'H Hoches de nieve. POEMA Eh TRES PARTES DEDICADO Á LA MEMORIA DE MI MADRE POR INTRODUCCIÓN Primera parte ENSUEÑO Segunda „ REALIDAD Tercera „ POESÍA FINA L Kste tomo no contiene más PAMPLONA Imprenta de la Vda. de RonQan Velandia. ES P ItOPIEDAD Queda hecho el depósito que marca Ja Ley. PRÓLOGO (1) No se me oculta que á muchos espíritus analizadores de lo superficial pueda parecer la primera parte de este poema trazada por líneas de otras épocas, líneas tan borrosas hoy, que bien puede decirse han desapare­ cido por completo, al influjo de otras tenden­ cias que invadieron casi en absoluto el mun­ do del arte. Los moldes de la música italiana han sido rotos tal vez para mucho tiempo; han venido á sustituirlos los creados por el genio de Wagner. Lo mismo exactamente ha ocurrido en li­ teratura. A poder ser admitida la comparación, di­ ría que la antigua forma de poesía se adap­ taba por su expresión, por su manera de m a­ (1) Este prúlogo (que por particularísimas razones no he modificado) fué escrito cuando mayor preponderancia adquiría la música wagneriana y la literatura de los continuadores de Zola. Ii nifestarse, á la música italiana, así como boy día, parecen un eco déla música wagneriana, con sus tonos fuertes, vigorosos, violentos siempre, brutales en ocasiones las tenden­ cias de la moderna literatura. Una escuela de cualquiera modalidad del arte llega á cansar al cabo de cierto tiempo. Nace, tiene su apojeo y decae. ¿Por qué? Por­ que no existiendo en la tierra la belleza abso­ luta mal podrá ser ésta fielmente traducida. Llegamos á presentir la belleza absoluta por una obra sublime, musical, literaria, etc. Se va formando una escuela por el mo­ delo de esa supuesta obra. Dicha escuela busca todos los matices, adopta cuantas transformaciones son susceptibles de produ­ cirse atendiendo siempre á las tendencias manifestadas por el genio creador de aque­ lla... y al fin aparece otra obra perfecta­ mente opuesta á la antes expresada. La ha creado un gran talento, otro genio tal vez; pero que, á pesar de todo, quizá no alcance este último en inteligencia y sentimiento, los quilates que haya tenido alguno de los últimos continuadores de la primera escuela referida. III Y sin embargo él conmueve el mundo del arte con trepidación mayor acaso que la producida por aquel primer referido ge­ nio. ¿Por qué? Por que habiendo nacido gran artista y hallando cansados los moldes de su época; sintiendo inmensos mundos de belleza, expresa al fin ésta con modalidad distinta á la reinante y encuentra almas me­ jor dispuestas para asimilar esa forma de ex­ presión porque se hallan ya empalagadas de la anterior. Algunos espíritus analizadores de lo su­ perficial quizás vean en la primera parte de “ •losé de Sanjulián,, tendencias de ia lite­ ratura pasada. Tienen razón y se equivo­ can, y voy á demostrar que no existe para­ doja. Es una la belleza, pero sus formas de ex­ presión son infinitas. Ahora bien; el que la siente, jamás puede expresarla tal cual la siente: no existe nada en lo humano ca­ paz de fotografiar el alma, y sin embargo para manifestar esa belleza es menester ha­ cer uso de lo humano, pues no somos solo alma. La forma literaria parece ser la mejor y... IV ¡quién sabe si es inferior á otras formas de expresión de la belleza! Es si tal forma la que más hace sentir, ¿pero eso ocurre por­ que ella realmente sea la más espiritual? Me parece que no: La literatura modula su forma en el lenguaje. Este llega átodo el mundo; todos sabemos expresarnos con más ó me­ nos felicidad, haciendo que nuestros conoci­ mientos sean conocidos en su intensidad. Pero otras ramas del Arte, (la música prin­ cipalmente), acaso más cultivadas, (digo más y no mejor), llegasen á señalar forma de expresión más elevada, y, sino más fá­ cil, más apropiada á la belleza. Se me obje­ tará.— Siendo, así, ¿cómo la música ha sido relegada á otro lugar que el primordial? ¿Por qué entonces el público no siente más gra­ duada la belleza musical que la literaria? Pues por lo dicho: todos nos juzgamos, cuando no algo literatos, capaces de apre­ ciar trabajos literarios, por la sencilla ra­ zón de que el lenguaje humano es univer­ sal y la literatura es lenguaje. La música no, no la entienden todos; es menester estu­ diarla. ¡Ah! ¿Y un literato se forma por el hecho V de saber leer y hablar...? No; pero la litera­ tura se encuentra más al alcance de su inte­ ligencia y de su alma (pues el artista analiza su alma, moldea sus ideasen sus sentimien­ tos y luego busca el lenguaje— cuyo en­ cuentro feliz ó equivocado es casi siempre lo analizado por la crítica:— mientras el que lee pasa del lenguaje— buscado por el autor — á la concepción de ideas, resonando al fin éstas en la esfera del sentimiento individua­ lizadas por el matiz de expresión). El que desee las bellezas de la música (más puras acaso que las de la literatura), necesita para poder apreciarlas hacer gastos de tiempo y dinero como no se hacen en aquella. Por eso el literato suele hacerse entender de la mayoría de las gentes; no así el mú­ sico. Entra por más en la formación literaria de un individuo la “picara vanidad,, que en el músico es casi siempre posterior á la vocación, resultado de ésta y consecuencia de los primeros desinteresados triunfos. Y aparte de esta disgresión, para la cual ruego indulgencia, continúo. La forma lite­ raria parece ser la mejor para expresar la belleza. Ahora bien; ¿cual de las variedades VI de literatura (y claro está que aquí compren­ do el infinito de esas variedades, no solo en lo que hace referencia á las ramas en que ella se divide, sino también en lo que atañe á los estilos dentro de su artificiosa división individualísimos siempre) es la más apropia­ da para expresar lo bello? Una notoria vul­ garidad sería la manifestación de que eso ne­ cesariamente tiene que depender de la índole del asunto, y, más que de éste, de las cir­ cunstancias especiales del momento de la acción. Pero aun dentro de ese asunto, y teniendo cincuenta las circunstancias de un momento dado en la acción, no se pueden perder de vista los caracteres y condiciones de las personas que en esa acción intervie­ nen; así es que, naturalmente, nada apare­ cerá tan claramente definido ni con rasgos tan verídicos, fieles y que nos causen más impresión, (real siempre, poética casi nun­ ca), como los formados por la fotografía in­ telectual de un ser real, manifestado todo con un lenguaje apropiado, lleno de color y vida. V esto es lo que hoy domina en litera­ tura: copia fiel de actos de la vida, presenta­ dos con un lenguaje correcto, sí, pero vigo­ Vil rosos con colores más que definidos, brillan­ tes con metálicos reflejos, rojos y con palpita­ ciones de sangrante carne; ¿verdaderos?... acaso, tal vez demasiado verdaderos en oca­ siones. Tales tendencias referentes á forma ar­ tística son para mi muy respetables, pero no he podido adoptarlas en la primera parte de “ José de Sanjulián.“ En primero y último término,rporque aun violentándome no pue­ do darme á^esa relumbrona “ realidad“ que hoy avasalla gran parte de la literatura. Creo, y en la'conciencia de todos está, que las novelas más fantásticas hallan superio­ ridad á sus más trágicos motivos en actos y sentimientos de la vida real: que las obras en que palpitan sentimientos más ideales, fantásticos, románticos, etc., hallarán siem­ pre intérpretes superiores en la vida real: en fin, que las palabras “ fantasía“ y “ realidad“ si no son puramente convencionales les falte poco'para'ello. Por eso creo que muchas personas no de­ jarán dejsonreirse cuando les hablen de la música italiana decadente, del romanticismo muerto y amortajado en el ridículo y tantas VIII otras zarandajas. El sentimiento es uno, y ya adopte forma rechazada por los conven­ cionalismos de la moda ú otra cualquiera manera de expresión siempre encontrará, procediendo del alma y vertido con buena fe, un eco en todas partes. He creído interpretar algunas opiniones manifestando que la literatura realista, que­ riendo apartarse de lo inverosímil cae mu­ chas veces en esa misma inverosimilitud; quiere apartarse del idealismo sentimental y cae en la inverosimilitud de la exageración de lo real. Tratándose de poesía (y me refiero á la mo­ dalidad literaria ó sea á la forma versificada de la belleza, distinta de la versificación), huelga todo esto, pues sabemos qué poesía es la manifestación sensible de lo suprasen­ sible.“ Por eso he dicho arriba que aquellos que juzgasen este trabajo como producción inte­ lectual influida por épocas pasadas se equi­ vocaban: lo ha inspirado el sentimiento. Si he sabido expresarlo medianamente, me daré por retribuido con usura en mis as­ piraciones: mi pluma es endeble y recién IX formada, ¿á qué otra cosa podría aspirar que á que sus primeros trazos esbozasen vibra­ ciones del cerebro que la conduce, impulsos del alma que la anima? C f < £ lu ¿ o r . 18-9-1903. «)ÍÍaiKS®v8 José de Sanjulián, INTRODUCCIÓN Rompiendo entre las nubes su alba cresta, dique altivo de un mar azul sombrío al que llega expirando en luenga escala que abrigo á mineral de hierro presta, extiende la montaña un poderío que horizonte anchuroso no señala. En uno de sus luengos y anchos valles se oculta una tranquila y triste aldea, oreada por brisas de una mar que, lejana, retumba sin detalles; villorrio cuyo lar acaso sea de las nieblas del Norte patrio lar.
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