Actualidad Del Carisma Misionero De Teresa De Lisieux Dimensión Contemplativa Y Martirial De La Misión
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Actualidad del carisma misionero de Teresa de Lisieux Dimensión contemplativa y martirial de la misión JUAN ESQUERDA BIFET Centro Internazionale. Animazione Missionaria. Roma. PRESENTACIÓN: EL SIGNIFICADO MISIONERO DE UN CENTENARIO El año 1997 ha sido el centenario de la muerte de Santa Teresa de Lisieux (30 septiembre 1897), que fue declarada patrona de las «misiones» al igual que San Francisco Javier, por Pío XI, el 14 de diciembre de 1927. El Papa Juan Pablo I1, en su mensaje para la XII Jornada Mundial de la Juventud (para 1997), ha querido recordar este evento de gracia, invitando a los jóvenes a considerar la figura misionera de la Santa de Lisieux: «Recorred con ella el camino humilde y sencillo de la madurez cristiana en la escuela del Evan gelio. Permaneced con ella en el corazón de la Iglesia, viviendo radicalmente la opción por Cristo» '. I Mensaje firmado el 15 de agosto de 1996, para preparar la jornada de 1997. Ver el texto en L'Osserl'atore Romano, en español, 23 agosto 1996: p. 4-5. Citamos los textos de la santa, tomados de: Teresa de Lisie/lx, Obras completas, Burgos, Edil. Monte Carmelo, 1989. La Historia de /In alma (H.A.) está distribuida en 11 capítulos; Manuscrito A: I-VIII; Manuscrito B: cap. IX; Manuscrito C: cap. X-Xl. El presente estudio ha sido la base de unas confe rencias impartidas en el Centro Internacional de Animación Misionera, Roma (1996-1997). REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (57) (1998), 149-181 150 JUAN ESQUERDA B1FFET Será difícil encontrar en todo el arco de tiempo del siglo XX, una vocación misionera o apostólica, que no haya sido influenciada por la doctrina y el ejemplo de Santa Teresa de Lisieux. El despertar misionero del siglo XX y el «amanecer de una nueva época misio nera» (RMi 92) en el inicio del tercer milenio, serían impensables sin la figura histórica de la Patrona de las misiones 2. El carisma misionero de Teresa de Lisieux no puede reducirse a unas frases suyas o a unos gestos aislados. Haciendo una relectura de su doctrina y de su biografía, a la luz del despertar misionero de la Iglesia, me parece encontrar una dinámica interna, que va desde la convicción de sentirse amada en la propia limitación y pobreza, hasta la decisión de una oblación total y martirial para la misión sin fronteras en el espacio e incluso en el tiempo. El sostén de esta dinámica misionera se encuentra en su fuerte línea contemplativa, con matices de victimación y de martirio de amor. El camino de «infancia espiritual» marcha por esta misma línea contemplativa y martirial, pero con la sencillez evangélica. de haber encontrado a Cristo, Esposo crucificado, en la propia realidad limi tada y pobre. La «fuerza de la debilidad» (2Cor 12,9), a la luz del misterio de la cruz y bajo el impulso de la contemplación de la palabra evangélica, se ha traducido en «fuente de gracia» y en «misteriosa fecundidad apostólica» (VC 8-9). Así se sintió «madre de las almas», con María y como ella. Este dinamismo misionero, contemplativo y martirial de Teresa de Lisieux, tiene una fuerte connotación eclesial. Era lógico esperar de ella esta línea teresiana, pero a ello se añade la originalidad de 2 Ver algunos estudios sobre el significado misionero del carisma de Te resa de Lisieux, en: A. COMBES, Ste. Thérese ... Contel71platioll et apostolat, Paris, Bonne Presse 1950; L. FERRIGNO, Dall'esperienza l71istica all'esperienza l71issionaria. S. Teresa di Gesll Bambino patrona delle missioni, Roma, Pon!. Univ. Gregoriana, Diss. 1990; J. LAFRANCE, Thérese de Lisiellx et sa mission pastorale, Paris, DDB 1966; E. LA VERDIERE, Santa Teresa de Lisielv:, Patrona de los Misioneros, Patrona de las Misiones, «Omnis Terra» n. 269 (1997) 105- 113; F. M. LETHEL, La spiritllalité missionnaire de Sclinte Théres de L' Enfant JéSllS, «Vie Théresienne» 27 (1987) n.107, 9-22; J. PETERS, Elemente einer missionarisehen Spiritllalitat nae/¡ Therese von Lisielu:, Roma, Pon!. Univ. Gregoriana, Diss. 1988; H. URS VON BALTHASAR, Thérese de Lisiellx. Histoire d' lIne mission, París, Paulines 1973: S. VRAL, Thérese de Lisiellx et ses fi'eres missiollnaires, Paris, Montréal, Paulines 1992. ACTUALIDAD DEL CARISMA MISIONERO DE TERESA DE LlSlEUX 151 quien quiere «ser el amor en el corazón de la Iglesia». Sin esta línea eclesial, traducida en amor y fidelidad, no tendríamos ni a Teresa de Lisieux, ni a tantos pioneros del despertar misionero del siglo XX, ni tampoco la esperanza del «amanecer de una nueva época misio nera». Ese amor a la Iglesia es factor esencial de toda vocación misio nera auténtica, especialmente en quienes, con dedicación de por vida, «toman como misión propia el deber de la evangelización, que per tenece a toda la Iglesia» (AG 23). El despertar misionero de toda la Iglesia y particularmente el resurgir de las vocaciones misioneras, necesita como factor previo «una profunda renovación interior» (AG 35), al estilo de los Sil.ntos misioneros de todas las épOC8S 1. DE LA TOTALIDAD DEL AMOR, A LA MISIÓN SIN FRONTERAS La misión no es urgida sólo por el mandato del Señor, sino que también es una consecuencia de una vida orientada hacia el amor. «La misión, además de provenir del mandato formal del Señor, deriva de la exigencia profunda de la vida de Dios en nosotros» (RMi 11) 3. En Teresa de Lisieux, las ansias misioneras brotan de su amor de totalidad. Se sabe amada tal como es, quiere responder al amor con una entrega de totalidad, dejándose contagiar por la sed de Cristo, abrirse al universalismo misionero y decidirse a consagrar su vida a la vocación de «ser el amor en el corazón de la Iglesia». 3 En el presente estudio hacemos referencia frecuente a la encíclica misio nera «Redemptoris Missio», a la exhortación apostólica sobre la vida consagra da, «Vita consecrata», y a otros documentos de Juan Pablo n. Se intenta hacer notar la sintonía de Teresa de Lisieux con las gracias que el Espíritu Santo da hoya su Iglesia. Ver comentarios a ambos documentos: AA.VV., Haced dis cípulos a todas las Rentes, Comentario y texto de la encíclica «Redel71ptoris Missio» , Valencia, Edicep 1991; AA.VV., Cristo, Chiesa, Missione, commento all'enciclica «Redemptoris Missio», Roma, Pont. Univ. Urbaniana 1992; AA.VV., «Redemptoris missio». La misión en los umbrales del s.xXI, «Misio nes Extranjeras» n.122, 1991; AA.VV., Yo os eleRí. Comentarios y texto de la Exhortación Apostólica «Vita consecrata» de luan Pablo 1/ (Valencia, Edicep, 1997); AA.VV., «Vita Consecrata!>. StlIdi e Rij7essioni, Roma, Edit. Rogate 1996. 152 JUAN ESQUERDA BIFFET A) Saberse l/amada y amada La experiencia de elección en Cristo (efr. Ef 1,4) es una ca~'ac terística de los grandes santos y misioneros. No es una sensación de privilegio, sino la convicción de un amor misericordioso que es irrepetible en cada persona llamada. A partir de esa convicción, los apóstoles ya «no se dejan atemorizar por dudas, incomprensiones, rechazos» (RMi 66), sino que viven de «la presencia consoladora de Cristo, que acompaña en todo momento de la vida» (RMi 88). «En la mirada de Cristo ... se percibe la profundidad de un amor eterno e infinito, que toca las raíces del ser» (VC 18). La vocación es un «misterio» de la iniciativa divina: «Llamó a los que quiso ... (efr. Mc 3,13). He aquÍ el misterio de mi vocación» (H.A. cap. 1). La característica de la vocación (como llamada y como respuesta) es, pues, la gratuidad, que no deja lugar a dudas enfermizas. «Es siempre una vida tocada por la mano de Cristo, conducida por su voz, sostenida por su gracia» (VC 40). La voca ción es ya «una historia de amistad con el Señor» (VC 64). Lo más notable de esta experiencia consiste en que se descubre la llamada como declaración de amor en la propia pobreza y mise ria, y no en los propios méritos y cualidades: «Siempre se me ha mostrado el Señor compasivo y lleno de dulzura ... nada había en ella (en la florecilla) capaz de atraer sobre sí sus divinas miradas» (RA. cap. 1). «Jesús velaba por su pequeña prometida, y quiso que todo redundara en provecho de la misma, incluso sus defectos» (ibídem). «Yo soy esta hija, objeto del amor proveniente de un Padre que no ha mandado a su Verbo para rescatar a los justos, sino a los peca dores» (ibídem, cap. IV). B) Amor de totalidad De la experiencia de saberse amado tal como uno es, se pasa a la decisión de un amor de retorno que quiere ser de totalidad. «La persona que se deja seducir por Cristo, tiene que abandonar todo y seguirlo» (VC 18). Ese es el paso que califica a los santos, quienes, «tocados por el amor de Dios, se sienten llamados a seguir al Cor- ACTUALIDAD DEL CARISMA MISIONERO DE TERESA DE L1SJEUX 153 dero inmolado y viviente, dondequiera que vaya (cfr. Apoc 14,1-5)>> (VC 23). Esta fue también la decisión de Teresa de Lisieux, renovada todos los días de su vida, a pesar o precisamente por sus limitacio nes. Recordando el episodio de su infancia, en que escogió todo lo que había en la canasta, dice: «Comprendí que para ser santa era necesario buscar siempre lo más perfecto y olvidarse de sí misma ... no quiero ser santa a medias» (H.A. cap. n. «Ahora no tengo ya ningún deseo, si no es el de amar a Jesús con locura ... es el amor lo único que me atrae» (ibídem, VIII). Si «todos los fieles, de cualquier estado y condición, están lla mados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad» (LG 40), hay que reconocer que la entrega a la misión reclama una vida de santidad.