Una Oportunidad Para Avanzar La Agenda De Cada Gobierno? Ricardo Lagos Escobar
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TERREMOTOS: ¿UNA oportunidad para avanzar LA AGENDA DE CADA GOBIERNO? Ricardo Lagos Escobar TERREMOTOS: ¿UNA oportunidad para avanzar LA AGENDA DE CADA GOBIERNO? Ricardo Lagos Escobar RICARDO LAGOS ESCOBAR Abogado, Universidad de Chile, 1960. Doctor en Economía, Universidad de Duke (1966). Secretario General de la Universidad de Chile entre 1969 y 1971. En 1973 pasa a desempeñarse como Secretario General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) con sede en Buenos Aires. En 1974 se traslada a Estados Unidos para ejercer como Profesor Visitante en la Universidad de Chapel Hill (Carolina del Norte). Entre 1990 y 1993 se desempeñó como Ministro de Educación bajo la presidencia de Patricio Aylwin. Entre 1994 y 1998, durante el mandato de Eduardo Frei Ruiz- Tagle, ocupó la cartera de Obras Públicas. El 16 de enero de 2000 fue elegido Presidente de la República, cargo que desempeñó hasta el 11 de marzo de 2006. El 13 de marzo de 2006 crea la Fundación Democracia y Desarrollo (FDD), de la cual es su presidente. REVISTA ANALES Séptima Serie, N°1, mayo 2011 “NADIE SABE CUÁNDO OCURRIRÁ un terremoto. Los sismólogos pueden anunciar posi- bles impactos, dados los desplazamientos de las placas tectónicas, pero no existe aún el sistema de alerta temprana y precisa. Lo que sí se sabe es que un terremoto reclamará respuestas inmediatas frente al desastre y obligará a gastos extraordina- rios para el retorno a la normalidad”1. En la historia de Chile la devastación, la intensidad y la sorpresa de los terre- motos ha sido una constante. Pero las continuidades que los terremotos represen- tan en nuestra historia desde la Colonia, por lo menos, no comienzan ni terminan en su frecuencia ni en su poder destructivo. Los terremotos generan siempre en Chile otro tipo de constantes: surge un sentimiento de unidad nacional frente a la catástrofe. La ciudadanía tiende a ordenarse en torno al Jefe del Estado. Así, a lo largo del siglo XX cada gran tragedia de esta naturaleza provocó una suerte de sus- pensión en la pugna política. Por ejemplo, cuando en 1960 tuvo lugar el terremoto más grande de los registrados por la humanidad, transformando drásticamente la geografía del sur de Chile, se declaró expresamente una tregua política por parte de todos los partidos, desde comunistas a conservadores. El Partido Comunista, que había presentado una acusación constitucional en contra de los ministros de Economía y Hacienda del presidente Alessandri, procedió a retirarla en aras de la unidad nacional. En esos momentos todos los sectores entendían que era necesario deponer las banderas propias y buscar el interés común para enfrentar la catástrofe de la natu- raleza. Ello ha ido formando una suerte de gran resiliencia por parte de la sociedad chilena. No es que sea posible acostumbrarse a los terremotos, porque es sencilla- mente imposible. Pero sí hay un entendimiento de que así se ha ido construyendo nuestro país a lo largo de la historia. El ritual es el mismo: sacar los escombros los primeros días, luego, la búsqueda de habitaciones de emergencia (algunas de las cuales duran hasta 20 años o más), y después la mirada larga para una reconstruc- ción que se engarza con el desarrollo de Chile. 1. Ricardo Lagos. “Chile respira profundo y encara la catástrofe”. Clarín, Buenos Aires, marzo 7 de 2010. 59 TERREMOTOS: ¿UNA OPORTUNIDAD PARA AVANZAR LA AGENDA DE CADA GOBIERNO? Ricardo Lagos Escobar Así ha sido siempre. Lo que parece interesante analizar es que el terremoto en general contribuye a generar condiciones propicias para que el gobierno en ejerci- cio pueda avanzar en sus propios programas. Este es el análisis que se hace de una manera somera, pero a modo de hipótesis en las siguientes líneas. Seis son los principales momentos de la historia de Chile que serán abordados en este análisis: el terremoto de 1906 en Valparaíso; el de 1928 en Talca; el de 1939 en Chillán; el de 1960 en Concepción y Valdivia; el de 1985 en el puerto de San Antonio y Melipilla; y el de 2010 en Cobquecura, que abarcó desde la Región Metropolitana hasta la Región de la Araucanía. VALPARAÍSO, 16 DE AGOSTO DE 1906 Grado: 8.6 Hora: dos movimientos sucesivos antes y después de las 20 horas Víctimas: 2.300 muertos. Este gran terremoto fue similar por su intensidad y su localización próxima al Pacífico al sismo que el año anterior había ocurrido en San Francisco, Estados Unidos. El terremoto de 1906 se produce en pleno desarrollo del periodo cono- cido como República Parlamentaria, donde la rotación ministerial era intensa. Son los días finales del gobierno del presidente Germán Riesco, y Pedro Montt, que asumirá en septiembre de 1906, ya es presidente electo. Las medidas más urgentes, por cierto, son asumidas por Riesco. El gobierno consideró necesario declarar de inmediato el Estado de Sitio y, para mantener el orden público, en- tregó el control de la ciudad al Capitán de Navío Luis Gómez Carreño, quien se caracterizó por una mano extraordinariamente firme: para evitar los saqueos de- cretó fusilamientos en el acto o en un Tribunal Militar constituido de inmediato. Se habla de más de 2.300 muertos, de 20 mil heridos y toda la ciudad de Valpa- raíso destruida, incluidas las instalaciones portuarias. Todos los servicios básicos quedaron interrumpidos y a poco andar el terremoto fue seguido de numerosos incendios. El telegrama del intendente Enrique Larraín al Ministro del Interior el día 18 de agosto es muy descriptivo de los dramáticos momentos que se habían y se estaban viviendo2. Después del terremoto de Valparaíso, la reconstrucción no se aborda desde el punto de vista de una política fiscal. No obstante la cuantía de las pérdidas (30 2. Alfredo Rodríguez Rozas y Carlos Gajardo Cruzat. La catástrofe del 16 de agosto de 1906 en la República de Chile, Santiago, Imprenta y Litografía Barcelona, 1906, p. 180 y 55. 60 REVISTA ANALES Séptima Serie, N°1, mayo 2011 millones de libras esterlinas de la época, en la estimación de Luis Zegers)3, no hay legislación especial, ni el Ejecutivo toma medidas al respecto. Se subentiende, en consecuencia, que los procesos de reconstrucción se abordarán con los recursos normales del Estado. Es cierto que en Valparaíso se constituyó una Junta de Re- construcción y además se obtuvo un préstamo en Inglaterra. Sin embargo, como veremos a lo largo de este estudio, cada vez que se recurre a préstamos sin indicar la forma en que serán cancelados, significa que a la larga se pagarán con cargo a los ingresos fiscales del país. En consecuencia, no existe una política para enfrentar esta emergencia extraordinaria con recursos extraordinarios, cosa que sí ocurrirá más adelante. Pareciera, entonces, que el financiamiento de la reconstrucción posterremoto cada cierto tiempo debe hacerse con cargo a los ingresos generales del país, lo cual obviamente significa postergar algún otro tipo de obras de adelanto que se pudie- ren hacer con dichos ingresos fiscales. Hay acá una concepción implícita de que estas catástrofes obligan a un mayor esfuerzo, a una reasignación de recursos, pero no a la elaboración de políticas concretas para enfrentarlas. Pero sí hubo otro tipo de experiencias que se pueden extraer. En septiembre de 1907 el gobierno de Pedro Montt contrató al sismólogo francés conde Fernando De Montessus de Ballore como profesor y Jefe del Servicio de Observaciones Sis- mológicas. Se instalaron diversos observatorios sismológicos donde se generarían informes para el gobierno de Chile, y además se capacitaría a algunos científicos chilenos en esta especialidad. Con ello se funda el Instituto Sismológico, la institu- ción más importante que deja el terremoto de 1906. El otro elemento significativo es que antes del terremoto, en febrero de 1906, se dicta la Ley 1.838 de habitaciones obreras4. Esta ley era producto de un largo debate en el parlamento sobre la llamada “Cuestión Social”. Permitía resolver el problema del hacinamiento en los conventillos en los cuales vivía buena parte de la naciente clase obrera en los inicios del proceso de urbanización en Santiago, Valparaíso, Concepción y otras ciudades. La utilización de esta ley permitió, luego del terremoto, iniciar una tarea muy importante: “A raíz del terremoto en 1906, en Santiago y Valparaíso, hace crisis el problema de la insalubridad de la vivienda y el Congreso Nacional decide la promulgación de la ley Nº 18.366 que marca el comienzo de una intensa labor fiscal que iba a ser un hito en América Latina. Al amparo de esta ley se crea la Caja de Crédito 3. Luis L. Zegers. “El Terremoto del 16 de agosto”, Anales de la Universidad de Chile, Tomo CXIX, julio-diciembre 1906. 4. Chile, un siglo de políticas en vivienda y barrio. Ministerio de Vivienda y Urbanismo, diciembre de 2004, p. 60. 61 TERREMOTOS: ¿UNA OPORTUNIDAD PARA AVANZAR LA AGENDA DE CADA GOBIERNO? Ricardo Lagos Escobar Hipotecario (futuro Banco del Estado) que ejecuta entre 1911 y 1918 la población modelo ‘Huemul’ en una zona industrial de Santiago. El proyecto del arquitecto Ricardo Larraín Bravo interviene simultáneamente la división predial, el diseño de la vivienda y del equipamiento, con una coherencia y cualidad ambiental que hasta ahora es digna de aprecio. Su planificación incluía 157 viviendas, escuela, biblioteca, teatro, iglesia, policlínico y plaza de juegos. El diseño del barrio sigue la matriz de una mini ciudad, donde estaban integradas a la vivienda las funciones de servicio y de trabajo, a diferencia de los barrios jardín que vendrían a influir el diseño urbano habitacional en décadas posteriores. Con la creación de la Caja de la Habitación Popular en 1936 se da un nuevo impulso a la participación del Estado en la construcción de viviendas económicas”5.