Amnistía Internacional Memoria Anual 2003-2004
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AMNISTÍA INTERNACIONAL MEMORIA ANUAL 2003-2004 Índice Cambio ................................................................................................................ 1 Paz ..................................................................................................................... 3 Justicia................................................................................................................. 4 Igualdad ............................................................................................................... 5 Refugio ................................................................................................................ 6 Vida .................................................................................................................... 8 Acción.................................................................................................................. 9 Resultados.......................................................................................................... 10 Las cifras hablan................................................................................................... 13 Cómo ayudarnos .................................................................................................. 15 Secciones de Amnistía Internacional.......................................................................... 16 Cambio Trabajando para proteger los derechos humanos en todo el mundo Amnistía Internacional cuenta con más de 1,8 millones de miembros, simpatizantes y suscriptores en más de 150 países. El movimiento se organiza en Secciones nacionales en 53 países y se compone de más de 7.800 Grupos locales, de jóvenes, de especialistas y de profesionales repartidos entre más de 100 países y territorios. Nuestra visión La visión de Amnistía Internacional es la de un mundo en el que todas las personas disfrutan de todos los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otras normas internacionales de derechos humanos. Nuestra misión La misión de Amnistía Internacional consiste en realizar labores de investigación y acción centradas en impedir y poner fin a los abusos graves contra el derecho a la integridad física y mental, a la libertad de conciencia y de expresión y a no sufrir discriminación, en el contexto de su trabajo de promoción de todos los derechos humanos. Numerosas imágenes aparecen nítidamente en nuestra memoria al recordar los últimos doce meses: los restos retorcidos de los trenes de Madrid; las ruinas en Irak; las armas en África, con las que se comercia ilegalmente y que terminan en las manos de los niños soldados; prisioneros de guerra encadenados y con los ojos vendados, detenidos ilegalmente; personas desesperadas en fuga, desbordando las fronteras como una marea humana en busca de refugio y seguridad. Ha sido un año en el que el discurso de los derechos humanos fue secuestrado y utilizado para justificar los abusos, en el que los grupos armados causaron estragos, algunos Estados poderosos optaron por eludir las instituciones internacionales y el uso de la tortura se convirtió en objeto de debate. En un mundo tan convulso, ¿a qué esperanza podemos aferrarnos? Frente a tamaños abusos, ¿cómo podemos hacer que el discurso de los derechos humanos siga teniendo sentido? Sin embargo, otra serie de imágenes diferente nos permite ser optimistas: millones de personas tomando las calles en España, en una demostración conmovedora y sin precedentes de la fortaleza de un pueblo frente a un trauma nacional; en México, un reducido grupo de mujeres luchando por la igualdad, y un presidente obligado a apoyarlas; gritos de «Allahu Akbar» («Alá es grande») cuando en Nigeria un tribunal anuló la pena de muerte por adulterio de Amina Lawal; personas y comunidades enteras luchando por sus derechos en Rusia. Cada una de estas historias, y muchas más que tendrán ocasión de leer en las páginas que siguen, constituyen un símbolo de esperanza. En todo el mundo, hombres y mujeres, solos y en grupos, trabajan para cambiar las cosas. De igual modo, Amnistía Internacional, junto con sus aliados en la lucha por la defensa de los derechos humanos, está cambiando el mundo en el que actúa. Si nuestra capacidad para cambiar de modo significativo las vidas de individuos y comunidades es una medida real de nuestro éxito, entonces este año hay motivos para estar satisfechos. Por otra parte, las historias ejemplares que muestran los progresos a nivel local y nacional obligan a Amnistía Internacional a continuar trabajando para conseguir cambios a escala global, influyendo sobre la política, la legislación y el proceso de toma de decisiones internacional. A lo largo de este año, los procesos de paz iniciados en la República Democrática del Congo y Sudán, entre otros lugares, aunque imperfectos, continuaron adelante. En el contexto de la lucha por la abolición de la pena de muerte, dos Estados más ratificaron el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros dieron pasos hacia su ratificación. La Convención sobre los Derechos de los Migrantes entró en vigor y los trabajos en torno a un futuro tratado que pretende poner fin a las «desapariciones» continuaron avanzando. Cinco países más ratificaron el Estatuto de la Corte Penal Internacional (Estatuto de Roma) y muchos otros continuaron resistiendo la presión por parte de Estados Unidos para socavar esta iniciativa. Varias de las principales asociaciones de profesionales del derecho del Reino Unido y Estados Unidos reaccionaron contra las violaciones perpetradas en centros de detención del Reino Unido y en el centro de detención estadounidense de la bahía de Guantánamo, en Cuba. Desde la introducción de legislación para acabar con la impunidad en Argentina, hasta las reformas de la legislación en Turquía con el fin de reforzar los derechos humanos, desde la apertura de Myanmar (ex Birmania) a los delegados de Amnistía Internacional después de largos años hasta el caso de Marruecos, donde se modificaron las leyes para mejorar los derechos de las mujeres, en todo el mundo se han producido novedades positivas en materia de derechos humanos. El origen de estos éxitos se encuentra en individuos que trabajan juntos incansablemente para lograr que las cosas cambien. El desafío ahora consiste en multiplicar estos éxitos, a pesar de los numerosos fracasos que han destacado de un modo tan notorio en la agenda global. El llamamiento nos llega, conmovedor, de Riad al- Turk, de 73 años de edad, ex preso de conciencia en Siria, que pasó la mayor parte de su vida de adulto en prisión y casi 18 años en régimen de aislamiento. En septiembre de 2003 Riad al-Turk visitó la sede de Amnistía Internacional en Londres y manifestó: «Ahora más que nunca la humanidad necesita a Amnistía Internacional porque las violaciones de derechos humanos no son privativas de los regímenes autoritarios». Cuanto más incumplan sus obligaciones los gobiernos e instituciones, más debe la sociedad civil ocupar el espacio dejado por ellos para cambiar la situación. Si en México un grupo de madres puede hacerlo, todos podemos. Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional 2 Paz En todo el mundo, más de medio millón de menores de 18 años han sido reclutados por las fuerzas armadas en más de 85 países. En este momento, más de 300.000 de estos niños participan en conflictos armados como soldados. Durante los siete últimos años, en la República Democrática del Congo (RDC) miles de niños han servido como soldados desde los siete años en grupos armados apoyados por los gobiernos de la RDC, Ruanda y Uganda. En sus visitas a la RDC, los investigadores de Amnistía Internacional se han entrevistado con decenas de niños soldados en activo y desmovilizados, documentando sus terribles experiencias. Christian, un niño de 12 años mutilado como consecuencia de un disparo recibido en un brazo en el curso de un combate, declaró a los delegados de Amnistía Internacional: «El arma que tenía […] pesaba tanto que me tenía que arrodillar para disparar». Es un esfuerzo físico excesivo para cualquier niño. Pero cuando los niños hablan de la guerra, las secuelas psicológicas y emocionales suelen ser las más alarmantes. Gaston fue reclutado en el aula de su colegio cuando tenía 10 años y ha descrito a los delegados de Amnistía Internacional cómo se obligaba a los jóvenes soldados a superar el miedo a matar: «Una noche, estaba haciendo la guardia en una entrada cuando me trajeron a una persona. Era un niño al que le habían cubierto la cara; me dijeron que era un rebelde, un enemigo, y que tenía que matarlo. Eso es exactamente lo que hice. Allí mismo. Con un cuchillo. Esa noche, después de hacerlo, no pude dormir». Las niñas soldados afrontan peligros adicionales. Natalia, que ahora tiene 16 años y fue reclutada cuando tenía 12, recuerda: «Los otros soldados me violaban y me pegaban con frecuencia […]. Cuando tenía 14 años tuve un bebé. Ni siquiera sé quién es el padre. Logré escaparme pero no tengo dónde ir ni comida para mi hijo, y tengo miedo de ir a casa porque fui soldado». Las palabras de los niños soldados que han contado su historia, junto a las voces de las decenas de miles de personas que los han defendido, se han oído con fuerza. Amnistía Internacional ha hecho llegar este clamor a los gobiernos y a la comunidad internacional, obligándoles a reconocer la tragedia humana que se ha vivido recientemente en la República Democrática del Congo. En respuesta a las presiones nacionales e internacionales, la mayoría de los líderes