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Hoches de nieve.

POEMA Eh TRES PARTES DEDICADO

Á LA MEMORIA DE MI MADRE

POR

INTRODUCCIÓN

Primera parte ENSUEÑO

Segunda „ REALIDAD

Tercera „ POESÍA FINA L

Kste tomo no contiene más

PAMPLONA Imprenta de la Vda. de RonQan Velandia. ES P ItOPIEDAD Queda hecho el depósito que marca Ja Ley. PRÓLOGO (1)

No se me oculta que á muchos espíritus analizadores de lo superficial pueda parecer la primera parte de este poema trazada por líneas de otras épocas, líneas tan borrosas hoy, que bien puede decirse han desapare­ cido por completo, al influjo de otras tenden­ cias que invadieron casi en absoluto el mun­ do del arte. Los moldes de la música italiana han sido rotos tal vez para mucho tiempo; han venido á sustituirlos los creados por el genio de Wagner. Lo mismo exactamente ha ocurrido en li­ teratura. A poder ser admitida la comparación, di­ ría que la antigua forma de poesía se adap­ taba por su expresión, por su manera de m a­

(1) Este prúlogo (que por particularísimas razones no he modificado) fué escrito cuando mayor preponderancia adquiría la música wagneriana y la literatura de los continuadores de Zola. Ii nifestarse, á la música italiana, así como boy día, parecen un eco déla música wagneriana, con sus tonos fuertes, vigorosos, violentos siempre, brutales en ocasiones las tenden­ cias de la moderna literatura. Una escuela de cualquiera modalidad del arte llega á cansar al cabo de cierto tiempo. Nace, tiene su apojeo y decae. ¿Por qué? Por­ que no existiendo en la tierra la belleza abso­ luta mal podrá ser ésta fielmente traducida. Llegamos á presentir la belleza absoluta por una obra sublime, musical, literaria, etc. Se va formando una escuela por el mo­ delo de esa supuesta obra. Dicha escuela busca todos los matices, adopta cuantas transformaciones son susceptibles de produ­ cirse atendiendo siempre á las tendencias manifestadas por el genio creador de aque­ lla... y al fin aparece otra obra perfecta­ mente opuesta á la antes expresada. La ha creado un gran talento, otro genio tal vez; pero que, á pesar de todo, quizá no alcance este último en inteligencia y sentimiento, los quilates que haya tenido alguno de los últimos continuadores de la primera escuela referida. III

Y sin embargo él conmueve el mundo del arte con trepidación mayor acaso que la producida por aquel primer referido ge­ nio. ¿Por qué? Por que habiendo nacido gran artista y hallando cansados los moldes de su época; sintiendo inmensos mundos de belleza, expresa al fin ésta con modalidad distinta á la reinante y encuentra almas me­ jor dispuestas para asimilar esa forma de ex­ presión porque se hallan ya empalagadas de la anterior. Algunos espíritus analizadores de lo su­ perficial quizás vean en la primera parte de “ •losé de Sanjulián,, tendencias de ia lite­ ratura pasada. Tienen razón y se equivo­ can, y voy á demostrar que no existe para­ doja. Es una la belleza, pero sus formas de ex­ presión son infinitas. Ahora bien; el que la siente, jamás puede expresarla tal cual la siente: no existe nada en lo humano ca­ paz de fotografiar el alma, y sin embargo para manifestar esa belleza es menester ha­ cer uso de lo humano, pues no somos solo alma. La forma literaria parece ser la mejor y... IV

¡quién sabe si es inferior á otras formas de expresión de la belleza! Es si tal forma la que más hace sentir, ¿pero eso ocurre por­ que ella realmente sea la más espiritual? Me parece que no: La literatura modula su forma en el lenguaje. Este llega átodo el mundo; todos sabemos expresarnos con más ó me­ nos felicidad, haciendo que nuestros conoci­ mientos sean conocidos en su intensidad. Pero otras ramas del Arte, (la música prin­ cipalmente), acaso más cultivadas, (digo más y no mejor), llegasen á señalar forma de expresión más elevada, y, sino más fá­ cil, más apropiada á la belleza. Se me obje­ tará.— Siendo, así, ¿cómo la música ha sido relegada á otro lugar que el primordial? ¿Por qué entonces el público no siente más gra­ duada la belleza musical que la literaria? Pues por lo dicho: todos nos juzgamos, cuando no algo literatos, capaces de apre­ ciar trabajos literarios, por la sencilla ra­ zón de que el lenguaje humano es univer­ sal y la literatura es lenguaje. La música no, no la entienden todos; es menester estu­ diarla. ¡Ah! ¿Y un literato se forma por el hecho V

de saber leer y hablar...? No; pero la litera­ tura se encuentra más al alcance de su inte­ ligencia y de su alma (pues el artista analiza su alma, moldea sus ideasen sus sentimien­ tos y luego busca el lenguaje— cuyo en­ cuentro feliz ó equivocado es casi siempre lo analizado por la crítica:— mientras el que lee pasa del lenguaje— buscado por el autor — á la concepción de ideas, resonando al fin éstas en la esfera del sentimiento individua­ lizadas por el matiz de expresión). El que desee las bellezas de la música (más puras acaso que las de la literatura), necesita para poder apreciarlas hacer gastos de tiempo y dinero como no se hacen en aquella. Por eso el literato suele hacerse entender de la mayoría de las gentes; no así el mú­ sico. Entra por más en la formación literaria de un individuo la “picara vanidad,, que en el músico es casi siempre posterior á la vocación, resultado de ésta y consecuencia de los primeros desinteresados triunfos. Y aparte de esta disgresión, para la cual ruego indulgencia, continúo. La forma lite­ raria parece ser la mejor para expresar la belleza. Ahora bien; ¿cual de las variedades VI de literatura (y claro está que aquí compren­ do el infinito de esas variedades, no solo en lo que hace referencia á las ramas en que ella se divide, sino también en lo que atañe á los estilos dentro de su artificiosa división individualísimos siempre) es la más apropia­ da para expresar lo bello? Una notoria vul­ garidad sería la manifestación de que eso ne­ cesariamente tiene que depender de la índole del asunto, y, más que de éste, de las cir­ cunstancias especiales del momento de la acción. Pero aun dentro de ese asunto, y teniendo cincuenta las circunstancias de un momento dado en la acción, no se pueden perder de vista los caracteres y condiciones de las personas que en esa acción intervie­ nen; así es que, naturalmente, nada apare­ cerá tan claramente definido ni con rasgos tan verídicos, fieles y que nos causen más impresión, (real siempre, poética casi nun­ ca), como los formados por la fotografía in­ telectual de un ser real, manifestado todo con un lenguaje apropiado, lleno de color y vida. V esto es lo que hoy domina en litera­ tura: copia fiel de actos de la vida, presenta­ dos con un lenguaje correcto, sí, pero vigo­ Vil rosos con colores más que definidos, brillan­ tes con metálicos reflejos, rojos y con palpita­ ciones de sangrante carne; ¿verdaderos?... acaso, tal vez demasiado verdaderos en oca­ siones. Tales tendencias referentes á forma ar­ tística son para mi muy respetables, pero no he podido adoptarlas en la primera parte de “ José de Sanjulián.“ En primero y último término,rporque aun violentándome no pue­ do darme á^esa relumbrona “ realidad“ que hoy avasalla gran parte de la literatura. Creo, y en la'conciencia de todos está, que las novelas más fantásticas hallan superio­ ridad á sus más trágicos motivos en actos y sentimientos de la vida real: que las obras en que palpitan sentimientos más ideales, fantásticos, románticos, etc., hallarán siem­ pre intérpretes superiores en la vida real: en fin, que las palabras “ fantasía“ y “ realidad“ si no son puramente convencionales les falte poco'para'ello. Por eso creo que muchas personas no de­ jarán dejsonreirse cuando les hablen de la música italiana decadente, del romanticismo muerto y amortajado en el ridículo y tantas VIII

otras zarandajas. El sentimiento es uno, y ya adopte forma rechazada por los conven­ cionalismos de la moda ú otra cualquiera manera de expresión siempre encontrará, procediendo del alma y vertido con buena fe, un eco en todas partes. He creído interpretar algunas opiniones manifestando que la literatura realista, que­ riendo apartarse de lo inverosímil cae mu­ chas veces en esa misma inverosimilitud; quiere apartarse del idealismo sentimental y cae en la inverosimilitud de la exageración de lo real. Tratándose de poesía (y me refiero á la mo­ dalidad literaria ó sea á la forma versificada de la belleza, distinta de la versificación), huelga todo esto, pues sabemos qué poesía es la manifestación sensible de lo suprasen­ sible.“ Por eso he dicho arriba que aquellos que juzgasen este trabajo como producción inte­ lectual influida por épocas pasadas se equi­ vocaban: lo ha inspirado el sentimiento. Si he sabido expresarlo medianamente, me daré por retribuido con usura en mis as­ piraciones: mi pluma es endeble y recién IX formada, ¿á qué otra cosa podría aspirar que á que sus primeros trazos esbozasen vibra­ ciones del cerebro que la conduce, impulsos del alma que la anima?

C f < £ lu ¿ o r .

18-9-1903.

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José de Sanjulián,

INTRODUCCIÓN

Rompiendo entre las nubes su alba cresta, dique altivo de un mar azul sombrío al que llega expirando en luenga escala que abrigo á mineral de hierro presta, extiende la montaña un poderío que horizonte anchuroso no señala.

En uno de sus luengos y anchos valles se oculta una tranquila y triste aldea, oreada por brisas de una mar que, lejana, retumba sin detalles; villorrio cuyo lar acaso sea de las nieblas del Norte patrio lar.

Allí en un hotel de breve forma habita un hombre al cual sus convecinos indagan como á ser incomprensible, 2 cual hombre que sin ley, deber, ni norma, tal vez por lo fatal de sus destinos, sigue una senda rara, inconcebible.

Un ser que le señalan como ateo; que con nadie jamás ha conservado; que del hombre rehuye la presencia; y viviendo una vida sin deseo, en casa siempre solo y encerrado, del mundo rechazó cruel conciencia.

Del hombre misterioso hechos extraños se cuentan con pavura aquellas gentes: quién dice que lo ha visto en las tormentas sentado en los graníticos escaños de rocas que circundan los torrentes y haciendo sobre el agua señas lentas;

Quién jura pavoroso haber oido, pasando en altas horas de la noche al lado de la casa misteriosa, cantar que aun no formado da un gemido cambiante, ya en colérico reproche, ya en caricias ardientes á una hermosa;

Y alguno hay convencido que asegura que cuando— en muy contados tristes días— se esparcen sones mil de aquella casa, en ellos nunca muere ni se apura, en tétricas sublimes armonías, sentir que lo inmortal prende y rebasa:

Delirios de otro mundo que semejan incoherencias de un ritmo no soñado: armonías que en el ambiente dejan siluetas que perfilan lo ignorado:

Espantos que en lo absurdo é indefinido acechan algo extraño que murmura, buscando entre un misterio presentido un mundo eternizado en la locura:

Aben-ación que va en lo reductible señalando las huellas de infinito: gnomos múltiples de lo indivisible eternidad vertiendo en lo finito:

Armonías que ocultan lo inconsciente en presagios de un algo conocido y sueñan realidad de lo impotente y realizan ensueño no sentido;

\ expresan ya una queja incomprensible, ya esperanza que vive sin deseo, ya desesperación de lo insensible, ya bellezas de amor entre lo feo: — 4 —

Acordes misteriosos que semejan en rasgos que en el aire se prendieron, relaciones que la Razón reflejan entre mundos, que ni serán ni fueron:

Inquietas espantosas amarguras en intuición de ensueños que se basan en séres que al no ser dan envolturas de materias que lo eternal transpasan:

Alegres presunciones de lo triste en futura añoranza de un recuerdo; espantosa verdad que loca embiste con locuras lanzadas de lo cuerdo:

Armonías que innúmeros instantes de auroras de lo eterno en sí anochecen. descubriendo sentires palpitantes de séres que en la Nada se estremecen.

Todo esto con asombro referían los viajeros que por allí pasaron, contando de aquel hombre singular relatos que las gentes les hacían: tormentos que á su alma destrozaron; leyenda que disuena en el pensar. Tormentos ya fantásticos, ya reales; tormentos en que á veces se confunden sencillas fantasías del aldeano, (que creen de buena fe que los mortales luego en almas en pena se difunden) con datos concebibles en lo humano.

La campesina gente da y comenta la historia desgraciada de aquel sér que nombran -José de Sanjulián; relato que en la mente se acrecienta fustiga mil recuerdos, y al caer en el alma, un temor posando van.

Fin de la introducción.

Ijosc de ^anjuliâî).

PRIMERA PARTE

E Ñ S ü E Ñ 0

Veintiún años contaba don José, de airoso cuerpo esbelto y arrogante, de alma noble, de fantasía vibrante, apuesto y varonil, retaba lo futuro con su fe, librando entre dulcísimo beleño de la poesía dilatado ensueño; de amor nostalgias mil.

Espíritu tesoro de bellezas no conoce ruindades ni vilezas, la envidia ni el rencor; no penetra en su sér el egoísmo, y el dolor de la gente un espejismo le da de igual dolor.

Alma grande de artista, soñadora, no se pasa en el mundo si no dora al mundo la ilusión; — 10 — más gratamente habita otras esferas: si hay quien dice que son vanas quimeras para él la vida son.

De hinojos ante el Dios de los cristianos, por su conciencia mide los arcanos que al mundo lucha dan; valiente y noble y culto é instruido era este sér que hoy juzgan “ poseído“ *José de Sanjulián. 1 1

BAü BIHA

JOSÉ ...... B. No, José; yo jamás podré abarcar tus ideas inmensas en su vuelo; mi razón ¡ay! ni sabe deslindar á notoria verdad un sutil velo.

Pero en cambio no sabes, Pepe mío, (con ternura) qué horizonte de dicha me anonada; no sabes de mi amor el desvarío ni de cuanto yo siento sabes nada.

Y daño me produce pretender ¡oh, Dios mío! de mi pasión hablar: ¡en cada frase una ironía romper siempre llego en mil sones á escuchar! (Breve pausa) ¡José, José mío, si tu supieras!... De mi dicha y delirios los arcanos — 12 —

los supones mecidos en quimeras de enfermiza pasión.. ¡fantasmas vanos!

Cuando en el alma siento idealidades tu las crees, delirios de la mente, van á tí, Pepe mío, realidades son, que viven lo eterno en lo presente;

realidades que el mundo las confunde con productos de mentes exaltadas; es dicha que en el alma se difunde por sendas de la fantasía ignoradas;

sentir que por el Cielo desprendido á tu alma en mi alma transformó; amor entre mis sueños presentido, que á tu pesar tu corazón rindió. (con intención) J ...... B. No, no temas que rompa las promesas de no indagar tu vida misteriosa, (pensativa) que tus fines políticos y empresas ocultan dices suerte peligrosa;

mas una pena tienes y no es mía... si tan solo tu amor pretendes darme no sabes que capaz por tí sería de adorar á quien más pudiera odiarme.

...... ¡Sufrir por tí!... mi alma se dilata en cielos de esa dicha inmerecida; del mundo del ensueño se desata hacia lo real mi sueño en otra vida.

¿Si lo quiero?.. ya escucho! di sea pena que hasta hoy te robó siempre la calma. ¿Dices que sufriré? ¡oh, si, me apena que dudes que te amo con tu alma!

III

Cae la tarde. Tenues gasas obscuras se desprenden de la cercana noche, flotando lentamente aun inseguras, suspendido del cielo el negro broche.

Sutil niebla lejana y perezosa estrecha un horizonte ilimitado; en cendales desprende silenciosa mil fantasmas del valle al otro lado.

En el aire tristezas del otoño adormecen sentires confundidos: recuerdos que en nostálgico retoño del árbol ilusión fueron caídos:

pesares que nos llenan de congoja de amores á una causa indefinida: — II) —

tristeza que en el alma se deshoja con semblanzas de la ilusión perdida:

desdichas que nos cercan inminentes sin vida ni color, ni ley, ni forma, ignotas vaguedades inconscientes que á lo latal conducen ley y norma:

presagio de otros sérés que el pasado nos hablan con mil ritmos al oído; informe presentir que á lo ignorado nos llama con un dejo conocido.

De un palacio-castillo se divisa esbelta y bien cortada silueta y en el torreón más alto se alza quieta forma que la distancia da imprecisa.

Es una dama enferma. Ya impalpable se ve á través del rostro demacrado la Muerte, que tal vez le ha señalado hacia lo eterno un plazo improrrogable.

Un vómito de sangre repentino su pecho desgarró; incierto paso pretende dar... no puede... ¡cae!., acaso de la dama finalizó el destino. La noche cierra. Solo en la azotea de sombras el silencio se reviste, y un ser que de la Muerte el sueño viste y Sueño que en las sombras muerte ondea.

IV

En su cámara cálida y lujosa yace postrada delirando Elena y su esposo don Juan oye con pona breves voces que frases quieren ser: expresión divergente y caprichosa que fantasmas esboza en sus sonidos; dolores que luchando comprimidos su cárcel al fin llegan á romper:

Tristes quejas con súplicas y ruegos, imprecaciones, odios y venganzas, mil visiones que negras lontananzas, agitan en cien formas del sufrir; delirios amorosos que á sus fuegos enlazan imposibles de ventura desmayos de dulcísima ternura de amores que diluyen su sentir.

No, Juan, no me interrumpas... por favor. Preciso es que te diga cuanto siento, y es sagrado este ruego; escucha atento ...mi pobre cuerpo voy pronto á dejar. De una enferma que muere por amor quiero cumplas el postrimer anhelo; si mi ruego atendieses, desde el Cielo tus penas vendré siempre á consolar.

^o vivía entre dichas ¡nsoñables, mas, en tiempos en que estuviste ausente, ancho sobre con la palabra “ urgente“ y en tu patria timbrado recibí: De unos tristes amores y culpables encerraba la historia: tus escritos de entonces á tu amante y ya marchitos por lágrimas, dos pliegos para mí.

El fruto de adulterio en tus amores, fué aquel niño que aun hoy tu falta expía, y á tu llegada á España no existía ¡fruto del vicio, va del vicio en pos! Estrella, abandonada, sus favores prontamente vendió para su hijo, alcanzando tras un dolor prolijo el hospital, la muerte... luego Dios.

1 u conciencia te habla por mi boca: — 21 — no abandones á ese inocente niño, dale un nombre, una honra y el cariño, que de tu alma en el fondo dormirá; di le si en oración á Dios invoca que por mí niegue al Cielo, que mi vida por él y por sus padres filé extinguida, mas... mi alma por vosotros rogará.

¡Calla Elena! — don Juan loco gritó. ¿no deliras? ¡Oh, compasión Dios mío! tu desvarío mueve al desvarío, no me atormentes más, !por compasión! (Besándola) vuelve en tí... no es verdad... encucha... ¡no! (con espanto y desesperación) ¡Ah... muerta y sin oirme, justo Cielo! (alzando los panos) ¡Oh, Dios, si me has oído y si mi anhelo (sollozando y al fin cayendo abrazado á Elena), negaste!.. ¡Elena, Elena!., ¡maldición!

Ya don Juan 110 podría saber si siente bajo sus labios unos labios fríos; ya un pesado letargo va en su mente adormeciendo pena y desvarios. — 22 —

Cae la tarde, sombras en sombra obscuras atropellan á la cercana noche; tormentosas cerrándose y seguras en latidos de fuego unen el broche.

Coagúlanse en el aire los otoños. Cataratas de intiernos confundidos estallan... ¡en su llama arden retoños del árbol de la Dicha desprendidos! Dos meses desde entonces han pasado, Don Juan es una sombra del que ha sido, y en su pena tan solo concentrado no alcanza de la vida otro sentido que aquel por sus recuerdos realizado.

Sombra que en sombras va desvanecida; dolor que entre dolores se refleja, son recuerdos de dicha ya extinguida: !las huellas de un fantasma que se aleja por la mente con sones de otra vida!

Aquel sueño sin nombre en lo existente ya murió: nota que de los Cielos inconsciente se escapó: nota que-desterrada en este suelo fue á vibrar, y no hallando su norma pudo al Cielo retornar; — 24 —

Aquel sueño sin nombre en lo existente ya murió. De él tan solo el aroma allá en la mente se cuajó; mas ¡ay! cual otoñales fríos errantes que al llegar á la flor mata esencias que fragantes vánse á dar.

Alma cuya esencia ha sido helada por inmenso dolor: te meces en la nada... ¡ay, la flor sin aroma ya no es flor! VI

Allá entre peñas de revuelta costa se oculta un caserón triste y hermoso que consuelo y benéfico reposo infunde á quien tenaz recuerdo agosta en sentimiento eterno y doloroso.

Es un aislado y secular convento. Inmensa paz dinama en derredor y un no se qué, grande, suave y lento, allí cobija el alma con acento que de lo eterno fija el resplandor: quietudes que de un infinito Sér se envuelven en misterios de consuelos... parecen de lo eterno descender ...lentamente descienden de los Cielos dando al alma mil séres del no ser. — 2G —

Si el toque de oración ancho vibrar difunde cuando allí agoniza el día, del viento acaso, acaso de la mar, temblantes llegan á la fantasía sueños sin nombre, dicha sin pensar.

Y cuando ya extendida por doquier la Noche desplegó su informe sombra, mil gentes de disforme sútil ser sin voz hablan, sin eco se renombra, cuanto dicen de un dolo sin ayer; seres que difundiendo su sentir en sombras que á lo innominado van vibrando un inconsciente eterno afán, inspiran hacia el alma el existir de impulsos que ni han sido ni serán. VII

Es una noche de aquellas en que el alma fatigada olvida cuita pasada y sueña un mundo de amor; es una noche de aquellas en que fluye del ambiente un destello omnipotente rielando en el corazón.

Noches de presentimientos en que el alma tiende el vuelo hacia un faro que del Cielo ilumina su dolor; noches de presentimientos, llenas de apacible calma en que se remonta el alma hasta su eternal mansión. — 28 —

Todo duerme en el convento. Tan solo en alta ventana parece una forma humana aquella noche sentir; es un monje silencioso ...quizás en lentas plegarias siga su mente mil varias formas de inmenso decir.

Acaso escuche los sones que claros y repetidos blandamente adormecidos pausados llegan del mar,, y acaso... ¡quién sabe! acaso los sonidos del pasado son los que en sí concentrado sienta en el alma brotar.

Pasa el tiempo, corre, vuela... y el monje inmóvil prosigue, horas hace ya que sigue en extraña expectación; y parece que formula su tan quieto continente el soñar clarividente de una esfinge de obsesión. *

En medio ei silencio, con lento sonido, se oyó de un gemido el triste decir y el monje en la celda se oculta, y su pena el nombre de Elena volvió á repetir.

— ¡l)ios mío... no puedo! Tu lees en mi mente; mi lengua obediente otorga el perdón; Señor, mas Tú sabes mi pena do alcanza si eterna venganza leo en mi corazón.

Tu sabes que Elena, vilmente engañada murió asesinada de celos y amor; que un ser espantoso, mujer fementida, de un ángel la vida, cruel segó en flor. — :!0 —

Tu sabes. Dios mío, que en lenta agonía Elena decía engaño mortal. ¡y yo, desdichado! creí deliraba ol ángel que habí,iba delirio fatal.

¡Elena, mi Elena! tu nombre querido me da repetido consuelo á mi afán; yo sé que en el Cielo aun sufres paciente, que esperas doliente unirte á tu Juan.

Dios mió... ¡no puedo! Tu lees on mi mente; mi lengua obediente otorga el perdón, Señor, más Tu sabes, mi pena do alcanza si eterna venganza leo en mi corazón. — 31 —

Calló el monje y lentamente de sus recuerdos el paso sintió esfumarse en ocaso de paz de grato calor; azuladas lejanías luego el alma adormecieron y en sus beleños vertieron perfumes de ignoto amor.

Y en la mente presentidas, y entre dulces vaguedades fluctuaron mil entidades su misterioso existir, que meciéndose en lo extraño y con impulsos sin norma entre fantástica forma manifiestan su sentir.

Así al monje fué llegando prendido en la lejanía que en el alma adormecía ocasos de tipia paz, beleño que al cuerpo envuelve en dulce olvido:,., la lira de la mente en luenga espira de los sueños tiende el haz.

VJ1Í

Armonía de vagas penumbras se escucha sutil, con ritmos sin nombre, . con pausa que tiembla nostalgias de amores de virgen en niebla de ignoto pensil.

Fantasías del dios de los genios se sienten rozar, con éxtasis quietos de un mundo ignorado que en dulce misterio da transparentado su cristalizar.

V entre espíritus, rayos de gloria, consuelo y pasión, se mece una nube de ignotos colores *v de ella desciende rodeada de amores celeste visión. — u —

Es Elena, ¡oh. sí, es la misma! solo puede ser de ella esa forma, esos ojos... de ella y cuanto del alma exhala y destella un angel-mujer.

En sus ojos de un negro profundo, — abismos de amor — laten soñadores lánguidos destellos, candentes nostalgias que flotan en ellos del alma al ardor.

Ojos grandes de inmensa dulzura, que dan al mirar eternos amores en el alma quietos, que sueñan locuras y buscan concretos sus sueños lograr.

Ojos negros de inmensa dulzura, que en su acariciar hacen presentir celestes deseos de eternas auroras, de ocasos que duran eterno existir. — S5 —

Y la forma de aquella visión tan solo en el sueño del monje halló ser; Elena en la tierra de una mujer angel-formaba ilusión ...es ángel-mujer.

Parece entreabrirse la gloria en sus labios, sonríe, se mueve, acércase ya; y en aquella boca con éxtasis sabios un éxtasis leve meciéndose va.

que al ir descendiendo sobre el monje atento coagula su esencia con formas que van trazando entre frases de etéreo concento la misma tendencia que los vivos dan:

— Sí, Juan yo soy, soy tu Elena que tu amor disfruta en calma — ;36 —

y de la región del alma partió á consolar tu pena; allí tu cuita resuena con triste són de amargura ...no inspira mi desventura porque he acertado á saber que está muy cerca tu ser de la infinita ventura.

Apenas dejé la tierra la vista al mundo he tendido y hora tras hora he seguido lo que tu pasado encierra: de Nieves maldad que cierra el sentimiento á lo humano ...su brutal amor insano al pedirte que incestuoso al ofender á su esposo ultrajases á tu hermano.

De tí el pensamiento altivo que incapaz de tal vileza de Nieves la gran belleza afrentaba en gesto esquivo y arrostrando eljvengativo juramento que lanzó á quien así defraudó un amor que despreciabas poco después te casabas ¡poco después se vengó!

Ella arrojó sobre mí aquel engaño sombrío que tras lento desvarío fué alejándome de tí; á Muerte el cuerpo rendí, mas quise en un vil momento hacerte oír el lamento de celos que me mataban ...y por pretexto entrañaban de conciencia el sentimiento.

Vengo á implorar el perdón que á Nieves siempre has neg quiero llegues á mi lado sin hiel en el corazón; atiende sin dilación mi ruego... ¡es tan hermoso perdonar! sé generoso, si la idea en mi desgracia hasta hoy negó tu gracia ...ya mi espíritu es dichoso.— / — 38 —

Así diciendo Elena, lentamente n don Juan se acercó y callado en la mancilenta frente dulce beso posó; beso entre cuya esencia va extendiendo sentires el Perdón, y en pleno sentimiento va obteniendo del monje el corazón. Tranquila va sobre el mar la gaviota en raudo vuelo; es un trozo gris de cielo que las aguas al rozar parece atento escuchar algún secreto desvelo.

En la playa al fin se posa. Por la arena caminando y el áncora señalando de ancha pata membranosa, va en palabra silenciosa con la Tierra conversando.

Ya se eleva lentamente con un vuelo poderoso; en él vaga misterioso mensaje de lo inconsciente: mensaje de un alma ausente que acaso busca reposo. — 40 —

Y allá en lo extenso al marchar, al irse lenta alejando, parece que va dejando sobre las ondas del mar su sér que tras el azar se va en el cielo esfumando.

Que era un tono gris de Cielo desprendido sobre el mar, y un mensaje fué á llevar por mensajes de un desvelo.

F in de la Historia. X

¡Cálida noche en tétrica armonía!... ¡noche de estío en calma tenebrosa! negros y amontonados nubarrones rodando inmensos con la faz sombría presagios de tormenta poderosa agitan en sus lúgubres crespones.

Bochorno sofocante va en aumento en el aire ha tiempo enrarecido, quieto y pesado hálito candente palpita con pavor grandioso y lente» sobre un triste villorrio adormecido ...¡noche de estío grávida, imponente!

Silencios de la Nada entre la sombra fluyen los mil espantos del Vacío, y entre amenazas mudas, sobre el suelo, con algo que jamás el alma nombra cáe lo fatal con ademán sombrío de la informe caverna de aquel cielo. — 42 —

Inmensa expectación allá en la altura sobre el mundo un lúgubre destino parece en intuiciones suspender; y fluye con sentires de pavura en la mente la idea de ignoto sino luchando con pavores del no-ser

Semeja hallarse muerta y no dormida la aldea en esa noche aun callada; sus calles no las turba ni una luz; no palpita un solo hálito de vida; parece en espirales de la Nada rueda el Mundo por un sinfín capuz!...

Dos misterios— las alas del Amor— se rozan en la sombra. T\o los siente el oído, mas los nombra silencio de distinto y gran color; que allí donde hay amor, amor renombra un algo que á la inteligencia asombra ¡es el alma que tiembla de pudor!

En árabe ventana palpitar de besos amorosos parece desprender cien silenciosos recelos de que un són puedan vibrar; — 43 —

esos besos se buscan temerosos, enlúzanse y extinguen venturosos sintiéndose en la sombra amortajar.

Algo roza y se revuelve; con cautela va avanzando; las calles va rebuscando ... el misterio allí se envuelve.

El cielo en fuego se abrió. Con recelos de asesino se ve á un hombre caminar; ... tras la esquina se ocultó; sombrío de allí con tino parece atento acechar.

A la luz de la tormenta, al pié de baja ventana un hombre inmóvil se ve; y el que acecha, con violenta explosión de rabia insana dijo al verlo— ¡es él, José!

V á la esquina van llegando frases que recoje atento el hombre desconocido; — 44 —

frases que van explicando algo que en la historia ó cuento Balbina no ha comprendido

Un grito de dolor y otro de espanto de súbito en el aire se difunden, después sordo gemir... y ya nada... el cavernoso canto de aquilones que chócanse y confunden dice solo existir.

Retemblante fragor en las alturas sobre los seres infernal destino parece extremecer; y en la mente fatídicas pavuras restallan con el espantoso sino ¡pavores del no-ser...!

Fin de la primera parte

D E José de Sanjulián,

Mayo y Junio 1903. A Uf40S OüOS

Dos lágrimas cayeron de los Cielos el día en que Luzbel se condenó: buscaron unos ojos dignos de y al no hallarlos creó los tuyos Dios.

Por eso si dulce miras el Cielo en llanto de gloria desprendes de tus pupilas.

Hay quieto allá en el fondo de tus ojos el sueño de un extraño cataclismo; todos al verlos sienten en el alma cómo al misterio ruedan dos abismos.

Por eso si airada miras extremeces un infierno en la luz de tus pupilas.

Octubre 1900.

MIRANDO A Lì M A R

( improvisación )

Quisiera ser la estrella que más lejana brilla, aquella que en la orilla del infinito está; aquella en la que nunca posóse una mirada, y libre é ignorada su luz tranquila da. Su luz que en algún astro jamás prendió colores, que extingue sus fulgores sin una vibración; sintiéndose en su vida viviendo cuanto siente y hallando en su presente la eterna sensación. Quisiera ser la nube que vaga entre la sombra, aquella que no nombra jamás ningún mortal; aquella que rodando de noche por la altura, callada, mansa y pura desciende sobre el mar. La que en locura insólita, errante por la vida, buscando va sin norma en este mundo forma á un eternal amor; y al fin de siglos siglos deshace en llanto el alma, con lento són fluyendo, y su afán escondiendo en mar de la Razón.

Quisiera ser espíritu del hombre y el tiempo y el espacio y la materia (1)

(1) Ksas tros cosas son una sola (desde un absoluto punto de vista) por incapac '; de existir aisladas un solo momento, pero... la costumbre... los con vencí unaiismos... y tal!...! — 49 —

v cuanto aún no tiene sér ni nombre, para hundir en el polvo tal miseria ambas rodillas y la frente en pos; abrazarme á la Cruz de Jesucristo, alzar los ojos al azul del Cielo, y en éxtasis eterno lo entrevisto sintiendo con amor de eterno anhelo entregar mi alma á Dios.

Mayo 11)01.

SERENATA ROMÁNTICA

Cuando en la noche serena, sientas que tristes notas el aire rasgan, es que mi alma, de penas llena, por tí suspira apasionada; que sueña siempre sus ilusiones, que abriga siempre dulce esperanza, y que soñando vive muriendo pues tu cariño de ella es la savia.

Cuando en la noche serena, sientas que tristes notas el aire rasgan, es que mi alma por tí suspira siempre amorosa, mas nunca amada.

Cuando en la noche serena, sientas que dulces notas el aire invadan, es que mi alma, de amores llena, por tí suspira apasionada; que en su lenguaje decirte quiere que duda y sufre y espera y ama; aunque comprenda que el expresarlo son ilusiones de su ignorancia.

Cuando en la noche serena, sientas que dulces notas el aire invadan, es que mi alma ser solo tuya te jura entonces en sus palabras. (1)

(1) Notas musicales.

Febrero 1900. Dedicado á mi padre,

MATERIA V A ü MA

En alma por el mundo mal herida huyó la luz con la ilusión postrera y ardientes la Quimera loca enlaza la Muerte con la Vida.

Vida y Muerte han nacido un mismo día; sus seres á la Nada confundidos volverán, enlazados y fundidos en el solo estertor de una agonía.

¡Oh, dolor! infinitos del tormento, la vida de este mundo á ser eterna: ...hundiérase en la tétrica caverna de Locura el humano pensamiento!

Un grito de expresión jamás oída lanza el alma de angustia delirando que la inmensa Esperanza va señando en ciclo de imposibles suspendida. Lamento de incoherencias que relumbra en mundos que prolongan lo imposible; ¡lamento que á lo humano es intangible..., que vela algo espantoso en la penumbra!... 1

¿Será cierta la vida ultra-terrena? :La montaña que al cielo alza su cima pudiera transformarse en una sima cambiando de lugar á cada arena.

:La materia que inerte se nos muestra en capas sucesivas de la Tierra, luego llega á la planta y allí encierra una vida remedo de la nuestra.

:Otro sér ya transforma en parte propia las partes que formaron una planta; de la tierra, que entraña inercia tanta, al morir y ser polvo dá la copia.

¿Será cierta la vida ultra-terrena?... La materia es un ciclo indiscutible ...todo cuanto al sentir hay de tangible en leyes de la Ciencia se encadena.

La Ciencia no dá leyes á la Nada — 58 —

ni admite quién las dé, ni busca quién refrene lo infinito ni indágale su ley.

Mas afirma que nunca dichos Séres se unieron en un Sér; que Nada é Infinito son ideas que no tienen por qué.

La Nada é Infinito son ideas que no tienen por qué: ideas que al formarse en el cerebro van á morir en él: ideas que al nacer de la materia á la materia van; ideas que se escapan del cerebro y en el cerebro están: ideas que figuran lo imposible y en lo posible se hallan; ideas que semejando lo intangible lo material batallan:

Ideas que meciéndose en lo eterno en lo breve se esconden; ideas que aparentan lo infinito y á lo parcial responden. — 59 —

Ideas en fin que buscan lo divino allí donde lo humano quiere rompiendo lo eternal en signos vibrar hacia un momento sobrehumano.

Buscar lo inmaterial con la materia es querer dar por hecho lo imposible; es pavor de palpar nuestra miseria; es pretender sentir con lo insensible.

Hallar lo ilimitado en lo finito; á lo eterno alcanzar lo imperdurable; hacia el alma enviar lo circunscrito... es sentir el no-ser con ser palpable.

Egoísmo del hombre, de la Vida, que, llena de pavor, busca un resquicio á la Muerte y no hallando una salida despeña en lo imposible el loco juicio.

La nada é infinito son ideas que no tienen por qué: materia que fórmula la materia ...difundiéndose huyó... materia es!

* * * * ifi '|: * * *

¿Qué objeto se entrevé en la humana vida? — «JO —

Si morir há y en plazo limitado cuanto ser vive y siente en este mundo ¿á qué el hombre rebusca en lo profundo del placer el sentir de lo insoñado?

Placer que no será nunca absoluto ¡al fin es la materia quien lo crea! placer que aun formado de la idea, en dolores da siempre tlor y fruto. Placeres y dolores... ¡qué cadena! ¡efectos que á las causas dan el ser! :pesares que engendrando van placer; placeres que al final difunden pena.

Dolor entraña placer, placer entraña dolor: ¡notas de un mismo color tan distintas en el sér!

Reir entraña llorar: uno solo es el sentir: ¡una es la luz al surgir y vário es su matizar!

Placer entraña dolor, reir traduce llorar, y en un gesto hacen brotar igual convulso estertor.

¿A. qué el dolor rehuir ni á qué buscar el placer si tan solo uno es su sér mitad á mitad del sentir!

(\ ida y Muerte han nacido un mismo día: sus séres á la Nada confundidos volverán, enlazados y fundidos en el solo estertor de una agonía.)

Vida y Muerte confunden su existencia cual van Dolo y Placer; Vida y Muerte diluyen en la Ciencia sus séres en un ser.

Dolores y placeres en el mundo matices de un sentir: ¡blanca luz que de un prisma en lo profundo opuestas expresiones das de tí! i 11

¿Acaso la materia será eterna?

Aquí late un problema sin segundo. Todo hace suponer... es evidente que en la materia el ser eternamente llevará lo incontable á lo profundo.

En la tierra todo es norma sin norma. Nada es criado ni nada destruido: si en su esencia todo es desconocido, todo en todo rodando se transforma.

Mas si nunca ella pudo haberse dado y del tiempo y espacio suspendida parece prolongar eterna vida. ...Dios la rige... lo Eterno \lo Increado! ********* En mares de la inmensa Fantasía deslíe el hombre con afán las velas — 04 - buscando vislumbrar las mil estelas del infinito al ser; jamás dudó si es vana su porfía y entre sus sueños siempre ve en la ola presagios de lo eterno que tremola sus líneas por doquier.

Avanzando prosigue... ya se pierde... Cuando al puerto Razón tiende á volver, de hinojos el velamen llega arriar: en la onda azulada en tono verde del Cielo vio lo eterno descender ...¡rielando sobre el Mar!

Quiere el hombre abarcar con la mirada, de los mundos los ámbitos inmensos; cerebro y corazón él pone tensos por medir lo infinito y ver la nada; y al sentir de su afán escalonada la Verdad en peldaños más extensos en nubes de impotencia ve más densos los círculossin fin de la llegada. Ya en el.alma, rendida al fin, sepulti la razón'una imágen que colora á imposible perfecto que se abulta en espasmos de mente soñadora: ¡se halla la Nada en lo infinito oculta y lo Infinito tras la nada mora! * * * * * * * * * En costa que revuelta se levanta lanzando al aire sus acantilados con furia bate el mar: en el sueño que lo imposible imanta ideas baten que quieren lo ignorado, lo infinito alcanzar: nunca á la costa el mar ha sojuzgado ¡ni la Idea el Ensueño á rebasar!

¡Religión, Religión!: Aun cuando fueras materia entre materia de impostura; aun cuando nuestro sér en Dios no viera ’ / la verdad de un Amor, la más segura;

aun cuando lo divino y lo inmortal no fuera por el alma presentido y viésemos caer lo espiritual en lóbrega materia diluido;

aun cuando delirante en nuestro sér el alma en sus impulsos no invocara, de ignotos presentí res al correr, lo Eterno que su eterno afán colmara; — 66 —

Si el hombre entre su ciencia de ignorancia pretendiese alcanzar lo ilimitado, olvidando que en esta vida escancia lo creado tan solo á lo creado:

si Te niega, si en su locura olvida que ser materia y alma no es ser alma; si espera vislumbrar en esta vida torrentes de placer en ancha calma, no hubo en su locura comprendido al Negarte obcecado en su arrabato que un origen Divino va prendido de Evangelio en el célico relato?

Por obtener bienestar ó por sentirlo mayor, por rehuir el dolor, por bien prender el azar y de la dicha al favor el mayor bien alcanzar;

por evitar el sufrir, por goces mil de placer, por su voluntad imponer, por la gloria conseguir, r>7

el hombre al humano ser supo jamás redimir.

¡Religión!; Tu fondo ilimitado solo un Ser infinito lo ha creado.

¡Religión, Religión!; Tú eres tan solo de la dicha del hombre el lijo polo.

¡Egoísmo!; eres siempre, sin segundo, el centro de los males de este mundo.

¡Religión!; Tú señalas en que se hunde esta vida: el egoísmo!

Enero lí)üü. .

Luz y Sombra. i ir — j Una eterna queja va de la mente ai corazón: sin ilusión no hay verdad, ¡ni hay verdad sin ilusión! Ilusión,.ilusión... ¡huye de mí! Te conozco: cual otras veces vienes á buscar entre mis marchitas sienes un albergue que sea digno de tí.

La desdicha te deja siempre un hueco mayor al que en el alma se ha iraguado: inquieta hallarás siempre en lo ignorado de muertas esperanzas vivo el eco.

Cual la vida renace de la muerte en la desdicha buscas tu existencia, y más fragante y dulce es tu presencia si el alma ya agostada se pervierte.

Yo se que de lo tuyo nada existe, que vives en ausencias de ventura, que cual el arco iris en la altura en las nubes del alma te extendiste.

En la gota del agua nació el arco cual de la hiel del alma te has formado ...huyó la luz y el iris ha dejado tristes sombras en su nuboso marco.

Dolores en que filtra su luz pura, entre cambiantes mil, dulces consuelos; en vos como en las nubes de los cielos un iris se entreabre de ventura.

Te odio siempre, ilusión: odio espantoso vierte en tristes recuerdos el pasado ...huyó la luz, y el iris ha dejado de la hiel del dolor el negro poso.

Huyó el consuelo y sombra en negra sombra sumerje entre lo informe tus engaños: sin tí van ya los años tras los años; en el alma ya el tiempo no los nombra.

Ya sin tí viviré y mi triste vida no hallará fé ni amor, goce ni duelo: todo eso... al fin es tuyo; eterno anhelo que solo á eterno engaño das cabida! Nunca ya veré más la eternidad . pequeña para mi anhelo del mundo; dolor y asco me das, engendro inmundo: te odio porque ¡me has dado la verdad!

Ü

Ilusión, ilusión, ¡ven hasta mí! yo te adoro: tus fúlgidos destellos si eternamente cambian, siempre bellos, irisadas verdades dan de tí.

Siempre, siempre cuando á mi frente llegan las luces de tu manto de esperanza mi espíritu feliz y absorto alcanza los mundos de poesía que en tí se anegan.

Cuando el héroe desmaya en las peleas envuelves á su frente inmortal gloria, y abrazado á la muerte sin victoria tu alma besa con un ¡bendita seas!

Tu desprendes los sueños del sonido dando al alma mil dichas ignoradas; por tí van de la música las hadas entreabriendo lo eterno á los sentidos. — 7 O —

Es el Arte la forma y el color con que das lo insoñable á lo sensible, belleza tus pretextos imposibles, tu plegaria divina es el Amor.

Tus delirios fluyendo omnipotentes, en los cielos al fin se condensaron y cayendo en las almas perfumaron de poesía infinita lo existente.

¡Ilusión! fuente eterna de verdad: eres único dón que penas calma; un delirio de amor, alma del alma ¡de la vida la sola realidad!

Febrero 1900. R E F L i E d O S

En las ondas de los mares claras, obscuras, dulces ó irritables, los astros se recrean. De la vida en los vaivenes, de sombra y de placer, de amor y celos las almas cabrillean. Cual un espejo el mar de faz cambiante aun siendo el mismo el astro reflejado da una imagen distinta; no así el alma bogando por el mundo puestos en Dios los ojos: la desgracia siempre entonces con gloria eterna pinta.

Abril 1908.

HOdA MARCHITA

Hubo un tiempo feliz en que creía en el eterno amor de las mujeres, del mundo en la belleza y poesía, en lo ideal veneros de placeres.

Hubo un tiempo feliz en que mi mente viendo el alma fundida en armonías, deliraba bogando en la esplendente región de las doradas fantasías.

Amé con ansia loca; el alma entera entregué cual si á Dios la hubiese dado. Fui feliz; cada instante entonces era para mí lo infinito en loinsoñado.

En la lucha constante, en los amores bañándome un momento en luz divina: aspiraba el aroma de las flores colocando un capullo en cada espina. — 80 —

Gastada al fin el alma solo aspiro á querer de una vez de modo cierto, á sentir de tus labios el suspiro de amor que resucite mi amor yerto.

Y amaré como nunca lo he soñado. Si es verdad que engañé á muchas mujeres, amaba por amar y era engañado ¡ciego amor el amor que di á otros séres!

Abrirte así no temo el alma mía: si de mi vida alguna lucha cruenta conocieses... ¡sabrás que luce el día más claro que antes tras de la tormenta!

Enero 190(5. ¡¡VOüVERÁNÜ (ritma libre)

He sentido crujir el alma mía; derramarse sus sueños ó ilusiones cual perlas que en un choque se quebrantan: ¡cayeron para siempre! y á porfía la duda... el desengaño... las razones (cuanto en el corazón lo bueno espantan) mi soledad terrible envolverán. Por siempre y para nunca existirán en mi ser de otro ser eternos ecos; por siempre y para nunca volverán tallos que el temporal arrrancó secos á renacer sedientos de aire y luz; por siempre y para nunca ya el capuz ¡e felices mentiras sentiré dibujarse del alma en el trasluz: Hay algo más terrible que el dolor ¡el saber que jamás lo sufriré! ¡el saber despreciar odio y amor!

Julio 1908. FUORES SECAS

Sin dolor ni placer, materia y alma; sin ideal, belleza ni armonía; sin Dios de amor y dolo, sin la palma de dicha y sacrificio no sería alma que al alma feliz pena diera, materia que moviese la materia, vida que de la muerte renaciera, dolor que purifique la miseria. — S4 —

En un rincón del alma replegado, como despojo de unas llores yertas flota tu ser de ensueño del pasado entre ilusiones y esperanzas muertas.

Ni aroma ni color á los sentidos revelan; de la nada la figura esas flores semejan sin latidos de vida, una ignorada sepultura.

Ni un recuerdo, ni una oración ni el llanto desesperante y cruel de lo imposible: el alma virginal que quise tanto ¡con su dolor el mío hizo insensible!

Odio y amor desprecio desde el día en que olvidé el dolor de tu cariño ¡hasta el desprecio ya en el alma mía más que desprecio es ilusión de niño!

V acaso de la nada la figura, la imágen del no-ser en la conciencia, duela más que la imágen más impura esfumada en la más fragante esencia. — 85 —

La vida mineral en mi ser vive: tras de la tempestad viene la calma, tras la muerte el amor siempre revive ...¡en mi alma jamás sueña mi alma!

Febrero 11)09.

ACUÉRDATE

Sentí crujir de pronto la enramada, caer la luz en haces de brillantes, quebrarse entre mis sueños un gemido ...Eras tú que surgiendo enamorada venías hacia mí cual venías antes, caprichosa, voluble, descuidada, á extremecer mi corazón dormido.

Eras tú, que cual onda de los mares que en la playa rodando se derrumba entre espuma de hirvientes resplandores, regresabas altiva hacia mis lares sin sospechar que solo ante una tumba derruidos se hallaban los altares del pasado feliz de mis amores.

Eras tú bella y triste... mas... gastada: quemaste entre locuras de placeres tu juventud purísima y fogosa; helando el alma, con que fuiste amada, para todas las almas de mujeres, pretendes al calor de tu mirada resucitar una marchita rosa.

¡Sueño vano!., no sueñes más locuras, que si desengañada en el presente buscas el porvenir en el pasado, si en esta tumba pretender procuras alzar las castas flores del Oriente, no olvides que esas rosas son impuras, que nacieron de mí, que han encontrado ¡cieno en mi corazón ¡sombra en mi frente!

Marzo 1909. pensamientos

La clave de un literato está primordial­ mente en hacer sentir lo que siente y quiere y no en decir que siento esto ó lo otro. * •V. .v. La clave del verdadero crítico está en comparar obras sin que se note que compa­ ra, deduciendo enseñanzas en la esfera del sentimiento. Un verdadero crítico es un mirlo blanco. En cada nación pueden contar­ se por los dedos... de una mano. :f: ■* * Belleza es lo ideal en lo real y lo real en lo ideal.

* * % Como en el lago !a luna, se refleja en la — 90 — conciencia el actual fallo de Dios en el alma. * * * Dichoso quien tiene un ideal, sentido como verdadero y único. £ * * Las personas más ignorantes suelen pro­ ceder instintivamente, obteniendo resultados que equivalen á los que por el camino Ra­ zón alcanzan las más sabias. Unicamente las medianías disparatan, pero como ellas forman la inmensa mayoría de la Humani­ dad, su criterio prevalece como una eviden­ cia. Por eso dicen raros á los sabios y á los ignorantes, y cuando miran las analogías entre unos y otros, dicen que “ los extremos se tocan“ . ...Sí, se tocan; pero al tocarse quedan esos extremos formando aquel me­ dio: entonces es cuando la verdad está en el término medio. * * * En el fondo de todo dolor hallarás siempre una enseñanza, como en el fondo de toda en­ señanza hallarás siempre un dolor, (1) como

(1) Perdida de ilusión. — 91 — en el fondo del sentimiento palpita la inteli­ gencia y ésta en el fondo de aquel. * * * Quien no sea capaz de sentir el dolor mo­ ral, es incapaz de ser bueno, de sentir el amor ni de ser feliz en vida alguna material ni espiritual.

El hombre adinerado vive la indiferencia: es el del vulgo. El sabio vive el respeto y admiración: es el del hombre. El bueno vive la admiración, el respeto y la veneración: es del vulgo, del hombre y de Dios. *

Belleza... bondad... verdad... son un solo sér indivisible: ¿relativas? alma; absolutas, Dios. $ ** Quien ama el dolor, bebe en la fuente de la dicha: el ideal, que es lo porvenir; la poe­ sía, que es la realidad.

Marzo 1909.

Horas de sinceridad,

SIRO

Era una bellísima noche de verano. Regresábamos de una larga excursión ex­ pansiva, de una merienda en la montaña, de mi más íntimo amigo, éste y yo. Era Siró (que así se llamaba mi amigo), una persona á quien tachaban de rara cuan­ tos no habían estudiado á fondo aquella com­ plicadísima organización. Había estudiado de todo ó casi todo. Su clarísima inteligencia había penetrado con ahínco en casi todas las ramas del saber humano. De pronto, cuando apenas había concluido la carrera de farmacia, dedicó al arte musi­ cal todas las potencias de su alma. Tiene disposición para todo— decía su fa­ milia: ¡pero mira que salir ahora con eso! — 00 -

¿música?., ¡bah!.. rarezas deSiro ¡músicace­ lestial!.. Y Siró al cabo de anos años triunfó. Enfermo regresaba de una larga excur­ sión por el extranjero. Yo le asistía; y ami­ gos desde la niñez, habiendo sostenido tal amistad á través de muchos años y muchas leguas de distancia, siendo su familia casi mi propia familia, íntimamente celebrába­ mos su regreso procurándole á la par dis­ tracciones que contribuyesen á curarle; es- tába en el primer grado de la tisis. Una vez en casa, concluida la cena, fui­ mos solos á tomar el café en un cenador del jardín. Los demás se acostaron: en las aldeas la gente que no ha adquirido las costumbres de las poblaciones, se acuestan á primera hora de la noche y se levantan con el alba. Hacía un calor de bochorno. Grillos y ra­ nas entonaban en el campo su monótona canción. El café humeaba mezclando su ri­ quísimo aroma al de los naranjos del jardín. Noche de poesía inmensa y tranquila en el cielo hermosísimo de estrellas y en el jardín dormido en sus aromas. — ¡Vamos, Siró! cuéntame alguna de tus galantes aventuras. En tus excursiones, y 07 —

dado tu carácter enamoradizo y vehemente, habrás tenido relaciones con mujeres de to­ dos los países. — Con ninguna, contestó apurando un sorbo. — ¡Oh... eh? — Te digo la verdad y no me extraña tu sorpresa. — Recuerdo que respecto á estas cuestio­ nes sostenías y practicabas siempre el lema que todo hombre que sea más ó menos liber­ tino (y no te ofendas), debe sostener: tra­ tándose de aventuras galantes el silencio es una delicadeza y un deber; pero... — Nó, nó. Si no.es eso... escucha. Es tem­ prano, no tengo sueño y me permitirás pro­ longar hoy algo la conversación. Además con este calor no podría dormir. Te voy, pues, á contar lo que nadie jamás cuenta á nadie: los deseos, las luchas interiores del alma, los resortes que moviendo nuestro mundo espiritual hacen que en vidas como la mía ocurran transformaciones increíbles. Mi biografía la conoces mejor que nadie; lo que nadie alcanza es el mundo espiritual en cada ser diferente. Escucha:

c ^ 8 En los últimos años de carrera, yo, sojuz­ gado por la íntima aspiración del espíritu que busca la felicidad impulsado por sobre­ humana inspiración, buscaba la dicha, pero de modo instintivo sin pensar en nada más que en sensaciones. Mis primeros tiempos de estudiante fueron, como sabes, borrasco­ sos; mis últimos años de carrera fueron tranquilos en apariencia, más borrascosos aún en el fondo: mi alma era un alma ator­ mentada. Finalmente, de lucha en lucha, de amores en amores, de ciencia en ciencia, caí en la profunda desesperación que entraña el saber que el amor como la ciencia son , una aberración, una deriva­ ción errónea del espíritu que busca en la materia satisfacción adecuada á sus idea­ les... ¡imposible! Caí, convencido, en brazos de la Religión... pero yo no podía lanzar una mentira á los pies de Jesucristo..; con lásti­ ma para conmigo mismo comprendía que no había nacido para Santo. Yo no podía enga­ ñarme hipócritamente en materia religiosa; si hubo un tiempo para mí de corrupción en tales ideas fue un error no una mentira. Buscando la felicidad en la materia, jamás — 00 —

podía presentir el menor elevado sentimien­ to á los que mi alma aspiraba; buscando la felicidad por el espíritu la hubiera hallado indudablemente si hubiese nacido para San­ to. ¡Epoca crítica de mi vida fue aquélla!... y ¡cosa rara! aun cuando hubiese tenido la desgracia de no dar á la Religión todo su divino valor, jamás hubiera pensado en el suicidio: éste me pareció siempre una extra­ ña mezcla de cobardía y tontería; exacta­ mente lo mismo que me han parecido los desafíos (si bien hoy por hoy casi parecen disculpables) y en general todas las violen­ cias: pequeñeces de alma. ¡Epoca crítica de mi vida!., ¿qué hacer? me dije: lo mismo rico que pobre ¿qué me importa si esta lucha vivirá siempre conmi­ go? ¿serán como yo los demás hombres ó es­ taré loco persiguiendo lo que otros alcanzan de modo relativo y con relativa facilidad? Me hallaba por entonces en Murcia. Una noche fui al Teatro. Entre números de pelí­ culas cinematográficas se hallaba un núme­ ro muy grato para mí: el de un concierto de violín; sabes que siempre fui muy aficiona­ do á la música. Se presentó en escena la 100 —

concertista y tocó con verdadero amor y sentimiento diferentes obras. La impresión que me causó, ¡á mí que tanta música había oído! fué indescriptible. Aquella mujer, casi una niña, era para mí inmensamente adora­ ble. Cuando me retiré á casa iba desorienta­ do en mis pensamientos: sentía evidencias de amor unidas al imposible de haberme enamorado de la concertista. Pero en un es­ píritu como el mío tenía que sobrevenir el análisis: si á esa mujer la hubiese hallado en la calle, en el paseo, en un comercio, una visita, etc., indudablemente no me hubiese enamorado (á pesar de la gran belleza de la joven)...¿de qué, pués, me enamoré? ¿de la música? ¿de la envidia de la gloria que á la artista proporcionaban los aplausos del públi­ co? ¡tampoco! ¿de qué, pués? lo comprendí más tarde; me enamoré de la inmensa satis­ facción que yo sentiría en el caso de la con­ certista al transmitir á otras personas vibra­ ciones del ideal condensadas y materializadas en notas supremas; en una palabra y aun­ que acaso tarde me enamoré de mi vocación, de la vocación de artista; en ese mundo mi alma se comprendía á sí misma... ¡Bah! el — 101 — amor, la ciencia. . materia y más materia, y sin sentir espiritual meíile yo no podía vi­ vir. Perdona que hable así de la ciencia; ella no me dio lo que le pedía; tú, más di­ choso, lo hallaste enseguida... ¡Acaso! — Te escucho solamente y no quiero inte­ rrumpirte: al descubrir sinceramente tu al­ ma descubres las de todos, esclavas de la materia, sí, pero siempre buscando la poe­ sía, el ideal; la única diferencia que hay en­ tre unos y otros está en que quien no cultiva su alma por medio de sus potencias, no pue­ de comprender ese mundo del espíritu y se refugia en la felicidad más á su alcance; la de la vida vegetativa. — Sí, yo no podía sentir vocación religio­ sa, pero llegaba á sentir un rayo de la divi­ nidad por medio de la música. — ¿Y el amor? • — No he vuelto á amar desde entonces. Amor verdadero á una mujer no podía sen ­ tirlo porque lo había concentrado en el Arte; el amor material... da al pulso una insegu­ ridad que es terrible para la buena ejecución instrumental; lo mismo ocurre con los alco­ holes, así es que mi vida “ciudadana“ fué — 102 — un modelo... lo cual no impide (añadió son- riéndose) que me halle enfermo de enferme­ dad incurable. — ¡Incurable! no seas así. Demasiado sa­ bes que tu curación completa no se hará es­ perar. — Respeto tus conocimientos.., pero en mi estado tengo la fatalidad de no creer en la Ciencia más que de un modo bastante re­ lativo. Además, la muerte no me asusta; soy católico y... ya me darás buenas inyecciones de morfina ¿verdad? — Eres un niño. Mañana te quitaré tus obsesiones; tendrás fe en la ciencia y te cu­ rarás. Hasta mañana pues y no olvides la ducha al levantarte. Duerme tranquilo. ANSIEDAD

— Sí, desengáñate; soy enemigo de ese socialismo falso é imposible, al que de tan buena fé sacrificáis vida y hacienda, inteli­ gencia y alma: creo que el mundo es una serie de infinitos mundos y cada uno de és­ tos un nuevo infinito de series nuevas. Comencemos por los sentidos: imagínate la inteligencia humana encerradaen un arác- nido por ejemplo. La forma y dimensiones de un objeto cualquiera es completamente diferente visto á través de esos órganos óp­ ticos, por disposición anatómica distinta, en la araña y en el hombre. La inteligencia hu­ mana vería por los ojos del arácnido un mundo completamente distinto al que no­ sotros vemos y lo juzgaría de modo diferen­ — 104 —

te á como lo juzgamos. No insistiré con ejemplos parecidos; haría interminable he­ chos y consideraciones. Me bastará recor­ darte que hay seres que tienen sentidos es­ peciales, como el de orientación, visión de colores que jamás hemos soñado, etc., etc. Por poco que hayas leido cualquiera “Psico­ logía experimental,, habrás comprendido de modo evidente que cuanto nuestros sentidos aprecian es y será siempre de manera dis­ tinta á como lo sentimos y juzgamos. Paso, pues, sobre todo esto como sobre ascuas pa­ ra ir rápidamente al asunto de que tratába­ mos. El mundo es diferente á cómo lo sen­ timos; pero apreciándolo del mismo modo todos los hombres, partimos de base fija. Si esto fuese verdad podía ser verdad también vuestro socialismo; pero... en el mundo en­ tero no podrás jamás encontrar dos seres iguales ni en cuerpo ni en alma, función ni materia. Es más; busca dos individuos que cnncuerden en una idea; las deduccio­ nes que de esa idea partan evolucionarán en distintos sentidos; nuevas deducciones colocarán á tales individuos frente á frente. Sí, sí, ya te oigo; ¡la perfección, la per­ — 105 —

fección!... ¡la enseñanza!... ¡el progreso!... ¿Qué es la perfección? para Sancho, la panza; para Don Quijote la inmortalidad: nada en total; para mí la aspiración á una ver­ dad: á una sola, para tí la aspiración á una sola emoción que no esté encerrada entre las inmutables paredes de tus cinco sentidos. V aun en el mismo individuo, según le mires desde uno ú otro punto de vista, así le ju z­ garás de maneras diferentes y aun opuestas., ¡cuántos grandes hombres has juzgado pe­ queñas almas y á la inversa! V ¡va de di­ gresión! ¿sabes lo que juzgo de los grandes hombres? que son séres que llevando consigo al nacer gérmenes de los sentimientos más arraigados en los demás hombres, saben alcanzar enorme desarrollo tales gérme­ nes, presentarlos á su época. Así, en aque­ llos genios que solo su época alcanzan verás el alma de esa época; en los inmortales lo 'que jamás murió en el alma humana. Ape­ nas existe obra alguna en la que el amor, y el odio, enlazados y separados por el egoís­ mo, no se nos muestre con claridad. Si el autor desarrolla esos sentimientos con pro­ piedad triunfará; si llega al alma del pueblo — 106 — con un nivel más bajo del que en la concien­ cia de tal pueblo palpite acerca de esos sen­ timientos, perecerá justísimamente. Si quie­ res analizar los sentimientos de dos pueblos analiza obras que en uno de ellos rechazasen y en el otro ovacionasen (descartando cau­ sas de error, aspecto político de la obra, etc.) Si quieres conocer tu evolución anímica lée con largos periodos de intervalo tus obras favoritas. V basta do digresión. Quedábamos en que tu mundo es distinto al mío y el mío opues­ to acaso al del vecino. ¿Cómo gobernarnos con iguales leyes? lo que para tí es libertad es sujeción para mí; los manjares que te gustan, á mí me desagradan: imagínate á un bohemio convencido y colocado por azares de la suerte entre banqueros y aristócratas, despreciador de riquezas y bienes solamente materiales, y exteriorizando con el ejemplo un alma buena, generosa y desinteresada: dirán de él “es un loco,,. Imagínate á un banquero entre un grupo de bohemios con­ vencidos: una calificación despectiva de és­ tos adornará á aquél. Igualmente un hom­ bre acostumbrado á escrupulosidades mate- nales en las necesidades de la vida, metido 107 — entre gente grosera ó inculta ganará el dic­ tado de “afeminado,,; en el caso inverso lo juzgarán “ un imbécil craso,,. Imagínate un cuerdo metido entre locos de una misma “vena,,: en tal mundo ¿quién es el loco? Obras locas de un tiempo fueron poste­ riormente á la inmortalidad de épocas ente­ ras y lo mismo quienes las produjeron para volver á caér en el olvido ¿dónde estuvo la razón? ¿dónde la locura? Da, como marga­ ritas... á quien no sea capaz de apreciarlas, espirituales manifestaciones artísticas á gen­ te inartística y dirán de los autores de tales obras y de gentes que las aplaudan “ locos,,: en el caso inverso, de ruidos desagradables de tambores destemplados y bárbaras can­ ciones de gritos desgarrados sentidos por los zulúes como bellezas dirás de sus autores “imbéciles... salvajes,, ¿Dónde está el crite­ rio cierto? la sensación es la misma pero, cambia por la expresión el aprecio de esa sensación. ¡Chulo! dices de un desgraciado cuyos ideales son la vida hampona. ¡Señori­ to! contestará con soberano acento de des­ precio tal individuo. ¡Locos! dirás con tris­ teza al penetrar en un manicomio ¡Desgra­ — 108 —* ciado! dirán éstos do tí ¿quién gana á quién? tú que pasas la vida entre un manicomio suelto ó ellos que te miran desde un mani­ comio razonado y científicamente explicado en lo más nimio? ¡Sensiblerías! dice un es­ píritu fuerte pensando en lo que otros lla­ man ¡delicadezas! ¡Calavera! dirá regocija­ damente aquél pensando en sí.mismo ¡Dege­ nerado torpe! dirá éste de aquél. ¿Dónde es­ tá la razón, dónde el camino del alma? ¿en el medio ambiente espiritual que á uno ro­ dea? pero éste cambia ante otros hombres, ante otros criterios ¿dónde pues? ¡Progreso! dices ¡progreso!., si, pero ¿ha­ cia dónde? en cualquier sentido que camines progresarás, porque ni el alma ni el tiempo se detienen. Progresas, pero ¿hacia qué fin? Si nada eres! porque dentro de tí no existe fuerza alguna que no provenga del mundo exterior, como el mineral, como la planta..; las mismas fuerzas anímicas del hombre van confundidas con el mundo exterior porque, ¡cuántas veces nimios detalles de la vida cambian, con el rumbo del pensamiento, el de la voluntad y el de supuestos hechos á realizar!... y así siguiendo, del escepticismo — 109 — caerás, de deducción en deducción, en el fa­ talismo, en el “estaba escrito“ de los árabes, Cualquier ejemplo lo demostrará: Vas á salir á la calle, á esparcir el ánimo paseando sin rumbo fijo ni tiempo limitado: al llegar á la puerta notas que se te ha olvi­ dado el pañuelo, el reloj ó los cigarros, su­ bes la escalera, y, una vez provisto de lo que te faltaba, sales á la calle: apenas pones el pié en la acera se cruza contigo una hermo­ sa joven acompañada de otras personas; tal día estás enamoradizo sin saber por qué; sin tener acaso fe en el amor y sin confesártelo á ti mismo quizás esperas entregarte por entero á una mujer, sentir el amor plena y seguramente. Has visto aquella joven y sin que en ti determinase más que un ligerísi- mo y vulgar sentimiento de simpatía y ad­ miración, sigues sin darte cuenta la misma dirección que “ ella,, admirando la graciosi­ dad serena de los andares ó modales de la joven. Poco después penetra ésta en su casa, en una calle cercana, y al despedirse de algu­ nas personas que la acompañaban, intercep­ tando la acera al pararse, sales el arroyo — 110 — cruzando casualmente tu mirada con la de ella. ¿Qué sentiste? casi nada, pero al conti­ nuar tu paseo, acaso comparas inconsciente­ mente con “ ella,, las mujeres que cruzan tu camino sacando consecuencias especiales: que su belleza era casta y fogosa, que aun­ que la joven vestía con sencillez te pareció que iba elegantísima y que á poder haber trabado conversación lo hubieras, hecho fa­ talmente, pero que no hubieses dicho sino majaderías. Otro día la vuelves á encontrar y buscas al poco tiempo medio de penetrar en el círculo de sus amistades. Al año y me­ dio estás casado con ella ¿Quién fué la cau­ sa de tu ventura ó desdicha? Nada de lo que hubiese directamente determinado el primer insignificante encuentro. El escepticismo de­ terminó el fatalismo: “ estaba escrito,, que con ella te habías de'casar después de estos y aquellos sucesos. ¡Progreso?... ¿hacia dónde?...: Por egoís­ mo hay generosidad, pues por acaparar r¡- quezas abrirás fuentes de trabajo. Por sabio conocerás más y más tu ignorancia al ver que cada incógnita que resuelves hace sur­ — 111 —

gir cien nuevas incógnitas. Por artista co­ nocerás más y más deficiencias de obras ar­ tísticas. Cada deseo pide deseos, cada ver­ dad pide verdades. Esto deduces juzgando al mundo por el mundo solamente; es decir, mirando al hom­ bre desde un punto de vista relativo. Unica­ mente apreciando al hombre desde el Cris­ tianismo puede comprenderse el por qué si creyeses que todo es mentira, que el Mundo no es más que un equilibrio de negaciones, aun sintiéndote arrebatado en todos sentidos por leyes que creemos conocer ignorándolas, si no crées en la Ciencia estudias; sabiendo que los grandes hombres apenas tienen mé­ rito, en el fondo del alma les consagras la más grande admiración y ante sus gloriosos nombres te descubres: no esperando en el Arte solo entre arte vives, y, finalmente, despreciando el amar no concibes la vida más que amando.

Febrero 1909.

FÉ DE ERRATAS

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