Bernardo El Calesero : Drama En Cinco Actos
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EL TEATRO. DE OBRAS DRAMÁTICAS Y LÍRICAS. BERNARDO EL CALESERO, DRAMA EN CIXCO ACTOS Y Z'i PROSA. ^ ÍÁ^-r-C MADRID: IMPREMA DE JOSÉ RODRÍGUEZ, CALVARIO, 18. 1866. CATALOGO DS LAS OBRAS DRAMÁTICAS Y LÍRICAS DE LA GALERÍA EL TEATRO. AI cabo de los años mil... El clavo de los maridos. 1,0 mejor de los dados... AiiKir (lo antesala. El onceno no eslorbur. Eos dos sargentos cspai AlielHido y tloisa. El anillo dolRev. Eos dos inseparables Aíine.aaciuu y iiubleza. Eliaballeio leiidal. l.a pesadilla de un caseí Aiii,'Cla. ¡Es»in ángel! La hija del rey Rene Aféelos de odio y amor. El i de agosto. los exiremos. .irciiiios del aliua, El esciiiidido y la tapada Los dedos huespedes AviM después de la muerte. El lieeiieíada Vidriera. Los éxtasis. Al iia'jor cazador... ¡En crisis! La posdata de una carta. AchiHiue quieren las cosas. El Justicia de Aragón. La mosquita muerta. Auior es sueno. El Monarca y el .ludio. La hidrofobia. A caza de cuervos. El rico y el pobre. La cuenta del zapatero. A raza de bercncias. El beso de ludas. Los quid pro quos. I\ey (iarcia. de Londres. Anuir, poder y pelucas. El alma del La Torre Anuir por solías. El alan de lener novio. Los amantes de Teruel. A f.ilta de pan... El juicio público. La verdad en el espejo. ArliriUo poi' artirnlo. El silio de Sebastopol. La banda de la Condesa Avcnluras imperiales. El todo por el lodo. La esposa de Sancho el Is El gitano, ó el hijo de las Alpu- La boda de Quevedo. Funito viaje. jarras. La Creación y el Diluvio Hoa<Ueea, drama heroico. El (|ue las da las toma. La gloria del arte. Halalla de reinas. El camino de presidio. La Gitana de Madrid. Berta hi Uanicnea. El honor y elaineío. La .Madre de San Kcrnai Barómetro ronyiiK.il. El payaso'. ' Las lloresi de Don Juan. Bienes mal adquiridos. Esto cuarto se alquila. Las aparrencias. Esposa y mártir. Las gueeras civiles. El pan do cadi dia. Leecions de amor. Corregir al que yerra. El mestizo. Los maridos. Cañizares y Guevara. El diablo en Amberes. La lápida mortuoria. Cesas suyas. El ciego. La bolsa v el bolsillo. Calainiíla'des. El protegido de las nubes La libertad de Florencir Como dos gotas de asua. El marqués y el iiiarquesito. La Archiduiiuesita. Cuatro agravios y ninguno. El reloj de San Placido. La escuela de los amigo ;Como se empeñe un luaridol El bello ideal. La escuela de los perdid Con razou y sin razón. e;i castigo de una falta. La escala del poder. Como so rompen palabras. El cslandaí te español en las eos Las cuatro estaciones. C<inspirar con hucua suerte. tas africanas. La Providencia. Chismes, parientes y amigos. El conde de .Montecristo. Los tres banqueros. Con el diaído á cucliilladas. Elena, ó hermana y rival. Las huérfanas de la Car Costumbres políticas. Esperanza. La ninfa iris. Contrastes. El grito de la conciencia. La dicha en elbienajen^ Catilinu. lEl autor! lEl autor! La mujer del pueblo. Cirios IX y los Hugonotes. El enemigo en casa. Las bodas de Camacho. Carnioli. La cruz del misterio. Los pobres de Madrid. Furor parlamentario. La planta exótica. Dos solirinos cf-ntra nn tic. Taltasjuvemlos. Las mujeres. n. Primo segiiiulo v Ouinto. La uni(m enAfrica. Deudas de la conciencia. (Jaspar, .Melchor y Baltasar, ó el Las dos Reinas. üon Sancho el liravo. ahijado de todo' el mundo. La piedra lilosofal. Don Berniirdo de Cabrera. Genio y ügura. La corona de Casilla la !!os artistas. La calle de la Montera. luana de San Román. Historia china. Los pecados de los padr D. Toiuás. Hacer cuenta sin la huéspeda Los inlioles. Oe audaces es la fortuna. Herencia de lagrimas. Los moros del Rif(. Dos hijos sin padre. La segunda cenicienta. IJondc menos se piensa... Instintos de Alarcon. La peor cuña. Indicios vehementes. La choza del almadref.i til amor y la moda. Isabel de Mediéis Los patriotas. ;!ístá local Ilusiones de la vida. Los lazos del vicio. Kn nuingas de camisa, Imperfecciones. Los molinos do viento KI que no ci-e... resbala. La agenda de Correlart: El niño perdido. La cruz de oro. El querer y el rascar... Jaime el Barbudo. La caja del regimiento. Kl hombre negro. Jaan Sin Tierra. Las sisas de mi mujer. Kl lin de la novela. .luán sin Pena. Llueven hnos- Kl filántropo. Jorge el artesano. Las dos madres. El hijo do Iri'S padres. Juan Diente. I El último vals uc \\ ober. Mi mamá. El Longo y el miriñaque. Mal de ojo. ¡Es una nialval Los nerviosos. Mi oso T mi sobrina. Echar por el atajo. Eos amanies de Chiachon Martin Zurbano. BERNARDO EL CALESERO. Digitized by the Internet Archive in 2010 with funding from University of North Carolina at Chapel Hill http://www.archive.org/details/bernardoelcaleseOOblan BERNARDO EL CALESERO, DRAMA Ey CINCO ACTOS, ORIGINAL DZ LUIS BLANG Y NAVARRO Representado por primera vez en el teatro de Novedades el 29 de Dicietiibie de 1865. MADRID. IVIPREMA DE JOSÉ RODRÍGUEZ, a,<9tVARI0, . PERSONAS. ACTORES. JULIA, Marquesa de san Gabino. , Seíñoras Díaz. ADELA Carceller. BERNARDO Señores Cortés. SIMÓN Banobio. EL MARQUÉS DE SAN GABINO. Vega. DON LUIS Sánchez. SEÑOR FRANCISCO Chavarria. JOSÉ Maré. LUCAS Giménez. .° CONSPIRADOR I Córcoles. ídem 2." Yañez. ídem 3.° Espantaleon. Conspiradores y pueblo. La acción pasa en Madrid, en d766. La propiedad de esta obra pertenece á su antor, y nadie po- drá sin su permiso reimprimirla ni representarla en España y sus posesiones, ni en los países conque haya ó se celebren en adelante contratos internacionales, reservándose el autor el derecho de tra- ducción. Los comisionados de la Galería dramática y lírica titulada El Tea- TKO, son los exclusivos encargados de la venta de ejemplares y del cobro de derechos de representación en todos los puntos. Queda hecho el depósito que marca la ley. Á DON JUAN SALA Y SIVILLA, Ed testimonio de su sincera amistad, CpÍ oLubo\ ACTO PRIMERO. La escena représenla una cochera; dos carruajes de colleras de la época de Carlos III á derecha é izquierda del foro, en el centro y cu medio de estos, la puerta grande de entrada que da á la calle; á la derecha del espectador y en segundo término una es- calera de pocos peldaños que comunica al resto de la casa, y á la izquierda del espectador puerta practicable también, que figu- ra dar paso á las cuadras. Distribuidos por la escena en cuantos sitios haya lugar debe- rán hallarse los arreos, guarniciones y demás accesorios qne se ven en una cochera de un calesero bien acomodado. En uno de los extremos mesa ordinaria, y sobre ella un jarro de agua y dos vasos; junio á las ruedas del coche de la derecha del especta- dor, un banco de madera. ESCENA PRIMERA. CEUNARDO y SIMÓN. Aquel descendiendo lentamente por la cscilera y este (iestolgando unas colleras y diriiTiéndose á las cuadras. Bern. a (l(')nde v;is, Simón? Simón. Á echar pienso al ganado y limpiar la colleras. (Uevan. i'o estas en la mano.) Bebn. Cuélgalas otra vez, pues como se susurra una asonada, no convendrá que mañana suenen los cascabeles. ) SiMO^. Pero será cierto, señor Bernardo? (colgando ios colleras. Bern. Tan cierto, Sirnou, como si tú dispusieras do veinte mil duros no conducirias mis calesas. .Simón. Siempre que usted lo ordenase, porque por cima de todo está la gratitud; pero vamos á ver, habrá palos ó se quedará todo en hablar? Bern. Qué, tú también quieres pegar? Simón. Con razón siempre, y según creo dar palos ahora es justicia, porque van subiendo los comestibles hasta las nubes, y nos vamos afrancesando demasiado. Pero us- ted, que sabe mas que yo, podrá contarme algo sobre el asunto. Rern. Asi, asi anda el negocio, Simón, la gente está muy des- contenta: no quieren á Esquiladle por ministro y... Simón. Hacen bien, porque ademas de todo es chato y muy feo. Blrn. Es verdad, Simón, es verdad, pero en tanto, escucha; hoy tengo que salir de casa, y no sé la hora de mi vuel- ta, de consiguiente ,cuida bien, cierra la puerta si ves que la gente corre, y haz buena compañía á mi Adela para que no tenga miedo Estás enterado? SlMON. Descuide usted, señor Bernardo, que no faltaré á mi deber. BliKN. Asi lo espero. (Sale Simón per la izquierda lateral hacia las caadras cantando.) Cuando querrá Dios del cielo que el pan vaya mas barato. ESCENA II. BERNARDA, después ADELA. Beus. y cuándo querrá el señor que gocemos en esta btndita tierra de toda la felicidad que pudiéramos gozar con buenos gobernantes. Ellos tienen la culpa de que hoy conspire el pueblo, y de que yo, uno de sus hijos, sien- ta latir con violencia mí corazón, al pensar que tai vez llegue el momento en que por ser útil á mi patria, — 9 — deje en la orfandad a mi pobre hija. Adela querida! Quién seria tu uníparo cuando no tienes sobre la tierra mas apoyo que tu pobre padre, porque tu madre. Oh! tu madre! hija de mi vida! Adela. Padre, padre! Me alegro encontraros aquí. (Descendiendo por la escalera.) ¿Es verdad quB se prepara una asonada? Bers. Eso dicen, Adela, pero no tengas cuidado ]ior la mis- ma razón de que se dice. Adela. Sin embargo, hoy no saldrá usted de casa? Bern. Sí, hija mia, con precisión, pues me han llamado unos caballeros para ajustar un viaje. Adela. No podría ir Simón? Bekn. Es imposible. Quieren tratar conmigo mismo, pero volveré luego; desecha todo temor, Adela, porque Si- món te hará buena compañía y no se separará de tu lado.