Tras Las Rejas Libertad.Pdf (481.1Kb)
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Tras las rejas de la libertad Freddy Crespo MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES INTERIORES, JUSTICIA Y PAZ LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA Ministro Miguel Rodríguez Torres Ministro Pedro Calzadilla AUTORIDADES UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD (UNES) Rectora Vicerrectora de Creación Intelectual Soraya Beatriz El Achkar Gousoub y Vinculación Social María Lucrecia Hernández Vicerrectora de Desarrollo Académico Secretario Aimara Aguilar Frank Bermúdez Sanabria CONSEJO EDITORIAL UNES Rectora Vicerrectora de Creación Intelectual Soraya Beatriz El Achkar Gousoub y Vinculación Social María Lucrecia Hernández Vicerrectora de Desarrollo Académico Secretario Aimara Aguilar Frank Bermúdez Sanabria Director de Gestión Comunicacional Director General Funda-UNES Leonardo Zurita Ernesto Quijada TRAS LAS REJAS DE LA LIBERTAD Freddy Crespo Hecho Depósito de Ley Depósito Legal lf44820133633392 ISBN 978-980-7605-35-9 Producción Editorial: Vicerrectorado de Creación Intelectual y Vinculación Social Corrección: Larry Peña Impresión: Imprenta UNES UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD (UNES) Dirección: Calle La Línea, zona industrial L, Catia. Apartado postal: Caracas 1030 – Venezuela | Caracas, octubre de 2013 WWW.UNES.EDU.VE Atribución-NoComercial-Compartir Igual. Todas y todos somos libres de compartir, copiar, distribuir y comunicar públicamente los contenidos de esta publicación; bajo las condiciones de reconocer la fuente y de hacerlo sin fines comerciales. De alterarla o generar obras derivadas, prelan idénticas condiciones. Presentación Freddy Crespo, criminólogo y abogado por la Universidad de Los Andes, ha estado desarrollando durante la última década varias investigaciones relacionadas fundamentalmente con temas sobre percepción de seguridad y delito, pero los que han signado este relato que hoy presentamos son dos: el primero, la cárcel y sus dinámicas de interacción; y el segundo, las ac- titudes y percepciones de jóvenes delincuentes violentos y la comunidad en la que habitan. Para el autor, ambas experiencias investigativas fueron muy nutritivas, en razón de que él logró gran proximidad tanto con algunos internos como con jóvenes que realizaban deli- tos violentos, proximidad que revelaba consigo una variedad considerable de actividades típicas de sus rutinas y cotidiani- dades. Fueron tan enriquecedoras, que estas investigaciones lo llevaron a replantear muchos conocimientos y reflexiones teóricas que lo habían orientado en el ejercicio de su profesión. Igualmente, lo incomodaron al verter estas experiencias y proximidades en investigaciones sistematizadas y “metodoló- gicamente correctas”, ya que tuvo la certeza de que esas rea- lidades no podían “traducirse” en simples sujetos y objetos de estudio. ¿Qué hacer, entonces, ante la inminencia de que el método que el abrazaba como científico le haría perder la esencia del nuevo saber hallado? El autor decidió tomar un nuevo riesgo. Más allá de palabras, roles y significados específicos, Crespo se convenció de que la mejor forma de expresar la realidad era exponiéndola como tal, sin filtrarla en métodos ni operaciona- lizaciones y apostó por un relato que transformara y adaptara una determinada realidad a un lenguaje general, entendible y aprehensible por todas y todos: encontró al lenguaje literario. El autor no se anima a llamar a este texto ni como novela ni como ensayo, pero sí encuentra en sus líneas un poco de ambos géneros. De tal forma, que nosotros, desde el Vicerrectorado de Creación Intelectual y Vinculación Social, no podemos menos que evitar la provocación de clasificar o encasillar esta obra. Nuestra Colección “Puerta Abierta”, también es eso: una puer- ta que da la bienvenida a discursos y relatos que interpelan las maneras acostumbradas de presentar saberes y experiencias. Vicerrectorado de Creación Intelectual y Vinculación Social 6 ♣ Porque el hombre nació para morir, pero no para vivir sin libertad. A mi esposa y a mis hijos: Lo importante y lo mejor de vivir, es vivir por, con y para ustedes. A mis padres: Freddy, Mao y Frank (In memoriam); a mis madres: Darvi, Oliva y Rosario; y a mi hermano Eduardo. Porque son los pináculos de mis éxitos y el consuelo eterno para mis fracasos. Nota preliminar Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa, es lo que se hace con ellas. JORGE LUIS BORGES Durante los últimos siete años, además de la docencia, tuve la oportunidad de investigar sobre dos grandes temas: por una parte, la cárcel y la dinámica particular con la que se relacio- nan e interactúan los prisioneros y, por la otra, los delitos vio- lentos, principalmente, el funcionamiento institucional como reacción a éstos y las actitudes y percepciones de los jóvenes delincuentes violentos y la comunidad en la que habitan. Ambas experiencias fueron muy nutritivas. En el primer caso, en razón de construir una escala para medir la asimilación de los valores carcelarios propios de los prisioneros, logré una ex- celente proximidad con los internos y presencié, como obser- vador participante, un sinnúmero de actividades típicas de su rutina diaria. Esta experiencia fue tan enriquecedora que me llevó al punto de replantear muchas ideas que adquirí gracias a los conocimientos y nociones teóricas que había leído como parte de mi formación profesional. En el segundo caso, sucedió lo mismo. Tuve acceso a un gru- po de jóvenes que ejecutaban impunemente una serie de Tras la rejas 11 de la libertad actividades delictivas. Éstos me proporcionaron un marco de información empírica que posteriormente traduje en una in- vestigación que, a pesar de haber sido publicada, para mí no expresó la naturaleza de toda la información que había obteni- do de los sujetos en estudio. Ahora bien, pese a lo enriquecedor de estas experiencias, ambas terminaron abruptamente. La investigación carcelaria la detuve como consecuencia del limi- tado acceso a este tipo de institución y, en el segundo caso, una situación que representó un alto riesgo para mi vida me obligó a no seguir con tal línea. Pero, recientemente pude volver a ac- ceder a individuos con el mismo patrón conductual de los del segundo caso, quienes además de ser infractores en la calle, tenían una cualidad que los demás con los que pude trabajar no tenían: habían estado presos. Por lo tanto, mis dos líneas de investigación convergieron en tres casos específicos con los que podría retomar muchas co- sas. No obstante, apareció una dificultad al momento de abor- dar los casos: no podía grabarlos. Fue su condición y tenía que respetarla. Luego de tres o cuatro sesiones de conversación, re- uní un cuerpo extenso de información, tomado lo más fiel que podía en anotaciones al momento de entrevistar y que luego completaba en transcripciones donde reconstruía toda la en- trevista. A pesar de estar contento con la fidelidad con la que transcribía la información, no estaba contento con el método que científicamente me permitiera, posteriormente, traducir la misma para presentarla, pues sentía que la información era tan vasta y amplia, que al operacionalizarla por el método que fuera para presentarla en términos científicos, mucha de su esencia podría perderse. ¿Qué hacer entonces? La respuesta fue que decidí arriesgarme. 12 ♣ Como investigador, en los últimos años he empezado a enten- der que las metodologías con las que observamos científica- mente la realidad no son más que formas de interpretarla y construirla, pues, en definitiva, la realidad no se presenta de una forma estructurada, ni en términos operacionales ni, me- nos aún, cuantitativos o cualitativos. Además de esto, la reali- dad no parece ajustarse a un contexto teórico o metodológico en el que teoría y metodología me están empezando a parecer una manera formal de compensar la heterogeneidad social y reducir un poco el conflicto en el que se mueve la realidad, en la que la teoría es solo una forma de explicar partes simples y dejar a lo incierto el resto que no aplica. Por lo tanto, la tarea real de un investigador es seleccionar un método adecuado para conocer y medir la realidad de la forma que permita la aproximación más depurada a ésta, construyendo teorías que tomen en cuenta la heterogeneidad de la sociedad y de la rea- lidad, aun cuando no abarque por completo el sentido de la realidad misma. Haciéndome estas reflexiones, llegué a la conclusión de que la mejor forma de expresar la realidad era exponiéndola como tal, sin filtrarla en métodos y operacionalizaciones. No obstante, la realidad que tenía no parecía realidad para todos, pues era más bien la realidad de un sector particular, ya que el alto conteni- do de palabras, roles y significados específicos, hacían que toda la información que había recopilado solo fuera entendible por un sector de la sociedad y, al ser mi objetivo su difusión a más sectores, me correspondía transformarla y adaptarla a un len- guaje universal, en el que las reflexiones de cada caso estudia- do fueran traducidas, por decirlo de una manera, a un lenguaje Tras las rejas 13 de la libertad que cualquier persona pudiera entender. Y ese lenguaje era el literario. Como consecuencia, mi tarea como observador y creyente de la necesidad de expresar y difundir toda esta información fue la de convertir la misma en términos literarios, para hacerla más entendible y digerible a cualquier persona. Además de eso, traté de unificar las múltiples historias en una sola (o varias), pero con una secuencia gradual que permitiera transmitir un mensaje concreto, en el que la esencia de la información fuera la misma que expresó la fuente de la que se obtuvo. El texto que se presenta a continuación contiene los dos enfoques que han motivado mi investigación durante este tiempo. Éste se encuentra dividido en tres partes y, como ya mencioné, está expuesto a modo de narración literaria, recopilando y expo- niendo en éste las experiencias relatadas por todos los casos y en los contextos que investigué desde el 2005 hasta agosto del 2012. No me atrevo a llamar el texto que sigue como una novela o un ensayo, pues no es uno ni lo otro, aunque conserva un poco de ambos.