Música, cultura y pensamiento
Revista de investigación de la Facultad de Educación y Artes del Conservatorio del Tolima
Nueva época Humberto Galindo Palma Vol. 8, n.° 8 Editor
Edición especial Memorias del IV Coloquio Internacional de Patrimonio Cultural - Mesa de música Guanajuato
ISSN impreso: 2145-4728 ISSN en línea: 2665-2382
Conservatorio del Tolima Octava Edición James Enrique Fernández Córdoba Ibagué, noviembre 2019 Rector ISSN: 2145-4728 Humberto Galindo Palma Número de ejemplares: 150 Editor Periodicidad: Anual Portada: Órganos históricos del Tolima. Fuente: Nicolás Forero . Comité Editorial Correspondencia, Canje y distribución Humberto Galindo Palma - Conservatorio del Tolima Andrea Hernández Guayara - Conservatorio del Tolima Conservatorio del Tolima Hernán Clavijo Ocampo - Universidad del Tolima Calle 9 No. 1-18 Facultad de Educación y Artes Coordinación Investigación Of. 4-3. Comité Científico Teléfono: +57(8) 2639139 Fax: +57(8) 2615378 – 2625355 Hernán Clavijo Ocampo - Universidad del Tolima Ibagué - Tolima - Colombia Fabio Ernesto Martínez Navas - Universidad Pedagógica Myriam Báez Sepúlveda - Universidad de Santander Correo electrónico Juan Francisco Sanz - Universidad Central de Venezuela [email protected] Jorge Enrique Rosas - Conservatorio del Tolima Todos los derechos reservados. Juan Carlos López Peña - Conservatorio del Tolima Pablo Almarales - Universidad de Cartagena Indexada en Sergio Andrés Sánchez - Conservatorio del Tolima Open Music Library Lina Barrientos - Universidad de la Serena Google Academic Academica.edu Corrección de estilo, traducción, diseño gráfico Avalada Publindex sin clasificación editorial, armada electrónica e impresión Proceditor Ltda. Prohibida la reproducción total o parcial de este material Calle 1C No. 27A - 01, piso 1, Santa Isabel sin autorización escrita del Conservatorio del Tolima. Tel.: 757 9200, [email protected] Bogotá, D. C., Colombia
Impreso en Colombia Printed in Colombia
Música, Cultura y Pensamiento, Revista de investigación musical. Editor: Humberto Galindo Palma, Ibagué. Fondo Editorial Conservatorio del Tolima. 2019. 156 páginas, ilustraciones, partituras e índice, 23 x 30 cm. ISSN impreso: 2145-4728 ISSN en línea: 2665-2382 Música, Cultura y Pensamiento, vol. 8, num. 8 Revista de investigación de la Facultad de Educación y Artes. © Conservatorio del Tolima - Institución de Educación Superior Humberto Galindo Palma - Ed. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Contenido
4 Editorial Música y cultura Música, Educación Musical y Género
La Música en México: Reflexiones sobre Identidad, yuxtaposición y resistencia: su historia particular 104 tres categorías para entender la 5 The Music In México: música latinoamericana para piano Notes his particular history a comienzos del siglo XX Alejandro Mercado Villalobos Identity, juxtaposition and resistance: three categories to understand the Latin-American Ecos lejanos de una disputa conceptual: piano music of the beginning of 20th century 25 El nacionalismo musical en Nariño Mónica Tobo Medivelso Echoes far from a conceptual dispute: Musical Nationalism In Nariño Música, educación musical y género. José Menandro Bastidas España 110 Un estudio sobre la participación de la mujer de la zona andina nariñense Dos Órganos Históricos en Ibagué: en la interpretación (instrumental y vocal), 45 Aportes para la contextualización la educación musical y la composición de la tradición organística en Colombia Music, musical education and gender Two historical musical organs in Ibagué: A study on the participation of women Contributions for the contextualization in the Andean area of Nariño in the of the organist tradition in Colombia interpretation (instrumental and vocal), Nicolás Forero Molano, Mayerlín Alejandra Gómez music education and composition Guzmán, Julián David Perdomo Rodríguez Lyda Tobo Mendivelso, José Menandro Bastidas España Evidencias de la recepción del bambuco colombiano en Yucatán. (1908-1920) Música en clave 63 Evidences of the colombian bambuco Creación orquestal de la obra para piano reception in Yucatán (1908-1920) Fantasía Romántica de Maruja Hinestrosa Claudio Ramírez Uribe 132 Orchestral creation about Maruja Música y pensamiento Hinestrosa’s Fantasía Romántica concert for piano and orchestra La composición de los Tres Ballets Criollos Julián Augusto Castro Gaviria, Anthony de Guillermo Uribe Holguín como Sebastián Chunganá, Andrés Felipe Gómez 81 producto de exportación colombiano para un escenario panamericano The creation of the Tres Ballets Criollos by Separata Guillermo Uribe Holguín as a Colombian national Fantasía Romántica Sobre Aires Colombianos export product for a Pan-American scenario Concierto para piano y orquesta Camilo Vaughan Jurado de Maruja Hinestrosa Orquestación: Julián Augusto Castro Gaviria Métodos y textos adaptados para la enseñanza 93 de música de 1880- 1920 Métodos utilizados Convocatoria Revista No. 9 en educación informal y métodos para enseñanza de canto en las escuelas Texts and methods used for music teaching from 1880 to 1920: Methods used in informal education and methods for singing teaching at schools Martha Lucía Barriga Contenido MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Editorial
on la presente edición de la Revista Música, cultura y Pensamien- to, anunciamos el fin de una primera época desde la produc- ción editorial en papel, para convertirnos en una revista digital académica especializada en música. Gracias a nuestra partici- Cpación en la última cohorte del Curso Curriculo del Editor convocada por Colciencias Publindex, fue posible contar con el asesoramiento indicado para esta transición, inaplazable en la búsqueda de un mejor acercamien- to a las comunidades beneficiarias de nuestra publicación.
Acogiendo las directrices del estándar internacional, confiamos en que este cambio editorial le dé un nuevo aire a la continuidad de nuestra revista, como vehículo de reflexión y difusión de trabajos de investigación en torno a la música desde sus múltiples enfoques. Damos la bienvenida a los autores y pares evaluadores nacionales e internacionales que nos acompañan en el presente número. Desde este alcance internacional, se cumple en este número con el compromiso de presentar una edición es- pecial dedicada a compilar los artículos del Seminario Internacional so- bre Patrimonio Cultural, gestado desde 2017 por docentes investigadores de las Universidades de León Guanajuato, Universidad de Nariño y Uni- versidad Pedagógica Nacional de Colombia, a cuya red se ha vinculado el Conservatorio a partir del presente año en una alianza de fortalecimiento al proceso de investigación institucional.
Como institución de Educación Superior acreditada en su cente- naria tradición académica musical, el Conservatorio del Tolima reitera su compromiso y vocación de trabajo en red para la investigación, con la membresía de nuestros docentes investigadores a la International Musicology Society, al tiempo que una creciente generación de jóvenes Semilleros institucionales se abren camino a través de la afiliación a la Red Colombiana de Semilleros RedoColSi - Nodo Tolima. Agradeciendo también la continua participación de nuestros egresados en la revis- ta, damos la bienvenida a nuestros lectores a esta nueva era editorial.
Humberto Galindo Editor
4
Delegación académica Seminario Internacional sobre Patrimonio Cultural, León Gua- najuato (México, octubre 2018). De izquierda a derecha: Lida Tobo, Mónica Tobo, José Menandro Bastidas, Alejandro Mercado, Humberto Galindo, Martha Lucía Barriga. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
La música The music in Mexico: en México: Notes about reflexiones his particular sobre su history historia particular Resumen
> Este trabajo es una revisión histórica de la música en México. El interés principal es mirar las maneras en que Por: 1 se han construido los elementos de identidad, esto en Artículo de reflexión función de su origen histórico y su impulso o imposi- Recibido: 15 de junio de 2018 ción, ya sea por parte del Estado o por las élites de po- Aceptado: 15 de noviembre de 2019 der intelectuales, de las empresas comerciales o desde los ámbitos populares. Se trata de hacer específicos los Para citar este artículo/To reference this article: momentos clave de arribo y adopción locales, de aque- Mercado, A. (2019). La música en México: llos componentes artísticos que integran la música reflexiones sobre su historia particular. considerada mexicana. Se parte de la idea de que en Música, Cultura y Pensamiento, 8(8), 5-24. México sobreviven identidades musicales múltiples, y Doi de que, a lo largo de la historia nacional, por influjo de los movimientos políticos que posibilitaron las influen- cias culturales, se han venido incorporando elementos que han enriquecido la música considerada mexicana. Palabras clave: música, fiesta, nación, nacionalismo, identidad.
Abstract This article it’s a history of music in Mexico. I analyses the music practice in some moments of his history. The principal interest is the discovery the elements of the cultural identity that arrived, specially, in XIX and XX cen- 1 Doctor en Historia por el Instituto de Investiga- ciones Históricas, de la Universidad Michoacana turies. The hypothesis it’s simple: the Mexican music has de San Nicolás de Hidalgo, México. Profesor-in- been influenced of the exterior, the problem it’s identify vestigador adscrito al Departamento de Estudios those musical influences and identify the process of the 5 Culturales, de la División de Ciencias Sociales y acculturation, that produced the actual Mexican music. Humanidades, Campus León, de la Universidad de Guanajuato. [email protected] Keywords: music, party, nation, nationalism, identity. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Prolegómeno l México contemporáneo puede definirse como una república musical. En efecto, no Ehay espacio en el territorio donde no se haga y escuche música, reconociéndose, en todo caso, al menos dos universos sociales del arte.
Uno, tiene que ver con el reconocimiento de géneros en suma particulares, como la denominada música ranchera —título relacionado por el vínculo con la vida campirana— (Peña, 1999, apud Díaz, 2015)2 u otras formas, que, venidos de la canción popular, sue- len tenerse como representativos de la nación entera. En este sentido, piezas musica- les específicas se han consagrado como referentes de lo mexicano, y son requeridas en momentos particulares, donde es necesaria una evocación de lo propio, de lo que representa el ser nacional. Esto ocurre con Cielito lindo, por citar un caso, de Quirino Cortés y Mendoza (1859-1957). Se trata de una canción que se entona, comúnmente, en momentos donde es necesario dejar constancia del sentido de pertenencia a la nación mexicana, verbigracia, las justas deportivas. Lo mismo ocurre en ceremonias cívicas al interior del país, cuando se ejecuta el Himno nacional mexicano, que incide en el entendi- miento de la población general que se identifica con el territorio al cual pertenece. Hay también otras piezas, que desde el ámbito de la música de concierto se han convertido en emblemas del nacionalismo musical mexicano, y que han sido inspiradas, de alguna manera, por la canción popular. Durante el siglo XIX hay ejemplos variados, como la Marcha Zaragoza, de Aniceto Ortega (1825-1875), o Ecos de México, de Julio Ituarte (1845- XX, una pieza muy significativa es el Huapango, del ínclito jalisciense José Pablo Moncayo (1912-1958).
En otro universo está lo local. México es un país pluriétnico y, en consecuencia, pluri- cultural. La diversidad cultural supera en mucho la división político-territorial, por lo que se tienen múltiples regiones culturales donde se ha desarrollado música variada, no solo por lo heterogéneo de los instrumentos utilizados —algunos de herencia pre- hispánica—, sino también por la multiplicidad de expresiones rítmicas y sonoras, con versos que implican una realidad particular, ya sea con relación a labores agrícolas y otras actividades productivas —como el trabajo en obrajes y fábricas—, la política y los movimientos sociales, o las relaciones amorosas.
En todo caso, la música en México ha sido enriquecida a partir de un proceso de aculturación (Colombres, 2009) 3 de elementos foráneos, venidos a partir de la Conquista, y no solo de los europeos, sino también de otros contactos con grupos específicos - vienen, sobre todo, no solo tradiciones que hoy son significativas para determinadas comunidades (Amós, 2000)4, sino también la adopción de instrumentos de percusión y de ritmos bailables.
2 Para algunos investigadores, la canción típica decimonónica tomó el nombre, hacia la década de 1920, como canción ranchera. 3 Para el sociólogo argentino Adolfo Colombres (2009), este proceso ocurre cuando una cultura inva- de y se impone a otra, y tiene cinco fases: contacto, pacificación, contacto permanente, integración y asimilación. Luego del proceso, la cultura que asimila incorpora —por la fuerza— elementos de la cultura dominante (pp. 234-239). 4 El historiador mexicano Amós descubrió que la representación cultural denominada torito de petate, visible en el estado mexicano de Michoacán, que consiste en un baile sumamente alegre cuyo actor principal es un toro hecho de madera, recubierto con fibra tejida de tule (planta acuática que, una vez secada al sol, se manufactura en diversas maneras) y adornado con papel de múltiples colores, es 6 en realidad una costumbre traída consigo por esclavos africanos, quienes fueron conducidos para el trabajo agrícola en el pueblo de Tarímbaro, ciudad aledaña a la capital de dicha entidad, en el siglo XVII. El asunto es que tal costumbre fue adoptada por los indígenas de la zona, quienes incluyeron elemen- tos propios, resultando ello en una tradición ya no africana sino michoacana, y que es actualmente reconocida como patrimonio cultural de la entidad. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Debe tenerse en cuenta, entonces, que lo que se tiene como propio en términos de mú- sica debe verse desde dos ámbitos de entendimiento. Uno, se relaciona con lo que se reconoce en lo general, lo que se acepta como inherente a la nación y, en consecuencia, a los individuos que a ella pertenecen, lo que se ha favorecido, he de comentar, desde el empuje de las élites políticas, pero sobre todo intelectuales. En otro orden está la música de las múltiples regiones musicales mexicanas, desarrollada desde el seno de las comunidades indígenas o mestizas, y que tienen una importancia mayúscula, no solo por generar un mosaico pluricultural musical extraordinario, sino también porque desde el ámbito regional se ha nutrido la música considerada mexicana, que no es otra que aquella que se tiene como representativa del país y que se reconoce así al interior y hacia afuera de México. Picún y Carredano (2012) hablan muy bien de esto en su trabajo El nacionalismo musical mexicano: una lectura desde los sonidos y los silencios5.
En todo caso, ¿cómo determinar la música que se sabe y acepta como mexicana? ¿Qué elementos culturales definen aquellos géneros considerados inherentes a lo mexica- no en términos del arte musical? Más aún, en una nación pluricultural como México, ¿resulta viable definir una música que represente de manera general a la nación? Es posible tener un acercamiento a estas cuestiones a partir de una revisión histórica de la música en México. En efecto, los elementos del arte que hoy se reconocen como inmanentes a la nación, tanto música e instrumentos como grupos musicales específi- cos, se han adoptado como propios en el transcurso de una historia musical intensa. Es posible, entonces, acercarse a la comprensión de la música hecha en México, o mexicana, a partir de un estudio de la historia que dicho arte ha tenido en el país.
Para lo anterior, aunque se hará mención a los períodos prehispánicos (2600 a. C. - 1521 d. C.) y virreinal (1521-1821), me propongo el examen específico del período de gobierno de Porfirio Díaz, conocido en la historiografía al respecto como porfiriato (1876-1911). Aquella fue una época de amplio desarrollo artístico, posibilitado por un apoyo insti- tucional extraordinario. Otro momento significativo es el impulso que en materia de desarrollo cultural ocurrió en México, a partir de la década de 1920. En esa y las siguien- tes se llevó a cabo un importante proyecto de (re)construcción nacional, en cuyo caso la cultural nacional, y del nacionalismo musical mexicano cuyo empuje se ejemplifica con la importante labor de Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. Finalmente, habré de hacer una mención especial de la “nueva” música mexicana, cuya (re)invención corrió a cargo de de 1990.
En suma, a partir de una exploración de la historia de la música en México, intento des- cubrir la forma en que, en momentos específicos, se ha construido una idea precisa de la música mexicana. Importa mirar las maneras en que se han percibido dichos elementos en función de su origen y su impulso, ya sea desde un proyecto de Estado, las élites del poder intelectuales, de las empresas comerciales o desde los ámbitos populares. Debo advertir que no se abordará en el trabajo las múltiples identidades regionales, dado que tal objeto de estudio supera el objetivo primario del presente trabajo. Más bien, se trata de hacer específicos los momentos clave de arribo y adopción locales, de aquellos componentes artísticos que integran la música considerada mexicana. He de comentar que tampoco se pretende establecer una definición de lo que es música mexicana al ser esto imposible en una nación que, como ya se señaló, es pluriétnica y multicultural. 7
5 De tal estudio queda claro el impulso desde los sectores dominantes, en las primeras décadas del siglo xx, por crear una música que diese identidad a los mexicanos. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Al contrario, el estudio parte de la idea de que hay identidades musicales múltiples, y de que, a lo largo de la historia nacional, por influjo de los movimientos políticos que posibilitaron las influencias culturales, se han venido incorporando elementos que han enriquecido dichas identidades.
Cierto es que, como se verá durante el desarrollo del presente trabajo, en momentos específicos de la historia musical mexicana, los sectores de poder intentaron con cierto éxito imponer una determinada música: la europea durante el siglo XIX, y la pretendida nacionalista en la primera mitad del siglo XX. Empero, la riqueza musical en México va más allá de un género o estilo musical, y sobreviven y con fuerza expresiones regionales que dan prueba de una diversidad extraordinaria, evidente, entre otras cosas, en la exis- la Guelaguetza en Oaxaca, o el festival de Zacán, en el estado de Michoacán, por citar dos casos específicos. De todo esto, se resuelve entonces que la música en las regiones de México hace evidente la vigencia de identidades musicales múltiples, y que, aunque desde las instituciones culturales se intente definir lo que es propio, aun con denomi- naciones de patrimonio cultural, como ocurrió, por ejemplo, con el mariachi en el 2011 por parte de la Unesco, lo cierto es que la música mexicana existe solo en función de reconocer la existencia de los dos universos, mencionados al inicio: el que podría deter- minarse general, y que corresponde a aquello que se admite como propio, nacional, a impulso o imposición mediante el proceso de aculturación las regiones, que es múltiple y diverso, y que aunque en parte se rige por la adopción del lenguaje musical e instrumentos importados, se asume como nacional en función de que se genera en comunidades indígenas o mestizas, y que se toman también como referentes de identidad nacional.
La música en la historia de México respecto a variados artefactos sonoros (Dájer, 1995), se deduce una práctica musical intensa, sobre todo La época prehispánica en las ceremonias religiosas, que las había de for- ma cotidiana en los festejos que se organizaban en La historia musical de México se remonta al período honor a las deidades indígenas (León, 2006)7, por lo previo a la llegada de los conquistadores europeos que la música tuvo, en primera instancia, un carác- (2600 a. C. a 1521 d. C.). Durante aquella etapa ter integrador en torno a la religión de los naturales. histórica se desarrollaron culturas —como la Olmeca, Maya, Mixteca-Zapoteca, Teotihuacana, Azteca, En efecto, se hacía música en especial en las fiestas Purépecha, entre otras— de donde proviene una he- dedicadas a las múltiples deidades indígenas, con rencia que lleva implícita la aceptación de un pasado baile acompañado de cantos y sonidos de instrumen- indígena, que hoy en día se asume como signo de tos de percusión y alientos, como tambores de diver- identidad para la sociedad mexicana en su conjunto. sa manufactura —verticales u horizontales— y mate- Ahora bien, los religiosos que venían con los con- riales también diversos, principalmente de madera, quistadores españoles dejaron pruebas de la exis- aunque los hubo también de barro. Algunos artefac- tencia de una amplia actividad artística en dichas tos de percusión se confeccionaban de caparazón comunidades prehispánicas. De tales testimonios y de tortuga (Civallero, 2015)8 u otros animales, como del estudio de imágenes musicales conservadas en conchas marinas o terrestres para hacer sonajas códices y otros documentos similares (Marroquín, - 2014)6, así como de los hallazgos arqueológicos con bién se fabricaban de cobre en algunas culturas del
6 Graciela Mirna Marroquín se tituló con un trabajo donde 7 Hay diversas referencias al respecto. Cuando los españoles 8 explora la música prehispánica a partir del análisis que hace, estaban ya en la ciudad de México-Tenochtitlán, en 1521, fue- de imágenes dejadas por diversas culturas. Ella concluye, ron testigos de la fiesta de Tóxcatl, en honor a Huitzilopochtli, precisamente, que la música formaba parte fundamental donde los indígenas danzaban al son de cantos diversos. de la vida cotidiana de los antiguos mexicanos, siendo los 8 Edgardo Civallero tiene un estudio interesante al respecto del músicos un sector necesario. uso de caparazones de tortuga en la música latinoamericana. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Occidente de México. Los alientos fueron variados. mpulsando, en el caso que nos ocupa, la música Se tiene registro arqueológico desde la modifica- europea en todos los ámbitos de la vida colonial, ción intencional de caracoles marinos para generar es cierto también que en las comunidades rurales determinada sonoridad, hasta silbatos o flautas ela- de pueblos y villas, y en los barrios pobres de las borados en distintos tamaños y formas, ya fuese urbes novohispanas, se conservaron ritmos e ins- de barro, carrizo o madera, aunque fueron comu- trumentos musicales prehispánicos, abonando a la nes también las que se manufacturaron de hueso construcción de una música propia, que, en uso de animal o humano (Cfr., - instrumentos europeos y con notación musical eu- nos instrumentos de aliento pudieron elaborarse ropea —a veces entremezclada con algún artefacto de metal, posiblemente de cobre, como es el caso de sonoro de antecedente prehispánico—, paulatina- Michoacán (Amós, 2018, pp. 13-15). mente dio paso a la aparición de una música deno- minada por los propios españoles como sonecitos del Estos antecedentes musicales son importantes, pueblo o canciones del país, que, en lo sucesivo, daría entre otras cosas, porque la tradición musical pre- cauce a la música asumida como mexicana, de lo hispánica sobrevivió la Conquista, y aunque desde- cual hay evidencia palpable en la segunda mitad del 9 ñada durante el siglo XIX, notas de aquella música siglo XVIII (Cfr., Moreno, 1979) . (León, 1974). e instrumentos mantuvieron vigencia hasta el día de hoy, formando parte de la identidad de regiones Se debe destacar que este proceso de aculturación de México, especialmente en zonas indígenas enriqueció la cultura musical local y, en general, del reconocidas plenamente en el artículo 2º de la Carta territorio. En efecto, la adopción de la música eu- Magna mexicana (Constitución Política de los ropea, que se cultivó con formalidad dentro de los Estados Unidos Mexicanos, 2017). recintos religiosos, en lo que se conoce como capi- llas musicales10, favoreció el aprendizaje del solfeo, El preclaro antropólogo mexicano Guillermo Bonfil y la práctica de instrumentos que hoy son funda- Batalla (1989), en su libro México profundo. Una civi- mentales en la música identificada como mexicana. lización negada, comprueba de alguna manera, la vi- El violín, la guitarra, el arpa, el contrabajo, y otros gencia de los elementos actuales de herencia prehis- de cuerda y algunos también de alientos —flautas, pánica. Bonfil concluye que, hoy en día, en todos los oboes, clarinetes, entre otros—, arribaron a Nueva España en distintos momentos durante el virreina- sentidos de la vida cotidiana mexicana es palpable el to (Vid., legado indígena: en el lenguaje, el modo de ser, en no solo son fundamentales hoy en día en la música la forma de divertirse y, por supuesto, en las tradi- de concierto, sino que también dichos instrumentos ciones, donde la música es elemental. Y aunque con forman parte elemental de los grupos tradicionales la conquista de México, los españoles pretendieron mexicanos, como el mariachi o diversos conjuntos imponer a toda costa el modelo europeo, también como las orquestas purépechas en Michoacán, las en el ámbito cultural, los signos de las culturas pre- bandas de viento que ejecutan en todo el territorio colombinas no solo sobrevivieron, sino que también nacional, los grupos soneros de tierra caliente de forman parte fundamental de la realidad mexicana Guerrero, o los conjuntos populares veracruzanos, contemporánea. por citar solo algunos ejemplos.
La música en la Nueva España En suma, la música e instrumentos que arribaron de Durante el período que inició en 1521 al caer mili- Europa en el período virreinal, no solo permitieron tarmente la ciudad de México-Tenochtitlán, y que se un desarrollo significativo de la música propia de los extendió hasta 1821, al lograrse la independencia, arribaron múltiples elementos de la cultura eu- 9 El ministro del coro de la Catedral Metropolitana de la ropea, y ello dio pie a la asimilación cultural de di- ciudad de México, de nombre José Paredes, informaba en versos componentes musicales de Occidente, lo 1796 que durante los actos litúrgicos los músicos de la capi- lla solían tocar piezas ciertamente populares. El organista, cual implicó un profundo desarrollo musical en decía Paredes a un superior, tocaba “… seguidillas, tiranas, el territorio actual de México, que fue nombrado boleras y otras canciones gentilicias”. Años antes, en 1770, por los conquistadores como “Nueva España”, en en el Teatro Coliseo de la ciudad de México se presentaban sonecitos como Los enanos o El perico, de la más pura ex- una época reconocida por la historiografía como tracción popular (Castellanos, 1969, apud Díaz, 2015, p. 63). 9 virreinato o época colonial. Si bien es cierto que, en 10 Hoy en día pueden consultarse variados estudios sobre las capillas musicales en México. Un trabajo reciente es el el afán por imponer el modelo político, económico y de Raúl Heliodoro Torres Medina (2016), titulado Música y cultural europeo, los españoles desdeñaron lo local catedral. Nuevos enfoques, viejas temáticas. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
sectores burgueses, sino además de toda una amplia tes —prácticamente hasta la segunda mitad del siglo expresión musical popular, por lo que paulatinamen- XIX—, el país se debatió entre asonadas y motines que te y con evidencia documental durante la segunda mitad del siglo XVIII, solía escucharse en la Nueva fue producto de las disímiles posiciones políticas in- España, en especial en barrios pobres de las ciudades ternas. Al respecto, el mayor debate ocurrió con el o en el ámbito rural y campesino, canciones con rit- proyecto político impulsado por el grupo liberal enca- mos que incitaban al baile y a la fiesta. Así, tocotines, bezado por Benito Juárez, proyecto que tenía en sus chiqueadores, zarabandas, valonas, chaconas, jarabes, bases la definitiva separación entre la Iglesia y el Esta- gatos, rumbas, habaneras, guarachas, entre otros, do y la radical transformación nacional a partir de los se escuchaban y bailaban en el territorio actual de principios de libertad e igualdad, axiomas centrales México en la época española, interpretados por un del liberalismo Occidental, sustentados, a su vez, por músico lírico que solía ejecutar con vihuela o guita- la necesidad de instaurar regímenes democráticos. rra, también en pulquerías y cantinas (Ramos, 2010)11. Todo esto ocurrió en un contexto de presiones po- La música hecha durante el virreinato trascendió al líticas y de invasiones extranjeras. Estados Unidos siglo XIX y más aún, se incorporaron nuevas formas organizó una incursión militar a México en 1846 musicales. En dicho período ocurrió la independen- bajo el argumento de una deuda no pagada, sien- cia de México —conseguida en 1821—, y todo un pro- do el saldo final la pérdida de una parte importante ceso nada simple que culminó en la consolidación del territorio mexicano en el Norte. Luego, en 1862, del Estado durante el gobierno de Porfirio Díaz (1876- invadieron los franceses, quienes impusieron el im- - perio del archiduque Maximiliano, que duró hasta ral, donde la música tuvo un papel fundamental en 1867, año en que triunfó el grupo encabezado por el la construcción de la idea de nación. ínclito Benito Juárez García. Frente a los problemas por los que atravesó la nación, puede decirse que la En el México decimonónico arribaron formas musi- primera mitad del siglo XIX y parte de la segunda, el cales europeas modernas de acuerdo con el desarro- país fue un caos político, enmarcado en la guerra y llo universal de la música de Occidente. Así, se ejecu- las dificultades económicas producto de la misma. taron sinfonías, óperas, fantasías, oberturas, marchas, mazurcas, vals, schottisch, polkas, entre otras. Ade- La música en la configuración de la identidad más, ocurrió la conformación de grupos musicales nacional específicos, entre estos las orquestas y diversos gru- pos de cuerdas, y las bandas de música de viento. Desde el inicio de la República, la música fue funda- Se desarrolló, entonces, un amplio espectro musical, mental en la vida nacional. En uno de los estudios que durante el siglo XIX favoreció un gusto legítimo más recientes y que, a mi juicio, es uno de los más por la música de concierto, gusto que se extendió importantes en la historiografía contemporánea por a los diversos sectores de la sociedad mexicana. En su correcto planteamiento general y específico, sus- contraparte, ocurrió también una consecuente am- tentado además en una amplia documentación, se pliación de los géneros populares, de aquella música comprueba la forma en que la música acompañó el producto del sincretismo que floreció en los barrios desarrollo del país durante el siglo XIX (Vid., Miranda pobres de las ciudades y en el México rural, es decir, y Tello, 2013). Miranda cita como caso singular, la la mayoría de la población. función de ópera que se llevó a cabo en la ciudad de México apenas conseguida la independencia, en honor La república musical mexicana a los miembros de la delegación inglesa, cuya visita significaba el reconocimiento de México como na- El contexto ción independiente por una potencia mundial. Para Formalmente, el 5 de febrero de 1824 se estableció el la ocasión se ejecutó a Rossini. El objetivo que bus- modelo republicano en México. En los años siguien- caron las autoridades de la nueva nación —sostiene Miranda—, era mostrar al exterior el tipo de sociedad que pretendía constituirse, siendo la música una he- 10 11 En Nueva España había un amplio desarrollo de la fiesta en diversas manifestaciones, según ha descubierto Maya Ramos (2010), quien en su libro Los artistas de la feria y de la calle…, pretensión era seguir el ejemplo civilizado de algu- muestra los espectáculos que se organizaban sobre todo por sectores “marginales”, donde la música era fundamental. nos países de Europa. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Para el filósofo mexicano Samuel Ramos (1968), esto un festejo por un santo patrono de algún pueblo o equivalía al desdén de lo propio por considerarlo barrio urbano, que por una fecha importante del inferior, e imitar lo exterior —en este caso, la música calendario cívico, y en cada oportunidad participa- europea—, al tenerla como un ejemplo venido de una ban prácticamente todos los sectores de la sociedad cultura superior. En una opinión personal, conside- mexicana. La historiografía, al respecto —sobre todo ro que imitar la cultura de naciones como Francia, la más reciente—, ha comprobado esta cuestión. Por Alemania o Italia —de donde provino la ópera que se mi parte, en el trabajo que realicé sobre música y ejecutó en el México del siglo XIX—, tenía origen en el músicos en la ciudad de Morelia, capital del esta- interés de las élites mexicanas por cimentar el país do de Michoacán (Mercado, 2009), pude corroborar el proceso de adopción de la música europea en la era una manera para conseguir una nación moder- construcción de una idea de nación, y la manera en na. Como sea, durante el siglo XIX, la música europea que cada proyecto educativo incluía la educación tuvo un amplio desarrollo en el país, pues arribaron de dicha música y la formación de músicas ad hoc formas musicales en boga en Europa, música impre- al modelo impuesto. El interés era no solo cubrir el sa e instrumentos, lo que favoreció la conformación tiempo de ocio de la población, sino también favore- de grupos musicales específicos, todo lo cual se con- cer —mediante la fiesta— la construcción de lazos de sociabilidad entre los diversos sectores, fomentando solidó ampliamente en el período conocido como con ello el carácter cultural del mexicano de aquella porfiriato, entre 1876 y 1911. república musical. El gobierno de Porfirio Díaz significó orden y progreso Importa reafirmar que el proceso fue impulsado para México. Pese a ser un gobierno dictatorial por por las élites políticas, pero sobre todo intelectua- las continuas reelecciones y el uso del poder por un les. En efecto, en un estudio que hice sobre Euterpe mismo grupo político por prácticamente tres déca- (Mercado, 2015a), una revista de “música y varie- das, aquella fue una época de consolidación política, dades” publicada en la ciudad de Morelia, en el económica, social y cultural. estado de Michoacán, entre 1892 y 1894, se eviden- cia la intención cultural de los sectores dominantes: El Estado mexicano se fortaleció generando un siste- abogados, médicos, profesores, comerciantes ricos e ma central fuerte, que permitió un amplio período incluso miembros de la Iglesia, por favorecer en to- de paz y, a partir de ello, el impulso de programas dos los sentidos el aprendizaje y estudio de la música en los diversos ramos de la administración pública. de concierto europea, y desde luego, su ejecución. En Con un gabinete de expertos, Porfirio Díaz apuntaló Euterpe escribía la intelectualidad moreliana, que se la economía del país: se sanearon las finanzas de la esforzó por difundir la cultura europea en el interés mano de José Ivés Limantour y se estimuló inten- por construir una sociedad “civilizada”, en función samente la inversión extranjera. Se implementaron del ejemplo de naciones que en aquella época eran planes importantes de educación nacional bajo la di- potencias mundiales. La música, en este aspecto, se rigencia de Justo Sierra, y se dio un amplio desarrollo concebía como una manera idónea para ello, en es- al arte y la cultura, esto a partir del favorecimiento pecial la ópera. En su trabajo titulado La República de proyectos educativos tanto en la capital del país de la música..., Luis de Pablo Hammeken (2018) con- como en las entidades. Durante el porfiriato, según cluye precisamente, en que la ópera fue un elemen- veremos en seguida, se tomaron los elementos cul- to integrador de la sociedad mexicana, y una forma turales de Europa, entre estos la música, y de esa de alcanzar el grado de civilización parecido a los aculturación surgió un México sumamente musical, países ampliamente desarrollados en la época, ver- donde se cultivó el arte propio hecho también por bigracia, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alema- compositores mexicanos. nia y otros. Y ello fue pensado a partir de la base ideológica que significó el positivismo, doctrina que ¡Qué venga la música Don Porfirio! fue la guía de los regímenes de gobierno en México durante la segunda mitad del siglo XIX, especialmente En el clásico estudio de Moisés González Navarro durante el porfiriato (Ortega, 2010)12. (1974), titulado El porfiriato. La vida social, que for- ma parte de la extraordinaria colección coordinada 12 El impulsor del positivismo en México fue el médico y filóso- 11 que se había tomado la música europea como mo- fo Gabino Barreda, quien fue discípulo de Augusto Comte en delo a seguir. González hace evidente la existencia los estudios que realizó en Francia. Un estudio interesante, de una sociedad festiva, que lo mismo organizaba al respecto, es el de Aureliano Ortega (2010), titulado Gabino Barreda, el positivismo y la filosofía de la historia mexicana. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
De lo anterior puede afirmarse que la música religiosa y la fiesta cívica, se generaron los elemen- mexicana se nutrió de la imitación del arte musi- tos de identidad del mexicano que vivió en el siglo cal europeo, importándose música e instrumentos XIX. Y aunque había un México musical subyacente, musicales específicos, con los que se conformaron el desarrollado en los sectores subalternos donde so- diversos conjuntos de cuerdas, entre estos las or- lía hacerse sones, huapangos, valonas y canciones con questas típicas que incluían también alientos, y ban- ritmos y letras de reflejo popular —urbano y rural, das de música, que ejecutaron en espacios privados, principalmente—, las élites favorecían en todos los pero sobre todo públicos, en una diversidad extraor- ámbitos el desarrollo de la música europea. dinaria de festejos colectivos (Mercado, 2018a)13. Mucha de esta música de concierto —o clásica— se En la revisión de las fuentes ad hoc, en particular hizo por compositores mexicanos. En efecto, en di- la prensa, que fue durante la época porfiriana un versas latitudes del país se escucharon piezas de los espacio idóneo para el fomento a la cultura y, por géneros musicales importados, pero con títulos y tanto, reflejo de la vida cotidiana (Pineda y Palacio, motivos musicales relacionados con la realidad so- 2003)14, se descubre la manera en que arribaron las cial y cultural del México del siglo XIX. En este as- formas musicales europeas, y se convirtieron en el pecto, importa señalar que no pocos compositores modo impuesto por los sectores dominantes. Del tomaron temas centrales de canciones que se es- estudio de la prensa —sin olvidar otras fuentes—15, cuchaban en los espacios urbanos pobres o en los se deduce con claridad que durante el porfiriato se ámbitos rurales, para componer piezas que recogen cultivó la ópera —al menos, se pusieron las arias ese mundo musical que hoy significa la identidad de las obras representativas del género—, sobre todo artística del país. Un ejemplo es Ecos de México, de las de Verdi y Rossini, dos de los compositores cuyas Julio Ituarte (1845-1905), quien recogió en una obra obras se ejecutaron comúnmente en el país. Se hizo magnífica con arreglo para piano, expresiones mu- mucha zarzuela en teatros formales en ciudades im- sicales de varias regiones del país. Ituarte compuso portantes, o en teatros improvisados en pueblos y un popurrí con canciones populares difundidas en comunidades rurales. También se escucharon fanta- distintas épocas de la historia de México, y que hoy sías; oberturas; marchas, un género importante en la se tocan y forman parte de la tradición musical que - es referente nacional. rables valses, que fue la forma musical preferida en schottisch mazurcas; Como con Ituarte, compositores mexicanos en dis- danzas; himnos tintos sitios de la geografía nacional, crearon obras polcas y canciones, aunque también se incorporaron donde puede notarse la identidad musical mexica- paulatinamente géneros modernos, de influencia na, ya sea en la melancolía inmersa en las piezas, norteamericana, como el two step, entre otros. en evocación a ese pasado lleno de conflictos don- de la construcción nacional ocurrió en un proceso En suma, de la revisión hemerográfica con respecto enmarcado en la Conquista, y luego, en continuas a músicas, músicos y las músicas por ellos formadas, guerras internas o invasiones extranjeras, o en la puede afirmarse la preeminencia de la cultura artís- alegría puesta en la música, en alusión a un pueblo tica europea en la vida cotidiana del México decimo- festivo que a todo y por todo hacía fiesta. Apenas se nónico. Esto es evidente en cada programa musical están conociendo compositores mexicanos del siglo organizado, ya fuese por una celebración religiosa XIX, debido a la falta de estudios al respecto —uno de —en el México decimonónico había un amplio ca- los pocos es el de Simón Tapia Colman (1991)—, y los lendario católico— o por algún festejo cívico, lo cual que se conocen corresponden casi siempre a los que tiene relación con el adoctrinamiento en torno a los hicieron obra en las grandes ciudades, en especial valores patrios, del ciudadano de la nueva República. en la ciudad de México. Más aún, de ellos a veces se Precisamente, alrededor de estos dos ejes: la fiesta conoce una o dos de sus obras y poco o nada se eje- cutan hoy en día en las salas de concierto mexicanas (Adorno, 2000, citado por Brennan y Sarquiz, 2009)16. 13 A esta conclusión he llegado con mi más reciente trabajo, titulado Música y fiesta en Guanajuato (Mercado, 2018a). 14 Sobre la prensa en México recomiendo la revisión del tra- 16 En su interesante artículo de crítica a la situación de la mú- bajo coordinado por Adriana Pineda Soto y Celia del Palacio sica clásica en México, Juan Arturo Brennan y Óscar Sarquiz Montiel (2003), titulado: La prensa decimonónica en México. (2009) reflexionan acerca de lo poco que se ejecuta la mú- 12 15 Aquí puede incluirse libros sobre la historia y la cultura sica de compositores mexicanos, siendo predominantes en mexicana publicados en el siglo xix, informes oficiales, me- las salas de concierto mexicanas, los eminentes y famosos morias o diarios de personajes de la intelectualidad deci- europeos de aquellas épocas que Theodor Adorno (2000) lla- monónica, correspondencia, diarios de viajeros, entre otras mó “... la música de la plenitud de lo humano”, esto es, de fuentes de información. los siglos xviii y xix (p. 14). MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Como quiera que esto sea, del siglo XIX provienen se crearían espacios de instrucción musical, a par- varias de las piezas que son significativas de la mú- tir de los esfuerzos de Joaquín Beristáin y Joaquín sica considerada mexicana. Baste citar la Marcha Caballero en 1838 (Tapia, 1991), quienes crearían una de Zacatecas, de Genaro Codina (1852-1901), que es asociación filarmónica desde donde se promovió la de ejecución obligada en todo evento donde se requiera la evocación a lo propio, especialmente José Antonio Gómez (Romero, 1934). De estos esfuer- en las ceremonias cívicas: actos conmemorativos o zos surgiría, en 1866, el Conservatorio de Música de la desfiles. Otra pieza es el vals Sobre las olas, de Juven- Sociedad Filarmónica Mexicana, que a inicios del por- tino Rosas (1868-1894), que es un emblema del nacio- firiato tomaría el nombre de Conservatorio Nacional nalismo que figura en el repertorio base de todo gru- de Música de México, y que desde entonces fungiría po musical, ya sea de orquesta o de banda de viento como la institución de estudios profesionales de mú- tradicional. Está también el propio Himno nacio- sica más importante del país (Vid., Gómez, 2013). nal mexicano, cuya música corresponde al español Jaime Nunó (1824-1908) y que, a partir de la impo- Hubo, sin embargo, espacios de instrucción musical sición del Estado desde su estreno, ocurrido en en distintas partes del territorio. Como ocurrió en la septiembre de 1854, genera sentimientos de perte- capital del país, en ciudades de provincia se organi- nencia en los mexicanos. Los personajes citados, zaron asociaciones filarmónicas desde donde se favo- al igual que Cenobio Paniagua (1821-1882), Gustavo reció la instrucción musical. Se tiene registro de va- E. Campa (1863-1934), Melesio Morales (1839-1908), rias de estas en Jalisco, Puebla, Campeche, Yucatán, Ricardo Castro (1864-1907), Aniceto Ortega (1825- 1875) —autor de la extraordinaria Marcha Zaragoza—, impulsó la música Occidental (Cfr., Miranda, 2013)19. o Ernesto Elorduy (1854-1913), entre muchos más, De igual forma, pero desde el Estado, se crearon es- figuran en la pléyade de compositores cuyas obras re- pacios de educación musical al considerarse la mú- cogen esa identidad que hoy forma parte de esa mú- sica un elemento fundamental en la educación de la sica que se reconoce como de identidad nacional17. juventud mexicana, lo que correspondía al modelo educativo impulsado en la segunda mitad del siglo XIX, Educar en el arte relacionado con la educación integral, que consis- tía en que debía ofrecerse al individuo todo aquel Evidentemente, la música europea fue la que se en- conocimiento que le formara en las distintas áreas señó en las escuelas, en particular en academias que funcionaron en colegios oficiales, en las escuelas 2010). De esta manera, y atendiendo un estudio par- normales, en seminarios eclesiásticos o incluso en ticular que realicé en tres escuelas de música porfi- rianas (Cfr., Mercado, 2015b), puedo confirmar que que en cada festejo urbano o rural, fueron los géne- la música europea fue la que se enseñó en México ros provenientes de Europa los que se ejecutaron en durante el siglo XIX en escuelas oficiales. Dicha músi- serenatas o audiciones, en funciones de teatro con ca también se estudió en seminarios diocesanos, en óperas o zarzuelas, o hasta en funciones de cinema- conventos de religiosas y en academias particulares. tógrafo o en espectáculos circenses. Así, es posible afirmar que el mexicano decimonóni- co, sin importar su condición de clase, tuvo contac- En varios espacios se enseñó la música en el siglo XIX to permanente con la ópera y la zarzuela, siéndole mexicano. En 1825, en la ciudad de México, se esta- familiar Verdi y Rossini, dos de los compositores más bleció el primer sitio dedicado a enseñar la música conocidos, aunque también escuchó otros composi- fuera del orden eclesial, en una iniciativa impulsada tores como Mozart, Beethoven, Liszt, Gounod, entre por el afamado músico vallisoletano José Mariano otros. Además, el ciudadano de la república musical Elízaga18. Más tarde, también en la ciudad de México, mexicana pudo disfrutar de oberturas, fantasías, val- ses, polcas y canciones, en un panorama bastante
17 Recomiendo el interesante trabajo de Ricardo Miranda amplio de festejo colectivo. De todo esto, evidente- (2013), titulado Identidad y cultura musical en el siglo xix mente, derivó un gusto legítimo por la música de (pp. 15-79), incluido en la obra coordinada por él mismo y por Aurelio Tello. 18 - 13 lid (hoy Morelia). Desde niño mostró dotes extraordinarios 19 He estudiado, en particular, las asociaciones filarmónicas que en la música, que le valieron el mote del Mozart mexicano. tuvieron parte en el proceso de enseñanza de la música en las Destacó como ejecutante de órgano y como profesor de mú- ciudades de Morelia, en Michoacán, y León y Guanajuato en el sica. Murió en 1842 (Vid., Romero, 1934). estado del mismo nombre (Cfr., Mercado, 2009, 2018a). La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
concierto europea, que hoy en día se mantiene de especialmente grupos de cuerdas y alientos, y las alguna manera, y que es cultivada por las músicas bandas de música. tradicionales en distintas regiones del país. Al respecto, se sabe que durante la segunda mitad del Fiesta por todo motivo siglo XIX hubo en México un intenso comercio de in- sumos musicales. En el interesante libro Los papeles En el México decimonónico, como ya señalé, se para Euterpe…, coordinado por Laura Suárez de la hacía fiesta por motivos religiosos o en honor a la pa- Torre (2014), se descubren datos importantes con relación a empresas que en México se dedicaban a tanto, en torno a una conmemoración por el santo la venta o renta de diversos instrumentos, que se patrono de determinada ciudad o pueblo, o ante el importaban de Europa o se construían en México, pretexto, por ejemplo, del aniversario del inicio de la como ciertos modelos de pianos, arpas o guitarras, independencia —cada 16 de septiembre—, solía llevar- así como de música impresa. Caso especial mere- se a cabo algún evento artístico con música vocal o ce la casa Wagner y Levien. En su trabajo particular instrumental, y esto se daba incluso en poblaciones titulado Casa, centro y emporio del arte musical: la medianas en provincia (Ochoa, 2015)20. El México fes- empresa alemana Wagner y Levien en México, 1851-1910 tivo incluía audiciones por las tardes y serenatas en (Moreno, apud Suárez, 2014), Suárez muestra con - todo detalle la forma en que dichos individuos cons- sados—, de ópera y zarzuela, aunque también fueron truyeron la más grande empresa de venta e importa- comunes las funciones de cinematógrafo cuando el invento se generalizó en México, a finales del siglo XIX consolidaron redes de comercio con países como (Vid., Leal, 2009). También, fue cotidiano que se or- Alemania, España, Francia, entre otros. Wagner ganizaran desfiles, con carros alegóricos en ocasión y Levien edificaron una red de corresponsales en de un festejo religioso, o militares cuando fuese la diversos puntos del país. A partir de estos, empresa- fiesta, motivada por una fecha del calendario patrio. rios particulares, músicos y representantes de insti- Se organizaban cotidianamente carreras de caballos, tuciones del Estado mexicano se contactaban para la corridas de toros, peleas de gallos, bailes, espectácu- compra, además, de atriles y de métodos de música los con globos aerostáticos y funciones de circo. En para el estudio del solfeo y de la práctica del instru- todos estos casos hubo música. En espacios abiertos, mento musical. Existen múltiples pruebas de esto. en ocasión de un desfile o en audición o serenata, Para citar un par de ejemplos he de comentar que, cambio, en espacios cerrados, como teatros, espa- según una nota publicada en La Opinión Libre en cios en edificios públicos o casonas de familias ricas 1901 (24 de febrero) en la ciudad de Guanajuato, en ocasión de alguna tertulia, fue la orquesta típica en la Librería Tovar se vendía música impresa e ins- la que amenizó cada festejo social. trumentos musicales, y en 1902, en la misma ciudad, en El Hijo del Pueblo (30 de noviembre) se anuncia- El caso es que la música significó la parte funda- ba que Juan de Mata Gurrola había organizado “... mental de la vida cotidiana en México, por lo que, a dos cuerpos de música, uno para banda y otro para partir de esa cotidianeidad, durante el siglo XIX se orquesta”, habiéndose comprado “el instrumental consolidaron piezas como referentes del naciona- correspondiente” a la casa Wagner, en la ciudad de lismo, en géneros como las marchas y los himnos, México. Algo similar ocurría en la ciudad de Morelia, aunque también valses y canciones se instalaron en el estado de Michoacán. A finales del siglo XIX en en el imaginario colectivo como referentes de lo el portal Matamoros se ubicaba una tienda de venta propio. Ello fue posible gracias a la circulación de de música impresa que —se presumía— era impor- música impresa e instrumentos musicales, que fa- tada directamente de Europa. A su vez, el músico vorecieron la conformación de conjuntos artísticos, Francisco de P. Lemus hacía lo mismo comerciando con impresos originales (Mercado, 2009).
20 Álvaro Ochoa ofrece pruebas de esto en su estudio que Ahora bien, los instrumentos musicales importados realizó sobre el trompetista Rafael Méndez. El investigador 14 recrea la vida musical del pueblo de Jiquilpan, Michoacán corresponden a la dotación que permitía organizar —que para 1910 contaba con 5000 habitantes (censo de una orquesta típica con cuerdas y alientos, o una 1910)—, donde es evidente la existencia de recitales con mú- banda de música de viento. En el primer caso, como sica vocal e instrumental, y toda una serie de eventos por motivos festivos diversos. se observó líneas antes, los instrumentos de cuerda MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
arribaron en diversos momentos durante la época la música oficial de aquel estado, siendo varios de sus músicos miembros de la banda de guerra del de hecho, la orquesta ha existido desde el dominio primer batallón de aquella entidad (Guía General del español en América. En el caso de los de aliento, aun- Archivo Histórico, 2001)22. que sus antecedentes se remontan a la época pre- hispánica (Cfr., Martínez, 2018), estudios al respecto De esta forma, las músicas de viento proliferaron por coinciden que a mediados del siglo XIX aparecieron todo el país —al igual que las orquestas típicas y otros en México instrumentos con pistones, sistema que conjuntos de cuerda—, ejecutando las piezas musica- revolucionó los alientos-metales, lo que posibilitó la les importadas de Europa de compositores clásicos creación de trompetas con dicho sistema, además como de aquellas producidas por músicos mexica- de trombones, saxhorns, barítono y tuba, y con ello, nos. Al final, de los acordes de estas músicas derivó la dotación fundamental de la banda de música de un nacionalismo musical que, impulsado por las éli- viento decimonónica. tes intelectuales y políticas, abonó la construcción de un sentido de pertenencia a la nación. De aquel En el libro que coordinó la investigadora Georgina período, provienen piezas que hoy son indispensa- Flores Mercado en el 2015, cuyo título es elocuente: bles en el imaginario social, lo cual, sin embargo, ha- Bandas de viento en México (Flores, 2015), se eviden- bría de cuestionarse en el período siguiente, cuando cia la actuación de dicho grupo musical y con ins- un movimiento armado obligó a (re)pensar la nación trumentos de metal modernos, durante la época del y sus valores políticos, pero también culturales. imperio de Maximiliano (1863-1867)21. Como lo hace notar en el trabajo que Rafael Ruiz Torres incluyó en La revuelta musical del siglo XX dicho libro los antecedentes de las músicas de vien- to están en las bandas de guerra que acompañaban La Revolución Mexicana a los regimientos españoles, luego a los ejércitos in- El 20 de noviembre de 1910 se inició en México una surgentes durante la guerra de independencia y, pos- Revolución que cambió radicalmente las estructuras teriormente, en los cuerpos de policía o en la guar- de la sociedad mexicana. El origen de la revuelta fue dia nacional en la primera mitad el siglo XIX. Y aunque la lucha por el poder político (Bouthoul, 1971)23. no pueden considerarse músicos en toda forma a los corneteros y tamborileros de este tipo de grupo, en Si bien durante el porfiriato se habían generado en el las fuentes decimonónicas oficiales solía llamárseles país condiciones de desarrollo importantes, la rique- “músicos de banda”. za alcanzó solo a unos sectores, principalmente las élites y parte de la naciente clase media. Así, las am- Se dieron casos en que los elementos de banda de plias capas campesinas y obreras, donde sobrevivía guerra formaron las músicas de viento. Esto ocurrió en la miseria el grueso de la población, en particular en Morelia, y lo he documentado en el trabajo que los indígenas, no vieron en sus vidas el reflejo de incluí en el libro coordinado por Georgina Flores esa modernidad y progreso que tanto se difundía por parte del régimen. A todo esto, en vísperas de la pri- de policías del primer batallón de Morelia que solían mavera de 1908, en una entrevista con el periodista hacer música en sus ratos libres, pidieron apoyo al norteamericano James Creelman, Porfirio Díaz ase- gobernador del estado, Octaviano Fernández, para la veró que había esperado pacientemente a que el país compra de instrumentos, música impresa y vestuario estuviese preparado “... para escoger y cambiar sus adecuado para formar la banda. Pues bien, en 1882 gobernantes en cada elección, sin peligro de revo- dieron su primera actuación en honor, precisamen- luciones armadas [...]. Creo que, finalmente, ese día te, al gobernador, en agradecimiento por el apoyo recibido, y desde entonces se creó formalmente la banda de música del estado de Michoacán (Vid., 22 Si le interesa al lector, recomiendo leer el artículo titulado Mercado, 2015c). Lo mismo sucedió en Guanajuato, Las bandas de música de viento en el Bajío porfiriano (Mercado, 2017), que apareció en la revista Estudios de música sin cuando en 1855 el gobernador Manuel Doblado creó música, editada por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 23 Los movimientos militares tienen origen en la ambición por el poder, asegura el profesor Gastón, quien recoge tal idea 15 21 En un estudio que publiqué en este año (Mercado, 2018b, de los teóricos de la guerra, desde Tzu Sun hasta Homini. pp. 71-91), descubro la manera en que las bandas de música De hecho, la historia de toda civilización está determinada con dotación musical moderna actuaban en Guanajuato en por las guerras, que provocan los cambios que determinan la época del imperio de Maximiliano. las etapas históricas de toda nación, antigua y moderna. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
ha llegado” (Creelman, 1963, apud Luján). Y como nacional en cuyo centro estaba la educación para el oaxaqueño se había reelegido desde 1884 ininte- abatir el analfabetismo, y desarrollo de la ciencia y rrumpidamente —aunque ostentaba el poder desde del arte. En ello iba la exaltación de los valores en 1876—, y no era precisamente un joven, sus palabras torno a las figuras retóricas de los personajes histó- despertaron inquietudes en un sector de hombres ricos, en especial los iniciadores de la independencia en plena madurez política e intelectual. Uno de ellos y los impulsores de la reforma liberal a mediados del fue el norteño Francisco I. Madero. En su libro La siglo XIX, y por supuesto, los preclaros héroes del mo- sucesión presidencial en 1910 (2002), vislumbró un vimiento revolucionario (Krauze, 2003)26. Ello llevó a cambio en las estructuras de poder y se apuntó para la configuración de un plan nacional de educación, el relevo político. No obstante, sus palabras, Díaz se reeligió en 1910 y ello derivó en el movimiento armado personajes fundamentales en la educación y la que terminó con el régimen porfiriano, inaugurando cultura en el México posrevolucionario. con ello el siglo XX. La Revolución Mexicana reflejó las aspiraciones de la de febrero de 1882. Creció en la ciudad norteña de clase política proveniente de la generación que había Piedras Negras, Coahuila, pero a la falta de escuela en nacido en la última década del siglo XIX, así como la dicho lugar, estudió en Texas las primeras letras. Fue situación y legítimas demandas de los grupos margi- un joven que gustó de la lectura. Leyó a Nietzsche, nados (Pozas, 2008)24. Un sector político con amplia Wagner, Emerson, Carlyle, Tolstoi, entre otros, por lo influencia en el Norte del país protagonizó la lucha que forjó un carácter crítico que le permitió valorar por el poder. En tanto, líderes obreros y campesinos las necesidades de su tiempo. Perteneció al selecto encabezaron las demandas de estos, destacando en- grupo de los ateneístas 27, y figuró en- tre todos y por mucho, Emiliano Zapata en el Centro tre los hombres más notables de su tiempo (Blair, 2015)28. Por su evidente preparación e inteligencia en verdaderos íconos a quienes la canción popular ascendió hasta lograr el puesto de ministro de Edu- les ha hecho múltiples homenajes. De esta manera, cación de México, en 1920, siendo precursor de la como se ha identificado plenamente en la historio- creación de la Secretaría de Educación, donde fue su grafía sobre la Revolución, la revuelta significó el primer secretario en 1921 (Ocampo, 2005)29. ascenso de una nueva clase política en el poder, y el inicio de un proyecto de nación que transformó Desde esa posición emprendió un ambicioso plan radicalmente las estructuras políticas, económicas, educativo con la premisa de que la educación habría sociales y culturales. de ser el modo de desarrollo fundamental, pues crea- rían mexicanos que habrían de identificarse con las En este proceso de reestructuración, durante el siglo XX la cultura significó una herramienta eficaz nacionalismo, que debía integrar los elementos de adoctrinamiento, sobre todo para los sectores populares. Al respecto, el interés de los regímenes revolucionarios fue la difusión por diversos medios, 26 Precisamente, el “presidencialismo imperial” —como llamó el historiador mexicano Enrique Krauze Kleinbort a de un nuevo nacionalismo, fundamentado en la idea los gobiernos del hegemónico Partido Revolucionario Ins- de que la lucha revolucionaria habría de favorecer titucional (PRI)—, legitimó su accionar como consecuencia necesaria a partir del ejemplo contenido en las hazañas de el bienestar general y, sobre todo, mejorar la vida los héroes nacionales, que todo mexicano del siglo xx debió para los sectores vulnerables, especialmente a los estudiar en las escuelas primarias y de nivel secundario. indígenas. Para ello, se usó el arte, como las artes 27 El Ateneo de la Juventud se fundó en 1909, por un grupo de jóvenes que habrían de destacar en el México posrevolucio- plásticas —principalmente el muralismo—, la litera- nario desde la filosofía, las letras y la música. Su influencia tura25 y la música, y se impulsó un proyecto cultural en la sociedad mexicana se considera clave para el desarro- llo del México del siglo xx. Un trabajo bastante interesante, 28 - 24 En Juan Pérez Jolote, Pozas (2008) caracteriza no solo la concelos, está recogida en el libro que sobre Antonieta precaria situación de los indígenas de México, sino también Rivas Mercado publicó Kathryn Blair. De hecho, la vida de de las penalidades a que fueron obligados durante la re- Antonieta es la historia de la cultura en el México posrevo- vuelta, como, por ejemplo, el ser partícipe de determinado lucionario, por lo que bien vale la pena leer el libro de Blair. bando de manera obligada, sin tener interés alguno en la 29 16 contienda salvo la imperativa necesidad de sobrevivir. ampliamente reconocida y su obra estudiada allende las 25 En cuanto al papel de la literatura y su desarrollo en el Mé- fronteras de México. Un ejemplo de ello es el trabajo de xico del siglo xx, recomiendo la segunda parte del libro La Javier Ocampo López (2005), quien examina el proyecto literatura en los siglos xix y xx, obra coordinada por Antonio educativo del personaje y su influencia en el panorama edu- Saborit, Ignacio Sánchez y Jorge Ortega (2010). cativo latinoamericano. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
culturales heredados del pasado indígena e hispano que por un gusto legítimo por el arte, lo cual cambió (Cfr., drásticamente la percepción mayoritaria de lo que impulsó la alfabetización con mayor énfasis en sec- tores vulnerables —en especial, los indígenas—, y reflexionar en los apartados siguientes. dedicó esfuerzos importantes a crear bibliotecas en todo el país. De manera particular, impulsó el mura- Los caminos de la música lismo como forma de educación nacional. A partir de la década de 1930, el arte musical en México puede mirarse en dos universos. Uno, es el En efecto, por medio de las pinturas en muros de de la música de concierto, que se cultivó con cierta sitios emblemáticos de ciudades y pueblos, se trans- amplitud en diversos lugares del país. Otro, fue el mitió la historia nacional en un interés educativo, de la música regional, aquella que emergió de los solo que aquella historia era la que justamente - sectores populares, pero que, a diferencia del siglo siderar que el muralismo consistió en una manera XIX, adquirió notoriedad nacional por la divulgación de generar mitos de origen e identidad en la pobla- de dicha música, a partir de la vitrola, la radio y el ción mexicana (Vid., Collin, 2003). Como sea, gracias cine, que favorecieron el conocimiento sobre la mú- a pintores excelsos, como Diego Rivera (1886-1957), sica que se asumió como ranchera, precisamente, José Clemente Orozco (1883-1949), David Alfaro Si- por su origen campirano, popular. queiros (1896-1974), sin olvidar una pléyade de pin- tores regionales que hicieron lo mismo, se vertió en La música de concierto se estudió y se hizo en diver- la sociedad mexicana la magnificencia de las cultu- sas instituciones musicales, siendo el Conservatorio ras indígenas, donde estaría la esencia de lo nacio- Nacional de Música y la Orquesta Sinfónica Nacional nal, lo popular y lo revolucionario, y en oposición, las más emblemáticas (Cfr., Gómez, 2013), aunque se dispuso la conquista de México como un acto de no las únicas. En diversos estados del país se abrie- barbarie. Y aunque la historia dispuesta en los mu- ron espacios de instrucción musical formal, donde rales fue evidentemente maniquea y simplista de la se estudiaba a los clásicos compositores europeos, historia, surtió el efecto de generar en los mexicanos y se formaban orquestas que reproducían las más sig- 30 una conciencia colectiva de lo nacional. Los héroes nificativas obras del repertorio sinfónico . Esto derivó históricos figuraron, entonces, como los hacedores en un culto permanente por la música europea, si- de la patria y ejemplos a seguir. guiendo de alguna manera, la herencia decimonónica.
A todo esto, la música también fue un motivo de Sin embargo, acorde con el proyecto encabezado atención. A partir de la década de 1920 y en los años - subsecuentes, se proyectó un plan que buscó definir fónica nacionalista. Como acertadamente concluyen la música perteneciente al país, con lo cual se forta- Picún y Carredano (2012), se trató de un programa leció, desde el Estado y sus instituciones culturales, propuesto por las élites culturales, que inició con una música de concierto que incluyó motivos musi- Manuel M. Ponce (1882-1948) alrededor de 1910, cales y en ocasiones instrumentos de origen prehis- justo en el comienzo de la Revolución Mexicana, y culminó con el proyecto nacionalista posrevolucio- piezas —algunas a manera de popurrí— inspiradas en nario, encabezado por dos destacados composito- canciones que provenían de diversas regiones del res: Carlos Chávez (1899-1978) y Silvestre Revueltas país y con ello, representativas de ese multicultura- (1899-1940). Estos personajes se encargaron de re- lismo musical mexicano. Del siglo XX proviene tam- coger motivos musicales de la herencia prehispáni- bién la consolidación de los grupos representativos ca, por una parte, y, por otra, de la canción popular hoy en día de la música mexicana, en su versión con- generada desde finales del virreinato y de las épocas temporánea, específicamente la banda de música de posteriores, que para su tiempo sonaban en variadas viento, el conjunto norteño y el mariachi. Ello llevó a regiones del país. Al final, dichos músicos —sin ser la bifurcación de la música que se hizo en México en las primeras décadas del siglo XX, en tanto a la músi- 30 Recomiendo consultar, al respecto, el trabajo de Jesús ca de concierto específicamente Occidental y deriva- Gutiérrez Guzmán (2017), titulado Orquesta Sinfónica de do de ello, las expresiones populares por excelencia, Michoacán. Orígenes. Se trata de un libro correctamente 17 estructurado, que incluye detalles precisos del devenir his- hasta arribar a los albores del siglo XXI con una músi- tórico —durante el siglo xx— de la orquesta en cuestión, por ca popular generada más por intereses comerciales lo que de su lectura puede comprenderse la necesidad por crear músicas de concierto en México. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
los únicos, por supuesto— compusieron obras que esto en cuanto a su estudio, práctica y difusión. Por hoy en día son emblemáticas del México musical primera vez en México, en 1926 se organizó el Primer contemporáneo, que figuran en los programas de Congreso Nacional de Música. En aquella oportunidad concierto sinfónico y que de alguna manera se asu- participaron varios de los músicos mexicanos más men y aceptan como música mexicana. reconocidos, que pertenecían a las élites intelectua- les. Estos protagonizaron intensos debates referente Títulos como El fuego nuevo, Los cuatro soles o Sinfonía a la música considerada mexicana, a las fuentes de india La noche de los mayas y Sense- inspiración de esa música, y al derrotero del arte en mayá, de Silvestre Revueltas, representan ese intento el futuro del país en tanto a su enseñanza y difusión. por crear una música nacionalista de calidad musical suprema e inspirada en las culturas prehispánicas. En En la convocatoria que se publicó al respecto (SEP, otros casos, estos y otros compositores crearon obras 1926), pueden verse con suma claridad las inten- magníficas de corte sinfónico, donde incorporaron ciones de la clase artística mexicana atinente a tal temas musicales inspirados también en la canción reunión. En principio, se dijo que era necesario discu- popular, que nutría la construcción de ese nacionalis- tir la orientación de lo que se llamó música nacional. mo (Vid., Tello, 2013). De esta manera, durante buena Queda claro el hecho de que se convocaba pensando parte del siglo XX se gestó en México una música de en que el período histórico anterior, el porfiriato, no concierto que, como afirma con toda razón el musicó- había ofrecido la oportunidad de que se construye- logo Aurelio Tello (2013, p. 555) al citar el Huapango, de ra una música propia, nacional, que remitiera con José Pablo Moncayo, recogió la noción profunda exactitud a aquello que se identificase como música de lo mexicano. En la obra de Moncayo, señala Tello, mexicana. Como apunta acertadamente la extraordi- aparecen las “... maneras de cantar, de tejer ritmos, naria investigadora mexicana María Esther Aguirre Lora (2016), desde 1913 Manuel M. Ponce insistía en sensaciones, evocaciones, sugerencias, timbres, espí- una decadencia del arte musical en el país, ocasio- ritu festivo incluso”. Estos elementos que distingue el nada por haberse centrado el desarrollo musical en musicólogo, han permitido que el Huapango sea una el “cosmopolitismo europeo”. Por ello, Ponce seña- pieza ampliamente reconocida en México, tanto en laba la necesidad de una revisión de lo hecho hasta el país como fuera de él. Y aunque no es la única pie- ese momento en el ámbito del desarrollo musical. za en su tipo, dicha obra representa la creación de la música de concierto nacionalista mexicana, en la más Precisamente, una de las razones para la convoca- pura inspiración popular. toria al congreso de 1926 —una segunda edición se llevaría a cabo en 1928—, era que debía crearse una En otra esfera, una pléyade de compositores mexi- cultura musical canos creó piezas breves o recopilaciones de piezas haciendo era solo un reflejo de la música europea. populares, en significativos popurrís, que ejemplifi- Evidentemente, existía en México una cultura musi- can una mirada a lo propio, a ese universo de lo que cal, por herencia de las épocas históricas anteriores, es inherente a la nación en su conjunto. Sería impo- pero los músicos que asistieron al congreso preten- sible citar, en este caso, todas las piezas emblemá- dían definirse ellos mismos y definir la música por Estrellita, de Ponce, Janitzio, ellos generada, en función de lo mexicano o lo que de Chávez, o los Sones de mariachi, de Blas Galindo concebían como lo mexicano. Es interesante, en este (1910-1993), reflejan ese México construido desde caso, el que se haya discutido ampliamente la ne- los diversos sectores, apropiado y difundido por las cesidad de profundizar en el folclor musical de las élites, pero inspirado en la melancolía y, a la vez, regiones del país. En dicho folclor estaría la identi- alegría de la canción popular, propia de los sectores dad de la música mexicana. pobres de pueblos y ciudades, y de la creciente clase De esta manera, con temas como El folk-lore como media mexicana. fenómeno histórico, ponencia presentada por Daniel Castañeda y Gerónimo Baqueiro en la reunión de Las élites mandan: los congresos nacionales 1928, o La música mexicana, de la autoría de Luis Sandi, de música 18 sin olvidar el Estudio de nuestra prehistoria musical Producto también de ese movimiento nacional pro- como factor importantísimo en la especulación folkló- vocado por la Revolución Mexicana, la música y la rica de México, que corrió a cargo de Carlos C. actividad musical fueron objeto de una revisión, Romero, los músicos mexicanos intentaron en las MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
dos reuniones (re)encauzar la música que se ha- e internacional, ocurrió en dos momentos durante el siglo XX. Uno, fue en la década de 1930 cuando se en el Conservatorio Nacional una cátedra que lle- dieron las primeras grabaciones y se popularizaron vara el nombre de Historia de la música mexicana31 piezas que hoy son ícono del nacionalismo mexica- (Miranda, 2013). no, aun cuando este se haya dado por un proceso de comercialización. Como quiera, fue en las pos- En total, se presentaron 48 ponencias en seis temáti- trimerías del México posmoderno que estos grupos - se consolidaron como referentes de la música po- pular mexicana. Otro momento clave, ocurrió en libres. Y aunque se trabajó en la idea de dignificar el la década de 1990, cuando las empresas televisivas arte músico-nacional y la revisión del folclor —la can- convirtieron las músicas populares en un producto ción popular como fuente de la música mexicana—, comercial homogéneo. Esto cambió radicalmente la hubo una contradicción mayúscula: no se permitió visión de lo que es la música mexicana. en el congreso la participación de músicos popula- res. En efecto, los grupos de músicos que encabe- Las músicas de viento —decía antes— se originaron zaron los trabajos y las discusiones, liderados por en el siglo XIX. Nacieron con un carácter de bandas Carlos del Castillo (1882-1959), Julián Carrillo (1875- militares, por acompañar los cuerpos de milicia en 1965) y Alba Herrera y Ogazón (1885-1931), determi- sus inicios como grupo musical. Para el período naron que debía darse cabida en el congreso, solo a posrevolucionario, aunque no desaparecieron las los mejores y serios músicos mexicanos, excluyendo bandas oficiales, emergieron con mayor frecuencia a los músicos populares por ser ajenos a los círculos músicas particulares, que recogieron en sus ejecu- ilustrados (Cfr., Aguirre, 2016). ciones las piezas más representativas de la canción popular. Una de las bandas de mayor renombre en Por consiguiente, la música en México, en ese México es la banda El Recodo. Se fundó en 1938 y momento de coyuntura, se debatió desde las éli- tes, que favorecieron la enseñanza de la música en tuvo como inspiración, según testimonio de su fun- conservatorios y escuelas especializadas, no solo dador, Cruz Lizárraga, las Big Band norteamericanas en la capital del país, sino también en las distintas regiones del territorio. Además, aprovechando su in- especial sonoridad en cuanto a presencia y fuerza fluencia intelectual y política, se dieron a la tarea de interpretativa. El Recodo creó un estilo que permeó estimular la composición sobre temas nacionalistas, en las músicas mexicanas, y aunque no fue la úni- aunque como ya se ha señalado, inspirados en la can- ca en el proceso, significó el ejemplo a seguir. Sus ción popular, aquella es producto de la creatividad de grabaciones recogieron piezas de dominio popular y los músicos que habían sido desdeñados en los con- regional, y composiciones originales que se crearon gresos nacionales de música. Como sea, y se verá en para música de viento, y al paso de los años, la mú- seguida, la música popular detonó sin la necesidad sica de ese tipo sería uno de los grupos representati- de las élites, transformando el México musical tam- vos de la música popular mexicana. bién desde la década de 1930. En cuanto al conjunto norteño, el consenso histo- El otro México musical riográfico indica su origen en el Norte del país. Al parecer, en algún momento en la década de 1860, un Hoy en día, en el país y desde el exterior, son re- grupo de inmigrantes alemanes llevó el acordeón a conocidos tres grupos musicales que sintetizan y la frontera con los Estados Unidos, dándose la fu- representan la música popular mexicana: el maria- sión a principios del siglo XX, con el bajo sexto. Como chi, el conjunto norteño y la banda de música de dato curioso, la música norteña como tal, es una in- viento. Como se señaló en su momento, estos gru- vención de la industria cultural. En efecto, gracias a pos tienen sus antecedentes en el siglo XIX. Sin em- las grabaciones que se hicieron en los Estados Uni- bargo, su consolidación instrumental, repertorio musical y de imagen, más aún su difusión nacional dos, que se difundieron con efectividad por medio de la radio, del fonógrafo y del cine, en todo el te- 19 rritorio nacional, catapultó dichas agrupaciones, ha- 31 La propuesta corrió a cargo de Jesús C. Romero y fue debatida ciéndolas parte fundamental de la música mexicana porque, para algunos, la historia de la música en México no tenía ni ochenta años. (Cfr., La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
El mariachi también se consolidó en su formación ¡No! (1988), Aquí está (1989), La movida (1991), e Y Vero instrumental moderna, en la década de 1930. Según se América ¡Va! (1992). ha descubierto, fue en las instalaciones de la emisora XEW, en la ciudad de México, que el empresario Emi- Lo anterior hizo que la televisión mexicana fuese el lio Azcárraga Milmo, al escuchar a unos músicos que móvil para que se conocieran artistas de extracción habían emigrado a la capital procedentes de Cocula, popular, que determinaron la música mexicana de Jalisco, les impuso las trompetas y el traje de charro finales del siglo XX. Esto modificó sustancialmente (Chamorro, 2006), y se les incluyó en programas popu- las preferencias musicales de los mexicanos, de tal lares y en películas que reflejaban la vida en el campo suerte que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de mexicano. Se popularizó, entonces, el mariachi, que Hábitos, Prácticas y Consumo Cultural (Conaculta hoy es considerado patrimonio de la humanidad, no [Consejo Nacional para la Cultura y las Artes], 2010), importa que en su historia particular sea, de hecho, la mayoría de los mexicanos consume la música ge- una tradición inventada (Ochoa, 2015)32. nerada en función de un mercado, es decir, la músi- ca popular comercial y, en menor escala, la música La música en México dio un vuelco, como se ve, en la regional tradicional. Al respecto del consumo de la década de 1930. La consolidación de las músicas de música clásica, el resultado es pobre. Las salas de viento en su faceta popular, la conformación moder- concierto mexicanas solo captan el tres por ciento na del mariachi y del conjunto norteño modificaron de las preferencias del público mexicano, la ópera el dos la noción de la música mexicana. Sobre todo, debe por ciento, en tanto que la música de banda y norteña tomarse el papel de los medios, en especial la radio sobrepasa el sesenta por ciento de las preferencias. y el cine, en la conformación de lo mexicano. Ello implica reconocer que parte de lo que hoy se consi- Es interesante la forma en que la música popular dera propio, nacional, tuvo mucho de su origen en el mexicana se posicionó en el gusto masivo de la - población mexicana. En los años noventa se popu- se que sin el apoyo de la empresa es probable que no larizó en México la organización de bailes multitu- se hubiese dado el desarrollo de compositores popu- dinarios. En abril de 1992 se organizó uno de ellos lares, como José Alfredo Jiménez, quien encarna el en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, rompien- mejor ejemplo de la creatividad natural, sin olvidar do récord de asistencia. Al respecto, los Tigres del en todo esto, el aporte a la canción mexicana del Norte33 y el grupo Bronco34 (Bronco, 2018) conta- inolvidable Rubén Fuentes (1926), a quien se le debe bilizaron una asistencia de 125 000 personas. Tal no solo parte de las piezas más representativas de la poder de convocatoria significó en aquellos momen- música ranchera mexicana, sino también varios de tos una mina de oro para las empresas televisivas, los arreglos más significativos del cancionero mexi- que crearon en su organización interna una división cano contemporáneo. especial para atender el negocio del espectáculo, lo que incluía marca discográfica y canales de distri- La trasformación radical de las músicas populares bución, la Revista “Grupera” —tal nombre se dio a mexicanas ocurrió en la década de 1990. Su incor- los grupos populares: bandas, norteños y sus deriva- poración al medio del espectáculo en función de los dos— y toda una estructura de comercialización que intereses de un mercado en ascenso catapultó las dio valor agregado a la música popular mexicana, que se distingue del resto por tener como objetivo se quedó a la zaga de esa popularización comercial. principal el cumplir metas de mercado. Televisa, la empresa mexicana más importante en ese momento —luego entraría al negocio TvAzteca—, Hoy en día, entonces, la música más popular en incluyó artistas y músicas populares en sus progra- México en todos los sectores sociales es aquella que mas Siempre en Domingo se produce y difunde por medio de la estructura de Mala noche... la empresa musical, aunque la historia está por mo- dificarse con la incorporación en la vida actual, de
32 La difusión del mariachi corrió a cargo también de los pro- pios músicos, sobre todo en los Estados Unidos, según ha 33 Los Tigres del Norte de formaron en 1968. Datos sobre su 20 estudiado el historiador Álvaro Ochoa Serrano (2015) en historia pueden consultarse en la página oficial de dicha su libro La música va a otra parte. Mariache México-USA. agrupación (Los Tigres del Norte, 2018). Se trata de un libro de lectura obligada para comprender las 34 Bronco se fundó en Apodaca, en el Estado mexicano de Nue- músicas populares mexicanas y su difusión por los mismos vo León, en 1979. Es uno de los grupos populares con mayor intérpretes. audiencia en la historia de la música en México. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
las redes sociales, que se está convirtiendo en una Para concluir, he de comentar que en un México ventana de difusión de creadores de música popular, actual donde la música comercial domina, es perenne ejemplo especial son los Tres Tristes Tigres. Se trata la música popular tradicional, que se desarrolla en las de un trío que se ha dado a conocer por medio del regiones del país y con mayor presencia en zonas in- Internet, y cuya propuesta artística es hacer parodia dígenas. La característica principal de estas expresio- de las piezas más representativas del género popular nes y que la contrapone a la comercial, no se genera comercial (Los Tres Tristes Tigres, 2018). en función de un mercado, sino que se crea en torno a una necesidad cultural legítima, en respuesta a los En fin, las culturas son dinámicas, y la música se festejos regionales, religiosos y sociales. Esto favore- ajusta a las necesidades de cada generación, por lo ce la conservación de las músicas representativas de que se verá en el futuro cercano nuevas maneras de cada región de México, y complementa de forma ex- concebir el arte, todas legítimas si se considera que, traordinaria el mosaico musical mexicano. aun con una imposición comercial, es la sociedad la que decide el consumo musical. Referencias Adorno, T. W. (2000). Sobre la música. España: Paidós. A manera de conclusión Aguirre, M. E. (2016). Revuelo entre los músicos aca- El estudio ha dejado en claro el que en cada período démicos: los primeros congresos nacionales de la historia de México el arte ha estado presente, e de música (1926-1928). Revista Iberoamericana incluso, ha servido como una herramienta para for- de Educación Superior, VII(20), 79-93. jar el sentido de pertenencia. El interés principal del Amós, J. (2000). ¡Epa! Toro prieto. Los toritos de pe- presente trabajo tiene como propósito mostrar las tate, una tradición de origen africano traída a épocas históricas que, a mi juicio y en mi experien- Valladolid por los esclavos de lengua Bantú en cia como historiador de la música, los músicos y las el siglo XVII. México: Instituto Michoacano de músicas por ellos formadas, han sido fundamentales Cultura. en el arribo de componentes de la cultura europea, Amós, J. (2018). ¡Ay! Tengo mi clarín sonoro... Las que, a partir de un proceso, a veces doloroso, de trompetas de metal y los militares pardos en aculturación, favorecieron el surgimiento de la iden- el Michoacán novohispano. En Díaz Santana, tidad musical que hoy pertenece y da unidad plena, L. (coord.), La investigación musical en las re- giones de México (pp. 13-37). México: Universi- al México musical. dad Autónoma de Zacatecas, Texere Editores Al inicio me cuestionaba sobre cómo distinguir los elementos propios de la tradición musical mexicana, Banda El Recodo. (2018). Biografía. Recuperado el y apuntaba que tal cosa podría dilucidarse a partir 2/08/2018, de https://www.bandaelrecodo. de una revisión, precisamente, de la historia de la com.mx/biografia/. música en México. Así ha sido. Durante el desarro- Blair, K. (2015). A la sombra del ángel. México: Penguin llo del presente trabajo ha podido distinguirse en Random House grupo editorial. cada etapa histórica abordada y en cada momen- Bolaños, R. (2010). Orígenes de la educación pública to preciso de la misma, el arribo de la música, los en México. En Solana, F., Cardiel Reyes, R. y instrumentos y, en general, las formas musicales Bolaños Martínez, R. Historia de la educación de Occidente, lo cual favoreció el mosaico musical pública en México (pp. 12-40). México: Fondo cultural contemporáneo nacional. Esto se explica si de Cultura Económica. se entiende que los elementos culturales impuestos Bonfil, G. (1989). México profundo. Una civilización ne- por una cultura determinada a otra, luego de ser asi- gada. México: Fondo Nacional para la Cultura milados por esta, los transforma para sí y les da un y las Artes. nuevo significado (Colombres, 2009). Es por esto por Bouthoul, G. (1971). La guerra. Colección ¿Qué sé? No. lo que el violín que se ejecuta en las músicas popu- 44. España: Oikos-Tau, S. A. lares mexicanas no suena como el de concierto, y Brennan, J. A. y Sarquiz, Ó. (2009). La música en Mé- 21 lo mismo ocurre con cualquier otro instrumento xico. Letras libres (124), s./p. Disponible en y ejecución musical: la transformación cultural hizo http://www.letraslibres.com/mexico/la-musi- su parte. ca-en-mexico. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Bronco (2018). Biografía. Recuperado el 2/08/2018, de González, M. (1974). El porfiriato. La vida social. En https://www.broncoesbronco.com. Historia moderna y contem- Chamorro, A. (2006). Mariachi antiguo, jarabe y son. poránea de México (2ª ed.) (vol. 1). México: Símbolos compartidos y tradición musical en las Hermes. identidades jaliscienses (pp. 54-56). México: Se- Guía General del Archivo Histórico. (2001). Guanajua- cretaría de Cultura, Gobierno de Jalisco. to: Archivo General del Gobierno del Estado Civallero, E. (2015). Caparazones de tortuga en la músi- de Guanajuato. 82 ca tradicional latinoamericana. Madrid: Edgar- Gutiérrez, J. (2017). Orquesta Sinfónica de Michoacán. do Civallero. Orígenes. México: Gobierno del Estado de Mi- Collin, L. (2003). Mito e historia en el muralismo choacán, Secretaría de Cultura de Michoa- mexicano. En Scripta Ethnologica, (25), 25-47. cán, Secretaría de Cultura Federal. Colombres, A. (2009). Nuevo manual del promotor cul- tural (vol. 1). México: Consejo Nacional para Hammeken, L. de P. (2018). La República de la música. la Cultura y las Artes. Ópera, política y sociedad en el México del si- Conaculta - Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas glo XIX. México: Bonilla Artigas Editores. y Consumo Culturales. (2010). Consejo Nacio- Krauze, E. (2003). La presidencia imperial. Ascenso y nal para la Cultura y las Artes. Recuperado el caída del sistema político mexicano (1940-1996). 2/08/2018, de https://www.cultura.gob.mx/re- México: Fábula Tusquets. cursos/banners/encuesta_nacional.pdf. La Opinión Libre. (1901). Semanario Independiente. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Guanajuato: imprenta a cargo de Manuel Pa- (Última reforma publicada del 2017). Méxi- lencia. co: Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. Recuperado el 16/06/2018, de Leal, J. F. (2009). Anales del cine en México, 1895-1911. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ 1900, tercera parte, el circo y el cinematógrafo. pdf/1_150917.pdf. México: Juan Pablos Editor, S. A. Creelman, J. (1963). El presidente Díaz. Héroe de las León, M. (1974). Historia documental de México. Mé- Américas. En Luján, J. M. (prólogo). Entrevis- xico: Universidad Nacional Autónoma de Mé- ta Díaz-Creelman. Serie documental No. 2. xico. México: Universidad Nacional Autónoma de León, M. (2006). La visión de los vencidos. Relaciones México. indígenas de la conquista (28 ed.). México: Uni- Dájer, J. (1995). Los artefactos sonoros precolombinos. versidad Nacional Autónoma de México. México: Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Los Tigres del Norte. (2018). Biografía. Recuperado el 2/08/2018, de http://lostigresdelnorte.com/ Díaz, L. (2015). Historia de la música norteña mexicana. main/. División territorial de los Estados Unidos Mexicanos, Los Tres Tristes Tigres. (2018). Sitio oficial. Recupera- correspondientes al censo de 1910. (1917). Mé- do el 3/08/2018, de https://www.lostrestristes- xico: Departamento de Talleres Gráficos de la tigres.com. Secretaría de Fomento. Madero, F. (2002). La sucesión presidencial en 1910. Mé- El Hijo del Pueblo. (1902). Periódico Semanario. Guana- xico: Época, S. A. juato: Imprenta de la Escuela Industrial Mi- Marroquín, G. M. (2004). Aspectos generales de la mú- litar. sica prehispánica percibidos a través de sus imá- Flores, G. (coord.). (2015). Bandas de viento en México. genes. Tesis para obtener el grado de maestría México: Instituto Nacional de Antropología e en Artes, especialidad en Educación por el Historia. Arte. México: Facultad de Artes, Universidad Gómez, A. (2013). Instituciones musicales. La confor- Autónoma de Nuevo León. mación de una cultura musical en el México Martínez, J. A. (2000). ¡Epa! Toro prieto. Los toritos de del siglo XX. En Miranda, R. y Tello, A. (coords.). La música en los siglos XIX y XX (pp. 371-415). Co- petate. Una tradición de origen africano traída 22 lección: El patrimonio histórico y cultural de a Valladolid por los esclavos de lengua Bantú en el siglo XVII. México: Instituto Michoacano de para la Cultura y las Artes. Cultura. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Martínez, J. A. (2018). ¡Ay! Tengo mi clarín sonoro... Miranda, R. y Tello, A. (coords.). (2013). La música en Las trompetas de metal y los militares pardos los siglos XIX y XX. Colección: El patrimonio his- en el Michoacán novohispano. En Díaz Santa- na Garza, L. (coord.), La investigación musical Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. en las regiones de México (pp. 13-37). México: Miranda, R. (2013). Identidad y cultura musical en el Universidad Autónoma de Zacatecas, Texere siglo XIX. En Miranda, R. y Tello, A. (coords.). La música en los siglos XIX y XX (pp. 15-80). Co- - lección: El patrimonio histórico y cultural de celos. En Solana, F., Cardiel Reyes, R. y Bolaños Martínez, R. (coords.). Historia de la educación para la Cultura y las Artes. pública en México (1876-1976) (pp. 166-182). Montoya, L. O. (2014). El síndrome de la nostalgia. Mé- México: Fondo de Cultura Económica. xico: Universidad de Guanajuato. Mazín, O. (2006). La música en las catedrales de la Moreno, O. (2014). Casa, centro y emporio del arte musical: la empresa alemana Wagner y Le- Michoacán (siglos XVI-XVIII). En Enríquez, L. y vien en México, 1851-1910. En Suárez de la To- Covarruvias, M. (eds.). Música, catedral y so- rre, L., Los papeles para Euterpe. La música en ciedad (pp. 205-2018). México: Universidad la ciudad de México desde la historia cultural. Nacional Autónoma de México. Siglo XIX. México: Instituto Mora. Panorama de la música tradicional Moreno, Y. (1979). Panorama de la música popular de México. México: Universidad Nacional Au- mexicana. México: Alianza Editorial Mexicana, tónoma de México. Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Mercado, A. (2009). Los músicos morelianos y sus espa- cios de actuación. México: Gobierno del Esta- mexicana. Rhela, 7, 137-157. do de Michoacán. Ochoa, Á. (2015). La música va a otra parte. Mariache Mercado, A. (2015a). Lo europeo frente a lo mexicano México-USA. México: El Colegio de Michoa- en la música: el caso de Euterpe, revista de cán, El Colegio de Jalisco. música, literatura y variedades, 1892-1894. En Trans, Revista Transcultural de Música, (19), 16 Ortega, A. (2010). Gabino Barreda, el positivismo y la pp. filosofía de la historia mexicana. Revista de Hispanismo Filosófico, (15), 117-127. Mercado, A. (s./f.). Las bandas de viento en el Bajío por- firiano. Disponible en https://www.uacm.edu. Picún, O. y Carredano, C. (2012). El nacionalismo mx/Portals/28/NUMEROS/2/1_Alejandro-2.pdf. musical mexicano: una lectura desde los so- nidos y los silencios. En Ramírez, F., Noelle, L. Mercado, A. (2015b). La educación musical en Morelia, y Arciniega, H. (coords.). El arte en tiempos de 1869-1911. México: Universidad Michoacana de cambio 1810-1910-2010. México: Instituto de In- San Nicolás de Hidalgo. vestigaciones Estéticas, Universidad Nacional Mercado, A. (2015c). Las bandas de música en More- Autónoma de México. lia. Un acercamiento a la música de las mayo- rías, 1882-1911. En Flores Mercado, G. (coord.). Pineda, A. y del Palacio, C. (coords.). (2003). La prensa Bandas de viento en México (pp. 71-108). Méxi- decimonónica en México. México: Universidad co: Instituto Nacional de Antropología e His- Michoacana, CONACyT, Universidad de Gua- toria. dalajara. Mercado, A. (2018a). Música y fiesta en Guanajuato. Pozas, R. (2008). Juan Pérez Jolote: biografía de un Notas sobre la vida cotidiana en dos ciudades Tzotzil (30 reimpr.). México: Fondo de Cultura del Bajío porfiriano. México: Forum Cultural Económica. Guanajuato. Ramos, S. (1968). El perfil del hombre y la cultura en Mercado, A. (2018b). ¡Que viva Maximiliano! Músi- México. México: Espasa-Calpe Mexicana, S. A. ca y fiesta en Guanajuato durante el México Ramos, M. (2010). Los artistas de la feria y de la calle: 23 imperial. En Meneses Sánchez, C. Cultura y espectáculos marginales en la Nueva España patrimonio. Ensayos. México: Universidad de (1519-1822). México: Instituto Nacional de Be- Guanajuato, Editorial Montea. llas Artes y Literatura. La música en México: reflexiones sobre su historia particular MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Rodríguez-Erdmann, F. J. (2007). Maestros de la capilla Suárez, L. (2014). Los papeles para Euterpe. La música vallisoletanos: estudio sobre la capilla de la ca- en la ciudad de México desde la historia cultu- tedral de Valladolid-Morelia. México: El autor. ral. Siglo XIX. México: Instituto Mora. Romero, J. C. (1934). José Mariano Elízaga. México: Tapia, S. (1991). Música y músicos en México. México: Ediciones del Palacio de Bellas Artes. Panorama Editorial. 23 Ruiz, R. A. (2015). Las bandas militares de música en Tello, A. (2013). Rasgos nacionales en la música mexi- México y su historia. En Flores Mercado, G. cana de concierto del siglo xx. En Miranda, R. (coord.). Bandas de viento en México (pp. 21- y Tello, A. (coords.). La música en los siglos XIX y 44). México: Instituto Nacional de Antropolo- XX (pp. 494-572). Colección: El patrimonio his- gía e Historia. Saborit, A., Sánchez, I. M. y Ortega, J. (coords.). Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. (2010). La literatura en los siglos XIX y XX. Co- Torres, R. H. (2016). Música y catedral. Nuevos enfo- lección: El patrimonio histórico y cultural de ques, viejas temáticas. México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Nacional para la Cultura y las Artes. Unesco. (2011). El mariachi, música de cuerda, canto Secretaría de Educación Pública (SEP). (1926). Convo- y trompeta. Recuperado el 15/07/2018, de ht- catoria, bases y reglamento del Primer Congreso tps://ich.unesco.org/es/RL/el-mariachi-musi- Nacional de Música. México: Talleres Gráficos ca-de-cuerdas-canto-y-trompeta-00575. de la Nación. - Schöndube, O. (1986). Instrumentos musicales del lución mexicana. Literatura Mexicana, XXI(2), Occidente de México: las tumbas de tiro y 27-38. otras evidencias. Relaciones, VIII(28), 85-110.
24 MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
Ecos lejanos Echoes far from a conceptual dispute: de una disputa Musical nationalism conceptual: in Nariño el nacionalismo musical en Nariño Resumen En la primera mitad del siglo XX se produjo una aguda > confrontación entre músicos tradicionales y académi- Por: José Menandro Bastidas España1 cos. Esta discusión giró en torno a temas relativos al Artículo de reflexión concepto de la obra nacionalista y, como es de pensar, Recibido: 15 de junio de 2018 no encontraron punto de tope. Este fenómeno, al igual Aceptado: 15 de octubre de 2018 que la lucha partidista de liberales y conservadores, tuvo repercusión nacional, alcanzando, incluso, las re- Para citar este artículo/To reference this article: giones apartadas como Nariño. En Pasto, Luis E. Nieto, Bastidas, J. M. (2019). Ecos lejanos de una disputa un compositor empírico, buscó sumar su esfuerzo a di- conceptual: el nacionalismo musical en Nariño. cha confrontación y compuso el pasillo Cantar de selva, Música, Cultura y Pensamiento, 8(8), 25-44. que es el objeto central de este análisis. En la segunda Doi mitad de la centuria pasada, un grupo de composito- res académicos, mejor equipados teóricamente que su antecesor, asumió la tarea de producir repertorios ba- sados en la tradición musical del país, donde la zona andina ya no solo es la única fuente de inspiración, sino también las costas, lo mismo que algunos ritmos su- ramericanos. Se analiza la información a la luz de los planteamientos de la Historia Nueva, la microhistoria y la hermenéutica gadameriana. Palabras clave: tradición, música académica, obra na- cionalista, vanguardias europeas, identidad.
1 José Menandro Bastidas España, licenciado en Abstract Música, especialista en Educación Musical, espe- cialista en Estudios Latinoamericanos y doctor en In the first half of the twentieth century, there was an Ciencias de la Educación. Actualmente es docen- acute confrontation between traditional musicians and 25 te del Programa de Licenciatura en Música de la academics. This discussion revolved around issues relat- Universidad de Nariño y director del grupo de in- ed to the concept of nationalist work and, as one might vestigación Grinmus. [email protected]. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
think, they did not find a point of closure. their predecessor, assumed the task of pro- This phenomenon, like the partisan struggle ducing repertoires based on the country's of liberals and conservatives, had a national musical tradition, where the Andean region impact, reaching, even, the remote regions is no longer the only source of inspiration, such as Nariño. In Pasto, Luis E. Nieto, an but also the coasts the same as some South empirical composer, sought to add his ef- American rhythms. The information is an- fort to this confrontation and composed the alyzed in light of the approaches of New pasillo Cantar de selva, which is the central History, microhistory and gadamerian object of this analysis. In the second half of hermeneutics. the last century, a group of academic com- Keywords: tradition, academic music, nation- posers, better equipped theoretically than alist work, European avant-garde, identity.
Introducción uando un investigador busca, en la entraña del tiempo, los hilos que van a Cpermitirle comprender la realidad del pasado para entender lo que sucede en el presente, se enfrenta a una serie de sinsabores que muchas veces terminan en la frustración y el desencanto. Sin embargo, hay momentos iluminados en los cuales todo se vuelve transparente y el mundo parece cobrar un repentino sentido. Una fotografía, un pedazo de papel con una mancha de tienta, unas palabras garabateadas en la solapa de un libro, una pintura cubierta por el polvo, una partitura amarillenta, un reloj de cuerda que agotó hace décadas su hálito, un palimpsesto que esconde, debajo de un mensaje moral, un poema pagano, se convierten en fuentes insospechadas en el arduo trabajo del que busca. La erudición, propia de los historiadores positivistas del siglo XIX, cuyo trabajo consistía en ordenar desapasionadamente los hechos a partir del estudio de las fuentes documentales evitando a toda costa contaminar el material de trabajo con la subjetividad, cambia por completo en la concepción de la Historia Nueva2, donde, como primera medida, el valor de los documentos se relativiza y la interpretación del historiador se vuelve relevante. Foucault lo dice claramente:
uno de los rasgos más esenciales de la historia nueva es, sin duda, ese desplaza- discurso del historiador, en el que no desempeña ya el papel de una fatalidad exte- inversión de signos, gracias a la cual deja de ser el negativo de la lectura histórica (su revés, su fracaso, el límite de su poder), para convertirse en el elemento positi- vo que determina su objeto y la validez de su análisis (Foucault, 2010).
Los planteamientos propios de la Historia Nueva y los más recientes de la microhistoria han permitido hilvanar una narrativa respecto de la vinculación de Luis E. Nieto en el nacionalismo musical colombiano, a partir de la composición de su pasillo Cantar de selva. Los enfrentamientos entre músicos tradicionales y académicos alcanzaron los oídos de un compositor empírico en el lejano sur de la República, quien inspirado en la 26 selva del Putumayo y animado por la amistad y la admiración por el apóstol de la música
2 Se habla aquí de la Escuela de los Annales que fuera dirigía por los historiadores franceses Lucien Febvre y Marc Bloch. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
colombiana, Emilio Murillo, produjo una pieza cuyas características contravienen sus preceptos morfológicos más acentuados. A la luz de la argumentación que contiene este trabajo, la obra se ubica en un plano de sentido que no es posible atisbar a simple vista: Nieto buscó los cauces de la confrontación para sumarse a ellos apoyando la tesis de Murillo, tesis en la que sostiene que la obra nacionalista debe, necesariamente, tener profundo arraigo en la música tradicional, aspectos que los académicos, en cabeza de Guillermo Uribe Holguín, no compartían y combatían denodadamente.
Lejos de este enfrentamiento, los compositores nariñenses de la segunda mitad del siglo XX, buscaron recursos formales y expresivos para la estructuración de su trabajo en los viejos anaqueles de una tradición que sufrió marginación una vez se consolidaron el disco y la radio y, con ellos, la música popular comercial. Este fenómeno tuvo gran acogida en todos los estratos de la sociedad colombiana, y, entre otras cosas, permitió un relajamiento respecto de las restricciones morales de la Iglesia católica, impuestas desde la época colonial. Compositores académicos como Justino Revelo Obando (1927- 2000), José Rafael Guerrero (1937), Horacio Mora Ordóñez (1945), Javier Fajardo Chaves (1950-2011), José Alfonso Yépez (1953) y Javier Martínez Maya (1964) se sirvieron gene- rosamente de los ritmos nacionales, especialmente Fajardo Chaves, quien estudió con esmero los aires de la zona andina, pero también los de las costas como el currulao y la cumbia, y algunos suramericanos como el yaraví, el huayno y el sanjuanito, entre otros. Estos ecos tardíos, no fueron precisamente ecos de la disputa conceptual entre tradicio- nalistas y académicos, fueron resonancias de una necesidad: fundamentar la identidad regional y nacional, identidad diluida en una gran cantidad de sonoridades provenientes de las más disímiles tendencias y generadas en los más voraces intereses económicos.
Ecos tempranos si la obra nacionalista debía tener relación con las inherencias musicales del país o ser la expresión pura El nacionalismo romántico europeo va a tener un del ejercicio creativo del compositor. Quienes defen- reflejo tardío en Latinoamérica, llegará impregna- dían la música tradicional como la expresión más do de la estética sobre la cual creó la gran mayoría definida de la obra nacionalista, formaron un frente de los músicos del siglo XIX, pero también se dejará de defensa y ataque contra los académicos que no influir por las vanguardias posrománticas como el reconocían mayor valor estético en estas expresio- Impresionismo francés y el Expresionismo alemán. nes. En este vaivén de imprecaciones se produce en Los músicos de esta parte del mundo buscarán con el sur del país el pasillo Cantar de selva, compuesto denuedo herramientas en estas corrientes, pero vol- por Luis Enrique Nieto (1898-1968)3 en 1937, (véase verán los ojos hacia aquello que era la expresión de figura 1) cuando vivió en la entonces comisaría del sus particularidades: la música popular, la tradicio- nal y la ancestral. Sobre la base de estos elementos, de su trabajo y por ello llama la atención y motiva los compositores académicos lograron plasmar un este análisis. conjunto de obras que hoy son evidencia de un mo- mento en el que el continente soñó con entrar en el decurso histórico de la música trazado por Euro- pa. Pero el panorama relativo a la expansión de este nacionalismo en Latinoamérica es variopinto, esto padres fueron Manuel Nieto y Antonia Sánchez. En 1905 ingresó a estudiar al Instituto Champagnat de los herma- es, se manifestó de diversas formas y en diferentes nos maristas donde hizo parte del coro. En 1912, cuando momentos, circunstancia que estuvo determinada contaba apenas con 14 años de edad, compuso su prime- por el avance cultural de los países que conforman ra pieza, Mentiras de un músico, tras la cual seguiría una amplia producción entre la que se destaca el bambu- el continente y en el que se presentaron, de manera co Chambú, el pasillo Valle del Cauca, la danza Ruego y el recurrente, las confusiones de tipo conceptual. fox-trot Viejo dolor, entre otros. A lo largo de sus 70 años de 27 edad trabajó en pro del desarrollo y difusión de la música tradicional de la zona andina colombiana. Fundador de la En Colombia, el desarrollo del nacionalismo estuvo Lira Clavel Rojo, agrupación con la que se dio a conocer cruzado por una discusión acalorada respecto de nacionalmente. Murió en Pasto el 23 de diciembre de 1968. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
pasillos y danzas que abandonan por completo este esquema. En algunos casos, esto obedece a la falta de simetría de los textos poéticos sobre los cuales com- puso sus canciones y, en otros, a necesidades propias de la estructura melódica. Los giros armónicos que utilizó con mayor frecuencia se relacionaron con las tonalidades menores de D, E, A, G y C para pasillos, marchas, pasodobles, fox-trots y valses.
En la generalidad de las obras utiliza el manido re- curso de la música andina colombiana: el círculo de la tonalidad de Re menor6, pero también recurrió al uso frecuente de interdominantes, que le posibilita- ban ir transitoriamente a otras tonalidades y lograr cambios de color y mayores posibilidades melódicas. También es frecuente el uso de acordes disminuidos con funcionalidad de dominante, que crean un inte- Figura 1. Luis Enrique Nieto en compañía de uno de sus hijos, hacia 1930 resante efecto de inestabilidad momentánea, lo que Fuente: Revista Ilustración Nariñense, No. 40 serie IV, febrero puede apreciarse en obras como la danza Canción de 1931. tumaqueña, el bambuco Ñapanguita soy y la marcha Pazizara, entre otras. Sin embargo, si las obras de De los manuscritos de las obras de Nieto se conser- Nieto configuran un corpus más o menos homo- van 64 piezas, entre las que predominan los ritmos géneo desde la funcionalidad armónica y temática, el pasillo Cantar de selva se aparta por completo de se encuentran danzas, valses, fox-trots, boleros, pasodobles y un bunde. Su tendencia a favorecer la de la selva amazónica le inspiró la mencionada obra, tradición musical lo llevó a enfatizar en los tres pri- además del vals Mirando al Putumayo7. meros ritmos mencionados. El vals y el pasodoble también formaban parte de dicha tradición, pero Cantar de selva (véase anexo 1) es un pasillo de tres su demanda, debido a los nuevos influjos, ya había decaído en la primera mitad del siglo XX, de ahí escrito en formato pianístico y que, por la dispo- su escasa producción. Como caso aislado, puede sición de las voces en las claves de sol y fa, puede notarse la presencia de un bunde4, muy esporádico en la composición nariñense, lo que obedece a la in- decirse que se transcribió para ser interpretado con tención de Nieto por relacionar la música nariñense este instrumento. La armadura en la que define el con la andina nacional y alejarla del espíritu melan- centro tonal es la de mi menor cólico de las tonadas ecuatorianas, espíritu con el armónico interno, en el que predominan los acordes disminuidos, se aleja por completo del tratamien- embargo, su baja producción denota la poca acep- to convencional presente en sus restantes obras. tación que tenía el bunde entre los meridionales, Tampoco posee la estructura de acompañamiento cuyos gustos estaban inclinados, en su amplia gene- propia de este ritmo, observable en otros pasillos de su ralidad, hacia la música del vecino país. producción. La primera parte inicia con un melisma ascendente sobre la tonalidad axial, que combina En cuanto al conocimiento de las formas musicales intervalos de quintas y sextas paralelas, ascenso tradicionales, sobre las cuales compuso sus obras, se interrumpido abruptamente por la aparición de un presentan dos situaciones: la generalidad conserva calderón, que frena la idea melódica. su estructura característica en cuanto a sus partes constitutivas y al número de compases que las in- tegran5 28 4 El bunde es un aire característico del Tolima Grande, actua- 6 Dm A7 Gm Dm A7 Dm. les departamentos del Tolima y Huila. 7 La Autobiografía, de Luis E. Nieto, es un manuscrito que re- 5 Forma tripartita con 16 o 32 compases cada parte, períodos posa en los archivos del Centro de Documentación Musical de ocho compases y frases de cuatro. de la Biblioteca Nacional. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
En seguida, expone un motivo rítmico con armonía Bermúdez, su trabajo no muestra signos de haber- alterada, donde combina los grados primero y quin- se dejado influir por ellos, todo lo contrario, en su autobiografía muestra una clara aversión hacia el sexto compás, presenta un melisma similar al ini- fenómeno de la música caribeña. Las obras que com- cial, pero, en esta ocasión, en el axial mayor, segui- puso se inscriben en las formas características de do por el mismo motivo rítmico que le antecede. La la tradición decimonónica (pasillo, danza, marcha, incoherencia armónica de este tracto lleva a pensar pasodoble, vals, bambuco). De la nueva música, solo que se cometieron errores de transcripción, toda vez se permitió licencia para componer unos cuantos que este trabajo lo realizaba una tercera persona, boleros y otros tantos fox-trots, entre los cuales el más conocido es Viejo dolor. Este es un claro signo de acordes podría cifrarse, aproximadamente, del si- resistencia frente a la corriente de la música comer- guiente modo: G#dis F#m7 G#dis E#dis A#dis Bm cial que difundía la radio y que terminó por margi- G#m Am G#m Am. nar la tradición, no solo en Nariño, sino también en todas las regiones del mundo. Muchos compositores Los subsiguientes compases de la primera parte locales y nacionales mostraron igual actitud frente a discurren sobre bloques rítmicos en paralelo en el este fenómeno, situación que los condenó a la casi mismo ambiente armónico alterado, con predomi- completa invisibilidad. nio del acorde de D#dis que, en algunos casos, el compositor utiliza con función de dominante res- El grueso del trabajo creativo de Nieto muestra con- pecto de mi menor. Dichos bloques son un recurso gruencia con los preceptos de ese entorno discursi- del que se sirve generosamente en cada una de sus vo, en el cual no se inscribe Cantar de selva. Hay dos tres partes constitutivas, lo mismo que del acorde explicaciones posibles que justifican la existencia de este pasillo: la primera, se relaciona con las recrimi- semicorcheas y en tresillos de semicorcheas, quizá naciones de sus detractores respecto de su condi- con el propósito de darle dramatismo y dinamismo ción musical empírica y, la segunda, en la necesidad a la obra. de apoyar el movimiento nacionalista liderado por su amigo Emilio Murillo (véase figura 2), el cual re- ¿Por qué Nieto, un compositor tan tradicionalista, cibía ataques desde muchos frentes. Sin embargo, compondría una pieza como Cantar de selva? Un las dos situaciones pueden correlacionarse, porque músico empírico como él, se abocaba a la compo- estos músicos sintieron, en niveles diferentes, el sición tradicional por el horizonte histórico que le rigor del asedio y la descalificación de los músicos precede. Luis E. Nieto representa la tradición cultu- académicos. ral proveniente del siglo XIX. No obstante, haber naci- do en las postrimerías de dicho siglo, heredó toda la En el primer caso, el pasillo Cantar de selva es la con- carga ideológica de una sociedad señorial orgullosa firmación de su frase Yo no sé nota, pero no se nota. de su raza, de sus apellidos ibéricos, de sus blaso- Este enunciado encierra distintas capas de sentido: nes, de la religión católica y, obviamente, del Partido afirma un estado de la propia condición, pues evi- Conservador. En su bambuco Soy pastuso8, expresa la dencia una carencia: no conocer el código de escri- concepción de ese pasado que aún gravitaba en el tura musical, lo que torna manifiesto su empirismo espíritu de su época, un espíritu generado en los ata- y la falta de estudios académicos. Sin embargo, la vismos coloniales con una fuerte dosis de realismo aceptación de esta circunstancia se equilibra cuan- y religiosidad católica. Para esta concepción, Pasto do afirma categóricamente que esa carencia no se era la Esparta de la Nueva Granada, la ciudad que nota y, al afirmarlo, expresa la solvencia alcanzada había luchado, casi hasta la extinción, por defender en el trabajo creativo e interpretativo: compuso 27 su devoción, sus juramentos de lealtad, su raza, su pasillos, 23 marchas, 15 bambucos, 9 danzas, 7 val- tradición, su herencia. ses, 5 fox-trots, 5 boleros, 6 himnos, un pasodoble y un bunde9, e interpretaba instrumentos como el Aunque Nieto vivió en la época de los nuevos in- flujos musicales provenientes de las Antillas y de la Costa Caribe, en especial los de Pacho Galán y Lucho 9 Hay quienes afirman que la obra de Nieto supera las tres- confirmado, puesto que no hay evidencia de las restantes 8 “Soy pastuso de tierra noble, /Tierra heroica donde nací. /Su obras que, sobre la base de este supuesto, serían más de 29 raza llevo dentro la sangre, /Sangre de fuego y de tradición. doscientas. Es probable que muchas no fueran transcritas /Escudo de armas de la nación /San Juan de Pasto, ciudad y descendieran a la tumba con él. Es conveniente aclarar leal, /Fecunda entraña de la canción, /Ciudad espartana, la que de estas 99 obras que ha sido posible enlistar, solo 64 muy leal”. Texto tomado de Bastidas (2014). se conservan en partitura. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
requinto, la guitarra, el guitarrón, el banjo, el tiple, notación no hace que un músico sea compositor, la mandolina y el laúd. Muchas de sus obras, entre como tampoco que este conocimiento sea condi- ellas el bambuco Chambú, han trascendido los lími- ción sine qua non para la creación, los músicos popu- tes de su tierra natal. lares lo demuestran permanentemente. Para la com- posición académica, la situación resulta diferente, No conocer la notación musical es una situación porque no es posible transmitir por tradición oral, que ubica al músico empírico en una condición de por ejemplo, la música sinfónica, sin que se pierdan inferioridad respecto del músico de escuela. Hay en el proceso parte de sus componentes. testimonios en los que es posible evidenciar una fuerte tensión entre quienes conocían la notación y Cantar de selva podría interpretarse como una aquellos que no la conocían. Luis el Chato Guerrero respuesta a los muchos detractores que tuvo Nieto, (1916-2011)10 afirmaba que algunos de los músicos de porque sus condiciones formales se alejan de la tra- escuela, en un gesto de abierta discriminación, los dición y se acercan a la academia. Con este pasillo el calificaban, a él y a Nieto, como músicos “orejeros”. compositor quiso, quizá, demostrar su habilidad en El Chato, desde su jovialidad característica, señala este ámbito, pero su esfuerzo no vio resultados, ya que les contestaba: “y ustedes, maestros, ¿con qué que no se conoce que esta obra fuera interpretada 11 oyen la música?” . Sin embargo, esta situación es- en su tiempo. tableció una honda brecha entre músicos de atril y músicos empíricos, que muchas veces resultó insal- vable. Lo curioso del caso es que quienes proferían ese tipo de ofensas eran músicos populares, cuya única diferencia era el conocimiento del código de escritura musical12.
En esta confrontación, la frase de Nieto cobra otro plano de sentido. Dicho entre músicos de la mis- ma condición, la frase objeto del análisis reivindica su empirismo y su “analfabetismo” musical, para utilizar las palabras de Justino Revelo Obando13 - tido en presencia de sus detractores, asume otra di- rección: Ustedes saben nota, pero no se nota, lo que constituiría una recriminación relativa a la calidad de su creación e interpretación. Esto se justifica por cuanto el peso histórico de la academia en Pas- to no fue congruente con sus derivas en el campo de la producción musical14. Resulta claro que saber
Figura 2. Emilio Murillo y Luis E. Nieto, hacia 1938 10 Luis el Chato Guerrero nació en Pasto el 30 de julio de 1916, Fotógrafo desconocido. Fuente: Roberto Nieto. a lo largo de sus 95 años de edad se dedicó al cultivo de la música tradicional, especialmente el bambuco, entre los que se destacan: Agualongo y Cachirí. También dedicó algu- Para que se pudiera presentar la segunda posibilidad, nas de sus más importantes piezas a los ritmos provenien- es necesario, primero, comprender la situación de tes de la música tropical como el merengue Cuando tú me la producción de Emilio Murillo (1880-1942)15, sobre quieras y los paseos Te adoro mujer y Así será. Murió en Pasto el 13 de octubre de 2011. todo aquella que se relaciona con su obra pianística 11 Entrevista a Luis Antonio el Chato Guerrero. tardía. Murillo era asiduo defensor de la tradición 12 Refiere el Chato Guerrero que muchos de los músicos que más criticaban su empirismo y el de Nieto interpretaban y componían música inscrita en la tradición popular andi- na colombiana, ámbito en el que los dos eran reconocidas permitió a muchos músicos cualificar su trabajo en los ám- autoridades. bitos tradicional y popular. 13 Justino Ernesto Revelo Obando (Puerres 1927-Pasto 2000) fue 15 Emilio Murillo Chapul nació en el municipio de Guate- un músico académico, que dejó una producción considera- que, Boyacá, el 9 de abril de 1880. Estudió en la Academia - Nacional de Música y fue experto flautista, tiplista y pia- nista. Fue discípulo de Pedro Morales Pino, uno de los más frecuencia utilizaba esta frase para referirse a los músicos importantes representantes de la música de los Andes na- 30 empíricos. cionales. Murillo fue llamado el apóstol de la música colom- 14 Aquí se hace referencia a la Escuela de Música de la Univer- biana por su defensa y cultivo de los aires tradicionales. sidad de Nariño que tuvo vigencia entre 1938 y 1965, cuyas Fundó su propia agrupación, la Estudiantina Murillo, con derivas en el campo de la composición académica es tabula la cual difundió los repertorios de muchos compositores rasa. No obstante, y es preciso decirlo, su acción educativa y la suya. Murió en Bogotá el 9 de agosto de 1942. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO
musical decimonónica, en la que inscribió casi todo altisonante. A la obra nacionalista, desde el parecer del músico popular, la representaba la música tradi- este, el compositor guatecano no era empírico, pues cional colombiana, encabezada por el bambuco. Sin había realizado estudios en la Academia Nacional de embargo, la consideración de los académicos apun- Música, donde tomó clases de flauta y piano, por lo que puede afirmarse que tenía una buena cimenta- que, para Murillo, “… el enaltecimiento de la música ción en la teoría musical. No obstante, esta circuns- colombiana consistía en orquestar para sinfónica tancia, no resulta posible afirmar que Murillo fuera bambucos, pasillos y cumbias creyendo que con ello un compositor académico, en la acepción occidental se les otorgaba cédula de ciudadanía internacional” de la expresión. - deraba que Murillo lideró un movimiento en favor de la música tradicional colombiana, en reacción a los ataques […] la música nacional no existe porque haya tal y descalificaciones del compositor Guillermo Uribe o cual tema melódico o ritmo que se considere Holguín (1880-1971)16. Desde el punto de vista de la criollo. Eso es lo de menos. Existirá necesaria- cobertura nacional y teniendo en cuenta la dificul- mente cuando haya compositores que, educa- tad de acceder a las regiones apartadas, los alcances dos en el estudio de las obras universales, dejen de dicho movimiento fueron grandes. La fotografía verter su inspiración en las obras que su cora- - zón les dicte sinceramente. La música nacional ble es agosto de 193817, año en el que se celebraron está en el ambiente y el músico será por fuerza los 400 años de la fundación de Bogotá. Para esta músico nacional, como lo son los grandes com- memorable efeméride, el gobierno distrital invitó a positores de todos los países […] Yo estimo que muchas agrupaciones musicales de diferentes regio- no existe música nacional, existe únicamente nes del país, entre ellas la Lira Clavel Rojo, el grupo - que fuera la bandera musical de Nieto. En su auto- nifica y eleva al pueblo— no consiste solamen- biografía, este compositor refiere que interpretó, en- te en los temas populares, sino que en ella el tre otras obras, su bambuco Ñapanguita soy, sobre compositor debe compenetrarse con la natura- el que Murillo dijo ser “el monumento a la raza”18. leza, con el ambiente que lo rodea, y realizar una obra personal y autónoma. Siguiendo estas La confrontación entre académicos y tradicionales se huellas es la única forma de llegar a tener mú- centraba en la discusión sobre la obra nacionalista, enfrentamiento que se dio en medios escritos y ra- diales con utilización, muchas veces, de un lenguaje Un poco en contravía de su propio criterio, resulta curioso encontrar elementos de la música tradicio- nal colombiana en obras como Chirimía y Sotareño, 19 16 Guillermo Uribe Holguín nació en Bogotá el 17 de marzo Pasillo , el pasillo Palmira, Pasillo No. 4, de 1880. Inició sus estudios musicales en la Academia Na- Bambuco “del tiempo del ruido”, Sonatina boyacense, cional de Música bajo la tutela de Santos Cifuentes. Poste- entre otras. En la primera obra, toma El sotareño, riormente, hizo su ingreso a la Schola Cantorum de París 20 bambuco compuesto por Francisco Diago , y con él efectúa precisamente lo contrario de lo que prego- en 1910, en el tiempo récord de tres años. Regresó a Colom- bia y convirtió la academia mencionada en lo que hoy se naba: vestirlo con ropaje académico, lo cual, lejos conoce como el Conservatorio Nacional. Creó la Sociedad de enaltecerlo, lo caricaturiza. Por tradición oral, se de Conciertos, la que contaba con una orquesta, que sería la base de la Orquesta Sinfónica de Colombia. Su trabajo conoce que Diago reaccionó con desagrado cuando como compositor es prolífico, en él se destacan la música pianística, sus once sinfonías, sus poemas sinfónicos, los cuartetos de cuerda, las obras para solista y orquesta, el drama lírico Furatena y una amplia variedad de repertorios 19 de música de cámara. en su libro Imagen y obra de Antonio María Valencia (1991). 17 Hacia 1938, la ciudad de Pasto seguía siendo una ciudad 20 El Sotareño lo compuso, hacia 1928, Francisco Eduardo Dia- marginal, a la que era muy difícil llegar debido a la preca- go, a partir de un tema tradicional de la región de Sotará, al riedad de las vías de acceso y a los peligros que en ellas aco- que, al parecer, le añadió la sección final. A este bambuco lo saban a los viajeros, circunstancia que limitaba la relación él, se han organizado eventos culturales, como el Concurso 31 pese a estas circunstancias, Nieto y Murillo mantenían una del Bambuco Sotareño, liderado desde 1997 por la Institu- relación de amistad que favorecía a los dos músicos y que se ción Educativa La Paz, y el encuentro “Inter-étnico depar- basaba en sus hondas convicciones relativas a la tradición. tamental del baile del bambuco Sotareño”, cuya primera 18 Nieto, Autobiografía. versión fue en 2012. MÚSICA, CULTURA Y PENSAMIENTO