y del presente; es vínculo también con el futuro. Las huellas, los recuerdos del pasado, si bien dan sentido al presente, también lo son para dar sentido a la proyección del futuro: por un lado, nos pone en relación al transmitir habilidades que hemos sintetizado de los procesos del pasado de una generación a otra; y por otro lado, son la base personal y cultural para proyectar formas de estar en la realidad.

Por eso, en el proceso dinámico de la memoria –su interpretación de los acontecimientos e interpretación de los recuerdos–, nos recrea el pasado, el cual nos produce un sentido de continuidad, un sentimiento de ser una entidad con pasado y con futuro 180 , de modo que, elaboramos relatos como un procedimiento que nos garantiza ampliar y mantener la memoria, en otras palabras, conservar los registros del pasado en el futuro. Desde esta perspectiva, decidimos entonces que es digno de ser memorable y de ser recordado en el futuro. Además de los eventos que marcaron nuestra experiencia, tenemos la posibilidad de elegir que puede conformar nuestra memoria, forjando así mismo, una memoria consciente de recordar aquello que sirve para algo en el curso de las acciones presentes 181 , y de no activar huellas de los rastros de un pasado existente. Confirmamos entonces, la presencia del olvido consciente o intencionado en la memoria; olvido que se enmarca dentro de las formas míticas o parabólicas, anteriormente desarrolladas, que configuran la memoria más de lo que nos imaginamos.

En consecuencia, transversal a lo que hemos mencionado, la memoria cobra una fundamental importancia que articula y da sustento a los argumentos anteriores. La memoria –por medio del relato–, en definitiva transmite lo que somos, nuestra

180 Ibíd., p. 45. 181 Ibíd., p. 44.

93 identidad lo que hemos elaborado, lo que estamos construyendo y lo que queremos lograr como personas. De esta manera, la identidad es inviable sin memoria. Al respecto afirman Rosa, Bellelli y Bakhurst que la identidad es un constructo… que llega hacerse real a través de su influencia sobre las acciones que lleva a cabo el individuo 182 y desde esta perspectiva, esas acciones realizadas por cada uno de nosotros moldean nuestra conducta e interpretaciones sobre el mundo. Así mismo, agrega Cruz que somos, no sólo aquello que nos contamos de nosotros mismos, sino también aquello que recordamos, aquello que nos atrevemos a recordar. La memoria nos enfrenta a la continuidad, a la permanencia de lo real 183 . Dichas acciones, como se ha mencionado anteriormente, se van transformando en experiencias codificadas por nuestra memoria, las cuales, nos permiten entender y comprender la realidad, dotándonos de sentido para responder a las exigencias del mundo, en última instancia, para ser y estar en la realidad.

Partiendo, de estos argumentos sobre la importancia de la memoria declarativa en la configuración de los relatos, entremos a profundizar la perspectiva de como ejercemos la memoria a través de los relatos, ya sea para mitificar una organización y configuración del mundo, o para subvertir las realidades falsamente reconciliadas por el mito. Según sea la intencionalidad, ejercer la memoria de forma mítica o parabólica nos permitirá comprender y entender -desde el contexto del conflicto colombiano-, cómo se pretende encubrir un pasado violento que despojó la vida y la tierra de miles de campesinos colombianos como Ricardo, o cómo la memoria permite recuperar la historia, la vida y la dignidad de aquellos a quienes la violencia les arrebató todo lo que eran y tenían.

182 Ibíd., p. 42. 183 CRUZ, Manuel. Ob. cit., p. 23-24.

94 MEMORIA MÍTICA Y MEMORIA PARABÓLICA

Hemos mencionado a lo largo del estudio de los relatos, del olvido y de la memoria, que éstos se ejercen según los intereses que los entretejen o codifican. De igual manera, sobre la memoria hemos mencionado que es un proceso dinámico y re-interpretativo de los acontecimientos y recuerdos que tenemos del pasado. Asegura Cruz que la memoria (…) es activa, parcial, deformante, interesada. Precisamente por eso interviene en la constitución del sujeto 184 , razón por la cual podemos inferir que la fidelidad de la memoria está sujeta a su intencionalidad, la cual a su vez depende de cómo sea ejercida la memoria y de quienes la ejercen. Sobre la memoria mítica, abordaremos cómo influye en la memoria sobre los demás a través del abuso de la manipulación y de la consigna del “deber recordar” por parte de la oficialidad. Por otra parte, sobre la memoria parabólica, abordaremos cómo ésta es un proceso de sanación en conjunto con el olvido parabólico para los sobrevivientes del conflicto, la cual evidencia las secuelas que la violencia les ha dejado.

2.3.1 MEMORIA MÍTICA

Cada uno de los seres humanos ejercemos a diario la memoria, según la capacidad para la cual la usamos, por ejemplo para las actividades que llevamos a cabo, para contar nuestra historia y para expresar lo que somos. Sin embargo, Ricoeur nos advierte que el uso implica la posibilidad de abuso. (…) precisamente por el abuso, la intencionalidad veritativa de la memoria queda amenazada totalmente. 185 En efecto, este abuso de la memoria no sólo amenaza la intencionalidad veritativa , amenaza también la identidad de las personas, puesto que afecta el proceso de la memoria y la capacidad que ésta nos brinda para ubicarnos y para responder al contexto en el cual nos situamos.

184 Ibíd. p. 19. 185 RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 82.

95 Por tanto, nos enfrentamos a una problemática donde la identidad puede ser ejercida por el abuso y la manipulación, generada desde la fragilidad de la memoria. Una identidad manipulada ha perdido todo sentido en relación a las experiencias que la han conformado, y de todo aquello que le rodea; en otras palabras, es una identidad sin sentido de pertenencia, sin reconocimiento de sí misma, sin propósito ni rumbo, a merced de lo que dictaminen otros.

Ricoeur nos propone entonces, centrarnos en las causas de la fragilidad de la identidad que generan la problemática en relación a la memoria. En primera instancia, una identidad frágil hace difícil su relación con el tiempo 186 . Como lo describimos, la memoria es importante en la vinculación entre la evaluación de nuestro presente a la luz del reconocimiento del pasado, que permite una proyección de nuestro futuro. Sin un sentido, la identidad frágil no posee una pertenencia a través del tiempo, ni un significado de ser ella misma u otra. En definitiva, el problema que aquí se plantea sobre la fragilidad de la identidad es su autoconsciencia respecto al tiempo, la cual puede ser una identidad enajenada que vive en la ilusión de un tiempo eterno, anulando la noción de temporalidad y sin posibilidad de discernimiento de sí mismo.

En segunda instancia, como causa de fragilidad, Ricoeur nos presenta la confrontación con el otro, sentida como una amenaza187 . Cada uno de nosotros se va constituyendo según las percepciones e interpretaciones de la realidad que nos rodea; pero cuando no estamos seguros de aquello que hemos constituido, al entrar en relación con el otro, por ser un alter, podemos sentirnos amenazados por las múltiples percepciones e interpretaciones que (el otro) ha elaborado de la realidad, diferentes de la mía; por lo cual el otro se concibe como un peligro para mi propia identidad. Sin duda, estas intolerancias mentales de comprender la diversidad de los demás, nos llevan a modificar nuestras conductas y formas de

186 Cfr. Ibíd., p. 110. 187 Ibíd., p. 111.

96 relacionarnos, pasando así de la acogida al rechazo, de la hospitalidad a la exclusión, solamente por sentir una posible vulnerabilidad de nuestra autoestima. En trasfondo, las confrontaciones generadas ante las diferencias de los demás, nos limita a entrar en alteridad.

En tercera instancia, y muy a fin al propósito del presente trabajo, encontramos como causa de fragilidad de la identidad “la herencia de la violencia fundadora” 188 ; es decir, esa violencia que se hace presente en la historia de las comunidades justificada como necesaria, la cual trajo consigo un nuevo origen. Se legitima así, el uso de la violencia como acto inaugural a la historia de los acontecimientos fundadores de una comunidad o nación; los cuales, posteriormente son legitimados por un Estado de derecho precario 189 . Sin embargo, estos actos de violencia, recordados y enaltecidos por la gloria que significan para unos, representan la humillación, la profanación de lo sagrado para otros; validando así aquella expresión de que la historia la escriben los vencedores . Por tanto, se almacenan así, en los archivos de la memoria colectiva, heridas reales y simbólicas 190 , mitificando el acto violento para reconciliar muerte y vida como hecho fundante. Por tanto, en una identidad frágil, la memoria mítica aprovecha de su función el éxito que de éste pueda obtener, para conseguir una ventaja: reforzar con vehemencia la posibilidad de armonizar lo irreconciliable, generando nuevas formas míticas que refuercen y garanticen la seguridad de la realidad que ha establecido.

Ahora bien, así como lo mencionamos anteriormente en el Relato Mítico , la memoria mítica a su vez intensifica la estructura e ideología para franquear los opuestos que se puedan presentar y debilitar así la identidad de los sujetos, llevando a idealizar en la memoria su acto inaugural (violento) como único reconciliador de la realidad. De este modo, una permanente violencia –como es

188 Cfr. ibíd. 189 Ibíd. 190 Ibíd.

97 nuestro caso del conflicto armado en Colombia–, no hace más sino insinuarse como única posibilidad de solución, en las que descarta cualquier otra opción concreta y eficaz.

De esta tercera causa de fragilidad de la identidad, Ricoeur afirma que se vincula a la segunda; y no es para menos, el hecho de justificar y legitimar la violencia sobre otros ratifica la intolerancia de poder comprender la diversidad de los demás; ejercemos la violencia como respuesta cuando sentimos que nuestra identidad se ve amenazada por los demás, y aprovechamos el éxito de ésta para imponer nuestras percepciones e interpretaciones de lo que es y debe ser la realidad. Por otro lado, en relación a la primera causa de fragilidad, encontramos una vinculación explícita: el tiempo. La mitificación del acto fundante, se legitima en tanto existan otros relatos míticos, otras memoria míticas que refuercen su carácter épico, donde la repetición de la misma secuencia (aunque se enuncie y recuerde de diversas maneras) liga, o mejor aún, reconcilia el principio y el fin en un caso, generando un “tiempo mítico”, propio de las visiones de una realidad heroica de carácter cíclico y atemporal 191 . Este tiempo mítico influye en la memoria para relatar en un tiempo verbal (en pretérito imperfecto), las acciones que se repiten o duran en el pasado, (…), que no son puntuales, ni hacen avanzar la historia, resistiendo así al paso del tiempo, al cambio o la transformación 192 . Por eso, la violencia como tiempo mítico nos enajena en la ilusión de un tiempo eterno, el cual nos lleva a creer que todo está bien , coartando la facultad de ser conscientes y discernir otras formas de estar en la realidad.

Por consiguiente, todo lo que constituye la fragilidad de la identidad, aparece como ocasión de la manipulación de la memoria, principalmente por vía ideológica, como afirma Locke 193 . En efecto, una identidad frágil es susceptible de ser gobernada por la estructura e ideología que opera en el mito, cuyo propósito es

191 Cfr. KLEIN, Irene. Ob. Cit., p. 170. 192 Ibíd. 193 RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 572.

98 manipular la memoria para crear, recrear y contar los acontecimientos, desde las perspectivas oficiales de quienes ostentan el poder.

En este sentido, acierta Le Goff al afirmar que apoderarse de la memoria y del olvido es una de las máximas preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas 194 . Apoderamiento y dominación que se consiguen por la vía de la imposición de estructuras ideológicas, las cuales se manifiestan por medio de los sistemas simbólicos inmanentes a la acción, estos se inscriben en la semiótica de la cultura y se presentan como guardianes de la identidad 195 , para llevar a cabo su función: distorsionar la realidad para justificar y legitimar un sistema de orden o poder, que se ha establecido a través de los relatos míticos. La ideología, entonces, gira en torno al poder procurando la validez de su autoridad.

Desde esta perspectiva, cuando afirmábamos que el relato, como configuración narrativa, contribuye a modelar y recuperar nuestra identidad para comprender nuestra historia a fin de proyectar nuestra existencia, los relatos míticos ofrecen a la manipulación la ocasión y los medios de una estrategia astuta que consiste de entrada en la estrategia del olvido 196 ; medios que se encuentran a la base de la estructura ideológica que ostenta un discurso justificativo del poder y de la legitimidad de su autoridad. De esta manera, estos relatos míticos que se imponen, se transforman en instrumentos, que justifican y legitiman la autoridad del orden y del poder, y por otro lado, determinan la identidad, la historia y la memoria a través de los recursos de dominación y de manipulación que se encuentran en la estructura ideológica.

194 LE GOFF, Jacques . El orden de la memoria el tiempo como imaginario . Barcelona; Buenos Aires: Paidós, 1991., p. 134. 195 Cfr. RICOEUR, Paul. Ob. Cit., 2004, p. 112. 196 Ibíd., p. 115.

99 En este caso, las estrategias de la ideología se injertan directamente en la configuración narrativa para hacer narrar de otra manera. Estas suprimen y desplazan los momentos de énfasis en la memoria, de tal forma que constituye de modo diferente a los protagonistas de los hechos, como también los contornos de estos. Por ende, se genera una historia y una memoria impuesta que está al servicio de la estructura ideológica, la cual se convierte en la única historia autorizada, la historia oficial, la historia aprendida y celebrada públicamente 197 ; una memorización forzada a la cual se le añaden conmemoraciones estipuladas.

En consecuencia, por la función mediadora del relato mítico, los abusos de la memoria se convierten en abusos de olvido mítico; es decir, los relatos como instrumentos de la estructura ideológica, entrañan una necesidad selectiva: se han incrustado en nuestro lenguaje hasta hacerse imperceptibles, cargando de oscura razón nuestros enunciados, deslizando en su interior un sentido que siempre permanece velado. 198

2.3.2 MEMORIA PARABÓLICA

En un contexto de violencia, donde los relatos y las memorias imperantes son las míticas, es decir, aquellas que determinadas por quienes ostentan el poder, se imponen como versiones únicas y oficiales de la realidad para legitimar las estructuras ideológicas, las estrategias y los usos de violencia.

Dicha legitimación del uso de la violencia, no sólo en los actos fundadores, sino también en aquellos donde su uso es constante (como el caso del conflicto armado de Colombia), siguen generando polarización entre aquellos vencedores - vitoreados y enaltecidos por su valioso heroísmo-, y los vencidos, aquellos quienes nadie recuerda. Aún más grave, es la polarización que los relatos y

197 Ibíd., p. 116. 198 CRUZ, Manuel. Ob. Cit., p. 29

100 memorias míticas genera al interior de las comunidades “derrotadas/vencidas”, difundiendo miedos, culpas y responsabilidades ajenas, que son asumidas como propias.

Frente a los miedos, culpas y responsabilidades ajenas, donde el silencio operante es recurso para implementar los relatos oficiales manipulando la identidad y la realidad, la memoria parabólica –al igual que el relato parabólico- se presenta como “contradicción” que confronta la estructura que ha implementado la memoria mítica, y por ende su objetivo es subvertir la organización del mundo que se ha establecido a través de la legitimación de la oficialidad por quienes ostentan el poder.

De esta manera, bajo el concepto de memoria parabólica, comprenderemos la función de la memoria (histórica) que es reconstruida por las víctimas, memoria que se opone al silencio operante de los relatos oficiales y de las memorias que justifican la dominación de las estructuras ideológicas. Por ende, la memoria parabólica se dice y se narra desde las víctimas que han padecido el horror de la dominación. Garantiza la posibilidad de que las víctimas recuperen su historia, su identidad y especialmente la vida que les ha sido arrebatada por la mentira de la oficialidad 199 .

Es así, que las versiones oficiales con un silencio impuesto buscan cerrar las secuelas del pasado, ocultar las heridas y negar el pasado para construir futuros desarraigados de la historia y vida de las víctimas. En contraste, la memoria parabólica se presenta para ayudar a mantener vivos los recuerdos sobre hechos concretos que han tenido que vivir y enfrentar las víctimas en medio del horror de la violencia. La memoria parabólica, subvierte, entonces, la realidad operante del silencio y la negación del pasado establecida por la memoria mítica. Esta

199 Cfr. GABORIT, Mauricio. Memoria histórica: Relato desde las víctimas. Pensamiento Psicológico, Vol.2, N° 6, 2006, p. 11.

101 subversión implica re-significar los recuerdos sobre los hechos violentos del pasado con el fin de incorporarlos a la vida cotidiana, personal y colectiva, de las víctimas 200 .

Al respecto, Jelin nos aporta que,

El acto de rememorar presupone tener una experiencia pasada que se activa en el presente, por un deseo o un sufrimiento, unidos a veces a la intención de comunicarla. No se trata necesariamente de acontecimientos importantes en sí mismos, sino que cobran una carga afectiva y un sentido especial en el proceso de recordar o rememorar. 201

En consecuencia, es una memoria que hace consciente la experiencia vivida en el presente, recuperando los recuerdos de los hechos que transformaron la vida de quienes son silenciados por los discursos oficiales, y que por ende guardan una carga significativa-simbólica. Es el deseo de las víctimas –de sus emociones y afecciones que le suscitaron los hechos del pasado–, buscar un sentido en el presente de su experiencia, reconocer que existe algo de su vida, historia y experiencia que aún sigue pendiente y oculto, por lo cual, los motiva a expresar y re-significar su pasado elaborando su propio relato, su propia narrativa, como manera de construir un sentido del pasado.

En este punto de vista, se vislumbra nuevamente la importancia que tiene vincular las experiencias del pasado con las vivencias del presente para hacer consciencia de la historia e identidad actual. Ello, sólo es posible a través de la memoria y del relato que hace consciente la necesidad de comprender las marcas de lo vivido; por eso, la memoria parabólica al evocar las vivencias de las víctimas, actualiza conscientemente el camino que se ha recorrido desde su vivencia previa a los hechos de violencia hasta el presente, entretejiéndolos en una narrativa que se cuenta en un tiempo que hace presente las huellas de lo sucedido, reconociendo así el pasado -para revalorarlo de nuevo desde el presente-, y comprender lo que

200 Cfr. Ibíd., p. 10. 201 JELIN, Elizabeth. Los trabajos de la memoria. España: Siglo Veintiuno Editores, 2001, p. 32.

102 sucedió, de tal manera que puedan asumir los hechos que han acontecido en sus vidas.

Por consiguiente, entretejer los hechos del pasado con las vivencias del presente, permite a las víctimas empoderarse de su propia historia, apropiarse de su identidad que les fue arrebatada por las versiones de los hechos y las comprensiones del horror ajenas a lo que vivieron, sintieron y padecieron, es decir comprensiones ajenas a la realidad de su experiencia de vida:

El recordar, es decir, la acción de hacer memoria, y las narraciones que de ella se desprenden, (…) es la acción que empodera a las mayorías populares, a las víctimas y a sus familiares de decir y decirse justicia y que va moldeando un conjunto de actitudes prácticas, cognitivas y afectivas, que posibilitan una verdadera reconciliación social. 202

Éste empoderamiento de la autoconsciencia, permite observar y comprender la realidad tal cual como es, sin el velo encubridor que las mentiras oficiales generaron desde sus relatos para ser asumida como forma de vida 203 , de tal manera que proporciona a las víctimas asumir un rol activo dentro de la historia y en la sociedad, para reclamar el esclarecimiento de los hechos apoyados en la verdad, identificando los actores y revelando sus propósitos para poder llegar así a una interpretación ajustada de la realidad 204 .

Autoconsciencia para exigir desde la verdad, la reivindicación de sus derechos, que son propios de las víctimas: el derecho a saber, el derecho a la justicia y el derecho a obtener las reparaciones suficientes y las garantías necesarias [para que no se dé una repetición de los hechos] 205 . Autoconsciencia para reconocer en su dolor y en las heridas del pasado su propia historia, de tal manera que desde el clamor de la justicia sea visibilizada para consolidar una cultura de memoria, que

202 GABORIT, Mauricio. Ob. Cit., p. 17. 203 Cfr. Ibíd., p. 11. 204 GABORIT, Mauricio. Recordar para vivir. El papel de la memoria histórica en la reparación del tejido social. En Eca: Estudios Centroamericanos Vol. 62, no. 701-702 (mar.-abr. 2007), p. 208-209. 205 Ibíd., p. 208.

103 permita, en primer lugar, sanar el dolor que han dejado en sus huellas y sus recuerdos los acontecimientos -siendo conscientes de no olvidar la causa y la estructura que produjo el horror de la violencia- para construir un presente y un futuro alterno al sufrimiento, desde una identidad que reconozca lo que ha sido y lo que es, empoderada de sí misma y de su historia, apropiada de su pasado para evitar la repetición de los hechos violentos, y por ende un eterno presente que revive los hechos victimizantes del pasado.

En segundo lugar, apropiarse del pasado para sanar el dolor en el presente contribuye a proyectar un futuro que no venga dado por las consecuencias negativas de pasado 206 sino por la reinterpretación y re-significación que se hace del pasado desde los relatos y memorias elaborados en el presente; futuro sobre lo que se conoce y quiere, no desde lo que se imponga.

Así, en tercer lugar, la memoria parabólica ofrece a las generaciones nuevas realidades, donde recordar se hace necesario para un bienestar entre el campo moral y político, como en el de las relaciones interpersonales e intergrupales 207 generando un bienestar social, para ser y estar conscientes de su realidad con el fin de no repetir los horrores de la violencia.

206 ESCOBAR, Ángela (2009), LA CONSTRUCCIÓN DE MEMORIA EN COLOMBIA. Los desafíos de pensar la memoria histórica en medio del conflicto . [trabajo de grado], Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, Carrera de Ciencia Política, p. 30. 207 GABORIT, Mauricio. Ob. cit. 2007, p. 209.

104 CAPÍTULO TRES

EL RELATO COMO POSIBILIDAD DE MEMORIA Y OLVIDO PARABÓLICO: Aproximación Teológica y Pedagógica al derecho fundamental de la no-repetición de las víctimas.

Una vez establecida la función del relato, a pesar de las múltiples intencionalidades y efectos que éste produzca en la configuración del mundo a través de las formas que posee, cabe preguntarnos, específicamente: ¿qué función puede cumplir el relato en contextos de violencia y en procesos de no- repetición en Colombia?

De acuerdo con lo desarrollado anteriormente, se puede decir, de antemano, que en cuantas formas y posibilidades existan de narrarse, así mismo el relato puede cumplir múltiples funciones, según el efecto que se quiera producir tanto en los contextos de violencia, como en los procesos de no-repetición. Sin embargo, en virtud de transformar estas realidades y estructuras de violencia, es preciso centrarnos en aquel relato que –a través de los procesos de reparación– procura una solución concreta, en orden a develar y subvertir la estructura que defiende y justifica la violencia.

Señalo aquí que la estructura de la violencia, trae como única consecuencia la muerte, de la cual podemos concebir en doble sentido: En primer lugar, en el sentido directo de cesar o terminar la vida, por la fuerza, de una persona o de una comunidad, eliminando así toda posibilidad de futuro. En segundo lugar, en sentido indirecto, la muerte concebida como destrucción de todo proyecto y sentido de vida de una persona o de una comunidad, al devastar todo lo que le constituye: la identidad, la dignidad, el sentido, la historia, la memoria, entre otros. En esta concepción, la única posibilidad de “futuro” es seguir viviendo en el constante círculo vicioso de la violencia con cada uno de sus efectos.

105

Ahora bien, el derecho fundamental de la no-repetición , se plantea como la opción concreta que logra subvertir la estructura que establece y justifica la violencia como mecanismo de lograr intereses particulares. Ciertamente, desde la garantía de la no-repetición se da paso a la construcción de un futuro claro: la vida. La no- repetición garantiza la vida confrontando cualquier tipo de estructura, que pretenda legitimar cualquier uso de la violencia como solución al conflicto, subvirtiendo de esta manera el drama único de la muerte. Aún más, la vida no sólo garantiza el futuro, sino que, desde la recuperación y reparación de la memoria, la historia, la conciencia, la dignidad y la identidad, se abre un amplio panorama para la construcción de un único futuro: el futuro de la no-repetición, que se construye desde el presente consciente de los hechos del pasado, del presente apoderado de su historia e identidad.

De ahí que, resaltando nuevamente la función del relato al configurar las dinámicas de relación en y con el mundo, también es necesario comprender cómo la construcción del relato –en un nivel más profundo- se entreteje desde lo que recordamos y olvidamos de nuestra experiencia, lo cual, determina qué narrar y cómo narrar. Razón por lo cual, el relato genera una relación recíproca con los procesos de memoria y olvido: en primer lugar determina lo que recordamos y consideramos notable -o coloquialmente “inolvidable”-, seleccionando las experiencias que queremos narrar, de tal manera que para hacer memoria de lo que es o no significativo de nuestra experiencia, entretejemos un relato que pueda dar cuenta de nuestra intencionalidad y perspectiva. En segundo lugar, nos lleva a olvidar –voluntaria o involuntariamente– otras experiencias dejándolas al margen de lo que no narramos en el relato, de lo que silenciamos, bien sea por considerarlas no significativas e importantes, o porque es mejor no traerlas de nuevo al presente. Sin embargo, como lo abordamos en las formas del olvido y de memoria, cabe mencionar de nuevo que no siempre el olvido es un proceso que

106 proceda de la voluntad de sí mismo; puede darse un olvido desde la configuración de los relatos míticos u oficiales, es decir, desde la voluntad de otros.

En este sentido, la importancia de la expresión significativa de las experiencias, está determinada por el vínculo recíproco entre el carácter memorable 208 de las experiencias personales o colectivas, que constituyen el germen de una narración, de un relato; y el carácter formativo en la medida en que el relato suscita un mensaje, deja una enseñanza 209 no sólo para quien narra, también para quienes acceden al relato de manera oral o escrito (narratario).

Así como lo abordamos en las formas del relato, la afirmación de Marguerat y Bourquin (2000) de que todo relato está compuesto [intencionalidad] con vistas a producir un efecto . Este efecto , es posible gracias al vínculo recíproco de: ser memorable – y dar una enseñanza. Por un lado, vemos que, quien elabora el relato construye una tarea del sentido de la experiencia vivida, tejiendo recuerdos para reconquistar su identidad, dignificar su historia de vida y erigir su futuro a partir de la memoria recuperada en el relato y como expresión de autoconciencia 210 . Por otro lado, a los narratarios la tarea por descubrir el sentido del relato y la de interpretar lo significativo de las experiencias, es reconocer la experiencia del otro-narrador como valor de vida donde la experiencia memorable deja una enseñanza, y la enseñanza perdura en la memoria de quien recibe el relato.

En síntesis, la memoria y el olvido, son dos componentes imprescindibles para entretejer el relato desde los recuerdos, pasando por la determinación de qué recordar y/u olvidar según sea la intencionalidad de qué narrar y cómo narrarlo.

208 RODRÍGUEZ, Jaime. Para el estudio y disfrute de las narraciones. Narratología . Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 2004., p. 17. 209 Ibíd. 210 CRUZ, Manuel. Cómo hacer cosas con recuerdos: Sobre la utilidad de la memoria y la conveniencia de rendir cuentas. Primera Edición. Buenos Aires; Madrid : Katz Editores, 2007, p. 18.

107 Por esa razón, indagar por el sentido del relato en los procesos de memoria y olvido, es aproximarse a la fuerza y la importancia que éste contiene en la construcción de los sujetos, de la identidad personal como colectiva, y de la configuración de la cultura y las sociedades; y en el contexto colombiano, es indispensable para los procesos de memoria, facilitando la reconstrucción de la historia de vida –a quienes se les ha silenciado desde los relatos oficiales-, constituyéndose en una herramienta fundamental para la no-repetición, permitiendo, entre otras cosas, construir una historia con futuros alternos resistiendo a la memoria-obligada y al olvido-impuesto que permite la impunidad frente a las acciones de violencia.

3.1 MEMORIA Y OLVIDO PARBÓLICO COMO NO-REPETICIÓN: UNA LECTURA DEL RELATO DE LC. 24, 13 -35

El recorrido hasta ahora planteado, nos ha permitido reconocer y comprender que en cuantas formas y posibilidades exista de narrarse, así mismo los relatos cumplen funciones particulares según sus intencionalidades y contextos donde estos son desarrollados.

Pues bien, el mito y la parábola como formas de construir el relato, nos permitieron comprender como desde éstas formas, la memoria y el olvido van configurando el ser, la identidad, la historia y la cosmovisión de los sujetos. Memorias y olvidos intencionados, que recuerdan, que ocultan; que narran, que niegan, que transforman realidades, que someten realidades.

En este sentido, desde una aproximación teológica, pretendemos comprender qué función cumple el olvido-parabólico en el texto de Lucas 24, 13-35, para evidenciar, en primer lugar, cómo aparecen las formas del relato –y con ello las intencionalidades que subyacen- según el efecto que se quiera producir tanto en los contextos de violencia, como en los procesos de no-repetición. Para ello, en

108 segundo lugar, es preciso centrarnos en descubrir como el relato de Lucas 24,13- 35 procura una solución concreta, en orden a develar y subvertir la estructura que defiende y justifica la estructura de violencia que atemoriza; subversión que permite insinuar un proceso de reconciliación, con el propósito de garantizar el derecho fundamental a la no-repetición.

∗ RELATO DE Lc. 24, 13-35 ∗∗*

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista setenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos, y caminó a su lado;

16 pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle.

17 Él les dijo: «¿De qué discutís por el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí éstos días?» 19 Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba librar a Israel; pero con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»

25 Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?» 27 Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo un ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos. 30 Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31

∗ * El texto bíblico ha sido tomado de Nueva Biblia de Jerusalén , Desclée de Brouver, Bilbao 1998.

109 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista. 32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.

SENTIDO BÍBLICO DEL OLVIDO Y LA MEMORIA DESDE EL RELATO DE LUCAS 24,13-35

DOS QUE HUYEN DE JERUSALÉN:

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista setenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos, y caminó a su lado;

Todo comienza en la ciudad de Jerusalén, y el relato apunta a hacer un énfasis particular a esta ciudad; lugar donde mataron a Jesús, de la manera más ignominiosa que existía en la época 211 . La muerte en cruz, representaba la mayor vergüenza de morir para un judío; ya desde antiguo, las Escrituras veterotestamentarias expresaban la humillación para aquel que colgado de un árbol muriese, por ser hombre reo de delito capital; porque un colgado es una maldición para Dios (Dt 21, 22-23 ). Y quedarse allí, en Jerusalén, representaba un peligro para los discípulos de Jesús; por ello se dan cuenta que corrían riesgo de sufrir la misma suerte, de tal manera que se alejan de Jerusalén.

Para ser más específicos, y comprender el contexto, la posibilidad de morir violentamente en cruz, representaba ser ‘ajusticiado’ con la peor condena que mayor se haya practicado en la antigüedad: aparece en sus diversas formas en

211 VARGAS, Ignacio. Por el camino de Emaús. Una aventura de refundación. Bogotá: Indo American Press Service, 2001, p. 17

110 numerosos pueblos del mundo antiguo, incluso entre los griegos 212 . Como forma mítica, aparece entonces la cruz para castigar los delitos de orden político y militar, la cual, particularmente en el caso romano, era una condena impuesta sobre todo a las clases más humildes: esclavos, criminales peligrosos y revoltosos de las provincias. Y como mito difundido, su eficacia era la fuerza disuasoria al exponer los cuerpos en lugares inminentes a la vista de todos 213 .

Por eso, frente a esta realidad Huyen, tal vez sin rumbo preciso y desconsolados 214 . Ante la realidad de la muerte violenta no encuentran otra alternativa que huir para salvaguardar sus vidas. Confundidos y desconsolados porque en Jerusalén todo terminó mal; sus expectativas se frustraron con el desastre más grande, y el ambiente allí estaba marcado por la persecución.

Confundidos, porque algunos comenzaron a decir que el maestro había resucitado, sobre todo las mujeres, lo andaban pregonando. Pero eso era igualmente peligroso para ellos, podían ser acusados de robar el cadáver para justificar su resurrección. De allí que fuera mejor irse de Jerusalén y buscar un lugar seguro. ¿Emaús? 215

Precisamente por la desilusión y profunda confusión, se ponen de camino hacia Emaús. Al respecto, observa Cardona, que el relato está construido sobre el eje del “ camino ”, en un itinerario de ida y vuelta , dos veces los discípulos pasan por el camino 216 . Perturbados por la situación iban conversando, huyendo de la violencia, discutiendo sin entender el porqué de lo sucedido; el relato nos dice de qué estaban hablando: lo ocurrido en Jerusalén, el horror de la muerte violenta.

En este camino confluyen dos realidades contradictorias: mientras los dos discípulos se alejaban, el mismo Jesús, la víctima-resucitada, se les acerca y

212 Martin Hengel. Crucifixion in the ancient world and the folly of the message of the cross. Fortress Press, Filadelfia, 1977. Citado en: CROSSAN, John. JESÚS: Biografía revolucionaria . Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1996, p. 141. 213 Cfr. Ibid. 214 CARDONA, Hernán. JESÚS RESUCITADO CAMINO DE EMAÚS . Un apasionado por los suyos. Medellín, Colombia: Universidad Pontificia Bolivariana, 2006. p. 61. 215 VARGAS, Ignacio. Op. Cit. 2001, p. 18. 216 CARDONA, Hernán. Op. Cit. 2001, p. 61.

111 camina a su lado. En ese “doble camino”, cobra un valor importante cómo la víctima resucitada se acerca a ellos para caminar. De esta forma, Jesús configura ese espacio de seguridad física y emocional, en el cual irrumpe la memoria y olvido parabólico que les permite recuperar su confianza y estima.

El acercarse, verbo en griego “eggizô” ( εγγιζω ), en el Nuevo Testamento anuncia momentos decisivos . Y en el mismo sentido se encuentra en Lc 7, 12,

Cuando Jesús se acerca al cortejo fúnebre del retoño único de la desamparada mujer de Naín y saca de la muerte, de la ruina, a esta madre viuda y a su hijo. Luego en Lc 10,9, para la misión de los discípulos Jesús considera fundamental curar a los enfermos, devolverle la identidad perdida a estos seres humanos, como una manifestación de la cercanía propia del reinado de Dios. 217

Efectivamente, como relato parabólico, adviene Jesús -el crucificado que vive- en el camino para irrumpir en la realidad mítica, frustrada en sus discípulos. Se acerca para ponerse en camino como perdón, esperanza y no-violencia con aquellos que sufren, y posibilitar el inicio de una nueva vida, claro ellos aún no lo saben, pero es ahí en el camino donde comienzan a invertirse sus expectativas. Es desde esta aproximación de Jesús a los suyos, que se erige para devolver la vida, recuperarle la identidad perdida a las personas, marginadas por los acontecimientos.

Algo les impedía ver. El sentido del ver:

16 pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle.

Es tan fuerte la memoria y el olvido mítico en los discípulos, que éstos han perdido todo el sentido de ver, de re-conocer a aquel caminante que ha empezado a invertir sus expectativas desde el acercamiento. Afirma Cardona, que los ojos de los discípulos camino de Emaús están retenidos en una situación capaz de

217 Ibid. p. 62

112 impedirles la marcha y en este caso la completa visión de los acontecimientos acaecidos, por eso no logran conocer al crucificado que vive .

Es cierto que caminan perturbados, con muchos interrogantes, no son capaces de reconocerse en otro tiempo. Han salido temerosos de Jerusalén, pero no sabemos si eran conscientes del destino hacia el que se dirigían. Ya hacía tres días que todo había ocurrido, pero sus mentes y corazones siguen anquilosados al pasado; ya habían abandonado la ciudad de Jerusalén, pero en ellos seguía presente. La memoria mítica ha realizado su trabajo. Seguía configurando sus memorias, sus recuerdos, pero desde una perspectiva mítica que justificaba el horror de la cruz.

Es por eso que los discípulos ven la Cruz solamente desde la perspectiva del horror , y se han fijado tanto en el lado oscuro, que estaban impedidos para comprender y re-conocer. Marcados por la tristeza y la desilusión, ellos siguen viendo la pasión y muerte de Jesús desde su perspectiva, a partir de sus intereses 218 . Llevándolos a la aceptación de la verdad institucional, configurándoles una amnesia e interiorizándoles una verdad que responde a los intereses oficiales, de tal manera que solamente fijen su mirada en el horror de la cruz, es decir, en un pasado que les impide ser conscientes del presente, de quien está al lado caminando con ellos, del crucificado-resucitado.

Se detuvieron tristes: El hecho doloroso del recordar.

17 Él les dijo: «¿De qué discutís por el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí éstos días?» 19 Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba librar a Israel; pero con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una

218 Cfr. Ibid. p. 64.

113 aparición de ángeles que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»

Los discípulos que ya habían emprendido su marcha, huyendo de Jerusalén, se detienen atónitos, llenos de tristeza, ante la insólita pregunta de Jesús, víctima- resucitada. Es evidente que aún sus corazones siguen aturdidos. En ellos, el pasado reciente del horror de la cruz sigue velando la realidad del contexto: estaban en la fiesta de pascua.

Por eso, lleno de sorpresa, pregunta Cleofás: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí éstos días?» . La manera en que denomina Cleofás al resucitado, en griego “paroikeis” ( παροικιες ),

usa el verbo “parokeiô” ( παροικέω ), cuya traducción indica vivir al lado, vivir como extranjero, adoptar residencia como extranjero. En términos simples se considera a Jesús un habitante de Jerusalén pero con un matiz: vino como peregrino a la fiesta de pascua y no se ha enterado de los hechos acaecidos en la ciudad. 219

Aunque la muerte de cruz representaba humillación y escarmiento, exponiéndola a todo público como fuerza disuasoria, ¿por qué un extranjero tenía que saber y conocer las razones por las que se condenaba a un simple reo de clase humilde? Los discípulos estaban saturados, vivían aún en los acontecimientos del pasado, para ellos toda esta realidad era de vital importancia, por lo que les sorprende encontrar a un residente en Jerusalén que no sabe lo que allí aconteció.

El resucitado, no responde a la pregunta de Cleofás con alguna afirmación o negación. Los discípulos nuevamente son interpelados por la pregunta de Jesús: «¿Qué cosas?». Y ante ello, desde un marco histórico, comienzan a exteriorizar todo lo que había en sus mentes, describiendo los hechos, organizándolos de forma cronológica; excluyendo así cualquier posibilidad narrativa.

219 Ibid.

114

Evidentemente, ellos recuerdan pero desde una retrospectiva descriptiva, desde un marco histórico que se impone -cargado de los intereses oficiales y fuerzas disuasorias-, impidiéndoles construir un relato que les ayudara a entretejer los hechos para comprender su situación.

Esto conlleva a ratificar la frustración de sus expectativas: a pesar de seguir creyendo en él, aunque enceguecidos, lo ven como un profeta, y no lo reconocen como Mesías , ¡un hombre crucificado y asesinado no puede ser el Mesías! ¡De Él no se puede esperar la plenitud de vida y menos aún como una existencia nacida en Dios! 220 Por eso su dificultad de reconocerlo en la persona que los está acompañando en el camino.

Acaso no tenían que pasar estas cosas: Contar – recordar – olvidar parabólicamente – sanar.

25 Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?» 27 Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

Lucas destaca en toda su obra la importancia del corazón. Aparece en María (2, 221 19.51 ) como actitud orante que le permite meditar la historia vigente desde Dios ; como lugar de las decisiones para obrar (12, 45 ) desde donde se define la manera de ser y proceder. El corazón representa la interioridad de la persona (24, 222 32.38 ) .

Es ahora el momento en que el crucificado-vivo toma la palabra. Y desde las Escrituras, cuestiona la dureza de corazón para creer, interpelándolos a una

220 Ibid. p. 66. 221 Ibid. p. 67. 222 Ibid. p. 68.

115 nueva experiencia: los invita a dejar de lado la lentitud de corazón para creer, así podrán abrirse a la experiencia parabólica de la crucifixión y resurrección. Al tomar de nuevo la palabra, de entrada, irrumpe con vehemencia el corazón de sus discípulos que se ha configurado por los relatos míticos, buscando subvertir esa mirada histórica y descriptiva de los hechos.

El resucitado evoca de nuevo a los profetas; desde allí, como parábola, les está insinuando y anticipando la suerte que correrán. Comienza a construir el mundo narrativo donde situará el relato que permitirá recordar la misma historia de dolor a fin de reinterpretar los hechos ocurridos para transformarlos en símbolos de representación de la historia, de tal manera comprender la cruz desde la lógica salvífica de Dios revelada en las Escrituras 223 .

Desde esta perspectiva, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas , a la luz de la historia de la salvación, recuerda la suerte que sufrieron en orden al compromiso salvífico de Dios, revelada en la historia de Israel. Pero este recordar tiene un fin: subvertir la decepción y derrota de la muerte en cruz, para reinterpretarla como expresión de fidelidad incondicional a Dios 224 .

En consecuencia, frente al hecho descriptivo de dolor realizado por los discípulos, el resucitado construye el relato, la historia que narra el dolor producido por los acontecimientos, pero desde una perspectiva crítica que confronta la violencia de la muerte como fin de un camino; transformando la mirada hacia la muerte en cruz, para abrirnos a la experiencia de la salvación donde Dios da plenitud de vida más allá de la muerte 225 violenta. De esta manera, para entrar así en su gloria, desde un sentido teológico salvífico que adviene para transformar la historia y las personas.

223 Ibid. p. 70. 224 Ibid. 225 Ibid.

116 Se les abrieron los ojos: Acaso no nos ardía el corazón.

28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo un ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos. 30 Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista. 32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Estamos ante la revelación del evento parabólico que en los discípulos se descubre. Nuevamente son los discípulos quienes recobran el protagonismo dentro del relato de Lucas, pero no el mismo protagonismo con el que empezaron a huir de Jerusalén. A pesar de que , da la impresión de seguir su marcha, en griego “prospoieomai” ( προσποιέ )226 , son estos quienes le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.».

El resucitado, como parábola, no impone alguna actitud a los discípulos, por eso su silencio una vez que ha terminado de irrumpir en los corazones de los discípulos narrando su relato salvífico de la historia. Y ante la inminente proximidad de la oscuridad y declinación del día, su presencia y cercanía es solicitada insistentemente.

Ante el silencio de una respuesta afirmativa o negativa frente a la invitación, el relato nos presenta, a través de las acciones entrar y quedarse, la aceptación a la solicitud de los discípulos. Mencionado anteriormente, entrar (en la gloria) adviene para transformar; y en este caso no sólo entra, también se queda: no se trata de una simple compañía sino de una presencia eficaz, capaz de transformar la vida y la situación de estos discípulos 227 . Este quedarse, nos invita a vivir en la parábola, en la constante tensión y confrontación que ésta nos genera; en términos de

226 Ibid. p. 71. 227 Ibid.

117 Crossan, es ser “ paraboleados ” para estar abiertos a la experiencia trascendente 228 , atentos ante la imposición del mito como relato único.

Las acciones del resucitado en el texto evidencian con intensidad el corazón parabólico del relato. Él advino en el camino, invirtió sus expectativas desde la revaloración de la historia, y ahora actúa en medio de ellos. Su acción parabólica se concreta no sólo al entrar y se quedarse, sino al sentarse de nuevo a la mesa con ellos: tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Revela de nuevo el advenimiento del Reino de Dios ante los ojos ciegos y los corazones duros a la experiencia de la salvación.

La parábola ha cumplido su función: se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista . La víctima resucitada, por la cual los discípulos salieron huyendo de Jerusalén tristes y decepcionados, ha logrado su finalidad: irrumpir en la memoria y el olvido mítico que les sosegaba el corazón. Y al caminar, entrar, quedarse y sentarse junto a ellos, les ha ayudado a re-elaborar la experiencia de la Cruz desde una memoria y un olvido parabólico que les ha permitido ver de nuevo y arder sus corazones.

El camino del crucificado –ahora visto de manera completa- les ha permitido ver al Resucitado. Y al mismo tiempo, el Resucitado les ha permitido ver el sentido del 229 Crucificado .

Se pusieron en camino a Jerusalén.

33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.

228 CROSSAN, John. Op. Cit. 1988., p. 42 229 CARDONA, Hernán. Op. Cit. 2001, p. 72.

118 Ante un inicio desesperanzador y de temor, los discípulos huían del riesgo que representaba quedarse en Jerusalén. Sin embargo, la parábola aconteció en sus corazones; ha configurando memoria y olvido que les ha transformado el dolor y la tristeza en alegría y entusiasmo.

Y pesé a que el día ya había declinado, sus ojos están abiertos y preparados para regresar a Jerusalén. El miedo impuesto desde los relatos míticos desde la muerte violenta, que los llevaba a describir los hechos, se ha disipado; ahora son ellos quienes al reconocer al crucificado-vivo, regresan completamente felices para contar la experiencia que han vivido en el camino.

El camino que los llevaba a la hu-ida, los conduce de nuevo a vol-ver. El camino se convierte entonces, en proceso de transformación y de empoderamiento, a través del ejercicio de hacer memoria y olvido-parabólico, que les ha posibilitado reconstruir su identidad -como creyentes y discípulos-. Regresan entonces con la alegría de reconocer al resucitado, compartiendo y contando su experiencia.

Los discípulos se han llenado de valentía, la parábola los ha llevado a actuar ante el vacío originado. Se ponen en camino con plena convicción hacia Jerusalén -aún conociendo el peligro del presente dominante-, como testigos de la resurrección. El escándalo ignominioso de la muerte violenta en la cruz, es ahora la dignidad de la vida a través de la Resurrección, que les ha llevado a construir nuevas formas de estar y de creer.

La parábola ha originado así una doble inversión del relato de Lucas: la cruz que invierte las expectativas de los discípulos, el crucificado-vivo que invierte la desesperanza de los discípulos.

119 3.2. OLVIDO PARABÓLICO Y LA NO-REPETICIÓN: Una pedagogía de acompañamiento a la luz de Lc 24, 13-35 en el horizonte de la reconciliación.

La experiencia trascendental y de transformación vivida por los discípulos en el camino por el que huían ante el temor de la violencia, y posteriormente regresaban con la alegría de haber experimentado la vida, nos permite esbozar algunos horizontes pedagógicos de acompañamiento; por medio de las cuales, las víctimas, al identificarse con los discípulos, puedan asumir un olvido-parabólico como camino de transformación a su realidad, de sanación a sus heridas y de acciones que las lleve al empoderamiento y exigencia de la no-repetición como derecho fundamental.

Por tanto, a raíz del relato de Lucas, planteo los siguientes horizontes de una pedagogía que produzca vida, alegría y esperanza:

Contar el relato.

Desde el relato de Lucas, se resalta la importancia de construir nuestros relatos como proceso de reconocimiento de los hechos y acontecimientos que han producido dolor y desconsuelo. Sin embargo, no es suficiente volver la mirada al pasado si simplemente nos quedamos en la tristeza que los recuerdos nos producen y describir lo sucedido. Por el contrario, al narrar lo sucedido, permite revalorar los hechos y entretejerlos en un conjunto de acciones que legitiman la violencia, posibilitando así descubrir las estructuras del horror, impuestas por los relatos míticos que justifican sus intereses por medio de las memorias y olvidos impunes.

De tal manera que se pueda evidenciar aquello que se negó y silenció por los relatos míticos impuestos desde las estructuras que justifican el horror de la violencia. El contar el relato nos ayuda a la transformación de la experiencia en

120 palabras es un paso que implica hacer memoria de los hechos, para configurarlos en un lenguaje inteligible –en su propio lenguaje cotidiano-, que se entreteje para expresar y relatar su historia. Es un proceso, donde el discernimiento de su propia experiencia ayuda a dejar de lado las versiones oficiales, para asumir la realidad y su papel en los hechos, dando así, sentido de pertenencia a su historia.

Sanar las secuelas.

En primer lugar para sanar las secuelas y heridas, el relato de Lucas nos interpela a reconocer conscientemente que las tenemos. No podemos huir de las heridas, tampoco negarlas y hacer de cuenta de que aquí no pasa nada, eso sería justificar las estructuras míticas. Contrario a ello, el reconocimiento lleva tomar conciencia a las víctimas de aquellas cosas que las afectan y preocupa. Es un encuentro personal que debe conducir a examinarse a sí mismas, a descubrir los lados vulnerables.

En segundo lugar, Lucas invita a aceptar esos hechos dolorosos para poder revalorarlos como una nueva experiencia y oportunidad de vida. Dicha aceptación permite sacar del interior, aquello que ciega la realidad y esclaviza. Para poder integrar a la identidad y a la historia el sentido de lo vivido, que nos impulsa a buscar nuevas maneras de asumir la vida.

Procesos de afrontamiento.

No se consigue sanar si no se confronta lo que está perjudicando. Poder afrontar las heridas, ayuda a construir un proceso de recuperación y discernimiento de la propia identidad frente a las realidades míticas que aún generan daño. Este discernimiento, motiva a estar cuestionando cada estructura que reconcilia realidades arbitrarias, que justifican la violencia y la muerte. Asumir procesos de

121 afrontamiento, genera la posibilidad de plantearnos otras realidades en las que se garanticen procesos de no-repetición.

Acciones para que no se repita.

Reconstruir el relato, ser conscientes de las heridas para sanarlas, deben estar asociadas a la práctica de acciones que garanticen la no-repetición. Al ser paraboleados, esta invita a una acción efectiva de transformación de las estructuras de violencia. Es salir al encuentro y compartir con los otros la propia experiencia y construir en conjunto procesos dinámicos, que subviertan por completo la estructura impuesta por una memoria y olvido mítico impuesta para silenciar. En este encuentro, el olvido parabólico elaborado a través de un ejercicio de memoria individual y colectiva invita a una reconciliación construída y concedida.

3.3 MEMORIA Y OLVIDO PARABÓLICO: DERECHO FUNDAMENTAL DE LA NO-REPETICIÓN DESDE EL RELATO DE LUCAS.

Repetir va conformando interminables presentes que dan lugar a una continua reformulación del pasado, reformulación que no cesa… 230

Plantear la no-repetición como derecho fundamental desde el horizonte de la reconciliación, exige nuestra aproximación y mirada hacia el lugar de las víctimas, protagonistas principales de un conflicto armado colombiano, ajeno a su voluntad, pero son quienes sufren directamente las consecuencias atroces de la violencia, la opresión e indiferencia.

230 ATUESTA, Juliana. REPETICIÓN: Había una vez. En Revista El CuerpoeSpín No. 2 (dic.-ene. 2010), p. 9.

122 Dicha aproximación nos permitirá descubrir las estructuras sobre las cuales se plantea la no-repetición, y desde allí analizar las posibles inversiones parabólicas necesarias a estas estructuras, en orden a garantizar un real y efectivo compromiso de reparación y construcción de nuevas formas de estar en el mundo.

Una mirada hacia las víctimas.

Allá, había mucha gente que era rica entre comillas, tenían mucho que comer o sea comparado con las necesidades que tienen ahora… y venirse desplazados a un pueblo que no conocen a nadie, que nadie les da la mano, un pueblo que es indiferente al dolor ajeno, donde se siente hambre, se siente frío, se siente sed, no hay dónde dormir, etc. … eso es muy difícil y eso marca demasiado. Yo digo que eso marca a la gente y ese conflicto ha hecho que la gente se deje llevar por la ironía, por la decepción de que lo atropellaron y no hubo quién lo defendiera, así más o menos, pero sí se puede hacer algo siempre y cuando se dialogue .231

Indiferencia y decepción, dos situaciones que deben asumir las víctimas del conflicto -en su gran mayoría provenientes del sector rural 232 - a parte del dolor de haber perdido todo; no sólo lo material, sino también su estilo de vida, su forma de ser, de reconocer su identidad y de comprender el mundo. Hombres y mujeres desarraigados de aquello que los constituía, y que ahora deben enfrentarse a la hostilidad de una doble indiferencia: en primer lugar, por parte de la sociedad reciben el rechazo, son invisibilizados en las grandes ciudades, ignorados, silenciados; y no obstante, en segundo lugar, se ven sometidos al abandono del excluyente sistema penal moderno 233 , sea por el desconocimiento de sus derechos, o, también por la irónica preocupación de la justicia en centrar su atención en el victimario, excluyendo de manera consciente o inconscientemente a las víctimas, aumentando así el dolor del silencio y del olvido 234 .

231 Testimonio Ricardo León No. 49. 232 DIAZ, Ivonne. EL ROSTRO DE LOS INVISIBLES: Víctimas y su derecho a la verdad, justicia, reparación y no repetición. [En línea] disponible en: http://www.observatori.org/documents/Ivonne.pdf , recuperado: 30 de noviembre de 2011. 233 SAMPEDRO-ARRUBLA, Julio. LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS VÍCTIMAS: Apuntes para la reformulación del sistema penal. En Revista Colombiana de Derecho Internacional. ildi Bogotá, Nº 12, edición especial 2008, p. 355. 234 Cfr. Ibid.

123

Sobre esta realidad, es impensable si quiera hablar o pensar en la no-repetición, desde la memoria y el olvido parabólico. Bien hemos insistido anteriormente, en la imperante necesidad de generar espacios de visibilización para el reconocimiento de las víctimas y sus vivencias traumáticas, en pro de contribuir y garantizar su dignidad, y la recuperación integral de su condición humana en la sociedad.

Ser conscientes de generar estos espacios, implica una doble inversión a la estructura social y legal de indiferencia y exclusión. En primera instancia, automáticamente ésta inversión compromete a replantear el sistema de justicia actual, por uno más humanizado acorde a las necesidades de las víctimas para el reconocimiento de su protagonismo en el drama del delito. Esta responsabilidad debe ser asumida por el Estado adoptando medidas para tratar a las víctimas con compasión y con respeto a su dignidad, asegurando su seguridad, y que se les reconozca, informe y facilite el derecho al acceso a las instancias de justicia, además de una reparación expedita del perjuicio que han sufrido 235 . Estas medidas, promueven la justicia y la reparación, comprometiendo al Estado como responsable de garantizar la vida y dignidad de las víctimas.

Pensar en la no-repetición como derecho fundamental, es pensar en la obligación y responsabilidad que debe asumir el Estado, como promotor y garante defensor de la vida y de los derechos de sus ciudadanos a través de sus políticas que promuevan una resolución real del conflicto, que se expresa en la violación de los derechos humanos 236 . Contrario a ello, si el Estado y sus instituciones no cumplen con sus deberes de protección, de manera implícita o explícita, continuarían legitimando el horror de la violencia. En consecuencia, la no-repetición estaría lejos de pensarse como proceso, y aún más, como derecho.

235 DIAZ, Ivonne. Op. Cit., p. 3. 236 Cfr. SAMPEDRO-ARRUBLA, Julio. Op. Cit., p. 363.

124 En segunda instancia, la otra inversión a realizarse se concentra en la estructura social. La sociedad civil no puede seguir concibiéndose ajena al dolor y sufrimiento de las víctimas. Ésta debe superar sus expectativas como agente pasivo ante los procesos de reparación y no-repetición, delegando única y exclusivamente la responsabilidad al Estado, y asumir un compromiso ofreciendo alternativas reales para reintegrar a la vida social a las víctimas y otros actores del conflicto; porque los hechos de violencia vivida no afecta de manera aislada a personas o comunidades, la violencia deja su huella en todo nivel socio-cultural. Y es por eso, que la sociedad civil también es responsable de generar espacios y mecanismos que puedan ofrecer oportunidades como alternativas de estar en la sociedad. Para ello, es preciso subvertir los prejuicios operantes que llevan ser indiferentes con las víctimas, y a rechazar a los otros actores del conflicto.

Yo estoy trabajando ahorita, y en donde estoy trabajando es una cooperativa, pero estamos habilitando eso como empresa multimodal de servicios, para convertirla en una empresa. Y yo digo que de pronto en el formato que se le está dando a ver si de pronto se pueden emplear siquiera unas trecientas personas, siquiera las personas claves, porque yo veo que de pronto también es que hay gente que no ha tenido otra oportunidad y de pronto dándole esa oportunidad cambien, la mentalidad y dejan de dañar gente .237

Como resultado de esta doble inversión, volver la mirada hacia las víctimas es abrir la posibilidad de humanizar su dolor y empoderar su papel protagónico, fundamental en todo proceso de reparación que garantice la no-repetición. Es escucharlas, acogerla para brindarles espacios de seguridad física y emocional recuperar su confianza, visibilizar sus historias para entretejerlas con la historia de la sociedad. Es posibilitar la construcción de la memoria parabólica; es crear realidades contrarias que generen oportunidades reales de ser y estar-en-el- mundo; y violentar las estructuras que siguen legitimando el dolor, la injusticia, el olvido impune y la imposición de relatos míticos.

237 Testimonio Ricardo León No. 53.

125 Una mirada desde la justicia.

…pienso que la después del proceso de desmovilización de las autodefensas se degradó más el conflicto, porque en el momento que hicieron el negocio con las autodefensas no tuvieron en cuenta la parte de las víctimas . Obvio que si se iba a hacer un negocio entre victimarios y víctimas, el Estado sería el árbitro entre las situaciones y la justicia , pero no, el Estado negoció con los victimarios y no con las víctimas…y si no se tuvieron en cuenta las víctimas en el momento del negocio, pues hombre, el gobierno ¿qué tiene que perdonarle a las autodefensas?, antes tendría que agradecerle que no dijera la verdad porque es que la verdad es otra bien distinta. … porque que yo sigo diciendo ¿dónde está la culpa del Estado en este problema? ¿Dónde está la verdad? 238

A pesar de que en el anterior apartado se aproximó a la no-repetición desde una inversión de estructuras, aún falta esbozar un proceso que efectivamente la garantice como un derecho legítimo y asequible, en el cual, pensar en la construcción de realidades contrarias, sea la oportunidad para brindar otras formas de ser, que favorezcan la transición de condición de víctima y victimario hacia una incorporación a la sociedad como sujeto reparado.

Bajo esta perspectiva, la aproximación a la justicia transicional y restaurativa, nos brindaran los elementos pertinentes de acompañamiento al proceso de reparación como garantía de que no se repita ¡NUNCA MÁS! Sin embargo, cabe advertir que estos elementos no presentan un único modelo definido que se aplica para resolver cualquier conflicto de un momento a otro. Cada proceso es subjetivo, nunca un conflicto en un determinado lugar es igual a otro; siempre serán diferentes, tal vez con expresiones de violencia similares pero con trasfondos disímiles y subjetivos 239 ; así, como subjetiva son nuestras experiencias y las maneras de relacionarnos entre sí.

238 Testimonio Ricardo León No. 39. 239 …es un proceso de reinserción que para nosotros es muy nuevo porque aquí la justicia no estaba preparada para un evento de estos y lo que hay que copiar de otros países que han tenido procesos de desmovilización es muy pobre. Muy pobre, digo pobre en el sentido que por ejemplo ellos se basan en los conflictos que se han desmontado en África que sería pues como la historia más parecida a la nuestra; pero resulta que es que son cosas muy distintas de materia de cultura; o sea la causa del conflicto es muy distinta, muy distinta… Testimonio Ricardo León No. 39.

126 Justicia Transicional: Desde la perspectiva de Uprimny y Saffon, justicia transicional es un conjunto de herramientas para la transición de un régimen violento, a uno democrático y pacífico 240 . No se trata de un nuevo paradigma de justicia, sino que ofrece los mecanismos para garantizar la defensa y protección de los derechos humanos de las víctimas; convirtiéndose en uno de los pilares principales para la recuperación y reconstrucción de los países en etapa posconflicto 241 , con principios fundamentales para garantizar la vida y la no- repetición como el derecho a la verdad, el derecho a la justicia, el derecho a la reparación y el derecho a la no-repetición, para fortalecer el compromiso ético y evitar los escenarios de impunidad y olvido.

De esta manera, la justicia transicional busca establecer las obligaciones del Estado, para que aborde y profundice en las estructuras que generan la injusticia social, para crear mecanismos de justa reconciliación sin generar espacios de impunidad, de tal forma que responsabilizando a los victimarios, pueda garantizar justicia, verdad y reparación integral, en orden a ayudar a sanar las heridas y comprometerse a cumplir el derecho a la no-repetición.

• “¿Dónde está la Verdad?”: Nuevamente, desde la justicia transicional, la verdad como derecho a saber, es imperante en este proceso. Evidentemente, no se puede reparar integralmente, si no se conocen los motivos que llevaron a perpetrar el horror y la fuerza de la violencia por parte de los victimarios. El relato de las víctimas, como garante de la memoria, no está completo si a él no se teje el por qué de las situaciones que padecieron.

240 R. Uprimny; M.P. Saffon, (2005) Justicia transicional y justicia restaurativa: tensiones y complementariedades . Citado en: DIAZ, Ivonne. Op. Cit., p. 7. 241 L. Laplante; K. Theidon. (2007) Transitional Justice in times of conflict: Colombia’s Ley de Justicia y Paz. Citado en: DIAZ, Ivonne. Op. Cit., p. 6.

127 Es un derecho que las víctimas conozcan la versión de los hechos para asimilar las causas que originaron el dolor, configurándose como una necesidad para la elaboración del duelo y superación del daño cometido en su contra 242 . La verdad aporta elementos y pruebas para la justicia, a fin de procurar y evitar que se reproduzcan los mecanismos aberrantes de violación a la vida y de derechos. También, se convierte en herramienta de empoderamiento de la palabra, de la autoconciencia para asumir el relato propio, y reconocer el relato de los demás. La verdad ayuda a narrarse, expresarse; a reconfigurar el lugar de la víctima en la medida en que la verdad le permite transformar su dolor, elaborar el duelo y “superar” la situación traumática 243 .

En este orden de ideas, la verdad como autoconciencia y empoderamiento favorece el olvido parabólico, en la medida en que ayuda asimilar y elaborar el duelo, preservando en la memoria lo que sucedió a fin de prevenir que se cometan errores, y comprometer a los responsables del proceso a evitar que se repitan de nuevo las violaciones al ser humano.

• “Aquí la Justicia no estaba preparada para un evento de estos” : Afirma Díaz, que a través de un recurso justo y eficaz, las víctimas pueden hacer valer sus derechos, para que su ofensor sea juzgado de tal forma que el hecho no quede en impunidad y el daño sea reparado. Por ende, el derecho a la justicia implica dos acciones concretas que posibilitan la no-repetición, a saber: primero, acceder al recurso justo y eficaz y, segundo, tomar medidas restrictivas contra la impunidad.

Este derecho a la justicia, debe ser coherente con sus principios ante las víctimas. Ya mencionábamos anteriormente, de como la justicia centraba su

242 DIAZ, Ivonne. Op. Cit., p. 10. 243 Ibid. p. 11.

128 atención en el victimario, olvidando por completo a las víctimas. Por tanto, dicha coherencia debe estar encaminada a un trato equitativo, humano, de respeto y comprensión, que ayude a recuperar la confianza en la justicia.

Con la intención de garantizar la no-repetición -no sólo del daño, sino también de elaborar el duelo para no-repetir el dolor-, y aumentar la confianza en la justicia, encontramos otro elemento de reparación: la importancia de la participación de las víctimas en los procesos judiciales; no sólo por el derecho a saber la verdad, sino que también pueda sanar sus heridas, a través del reconocimiento público del daño cometido por parte del victimario, asumiendo la responsabilidad de sus acciones u omisiones 244 .

• “Prepararon un poco de proyectos”: De la mano con la justicia, la reparación comienza por la responsabilidad que asume el victimario, ahora desde el plano de resarcir el daño ocasionado, que en la mayoría de casos se da desde la compensación económica y material por perjuicios psicológicos, morales y de desplazamiento.

Díaz propone como medidas individuales y/o colectivas de reparación las siguientes: Restitución , el restablecimiento de la plena libertad para disfrutar los derechos humanos, el regreso a su lugar de origen, la devolución de sus bienes, y la reintegración en su empleo. Indemnización , que se debe conceder de forma proporcional a la gravedad de la violación, los perjuicios económicos ocasionados y los gastos de asistencia médica, psicológica y jurídica. Readaptación, se contemplan la atención médica y psicológica, los servicios jurídicos y sociales, y todo aquello que promueva el cese a las violaciones 245 .

244 Ibid. 245 Cfr. Ibid. p. 12.

129 El derecho a la reparación, no sólo es responsabilidad del victimario; es de igual obligación del Estado, ya que si este asume como una de sus funciones sociales la defensa de los ciudadanos, debe ser el responsable de acudir en auxilio por el daño ocasionado por su falta de defensa 246 . Es en esta perspectiva, la inversión a las estructuras del Estado, mencionado anteriormente, la que permite tomar conciencia de la legitimación del horror de la violencia por omisión a sus responsabilidades.

En consecuencia, hasta este momento, vemos como la reconciliación es un tejido de elementos importantes y fundamentales que van posibilitando el derecho a la no-repetición. Sin embargo, la reconciliación debe tener en cuenta, que su función no es volver al desplazado a su condición anterior al daño, mal haría si ello ocurriere; tampoco es la simple indemnización económica y material de los bienes perdidos y los gastos generados en asistencia de cualquier índole. Sin descartar lo anterior, la principal función que debe garantizar verdad, justicia, reparación y no-repetición. Su intencionalidad a la base debe ser la recomposición de los hilos personales y sociales; a subsanar las heridas; a elaborar el duelo reinterpretando a la luz de la verdad los hechos ocurridos, con el propósito de tejer una memoria consciente y activa que evite la repetición de los errores, y el olvido parabólico de la experiencia traumática.

A pesar, de que en la actualidad, el conflicto armado en Colombia no ha cesado –y por ende no vivamos un proceso de posconflicto o de transición-, no debemos descartar estos principios aportados por la justicia transicional para comenzar a crear realidades parabólicas, capaces de desafiar las estructuras imperantes que siguen sembrando miedo, imponiendo silencios y justificando la impunidad.

246 SAMPEDRO-ARRUBLA, Julio. Op. Cit., p. 364.

130 A MODO DE CONCLUSIÓN

Estos principios, nos permiten plantearnos la no-repetición como derecho fundamental, en la medida que exista un proceso de acompañamiento a las víctimas, en orden ayudar a subvertir la pasividad e indiferencia a la que están sometidas por las estructuras establecidas y prejuicios sociales configurados.

De manera particular, lo que se espera de este proceso de acompañamiento, como bien lo señala Diaz, es que el Estado asuma la obligación de promover:

‹ La disolución de los grupos armados; ‹ La destitución de altos funcionarios implicados en violaciones de Derechos Humanos; ‹ El diseño y acompañamiento de procesos de desarme, desmovilización y reinserción, eficaces y exitosos; ‹ La garantía de que todos los procedimientos civiles y militares se ajusten a las normas internacionales; ‹ Fortalecimiento de la democracia, de las instituciones y de la convivencia; ‹ Fortalecimiento de la sociedad civil y ejercicio de la ciudadanía 247 .

Pero ante estos presupuestos, adviene la parábola y hace añicos estas expectativas, presentando la no-repetición como participación, no sólo del Estado, sino una participación activa y voluntaria en el proceso restaurativo y de reparación, por parte de las víctimas, victimarios y comunidad.

Este proceso se caracteriza por la identificación de las causas y consecuencias del daño, y la búsqueda de un equilibrio de las relaciones de poder entre la víctima y el agresor. La no-repetición, sin preferencia alguna, opta por resarcir la humanidad quebrantada de víctima y victimario. Repara a la víctima desde el

247 DIAZ, Ivonne. Op. Cit., p. 13.

131 acompañamiento a elaborar su relato, expresando y tejiendo sus sentimientos, ayudando a la incorporación de sí mismo. Repara también al victimario, acompañándolo a tomar conciencia de las consecuencias de sus actos para que asuma una entera responsabilidad. Ante esta realidad, la comunidad, asume dos funciones importantes para el buen desarrollo de ésta dinámica: por un lado se hace observadora del cumplimiento de los acuerdos de reparación, y por el otro, muy importante, ayuda en la reparación y reconstrucción del tejido social incluyendo a víctima y victimario, y desvirtúa los prejuicios sociales 248 .

La no-repetición, es acompañar para resarcir la dignidad desde la verdad, la justicia y la reparación; y mientras se va de camino se va sintiendo el sufrimiento físico, la desesperanza de no encontrar alternativas para vivir, se va comprendiendo la compleja situación de inseguridad de los desplazados; de tal manera que caminando, la víctima desde su palabra pueda ir narrando lo que le ha pasado, refigurando y organizando las experiencias, descargando sus emociones para entretejerlas con miras a generar un efecto en sí mismo: el efecto parabólico del relato, que le posibilite confrontarse y asumirse desde un nuevo rol, que le permita si quiera plantearse, ante el advenimiento, una nueva realidad en la que asuma el empoderamiento de su historia.

Por su parte, la no-repetición acompaña a resarcir la dignidad humana del victimario, en un proceso de sensibilización y de reflexión del por qué de sus acciones. Muchas veces el daño se produce sin hacer consciencia real del acto que se comete; sensibilizar al victimario es ayudarle a que se abra a la experiencia de transformarse personalmente, a la autocrítica de sus acciones, de tal forma que pueda plantear por sí mismo un plan de restauración a la víctima.

248 Cfr. Ibid. p. 15.

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136

ANEXOS

1. Testimonio Ricardo León:

1. Mi nombre es Ricardo ∗*, a esta región a mí me trajeron el setenta y dos, pero mi papá a final de la década del sesenta ya estaba ahí. Cuando me trajeron a mí, yo ya tenía doce años. Ya había cosechas, ganados, mulas, ya había algo. Entonces ya empezó una nueva población. De ahí para acá es otra historia.

2. Ya de los setenta para acá empieza una nueva etapa. Ahí ya entró mi familia, como otras familias provenientes de otras regiones, llegó mucha gente, mucha gente, porque hay una especie de maderable en esa tierra que se llama “abarco”. Se descubre que eso era comercial ¡y se llena eso de gente! Se superpobló la región a explotar esa madera. Eso era cantidades… vea, la década de los ochenta, ¡fue la cosa más tenaz!... la explotación de la madera en ese tiempo. La madera fina comercial… y abriendo fincas… y toda esa vaina, eso se convirtió en un emporio de riqueza nuevamente ¡enorme! Ya llegaron profesores a la zona, de manera particular. Se hizo colegio en la Florian, se hizo colegio en la Cabrera, se hizo colegio en Surocota, se hizo colegio en las Mercedes, se hizo colegio en Santa Anita, todas esas veredas tenían su colegio pero profesores particulares.

3. Todo el mundo, las comunidades se organizaban en acciones comunales o simplemente se asociaban los padres de familia y pagaban un profesor. Me acuerdo que pagaban ocho mil pesos mensual, ocho mil pesos ¡eran un poco de plata!… Y eran profesores que el máximo habían llegado por ahí a quinto de primaria… ¡La capacidad académica que tenía el profesor!..., pero, imagínese, “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”. Luego nosotros crecimos, estas generaciones…, de mi generación…. creció… y ya hubo mucha gente que se preparó…, salió… estudió… al menos terminaron bachillerato, otros hicieron una carrera tecnológica, ya la región pasó de ser unos campesinos rasos a muchos ganaderos, con fincas abiertas… ya empezaron a entrar “ricos”… Ricos entre comillas, pero si, eran gente pudiente, porque entraron los Rincón de la ciudad, los Leal, entraron los Archila de Campo Grande, los Ledesma también de Campo Grande, de aquí de Villarrica…, compraban dos mil, tres mil hectáreas de tierra…, y empezó la región a florecer.

4. Entonces también para esa misma época de forma más o menos paralela, el EPL se fortaleció. Ya recibió influencias nuevas, llegó un tipo a esa región, que nosotros siempre lo conocimos como “el de la camisa a rayas”, nosotros nunca supimos el nombre, a unos nos decía que se llamaba José, a otros decían que se llamaba Francisco, a otros que se llamaba Fernando, en fin, nunca…, Todo el mundo lo conocía con nombres distintos. Eso fue como para finales de los setenta… Que apareció ese tipo, joven, como de unos veinticinco años, y la guerrilla salía a las casas, y como todos huraños, con unas características muy, ¡muy pobres!, con unas características demasiado pobres, pero ese tipo es el único que se presentaba con un sombrero fino, camisa vaquera, encajadito con jeans, muy bien plantado, era el único. Los demás era puro coletico remendadito,

* Los nombres, lugares y fechas que aparecen en este relato, han sido modificados por respeto y protección.

137 todo ripiadito, con chopo viejo. Y ese tipo cargaba una “Mini Ingri”. Y yo desde que vi al tipo… yo dije este tipo es el avión, este tipo vive de los otros porque ahí el que la pasa más pulido es el que le va mejor, esa es la idea que uno se hace.

5. Pero yo todavía estaba pelado, de unos quince o diez y seis años. Y ¡empecé a hablar con él! Hablamos de cantidad de cosas. Hasta el problema tal… que me causó un problema grave con mi papá, porque mi papá dijo que yo era que me iba a ir con esa gente y yo tenía que irme de la casa. Y yo dije, cómo?…. Ni me voy de la casa ni me voy a ir con esa gente. Yo estoy es tratando de proteger a , a estos pelados, porque no todo el mundo tiene la capacidad… y yo era celoso con los hermanos.

6. Resulta que un tiempo… de pronto ese tipo desapareció. Yo pregunté por el tipo, digo que se perdió, yo no volví a tener noticias más nunca de ese tipo.

7. Después de un tiempo llegó un profesor que lo trajeron de Villarrica que se llamaba Jaime Humberto López, que es el famosísimo Mario Jaramillo, el que fue máximo comandante del EPL en esa región. Llevaron un pelao bachiller allá “normalista”, salido del colegio nacional en Villarrica que era lo más, “tirapiedra” que existía en esa época y lo llevaron allá y encontró ese terreno abonado y ah! Porque prácticamente el EPL operaba en esa región: Betania, Agualinda y San Miguel en Talagante por el Peralillo, por ahí tiene la conexión con Peralillo, y una parte de Alaguera, así por la parte suroccidental de Curicó, esas partes de allá. Pero concretamente ahí en ese sector, ahí es donde ellos tenían su batidero en ese sector, ahí “les enterraron el ombligo”. Eso creció y pasó a tener armas, armas automáticas, uniformes que antes no tenían, pasó a tener uniformes, armas, empezaron a secuestrar.

8. Me acuerdo que cuando los primeros secuestrados fueron unos industriales alaguerenses, que hasta yo fui por allá a hacer una vuelta cuando soltaron a esos señores, para que los soltaran, eran Federico de Lizarralde Londoño y otros dos industriales alaguerenses. En esa época pagaron por el secuestro cien millones de pesos por los tres, eso era mucha plata. Pero bueno, ya el EPL empezó a llegar a las casas, a tratar de convencer a la gente a hacer reunión en las veredas y la región de nosotros se convirtió en enemiga número uno del EPL. Porque en la región mía invitaban a una reunión y nadie iba a esas reuniones del EPL. Mis papás… los viejos… eran demasiado celosos con sus hijos, porque no les gustaba. ¡No “Permita Dios”!... Que lo vieran hablando con un tipo de esos porque tenía su problemón. Y como uno respetaba tanto a los papás, uno evadía cualquier reunión, cualquier sobre, cualquier roce con esa gente. Estábamos bebiendo en una “guarapería” de esas, llegaban ellos y todo el mundo… ¡rush!… desocupábamos, nos fuimos, ya se acabó la fiesta. Tomábamos esa actitud. Y luego tuvimos un roce con ellos directamente. ¡Muy grande!. Muy, muy, ¡muy grave!

9. Lo cierto es que el EPL floreció. Entonces cuando empezaron a explotar la madera como eso era un recurso natural…, el EPL cobraba una cuota por cada pieza de madera pulida que se fueran a sacar de la región para traer a vender acá. Y el EPL con esa vacuna recolectó mucha plata!… mucha plata!… porque fue mucha plata la que recolectó!. Que con eso se armaron, compraron equipos, radios y vino gente del exterior, ya eso todavía tenía mucha influencia, las universidades tenían una influencia enorme en esas cosas y hubo mucho profesional que entró a dar instrucciones. Y llegó Mario Jaramillo en esa época y pues terminó de “colmar la copa”.

10. Resulta que cuando ya esa región se convirtió en un emporio y nosotros crecimos y pasamos de campesinos rasos a ganaderos y cosas así por el estilo y empezó gente a salir a estudiar y volvían y entraban y entonces nos reuníamos y creábamos una organización. Y dijimos, esta organización tiene que pararse en la raya, hacerse respetar, porque lo que dijimos es que esa

138 gente no va a poder. Había algunas veredas que…como todo…, y había partes donde la gente simpatizaban donde las gentes pegaban mucho… y otras regiones no.

11. Entonces nosotros empezamos a hacerles guerra. Íbamos a otras veredas a decirles, ¡vea!… ¡ojo!…, que esta vaina es así… Como nosotros éramos los dueños del ganado en cierta medida hasta presionábamos. Porque para qué le voy a decir: A este tipo yo no le doy ganado, porque es que a usted lo visita mucho la guerrilla y si se le llevan ese ganado, lo pierdo soy yo. Como condición Ud. no debe tener relación con nadie de esa gente. Entonces resulta que eso creó un problema. Obvio. Para los intereses de esa gente eso creó un problema. Y cosas demasiado serias. Y empezaron a matar gente. Y fueron saliendo conflictos y eso llevó a tal extremo que hasta de pronto no faltó el que pensara… “bueno, aquí no hay otra salida. ¡Vamos a hablar con esa gente!… ¡vamos a hablar! Quién le pone el cascabel al gato dijeron los ratones. Yo se lo pongo, yo acompaño y yo todo”. Y había gente ¡berraca!... ¡Berraca!. Entre esa gente hubo un costeño que se llamó Pablo Bernal, ese tipo era un berraco, No sabía leer, ni escribir, pero ese tipo ¡tenía un coraje!..., lástima que era lo único que tenía… ¡coraje!…, porque lo demás no le servía para nada.

12. Entonces ¡fuimos a buscar a ese tipo! Cuando eso el máximo comandante se llamaba César Gaona, un profesor que fue de la universidad Nacional…, tipo preparado… y fue profesor en la Universidad Estatal. Filósofo, antropólogo y sociólogo, fuimos a hablar con él, y hablamos así. Y Luis Parra que era el otro, que posteriormente llegó a ser senador de la república, después que ellos se desmovilizaron, porque el EPL se desmovilizó en esa tierra. Lo que pasa es que nadie conoce la historia de la desmovilización de esa gente, porque nosotros fuimos quienes les iniciamos el camino a esa gente para que se desmovilizaran. ¡Eso no lo sabe todo el mundo! Nosotros cuando fuimos a hablar con ellos y les planteamos las cosas como eran… ¡No…! ¡Vea…! ¡Nosotros no somos enemigos de ustedes! Lo que pasa es que no compartimos las ideas de ustedes. ¡Eso es algo clandestino!…, eso es un negocio ¡ilegal!, y el día que el ejército llegue aquí nos matan a todos. Y ya ustedes saben lo que sucedió en la década de los cincuenta?... cuando hubo influencia de ustedes, yo no quiero que vuelva a suceder lo mismo.

13. Bueno… pero es que hablar es la mejor herramienta que yo he tenido siempre para resolver los conflictos. Esos tipos entendieron. Hasta que dijeron…, bueno…, listo! Si ustedes creen que es la mejor salida, ayúdenos a que el gobierno tome este documento. Y ayudé a redactar parte del documento. Porque yo ayudé… pero lástima que yo tenía copia de todos esos documentos, pero como cuando los “paras” nos quemaron la casa, no dejaron ni papel higiénico. Yo no puede sacar nada… Y yo ayudé a redactar eso. Me parece que desde ese entonces y esa gente empezó como a tenerme confianza. Yo tuve problemas con el ejército por la confianza que esa gente empezó a tenerme, como persona capaz de resolver conflictos que me le enfrentaba, o sea yo de pronto no sabía mucho hablar ni esas cosas, pero yo me enfrentaba. “Lo que yo quiero es tranquilidad…, yo no quiero guerra… yo si soy enemigo de la guerra por todos los medios.

14. Entonces se logró. El EPL se desmovilizó. Se desconcentró en Buenavista, después se desconcentró en las Mercedes y ahí vino Eduardo Verano de la Rosa, me acuerdo que él era consejero de paz y toda esa gente…, Rafael Ossa Escobar… y se hizo el negocio y se desmovilizó el EPL. Acabamos con el EPL en esa tierra. Esa fue la idea que nos quedó. Yo nunca quise asomar la cara en ese proceso porque consideraba ese proceso nocivo porque he sido enemigo del “protagonismo”. Entonces, yo no comparto eso de ensalzar a las personas… Esa es mi posición, si… yo nunca tomé la vocería de eso. Cuando yo vi que el gobierno tomó parte en él, y que Humberto López se fue para Bogotá, y se desconcentraron en Buenavista y se fueron en unos helicópteros para Bogotá les dije yo…”adiós”, que “nunca nos hemos visto ni nos conocemos”. Sigan su proceso, paren el camino, si se devuelven del proceso los ataco yo de aquí para allá, sigan que yo si no los condecoré sino de aquí para allá. Se desmovilizó.

139

15. Pero… Hubo dos disidentes de esa concentración. Desertó Rodrigo Patiño hacia Peralillo como con trescientos tipos. Porque no compartió el proceso de desmovilización. Y se quedó por ahí, merodeando en los alrededores y otros dos tipos: Sergio y Martin, como con cien tipos. Se quedaron merodeando por ahí porque tampoco compartieron el proceso. Porque es que esos procesos tienen cosas oscuras. Yo digo que los máximos jefes, Luis, César, Mario Jaramillo y ese otro Waldo que eran los máximos, ellos si querían eso, pero habían algunos mandos medios que por su calidad de ignorantes y por los delitos y pecados que habían cometido, no querían, no aceptaban eso. Entonces la alternativa que ellos cogieron, el mecanismo que utilizaron para convencerlos, fue desaparecerlos. Entonces el que veían como muy “retocado”, que les iban a embarrar la vaina, los engatusaban” para que se subiera a un helicóptero y por allá lo fondeaban en el aire y lo hacían caer sin saber a dónde. Porque eso sucedió. Eso lo sé yo… que sucedió. Creo yo, que sucedió con varios. Otros los mataron ahí dormidos en el campamento y los enterraban en unas pilas de arena que hicieron detrás de los campamentos donde estaban asentados ahí. Eso yo lo supe porque algunos me lo contaban. Porque a pesar de que yo no me metí muy de lleno en eso, habían algunos mandos medios que sabían que yo influía con ellos y venían a decirme: ¿Cómo la ve? A mí me decían “el chato”. Cómo la ve “chato” lo que están haciendo… y ahora mataron…. Yo les respondí: Vea hermano…, yo… ni soy guerrillero, ni soy del gobierno, ni soy un carajo aquí ya ve… Ustedes se metieron en su bulto, échenselo al hombro. Eso sí les voy a decir es que echen para adelante, porque para atrás ni para coger impulso. 16. Yo si me enteré de una cantidad de cosas. Y se dio ese proceso de desmovilización del EPL. Pero quedaron esos dos grupos. Patiño que se fue a Peralillo. Martin y Sergio que se quedaron aquí, por allá en esa región del Portachuelo bajo, y por ahí. De esos se supo que disertaron, pero no se supo para dónde cogieron. Luego cuando ya el EPL en grueso se desmovilizó, todo el mundo contento, yo me acuerdo que hasta fiesta hicimos, porque no lo puedo negar, hicimos una fiesta para celebrar que se había ido esa gente. Pero eso nos duró poco. Como al año nos llegó una carta. Que necesitaban un millón de pesos, que se los recolectaran. Les dije… ¿cómo?... ¡Aquí no hay ni un peso!... no joda… ¿Y esto qué pasó aquí? Entonces, empezamos a darnos cuenta que Patiño había quedado por ahí. Yo busqué la manera de hablar con ellos, pero no fue posible y eso volvió y se quedó quieto allí…, quieto. Y nadie lo supo…, entonces se quedó eso “enterrado”. Patiño se fue para Peralillo y por allá lo presionó el ejército, se pusieron a atacar y a secuestrar en esas bananeras y allá los cogió el ejército estrecho y lo cierto es que se entregó con su grupo.

17. Quedó Martin y Sergio por ahí en el Portachuelo bajo. Entonces como el grupo de Patiño había desocupado ciertos territorios que ellos conocían allá también, se fueron Martin y Sergio para allá. Allá los levantaron también. Porque entonces ya en Peralillo, para esa época empezaron a surgir las “convivir”. Incluso, eso surgió cuando Alberto Ulloa era gobernador. Fue quien patrocinó esa vaina allá. Esas convivir como que les hicieron la vida imposible y entonces ellos volvieron a buscar para el Talagante. Cuando ellos llegan a Talagante, se encuentran con que ya existía “COOPROGRESO”. Que era la máxima, era la ONU en Betania y yo era presidente de “COOPROGRESO”. Entonces el plan que ellos trajeron fue que Betania es la tierra de nosotro, del EPL.” Pero ahí está “COOPROGRESO”, hay que sacarlos, a toditos, hay que matarlos y al que no podamos matar que se “vuele”.

18. Y se vinieron y verdad …, llegaron por un extremo donde estaba uno de los miembros de “COOPROGRESO”, que se llamaba Adolfo Cuéllar, lo mataron. Salieron a la casa de él y lo mataron. Pero mi Dios es muy bueno. Dentro de ese grupo que venían con Sergio y Martin, venía un muchacho que es de la región. Un pelado de esos locos que se fue con ellos y era de la región. Entonces cuando mataron a Adolfo, el muchacho llamó a alguien de la gente de acá del común y le dijo: “Mire, avísenle a”… “julano, sotano, y perencejo, y sutanejo: “que se pierdan porque los van a matar. Vienen por ellos. Ya mataron a éste ¡y van para allá!” ¿Cómo? Lo cierto es que la noticia a media noche me llegó a mi casa.

140 19. Llegó Pablo Bernal con las narices redonditas, corriendo, como 5 horas de camino, que había que caminar desde la casa de él a la casa mía. ¡Lejos!…, eso era lejos. Y él a media noche, buscándome, para que nos voláramos que llegó la guerrilla y que nos venían a recoger, que habían matado al Adolfo Cuéllar, que le decían, entre otras cosas. Y le dije: yo…, “llave”… ¡yo no corro! ¡Yo no me voy! El respondió: “Nos van a matar!... si nos quedamos aquí nos matan”. Y dije así: Bueno, si nos van a matar que nos maten. Yo lo único que le voy a decir es que, si usted tiene miedo, váyase… váyase! Porque como yo tenía mi familia en la ciudad, entonces vino a convidarme para que nos fuéramos para la ciudad mientras que esa gente llegaba a ver qué pasaba y yo dije: “No señor”… Nosotros no nos vamos de aquí… y llegan aquí y nos matan al papá, a la mamá, a los hermanos, porque nosotros no estamos. Tenemos que “frentear” esta vaina. Si nos montamos en el burro vamos a amansarlo, o se amansa o nos tumba. Tomamos entonces la decisión. Yo les dije, bueno, acuérdense la decisión que tomamos,… Fue en serio la decisión que tomamos.

20. Entonces por debajito de cuerda citamos a los de COOPROGRESO, y a esas horas tocamos alarmas. Nosotros vivíamos lejos el uno del otro, pero la comunicación era buena porque nos logramos informar y antes del amanecer estábamos todos allá. Le dije a mi amigo…coja esta linterna, coja un caballo y arranque y llévele esta nota a “fulano y a sutano” y ese tipo cogió una mula como a las once de la noche y ya cuando quiso amanecer, ya el del último extremo sabía. Y véngase que nos encontramos en “x”… “y”... sitio. Verdad, y empezamos nosotros a tirar pata. En esas montañas… Arrancamos a trillar monte… porque yo iba a hablar con esos manes, pero yo ya sabía quiénes eran los que iban, porque me dijeron: los tipos que vienen comandando ese grupo son Sergio y Martin. Y le dije a Pablo… vamos! Y dice Pablo, “que no que nos irán a matar”. Que si nos matan, nos matan pero a todos juntos. Vámonos todos juntos. Y ya por debajito de cuerda, en el camino que veníamos ya en la madrugada nos encontramos unos caballos que iban y nos escondimos. No sabíamos que eran compañeros de nosotros que también iban buscándome y ehh… Lo cierto es que cuando menos pensábamos habíamos como ocho o diez recogidos. Y les dije, bueno, vamos a meterle el “culo” a la vaina porque esto tenemos que sacarlo bien.

21. ¿A dónde vieron la última vez a esa gente? Que no… que salieron de donde Cuéllar y cogieron la trocha de la Margarita…, Les dije: vamos para allá. Pero no nos vamos a ir por aquí por el camino de herradura, nos vamos a ir por toda la serranía, por acá por arriba y les caemos por la parte de atrás. Cosa que cuando nos vean, nos vean allá, porque si nos cogen uno por uno nos joden. Verdad, vea le digo…, yo me hinché los pies. Mire, nosotros nos volvimos unos monstruos aguantando hambre como tres días y durmiendo en el monte limpiecito y mojado, no llevamos ni ropa para cambiarnos y como nos fuimos a pie porque teníamos era que hacer cruces, porque si nos encuentran en el camino nos matan, y ya nosotros sabíamos.

22. Lo cierto es que llegamos por allá a los tres días a una montaña, le hicimos unos cruces a un señor que sabíamos porque eso nos lo conocíamos como a la palma de la mano. Vamos a ir donde un muchacho que le decían el “chiflas”. Llegamos allá y lo llamé, y me dice que ya le gente sabía que nosotros nos habíamos volado y que nos iban a matar. Y que habían matado a Cuéllar. Entonces yo le dije a él: “Chiflas hágame un favor: Averígüese dónde está la gente”… y me dijo… “No, usted no tiene nada que averiguar, están allí donde la sobrina del viejo Álvaro Ojeda, ahí están…, y ahí están los dos comandantes”. ¿Usted es capaz de irle a decir que hay unas personas que necesitan hablar con él hablar con él?. Pero era ya de noche… eran como las siete de la noche. Y me dijo: “No… yo si voy… yo si voy. Eso si no lo dude”. Y sí… cogió la linterna y se fue. Pero nosotros nos fuimos detrás de él. Y nos quedamos como a un kilómetro donde estaban. El tipo fue y cuando venía de regreso, dijo que sí, que quieren hablar con usted. Y ahí mismo arrancamos para allá. Llegamos allá entre lo oscuro, nosotros no sabíamos quién era. Nos fuimos tres y se quedaron cuatro. Los más miedosos se quedaron. Y dijimos, bueno…, ustedes cuando oigan tiros… corran y después los vienen a buscar, porque si oyen tiros es porque nos pegaron. Pero de aquí no se van. Los dejamos en el monte porque yo me fui con otros dos para allá. Hablamos toda… la noche! Porque yo les insistía, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿A quién

141 buscan? No, es que aquí sabemos… que Ricardo León… y que no sé quién y que no se quien…, porque me preguntaron a mí que cómo me llamaba y yo les dije que José Alberto. Yo no les dije el nombre mío. Ni a ninguno les dije. Está de noche… pensé… si nos alumbran la cara y hay gente que nos conocen… porque a mi si me conocen. A mí sí me conocen porque Sergio me conoce a mí. A Martin, yo lo distingo a él sí, pero él no me conoce a mí. Y toda la noche hablamos. Al otro día a la media mañana les dije, por lo que veo ustedes quieren dejar esta vaina. Si, a ustedes les conviene más dejar esta vaina y que les paguen, que seguir aquí y ustedes para que van a matar a esos “manes”, con eso no se van a ganar nada. ¿Saben qué se van a ganar ustedes? Se van a ganar… es el repudio. Eso sí, créanlo que los va a matar el hambre. Entonces antes de llegar donde ellos yo les dije; “llaves”, yo veo que ustedes tienen muchas necesidades… y ustedes tienen es hambre… espérese… si me permiten un momentico yo les resuelvo esto yá!. Y me dijo ahh, bueno… Y ahí mismo yo me devolví y le dije a uno de los compañeros míos: vea, váyase allá al barrial… Allá tengo un amigo que le decimos “fosforito”… él tiene un negocio… y dígale a “fosforito” que me mande en esa mula lo que tenga. Así sea la mujer, si no tiene más nada que me la mande. Y verdad… El tipo fue y como a las dos de la mañana regresó, con comida. Vea, esa gente cuando vieron comida, vieron a Dios. Les ayudé a preparar la comida, les repartí la comida. Café y de toda “vaina”, y les dije… vea… ¿se dan cuenta?, es que uno no tiene por qué matar al otro por un plato de comida. Ya ve, lo que tiene es que compartir lo que tiene con él. Pero de ahí me lo fui cogiendo, entonces me dijo, hombre…, es que la verdad… espérame que yo hablo con Sergio. Entonces llamó al otro y se pusieron a hablar ellos y me quedé yo acá y le esculcaba un poco de cosas… decía yo… qué estarán planeando… ¿nos irán a joder? Y los “pendejos” aquellos allá mamando mosquitos…, ah, tontos porque no quisieron pelear acá. Bueno, lo cierto es que al rato, nos juntamos todos. Ya veía en lo que me iba a meter y que me iban a conocer. Yo les dije, vea “llaves”, yo les voy a decir la verdad: Si ustedes van a matar al chato León… lo van a matar… pero eso no tiene razón de ser. ¿Pero por qué no piensan de otra manera? Ya vi, ustedes por comida hacen lo que sea. Y esos no son ideas, esos son necesidades. Y si ustedes están dispuestos a alguna cosa, díganmelo que yo sé cómo resolverles ciertas situaciones. Y les dije: porque ustedes no tienen necesidad de matar al “chato” León, porque el “chato” León ¡soy yo “llave”!... Entonces es que los manes empiezan a cavilar… Sí, soy yo… decían ellos: Usted no es… les respondí: Sí señor… yo soy. Juepucha, es que como si yo les hubiera puesto una bomba…Yo les dije: es que si les hubiera puesto una bomba estuvieran muertos. ¿Ustedes no ven que yo no hago eso?, yo no soy capaz de hacer eso. Entonces dije: vamos a hacer una cosa. Ya que se descubrió la cosa…, porque yo tenía que descubrirme antes de que me descubrieran ellos…, ahora que amanezca resolvemos la situación. Entonces ellos como que se quedaron un poco parados. Al fin dijo, bueno, vamos a hablar una “vaina”… vamos a hacer una cosa, usted me promete a mí que consigue quien nos reciba para desmovilizarnos y nosotros les perdonamos el “pellejo” a todos ustedes. Pero si usted no consigue esa vaina se muere usted y se muere hasta el gato. Yo le dije, listo “llave”. Denme veinticuatro horas para resolver esto, no les digo una hora porque aquí es imposible, pero yo en veinticuatro horas les resuelvo esta situación. Espero resolver esta situación.

23. Y díganme qué condiciones ponen… Todos mis compañeros y un hermano mío se quedaron con ellos. Si yo no volvía allá con un mensaje convincente los mataban… Y yo me la jugué. Y le dije… mire mi hermano quédese. Quédese porque si usted no se queda el muerto soy yo. Si yo me quedo y se va usted me matan a mí. Y le dije a Mauricio y a los otros que quedaron, bueno, ustedes se quedan aquí como compromiso. Yo les dije. Ustedes tienen unos radios, denme una frecuencia que cuando yo tenga luz verde les pueda hacer una señal. Y me dijeron listo, que la frecuencia es esta, que no sé qué cosa…

24. Entonces yo me vine. Yo era amigo personal del gobernador en esa época. Amigo personal. Y fui donde él y le dije “llave”… está pasando esta “vaina” y así… así… asá… Y dejaron a mi hermano y a mi gente allá secuestrada y si usted no me resuelve esa “vaina” esta gente muere y la

142 culpa se la echo yo a usted. También vine donde el alcalde y fui donde el padre. Y los junté a los tres y les dije… estas cosas están así… Entonces ellos dijeron, hay que hablar en la brigada…, y le dije… pero hablen ustedes, yo no asomo la cara por allá. Y yo les dije…, ¡y es ya que tienen que hablar! Porque yo antes de veinticuatro horas tengo que tener una respuesta para esta “vaina”. Entonces ellos hablaron y como a las once de la noche me llamaron. Que todo resuelto, que a las seis de la mañana podía disponer de un camión cargado con comida y la plata para la gasolina para los “Jhonson”, para que llevara esa comida allá donde la necesitaban. Y les di la frecuencia que ellos me dieron y les dije, avisen a esta frecuencia que la encomienda… va… que no vayan a hacer nada que la encomienda está lista.

25. Y ahí mismo me vine yo, me fui para Villarrica y dejé y otro en Gratamira y otro donde cogimos los “Jhonson”, y esa mañanita nos juntamos. Y dije…, mi hermano esta “vaina” tenemos que “coronarla” porque ya como que nos llenaba era de alegría, porque yo sentía eso. Y yo decía Dios mío, nos salvamos de esta. Pero es que nadie sabe lo que me tocó rezar a mí para que esa “vaina” se diera. Yo no me encontraba el momentico, yo me puse en una semana que parecía “perro de indio”; pelados los pies, andaba hecho una miseria. Lo cierto es que cuando yo volví a subir por aquí, llevaba dos “Jhonsons”, “full”! de comida!

26. Entonces en la frecuencia esa les dijeron que se concentraran en no sé qué “x” o “y” parte. Una parte donde ellos pudieran. Y de verdad se concentraron todos acá. Vea, cuando esa comida llegó donde esa gente… ay… no!... me di cuenta que verdaderamente el ignorante no vale un peso. Y les dije a mis compañeros… miren ustedes el ejemplo que nos están dando esta gente… “juepucha”!.... muertos del hambre por un pedazo de comida que en la casa de nosotros sobra. Así que el que se vaya a prestarle servicio a esa gente hay que ahorcarlo vivo, y quemarlo vivo por sinvergüenza, porque es que no vale la pena una vaina de estas… esto pa’ qué.

27. Entonces ya les dije, bueno… vengan a trabajar ustedes…ya se hartaron… Empecé a escribir los nombres…, los “alias”, yo les dije, no me den los nombres propios porque no me interesan… necesito los alias… Y anoté trescientos cinco nombres… de los que estaban ahí concentrados. Después, entonces les dije: necesito que me desocupen esto. Estos son ustedes, los que están aquí con el chopo terciado… ¿y los soplones, qué?… ¿cuántos hay?… y empiezan así!.... Y me hicieron una lista de otros… como de ochenta y cuatro más… Ahí es donde yo me doy cuenta que en la misma región de nosotros… Me decían… no… es que usted tiene un vecino allá, frente a usted que tiene un radio… se llama fulano de tal… Ahh, con que así es la cosa… Y empiezo yo a darme cuenta entonces de quienes estaban ya volviendo a seguir el “carretazo”… en la misma región… de milicianos de ellos.

28. En total recogimos cuatrocientas siete personas. Ese fue el último grupo del EPL que se entregó. Los vinimos a traer aquí y se los entregamos al ejército. A un general y a un delegado de la presidencia de la república. Ahí se los entregamos. Y empiezo a contar gente y a ver pasar gente… y a contar gente… Que cuando pasó el último yo dije… bueno… ahora sí se fueron. Vamos a descansar. Y me senté a darle gracias a Dios, porque como nunca esa vez oré con tanto fervor porque yo sentía que eso se había ganado. Y ya les dije a esos muchachos: vengan acá, los cogí por las manos y dije… vamos a darle gracias a Dios porque logramos esta vaina. Y que ojalá sigamos adelante con esta vaina y que esto nos de fuerzas para seguir luchando, para que vean lo que se logra estando bien agarrados de las manos… y que no solamente las manos… sino que piense como las manos deben actuar y verdad…

29. Ahí murió el último reducto del EPL en esta región. Liderado por Sergio y por Martin. Lastimosamente cuando me fueron a quemar mi casa quienes dirigían el grupo que le metieron candela a mi casa fue Sergio y Martin. Pero ya de paramilitares… eso es otra historia, porque después fue que yo supe cosas, pero cosas… “malucas”. Porque el gobierno es una porquería!. El gobierno es un… A mí eso me ha servido de argumento porque esa vez que se entregaron esos

143 tipos en esa brigada, que tuvieron que irse para donde los “paracos” porque ya era tan malo lo que hacían que tuvieron que irse, porque la alternativa que le dieron fue que ya…, aquí ya no puede estar… váyase para el monte. Entonces… se metió a los “paras”… y era un comandante de los paras y en esas cosas de la vida yo me encontré con él y me estuvo echando ese cuento y dijo… ya ve…, usted si es de buenas mano… Ustedes cuando entregaron a esa gente el gobierno dio un poco de plata para que les dieran a esa gente y los pusieran a trabajar, para que compraran tierras y programas para que los pusieran a trabajar y para que les dieran a ustedes… y sabe qué hicieron?... Mi general cogió la mitad y la otra mitad se las dio a ese Mancuso… Para que se llevaran a esas gentes y se los llevó. Y después fueron y me quemaron la casa, también se trajeron mi ganado y lo volvieron una piltrafa. Pero afortunadamente yo tengo mucho que comer y ellos están muriendo de hambre, porque esos son los cambios que da la vida, esos son las cosas que uno gana después de perder todo.

30. Yo ese proceso lo viví, lástima que yo no lo he querido como plasmar así porque todavía eso puede ser…es espinoso, hay cosas que espinan, hay cosas que puyan. Porque todavía hay secuelas de eso y es mejor no recordarlas.

31. Cuando esa gente se entregó nosotros volvimos a la tierra y le digo… ¡hicimos una fiesta! Yo estuve en esa fiesta… la fiesta que hicimos… y matamos una vaca… de contentos!… se acabó el problema! Es que eso era lindo. Vea, a mí se me eriza el “pellejo”. Eso me fascina. O sea la emoción que uno festejaba esas cosas, hubo una fiesta con bombos y platillos. Tanta era la alegría que sentíamos que, incluso un tipo pobre dijo: “no, que “hijuepucha”, yo doy una vaca que así sea como sea nos la comemos… y nos comimos esa vaca… esa fue la fiesta más grande y más famosa del mundo. Todo el mundo comió y bailó y así asistimos ahí muy contentos. O sea mucha gente no tenía ni siquiera la más mínima idea de por qué festejábamos. Pero nosotros si sabíamos, la mayoría del grupo bastante compacto o sea la gente que nosotros considerábamos seria y que no era torcida. Toda la noche y todo el día bailamos. Y “chévere”. Festejamos eso. Eso nos dio cierto poder, porque yo si digo… la organización se fortaleció con eso. Pues si hubiera sido un país que hubiera entendido mejor esa vaina… eso hubiera sido un logro enorme. Entonces eso fue una fiesta y se acabó ese problema. Y como eso quedó limpio, ¡nosotros respiramos!

32. Un día cualquiera apareció un grupo armado. De las FARC. “Hijuepucha”…, hasta cuándo vamos a estar en esta pelea. De una vez, tocamos campanas… para volver a armarnos la contra. Y los llamamos a puyarlos. Vea, es que a nosotros si los paramilitares no se nos meten… Vea, yo tengo la plena convicción que Dios nos hubiera ayudado a nosotros, vea ese grupo que opera de las FARC, ese frente, cincuenta y ocho, lo hubiéramos sacado, de la misma manera hubieran salido.

33. Lástima que esa “avalancha” de paramilitarismo llegó así, fue una avalancha, ese no dio tiempo de hablar, ni de resollar con nadie sino que eso llegó y arrasó. Y en esa región todo el mundo decía…” el día que don Richi corra, ese día corremos. ”…y sucedieron cositas, pero mi papá no… quieto… cálmese… aquí nadie se va a mover, aquí tenemos para hacernos respetar. Pero el día que llegaron, y quemaron casas… no quedó nadie. Mire, la gente corría despavorida que parecía el fin del mundo. Afortunadamente yo no estaba allá. Ya yo trabajaba aquí en la empresa esta y yo estaba trabajando aquí y estaba golpeado si porque… Eso fue en agosto del noventa y nueve… Que quemaron la casa. Pero a mí… en marzo del noventa y ocho o sea del año anterior, me amarraron los paramilitares y le mocharon la cabeza a un poco de gente delante de mí. Eso es otra historia triste. ¡Muy dolorosa! ¡Una cosa terrible! Es una cosa muy, ¡muy terrible! Eso es muy, ¡muy espeluznante!... pero… ¡También sucedió! De ahí fue que nos quemaron las casas y yo dije, bueno, hasta aquí… se acabó quien te quería…

34. Víctimas de nuestro propio invento. Y para colmo de males ese compañero fiel que yo tenía, que adoraba… se metió a los paramilitares. Claro que Pablo se metió a los paramilitares, no

144 porque le gustara esa vaina. Hubo una razón… ¡equivocada! ¡Totalmente equivocada! ¡Lo más loco del mundo! Pero se fue. Con el dolor del alma pero si eso es lo que usted quiere… yo no me puedo meter en esas cosas.

35. Lastimosamente a nosotros nos sucedieron tantas cosas y esa es la parte negra de la historia… pero sucedió. Ya nosotros corrimos, ya empieza el desplazamiento. Otra etapa que todavía no la hemos superado. O al menos psicológicamente, de pronto físicamente sí. Aunque no físicamente porque ¡yo para volver a recuperar lo que tenía en la otra casa!... “caracho”… Está como “dificiloso”. Y los hijos míos los veo como un poco “embolatados”. Y que tengan como ese criterio como de trabajar por llegar a tener ese lucro… ¡Ay!, eso sí que está lejos. Porque hmm. Y la historia del desplazamiento… Nosotros vivíamos muy unidos… hemos sido una familia muy unida, eso es lo que a mí todo el tiempo me ha fortalecido, una familia de un montón de hermanos, un batallón. Y todos pendientes de todos.

36. La violencia qué nos dejó? yo he aprendido cosas. Cosas que ni tenía idea que las iba a aprender,… pero las aprendí. Buenas…, muchas malas… pero cosas muy buenas también. Dentro de esas cosas, yo en esa época yo estaba soltero, andaba en buenos caballos pulido y yo nunca pensaba casarme! Quedé como “burra sin rabo”, desprotegido, y se me ocurrió la brillante idea de casarme! (se ríe). Porque no tenía nada que gastar, no tenía nada que hacer, pero así es la vida… así es la vida. Lo importante es que uno sepa enfrentarla…Yo he tenido calma en el momento del caos… Mientras todo el mundo corre y grita yo digo: hombre… quieto… espérese… que el caos nos vuelve locos. Y sencillamente es el momento que uno comete los peores errores. Y una vez me tocó un caso… en una casa así, estábamos… como estar aquí… llegó una gente… mataron a tres… Usted sabe lo que es que estemos aquí y maten tres ahí?…Yo… yo no me moví ni un momentico y esos tipos se me pasaron ahí y yo quieto… yo no voy a correr… y eso si… cuidado conmigo… y quietecito… y todo pasó y yo no me moví de donde estaba, no sé si dejé mojado donde estaba sentado… también fue cierto… porque es que eso no es fácil, eso no es así como echarle el cuento de “sábados felices” para que uno se muera de la risa, no,… eso es feo… eso en ese momentico no se ríe nadie. Pero he optado por esa actitud de… quietecito ahí. 37. Cuando nos sucedió eso, pues nosotros no éramos ricos, pero si teníamos la finca, teníamos muchas cositas, ganadito, muchas cosas… Una riqueza familiar, porque la familia… si para qué… eso era lo máximo! Por estos tiempos, eso empezaba a llegar gente a la casa, eso era una casa enorme, porque tenían que caber por esta época como cincuenta personas y los hermanos, los meros hermanos que somos veinte, más los hijos, las mujeres, más las novias, los novios, todo el mundo cabía allí, ¡eso era un batallón! Lástima que también éramos brutos, porque nunca se nos ocurría como por coger algo e invertir acá en el pueblo, o comprar una casa porque…nunca… esa es cultura. Nosotros nunca hemos tenido eso. Todo era en la finca, el ganado, las bestias… Y nos quemaron eso… quedamos sin nada! A la voluntad de Dios! Pero… Con unas características especiales porque a pesar de haber quedado así… nosotros como desplazados… nunca… Peco… si lo digo… Jamás nos acostamos sin comer. Jamás dormimos en el piso. No. Siempre tuvimos dónde alojarnos, siempre tuvimos quien nos diera algo, siempre tuvimos una mano amiga, siempre encontramos quien nos consolara.

38. Por último terminé… y yo si le pedía a Dios que nunca le cogiera rencor a esa gente y lo dije, y lo he dicho y lo digo últimamente… Si yo pudiera hablar con Lorenzo Palacio [jefe paramilitar]… lo deseo mil veces que me den la oportunidad de hablar con él. Porque yo quiero hablar con él. Una cosa hago… algo…, pero yo tengo que hablar, porque tengo que hablar con él. Pese a toda esa situación que se ha vivido. Después traté de enfrentar el problema de cuando ya nos desplazaron. Yo seguí como siendo ese vocero de los desplazados y de esas cosas, pero me vi que eso no…, o sea… perdió fondo, se perdieron los principios, se perdieron los valores. Ya los amigos de uno los veía en los paras, los hijos se fueron a favor de ellos, ya!... entonces yo dije…no… un momentico… un momentico… La actitud que yo tomé es del Avestruz… Enterrar la cabeza en el suelo y esperar a que pase la tormenta.

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39. Muy particularmente, yo opino, pienso que la después del proceso de desmovilización de las autodefensas se degradó más el conflicto, porque en el momento que hicieron el negocio con las autodefensas no tuvieron en cuenta la parte de las víctimas. Obvio que si se iba a hacer un negocio entre victimarios y víctimas, el Estado sería el árbitro entre las situaciones y la justicia, pero no, el Estado negoció con los victimarios y no con las víctimas… porque es que para que en un proceso de paz, en un proceso de reinserción que para nosotros es muy nuevo porque aquí la justicia no estaba preparada para un evento de estos y lo que hay que copiar de otros países que han tenido procesos de desmovilización es muy pobre. Muy pobre, digo pobre en el sentido que por ejemplo ellos se basan en los conflictos que se han desmontado en África que sería pues como la historia más parecida a la nuestra; pero resulta que es que son cosas muy distintas de materia de cultura; o sea la causa del conflicto es muy distinta, muy distinta y si no se tuvieron en cuenta las víctimas en el momento del negocio, pues hombre, el gobierno ¿qué tiene que perdonarle a las autodefensas?, antes tendría que agradecerle que no dijera la verdad porque es que la verdad es otra bien distinta. Es el concepto que yo tengo, yo tengo eso bien claro, porque que yo sigo diciendo ¿dónde está la culpa del Estado en este problema? ¿Dónde está la verdad?

40. Le voy a decir esto, por qué se ha degradado esto. Ayer estaba yo en Gratamira en una reunión. Precisamente estaba un delegado de la embajada norteamericana, estaba un delegado de la Unión Europea, estaba un delegado de la ONU, y estaba un delegado de la OEA, la organización para vigilar apoyo al proceso de reinserción. Esa gente venían pa´ Gratamira, un amigo mío que es defensor de los derechos humanos, trabaja con una ONG de derechos humanos, me llamó y me dijo Ricardo, véngase y habla con ellos, no se quede por nada, pero mire bien lo que va a decir y quienes están ahí. Verdad, yo fui. Ahí estaban. Porque ellos querían saber, bueno, después del conflicto qué ha pasado, hubo paz, no hubo, qué sucedió. Entonces yo les dije, bueno llave, si ustedes vinieron a averiguar qué está pasando, yo les voy a decir. No les voy a decir nombres, voy a contar situaciones, voy a tratar de hacerles una radiografía de lo que está sucediendo; y les conté, esto y esto y esto. Resulta que en el proceso de desmovilización de las autodefensas también se quedaron unos cabos sueltos, unos cabos muy peligrosos; y es que algunos jefes paramilitares no se desmovilizaron. Ellos, entre ellos hablaron, bueno, desmovilícense ustedes. Usted es el que aparece como jefe, defiéndase. Yo me quedo con mi negocio de narcotráfico.

41. Porque es que el conflicto en este país no era solamente de las autodefensas contra guerrillas, ni de guerrillas contra las autodefensas. Había un tercer actor armado, un tercer actor de violencia que es el narcotráfico, que ese no se tuvo en cuenta; y unas disidencias de las autodefensas se quedaron con el narcotráfico. Es más, dentro de los acuerdos que hicieron internamente casi que pactaron, bueno ustedes desocupen esta vaina que yo me quedo con el negocio, yo desde acá sigo surtiendo. Entonces ¿qué pasó?. El jefe que quedó comprando coca en el Portachuelo salió de discusión con el jefe que quedó comprando coca en Talagante. ¿Entiende? Porque sencillamente el de Portachuelo le hacía competencia a este y la coca se la iban a vender a aquel. Entonces entraron en conflicto. Y cuando venían los de Portachuelo a comprar coca aquí, los de aquí, pin; empezaron a sacarlos. Aquellos se enojaron y como aquel grupo, entre otras cosas era el de “los negreros” al mando de Calderón, de toda esa gente y este de acá de Peralillo y de este sector aquí, porque Curicó hacia Peralillo es donde tiene él ese conflicto, porque de allá de Peralillo hacen parte de esto. Entonces qué hicieron ellos. Don Facundo quedó acá en el sector. Ahí empezaron el conflicto y qué hizo don Facundo pa’cabar con “los negreros”, hizo alianzas con la guerrilla… porque la guerrilla compraba. La guerrilla cuando estaban peleando los de don Facundo con los negreros, entonces la guerrilla dijo, bueno, entonces ahora véndanos a nosotros y esos hijuemadres que se jodan, véndanos a nosotros, entonces empezaron a venderle a la guerrilla. La guerrilla como tenía la mercancía de los grupos que quedaron afuera, por eso les convenía la alianza para recoger la mercancía ellos porque es que ese era el negocio

146 42. Resultado, quedando una sociedad de tres: el grupo de los disidentes de las autodefensas y la guerrilla. Y el árbitro de esa situación, el ejército. Yo se lo dije a ese man. Le dije a Edgardo, por favor, yo sé que hay algunos campesinos que se están beneficiando con el Plan Colombia que en parte es plata que mandan de la Unión Europea, sobre todo de Estados Unidos, pero por favor eso no es así ustedes creen que esa plata que les mandan, hacen chanchuyo los políticos que manejan las administraciones que son las que manejan; se la parrandean y al verdadero necesitado no le está llegando sino, bueno si le llega el otro cincuenta por ciento es mucho, el otro cincuenta por ciento se está desviando que esa es otra realidad también. Ellos nunca me dijeron nada. Ellos simplemente oyeron. Un delegado de la ONG que los trajo se quedó hablando con ellos. Yo me voy, cualquier cosa, me llaman después. Pero la realidad del conflicto aquí es esa.

43. A eso le agregamos otra cosa, y es que el momento en que se hizo el pacto de acuerdo con las autodefensas, el gobierno se interesó por manejar la situación de los jefes paramilitares pero el grueso de la gente quedó suelto de madrina como decimos.Entonces qué sucedió.Yo tuve problemas porque yo pienso, en materia pues de cosas así. Así he tenido el dicho de que la guerrilla, los paras y todos esos cuentos es pa’gente floja que por no trabajar se inventa un cuento para poder vivir a costillas de otros, y resulta que hay mucho flojo y a esos si les gusta; vea, hay gente que con el solo hecho de que solamente les den la comida viven felices allá, porque no les toca hacer mas nada sino cargar un fusil.El gobierno dejó toda esa gente; duró un tiempo pagándoles, qué hacían con esa plata, iban y la cobraban, se la metían en ron, cerveza, en aguardiente, marihuana y ya. Entonces cuando dejaron de pagarle a esa gente, mal acostumbrada y con la vida que estaban llevando, pues automáticamente vieron a dónde estaba Don Facundo estaba pa’cá y el otro pa’llá. Donde hubiera mejor oferta, pa’llá se fueron. Engordaron esos grupos otra vez, pa´ tapar estas tierras por aquí a los alrededores. Aquí vivimos en un medio que a dos kilómetros al otro lado del embalse hay guerrilla y hay águilas negras, y de este lado hay ejército, policía, DAS, B-DOS, SIJIN…, hay de todo. Pero ellos pasan por ahí porque el ejército sabe que los “traquetos”, esos que compran la coca, suben cosas pa´ darle a la guerrilla y que se reúnen con la guerrilla, ellos saben que ese matrimonio está dado.Qué pasa ahí entonces, para mi eso es lo más letal.Ese matrimonio entre guerrilla y paras, eso es letal. Letal, letal. Eso a mi me parece lo más descabellado del mundo, eso no tiene calificativo, eso no tiene principio ni tiene fin.

44. Entonces yo digo que una persona, una familia en una zona así tiene demasiado riesgo, demasiado riesgo, porque no falta el flojo que le haya tenido rabia por alguna situación y los sindique, de que cuando viene aquí es a “sapiar” y ya van un poco de muertos que es lo que mas me preocupa; un poco, un poco de muertos por esa situación, y no hay manera de acabarlo, porque los “traquetos” le dicen a la guerrilla, vea fulano de tal nos está haciendo dar “piedra” o lo sacan ustedes o lo sacamos nosotros. Hasta tal punto se ha degradado esta situación que cruzar el ejército, los arrancadores de coca, cruzarlo en un “Jonson” de este lado del embalse al otro lado, es un delito, delito castigado con pena de muerte; y lo han dicho, el que cruce los arrancadores pa’l otro lado se muere. Y hace mes y medio mataron un muchacho porque ignorantemente, el mismo ejército le dijo que necesitaba echar pa´l otro lado una gente que habían mandado. A quien buscó al muchacho fue el ejército. Cuando ya, él vio qué era lo que iba a llevar, entonces se echó pa’trás y entonces la alternativa que él buscó fue buscar un tipo cualquiera que sabe manejar Jonson y le dijo, lléveme a ese gente al otro lado y me los trae, y los llevaron y los trajeron, ahí mismo, al otro día le cayeron a la casa de él, lo cogieron y se le llevaron y lo mataron. Un muchacho que no tiene absolutamente nada, nada que ver en esas cosas.

45. Y la sentencia es esa; y se lo dicen a uno de frente, el que se ponga a pasar gente p’al otro lado, arrancadores, policías, ejército…, se va de cajón, se va o se muere. Entonces la situación ahora empeoró y resulta que la gente que está en la margen izquierda del río no gusta de la gente que está en la margen derecha del río. Ya estamos casi en el extremo que los que cruzan de este lado pa´l otro lado, así el solo hecho de vivir de este lado, es un delito pasar al otro lado porque se supone, entre comillas, que si está allá es porque está sirviéndole al grupo que está allá. Entonces eso se ha degradado muchísimo, eso tiene una degradación terrible, terrible y lo peor del caso es

147 que yo le pregunto al ejército: ¿ustedes qué van a hacer? ¿para qué están aquí? Es un conflicto bastante serio. Esto de paz no, pero, aquí ha seguido la paz, pero, pas, pas, pas… sonando. La gente percibe un ambiente de temor, pero aquí ha habido tanto conflicto que ya la gente convive con los conflictos, como convivir con la misma persona, como convivir con la mujer, con los hijos, o sea saben que ahí…

46. Porque es que lo inexplicable de esto es…, por ejemplo en Batata; en Batata hay ejército y hay policía y simplemente hay un río por en medio, una quebrada, un río grande, y del otro lado a menos de cuatrocientos metros hay un campamento de las “Águilas Negras” y nunca se encuentran, ni saben que están, que estos están aquí, ni ellos saben que están allá. La gente sabe eso pero la gente por necesidad tiene que seguir en su tierra bregando a ver si se asegura algo, si siembra algo, si produce algo porque es que el desplazado ha tenido unas políticas muy pobres, muy pobres o sea muy a cuenta gotas, a los desplazados les dan cositas pero demasiado insignificantes frente a la situación que están viviendo. Entonces el desplazado opta por regresar, así sea bajo fuego y opta por eso. Porque es que las instituciones del estado están completamente plagadas de corrupción y eso es grave. Pero desde que haya un ente que haga respetar, que digamos, que proteja, que respalde a quienes están actuando de manera legal podría decirse algo, pero es que eso no se puede hacer.

47. ¿Cómo se puede superar esto?: La verdad, la verdad, yo no creo que se pueda superar esto, ya hay heridas psicológicas; eso no goza, eso no goza. Se puede hacer algo siempre y cuando se tenga confianza, pero es que la gente perdió la confianza en todo el mundo, aquí nadie confía en nadie. Se degradó el núcleo básico de la sociedad que es la familia, está totalmente degradada; se pueden hacer muchas cosas, siempre y cuando exista un respaldo, se pueden hacer. Sobre todo yo veo una alternativa para volver a recobrar como un poquito esa confianza y es crear escenarios de diálogo, porque se pueden dar.

48. Y hay mucha gente que optó por regresar a su tierra porque sencillamente es gente trabajadora, es gente buena, y aquí no hubo ni un particular, ni una ONG, ni el Estado que tomara una política seria en materia de resolver ese conflicto del desplazado. Porque es que la vida del desplazado es muy difícil de entenderla, porque es muy difícil, necesita ir a vivir con ellos para que usted, en medio pueda palpar pues el sufrimiento físico, eso lo ve, eso se ve, pero el sufrimiento psicológico es muy duro, yo sé que los desplazados tienen que sufrir muchas depresiones y muchas situaciones de inseguridad, la inseguridad que le crea el conflicto al desplazado casi, casi que es irremediable.

49. Allá, había mucha gente que era rica entre comillas, tenían mucho que comer o sea comparado con las necesidades que tienen ahora ellos estaban muy lejos de donde están ahora y venirse desplazados a un pueblo que no conocen a nadie, que nadie les da la mano, un pueblo que es indiferente al dolor ajeno, donde se siente hambre, se siente frío, se siente sed, no hay dónde dormir, etc. Pero si puede ver; ve que hay comida, que hay abrigo, que hay buenas camas para dormir y él no puede hacer uso por alguna razón, porque no tiene con qué sencillamente. Es muy difícil tener hambre viendo que hay tanto que comer pero no hay con qué, eso es muy difícil y eso marca demasiado. Yo digo que eso marca a la gente y ese conflicto ha hecho que la gente se deje llevar por la ironía, por la decepción de que lo atropellaron y no hubo quién lo defendiera, así más o menos, pero sí se puede hacer algo siempre y cuando se dialogue.

50. A raíz de esos problemas que vienen desde tan atrás, se ha vuelto tan difícil, tan difícil, pero tan difícil salir de esta cultura en que estamos, por la degradación.Los mismos actores del conflicto quienes luchaban por una causa supuesta pero al menos que fueran ficticias o fueran reales pero luchaban por esa causa, pero ahora ya no hay causa, ahora la causa es económica, hay interés económico. Y mientras los grupos sigan sobre esa base, esto es muy difícil porque ahí no hay sino

148 gente depravada, puro depravado, ahí no hay gente que tenga algo de inteligencia, porque si la tuvieran no andarian en eso sencillamente.

51. Entonces es una situación demasiado difícil, ahora no hace mucho que me mandaron una persona que yo le tengo confianza me dijeron que necesitaban hablar urgentemente conmigo. Les mandé decir que yo no podía, porque yo sé que los militares están míreme, con el ojo puesto pa´ donde yo salgo, y lo único que no quiero es que yo sirva para que asciendan de teniente a coronel, a un desgraciado de esos a costillas mías, porque a mi me llegan a coger en una con un man de esos, me empapelan ahí mismo y que capturaron al máximo jefe de las Farc, mínimo, me imagino el titular en la primera página, porque yo he visto eso, vea aquí han cogido tres personas y salen en el periódico con qué cosa tan grande y a los ocho días vuelve uno con el muerto guerrillo,¿Ya? Eso es así.

52. Yo me margino mas bien un poquito ahí y me he marginado mucho, me duele mucho, porque la verdad yo siento un dolor y como un cargo de conciencia de tanta gente que está sufriendo por falta de quien los guíe. Pero después me puse a pensar, o guío y me muero o me quedo quieto y vivo, una de dos. Vea, yo no soy solo, ya yo tengo una mujer, que la quiero bastante, que me quiere, que nos entendemos, que discutimos por ahí, pero eso es normal. Además, yo también ya creo que tengo que madurar un poquito, yo ya tengo cincuenta años y ya uno no vive así como tan “soya´o”.

53. Tengo un trabajito gracias a Dios y mis cosas, pero yo si que la veo difícil, muy difícil. La veo muy difícil. Y sobre todo aquí por ejemplo, aquí si sigue ese conflicto con esas “águilas negras”, pero esos se disputan el territorio para el negocio de la coca. En las zonas ganaderas, los grupos siguen es protegiendo a los ganaderos. Los ganaderos financian grupos para que mantengan en sus haciendas y los liberen del robo y de cosas. La situación es demasiado conflictiva. Yo estoy trabajando ahorita, y en donde estoy trabajando es una cooperativa, pero estamos habilitando eso como empresa multimodal de servicios, para convertirla en una empresa. Y yo digo que de pronto en el formato que se le está dando a ver si de pronto se pueden emplear siquiera unas trecientas personas, siquiera las personas claves, porque yo veo que de pronto también es que hay gente que no ha tenido otra oportunidad y de pronto dándole esa oportunidad cambien, la mentalidad y dejan de dañar gente.

54. Yo digo una cosa, y es que si hubiéramos siquiera unas diez personas que pensáramos así se podría hacer algo, pero es que no es por alabarme, pero yo me cuento entre mil y no veo a nadie.Yo hablaba con el padre, por eso es que me gusta mucho hablar con el padre Román porque el entiende muy bien esos temas sociales y esas cosas y nos ponemos a hablar y yo le digo, padre, el espacio que hay pa’usted en la parroquia se queda y los problemas que tiene la parroquia, entonces nos ponemos a hablar de esas cosas, y bueno, qué vamos a hacer, vamos a hacer algo. Vamos a hacer algo, por aquí hemos tratado de organizar el grupito, la vaina por ahí, un grupito de oración, en grupitos, pero eso es, a veces digo, ah, es falta de dedicación.

55. Yo puede que tenga mi empresa y ser gerente de no se qué vaina allá, pero yo no se me olvida lo que soy y todos los días ando con mi machete en la mano. Eso les digo a estos, uno no tiene que ser, ni se le puede olvidar lo que es porque ahí si se jodió. Si no la nombran el año entrante, no sé, alguna cosa se hace. Con toda la yuca y el plátano que hay aquí, yo creo que de hambre no me muero. Entonces eso como que en cierta medida, no sé, toca uno, no sé, no sé, a veces como que trata de afectarme un poco. Si, si. Yo a veces converso con personas así y como que descanso un poco no sé, como que descanso un poco de todas esas cosas porque yo pienso mucho .

56. Y pues ¿qué veo yo? O sea yo no veo que esas personas y esas políticas de fondo así, ahora van a cambiar esta vaina, no, no sé si será que la misma situación me ha entorpecido, yo digo que tiene que haber fórmula y tiene que haberla, pero la mejor fórmula es crear conciencia en la gente,

149 ahorita mismo y para uno tomar conciencia tiene que estar mucho tiempo ahí y lo que yo no sé es si tenga tiempo pa´ vivir pa´ eso. Porque yo dije, cuando yo tenía veinte años, yo decía, con cincuenta años que lograra vivir, yo quedaba feliz, y figúrese que ya que cumplí los cincuenta y yo no me quiero morir. Eso es un problema jodido, entonces así está la vaina.

57. Por eso yo digo una cosa pa’ seguir viviendo, y es que tenemos que pararnos en los principios y en la fe, de creer, así no exista nada, creer que vamos a hacer algo. Si no se sienta esa base de principios… de pronto retroceder no tanto hombre, es que hace quince años la gente se trataba con más respeto, la gente sentía mas el dolor ajeno, la gente tenía mas solidaridad con el que estaba como mas llevado porque es que esto tiene unas bases, mire, esto tiene unas bases de muy atrás. Nosotros pensamos así porque nos criamos en una familia que nos dieron así de sencillo pero hoy en día las familias con esos principios no cuentan, porque hasta la mamá mal educa al hijo, hasta el papá le alcahuetea sinverguenzuras para que se deje de estar haciendo cosas que se debe hacer.

58. Entonces el sustrato de toda esta vaina es crear conciencia para que se tenga mucha fé y primero que todo confiar en si mismo, tenemos que confiar en nosotros mismos porque si yo voy inseguro, no logro nada, mire, yo con lo que he vivido, me doy cuenta que la inseguridad es un enemigo voraz que uno tiene con uno mismo, es mas, ni siquiera en su proyecto de vida personal lo deja salir a flote, siempre lo mantiene hacia abajo, o sea porque yo mismo digo eso que sí tienen que haber fórmulas para que se acabe todo esto. Porque soy sincero y se lo dije, si uno se confía en si mismo crea ese ambiente de confianza; y pese a los golpes que se ha dado dice, ya que si me dan otro no siento. Eso puede ser una base para salir adelante, segundo tener, mucha fé, y tratar de recuperar esos principios básicos de respeto de la solidaridad, del amor hacia los demás, de compartir con el otro lo que uno tiene, ya, eso cuesta, porque hoy en día nos han metido en una sociedad de consumo que lo que no represente intereses económicos no vale, pero para mí si vale.

59. Entonces como haciendo una plataforma para lanzarnos de nuevo a recomponer todo esto, yo entraría como a darle forma a un pensamiento de principios y de valores, porque no solamente yo tengo que tener los principios porque también tengo que tener uno valores, tiene que tener el valor de reconocer que se equivocó, por grave que sea, si no lo reconoce, y nunca… una cosa que yo aprendí es que yo nunca, estoy convencido es que, que lo que yo estoy haciendo es lo último, yo tengo una idea, pero también tengo el convencimiento de que los demás pueden aportar y la fortalecen, la mía no es la única porque me he dado cuenta que ese poco de ideas que se han inventado es las que nos han dividido también.

60. Tantos pensamientos materialistas, como espiritualistas, como ideas izquierdistas, ultra derechistas o derechistas, todo al que se le ocurra una idea tuerce un poco de gente, entonces yo me he dado cuenta que ninguno ha inventado una fórmula perfecta, yo me pongo a mirar todo el contexto de las cosas y no aquí nadie ha inventado, que uno puede coger lo que le sirve de este y lo que le sirve de este y lo que yo tengo y eso se hace una vaina, listo. Pero que existe esa fórmula perfecta, no, que hay que sentar bases, bueno, vamos a ver como le hacemos, pero eso se necesita de planificarse y de pronto como de pellizcarse, yo digo pellizcarse, nada mecánico, porque esa vaina está…

61. Tratando como de formar esa vaina y luchar por la familia hombre, es que la familia sufrió también una crisis terrible, la misma inestabilidad de las parejas, crean ese ambiente, es propio el ambiente, siempre donde hay esas familias conflictivas, es porque la pareja tiene conflictos y de alguna manera se ve reflejada en su familia, en sus hijos, en la esposa de alguna manera, porque yo no creo que exista una pareja que tenga unos hijos perfectos y viviendo separados, porque de hecho ya separados ya se rompió el esquema. Y eso es muy difícil de entender.

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62. ¿Con qué fuerza cuentan las víctimas de este país?: Si la tienen y bastante grande porque el que no haya sufrido un conflicto de esos no se puede medir su capacidad y si los desplazados han soportado esta situación es porque son doblemente capaces de soportarlo y tienen resistencia suficiente para reincorporarse. Lo que pasa es que no los han dejado tener asidero porque la mayoría de las familias que han retornado a la zona las han hecho volver a salir y el mismo ambiente no les permite crear raíces, o sea fijarse en un sitio donde digan, carajo…Yo ayer le decía a un líder que estábamos ahí, llegó el momento, a nosotros nos pasó lo que nos pasó por miedosos. Llegó el momento de pararnos en la raya, no correr un centímetro más, porque por estar corriéndole al uno y al otro al fin no encontramos paradero y entonces vamos nosotros también a hacernos respetar vale, porque aquí no hay otra alternativa.

63. La fuerza de nosotros es la convicción de que hay algo que nos permite salir adelante, que somos capaces de volver a lo mismo con una pequeña ayuda, no esperemos que el gobierno tiene que darnos la casa, el carro, la plata, la comida y ya, nosotros apenas a comer, no, no. Yo tengo el concepto de que yo estoy haciendo mi casa y necesito que me ayuden y si me dan una lámina, una teja de zinc, me ayudaron, pa´ mi es una ayuda, si, una ayuda poquita, una ayuda mas grande pero yo voy a tratar de salir adelante, el pueblo, la población desplazada en este país, tiene el suficiente aliciente y la suficiente capacidad de salir adelante nuevamente siempre y cuando le creen un ambiente de confianza para que vuelva y renazcan las esperanzas en ellos porque el problema es que no los han dejado…, eso tiene que tener un seguimiento también.

64. Porque el problema es que esos desplazados por situación se prostituyeron también, las familias se desbarataron porque la mujer también tuvo que dárselo por ahí a alguien pa´ que le diera un pedazo de pan o alguna cosa. Eso se prostituyó. Lo que pasa es que uno en su interior tiene que entender esas cosas y eso es lo que todo el mundo no quiere entender, que de pronto el conflicto creado dentro de la familia precisamente es consecuencia del mismo desplazamiento. Tanta capacidad y que ya muchos cogieron al desplazado como profesión, para lucrarse en una parte y en otra y en todas partes está el desplazado, que ya se les olvidó volver a sus tierra.

65. Pero de que hay capacidad la hay, claro que la hay, lo que no hay son medios, empezando hasta por las mismas leyes, las leyes tienen unas enormes falencias en materia de situación legal para las personas desplazadas porque es que a mi no me cabe en la cabeza porque es que la ley es clara y dice que un tipo mata a otro es porque lo mató y hay que meterlo veinte años a la cárcel. Pero al ladrón hoy en día lo llaman oiga vea, usted quiere que lo meta a la cárcel, o que lo deje en la casa por cárcel o que no se qué. ¿Qué es esa vaina? Disque le brindan una cantidad de oportunidades a un criminal. Hombre, eso no debe ser así. Y la clase dirigente de este país está por el suelo, con todo el respeto que se merece el Estado y el pueblo, yo no doy un peso por ellos. Está a ras de piso.

66. ¿Qué concepto tiene sobre la muerte?: Yo tengo una concepción de la muerte como algo natural y muy común; y siempre he dicho, por qué lloran cuando muere alguien, yo lloro cuando lo matan, porque esa no es como la regla natural de las personas. La regla natural de todo ser viviente es nacer, crecer, reproducir y morirse en lo físico, estoy hablando de lo físico, porque la muerte para mi es física, la muerte para mi espiritual no es, porque el espíritu como mismo se dice no muere pues tampoco podría haber muerte en el espíritu, la muerte de la carne. Para mi la muerte es algo tan normal, pero muerte, muerte hablando en el sentido lógico por su tiempo, por edad por una enfermedad por de pronto por un accidente, es mas, ni siquiera la justifico por un accidente dependiendo de sus características.

67. Eso se sabe, lo que yo no sé es si yo me voy a enfermar y cuando me voy a morir, lo que yo no sé es si de pronto me va a dar un ataque, y me morí, eso no lo puedo predecir yo, ni nadie me lo puede predecir, no, simplemente disfruto físicamente al máximo, porque todavía sigo diciendo a los cincuenta años, que la vida es un ratico y hay que tratar de vivirla al máximo, que para mí, es

151 alcanzar un estado en el que uno se sienta bien y haga sentir bien a todos los que lo rodean a uno, ese es el concepto que yo tengo de muerte física así, ¿ya? A uno le duele a uno como persona, yo lloro porque duele, pero si ya era su ciclo. Bueno, de pronto allí era la voluntad de Dios. Nació, vivió cincuenta años, le dio una enfermedad terminal, murió o simplemente le dio un derrame, le dio un paro cardiaco y se murió. Perfecto, hasta ahí aguanta, ese era su ciclo, lástima que desaprovechó todo el tiempo que estaba ahí, porque el problema es el concepto erróneo que la gente tiene, que para ser feliz en la vida lo que necesita es plata y por buscar plata se mata, no, para mi ese concepto no es así.

68. Yo tengo una persona que a mi me marcó por sus convicciones, me impactó mucho que fue mi abuela, cuando nosotros llegamos a la región de Curicó por allá en el año setenta. Curicó era una región, un departamento con una población desorganizada y en cuestión espiritual si que estaba lejos de alcanzar algo. Mi abuela llegó en esa época que la gente no creía ni siquiera en nada. Y mi abuela fue tan berraca, o estaba tan convencida de eso, que logró revolucionar toda una región, ¿ya? Una laica creyente y devota empedernida de la virgen. Entonces mi abuela llegó en esos tiempos y me acuerdo que murió un señor e impactó. Todo el mundo quedó súper impactado o sea era tanta la convicción que ella tenia que te imponía, se impuso, llegó y se impuso. Y sentó unas bases para que la gente creyera en la virgen. Hizo rezar a la gente que jamás sabía que pudiera rezar y la hizo rezar.

69. Y le cogieron esa devoción tremenda, vea yo me acuerdo que mi abuela, iba e invitaba a la gente a rezar, mire, la gente no cabía, la gente no cabía, ¿ya? Cantidades de gente pa’rezar un rosario, cantidades de gente cuando había un enfermo y mi abuela iba a rezar por él, rezaban el rosario, me acuerdo que rezaban duisque las alabanzas a la virgen del Carmen, unas oraciones larguísimas, acompañadas con aves Marías y salves, mire y ahí rezaban hombres y mujeres, porque era imponente. No, esa mujer entró con un ímpetu que nunca lo perdió hasta el día que murió. Mi abuela le rezaba todos los días a un santo distinto, como todos los días tenían santo, todos los días tenía una novena para un santo, y ella siempre invocaba el fervor, me acuerdo que era el fervor de las ánimas benditas, y pa’saber que mi abuela murió el día de las ánimas, de las benditas ánimas, el dos de noviembre murió mi abuela.

70. Eso, para hacer eso, se necesita tener muchas convicciones, eso ahí no puede haber ni asomo de duda. Y para llegar a eso se necesita sentir y creer ciegamente, ahí no hay dudas, ahí no pueden haber dudas, ni pueden haber reparos, ni mucho menos dudas, no, pues, es que la duda ahí no cabe, no cabe. Y eso es lo que yo todavía no tengo la plena convicción de la resurrección, tengo un concepto a medias de la resurrección, talvez ni a medias, yo si creo y tengo la firme convicción pero no así como tan de fondo.

71. ¿Cómo ve la resurrección?: No sé, la verdad no me atrevería peco si digo alg’otra cosa porque no, o sea de pronto como que no encuentro una explicación, un argumento para hablar de eso. Creo si, yo creo que la resurrección es algo que es parte de la “fe”. La fe es creer en lo que uno no ve, ni oye ni entiende. Eso es para mi la fe, ciega, sorda y muda, creer simplemente creer, ¿quién ha visto a Dios? nadie, se ha sentido, que existe, claro que existe y yo mejor que nadie doy testimonio de que existe porque lo que a mi me sucedió simplemente tiene que estar uno muy cerquita de Dios para que le den esa oportunidad, sino no la tiene. Porque eso lo sentía, porque son cosas que uno siente y yo no lo las puedo explicar, yo no puedo explicarle a una gente.

72. Mire cuando yo estaba en esas condiciones que yo le pedía a Dios, yo sentía, es más yo sentía algo, yo sentía algo que me impulsaba a hablar, que me impulsaba a conversar, que me impulsaba a reírme incluso en esas circunstancias pero nunca sentirme solo, nunca sentirme afligido, nunca sentirme con miedo, es que es lo que mas me aterraba a mi mismo, que no, yo miedo no sentía, que me iban a matar, si, me van a matar, yo sé que me van a matar, pero lo que yo quiero saber es por qué lo van a hacer. Pero a decir que voy a explicar no, eso se siente como cuando uno se está comiendo un plato de mazamorra, no, no, no, eso no lo puedo yo explicar y me imagino que la

152 resurrección debe ser en términos mas o menos muy similares. Que Cristo murió y resucitó, eso se lo dejo a él. Y si Jesucristo volviera ahorita a la tierra estamos tan mal librados que no lo crucifican, lo fusilan o le ponen la motosierra, igual de judíos vamos a haber en la tierra, igual de violentos van a haber en la tierra y hasta muchos que dicen seguirlo lo negarán, yo sé que eso es propio de la humanidad.

73. Porque entre otras cosas, yo lo digo jocosamente pero en el fondo pienso así. Los que están encargados, aunque todos estamos encargados, yo sé que yo estoy en la obligación de ayudar a encarrilar al que, al vecino, el que sea, yo lo sé, yo eso lo sé. Pero le pongo peros por ponerle, porque es que eso no tiene pero, el deber de cada cristiano es practicarlo, porque el cristianismo es de práctica, eso no es de boca, eso no es hacer un discurso bien bonito y salir a “chismosiar” o a ver qué dejaron por ahí mal puesto pa’cogerselo. Y lo digo, yo hubiera querido heredar eso de mi abuelita. Vea, mi abuela caminaba diez horas pa’ ir a misa, iba exclusivamente a la misa y se regresaba al otro día, porque el pueblo a nosotros nos quedaba a eso diez horas de camino y ella iba exclusivamente a la misa mensual porque ella tenía ese compromiso. Y eso yo lo valoro, hijuepucha, ojalá hubieran veinte mujeres así, siquiera una cerquita donde yo estoy, para eso. Pero, tengo ese vacío, hasta allí mas o menos, tengo cierta idea, pero así es. No, yo creo que vamos a resucitar, si me gano la resurrección, ¿ya?. Porque hay dos cosas que le tengo miedo, pánico, a Dios y a un rico ignorante.

74. ¿Quién es Dios?: Yo le que le diría es que Dios es un ser Supremo, actúa en usted, hágase de cuenta que usted es el aparato en que Dios actúa. El no le va a aparecer como esas ideas de que se aparece en una imagen o no se qué, no. Dios está en cada uno, para mi está en cada uno y en lo que usted muestre con nosotros. Porque las cosas de Dios son demasiado complicadas, demasiado complicadas, porque ¿será que yo soy capaz de desprenderme de lo que tengo y compartirlo con alguien? Eso está por verse. Pero de que existe, existe, ¿ya? No lo ve, se siente, porque Dios se siente a veces uno lo siente cuando está cerquita y cuando está lejos también lo siente. Yo siento a Dios cuando está cerquita, que trato de tenerlo cerquita siempre aunque a veces le volteo la espalda, porque también tengo que decirlo, sí, a veces uno se deja llenar se deja presionar de uno mismo y como no está contento, no hay cosa que haga sentir mas a uno cerquita de Dios cuando uno siente que le ha hecho un bien a una persona y que uno ve que esa otra persona se siente como si se hubiera salvado la patria con lo que uno le ayudó. Yo he sentido eso así. Y lo siento lejos cuando me dejo llenar de problemas, de cosas y me da rabia, me amargo la vida, yo siento que estoy lejos de Dios, lejos. Pero cuando yo estoy en un estado en que le ayudo que yo pueda hacer algo. A miíme dicen bueno y tú cómo te repartes en tantas cosas, no, es que quisiera repartirme en mas cosas, a veces no me siento satisfecho con lo que hago. Yo estoy comiendo y me vienen a buscar porque allá me necesitan porque se partió un pela’o una pata, yo voy corriendo, yo no soy médico, pero si algo puedo hacer, yo lo hago. Y he tenido la fortuna de que poquitas cosas que haga me salen hasta bien y sobre todo cuando es con personas que los recursos no son suficientes.

75. ¿Cómo existe Dios?: Dios existe tratando, no digo que lo haga porque ni yo lo hago a la perfección, búsquelo, pero búsquelo en usted, no se ponga a buscar a Dios en el cielo, por allá a miles de kilómetros en el espacio. Búsquelo en usted mismo, en el que está ahí al lado ¿ya? Eso para mi es como estar cerquita de Dios. La indiferencia para mí sería el pecado que yo castigaría, porque es que la indiferencia es algo que yo considero que no es digno de Dios, porque Dios a nadie, pero a nadie desampara, así sea poderoso, o sea pobre sea lo que sea, está ahí. En cambio uno pone colores, formas, tamaños para ayudarle a una persona pero Dios está ahí, en nosotros, yo lo veo es en nosotros y como creo que si Dios existe, él siempre se refirió a las cosas espirituales.

76. Esa es mas o menos como la idea que yo tengo de esas cosas y si me toca hablar de Dios, yo hablo pero yo no me voy a poner a decir, mire, Díos es una figura bonita… No, tampoco, porque lo que yo no comparto de las sectas evangelísticas es porque convierten a Dios en un tirano y yo

153 creo que eso no es, estoy casi plenamente convencido que no es así.Simplemente Dios puso las cosas ahí y le dijo, si comes de esto te mueres, y si no lo tocas y vives aquí vivirás toda la vida, sencillamente. El no le está diciendo, si comes de esto te mando pa´l infierno, no, usted mismo decide y por eso nos dio plena libertad para que nos salvemos o nos condenemos, una de dos, usted sabe si se salva o se condena. Usted no se ponga a preguntar, ay Dios mío, ¿será que me condené?, no usted sabe si se condenó o no, usted sabe qué hizo.

77. En conclusión, busca a Dios en todo, incluso en uno mismo, porque uno para buscar a Dios, no puede discriminarse uno mismo sino impartiendo de uno y cuando se ponga triste y afligido y atribulado es porque algo hizo que está sintiendo que está lejitos. Si Dios permaneciera en nosotros no nos estuviéramos matando porque la humanidad se puso a vivir a cientos de kilómetros de Dios. Si la gente anduviéramos con Dios, estas guerras no estuviera dadas. A Dios lo busco en mi mismo y en las personas que están a mi alrededor y trato de transmitirle energía positiva alegre, porque es que los hijos de Dios no pueden ser tristes porque es que la tristeza no es de los hijos de Dios.

78. ¿Qué es una víctima del conflicto armado?: Caramba, estoy como pa´ poncharme porque es que esta es una sucesión de fenómenos, pues yo soy una víctima de los grupos alzados en armas, pero los grupos alzados en armas son víctimas de ellos mismos, de sus propios actos, yo no voy a decir que el que se está salvando soy yo y ellos se van a condenar, no. Ellos tendrían sus razones para hacer esas cosas también y ellos son víctimas de ellos mismos de su propia conducta, ¿ya? Porque esta es una cadena de sucesiones, pero los verdaderos responsables, los verdaderos victimarios, para mi, para mi…, es el Estado.

79. El estado es el único responsable de la situación de violencia que hay en el país, y los paramilitares son víctimas de las políticas desmedidas y de los políticos corruptos que permitieron esa situación. Porque vuelvo y digo, si hay un político, que se amarre, como decía mi abuelita, que se amarre el pantalón en el ombligo que cuando sople no se le parta la pita pa´ que se le caiga, esto tiene que cambiar, olvídese que esto cambia; porque aquí lo que se necesita no es un gobierno de mano dura, tampoco una dictadura, pero si se necesita una persona con criterio, y con principios, porque si no tiene principios y no tiene criterios…, no, seguimos lo mismo, de mal en peor y esto es lo que se va es reciclando una serie de sucesos que terminan causándole mas mal que bien .

80. Este país está lleno, lleno y repleto de víctimas, de víctimas, todos estamos siendo víctimas el uno del otro, nosotros no somos las meras víctimas, el mismo estado está siendo víctima del sistema que implementó para gobernar y está siendo víctima de su propio invento.

81. Un político dice, ah, pero es que ese tipo no… El político es víctima de su propio montaje, porque él pa´ poder mantener su emporio tiene que convertirse en esclavo de una cantidad de gente que le pide favores, que vota por él, que le pide plata, que todo eso, entonces el entra a legislar, pero no puede legislar con claridad porque debe miles de favores y así no puede legislar y si legisla, legisla en favor de esos amigotes y esas cosas y eso no es así, eso no tiene sentido, eso no tiene sentido.

82. Entonces cuando un político se mete en eso tiene que legislar y resulta siendo víctima de su propio invento, ese es el concepto, o sea las víctimas aquí del conflicto armado, no solamente somos los desplazados, hay mucha gente en la ciudad que es víctima también de esta situación. Porque hay mucha gente en la ciudad que está saturada, siendo víctima de los desplazados. La ciudad no estaba preparada para manejar una cantidad de mendigos, una cantidad de pandillas, una cantidad de gente deambulando en la calle, está haciendo víctima a otras personas que no estaban en el conflicto pero que terminan siendo involucrados, porque lo que se descompuso aquí se les amontonó a ellos allá y los que descompuso también.

154

83. Ricardo ¿Qué fue lo que le sucedió?:

Eso fue una cosa que estaba dada. Y es más, yo la presentía. Lo que pasa es que uno a veces es terco. O sea a mi me lo dijeron…, a mi me dijeron: Roger, en la región donde usted está hay mucha gente… o sea… todos, por no decir todos… que lo siguen a usted. Y usted tiene su forma de pensar. Y se hace matar defendiendo a la gente. Pero aquí no se trata de defender a la gente sino al que le convenga. Eso me lo dijeron a mí. Y yo le dije, pues “home”, si eso es así, a mi no me conviene. Yo si vivo con mis ideas torpes y así voy para adelante y ¡ya! Entonces resulta que mas o menos así, yo salí de aquí, yo trabajaba ahí en Motupé, pero en eso un hermano de nosotros que nos administraba la finca. O sea, entre todos decidimos dejar uno que se quedara ahí y le pagábamos, porque o sea… tampoco iba a estar otro ahí apenas por cuidarlo a él. Entonces me mandó decir que iban a entregar un ganado. Que fuera para que habláramos sobre la entrega del ganado. Yo le dije… ah, bueno listo… yo voy el sábado o el domingo, llego allá y me vengo en seguida.

84. Entonces me fui con el hermano mío a ver unos animales. Y dimos vueltas y todo eso. Normal. Yo si sé que el día que yo salí de aquí para allá, yo soñé lo que me iba a suceder, pero como uno a veces sueña cosas y nunca se cree que va a suceder o al menos yo aunque me sucedió eso no digo, que todo lo que sueño no es que va a suceder sino que no sé, yo soñé las cosas tal cual como me sucedieron. Yo llegué a la casa y le dije a Oscar: vamos a ver de una vez a esos animales porque yo me tengo que madrugar mañana, porque tu sabes que pasao mañana tengo que trabajar y no tengo sino dos días. Dijo, ah… bueno, listo.

85. Nos fuimos, dimos la vuelta y nos pusimos a hablar de los trabajadores en la noche … porque teníamos un poco de trabajadores. Y hable y hable y hable de la situación, que cómo estaban los paras…, que los paras estaban incursionando en la zona, que iban con frecuencia, que estaban averiguando mucho, que la guerrilla estaba presionando… hablamos de diversas cosas. Entonces yo le dije: usted tranquilo, de que no se metan con usted, usted tranquilo, pase lo que pase, usted ahí quieto en primera, ¿vale?.

86. Ya cuando nos íbamos a acostar eran como las once y media de la noche, le dije… ¡“miércoles”!... ¡y no dejé el caballo encerrado! Yo tenía unos caballos que solamente los montaba yo cuando iba allá, más nadie. Y me dice…, si te vas a ir en la yegua que hasta por cierto se llamaba la “torombola”. Si te vas a ir en la “torombola” tienes que madrugar, porque le falta una herradura en una mano. Y verdad, yo me levanté como a las cinco de la mañana. Cogí una totuma con maíz, que esa es la manía para uno cogerlas con “cuidado”, entonces le sacude uno el maíz ellas entran al corral y me puse a herrar mi caballo. Cuando vi así a lo lejos, que venía algo, ¡era un tipo en un caballo! Era un “pela’o”. Y llegó, y pasó por en frente de la casa… pasó allá frente al corral donde estaba yo. Llegó allá y me dijo: “Mire, le manda a decir mi papá”…, él era hijo de un señor Carlos Segura…, ”le manda a decir mi papá que se “vuele”. Los “paras” llegaron anoche a Tenerife y a todos los encerraron en la capilla y ellos se tomaron el pueblo. Y anoche iban a hacer venir a Iván Carreño y a Pablo Cifuentes, a traerlos a esa gente.”

87. Y hablaban improperios de Ricardo León, “hijueputa”, se lo vamos a picar para que ustedes coman y así cosas así por el estilo. Pero los encerraron ¡a todos en la capilla! Ese pueblecito era todo de la “Iglesia Reino Unido”, no había nadie que no fuera de esa Iglesia. Eran muy buenos conmigo, porque yo con todos esos pueblos mantenía excelentes relaciones. Bueno, entonces los encerraron. Ese señor Carlos Segura, que vivía como a cien metros de la capilla, cuando hicieron el “boroló”, no había llegado a la casa, ¿ya? Entonces el estaba para “el monte”, para una parcelita que tenía cerca del pueblecito allí, cuando iba llegando y a todo el que llegaba lo metían a la Iglesia. A don Carlos, como tenía a la señora como con dos días de parida, él dijo que no, que no lo fueran a dejar solo que él tenía una señora ahí, que el… “bueno, quédese usted con él”.

155 Pero con el estaba un “pela’o” p´al monte, el “pela’o” ese que fue a avisarme. Pero como ya ellos llegaron de nochecita a la casa, él le dijo al “pela’o”, escóndase!... y se escondió el “pela’o”. Y como a todos dizque les preguntaban: “¿Ustedes conocen a Ricardo León?” Porque se los vamos a picar… esa gente se mandaba un lenguaje, pero el más vil del mundo!

88. Entonces don Carlos dijo: ¡no!… ¡lo van a matar!. Van a matar a don Ricardo! Yo me arriesgo o lo que sea, pero yo no lo puedo dejar matar! Entonces cuando quiso amanecer, así entre lo oscurito, le dijo al “pela`o”. Esa gente está para el lado de abajo de la quebrada, coja por aquí entre lo oscuro y vuélese por un atajo, y coja esa montaña y sale allá al otro lado donde los Estrada y cójase un caballo, el que encuentre por ahí y vuélese y avísele a Ricardo, que se pierda, que lo van a matar!. Y el pela`o, verdad, se voló y llegó a la casa y cuando yo lo vi dijo: “mire, mandó a decir mi papá, que se vuele, porque los paras llegaron anoche y están con todo el mundo encerrado en la capilla, iban a matar a Ivan Carreño y a Pablo porque no los quiso venir a traer donde usted. Y ellos saben que usted está aquí”. Y yo le dije, vea “mijo”, devuélvase, váyase para su casa tranquilito y dígale a don Carlos que muchas gracias, y usted, ¡no vaya a decir en ninguna parte que usted me vio a mí!… ni se deje ver, váyase por otro lado!... porque si saben que usted me vino a avisar lo matan. El “pela`o” vuelve a “puyar” los talones al caballo y arrancó y se fue.

89. Yo me quedé pensando, qué hago yo, me voy, me quedo, qué hago. A lo último tomé la decisión. No, yo no me voy. Yo no me voy porque si me voy y llegan aquí y no me encuentran y matan a toda esta gente! Yo no le quise decir nada al hermano mío porque yo no quería como… eso es una cuestión muy fregada, entonces le dije: Nosotros tenemos la finca dividida en dos partes. Una era de “pastizal” y ganado y teníamos otra parte lejos… son una cantidad de tierra!, son mas de mil hectáreas de tierra, entonces le dije, mañana vamos para arriba tempranito, a ayudarte a traer unas cargas de maíz p´a los marranos. Porque los marranos los teníamos acá, pero las cosechas estaban allá lejos y allá habían unas casas donde almacenábamos la cosecha. Me pregunta: ¿ah, y tú no te vas mañana? Le dije: No, resolví quedarme. Yo, era dando vueltas para esperar a ver si llegaban. Porque yo dije, si ellos llegan estando yo aquí, yo los “frenteo”, yo los “frenteo” de una, porque yo ya sabía como era la situación.

90. Pero ya eran como las nueve de la mañana y yo dije, me voy a alistar porque me voy a ir porque yo tengo que estar allá en Gratamira hoy porque mañana tengo que trabajar. Cuando le dije yo así, unas vacas pasaron corriendo por el patio de la casa así afuerita. En esas volteo yo y veo a la gente que venía armada… ¡verdad!… ¡De camuflados! Y yo le dije, mira, ahí vienen los tuyos para que veas que no es “embuste”, ¡ahí vienen. Prepárese!, que a estos “hijuemadres” los “frenteamos” aquí. Y me dijo…: no, listo. ¡No le “pare bolas” a esa “vaina”! Seguimos ahí, nosotros estábamos en una casita, cuando esa gente, se metieron, rodearon la casa y nos dijeron a nosotros ahí que nos tiráramos al piso y yo le dije, noooo! No se tire al piso “llave”. “¡Tírense al suelo!” Yo le dije…: vea “llave”, aquí nadie se va a tirar al suelo, ¡nadie va a correr! Y me seguian gritando: “¡que, tírense al suelo!” Y yo le dije…: vea “llave”, ¡no me voy a tirar al suelo!, y el que corra aquí denle plomo, porque aquí nadie tiene que correr “por ninguna vaina”. Yo se los dije así.

91. Cuando yo salí de aquí veo que en la casa habían dos señoras que le ayudaban a mi mamá a cocinar y a lavar y veo yo que tienen a esas dos mujeres boca abajo en el piso. Un hermano mío que había venido de la ciudad hacía como ocho días, también lo tenían en el suelo amarrándolo y un poco de “pela’os” que pasaban por mi casa los tenían boca a bajo en el piso. La sobrinita mía, una hijita que tenía, mi hermano, ella salió corriendo cuando vio que asomó el papá conmigo por aquí, la “pela´ita” corrió y me abrazó y se me “guindó” de la cintura y yo cogí y me la eché. Cuando yo miré para la cocina..., yo sabía que era a mí que me buscaban, porque ¡yo lo sabía! Y estaban amarrando a mi hermano con un lazo con las manos por detrás en una sala grande y ya lo tenían boca abajo. Y yo le dije, sabe qué “llave”… suéltenle las manos.

156 91a. En esas se me vino el “man”. Y me dijo: “Usted ¡tírese al piso!” Y yo le dije: no señor, ¡yo no me tiro al piso! Y suelten a ese “man”, porque ustedes buscan a Ricardo León. Y Ricardo León… ¡soy yo! Cuando yo dije así… oí que hablaron en la cocina y volteé a ver. Y vamos a ver que unos manes se habían metido a la cocina… ¡a robar! Eso, ¡echaban comida! Vea, esa gente por la comida parecían unos animales, donde veían comida eso le echaban mano… panela, enlatados, toda esa “vaina” porque en la cocina había de todo. Entonces oí cuando alguien dijo: “Hombe, ¡verdad!, no es el que están amarrando allá, ¡es el que entró ahí!” Y yo cuando oí que dijeron así, de un brinco caí al pié de la ventana y vi un tipo que tenía… lo llevaban vendado o sea tenía como una especie de dulce abrigo y una gorra puesta y se le veían los meros ojos, pero yo por los ojos lo conocí! Porque es que yo al verlo, ¡en seguida lo conocí! Y de una vez le dije: Mira gran hijuemadre, ¿así es que vienes a pagar lo que se te hizo en esta casa? Y lo insulté. Entonces el se salió por una puerta hacia atrás, se salió por allá y dijo otro que estaba aquí: llévense a ese “man” de aquí hombre.

92. Entonces me cayeron a mí. “¡Que me tirara al piso!” ¡No señor! Le dije. Una de las muchachas que le ayudaban a mi mamá estaba “piponota” y a esa mujer la tenían boca abajo ahí en el piso con la barrigota haciéndose balanza en la barriga. Y yo la cogí por los hombros y le dije: usted es que es boba, se le va a salir el “pela’o”, venga siéntese y la cogí y la senté en un taburete y ella se sentó allí y yo le dije repósese que se le va a salir el “pela’o” ese. Y una viejita… Inés , que todo el tiempo vivía al lado de nosotros, todo el tiempo ha vivido cerca de la casa y mi mamá quería mucho a esa viejita y cuando mi mamá no estaba en la casa, ella era la que quedaba ahí mandando. Que mi mamá le dejaba el mando a la viejita esa. Y la viejita se tiró al piso así también, entonces yo la cogí y la levanté y yo le dije: “hombe”, qué “pecuecas” estos, no, pues, cuidado que una anciana de estas les pega un tiro. ¡Porque yo era grosero en ese sentido! Yo me atemorizaba. A mi me daba miedo, pero no a extremo, a correr, ¡no!. Y yo de una vez los frenteé. Entonces los “manes” soltaron a mi hermano y se quedaron oyéndome el sermón a mi y yo parando gente y diciendo a todo el mundo que se parara. Entonces se me vinieron.

93. “Ven acá”. Y salió un “man” de los que estaban allá. “¡Ajá!, se van a enamorar del “man” ese y no lo van a amarrar”. Entonces yo les dije, no, es que yo no necesito que me tiren al piso, ¡venga usted amárreme llave, venga! Y le puse las manos y me amarraron. ¡Yo sabía que me iban a matar! Y yo tenía un pantaloncito “mocho” así puesto y sin zapatos y sin nada. Vino la muchacha pipona esa que trabajaba en la casa y me puso unas botas de caucho y me dijo: “¿cómo se va usted a ir a pata pelada? ¡Póngase las botas!”, entonces yo… ¡chan, chan!, metí los pies en las botas… y sin camisa. Entonces vino ella y cogió una camisa y me la puso en los hombros. Como yo ya estaba amarrado me la puso así. Y dice el “man”: “¡no, deje esa vaina, pa’qué va a ensuciar eso, si eso lo vamos a botar!” Así les dijo. Entonces yo les dije, no, tranquilo, yo sé ya, pero les voy a pedir una cosa: no me vayan a matar aquí en el patio delante de todos estos “pela´os”. Porque esos “pela’os” eso se me colgaban que yo tuve que decirle a mi hermano: “¡quítemelos, quítemelos! ¡Suéltemelos de uno por uno, quítemelos! Esos pelados “guindados” de mi.

94. Me salí para el patio y le dije “llave” ustedes me vienen a matar, yo lo sé, y yo lo único que les voy a pedir es que no me vayan a matar aquí delante de estos niños, háganlo por allá… vea, allá está un abismo. Vámonos p´a allá que allá les queda más papayero para que no tengan que ensuciarse. “No, que tenemos que llevarlo”. Entonces me llevaron, porque allá llevaron apenas como a unos veinte hombres y el grupo que ellos andaban buscando eran más o menos como unos doscientos. Entonces me amarraron y me echaron para allá, y en esas mi hermano dijo: “yo me voy”. “¡No, ud. quédese!” Entonces el otro hermano mío, se quedó. “Quédese, yo me voy con él”. “¡Con él no se va ninguno, porque lo necesitamos es a él!” “¡No importa, yo me voy con él!”, dijo Pacho. Y salió detrás de mí. “¡Ah, entonces se queda usted también!”, entonces cogieron y “pun”, lo amarraron, con las manos por detrás y nos echaron como

157 a diez metros de distancia de él conmigo. Y dos de ellos de entre medio, tres mas adelante y el resto más atrás.

95. Yo lo volteé a ver así de para atrás. El Pacho me hacía señas, que pilas, que cualquier cosa que viera, que le clavara la cabeza al monte, yo le decía él que se calmara, que se calmara. Así me trajeron hasta donde estaba el grupo grande. ¡Que ahí si estaba el propio jefe ese! Pues supuestamente, uno de los jefes. Ahí mismo me entregaron donde él. “¡Vea, ahí está!” Me entregaron donde él. “¡ah, listo, déjemelo ahí!. Ya me lo trajo, tranquilo, déjemelo ahí. Y ese otro ¿para qué lo traen?” Era mi hermano. “No, porque nosotros le dijimos que se devolviera pero él se rebeló y se enojó y dijo que se venía, entonces también cogimos y lo amarramos…” Dijo: “no, ¡suéltenlo! que se vaya para atrás”. Yo le dije, Pacho, váyase para la casa, váyase para la casa, déjeme tranquilo que yo sé que voy para la casa ahora. ¡Váyase! A mi me amarraron ahí, me hicieron tirar boca abajo y me amarraron boca abajo ahí contra un palo a pleno sol. Y ahí estuve como desde las once, como hasta las dos de la tarde más o menos. Y yo diciéndoles llave, pero qué es lo que pasa conmigo. ¡Hable, hable!, que yo sé que aquí hay un “sapo”. Y empiezo yo, a hablarle a ese tipo. Yo sé, vea llave, yo los conozco a ustedes y yo sé quienes son, yo sé quién los mandó, yo sé que esto y que lo otro y que… ¡pan, pin, pan! Pero ese tipo no me volteaba ni a ver. Ya como a las dos de la tarde, dos y media más o menos, de pronto mas tarde, le dijo a uno: “Ah, llévense a esa “pecuela” que me tiene aburrido, y denle con lo que sirve allá de cajón. Y me echaron por delante. Entonces, uno adelante y otro atrás.

96. El que iba atrás iba amarrado con un lazo largo. Las manos atrás así con una vuelta en el pescuezo, aquí en el cuello, iba así, como dice uno “pechito de paloma”. Me llevaban por delante. Yo lo que no sabía era que esa gente tenían otras cuatro personas más amarradas. Y resulta que en el montón de gente ahí, había otro hermano mío, que madrugó para el pueblecito a comprar una carne, entonces ahí lo cogieron. Bueno, entonces ya Héctor, en vista de esa situación. El no sabía nada, ni siquiera que me llevaban a mi preso. Cuando ellos decidieron irse de allí para abajo, soltaron a la gente que estaba ahí, que se fueran, pero ya era tarde. Resulta que este se va y no se da cuenta que a mi me traían amarra’o.

97. Entonces cuando me sacan acá que cogemos por el Río de San Miguel… Esas son unas tierras bajas y el gana’o y las bestias ¡hacen unos pantaneros! O sea los caminos son unos pantaneros ¡horribles! Entonces la gente acostumbra hacer unos atajitos por toda la orillita del río, así, un caminito, haciéndole quite al barro, entonces por un caminito de esos nos metieron. Llegamos así a una vueltecita, cuando yo me asomé, vi cuando el tipo se arqueó como para darle machete a un “man” que estaba agachado allí ¡y yo le pegué el grito! Cuando yo le pegué el grito que el “man” “se aguantó”. Miré bien y veo es que tienen a los otros allí agachaditos todos con la cara tapada, porque les taparon la cara con un trapo y amarrados con las manos en la espalda sentados en el pantanero así y todos hiladitos uno tras del otro… ¡y yo que veo esa vaina… y empiezo a decirles!…

98. Ahí es donde yo les digo que… uno siente… algo… o sea… algo que uno no puede describir… que uno no está solo, yo decía, ¡no a mi no me van a matar! llave, por qué me tienen que matar a mi… “no joda”, a mi ¡suéltenme! O sea yo les pedía era que me soltaran pero menos mal que no me soltaron. Porque yo no pensaba bien en ese momentico, yo lo que decía es que si me soltaban siquiera una mano, ¡yo mataba a esos tipos! Porque yo estaba como… como… no sé… y de pronto me reposaba… Entonces cuando yo vi que mataron al primero yo dije, van a matar a mi “compa’e” Ramón. Bueno, y el “compa’e” quedó como de tercero o cuarto, algo así. Y yo cuando vi que le dijeron al “compa’e”… Los hacían parar de allá, que vinieran acá donde estaba el verdugo mochando cabezas. Entonces cuando lo hicieron parar de allá, que el se vino, que le dijeron: “¡agáchese, acuéstese ahí!” El se fue a agachar pero como tenía las manos amarradas a la espalda, se arrodilló primero y yo le dije: ¡Compa, no sea tan marica, no joda!… ¡que uno no se le agacha a nadie!… ¡apenas a Jesucristo si

158 vuelve a la tierra, pero usted no tiene por qué arrodillarse! Entonces dice: “¡tápenle la boca a ese man!” Ahí fue donde me cogieron a mí ahí sentado. ¡Como eso era un pantanero! Sentado allí, ¡me pegó un “empellón”! Y eso se vino ese tipo diciéndome: “ah, es que muy bravito, que no sé que, que estás muy bufoncito”. Y me “sampó” la pata. Menos mal que cuando él me tiró la patada, yo estaba hablando y me pegó en todos los dientes, así y me partió este diente. Y yo quedé así que veía chispitas y entonces agaché la cabeza así y cuando agaché la cabeza, así, sentado, me puso la pata en la cabeza y ¡surp! Que me hundió en el barro. Que cuando yo sacaba la cabeza así, echaba barro por todas partes ¡porque me estaba ahogando!

99. Bueno, el tipo seguía allá ¡dando machete! Y siguió y así a los otros que seguían que eran siete, ¡a todos les dio machete! ¡A todos les dio machete! Entonces, cuando ya me tocó el turno a mi, ese que estaba mochando cabezas… Estaba otro cuidándome ahí. Pero el que estaba al lado si me decía: “Llave, ¡quédese callado!.., ¡quédese callado!, porque de pronto… aquí al que nosotros amarramos, como se dice vulgarmente ‘se va de cajón’, así que no irrite al patrón porque usted sabe que ese es el jefe. Yo sé que usted no debe nada. Usted, es porque hay un tipo interesado en que lo maten a usted. Pero usted no es por otra cosa”. Pero si no debo nada, entonces ¿por qué van a hacer esto conmigo? “No, porque usted sabe, que es que aquí la vaina es así”. Y yo dije: ¡no “hombe”! ¡Esto no es así, esto no puede ser así!

100. Pero yo seguía hablando con el que estaba ahí. Entonces cuando ya me tocó el turno a mí, dice: “¡Tráigame a ese perro gordo que me lo voy es a comer! El verdugo que estaba mochando cabezas ¡era un “pela’o”!, por ahí como de unos diecisiete años, porque yo no le vi cara de persona más adulta. ¡Como unos diecisiete años! Tenía el morral terciado, su equipaje y entonces para poder tener las manos libres se atravesó el fusil aquí, por el pecho así. Y con las dos manos libres daba machete. Entonces yo cuando llegué así al frente de él… El man que me estaba cuidando a mí, me cogió, me llevó y dijo: “¡ahí lo tienes, date gusto!” Y se fue y me dejó apenas con él. Con ese muchacho. Entonces me dijo: “¡acuéstese ahí!”. Yo le respondí: ¡No señor, yo no me acuesto, no me acuesto! Si usted quiere… ¡Dése el gusto!… ¡cárgueme!, ¡acuésteme!, ¡métame!...Porque los hacían acostar y cogían un pedazo de palo para hacerse palanca aquí y fuerza pa’ poderles mochar la cabeza contra el palo. ¡Pero con qué cinismo! ¡Con qué sevicia! O sea eso era una cosa ¡espeluznante! Y pujaba más yo allá que no me estaban dando, que esa gente ¡cuando les mochaban la cabeza! ¡Mochita! Y después los volteaban boca arriba. Pero si noté una cosa. Y es que los “volteaban”… y tenían un “costal” de “polietileno” de esos de fibra y se lo tiraban en la cara pa’no verle la cara al muerto. Entonces yo dije, por qué no le ven la cara…. Estos “hijuemadres” le tienen miedo, son tan bravos que le tienen miedo a la cara de un muerto.

101. Bueno, entonces yo empecé a discutir con él que… esto, que lo otro, que no, que me tiro, que no me tiro… Se me ocurrió la idea. Bueno, yo dije, aquí no hay más de otra. Yo, este río me lo conozco como la palma de mi mano. Yo me voy a tirar al río, pero me voy a tirar con este bandido. Con los dientes me le pego de esa “riata” del fusil, y ese “pendejo” con fusil y morral se ahoga aquí, porque el río ¡es un río grande!... ¡Y caudaloso! Pero yo estaba convencido que yo al cruce de ese río ¡no me iba a ahogar! O sea la convicción es una cosa muy importante en ese momento porque uno está seguro de lo que está haciendo. Entonces yo vine y empecé a luchar con él y luchando con el ¡me resbalé!... ¡y me caí! ¡Pero eso era un poco de sangre! Usted sabe, donde le han mochado la cabeza a nueve personas así… ¡la sangre que hay ahí! ¡Y eso era una cantidad! ¡Y yo me resbalé y me caí! Cuando yo me caí, ese tipo me tiró como ¡cinco machetazos así! Pero no me dejé coger. Y yo no sé cómo. Pero yo me incorporé otra vez. ¡Le quedé de frente! Y cuando me paré me le fui encima ¡así cerquitica!... y como él era un poquito mas bajito que yo entonces me decía que me agachara. Y yo… ¡no se señor!… ¡Yo no me le agacho, ni me le arrodillo a usted ¡ni que lo piense! ¡Mócheme la cabeza y de frente! ¡No me busque la espalda!, ¡usted es cobarde!, ¡usted es traicionero!. Yo le dije

159 ¡cantidades de cosas a ese muchacho! Y entonces en vista de que yo no me podía agachar, o que yo no me agachaba, él me cogió por la “moña” para agacharme la cabeza como pa’ darme el machetazo. Pero como él era más bajito, yo en una de esas ¡lo agarré! Lo cogí y me lo traje y me quedó aquí “cerquitica” y ¡le escupí la cara! Entonces cuando yo le escupí la cara, él me soltó. El me soltó el pelo, y entonces se limpió y eso me “madreaba” ¡que mejor dicho!… ”¡gonorrea!”… “que a mi nadie me ha escupido… que no sé qué”. Yo le dije: ¿sabe qué llave?… ¡discúlpeme! Porque lo más feo que uno puede hacer como hombre es escupirle la cara a otro hombre. ¡Pero usted me obligó!, ¡usted no quiere escucharme! “Yo que voy a oír, ve gran “hijuemadre… que no se qué”. ¡Esa gente tiene un lenguaje pero de la cosa mas horrible!

102. Y yo le dije: Vea “llave”… usted no conoce el mundo. Y empecé a hablarle… Porque yo vi que como que psicológicamente el tipo tenía su falencia… ¿ya? O entró en crisis, no sé… lo vi tembloso, lo vi dudando, lo vi que era una persona… Le dije: vea “llave”… usted es un niño, usted no conoce el mundo, usted está ahí por darle gusto a un bandido allá que está “muerto de la risa” de las cosas que usted hace, pero ¿sabe una cosa?, el día que usted no le sirva a esa persona, le van a hacer lo mismo que usted está haciendo con nosotros. Mire, usted no me va a matar, ¡si o no! Y el “man” empezó a dudar. “No, es que yo no sé ni por qué hago esto”. Y cuando él me dijo eso así… enseguida yo dije, no, este tipo, no me va a mochar la cabeza y yo tengo que convencerlo. Ahí empecé a decirle: vea, y le voy a dar una oportunidad. El día que yo salga de aquí y me encuentre con usted, déjese de eso, vea, dígame yo lo llevo a pasear, vea, que yo hago la manera, que yo no tengo plata, pero yo le consigo y usted va a donde quiera, para que usted vea el mundo desde otro lado y deje esa vida ¡tan perra! que usted tiene ahí. Entonces fue cuando el tipo empezó a llorar y se le salieron las lágrimas. Y dijo: “¿sabe qué llave?... ¡perdóneme!… ¡perdóneme!” Yo le dije: yo no tengo nada que perdonarle porque usted a mi no me ha hecho nada. ¡Y espero que no me vaya a hacer nada! Entonces me dijo, “¡no!, ¡no!, ¡yo no le voy a hacer nada!” Y agachó la cabeza así y soltó el machete, lo dejó caer al piso y se fue… ¡callado! ¡Con la cabeza “gacha”, se fue!

103. Entonces yo enseguida con el pié como pude, le metí el pié al machete para abajo y ¡ta!, ¡lo tiré al río! Y “pa’entro” de mi, ¡para que vea cómo es la ignorancia digo yo! Dije yo: bueno… para mocharme la cabeza tienen que coger otro machete, con este no me la mochan. Decía yo así. Y me quedé ahí. Yo tuve tiempo de irme y esa que es la tierra donde yo nací y me crié, eso me lo conozco yo como a la palma de mi mano. Yo duré como media hora ahí. Yo no sé si por el susto, por la situación si duré más, pero yo sé que yo duré un rato bastante prolongado… ¡ahí!… ¡parado! Y me quedé ahí. Yo no sé cuánto tiempo pasé ahí. Porque la verdad no puedo decir cuánto tiempo pasó. De pronto, venía otro grupo de “gente de esa” por toda la “orillita” del río, por la misma “orillita” por donde me metieron a mi. ¡Aparecieron ellos ahí! Y me dijeron: “usted ¿qué hace aquí?” Respondí: ¡No! Me dejaron aquí. “¿Lo dejaron aquí? ¿No le mocharon la cabeza?” Y yo dije: ¡No! ¿Por qué? ¿Hacía falta?

104. Ah, bueno, si no se lo llevaron, entonces siga pues. Entonces me echaron por delante y seguí… otra vez… delante de ellos. Estaba haciendo un “solazo” como a las cuatro de la tarde, entonces ellos se sentaron como a sombrear en esa sombra de la orilla de la quebrada y llegó ese “gentío” y se regó y yo iba ahí y me dijeron: “¡Párese ahí!”. Como a unos veinte metros antes de llegar a la quebrada. “¡Párese ahí, siéntese ahí!”. En el suelo “pela’o”, en todo un “pela´o”, así donde los burros se revuelcan que eso queda todo limpiecito, me hicieron sentar ahí y me dejaron ahí. “¡Y de ahí, no se pare!”. Y pues yo me quedé ahí y quedó un tipo cuidándome ahí, entonces todo el resto de gente terminó de pasar y yo me quedé ahí. Entonces el que me estaba cuidando, se metió debajo de un palo que había frondoso así como a unos diez metros a verme de ahí en todo el sol y desde allá me decía: “”malparido”, eso es pa’ que no te tuerzas gran “hijueputa””. Un tipo que yo veía que era un campesino. ¡Era un campesino! Y yo le decía: si, “¡lamba!”, “¡lamba!” y saque lengua que le va a hacer falta pa’ “lamber” y que cuando se lo “lamban” a usted entonces va

160 a decir lo mismo… “¡lamba!”… que yo de aquí salgo vivo, no se preocupe, que yo de aquí salgo vivo. Entonces se vino de allá y empezó a darme cachetadas. Y yo, ahí amarrado, le digo: ¡ay, no me pegue “llave”, que yo estoy amarrado! Si usted es tan macho, ¡suélteme y me pega! ¡Y me pega! Eso si lo garantizo, que me dejo pegar pero con las manos sueltas.

105. En eso llegó otro grupito. Con unos veinte o veinticinco, como que ya eran los últimos de la cola. Y entre cada grupo se llevaba como unos veinte minutos de distancia, el uno del otro. Y yo le decía, pero no me pegue llave, no me pegue que yo no… “¡No, que no se qué…, “malparido”…, “gonorrea”… Porque, ¡ay no!… Bueno y así, yo empecé como a contestarle en el mismo tono, pero de pronto volvía y me quedaba callado. Porque yo sentía algo como que me impulsaba a hacer las cosas, a hablar o quedarme callado. Yo quería quedarme callado pero yo sentía como algo que me empujaba.

106. Entonces cuando ya venía ese grupo… el jefe de ese grupo como que era un “cocotudito” más… mandaba como a mucha gente, se paró ahí… y el que me estaba dando cachetadas, dijo: “¡Mire, mire comandante!... ahí… la llaga esa, vea! Este es el que no quiere torcer”. -“Ah, con que usted es el que no quiere torcer”. Bueno, “ábrase” le dijo al “man” y se quedó ahí conmigo. Y me dice: “le vas a poner muchos votos…” ¡Ahí fue donde yo entendí también ciertas cosas! Porque me habló así…, claro. “Le vas a poner muchos votos al candidato tuyo, la “rata” esa… que no se qué cosa”. Y yo entendí. Y yo dije: “¡no joda!”. Nunca pensé que por política, por alguna cosa, yo fuera a resultar involucrado en estas cosas, yo no creía esto, pero decía para mí… Y ese tipo se “rajó” a decirme, hasta que me dijo… nombres y todo me dijo… nombres de personas y todo. ¡Me lo dijo! Y yo dije… ¡ah… con que sí!... con que estas tenemos… !Bueno… dejémoslas ahí!… ”!Para que lo sepa por qué es que lo vamos a matar… gran “hijueputa!”… porque usted no es capaz de seguir al doctor “julano”, que ese si sirve que no se qué”… Yo si le dije: ¡Pero esos “hijuemadres” no le dijeron a usted que ellos si son unas “pecuecas”! Es que usted no sabe ni siquiera quién es ese doctor, usted es un “corroncho”, usted no sabe de “esa vina”, “llave”. Usted es un “corroncho” peor que yo. Yo a ese tipo lo conozco mejor que usted, usted no sabe quién es. Usted no sabe ni la gran “hijueputa” madre suya que lo parió quién esa porquería que ustedes… Entonces el tipo se devolvió. ¡Nooo…, usted no puede… ¡bay! Y ¡pack!... me dio una patada en el pecho y me “voltió” patas arriba y se fue.

107. Entonces vino, el muchacho que me perdonó mocharme la cabeza, de allá de donde estaba, como que estaba viendo y vino acá y me dijo: “llave”, a mi me van a matar por ayudarlo a usted, pero yo lo voy a ayudar a usted, porque usted no es gente mala. ¡Párese!” Y me ayudó a pararme. Y me dijo: ¡siga! Y me echó por delante! Entonces me llevó allá a la orillita de la quebrada así. La quebrada, tenía de un lado un “barranquito”, como de dos metros de alto y por el otro lado una playita. Entonces en la playita me senté yo con él. Ese muchacho se sentó ahí, se puso las manos en la cabeza y me dejó ahí. Y de pronto me dijo: “Llave, si con todo lo que le ha sucedido a usted, a usted no se le ha dado ni por correr, ni por esconderse, porque yo también en cierta medida lo dejé ahí fue para que usted se fuera, y no se fue, es porque usted no debe nada”. Pero de aquí en adelante si a mi me pagan un tiro, “vuélese” porque ahí si, lo matan a usted. Y con él ahí.

108. Entonces me dijo: “yo lo voy a soltar a usted”. Cuando él me estaba diciendo que me iba a proteger, vino un compañero de él y se paró en la barranca esa y desde allá le dijo: “¿Ah, si?... pues acuéstese con él…” En un lenguaje ¡así todo feo! Y le dice él: “¡Vea gran “huijueputa”, este tipo lo tenemos amarrado y con todo lo que ha sucedido, ni siquiera se inmuta, no se le sale ni una lágrima. Si a usted lo tuvieran amarrado la guerrilla, “hijueputa”, “berriara” como una vaca”. Y ahí mismo ese tipo cogió ese fusil y “pin”. ¡Le soltó un tiro! Menos mal que el que estaba allá, estaba “en su arte” y estaba “en su brío…” Y ese tipo, cuando vio esa vaina, ¡frush!… ¡se cayó acostado pa’llá! y el tiro… no le hizo nada.

161 109. Entonces vino el jefe. “¡Qué es lo que pasa aquí!… ¡qué es lo que está sucediendo!” Porque esos jefes también tratan a esos muchachos pero vea… ¡la cosa mas brusca, más horrible! El muchacho le dijo: “Vea patrón, este tipo… no es eso… vea, este tipo lo que está aguantando… este tipo no se mueve, este tipo no se queda callado, este tipo no debe nada y así que gústele al que no le guste, yo lo… Entonces el patrón le dijo: “No, ¡déjenlo quieto! Entonces el “man” me dejó quieto. Entonces él cogió y me soltó. “¡Lávese el barro!”, me dijo. Pero como yo, ya tenía mucho sentado, así amarra’o, y esa posición tan incómoda, ya yo tenía los brazos dormidos que no los sentía. Entonces me los soltó y yo hacía como para lavarme la cara y me pasaba como al sapo cuando le mochan las patas, yo hacía y no era capaz de levantar las manos. Entonces yo me metí así las manos y vino el coso ese… con el pocillo que ellos cargan como dotación, un jarro, lo llenaba de agua y me echaba y empezó a lavarme el barro de la cara, ¡él mismo!, ¡A lavarme el barro de la cara! Me soltó “el mocho”, “el mocho”, el pantalón viejo que yo llevaba, me lo quitó así y yo me quedé en “cuerititos” ahí, y ya las manos como que empezaron a servirme para algo y empecé a sacarle el lodazal al “mocho” de pantalón y entonces medio lo exprimí y lo puse a secar ahí. Entonces él me dio galletas, me dio “fresco royal” y le dije: Hombre, es que a mi me duelen mucho las manos, hombre, yo no puedo alzar las manos casi. Así agachado yo puedo mover las manos, pero para alzar las manos ya no me daban. Y estaba hincha’o. En esas me dijo: “no, ¡venga yo le doy!” Y verdad, cogía y me daba así. Yo mordía la galleta y él me daba con el vaso. Yo, cuando ese tipo me daba de las manos yo veía ese pela’o y yo decía… qué ignorancia, ¿por qué a una persona de estas la hacen cometer tantos errores…? ¡Ay, no!, ¡qué cosa tan horrible! ¡Cómo un tipo de esos somete a un hijo ajeno a tanta maldad, tanta cosa! Yo le decía: llave, usted que está tan joven, usted es un “pela’o”, usted no es feo, usted no es… usted por qué hace esas cosas, vea vale, no haga eso que…¡No!, que esto lo asumo, que esto… ¡No!, pero vaya pensando en eso que…

110. Cuando ya al rato ahí… “¡Que nos vamos!” Y ahí mismo me puse el “mochito”, el pantalón que yo lavé. Me puse… si, si, las botas, porque eso era un pantanero y “juagué” las botas y las puse a escurrir y de ahí pa’bajo yo me fui ya hasta que llegamos al pueblecito que estaba como a unos quince minutos, cerquita, ya estábamos cerquita. Cuando ya llegamos al pueblecito. Ya cuando yo entré al pueblecito, a la mayoría de la gente la habían sacado de las casas y la habían metido a la iglesia. Porque yo vi todas esas casas desocupadas, yo no vi mucha gente. Ellos me preguntaron a mí que si yo conocía a Gilberto Huertas y yo dije: ¡claro que yo si lo conozco!, y lo conozco de mil maneras. Pues ya como que los primeros habían ido allá abajo a la casa de ese Gilberto, se regresaron y lo trajeron amarra’o, junto con otro, con el “loco Arismendi”. Los traían a los dos amarrados y los pusieron ahí en pleno patio así en una canchita así en un ladito ahí los pusieron y los acostaron boca abajo y ¡pin, pin, pin!… ¡les dieron tiro de fusil ahí boca abajo! ¡Yo vi cuando les dieron! Y yo estaba como a cinco metros de ellos, yo agaché la cabeza y cerré los ojos. Yo estaba cerquitica donde los tenían a ellos, donde los mataron. Y yo les decía: hombre ustedes por qué hacen eso “llave” ¡Vea esa “vaina” no la hagan! Esa “vaina” a mi me dolió en el alma. Uno de ellos tenía un hijo, un muchacho, un pela’o como de unos dieciocho años, lo que pasa es que era de esos pela’itos arruntana’os y el peladito salió…: “¡qué van a hacer con mi papá!” Y vino un tipo de esos y le zampó unos “planazos” a ese pela’o, ¡Pero qué cosa tan horrible! Vea, a mi eso me dolió. Y yo le dije: ¡no, no, no… ya no! Entonces cuando ya me tenían a mi ahí…

111. También fue cierto que cuando yo llegué ya habían instalado un radio y estaba un “man” hablando por radio, y le estaba diciendo a Lorenzo Palacio: “¡no, ya lo tenemos… ya está de cuenta de nosotros y los otros ya se fueron de cajón! Y yo… oía lo que le contestaban. Entonces el que estaba hablando por radio, le dijo: “¡Ya lo tengo aquí!… ¡uh!... ¡el pez gordo está listo, amarradito de patas y manos, pero el hijueputa no quiere torcer, no quiere torcer!... Le decía. Pero yo oía que donde estaban hablando, se oían risas. Y yo en medio de esas risas… yo no puedo asegurar, ni puedo comprobar, que esa persona era la que estaba ahí, pero yo oía a ese tipo ahí hablando y riéndose y yo sigo jurando que ¡es ese tipo y que ese es! Porque a mí…, eso…, se me quedó grabado. Yo oía a ese tipo que se reía y le decía, háganlo llorar, sáquenle las “güevas”

162 pa’que llore. ¡Y yo digo que era “ese” tipo! Y era “ese”. Porque es que esa voz… Ojalá y yo pudiera volver a ponerlo a hablar cerquita a un radio para yo escuchar, para decir sí era el mismo, porque para mi sigue siendo ese tipo. Y yo le sentí eso… y varias personas habían ahí.

112. Porque le dijeron: “mire, si quiere se lo paso para que lo oiga la última vez”. ¡Y a mi me hicieron contestarle a Palacio! “¡Pásenle…!” Entonces, como yo estaba amarrado, me ponían el auricular ese del radio, me lo puso así… “Mire, que hable con él patrón”. Y yo dije: ¡y yo qué tengo que hablar con ese tipo! “¡Ah, no, está bravo!”, le decían, “¡está bravo, no quiere hablar con usted!” “Ahorita habla con la cabeza, ¿oyó?”, le decía al “man”. Entonces yo si oí, pero yo no sabía si ese tipo era Palacio porque yo no le conocía la voz. Lo que si sé es que decía…: “¡oiga, patrón!, usted es que es durito pa’ torcer, pero aquí le torcemos hasta la cabeza”. Yo dije, ¡llave, tuerza lo que quiera, pero yo ya de aquí no paso! ¡Y listo. Esto se acabó! ¡Yo no voy a güevoniar más! Le dije a él así. 113. De ahí me apartaron y me amarraron como a una “puerca” a un palo de mango que había allá, me amarraron las manos, y la punta que sobraba la amarraron de la pata del palo así como a la “marrana” debajo de un árbol, así, solo. Pero el muchacho que me había perdonado de mocharme la cabeza estaba ahí y me decía. Vea llave, yo voy a estar cerquita de usted, ¡yo voy a estar cerquita de usted!, no se preocupe. Yo miraba pa’ todas partes a ver si veía… porque en ese pueblecito todos son conocidos míos, ¡todos!, ahí no había nadie que no fuera conocido, y ahí era donde este era profesor, y yo veo que “la profe” con pela’o y todo y “yurucutún”, la metieron a la capilla. Y se quedaron en cada puerta, allá, esa Iglesia tenía como dos puertas o tres y en cada puerta estaba un “man” de esos para’o y todo el gentío adentro ¡calla’ito!, porque ahí no parecía que había gente en esa capilla. Entonces, fue el “man”, el mismo, y me dijo: “¡llave, yo lo voy a soltar, lo voy aflojar pa’que no sufra!… y apenas esté oscurito así y usted vea un chance… ¡vuélese!, usted conoce esto aquí…” Y yo si le decía: ¡pero yo por qué tengo que volarme! Me dijo: “vea, no “llave”, no sea terco, ¡vuélese! Ahorita, apenas se oscurezca”. Porque ya era tarde. Ya era tarde. “¡Vuélese!” Pero si yo me vuelo, confirmo de que yo soy una persona mala y yo no soy eso.

114. ¡Entonces, yo ahí amarrado, yo veía todo! En las casas, se metían, esculcaban los “baúles”, las cosas, como buscando las cosas de valor, o platica. Y mataron gallina y juntaron un fogón en la casita, y ahí iban era a comer gallina. Pero cuando ya estaba casi oscuro, yo miré así de pronto que fue cuando ya… pasó un viejito. Un viejito que venía todavía de más abajo con un pela’o enfermo, buscando al médico, y el médico estaba pa’ Tenerife, que es un pueblo que está más arriba en otro caserío. El médico estaba era pa’l otro caserío. Y vi fue cuando pasó el viejo Calixto por la mitad de la cancha con su pela’o, las patas así en el pescuezo, pa’rriba donde estaba el médico y yo estaba ahí, yo lo vi, si me pasó como de aquí a la carretera así, y él me vio y yo le hice así con la cabeza y el viejo me “voltió” a ver así, pero de pronto le dijeron. “¡Ay! ¡Usted qué tanto mira!” ¡Y siguió así y se fue!

115. Entonces el viejito Calixto llegó allá a Tenerife, y allá también estaba mi hermano porque subió a la casa y se reunió. Reunieron a un poco de gente y dijeron, “¡vamos a buscarlo!, ¡vamos a buscarlo!… ¡Vámonos atrás, nos vamos!… ¡Si se lo llevaron… nos vamos!…” ¡Y se vino todo ese “gentío”!. La viejita Inés, ¡tan bella esa Inés! fue la primera que encabezó la fila. La viejita que mi mamá dejaba encargada de la casa, encabezó la fila, con una “rula” más grande que ella. ¡Que esa señora casi ni veía!... ¡y arrancó! “¡Yo por lo que soy, me voy, me hago “matá”, con esa “rula” en la mano, un machete, entonces mis hermanos también salieron y un poco de gente, eso salió una cuadrilla de gente, pero llegaron siguiéndome la huella hasta donde encontraron el sangrerío. Ahí estaba mi compadre Ramón, enganchado mas abajito, en una empalizada, ahí mismo lo sacaron y dijo todo el mundo dijo…: “¡no!... ¡a Ricardo lo mataron, lo mataron!”

116. Y ese escuadrón de gente que llegó, enseguida vieron al “compa´e” Fabra donde estaba en una palizada, pero el compadre estaba casi mocho. Le pegaron un machetazo aquí, por este frente

163 así y se le vino así y quedó cogido de la cabeza apenas de estos dos pedacitos de aquí, que al hacerlo así, se le volteaba pa’cá, así. Lo encontraron, lo sacaron y lo echaron en una hamaca y para la casa de él, porque la casa de él no estaba muy lejos. Cerquita. Se lo llevaron pa’la casa y siguieron buscando porque la gente, todo el mundo aseguraba que yo estaba muerto también. Pero cuando estaban en ese “ajetreo”, subió Calixto Mejía, el viejito que iba con el pela’o. Y la gente llorando y estaba Inés ahí, y también Julia y toda esa gente… llorando porque ya habían encontrado uno muerto, y faltaba yo… era porque también estaba... Entonces les dijo el viejito, “hombe”, no se preocupen que el “chatico” está vivo, allá está donde “monocuco Rivera” en la Esmeralda, amarra’o. “Monocuco Rivera” le decían al señor dueño de la casa cerquita donde me tenían amarrado que se llama Jairo Rivera. Allá donde “monocuco Rivera” lo tienen amarra’o. Entonces todo el mundo apenas se dieron cuenta… “¡No, que está vivo! ¡Y nos vamos pa’llá!” Y se fue ese gentío pa’llá, dejaron los muertos, dejaron los que estaban buscando y los muertos que estaban… ¡Y siguieron a buscarme!

117. Pero cuando llegaron al pueblo, a La Esmeralda, ya era casi de noche, eran como… si…, es que se veía el “bultito”, pero en el “bultito” así, ¡yo vi a mi hermano! ¡Y me asusté, yo me asusté! ¡Ahí me entró pánico! Porque yo me imaginé, el muerto no voy a ser yo, sino que va a ser él. Primero pues porque venía…, o sea, ¡vi a un poco de gente que asomó atrás! Primero por eso. Segundo es porque ¡yo sabía que mi hermano cargaba una pistola o tenía una pistola! Pues amparada, de esas pistolas que tienen permiso y todo. Resulta entonces que detrás de él ¡se fueron un poco! En mi casa habían varias escopetas porque pa’llá era común que en cada casa hubiera una escopeta pa’ cazar, pa’ espantar los animales y la mayoría de la gente tenía su escopeta, y en su casa. Y yo vi a mi hermano que venía y traía un costal a la espalda cogida por la puntita. Yo no lo dudé. Y dije: ¡ahí trae la escopeta! Y yo estoy seguro, vea a Víctor, él es mi hermano mayor, y él es loco, y él es “recochero”. Pero ese tipo ¡tiene un apego a la familia!, que ese tipo por la familia… ¡Yo sé que es capaz de hacerse mochar las orejas a la hora que le toque! Y yo desde que lo vi venir allá calladito, que se restregaba así, yo dije, viene decidido, ¡es que eso se le veía, eso se le veía…! ¡De lejos! Y un compa’e…, ¡compa’e!, aunque ¡nosotros no somos nada hombe!, sino que con “Poncho” se nos ocurrió llamarnos compadres. Entonces yo vi venir a compa’e “Poncho” y pensé miércoles… se jodió esta vaina. Porque él también tenía una pistola muy buena y yo pensé, el campa’e viene como que trae la pistola. Y yo sé que el compa’e, es rabioso. Y yo dije, yo sé que a Poncho un tipo de estos le contesta ¡y se hizo matar! ¡No lo dude! ¡Entonces yo me asusté!

118. Pero resulta que eso fue una convulsión de cosas porque resulta que entonces mi hermano así lejitos de la primera casa esa del pueblo… Ellos no sabían que allí había un metido en unos matorrales por eso, cuando vio a mi hermano, lo vio fue encima, el tipo ese pegó fue un grito: ¡Se metió la guerrilla! Vea eso se veía…, esa gente corría, esa gente desocupó las casa y se tiró pal monte, pa’ la orilla del río y toda esa vaina. Pero cuando se dio ese caos, el muchacho que me iba a mochar la cabeza, pero que después me protegía… salió de una casa y corrió donde yo iba…, y ahí mismo corrió y me dijo: “¡vea, quién es esa gente, quién es esa gente!”. Y yo le dije ¡no, eso no es guerrilla, eso son mis hermanos! Y me dijo, bueno, entonces corra pa’sobre ellos, no corra pa´ donde nosotros, corra pa’ sobre ellos. ¡Yo no corrí!. El me soltó y yo me quedé ahí para’o.

119. Entonces esta gente llegaron y de una vez me vieron… Cuando yo vi que Poncho llegó a la plaza que estaba claro, todavía se veía pero ya eran casi como las seis de la tarde. Yo corrí pa´ sobre ellos y les dije, ¡vea cálmense, cálmense, cálmense! y llegó esa viejita Inés… ¡brava!... ¡brava! Vea, esa viejita decía: “¡ay mijito mío, qué te hicieron!” ¡Yo vengo dispuesta a lo que sea...!” Y sacaba la rula y decía…“¡No…!” Yo miré eso como un acto de valor en un momento tan crítico como ese…

120. Estábamos así cuando salió como un “cocotudo”. Henry era que se llamaba. Si el Henry. Y salió él y dijo: “¡Ah, mire!, nosotros somos de las Autodefensas Unidas de…” Cómo es… en ese tiempo se llamaban “Autodefensas Unidas de Curicó y Peralillo” ¡Exacto! “Para proteger a los

164 campesinos de la guerrilla”… Y de una vez les dijo Poncho… “¡Vea gran hijueputa!, ¡cuál guerrilla ni qué nada! ¡¿Usted la busca?! ¡Yo los llevo donde están, vamos que yo los llevo donde están! ¡Pero el tipo que ustedes amarraron no tiene nada que ver!” “¡Ah, y usted que vino…! Entonces yo cogí abracé a Poncho así y le dije: compa, si usted me quiere, cállese la boca, quédese calla’o. Compa uste… ¡no!, ¡cállese compa, vea, présteme atención! Entonces mi hermano también se reposó y dijo: no pues, si el problema es que nosotros creíamos que lo habían matado, ¡y está vivo! ¡No, tranquilo, tranquilo! Nos quedamos tranquilos. Todo ese gentío se quedó quieto. Luego sacaron a toda esa gente que estaba en la iglesia y las echaron pa’ la plaza donde estábamos nosotros, y dijeron un discurso barato ahí.

122. Entonces mi hermano dijo: “nos podemos ir o nos tenemos que quedar aquí. ¡Porque aquí no cabemos todos!”. Hasta que le respondieron: “Bueno, ¡váyanse, pues váyanse! Ahí mismo voltiamos pa’tras. Pero ahí mismito yo si les dije a estos: Pero ¿cómo nos vamos a ir, no ven que allá tienen a “Fercho”? ¿Cómo si se lo van a llevar y nos vamos a ir? “Fercho era un amigo mío también de ahí del pueblo que lo habían amarra’o. Y se lo iban a llevar porque lo tenían ahí. ¡Vea, vamos! Que eso lo resolvemos después me dijeron. 123. Yo no sé ni cómo hicieron que me convencieron tan fácil y yo ¡voltié pa’tras! Pero cuando yo voltié pa’tras, ¡se me apartó Dios! ¡Y me entra ese show… de nervios! Nervios, que yo me acuerdo de Héctor, mi hermano que ¡es un tipo corpulento! Eso así me cogía por las manos y les decía, “¡ayúdenme a aguantarlo aquí!” Y yo volvía, y volvía y me daban las pataletas como por raticos así. Hasta que me reposé. ¡Porque yo me calmé! Y dije, bueno, vámonos para la casa. Y de una vez pregunté, ¿mataron a mi compadre Ramón?. ¿Mataron a Aristides, mataron a Pablo Cifuentes?. “¡Si, si, si, los mataron!... Pero tranquilo que ya los recuperamos, ya están en la casa.”

124. Yo me vine, vea, ya de noche, porque ya se nos había oscurecido. Unos “pantaneros”, vea, ¡es que usted no se imagina! Usted camina por aquí, una maravilla. Esos caminos, eso se vuelve ¡un “pantanero” que usted se va del barro hasta la rodilla! Como eso es tierras bajas a la orilla de los ríos… Y esa viejita a “pata pelada” a esa hora, y con esa “rula” en la mano. Y estaba lloviendo. Eso fue en marzo. Al mes de marzo yo le tengo fobia. Sí yo le cogí fobia a esa fecha, porque a mi me sucedió eso fue el 3 de marzo. Eso fue en el año 98. Esa fecha en la que a mi me sacaron como a las nueve de la mañana de la casa y estuve todo ese día amarrado, hasta la noche y que vi matar a ¡todo ese poco de gente!

125. Y yo, ya, cuando me regresé, venía como más reposado. Pero cuando… para llegar a mi casa, tenía que pasar por la casa donde el compa’e mío al que mataron y cuando yo entré a esa casa así, que la comadre salió a abrazarme, me dice… “¡Ay! Compa’e, ¡usted fue el único que quedó vivo compa! Y veo yo en un catrecito así de esos de cuero, unas camitas de cuero que hacen, unos catres, y veo al compadre que estaba medio así, que medio le “emparapetaron” la cabecita así, con un trapo así. Porque a él se la soltaban, ¡russ!, se le veía eso cosa fea. A mi me dio esa cosa tan horrible y le dije… ¡ay, comadre, hagan lo que sea pero yo no me puedo quedar porque me vuelvo loco!

126. Y seguí pa’mi casa. Entonces el Pacho, mi otro hermano, me cogió por las manos y me dijo: “vámonos pa’ la casa, vámonos pa’la casa”. Y ya tenían un caballo ahí. Porque hasta ahí llegaron en caballos, mulas. Y ahí mismo me montaron en una mula de esas y me dice “aprétele los talones a esas, que vamos es pa’la casa”. Y yo ahí mismo, a esas mulas ahí, estaban sucias todas de sangre porque la bestia y la mula, cuando huele sangre se pone excesivamente nerviosa. Y como habían matado mas gente ahí arriba y estaba ¡un sangrero!, esas mulas no querían pasar y eso mejor dicho, pero como venía un batallón de gente, yo cogí y me monté y a la viejita, la viejita la montaron en un caballo también. Y se monta la vieja Inés: “Espérame mijo, espérame”. Y arranco… ¿espérame? Si yo llegué primero allá a la casa.

165 127. Cuando yo llegué a la casa que mi cuñada salió así, llegamos a la casa como a las nueve, diez de la noche y estaba desesperada porque el marido de ella que era mi hermano no llegaba. Y también, desde que llegué, ésta (señala a su mujer) de una vez corrió… Y mi cuñada me vió y me abrazó y se puso a llorar, ¡ay, hermanito mío!, que no se qué, ¡ay no!. Bueno. Usted sabe lo que es eso, pero yo le decía cálmese, cálmese porque a mi me hace daño oír llorar porque yo oía llorar a alguien y eso me irritaba, y yo le decía cálmese, no llore porque eso… me va hacer llorar a la niña. Y cuando yo dije la niña, venía la niña, esa pelada corriendo, y oigo a esa pela’a que salió y pegó un grito y decía: “¡yo lo vi, tío, yo lo vi, yo lo vi!” Así decía esa niña. Oiga, eso me conmovía a mí porque yo no sé qué visión tendría esa niña. Y yo le decía: si mija, si ¡aquí estoy mija, aquí estoy! Y cogí y me la tiré en el pecho, pero yo tenía era un “espinero” en la nalga, pero un poco de espinas, entonces yo dije, no, lo que quiero es descansar un poquito y yo en ese día no había probado agua en ninguna parte, ni nada, lo que me había dado ese muchacho.

128. Entonces yo dije: búsquenme el bolso mío está aquí, búsquenmelo y me dice mi cuñada: “no, si el bolso lo “esculcaron”, la plata se la llevaron, yo vi quien se la llevó, un muchacho ahí. Antes de eso, como estaba lloviendo yo cogí la plata en una bolsita que me encontré, en una bolsita plástica metí, la cédula, la plata, unos papeles y la metí ahí en un bolsito ahí, o sea que uno abría el bolsito y se veía la plata ahí y se la echó al bolsillo y se echó los documentos al bolsillo, porque eso si esa gente, al tipo que agarraban le cogían los documentos, porque para ellos era lo valioso con eso cobraban la comisión. Con la cédula del muerto, se robaban la cédula, porque eso era pa’ cobrar la comisión. Se me llevaron la cédula y esas cosas.

129. Bueno después de eso yo me fui a bañar. Yo me limpié, me bañé y me vestí y volví para descansar. Pero eso sí, yo si demoré mucho rato pues p´a dormirme. Por toda la situación que vivi ese día. El caso fue que yo me levanté muy temprano, porque yo dije yo me voy, y eso sí al otro día, entonces, la escolta de seguridad que a las seis de la mañana todo el mundo…, habían diez mulas ensilladas, porque ese era el escuadrón que me venía a traer al pueblo. Entonces yo les dije, vea déjense de andar con pendejadas, ya lo que pasó, pasó. Yo no creo que esa gente vuelva para acá. “No, pero que por si acaso”, me decía Poncho, no habían dormido un minuto en toda la noche esa gente. Yo les dije, y ustedes por qué están tan trasnochados, porque no durmieron en toda la noche, por hacerme la guardia esa de seguridad. Hombre, ustedes por qué están tan trasnochados. “Usted cree que nosotros con el golpe que nos dieron vamos a estar durmiendo y esta noche, menos vamos a dormir y lo único que le decimos es que usted si se desaparece de ahí…” No, yo no me voy, porque yo tengo que averiguar si mataron a “Fercho” o no. Que, fue con el que se quedaron amarra’o.

130. Y Bueno, a lo último resolvimos ir. Nosotros vamos a la Esmeralda a ver qué pasó y nos salimos por el camino que conduce a la Esmeralda, por allá nos vamos. Ah, bueno, listo, así si me voy yo, porque yo no sé, a mí me daba mucha vaina, como venirme y sabiendo que el amigo mío había quedado ahí amarra’o, uno no es… ¡Mentira! Que a Fercho se lo trajeron, lo caminaron un rato, le dieron unos planazos y lo echaron pa’trás y se vino p´a su casa. Pero él también estaba preocupado porque el mandó un sobrino enseguida a avisarme que no, que no le había pasado nada, porque cuando nosotros hacíamos ya vuelta que nos veníamos…, llegó el pela’o: “que a Fercho no le pasó nada que él, creo que esa misma noche regresó a la casa y está bien. Y está bien, que no, que le dieron unos planazos pero está bien”. Dije yo, ¡ay no!, ahora si hijuemadre, me voy pa’l pueblo.

131. Bueno pues me fui, y arranque pa’l pueblo. Cuando yo iba por allá fuera en esos potreros me encontré con el padre Federico que iba con la hermana Beatriz, iban metidos pa’ Tenerife, porque eso se supo el mismo día, porque al momento, en que a mi me sacan de la casa y allá de esa tierra, a toda la gente que sacaban de la casa amarrado los paras… no volvía nunca. Ese le figuraba. Se iba de cajón como dice el común, ese va de cajón, ¿ya? Entonces cuando me sacaron, iban pasando por casualidad una gente pa’l pueblo cerquita a la casa y vieron cuando me sacaron amarra’o y lo que sucedió y esa gente llegó al pueblo y dijieron, mataron a Ricardo León y

166 mataron quien sabe a quien mas porque lo vimos sacar amarra’o y se lo llevaron, lo mataron y eso se formó el boroló en el pueblo, ¡cómo va ser!

132. Entonces yo me encontré con el padre Federico y la hermana Beatriz y me preguntaron: ¡ay! Ricardo ¿qué fue lo que pasó?. No, tranquila, gracias, hombre usted no sabe, porque la verdad que yo si sé que en ese momentico que venía, que me cogieron que me sacaron de mi casa, que se regó el cuento, vea, esos evangélicos, toditos rezaron por mi, la verdad que yo no sé si lo harían de corazón pero el noventa y nueve por ciento y medio en el pueblo, yo le agradezco a esa gente, de pronto Dios escuchó esa vaina verdad, porque mucha, mucha gente al enterarse de esa situación se acordó pues, porque es lo primero que uno se acuerda , algunos pues, otros ni nos acordamos.

133. El padre federico me dijo: ¡No Ricardo que aquí el obispo mandó el carro, mandó decir que se fuera, usted no se quede aquí! Yo le dije: ¡Yo me quedo aquí, aquí es donde debo quedarme, porque aquí es donde no hay, porque en eso los paracos en esa tierra, iban y venían pero no era así como que tenían casa ahí, no, eran muy, muy escasos y pues peor, porque la casa de ellos es allá porque aquí no hay nada,allá es donde ellos están y no me voy a meter a la boca del lobo. Entonces me dijo, no, yo me voy con usted y el padre vino conmigo hasta Cienaguilla, y ahí me recibió Monseñor y él me hizo amanecer ahí, ese otro día él mismo me mandó en el carro a Gratamira porque yo le dije: yo me voy pa’ Gratamira. Entonces esa tarde, volvió y me dijo el obispo: ¡No Ricardo, no se vaya! Como para ver qué hacíamos que no se qué y yo le dije, no Monseñor, ya si no me mataron no me van a matar, le dije, eso si tenga la plena seguridad. Si hubiera sido para matarme, yo estuviera muerto, pero a mi no me van a matar, yo me voy pa’llá.

134. Entonces el ingeniero jefe mío, de la empresa también se dio cuenta. Yo le dije a él: Ingeniero, necesito este fin de semana porque necesito ir a la casa a hacer un negocio. Bueno la cosa fue que cuando me pasó todo eso a mí, toda esta gente ahí mismo, llamaron, al ingeniero Saúl, y le dijeron: “Que mire a Ricardo le pasó esto así y así”. De ahí, resulta que él me mandó buscar a Santa Cruz, pero resulta que en el camino yo no sabía que me iba a buscar y yo sabía, yo no me di cuenta , no me di cuenta en qué hora nos cruzamos y no me di cuenta que iba una camioneta y yo no la vi con el logo de Ovalle. Si, porque esas camionetas todas tenían el logo de Ovalle y yo no me di cuenta. Vamos a ver que él llegó hasta el pueblo y en el pueblo dijeron, no, no, ya no le pasó nada a él no le pasó nada y voltea ese carro pa’tras. Cuando yo estaba en Palmilla que era que ya me iba a quedar que eran como las cinco de la tarde o algo así cuando llegó allá a la camioneta buscándome, no, que nosotros vinimos fue a buscarlo, que el ingenieor Saúl lo mandó a buscar. Ah, entonces yo dije entonces me voy y ahí mismo me monté como a las siete de la noche y vine a dormir a Villarrica.

135. Y eso al otro día me vine a Gratamira y ya todo el mundo preguntando: ¿No don Ricardo, que no se qué, qué fue lo que pasó? Y la gente llorando, la gente si es pendeja dije, por qué lloran si me hubiera muerto sí, pero yo estoy vivo. Ay, no que por Dios, qué pasó. No, no pasó nada, nada, yo si me sentía mal, muy mal pero la experiencia como tal es una cosa fuerte, yo si sé que yo recé mucho, yo oré demasiado, o sea, yo desde que salí de mi casa, me acordé de todas las oraciones que mi abuela me había enseñado y como no hacía sino contar rosarios en los dedos no se cuántos, pero si yo sé que me daban espacios yo hacía eso y ellos me decían. A veces, a veces cerraba los ojos cuando estaba allá y como que hablaba duro y oía que ellos mismos decían, ve, y hasta sabe rezar.

136. Yo me acuerdo que un hijo de esta vieja bandida también, de, de, ay, yo no sé cómo llama, esta vieja home, vieja plebe, hombe, de, de de, Nancy Díaz, esos, esa gente casi todita eran paracos y un hijo de ella decía, no, rece, rece pa’ que vea que lo perdonen, rece pa’que lo perdonen decía así. Ahí había también un tipo que todo el mundo lo ha tratado, a él lo mataron fue, a Simeón, que entre otras cosas … él, si, fue uno de los que me sacó de la casa, pero Simeón todo el tiempo estuvo defendiéndome y le decía a los manes, ojo con el man porque yo lo conozco, eso

167 no es. Ahí fue, él fue el que me empezó a decirme lo que estaba sucediendo. Yo no sabía que. Simeón me conoció porque yo andaba mucho con Pablo Bernal, y Pablo era amigo de Simeón y del Nacho. Y él me conoció a mi andando con Pablo Bernal, pero yo no sabía quién era Simeón, yo estaba muy joven. Si, cuando eso estaba Simeón joven y yo me acuerdo como el primer día, yo nunca le di las gracias a ese tipo, pero yo sé que ese tipo en parte influyó pa’que no me sucediera nada. Simeón también se desmovilizó cuando se desmovilizó el EPL, y me conoció cuando yo ayudé en esa situación de desmovilización del último grupo del EPL, yo fui quien tuvo esa situación. Entonces fue donde él me contó esas cosas, él me conoció y él era uno de los que decía cuando ya me soltaron del todo que la gente se revolvió, él fue el uno de los que se me acercó y me dijo, vea llave, piérdase, piérdase, que usted se salvó porque usted cree en Dios.Y yo le dije y usted no cree, y él me dijo, no porque si creyera, no estuviera en esta vaina.Y son brutos pa’que vea y me respondió así. Si yo creyera en eso no estaría en esta vaina, pero piérdase, eso me dijo y yo dije, ah, bueno, listo.

137. Entonces qué digo yo, es una experiencia innarrable, por que ¿cómo cuenta uno qué sucedió?, uno cuenta los golpes, cuenta el tiempo que se demoró pero ¿lo qué siente?, no eso es muy difícil. Lo único que si sé decir yo con claridad y sin temor a equivocarme es que yo sentía a Dios muy cerca, porque o sea, no sentí miedo, a pesar de eso yo no sentí miedo. Yo sentí miedo cuando ya me sentí en medio de entre toda esa gente. Digo, como que se me apartó Dios porque dijo, bueno mijo, hasta aquí te acompaño ya tienes tu gente, sálvate. Entonces uno ahí piensa mal porque yo si les decía hijueputa, vamos a devolvernos, vamos a devolvernos, yo sé que mas de una vez cuando veníamos llegando acá arriba soltaron a mi compa´e lo encontraron al compa’e Ramón, si, si, si lo encontraron pero vamos pa’la casa me decía Rodrigo, vamos pa’la casa que si hacemos una cosa allá la planeamos en la casa y yo les dije, bueno, apenas lleguemos a la casa, cogemos camino a San José y esos hijueputas les caemos allá en la boca de San José, y allá es mas de uno que pierde el pelo porque esa gente no conoce esos cruces por ahí y verda, yo mismo planeándoles esa vaina y cagao’s. Pero después reflexionaba yo decía no muchachos, dejemos esa vaina que a mi me da miedo, o sea cuando hablamos de eso me da miedo, dejemos eso quieto.

138. Vea, esa es una cosa que, yo no sé. No, una cosa horrible, a mi eso, cada persona pa’mi era un choque terrible, una cosa ahí, muy dura eso es duro, es duro cuando uno oye a una persona decir esas cosas, eso ablanda a uno, yo he sido duro pa’llorar pero a mi esas cosas a veces, me acuerdo y me ablandan, demasiado, vea cada vez siento que me golpeaban porque es que no sé, no sé, es una cosa tan terrible, que uno es que a veces es desagradecido con tanta oportunidad que le dan por eso a veces peleo también soy si en serio, algunas veces peleo porque yo quiero hacer cosas como gratificando esas cosas que hicieron por mí y a veces me limitan. O sea, no me dejan ser completamente porque me limitan , ay, tú que vas a hacer, por qué le vas a dar eso, oye pregúntese un poquito, de pronto el que no sabe es distinto pero lo limitan a uno en el sentido de que uno la presión de la sociedad duele, pendejo, tu si das todo, dando besos a esa gente, pero es que nadie sabe qué tiene uno para dar y uno es tan bobo y tan incapaz que a veces se deja limitar, si no tiene sus convicciones no tiene por qué dejarse limitar, si o no. No, yo tengo que agradecer esto y punto. Así ¿ya?

139. Sin embargo yo ese mismo año volví a ir a la finca, contra la voluntad de todo el mundo volví a ir a la finca, nadie quería que yo volviera allá, incluso mi hermana me dijo, por Dios Ricardo, usted sabe, yo he respetado mucho el afecto que me tiene mi hermana porque pa’que, esa mujer es loca, ahí rumbera, corrimbera, hay de toda esa vaina, hay cuerdas, hay locas, pero por encima de todo eso a mi me han tenido como uno A. O sea, no permiten nada conmigo, esté lejos o esté cerquita como sea, así sea pa´ joderme la vida o lo que sea pero siempre me han tenido ahí. Entonces yo a veces digo que son cosas buenas, eso no lo hace sino Dios con uno, porque el diablo no creo que haga esas cosas, eso no lo hace sino Dios con uno y tener una oportunidad de vida y yo lo que me di fue eso pero yo no puedo ufanarme con eso. Con lo que me sucedió a mí, tuve la oportunidad de irme del país porque médicos por el mundo me lo planteó más de una vez,

168 Ricardo vámonos, usted nos ha servido mucho, usted le ha servido mucho a la gente, usted la gente lo quiere y yo no quiero que usted se quede aquí.

140. Pero no me fui, porque ¿sabe qué me unía a mi? Qué me hizo cambiar, yo sentía que estaba como en deuda con la gente, que había orado mucho por mí, que le había pedido a Dios por mi, que estaban en una situación terrible, desplazados, les perdieron lo que tenían, entonces me necesitaban y aún así con todos esos problemas me seguían diciendo Ricardo, ¿qué hago?, abogue por mi y yo seguía “pelando” la cara, porque yo “pelaba” la cara donde fuera, peleaba, cambié de temperamento. Porque yo antes de eso, era, cómo le dijera más “cansón” que novia fea, pero o sea sin ofender, sin como tratar de “peliar”, o sea de una manera como muy diplomática, muy cómica, le llegaba a la gente, yo iba donde los funcionarios pero yo ahora llego donde ellos y le digo, “ratas hijuemadres”, bandidos, se los digo así de frente. Ustedes creen que yo soy el mismo estúpido que todo el tiempo está creyendo que ustedes son los más... Así. O sea, y eso es malo.

141. Pero yo digo que es presionado por la misma situación porque a mi me ha dolido mucho que mucha gente que lo quiere a uno, porque en esa región el que no me conocía a mi, no era de allá, y yo tenía como un choque de confusiones, primero que la gente por quien arriesgué yo el pellejo fue la gente que me fue a echar de mi casa. Yo arriesgué la vida y puse la vida de más en peligro con tal de desmovilizar a esa gente que se entregaran y se entregaron, bacano, o sea yo tengo que dar las gracias a Dios, el día que esa gente se entregó, dije, descansamos, después apareció las FARC, que si a nosotros no nos echan de allá, yo estoy casi, casi, casi que seguro y eso me lo está como tratando de demostrar Dios, porque es que se me han presentado como unas situaciones que yo me encierro en eso y a la hora del té no hago nada, porque es que eso me limita. Yo estoy casi, casi que seguro que nosotros a las FARC las hubiéramos hecho desertar un poco de gente de ahí, eso escríbalo porque eso estaba bastante caminado, hasta el punto que la persona más radical, más radical de esos grupos que existían en esa época que era Milton y Durango… Bueno, el comandante Durango, esos tipos los tuve yo en mis manos, vea llegaron a plantearme que si ellos tenían garantías de que les dieran una forma de vivir distinto pensaban distinto, eso me lo dijeron y firmamos un documento, lástima que cuando los paracos me quemaron la casa eso se quemó.

142. Aunque claro, si me los encontrara ahora me iba a pasar como lo que les pasó a los de Puerto Rico, firmaron una vaina y ahora están en la cárcel por esa vaina, si a mi me encontraran esos ahora, pues obvio, que esa sería la escritura para decir, no, usted es de las Farc, y eso implicaría que le diera el ascenso a mas de uno porque es que, esos son unas porquerías, es más, ahorita mismo el oficial que ha ascendido de rango fue porque, por los falsos positivos, ave María, eso es un jueguito, no sé si ahorita esos están los mismos porque de pronto por lo que ha sucedido yo creo que los limitan un poco, pero eso era el pan de cada día, porque eso si, yo me lo sé, yo como nadie, porque yo he estado muy dentro de eso y me he dado cuenta de muchas cosas de eso y esa es la realidad, esa es la triste realidad.

143. Por eso, ahora que, y yo no dejo de estar en eso , yo veo que hay gente que simplemente por el hecho de que preguntaban por él, abandonaban la tierra y a mi lo que me sucedió era para no haber parado o sea no había voltia a ver pa’tras, y yo no, nunca se me ha dado por irme, si yo lo que mas lejos que me fuí fue a Villarrica y de ahí me regresé pa’ Gratamira y después cuando ya tuve la oportunidad de hablar con Palacio y se lo dije, yo no me voy ni me escondo si usted quiere mocharme la cabeza, allá en Gratamira me encuentra, no se estrese buscándome ni pagando sicarios por ahí a escondidas, vaya el día que quiera que yo estoy ahí. Ahí estoy y se lo dije así que incluso yo fui a hablar con ese tipo porque a mi me sucedió eso en marzo del noventa y ocho y en agosto del noventa y nueve, o sea al año siguiente es que entran los paras otra vez, queman la casa, se nos traen todo, el gana’o, todo, ahí fue el desplazamiento de esas tierras porque la gente de allá decía, porque todavía cuando a mi me sucedió eso, la gente se aguantó y sucedieron otras cosas y la gente se aguantaba y lo que decían era , bueno, si don Moisés se va nos vamos, pero si

169 él no se mueve de aquí nos morimos todos. Así le decían porque a mi papá lo respetaban mucho en esas tierra y todo el mundo, no, si los León se van, nos vamos, pero si los León no se mueven, aquí estamos.

144. Eso es más o menos lo que yo puedo contar de esas historias, que alrededor de esas historias se pegan otras, no, pero imagínese. Imagínese que el año antepasado que me enteré que la gente estaba volviendo a entrar a San Miguel, Betania y Agualinda, a mi me preocupaba mucho el hecho de que, bueno, la gente vuelve a entrar allá así nomás, porque si como está la situación, quién vela por ellos, quien nada…Empezamos a hacer gestiones yo vi que el Estado hum, iba a respaldar los que retornaban con mercados con no se qué, después vino Isidro Flórez que es el director de la oficina de parques y dijo que él no respaldaba eso y mandó una carta a la presidencia de la república en fin, prepararon un poco de proyectos incluso que para eso había un proyecto de seis mil millones de pesos para vivienda y eso lo pararon porque como eso es parque allá no se pueden hacer obras en material rígido, entonces eso trajo una controversia, eso estaba dañando los ánimos y eso cambió mentalidades.

145. Entonces yo no creo que sea capaz de volver a hacer eso aunque la gente tiene ganas y todavía tienen las ilusiones de que Ricardo León es el tipo que le salva la patria. Pero ya Ricardo León también está cansado ya todo viejorro ya mas o menos ya entrando en la edad del machín y ya, y esos líderes buenos se acabaron, ya es muy difícil reconstruir eso, moriré en deuda con Dios porque no retribuí a los demás esas oportunidades que me dieron pero es que no hay espacio, no hay espacio, uno trata de hacer una cosa buena y todo el mundo trata de sacar ventaja en eso; entonces cuando uno frena eso automáticamente se convierte en enemigo de todo el mundo ¿ya? Tanta la necesidad que nos hacemos matar por cosas mínimas, cosas insignificantes ¿ya?.

146. Entonces así está la situación después de que me pasó todo eso, es más o menos como esas cosas, hay muchas cosas alrededor de eso. Bueno, menos mal que algo bueno le tiene que quedar a uno y es que lo respetan de pronto por eso, le tienen afecto lo respetan y uno en cierta medida pues también tiene que coquetiarle a ciertas cosas a veces ¿ya?, por conveniencia, por necesidad o por estrategia o como sea pero también uno a veces le camina a algunas cosas. No sé lo que pasa es que yo tengo un problema es que yo muchas veces no soy capaz de decir no. Por ahora empecé el nuevo proceso ese con la cooperativa, bueno aparentemente están contentos, va bien con esos hay buenas expectativas ojalá y podamos hacer algo porque ese sería como el trampolín, porque yo estoy buscando eso como el trampolín pa´ volver a San Miguel, aunque la mujer dice que pa’lla, que primero se divorcia pero que pa’lla no va.

∗ 2. Relato bíblico Lc. 24, 13-35 ∗∗*

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista setenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos, y caminó a su lado; 16 pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle. 17 Él les dijo: «¿De qué discutís por el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido.

∗ * El texto bíblico ha sido tomado de Nueva Biblia de Jerusalén , Desclée de Brouver, Bilbao 1998.

170 18 Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí éstos días?» 19 Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba librar a Israel; pero con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que alguna mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» 25 Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?» 27 Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo un ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos. 30 Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición , lo partió y se lo iba dando. 31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista. 32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.

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