José De Sanjulián.“ En Primero Y Último Término,Rporque Aun Violentándome No Pue Do Darme Á^Esa Relumbrona “ Realidad“ Que Hoy Avasalla Gran Parte De La Literatura
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'H Hoches de nieve. POEMA Eh TRES PARTES DEDICADO Á LA MEMORIA DE MI MADRE POR INTRODUCCIÓN Primera parte ENSUEÑO Segunda „ REALIDAD Tercera „ POESÍA FINA L Kste tomo no contiene más PAMPLONA Imprenta de la Vda. de RonQan Velandia. ES P ItOPIEDAD Queda hecho el depósito que marca Ja Ley. PRÓLOGO (1) No se me oculta que á muchos espíritus analizadores de lo superficial pueda parecer la primera parte de este poema trazada por líneas de otras épocas, líneas tan borrosas hoy, que bien puede decirse han desapare cido por completo, al influjo de otras tenden cias que invadieron casi en absoluto el mun do del arte. Los moldes de la música italiana han sido rotos tal vez para mucho tiempo; han venido á sustituirlos los creados por el genio de Wagner. Lo mismo exactamente ha ocurrido en li teratura. A poder ser admitida la comparación, di ría que la antigua forma de poesía se adap taba por su expresión, por su manera de m a (1) Este prúlogo (que por particularísimas razones no he modificado) fué escrito cuando mayor preponderancia adquiría la música wagneriana y la literatura de los continuadores de Zola. Ii nifestarse, á la música italiana, así como boy día, parecen un eco déla música wagneriana, con sus tonos fuertes, vigorosos, violentos siempre, brutales en ocasiones las tenden cias de la moderna literatura. Una escuela de cualquiera modalidad del arte llega á cansar al cabo de cierto tiempo. Nace, tiene su apojeo y decae. ¿Por qué? Por que no existiendo en la tierra la belleza abso luta mal podrá ser ésta fielmente traducida. Llegamos á presentir la belleza absoluta por una obra sublime, musical, literaria, etc. Se va formando una escuela por el mo delo de esa supuesta obra. Dicha escuela busca todos los matices, adopta cuantas transformaciones son susceptibles de produ cirse atendiendo siempre á las tendencias manifestadas por el genio creador de aque lla... y al fin aparece otra obra perfecta mente opuesta á la antes expresada. La ha creado un gran talento, otro genio tal vez; pero que, á pesar de todo, quizá no alcance este último en inteligencia y sentimiento, los quilates que haya tenido alguno de los últimos continuadores de la primera escuela referida. III Y sin embargo él conmueve el mundo del arte con trepidación mayor acaso que la producida por aquel primer referido ge nio. ¿Por qué? Por que habiendo nacido gran artista y hallando cansados los moldes de su época; sintiendo inmensos mundos de belleza, expresa al fin ésta con modalidad distinta á la reinante y encuentra almas me jor dispuestas para asimilar esa forma de ex presión porque se hallan ya empalagadas de la anterior. Algunos espíritus analizadores de lo su perficial quizás vean en la primera parte de “ •losé de Sanjulián,, tendencias de ia lite ratura pasada. Tienen razón y se equivo can, y voy á demostrar que no existe para doja. Es una la belleza, pero sus formas de ex presión son infinitas. Ahora bien; el que la siente, jamás puede expresarla tal cual la siente: no existe nada en lo humano ca paz de fotografiar el alma, y sin embargo para manifestar esa belleza es menester ha cer uso de lo humano, pues no somos solo alma. La forma literaria parece ser la mejor y... IV ¡quién sabe si es inferior á otras formas de expresión de la belleza! Es si tal forma la que más hace sentir, ¿pero eso ocurre por que ella realmente sea la más espiritual? Me parece que no: La literatura modula su forma en el lenguaje. Este llega átodo el mundo; todos sabemos expresarnos con más ó me nos felicidad, haciendo que nuestros conoci mientos sean conocidos en su intensidad. Pero otras ramas del Arte, (la música prin cipalmente), acaso más cultivadas, (digo más y no mejor), llegasen á señalar forma de expresión más elevada, y, sino más fá cil, más apropiada á la belleza. Se me obje tará.— Siendo, así, ¿cómo la música ha sido relegada á otro lugar que el primordial? ¿Por qué entonces el público no siente más gra duada la belleza musical que la literaria? Pues por lo dicho: todos nos juzgamos, cuando no algo literatos, capaces de apre ciar trabajos literarios, por la sencilla ra zón de que el lenguaje humano es univer sal y la literatura es lenguaje. La música no, no la entienden todos; es menester estu diarla. ¡Ah! ¿Y un literato se forma por el hecho V de saber leer y hablar...? No; pero la litera tura se encuentra más al alcance de su inte ligencia y de su alma (pues el artista analiza su alma, moldea sus ideasen sus sentimien tos y luego busca el lenguaje— cuyo en cuentro feliz ó equivocado es casi siempre lo analizado por la crítica:— mientras el que lee pasa del lenguaje— buscado por el autor — á la concepción de ideas, resonando al fin éstas en la esfera del sentimiento individua lizadas por el matiz de expresión). El que desee las bellezas de la música (más puras acaso que las de la literatura), necesita para poder apreciarlas hacer gastos de tiempo y dinero como no se hacen en aquella. Por eso el literato suele hacerse entender de la mayoría de las gentes; no así el mú sico. Entra por más en la formación literaria de un individuo la “picara vanidad,, que en el músico es casi siempre posterior á la vocación, resultado de ésta y consecuencia de los primeros desinteresados triunfos. Y aparte de esta disgresión, para la cual ruego indulgencia, continúo. La forma lite raria parece ser la mejor para expresar la belleza. Ahora bien; ¿cual de las variedades VI de literatura (y claro está que aquí compren do el infinito de esas variedades, no solo en lo que hace referencia á las ramas en que ella se divide, sino también en lo que atañe á los estilos dentro de su artificiosa división individualísimos siempre) es la más apropia da para expresar lo bello? Una notoria vul garidad sería la manifestación de que eso ne cesariamente tiene que depender de la índole del asunto, y, más que de éste, de las cir cunstancias especiales del momento de la acción. Pero aun dentro de ese asunto, y teniendo cincuenta las circunstancias de un momento dado en la acción, no se pueden perder de vista los caracteres y condiciones de las personas que en esa acción intervie nen; así es que, naturalmente, nada apare cerá tan claramente definido ni con rasgos tan verídicos, fieles y que nos causen más impresión, (real siempre, poética casi nun ca), como los formados por la fotografía in telectual de un ser real, manifestado todo con un lenguaje apropiado, lleno de color y vida. V esto es lo que hoy domina en litera tura: copia fiel de actos de la vida, presenta dos con un lenguaje correcto, sí, pero vigo Vil rosos con colores más que definidos, brillan tes con metálicos reflejos, rojos y con palpita ciones de sangrante carne; ¿verdaderos?... acaso, tal vez demasiado verdaderos en oca siones. Tales tendencias referentes á forma ar tística son para mi muy respetables, pero no he podido adoptarlas en la primera parte de “ José de Sanjulián.“ En primero y último término,rporque aun violentándome no pue do darme á^esa relumbrona “ realidad“ que hoy avasalla gran parte de la literatura. Creo, y en la'conciencia de todos está, que las novelas más fantásticas hallan superio ridad á sus más trágicos motivos en actos y sentimientos de la vida real: que las obras en que palpitan sentimientos más ideales, fantásticos, románticos, etc., hallarán siem pre intérpretes superiores en la vida real: en fin, que las palabras “ fantasía“ y “ realidad“ si no son puramente convencionales les falte poco'para'ello. Por eso creo que muchas personas no de jarán dejsonreirse cuando les hablen de la música italiana decadente, del romanticismo muerto y amortajado en el ridículo y tantas VIII otras zarandajas. El sentimiento es uno, y ya adopte forma rechazada por los conven cionalismos de la moda ú otra cualquiera manera de expresión siempre encontrará, procediendo del alma y vertido con buena fe, un eco en todas partes. He creído interpretar algunas opiniones manifestando que la literatura realista, que riendo apartarse de lo inverosímil cae mu chas veces en esa misma inverosimilitud; quiere apartarse del idealismo sentimental y cae en la inverosimilitud de la exageración de lo real. Tratándose de poesía (y me refiero á la mo dalidad literaria ó sea á la forma versificada de la belleza, distinta de la versificación), huelga todo esto, pues sabemos qué poesía es la manifestación sensible de lo suprasen sible.“ Por eso he dicho arriba que aquellos que juzgasen este trabajo como producción inte lectual influida por épocas pasadas se equi vocaban: lo ha inspirado el sentimiento. Si he sabido expresarlo medianamente, me daré por retribuido con usura en mis as piraciones: mi pluma es endeble y recién IX formada, ¿á qué otra cosa podría aspirar que á que sus primeros trazos esbozasen vibra ciones del cerebro que la conduce, impulsos del alma que la anima? C f < £ lu ¿ o r . 18-9-1903. «)ÍÍaiKS®v8 José de Sanjulián, INTRODUCCIÓN Rompiendo entre las nubes su alba cresta, dique altivo de un mar azul sombrío al que llega expirando en luenga escala que abrigo á mineral de hierro presta, extiende la montaña un poderío que horizonte anchuroso no señala. En uno de sus luengos y anchos valles se oculta una tranquila y triste aldea, oreada por brisas de una mar que, lejana, retumba sin detalles; villorrio cuyo lar acaso sea de las nieblas del Norte patrio lar.