[2015]

Plan de Acción del Paisaje. Calzada Real del Cadagua.

Documento 1. Diagnóstico.

Babeslea

Plan de Acción del Paisaje. 2 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

ÍNDICE

1. Introducción ...... 5 2. Justificación del PAP de la Calzada Real del Cadagua () ...... 9 3. Caracterización del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua...... 19 3.1. Delimitación del paisaje ...... 19 3.2. Marco físico y geográfico ...... 20 3.3. Aspectos medioambientales ...... 23 3.4. Vías de comunicación ...... 31 4. Definición y descripción de las unidades paisajísticas ...... 35 4.1. Aspectos generales ...... 35 4.2. El paisaje de La Mella a San Miguel...... 36 4.3. Unidad Paisajística 1. La Herrera-Bolunburu ...... 40 4.4. Unidad Paisajística 2. Ibarra-Mimetiz ...... 45 5. Diagnóstico ...... 53 5.1. Análisis del conocimiento sobre el área ...... 53 5.2. Situación jurídica ...... 55 5.3. Participación ciudadana ...... 62 5.4. Análisis DAFO ...... 65 6. Conclusión ...... 73 7. Bibliografía y documentación ...... 79 8. Anexos ...... 81 8.1. Elementos de patrimonio cultural 8.2. Cartografía 8.3. Anexo Jurídico A01. Decreto 90/2014 del 3 de junio sobre protección, gestión y ordenación del Paisaje en la ordenación del territorio de la CAPV A02. Decreto 415/1998 de 22 de diciembre por el que se aprueba definitivamente el PTS de Ordenación de Márgenes de los Ríos y Arroyos de CAPV (Vertiente Cantábrica) A03. Decreto 449/2013 de 19 de noviembre por el que se aprueba definitivamente la Modificación del PTS de Ordenación de Márgenes de los Ríos y Arroyos de CAPV (Vertientes Cantábrica y Mediterránea) A04. Decreto 165/2008 de 30 de septiembre de inventario de suelos que soportan o han soportado actividades o instalaciones potencialmente contaminantes del suelo A05. Decreto 2/2012 de 10 de enero por el que se califica como Bien Cultural Calificado con la categoría de Conjunto Monumental el Camino de Santiago a su paso por la CAPV A06. Decreto 234/1996 de 8 octubre por el que se establece el régimen para la determinación de las zonas de presunción arqueológica A07. Resolución de 5 de mayo de 1997 del Viceconsejero de Cultura, Juventud y Deportes por la que se emite Declaración de Zonas de Presunción Arqueológica de Zalla (Bizkaia) 8.3. Anexo documental A08. Estudio sobre la riqueza natural y ecológica de Bolunburu y Peña La Herrera (Otsoaren Taldea, 2011-2012) A09. Catálogo de Paisaje. -Zalla. Memoria (IDOM, 2011)

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1. INTRODUCCIÓN

El presente Diagnóstico del área anexa a la Calzada Real del Cadagua de La Mella a San Miguel – Zalla constituye la primera fase de un Plan de Acción del Paisaje liderado por el ayuntamiento de Zalla que se centrará en el área desarrollada linealmente a lo largo de dicha Calzada Real, de La Mella a la iglesia de San Miguel, en el barrio de Mimetiz. Dicho plan se desarrollará entre noviembre de 2015 y octubre de 2016 en función de la subvención concedida al Ayuntamiento de Zalla por Resolución de 28 de octubre de 2015 de la Viceconsejera de Administración y Planificación Territorial (BOPV n.º 213, lunes 9 de noviembre de 2015).

El Plan de Acción del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua se desarrolla en el municipio de Zalla y, por tanto, dentro del área funcional de Balmaseda-Zalla, en el límite occidental de la Comunidad Autónoma Vasca. Esta área funcional ocupa una superficie de 429,71 km² y cuenta con una población cercana a los 30.000 habitantes, con una densidad de población de 70 habitantes/ km², cinco veces inferior a la media de la CAPV. Esta población está distribuida en 10 municipios: Artzentales, Balmaseda, Galdames, Gordexola, Gueñes, Karrantza Harana/Valle de Carranza, Lanestosa, Sopuerta, Turtzioz y Zalla, que es el que nos ocupa.

Zalla –junto con Balmaseda, Güeñes, Sopuerta, Galdames y Gordexola– configura la zona más antropizada de esta área funcional vinculada directamente con el corredor viario del Cadagua, las infraestructuras ferroviarias existentes, y afectada por la presión del Metropolitano. Es un municipio fuertemente volcado hacia Bilbao y con una importante economía terciaria y presencia del sector industrial.

Forma parte de uno de los paisajes recogidos como paisaje significativo en el Catálogo de Paisajes de CAPV, realizado en 2011 por el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca. De ahí que desde 2014 el Ayuntamiento de Zalla haya manifestado su interés por elaborar un Plan de Acción del Paisaje que permita definir los objetivos de calidad para esta área y, así, repercutir de forma positiva en la calidad de vida de quienes lo habitan, frecuentan y visitan. En ese marco se desarrolla este documento de diagnóstico, cuyo objetivo principal es determinar las pautas que guiarán el Plan de Acción del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua, y especialmente ser una base útil y fiable para la definición de los objetivos de calidad paisajística y el establecimiento de las líneas de actuación sobre el paisaje que serán objeto de la segunda fase de este PAP, a desarrollar a partir de enero de 2016.

Para ello, esta primera fase de diagnóstico ha consistido en los siguientes trabajos: - determinar el área de estudio, - singularizarla y caracterizarla, definiendo las unidades y subunidades paisajísticas que la componen, - analizar la situación jurídica de sus elementos patrimoniales culturales y medioambientales, y - definir las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que la afectan.

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En esta fase de diagnóstico se ha tenido en cuenta todos los aspectos patrimoniales que afectan al paisaje, tanto culturales como medioambientales, ya que, siguiendo el Convenio Europeo del Paisaje (Florencia, 2000) entendemos que paisaje es cualquier parte del territorio tal y como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos.

Y es que el área analizada posee un alto poder o capacidad de interpretación del lugar que abarca aspectos habitacionales (desde los asentamientos de la Edad del Hierro al urbanismo contemporáneo, pasando por la organización espacial ferrona y defensiva de las edades Media y Moderna), aspectos económicos (el salto a la producción fabril a partir de instalaciones hidráulicas preindustriales, el control de los recursos productivos en el territorio, la actividad agrícola y ganadera, la incorporación de vegetación alóctona para usos industriales) y aspectos medioambientales (pervivencia de vegetación autóctona y bosques de ribera, afecciones de fauna y flora, etc.).

Es un paisaje evolucionado y que evoluciona. Pero en ese devenir, ligado al crecimiento del municipio de Zalla, se deben plasmar las líneas de actuación que permitan un desarrollo sostenible y respetuoso con la evolución que se ha producido desde el primer asentamiento conocido en Zalla, datado en la Edad del Hierro, hasta las actuales variaciones que en el territorio se den. De tal manera que el resultado sea un paisaje rico, diverso, sostenible que permita mantener las señas de identidad del territorio de Zalla. Se trata, por tanto, de un paisaje evolucionado en el que hoy pueden leerse aspectos que corresponden a momentos históricos y circunstancias diversas: la ocupación humana durante la Edad del Hierro, la implantación en el territorio de los ingenios hidráulicos de ferrerías y molinos, los espacios comunicativos materializados en los puentes, calzadas o caminos, los espacios habitacionales propios de la Edad Moderna (caseríos y torres), espacios religiosos como iglesias, ermitas o humilladeros, las instalaciones asociadas al ferrocarril, los camposantos, las áreas fabriles, las zonas repobladas, los bosques de ribera, las vegas y llanas, las superficies dedicadas a pastos… formando todo ello el conjunto del paisaje cultural del río Cadagua.

Las unidades paisajísticas en las que hemos dividido el área de trabajo vienen establecidas por la necesidad de preservar una superficie o entorno que explique los distintos patrones de asentamiento, las relaciones espaciales entre los elementos, la conexión interna y externa del paisaje y la actividad productiva desarrollada al menos desde el siglo XIV hasta la segunda mitad del siglo XX, de forma que la interpretación sea coherente, continua, homogénea y descriptiva. Así, el espacio resultante de las delimitaciones propuestas resulta ser el justo y

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necesario para lograr su adecuada protección e interpretación. La delimitación viene justificada por la necesidad de preservar el espacio estrictamente necesario para la lectura de los conjuntos y elementos patrimoniales (culturales y medioambientales), tanto de manera colectiva como en la particularidad de cada ejemplo. Se han tenido en cuenta aspectos como el agua remansada resultante de la implantación de las presas, aspectos constructivos como los estribos y muros de contención, los elementos que integran los molinos-ferrerías, como canales o anteparas… todo ello para crear puntos visuales de contacto entre las partes del conjunto y la armonía del todo en su implantación. Igualmente, se ha tenido en cuenta el espacio vacío, o no-espacio, creado entre las partes, el diálogo entre los edificios y el medio natural, bien las montañas que lo circundan, bien el propio cauce fluvial, bien las calzadas. Importante también es el aspecto visual como espacio perceptivo que permite comprender y detectar los ingenios, bosques, arquitecturas, pastos, remansos, espacios… El aspecto perceptivo, el aspecto cognitivo, lo visual y lo sonoro, deben conformar el paisaje, singularizarlo y humanizarlo.

Las áreas necesitan de un espacio físico que han intentado armonizar los usos del suelo, con la necesidad de salvaguarda del bien. Establecer espacios armónicos, vinculantes con el medio físico y natural, de modo que patrimonio cultural y medioambiental convergan en un todo, es decir, el paisaje cultural. La generación del actual paisaje contemporáneo es fruto de las relaciones establecidas entre las áreas fuertemente antropizadas con áreas de bajo impacto o presión urbanística, creando una transición entre el ámbito urbano y el rural que no siempre se ha sabido resolver.

Partiendo de la máxima de generar un espacio continuo y unitario, sin cortes visuales, preservando los valores históricos, productivos, sociales, medioambientales, cognitivos y

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espaciales, el paisaje resultante, generado tanto por el paso del tiempo como por la interacción de factores naturales y humanos, ha ido evolucionando hasta su configuración actual. No obstante, el progresivo abandono y deterioro de las instalaciones productivas (ferrerías, molinos e industrias), el cambio de uso de las vegas que han pasado de ser lugares de explotación agropecuaria a zonas con vocación residencial, la sistemática repoblación de las laderas con vegetación alóctona… todo este proceso, que se concentra en las últimas décadas, ha ido restando coherencia a la visión continua del valle, articulado tradicionalmente en torno a los ejes de comunicación (sean calzadas, carreteras o ferrocarriles) y caracterizado por una explotación continua de las posibilidades de obtención de fuerza hidráulica que ofrecía el valle del Cadagua.

Que el territorio, como basamento del paisaje, cuente lo que ha sido, es y será. Paisajes del individuo y de la colectividad que materializan el devenir de la historia.

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2. JUSTIFICACIÓN DEL PAP DE LA CALZADA REAL DEL CADAGUA (ZALLA).

Este documento de diagnóstico se redacta en el marco de las subvenciones a los Ayuntamientos de la Comunidad Autónoma del País Vasco así como a los Concejos de los municipios alaveses para la elaboración del Planes de acción de paisaje publicadas en la Orden de 22 de julio de 2015 de la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial (BOPV n.º 137, miércoles 22 de julio de 2015). Dichas subvenciones se dictan en relación con el Convenio Europeo del Paisaje, aprobado por el Consejo de Europa el 20 de octubre del 2000 y al que se adhirió el Gobierno Vasco en 2009. Consecuencia de dicha adhesión fue la redacción del Decreto sobre protección, gestión y ordenación del paisaje en la ordenación del territorio de la CAPV, dictado el 3 de junio de 2014 (Decreto 90/2014, BOPV n.º 112, lunes 16 de junio de 2014).

El ayuntamiento de Zalla ha visto en estas subvenciones una oportunidad de trabajar el tratamiento paisajístico del área que va de La Mella (en el límite con el municipio de Balmaseda) hasta la iglesia de San Miguel, en Mimetiz. Esta es una manera de incluir el paisaje en las políticas municipales de ordenación del territorio, ya que este ayuntamiento hace suya la visión del Convenio Europeo del Paisaje (y, por tanto, la del Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco), según la cual el paisaje puede llegar a convertirse en elemento imprescindible para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Históricamente, el municipio de Zalla se ha articulado en torno a dos ejes, uno geográfico y otro viario: por una parte, el río Cadagua, que vertebra todo el valle; por otro, la Calzada Real que discurre junto a él y que, al menos desde 1300 (año de la fundación de Bilbao) ha sido uno de los principales viales de conexión entre la costa vizcaína y el norte de Castilla y, por ende, una de las principales rutas de comunicación comercial entre la península y el norte de Europa.

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Con el paso de los siglos, y en paralelo al cauce del río y a la primitiva calzada, se han sumado otras vías de comunicación (cada una de las cuales responde a un periodo histórico determinado y que, incluso, en algún caso han experimentado una transformación en nuevos ejes viarios como vías verdes, bidegorris y zonas de esparcimiento) que han ido acompasando el desarrollo del territorio: la carretera general, el ferrocarril de La Robla, el ferrocarril Bilbao- Santander y el actual corredor del Cadagua, que han estratificado el territorio de Zalla. En torno a estos ejes se ha ido desarrollando un espacio de convivencia reflejado en el Camino de Santiago que a su paso por el municipio integra actualmente, como itinerario del siglo XXI, un rico patrimonio cultural y natural.

Geografía, red viaria e itinerarios culturales configuran, de este modo, el paisaje de La Mella a Mimetiz en el que se centra el presente Plan de Acción. Hoy el territorio que se está generando es el fruto de la interacción del pasado con el presente en una clara vocación de futuro. Vías verdes, bidegorris, zonas de esparcimiento y de ocio conviven en un espacio de clara impronta patrimonial y cultural que está generando un paisaje cultural en el que los valores patrimoniales (medioambientales, culturales, etnográficos...) se definen para el presente y el futuro: un paisaje cultural del hoy para el mañana.

Consciente de esta realidad, el Ayuntamiento de Zalla cree necesaria la puesta en marcha de un Plan de Acción del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua, que constituya un documento- guía para las futuras acciones sobre este ámbito que, así, estarán siempre encaminadas a cumplir con uno de los objetivos fundamentales del Convenio Europeo del Paisaje: integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica, así como en cualesquiera otras políticas que puedan tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje.

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El municipio de Zalla se encuentra situado en el valle de Salcedo, en su parte más amplia, que comparte con Güeñes. Es un área llana, rodeada de montañas, y cruzada por el río Cadagua, aspecto que ha favorecido el desarrollo de la agricultura y la explotación de los recursos hidráulicos vinculados al cauce. Todo el valle, de La Mella a Aranguren, se caracterizó por la presencia de ferrerías y molinos: el aprovechamiento del mineral del hierro y la molturación han sido tradicionalmente dos de las actividades principales de Zalla.

Esta privilegiada situación ha hecho que históricamente se haya beneficiado de unas excelentes comunicaciones, al ser un punto donde confluyen varias de las vías históricas más importantes de Las Encartaciones. Es Zalla lugar de convergencia de caminos: a través del barrio de Salcedo se llega a Mena y el Norte de Burgos, o hacia Cantabria y Reinosa por Carranza. Todo ello hizo de Zalla un punto de referencia, que se fue llenando de servicios a quienes llegaban de Castilla hacia los puertos de la costa vizcaína: mesones, fraguas, herradores, arrieros, empresarios….

Facilidad para el cultivo y las labores agrícolas, recursos hidráulicos y buenas comunicaciones hicieron de Zalla objeto de interés para los linajes más importantes de la Edad Media: los Salcedo, Ayala, Urrutia, Aranguren… todos ellos tuvieron sus casas torre estratégicamente situadas junto al río Cadagua y los caminos reales, iniciando así un modelo de ocupación que es aún legible en el territorio, si bien ha ido evolucionando desde la Edad Moderna hasta nuestros días.

Así, con la Edad Contemporánea el paisaje de Zalla mantuvo sus características esenciales, sumando nuevas capas a su rico patrimonio medioambiental y cultural: a los senderos tradicionales se unieron los nuevos caminos del hierro, los ferrocarriles que cruzaron el valle; las carreteras han ido abandonando los estrechos pasos, desviándose hacia zonas más llanas y

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amplias; los primeros ingenios hidráulicos, ferrerías y molinos, iban cediendo espacio a la nueva industria papelera, metalúrgica y maderera. Y todo ello mientras aparecían diferentes modelos residenciales que enriquecen las tipologías ya existentes.

El paisaje actual, el que se analiza en el marco de este Plan de Acción, es el resultado de toda esta evolución, evidenciando una ordenación del territorio que ha dejado su huella a lo largo de los siglos. Hoy en día el municipio de Zalla se agrupa en torno a cuatro núcleos de población principales: La Herrera, Mimetiz, Aranguren y Otxaran. Esta articulación está ampliamente reconocida, tanto en publicaciones divulgativas como en la cartografía editada por las diferentes administraciones de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Las características que en la actualidad presentan estos núcleos, que obviamente son resultado de los diversos procesos históricos experimentados por cada uno de ellos, hace que sea recomendable abordarlos desde distintos enfoques; por ello, el Plan de Acción del Paisaje se centrará en las áreas de La Herrera y parte de Mimetiz, aunando el núcleo urbano, donde se concentran los servicios más importantes del municipio, con la zona rural de La Herrera, ya en el límite de Balmaseda. Quedan fuera del ámbito de estudio Otxaran, en el extremo NO de Zalla, cuya configuración bascula hacia Avellaneda en el vecino municipio de Sopuerta y tiene, por tanto, una dinámica propia, y Aranguren, también con una problemática específica vinculada a su fuerte desarrollo industrial en torno a la fábrica de La Papelera Española.

Zalla es consciente de la importancia cultural y medioambiental de sus paisajes, que ha ido abordando a lo largo del tiempo con estudios específicos sobre la flora y la fauna, el arbolado, la problemática asociada al cauce del río Cadagua, etc. Igualmente, ya se han iniciado algunas acciones de mejora del área, como las realizadas en la zona de Longar, donde el ayuntamiento ya ha actuado sobre algunos elementos complementarios a las instalaciones de la Papelera Serrano (palacio y capilla) y derribando otros un pabellón preindustrial y dos caseríos del siglo

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XVII y XVIII. Todo ello con el fin de urbanizar el terreno para la creación de un área industrial; no obstante, dicha área no ha llegado a construirse y este espacio ha quedado “congelado”, con un evidente aspecto de abandono. Del mismo modo, el ayuntamiento tiene previsto actuar en la zona de PEALSA, cuyo abandono ha ido acelerando la degradación de la antigua fábrica de plomos y su entorno inmediato, lo que obliga al planteamiento de acciones de mejora del área. No obstante, este plan pretende que se amortigüen o minimicen las pérdidas de patrimonial tanto cultural como medioambiental.

Por ello, los responsables de su gestión saben bien que cualquier intervención en esta área, muy transitada por vecinos y visitantes del municipio, debe ser abordada con garantías, según los criterios reflejados en el Decreto 90/2014 sobre protección, gestión y ordenación del paisaje, y con una visión unitaria, que evite las actuaciones descoordinadas que, a la larga, redundan en una merma de la calidad ambiental y paisajística del entorno. Cualquier trabajo futuro de recuperación y acondicionamiento de estas zonas de alto valor patrimonial –cultural y medioambiental–supone hacer un diagnóstico previo, de conjunto, que, partiendo de los trabajos ya realizados sobre la zona, examine y valore sus virtudes y defectos. Y ello con el fin de crear una herramienta que permita trabajar en el paisaje de manera global y sistematizada. Se evitarán así las actuaciones parciales que han provocado la desconexión de las áreas integradas en el eje La Mella-Mimetiz, donde existen zonas con interesantes infraestructuras y edificios rehabilitados frente a otras que aparecen sumidas en el olvido. Las acciones llevadas a cabo, en general, nacen y acaban en sí mismas, no estableciendo continuidades cronológicas, temporales ni espaciales. Evitar esta descoordinación aplicando criterios unitarios de actuación será una de las principales virtudes de este PAP.

El ayuntamiento de Zalla es consciente de que el espacio del valle del Cadagua tiene un enorme valor paisajístico como elemento identificativo de sus habitantes. El río Cadagua, eje vertebrador de todas las comunidades allí asentadas a lo largo de los siglos, mantiene en sus márgenes elementos patrimoniales –medioambientales y culturales– suficientes para justificar la necesidad de una intervención paisajística meditada, consensuada con la ciudadanía y adecuada que ponga en valor sus especificidades y corrija los elementos negativos resultantes de acciones pasadas. Ello contribuirá a abordar de forma coherente el papel que debe jugar el eje La Mella-Mimetiz en la vertebración territorial, trabajándolo como un espacio de calidad, que permita el disfrute de la ciudadanía y la expansión de los valores paisajísticos del área, así como un elemento de reactivación económica sostenible, de identificación y cohesión social, etc. Trabajar por la mejora paisajística de todo este espacio permitiría reforzar la imagen de la identidad de los y las habitantes del municipio, recalcando su sentimiento de pertenencia al sitio. Sólo desde esta óptica se puede promover la defensa y recuperación medioambiental de ese entorno, así como la defensa y recuperación del patrimonio y elementos antropológicos que lo componen, pues todo ello conforma el paisaje histórico-medioambiental de Zalla, que se ha de preservar y garantizar a las generaciones futuras.

Este Plan de Acción del Paisaje, cuya primera fase –el diagnóstico– recoge el presente documento, permitirá, precisamente, contar con un documento-guía que permita definir las acciones necesarias para mejorar, a través del paisaje, la calidad de vida de los habitantes de Zalla, en función de los objetivos de la Carta de Florencia y del Decreto 90/2014. El presente

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documento de diagnóstico, además, refrenda la necesidad de un Plan de Acción del Paisaje en el área tratada, Plan que, en todo caso, se ajusta a los criterios planteados en la Orden de la Consejera de Medio Ambiente y Política Territorial: a. Por su deterioro o degradación, en especial los territorios de la periferia urbana de transición urbana-rural, de borde de río o industriales. La cuenca del río Cadagua ha sido muy antropizada con el paso de los siglos. Espacio constantemente habitado y utilizado para usos agropecuarios, ha acogido también diversas vías de comunicación y, desde finales del siglo XIX estructuras industriales, algunas de gran tamaño. La transición entre los espacios de cultivo y pasto y los habitacionales, que conjugan caserío disperso y núcleos aglomerados, ha sido generalmente tratada de forma irregular, dando lugar a actuaciones inconexas y resultando una merma de la calidad paisajística del entorno. Se trata, además, de una zona de borde de río, afectada por el crecimiento urbanístico del centro de Zalla y con una fuerte densidad de vías de comunicación en sus riberas, lo que obliga a plantear las actuaciones con un posicionamiento medioambiental claro, sostenible y que garantice la calidad de las aguas sin mermar el flujo de comunicación interno del paisaje. El área está, además, afectada por la presencia de dos fábricas, la Papelera Serrano, en el Longar, y PEALSA, en La Herrera. Ambas se encuentran en estado de semiabandono y su entorno en un proceso de degradación importante, percibido por la población como un impacto negativo en el paisaje.

b. Por la afección derivada de las infraestructuras sobre estas áreas. Uno de los valores del territorio en cuestión ha sido su uso histórico como punto de comunicación. La calzada, carretera general, vías de tren y corredor le han ido definiendo como uno de los puntos históricos que Bilbao ha tenido de conexión con el exterior. Estas mismas vías han ayudado a generar un paisaje determinado que es el que ahí hoy se analiza. Sin embargo, no podemos obviar que, de la misma manera que lo han definido y le han dotado de personalidad también han supuesto una

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herida que se ha ido acentuando con el paso del tiempo. Así mientras la calzada tuvo una afección histórica, la construcción de la carretera general supuso la ocupación de espacios nuevos de montaña y la construcción del ferrocarril la ocupación prácticamente total de una de las orillas del río, con lo que ello supone desde un punto de vista medioambiental. Pero quizás el mayor impacto haya sido la construcción del corredor del Cadagua que, entre otros espacios, afectó seriamente a parte del entorno de Bolunburu. El encaje y la búsqueda de soluciones paisajísticas para algunas de estas vías se nos antoja imprescindible y más teniendo en cuenta que desde el municipio ya se han llevado a cabo algunas actuaciones como la mejora de los caminos de La Mella, de Bolunburu o la adecuación de algunos tramos del antiguo ferrocarril de La Robla, todos ellos convertidos en espacio de disfrute de los vecinos. Integrar todas estas infraestructuras y completar conexiones es un reto para la mejora de la vertebración del municipio.

c. Por su singularidad, fragilidad o representatividad como paisaje raro o amenazado. Pese a las potencialidades subyacentes en este paisaje, es evidente su fragilidad, patente en sus aspectos medioambientales y culturales. Como ocurre en muchos espacios vizcaínos, el área muestra la ocupación de numerosos espacios con vegetación alóctona, principalmente pinos y eucaliptos, y la degradación de otros lugares, con el consiguiente empobrecimiento del suelo y su posterior ocupación con especies poco exigentes como la árgoma u otea y jaros y zarzas. Algo similar ocurre con los bosques de ribera, en claro riesgo de desaparición, bien por utilizarse su espacio para construcciones modernas, bien por su sustitución por zonas ajardinadas o de pasto. La protección y adecuación de los bosques de ribera de La Mella, Terreros, La Herrera e Ibarra se nos antoja importante. Igualmente frágiles son los espacios de montaña, algunos de gran de interés como Peña Herrera o cerco de Bolunburu, donde es precisa la definición de acciones que mejoren su calidad medioambiental, incidiendo en la mejora de la biodiversidad e impidiendo su degradación. Actuar también sobre Peña Herrera, monte que conserva un pequeño bosque con arbolado autóctono y que incluso dispone de pistas forestales de acceso desde el barrio sería también muy interesante para su puesta en valor como espacio medioambiental. Por último, tenemos el caso de las llanas, los pastos de ribera, espacios de cultivo, antiguas vegas ganadas al río, que están en riesgo de desaparición por la pérdida de su uso agropecuario tradicional, algo que ciertamente afecta profundamente al paisaje vizcaíno en general, y encartado en particular, pues han conformado el espacio visual, social y de trabajo de muchas generaciones y su uso y disposición espacial han sido el eje sobre el que se ha desarrollado la población

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y la arquitectura del lugar. La pérdida de esta memoria hace que se esté transformando irreversiblemente el paisaje, construyéndose edificios sobre estos pastos y no en sus límites. Desde el punto de vista patrimonial cultural, puntos tan emblemáticos como la ermita de San Pedro de Zarikete, la ferrería de Bolunburu, la torre de Terreros o la ermita de San Antonio de La Mella han experimentado, de cara a la población, una pérdida de su importancia identitaria y simbólica que sería interesante recuperar para lograr la revalorización del paisaje. Recuperar estos espacios –no sólo ya desde un punto de vista arquitectónico, sino también histórico, etnográfico y simbólico– es de gran valor para los y las habitantes de Zalla y del entorno encartado más próximo. Todo ello nos alerta de una pérdida de identidad, una debilidad del área que afecta negativamente sobre todo el paisaje.

d. Por constituir zonas muy visibles para la población. El tramo que va del límite con Balmaseda a Zarikete, atravesando los espacios de Ibarra, Bolunburu, Ijalde, La Herrera y La Mella es uno de los principales elementos icónicos y referenciales para la población de Zalla. En la actualidad se está consolidando como un espacio de ocio y esparcimiento en donde el patrimonio, en el mejor de los casos, es un bello telón de fondo del espacio natural. El objetivo de este plan es acercarlos al núcleo urbano de Zalla y convertirlos realmente en un paisaje propio de sus habitantes. Es, además, un área frecuentada por peregrinos y peregrinas del Camino de Santiago, de fácil acceso para la población en general, que ya tiene adquiridas unas dinámicas de utilización del espacio, con áreas de esparcimiento consolidadas como las de Bolunburu.

e. Por contribuir de forma decisiva a conformar la identidad del área funcional. Uno de los problemas a los que Zalla se ha enfrentado desde la llegada de la democracia ha sido a la pérdida progresiva de diversos elementos que han conformado su identidad. La pérdida de las formas de vida tradicionales ha traído consigo también la desaparición de espacios de biodiversidad: han desaparecido bosques, vegetación autóctona, el río se ha visto afectado por encauzamientos… Por

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no hablar de la pérdida de su patrimonio arquitectónico, muy acelerada los últimos diez años (villa indiana de Tepeyac, caseríos de Longar, caseríos de Mimetiz y su entorno, etc.). Todo ello supone un golpe en la identidad del pueblo y afecta a la identificación que la gente tiene con el mismo y a su desarrollo económico, social y medioambiental. La degradación de estos espacios y el abandono de otros también provoca entre la población una desafección y una pérdida de ilusión que son siempre negativos para la evolución de un municipio. La revalorización de esta área, teniendo en cuenta la relevancia que este espacio tiene para el conjunto del pueblo, permitirá una mejora de la autoestima de la población, incidiendo en la identidad de los vecinos y vecinas de Zalla y reforzando la idiosincrasia del paisaje y del municipio.

Así, este documento de diagnóstico, ajustado a las exigencias de la Orden de 22 de julio de 2015 de la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial por la que se regulan las subvenciones a los Ayuntamientos de la Comunidad Autónoma del País Vasco así como a los Concejos de los municipios alaveses para la elaboración del Planes de acción de paisaje, pretende definir el marco de nuestro PAP, proporcionando una imagen fija a fecha de diciembre de 2015 a partir de la cual podrán establecerse las pautas de actuación sobre el paisaje. El diagnóstico proporciona información sobre el interés patrimonial (medioambiental y cultural) del territorio afectado por el Plan, por lo que se convierte en un insoslayable punto de partida para la definición de los objetivos de calidad paisajística y, por ende, de las líneas de actuación a desarrollar a corto, medio y largo plazo. Y ello encaminado a definir una serie de acciones que garanticen la coherencia del entorno y la preservación de sus valores como paisaje cultural.

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3. CARACTERIZACIÓN DEL PAISAJE DE LA CALZADA REAL DEL CADAGUA

3.1. DELIMITACIÓN DEL PAISAJE

El paisaje de la Calzada Real del Cadagua se enclava al O del Territorio Histórico de Bizkaia, en la comarca de las Encartaciones. Se desarrolla en el municipio de Zalla, siguiendo el curso del río Cadagua de O a E, desde La Herrera, en el límite municipal con Balmaseda, hasta Mimetiz, donde el curso fluvial describe un amplio meandro a la altura de Aretxaga, terminando en el cruce que desde Mimetiz se dirige a Aranguren. Se trata de una zona de valle de marcados contrastes, ya que combina áreas como La Herrera, en las que el río discurre prácticamente encajonado entre el Pico de la Herrera (283 m) y Bolunburu (315 m) al N, en su margen izquierda, y las cimas de el Mazuco (457 m), el Bortal (371 m) y el Cerco (315 m) al S, en su margen derecha, con zonas Ibarra o Aretxaga, con vegas relativamente amplias cubiertas de cúmulos aluviales.

Este relieve tan accidentado ha condicionado los aprovechamientos económicos a lo largo de la historia: tradicionalmente las zonas montuosas se han dedicado a la cría de ganado y la explotación forestal, mientras que en el fondo del valle se concentraría la actividad agrícola. Además, el marcado desnivel del terreno ha permitido la instalación en las riberas del Cadagua de ferrerías y molinos hidráulicos, creándose un rico sustrato preindustrial que, ya en la Edad Contemporánea, favoreció la implantación de industrias a lo largo de su cauce.

El ámbito de estudio ocupa una superficie de 470 hectáreas y está definido al N por el Pico de la Herrera, monte Bolunburu, el camino que lo une con el Monte de las Monjas y el ferrocarril de Santander a Bilbao; al O por el límite municipal con Balmaseda; al S por la carretera Bilbao- Balmaseda (BI-636); y al E por el acceso a esta carretera BI-636 desde la rotonda de Aranguren.

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En el estudio se incluyen dos núcleos poblacionales con marcadas diferencias en su patrón de asentamiento y ocupación del territorio: por una parte Mimetiz (también llamado El Corrillo), un área urbana con una notable densidad constructiva, donde se concentran los principales servicios del municipio de Zalla; por otra La Herrera, con una densidad de ocupación mucho menor y que, por tanto, presenta una menor presión urbana y podría clasificarse como área rural. Estos dos ámbitos son los que definen las Unidades Paisajísticas que se analizan en este Plan de Acción del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua.

3.2. MARCO FÍSICO Y GEOGRÁFICO

El ámbito de estudio ocupa la parte occidental del valle de Salcedo, una amplia planicie (de hecho, la más amplia de la comarca de Las Encartaciones) surcada por el río Cadagua. Forma, por tanto, parte de la cuenca del Cadagua, un cauce de unos 67 km de longitud que conforma un valle de 642 km2, una de las mayores cuencas de Bizkaia si bien gran parte de su tramo alto pertenece a Burgos. Limita al O con el valle de Artzentales (del que lo separan los montes Garbea y Kolitza); al E con el valle del Alto Nervión (del que lo separan el Ganekogorta y el Pagasarri); al N con el valle del Regato (del que lo separa la cordillera del Sasiburu); y al S con el valle de Gordexola (del que lo separa el pico Ilso de Egüen). Desde su origen en la Sierra de la Magdalena (Peña Mayor, 1.256 m) –divisoria de aguas entre las vertientes cantábrica y mediterránea– el Cadagua se dirige en dirección SO-NE con un recorrido de unos 65 km hasta su desembocadura en el estuario del Ibaizabal-Nervión (la llamada ría de Bilbao), a la altura de Lutxana, en . Sus principales tributarios son el Ordunte (regulado por el embalse del mismo nombre, que abastece de agua a la zona de Bilbao y sus alrededores junto con los embalses del Zadorra), procedente de los montes de Ordunte (Zalama, 1.335 m), que se origina a partir de numerosas torrenteras y el Herrerías, de unos 36 km de longitud procedente de la Sierra Salvada (1.098 m). En el tramo objeto de estudio de este Plan de Acción del Paisaje recibe por su margen izquierda las aguas de los arroyos Cantiruela, El Chorrillo, Ijalde y San Kristobal; y Puzola, Los Brujos, Biga y Sollano, por su margen derecha

En su origen el Cadagua circula de forma torrencial por terrenos calizos y un sustrato de grandes bloques de roca continua, por lo que el lecho fluvial es pedregoso y formado en gran parte del recorrido por grandes losas de roca, aunque hay también zonas con predominio de cantos rodados.

En el término de Zalla el río Cadagua discurre por un valle estrecho, históricamente denominado Salcedo, que comparte con el municipio de Güeñes, con el cual comparte muchas características. Estas características físicas hacen que se trate de una zona de clima templado oceánico, con abundantes precipitaciones de tipo orográfico y temperaturas suaves: un macrobioclima templado con termotipo mesotemplado y ombrotipo húmedo. Se caracteriza por la presencia de temperaturas suaves (14º C de media anual), siendo el mes más frío enero (8,5º C) y el mes más cálido agosto (20,7º C). Las precipitaciones medias son de 90 l/m2 mensualmente, siendo la precipitación máxima en el mes de marzo (134 l/m2) y la mínima en el mes de julio (56 l/m2). Por otra parte el frío y la humedad invernal, suelen precipitar una intensa niebla muy característica del valle.

Plan de Acción del Paisaje. 20 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

La ocupación humana del valle se dio desde tiempos prehistóricos: el análisis del paisaje y las antiguas tradiciones indican que las aldeas nacen en las laderas, en una situación más protegida que en el valle, evitando los espacios húmedos e inundables de los fondos de valle. Así, en Zalla se localizan diversas aldeas como Lutxako, Azolla, Urtetxu, San Cristóbal, Bilbao, Basoaga, La Herrera, Zokita, etc… Algunas de estas aldeas altas representan sin ninguna duda la primitiva ocupación del valle.

Según parece, a lo largo de la Edad Media las aldeas descienden a los valles, y es aquí donde aparecen las casas-torres con sus ferrerías, molinos e incluso ermitas, generando una nueva colonización ligada ya al río, sus puentes y sus caminos; surgen así los conjuntos de Bolunburu, Mendieta, Sollano, Llantada… indicando ya una estructuración en grandes familias que controlaban los caminos, las ferrerías y molinos.

Se conforma así el valle más poblado de Las Encartaciones y donde ya en época contemporánea se ubica la mayor actividad industrial de la comarca; no en vano su excelente posición geográfica hace que la zona soporte desde antiguo una intensa actividad comercial, subsidiaria de aquélla que tuvo a Balmaseda como centro neurálgico. Siguiendo el ejemplo de las primitivas ferrerías, la revolución industrial ocupó el fondo del valle con las factorías de Zalla, Balmaseda, luego Güeñes, y logró transformar pequeñas agrupaciones en grandes conurbaciones dando a Zalla una primacía que compitió con Balmaseda.

En general, las actividades del sector primario, aunque presentes en el territorio, tienen escasa incidencia en el valle, con predominio de las pequeñas explotaciones, aunque en Zalla hay algunas instalaciones de invernaderos de extensión media (1.500-3.000 Ha). Esto es debido a

Plan de Acción del Paisaje. 21 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

que las zonas llanas del fondo del valle están normalmente ocupadas por instalaciones industriales, infraestructuras viarias y zonas residenciales. Además, las laderas con pendientes moderadas (inferiores al 30 %) se han dedicado en los últimos años a la repoblación de coníferas. Gracias a las temperaturas suaves que predominan en la zona a lo largo del año, sobresalen entre los cultivos la vid y los frutales. Esta modalidad se ha visto impulsada por la instalación de la Estación Fruticultora de Zalla, dependiente de la Diputación Foral de Bizkaia, dirigida al cultivo de manzano y peral con técnicas de control y producción. La actual Estación de Fruticultura está ubicada en la antigua Granja y Caserío Modelo de Zalla. En 1903 la Diputación de Bizkaia acuerda la compra de terrenos en Zalla con el objeto de proporcionar una información práctica a los agricultores y de efectuar diversas experiencias y ensayos agrícolas. La función principal de la Estación consiste en asesorar y apoyar tecnológicamente a las distintas Asociaciones y Entidades del subsector, como son la Asociación de Fruticultores (BIALKA), la Asociación de productores de Txakoli (BIALTXA), la Asociación de Productores de Sidra Natural (BIZKAIKO SAGARDOA) y la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina.

Las actividades del sector secundario tienen una gran importancia en el área; no en vano, el valle del Cadagua ha concentrado la casi totalidad de la industria de Las Encantaciones, agrupada fundamentalmente en el eje Balmaseda-Zalla. De hecho, la actividad industrial (química, metalúrgica y papelera, principalmente) se incrementa a partir de Zalla, ocupando los fondos de valle donde alterna con los prados y cultivos. En el área que atañe al presente Plan de Acción se ha conjugado la presencia de ferrerías tradicionales con la implantación desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX de otras industrias del sector metalúrgico y papelero. Este desarrollo industrial explica el crecimiento que la población ha conocido a lo largo del siglo XX, con un desarrollo espectacular ente 1900 y 1970 y un incremento mucho más moderado en las últimas décadas del siglo.

Los núcleos de habitación se agrupan en barriadas más o menos extensas, dispuestas a lo largo de las carreteras que surcan el valle: el desarrollo residencial se ha realizado de forma longitudinal, asociado a las principales vías de comunicación, dando lugar a poblamientos de tipo lineal. El más importante de ellos, que constituye el extremo oriental del Paisaje de la Calzada del Cadagua, es el de Mimetiz, con un desarrollo urbano en torno a la iglesia parroquial de San Miguel y la bifurcación de las carreteras a Balmaseda y Carranza. Allí se aglutina la mayor parte de la población de Zalla y, precisamente por ser el barrio más poblado, concentra la mayoría de los servicios del municipio. El urbanismo tradicional se articula en torno a la plaza de El Corrillo, pero ha experimentado a lo largo del siglo XX un fuerte desarrollo urbano, consecuencia del extraordinario crecimiento demográfico del municipio de Zalla durante la pasada centuria. De hecho, pasó de ser un barrio de marcado carácter rural, caracterizado por la dispersión de sus elementos construidos entre amplios campos de labranza, a un núcleo urbano densamente construido, que se extiende al E más allá de la bifurcación de carreteras, hacia Aranguren, y al O por el término de Zarikete, que hoy está prácticamente asimilado a Mimetiz. En esta segunda zona el tipo de vivienda predominante es de baja densidad (casas adosadas y, sobre todo, chalets) distinguiéndose notoriamente de las construcciones del centro de Mimetiz, organizadas principalmente en edificios de pisos.

Plan de Acción del Paisaje. 22 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

Por el contrario, en la zona occidental del paisaje predomina un caserío disperso, con una menor densidad constructiva y articulado en torno a diminutas barriadas de carácter marcadamente rural que se disponen a lo largo de la calzada, ocupando los amplios meandros del río Cadagua. Ello contrasta con la presencia de dos focos industriales: la Papelera Serrano, en Longar, y Plomos, Estaños y Aluminios Laminados S.A. (PEALSA) en La Herrera-Ijalde, si bien ambos son de mediano tamaño.

3.3. ASPECTOS MEDIOAMBIENTALES

En el presente apartado se analizan los aspectos medioambientales que más afectan al territorio estudiado en este Plan de Acción del Paisaje. Para ello nos hemos basado en varios documentos publicados en la última década, que están recogidos en el apartado dedicado al análisis del conocimiento sobre el área.

Los cauces fluviales: el río Cadagua. Actualmente el río Cadagua se encuentra altamente degradado debido a procesos antrópicos: la industria tradicional de la zona y los crecimientos junto a las riberas han propiciado la pérdida progresiva de la calidad de los ecosistemas ripiarios. Los ecosistemas fluviales tienen gran importancia como hábitat para numerosas especies de flora y fauna y como corredores ecológicos que permiten un flujo genético y poblacional de éstas en el territorio.

La vegetación. En general, la vegetación natural del valle del Cadagua está compuesta por robles (quercus robur y quercus pyrenaica), hayas (fagus sylvatica), castaños (castanea sativa), bortos o madroños (arbutus unedo), y avellanos (corylus avellana). En las zonas bajas cercanas al río predomina la vegetación de ribera compuesta por fresnos, alisos (alnus glutinosa) y chopos. De entre éstos, el castaño ha sido tradicionalmente muy apreciado para la construcción, por resistir muy bien su madera la intemperie; igualmente, el roble se ha empleado en la edificación y en la industria naval, por ser su madera más fuerte que la del castaño. Por su parte, el borto o madroño se ha utilizado para el carboneo. Todas estas especies son importantes por su papel como corredores ecológicos, pero su escasez y fragmentación los convierte en sistemas frágiles.

La vegetación climática de la zona se integra en la serie colinomontana orocantábrica, cantabroeuskalduna y galaicoasturiana mesofítica del fresno o Fraxinus excelsior (Polysticho setiferi – Fraxineto excelsioris sigmetum) cuya vegetación potencial son las fresnedas excelsas con

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robles. Corresponde en su etapa madura o cabeza de serie a un bosque mixto de fresnos y robles, que puede tener en mayor o menor proporción tilos, hayas, olmos, castaños, encinas, avellanos, arces, cerezos, etc. El sotobosque es bastante rico en arbustos como endrinos, rosas, madreselvas, zarzamoras, etc. así como en ciertas hierbas y helechos esciófilos (Polysticho setiferi-Fraxinetum excelsioris = Corylo-Fraxinetum cantabricum). Tales bosques se desarrollan sobre suelos profundos y frescos, más o menos hidromorfos, en general ricos en bases. Tanto estos bosques mixtos o fresnedas como los zarzales, praderas y brezales sustituyentes, aunque tienen su óptimo en el piso colino de los sectores Cantabro-Vasco y Galaico-Asturiano (Ovetense), pueden prosperar también en el piso montano de tales territorios, así como en la vertiente septentrional de la provincia Orocantábrica (pisos colino y montano).

De la vegetación original, sólo quedan islas desconexas, que en el caso de los encinares cantábricos han sufrido una fuerte regresión tras los incendios de 1989-90, mientras las plantaciones industriales de pino insigne (y últimamente Eucaliptus globulus) ocupan más del 75% de la superficie capaz de soportarlas. La vegetación actual que podemos encontrar en el ámbito de estudio es el resultado de las diferentes actuaciones humanas sobre la vegetación primitiva. Por lo tanto, en el paisaje vegetal actual y en la distribución de las diferentes unidades de vegetación, influyen no sólo las condiciones ecológicas y ambientales reinantes, sino el ser humano que, a través de sus actividades tanto agrícolas como ganaderas, industriales y forestales, constituye un factor determinante.

Aparecen nuevas unidades de vegetación, procedentes en su mayoría de la degradación en distintos estados de la vegetación climácica y el resto son las introducidas directamente por el ser humano (cultivos, repoblaciones). Estas unidades de degradación se encuentran en continua dinámica. Cuando la acción humana cesa, tienden a evolucionar lentamente y de

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forma progresiva hacia la unidad clímax de la que forman serie, y cuando la acción es continua o, aunque breve, intensa (incendios, por ejemplo), sufren regresión hacia unidades vegetales cada vez más simples ecológicamente.

En el área de estudio, la mano del ser humano se deja notar de forma bastante intensa, las zonas menos accesibles son las que en general ofrecen un mejor estado de conservación. En las orillas del río, la transformación de la vegetación ha sido intensa. Ésta se refleja en la vegetación ruderal nitrófila que domina en las áreas urbanas y en las grandes superficies de plantaciones y cultivos, anteriormente comentadas. La vegetación potencial que estaba dominada por una flora riparia con fresnedas y alisedas ha sido reemplazada por estas comunidades mediante cuya explotación, el ser humano aprovecha las características edáficas y agronómicas de estas áreas. Otras comunidades vegetales presentes en el área de estudio y que se encuentran menos unidas a la antropización de la zona son el encinar cantábrico, el robledal acidófilo y robledal-bosque mixto atlántico y el lastonar de Brachypodium pinnatum.

El encinar se extiende por la vertiente cantábrica y por algunos valles y generalmente en zonas con fuerte pendiente o en situaciones de cresta y espolón, muy desfavorables al desarrollo de otras formaciones. Se establece sobre suelos secos y escasos, en exposiciones soleadas del piso colino o parte inferior del montano. Están ligados casi siempre a afloramientos de rocas calcáreas duras, sobre las que se desarrollan suelos someros, de poca capacidad de retención hídrica.

Gracias a que ocupan terrenos muy poco aptos para cualquier explotación agropecuaria aún subsisten masas relativamente extensas de encinar. Desde el punto de vista ecológico y biogeográfico son bosques importantes cuya especie dominante es la encina (Quercus ilex), siempre verde y con bellotas de maduración anual.

En Zalla, la representación del encinar cantábrico queda reducido a una mancha en el valle del Cadagua, que constituye la parte más seca de la comarca atlántica y se ubica sobre sustrato silíceo. Este encinar subsiste debido a que ocupa terrenos muy poco aptos para cualquier explotación agropecuaria y a haberse abandonado la práctica del carboneo.

El aclareo de los encinares silicícolas, ha propiciado la expansión de algunas especies limitadas antes a los claros. A las encinas de porte mediocre que han conseguido escapar al fuego acompañan Arbutus unedo, Phillyrea latifolia Rhamnus alaternus, Cistus salvifolius, Erica lusitanica, E. cinerea, E. arborea subsp arborea, Calluna vulgaris, además de Smilax aspera, Rubia peregrina y Rosa sempervirens.

Estos bosques cubrían potencialmente la mayor parte de la zona; la situación actual bien distinta, con el robledal mixto reducido a pequeños enclaves de vaguadas, laderas de fuertes pendientes y zonas con suelos profundos en general. En este sentido, los bosquetes de frondosas, tanto en fase juvenil o muy degradada como adulto, que aún perduran tienen un gran valor debido principalmente a su escasez.

El estrato arbóreo está dominado por el roble pedunculado (Quercus robur), acompañado por otros árboles como avellano (Corylus avellana), fresno (Fraxinus excelsior), alisos (Alnus

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glutinosa), etc. El estrato arbustivo es rico en diversidad de especies, Cornus sanguinea, Rubus ulmifolius, Hedera helix, Rosa sp., Smilax aspera, Tamus communis, Sambucus nigra, Crataegus monogyna, Ilex aquifolium, Corylus avellana, Lauros nobilis, Ruscus aculeatus, etc.

El estrato herbáceo es igualmente variado, albergando entre las más representativas: Polystichum setiferum, Asplenium scolopendrium, Dryopteris affinis, Hypericum androsaemum, Arum italicum, Ruscus aculeatus, Vicia sepium, Veronica chamaechys, Polygonatum multiflorum, etc.

Por tanto, las especies autóctonas han quedado relegadas a pequeños reductos, debido a las plantaciones de especies de crecimiento rápido efectuadas de forma masiva a partir de los años 60, fundamentalmente pino (pinus insignis) y eucalipto (eucalyptus globulus), respetando un sotobosque de quercíneas (fundamentalmente carrasco y chaparral) y borto. De hecho, la mayor parte de la superficie agrícola del valle (en torno al 70 %) está dedicada a los cultivos forestales, que se implantaron en la zona con el fin de satisfacer la gran demanda de madera que generaron las industrias papeleras del entorno. Es la unidad dominante en el territorio del municipio de Zalla, distribuyéndose de forma homogénea por toda su superficie.

Las repoblaciones forestales son formaciones arbóreas homogéneas, tanto en edad de los árboles como en espaciamiento de los mismos. Generalmente son monoespecíficas, aunque con frecuencia se dan "mosaicos" de pequeñas plantaciones de especies diferentes debido a la disparidad de ambientes existentes y a la atomización de la propiedad privada en montes y valles. En los niveles más bajos predomina las repoblaciones de Pinus pinaster y Eucalipto y las orillas de los ríos presentan algunos cultivos de chopos y menos abundantes Platanus híbrida.

La dinámica de estas plantaciones es muy rápida, con turnos cortos de 25-30 años, para las especies más extendidas. En la zona aparecen a veces con un sotobosque del bosque precedente, lo que indica las posibilidades de retorno a las condiciones naturales; sin embargo, la práctica de tala a matarrasa y la fuerte roturación en estos cultivos desemboca en el paulatino empobrecimiento y acidificación del suelo, sobre todo cuando la pendiente es fuerte, favoreciendo especies del brezal como Ulex o Erica, que a menudo indican suelos erosionados y de difícil reversibilidad.

En los fondos de valle alternan los prados y cultivos; son, junto con las repoblaciones forestales de coníferas, los elementos principales del paisaje en la vertiente cantábrica. Los prados son formaciones herbáceas que se mantienen verdes todo el año, estando constituidos por plantas que, en su mayoría, soportan con facilidad las labores propias de los caseríos (siega, estercolado y ramoneo del ganado). Los mejores prados ocupan suelos profundos de valles, pero tampoco faltan en terrenos más secos, con suelos más superficiales. Los prados son formaciones herbáceas naturales o seminaturales, verdes todo el año, constituidas por plantas perennes en su mayoría, adaptadas a las labores del caserío (siega y estercolado) y al diente del ganado.

Plantas características de la flora de los prados son: Anthoxanthum odoratum, Cynosurus cristatus, Lolium spp., Festuca arundinacea, Poa pratensis y Dactylis glomerata entre las

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gramíneas. Taraxacum gr. praestans-officiale, Crepis vesicaria subsp. haenseleri y Bellis perennis entre las compuestas. Leguminosas como Trifolium pratense, T. repens, T. dubium, Lotus corniculatus y otras. Además, Plantago lanceolata, Linum bienne, Ranunculus acris, Rumex acetosa, etc. Rhinanthus mediterraneus y R. angustifolius abundan, a veces, en prados algo secos. La alfalfa (Medicago sativa) y el raigrás (Lolium sp.) son sembrados en algunos prados por su buena calidad como forrajeras.

Los prados que se localizan en los alrededores de los caseríos, están ocupados por plantas forrajeras: maíz, alfalfa, tréboles, etc. Además de la mezcla que se da entre los cultivos y prados, este tipo de plantación hace más difícil la identificación y separación entre ellos. Junto a los caseríos se sitúan las huertas con plantas para consumo humano, tales como: puerros, berzas, cebollas, lechugas, tomates, habas, vainas, pimientos, etc. Estas huertas suelen ocupar los mejores terrenos y se estercolan con regularidad.

Los prados incluyen con mucha frecuencia pequeños manzanales. Otros frutales tales como nogales, cerezos, perales, etc., se sitúan en las inmediaciones del caserío.

En el ámbito urbano la vegetación es escasa y, en todo caso, está constituida por plantas muy bien adaptadas a los entornos fuertemente antropizados. Son especies que colonizan con facilidad veredas y cunetas, muros, tapias y paredes edificios y caseríos, setos, bordes de caminos, zonas de cultivos márgenes de caseríos así como lugares urbanos pisoteados y lugares yermos y escombreras. En muchas de las parcelas incluidas en esta unidad, la vegetación es muy rala o prácticamente inexistente.

En las zonas más humanizadas y transitadas aparecen un conjunto de especies de mediano y gran tamaño, en general perennes o bienales, moderadamente nitrófilas y que se extienden

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con rapidez. Pueden, igualmente, invadir terrenos eriales y baldíos. La mayor parte de las plantas de esta comunidad tiene un desarrollo tardío y presentan el máximo apogeo entre mediados y finales de verano. Entre otras pueden encontrarse las siguientes especies: Polygonum aviculare, Sagina apetala, Amaranthus deflexus, Polycarpon tetraphyllum, Coronopus didymus, Poa annua.

En los yermos urbanos y escombreras, aparece una comunidad de plantas formada por especies anuales de tamaño medio y desarrollo finiestival que ocupan ambientes fuertemente nitrogenados. Muchas de estas plantas proceden de otras latitudes y buena parte de ellas pertenecen a las familias Chenopodiaceae y Amaranthaceae, aunque por el carácter abierto de estas comunidades pueden encontrarse especies muy diversas, en general tránsfugas del resto de agrupaciones ruderales. No es difícil encontrar en este tipo de ambientes: Chenopodium murale, Chenopodium. album, Chenopodium ambrosiodes, Amanthus blitoides, Amaranthus retroflexus, Amaranthus hybridus, Urtica dioica, Solanum nigrum, Sonchus asper, Picris hieracioides, Picris echioides, Crepis vesicaria, Senecio vulgaris, Datura stramonium.

Áreas de interés para la fauna. En Zalla conviven numerosas especies de todos los grupos faunísticos. De ellos cabe destacar el interés de este municipio para los quirópteros (murciélago grande de herradura, murciélago de oreja partida, murciélago de cueva, murciélago mediterráneo de herradura). Indicar que el elevado grado de amenaza de estas especies hace necesaria la protección tanto de sus refugios como de sus áreas de campeo. Por otra parte, Zalla es un área de elevado interés para la distribución del alimoche (Neophron percnopterus), considerado vulnerable por el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas.

Las orillas del río Cadagua están asociadas a sistemas de arbolado en los que se puede ver volar y alimentarse, y en algunos casos anidar a una variada avifauna. Como especies más estrechamente ligadas a este medio acuícola encontramos al martín pescador (Alcedo atthis), la lavandera Castañeda (Mostacilla cinerea), que cría en muros, puentes o taludes siempre muy próximos al agua; la lavandera blanca (Motacilla alba), que también se ubica en campiñas con pequeños cursos de agua y cerca de viviendas aisladas y el ruiseñor bastardo (Cettia cetti), que se le encuentra en los matorrales o en el suelo donde crían y se alimentan de insectos en el buen tiempo y semillas en invierno. Otras especies que frecuentan este hábitat aunque no se asientan permanentemente en él son: la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), muy ligada a setos, bosquetes y arbustos ribereños, cuya transformación en tierras de cultivos las haría desaparecer; el chochín (Trglodytes troglodytes); el zorzal común o malviz (Turdus philomelos); el carbonero común (Parus major), más ligado a robledales poco tupidos; y el pinzón vulgar (Fringilla coelebs).

Las aguas del río Cadagua sustentan una comunidad piscícola importante. Las loinas (Chondrostoma toxostoma) son las especies más típicas de los cursos medios de los ríos. Se alimentan de algas adheridas a las piedras del fondo y se desplazan río arriba con fines reproductores. Su conservación está ligada a evitar la presión humana e industrial. Los piscardos (Phoxinus phoxinus), son la especie más abundante en la Comunidad Autónoma Vasca. Colonizan todo el curso del río y son de carácter gregario. Se alimentan principalmente

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de pequeños invertebrados y se reproducen en corrientes vivas y con poca profundidad. Las anguilas (Anguilla anguilla) es otra de las especies que abundan en este ecosistema. De costumbres sedentarias, nocturnas y territoriales, son muy voraces y llevan a cabo la reproducción emigrando aguas abajo en un largo viaje hasta el mar de los Sargazos donde desovan.

Por otra parte, encontramos en regatos al cangrejo autóctono o de patas blancas (Austropotamobius pallipes). Esta especie sufre un acusado peligro de extinción debido a la peste del cangrejo (Afanomicosis), que hace una década hizo desaparecer las principales poblaciones. Ecológicamente, su papel es importantísimo en la limpieza de los fondos de río de restos de materia orgánica en descomposición, así como por la disminución en la eutrofización de las aguas. Aunque ocupan una variada gama de hábitats (campiña, robledal y bosque mixto fresco, cultivos y barbechos, etc.), los tritones desarrollan parte de su vida y reproducción en lagunas, charcos, abrevaderos y otras masas de agua. Por lo general no les gustan las aguas corrientes, aunque el tritón palmeado (Triturus helveticus) si llega a ocupar pequeños arroyos en zonas montañosas. Otra especie presente en la zona es el tritón jaspeado (Triturus marmoratus). Otros anfibios presentes en la zona son: la salamandra común (Salamandra salamandra) que tiende a ocupar los pisos montano y colino, el sapo partero (Alytes obstetricans), el sapo común (Bufo bufo), la rana verde o común (Rana perezi) que prefiere los cursos de agua corriente suave, la rana patilarga (Rana ibérica) en arroyos de montaña y la rana bermeja (Rana temporaria) que es la especie más terrestre de las mencionadas.

Todas las especies se reproducen o bien en charcas o en ríos y arroyos y desarrollan parte de su actividad en ambientes terrestres variados. Los reptiles asociados al medio acuático que manifiestan su presencia en la zona son la culebra de agua o viperina (Natrix maura) y la culebra de collar (Natrix natrix). La primera vive en el medio acuático y se aleja poco de él. Se alimenta de anfibios y peces y su conservación depende del buen estado de las aguas. La segunda, es muy terrestre y solamente acude al agua en ocasiones. Se alimenta de ranas, sapos, tritones y renacuajos; en menor medida captura peces. Ocupa hábitats muy variados aunque muestra preferencia por la campiña.

Las especies características de pequeños mamíferos relacionadas con este ecosistema y presentes en la zona son: el turón común (Mustela putorius), que se alimenta de roedores, anfibios, pájaros y larvas de insectos; el topo común (Talpa europaea), que busca las orillas de los ríos y los suelos profundos y húmedos donde abundan las lombrices; el topo occidental (Talpa occidentalis), presente solamente en la zona noroccidental del País Vasco y poco abundante; el topillo rojo (Clerhrionomys glareolus), en bordes de regatos y zonas pedregosas húmedas; la rata de agua (Arvicola sapidus); el ratón de campo (Apodemus sylvaticus) y el ratón casero (Mus musculus) son especies que aunque sus hábitats son variados se acomodan perfectamente en las orillas de ríos y arroyos; por último, la musaraña común (Crocidura russula), habita en las orillas de ríos con dominancia del estrato herbáceo o de cultivos.

En los medios que históricamente se han visto alterados en mayor medida por la acción humana: prados, huertas, frutales y asentamientos humanos, bien sea de forma dispersa (caseríos aislados) o bien agrupados en barrios y núcleos la fauna es abundante y diversa. La

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comunidad de vertebrados está compuesta por especies europeas, cuya presencia estaría de acuerdo con las condiciones impuestas por este tipo de hábitat; se ven favorecidas las especies más tolerantes hacia el ser humano y también aquellas propias de hábitats herbáceos. Entre los mamíferos son abundantes los roedores e insectívoros, tales como musarañas y topillos, ratones de campo y ratas, topos en prados y huertas abandonadas.

Algunas especies características son las siguientes: tritón palmeado, tritón jaspeado, sapo partero, sapo común, lución, lagarto verde, lagarto verdinegro, lagartija roquera, culebra de collar, víbora cantábrica, ratonero común, cuco, lechuza común, torcecuellos, pito verde, bisbita arbóreo, lavandera blanca, mirlo, zorzal común, papamoscas gris, alcaudón dorsirrojo, estornino común, gorrión molinero, jilguero, escribano cerillo, topo común, musaraña común, musaraña de Millet, musarañita, musgaño patiblanco, topillo rojo, topillo lusitano, topillo pirenaico, topillo común, ratilla agreste, ratón de campo, ratón casero, rata campestre, erizo común, comadreja y zorro.

En el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas aparecen consignadas 5 especies en la categoría de vulnerable: alimoche, murciélago grande de herradura, murciélago de oreja partida, murciélago de cueva, musarañita. También se encuentran otras dos que se clasifican como de interés especial: torcecuellos y martín pescador. Por último, una especie se cataloga como en peligro de extinción: el murciélago mediterráneo de herradura.

Según la Directiva Hábitat se cataloga en el anexo II, especies para las cuales es necesario designar zonas especiales de conservación, la lagartija roquera y en el anexo IV, que requieren protección estricta, el lagarto verde y el tritón palmeado. Incluida en el anexo V se encuentran la rana común.

La fauna que se encuentra más amenazada es la acuática, que desarrolla su ciclo vital en los cauces y riberas fluviales: peces, anfibios y dentro de las aves el martín pescador. Mención especial merecen los murciélagos, cuyos principales refugios los encontrarían en las construcciones y manchas forestales.

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3.4. VÍAS DE COMUNICACIÓN

Dada su privilegiada ubicación geográfica, Zalla ha sido siempre un punto de confluencia de caminos, lo que ha convertido al municipio en un punto estratégico de Las Encartaciones. Las redes conformadas por las vías de comunicación caracterizan y dan sentido a este paisaje, por lo que su análisis es fundamental a la hora de comprender todos sus aspectos culturales y medioambientales. De hecho, el desarrollo de las actividades económicas del valle ha estado favorecido por las buenas comunicaciones con la costa, con el entorno de Bilbao y con el norte de Álava/Araba.

El camino de Bilbao a Balmaseda a través del corredor del Cadagua ha sido vía de comunicación fundamental al menos desde la Edad Media, aunque seguramente fuera, como todos los caminos medievales, la continuación del uso de una antigua ruta romana, trazada sobre las vías naturales de comunicación y determinada por los dictados y limitaciones de la geografía del valle1. De hecho, el Cadagua constituye una de las tres arterias fundamentales que articula desde antiguo las comunicaciones en Bizkaia, configurando un camino que se define a partir del cauce del río y de las estribaciones montañosas2. No en vano el valle del Cadagua es el principal corredor que pone en comunicación Bilbao y la costa vizcaína con el norte de Burgos, siendo utilizado por los comerciantes de lanas de Castilla para trasladar su mercancía a los puertos. En un momento indeterminado, que suele fijarse entre los siglos XII y XIII, esta vía pasaría a asumirse con la ruta jacobea del litoral vizcaíno que, a su paso por Zalla, atravesaba los barrios de Ibarra, Bolunburu, La Herrera y La Mella y llagaba a Balmaseda por Valdemollina3, continuando por El Berrón hacia el Valle de Mena. Desde el siglo XIV este camino se convertiría en Calzada o Camino Real de Aduana, una vía que durante toda la Edad Media y la Edad Moderna sería objeto de sucesivas reparaciones, especialmente por las frecuentes crecidas del río Cadagua. Durante los siglos XVI y XVII el camino sería considerado como uno de los principales en las comunicaciones de Bilbao con Castilla. Fue, de hecho, una importante ruta comercial tanto para la llegada de la lana castellana a los puertos cantábricos como para el transporte del hierro elaborado en las ferrerías hacia los pueblos del interior. Esta ruta sólo empezaría a perder importancia a partir de 1750, cuando se decide apostar por el camino de la Peña de

1 Fernández y Prado, “El Camino de Santiago litoral”, 5. 2 Basterretxea, Amaia, “Vías de comunicación en Bizkaia” en Ibaiak eta Haranak, dir. Enrique Ayerbe (Bilbao: Etor, 1990), 117 3 Torrecilla, Barrio y Aguirre, Guía del Camino de Santiago, 32.

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Orduña para unir Bilbao y la Meseta, lo que supuso el hundimiento de la actividad en esta calzada. El trazado de este camino puede seguirse fácilmente, aunque los restos físicos de su encachado han desaparecido casi por completo: apenas quedan indicios, siendo especialmente relevantes precisamente los hallados en La Herrera4.

Ya en el primer tercio del siglo XIX se presentó el proyecto de abrir una nueva carretera entre Bilbao y Balmaseda, una vía de comunicación moderna que sustituyera a los antiguos caminos carretiles: la obra comenzaría años después, terminada la Primera Guerra Carlista, y la apertura de esta nueva vía supuso el relanzamiento de las comunicaciones en la comarca de Las Encartaciones y, por ende, en el municipio de Zalla. Durante todo el siglo XX esta carretera de canalizó el tráfico local y el de paso hacia Burgos.

En 1987 la Diputación Foral de Bizkaia planteó una alternativa a esta carretera que circunvalara las localidades de Balmaseda y Zalla, evitando a los automóviles atravesar los núcleos urbanos de estas localidades5; y es que esta vía soportaba una alta intensidad de tráfico que, unida a las travesías urbanas, se traducía en importantes retenciones a causa de la gran cantidad de vehículos que se trasladaban hacia el norte de Burgos, especialmente los fines de semana en dirección a Medina de Pomar, Valle de Mena y Villarcayo. Se trazaría así el recorrido de la actual carretera Bilbao-Balmaseda (BI636), que constituye el límite sur del paisaje objeto de este Plan de Acción.

El último eje viario que articula el paisaje es el ferrocarril, que está presente en este territorio a través de tres líneas, todas ellas de vía estrecha: la Bilbao-Balmaseda, la Santander-Bilbao y la de La Robla.

El ferrocarril de Bilbao a Balmaseda se fundó en 1888; entonces nacía en el barrio de Zorrotza y contaba con estaciones en Zorrotza, Irauregi, La Quadra, Sodupe, Güeñes, Zalla y Balmaseda. La línea tomó el nombre de Compañía del Ferrocarril del Cadagua y fue inaugurada el 5 de diciembre de 1890. Detrás de la creación de esta línea estuvieron los principales industriales bilbaínos, ya que se

4 Basterretxea, Amaia, “Vías de comunicación en Bizkaia” en Ibaiak eta Haranak, dir. Enrique Ayerbe (Bilbao: Etor, 1990), 117 5 https://es.wikipedia.org/wiki/BI-636 [consulta 27/11/2015].

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trataba de una línea de indudable interés para el comercio vizcaíno.

Por su parte, la Compañía del Ferrocarril de Santander a Bilbao se creó en 1893, incorporando el ferrocarril Zalla-Solares que se había fundado ese mismo año y que en Zalla tenía estaciones en Aranguren y Otxaran. Sus accionistas eran básicamente los mismos que los del Ferrocarril del Cadagua, por lo que el desarrollo histórico de ambas líneas estuvo muy unido.

Por último, el ferrocarril de Bilbao-La Robla, el conocido como “tren hullero”, que uniría Bilbao con León por el Valle de Mena y el norte de Palencia, fue constituido en 1890 como Compañía del Ferrocarril Hullero de La Robla a Valmaseda, aunque cambiaría su nombre en 1905 por el de Ferrocarriles de La Robla; tuvo dos estaciones en el municipio de Zalla: las conocidas como Zalla e Ibarra. El objetivo de esta línea era asegurar el suministro de carbón a la siderurgia vizcaína, a precios que resultaran competitivos con los de la hulla británica. Inicialmente, entre 1892 y 1894, se construyó el tramo La Robla-Balmaseda, que en esta localidad se unía con el Ferrocarril del Cadagua. Posteriormente, en 1902, y para evitar que el transporte completo del carbón hasta las industrias de la Margen Izquierda tuviera que circularse por las vías de varias compañías diferentes, se construyó el ramal de Balmaseda a Lutxana, que es el que pasa por Zalla.

En la actualidad, desaparecido el tren de La Robla y transformado parte de su trazado en bidegorri, el valle cuenta con la línea de cercanías Bilbao-Balmaseda y la de largo recorrido que cubre los trayectos Bilbao-León y Bilbao-Santander, además de dos ramales dedicados a mercancías, -Lutxana y Basurto-Ariz, todas ellas dependientes de FEVE.

La estrechez del valle condiciona en gran medida el trazado del ferrocarril y las carreteras, siendo muy frecuentes los cambios de orilla de sus trazados, lo que se traduce en la existencia de numerosos puentes y no pocos túneles; además, la concentración de vías de comunicación hace inevitable la presencia de cruces y pasos a nivel, lo que contribuye a acentuar la congestión de la zona baja de este paisaje. Y esa evolución de usos de las infraestructuras de comunicación ha ido generando distintas capas en el territorio que hoy conviven y buscan

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estar activas bien por la continuación de su uso bien por la transformación de ellas en infraestructuras verdes.

Plan de Acción del Paisaje. 34 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

4. DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES PAISAJÍSTICAS

Dedicaremos este apartado a definir y describir las unidades y subunidades paisajísticas que conforman el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua. Es ésta una parte fundamental del presente diagnóstico, ya que la correcta definición de estas áreas es indispensable a la hora de plantear y precisar los objetivos de calidad paisajística y las líneas de actuación que afectarán al paisaje. Sólo a partir de un conocimiento del terreno se podrá tener una visión global que permita actuar localmente con acciones que tengan una repercusión eficaz y positiva en todo e ámbito comprendido en el PAP.

4.1. ASPECTOS GENERALES

Las primeras muestras de poblamiento en el área afectada por este PAP las encontramos en el recinto fortificado de la segunda Edad del Hierro del Castro de Bolunburu, periodo comprendido entre el siglo IV a.C al I d.C en una elevación de 320 m que domina la visual del valle. Esta población dedicada a la ganadería y agricultura de subsistencia.

Con el paso del tiempo, las primeras poblaciones hay que situarlas a media ladera, al igual que ocurre en el vecino Güeñes hasta que, a partir del siglo X, hay un descenso progresivo hacia el fondo del valle. El espacio que hoy ocupan Zalla y Güeñes ha sido lo que históricamente se

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llamó valle de Salcedo y que, con el paso del tiempo, acabó subdividiéndose en las dos entidades diferenciadas señaladas, ambas nacidas junto al río Cadagua. Zalla y Güeñes son los municipios que disponen de vegas más amplias y fértiles de Las Encartaciones, algo que se ve reflejado en su toponimia –Ibarra, Aranguren, (I)barretaguren, Errekaguren, Vallehermoso, Vegashermosas, Regatohermoso…– denotando espacios fértiles y de cultivo.

En este contexto, la Calzada del Cadagua, construida en paralelo al río, supuso una importante fuente de riqueza y comercio. Por esta razón los principales barrios y aldeas nacieron en torno a ella, además de otras construcciones como torres o iglesias. Y estas mismas construcciones – o, más bien, la población que habitó en ellas– fueron modelando el paisaje, cambiándolo y adaptándolo a las necesidades de cada momento: desde la Edad Media hasta el siglo XIX estos cambios pivotaron en torno a la población en aldea, las zonas de cultivo y pasto comunes, el comercio a través de la calzada, las instalaciones preindustriales y el uso de los montes circundantes para la obtención de leña y madera, así como para pastos y cultivos de altura. Con la llegada del siglo XX estos elementos socio-económicos fueron cambiando. El espacio cambió –profundamente en algunos casos, menos en otros– pero nunca quedó inalterado. Las zonas de pastos y cultivo fueron desapareciendo y otras fueron ocupadas por viviendas polifamiliares, de alta densidad, las cuales, a su vez, modificaron el patrón de poblamiento relegando (en algunas zonas de manera notable, en otras de forma menos evidente) a caseríos y palacios a un segundo plano.

Lo mismo ocurrió con la industria, que paso de establecimiento preindustriales a grandes instalaciones que ocuparon amplios espacios ribereños influyendo también en el entorno urbano circundante. Al calor de los cambios económicos aparecieron nuevas vías de comunicación, como las carreteras y el ferrocarril que tejieron una red entre los distintos municipios del valle, acercando población, gente y visitantes.

4.2. EL PAISAJE DE LA MELLA A SAN MIGUEL. UN PAISAJE CON HISTORIA. UN PAISAJE HABITADO

El área de estudio se ha concretado en 474,10 hectáreas, siendo su cota más elevada los 315 m del cerco de Bolunburu. Se ha definido esta zona mediante los siguientes límites, que permiten clarificar exactamente el área afectada por el PAP: al O con el límite municipal con Balmaseda; al Este con el nudo de comunicaciones de la zona de Baular y la línea del ferrocarril Bilbao- Santander; al Norte con los puntos ambientales de La Herrera y Bolunbru y de ahí, por una línea recta imaginaria, hasta conectar con la línea del ferrocarril de Bilbao-Santander; al Sur nuestro límite será siempre la carretera BI-636, el llamado corredor del Cadagua, a excepción de la zona de Bolunburu donde se ensancha este límite para acoger el espacio donde se asiente el Castro, entre los arroyos Los Brujos y Basualdo.

Morfológicamente el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua está compuesto por 2 unidades paisajísticas y 4 subunidades paisajísticas.

Estas divisiones pretenden hacer más eficaz el análisis del ámbito de estudio, agrupando áreas con dinámicas similares y diferenciando aquéllas cuyas características sugieran un tratamiento diferente. Y ello con el propósito de facilitar la descripción del paisaje, pero también –y sobre todo– con el fin de facilitar la definición del terreno, lo que redundará en una mejor

Plan de Acción del Paisaje. 36 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

comprensión del mismo y, por tanto, un mejor abordaje de los objetivos de calidad paisajística y las acciones que de ellos deriven en las sucesivas fases del PAP.

El área de estudio comprende más de 100 elementos de interés patrimonial-cultural (tanto arquitectónicos como arqueológicos) así como una zona de alto interés patrimonial- medioambiental en la zona de La Herrera-Bolunburu, un continuo de alisos, castaños y robles, así como prados de cultivos y prados a media altura. Incluye también zonas e hitos vinculados con el modelo de asentamiento (castro, torres, palacios, caseríos…), relaciones productivas vinculadas con el uso del agua (molinos, centrales hidroeléctricas, ferrerías, fábricas…), elementos de comunicación (antigua calzada romana, calzada real, ferrocarriles, carreteras …), inmuebles de uso religioso (ermitas, iglesias…) y un amplio etcétera. Todo ello constituye un paisaje de gran riqueza, manifestada en la variedad, diversidad y calidad de los elementos que lo componen.

La misma riqueza se aprecia en el ámbito patrimonial-medioambiental, lo que redunda en subrayar la calidad tipológica del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua. Así, en el área de estudio predomina el bosque mixto atlántico (76.4.7) sobre todo en las zonas del rio Cadagua y el arroyo Otxaran.

Plan de Acción del Paisaje. 37 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

De igual manera, encontramos corredores ecológicos. En nuestra área encontramos zonas de amortiguación (señaladas en el plano en color amarillo) cuya su vegetación es robledal cantábrico (76.7.13), corredores de enlace (señaladas en el plano en morado) y zonas de restauración ecológica (señaladas en rojo) en la zona del Puzola.

En cuanto a la clasificación de los paisajes, Zalla se encuentra entre dos áreas definidas. Por una parte, la zona de La Herrera-Bolumburu está dentro del área de influencia del Inventario de Paisajes Singulares y Sobresalientes de la CAPV (señalada en color naranja en el plano) y las

Plan de Acción del Paisaje. 38 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

zona de Mimetiz-Ibarra dentro del área de influencia del Catálogo de Paisajes Singulares y Sobresalientes de la CAV (en el plano en color morado).

En cuanto a los usos de suelo, destacan las zonas urbanas Mimetiz y Ibarra, zonas de cultivos permanentes en la zona del semillero, zonas de agua continental en la zona de las Pedrajas, tierras de labor en el espacio comprendido entre la carretera BI-3636 y el trazado del ferrocarril Bilbao-Balmaseda, en la zona de Landarondo y Artebizkarra

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4.3. UNIDAD PAISAJÍSTICA 1: LA HERRERA – BOLUNBURU.

Ocupa una extensión de 181,23ha y se delimita al O con el límite municipal con Balmaseda; al E con el puente de Ibarra; al N con las cumbres de los montes La Herrera y Bolunbru; y al S con la carretera BI363, aunque que en la zona de Bolunburu el límite se ensancha y acoge el espacio del Cerco.

Esta unidad está compuesta por 42 elementos patrimoniales-culturales de muy alto interés histórico, tecnológico, arquitectónico, etc., elementos que nos hablan de la ocupación del territorio, del asentamiento humano, del aprovechamiento preindustrial e industrial y de la evolución de los medios de comunicación. En esta zona encontramos ejemplos sobresalientes como el asentamiento del Cerco de la Edad del Hierro, torres y capillas funerarias privadas – únicas en el País Vasco– entre otros elementos de carácter más contemporáneos, como la central hidroeléctrica o la fábrica de plomos. De hecho, la fase de industrialización contemporánea de Zalla arrancó precisamente en esta zona en torno a 1782, cuando la familia Urrutia, en La Mella, fundó una fábrica de papel, posiblemente utilizando el molino y el martillo pilón de la antigua ferrería para machacar los trapos6 en las antiguas

6 http://sustraiak.zalla.org/sustraiak/aociacionismo

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instalaciones de la ferrería. Posteriormente, aproximadamente en 1902, las instalaciones se reconvirtieron en la central hidroeléctrica, que hoy sigue en activo.

Es también un área de un alto interés ecológico, con una buena conservación medioambiental, y destacando Peña de La Herrera por ser un cantil rocoso de características únicas en las Encartaciones, rodeado de un bosque de especies forestales autóctonas entre las que destaca el encinar cantábrico, alisos, fresnos… y con presencia de gran cantidad de especies de aves, mamíferos y peces.

Se divide esta Unidad Paisajística en dos subunidades: La Herrera (SUP.1) y Bolunburu (SUP.2)

Subunidad paisajística La Herrera (SUP.1)

Esta zona ocupa una extensión de 102,10 hectáreas y se cierra al O con el límite con Balmaseda y la carretera Venta del Sol; al E con el puente del ferrocarril de Bilbao-La Robla a su paso por el Cadagua (X486.869,15 Y4.783.481,89); al N por la línea que va desde la carretera BI-630(Venta del Sol) por el cordal que corre desde Peña Herrera el arroyo Ijalde; y al S por el corredor del Cadagua, es decir, la carretera BI-636.

Plan de Acción del Paisaje. 41 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

Bajo el topónimo La Herrera recogemos un espacio que, aparte del que da nombre a esta subunidad, acoge pequeñas aldeas como Ijalde, Landazuri, La Mella y Terreros. Medioambientalmente destaca en lo referente al río y a la vegetación de ribera y, sobre todo, al monte de Peña Herrera, cubierta de encinar cantábrico. Esta área está ampliamente estudiada por el grupo ecologista Otsoaren Taldea, cuyo informe, recogido en el apartado de bibliografía de este diagnóstico, se encuentra en el Ayuntamiento de Zalla y en su página web.

Esta subunidad tiene una identidad propia, muy marcada dentro del municipio de Zalla, y está caracterizada por la carretera BI-3651, conocida como La Herrera-Ijalde, y el tramo de la vía del ferrocarril de Bilbao a Balmaseda. A ello se suman elementos patrimoniales que podemos datar desde el siglo XVI: Torre de Terreros, entorno de Santa Isabel-Taramona, barrio de Landazuri… a los que se suman otros como el conjunto de los Urrutia (ya del siglo XVIII) o, ya en la Edad Contemporánea, centrales hidroeléctricas o la fábrica de plomos PEALSA, ambas del siglo XX. Patrimonialmente se han identificado en esta zona 24 elementos de tipo cultural:

Nº FICHA CONJUNTO ELEMENTO

53 UP.1-SP.1 Puente del ferrocarril Bilbao-Balmaseda.

54 UP.1-SP.1 Fábrica de Plomos (PEALSA)

57 UP.1-SP.1 Edificio de viviendas, La Herrera-Ijalde, 4

58 UP.1-SP.1 Edificio de viviendas, La Herrera-Ijalde, 6

59 UP.1-SP.1 Edificio de viviendas, La Herrera-Ijalde, 8-8C 61 UP.1-SP.1 Iglesia de Santa Isabel

Acceso de Chalet contemporaneo La Herrera- 62 UP.1-SP.1 Ijalde, 16

63 UP.1-SP.1 Caserío La Herrera-Ijalde, 18

64 UP.1-SP.1 Caserío La Herrera-Ijalde, 5

65 UP.1-SP.1 Escuelas de La Herrera. 66 UP.1-SP.1 Puente de La Herrera 67 UP.1-SP.1 Apeadero de La Herrera

68 UP.1-SP.1 Cementerio de La Herrera-Ijalde 69 UP.1-SP.1 Casa Landazuri, 2 70 UP.1-SP.1 Torre de Terreros 71 UP.1-SP.1 Caserío Terreros, 4 72 UP.1-SP.1 Puente de Terreros 73 UP.1-SP.1 Caserío La Mella, 3

74 UP.1-SP.1 Puente de la calzada. La Mella

Plan de Acción del Paisaje. 42 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

75 UP.1-SP.1 Palacio Urrutia 76 UP.1-SP.1 Ermita de San Antonio 77 UP.1-SP.1 Fuente y muro 78 UP.1-SP.1 Fuente

79 UP.1-SP.1 Hidrolectrica de La Mella (ferrería de La Mella)

Subunidad paisajística Bolunburu (SUP.2)

Esta zona ocupa una extensión de 76,21 ha y se delimita al O con el puente del ferrocarril de Bilbao-La Robla a su paso por el Cadagua (X486.869,15 Y4.783.481,89); al E con el puente de Ibarra; al N con la carretera BI-3651; y al S por la carretera BI-636.

En este espacio, en el que se han identificado 18 elementos patrimoniales, se encuentran las áreas de Gobeo, pequeño barrio rural, el área de Bolunburu y la zona del Longar. Es una subunidad fuertemente caracterizada por la presencia del castro en la margen derecha del Cadagua, a una cota de 315 m, pero también por el conjunto ferrón de Bolunburu (s. XVI), o el barrio de Gobeo, que corre paralelo a la antigua calzada y dispone edificios de interés: caserío Gobeo (de estilo gótico), palacio-torre de Gobeo (barroco del siglo XVIII), o un molino. Un siglo

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más tarde aparecería la fábrica de Serrano, construida en 1871 por Antonio Serrano (a partir del antiguo molino del Longar, elaborando papel de fumar) y en la que daba trabajo a 35 personas de ambos sexos7.

Esta subunidad se encaja dentro de un valle un tanto angosto en el que los montes circundantes caen a pico sobre el río en varias zonas. El área está ampliamente estudiada por el grupo ecologista Otsoaren Taldea cuyo informe se encuentra en el Ayuntamiento de Zalla y en su página web.

En el área se han identificado las siguientes elementos patrimoniales de tipo cultural:

Nº FICHA CONJUNTO ELEMENTO 40 UP.1-SP.2 Txakoli Gobeo (Gobeo, 3) 41 UP.1-SP.2 Caserío Gobeo, 4B

42 UP.1-SP.2 Caserío gótico de Gobeo. Gobeo, 9G

43 UP.1-SP.2 Palacio de Gobeo. Gobeo, 5

44 UP.1-SP.2 Palacio de Gobeo. Gobeo, 6

45 UP.1-SP.2 Molino de Gobeo. Gobeo, 6 46 UP.1-SP.2 Ferrería de Bolunburu

47 UP.1-SP.2 Torre de Bolunburu. Bolunburu, 4 48 UP.1-SP.2 Ermita de Santa Ana

49 UP.1-SP.2 Caserío de Bolunburu. Bolunburu, 5

50 UP.1-SP.2 Caserío Bolunburu. Bolunburu, 6

51 UP.1-SP.2 Hidroeléctrica de Bolunburu. Bolunburu, 7

52 UP.1-SP.2 Barriada obrera de Las Pedrajas

Túnel del ferrocarril Balmaseda-Bilbao. 103 UP.1-SP.2 Bolunburu 104 UP.1-SP.2 Canalización

105 UP.1-SP.2 Puente de madera. Bolunburu 106 UP.1-SP.2 El Cerco de Bolunburu 107 UP.1-SP.2 Apeadero de Ibarra

7 7 http://sustraiak.zalla.org/sustraiak/aociacionismo

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4.4. UNIDAD PAISAJÍSTICA 2. IBARRA-MIMETIZ

Esta área comprende 228, 57 ha y se delimita de la siguiente manera: al O con el puente del Ibarra; al S con la BI-636 (corredor del Cadagua); al E con la línea del ferrocarril de Bilbao- Santander; y al N desde el punto conocido como el semillero, trazando una línea recta hasta conectar con la carretera BI-3602.

Está compuesta por 62 elementos de patrimonio cultural y se divide en dos subunidades paisajísticas que a continuación se explican:

Subunidad paisajística de Ibarra (SUP.3)

La subunidad paisajística de Ibarra tiene una extensión de 88,80 ha. Sus límites se definen al N con el río Cadagua; al S con la carretera BI-363; al O con el puente de Ibarra; y al E con el puente de carretera BI-3651 sobre el Cadagua.

El territorio de esta subunidad mantiene una homogeneidad que, no obstante, es difícil percibir en una primera aproximación. Los caminos que van cosiendo las distintas zonas que conforman el área crean una red de viales que, bien articulados y priorizados, permitirían obtener una lectura más ordenada del territorio. Caminos, torres, viviendas, espacios arqueológicos, y zonas de labranza conforman un área que podría fácilmente convertirse en el espacio identitario del municipio de Zalla.

Plan de Acción del Paisaje. 45 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

En el área se han identificado los siguientes elementos patrimoniales:

Nº FICHA CONJUNTO ELEMENTO 15 UP.2-SP.3 Torre Mendieta 16 UP.2-SP.3 Casa Avenida Lanzagorta, 52 17 UP.2-SP.3 Barrio Aretxaga 18 UP.2-SP.3 Estación de La Robla. Aretxaga, 21

19 UP.2-SP.3 Chalet Urdanpilleta. Gallardi, 20

20 UP.2-SP.3 Villa Gotzonerena. Avenida Lanzagorta, 61 21 UP.2-SP.3 Villa Geure Etxea 22 UP.2-SP.3 Casa-Chalet Avenida Lanzagorta, 49 23 UP.2-SP.3 Chalet Uribarri, 2 24 UP.2-SP.3 Caserío Gallardi, 17-23 25 UP.2-SP.3 Palacio Yarto 26 UP.2-SP.3 Escuelas de Llantada 27 UP.2-SP.3 Casa de maestros de Llantada 28 UP.2-SP.3 Torre de Llantada 29 UP.2-SP.3 Chalet Vivanco 30 UP.2-SP.3 Casa-edificio de viviendas Llantada 12 Caserío de Allendelagua (Llantada, 18). Urruelaren 31 UP.2-SP.3 etxea 32 UP.2-SP.3 Casa en Allendelagua (Llantada, 22)

33 UP.2-SP.3 Estación de FFCC de Ibarra (La Robla).

34 UP.2-SP.3 Fábrica de papel de Serrano (Longar)

35 UP.2-SP.3 Palacio de Serrano (Longar)

36 UP.2-SP.3 Capilla de Serrano (Longar)

37 UP.2-SP.3 Casa cural de la capilla Serrano (Longar) 38 UP.2-SP.3 Caserío Ibarra, 13 39 UP.2-SP.3 Caserío de La Presa, 2 96 UP.2-SP.3 Aretxaga, 9 97 UP.2-SP.3 Aretxaga, 17 98 UP.2-SP.3 Aretxaga, 18 99 UP.2-SP.3 Aretxaga, 8 100 UP.2-SP.3 Aretxaga, 16 101 UP.2-SP.3 Caserío Gallardi, 32 102 UP.2-SP.3 Edificio Avenida Lanzagorta, 80 103 UP.2-SP.3 Fuente de hierro 104 UP.2-SP.3 Puente Ibarra-Longar

Plan de Acción del Paisaje. 46 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

Para definir esta subunidad paisajística se ha elegido el topónimo Ibarra, que designa uno de los barrios que componen este espacio, ya que es, probablemente, es el topónimo original que definía el grueso de esta zona. No obstante, también se ha conocido de manera general como Allendelagua (nombre de una de las aldeas) y acoge aldeas como Ibarra, Mendieta, Uribarri, Aretxaga, Gallardi, Llantada o La Presa.

Es un espacio interesante por diversas razones. La primera es que conserva unos valores medioambientales interesantes, pues aún se mantienen zonas de labranza, campas y vegas; este espacio permite intuir la imagen que tuvo que tener el conjunto de Zalla no hace tanto tiempo. La segunda es que conserva la citada distribución en aldeas, tan típica de esta zona de Las Encartaciones, si bien es cierto que los caseríos conservados están en general muy transformados, habiendo abandonado su condición original de caseríos y orientándose hacia chalets o casas residenciales. La tercera razón es el entramado de caminos vecinales que permite conectar el caserío disperso con el núcleo más conformado de Aretxaga; de hecho, este núcleo guarda como elementos de presunción arqueológica la ermita de San Pantaleón, construida en el siglo XII y reconstruida en el siglo XVIII, y la casa-torre de Aretxaga. Ambos permiten deducir un asentamiento de origen medieval. Además, en el área proliferan torres como la de Aretxaga, la Torre de Llantada, o la casa-torre de Solano, esta última ubicada más Plan de Acción del Paisaje. 47 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

allá de nuestro límite de estudio. Su presencia permite entender otro patrón de asentamiento que caracteriza esta subunidad: como apuntan las últimas investigaciones sobre las torres, el hecho destacado a la hora de su implantación en el territorio y elegido por sus propietarios a la hora del asentarse era lograr el control sobre caminos y calzadas para poder influir en el comercio.

Esta subunidad constituye, por tanto, una zona muy interesante en cuanto a poblamiento, ya que es la única que se mantiene como ejemplo de lo que eran las aldeas. Éstas han perpetuado una relación histórica, como evidencia su cercanía, la compartición de espacios comunes o el entramado de caminos que las unen. Este aspecto es particularmente evidente en el área de Aretxaga.

A pesar de que el desarrollo incontrolado del área ha llevado a grandes modificaciones de espacios en la subunidad, Ibarra mantiene hoy en día su impronta rural: un interesante entramado de caminos y vías, áreas de huertas e importantes zonas de esparcimiento para los vecinos de Zalla. Además, en ella aún encontramos torres que nos hablan del control del territorio. Por su parte, el eje del antiguo trazado del ferrocarril de La Robla, hoy convertido en bidegorri, es una línea que singulariza el asentamiento. El área de Gallardi y su entorno (Revilla, Uribarri) ha crecido, especialmente con urbanizaciones de chalets, viviendas unifamiliares y, más recientemente, chalets adosados, edificados durante el boom de la construcción.

A efectos de este diagnóstico, el análisis del patrimonio arquitectónico de la subunidad se centra en los diversos chalets y casas burguesas, villas y palacios de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, nacidos como lugares de descanso en una zona muy bien comunicada por la carretera general BI-3651. A principios del siglo XX se fueron añadiendo edificaciones residenciales construidas por arquitectos de renombre en el panorama vizcaíno. Así aparecieron villas como las de Yarto, Urdanpilleta, Gotzonerenea, etc.… especialmente en las cercanías de Gallardi y Llantada.

Visto todo esto podemos identificar dentro de esta zona tres grandes áreas paisajísticas que quedarían definidas por el trazado del ferrocarril de La Robla, hoy convertido en bidegorri. Lo situado al S de esta línea, hacia el río Cadagua, mantiene un aire más rural, mientras que lo situado hacia el norte ha crecido a partir de un modelo basado en urbanizaciones de chalets y alguna pequeña zona o polígono industrial.

Subunidad paisajística de Mimetiz (SUP.4).

Esta subunidad comprende 112,99 ha y se delimita al N con la línea de ferrocarril Bilbao- Santander, un límite a partir del cual el entorno es montuoso y no poblado; al S con el río Cadagua, que es el punto máximo hacia donde se ha expandido el casco urbano de Zalla; al E con la zona de expansión urbana de Landarondo y Zarikete; y al O con el punto de intersección entre la carretera BI-3651 y el paso a nivel del ferrocarril Bilbao-Balmaseda.

En el área se han identificado los siguientes elementos patrimoniales:

Plan de Acción del Paisaje. 48 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

Nº FICHA CONJUNTO ELEMENTO 1 UP.2-SP.4 Iglesia de San Miguel 2 UP.2-SP.4 Casas parroquiales de San Miguel

3 UP.2-SP.4 Antiguo ayuntamiento. Casa de cultura 4 UP.2-SP.4 Palacio o casa Mendia. Casa del cura 5 UP.2-SP.4 Batzoki. Chalet 6 UP.2-SP.4 Villa Mendia 7 UP.2-SP.4 Estación de tren 8 UP.2-SP.4 Barriada San Miguel 9 UP.2-SP.4 Chalet-caserío, San Miguel, 11 10 UP.2-SP.4 Barriada Avenida Lanzagorta 11 UP.2-SP.4 Casas alineadas Nuestra Señora del Rosario

12 UP.2-SP.4 Edificio de viviendas "Chicote". C/Luis Sesé, 11 13 UP.2-SP.4 Barriada El Carmen 14 UP.2-SP.4 Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe-Tepeyac

Bodega experimental de la Diputación Foral de 80 UP.2-SP.4 Bizkaia

81 UP.2-SP.4 Edificio C/José Antonio Agirre, 51 82 UP.2-SP.4 Caserío La Baluga, 2 83 UP.2-SP.4 Caserío C/José Antonio Agirre, 37-39 84 UP.2-SP.4 Urbanización Etxalde 85 UP.2-SP.4 Urbanización San Pedro Caserío C/José Antonio Agirre, 38 (San Pedro- 86 UP.2-SP.4 Zarikete)

87 UP.2-SP.4 Ermita de San Pedro de Zarikete 88 UP.2-SP.4 Caserío Zarikete, 21 89 UP.2-SP.4 Colegio Maristas (antiguas Irlandesas) 90 UP.2-SP.4 Teatro de Zalla 91 UP.2-SP.4 Kiosko de Mimetiz 92 UP.2-SP.4 Ayuntamiento de Zalla. Palacio Murga

95 UP.2-SP.4 Edificio de viviendas. C/ Hermanos Maristas, 12 94 UP.2-SP.4 Edificio de viviendas, C/Hermanos Maristas, 14 96 UP.2-SP.4 Edificio de viviendas C/Maristas,18-C/ Leon, 1 104 UP.2-SP.4 Plaza San Miguel/Plaza Euskadi

Dentro del municipio, Mimetiz es lo que se denomina de manera genérica Zalla, asumiéndolo la ciudadanía como el “centro” del municipio; en ocasiones ha sido llamado también El Corrillo, denominación que se refiere al entorno de la iglesia de San Miguel, antiguo ayuntamiento y

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plaza. Allí se ubica la iglesia matriz, San Miguel, y ha sido el centro del antiguo concejo desde hace siglos. Es un espacio muy transformado: hasta la primera década del siglo XX era una entidad rural, compuesta por diversos caseríos y algún palacio y rodeado por aldeas menores (Ligetegi, Lusa, Desa…) que presentaban las mismas características. A día de hoy, en cambio, y fruto de la evolución experimentada durante la última centuria, es un espacio urbano que acoge el grueso de servicios del municipio y otros de Las Encartaciones.

Esta zona está atravesada por la carretera general que, antes de llegar a la iglesia, se bifurca en dos tramos, uno dirigiéndose hacia el barrio de Otxaran y otro hacia la zona de San Pedro de Zarikete, siguiendo este último la ruta de la antigua calzada real.

Este centro acoge elementos arquitectónicos y urbanos que nos hablan de su conformación histórica, como la plaza en torno a la cual se encuentran la iglesia de San Miguel (ss. XVI-XX), el antiguo ayuntamiento –hoy casa de cultura–, la casa cural y el kiosco. La remodelación del palacio barroco de Murga, del siglo XVII, para acoger las actuales instalaciones del Ayuntamiento ha cambiado el urbanismo del centro del municipio, desplazando uno de sus elementos más simbólicos desde la plaza donde se concentraban los elementos de poder del concejo. Este hecho condiciona la manera de entender el territorio, por lo que parece ser necesaria una reconfiguración del área que ayude a entender esta evolución.

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La transformación urbana de Mimetiz comenzó a finales del siglo XIX y principios del XX. En esa época se construyeron edificaciones de viviendas de alta densidad, pero también se levantaron villas y chalets burgueses y casas indianas, como la ya desaparecida de Tepeihac. Y es que este punto elegido para construir la casa indiana es geoestratégico, uno de los más importantes en la conformación del núcleo de Mimetiz: allí se levantó la Torre de Ibarra que controlaba los caminos hacia Otxaran, hacia Balmaseda y hacia Bilbao.

Estas primeras construcciones no debieron alterar mucho la configuración de Mimetiz, cosa que sí hizo el desarrollo urbanístico producido desde los años 30-40. En esta época se levantaron barriadas de obreros (San Miguel, El Carmen…) y, posteriormente, numerosos edificios de viviendas, la mayoría en la segunda mitad del siglo. En este proceso se perdieron edificios históricos (caseríos, villas, chalets…) pero se conservaron otros que quedaron integrados dentro del entramado urbano de esta subunidad.

Un buen exponente de estos cambios experimentados en el crecimiento habitacional- residencial son la zona de Ibaiondo, con un asentamiento en barriada obrera, y la zona de Zarikete, con un modelo de viviendas exentas de baja densidad.

Ibaiondo, el Charco y el Carmen son un conjunto de edificaciones de alta densidad, construidas en torno a patios abiertos en bloques de ladrillo a cara vista colocados en batería. Este tipo de

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asentamiento es propio de las barriadas exnovo, construidas para alojar a población nueva que llega a trabajar en las zonas industriales, en este caso a la Papelera de Aranguren. La edificación se acogió a los beneficios del Instituto Nacional de la Vivienda.

La zona de Zarikete es un conjunto de baja densidad, caracterizado por casas unifamiliares de nivel socio-económico medio-alto. En origen esta zona era un espacio poco poblado, compuesto por caseríos aislados o en pequeñas aldeas, en el que el elemento fundamental era la ermita de San Pedro. Su proximidad respecto a la carretera general que lleva a Balmaseda, la más transitada hasta no hace mucho, provocó a partir de los años 70 que se convirtiese en una zona de expansión habitacional, en un pequeño ensanche residencial de Zalla.

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5. DIAGNÓSTICO

Analizado el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua en todos sus aspectos, e identificadas las unidades paisajísticas que lo componen, contamos con herramientas suficientes para abordar su diagnóstico. Para ello, se tendrá en cuenta el conocimiento ya existente sobre el área de trabajo, su situación jurídica y los factores endógenos y exógenos que lo afectan. Estos tres apartados permitirán tener una visión global del entorno de trabajo, con un fiable estado de la cuestión que tenga en cuenta la situación actual, pero también las potenciales oportunidades y amenazas que afectan a su desarrollo futuro. Podremos así definir en próximas fases del trabajo los objetivos de calidad paisajística, así como plantear las acciones de mejora del paisaje.

5.1. ANÁLISIS DEL CONOCIMIENTO SOBRE EL ÁREA

Este documento de diagnóstico no se elabora desde cero sino que, obviamente, parte de los estudios y trabajos previos realizados sobre el ámbito que abarca el PAP de la Calzada Real del Cadagua, estudios y trabajos realizados en los últimos años y que abarcan aspectos muy variados. Por ello, creemos imprescindible realizar un análisis del conocimiento existente sobre el área, de manera que se defina el estado de la cuestión y contemos con un instrumento fiable a la hora de abordar un espacio en el que se concitan gran cantidad de aspectos: medioambientales, arquitectónicos, etnográficos, antropológicos, técnicos, etc. Sólo a partir de este conocimiento previo podremos extraer conclusiones útiles, que hagan que los objetivos de calidad paisajística y las líneas de actuación definidas en el PAP sean realmente viables y válidas para el entorno y quienes lo habitan y frecuentas. No en vano el Convenio Europeo del Paisaje, del que emanan acciones como este PAP, insiste en el carácter plural de esta disciplina: Tomando nota de que el paisaje desempeña un papel importante de interés general en los campos cultural, ecológico, medioambiental y social, y que constituye un recurso favorable para la actividad económica.

Pues bien, todos estos aspectos ya han sido objeto de estudio en el ámbito de Zalla y, por tanto, cualquier trabajo a realizarse en el entorno de la Calzada Real deberá tenerlos en cuenta si queremos –nuevamente remitiéndonos al Convenio Europeo del Paisaje– “alcanzar un desarrollo sostenible basado en una relación equilibrada y armoniosa entre las necesidades sociales, la economía y el medioambiente”.

Lógicamente, el primer documento de referencia es el tantas veces mencionado Convenio Europeo del Paisaje, firmado en Florencia el 20 de octubre de 2000 y que constituye la base argumental de todo trabajo referido a esta disciplina. Además, este texto parte de los textos jurídicos de carácter internacional en materia de protección y gestión del patrimonio natural y cultural, de ordenación regional y espacial, de autonomía local y de cooperación transfronteriza: Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa (Berna, 19 de septiembre de 1979); Convenio para la salvaguarda del patrimonio arquitectónico de Europa (Granada, 3 de octubre de 1985); Convenio Europeo para la protección del patrimonio arqueológico (La Valetta, 16 de enero de 1992); Convenio Marco Europeo sobre cooperación transfronteriza entre comunidades o autoridades territoriales (Madrid, 21 de mayo de 1980) y sus protocolos adicionales; Carta Europea de Autonomía Local (Estrasburgo, 15 de octubre de 1985); Convenio sobre la diversidad biológica (Río de Janeiro, 5

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de junio de 1992); Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (París, 16 de noviembre de 1972); y Convención sobre el acceso a la información, la participación del público en la toma de decisiones y el acceso a la justicia en asuntos ambientales (Aarhus, 25 de junio de 1998).

Junto con él, en el ámbito de la CAPV y a la espera de que se materialice el proyecto de Ley del Paisaje del País Vasco, el marco de referencia lo constituye el Decreto 90/2014 de 3 de junio, sobre protección, gestión y ordenación del paisaje en la ordenación del territorio de la Comunidad Autónoma del País Vasco. El objeto de ese Decreto es el cumplimiento del objetivo de la integración del paisaje en la ordenación territorial de la CAPV y en él se definen los mecanismos normalizados e instrumentos para la protección, gestión y ordenación del paisaje, en el ámbito de la ordenación del territorio: Catálogos del paisaje, Determinaciones del paisaje, Planes de acción del paisaje y Estudios de integración paisajística. Además, insiste en la necesidad de promover la sensibilización, la formación, la educación, la participación y otras actuaciones de apoyo en el ámbito del paisaje, por lo que es la base de todo PAP.

En 2009 la consultora ME(C)SA elaboró para el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco el Plan Territorial Parcial – PTP del área funcional Balmaseda-Zalla en el que ya se realiza un diagnóstico sobre el territorio. Se trata de un análisis general, que engloba nuestra área de estudio, por lo que resulta útil como aproximación al conocimiento de la zona.

Otro documento de referencia es el Catálogo de Paisaje. Balmaseda-Zalla realizado por la ingeniería Idom en diciembre de 2012 para el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco. En él se analiza un área compleja que comprende el municipio de Zalla y, por tanto, el ámbito de estudio de nuestro PAP, caracterizando los valores de la zona y realizando una evaluación que, si bien es de carácter general, es útil como punto de partida para nuestro trabajo.

Otro aspecto bien estudiado es todo lo relativo al río Cadagua. Así, en diciembre de 2007 el ayuntamiento de Zalla dirigió un Estudio hidráulico y plan de encauzamiento del río Kadagua en el término municipal de Zalla, supervisado por el Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco y ejecutado por las consultoras DAIR S.A. y TYPSA. El estudio cuenta con un análisis ambiental del cauce del Cadagua muy útil para este diagnóstico, ya que la todo nuestro ámbito de estudio se encuentra en la zona de influencia del cauce.

También de interés para nuestro diagnóstico es el Proyecto de Defensa contra inundaciones del río Kadagua a su paso por Mimetiz, en el municipio de Zalla (Bizkaia) realizado en 2014 por la Agencia Vasca del Agua – URA, que contiene un análisis exhaustivo de la situación de inundabilidad existente en buena parte del ámbito de nuestro PAP.

Existe también un Estudio la riqueza natural y ecológica de Bolunburu y Peña La Herrera realizado por el grupo ecologista Otsoaren Taldea para el Ayuntamiento de Zalla que recoge la

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situación medioambiental de esta área, comprendida en nuestro PAP, e incide en la necesidad de incluirla en alguna de las figuras de protección contempladas por la legislación actual.

En marzo de 2015 el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Bizkaia ha publicado un documento que recoge las estrategias para la protección, mejora y gestión de la biodiversidad en este Territorio Histórico, dentro del programa Bizkaia 21 para el desarrollo sostenible. El documento contiene un diagnóstico del estado actual de la biodiversidad en Bizkaia, los problemas que afronta y las actuaciones encaminadas a conseguir los objetivos establecidos en esta estrategia de biodiversidad.

Además, existen gran número de publicaciones que tratan el patrimonio cultural y medioambiental en el municipio de Zalla, la comarca de Las Encartaciones, el Territorio Histórico de Bizkaia, la Comunidad Autónoma del País Vasco y en contextos más amplios que contribuyen al conocimiento del área de estudio y que han sido recogidas en el apartado dedicado a la bibliografía. Todas ellas han sido tenidas en cuenta a la hora de elaborar este documento de diagnóstico y, junto con la documentación mencionada en este apartado, constituirán la garantía de la calidad científica del Plan de Acción del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua.

5.2. SITUACIÓN JURÍDICA

Se analiza en este apartado la normativa que afecta al paisaje de la Calzada Real del Cadagua, con vistas a que los objetivos y actuaciones que se propondrán en las sucesivas fases del PAP sean consecuentes con las afecciones legales y se ajusten a las restricciones que pudieran existir.

Desde el punto de vista de la normativa medioambiental debe tenerse en cuenta el Decreto 165/2008 de 30 de septiembre de Inventario de suelos que soportan o han soportado actividades o instalaciones potencialmente contaminantes del suelo (BOPV n.º 204, viernes

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24 de octubre de 2008) en el que están incluidas varias áreas comprendidas en el paisaje de la Calzada Real del Cadagua.

Según ese decreto, las personas titulares de estas instalaciones o poseedoras de los suelos que han soportado o soportan actividades potencialmente contaminantes tienen obligación de presentar ante el órgano competente de la CAPV informes de situación del suelo y deben obtener, como requisito previo al otorgamiento de licencias y autorizaciones, una declaración de calidad del suelo, según está previsto en el artículo 17.1 de la Ley 1/2005, de 4 de febrero. Igualmente, están sujetos a los mecanismos de publicidad en el Registro de la Propiedad contemplados en el artículo 8 del Real Decreto 9/2005, de 14 de enero.

Otro documento a tener en cuenta es el Plan Territorial Sectorial (PTS) de ordenación de márgenes de ríos y arroyos de la CAPV, recogido en el Decreto 415/1998 de 22 de diciembre por el que se regula el Plan Territorial Sectorial de ordenación de márgenes de ríos y arroyos de la Comunidad Autónoma del País Vasco (Vertiente Cantábrica) (BOPV n.º 34, jueves 18 de febrero de 1999) y modificado por el Decreto 449/2013, de 19 de noviembre, por el que se aprueba definitivamente la Modificación del Plan Territorial Sectorial de Ordenación de los Ríos y Arroyos de la CAPV (Vertientes Cantábrica y Mediterránea) (BOPV n.º 236, jueves 12 de diciembre de 2013). Este PTS marca una serie de requerimientos en cuanto a distancias a la edificación, urbanización y zonas exentas de construcciones atendiendo a tres variables de las zonas cercanas a los cursos fluviales: condicionantes hidráulicos, condicionantes medioambientales y condicionantes urbanísticos. En cuanto a la componente hidráulica la zona de estudio ha sido catalogada como cauce de tipo III. Cuenca Vertiente entre 100 y 200 km2. Esta zona se corresponde al tramo que va desde el barrio del Longar hasta el meandro que describe el Cadagua en la zona del polideportivo, justo aguas abajo de la incorporación de dos arroyos por su margen izquierda. En cuanto a la componente medioambiental se tramifica la zona de estudio en márgenes con necesidad de recuperación (todo el barrio de El Longar, en la margen izquierda del Cadagua y en la margen derecha desde El Longar hasta el puente que constituye el límite E de nuestro PAP) y márgenes con vegetación bien conservada, en la margen derecha del Cadagua. Por último, en cuanto a la componente urbanística, se tramifica la zona de estudio en zona de potencial nuevos desarrollos (ambas márgenes de El Longar y parte de la margen izquierda del Cadagua), zona de ámbito rural (ambas márgenes del entorno del arroyo Solla) y ámbito desarrollado (zona del polideportivo).

Con estas tres variables se establecen los resguardos mínimos a edificaciones y urbanizaciones del área de Mimetiz con estos requerimientos: - Normativa específica para márgenes en Ámbito Rural. Retiro mínimo de 50 metros a la línea de deslinde (Dominio Público Hidráulico) - Normativa específica para márgenes en Ámbitos Desarrollos

Por otra parte, en este momento no existe ninguna protección medioambiental para el área de estudio, aspecto que se ha valorado negativamente en el presente diagnóstico ya que son varios los agentes que reclaman que se dote de algún tipo de protección, especialmente la zona de La Herrera y Bolunburu, dada la presencia en la zona de especies y hábitats que se encuentran en la lista de especies prioritarias de la CAPV. Además, la ubicación de este paisaje

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respecto de algunas zonas protegidas (LIC de Ordunte y Biotopo de los Montes de Triano) le otorga un carácter de corredor ecológico que debería ser reconocido y protegido por la legislación.

En lo relativo a la normativa patrimonial cultural, a efectos del presente diagnóstico es necesario analizar dos ámbitos: las zonas de presunción arqueológica y los bienes calificados o inventariados. Para ambos el marco de referencia es la Ley 7/1990 de 3 de julio de Patrimonio Cultural Vasco (BOPV n.º 157, 6 de agosto de 1990).

En cuanto los bienes calificados, las unidades paisajísticas definidas comprenden, entre otros elementos de interés patrimonial que no gozan en este momento de protección legal, 14 bienes que han sido incluidos como afectos al Camino de Santiago que, como Conjunto Monumental, fue declarado por el Decreto 2/2012 de 10 enero por el que se califica como Bien Cultural Calificado, con la categoría de Conjunto Monumental, el Camino de Santiago a su paso por la Comunidad Autónoma del País Vasco (BOPV n.º 19, viernes 27 de enero de 2012) según la ley de Patrimonio Cultural Vasco.

En primer lugar, el camino Bolunburu-Balmaseda está protegido como camino histórico afecto al Camino y como tal está recogido en el Anexo IV al Decreto 2/2012. El régimen de protección que lo afecta se recoge en el capítulo II del Decreto, artículo 10, según el cual se entenderá por trazado viario como soporte del Camino el conjunto de pistas, caminos, caminos históricos, carreteras y calles por los que discurre el itinerario del Camino de Santiago a su paso por la Comunidad Autónoma, en cualquiera de sus rutas: Camino de la Costa o Camino del túnel de San Adrián.

El mismo artículo 10 fija las características del trazado viario como soporte del Camino, indicando que 10.3 .– El trazado del Camino será inamovible cuando discurre sobre obra civil y elementos soporte del trazado protegidos que se señalan en este expediente. El resto del trazado podrá ser objeto de modificación cuando concurran razones que así lo justifiquen. En cualquier caso, la previa modificación del trazado supondrá la modificación del Decreto de calificación como Bien Cultural del Camino de Santiago. 10.4 .– Si por necesidades de la ordenación urbanística fuera preciso modificar la clasificación de los suelos por donde discurre el trazado del Camino, la nueva clasificación conllevará la inmediata adaptación al régimen que le resulte de aplicación de entre los definidos en los artículos 13, 14 y 15 del presente régimen de protección. 10.5 .– Serán las Administraciones competentes en función del tipo de trazado viario soporte del Camino, las encargadas de velar por su buen estado y conservación, adoptando las medidas oportunas para evitar el deterioro o destrucción de los tramos del Camino y realizando las funciones concretas de conservación y protección del mismo que les sean propias.

A este respecto, en el artículo 11, apartado a) se clasifican como caminos históricos aquellos trazados viarios, asfaltados o no, ubicados en suelo rústico en el momento de la declaración, sin perjuicio de la posibilidad de aplicarles otra clasificación del suelo en aplicación de lo previsto en la legislación vigente sobre urbanismo, y que no están considerados carreteras por la legislación sectorial correspondiente.

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Igualmente, el artículo 12 recoge las zonas de protección para estos caminos, que son zona de servidumbre (una franja de terreno paralela a cada lado del Camino en una anchura de 3 metros medidos desde el borde de la explanación en que se asiente el Camino) y zona de afección (una franja de terreno paralela a los bordes del Camino y definida por el límite de la zona de servidumbre y una línea situada a 30 metros del borde de la explanación en que se asiente el Camino, y en su caso hasta el límite de los suelos urbanos o urbanizables cuando dicho límite se encuentre a menos de 30 metros del Camino).

Por último, el artículo 13 define el régimen aplicable al trazado cuando transcurre por caminos históricos: 13.1 .– Determinaciones generales. 13.1.1 .– En el espacio ocupado por el Camino cuando transcurre por caminos históricos, caminos y pistas, queda prohibido el tráfico de cualquier vehículo a motor, excepto en aquellos tramos en que a la entrada en vigor del presente régimen de protección sirvan como vial de acceso único a alguna finca o caserío. 13.1.2 .– Para la zona de servidumbre definida en los términos del artículo 12.2 serán de aplicación las siguientes determinaciones: a) Actividades no constructivas: – Quedan prohibidas la explotación minera, la extracción de materiales pétreos y las canteras. – Quedan prohibidos los movimientos de tierra salvo los devenidos de implantación de infraestructuras autorizadas por el epígrafe siguiente. b) Actividades constructivas: – Podrán autorizarse la ejecución de infraestructuras y conducciones de servicios, para lo que habrá de solicitarse permiso al Departamento de Cultura de la Diputación correspondiente, acompañado de proyecto completo en el que se contemple el impacto causado y las medidas a tomar para la restitución del Camino en las debidas condiciones. 13.1.3 .– Para la zona de afección definida en los términos del artículo 12.3, serán de aplicación las siguientes determinaciones: a) Actividades no constructivas: – Podrán autorizarse aquellas que impliquen movimiento de tierras, roturación, aprovechamiento maderero y de leña, etc., siempre que cuenten con permiso expreso del Departamento de Cultura de la Diputación Foral correspondiente. – Se prohíbe la apertura de nuevas explotaciones mineras y canteras. b) Actividades constructivas: – Podrán autorizarse la ejecución de infraestructuras, conducciones de servicios y las instalaciones vinculadas a la conservación, mejora y disfrute del Camino y su entorno, para lo que se solicitará permiso expreso al Departamento de Cultura de la Diputación Foral correspondiente, en los mismos términos que los establecidos en el apartado 13.1.2.b). 13.2 .– Régimen aplicable a las pistas. 13.2.1 .– En las pistas, además de las prescripciones del apartado 13.1 anterior, se permitirán actuaciones encaminadas a su mantenimiento y mejora del firme. Su uso preferente será el uso peatonal, cicloturista o ecuestre, y se considerará tolerado el paso de maquinaria agroforestal. 13.2.2 .– En caso de paso o utilización de las pistas por maquinaria relacionada con la explotación agroforestal, las Administraciones Locales requerirán el establecimiento de garantías previas a la concesión de los permisos pertinentes, para asegurar la reposición del firme en caso de daños ocasionados por la actividad. 13.3 .– Régimen específico de los caminos históricos.

Plan de Acción del Paisaje. 58 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

En los caminos históricos, además de las prescripciones del apartado 13.1, se contemplan las siguientes actuaciones: 13.3.1 .– Se permitirán intervenciones encaminadas a su consolidación y a la preservación estricta de su trazado, así como la mejora de su firme de acabado blando, manteniendo su ancho a fin de preservar su carácter de vial exclusivamente peatonal. 13.3.2 .– En los tramos de caminos históricos únicamente se permite su uso peatonal, cicloturista o ecuestre, siendo expresamente prohibido el paso de vehículos de motor, excepción hecha de aquellos que en el momento de publicación del presente régimen de protección sirvan de acceso único a fincas o caseríos, en cuyo caso se instará a la duplicación de la vía. Se prohíbe el paso o utilización de estos caminos por cualquier tipo de maquinaria. 13.3.3 .– Quedan protegidos por su valor cultural los caminos históricos que se relacionan en el Listado 1 del anexo IV del presente régimen de protección. Además de la calzada Bolunburu-Balmaseda hay otros 13 bienes afectos al Camino que han sido calificados con diversos regímenes de protección. Así, dentro del régimen de Protección Especial ha sido recogida la Torre de Terreros, considerada en el artículo 4 del Decreto 2/2012 como un elemento de singular relevancia. Su régimen de protección está definido en los artículos 24 y 25: Artículo 24.– Objeto de la protección especial. Se considerarán objeto de protección especial, aquéllos elementos que por su carácter singular y sus excepcionales valores arquitectónicos, artísticos, históricos o culturales, han sido declarados Monumentos o Conjuntos Monumentales con la categoría de Bienes Calificados, así como aquellos otros incluidos en el correspondiente listado anexo al presente régimen de protección. Artículo 25.– Prescripciones de los elementos incluidos en el nivel de protección especial. 25.1.– Para los elementos incluidos en este nivel de protección será de obligado cumplimiento, además de las prescripciones generales contenidas en el presente régimen de protección, las que se citan a continuación. 25.2 .– Los elementos sometidos a protección especial son objeto del nivel superior de protección, y las actuaciones de restauración que en ellos se realicen deberán respetar su estructura y características, y en ningún caso podrán suponer aportaciones de reinvención o nuevo diseño. 25.3 .– El derribo total o parcial de los bienes especialmente protegidos sólo podrá autorizarse de conformidad con lo dispuesto en el artículo 36 de la Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco. 25.4 .– En toda obra o intervención que afecte a estos elementos se deberá mantener tanto su configuración volumétrica como sus alineaciones. 25.5 .– El uso a que se destinen estos inmuebles deberá garantizar su conservación, sin contravenir en ningún momento las especificaciones del Título III de la Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco. 25.6 .– Se permitirán en estos elementos las intervenciones constructivas dirigidas a la conservación y a la puesta en valor de los mismos, permitiéndose a tal efecto la realización de las obras establecidas para la Restauración Científica en el Decreto 317/2002, de 30 de diciembre, sobre actuaciones protegidas de Rehabilitación del Patrimonio Urbanizado y Edificado. Junto con esto, 9 bienes han sido calificados con el grado de Protección Media: Torre de Bolunburu, Torre de Llantada, Ferrería de Bolunburu, ermita de San Antonio, ermita de San

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Pedro de Zarikete, villa Geure Etxea, villa Gotzonerena, palacio Gobeo y escuelas de La Herrera. El régimen de protección de estos elementos está definido en los artículos 26 y 28: Artículo 27.– Objeto de la protección media. Se considerarán objeto de protección media aquéllos que, más allá de la mera notoriedad ambiental, constituyen elementos integrantes del patrimonio cultural vasco, por lo que han sido declarados Monumentos o Conjuntos Monumentales con el grado de Bienes Inventariados, así como todos aquellos incluidos en el listado correspondiente anexo al presente régimen de protección por cumplir con alguna de las siguientes condiciones: a) Poseyendo valores arquitectónicos y/o culturales de singular relevancia, las intervenciones para su recuperación no pueden encuadrarse dentro de las tipificadas para los elementos de Protección Especial. b) No poseyendo valores arquitectónicos de singular relevancia, constituyen una parte interesante del patrimonio edificado por su resolución exterior o desde el punto de vista tipológico por su distribución interna, la disposición de los elementos de distribución vertical, la ocupación y disposición sobre la parcela o cualquier otra característica morfológica. Artículo 28.– Prescripciones de los elementos incluidos en el nivel de protección media. 28.1.– Para los elementos incluidos en este nivel de protección serán de obligado cumplimiento, además de las prescripciones de carácter general contenidas en el presente régimen de protección, las que a continuación se desarrollan. 28.2 .– El derribo total o parcial de estos edificios se someterá a las prescripciones del artículo 36 de la Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco, y al Decreto 306/1998, de 10 de noviembre, sobre la declaración de estado ruinoso de los bienes culturales calificados y de los inventariados, y actuaciones previas y posteriores a la resolución sobre el derribo de los mismos. 28.3 .– En toda obra o intervención que afecte a estos edificios, se deberá mantener, tanto su configuración volumétrica, como sus alineaciones. 28.4 .– El uso a que se destinen estos inmuebles deberá garantizar su conservación, sin contravenir, en ningún momento, las especificaciones del Título III de la Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco. 28.5 .– Las intervenciones autorizadas en los inmuebles y elementos objeto de protección media se dirigirán a la conservación y aseguramiento de su funcionalidad mediante la ejecución de obras que deberán respetar sus elementos tipológicos, formales y estructurales. Se podrán realizar, además de las permitidas en el régimen de protección especial, las obras que el Decreto 317/2002, de 30 de diciembre, de actuaciones protegidas de Rehabilitación del Patrimonio Urbanizado y Edificado, establece en las categorías A y B de la Restauración Conservadora, en función del estado de conservación que presenten las construcciones.

Por último, han sido calificados con el grado de Protección Básica tres elementos: la ermita de Santa Ana de Bolunburu, el Palacio Urrutia y el Caserío Ibarra 13. El régimen de protección de estos elementos se define en los artículos 30 y 31: Artículo 30.– Objeto de la protección básica. Se considerarán elementos objeto de protección básica los que, sin tener valores individuales que permitan su inclusión en los niveles de protección referidos con anterioridad, forman parte inequívoca del patrimonio edificado afecto al Conjunto Monumental del Camino de Santiago por cumplir con alguna de las condiciones siguientes: a) No poseyendo valores arquitectónicos, históricos o artísticos relevantes, se reconoce que procede su consolidación como parte interesante del patrimonio edificado desde el

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punto de vista tipológico o ambiental, careciendo de interés suficiente como para ser incluidos en el nivel medio de protección para el que se prevén obras de restauración. b) Poseyendo valores arquitectónicos históricos o artísticos relevantes no pueden encuadrarse las intervenciones para su recuperación dentro de las tipificadas para los elementos de niveles de protección superiores. Artículo 31.– Prescripciones de los elementos incluidos en el nivel de protección básica. 31.1.– El derribo total o parcial de los inmuebles incluidos en este nivel de protección se someterá a lo dispuesto en el artículo 36 de la Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco y al Decreto 306/1998, de 10 de noviembre, sobre la declaración de estado ruinoso de los bienes culturales calificados y de los inventariados, y actuaciones previas y posteriores a la resolución sobre el derribo de los mismos. 31.2 .– En toda obra o intervención que afecte a estos edificios, se deberá mantener la imagen exterior del inmueble, su configuración volumétrica y alineaciones, así como la tipología estructural básica, con mantenimiento del material genérico de la estructura. 31.3 .– Las intervenciones autorizadas en estos edificios, además de las incluidas en los niveles superiores de protección, serán las reflejadas en el Decreto 317/2002, de 30 de diciembre, sobre actuaciones protegidas de Rehabilitación del Patrimonio Urbanizado y Edificado del Gobierno Vasco para el tipo de intervención constructiva denominado Consolidación, así como las intervenciones de Conservación y Ornato y las de Reforma tipo a).

Por último, es necesario tener en cuenta las zonas de presunción arqueológica –es decir, aquellas zonas, solares o edificaciones en que se presume la existencia de restos arqueológico– cuyo régimen de protección está regulado por el Decreto 234/1996, de 8 de octubre, por el que se establece el régimen para la determinación de las zonas de presunción arqueológica (BOPV n.º 205, miércoles 23 de octubre de 1996). En el área de actuación del PAP existen 18 zonas de presunción arqueológica cuya declaración fue emitida por Resolución de 5 de mayo de 1997, del Viceconsejero de Cultura, Juventud y Deportes (BOPV n.º 109, martes 10 de junio de 1997):

1. Iglesia de San Miguel 10. Casa Torre de Terreros 2. Casa Torre de Ibarra 11. Torre de Llantada 3. Casa Torre de Murga 12. Iglesia de Santa Isabel / Nuestra 4. Casa Torre de Taramona Señora de la Peña 5. Casa Torre Mendieta 13. Casa Torre Gobeo 6. Ermita de San Pantaleón 14. Castillo de La Piedra 7. Palacio Urrutia 15. Ferrería de Bolunburu 8. Sollar de Llantada 24 16. Molino de Bolunburu 9. Ermita de San Antonio 17. Ermita de Santa Ana 18. Casa Torre de Arechaga

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El área de protección de cada elemento es diferente. Así, está protegida el área intramuros del edificio de la Casa Torre de Murga, la Casa Torre Mendieta, la ermita de San Antonio, la iglesia de Santa Isabel (Nuestra Señora de la Peña), la Casa Torre Gobeo y la Casa Torre de Arechaga. Por su parte, en la iglesia de San Miguel, el palacio Urrutia, Solar de Llantada 24, la Casa Torre de Terreros, la torre de Llantada, el castillo de La Piedra y la ermita de Santa Ana está protegida el área intramuros del edificio más 15 metros alrededor del mismo, a partir de sus bordes más exteriores, mientras que en la ferrería y molino de Bolunburu está protegida el que ocupan el edificio y las instalaciones anexas al mismo. Para el resto de elementos (Casa Torre de Ibarra, Casa Torre de Taramona y ermita de San Pantaleón) se fija un área de protección específica, que se indica en el plano que acompaña a la Resolución.

A tenor de lo establecido en el artículo 49 de la Ley 7/1990 de Patrimonio Cultural Vasco, el propietario o promotor de las obras que se pretenda realizar en las citadas Zonas, deberá aportar un estudio referente al valor arqueológico del solar o edificación y la incidencia que pueda tener en el proyecto de obras, en los términos establecidos en el artículo 7 y concordantes del Decreto 234/1996 de 8 de octubre.

5.3 PARTICIPACIÓN CIUDADANA

La participación ciudadana es un elemento fundamental que se trabaja en la elaboración de los Catálogos y Directrices de Paisaje y que es retomada en los Planes de Acción del Paisaje. Para facilitar las aportaciones de la ciudadanía y los agentes locales, y como primer paso de las acciones de participación ciudadana que se llevarán a cabo en los próximos meses, se ha puesto en marcha por parte del grupo redactor de este Plan de Acción de la Calzada Real del Cadagua en Zalla una sesión informativa a los vecinos y vecinas del municipio.

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Para poder llevar a cabo esta acción se contó con la ayuda del Ayuntamiento, de la mano de los técnicos y del teniente de alcalde Manuel Maestre. Se ha estado en contacto con la arquitecta municipal del ayuntamiento Isabel Mateo a la que se le ha puesto al corriente de dicho plan.

La difusión de la sesión informativa ha sido liderada por el Ayuntamiento de Zalla, desde donde se contactó con todos los agentes locales, asociaciones, colectivos y demás personas que trabajan y viven en el municipio. De igual manera se utilizaron los cauces de información de red, difundiendo la convocatoria colgándolo tanto en la página web del consistorio como en los paneles informativos del municipio.

A las personas interesadas se les ha convocado el 2 de diciembre de 2015 a las 19:00 horas en el Zine Antzoki de Zalla. El objetivo principal de la sesión ha sido explicar a los habitantes del municipio que el Ayuntamiento de Zalla había conseguido una subvención del Departamento

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de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco/Eusko Jaurlaritza para la realización de un Plan de Acción del Paisaje. La llamada a esta sesión tenía como propósito, por una parte, el poner en antecedentes y explicar en qué consiste el PAP y, por otra, hacer los primeros contactos con los y las habitantes del municipio, de cara a establecer cauces de comunicación en las siguientes fases del Proceso de Participación Ciudadana que se está vehiculizando de forma paralela al PAP.

A la convocatoria han acudido algunos vecinos y vecinas del municipio, así como representantes de algunos de los agentes que ya vienen trabajando en el municipio, como el agente local Grupo Ecologista Otsoaren Taldea o el dinamizador cultural Iñaki Quevedo, con quienes se han establecido ya canales de comunicación para recoger sus aportaciones en los siguientes pasos del Plan.

La acción ha consistido en una presentación de 40 minutos de duración, apoyada con la proyección de imágenes y mapas del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua. Se ha hecho especial hincapié en los siguientes aspectos:

¿Qué es el Paisaje? ¿Qué es un Plan de Acción del Paisaje? ¿Por qué un Plan de Acción del Paisaje? ¿Para qué un Plan de Acción del Paisaje en Zalla? ¿Cómo se elabora un Plan de Acción del Paisaje? Ámbito de estudio: la Calzada Real del Cadagua Pasos a seguir en la elaboración del PAP Aportaciones de las personas asistentes Invitación a participar en futuras acciones

Acabada la presentación se ha abierto un espacio para el debate y las cuestiones que las personas asistentes quisieran plantear. Se han trasladado al equipo redactor dos cuestiones vinculadas con el alcance del ámbito de estudio y sobre la influencia de este PAP en el futuro Plan de Ordenación Urbana de Zalla al que se dará comienzo a lo largo de 2016.

A esta primera sesión han acudido un total de 12 personas, de las cuales 5 eran mujeres y 7 hombres, todas ellas en una franja de edad comprendida entre los 35-65 años.

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Igualmente se han establecido relaciones con los medios de comunicación locales, tanto con el periódico Deia, a través de la periodista Elixane Castresana, quien contactó con los miembros del equipo redactor para informarse sobre el PAP. Además, el área de comunicación del ayuntamiento ha redactado un artículo para el número de diciembre de la revista municipal Zalla Info; en el texto se mostrará el trabajo que se está realizando en el municipio y se explicará a la ciudadanía cuál es el desarrollo previsto del PAP, haciendo hincapié en los canales para la participación ciudadana que ya están disponibles y accesibles para todos los vecinos y vecinas.

El equipo redactor de este PAP valora positivamente la incidencia de la sesión informativa, pese al bajo número de personas que acudieron. Esto es lo habitual en el comienzo de un trabajo de estas características pero sabemos, por experiencia en otros planes, que luego estos agentes son transmisores a otros y que se irán sumando más personas en las futuras acciones de participación diseñadas.

5.4. ANÁLISIS DAFO

El paisaje de Zalla objeto de este estudio resulta de una fragilidad tal que obliga a un análisis minucioso tanto del conjunto como de las áreas en que se ha dividido. Para ello, para obtener un diagnóstico objetivo que sea funcional y aplicable a este espacio, se requiere de herramientas que se adapten a la casuística del paisaje, a su estado actual y a su viabilidad futura de desarrollo.

En este caso, se ha decidido abordar la diagnosis mediante la aplicación de la matriz DAFO, una herramienta que tiene su origen en el ámbito de la economía y la administración de empresas, pero que lleva ya tiempo empleándose en el análisis de las disciplinas más variadas, incluyendo las ciencias sociales o el urbanismo. En la actualidad, este tipo de diagnósticos está ya asumido en planes estratégicos y de gestión de empresas, pero también en centros educativos, ayuntamientos y comunidades autónomas e incluso en la gestión de parques naturales y espacios protegidos. Precisamente en este terreno –muy próximo por sus características al paisaje y, por tanto, al ámbito de análisis que nos ocupa– la matriz DAFO se ha revelado como una herramienta útil tanto en el diagnóstico de la posición de partida de estos espacios como en el diseño de planes de gestión conducentes a una mejora progresiva de su situación. Además, su uso permite sintetizar las principales conclusiones obtenidas, lo que redunda en una mayor facilidad a la hora de definir estrategias de actuación a medio, corto y largo plazo.

No hay que perder de vista que este documento de diagnóstico es sólo una primera fase dentro del Plan de Acción de Paisaje que el Ayuntamiento de Zalla aborda en el periodo 2015- 2016. De este modo, el análisis que aquí se plantea pretende constituir el punto de partida de todo un proceso cuyo objetivo final es proponer soluciones y respuestas a la problemática específica de las áreas que componen el paisaje del municipio. Un punto de partida del que obtener una información cualitativa y fiable, es decir, elementos de juicio suficientes para efectuar un dictamen ajustado a las necesidades reales del objeto de estudio. Y todo ello desde un doble enfoque que analiza los factores exógenos y endógenos del área estudiada.

Plan de Acción del Paisaje. 65 Babeslea: Fase I: Diagnóstico

Se tienen así en cuenta los factores externos al paisaje que pueden llegar a influir directa o indirectamente sobre él, pero también las características intrínsecas del área de estudio que pueden determinar su potencial. Se identifican, por tanto, los siguientes factores que afectan al paisaje8: - Factores exógenos: amenazas y oportunidades. o Amenazas: Peligros e influencias negativas del entorno. Son elementos naturales, humanos, administrativos, etc., que, si no son afrontados por la planificación, pueden convertirse en pérdidas o serias trabas para alcanzar los objetivos de calidad paisajística. o Oportunidades: Posibilidades, influencias positivas del entorno. Son elementos favorables a la hora de elaborar una estrategia de calidad paisajística. - Factores endógenos: debilidades y fortalezas. o Debilidades: Limitaciones, características inherentes del objeto de estudio que actúan desfavorablemente hacia él. Son elementos que, desde el punto de vista del paisaje, no se encuentran en la situación más correcta. o Fortalezas: Potencialidades, características propias del objeto de estudio que impactan sobre él de manera favorable. Son las cualidades que pueden ser útiles para fijar y cumplir los objetivos de calidad paisajística.

Toda la información obtenida de este doble análisis se sintetiza en la matriz DAFO (acrónimo, precisamente, de Debilidades-Amenazas-Fortalezas-Oportunidades) que se constituye, así, en la base más adecuada para definir las futuras líneas de actuación.

El paisaje de la Calzada Real del Cadagua se vertebra en paralelo al curso del río Cadagua. La amplia extensión del área que se está estudiando, unas 410 hectáreas, y la heterogeneidad de la misma obligan a dividir la zona en dos grandes unidades paisajísticas, Herrera – Bolunburu (UP.1) e Ibarra – Mimetiz (UP.2), que a su vez se subdividen, cada una de ellas, en otras dos subunidades paisajísticas.

Las unidades paisajísticas que conforman el estudio tienen un devenir histórico similar, sin embargo, el diferente uso del suelo en ambas áreas ha dado lugar a dos espacios desarrollados en torno al río Cadagua pero totalmente distintos entre sí, que merecen diagnósticos particulares. El análisis individualizado de cada unidad paisajística y la realización de sus respectivas DAFO, proporcionará unos resultados específicos de cada área y, a la vez, una visión y unas líneas de actuación comunes al conjunto del paisaje.

8 Para la definición de estos factores, se han tenido en cuenta análisis DAFO aplicados a objetos de estudio semejantes como los Picos de Europa o el paisaje del área metropolitana de Castellón. Ambos han sido publicados en artículos que se recogen en la bibliografía de este documento.

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UP 1. LA HERRERA – BOLUNBURU

La Unidad Paisajística de La Herrera – Bolunburu, que sigue el cauce del río Cadagua desde el límite con Balmaseda al oeste hasta el puente de Ibarra en el este, aúna una serie de debilidades y amenazas que, con determinadas acciones, pueden convertirse en fortalezas y oportunidades y sumarse así a la ya larga lista de aspectos positivos que esta área recoge. La zona se encuentra dividida en dos subunidades paisajísticas –La Herrera (SUP.1) y Bolunburu (SUP.2)– que presentan una dinámica histórica parecida. Ambas se desarrollan en torno a conjuntos de casas torre con sus pertenecidos (ferrerías, molinos, puentes, ermitas…), algunos de los cuales constituyen bienes patrimoniales reconocidos tanto en la legislación autonómica como a nivel internacional. En este sentido, cabe destacar su relación con el Camino de Santiago, declarado Conjunto Monumental y reconocido como Patrimonio Mundial de UNESCO, lo que supone una oportunidad para el desarrollo del paisaje. Sin embargo, hay que lamentar el pésimo estado de conservación de algunos de estos elementos icónicos, presentes en la huella histórica del municipio. A estos conjuntos hay que sumar los edificios residenciales y de carácter agropecuario diseminados por las laderas de la conocida como Barranca de Ijalde, conformando pequeños núcleos de población que apenas modifican el paisaje natural del entorno, el cual se caracteriza por conservar zonas de alto valor medioambiental como Peña Herrera.

En esta unidad paisajística la mayoría de los terrenos son de propiedad pública, por lo que las administraciones locales se han implicado activamente con la realización de bidegorris y áreas de esparcimiento que favorecen la buena conservación del entorno y la afluencia de visitantes ocasionales. Además, la adecuación y conexión de las antiguas calzadas (Calzada Real del Cadagua), caminos de peregrinación (Camino de Santiago) y antiguas líneas ferroviarias en desuso (ferrocarril Bilbao-La Robla), hacen que los vecinos del municipio participen activamente de las mismas y fortalezcan la visión de su territorio y su paisaje.

Si bien la Unidad Paisajística 1 se caracteriza por su devenir eminentemente rural, no menos importante resulta su desarrollo industrial, clave en la historia del municipio. En la subárea de La Herrera se conservan la Central Hidroeléctrica de La Mella y la Fábrica de Plomos y Estaños (PEALSA), esta última en claro estado de abandono, pendiente de una acción que la asimile de una manera racional al paisaje en el que se levanta. En Bolunburu, por su parte, en el límite con Ibarra, la Papelera Serrano forma un conjunto industrial-residencial típico de las industrias vascas de principios del siglo XX, en el que se reúnen fábrica, vivienda del empresario (Casa de Serrano), ermita y vivienda del cura.

Lamentablemente, el desarrollo de toda la unidad paisajística paralela al río, al ferrocarril Bilbao-Balmaseda y a la carretera BI-3651 da lugar a diversos puntos calificados como “negros” debido a su peligrosidad en forma de zonas inundables, pasos a nivel y tramos compartidos entre automóviles y peatones. Estas zonas requieren de acciones encaminadas a la mejora no sólo de la seguridad ciudadana, sino también del desarrollo positivo del paisaje.

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UP 2. IBARRA – MIMETIZ

La Unidad Paisajística Ibarra – Mimetiz se define por su carácter urbano y periurbano, contrastando así con la condición rural de la Unidad Paisajística La Herrera – Bolunburu. En esta zona se han delimitado dos subunidades paisajísticas, atendiendo tanto a factores medioambientales como históricos.

Por una parte, la subunidad denominada Ibarra (SUP.3) remite a la zona que se define entre el trazado del ferrocarril Bilbao-Balmaseda y el corredor del Cadagua (BI636), delimitada por el oeste por el puente de Ibarra y por el este por la conocida como “rotonda de Eroski”. En esta área periurbana se mezclan espacios de poblamiento disperso, eminentemente rurales, en los que, a menudo, la cercanía entre edificaciones ha dado lugar a pequeños barrios destacando la zona de Aretxaga que mantiene el asentamiento de casas, ermitas y torre; con zonas residenciales de carácter burgués de principios del siglo XX, lo que podríamos llamar el “primer ensanche” de Mimetiz a modo de casas unifamiliares con jardín.

Por su parte, la subunidad de Mimetiz (SUP.4), que englobaría el núcleo urbano de Zalla, en el que se encuentran la iglesia parroquial de San Miguel, la zona de la antigua de la torre de Ibarra; el Palacio Murga (actual casa consistorial), el cementerio, viviendas obreras y residencias indianas; y su segundo ensanche hacia Zarikete, área en la que, además de las construcciones con cierto valor patrimonial, destaca el patrimonio inmaterial del Camino de Santiago y el patrimonio medioambiental del cordal norte y el semillero experimental de la Diputación Foral de Bizkaia. El crecimiento urbano de Mimetiz ha formado un “continuo urbano” que ha alterado el entendimiento del paisaje del núcleo aislado original de Zarikete.

Como ocurre prácticamente en todo el municipio de Zalla, la Unidad Paisajística de Ibarra - Mimetiz ha estado ligada al ferrocarril: al de La Robla en el caso de Ibarra, y a los de Bilbao- Balmaseda y Bilbao-Santander en Mimetiz. En el caso de la SUP.4 Mimetiz, los trazados ferroviarios han sido positivos para el desarrollo económico del área, aunque en la actualidad, el número excesivo de pasos a nivel resulta una clara debilidad en el paisaje objeto de estudio. No ocurre así en Ibarra, donde la explanación del antiguo ferrocarril de La Robla ha sido convertida por las autoridades locales en un bidegorri que une con el proveniente de Bolunburu y La Herrera a la altura de El Longar, favoreciendo así la conectividad entre las diferentes zonas del municipio.

A nivel medioambiental, debido a la vertebración de las dos subunidades en torno al río Cadagua, toda la zona tiene un alto grado de inundabilidad, lo que ha obligado al Ayuntamiento, en colaboración con URA, a llevar a cabo una serie de acciones que eviten, o cuando menos minimicen, el impacto de las crecidas. También destaca en el paisaje la zona de vegas en la Llana de Ibarra, lugares históricamente destinados a huertas y pastos junto al río que han permanecido escasamente alterados, salvo por el avance de las especies vegetales invasoras. En este espacio llama la atención la transición entre el espacio urbano de Mimetiz y el periurbano de Ibarra, carente de homogeneidad y tendente al abandono, situación probablemente debida al predominio de la propiedad privada en el área.

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6. CONCLUSIÓN.

Dos palabras definen el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua: evolución y diversidad. Evolución, porque la actual configuración de las unidades paisajísticas que lo componen es consecuencia de los procesos históricos que se han desarrollado en el entorno, al menos desde la Edad del Hierro, conformando un paisaje vivo que sigue transformándose en la actualidad. Diversidad, porque toda el área se caracteriza por una riqueza patrimonial –medioambiental y cultural– que se refleja en la cantidad, calidad y variedad de los elementos que la componen. Tenemos así un paisaje que es mucho más que la suma de bienes aislados y valores individuales, un territorio en el que es posible leer las huellas de su desarrollo pasado sin menoscabo de su proyección hacia el futuro.

El paisaje analizado tiene como eje vertebrador el río Cadagua, en torno al cual se han ido desarrollando a lo largo de la historia las diferentes vías de comunicación que hoy atraviesan el área. De ahí que este diagnóstico haya revelado que el río y todas las problemáticas a él asociadas constituyen una de las piedras de toque del Plan de Acción del Paisaje que está poniendo en marcha el Ayuntamiento de Zalla. Obviamente, y dadas las diferentes dinámicas que presentan las unidades que componen el paisaje, cada tramo del cauce presenta características diferentes, si bien tienen en común que se trata de un área fuertemente antropizada. Así, en La Herrera-Bolunburu (UP.1) su entorno se caracteriza por bosquetes de vegetación autóctona que conviven con zonas de pastos y pequeñas vegas dedicadas al cultivo, mientras que en Ibarra-Mimetiz (UP.2) la vegetación escasea, predominando un entorno fuertemente humanizado que convive con amplias zonas de pastos y vegas.

Este mismo esquema se repite en las laderas que limitan nuestro paisaje: en La Herrera- Bolunburu (UP.1) el área queda muy encajonada y rodeada de montes de fuerte pendiente, donde destaca el área de Peña Herrera con un encinar de alto valor ecológico. El resto de montes que corren de aquí hacia Mimetiz, en cambio, no presentan más que unas pequeñas manchas de bosque autóctono repartido aquí y allá, oculto casi todo por antiguos prados o, sobre todo, bosque de repoblación (pinos, principalmente). Ello demuestra que el patrimonio medioambiental del entorno de la Calzada Real del Cadagua, especialmente respecto a lo que vegetación autóctona se trata, presenta desconexiones evidentes entre unas zonas y otras, una pérdida evidente del bosque original, y una desaparición de la vegetación de ribera, clave para la vida animal. No obstante, se conservan manchas de interés ecológico y el río no está excesivamente canalizado en todos sus puntos, siendo pocas las urbanizaciones que ocupan absolutamente sus riberas.

Por tanto, si bien puede considerarse que la zona estudiada presenta “descoordinaciones” evidentes, posee también ventajas, entre ellas la existencia de manchas autóctonas y la no ocupación de todas las riberas con construcciones. Esto permite concluir que existen posibilidades de desarrollo del entorno medioambiental de Zalla, de mejorarlo y de hacerlo accesible a la población. Desarrollar repoblaciones con vegetación de ribera en todos sus tramos, especialmente en los más “castigados” (Ibarra) es posible. Algo similar podemos decir de uno de los elementos claves de este espacio, las vegas, antiguas zonas de cultivo. Son un elemento de nexo, pues se reparten por toda la zona de estudio, desde Ibarra (SUP.4), donde

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está el mayor espacio conservado, hasta Gobeo, Bolunburu (SUP.2) –donde han sido transformadas en parque– , La Herrera (SUP.1), Terreros y La Mella. Los únicos espacios que prácticamente no cuentan con ellas son Zarikete y, evidentemente, Mimetiz. Estas llanas son, por tanto, uno de los elementos clave del paisaje de Zalla, se encuentran atravesadas por caminos que unen unos barrios con otros y se han convertido en zonas de expansión para los vecinos de la localidad. Su conservación y mejora, así como su interconexión, es fundamental para preservar la calidad del espacio de estudio: son un elemento paisajístico muy claro que debería conservarse, evitando su urbanización.

En torno a este primer eje, que determina el marco físico del paisaje, fueron desarrollándose nuevos elementos vertebradores: las vías de comunicación. Todo el paisaje se caracteriza por la profusión de caminos que lo “cosen”, interconectando las subunidades y unidades y aportando coherencia al conjunto. De entre éstas cobran singular importancia los caminos cerrados al tráfico rodado: a través de ellos se accede a zonas de interés patrimonial – medioambiental y cultural–, que revalorizan. Su conservación y los trabajos para mejorar su conectividad serán fundamentales para preservar el paisaje.

La principal de estas vías es la Calzada Real del Cadagua, cuyo trazado discurre paralelo al río y que conformó en gran medida el espacio y, por tanto, el paisaje actual.

Junto a ella existe un buen número de caminos y sendas, en ocasiones peatonales y en otros mixtos, que enlazan entre sí las subunidades paisajísticas. Destaca sobremanera la red de pequeños caminos que existen en Ibarra (SUP.3), enlazando aldeas como Aretxaga, Uribarri, Gallardi, Allendelagua… y que, por un lado, conectan con el casco urbano de Mimetiz, donde los caminos tradicionales han sido sustituidos por aceras y carreteras, y, por el otro, con el camino peatonal sigue el trazado de la Calzada Real por Bolunburu (SUP.2) para, desde ahí, seguir por La Herrera (SUP.1) y hacia Balmaseda.

A esta red de caminos se suma el ferrocarril Bilbao-La Robla, parte de cuyo trazado ha sido recuperado como bidegorri que atraviesa Ibarra (SUP.3) y conecta con Bolunburu (SUP.2), donde, a través de un moderno puente, confluye con el camino que sigue el trazado de la Calzada Real.

La mayor parte del espacio montuoso está recorrido por caminos (algunos incluso asfaltados), sendas y pistas, éstas relacionadas con la explotación forestal, que lo hacen más fácilmente accesible. Algo similar ocurre con el río, que presenta diversos caminos que lo recorren en paralelo, aunque no en todos sus tramos.

Sin embargo, es precisamente en esta red donde se encuentra una de las principales debilidades del paisaje: la profusión de puntos negros –cruces, pasos a nivel y tramos sin acera– que dificultan la conectividad del área, ya que la existencia de vías de comunicación no garantiza el tránsito seguro de peatones en algunos tramos.

Por todo ello, es importante mejorar la conexión entre estas vías, abrir pasos vecinales cerrados (como los que vemos, por ejemplo, en Gobeo), recuperar viejos trazados y crear una red bien trabada que permita ir de uno a otro, evitando los puntos negros identificados.

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A todo ello hemos de sumar el ámbito patrimonial, medioambiental y cultural, muy rico en Zalla y que caracteriza fuertemente el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua. Comenzando por el patrimonio medioambiental, el primer aspecto a comentar es la ausencia de protección legal en toda el área. De hecho, algunos agentes ya han reclamado que se otorgue alguna figura de protección al área de La Herrera-Bolunburu (UP.1), argumentando, además de su interés intrínseco, su privilegiada situación en relación con el Lugar de Interés Comunitario -LIC de Ordunte y el Biotopo de los Montes de Triano-, lo que le otorga un carácter de corredor ecológico que debería ser reconocido y protegido.

Asombra que, en un área tan valiosa y estratégica, no exista una protección real de la vegetación autóctona, de gran fragilidad. Ello hace que el futuro de los rodales de robledal y los pequeños encinares sea incierto. De igual manera, los pastizales se están viendo gravemente amenazados por el abandono de los prados –en buena medida por la desaparición de la actividad agrícola-ganadera– y el avance de los pinares para la explotación forestal, lo cual supone la deshumanización del paisaje con el abandono de sus aldeas y la homogenización de sus montes. A pesar de que aún quedan retazos de aldeas y prados, los pinares han avanzado mucho más y ocupan grandes extensiones.

Por otro lado, la zona de estudio presenta una gran riqueza en especies que son capaces vivir en las comunidades faunísticas presentes. Sin embargo, la cada vez más extensa área de dominio antropogénico puede reducir la presencia de muchas de estas especies, que son especialistas y sensibles a la alteración de su hábitat. La fauna que se encuentra más amenazada es la acuática, que desarrolla su ciclo vital en los cauces y riberas fluviales: peces, anfibios y dentro de las aves el martín pescador. Mención especial merecen los murciélagos, cuyos principales refugios los encontrarían en las construcciones y manchas forestales

Además, cinco de estas especies (alimoche, murciélago grande de herradura, murciélago de oreja partida, murciélago de cueva y musarañita) están recogidas como vulnerables en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas. A éstas se suman torcecuellos y martín pescador, clasificadas como de interés especial, y murciélago mediterráneo de herradura, catalogada como especie en peligro de extinción.

De la misma manera que existe riqueza en el patrimonio natural, en el cultural encontramos diversidad, pues en mayor o menor medida este paisaje ha conocido todas las épocas de desarrollo económico y social, con asentamientos tan antiguos como el castro de El Cerco de Bolunburu que comparten espacio con centrales hidroeléctricas, fábricas, viviendas de construcción reciente…

Los espacios rurales de Bolunburu (UP.2) y las aldeas de La Herrera (UP.1) –Landazuri, La Mella, Terreros, Ijalde y La Herrera– tienen particularidades centradas en construcciones tradicionales (caseríos, torres, restos de ferrerías…) pero con un paisaje evolucionado que se evidencia, por ejemplo, en la convivencia de antiguas ferrerías, centrales hidroeléctricas (como las de Bolunburu y La Mella), la fábrica de Plomos o la papelera de Longar.

Ibarra (SUP.3), que destaca por sus elementos residenciales de principios de siglo (villas y chalets construidas por personas adineradas) y antiguas aldeas –como Aretxaga, Uribarri o La

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Presa– que conservan, aunque modificado, su carácter rural. A ello hemos de sumar pequeños espacios industriales centrados en la zona de Gallardi.

Mimetiz (UP.4) tiene una personalidad específica, pues concentra el núcleo urbano y presenta viviendas de alta densidad como principal elemento poblacional con un amplio corte cronológico que va desde finales de los 50 hasta el 2000. Destacamos las viviendas de tipo barriada industrial tanto de alta densidad (Barriada de Ibaiondo y El Carmen y el Charcho) y de baja densidad (Barriada San Miguel). En esta zona los caminos tradicionales pierdan fuerza y el eje de comunicaciones lo tengan las aceras y carreteras. Esto es importante pues de aquí parte la conexión con el resto de áreas y, en algunos casos, se hace necesario mejorar la comunicación haciéndola más accesible para peatones.

En definitiva, la comprensión del paisaje va más allá de su conceptualización entre rural y urbano: ha de verse desde la complejidad de elementos que lo componen, singularizan y caracterizan, dotándolo de una personalidad específica cuyas potencialidades hay que destacar en futuras fases de este Plan de Acción. Un ejemplo podría ser el entorno de la fábrica de Plomos en La Herrera-Ijalde donde, el edificio, de marcado carácter patrimonial e histórico, convive con uno de los elementos medioambientales más interesantes del paisaje, Peña Herrera, así como con otros elementos de corte más tradicional, como la ermita y palacio de los Urrutia, en La Mella, o la Torre de Terreros, en el barrio del mismo nombre.

La correcta conjunción de marco físico, vías de comunicación, patrimonio medioambiental y cultural es fundamental para salvaguardar el Paisaje de la Calzada Real del Cadagua, teniendo nuevamente en cuenta su evolución y la amplia diversidad que presenta.

Las acciones que se desarrollen en futuras fases del PAP no buscarán crear paisaje estancados o estáticos, sino, bien al contrario, establecer las pautas de entendimiento del paisaje y su patrimonio. Y es que el Paisaje es más que la suma de sus elementos, es la proyección en un territorio de sus bienes culturales y medioambientales, pero también de sus habitantes: patrimonio medioambiental, cultural y social como eje vertebrador y guía de desarrollo de estrategias futuras; así, el patrimonio actúa como epicentro del territorio y no, como desgraciadamente suele ocurrir, como un agente más, relegado con demasiada frecuencia a un segundo plano. Cuando, como en este caso, el planeamiento se hace desde la óptica del patrimonio, el resultado final es más acorde con las necesidades reales de los municipios y de sus gentes. Y, a futuro, el legado patrimonial se enriquece y se completa con la evolución del paisaje, que de esta manera no queda fosilizado ni congelado. Conociendo el pasado, trabajando en el presente y proyectando el futuro podemos y debemos establecer unos objetivos de calidad paisajística que se plasmen en líneas de actuación, fijando unos criterios que guíen la senda de lo que los habitantes del municipio desean para su paisaje.

Hoy, el desarrollo futuro de Zalla parece dirigirse a seguir ocupando el fondo de valle con áreas industriales y, lo que es más preocupante, uniendo todos los municipios del valle del Cadagua en una conurbación urbana a lo largo del río y la carretera, aislándose de laderas y cumbres en un continuo urbanizado que haría desaparecer los núcleos diferenciados, y aislaría la naturaleza como un escenario, un mero decorado para su contemplación a un lado y otro de

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esa ciudad lineal. A ello hay que sumar el avance directo y desarrollista de la urbanización de antiguas áreas de cultivo para acoger conurbaciones homogéneas, miméticas y carentes de carácter, que empobrecen el entorno y destruyen la relación con el paisaje que, en el mejor de los casos, queda relegado a mero escenario, ajeno a quienes lo habitan.

Por descontado queda que en este PAP se habla de la incidencia de las áreas industriales que deben afrontar un reto en la integración en el paisaje. Muchas de ellas se ubican en puntos muy críticos o débiles para el paisaje que no hacen más que limitar el propio desarrollo del área en el que se alojan. Pero una conservación y planeamiento correcto de uso podría revalorizarlos tanto a nivel patrimonial como económico. Podemos contrastar a este respecto la escasa calidad arquitectónica de las naves prefabricadas que se levantan en el polígono industrial de Aretxaga-Gallardi, levantado en la segunda mitad del siglo XX, con el “polígono industrial” espontáneo que nació en torno a la Papelera Serrano en el siglo XIX. Estas antiguas instalaciones industriales, bien acondicionadas y con un plan de intervención ad hoc, podrían convertirse en seña de identidad de los y las usuarios del mismo. De igual manera, su reutilización no vendría más que a sumarse a una tendencia ya generalizada de usar antiguas áreas industriales en foco de nuevas actividades económicas.

Trabajar en la consecución de una integración de los valores patrimoniales del entorno es uno de los retos a que se enfrenta este PAP. Y es que, como ha quedado especificado a lo largo de toda esta diagnosis, la unión entre patrimonio cultural y medioambiental es la llave maestra del futuro paisaje. Lo cultural se entremezcla con lo histórico, con lo medioambiental, y todo ello se plasma en la arquitectura, el urbanismo, las vías de comunicación… Entre todo ello hay virtudes, pero también defectos: se han de solucionar aspectos como el estado de abandono de muchos de los elementos arquitectónicos (ermitas, palacios, caminos, vegas…) o la falta de conexión entre áreas, el deterioro de espacios industriales, las “desconexiones” medioambientales…

En definitiva, la riqueza del Paisaje de la Calzada Real del Cadagua es evidente, pero también lo es la desconexión entre algunas zonas, por lo que es fundamental la conexión entre todas ellas, además de la conservación y mejora del entorno paisajístico. Un desarrollo acorde con las necesidades reales del municipio, la reordenación del núcleo, la salvaguarda de su patrimonio, el volver a dar protagonismo al río, el poner en valor los prados aún existentes en el fondo del valle, la mejora paisajística de la autovía, la puesta en valor de la Barranca de Ijalde, la actuación de los bosques de conservación que compaginen los pinares y la recuperación del bosque autóctono… permitirá, siempre que se haga de una manera ordenada y acorde con las necesidades de la población local, devolver a este paisaje un sentido del lugar que, a priori, parece haberse debilitado.

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7. BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓN

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8. ANEXOS

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